pas Ss DON >: L+a 5 5 E e: EE ES INS AS AN A SE ES : : A A y S ; Sana ; e 3 E > E ÍA > estaca, e, A. >” e AS z NIP 57 TO DOS ES: Ln a A DA E Son AAA Ea E AAA a oda CS RE OA + Aa AAA AR AAA SS - . A Sn a Me - o RRA > z AN 4 ATA 5 A : O o . OA ST IA O OA SS z mt OO POCOS es Sa A 3 4 Ou sd E + + a 5 PO pa a O ERES REGA ano o: 0. id e ES ES US tas tt; AA O DE TES E se ES pr ie A AE A A IA SS a o ae OS | S a, AN e , y E / o í » e + a a - E ; S , m 3 S Ae e 54 : Ñ ñ 3 E Pd . pa SN a. 1 + : ; sí . v e 4 . y AN E na Í JS e e ÍS pe Ae ARR3 ¿DE CULTIVAR Método teórico y práctico y económicamente rural de dar las la- bores con la debida intelijencia , siguiendo en todo paso á paso la marcha de la naturaleza. * SY AUTOR -D. Celedonio Rojo Payo Vicente. VALBNCIAS IMPRENTA pr CABRERIZO. 1840. sn Es propiedad de la casa ve CabrERIzo. SB 367 Río ap y SEÑORES QUE HAN EXAMINADO EL ARTE DE CULTIVAR Et OLIVO, Y HAN SIDO 'DE DICTAMEN UNANIMEMENTE QUE SE IMPRIMA. A E e El Excmo. Sr. D. Juan Alvarez Guerra, ex-ministro y actual director jeneral de Correos. El Excmo. Sr. Duque de Rivas. El Sr. marques de Arco-hermoso. ] D. Claudio Boutelon , catedrático de Agricultura Y Botánica. D. Fernando, su hijo, director jeneral de Bosques, Montes y jardines Reales. D. Pedro Ureta , hacendado propietario. D. Manuel Pateño , canónigo del Salvador. D. Manuel Lopez Cepero, canónigo de la Patriarcal. D. Manuel Maria Calderon , presidente de la Dipu- tacion Provincial,y propietario. D. José Maria B jumea , propietario. D. Pedro Nante, del comercio y propietario. D. Felipe de Cepeda, gran propietario de olivos. D. Juan Camarero , presbítero y propietario. D. Vicente Ferrer, abogado y propietario. D. Manuel Mellado, boticario y propietario, D. Fernando Santos , catedrático de Botánica en la sociedad Médica. OO JAMAL: PRÓLOGO. AA Mos. tiempo ha que conociendo y convencido de la gran necesidad que habia en nuestra España de un buen tratado ó arte de cultivar el olivo, me dediqué á ratos perdidos á recojer y entresacar de cuantos autores jeopó- nicos he podido haber á las manos, antiguos y modernos, estranjeros y nacionales, lo mas selecto y filosófico que han escrito acerca de los mejores métodos de beneficiar este precioso árbol, el primero y el mas útil entre todos, como dice nuestro sabio Columela , con el fin de formar un cuerpo doctrinal en la materia, que pudiese servir de norma á los grandes y pequeños labradores, para que tras- mitiéndola estos á los obreros rutineros, resultase en su interes personal, en beneficio comun y del estado. A pesar del escrupuloso cuidado con que he procurado reunir las observaciones y prácticas de los escritores jeo- pónicos , siempre he tenido por guía la marcha de la na- turaleza, sin perder de vista la física vejetal; y siendo és- ta y aquella únicas en sus fines , sencillas en su marcha, y mas sencillas aun en sus medios, nunca se nos presen- tan compuestas y complicadas , sino cuando no las com- prendemos, ó cuando equivocamos nuestras ideas en sus Operaciones: asi, pues, el hombre de razon no se debe vr dejar deslumbrar de promesas brillantes, y principalmen- te por los escritos de los autores que con un rasgo culti- van las rocas escarpadas, desaguan los pantanos, levantan los terrenos, fertilizan la arcilla con la arena, y la arena con la arcilla. ¡Pero que diferencia hay entre el propieta- rio y el escritor! Aquel, siempre lleno de dudas y de deu- das, y cargado de impuestos, no tiene medios para desmon- tar y labrar una yugada en un año; y aquel otro, repito, con la pluma en la mano desmonta y abre en.menos de un cuarto de hora leguas enteras de terreno, siendo su pluma una varita de virtudes, que produce encantos, maravillas y metamorfósis. Los autores agrónomos veo que no han con- siderado bastante la situacion precaria del labrador cuan- do hablan de este modo, La naturaleza, en fin, que si bien se la examina y si» gue en todas sus huellas, contiene el jérmen fecundo de la felicidad agraria , es pues , por decirlo asi, el verdadero recreo del jénero humano. ¡Que perspectiva tan benéfica y halagieña nos presentaria si la agricultura se ejerciese con intelijencia filosófica! Y la señal mas cierta de que en un pais se vive con felicidad, es que se vaya acrecen- tando en su seno: imitémosla, separándonos de las rutinas ignorantes , puesto que es el verdadero y sencillo princi- pio de la naturaleza, y entonces se llamará tratarla filo- sóficamente. En el siglo de Fernando é Isabel la Católica y en el de su sucesor, echó bellos cimientos de ella nues- tro sabio estremeño D. Gabriel Alonso de Herrera: no los desamparemos ; pues sobre los del cultivo del olivo nos dejó buenas y sólidas lecciones filosóficas , dignas de nuestra imitacion y aprecio, 1x Por querer adelentar en la agricultura han abrazado muchos con ansia las novedades antes de haber aprendido á conocer bien los métodos antiguos: creen unos' haber llegado al fin, por haber dado á conocer á los cultivado- res algunas plantas y semillas de una especie nueva: otros por haber propuesto instrumentos de nueva invencion ú otro método de labrar, etc. Á mí me parece al contrario, que ante todas cosas se deberia comenzar por conocer per- fectamente la naturaleza del terreno en que se ha de plan- tar; los medios prácticos por los mas laboriosos y mas in- - dustriosos ecónomos del pais: y entonces , sin preocupa- cion y entusiasmo por la novedad , decidirse en favor de lo mas útil. Ultimamente seria de desear que se encontrase algun método para escitar la emulacion entre los labradores. Segun mi modo de pensar, este seria el medio mas fá- cil de restablecer el estado feliz dela agricultura; pues el mas limitado puede seguir el ejemplo, sin que ningun obstáculo le detenga; mientras que, cuando se trata de nuevas invenciones, se presentan miles dificultades. Unos creerán que adoptándolas insultan la memoria de sus an- tepasados, no siguiendo en un todo su ejemplo, prácticas y doctrinas: convendrán otros en que estos inventos pue- den ser buenos para ciertos paises, pero no del todo con- venientes al suyo: otros, en fin, opondrán que todos los métodos tienen ventajas en ciertos puntos; pero que su su- perioridad al método usado es tan equívoca, que se les puede mirar, al menos, como inútiles. En vez de que pro- poniendo el método con que los ecónomos laboriosos cul- tivan, cada uno podrá convencerse de su utilidad : porque x á' la verdad, los muevos inventos, por muy buenos que sean, tardan en producir sus buenos efectos, y para con- seguirlo se necesita absolutamente que se conviertan en costumbre. | El convencer al labrador de las ventajas que se le pro- ponen al hacer que se desprenda de las rancias preocu- paciones, y. el apartarle de la rutina heredada de sus pa- dres, es efecto del tiempo, del ejemplo y de la persuasión. Uno de los medios de cortar muchos abusos seria que el gobierno y los labradores se prestasen mutuamente la mano para concurrir al bien jeneral, y fijar la verdadera fuente de la felicidad pública, proporcionando la mayor abundancia y variedad de frutos de la tierra, para preser- var á los pueblos de los estragos de la miseria. Entonces las luces dirijirian las manos laboriosas de los cultivadores, y habria pocos paises que no bastasen á mantener sus ha- bitantes. Seria tambien de desear que á los párrocos, ademas de sus cursos de teolojía dogmática, se les agregasen dos años de botánica y otros dos de agricultura; y á lo mismo se deberia obligar á todos los que sigan otras carreras cientí- ficas : y de este modo aquellos, ademas de enseñar á sus fieles el dogma y la moral, siempre hermosa y persuasiva, hablarian con preferencia á sus fieles de su agricultura, de sus labores y de sus campos, dándoles buenos y prácticos consejos; y en esto se interesarian los hombres de luces y de letras, esponiéndoles de una manera bastante clara y sencilla el modo de conducirse; amonestándoles ademas, que la esencia de la piedad consiste en llenar exactamen- te para con el prójimo los deberes de la justicia; y que xr el que fiel á la probidad y constante en su trabajo come el pan con el sudor de su frente, es el único que puede pro- meterse del Todopoderoso la bendicion y la pública esti- macion. Resultando que un cultivador instruido y labo- rioso nunca conocerá año malo, y nada puede alterarle la tranquilidad que disfruta; y el holgazan, por el contrario, todo lo espera del cielo, y lo atribuye á su mala suerte el haber cojido menos que el que ha sido mas constante y aplicado á su trabajo, y tomado los consejos y prácticas que le han suministrado los peritos intelijentes. Lo que Columela decia á los romanos repetiré yo tam- bien á mis conciudadanos españoles: »Unos piensan , les »decia, que el arte de cultivar no supone estudio prelimi- »nar, y que todo lo sabe el labrador. Otros, por el contra- »rio., convienen en la necesidad de aprender y reunir la »práctica á la teórica, pero'no se cuidan en estudiarla. » La tercera clase conoce la agricultura por los libros, ha- »bla doctamente de ella al parecer, y decide de todo con »majisterio sin idea del campo, ni haber salido de su ga- »binete. La cuarta clase es la de los rutineros que calti- »vyan sin reflexion ni principios, labrando la tierra como »su padre la ha trabajado y podado los árboles y olivos. »La tercera clase es la mas funesta y perniciosa á la agricultura, porque proponiendo esperiencias que no ha »ejecutado, y reformas sobre reformas, arruina muchas »veces al labrador, que se ha dejado deslumbrar de'bri- » llantes razonamientos y promesas maravillosas.” El labrador dehe seguir la esperiencia, sin la cual la mas brillante teoría no es mas que una quimera sin fun- damento, y sobre ella estriba la base principal de todo xn cuanto espongo y anolo en el cuerpo doctrinal de este ar- te: todo lo demas es un charlatanismo ó ignorancia de los que deciden sin haber visto jamás el campo. Si por medio de aplicaciones á los sabios princi- pios teóricos y prácticos que preseribo en mi arte, cimen- tados en la esperiencia, se consiguen felices resultados, entonces es cuando se han de combatir sin compasion las funestas y defectuosas costumbres agrícolas, y destruir para siempre los abusos; y mostrar á los labradores y ha- bitantes del pais los yerros y absurdos de sus cultivos. Prediquemos ejemplos y no palabras: esta es la instruc- cion mas sólida y la única que se debe dar á los labradores. Cuando se habla de la agricultura, parece que se tra- ta de una de las artes mas bajas y viles. Y ¿cual será la causa de semejante desprecio? Greo no ser otra que ver á los pobres y toscos aldeanos y lugareños con sus manos callosas , encorvados sus cuerpos y dedos de tantas fatigas, penalidades y sudores, y quienes apenas se sustentan mi- serabilísimamente con un poco de mal pan, moreno y á veces mugriento y mal condimentado. No la entendian asi los primeros tiempos de las repúblicas romana y griega, estimándola por la mas importante de sus estados. En una palabra, no habia en aquellos ningun arte mas recomenda- ble y mas honroso. Jenofonte, en su diálogo, hace ver cuan provechoso seria para un estado, si el príncipe premiase al que se aventajase en el cultivo de la tierra. /psa agricultura, di- ce, magnum incrementum sumerel, si quis vel per agros, vel per ricos optimé terram excolentibus proemia cons- tilueret. xm - Búscanse maestros para todo menos para la agricultu- ra; págaseles bien, y dáseles el honor y estimacion á sus talentos; y solo para las cosas de agricultura se cree que cualquiera es bueno, que todos lo entienden, y que los que se dedican á ella, están pagados con una friolera; en una palabra, que son jente de poco mas ó menos. En las tertulias, en las academias, en los tribunales y consejos se habla con entusiasmo de la agricultura, y nin- guno deja de conocer que esta profesion del hombre tan honrada en todos los siglos ilustrados y en todos los pai- ses cultos, se ha visto en España postergada, abatida, lle- na de pechos, y si me es permitido decirlo asi, enyile- cida en tanto grado, que en vez de propagarla, estable- ciendo y planteando cátedras de agricultura en todas las universidades, estas se cerraron en nuestros dias Calomar- di-Fernandinos para embrutecernos; y en su lugar se res- tableció en Sevilla una escuela de tauromaquia , dotada compelentemente (1); y en el mismo dia que se abrió esta (1) Contiguo al matadero de esta ciudad se edificó 4 todo costo una plazue. la cercada y preparada lujosamente para que los discípulos de la escuela taw- romaquia se fuesen ensayando y aprendiendo el bárbaro arte de torear, sien- do directores y catedráticos de ella Jerónimo Cándido y Tomas Romero, dota- dos con 50 duros mensuales cada uno, y á los alumnos con cinco y seis reales diarios. Encima de la puerta de la entrada de ella se colocó una inscripcion, que decia: »Reinando el Sr. D. Fernando VII, pio, feliz restaurador, se construyó »esta plaza para la enseñanza preservadora de tauromaquia , siendo juez priva- »tivo y protector de ella el Sr. asistente D. José Manuel de Arjona, y diputa- »dos encargados de la ejecucion de la obra D. Francisco María Martinez, di- »putado 24, D. Manuel Francisco Ziguri, diputado del comun, D. Juan Nepo- »muceno Fernandez y Roces, jurado, Año de 1830.” Anécdota, Paseándose un dia el chwsco y sabio D. Tomas de Agredano, de- xIV cátedra, se cerró en la Isla de San Fernando el colejio de Marina. ¡O temporal ¡0 mores! ¿Y estrañaremos que un espíritu tan id opuesto, á los verdaderos intereses nacionales , á la razon y á la política, se haya adelantado tan poco. en una ciencia tan vasta como dificil? Lejos de esto deberemos admirar- nos mas bien de que haya habido quien se dedique á una profesion, por la que habrian de adquirir tan poca consi- deracion como provecho, Desde el oríjen: del imperio romano hasta el siglo vn, en cuyo tiempo aquel gobierno. se ocupaba de la agricul.- tura, en aquellos bellos y dichosos dias de la república, vivió la Italia en el seno de la abundancia; porque las ideas de la agricultura estaban profundamente grabadas en los espiritus, que para recompensar á sus ejércitos, ó á un va- liente ciudadano les daba la república. tanta porcion de tierra , cuanta podian trabajar en un: dia: siendo una de las mayores recompensas y: honoríficas distinciones : y de aqui es, que las primeras familias se distinguian con nom- bres sacados de la agricultura; y Caton decia que la me- jor alabanza que se le podia dar á un ciudadano, era lla- mándole un buen labrador. Las riquezas prodijiosas que:se principiaron á introdu». cir desde el año de 620 de Roma, á: consecuencia de las cano catedrático de leyes de esta universidad literaria , se encontró con: Jeró- nimo Cándido, nombrado catedrático de tauromaquia , y le dijo: »¡Hola ! Se”: ñior compañero, ¿adonde se va?” El Cándido sorprendido le respondió : » No sé por qué me llama usted compañero.” D. Tomas le replicó con viveza: » ¡Ambos somos catedráticos: usted de tauromaquia con 12000 rs. anuales, y yo de leyes sin una blanca, xv conquistas, el gusto por el lujo y adorno y la sed de los honorés corrompieron el corazon de los romanos, y la agri- cultura se resintió de este contajio; y desde entonces les fue preciso, como dice Columela, recurrir á las naciones estranjeras para tener pan; porque lo ¿til lo habian sacri- ficado á lo agradable. De lo dicho resulta claramente que desde el tiempo de los Césares el sistema de agricultura no estaba ligado con el político del gobierno de Roma; y cuando estos dos objetos no se hallan unidos en cualquier estado que sea, su gloria y esplendor son pasajeros , y. su prosperidad de corta duracion. OU Ya he dicho, y nunca dejaré de repetir, que mientras no se jeneralicen en nuestra España los conocimientos que puede suministrarnos aquella parte de la botánica, jamás se adelantará mucho en la agricultura, ni en su teoría ni en su práctica. En todo sistema agricultor se echa de me- nos la aplicacion de este fecundisimo principio; y vemos que por ignorarle nuestros labradores de olivos, confun- den casi siempre las plantas y árboles de distintas espe- cies y jéneros, con notable perjuicio de sus intereses. El filósofo y el rutineró mas limitado no dudan que to- das las plantas y arbolados se mejoran, en una palabra, y se hacen mayores, mas hermosas, mas sazonadas y mas perfectas con el cultivo y cuidado. Hasta la amapola y la espuela de caballo, que tanto dañan á la cosecha de gra- nos, adornan los jardines, y se doblan con colores mas yi- vos, varios y mas estraños. ¡Oh;, hombres! ¡he aquí tu poder, considera lo que haces, y lo que eres capaz de hacer todavia ! ¡Ojalá siguiesen el ejemplo del abate Rocier y el de xvI otros muchos estranjeros y nacionales, todos los que se dedican á una parte de la agricultura, como á la del olivo, verbí gratía, y aun de cualquiera ciencia que fuese, cu- yos escritores siempre tuvieron la vista atenta en la mar- cha de la física y fisolojía vejetal, para rastrear, deducir y descubrir verdades agrícolas importantes! pues este seria el único medio de observar bien, y el hacer progresos en cada una de ellas respectivamente. Me aprovecho de esta ocasion para manifestarles publicamente mi reconocimien- to por las verdades que nos han dado á conocer. Me glo- río asimismo en confesar que me he valido en gran parte de sus trabajos y del de los demas autores, dispersos en infinitos volúmenes y memorias sueltas; y lo digo con tan- ta franqueza, igual al cuidado que tienen los plajiarios en ocultar las fuentes donde han bebido: podria como ellos estractar ó copiar ad verbum scripta sus obras y apropiár- melas, ó por lo menos hacerlo creer asi á los ignorantes; pero yo prefiero la estimacion de mis conciudadanos, y el ser útil á los que no conozcan sus Obras, y lean lo que es- cribo para su provecho. De los sistemas absurdos y tan variados que siguen en nuestras provincias, en las que se cultivan los olivos, pue- de muy bien calcularse que se pierde anualmente una cuarta parte del fruto que debia cojerse, si todas las la- bores- que se hacen á los olivos, se ejecutasen bien y á su debido tiempo, y con una verdadera intelijencia. Y ¿quien es el que podrá calcular á cuanto ascenderá una pérdida tan grande, atendiendo al número prodijioso é infinito de olivos que vejetan y se cultivan en casi toda nuestra Es- paña? lo 15D el xvHu Concluyo en fin, amigo lector, ofreciéndote este ar- te sobre el cultivo del precioso olivo, sino perfecto, á lo menos lo mejor que he podido redactarle, sin consultar mis fuerzas y luces; muchas veces le hubiera abandonado si hubiese podido, sin perjuicio del público con quien me . consideré comprometido, atendiendo á la utilidad que de su publicacion pudiera resultarle. Mi inclinacion decidida, aunque tarde , al estudio de la agricultura , y especialmen- te á la que doy á luzyme la hizo comunicar: y el amor propio se ha ido redoblando á medida que he ido internán- dome en ella. ¡Ojalá me asistiesen tantos conocimientos como aplicacion y deseo de acertar! He procurado ser útil al labrador esmerándome , no en la belleza y elegancia del estilo, porque esto me ha pa- recido mas propio de otras obras, sino en la claridad y en la propiedad de las voces agrícolas, dotes las mas ne- cesarias, y acaso las únicas que deben tenerse presenles en los escritos dialécticos, para hacerse entender de esta manera aun hasta de los incultos aldeanos y jornaleros agrestes. Vale. ¿OO INTRODUCCION. RAPIDA Y PRELIMINAR OJEADA HISTÓRICA SOBRE “EL ESTADO DE LA AGRICULTURA EN ESPAÑA, Y LOS PROGRESOS Ó ATRASOS QUE HA TE» NIDO ESTE RAMO DE INDUSTRIA POPULAR BAJO LAS DIFERENTES NACIONES QUE LA HAN DOMINADO. E spaña ha conocido desde tiempo inmemorial las ventajas de la civilizacion. Mil tradiciones irrecusables , mil monumentos aun mas antiguos que estas tradiciones , han trasmetido á la posteri- dad la noticia del poderío y riqueza de los pueblos que invadieron la península en las épocas mas remotas. Cuando el acaso ó el comercio condujeron á las costas de Es- paña navegantes emprendedores , hallaron ciudades populosas di- seminadas en todas las costas y en los alrededores de los rios: oye- ron mil relaciones fabulosas acerca del oríjen y poderío de estos naturales, los cuales en poemas, que no han llegado á nuestras manos , celebraban á unos héroes y unas conquistas, cuyos nom- bres y motivos ignoramos. Cultivábanse las ciencias , y los hombres instruidos ocupaban los primeros puestos del estado : en fin , esta dichosa comarca avanzaba hácia la civilizacion sin el ausilio de naciones que la han visitado en posteriores épocas , y que han pre- tendido ocupar en la historia un punto que no merecieron. La belleza del clima y la fertilidad del suelo se ofrecieron des- de el principio á socorrer á la inesperiencia: una infinidad de rios, que brotando en los paramáles de Castilla y en las montañas de Aragon, como en un centro comun , establecian por do quier un xx sistema de regadío natural, que debía imitar tarde ó temprano el cultivador con mas ómenos acierto; al paso que inmensos bosques y riguísimos minerales ofrecian poderosos ausilios y recursos inago- tables. Las especies mas bellas de animales 'eran indíjenas de es- te pais: rebaños innumerables cubrian las montañas , y aquellas producciones , que han formado una época posterior articulos tan deseados del lujo, encerrados entonces en lo mas profundo de los valles , solo esperaban para desarrollarse la muno laboriosa de la industria. En fin, pudiera decirse en: aquellos tiempos remotos, así como en los presentes, que si los pueblos de Europa se cons- tiluyen d vivir aislados , sin relaciones , sin comercio esterior , y tínicamente de las producciones de su suelo , seria la España la nacion á quien menos perjudicaria este aislamiento , por ser la mas favorecida de la naturaleza, no siéndole estraño ningun ramo de industria, pues que posee todos los climas del universo. La aparicion de los fenicios sobre las costas del mar Ligusti- co 6 Jénova, dió un vigoroso impulso al comercio de la peninsula. El velo misterioso con que intentaron los lirios cubrir sus nuevos descubrimientos , el ansia de los griegos en seguir las huellas de aquellos navegantes , las numerosas colonias establecidas en sus costas , y la actividad de las relaciones de estas colonias con la madre patria, atestiguan las ventajas que dimanaban á los pueblos del oriente de estas lejanas espediciones. Si fueron al principio funestas para la agricultura las conquistas de los cartajinenses, llegó el tiempo que , cansados le destruir , quisieron los vencedo- res conservar sus conquistas. Nació un nuevo órden de cosas enmedio del trastorno de las guerras. Sucumbieron los pueblos aislados , porque desconocian la fuerza irresistible que adquieren las confederaciones arregladas, Sobre las ruinas de sus antiguas asociaciones se levantaron de re- pente naciones mas poderosas , á quienes la suerte de la guerra hizo al principio tributarios de Cartago; pero á quienes las rique- zas del suelo debia tarde ó temprano guiar á la independencia. - Xxr Sucedieron á los cartajinenses los romanos. Admitidos desde luego como aliados , y repulsados en seguida como conquistadores, una lucha larga y obstinada hizo temer á Roma que habia llegado el dia en que cesasen de triunfar sus águilas por la vez primera. Dos siglos despues en la Cantábria y en algunas otras partes de la peninsula tremolaba aun el estandarte de la independencia. Es- te teson forma un rasgo característico de los iberos , y el amor á la patria , y la decision en resistir las invasiones y el yugo estran- jero , se ha trasmitido de jeneracion en jeneracion , arraigándose mas y mas entre sus descendientes. La España podrá ser invadi- da muchas veces, pero subyugada nunca. Cansada de su larga resistencia , sometiose á Roma la penín- sula, ora pactando honorificas alianzas, ora comprometiéndose « pagar tributos ;-pero conservando la fuerza suficiente para hacer recular á sus conquistadores , que pagarian demasiado caro algun dia las ventajas que, al parecer, habian conseguido. Comenzó entonces ú reflorecer la agricultura, y ú resucitar el comercio. La Bética y la Tarraconense presentaron entonces un cuadro de dos provincias tan poderosas por sus riquezas, por sus producciones y . por el número de sus habitantes , que receló el senado romano con- far á ninguno su gobierno , y llegaron á ser refujio de todas las oposiciones , que amenazaron los destinos de Roma , y mas tud el trono de sus emperadores. : Pareció entonces un escritor , que debia trasmitir á la posteri- dad un nombre ilustrado por una sola obra que Roma envidió á la Iberia. Columela debia su nacimiento á la famosa Gades, y se habia ocupado durante largo tiempo en los trabajos de la agricul- tura. Instado por sus amigos á que publicase el resultado de sus observaciones y de su lerga esperiencia , formó el precioso tratado, que abraza á la vez todos los ramos de economía rural. Despues de habernos revelado las nociones que en este mas noble de todos los conocimientos humanos habian adquirido sus contemporáneos, manifiesta el deseo que se ha renovado despues tantas veces, de XXIL ver establecidas escuelas de agricultura para propagar los mejores métodos y Nevarlos al último grado de perfeccion. La lejislacion de los romanos era favorable á la agricultura, | y si durante el largo período de paz que sucedió á las últimas vic- torias de Augusto, hubiera siempre sido cultivado el suelo espa- ñol por manos libres , si el sistema de grandes posesiones rurales no se hubiera estendido en las provincias mas fértiles : ¿quien po- dria calcular á que grado de prosperidad y de riqueza agricola ha- bria llegado este pais privilejiado por la naturaleza ? Pero Roma arrastraba en el séquito de sus conquistas varios abusos indispensables al espíritu de su gobierno. Otro pueblo heredero de los romanos se restableció en Espa- ña, despues de haber recorrido y habitado en todo el mediodía de Europa. Este pueblo formado de pastores guerreros y lurbulentos, permaneció por mucho tiempo ignorante de los trabajos agricolas, y por una particion singular , y que carece de ejemplo en la histo- ria , reservó para sí una estension de territorio , en la cual colocó sus ganados. Asi los godos se presentaron desde luego como los enemigos mas peligrosos de la industria agrícola; pero cansados de vencer , y vencidos ellos mismos por el clima, se asociaron con aquellos á quienes habian despojado, y reunidos los unos y los otros por los vínculos de mútuo interes y necesidad, no formaron desde aquella época sino una sola nacion. El código visigodo (Fuero juzgo) y algunas olras obras , que el “acaso nos ha trasmitido, manifiesta el estado de la agricultura durante un periodo de 300 años. Si las invasiones mas ó menos desastrosas; si las intrigas de los magnates, y las guerras civiles que estallaban á los principios de cada reinado , tuvieron algunas veces funestas consecuencias , bastaban algunos años de tranqui- lidad para reparar todas las pérdidas , y preparar al Estado para sufrir nuevas conmociones. | Es asi como la agricultura fue estacionaria bajo los godos; y en tanto que la debilidad de los últimos soberanos preparaban un XXI nuevo órden de cosas, un pueblo animado por la sed de las con- guistas y por el celo del proselitismo , se presentó en las costas de España , y mudó de repente los destinos de esta nacion. Una sola batalla puso fin al imperio visigodo. Dueños los árabes de un es- tenso pais , presentaron en un momento á la Europa admirada del espectáculo singular de una nacion , predicando su ridicula creen- cia relijiosa con la espada en la mano, y amenazando á la vez to- dos los tronos y todos los pueblos. Una honrosa resistencia , sin embargo , detenia ú los vencedo- res en varios puntos , y algunos pueblos ú quienes se consideraba como envilecidos , aunque desunidos y debilitados por la guerra, defendieron con la mas heroica decision las ruinas de su patria. Consiguieron cansar el valor de sus feroces enemigos , y tratados honrosos reunieron en fin á las dos naciones sin confundirlas ja- más. Se vió á la vez un mismo suelo , y quizá una misma techum- bre reunir á hombres de costumbres diversas, y que profesaban relijiones enemigas , sometidos á leyes y á jueces estraños unos á otros. | Tal es la constante influencia de la agricultura bajo el hermo- so suelo de España ; y no tememos repetir que siempre ha contri- buido al desarrollo de las mismas virtudes en los corazones de sus mismos habitantes. Poseedores estos de un terreno que puede sa- tisfacer á todas sus necesidades , y el cual ha cuidado la naturale- za de limitar por barreras imponentes , abismados ú veces en un sueño secular , despiertan al alarma de los desastres : las desgra- cias públicas exaltan su patriotismo , y jamás se han manifestado tan verdaderamente grandes como en el infortunio. Asi es, que los vencidos conservaron bajo la dominacion de los califas , y aun en los palacios de los grandes , la necesidad de vivir libres al abri- go de un yugo estranjero. Se les vió correr á las armas cuando la esperanza de la victoria reanimó su decaido valor. Las guerras mas sangrientas precedieron á la espulsion de los moros ; y este mismo pueblo, arrojado al Africa por los españoles , esperimenta ú su XXIV vez las amuarguras del destierro, y volviendo d menudo sus ojos hácia su patria adoptiva , ruega al Profeta , aun en el día, que le devuelva á las bellas campiñas de Granada y á los palacios de sus califas. : No aconteció, sin embargo , dsrante la dominacion de los mo- ros lo que habia sucedido en tiempo de los godos. Aquellos habi- tantes del desierto, á quienes habia hecho guerreros la voz del Profeta, volvieron á hacerse pastores y agricultores asi que no tuvieron mas enemigos que conquistar. Herederos de los caldeos, de los ejipcios y de los persas, habian adquirido en el Oriente aquellos conocimientos prácticos , cuya aplicacion fue tan dichosa en los hermosos valles de España. La agricultura nabatea , forma- da y fundada en las observaciones mas escrupulosas , se enseñó en las escuelas de Granada (1), y contribuyó eficazmente á mejorar la suerte de los pueblos , creando riquezas desconocidas en un sue- lo que habian cultivado los romanos con tanto esmero. Abu-Omar, autor de la Almokna,.ó recopilacion de los mejores preceptos de agricultura. Abu-Abdalah , que escribió con tanta sabiduría, y labró sus campos personalmente ; Abucel-Jair , apellidado el Doc- to; Abeco-Azan-el-Haj , y otros escritores , á cuya cabeza pondre- mos el célebre Ebn-el.-Awan , traducido por Banqueri , eran todos naturales de España. Estos grandes hombres supieron honrar los trabajos rurales , tanto por la constancia de sus trabajos y escritos, cuanto por la importancia de sus investigaciones, al paso que los califas ivan muchas veces á solicitar su amistad en el fondo mismo de sus retiros. Varias célebres universidades se consagraron en» tonces al estudio de las ciencias naturales. Un sin número de esce- lentes escritos constituyeron el precioso depósito de las luces; pero á cansa de una triste fatalidad , estas obras , á las cuales adeuda (1) El ilustre Ebn-el-Awan hace un brillante elojio del tratado de agricul- tura nabatea, escrito por el drabe Kutsani. Es una coleccion de todas las. ope- raciones. agricolas de.escritores árabes, . xXxV la España las riquezas agricolas que posee , se hallan en el dia se- pultadas en el polvo de los archivos y de las bibliotecas , sin que pueda todavía calcularse la futura duracion de su destierro. Mucho padeció la agricultura durante las luchas dilatadas que precedieron á la espulsion de los moros. Antes de decidirse á sem- brar necesita el agricultor tener alguna seguridad de recojer su cosecha, y la industria siempre retrograda ante los acasos de la guerra. Examinemos por un instante el influjo que las guerras nacio- nales han ejercido sobre los destinos de España y sobre la suerte de su agricultura. Los nobles , á quienes habia creado el gobierno de los godos, volvieron á aparecer en España asi que hubo armado algunos bra- z05 el deseo de la independencia. Poniéndose á la cabeza de las cruzadas, se distinguieron por brillantes acciones , y los descen- dientes de los iberos , que consideraban como una esclavitud odiosa toda alianza en los sarracenos, se sometieron voluntariamente á sus caudillos que les prometian la libertad : tomaron las armas los agrí- colas, y fueron á establecerse al abrigo de los castillos, que la suer- te de la guerra habia puesto en manos de los jefes vencedores: allí encontraban la proteccion suficiente para entregarse sin peligro á sus ocupaciones usuales , y el apoyo necesario para arraigar sus nacientes fortunas. Si nuevos peligros amenazaban por un instan» te la seguridad de estas nuevas colonias , la espada del noble esta- ba pronta á protejerlas , rechazando corajosamente al enemigo : se le veia volar al combate por do quier que se presentaban obstácu- los que derribar ó triunfos que adquirir. El reconocimiento de los colonos fue si primera recompensa, y las brillantes donaciones añadieron un nuevo premio á sus victorias. El soberano entonces no era mas que el jefe de estos intrépi- dos caballeros , y su poder estaba subordinado al celo y á los es- fuerzos de sus compañeros de armas. El pueblo no tomaba partido en las guerras caballerescas. Lejano del campo de batalla, y pra- XXVI tejido por una infinidad de castillos pequeños que formaban un cor- don inespugnable, cultivaba en paz el terreno tan recientemente conquistado. Asi es, que la industria rural hizo algunos esfuer- 208 para progresar; recojió cuidadosamente las tradiciones árabes, y la España , que volvia á formar un estado europeo, presentó el modelo de un pueblo que salia de la barbarie, para encaminarse rápidamente á la civilizacion. - Algunos navegantes visitaron las costas del Mediteriánós; nuevas relaciones y nuevos intereses fueron el inmediato resulla- do de estas primeras tentalivas , y acudió el comercio áú colocar sus coronas sobre las cabezas de los guerreros , á quienes habia sen» tado sobre su trono lejítimo una sucesion de victorias tan rápidas como esclarecidas. La España habia recobrado ya una parte de sus riquezas + era agrícola y comerciante , al paso que los sajones ve- jetaban en Inglaterra , y que los franceses desunidos y anonadados tenian un rey , cuya autoridad era dirijida por el capricho de sus grandes feudatarios. En esta época , bien notable en la historia de Epaña , estaba la nacion dividida en tres clases distintas : el guerrero ó noble , el agricultor ó villano , y el comerciante ó ciudadano. Un cúmulo de instituciones , heredadas de los diversos pueblos que habian ocu: pado la España, gobernaban á estas tres clases , y protejian todos los poderes. Si en posteriores tiempos se impusieron varias ga- velas al agricultor , sin concederle premio alguno, la iglesia se declaraba protectora suya, y en aquella primitiva época, los obis- pos se consideraban como los naturales defensores de sus dioce- sanos. Cesaron las guerras santas con la derrota de los moros. Es- tinguiose el entusiasmo de las cruzadas , y ensanchándose la au: toridad de los reyes, sucedieron nuevas guerras á los rancios abu- sos. Cesaron los nobles de componer enlonces la principal , ó mas bien la única fuerza del ejército. La franquicia de las ciudades creó una barrera contra la autoridad avistrocática : unió los intere- XXVI ses del soberano y de los pueblos, y marchó á campaña ú la cabeza de la nacion. | - Mientras que el pueblo, alejado de los trabajos agrestes , se arruinaba por las guerras (1), y reducido á la estremidad por las hambres crueles , por la minoría y por las pestes usoladoras , se se- paraba mas y mas de su primitivo estado, exijió el interes del - momento que se desterrase de la península ú los moros y ú los ju- dios. Las circunstancias políticas de la nacion sancionaron una medida, por la cual tres millones de hombres ó habitantes fueron espatriados, llevándose consigo la industria y los caudales. Cesó de prosperar la agricultura; desfalleció bien pronto por fulta de brazos y de recursos , quedando vinculada á aquellos parajes don- de halló acojida en la localidad del terreno, ó en la buena disposi- “cion de elementos estacionarios. Ningun esfuerzo, ningun progre- so caracterizó su marcha en los siglos que sucedieron: usdronse los mismos instrumentos oratorios , los mismos métodos , las mis- mas leyes, y por consiguiente subsistieron las mismas costumbres, las mismas preocupaciones , y el mismo pueblo. Fe aqui el motivo de conservarse los usos y prácticas agrícolas en muchos parajes tan insuficientes y tan defectuosos y que atraen, con pesar , lu atencion del viajero. He aqui la causa de hallarse esos valles tan fecundos y bien cultivados , contiguos á desierlos inmensos , en que se encuentran solamente alguna que otra cabaña de pastores. La industria , empero , de la actual jeneracion estrechará los límites de estas soledades , y convirtiendo poco á poco en terreno produc- tible estos vastos yermos , hará que desaparezcan poco á poco ú medida que se jeneralicen las benéficas disposiciones para el en- grandecimiento y prosperidad de los españoles. Asi es que esta. nacion , rica bajo el dominio de los moros, pues ninguna monarquía , dice nuestro sabio Martinez de Mota, ha si- do dueña de tantas riquezas como España ha tenido , vió decrecer (1) Campomanes, Industria popular. XXVII en los siguientes siglos su prosperidad y el bien estar de sus habi- tantes. Se empobreció bajo del imperio de los soberanos que con» siguieron alarma para debilitar el poder escesivo de la nobleza. Acrecentose su indijencia doméstica , mientras los príncipes de la casa de Austria reinaron en esta noble porcion del continente. No redundó beneficio alguno al estado las brillantes conquistas que sometieron una parte de la Europa á los reyes de Castilla. Em- pleáronse las fuerzas de la nacion para ejecutar proyectos que , si bien añadian laureles á sus blasones, debilitaban sensiblemente su poderío. No mejoraron en el primer reinado y monarca de la casa de Borbon; el cual, obligado á conquistar mucha parte de sus es- tados , tuvo que luchar incesantemente contra toda clase de obstá- culos. Mas, bajo el imperio de los sucesores de Felipe comenzó la España á levantarse de sus ruinas: se dispusieron y ejecutaron obras utilisimas , é inesperados socorros vinieron á alentar la in. dustria y á reanimar el comercio. Salieron leyes sabias del gabine- te del principe: diose un nuevo impulso á las artes , y viose por to- das partes mejorar. la agricultura : varios agrícolas celosos conser- vaban cuidadosamente las bellas obras de los antiguos , y comenza- ron por ellas sus labores , y por la instruccion que les prestaban las bien conservadas tradiciones. Muchos autores (1) agotaron en sus IMPRESOS. Años: (1) Campomanes y Jovellanos. .............. 1765, y 1795 Y A NA A A Modrigulblaa Ús E ia e e oo E ODO Vicente Perez, Discursos políticos. . +... «+... .. 1766 Manresa Barreda, Addic. al Despertador. +... .... 1790 Padre Ji13 Plan: de Montero cdo sde tareas er > 08294 San Martin, Labrador vascongado . ......«....... 1797 4sso, Hist. económ. política de Aragon. . +... . +... ... 1798 Muñoz , Discursos sobre Economía pOlifica. o... » o . O e, Banqueri, Tratado de Ebn-el-Auwan, aida ie. ..4.0 56 20. 1783 E apreciables escritos todos los ramos de economía rural , y sus obras atestiguan que la ilustracion y las ciencias jamás han abandonado la península. Asi vemos áú este pais dichoso desarrollar sin obstá- eulo el grado de prosperidad y de fuerza á que le convida la belleza del clima , la naturaleza del suelo y el carácter de sus moradores. Hasta ahora la España habia cifrado todos sus recursos en la Amé- rica. En el dia ya va conociendo el valor incomparable de las ri- quezas que encierra su seno, riquezas de que no puede privarle ningun acaso inconstante de la fortuna. Las instituciones mas ad- mirables , unidas al sistema de agricultura, no menos sabio que las leyes que le protejen , van estendiéndose desde los rincones de la peninsula, do en tiempos mas funestos se acojieron ; y guiadas por la voz del soberano , van recordando sucesivamente á todas las provincias su primitivo esplendor y su antigua prosperidad , á des- pecho de las revoluciones que han anublado por un momento el cie- lo español , ha permanecido el lustre de estos preciosos mónumen. tos, levantados en tiempos mas felices , y vinculados á la posteri- | dad por un pueblo que consideró la agricultura como la primera de las artes , han inspirado á los últimos de España y á algunos de sus ministros, de conservarlos y de embellecerlos. La Francia misma puede recibir hoy dia instruccion y ejemplo en las márjenes del Llobregat , del Ebro, del Mijares , del Guadalquivir , del Jucar y del Sagra. Las causas referidas , al mismo tiempo que la hacian reltrogra= dar los progresos de la agricultura, no puede suponerse que con- tribuyeran al aumento de la poblacion. Disminuyose ésta sensible- mente ú medida que se adelantaban las conquistas de los cristia- nos. Arrojados los moros del territorio que habian ocupado por una serie tan dilatada de años , en parte por la inmensa mortandad que de ellos se hacia en cada sucesivo encuentro, en parte por el des- tierro, ya voluntario, ya forzado, que cupo en suerte á los que so- brevivieron, dejaron un vacío imposible en los siguientes siglos, en que las conmociones intestinas y las guerras estranjeras agotaban XXX la juventud en continuas lides, y apenas dejaban brazos para diri jir la mancera, y aplicarse ú las operaciones mas precisas de la industria fabril. Un nuevo mundo entre tanto nacía del edos , por decirlo asi , y ofrecia sus tesoros ú este pueblo ambicioso y guerre- ro , que entusiasmado por la perspectiva de nuevos lauros y de ina- gotables riquezas , corria en tropel á alistarse bajo de las banderas de unos caudillos , que prometían guiarlos á la fama y á la opulen: cia. Las descripciones seductoras que hacian de los paises recien descubiertos, los aventureros que sucesivamente las esploraban, el espectáculo deslumbrador de las riquezas que en ellos habian ate- sórado , alucinaban dá la muchedumbre , y la madre patria vió par- tir de sus costas, para establecerse en el Nuevo Mundo , un nú- mero infinito de familias , que aminoraban mas y mas su ya reda: cida poblacion. Al momento , empero, que las instituciones de los últimos imonmcas comenzaron á protejer la industria, y dieron á conocer que los verdaderos tesoros los poseía la España en su se- no, sin necesidad de mendigarlos ú sus colonias ultramarinas , eo- menzó ú aumentarse la poblacion , ú la par que se cultivaban los campos y se activaba la indastria fabril. Guiados por esta observa- cion , han supuesto algunos autores que ha progresado aquella rá- pidamente hasta nuestros dias , queriendo hacerla ascender en el presente periodo á quince millones de almas. Si la época feliz de la restauracion de las artes hubiera seguido sin intermision , discres paría may poco la verdad del espresado cálculo. Pero no fue dado á la España el disfrutar con permenente sosiego las felicidades que tan ú manos Venas derramaban sobre ella la ilustracion y el anhe- lo de sus soberanos. Una invasion injusta por parte de la Francia, acaudillada por su ambicioso emperador, vino de nuevo ú bañar en sangre las fértiles campiñas de la Iberia, levantándose en masa el pueblo espúñol para vengar el insulto hecho á su exubivo mónar= ca. En los seis años , que duró esta lucha, se dieron por los ejér- citos españoles y aliados 31 batallas, 534 acciones , y se sitiaron, defenilieron, tomaron plazas ó castillos mas de 85, sin contar en “XXXI estos A70 choques con los enemigos , los infinitos que tuvieron las guerrillas , y los que la fuerza desigual del paisanaje les ofreció en muchos pueblos. Si se añade á esto las calamidades concomitantes de la guerra, se verá que se disminuyó la poblacion estraordinaria- mente durante aquella lucha tan gloriosa por su objeto , como la- mentable por sus estragos. Los esfuerzos de la nacion para subyugar las provincias suble- vadas de América, han causado una baja considerable en la po- - blacion de España. Las querras civiles y revoluciones esperimen- tadas en la peninsula en estos últimos tiempos , y aun en el día, han aumentado el número de victimas precipitadas á una muerte prematura por la ambicion y locura del jénero humano, al paso que las emigraciones han contribuido á impedir mas y mas el au- mento de la poblacion. Teniendo presente estas observaciones , no nos admiraremos al encontrar que el número de habitantes en la peninsula é islas adyacentes asciende solamente , segun el cálen- lo mas aproximado , ú doce millones y medio. XXXII DESCRIPCION BOTANICA DEL OLIVO. La for del olivo es pequeña, blanca y de una sola pieza: el tubo cilíndrico tan largo como el caliz : la corola plana, dividida en cua- tro partes ovales y un poco cóncavas: tiene los estambres opuestos apoyados sobre la corola, con sus anteras amarillas : un solo pistilo se alarga desde el fondo del caliz, y en la estremidad superior se - divide su stigma en dos: el caliz es de una sola pieza, pequeño y como un tubo: el fruto es poco carnoso: tiene mucho grueso su hueso, y su corteza es lisa: primero está verde , despues se va po» niendo encarnado , luego color violado , y últimamente casi negro, segun sus diferentes grados de madurez: el hueso es muy duro, y la almendrilla que tiene dentro dulce. La hoja es sencilla, entera de hierro de lanza , gorda y dura, por encima de un verde pálido-obs- curo, blanquecino por debajo , y que tiene muchas fibras que so- bresalen á lo largo: las raices rectas bácia abajo, y profundizan cuando el terreno les conviene: en lo comun se estiende horizontal. mente guarnecidas de raices capilares : su corteza es de color paji- zo obscuro , jaspeada de manchas mas claras: cuando el árbol ha llegado á adquirir cierta magnitud, sale el arranque de las raices ó cepa fuera de la tierra, ó porque éste se levanta , ó porque el ter- reno se baja, que parece lo mas probable. El árbol es de mediano tamaño, de tronco regularmente derecho , corteza lisa , cuando tie- ne poca edad, áspera, hendida, y es escabrosa cuando es viejo. Los botones que llevan la flor se presentan en Abril y Mayo, y se abren en este mes ó en Junio , segun los demas. Las diferentes variedades de olivos que se cultivan varían mucho en cuanto á la época en que dan flor y en madurez. ARTE 17A3 22 OLIVO. DEL OLIVO Y SUS ESPECIES. CAPITULO PRIMERO. DEL OLIVO. Mica es, dice Rocier, elojiar este precioso árbol, de quien con tanta razon decia nuestro gaditano Columela: olea prima omnium arborum est. Ningun aceite es com- parable al de su fruto; y son tantas sus escelencias, vir- tudes y usos, que seria menester formar un tratado para describirlas; y muestro sabio estremeño D. Gabriel Alonso de Herrera dice en elojio de él, que su aceite es ponzo- ña contra las ponzoñas. Se persuade Rocier que el olivo es orijinavio de Ejip- to, de donde dice que fue trasportado á Grecia, y de aqui á Marsella, por una colonia de forenses, que se es- estableció en ella: sobre esto, aunque muchos autores es- tranjeros y nacionales parece que están conformes por conjeturas, yo no puede adherirme á su opinion, tanto mas , cuanto que Linneo le denomina terminantemente olea europea. El tipo, ó sea la planta primordial de sus variedades es, como se ha dicho, el acebuche. Éste se 5 2 halla en todos los montes, dehesas, declives y cerros mas 6 menos poblados de casi todas las provincias de España, no solo en las meridionales y semi-meridionales, sino aun varias del norte, en tanta abundancia, que aun con difi- cultad podrá haber otros tantos en número en.el resto de Europa, Grecia y Ejipto; por lo cual, mas bien le consi- dero y conjeturo orijinario de España , mientras no se pre- senten pruebas en contrario. ] j El acebuche es el tipo primordial, el padre ó el ver- dadero 4dan del olivo; y en esto están contestes todos los escritores jeopónicos: de consiguiente, cuantos olivos hay en Europa no deben conocerse por la derivacion lla- mada por los botánicos especies; puesto que no son, pro- piamente hablando, mas que diferencias secundarias del tipo Ó acébuche. Asi, el carácter ó caracteres de las di- chas especies se fundan tan solo en las diferencias secun- darias, y se toman de la forma y configuracion del fruto ó aceituna, de las hojas, del tallo, de las raices, etc., y no de las partes constitutivas de la lor ni del fruto. El cultivo hace paríar mucho las especies, y entonces; hablando el lenguaje de los botánicos, produce varieda» des, Igualmente se ha de aplicar lo que digo á las plantas que á los árboles, y á los frutos que adquieren mas per- feccion, ya multiplicando el volúmen, sosteniendo este estado de perfeccion los individuos, ya por siembras, ya por medio del injerto; por todo lo cual no hay mas que una especie de olivo, propiamente dicho, un peral, un manzano, un guindo, un ciruelo, etc., remitiendo las de- mas especies jardineras de los botánicos á la clase de pa- riedades, 5 : Hay dos maneras de perfeccionar las especies primiti- vas. La primera por medio de la siembra, y la segunda por el injerto. Los acodos y las estacas perpetuan la es- pecie, pero no la perfeccionan. Los árboles, plantas, vides y olivos del norte se acos- tumbran mas facilmente al clima del mediodía, que los del mediodía trasplantados súbitamente al norte. El efecto de la mutacion del clima del norte al del mediodía es casi siempre ventajoso. ¡Que enorme diferencia hay entre las vides y sus frutos de las de Castilla á las de Andalucía, y no obstante son las mismas. El injerto es otro medio de perfeccionar las especies, pero no hacerlas nuevas; pues aunque se apliquen injer- tos, siempre saldrá el mismo fruto; y aunque diversamen- te modificado, en ningun modo mudará de naturaleza. El Eterno ha impreso una ley física á cada ser, de la cual no puede apartarse enteramente; y aun para apartarse has- ta cierto punto, esabsolutamente preciso que haya una analojía entre él y la sustancia en que se muda, sea na- tural, adulterina ó híbrida. La ley jeneral que separa las especies naturales de las plantas, separa igualmente las especies de los animales : la barrera que de la mano del Eterno puso entre ellas es insuperable; y sin esto bien pronto se trastornaria «el admirable órden del uniyerso. ¡Que inagotable recurso nos presenta la naturaleza en España para propagar las diferentes castas de olivos, y convertir á poca costa en heredades pingúes los terrenos inmensos que ocupan los acebuches por medio del injer- to, elijiéndoles para padrones de las razas mas apreciables; medio el mas 'espedito para propagarles en algunas de 2 halla en todos los montes, dehesas, declives y cerros mas ó menos poblados de casi todas las provincias de España, no solo en las meridionales y semi-meridionales, sino aun varias del norte, en tanta abundancia, que aun con difi- cultad podrá haber otros tantos en número en.el resto de Europa, Grecia y Ejipto; por lo cual, mas bien le consi- dero y conjeturo orijinario de España , mientras no se pre- senten pruebas en contrario. ] i El acebuche es el tipo primordial, el padre ó el ver- dadero 4dan del olivo; y en esto están contestes todos los escritores jeopónicos: de consiguiente, cuantos olivos hay en Europa no deben conocerse por la derivacion lla- mada por los botánicos especies; puesto que no son, pro- piamente hablando, mas que diferencias secundarias del tipo ó acebuche. Asi, el carácter ó caracteres de las di- chas especies se fundan tan solo en las diferencias secun- darias, y se toman de la forma y configuracion del fruto ó aceituna, de las hojas, del tallo, de las raices, elc., y no de las partes constitutivas de la flor ni del fruto. El cultivo hace varíar mucho las especies, y entonces, hablando el lenguaje de los botánicos, produce varieda- des, Igualmente se ha de aplicar lo que digo á las plantas que á los árboles, y á los frutos que adquieren mas per- feccion, ya multiplicando el volúmen, sosteniendo este estado de perfeccion los individuos, ya por siembras, ya por medio del injerto; por todo lo cual no hay mas que una especie de olivo, propiamente dicho, un peral, un manzano, un guindo, un ciruelo, etc., remitiendo las de- mas especies jardineras de los botánicos á la clase de pa- riedades, 5 Hay dos maneras de perfeccionar las especies primiti- vas. La primera por medio de la siembra, y la segunda por el injerto. Los acodos y las estacas perpetuan la es- pecie, pero no la perfeccionan. Los árboles, plantas, vides y olivos del norte se acos- tumbran mas facilmente al clima del mediodía , que los del mediodía trasplantados súbitamente al norte. El efecto de la mutacion del clima del norte al del mediodía es casi siempre ventajoso. ¡Que enorme diferencia hay entre las vides y sus frutos de las de Castilla á las de Andalucía, y no obstante son las mismas. El injerto es otro medio de perfeccionar las especies, pero no hacerlas nuevas; pues aunque se apliquen injer- tos, siempre saldrá el mismo fruto; y aunque diversamen- te modificado, en ningun modo mudará de naturaleza. El Eterno ha impreso una ley física á. cada ser, de la cual no puede apartarse enteramente; y aun para apartarse has- ta cierto punto, es absolutamente preciso que haya una analojía entre él y la sustancia en que se muda, sea na- tural, adulterina ó híbrida. La ley jeneral que separa las especies naturales de las plantas, separa igualmente las especies de los animales : la barrera que de la mano del Eterno puso entre ellas es insuperable; y sin esto bien pronto se trastornaria el admirable órden del uniyerso. ¡Que inagotable recurso nos presenta la naturaleza en España para propagar las diferentes castas de olivos, y convertir á poca costa en heredades pingúes los terrenos inmensos que ocupan los acebuches por medio del injer- to, elijiéndoles para padrones de las razas mas apreciables; medio el mas espedito para propagarles en algunas de 6 rillo-obscuro por encima, blanquecinas por debajo, y guar- necidas en esta parte de un nervio saliente que las atra- viesa en toda su lonjitud. Sa madera es durísima, segun aquel proverbio....: el acebuche no hay madera que le luche, sino la encina, que se le encaramó encima. De ella se sirven hoy mucho los ebanistas, sirven tambien para rayos de carros, arados, camas, carros de noria y hormas de zapatos. Los pastores y porqueros sacuden el fruto para que coman los ganados y los cerdos la acebuchina. En la gran nivelacion que ejecutó D. Simon de Rojas desde la cum- bre de Sierra-nevada á la playa, lo encontró hasta la al- tura de mil yaras sobre el nivel del mar, formando en la parte superior de esta zona un arbusto tortuoso , enmara- ñado y enteramente achaparrado contra el suelo. Sospe- cha Rojas que dicha zona del olivo espontáneo, aunque bastante estensa , se dilata todavía algunas varas mas en Sierra-morena. En Jerez de la Frontera y en Alcalá de los Gazules lo vió tan alto como los olivos, formando él solo, ó acompañado del algarrobo, bosques dilatados. El mismo Clemente ha encontrado dos razas de él: la varie- dad de Linneo, citada por Quer en la Flora Española, y otra que llaman acebuche nevadilla, por tener muy blan- co el enves de la hoja. Echan ambas el fruto en las estre- midades de las ramas. Se hallan con bastante frecuencia en los olivares cultivados de Andujar, Alcalá de los Ga- zules y otros puntos, donde llegan á producir un fruto bas-. tante "grande y pulposo, si se les dispensan los mismos cuidados que á las castas comunes. 2.2 Oliva tachuna (olea europea ovata, Clemente), : 7 enltiyada en Aguilar, provincia de Córdoba : tiene las ho- jas pequeñas y pequeño el fruto, que es aovado y da muy buen aceite. + 3.2 Olivo picholin (oléa europea ovalis, Clemente: olea oblonga , Gouan), llamado tambien lechin en Agui- lar : tiene las hojas pequeñas y el fruto pequeño, oval y muy negro: su aceite es de un color hermoso, limpio, y de un gusto superior al de todos los demas aceites: su fruto, segun Rocier, es mas bien para adobar que para sacar aceite, sin embargo que es muy dulce: su aceitu- na adobada , dice, es la mejor y mas sabrosa de cuantas se conocen. ; 4.2. Olivo negro de Andujar (ole europea tenaz, Clemente): sus hojas son angostas, y casi nada plateadas por el dorso: el carácter principal que lo distingue es la tenacidad con que el fruto se mantiene prendido al ár- bol, aun despues del avareo mas fuerte; de modo que para derribar las aceitunas se necesita aporrearlo dema- siadamente , y entonces heridos los pedúnculos y las ras mas reciben gran daño la planta y el fruto: sin duda por esta mala cualidad le ha desechado de sus pagos la jene- ralidad de los cosecheros. 5.2 - Olivo negro ó moradillo temprano, Molde don- cel, y á su aceituna nevádilla blanca, en Andujar; zor- zaleña en Arcos, Espera, Bornos y Pajarete; y segun pa- rece, ojiblanca en Aguilar (olea europea argentata, Cle- mente: olea precox, Govan): las hojas de este olivo son medianas , muy plateadas por el dorso, mas lustrosas y verdes por su haz superior que las de la variedad 9. ó sevillana. Sa fruto es redondo, mediano, muy negro, sa= 8 broso , sumamente fácil de corromperse, algo menos grue- s0, pero mas prolongado y agudo que en dicha variedad sevillana. Es muy comun en los reinos de Jaen y Sevilla, principalmente en Andujar, Árcos, Espera, Bornos y otros puntos y pueblos, que la prefieren á las demas cas- tas, no solo por ser muy esquilmeña , y por la copia de escelente jugo que contiene su fruto, sino tambien por la facilidad con que se derriba del árbol sin dañar dema- siado con las varas el fruto ni la planta. Es sensible que su poca resistencia á los frios mo permita propagarla por los paises menos templados. 6.2 Olivo de arola, á cuya aceituna llaman tambien azufairada en Pajarete, Bornos, Arcos y Espera; y es tal vez la ojíblanca de Aguilar (olea europea arolensis), de Clemente: su madera y ramas son semejantes á las de las variedades de fruto en pomo ú olivo manzanillo , de | que se hablará. Las hojas son obtusas , menos anchas, de un verde menos subido, menos lustrosas y mucho menos angostas en el ápice y en la base, que en la variedad se- villana: son, en una palabra, entre lineares y lanceola- das; y no propiamente lanceoladas, como las de dicha cas- ta sevillana , á las cuales esceden en grueso. El fruto es muy redondo, muy tierno , negro, con manchas blanque- cinas y moradas, mas caedizo que la variedad anterior, aun mas sabroso que en la siguiente, y mas amarillo mientras está verde que el de ninguna otra. 7.2 Olivo manzanillo barralenco ó en pomo, á cuya aceituna se lama comunmente manzanilla (olea euro- pea pomiformis, Clemente. Olea spherica, Gouan), por ser la mas redonda de todas, conservando perfectamente Y la forma de una poma 0 manzana. El árbol echa pocos ramos y algo'claros: su madera es obscura ; las hojas son poco anchas, mas largas y mas lisas que las de la va- riedad 9.2 ó sevillana, La planta es tambien mas esquil- meña , y su fruto, que queda muy:negro con la madu= rez, mas sabroso que el de la dicha variedad. En Andu- jar, Arcos, Bornos, Espera y otras muchas partes de España destinan la aceituna manzanilla para comer, á cu- yo fin la cultivan copiosamente , cojiéndola antes de ma- durar. La estiman tambien mucho por su aceite, el cual es mejor todavía que el que sale de la casta 5.2 Ó neva- dilla; El defecto que se:la nota consiste en que se cae con el aire, y que despues de cojida, se le secan al ár- bol muchos ramos. : 8.=> Olivo sevillano , gordal en Sevilla, Utrera, Ar- cos, Espera, Bornos y Aguilar (Olea europea regalis, Clemente: hispana, Rocier). Sus ramos son menos ver- ticales que en la variedad siguiente; pero lleva las hojas mayores, y con las venas y nervios mas visibles ó seña= lados. El fruto es de la figura de las nueces, mas negro y mas redondo que en la siguiente, y es muy oloroso. Es muy comun en Sevilla y en Vera, y no tanto en Árcos, Espera y otras partes. j g.2 Olivo real 6 aceituna real, llamada tambien se- villana, y verdial en Arcos, Espera, Bornos, el Conda- do y otras partes; y segun parece ocal en Aguilar (olea europea hispalensis , Clemente. Olea regía, Rocier): la madera del árbol es menos dura y mas blanca que en la variedad B de Linneo, ú olivo silvestre: las hojas son mas brillantes por el enyes; un tercio, 1 á yeces doble 10 mas largas que en ésta, pues tienen ordinariamente de una y media ádos pulgadas. Los ramos son mas altos y derechos que en dicha variedad : su fruto violado-negro, parece á una ciruela; está mas pegado al pedúnculo ó cabillo , y es siempre de un gusto áspero, porque nun- ca lega á estar perfectamente maduro. En los pueblos citados se cultiva particularmente para comer; pero en Aguilar parece que tienen á esta variedad por la de ren- dir mas, y su aceite el mas superior en dulzura y cla- ridad. ' Amoreaux, en su tratado sobre el olivo , impreso en Mompeller en 1784, sobre el verdíal se esplica en es- tos términos: »La perdíal proviene de un árbol que tie- ne mas apariencia que bondad. La aceituna no parece que está nunca madura, subsiste largo tiempo en el ár- bol verde, y de un verde-manzana ó amarillo-verdosa: se pudre tambien al madurar con facilidad; lo cual ha hecho darle el nombre de podridiza , y se hiela y pasa con poco frio que esperimente : es una variedad de oli- yo despreciable , que reune todas las malas cualidades: teme el frio y el calor, y está muy sujeta á picarse: es estéril en terrenos de poca sustancia, y da poco aceite y. de inferior calidad. Los provenzales la desprecian, y en Langiiedoc solo la multiplican para tener buenos padro- nes en que injertar, porque el árbol no llega á ser muy grande.” 10.2 Olivo morcal (olea europea maxima, Cle- mente. 'Olea amigdalina , Gouan): es comun en Paja- rete, Árcos y Espera: su tronco y ramaje es en todo co- mo el de la variedad 7.2 ú olivo manzanilla : las hojas 14 son mas grandes que las de todas las especies; no muy verdes, y con las yenas manifiestas: el fruto es picudo y puntiagudo, y el mayor de todos; no del todo negro, pe- ro sabroso : este árbol exije un terreno sustancioso, pues- to que su mayor mérito es producir aceitunas gordas , y tiene la ventaja de cargar mucho fruto. 11.2 Olivo de cornezuelo, llamado asi en el reino de Jaen, y por Rocier aceituna de olor (olea europea ceraticarpa , Clemente. Olea odorata, Rocier). Tiene el fruto encorvado, ó sea, ya mas , ya menos arqueado y delgado : esta variedad y las tres que la anteceden , se prefieren jeneralmente en las mesas por su tamaño .es- traordinario y hermosas formas. 12.2 Olivo picudo, ó aceituna picuda (olea europea rostrata, Clemente. Olea amigdalina, Gouan y Rocier), en Árcos, Espera, Aguilar y la Mancha, Mamada tambien tetudilla en Andujar, y corni-cabra en el Condado y en muchos distritos. Los ramos y las hojas de esta ya- riedad son conformes con los de la variedad número 9. Su fruto es puntiagudo, ó sea atetillado, no muy negro, largo , medianamente grueso, aunque Compite á veces en el tamaño con la aceituna sevillana : es árbol muy esquil- meño , pero suelta la aceituna con dificultad y como de mala gana por el ayareo. En Andujar la destinan toda ella para comer, á pesar de no ser de las mas sabrosas. Esta es sin duda la razon por que en el mismo Andujar, Arcos , Espera y Pajarete la cultivan poco: en Jaen, Al- calá la Real, Granada, y especialmente en la Mancha, es comunísima , y la aprecian mucho, porque resiste mas yi- gorosamente que todas las variedades los frios del inyier- 19 no. Los de Aguilar solo la posponen á su apreciada:ocal, Ademas de estas doce castas, podemos asegurar que poseemos aun otras muchas y muy preciosas repartidas por las provincias. Sirvan de ejemplo el llamado empel- tre , tan estendido y jeneralizado en Aragon, cuyo árbol es pequeño, las hojas de un verde obscuro y medianamen- te anchas: la corteza del tronco y brazos principales lisa, sin hendeduras ni cavidades, y el frato no muy grueso y algo prolongado. Aprecian esta casta los cultivadores de la tierra baja, porque al quinto ó sexto año de planta- dos los olivos, fructifican y continúan dando cosecha to- dos los años, aunque en unos es mayor que en otros: ven- taja que es debida, mas que á la casta, al buen sistema de recoleccion, puesto que aquellos cultivadores cojen á.mano la aceituna, y no usan jamás de avareo para estos árboles. La circunstancia de sazonar el fruto temprano, y la de dar un aceite abundante y de superior calidad , son dotes que merecen de justicia el interes que se han toma- do todos los cosecheros de aquel reino en su propagacion. El olivo royal es el mas antiguo del pais; pero le yan desechando de los pagos porno rendir iguales ventajas que el empeltre: el royal es sin duda el mismo de la es- pecie 7.2 ó manzanillo, segun puede conocerse de la cor- ta descripcion que de él hace D. Ignacio de Aso en su historia de la economía política del reino de Aragon. El vera fina que cultivan en Caspe , y el herbequin de Solsona, llamado asi porque le trajeron de Herbeca, son tambien. dos castas apreciables: los árboles no se ele- van mucho, y tienen sus ramas inclinadas hácia la tier- ra; pero.crecen eon celeridad y fructifican pronto, resis- 153 tiendo mas que otra alguna á los rigores del frio. Senti- mos sin embargo no poder dar una descripcion mas 'com- pleta de este árbol y del vera; pero diremos que de to- dos los enumerados y delas subvariedades á que hayan dado oríjen, puede el cultivador hacer uso para verificar los plantíos, llevando en cuenta la calidad del terreno, la situacion, esposicion y clima en que hayan de plan- tarse; pues todas estas y otras muchas circunstancias, que se dirán despues, influyen notablemente en la ve- jetacion del árbol que nos ocupa, como en la de toda otra planta. Está observado que las castas de olivo que mas se aproximan á su tipo, son por lo jeneral las que mas resisten á la intemperie, y las que viven con mas lo- zanía en los terrenos elevados, y en los débiles ó escasos de alimento; y por esta razon todos los labradores que habitan en las provincias poco favorables á la vejetacion de tan preciosa planta, multiplican: con preferencia el olivo corni-cabra , el vera , el redondillo, el herbequin y el manzanillo. | El olivo corni-cabra ó corneta, es entre todos el que mas resiste los rigores del frio, sin duda porque es el mas afin al acebuche primitivo. Esta especie, que -pode- mos mirar como el nismo acebuche cultivado ó como un Olivo borde, á quien ni el injerto ni otras operacio- nes han debilitado , es la mas comun y la mas propagada en ambas Castillas y en otros varios puntos del norte de España: ella es seguramente el verdadero olea europea de Linneo, y la mas útil por la calidad y cantidad de su aceite, aunque no pueda usarse con iguales ventajas para los adobos. * 14 El P. Fray Francisco Baeza en su escelente memoria, que tengo á la vista, sobre olivos, dirijida á los editores del Sumario de Agricultura y Artes, publicada en el to- mo 16 de aquel periódico, número 412, folio 325, en 22 de Marzo de 1784, dice: »que en la provincia de Sevilla »cuentan de catorce á dieziseis especies; y aunque no »las describe ni nombra, hace mencion de la gordal, co- »nocida por la aceituna sevillana, el manzanillo, el ver- »dial y el zorzaleño, el cual es preferido á todos por lo »frondoso y hermoso que es, y porque carga mucho de »aceituna, aunque sea mas menuda que las otras. Á es- »tas cuatro clases se pueden reducir las demas para ar- »reglar el órden de las posturas grandes, y recoleccion »del fruto en sazon con mejoramiento de los aceites y »oliyos.” El mismo dice á continuacion: »No sé por qué los ha- »cen dos, y hombres de gusto no tratan de propagar una »aceituna que llaman cordoví, siendo de tan apreciables » calidades, que el propietario que tiene algun otro olivo »de estos , necesita custodiarle si ha de lograr su fruto, »pues todos ansian por comerle. Pocos la conocen, por- »que á la vista se diferencia poco de la manzanilla; pe- »ro en su carnosidad es superior á todas las demas, y es » tan suave al paladar que no tiene igual; con la particu- »laridad de que inmediatamente que se parte, suelta el »hueso mas limpio que la ciruela que llaman francesi- »lla, Por esto ruego yo á todos los amantes de la patria » que propaguen esta clase de aceituna, que para el acei- »te y el regalo no tendrá igual en Europa.” »El difunto profesor de agricultura y botánica D. Es- 15 »tevan Boutelon, en otra memoria publicada en el mismo »periódico, tomo 18 , pájina 148, sobre el cultivo de los »olivos en Ocaña, manifiesta que aunque se cultivan al- »gunos en aquel distrito, son no obstante los mas comu- »nes los llamados de corni-cabra y los redondillos, cuyos nárboles son muy castizos , aunque de aceituna peque- »ña y de poco aceite. Las castas sevillana , ocal y man- »zanilla se han estendido poco, á causa del robo y del des- »órden que se observa en los frutos del campo, especial- »mente en éste, que apenas dejan á sus dueños el placer - »de probarlos en los aderezos.” Seria de desear que estos ilustrados españoles nos hu- biesen descrito estensamente las variedades de olivos de que nos hablan, y entonces comparándolos con los des- critos Rocier y Rojas , notaríamos las diferencias de los nuestros con aquellos, y asi conoceríamos fácilmente cua- les eran los que teníamos en nuestras manos, y á cual de ellos se deberia preferir, y finalmente cual es la es- pecie ó variedad mas análoga á nuestros territorios y climas. Sin embargo, vemos que en toda la Castilla la Nueva no se cultivan otras que la manzanilla y cornica- bra ; aquella regularmente la destinan para adobos, y ésta esclusivamente para sacar el aceite, que tiene en abun- dancia, y es de muy buena calidad : el árbol resiste mejor que otros de su especie las variaciones de los temporales de este clima; vejeta con bastante lozanía, y en igual de circunstancias da mayor copia de fruto que los demas. 416 DIVISION SEGUNDA, Del olivo silvestre ¿ borde. El olivo silvestre 6 borde, olea europea de Linneo, es el acebuche perfeccionado por el cultivo: sus ramas y ramillas tienen mas consistencia , sus hojas mas lonji- tud y anchura, y están mucho mejor nutridas , y sus' frutos son mas gruesos, mas carnosos y mas suculentos que los del acebuche ú oleaster. El aceite que se estrae de él, lo mismo que el de las aceitunas de Otras especies 0 pariedades , es menos fino y menos delicado que el que produce el acebuche. Donde quiera que haya acebu- ches se pueden convertir en olivos bordes, trasplantán- - dolos y cuidándolos por medio de un buen cultivocon es- mero , y darán en adelente fruto mas grueso y en ma- yor cantidad. La segunda ventaja que de su trasplanta- cion resulta, es la de tener esta especie 0 pariedad ya connaturalizada con :el clima, y cuya educacion' ha sido dura: por eso temen menos los rigores del invierno que los olivos criados en almáciga y garrolal, y de naturaleza mas delicada. Tambien se dice silvestre 6 borde á un árbol montés no cultivado. Dícese tambien de los árboles por injertar, y que necesitan serlo, para producir buenos frutos me- jorándolos, aunque mas propiamente se llaman bordes. Dicese, pues, olivo, morera , castaño, etc., borde á es- tos árboles provenidos de semilla y sin injertar. Los ár- boles bordes se injertan en las especies cultivadas y tam- o o rl 17 bien en sí mismos, porque el injerto en todos casos puri- fica la sávia, y afina y mejora los frutos , aunque no tan- to en el segundo. CAPITULO !l. DEL CLIMA, TERRENO Y ESPOSICION DEL OLIVO. E, todas ó cuasi todas las provincias de España puede prosperar el olivo, atendida la recíproca accion de los cuerpos celestes y de la tierra; á la continua combina- cion favorable de los metéoros; á su clima y situacion, considerada como elemento, tuyas cualidades son las ma- dres mas fecundas en que vejetan, nutren y prosperan todas las plantas. La España, situada y comprendida entre los 36 y 43 grados de latitud al norte, y entre el 5 y 7 de lonjitud del este , formando sus estremidades , al norte el cabo Ortegal, al este el cabo de Creus, al sur Tarifa, y al oeste el cabo de Finisterre, goza de todos los cli- mas del universo. DIPISION PRIMERA. Del clima. Antes de tratar de plantar olivos se deberá estudiar el clima del paraje, con el fin de atinar mejor la casta de “oliyo que le convenga, para que sea mas fructífera y me- nos espuesta á las intemperies fríjidas. El clima de las 18 | Andalucías es el mejor y el mas favorable que el de las demas provincias del reino para la vejetacion, y en las que menos riesgo corre el poder hacer la plantacion del olivo ad libitum ; no obstante , seria de desear que se procurase escojer para la nueva plantación olivos de las castas mas propensas á temer los frios, situándolos al abrigo de los vientos del norte, tales como el moradillo negro ó el doncel, el galilinga, el zorzaleño y el de aceituna de olor , etc., y las que resisten mas los frios en cualquiera esposicion que se enclaven, serán mas ó menos fructíferas, segun la calidad del terreno ; como el picolin, el vera-fina, el herbequin , el corni-cabra, el manzanillo , el morcal , etc. En las provincias meridionales de la costa del levan- te de Murcia, Valencia, Cataluña é Islas Baleares se de- berá seguir con corta diferencia la anterior doctrina, En Estremadura , Mancha, Alcarria, bajo y alto Ara- gon, se habrán de plantar las razas de olivo que resistan mas en todas posiciones las intemperies y vientos del norte, como el corni-cabra, redondillo, ocal , manza- nilla , el empeltre, herbequín , etc. En Castilla la Vieja, Galicia, Asturias , montañas de Santander, Provincias Vascongadas y Navarra, deberán in- jertarse los acebuches, convirtiéndoles en olivos bordes y plantar el corni-cabra , puesto que es entre todas las ra- zas el que resiste mas el frio, y el mas afin del acebu- che primitivo. Se me objetará acaso que en estas últimas provincias no puede vejetar y prosperar el olivo á causa de las he- ladas y: escarchas, ete.: á lo que respondo, que en los 19 parajes que carezcan de abrigos del norte, está bien, pa- decerán bastante; pero en los que los haya, no hallo tan- tos inconvenientes, teniendo pruebas en contrario de todo aserto; pues en Asturias y montañas de Santander abundan los acebuches y su acebuchina; por la incuria de los naturales sirve de pasto á los osos, jabalines y cer- dos; ademas que en Asturias el difunto majistrado Don Arias Mon y Velarde hizo plantar un olivar en su ha- cienda de Mon, y en pocos años consiguió que crecie- se y fructificase. ¿Y que razon para que no se crien en estos parajes? Yo no la encuentro entre las causas físi- cas, y en cuyos pueblos pagan á tan alto precio el acei- te de olivas que consumen. Yo mismo he visto dentro de un huertecito algunos olivos en el colejio de San José (1), en el que estudié filosofía, y otros en una huerta del convento de Calahorra de Franciscanos Recoletos en el despoblado de Rivas, y á tres leguas de la capital, y próximo á mi pueblo natal , que llevaban fruto todos los años. Lo que sí encuentro muchos y muy poderosos in- convenientes al examinar las cosas políticas y morales, La historia nos testifica que en tiempo del conde Oliya- res se impuso sobre ellos una fuerte contribucion, y que los gallegos y otros pueblos á su imitacion, los arranca- ron por no poder soportar el peso de tan enorme carga: ésta, unida á la opinion equivocada, á las cortas luces que en jeneral tienen nuestros labradores, á la falta de comunicaciones de pueblo á pueblo y de viajes agronómi- cos, sin estadística rural , y otros no menores obstáculos, son las causas efectivas de nuestra decadencia, y de que (1) de Palencia. 20 la industria rural no haya marchado entre nosotros con pasos tan largos como debiera , segun el jenio y laborio- sidad de los españoles. Todo clima, aunque esté á los 44 grados, plantado de olivos, como lo están en Carcasona, Mompeller, To- lon y Marsella, vejetan y fructifican, siempre que estén resguardados y al abrigo de los vientos frios del norte, y favorecidos de los vientos templados y calurosos del sur; y no se crea que la no existencia del olivo pende de la proximidad del mar, sino de los abrigos; y asi es que el olivo exije que le abriguen del norte independientemen- te de la situacion jeográfica del sitio del mediodía. Contribuye ademas tambien á la prosperidad del oli- yo, el que le favorezca una masa constante ó cuasi cons- tante de calor, en sentido contrario al de los abrigos ; y los vientos del mediodía influyen sobre manera en su fe- liz vejetacion; y si este árbol es mucho mejor en los cli- mas de nuestras provincias meridionales, se ha de atribuir á estas circunstancias relativas á la proximidad del me- diodía y los abrigos: el olivo teme el frio, pero no está “aun demostrado hasta qué punto gusta del calor. * Los frios del mes de Diciembre y Enero dañan me- nos al olivo, que los que en iguales circunstancias sobre- vienen en Febrero y á principios de Marzo. Si en el mes de Enero hace templado y no hiela, los campos adelantan mucho, los sauces y otros árboles pre- coces se llenan de hojas, la vejetacion se renueva, y has- ta los almendros florecen : tambien se renueva el olivo, y estaria en él todo el año en yigor, si no fuese interrum- pida. Bajo la diferencia de la temperatura del aire am- 21 biente, la tierra, ó al menos la superficie, ha conservado un resto de calor; y todo concierne á mantener en par- te el movimiento de la savia. Si en Febrero y Marzo sobrevienen frios, y si estos adquieren cierta intensidad, y si vienen acompañados de mucho viento ó ventiscas , alaca entonces el olivo con mucha violencia; pero sino va acompañado de viento, ha- ce poco mal, porque causa poca evaporación; pero si des- pues sobreviene una lluvia acompañada de nieve, sus efec- tos son terribles, y mas terribles aun si reina un viento fuerte, porque entonces la corriente del aire causa la evaporacion de la humedad que cubre al olivo, y esta evaporacion aumenta la intensidad del frio de la atmós- fera. Por todas partes se repite que el olivo ama las coli- nas: esta proposicion en jeneral es verdadera , porque la inclinacion del suelo aumenta la rarefaccion de los rayos del sol, y de consiguiente aumenta tambien el calor; pe- - ro si el llano está bien abrigado, el olivo prevalecerá me- jor que sobre las colinas, porque hallará jeneralmente mucho mas fondo y un suelo mas cargado de materias animales y vejetales; puesto que este suelo ha sido forz' mado de los mismos despojos de las colinas, arrastrados por las aguas llovedizas. Lo único á que debe atenderse es á los abrigos, porque es quien aumenta, conserva y re- tiene el calor. El suelo por sí mismo solo contribuye á la mayor belleza del árbol ó á la calidad del aceite, relati- vamente á las variedades de aceituna y al grano de la tierra; pero el abrigo asegura la duracion del olivo, y le defiende del frio, que es sa mayor enemigo y su único 22 destructor; de tal manera, que sin él se le podria dar el nombre de ¿nmortal á este predilecto árbol. Es verdad que el olivo prevalece mejor en los terre- nos guijarrosos y arenosos, y que tambien el aceite que se estrae de sus frutos, es mas delicado y mas fino que el de los olivos plantados en terrenos arcillosos ú tena- ces (no hablo de los terrenos enaguazados , húmedos y pantanosos, donde el olivo prevalece muy mal), sino por- que los guijarros, cascajos, rocas y arenales heridos de los rayos del sol, adquieren mas calor, y le conservan por mas tiempo que las tierras amarillas, cretosas y arcillosas, etc.; porque la sávia ó jugo vejetal que sube de las rai- ces á las ramas, es mas escasa y menos abundante, y está mas purificada y afinada, por la misma razon que las plan- tas aromáticas son mas olorosas en los primeros terrenos que no en los segundos. He aqui en lo que estriba toda la teoría de la tierra sobre la calidad de los frutos ; asi que, en el olévo sucede lo mismo que en los demas árboles; y si estos son de regadío, sus frutos son de inferior calidad, porque abundan de sávía. Nuestro sabio Herrera, hablando del clima para los olivos, dice: »quieren estos árboles aires templados, que »en lo muy callente en demasía no se hacen bien, ni »tampoco en lo muy frio; y si la tierra es muy callente, »pongan los olivares, si hay aparejo hácia el cierzo, y si » fria hácia el mediodía; y si templada oriente ó gallego, » y muy mejor hácia gallego que hácia otro aire, por ser: »aire templado y fresco.” Don Antonio Arias, en sus lecciones de agricultura, dice: »que el olivo ama los resguardos, y vive con lozanía 23 »en los climas mas templados; pero solo da copia de »frutos en donde tiene ventilacion y desahogo; tanto mas, »cuanto si goza de un terreno con fondo suficiente para »que pueda estender y multiplicar sus raices. Los frios »del invierno, las nieves , las escarchas y el rocío, per- >judican mas á los espnestos, puestos en terrenos ba- »jos, que á los de las alturas: en los primeros permanece » mas tiempo sobre las plantas la influencia de aquellos »metéoros, y en los segundos se disipa mas pronto, en »razon de que el viento los azota y sacude: de aqui es que »enestos el cuajo de la flor es mas seguro, al paso que »en aquellos falta con la mayor frecuencia: esto no obs- »tante, hay todavía algunas castas de olivo que apetecen »los terrenos bajos; pero ninguno prospera en los que son »húmedos ú tocan en un defecto semejante : por esta ra- »zon es absolutamente indispensable tener conocimiento »de las especies ó variedades mas útiles, no solo con »respecto á la calidad de su fruto y producto total del »esquilmo que pueden rendir, sino tambien del clíma, del _»terreno, esposicion , elc., en que pueden vivir y pros- »perar mejor.” DIVISION SEGUNDA. Del terreno. Sobre la clase de terrenos en que los olivos vejetan y viven mejor y con mas lozanía, solo me contraeré á co- piar aqui los doctrinas de los autores mas clásicos en la materia, en atencion á que no dejan nada que desear, 4 24 Rocier dice: »la calidad del terreno es en jeneral muy indiferente para este árbol, puesto que le vemos crecer en terrenos arenosos, guijarrosos , volcánicos, y entre las rocas ; y en estos es tambien donde produce un aceite mas esquisilo. Vejeta igualmente y con vigor considera- ble en los terrenos fuertes y sustanciosos, aunque el fondo sea arcilloso; verdad es que subsiste menos bien en éste, porque estiende sus raices por la superficie, pe- netrando por las grietas de la arcilla cuando la encuen- tra. El único resultado de los diferentes terrenos es la mas ó menos prosperidad en la vejetacion; y lo mismo podemos decir del aceite, no hablando de la que pende de las diferentes variedades de aceituna. No debemos, pues, atenderá la calidad de la tierra, cuando solo se trata de examinar sí el árbol puereso O no existir, prequne esta existencia pende de otra causa.” Los escritores antiguos han dicho que el oliyo no pue- de existir á mas de treinta leguas de distancia del mar. Esta asercion puede ser verdadera en Francia; pero la creo muy falsa para otros paises, cuando el árbol se halla en las circunstancias que le convienen, aunque muy le- jos del mar. Una separacion de treinta leguas supone ya una ele- vacion del terreno sobre el nivel del mar; y por con- secuencia una disminucion de la altura del Dd , y por tanto de la temperatura del pais. Si tenemos presente lo que se ha dicho en la palabra agricultura , hablando de las hoyas formadas por los rios y de los abrigos, se encontrará la solucion de este pro- blema; pues que se ve en el bailaje del Aguila en Suiza, 25 que el granado, él almendro y la vid prosperan á campo raso, y gozan de la temperatura de las provincias ca- si meridionales, cuando en la parte superior de este mis- mo bailaje se encuentra la temperatura casi de Suecia. Bayona está á los 44 grados ; Carcasona, Besieres, Mom- peller, Marsella, Aix, Tolon y Niza, están al mismo; y ' sin embargo el olivo no vejeta ni prospera Jamás en el territorio de Bayona, porque le faltan los abrigos , y sin ellos no encuentra este árbol latemperatura que le convie- ne. De lo dicho resulta que la existencia del olivo no de- pende de la mayor proximidad del. mar ni del terreno, sino de los abrigos. Nuestro obio D. Gabriel Alonso de Herrera , dice: »que los: olivos quieren terrenos Ó tierras algo airosas, mayormente de aqueste aire que he dicho (templado), que es el que viene de poniente; quieren cerros que no sean muy enbiestos, sino algo acostados, que en los muy alto no se hacen buenas; ni en los valles, mayormente si son muy húmedos y ahogados, no airosos: y si los ta- les cerros son de barro suelto, son muy buenos, no bar- ro de olleros: en los llanos mas se. hacen grandes y jen- tiles que muy fructíferas, mayormente si es tierra muy gruesa y sustanciosa ; mas como de ellas hay muchas ma- neras, partirlas hemos en dos , ó para Comer , como son las gordas, ó para aceite, como son las menudas, Las gor- das quieren mas cerros qne llanos, y tierras gruesas que magras; y las gordales quieren tierra muy callente mas que las menudas , que si las menudas ponen en tierra callente y gruesa , hácense los árboles ñudosos , y lo mis- mo es donde hay continuo humor. Es buena tierra para : 26 ellas donde hay guija y barro, ó greda , légamo bajo ó arcilla, y en la sobre-haz es tierra suelta; mas sobre to- das las tierras para los olivares son las calizas, y aun onde ha habido hornos de cal, se hacen muy lindas oli- vas , echándoles alguna á las raices, con tal que sea viva. Hácense muy buenas onde hobo encinares; mas. no las pongan onde han arrincado alcornoques , ni cabe ellos, que de las raices del alcornoque quedan unos gusanos que roen la raiz de la oliva y peresce; y si alli los quie- ren poner, quemen primero todas las raices bien, y esté el hoyo hecho de muchos dias y estercolado con ceniza, cal y estiercol; y si los ponen cerca de los alcornoques, aparten las raices hácia otra parte, ó no llevan tanto fru- to; y cuanto daño reciben de los alcornoques, tanto pro- vecho reciben de los granados. Cuando los granados flo- recen, el olor de las balaustras , que asi se llama su flor, hace mejor brotar las olivas , y por eso entre las olivas deben plantar granados y arrayanes; y no sin causa aqui en Talavera vemos entre los olivares plantados granados, que debian saber este secreto, y por eso plantarlos. »Si son tierras para sembrar pan, vayan apartados los liños , y muchos usan juntamente poner olivar y viña, mayormente en las tierras que son tardías las olivas, para que entre tanto que las olivas se hacen , dé fruto la viña, y cuando la viña esté vieja, el olivar se habrá hecho bue- no; y si quieren dejar perder la viña ó arrincarla, harán bien, porque no se compadescen bien la viña y las oliyas, que la oliva tiene mucha sombra, y someras las raices y gordas, y si en viña las quieren poner, sea hácia parte del cierzo, porque no asombre la viña. Conviene cuanto 27 á lo primero que donde han de poner las olivas sea lu- gar cerrado, porque si cuando son pequeños los roen los bueyes y cabras, ó se secan ó se hacen estériles y acebu- clas, y crescen muy tarde y se hacen muy desmedrados; y tan dañosa y enemiga le es la cabra, que aun lamiéndo- las se dañan mucho, que su saliva de ellas es muy pon- zoñosa , cuanto mas royéndolos.” Nuestro Arias Sandalio en sus lecciones de agricultu- ra, dice: »Muchas y muy repetidas yeces hemos dicho que, con arreglo á la calidad é índole de la planta, debe elejirse el terreno para su plantio , contando igualmente con el clima y la esposicion. El olivo, jeneralmente ha-= blando, se acomoda bien con las tierras lijeras, arenosas y guijarrosas Ó cascajales, y con las pastosas ó de miga; pe- ro se Observan las mayores ventajas cuando se erian en tierras de buen fondo, que ademas de ser sustanciosas, es- tan mezcladas con algun cascajo. En las tierras de vega ó llanuras pingúes se crian árboles mas robustos , altos y profundos y hermosos, pero cuasi siempre espuestos á perder el fruto por la falta de ventilacion; por esto es, que los olivares plantados en colinas y sitios ventilados, fructifican abundantemente y con mas seguridad, que los de los yalles y hondonadas, aunque las plantas no Heguen á ser tan grandes y frondosas.” DIVISION TERCERA. De la esposicion del olivo. . Aunque en las dos divisiones que anteceden á esta, se ha dicho cuanto hay que desear acerca de la esposí- 28 cion de los olivos, sin embargo agregaremos como. coro- lario las observaciones siguientes. Dejamos dicho que los olivos espuestos al norte y sin abrigos, sufren perjuicios mas frecuentes y Mas graves de las intemperies, que los que están plantados en las demas esposiciones. Los aires frios , las heladas y nieblas mas ó y menos húmedas y vigorosas dañan , no tan solamente Da las partes del olivo, sino que cuando estos comienzan brotar la flor, 4 ya floridos, y aun despues de haberse és- tas ya cuajado, estos mismos aires, heladas y nieblas, mas ó menos ríjidas, que suelen sobrevenir de la parte del nor- te en los meses de Abril, Mayo y Junio, época de la flo- rescencia y cuaja del embrion de la aceitunilla , les son funestísimas, marchitándolas y quemándolas del todo. Lo mismo, con corta diferencia, sucede á los olivos es- puestos y plantados en las llanuras, alturas, lomas y sus declives á campo raso, y desamparados de todo abrigo: los unos y los otros no son tan fructíferos como los que es- tán situados al poniente y mediodía. Muchos propietarios poco instraidos en los azares que causan las intemperies en los olivos, echan solo de ver la falta del fruto; y no atinando con la causal, aun cuando los tengan bien cultivados, segun su rutina, sanos, verdes y vigorosos ; y ademas no sospechándose que los frios, heladas y nieblas que han sobrevenido , impidieron la cuaja y feliz desarrollo de las flores, lo atribuyen cie- gamente á que las ramas y hojas del olivo se llevan toda la sávia para su sustento, careciendo éstas del suficiente ju- go vejetal para alimentar y desarrollar la flor; y con tan equivocado raciocinio, resuelyen atroche-moche y sin co- 29 nocimiento talarlos al siguiente año. De tal procedimien- to, repito, cada seis ú ocho años , resulta que el olivo acelera su vejez, se ahueca á fuerza de talas, se abre, y muere al fin prematuramente. ¡Cuidado, propietarios, con la operacion de la tala! Esta operacion es de mucha tras- cendencia , y aunque deba hacerse, es menester mucha prudencia y no menos intelijencia para ejecutarla sola- mente, cuando el árbol verdaderamente la necesite. Tambien los olivos espuestos al oriente suelen pade- cer en tiempo de la florescencia y cuaja de una fuerte insolacion ó recalmon por la falta de vientos, atacándo- les desde las diez de la mañana hasta las tres de la tarde, marcbitando y quemando las florecitas Ó el embrion re- cien cuajado. De todo lo espuesto resulta, que los olivos situados al poniente y mediodía están menos propensos á padecer de las intemperies, y son mas esquilmeños y mas lozanos sus frutos que los que se plantan al oriente y al norte. Para conocer si el daño que han sufrido los olivos en -sus flores y cuaja , ha sido efecto de los frios , heladas ó * de recalmones,se habrá de observar, que si las florecitas están como tostadas y de un color de llama obscura, y asidas á su peciolo, es evidente que las heladas ó los frios han motivado semejante perjuicio. Si las florecitas están caidas en el suelo, y conservan sus pétalos ú hojas con su tubo enteras, blancas y lustrosas, y sin haber cuajado, como las que se caen de los naranjos, en este caso ha sido efecto de los aguaceros fuertes. i Los años que en los meses de Abril, Mayo y Junio cor- ren vientos fuertes y recios aguaceros, como tambien he- 30 ladas, escarchas y soles ardientes, los olivos situados al norte y oriente padecen infinito en su florescencia, CAPITULO IL DE LA VEJETACION DEL OLIVO. E, muy importante comprender bien este capítulo, pa- ra poder dirijir este árbol por principios fundados en su naturaleza. - El olivo, tal como se cultiva hoy, no es ya un árbol natural, pues el cultivo ha mudado su modo ó manera de ser. El olivo, que proviene de semilla, dirije perpendicu- larmente su raiz central; si el suelo le conviene, apenas tiene cepa debajo del cuello de las raices que salen de este paraje; y si, al contrario, la naturaleza del suelo se opone á la prolongacion de su raiz central, entonces esta raiz se encorva, y se forma una cepa, de donde salen las raices laterales. El olivo cultivado, segun diremos adelan- te, tiene necesariamente una cepa, de donde parten las raices madres, que se introducen en la tierra tan perpen- dicularmente como pueden, si á esto no se opone obstáculo alguno. De estas raices principales ó madres parten otras secundarias mas rastreras, y de éstas, otras nas pequeñas y mas rastreras aun; pero todas lo son cuando la capa inferior de la tierra es mala ¿impenetrable á las raices. Debemos tambien observar, que suponiendo dos capas de tierra, la superior, de las cuales sea de buena calidad y tenga tres pies de grueso, si la inferior es mala, las raices se esten- derán cuanto sea posible por la capa superior. Si debajo de esta capa inferior del suclo, hay otra capa buena, las 51 raices atravesarán esta del medio, por ir á disfrutar de las ventajas que les ofrece la última; y entonces los olivos serán, sin la menor duda, hermosos. Si á cierta distancia se ha abierto una zanja, ó si se halla una desigualdad en plano inclinado, etc., el calor directo que reciben estas partes, atraerá hácia á sí las raices; y si, al contrario, el árbol está plantado en la orilla de la hoya ó de la des- igualdad, las raices, despues de baber cubierto todas las superficies, se volverán á introducir en el terreno, con el fin de encontrar en él el alimento que les conviene, y por poco descuido que se tenga en estas raices esteriores, se cargarán de ramillas ó sierpes, que saldrán de todas las protuberancias de que hemos hablado al describir el olivo. Las ramillas y brotes, de que hablamos, son otras tantas plantas parásitas que absorven la sustancia del árbol ; y asi conviene destruirlas , á menos que se desee convertir en olivos una 0 dos de estas sierpes, Ó arrancarlas para llevarlas á los planteles; pero de esto ya hablaremos luego. Como la superficie del terreno se baja de un año pa- ra otro, á menos que se suplan éstas con abonos ó con tierra nueva, el cuello de las raices y la cepa parece que se elevan y descarnan; y desde entonces la parte que ya no está enterrada, como debia estarlo, arroja chupones, que son los que se guardan y conservan para planteles, cuando los rebaños no se los comen. El tronco ó palo del olivo «se elevaria hasta la altura de veinte pies ó mas, si limpiasen ó podasen las ramillas ó varetas inferiores, á medida que crece y engorda, ha- ciéndose un oliyo natural; pero mientras mas se eleva ó sube el olivo, en iguales circunstancias menos madura el 52 fruto á aceituna; porque estando mas separado de la tier- ra, no recibe el grado de calor necesario: la recoleccion de la aceituna por tanto es mas penosa, y los que las co- jen están espuestos á mas peligros y mas embarazados, y no cojen tanta. La razon y la necesidad obligan, pues ; á mantener el tronco 'ó palo mas ó menos bajo , segun el pais, y segun la naturaleza del abrigo, quees todavía mas seguro. El olivo criado en almácigas ó garrotales, arroja mu- chas ramillas d varetas por su parte inferior; y estas absor- ven la sávia ó jugo vejetal de la superior ó copa, sino se disminuyen poco á poco. En los paises meridionales crece mas el tronco; pero sino le ayudasen, el arbolito se con- vertiria en un espino mas Ó menos ramoso y elevado. De esta cantidad grande de brotes que echa el tallo por su parte inferior, debemos concluir, que no puede tener el olivo naturalmente muy elevado el tronco, y que si debe fijar su altura, puesto que su cima ó copa se desenvuelve por sí misma, echando las ramas necesarias para formar una vistosa copa. Mientras mas espuesto está el pais á ven- tiscas, escarchas ó frios, mas bajo debe estar el árbol. La corteza del tronco es lisa mientras el árbol es nue- vo; pero despues, y mas ó menos tarde, segun la especie ú variedad de olivo, esta corteza esterior se arruga , se deseca, se levanta en escamas , y poco á poco las escamas inferiores se desprenden y hacen caer las superiores. No se pierde el tiempo que se emplea en quitar estas esca- mas , raspando el árbol, porque las cavidades que cubren, sirven de abrigo y nido á los insectos durante el invierno; y sobre todo retienen mucha humedad , lo cual hace al árbol mucho mas sensible al frio. 35 -Ebinterior del tronco del olivo está espuesto á podrir= se, y esta putrefaccion se estiende insensiblemente desde la cima hasta las raices; de manera, que muchas veces es- tá interior y totalmente taladrado ó hueco. Atribúyese es- te vicio considerable al frio, á las heladas , y otras mil cau- sas esteriores; siendo asi que depende en su oríjen única- mente de la ignorancia del cultivador, como diremos des- pues de haber hablado de la poda de este árbol. Suponiendo el olivo ó desmochado ó con su tronco na- tural, arroja en el primer caso brotes que salen de su cor- teza, los cuales siguen la fuerza de la vejetacion; echan otros nuevos brotes, opuestos unos á Otros, en el mismo año; y en el siguiente uno, por ejemplo, hácia el mediodía y otro hácia el norte; un poco mas arriba salen otros dos, uno hácia el este, y otro hácia el oeste, y asi de los demas. En fin, el que ha sido el primer brote se convierte insen- . siblemente en rama madre ó principal, y las otras ramas secundarias en ramillas, conservando las hojas el mismo órden entre sí. No hay, pues, mas diferencia entre la ra- ma madre ó principal y las ramillas, sino el que las ra- mas primeras y las segundas quedan despojadas de hojas; pero se forman en ellas nuevos brotes cuando se cortan: por lo demas, este órden simétrico varia algunas veces. Una parte de las hojas se cae anualmente , despues de haberse puesto amarillentas; pero cada una dura en el ár- bol dos y muchas veces tres años , caséndose despues cuan- do la sávia Ó jugo vejetal se deseca en su base, y la ho- ja se desarticula del sitio en que estaba implantada. No sirve la: hoja de adorno solamente, es la nodriza del boton y del jérmen que está asido en su base, de don- 9 54 de saldrán nuevos brotes. Supuesta una utilidad tan ver- dadera y tan demostrada, se debe conocer cuán absurdo es el parear los olivos para derribar la aceituna; pues cuantas hojas se desgarran y desprenden, otros tantos jér- menes se destruyen, y de estos jérmenes era de donde debia provenir la abundancia. Los brotes, al nacer, son cuadrados , y se vuelven re- dondos á medida que crecen. El olivo se parece en esto á otros muchos árboles. Los autores que han escrito de arboledas, y en jene- ral de botánica, han confundido frecuentemente estas Lres voces: brote, boton y yema, usándolas indiferentemente, para significar las pequeñas escrecencias leñosas que se advierten entre el cuerpo leñoso de la rama y el piececi- llo de las hojas. De aqui nace una confusion que obseu- rece algunas veces lo que quieren decir. Para evitar esta nota, pondremos mucho cuidado en distinguir lo que la naturaleza misma ha distinguido, al parecer, tan bien. A los ojos del observador hay una verdadera progre- sion que impide confundir los unos con los otros. La yema es un pequeño estilete verdoso , puntiagudo, y que no es, por decirlo asi, otra cosa que el jérmen del boton. El boton es este mismo jérmen desenvuelto, y soste- nido ya por un tallito leñoso , pero muy tierno aun, y por su forma puede anunciar si contiene solamente hojas y madera, ó si encierra el precioso depósito de la multipli- cacion, siendo de flores y frutos. El brote, en fin, es este mismo boton mucho mas des- envuelto, mas adelantado, y cuyo tallo es mas grueso y 35 mas largo. Es un tierno vástago, una rama naciente, un árbol en pequeño; en una palabra, es un aumento de un año, que ha tenido por madre á una rama, por padre un boton, y por nodriza á una hoja. La naturaleza ha prescrito tres estaciones muy distin- tas para el tránsito de la yema á su entero desenvolvi- miento ó estado de brote. La yema aparece en la prima- vera y al principio del verano; crece, adquiere fuerza, y llega á ser boton en solsticio: se fortifica mas y mas, y se nutre en el otoño, en cuyo tiempo se pueden distin- guir ya los rudimentos ó principios de las hojas, ó los jér- menes de las flores. En fin, á últimos del invierno ó en- tradas de primavera, cuando el calor pernal lo desenvnel- ve todo, el boton se desarrolla y se hace brote. El frio comprime los poros del brote, y le hace mudar de color; y cuando la madera del brote es muy tierna á la entrada de las heladas, toda su parte imperfecta aun, perece. Se observa en la mayor parte de los árboles, que despues del inyierno, cuando la vejetacion toma fuerza, adquiere la corteza un Color diferente del que habia tenido hasta en- tonces; por ejemplo , los brotes del olmo se enrojecen, su color es vivo, y su corteza mas luciente: la del sauce se po- ne verde, etc.; pero luego que ha pasado este segundo año, la corteza adquiere un color semejante al resto del árbol. Despues de esta exacta distincion, nos referimos á la palabra boton, y nos contentamos con esplicar aqui el mo- do de formarse y crecer los brotes. Grew atribuye el acre- centamiento del tallo á las partes mas groseras del jugo, empujadas del centro á la circunferencia por un movimiento lateral, al paso que se elevan basta lo alto por un movimien- 56 to perpendicular. Las partes mas lijeras y mas volátiles contribuyen á la formacion y produccion de los brotes. La fuerza del movimiento, que las leva del centro á la circunferencia, se comunica tambien á las fibras del cuer- po leñoso que están enlazadas con la medula, son tambien arrastradas con ellas, y como el cuerpo leñoso mo está igualmente apretado por todas partes, pasan por las menos apretadas; y entonces solamente forman en la circunfe- rencia del cuerpo leñoso los círculos nuevos que lo hacen engrosar, sino que, adelantándose mas allá, empujan la parenquima de la corteza, la hacen tomar el mismo movi. miento, y Obligan al pellejo á que haga lo mismo; asi se forman los brotes, y por un mecanismo semejante crecen y adquieren su total grandor y tamaño. Esta esplicacion es muy suficiente para la formacion y acrecentamiento de la parte leñosa del brote; pero por lo respectivo á la de las hojas y flores que contiene, es un secreto de la naturaleza que se ha intentado muchas veces descubrir, pero las soluciones que se han dado, es- tán tal vez muy distantes de la verdad. Es preciso distinguir un segundo órden de brotes, y llamar falso-brote al que no sale directamente del boton, sino de la corteza : éste es siempre débil, poroso, y no es- tá bien clavorado; asi, pues, es necesario cortarlo en la taba ó en la poda, á menos que la necesidad obligue á conservarlo para llenar los vacios. Para la mas fácil intelijencia, y tener ideas mas claras, la palabra brote ya por lo regular acompañada de un epi- teto que designa la situacion que tiene en las ramas. Asi se lama brote vertical ó brote directo, cuando está per- 57 pendicular en la rama: esta especie de brote es el que llaman tragon , chupon, mamon, el que abserye una cantidad tan grande de jugo ó sávia, que empobrece y estenúa las otras ramas. Conviene quitar absolutamente estos brotes, y es rarísimo'el caso en que se debe hacer lo contrario. Los brotes laterales son los que crecen de - derecha á izquierda, ó al contrario, y estos deben conser- varse. Hay tambien brotes anteriores y posteriores á las ramas, unos y otros deben quitarse. * Para quitar confusiones, es preciso tener presente que el tallo tierno que sale del boton se llama brote; que si sale debajo del tallo, se llama renuevo, y planton ó plan- ta arraigada si sale. de las raices. Llámase tambien brote el conjunto de cogollos ó bro- tes que el árbol arroja en un año; y asi se dice brote de uno ó dos años, etc., y brotar el acto de arrojar los ár- boles nuevas hojas ó flores. La palabra abotonar no se debe confundir con la de brotar. Un árbol abotona cuando la sávia, escitada por el calor del sol de la primavera, comienza á subir; entonces hace hinchar el jérmen contenido en el boton: las esca- mas que le cubren se ensanchan y separan unas de otras; el boton se abre, eslá pronto á romper, y luego que pre- senta sn verdura y sale, toma el nombre de brote, que se llama rama a los dos años. Renuevo ó vástago es un brote que arrojan los árbo- les ó ramas que se han desmochado, talado ó podado. Al renovarse la sávia echa por todas partes el árbol ó rama desmochada, talada 4 podada, cada uno segun su espe- cie, yemas que producen brotes; y aunque estas yemas | 38 son ordinariamente demasiadas, no se deben quitar ni po- dar las supernumerarias, hasta que todas adquieran soli- dez. Entonces se comienza quitando algunas, porque fa- cilitan la subida de la sávia ó jugo ; pues si de pronto no se dejasen mas que dos ó tres, no hallaria la sávia bas- tantes vasos aspirantes, y sobre todo vasos escretorios, y la operacion echa de un golpe, dañaria á las yemas que se quisiesen conservar; se debe, pues, hacer la supresion gradualmente y en diferentes épocas del verano. En fin, cuando la sávia afluye visiblemente á los brotes necesa- rios, se suprimen todos los demas. Una de las razones que se oponen á quitarlos todos ó cuasi todos de pronto, es que como estos brotes nuevos son todavía muy tiernos, cualquiera ráfaga de viento los rompe contra el tronco ; y entonces no queda apenas esperanza, y es menester que trabaje el árbol en producir nuevos brotes. En la poda de invierno Conviene rebajar estos brotes á dos yemas, las cuales darán al año siguiente dos brotes muy vigorosos que formarán la copa del árbol. Los olivos reverdecen algunas veces, queremos decir que se ponen verdes segunda vez. En ciertas circunstan- cias arrojan los árboles nuevas hojas ó nuevas flores, y es señal que padecen; por ejemplo, si una sequía fuerte, larga y aumentada por el calor, disipa la humedad ó im- pide en gran parte á la sávia que suba de las raices á las ramas , es Claro que esta poca sávia ó jugo no podrá man- tener la sínovía de las articulaciones, formada en la re- union del peciolo con la rama. Desecada esta sinovia, los encajes de esta articulacion se desecan y ocupan menos espacio; entonces salen de caja y se cae la hoja. En el 59 caso supuesto, es evidente que la humedad que las hojas absorven de la atmósfera es una pequeña cantidad , y no bastando á alimentarlas sin el socorro de la sávia, se caen por necesidad. El boton, que siempre está colocado en la base del peciolo, y á quien alimentaba la hoja , perece si la sequía sobreviene en la primavera; pero si la falta de agua ha sido tardía, se desarrolla el boton á la primera lluvia. Este no debia naturalmente echar hojas ni flores hasta el otro año; pero en el presente caso se abre, por- que la ha reanimado la sávia ó jugo, y ésta obra como al principio de la primavera en los brotes que están bastan- te formados ó adelantados para abrirse. Este modo de re- verdecer es impropio y violento, y daña mucho al árbol; porque una parte de sus botones, destinados á brotar al año siguiente, anticipa la época de su desarrollo, y priva al árbol de sus recursos futuros. Los árboles y olivos vie- jos están mas espuestos que los otros á estos desarrollos forzados, porque sus canales sayiosos están mucho mas ' obstruidos que en los otros nuevos, y la sávia sube por ellos con menos actividad, en menos abundancia y mas refinada. En este caso los brotes se forman mas pronto, y son mas propios para producir hojas y flores : frecuente- mente se ven reverdecer y florecer los árboles despues de granizadas. Las hojas alimentan aun por su base llamada axila, ademas del jérmen ó boton de madera, el jérmen del fru- to: estos botones son, pues, durante dos años, alimenta- dos por la nodriza , si puedo esplicarme asi; y no son destetados hasta el segundo, es decir, que no se abren has- la esta época: de lo cual es necesario concluir y obser- 40 | yar que la flor no se abre nunca en una ramilla del mis- mo año, sino en la del año precedente. No me atrevo asegurar que esta ley de vejetacion , tan constante en nuestras provincias , lo sea tambien en otras partes: en Lima, por ejemplo, porque acaso dependerá, con relacion al olivo, del poco calor que esperimenta en nuestros pai- ses. Creo haber observado, que si suceden dos años frios, siempre relativamente á este árbol, el número de hojas es mucho mayor, y el desarrollo de los jérmenes mas imperfecto. La pronta aparicion de las flores no desenvueltas aun, sino encerradas en sus cálices, confirmaria lo que acabo de indicar, puesto que no hay árbol alguno cuya flor tarde tanto en abrirse. En todo el mes de Abril comien- zan á mostrarse los racimos de flores, y el árbol no está enteramente florido hasta Junio. En 20 de Mayo próxi- mamente comienza á limpiar el olivo, es decir, á cuajar el fruto. Se dice entonces que está en cierne, segun el clima , esceptuando un pequeño número de variedades mas tempranas , en las cuales acaso tambien el clima tie- ne parte. Raras veces deja el olivo cargarse de flores; pero el momento de abrirse éstas, y el tiempo de su duracion, son épocas rigurosas, que causan una viva inquietud al cultiva- dor, porque la cosecha depende de que cuajen bien es- tas flores. Si sobreviene una lluvia ó un viento frio, la flor se pasa sin cuajar; y si duran las nieblas hasta fines de Junio, se pierde toda ó casi toda la cosecha; porque la flor y el fruto se caen, y solo quedan en el árbol los fru- tos de los botones tardíos , que no se habian abierto aun. A Estas nieblas son por desgracia muy comunes en los va- Mes, á orillas de los rios, y en los parajes pantanosos. Ácae- cen siempre cuando hay dos vientos opuestos en la at- mósfera, y sobre todo, cuando quieren reinar vientos del sur; porque entonces los yacios son muy abundantes y muy fuerte la humedad; y el sol, que sobreviene con fuerza, los convierte enteramente en niebla, y los disipa al fin. | Mientras dura el verano, la sequedad y las ventiscas fuertes hacen caer muchas aceitunas todavía verdes; pe- ro si la florescencia ha sido buena, será poco notable es- ta falta Ó pérdida, porque los olivos quedarán siempre cargados de aceitunas. No hay cosecha mas espuesta que la de las aceitunas, porque el olivo teme los rigores de los frios del invierno, y se resiente de ellos casi hasta el tercer año: la buena florescencia es muy incierta, y la conservacion del fruto cuajado no es muy segura. Ño in- cluyo en esto el mal que ademas hacen los insectos. Tambien los olivos con las aguas tempranas de San Miguel se otoñan , toman vigor, y su aceituna se asegu- ra mas en ellos, engordan y abundan mas en jugos acei- tosos; y la bellota que no está otoñada, se queda mez- quina, se vuelve melosa , se Cae una gran parte de ella, y la que queda hace muy poco provecho á los cerdos. La traspiracion de las plantas es la única secrecion por la cual arrojan fuera de sí los vejetales las materias impuras 6 groseras, acarreadas por el torrente de la sá- vía Ó jugo vejetal en sus diferentes canales. Esta tras- piracion es diezisiete veces mayor en las plantas que en el hombre y en los animales; porque unos y otros tienen 49 otras secreciones que los embarazan de las sustancias es- trañas á su alimento, y que no han podido apropiarse por medio de la dijestion. La fuerza y cantidad de materias traspirables que hay que espeler, es siempre proporcio- nada á la mayor ó menor superficie de las ramas y de sus ramitas, pero sobre todo de las hojas. En el térmi- no de peinticuatro horas entra y sale diezisiete veces mas alimento, á proporcion de las masas; por ejemplo, en un tornasol , que en las venas del hombre. »¿No se podria, dice el célebre Halles en su Estadística de los vejetales, atribuir la necesidad de una cantidad tan gran- de de nutrimento á su calidad?” Porque segun todas las apariencias , cuando la raiz de la planta le toma, no está tan cargada de partes nutritivas como el quilo cuando entra en las venas lacteas de los animales. Se necesita, pues , para nutrir suficientemente la planta una cantidad mayor de fluido; abundancia que sirve ademas para ace- lerar el movimiento de la sávia, sin lo cual seria muy lento, porque las plantas no tienen un corazon como los animales para aumentar la celeridad; y no teniendo la sávia probablemente mas que un movimiento progresivo, no circula como la sangre en los animales. Supuesto que la planta ú los árboles necesitan para estar sanos de una traspiracion tan abundante , es pro- bable que muchas de sus enfermedades provengan de que esta traspiracion se encuentra algunas veces interrum- pida por la intemperie del aire. La traspiracion en el hombre se halla interrumpida muchas veces, hasta cau- sar accidentes fumestos, no solo por la intemperie del aire , sino tambien por la intemperancia , los calores gran- AS des y los frios escesivos ; pero solo la intemperie del frio puede detener la traspiracion de la planta; á menos que el suelo en que vejeta carezca de jugos propios y convenientes á ella, y no le suministre bastante alimen- to, pues en este caso se disminuye su traspiracion. El Doctor Keill observó en sí mismo que la diferen- cia entre la mayor y menor traspiracion era desde libra y media á tres libras. Yo he hecho la misma esperiencia, dice Halles, en un tornasol , y he encontrado que cuan- do estaba lozano, y su traspiracion era desde dieziseiís on- zas hasta veintiocho en doce horas de dia. Cuanto mas se regaba, traspiraba con mas abundancia en iguales cir- cunstancias, y cuanta mas falta de agua tenia, menos tras- piraba. La supresion repentina de esta traspiracion es la causa de la desecacion casi momentánea de los vejetales, ocasionada por una ¿nsolacion, ó por el calor escesiyo de los rayos del sol en el verano; pero es necesario tener presente , que este fenómeno solo se verifica cuando la tierra está seca, y por consiguiente no puede suministrar á la planta una humedad capaz de resistir á la fuerza de la insolacion ó6 recalmon. Lo mismo debe suceder, poco mas Ó menos, aunque por diferente motivo, cuando las heladas de la primavera destruyen en algunas horas las hojas y los tallos todavía tiernos, desecándolos y redu- ciéndolos á polvo. Estas heladas no producirán ningun efecto , si el sol no saliese:antes de derretirse el hielo y desaparecer el frio. Aunque la traspiracion jeneral se ejecuta por el mis- mo mecanismo y siguiendo la misma ley, Sin embargo, las raices, el tronco, las ramas, las hojas, las flores y A4 los frutos, tienen modos particulares de traspirar, que li- sonjean agradablemente «nuestros sentidos , y se deben á la traspiracion ; pero esta secrecion, por ejemplo, el azahar ó flor del naranjo, no ofrece el mismo olor en la de su hoja ó- de su fruto: ¿cuantas plantas tienen una flor, cuyo aroma encanta , mientras que la traspiracion de la raiz exhala un olor cadavérico? El «arbusto de la casía, tan estimado en nuestras provincias del medio- día, prneba lo que digo: seria fácil poner muchos ejem- plos de ello. Todas las plantas que están adormecidas por el dia, como el dondiego de noche, la jalapa, ete., traspiran por entonces, y al contrario las Otras plantas. La época de la mayor secrecion de las flores es por lo je- neral al salir y al ponerse el sol. “Cada jénero de vejetales y cada una de sus partes tiene su ley de secrecion particular para su mas fácil vejetacion : es muy abundante en el que crece con pron- titud y rapidez, en el que está muy cargado de hojas, y en el que suple el volúmen con su número: las plantas, árboles y arbustos siempre verdes, transpiran infinitamen- te menos que las otras. El ojo cuidadoso del labrador distingue al instante que ve las hojas , si el curso de la naturaleza se halla simplemente suspendido ó trastornado. Se puede asegurar sin miedo, que la traspiracion es mucho mas importante para los vejelales que para los animales , puesto que no tienen mas que esta sola y úni- ca vía por donde espeler lo supérfluo de una sávia cru- da é indijesta, Las raices de las pilas y árboles chupan para su pe- Jetacion tambien los fluidos de la tierra, y las hojas du- A5 rante la noche chupan por su enves ó faz inferior el aire atmosférico y la humedad que este contiene. Los esperi- mentos mas decisivos han comprobado esta asercion. La accion de chupar los jugos de la tierra:se supone que está en las raices de árboles y plantas; y que asi co- mo el niño no mama sino para hacer pasar la leche á su estómago y alimentarse, del mismo modo las raíces no chupan el jugo de la tierra sino para trasmitir al tronco, que es el depósito comun, desde donde se reparte á tado el arbol. Estas son verdades incontestables, capaces de hacer la mayor impresion en los que faltos de luces cortan estos - chupones, y principalmente las raices centrales de los ár- boles, y lo que es peor, que enseñan y prescriben el modo de hacerlo. Las raices no solamente chupan y atraen los jugos de la tierra que estén inmediatos á ellas, sino tam- bien los que están distantes, con proporcion á la facultad que tiene cada una de ellas de chuparlos y atraerlos. Es un -hecho cierto que las raices no chupan, trabajan, ni atraen la sávia ó jugo vejetal , sino en razon de su eslension y Ca- pacidad. 'A medida que los chupones de las raices de los árbo- les y de cualesquiera plantas estraen los jugos de la tier- ra, se hace en sus inmediaciones , de distancia en distan- cia, una remesa sucesiva de jugos nuevos, para que la sá- via no se agote. Cuando se cortan estos chupones de las raices de las plantas, que son el principio y los ajentes de la vejetacion, los proveedores y las nodrizas de los árbo- les y plantas, no se hace, pues, Otra cosa que alterar y destruir la organizacion, y turbar y desarreglar su mecanis- AG mo. Por lo que, no es nada favorable las cavas profundas que se hacen en los olivares en que siembran plantas de verano , cortando en esta operacion muchas raices. Cuando se planta un árbol, p. gr., un olivo, donde y en el sitio que ha estado otro, sea vivo ó muerto, se cui- dará escrupulosamente de mudar la tierra. Si plantan un nuevo árbol en la misma hoya donde habia estado otro que alli murió, sin haber mudado la tierra, perece á causa de una impresion y de un olor de muerte que ha dejado en la hoya su predoeasas La otra verdad, á saber, que destruyendo de intento algunos chupones de las raices para que salgan otros, le- jos de fomentar la vejetacion, se debilita, y merece la aten- cion de un hombre de jenio. La multitud de raices pe- queñas, y sobre todo las que salen contra el órden de la naturaleza, no es la que principalmente coopera á la pe- jetacion, sino su volúmen, su lonjitud, su fuerza y su diámetro. Esta proporcion jeneral es verdadera; guarda proporcion en todas suertes de plantas. Si los que se han declarado contra las raices con tal fin y fundamento , hu- biesen examinado y seguido las operaciones de la natura- leza, sabrian que una sola raiz fuerte atrae mas sávia , y trabaja mejor que cien raices fibrosas y un millar de ca- pilares. Entre los infinitos ejemplos de esta verdad se pue- de poner el de los árboles frutales injertados en patrones silvestres. La mayor parte de estos no tienen mas raices que la central, en forma de un cayado largo, y sin em=- bargo no hay árboles que abunden mas en sávia ó jugo. Los árboles silvestres 6 bordes y abandonados no echan chupones despues de su primera vejetacion, por- 47 que las raices son proporcionadas á los troncos y á las ra- mas; porque la fuerza de éstas guarda un perfecto equili- brio , y porque son árboles que vejetan naturalmente. Por el contrario, los árboles cultivados, forzados á guardar cierta forma, y acostumbrados á la poda, derrota- dos y violentados las tres cuartas partes del tiempo , pro- ducen muchos chupones, porque la naturaleza procura recobrar sus derechos, y el árbol ú olivo quiere llegar á su altura natural. Estos chupones tan terribles en ma- nos ignorantes y rutineras, y tan funestos á los árboles puestos en espino Ó en copa, son no obstante los mas apreciables y seguros recursos de la naturaleza, y de los que un podador esperto é intelijente saca infinitas ven- tajas. ; Aspiración es la accion por la cual el vejetal chupa, asi como el animal, el aire que le rodea, y que debe de servir á su alimento ó0 al mecanismo de su respiracion: la aspiracion se distingue de la succion : por ésta las plantas atraen y absorven los fluidos, como el agua, la sávia, el rocío, etc. , siendo la única materia de su as- piracion. Todas las partes de las plantas tienen la propiedad de aspirar el aire en que viven, siendo en una cantidad tan prodijiosa la que absorven las hojas en el espacio de- terminado de tiempo. La corteza y las raices, especial- mente las pequeñas, como las barbillas , tienen una in- finidad de bocas, de las cuales unas aspiran, y otras es- piran cl aire. Es muy probable que estas aberturas no sean las mismas por donde penetran en lo interior del vejetal las otras sustancias nutritivas: por lo menos ve- 48 mos y conocemos en la planta los vasos destinados para el aire ser distintos de los «vasos para los fluidos, que no tienen los mismos orificios unos de otros; pero, aunque imperceptibles , no por eso dajan de existir. Ignoramos aun cual es el principio de esta propiedad vejetal, y el jugo y los resortes que la planta pone en movimiento para aspirar.una cantidad de aire: la anato- mía de los vejetales está muy poco adelantada, y nuestros conocimientos son aun muy limitados en esta parte para lisonjearnos de esplicar con exactitud. Tambien parece aun indecisa la cuestion sobre si tie- nen ó no vasos las plantas, y si estos son semejantes ó pa- recidos á los de los animales para la secrecion de los hu- mores y circulacion de la sangre: á pesar de esto, hay tanta analojía entre la existencia del hombre, del animal y del vejetal, que es como imposible no admitir tales vasos. La circulacion de la sangre está demostrada en el animal, y aunque la sávia no circula en el vejetal como la sangre en el animal, porque durante el dia la sávia sube desde las raices á la cima del árbol y estremidad de cada tallo y de cada ramilla por un movimiento as- cendente, y baja desde la cima y punta de las ramas del árbol á las raices durante la noche por otro descendente, y que, al fin, durante esta marcha contínua, la sávia se perfecciona , purifica y refina por medio de secreciones abundantes. Por tanto debemos hasta el dia contentarnos con analojías para poder esplicar los fenómenos de la naturaleza; aunque Duhamel concluye en sus raciocinios, que hay en las plantas vasos verdaderos ú órganos que hacen sus veces. 49 Los vasos linfáticos, los vasos propios y las tráqueas ó vasos espirales se estienden por la anchura del tronco de los árboles, y la medula reunida en el centro, arrojan produccion, que en algun modo van á abrirse en la corte- za: asi el enlace de los vasos lonjitudinales con las pro- ducciones medulares forman la sustancia de la madera y de la corteza; y todo seria un esqueleto si los vasos no tuviesen líquidos para darlos vida. El tejido celular no compone vasos, pero hace sus funciones. Siendo lo cierto que se hallan en los árboles : 1.2 vasos linfáticos llenos de un líquido ó linfa trasparente y acuosa: 2.2 vasos propios ó particulares que contienen los líquidos que son parti- culares á cada árbol; y por último, vasos espirales ó trá- queas destinados esencialmente para contener aire solo, De la linfa: la linfa que puede sacarse de muchas especies de árboles , como de la vid, del arce, del abe- dul y el nogal, cuando están en plena sávia, parece que se diferencia poco del agua mas pura. Como quiera que sea , los árboles de diferentes especies ú jéneros dan su linfa con unas cirennstancias que son particulares á cada uno, y árboles que no dan ninguna ó cuasi ninguna. Del jugo propio: este líquido es blanco y lechoso en la higuera y en los titímalos; gomo: en los (árboles de cuesco; resinoso en los que dan piñas; encarnado en al- gunas plantas ; y asi varía al infinito en los árboles de di- ferentes especies: en este jugo propio de cada planta es acaso donde reside principalmente el sabor y las propie- dades particulares á:cada especie. Este es el dictámen de Greu comprobado con muchos hechos. En jeneral se ad- vierten mias virtudes en:los jugos contenidos en la corteza 11 50 que en las maderas, porque los vasos propios de la cor- teza son mayores que los de la. madera. Cuando los líquidos propios de las plantas se estraya- san, no producen ni corteza ni madera , sino que forman un depósito que no es natural, un conjunto de goma ó resina ú otros jugos espesos. Lo mismo sucede, poco mas ó menos, cuando la sangre sale de los vasos que la con- tienen; porque entonces no forma carne ni huesos, sino depósitos ó tumores. La analojía que hay entre animales y vejetales me convida á hacer observar aqui, que la erupcion del jugo | propio en los vasos linfáticos ó en el tejido celular, ocasio- na en las plantas enfermedades que pueden compararse con las inflamaciones que sobrevienen á los animales. Se sabe que en ellos no es mas que una erupcion de la san- gre en los vasos linfáticos. Los árboles de cuesco presen- tan varios ejemplos de inflamaciones vejetales, porque cuando el jugo propio, que en los árboles es gomoso, se ha estendido abundantemente en los vasos linfáticos ó por el tejido celular, la rama atacada perece ordinaria= mente , á menos de estraer con la podadera el paraje en que. se ha hecho la efusion, - El jugo propio que se saca de los árboles resinosos se derrama en ciertas circunstancias que son estrañas á la efusion*de la linfa; porque 1.2 para procurar este derra- me se encenta la corteza y la madera: 2. se observa que el jugo se desprende con mayor abundancia en tiempos de calores grandes, que cuando el aire está fresco, y que este jugo cesa enteramente cuando hace frio: 3.2-se oh- serva que resuda de toda la estension de la herida; pero 51 principalmente de entre la madera y la corteza, aunque no sea «en este paraje donde se notan los mayores vasos propios: 4.2 se observa que sale mas jugo propio de la parte superior de la herida que de la inferior, de manera que parece que el jugo propio mas bien desciende de las ramas, que sube de las raices á ellas. En el corte de una rama nueva se ve el jugo propio salir de los vasos, con la particularidad que parece que se filtra con mas abundancia del corte que pertenece á las ramas, que del que corresponde al tronco. Está, pues, demostrado por las observaciones de Du- hamel y por los esperimentos de los mas sabios naturalis- tas, y por lo que el observador puede examinar por sí, que en realidad existen diferentes jugos en las plantas, y que su conjunto forma lo que llamamos sávia; pero no está demostrado por qué especie de vasos pasa y se mo- difica esta sávia de un modo tan admirable en la pulpa de la aceituna y demas frutos , en la madera de los cuescos y las almendras, etc., ni cuales son los vasos que ofrecen -el olor exaltado del jacinto, siendo asi que sus hojas y cebollas lo tienen meramente herbáseo. La sávia, suco ó jugo es un humor ascendente mien- tras dura el dia, y descendente de noche, que suminis- tra alimento á todas las partes de las yerbas, de los ar- bustos y de los árboles. La sávia se compone de dos sustancias distintas; la primera es humor linfático, análogo á la linfa de los ani- males. Tales son las lágrimas de la vid , que ofrecen el ejemplo de una sávia imperfecta, y tan fluida, que se cor- re fuera del vejetal; pero á medida que este humor se 52 carga de principios, se pone mas compacto, y forma el segundo humor ó jugo propio, que es en las plantas lo que la sangre en los hombres y animales. Si rompemos una rama ó tallo de leche-trezna, su jugo es blanco; en la remolacha es encarnado; en celidonia es amarillo; en el guindo y albaricoque gomoso; en los pinos y abetos resinoso , y gomoso-resinoso en el cáñamo. Se ha escrito mucho sobre la marcha y progresion de la sávia, pero mo se ha procurado conocer cómo se reu- nen los principios, ni cómo se combinan y se apropian de tal manera á tal ó tal vejetal, que son la causa de su prosperidad ó de su muerte. Procuremos dar este paso , examinando el modo de concurrir la sávia 4 formar el esqueleto ó armazon de los vejetales; en fin, espongamos unas ideas , nuevas acaso, sobre las causas mecánicas de las sávias de primavera y Agosto. Por medio de analisis química se estrae de todos los vejetales aíre , ya sea atmosférico ,. ya fijo ó inflamable; una sal cualquiera, aceite craso; de algunos aceite esen- cial; y en fin, la parte térrea que ha servido para for- mar la armazon de la planta. Todos estos principios es- tán en los vejetales; pero para estraerlos es menester que la sávia se los haya apropiado antes que hayan sido ela- vorados por su movimiento ascendente y descendente; y en fin, perfeccionados por las secreciones; y estas se- creciones no se han podido verificar de otra manera que por la traspiracion. La naturaleza es sencilla en su marcha ,. y lo mismo en los medios que emplea; las complicaciones los desor- 55 denan. Busquemos, pues, cuáles son los principios de la sávia , y como se los apropian las plantas para formar un esqueleto ó armazon, sea para contraer el sabor y el olor que les es propio. La analisis química, hemos dicho ya, manifiesta en las plantas, tierra, agua, aceite , aire y una sal cualquiera. Todas estas sustancias en apariencia y separademente inmiscibles entre sí, han sido acarreadas y depuestas en las plantas por la sávia, y son el resultado de todas las mezclas. 1.2 Solo la tierra caliza es soluble en el agua; luego es la única que puede tener ó ser parte integrante de la sávia. Es necesario no confundir la disolucion con la es- estension ó suspension de una materia en el agua. Si, por ejemplo, se toma cinábrio ú otra sustancia térrea de di- verso color, y se ajita en agua, el agua se teñirá; pero al cabo de algunas horas de reposo, se precipitará el ci- nábrio al hondon del yaso , y el agua quedará clara, aun- que un poco amarillenta. Esta agua amarillenta ha disuel- to verdaderamente una porcion de la parte salina del ci- nábrio, pero la materia roja no hizo mas que estenderse; pero si se añade goma al agua, quedará en suspension la: parle colorante. Es esencial tener presente estas distin- ciones para conocer el mecanismo formador de la sávia. La estension y suspension son diferentes de la solucion. Tómese azúcar, y echándole en un vaso lleno de agua, se deshará poco á poco en el hondon, y algunos dias despues, especialmente si hace calor, se encontrará que el líquido de la superficie está tan dulce como el del fondo: he aqui una verdadera disolucion. Lo que se dice del azúcar se 34 aplica igualmente á las sales ácidas, alcalinas y neutras en mayor ó menor proporcion. Volvamos á los princi- pios. He dicho que la tierra caliza ó alcalina ¿la que hace efervescencia con los ácidos, como por ejemplo la cal, la creta, la marga, etc., era la única que entraba en la com- posicion del esqueleto de las plantas; por lo menos hasta el dia no ha demostrado- otra la analisis. Esta tierra se compone únicamente de despojos animales y yojetales: es la verdadera vejetal , un verdadero humus, la tierra soluble por escelencia: diariamente se aumenlaria su Ma» sa sino la disolviesen las aguas, y las arrastrasen despues con mas facilidad que las tierras vitrificables. Esta tierra no está sin mezcla, ni la cal, que es tierra caliza por es- celencia, tampoco: está pura, sino que se encuentra siempre mezclada con Otras especies de tierra, precisamente por- que siendo, como lo es, soluble, sus moléculas están mas diseminadas en las otras tierras, segun el modo con que se formó el depósito. No hay mas que una tierra soluble que es la caliza: todas las demas tierras concurren á la vejetacion, no esencial, sino directamente. Son tierras ma- trices que Obran en cierto modo como el agua engomada sobre el cinábrio. Sirven de puntos de apoyo á las raices, y semejantes á una esponja , retienen el agua necesaria á las disolaciones, y de aqui á la vejetacion de las plantas y árboles. La arcilla retiene demasiada agua, y la arena pura la deja filtrar demasiado y evaporarse: asi que, la tierra buena es la que retiene una cantidad de agua pro- porcionada á las necesidades de la planta, y la que con- tiene mas tierra soluble para alimentarla. Esta tierra es 55 soluble , porque es por sí misma una sal térrea alcalina, y de todas las sales conocidas ninguna se disuelve con mas facilidad. Es preciso distinguir dos cosas en esta lier- ra, su parte salina y su parte térrea, suministradas por la antigua descomposición de animales y vejetales : la na- turaleza por medio de su destruccion rejenera contínua- mente la reproduccion de esta tierra por escelencia; y solo nuestro descuido puede ser causa de que la raiz ma- triz quede privada de la tierra soluble que contiene. La parte térrea se compone de moléculas reducidas á una pe- queñez inconcebible; y no puede ser de otra manera, por- que ya han servido mil veces para la organizacion de los individuos que han tenido vida. No sucede lo mismo con las tierras matrices: como-no se descomponen pues, cuando mas alguna causa secundaria las mezcla con la tierra soluble, permanecen siempre segun son en cuanto á sus principios. De lo que acabamos de esponer es fácil contriós có- mo nuestro primer principio térreo, salino , soluble en el agua, y susceptible de la mayor division y atenuacion, puede disolverse en el agua, y. formar en ella un todo homojéneo por la disolucion; en fin, cómo este principio puede ser conducido por la sávia, y servir para esqueleto de las plantas. 2.2 Del agua: no se debe considerar el agua que la tierra ha embebido como agua pura, semejante á la de las lluvias del invierno; pues aunque sea asi al caer, deja de serlo inmediatamente, disolviendo las sales encerradas en la tierra, y el humus ó tierra vejetal al mismo tiem- 56 ' po. Hela aqui ya agua compuesta, mas Ó menos saturada de cuerpos estraños, térreos y salinos; pero teniendo mas que una parte de materiales de sávia. 5.2 Del aceite: mo voy á hablar de todas las especies de aceite que suministran las plantas. Bajo la denomina- cion de aceite entiendo la descomposicion de todas las sustancias crasas, ete., que sirvieron para las desorganiza- ciones anteriores á los animales y de los vejetales, y que por la putrefaccion y descomposicion están interpuestas entre las moléculas térreas. Nadie puede negar la existen- cia de los cuerpos crasos, los cuales, mediante las dife- rentes modificaciones que esperimentan en la tierra , ó sea en el trabajo de las plantas, se encuentran sucesiva- mente convertidos en aceite, en resina, cera y sebo, ta- les como se estraen de ciertas plantas, 4.2 Del aire: mo se puede dudar que bay en la tier- ra aire, semejante al que llamamos atmosférico; pero es- te aire no es puro porque se halle combinado con. otras especies de aires. Sus combinaciones se multiplican al paso que se pudren y descomponen los animales, cuyas sustancias no se pudren , sino porque se desprenden de su aire fijo Ó aire de combinacion: gas ácido carbónico. Las moléculas de la tierra se lo apropian y retienen; pe- ro como este aire es singularmente miscible. y soluble en el agua, se une con ella y forma, sino la base de la sávia, por lo menos uno de sus principios mas esenciales: en fin , es miscible con todas las disoluciones, y muchas no se Completan sino por él. La esperiencia ha probado que todas las plantas dan , analizándolas, aire fijo ó gas ácido 57 carbónico; y si la analisis se hace por ebullicion en agua, se encuentra aire atmosférico, aire fijo, y frecuentemente hidrójeno, ó aire inflamable. 5.2 De las sales: cada planta tiene su sal propia, combinada á su modo, y en mas ó menos cantidad, segun su naturaleza. Esta sal es el residuo de la que encerraba la tierra , y tambien del trabajo de la elaboracion que ha esperimentado durante la vejetacion de la planta. Estos son los materiales que me ha sido necesario considerar cada uno de por sí, á fin de hacerme enten- der sobre el mecanismo de su corpbinscion; y en fin, so- bre la formacion de la sávia. No me atreveré á asegurar que las dos sávias, llama- das de primavera y Agosto, tan exactas en las épocas indicadas, y casi análogas en sus efectos, se verifiquen uniformemente en los árboles de ambos hemisferios , por- que no lo he podido examinar; pero se hallan en el nor- te de Europa, donde los rigurosos frios duran nueve me- ses al año, como todos lo saben. Tampoco me atreveré á asegurar que estas dos sápias se encuentran sin escep- cion en todas las especies de árboles y arhustos de Eu- ropa, porque seria menester muchos años de un examen riguroso para decidir estas dudas. Nos limitaremos, pues, á hablar en jeneral de los árboles de nuestros paises, en los cuales, á pesar de semejantes dudas, me atrevo Casi á asegurar que la naturaleza es única en su modo de obrar, y que se parece á nuestros ojos, que si se desvia de su marcha, es porque tomamos sus modificaciones por sus principios. El clima es un medio entre las paca meridiona- 38 | les de España con el de Castilla. Si la primavera ha sido seca, el brote de Agosto es escaso; pero como en los contornos de Valladolid y Palencia es muy raro que haya sequías, como el clima es muy templado y las lluvias muy frecuentes, se injerta muchas veces durante un mes entero; y los brotes de Agosto suelen ser mas fuertes que los de primavera , porque están mas tiempo en ac- cion, á causa de un calor mas contenido y mas conve- niente. Seria fácil citar un número grande de diferencias pequeñas, provenidas de circunstancias locales, pero que no destruyen la teoría jeneral. La sávia es una en todas partes y en todos los árboles. Se vuelve una por la combinacion de todos sus princi- pios, que tiene en disolucion por un fluido acuoso, por el intermedio del aire fijo ó gas ácido carbónico. En la estremidad de cada raíz y de cada raicilla hay una levadura que apropia la sávia á cada vejetal. Esta le- vadura es en su jénero análoga á nuestra saliva, 6 á los jugos gástricos de la boca, que apropian los alimentos que comemos, y los preparan á esperimentar la dijestion en el estómago. El aire fijo ó gas ácido carbónico , es el vínculo de todos los principios contenidos y combinados en la sávia, y que consolidan, depositándose, la materia leñosa de los ár- boles y plantas. Todo vejetal,todo animal que pierde su gas ácido carbónico, se descompone en sus partes, y se pudre. La primer sávia de la primavera la chupan las rai- ces brotadas desde Agosto hasta fines de otoño, y la sávia de Agosto sirve para las nuevas raices nacidas y cuajadas desde la primavera hasta Agosto. do La sávia de Agosto es quien nutre, perfecciona y con- serva los botones del fruto de los árboles de cuesco, como el olivo, que deben abrirse en la primavera siguiente, y tambien los botones de frutos de los árboles de pepita; pero. necesitan para ello mas tiempo. La sávia del mes de Agosto que queda en el tronco y ramas de los árboles, etc., es quien proporciona el des- arrollo de los botones y de los brotes de los árboles cor- tados por el pie, y de los primeros brotes de las estacas, y aun de las primeras flores ya formadas en los botones, aunque estas flores no granan; y si un corto número de ellas grana, es infecundo. Cualquier bazo que contiene, recibe y sirve de condu- cir la sávia, es su canal. Se dice que el canal es directo, cuando la rama forma uno perpendicular con el tronco; entonces preciso es destruir absolutamente este canal, y hacer que todas las ramas describan línea oblícua sobre el tronco. Hecho esto , la sávia no dirijirá con impetuo- sidad los renueyos á la cima de la rama, y de consiguiente trabajará en formar un árbol con fruto, y no un árbol loco. Cada rama en un árbol, una horca en cada encuentro; y cada una de estas prolongaciones destruye el canal del fruto directamente. Todo árbol ú olivo que brota con esceso, no suele dar fruto, y es menester domarle. Para domarle, lo primero que se ha de hacer es de que brote á su antojo: muchos ignoran el modo de hacerle dar fruto; y para correjirle y que dé fruto, y quitarle el vicio, es necesario inclinar y encorbarle las ramas viciosas, sin hacer caso de la mala figura que hará el árbol el primero y segundo año; y de 60 esta manera se conseguirá correjir sin impetuosidad, que proviene solamente de la fuerza de vejetacion. No solo las plantas parásitas, que viven á espensas de las que sirven de base para la vejetacion, se entienden por plantas voraces, como el muérdago ó marojo, los musgos, las cuscutas y los liquenes, á cuyas raices y ra- mas se estienden mucho, con respecto á la altura y grue- so de los tallos. Asi las gramas son unas plantas voraces comparadas con el trigo, alfalfa, trebol, etc.; el roble, el nogal y el olmo son tambien, como el pino, plantas vo- races , mo solo con relacion al trigo, etc., sino á la pid y al olivo, á las diferentes variedades de sauces, y jeneral- mente á todos los vejetales, cuya corpulencia natural es inferior á la de tales árboles; estos cubren á los pequeños con su sombra, y les privan de la influencia del aire y de la humedad necesaria para su acrecentamiento: ademas, las raices de los árboles grandes, fuertes y bastante mul- tiplicadas, aspiran con ansia los materiales de la sávia que las rodean, y no dejan nada ó casi nada para las vecinas. Es falta de intelijencia el sembrar el campo ó plantar olí- vos á las inmediaciones de pinares, bosques , montes, y en jeneral en los alrededores de los vejetales que ocupan cierto tiempo aquel mismo terreno. Es un defecto no dejar de un olivo á otro, al tiempo de plantarlos , una distancia ó marca capaz de impedir que se dañen unos á otros con su sombra, etc., durante su ve- jetacion. 61 CAPITULO IV. DE LA MULTIPLICACION DEL OLIVO. y, VA en España, por lo jeneral, solamente se acos- tumbra á multiplicar el olivo por estacas de rama, ó por garrotes criados en almácigas; no obstante daremos noti- cia á los cosecheros de los medios que han usado, y aun usan, los de Francia para dicha multiplicacion, redactán- dolos segun el ilustre Rocier, por ser los mas luminosos que han salido á la luz pública. DIVISION PRIMERA. Del suelo de la almáciga ó garrotal. Hay pocas posiciones que reunan todas las ventajas que exije una buena almáciga ó garrotal. Si la prosperidad del olivo en los campos depende de la disposicion de los abrigos, con mucho mas motivo será preciso preservar en las almácigas estas nuevas plantas de las intemperies ri- gurosas del frio. La almáciga ó garrotal exije un terreno tambien que no esté espuesto á ráfagas de viento, ni á una corriente muy rápida de aire, porque ademas de aumentar los vientos el frio, escitan una evaporación muy fuerte, é interrumpen con frecuencia la traspiracion insensible del árbol; de lo cual nace un reflujo peligroso en la circula- cion de la sáyia, y sucede á veces que las ramas movidas por el viento comunican su ajitacion al tronco, y del tron- co á las raices, moviéndolas y dislocándolas, 62 Admitiendo que haya un escelente abrigo, y que el garrotal no esté espuesto á los dientes dañinos de los cone- jos , lanares, cabríos, bueyes y caballerías, es preciso su- poner, aunque haya en las inmediaciones agua y facilidad de regar cuando sea necesario; porque si el agua está dis- tante, diferirá el labrador el riego de un dia para otro, ó no regará cuando sea necesario, si el amo no está presente, A: la bondad del abrigo y á la facilidad del riego debe juntarse tambien la calidad del suelo. Si la tierra es fuer- te, compacta, tenaz, arcillosa, cretosa, etc., las plantas nuevas no prevalecerán. Una almáciga buena exije una ca- pa de tres ó cuatro pies por lo menos de profundidad de una tierra suave, lijera, sustanciosa , y un poco arenisca: es verdad que esta tierra necesita mas riegos que las pri- meras; pero las raices se estenderán mas en ellas, y sin trabajo se sumerjirán, y los brotes serán mas proporciona- dos á las raices. Por otra parte, un terreno semejante re- cibe la impresion del calor mejor que los otros: la frescu- ra que causan las lluvias, se disipa tambien con mas faci- lidad, y el agua se estanca menos. De lo que acabamos de decir resulta que la almáciga debe: 1.2 estar colocada contra un escelente abrigo: 2.2 resguardada y defendida de los dientes de los animales: 3.2 que debe haber en las inmediaciones agua suficiente; y 4.* en fin, que necesita una capa gruesa de tierra lijera, suave y sustanciosa. Se me objetará sin duda que el olivo criado en almáci-. ga debe ser trasplantado algun dia en toda clase de terre- nos, y que asi no conviene criarle con demasiada delica- deza. En efecto, asi es hasta cierto punto; pero conviene 65 observar que en la almáciga se planta un pedazo de rama, de tronco ó de raiz, y que estos trozos no pueden vejctar, crecer y formar árboles, sino echando raices; pues no tra- tamos aqui de criar olivos que provengan de plantas arrai- gadas y de cuescos que al nacer han recibido ya de la na- turaleza los medios de acrecentarse. Asi no he exijido que la tierra sea abonada ni labrada muchas veces; pero he pedido que sea lijera, para facilitar el desarrollo y la es- tension de las raices, como cosa esencial, para que pue- dan hallar en este terreno un buen alimento. En una pa- labra, el término almáciga 6 garrotal no se debe tomar á la letra, puesto que mas bien es un conjunto de muchas estacas plantadas en un mismo terreno. Nuestro erudito español el P. Fr. Francisco de Baeza, de la cartuja de Sevilla, en su preciosa memoria acerca de los garrotales ó almácigas, da la preferencia á estos para la plantacion de los olivos , desestimando las estacas de ra- mas comparativamente, y dice: »La esperiencia de mu- chos años de administrar olivares , he observado econ mucho cuidado este utilísimo ramo de agricultura, y me ha dado á conocer que una de las causas porque los aceites se man- tienen cada vez mas subidos de precio, cuando de pocos años á esta parte es grandísimo el aumento que por todo el reino de España ha tomado el plantív de olivos, es la falta de garrotales 6 almácigas, de donde sacar estacas para dichos plantíos, en lugar de las ramas que cortan á los olivos, con las que pensando aumentar el de los acei- tes, los aminoran.” 64 DIVISION SEGUNDA. De la plantacion por ramas y estacas. El olivo tiene la ventaja inapreciable de echar raices por todas partes, escepto por las hojas. Se podria decir que cada uno de los poros de su corteza puede producir un brote, si esta corteza está espuesta al aire, y una raiz si está enterrada. Ningun árbol tiene mas tendencia que és- te á brotar, pues parece que la naturaleza quiere indem- nizarle asi de su lenta produccion por siembra. Tal se es- plica Rocier. Y nuestro D. Alonso de Herrera dice : »Las olivas son tan vivas en prender y nacer, y mas que Otros árboles, y nascen de cuantas maneras dije que podia nas- cer un árbol en las reglas jenerales, que nascen, como he dicho, de simiente, de rama, de estaca, de pedazos de raiz, de barbados, de piernas, y aun de astillas, si tienen corteza.” D, Antonio Arias dice: »Dos modos hay de mul- tiplicar los olivos con ventaja: el primero y mas jeneral- mente usado por los cultivadores, es plantío de estacas; y el segundo de los retoños y sierpes ó mamones barba- dos , que salen al pie de las olivas viejas. Por sus ramas. Muchos autores han propuesto hacer ligaduras sobre las ramas, para que hallando la sávia que baja de la cima á las raices un obstáculo en la ligadura , formé alli un repulgo que facilité despues la salida de las nuevas rai- 65 ee » Yo he cortado, dice Rocier, ramas sin repulgo , y habiéndolas plantado cuidadosamente, han prevalecido to- das con igualdad, Las raices en las segundas han salido de toda la parte enterrada y muy pocas del repulgo.” Entre las ramas plantadas perpendicularmente, y Cu- yos tallos tienen desde una pulgada hasta dos pies fuera de la tierra, las mas bajas han prevalecido mejor; las mas altas se han secado en la parte espuesta al aire, y algunas, pero en pequeño número, han arrojado por el pie. De las ramas plantadas con sus ramillas, y puestas al reves, ó sirviendo estas de raices, han prevalecido algu- nas; pero el mayor número ha perecido, y este número ha sido proporcionado á la mayor ó menor elevacion de la rama fuera de la tierra. Habiendo plantado palos desde ocho hasta dieziocho líneas de diámetro, nuevos y bien sanos, con dieziocho pulgadas de lonjitud, y puestas perpendicularmente de doce á diezínueve pulgadas de profundidad, han prevale- cido en razon de la poca altura del palo sobre el nivel del terreno. Los palos de ocho líneas de diámetro y los de dieziocho han prevalecido menos bien, y los mejores han sido los de diez á doce. Habiendo tendido horizontalmente y cubierto con tier- ra á una profundidad desigual palos de una pulgada de diámetro y de ocho á diez de lonjitud, nuevos y sanos, los que estaban tendidos y enterrados á nueve pulgadas, han prevalecido mal; los que estaban á seís, un poquito mejor, y casi todos los que estaban á cuatro han vejeta- do muy bien. Este método, aunque muy útil, tiene el mismo defecto que la multiplicacion por raices, de que 13 66 se hablará despues. Todos estos ensayos se hicieron en los meses de Marzo y Abril. Por sus renuevos, retoños Ó mamones. Llamo aqui brotes á los que salen del tronco del oli- vO; pero mas particularmente aun á los que salen de las raices y de su cuello, conocidos bajo el nombre de sierpes. De los brotes del tronco. Si por casualidad sale un brote del medio del tronco, hay la costumbre de cortar- le luego que se nota. Pero si este no ha sido cortado bien de raiz, la corteza que se rejenera cubre la herida , forma una eminencia, y en fin repulgo. Raras veces dejan de salir adelante, y de esta parten otros brotes ó “enuevos, que cortados tambien y cubierta la herida por la nueva corteza, aumentan el diámetro del repulgo, y multiplican las yemas de los nuevos brotes ó retoños. Cansado de cor- tar entonces, he hecho quitar esta continuacion de repul- gos, y cubrir la herida con ungiiento de injeridores. Es- tas escrecencias enterradas á seis pulgadas han producido un número prodijioso de ramillas. Al segundo año he con» servado una ó dos de ellas solo, y su vejetacion ha sido rápida, perdiéndose muy pocas. De los brotes ú renuevos del cuello de las raices. Los brotes que nacen directamente del cuello de las rai- ces se pueden emplear con utilidad; pero es preciso se- pararlos del cuello con un escoplo, dejarles una gran par- te de madera interior cubierta con su corteza , y plantar- los perpendicularmente á cínco ó seis pulgadas de pro- fundidad. Yo he observado siempre que cuanto mas largo 67 se dejaba el tallo, menos seguridad habia de que prendie- se; y. los que he cortado á una pulgada del suelo, cubrien- do la herida con ungúento de injeridores, no se han que- mado con el aire. Los brotes ó sierpes que nacen algo distantes del tron- co, y que salen de las raices, son muy preciosos : se puedo conservar, á lo menos uno, y tambien dos, cuando el sue- lo es bueno, está bien cultivado, bien abonado, y sobre todo cuando el olivo es vigoroso. Estas sierpes se harán árbo- les, y cuando tengan dos ó tres pulgadas de diámetro, ha- brá que separarlas, cortando las dos estremidades de la raiz gruesa que las sostiene: asi se logrará una planta pro- vista de una buena cepa y buenas raices capilares. Mu- chos escritores han dicho que estas sierpes dañaban al oli- yo, y absorvian su sávia, por lo cual el árbol daba poco fruto ó aceituna; y pueden tener razon si este árbol está mal cuidado, y en un campo mal labrado. Yo he seguido con la mayor atencion el modo de existir estas sierpes y de su madre, y puedo decir con confianza , que si le son dañosas , no se nota por lo menos el daño. Lo mas terrible para ellos es el diente del ganado. Estos nuevos pies se separan de la misma manera que los primeros , con la di- ferencia de que es preciso dejar á éste todo el tronconde la raiz cor sus raices capilares en una lonjitud: de cinco á seis pulgadas por cada lado, Por sus raices, > Las raices, como ya: hemos dicho, están: cubiertas de trecho en trecho: de: protuberancias 'mas: hlaricas que las es | del resto del árbol, y no son causadas, como han pensado algunos , por picaduras de insectos , heridas, agallas, etc., sino naturales á la raiz: son otros tantos sitios para las rai- ces nueyas, que saldrán de alli en adelante ; son unos bo- tones verdaderos, que solo esperan el momento de abrir- se. Tambien los hay en las ramas muevas que brotan de- bajo de la corteza, y que no se deben confundir con las agallas huecas, que son Obra de los insectos y que les sir- ven de guarida: las primeras indican vigor , y las segun- das concurren á esquilmar el olivo. Cuando se arranca para trasplantar el olivo, hay la bárbara costumbre de no dejarle mas que su Cepa, sepa- rando de ella todas las raices; pero de esto ya trataremos despues. Estos pedazos de raices se deben conservar con cuidado para formar de ellas almácigas, dividiéndolas en una lonjitud de nueve á diez pulgadas, y enterrándolas á la profundidad de cuatro á cinco. Ningun método. me ha salido mejor. Por la supresion del tronco. Cuando se ve un tronco hueco y podrido enteramente, cuando la sávia sube con dificultad á las ramas , cuando el árbol anuncia su decrepitud; en fin, cuando el olivo se quema ó troncha por una manga de fuego ó viento, en- tonces es tiempo de cortarle. Si se hace esta operacion á flor de tierra, y se cubre la herida con una ó dos pulga- das de tierra fina y buena. De este modo la corteza forma poco 4: poco repulgo, y cuando una porcion de la herida cubre: toda la cireunferencia de este repulgo, salen brotes 69 de los cuellos, se suprimen la mayor parte al segundo ó tercer año, no dejando mas que cínco ó seis de los mas vigorosos, con arreglo á la calidad del terreno y suelo. De esta manera se repoblaron en Francia, despues del crue- lísimo invierno de 1709, en el que se secaron y perecie- ron cuasi todos los olivos de ella. Lo que acabamos de decir de la multiplicacion del olivo, prueba que todas sus partes sirven para aumentar el número de individuos; y que absolutamente hablando, todos los métodos son mas ó menos buenos; y he visto por propia esperiencia que los palos de las ramas y de las rai- ces plantados horizontalmente, se hacen árboles mas pron- to, y que estos métodos son menos casuales. Modo de formar almácigas ó garrotales. Para que estos se hagan y formen con todo el buen dór- den y economía que piden, voy á dar las reglas siguien- .les, para que en ningun tiempo se arrepienta el hacenda- do ó agricnltor del dinero que gaste en ellos, como está sucediendo todos los dias con muchos, que llevados de la manía de poner olivos, descepan las viñas, desbaratan huer- tas, arrancan arboledas, y todo lo abandonan, como si de solo aceite se mantuviera el hombre. El sitio donde se ha de poner el garrotal ó almáciga, ha de ser en tierra de primera suerte, ó sea en la mejor que haya, siempre inmediata al caserío en que habita la jente, que requiere mucho cuidado y resguardo de los ga- nados: el suelo deberá ser llano, y estar bien cercado de vallados , espinos ú otra cosa equivalente : requieren cons- 70 tancia y perseverancia en asistirlos y cuidarlos bien; pues hay muchos que á los principios empiezan con mucho fervor, y despues de grandes gastos aflojan , y como sue- len decir, por un ochavo de especias desgracian una olla. Señalado el sitio en donde se ha de poner «el ¡garrotal ó almáciga, se abrirán los hoyos en fila, y 4 distancia de ocho varas los unos de los otros: estos han de sercuadra- dos, y de una vara de circunferencia cuadrada, ó algo mas, y poco mas de hondo; pero que este vaya en disminucion, a fin de que los palos que se han de meter queden incli- nados, y las puntas de abajo cuasi juntas. El comisionado en la postura deberá cuidadosamente buscar la clase ó variedad ú beduños que se hayan de poner de olivos, conocidos por mas esquilmeños, criados en buena tierra y en un mismo clima , y que sean de las mejores castas: tomará cínco ó seís palos como del grue- so de una muñeca, que sean rollizos y sanos, los que pondrá repartidos 4 una competente distancia unos de otros, y que les quede fuera de la tierra como una cuarta. Como el fin de los garrotales ó almácigas es eriar en poco lLiempo muchos y buenos garroles para trasplan> tarlos, convendria al tiempo de la postura que se les eche una porcion de estiercol bueno al pie de los garrotales, para que mejor abrigados y acalorados se crien mas salu- dables y rollizos; á falta de estiercol podrá servir la paja, con la que se llenarán los hoyos, y despues se quemará, para que con el calor de la tierra se purifique y caliente. Determinado sobre este particular lo que se tenga: por mas conveniente, se pasará á enterrar los palos, lo que se practicará cuidadosamente, á fin de no lastimarlos, 71 y que la tierra quede apretada, haciéndoles alrededor unas piletas algo altas, para que los brotes salgan abrigados, y para que recojan el agua en el invierno, y en el verano lo que se les eche en los riegos. Estos garrotales han de ser beneficiados con azadon, lo mismo que se hace con las viñas y arboledas, y nunca con arados, porque ademas de estar mas juntos que los olivos , son plautas mas liernas y espuestas á romperse , y porque necesitan de mas beneficio que el olivo: éste se le dará dos veces al año, uno á las primeras aguas , para que éstas, como mejores para la vejetacion que todas las demas, las aprovechen; y la otra en los meses de Marzo y Abril, con la que se pierden todas las malas yerbas de que se haya poblado el garrotal ó almáciga, y la tier- ra quede movida, para que los soles y vientos fuertes del verano la purifiquen y limpien de la multitud de insectos que en ella se abrigan. : El riego que en el verano se les ha de dar , pide mu- cha intelijencia, porque es planta á quien ofende mucho la humedad ; por lo que si se observare que se mantienen los cogollos. alegres y las hojas naturales, es prueba que les va bien sin el riego, ó que necesitan poco; por lo que en tal caso estos riegos deberán ser pocos y buenos; esto es, que en cada riego se les humedezca toda la tierra hasta lo mas profundo del hoyo: si se obseryare que las hojas se ponen amarillentas ó descoloridas , es señal de mucha humedad; y entonces es menester suspenderles el riego, cabarlos bien la tierra alrededor, para que el sol la caliente , y ayudado de los vientos, estraiga las hume- dades que les ofenden : por el contrario, si se marchitan 72 y encojen, especialmente en la fuerza del sol, es prue- ba de sequedad, y necesitan de riego: el segundo ; año se repetirá éste, aunque no en tanta cantidad. La direccion jeneral del garrote necesita no menos intelijencia y celo que su postura y beneficios ; pues de ello pende el que salgan muchos y buenos brotes ó gar- rotes: por lo cual, en el invierno deberá el comisionado de él limpiarle de cuantas basuras se hubieren criado en las almácigas , y aunque no corresponde en este año el entresaco, siempre será conveniente quitarles todos aque- llos brotecillos que hubiere enfermillos y de mala configu- racion , ó quese viere que sirven de estorho á los demas. Al tercer año ya pueden entresacar, esto es, quitar- les todos los brotes ó varetas que se vieren que están (pe- ro principalmente los de mala nacencia) ladeados, los pe- gadizos que descienden de otros, aunque desde debajo de la tierra, y todos aquellos que se vieren de mal color, pro- curando que todos queden derechos; para lo que se cui- dará si algunos de los reservados tuvieren dos ó mas guias, de cortárselas y solo dejarles una. Al tiempo que en los primeros años se les da la cava, se les arrimará una poca de tierra al pie de cada almáci- ga, en forma de meseta ó peana, y á proporcion de co- mo vayan creciendo, se les va levantando hasta la altura de una vara, por cuyo medio se mantienen derechos, y forman cabeza Ó cepa con raices, que despues al tras- plantarlos se procura las lleven para que arraiguen mas pronto y metan mejor; pero si ann se viere que algunos se caen ó se ladean, se procurará levantarlos, eránaolos á los demas con unas varetas. 75 Al cuarto año ya pueden dejar en los palos que pre- cisamente han de tener, hasta que se lleguen á poner en estado de sacarlos para olivos: el número de garrotes serán de quince á veinte, lo que se les dejará á cada almáciga, pues aunque los he visto en mayor número, es menester que la tierra sea muy superior, y muchos los beneficios y abonos para que hayan de criarse buenos. De aqui en adelante se continuará limpiándolos de dos en dos años, segun la necesidad lo pidiere, quitán- doles solamente los chupones y cogollos grandes que les quieran disputar la primacía á la guia principal : estos no se han de cortar muy arrimados al palo, porque suele ofenderles en la corteza, y les resulta una seca que les suele ser perjudicial. Los cogollos chicos y varetillas se les han de dejar para que les resguarden de los soles en el verano y les den consistencia; porque de mondarlos, como se hace con los pinos, se doblegan por abajo y se desgracian: tambien se cuidará de quitar el garrote que se inhabilitare ó se viere que es contrario al adelantamien- to de las otras. En los meses frios del invierno se cuida- rá de tiempo en tiempo derribarles las mecetas, para que con las aguas y hielos se les refresquen las raices, y pa- ra que la aceituna que echaren se les coja con la mano, porque como no tienen consistencia, al menor movimien- to se desgajan; para cuyo efecto son muy buenas unas escaleras de cuatro pies en forma de meseta ó mesa, que en algunos pueblos usan los taladores para talar los olivos. A los once años de puestos, se pueden ya entresacar los palos que estuyieren mas adelantados , cuya operacion se hace derrivando toda la tierra que tienen al pie, arran- 14 74 e cándolos con la cepa que han formado abajo: despues se deja abierto el hoyo hasta el año siguiente , para que sal- gan nueyos brotes de las raices y se continúe de nuevo el garrotal, con el que se guardará todo el órden que va relacionado ; y en seguida queda una mina, de la que con- tinuamente estará el propietario sacando utilidad, con la seguridad que mientras tenga garrotes que sacar, no ha- brá quien use de las ramas, y esto es pagándolos á dos y tres reales mas que las ramas. El tiempo mas oportuno para este plantio es en los primeros meses del año: en el de abrir los hoyos hay va- riedad de opiniones; pues unos quieren que se abran al- gun tiempo antes, para que el sol y los vientos beneficien la tierra, y otros, por el contrario; pero la esperiencia, que es la que hasta aqui nos ha dirijido, me ha enseñado que es accidental este punto; lo que síimporta mucho es que para el plantío de olivo se busquen los años templa- dos de aguas, y en todo caso, mas vale el seco que el ]lu- vioso, pues la falta de sequedad se remedia con el riego, pero el esceso de agua, una vez percibida , es dificil de sacar, CAPITULO V. DEL CULTIVO DE LOS PALOS DE OLIPO PLANTADOS EN AL- MACIGA Ó GARROTAL. Anar dejamos ha dicho en el párrafo anterior el modo de formar almácigas y garrotales, con algunas indi- caciones de cultiyarlas , no obstante haremos algunas mas observaciones sobre el verdadero cultivo que debe hacerse . 75 en estos planteles, para ilustrar mas y mas tan interesan- te materia. El objeto y punto principal de este cultivo es, que las estacas recien plantadas en almácigas , de cualquier jénero que sean, echen lo mas breve posible raices para que broten bien y pronto. La tierra deberá labrarse bien, y regarla á tiempo cuando lo necesite oportunamente. Si en el verano hay la fortuna que llueva tres ó cuatro ve- ces bien en épocas separadas, no habrá necesidad de rie- gos,á no ser que el calor y la evaporacion sean demasia- do fuertes. Los mejores riegos y mas útiles son los de Mayo; y si este mes llueve, es mucho mejor y mas pro- vechoso, y entonces no hay que regar. El olivo por su natural siente tanto la humedad como el frio; porque es- tos dos ajentes se oponen á la concentracion del calor que tanto le vivifica; y asi es utilísimo que la tierra esté re- movida y lijeramente humedecida; y como las circuns- tancias son las que determinan el número de riegos, es imposible describirlos á punto fijo. A los dos ú tres dias de regados, será muy provechoso rascabinar la tierra, pa- ra devolverla la libertad de evaporarse de la humedad que el agua la habia hecho perder apretándola : con tales des- velos y cuidados prenderán y echarán raices las estacas, y arrojarán brotes sanos, vigorosos y lozanos. Rocier dice que ha abandonado estas platas ó estacas á sí mismas; esto es, que las ha implantado, que solo Jas regaban las lluvias, y que era seco por naturaleza; y que sin embargo un número bastante grande de ellas ha prendido, y sin Ocultar que le fueron favorables las estaciones: yo puse ochenta trozos de estacas de olivo en un terreno seco a “Ye | y de igual naturaleza al de Rocier, y á pesar de haber sido todas las estaciones mas secas que húmedas y espuestas al norte, todas prendieron igualmente. La esperiencia nos ha mostrado y enseñado que la prosperidad de un plantel ó garrotal, dicen los redacto- res del Semanario de Agricultura, depende casi siempre del primer año, y que los brotes del segundo año ó del tercero , siempre se quedan ocupando inútilmente el ter- reno que se debe aprovechar mejor, y con todo eso exi- jen los mismos cuidados que si fuesen buenos. Nada se aventura en plantar al lado de unos y otros y horizontalmente los troncos, ya de las raices, ya de las ramas, no dejando mas que tres ó cuatro pulgadas entre cada estremidad de distancia : suponiendo que cada tron- co de un pie de largo arroje brotes, es claro que al se- gundo año estarán muy espesos, y mucho mas al tercero; pero se irán entresacando al segundo y tercer año; de mo- do que los que se dejen, queden á la distancia de una vara ó tres pies unos de otros, que es lo suficiente para continuar la cria del renuevo: si los brotes han echado pocas raices, 10 se entresacarán hasta que haya pasado el segundo año. Si los brotes, despues del primer año, están bien se- guros y fuertes, nose dejará mas que uno ó dos, segun su vigor y fuerza, para que los supernumerarios no par- : tan con ellos su sustancia. El tallo segundo se conserva por si el otro perece por cualquier accidente ; pero luego que el uno de ellos está bien seguro, el otro es inútil, y se debe suprimir al principio ó al fin del segundo año: si en el primer año los tallos quedan confusos, débiles é 77 imperfectos, es mucho mejor á fines del segundo año que para proceder á la supresión de los supernumerarios : la fuerza y vigor de los renuevos decide mejor que toda re- gla la época de entresacar los pies vecinos á'los imúti- les; por lo que toda regla jeneral que se quiera estable- cer sobre este punto, será tan disparatada como absurda. - Se cree que el renuevo adelanta mucho dejando cre- cer los tallos y lipiando los de las ramas inferiores; pero no hay un vicio en el arte de criar árboles mas contra- rio que este á las reglas de la naturaleza; verdad es que por este método se obtienen pronto tallos tan altos, del- gados y flexibles al segundo año; pero como no hay pro- porcion entre las ramas que nacen y se conservan en la cima y el grueso del tallo, éste tiene necesidad de rodri- gones; hay que descargarle de ramas en la copa, y sin embargo , queda estenuado y sin fuerzas, y jamás llega á obtener un grueso conveniente; y lo que sucede al fin es, que el remedio mas eficaz y seguro es cortarle entre dos _ tierras, á fin de que otro tallo nuevo le reemplace, el cual adquiere un grueso conveniente si se le cuida como exije. El punto principal, único y esencial es dejar que el “tronco engruese : el cultivador se llena de vanidad en te- ner una almáciga, y poder admirar los brotes de uno ó dos años, celebrando su altura y rectitud ; pero el inteli- jente en este ramo examina solo la fuerza que tiene el tronco: esta vanidad, este amor propio mal entendido, ha sido casi la ruina de las almácigas que he visto. Dejad que broten todas las ramillas del segundo, y aun del tercer año , aunque la almáciga parezca un monte tallar ó un ma- 78 torral : dejad que digan lo que quieran los que hablan y juzgan sin entender la materia , y acordaos de que las rai- ces son siempre proporcionadas á la fuerza de sus tallos y de sus ramillas. Si consideramos un arce, un olmo ó un naranjo, cuya copa esté cortada en bola, y la atucen todos los años , nos convenceremos de esta verdad , viendo que como el árbol tiene poca madera que alimentar, las rai- ces se quedan cortas; pero abandonad estos árboles á sí mismos, y sus raices se estenderán en proporcion á la fuer- za de las ramas : el olmo, el nogal, arrojarán algunas que se estenderán hasta treinta ó cuarenta pies. Cuando el tronco ha llegado á adquirir un grueso sufi- ciente, á proporcion de su lonjitud , es decir , de tres á cuatro pulgadas de diámetro por la parte inferior, enton- ces es tiempo de contenerle á una altura conveniente la cima del tallo, para obligarle á que eche nuevas ramas, que proporcionarán el poder suprimir todas las ramillas inferiores. Despues de formado el tallo, y de haber esta- blecido una proporcion entre su grueso y altura, se pue- de sacar el árbol del criadero, y trasplantarle donde se quiera. CAPITULO VI. DE LA TRASPLANTACION. E, olivo se trasplanta de tres maneras : la 1.* desde el plantel ó almáciga en que se ha criado: la 2.* desde el pie de otro olivo en que se ha dejado crecer; y la 3.* cuan- do el árbol ó tallo está ya formado se arranca de un si- tio para plantarlo en otro. 79 1.2 Sino prevalecen , despues de trasplantados los que se crian en planteles ó almácigas , cúlpense los cultiva- dores á sí mismos, porque estos tienen todas las calida- des de árboles naturales , como es la abundancia de rai- ces grandes y capilares : escávese el plantel por uno de sus lados, haciendo una zanja de una yara de hondo á lo menos : áesta profundidad se levanta la tierra por deba- jo cuanto se puede, formando en ella y las raices una especie de arco, cuya parte superior se ya desmoronando, cayéndose la tierra , y dejando las raices descubiertas y sin lesion : éstas se conservan cuidadosamente poniéndo- las de un lado, mientras que se va quitando la tierra hasta llegar debajo del tronco: entonces un muchacho mantiene derecho el arbolito, y el operario continúa esca- vando hasta sacar enteras todas las raices, y con ellas se conduce á la hoya abierta en el terreno que debe quedar. Si el arbolito no tiene toda la robustez necesaria pa- ra ser trasplantado , será mejor dejarle en el plantel dos Ó tres años mas: los que crecen rastreros y ruines nunca son despues hermosos olivos, aunque algunas veces se me- joran mudándoles de terreno. Cuando los olivos se han de trasplantar lejos, se en- volverán sus raices entre heno ó paja al instante que se sacan de la lierra, para que el sol y el aire no les dañen; aunque mejor se conservan en musgo, si se encuentra, porque las conserya con una humedad muy conveniente. El propietario instruido hace sacar del plantel en las primeras horas de la mañana solo el número de árboles que se pueden plantar en todo el dia; ó lo que es mejor, dispone que unos peones vayan arrancando al mismo tieur- 80 po que otros van plantando. Si algunos pies se quedan muchos dias ó semanas fuera de la tierra, aunque estén entre paja ó heno, es necesario antes de plartarlos tener en agua sus raices hasta junto al tronco por espacio de uno Ó dos dias; pero una vez sacadas del agua, no han de volver á ella; y asi no se han de sacar, sino al paso que se plantan. 2.2 En cuanto á los brotes que salen de las raices del olivo se contentan jeneralmente con descalzar un po- co la cepa por el lado en que ha erecido el renuevo; y con un escoplo ó hacha cortan con el renuevo parte de la raiz de un lado y otro, y plantado en tierra prevalece, si el verano no es muy seco; aunque por lo regular no crece nada hasta el segundo año. Este método, que sale bien algunas veces, no es el mejor ni el mas seguro, y vale mas comenzará escavar á algunos pasos de distancia, siguiendo la direccion de la raiz de la que sale el renuevo, sacarla de tres ó cuatro cuartas de largo , conservar cuida- dosamente todas las raices capilares, y asi trasplantar el nuevo árbol: esta raiz no le hará falta al árbol padre pa- ra seguir prósperamente su vejetacion. 3.2 La operacion de mudar los pies viejos de un sitio á otro es igualmente ruinosa para el propietario, porque de diez que se trasplantan, suelen morir tres Ó cuatro. Esto pende casi siempre del modo de ejecutarlo. Si el ár- bol no está sano, se pierde en esta operacion el tiempo, el dinero y el árbol. A dos varas de distancia del tronco se ha de abrir una zanja alrededor, de dos tercias de ancha y de profundidad una vara, y se irá cavando hácia el tronco, y cortando con limpieza las raices grandes que se encuen- | -81 tren, hasta que se: pueda levantar el tronco, conservando á sus raices la mayor estension que sea posible. El tiem- po y el gasto será mas considerable; pero ¿acaso hay ár- bol mas precioso, y cuya pérdida sea mas difícil de repa- rar? Esta consideracion'se debe tener muy presente, pues la pérdida de un olivo debe ser mas sensible que la de algun dinero. Yo tengo repetidas esperiencias de que cuanto menos raices se dejan á un oliyo, tanto prende con mayor dificultad, y tarda en echar ramas fuertes y vi- gorosas. La peor y la mas ignorante costumbre es cortarle las raices, sin dejarle mas que la cepa descarnada del árbol; pues para existir éste, necesita echar nuevas raices; con mayor razon se deberán dejar las que ya tenia: quien du» de de esto, que plante dos olivos en iguales cireunstan- cias; el uno con raices y el otro sin ellas, y al cabo de tiempo de tres años, verá cual de los dos ha prevalecido mejor, por bien qne se rieguen uno y otro, como asi se acostumbra. CAPITULO VIL DEL MODO DE ABRIR LAS HOYAS PARA GARROTALES Ó ESTA- CAS DE RAMA. j E, cuanto á la formacion de las hoyas es preferible la cuadrada á la redonda, y deben abrirse con anticipacion un año antes, para que se ventilen y beneficien con las emanaciones atmosféricas ; serán anchas y profundas, lo menos de cinco cuartas de vara cúbica, cuya dimension 15 82 es la mas proporcionada del vacío; y sacando con separa- cion, y apartando las diferentes tierras que se encuentren al hoyarlas, para que de este modo el cultivador pueda en el acto del plantío aproximar á las estacas la que fue- se de mejor calidad para favorecer el arraigado: en lo que no se ha de escatimar, pues cuanto mas bien hechas, an- chas y profundas estén las hoyas á proporcion del árbol, tanto mejor echará raices someras, dice nuestro Herrera, y mas bien indemnizará los gastos. Tambien se ha de con- tar con el terreno; pues si fuese pobre, cascajoso , arci- lloso, calizo ó de marga, han de ser las hoyas mas grandes y hondas, á fin de que el aire, la luz, el calor, etc., abo- ne el terreno con mucho tiempo de anticipacion : el ar- cilloso necesitará de enjugarse, á fin de que su escesiva humedad no pudra las raices; y será útil al plantar, echar en la hoya guija menuda y estiercol podrido. Ya quedan indicadas las mejores doctrinas que nos han dado los escritores jeopónicos estranjeros y naciona- les acerca de la mejor formacion de las hoyas, con el único y solo objeto de que prendan bien, y no se pierdan los garrotes y estacas de rama que se implantan en ellas; pero echo de ver con alguna admiracion , que ningu- no de estos sabios en la materia, se haya propuesto dic- tar un medio que facilite uno de mayor y mas pronta ye- jetacion del olípo, y para que prospere mas rápidamen- te este precioso árbol , con el fin de que active su mayor acrecentamiento, y que anticipe copiosos frutos en la mi- tad de tiempo menos, como sucede en todos los demas ár- boles frutales, que al que estamos acostumbrados á espe- rarlos de él, segun el órden jeneral, desde que se hace 85 la plantacion hasta el tiempo de su fructificacion. Y sin lisonjearme de conseguirlo por las doctrinas que voy á esponer, de que podrán sacarme airoso, y de que sean de la aprobacion de los intelijentes y propietarios, á quienes respeto, las trascribiré tal cual las concibo, asegurando hacer un ensayo de ellas lo mas breve posible , puesto que en pequeño poco se pierde. Asi en España como en Francia é Italia está adoptada la antigua costumbre de formar las hoyas redondas ó cuadradas en fila para cada estaca de rama ó garrotal , de una vara de diámetro y otra de profundidad, en el terreno en que se ha de hacer el plantío, distantes una de otra, ya mas, ya menos, segun la calidad del terreno, de ca- torce á dieziseis varas de marca: bajo este sistema de plantio han jirado todas las bases que se han publicado hasta el dia, para obtener un éxito de vejetacion, y- para que prendan y echen raices y brotes las estacas asi plan- tadas. Sin apartarme de lo sustancial, solo diré, signien- do la fisica y vejetacion de los árboles , no conformarme con tan corta anchura y profundidad que se hace á las hoyas; por lo que sin arredrarme los aparentes gastos que la imajinacion me sujiere, y lo escesivo de los gastos que hay que hacer, comparados con los del sistema y uso re- cibido; y teniendo por otra parte presente que una eco- nomía rural mal entendida , suele ser casi siempre funes- tísima á los mismos intereses de los propietarios cultiya- dores, redactaré un método mas ventajoso y lucrativo, á mi entender, que el que se está siguiendo , no solo para acrecentar el volúmen del oliyo prodijiosa y prontamente, sino tambien para hacerle anticipar los frutos bastantes 84 ] años'ántes que lo liacen los plantados segin el. método jeneralizado de tiempo inmemorial, En vez de hacer hoyas redondas 0 coa de la anchura y profundidad acostumbrada, se abrirán zanjas rectas y trasversales de poniente á oriente, y de norte á sur, cuantas permita el terreno que se ha de elejir pa- ra el plantío, distantes entre sí de catorce á dieziseis, y anchas de dos y medía y una y media de profundidad; y teniendo el modelo adjunto once filas de norte á sur, es claro que otras tantas zanjas se han de abrir; y habiendo de la parte del poniente á oriente doce, se harán otras tantas separadas unas de otras , como se ha dicho, de ca- torce d dieziseis varas, Ó segun las que se estimen, á la anchura de la marca que se prescriba: concluidas que sean las de poniente á oriente, se abrirán las de norte á sur tras- versalmente , formándose asi unos cuadros de cincuenta y seis, sesenta y sesenta y cuatro varas cuadradas, y en cada cruz que forman las dos zanjas trasversales, se pon- drá una estaca ú garrotal, y de esta manera se irán plan- tando y poblando todos los cruceros, formando filas y ca- lles rectas, vistosas y distantes unas de otras catorce, quince ó dieziseís varas. La operacion de la apertura de la zanja se hará con un año de anticipacion, separando la tierra cayvada que se vaya sacando de la mitad de las primeras tres cuartas de la profundidad en un lado de la zanja, y en el otro las otras tres cuartas, para los fines que indicaré , y para que estas , asi separadas en el espacio de un año, se abo- nen y mejoren con las emanaciones atmosféricas, que son el mejor abono natural; y tambien seria muy ventajoso 85 arar, antes de abrir las hoyas ó.zanjas;- el terreno con dos ó tres hierros, y el último dársele á lomo y profundo, para que se impregnase mas y mejor el terreno de los metéoros, mulléndose al mismo tiempo la tierra, y ha- ciéndose mayor la superficie. Uno ó dos meses antes de ejecutar la plantacion , es decir, en Setiembre y Octubre , se terraplenarán las zan- jas, echando debajo primero la tierra estraida y apartada que se sacó de la primera capa de la superficie, y encima de esta la que se sacó de la segunda capa de abajo, y ade- mas la que se pueda mezclar con esta última, de la que se haya arado en la superficie de los :cuadros; y tambien seria utilísimo , á lo menos en el sitio que ha de servir de hoya á la estaca, si hay fácil proporcion y á la mano, echar debajo, primero que todo, cascajillo, arenas gordas, tier- ra vejetal, céspedes ú hojas, para la mejor vejetacion, y para que se filtren las aguas superabundantes, y para el mas fácil desarrollo de las futuras y nuevas raices, no re- llenándose en esta maniobra los cruceros , que han de ser- vir para el plantío de cada estaca: esta operacion lleva: 1.2 el objeto de que allanada la tierra de todas las zanjas en estos dos meses, los jornales están mas baratos, y ade- mas tomará jugos anticipados, y se asentará: 2.9 asi alla- nada y sentada con anticipacion, facilitará á los obreros en los dias de la plantacion del mes de Noviembre , en el que en los paises meridionales ya puede verificarse la pos- tura ó plantacion; ejecutándose las demas operaciones se- gun las maneras de cada pais y la calidad del terreno. Siguiendo y haciendo las hoyas redondas ó cuadradas de la anchura y profundidad de una vara, conforme al 86 método comun, si el terreno que se ha elejido para el plan» tío es un bancal de piedra ó tierra arcillosa, crelosa, etc., las tiernas, débiles y nuevas raicillas, luego que tropie- cen en las paredes de tales hoyas, ¿que de años no tarda» rán en romperlas, abrirse paso, á fin de propagarse y es- tenderse en un terreno tan pertinaz y contrario á su na- tural vejetacion y desarrollo? Y aun cuando el suelo sea mollar, tardarán por el método comun en propagarse la mitad , por lo menos, mas de tiempo, que han de tardar en el plantío hecho en zanja, que propongo; pues deben tener presente los cultivadores intelijentes, que las raices de las estacas plantadas en zanja, segun este método, se hallan en un terreno libre, beneficiado y muelle, y sin estorbos en sus cuatro costados , en forma de cruz, de dos y medía varas de ancho y una y medía de profundidad, pudiendo ademas dilatarse , estenderse , y correrse por los mismos cuatro costados sin tropiezo mas de siete varas á lo largo por cada uno de ellos, no solo las raices secun- darías que se centrilizarán, sino tambien las de tercer órden y las capilares , remultiplicándose unas y Otras in- finitamente : todas estas y tan multiplicadas raices chu- parán jugos abundantísimos, acelerando con ellos la ar- mazon de todas las partes del oliyo con una rapidez in- creible, y al mismo tiempo facilitarán y anticiparán vi- gorosamente su acrecentamiento y fructificacion; pues que cuanto mayor sea la copia y estension de las raices , tanto mayor y mas vigorosa será la vejetacion y volúmen del tronco y el de las ramas, Tal es la armonía y concordan- cia que hay entre las raíces y las ramas; por tanto, me atreyo á asegurar que un oliyo plantado por este método, 87 tendrá á los diez años de su edad mas vigor, mas volú- men, y será mucho mas frondoso, mas fructífero y mas temprano en madurar, que uno de sesenta años planta- do segun el método ordinario; aun digo mas, aguantará mas las intemperies meteorolójicas de la atmósfera y de las ventiscas , y tendrá mas resistencia para cambatir los vientos recios y violentos; y por último, es un axioma agrícola que la sávia ó jugo que atraen las raices de cual- quier árbol ó planta que sea, cuanto mas se dilaten y es- parramen , tanta mas sávia se dirijirá al tronco y á las ra- mas correspondientes, acrecentándose por su estremidad superior en el aire; y aquellas lo verificarán por la infe- rior en el centro de la tierra, si gozan de libertad. Cual sea el método de los dos en cuestion de plantar estacas mas económico y lucrativo, lo dejó á la conside- racion y penetracion de los hombres intelijentes, de lu- ces, y que saben apreciar el raciocinio reflexionando, y calcular los verdaderos intereses rurales: ademas de que, aun Cuando aparezca escesivo el gasto, haré yer que en los cinco años primeros lo ha de compensar el árbol y el mis- mo terreno cultivado y sembrado, quedándole seguras uti- lidades, mientras asi se implanten los olivos. Debo mani- festar por último, que si en los terrenos tan contrarios á toda vejetacion son tan ventajosos sus resultados, ¡que no serán los que le sean favorables? La de PA E AR E Hr th dh ho oh bh ho +. .+.+ A Po o Op ado al .. . a » . . . . . . ... . . . > . .. A A e, + 0 CO 011 01-1:0,507 0 * 0. 01%0. 4 %0 79.010... ¿..é%. A O ao . . . .. .e .. TOO. e . . A e E . . ... . . . . . .e . . . . . . . . O ed Sun. ; A JU O e MA, A ES ] CN A JN, E AA E A IAE A IO A . » . . . . . . . . . . . . . . . . . . dd A o E do e e Cuadro de un plantío de 132 olivos. ——— IA ra _ A PONIENTE. NOTAS. El cuadro del modelo adjunto representa una fanega de tierra montés castellana de 500 estadales cuadrados, cuya superficie contie- ne 24750 varas cuadradas , en que se figuran plantados 132 estacas de olivos , distantes entre sí 15 varas de marca, segun están indicadas en cada una de las cruces que forman los cuadrados; y teniendo que abrir por cada costado 1650 yaras de zanja , hacen una suma de 3300 yaras. 89 En lo restante del cuadrado inculto del terreno se trata ademas sembrar por 5 años,sucesivos sandías, melon, papas, maiz, cebada, trigo , habas, ó lo que el terreno exija mejor , con el fin de indemni- zarse de los gastos irrogados en la cava de las zanjas; y debiendo ser la zanja de 6/4 de profunda y 10/¿ de ancha, hacen de 33/¿ varas cua- dradas , que multiplicadas por las 3300, suman 12375; de estas se han de rebajar 395, á que ascienden las 33/¿ de cada crucero de las 132 en que se ha de plantar una estaca, por estar ya incluidas en la primera lí- nea recta, y yuedarán de pago para el operario que abra la zanja 11880 varas de zanja cuadradas. Para el segundo cultivo inculto de sementera se ban de rebajar de las 24750 varas de su superficie, primero 8250 de las zanjas rectas y trasversales por la anchura de 21/7 de su superficie ya cavadas; se- gundo , se han de rebajar ademas 330 yaras de los 132 cruceros de 21/7 varas cada uno de la ante dicha anchura, por estar igualmente incluidas en la primera de las 11880 varas, quedando para la segunda cava de 3/¿ de hondo 16170 de pago. TOTALIDADES DE GASTOS Y PRODUCTOS. Gastos del plantío por zanja. Bs. vn. Por 12 yuntas de arar de tres hierros la tier- E ra autes de abrir la zanja......... os: E Por el importe de abrir 11880 varas de zanja, á 6 cuartos vara cuadrada...oooocomenssonsos» 8385 Por terraplenar dichas zanjas. ...ooomommo»ooo... 600 Plantaciov y acogombramiento....... Datos .. 264 Valor de 132 estacas y conduccion......ooomo 446 Y939 Gastos de la cava para las cinco sementeras. Por la cava de 16170 varas de 3/,¿ de profun= didad, restantes de las 24750 de superticie, á 4 cuartos vara cuadrada... cocmmmmmmommm.o 7009 Suma total...oooososomosm... 1/443 16 90 TOTALIDADES DE GASTOS Y PRODUCTOS. Sama anterior de los dos 1 AS Año 1.* sandial. Jornales de la siembra............ Sl es A De dos rascabinas Ó CAVAS. .ooooorosnomsooss”mo» Valor de la semilla.......... AS 15 De guardería... soooomonecnecnrororanrasacanannnnoso En las 16170 varas de superficie restantes de las 24750, se plantarán 8085 matas con la marca de dos varas, las que darán cada una 6 cuartos de producto.....oo.mommoos... eronirsno Año 2.* melonar . De los jornales de sembrdr o oiscsdcensaraseoso De dos rascabinas Ó CavaS........ pde raecaea sao , Valor de las pepitas. ...oo.oo... dan ea oOES Guardería ........ dores eee ved dr aa aio En las 16170 varas de superficie restantes de las 24750, se plantarán 12936 matas de melon con la marca de 5/4, las que da- rán cada una 5 cuartos de producto....... . » Año 3.? papal. Por los jornales de la siembra......mommoo.mo. Por dos cavas Ó rascabinas..o....o..... hear Valor de las papas... Droaidain scan cados De guardería.......... A AA Valor productivo de 31570 de matas papas, sembradas en las 16170 varas restantes de las 24750 de la superíicie , á 2 cuartos..... 17448 120 140 20 500 780 10; 140 20 500 780 1 120 TO 5004 5589 7609 5075 19798 18273 91 TOTALIDADES DE GASTOS Y PRODUCTOS. Sumas anteriores...... 19798 18273 Año 4.* maizal. : Jornales de sementera....... ES AAA 120 De dos rascabinas Ó CAvaS....oocorooom.ormmoscoo 140 390 Valor del maiz....... O ii Lo 30 De recoleccion arranco laica As 100 Valor productivo de 12936 matas de maiz sembrado en las 16170 varas restantes de las 24750 de la superlicie, con la marca de 5/4 de mata á mata, á 6 maravedis de uti - idad cada: anar doi rin 2926 Suman las dos partidas.......... ¿slo 20188 21199 Año 5.” cebada. . LE AS is A 90 Valor . 10 COMA... 00m nicas 100 430 Guardería ...........o.oomilor s¿titil. ias de 49 Trillo ridis dd AN 200 : Producto de la cebada.......... 600 Suman los gastos 20618 rs. VM...oo.mmomommos . 20618 21799 y los productos 21799, salvo error. ; ADVERTENCIA. Antes de estampar aqui la cuenta que dejo anotada, tuve á bien consultar con los cultivadores mas intelijentes y prácticos eu la plan= tacion de las predichas cinco especigs, quienes me dieron las notas de las marcas de cada pie y especie, el jénero de cultivo y sus pro- ductos por mata, mas altos aun que los que propongo; y á pesar de la rebaja que de ellos he hecho, se echa de ver que los que propongo por productos de las cinco sementeras, sobrepajan á los cansados en abrir las zanjas y cava jeneral de 3/¿ de hondo en todo el terreno, y de los cultivos parciales hechos en cada un año, con la ventaja que habrán adquirido las estacas, quedando ademas todo el terreno removido tan en jeneral, en el que se esparramarán fácilmente mas breve las raices de tercer órden y las capilares. ye. 92 CAPITULO VII. DE LA PLANTACION Y TRASPLANTACION. E ste es uno de los capítulos mas principales, y el que debe procurar conocer bien el labrador, para poder sacar grandes ventajas de la vejetacion del olivo, estudiándole con intelijencia teórica y práctica. Por tanto lo redacta- mos Cuanto nos sea posible estendernos , apoyados en las observaciones y esperiencias de los prácticos é intelijentes escritores, y de la física vejetal subterránea. Plantar y trasplantar es poner dentro de la tierra plantones Ó garrotes con su cepa y raices, y estacas de rama de un árbol, lisas y sin ramillas. La ocasion y tiempo de plantar dependen del clima, del suelo y de la naturaleza del árbol; y como los cli- mas varían, ya en razon de los abrigos, ya de la elevacion de los sitios sobre el nivel del mar, 6 de la proximidad, no es posible establecer una regla jeneral sin inducir en un “error á los cultivadores. 1,2 Del clima: para toda plantacion que se intente ejecutar, es necesario 1.* atender al clima en que se ha- bita, y 2. á la especie de árbol que se quiere plantar. En las provincias meridionales y en cualquiera de las ad- yacentes, en que son raras y escasas las lluvias en la pri- mayera y verano, se debe preferir la plantacion de los garro- tales ó plantones con raiz, y el de las estacas de rama de olivo á la caida de las hojas, esto es, en Noviembre mejor que la de primavera; porque la benignidad del otoño é in- 935 vierno en ellas hace que se conserye y retenga la sávia que lleyan consigo, y aun permite que otra nueva suba del tallo; formándose ademas entre tanto en la parte ó corteza de las plantas enterradas, unas protuberancias ó repulgos naturales, en las que irán brotando algunas rai- cillas poco á poco é insensiblemente; y de este modo se hallan asi dispuestas y preparadas con mas anticipacion á prender con mas seguridad en la primayera, ausiliadas de las lluvias del otoño y del invierno, las que se habrán pe- netrado bien en las hoyas; y si las estaciones del otoño y del invierno son muy rigurosas, no dejarán los plantones y estacas de echar en los nuevos repulgos algunas raici- llas capilares, que se engrosarán y robustecerán luego que perciban el suficiente calor que les entre en la primavera; pues es bien sabido que el olivo es muy vivaz, y de que está en sávia todo el año; propiedad inherente á todos los árboles que siempre están verdes. Se debe temer ademas en las provincias del mediodía las sequias y calores algo fuertes de la primavera y ve- rano; por cuya razon es mas indispensable á par que útil la plantacion del oliyo en fines del otoño; pues si-se es- pera á Febrero y Marzo, es esponerse á que no prendan; y si prenden, lo harán pobre y mezquinamente en com- paracion de la postura del otoño. Es mucho mejor, repito, plantar en las provincias meridionales antes del invierno que despues; porque las lluvias y nieves de las estaciones de invierno y otoño pe- netran la tierra y unen mas íntimamente las moléculas de ella á las raicillas, tronco ó estaca, y las mantienen fres- cas, de modo que no necesitan mas que se a proxime el calor 94 de la primavera para activar con mas calor, mas vigor y fuerza su vejetacion; siendo asi que si se verifican las plan- taciones despues del invierno, se corre el riesgo de pre- sentarse una primavera :nuy seca, y acaso calores muy fuer- tes en el verano, que disipando la poca humedad de la ho- ya, hagan perecer el planton ó la estaca. En las provincias del norte , al contrario, las planta- ciones hechas al caerse las hojas, tienen dos inconvenien- tes: 1.0 las lluvias escesivas: 2.9 los frios rigurosos: las lluvias grandes penetran la tierra recien movida , la des- lien, dándole la consistencia de barro , é impreguada de humedad, se pega menos á las raices y repulgos de las estacas : la accion del frio es infinitamente entonces ma- yor sobre ellas. El efecto de las heladas es hacer ocupar el agua convertida en hielo mas volúmen que tenia en su estado natural como agua; de lo cual resulta necesa-. riamente, que el frio que hiela el agua, de que está em- papada hasta el fondo de la hoya, hace refluir todas sus partes, y éstas aprietan las raices y brotecillos por todas partes ó lados; pero si viendo esponjosa y tierna la cor- teza y la madera, esperimentan contusiones, ó mas bien se forma una contusion jeneral en toda su lonjitud, y las raices y yemas comprimidas y alteradas de esta manera en toda su contestura , sufren mucho antes de reponerse, y apenas tienen medios de atraer la sdvía é impelerla hasta la cima del tronco, para producir alli muevas ramas, La vejetacion por tanto se vuelve lánguida, sobreviene el calor y se pierde el árbol. De estas aserciones relativas al clíma resulta una con- secuencia, y es, que en las provincias del mediodía y en 95 los paises y parajes iguales á ellas por su posicion, se de- be plantar inmediatamente despues de la caida de las ho- jas: 1. porque en el tronco del árbol y en el palo de la estaca se queda un poco de sávia, que será la primera que se ponga en movimiento al renovarse la siguiente prima- vera : 2. porque siendo la vejetacion siempre relativa al grado del calor ambiente, las raices y brotes durante el invierno trabajarán y chuparán los primeros elementos de la sávia; pero como este grado de calor no es el mismo fuera de la tierra, esta sávia se detendrá en el cuello de las raices y se pondrá en movimiento, uniéndose con la del tronco de la estaca luego que el calor atmosférico corresponda al punto necesario á su vejetacion. Todo el mundo ha debido observar que el grado de calor que hace brotar el sauce, el pérsico y almendro, no es igual al que hace arrojar el roble, el nogal, el castaño, la morera, etc. La prueba de que sin embargo de los frios y «heladas del invierno se queda una cantidad de sávia bastante gran- de en el tronco ó estaca del árbol ú olivo, se ve en que si en Enero, Febrero ó en Marzo se corta, por ejemplo, un álamo blanco 6 negro , un sauce, un olivo, etc., no dejará de producir algunos brotes en el curso de la pri- mayvera; estos brotes se alargarán mientras haya un resto de sávia en el tronco. Sin embargo se debe observar, que la sávia de que se trata no es el único principio de la vejetacion. Luego que el brote ha comenzado á vejetar, ha absorvido los principios derramados en la atmósfera; y está bien probado que las plantas y los árboles se alimen- tan tanto por sus hojas como por sus raices; pero esta vi- da ó esta existencia solo se verifica mientras hay una cor- 96 respondencia mútua entre la sávia y los principios der- ramados en la atmósfera; y asi, á medida que el principio savioso se disminuye en el tronco, cesan á proporcion: los brotes de atraer los principios de la atmósfera, y rara vez subsisten hasta el medio de los grandes calores. Esta lijera discusion no es estraña á nuestro asunto; pero acaso se preguntará: ¿que se hace de la sávia restante acumulada en las raices Ó yemas, pues que no sube al tronco y estaca del árbol plantado antes del invierno? Voy á aventurar algunas conjeturas, presentándolas como tales. La esperiencia enseña en los climas del mediodía que los árboles plantados inmediatamente despues de la caida de las hojas, están durante el invierno llenos de sávia: clávese la uña en su corteza, y se verá la prueba mas com- pleta de ello: esta misma prueba enseña tambien, que despues de las lluvias la corteza está mas tierna y mas húmeda que durante ó despues de algnos dias de hielo: la corteza, la albura y la parte leñosa hacen, pues, el ofi- cio de una esponja; pero esta humedad esterior que pene- tra en los conductos saviosos, debe hasta cierto punto mez- clarse con la sávia, y quizá la viciará sin la eyaporacion, y sobre todo sin la traspiracion. : Durante las heladas no hay traspiracion, Ó al menos hay muy poca: pero se establece despues, segun lo ma- nifiesta el estado de la corteza, que se vuelve mas blanca y mas húmeda. Si sobre una caña de árbol nuevo ó liso se colocan una ó dos hojas de papel de estraza, y se cubre este papel con un lienzo ó tafetan encerado, con la mira de privar el papel de la humedad del aire, se hallará al cabo de unos dias mas húmedo que estaba al colocarle. ¿De 97 donde , pues, viene esta humedad sino de la traspiracion del tallo? Ademas, admitiendo un depósito de sávia en las raices y estacas, sube al tronco como el agua en los tubos capi- lares, mientras el frio no estrecha el diámetro de sus ca- nales; y el resto, que no se puede consumir por la veje- tacion de las hojas, por cuanto el poco calor del ambien- te se opone á ello, es espedido por la traspiracion. Se ye, pues, que prende con seguridad plantado en los climas del mediodía inmediatamente despues de la caida de las hojas; y cuanto anticipa ademas esta planta- cion temprana la vejetacion de la primavera , pues no ha cesado, por decirlo así, en las raices y yemas; y esto se verifica siempre 4 su modo en el tronco y en la estaca. Es tan cierto este hecho, que si se plantan dos árboles ú olivos , suponiendo que siempre hablamos del clima del mediodía , uno despues de la caida de las hojas , y otro en Febrero ó Marzo, el primero arrojará brotes mas de veinte á veinticinco dias antes que el segundo. Es, pues, una prueba demostrativa de que ha habido durante el in- vierno una especie de vejetacion, aunque insensible ó per- ceptible , porque la sávia no se insinúa de golpe en los conductos, como el agua de una jeringa impelida ó inyec- tada en una tripa. La segunda consecuencia para las provincias del nor- te , donde los frios son muy rigurosos y las lluvias abun- dantes, es que seria muy útil diferir las plantaciones has- ta el mes de Febreroó Marzo, segun el clima, y to- davía mejor hasta el momento en que la esperiencia ha- bitual prueba que ya no hay nada que eo las grandes 98 heladas. La evaporacion, la sequedad y los calores son tan fuertes en los climas meridionales , que si se planta en Febrero ó Marzo el olivo , es prudente dar al instante un buen riego al árbol ó estacas plantadas; y es preciso tambien regarles de cualquier naturaleza que sean (es- cepto si están plantados en un terreno naturalmente hú- medo), dos, tres, cuatro Ó mas veces en el curso del verano ; 6 al menos una ó dos, si despues del riego ha ha- bido el cuidado de remover la tierra de la superficie , y cubrirla con una ó dos pulgadas de cascarillas de centeno, trigo, avena , etC., y si los plantones ó estacas han su- frido atraso durante el primer año, será útil regarlos a aun el segundo y tercer año. | 2. De la naturaleza de los árboles: estos están di- vididos en tres clases jemerales : los unos pierden sus hojas en una época determinada , es decir, en las prime- ras heladas que sobrevienen despues del otoño; y tal es la mayor parte de los árboles de Europa : los otros con- servan sus hojas en medio de las heladas y de las escar- chas ; y estos son los árboles coniferos, ó que dan piñas, como los pinos, abetos , enebros, etc.; y los terceros son los que siempre están verdes, y cuya florescencia 6 fruc- tificacion se perpetúa durante el año: tal es el naranjo. Todos los del primer órden se pueden plantarinme- diatamente despues de la caida de las hojas, como el olí- los del segundo despues de la madurez de los fru- tos; y los del tercero durante todo el año; pero princi- palmente á entradas de la primavera. Ya se advertirá que algunas especies de árboles pueden estar esceptuados de estas reglas jenerales , pero son pocas. La caida de las 99 . hojas anuncia que el curso de la sávía se ha suspendido: la madurez de los frutos de los árboles siempre verdes indica que los trabajos de la naturaleza están concluidos, y que necesita descansar para comenzarlos de nuevo; en fin , se juzga que los árboles que dan flores y fruto al mismo tiempo se resienten de que baje y se disminuya el calor; que los brotes no crecen entonces (en la Euro- pa meridional), y por consiguiente se verifica una especie de reposo. Este es, pues, el tiempo que se debe elejir para plantarlos; pero ignoro si estas épocas son iguales en Asia, Africa y América. 3." De la naturaleza del suelo. Si este es craso y húmedo , en una palabra , si retiene agua, es claro que las raices del árbol ú olivo plantado despues de la caida de las hojas, estarán anegadas durante el invierno; y que si la estacion rigurosa dura mucho tiempo, esperimenta- rán, segun hemos dicho arriba, los funestos efectos de las heladas : si, por el contrario, el tiempo es blando, las rai- ces se enmohecerán. Hay muchos modos propios para evi- tar estos inconvenientes. El 1.2 es abrir los hoyos ú hoyas un año, ó al menos seis meses antes de plantar, á fin de que los abonos me- teóricos penetren, dividan y mullan basta cierta profun- didad la tierra de la hoya, y faciliten de esta manera una filtración mayor de agua. El 2.2 dar á las hoyas doble pro- fundidad de la comun, á fin de que haya mas tierra re- movida , y por consiguiente una filtracion mas grande. Pa- ra el 3.* se guarnece la parte inferior de esta hoya pro- funda con cascajo, guijarros , arenas gordas que se con- vierten en un filtro escelente. Para el 4.? se separan las 100 aguas llovedizas de las hoyas, elevando la tierra contra el árbol, y dándole un declive muy inclinado, para que se prolonguen un poco mas allá de la parte de la tierra re- movida; en fin , se apisona la superficie de esta tierra con- movida é inclinada, hasta que forma una especie de cos- tra, y se alisa con el lomo de la pala 6 azada, de manera que el agua no pueda detenerse en ella; despues del in- vierno se estiende la tierra de este declive y se iguala con la del terreno. Si al contrario , el suelo es naturalmente seco, arenis- co y muy penetrable al agua, se dispondrá la tierra, des- pues que el árbol ó estaca hayan sido plantados , forman- do una espaciosa caldera, cuya parte mas honda se apro- xime al tronco, á fin de recibir durante el invierno, y con- centrar en ella, la cantidad mayor de agua Movediza que sea posible; y pasada la época invernal se rellenará con tierra formando lomo, para que no se evapore tanto la hu- medad que retiene en la primavera y verano siguientes; y esta evaporación será solo aplicable á los árboles y estacas de oliyo plantados antes del invierno. 4. De la operacion de plantar. Cuando se hayan de plantar arbolitos que se han criado en almácigas ó viveros, y si posible es, la raiz central se debe conservar entera; y esto mismo repetiré siempre que se presente la ocasion; pues el error y costumbre abominable de mutilar, como yo mismo lo he presenciado, las raices, es demasiado je- neral, y está demasiado arraigada, privando al olivito los únicos medios que le ha dado la naturaleza para asegu- rarle que mejor prenda. No se haga caso, y despréciese lo que digan los charlatanes ignorantes y preocupados: dó- 101 blese la anchura y profundidad de las hoyas , y plántese el árbol ú olivito con todas sus raices. Los plantones y estacas se enterrarán en hoyas anchas y profundas , lo menos de vara y media cada una: en su centro se fijarán unos y Otras en filas, y distantes entre sí quince varas mas ó menos, segun la calidad del terreno: si hay á mano cascajillo, arena gorda, céspede, tierra veje- tal, se echará en el fondo de la hoya como media cuarta; y si se hubiesen quemado leñas ú otros combustibles den- tro de la hoya ocho ó diez dias antes de la plantacion, será muy utilísimo para la vejetacion: encima de estas materias se irá echando tierra de la que se haya apartado de la primera capa, calcándola lijeramente, y teniendo cui- dado que el calcador no hiera ó desuelle la corteza con el borde de los zapatos: rellenada que sea la hoya como la mitad, se echará dentro de ella el agua que se consi- dere suficiente para que esta reuna en su filtracion todas las moléculas de la tierra sin opresion y naturalmente: en este estado se la abandonará por veinticuatro horas, y se seguirá haciendo la plantacion en otras hoyas por aquel dia: al siguiente dia se acabarán de rellenar las del dia anterior, y echando la misma cantidad de agua para los fines indicados : al tercer dia de la fijacion de cada esta- ca de rama se irán cubriendo éstas con tierra calcada en forma piramidal acogombrándolas, si la tierra lo permite, toda la estaca, quedando descubierta solamente como una cuarta de ella al aire libre: esta operacion se denomina en muchos pueblos de Andalucía hacer piletas, cuya acep- cion es muy impropia. En casi todas las provincias se sigue la alhominable 109 costumbre de pisar la tierra á medida que se coloca so- bre las raices y las estacas dentro de las hoyas; es decir, que la apelmazan tanto Ó acaso mas que lo estaba en su estado natural antes de la apertura de la hoya; y si la tierra es tenaz, la dejan apisonada como si fuera una pa- red. Es verdad que conviene no dejar vacio alguno, pero el esceso de precaucion es dañoso , y todo hombre que sabe pensar, conoce sus Consecuencias; y esta es la razon por qué muchos intelijentes, y yo con ellos, se quejan y aconsejan echar agua en las hoyas en dicha operacion, y por este medio se consigue cerrarse todos los intersticios sin peligro alguno. Ya dejo dicho y repito, que para rodear las estacas y las raices secundarias y demas de los plantones, se debe elejir la tierra mas suave y mas muelle, á fin de que se una á todos los puntos. La de la superficie, y la que ha estado mas espuesta á las influencias meteóricas es la mayor; y si la masa total no tiene todas las condi- ciones requeridas, se debe buscar en otra parte. Á me- dida que se echa tierra sobre los plantones arraigados con- viene sublevarlas suavemente y á menudo, á fin de que la tierra menuda se insinúe por todos los vacios. Preyengo que será muy imprudente plantar cuando la tierra está demasiado húmeda y lodosa. Hoy tambien que observar que en las tierras fuertes, especialmente en las provincias meridionales, la tierra se agrieta durante las grandes sequedades del verano, y que estas grietas penetran toda su profundidad , y precisamen- te en el sitio de la circunferencia de la hoya; dejando asi las raices espuestas al aire, y haciendo perecer al árbol 103 por el esceso de haberse evaporado toda la humedad de la hoya. Se me objetará que se puede cavar la superficie de esta tierra, regarla, y cerrar asi enteramente las grie- tas: convengo en ello; pero en las grandes plantaciones, pues á pesar de los cuidados y riegos que se aplican, ape- nas hasta los tres años comienza la tierra á hacer cuerpo con la de la circunferencia; y el mejor modo, ademas de los riegos, es cavar el terreno de las dos junturas , é ir golpeando con el azadon d azada el suelo cavado, y asi se evitará mucho la evaporacion que se hacia por ellas. Algunos son de opinion que no se deben cortar ó des- mochar las puntas de las estacas; pero la esperiencia prue- . ba lo contrario, pero la práctica comun y ordinaria es cor- tar las puntas triangularmente , y mucho mejor es cortar- las de manera que formen el pico de flauta, quedando el lado opuesto con su corteza; puesto que por este punto es donde primero comienza á brotar y salir las raicillas del repulgo que alli se habia formádo. Los principios que se desenvuelven en el repulgo indican toda la teoría del arte de plantar estacas; y asi antes de hablar de la eleccion de éstas, daremos alguna nocion como se forman los bro= tes, y como crecen al salir de los repulgos. El acrecentamiento del brote ó tallo se atribuye á las partes mas groseras de la sávia ó jugo, empujadas á la circunferencia por un movimiento lateral , al paso que se elevan hasta lo alto por un movimiento perpendicular. Las partes mas lijeras y mas sutiles y volátiles, contribu- . yen á la produccion de los brotes desde el punto céntrico de las yemas: La fuerza del movimiento que las lleva del centro á la circunferencia, se comunica tambien á las fi- 104 bras del cuerpo leñoso que están mezcladas con la medula, son tambien arrastradas con ella, y como el cuerpo leñoso no está igualmente apretado por todas partes, pasan por las menos apartadas, y entonces no solamente forman en la circunferencia del cuerpo leñoso los círeulos nuevos que lo hacen engrosar, sino que adelantándose mas allá, em- pujan la parenquima de la corteza, la hacen tomar el mis- mo movimiento, y Obligan al pellejo á que haga lo mis- mo; asi se forman los brotes, y por un mecanismo seme- jante crecen y adquieren su total grandor y tamaño. Esta esplicacion es muy suficiente para entender la for- macion y acrecentamiento de la parte leñosa del brote; pe- ro por lo respectivo á la de las hojas y flores que contie- ne, es un secreto de la naturaleza, que se ha intentado mu- chas veces descubrir; pero las soluciones que se han dado, están tal vez muy distantes de la verdad hasta el dia. 5.0 Eleccion de ramas de olivo para estacas de plan- tacion. En los olivos es necesario escojer las ramas para estacas que sean rollizas, vigorosas, sanas, rectas, lisas, limpias, verdosas, y de olivos castizos, que no estén en- vejecidas, carcomidas y cariadas, ni tostadas del sol; ni que tengan secas, ó pedazos de corleza ó cáscara quita- dos; ni que estén sus ramas infestadas de nudillos pardos y acaracolados, que por estar enfermizos no medran ape- nas; que estén libres de plantas parásitas , como el muér- dago ó marojo, el musgo, la cuscuta, liquenes, etc.; que no tengan heridas viejas, ni espolones d ganchos en pu- trefaccion: se procurará escojer las mas viejas, guarneci- das de botones; y las mejores son las que tengan escre- cencias, protuberancias ó repulgos, y éstas mejor si es- 105 tán en la parte de la estaca que se ha de enterrar. Por lo regular, cuando se hacen las talas, cortan las ramas vie- jas, las agujereadas de las intemperies y heridas causadas por la poda ó esmaroja: tambien cortan las esquilmadas y paradas convertidas en ramas de madera, mas que de fruto , llamadas ¿nfructiferas; todas estas, por mas ayen- tajadas que sean y parezcan, y por mas que los ignoran- tes charlen, nunca, jamás, si se plantan, serán tan fruc- tíferas, tan vigorosas ni saludables, como las que se esco- jan y planten sin ninguno de los defectos y alifafes ano- tados; y mejor aun serán las que procedan de almácigas y garrotales. Se procurará con ansia que las ramas que se elijan para estacas de plantío, estén guarnecidas, repito segunda vez, de botones, principalmente las que tienen sobre la corteza tumores y repulgos, y cuanto mas bajos hácia su parte baja, mejor; los que se procurará que se queden por encima del corte de la rama, enterrando la parte en que se hallan. Como no es facil encontrar siem- pre ramas semejantes, convendrá dejar á la estaca un po- co de madera vieja: se aguzará la parte que debe quedar enterrada, procurando dejar ilesa la pequeña parte del ár- bol viejo ó corteza adherente á la estaca; porque es un repulgo nuevo y enteramente formado; pero si no se ha podido conservar, será preciso dejar por lo menos, y no lastimar la corteza de los lados; pero aconsejo que de nin- gun modo se hagan muescas, ni pelar la corteza ó macha- carla en la parte de la rama que debe quedar enterrada, creyendo que por este medio se multiplica el oríjen de los repulgos, sin advertir que estas muescas entretienen la sávia , desarreglando los conductos, y se obligan á dar 106 vueltas y revueltas para volver á tomar su direccion na- - tural. ( Si se quiere hacer repulgos con el fin de que al hacer el plantío de estacas, estas prendan con mas seguridad, se tomará una cuerda de lana ó de estambre , dese en la es- taca dos Ó tres vueltas en la parte baja, lo menos medio año antes de cortarla, cerca de una cuarta mas arriba de donde se considere que se ha de hacer el corte, y apretan- do la ligadura de manera que por todos lados ó puntos que- de apretada la corteza: si se aprieta demasiado, la corta y separa Circularmente, y casi siempre perece la superior parte del cordon; se debe, pues, apretar mas ó menos, se- gun el tiempo en que se hace esta operacion: si es prima- vera, cuando la rama no tiene todavía mucha sávia, se pue- de entonces apretar un poco, y la sávia que baja formará el repulgo á medida que la rama vaya engordando. Si la ligadura se hace cuando la rama está próxima á florecer, apretándola mucho se introduce y parte la corteza : es necesario, pues, que haya moderacion en esto; pero si se hace en Agosto, se debe apretar, cuando menos , como en primayera, porque la corteza está ya dura, y el olivo ten- drá asi tiempo para formar un repulgo antes del invierno. He aqui el resultado de algunos esperimentos hechos en ramas para estacas de oliyo. El autor de quien anuncio esta nota, dice: »Las esta- cas simples, esto es, las que no tenian repulgo ni peda- zo de madera vieja, no agarraron tambien como las otras, y muchas se perdieron,” »Las que tenian un repulgo formado por libadora, prendieron mas completamente que las dos primeras; y 107 las que ademas del repulgo de la ligadura tenian un poco de madera vieja, prendieron mejor que todas las demas.” Durante el primer año no se debe suprimir ninguno de los brotes que salgan de la corteza de la estaca, pues- to que las plantas y árboles se alimentan, tanto por sus hojas como por sus raices: las hojas absorven la humedad del aire, como tambien los diferentes nutricios que con- tiene; y el nacimiento y progresos de estos brotes, facili- tan los de las raíces, siempre que el terreno convenga con su modo de vejetar. El único caso en que se deben suprimir los brotes de la estaca en el primer año plantada, es cuando uno de los que salen de la parte inferior está muy vicioso , y absorve una gran parte de la sávia que debia ir á las ramas de la cruz ó cima; pero mientras la sávia se distribuye casi uni- forme é igualmente, es inútil y aun dañosa semejante su- presion. A la caida de la hoja ó final de otoño podrá tener cabida esta Operacion; esperando sin embargo á que la madera de la punta de la estaca esté bien cuajada; y para no errar en caso de duda, es mejor diferir esta operacion para la segunda otoñada. La mejor estacion, pues, para plantar estacas, princi- palmente en las provincias meridionales , es á principios de Noviembre; porque el calor interior de la tierra no se habrá disminuido aun por el frio, y facilitará la jermina- cion de las raices, que ademas será ausiliada por las lluvias del invierno. Durante este tiempo la parte de la estaca que se halla fuera de la tierra, no echará bróte alguno, es verdad, porque la temperatura del aire ambiente no se hallará en el mismo grado de calor que el de lo interior, ó 108 por lo menos no se mantendrá en el mismo punto nece= sario para la vejetacion de los árboles. Resulta, pues, de estas plantaciones tempranas , que las estacas sufren y resisten mejor los calores y seque- dades de la primavera y del verano. Como el clima no sea muy frio, es mejor plantar tem- prano, que esperar á fines del invierno ; pues asi se ga- na tiempo, la tierra tiene el que se necesita para apretar- se contra la estaca, incorporarse con ella, arrojar brotes mas pronto por la primavera, y producir mejores ramillas en aquel año. La estaca, despues de cortada del árbol, debe estar sin plantar el menos tiempo que sea posible. Si hay agua en las inmediaciones, se meterá en ella su parte inferior, Ó sino se enterrará en una hoya, cubriéndola con tierra; y de alli se irán sacando para irlas trasplantando. Pero no se atiende al cuidado esencial, repito por conclusion, que es á apretar bien la tierra contra la parte del plan- ton de la estaca que queda enterrada; pero que no sea tanto que quede en vez de apretada apisonada como una pared. Las doctrinas que dejo anotadas en todo este capítulo están-en un todo contestes con las que nos han trasmiti- do los mejores escritores que de la materia conocemos, co- mo Plinio, Olivier de Serres, Rocier, Duhamel, los re- dactores del Semanario de Agricultura, Sampayo, los se- ñores Boutelons, hermanos, y por último, nuestro sabio D. Gabriel Alonso de Herrera, hace 300 años que nos di- jo que el tiempo de plantar el olivo era, »si es tierra Ca- »llente, y seca Ó enjuta, y onde no se han de regar, sea 109 »por Noviembre ó Hebrero; y si tierra humida y fria ó »donde se puede regar, por Marzo, Abril, y aun por Ma- »yo, y en lo templado por Hebrero.” 6.2 De los terrenos que ama el olivo, y en los que se propaga mejor. La calidad del terreno para el plan- tío del oliyo es en jeneral muy indiferente, pues que le yemos crecer en tierras lijeras, arenosas, guijarrosas, pas- tosas ó de miga, en las sueltas y finas, en las pendientes de los montes ó de los oteros , en las volcánicas, y aun entre las rocas: vejeta igualmente bien y con vigor consi= derable en los terrenos fuertes y sustanciosos, y aunque el fondo sea arcilloso, se penetran las raices por sus grie- tas: tambien las mayores ventajas en los que se crian en tierras de buen fondo que, ademas de ser sustanciosas, están mezcladas con algun cascajo. En las tierras de vega ó campo pingúes, y en las de los valles y hondonadas , se crian los olivos, es cierto , mas ro- bustos, altos y frondosos; pero casi siempre están espues- tos á perder el fruto, por mas lozanos que sean, por la falta de ventilacion; y por esto los plantados en las coli- nas, montes y oteros, en las declives ó pendientes y sitios ventilados, fructifican mas abundantemente y con mas se- guridad, aunque no presenten tanto volúmen y lozanía; y en estos últimos terrenos son sus aceites de mejor calidad y mas esquisitos que los de aquellos parajes. Ama el olivo los resguardos y los abrigos, y vive con lozanía en los climas templados; pero solo da copiosos frutos donde tiene mas ventilacion , tanto mas si goza de un terreno suficiente para que puedan estenderse y mul- tiplicarse sus raices. Los frios del invierno, las nieves, la 410 escarcha y el rocío perjudican mas á los olivos espuestos en terrenos bajos, que á los de las alturas: en los prime- ros permanece en ellos mas tiempo la influencia de aque- llos metéoros, y en los segundos se disipa mas pronto, en razon de que el viento los azota y sacude; y de aqui es que en estos el cuajo de la flor es mas seguro, y en aque- llos falta con la mayor frecuencia. » Las olivas, dice Herrera, quieren tierras algo airosas, » mayormente de aqueste aire, que es el que viene de po- »niente; quieren Cerros que no sean muy inhiestos, sino »algo acostados ; que en lo muy alto no se hacen buenas, »ni en los valles, mayormente si son húmedos y ahoga- »dos, no airosos, y si los tales cerros son de barro suel- »to, son muy buenos , no de olleros. En los valles mas se » hacen grandes, jentiles, que fructíferos, mayormente si es » tierra muy gruesa y sustanciosa.” CAPITULO IX. DEL REPARTIMIENTO DE LOS TALLOS, RAMILLAS O VARETAS DE LAS ESTACAS RECIEN PLANTADAS, Y DEL RIEGO DE ÉSTAS. hipo olivo tiene la ventaja inapreciable de echar raices, tallos, brotes, ramillas 6 varetas por todas sus partes, escepto por las hojas; y se puede decir que cada poro de su corteza es propio para producir un renuevo, si la corteza está al aire, ó una raiz, si la corteza está cubier- ta con la tierra. No hay árbol que tenga mas tendencia á echar renuevos ó tallos; pues parece que la naluraleza 411 quiere compensar su lenta produccion por medio de sus ramillas; y asi es, que ya plantado por estaca, ó ya tras- plantado por raíces, echa por todas las partes que le que- dan al aire libre una porcion considerable de tallos, re- nuevos, brotes, ramillas ó varetas muy juntos entre sí; y no hay para que tocarles el primer año de recien hecho el plantío, con el fin de repartirlas; pues el árbol arrai- ga en proporcion á los brotes y varetas que arroja ; sin em- bargo, cuando tiene muchos en el tronco y en lo alto de la cima ó cabeza de él, convendrá suprimir las inferiores, porque estas absoryen la sávia inútilmente, si crecen mu- chos juntos, con perjuicio de las de la cruz á cabeza de las estacas: al segundo año se irán quitando y repartien- do las mas débiles; y al tercero solo se entresacarán y cortarán las paretas supérfluas, dejando no mas que las que han de servir para formar la copa del árbol; algunas veces hay que esperar al cuarto año, segun sea la fuerza de la vejetacion del plantío, dejándoles siempre las que presenten mas esperanza en su vigor, y las que estén mejor situadas y compartidas, pero que no bajen menos de cínco, por si casualmente se desgaja alguna; y al siguiente año se dejarán á lo mas cuatro; pues no es lo mejor que tengan muchas ramas madres 0 principales, sino que estas sean buenas , robustas y bien terciadas, pro- curando conservarlas; porque no es fácil reponer otras, hasta que llegue el prolongado tiempo de la primera Zala, á fin de que no quede el olivo imperfecto y cuarteado, como frecuentemente se está esperimentando. Si en los primeros años juveniles cargan mucho de acei- tuna , es menester quitársela, ó dejarles muy poca; pues 1419 á no ser asi, están las ramillas muy espuestas á desgajarse con su peso, ó á quedar muy inclinadas ó cabizbajas hácia el suelo, que es mucho defecto, y espuestas al diente de los ganados; y aun tambien muchas se desecan de resul- tas de lo desustanciadas que quedan, Mientras que los oli- vitos no adquieran mas robustez en su parte leñosa , dé- jeseles solamente que nutran la aceituna precisa, y Cója- se á mano, pues sienten mucho los palos, y están muy espuestas á que se quiebren ó desgajen, y á que ente las ramillas tambien. Muchos cultivadores hay que al pro ó segundo año, á mas tardar, reparten los renuevos ó varetas , y no dejan mas que dos ó tres en la cabeza de la planta, sin considerar que de semejante operacion, la sávia no en- cuentra bastantes vasos aspirantes, y sobre todo vasos es- cretorios , y esta maniobra echa de un golpe y sin conoci- miento de la física vejetal , dañan infinitamente á las ra- millas que se quieren conservar esponiéndolas á enferme- dades. Una de las razones que se oponen á quitarlas to- das de un golpe y de una vez, es que estos brotes ó ta- llos nuevos son todavía muy tiernos, y cualquiera ráfa- ya de viento los desgaja Ó rompe contra el tronco, y en- tonces no queda mas esperanza; y es menester que tra- baje la planta segunda vez en repartir otros nuevos con grande retraso. Del riego de las estacas ó plantones de olivo. Lo primero queimporta esencialmente, es que echen raices; y el riego que en el verano inmediato se les ha de dar, pi- de mucha circunspeccion é intelijencia, por ser una plan- ta, á quien ofende la mucha humedad. Si en el verano so- 115 breyienen oportunamente tres ó cuatro lluvias, serán inú- tiles los riegos , á no ser que el calor de él sea muy fuer- te. Los riegos que mas le aprovechan son los que se dan en Mayo y Agosto, y mucho mejor, si dánse despues de las tres de la tarde. Al olivo le daña demasiado la hume- dad , porqúe esta se opone á la concentracion del calor; y asi basta que la tierra tenga alguna poca humedad, Ja que se conservará arreglando los riegos á las cireunslan- cias del clima. La esperiencia me ha enseñado que la prosperidad de un plantío, sea de la especie de arbolado que fuere, depende casi siempre del desvelo, cuidado, beneficio y riego oportuno del primer año. En el riego se debe desterrar la inveterada costumbre de echar, sin conocimiento de causa, uno, dos ó tres cán- taros de agua cada dia en cada un pie sin reflexion, y se le echará mas ó nada cuando la necesite Ó no, á juicio de un hombre de razon y de esperiencia; pues no se debe abandonar á un cualquiera esta operacion, como sucede ordinariamente; siendo no pocas veces esto la causa por que se pierden muchas estacas, despues de haber ellas brotado con mucha lozanía y valentía. En las piletas 6 acogombrados con que se cubren las estacas y plantones para preservarles del frio y del esce- sivo calor del verano, se harán unos buzones ó agujeros algo grandes , por donde se ha de vaciar el agua para el rieg0, y que esta caiga siempre bañando la corteza infe- rior de la estaca por su pie hácia el centro, los que se harán mirando hácia el nordeste, esto es, hácia en medio de la línea que divide el norte del este, con el fin de que los calores del mediodía y tarde de los dias grandes, no E 19 414 disipen tanto la humedad; y en el centro de ellos se asen- tará una hoja ancha de pita ó un pedazo de estera, para que el agua al vertirla del cántaro, no impela y remoje la tierra del espesor de la pileta, y con la continuacion no la derrumbe tan fácilmente; y será muy útil que quede el buzon tapado dia y noche con un manojo de yerba ó cosa semejante. El plantío de olivo hecho temprano desde mediados de Octubre, si hubiese llovido, hasta mediados de Diciem- bre, cuyas hoyas se hayan abierto con un año de antici- pación, no necesitan tanto riego, y á veces ninguno en el primer año, si el invierno, otoño y primavera, de hecha la plantacion ya, han sido bastante lluviosos; pues duran- te estas tres estaciones la tierra habrá cojido bastante hu- medad y jugo para mantener las estacas frescas , vigoro- sas y nutridas, y para que vejeten bien en todo el estío, aunque esle sea caluroso y seco; mas con todo aventaja- rán si se les riega hasta el cuarto año. El plantío tardío de primavera necesita incomparahle- mente mas riegos y mas frecuentes, por la razon de que su tierra no ha recojido tanta humedad, por haber estado al aire yá las aguas é intemperies las hoyas hasta Marzo y Abril, en que acostumbran hacer esta plantacion. Para conocer si las estacas y plantones recien planta- dos Ó clavados echan buenos renuevos , tallos ó ramillas, se tendrá cuidado como vejetan. Si las hojitas están ver- dosas y lustrosas, y si están empinadas y rectas hácia ar- riba en cualquiera estacion, y con especialidad en el es- tío, es señal que vejetan bien, y por lo tanto no tienen necesidad de riego; pero si están mustias, lánguidas y Cca- 115 bizbajas, es señal que las hace falta el riego; mas si se pre- sentan amarillentas, y que las hojitas se van cayendo, es prueba que están hidrópicas, esto es, que abunda la tier- ra de humedad; y en este estado es menester darles algu- nas cavas, para que por este medio se evapore la tierra. Observemos siempre la marcha de la naturaleza , y acer- taremos en todas nuestras faenas agrícolas, y estemos cier- tos de que no nos engañiará jamás, sino cuando no la com- prendemos , equivocando nuestras ideas en sus Opera- ciones. CAPITULO X. DE LOS BENEFICIOS DEL OLIVO TRASPLANTADO. D el cuidado de las hoyas. Toda tierra, dice Rocier, se asienta al menos una pulgada si ha sido removida, y des- pues se ya recojiendo poco á poco en sí misma; de ma- nera que entre la tierra removida y las paredes de los cos- tados de las hoyas se abren grietas que penetran hasta el fondo de ellas; y por estas aperturas é intersticios, se evapora con mucho perjuicio de las raices la humedad del suelo, atraida por el aire y sublimada por el calor. Este vicio se verifica principalmente en las tierras tenaces, fuer- tes y compactas , y el mejor medio de remediarle , es dar al terreno una ó dos cavas ó rascabinas, allanando y apel- mazando la tierra con la azada. Las tierras lijeras , areniscas, etc., están en jeneral exentas de estas grietas; sin embargo la prudencia dicta que se visiten de cuando en cuando las plantaciones, y se remedien los inconvenientes luego que se adyiertan. 1446 De los abonos y labores al pie de los olivos. No en- tro por ahora á examinar si los olivos deben ser podados cada dos años; pero como esta es la costumbre casi jene- ral, la doy por sentada, por lo que voy á decir , reseryan- do mi dictamen para cuando trate del capítulo de la poda. Antes de arar, esto es, antes, durante 6 despues del invierno, se abona el pie del olivo, y en seguida se entierra. Esta operacion, muy sencilla por sí misma, se hace casi en todas partes mal. Examinemos primero la na- turaleza del abono. : La esperiencia prueba que el estiercol pajoso, mal podrido, etc., casi no tiene virtud alguna; pues es muy esencial que haya fermentado ermasa, y que el monton haya estado bastante húmedo para que no le acometa el moho; en fin, que haya esperimentado la fermentacion pútrida, que es la que debe variar la naturaleza de sus principios primeros, para componer mistos y residuos análogos; y para ello se necesita por lo menos un año pa- ra esta mutación y conversion: y asi es que el abono mas descompuesto, y sin que haya esperimentado evapora- cion alguna, es el mejor, y una cantidad de él reducida á mantillo produce tanto efecto como seis tantos de estier- col todavía pajoso. Comunmente se echa el estiercol muy cerca de la ce- pa del olivo, y se estiende alrededor de ella, y se amon- tona la tierra contra él, y de esto resultan muchos incon- venientes : 1.2 el amurillar un árbol que está procurando siempre echar ramas y raices, y que tiene en toda su lon- jitud jérmenes de brotes prontos á desarrollarse, escita á las raices á salir de la parte cubierta, y aumenta los tu- 117 mores ó repulgos alrededor del cuello de las raices, en- sanchando y alargando poco á poco la cepa, hasta hacer salirla fuera de la tierra; por tanto, es un absurdo amnri- llar el olivo sin cesar; pues por mas que se haga, al fin echará siempre fuera la cepa, que es lo que el buen cul- tivador procurará remediar en cuanto le sea posible. El árbol no recibe por la cepa ni por el oríjen de las raices gruesas que salen de ella, el beneficio de los abo- nos, 6 por lo menos recibe muy poco, porque las raices capilares son las que proveen verdaderamente la sdvía, y la cepa casi no las tiene. Es necesario, pues, dejar sin estercolar , por lo menos tres pies de distancia alrededor del tronco, esparciendo el estiercol por la circunferencia y fuera de este círculo. 2.2 El estiercol acumulado en mucha cantidad no se puede comparar á la mucha cantidad de tierra. El aire, el calor y las lluvias disipan bien pronto sus principios mas volátiles, y solo resta un caput mortuum ó simple resí- duo. El estiercol, al contrario, derramado en la circunfe- rencia, queda enterrado muy profundamente con la caya ó arada, y las lluvias hacen penetrar mas adentro sus prin- cipios, que deben combinarse con los que están ya con- tenidos en el seno de la tierra. 3.2 El amurillar los árboles hace que las aguas Hove- dizas se aparten del tronco y centro, dándoles una ineli- nacion rápida, y las arroja lejos ; asi que, es mucho mejor labrar los árboles de una manera que quede alrededor del tronco una especie de caldera que retenga el agua, y la remita de la circunferencia al centro , porque entonces no se pierde una gota, y las aceitunas no se caen de los ár- 118 boles desecadas durante los calores continuos del verano. Si esta labor se diese antes del invierno, la humedad con- centrada al pie del árbol podria dañarle , si el frio fuese riguroso. Los campos destinados para granos y plantados al mis- mo tiempo de olivos, reciben cinco labores con el arado el año que se podan los árboles ó que se siembra la tier- ra : se abonan antes ó despues del invierno, y el estier- col queda enterrado con la cava y arada que se da al pie de cada árbol. Es imposible mientras están en pie los pa- nes darles labor alguna. De este resultado el olivo se que- da sin cultivo un año entero; mal que podria disimularse, siá fines del otoño se le diese una buena reja ; pero este método es casi desconocido en las provincias del medio- día , donde, como en todas partes, siempre se hacen de prisa las labores, y por eso no se da la primer reja ordi- nariamente hasta el mes de Febrero siguiente. Este mé- todo de cultivar es muy defectuoso. En otros parajes dan los propietarios á sus campos sembrados y plantados de olivos una labor cruzada des- pues de alzada la cosecha; resultando de esto, ademas de las ventajas de estas labores relativas al suelo, que el fru- to del olivo se aprovecha de ellas tanto como el árbol mis- mo. Algunas veces se retarda esta labor por un momen- to á causa de la sequedad de la estación ; y asi conviene aprovecharse de las primeras aguas, y si tardan en caer, se labrará como mejor se pueda. Muchos cultivadores, al contrario, pecan por el defec- to Opuesto: están sin cesar con la azada en Ja mano, y aumentan asi la evaporacion de la poca humedad que le 119 queda al suelo; pero si felizmente sobrevienen lHuvias, no queda perdido su trabajo. En agricultura solo se debe ha- cer lo necesario, y lo demas es inútil; porque los campos no son como las huertas; y los olivos no exijen tanto cui- dado como los arbustos y los ranúnculos de floristas. A cada labor que se da al pie de los troncos de los olivos, se deben destruir los brotes que salgan de ellos y del cue- llo de las raices , porque son unos parásitos muy perni- ciosos. Las labores bien dadas y á sus debidos tiempos, favo- recen mucho la vejetacion del olivo, que mas que otro árbol alguno, corresponde á los beneficios que el cultiva- dor le dispensa: asi que, los agricultores que entienden bien en qué consiste su verdadero interes, no se con- tentan con solo arar dos, tres ó mas rejas , sino que ade- mas suelen cavar sus olivares, procurando que. los opera- rios no destruyan, corlen ó conmuevan las raices de las plantas estendidas por todas partes en busca del alimento. Cuando estas labores se hacen entre olivos que ya fruc- tifican, se empiezan regularmente luego que se ha reco- jido la aceituna, y repartiendo el tiempo en épocas pro- porcionadas, se distribuyen tambien las subsiguientes con intervalos acomodados á las facultades y faenas del labra- dor; pero regularmente termina por los meses de Junio ó Julio. Si los olivos son nuevos, puede anticiparse algun tan- to la época de empezar las labores y repetir las que con- venga en primayera y otoño, puesto que en estos no hay que esperar á la recoleccion del fruto como en los pri- meros. No falta quien dice que el olivo no necesita de bene- 120 ficio alguno al pie, sino arriba, y hay muchos que lo ha- cen asi. »Ten á la vista, dice el Padre Baeza, la memoria que dió principio á esta opinion que tantos perjuicios ha causado. Celebro, repite el mismo, el fino modo con que se discurre en ella; pero atengámonos á la esperiencia, Todo lo nuevo y singular place en este siglo de noveda- des, y mas si es en favor del bolsillo. No pensemos que las buenas cosechas penden solo de los beneficios que se dan á la tierra; pues es necesario que coopere el tempo- ral; esto es, el calor, la humedad , la distribucion de las JMuvias en ciertos meses y circunstancias, la fuerza y du- racion de los vientos, etc. Las Jluvias que caen por la tarde y la noche, yá las que se sigue un tiempo nublado, son mas útiles y mejores, porque penetran la tierra y se quedan en ella; pero cuando sale el sol luego que llue- ve, se evapora pronto el agua, y se Ocasiona una fermen- tacion dañosa. Tambien son mas provechosas las lluvias moderadas y tranquilas, porque los chaparrones laban la tierra y arrastran tras sí los abonos; ademas de que sue- len descubrir las raices de las plantas. Los calores fuer- tes á sus tiempos oportunos, no solo causan un gran bien ¿3 la vejetacion, sino que benefician la tierra labrada, redu- ciéndola á polvo, y hacen perecer al mismo tiempo las raices de las malas yerbas, y acaso tambien muchos in- sectos.” Del tiempo en que se ha de abonar el olivo. Las opiniones sobre este punto están divididas ; y asi solo es- pondré aqui las mas razonables y las mejor recibidas. La esperiencia diaria ha probado que el olivo exijia abonos mas ó menos necesarios, segun las especies y la naturaleza del 421 suelo: cuando el campo se labra con el arado comun ne- cesita de mas rejas, porque las raices fibrosas se estien- den casi por la superficie. Plinio, Caton y nuestro Colu- mela exijian que el olivo se abonase al menos cada tres años. El labrador quiere que el árbol le produzca abundan- tes cosechas, y aunque lo trata rigurosamente en la poda, desca que arroje mucha madera nueva. Pero no conside- ra que el alimento debe ser proporcionado á las necesida- des de los principios saviosos, sin que haya duda en esto; y la esperiencia ha probado, que la especie de olivo que se carga naturalmente mas de madera que Otra, necesita tambien mas cantidad de abonos. Mas tratemos ya de la época en que conviene estercolarlos. El otoño me parece el tiempo mas favorable, durante el mes de Octubre, porque en Setiembre hace todavía mucho calor, y en Noviembre hace comunmente mucho frio. La mezcla de nueyas tierras, escombros, etc., se pue- . de hacer en todas las estaciones, y sobre todo á fines de Noviembre, para que las lluvias de invierno puedan lavar- las y penetrar la tierra de la sal que estraen de ellas. Im- porta no perder de vista que hablo de un estiercol bien hecho, de un estiercol que haya sufrido la fermentacion pútrida; en fin, de un estiercol cuyo calor en masa sea á corta diferencia igual al de la atmósfera. Este abono, acar- reado en otoño, y enterrado inmediatamente con una la- hor, dará fortaleza al árbol, cuyos frutos, que no se cojen hasta Noviembre ó Diciembre , serán mas gruesos y esta- rán mejor nutridos. Si sobrevienen lluvias , la disolucion de este estiercol y la combinacion de repeptincipios con 122 los de la tierra, serán prontos, y se convertirán en prove- cho del árbol y beneficio del terreno : no habrá que temer que este estiercol bien consumido atraiga la frescura du- rante el invierno, y que en su evaporacion encuentre la humedad debajo del árbol; en fin, obrará en este caso, no como principio cálido , sino mecánicamente como princi- pio nutritivo, y como restaurador de los principios con-. sumidos por la cosecha recojida dos ó tres meses antes. Las abonos pajosos no consumidos, etc., son dañosos, porque ni el arado ni la azada los dividen bien; y que- dando enterrados cuando las lluvias de fines de otoño los penetran, se establece en ellos una nueva fermenta- cion, y toda fermentacion produce calor, verificándose entonces los fenómenos que hemos citado. Se me objetará que el estiercol se aniquilará, y sus principios se desecarán, y que al yolver la primavera , el árbol no sacará de ellos provecho alguno; pero esto no es cierto, 4 menos que se haya dejado sobre la superficie del terreno, espuesto al sol, al aire , etc.; pues enterrán- dole convenientemente, no hay que temer nada. Á me- dida que la estacion se adelanta, se disminuye el calor, y las descomposiciones y recomposiciones se hacen con mas lentitud; el árbol se aprovecha de las que se han hecho hasta entradas del invierno, aunque sean en corta canti- dad; porque en el invierno es cuando se preparan las di- soluciones grandes, y la renovacion del calor de la prima- vera verifica las recombinaciones, de las cuales penden los principios saviosos. | Los abonos consumidos, derramados durante el invier- no, no producen efecto ninguno, porque han despedido 123 ya todo su calor en la fermentacion pútrida , y no son sus- ceptibles de calentarse, á menos que estén muy secos ó hayan sido tales, ya por una fermentacion en que la hu- medad no ha sido proporcionada á sus necesidades, ya por una evaporacion escesiva, estando espuestos al aire libre. No se debe concluir de esto que este abono, que su= ponemos perfecto, amontonado contra el pie del árbol, no sea peligroso , porque si el calor fuese bastante fuerte, podria suceder que refluyese sobre aquel, de la misma manera que obra tambien en esta estacion sobre los al- mendros , pérsicos, etc. En ningun caso, pues,en ningun estado se debe mantener el estiercol, sino estenderle y enterrarle al instante. Si los abonos no están consumidos, el efecto de las heladas será mas sensible, por poco que les falte para estar reducidos á la mayor division. Los abonos derramados á fines del invierno en Marzo, y sobre todo en Abril, no producen todo el efecto que se debe esperar de ellos, á menos que sobrevengan lluvias algo considerables; pero muchas veces sucede que des. de Abril hasta el otoño no cae una gota de agua, y si llue- ve por; casualidad, es un agua tempestuosa y pasajera, que se corre por la superficie sin empaparse. En este estado no es posible que los principios del abono se combinen con los del suelo, y el calor fuerte hace evaporar imútil- mente una parte de ellos. La época mas ventajosa para hacer esta operacion aplicable al olivo es á fines de Febre- ro , porque hay todavía la esperanza de las lluvias del mes de Marzo. Lo que acabo de decir sufrirá muchas contradicciones, porque en cada pais y en cada aldea se sigue una rutina, 1924 de la que nadie se atreve á apartarse; pero yo suplico 4 los cultivadores, que no se dejen subyugar por:la costum- bre 5 que repitan esta prueba en tres épocas; que cuenten con el tiempo que haga en dichas estaciones; y «sobre to- do que observen bien el estado en que se halla el abono al emplearlo. Toda especie de abono conviene al olivo, con tal que esté bien consumido; y la esperiencia ha hecho ver que el de ovejas y cabras es el mejor que se conocia entre los abonos animales; despues sigue el de caballerías, y últi- mamente el de ganado pacuno. La mezcla de tierras nue- vas y escombros es tambien útil; y si la leña estuviese abundante en las provincias meridionales, seria bueno echar á los olivos el borujo de las aceitunas despues de bien prensado , porque es un abono muy bueno, á causa de las muchas partículas oleosas que contiene todavía; pero si no.se emplea ni como abono ni para la lumbre, sumi- nistrará un alimento bueno en el invierno para las aves domésticas. Se deja perder inútilmente el alpechin, y:las aguas que salen de los molinos de aceite , y que han ser- vido para escaldar la aceituna, sin considerar que: reuni- das en un espacioso depósito que se llenase de paja, de hojas de árboles y de toda especie de vejetales, forman un hígado de azufre en toda la superficie y en las orillas. despues que han fermentado. Su olor es tambien desagra-: dable y fétido; pero todo ello forma un abono escelente. Se puede tambien añadir á la paja y á los vejetales capa: por capa tierra buena; y á medida que el agua mas sutil se va evaporando, se cubrirá con esta tierra la parte del suelo y de la masa total que ha quedado seca. Los moli- 125 nos se abren en Noviembre y Diciembre, segun los pai- ses y las especies de olivos que se cultivan, y se cierran ordinariamente en Febrero: en todo este tiempo hay po- ca eyaporacion, porque el calor del aire no es bastante fuerte para establecerla; y en fin, porque la escesiya can- tidad de agua se opone á la fermentacion y á la putrefac- cion; pero á fines de invierno, y cuando esta agua ha de- positado el mucilago y las otras partes que contenia; en fin, cuando solo conserva, por decirlo asi, la parte colo- rante de que está cargada, se abre el caño, que se habia cerrado para contenerla, y se deja salir la porcion que $e quiere. Es muy importante conservar, cierta cantidad de ella en el fondo del depósito, para que la masa del éster. col la chupe á proporcion de la que pierde por la evapo- racion de la parte superior. La gran fermentacion puútrida se establece cuando los calores de la primavera comienzan á obrar con cierta fuer- za, y el del verano acaba la descomposicion. En todo el mes de Setiembre se saca el abono del depósito, y se de- ja amontonado en las orillas hasta el momento de acar- rearle al campo. El color de este estiercol es de un negro azulado; su consistencia se parece á la de un barro algo enjuto, y se corta con la laya ó con la pala en pedazos semejantes á los de la turba. La parte del abono espues- ta al sol, pierde muy pronto su color obscuro y se yuel- ve pardusca. No hay abono que sea comparable con éste en bondad, tanto para los campos de granos, Como para los olivares: hasta el agua de los molinos, dejándola fer- mentar por muchos dias, y acarreada á los campos del mismo modo que los flamencos trasportan y derraman en 1296 ellos las aguas de los depósitos del estiercol, asegura las cosechas y la vejetacion vigorosa del olivo; pero su efecto es de menor duracion que el del abono en pasta, aun cuan- do se labre el terreno inmediatamente despues del riego. Estos reservatorios, estos estercoleros son, durante los calores, unos focos verdaderos de putrefacción, de donde se desprenden sin cesar unas cantidades prodijiosas de ai- re fijo, y de donde sale mucha infeccion. La ventaja que producen no se puede comparar con la salud de los cul- tivadores; y asi es muy prudente alejarlos de la habita- cion ó cortijo, y que á pesar de su distancia no estén en la direccion del viento. Comunmente se dice que el aire es mal sano en tal alquería , en tal aldea, etc.; que las ca- lenturas en ellas son frecuentes durante el verano, y que su poblacion se aminora, y nose advierte que semejantes: males dependen de estas causas pequeñas. No se debe perder de vista que los abonos, de cual- quier naturaleza que sean, Obran solo en cuanto ba habi- do descomposicion de sus principios constituyentes; que de esta descomposicion ha resultado una composicion nue- va, nuevos principios diferentes de los primeros , y muy susceptibles de ser disueltos por agua; que de la reunion de estos últimos con los del suelo, resulta la verdadera combinacion jabonosa que constituye la sávia ó jugo ve- jetal; que esta savia está compuesta de agua, tierra, acei= te, sal y aire fijo en mucha cantidad; que la justa pro= porcion de la mezcla de estos principios, depende la mas ó menos vejetacion de toda especie de vejetales, cuales- quiera que sean; y en fin, que jamás un abono que: no se ha consumido, como es necesario, no producirá una: 127 combinacion justa, esparcido y enterrado por el campo. Mientras los olivos se mantengan y alimenten bien su aceituna, no tienen mucha necesidad de estercolarse; pero si cuando se advierte que se van debilitando sin re- celo de que se altere, ni desmerece la calidad del fruto, como suponen algunos, siendo el tiempo mas oportuno para ello el otoño, para que con el beneficio de las llu- vias se reparen durante el invierno de lo que hayan pa- decido en el verano. Todo estiercol bien podrido y sustancioso es á propó- sito; pero los abonos mas especiales para los árboles y olivo, usándolos con discrecion y del modo dicho, son las carnes podridas, sangre, cuernos, pezuñas, y todo resi- duo de animales, borras 0 heces de vino y de aceite, aguas de los enjabonados y de fregar en las cocinas, y toda in- mundicia que se saque de estas y otras oficinas donde se vierta aceite y Cualesquiera grasas. Tambien son buenos abonos los yesones, ó pedazos de yeso que resultan de los edificios viejos, derrumbados entre los escombros, y machacados algun tanto, producen buenos efectos echados al mismo pie de los olivos, ya vayan solos, y mejor si van mezclados con abonos animales: en este último caso la combinacion jabonosa Ó principio de la sávia, se forma con mucha prontitud. CAPITULO XL ÉPOCA Y DISTRIBUCION DE LA ARADA. lA las reglas y precauciones espuestas hasta aqui pa- ra proceder con acierto en la plantacion y gobierno de los 1298 olivos, serian casi inútiles si despues de plantados no se les diesen las labores convenientes, y defendiesen de los animales, que comiéndoles los brotes y ramillas que han de dar fruto, y ademas royéndoles las cortezas, sino los matan, los privan por lo menos de las facultades de ele- varse y estenderse; y por consiguiente de dar aquel fru- to que debia esperarse de ellos regularmente. Las labores anuales que suministran los cultivadores jeneralmente á todo olípar en algunos paises, es una ma- la reja, en otros dos por otoño y primavera, y cuando mas otros tres al año; pero los unos y los otros lo ejecu- tan fuera de tiempo, sin llevar un órden natural, dándo- las cuando se desocupan de otras faenas, tal vez menos precisas, Ó esperando á que los dias sean mayores; y no teniendo mas guia de que medie de labor á labor algun in- tervalo; y sin tener presente que ningun árbol agradece tanto el beneficio del cultivo como el olivo; pues que cul- tivado con las oportunas labores, reverdece ; con ellas echa pimpollos robustos y saludables, y la aceituna engorda mas y en mas cantidad, y sus aceites son de mejor cali- dad. Es un error el persuadirse de que con solo una reja rascando la tierra, está adecuadamente cultivado un olivar; es lo tambien el creer que dos ó tres vueltas de labor le serán tan útiles, hechas inoportunamente y fuera de tiem- " po, como las que se le apliquen á su verdadero tiempo natural; y que Cuanto mas se profundice el surco sin in- terrampir, remover, maltratar ni golpear los troncos y raices capilares del olivo, tanta mayor utilidad se sa- cará de una bien dirijida labor. Tal es el anterior órden de: labrar los olivares que se . 129 ha:seguido y continuado por una serie y no interrampida costumbre de siglos en todas partes; y los escritores jeo- pónicos lo han tolerado mas-ó menos hasta nuestros dias; y no pudiéndome avenir- 4 rutinas tan en parte funestas, pasaré á: esponer como se deben cultivar, fundado siem- presen la marcha de la naturaleza y dela misma fisiva vé- jetal, de las que jamás.me apartaré. | Para labrar bien los olivares, deben dárseles cuatro rejas ó: vueltas de arado cada año en sus épocas oportunas, á fin de que las raices, con especialidad las capilares, se estiendan y profundicen mas, y se acaloren, humedezcan y perciban mas la luz, y para: que no crien Boy Ars que las e y chupen la sustancia. * + Siguiendo el órden de la naturaleza, todo árbol, sea el que fuere, verbí gratía, el olivo, en el momento que se despoja, quita: y recolecta: su «fento ó: aceituna, desde aquel instante cesa en su. vejetacion “anual, y principia á descansar, digámoslo asi, del grave peso del fruto que le tenia agobiado y como estenuado. Desde esta misma época el árbol dará principio á recuperar poco á poco nue- vas fuerzas de vejetacion, siguiendo -las invariables leyes de la: naturaleza, á quienes está constituido; y desde esta misma 'época la mano próvida de un cultivador celoso se esmerará, aunque no seasino porsu utilidad, en ayudarle y ausiliarle con prontas y bien:ordenadas labores, á fin de que el árbol active y prepare una feliz y lozana vejetacion: esto asi, sin demora y despues de la recoleccion, deberá ante todas cosas: 1.2 podar ó limpiar el: olivo, cortándole - y descargándolestodo: el rameje de madera imútil, lo te- viejo, escarzoso y perjudicial á su pros y vejeta- | 50. cion: 2.2 en seguida , y sim demora, sele dará la primera reja honda y yunta, y por estos:medios se vigorizará y to- mará nuevas fuerzas, predisponiéndose y descansando los cuatro meses de Diciembre , Enero, Fehrero y Marzo pa- ra los nueyos jérmenes de frúto. En Enero hasta: mediados de Febrero se le dará la segunda reja; y asi irá recobrando la tierra bien mullida la humedad de las aguas loyedizas, introduciéndose en ella, y el árbol se fortalecerá, :coadyu- vando para: la futura «jerminacion del signiente;mes de Abril; en cuyo'mes es bien sabido que jeneralmente na- cen del sobaco de las hojas las yemas, que contienen sus flores , desarrollándose y abriéndose estas por Mayo, y ca- yéndose al suelo la flor en Junio, habiéndose antes cuaja- «do el fruto.ó aceituna: mas ó menos temprano, segun el clima del terreno. | : 3 Por: ningun motivo ni i-pretesto se deis el tercer hiad ro, mientras que: los olivos están: en flor; porque-los eflu- vios que exbalaria la tierra si se arase:ú cavase; les per- judicaria rotabiliSimabendal estando ademas de:esto muy espuestos, durante su florescencia, los árboles 4: las waria- ciones repentinas de la atmósfera: de calor al frio; de -las heladas repentinas y tardías de:la primavera, 1á'humeda- des abundantes, ademas nieblas y «rocíos, á:insolaciones ó recalmones; y aun á veces hasta las aceitunillas recien cuajadas se pierden: de semejantes variaciones : en: tales circunstancias mo se deberá jamás arar, cavar ni podar, hasta que se haya caido', secado y cuajado la flor ; porque efectuada ésta , es señal de estar ya cuajado el. embrion de la aceituna, y de consiguiente ya ño cotrespeligro; el que se le den despues las labores y beneficios quese esti- su. men útiles y convenientes. El físico se complace enton- ces en calcular la altura de la atmósfera, su densidad y variaciones; el astronómico sus efectos: ambos quieren adivinar sus vicisitudes y las causas que las producen; el labrador todo se lo debe á ella; él mismo esperimenta sus influencias saludables , ó teme ¡con que dolor! sus crueles efectos: ¡cuan apesadumbrado y receloso se encuentra en tan dudosa crisis desde la florescencia! de ella .pende:su dicha ó su desgracia; por lo que pasada ya la florescencia, se podrá dar la tercera reja , despues de haber cuajado la flor sin recelo: algunos si la florescencia se desgracia, aban- donan por aquel año los olivares, escusándose por ahor- rar; de lo cual resulta un atraso muy grande al año veni- dero, cuyo procedimiento no apruebo, pues siempre el árbol lo “agradece y no se retrasa: el tercer hierro: se ha- rá profundo y á lomo, para que la tierra adquiera mas superficie y aproveche mejor los gases atmosféricos, que son los verdaderos abonos naturales: La cuarta arada se efectuará desde Agosto hasta el 15 de Setiembre hon- da y yunta, sirviendo estas dos últimas rejas de unos verdaderos abonos, por la: mezcla y percepcion de los dos referidos gases; pulverizándose ademas la tierra, y aniquilando las yerbas é insectos y sus larvas. Bajo de estas bases aconsejaré que se labren siempre los olivares, por estar fundadas en las leyes naturales y de la eco- nomía rural y vejetal. e to A 152 ¿CAPITULO XIL. DE LA PODA DEL OLIVO... as la fisiolojía vejetal. las importantes fun- ciones de la sávia descendente destinada por la naturale- za para alimentar las raices, al mismo tiempo que para producir el fruto , el arte aun no ha hecho aplicacion de _ esta bella teoría para podar los árboles. Algunos autores, particularmente Rocier, se hair de: plicado contra los inconvenientes de la poda, y no por eso deja de ser cierto, que removidos otros inconvenien- tes mas perjudiciales que resultan de abandonar el árbol á sí mismo, han acabado por conocer pa necesidad de podar. j Esta operacion «exije toda la atencion de un natura- lista, y asi no propondré aqui á los labradores mas que los resultados de Jos esperimentos que se. CONSAgrarán» por felices resultados, y poco á poco se irán haciendo po- pulares, convirtiéndose al fin en un método jeneral; pues-; to que la fisiolojía vejetal mo admite principios diversos, segun la diversidad de los árboles , sino que siempre son los mismos; y asi, lo que es cierto respecto del manzano, lo es respetto del peral , y lo será sin duda ¡igualmente respecto del olivo y de cualquier otro árbol frutal , fue- ra de algunas pequeñas modificaciones, Al describir .la fisiolojía vejetal sus teorías luminosas, y al indicar los hermosos esperimentos sobre la sávia que se deben á Halles, Valker, Duhamel, de Sausure, 133 ; Coulomb', Sennebier, etc. , revelaba el secreto importan- te de gobernar y podar los árboles frutales. Sin embargo, los autores de estas teorías y esperimen- tos dirijidos á consagrar el influjo de la sávia descenden- te sobre la fructificacion, no hacen ninguna aplicacion al arte : antes tratando de la poda entran en el círculo yi-' cioso de esta operacion, y no ballan mas que cortar y po- dar las ramas, destruir chupones , tajar los vástagos, y dejar por todas partes los vestijios del cuchillo. Es, pues, la fisiolojía vejetal la que nos ha hecho-reconocer el prin- cipio de que deben como arquearse las ramas, cuando la simple observacion de la naturaleza habria debido condu- cirnos á esta práctica. En efecto , si nos ponemos de es- paldas contra el tronco de un olivo,ó de cualquier otro: árbol abandonado á.sí mismo, como lo están en los mon- tes, y levantamos los ojos, ¿que otra cosa percibimos sino una bóyeda circular de ramas, que: partiendo del tronco ála altura de una ó dos varas , se abajan en forma de ar- cos, cuya estremidad se acerca á la superficie del suelo? Solo en estos arcos se forma el fruto , mientras quecla parte superior del árbol no nos presenta mas que una EDu ca yejetacion de ramas leñosas y sin fruto. Poda y gobierno de los olivos. Como en la poda y gobierno de los olivos se debe proceder siempre: por principios y razon, y no por rutina ó acaso, podrán unirse como elementos las proposiciones y definiciones siguientes , suponiendo los: olivos en el ór- - den comun de la yejetacion. | 134 Proposicion 1.2 Las ramas y raices de un árbol están en proporcion recíproca, contribuyendo mútnamente las unas á las creces de las otras , y por consiguiente pade- cen las unas cortando las Otras. Si se podan'muy largas las ramas fuertes de un árbol vigoroso, se fortificarán las raices, se multiplicarán las fuertes; y cargándose de madera no fructificarán. Si al contrario, se podasen muy cortas, descargando tambien el árbol de las ramas menudas se bad de- bilitándose las raices. Es, pues, necesario descargar de «ramas menudas” los olivos vigorosos , y dejar á las ramas fuertes una largura razonable, á fin de conservar cierta proporcion y una es- pecie de equilibrio entre sus ramas y raíces. Al contrario, cuando un árbol brota debilmente, es señal que sus raices tienen poco vigor, y es necesario descargarle tambien de ramas menudas, y podar cortas las mejores, á finde que fortificándose , se fortifiquen tam- bien las raices. 22No se forma una rama vigorosa en un lado del ár- bol, sin que exista en el mismo lado alguna causa que obligue á la sávia á dirijirse con preferencia á aquella parte. Esta misma causa hará que en el mismo lado se des- envuelva mayor número de raices, y aumentándose éstas mas y mas, la fuerza de la rama tomará escesivo vigor, perjudicial á las inmediatas , y algunas veces al resto de los :árboles. Para evitar estos malos efectos, se deben su- primiv ó moderar: las ramas que.se ' manifiesten notable- mente mas fuertes que las otras. : 0 455 ¿113% En el órden natúral la sávia que atraen.las rai» ces ¿se dirije A á las ramas correspondientes al mismo lado. EVI, ro ¿Cuando se adelanta con esceso un lado de algun árbol tomando gran superioridad sobre el otro, sin que la poda haya podido: moderar su vigor, lo ocasionan sin duda las raices correspondientes al mismo; y para restablecer la igualdad, deberán descubrirse y cortarse alguna ó algunas de las:mas: fuertes. Pero no debe usarse: de este remedio violento , sino con grave necesidad y con gran precaución, porque sucediendo algunas veces que: las raices no sumi- nistran alimento á las ramas de un mismo lado, sino á las del opuesto , resultaría en este caso: la poa de las ra- mas débiles, 10: | da 4.* La sávia se dirije á las ramas con mas ó menos fuerza y. abuidancia, á proporcion: que se acercan mas ó menos á la direccion vertical. Los: árboles se inclinan 4 elevarse á la altura corres- pondiente:á su:especie, y siendo solamente las ramas per- ticales 4 propósito para este objeto, procuran alargarlas v fortificarlas mas que las horizontales, dirijiéndose á ellas las sávias;y esta es la razon porque lo alto de los oliyos se halla siempre bastante guarnecido. De todo se sigue, que dejando crecer ramas fuertes con direceion vertical, dirijiéndose á ellas la sávia con mas fuerza: y: abundancia, se' debilitarán las horizontales, y se desguarnecerá lo bajo de los árboles. :5.+ La sávia.es mas activa cuanto mas se aleja del cen- tro de los árboles. Hallando menos resistencia en la estre: midad de las ramas por ser tierna, que en su nacimiento, - 3 156 ) donde los cercos leñosos están ya endurecidos, dirije á ella su principal accion y desenvuelve alli un número prodi- jioso de ramillas proporcionado á su cantidad. De: suerte, que sise despuntase una rama conservando ocho: yemas, y no bastase la:sávia para abrir mas que tres , abririan las tres del estremo, y dormirian las cinco restantes. Es, pues, necesario: 1.” evitar una poda demasiado larga, que dejando 4 la sávia en los estremos del árbol de- masiadas salidas y facilidades > abandonaria: el centro: y se desgunraacorias; SAN EY 2. Evitar una poda tan corta, que obligue á- la :sávia á Obrar con demasiada fuerza en el corto: número de ye- mas que hallaría en las ramas nuevas, y á que refluyendo á las viejas, se haga salidas estraordinarias, produciendo ramas de madera falsa. 3.” Sitoma demasiado vigor un. lado del árbol, debes podarse cortas las ramas fuertes, á fin de: que la sávia, hallando alli mas resistencia y menos salida, obre: con mo- deracion; pero deben conservarse y podarse largas todas las medianas y endebles que pueden subsistir sin confu- sión, á fin de que se consuma en ellas, y de: no obligarla á que se abre salida estraordinarias. Y al contrario, de- be descargarse el lado endeble de todas las ramillas dé- biles, podar y cortar las medianas, conservando solamen- te las necesarias para que se vistan, y podar largo las ra- mas sueltas y fuertes, á fin de atraer á ellas la principal accion de la sávia. 6. La accion de la misma sávia en las yemas de una rama vertical es 4 proporcion de la distancia en que se hallan del nacimiento de la misma rama. De suerte que 157 las ramas nuevas que produzcan las yemas de una rama podada , serán mas fuertes, cuanto mas se acerquen á su nacimiento; “pero si se arquease una rama, la yema si- tuada en lo mas alto producirá el brote mas fuerte, y los demas serian los mas endebles, á proporcion que se acer- casen á la estremidad de la rama arqueada. En las ramas horizontales no se observa esta propor- cion, produciendo ordinariamente las yemas situadas en la parte superior brotes mas fuertes que las que miran á tierra. De suerte, que si la última yema se halla situada en la parte inferior, y la penúltima-en la superior , será esta la que produzca el brote mas fuerte. Toda rama, pues, que se cria fuerte en paraje donde debia ser débil, ó dé- bil cuando deberia ser fuerte, es contra el órden natural, y ordinariamente debe cortarse. 7.* Las hojas influyen de tal modo en la cantidad y movimiento de la sávia, que se aumenta ó disminuye á proporcion de su estado y de su número. Si se despojase á los árboles, á un olivo, verbí gratía, de una parte con- siderable de sus hojas , se las comiesen los insectos ó las perdiesen por algun accidente, conteniéndose la accion de la sávia, se les caeria la fruta, y se atrasarian bastante. Se puede , pues, moderar el escesivo vigor de un ár- bol privándole de parte de sus hojas que le suministren mucho alimento. 8." La estension de los brotes es en razon inversa de la dureza de sus capas leñosas. Se estienden mas los brotes cuanto mas tiernas son sus capas leñosas, y al contrario. La dureza de estas capas leñosas se retarda tanto mas, cuanto la sávia es abundante: 22 1358 la sávia es mas abundante y activa cuanto los brotes son mas tiernos , se acercan mas á la direccion vertical, están mas guarnecidos de hojas , y por consiguiente mas defen- didos del sol que los haria traspirar y endurecerse. Favoreciendo estas causas, se aumenta la estension de. las ramas , y destruyéndolas ó disminuyéndolas se con- tienen ó moderan sus progresos. . DEFINICIONES. En los árboles se distinguen seís jéneros de ramas, esto es, ramas leñosas, fructiferas, chuponas , semi- chuponas , de madera falsa y ramillas fructiferas. 1,* Definicion. Ramas leñosas Ó de madera, son las que salen de las últimas yemas, y solo producen brotes ó botones de madera: son por lo comun las mas largas y de aspecto vigoroso, con sus fibras derechas , aplastadas unas sobre Otras, la corteza viva, ocupando toda la lonjitud de la rama hasta su estremidad, y disminuyendo á medida que ésta disminuye en grueso. ) Como nacen con destino de producir otras ramas le- ñosas y fructíferas, son por consiguiente muy esenciales para la formacion y fecundacion de los árboles: deben, pues, conservarse con mas atencion que ninguna otra. 2.* Las ramas fructíferas 6 de fruto son las que lle- van botones de fruto y deben conservarse: las de olivo son lisas y larguitas, mas ó menos unas que otras. | 5." Las ramas chuponas ó tragonas, golosas , mamo- nas Ó pendoleras, llamadas asi á causa de que se llevan todo el alimento y estenúan á sus vecinas, son unas ra- 159 mas fructíferas dejeneradas , ó que han nacido en lugar de una fructífera, mas fuertes, 64 lo menos tanto como las leñosas, largas , gruesas y derechas, con la corteza verde. Muy pocos han conocido hasta el dia las propiedades de estas ramas. Los árboles nacidos naturalmente , y sobre - los cuales la podadera fatal del ignorante no ha ejercido todavía la cuchilla su imperio, carecen de ramas golosas. Estas ramas , nacidas fuera del órden natural, deben cor- tarse por el desórden que causan en la forma y en la veje- tacion de los árboles. Los indicios para conservarlas son: 1-2 su posicion : la mayor parte de ellas brotan de la cor- teza ó de la yema: 2.2 su grueso: ya salgan de la yema ó de la corteza, su base es ancha, gruesa por la parte infe- rior, mutridas desde que nacen, y ocupan mucha parte con su base: 3.* la precipitacion con que nacen, crecen, se alargan y engruesan casi de repente: 4” el tejido de la rama de una chupona y su corteza, son tambien señales ciertas para conocerla ; estas especies de ramas comienzan desde muy luego á tener por la parte inferior el color mo- reno de la corteza que falta á los brotes, hasta que se convierte en madera dura. Estos caractéres distintivos son una consecuencia de la abundancia inmoderada de la sá- via: 5.*sus botones son diversos de otras ramas, peque- ños, negruzcos, y mas pardos unos que otros: 6.” conó- cense tambien por su figura ; no son tan exactamente re- dondos como los de las ramas provenidas por el órden natural, sino aplastadas más ó menos por un lado y otro, hasta que son grandes: 7. su corteza, en vez de ser lisa, reluciente y como barnizada, es granujienta y escabrosa. 4.* Las semi-chuponas son ramas fructíferas , largas 140 y ahiladas, que nacen de la última poda con yemas aplas- tadas y distintas unas de otras; son incapaces por su de- bilidad de alimentar bien la fruta, ni de criar buenas ra- mas leñosas : se deben cortar por esta razon. 5.* Las ramas de madera falsa son aquellas que con- tra el órden natural nacen en las ramas viejas y por los troncos de los árboles y olivos: tienen algunas veces los caractéres de buenas ramas leñosas; pero las mas veces son de chuponas, distinguiéndose de ellos solamente por el lugar que ocupan. En los árboles nuevos deben tratarse como á los chu- pones. TS 6.* Las ramas ó ramillas fructiferas son en los árbo- les de cuesco, cuando mas de dos pulgadas de largo, bien nutridas, guarnecidas de buenas yemas en toda su largu- ra. En los demas árboles frutales tienen estas ramillas fructíferas desde seis hasta quince líneas de largo, y son desiguales en su grueso: en los olivos son mas largas que en ningun otro árbol estas ramillas. Distinción entre podar y limpiar un olivo. ! Podar es el arte de cortar y desembarazar de un árbol con intelijencia y despues de la cosecha, las ramas de ma- dera secas y viejas, y las que solo producen ramillas dé- biles, y las chuponas y mamonas, disponiéndole , y como obligándole, á que eche nuevas ramas Ó brotes, y guián- dole para darle mas vigor, haciéndole mas fructífero, agra- dable y vistoso; y en fin, despojándole todo el ramaje su- pérfluo y sobrante . 141 Limpiar un olivo es suprimir ó cortar despues de la recoleccion, época en que ya ha cesado en su vejetacion anual, los espolones, nueyos chupones, cogollos ó rami- llas endebles, rotas y secas, las varetas del pie Ó cepa y del tronco, y las achaparradas y mal guiadas. Conocimiento de las ramas. El operario que haya de proceder á la maniobra de podar , es indispensable que conozca exactamente las ra- mas del olivo, designándolas por sus nombres, y sabiendo cuáles son sus funciones vejetales, para que la haga con tino y acierto en beneficio del árbol y de los intereses ' de quien le ocupa , y de su propia reputacion; pues de lo contrario, en vez de beneficiar el árbol, no hará mas que destruirle necia é ignorantemente. Al repartir los nuevos brotes ó ramillas de las estacas en su reciente y jóven plantacion, es ya costumbre de- jar en sus cimas ó cabezas tres Ó cuatro ramillas repar- tidas en cada una, de las que se irá formando poco á po- co la copa del olivo : estas primeras son las que se lla- man madres ó principales , y de ellas nacerán las secun- darias , formándose en estas las de tercer órden, y de es- tas brotarán una multitud de ramillas de uno, dos y tres años fructíferas. | Y por último, manifestamos que todas las ramas de olivo pertenecen á una de estas tres clases, pigorosas, enfermas ó muertas : estas dos últimas se cortan por la poda, practicando esta poda sobre la primera clase vi- gorosa. 142 Cómo se ha de ejecutar la poda. Todo jénero de poda, corta ó tala que se haya de ha- cer en los olivos, exije muchos conocimientos de parte de los podadores que la dirijen , para aplicarles segun con- vengan á las necesidades, á: las variedades Ó especies, condicion y destino futuro de este interesante árbol. El modo de podar, talar y cortar esperimenta aun grandes contradicciones , porque no se saben bastante bien las conexiones de un principio con otro. Todos podan y pocos conocen los principios en que se funda este arte: todos miran su método como el me- jor, sin reflexionar jamás , niaun querer examinar si le podrán mejorar. La poda, pues, se encamina á la conservacion, for- macion y fructificacion del árbol, arreglándose para ello á las invariables leyes de la naturaleza, y no al antojo y capricho de los operarios. Se ha de tener un conocimien- to exacto del olivo en todas sus partes, pues el arte nunca debe proponerse otro objeto que ayudar á la naturaleza; pues siempre que queramos contrariarlá será en perjuicio nuestro: imitémosla pues; sigamos su marcha , y veremos seguramente premiados nuestros trabajos, y no gastare- -mos inutilmente nuestro dinero. En el olivo formado ya sobre sus ramas madres , se- cundarias , etc., se ha de manejar la poda con mucha discrecion; y la única y universal regla que puede darse, es conservar todas cuantas ramas laterales se hallen en el árbol, repartidas con igualdad y proporcion por.uno y 145 otro lado de las ramas madres, y que se aproximen á la figura total del mismo , para que de este modo se nutran, crezcan y fructifiquen con igualdad. Las que se dirijen hácia el centro ó directamente hácia fuera del árbol y todas las que salieren perpendicularmente al tronco, de- ben cortarse , porque de esta su permanencia , SON perju- diciales y contrarias é la fructificacion. ? Los olivos se acopan ,.espesan y crian mas ó menos ramaje con arreglo á las pariedades Ó especies, y á los terrenos mas pingúes ó mas estériles en que se crian: por estas y otras causas locales no puede jeneralizarse en to- das los pagos de olivos la poda, ni fijarse á período de- terminado; mas como dice Rocier : »la costumbre se con- »vierte en ley; y aunque haya algunos particulares, como »los hay en efecto, que se dirijen por principios razona- »bles, es su número tan pequeño, que aunque hagan una »escepcion á lo que digo, no la destruyen en jeneral.” Ya dejamos dicho que la poda del oliyo se ha de ha- cer por principios; y aunque está reducida á pocos, su aplicacion no tiene límites; porque debe sujetarse al cli- ma , al terreno, á la situacion de los olivos , 4 los pien- tos que mas reinan en el pais, y finalmente á cada parie- dad de olivo enjeneral, y á cada ¿ndividuo en particu- lar. No hay olivo que no indique y hable al podador lo que le debe cortar y podar de tal ó de tal modo particular que le conviene; y sino lo hace asi, y obra de otra ma- nera, no sabe su oficio, y disminuye y coarta por tanto la cantidad de fruto, y desmejora el árbol. Verdad es que el olivo no podrá libertarse de sus golpes mortíferos; pe- ro el propietario pagará caro por su incuria la ciega con- 144 fianza que tiene en la impericia y negadez del podador. Lo primero que debe hacer todo podador, por mas in- telijente que sea , antes de subirse al árbol, es rodear el olivo dós ó tres veces , mirarle con atencion, examinarle: primero en globo, y despues en particular, hasta que se decida por sí mismo las ramas que le conviene y debe cor- tarle; y si tiene alguna duda, la consultará con el compa- ñero Ó compañeros ; porque no puede sufrirse sin impa- cientarse con qué frescura suben los mas al árbol y cor- tan atroche-moche lo primero que se les presenta á la vista, muy pagados de peritos, y de que saben lo que hacen, cuando solo se les puede conceder que hacen lo que saben los imperitos, subir al árbol y cortar á roso y ve- lloso, y habiendo formado el juicio desde abajo de la poda que necesita el olivo en cuestion, se subirá á él, y colocado en el centro, volverá á hacer segundo exámen, puesto que alli el olivo le presenta otra vista muy diferente que la del esterior, mirado desde abajo y por debajo del olivo; y rec- tificado su juicio, principiará por podar y conservar en lo posible el equilibrio entre todas las ramas que se dejen fructíferas, y que las mayores y menores se valanceen unas con otras de igual peso, grueso, ramaje y estension, á fin de arreglarlas al curso de la sávía ó jugos nutricios; suprimiendo y cortando todas las ramas perpendiculares al tronco, á fin de que los jugos se encaminen mas fácil- mente y con precision á las laterales, lográndose que por este medio el árbol fructifique mas, y sea mas fácil la re- coleccion. | Y asi desde la cima del olivo procurará el operario en la maniobra de su poda, dejar: 1.? que todas las ramas 145 sean igualmente «gruesas y vigorosás, y bien situadas, yá ser posible, iguales en distancia; de modo que no haya mayor número de ellas á un lado que á otro: 2.9 quitará todas las ramillas que desfiguran la formacion , como son las que nacen dirijiéndose horizontalmente bácia el cen- tro y hácia afuera, conservando las oblícuas del centro: - E á no dejar uñas, espolones, reviejos , resecos , ni cortes mal dados; pues con estas precauciones se inclinará la sávia á todas las ramas mas fácilmente y en mayor abun- dancia. E Concluida esta maniobra raspará por encima de la cor- teza todas las plantas parásitas que haya en las ramas y tronco, como los musgos, cuscutas y líquenes, de que tanto abundan los olivos, y cortará el marojo ó muérdago que tan funesto y perjudicial es para el olivo , cuidando de no dejar en los corles ganchos ni espolones, porque son el oríjen de la putrefaccion por lo interior, y le pr nen hueco. Las ramas grandes que solo producen ramillas delga- das y de poco fruto, deben tambien suprimirse, á fin de obligar al árbol á que se vista de nueva madera , y ademas las ramas que mantengan ramillas sequeronas. Si por:cualquier causa no se podara el olivo en el año de su yez, siempre será muy útil, por lo menos, limpiar- le de las ramillas débiles, muertas, medio secas, viejas ó enfermas, y de las plantas parásitas; como tambien las que se erucen y entrelacen con las útiles y fructíferas, á fin de que la sávia no se pierda en mantener un ramaje de leña supérflua é inútil, y aun perjudicial; .y. porque asi el árbol mas vigoroso resistirá mejor los 7 y lleva- 144 fianza que tiene en la impericia y negadez del podador. Lo primero que debe hacer todo podador, por mas in- telijente que sea , antes de subirse al árbol, es rodear el olivo dós ó tres veces , mirarle con atencion, examinarle: primero en globo, y despues en particular, hasta que se decida por sí mismo las ramas que le conviene y debe cor- tarle; y si tiene alguna duda, la consultará con el compa- ñiero Ó compañeros ; porque no puede sufrirse sin impa- cientarse con qué frescura suben los mas al árbol y cor- tan atroche-moche lo primero que se les presenta á la vista, muy pagados de peritos, y de que saben lo que hacen, cuando solo se les puede conceder que hacen lo que saben los imperitos, subir al árbol y Cortar á roso y ve- lloso, y habiendo formado el juicio desde abajo de Ta poda que necesita el olivo en cuestion, se subirá á él, y colocado en el centro, volverá á hacer segundo exámen, puesto que alli el olivo le presenta otra vista muy diferente que la del esterior, mirado desde abajo y por debajo del olivo; y rec- tificado su juicio, principiará por podar y conservar en lo posible el equilibrio entre todas las ramas que se dejen fructíferas, y que las mayores y menores se valanceen unas con otras de igual peso, grueso, ramaje y estension, á fin de arreglarlas al curso de la sávía ó jugos nutricios; suprimiendo y cortando todas las ramas perpendiculares al tronco, á fin de que los jugos se encaminen mas fácil- mente y con precision á las laterales, lográndose que por este medio el árbol fructifique mas, y sea mas facil la re- coleccion. Y asi desde la cima del olivo procurará el operario en la maniobra de su poda, dejar: 1.” que todas las ramas 145 sean igualmente «gruesas y vigorosás, y bien situadas, yá ser posible, iguales en distancia; de modo que no haya mayor número de ellas a un lado que á otro: 2. quitará todas las ramillas que desfiguran la formacion , como son las que nacen dirijiéndose horizontalmente bácia el cen- tro y hácia afuera, conservando las oblicuas del centro: 3.” á no dejar uñas, espolones, reyiejos , resecos , ni cortes mal dados; pues con estas precauciones se inclinará la sávia á todas las ramas mas fácilmente y en mayor abun- dancia. Concluida esta maniobra raspará por encima de la cor- teza todas las plantas parásitas que haya en las ramas y tronco, como los musgos, cuscutas y líquenes, de que tanto abundan los olivos, y cortará el marojo ó muérdago que tan funesto y perjudicial es para el olivo, cuidando de no dejar en los cortes ganchos ni espolones, porque son el oríjen de la putrefaccion por lo interior, y le p> nen hueco. Las ramas grandes que solo producen ramillas delga- das y de poco fruto, deben tambien suprimirse, á fin de obligar al árbol á que se vista de nueva madera , y ademas las ramas que mantengan ramillas sequeronas. Si por:cualquier causa no se podara el olivo en el año de su vez, siempre será muy útil, por lo menos, limpiar- le de las ramillas débiles, muertas, medio secas, viejas ó enfermas, y de las plantas parásitas; como tambien las que se crucen y entrelacen con las útiles y fructíferas, á fin de que la sávia no se pierda en mantener un ramaje de leña supérflua é inútil, y aun perjudicial; .y. porque asi el árbol mas vigoroso resistirá mejor le id y lleva- 148 . una direccion perpendicular y no horizontal; porque «en el primer caso la corteza rejenerándose, cubre mas pron- to la herida del corte que en el segundo; y en éste el agua, el sol y los vientos, la escarcha , el rocío y hielo se estancan:en la herida, y lastiman y dañan la madera de la rama. . y : Si se hacen algunos cortes en medio y sobre una ra- ma principal, se harán sesgados; y siempre que se pue- da se ejecuta por aquella parte en que se manifieste al- guna yema, repulgo ó escrecencia, para que por cualquie- ra de éstas brote con mas seguridad , y la herida se reje- nere y cierre mas pronta y facilmente. pr Tambien se cuidará al podar en cortar las ramas que están cruzadas, sobrepuestas y acaballadas unas encima de otras con semejante desórden, debiendo por lo contra- rio quedar sueltas y desembarazadas, procurando guiarlas para que cierren los flancos ó claros esteriores, para que redondeado el olivo forme una vistosa copa y abrigada; y las ramillas que se dirijen al centro, deben dejarse bas- tantes para que abriguen un tanto el tronco del olivo y brazos de las principales ramas , preservándoles por este medio de los frios del invierno y calores fuertes del es- tío; cuya manipulacion, en fin, se circunscribe á una bue- na formacion de la copa del oliyo. Nunca se permitirá dejar en la poda del olivo ramas verticales muy vigorosas; pues teniendo juntamente ra- mas horizontales de fruto, aquellas se llevarán el: jugo nutricio en perjuicio de éstas; y dirijiéndose á aquellas la sávia con mas fuerza y abundancia, se debilitarán las horizontales , y se desguarnecerá la base de los árboles; : 149 corlándose ademas, si los hay, los chupones, pues casi siempre hay en sus cercanías ranfas débiles que reempla- zar, y asi deberá suprimirse. Su poniendo ya formados con tres ó cuatro ramas prin- cipales los olivos, y bien ocupados por lo alto y á todo - viento, y con la ventilacion interior necesaria, no' requie- re mas poda y gobierno que el de contener á éstas, cor- tando la guia á la que prevalezca sobre las Otras, y c nas: en su vejetacion rodean totalmente el tallo leñoso de la ramilla, y poco á poco la yan desecando, y muerc; y este contajio recae poco á poco á todo el árbol, y tras- mitese esta enfermedad á los demas; y lo mas raro es que es hereditaria: no obstante, como la rama recien atacada se tale luego que se la advierta la enfermedad ,se reme- diará el daño; pero como se trasplante, aparecerá en su dia en ella la enfermedad. Se cree que la causa orijinal de esta fatal enfermedad, sea de las contusiones y de los palos que las ramas y ra- millas del fruto del olivo sufren del asareo, cuando están cargadas de aceitunas y poco maduras aun, y heridas .y magulladas se agolpa y retiene alli la sávia que con los calores, y despues con los frios, se acortezan y alimentan unas yerruguitas cortecillas ásperas y de un calor. lérreo, acrecentándose de tal manera, que van desustanciando las ramillas, hasta que por último las desecan y pudren, ha- biéndose convertido dicha sávia en un pus, que se comu- nica á la masa de la sávia y la inficiona. Nuestro Don Alonso de Herrera nos dice ser distinta la causa de esta enfermedad , manifestando que »los ñu- »dos se hacen muchas veces de mucha fertilidad del sue- »lo: á esto aprovecha desmochar las olivas, porque en »rehacer rama nueva, echará la virtud que echaba en ñu- »dos; y el que desmochare sus olivares á los tiempos y »forma que debe, tórnalos frescos, nuevos y fructíferos, y _»habrá provision de leña. »Otras veces, continúa Herrera, acontece que se ha- »cen ñudosas por la grande sequedad y ruindad de la tier- »ra, y para esto es tambien bueno cortarlas bajas y for- 5 - 4180 »marlas pequeñas, y que les hagan escavas bien hondas, » y echarles alli tierra nueva y gruesa, y estiercol que sea » muy podrido, y regaflas algunas veces.” | El P. Fr. Francisco Baeza nos dice: »pá veces sucede »que se llenan las ramas de una infinidad de ñudillos al »modo de caracoles; y esta es una enfermedad que no »liene otra cura que la tala; pero es de advertir, que » tambien hay olivos que les viene de casta el ser ñudo- »sos, lo que se ha de tener presente al tiempo de las »posturas ó plantío, á fin de no fomentar la peste.” E De la mangla del olivo. La palabra mangla ó tiñuela, pienso que viene de que los naturales de nuestra Sierra-Morena llaman asi á la goma que destila la jara ó ladamo de Plinio; y es se- mejante á la miel en color y dulzura, aunque mas grose- Ya; y asi se suministra en las boticas con la denominacion latina ladamum. * En algunas provincias llaman impropiamente mangla al añublo ó tizon que padecen los trigos de resultas de las nieblas, la.sequedad y esterilidad; y asi dicen, los tri- gos están amanglados. : En las Andalucías se esperimenta de cuando en cuan- do una enfermedad en los olivos, melones , sandías y de- mas plantas cucurbitáceas, conocida con las denomina- ciones siguientes: en el reino de Sevilla la llaman man- gla, melazo, tiñuela, pringue y cochilla: en Granada hollin, tizne, tiña, aceite y aceitillo; y en Valencia con, el de la negra. 181 Si hubiese de redactar aqui la historia de la enfer- medad de la mangla que padecen los olivos, segun nos la refieren, sin haberla conocido, los escritores franceses y españoles, recitándose unos á Otros, y dándonos por cierto ser los autores de ella cierta especie de insectos, asi co- mo los pegujaleros de las yegas de Córdoba, Écija , Sevi- la y San Lucar, tienen por autores de la mangla que pa- decen los melonares y sandiales á las inocentes hormigas, á quienes persiguen á muerte, y aun con no pocos gastos, no haria en sustanciamas que entretener al público con un cuento de aldea; y en confirmacion de esto solo tras- cribiré el desprecio con que llegó á mirarles el sabio fran- ces Bernard. Este sabio, dice otro escritor de la misma nacion, acaba de darnos la prueba mas completa de su sa- gacidad y de su escelente modo de observar. »Cuanto se »ha escrito, dice Bernard, hasta el dia sobre la historia »natural de los insectos del olivo, es una serie de incon- »secuencias falsas y absurdas; y al fim se ha descorrido »el velo que ocultaba la verdad.” El Real supremo consejo de Castilla en 31 de Marzo de 1815 pidió informe á los profesores del jardin botánico acerca de la enfermedad de la mangla, causas que la motivan y medios de curarla; y estos señores profesores el informe que estractaron en 7 de Abril y elevaron al Real supremo consejo, fue copiar ad verbum scripta cuan- to dejó escrito Rocier en su diccionagio. Mas estaba reservado al sábio y observador dilijente an- daluz D. Juan Alvarez Sotomayor, vecino de la ciudad de Lucena, y traductor de Columela, en hacer ver que el in secto á quien han supuesto como autor de la mangla, 482 nada tenia en la torta, como lo hace ver enla comunica- cion que á la letra trascribo, remitida á D. Simon Rojas Clemente, y publicada en una de las lecciones de D. An- tonio Arias. »Las observaciones, dice, que tengo hechas en las pri- » maveras de los años de 1815, 1816 y 1817, me tienen »convencido, no solo de ser posible que el melazo de los »oliyos no sea la sávia estravasada y dejenerada por la » picadura de un insecto, sino que es efectivo. En primer- »lugar he observado en estos tres años que en el primero »empezaron á avivarse dichos insectos en 21 de Junio; el »segundo en 20 de Julio, y el tercero en últimos de Ju- »nio; y en todos tres ha aparecido el melazo antes de es- »tas épocas, especialmente en el actual de 1817, que ya »en Marzo habia algunas gotas de melazo en la superficie »superior de las hojas de los olivos, y todavía faltaba mu- »cho tiempo para que empezaran los insectos á desovar. »En segundo lugar hay muchos olivos que tienen bastan- »tes insectos de estos, y nunca tienen melazo. En terce- »ro, si el melazo saliera de resultas de la picadura del in- »secto, se derramaría por estas picaduras; pero no sucede »asi, porque ellos pican y quedan clavados los mas en »los peciolos y ramitos mas tiernos de las hojas, y algunos »en la superficie inferior de éstas, y muy raros y en muy »pocas en la superior; y en esta snperficie, y no en la »inferior ni en los pedúnculos 0 peciolos, es en la que se »da salida al melazo. Yo:al principio creí que era la sávia »estravasada por la picadura del insecto, porque lo pri- » mero que leí fue el estracto de la memoria de Vicente » Coelho, publicada en el tomo 13 del Semanario de Agri- 183 »eultura; pero estas observaciones me han hecho mudar »de dictámen, en el cual me he afirmado , por haberlo yis- »to apoyado por Rocier y Fourcroy; y asi soy de sentir »que es un derrame de la sávia que ha padecido la fer- »mentacion sacarina en las mismas hojas, que es un yer- »dadero maná, igual al que aparece sobre las superficies »superiores de las hojas del fresno y otros árboles , entre »los cuales se cuenta el olivo, y á su maná llaman en » Mompeller eleomeli (1). El color negro que toma des- »pues, es de resultas de la combustion de la miel ó me- »lazo, y el haber mas insectos en los olivos que tienen »melazo , es por la aficion que tienen á las materias azu- »caradas, especialmente los de trompa como estos. Por lo »visto en dichos autores, y por lo que resulta de mis pro- » pias observaciones, considero no solo supérfluo, sino per- »judiciales, las operaciones que aconseja el dicho Coelho, »una de las cuales repiten Arias y Bahi.” Por las anteriores observaciones que resultan de la efi- cacia, celo y-talento de tan dilijente y sábio observador, parece no haber duda alguna de que el insecto á quien han hecho autor principal de la enfermedad , hiriendo las partes del olivo, que conocemos con el nombre de mman- gla ó tiñuela, segun los escritores agrónomos estranjeros y nacionales, no es el autor de ella, y por consiguiente es absurda la tan admitida estravasacion de la sávia, de- jenerada de sus picaduras en las ramillas y peciolos de las hojas del árbol. Siá tan benemérito andaluz se debe un descubrimien- (1) No sojo se encuentra el maná en el fresno, sino tambien en el pino, abeto , roble , arce, olivo , cedro, sauce , higuera , y otros árboles. 184 to que tanta honra le hace para con los buenos y labra- dores españoles, que saben apreciar los eminentes servi- cios que se hacen á la patria, ¿que elojios, que felicita- ciones, que agradecimientos y honras no merece que tri- butemos por nosotros mismos, insertándolos hasta en los anales agrarios ad perpetuam rei memoriam, por el sumo bien y grandioso descubrimiento que acaba de publicar y dar á luz en esta capital el año de 1835 un otro andaluz sevillano y dignísimo canónigo de esta santa iglesia cate- dral, él Sr. D. Manuel Lopez y Cepero, en su precioso dialecto, ¡dialecto inmortal! con título de: Curacion de la mangla ó tiñuela en el olivo y en todos los árboles? - Faltaria á mi deber como español, como amante de la agricultura y sus progresos, y caeria, á no hacerlo asi, en una vil bajeza, sino honrase con mi débil pluma, como se merece, tan esclarecido eclesiástico andaluz, asi como del antiguo otro estremeño, por los eminentes servicios que ambos han hecho á la patria; pues hablando con la fran- queza propia de un castellano viejo, me glorío en rendirle tales obsequios con toda la efusion de mi corazon, aun cuando en este momento no tengo la dicha de conocerlo, ni aun personalmente; he leido, sí, producciones suyas con suma complacencia, y la que acaba de dar á luz, aunque tarde, bien á pesar mio, la he desentrañado, y me ha he- cho desterrar errores , que tal vez algunos hubieran tras- mitido; y asi me aprovecho de tan feliz coyuntura para manifestarle publicamente mi reconocimiento por las ver- dades que nos da á conocor, tomándome la libertad de co- piar en este artículo sus observaciones demostradas por su propia esperiencia, á fin de desengañar á los alucinados F 185 por los escritos traspirinaicos , como. me he desengañado yo, que es la mejor confesion agraria que puedo hacer, dándolas toda la publicidad queme sea posible en bien de la presente y futuras.jeneraciones agrícolas. No tan solo este sábio canónigo nos ratifica las obser- yaciones del digno D..Juan Alvarez Sotomayor , de que no es el insecto el autor de la mangla, y que no hay tal es- travasacion saviosa dejenerada por él , sino que nos des- cubre y prueba evidente y prontamente que las verdade- ras y únicas causas mas principales de la enfermedad de la mangla en el olivo y otros árboles, son un esceso de humedad y falta de la necesaria ventilacion en ellos; y no contento aun con esto, nos dicta y enseña, como por maravilla , proponiéndonos los medios: tan sencillos y tan poco costosos para curarla ; medios que se ha valido para curarla en-sus propios olivares, como asi nos lo demues- tra en los períodos que con tanta satisfaccion voy á tras- cribir, ” 1.2» La enfermedad de Jos olivos,. dice este sábio y » respetable observador, llamada mangla en unos paises y »en otros tiñuela, ha sido el objeto de muchas y muy an- » tiguas. investigaciones ' y. disputas. Los escritores france- »ses aseguraron que provenia de: una plaga de insectos, »que hiriendo los tallos y hojas del árbol, abrianinnume- »rables puertas á/su sávia, y fluia hasta el suelo, en que »formaba una costra negrestina, á la que se ha llamado »tiñuela 6 mangla.” » Los agrónomos nacionales, respetando como un axio- »ma la teoría de los estranjeros , dieron por cierta la es- »travasacion sayiosa, y conviniendo con ¿Senos en que 18€ | »los autores del daño eran insectos, etc., propusieron pa- »ra su curacion y destruccion miles remedios infructuosos, »sin considerar que el «costo de: ellos, aun cuando fuese » posible, ascendería á cantidades enormes y' mayores aun »que la pérdida del fruto de uno'ó mas años, que ningun »cosechero podria costear, atendiendo el número prodi- »jioso que se cultivan en España comparados con los de »la Francia (1).” | 2.” »Por fortuna la decantada teoría de: los insectos y »hemorrájia de que se les supone , es absurda, como asi se »lo manifiesta Bernard, y como se lo prueba y demuestra » nuestro 'sábio canónigo por una constante esperiencia, »contra la cual nada valen las autoridades', por más reco= »mendadas que sean de estranjeros y nacionales.” 5.0» En los olivos sanos se hallan, como los he-yisto yo » muchas veces, insectos de todas clases, mas aun que en »los enfermos; y esto solo basta para convencer de que no »son ellos los causantes dé la enfermedad, la cual solo pro= »viene de causas locales , que obran en unos mismos pa- »rajes, y que nunca se combinan en otros; resultando que »esta enfermedad solo la padecen unos mismos árboles; »por lo que, si los insectos fueran los autores de la:enfer- »medad , la padecerian: todos los años los olivos sanos y »enfermos, en los que viven y se'aposentan , y no se con- »traerian para alimentarse'á ciertos y determinados olivos »y sitios.” | (1) Por la estadística rural ane hizo el gobierno. frances el, año de 1816, consta que tenia aquella nacion poblado un terreno de 43000 hectareas , ó sea S6000 aranzadas españolas de 400 estadales; número ínfimo respecto á los que se cultivan en España ; pues solo la villa de Utrera cultiva 17000 aranzadas» 187 4.” La tiñuela, dice, acomete solo á los olivos que se » hallan situados en valles, cañadas ó terrenos hondos, en »que las aguas loyedizas ó manantiales se estacionan por »falta de salida ó corriente: facilitándola por medio de »zanjas que saneen la tierra, está removida la principal »causa. Recuerden cuantos la conocen, que jamás habrán »visto en cerros olivos que la padezcan , como algun ma= »nmantial no empantane el terreno, ú el año sea lluyioso, »tanto que el esceso de humedad alcance á los sitios que »en inviernos escasos de aguas se mantienen sanos. » Por espacio de quince años he buscado cuidadosamen- te en una muy dilatada comarca un olivo t¿iznado que es- tuviera situado en terreno elevado y seco; mas no he po- dido hallarlo. He ofrecido premios al marcolador ó tala- dor que lo descubriera, no he tenido que darlos. De esta constante observacion deduje que el esceso de humedad y la falta de rentilacion son las causas de la tiñuela; y todo lo que contribuya á disminuir la primera y á au- mentar la segunda, debe hacerse para esterminarla, co- mo he conseguido yo en mis olivares, mientras que todos los vemos la padecian.” Medios de esterminarla y curarla. 1.* »Dar y buscar salida á las aguas escedentes.” 2.* »No arar el terreno, apretarlo y apisonarlo en vez »de removerlo, para que se endurezca la tez, conserván- — »dole heriazado' y. engramado.” 5. »Aumentar la ventilacion cuanto lo permita la lo- »calidad del terreno, rozando y dascuajando matorrales, 188 »zarzales, arbustos, etc., que en llanos, cañadas y valla- »dos impiden las corrientes del aire.” 4.* »Limpiar y podar los olivos por dentro , y descar- »garlos de todo el ramaje inútil y cuasi inútil, pues aun- »que todos los olivos agradecen siempre este beneficio, »mucho mas lo agradecen los que están en peligro en años »húmedos de padecerla por su posicion en los valles ó »cañadas ; porque en estos sitios vejetan con mas vigor, y »son por lo tanto mas propensos á contraerla; pues que »su mucha lozanía y espesura de ramaje impide la penti- »lacion por los centros de las copas de los olivos, que »reteniendo las emanaciones de la humedad en las hojas » y ramas , da fácil acojida á la enfermedad.” 5.* »De todo lo dicho se siguen al parecer dos verda- des: £.* que el mal de la mangla no es tan funesto como »se supone jeneralmente; porque no ella, sino las mismas »causas que la producen, son las que privan del fruto á »los olivos en ciertos años; de tal manera, que los «nismos »ajentes que quitan la aceituna, dan en retorno la man- »gla. 2.* Que estando en manos del hombre remover, ó »por lo menos disminuir mucho las causas que producen »dicha enfermedad, aplicando los medios facilísimos que »quedan indicados, al mismo tiempo que esterminar la » mangla, se conseguirá aumentar copiosamente los frutos, »al menos en algunos años; esto es, cuando la escasez » provenga de la falta de ventilacion ; porque no solo ella »es quien quita el fruto á los olivos.” 6.* Las verdaderas causas de la tiñuela ó mangla es- »tán por fortuna en la mano del hombre. Este: las ha for- vtificado hasta ahora, y aun las ha creado alguna vez don- 189 »de no las habia, queriendo acabarlas ó disminuirlas; por- »que todos los labradores que se han empeñado en des- »terrarla, viendo que son impracticables ó imposibles los »remedios que les han aconsejado los escritores agróno- »mos, han recorrido á los medios que les son conocidos »de mejorar y perfeccionar el beneficio del cultivo, redu- »cidos á abonar la tierra con estiercol, y arar hierro sobre »hierro, hasta pulverizarla; y con estas labores superabun- »dantes han aumentado las causas que producen la man- »gla, y la han propagado adonde sin tantos beneficios no »la habria.” ) 7.* Estas causas son, como queda dicho ,-la falta de »ventilacion y la sobra de humedad. Y arando mucho, »¿nmo la recibe y conserva la tierra en mayor cantidad , y » por mas tiempo que cuando está endurecida ? Mezclando »estiercol, ¿no aumentan los árboles su lozanía , multipli- »ean las ramas, se cierran y quedan menos ventilados? » He aqui como cuando no han abandonado á sí misma á la »mangla, la han halagado y aun atraido, en vez de des- »terrarla.” 8.* »El diferente clima y otras causas que influyen »en los olivos en el diverso modo de multiplicarse v ye- »jetar en varios paises, aun dentro de España, podrán in- » fluir tambien en las enfermedades de estos árboles y mo- »do de curarlas; mas no por esto dejaré de mirar como un »error en todas paftes la creencia de que la sávia estrava- »sada y envuelta en el escremento de los insectos, forme »en los olivos esa capa negra que los enluta, y alguna yez »llega á presentarlos como si sus hojas fuesen de terciope- »lo negro.” 1490 9* »Enlos olivos saludables y lozanos he visto.no po-= »cas veces mucho mas poblados de insectos de todas espe- »cies aun que en los débiles, viejos y enfermizos en las »estaciones que estos animalillos vejetan, sin haberse »amanglado aquellos; pues á ser ellos la causa principal, »como tan equivocada y satisfactoriamente senos ha di- »cho, deberian haberse infestado de £tiñuela, lo que no su- »cede; por lo que se evidencia que esta enfermedad no » proviene de tales insectos, y sí de causas locales, que so- »lo se presentan en ciertos parajes húmedos, sin trasmi- »tirse á los ventilados y secos.” ro. »Tan absurdo me parece ocuparse en observar y »describir estos insectos para destruirlos, como seria que- »rer contener los estragos de una tormenta , los funestos » efectos de la calma en tiempo de la granazon, los de las »lluvias escesivas en invierno, los del hielo en fin, todos »los que provienen de la accion estraordinaria de la na- » turaleza,” » La mas ó menos irregular influencia de ésta en las »diferentes estaciones, es quien produce las plagas de los »insectos; y una combinacion opuesta de las mismas cau- »sas productoras, quien anticipa ó retarda su acabamien- »to, tan fácil de ejecutar á una noche de hielo ó á un »dia de calor, como. imposible á todos los cepillos y le- »jías de Rocier.” Adiciones para contener y prevenir la mangla en los olivos. 1.* Si las estaciones del otoño, invierno y primavera 191 se presentasen lluviosas , y se advierte al mismo tiempo que los olivos parece que negrean, es señal que apunta. en ellos la mangla: en tal estado no se deberá seguir arándolos , porque si se remueve la tierra se cargará mas de humedad y se aumentará la enfermedad, supuesto que el beneficio es para ella un regalo. Lo primero que se de- be ejecutar sin demora, es podar y limpiar bien los oli- vos, y proporcionar desagiies de toda clase al terreno; y si los olivos tienen ramas madres ó principales viejas, escarzosas y de falsa madera ó poco fructíferas, se tala- rán , aun cuando prometan alguna esperanza de frutos uno ó dos años mas; y por estos medios los olivares, di- go, olivos, quedarán claros, desahogados y ventilados, y se irá disminuyendo mas bien que aumentándose la en- fermedad. 2.* Los terrenos de los valles, cañadas y hondonadas plantados de olivos no se ararán ni cavarán con mucho empeño, como en los secos, y menos si carecen de des- aguaderos; pues sería esponerlos á amanglarse; y para prevenir con tiempo la enfermedad, deberán hacerse en ellos , si es posible, canales para dar salida á las aguas luviosas y de manantiales sobrantes; y de no abrir en don- de puedan reunirse éstas mas fácilmente una ancha y bastante honda zanja para que las absorya, retenga y es- tanque en sí misma, puesto que es sabido que en seme- jantes parajes carecen de la ventilacion necesaria tam- bien , y ademas abundan en ellos las nieblas, rocíos y escarchas ; y es en los que los olivos deben estar mas lim- pios, y mucho mas claros “y desahogados de ramaje que en los terrenos altos y secos; y por estos sencillos medios 192 se prevendrá la enfermedad, puesto que la falta de ven- ,tilacion y el esceso de humedad son las principales cau- sas de ella. De la posicion de los olivares en declives ó pendientes. 1.2 Los olivares situados entre dos declives ó laderas, que descendiendo forman valles, y cuyos dos estremos desu lonjitud. miran el uno al oriente. y á poniente el otro, quedan espuestas una al mediodia y la otra al norte. La pendiente espuesta al mediodía tendrá, mas venti- lacion y abrigo y menos humedad, y cuajará mejor la flor; en su poda y limpia se le dejará mas ramaje, para que teniendo.mas sombra,se ampare con ella de las insola- ciones Ó recalmones: en esta esposicion los olivos veje- tarán sanos y poco enfermizos; pues las nieblas y rocíos, que esperimentan ,se disiparán pronto al salir el sol por poco «aire que corra; pero las escarchas serán funestas para la florescencia , si el sol sale claro y fuerte y no corren vientos. eE, La pendiente ó ladera espuesta al norte tendrá poca ventilacion y menos abrigo , y la florescencia será en tal situacion siempre peligrosa: en la poda y limpia se les dejará menos ó. poco ramaje para que los olivos gocen de ventilacion :.la humedad y rocíos se disiparán tarde, por- que el sol y la ventilacion les favorecerá poco; y en com- pensacion las escarchas no les perjudicará tanto, porque el sol les dará tarde , y ya con el aire, aun cuando sea el ambiente, habrá disipado las influencias nocivas de la escarcha; ni tampoco les serán tan perjudiciales los re- 1935 calmones ; pero los aires fríjidos del norte les serán fu- nestos. 2.2 Las laderas ó declives , cuyos dos estremos de lon- jitud miran la una al norte y la otra al mediodía , las dos pendientes estarán espuestas la una al poniente y 'al oriente otra. La ladera del poniente siempre disfrutará de una be- nigna vejetacion : las nieblas , rocíos y frios se retienen algo mas alli, porque el sol la baña tarde : la flor no cor- re apenas peligro, y no está espuesta á enfermar: en la poda se le aclarará de ramaje para su ventilacion, y de cuantos impedimentos haya para su logro, y no estará tan facilmente espuesta á recalmones. La pendiente opuesta á ésta, y que mira al oriente, dis- frutará hasta bien entrada la tarde de benéficas inftuen- cias , de pocas nieblas y frios; porque en tal situacion se disipan mas pronto: la flor corre riesgo, si la noche ha sido escarchosa ; pues si el sol no sale cubierto de nu» bes ó nieblas, y si viene claro y ardiente y sin vientos que la secundan, la deseca y tuesla: conviene que la poda y limpia sea algo clara: las nieblas y rocíos no la perjudicarán apenas, y será poco propensa á enferme- dades. 3. Los olivares situados en cerros y en alturas planas en donde disfrutan de una completa ventilacion y de la humedad necesaria, Ja florescencia cuaja bien: las nieblas, rocios y escarchas desaparecen al instante ; gozan de mu- cha salud ; el fruto se sazona bien; si el terreno es algo pingúe se dispensará á los oliyos en la poda mas ramaje y mas copa que en el estéril, para que 6000n de sombra en 194 los dias calurosos y que no corren vientos: des frios con- tinuados del norte les son desfavorables. 4.* Los olivares situados en llanuras, vegas , páramos y campiñas dilatadas, por lo regular gozan de mucha ven- tilacion, y la flor tiene una regular cuaja, á no acometer- les las nieblas, rocíos y frios repentinos y tardíos de la primavera: á estos oliyos en la poda y limpia se les acopa- rá dejándoles algun ramaje del fructífero ¡por dentro; pe- ro no tanto que queden cerrados y sin ventilacion: pero si el otoño, invierno y primavera se presentan lluviosos, con nieblas y rocios abundantes, como suele acaecer de cuando en cuando, se les podará, limpiará y aclarará bien, y no se les arará con esceso: en estos parajes es donde se han de cortar ó talar, para dar mayor ventilacion, todas las ramas que se consideren como cuasi inútiles ó de poco fruto; las principales Ó madres que estén con- vertidas en ramas de madera y viejas; las enfermizas ó cariadas y las mal situadas: de esta manera se dará á los árboles mas ventilacion y claridad; pues no teniendo de- masiada humedad, por haberla estraido por las zanjitas he- chas al efecto, se disminuirá la enfermedad, y durará me- nos tiempo; y si sobreviene un año escaso de ellas y seco, se restablecerán enteramente. Los olivos de los valles y cañadas, los de llanuras y campiñas, que por lo jeneral vejetan vigorosos y robustos, y mucho mas si son jóvenes, y mas aun cuanto mas se beneficien y cultiven, aren y caven, si sobrevienen mu- chas aguas , tanto mas rápida y fuertemente los -ataca la mangla ; por lo que se procurará podarlos, limpiarlos, talarlos y desaguarlos con todo empeño para cortar, ó por 195 lo.menos disminuir el mal; advirtiendo que mas vale que no se aren ni cayen en tres ó cuatro años, que dejarles uno sin podar y limpiar: tanto les aprovecha el verse claros y desahogados de one y con mucha ventilacion estaño enfermos. E E De las enfermedades de la sávia. La sávia influye en la formacion de la planta como los alimentos en la del hombre , y el oficio de los dos es desarrollar el jérmen; y de consiguiente está sujeta á sus enfermedades, como nuestros humores á las suyas, pu- diendo alterarse tambien por causas internas ó esternas. Si la sávia peca por esceso de sal, se vuelve corrosiva, y destruye el vejetal. Si se riega la tierra en que la planta vejeta con cierta cantidad de aceite , este esceso no per- mite las combinaciones , porque superabunda un princi- pio, y pocoá poto se relaja la circulacion de la sávia, y perece. Cito estos hechos como estremos, porqne' rara vez sucede que la sávia se vicie por causas interiores. Las en- fermedades que provienen de causas internas son : la de- crepitud, el vicio ó locura , el depósito, las escrecencias ó repulgos, el enmohecimiento, la putrefaccion, etc. Las esteriores son por - desgracia mas comunes. Llamo cau- sas esteriores los estragos causados por los gusanos que roen las raices , por los grillo-talpas que las cortan, y por las lombrices que se alimentan de las mas tiernas. To- dos estos insectos llenan. las raices de: heridas, que con- servan abiertas con el objeto de alimentarse , resultando de ello las estravasaciones de los jugos y el enmoheci- 196 miento de las raices. En ciertas circunstancias la tierra que las rodea se vicia; es decir, que por las combinacio- nes de los jugos inficionados de la planta, con los que ella encierra , resulta un compuesto dañoso , sino á todas, á lo menos á un gran número. Las enfermedades que provie- nen de causas esternas son: la quemadura, la escarcha, el moho, la humedad , la niebla, el tizon, el espolon, el musgo , la ictericia , las agallas, el melazo, el ahi- lamiento, ete. ; que todas causan una alteracion en la sá- via, 6 son mas bien una consecuencia de ella. A estas causas jenerales conviene añadir las accesorias, motiva- das únicamente por la impericia de los podadores y plan- tadores de árboles; tales son las heridas que multipli- can en las raices, haciendo grandes cortes, que dejan es- puestos á la accion del aire, del sol, de la lluvia , y en fin, de todos los metéoros atmosféricos, los espolones, to- cones , astillas, etc. Si la corteza, única parte que se re- jenera en la planta, no vuelve á cubrir la herida, el can- cer y la putrefacción se apoderan de ella. Los árboles grue- sos, Á quienes se hacen podas considerables, ofrecen una prueba demostrativa de esto; pues su tronco se pone po- co á poco hueco desde la cima hasta la raiz. De las plantas parásitas perjudiciales al olivo. No solo las enfermedades y los insectos son las pla- gas que atacan y destruyen los olivos y sus frutos , sino que tambien las plantas parásitas, que con tanto despre- cio se miran por los cultivadores, son unos enemigos for- midables de tan preciosos árboles. Estas plantas parásilas se dividen en verdaderas y falsas. 197 Las verdaderas son la cuscuta, la yerba-tora, el cis- to, la clandestina y el marojo, mahojo 6 muérdago, porque estas se alimentan del jugo propio de los árboles que las contienen. Las falsas son los musgos ó mohos, las setas ú hon- gos, los liquenes y roña: estas no perjudican tanto á los árboles en su vejetacion; porque no les chupan na- da del jugo propio, y el único daño que hacen es él que retienen para sí el agua de las lluvias y la humedad del aire sobre la corteza mas tiempo que el necesario; pero con todo esto les ocasiona al fin una putrefaccion y ca- ries funestas al árbol, á pesar de que sus raicillas no penetran ni aun la corteza de los árboles. El marojo , malhojo 6 muérdago (viscum album de Linneo) es una verdadera planta parásita, voraz y le- ñosa, y un vejetal para los físicos muy estravagante: su oríjen, jerminacion y desarrollo es diferente de los demas árboles y plantas: no vejeta en la tierra, y sí sobre la corteza de las ramas y troncos de varios árboles, en don- de sus raices se injieren é introducen. : Este vejetal parásito, voraz y funesto es peor que la mangla : se reproduce y multiplica rápidamente , pegán- dose y creciendo sobre los troneos y ramas del olivo y de varios árboles silvestres y cultivados, que sino se está con- tínuamente con el cuidado de aniquilarle, perece el ár- bol infaliblemente ; pues que una sola planta basta para infestar y propagarse muy pronto por todos los olivares de sus contornos, estendiéndose rápidamente á toda una co- marca; y asi es preciso arrancarla en pareciendo el pri- mer hilo ó ramito, y cavar en la sustancia misma de su 198 corteza hasta estirpar sus raices ó pezoncillos , porque uno solo la reproduce de nuevo. Cuando nace y se cria sobre un olivo, es prueba que el árbol está cubierto de plantas parásitas, de musgos, cuscutas y liguenes, etc.; y en tal estado, el mejor remedio es talar la rama; pues por mas que se haga, siempre retoña si está la rama plagada de las predichas plantas parásitas. Los pajarillos, que gus- tan mucho de su fruto, la picotean, y comen y depositan sus semillas, como los he visto, sobre la corteza y grietas del árbol, refregándose en ellas el pico para limpiársele de las partículas viscosas que en él se le han pegado; y como el musgo que la rama tiene conserva la humedad necesaria, ésta basta para su primera vejetacion, y des- pues la ságia y jugo del mismo olivo le provee del ali- mento suficiente para su fatal acrecentamiento. Don Simon de Rojas Clemente cree que el piscum ó marojo que ataca á los olivos, es una especie distinta enteramente de la que se encuentra sobre los perales, etc., y por consiguiente distinta tambien de la descrita por Linneo; en cuyo concepto, y mirándola como una especie nueva de su jénero, la denomina víscum clussi , dedicán- dola á la memoria de tan célebre naturalista; sin duda porque Clusio hace mencion de ella en sus obras, como que la vió repetidas veces cuando viajó por España. Los tallos del marojoó. muérdago se dividen desde su base en varios ramos desparramados , ahorquillados, ci- líndricos, y divididos por nudos armados de pequeñas púas: sus hojas son de figura de hierro de lanza , crasas y car- nosas: las flores, que son amarillas, nacen separadas las masculinas de las femeninas en distinto pie ó planta: el 199 fruto es una baya de dos líneas de diámetro, semi-tras- parente, de color rosado y lleno de un jugo viscoso , del que participa tambien la planta : se emplea para pasto del ganado, especialmente boyuno , y para hacer liga. El P. Baeza, de la cartuja de Sevilla, dice en su me- moria inserta en el tomo 16 del Semanario de Agricultu- ra, que se ha obligado judicialmente ás muchos propieta- rios que abandonaban la poda del marojo, para que la cor- tasen y limpiasen, á causa de los perjuicios que resulta- ban en los olivares vecinos infestados. Duhamel, en una de las memorias de la academia de las ciencias del año de 1740, nos trascribe observaciones muy curiosas del marojo; y en una de ellas dice haberse visto jerminar sobre unos fragmentos de madera seca, y 50» bre unas piedras que jamás las bañaba el sol. En España, Francia, y especialmente en Italia , en unos bosques que median entre Roma y la ciudad de Lo- reto, es en donde mas ha prevalecido en Europa; y en es- tos bosques ha habido robles y encinas corpulentísimas, en las que se podia cargar una carrada de ella. En estos bosques parece que se congregaban los sacer- dotes con el pueblo antiguo del paganismo, debajo de uno de los árboles mas cargados de esta planta, para hacerla ro- gativas , adornándola como á planta sagrada, y como un antídoto contra la ponzoña, y muy propio para la fecun- didad de los animales. Uno de los sacerdotes tomaba ra- mos de ella con la mano, despues de consagrados, y los 'Tepartia al pueblo en los primeros del año sagrado , can- tando y esclamando en alta voz : honrad al marojo para la felicidad del año nuevo. 200 De la mosca que ataca d la aceituna. Descripcion, La mosca de los olivos es pequeña, del- gada, y como tres líneas de larga: tiene la cabeza redon- da, abultada y corta: sus ojos son grandes , ocupando la mayor parte de la cabeza; son morados, lustrosos, de fa- cetas, ó sea reticulares, las anteras de dos piezas; la pri- mera ó inferior muy pequeña , redondeada, aovada y cris- talina: la segunda en forma de: maza cilíndrica, :ó algo comprimida , pedicelada , como violada en su remate , con una seda sencilla inserta sobre cada antena. Coraza (Thorax) ó concha grande , coriacea, pardo- obscura, con tres rayas negras, y pelos ríjidos cenicien- tos, visibles con el microscopio: en el remate de la co- raza Ó concha se hallan tres escrecencias amarillas relu- cientes, lampiñas, con dos sedas negras horizontales. Abdómen , ó vientre aovado-cónico , con vello platea- do, corto de fondo, rubio, con tres manchas negruzcas en Cada lado. Alas aovadas, mas largas que el vientre ó abdómen, trasparentes, Con una mancha negra en su remate y ra- yas del mismo color: en la proximidad del nacimiento de las alas hay algunas escrecencias amarillas con unas sedas negras. Rejo, en las hembras aleznado, contenido dentro de un estuche cilíndrico, con que taladra la epidermis ó pe» llejo esterior de la aceituna, para la deposicion del hue- vo que ha de dar oríjen á la larva:ó gusano; patas ver- doso-amarillas , con algunas manchas rojizas ; tarzos ahor- 201 quillados , con: un+peloton; carnoso cada dos anzuelos : po» lantes 4 volantines descubiertos, colocados entre el ab. dómen y la coraza, delgados, blancos, cristalinos en su ápice, con una carnosidad :«acorazonada ¡al reves : estos: ór- ganos , cuya inutilidad se ignoraba, pote ser ns al insecto para la respiracion. $ | Ninfa, crisalida, capullo ó zurron, ade, cilíndri- co; estádividido endiezanillos: al principio es de color cas- taño obscuro;mras; al tiempo del desarrolló, cuando el in- secto está para romper: la piel y salirse de la aceituna, se pone pálido, color de cera bruta: la larva ó¿ gusano no deja piel para su. A ión en ninfa , solo se encoje y adquiere la forma dicha... | j Esta mosca hembra sirye de un aguijon fino que tie- ne en la estremidad de su vientre para picar la aceituna, echando ú depositando en ella un huevo en la abertura, un poco profunda, que ha formado. La boquita de la he- rida se cierra pronto, pero:su cicatriz permanece, y sé re- conoce facilmente por el puntito negro que hay por la parte esterior. De este huevo sale y nace una larva ó gu- sano blanco y blando, que penetra y se mantiene de la carne hasta el hueso ó cerca de él, comenzando 4 hacer sus estragos hácia mediados de Agosto, y continuándolos basta la cosecha del fruto. Cada gusano roe antes de tras- formarse como la quinta parle de la carne de la aceituna; pero cuando hay dentro de ella muchos apenas se encuen- tra nada al cojerla: este gusano no ataca á la aceituna has- ta poco antes que dé principio á su madurez, y se conoce, porque desde luego presenta la aceituna como un color morado falso con notable anticipacion, de cuando la acei- 2092 | tuna le debe: presentar cierto y fijo'pormedio de una sa- na y sazonada madurez. Las aceitunas subsisten en el ár- bol, madurando mas Ó menos tiempo, á proporcion del daño que han sentido, y cayéndose cuando el viento las ajita: las que han sido atacadas en Agosto y Setiembre son perdidas para el propietario, porque tienen aun poco aceite; pero las que se caen despues de Setiembre por la misma causa, puede sacar algun provecho; pero el'aceite de las unas y de las otras es de inferior calidad y muy moreno. Muchos están ereidos que las aceitunas que se caen en Agosto y Setiembre es efecto de seguedad ; pero es facil convencerse de este error, observando que tie- nen toda la pulpa ó hueso agujereado,-y el gusano den- tro vivo ó muerto. ¡ Mientras la aceituna está en el árbol, el gusano, que .se alimenta de ella, no sale antes de su última metamor- fóstis. | El vulgo, y aun los que parece que están exentos de vulgaridades , Ó mejor diré con nuestro sapientísimo Feijoó: »casi todo el mundo es vulgo,” están y viven creidos en la mas crasa preocupacion, que toca como á ar- tículo de fe, que las aguas llovedizas de todo el mes de Agosto, son las creadoras y productoras de la larva Ó gusano que roe y come la aceituna; y ha llegado á tan- to tal preocupacion de semejante creencia, que hay quien sostiene temerariamente , que si llueve la última noche de Agosto, despues de las doce, esta lluvia ya no enjendraria tales gusanos. ¡Cuando desterrará la física de nuestro suelo estas y otras paparruchas! cuando los ricos propietarios la estudien y propaguen á los campesinos, haciéndoles ver 203 demostractiva y evidentemente tales fábulas en los machos años, que sin haber Hoyido en ¿roads 'se nos plaga la acei- tuna de ellos. «Para remediar el daño que produce la mosca que pica la aceituna de los olivos, y atajar los estragos que estas lar- vas y otros insectos cansan en los frutos y en los árboles; se han ensayado diferentes medios; pero en vano, pués por ninguno de ellos se ha.conseguido su aniquilacion. En prae- ba de esto dice el respetable Bernard en su Memoria sobre los olivos: »que «el conocimiento de su.modo de vivir y de »su reproduccion nos pone, es verdad, en el camino de » tantear los medios de destruirla; pero todavía no se ha ha-= »lado ninguno, y que el que descubra este remedio, será »digno de la mayor recompensa.” Diga lo que quiera Ber- nard en este punto, nunca podrá negarse que la larva de la palomilla y la de la taladrilla, si acaso son especies dis- tintas, y cualquiera otra de las que se alimentan de los fru- tos, todas se fomentan y propagan hasta lo infinito por el - equivocado sistema que se sigue de recojer muy tarde las aceitunas, dejándolas en el árbol hasta:que la larva se.sale de ellas; y abandonando ésta el fruto, se coloca donde mejor le parece; para trasformarse en ninfa. Resulta, pues, que si la aceituna, respecto que conocidamente se la ve desde primeros de Setiembre, que está picada, se la principiase á recojer desde primeros de Octubre, que metiendo mucha jente al efecto en todo este mes, deberia estar recojida; porque cuanto mas pronto.se recoja, tanto menos la daña- - rán, y dará mas y mejor aceite; consiguiéndose por este medio yá no dudarlo, matar y destruir todas las larvas ó gu- sanos que tuviesen las aceitunas , cuya plaga se disminuiria 204 por grados; llegando un dia á aniquilarse totalmente; pues que conducidas con las aceitunas á las trujas, una parte se ahogaria, y la otra se moleria con ella, Todas estas ventajas se conseguirian en recojerla lo mas breve. posible ;. pues de recojerla tarde, el gusano se larga, habiéndose comido para alimentarse.cuasi:toda la «carne y sustancia aceitosa, y libertado él de perecer. Estos son los resultados de una recoleccion tardía. ¡Tambien para esta mosca , como,para todos los insectos nocivos al oliyo,:sehan inventado recetas que Omito, por considerarlas inútiles en España, atendiendo al número prodijioso y cuasi infinito de olivos que cultiva. ¡Cuantas magníficas promesas, cuantos hechos verifi- cados en los papeles públicos, cuantas falsedades impresas, revisadas , Correjidas y, aumentadas para destruir las oru- gas, las mariposas, el pulgon , los gallinsectos , los ¿n- sectos, las larvas, los gusanos y otras alimañas que de- voran los árboles y olivos! Debemos concluir de esto, que todas las preparaciones tan exajeradas, bien para los gra- nos, bien:para los árboles ú olivos, son meras 'charlatane- rías; sin embargo, ¿hay algun charlatan que no tenga bo- bos que le escuchen? Tal es la suerte del hombre. CAPITULO XI. DE LA FLOR DEE OLIVO. De'su vejetacior: * L, naturaleza ha prescrito tres estaciones muy dis- tintas para la vejetacion y tránsito de la yema del olivo á 205 su entero desenvolvimiento hasta de brote ó de fruto. La yema viene á ser un pequeño estilete verdoso, puntiagu- do, y por decirlo asi, no es otra cosa que el jérmen del bo- ton; y que este mismo boton, escitada en él la sávia ascén- dente por el calor de la primavera, es impelido:á que se hinche y ensanchen las escamas que le cubren, separán- dose unas de otras, presentándose y anunciando que. en- cierra en sí el precioso depósito de la multiplicacion , sien- do de flores ú de fruto ,ó solamente de hojas y megera, que llamamos brote, tallo 6 ramilla. La yema, pues, aparece: 1." en la primavera y al prin- cipio del verano: 2.” crece y adquiere fuerza en el solsti- cio: 3.* se fortifica mas y mas, y se nutre en el otoño; y en fin desde últimos de Marzo y en Abril, en las provin- cias meridionales de España, se presentan y nacen debajo del sobaco de las hojas las yemas que contienen las flores del olivo: se desarrollan éstas por Mayo, y cuaja el fruto marchitándose y cayendo al suelo la flor, á mas tardar en Junio: sigue la aceitnnilla creciendo y engruesando por grados en los meses de Julio, Agosto y Setiembre; to- ma color en Octubre, y se halla madura en primeros de Noviembre. : Observaciones sobre la cuaja de la flor. 1. La esperiencia prueba que un olivo que no tiene todavía fuerza para arrojar nuevos brotes, ya por vejez, ya por estar cargado de un número muy grande de ra- millas de fruto, florece y fructifica á la verdad todos los años, y el que no está podado se halla en este mismo 206 A caso; peromuchas yeces á estos y á aquellos no les cuaja la flor; y el fruto aun cuajado tambien se cae, porque los canales de la sávia están obliterados ó embotados, y no sube ésta en cantidad suficiente y proporcionada á las necesidades. 2.* Cuando el polvillo $ semen fecundante está cer- rado en las anteras ó bolsillas de los estambres que con- tiene la flor, despues de haber caido el stigma del pis- tilo , no prospera en él por algunas causas particulares: en tiempo de las flores los insectos dañan el stigma: las heladas las abrasan : tambien las ofenden si sobrevienen lluvias demasiado abundantes y recalmones: si se aran y podan los olivares floridos , el vapor cálido que enton- ces exhala la tierra removida, daña y amortigua el semen; y no desenvolviéndose el embrion ójérmen por estas cau- sas, aborta la semilla. 3: Los olivos enfermos florecen mas temprano ; por lo que están mas espuestos á los daños de los insectos, y dejan caer la flor y su aceituna: el aceite de estos árbo- les viejos y enfermizos es de inferior calidad y se enran- cia mas fácilmente que el de los robustos y jóvenes; y por consiguiente su aceituna se debe recojer y moler apar- te: pues que hay tan grande diferencia entre la madura- cion, debe hacerse tal distincion. 4. La cuaja de la aceituna es siempre mas abundan- te en los rostros de los olivos, y mas en las esposiciones que miran al mediodía, y cargan mas de fruto los olivos junto á los caminos carreteros y de mucho tránsito, y que levantan mucho polvo de los bochornos é insolaciones, y con especialidad en el de la cuaja de la flor si se temen 207 y aguaceros, pues que los bochornos privan al jérmen de la humedad moderada que necesita, y se marchita la flor anticipadamente, sin que dé lugar á la fecundacion; y faltando el jugo al pedúnculo de la flor, viene á tierra el fruto sin haber cuajado: las aguas y nieblas de fin de Ma- yo y Junio dañan mucho á las flores cuando están en cierne , porque layan los polvillos de las anteras, y rom- pen los saquillos que contienen el humor ó licor fecun- dante. 5.* La ventilacion, siempre utilísima á los olivos, les es absolutamente necesaria en tiempo de su florescencia; de manera que si falta la accion del viento en el día que la aceituna naciente necesita ponerse en contacto con la atmósfera, se seca y perece. Los árboles situados en hon- donadas están mas espuestos por consiguiente á que una calma los agoste todo el esquilmo, que en pocas horas se tuesta, tornándose de blanco como nieve, en rubio como la canela. No se libertan á veces de este daño, si la calma continúa y el calor es intenso aun , los que se hallan en sitios ventilados; pero corren mayor riesgo los que no lo están. 6.2 La espresion de pasarse las flores y frutos sig- nifica no cuajar, hablando de frutos; y abortar, hablan- do de flores. Por la descripcion de las plantas vemos que los estambres de la flor sostenidos por sus anteras, consti- tuyen las partes masculinas de la jeneracion, y el pis- tilo las fameninas : que las flores son hermafroditas, es decir, que sostienen machos y hembras, solo machos ó solo hembras: que las flores machos en algunas están sobre el mismo tallo y la misma rama que las flores her- 208 bras, pero separadas. En fin, que las flores machos y hembras están algunas veces sobre pies y árboles diferen- tes. Esta union de los sexos separados en ciertas flores, está demostrada hoy hasta la evidencia; y de esto depen- de esencialmente toda especie: de fructificacion; porque es una ley inmutable de la naturaleza, que concurran el macho y la hembra para reproducirse. Es facil concebir que una cópula tan delicada exije para que tenga efec- to que concurran las circunstancias, y una estacion pro- picia á causa de la humedad de las partes. Una lluvia demasiado fuerte 6 demasiado fria, una helada, un viento impetuoso ó frio, ú una insolacion, la desordenan y hacen que la flor aborte ó se seque, y el fruto se pase. En el momento de la fecundacion se abren las ante- ras con elasticidad, y este depósito del semen derrama sobre la parte hembra una multitud de globulillos , de los cuales. sale un vapor fecundante que, penetrando el pisti- lo, va 4 animar el jérmen. Es facil concluir de aqui, que el frio estrecha las par- tes de la jeneracion, é impide el desarrollo de los estam- bres; que un viento cálido deseca el vapor fecundante; que no puede penetrar en el pistilo empapado en agua llovediza ; que esta lluvia Je arrastra , etc. ¿Que labrador no ha observado que la abundancia de uvas, granos y aceitunas dependen de la buena florescencia de las vi- ñas, de los trigos y de los olivos? Que esta abundancia es siempre consecuencia de una buena estacion; y que si el tiempo ha sido frio ó ajitado con vientos tempestuo- sos, muy frios ó muy cálidos, se pasan y secan las flores. 209 Estas, como he dicho ya, abortan, y los frutos se pa- san por una consecuencia del aborto que acaece con fre- cuencia en seguida á una buena fecundacion. Si algun tiempo despues de la florescencia sobrevienen lluvias frias Ó recalmones, el grano de la aceituna se deseca frecuentemente en cortísimo tiempo, se cae y no- deja si- quiera el mas lijero vestijio de su existencia, aunque el pezoncillo que la sostenia hiciese cuerpo con ella. 7.2 Suele, aunque rarísima vez, presentarse una pe- queña segunda florescencia , y esto indica siempre que el árbol padece por alguna causa, que frecuentemente es la sequedad. Esta sequedad estenúa la sávia en sus ca- nales, y aminora su cantidad; y si despues de una larga sequía sobreviene una lluyia tan abundante que pueda pe- netrar hasta las raices, la sávia vuelve á recobrar sus de- rechos , y sube con ímpetu; pero como encuentra desde el principio los diámetros de sus conductos demasiado es- trechos , se dirije bácia los que lo están menos, y hace que los botones de fruto, que no se hubieran abierto has- ta el año siguiente, se abran entonces. Las vides echan tambien sobre-flores, especialmente en los paises cálidos, cuando les rebajan ó mutilan los sarmientos: no se de-. ben confundir estas sobre-flores tempranas de los árbules frutales, ó de los que brotan en Diciembre y Enero, si el calor de la atmósfera se reanima en esta época. 8.2 Las variaciones de la atmósfera son tambien muy perjudiciales á la for del oliyo; y tanto mas, cuanto mas repentinas son pasando del calor al frio: asi las heladas tardías Ó de primavera causan en los brotes y frutos de los frutos de hueso, como el olivo, y de los de cuesco, co- 31 210 mo el pérsico, abridor, ete. , un daño funestísimo. Si la helada es seca, no padecen tanto ni las flores ni los fru- tos; pero si el tiempo es húmedo, si llueve, y sobre todo si sobreviene un sol fuerte , las flores y los frutos ya cua- Jados se perderán enteramente. Y asi, mientras que el olivo está en flor, no se arará, como ya lo he dicho. 9. En ciertas circunstancias arrojan los árboles nue- vas hojas ó muevas flores, y es señal de padecer: por ejemplo, si una seguía fuerte, larga y aumentada por el. calor, disipa la humedad é impide en gran parte á la sávia que suba de las raices á las ramas, es claro que esta po- ca sávia no podrá mantener la sínovia de las articulacio- nes, formada en la reunion del peciolo con la rama. De- secada esta sinovia, los encajes de esta articulacion se desecan y ocupan menos espacio; entonces salen de caja, y se Cae la hoja. En el caso supuesto, es evidente que la humedad que las hojas absorven de la atmósfera es pe- queña cantidad, y no bastando á alimentarlas sin el socor- ro de la sávia, se caen por necesidad. El boton, que siem- pre está colocado en la base del peciolo ó pedúnculo, y á quien alimentaba la hoja, perece si la seguia sobrevie- ne en la primavera, pero si la falta de agua ha sido tar- día, se desarrolla el boton 4 la primera lluvia. Este no debia naturalmente echar hojas ni flores hasta el otoño; pero en el presente caso se abre, porque la lluvia ha re- animado la sávia, y ésta obra como al principio de la pri- mayera en los botones que están bastante formados para abrirse. Este modo de reverdecer es violento y daña mu- cho al árbol; porque una parte de sus botones destinados á brotar al año siguiente , anticipa su desarrollo , y priva 211 al árbol de sus recursos futuros. Los árboles viejos están mucho mas obstruidos que en los otros nuevos, y la sá- via sube por ellos con menos actividad, en menos abun- dancia y mas refinada.' En este caso los botones se forman mas pronto. y son mas propios para producir hojas y flo- res: frecuentemente se ven reverdecer y florecer los árboles despues de las granizadas. CAPITULO XIV... DE LOS EFECTOS DEL HIELO Y DESHIELO. Y QUEMADURA DE as to LOS: [OLIVOS.= ¿0:01 aa efecto de las heladas, á fin de hacer luego la aplicacion á los olivos: trasportémonos á-la época de las heladas, y examinemos en qué parte son más sensibles. Si considero una superficie, por ejemplo, la de una hoya llena de'estiercol, veo: que al menor frio es alli la helada mas blanca , mas sensible, mas aparente y mas fuerte que en su Circunferencia: yeo tambien que esta misma helada es mas sensible en: la superficie de una pradera que en la deun campo recien labrado, compara- do :con,otro. limpio. de yerba, y. labrado mucho tienipo antes, Estos fenómenos son siempre seguros, y se vienen á los ojos. de los que quieran verlos. Los sitios.mas sus- ceptibles de recibir la impresion de las heladas son aque- llos.en'que hace. mas calor, y en que hay por.consiguien- te mas evaporacion. Supongamos ahora que el calor ten- ga una fuerza como cuatro; admitamos una masa seme- jante de humedad, y las dos masas reunidas. y en accion, 212 formarán una masa de ocho: el estiercol está en este ca- so: el efecto del frio es concentrar el agua reducida á vapor; y la prueba de ello se ve en los refrijerantes de los alambiques; sin los cuales el fluido y la parte espiri- tuosa se perderian reducidos 4 vapores. El frio condensa estos á medida que salen del estiercol, apoderándose de ellos con mas fuerza que si estuviesen calientes solo co- mo uno, y por consiguiente convierte estos vapores mas facilmente en escarcha. En las praderas es mas sensible la helada que en una tierra recien labrada , porque ademas de la evaporacion natural del suelo, hay tambien la evapo- racion de la traspiracion de las plantas, mas cálida que el aire ambiente, aunque mucho menos que la del “es- tiercol; y el campo recien labrado tambien da 'mas eva- poracion que el que no lo está, y suelta mas fácilmente una parte del calor de que estaba impregnado. La eva- poracion, pues, y el calor son las causas de que la he- lada se manifieste mas pronto y de 'un modo sensible mas en un sitio que en otro... y Podemos concluir de particular á jeneral, y hallar la causa de ser el efecto de las heladas mas sensible y mani- fiesto y; en iguales cirennstancias , en los valles que en las laderas; y en los valles corren peligros mayores de helar- se los olivos, como tambien en los incultos mas que en los cultivados, y en los que están á vientos libres, mas que los que están resguardados y al abrigo de los del norte; y los que miran al norte siempre están espuestísimos 4 helarse, y aun á padecer con los vientos frios , aunque no hiele. Los olivos se hielan raras veces en la temperatura de las Andalucías, Mancha y costas meridionales , y solo peli- 215 grarian en seguida de unas fuertes y copiosas nieves, per- maneciendo cuajadas, y subsistiendo sobre' los árboles al- gunos dias. No son siempre uniformes los efectos de las nieves y el hielo; dañan principalmente cuando se halla movida la sávia, y los poros abiertos por el calor anteceden- te de la estacion comunicado al'4rbol. Las nevadas tardías y los frios intempestivos é intensos que siguen á estaciones templadas y lluviosas, son los mas perjudiciales, y que pueden causar la pérdida de los olivos. Las nieves son mas peligrosas si permanecen sobre el árbol, si se cuajan y se hielan, pasmándose de resultas, y penetrando dentro de sus poros. Siempre que se vea que se conservan flexibles las ramillas mas delgadas, ana sano y viyo el olivo, y ha pa- decido muy poco. | | Suelen despojarse las boo de los olivos 4'causa de al- guna helada; y algunos sin reflexion cortan ó talan sus ramas por las cruces, creyendo que están estas ó sus ra- millas secas; pero solamente pierden la hoja antigua, con- servando y abrigando las yemas nuevas, sanas y sin lesion. Cuando ha penetrado el hielo en las ramas, no están flexi- bles, y su interior se halla negruzco ó amarilloso, y salta astilla cuando se hace fuerza al doblar la rama: en este ca- so.es necesario cortar hasta lo sano, sin lo cual cunde y se comunica el mal á todo el árbol. Es necesario tener pre- sente en todos casos que tarda muchos años en engruesar y criarse una rama grande; por lo cual no se cercenarán á me- nos de una verdadera urjencia. * Efectos del deshielo. Para derretirse el hielo es nece- sario que haya una temperatura bastante templada del ai- re: hay dos suertes de deshielo: el primero causado insen- 214 siblemente por la elevacion del sol sobre nuestro horizonte, la cual termina la duracion del invierno; porque el frio se- ria perpétuo, si los rayos del sol se dirijiesen siempre muy oblicuamente á la tierra que habitamos; y el segundo acon- tece porel invierno, cuando los vientos del sur rechazan los del norte, y estienden un aire mas caliente y mucho mas húmedo. Mientras el deshielo, acaecen en los árboles fenómenos muy singulares para que se pasen en silencio, 1.2. Durante muchos dias antes del deshielo, el frio.es mas vivo, el viento nórte mas fuerte, el cielo está mas lim- pio, las estrellas mas brillantes, y todas 'las tardes al po- nerse el sol se ve estendida por el lado del mediodía una capa encarnada muy obscura, que es el viento sur que va estendiéndose poco á poco por la parte superior de la at- mósfera, abate el tiempo del norte, lo hace mas sensible por la eyaporacion que ocasiona, y en fin, por los crecidos rocíos, que en este caso forman la escarcha; y asi cuando los vientos se contrarian por muchos dias , los árboles se cu- bren de ella. Se observa á menudo quelos frios rigurosos y duraderos provenian del combate obstinado de ambos vien- tos. Si en este intérvalo el viento del sur cedia completa- mente,,se disminuía el rigor del frio, y quedaba destruido luego que el.sur lograba dominar y espulsar á su antago- nista. 2. Mientras dura el frio los árboles y las plantas se contraen, se encojen;,:y ocupan menos espacio; pero con el deshielo vuelven á su anterior estado, 15%: ¿Si el frio es riguroso, se hienden los árboles desde la cruz de. las ramas hasta las raices. Al deshielo todo reco- bra su forma, y apenas se perciben en los arbolillos los yes- 215 tijios de esta hendidura perpendicular, la cual se cubre en adelante con la corteza, cuyos labios é injertan uno en otro; pero la division de la madera permanece siempre la misma, y la reunion de los dos labios forma un hilo en el tronco. : 4.” Creerase quizá que la hendidura se forma por el la- do del norte; pero es todo lo contrario. Ninguno he visto que no la tuviese al lado del sol del mediodia ó de las dos de la tarde. Ademas de las razones de este fenómeno, me parece tambien que depende de que el árbol se aprieta por el frio, y mas por la parte del norte que por otra alguna: por la del mediodía, al contrario, la humedad es mas es- terior y en mayor cantidad , porque de dia los rayos del sol hacen correr por ella el agua que estaba helada en las par- tes superiores: ademas, penetra la corteza y la madera y abre los poros; y como la contraccion se efectúa por el la- do del norte, llama asi por ambos lados y con igual fuerza las partes aflojadas por el calor, las cuales ceden á esta fuerza contínua, no pudiendo oponerles resistencia, y se hace la hendidura en un momento. No se conoce remedio alguno para este fenómeno y ac- cidente funesto: rara vez prospera un árbol hendido de esta suerte: vejeta triste, débil y lánguidamente; da poco fruto; y la mayor parte de ellos perecen: tal acaece á los olivos que se abren y carcomen. Mata el hielo á las plantas cuando estando húmedas y llenas de jugos acuasos las sorprende; tanto mas cierto es su daño, si acontece un falso deshielo en seguida de fuertes heladas, y de repente cuaja nuevamente el hielo, hallán- dose cargados de humedad los olivos; porque acostumbra- 216 : | dos á/un temporal benigno, y favorecidos por la estacion, adelantan. su vejetacion; pero. si sobreviene algun hielo tardío, hace perecer brevemente sus yemas delicadas al tiempo de desarrollarse, y se conjela la sávia ya movida, y que fluye con abundancia. Los hielos precedidos y acom- pañados de sequedad, no suelen perjudicar á los olivos; pero los hielos de menor grado, alternados con vicisitu- des de humedad, aires templados y hielos intermitentes, son los que perjudican á estos árboles y á todos los veje- tales en jeneral. ¡ De la quemadura. Durante el invierno caen sobre, los árboles, en'jeneral, nieves, granizos, y toda especie de escarchas. Cuando sale el sol del mediodía, durante estas grandes heladas, corre el agua derretida desde la copa, de rama en rama , hasta el tronco. A medida que se retira, el sol, y aumenta la helada, se conjelan estas aguas sobre las partes mojadas, y se descubre por todas partes una cos- tra de carámbano, que oprimiendo fuertemente la piel, la resfria, la hiela y la quema. Al dia siguiente , lanzando el sol de nueyo sus rayos, tanto sobre las escarchas del ¡dia anterior, como sobre esta costra de carámbano, lo derrite todo de nuevo, y hace que se conjele igualmente en la helada fuerte de la noche siguiente. Estos deshielos .con- secutivos, y estas heladas reiteradas, son las que queman los árboles ; pero esta enfermedad cuasi es desconocida en nuestras provincias meridionales, como es tan conocida en las del norte, en que tanto hiela. Nos resta hacer aun una observacion muy importante sobre la quemadura y la destruccion casi anual de una cantidad de botones ó de yemas en la esposicion del medio- 217 día: ésta se manifiesta segun que la conjelacion, de que he- mos hablado , ha sido mas ó menos fuerte. He aqui lo que sucede con los botones. | En todos los botones ó yemas hay una pequeña emi- nencia; todos sobresalen un poco, y están aplicados rectos, cada uno sobre su rama madre, y terminados en punta por la parte superior. Cuando se derriten, pues, y conjelan las humedades, como hemos dicho, la que se halla alrededor del boton se conjela tambien, y forma un todo con esta ye- ma y esta corteza. El jérmen de esta yema, que es un pe- queño hilillo yerde muy tierno, se hiela al instante, y pe- rece por consiguiente la yema. : Para asegurarse de este hecho basta rejistrar la yema en el tiempo de que hablamos, y se hallará barnizada, con una capa de hielo que la hace brillar como una perla. - La quemadura de los cogollos de las ramas puede te- ner remedio cuando proviene de la calidad del terreno: bas- ta en este caso quitar la tierra mala y substituirla otra huena: conócese esta enfermedad en que los cogollos se ponen enteramente negros y tostados. Si los árboles son atacados en la estremidad de sus rai- ces de esta enfermedad, se pueden mirar como perdidos; sin embargo, si el mal proviniese de la causa que hemos di- cho arriba, se aplicará el mismo remedio. Causas por qué los árboles y olivos se ahuecan, abren, y al fin mueren. El interior del tronco de los árboles, como el de los olivos, está muy espuesto á gangrenarse y podrirse , co- 32 218 menzandó desde. lo mas alto de la cruz, y continuando in» sensiblemente hasta las raices; de suerte, que con el tiem- po quedan oradados, huecos y abiertos de arriba á abajo: esta causal de la corrnpcion se atribuye á los frios, hielos y Otras mil causas esteriores, sin echar de ver que el ori- jen mas principal, por lo regular, está: en las manos ig- norantes del cultivador, del podador y del talador. Los árboles dañados por el hielo y la costra de los ca- rámbanos se llenan siempre de una goma, que Corroe y Ca- ría, aumentándose siempre el cáncer á proporcion que se estiende la herida hecha por la enfermedad, que llamamos tambien quemadura. El agua de las lluvias del verano se estanca tambien en el hueco de la herida, y va minan- do; y lo mismo las humedades de los inviernos siguientes: los rayos del sol fuerte agravan en fin y aumentan el mal. Los cancros y cavidades en los troncos de los árbo- les y olivos provienen siempre de los cortes y talas de las ramas principales ó madres, mal hechos , ó hechos fuera de tiempo; y para evitar esto no se deberá nunca cortar ó talar una rama principal, sin cubrir la herida ó corte con el ungiiento de injeridores; y por este medio se impide la gangrena. La gangrena y ahuecamiento de que vamos á pro- poner algunos ejemplos, es en los árboles lo que en la cirujía la gangrena de las carnes y la esfoliacion de los huesos, puesto que por la causa de un humor purulen- to las carnes están minadas y los huesos cariados. Exami- nemos, pues, lo que pasa diariamente en nuestros árboles y olivos, y lo que sin advertir, ó sin remediarlo, vemos dia- riamente en nuestros olivos. 219 De todos los árboles gomosos,' como los de fruto de cuesco ú de hueso, luego que la goma y la sávia se estrava- san, corre y fluye por la rama abajo, quedando minados y escavados de tal manera, que se orijina un cancer ó can- cro, que penetra hasta el meollo ó' corazon, y que regu= larmente hace perecer la rama, y á veces todo el árbol; pe- ro si el labrador rejistrase sus árboles, y tuviese cuidado de arrancar esta goma, y de contener la sávia, cosa fa- cilísima , estos árboles estarian saludables, prosperarian y producirian abundantes frutos. Cuando se cortan y talan, repito, los árboles y olivos, se hacen en ellos enormes heridas, sin aplicarles aparato ninguno: ¿y que es lo que sucede entonces? que la sávia sale de «su curso y se estravasa; y esta sávia, como la sangre fuera de muestras venas, hiriéndola el aire, el sol, Jas lluvias y nieblas, los frios, las escarchas y heladas , se corrompe, se pudre, y se convierte en humor sanioso, que corre por las ramas, y se interna eu el tronco mi- nando éste y aquellas. Si recorremos uná infinidad de ár- boles y olivos tratados asi, principalniente los de nues- tros olivares, que talamos, desmochamos ú afrialamos, pasado cierto tiempo, se verá que su madera se acana- la, se pasma y se pudre esterior é interiormente: esto: está á la vista de todo hombre observador. Recórranse y revísense todos los árboles talados de paseos y caminos reales, como en todos los olivares tala- dos, y se advertirá en ellos la salida de la sávia , de que acabamos de hablar, que se rezuma por la herida, y se distribuye por lo esterior é interior del tronco ó tallo, adyirtiéndose en el mismo sitio una mancha lívida, que 220 dura largo tiempo aun despues de cerrada la herida. Se vendieron no hace mucho tiempo á un amigo mio una porcion de olmos de cerca de dos pies de diámetro: estos árboles habian sido anteriormente falados unos y desmochados otros: las lluvias, los frios, las heladas y demas intemperies habian penetrado en las heridas, y se gangrenaron; y cuando los cortaron estaban cuasi todos huecos, como un brocal de un pozo. El año de 1812, en un pueblo del condado de Niebla, presencié un horroroso y estenso fuego, que encendió y abrasó tres ó cuatro dehesas y gran pago de olivares; y durando el incendio, por la noche, observé que la mayor parte de ellos ardian tan solamente por su interior,:y muy pocos por el esterior del tronco; y entonces fue cuando por la primera vez observé que la mayor parte de los oli- vos se ahuecaban, y principié á conocer que todos los que habian sido talados de años atras estaban solamente hue- cos y abiertos. Y ¿que deberemos inferir de esto? que todo labrador debe proceder con reserva y cuidado cuando intente ha- cer talas y heridas en los olivos, cubriéndolas con el un- guento de injeridores; pues de no hacerlo asi se le agan- grenarán, ahuecarán y abrirán, y morirán por fin los olivos. CAPITULO XV. DE LAS COSECHAS ALTERNAS.: e Pen los autores latinos que han tratado del cul- tivo de los olivos, dice mi catedrático D. Claudio Baute- lon, que estos árboles no producian un esquilmo abun- 2291 dante , sino de dos 'en dos'años. Los escritores modernos que han verificado esta observacion; atribuyen esta al- ternativa á diferentes causas. Creyeron los primeros-que procedia de que rompiéndose y destrozándose muchas ra- mas. de los olivos al. tiempo de varearlos para. hacer la recoleccion, se despojaba.de este modo el árbol del fru- to del año venidero; por-lo que promulgaron úuna ley. los antiguos, que prohibia á los jornaleros el wvarear. los ár- boles . sin, permiso. del «propietario. Á pesar de ser tan perjudicial esta práctica, no.es ella soli la causa de la alternativa: de. las cosechas. y dis Muchos autores modernos quieren que. esta Moni tiva; de. cosechas sea ocasionada de la poda de los olivos, á que tan' poco puede. ásentirse de ninguna manera. - Las verdaderas causas que contribuyen á que los oli- vos sean veceros ó alternativos son, segun el sentir de los escritores modernos españoles, fundándose en la es- periencia yen la física vejetal:. 1.2 en la bárbara costum- bre de yarear los olivos: 2,2 en hacer muy tardía la re- coleccion: 3.2 en podar y limpiar los olivos muy tarde, y en no arar á su debido tiempo. 1.2 La comun y cuasi costumbre jeneral de varear los olivos para cojer la aceituna, es una de las principa- les causas de que estos lucrativos árboles sean veceros, Ó que den las cosechas alternas, un año sí y Otro no: se- gun el mas racional sentir de los agrónomos nacionales mas ilustrados, y segun lo acredita la esperiencia de los que desprendiéndose de las preocupaciones rancias, ab- surdas y vulgares, han ensayado el método de cojerla á mano, Ó como dicen, ordeñando las ramas. 299 ) Yano se:ignóra que cada: hoja del olivo abriga y nu- tre y ¡proteje una: yema, que cori-el: tiempo producirá el frato; y que éste: se obtiene solamente en las rámitas nuevas, tiernas y delicadas del: olivo. El:vareo, derri- bando las vuretas, lastimándolas: ó 'quebrándolas lo: mis- mo que'á las hojas nodrizas delas «yemas; desordena la economía física del :olivo, le priva devlos principales de- pósitos de la feuctificacióon con semejantes destrozos, y le imposibilita para producir en:uno ó:dos'años delos 'sub= siguientes. Pero 4 pesar de esto'se sigue la barbarísima'cos2 tambre; pues todo les es indiferente ú los cultivadores sin principios: pata ellos no hay mas regla ni-mas ley"que la rutina mamada y envejecido capricho, sea:ó no'contra sus verdaderos interesés'ó cotitra los jeneráles del estado. Lavoperacion de que tratamos es ciertamente contra unos y contra otros: es contra los intereses del cosechero, por- que destrozando sus olivos, se priva en un'año la cosecha de dos; y es contra el estado, por los menores productos que reporta el comercio en la concurrencia de este fruto en los mercados públicos. Se dirá acaso que la recoleccion á mano es sumamen- te dispendiosa ó costosa, é imposible de realizar en los gran- des pagos de nuestras Andalucías; pero esta infundada razon, que piensa oponer á la recoleccion á mano, se ha- lla hoy ya desvanecida con el testimonio de muchos ha- cendados y grandes cosecheros que han ensayado el mé- todo en sus posesiones, ajustándola tambien á destajo. Mas si estos datos no fueren aun bastantes, recórranse los pue- blos de la Navarra y otras provincias, y aun de la misma Andalucía, y se verán los resultados que presentan algu- 225 nos ¡ilustrados cultivadores; que- désengañados, del error antiguo; han, adoptado el, método de, cojer á bario la: acei- tuna, sin que obste que Jos árboles sean grandes ó peque- ños; y. por. último,.¿No-se .cojen¡á mano' las: aceitunas gondales para adobarlas?. ¿pues para que tantas dificulta> des para las: que sei las ha 'de--estraer el; aceite? 2.2 La época ó tiempo, de; la recoleccion de la acei- tuna es aun enel, dia muy diversa de la que se hacia an- tiguamentes En Francia ,.en Italia, y aun en muchos pa- rajes de. España principian á hacer la recoleccion en los meses de Diciembre, de Enero , Febrero, y muchas veces hasta Marzo y Abril, y.en algunos pueblos de ltalia no la cojen hasta que ella se cae naturalmente por sí misma al suelo: en Otras partes la principian á cojer en Enero y Febrero , esperando de,intento á que las aceitunas 5e pon- gan negras, ó más bién 4que se pasen con los hielos y em- piecen á pudrirse, con detrimento de la buena calidad de los aceites. La aceituna cuando está formada ya y. ha adqui- rido todo su tamaño y sazon oleosa, es á mediados de Oc- tubre, y esta es la verdadera época en.que debe princi- piarse á cojer 4 mano en las provincias meridionales, y en primeros de Noviembre en las semi-meridionales; pues- to que desde esta época va pasando por grados , ótal yéz' antes , desde el color verde al amarillo; de éste el mo- rado, y finalmente al negro , que es el cuarto y: último período que manifiesta; pues mas vale hacer la recolec- cion quince dias antes, que quince despues; y comio por lo regular en el último período da mayor cantidad de lí- quido, aunque inferior en todas sus partes, porque está mas cargado de alpechin ó jugo vejetal , se sigue sin em- 224 bargo la cobbadidores de aguardar á que la pasen los hielos para recojerla ; y es menester tener presente que llegado el último periodo de su madurez , principia al momento la fermentacior', aunque insensible, preparándose á la descomposición y putrefaccion ; y de esto resultan per- juicios y deterioros en la calidad de' los aceites; y 'asi- se observa que estos jamás son tan claros y tan buenos, como los de las que se cojen tempranas y a liempo, siempre que se muelan inmediatamente; porque la que está mucho tiempo'entrujada, se fermenta;' poniéndose mohosa y po- drida, y el aceite de ésta tambien sale obscuro y ácre. Si se hace tardía la cojida, la aceituna merma, se pasa, y disminuye su volúmen : se la comen los grajos, los estor- ninos los tordos, los mirlos, los cueryos y otras varias aves, las liebres, los conejos, los “perros y aun hasta las hor- migas; los aires fuertes acompañados de aguaceros en- tierran tambien muchas de las que ellos mismos derriban. Ademas de esto, resulta de que los olivos desustan- ciados por su mucho fruto y cojida tardía , aun cuando se haga á mano, y maltratados cruelmente los vareados por el apaleo, unidos estos Po a unos beneficios escasos y fuera de tiempo ó tardíos, no pueden producir “despues sino muy pocas flores, y aborta lo mas del frn- to. Y al contrario, si se hace como queda dicho, la reco- leccion temprana y á mano, y que dure cuando mas hasta fines de Diciembre, ordeñando los olivos y no apa- leándolos , tendrán éstos cuatro ó cinco meses de descan- so cada año, se reforzarán y reformarán, auxiliándoles temprano con la poda y arada , y emplearán por estos medios la sávia ó jugo vejetal en su propio incremento, 225 y en la preparacion y desarrollo del fruto venidero , y no la gastarán inútilmente en el ya maduro, como ahora su- cede, pudiendo producir de este modo anualmente ma- yor número de flores y frutos y regulares cosechas. Muy pocas veces se logran consecutivamente dos co- sechas abundantes, es verdad; fenómeno que depende mas bien de la estacion, que de estar el árbol cansado con las producciones del año anterior; porque produciendo el oli- vo su fruto de las ramillas del año precedente, y asistido con el cultivo arriba dicho, debemos concluir que los bo- tones de fruto, puesto que la naturaleza nada hace en vano, y que jermina las yemas , pueden desenvolverse siempre que se hayan formado, cualquiera que haya sido la cosecha del año anterior; asi, pues, sino cuajan, de- pende de las estaciones ó del incultivo. Si en el curso del año precedente, el rigor del frio, la estrema sequedad ó cualquiera otra causa, se ha opues- to en todo ó en parte á la produccion de las ramillas se- cundarias sobre los brotes , es claro que el año que han de producir, será la cosecha escasa, á pesar de haber eo- jido la aceituna á mano , temprano y con tiempo; y no será abundante por mas que las estaciones sean benévolas. Pero lo que nos debe determinar mas principalmen- te á recojer el esquilmo en Noviembre, es la incompa- rable diferencia en calidad y sabor del aceite que se logra del fruto; y asi es que la calidad tan superior y delicada que tiene el de Aix sobre cuantos se fabrican en Europa, no se debe de ningun modo al cultivo, niá las diferen- tes variedades ó especies de olivo, sino iintsamente al tiempo de bacer la recoleccion de la aceituna , y por ha- E 33 226 E cerla moler inmediatamente en los molinos, sin dejarla fermentar en los trojes. Recompensándose ámpliamente este mayor cuidado, por venderse siempre á una mitad mas de precio que los demas aceites fabricados en Francia. No me detendré en demostrar las causas que bonifi- can la calidad del aceite, cojiéndose temprano la aceitu- na á mano; y al contrario, hacen que se enrancie muy fácilmente, si se le deja permanecer mucho tiempo en el árbol, por ser una verdad tan sabida de todo el mundo y fundada en la esperiencia. | El que los olivos queden cansados ó algo desustancia- dos, y su naturaleza y sus medios bastante apurados en seguida de una abundante cosecha, lo dicta la razon y la esperiencia jeneral de todos los árboles frutales; pero se remediará esta falta siempre que se hagan las oportunas labores que hemos dicho, y por este cultivo esmerado y estaciones propias, recobrará sus fuerzas perdidas, y reno- vará la vejetacion cansada, y brotará flores y frutos en la próxima primavera, que cuajarán si les es benigna la es- tación. ; - Otra ventaja resulta de las malas cosechas, ó que hay poco fruto, cuando la aceituna se recoje en Noviembre, y es que de este modo se destruyen todos los gusanillos que se hallan dentro de la aceituna, por no haber tenido tiempo suficiente para tomar todo el incremento necesa- sario, y salir fuera para mudarse en crisalidas. En los años muy abundantes se les proporcionan á estos insec- tos muchos medios de multiplicarse con mas facilidad de permanecer en la aceituna, si la recoleccion no se acele- ra como debe; y esta es otra medida que se debe tomar, 227 ya para esterminarlos, y ya para que no deboren el fruto. Es mas comun el que las cosechas: de aceitunas sean anuales en aquellos distritos en que se cojen temprano y 4'mano; pero nunca lo serán en los que se varean y se retarda la recoleccion, aun cuando en el vareo se lleye el mayor cuidado posible. 7 | 5.2 Si los olivos , cojido el fruto como queda dicho, se podan, limpian y aran con tiempo, bien y tempra- no, como hemos manifestado en el capítulo XII que de- jamos esplicado, no queda la menor duda que contribui- rán á que las cosechas sean anuales y no alternativas, y que está en las manos del hombre el logro de ellas, fa- voreciéndoles las estaciones, Me parece, pues, que queda demostrado, que la cau- sa de las cosechas alternas ó periódicas, ú de año y vez de los olivos , depende principalmente de hacerse su re- coleccion muy tarde, y dejar permanecer por mucho tiempo su fruto en los árboles, y barear la aceituna: tam- poco queda duda de que las cosechas anuales son. mu- cho mas productivas y útiles que las alternas ó perió- dicas; que el único medio de lograrlas es haciendo la recoleccion todos los años desde mediados de Octubre, en que ya está sazonado el frato; y finalmente que es- te es el medio mas eficaz de destruir los insectos, laryas Ó gusanos que se mantienen de la aceituna que tanto per- juicio causan á estos preciosos frutos, y lograr que su producto sea mas igual, mas abundante y de mejor calidad. Me parece conveniente copiar aqui lo que dice nues- tro Alonso de Herrera hablando del tiempo de cojer la aceituna. 228 » El tiempo de cojer la aceituna, para hacer muy buen »aceite delicado, y de buen sabor y claro, es cuando la »aceituna está verde, que comienza á poner negra; y aun- »que cuando mas prieta, da mas aceite, es mejor el de »la verde; que cuanto mas madura está el aceituna, tan- »to sale mas gruesa y de peor sabor y ásese á la gargan- »ta; y aunque de las verdes no sale tanto, con la bondad y » perfeccion de ello se compensa la falta y mengua de la » medida; y si es el año llovioso, se pierde mucho del acei- »te, y crece el alpechin; y por:eso se han de dar priesa »al cojer cuando hay mas aguas : las maneras de cojer son » muchas; mas la principal es 4 mano con escalera, sin »herir, ni aporrear los olivos; que precepto antiguo es »que á la oliva no la porreasen, ni aun la escurriesen apre- »tadamente como quien ordeña, que si la aporrean reci- »be mucho daño, porque la quitan lo nuevo y tierneci- nto donde lleva el fruto, y d esta causa no llevan todos »los años igual fruto; porque por estar estragadas un »año, crian rama y otro dan fruto, y levan mucho menos »que lleyarian sino las aporreasen; y por eso son mejores »las enanas, que allende de dar mas fruto , cójese 4 me- »nos costa y peligro y con menos daño del árbol; y sino »alcanzasen á cojello ás mano, sacudan el olivo con una »verdasca Ó caña á pelo, y no contra pelo, porque no da- » men ni quiebren la rama; que donde las aporrean, quie- »bran la rama y atormentan los ramos; y lo tal luego se - »seca, y el árbol en mucho tiempo no torna en sí. El va- »rearse sea en dias claros y serenos, que la oliva. no esté »mojada ni helada, que recibe mucho daño y se hacen »ñRudosas y quiebran mucho. Otros les dejan estar en 229 »sus olivos hasta que ellas se caigan ; mas no saben lo »que hacen, que mientras mas están en el árbol, mas »poco aceite dan , y aun esquilman mucho el árbol pa- »ra el año siguiente; que todo el árbol recibe mas pro- »vecho cuanto mas presto le quitan el fruto despues de »maduro, mayormente aquellos árboles cuya fruta no sue- »le tanto caer despues de madura, como son las olivas y »naranjos y otros.” Vota. Si la autoridad de uno de nuestros mejores agró- nomos, cuyo texto acabo de copiar, y la de Mr. Olivier, cuyos grandes conocimientos en la entomolojía , la botá- nica y agricultura lo hacen mirar en Europa como uno de Jos sábios que mas honran el instituto nacional de Francia, no bastan á desterrar preocupaciones y abusos tan perjudiciales, menos podré yo prometerme de las ob- seryaciones con que he ilustrado esta materia. CAPITULO XVL DE LA DESTRUCTORA COSTUMBRE DE VYAREAR LOS OLIVOS PARA COJER LA 4ACEITUNA. Ue en todas partes varean las aceitunas y caen, como es regular, con mucha dificultad, sino están bien madu- ras; fuera de que hay unas especies ó variedades mas te- naces que otras ; por lo cual, examinando con alguna aten- cion las ramas y ramillas de los olivos, se observará que cada boton que se forma tiene su hoja; y que á medida que este boton se ya abriendo para formar el brote, se halla siempre terminado por una hoja, que viene á ser 250 la verdadera nodriza de la yema ó botoncillo nuevo, for- mado en su parte axilar ó sobaco , al paso que se va formando. Si se duda de esta verdad , se pueden quitar cortando por el pedúnculo algunas. hojas de las ramillas secundarias, y se verá señalando las ramas en que se ha- yan cortado sus hojas, que al siguiente año no jermina ningun brote de las hojas cortadas. Sin las hojas que con el apaleo se han derribado, y sin este auxilio no habrá ja- más boton de flor ni de hojas ; advirtiéndose tambien que las hojas se multiplican mas en los botones de fruto que en los de madera. Con el golpe de la caida de la aceitu- na al suelo, ó el que recibe de la para, precisamente se lastima su piel ú hollejo y se estropea; y asi lastimada la pulpa, se enmohece, se enrancia y se pudre; porque el pellejo es el conservador de la parte pulpusa de las frutas, como nuestra piel lo es de nuestras carnes; y la corteza de la madera de los árboles, aumentando las impresiones del aire la herida 6 llaga; y aun cuando la desecacion cierra la cicatriz, la herida no se cierra jamás, si el fruto ma- duro ó por madurar se separa del olivo, y asi no puede dejar de corromperse. Importa, pues, que el hollejo de la aceituna nose lastime. De estos hechos tan fáciles de verificar, se debe por necesidad concluir que es un absur- do parear los oliyos para derribar la aceituna. Los golpes redoblados dan sobre las aceitunas y las ofenden, y el mo- vimiento de la caida es precipitado por la fuerza de los golpes; de suerte que las que no caen ya del árbol lasti- madas por la para, se lastiman al dar en el suelo con violencia. Admitamos aun contra toda evidencia que estos gol- 231 pes no perjudiquen á la cantidad y calidad del fruto, si se muelen las aceitunas al dia siguiente; pero: si segun costumbre jeneralmente adoptada, las amontonan y las dejan fermentar y cocerse, la putrefacción y la rancidez se apoderarán mas pronto de este monton de frutos alte- rados, que de Otro cuyas aceitunas se hubiesen cojido sa- nas, á mano, y por consiguente ilesas, + — Supongamos tambien que sea inútil cuidar de la con- servacion de las aceitunas; pero ¿sucederá lo mismo con las hojas y ramillas? Cada hoja, repito, defiende , abri. ga, cría y conserva en sa base ó sobaco un boton , que en adelante producirá ramas ó fruto, y la infancia de es- te boton dura dos años. Ahora bien; apaleando las hojas y ramillas , lastimando, destrozando y desgajando estas no- drizas y ramas, se destruye con un palo solo, asi el boton de madera como el de fruto, cuyo acrecentamiento y vida depende de la conservacion de la hoja. Cuando esta sea inútil, la naturaleza la destruirá: dejémosla obrar, que ella desecará la sínoyía que alimenta la articulacion de la ho ja, y conserya el embutido de su corto peciolo sobre la rama. En llegando el caso de haber concluido su oficio, ella se caerá por sí misma, sin necesidad de su auxilio, que siempre es funesto. Parecerá una cosa estraña encontrar á principios y fi- nes del invierno una graf cantidad de ramillas y ramas, ademas de las que se desgajan y desprenden del olivo en el acto de varearle, un poco mas gruesas, que se han 'se- cado en las cimas de un olivo que parecia muy sano; pe- ro si sc examina el paraje en que principian á secarse, se verá seguramente que comienza en el sitio en que un pa- 232 lo ha lastimado la corteza. Las ramas que se han secado por haber lastimado su corteza al varear el árbol , se dis- tinguen al instante de las otras, cuya desecacion pende de la picadura de algun insecto. Con la operacion de va- rear se destruyen, pues, los botones, destruyendo las hojas y las ramas; y con un mismo golpe se minoran los recursos para la cosecha inmediata y para la del otro año siguiente. Se quejan de que el rigor del invierno daña mucho á las ramillas, y hace perecer un gran número de ellas, y no hay una cosa mas natural; porque una rama ó un ramillo lleno de contusiones y heridas que nose han cicatrizado aun, son mucho mas sensibles al frio , y éste les hace mucho mas daño que á las ramas sanas. ¡Oh, si las ramas y ramillas pudieran quejarse del daño que les causan las bárbaras manos que las apalean tan sin piedad! La hoja, pues, vive como las demas partes de la plan- ta, teniendo movimientos particulares y funciones propias: como ser viviente tiene su desarrollo y acrecentamiento, y como tal ser viviente no existe en la tierra para ser inútil; debe, pues, ser durante toda su vida útil, y aun lo es despues de su muerte para abono. Los labradores, acostumbrados á parear, mirarán estas observaciones Como minuciosas y fútiles, y responderán que ellos varean y cojen buenas cosechas; ¿pero esto prue- ba otra cosa que la gran fertilidáad del terreno? ¿Dejan por eso de conocerse las señales de la yara en el árbol, que parece deshojado, despues de haberse caido el fru- to! ¡que ignorancia tan crasa y tan imprudente! Los par- tidarios de este método deben, pues, contar con que el frio maltratará sus árboles pareados mas que á los cojidos 235 la aceituna á mano, y que destruirá mas porcion de ramillas de aquellos. ¿Y habrá quien dude esto? increible parecerá. El único método bueno y económico de cojer las acei- tunas es á mano, ordeñando. las ramillas hácia “arriba; á fin de no lastimar la base del pedúnculo de las hojas, como se cojen las guindas y las cerezas. “En yirtud de las anteriores notas, ¿no es un delirio el abuso introducido por una ignorantísima é inveterada ruti- na, y tal yez por una economía mal entendida, el apa- dear los olivos para tirar en tierra y cojer las: aceitunas, maltratando las ramas, y derribando ó deshojando las ra- millas quese han criado nuevas, y las que habian de dar el fruto al año siguiente? Esta es una de las mas princi- pales causas de que el olivo tan bárbara y atrozmente estro- peado, no dé fruto ninguno, ó muy poco, al año siguiente. Si los labradores son pensadores, y dan mérito á lo que llevo espuesto aqui, y miran á:sus verdaderos intere- ses y á los de los jornaleros, estoy cierto que será des- terrado para siempre jamás el tan funestísimo abuso de apalear la aceituna de los olivos para su recoleccion, y de que los jornaleros tendrán cojida todos los años mas 6 menos. LD, Observaciones sobre la recoleccion de la aceituna. 3 El olivo es tal vez el único árbol conocido hasta ahora que tenga un fruto, cuya carne suministre aceite craso. Esta parte esencial de la agricultura de nuestras provin- cias meridionales y semi-meridionales, exije un exámen particular de su fabricacion. 34 234 as Son muy pocas las especies primitivas: del: olivo, si existe hoy alguna, esceptuando el acebuche; por eso mi- ro todas las que cultivamos; mas: como Ar que 'especies del primer órden.: br (tá La diferencia de madurez: en las aceitunas es tambien manifiesta, y sin embargo todas se cojen en una misma época. Asi sucede que unas comienzan 4 madurar y mu- dar de color cuando están ya demasiado maduras las otras; estos estremos es necesario evitarlos; porque en el primer caso, el aceite será en menor cantidad,:de un gusto áspe- ro, amargo y cargado de mucilago inútil; y en el segundo el aceite es demasiado craso, pierde el gusto del.-fruto, y por último tiene una tendencia singular á ponerse fuer- te y rancio, y á no conservarse, aun suponiendo:que las aceitunas se hayan cojido á mano y con cuidado. Si duran- te el intervalo de las diferentes madureces se levantan ai- res récios , se cae un número'mu y grande de aceitunas ma- duras y por madurar, segun la fuerza del: viento. Estas aceitunas quedan sucesivamente espuestas á la humedad de los rocíos , á desecarse cuando el sol aparece, y al efec- to del calor de sus rayos; y estas alternativas perpétuas de- terioran el frato, el mucilago se enmohece y se pudre ba- jo la cáscara: la cantidad de aceite no se disminuye á la verdad, pero se altera hasta el punto, que cuando se espri- me y pone en la prensa, aunque no haya estado el fruto amontonado, ni se emplee agua caliente para estraer el aceite, saca éste un olor fétido, y un sabor acre y delesta- ble. El único partido que puede tomarse , es amontonar es- tas aceitunas, y no mezclarlas de ningun modo con las que deben cojerse en los árboles. Es, pues, un absurdo 235 tener muchás variedades de olivos en un:mismo campo ú oliyar,:ó al menos aceitunas ais en Inéposa de su madurez. ? ps aa Sucede con los dlimos lo mismo que con las viñas: la especie. de plantío , la esposicion y la¡calidad de la tier- ra mudan de un;modo .estraordinario ¡la calidad del pro- ducto, de dos, campos ó- terrenos ; aunque estén linderos. Voy á citar un solo ejemplo: :el oliyo plantado sobre mon- tañas,, cerros y alturas, produce un fruto, cuyo aceile no se parece al,que;se saca de los olivos.de otras colinas. De esta diversidad en. la calidad del aceite, aunque: se saque de las mismas 'especies de, aceitunas y con el mis- mo cuidado, resulta que cuando se hacen estas operaciones en grande ;; no deben «mezclarse las «aceitunas de cérros, alturas y «cólinas,con las. de Jos valles; ni. las de tierras fuertes! y yejetativas con las de terrenos. pizarrosos y pe- dregosos: Deseamos la abundancia, queremos hacer las cosas pronto, y deterioramos asi su calidad. Se consegui- ría la misma abundancia. y. la operacion:se acabaria: casi tan pronto con.una. póca de.precaucion,mas.'sim. que por esto se aumentasen- los gastos; porque muchas veces de- pende la perfeccion.de la. reunion de estos prompt cui- dados. 0:50 0 pp en ús esl Araba rias 194:28R 2 + Aunque las: mutaciones db «colores «que: ca ES me? dida que da aceituna piérde súvcolor verde, no sean rigo- rosamente los mismos en todas las variedades; sin em- bargo,.se observan en: lo, jeneral cuatro: mutaciones de color; Al werde sigiie-el,cetrino, despues. el rojo que tira á púrpura el rojo vinoso luego, y-por.último/el «rojo ne- gro. Este último. término esla verdadera época de la ma- 236 durez,' y por consiguiente el de la cosecha. En esta: épo- ca las «aceitunas están llenas de: jugo, y ceden facilmente al dedo que las aprieta un poco. Si se espera mas tiem- po, el color rojo-negro toma un matiz-mas resplandecien- te y mas negro, el pellejo se arruga, y por:poco que se apriete, se estripa la aceituna. Desde entonces se puede asegurar que el aceite: no'será perfecto, que será craso, y que se alterará y conservará poco tiempo. Se debe con- cluir, por lo que acaba de decirse, que no hay dia ni épo- ca fija para lacosecha de las aceitunas, y que su madu- rez mas'pronta Ó'mas tardía depende de la' estacion , de la esposicion y de la naturaleza del terreno en que está plantado el olivo, igualmente que de su especie. Es, pues, un abuso reprensible cojer en un mismo dia todas las va- riedades'!ó especias de: aceituna; y no temo decir que ja- más se conseguirá un aceite perfecto si se' pasa el verda- dero término de la cosecha , y sino se da prisa á cojer el fruto antes de su mayor negrura; asi, pues, vale mas ade- lantar esta época , que diferirila: cosecha. A este defecto, ya tan esencial; se ha añadido: otro mas temible aun, por estar fundado sobre' una preocupa- cion, cuya Consecuencia se tiene por una economía. Al- gunas personas no separan las aceitunas que se caen y co- jen' en el suelo; de lasoque-se -cojen*Ó varean deulos oli- vos; pero jeneralmente se-observa la detestable costambre de amontonar estas últimas desde el primer dia de la co- secha:hasta el fin;'es decir; que cada dia se añaden unas pocas al monton, y se espera á que llegue la vez de es. primirlas. Si »obrarán con. prudencia, darian la. menor al- tura y la mayor superficie posible '4'las aceitunas, para 2357 que no se calentasen nunca ¡pero hacen todo lo contrario: las echan en un rincon: ó en las trujas de los molinos, cer- cado de paredes por todos lados, esceptuando solo la abertura al paso: estas paredes del recinto tienen de cua- tro, cinco ó seis pies de altura ó mas, y su estension es proporcionada á la cantidad de aceitunas que regularmen- - te se cojen. Aqui están, pues, las aceitunas sanas ó las- timadas, muy bien prensadas, y amontonadas unas sobre otras en pirámides en cuanto el cerco puede contenerlas, y comunmente permanecen en este estado por algunos, y aun por muchos meses. ¡Que sucede de aqui? su propio peso comienza á apretarlas : las aceitunas lastimadas y sa- nas se asientan, y por debajo de la masa corre una agua morena de color yinoso , depojada de aceite, que es el agua de vejetacion ó alpechin. La salida de esta agua anuncia ya un jénero de alteracion en las aceitunas: el calor de cada una en particular, y de la masa jeneral de todas, es- citan la fermentacion , que se aumenta de tal modo, que si no lo hubiese visto y seguido bien sus efectos, tendria dificultad en creerlo, habiendo llegado el calor á los 36 grados del termómetro de Reaumur; y á medida que se levantaban estas aceitunas conglutinadas por capas, se veian capas de moho. Es ocioso decir que el aceite que de ellas ha de salir, será detestable : ¿cual deberá ser, pues, el de las aceitunas que están amontonadas meses enteros? Digo mas: continuando la fermentacion pór demasia- do tiempo , se disminuye mucho la cantidad del aceite; y asi. se deberá:«moler la aceituna, lo mas breve posible, para no esperimentar tales: pérdidas. Que se cojan las aceitunas á mano ó que se vareen, 238 siempre es necesario tener cuidado de separar las hojas, porque dan al aceite un amargo desagradable , que no es solamente el pequeño amargor del fruto de que se despo- ja el aceite añejándose: tambien se cuidará de que las aceitunas no tengan tierra, pues que de lo contrario al mo- lerlas con ella se empapa ésta de aceite, y por mas que se prensan no se desprende; y por lo tanto aminorará la cantidad y tal yez la calidad. | Para recojer la aceituna no es ' menester tanta inteli» “jencia como para derribarla: pues solo se deberá poner el mayor cuidado en que se coja limpia y sin tierra, hojas, yerba y basuras que hay en el suelo; de cuyas materias proceden malos y menos aceites, que no hay quien los pueda comer; pues si el fruto se coje sin sazon ysucio, nunca puede producir tanto como si se coje maduro, á tiempo y á mano. ' La edad y robustez de los olivos influye notablemen- te, tanto en que florezcan con alguna antelacion, cuanto en su mas breve sazon y maduracion del fruto. Se halla por naturaleza mas escaso el humor nutricio , ó sea la sá- vía en los árboles de mucha edad, ó en los que padecen enfermedades ó lagrimales destructivos de la vejetacion. Los olivos enfermos son mas tempranos en dar flor, están mas espuestos á los daños de: los insectos, y dejan caer al suelo mas brevemente su aceituna: El aceite que se fa- brica con la aceituna de estos árboles es de poca calidad, y se enrancia con mas facilidad que el que se estrae de aceitunas de árboles robustos, vigorosos . y jóvenes. Es grande la diferencia que hay y media entre la maduracion de un sano á la de los enfermizos y decrépitos; y parece 239 inconsecuente que sin esta distincion se verifique «su re- coleccion en iguales épocas. Con arreglo á sí mismo, á la variedad ó especie de cada olivo, se anticipa ó pospo- ne el punto mas idóneo para su recojido, exijiendo esta diversidad que se proporcione su recoleccion á la especie y al estado de vejetacion del árbol. El fruto de la acei- tuna es de la: misma calidad que el de los demas árboles: tiene un punto determinado de maduracion, pasado el cual sigue sus trámites la putrefaccion. Por estas y otras razones, que omito, es perjudicialí= simo el procurar sostener los olivos viejos ya decrépitos y escarzosos: en ellos se acojen la mayor parte delos in> sectos, que en lo sucesivo consumen y aminoran los fru- tos: hay algunas enfermedades contajiosas, que tienen su principio en semejantes esqueletos vejetales, comunicán- dose á los demas con destrozos considerables. Cuando se trata de hacer, sacar y conservar buena ca- lidad de aceites sobresalientes, es necesario, ademas de recojer en tiempo, en sazon y á mano las aceitunas, se- parar las buenas de las malas, alzando primero las que se vayan encontrando caidas por el suelo, para molerlas con separacion; de otro modo, como estas están por lo jeneral agusanadas, enfermas y siempre inmaturas, dete- rioran la calidad de los aceites , y mezcladas unas con otras disminuyen ademas los productos de aquellas. Esto no quiere decir que se desperdicien las aceitu- nas caidas, ya por efecto de los temporales, ó ya dañadas por los insectos; por el contrario, el cultivador intelijen- te y aplicado deberá recojerlas todas con la mayor aten- cion, y despues de bien acondicionadas y limpias, hacer- 20 : las moler solas y á parte , separando el aceite que resul- te para los usos que convenga. Años hay en que este fru- to padece' tanto, que se cae del árbol la mitad ó la mayor parte, y seria un delirio desperdiciarlo; por esto acaba de decirse en el párrafo anterior, que debe alzarse antes de pasar á recojer el fruto que se halla en el árbol pen- diente: asi se logrará aprovechar su fruto, sin detrimento. de lo mas escojido y sazonado. Otro de los inconvenientes y grandes defectos que con- traen nuestros aceites, consiste en la fermentacion de la aceituna antes de deshacerla ó molerla en los molinos; cuyo mal se acelera y aumenta con el apaleo, golpes y porrazos que sufre desde el acto de separarla del árbol hasta la molienda; pues magullada y estropeada de «mil modos la parte pulposa del fruto, aun sin amontonarle, empieza la corrupcion y descomposicion que le yicia y destruye. La calidad del aceite será tanto peor, cuanto mas se atrase la recoleccion, mayormente si acaecen las lluvias, wventiscas, frios y nieves propias de aquella estacion. Re- sulta tambien el que se llenen los olivos de verrugas , re- benos y deformidades siempre que se apalean en tiempo húmedo ó lHuvioso; y es muchas veces indispensable eje- cutarlo asi cuando se hace tardía la recoleccion; por lo que desde el momento que todo fruto,como el de la acei- tuna, etc., llega al punto perfecto y total de su madurez, desde aquel instante principia la fermentacion mas ó me- nos rápida, mas ó menos sensible , y marcha siguiendo las leyes incontrastables de la naturaleza á su total putrefac- cion de aqui el pernicioso y fatal perjuicio en no reco- 241 jer pronto y sazonada la aceituna inmedialamente y á to- da costa, pues la demora y tardanza son causa de que los aceites sean tan ácres y tan turbios, ademas de lo que les perjudica estar entrujadas tanto tiempo en trojes, los mas sin ventilacion, calcados y rellenos de ella cuatro y cinco yaras, perjudicando con tal tardanza al árbol, esquilmándo- le sin utilidad, y robándole la fuerza con que debe vejetar con mas vigor, para que fructifique con ella al año si- guiente. Es funestísimo á los olivos el varearlos en estaciones de hielos y escarchas, pues con los palos se rompen infi- nilas ramas y ramillas, que con el frio se hallan vidriosas y quebradizas en estremo, y llenándose otras de llagas y heridas, ocasionan la pérdida de infinitas ramas fructíferas, é impiden lHegnen á colmo numerosas yemas que se des- truyen antes de que hayan podido manifestarse. La aceituna se compone de tres partes: de carne , de hueso y almondrilla: cada una da diferente aceite ; el de la carne es mantecoso y sabroso; el del hueso es borro- so y obscuro, y el de la almendrilla es aceite esencial; y por consiguiente la aceituna, cuyo hueso es menor, pro- ducirá mas y mejor aceite, como asi está observado. El hollejo ó6 piel de la aceituna está sembrado de puntitos , que son otras tantas vejiculas ú bolsitas que contienen aceite, y este aceite, aunque semejante al de la carne, contiene mas partes resinosas y de aceite esen- cial que el de ésta. La carne ó parte pulposa está llena de infinitas vejí- culas llenas de aceite cuando el fruto está maduro, y vi- sibles cuando está perde; pero entonces todavía no está 35 249 el accite formado dentro de ellas; asi como no existe parte azucarada en las nvas que no están maduras; y si hay tal aceite, no se ha podido averiguar : la misma parte carnosa contiene mucha agua de vejetación, mas, Ó- menos amar- ga, segun sea la variedad de aceitunas: su gusto desde luego es ácido, áspero , y acerbo antes de manifestar lo amargo. El aceite que se saca del hueso de la aceituna es muy poco fétido, y. es una materia que perjudica á la “fabricacion del buen aceite, y que absorve mucha canti- dad del mismo. El aceite de la almendrilla es claro al sa- lir de la prensa; su color no es tan subido como'el del aceite, y no hace poso; es tan suave al gusto como el de ' las almendras dulces : el aceite de la almendrilla no vicia al del fruto tanto como algunos creen; y: que el que da el hueso perjudica mucho al aceite dulce, y le comunica mal sabor, de que resulta que no se debe moler la pulpa con el hueso, sino que se deben separar cuando se desea hacer aceite con perfeccion. El olivo crece lo que tiene que crecer en cien años, segun la opinion mas comun; adquiere toda su corpulen- cia en Otros ciento , y tiene otro siglo de vejez, la cual se abrevia ó alarga conforme al cuidado que se le presta: tal es la vida de este interesante árbol. CAPITULO XVII. DE LA MOLIENDA DE LA ACEITUNA. Po. lo que dice relacion al acto de la molienda, será de la mayor importancia preparar la chimenea y hornillo en que ha de colocarse la caldera para calentar el agua, ha- 245 ciendo las obras necesarias para que el humo del hogar no retroceda y salga á estenderse por el almacen ó sitio de la fabricacion. Este debe conservarse siempre caldeado mien- tras se está elaborando el aceite, y para su estraccion :se echará continuamente el agua hirviendo que necesite; en intelijencia, que cuanto mas se le eche, tanto mejor y mas abundante será el aceite. Las tinas, piletas, tinajas- bomba ó depósitos en que se recoje el aceite, se desocu- parán á menudo para labarlas y limpiarlas. El aceite que sale en las primeras moliendas ó trituraciones , debe sepa- rarse del que resulta despues de la presion de los capa= chos, pues lo primero es mas sobresaliente, de mejor gus- to, y no tan espuesto á enranciarse como lo segundo; por Jo cual de ningun modo deberá mezclarse uno con otro. Estraido el 'acéite de la tinaja-bomba, y depositado en otras tinajas ó vasos destinados :4 contenerle, es preciso aun trasegarle repetidas veces al paso que se va depuran- do de las partes carnosas, fibrosas y mucilajinosas que lle- * va consigo, cuyas heces ó borras se van aposando en el fondo de la tinaja, dejando clarificado el líquido; las cua- les, sino:se separan por medio de repetidos trasiegos de una tinaja á otra, fermentan, tuercen, enrancian y cor- rompen los aceites mas esquisitos y bien elaborados. En estos últimos tiempos se:ha escrito mucho acerca de la construccion de los molinos (de los que hablaremos adelante), y se ha hecho yer con repetidos esperimentos, que perjudica ála buena calidad de los aceites la molien- da actual, en que se tritara ió muele junto y á un mismo tiempo la pulpa; el hueso: y la almendrilla;, y se esprime mezclada asi esta masa. 244 » + El aceite es una de las principales riquezas de España, y debe mejorarse su calidad: nuestros campos se hallan por todas partes cubiertos de olivos, y rara es la provin- cia que no recoja cosechas mas ó menos abundantes de su precioso fruto. Este ramo de agricultura es de tanto interes para nuestra patria, que constantemente ha ocúupa- do la atencion de nuestros sabios agrónomos, que ámplia y estensamente han tratado en sus obras del cultivo del olivo, de la recoleccion de la aceituna, y de la estrac- cion de su aceite, presentando sistemas nuevos y. mas ventajosos que los que estaban en práctica: sus esfuerzos y laboriosidad no han sido del todo infructuosos: han conseguido atraer la atencion de los labradores á tan im- portantes objetos; que algunos practiquen las mejoras que se proponen, y que la mayor parte.se convenza de que son reales y efectivas las ventajas que se obtienen, aunque por rutina Ó apego á los antiguos usos, no haya habido suficiente valor en nuestros hacendados para se- guirlos y luchar con las dificultades que podian oponerse ása disposicion, digo, adopcion. Su cultipo ¡por consi- guiente está bastante descuidado y atrasado, y aun lo es- tá mas la fabricacion del aceite: en tal manera, que Casi siempre se advierte un gusto desagradable y acre,que lo hace insoportable á las personas que están: acostumbradas al de Francia, Italia, y aun al que en corta cantidad se fabrica en Valencia. Son consecuencias de este abandono el que nuestros aceites desmerezcan en los mercados es- tranjeros, que no puedan sufrir la concurrencia con los otros, y que muchas yeces ni aun los admitan para el uso de las fábricas. 245 Es necesario, pues, sacar mejor partido de nuestros acei-= tes, mejorándolos, poniendo por obra los sistemas que estos beneméritos profesores tan jenerosamente nos han presen- talo; mas aunque se adopten y sigan con escrupulosa ni- miedad, no parece sea suficiente, mientras no tengamos máquinas para moler y prensar la aceituna con mas pres- teza de lo que se ejecuta en el dia. La misma abundan- cia y grandeza de las cosechas de nuestros hacendados, son un obstáculo á la perfeccion que deseamos, pues ade- mas de necesitarse mucha constancia é intelijencia para aplicar con utilidad las reglas que nos enseñan, cosa harto dificil en una posesion de 20 4 25000 olivos , al tiempo de recojer el fruto, cuando el labrador cree yer recom- pensados sus trabajos, sucede con frecuencia que inutili- za todo el.esmero y cuidado que ba puesto en las ante- riores labores, en la ¿mperfeccion de las vigas y de las prensas, porque teniendo que amontonar y conservar la aceituna en los trojes ó almacenes á la intemperie ó á cu- bierto, fermentando y pudriendo ocho, diez y doce me- ses, no solo desaparece una parte del aceite por la eva= poracion, Otra se avería y convierte en alpechin, sino la que queda adquiere ese fatal gusto que hemos indicado, y que solo la necesidad ó la costumbre puede hacer tole- rar, al paso que si logramos remediar un inconveniente de tanta trascendencia, no solo debemos abastecer los mer- cados estranjeros de los mejores aceites, sino que ningu- na otra nacion podrá competir con nosotros, puesto que ninguna disfruta de tan ventajosas Circunstancias. »Interesado como el primero, dice D. Diego Alvear y Ward en la descripcion de su prensa hidráulica, en los 246 ! progresos de esta parte de la agricultura, hacia ya algun tiempo que meditaba sobre sus defectos, cuando un viaje que hice á Inglaterra y Francia me proporcionó conocer una máquina muy superior á nuestras pígas y prensas, y capaz por sí sola de efectuar la revolucion que necesi- tamos, Inmediatamente la adopté, y establecí en Monti- lla en una de niis posesiones, y es la misma que reco- miendo á nuestros hacendados, como la única que puede llenar todas sus esperanzas. El público ya tiene de ella algunas noticias por el artículo que en el boletin oficial de Córdoba del 15 de Febrero de 1834 insertó el señor gobernador civil D. Juañ Antonio Delgado, y por el que posteriormente publicó D. Francisco Martinez Robles, ca-' tedrático de agricultura, en el boletin de comercio de 11 de Marzo del referido año , el que dice entre otras cosas, que la introduccion de esta máquina'en España, forma- rá época en los anales de nuestra agricultura.” »Con vehemente deseo de ser útil, prosigue el Señor de Alvear, á mi patria, contribuyendo á que se estienda el uso de esta ntilísima máquina, y de satisfacer á varias sociedades, y á muchas personas que han tenido á bien escribirme, pidiéndome que les dé algunos detalles de ella; y con el objeto de dirijir 4 los propietarios que la adopten para su: uso y manejo, evitándoles que por falta de conocimientos exactos arriesgasen un capital, que por corto que sea, siempre es de consideracion para un labra- dor, me he decidido á publicar el presente escrito con la descripcion, uso y ventajas de la prensa hidráulica.” Esta descripcion se imprimió en Madrid en la imprenta de Aguado en 1834. 247 Mas para dar y proceder con método, y para que se puedan comparar sus efectos con los de la viga y prensa de torre, usadas jeneralmente, empezaré por bosquejar una lijera idea de las que se emplean en Andalucía, digo en Andalucía, porque siendo estas provincias en las. que mas abunda el olivo , parece que debe ser en donde se trabaje mejor, y sean mas perfectas las máquinas, por las ventajas que de esta perfeccion resultan al pais, Descripcion de la viga arábiga. La viga es en lenguaje matemático una palanca de segunda especie, compuesta de tres ó cuatro vigas ó ma- deros gruesos enlazados, que tiene de 15 á 20 varas de largo: su punto de apoyo está en un estremo, y á nna vara Ó cuatro pies de él la resistencia, ó sea lo que ha de estrujar: en el otro estremo cuelga una piedra de nnas 100 arrobas por medio de un husillo ó tornillo de encina que la sube y baja para efectuar la presion : esta es la poten- cia. Suponiendo todas las circunstancias mas favorables, esto es, que la resistencia solo diste del punto de apoyo una yara; que la viga á palanca tenga 20 varas de lar2 go, y que la piedra pese 125 arrobas, tendremos cuando esté la piedra en el aire y la palanca horizontal, que es cuando hace mas fuerza, esta proporcion: la resistencia es á la potencia, como el brazo mayor es al menor; es decir, que la fuerza Ó potencia con que la viga estrujará la masa de la aceituna, será 125 arrobas multiplicadas por el brazo mayor, que es el largo de la viga, que es de 20 varas, y forma un producto de 2500; á esta cantidad hay que añadir el peso de la madera que compone la yi-_ 2483 : ga , y que rebajar los razonamientos que son considerables y le quitan mucha fuerza : de modo que aquella cantidad no escederá en mucho á esta; y por lo tanto la presion que ejerce esta máquina será algo mas de 2500. Obsér- vese que esta presion es limitada, y que nunca puede en una misma máquina pasar de una cantidad fija. Para hacer la presion en la aceituna, que se coloca ya molida en capachos de esparto, hay que subir la viga, al menos dos veces con el husillo y bajarla otras tantas, en lo que se pierde mucho tiempo, y se ocupan dos hombres robustos, por ser el trabajo pesado. Como no empieza car- gando por igual, se ladea el cargo con facilidad, y es pre- ciso arreglarlo con frecuencia. Es tambien una prueba de que no basta la presion de 2500 arrobas , que solo puede hacer dos presionos en las veíntícuatro horas , de á 8 fa- negas cada una (1). Cantidad sumamente pequeña para las grandes cosechas de Andalucía, y que, como se ha mani- festado ya, es el oríjen de la mala calidad de los aceites. El precio de la madera para hacer una viga y ponerla en estado de servir, es de 12 á 15000 reales; y el edificio, que tiene que ser poco menor que la nave de una iglesia pe- queña, costará unos 30 á 40000 reales , que hacen un to- tal de 42 4:55000 reales: es necesario desenvolverla Úd re- hacerla á los dos ó tres años, y las recomposiciones son frecuentes. | Se deduce de lo que antecede, que la viga no solamen- te no llena las necesidades de la agricultura, sino que su precio es exorbitante para un agricultor. (1) Las fanegas de que hablamos son de 14 celemines, Él 219 “Descripcion de la prensa de la torre. k Las prensas de torre han recibido este «nombre, por- que se componen de:una torre movible que se levanta por medio de un'tornillo de madera y palancas, y .se hace cargar sobre/la masa que se quiere estrujar. La presion que ejerce puede conocerse por el esfuerzo necesario pas ra leyantarla, ó mas directámente;, aunque este método no es tan exacto averiguado su peso : adoptamos este último como mas sencillo; sean y pues, las dimensiones de la tor- re decia pies de alto,:de 10 de ancho, y 8:de grueso, que son las mas usuales: estas cantidades multiplicadas entre sí nos darán su volúmen en pies cúbicos, y será 12x10x8=960. Ahora, si suponemos la densidad media de las piedras que se emplean en las construcciones or- dinarias igual á 2, en lo que no creemos separarnos de la verdad ; porque los mármoles que son mas pesados, la tienen con corta diferencia de 2*/,, tendremos que como un pie cúbico de agua, quese toma por unidad, pesa 47 libras, para: saber tambien en libras de un pie cúbico de la torre, habrá que multiplicar 47 por 2, lo que da 94 li- bras; y como son 960 los pies cúbicos que contiene, se- rá necesario volver á multiplicar 94 por g60, que dan el peso total: de libras go240, que reducidas á arrobas, ha- cen 3609 arrobas y 15 libras. Esta es la fuerza con que la torre prensará la aceituna ; mas es preciso rebajar los rozamientos, que disminuyen mucho su efecto; pues la torre rara vez carga perpendicularmente , y Se apoya con frecuencia en las paredes laterales: de consiguiente, su fuerza no llega ni con mucho á esa cantidad; y en prue- 36 250 ba de ello solo puedo | hacer en un dia dos cargos de á ocho fanegas, lo que manillesta bien Pg que su presion'noves la: que: 'sesnecesita y: se desearioro 20.1 ¿En esta máquina, como en la piga, la. fiteniod es Li- mitada, y no puede pasar de: uba cantidad dada; y. si bien'no :sé pierde en su; trabajo: tanto tiempo ' como en aquella, emplea: tres hombres para manejarla y. moler: la aceituna; y aunque tiene la desventaja sobre'la viga: de ocupar un hombré mas, muchos cosecheros:la prefieren, porque su costo y local que ocupa son¡menores:: aquel podrá ascender ¿unos 50000 reales ¡con/el edificio. Esta máquina , aunque en mi concepto es preferible á la ante- rior, tampoco puede sufragar á las vastas: cosechas de nues- trós hacendados... | MOPLO CODOS E Pa! >, Prensa hidráulica de D. Diego Alvear. | » La máquina que he deditos PS el Señor die lll la dicha de dará conocer en España, aplicándola al im- portante ramo de elaboracion de aceite, es invencion del sabio: mecánico: ingles Mr. Joseph ¿Bramah, y se; conote con el nombre de prensa hidráulica. En Inglaterra y: en Francia se sirven de ella para prensar papel, heno, pa- ños, y para reducir 4ámenor volúmen las piezas de algo- don y fardos que se destinan para embarcar; pero aunque tenia noticia de ella, y varias obras refieren que seria muy conveniente para estraer el jugode frutas y semillas, con el fin de hacer vino y aceite, no habia tenido ocasion de verla aplicada á estos objetos. De consiguiente tuve que dedicar- me á recojer datos en nuestros molinos, y 4 meditar y cal- cular las variaciones y dimensiones para formar los planos y 251 poderla: construir.de modo, que sin alterar los usos esta- blecidos, para que «se: repugnase.menos su introduccion, eonsiguiese acomodarlá al beneficio. de las, grandes cose- chas deateituna. Asi.en efecto ha sucedido; pues-habién- dola construido en Manchester ,' y. odlocado ¡en Montilla en el año pasado de 1833, ha 'prensado, á pesar de la“es- casez de:la cosechas 'más:de 500 fanegas, mereciendo por su séncillez y. fácil; manejo; sti solidez. y poco costo,:. y por las «grandes ventajas:que lleva :4- las. qué, usamos, la admiracion: y.:encomio dé. cuantos. la:ban. visto trabajar,” Omito la:total descripcion de esta máquina hidráulica, por ser bastante prolija, y porque seria necesario que/la acompañásen con: un plano;.y. para. muéstro; objeto: básta saber la. fuerza que manda sobre. todas'las inyentadas:has- ta:'él ilimitadamente. >: | ( ia e 12 Cálgulo de la fuerza de la prensa hidriudica. e) : 'yCamtalmóndasi? ás de establetida: cir Montilla ; y. y! para _Gque:sirva:de base, para averiguar la fuerza: de ésta y la de las otras quese establezcan en adelante , haremos este cál- culo, poniendo; las. dimensiocd que; ¿entran en.él, oo nd SU BUD SO ¡II OBSID an er ns A A TEA. Esad! de la patada? ddidó el primer apo- 7777 OA nl cds ers 4 Distancia: del primer mpuyona hal RS Hpdodimodi:e RAN O 3! Diámetro del embolo 'D de la prensa... Diámetro sti eN embolo K de labombsa > ee 1017 2d 140) í j 113 579112 28 Ti 00 oo00 ES > 959 Para conocer” la razon' de las: superficies inferiores de Jos embolos, diremos: las arcas ó. superficies de los circulos ¿son como los cuadrados de: sus diáme- tros , y' como"estos 'reducidos 4:líneas son'16'el de la bdinbal: y 88 el de la palanca, s sus superficies serán como 162:6837225679944 010304 ¡4 E281 ob ol Lá palanca que mueve el embolo: de la bolnbl es de las de- segunda especie. El brazomayor- tiene 880 líneas de largo: y el inenór 44: esta cantidad: está contenida: en la: anterior 20 veces en el embolo: Xy estaínueva: fuerza del embolo K: se repetirá en el D de' la prensa, como 1130*/,; esto es, 30*/, veces como'un hombre apretando 6 trabajando en una palanca, puede hacer un “esfuerzo sin molestarse equivalente 4/6 arrobas, este esfuerzo en el embolo de la bomba será 6x20X30*//=3630 arrobas.'Esta es la presion con que se cargará la aceituna cuando un hombre solo manaje la palanca, que escede considerable- mente á. la fuerza de la vga: y torre! Siose emplean? dos hombres ; el cálenlo será 12<20X<30!*/,=7250 arrobas.:Si se emplean tres, será 18X20X30*/=10890 arrobás ;, y asi sucesivamente; pues la única cantidad 'variable .es :el número de hombres que se emplea, y que se ha regula- do cada uno | en 6 arrobas: las otras dos cantidades son constantes para cada máquina. En esta prensa pudieran emplearse hasta seís hombres, cuya fuerza equivaldria á 21 780 arrobas, porque está construida. para: qué, resista; 270 toncladas inglesas de fuerza, Ó de 2347315, ¡y ise, ve que: hay ¿ á favor de su resistencia 1693*/, arrobás; mas. no seria nada cuerdo poner seís hombres á trabajar. en la palanca, y esponerse 4 que saltara el cilindro con tan inmensa pre- 253 sion, enando con dos hombres se estruja perfectamente la aceituua, y sale la pasta tan seca y cuajada, que pare- ce madera. Pero si- por inadvertencia ó maliciosamente se espusiese á esta prueba, antes que llegase el límite de la resistencia de la: prensa, la romana ise levantaria im- pelida por la válvula Cc, y por este agujerito saldria el agua y disminuiria la presion , y se remediaria el descuido ó la malicia sin peligro. En esta máquina no hay mas límite que la resistencia del hierro: de que está formada ó hecha, que, como se ha visto, es de 23473*/, arrobas ; mas cómo puede ha- cerse que resista 200 6 300000, y aun mas, pues solo habria que dar mayores dimensiones á las piezas, y ha- cerlas mas consistentes, se puede considerar como ¿limita- da; pero no asi en las pigas y torres, donde ni se les pue- den dar dimensiones colosales , ni serian entonces mane- jables; pues con las que tienen son ya barto embarazo- sas, y por lo mismo hemos sentado que: su presion es li. mitada y reducida á corta estension. El cilindro para ha- cer la presion sube una vez, y para descargarle baja otra. Prensa en dos horas y de una vez 16 fanegas de aceitu- nas; para esto se muele anticipadamente en las piedras ó volanderas, como se practica jeneralmente, y la masa que resulta se pone en capachos de esparto en la máqui- na: dos hombres pueden hacer sin molestia cuatro car- gos ó tareas, 6: 64 fanegas. En el año pasado, por ser la cosecha muy 'corta, no empleé .mas que dos hombres que molian y. prensaban diariamente 24, ahorrándome solo en la mano de obra, respecto de las vígas, un cin- cuenta por ciento; pues las primeras con dos hombres 234 prensan diariamente 16 fanegas,; y las segundas con tres las mismas 16, Las 24 fanegas las dividia en dos porcio- nes de á 12, y la prensa las estrujaba perfectamente en “hora y cuarto, siendo testigo de esto y lo demas que es- pongo todo el pueblo de Montilla. v muchos de los, co- marcanos : infinidad de curiosos hacian las pruebas de cos- tumbre para ver si quedaba algun aceite en la pasta, y tuve la satisfaccion de saber que ninguno quedó descon- tento de su prueba. En el corto tiempo que la he usado, he tenido el ¿u> ficiente para observar que tiene las ventajas siguientes «sobre las demas conocidas. 1.+ Cuesta mucho menos, y ocupa un local;mas re- ducido. 2.* Es mucho mas cómoda para el trabajo. 5.* En dos horas hace el mismo trabajo que las otras en veinticuatro. 5) 4.4 «Estrae la misma porcion mayor citaba de aceite. 5. Destruye menor número de capachos.: 6. Se puede trasportar de un pueblo á otro. Máquina para separar el hueso de la aceituna. En el cortijo de Aranjuez tiene el rey un molino para separar el hueso de la pulpa de la aceituna: en la area:so- bre que ruedan dos conos truncados de piedra; está hecho un canal, sobre cuyos bordes,:que tendrán «medio: dedo de: alto, estriban:los conos 6 muelás por la parte del eje, á que están afianzadas, y de la circunferencia , quedando un hueco entre el area y las muelas, suficiente para que 235 quede.eldmeso:sin tomperse y se vaya separando la pul. pa. El: método de este molino paráce que: se sacó del Her- culano. | Junto á este molino hay otro que se muele el hueso con la parte que le queda de la pulpa. Si nuestros «cose- cheros hiciesen alguna porcion de aceite.con estercuidado, no tendríamos: que envidiar á el mejór de Provenza; y mas cuando «sin estas delicadezas le tenemos esquisito en Valencia, Mallorca y Andalucía, cuando hacen un poco con cuidado. Del alpechin. Este nombre se da.al agua negra y despojada de aceite que sale de las aceitunas al tiempo de estrujarlas. En alguñas partes dejan estas heces, para que. Jas partes mas groseras se asienten ó precipiten, y poniéndolas des- pues á secar, las aprovechan para la lumbre. Como el alpechin es un compuesto del agua de vejetacion y de la carne ó: parenquima de, las. aceitunas , mezclada con la porcion de agua natural que se les añade para prensarlas, seria muy útil recojerlo, principalmente donde el estier- col tiene alguna estimacion, mezclarlo con paja, y dejar- lo, podrir el tiempo necesario. Es cosa rara dejarle perder inutilmente con las aguas que salen de los molinos, y que han servido para escaldar la masa molida de. las aceitunas, sin considerar que reunidas en un espacioso depósito, que . si se llenase de paja, de hojas de árboles y de toda espe: cie de vejetales, formarian un hígado azufrado en toda la superficie y. en las orillas , despues que hayan fermen- tado, se puede añadir á la paja y vejetales Capa por ca- 256 pa tierra buena , y 4 medida que el agua mas sutil se evapora ,,se cubrirá con esta tierra la parte del suelo. y de la masa total que ha quedado seca : este abono es es- celente para toda clase de granos y árboles. Hasta el agua de los molinos, dejándola fermentar por muchos dias , y acarreada á los campos, asegura las cosechas y la vejeta- cion vigorosa del olivo. El buen labrador no debe desper- diciar ninguno de los medios de multiplicar los abonos, porque ellos, aun mas que las labores, aumentan y con- servan la buena calidad del suelo , y mantienen la 'abun- dancia de las cosechas, | Del injerto. El injerto, operacion tan particular que puede decir- se vence á la misma naturaleza , es el único medio de multiplicar y conservar sin alteracion los individuos de las especies preciosas. Todo injerto en árbol de su misma especie, como de peral en peral, de manzano en manzano, . de olivo en olivo, es seguro. Para injertar se requiere tiempo sereno y templado, porque el demasiado frio ó calor, las lluvias y los vientos son perjudiciales, siendo el mas oportuno el de primave- ra, cuando ha empezado ya á moverse la savia de los ár- holes, y antes que broten las yemas de las púas. El ár- bol ú' olivo que se deja para patron, debe ser sano y fron- doso , y las púas del año antecedente frescas y jugosas; aunque algunos son de opinion que para injertar de mesa ó cuchado en troncos y ramas viejas, deben ser calzadas en madera de segundo año. Pero las púas de donde se sa- 257 quen las yemas: para injerir de escudo, deben ser del mismo. año. 0 El olivo recibe Ls «Clase. de injertos, pero sole mejor e ninguno sel davisscudete sen: tres casos sé balydeláns jertar¿:á4 saber: enel acebuche, para convertirle en olé- vo: en los, olívos:de: mala calidad y que producen poco, y en los. pies que salen de las raices. El mejor tiempo pa- ra injertar es:el que queda ¡dicho , pues antes ó despues es ¡pocó'seguro el injerto': los «brotes que.salen de las rai= ces se deben 'injertar, para que si perece el tronco,:sal- gan ya,de:junto.á las ramas renuevos francos ; y:si estos : se. trasplantan, se enterrarán hasta que el injerto quede al niyel: del suelo; Esta regla tiene.ejemplos en conttario; pe- romo deja de :serjeneral ¡porque tenga:algunas escepcio. nes. Los.acebuches «se.injertan por el mismo tiempo, po- niendo dos escudetes.en cada rama que se quiera conser- yar, y cortando todás las demas. Se han de: preferir-las :ras mas que tengán todavía larama y corteza lisa, y de 12418 líneas de. diámetro: 4 las dos pulgadas más arriba, ó; por encima del injerto, se le arranca todo, alrededor un anillo de la corteza, de 3 á 4 líneas de ancho, y se deja enel - : árbol la parte superior de las ramas injertadas, que sin em- bargo florece y fructifica, como si no se las hubiese corta» do ó tocado, y proteje con sus hojas y'ramitas á los escu- detes. Al año siguiente Úú á los dos años, segun sea el vi- gor del injerto; se corta la rama pormas,arribade él, y algunos curiosos la! van cortando, á esta parte: súperior las ramitas:poco á poco, lo cual:me parece muy bien, sino fuese. demasiada delicadeza para el comun de los trabaja- dores. Sitodas las,ramas son gruesas y de corteza dura, se 37 258 cortará el. árbol, y se injertará en el: tronco: en pico: de flauta: lo mismo que el acebuche se ha de tratar al olivo mezquino, estéril y tardío, que'se quiera injertar, El acebuche ú olivo de mala especie:se injertará, luego que se trasplanta , en pico de flauta, sil:secortalel tronco, ó en escudete, á cuyo efettó sevle conservan 4 06 pulga- das de las ramas mas nuevas, en donde se coloquen estos, y se supone que siempre han de cubrir todos los “cortes que se le hagancon la'mezela de! boñiga y arcilla, Si se toma el escudete de una rama: golosa , el “renuevo que salga de él tardará mucho tiempo en dar fruto, y deján- dole crecerá: con vigor ; pero sele ha de cortar el “canal directo dé: la :sávia al segundo ; y 4 mas tardar, 'al tercer año, para moderar su lozanía, y lobligarle:4:que dé fruto. ¡La operacion de injertar árboles es una verdadera anastómasis; pues si :esta se ejecuta'para unir y juntar dos vasos de una vena ó6"de:una arteria, con otra por. sus estremidades, aquella se hace: para: unir el liber de los padrones con los del injerto ó injertos de escudete, co- ronilla, púa , ete. , etc. | no le OÍRECETAS 'DE' UNGUENTO DE 'INJERIDORES. Cas Receta de Forisyth. ; . Tómese una medida determinada de boñiga reciente, la mitad de aquella de yeso de escombros de edificios vie- jos, igual cantidad de cenizas de leña, una sexta parte de la boñiga de arena menuda; antes de hacer la mezcla se han de pasar por un tamiz estos tres últimos ingredien- 989 «tes: despues se amasan bien; estando: juntos 07 cón una batidera ó con un palo, hasta que forme una! masa suave oy blanda: Prepárada“asi esta composición; se'ha de cuidar -de-disponer 'los árboles para recibirla; quitándoles toda «Ta parte seca, dañada:ó' podrida, hasta llegará lo» vivo y'sa- mo :odejar sel: contes y lósobrotes ¡des lao corteza muy lisos, ¡nedondeándolos cominstrumentos que corten bien, y deeú- brir todo el corte con una capa de la composicion referida, que tenga luna «octava paíte de ¡pulgada deogrueso;' y que -hácias los bordesovaya, En disminucion cuanto sea posible, Tiénese despues en una caja de hoja déolata: agujereáda polvo: 'seto, compuesto de cenizas de leña, y de una sex- ta, parte de su cantidad de. huesos caleinados» se polvo- tea la superficie decta «apa: hasta que se»cubrao entera- - mente: déjesela :en'»este estado «media hora para que el «polvo :absorva>la:: humedad;udespues de: :esto se polvorea de:núevo, pasando la:mano: por encima lijeramente; y se «continúa: pólyoreándola hasta :que queda la:superficie: se» esipdisacorio, sl pos 159251 0 181109 08 uo y .1o291% 15: Siempre qué ansárbol seba ya cortado cerca del sue- lo, es necesario igualar sel:corte. cuanto sea posible; y en- tonces «el polvoseco que se ha:de aplicar sobre la com- -posicionopredicha, deberá: duezclarse; con igual seantidad de ¡polvo «deshlabastros jara: que vesistá mejorolasliptem- peries:,só: dle, otraypiedra calizad 0b 0909 an smioas sloh Sise quiere conservar mejor! estas composicion» para servirse de:ella;scmando:enadelante!sea meirester:, :se:ha de lener en un cubo ú otra yasija cubierta de orines, sin cuya circunstancia disminuye su virtud el aire atmosférico. Si no hay á mano escombros de edificios viejos, podrá 260 suplir la. greda. Set ó bal mal un: mes: antes cuando Menos. 01 o: pp siésd ¿0 ls 0100 105 Ó 87 Como. el árbol al paso que crece ía levantando poco á poco la composicion con que se cubre el corte , espe- cialmente por los lados de. lá. corteza , conviene advertir, que: cuando «esto se. verifique, se.ha de pasar! la maño: por encima, para apretarla, 4 fin de que impida la'entrada del aire y de la humedad. ) Los franceses dicen que este remedio de Forista es complicado, y 0% en lugar de él pen otro mas sen- dillo y :mas.facib s¡0 9h ¡5606 9 ¿Suqasb sestsl! Dicen que la enracion de las heridas de fo árboles con- siste en ponerlas á cubierto ,,ccomo'á las del cuerpo,: del contacto: del aire, y de todas las cosas que pueden irri- tarlas:, secarlas ó corromperlas. Si están frescas, basta: ali- sar el corte y cubrirle con cualquiera cosa sólida que con- serve su frescura, y sin que se.hienda ó'abra. Si la herida es antigua, conviene; como dice Forisyth , limpiar , re” frescar , y en fin cortar ó raspar, segun las circunstancias, hasta lo vivo , y aplicar el meqalactós inmediatamente, man- teniéndole que no se abra. ó:caiga.. | | El remedio se hace con un poco de arcilla la mas fi- na y suave que se. pueda hallar, que se mezcla:con boñt- ga; aplicado ús da herida del árbol este emplasto y ponién- dole encima un poco de heno:ó paja suave , que.se une con él apretándole: un tanto con la mano, y para conser- var la que sobre, se llena la vasija y cubrirá con orines. niego aro ob eds nie e7 uo Dd ódoo'aD 6 of Mor SU TO AMAIA ria ias E danÓ 261 , Receta segunda. - Se prepara: «Media libra de pez rubia... b £ Una: cuarta de pez negra... ... S Ys Dos onzaside cera depritirá, todo, qu Media onza de seb0. . ....... una cazuela ú ollita nueva, y se desliará: y. mezclara bien con una espátula 0 brócha, y. luego que esté bien mez- clado, se dejará entibiar para uso de él:en los injertos; y este. es mejor método, porque luego que se coagula, no le pasa el agua y aire. | Del borujo:de la aceituna. Toda especie de estiercol conviene al olivo , con tal que esté bien'consumido; y seria muy bueno echar á los olivos»el borujo de'las aceitunas bien molidas despues de prensado bien; porque es un abono muy bueno, á causa de las muchas partículas oleosas que contiene todavía; pero sino se emplea ni como abono ni para la lumbre, suministrará un alimento muy bueno en invierño para las ayes domésticas. | Del adobo ó aliño de las aceitunas. y Se cojen del árbol las aceitunas cuando principian á hincharse para mudar en morado su'color verde y ma- durar; se las quebranta con un golpe fuerte, y se echan 262 en agua, que se las renueva una ó dos veces al dia: si se emplea agua caliente hasta que salga clara y sin sabor amargo, luego se echa pimiento molido con ajos y orégano, y sazonadas que sean, se pueden comer á las veinticuatro horas. Guando se han de. gastar pronto, se les añade un po- co de vinagre , naranjas ó limones ágrios en pedazos, y con él solo duran veinte 6 treinta 2 y sin él se con- servan mas. : hy Aceitunas: rajadas. Se cojen en el mismo estado.que las anteriores: se ¡las hacen á:cada una: tres:ó cuatro: ra- jaduras de atriba á bajo,:y se ejecuta la misma operación para endulzarlas: adóbanse despues con sal, tomillo, sal- sero, hinojo, naranjas ó limones ágrios, y aun algunas hojas de laurel, bien que éstas las ponen de un verde desagradable, Y por eso no las echan eu algunas partes: preparadas de este modo se pueden comer al segundo dia de adobadas, y conservarse noventa dias. n y Aceitunas enteras. Tambien se cojen en el mismo estado indicado antes :.5e layamosi. están sucias, se pone en el fondo de la tinaja na ¡muñeca con espliego!ó::alhu- cema. y hojas de limon ágrio , y:se «echan encima aceitu» nas hasta que quede media: tinaja; «échase Otra muñeca con espliego' y. ¡otra capa de hojas; acábese: de llenar: de aceitunas, poniendo encima otra muñeca y «las hojas; lue» go se deslie en agua otra media libra de sal ó mas para ca- da celemin de aceitunas, que queden bien cubiertas: en algunas partes prueban la salmuera con un hueyo de ga- llina, que ba de sobrenadar en vella; táperise:com un po- co. de estopa cardada, que solo: sirve para: queno caigá porquería, y se dejar en tal estado cuatro, seis y ocho 263 meses; “al cabo de los cuales se" podrán:comer. Las que se componen de esta suerte se conservah uno, dos y tres AñORILi- 08 MOLRIAOn q 9 6) | » «odceitunas dela reina! Se cojen «cuando están para mudar de «color; se: quitan las magulladas y ' picadas ¡de insectos, y las samas se echan en lejía , que sirve para ha- cer el jabon blando, sujetándolas en'el fondo de la vasija ó con una tabla ó cualquiera otra Cosa, para que no sobre- naden , y se dejan en este estado de doce á veinticuatro horas, segun la fuerza de la lejía: múdanse despues á otra vasija, y se las muda el agua de cuando en cuando, hasta que la sueltan dulce y clara : entonces se les echa el ado- bo que se dijo para las rajadas, y á las veinticuatro ho- ras'se pueden comer: por este método se pueden comer las aceitunas á las treinta y seis 6 cuarenta y ocho ho- ras de haberse cojido del árbol; pero no duran tanto como las enteras ; 5 y asi es necesario gastarlas en tres ó cuatro meses. 4 Modo de tasar los cbc “Pres cosas ¡son esenciales que se han de tener presen- te para tasar y apreciar las heredades : su cercanía , ca. lidad y beneficio. “Por lo que toca á los olivos, para haberlo de hacer con mas perfeccion, es necesario irlos yiendo uno por uno, y darles el precio preciso, segun su calidad, los grandes co- mo tales, los medianos como medianos, y los chicos como chicos: asimismo verán si están frondosos, reviejos ó en- fermos, y si están bien, mal 4 medianamente cultivados por bajo y alto, é ir poniendo en un papel el precio de 264 cada uno por número y colamnilla, y acabados de apreciar, se cuentan en: el mismo papel, y se suma el importe de todos, y luego con una cuenta de proporcion se sabe el precio de cada uno: seytendrá presente-si están claros ú espesos al tiempo de apreciarlos, pues cuanto mas espe- sos producen menos; y si hubiere alguna- tierra calma sin olivos dentro del olivar, se la debe dar precio, separado, lo mismo que á las mArras.'. plas ds ider a ueno UU EN DEL ACEITE DE OLIVAS., cat con razon los nacionales y estranjeros contra , el gusto y calidad de nuestros aceites: háblase continua- mente sobre los medios de mejorarlos; y no hay quien desconozca que en solo el acto de la elaboracion está-el vicio que los degrada. Nuestro Herrera presenta «todos los medios conducentes para:que el aceite salga claro, abundante y de buen gusto. Conociendo los males que acarrea la fermentacion yla facilidad con que se promue- ve cuando la aceituná permánece amontonada ó ¡entruja= da por algun tiempo, previene que se la remueva frecuen- temente, ó para espresar la idea con sus propias palabras, dice: »Si está mucho tiempo por labrar, mézclanla de un »cabo á Otro, y no se escaldará ni tomará moho, y. vaya »el aceituna muy limpia de hoja.” Su prevision y esmero avanza aun mas; pues no se contenta menos que con co- locar las aceitunas en »un cabo limpio, bien enladrillado, » y algo costero á una parte, para que escurra otra el al- »peehin'; porque 'si este está detenido con” las “aceitunas, »daña mucho “al sabor del aceite.” Él consignó los buenos principios; pero no. tuvo valor para manifestar las pérdi- das que se siguen por sujetar al cosechero á que lleye sus fratos'al molino del 'señor'; y ¿que espere la vez de la molienda. Los progresos de las luces, y los principios de la justicia distributiva , han impelido muchas veces al gobierno para que'aboliendo privilejios, desterrando abu- sos y derrivando obstáculos, procure mejorar la suerte de la agricultura, las artes "y: el comercio; y es de esperar que siguiendo con firmeza su uiarcha, realmente” majes- tuosa, logre por fin elevar el estado al mas alto punto de prosperidad y grandeza. En Del aceite. Hay' dos “especies de aceites, el uno es craso y el otro eseñcial ó volátil: el primero se estrae comunmente de varias granas ó semillas por presion, y el segundo se seca las mas veces por destilacion. El reino vejetal es el que suministra en gran parte los aceites cra- sos, y se puede decir que casi todas las semillas contienen algo, aunque en algunas en tan corta cantidad, que el gasto para sacarlo escederia en mucho al producto; y asi hay que reconocer las semillas que le: púeden dar con beneficio, machacándolas en un mortero y echándoles agua, á ver si la dejan lechosa, que es lo que se llama emulsión ú horchata. De los huesos de las frutas, de los de las pepitas de calabazas, melones y pepinos, de todas las semillas que están dentro de silicuas 6 vainas, y que son de plantas, cuya flor es cruciforme , como la de col, nabo, mostaza, etc.; y en suma, de todas las semillas que tengan dentro su almendra, se got cite cad por pre- 266 sion, Pal yez la aceituna es 'al único fruto cuya pulpa! con” tiene aceite craso: su hueso y almendrilla lo contiene tam- bien, pero de muy distinta naturaleza ,. como yeremios mas adelante. p Era pospripsadog usnjia : El aceite craso está Arola en la. misma Pes Ó:$e- milla de que se'saca, ó en la aceituna cuando tiene cier- to grado de madurez; pero el esencial se halla en las. cor- tezas que cubren 4 las semillas, ó en los cálices y pé- talos delas flores, en la hoja, madera y raices del ve- - jetal , 6 eb alguna parte determinada de éstas; y muchas veces se encuentra en estado resinoso, y por esto se sue- le sacar muchas veces mas bien por destilacion que por presion. El aceite craso, recien sacado, y con el esmero que se requiere, estará suave al gusto y sin olor, y no se volatizará al grado de calor del' agua hirviendo; pero. el esencial ó volátil estará acre y aromático, y se wolati- za con menos calor, El principio odorífero de los cuerpos, que llaman espiritu-rector., es muy sutil y volátil, como se obserya en todas las plantas y flores atomáticas; y este espíritu-rector es el que da á los aceites y á los jabones, que con ellos se hacen el olor de las semillas ó granas de que se 'ha estraido. | La buena, calidad del aceite craso pende del. equili- brio y conservacion de sus principios corstitutipos : uno de estos es el aire; pues segun observó el fisico Hales, una pulgada cúbica de aceite de olivas, da ochenta y ocho de aire, el enal se pierde con tanta menor difienltad, cuanto el aceite se conserve mas coagulado, y esto es:lo que se ha de procurar con el aceite de aceitunas, tenién» dolo en buenas cuevas y frescas, enque se mantenga mu- 267 chos años helado,-pues sino irá perdiendo el aire ¡que te- nia en: combinacion, y cuanto mas lo pierda, mas se irá precipitando al fondo el mucilago, que es aquella parte del fruto que en los aceites: y :el vino se va con el tiempo posando en el fondo, y forma: las heces, ó como +se dice en ¡muchos paises, las borras: : y 0 pi »»Gon- el aceite cráso va mezclada regularmente al- guna esencial, que sale de la cáscara y de la película de la almendra; comun; y ¡en la aceituna de la película, del hueso y de su almendrilla, y aun la misma madera del 'olivo abunda de ¡aceite esencial mucho! mas que en el fruto. | ? Llámase aceite virjen al que se estrae solo con espti- mir el fruto sin molerle , y es el mejor y mas.delicado; y actite' cocido al! segundo que se saca del hórujo,.de que se há estraidó el primero: por: medio de pres calientes y agua hirviendo. ' | Voy 4 comparar los aceites de oliva, que son los mas perfectos; con los de: granas: ó semillas; Yen cuanto á su semejanza, es de saber, que el de colza ,nabina, mosta-= 34, miagro ,linaza, cañamones y adormideras (este úl- timo .es tan superior á los anteriores, como el de aceitu- na. al de nueces, avellanas y almendras); es fluido ¡Y trasparente: á no estar>helado::es de «color dorado , mas ó menos olíscuró, segun el año, el clima, el terreno, y suave al paladar: no se mezcla con el agua ní con el espíritu de vino , y sí con:los otros aceites, bálsamos, grasas, mante- Cas, cerás , 'alcanfores, resinas; » azufres,! álcalis:,) y :algu- nas sustancias metálicas. Coni el tiémpo adquieren estos aceites mal olor y «sabor, y se ponen rancios, y un calor 268 de: 20:4:25. grados les:pone en:el mismo: estado: Compás tados. estos aceites con los de las aceitunas; todos tienen; escepto 'el:de adormideras, un:guslo acre y cáustico; y aun suclen venderse algo rancios: no tatdan en hacer po- so; pava helarse necesitan' mas: frio.que el agua; hacen mucha espuma al calentarse; corroeú con mas prontitud el hierro y:el cobre, y forman mas facilmente jabones'con los álcalis: por esta razon ,sino: están mas caros que elde aceitunas , son pertoritioss á éste ip ops las: lanas y sisitejdesio. sl us Y veallabrao ls lee sho 0298 , ¡Existe en :elcaccite de: pea p ishinak y otras: semillas, no solo el mucilago del fruto, que al paso que se preci- pita Óó posa enel fondo, se wa poniendo ¿el mismo aceite cada vez mas rancio: y acre ;ssino tambien :el aceite 'volá- til de, la semilla el cual se evapora:con:el agua hirviendo, se disuelve en el espíritw devino rectificado, «y «echado despues en agua , se une con ella pol espíritu, y deja sobrenadar el aceite. >. 9 apli 0q es Por poca cantidad de aceite: volátil que : se pers ó mez- cle con los aceites crasos, se ponen inmediatamente acres, rancios y desagradables. Para examinar la porcion de aceile volátil que suelen tener los aceites crasos, mezclé espíritu de vino rectificado con «aceite. quese habia sa- cado de dichas granas «y con el de aceitunas: en éste, que era reciente, disolvió tanta porcion de aceite volátil, que á penas tomaba color el agua en que despues se echaba; poto en el que ya tenia algun tiempo, aunque no: estaba rancio y disolvió bastante cantidad: en:el acéite de: colza, nabina, etc., aun siendo recien sacado, se: descubrió: des- de luego mucho aceite volátil que blanqueaba el agua, y 269 su cántidad.se aumenta al. paso que unos. y otros se, yan, énvanciandoso y ¿otro lucia simio ) "Aunque los aceites crasos se aiqhan de las serial con: ds mayores precauciones, siempre lleyan consigo el prin- cipio.de rancidez, en. la corta, porcion de aceite. esencial que contienen :.cuanto!mas rancios y limpios están tales. aceites, tanto menos humo.dan al quemarlos, y tanto son» mas preferibles para la preparacion de las lanas , como que disuelven mejor su grasa. La causa de la, rancidez del acei- te de semillas se aumenta comunmente con el método Vi=, cioso; de sacarlo,. y suele salir. ya; del molino con ¡un gusto acre y cáustico. Si la grana 0 semilla no está bien madura, cuando se arranca, corta ó siega la planta, dará poco acei- te y malo; no por eso se ha de.segar ó cortar á tiempo que se,desgrane, sino que despues de recojida la plantá en un dia: sereno ,sé ha de tender. en el suelo ó. bajo de un co- bertizo para quese seque; pero si se amontona, se irá po- niendo en capas alternativas de paja, á fin de que con la humedad no fermente y se desmejore, cuando no se pudra., Las semillas que dan aceite atraen: y retienen la hu=. medad del aire; y mas adelante hablaremos de los medios: de evitar este inconveniente, Toda grana se ha de conser- var entera, sin quebrantar mi separar la cascarilla, porque si no se enrancia luego que la da el aire, y sale igualmente el aceite rancio. Tambien advierto que si se tarda exi Jle- var las semillas al molino para sacar el aceite, se secarán mas Ó menos, segun el clima, y.su aceite no será de bue-. na calidad, Hay en algunas partes la detestable práctica de tostar la grana ó semilla con.un, poto de agua en una, vasija de cobre antes de prensarla; y no hay medio mas 270 seguro para que desde luego salga rancio. Las semillas 6 granas se deben esprimir simplemente, y cuando mas 'si la prensa no tiene gran fuerza, sé caléntarán las planchas con agua hirviendo, sin tostar la pasta hasta la tercera: ó cuarta vez que se haya de volver á prensar; y entonces no se han de mezclar los acéites de las primeras prensa- das con los de las últimas, porque estos salen: de muy inferior calidad. Cuanto es: mas caliente, arenoso y seco el terreno en que se producen las semillas, tanto mas aceite esencial tiéne, esto es, mas cantidad: del principio que' le: pone rancio; lo'cual se debe tambien entender del de las acéés tunas. A las nueces, almendras, avellanas y demas fru- tas de cáscara , no se les ha de romper ésta hasta el mo- mento de lleyarlas al molino ,:6: de meterlas en los:sacos en que se han de prensar, separando todas las que estén algó dañadas ; pero antes se les ha de quitar al tiempo de la cosecha, y luego que se seca aquella corteza blan- da y carnosa que tiene sobre la dura cuando están en el arbol, porque ésta atrae mucha hamedad ; y aun solo la que tiene basta para hacerlas fermentar si se amontonan con ella, y disponerlas asi para que den 'mal aceite : las avellá- nas| y almendras se'cónservan dad mas tiempo que' las núeces ¿; el fabueo, ete. > | | 0h 4 an cuanto 4 ls aceitiinas, si están muy maduras, sas be-su gusto á la fruta, y sino lo están, producen menos amargo y de mal gusto. Es un error tener en un olivar oli- yos de diferentes variedades desproias pues unos están en''sazón','cuando los otros están á medio madurár; y 're- cojiéndose al mistro tiempo todas las aceitunas”, es indis- 271 pensable queel aceite salga deteriorado. Las aceitunas que derriba el viento, se deben prensar á.: parte, porque la al- ternativa de humedad y de calor, que suelen padecer en el suelo , las perjudica!, y suelen dar uñ aceite de mal olor y sabor ,/aun cuando se: estraigan sin agua caliente y con las. mayores precauciones, Tambien la diferencia de terrenos da aceites diferentes que. no se deben prensar juntos, En Córcega y en la rivera de Jénova esperan á que los aires derrihen la aceituna, y se ve alli aun ¿4 fines de Abril mueho fruto en los olivos; y asi va ello, porque del molino sale ya el aceite rancio y detestable. Para ma-= dnrarse la aceituna suele mudar cuatro colores: del ver- de pasa al cetriño, al encarnado, al vínoso , y últimas mente al negro con un viso de encarnado, y entonces es cuando están maduras; lo que se conoce en que ceden á la presion del dedo á poco que se compriman. Esta es la ver- dadera señal; que en cuanto al color las hay tambien del de la cera, y de gris de lino, cuando están maduras. En no cojiéndose cuando están en sazon, se ennegrecen, se ar. rugan y ablandan demasiado, y sn aceite es malo. La prática demasiado comun de dejar amontonadas mu- chos. dias las aceitunas en cl molino es bárbara y perju- dicial. Se ha hecho la prueba de poner en un monton de aceituna un termómetro de Reaumur, que á los quince dias señaló los 36 grados, cuando en las mayores cuevas de mosto no lo habian yisto pasar de 26. Por debajo del monton de aceitunas corria agua de color vinoso, que mani- festaba la fermentacion que padecia la aceituna, y cuando se sacaron de donde estaban, despedian un gas de olor vino- s0 y picante, que aunque no apagaba. la luz, como el que 272 despide el mosto, la amortiguaba bastante, y aun tal vez con un dia mas hubiera sido el gas que se desprendia, tan mortal comoel de aquel, ó si la pieza en que estaban las aceitunas no hubiera'sido tan ventilada y tan: grande como era. Al paso quese levantaban estas aceitunas unidas unas con Otras, formando témpanos, se encontraban capas blan- casde moho, y asi dieron un aceite muy malo. ¿Que tal se- rá el que se estraiga de las aceitunas amontonadas en'nues- tras trujas y comprimidas entre sus paredes, recalentándo- se. por lo tanto mas y portantos meses? Áun mas de lo que se relaciona anteriormente esperimentamos los andaluces: bien caro pagamos la senda de las rutinas : este esperi- mento lo: hizo el autor: para asegurarse de las degradacio- nes que padecen las 'aceitunas amontonadas y entrujadas, y Como se vician por este modo, y no solo se pierde en la calidad del aceite , sino enla cantidad, si la fermentación dura mucho tiempo, como cualquiera puede esperimentar. Si las circunstancias obligan á conservar mucho tiempo las aceitunas, es:menester tenerlas en piezas ventiladas coñ los suelos de tablas y llenas de agujeros, para que el aire, al pasar de arriba abajo, atraviese por entre ellas é impida la fermentación; lo que contribuirá 4 que el aceite salga menos! malo :en caso de que las aceitunas hayan de perma- necer mucho tiempo en este estado. | En donde cometen el absurdo tan disparatado de tener las aceitunas amontonadas tres, cuatro, seis Ó' mas meses, sé prescriben las reglas siguientes. 1.* Al paso:que se van recojiendo se pondrán en estancias grandes, secas, venti- ladas, y empedradas, no dejándolas nunca sobre tierra, por- que contraen demasiada humedad. 2.* Si las aceitunas es- 273 tán maduras, si el año ha sido húmedo, ó se han cojido en tiempo lluvioso, no ha de tener el monton mas que dos tercias de alto, y se han de llevar al molino-luego que se pueda, en especial si son de olivares que están en terre- nos fuertes y húmedos; y esta regla es muy buena. 3.* Si se han cojido verdes en tiempo claro, despues de una es- tacion seca y en terrenos áridos, se pueden hacer los mon- tones mas altos, y no corre tanta prisa llevarlas al moli- no; pues la fermentacion que padecerán, facilitará la es- traccion del aceite á costa de su calidad, y disminuye su amargo siendo cierto, porque la fermentacion las madu- ra demasiado, disponiéndolas para que su aceite se enran= cie mas. 4.* Para conocer cuando están en estado de lle- yarlas al molino, se han de remover un poco por diferen- tes partes, y si humean ó están mobosas y húmedas, se han de moler y aprensar inmediatamente. Esta máxima es sumamente disparatada ; pues si ya humean, será la fer- mentacion muy viva , y sale el aceile ya dañado de la mis- ma aceituna; y los que no conocen la degradacion del acei- te, se conoce que tienen el paladar de corcho y poco de- licado, y que no le han comparado con el fino de Aix en Provenza. | Para clarificar el aceite y evitar que haga humo en las luces , se sirven en algunas partes de baños grandes de ar- gamasa, de piedra ó de plomo, muy anchos, y de ácinco á seis pulgadas de profundidad: llenan de agua las dos ter- ceras partes de su profundidad y de aceite lo restante, y dejan estos baños espuestos al aive libre y á la accion del sol, se precipita al fondo el mucilago, y en la misma for- ma que se blanquea la cera, queda el aceite sin color á los 274 quince dias ó tres semanas, pero con un olor desagrada- ble y rancio. Si el baño es de plomo, se necesita menos tiempo para que el aceite pierda el color; pero no comeria' yo el aceite preparado en tales vasijas, porque disuelve en ellas mucho plomo, y es un veneno mortal. De cuando en cuando se rocía el aceite que está en los baños con un po- co de agua, y ésta al irse al fondo arrastra consigo la par- te del mucilago que quedaba todavía en el aceite. El aceite de Aix, en Provenza, es muy delicado, y se alribuye su finura á que cojen las aceitunas en sazon: de- jan pasar muy poco tiempo desde la cosecha hasta que la muelen y prensan; y en el molino usan del mayor aseo y curiosidad. Si se mezclan las aceitunas que están en di- ferentes grados de madurez, mo saldrá el aceite bueno; y asi convendrá mucho cojer y prensar á parte cada especie de ellas. Asi se conseguirá aceite, cuya calidad haga mas apreciable una arroba que dos del ordinario. Si las aceitu- nas están verdes ó secas, han de estar mas tiempo amonto- nadas que cuando están ni verdes ni demasiado maduras, sino bien sazonadas; pero siempre será lo mejor dejarlas madurar en el árbol y no esperar á que se sequen; porque en uno y en otro caso saldria el aceite desmejorado. Siem- pre es indispensable separar las hojas del olivo que haya entre las aceitunas, porque dan al aceite un amargo des- agradable. -:»¡En Flandes:y en Holanda se fabrica todo el año acei- te de semillas, y en los molinos y prensas se advierte el sumo aseo de los naturales: cada utensilio está con la ma- yor limpieza colocado en el lugar que le corresponde: lá- vanse frecuentemente con cenizas y lejías fuertes, para que 275 el aceite de que una yez se impregnan, no comunique mal gusto ni rancidez al fresco: no se les ve rodar por el sue- lo, ni se descubre por ninguna parte polvo ni suciedad. ¡Que diferencia entre estos molinos y los de España ta- pizados de telarañas y mas inmundos que zahurdas! La gra- sa acumulada en ellos desde el primer dia que se estrena- ron, forma como una costra sobre toda la superficie de los morteros , vigas, prensas y piedras; las medidas, cucha- rones, ete:, de cobre ó lata, están cubiertas de cardenillo: no lo creeria á no haberlo visto tantas veces; y me acuer- dohaber hecho la reflexion de que habiendo multas para el vecino que no barre la puerta de su casa, se cele tan po- co sobre un objeto en que tanto interesa á la salad pú- blica; que hay pueblos en que las medidas públicas del aceite de los molinos están llenas de cardenillo, y el go- bierno municipal las ye. y las deja subsistir en el mismo “estado con la mayor indiferencia. En el molino en que no haya aseo, no se conseguirá acel- te que dure mucho tiempo: la madera, las piedras, los ca- pachos se empapan de aceite que se enrancia con el tiem- po, y es como una levadura que continuamente está obran- do sobre la pasta y aceite que de ella sale. Cuando se abren los molinos, llenan la caldera de agua, que calientan y la- van muchas veces con ella hirviendo las prensas, la mue- la, etc., y creen que con esto queda todo muy aseado; pe- ro en verdad que seria mejor con agua fria, que llevando consigo las inmundicias mas groseras, no exaltaria el prin- cipio que tiene el aceite de que están impregnados. El agua fria, caliente ó hirviendo no se mezcla nunca con el acei- te, y asi corre sobre ella sin disolver la mas lijera partí- 276 cula: de aqui es, que todas estas lavaduras son entera- mente inútiles en cuanto al aseo, y muy perjudiciales en cuanto escitan el rancio. Los capachos de esparto, siendo nuevos, dan á las primeras pastas que se prensan un sa- bor áspero y amargo, y á las cuarenta y ocho de servi- cio ya el aceite se ha absorvido este mal gusto : es ver- dad que se lavan despues y se dejan en agua muchos dias, y que en algunas partes están obligados los propietarios de molino á prensar con ellos antes que los demas maquile- ros; pero todo esto es ignorancia de los medios de evitar este inconveniente. Se ha esperimentado que veinte lava- duras consecutivas con agua hirviendo no destruyen el mal olor, y que tampoco basta dejar los capachos por espacio de díez dias sumerjidos en agua, aunque esta se mude ca- da veinticuatro horas; y si todo este esmero es insuficien- te, ¿que confianza se puede tener en las lavaduras lijeras que suelen hacer en los molinos, en donde no tienen in- teres en que el aceite ajeno salga bueno ó malo? Pasada la estacion de moler la aceituna, suelen lavar con agua Caliente los capachos que han de servir al año siguiente; los prensan y dejan secar antes de guardarlos: esta ope- ración, lejos de ser útil, es perjudicial, porque mediante ella se enrancia mas el aceite de que quedan empapados. : Es cierto que en los molinos públicos es casi imposi- ble sacar perfecto aceite ; pues cada uno Jleva las aceitu- nas verdes, maduras, fermentadas ó podridas; si quiere sacar algun aceite con mas cuidado, muele primero la acei- tuna buena y deja la peor para lo último; de aqui es que el que viene despues , debe sacar un aceite viciado por los defectos del anterior, pues como antes he indicado, :277 un solo dtomo de aceite esencial basta para infestar una gran masa. Lo que debe hacerse para sacar un buen acei- te en un molino mal cuidado, que se conservó dos años dulce y suave, es pagar doble la moledura, y no salir de él hasta que se concluya del todo; pero antes se ha de co- cer en cosa de 200 cuartillos de agua hirviendo 8 libras de cenizas graveladas, ó lejía de jabones, y con esta agua se ha de frotar la muela ó piedra, la solera, la prensa, la pila ó bomba, etc., y los capachos que han de servir se pon- drán á cocer en la caldera con el resto de dicha agua: de esta suerte se desprende la capa aceitosa de la madera, de la piedra, de los capachos y demas utensilios; y.que- darán todos tan limpios y aseados como si nunca hubiesen tenido aceite. Despues de concluida esta operación, se ha de layar todo con agua hirviendo, para que se lleve la sus- tancia jabonosa que se haya formado No son aun bastan- tes estas operaciones; porque se sabe el mal gusto que da á los aceites :la mas lijera parte de álcalé, y para asegu- rarse de que no queda nada de esta sustancia en los uten- silios, se hace disolyer cerca de dos libras de alumbre en una porcion de agua de 4o á 5o cuartillos , y con ella hir- viendo se lavará todo lo nuevo, frotándolo todo bien; úl- timamente se vuelve á layar con agua sola caliente. El alumbre, aun cuando quedase algo, no puede perjudicar al aceite, porque se precipitaria ó pasaria en el fondo con les heces ó borras, y por otra parte no resulta de su uso inconveniente alguno para la salud de los hombres. A los capachos estará bien prensarlos á cada lavadura, ya sea de agua, ya preparada en dichas sales, y en especial cuando lo está con el alumbre; porque entonces destruye la he- 278 bra del esparto, y sino se le.estrae, durarán: menos. Las prensas y molinos de semillas quese usan en Flan- des y en Holanda son muy económicas y:aseadas, y seria muy de desear que se copiasen en todas las partes que se sacan estos aceites: mas adelante hablaremos de ellas y de los de 'aceitunas. En donde pagan á los obreros en aceite, arreglando el tanto á proporcion de lo que sacan, concilian el interes del amo con el de los sirvientes; pues prensándose la aceituna con mucho mas cuidado, se“aprovecha entre el amo ¿y el criado el aceite que se habia de ir en el horujo mal pren- sado; y no sucede lo que en los molinos que se paga por prensadas ó tareas, que entonces se va á despachar, y no se cuida de apararlas bien. No se han de prensar.nueces, fabuco , ni avellanas:en tiempo de heladas, porque se sa- ca menos aceite. De almendras se sacará poco cada vez, porque se enrancia con suma facilidad. Molida la aceituna y echada en las pilas, suele nadar y sobrenadar algun aceite , que es el que propiamente: se llama aceite virjen, y tambien dan en algunas partes este nombre al que sale de la primera prensada antes de es- caldar la pasta en los capachos, A este/le ponen con sepa- racion los que lo fabrican con conocimiento, y saben: las ventajas que tiene sobre el que producen las prensadas siguientes ; bien que Casi será escusado este esmero en separar los aceites de las diferentes prensadas siguientes, cuando se han prensado y mezclado todas las aceitunas bue- nas con malas, y han fermentado en montones; porque en- tonces será malo el aceite, mas ó menos conformeá la ma- yor ó menor fermentacion. No se persuadirán de esta verdad 279 los qué éstán acostambrados» 4; gustar un aceite dere de un otor y sabor fuerte; los que desprecian el mas dulce y fino diciendo que da d HO > Y asi es Respi6 cto de su paladar mal acostumbrado. |! es «El aceite virjen bien hecho de aceitunas escojidas y no demasiado maduras,.es el que está menos espuesto á enranciarse, porque:despues que se le echa el agua hir- viendo, ya se maleá el aceite; y asi seria'mejor usar de lás'prensas holandesas, que sin necesidad de ¡agua estrae- rian con su' gran fuerza todo:el' aceite, sin necesidad de usar de agua sino cuando mas en las últimas prensadas. De la aceituna se sacan tres especies de aceite: una de la carne, otra del hueso, y la tercera de la almendri- lla que tiene ésta dentro. Cada uno de estos aceites tie- ne propiedades muy distintas, y para observarlas con se- paracion, colocó el celebérrimo: químico Sicuve una por- cion de cada uno devellos'eh: botellas separadas; d saber: en la 1.* aceite sacado conaseo de sola carne: 2% aceite de sola almendra: 3.*+ aceite de huesos: 4.* cierta cantidad de estos tres aceites mezclados ::5.* aceite bueno sacado por el método ordinario. Tapadas exactamente estas 'cínco botellas, las puso á la intemperie al lado del mediodía, en donde las dejó tres años, con el fin de ver los efectos que el tiempo causaba en ellas. Examinadas, pues, al cabo de este tiempo, halló que el aceite de la 1.* botella no- habia padecido altera- cion alguna, ni en el gusto, ni en el 'olor, mi habia forma- do poso :'el de la:2.* 10 estaba tan limpio ni-trasparente: se habia puesto amarillo y tan picante y corrosivo, que al gustarle levantó ampollas en la boca: el de la 5.* esta- 280 ba muy alterado ;, espeso y casi. negro;-al abrir la botella; sintió, dice, un: olor inaguantable.: Lo que observó en: es- tas dos botellas, le dió bien á entender cuál seria el esta- do de la 4.*, en la que estaban mezclados los tres aceites: en efecto, el aceite que ésta contenia estaba de color obs- curo, de mal olor, rancio y desagradable , y habia forma- do mucho peso. De aqui es, que no: habiendo padecido alteracion alguna :el aceite sacado de la'carne «sola de la aceituna, la alteracion de este fue natida de su mezcla con el de los huesos y de sus almendrillas. Finalmente, examinada la 5.2 botella, que contenia aceite sacado por el método comun ,;se halló tan corrompido como el de la anterior, en que estaban mezclados las tres especies de aceites: lo que da á entender que el oríjen de la altera- cion y de la depravacion de nuestros aceites nace de esta mezcla, con la que salen, ya viciados del molino. Para ase- gurarse ya mejor de la calidad de. éstos aceites, echó sobre una plancha de acero bienlimpia uñas gotas de los acei- tes de las almendrillas y «de: los huésos, y notó que el primero habia corroido algo al cabo de treinta horas, y que el segundo la habia ennegrecido. Examinados los principios de alteracion. y deprayáition de los aceites, trataremos de los medios 'de destruirlos: en el que se saca de las granas ó semillas, escepto de la de adormidera , se advierte un gusto desagradable, que procede de su espiritu-rector y de una especie de gomo- resina disuelta en el aceites La ¡acrimonia de este: y. su mal olor, disminuye: mucho sembrándolas en terreno are- nisco; pero lo mas seguro es macerarlas en una lejía fria de cenizas comunes, hecha con agua de cal, de la: cual una 281 libra, y trés «0,cuetro de¡cenizas bastan, para preparar, cuas tro-axrobas;¡que ha de cubrirá la grana por el tiempo que dicte el. clinia y las, circunstancias, locales. Suele ser; éste desde. quince. hasta. treinta. y seis dias;. pero eada uno debe. hacer ésperimentos, para/ asegurarse. del. que: baste, para DO dejar, mas tiempo,en la, lejia.á la semilla, que jer- minaria y se perderia» Lodo; el aceite. Lávese despues: la grana en-muchás aguas, y póngase de nuevo por algunas horas en una disolucion de:alumbre con, agua: luego se de- ja. secár. sobreozarzos ó tablas limpias.en.sitio bien. oreado y ventilado, y. finalmente se. leva, ¡al molino. «Sind está bien' seca cuando se pone en, la, prensá; saldrá:enh: lugar de aceite una émulsion : es mejor dar esta preparacion á la semilla, cuando. está; fresea, porque. tóma mejor la le- jía: ; que cuando ¿está Beca, y la, uaheración “se: hace mas o LLoamola er 5 632) prabrta sh «Cuando. el .aceite de aceitunas sale del molino, está cesley mezclado con, mucho mucilago,y essemas ó me- nos dulce. y suaye, segun el cuidádo conque se:haya he- cho la cosecha y fabricacion: trátese de purificárlo cuan= to antes's pues sino estará espuesto .á podrirse, y.no: tar- dará en Criar gusanos. Por mucho cuidado que se: tenga en fabricar ¡el aceite; si-para ¡conducirlo desuna parte 4 otra se,usa.de. vasijas; queno, estén limpias; ó que bayan servido. para: otros aceites; fácilmente :contraerá:el gusto de estos, y: con él el principio desuna alteracion; porque no 'hay fluido:que: «oñ:mas- facilidad adquiera: los malos gustos :y -olores;, como:se puede esperimentaf echando en una botella de:buen-aceite una. gotita, pequeña ide: aceite! esencial de-espliego , limon yete. Ae y deján=: 282 dola reposar unos dias; se verá el efecto: que“ha: obrado una partícula tan' pequeña. Conducido'el aceite 4 la casa del propietario, se deberá conservar por quince dias 4 lo menos en un paraje, cuyo temperamento esté desde 154 18 grados del termómetro de Reaumúr,á fin de que vayan haciendo poso ó asiento todas las heces ó borras. Pará que éstas se posen con mas facilidad ' y prontitud , se“echará un poco de agua en que se haya disuelto alumbre, y se ha de revolyer bien con aceite. Del alumbre no se le pega nada, lo que hacees unirse con el mucilago; hacerló mas pesado, y precipitarlo al fondo con mas! brevedad. que: lo haria el reposo. Conviene que el temperamento sea de 15 á 18 grados, porque si el'aceite se coagulase con el frio antes de hacer el poso, se verificaria éste de mala máne- ra. Esta operacion saldria muy bien en-bárricas ó: vasijas de madera (y no de cobre ni de plomo), bien lavadas y bañadas con vinagre, las cuales tuviesen varias espilas á diferentes alturas; porque al paso que se van precipitan- do las heces, va quedando muy clara y limpia la+capa su- perior del aceite, y las inferiores cada yez:mas espesas: entonces se abre la espita mas alta, y sale el aceite de la capa superior, que es el mas fino, delicado y de''mejor calidad. Si la vasija no tuviese espita, se'saca por ¡arriba con mucho tiento : algunos dias despues, cuando esté ela: ra, se quita la segunda capa, separando si aceite” coro de segunda calidad y y asi de los demas, hasta llegar 4'las: heces: ó borras: éstas no se desperdician, pues poniéndo- las: cerca de la :himbre;:ó en un paraje bien caliente; so= brenadan las partes que contienen, se cuelan, y sirve. pa- ra las luces :el aceite que se saca: el resíduo se mezcla 283 con salvados hasta que se seque, y se da á las gallinas y á los cerdos. Luego que están llenas de aceite clarificado las yasi- jas, que seria bien que fuesen barricas de encina, sé han de.conducir á un lugár fresco, y. tapar con .cuidado, á finde que se hiele prontamente: si en vez de barri- cas se usan tinajas vidriadas (costumbre malisima), se es- perará á.que. el aceite se hiele antes, y quedará mas lim- pio, de cuerpos estraños. En el aceite helado se observan los misnros fenómenos que en el agua: en-esta especie de cristalizacion se precipitan las partes mas groseras, y su- cede lo que en el agua del mar cuando se hiela, que no está salada, sino pura y buena para beber: el aceite mas trasparente ; antes de helarse , suele dejar asientos, y se . puede, obseryar en. una vasija de cristal que se van for- mando al tiempo de la cristalizacion. El aceite, como to- dos los demas fluidos, absorye al tiempo de helarse una cantidad de aire de la atmósfera , adquiere de consiguien- le mayor volúmen, “y sobrenada por hacerse mas leve: cuando se deshiela , queda mermado, lo cual nace de que no solo pierde el aire que habia absorvyido al helarse, si- no que éste arrastra consigo al mismo tiempo el aire que estaba, combinado con el aceite desde que se. formó. en el fruto, Este aire de combinacion mantiene en equilibrio los principios,que entran en la formacion del aceite, y va dejenerando ; por lo.cual se ha de evitar esta disgre- gación , procurando eonseryarle helado. A «Los que dejan el aceite. sobre sus primeras borras has- ta la primayera, en que le trasiegan, le tienen muy es- puesto á perderse, por la facilidad con que suele corrom= 284 perse el mucilago que(tánto abunda en ellas: orepito que, será lo mas acertado el aclararlo antes que se guarde, sin dejar por eso de trasegarlo” luego que 'se deshiele en la primavera: siestas manipulaciones” parecieren complica- das; déjese helar tego, que sale del'molino, sáquese con cazos, y póngase en vasijas lavadas con lejías. Cuanto nías Pe tapadas estén las vasijas y en cuevas mas freseas, tan- “o mejor se coniserya'el aceite, como sé puede yer en'úna botella bien tapada que'se meta en ún pozo; “en la que se hallará el aceite: al cabo de cuatro ó cinco años en“el mismo ser que cuando 'se embotelló. Si:las cuevas en que .se conservan no lo mantienen siempre helado, 'es necesa- rio para conservarlo dos "años buenos trasegarlo antes y despues del invierno; y lavar bien las vasijas en' que se ha de guardar con toda la exactitud posible; y poniendo - siempre aparte el aceite que esté cerca'de las heces , que solo es bueno para las luces. El que quiere-proceder con mas esmero, bate con agua clara'el aceite, y le deja re- posar algunas horas, hasta que el agua, que queda lechósa; se vaya al fondo. *- 09 : El aceite se enrancia con dificultad si está helado; pero'si no lo está, y participa de las alteraciones de la at- mósferáa!, el calor hace evaporar en él las partes mas suti- les, haciendo que se desprenda el aire que contiene en equilibrio las partes constitutivas de este líquido. De aqui se infiere cuan importante es tener los aceites en cuevas bien frescas, y no en despensas ó bodegas queno conser- ven constantemente una temperatura. El desprendimiento 6 volatizacion de las partes volátiles del aceite, se ve al ca- lentarle que exhala un olor insufrible y dañoso á la salud: :2835 Ja:comida que se frie con él leva consigo parte de este acei- te volátil, que la hace muchas veces tan desagradable; pe- ro los que quieren eyitar este inconveniente , frien mucho el aceite solo, hasta que las cosas que en él se: frien, no participan de aquel principio que las hace desagradables y dañosas. Em algunos ¡conventos «de carmelitas hemos visto usar de esta delicadeza; pues freian los comestibles en aceite muy recocido, que conservaban semanas, y aun me- ses enteros; repitiendo en él las frituras; y á fe que: los buenos relijiosos , aunqué no hubiesen estudiado la física de Muschembrookh, ni la química de Lavoisier, obra- ban como escelentes químicos en el aderezo de su comida. Para evitar la fermentacion de las heces del acei- te, y de consiguiente el que se enrancie , será bueno trasegar frecuentemente dicho aceite 5 pero este me- dio es muy costoso; otro: proponen «para reemplazar el aire que va perdiendo el aceite, al paso que va for- mando heces, y para que no haga poso, despues que está ya clarificado , y es, meter en el:fondo de la vasija una esponja empapada en una pasta medio líquida ,-com- puesta de dos partes de alumbre en polvo y una de cre- ta: entonces se desprenderá del hondon mucho aire, que el aceite irá absorviendo poco á poco', y: se restablecerá. el equilibrio perdido entre las: partes constitutivas del aceite, y de consiguiente no comunica á ésta ninguna mala calidad , como hemos dicho antes. Ha de «ser la esponja -mas ancha que alta, y ha de ocupar la mayor parte del fondo de la vasija: cada vez que se trasiegue el aceite, se quitan estas esponjas, se lavan, se preparan de nuevo, y se vuelven á colocar: tambien es conveniente batir bien 286 los aceites con una disolucion de ela ib en agua á cada trasiego. Hay otro método para impedir que los aceites se en- rancien, que consiste en añadir cierta cantidad de muci- - lago dulce, mayor que la que regularmente contiene pa- ra reparar de antemano la pérdida que sufrirán despues; y el azúcar es la única sustancia que se puede emplear con facilidad, disolviéndola por trituracion en frio en una porcion de aceite para mezclarlo despues con el resto. Seis onzas de azucar es una cantidad proporcionada «para cien libras de aceite; pero si este estuviese ya. rancio, .ó no se ha hecho esta mezcla con las precauciones indicadas, será muy perjudicial, porque desenvuelve mas el gusto y el Olor que los aceites han de tener despues. Los licores espirituosos corrijen el rancio del aceite sin inconveniente alguno y sin dispendio, si se comparan con las ventajas de su uso. »He hecho, dice Rocier, ca- lentar sobre cenizas cernidas cerca de una libra de aceite de semillas muy rancio y claro en una vasija de vidrio de cuello largo: el aceite estaba cubierto de dos dedos de es- piritu de vino; ajité fuertemente la vasija; luego que sa- lieron del aceite algunas ampollitas de aire, y estuvo la mezcla bien caliente,csin qne lHegase 4 hervir, separé el aceite, y eché otro sobre. el espíritu devino; que quitó á las dos cantidades de aceite el olor rancio y el mal gusto . que tenian. La porcion de espíritu de vino que se ha ein- pleado,.no se pierde ni desmejora , con tal que «se. le mez- «cle con seis partes de agua lijera de cal; se separa ebacei- Le, que: sobrenada en ella, y se filtra por cal de que se baya sacado la lejía: despues por la deslilacion se sepa- 287 rará él espíritu de vino, y quedará tan: puro como antes. Al aceite suele quedarle un lijero olor al espíritu de vino que no le daña, aunque se le puede quitar lavándolo re- petidas veces, si es que se ha de usar desde: luego. Del aceite que ha de servir para frituras, ya hemos dicho que él mismo ha de servir para mucho tiempo , por- que recalentado muchas veces, se ha yolatilizado el aceite esencial que tenia, y queda en disposicion de no dar mal gusto á la comida, ni mover la tos, ni causar incomodi- dad alguna, como sucede cuando para una fritura se usa del aceite nuevo. Hay tambien otro medio mas fácil que el del espíritu de vino para purificar el aceite que ha de servir para frituras, y es llenando de él hasta la mitad una vasija, que se ha de poner al fuego vivo y de llama hasta que cueza; entonces se quita la llama, y se deja co- cer otro poco, y se le echa de repente y con un cazo de mango largo, cierta cantidad de vinagre, y al instante 'se levantará 4 lo alto un vapor negro, haciendo el aceite un estrépito grande: el agua fria produce el mismo «efecto; pero: no limpia tan bien el aceite: luégo que cesa el rni- do que hace, se aparta la vasija de la lumbre, y se saca para conservarlo. Antes de servirse, de. él se. echa en nna sarten hasta llenar las tres cuartas partes de su cavidad; se pone á hervir, y se le echa una corteza de pan, á la que se le pega la parte del aceite esencial que le puede quedar, y aun'se pueden añadir mas cortezas para asegu- rarse de que queda mas limpio. Al freir alguna cosa ha de estar la sarten mediada de aceite, á fin de que nade en ella la cosa frita, y entonces saldrá bien , y no se gas- tará mas aceite, si se sabe hacer bien. : 288 Para evitar que:el aceite humee en ldás luces, se han de mojar las torcidas en agua de pozó -ó fuente, en que se haya disuelto toda la sal que sea posible, 'sin' que el agua parezca:alterada: déjanse despues. secar,- y-se: usan en las luces; el aceite se lavará antes de: usarlo,,echándo- le en una botella con igual cantidad deagua!, ajitándoló y dejándolo reposar: asi dicen que no da humo ni: mal olor, y que se: gasta mucho menos. E sud 51 De los principios constitutivos del aceite. |: El aceite es una sustancia crasa, untuosa, inflama- ble, estraida de diferentes vejetales , y se compone de /lo- jistico ó principio de fuego, de ácido, de agua y de tierr ra, puesto que de él se sacan estos principios. secunda- rios por medio de analisis ; pero como estos principios se estraen igualmente de todos los yejetales, es preciso con- venir de buena fe en que conocemos «poco la manera. de ser y las combinaciones de los principios, puesto: que es- ta definicion, sin dejar de ser exacta , puede aplicarse á una infinidad de otras sustancias ; pero si aun siendo de- masiado jeneral, uno de :estos principios domina 4: dos. de= mas, ya con: este solo le-señala-un carácter que lo'distin- gue. Por ejemplo, en el aceite en jeneral domina: el,/Lo- jistico 6 principio inflamable, y acaso: solo el airesinfla- mable; por “otra parte es: muy probable que los. ácidos contienen mas principios de fuego que las sales álcalis: y neutras. No es pues; decadmirar que el aceite se inflamé, cuando se acerca á un cuerpo 'encendido porque. todos los fluidos tienen tendencia á ponerse en equilibrio ; y 289 siendo los principios ¿gneos los mas abundantes , deben escaparse luego que se les presente la ocasion. Entonces se rompe toda agregacion, las sustancias mas volátiles se consumen, y solo quedan las mas groseras, que no han po- dido volatilizarse. : Para hacer buen aceite y conservarlo largo tiempo es menester, para que no se deteriore, conocer sus principios constitutivos. Hay, como se ha dicho, dos especies de aceite: el cra- so,que se estrae por presion, y el esencial ú etéoro, que comunmente se tiene por destilacion y rara vez por pre- sion. He aqui los caractéres de uno y otro. Solo el reino vejetal suministra los aceites crasos, y se puede decir que todas las granas ó semillas lo contienen en mas ó en me- nos cantidad. Esta asercion es verdadera, á pesar de suje- neralidad, y de que tenga algunas escepciones; pero todos convienen en que el trabajo y los gastos necesarios para estraer el aceite de todas las especies de semillas, escede- rian en mucho á'su producto. Si se quieren conocer fácil- mente las semillas susceptibles de dar alguna utilidad, échese en un mortero cierta cantidad de ellas, y moján- dalas con un poco de agua, entonces ésta se pone lechosa y formará lo que se llama emulsion, Asi sucede con to- dos los huesos de frutas, con las pepitas, las semillas de calabazas, de melones y pepinos, y con todas las semillas en vainas de plantas de flor cruciforme , como la de col, del nabo, y de la mostaza, etc. En una palabra, todas las granas ó semillas, cuyo interior está ocupado por una al- mendra, dan aceite eraso por presion. .. aceituna es aca- 290 so el solo fruto, cuya pulpa contiene solo aceite craso. Su hueso y almendra lo contienen igualmente, pero en estado de combinacion diferente de la primera, como se verá adelante. Es, pues, la emulsion la piedra de: toque para conocer las semillas aceitosas. El aceite craso existe totalmente formado en la gra- na ó pulpa de la aceituna: este mixto le es tan esencial, que sin él no podria existir. El arte no crea aqui nada, ni las maniobras del operario forman ningunas combinaciones nuevas: asi el aceite craso estraido , es el mismo que an- tes existia igualmente libre en el vejetal. Lo contrario se observa con respecto á los aceites etéreos ó esenciales que se hallan indistintamente colocados en las cubiertas de estas semillas, cálices , hojas , madera y raices, ó en algu- nas de estas partes: estos están combinados muy frecuen- temente en un estado resinoso; y por esta razon, para es- traerlos se ha recurrido muchas veces mas á la destilacion que á la presion. La existencia de estos aceites en una misma grana , aunque colocados diferentemente, produce efectos iguales al esprimirlos; pero de esto se hablará mas adelante. El aceite Craso recien sacado Ó hecho está dulce, sin olor, y no volatiza al grado de agua hirviendo; pero el esen- cial está siempre ácre y combinado con el espiritu-rec- tor, y por consiguiente es odorífico, y se volatiza con me- nos calor que el necesario para hacer hervir el agua. El espiritu-rector, ó sea el principio odorífero de to- dos los cuerpos es sumamente sutil y volátil: él es el que con una sola flor de jirasol 4 de rosa embalsama el aire de dia, y con el jeranio triste de noche. La presencia de 291 éste espíritu-rector es la que da á los aceites de las gra- nas de vainas ó silicuas, y sobre todo á sus jabones, el olor de col, de nabo, etc., y en una palabra, el olor de la gra- na ó semilla de que se ha estraido el aceite. Es, pues, necesario comprender estas distinciones; pero hay otra muy importante, de que en mi concepto depende la conservacion de la calidad dulce y suave de los aceites crasos, es decir , la que impide la separacion demasiado pronta del mucilago , la reaccion del aceite esencial sobre el craso, y en fin, de la que depende la armonía y conservacion de los principios constitutivos: tal es el aire, este aire fijo ó fijado en los cuerpos que sirve de vínculo á todos sus principios, y es su conservador por escelencia. Cuanto mas coagulado se conserva el aceite, tanto menos espuesto está 4 descomponerse en iguales circunstancias: el aceite ben ó been, fijado en los cuerpos, y el de la aceituna, son la prueba de ello. Este hecho está en el órden natural; pues que segun los esperimentos de Ha- lles una pulgada cúbica, como ya se ha dicho, de aceite de olivas da 88 pulgadas cúbicas de aire-fijo. Por mas que se ajite el aceite de aceitunas nuevo y bueno, no se ve jamás levantarse á su superficie ninguna gorgorita de aire; pero si. se ajita del mismo modo el aceite de adormideras; se verá cubierta de superficie de globulillos de aire. Esta última pierde, pues, con facilidad su aire de combinacion; y por esto solamente se coagula con el mayor grado de frio, cuando el aceite de olivas, estando bien tapado y en buenas cuevas, se conserva coagulado por muchos años. Supongamos que se descoagule con el grado décimo de calor, y que se coagule de nueyo cuando el calor baje 299 al grado cuarto, á la primavera inmediata se volverá á descoagular; pero á la entrada del invierno siguiente será necesario casi el grado de hielo para coagularlo de nuevo. Supongo que habrá estado al abrigo de los grandes calores del verano, porque de otro modo se:coagularia de nuevo con el segundo ó cuarto grado bajo de hielo. ¿De donde pro- viene esta grande diferencia? De la pérdida del aire de combinacion, de la cual resulta necesariamente la preci- pitacion del mucilago contenido en el aceite. Este imuci- lago atenuado é interpuesto entre sus moléculas, las con- servaba menos desnudas; el aceite estaba mas dulce, y hn- meaba mas al quemarlo. Al contrario, cuanto mas viejo es el aceite, se hace mas fuerte, desponjándose de su muci- lago, se clarifica mas y humea menos. No sucede asi con el aceite de fabuco ú de haya, que adquiere calidad y dulzura, y pierde su gusto desagradable envejeciéndose. La razon de esto es, porque perdiendo una ¡parte de su aire de combinacion ó fijo, deja precipitar parte de su muci- lago, en que residen sus calidades desagradables y amargas. - Llamo mucilago á todo despojo de la parenquima de los frutos, cuya base se diferencia poco de las gomas; en una palabra; á una sustancia hilosa, tenaz, escurridiza, miscible con el agua en todas sus partes, é indisoluble en el aceite, sino interpuesto entre sus moléculas, y soste- nido en el estado de atenuacion por el aire-fijo; y asi se precipita luego que este aire se separa de los cuerpos. «El “aceite esencial es muy miscible con el craso, y lleva consigo el espiritu-rector ó principio odorífero. No hay en el comercio aceile que no tenga una cantidad mas ó menos grande de este accite esencial, que reside en la 293 cáscara y en la película de la almendra comun, y en la aceituna en su película, en su hueso y en:su almendri- lla. Hasta la madera del olivo está penetrada de este acei- te esencial, y en una abundancia infinitamente mayor que en el fruto. He dicho mas arriba que el aceite craso existia ente- ramente formado en el fruto; pero que necesita para ha- cerse sentir y poder estraerlo, que el fruto hubiese ad- quirido cierta madurez, capaz de hacer evaporar una par- te del agua de vejetacion y de separar las porciones acci- tosas: como:sucede en el vino, en el cual no subsisten principios vinosos antes de madurar la uva. Plinio , Caton, Columela y demas escritores antiguos hablan de un aceite de verano quese sacaba de las acei- _tunas verdes: queriendo verificar el hecho, 6 al menos es- plicarlo, tomé á fines de Julio y hasta fines de Agosto una cantidad de aceitunas, y las esprimi despues de haberlas quitado el hueso; pero ni el fluido pastoso que conseguí por medio de la presion, mezclado de nuevo con agua, me presentó el mas lijero vestijio de aceite; ni las aceitunas cocidas hasta el punto de reducirlas á pasta, me ofrecie- ron ningun aceite. Las aceitunas crudas ó cocidas toma= das separadamente y trituradas con azúcar para hacer un oleosachterum, no han presentado vestijio alguno de acei- te, ni he podido conseguir una emulsion:de todas ellas. Si no me he engañado en todos mis esperimentos, debo concluir, que los principios constitutivos del aceite están en el feuto; pero: sin' estar desenyueltos; de forma que no son'sensibles á la vista; al gusto y al olfato; y por úl- timo, que la madurez es quien los desarrolla. El aceite de. i 294 verano de los antiguos rio podia, pues, estraerse de las aceitunas hasta que principiaban á madurar. Por lo de- mas, si el aceite existe formado en las aceitunas aun an- tes de su madurez, lo que importa muy poco al labrador, se confunde de tal modo con el mucilago, que'no es: po= sible separarlos por la presion, como cualquiera púede hacerla prueba. Lo mismo sucede con las granas aceitosas. Mientras las semillas están en un estado lechoso, co- -mo las almendras, las avellanas, el fabuco ;:las'mueces, fre- sas, las granas de colza, de manzanas, de peras, y las se- millas de calabaza, de pepino, de melones, y. losshuesos de albaricoque, de: ciruela, guinda, 'etc., no es otra cosa su sustancia, hablando con propiedad, que un mucilago; y por: mas que se atormenten en la prensa mas fuerte; mo darán un átomo de aceite.. | | Si las almendras han estado, despues de maduras , en lugar húmedo, se enmohecerán, y el aceite saldrá fuerte: si se guardan para. mucho tiempo; el aceite 'estará salgo rancio al salir del.molino: si la cáscara de las semillas: se ha roto;y la almendra ha quedado desnuda en tódo ó en parte «se .enranciará , y el aceite saldrá muy viciado; y si han estado-las semillas amontonadas, y han esperimenta- do unsciévto. grado de:calor, fermentarán,:y cuanto mas se,aunientare el. calor; mas rancio «saldrá .el aceite; poko esto lo examinaremos despues... | Hay dos especies de aceite, vírjen y cótidos el pri mero, el. mejor y mas dulce, es el:que se estrac: por: la | simple: presion ; y el segundo: el que se saca del borujo del que se: ha estraido: el.primero, por medio de planchas calientes. Ó agua hirviendo. : y A 295 ¿Como el aceite de aceitunas es el mas perfecto que se conoce, voy á tomarlo por punto de comparacion pa- ra demostrar en qué difieren ó se parecen unos á otros, De la analojia de los aceites de granas.con el de aceituna, y sus diferencias. | 1.2 De la semejanza. Las granas de que saca el acei- te de comercio, son en jeneral de col, llamada colza ó colzat, de nabina, de mostaza , de lino, de cáñamo y de almendra. Este último aceite es en su clase tán perfecto como el de aceituna, respecto á los que salen de los fru- tos de nueces, de avellanas y de almendras. Todos estos aceites son fluidos y trasparentes, á no ser que estén coagulados por el frio: tienen un color amarillo- dorado ,mas ó menos obscuro, segun el año, clima y ter- reno que ha producido el fruto; y el sabor es dulce, mu- cilajinoso y: craso; inmiscibles con el agua y el espiritu de vino, é inflamables: son miscibles con Otros aceites, bálsamos, grasas, mantecas, ceras, alcanfores, resinas, azu- fres, azúcar, sal, álcali, y algunas sustancias metálicas. Son tambien mas lijeros que el agua, nadan sobre ella, y no se elevan en vapores sino á un grado superior al del agua hirviendo, Cuando esperimentan por algun tiempo un grado de calor igual al del sol de yerano, es decir, de 22á 25 gra- dos, se ponen rancios, acres y fuertes, y el tiempo les comunica tambien la rancidez, y el gusto y el olor son fuertes. | Cuando se destilan se trasforman en aceites empireu- ls 296 máticos (es decir, que tienen un olor y un sabor á cosa quemada ó calcinada). Las destilaciones reiteradas pueden convertirlos en aceites esenciales, etéreos y volátiles, como el éter de los químicos que, al parecer, es el prin- cipio aceitosó por escelencia,:ó el aceite principio-pri- mitivo de que se forman todos los demas; pero en cuya mezcla entran algunas sustancias mas groseras , que no siendo esenciales á la existencia del aceite, solo sirven Á sus caractéres secundarios de su composicion. 2.2 De las diferencias. - Sirviendo de punto de: com- paracion el aceite de aceitunas, encontramos en los de las granas de la familia de las plantas de flores en cruz y frutas silícuosas con gusto acre y cáustico, esceplo en el de adormideras, que es el único jénero que no lo tie- ne. Este gusto se advierte un poco al olfato; pero sobre todo en lo que se llama wn dejo, si se emplean en las co- midas ó conservándolos en la boca. Los aceites de granas que se venden, aunque estén re- cientes, están ya un poco rancios, escepto el de adormi- _deras y el de aceitunas, que solo tiene este defecto cuan- do está mal hecho. Estos aceites deponen con mas prontitud y dbuédas? cia en el fondo de las vasijas en que están, una hez mu- cilajinosa, que no es miscible en el aceite. Se ponen ran- cios mas pronto envejeciéndose, y exijen para coagularse un grado de frio muy superior al del agua helada. Son menos viscosos, y espuman mucho mas poniéndolos al mismo grado de calor. Corroen el hierro y el cobre con mas prontitud, y for- man mas facilmente jabones con los álcalis: asi por esta y 297 razon, y siendo su precio el mismo, se prefieren al bueno de aceitunas para preparar las lanas y sus tejidos. De la rancidez de los aceites y medios de correjirla. La rancidez es un jénero de alteracion espontánea ó de fermentacion indefinida, como la rebotacion en los vi- nos, la putrefaccion en los frutos, la corrupcion en las carnes , el vapor de las letrinas, el gas y las mofetas de diferentes jéneros, el principio acre de la manteca des- leida, y otros muchos que aun no se han podido analizar ni definir bien. Sin embargo, es cierto que la rancidez es un jénero de corrosion y acritud propio de las grasas, manteca, to- eino y aceites, que sobreviene á estas por la vejez ó por la accion del calor. No debe creerse que esta alteracion transforme el aceite craso hasta tal punto, que no se ad- vierta en él ningun gusto al mucilago ; porque los aceites crasos, aunque están muy rancios, tienen siempre un gus= to insulso y fastidioso muy dominante, un olor fuerte, des. agradable, y aun indefinible ; irritan al paladar, como los aceites esenciales, aunque debilmente; y su gusto muci- lajinoso, y su olor fastidioso, sobresalen siempre. Se obserya que los aceites virjenes y frescos de granas son mas crasos que los que han estado guardados ; que batidos en el agua dan mas cantidad de mucilago ; que se disuelve en parte en el agua cuando se ajita en ella; pe- ro que dan menos cuando los ajitan y reyuelven con asien- tos ó posos. : : Siendo el mucilago el único cuerpo Sica si se 298 estrae del aceite, en cuyo forido se ha. juntado: en masa, se le quita á éste una causa de alteracion. Sobre: este prin- cipio se ha establecido la necesidad de dejar asentar los aceites nuevos y trasegarlos,: Sin, embargo: la pérdida de este primer principio mucilajinoso no es quien altera sen- siblemente el aceite, puesto que es solamente el supera- bundante ; pero lo pone turbio y muy craso , de modo que pueden enjendrarse gusanos. Estos aceites contienen una cantidad muy grande de aire libre, sobretodo el de granas ó semillas, y de agua que son sus principios, es:decir, un aire combinado con los demas principios constitutivos del aceite. Todos ellos tienen una adhesion floja entre sí, por ser estos, actites agregados de cuerpos, compuestos de ellos mismos, y. muy espuestos á la accion de los diferentes ajentes que traba- jan en desunirlos. En un ¿uerpo compuesto de partes com- puestas, cuando llega á faltar alguno de los mistos cons- titutivos, ó estar en menos cantidad, los mistos. restantes cambian de manera de: ser de un modo mas ó menos ño- table. Guando el calor, dali sea natural ó artificial ; obra: so- bre los:aceites, se ocupa en hacer evaporar las: partes mas sutiles, y.el aire que: estos contienen'es sin contradicción alguna quien sufre insensiblemente.el primer desprendi- miento Con lentitud ;+cuando el aceite está espuesto :sola- mente al calor de la atmósfera, y muy prontamente cuan- do cuece: enlonces se ven elevarse estos aceites en espu- ma , y son tan espansibles,- que calentados simplemente en el espiritu de vino, nadan sobre él, lo que-no sucede con los aceites cocidos, 299 o Por estas observaciones se. ye cuan ¡esencial es tener los' aceites en buenas cuevas, y no en bodegas ó despen- sas, segun la costumbre jeneral, á fin de preveniren cuan- to sea posible el desarrollo, bien sea del aire libre, bien del aire-principio; porque cuando: á: estos aceites: faltan todos los demas mistos, como el aceite:etéreo «y el muciz lago ,:los principios mismos de estos mistos, que son por sí cuerpos compuestos, padecen desuniones en: razon de la pérdida del principio que se disminuye. El mucilago:se precipita, y el aceite etéreo, quedando libre y aislándo- se, se manifiesta por sus calidades.en él resto del aceite, que aun no ha sufrido alteracion, y se evapora entonces con mas facilidad que cuando componia el aceite gráso. - + Las sustancias que hasta aquí he llamado mucilago, y cuya precipitacion he dicho que daba libertad á una parte del principio aceitoso eléreo, y enranciaba el aceite craso con que estaba mezclado, es el cuerpo mucoso dulce ó azucarado de los vejetales, que se: halla: con abundancia en los frutos y.en las granas. J£l mucilago es la única Cosa éla- borada por la naturaleza para poder formar, cuando fer- menta, el espiritu que caracteriza á los vinos. Las pruebas de esta asercion se hallarán en la fermentacion. Los cuer- pos:mucilajinosos:no azucarados no producen ningun yino. El /mucilago azucarado es el único. capaz de unirse con los aceites, y de unir tambien el aceite con el agua. Cuan- to mas precipitado está el mucilago, tanto mas rancio es> tá.el aceite craso, y tanto mas: se acerca á:la naturaleza del etéreo. Los aceites naturales deponen:su resina cuans do están en este estado. Los huesos de las aceitunas y las granas contienen mas resina que la carne de las aceitunas; 500 y esta resina existia en el vejetal antes de la estraccion del aceite. Estas sustancias tienen entre sí una union débil. De la desunion de los principios nace la reaccion del aceite esencial sobre el aceite craso, la separacion del mucilago, su fermentación y su putrefacción; por último, la rancidez resulta de estas diferentes reacciones combi- nadas. En una palabra, todo ello es el resultado de la pér- dida y de la evaporacion del aire-fijo por una consecuen- cia de la fermentacion. | Del aceite del lentísco. El lentisco, lentiscus (pistacea lentiscus de Linneo), es un arbusto y aun árbol, segun la naturaleza en que na- ce, se cria y se cultiva. Hay muchas variedades de lentis- cos, que se distinguen unos de otros en los paises en que vejetan por:algunos caractéres de variedad. Estos árboles ó arbustos en algunos parajes son de gran producto á cau= sa de la resína ó goma que se saca de ellos , conocida con los nombres de almástica, almáciga, y en las oficinas ó boticas almastiches, ó resina de lentisco. Esta planta en botánica pertenece á la clase 22, ó dioecia pentandria de Linneo, por tener las flores mas- culinas y femeninas en distintos pies: florece en Mar- zo, y sus flores son de trama, y las masculinas están com- puestas de cinco estambres reunidos en un caliz, dividido en cinco partes iguales, que le sirven de pétalos, encar- nadinas y arracinadas, y macen del sobaco de las: hojas: las femeninas nacen en otros pies distintos, y se dife- rencian de las masculinas en que no tienen estambres ni 301 pétalos, y el caliz dividido en tres partes, con un pistilo con tres estilos, terminados por stigmas algo gruesos y ve- lludos : sus frutos son unas bayas aovados con ombligo se- co: tiene siempre las hojas verdes y olorosas, semejantes á las del mirto: son aladas sin impar sobre un lado aca nalado: este termina como en la mayor parte de las ho- juelas apareadas por una sola hojuela, y en número de cinco á seis por cada lado; cuya circunstancia puede ser- vir para distinguir los lentiscos de los terebintos. Estos árboles no se despojan en el otoño de la hoja, y están siempre verdes, aunque son muy sensibles al frio; crecen y se crian naturalmente en la Palestina, en Italia, en Langiiedoc y Provenza , en las costas del Cabo-blan- co, en las Indias, en Africa, en Portugal, Cataluña, Ara- gon, Valencia y Andalucía. En la isla de Scio, en el Ar- chipiélago, se cultiva para estraerle la resina, llamada en el comercio almastica ó almáciga, y en las boticas mas. tiches, que destila en gotas blancas, y es corroborante, estomática y vulneraria: se usa en la tos, en el catarro, en el artritis, dolor de muelas y en el cálculo , de la que hacen mucho uso en Turquía. En efecto, de aquella parte del Archipiélago nos vie- nen grandes remesas, y de donde el Gran-Señor saca anualmente goooo libras, y entre todas estas tienen la obligacion de contribuirle anualmente con 300625. Este árbol se multiplica por semilla, acodos y mugrones; y por este medio se consiguen muchos pies vigorosos, que suministran mas y mejor góma ó almáciga que los pies viejos : estos lentiscales son la principal riqueza de estas islas, y corren de cuenta de su Alteza; por lo que si : 502 de algun natural es sorprendido cojiendo ó'conduciendo :al- máciga de su recolección 4: algun mercado, 'seria: conde- nado á galeras y. confiscado todos sus bienes. Los turcos plantan en Enero los lentiscos, distribu- yéndolos por intervalos: .enbosquecillos enel campo:ó en sotillos : ponen mucho cuidado en- limpiar bien, y barrer las yerbas yy hojas por debajo de ellos, con' el finde que la goma ó almáciga, que fluye y cae: de: los árboles al suelo , se coja mas limpia; y al efecto les hacen incisio- nes en los troncos y ramas á fines de Julio y principios de Agosto; y por lo regular la resina fluye hasta el suelo, conjelándose mucha en lágrimas en las ramas , y esla mas estimada: se principia á hacer la recoleccion á mediados de ¡Agosto;'y dura ocho «dias: hácenseles seguidamente seguúndas incisiones en los.mismos árboles, y «se vuelve á hacer la segunda recóleccion á mediados de Setiembre; y aunque despues no se vuelvan á hacer. mas incisiones, continúa á:yeces la goma fluyéndose hásta' mediados de Noviembre, quese récoje;z: y «pasado este tiempo. queda prohibida la recoleccion::y para que esta sea buena, :es preciso que el tiempo esté sereno y seco. Parece bien du- doso.que: los lentiscos que¡se:crian:en Italia , Provenza y España : OMR almáciga , $ si la dan..es:en he corta cantidad. sbrol rios apa : : sl almáciga es una' resina ó goma seca algo aromática y astrinjente: el mejores de lágrimas ó de granitos clarós y trasparentes. y de. unamarillo. pálido;:se quiebra en terso con el diente, y se. ablanda: al «calor,:co- mo- la. cera , y arde sobre el carbon. Los naturales: dela isla de Chio le mastican para fortificar la dentadura y en- 303 cías , y para disminuir el: aliento y¡ el hipo; y ¿tambien acostumbran á mezclarle y cocer con el pan, para darle mejor gusto al paladar. 4 Los mejores lentiscos de la isla, da Chio: se crian en su- costa del Sur, y. la almáciga de esta parle esla que las damas del serrallo estiman mas, y del que las concn- binas del pais mastican en ayunas diariamente para obte- ner una respiracion balsámica y olorosa, y para prevenir y curar las enfermedades dela dentadura,' DENTISTA - Todas las partes del lentisco, sus hojas, sus yemas: y frutos , la corteza de las ramas y ramos son:astrinjeñtes. Su frutilla madura es el manjar mas apetitoso para las perdices; y:en aquella época es cuando están mas gor- das , mantecosas, sabrosas y. tiernas... En muchas partas de Italia se saca de su fruto aceite, estando madura, por el mismo método quese saca el de laurel en Langúedoc. En el Levante el aceite que se. sa- ca de él es preferido de los turcos al del olivo para: las luces «y medicamentos ; y posee tambien la virtud de ser astrinjente, y tiene la propiedad de cappmia, como la caida del ano y la matriz. : : En España, en las Andalucías, tambien se han hecho algunos ensayos para sacar aceites de este árbol, como'se prueba por la carta siguiente publicada en el tomo 5.” del Semanario de Agricultura y Artes, folio 95. » Mucho me espanto, dice el autor, que habiéndonos »ustedes: demostrado los frutos oleajínosos de que se pue- »de. estraer esta preciosa materia, hayan olvidado el que »enmi concepto produce tanto aceile ó mas que la acei- _»tuna, que es el grano del lentiísco, que segun las espe- 304 »rienciás hechas en el año próximo pasado, con el moti- »vo de la carestía del aceite, en la Puebla de Santa Ma- »ría de Guadalupe, jurisdiccion de las cuatro villas de la » Serranía de Villaluenga , reino de Granada , por el be- »neficiado de la misma, y Nicolas Romero, de la propia ve- »cindad , produce cada fanega de esta semilla cerca de »tres cuartas de arroba de aceite, del que me persuado »se remitiria á esa corte una botella que llevó el señor » marques de la Candia, correjidor de Ronda; y ademas, »me hallo informado que en las ciudades de Écija y Cór- »doba se estuvo vendiendo á precio de sesenta reales la »arroba ¿cuando valia á ciento el de olivas. El método de »sacarlo es lo mismo que el de la aceituna : el arbusto »que produce este grano, es tan comun en la Andalucía, »que por Jo regular todo monte bajo ,se reduce á lentis- »cos, y por esta razon no tiene mas costo su primera ma- »teria que el cojer 'su simiente, que es demasiadamente »abundante; y aunque su mordacidad no permita comer- »lo, suple para las luces , jabon y fábricas de paños, que »consumen muchísimas arrobas del de olivas; en cuyo »concepto, teniendo ustedes por bien podrán publicarlo, »y mandar á su servidor == Fernando María Lobillo de » Andrade. = Ubricue 5 de Diciembre de 1798,” De. la riiadados del: aceite de aceituna. Hasta ahora nos hemos ocupado en el manual de la fabricacion del aceite. Ya lo tonemos fuera de las manos del obrero y en las del propietario. En este estado es un licor turbio, de un color poco agradable é indeterminado, ¿305 : y mezeladocón-el mncilago superabundante de los des- pojos del fruto. Los aceites en esta época son mas ó menos dulces y suayes, segun el cuidado que se ha tenido con ellos en la cosecha y fabricacion: Deben despojarse de las partes ete- reojéneas y del mucilago superabundante en su compesi- cion, y en la agregacion de sus principios ; porque sino se despojáran;,. estarian prontamente espuestos á la putre- faccion, y no tardarian en multiplicarse en ellos gusa- nos , sobre todo en el de las aceitunas. Desde el molino llevan algunos propietarios el aceite regularmente en pellejos Ó en Otras vasijas semejantes, que son los mismos que sirven durante toda la molienda. Supongo que se han preparado todos los utensilios del ta- ller con la exactitud mas prolija; que se han cojido las aceitunas en el punto fijo de su madurez; que nose han dejado fermentar, y que se han separado de las magulla- das las sanas, etc. El aceite hecho con estas precauciones deberia ser bueno; pero aunque tan bien estraido, ha pa- sado por los pellejos comunes, que acaso acaban de ser- vir para aceite de aceitunas caidas del árbol, ó escesiva- mente fermentadas; y nose necesita mas para que un aceite tan dulce , no tarde en manifestar un gusto fuerte y ácre. Si se duda que una cosa tan corta sea capaz de deteriorarlo , tómese para convencerse de ello una gota muy pequeña de aceite esencial (de esencia de espliego, de limon, etc.), échese en una botella de aceite fresco y ajítese ; gústese y húelase despues: déjese reposar por al- gunos dias , y se verá entonces, sobre todo si hace calor, con qué enerjía ha obrado esta partícula sobre el todo, 43 506 Solo conozco un remedio capaz de prevenir este abuso, y es tener pellejos ó vasijas propias , hacerlos lavar con las precauciones indicadas, y que el maestro del molino las llene al paso que vaya estrayendo el aceite, sin servirse de su medida de cobre, sino de la vasija que se le sumi- nistre, porque su medida está tan infestada como lo de- mas. Nunca se debe perder de vista que los aceites son acaso, entre todos los fluidos, los mas susceptibles de apropiarse los gustos y olores malos. Llevado ya en casa del propietario, debe tenerse por quince dias á lo menos en un lugar cuyo temperamento esté de los 15 á 18 grados del termómetro de Reaumur, á finde que las partes etereojéneas tengan tiempo de precipitarse al fondo. Si se quiere acelerar esta precipi- tacion, será necesario echarle agua, en la que se habrá hecho disolver alumbre, y ajitarla bien con aceite. Como esta sal no es misible ó soluble con él, lo abandona, se une al mucilago, lo hace especificamente mas pesado que el aceite, y por consiguiente lo precipita con mas pronti- tud que lo hubiera sido por el reposo. He exijido que la temperatura del lugar sea de 15 4 18 grados, á fin de que el aceite nose coagule pronta- mente, y tenga tiempo de hacer poso antes de cuajarse ó de helarse; porque si el frio se apodera de él con de- masiada prontitud, la precipitacion es incompleta y la ope- racion imperfecta. Para hacer esta operacion con facili- dad, conviene tener vasijas de madera y no de cobre ni de plomo, como las que están destinadas á trasportar la uva á la prensa, bien aseadas , bien lavadas, y aun baña- das con vinagre; ó de barricas que tengan espitas á di- 507 ferentes alturas. Al paso que el mucilago se precipita, la parte superior del aceite se pone clara, limpia y despeja- da, la capa inferior un poco mas espesa , y asi sucesiva- mente de capa en capa hasta el poso. Entonces se quita lijeramente esta capa superior, que es siempre el mejor acéite, el mas fino y el mas delicado, y se guarda como aceite de primera calidad. Si está envasijado en barricas, se abre la espita superior, y se recoje en una vasija el actite que sale. Algunos dias despues se quita la nueva capa despojada que forma el aceite de segunda calidad, y asi de las demas hasta los asientos: estos asientos no son de despreciar , y se echan á parte en vasijas de barro vi- driado ó en tinajas, se llevan á un lugar caliente, por ejemplo, al rincon de la cocina, ó mejor aun sobre un horno en el paraje que los panaderos llaman glorieta. Alli por una larga dijestion se desprenden las heces de las partes aceitosas y groseras que contenian; se cuelan éstas por un lienzo doble y mojado, y este aceite sirve para quemar en las luces. El residuo enteramente gro- sero se separa y se amasa con salvado hasta que se seque, y se da á las gallinas , cerdos, etc. He insistido sobre la presencia y necesidad de con- servar este aceite fijo, preparado por las manos de la na- turaleza en el fruto desde el momento que se forma has- ta en el que se pone bajo la prensa; porque creo que su conservacion está manteniendo el equilibrio de todos los principios que entran en la formacion del aceite. Ahora como este aire és el mas sutíl, el mas móvil, el mas ac- tivo y el verdadero vínculo de los cuerpos, no puede disi- parse sin disgregar los demas principios, delos cuales los 508 mas fuertes tienen mas accion y enerjía «sobre los: mas débiles. Tal es el punto principal de quien depende la conservacion de un aceite cualesquiera. Si se: comparan y adoptan los principios que acabo de :establecer con los métodos ordinarios de conservar los aceites, se verá cuan- to se apartan de su fin. Volvamos á tomar el hilo de las manipulaciones. Sacado el aceite del molino , muchos particulares se contantan con vaciar los pellejos en grandes vasijas, 1la- madas comunmente linajas hechas de barro cocido. Jeneralmente no se espera á que el aceite se despoje de sus primeras grasas para echarlo en estas primeras va- sijas: pasa el invierno sobre su poso, y cuando el calor de la primavera lo ha desleido enteramente, apenas hay quien se digne quitarle sus heces. Estas heces son en- tonces de un carácter enteramente opuesto al del aceite, puesto que no puede disolyerse en él, y se:han hecho misibles con el agua en todos sus puntos; en una palabra, es un verdadero mucilago desnudo. Ahora se sabe la faci- lidad con que el mucilago se corrompe y pudre; y por tanto se puede juzgar cuanto debe alterar y deteriorar el aceite un vecino tan incómodo sobre el cual está. Lo re- pito, no veo Otro medio mejor que el de aclarar el aceite antes de llenar las vasijas: ó tinajas, y trasegarle luego que se ha ó no deshelado en la primavera siguiente; por- que desde el punto que los calores empiezan á sentirse, el.mucilago obrará con fuerza y comunicará su mal olor al aceite. Si se teme multiplicar las manipulaciones, se puede: coagular el aceite enando viene del molino Ó se queda en él, y luego que esté helado:ó muy. claro, sacar- 509 lo y echarlo en otras vasijas lavadas vigorosamente con las lejías indicadas. Un segundo defecto tan esencial como el primero de- pende de la cubierta ó tapa sobre las vasijas. Si el aceite en un tubo cerrado con un tapon de corcho deja evaporar su aire de combinacion, se precipita mas mucilago y se adquiere un gusto fuerte mas pronto que el del tubo ta- pado con cera blanca: se debe necesariamente concluir, que se deteriorará mucho mas pronto, y con mucha mas fuerza en las vasijas ó tinajas, Cuya cubierta sirve, cuando mas, para resguardar el fluido del polvo grueso, dejando una Comunicacion directa entre el aceite y el aire atmos- férico : por último, este aceite esperimenta todas las ya- riaciones de la atmósfera ; y se sabe que el calor dilata to- dos los fluidos, que el frio los comprime, y en una pa- labra , que están en una ajitacion perpétua; y que de es- ta ajitacion depende la pronta alteracion de los fluidos tan compuestos .como el aceite. La esperiencia prueba, que cuanto mas bien tapadas están las vasijas, y las cue- yas mas frescas y menos susceptibles de las variaciones de la atmósfera, tanto mejor se conserva el aceite. No es- tando el aceite constantemente helado en las cuevas por todo el año, es necesario, si se quiere conservar bueno durante dos años, trasegarlo antes y despues del invier- no, lavar bien las tinajas Ó vasijas que deben recibirlo, y taparlas despues con el mayor esmero, cuidando siem- pre de poner á parte la capa de aceite mas vecino á las heces; porque este solo puede servir para las luces. Si se quiere proceder con la mayor atencion, y como lo pide la calidad del aceite, se batirá á cada trasiego el aceite 510 con agua clara, que se apropiará el mucilago restante: se dejará reposar lodo durante algunas semanas, y despues de la separacion de las dos sustancias , incompatibles en este estado la una con la otra, se sacará el aceite, y el agua quedará lechosa, segun la cantidad de aceite que hu- biere disuelto, De la preparacion de toda especie de utensilios para la fabricacion de los aceites. En la Flandes francesa y Austria, y sobre todo en Ho- landa, se fabrica todo el año el aceile de granas ó semi- llas. Una prensa de aceite denota el escrupuloso aseo de los habitantes; cada cosa está colocada en su sitio; ninguna anda rodando, y el trabajo es asi mas cómodo: á cualquier lado que se tienda la vista no se ve polvo ni suciedad. ¡Que diferencia de estos molinos á los de Fran- cia y España! La grasa acumulada en ellos desde la pri- mera fabricacion, cubre como una costra toda la superfi- cie de los morleros, piedras y prensas: las medidas y cucharones son de cobre, y solo se conocen por el verde- grís que las cubre: no exajero nada , pinto las cosas co- mo son. No temo decir que en cualquiera fábrica ó moli- no que haya poco aseo, es imposible conseguir un aceite susceptible de conservarse todo el tiempo posible. En los molinos de la fabricacion de aceite de aceitus nas, los principales utensilios son una caldera grande con su hornillo, un molino para moler las aceitunas, una prensa de viga , y cierto número de capachos de espar- to redondos, | 511 Cuando llega la época de la molienda, ó mas bien la víspera ó antevíspera de abrir el molino, llena el due- ño la caldera, lava muchas veces con agua hirviendo la prensa, la piedra, etc., y piensa haber cumplido con es- to. Yo digo que seria mejor lavarlas con agua fria, porque llevando tras sí las inmundicias gruesas, no exaltaría el principio de rancidez que contiene la grasa que ha cu- bierto por muchos años las piezas que sirven á la fabri- cacion del aceite. Todo el mundo sabe qué el agua fria, tibia, caliente ó hirviendo no es misible jamás con el acei- te, y asi se corre necesariamente sobre la grasa aceitosa y resinosa, sin disolver la mas lijera partícula. ¿De que sirven, pues, las lavaduras? De nada en cuanto al aseo, y de mucho en cuanto á la exaltacion de la rancidez. Si se duda del hecho que acabo de referir, suplico á las per- sonas exentas de preocupaciones, que descubran si pue- den de qué naturaleza son las piedras, tanto de la muela, como de la solera sobre que rueda, y de las pilas. Una costra eterna de grasa oculta á la vista la especie de gra- no quese forman. El tablado del prensado es mas visible, pero no por eso se impregna menos de aceite al cabo de muchos años, En cuanto 4 los capachos ó son viejos ó nuevos. Si son nuevos , el esparto de que están hechos imprime á las pri- meras materias ó pastas con que se emplean , un sabor áspero y amargo, y á las cuarenta y ocho horas de ser- vicio consecutivas , cuando mas , el mal gusto se lo ha ab- sorvido ya enteramente el aceite que sale. Pero dirán que estos capachos se lavan, se dejan humedecer por muchos dias en agua, y por último, que el propietario 512 está obligado primeramente á servirse de ellos para su aceite, y que los que vienen despues á moler, no tienen que temer en sus aceites las consecuencias fatales de un gusto amargo y averiado. Estas vanas escusas son mas capciosas que sólidas. Sé por mi propia esperiencia, que veínte lavaduras de agua caliente consecutivas, aunque esté hirviendo, no destruyen el mal gusto. Sé tambien que no bastan dejar estos capachos cubiertos de agua durante diez dias, aunque se mude diariamente: pregunto, ¿cual es el propietario de molino que los tiene tanto tiempo en agua, y cual el obrero, que sin pagárselo se toma el tra- bajo de sacar del baño el agua necesaria ó mudársela? A los “obreros de molino toca preparar todo lo necesario; pero si solo se les paga el momento en que sacan el acei- te, y no tienen ningun interes en la calidad de este, y todo trabajo gratuito se hace mal. Admitamos que las lavaduras, el cuidado y el esme- ro hayan disipado en gran parte el gusto del esparto, y que el propietario sea quien los estrene en sus aceitunas. ¿Quien podrá por eso persuadirse á que el dueño del molino estará tan privado de buen sentido y tan poco atento á su interes que sacrifique sus aceitunas buenas? Nada menos que eso: comienza por prensar las que se han cojido caidas y medio podridas, ó que han sufrido amon- tonadas ó entrujadas el grado mas fuerte de fermenta- cion, y desde entonces se establece en estos capachos nuevos el principio de rancidez, que influirá sobre to- das las prensadas sipuientes. Se dirá que cuando se ca- lienta la pasta con mucha agua hirviendo, y se ponen los capachos bajo la prensa, esta agua lleya tras sí el acei- 315 te esencial con el craso: esto es verdad hasta cierto pun- to; pero no arrastra del todo los despojos del fruto: su parenquima se mete entre las pajillas del esparto de que está compuesto el capacho, y mientras mas se estruja, mas se introduce. Examinese el grueso de un capacho usado, compá- rese con el de uno nuevo, y cualquiera se convencerá de ello: examinad, y os convencereis mejor que con lo que yo os digo ó pudiera deciros. El gran jérmen del mal olor, de la acrimonia y de la rancidez está en los capachos viejos. Cuando se ha pa- sado la estacion de prensar, se lavan con agua caliente los capachos que pueden servir al año siguiente; se ponen bajo la prensa para hacerles escurrir el agua, y por úl- timo se ponen á secar antes de guardarlos. Tanto valdria dejarlos como estaban, puesto que el agua no es capaz de disolver el aceite esencial y craso, ni de estraer la porquería introducida entre los capachos ó espartos: este unto añejo se enranciará mas y mas en el curso del año. Si parece que lleyo las cosas muy lejos, aunque en esto no hago mas que referirlas simplemente, lo que veo cada año , admitiré que los capachos viejos ó nuevos no están en el caso de obrar sobre el aceite, para cu- ya estraccion han de servir; pero como en los molinos públicos cada uno muele cuando le llega su vez, es im- posible hacer buen aceite. Todo propietario tiene que moler aceitunas caidas del árbol, aceitunas maduras, aceitunas perdes, aceitunas fermentadas Ó una mezcla de todas ellas. Si tiene buenas aceitunas, las muele pri- -44 514 mero, y conserva las peores para lo último: por consi- guiente el que viene despues de él debe sacar un aceite viciado por el aceite esencial, é infestado por la Opera» cion de la masa que queda en los capachos; el buen órden exije que en una fábrica haya utensilios duplica- dos de capachos , prensas, molinos, pilas, etc. El pri- mero deberá estar únicamente destinado para las aceitu- nas de buena calidad , y el segundo para las fermenta- das ó caidas. He dicho ya los vicios de fabricacion, y he dicho que obran de un modo notable sobre los aceites, aunque se haya puesto la mayor atencion en escojer bien las acei- tunas, se haya separado el aceite virjen del escaldado, y se hayan tenido por último muchas precauciones para tener buen aceite: se encontrará sin embargo algunos meses despues de un gusto fuerte y exaltado. ¿Que suce- de, pues? Se culpa á la estacion al instante , y no se su- be nunca al verdadero oríjen. Lo repito: un pequeño átomo de aceite esencial es suficiente para infestar una gran masa. Se parece en esto á la hoja de oro aplicada sobre una barra de plata de un pie de larga y una pul- gada de grueso, que cubre enteramente el hilo delgado y dorado, aunque se adelgace hasta hilarlo ó pasarlo por hileras ó agujeros por donde no pueda entrar un cabello. Ási es como se trasmite el aceite esencial de una pren- sada'á otra. | Sobre la calidad. Las personas que no se esmeran en hacer buen aceite, mezclan el producto de todas las prensadas , y hacen bien, puesto que antes han juntado ya las aceitunas caidas en el suelo de mucho tiempo con 315 las cojidas del árbol, las han amontonado despues unas sobre otras, y han fermentado fuertemente. Desde que la aceituna ha fermentado ó comenzado á fermentar en ma- sa, el aceite es necesariamente malo, en razon de su grado de fermentacion. Estas aserciones encontrarán un gran número de contradictores; unos de buena fe, y otros solamente porque son diferentes de su modo de ver, y el resultado de una operacion diferente. Llamo oposito- res de buena fe á los que están acostumbrados á comer habitualmente aceite fuerte ; y asi no es de admirar que hallen muy buéno el aceite nuevo que ya lo esté. Si no tiene este gusto dominante, dicen que no sabe á nada; pero el que está acostumbrado al aceite dulce y fino, y tiene un paladar delicado, decide desde la prensa si el aceite se pondrá en adelante fuerte, aúnque se conser- ve con cuidado. z Los que separan el aceite virjen de los demas pro- ductos , se lisonjean de tenerlo dulce y agradable, por- que han cojido y escojido sus aceitunas con cuidado y no las han amontonado. Si algunos meses despues que el calor ha comenzado á hacerse sentir, le encuentran un sabor picante y una tendencia á aranciarse, no saben á qué atribuirlo, porque debian con razon presumir que su acei- te conseryaria su dulzura y buen gusto; pero su sorpresa no seria asi , si reflexionasen que la persona que ha molido antes que ellos tenia aceitunas fermentadas, y sobre todo, que haa conservado para la última prensada los desperdi- cios y las aceitunas cojidas en el suelo. Como no se han mudado los capachos , que son los mismos que han servido siempre , el calor del agua hirviendo desenvuelve y exal- AX 316 ta los principios del mal gusto é impregna los capachos; y es regular que la primera pasta en que sirvan, se apropie los principios destructores de la calidad, y obren despues sobre el aceite pirjen , como la levadura sobre la masa, Lo que digo de los capachos, se aplica tambien á la piedra, pilas, etc. Esto sucederá asi siempre, mientras no se tome el partido de lavar todos los utensilios del taller ó molino segun el método que he indicado. Una persona que solo tiene conocimientos superfi- ciales sobre una multitud de objetos, por consiguiente que nada sabe á fondo, y que es por otra parte el oráculo del pais, me sostenia que cuanta mas agua hirviendo se echa- ba sobre la pasta, tanto merños amargo era el aceite, que no se enranciaba, y que se descargaba'con mas facilidad de sus partes heterojéneas que lo embarazan, y llevan á fondo por su pesadez. Tenia razon solamente con respec- to á este último caso. El aceite virjen bien hecho dá aceituna que no ha fermentado, ni está demasiado madura, y no ha sido es- primida despues de una mala, este aceite está menos es- puesto á enranciarse que cualquier Otro, como está proba- do cuando hablé de la rancidez. Es una cosa asombrosa que haya quien no vea los efectos del agua hirviendo, cuando se tiene á la vista el ejemplo del aceite que se cuece. Su principio volátil se agarra á la garganta , hace toser y escocer los ojos, y el aceite que antes era muy dulce, se pone ácre y fuerte. Lo que la coccion obra en grande , lo hace igualmente el agua hirviendo, aunque no en un grado tan sensible; porque el calor y el fuego obran directamente sobre el aceite puro, en vez de que 317 el agua hirviendo obra sobre una masa de mucilago mez- clada con la del aceite. Es constante que en prensas Co- mo las de Francia se sacaria muy poco aceite sin la ac- cion del agua hirviendo, lo mismo que nos está sucedien- do á los españoles con nuestras bárbaras vigas arábigas; y asi solo se corrije un vicio por otro, cuando con el mo- lino holandes y las prensas de ahora inventadas en nues- tros dias, se conseguiria una cantidad mayor de aceite, y aun de aceite virjen, aprensando dos ó tres veces, echan- do á la última prensada toda el agua que se quisiese ; y si se quiere hacer cocer tambien la pasta en la caldera, mezclándola con mucha agua , puesto que no hay que te- mer la emulsion, como sucede con las granas ó semillas. FIN. 2NDIGA DE LAS MATERIAS CONTENIDAS EN ESTE ARTE. Pas a A AA A o VI TIE E EI a LA A O « XIX Descripcion botánica del olivo . . . . ........ + XXXIL CarrruLo 1. Del olivo y sus especies ó variedades. .. ., 4 - Division 1.* De las especies ó variedades del olivo... . . 4 División 2.? Del olivo silvestre ó borde . . ...... 416 Car. 1. Del clima , terreno y esposicion del olivo. = . . .. 17 Division: 1.% Deli clima: 00 ¿iio esas AS $4 Division 2.? Del terreno. . . . . . Mea a A UNA Division 3,? De la esposicion del olivo. . . . . . . . +. 27 Car. 11. De la vejetacion del olivo . . . . +. . ad Car. 1. De la multiplicacion del olivo. . . . . . .. . +. 61 Division 1.* Del suelo de la almáciga ó garrotal . . . . 641 Division 2.? De la plantacion por ramas y estacas, . . . 64 Por sus renuevos , reloños Ó mamones. . . . . . 05. 06 Por JUE PACO IS EA IAS 67 Por la supresion del tronco . . ..... .. 7 US Modo de formar almacigas ó garrotales.. . . . . . .. 69 Car. v. Del cultivo de los palos del olivo plantados en al- PÍCIgO MR A 74 Car. vr. De la trasplantacion . . ... . .. . . +... . 78 Car. vu. Modo de abrir las hoyas para garrotes ó estacas 81 Car. viu. De la plantacion y trasplantacion . . . . . . . 92 E Dalia TAE PE 92 92.2 De la naturaleza de los árboles. . . . . . . +... 98 5. De la naturaleza del suelo . . . . ...... . . 99 A." De la operacion de plantar . . . . . . +... ARO 5. Eleccion de ramas de olivo para estacas de plantacion. 184 519 6. Terrenos que ama el olivo , y en los que se propaya mejor... ie ode y er il da Ria e a e Car. 1x. Del repartimiento de los tallos y ramillas de las es- tacas recien plantadas, y del riego dé éstas. . . . ... ¿Del riego de las estacas. . . ... o... ....».. Car. x. De los beneficios del olivo trasplantado. . . . ... De los abonos y labores al pie de los olivos. . . . . .-. Del tiempo en que se ha de abonar el olivo. . . . . .. Car. xi Epoca y distribucion de la arada . . . .... Car. xn. De la poda del olivo . . . . . .«... .. .. Poda y gobierno de los olivos. +...» . ....... .. 8 Definiciones. =1.* Ramas leñosas. » . . .. . . . . 2.* Ramas fructíferas. . . . . . A A A o IS: CUPONES 5 e a da ca te ye dol 009 4.” Ramas semi-chuponas . . . . . . . .. . . .. > 5.” Ramas de madera falsa... .. ...... 6.” Ramas fructíferas. . .. . ... . . . A AO Distincion entre podar y limpiar el olivo. . . .. . . . Conocimiento de las ramas. ... . «eco... .... Cómo se ha de ejecutar la poda. . . . . .. E A En qué estacion se ha de podar. . . . . . A teria De la tala de los olivos . . . . . A aid Desmochar ó afrailar un olivo . . . ... .. sn, EU De los espolones , ganchos Ó Uñas. . . . . ..«. ... Dels heridas en. el olivo 0. AO a De las enfermedades del olivo . . . . . ... . de ario De las venteaduras, hendiduras y grietas en el olivo . . De las verrugas , tubérculos , lupias , viruelas , agallas, caracoles y nudos del olivo. . . .......... De la mangla del olivo A dis Medios de esterminarla y curarla. .......... Adiciones para contener y prevenir la mangla en ls olivos. De la posesion de los olivares en deblives ó pendientes. F 520 De las enfermedades de la sávia . .. . 0... 0. . 193 De las plantas parásitas perjudiciales al olivo . . . ... 196 De la mosca que ataca á la aceituna . . ..... - . 200 Car. x1u. De la flor del olivo." ia AS 204 Observaciones sobre la: cuaja de la flor... ..... 205 Car. xav. De los efectos del hielo y deshielo y quemadura de DOS DADOS =. 00. 0% E A MR A A Causas por qué los árboles y olivos se ahuecan, se abren, IS WA JOE MAUEXEN: 2 EI PROSA na 0 EY Car. xv. De las cosechas alternas . . ...... aia De Car. xvr. De la destructora costumbre de varear los olivos para cojer la aceituna. . o... ... .. 229 Observaciones sobre la recoleccion de las aceitunas. . . 235 . Car, xvm. De la molienda de la aceituna . . ...... 2492 Descripcion de la viga arábiga 2... ....... 247 Descripcion de la prensa de la torre. . . . ... ... 249 Prensa hidráulica de D. Diego Alvear . . . ++... 250 Cálculo de la prensa hidráulica. . .. ...... il Máquinas para separar el hueso de la aceituna. . . .. 234 Debalpechin: cotas AI 255 A A RN A A 256 Del ungiiento de injeridores . . . . . . +. . II 258 Del borujo de la aceituna... ....... +... 261 Del adobo ó aliño de las aceitunas . . ...- .... +. 261 Dela tasación de los olivos... . . +. 265 Car. xv. Del aceite de olivas. . . . . 0... . +... 264 Delos principios constitutivos del aceite. . . . . - +. + 288 De la analojía de los aceites... . . ..... .. . . > 295 De la rancidez de los aceites y medios de correjirla. . . 297 Del aceite de lentisco .:.:. 0... e... . ... . . 500 De la conservacion de los aceites de aceitunas . . . . + 504 De la preparacion de toda especie de utensilios para la fa- bricacion de aceites de granas , huesos y aceitunas > , 310 Ad ps qa Pa e a 1 - CTN AS as ó . E 2 5 nar LAS ITA Rojo Payo, Vicente Celedonio Arte de cultivar el olivo PLEASE DO NOT REMOVE CARDS OR SLIPS FROM THIS POCKET UNIVERSITY OF TORONTO LIBRARY - A 3 . 4 EA a ter Rs e it o er s ñ Far = AE : E E ro AY Paro. cen a et RETA A PAR 3 ERP AA : AS : a A TO A . > + ES a at 1 ts re e RRA qe ” - a E eN a Sus a A aa AS at = A ua : : o A . e A, + Ss E = SO0DO z e AR RO E E se : EN ES