u i-yj Scjoowc\ V^X'A^-N, HARVARD UNIVERSITY LIBRARY OF THE MUSEUM OF COMPARATIVE ZOOLOGY AUG 2 8 1929 boletín (,i-i'3 DE LA ACADEMIA NACIOÍ T 11 T DE CIENCIAS EN CÓRDOBA (REPÚBLICA ARGENTINA) Junio 1886. — Tomo IX. ^Eáriti-egas d^y 2=*. BUENOS AIRES IMPRENTA DE PABLO E. CONI, ESPECIAL PARA OBRAS 60 — CALLE ALSINA — 60 1886 >.A > '^'"■'■f' ACADEMIA NACIONAL DE CIENCIAS DE LA REPÚBLICA ARGENTINA (EN CÓRDOBA) PROTECTOR S. E. el Presidente de la Uepública, Teniente General D. JULIO A. ROCA PRESIDENTE HONORARIO S. E. Ministro de Justicia, Culto é Instrucción Pública, Dr. D. Eduardo WILDE COMISIÓN DIRECTIVA PRESIDENTE Dr. D. Osear Doeriiig' VOCALES Dr. D. Luis Brackebusch. Dr. D. Adolfo Doeriiig-. D. Florentino Ameg^liino. SECRETARIO D. P. A. Conil Dr.D. Arturo de Seelstrang-. Dr. D. Federico Kurtz. AGENTES DE LA ACADEMIA NACIONAL DE CIENCIAS Agente general: Librería de G. Deuerlich en Giittingen (Alemania). Agentes; Buenos Aires, D. Ernesto Nolte, calle Cangallo. Paris, Mr. H. Le Soudier, Libraire, Boulevard St. Germain 174 et 176. London. Messrs. S. Lowand C°,Booksellers, 188 Flect-Str. E.C. boletín DE LA ACADEMIA NACIONAL DE CIENCIAS EN CÓRDOBA (República Argentina) AUG 2 8 1929 boletín DE LA ACADEMIA NACIONAL DE CIENCIAS EN CÓRDOBA (REPÚBLICA ARGENTINA) Torxio IX BUENOS AIRES IMPRENTA DE PABLO E. CONI, ESPECIAL PARA OBRAS 60 — CALLE ALSINA — 60 1SS6 COMRIBiaOlS AL CONOCIMIENTO DE LOS MAMÍFEROS FÓSILES DE LOS TERRENOS TERCIARIOS ANTIGUOS DEL PARANÁ POR FLORENTINO AMEGHINO (Memoria cuarta) El conocimiento de los mamíferos fósiles de los terrenos terciarios antií^iios del Paraná vá avanzando ránidamente. El interés que han despertado mis trabajos sobre los fósiles de esos yacimientos, que pude estudiar gracias á la benevo- lencia del Profesor Scalabriini, ha dado por resultado inme- diato la formación de valiosas colecciones, cuyo estudio ar- rojará viva luz sobre la antigua fauna mamalógica argentina, considerada en sí misma y en sus relaciones con las otras faunas desaparecidas de nuestro continente. El Profesor ScALABRiMi ha continuado aumentando las colecciones del Museo provincial del Paraná con objetos valiosísimos. El Dr. BuRMEisTER ha enviado repetidas veces al Paraná al na- turalista viagero del Museo Nacional, quien ha traído al establecimiento numerosos objetos de la formación terciaria de dicha localidad. El Señor Lelong, vecino del Paraná, también ha formado una colección numerosa de mamíferos — 6 — fósiles terciarios de ese punto, y yo mismo personalmeute he recogido algunos objetos. Después de la publicación de mi última memoria, Nuevos restos de mamíferos fósiles oligocenos, etc. el Dr. Bur- MEisTER ha hecho aparecer una nueva entrega de los Anales del Museo Nacional destinada á dar á conocer los restos de mamíferos fósiles del Paraná de la colección Bravard que ha largos años se conserva en dicho establecimiento, y los traídos hace algún tiempo por los empleados del estableci- miento enviados ex-profeso. Además el Museo Nacional acaba de hacer la adquisición de la hermosa colección del Señor J). León Lelong, la que sin duda será pronto descrita en alguna obra especial. Por mi parte, también estoy trabajando activamente en una mono- grafía de los mamíferos terciarios del Paraná acompañada de numerosas láminas que espero me será dado terminar en el año venidero. Pero, como sin duda el trabajo del Director del Museo Nacional Dr. Burmeister también se hará esperar aun algún tiempo, me apresuro á dar á conocer los princi- pales datos nuevos que me proporcionan las colecciones del Museo provincial de Entre Rios, mientras espero con impa- ciencia las descripciones siempre magistrales del ilustre maestro. carnívora URSINA Cyouasiia, Amegh. Ameghino, Bol. de la Acad. Nac. de Cieñe, tomo VIII, pág. 17, año 1 885. Carao, gen. Siete molares inferiores colocados en se- rie continua. — Primer premolar uniradiculado. — - 7 — Premolares colocados oblicuainente y cortantes. — Verdaderos molares no divisibles en carnicero y trasmolares. — Mandíbula inferior comjjrimida. — Agujero mandibular esterno posterior tnuy pe- queño. — Sinfisis espesa. Cyonasua arg-entina, Amegh. Ameghino. Obra y pág. citada. En un principio creí que este animal solo tenia seis muelas inferiores como el coatí actual, pero un nuevo examen de los dos fragmentos antes descriptos, me induce á creer tuvo siete como los perros. Pues realmente el primer molar uniradicu- lado se parece por este carácter al de los perros, y los dos premolares siguientes parecidos entre sí, taaibien ofrecen una marcada analogía con los del tipo canino, y como en este género están seguidos por un cuarto premolar algo mas grande, me parece debe haber sucedido lo mismo en Cyona- sua,, con tanta mayor razón cuanto que la diferencia de ta- maño entre el tercer premolar del primer fragmento y el pri- mer verdadero molar del segundo es demasiado considerable para que no haya habido un cuarto premolar intermediario. Además el primer premolar uniradiculado de Cyonasua pa- rece difícil pueda corresponder al primer premolar biradicu- lado de Násua, pues el primero como especie mas antigua, de acuerdo con las leyes filogénicas deberla presentar muelas mas complicadas que el género moderno. Es entonces mas ra- zonable suponer que el primer premolar uniradiculado de Cyonasua ha desaparecido en Násua lo que también está de acuerdo con la pequeña barra que separa el canino del primer premolar biradiculado de Násua y con la ausencia de dicha barra en Cyonasua cuyo espacio está ocupado por el premolar uniradiculado desaparecido en el género actual. — 8 — Para el mejor conocimiento de la especie me parece conve- niente ampliar un poco mi primera descripción, dando las medidas de cada fragmento por separado. El fragmento mas pequeño, es la parte anterior del lado izquierdo de la mandíbula inferior, con el alveolo del canino, el alvéolo vacío del primer premolar y los dos premolares siguientes. La impresión interna de la sínQsis llega en su parte pos- terior hasta debajo de la parte posterior del segundo pre- molar. En la parte esterna hay un foramen mentale debajo de la parte anterior del segundo premolar. Dimensiones. Alto de la mandíbula debajo del primer premolar •. . O^OIT Alto de la mandíbula debajo del tercer premolar 0.017 Largo de la barra que separa el canino del primer premolar . . . 0.002 T.., , , , , , 1 , , . , ( ántero-posterior... 0.035 Diámetro del alveolo del primer premolar J , ^ „^„ ^ ^ 'transverso 0.003 Altura de la corona del segundo premolar 0.005 ántero-posterior 0.065 Diámetro del segundo premolar , , ^ ^„. ^ (transverso 0.004 Alto de la corona del tercer premolar 0.006 T.., , ji ^ , (ántero-posterior 0.007 Diámetro del tercer premolar i, /% ^.r ^ 'transverso 0.045 Longitud del espacio ocupado por los tres primeros premolares reunidos 0 . 017 Espesor de la mandíbula detras del canino, debajo del primer premolar 0.010 Ancho ó diámetro transverso del alvéolo del canino 0.008 El segundo fragmento es la parte posterior del lado izquier- do de la mandíbula inferior, descrito en mi precedente tra- bajo muy brevemente pasando por alto una buena parte de sus caracteres. En la suposición de que el animal tuviera siete muelas inferiores y no seis como lo creí al principio, conten- — 9 — dria el alvéolo de la raíz posterior del tercer premolar, los alvéolos del cuarto premolar, el primer verdadero molar ó carnicero intacto y los alvéolos de los dos trasniolares que seguían á este. Esta parte de la mandíbula á la que falta casi toda la rama ascendente, es también de forma muy parecida á la del coatí, presentándose tan solo una diferencia algo notable en la parte posterior debajo de las dos últimas muelas, en donde la base no forma una curva tan pronunciada como en el coatí, mientras presenta una concavidad acentuada, debajo del último premolar. La gran fosa mandibular esterna de la rama ascendente, tampoco es tan profunda como en .Vásua, y presenta en el fondo un pozo ó agujero vascular que falta en Násua ó solo está indicado por un agujerito de tercer orden, apenas visible á la simple vista. El agujero mandibular interno posterior de solo unos dos milímetros de diámetro mayor es mucho mas pequeño que en Násuci. En el lado esterno, el foramen que en Násuct se encuen- tra debajo de la parte media del primer verdadero molar, en Cyonásua, está situado algo mas adelante, debajo de la parte posterior del último premolar. La dentadura de esta parte de la mandíbula, como ya tuve ocasión de demostrarlo brevemente, corresponde muy bien á la de Násua. con algunas pequeñas desviaciones ha- cia el tipo de los perros. El primer agujero de la serie alveolaria de esta pieza seria así el alvéolo de la raiz poste- rior del tercer premolar. Los dos alvéolos que siguen cor- responden á las dos raices del premolar siguiente ó cuarto; de estos, el anterior muy pequeño está colocado sobre el borde esterno, y el posterior de doble tamaño avanza sobre el lado interno unos dos milímetros mas que el anterior, de donde se deduce que esta muela estaba colocada aun mas oblicuamente que la precedente de la que debia tener con - 10 — corta diferencia la misma forma, y quizás un tubérculo acce- sorio en su parte posterior sobre la misma línea media lon- gitudinal, esto es dos como se ven en la misma muela de los perros. El diente que sigue, intacto en la mandíbula, resulta ser de este modo el primer verdadero molar, que en los carní- voros lleva el nombre de carnicero á causa de su tamaño mayor que los anteriores y posteriores, y de su forma com- primida y cortante. Pero en Cyonásua esta muela, de acuer- do con el tipo de los osos, ni predomina por el tamaño sobre las demás, ni presenta la forma cortante que la ha hecho designar con el nombre de diente carnicero, correspondiendo también en su forma general á la del coatí, aunque se dis- tingue por algunos caracteres de detalle que la acercan en algo á la de los perros. La mas importante de estas dife- rencias es la ausencia de la pequeña cavidad basal que se encuentra en la parte posterior interna del mismo diente del coatí, pero que falta también en los perros, y la presencia en Cyonásua de un fuerte callo basal posterior dividido arriba en dos tubérculos de los que el esterno mas elevado se une á línea media por una pequeña arista mientras que el interno está separado por una depresión, conformación casi idéntica á la de la misma muela de los perros. En la parte posterior de la cúspide central, sobre su lado esterno, un poco mas arriba de la mitad de la altura de la corona, hay otro tubérculo que también se encuentra en Nasua, teniendo acá una forma completamente igual al tubérculo que presenta la misma muela de los perros sobre su costado interno. Presenta también un muy pequeño callo basal ó rudimento de cíngulo en su parte anterior unido á la cús- pide ó tubérculo central por una arista muy delgada sobre la línea media longitudinal.- Las raíces en número de dos, de forma cilindrica, salen unos dos ó tres milímetros fuera de la mandíbula. — 11 — Dimensiones Alto de la mandíbula debajo del primer verdadero molar.... O^OIS ídem debajo de la parte posterior de la última muela 0.017 Espesor de la mandíbula debajo del primer verdadero molar. . 0.008 Longitud de los dos alvéolos del cuarto premolar 0.008 Alto de la corona del quinto molar 0.005 , , . ^ , ( ántero-posterior 0.009 Diámetro del qumto molar „ „„„ ^ (transverso 0.006 T,.. , , 1 , . 1 , 1 , 1 í ántero-posterior 0.011 Diámetro del alveolo del sesto molar I ^ r, r^r^- { transverso 0 . 00o ^., ,,,.!,,'.• 1 i ántero-posterior... 0.008 Diámetro del alveolo del séptimo molar J , ^ ,, ^„^„ ^ (transverso 0.003o Longitud probable del espacio ocupado por las siete muelas.. 0.055? Longitud de las cinco últimas muelas 0.038 CANINA Canis? paraneiisis, Amegh. sp. n. Este animal está representado por un solo canino inferior, con la raíz entera y la corona rota en su parte superior. En un principio creí podría ser el canino inferior de Cyonk- sudL, pero lo poco que queda de la corona muestra una forma muy distinta del canino de Nasua, faltándole los grandes sur- cos laterales, y presentando una cara posterior muy diferente de la que muestra el canino del coatí, al que debia parecerse el de Cyonksua.. La raiz es también muy comprimida en sen- tido lateral, mucho mas pequeña que el tamaño que tenia el canino de Cyonksua indicado por lel espacio considerable que ocupa el alvéolo de dicho diente en el fragmento de ma- xilar anterior, precedentemente descrito. Mas aún, la forma comprimida de este diente, indica claramente que no se trata de ningún género del grupo de los sub-ursus ni tampoco de los verdaderos osos. Tampoco procede de un felino, pues — 12 — entre otros muchos caracteres, le falta los pequeños surcos perpendiculares que caracteriza la coroua de los dientes de estos, no pudiendo tampoco identificarse con Apera, que está caracterizada por una capa de esmalte cubierta de im- presiones irregulares en su superficie, como se verá mas ade- lante. Las analogías de esta pieza son con las correpondientes de la familia de los perros, y no dudo que se trata de un cánido de especie estinguida, que ya puede pertenecer al mismo género Canis ó á otro mas ó menos parecido, lo que podra determinarse solo cuando se conozcan piezas mas completas y características. El diente es un canino inferior del lado derecho denotando un animal de la talla de C. Azarse, quizás un poco mas ro- busto. La raiz es bastante comprimida y con una pequeña curva lateral, pero de base cerrada y muy gruesa. El esmalte de la parte existente de la corona es de superficie lisa y lus- troso. La base déla corona tiene 9 milímetros de diámetro án- tero-posterior y 7 milímetros de diámetro transverso. El largo de la raiz es de 19 milímetros en el lado interno ó posterior y 24 en el esteruo ó anterior en línea recta ; esta diferencia es producida por el esmalte de la corona que, como sucede con los caniuos de la mayor parte de los car- niceros, desciende mas abajo en el lado interno que en el esterno. La base de la corona es un poco imperfecta en el lado posterior, pero se conoce á pesar de eso no tuvo el callo basal posterior que mas ó menos pronunciado se encuentra en la mayor parte de los perros. Bien que sea dudoso, y poco probable que este diente pro- ceda de un verdadero Canis, creo prudente conservarlo por ahora en el mismo género. 13 — FELINA Apera, Amegh. gen. n. Caract. gen. Superficie del esmalte de los dientes, de- sigual, con impresiones dispuestas en forma de redecilla. — Carnicero inferior, sin fisura per- pendicular esterna entre los dos lóbulos de la m.uela. Apera sanguinaria, Amegh. sp. n. Eutemnodus americanus. Bravard, Monografía délos terrenos ma- rinos terciarios de las cercanías del Paraná, p. 16, Paraná, 1858. — BuRMEisTER, Anales del Museo Nacional de Buenos Aires, t. III, ent. XIV, pág. 97, 1885. Bravard, en su monografía de los terrenos terciarios del Paraná, dice haber encontrado en los yacimientos de esa lo- calidad, partes del esqueleto de un Eutemnodus america- nus sin precisar las piezas ni dar sus caracteres, y Burmeis- TER en su reciente obra, bajo el mismo nombre describe y dibuja dos dientes de un animal carnicero parecido á los gatos como representante del género y de la especie mencionada por Bravard. Me parece que aqui hay error : ó las piezas de la colección Bravard fueron confundidas y los objetos indicados no son los que sirvieron de fundamento á Bravard para precisar líi existencia de un Eutemnodus americanus, ó bien como sucedió en otros casos aquel meritorio naturalista identificó erróneamente un género americano á un género europeo bas- tante distinto que entra en una subclase diferente. Me inclino á esta última suposición. El Eutemnodus es un género estinguido europeo, de los — 14 - terrenos terciarios antiguos de Vaucluse fundado por los pa- leontólogos PoMMEL y Rravard que lo colocan en la subclase de los marsupiales como cercano del género Didelphis que, como es sabido carece de verdaderos dientes carniceros, mientras que el animal americano de que se trata es un ma- mífero placentario del orden de los carnívoros. No existe así un Eutemnodus americanus, sino un género americano nuevo, completamente distinto del europeo, del que no puede llevar el nombre genérico, y que propongo de consi- guiente designar con el nombre de Apera sanguinaria indicando así su carácter completamente opuesto al género Eutemnodus. El dibujo que dá elDR. Bürmeister del diente carnicero inferior (lám. Til, fig. 1 A, B.) visto por las caras interna y esterna, confirma completamente el testo en el que el autor considera el animal como muy cercano de los gatos actuales, distinguiéndose principalmente por la superficie del esmalte que en vez de ser lisa como en los gatos actuales está cu- bierta de un crecido número de impresiones dispuestas en forma de redecilla, y por la ausencia de la fisura perpendi- cular esterna entre los dos lóbulos del diente, siempre visi- ble en la corona del diente carnicero inferior de los gatos. (Véase Bürmeister, obra citadi:). El autor dibuja y describe también el primer premolar superior, de raíz cilindrica y corona cónica, muy parecido en su forma al mismo diente de los gatos, pero con la super- ficie del esmalte cubierta por las impresiones dispuestas en forma de redecilla que caracterizan el carnicero inferior. Este premolar tiene 13 milímetros de largo, y cerca de 5 milímetros de diámetro en la base de la corona. La corona del diente carnicero inferior mencionado mas arriba, tiene cerca de 12 milímetros de largo y 6 á 7 de alto. Estas dimen- siones prueban que la Apera sanguinaria alcanzaba una talla próximamente doble que la del gato doméstico. — 15 — RODENTIA ERYOMYINA Megamys, Laurillard D'Orbigny, Voyage dans rAmér. Mérid., Paleont., p. 110, 1848. — PiCTET, Traite de Paleontologie, t. I, p. 240, 1853. — Bravard, Monog. de los ierren, mar. del Paraná, 1858. — BüRMEisTER, Déscrip. Phijs. de la Rép. Arg., t. II, p. 244, 1876, y t. III, p. 274, 1879. Anal, del Museo, t. III, p. 98 y sig. 1885. — H. Gervais y Ameghixo, Les mamm. foss. de rAmér. Mér., p. 64, 1880. — Ameghino, Bol. de la Acad. Nac. de Cieñe, t. V, p. 258 y sig. 1883, y t. VIII, p. 23 y sig., 1885. Anoplotherium Americanum (Brav.). Burmeister, Ann. and Ma- gazine. Nat. Hist., IV ser., t. 7, pág. 52, 1871 . — Déscrip. Phys., t. II, p. 243, 1876; id. t. III, p. 470, 1879. Nesodon ovinus (Ow.). Burmeister, Déscrip. Phys. etc., t. III, p. 501, 1879. Potamarchus. Burmeister, An. del Museo, t. III, p. 154, 1885, Caract. gen. Fórmula dentar ia j. — Muelas no ra- diculaclas, ele hase abierta, compuestas de láminas de dentina envueltas por una capa de esmalte y unidas entre sí por depósitos de cemento. — Lámi- nas angostas adelante y anchas atibas en las mue- las inferiores, y vice-versa anchas adelante y angostas atrás en las superiores. — Láminas ante- riores en las muelas inferiores unidas en el lado esterno y separadas en el interno, y vice-versa, láminas posteriores de las muelas superiores uni- das en el lado interno y separadas en el esterólo. — 16 — — Láminas posteriores de las muelas inferiores y anteriores de las superiores completamente sepa- radas. — Diámetro ántero-posterior de las muelas, maijor en la corona que en el cuerpo del diente. — Muelas inferiores sin curva lateral, curva ante- rior cóncava y convexidad posterior. — Muelas superiores con curva lateral esterna, curva cón- cava posterior y convexidad anterior. — Primera y cuarta muelas inferiores con cinco láminas, tercera y cuarta con cuatro. — Ultima superior con tres lámina,s transversales separadas y un apéndice posterior compuesto de varias láminas atrofiadas colocadas oblicuamente. — Incisivos con esmalte estriado longitudinalmente. Megaiiiys patag^onieiisis, Laurillard D'Orbigny, Pictet, y Bravard, obras citadas. — Ameghino, Bol. de la Acad. Nac. de Cieñe., t. V, p. 258, 1883, y t. VIII, p. 23, 1885.— BüRMEisTER, An. del Museo, t. III, ent. XIV, p. 98 y sig., 1885. De este gigantezco roedor conozco dos nuevas muelas. Una presenta una fuerte curva lateral que hasta ahora no he observado en ninguna de las muelas inferiores, por lo que supongo sea de la mandíbula superior probablemente la tercera del lado derecho. Las láminas que íorman esta muela están bien delimitadas, las dos primeras completa- mente separadas por dos láminas de cemento, y las tres pos- teriores separadas solo en la corona y en la parte esterna, de manera que las tres se confunden en una sola pared de esmalte póstero-interna que dá vuelta redondeando la es- quina posterior interna de la muela. Las láminas van dis- minuyendo de diámetro transverso de la primera que tiene 17 milímetros á la cuarta que tiene 8. La segunda lámina % — li- es bastante mayor que la primera, y la tercera tiene casi el mismo tamaño que la segunda. La primera sieudo de un diámetro transverso bastante menor que la segunda y en- contrándose sin embargo en el lado esterno sobre la mis- ma línea que las posteriores, resulta que deja á descu- bierto en el lado interno una parte considerable de la se- gunda lámina en forma de una faja perpendicular de 7 milímetros de ancho. La cuarta lámina tiene casi el mismo diámetro transverso que la primera, pero es mucho mas angosta, y la última como la primera de las muelas infe- riores es muy pequeña y casi rudimentaria, de donde re- sulta la forma de la corona ancha adelante y angosta atrás. La muela presenta cinco columnas en el lado esterno y Ires en el interno. La primera columna interna y primera esterna están formadas por la primera lámina completa- mente separada. La segunda columna interna y esterna fórmanlas los ángulos de la segunda lámina también com- pletamente separada. La tercera y última columna interna fórmanla las tres últimas láminas reunidas en una hoja de esmalte comuu en el lado interno, pero separadas en el esterno en donde constituyen las tres columnas esternas posteriores. El esmalte de cada una de estas láminas es grueso, for- mando una curva mas ó menos regular en la parte anterior, y delgado y sinuoso ó en zig-zag en la posterior. Debido á la misma conformación de las láminas de esmalte y dentina, los depósitos de cemento que separan la primera lámina de la segunda y esta de la tercera, están como las mismas lá- minas completamente separados, pero los que se hallan en- tre la tercera y cuarta, y cuarta y quinta, llenan cavidades laterales de la capa de esmalte sin salida en el lado interno. De la capa de cemento externo que envolvía toda la muela con un espesor de uno á dos milímetros, solo se conservan vestigios en las ranuras ó surcos que separan las láminas y en la superficie anterior de la primera lámina, habiendo T. IX 2 — 18 — desaparecido en los demás pimtos por el desgaste post mor- tem. Las cinco columnas del lado externo se hallan con corta diferencia sobre el mismo plano. En la base de la muela, las dos láminas anteriores están completamente separadas por un trecho de dos á cuatro milímetros, sin cemento entre ellas, y sin dentina en el interior de las láminas de modo que estas muestran una cavidad profunda. Las tres láminas posteriores representan aquí una sola hoja de esmalte reple- gada en el lado externo con tres cavidades transversales que también como la lámina, de esmalte que las forma se con- funden en el ángulo póstero -interno. Dimensiones ^.r , 1 , . 1, . , antero-postenor 0°'004 Diámetro de la primera lamina i , a m o ^ ' transverso ü . Oid Diámetro de la segunda lámina Diámetro de la tercera lámina Diámetro de la cuarta lámina Diámetro de la quinta lámina Diámetro de la corona ántero-posterior 0.003 transverso 0 . 016 ántero-posterior 0.025 transverso 0.016 ántero-posterior 0.002 transverso 0.013 ántero-posterior 0.002 transverso 0. 008 ántero-posterior 0.019 transverso 0.016 Largo de la muela, de la raíz á la corona 0 . 040 La otra muela supongo sea la última inferior del lado iz- quierdo^ que hasta ahora me era desconocida. Es de tamaño un poco mayor que las anteriores, compuesta también de cinco láminas de dentina rodeadas de esmalte, las tres ante- riores unidas en el lado externo y separadas en el interno, y las dos posteriores completamente separadas, formando por consiguiente cinco columnas internas y tres externas. — 19 — Las tres primeras columnas internas se encuentran sobre el mismo plano, y las dos últimas avanzan sobre las primeras C'OOS. En el Jado externo la última columna se encuentra varios milímetros mas hacia adentro que la precedente de- jando á descubierto una faja de la parte posterior de la pe- núltima lámina de 5 Q)ilímetros de ancho. Dimensiones ( ántero-posterior O^OSS Diámetro de la corona { ' '^ n m-j ( transverso 0.017 Largo de la raíz á la corona 0 . 044 , , . ,- • ( ántero posterior 0.003 Diámetro de la primera lamina . a ah ^ ( transverso 0.011 , , , ,. • í ántero-posterior 0.003 Diámetro de la segunda lamina I '■ n m - ° (transverso 0.01o ^., ■ , ,, . ( ántero-posterior 0.003 Diámetro de la tercera lamina i , n m-r ( transverso 0.017 ^., , , 1 - ■ í ántero-posterior 0.004 Diámetro de la cuarta lamina { ^ a nm ( transverso 0.019 ^., , , . ,, . í ántero-posterior 0.005 Diámetro de la quinta lamina ' a me ^ ( transverso 0.016 El Dr. BuRMEisTER, en el trabajo mencionado, dá algunos detalles sobre el maxilar inferior del que acompaña el di- bujo según un molde en yeso que deposité en el Museo Na- cional (A?i. etc., t. III, lám. III, fig. 5). Desgraciadamente, debido quizá á imperfecciones del molde, dicho dibujo dá una idea errada de los caracteres par- ticulares de esta parte del esqueleto. Las muelas en vez de presentar las láminas de esmalte más ó menos plegadas en zig-zag como son realmeate en el Megamys, muestran lá- minas muy ovaladas y regulares, muy parecidas á las que componen las muelas de la vizcacha, mucho mas parecidas en realidad que no lo son en los originales. El incisivo además está dibujado sobre un ejemplar diferente del que tenia el - 20 — molde, bastante mas pequeño, y probablenionte de una es- pecie de talla mas reducida, el M. Laurillardi. De los cuatro incisivos que menciona el Dr. Burmeister, (pág. 105), solo el mas grande, cuya capa de esmalte tiene 2 centímetros de ancho, corresponde por su tamaño al Me- gamys patagoniensis *. Dibuja y describe también el Dr. Burmeister, la parte su- perior del fémur (lám. TI, fig. 5) cuyas enormes dimensiones confirman la talla gigantezca de esta especie. En cuanto á la parte posterior del cráneo que describe el mismo autor como perteneciente al mismo animal me parece que su tamaño no corresponde al del maxilar inferior ni al del fémur mencionado, por lo que creo pertenece á la espe- cie siguiente algo mas pequeña. Meg-aiuys rjaurillarcli, Amegh *. Ameghino. Bol. de la Academia Nacional de Ciencias, t. V, pág. 268, 1883; id. t. VIH, pág. 2o, 1885. De esta especie ha recojido el señor Scalabrini, otra muela inferior, la tercera ó cuarta del lado izquierdo, hasta ^ A propósito del diente incisivo del Megamys, dice el distinguido sabio, que este no se ha prolongado mas allá de la primera de las cua- tro muelas. Aquí también el modelo y probablemente también la confi- guración de esta parte de la mandíbula en la que la prolongación del incisivo hacia atrás no forma la protuberancia convexa que en la parte interna del maxilar inferior caracteriza la vizcacha, lo ha engañado ha- ciéndolo incurrir en error. No sé exactamente hasta donde se extendía el incisivo de esta especie, pero ya en mis primeras noticias sobre el Megamys, dije que la parte posterior del incisivo debía extenderse por lo menos hasta debajo de la parte posterior de la tercera muela, puesto que en el original del molde llegaba hasta el principio de esta, en donde estaba roto. [Bol. de la Academia Nacional de Ciencias, t. V, pág. 263J. - A propósito de las especies del género Megamys, el Dr. Burmeister, en su trabajo, al final de la página 108, inserta la siguiente nota: «En — 21 — ahora desconocida. Esta muela es un poco mas grande que la primera implantada en el fragmento de maxilar que me sir- vió de tipo para fundar la especie y está compuesta de cua- tro láuiinas, las dos primeras separadas en el lado interno y unidas en el externo, y las dos posteriores completamente separadas. La primera lámina de foruia ovalada, es bastante angosta en sentido transversal, pero ancha en sentido longi- tudinal, la segunda lámina es muy estrecha, la tercera un poco mas ancha y la cuarta casi del mismo ancho que la pri- mera. El diámetro transverso de las láminas vá aumentando de la primera á la tercera que tiene el mismo diámetro que la cuarta, pero esta entra un poco mas hacia adentro que la tercera de la que deja á descubierto una faja perpendicular muy angosta en el lado externo. La hoja de esmalte que ro- dea la parte anterior de cada lámina es muy delgada y mas la obra antes citada, pág. 30, D. Florentino Ameghino, describe dos especies, y en una obra posterior 'el mismo Boletin, t. VIII, pág. 23 y sig.) seis, dedicándolas á sus diferentes amigos j.-ersonales». ¿ Y á quién debiera haberlas dedicado? Pero el cargo en sí mismo no es justo. De las seis especies mencio- nadas, una el M. Patagoniensis, lleva el nombre que le dio Laurillard. La segunda, el 31. Laurillardi, la dediqué al eminente fundador del gé- nero, muerto antes que yo rae dedicara á la historia natural, cuando ni aún su nombre habia llegado á mi conocimiento. Otra especie, el M. Rucedi, la he dedicado al Gobernador de la Provincia de Entre Rios, General R.acedo, á quien hasta ahora no ten^o el honor de conocer per- sonalmente, como un testimonio de aprecio por haber fundado el Mu- seo Provincial de! Paraná, ejemplo que ojalá fuera imitado por los gobiernos de las demás provincias argentinas. Dos otras especies, los M. depressidens y M. laevigátus, llevan nombres específicos tomados de sus caracteres distintivos mas notables. De las seis especies no queda asi mas que una ! el 31. Holmbergü, dedicada á un amigo per- sonal, el Dr. HoLiiBERG. ¿Cree acaso el ilustre sabio que el distinguido aragnólogo no merece el honor de que se le dedique una especie ? Sen- tiría no participar de tal apreciación, además que no hice sino repetir un homenage que ya le habia sido dicernido por notables naturahstas europeos. — 22 — ó menos plegada ea zig-zag, mientras que la que rodea la parte posterior forma un arco de círculo regular, sin replie- ííues secundarios. Las láminas intermediarias de cemento que unen las láminas de esmalte y dentina son muy angos- tas. La parte perpendicular anterior de la muela es angosta y encorvada con la concavidad hacia adelante. La parte per- pendicular posterior es ancha, convexa, y con un pequeño surco perpendicular en el medio, de fondo cóncavo. La su- perficie del esmalte no es estriada como en otras especies, ó las estrías son apenas aparentes. En el lado externo muestra la muela tres columnas perpendiculares, una anterior cor- respondiente á las dos láminas anteriores aquí unidas, y las otras dos correspondientes á las dos láminas posteriores se- paradas. En el lado interno existen cuatro columnas perpen- diculares separadas, correspondientes á las cuatro láminas, cada una de las cuales tiene su base abierta en forma de embudo. Dimensiones ,, . ( ántero-posterior O^OOS-ó Diámetro de la primera lamina í ' ^ ^^_c ^ ( transverso O . UÜ75 , , , ,, . í ántero-posterior 0.001 Diámetro de la segunda lamina í n mn ° ( transverso O.Olü ., . i ántero-posterior 0.002 Diámetro de la tercera lamina . . ^ n nio ( transverso (J.UÍ12 ,, . (ántero-posterior 0.0035 Diámetro de la cuarta lamina \ ^ a mi ( transverso O.Oil , , (ántero-posterior 0.016 Diámetro de la corona ' n mo ( transverso O . Uii Longitud de la muela de la raíz á la coroüa 0.033 Atribuyo á esta especie el incisivo dibujado por Burmeis- TER en la mandíbula del M. Patagoniensis (lámina III, fig. 5) y descrito en la página 105, como teniendo un ancho de 0"'015, absolutamente idéntico al que he descrito como de M. Laurillardi. — 23 — También la parte posterior del cráneo descrita por el mismo autor como del M. Patagoniensis {Anal, del Mus, t. III, p. 100) me parece demasiado pequeña para que pueda pertenecer á aquel animal, pues realmente no corresponde al tamaño de las muelas que he descrito como del M. Pa- tagoniensis, ni de la mandíbula que he atribuido al mismo animal, dibujada por Blrmeister, ni del enorme fémur que describe y dibuja el mismo autor. Sus dimensiones me pa- recen mas en armonía con las piezas que conozco del M. Laurillardi á cuya especie lo atribuyo á lo menos pro\i- soriamente. Esta parte del cráneo presenta caracteres gené- ricos muy particulares, pero no me atrevo á reasumir la descripción de mano maestra que de ella ha hecho el Dr. Blrmeister, á la que refiero los que deseen hacerse una idea de la configuración de la parte posterior del cráneo del Megamys. Meg-amys depressidens, Ajieghino. Bol. de la Acad. Nac. de Cieñe, t. VIH, p. 28, 1883. Esta especie de tamaño bastante menor que el M. Lau- rillardi, que fundé sobre un solo incisivo inferior, está ahora confirmada por otro incisivo inferior, una primera muela inferior del lado izquierdo, y la última superior del lado derecho. El incisivo inferior aunque algo mas completo es por lo demás completamente igual al descrito en mi memoria anterior, que rae sirvió de tipo para fundar la especie. El primer molar inferior izquierdo es de tamaño bas- tante mayor que el mismo diente del M. Ilolmbergii, pero mas pequeño que el correspondiente del M. Laurillardi. Esta muela, bastante larga y sin curva lateral, está formada por cinco láminas de esmalte y dentina, que aumentan de — 24 — tamaño como es la regla de la primera á la cuarta, teniendo la cuarta un diámetro ántero-posterior mayor que la cuarta, pero un diámetro transversal algo menor, de modo que también aquí está situada un poco mas hacia adentro que la precedente, dejando á descubierto una faja perpendicular de la parte esterna posterior de la penúltima lámina. Las láminas de esmalte y dentina son muy ovaladas, casi en forma de lozange sin que se perciban en el esmalte replie- gues en zig-zag. La primera lámina completamente rudi- mentaria está representada por un simple repliegue, la segunda es apenas un poquito mayor, y las tres siguientes están bien desarrolladas. De estas cinco láminas solo las dos anteriores están reunidas en el lado esteruo y separa- das en el interno por un repliegue profundo del esmalte; las tres láminas posteriores bien desarrolladas están com- pletamente separadas. Los depósitos de cemento que unen entre sí las láminas de dentina y esmalte son sumamente delgados. La cara perpendicular posterior de la muela for- mada por la parte posterior de la última lámina, muy con- yexa, no presenta trazas del surco longitudinal mediano que muestran las muelas de otras especies. La superficie del esmalte es muv lisa, sin trazas de estrías longitudinales. Tiene la muela cuatro columnas en el lado esterno y cinco en el interno. Dimensiones _., ^ , 1 . ,, . i ántero-posterior C^OOS Diámetro de la primera lamina ] , „ ^,-,.^ ^ ( transverso 0.003 T.., ^ , , j , ' • ( ántero-posterior 0.001 Diámetro de la segunda lanima { , ^ ^ r^n- ( transverso 0.00o ántero-posterior 0 . 001 transverso 0. 0065 r^.r ^ , , , 1. . ( ántero-posterior 0.0015 Diámetro de la cuarta lamina ' ^ „ ^„n ( transverso 0.009 ■^. , ^ j 1 ■ . 1- • í ántero-posierior 0.002 Diámetro de la quinta lamina { , ' r, aao f transverso O.OÜb Diámetro de la tercera lámina — 25 — T-., ^ , , í ántero-posterior 0.010 Diámetro de la corona ! , ^ ^^^^ f transverso 0.009 Longitud de la muela de la raíz á la corona... 0.027 La otra muela supongo sea superior á causa de la fuerte curva lateral que presenta, que falta siempre en las muelas inferiores. Como las muelas superiores del Megamys, siguiendo el tipo de la vizcacha debian estar colocadas en sentido opuesto á las inferiores, y como esta muela presenta en su parte posterior un apéndice compuesto que falta á las demás muelas de Megamys, y como la última muela supe- rior de la vizcacha también difiere de. todas las demás mue- las del mismo animal por un apéndice posterior que falta á las otras, supongo así que esta siguiendo el mismo tipo fué la última superior; por otra parte como en los roedores las muelas superiores están encorvadas hacia afuera y en sentido opuesto de las inferiores, supongo sea esta la últi- ma superior del lado derecho. La muela está formada por siete láminas de dentina ro- deadas de esmalte, todas separadas por capas intermediarias de cemento, y colocadas en dos grupos con distinta direc- ción, uno anterior y otro posterior. El grupo posterior ocupa menor espacio y constituye el ángulo posterior ester- no de la muela ; está formado por cuatro láminas muy pe- queñas casi en forma de columnas de sección muy elíptica, cuyo eje mayor se dirige en sentido ántero-posterior aunque algo oblicuamente, de manera que las cuatro lámiuas van á apoyarse por su parte anterior contra la capa de cemento que rellena la cavidad que hacia atrás presenta la tercera lámina, que es la última del primer grupo. El grupo an- terior se compone entonces dá tres lámiuas transversales oblicuas bien deliniitadas, unidas unas á otras por cemento formando la parte mas considerable de la muela. Las lámi- nas segunda y tercera son casi del mismo tamaño, pero la primera es mas pequeña, dejando á descubierto una faja — 26 — perpendicular de la segunda lámina de unos tres á cuatro milímetios de ancho. Tiene la muela en el lado interno cuatro columnas perpendiculares, las tres primeras forma- das por las láminas primera, segunda y tercera del primer grupo, y la cuarta por la lámina séptima ó última del se- gundo grupo. La parte anterior de las láminas cuarta, quinta y sesta del grupo posterior no es visible en el lado esterno, porque se apoyan por ese lado como lo dije hace un ins- tante contra la parte posterior de la lámina tercera ó última del grupo anterior, pero todas las láminas presentan borde libre en el lado esterno de modo que aquí la muela tiene siete columnas perpendiculares distintas. Dimensiones Diámetro de la primera lámina | ántero-posterior O^OOS transverso 0 . 009 , , , . ( ántero-posterior 0.003 Diámetro de la segunda lamma | transverso 0.010 , , . ( ántero-posterior 0.002 Diámetro de la tercera lamina I , ^ ^^n ( transverso 0.009 Diámetro ántero-posterior de las tres ( máximo 0.013 primeras láminas del grupo anterior ( mínimo 0.007 Diámetro de las cuatro lá- ( ántero-posterior 0.006 minas del grupo posterior ( transverso 0.006 ántero-posterior 0.016 Diámetro de la corona 5 , , . n mn transverso máximo U.UiU Largo de la muela 0.022 La base presenta tres cavidades transversales anchas y profundas correspondientes á las tres grandes láminas ante- riores, y cuatro cavidades muy pequeñas y oblicuas corres- pondientes al grupo de las cuatro láminas posteriores. 27 Meg-ainys Holmbergii, Amegh. Ameghino. Bol. de laAcad. Nac. de Cieñe, t. VIII, entrega I, p. 29, Enero de 1885. Potamarchus murinus, Burmeister, An. del Mus. Nac., t. III, entrega XIV, p. loi. Diciembre de 1885. Fundé esta especie del género Megavnjs, de tamaño rela- tivamente diminuto, sobre un incisivo superior, una muela perfecta y otras en parte destruidas de la colección del pro- fesor ScALABRiM, y algunas otras mas ó menos enteras per- tenecientes al señor Roth. cjue denotan un animal de talla algo mas considerable que la vizcacha. Ahora tengo á mi disposición tres nuevas muelas, bastante bien conservadas que confirman plenamente la existencia de esta especie par- ticular. Una de ellas presenta una curva lateral muy pronunciada, que me permite determinar pertenece al lado izquierdo de la mandíbula superior. Presenta la composición frecuente en cinco láminas, de las que la última muy pequeña se puede considerar como rudimentaria ó atrofiada y la pri- mera un poco mas pequeña que la segunda. Cada una de las láminas de esmalte que forman esta muela es de la forma de un óvalo prolongado mas regular que en las muelas de las otras especies. La parte de esmalte anterior de cada lámina es muy gruesa y elevada, formando uiia curva regu- lar, y la parte posterior al contrario muy delgada y no so- bresale casi sobre la dentina, de manera que apenas es visible, pareciendo á primera vista que la dentina de cada lámina está limitada por la capa de esmalte de la lámina que sigue, siendo así que cada lámina está limitada hacia atrás por una hoja de esmalte muy delgada, apenas visible y lige- ramente ondulada. De estas cinco láminas, las dos anterio- res están completamente separadas y unidas solo por depó- — 28 - sitos de cemento, y las tres posteriores están formadas por una sola hoja de esmalte replegada en el lado esterno, de modo que las láminas se presentan unidas en el lado interno. Tiene así la muela cinco columnas en el lado esterno y solo tres en el interno. La primera lámina algo mas pequeña que la segunda, deja visijjle una faja perpendicular de esta en el lado interno de 0'"002 de ancho. En la base se obser- van muy bien las cinco cavidades abiertas correspondientes á las cinco láminas. Las capas de cemento que separan las láminas son sumamente delgadas. Dimensiones ,, . ( antero-posterior 0"'002 Diámetro de la primera lamina I ^ ^ „^-, ^ ( transverso 0.00/ _., ^ , . , ,, . i ántero-posterior 0.002 Diámetro de la segunda lamina I ^ ^ r,r>o " (transverso 0.008 ^., , , , w*. ( ántero-posterior 0.002 Diámetro de la tercera lamina í „ „„o ( transverso 0 . 008 ^., ^ , , , • ( ííntero-posterior 0'"002 Diámetro de la cuarta lamina , ^ ^nc ( transverso 0.00b ^., , , , . ^ ,, . ( ántero-posterior 0.001 Diámetro de la qumta lamina , ^ r^/>r,- ^ (transverso 0.002o ^., , , , (ántero-posterior 0.009 Diámetro de la corona i . n nno { transverso 0 . 008 ^ , , , ,, ( en la parte anterior 0.024 Largo de la muela en linea recta , ^ . r> rv-n ° ( en la posterior 0.021 La muela carece de surco mediano longitudinal en su cara convexa anterior. Una segunda muela, también de curva lateral muy pro- nunciada, y por consiguiente igualmente superior, aunque del lado derecho, es un poco mas pequeña que la anterior y se compone de solo tres láminas, la posterior sumamente pe- queña casi rudimentaria, y las dos anteriores perfectas. Esta muela difiere de todas las demás por las dos capas de ce- — 29 — mentó que separan las tres láminas que son tan espesas como las mismas láminas, mientras que en las demás muelas ya se ha visto son muy delgadas, diferencia tan considerable que con cierta duda atribuyo esta muela al M. Holmbergi. La primera y segunda lámina tienen 0"^0015 de diámetro ántero- posterior y 0"'007 de diámetro transverso. La última lámina sumamente pequeña tiene 0'"0005 de diámetro ántero-poste- rior, y O'^^OOS de diámetro transverso. Las capas interme- diarias de cemento tienen casi 0"'002 de grueso. La corona de la muela tiene 0™008 de diámetro ántero-posterior, 0"007 de diámetro transverso y 0'"019 de largo. Las dos láminas posteriores están unidas en el lado interno y separadas en el esterno, y la primera, ó anterior, completamente separada en arabos lados, de modo que la muela tiene tres columnas en el lado esterno y dos en el interno. En fin, la tercera muela es probablemente la última infe- rior del lado izquierdo. Se compone de cuatro láminas, la primera muy pequeña casi rudimentaria, la segunda bastante mas grande, la tercera un poco mas grande aún, pero la cuarta algo mas pequeña que la tercera. Cada lámina es bas- tante aplastada en su parte posterior, y el esmalte que la rodea fuertemente plegado, particularmente en la parte an- terior. De estas láminas las tres primeras están unidas en el lado esterno y separadas en el interno, y la última está com- pletamente separada, presentando la muela dos fuertes co- lumnas en el lado externo y cuatro en el interno. Tiene 0"'010 de diámetro ántero-posterior, 0'"010 de diámetro transverso máximo y 0"^025 de largo. ElDr. BuRMEisTER, en la obra mencionada {An. etc. pági- na 154 y sig.) describe una mandíbula inferior con cuatro muelas de un pretendido Potamarchus murinus como muy cercano del género Myopotamus actual. Pero precisamente el dibujo que dá de esta mandíbula (lám. II, fig. 4) y la hermosa descripción que lo acompaña, me parece demues- tran de un modo muy evidente que dicha pieza ni presenta — 30 — analogías notables con la correspondiente del género Myo- potainus, ni puede aspirar á formar un género nuevo, pues entra en el género Megarays, y justamente en la especie de que trato, ó sea el M. Hohnbergií, como voy á demostrarlo, examinando uno á uno, los caracteres del Potanmrchus según la descripción del sabio autor. El primer carácter en que fija su atención el Dr. Burmeis- TER, es en el volumen relativo de las muelas que son mas ó menos del mismo tamaño, mientras que en Myopotamus son de tamaño muy desigual, siendo la primera muy pe- queña, y aumentando sucesivamente hasta la cuarta. Es real- mente curioso que pretendiendo colocar Potamarchus al lado de Myopotamus en vez de mostrar las analogías em- pieze por constatar una diferencia casi fundamental en el tamaño de las muelas, diferencia que no existiría si hubiera comparado el animal con los representantes de la familia á que pertenece, como el Lagostomus, Eryomis, Lagidium ó Megamys,, en los ^que las cuatro muelas inferiores son mas ó menos del mismo tamaño y construidas sobre el mis- mo tipo. Entra luego el autor en el examen de las muelas, reco- nociendo que las de Potamarchus se componen « de algu- nas láminas de dentina, envueltas de una capa fina de esmalte» y precisamente esto constituye otra diferencia y fundamental con Myopotamus cuyas muelas no están for- madas por láminas de dentina envueltas por esmalte, sino por una masa de dentina rodeada por una capa de esmalte continuo que forma un repliegue en el lado esterno y tres ó cuatro mas pequeños en el interno, que desaparecen pronto con el desgastamiento de la corona 'de la muela. Pero el Megamys y los demás géneros de la misma familia, presen- tan justamente ese tipo de muelas compuestas de láminas de dentina envueltas por esmalte que caracteriza el Pota- marchus. Agrega luego como carácter particular del género fósil que — 31 — la lámina anterior de cada muela es muy pequeña y en las intermediarias casi invisible, sin duda notable diferencia con Myo2Dotamus que aquí no presenta nada de parecido á la láminas, pero analogía evidente con Megaiiiys cuya primera lámina de las muelas inferiores es igualmente muy pequeña y á veces completamente rudimentaria. El cuarto carácter qne enumera el autor es que " las dos ó tres láminas anteriores perfectas están unidas al lado es- terno de la muela por la capa de esmalte », lo que en vez de una analogía es también una diferencia fundamental con Myopotamus cuyas muelas no estando formadas por lá- minas distintas no pueden presentarlas ni unidas ni separa- das, pero las muelas inferiores del Megaiiií/s que están formadas por un cierto número de láminas, presentan las dos ó tres anteriores separadas en el lado interno, pero unidas en el esterno en una sola columna formada por una misma hoja de esmalte, carácter sin duda de analogía fundamental entre Megamys y Potapiarchus. « Pero, agrega en seguida, la lámina posterior resta en todas las muelas separada por un surco profundo esterno » también una gran diferencia con Myopotamus cuyas mue- las no muestran nada de parecido, mientras que ya se habrá visto que uno de los caracteres genéricos de Megamys es de presentar la última lámina de cada muela inferior, se- parada. Luego continúa diciendo : «las láminas, aunque paralelas entre sí, están colocadas en dirección oblicua contra el eje del maxilar » igualmente una analogía con Megamys y de- más géneros de la misma familia que es ya supérfluo agregar falta en Myopotamus, puesto que no tiene muelas com- puestas por láminas transversales. « Al lado interno de las muelas falta esta separación pro- funda en dos columnas, pero se ven algunos surcos irre- gulares débiles entre las láminas que componen cada muela, indicando su compostura » notable carácter de analogía con — 32 — Megami/s cuyas muelas inferiores presentan todas sus lá- minas separadas en el lado interno por surcos perpendicu- lares poco profundos porque están rellenados por cemento, pero bastante aparentes para que las láminas se destaquen como columnas perpendiculares, conformación que falta á Myopotamus por la sencilla razón de que las muelas no presentan la estructura laminar, y si bien estas (las infe- riores) presentan dos ó tres repliegues del esmalte en el lado interno, los espacios comprendidos entre ellos no forman columnas perpendiculares sino cerros aislados en la ^luper- ficie de la corona que desaparecen con la masticación, puesto que los repliegues del esmalte no llegan hasta la base. Sigue luego el autor estudiando la composición de las muelas en estos términos: «Examinando las muelas del Potmnarchus separadas, la primera se presenta de un cen- tímetro de largo, la segunda de 8 milímetros, la tercera de 9 milímelros y la cuarta igual á la primera de 1 centímetro. Las cuatro láminas de la primera muela son muy desiguales, la primera lámina de 3 milímetros, la segunda de 7, la ter- cera de 9, y la cuarta de 8 milímetros en línea recta. Estas tres anteriores están unidas, al lado esterno, por una capa común de esmalte, la cuarta está separada por el surco pro- fundo del lado esterno de la muela. En la segunda y tercera muela, que se compone de tres láminas perfectas, y un resto pequeño de la primera anterior, igualmente dichas láminas anteriores tienen lámina común de esmalte al lado esterno j la lámina posterior es separada ; la cuarta muela se parece á la primera, pero su lámina cuarta separada, es mas pequeña, solamente 6 milímetros de largo». — No nos dice el autor si algo de lo que enumera en este largo párrafo puede to- marse como una analogía con Myopotamus, y á la verdad que seria algo difícil encontrar un parecido, puesto que el tipo de las muelas puede decirse por lo visto que es fun- damentalmente distinto. No pueden de ninguna manera compararse las láminas de las muelas de Potanmrchus con — 33 — los pequeños repliegues de la capa esterna de esmalte, de las muelas del MyojDotainus. Pero de la exacta descrip- ción del ilustre autor se desprenden tres caracteres de suma importancia como característicos de Potamarchus : 1" que las láminas van aumentando de tamaño de la primera á la penúltima; 2° que la última se presenta separada de las precedentes ; y 3" que la última es algo mas pequeña que la penúltima. Ahora, cosa singular, estos tres caracteres tan particulares y que describe tan exactamente, que faltan en Myojyotamiis, se encuentran absolutamente idénticos en las muelas inferiores del Megamys tales como las he descripto y como se presentan en el molde original que presté al Museo, dibujado en la lámina siguiente, pero de un modo bastante inexacto, puesto que la figura muestra todas las láminas separadas siendo así que las anteriores están reu- nidas en el lado esterno. Estos caracteres tan particulares, que solo se encuentran en Megamys y en Potamarchus unidos á los anteriores prueban de un modo irrefutable que ambos animales pertenecen á un solo género. Después de este párrafo, \iene una descripción de la es- tructura interna de las muelas, según la cual presentaría Potamarchus un carácter que lo separaría no solo del Myopotamus pero sí también del Megamys, de los roe- dores en general, y hasta de todos los mamíferos y yerte- brados conocidos, tan extraordinario sería si fuera exacto ! En efecto, pretende que cada lámina de dentina además de la hoja de esmalte j)eriférica que la rodea, muestra una hoja de esmalte interna rodeada por la dentina dispuesta sobre el eje longitudinal de la lámina, pero sin que nin- guna de las estremidades toque en la periferia y se ponga por consiguiente en contacto con la hoja de esmalte perifé-. rica. Ni Myopotamus ni Megamys presentan nada de parecido. No se encuentra tampoco un caso igual en ningún otro roedor, y agregaré en ningún mamífero. ¿Cómo un animal que según el autor es parecido á Myopotamus y T. u 3 — 34 — según mi examen á Megamys diferiría de ambos géneros y de todos los roedores por un carácter tan particular? ¿Cómo esplicar la presencia de una hoja de esmalte en esa posi- ción? En Myopotamus con la edad aAanzada quedan en la corona pozos de esmalte, pero superíiciales, que des- aparecen bien pronto, y son los últimos vestigios de los repliegues entrantes del esmalte periierico que penetran mas profundamente en el centro de la corona que en la periferia. Pero no puede suceder lo mismo en Poía?nar- chus cuyas muelas están formadas por láminas paralelas, ó habria para ello que admitir que cada lámina tuvo en un principio un repliegue de esmulte en la cúspide de] que sería último vestigio la hoja interna mencionada, lo que estarla en completa contradicción con el tipo de las muelas formadas por láminas transversales, las que siempre se pre- sentan en un principio en forma de crestas á dos aguas cubiertas de esmalte en toda la superficie. Además que en el caso del Myopotamus y los otros parecidos como en el mismo caballo, los rumiantes, los rinocerontes, macroqué- uidos, etc., los vestigios ^de los repliegues de esmalte se presentan en la forma de pozos, ó figuras internas, mien- tras que en Potatnarchus se trataría de una simple hoja interna, cuyo origen y función no se comprende. La misma posición de esta hoja de esmalte, abstracción hecha del caso singular de que se presentarla en un genero de una familia cuyos otros representantes no muestran nada de parecido, es tan contraria á la estructura típica y general de los dien- tes en todos los vertebrados que bastaría para suponer que hubo un error de observación. La regla general y sin es- cepciün es que la dentina ocupe el centro formando la masa del diente que se halla envuelta por una capa delgada de esmalte, cubierta á su vez muy á menudo por un depó- sito de cemento, mientras que si fuera exacta la obs.erva- cion del distinguido paleontólogo tendríamos un caso en que el esmalte se hallaría envuelto por la dentina, lo que -as- estaría en completa oposición no solo con la morfología general del aparato dentario, mas si también con su desar- rollo embrional. Y para completar las singularidades de la observación, tampoco se trataría de una hoja de esmalte continua, sino de una lámina interrumpida de trecho en trecho, carácter tampoco observado en ningún vertebrado, á lo menos en los repliegues del esmalte interno. En fin, la existencia de esa lámina de esmalte interna, es tan es- traordinaria, y tan en contradicción con todo lo que nos enseña la morfología y el génesis evolutivo del aparato den- tario, que por mi parte no puedo dudar un instante que alguna particularidad de otra naturaleza ha inducido en error á tan experto observador. Lo que ha habido en este caso, es que se trata de muelas de base abierta, cuya cavidad inferior se ha prolongado en forma de hendidura hasta la corona, como sucede á menudo con las muelas de los toxodontes, de la mayor parte de los edeutados y de casi todos Jos roedores de dientes no radi- culados ; esta hendidura se halla siempre tapizada por una delgadísima capa de dentina mas dura y compacta, que al llegar á la superficie masticatoria puede juntarse la capa de las dos paredes opuestas formando una especie de arista en la superficie de la corona, que nunca toca en la periferia, ó pueden conservarse las dos capas separadas, por los ves- tigios de la hendidura que es el caso observado por el Dii. BuRMEisTER, Ó pucdeu ponerse en contacto y soldarse á trechos, imitando las interrupciones que tanto le llamaron la atención y que con tanta exactitud figura en el dibujo au- mentado que dá de la muela de Potamarchus, ó bien puede suceder á veces que la hendidura se rellene de materia silícea que toma luego la apariencia de una hoja de esmalte. Ejemplos de todos estos casos son frecuentes en las muelas de distintos animales, pero concretándome á los roedores los he observado en todas las especies del género Megamys incluso la que describe el mencionado autor con — 36 — el nombre de PotamarcJius, y cualquiera puede observar- los en las muelas del Lagostomus, de Cavia, de Cteno- mys, deDolichotis, de Ilydrochoerus, y en fin en general en todos los roedores con muelas de base abierta, Pota- marchus entra en la regla y se distingue, por este carác- ter deMi/opotamus que posee muelas radiculadas, acercán- dose al contrario á Megamys que las tiene de base abierta. Luego continúa el autor con el examen de los caracteres de la mandíbula, y encuentra que esta se parece á la del MyojDotamus, por la pequenez de la apófisis coronoidea, que en el animal actual es casi nula, pero examinando el dibujo de la mandíbula de Potamarchus se \é claramente que di- cha apófisis está mas desarrollada que en Myopotamus y situada un poco mas hacia atrás, lo que sin duda lo acerca mas de Lagostomus, que se distingue precisamente por el desarrollo un poco mayor de la apófisis coronoidea, y su si- tuación mas hacia atrás, caracteres que dada la estructura de las muelas y de las partes conocidas de la mandíbula debían ser común con Megamys. El último carácter que menciona el autor es la posición de la abertura del canal alveolar sobre el lado interno de la mandíbula en Potamarchus, y al lado de la apófisis con- diloidea en Myopotamus, prestando mucha importancia á esta notable diferencia entre dos animales que supone tan cercanos, cuando ella es muy natural tratándose de dos gé- neros pertenecieutes á familias distintas. Si en vez de cora- parar Potamarchus á Myopotam.us lo hubiera comparado á Lagostomus no hubiera encontrado esa diferencia, pues ambos tienen la abertura del canal alveolar en la misma po- sición, que es la que debe tener en Megamys. Me parece pues que no es posible abrigar dudas sobre la identidad genérica de Potam.archus y Megamys, sin em- bargo el dibujo de la mandíbula de Potamarchus que dá el Dr. BuiíMEisTER muestra otros caracteres confirmativos de esta identidad que voy á enumerar auque sea de paso. — 37 — Así en Myopota^nus solo existe cemento en el fondo de los repliegues que forma el esmalte. En el Megamys tam- bién rellena el fondo de dichos repliegues, pero además une la última lámina de esmalte y dentina á las anteriores. Se- gún el dibujo la última lámina de las muelas inferiores de Potamarchus, se presenta aislada y por consiguiente unida á las anteriores por cemento como en Megamijs. En MyopoiaiiULS los repliegues del esmalte forman en las muelas surcos perpendiculares que apenas alcanzan a la mi- tad de la longitud de estas. En el Megamys, los surcos perpendiculares llegan hasta la base misma de las muelas, y el dibujo de Potamarchus, muestra dichos surcos pene- trando en la mandíbula en donde ciertamente deben prolon- garse hasta la base como lo prueban las muelas aisladas que he descripto. En Myopotamus la capa esterna de esmalte solo cubre mas ó menos la mitad del largo de cada piuela. En Mega- mys el esmalte cubre toda la muela hasta la base. Del dibujo y de la descripción se desprende que igual conformación pre- senta el Potamarchus , lo que se confirma por las muelas aisladas que he descripto, y este es también un carácter de valor fundamental para separar Potamiarchus de Myopo- tamus y acercarlo á Megaynys. En Myopotamus, cada muela termina en un cierto nú- mero de raíces distintas. En Megamys, las muelas presen- tan la misma forma en todo su largo, no tienen raíces dis- tintas, y la base está abierta, presentando un número de cavidades igual al de las láminas que constituyen las muelas. La arista interna que en el dibujo muestra cada lámina de las muelas de Potamarchus que hicieron creer á tan experi- mentado naturalista en una capa de esmalte interno, es la prolongación en forma de hendidura de la cavidad basal, demostrando así que dichas muelas son sin raíces y de base abierta como las de Megamys, como le es muy fácil asegu- rarse de ello practicando un corte en la mandíbula. Esta es — 38 — también iiiiíi diferencia capital que separa á Potamarchus, de Míjopotainus y le acerca de Megamys. Lo dicho concierne solo á los caracteres de Mijopotamus que faltan á Megamys y Potamarchus ; pero puedo toda- via citar algunos de Megamys que se encuentran en Poía- marchus y faltan en Myopotainus. En Megamys cada lámina de dentina rodeada de esmalte casi en forma de niedia luna, presenta en su parte posterior un arco de círculo regular con el esmalte grueso y liso, mientras que el esmalte ds la parte anterior, es mucho mas delgado y plegado en zig-zag. Ahora el dibujo y descrip- ción que lo acompaña demuestran que una conformación ab- solutamente idéntica presenta el Potamarchus. La última lámina de las muelas inferiores del Megamys se presenta siempre colocada un poco mas hacia adentro, de- jando asi á descubierto una faja perpendicular de la super- ficie de la cara posterior de la penúltima lámina en el lado externo, «;arácter muy particular, que no está en relación con ninguna función de capital importancia, y que no hay por consiguiente razón alguna para encontrarlo en otro gé- nero de distinta familia, y sin embargo, según el dibujo se presenta absolutamente igual en Potamarchus. Es pues in- cuestionable que Potamarchus entra en el género Mega- mys, y el dibujo de la mandíbula demuestra evidentemente que pertenece al Megamys Holmbergii, apelativo específico que debe conservar, porque tiene la prioridad sobre el de murinus que le ha aplicado el Dr. Bürmeister. El tamaño de las muelas de la mandíbula en cuestión está en completa armonía con el de las muelas aisladas que he descripto, y todas ellas indican un animal bastante mas" pe- queño que no creí en un principio, apenas de talla un poco mayor que la vizcacha. Es esta la especie del género mas pequeña hasta ahora conocida. - 39 — ]\Ieg'amys praependens, Amegh. sp. n. Especie de gran talla, un poco mayor aun que el M. Pa- tagoniensis, representada por una muela inferior del lado izquierdo, probablemente la s'egunda ó tercera. Esta muela se distingue de las correspondientes del M. Patagoniensis, por la corona larga y relativamente estrecha, y por presen- tar cinco láminas de esmalte de las que solo las dos anterio- res están reunidas en el lado esterno, quedando las tres posteriores completamente separadas. Las láminas que componen la muela van aumentando de tamaño de la primera á la cuarta, siendo la última apenas un poco mas pequeña que la penúltima. La primera lámina en Tez de ser como sucede casi siempre muy pequeña y rudimentaria, está bien desarrollada, tan ancha como las otras, siendo solo de un menor diámetro transverso. La última lámina apenas entra un poco mas adentro que la penúltima, dejando á descubierto de esta una faja perpendi- cular muy angosta. Además como las láminas no están colo- cadas tan oblicuamente como en las muelas de las otras es- pecies, resulta que la muela presenta una forma triangular mas regular, ensanchándose gradualmente de adelante hacia atrás. Las cuatro columnas del lado esterno, son con corta diferencia casi sobre el mismo plano, á excepción de la última que como es de regla en todas las especies del gé- nero, ya he dicho se encuentra un poco mas hacia adentro. En el lado interno las cinco columnas se encuentran exacta- mente sobre el mismo plano. La cara perpendicular anterior, ancha y redondeada está encorvada con la concavidad hacia adelante, aunque no muy pronunciada. La cara perpendicular posterior ancha y con- vexa, presenta una depresión longitudinal colocada un poco mas hacia adentro del eje medio longitudinal. Las láminas son mas elíptico-prolongadas que en las otras — 40 — especies, casi en forma de losange, no tan arqueadas en su parte posterior, ni tan cóncavas en la anterior. La dentina que incluye el interior de cada lámina está mas gastada que el esmalte que la rodea, formando una especie de hueco. El esmalte que rodea la parte posterior de cada lámina, forma una hoja gruesa, elevada y un poco ondulada ; en la parte anterior, al contrario, forma una hoja muy delgada, mas baja y prolongada en zig-zag. Los depósitos de cemento que unen las láminas entre sí son sumamente delgados, apenas de 0'"004 de grueso. La superficie del esmalte es ligeramente estriada en sentido longitudinal. La base de la muela presenta cinco cavidades correspondientes á las cinco láminas que forman la muela. En la base se observa una particularidad bastante notable, los depósitos de cemento que unen las láminas entre sí no se han formado hasta abajo de manera que aquí las láminas están completamente sepa- radas unas de'otras por profundas hendiduras transversales. Dimensiones „.,,,, . , , . ( ántero-posterior O^OOé Diámetro de la primera lamina , ^ nr,o ^ ( transverso 0 .008 r., ^ , , , ,. • t ántero-posterior 0.003 Diámetro de la segunda lamina J , r. ^.i o (transverso O.Oi.i rs-r . 11, ,. • i ántero-posterior 0.003 Diámetro de la tercera lamina i ^ /a ^m transverso O.Oib „., , ,1 . 1' • í ántero-posterior 0.003 Diámetro de la cuarta lamina i ^ ^ /mo ^ transverso O . Oio „., ^ , , • , w • ( ántero-posterior 0.004 Diámetro de la quinta lamina , /^ rM«r C transverso 0.0175 / ántero-posterior 0.022 „..,,, \ ( adelante 0.010 Diámetro de la corona { , \ , ,- r. ^^r, transverso { en el medio O.OI.o atrás 0.018 - , , , , , r ., í en la parte anterior. . 0.052 Largo de la muela de la raíz a la corona j , , ^ . ^ ^co ^ en la parte posterior. 0.058 El Megamys preependens, á juzgar por la muela única - 41 — descrita, aunque de talla mayor que el M. patagoniensis, era relativamente mas delgado y de formas mas esbeltas. Megamys Burineisteri, Amegh. sp. n. Especie gigantesca, aun mas robusta que el mismo Mega- mys Racedi, fundada sobre una muela encontrada en Villa Urquiza y regalada al museo del Paraná por el señor barón VON FÜRSH. Es una muela con curva lateral muy pronunciada del lado izquierdo de la mandíbula superior, de tamaño enorme para una muela de roedor, que se distingue á primera vista de las muelas de todos los demás Megamys por las láminas que la constituyen que son relativamente angostas pero muy prolongadas en sentido transversal, colocadas muy oblicua- mente, y además por los depósitos de cemento que unen las láminas entre sí, muy espesos, figurando ellos mismos láminas transversales. Desgraciadamente esta pieza se encuentra bastante des- truida, por lo que no se puede apreciar exactamente sus di- mensiones, pero tal como está permite formarse una idea bastante aproximada de la talla enorme del animal, y pre- senta sus caracteres específicos distintivos muy aparentes y marcados. En su forma general la muela es corta y ancha, es decir muy aplastada en sentido ántero-posterior y muy enanchada en sentido transversal, estando compuesta de solo tres lá- minas de dentina rodeadas de esmalte y unidas por dos gruesas capas de cemento. Las láminas se parecen á anchas paredes transversales de dentina, limitadas adelante y atrás por hojas de esmalte casi paralelas y prolongadas que se unen en ambas estremidades, tomando así las láminas una forma recta en vez de la de arco de círculo que presentan en las muelas de las otras especies. — 42 — La hoja de esmalte que rodea cada lámina es gruesa y elevada todo alrededor, diferenciándose así también mucho de las muelas de las otras especies, en las que la hoja de esmalte es mas delgada y baja en la cara posterior de las láminas de las muelas superiores, y vice-versa en las de las muelas inferiores. Las pocas ondulaciones de la hoja de esmalte también son mas suaves y prolongadas en vez de presentar la forma de repliegues como en las otras especies. La cara perpendicular posterior, es ancha, poco convexa, y ligeramente encorvada con concavidad dirijida hacia atrás y hacia afuera. La cara perpendicular anterior es aplastada y con una ancha depresión perpendicular. La superficie del esmalte es también fuertemente estriada en sentido longitu- dinal ó perpendicular, particularmente en la parte anterior de cada lámina. Examinando la muela de atrás hacia adelante se presenta : Primero, una lámina de dentina rodeada de esmalte, en forma de arco de círculo hacia atrás y en forma de cuerda hacia adelante, de 0'"005 de diámetro ántero-posterior, y de 0^023 de diámetro transverso, unida en el lado interno á la lámina siguiente y separada en el esterno en donde forma la última columna perpendicular hacia atrás. Sigue á esta primera lámina un fuerte depósito de cemento de color amarilloso oscuro, también en forma de lámina, de 4 milímetros de diámetro ántero-posterior y 22 milímetros de diámetro transverso que rellena una profunda hendidura transversal y perpendicular formada por un gran repliegue de la hoja de esmalte, abierta en el lado esterno y cerrada en el interno por la misma hoja de esmalte periférico. Viene luego hacia adelante la segunda lámina de dentina rodeada de esmalte, ó sea la intermediaria, que parece fué la mayor, colocada muy oblicuamente ; tiene esta lámina 5 milímetros de diámetro ántero-posterior, y 34 milímetros de diámetro transverso la parte existente, pues está rota en su ángulo interno conociéndose que entera debió tener — 43 — por lo menos 2 ó 3 milímetros más. Por este lado inter- no antes de ser destruido uníase á la última lámina ó posterior por una hoja de esmalte formando entonces ambas una sola columna interna. En el lado esterno está separada formando una columna perpendicular, y sobresaliendo ha- cia afuera sobre la lámina posterior unos 12 milímetros, quedando por consiguiente visible de atrás hacia adelante una faja perpendicular del mismo ancho que no puede ocul- tar la lámina posterior mucho mas angosta. A esta lámina segunda, sigue hacia adelante otro espeso depósito de cemento en forma de lámina transversal, de 5 milímetros de diámetro ántero-posterior y 23 milímetros de diámetro transverso, pero como está destruido en sus dos estremos interno y esterno, en la muela entera debió tener varios milímetros de más en sentido transversal. Yiene por último la primera lámina ó anterior, también de un tamaño considerable y de 6 milímetros de diámetro án- tero-posterior. Esta lámina está colocada sobre la que le sigue unos 10 á 12 milímetros mas hacia afuera, de modo que deja á descubierto en el lado interno una faja perpen- dicular de la parte anterior de la segunda lámina de unos 10 á 12 milímetros de anclio; en su ángulo perpendicular es- terno también está rota pero se conoce sobresalía conside- rablemente sobre la segunda lámina. El diámetro transverso de la parte existente de esta lámina es de 25 milímetros pero debia pasar por lo menos de 30 milímetros en la muela intacta. La corona de la muela tiene 26 milímetros de diámetro ántero-posterior, y 34 milímetros de diámetro transverso siguiendo el diámetro máximo de la lámina intermediaria. La base de la muela falta, y como en la rotura las láminas se conservan aún sólidas ó muestran apenas pequeñas trazas de la cavidad central, mientras que en las muelas intactas de Megamys la cavidad central de la parte inferior de cada lámina ocupa mas ó menos un tercio del alto ó largo total de — 44 — la lámina, deduzco que á la muela en cuestión le falta en su parte inferior por lo menos un cuarto de su largo total. Ahora, como el largo máximo de la parte existente es de 66 milímetros, supongo que el largo mínimo de la muela intacta era de 88 milímetros, es decir que era por lo menos 26 milímetros mas larga que la gran muela del M. Racedi descrita en mi trabajo anterior. En cuanto á la circunferen- cia de la muela está demasiado destruida para que pueda apreciarse con alguna exactitud. El Megamys Burmeisteri es el mas colosal de los roe- dores hasta ahora conocidos, y puede incluirse eu el nú- mero de los mamíferos mas corpulentos que hayan existido, pues tuvo el tamaño y la corpulencia de un gran hipopótamo. Dedico la especie al Director del Museo Nacional de Bue- nos Aires, Dr. D. Germán Burmeister, feliz por mi parte siempre que se me presenta ocasión de honrar el nombre de tan ilustre maestro, aún á riesgo de que me haga de ello un cargo por hacerlo sin consultarle ni pedirle antes su con- sentimiento como acaba de reprochármelo á propósito de Oracanihus Burmeisteri. ^ Epiblema, Amegh. gen. n. Caract. gen. Muelas con una hoja de esmalte única replegada sobre si m-isma y sin discontinuidad de un estremo á otro de la muela, imitando los re- pliegues la forma de láminas transversales. Epiblema horridula, Amegh. sp. n. Fundo la especie sobre la última muela superior del lado derecho, que indica haber pertenecido á un animal un poco ^ Sitzungsberichte der kónig. Preus. Akad. der Wissens. zu Berliu. 1885, p. 572. - 45 — mas grande que la vizcacha, parecido á Megamys y Lagos- íomus, pero genéricamente distinto. La corona es larga y angosta, algo mas ancha en su parte anterior que en la posterior, y con un cierto número de hojas ó crestas transversales de esmalte mas elevadas que el resto de la corona, imitando de á pares como láminas transversa- les. Mas fijando detenidamente la atención se observa que esas hojas transversales constituyen una hoja de esmalte única, replegada sobre sí misma, de manera que pasa alter- nativamente al lado interno v al esterno, formando suce- sivamente columnas y hendiduras de modo que á cada columna interna corresponde una hendidura ó surco es- terno, y á cada columna esterna una hendidura interna. Cada hendidura ó cavidad íormada por un repliegue del esmalte está rellenada por una sustancia muy dura y compacta que supongo sea dentina, quedando en la periferia un pequeño surco perpendicular. Hay cuatro columnas internas colocadas mas ó menos so- bre el mismo plano, separadas por tres surcos perpendicu- lares, y tres columnas esternas separadas por dos depre- siones perpendiculares anchas y poco profundas. La hoja de esmalte replegada forma en la corona siete crestas trans- versales que limitan seis espacios mas profundos, que imitan láminas transversales de 0'"0015 de ancho. Las dimensiones de la muela son: 13 milímetros de diámetro ántéro-posterior, 7 milímetros de diámetro trans- verso en la parte anterior, 4 milímetros en la posterior^ y 20 milímetros de largo de la raíz á la corona. En la base de la muela las hendiduras formadas por los repliegues de la capa de esmalte no se han rellenado por la sustancia que aparece en la corona, permaneciendo vacíos, de manera que presenta aquí la muela seis cavidades bastante profundas. Hasta ahora no conozco ninguna otra pieza que se pueda atribuir al mismo animal. — 46 — Tetrastylus, Amegh. gen. n. Caract. gen. Muelas inferiores angostas adelante y anchas aírá.s, formadas por cuatro láminas rodea- das de esmalte y fuertemente unidas entre si. In- cisivo de cara anterior plana y capa de esmalte no estriada longitudinalmente . Tetrastylus Isex'ig'atus, Amegh. Megamys? Iwnigatus. Ameghino, Bol. de la Acad. Nac. de Cieñe, t. VIII, p. 31, 1885.- Theridomys americanus (Bravard). Burmeister, An. del Mus. Nac, t. III, p. 109. Fundé esta especie sobre un solo incisivo inferior com- pletamente aislado, muy parecido al de la vizcaclia, pero mas parecido aún al de los Megamys deduciendo de su examen que procedía de un auiuial de la misma familia, que coloqué solo provisoriamente en el género Megamys, pues reconocía era probable procediera de otro género cercano. Un fragmento de maxilar en el que se halla implantado un incisivo igual á aquel y dos muelas en mal estado, con- firman mi primera determinación. Se trata efectivamente de un animal parecido á Lagostomus y á Megamys pero con bastante caracteres distintÍYOs para exigir la formación de un nuevo género, que denomino Tetrastylus á causa de las cuatro columnitas perpendiculares que las dos muelas implantadas en el maxilar presentan en el lado interno. Es la parte anterior del lado izquierdo de la mandíbula inferior con los dos primeros molares y el incisivo. Desgraciadamente las muelas están en parte destruidas, — 47 — habiendo perdido completamente la corona y quedando solo la parte engastada en los alvéolos que no permite formarse una idea exacta de su conformación. Sin embargo, puede apercibirse fácilmente que cada muela está formada por cuatro láninas transversales que en vez de estar separadas unas de otras por espesos depósitos de cemento como en Mega.tnys están íntimamente unidas entre sí y reunidas por una misma capa de esmalte periférica. Las láminas van aumentando de tamaño de la primera á la última, de manera que las muelas son angostas adelante y anchas atrás. La prim.era lámina de cada muela es elíptica y las otras tres ligeramente arqueadas, con la concavidad vuelta hacia adelante y la convexidad hacia atrás, sin que la hoja de esmalte presente repliegues secundarios. Cada una de las dos muelas muestra en el lado interno cuatro columnitas perpendiculares. En cuanto al lado es- terno solo se vé la parte posterior de la segunda muela que deja ver dos columnas perpendiculares, siendo probable que las dos láminas anteriores estén reunidas en una sola columna. La rotura de la mandíbula detrás de la segunda muela muestra que éstas eran de base abierta. El incisivo está roto en la parte anterior, pero la parte existente muestra que es completamente igual al ejemplar que me sirvió de tipo para fundar la especie. La cara es- maltada es lisa V el esmalte dá vuelta en el lado esterno formando un ángulo redondeado, y en el interno ángulo recto. Es además muy encorvado y se prolonga hacia atrás sobre el lado interno de la mandíbula bastante mas allá de la segunda muela, en donde está roto, y llegaba probable- mente cuando entero al lado de la cuarta muela como su- cede con el Lagostovius y Myopotamus. Pero la prolon- gación del alvéolo del incisivo en el lado interno no forma una protuberancia lateral convexa tan saliente como en Lagostomus, sino mucho mas baja como se presenta en el Myopotamus. — 48 — La forma de la parte existente del maxilar también es bastante parecida á la del Myopotamus. La parte alveolar de la mandíbula inmediatamente debajo de las dos muelas es comprimida lateralmente como en aquel género, enan- chándose luego hacia abajo. La sínfisis es mas prolongada hacia atrás que en la vizcacha, empezando debajo de la parte posterior de la primera muela como en Myopotamus pero la forma déla impresión perpendicular de la parte sin- fisaria en que se juntan las dos ramas mandibulares es mas parecida á la vizcacha, dividiéndose en dos partes, una pos- terior angosta y prolongada hacia atrás, y otra anterior mas ancha pero no tan elevada como en Lagostomus, pre- sentándose al contrario la parte superior de la sínfisis mas aplastada como en Meganiys. En el lado interno, algo mas adelante de la primera muela, encima de la parte sinfisaria y justamente en el punto en que la impresión sinfisaria se divide en dos partes, una ancha aoterior y una angosta posterior, hay un agujero an- cho y profundo, igual en su forma al que muestra en el mismo punto la mandídula del Megamys. En el lado esterno, debajo de la parte anterior de la pri- mera muela, á unos 16 milímetros del borde alveolado, hay un agujero mentoniano de diámetro considerable, carácter que lo acerca del Megamys, en cuya mandíbula existe también la misma perforación, aunque un poco mas arriba. La parte sinfisaria que se estiende adelante de las muelas es mas corta que en Lagostomus, pareciéndose á Myopo- tam.us. Dimensiones Alto de la mandíbula en el lado esterno debajo de la primera muela 0"024 Longitud de la barra que separa el primer molar del borde alveolar del incisivo 0.022 Longitud de la impresión sinfisaria perpendicular 0.037 — 49 — . ^ . ( adelante 0.012 Ancho de la impresión siníisaria j j - , q Q07 Ancho del incisivo en la cara esmaltada 0.006 , , . ,1 ántero-posterior 0.0085 Diámetro de la primera muela ^^^^^^.^^^^ 0.007 í ántero-posterior 0.008 *"""" ^ transverso 0.008 Diámetro de la segunda muela Longitud de las dos muelas 0.019 ^D* Estas dimensiones indican un animal de talla algo mas considerable que el Lagostomus tricodacti/lus y bastante mas robusto. La muela atribuida por Bbayard á un Theridomys a.me- ricanus y descrita y dibujada por el Dr. Burmeister bajo el mismo nombre [An. etc., t. Til, p. 109), aunque reco- nociendo inmediatamente con ojo esperto que no procedía de un verdadero Theridomys sino de otro animal genéri- camente distinto, me parece que entra en el género Tetras- tylus y precisamente en la especie que acabo de describir. Tetrastylus diffissus, Amegh. sp. n. Especie representada por dos trozos de incisivos inferio- res, desgraciadamente muy incompletos, pero suficientemente demostrativos para probar la existencia de una especie del género Tetrastylus de tamaño por lo menos doble que el del T. Ixvigatus. Son dos trozos de la parte anterior de dos incisivos inferiores, conteniendo únicamente la capa esterna de esmalte y solo una parte déla dentina que la rellena, con el borde de la estremidad anterior cortado en bisel. La forma de la capa de esmalte es igual á la del incisivo del T. Isevigatus, muy lustrosa como en este, con pequeñísimas estrías longitudinales apenas visibles, la cara anterior plana, y dando vuelta sobre los ángulos del mismo modo que en el ejemplar típico del género. El mas grande de estos dos — 50 — fragmentos, de color negro lustroso, tiene 1 1 milímetros de ancho, y la parte cortada en bisel termina en un borde completamente transversal. No se puede medir el espesor del diente por estar destruida toda la parte interna, pero el ancho indicado de la cara anterior que sobrepasa en mas del doble el ancho de los incisivos de los mas grandes indi- viduos del La(/osío772US tricüdsictylus, demuestra el tamaño relativamente considerable del Tetrastylus diffissus. El segundo ejemplar es de una conformación completamente idéntica con la única diferencia de su tamaño un poco menor. liagostoinus? pallidens, Amegh. sp. n. • Un pequeño fragmento del maxilar inferior conteniendo la parte anterior de la síníisis con el incisivo, indica la exis- tencia de un animal mas parecido á la vizcacha que todos los precedentes, y quizás del mismo género pero en ese caso se trataría de una vizcacha con esmalte coloreado de ama- rillo, pues es el color que conserva aún el incisivo en su parte posterior que estaba engastada en el alvéolo al abrigo de las causas que descoloraron la parte anterior que salía afuera del hueso. Esta pieza indica un animal de la talla de la vizcacha actual. El incisivo es de la misma forma y tamaño que en la vizcacha existente, distinguiéndose única- mente por la superficie del esmalte cubierta de un conside- rable número de arruguitas é impresiones, faltándole las estrías finas longitudinales muy pequeñas que caracterizan el diente de la vizcacha. La cara anterior esmaltada parece también un poco mas convexa, y la cinta de esmalte que dá vuelta sobre el ángulo interno longitudinal algo mas ancha y con una pequeñísima depresión longitudinal en el medio que falta en la vizcacha pero existe en los incisivos de algunos Megariiys. La sínflsis es mas corta y espesa que en Lagostoriius, y la impresión perpendicular carece de su — 51 — segunda sección posterior mas estrecha y prolongada hacia atrás, que se vé en las mandíbulas de Lagostoraus, Mí/o- potamus, Megamys y Tetrastylus, lo que me hace pre- sumir que probablemente se trata de un género distinto de Lagostomus aunque muy cercano. Pero prefiero reunirlos provisoriamente hasta que conozca otros materiales que prueben de una manera mas demostrativa su diferencia ge- nérica. MURIFORMIA Morenia, Amegh. gen. n. Caract. gen. Muelas de corona formada, por un crecido número de láminas transversales, separadas por hendiduras perpendiculares en la, superficie de la. corona^ reunidas en el cuello por una hoja de es- malte periféricay terminando en la base por raices distintas y separadas. Es este un género de roedores muy particular, de la fami- lia de los Muriformia, pero también cercano por algunos caracteres de los Er y omyina, constituyendo un verdadero tipo intermediario entre Lagostomus y Myopotaw,us. Dedico el género al fundador del gran museo de La Plata, naturalista Dr. Francisco P. Moreino. Morenia eleiihantina, Amegh. sp. n. Fundo la especie sobre la primera muela superior del lado izquierdo de la mandíbula superior, pieza que me ha sido facilitada por el hábil coleccionista residente en el Paraná, señor Don Luis Lelo^g Théve^ot. La muela es larga v estrecha, angosta atrás v mas ancha — 52 — adelante, con curva lateral de concavidad esterna bien pro- nunciada y dividida por un cuello en dos partes bien distin- tas, una superior y esmaltada que es la mas considerable y constituye la corona, y otra inferior muchísimo mas pequeña y sin esmalte que la forman las raices. La corona está formada por seis láminas transversales, de unmilíniitro de espesor cada una, que van disminuyendo de diámetro transverso de la primera á la última, y completa- mente separadas en la superficie déla corona por hendiduras transversales y perpendiculares vacias, pero que es posible se rellenaran con cemento en una edad mas avanzada. Las láminas están colocadas oblicuamente al eje longitu- dinal de la muela, y cada una está rodeada por una hoja de esmalte mas gruesa en la parte anterior y sumamente del- gada en la posterior. La primera lámina muy angosta y prolongada en línea casi recta, tiene cerca de 5 milímetros de diámetro transverso. La segunda tiene un diámetro apenas algo mayor y es un poco arqueada en su parte posterior. La tercera y la cuarta también tienen 5 milímetros de diámetro transverso pero son algo mas arqueadas en forma de arco de círculo con la concavidad vuelta hacia atrás y la conve- xidad hacia adelante. Estas cuatro láminas están completa- mente separadas por las hendiduras transversales mencio- nadas. La lámina quinta aun mas arqueada que la que la precede, solo tiene 4 milímetros de diámetro transverso, y la sesta, mas pequeña aún, pero de forma ovalada, solo tiene 3 milí- metros. Estas dos últimas láminas están unidas entre sí por sus dos estreñios interno y esterno, á causa del desgaste de la muela que ha hecho desaparecerla hendidura en las estre- midades, conservándose solo un resto de ella en el centro en forma de un pozo de esmalte angosto y largo. Las hendiduras transversales que separan las láminas entre sí son mucho mas profundas en el lado interno que en el -esterno, y en la parte anterior que en la posterior, de — 53 — donde resulta que se han ya en parte borrado en el lado esterno y anterior, siendo así las láminas mas altas en la parte anterior é interna que en la posterior y esterna. La muela tal como se presenta ahora, con su degasta- miento mayor en la parte anterior que en la posterior, y con sus láminas transversales de esmalte circunscribiendo lámi- nas transversales de dentina, presenta el mismo aspecto que una muela superior de uno de esos elefantes de láminas anchas y poco numerosas, como el E. antiquus, meridio- nalis, etc., salvo naturalmente la diferencia del tamaño diminuto de la muela de la Morenia. Pero con la mastica- ción V desgaste consiguiente la forma de la muela debia ir cambiando, desapareciendo sucesivamente las láminas poste- riores y disminuyendo de consiguiente su diámetro ántero- posterior. La muela está provista de tres raices distintas, muy pare- cidas y dispuestas del mismo modo que en la muela corres- pondiente del Myopotsimus coypus, es decir una grande en el lado interno y dos mas pequeñas en el esterno. La gran raiz del lado interno, larga de adelante hacia atrás y comprimida transversalmente, parece corresponder á la parte interna de las tres láminas posteriores. Las raices esternas son muy pequeñas y cilindricas, y además rotas en la base no pudiéndose por eso determinar su largo; la anterior parece corresponder á la parte esterna de las tres láminas anteriores y la posterior á las láminas posteriores. Estas tres raices están abiertas en la base (á lo menos la grande entera) pero probablemente se cerraba en la edad avanzada del ani- mal como sucede con las del Mi/potamus. La disposición de las raices con relaciona la muela prueba que esta se implantaba en el maxilar en la misma posición que la correspondiente del Mfjopotaraiis, esto es en direc- ción oblicua al eje longitudinal de la mandíbula con la parte anterior ancha hacia adentro y la posterior angosta hacia afuera. — 54 — Dimensiones Diámetro áatero -posterior ea la corona COOQ ( adelante 0.005 Diámetro transverso \ . r ^ ^^vo ( atrás 0 . 003 Alto de la corona en el medio de la parte esterna 0.004 Alto de la corona en el medio de la parte interna anterior. . . 0.007 í ántero-posterior 0 . 007 Diámetro de la eran raíz interna { ^ / adelante 0 . 002 ^ i transverso , ^ ^^, ' ( atrás 0.001 Largo de la misma raíz 0 . 003 Diámetro de las raíces esternas 0.0015 Largo de la muela de la raíz á la corona 0.010 Atribuyo al mismo animal un incisivo inferior izquierdo, algo parecido al del Mfjopotainus, pero un poco mas gran- de y muclio mas comprimido en sentido ántero-posterior. La parte existente, sin seguir la curvatura, tiene 52 milíme- tros de largo, pero está rota en la raíz, mostrando una cavi- dad interna todavía muy pequeña por lo que se puede ase- gurar que el largo total del incisivo en línea recta pasaba de 75 milímetros. La cara anterior esmaltada es un poco mas plana que en Myopotamus pero con las mismas arru- guitas longitudinales muy finas en la superficie, que carac- terizan este último género. En la arista longitudinal esterna el esmalte da vuelta á ángulo recto formando una faja lisa como en Mi/opotainus, ancha de 2 milímetros, pero en el lado esterno da vuelta formando una gran curva y borde convexo muy desarrollado, que falta en el incisivo del Myo- potamus. La cara esmaltada esterna tiene 8 milímetros de ancho, pero el diente es tan aplastado en su cara posterior ó interna que apenas tiene 5 milímetros de grueso, siendo como en Myopotamus mas aplastado en el lado longitudi- nal esterno que en el interno. La superficie tritoria cortada en bisel tiene 12 milímetros de largo y 7 de ancho. Si las demás muelas tienen respecto al tamaño la misma relación que la primera superior arriba descrita, comparada — 55 — con la misma del Myopotamus la Morenia elephantina, fué un roedor de doble tamaño que el actual. 3Ie parece muy probable que el diente incisivo de que habla Bravard como de un animal próximo al castor y que describe el Dr. Bürmeister sin darle nuevo nombre (A?!, etc. t. IIT, p. 1 16) pertenece á este género y probablemente á esta misma especie acá descrita. iMorenia coniplacita, Amegh. sp. n. Especie de tamaño una mitad mas considerable que la anterior, representada por un trozo de un incisivo inferior derecho, con solo una pequeña parte de la superficie trito- ria de la corona, y roto igualmente en la parte posterior mas ó menos en la mitad de su largo. Este ejemplar se dis- tingue del anterior por su tamaño mas considerable, por su cara anterior esmaltada, mas plana y casi un poco depri- mida en el centro, y por su cara posterior aún mas depri- mida que en la especie precedente. Tiene 9 milímetros de ancho y solo 6 de grueso. La cara anterior esmaltada es muy lisa y lustrosa con algunas pequeñas arruguitas lon- gitudinales solo en su parte mediana que es un poco depri- mida longitudinalmente. Sobre el lado interno el esmalte dá vuelta formando un ángulo menos agudo, y no forma sobre el esterno un borde redondeado y convexo tan grande como en la especie anterior, asemejándose por este último carácter algo mas á MyopotdLinus. Orthomys, Amegh. Ameghino. La antigüedad del hombreen el Plata, vol. II, p. 306, año 881 . Orthomys procedens, Amegh, sp. n. Roedor indeterminado B. Ameghino, Bol. de la Acad. Nac. de Cieñe, t. VIH, p. 69,1885. — 56 — Este animal, que en mi memoria anterior citó sin nombre particular, estaba representado por un solo incisivo inferior de tamaño tan considerable, que no pude suponer en un principio fuera de una especie del género Orlhomys repre- sentado en el pampeano inferior por una especie mucho mas pequeña, el Orthomys dentatus; pero un nuevo examen de esa pieza me ha demostrado que realmente pertenece al mismo género, el que parece entrar en la familia de los Mu- iñformia. Ahora tengo á mi disposición la parte anterior del incisivo inferior de otro individuo, que presenta los mismos caracteres con la diferencia que el diente es algo mas pequeño (9 milímetros de ancho en la cara anterior y 8 milímetros de espesor) quizás por ser de algún individuo algo mas joven. Por lo demás, la corona es igualmente corta y de la misma forma que en el ejemplar anterior, y también que el del pampeano salvo la diferencia del tamaño. La cara tritoria de ambos ejemplares tiene solo un centímetro escaso de largo, lo que es realmente muy poco en proporción del tamaño de esos dientes. Orfhoniys resecans, Amegh. sp. n. Existe la parte anterior de otro incisivo, pero superior, de un animal del mismo genero, de una textura y forma que indican procede de un individuo adulto, pero de un tamaño relativamente tan pequeño, que no trepido un instante en atribuirlo á una especie del mismo género de un tercio mas pequeña que la anterior, pero á pesar de eso de mayor ta- maño que la especie pampeana. La cara esmaltada anterior es también finamente estriada en sentido longitudinal, el esmalte dá vuelta sobre el borde interno formando ángulo recto con una faja aplastada y estriada longitudinalmente de 0"'00I5 de ancho, y formando sobre el lado esternoun borde redondeado ó convexo. La cara anterior tiene 6 milímetros de ancho, y casi el mismo grueso. La superficie tritoria de — 57 - la corona forma el mismo salto ó escalón para terminar tam- bién en una especie de canaleta que se prolonga hasta el borde anterior, que en oposición con el mismo borde del incisivo inferior formaba un aparato cortante como no lo ha poseido ningún roedor. Esta superficie tritoria á causa de esa forma particular que parece característica del género, solo tiene 6 milímetros de largo. Myopotamus paranensis, Amegh. Ameghixo. Bol. de la Acad. Nac. de Cieñe, t. VIII, p. 38, 1885. De este animal tengo á mi disposición otra mitad de la mandíbula inferior desgraciadamente casi tan destrozada como la que anteriormente me sirvió de tipo para fundar la especie. Es esta igualmente una mitad de la mandíbula in- ferior del lado izquierdo, con solo las dos últimas muelas y en parte destruidas, los alvéolos igualmente destruidos de las dos anteriores, y el incisivo roto en su parte anterior. Este ejemplar es un poco mas grande que el precedente, probablemente de un individuo mas viejo. El incisivo es de mayor tamaño que el que estaba implantado en el maxilar anterior, de 6 milímetros de ancho en la cara de adelante, pero así mismo algo mas pequeño que en la especie existente, no tan aplastado en la cara interna como en el coipo actual, y por consiguiente de diámetro ántero-posterior relativa- mente mas considerable. La cara anterior conserva en algu- nas partes restos de un color amarilloso lo que me parece indicar que el esmalte tenia el mismo color rojo que en la especie actual. Los alvéolos de las dos muelas anteriores demuestran que tenian el mismo número de raices y dispuestas del mismo modo que en la especie existente. En cuanto á las dos últi- mas están demasiado destruidas para que se puedan aper- cibir en ellas caracteres distintivos que si los hay deben — 58 - ser poco notables. Es realmente sorprendente que dos anima- les separados por un espacio de tiempo tan considerable hayan conservado su forma tiplea, sin desviaciones de ver- dadera importancia. GAVINA Plexochoerus, Amegh. gen. n. Caract. gen. Ultima muela superior con nueve lámi- nas transversales, laprim.era compuesta y la última pequeña y en forma de columna. Esmalte de la última nnuela superior formando una hoja única y continuada que une entibe si todas las láminas. JPlexochoerus paranensis,' Amegh. Hydrocho'rus paranensis. Ameghino, Bol. de la Acad. Nac. de Cieñe, t. V, p. 104, 1883; id. t. VIII, p. 41, 1885. Fundé esta especie en 1883 sobre una última muela supe- rior incompleta y destruida pero que me bastó para com- prender que se trataba de una especie muy distinta de la actual. Luego, cuando publiqué mi última memoria pude examinar otra última muela superior, desgraciadamente tam- bién incompleta, pero que á pesar de eso me confirmó en la existencia de una especie extinguida muy distinta de la exis- tente. Ahora entre los nuevos objetos que ha puesto en mis ma- nos el profesor Scalabrisi vienen dos últimas muelas supe- riores casi intactas del mismo animal, que permiten apreciar fácilmente sus caracteres distintivos, y estos son tan consi- derables queme han obligado á separar el animal extinguido como género distinto bajo el nombre de Plexochoerus á causa déla forma particular de la última m.uela. — 59 — Ea el género Hydrochoerus, la última muela superior se compone de once láminas estrechas y angostas, casi todas iguales, y todas completamente separadas unas de otras á escepcion de las dos últimas que están ligadas entre sí por una lámina de esmalte en el lado esterno. La primera lámina es compuesta, presentando en el lado esterno un surco per- pendicular que la divide aquí en dos partes y le dá en la corona la forma de corazón. En PlexochoBrus, la última muela superior se compone de solo nueve láminas, la anterior compuesta como la misma del Hr/drochoerus, las que siguen simples y la última bas- tante mas pequeña y en forma de columna. La ausencia de dos laminasen la muela de PlexochcBvus es ya una diferencia considerable, pero ella está acompañada de otra aún mucho mas notable que justifica la creación de un género distinto. He dicho que en el HydrochcBrua to- das las láminas están completamente separadas unas de otras por depósitos de cemento á escepcion de las dos últimas que están reunidas por una hoja de esmalte en el lado esterno. En el PlexocJioerus no existe una sola lámina completa- mente separada, pues están todas reunidas entre sí por una hoja de esmalte esterno, permaneciendo separadas tan solo en el lado interno. En el lado esterno del ángulo posterior de cada lámina sale una hoja de esmalte que vá á reunirse al ángulo anterior de la lámina siguiente y así sucesiva- mente hasta la última. Esta conformación particular produce en todo el conjunto de la muela otras diferencias considerables. Así en el Hydrochoerus, cada lámina está separada de la que sigue por un surco interno y otro esterno perfectamente opuestos y que se puede decir son la continuación el uno del otro, puesto que es solo el depósito de cemento intermediario que los separa. En la muela del Piexochcerus al contrario, los surcos y las aristas ó columnas que los separan están colocados, no opuestos por pares, sino alternando, corres- — GO - pondiendo á cada surco interno una columna esterna, y á cada columna esterna un surco interno. Esto es natural- mente el resultado de las dos hojas de esmalte que salen de cada lámina en el lado esterno para reuniría á las conti- guas, formando así un arco que cierra en el lado esterno los surcos que aparecen en el interno. Resulta de aquí que los surcos perpendiculares esterqos de la muela del PlexochcB- rus, como que no son producidos por la separación de las láminas entre sí, sino por las depresiones del esmalte, son poco profundos y de fondo cóncavo en vez de surcos pro- fundos y de fondo irregular como se muestran en el Hydro- chcBrus. Del mismo modo las columnas perpendiculares esternas de la muela de Plexochoerus, como que no son las aristas de las mismas láminas sino el resultado de las curvas que forma la hoja de esmalte para reunir las láminas entre sí, se presentan en forma de columnas bajas y redondeadas, en vez de aparecer en forma de aristas delgadas casi cor- tantes como en Hydrochcerus. En el lado interno, las aristas perpendiculares presentan la misma forma en ambos animales, con la única diferencia que las del Plexochosrus aparecen finamente dentelladas en sus bordes. La primera lámina compuesta del Plexochoerus es tam- bién muy pequeña, sobre todo de un corto diámetro trans- verso, aumentando sucesivamente este diámetro hasta la antepenúltima, mientras que en Hydrochcerus, la primera lámina es de un diámetro transverso considerable, casi igual al que presentan las que siguen. De las dos últimas muelas superiores de Plexochoerus mencionadas, una parece de un animal todavía un poco jo- ven. La lámina anterior compuesta presenta en el lado esterno un espesor ó diámetro ántero-posterior de cerca de 5 milímetros y un diámetro transverso en su parte posterior de 7 milímetros. Las demás láminas tienen un espesor de 0'"0015 y un ancho de9á 10 milímetros. La última lámina es . — 61 — algo mas gtuesa pero tiene solo 6 milímetros de diámetro transverso. La corona entera de la muela tiene 25 milíme- tros de diámetro ántero-posterior y 1 1 milímetros de diá- metro transverso en el medio. La segunda muela algo mas grande procede de un indi- viduo muy viejo. Tiene 30 milímetros de diámetro ántero- posterior y 12 milímetros de diámetro transverso máximo. La misma muela de un carpincño actual tiene 42 milímetros de largo y 15 de ancho, de donde se deduce que la talla del Plexochoerus paranensis era notablemente menor que la del animal actual. Además de la cuarta muela superior, de la que se han encontrado ya varios ejemplares, conozco del mismo animal un pequeño trozo de la parte anterior del incisivo inferior, con la parte tritoria de la corona cortada en bisel. Como era de esperarse dado el tamaño mas pequeño de las muelas, el incisivo también es algo mas pequeño que el del carpincho actual. La cara anterior esmaltada tiene un centímetro de ancho, presentando como el incisivo del carpincho una depresión longitudinal en su parte media, bastante ancha, pero poco profunda y de fondo casi plano, siendo la misma depresión en el carpincho mucho mas profunda y de fondo cóncavo, dividiendo el diente en dos partes ó lóbulos bien aparentes. La superficie del esmalte es rugosa y estriada en parte longitudinalmente. Sobre el ángulo longitudinal esterno, el esmalte dá vuelta formando un ángulo redondeado, grue- so y convexo, como en el mismo diente del carpincho, pero sobre el ángulo longitudinal interno dá vuelta á ángulo recto, formando una faja plana de esmalte de 2 milímetros de an- cho que falta completamente ó está apenas indicada en el diente del carpincho actual. La cara tritoria cortada en bisel es muy larga. Conozco además dos muelas superiores muy parecidas á las del Carcliatherium, pero que por su tamaño considerable — 62 — . supongo sean del Plexochcerus, dos géneros por otra parte muy cercanos, y que deben por consiguiente serlo también en la forma de sus muelas. Una de ellas es la primera superior del lado izquierdo, de un tamaño igual á la misma muela de un carpincho actual. Está formada como en el carpincho por dos prismas cada uno con un fuerte pliegue perpendicular en el lado esterno, pero en vez de estar ambos' prismas completamente sepa- rados por un depósito perpendicular de cemento, están uni- dos en el lado esterno por una hoja continua de esmalte. Los dos prismas tampoco son iguales, estando el anterior dividido en dos partes por el surco esterno, de modo que toma la forma de Y, mientras que el posterior permanece simple á causa del surco que no es tan profundo. La lámina de esmalte que une los dos prismas, sale del canto posterior esterno del primer prisma para reunirse formando una curva saliente al ángulo anterior del prisma posterior. La segunda porción del prisma anterior forma conjuntamente con el pliegue de esmalte saliente una gran columna perpendicular de 5 milímetros de ancho, dividida á su vez en dos columnas mas pequeñas por un surco poco profundo, de fondo cóncavo, todo tapizado de esmalte que corresponde al surco interno angosto y profundo que separa los dos prismas de la misma muela del Ilyclrochcprus . El surco esterno esterior es muy angosto y profundo, y el posterior mas ancho y notan hondo. Del mismo modo la arista perpendicular esterna anterior es muy angosta y la posterior algo mas ancha. Las dos crestas perpendiculares esternas son absolutamente iguales á las mismas de las muelas del Hydrochoerus, pero el surco que las separa es mucho mas profundo. He aquí las dimensiones de esta muela comparada con la correspondiente del de uno de los mas grandes individuos Hydrochosrus. — 63 - Plexochterus HydrochoDnis n-' , ' . X • í en el lado esterno. . . 0"Ü12 O^OIS Diámetro antero-postenor I , , , . ^ ( en ellado interno. . . 0.008 0.007 P,., , , (adelante 0.008 0.008 Diámetro transverso ' , . _ , , . ^, ^ 'atrás 0.011 0.011 Largo de la muela de la raíz á la corona en línea recta 0.045 0.045 Como se desprende de estas medidas las diferencias de tamaño son considerables entre las muelas posteriores de ambos géneros, pero casi nulas en las anteriores. La otra muela superior es la segunda del lado derecho. Es casi completamente idéntica á la anterior en todos sus detalles, con la única diferencia que la parte anterior del primer prisma tiene mas ó menos el mismo diámetro trans- verso que el segundo prisma, y que el surco perpendicular que divide en dos" la columna interna está apenas indicado. Tiene 12 milímetros de diámetro ántero-posterior y 10 mi- límetros de diámetro transverso. . Cardiatherium, Amegh. Ameghino, Boí. de la Acad. Nac. de Cieñe, t. V, p. 270, 1883. Contracavia. Burmeister, An. del Mus. A^ac, t. IIl, entrg. XIV, p. 1o8, Diciembre de 1885. Caract. gen. Primeros molares superiores forinados por dos jjrismas , el anterior compuesto y el posterior simple, con dos aristas perpendiculares internas y tres esternas. Priniera muela inferior compuesta de tres prismas cadaiino con iin pliegue interno. — Segunda y tercera muela inferior compuestas de tres prismas con tres aristas y dos surcos esteimos y cuatro aristas y tres surcos internos. — Cuarta muela inferior compuesta de cuatro láminas con cuatro columnas en el lado interno y una arista — 64 — y una ancha, columna con un surco longitudinal en el lado esterno. Incisivo de cara esmaltada convexa. Fundó el género en 1883 sobre dos muelas, la segunda y tercera de la mandíbula inferior, agregando luego la des- cripción del incisivo, del maxilar inferior con las cuatro mue- las, y las primeras muelas superiores, en mi último trabajo sobre los fósiles del Paraná, publicado en Enero del año pasado. Es raro que el Dr. Burmeister conociendo esta última publicación en la que describo detalladamente la conforma- ción de las primeras muelas superiores, no se haya aperci- bido que su Contracavia era el mismo género Cardia- therium. Cree el distinguido paleontólogo, que el animal, del que solo conoce parte del cráneo con las dos muelas anteriores, ha sido muy parecido á la Cavia actual pero con sus mue- las superiores iuYertidas. En efecto, en el género Cavia las muelas superiores están formadas por dos partes, de las que la anterior es simple en forma de lámina transversal, y la posterior es de forma prismática con un pliegue entrante perpendicular en el lado esterno ; mientras que en Cardia- therium el prisma anterior es compuesto y con un pliegue perpendicular entrante en el lado esterno, y el prisma pos- terior es simple. De esta oposición de tipo tan solo apa- rente ha derivado el nombre de Contracavia que aplicó á este animal. Sin embargo creo que examinando los materiales con ma- yor detención, esta similitud con la Cavia desaparece en gran parte, para quedar en pié mis primeras deducciones que me hicieron colocar este animal al lado del carpincho, como los dos géneros que mas se parecen entre sí, desapa- reciendo igualmente esa aparente inversión en la conforma- ción del tipo de las muelas. ^ 65 — Realmente tal i aversión si fuera fundamental y no aparente como es, bastaría j3ara iiacernos suponer que debe haber otros géneros cuyas muelas presenten mayores analogías con el gé- nero fósil que la Cavia actual. Por otra parte, el prisma com- puesto de Cavia con su surco esterno poco profundo no es comparable al prisma compuesto de Cardiathertum. ó Con- tracavia cuyo surco perpendicular esterno es profundo pene- trando en el interior de la corona dividiéndola como dice muy bien el Dr. Blrmeister en dos ramas en forma de V, que realmente faltan en la muela compuesta de Cavia, pues no pueden tomarse por tal los dos pequeñísimos cantos produ- cidos por el pequeño surco que posee. Además el prisma simple anterior de Cavia tampoco es asimilable al prisma sim- ple posterior de Cardiatheríura ó Contracavia pues este también está provisto en su lado esterno de un pequeño surco perpendicular que falta al prisma simple de Cavia. De igual modo la rama posterior de la Y que forma el prisma compuesto anterior de la muela de Cardiatherium , constituye en el lado esterno una fuerte columna interme- diaria que falta á la misma muela de Cavia. Y por esta misma razón la muela de Cardiatherium presenta en el lado esterno tres columnas perpendiculares separadas por dos surcos, mientras que la misma muela de Cavia solo tiene dos. columnas perpendiculares separadas por un surco. Por último, me parece que es forzar demasiado la imagina- ción suponer que el tipo de las muelas es invertido, y que el prisma posterior de Cavia corresponda al anterior de Carcízaí/ieí'imn y vice-versa. A estas dificultades tienen que llegar siempre los opositores sistemáticos de la evolu- ción, por cuanto cerrando los ojos ante lo que nos enseña la morfología comparada, se encuentran con aparentes inver- siones de construcción, ó con diferencias que les parecen en oposición con la construcción típica del organismo que las posee, sin atinar con una verdadera esplicacion natural, que se imponga por su misma sencillez. Así, en este caso, T. IX 21 — 66 — me parece que en vez de suponer una inversión completa de construcción, es mas seucillo admitir que los prismas aná- logos por su posición se corresponden en los tres géneros, pero que en su marcha evolutiva hacia la complicación siguie- ron caminos algo distintos, ó representan etapas sucesivas de esa misma evolución, habiéndose complicado en Cauía solo el último prisma, en Cardiatherium el prisma ante- rior con un principio de complicación del posterior, mien- tras que en Ilydrochoerus la evolución en ese sentido se- ria completa, habiéndose complicado los dos prismas, lo que está perfectamente de acuerdo con los datos de la paleon- tología, que hemos visto nos presenta á Plexochoerus pre- cisamente en ese estado evolutivo porque tiene que haber pasado Hydrochoerus. Paréceme también que no debemos buscar el pariente mas cercano de un roedor de talla tan considerable como el Cardiatherium ó Contracavia ya desaparecido, en un animal existente y relativamente tan pequeño como la Cavia actual, pues estaría en completa oposición con las leyes filo- génicas de la evolución, que quieren que los verdaderos antecesores sean de talla mas pequeña que los suceso- res ^ Las analogías con el Hydrochoerus son al contrario mas naturales y se presentan sin necesidad de recurrir para esplicarlas á la inversión de ciertos órganos. Comparando entre sí las muelas anteriores del cráneo de ambos ani- males se vé claramente que el prisma anterior compuesto de Cardiatherium ó Contracavia es absolutamente idéntico al prisma anterior compuesto de la muela del Hydrochoerus . Y si el prisma posterior de este también es compuesto y el de Cardiatherium simple, el pequeño surco que tiene este en el lado esterno indica el principio de la complicación del prisma del carpincho pues corresponde exactamente al surco entrante esterno de este. Así también la gran co- S' ^ Ameghino, Filogenia, pág. 142. — 67 — lumua mediana esterna de Cardiatherlum corresponde á ]a misma que se encuentra en la muela de] carpincho, divi- dida en dos aristas perpendiculares por un surco estrecho y profundo. Y dadas todas estas analogías tampoco me parece admisible que el CarcUatherium haya tenido cuatro muelas superiores mas ó menos iguales como lo supone el distinguido autor de Contracavia, pues la analogía con el carpincho me demuestra que la última muela se componía de un crecido número de prismas como en el animal actual, pero probablemente mas parecida aún á la de su prodecesor terciario de la misma época, el Plexochoerus, deducción confirmada además por la dentadura de la mandíbula infe- rior, cuya última muela la he descrito como compuesta de un cierto número de prismas. Por lo demás las analogías con el Hydrochoerus y Plexochoerus están confirmadas por las otras partes que he descrito del mismo animal. Cardiatlierium Doeringli, Amegh. Ameghino, Bol. de la Acad. Nac. de Cieñe, L V, p. 270, 1883 ; id. t. VIII, p. 242, 1883. No conozco por ahora otras piezas nuevas de este animal, pero un nuevo examen de las muelas anteriores de la man- díbula superior, me permiten agregar un carácter distintivo que aún no había apercibido, que las separa de Hydrochoe- rus acercándolas al contrario de Plexochoerus. En efecto, los dos prismas que componen las muelas anteriores de Car- dÁatherium están unidos el uno al otro por una lamina de esmalte continuada en el lado externo como en las ' mismas muelas de Plexochoerus, en vez de estar completamente separados por un depósito de cemento como en Hydrochoe- rus. Es probable que este sea un carácter común á todas las especies del género. — G8 — Cardiatherium petrosum, Amegh. Ameghino, Bol. de laAcad. Nac. de Cieñe, t. VIII, entr. I, p. 48, Enero de 1 885. Contracatia matercula. Burmeister, An.del Mus. Nac, t. III, ent. XIV, p. 158, lám. III, íig. 6, Diciembre de 1885. Establecí la especie sobre Ja parte anterior de la mitad izquierda de la mandíbula inferior conteniendo las dos pri- meras muelas, pieza entonces tan sumamente envuelta en piedra dura que no pude determinar exactamente sus carac- teres, mas habiendo conseguido después desembarazarla de la ganga que la envolvía, puedo ahora apreciar mejor sus diferencias. La parte sinfisaria es mucho mas baja y relativamente mas prolongada que en la especie precedente. La primera muela es de la misma forma general que la del Cardiatherium Doeringiij y relativamente mas grande, puesto que presenta casi idéntico tamaño absoluto. Pero difiere algo de la muela de la especie anterior por la ausen- cia del surco que en la cara ántero- interna presenta el pri- mer prisma de aquella especie, mostrando esta una sola columna ancha en la que se reúne no solo todo el primer prisma sino también la parte anterior del segundo como su- cede con la misma muela del Procardiatherium. La segunda muela es de idéntica forma que la del C Doe- ringii distinguiéndose solo por el tamaño mucho menor. Igual cosa sucede con el incisivo. Dimensiones Alto de la mandíbula en la sínfisis delante de la primera muela 0°'022 Largo de la barra que separa el incisivo del primer molar 0.035 Longitud de la sínfisis 0.043 - 69 - Ancho del incisivo en la cara esterna 0.006 Grueso del mismo ó diámetro ántero-posterior 0.006 , , . , (ántero-posterior 0.012 Diámetro de la primera muela ¡ . „ ^.,- ^ ^ transverso 0 . 007 , (ántero-posterior O.OIO Diámetro de la segunda muela ] . " „ „„_ ® ( transverso 0 . 007 Longitud del espacio ocupado por las dos muelas 0.023 En los nuevos restos que he tVaido del Paraná hay la úl- tima muela inferior del lado derecho implantada en un pe- queño fragmento del maxilar que muestra en el lado interno la abertura posterior del canal alveolar, de 4 milímetros de diámetro, colocada inmediatamente al lado de la parte pos- terior de la última muela como en Hydrochoerus. La muela tiene absolutamente la misma forma que la correspondiente del C. Doeríngii salvo su tamaño un poco menor. Del cráneo el Dr. Bürmeister dibuja y describe la parte anterior de los maxilares, bajo el nombre de Contracavia raatercula ^ parte que está en completa armonía con el frasmento de mandíbula inferior mencionado. Los cuatro molares implantados en los maxilares que son los dos ante- riores de cada lado (véase lám. III, fig. 6), están construidos absolutamente sobre el mismo tipo que los que he descrito como del C. Doeringii y C. minutuin, y según el dibujo tendrían mas ó menos 8 milímetros de largo y otro tanto de ancho. El mismo dibujo muestra en cada lado la impresión en forma de fosa que los cavinos presentan en la cara infe- rior de la apófisis zigomática del maxilar, presentando una lorma angosta y muy prolongada hacia adelante como en el carpincho, mientras que en Cavia, al contrario, esta fosa se circunscribe siempre al espacio existente al lado externo de ^ No me es posible aceptar el nombre específico aplicado por el Dr. Bürmeister á este animal por impedírmelo el derecho de prioridad, además que, me parece muy poco feliz la aplicación del diminutivo inatercula á una pretendida Contracavia de talla gigantezca en propor- ción de la del género Cavia actual. — To- la muela, nueva prueba de las mayores afinidades que existe entre Cardiatherium ó Contracavia, y el Hydrochoerus que éntrela pretendida Contracama y Cavia. Yo solo conozco del cráneo la primera muela superior derecha ; tiene 9 milímetros de diámetro ántero-posterior, otro tanto de diámetro transverso máximo y 23 milímetros de largo de la raíz á la corona. 3Iuestra en el lado externo tres columnas y dos surcos, de estos el anterior mas pro- fundo que el posterior. Strata, Amegh. gen. n. Caract. gen. Incisivo inferior de cara anterior plana, cara posterior angosta, elevaday limitada por dos surcos longitudinales laterales. Strata elevata, Amegh. sp. d. Tengo á la vista un incisivo inferior del lado izquierdo de una conformación muy particular, denotando la existencia de un roedor de una talla comparable á la de un pequeño carpincho, perteneciente también sin duda alguna á un ani- mal de la familia de los cavinos, pero que no puede identi- ficarse con ninguno de los ya conocidos. ?ío procede segu- ramente del Plexochoerus. Solo podría pertenecer por la talla á un Cardiatherium pero el incisivo inferior de este género es de una conformación muy diferente. Considero así este diente como procedente de un animal de una especie de un género aún desconocido que propongo designar con el nombre de Strata elevata. El incisivo es un fragmento de la parte anterior, de 57 milímetros de largo en línea recta, al que debe faltar en su — 71 — parte posterior por lo menos un tercio del largo total que tenía cuando intacto. La curva es igual á la de un incisivo inferior de carpin- cho. La cara anterior ó inferior esmaltada no es convexa como en Cardiatherium ni bilobada por una depresión longitu- dinal como en Hydrochoerus y Plexochoerus, sino de su- perficie plana y muy rugosa á causa de un crecido número de arruguitas irregulares que cubren el esmalte que es de un color negro lustroso. La cara esmaltada tiene 9 milí- metros de ancho. El esmalte dá vuelta sobre el lado interno formando un ángulo agudo y una faja de esmalte tan estre- cha que es apenas apreciable. Sobre el lado externo forma al contrario como es de regla un canto redondeado, pero también poco desarrollado. El carácter mas particular del diente, se presenta en su cara posterior ó interna, en donde la dentina se eleva en el centro formando una alta columna ó especie de calzada lon- gitudinal elevada y angosta, limitada por dos surcos longi- tudinales anchos y de fondo cóncavo que corren paralela- mente uno al lado interno y otro al esterno, inmediatamente al lado de los bordes del esmalte en la cara posterior. El ancho del diente en su cara posterior ó interna formada por la calzada longitudinal es de solo 4 milímetros y el espesor del diente formado por la masa de dentina y la capa de es- malte que la cubre es igual al ancho del diente en la cara esterna esmaltada, esto es 9 milímetros. Anchimys, Amegh. ^en. n. Caract. gen. Incisivo inferior poco convexo. — Muelas inferiores con fajas perpendiculares sin esmalte en los cantos internos y compuestas de tres pris- mas de tamaño desigual. — Primera inferior con tres aristas y dos surcos perpendiculares estemos — 72 — y una columna y una arista interna separadas por un surco. — Segunda y tercera muela inferior con dos aristas y un surco esterno, y tres columnas y dos surcos internos. Anchimys t-eidyii, Amegh. Cardiodon Leidijü. Ameghino, Bol. de la Acad. Nac. de Cieñe, t. Vm, pág. 62,1885. Fundé la especie sobre una pequeña parte de la mandíbula inferior conteniendo, la sínfisis completa con ambos incisivos y parte del ahéolo del primer molar del lado derecho, pieza que me demostró se trataba de un animal cercano al Car- diodon en cuyo género lo coloqué provisoriamente, reco- nociendo que podría ser quizá un género distinto. Ahora tengo á mi disposición la mitad derecha de la mandíbula inferior con el incisivo y los tres primeros molares intactos, los que realmente presentan caracteres distintivos de orden genérico que rae obligan á separar el animal de Cardiodon con el nombre de AnchÍ7nys, denotando así su próximo parentezco con el mencionado género. La mandíbula en su conformación general presenta la misma forma que la de Cardiodon siendo solo un poco mas robusta. El incisivo tiene su cara esmaltada anterior casi plana, muy ligeramente convexa en vez de presentar la depresión longitudinal que muestra el del Cardiodon. La primera muela inferior es de tamaño mayor que la misma de Cardiodon y de una conformación un poco dis- tinta. La lámina ó prisma anterior es pequeño y grueso representando casi una columna, con arista perpendicular esterna separada. El segundo prisma tiene la forma de una lámina simple, y el tercero tiene en el lado interno un - 73 — surco perpendicular que lo divide en dos ramas. En el lado esterno cada prisma tiene una arista perpendicular distinta que están separadas por dos surcos angostos y profundos. En el lado interno al contrario, los dos primeros prismas y la rama anterior del tercero están unidos en una sola co- lumna ancha de 4 milímetros y con una pequeña depresión perpendicular en su parte mediana, permaneciendo solo con arista perpendicular distinta la rama posterior del tercer prisma que ya he dicho está separada de la anterior por un surco profundo. Además de estas pequeñas diferencias se observa en el lado interno un carácter nniy particular : dos interrupciones en la capa de esmalte que rodea la muela de manera que presenta dos fajas angostas perpendiculares sin esmalte, situadas una en el ángulo ántero-interno de la muela, y la otra en el ángulo póstero-esterno. Las muelas inferiores segunda y tercera están construidas sobre el mismo tipo que las correspondientes del Cardiodon Marshii con la única diferencia que presentan igualmente como la primera dos interrupciones en la capa de esmalte, dos fajas perpendiculares no esmaltadas, situadas también una en el ángulo anterior y la otra en el posterior del lado interno. Este carácter singular, propio de las muelas de los anima- les de la familia de los toxodontes creo es la primera vez que se observa en muelas de roedores. Dimensiones Alto de la mandíbula en la parte mas baja de la barra O^OO? Alto de la mandíbula debajo de la parte posterior de la tercera muela 0.014 Largo de la barra de la parte anterior del alvéolo del incisivo al borde anterior del alvéolo del primer molar 0.016 Longitud de la impresión sinfisaria perpendicular 0.017 Ancho del incisivo 0.0025 Grueso 0 . 003 — 74 - Diámetro de la pri- ( ántero-postorior 0.006 mera muela. transverso '"^ '" ^''^' '''"^^^'°^ O-^O^ \ ^ en la posterior 0.003 Diámetro de la segunda muela ! ¿"tero-posterior 0.005 ( transverso 0.004 Diámetro de la tercera muela j ¿«^tero-posterior 0.0045 ( transverso 0.004 Longitud del espacio ocupado por las tres muelas anteriores., 0.017 La parte posterior del incisivo llega al lado de la parte anterior del segundo molar. El agujero mentoniauo esterno ocupa la posición normal que tiene en los representantes de la misma familia. La cresta lateral esterna es mas pronun- ciada que en Cdirdiodon. Caviodon, Amegh. Ameghino. Bol. de la Acad. Nac.de Cieñe, t. VIH, pág. 63, 1885. Género particular de los cavinos, Bravard, Monog. délos ter. mar. etc., p. 100, 1858.— BuRMEisTER, An. del Mus., Nac., t. III, pág. 112, 1885. Caviodon inultiplicatus, Ajiegh. Ameghino, Obra citada. Fundé el género y la especie sobre un diente mutilado que no permitia formarse una idea exacta de la forma del diente completo, pero que demostraba de un modo evidente haber pertenecido á un animal de la familia de los cavinos, distinguiéndose sobre todo por el número considerable de prismas que componían la muela, de los que existían en la descrita los vestigios de cinco como número mínimo. Parece que este es el mismo animal que menciona Bravard — 75 — en la página 100 de su monografía, del que encontró un diente compuesto de seis partes prismáticas, que cousideró como el diente trasmolar superior de un género particular de los cavinos. El doctor Burmeister describe y dibuja la misma muela mencionada por Brayard (lám. II, fig. 10 A. B.) Esta pieza que es entera se compone en efecto de seis prismas triangulares de dentina envueltos en una capa de esmalte que en forma de hoja continua une los prismas unos á otros. Estos empiezan en una estremidad por un prisma de solo 2 milímetros de ancho y van aumentando de tamaño hasta el último que tiene 4 milímetros de ancho, siendo el largo total de la corona, según el dibujo, de 1 1 á 1 2 milímetros. Los seis prismas salvo la diferencia del tamaño presentan todos la misma forma triangular, con seis aristas perpendi- culares en el lado convexo separadas por cinco surcos pro- fundos, y seis columnas convexas en el lado cóncavo sepa- radas por cinco surcos poco hondos y de fondo cóncavo. Abstiénese el Dr. Blrmeister de dar un nombre á este objeto (ya lo tiene) siguiendo dice el buen ejemplo de Bra- BARD, pues cree es idéntico al mismo animal que describe bajo el nombre de Ai^vicola, gigantea. Supone sea esta la última muela superior, partiendo para esto del ejemplo que nos proporciona el carpincho que tiene la última muela su- perior aún mas complicada, y basándose en la misma ana- logía cree que los dientes anteriores del animal que tuvo dicha muela eran mas simples, por lo que sin duda supone sea idéntico á la pretendida Arvícola gigantea de Bravard. Paréceme con todo que en esto no sigue exactamente como lo dice el ejemplo de aquel meritorio naturalista, que consideraba al animal á que habia pertenecido esa muela como representante de un género nuevo y por consiguiente distinto de la pretendida Arvicola por él mismo clasifi- cada ^ ' He aquí la nota que al respecto trae Bravard al Anal de su mono- grafía, es decir inmediatamente después de haber encontrado dicha - 76 — No dudo que esta muela sea la última de la mandíbula superior, pero me parece que está muy lejos de probar que el animal á que perteneció sea idéntico con la pretendida Arvícola, la que siendo un verdadero cavino sobre el tipo de los géneros Cavia y Anoeraa, me parece debe haber tenido la última muela superior mucho mas simple. La muela mutilada é incompleta que me sirvió de base para fundar el género, la consideré como la primera inferior del lado izquierdo, y de ser así es natural que el animal no tendría sino una relación muy lejana con aquel cuyos restos indujeron áBuAVARoá admitir una especie americana de A?'- vicola. La descripción y dibujo que dá el Dr. Burmeister de la muela recogida por Bravard, me parece coníirmar mi pri- mera determinación, pues si la muela en cuestión es la úl- tima superior, la que yo he descrito no puede ser la misma, pues presenta con aquella diferencias considerables. Se ha visto en efecto que la muela descrita por el Dr. Burmeister se compone de seis prismas de igual forma, que van aumentando de tamaño de un estremo á otro, mientras que el primer prisma de la muela que he descrito es mucho mas pequeño que los otros, y de forma distinta, casi cilin- drico, imitando una columna pegada al prisma que sigue que es mas ancho, y mayor aún el tercero, angostándose luego un poco los dos siguientes. El prisma rudimentario en forma de columna me parece pieza: «Hemos recientemente descubierto en Lis arenas fosih'feras del Paraná un diente de roedor que basta para establecer un nuevo género en esta clase de animales. Es probablemente un trasmolar superior iz- quierdo, que hace recordar por la multiplicidad de sus formas los dientes de Kerodon del Brasil ; sin embargo las diferencias son muy notables pues este está formado por la reunión de seis prismas triangu- lares, y los del género viviente de dos solamente. En la esperanza que llegaremos á obtener otras piezas características de este animal nos abstendremos por ahora de darle un nombre genérico.» — 77 — demuestra claramente que no se trata de una muela inter- mediaria, sino ó de la primera ó de la última. Ahora, si la última superior es lá descrita por el Dr. Bürmeister, esta solo podría ser la primera, pero es sabido que ningún ani- mal de esta familia tiene una primera muela superior con una columna en su parte anterior, por lo que se vuelve mas probable sea una muela inferior. Pero la última muela infe- rior de los cavinos es recta ó casi recta, mientras que esta tiene una curva lateral muy pronunciada que solo se observa en la primera muela inferior, y justamente puede decirse que es la regla general que los cavinos presenten un prisma rudimentario en forma de columna en la parte anterior de la primera muela inferior. El Caviodon entra en la regla, y aunque esta muela hubiera estado compuesta de seis pris- mas, no tendría nada de estraordinario, pues la primera inferior del carpincho si bien consta de tres prismas, estos son bipartidos, constituyendo una serie de seis partes suce- sivas mas ó menos parecidas, de las que la primera afecta igualmente la forma de una columna dirijida hacia adelante. Me parece que con lo dicho he justificado suficientemente la formación del género Caviodon, animal particular de la familia de los cavinos, completamente distinto de todos los hasta ahora conocidos, pero cuyo tamaño sin duda he exa- gerado al compararlo como aproximado al del carpincho, siendo mas probable alcanzara una talla mas reducida, algo mayor sin embargo que la del Dolichotis. Procavia, Amegh. Ameghino. Bol. clelaAcad. Nac. de Cieñe, t. VIII, pág. 64, 1885. Carac. gen. Incisivo superior comjDrimido IcLtercil- 7nente y viuy arqueado. Incisivo inferior de cara anterior convexa. Primera muela inferior com- — 78 — puesta de tres partes prismáticas con tres columnas y dos surcos externos y cuatro columnas y tres surcos internos. Segunda y tercera muela inferior compuesta de dos partes con dos aristas perpen- diculares y un gran surco en el lado externo y tres columnas y dos surcos en el inte^mo. Procavia inesopotamica, Amegh. Ameghino, Bol. de la Acad.Nac. deCienc, t. VIII, pág. 64, Ene- ro de 1885. Arvícola gigantea. Bravard, Monog. de los terr. mar. etc., pág. 94, 1858. — BuRMEisTER, An. del Mus. Nac, t. III, ent. XIV, pág. 110, Diciembre de 1885. En los nuevos objetos que he conseguido vienen dos ejem- plares de incisivos inferiores, ya descritos en mi último trabajo, y nn incisivo superior del lado izquierdo que atri- buyo al mismo animal. Este incisivo es muy curvo y muy comprimido en sentido lateral como el mismo diente de va- rios cavinos actuales. Tiene 4 milímetros de ancho en la cara anterior y 5 milímetros de grueso. El esmalte dá vuelta sobre el lado esterno formando una curva pequeña y sobre el in- terno á ángulo recto formando una faja plana de solo un milímetro de ancho. La corona en vez de estar cortada ea bisel como en casi todos los roedores, está cortada transver- salmente, con su parte mediana un poco mas gastada y honda, formando el esmalte una especie de cresta transver- sal sobresaliente en el lado esterno, y la parte interna del diente otra cresta mas corta, ambas separadas por la depre- sión transversal del centro de la corona antes mencionada. El Dr. BujiMEisTER describe de este mismo animal y bajo el nombre de Arvícola gigantea que le habia aplícalo Bra- vard, un fragmento de la parte, anterior izquierda de la — 79 — mandíbula inferior con las dos primeras muelas de la que dá el dibujo con e] objeto de probar que no- se trata de im ar\i- colino, familia que no tiene representantes en Sud-América, sino de unyerdadero cavino. La figura demuestra que dicho fragmento representa mi Procavia mesopotamica estando la descripción que la acompaña completamente de acuerdo con la que he dado de las tres muelas anteriores de la man- díbula inferior, en mi trabajo arriba citado. PARADOXIMYINA Paradoxoniys, Amegh. ÁMEGHixo, Bol. de laAcad. JXac. de Cieñe, t. VIH, pág. 66, 1885. Caract. gen. Mandihula encorvada y con una barba muy fuerte. — Tres molares inferiores bilobados, con raices distintas y corona cubierta de esmalte con aristas entrecruzadas en forma de red.— Barra entre el incisivo y primer molar corta. — Incisivo que recorre toda la mandíbula, dirigido hacia arriba y puntiagudo en forma de canino. Paradoxomys cancrivorus, Amegh. Ameshino, Bol. etc. arriba citado. Este roedor anómalo y singular, único representante hasta ahora de una familia completamente extinguida, del que tuYe á mi disposición solo una mitad de mandíbula inferior completamente mutilada, y con el incisivo roto en el al- — 80 — \éoIo, supuse por su forma singular que procedía de un roedor carniftero, cuyo incisivo debia terminar en punta como los caninos de los carnívoros. Esto que era solo una suposición basada en el estudio de los estraños carac- teres de la mencionada pieza, es ahora un hecho con- firmado. En mi último viaje al Paraná he encontrado entre las colecciones formadas en el museo de la localidad la parte anterior de un incisivo inferior que corresponde en un todo al que he mencionado como engastado en el alvéolo de la mandíbula del Paradoxomys, pero este tiene la corona, que es cónico-puntiaguda como lo habia previsto. Tiene un diá- metro de cuatro milímetros, con una cara anterior muy con- vexa y cubierta de una espesa capa de esmalte lustroso. En la cara interna no esmaltada la dentina es profundamente estriada en sentido longitudinal. La capa de esmalte no llega bástala corona, terminando bruscamente en un punto en donde el diente toma una forma cónica v la dentina un color amarilloso y lustroso por el desgaste y frotamiento con el incisivo superior. Esta parte cónica vá disminuyendo de diámetro, prolongándose mas de un centímetro hasta termi- nar en una punta ya algo roma por el uso y desgaste consi- guiente del diente. Mi primera descripción de la dentadura de la mandíbula inferior de este animal, se resintió no solo del estado esce- sivamente mutilado de la pieza, sino también de la piedra calcárea que la envolvía. Posteriormente, con bastante paciencia y largo trabajo se ha podido desembarazarla de la piedra que la cubria, por lo que puedo ahora ampliar un poco la descripción de las muelas. De la primera muela inferior ya dije que solo existia un pequeño fragmento de la parte posterior con un pedazo del centro de la superficie masticatoria. Este fragmento muestra que el interior de la muela está compuesto por una sustan- cia homogénea, sumamente dura y compacta, de color blanco y casi traslucida, que presentaba en la corona pozos anchos — 81 — y profundos, de fondo cóncavo, separados unos de otros por paredes ó aristas altas y muy delgadas, casi cortantes en su parte superior por lo que parece que estas muelas esta- ban destinadas ú triturar sustancias sumamente duras. Creí en un principio, debido á la piedra que cubria en parte la muela, que la superficie de los pozos de la corona y de las aristas que los limitan eran el resultado de una capa de esmalte superficial, pero la pieza desembarazada de su ganga, me ha probado lo contrario, que la superficie de la corona con sus aristas y sus pozos está constituida por la misma sustancia blanca, dura y traslucida que constituye la masa de la muela. En la base de esta masa central se ven vestigios de una sustancia negra, de aspecto vitreo, que con un espe- sor de cerca de un milímetro cubría toda la muela que salia afuera del hueso maxilar, con escepcion de la superficie masticatoria. Esta capa corresponde probablemente al es- malte. La muela se ^conoce estaba dividida en dos partes con dos grandes raices una anterior y otra posterior, implan- tadas en alvéolos distintos, raices que como lo dejan ver los alvéolos en parte destruidos estaban también cubiertas por la misma capa esterna de sustancia negra de aspecto vitreo que supongo corresponda al esmalte. La parte que salia afuera del alvéolo debia estar dividida en dos lóbulos, unidos uno á otro por una especie de itsmo ó puente angosto. Según el alvéolo tenia unos 10 milímetros de largo y 5 de ancho. De la segunda muela ya dije no existía mas que el alvéolo destruido y rellenado de piedra calcárea pero que demues- tra era mas ó menos de la misma forma que la precedente. De la tercera muélalo última, dije existía solo la base, fal- tando una parte de la corona, á lo menos la superficie mas- ticatoria. Esta muela está igualmente compuesta de dos partes ó lóbulos transversales unidos por un itsmo an- gosto, cada lóbulo de unos 3 milímetros de diámetro ántero- posterior, y separados el uno del otro por un surco profundo perpendicular del mismo aspecto, tanto en el lado interno - 82 — como eu el externo. Tiene 9 milímetros de diámetro ántero- posterior y 8 milímetros de diámetro transverso, pero pa- rece que el individuo era todavía algo joven y no habia adquirido su completo desarrollo. En efecto, los dos lóbu- los tran.sversales que la componen se encuentran en el lado externo al mismo nivel del borde aheolario de la mandí- bula, y aunque el interno está destruido fácil es conocer que poco debia sobresalir sobre su nivel. Cada uno de los dos lóbulos está compuesto de una sola lámina aparente de sustancia negra, de aspecto vitreo, fuertemente estriada en sentido vertical, presentando en la parte superior en lo que debería ser la superficie masticatoria un gran hueco profundo, limitado por esta misma lámina de sustancia ne- gra, rellenado en parte de materia calcárea, pero sin trazas de la sustancia blanquizca que forma la masa interna de la primera muela. Esto me parece debido á que aún no se habían rellenado dichos huecos con la materia mencionada, á causa del desarrollo incompleto de la muela del animal todavía joven. De todos modos es este un ser muy singular, que causará mas de una sorpresa á medida que se vayan encontrando de él piezas mas completas. PENTADACTYLA TOXODONTIA Toxodon paranensis, Laur. D'Orbigny, Voyage dans l'Amér. Mér., t. III, par. IV, pág. 112. — Ameghixo,Bo/. de laAcad. Nac. de Cieñe, t. V., pág. 279, 1883; id, t. VIH, pág. 70, 1885. — Burmeister, An. del Mus. Nao. etc., t. III, pág. 135, 1885. — 83 — De este auimal bastante parecido á las grandes especies pampeanas, hay algnuas nuevas piezas bastante interesan- tes, de las que voy á enumerar las mas notables. Una muela superior izquierda, probablemente la cuarta, muy parecida á la correspondiente de las grandes especies pampeanas. La capa de esmalte externo es un poco ondu- lada por tres depresiones longitudinales, limitadas por los dos bordes longitudinales de la faja de esmalte y dos eleva- ciones igualmente longitudinales que la recorren en el centro. En el lado interno muestra una columna interna bastante desarrollada, y detrás de ella la cara esmaltada posterior interna, muy profunda, dividida en dos partes, una que forma el fondo en forma de faja longitudinal de 6 milímetros de ancho y la otra situada hacia atrás que se levanta sobre la anterior formando con ella un ángulo abierto, de un an- cho de 9 milímetros. La muela es muy curva, teniendo an línea recta cerca de 9 centímetros de largo, pero está un poco rota en la base. Dimensiones ^., ^ , , ( ántero-posterior 0°'042 Diámetro de la corona ] ^ '^ , . r. r^-,-, t transverso máximo 0.021 Diámetro de la columna interna 0.009 / ántero-esterna 0.035 Ancho de la cara esmaltada ] ántero-interna 0.019 \ póstero-interna 0.012 , , , ,^ , ( póstero-esterna 0.014 Ancho de la cara no esmaltada I ^ , . ^ . „,.„ ( postero-interna 0.006 El esmalte de la faja póstero-interna forma un repliegue que entra en la corona de atrás hacia adelante. La faja de esmalte ántero-interna limita hacia atrás la base de la co- lumna interna, que forma á su vez una faja perpendicular no esmaltada. Las partes de la muela que no están cubier- tas por el esmalte están tapadas por una capa bastante es- pesa de cemento. — 84 — ün incisivo inferior estenio del lado izquierdo. Es de figura triangular, parecida á la del mismo diente del Toxo- don jÁ'dtensLS, ¡)ero un poco menor de tamaño. Presenta una fuerte curva dirigida al lado externo, con una arista longitudinal externa muy delgada y el borde longitudinal interno grueso y redondeado. La cara longitudinal inferior comprimida en su parle externa, es muy gruesa y forma una ancha columna longitudinal convexa en su parte interna. La cara superior es ligeramente cóncava. Hay una faja de esmalte en la cara inferior de 22 milímetros de ancho que corre longitudinalmente á lo largo de toda la parte externa dejando á descubierto el lado interno. En la cara superior hay otra faja de esmalte mas ancha que la anterior (34 milí- metros) que llega hasta el borde externo, dejando también á descubierto el lado interno. Las dos capas de esmalte se van acercando sobre el borde exteruo á medida que dismi- nuye el espesor del diente, pero no llegan á tocarse estando separadas por una faja sin esmalte de solo 3 milímetros de ancho que forma como una columna convexa que recorre el diente en su borde externo. El esmalte es de un color negro lustroso, y el resto del diente de color amarilloso claro. Todos los espacios que no están cubiertos por el esmalte están tapados por un fuerte depósito de cemento amarillo de casi un milímetro de espesor. La corona está cortada perpendicularmente, prolongándose un poco sobre el lado superior interno en donde forma una superficie inclinada, ancha adelante y angosta atrás, en donde termina formando una curva prolongada. Tiene el diente 42 milímetros de ancho, G milímetros de grueso sobre el borde exteruo, 13 milímetros sobre el borde interno y 23 milímetros un poco mas afuera en el punto mas grueso. El trozo conservado tiene unos 13 centímetros de largo pero está roto en su parte posterior en donde le falta por lo menos unos 7 á 8 centímetros. Tercera muela inferior del lado derecho bastante bien — 85 - conservada. Es también de la misma forma general que la correspondiente del Toxodon ¡jlatensis pero se distingue muy bien por algunos caracteres secundarios de cierta im- portancia. Tiene el mismo largo ó diámetro ántero-posterior que la especie pampeana, pero es mas corta y mas baja, y con una curva del diente entero en sentido ántero-posterior, con la concavidad en la cara perpendicular anterior y la conve- xidad en la posterior, curva que falta en los toxodontes pampeanos ó á lo menos no es apreciable á la simple vista ', mientras que la curva lateral siempre muy fuerte en los ejemplares pampeanos es menos aparente en el terciario. Tiene la muela uiía capa de esmalte externo que dá vuelta sobre los ángulos anterior y posterior, del mismo modo que en las especies pampeanas, y otra en el lado interno que cubre las dos columnas perpendiculares medianas. En este lado interno tiene cuatro columnas perpendiculares como en las de los toxodontes pampeanos, pero como lo ob- serva muy bien el Dr. Burmeister presentan diferencias relativas en el tamaño que caracterizan muy bien la especie mas antigua. En efecto, en las especies pampeanas la última columna interna es angosta y elevada, mientras que en la ^ £1 Dr. Burmeister describe 'ob. cit. pág. 137-38'; detalladamente dos ejemplares de esta misma muela, cuarta inferior, diciendo que tienen ambos una curva en dirección longitudinal que es la que ahora men- ciono y otra en sentido lateral, agregando que ambas se encuentran igualmente en las muelas inferiores de las especies pampeanas. Por rai parte considero esta curva como un carácter distintivo de la especie oligocena. He comparado esta muela con mas de treinta ejemplares pampeanos y en ninguna he observado esta curva en sentido longi- tudinal de que habla el distinguido Director del Museo Nacional. Me inclino á creer pues que si existe dicha curva debe ser en casos escep- cionalesy siempre apenas aparente á la simple vista, mientras que en la especie terciaria antigua es muy pronunciada y característica, puesto que la presentan también en el mismo grado los dos ejemplares des- critos por el sabio paleontólogo, el que describo ahora y otros ejem- plares en mi poder que mencionaré en seguida. - 86 — especie mas antigua la misma columna es mas ancha y comprimida. Tiene 38 milímetros de diámetro ántero- posterior, y 12 milímetros de diámetro transverso. La corona muestra la dentina gastada hasta mas abajo que las capas de esmalte que la rodean que sobresalen en forma de hojas aisladas unos dos milímetros. La base está un poco gastada y puede avaluarse su largo total cuando entera en algo mas de un decímetro. Toda la parte que no está tapada por esmalte está cubierta por una capa de cemento. Parte posterior de la rama derecha de la mandíbula, con- servando implantadas las tres últimas muelas aunque con la corona gastada. Este fragmento de mandíbula se distin- gue á primera vista de la parte correspondiente en las espe- cies pampeanas por ser sumamente comprimido de manera que apenas presenta la mitad del espesor de la del T. platensis. Las muelas cuarta y quinta son idénticas en su conformación á la descrita mas arriba, presentando igual- mente bien visibles las dos curvas mencionadas. La última muela por lo que se puede juzgar examinándola tal como está implantada en la mandíbula, también parece de una conformación idéntica á la misma muela de las especies pam- peanas, distinguiéndose tan solo por ser un poco mas del- gada, por su lóbulo esterno anterior que no es tan elevado y comprimido, sino mas bajo y mas convexo, y por su lóbulo esterno posterior también algo mas convexo que en la mis- ma muela del T. platensis. Dimensiones ántero-posterior O^OSS Diámetro de la cuarta muela . a m o ^ transverso O.üíó , , . , (cantero-posterior 0.040 Diámetro de la quinta muela i a m ^ ^ \ transverso 0.014 ^., , , , /■ ántero-posterior 0.058 Diámetro de la sesta ) , i i , • a m p: , ,, . , i , ( en la columna anterior... 0.015 o ultima muela... f transverso s , ,. a /^a V ( en el medio O.OiO Espesor de la mandíbula debajo de la cuarta muela 0.034 Espesor de la mandíbula debajo de la sesta muela 0.036 — 87 — De la descripción y medidas que preceden se deduce que en la mandíbula inferior el principal distintivo de esta espe- cie consiste en la columna interna posterior de las muelas tercera á quinta que es ancha y convexa, en la doble curva- tura bien aparente, y longitudinal y lateral de las mismas muelas, en el espesor reducido de la mandíbula, que es realmente comprimida de un modo exagerado. Toxodon foricurvatus, Amegh. Ameghino, Bol. de la Acad. Nac. de Cieñe, t. VIH, pág. 73, Enero de 1885. Toxodon párvulas. Burmeister, An. del Mus. Nac, t. III, ent. XIV, pág. 172, Diciembre de 1885. De esta especie pequeña y particular del género Toxo- don, tan notable por la inversión de la curva de las muelas inferiores, se han vuelto á encontrar varios restos, mas antes de mencionarlos me parece conveniente ampliar la breve descripción que hice del fragmento de mandíbula inferior que me sirvió de base para la fundación de la especie. El fragmento de mandíbula del lado derecho en el que está implantada la última muela, demuestra ya el tamaño reducido de esta especie. En el lado esterno de la mandíbula se vé á descubierto una parte del canal alveolar de unos 9 milímetros de ancho, que corre al lado de la muela mas ó menos al tercio de la altura de la rama horizontal, Como la mandíbula está rota de manera que queda á descubierto la muela en casi toda su longitud, se vé muy bien la forma de esta, que es angosta, larga y alta, de un diámetro ántero- posterior bastante mayor en la raiz que en la corona, fuer- temente arqueada en sus dos caras perpendiculares anterior y posterior encorvándose la parte implantada en la mandí- bula hacia atrás ; pero lo que distingue á primera vista esta — 88 - muela de la misma de todos los demás toxodoiites conocidos es su curva lateral iuvertida, con la concavidad hacia afuera y la convexidad hacia adentro. En el lado interno tiene la muela cuatro columnas perpendiculares separadas por tres surcos como en las especies pampeanas, pero con una con- formación un poco diferente. La primera columna interna formada por el lóbulo anterior es mas redondeada y no tan alta como en los demás toxodontes, pero también sin capa de esmalte interna. La segunda columna, plana y mas baja como en los otros toxodontes está también cubierta por una faja de esmalte, pero está separada de la columna anterior por una ranura menos profunda y no forma pliegue entrante de esmalte en la corona. La tercer columna posterior interna, también cubierta de esmalte como en los otros toxodontes no es tan aplastada como en estos, sino mas convexa y está separada de la precedente por una ranura muy profunda que forma un pliegue de esmalte entrante en la corona. La cuarta columna interna ó última, también es mas baja y aplastada que la correspondiente en la misma muela de los T.Burmeisteri y T.platensis, pero, como en estos, cubierta de esmalte solo en su parte anterior dejando una faja per- pendicular sin esmalte en su parte posterior. Esta última columna no está separada de la que la antecede por una ranura angosta y profunda como en los otros toxodontes, sino por un surco ó canaleta ancha y de fondo cóncavo que tampoco forma pliegue de esmalte en la corona. En el lado esterno presenta una conformación mas pa- recida á la de los otros toxodontes, con un gran lóbulo posterior como en estos, pero mas convexo, y un lóbulo anterior en forma de columna, aunque de diámetro ántero- posterior mucho menor, y separado también como en los otros toxodontes por una ranura^ angosta y profunda. La corona es ancha en su parte anterior correspondiente al primer lóbulo que forman las dos columnas anteriores in- terna y esterna, y mucho mas angosta en su parte posterior. — 89 — Dimensiones Grueso de la mandíbula debajo del borde alveolar de la última muela 0°'023 Alto aproximado de la mandíbula debajo de la última muela. . 0.060 Alto de la parte de la última muela que sale fuera del alveolo. 0.010 en la corona 0.030 Diámetro ántero-posterior . , , „ „„„ ^ ( en la raíz 0.036 { en la parte anterior 0.011 Diámetro transverso ] en la parte media 0.006 \ en la parte posterior 0.003 Largo de la raiz á la corona 0 . 069 Ancho de la primera columna esterna 0.007 Ancho de la segunda columna esterna 0.023 Ancho de la primera columna interna 0.007 Ancho de la segunda columna interna 0.006 Ancho de la tercera columna interna 0.011 Ancho de la cuarta columna interna 0.006 Una muela que supougo serla penúltima inferior del lado izquierdo, difiere todavía mas del tipo de los otros toxodontes que la última que acabo de describir. Su tamaño es todavía un poco mas pequeño y la curva invertida mas pronunciada, presentando en el lado interno solo tres columnas y dos surcos en vez de cuatro columnas y tres surcos que tienen las muelas de los otros toxodontes. La primera columna interna corresponde sin duda á las dos primeras columnas internas de la misma muela de los otros toxodontes pues ella sola ocupa mas de la mitad del diámetro ántero-poste- rior de la muela. Esta gran columna es no solo ancha sino también aplastada, no sobresaliendo sobre el nivel de las que siguen y por consiguiente sin ningún vestigio que pueda corresponder en algo á la primer columna muy elevada de las muelas de los demás toxodontes. Está casi en su totali- dad completamente cubierta de esmalte á escepcion de una pequeña faja mny angosta en su parte anterior, mucho mas angosta que no lo sería la primer columna anterior no esmal- — 90 — tada si esta existiera, como lo prueba la existencia de esa primer columna en el lado esterno con un ancho mucho mas considerable que la faja sin esmalte mencionada. La segunda columna interna completamente esmaltada, aunque del mismo alto que la primera, es mucho mas angosta y de suparficie convexa, separada de la anterior por una ranura profunda que forma en la corona un pliegue de es- malte entrante de varios milímetros de largo. La tercera y última columna interna, solo esmaltada en su parte anterior, también es estrecha y convexa, no mas alta que las dos ante- riores, separada de la que la antecede por una ranura pro- funda pero cuyo pliegue de esmalte entrante en la corona es relativamente corto. Se sigue de la disposición de estas columnas y de la capa de esmalte que las cubre, que esta ocupa en la superficie interna de la muela un espacio pro- porcionalmente mas considerable que en la misma muela de las otras especies. En el lado esterno existe la misma cons- trucción en dos columnas ó lóbulos desiguales, el anterior estrecho y el posterior muy ancho característica de los ver- daderos molares inferiores de los toxodontes, pero con pequeñas diferencias de detalle que la distinguen de la última muela inferior del mismo animal. La primera columna esterna es proporcionalmente mas pequeña, pero mas ele- vada y mas redondeada ó convexa que en los otros toxodon- tes, separada de la que sigue por una ranura menos profunda y que no forma en la corona pliegue entrante de esmalte. En cuanto al lóbulo posterior mas ancho no solo no presenta una superficie convexa como en la última muela inferior, sino que mas bien es cóncavo, mas deprimido todavía que en las muelas de los toxodontes típicos, particularmente en la parte mediana que es bastante mas baja que su borde pos- terior. La capa de esmalte se estiende sin interrupción sobre toda la superficie esterna, dando vuelta en su parte anterior hasta la mitad mas ó menos del ancho de la cara perpendicular anterior, y hacia atrás sobre casi toda la cara — 91 — posterior dejando tan solo visible una fajita perpendicular sin esmalte que ocupa el ángulo posterior interno, de solo 3 milímetros de ancho. La otra faja no esmaltada colocada en el ángulo anterior interno tiene apenas 6 milímetros de ancho. La corona está muy gastada, habiendo desaparecido por la masticación un espesor de varios milímetros de dentina, for- mando así una especie de pozo limitado por una pared de esmalte, con dos profundas escotaduras, una anterior y otra posterior correspondientes á las dos fajas no esmaltadas si- tuadas en los ángulos ántero-esterno y póstero-esterno. La forma general de la corona también es distinta de la que pre- senta la última muela; no es tan ancha adelante, es mas angosta en el centro y mas gruesa en su parte posterior. Las caras perpendiculares anterior y posterior son mas redondeadas que en las muelas de las otras especies. Dimensiones Diámetro ántero-posterior de la corona 0'"026 ^ en la parte anterior 0.009 Diámetro transverso v en la parte media 0.007 \ en la parte posterior 0.008 Ancho de la primera columna esterna 0.008 Ancho de la segunda columna esterna 0.018 Ancho de la primera columna interna 0 . 016 Ancho de la segunda columna interna 0.005 Ancho de la tercera columna interna 0.005 Largo de la muela de la raíz á la corona 0.065 Otro fragmento de muela del lado derecho de la mandí- bula inferior que comprende casi la mitad posterior, demues- tra haber pertenecido á una muela muy parecida á la descrita pero cuya última columna ó lóbulo posterior-esterno se levantaba en su parte posterior formando un principio de columna convexa bastante ancha y elevada, sin que esté limitada por ranura ó surco perpendicular, confundiéndose — 92 — al contrario gradualmente con la superficie plana del resto de la columna posterior esterna. Las dos últimas colum- nas inte'rnas, angostas y convexas, están separadas por ranuras menos profundas, siendo la penúltima mas bien una depresión perpendicular amiha y cóncava. La dentina de la corona no está gastada tan profundamente como en la muela anterior. Además de estas piezas conozco tres fragmentos de inci- sivos inferiores. Uno de ellos es un poco mas grande que el descrito en mi trabajo anterior, de 22 milímetros de ancho y 20 milímetros de grueso, pero de la misma forma general, con la única diferencia de mostrar una depresión longitudinal en su cara esterna esmaltada. La corona no está cortada en bisel sino transversalmente al eje del diente, forma que parece haber sido propia de esta especie pues era también la del ejemplar anterior, y se encuentra en otro ejemplar mas pequeño y un poco distinto en la forma, mas aplastado y con una depresión longitudinal en la cara in- terna. Hay también varios otros trozos de incisivos mas ó menos de la misma forma aunque de tamaños distintos, por lo que es algo difícil poder determinar con exactitud si pro- ceden todos de una misma especie, y me parece prudente esperar el hallazgo de algún fragmento de mandíbula que conserve implantados algunos incisivos y molares que nos sirva á lo menos de guía. El Dr. BüUMEiSTER también describe dos muelas de esta especie dando el dibujo de una de ellas (lám. III, fig. 13) que designa bajo el nombre de Toxodon pa,rvulus, ha- ciendo resaltar muy bien sus diferencias con las muelas inferiores de los otros toxodontes, llamando sobre todo la atención sobre la inversión de la curva de las muelas, ca- rácter que mas me habia sorprendido, por cuya razón de- signé el animal con el nombre específico de T. foricurvatus que recuerda dicha particularidad. Mi ilustre maestro no acepta dicho nombre por las razo- — 93 — nes que expresa en la siguiente nota que trae al fin de la página 173 : «Ya habla dibujado mi figura y descrito esta muela, cuando recibí el Bol. de la, Acad. Nac. de Cieñe. en Córdoba, t. YUI, entrega I, en donde, págiua75, el señor D. FLOREi»iTiao Ameghiko describc una muela parecida bajo el nombre de Toxodon foricurvatus. Me abstengo de aceptar esta denominación estraña, porque la considero con- tra las leyes de la buena latinidad». — Sin duda no es un pretesto mal intencionado, mas no me es posible dejarlo pasaren silencio. En cuanto á la primera parte de esta nota me contentaré con indicar tan solo que mi memoria conte- niendo la descripción del Toxodon foricurvatus, recibióla el Dr, BuRMF.isTER en Enero del 85, y que la de él recien apareció en Diciembre del mismo año, en donde la descrip- ción de esta especie ocupa precisamente la última página, mientras que ;cosa singular! desde las primeras cita ya mi memoria á propósito de Megamys. Tocante á lo segundo me parece hubiera podido sujetarse á la costumbre que quiere que el nombre científico mal escrito sea conservado previa corrección ; con ello nada hubiera perdido y yo que solo deseo aprender le hubiera agradecido una lección. De- fiendo pues mi derecho de prioridad, conservando el apela- tivo e pecífico de foricurvatus que he aplicado á esta especie, compuesto de las palabras latinas foris adverbio, que quiere decir afuera, por el lado de afuera, y curvatus curvado, nombre por otra parte que indica el carácter dis- tintivo del animal y de consiguiente mas feliz que el de parvulus que no indica nada, puesto que hay especies aún mas pequeñas y de distintas épocas. Toxodon vli^g-atus, Amegh. sp. n. Este animal está representado por una muela superior del lado izquierdo, probablemente la cuarta, con ciertos carac- — 04 — teres particulares hasta ahora no observados en muelas de animales de este género, que me obligan á considerarla como representando una nueva especie, de tamaño mucho mas reducido que el T . paranensis. La muela en su conformación fundamental está de acuerdo con el tipo de las especies del género Toxodon, pero las variaciones de forma son verdaderamente notables. La cara externa, en vez de ser mas ó menos convexa ó ligeramente ondulada como en las otras especies, está profundamente escavada, mostrando una superficie cóncava en forma de arco de círculo, lo que modifica notablemente la forma de la corona. Esta cara externa cóncava está casi completamente cubierta por una capa de esmalte que solo deja á descubierto una estrecha faja perpendicular externa en su parte pobte- rior, dando vuelta un poco sobre el borde de la cara anterior en donde termina. El ancho de esta faja de esmalte que es la mas considerable es de 28 milímetros. En esta misma cara externa además de la concayidad que presenta y de la ancha faja de esmalte que la cubre, muestra otro carácter muy particular, hasta ahora esclusivo de esta especie ; un pe- queño surco longitudinal de apenas un milímetro de ancho, pero profundo, que recorre la muela de la raíz á la corona, dividiendo la capa de esmalte externo en dos fajas perpen- diculares distintas. El borde ántero-externo está completamente cubierto por una capa de esmalte de 26 milímetros de ancho, algo con- vexa, que se acerca al borde anterior de la muela, pero sin confundirse con la capa de esmalte externa de la que está separada por una pequeña faja no esmaltada de solo 3 milí- metros de ancho que constituye precisamente el borde ante- rior de la muela. La cara interna posterior, es mas angosta que en las mue- las de los animales de este género, y está cubierta por una capa de esmalte que como es de regla en los toxodontes penetra en la corona de atrás hacia adelante formando un — 95 — pliegue de esmalte que termina al pié de la columna interna. Entre esta cara esmaltada y la externa, queda una faja no esmaltada, de 0.009 de ancho que constituye el borde lon- gitudinal posterior. En el lado interno á los dos tercios de su parte posterior, se encuentra. como en las muelas de los otros toxodontes, la columna interna de 5 milímetros de espesor, que se dirige hacia adentro y hacia atrás dominando la cara esmaltada interno-posterior, pero confundiéndose en un solo plano con la cara esmaltada ántero-interna. La columna, como es de regla, forma una faja perpendicular no esmaltada. La muela es muy delgada en su borde perpendicular ante- rior (6 milímetros), mas gruesa en el posterior ( 10 milíme- tros), y mas gruesa aun en el punto correspondiente á la columna, donde el ancho máximo de la corona es de 14 milí- metros, siendo su diámetro ántero-posterior de 34 milíme- tros. Es*muy curva, pero no se puede medir su longitud por estar destruida en la base. Las partes de la muela no esmal- tadas están cubiertas por depósitos de cemento. Toxodontherium, Amegh. Ameghino, Bol. de la Acad. Nac. dt Cieñe, t. Y, pág. 274, 1883. Caract. gen. Primeros molares superiores de corona, muy larga y muy comprimida. — Molares superio- res posteriores con una gran coluvíina Í7iterna. Toxodontherium coinpressum, Amegh. Ameghixo, Bol. de la Acad. Nac. de Cieñe, t. Y, pág. 274, 1883; id. t. YIII, pág. 75, 1885. Entre los nuevos fósiles recogidos por el profesor Scala- — 96 — BRiiNi vienen otras tres muelas superiores pertenecientes ú este gigantezco mamífero. La mas pequeña debe ser la segunda ó tercera del lado derecho. La cara esterna está completamente cubierta por una capa de esmalte, de superficie ondulada á causa de tres aristas ó elevaciones longitudinales convexas, situadas, una en el borde anterior, otra en el posterior y la tercera en el medio, limitando dos anchas depresiones longitudinales de fondo cóncavo. La cara ántero-interna está cubierta por otra faja de. es- malte que deja en el borde anterior una faja sin esmalte v termina hacia atrás al pié de la columna interna. La cara interna posterior solo está tapada por esmalte en su parte anterior, en donde forma una faja que penetra en la corona de atrás hacia adelante aislando aquí la columna interna no esmaltada, muy ancha y bastante gruesa, colocada justamente á la mitad de la cara de la muela. La cT)rona es muy larga y estrecha á causa de la forma comprimida del diente. Dirtiensiones áatero-posterior O^'Oei í adelante 0.011 transverso ] en el centro 0.022 ( atrás 0.013 í esterna 0.064 Ancho de la faja de esmalte ] ántero-interna 0.028 \ póstero-interna 0.015 .,,,„. ,, , t ant'^rior 0.007 Ancho de la faja no esmaltada ] , . , r^ r^^' ' postero-interna O.ülo _., ^ , , , . , ( ántero-posterior 0.015 Diámetro de la columna mterna < /^ mn ( transverso 0.010 Largo de la muela en línea recta sin seguir la curva 0.012 El segundo ejemplar es la tercera ó cuarta superior del lado derecho, implantada en un pequeño fragmento de raaxi- Diámetro de la corona — 97 — lar ; es todavía de mayores dimensiones que la anterior, de corona igualmente larga y comprimida, pero con la columna interna mucho mas desarrollada y que se dirige directamente hacia adentro. La cara esterna es de la misma forma que en la precedente, y también cubierta de esmalte en toda su superficie. La cara anterior interna es un poco cóncava, con una capa de esmalte que deja en la parte anterior una ancha faja no esmaltada. La faja de esmalte del lado posterior in- terno es mas angosta que en el ejemplar precedente. La base de la muela está muy destruida, por lo que no se puede medir su largo. La columna interna se eleva en la corona mas arriba que el resto de la superficie masticatoria. Dirtiensiones f ántero-posterior 0'°080 _., ^ , , \ /adelante 0.015 Diámetro de la corona / S i j- /^ ^n i transverso ■. en el medio 0.036 \ (atrás 0.017 ¡esterna 0.077 ántero-interna 0.029 póstero-interna 0.012 , , 1 , . . 1, ( ántero-interna 0.014 Ancho de la faja sin esmalte póstero-interna 0 . 020 ^., , , , , . , ( ántero-posterior 0.020 Diámetro de la eran columna interna \ ^ r^ r^m ° ( transverso 0.016 El tercer ejemplar es la cuarta ó quinta superior igual- mente del lado derecho, implantada también en un fragmento de maxilar, que demuestra que el paladar era profunda- mente escavado como en Toxodon. Es mas corta pero mas gruesa que el ejemplar anterior, y con una columna interna de dimensiones enormes, que se dirige hacia adentro y se levanta bastante mas arriba que el resto de la superficie masticatoria de la corona. La cara esterna difiere notable- mente de la forma que presenta en los dos ejemplares ante- T. II 7 — 98 — riores por ser regularmente convexa ; está además tapada por una capa de esmalte que no llega hasta el borde poste- rior, dejando aquí una ancha faja no esmaltada. La capa de esmalte interna anterior ocupa la misma posición que en el ejemplar precedente, pero la de la cara interna posterior cubre casi toda esta cara que es mas angosta á causa del enorme desarrollo de la columna interna que se levanta aquí 25 milímetros sobre la superficie interna del diente. La muela es muy curva y aunque la base está bastante destruida se puede medir su longitud en línea recta en el lado interno que es de 80 milímetros, pudiéndose calcular el mismo largo en línea recta sobre el lado esterno en unos 11 á 12 centí- metros. Lo que dá á esta muela un aspecto verdaderamente particular es su enorme columna interna, muy curva y cuya base está abierta, mostrando una cavidad en forma de embudo distinta de la que presenta la base del cuerpo de la muela y de mayores dimensiones. ántero-posterior O^OVl „.,.,, \ /adelante 0.011 Diámetro de la corona < ^ \ i transvp.rsn ' ( ) transverso ] transverso { en el medio „ . . . 0.040 atrás 0.018 esterna 0 . 056 Ancho de la capa de esmalte ] interna-anterior 0.025 interna-posterior 0.015 . 1 , , p. . ,, (esterna-posterior... 0.025 Ancho de la faia sm esmalte { . , , . ^ ^^ o ( mterna-anterior 0.013 „.,.,! , . ^ í ántero-posterior 0.021 Diámetro de la gran columna interna , ^ r. r,-,r. (transverso 0.018 La muela está abierta en la base formando dos cavidades distintas,, una estrecha en sentido longitudinal que corres- ponde á la sección longitudinal de la corona, y la otra casi circular y en forma de embudo que ya he dicho corresponde á la gran columna interna. Atribuyo provisoriamente á este animal un grueso trozo — 99 — de incisivo superior esterno de 9 centímetros de largo, cuya sección triangular representa un prisma de lados desiguales y ángulos redondeados, de 33 milímetors de diámetro mayor y 23 milímetros de grueso, maciso en toda su estension y cubierto por una gruesa capa de esmalte en su parte ante- rior, formada por uno de los ángulos redondeados dando vuelta sobre los lados esterno é interno de los que cubre mas ó menos la mitad. Este animal es sin duda el mas gigantezco de todos los toxodontes hasta ahora conocidos, pues su talla debia supe- r r de un tercio la délas grandes especies pampeanas. Haplodontherium, Amegh. Ameghino, Bol. de la Acad. Nac. de Cieñe, t. VIII, pág. 77, 1885. CaraíCt. gen. Muelas superiores arqueadas, de forma igual, no radiculadas, de sección transversal elíp- tica, con solo dos fajas perpendiculares de esmalte, sin pliegue entrante ni columna interna. Base de las muelas abierta con cavidad -pulpal muy gran- de y en forma de embudo. Canino grande y de la misma forma que las muelas. Haplodontherium \'\'ilclei, Amegh. Ameghino, ob. cit. Fundé el género y la especie sobre dos solas muelas su- periores aisladas, pero de caracteres muy distintas de las de los verdaderos toxodontes, por lo que me vi obligado á fun- dar para ellas un nuevo género. Los caracteres distintivos particulares de este animal es- — 100 — tan tan bien confirmados, que ahora me encuentro en estado de poder dar la descripción de casi toda la dentadura supe- rior. Hay tres incisivos superiores, dos con la corona entera, pero rotos mas ó menos en la mitad de su largo, faltando por consiguiente la parte inferior, pero el tercero está in- tacto y como parece ser el mismo diente, basta conocer la forma del ejemplar completo, que parece ser del lado iz- quierdo. Es bastante mas pequeño que los incisivos supe- riores de las grandes especies pampeanas, y mas parecido al iucisito superior externo del Toxodon Burmeísteri que al de ninguna otra de las especies cuyos incisivos superio- res me sean conocidos^ Es corto, muy curvo, y de corona no cortada en bisel sino transversalmente, y de sección elíp- tico-triangular. El prisma del diente está cubierto con una capa de esmalte que se estiende sobre toda la cara externa anterior dando vuelta sobre la esquina externa cubriendo así también casi toda la cara lateral externa de la que solo queda á descubierto una pequeña faja longitudinal, faltando absolutamente todo vestigio de esmalte en Ja cara posterior interna. El prisma del diente muestra de consiguiente tres caras longitudinales, una externa anterior y otra externa posterior anchas y que se uuen sobre el lado lateral interno formando un ángulo agudo, y la tercera mucho mas angosta que íorma la cara lateral y longitudinal externa. En razón de esta misma conformación muestra el diente dos curvas desiguales, una lateral externa mas pronunciada ó de radio menor, y la otra lateral interna de radio mayor, es decir mas abierto. La cara esmaltada anterior externa presenta una depresión longitudinal muy ancha y de fondo cóncavo, opuesta á otra depresión de la misma forma que se encuen- tra sobre la cara interna posterior no esmaltada. La base está abierta con una cavidad ancha y profunda. El tamaño del prisma del diente es mayor en la base que en la co- rona. — 101 — f en el lado esterno.. O^OIS Diámetro ántero-posterior de la corona | en el medio 0.010 \ en el lado interno.. 0.008 Diámetro ántero-posterior máximo en la base 0.018 Diámetro transverso en la corona 0.023 Diámetro transverso en la base 0.032 Ancho de la cara anterior esmaltada 0.026 Ancho de cara posterior-interna sin esmalte 0.029 Ancho de la cara lateral esterna 0.017 Longitud del diente siguiendo la curva esterna 0.082 Longitud del diente en línea recta 0 .075 Canino superior, conozco un ejemplar del lado izquierdo, de dimensiones bastante* considerables, pero corto, muy curvo, de forma elíptica y de base abierta, con una cavidad profunda en forma de embudo, y dos fajas de esmalte, una anterior externa ancha y la otra interna angosta, quedando entre la una y la otra una faja sin esmalte colocada en la parte anterior interna. La parte posterior está completa- mente desprovista de esmalte. La posición de estas fajas esmaltadas y no esmaltadas está determinada por la posición del diente en la mandíbula, pues este está encorvado en dirección de su eje transversal mayor, y como no es de suponer que la corona tuviera su eje mayor en dirección completamente transversal aleje de la mandíbula, siguiendo laanalogía del modo de implantación del canino del Toxodon y de los premolares del mismo animal, es claro que debió estar implantado en la mandíbula con el eje mayor de la corona en la misma dirección que el eje déla serie dentaria, ó á lo sumo un poco oblicuamente, pero en todo caso con la curva dirigida de adelante hacia atrás, con la conve- xidad adelante vía concavidad atrás. í la curva esterna O'^Oei Largo del diente siguiendo ] la curva interna 0.036 V en línea recta 0.055 ^ (ántero-posterior 0.022 Diámetro { , r, mo { transverso 0.016 — 102 — Ancho de la faja de esmalto anterior-esterna O^OH Ancho de la faja de esmalte interna 0. 008 Ancho de la faja sin esmalte anterior-iuterna 0.004 , , „ . . ,^ . • í parte póstero- interna 0.013 Ancho de la faja sin esmalte, postenor ¡ ^^^^^ póstero-esterna 0.013 De la primera muela superior hay ua ejemplar del lado derecho. Es en su forma general muy parecido al canino, también de sección transversal elíptica, y muy curvo pero de tamaño mucho mayor. La curva de este diente sigue la misma dirección que en el canino, es decir en dirección del eje mayor del diente, de manera que debia estar implantado en la mandíbula del mismo modo, quizás en dirección un poco mas oblicua, con una faja de esmalte que ocupa la cara ántero-esterua dando vuelta sobre la esquina para ocupar también una parte de la cara anterior interna, y otra capa de esmalte mas angosta sobre el lado interno, separada de la anterior por un faja muy angosta sin esmalte, quedando también á descubierto la cara posterior interna y externa. A causa de esta misma curva del diente y su dirección en la mandíbula resulta que la corona gastada en declive de atrás hacia adelante, presenta un diámetro ántero- posterior ma- yor que el cuerpo ó la base del diente, y diámetro transverso menor. La base también está abierta en forma de embudo. í la curva esterna O^OQl Largo del diente siguiendo ] la curva interna 0.062 ' en línea recta 0 . 071 ^., . , , ( ántero-posterior 0.025 Diámetro de la corona ( , n nno ( transverso 0.023 „., ^ , , j , j. , I ántero-posterior 0.021 Diámetro del cuerpo del diente ! ^ ^ ^n^ ^ i transverso 0.020 Ancho de la capa de esmalte í en el lado esterno 0.018 ántero-esterna { en el lado interno 0.017 Ancho de la faja de esmalte interna , 0.010 Ancho de la faja sin esmalte ántero-interna 0.003 . , , , p . ,, , . . ( en el lado interno. 0.013 Ancho de laíajano esmaltada, posterior } , , , , n mo ( en el lado esterno. 0.013 — 103 — De la segunda muela superior conozxo nn ejemplar del lado izquierdo ; es de tamaño un poco mayor que la pre- cedente y algo mas larga, pero mas derecha y mas elíptica, mas comprimida por decirlo así, en sentido lateral. Las dos fajas de esmalte están dispuestas del mismo modo que en la muela anterior y la curva dirigida también en la misma dirección como también su modo de implantación en la man- díbula. Sin embargo puede ya observarse un pequeño prin- cipio de la curva lateral opuesta al eje mayor del prisma de la muela, de modo que esta empezaba á encorvarse un poco hacia el interior. T j 1 1 • • j 1 I esterna 0"118 Largo de la muela siguiendo la curva ] . . „ „ ^ ° ( interna 0.060 Largo de la muela en línea recta 0.093 Diámetro í ^"^''°-P°^^'"^' 0-024 ( transverso 0.016 Ancho de la faja de esmalte ántero-esterna 0.018 Ancho de la faja de esmalte interna 0.010 Ancho de la faja no esmaltada ántero-interna 0.005 en el lado interno. 0.010 Ancho de la faja no esmaltada, posterior , , ^ r^ r,^r. ^ '^ ' en el esterno 0.01/ Sigue otra muela de tamaño bastante mayor, pero no mas larga. Creo representa la tercera superior del lado derecho. Es también de forma elíptica y naturalmente también con dos únicas fajas de esmalte, pues es este uno de los caracteres genéricos, pero difiere ya bastante de las dos que la pre- ceden por su curva que aunque menos pronunciada, es doble, presentando la curva en dirección del eje mayor de la corona como en las dos anteriores, y la curva lateral que ya se ha visto diseñarse en vestigio en la que la precede, mostrando así esta muela una concavidad posterior y una convexidad anterior muy pronunciadas, y una concavidad interna y con- vexidad esterna menos aparente. La capa de esmalte que cu- bre la cara ántero-esterna es bastante mas ancha que en las muelas precedentes y dá vuelta también sobre la esquina — 104 - anterior para formar en el lado interno una faja muy angosta. Vdemás esta capa de esmalte esterna limita en su parte ante- rior una faja póstero-esterna bien marcada y distinta de la póstero-interna. ántero-posterior 0'°029 i-' Diámetro de la corona j a ncn transverso 0.021 Ancho de la faja de esmalte ántero-esterna i en el lado esterno 0.023 en el lado interno 0.005 Ancho de la faja de esmalte interna 0.013 Ancho de la faja sin esmalte ántero-interna 0.006 , , , . ,, , • ( cara póstero-interna. 0.013 Ancho de la parte sm esmalte, postenor \ ^^^^ ^ -^tero-esterna. 0.017 La cuarta muela superior me es desconocida. La que des- cribí anteriormente como la tercera ó cuarta, yisto su tamaño bastante mayor que la tercera que acabo 'de describir, es evidente que es la quinta. Del mismo modo la que describí como quinta ó sesta, resultaría ser la séptima, faltando así también por conocer la sesta. El tamaño de este animal parece haber sido un poco me- nor que el de las grandes especies del género Toxodon. Haplodontherium liiuun, Amegh. sp. n. Esta especie está representada por un fragmento de maxi- lar superior izquierdo en el que se hallan implantadas tres muelas, que supongo sean la cuarta, quinta y sesta. Estas muelas, aunque de la misma forma general que las del Ha.- plodontherium Wildei, se distinguen muy bien por pre- sentar algunas de ellas un fuerte surco perpendicular en la cara esmaltada esterna que divide aquí la muela en dos lóbu- los desiguales, uno anterior angosto y elevado, y otro pos- terior, mas ancho pero mas bajo. La primera muela implantada en este fragmento que tomo por la cuarta, está rota en el maxilar faltándole la corona, — 105 — pero á pesar de eso se puede determinar muy bien su forma, que es de sección transversal elíptica, de 22 milímetros de diámetro mayor y 18 milímetros de diámetro menor, implan- tada en la mandíbula con su eje mayor casi transversalmente al eje déla serie dentaria, apenas en dirección un poco obli- cua de adelante hacia atrás y de afuera hacia adentro. La cara esterna presenta una faja de esmalte que dá vuelta un poco sobre la cara anterior, y muestra en su parte posterior esterna una fuerte depresión longitudinal de fondo cóncavo. La otra faja de esmalte cuyo ancho tampoco se puede medir exactamente, está situada en la cara perpendicular anterior, dejando una faja libre sin esmalte en la misma cara hacia el lado esterno, de 10 milímetros de ancho. La cara interna y posterior carece de esmalte. La muela que sigue ó quinta, difiere de la correspon- diente del H. Wildei, por presentar en su cara esterna anterior esmaltada, un fuerte surco perpendicular que di- vide aquí la muela en dos partes, ó lóbulos distintos, el anterior de solo 9 milímetros de ancho, pero muy elevado y de superficie convexa, y el posterior de 15 milímetros de ancho, mas bajo y de superficie muy ligeramente convexa, casi plana. La capa de esmalte interna anterior tiene 17 milímetros de ancho, y la faja no esmaltada intermediaria situada sobre la cara anterior, 1 1 milímetros de ancho. La parte posterior no esmaltada de la muela tiene 20 milímetros de ancho sobre la cara póstero-externa, y 20 milímetros sobre la parte póstero-interna. La forma general de la muela es elíptica, de 40 milímetros de diámetro mayor y 28 milí- metros de diámetro menor, colocada con su eje mayor en dirección oblicua al eje de la serie dentaria. La corona está muy desgastada en el centro en donde muestra varias cavi- dades producidas por el uso. La muela que sigue, ó sesta, es casi idéntica á la última del H. Wilclei, pues no presenta en la cara esterna la figura bilobada de la que la precede. La cara esmaltada esterna es — lOG — con todo mas convexa y mas igual, y la interna no presenta en su borde anterior y posterior unas pequeñas aristas lon- gitudinales de esmalte que forman parte de la capa interna y se observan en el último diente del H. Wildei. La capa de esmalte esterna tiene 35 milímetros de ancho, la interna 19 milímetros, y la faja sin esmalte intermediaria que ocupa la cara anterior interna, 17 milímetros de ancho. La parte posterior sin esmalte tiene 25 milímetros de ancho en la cara póstero-interna y otro tanto en la póstero-esterna. La muela de sección elíptica aún mas prolongada que la anterior, tiene 51 milímetros de diámetro mayor y 29 milímetros de diámetro menor, estando también implantada con su eje mayor en dirección oblicua al eje de la serie dentaria. Estas últimas muelas tienen como las últimas superiores del H. Wildei, una doble curva, una lateral con la con- cavidad hacia adentro, y otra longitudinal ó ántero-pos- terior con la concavidad hacia atrás. Las muelas son mas encorvadas hacia adentro que las del Toxodon y que las de la especie precedente, con una gran cavidad basal en forma de embudo. Las tres muelas implantadas en la man- díbula ocupan un espacio longitudinal de 103 milímetros. La parte existente del hueso maxilar parece demostrar que el paladar no era tan profundo ni de fondo tan cóncavo como en Toxodon v Toxodontherium. Stenotephanos, Amegh. gen. n. Caract. gen. Muelas superiores muy arqueadas, con fajas de esmalte 2:>erpendiculares, superficie esterna profundamente escavada, y corona angosta en forma de m,edia luna con la concavidad hacia afuera y la convexidad hacia adentro. Columna perpendicular interna rudimentaria. Fajas per- pendiculares sin esmalte muy angostas. 107 Stenoteplianos plicidens, Amegh. Toxodon plicidens. Ameghino, Bol. de la Acad. Nac. de Cieñe, t. VIH, pág. 70, 1883. Fundé esta especie sobre una sola muela superior de caracteres muy particulares, incluyéndola en el género To- xodon, pero reconociendo que presentaba diferencias tan considerables con las demás especies de toxodontes que pro- bablemente .habria luego que separarla como género dis- tinto. No conozco nuevos restos de este animal, mas el examen repetido de los caracteres diferenciales de esta muela me confirma en lá creencia de que pertenece á un género dis- tinto. No repetiré aquí las particularidades de conformación que presenta esta pieza, pues el lector las hallará en la des- cripción que hice de ella en el trabajo citado, pero deseo agregar algunos detalles y observaciones que justifiquen la creación del nuevo género Stenotephanos . La cara esterna perpendicular de la muela bien que com- pletamente distinta en su forma de la que muestran las muelas de los otros toxodontes, á causa de la gran escava- cion que presenta, tiene también su superficie algo ondu- lada, por un cierto número de depresiones y convexidades longitudinales, particularmente en su parte anterior. De las fajas de esmalte de la cara interna, una de ellas presenta un carácter muy notable que en el primer examen que hice de la muela me pasó desapercibido. Es esta la faja interna anterior que ya dije entonces era convexa en T. 'plicidens y no deprimida como en las muelas de las espe- cies del género Toxodon y del Toxodontheriuin. Esta faja de esmalte en Stenotephanos vieue á concluir en el borde que limita la columna interna rudimentaria formando un repliegue que penetra en la corona de atrás hacia ade- — 108 — lante en una estension de 7 milímetros y falta completa- mente en las muelas de las especies del género Toxodon. La faja no esmaltada de la cara posterior interna, que corresponde á la que en las muelas de las especies del género Toxodon se encuentra en la cara posterior externa, es como en este bastante ancha, y la que se encuen- tra sobre el ángulo anterior, sumamente angosta. La ter- cera faja no esmaltada comprende en los demás toxodontes toda la columna interna, y como esta en Stenotephanos es muy rudimentaria y angosta, resulta que la faja no es- maltada es también muy angosta, y proporcionalmente mas que en Toxodon, porque las fajas de esmalte adyacentes cubren aquí una parte de la columna. A pesar de la similitud aparente de la muela de Steno- tephanos con la de Toxodon, por poseer el mismo número de fajas de esmalte, las diferencias de detalle resultan tan considerables, que no es permitido conservar ambos ani- males en un mismo género. Estas notables diferencias se ponen aún mas en evidencia si se compara Stenotephanos con algún otro género del mismo órden_, con el Typothe- rium, por ejemplo, que después de Toxodon es el mejor conocido. Si la muela de Stenotephanos, por la interrup- ción de la capa de esmalte, se parece á Toxodon, por su forma general presenta mas analogía con las del Typothe- rium. Las muelas superiores del Typotherium presentan un principio de compresión en su cara externa, y la última superior, particularmente, muestra la misma depresión lon- gitudinal externa y una forma de corona en media luna ó en arco con la concavidad al exterior, como en Stenothe- phanos, en el que este carácter es todavía mas acentuado, de manera que por él difiere mas del Toxodon que el mismo Typotherium. En el Typotherium la gran columna interna se destaca del cuerpo de la muela como en Toxo- don, mientras que en Stenotephanos la columna es apenas aparente, alejándose así también por este carácter mas del — 109 — Toxodon que el Typotherium, al mismo tiempo que la forma y dirección de la gran cara interna posterior, es real- mente mucho mas parecida á Typotherium que á Toxodon. Hay todavía otro carácter que no puede dejar duda sobre la distinción genérica de Stenotejjhanos. Se ha visto que en Toxodon y Toxodontheriinn la faja de esmalte interna posterior entra en la corona, formando un gran pliegue de esmalte que en algunas muelas y ciertas especies, está pre- cedido de otro mas pequeño, pero la gran faja interna ante- rior termina siempre al pié de la columna, sin formar plie- gue de esmalte entrante. En las últimas muelas superiores de Typotherium existe el pliegue entrante posterior del Toxodon, aunque menos desarrollado, pero además existe otro pliegue de esmalte simple ó duplicado formado por la gran faja de esmalte antero-interna, al llegar al pié de la columna, pliegue de esmalte que, ya se ha visto mas arriba, existe también en la corona de la muela de Stenotephanos. De consiguiente, la fundación de este nuevo género está mas que autorizada, siendo realmente intermediario por sus principales caracteres entre Toxodon y Typotherium, acompañado de algunas particularidades que le son propias. Dilobodon, Amegh. Bol. del Inst. Geog. Arg., tom. III, ent. XII, año 1882. Caráct. gen. Tres incisivos, un canino y cuatro mue- las en cada lado de la mandíbula inferior, colo- cados todos en serie continua. — Muelas con in- terrupciones en la capa de esmalte. — Primera muela inferior con un surco externo profundo que la divide en dos lóbulos iguales. — Segunda, tercera y cuarta muela inferior muy comprimidas y construidas sobre el tipjo de las del Toxodon. — lio — Es este uno de los géneros pampeanos que he citado en distintos trabajos sin dar de él ninguna descripción. Los caracteres genéricos mencionados podrán servir por ahora para reconocerlo. La especie pampeana, Dilobodon luja- nensis, es apenas de tamaño un poco mayor que el Typo- therium. En los terrenos terciarios antiguos del Paraná se ha encontrado otra especie aun mas pequeña. Dilobodon lutarius, Amegh. sp. n. Está representada por una primera muela inferior de di- mensiones un poco menores que los ejemplares de la muela correspondiente de la especie pampeana. La curva no es tan pronunciada como en el mismo diente de D. lujanensis, y el surco perpendicular externo muy profundo la divide en dos lóbulos apenas un poco desiguales y de superficie con- vexa. La cara externa está tapada con una capa de esmalte, que se estiende de una á otra esquina. En el lado interno, un poco deprimido, hay una ancha faja de esmalte que de la corona se dirige hacia abajo, sin alcanzar la base. Las es- quinas internas anterior y posterior no tienen esmalte ien toda su longitud, que tampoco forma pliegues entrantes en la corona. La base está completamente abierta con una ancha y profunda cavidad que se estiende hasta la mitad de la altura del diente. El diámetro del diente es algo mayor en la base que en la corona. Los ejemplares pampeanos presentan en el lado interno una depresión bastante ancha y de fondo cóncavo que ocupa la mayor parte de la cara interna del diente, la que apenas está indicada en el ejem- plar antiguo. Dimensiones r.-, , , , ( ántero-posterior O^Olé Diámetro de la corona., i , n nnc ' transverso 0 . 005 — 111 — , , , ( ántero-posterior 0"015 Diámetro de la base.... i , ^ ^^_ ( transverso 0.007 Longitud siguiendo la curva externa 0.045 Longitud en línea recta 0.043 TYPOTHERIDEA Tomodus, Amegh. gen. n. Caract. gen. Incisivos con capa de esmalte continua, escepto la corona, y de base abierta. Tomodus elautus, Amegh. gp. n. Fundo la especie sobre un diente incisivo que denota per- tenecer á un animal de la familia de los tipoterinos, mucho mas pequeño que el Typotheriura, pero mas grande que el Protypotherium y de caracteres particulares. Es un incisivo inferior izquierdo, de sección transversal elíptica, aplastado en sentido perpendicular, un poco con- vexo en la cara inferior y mas aplastado en la superior. Pre- senta una doble curva, una en sentido longitudinal, que es la característica de todos los incisivos, pero aquí poco pronun- ciada, y la otra lateral, con la concavidad en el borde esterno y la convexidad en el interno. El diente está rodeado de una capa de esmalte continuo como en los incisivos del Typotherium, pero la superficie del esmalte no es acana- lada longitudinalmente como en aquel género, sino casi completamente lisa, con pequeñas arruguitas irregulares, sin que tampoco esté cubierto por depósitos de cemento. La corona está gastada, formando la dentina un pozo pro- fundo, angosto y largo, dominado por la capa de dentina peri- férica que se levanta mas arriba en forma de lámina aislada. — 112 — y baja luego en declive hacia el centro. Aquí existe una pequeña arista que recorre el eje mayor de la corona, la que indica la prolongación hacia arriba de la cavidad interna, en forma de una pequeña hendidura que se rellena de dentina mas dura, que, siendo mas resistente al frotamiento ha que- dado sobre la corona formando la pequeña arista en centro, sin que ni el uno ni el otro de sus estreñios llegue á la periferia. Tiene el diente 1 1 milímetros de ancho y solo 4 milímetros de grueso. La parte existente tiene .30 milí- metros de largo, pero la base está un poco rota, por lo que supongo tenia cuando entero unos 4 centímetros. PERISSODACTYLA MACRAUCHENIDEA Scalabrinitherium, Amegh. t Ameghino, Bol. de laAcad. Nac. de Cieñe, i. V, pág. 108 y 281, 1883; id. t. VIII, pág. 82, 1885. Paloeothei'ium paranense (Brayard). — Monog. délos terr. etc. Gervais, Addit. aux recherch. sur les tnamif. foss. de l'Amérique Méridionale, 1855. — Bürmeister, Descrip. Phys., etc. pág. 243. Macrauchenia (Ow). Bürmeister, An. del Mus. Nac, t. III, pág. 133. Caract. gen. Fórruula, dentaria | i f c ^ ;= 44. Incisivos superiores con cingulo basal interno, sin cavidad central p) ero con dos cavidades separadas por una columna longitudinal en el lado interno. Canino superior con cingulo basal esterno, y raiz con surco — 113 — longitudinal interno. — Primero y segundo j)re- molar con cíngulo basal esterno, dos aristas i^er- pendiculares esternas (anterior y posterior) y dos raices. — Tercer premolar con cingulo esterno, dos aristas jwrpendiculares esternas y tres raices. — Las cuatro últimas muelas superiores cuadrangu- lares, con fuerte cíngulo basal esterno, tres raices y tres aristas perpendicula^^es esternas. — Incisivos inferiores con cíngulo basal interno y esterno, dos cavidades y una columna interna. — Canino infe- rior uniradiculado y con cíngulo interno y esterno. Premolares inferiores comprimidos, con columna mediana y dos cavidades internas, cíngulo basal interno y esterno y dos raices largas y bien sepa- radas. — Verdaderos molares anteriores bllobados, con cíngulo esterno bien desarrollado, y dos gran- des cavidades internas. — Últimos molares verda- deros con cíngulo esterno rudimentario, y cavidad interna posterior dividida en dos partes por una columna accesoria vertical. — Parte anterior del cráneo m.uy angosta. — Los seis incisivos superio- res colocados de modo que forman en cada lado la continuación de la serie dentaria. — Paladar del mismo anchoen toda su parte anterior, menos al nivel del primer par de incisivos anteriores. Bravard fué el primer descubridor de este animal, encon- trando de él dos fragmentos de muelas que no podían de ninguna manera permitir una determinación exacta, pero que pareciéndole correspondían por la forma á uno de los géne- ros clásicos europeos, los clasificó sin duda provisoriamente como de un Palseotlierium americanum. Burmkister, en 1876, teniendo ya en su poder las colecciones formadas por el malogrado naturalista se contenta con mencionar la espe- cie sobre la autoridad de Bravard, agregando que este cono- — 114 — ciíi muy bien el género Palceotherium lo (¡uc equivalia á manifestar que no era dado suponer se hubiera equivo- cado. Pero Gervais en las Memoires de la, Societé Geolo- gique de France, 2" serie, t. IX, emite Ja opinión de que Bravard tomó por Palxotherium del Paraná dientes de la dentadura de leche de la Macrauchenia, adlieriéndose, luego BuRMEiSTER á la misma opinión (Descrip. Phys., etc. t. III, pág. 482). Sin embargo ambos hacian una suposición que resultó ser errada, pues Bravard habia fundado la especie sobre restos de individuos adultos y no sobre muelas de leciie, pero se equivocó en la determinación genérica, atribuyendo á un Palseotherium vestigios que procedian de un animal muy distinto y esclusivamente americano. Las primeras noticias exactas sobre ese animal y sus ver- daderas afinidades fueron dadas por mí hace unos tres años en el Bol. de la, Acad. Nac. de Cieñe, (t. Y, pág. 108, 1883), fundándolas sobre dos únicas muelas superiores y de un individuo muy joven, que rae fueron facilitadas por el Profesor Scalabrim. Demostré que ellas procedian de un género muy distinto del Palseotherium y mas cercano del género sudamericano Macrauchenia, pero diferente tam- bién de este á causa del cíngulo basal esterno que distinguía las muelas superiores del nuevo animal, que nombré Sca- labjñnitherium en honor del Señor Scalabrim que con tanto empeño habia emprendido la recolección de los verte- brados fósiles del Paraná, designando la especie con el nom- bre de Bravardi en homenaje á su primer descubridor. Pocos meses después (mismo tomo, pág. 28 T agregaba la descripción de un fragmento de mandíbula inferior con tres muelas del mismo animal, y á principios del año pasado di á conocer la mayor parte de la dentadura y parte del cráneo (t. YIII, pág. 82 y sig.) confirmando con todos esos materiales mi primera determinación. Por su parte el Dr. Blrmeister que pronto hará 30 ^ - 115 - años exploraba los yacimientos del Paraná, que hace tam- bién un considerable núaiero de años tiene entre sus manos la colección Bravard, y que ha dejado pasar año tras año sin ocuparse de los vertebrados fósiles de esa localidad, ni manifestar deseos de conocerlos, comprendiendo al fin que las piezas sueltas también tienen su importancia, ha dejado de menospreciarlas, y acaba de entrar de lleno en el estudio de los mamíferos que habitaron el suelo argentino durante los primeros tiempos terciarios con un trabajo importantí- simo, lleno de interés, con descripciones magistrales y vis- tas elevadas, que he tenido ya ocasión de citar repetidísimas veces en el transcurso de este trabajo. En él dá también la descripción de un cierto número de muelas procedentes de mi género escalabriniterio, preten- diendo demostrar que se trata simplemente de una macro- quenia, y procediendo contra el uso establecido, faltando á las reglas adoptadas de común acuerdo por los naturalistas, y prescindiendo de las consideraciones que, bueno ó malo merece el trabajo ageno, aprovecha este pretesto para cam- biar no ya los nombres genéricos sino también mis denomi- naciones específicas. Me felicito de que el distinguido sabio haya dirigido sus investigaciones en la misma dirección que las mias ; es un concurso poderoso é inestimable en pro del pronto cono- cimiento de la antigua fauna del Paraná, cuvas formas sin- guiares y de caracteres complejos necesitan realmente una persona de la talla, conocimientos y esperiencia probada del venerable paleontólogo, que pueda dominar el conjunto y esplicarnos el encadenamiento de sus múltiples afinidades, con las faunas del pasado y del presente. Y por mi parte, que solo deseo estender el límite de mis conocimientos en la materia tendré un guia y un maestro que espero hará de mí un excelente discípulo. Pero mientras tanto, bueno ó malo, lo poco que he publicado ya no me es dado retirarlo, y bien que mi respeto hacía el venerable maestro — IIG - raye casi en culto, todos comprenderán que no puedo llevar mi abnegación hasta borrar con el codo lo que he escrito con la mano, sacrificando mis determinaciones y nombres de- lante de otros posteriores que no me pertenecen, máxime cuando de los nuevos trabajos de tal autoridad en la mate- ria, se desprende que no anduve tan mal encaminado como liubiera podido temerlo. Véorae así en la obligación formal de defender mi trabajo y mi derecho de prioridad, lo que no deja de serme sensible, pues rae pone en la necesidad de hacer la contra-crítica, de la descripción y crítica magistral del ilustre paleontólogo, en la obra mencionada. Nuestra primera divergencia aparece á propósito del grupo en que debe colocarse la macrauquenia y el animal mas an- tiguo del Paraná que por su conformación le corresponde. Cree él que entra en la familia de los paleoteridos, y yo al contrario creo es el tipo de una familia sud-americana, dis- tinta de la precedente. Esta primera divergencia tiene su importancia en cuanto á las relaciones'de los ungulados pe- risodáctylos en general, y también sobre el valor genérico de algunas de las formas sud-americanas, pues si macrau- quenia fuera un género de una familia "distinta de los paleo- teridos, como yo lo creo, sería de todo punto inadmisible creer que no estuvo representada en el pasado mas que por un solo género. En distintos puntos de mi último trabajo (fíoL etc., t. VíII), he manifestado cuales son las razones que impiden incluir la Macrauchenia en la familia de los paleoteridos, y las otras aún mas numerosas que obligan á separarla como el tipo de una familia distinta, pero como el Dr. Burmeister se desentiende de esas razones pasándolas por alto, voy á reasumirlas acá, aunque sea en pocas palabras, para que se pueda juzgar de su importancia. Las grandes diferencias que separan á Macrauchenia de los paleoteridos son: 1" La forma de los huesos de los miembros y el modo de — 117 — soldadura de algunas de sus partes, la cuenca del ojo cerrada atrás, el tipo de las muelas tanto superiores como inferiores, la forma de la parte posterior del cráneo y de la rama as- cendente de la mandíbula inferior, todas partes muy dis- tintas de las formas que presentan en los paleotéridos, y mas parecidas á las mismas partes tales como se presentan en los équidos y ruminantes. 2^ La forma de la nariz cuya abertura está colocada hacia atrás en Macrauchenia, y la parte anterior de la superficie superior del cráneo unida en forma de techo continuo, ca- rácter sumamente particular que separa á este animal no solo de los paleotéridos, équidos, y rinocerontídeos, sino también de los tapires, pues si bien estos tienen la aper- tura de la nariz hacia atrás, ella es de forma distinta y se prolonga en su parte anterior en forma de fisura hasta el intermaxilar como en el caballo, paleoterio, rinoceronte, etc. 3^ La forma del calcáneo, completamente distinta de la de los otros perisodáctilos, á causa de una cara articular suplementaria que falta en los imparidigitados pero existe como carácter distintivo constante en el calcáneo de los artiodáctilos. No quiero estenderme en consideraciones de otro orden que demuestran de un modo irrefutable la separación como familia distinta de los macroquénidos, como aquella que nos muestra los paleotéridos del viejo mundo pasando in- sensiblemente á los rinocerontídeos del mismo continente, y los macroquénidos de América, pasando insensiblemente á los toxodontes de este mismo continente por tipos interme- diarios como Homalodontherium, Nesodon, y el que acaba de describir el Dr. Burmeister con el nombre de Colpodon. Muchas de estas consideraciones las encontrará el lector en mi trabajo mencionado (pág. 160 y sig.) y otras que podría agregar me parece superfino enumerarlas puesto que los caracteres osteológicos mencionados, bastan en sí mismos para demostrar la diversidad de tipo de ambos gru- — 118 — pos y la necesidad de separarlos como familias distintas, como ya lo había reconocido Gervais al ocuparse por pri- mera vez de la Macrauchenia hace mas de 30 años, que, la separó como el tipo de una familia distinta {Rech. sur les mamm. foss. de tAmér. MéricL, 1855). Y el pro- fesor Cope, en la gran obra que acaba de publicar sobre los vertebrados terciarios de los Estados Unidos {Tertiary ver- tébrala, Book ], pág. 712, 1884), también separa [a.Macrau- chenia como el tipo de una familia distinta de los ungulados perisodáctilos. La familia hasta ahora esclusivamente sud-americana de los macroquénidos, como es natural está representada por un crecido número de géneros estinguidos de distintas épocas, entre los que cuento el Nesodon (Ow.) y Colpo- don (BüRM.) colocados por Burmeister en el orden de los peutadáctilos, el género igualmente patagónico Honialo- dontotherium (Flow.), los géneros pampeanos Macrau- chenia (Ow.) y Diastomicodon (Amegh.), y los géneros del terciario antiguo del Paraná, Mesorhinus (Amegh.), Oxyodontheriuní (Amegh.) y Scalabrinitherium (Amegh.) estos dos últimos considerados por Burmeister como de- biendo entrar en el género Macrauchenia, porque dice presenta la dentadura el mismo tipo de conformación en los tres animales. La analogía de conformación en el tipo de las muelas del Scalabrinitherium y Macrauchenia existe, la he reco- nocido desde un principio y no podia ser de otro modo desde que se trata de animales de una misma familia. La identidad en la conformación de las muelas en sus carac- teres generales y en su número y distribución no es una prueba de identidad genérica sino de parentesco de familia. El autor conocs muy bien el caso délos glyptodontes que él mismo distribuye en varios géneros, y que tienen todos el mismo número de dientes, construidos sobre el mismo tipo, y que hasta se corresponden en sus detalles secundarios, — 119 — y en el mismo caso se hallan la mayor parte de las familias zoológicas en los mamíferos. Pero porque no diga que tomo los ejemplos demasiado lejos voy á buscarlos en los mis- mos ungulados perisodáctilos, en la familia de los paleoté- ridos en la que pretende colocar la Macraucheriia. Cuenta esta familia por lo menos unos diez géneros bien determi- nados, y mas de la mitad presentan el mismo número de dientes, distribuidos del mismo modo, y que solo se dis- tinguen de un género á otro por caracteres secundarios de mínima importancia. Y para dejar aún mejor constatado que en este caso el autor no ha procedido con la circuns- pección y prudencia que le son acostumbradas, puedo tam- bién citar el ejemplo de la familia de los équidos, de la que ha descrito un género particular, Hippidiuin (Ow.), que tiene la misma fórmula dentaria que Equus y cuyas muelas no muestran ningún distintivo particular que las distinga de las del caballo, sino pequeñísimas modificaciones de la lámina de esmalte, que forma pliegues mas ó menos ondu- lados. El principal distintivo de las muelas de Hijjpidium comparadas con las del caballo consiste en el repliegue de la capa de esmalte que forma la península interna, redondeada en Hippidiwn y aplastada en Equus. Y según confesión del mismo Dr. Burmeister, el principal carácter que dis- tingue los verdaderos molares superiores de la Macra-u- chenia antigua {Scalabrinitherium) de la moderna, con- siste en la presencia de un fuerte cingulum basal esterno en las muelas del animal antiguo que falta en las del moderno. Si prescindiera por un momento de lo escrito, y se le presen- tara la cuestión en esta forma, ¿qué carácter tiene mas importancia como distinción genérica, la pequeña modifi- cación de forma de la península interna del Hippidium comparada con la aplastada de Equus, ó la presencia de un reborde de esmalte en las muelas de la Macrauchenia an- tigua que falta en las de la moderna? Es indudable que se decidiría por prestar mayor importancia al segundo que al — 120 — primero, lo que constituiría el cíngulum basal estenio de las muelas superiores de la Macrtiuchenia antigua en un carácter genérico de importancia suficiente para autorizar la separación del animal como un género distinto, que es el que he designado con el nombre de Scalabrinithei-ium. Quizás pudiera argüir que Flippidiuin se distingue por otros caracteres osteológicos distintos y de mayor impor- tancia que los que presenta la dentadura, pero no le es dado presumir que no los presente igualmente el escalabriniterio, pues las particularidades de las muelas autorizan á suponer que mayor aún fueron las diferencias osteológicas que las odontológicas, habiendo ya mencionado un cierto número {Bol. etc., t. Yin, pág. 86 y sig.) que no ha tomado en cuenta el distinguido sabio al pretender referir el animal al género macroquenia. Pero aún prescindiendo de estas consideraciones, el dis- tinguido paleontólogo al describir la dentadura del animal antiguo, no ha podido pasar por alto las notables diferencias que presenta, enumerando varias de ellas que considera de menor importancia, y por último la diferencia verdadera- mente notable de la presencia del reborde de esmalte basal esterno en los molares superiores del animal antiguo y su ausencia en los del animal moderno. Admite varias especies de macroquenias antiguas, y las muelas de todas ellas se dis- tinguirian de la macroquenia mas moderna, por una corona mas baja, por raices mas largas, por un cingulum mas ele- vado en la base de la corona, por aristas esternas mas pro- nunciadas, mas agudas y unidas en la base, y por un cin- gulu7n basal esterno en los verdaderos molares superiores. Es decir que las macroquenias ó los macroquénidos de los terrenos antiguos del Paraná, se distinguen por un conjunto de caracteres común á todos ellos, formando un grupo com- pacto, de caracteres diferenciales y distintos de los que pre- sentan la macroquenia ó macroquenias pampeanas. Y según nuestro sistema de clasificación ¿qué es un género, ó un — 121 — subgénero, sino una reunión de especies parecidas que se distinguen por algunos caracteres que les son comunes y esclusiyos? Esos caracteres comunes son los que nos sirven de guía para formar con las especies los grupos gerárquicos superiores que desiguamos con los nombres de géneros y subgéneros, los que se agrupan A su vez para formar las fami- lias, secciones, órdenes, etc. Según el mismo Dr. Burmeis- TER las macroquenias del Paraná, forman un grupo de especies con algunos caracteres que les son comunes ; este grupo, désele el valor que se quiera, es preciso distinguirlo con un nombre. Que el grupo existe, es inuegable, pues confesión de parte releva de prueba, y justifica suficiente- mente mi manera de proceder al separarlo del de las macro- quenias pampeanas con el nombre de Scalahrinitherium. Porque en efecto, también eu el pampeano hay varias especies de macroquenias, que parece que el autor las con- funde todas en una, lo que lo conduce naturalmente á ate- nuar las diferencias que existeu eu la dentadura de ma- croquenia comparada á la de escalabriniterio ; pero para llegar á ese resultado ha tenido que dar una descripción de la dentadura de la Macrauchenia que contradice las que ha dado precedeatemente sobre la dentadura del mismo animal en los Anales del Museo., tomo í, entr. í y en la Descrip. Phys. etc., t. III, pág. 484, en donde describe las muelas sin cingulum basal esterno, mientras que ahora admite la presencia de un cínguliun bien desarrollado en los premolares, caninos é incisivos, carácter que realmente acercaría un poco mas el tipo de la dentadura en general al del escalabriniterio, agregando que esta similitud de con- formación es todavía mas notable comparando los restos del escalabriniterio con los de una macroquenia joven. Paréceme que para establecer la identidad genérica de dos formas dis- tintas, sería mas prudente y espuesto á menos errores esco- ger restos procedentes de individuos adultos, que han alcan- zado su completo desarrollo, pues es un hecho perfectamente — 122 — conocido que los individuos jóvenes de cualquier género presentan caracteres de géneros distintos, aunque siempre de la misma familia, que des.'iparecen luego en el individuo adulto. El caso presente me era ya perfectamente conocido y con detalles, espresándome al respecto en mi último trabajo en estos términos, « como lo preveía ya en mis primeras noticias, las muelas del S cala.hr initheriuin viejo se parecen mas á las de la Macrauchenia que las del individuo joven, lo que bajo el punto de vista del parentezco filogénico que puede existir entre ambos géneros viene á concordar con el hecho inverso de que las muelas de la Macrauchenia, joven se parecen mas á las del Scalabrinitherium que las de la Macrauchenia adulta», dando en seguida la espjicacion de esta concordancia según la filogenia y las leyes de la onto- genia. (Bol ele la Acacl. etc., t. YIII, págs. 83 y 187). Pero de cualquier modo, la nueva descripción de la den- tadura de Ja macroquenia que dcá el Dr. Burmeister está en contradicción no solo con las descripciones anteriores del mismo autor, pero si también con los caracteres que en rea- lidad presenta la dentadura de la especie típica bien deter- minada como Macrauchenia patachonica Ow. de laque ya existen piezas notables en todos los grandes museos, y una cabeza magnífica con su mandíbula inferior procedente de la colección de Bravard en el Museo Nacional, y sobre la que basó el autor sus descripciones precedentes. Toma ahora como fundamento para modificar así los ca- racteres que presenta la dentadura de este animal, dos nuevos maxilares inferiores adquiridos por el museo, que se encuentran espuestos en una misma vidriera conjuntamente con el cráneo y mandíbula de la colección Bravard, pero todos pueden ver que los tres maxilares presentan caracte- res distintos, que impiden absolutamente considerarlos como procedentes de una misma especie. La mandíbula suelta, procedente del pampeano superior es mas ó menos de la — 123 — talla del ejemplar de la colección Bravard, procedente del mismo horizonte, pero se distingue de él entre otros carac- teres por el cíngulum de los incisivos y premolares mencio- nado por BuRMEiSTER. Macroquéuidos de los terrenos pam- peanos^ mas ó menos parecidos, ya me eran conocidos, y sobre uno de ellos fundé mi género Diastoniicodon, con- siderándolo como de caracteres intermediarios entre Ma- crauchenia. y Scalahrinitfierium. El otro nuevo ejemplar de maxilar inferior procede del pampeano inferior ; se distingue igualmente del ejemplar de Bravard por un cíngulo basal esterno en los inci- sivos, caninos y premolares, y además, á pesar de ser de un individuo aún bastante joven que todavía no habia alcan- zado su completo desarrollo, por un tamaño bastante mas considerable, indicando un animal de doble talla que la Ma- crauchenia i^atachonica, circunstancia que por si sola me parece bastante suficiente para no permitir reunir ambos animales en una misma especie. Además, hay algunas diferen- cias de conformación que no dejan de carecer de importancia, y la circunstancia también digna de fijar la atención que el ejemplar de la especie de gran talla procede de un hori- zonte mas antiguo que aquel en que se han encontrado res- tos pertenecientes sin duda alguna á la Macrauchenia patachonica, siendo también distintas un buen número de las especies encontradas en el mismo yacimiento. Sobre esos tres ejemplares de caracteres heterogéneos, que indican especies distintas, y que aunque de la familia de la Macrauchenia quizás tampoco procedan de un mismo género, funda el autor su descripción comparada de la denta- dura de la macroquenia moderna con la de las antiguas, sobre la que sin duda tendría mucho que decir, pero que precisa- mente por eso mismo que no está basada sobre ejemplares de caracteres homogéneos y bien determinados me parece casi superfino tomarla en consideración, á no ser para for- marse una idea de algunos de los macroquénidos pampeanos — 124 — hasta ahora poco conocidos, con cingulum basal esterno en los premolares, caninos é incisivos. Me parece preferible dar otra descripción comparada de la dentadura de la iVac?*awc/ienia patachonicci con el Sca- la.br initherium reasumiendo en pocas palabras los caracte- res distintivos mas notables, pues de muchos de los dientes del Scalabrinitheriwn ya me he ocupado en mis prece- dentes trabajos, y de los de la Macrauchenia como de los otros macroquénidos pampeanos, daré dibujos en el atlas que preparo, destinado á representar los restos de mamíferos délas formaciones antiguas del Paraná. Esta nueva comparación de la dentadura de ambos anima- les, por lo que concierne á la macroquenia estcá fundada sobre el examen de seis maxilares distintos de mi colección, todos ellos con los caracteres bien acentuados que distin- guen á la verdadera Macrauchenia patachonica, tres pro- cedentes de Lujan, uno de Mercedes y otro de San Antonio de Areco, en la Provincia de Buenos Aires, y el sesto de la ciudad de Córdoba, procedentes todos del pampeano supe- rior, á los que puedo todavía agregar el ejemplar de la colec- ción Bravard conservado en las colecciones del 3Iuseo Nacional, y un número considerable de dientes sueltos. Todos estos ejemplares proceden de individuos adultos, que habían cambiado ya los dientes de la primera dentición, y presentaban los de la segunda todos en actividad, en unos ya muy gastados á causa de la edad sumamente avanzada del animal á que pertenecieron, y en otros con las cúspides apenas un poco romas, de manera que presentan perfecta- mente visibles todos los caracteres del animal en la plenitud de su desarrollo. La primera gran diferencia que salta cá la vista, es la que se refiere al ya famoso cingulum basal. Todos los dientes de la Macrauchenia patachonica ya sean trasmolares, premolares, caninos ó incisivos, tanto inferiores como supe- riores, carecen absolutamente de czrigiíZwm basal esterno. — 125 — Aunque me faltan algunos de los dientes de Scalabrini- therium, que corresponden á los de Macrauchenia, tengo todos los priucipales, de modo que podría compararlos uno á uno, pero trataré de ser breve, deteniéndome solo en las diferencias mas notables, empezando por la dentadura de la mandíbula inferior. De los incisivos inferiores del Scalabrinitherium co- nozco cuatro ejemplares, pertenecientes á dos especies de tamaño distinto, una grande y otra chica. Estos incisivos se distinguen todos por dos impresiones ó cavidades internas en forma de Y separadas por una columna central que forma la cúspide de la corona, con un cingulum basal interno y otro esterno bien desarrollado, aunque algo oblicuo. Los incisivos de la Macrauchenia tienen siempre raices mas gruesas, corona mas angosta y mas gruesa, y carecen siem- pre (en el individuo adulto) de cingulum basal esterno \ Del canino inferior no conozco mas que la parte superior con la corona, de un ejemplar apenas un poco gastado por la masticación. Este diente, de corona alta, larga y angosta, se distingue también por un cingulum basal esterno de mas de un milímetro de alto, que baja oblicuamente de los án- gulos anterior y posterior hasta la base de la corona en donde dá vuelta en forma de medio círculo. El canino infe- rior de la Macrauchenia carece absolutamente de todo vestigio de cingulum basal esterno-. ^ El pequeño incisivo inferior descrito y figurado por Burmeister ;lám. III, fig. 20 A A') como de una 3Iacrauchenia terciaria no tiene los caracteres del Scalabrinüheriuw, faltándole el cingulum basal esterno, como que procede de un género distinto, el Oxyodontheriuin. ^ El Dr . Burmeister describe y figura el canino inferior entero (lám. III , flg. 20, B B') tomándolo erróneamente por superior. El ejemplar por él figurado tiene el mismo fuerte cingulum basal esterno, un cingulum interno igualmente bien desarrollado, y raiz larga y cilindrica, mientras que el canino superior presenta la parte interna de la raiz dividida por un surco perpendicular. Es singular que en la nueva descripción que dá el autor de la denta- - 126 — De los premolares inferiores del Scalabrinitherium conozco seis ejemplares aislados. Estos dientes, correspon- den á los dos primeros premolares, que como los he descrito precedentemente, son de coron.i comprimida, alta, larga y estrecha, un poco convexa en el lado esterno y con dos grandes cavidades en el interno, separadas por una columna perpendicular. Tiene un cíngulo ó reborde interno que pasa encima de la base de la columna perpendicular, y un reborde basal esterno, muy desarrollado. Cada uno de estos premo- lares tiene dos raices bien distintas, que se separan casi inmediatamente después de la parte inferior del esmalte de la corona y de forma divergente, muy separada la una de la otra. Estas raices como continuación de la corona son com- pletamente rectas, siéndolo por consiguiente también, cada uno de los dientes en su forma general. Los dos primeros premolares de Macrauchenia, son de corona mas corta en sentido ántero-postcrior, pero mas ancha, con un cingulum interno poco desarrollado, y sin ningún vestigio de cíngulo basal esterno. La raiz forma la continuación de la corona mas ó menos hasta la mitad de su largo, bifurcándose solo en su mitad inferior, pero sin que las raices se separen mucho la una de la otra, y con una curva muy pronunciada de toda la raiz, lo que dá cá estos premolares una forma bastante distinta de los del Scala- brinitherium '. dura inferior de la Macrauchenia describa este diente como de raí?; bi- partida, mientras que los ejemplares en mi poder son todos de raiz simple,, como el mismo diente del Scalahrinitherium, lo que confirma mi creencia de que el distinguido sabio ha confundido no solo espe- cies, pero sí quizás también géneros distintos, tomando por una ver- dadera Macrauchenia alguna especie del género Diastomicodon ó de algún animal cercano. ^ El Dr. BuRJiEisTER describe dos premolares de la que cree Macrau- chenia terciaria ¡obra cit., pág. 128), pero el dibujo de esas dos piezas, (lám. III, fig. 7, II y III) no corresponde en nada á los primeros premo- lares del Scalahrinitherium, pues esos dientes lejos de presentarse con — 127 — El tercer premolar inferior de Scalabrínitheriwn del que conozco el ejemplar implantado en el fragmento de maxilar descrito eu mi segunda memoria (Bol. etc., t. V, pág. 282) es en su forma general idéntico á los dos prece- dentes, distinguiéndose solo por un tamaño un poco mayor, y por presentar en su borde posterior una arista perpen- dicular esterna bastante elevada que desciende hasta el cin- gulo basal. Esta arista perpendicular, que falta en ios pre- molares primero y segundo, existe también en el premolar correspondiente de la Macrauchenia, como también en los premolares primero y segundo, aunque mas rudimentaria. Pero á pesar de esta similitud, el premolar tercero de Ma- crauchenia se distingue siempre del correspondiente del Scalabrinitlierium por la falta de cíngulo basal esterno, y por las raices que se unen en una en su parte superior, mucho antes de llegar al cuello del dienten raices separadas desde el cuello del diente, se presentan con una raíz única como continuación de la corona, que solo se bifurca á una distan- cia considerable, como sucede con los premolares de la Macrauchenia , pero se distinguen de estos por un cíngulo basal esterno de un desar- rollo enorme, y dispuesto de un modo distinto del que caracteriza los premolares de Scalabrinitheriinn en los que asciende oblicuamente de abajo hacia arriba y adelante, mientras que en los premolares figura- dos por el autor, el cíngulo basal muy desarrollado en la parte inferior, asciende de un modo mas regular y uniforme en sus bordes perpendi- culares anterior y posterior. ^ El Dr. BuRMEisTER en su nueva descripción de la dentadura de la mandíbula inferior de \a. Macrauchenia (obra cit., pág. 126;, describe el premolar tercero como dividido por un surco esterno mediano en dos lóbulos. El premolar tercero de la verdadera Macrauchenia patacho- nica como el del Scalabrinitherium nunca presentan esta división en dos partes, siendo en ambos animales de una forma igual á los premo- lares precedentes. La mandíbula del individuo joven ya mencionada, sobre que funda el autor su nueva descripción, presenta en efecto elter- cer premolar de tamaño mas considerable que los precedentes y con un surco perpendicular esterno, poco profundo que la divide en dos ló- bulos desiguales, el anterior mas grande que el posterior y coü un - 128 — El cuarto premolar inferior del Scalabrínitheyñum está dividido por un surco perpendicular esterno, profundo, en dos lóbulos algo desiguales, el anterior un poco mas grande que el posterior,, y con un cíngulo basal esterno poco mar- cado. El diente correspondiente de la Maa^auchenia pre- senta una forma parecida, pero carece absolutamente de todo vestigio de cíngulo basal esterno. El primer verdadero molar inferior del Scalabrínithe- rium, aunque de la misma forma general que el correspon- diente de la Macrauchenia, se distingue también por un cíngulo basal esterno, aunque no muy desarrollado. Los dos últimos verdaderos molares inferiores de Scala- hrinithejmim son los dientes que mas parecido tienen con los de la Macrauchenia, de los qus sin embargo también se distinguen por un cerro accesorio muy pronunciado que se levanta del fondo de la cavidad interna posterior de cada muela hasta la corona. Délos incisivos superiores del Scalabrinitheriam no co- nozco ningún ejemplar completo. En la parte anterior del fragmento de cráneo descrito en mi memoria precedente, solo existen las raices, fallando la corona, de modo que no se puede conocer la forma de esta á lo menos de un modo exacto; sin embargo, algunos pequeños fragmentos parecen demos- trar que también los incisivos superiores estuvieron- provis- tos de un pequeño reborde basal esterno ^ Una diferencia muy notable aparece entre el diente canino cíngulo basal bien desarrollado, presentando así la muela una confor- mación muy parecida ala correspondiente del Oxyodontherium, lo que unido á las demás particularidades que presenta el resto de la denta- dura, me confirma en la opinión de que se trata de un animal gené- ricamente distinto de la Macrauchenia. ^ Un nuevo examen me ha demostrado que el incisivo superior sin cíngulo esterno descrito en mi memoria precedente como de Scalabri- nitherium procede de un animal de la familia de los équidos, sin duda del Hipphaplous. — 129 — superior de macroquenia y de escalabriiiiterio. En mi úl- tima memoria, describí el canino superior del escalabriuite- rio como teniendo dos raices distintas, divisando una fisura perpendicular interna, que, suponia por analogía, se en- contraria también en el esterno que estaba cubierto por arenisca dura, pero desembarazada la pieza de la ganga que la envolvía, aparece el canino con una raiz única, con un surco perpendicular interno que no alcanza á divi- dirla en dos partes, mientras que en Macrauchenia el canino superior tiene dos raices bien distintas que se implantan en alvéolos separados, en vez del alvéolo único que recibe la raiz del canino del escalabriniterio, diferencia por sí sola de valor genérico indisputable. Además, este diente en el esca- labriniterio está separado del incisivo y del primer premolar que le sigue por un ancho diastema, con una corona de forma algo elíptica, intermediaria entre la del premolar y la del incisivo inmediatos, mas ó menos del mismo alto que en estos y provisto de un reborde basal esterno muy desarrollado. Los cuatro premolares que sigueii al canino, muy apreta- dos el uno al otro, \an aumentando de tamaño del primero al último, pareciéndose en su forma general á los de la Ma- crauchenia como lo demuestra la cara esterna en la que solo muestran dos aristas perpendiculares como en este género, una anterior y otra posterior, pero se distinguen siempre por el reborde basal esterno, tan desarrollado que alcanza hasta tres milímetros de alto, rebord? que falta en los premolares superiores de la macroquenia ó es en ellos completamente rudimentario. La diferencia entre ambos géneros es aún mas acentuada en los verdaderos molares superiores, pues si bien la forma general, salvo detalles de pequeña importancia, es igual, las muelas del escalabriniterio como lo ha dicho muy bien el Dr. BuRMEisTER, tienen siempre corona mas baja y raices mas largas que las de las muelas déla macroquenia. Además, cada una de las muelas superiores del escalabriniterio está — 180 — provista de un reborde basal esterno de forma muy regular, muy desarrollado, que une la base de las tres aristas perpen- diculares. Este reborde ó cíngulo, falta en los molares supe- riores de la macroquenia, no encontrándose de él ni el mas leve vestigio, carácter diferencial cuya importancia_, dadas las diferencias ya indicadas en el resto de la dentadura, no puede desconocerse, Pero no solo en la dentadura existen diferencias de con- formación de orden genérico entre Scalahrinilherium y Macrauclienia, sino también en el modo de implantación de los dientes, v en la conformación de la oarte anterior del cráneo, única que hasta ahora se conoce del Scalabrinithe- rium y de la que ya di una brevedescripcion {Bol. etc., t. YIII, pág. 86 y sig.) de la que se desentiende el Dr. BuR- MEisTEii pasándola por alto, preocupado únicamente de pro- bar la identidad genérica. No quiero repetir aquí la descripción de esa parte del crá- neo, que puede verla el lector en el tomo VIII del Boletín : pero creo conveniente agregar algunas nuevas observaciones que acentúan aún mas la divergencia, hasta cierto punto, de caracteres que distingue á arabos animales, pues si bien la forma general de esta parte del cráneo es muy parecida á la de la Macrauchenia, las analogías son los caracteres de familia que mas ó menos acentuados deben presentar todos los macroquénidos, pero al lado de estos hay diferencias de detalle tan considerables que no permiten ni por un instante considerarlas como simples variaciones específicas, teniendo al contrario, á lo ménos-en gran parte, un valor genérico in- discutible. La parte anterior del cráneo del Scalabrinitherium se parece á la Macraucherda, sobre todo en su parte superior, por su conformación en forma de techo continuado, siu trazas de apertura nasal anterior, que, como en Macrauchenia, se encuentra mucho mas atrás, pero fácil es darse cuenta de que constituyendo este principalmente el carácter diforen- — 131 — cial de MacrauchenÍEi áehe constituir uu carácter de familia común á todos los macroquénidos. Sin embargo la línea me- diana superior en forma de cresta formada por la interposi- ción del vomer entre los maxilares es menos desarrollada y completamente nula en la parte anterior, en el límite del hueso incisivo, siendo también esta parte del cráneo mas angosta en escalabriniterio que en macroquenia. En esta parte superior del rostro, á pesar de ser de un in- dividuo muy viejo se puede seguir distintamente la sutura del intermaxilar con los maxilares, lo que no sucede con individuos de macroquenia mas jóvenes, en los que desapa- recen los vestigios de las suturas, desde una edad relativa- mente poco avanzada. La sutura del intermaxilar parte del me- dio de ambos caninos dirij ¡endose luego hacia atrás hasta alcan- zar la línea mediana superior, de modo que si pudiera sepa- rarse el intermaxilar, el alvéolo del canino quedaría dividido en dos partes, una anterior en el intermaxilar y una poste- rior en los maxilares. La parte posterior del intermaxilar sobre la línea mediana perfectamente distinta alcanza hasta la parte anterior del segundo premolar, pero en el lado in- terno,sobre la superficie del paladar no se distingue la sutura del intermaxilar sino á trechos muy reducidos, que por su colocación parecen demostrar corría directamente de uno á otro canino. La parte anterior del cráneo del Scalabiñnitherium, vista por su parte superior, aparte del carácter de familia mencionado difiere mucho de la MsLcrauchenia, pues en este último género el cráneo se angosta de atrás hacia ade- lante hasta el punto ocupado por los primeros premolares, y vuelve á enancharse considerablemente hacia adelante, mientras que en ScíLla.brinitherium en la parte que cor- responde de los últimos premolares á los primeros incisivos el cráneo se angosta gradualmente de atrás hacia adelante, sin enancharse en su parte anterior, en donde al contrario el enangostaíuiento es aún mas pronunciado. — 132 — El paladar presenta las mismas diferencias ; en Macrau- chenia es muy angosto al nivel de los últimos premolares, enanchándose luego gradualmente hacia adelante hasta el nivel del canino á partir del cual el enanchamiento es aún mas pronunciado, particularmente en la región ocupada por los incisivos. En Scalabrinitheriuin el paladar conserva el mismo ancho con nuiy cortísima diferencia en el espacio ocupado por los premolares, se enancha un poco entre los caninos y vuelve luego á enangostarse de un modo sorpren- dente,hacia adelante en la región que comprende los inci- sivos, carácter muy particular y casi podría decirse anómalo que distingue á este animal no solo de la Macrauchenia sino también de todos los ongulados en general, y de valor genérico por si solo. Los agujeros incisivos_, dada la prolongación del inter- maxilar hacia adelante, parecen colocados mas hacia atrás, formando dos canales mas angostos que en Macrauchenia, y que en vez de terminar como en este género en su parte posterior por un borde semi-circular del paladar, se prolongan cada uno en forma de un surco angosto y profundo, que penetra en el paladar hacia atrás. Cada uno de estos agu- jeros anchos y cortos en la Macrauchenia en la que con la impresión correspondiente tienen 10 milímetros de ancho y 30 milímetros de largo, solo tienen en Scalabrinitherium 5 milímetros de ancho, pero 38 milímetros de largo. Los dos agujeros incisivos ocupan en el paladar de la Macrau- chenia un espacio de 25 milímetros de ancho y en Scala- brinitherium solo 10 milímetros, lo que en parte está en relación con el ancho respectivo del paladar en este punto en ambos géneros, de 4 1 milímetros en Scalabrinitherium y de 70 milímetros en Macrauchenia. Este ancho conside- rable del paladar de macroquenia no está en relación con la talla de ambos animales, pues la parte existente del cráneo del escalabriniterio de la estremidad anterior al tercer pre- molar tiene casi el mismo largo que en macroquenia, Jo que — 133 — prueba que la diferencia de talla no era muy considerable, pero que el escalabriniterio era proporcionalniente mas largo y mas delgado, de una estructura general mas es- belta. Una diferencia muy notable entre ambos animales aparece también en la colocación de los agujeros palatinos, que em- piezan en la macroquenia casi en la parte posterior del pa- ladar, al nivel de la antepenúltima muela y vienen á revmirse por una larga impresión en el agujero incisivo. Estas im- presiones faltan en escalabriniterio estando probablemente reemplazadas por los dos surcos angostos, profundos y muy cortos que se estiendeu detrás de los^agujeros incisivos como una prolongación de estos, pero que terminan sin duda en su parte posterior en una perforación que representa el foramen palatinum. Parece también que el paladar forma nna concavidad mas pronunciada en escalabriniterio que en macrauquenia, á lo menos en su parte anterior. Pero las mas grandes diferencias entre el paladar de esca- labriniterio y de macroquenia se presentan en la parte an- terior, en la región que comprende los incisivos. Esta parte se ha visto que se enancha considerablemente en macro- quenia mientras que al contrario se angosta de un modo sorprendente en escalabriniterio. Resulta de aquí que en macroquenia la parte anterior del cráneo forma por el in- termaxilar un ancho semicírculo, mientras que en escalabri- niterio toma una forma muy angosta, casi puntiaguda. Esta conformación tan diferente produce también, como es consi- guiente, una diferencia enorme en el modo de implantación de los dientes, tan distinto en ambos animales que también bas- tarla para justificar su separación como géneros distintos. Asi, en la macroquenia los seis incisivos están colocados en esta parte anterior del intermaxilar, enanchada en forma de semi- círculo, ámuy corta distancia uno de otro, á escepcion de los dos medianos, que están separados por un pequeño diastema. En escalabriniterio, al contrario, los caninos y los incisivos es- — 134 — tan colocados á los lados del cráneo y del paladar bien separa- dos unos de otros, formando la continuación casi en línea recta de la serie dentaria de cada maxilar, á escepcion de los dos incisivos medianos que se separan un poco de esta línea, hacia adentro, estando asi colocados en la parte anterior del cráneo, fuera de la línea dentaria, pero separados el uno del otro por un diastema mucho mayor que en macro- quenia, é implantados de un modo muy divergente de ma- nera que el diastema que los separa, de 13 milímetros de ancho sobre el hueso, debia pasar de 20 milímetros en la corona, mientras que las raices convergiendo sobre la línea mediana del incisivo deben tocarse por la base. El conjunto de caracteres enumerados, particulares del antiguo aliado de la macrauquenia, muestran que se trata de una forma mas distinta del género Macrauchenia, que uo era dado suponerlo, y es permitido deducir de ello que las demás partes del esqueleto aun desconocidas deben igual- mente presentar diferencias más ó menos del mismo valor. Sealabrinitlierium Bravardi, Amegh. Ameghino, Bol. de la Acad. Nac. de Cieñe, t. V, pág. 108 y 281, 1883; id., t. VIH, pág. 82, 1885. Macrauchenia paranensis. Burmeister, An. del Mus. Nac, t. III, ent. XIV, pág. 133. Diciembre de 1886. De esta especie, la mas grande del género, conozco, como nuevas piezas, un incisivo inferior, un canino igualmente inferior, el cuarto premolar inferior aislado, y cuatro nue- vas muelas superiores. El incisivo inferior parece ser el esterno del lado izquier- do. Es un poco curvo, aplastado en forma de pala, particu- larmente en su parte anterior, ensanchándose gradualmente de la raiz á la corona. La corona de 20 milímetros de ancho. — 135 — muy estrecha y bastante alta, es un poco convexa en el lado esterno, y con dos impresiones en el interno, separadas por una columna mediana poco marcada. En la cara esterna existe un reborde bien marcado que sube oblicuamente de la parte posterior de la base de la corona á la parte anterior y superior de la misma. En el lado interno hay también un reborde basal que sube por encima de la columna mediana, descendiendo el esmalte mas abajo en la cara esterna que en la interna. La corona tiene 18 milímetros de largo y el diente de la cúspide de la corona á la parte posterior de la raiz, 31 milímetros de largo, pero la base está rota, de modo que el largo total del diente cuando intacto debía ser de unos 4 centímetros. Del canino inferior solo existe la corona y*aún incompleta. La parte esterna es ligeramente ondulada, elevándose en el centro en forma de cúspide elevada, con una longitud de 28 milímetros y un cíngulo esterno regular de mas de 2 milí- metros de elevación que sube hacia arriba en los dos bordes perpendiculares anterior y posterior. El cuarto premolar inferior es del lado derecho, y procede de un individuo bastante viejo de modo que presenta la corona muy gastada. Está dividido por un surco perpendi- cular esterno muy profundo en dos lóbulos de tamaño des- igual, el anterior mas grande y el posterior mas pequeño. En el lado interno muestra una columna perpendicular me- diana ancha y aplastada, que separa dos cavidades de las que la anterior presenta en su fondo un apéndice ó columna perpendicular suplementaria. Existe un reborde de esmalte nterno situado algo mas arriba del cuello que pasa por en- cima de la base de la columna mediana interna, y un cíngulo basal esterno bien desarrollado, que asciende oblicuamente hacia arriba en las caras anterior y posterior. La parte in- ferior se prolonga formando dos raices muy separadas, largas, y casi paralelas, de 27 milímetros de largo y cerra- das en la base. La corona tiene 30 milímetros de diámetro — 13G — áiitero-postcrior, 13 milímetros de diámetro transverso y 16 milímetros de alto. Las cuatro muelas superiores son, el tercer premolar y los tres verdaderos molares. El tercer premolar, todavía poco gastado, tiene una corona baja en el lado interno y alta en el esterno, con dos grandes pozos de esmalte en la corona, nno en el ángulo interno an- terior y el otro en el interno posterior, y otro pozo aislado mucho mas pequeño en el centro de la corona. La cara es- terna presenta una arista perpendicular mediana, como los verdaderos molares, y un cíngulo basal bien desarrollado que baja sobre los ángulos anterior y posterior, formando las aristas perpendiculares. Tiene la corona 22 milímetros de diámetro ántero-posterior, 18 milímetros de diámetro trans- verso, 10 milímetros de alto en el lado interno y 22 milí- metros sobre el esterno. Las raices eran en número de tres, no muy separadas, una ancha sobre el lado interno y dos mas finas y largas sobre el esterno, de las que solo hay una entera, de base cerrada y 20 milímetros de largo. El primer verdadero molar superior, es de corona mas cuadrada, raices mas cortas, mas gruesas y mas separadas. Tiene 25 milímetros de diámetro ántero-posterior, y 19 milímetros de diámetro transverso. Las raices son anchas y delgadas, de un largo de 10 á 20 milímetros. En la cara esterna, en las cavidades formadas por las tres aristas per- pendiculares, se ha conservado en parte el depósito de ce- mento que rodeaba la corona de la muela, con un espesor de 2 á 3 milímetros. El segundo verdadero molar superior, es de tamaño bas- tante mas considerable, y de corona relativamente mas larga y mas estrecha, con cuatro pozos de esmalte en la corona, uno en el medio, uno en el ángulo interno anterior, otro en el ángulo interno posterior, y el cuarto sobre el borde in- terno entre los dos precedentes. La corona^ sumamente baja sobre el lado interno, y alta en el esterno, tiene 30 milíme- — 137 — tros de diámeti'o ántero-posterior, 17 milímetros de diáme- tro transverso, 5 milíineiros de alto sobre el lado interno y 25 milímetros sobre el esterno. Las tres aristas perpendi- culares esternas son muy altas, reuniéndose en la base para formar un eíngulo elevado que limita conjuntamente con las aristas, dos cavidades perpendiculares anchas y profundas, en las que se conservan trozos de la capa de cemento que envolvía la muela, con un espesor de 2 á 4 milímetros. Las raices, como siempre, en número de tres, son anchas, grue- sas, cortas y bien separadas. El último premolar aunque de la misma forma general, se distingue por un tamaño todavía mas considerable, y por una corona un poco mas ancha en la parte anterior y mas angosta en la posterior. Tiene 35 milímetros de diámetro ántero-posterior, 22 milímetros de diámetro transverso en la parte anterior, 16 en la parte posterior, 7 milímetros de alto sobre el lado interno y 35 sobre el esterno. Las tres ^^ raices, muy separadas una de otra, son anchas, gruesas y muy cortas, no teniendo la mas larga mas que 16 milíme- tros. Este animal es el que acaba de designar Blrmp.ister con el nombre de Macrauchenia, parEniensis, adoptando el nombre específico con que designaba Bravard su pretendido Palxotherium. He designado esta especie con el nuevo nombre especí- fico de Dravardi, por varias razones y sin creer faltar por ello á las leyes de la prioridad, pues es sabido que ésta está sujeta á ciertas condiciones, y que no llenando los requisi- tos necesarios no es obligatorio tomarla en consideración. Uno de esos requisitos es que la denominación propuesta vaya acompañada de un diagnóstico que de algún modo permita reconocer la especie de que se trata. La nómina nuda dá el derecho de prioridad al autor á condición que luego dé los caracteres diagnósticos que permitan reconocer las especies de que se trata. Sin duda Bravard se proponía • — 138 — describir sus especies, ma? la muerte por desgracia le im- pidió hacerlo y la mayor parte de sus nombres específicos entran en la categoría de nómina nuda por no haber diag - nóstico para reconocerlas. Al ocuparme por primera vez de este animal sospeché, de acuerdo con el profesor Scalabrini, que este debia ser el Palseotherimn de Bravard mas no podia tener al respecto plena seguridad, y al dar al animal un nombre genérico me pareció conveniente aplicarle tam- bién un nombre específico distinto del de paranensis que, en el supuesto de que hubiera sido aplicado al mismo ani- mal lo era en la creencia de que se trataba de un Palseo- theriuin ; desapareciendo el Paleeatherium debia desapa- recer igualmente la denominación geográfica que designaba la especie. Por otra parte, sospeché desde un principio que tratándose de un género nuevo, este estaria representado por mas de una especie, y que difícil sería saber á cual de ellas habría aplicado Bravard el apelativo de paranense. Y no iba en esto desencaminado porque según la lista del mismo Bravard los dos fragmentos de muelas sobre que fundaba el animal eran poco menos que indeterminables, y BuRMEisTER bien que adopta el nombre propuesto por aquel naturalista declara igualmente que sobre los dos fragmentos originales hubiera sido imposible determinarlo. En vista de esas dificultades fué que apliqué á la especie el nom- bre específico de Bravardi ligando así á la historia del animal el nombre del benemérito descubridor del género, Pero, repito, la circunstancia sola de tratarse de una simple nómina nuda autoriza mi proceder, y del mismo modo han procedido los demás naturalistas con las otras denominacio- nes del mismo autor, ó de los que han creado simples listas que se encuentran en el mismo caso. 139 - Scalabrmitheriuní Rothli, Amegh. Ameghino, Bol. de la Acad. Nac. de Citnc, t. VIH, pág. 95, Enero de 1885. Macrauchenia media. Burmeister, An. del Mus. Nac, t. III, ent. XIV, pág. 134. Diciembre de 1885. De esta especie, de tamaño mucho mas reducido que la precedeute, conozco dos nuevas piezas, un premolar y un in- cisivo. El premolar, que supongo sea el tercero inferior del lado izquierdo, es de tamaño mucho mas reducido que el diente correspondiente del S. Dra-vardi, aunque de una configu- ración general idéntica. La corona muy comprimida se le- vanta en el centro en forma de cúspide. La columna perpendicular interna es elevada pero angosta, y dirijida hacia atrás. La cavidad interna anterior es de tamaño mu- cho mas considerable que la posterior. El cíngulo basal in- terno bien desarrollado pasa por encima de la base de la columna perpendicular interna. El cíngulum externo, igual- mente bien desarrollado limita la base de la corona pero es poco aparente á causa del fuerte depósito de cemento que cubre el esmalte de la cara e?:terna. Tiene la corona 18 mi- límetros de diámetro ántero-posterior, 6 milímetros de diá- metro transverso en la base, y menos de 2 milímetros en la cúspide. Las dos raíces están muy separadas, dividiéndose inmediatamente debajo del cuello, bastante delgadas y de 15 á 18 milímetros de largo. El incisivo es el primero inferior del lado izquierdo. Tiene una corona muy corta, y raíz cónico-cilíndrica muy larga. La corona, bastante gastada, es de figura triangular, de diez milímetros de ancho o de diámetro transverso y: 5 milíme- tros de diámetro ántero-posterior. En la cara interna el es- malte solo liene 3 á 4 milímetros de alto, con un cíngulo — 140 — basal muy fino y los vestigios de dos cavidades ya casi com- pletamente desaparecidas. En el lado externo, un poco convexo, el esmalte tiene 6 á 8 milímetros de alto, con un cíngulo basal también bastante fino y ascendente sobre los bordes laterales. La raíz, gruesa al principio se adel- gaza poco á poco hacia la base, alcanzando una longitud de 22 milímetros sobre 29 milímetros de largo que tiene el diente entero. El Dr. BuRMEiSTER, en la obra citada, menciona varias piezas como pertenecientes á este animal, entre ellas cua- tro muelas superiores, el tercer premolar, y el primero y segundo verdadero molar que por sus dimensiones corres- ponden bastante bien á las que describí en mi memoria pre- cedente, y tres muelas inferiores, dos premolares y el primer verdadero molar. El autor describe estas piezas como pertenecientes á su Macrauchenia. media, pero lo mas singular es que lo ha- ce reconociendo que : «Parece que esta especie, del tamaño de un burro regular coincide con el Scalabrinitherium Rothii de AisiEGui^o» (An. etc. t. III, pág. 134). Si es el mismo animal ¿por qué le dá un nuevo nombre específico? No quiero iusistir sobre este proceder pues ya no hay aquí ningún pretexto que disculparlo pueda, contentándome con manifestar que está fuera de las reglas admitidas y respetadas por todos los naturalistas que desean que sus trabajos sean tomados en consideración. Oxyodontherium, Amegh. Ameghino, Bo(. de la Acad. Nac. de Cieñe, t. V, pág. 284, 1883. Caract. gen. Segundo y tercer premolar inferior for- mados por una hoja delgada convexa en el lado externo, cóncava en el interno, con una gran co- — 141 — lumna, joerpendicular mediana interna, y un cin- gulo basal externo. — Primeros premolares muy apretados é implantados oblicuamente. — Cuarto premolar inferior bilobado, con el lóbulo anterior mas grande y el posterior mas pequeño, una co- lumna mediana interna, y dos cavidades, cada una con una columna perpendicular, accesoria, y cingulo basal externo fuerte. Primer verdadero rnolar inferior bilobado, con cingulo basal esterno y dos cavidades internas, cada una con una co- lumna joerpendicular accesoria. Oxvodontheriuin Zeballosi, Amegh. Ameghino, obra y página arriba citadas. Macrauchenia minuta. Burmeister, An. del Mus. Nac, t. III, eiit. XIV, pág. 134, 1885. Tengo un premolar superior bastante pequeño, algo pa- recido á los de Macrauchenia y Scalabrinitherium, pero distinto por la forma de la corona y de las raices, que me parece debe corresponder á este género. Es el segundo premolar superior del lado izquierdo, dis- tinguiéndose por una corona alta y raiz relativamente corta y un fuerte cíngulo basal esterno. La corona es corta y an- clia, redondeada sobre el lado interno, de 11 milímetros de diámetro áutero-posterior sobre el lado esterno, bastante mas corta en el borde redondeado interno, de 8 milímetros de diámetro transverso en la cúspide de la corona, y de 13 milímetros en la base. Aunque la muela es de un individuo todavía bastante joven y que aim no está muy gastada, pre- senta la superficie masticatoria de- la corona formando una cavidad bastante profunda, en la que no se ven vestigios de pozos de esmalte, y rodeada por el esmalte periférico que — 142 — se levanta en forma de cresta todo alrededor, pero mas sobre el lado esterno que sobre el interno. La cara esterna bastante deprimida, presenta un cíngulo basal bien des- arrollado, que desciende en forma de aristas perpendi- culares sobre los bordes anterior y posterior, viéndose hacia la parte anterior de la cara esterna un vestigio de una arista intermediaria secundaria. La corona tiene 5 milí- metros de alto sobre el lado interno y 12 sobre el esterno. La parte inferior se prolonga para formar tres raices gruesas y bien separadas, una sobre el medio del lado interno, la segunda sobre el ángulo esterno anterior y la tercera sobre el ángulo esterno posterior, conformación genérica de im- portancia, pues los dos primeros premolares superiores de Scalabrinitherium y Macrauchenia no tienen mas que dos raices. Solo el premolar tercero superior de ambos ani- males tiene á veces tres raíces, pero mas ó menos soldadas, ó cuando nó, muy arrimadas una á la otra, mientras que en la pequeña muela de que me ocupo las tres raices están bien separadas y á cierta distancia, no pequeña por el tamaño de la muela. Además, las mismas raices tienen una forma par- ticular distinta de la que se nota en los premolares de los mencionados géneros. La raíz interna, es de figura cónica, muy gruesa en su parte superior y casi puntiaguda en la base. La raíz esterna anterior es la mas pequeña y mas baja, pero la esterna posterior es mas grande que las precedentes, ancha y angosta, comprimida en sentido ántero-posterior, con un surco perpendicular en su parte posterior y un principio de división en la base como si estuv iera formada por la reu- nión de dos partes antes distintas. Estas raices tienen un largo de 7 milímetros y la muela entera, de la raiz á la co- rona, 19 milímetros de largo. No conozco otros- restos de este animal, pero como el Dr. Bcrmeister en su reciente trabajo ya tantísimas veces citado, dice que entra en el género Macrauchenia y que la pieza por mi descrita pertenece á un individuo joven con la ' — 143 - dentadura de la primera dentición, he vuelto á pedir al pro- fesor ScALABRiisi la pieza original por mi descrita para cerciorarme de si en efecto me habia equivocado hasta el punto de confundir la dentadura de leche con la dentadura persistente, error que indudablemente alterarla el valor de los caracteres diferenciales por mí atribuidos á la dentadura de este género. Volviendo á examinar la mencionada pieza no veo abso- lutamente ninguna razón para atribuir los dientes que en ella se hallan implantados, á la dentadura de leche, pues están todos bien. desarrollados, y todos en actividad, sin que se vea trazas de los que deberían reemplazarlos. Mas no contento con esto, he partido la mandíbula para ver si debajo de las muelas existian los embriones de las que de- bieran reemplazarlas si en efecto se tratara de una den- tadura de leche, sin haber podido descubrir en el interior de la mandíbula el mas mínimo vestigio de otros dientes, lo que no deja absolutamente la menor duda de que las muelas implantadas en el fragmento de mandíbula que nie sirvió de base para la fundación del género y de la especie son las persistentes. Luego, los caracteres que presenta esta dentadura son de un valor real y deben ser tomados en con- sideración. Los premolares anteriores del Oxyodonthei'ium se dis- tinguen de los de Macrauchenia, por el cíngulo basal esteruo, por su forma comprimida, por estar muy apre- tados el uno al otro, y por su modo de implantación oblicuo, de modo que la parte posterior de cada premolar tapa la parte anterior esterna del que le sigue inmediatamente hacia atrcás, carácter que acerca realmente este animal al de las mandíbulas inferiores atribuidas erróneamente por Bur- MEiSTER á Macrauchenici irdiachonica . Del Scalabriiú- therium se distinguen por la cara esterna mas convexa, la lámina que forma la corona dada vuelta hacia adentro, por su posición oblicua, y por las raices que no están tan — 144 — bien separadas, bifurcándose solo bastante mas abajo del cuello de los dientes. El cuarto premolar del Oxijodóntherium se distingue del corresj)ondÍGnte de Macrauchenia, por la presencia del cíngulo basal esteruo, por estar dividido en dos lóbulos desiguales, uno anterior muy grande y uno posterior mas pequeño, y por presentar en las dos cavidades internas dos columnas accesorias, que terminan también en cúspides se- paradas. Del Scalahvinitheriura se distingue también muy bien por la presencia de estas dos columnas suplementarias, que faltan en el premolar cuarto de aquel género. El primer verdadero molar de Oxyodontherium se dis- tingue del correspondiente á los dos mencionados géneros, por el cerro supleníientario de la cavidad interna anterior, todavía mas desarrollado que en el premolar precedente, y por la columna suplementaria de la cavidad interna poste- rior que se levanta aislada desde la base terminando en cús- pide bien distinta, lo mismo que por un cíngulo basal esterno muy desarrollado. No insisto mas sobre estos caracteres, encontrándose las muelas descritas detalladamente en mi segunda memoria (BoL etc., t. V, pág. 284 y sig). Adyierto solamente que las cuatro muelas implantadas en este frag- mento son consideradas en ese trabajo como los dos últimos premolares y los dos primeros verdaderos molares mientras que aquí los tomo como los tres últimos premolares y el primer verdadero molar. Pero esto no tiene importancia en cuanto á la descripción y el significado de la dentadura, que- dando siempre la misma relación entre unas y otras, pues en el primer caso solo son considerados como premolares las tres primeras muelas y eu el segundo, las cuatro primeras. Esta es una cuestión que no puede resolverse con facilidad, pues en distintos géneros es imposible encontrar diferencias entre premolares y molares, y en otros aumentan ó disminu- yen el número de los que toman la forma de premolares. En este trabajo me he decidido por considerar como premolares — 145 — los cuatro primeros dientes, para uniformar la descripción con la de la mavor parte de los naturalistas, que tienden á considerar como tales las cuatro primeras muelas de todos los paquidermos de dentición completa, tengan ó no la forma de premolares. En la nueva entrega de los Anales del Museo Nacional (t, III, ent. XIY) se encuentra el dibujo de las muelas de este fragmento de mandíbula, aunque no en la \erdadera posición relativa que ocupan, y también la descripción y figura de algunos otros dientes, probablemente de la misma especie, particularmente el pequeño incisivo figurado con las letras A A, fig. 20, lám. IIT. Aquí también elDr. Blomeister, se alza contra las reglas establecidas describiendo estas piezas como de unaMac7*ai{- chenia minuta, reconociendo á renglón seguido que ella es idéntica á mi Oxijodontherium Zeballosi. «Vindico (dice) para esta especie el molde depositado en el HHuseo por el Señor Ameghiko con el nombre de Oxi/odontheriam Zeballosi. y^ {Bol. etc. t. III, pág. 135). Suponiendo que él tuviera razón, y que se tratara en efecto de una Macrauche- nia, seria esta la Macrauchenia Zeballosi, pues es bien sabido que el cambio de denominación genérica no altera la denominación específica, que constituye una propiedad por sí sola como el género, y que se hace aún entonces mas necesaria su conservación para remontará las primeras fuen- tes de descripción. Si cada uno siguiera por su lado, sin tener en cuenta los trabajos de sus predecesores, pronto la clasificación seria un maremagnum inestricable en el que no se entenderían ni talentos de la talla delDr. Burmeisteií, y esto es precisamente lo que se ha querido evitar al estable- cer en las denominaciones de nuevos géneros y especies, el derecho de prioridad, respetado y acatado por todos los naturalistas. Pero hasta las mismas palabras que emplea [lara identificar ^íacraitc/ien ¿a minuta con Oxyodonthe- rlum Zeballosi son desgraciadas, pues vindicar para tal T. IX 10 — 14G — especie los restos atribuidos á tal ó cual otra, es suponer que ellos fueron atribuidos á un animal distinto de aquel á que pertenecen, ó presupone una denominación mas antigua, para la que se quiere hacer \aler el derecho de prioridad, caso en que no se encuentra la denominación de Macrait- cheyíia tninuta. El empleo de las mismas palabras por mi parte es al contrario correcto, pues siendo la denominación de Zehallosi mas antigua que la de minuta^ en cumpli- miento del derecho de prioridad estoy autorizado á \ indicar para el Oxyodontheriiun Zeballosí los restos atribuidos por el Dr. Burmeister á una pretendida Macrauchenia, minuta. EQUINA Hipphaploiis, Amegh. Ameghino, Catálogo de la secc. de la Prov. de B. A. en la Exp. Cont. Sud-Amer. pág. 39, 1882. Carac. gen. — Muelas inferiores con los repliegues de esmalte muy simple. — Ultima muela inferior tri- lobada.— Capade cemento delgada. — Superficie del esmalte rugosa. Hiíjphaplous entrerianus, Amegh. Ameghino, Bol. de la Acad. Nao. de Cieñe., t. VIII, pág. 96, 1885. Me parece probable que el incisivo que he descrito en mi memoria anterior como de ScalabrinitheriumBravardi ' sea del llipjjhaplous, pues difiere mucho de los incisivos ' Bol. etc. t. VIII, pág. 86. — 147 — de MacrauchenisL y délos de Scalahrinitherium recogidos últimamente, mientras que presenta aj^ contrario un pare- cido bastante notable con un incisivo esterno de caballo, sobre todo por su forma triangular, y por la ausencia com- pleta de cíngulum basa! esterno, que se encuentra en todos los incisivos de Scalabrínitheriiun hasta ahora conocidos, pero que no se ha encontrado todavía en ningún animal de la familia de los caballos. TAPIROIDEA Ribodon, Amegh. Bol. de la Acad. Nac. de Cien., t. V, pág. 112, 1883. Hyrachyus (Leidy). Burmeister, An. del Mus. etc., t. III, pág. 160, 1885. Caract. gen. — Muelas superiores con dos crestas trans- versales en la corona cada una con figura tritoria distinta, separadas en todo su largo por un surco transversal sin tubérculo accesorio intermediario que los ponga en comunicación sobre el lado es- terno^ ni cíngulum basal. — Ultima m,uela inferior trilobada por tres crestas transversales. Ribodon linibatus, Amegh. Ameghixo, Bol. de la Acad. Nac. de Cieñe, tomo V, pág. 112, 1883; id. t. VIII, pág. 98, 188o. —Burmeister, An. del Mus. Nac, t. III, pág. 160, 188o. Este es uno de los géneros mas particulares é interesantes de la antigua fauna del Paraná, que fundé en un principio — 148 — sobre una sola muela superior, agregando en mi última me- moria la descripción de otras tres nuevas muelas superiores presentando los mismos caracteres, y la última inferior de una forma muy particular. El profesor Scalabriki ha recogido varias otras muelas superiores de Ribodon, pero todas ellas, salvo algunas pe- queñas diferencias puramente individuales ó de edad, son absolutamente idc'nticas á las precedentemente descritas, bien que algunas de tamaño bastante mas pequeño, lo que me confirma en la idea de que las muelas superiores de este animal, á escepciou quizas de la primera eran de la misma forma general, diferenciándose solo por la posición respec- tiva y el tamaño relativo. Sin embargo el conjunto de ejemplares ahora conocidos, siquiera sea aun corto, me permite completar los caracteres de las muelas superiores, agregando algunos detalles cuyo valor distintivo no me era dado antes juzgar sobre un tan corto número de piezas. Así puedo agregar ahora á mi descripción anterior que el cerro ó lóbulo primero es algo mayor que el posterior, y que ambos lóbulos ó cerros transversales lo mismo que las fi- guras sin esmalte que forman por su desgastamiento son es- trechas y altas en el lado esterno y anchas y redondeadas en el interno, siendo aquí en donde el ribete de esmalte que limita la figura por el desgastamiento es mas ancho y re- gular. Sobre la línea mediana transversal que separa estos dos cerros, algo mas afuera de la mitad del ancho de las muelas el esmalte que rodea las figuras forma en cada una de ellas á la misma altura y en sentido inverso, dos replie- gues que dan á la figura y á la muela una forma particular. En el ángulo ántero-esterno de cada muela existe un tubér- culo ó cerro accesorio bastante elevado separado del lóbulo anterior por una ranura que penetra en la corona formando un repliegue de esmalte esterno. Otro cerro parecido, pero mas pequeño se encuentra en el ángulo posterior esterno, — 149 — pero este desaparece pronto con la edad avanzada y el des- gastamiento de las muelas, A medida que avanza la edad del animal las muelas creciendo en tamaño se acercan hasta tocarse y apretarse fuertemente unas á otras de donde re- sulta que las caras perpendiculares anterior y posterior se ponen planas, comprimidas, atrofiándose la capa de esmalte que se adelgaza y hasta llega á desaparecer en algunos casos. La corona de cada muela en conjunto es mas alta y ancha en el lado esterno, mas baja y angosta en el interno, mas an- chas en el lado anterior y mas estrechas en el posterior, faltando todo vestigio de cingulum tanto esterno como, in- terno. El Du. Blrmeister, en la obra mencionada, menciona y figura una muela de este animal (An., etc., t. III, pág 160, lám. IIT, fig. 18 A B) según un molde en yeso que deposité en el museo, agregando que le parece que se acerca tanto á las figuras dadas por Leidy del Hyrachyíis agrarius (Re- port of the Unit. Stat. Geolog. Survey., etc., vol. 1, Fossil Vertebr., 1873, pag. 60, pl. i 4, fig. 10) que pro- pone reunir el Ribodon al Hyrachyus aunque está dis- puesto á considerar la especie argentina como distinta. Me estraña realmente esta observación, cuando dije cla- ramente en mi memoria precedente que si bien el animal parecia entrar en la familia de los tapires, diferia mas del género Tapirus que todos los géneros fósiles hasta ahora conocidos de Europa y >'orte-Am erica, y claro está que en ellos se comprendía el Hyrachyus }<\ descrito porLEíov como muy parecido al género Tajpirus. Las muelas superiores del Hyrachyus agrarius figuradas por Leidy en la obra y figura mencionada por el Dr. Bur- MEiSTER, comparadas con las del Ribodon difieren mas que las muelas de cualquiera de los otros géneros de la familia de los tapires, incluso el Hyrachyus, comparadas entre sí. La forma de la corona de las muelas superiores del Hyrachyus es ya perfectamente característica de los ver- — 150 — (laderos tapires, pues las dos crestas transversales se unen sobre el lado esterno poniéndose en comunicación la super- ficie tritoria de ambos cerros, carcáctcr fundamental que ya he dicho repetidas veces falta en Ribodon. A este carácter distintivo principal se unen los siguientes de menor importancia : En líyrachyus solo las tres muelas posteriores se pre- sentan bilobadas, siendo las anteriores anchas en el lado esterno, angostas y redondeadas en el interno, sin vestigios de surco que divida las muelas en dos partes. En Ribodon todas las muelas superiores, salvo el tamaño, de- bian tener mas ó menos la misma configuración, á escepcion quizás del primer premolar. Debido á esta conformación muestran en el centro un surco transversal que separa los dos lóbulos y las dos crestas en todo su largo, mientras que en Hyrachyus dicho surco está reemplazado por un repliegue de esmalte en el lado interno que penetra en la corona sin alcanzar al borde esterno. Mucho mas parecidas en este caso con las muelas del líyrachyus son las del Tapirus que las de Ribodon. En Hyrachyus las muelas no están apretadas unas á otras, tocándose apenas por los cantos estemos y quedando bien separadas sobre el lado interno. En Ribodon al con- trario, se tocaban en todo el ancho de las caras perpendi- culares anterior y posterior. En fin son dos géneros tan distintos, que para hacerse una idea de la enorme diferencia que presentan en la con- formación de las muelas me parece que basta comparar excelente dibujo de la muela del Ribodon dado por Bur- MEiSTER, con las figuras por él citadas del Hyrachyus agrarius, etc., pl. IX, fig. 9, 10 a, 5, c, ó con la muela aislada de la figura 1 1 de la misma lámina en la misma obra de Leidy citada por el autor. Mucho mas parecido se encuentra entre Ribodon, y al- gunos animales fósiles europeos y asiáticos, muy raros, ca- — 151 — racterizados también por muelas superiores con dos crestas transversales separadas en todo su largo, que tampoco se ponen en comunicación sobre el lado externo, ó solo lo hacen en una edad muy avanzada. En este caso se encuentra el Listriodon, algunas de cuyas especies fósiles en los ter- renos terciarios de los montes Siwaliks en la India pre- sentan muelas muy parecidas á las del Ribodon. Citaré par- ticularmente las muelas del Listriodon Theobaldi (Lyd.) y del Listriodon pentapotami (Falc.) figuradas por el Dr. Lyderker con los números 12, 15, 16 y 17 de la pl. VIH del vol. III, Paleontologia Indica. Indian tertiary and post- tertiary vertebrata. Calcutta, 1884. Pero las muelas del Listriodon también difieren de las del Ribodon por al- gunos caracteres genéricos importantes como ser la pre- sencia del cíngulo basal anterior y posterior, las colinas transversales mas angostas que producen por la usura fi- guras de forma bastante diferente, y otras de menor im- portancia. De América, lo mas parecido que conozco al Ribodon es una muela superior, procedente del pampeano inferior, délas toscas del fondo del Rio déla Plata, en el municipio de Buenos Aires, que indica un género distinto, algo pare- cido que designaré con el nombre de Antaodon cinctus, cuya descripción voy á agregar acá en nota separada, por- que contribuirá á formarse una idea de ílas particularidades que distinguen al Ribodon y á la pequeña sub-ñimilia á que pertenece conjuntamente con el Antaodon '. ^ La muela del Antaodon cinctus aunque única hasta ahora, de- muestra de un modo evidente la existencia de un antiguo animal bas- tante parecido á los tapires, pero muy distinto de todos los hasta ahora conocidos tanto actuales como extinguidos de ambos continentes, presentando solo un pequeño parecido y algunos caracteres comunes de cierta importancia con el género argentino Ribodon conjuntamente con el cual parece formar una sub-familia particular, cuyas muelas supe- riores estarían caracterizadas por dos colinas transversales separada por — 152 ARTIODAGTYLA ANOPLOTHERIDEA Bracliytherium, Amegh. Bol. de la Acad. Nac. de Cieñe, t. V, pág. 289, 1883; id. t. VIII, . pág. 103, 188o. Carat. Qen. —Dientes colocados en serie continuh sin barra, ni intervalos.— Muelas superiores con un un surco profundo en toda su longitud, mientras que en los demás ta- pires las colinas transversales se ponen en comunicación por el lado externo. La muela en cuestión es de la mandíbula superior y probablemente la tercera ó cuarta del lado derecho . La corona de las muelas superiores de los verdaderos tapires tanto actuales como fósiles presenta dos colinas transversales cuyo ángulo ó extremidad externa dá vuelta hacia atrás formando una especie de gan- cho. Este gaucho de la colina transversal anterior es el que interrumpe el surco que separa las dos colinas transversales de cada muela, pues forma un contrafuerte cuya base vá á apoyarse contra el canto externo de la colina posterior cerrando la entrada del surco en el lado de afuera; con la usura del diente se gasta también este contrafuerte, poniéndose así en comunicación las dos colinas en el lado externo por una especie de curva formada por el contrafuerte ó gancho mencionado. En el Antaodon, al contrario, las dos colinas transversales no forman martillos ó ganchos en el lado externo, estando así separadas por un surco en toda su longitud sin ponerse en comunicación con el des- gastamiento del diente, acercándose por este carácter al género Ribo- don con el que el Antaodon ya he dicho presenta bastante analogía. Sin embargo, el surco transversal ancho y profundo del Antaodon^ aparte la circunstancia de no estar interrumpido en su parte externa por el gancho que en otros géneros presenta la extremidad externa de la cresta — 153 — surco long ¿tudinal profundo en la corona que las divide en dos partes, una interna y otra esterna, cada muela con cuat^'o raices bipartidas.— Muelas anterior, es mas parecido al del tapir que al del Ribodon que es relati- vamente mas angosto y profundo, ancho en las extremidades, angosto y apenas aparente en el centro, en donde las dos colinas transversales se enanchan hasta tocarse, pero sin que las figuras que forman por el des- gastamiento se pongan en comunicación. En el fondo del surco trans- versal de la muela del ^l«í«o(/o?i mas ó menos hacia la mitad de su largo hay una pequeña elevación transversal al surco, muy poco elevada, como también un pequeño tubérculo á la entrada del surco en el lado interno como se vé en el tapir, pero que falta completamente en el Ri- bodon. Al decir que las dos crestas transversales de las muelas superiores del Antaodon y del Ribodon difieren de las crestas transversales del ta- pir porque no se ponen como estas en comunicación entre sí, natural- mente me refiero á una cierta época de la vida, pues es indudable que con la edad sumamente avanzada usándose completamente la corona de las muelas las colinas transversales tenian que ponerse en comuni- cación ente sí y hasta llegar á desaparecer completamente toda traza de su primera existencia. Pero á pesar de eso, np estando la corona de las muelas completamente gastadas podrían distinguirse perfectamente las muelas del Antaodon de las de los tapires y del Ribodon. En efecto ya se ha visto que en los tapires las dos crestas transver- sales de cada muela se ponen en comunicación por el lado esterno en una edad relativamente poco avanzada. En el Ribodon solo podían ponerse en comunicación en las muelas de los individuos muy viejos, pero como la ranura transversal es profunda en las e.>tremidades mien- tras que en el medio casi desaparece y las fajas de esmalte que rodean las figuras de ambas colinas se tocan, es claro que con la usura pro- longada ambos cerros transversales deben ponerse en comunicación por su parte mediana. En el Antaodon bien que el surco transversal es mucho mas ancho que en Ribodon, las dos colinas transversales también debían empezar por ponerse en contacto por su parte mediana á causa del pequeño con- . trafuerte que en ese punto se levanta en el fondo del surco, y luego debía continuarse el contacto por el lado interno usándose el pequeño callo colocado aquí á la entrada de la ranura transversal, protuberan- cia que parece mas desarrollada que en las muelas de los tapires. La misma forma de las crestas transversales es también algo diferente — 154 — inferiores büohadas, con un surco perpendicular esterna y dos cavidades internas. Cada muela in- ferior con cuatro raices distintas y bien sepjara- en los tres géneros. Ea las muelas de los tapires las crestas transver- sales son mas anchas en sus dos estremidades interna y esterna y mas estrechas en el medio. En el Rihodon son angostas y elevadas en el lado esterno, algo mas anchas y en forma de herradura en el interno y mas anchas todavía en el centro por lo que se tocan aquí pronto sobre la línea mediana. En el Antaodon tiene una forma intermediaria á las dos precedentes ; son muy angostas y proerainentes en la estremidad esterna donde forman cúspides elevadas y casi agudas, un poco mas anchas y en forma de herradura como en el Rihodon en el lado interno, y apenas un poco mas anchas en el centro en donde la desaparición del esmalte por desgastamiento forma una figura alargada limitada por una faja de esmalte algo plegada en ziz-zag. Además la estremidad esterna de cada una de las colinas transversales de las muelas del An- taodon es mucho mas alta que la estremidad interna, y aunque es un carácter común con el tapir y el Ribdoon, no están pronunciado en estos dos géneros como en el primero. La corona de las muelas superiores del Antaodon con las dos cres- tas transversales separadas y paralelas como las he descrito, presenta un parecido sorprendente con la corona de las muelas inferiores del tapir, aunque siempre se distingue el Antaodon por los caracteres de las muelas superiores y por el cingulum basal que las rodea. El ci7igulum basal de las muelas superiores constituye una de las diferencias mas considerables entre el Antaodon, el tapir"y el Rihodon. Las muelas superiores del Rihodon no tienen absolutamente ningún vestigio de cingulum basal en ninguna parte de su periferia. En el tapir cada muela superior presenta un reborde basal en la cara anterior y otro en la posterior, bastante desarrollados en la edad juve- nil, pero que se atrofia á medida que avanza la edad del animal á causa de las muelas, que con la edad se apretan mas y mas unas á otras. En el Antaodon la muela en cuestión tiene un cingulum basal muy desarrollado y continuo sobre tres de sus lados, el anterior, el poste- rior y el esterno, faltando solo en el lado interno. Este reborde forma casi una arista cortante continua con el esmalte de su parte superior profundamenie estriado por una cantidad de surcos cortos y profundos que parten de la periferia del cingulum y terminan en el punto en que este se une á la corona. En la mitad de la cara posterior parte del cingulum un contrafuerte de esmalte bastante ancho que termina en — 155 — das. — Todos los dientes superiores é inferiores, sin cíngidumbasal.—Sínfisis de la mandíbula corta. — Rama horizontal de la viandibula inferior del mismo alto en todo su largo. la cúspide de la colina posterior hacia la mitad de su largo. Otro con- trafuerte parecido y en idéntica posición, y por consiguiente opuesto al otro, se encuentra en la cara anterior. La capa de esmalte que cubre la corona de las muelas, es muy del- gada en el tapir y muy espesa en el Rihodon. En el Antaodon es algo mas gruesa que en el tapir pero también bastante mas delgada que en el Rihodon. En parte de la cara anterior y posterior de la muela superior del An- taodon, sobre el mismo cingulum, existe una pequeña superficie muy plana y pulida; estas superficies planas, en número de dos, una en la cara anterior y otra en la posterior, indican el punto en que se ponia en contacto con la muela que la precedía y la que le seguía, de modo que también en el Antaodon las muelas estaban apretadas unas á otras aunque no tanto como en Rihodon, ni tampoco como en el tapir. En el lado interno, la muela dividida en dos lóbulos presenta la mis- ma forma general que en el Rihodon y en los tapires, pero no sucede lo mismo en el lado esterno en donde también presenta diferencias considerables que justifican su separación como género distinto. Las muelas de los verdaderos tapires y de todos los géneros afines mues- tran en el lado esterno además de las dos columnas ó lóbulos formados por la estremidad esterna de las dos crestas transversales, un fuerte callo ó tubérculo elevado situado en el ángulo ántero-esterno de cada muela, que semeja casi un tercer lóbulo mas pequeño, y que en el tapir se prolonga en la cara anterior para formar el reborde basal de que he hablado en otra parte. En el Rihodon también existe este callo ó tu- bérculo situado en el mismo punto, bien que de forma algo diferente, pero en el Antaodon no existe de él el mas pequeño vestigio, prolon- gándose el reborde basal de la cara anterior sobre la esterna, dando vuelta sobre el ángulo-esterno anterior, conservando siempre la misma forma, para pasar de allí sobre la cara esterna y dar vuelta sobre el ángulo póstero-esterno siguiendo del mismo modo en la cara poste- rior que son las tres que sin discontinuidad ya he dicho ocupa el cin- gulum basal. Las raices de la muela, aunque en parte rotas se conoce fueron en número de tres como en las muelas de los tapires y situadas del mis- mo modo, dos pequeñas en el lado esterno, una en el ángulo ántero- — 156 — Brachytherium cuspidatum, A.megh. Obra y páginas arriba citadas. De la antigua fauna del Paraná, uno de los géneros mas singulares es sin duda el Brachytherium, que di primera- mente á conocer sobre un fragmento del lado derecho de la mandíbula inferior con cuatro muelas (Bol. etc. tomo Y, pág. 289), agregando en mi última memoria algunas obser- vaciones sobre un maxilar inferior derecho también con cuatro muelas, pero de un individuo viejo, deduciendo de algunos alvéolos vacíos, que las muelas inferiores debían tener cada una cuatro raices, y acompañando también la descripción de dos molares superiores, también con algunos caracteres distintivos muy particulares y hasta ahora esclu- sivos de este género. esterno y otra en el póstero-esterno, y la tercera mas grande sobre el lado interno, esta última de un ancho considerable y con un surco per- pendicular sobre el lado interno como en el tapir. El tamaño de la muela es muy pequeño como lo indican las medidas siguientes : , en el medio 0"016 Ditímetro ántero-posterior ; en el lado esterno 0.014 ( en el lado interno 0.012 Diámetro transverso 0.015 Alto de la corona 0 . 006 Difícil es determinar con toda exactitud la posición de esta muela en la serie dentaria. No es ciertamente la primera ni la segunda, porque estas en todos los tapires tienen una forma triangular, muy distinta de las otras muelas, y las raices dispuestas de otro modo. Tampoco puede ser la última, porque ya se ha visto que en su cara posterior tiene la impresión dejada por la muela que seguía. Debe entonces encontrar su colocación de la tercera á la quinta, muelas que en los tapires tienen mas ó menos la misma forma y tamaño. De manera que á cualquiera de estas muelas que corresponda la del Antaodon, sus dimensiones demuestran quo perteneció á un animal mucho mas pequeño que el tapir, y cuya talla apenas debía sobrepasar un poco la del Dycotyles. — 157 — Conozco algunas otras piezas del mismo animal bastante interesantes, que confiruian mis observaciones anteriores, pero antes de examinarlas rae parece conveniente describir las muelas del ejemplar del maxilar inferior del individuo adulto, lo que no hice en mi última memoria, preocupado como estaba de establecer los caracteres generales de la dentición, apoyado sobre los dos ejemplares que entonces me eran conocidos, sin entrar en un examen detallado de la conformación de cada muela. La primera muela existente en el fragmento de mandíbula del individuo adulto, que sigue inmediatamente á los cuatro pequeños alvéolos precedentemente mencionados {Bol. etc. t. Yin, página 104), es el tercer premolar inferior y la mas larga de todas las que están iuiplantadas en el maxilar. El gran surco perpendicular esterno la divide en dos lóbulos de tamaño desigual, el anterior mas largo y el posterior mas corto. La columna ó contrafuerte medio interno es ancho y grueso. La cavidad interna anterior bien marcada, mues- tra en el fondo nna arista perpendicular opuesta á la parte elevada del lóbulo anterior en el lado esterno, y un contra- fuerte en su parte anterior que se dirige de adelante hacia atrás, de 4 milímetros de largo. La cavidad posterior es mas pequeña y sin ningún contrafuerte. Las otras tres muelas que siguen están divididas en el lado esterno en dos lóbulos casi iguales por un surco per- pendicular profundo. La segunda muela existente (último premolar) es algo mas corta que la anterior, con su columna media interna mas ancha, las Jos cavidades internas angostas, pero profundas, y las esquinas perpendiculares internas anterior y posterior que las limitan bien desarrolladas en forma de columna. La tercera muela existente (primer verdadero molar) cs la mas curta v mas gastada. La columna media interna es todavía mas ancha, y las dos cavidades internas han desaparecido con el desgastamienío de ia muela, lo mismo — 158 — que las columnas internas anterior y posterior que son poco aparentes. La última muela existente (segundo verdadero molar) algo mas larga y menos gastada, presenta las columnas y cavida- des internas mas aparentes. Estas cuatro muelas, cuyas dimensiones ya he dado en mi trabajo anterior (Bol. etc. tomo Vlíl, pág. 106), están suma- mente apretadas unas á otras, de modo que no queda entre ellas el mas mínimo intersticio. La última muela existente presenta en su cara perpendicular posterior una superficie del esmalte plana y lustrosa, lo que demuestra que la última muela también estaba muy a[!retada á la cara posterior de la penúltima. De esta última muela solo existe la cara ante- rior del alvéolo, muj ancha é inclinada de adelante hacia atrás lo que deuiuestra que la muela que en él se implan- taba, era de tamaño relativamente considerable y estaba colocada de modo que se inclinaba de atrás hacia adelante como sucede con la última muela de los ruminautes y de los caballos. Entre las nuevas piezas de este género hay un molar ais- lado inferior no muy pequeño, con solo tres raices, una anterior y dos posteriores. No sabria á cual de las muelas implantadas en la mandíbula corresponde, pues puede ser un primer premolar, ó puede ser también que sea una muela de la dentadura de leche ; en todo caso alguna de las muelas inferiores del Brachytheriujn, que aun no puedo determi- nar cual, tuvo solo tres raices. Una muela inferior aislada, la penúltima del lado izquierdo implantada en un pequeño fragmento de maxilar, y de corona completamente idéntica á la misma muela implantada en la mandíbula precedentemente descrita, es importante por- que deja mas ó menos á descubierto las cuatro raices, que dan al diente un aspecto muy parecido á una muela supe- rior. El hecho es tan anormal en los mamíferos, que si hu- biera caido en mis manos esta muela completamente aislada, — 159 — antes de haber visto otras iguales implantadas en la mandí- bula inferior, es probable que me hubiera encontrado bien embarazado para determinarla. Estas cuatro raices están colocadas una en cada áníjulo, v son muy cortas y delgadas en proporción del tamaño de la muela, de base cerrada y casi puntiaguda. Las dos raices del lado esterno forman la continuación de los lóbulos ester- nos de la muela, separándose inmediatamente debajo del cuello, de forma cónico-cilíndrica, gruesas arriba y delga- das hacia la base, perfectamente rectas y de un centímetro de largo. Las dos raices del lado interno, igualmente bien separadas, son mas delgadas, un poco mas largas, y un poco arqueadas hacia afuera. El largo de la muela de la base de la raiz á la corona, sobre el lado interno, es de 21 á 23 mi- límetros. Tengo por fin un fragmento de la parte posterior de la rama izquierda de la mandíbula inferior con las dos últimas muelas implantadas en el hueso, pero rotas en la base, fal- tando por completo toda la corona. La penúltima muela está rota, de modo que deja á descu- bierto los dos alvéolos del par de raices anteriores, mos- trando que las raices bajaban solo hasta la mitad del alto de la mandíbula. La base de la corona de la muela indicada por la parte existente en los alvéolos tenia unos 14 milíme- tros de diámetro ántero-posterior por 12 milímetros de diámetro transverso. La última muela no era de tamaño mucho mas considera- ble que la penúltima, apenas un poco mas larga, ancha en la parte anterior y angosta en la posterior, de 17 milímetros de diámetro ántero-posterior, 1 1 milímetros de diámetro transverso en la parte anterior y solo 7 milímetros en la posterior. Esta última muela está también provista de cua- tro raices distintas como las precedentes. Debajo de la base de las raices de las muelas, en la porte inferior de la mandíbula, hay un gran canal alveolar de 12 — .160 - milímetros de alto y i á 7 de ancho. La mandíbula es es- {)esa en la parte superior alveolaria en donde tiene 18 milí- metros de grueso, y muy comprimida y delgada en su mitad inferior, en donde solo tiene 8 milímetros de espesor. El alto es de 25 milímetros en la parte posterior de la penúl- tima muela y de ,32 en la parte posterior déla última. Desgraciadamente falta toda la rama ascendente, y la parte posterior de la rama horizontal, de modo que no se puede determinar la forma de esta parte de la mandíbula. PROTORUMINANTIA Pro tero Üierium, Amegh. Ameghino, Bol. de la Acad. Nac. de Cieñe, t. V, pág. 291, 1883. Anuplotherium. (Cuvier) Bravard, Mon. de los terr. tere, del Paraná, '1858; Catalogue de foss. de rAmér. Mer. Paraná, 1860. — BüRMEisTER, Descrip. Phys. déla Rép.Arg., t. II, pág. 243, 1876; id, t. III, pág. 470, 1879; An. del Mus. Nac, t. III, ent. 14, pág. 116, 1885. Anchitherium (Meyer). Blrmeister, Descrip. Phys. de la Rép. Arg.,t. III, pág. 479, 1879. Anisolophus Bcrmeister^ An. del Mus. Nac., t. III, ent. 14, pág. 172, Diciembre de 1885. Caract. gen. ]^erdaderos molares superiores divididos por una hendidura longitudinal en dos partes, una interna y otra esterna. Cara perpendicular es- telaria con tres aristas perpendiculares principales y dos intermediarias secundarias. — Parte interna forniada por dos cerros principales, y un callo basal en el ángulo interno anterior. Verdaderos molares superiores con cuatro raices distintas. — 161 — El primer descubridor de este género fué el malogrado Bravard, quien encontró una de las primeras muelas supe- riores del lado izquierdo en la que creyó reconocer los caracteres del género Anoiolotherium, designando la especie con el nombre de A. aviericaninn (Brav.), pero sin des- cribir la pieza original ni dar sobre ella otros detalles. A esta pieza y á esta cita se refieren las diferentes menciones de un A. americaniim hechas por distintos autores, pero sobre todo por el Dr. Burmeister en sus repetidas publi- caciones. Pasaron largos años, sin que se volvieran á descubrir nuevos restos del pretendido anoploterio americano, hasta que el Señor D. Bamo^^ Lista trajo de la Patagonia austral un maxilar superior con todas las muelas del costado iz- quierdo, pieza que el Dr. Burmeister describía en 1879, como perteneciente á un Anchitherium, y según él tan pare- cido á una especie norte-americana, al Anchitherium Bair- clii (Leidy), que se decidió á separarlo específicamente tan solo en el supuesto de que las otras partes del esqueleto pre- sentarían diferencias, llamando al animal Anchitheiñum australe, sin apercibirse que ya el mismo Leidy habia de- signado con el mismo nombre genérico y específico un ani- mal fósil de Norte-América, de los terrenos terciarios de Tejas. (Leidy, Report oftheUnit. Stat. Geol. Survey, etc., vol. I, Fossil Vertebr., Washington, pág. 230 y 323, lám. XX, íig. 19). Becien me fué conocido este género particular por piezas originales, en 1883, al emprender el estudio y clasificación de los numerosos restos de mamíferos de los terrenos ter- ciarios antiguos del Paraná, reunidos por el Profesor Scala- BRi?(i. Estaba representado en esa colección por un fragmento de maxilar superior con las cuatro últimas muelas, que me sirvió de base para fundar el género Proterotherium, de- signando la especie con el nombre de cervioides á causa de considerar desde un principio al animal como formando parte T. IX 11 — 162 — del grupo de los ruminíintes, y por parecerme presentar mas parecido con las muelas de los cervinos, que con las de las otras familias del mismo grupo, si bien reconocia, y volví á repetirlo en distintas ocasiones, que no se trataba de un verdadero ruminante con caracteres idénticos á los actua- les, sino de un precursor ya entonces en via de evolución hacia el tipo actual, pero en el que se podian aún constatar varios caracteres de los paquidermos perisodáctilos. (Bol. etc., t. V, pág. 292, y t. VIH, pág. 165 y 190). En la reciente entrega de los Anales del Museo, vuelve el Dr. BuRMEiSTER, á examinarlos restos de su antiguo An- chitherium Australe del que dá un dibujo desgraciada- mente bastante mal reproducido y una descripción estensa, reconociendo que no se trata de un Anchitherium sino de un genero bastante diferente que designa con el nuevo nom- bre de Anisolophus australis. En la misma entrega describe igualmente el pretendido Anoplotheiñum araericanum de Bravard, figurando de él la pieza original descubierta por el autor de la especie, y un molar inferior, reconociendo también en este caso que no se trata de un verdadero Anoplotherium sino de un género dis- tinto que no designa con un nombre nuevo á causa de los escasos restos que de él posee, y por creer, dice, que por sus caracteres puede unirse en un mismo género, con los ani- males de la misma formación que he designado con los nom- bres de Proterotheriuin y Brachytherium. Por esta publicación y las figuras que la acompaña, veo que el Ano- plotherium de Bravard no es el Brachytherium como yo lo suponia, bien que no anduve muy desencaminado puesto que Burmeister los reúne todos en un solo género, lo que por otra parte me confirma aún mas en lo que ya tuve oca- sión de manifestar: que la simple enumeración de nombres genéricos y específicos, sin diagnosis, y sin que ya se pueda esta esperar, como es el caso con las denominaciones de Bra- vard, no es obligatorio tomarlas en consideración, pues solo — 163 — constituyen un estorbo para la clasificación, á menos que existan otros datos que permitan la identificación de las espe- cies, ó las mismas piezas originales, como en el presente caso. No me parece posible reunir el pretendido Anoplothe- riinn con el Brachytherium, pues si bien la conformación de la corona de las muelas parece presentar caracteres pare- cidos en ambos géneros, muestran una conformación general y un modo de implantación fundamentalmente distinto, pues aún haciendo abstracción de pequeños detalles, y del cín- Cjulum basal al que no quiero prestar demasiada importancia, quedan las dos aristas perpendiculares medianas de la cara esterna de las muelas del pretendido Anoplotherium, ca- rácter que distingue los molares superiores de los ruminan- tes y que falta en fí?^ac/ií/í/ie7^¿i¿?7i. Además, las muelas supe- riores de aquel género muestran cuatro raíces superiores simples, mientras que en este las cuatro raíces son bipar- tidas en la base. En las muelas inferiores, la diferencia es todavia mas considerable, pues mientras las del pretendido Anoplotherium tienen solo dos raíces separadas, como es de regla en los mamíferos, las del Brachytherium se dis- tinguen por la singular particularidad de presentar cuatro raíces bien distintas, bien separadas desde la base de la co- rona, dispuestas por pares en forma de horquilla, lo que no me permite abrigar la mas lijera duda sobre la distinción ge- nérica de ambos animales. Comparando el pretendido Anoplotherium con el Pvote- rotherium se nota efectivamente que presentan los mismos caracteres generales, encontrándome en este caso perfecta- mente de acuerdo con el Dr. Bürmeister en que ambos animales pertenecen armismo género, aunque la muela por él figurada y descrita bajo el nombre de Anopilotherium ariiericanum no pueda identificarse por completo con el animal que he descrito con el nombre de Proterotherium cervioides, representando sin duda aquel una especie dis- tinta, de bastante mayor tamaño. — 164 — Pero, comjjaraiido las figuras publicadas y las descripcio- nes que las acompañan, con las muelas del Proterotherium, encuentro que no solo el pretendido Anoplotherium, pero también el antes Anchitherium y ahora Anisolophus de BuRMEisTER es genéricamente idéntico á aquel. He compa- rado minuciosamente las figuras y el texto descriptivo con las muelas del Proterotherium y no he podido encontrarles ningún carácter distintivo al que se le pueda acordar un valor genérico, por lo que me veo obligado áreunirlo en el mismo género, á lo menos hasta que no conozca caracteres que per- mitan separarlos. En cuanto á la identidad genérica del Ani- sotophus, con el pretendido Anoplotherium, remito á los que deseen estudiar la cuestión á las figuras de las muelas su- periores de ambos animales publicadas por el Dr. Burmeister en la lámina II, figuras 7 y 8 del trabajo repetidamente men- cionado, en las que quizás puedan encontrar los caracteres genéricos distintivos que escapan á mi vista poco penetrante. Proterotherium cervioides, Amegh. Bol. de la Acad. Nac. de Cieñe, t. V, pág. 291, 1883. No conozco nuevos restos de esta especie, pero como el Dr. Burmeister al identificar con razón el animal como del mismo género que el pretendido Anoiolotherium de Bra- VARD (An., tomo ITI, pág. 1 18), aunque reconoce que proba- blemente representa una especie mas pequeña, agrega que las cuatro muelas del fragmento de cráneo que he descrito, le parecen de la dentadura de leche, y como si así fuera, podría alterarse el valor de los caracteres que he atribuido al animal, he vuelto á pedir al Señor Scalabrini la pieza original para ver, como en el caso del Oxyodontherium,, si en efecto me habia equivocado tomando por dentadura per- sistente, la dentadura de leche. — 165 - Después de un examen minucioso, no veo absolutamente nada que pueda hacer creer que se trata de una dentadura de leche. De las cuatro muelas existentes en el fragmento de maxilar descrito, que son las cuatro últimas, las tres prime- ras están perfectamente desarrolladas y ya un poco gastadas por la masticación, sin que se noten indicios de que sean muelas caedizas. La primera anterior es bastante mas pe- queña que las dos que le siguen, lo que está de acuerdo con su posición, que la hace determinar como el último pre- molar, debiendo ser naturalmente los dos molares que le sigruen de tamaño mas considerable. De estos dos verdade- ros molares, el anterior es el mas gastado por la usura, lo que concuerda también con su carácter de muela persistente, pues en el cambio de dentadura esta es la primera muela que entra en función. En cuanto á la última muela, que aún no ha concluido de perforar la encía, es claro que no está destinada á reemplazar la que le sigue inmediatamente hacia adelante, puesto que en su evolución se ve estaba destinada á llenar el pequeño espacio vacío que se encuentra detrás de la penúltima. Debajo de esta muela no se ven vestigios de ninguna otra, ni tampoco puede haberlos hacia atrás, puesto que detrás de la muela concluye el maxilar, no que- dando pues duda alguna de que se trata del último molar persistente, que en muchos paquidermos perfora la encía en una edad muy avanzada, siendo por otra parte sabido que el últiuio verdadero molar recien perfora la encía cuando ya se ha verificado el cambio de dentadura. Proterotherium amerieanum, Brav. Anoplotherium amerieanum. Rravard, Monog. etc. — Burmeis- TER, obras citadas, etc. El Dr. BuRMEisTER describe y figura de este animal, la — 166 — pieza original descubierta por Bravard, que es una muela su- perior del lado izquierdo (An. etc., t. III, pág. 1 16, láni. II, fig. 8), que me parece ser el último premolar persistente. Solo agregaré á la descripción delDr. Burmeister, que aun- que la muela presente analogías con las muelas superiores del Brachytfterium difiere genéricamente de este no tanto por el cíngulo basal, al que no quiero prestar demasiada im- portancia, sino por el número de raices que es de cuatro, todas cónicas y simples, en vez de ser compuestas ó bipar- tidas como en Brachythei'ium, y por la presencia de las aristas perpendiculares medianas, que es lo que no deja duda de que entra en el género Proteroiherium. Pero la muela figurada por Burmeister, además de presentar un cíngulo basal esterno muy desarrollado y algunos otros ca- racteres de menor importancia, tiene un tamaño relativa- mente considerable, indicando un animal de triple tamaño que el Proterotherhim cervioides, lo que me parece mas que suficiente para demostrar que se trata de una especie distinta, que en este caso, sabiendo exactamente es el A. americanum de Bravard, me parece justo designarlo con el nombre específico que le había aplicado su primer des- cubridor. En cuanto al otro diente pequeño figurado por Burmeister en la lám. líl, fig. 19 B. como representando una muela inferior de la misma especie, me parece proceder mas bien de un animal de la familia de los macroquénidos, y como justificativo de mi opinión invito al lector á comparar di- cha figura con las figuras 8, IV, y 10 de la misma lámina, que representan molares inferiores de macroquénidos antiguos del Paraná. — 167 — EDENTATA TARDIGRADA Ortotherium, Amegh. Bol. de laAcad. Nac. de Cieñe, t. VIII, pág. 109, 1885. Caract. gen. Mandíbula inferior corta y gruesa. Cua- tro muelas inferiores, la primera ¡pequeña, cilin- drica y canini forme, y las tres posteriores de sec- ción prisjYiático-cuadrangular y muy grandes. Apertura esterna posterior del canal alveolar en la parte anterior de la base de la vaina ascendente. Ortotherium laticurvatuní, AíMegh. Ameghixo, Obra citada. Fundé el género y la especie sobre un fragmento de man- díbula inferior izquierdo, que entre otras particularidades presentaba la apertura posterior esterna del canal alveolar en el principio de la rama ascendente, no tan hacia afuera como en Mylodon y Scelidotherium, ni tampoco tan hacia el lado interno déla rama ascendente como en Orac^nthus, ocupando una posición intermediaria entre ambas formas. Los alvéolos de esta mandíbula, muy profundos, descien- den hasta la base misma del hueso, de modo que el canal alveolar, aunque bastante pequeño, no teniendo espacio en la parte inferior del maxilar, corre al lado de los dientes sobre la cara interna, mas ó menos á un tercio de la altura — Iü8 — de la mandíbula. La forma exacta de las muelas que se im- plautaban eu los alvéolos no podía apreciarse exactamente, por estar estos bastante destruidos, particularmente los dos últimos, sin embargo, era dado deducir que las muelas de- bían ser de forma mas ó menos prismático-cuadrangular y de esquinas perpendiculares redondeadas. Y éntrelos nue- vos objetos que he traido del Paraná, \ieneu dos muelas muy pequeñas que, precisamente, presentan esta forma, y además parecen concordar tan exactamente con los alvéolos vacíos del maxilar que no dudo procedan del mismo género y de la misma especie. Uno de los dos ejemplares, el mas pequeño, del que solo existe la parte superior, corresponde exactamente por la forma y tamaño al alvéolo vacío del segundo diente del maxilar inferior izquierdo que me parece debe ser, en efecto, el correspondiente al mencionado alvéolo. Es de sección prismático-cuadrangular de esquinas perpendiculares muy redondeadas, y mas angosto en una de las caras perpendi- culares laterales (la esterna si es la muela supuesta) que en la otra. Tiene 10 milímetros de diámetro ántero-poste- rior sobre el lado interno, solo 7 milímetros sobre el lado esterno y 13 milímetros de ancho ó de diámetro transverso. La corona muestra en la superficie una cavidad oblonga, á causa de las dos crestas transversales que están unidas por sus estreñios por aristas un poco mas bajas, que sin duda desaparecían con la edad, abriendo la hendidura eu sus es- tremos, convirtiéndose así en ranura transversal. La composición de la muela es : una capa esterna muy delgada de cemento de color azulejo oscuro, amarilloso en algunos puntos, y de aspecto muy quebradizo. Sigue á este una hoja muy delgada, de apenas 0"'0004 de espesor, de una sustancia mas oscura, mas brillante y semi-vidríosa, á la que sigue otra hoja muy delgada de dentina blanca dura que rodea la vasidentina interna. Esta pieza me ha sido propor- cionada por el señor D. Luis Leloag. — 169 — El segundo ejemplar procede délas colecciones reunidas por el Profesor Scalabrim. Es de un volumen mucho mas considerable que el precedente, pero precisamente en la maudíbula descrita el alvéolo de la tercera muela también presenta dobles dimensiones que el de la segunda, y como la muela no se adapta á esta alvéolo, por presentar la for- ma de él invertida, supongo sea la tercera inferior del lado derecho. Es igualmente de figura prismático-cuadran- gular 'con esquinas perpendiculares redondeadas, pero de cara perpendicular anterior mucho mas angosta que la pos- terior. Tiene 13 milímetros de diámetro ántero-posterior, 12 milímetros de ancho ó de diámetro transverso en la cara perpendicular anterior y 18 milímetros en la posterior. La corona muestra dos crestas transversales poco elevadas, separadas por un surco poco profundo, siendo, de acuerdo con la conformación general de la muela, la anterior mucho mas corta que la posterior. Presenta una capa de ce- mento esterno delgada en la cara anterior y en sus dos ca- ras laterales pero gruesa de 2 milímetros en la posterior. Sigue á esta capa otra de un milímetro de espesor, de sus- tancia semi-vidriosa y de textura radiada, que examinada con un lente parece estar separada de la precedente por una hoja mucho mas delgada, de apenas 0"000l de grueso, de una sustancia lustrosa, amarillo-oscura. Sigue luego hacia el interior otra capa bastante gruesa de sustancia amarillo-clara, que es la dentina dura que rodea la vasidentina, pero aquí está todavía separada de esta última por una hoja muy del- gada de solo 0"'0001 de grueso de una sustancia amarillo-os- cura, brillante y vidriosa, que es la que realmente rodea la vasidentina que forma la masa interna del diente. Estas dis- tintas capas son muy visibles en la parte inferior del diente que está roto en un punto en donde aún no empieza la ca- vidad interna, pero, aunque menos distintamente, son también visibles en la corona. — 170 GRAVIGRADA GRAVIGRADA MYLOMORPHA Promegatherium, Amegh. Ameghino, Bol. delaAcad. Nac. de Cieñe. , t. V, pág. 293, 1883. Caract. gen. Muelas de sección prismático-cuadran- gular, con dos crestas transversales elevadas en la corona, separadas por un surco profundo. Com- posición de las muelas: una capa de cemento es- temo, una capa intermediaria compuesta de una ó dos hojas de esmalte aún no completamente atro- fiadas con una lámina de dentina dura, y una masa interna mas blanda de vasidentina. Promeg-atherium smaltatum, Amegh. Obra arriba citada, t. VIH, pág. 113, 1885. Háse considerado hasta hace poco á los edentados en ge- neral, como seres de una dentición imperfecta, sin incisiyos? sin caninos, de muelas de forma sencilla y uniforme, mas ó menos parecidas en todos los géneros, y presentando en to- dos una estructura de composición mas sencilla, uniforme, faltándoles á todos el esmalte y no presentando de consi- guiente mas que una capa esterna de cemento, y una interna de dentina divisible á su "vez en dos partes, una capa es- terna mas dura y una masa interna mas blanda, conocida con el nombre de vasidentina. - 171 — En cuanto á la forma sencilla y uniforme de la dentadura délos edentados, la opinión se ha modificado, no habiendo contribuido poco por mi parte á ese cambio de ideas que es- taban solo fundadas sobre un corto número de géneros. Hoy todos saben que hay edentados desde los que carecen abso- lutamente de muelas hasta los que tienen un centenar ; que hay edentados con muelas cuadradas, circulares, elípticas, triangulares, lameliformes, etc. ; que hay edentados con muelas simples como los armadillos ó compuestas como los glyptodontes, ó bilobadas en distintas formas; que hay edentados con incisivos ; que en otros los dientes anteriores toman la forma de incisivos de roedores como en Megaloch- nus; que en otros toman la forma de formidables caninos como en Lestodon, que en otros representaban formidables defensas como en Diodomus, etc. ; y en mi Filogenia, he dado variados ejemplos de como casi todos los géneros de edentados se pueden caracterizar por una fórmula dentaria distinta, de una representación gráfica sencillísima * . Me parece que idéutico cambio de ideas se eíectuará en breve respecto á la pretendida sencillez y uniformidad de composición de las muelas de los edentados. No tomando en cuenta mas que los edentados fósiles pauípeanos, ya no es posible identificar la capa esterna mas ó menos gruesa, lla- mada cemento, que rodeadlas muelas de los Mylodon y Les- todon, quebradiza y que se separa y fragmenta con la mayor facilidad, con la capa de cemento esterno que rodea las miie]sLi de Megatherium, menos vidriosa, homogénea, com- pacta y resistente. Ni es tampoco posible identificar la masa interna de dentina blanda de las muelas de los Mylodon y Lestodon con la lámina interna de dentina dura de las muelas de los Glyptodon. Y hay algunos edentados que tienen muelas de una composición aún mas simple {Plio- morphus) en los que no se vé mas que una delgada capa es- ^ Ameghino, Filogenia, pág. 229 y sig., 1884. — 172 — terna de cemento y una masa interna de dentina homogénea. Pero también los hay que presentan una composición mas complicada, y de ella voy á ocuparme, aunque no por ahora con la estension que la importancia de la cuestión requiere, pues solo puede ser tratada con la amplitud que merece en un trabajo que le sea especialmente dedicado. Ya por razonamientos distintos habia llegado <á probar que los mamíferos de dientes simples, sin esmalte, pro- vistos únicamente de cemento, dentina y vasidentina, de- bían esa simplicidad no á una causa originaria, sino á una modificación evolutiva de un tipo anterior, cuyas muelas estaban provistas de esmalten Esa modificación, en grado mas ó menos avanzado no se ha limitado solo á los eden- tados, pero también á varios otros órdenes, de los que puedo mencionar como encontrándose especialmente en este caso, el extinguido orden de los pentadáctilos ó toxodontes y el todavía existente de los roedores, y en el que se pue- den encontrar ejemplos de esta evolución en un grado ya muy avanzado, en el género existente Ctenomys. Estu- diando los diferentes géneros de los dos órdenes mencio- nados se pueden encontrar numerosos estados intermediarios de la lámina de esmalte, desde la sustancia vidriosa y suma- mente dura, comparable á la que guarnece la superficie de las muelas de los mamíferos bunodontes, hasta aquella que ha perdido su brillo y aspecto vidrioso y se confunde con la dentina. En definitiva, las mismas muelas de los edentados cono- cidos como presentando una composición simple se com- ponen de tres capas distintas, una interna de dentina blanda en vez de dentina dura, y una intermediaria de dentina dura en vez de esmalte, pero ocupando la misma posición relativa que ocupa este último en las muelas de los animales provistos de esmalte. ^ FilogeJiia, pág. 268. — 173 - Si realmente las muelas sin esmalte son una modificación evolutiva de las muelas provistas de esmalte, es natural su- poner que es esta lámina de dentina interna que poco á poco ha reemplazado al esmalte, sustituyéndosele de modo que, entre esta forma, en que la lámina de esmalte está repre- sentada por una capa de dentina, y el estado esmaltado pri- mitivo, deben de existir numerosos estados intermediarios. Las muelas del Megatherium americanura de la for- mación pampeana, nos presentan á menudo ejemplos de una pequeña modificación de composición que sale fuera de la regla normal admitida. Obsérvase en algunas de ellas, que, al lado de la capa intermediaria de dentina dura, hay otra capa de dentina algo mas ancha al lado interno, mas blanda que la anterior, de la que apenas se distingue por el color, pero mas dura que la vasidentina interna que rodea. Pero en el curioso megaterio de las formaciones antiguas del Paraná, que designé con el nombre de Promegatherium smaltatum, esta subdivisión de la capa intermediaria es mucho mas aparente, y las dos capas de un aspecto distinto, presentándose la interna como compuesta de dentina muy dura y compacta, y la esterna, como compuesta de una sus- tancia vidriosa, muy dura y transparente, comparable al es- malte ; es esta la capa de esmalte primitiva, en parte atrofiada y en vía de desaparición, pero sin que aun se haya comple- tado la evolución completa como se nos presenta en los me- gaterios pampeanos, y mejor aun en los milodontes, lesto- dontes, etc. La primera observación de la existencia de esta capa de esmalte en via de desaparición la hice sobre una sola muela, en la que la capa de aspecto vitreo solo se mostraba en la corona ^, de modo que no pude conocer bien la estructura ^ En carta reciente escríbeme el profesor E. D. Cope que él ya desde 1877 habia anunciado la existencia probable de un poco de es- malte en la corona de los antiguos teniodontes de Norte América. — 174 — que presentaba en el interior del diente. Tengo ahora á mi disposición varios ejemplares, entre ellos algunos partidos longitudinalmente y otros transversalmente, que muestran muy bien la estructura interna del diente, y la relación de la capa de esmalte con la capa de dentina dura en \ia de formación ; la estructura interna de la muela con estas dis- tintas capas presenta una complicación verdaderamente no- table, que no era de esperarse en muelas de edentados, con- sideradas siempre como de una composición interna mucho mas simple que las de los otros mamíferos. Parece que esta capa de esmalte primitivo, aumentó progresivamente de es- pesor, subdividiéndose en cuatro láminas distintas, dos esternas (es decir, una hacia el lado externo y la otra hacia el interior del diente), y dos internas mas anchas, una de ellas, la que se encuentra hacia afuera que representa toda- vía el esmalte, y la otra hacia el lado interno la dentina en via de formación, ya que en sus sucesores reemplazó por completo las cuatro láminas aquí mencionadas, no formando mas que una sola capa de dentina dura, á menudo de un es- pesor bastante notable. De estas cuatro láminas, las dos intermediarias mas an- chas alcanzan su espesor máximo en los lados transversales anterior y posterior, adelgazándose hacia los costados hasta que en el medio de los lados laterales se confunden conjun- tamente con las dos láminas esternas en una sola lámina de sustancia vitrea tan delgada que apenas tiene medio milíme- tro de espesor, mientras que, sobre los lados anterior y pos- terior las cuatro láminas juntas, presentan un grueso de 0.0025. Para dar una idea mas completa de la estructura de estas muelas, hé aquí el aspecto que presenta el corte transversal de una de ellas, visto con un fuerte lente, examinando la estructura de afuera hacia adentro sobre uno de los lados anterior ó posterior. La primera capa ó esterna es de un color amarillo que tira — 175 — un poco al rojo sobre la parte esterna, }■ de color mas oscuro sobre la interna ; es el cemento. Sigue hacia adentro, una lámina sumamente delgada, de solo unos 0"'0002 de espesor, de sustancia Yítrea, de color negro brillante y traslúcida; son los últimos vestigios de la antigua capa de esmalte homogénea. Sigue después una capa un poco mas gruesa, de un milí- metro de espesor, de color negro, menos brillante que la lámina anterior, de una sustancia muy dura, de aspecto algo Yítreo, y de una estructura radiada, con las líneas radiales di- rigidas hacia el centro y la base de la muela; es esta la masa de la antigua capa de esmalte, enanchada y en vía de transforma- ción, perdiendo gradualmente su aspecto vitreo y su dureza. Mas adentro todavía viene otra capa algo mas gruesa, de un poco mas de un milímetro de espesor, de color blanco ligeramente amarilloso, y de una estructura igualmente ra- diada. Las líneas radiales dirígense también hacia el centro y la base de la muela, como que no son otra cosa que la con- tinuación hacia el interior de las líneas radiales de la capa esterna inmediata ya nombrada. Esta capa blanco-amarillosa, es la dentina dura, destinada á reemplazar las otras capas y láminas en los edentados mas modernos, constituyendo en ellos la capa de dentina dura que envuelve la vasidentina. Pero aquí esta capa está separada de la vasidentina, por otra lámina muy delgada de distinta natuleza. En efecto, inmediatamente después de la capa mencionada, •sigue al lado interno, una hoja sumamente delgada de menos de 0.0002 de espesor, de color rojo amarilloso, de una sus- tancia vitrea, brillante y transparente, que tapiza el interior del estuche formado por la lámina precedente como una capa de barniz brillante. Esta hoja es también el último resto en el lado interno de la capa de esmalte primitivo, paulati- namente enanchada y luego separada en dos hojas, para dar origen en el medio á las dos láminas intermediarias, incluso la de verdadera dentina. — 176 - En fin, por último, sigue hacia el interior, la masa de la sustancia de la muela, constituida por la vasidentina, mas blanda y de color pajizo oscuro. Esta estructura se encuentra en todas las muelas del mis- mo género, siempre con el mismo aspecto, y aún en ciertos casos todavía mas complicada, pues hay una muela en la que la capa intermediaria se subdivide no en cuatro sino en cinco hojas secundarias. Nótase además una estructura mas ó me- nos parecida en muelas de otros géneros de la misma época. Por ahora, contentóme con fijar la atención en este esta- dio particular de la evolución de las muelas de los antiguos edentados, con el propósito de ocuparme de él estensamente en un trabajo especial, con cuyo objeto voy á encomendar en breve una serie de preparaciones microscópicas. Sobre los demás caracteres del animal poco tengo que decir_, pues las varias muelas que tengo á la vista son mas ó menos de la misma forma y tamaño, é iguales por consi- guiente á la primera que me sirvió de base para la funda- ción del género y de la especie, y precisamente á causa de ese mismo parecido, no teniendo mandíbulas ó fragmentos de mandíbulas con algunas muelas implantadas, no me es posible determinar la posición que en los maxilares ocupa- ban las distintas muelas aisladas que conozco. De lo que no hay duda es que el animal fué bastante pequeño, pues todas las muelas son de tamaño reducido. L'na de las mas completa, con la corona intacta, tiene un diámetro ántero-posterior de 20 milímetros y 23 de diárae- • tro transverso. Las dos crestas transversales son .muy altas y la parte superior mas angosta en forma de caballete está precisamente formada por la lámina de esmalte interna que, sobresale sobre la capa de dentina dura que le sigue inme- diatamente al lado interno y sobre la masa de cemento del lado esterno. Una de las caras transversales es bastante convexa y estriada longitudinalmente, y la opuesta casi plana. De las caras longitudinales ó laterales, una, la — 177 — mas angosta, está ocupada por un surco longitudinal ancho, profundo y de fondo cóncavo, y la otra mas ancha, muestra dos surcos longitudinales, pero mas angostos y mas bajos, separados el uno del otro por una columna mediana longi- tudinal convexa, de manera que la muela presenta en esta cara tres columnas longitudinales, estando formadas las dos otras por las esquinas perpendiculares anterior y posterior. Promegatherium remulsun, Amegh. sp. n. Hay varias muelas, todas mas ó menos fragmentadas, que presentan los mismos caracteres de composición interna que han mostrado las del Proniegatherium smaltd,tum, por lo que las incluyo en el mismo género, pero presentan con las anteriores una diferencia de tamaño tan considerable que no es permitido dudar un solo instante, que se trata de una especie distinta, de talla gigantesca, no muy inferiora la del Megatherium americannm, mientras que el Pr. smalta- tum apenas soprepasaba un poco en tamaño al Oracanthus Burmeisteri (Amegh). Una sola de ellas presenta la parte superior completa con la corona intacta. Las dos crestas son muy elevadas y sepa- radas por un surco transversal muy profundo. Es el ejem- plar mas pequeño y sin embargo tiene 29 milímetros de diámetro ántero-posterior y 40 milímetros de diámetro transverso. Otro ejemplar es un trozo del medio con el prisma com- pleto, pero en el que falta la cúspide y la base. La rotura deja ver una subdivisión de la capa intermediaria en cinco láminas, tres de esmalte mas ó menos atrofiado y dos inter- mediarias de dentina dura. El prisma tiene 35 milímetros de diámetro ántero-posterior y 40 milímetros de diámetro trans- verso. Los demás ejemplares son mitades perpendiculares forma- T. IX 12 — 178 — das por la división del diente siguiendo la rotara la dirección perpendicular de la gran ranura transversal de la corona, de modo que estos trozos solo dan el diámetro transverso ó ancho de las muelas, que en dos ejemplares es exactamente de 38 milÍQietros. Pero hay uno que tiene 45 milímetros de ancho, tamaño que corresponde á las mas grandes mue- las del Megatheriuní stmericanum. Este trozo muestra después del cemento esterno una capa de sustancia vitrea, de color café, brillante y transparente que corresponde al esmalte, de un milímetro de espesor, y luego una capa de sustancia blanca, ligeramente amarillosa, de textura estriada, y salpicada de hermosas dentritas, con un espesor de 2 mi- límetros, que corresponde á la capa de dentina dura. Megatherium, Cuvier. Arch. du Museumd'Hist. Nat., t. V, 1804; Recherches sur les os- sements fossiles, etc., t. V, pág. 174, 1824. Caract. gen. Fórmula dentaria \. Todas las muelas de sección transversal cuadrangular con dos cres- tas transversales en la corona separadas por un surco profundo. Base de las muelas abierta. Última muela superior muy pequeña. Composición de las muelas: una capa de cemento esterno, una lámina intermediaria de dentina dura y una masa interna de vasidentina. Zigomático unido á la apófisis temporal. Meg'atheriuiu antiquum, Amegh. Bol. de la Acad. Nac. de Cieñe, t. VIII, pág. 114, 1885. Encuéntranse en los mismos yacimientos conjuntamente — 179 - con las muelas del Promegatherium, otras muelas que no es posible separar de las del género MegatJierium, pues presentan no solo la misma forma sino también los mismos caracteres de composición. He mencionado dichas muelas en mi memoria precedente, atribuyéndolas á una especie anti- gua caracterizada por su tamaño bastante menor que el del M. americanum. No siendo tampoco probable la posibili- dad de que sea idéntica con alguna de las otras encontradas en la formación pampeana, sea de la República Argentina, ó de otros países de Sud América, pues todas ellas parecen ser de tamaño aún mas reducido. He visto restos de esta especie en varias colecciones, pero los que tengo ahora á mi disposición proceden del Museo del Paraná, y consisten en una muela aislada con una pe- queña curva lateral que parece de la mandíbula superior, y un trozo de maxilar inferior del lado derecho con las tres primeras muelas implantadas en el hueso. La muela aislada es un prisma cuadrangular, de 30 milí- metros de diámetro anterior, 35 milímetros de diámetro transverso en su estremidad mas ancha y solo 29 en la mas angosta. El largo es de 115 milímetros, pero está un poco roto en la base, pudiéndose calcular su largo total en 125 milímetros. Por lo demás, no presenta nada de notable. Las tres muelas implantadas en el fragmento de mandí- bula inferior están rotas en la base y á las tres les falta la corona, pues están quebradas al nivel mismo del hueso. Por las quebraduras se vé en cada muela la capa de dentina dura bastante ancha dividida en dos capas poco aparentes, una esterna un poco mas dura y apenas algo mas brillante, y la otra interna mas blanca y mas blanda, sin ningún vestigio visible déla capa de esmalte presente en Promegatherium, Dimensiones ^. , , , , . , ( ántero-posterior 0°'03O Diámetro de la primera muela \ ^ ^ ^oo ( transverso U.üdo - 180 — i ántero-posterior O^OS-i ( transverso 0.039 ántero-posterior 0.035 transverso 0.035 Longitud del espacio ocupado por las tres muelas 0.116 Diámetro de la segunda muela . ^ _ -„^ ^transverso 0.039 Diámetro de la tercera muela ^ , r. r,or transverso 0.035 Estas dimensiones me parecen justificar suficientemente el tamaño relativamente mas pequeño de la especie antigua, aunque por sus caracteres se presenta como íntimamente aliada ai M. americanum del que probablemente es el antecesor directo. Stenodon, Amegh. Bol. de la Acad. Nac. de Cieñe, t. VIII, pág. 114, 1885. Caract. gen. Muelas inferiores de corona estrecha y larga, en forma de elipsis prolongada, algunas con un surco perpendicular en una de las caras an- chas. Stenodon niodicus, Amegh. Obra y pág. arriba citada. Atribuyo áeste género dos muelas inferiores de una forma bastante distinta de las de los demás gravigrados y cuya colocación en la mandíbula no me atrevo á determinar. Una de ellas de corona larga y estrecha, ancha en una es- tremidad y angosta en la otra, tiene 19 milímetros de diá- metro mayor, 12 milímetros de grueso en el lado mas ancho, y solo 9 milímetros en el mas angosto. De las dos caras per- pendiculares anchas, una tiene una depresión perpendicular muy auchay bastante profunda en el fondo de la cual se ve — 181 — una pequeñita columna longitudinal muy angosta y poco elevada; la otra cara ancha tiene también una depresión per- pendicular pero menos profunda, y con dos ])equeñas co- lumnitas longitudinales. De las dos caras perpendiculares mas angostas, opuestas, la mas ancha tiene un surco longitudinal bastante ancho y de fondo cóncavo, siendo la mas angosta en forma de columna redondeada. La muela ha estado tapada por una capa de cemento de menos de un milímetro de es- pesor que solo se conserva en uno que otro punto. La co- ronaos de superficie desigual, sin formar cavidad en ninguna parte. El diente está quebrado en la parte inferior teniendo el trozo existente 4 centímetros de largo, pero cuando en- tero debia tener casi el doble. La otra muela es de forma mas triangular, mas angosta en una estremidad que en la otra, con una corona de 22 milí- metros de largo, 15 milímetros de ancho en el lado mas grueso y 10 milímetros, en el lado mas delgado. Una de las caras anchas muestra dos columnas anchas y aplastadas formadas por los bordes anterior y posterior, y otras dos columnas medianas igualmente aplastadas separa- das por tres pequeños surcos longitudinales. En la cara opuesta vénse también dos columnas medianas y tres colum- nas perpendiculares, mas una gran columna perpendicular convexa hacia el lado mas grueso del diente. De las dos ca- ras opuestas mas angostas, la mas ancha presenta un gran surco perpendicular ancho y profundo. Scelidotherium? belluliim, Amegh. sp. n. Este animal está representado por una sola muela que parece corresponder á la última superior del Scelidoterium, pero con bastante diferencia para que no haya seguridad completa de que proceda del mismo género. Es de figura general prismático-triangular, de ángulos redondeados, y — 182 — un poco curva. Sobre el lado mas ancho que parece ser el esterno hay un surco longitudinal ancho pero poco profundo y de fondo cóncavo. Otro surco, también de fondo cóncavo, pero mas angosto y mas profundo, se vé sobre la cara interna posterior mientras que la interna anterior es de superficie convexa, con algunos surcos longitudinales muy pequeños. La corona es un poco mas gastada en el centro que en la periferia, y tiene 18 milímetros de largo por 11 de ancho. El trozo existente tiene cerca de 5 centímetros de largo, pero la rotura de la base muestra el diente completamente ma- cizo de modo que entero era bastante mas largo. Incluyo esta especie en el género Scelidotheriurn solo de un rrodo provisorio, pues podría muy bien ser que nuevos materia- les demuestren que pertenece á un género distinto. Nepliotlierium, Amegh. gen, n. Caract. gen. Primera, muela, inferior pequeña y elíp- tica. Segunda y tercera graneles y subprismáticas . Cuarta inferior bilobada. Mandíbula inferior muy angosta y p7'olongada hacia adelante. IVephotherium aiiibig'uuiii, Amegh. Grypotherium Darwinii (?) (Ow.) Ameghino. Bol. de la Acad. Nac. de Cieñe., t. V, pág. 300, 1883. Mylodon (?) AMBiGuus. Ameghino. Bol. de la Acad. Nac. de Cieñe, t. VIII, pág. 118, i885. Este animal fuéme conocido primeramente por una sola muela aislada, de una forma tan parecida al Grypotherium que la consideré como procedente del mismo género, agre- gando que probablemente era también específicamente idén- — 183 — tica con el G. Dctrivinü de la formación pampeana y que abrigaba dudas sobre la remota antigüedad de dicha pieza. (Bol. etc., t. Y, pág. 300). Poco tiempo después recibía del Señor Scalabriini parte de la mandíbula inferior sin dientes de un animal parecido al Mylodon pero con algunos caracteres diferenciales que no me permitían colocarlo con seguridad en el mismo gé- nero, haciéndolo solo provisoriamente, describieudo la pieza con el nombre de Mylodon ? amhiguus. (Bol. etc., t. YIIT, pág. 118). Comparando ahora (lo que no pude hacer antes), aquella muela que tomé en un principio por de Grypotherium con los alvéolos del fragmento de mandíbula mencionada, veo pertenece al mismo animal, muy parecido realmente á Grypotherium, pero muy parecido también cá Mylodon y á Scelidotherium y sin embargo con un conjunto de ca- racteres diferenciales que no permiten identificarlo con ninguno de los mencionados géneros, como ya lo manifesté en mi última memoria sobre los fósiles del Paraná al des- cribir la rama horizontal del lado izquierdo de la mandíbula inferior. La muela mencionada que tomé en un principio por de Grypotherium es la tercera inferior del lado derecho, de forma muy elíptica como en el género citado, pero implan- tada en la mandíbula en dirección mas transversal al eje longitudinal de la serie dentaria, con un surco perpendi- cular en su cara ántero-iuterna, y una depresión ancha y poco profunda en la cara posterior. La corona tiene 29 mi- límetros de diámetro mayor y 1 8 de diámetro menor, mos- trando el centro de la superficie masticatoria correspon- diente á la vasidentina muy gastado y formando una especie de pozo rodeado por la capa de dentina intermediaria ; la delgada capa de cemento esterno se levanta formando un borde periférico elevado como en la primera muela inferior descrita en mi trabajo precedente. — 184 — Atribuyo al mismo animal otra muela aislada muy pequeña que cousidero la primera superior. Es de forma casi cilin- drica, de 18 milímetros de diámetro mayor y 15 de diá- metro menor, con dos surcos perpendiculares casi opuestos y poco profundos y un poco curva, pareciéndose mucho por lo demás á la muela inferior correspondiente. Tanto la mandíbula antes descrita, como las tres muelas que hasta ahora me son conocidas, presentan caracteres que acercan este animal tanto á Grypotheriura como á Mylo- don, Scelidotheríun, Pseudolestodon y Lestodon, cons- tituyendo así una verdadera forma intermediaria á todos estos géneros de los que parece reunir los principales carac- teres fundamentales. Promylodon, Amegh. Bol. de la Acad. Nac. de Cieñe, t. V, pág. 298, 1883. Caract. gen. Muelas compuestas de cuatro sustancias distintas, cemento, sustancia vitrea, dentina y vasidentina- Promylodon paranensis, amegh. Ob. y pág. arr. citada. Mylodon paranensis, Ameghixo. Bol. etc., t. V, pág. Mi, 1885. De este género, algo parecido á Mylodon pero con una capa interna de sustancia parecida a esmalte aún no comple- tamente modificado en las muelas, puedo examinar la parte superior de una muela con la corona intacta que me ha sido — 185 — facilitada por el señor Lelong. La muela es de sección pris- mática triangular, pero de ángulos redondeados, de 23 mi- límetros de largo, 15 de ancho en la parte mas gruesa formada por la base del triángulo, y solo 7 en la parte mas angosta que forma la cúspide. La corona forma una cavidad déla misma forma que el prisma, bastante profunda, limitada por una cresta periférica elevada formada por la capa de sustancia interna de aspecto vitreo. Toda la superficie es- terna formada por la capa de cemento, está finamente es- triada en sentido perpendicular. Examinando el corte trans- versal, se vé que está compuesta por una capa esterna de cemento amarillo oscuro de un milímetro de espesor, al que sigue una capa mas ó menos del mismo grueso de sus- tancia de color oscuro y aspecto vitreo, que cubre otra capa también del mismo espesor de dentina dura de color blanco amarilloso, que envuelve á su vez la masa interna de vasidentina que representa en menor escala la forma ge- neral de la muela. Pseudolestodon, H. Gerv. y Amegh. Les mamm. foss. de rAmér. Mér., pág. 158, 1880. Caract. gen. Dientes anteriores en forma de caninos, pocos separados de los molares y con la corona cortada en bisel oblicuamente de arriba hacia abajo y de adelante hacia atrás en los superiores, y en sentido contrario en los inferiores. Paladar de forma triangular, angosto atrás y ancho adelante. Piel con numerosos huesecillos desarticulados sim- plemente implantados en el cutis. 18G Pseudolestodon sequalis, Amegh. sp. n. PsEUDOLESTODON sp? Ameghino. Bol. de la Acad. Nac. de Cieñe, t. YIII, pág. 121, 1885. Este edentado, representado por varios dientes aislados, ha tenido casi la misma conformación y la talla de las grandes especies pampeanas. Las piezas que conozco son : Un canino superior, bastante rodado, muy característico por su forma prismático-triaugular, su curva muy pronun- ciada y la corona cortada en bisel. Este diente ha perdido la capa de cemento esterno que se conserva solo en un pe- queño trecho con un espesor de apenas un tercio de milí- metro. El prisma del diente completamente liso, sin ningún surco ni ranura longitudinal, tiene 17 milímetros de diá- metro ántero-posterior y 13 milímetros de diámetro trans- verso, y un largo en línea recta de unos 8 centímetros. La superficie tritoria de la corona cortada en bisel tiene 22 milímetros de largo y 13 milímetros de ancho. Dos ejemplares de la segunda muela inferior. Tienen un surco anterior y otro posterior que limitan una especie de apéndice ó columna perpendicular hacia el lado posterior interno. La corona tiene 24 milímetros de largo y 12 de ancho. Los dos ejemplares están rotos en la base, de modo que no se puede determinar su largo. Una tercera muela inferior, de forma rectangular y de tamaño relativamente considerable. La corona un poco es- cavada en el centro, tiene 23 milímetros de largo y 17 milí- metros de ancho. En cada una de las cuatro caras perpen- diculares, hay un surco longitudinal de fondo cóncavo, dos de ellos bastante profundos, y los otros dos poco marcados. La parte existente tiene 55 milímetros de largo, estando rota en donde empezaba la cavidad basal faltándole por consiguiente tres ó cuatro centímetros en la base. — 187 — Tres muelas que parecen corresponder á la tercera supe- rior, pero de forma uu poco diferente de las de Mylodon y Pseudolestodon. Son de forma elíptico-prismática, con un surco poco marcado en el lado mas ancho, y dos un poco mas profundos en el lado mas angosto, levantándose entre ellos una fuerte columna perpendicular de superficie con- vexa. La corona, un poco escavada en el centro, tiene 22 á 24 milímetros de largo por 15 á 17 de ancho. La mas entera tiene 64 milímetros de largo, pero está también un poco rota en la base. Una muela que parece corresponder á la cuarta superior, de forma prismático-triangular, con dos surcos longitudi- nales entre los que se levanta igualmente una columna per- pendicular convexa y elevada. La corona, bastante gastada en el centro, tiene 25 milímetros de largo, 15 de ancho en la parte mas gruesa, y 9 milímetros en la opuesta mas del- gada. Una muela bilobada, que parece corresponder á la última superior. Presenta dos grandes depresiones perpendiculares opuestas, y una corona de 25 milímetros de largo, 7 á 8 milímetros de ancho en el centro de los lóbulos, y solo 3 milímetros de espesor en la parte mediana que une sus dos partes. Hay además varios otros dientes parecidos, unos mas chicos, otros mas grandes, y con algunas pequeñas modi- ficaciones de forma, que indican probablemente especies distintas, pero que no me es dado determinar con piezas aisladas que presentan tantas variaciones de forma. Hago estensiva esta reserva hasta á las mismas piezas que he enumerado, pues es posible que ellas también procedan de mas de una especie, pero repetiré, como justificación, lo que ya he repetido otras veces, que prefiero caer en el error de reunir restos de varias especies en una, mas bien que en el error contrario de fundar distintas especies sobre restos procedentes de una sola. 188 — GRAVIGRA.DA RODIMORPHA Lestodon, Gervais Recherches sur les mamm. foss. del'Amér. Mér., pág. 47, 1855. Caract. gen. Paladar muy ancho en la parte anterior. Primer diente de cada inandibula colocado en la parte anterior en forma de canino, y tallado en bisel. Segunda á quinta 7nuela superior elípticas, la última muy pequeña. Segunda y tercera in- ferior elípticas. Últiina inferior muy grayide y bilobada. Liestodon antiquus, Amegh. Bol. de la Acad. Nac. de Cien., t. VIII, pág. 122, 1885. Fundé la especie sobre la parte sinfisaria sin dientes de la mandíbula inferior, y algunas muelas fragmentadas. Ahora puedo examinar del mismo animal tres molares y un canini- forme que confirman completamente su existencia. una de las muelas tiene una sección transversal de solo 18 milímetros de diámetro mayor y 12 milímetros de diá- metro menor, pero falta por completo la capa de cemento esterno muy gruesa en las muelas de este género, que debía dar al diente un tamaño casi doble. La capa de dentina dura tiene un espesor de 2 á 3 milímetros y la masa de vasi- dentina interna muy gastada en la corona donde forma una especie de pozo tiene 13 milímetros de diámetro mayor y 6 á 7 milímetros de ancho. La muela está quebrada, existiendo — 189 — solo la parte superior en un largo de 40 milímetros, de modo que no se puede apreciar su largo cuando entera. La segunda muela es de figura mas circular, de 17 milíme- tros de largo y 14 de ancho en la corona en donde la vasi- dentina también se presenta sumaaiente gastada íormando un pozo bastante hondo. Las dimensiones de este ejemplar son también sin tomar en cuenta la capa de cemento estenio aquí igualmente desaparecida, pero que se conserva en un pequeño trecho con un espesor de 2 á 3 milímetros, demostrando que la muela intacta con su capa de cemento esterno debia tener un tamaño doble del que presenta actual- mente. La parte existente tiene 66 milímetros de largo y como la cavidad basal es todavía bastante pequeña se puede eva- luar el larsro de la muela entera en unos 90 milímetros. El tercer ejemplar, es algo mas grande en la base que en la corona, probablemente por ser de un individuo bastante joven. Sin embargo la vasidentina de la corona se presenta igualmente profundamente gastada. La sección de la muela en su parte superior tiene 16 milímetros de largo por U de ancho, pero falta también la capa de cemento que ha des- aparecido quedando solo vestigios de ella en un pequeño trecho de la base. También este ejemplar está roto en la parte inferior, quedando solo un trozo de 55 milímetros de largo, en cuya base se ve ya la cavidad pulpal bastante grande, de modo que el largo total no ha debido pasar de 75 milímetros. La muela presenta una curva lateral bas- tante acentuada, lo que puede hacer creer que procede de la ■ mandíbula superior. Todas estas muelas, aún tomando en consideración la capa de cemento esterno que debia rodearlas, son de tamaño bas- tante menor que las de las grandes especies pampeanas, L. armatus (P. Gerv.) , L. trigonidens (P. Gerv.) y L. Bocagei (Gerv. y Amegh.) indicando así para la antigua especie del Paraná un tamaño bastante mas reducido. El caniniforme superior es la parte que sale fuera del al- — 190 — véolo ú la que le falta la cúspide que está rota. Es de la misma forma prismático-triangular que caracteriza este diente en todas las especies del género, con su parte superior cortada en bisel pero de un tamaño demasiado pequeño en proporción del que presenta el fragmento de mandíbula so- bre que fundé la especie y las distintas muelas aisladas mencionadas. Tiene 17 milímetros de diámetro ántero-pos- terior y 19 milímetros de diámetro transverso, pero como también este diente ha perdido la capa de cemento esterno, su tamaño debió ser algo mayor, aunque no mucho, pues en el canino superior de los lestodontes la capa de cemento es muy delgada. Ni tampoco esta especie hacia escepcion á este respecto como lo demuestran algunos pequeños vesti- gios de la capa de cemento que aún han quedado adheridos en uno que otro punto de la superficie del diente. La es- quina longitudinal esterna anterior parece sin embargo ser mas comprimida que en las otras especies y su parte cortada en bisel mucho mas prolongada, pues la parte existente tiene 42 milímetros de largo hasta la quebradura }' la parte superior desaparecida debia tener por lo menos la mitad de este largo. El ancho de esta cara cortada en bisel es de 16 milímetros. Llama verdaderamente la atención que todos los ejempla- res de muelas aisladas de este animal hayan perdido la capa de cemento esterno. Parece que este no tenia absolutamente la misma naturaleza en todos los géneros. Asi en el Lesto- don debia ser muy vidrioso y quebradizo tanto en las espe- cies antiguas como en las mas modernas, pues también en las muelas aisladas de los lestodontes pampeanos, falta esta capa, ó si existe es muy difícil conservarla adherida al prisma del diente. En el Megatlierium, al contrario, tanto en las especies antiguas como en las modernas, el cemento parece haber sido una sustancia mas compacta y tenaz, menos vi- driosa, pues aunque las muelas estén rodadas, la capa de cemento siempre se conserva intacta ó simplemente gastada por el roce. — 191 — Pliomorphus, Amegh. Bol. de la Acad. Nac. de Cieñe, t. VIII, pág. 126, 1885. Carac. gen. Diente anterior de la mandíbula supe- rior implantado en la parte ántero-externa de la mandíbula, de sección prismático-triangular y co- rona plana (?). Segundo diente superior separado del anterior por una larga barra de sección pris- mático-cuadranguíar con dos crestas transversales en la corona separadas por un surco profundo. Dientes compuestos de una capa externa delgada de cemento y una masa interna homogénea de dentina ó vasidentina, Pliomorphus inutilatus, Amegh. Obra y pág. arriba citada. No \ienen en la colección nuevos restos de este animal pero un nuevo examen de las piezas anteriores me ha pare- cido indicarme que los dientes de este género son de una composición aún mas simple que la de las muelas de la ge- neralidad de los edentados, pues examinados con un fuerte lente no se vé mas que una delgadísima capa esterna de ce- mento que rodea una masa interna de dentina al parecer homogénea, no distinguiéndose en ella capas distintas. No se pueden practicar cortes de los dientes sin deteriorar la pieza, pero si existe una capa intermediaria de dentina mas dura, esta debe ser apenas apreciable ó de textura poco dis- tinta de la masa interna. — 192 — LORICATA LORICATA GLYPTODONTIA Hoplophorus, Lund. Mem. de la Acad. Real de Copenhague., el. phy., t. VIII, pág. 70, 1839? Caract. gen. Talla relativamente pequeña. Coraza del- gada compuesta de ¡otacas con una gran figura central y un número á menudo considerable de figuras periféricas, reemplazadas estas en algunas especies por radios que parten de la figura central hacia la periferia. Superficie de las placas mas lisa que en Glyptodon. Cola compuesta de varios ani- llos movibles terminando con un tubo cónico cilin- drico poco comprimido. Frente convexa. Húmero con agujero epitrocleano. Cuatro dedos en cada pié. Hoplophorus paranensis, Amegh. Bol. de la Acad. Nac. de Cieñe, t. V, pág. 115, 1883. Fundé la especie sobre un trozo de coraza de la parle céntrica de esta, bastante envuelto en arenisca dura que cu- bría en parte la escultura esterna, pudiendo con todo aperci- birme que se trataba de una especie distinta de las pampea- — 193 — ñas, caracterizada sobre todo por el tamaño relativamente mas considerable de la figura central de cada placa, por el tamaño mas pequeño de las figuras periféricas, y por el nú- mero considerable de estas, superior al del mismo Hoplo- phorus perfectus (Gerv. y Amegh.) del pampeano. Entre los nuevos restos de Hoplophorus reunidos en el museo del Paraná, hay un trozo de uno de los lados laterales de la coraza, y una placa suelta del centro, que pertenecen á esta especie y confirman los caracteres primeramente obser- vados sobre el fragmento mencionado. El trozo de coraza, procede de cerca de la orilla; está formado por nueve placas dispuestas en dos filas, una de cinco y otra de cuatro. Desgraciadamente el trozo está en- vuelto en arenisca dura que tapa en parte la escultura esterna, rellenando todos los huecos, ocultando así á la vista una parte de los surcos, y todos los agujeros que se encuentran en el fondo de estos. Las placas son bastante parecidas á las correspondientes del H. ornatus, de forma rectangular, con corta diferencia de 27 milímetros de largo, 20 de ancho y 10 á 12 de espesor cada una de ellas. La cara esterna de cada placa está ocupa- da por una gran figura central de forma eliptico-circular, de unos 18 á 20 milímetros de diámetro, de superficie plana y lijeramente punteada, rodeada por un surco angosto y bas- tante hondo, que conjuntamente con la figura central ocupa en el medio todo el ancho déla placa, de modo que solo se presentan figuras ó arealitas periféricas en las estremidades anterior y posterior, en número de tresá cuatro encada una. Estas figuras periféricas son siempre bastante mas grandes en una estremidad que en la otra, separadas por surcos an- gostos y bastante bajos. La superficie de las figuras peri- féricas es igualmente poco rugosa y casi lisa. La placa aislada, reconócese por la textura del hueso pro- cede de un individuo adulto ; es del centro de la coraza, perfectamente intacta y libre de toda incrustación, de ma- T. IX 13 — 194 — . ñera que permite determinar con toda exactitud sus carac- teres específicos, confirmando exactamente mis primeras observaciones hedías sobre el fragmento cubierto de incrus- taciones. Esta placa es de forma exagonal, con un diámetro mayor de 36 milímetros, 30 milímetrosde diámetro tranverso y 10 milímetro de grueso. El centro de la cara esterna es- tá ocupado por una gran figura circular, un poco elíptica, de 21 milímetros de diámetro, casi plana y lisa, con un conside- rable número de pequeños agujeritos, que no forman aspe- rosidades en la superficie. Al rededor de esta figura central, hay catorce figuras mas pequeñas, mas ó menos de la misma forma y tamaño, bien delimitadas é igualmente de superficie plana y no rugosa. Estas arealitas periféricas están separadas de la gran figura central por un surco bastante ancho pero poco profundo, del que salen surcos radiales que se dirigen á la periferia separando unas de otras las figuras periféricas. En el punto de partida de cada surco radial del surco cen- tral, hay un agujero circular, no muy grande pero profundo que se pierde en el interior de la placa, de modo que hay en el surco central que rodea la gran figura interna, catorce de estos agujeritos, todos con la misma colocación indicada. Palíehoplophorus, Amegh. Bol. de la Acad. Nac. de Cieñe, t. VIII, pág. 129. Carac. gen. Placas con una figura central de tamaño considerable rodeada de otras mas pequeñas y de agujeros grandes y profundos. Cola con un tubo terminal compuesto de grandes placas ovaladas, rodeada cada una de una línea periférica de gran- des perforaciones ó agujeros^ y de arealitas pe- queñas en forma de tubérculos. — 195 Palsehoplophorus Scalabrini, Amegh. Bol. de la Acad. Nac. de Cieñe, t. V, pág. 301 , 1883; id., t. VIII, pág. 129, 1885. De esta especie vienen algunas nuevas placas que por des- gracia, aunque interesantes, no bastan aún para darnos una idea de la configuración de la coraza en sus distintas partes, que debia ser bastante diferente de la de Hoplophorus. Las nuevas piezas que tengo á mi disposición son: Una placa marginal de uno de los anillos, de unos cuarenta milí- metros de largo y bastante gruesa. El cuerpo de la placa está ocupado por una figura grande y única bien delimitada por un surco angosto y profundo en sus lados anterior y laterales en forma de semi-círculo, en el fondo del cual hay varios agujeros grandes v profundos. Adelante de esta ranu- ra, formando igualmente semi-circulo existen tres arealitas mas pequeñas, separadas también por ranuras profundas en cuyo fondo se ven igualmente grandes cavidades circulares en forma de agujeros. Mas adelante se presenta una zona ó faja estrecha de unos 8 milímetros de ancho, de superficie irregular, con grandes rugosidades ó aristas que separan cavidades anchas, profundas y de fondo cóncavo, siguiendo todavía mas adelántela parte lisa en declive y en forma de tecla con su borde libre muv delgado. Atribuyo á la misma especie una placa incompleta de for- ma rectangular, de tomaño bastante notable ; tiene 22 milí- metros de ancho, solo 8 á 9 de espesor, y entera debía al- canzar uno 45 milímetros de largo. La cara interna es muy ligeramente convexa. La externa, al contrario, bastante de- primida, muestra en el centro una figura elíptico-circular de unos 18 á 20 milímetros de diámetro, de superficie casi lisa, rodeada por una especie de surco ó depresión ancha pero poco profunda, en cuyo fondo se ven varios agujeros que — 196 — penetran en el interior de la placa, existiendo solo dos ó tres arealitas periféricas en sus estremidades anterior y pos- terior. Hay en fin otra placa suelta, entera, igualmente bas- tante grande que atribuyo al mismo género. Es una placa de los lados laterales déla coraza, no muy lejos de la orilla, de forma rectangular, de 43 milímetros de largo, 30 milímetros de ancho y 10 á 12 milímetros de grueso. El centro de la placa, está ocupado por una figura circuJar un poco convexa y poco áspera de cerca de 20 milímetros de diámetro, á cuyo alrededor se ven unas quince figuritas periféricas muy pe- queñas, casi en forma de pequeños tubérculos, separados de la figura central por un surco bajo y angosto, en cuyo fondo se ven, de distancia en distancia, agujeros circulares y pro- fundos que penetran en el interior de la placa. Esta figura central y la fila de figuras ó tubérculos mas pequeños, ocupan todo el ancho de la placa, mas no todo el largo, de manera que el espacio que dejan libre en ambas estremidades ante- rior y posterior, está ocupado por unas tres ó cuatro figuritas bastante mas grandes que las que rodean inmediatamente la figura central, separadas entre sí y de las precedentes por surcos igualmente angostos y poco hondos, en cuyo fondo se ven también en uno que otro punto agujeros que penetran en el interior de la placa. La superficie de estas figuras periféricas, tanto de la primera como de la segunda lila. es bastante áspera y rugosa. La talla del Palsehoj^lophorus Scalabrini, tal como puede deducirse de los pocos restos hasta ahora conocidos, parece fué casi el doble que la del Hoplophorus ornatus del pampeano. Además de los restos mencionados de Hoplophorus y Palsehoplopliorus, sobre cuya determinación no abrigo dudas, hay también varias otras placas sueltas, cuyos carac- teres no concuerdan con ninguno de los restos mencionados. Unas se acercan á las placas de H. radiatus (Bravard) del pampeano, otras presentan mayor parecido con el Hoiolo- — 197 — phorus ornatus (Ow.), otras por fin parecen presentar ca- racteres intermediarios entre las placas de los Hoplophorus y las de los verdaderos Glyptodon. No dudo procedan de animales distintos de los ya mencionados, pero no rae es dado caracterizarlos sobre tan escasos restos, y me parece pruden- te esperar que nuevos materiales permitan conocer mejor sus caracteres para poder clasificarlos con verdadera segu- ridad. Comaphoriis, Amegh. gen. n. Caract, gen. Placas rectangitlares, sin dibujo ni es- culturas esternas, pero con un considerable nú- mero de agujeros grandes y colocados al rededor y al pié de una elevación central de la placa. Los ajugeros penetran en la coraba sin atravesarla por completo perdiéndose en la masa esponjosa. Comapliorus concisus, Amegh. sp. n. Fundo este género y la especie sobre una placa de la cora- za de una forma muy particular, completamente distinta de las que forman las corazas de todos los otros géneros que hasta ahora me son conocidos . Es esta una placa rectangular, de 40 milímetros de largo, 27 milímetros de ancho, y 13 milímetros de espesor. La cara interna, algo cóncava y lisa, muestra varios agujeros repartidos sin orden alguno, unos de 2 á 4 milímetros de diámetro y otros muchísimo mas pe- queños. En la cara esterna no presenta dibujos ni escultu- ras, acercándose por este carácter á los géneros Euryurus (Grev. y Amegh.), Plaxhaplous (Amegh.) y Doedicurus (BüRM.), pero se distingue de todos ellos por su parte cen- tral que se levanta formando una especie de ampolla ó ele- — 198 — \acion de varios milímetros de alto y de superficie convexa. Esta cara esterna muestra una veintena de perforaciones, unas de diámetro considerable y otras mas pequeñas que penetran en la placa dirigiéndose hacia el centro de esta. Por el cre- cido número de estos agujeros se parece á Plaxhaplous, pero se diferencia de este porque los agujeros están co- locados simétricamente hacia el centro, no existiendo en Plaxliaplous la elevación central que muestra la placa de Coniaphorus. Por el tamaño y profundidad de las perfora- ciones se parece á Doedicurus , pero en las placas de este los agujeros solo son en número de tres ó cuatro como regla general, ó cinco ó seis á lo sumo, mientras que en la placa en cuestión son en número de veinte. Ademas en el Doedi- curus los agujeros perforan completamente la coraza, mien- tras que en Comaphorus se pierden en la masa esponjosa interna de la placa. Un cierto número de estos agujeros, están colocados en el Coinaphorus encima mismo de la ele- vación central y los demás en la base de e^sta simétricamente al rededor. Estas particularidades no dejan duda de que el Comaphorus es un género particular, distinto de los cono- cidos, que entra en la misma división que las formas pam- peanas Doedicuros y Plaxhaplous. Otra particularidad de esta placa es la de presentar indicios evidentes como distin- tos otros loricatos del Paraná, de estar formada por dos partes primitivamente distintas, como si fueran dos placas que se hubiesen unido y que sobre su línea de contacto se hubiera formado la elevación mencionada. La traza de esta antigua división en dos se observa en la cara esterna en for- ma de una pequeña ranura transversal, interrumpida á tre- chos, últimos vestigios de una antigua sutura, y en la cara interna por una elevación transversal, especie de costura for- mada por la osificación y anquílosis sobre esa linea de las dos placas primitivamente distintas. Esta pieza la he recogido personalmente en un pequeño arroyo de las inmediaciones de la ciudad del Paraná, con- — 199 — juntamente con restos de Chlaiiujdotherium, Promega- therium, tortugas, cocodrilos, etc. Eurvurus, Gerv. y Amegh. Les mamm. foss. de l'Amér. Mér., pág. 18i, 1880. Caract. gen. Coraza gruesa, compuesta de placas sin ningún adorno en la superficie^ aunque rugosas. — Cola compuesta de varios anillos movibles, á los que sigue un tubo largo, comprimido y terminando en punía. Las piezas que forman este tubo están apenas unidas entre sí. Euryurus interundatus, Amegh. Bol. de la Acad. Nac. de Cieñe, t. VIII, pág. '132, 1885. Observando nuevamente la placa sobre que fundé esta especie, me he apercibido que también ella muestra en la cara interna la particularidad de una hendidura transver- sal que la divide en dos partes casi iguales, últimos vesti- gios de una sutura que dividió en un tiempo la placa en dos, de manera que parece que las placas pentagonales ó rectan- gulares de los glyptodontes son el resultado de la unión de dos placas, en otros tiempo^^ en antiguos antecesores sepa- radas durante toda la vida. Protoglyptodon, Amegh. Bol de la Acad. Nac. de Cieñe, t. VIH, pág. 133, 1885. Caract. gen. Placas con dibujos externos rudimenta- rios y rugosos, formados por arealitas pequeñas — 200 — dispuestas por grupos al rededor de otras apenas un poco mas grandes, con surcos rudimentarios y grandes agujeros al rededor de las arealitas centra- les. De distancia en distancia arealitas ó figuras centrales de gran diámetro rodeadas igualmente de arealitas periféricas pequeñas y rugosas, y agu- jeros anchos y profundos. Protog'lyptodon primiformis, Amegh. Obra y página arriba citada. Este auimal tan particular y verdaderamente anormal comparados sus caracteres con los del género correspon- diente Glyptodon, si no se hubiera conocido de él mas que el fragmento que rae sirvió de base para la determina- ción del géuero y de la especie, hubiérase podido creer que se trataba de alguna anomalía ó de algún individuo del gé- nero Glyj'jtodon cu.\ a. coraza hubiera estado enferma. Afor- tunadamente, el Profesor ScALABiaM ha recogido otros tres fragmentos, que siquiera sean pequeños, como ellos proce- den de individuos y de puntos distintos, dan la seguridad de que las particularidades observadas sobre el fragmento ori- ginal son normales y representan realmente los caracteres genéricos del precursor del Glyptodon. Comparando ahora estos tres pequeños fragmentos con el trozo anterior, se pueden establecer con bastante exactitud los caracteres generales de los dibujos estemos de la coraza de este género. Dada la irregularidad en la distribución de las distintas clases de arealitas ó figuras esternas que adornan la coraza, lo primero que salta á la vista es que no hay relación alguna entre la escultura esterna y la división por placas, pues hay trechos considerables ocupados tan solo por figuras peque- ñas y otros en que predominan las grandes. - 201 — La parte principal de la escultura esterna, está formada por pequeñas figuras ó verruguitas parecidas á las que ador- nan las placas del género Panoclitus, pero mas rugosas é irregulares, y dispuestas por grupos de á siete ú ocho figu- ras cada uno. Cada grupo está formado por una figura ó ver- ruguita central algo mas grande, de 7 á 8 milímetros de diá- metro, á cuyo alrededor están colocadas las otras seis ó siete mas pequeñas, de solo dos á cuatro milímetros de diámetro. Esta figura central está separada de las periféricas por un surco poco aparente y de fondo desigual, presentando el mismo carácter los surcos que separan entre sí las figuras periféricas. Alrededor de cada una de las figuras centrales se encuentran cuatro ó seis agujeros anchos de dos á cuatro milímetros, y profundos, unas veces distantes unos de otros, y otras veces al lado, separados solo por aristas delgadas y elevadas que unen la figura central á la periférica. Cada uno de estos grupos ocupa un espacio circular mas ó menos de dos centímetros de diámetro. Estos grupos de figuras ó verruguitas pequeñas se reúnen á su vez en número de siete ú ocho para formar otros gru- pos principales, colocados alrededor de una figura mucho mas grande, de unos dos centímetros de diámetro, muy pa- recida á la figura central de las placas del Glyptodon. Esi:a figura central mas grande, es también de superficie rugosa, y está rodeada por 12 á 15 figuras mas pequeñas parecidas á las ya descritas y por un considerable número de agujeros. Este es el carácter general de la escultura esterna, pero no es como ya lo dije antes, completamente uniforme, va- riando mas bien de un punto á otro, presentándose bajo una forma ya mas regular, ya mas irregular, confundiéndose las verrugas unas á otras no formando mas que una superfi- cie rugosa atravesada por aristas y acribillada de agujeros, ó bien levantándose aisladas en forma de tubérculos. 3Ie parece inútil entrar en la descripción detallada de la escultura de cada uno de los fragmentos, pues la descrip- — 202 — cion general que acabo de dar basta. Uno de ellos tiene la cara interna intacta, de modo que permite medir el espesor de la placa que es de 20 á 25 milímetros lo que demuestra que el animal alcanzaba un tamaño considerable. Estos nuevos fragmentos, al permitirme hacerme una idea de la escultura esterna de la coraza, me han permitido reco- nocer también que el grueso trozo de coraza mencionado en mi trabajo anterior {Bol.,t. VIII, pág. 135 y 136) sin de- terminar la especie a que pertenecía, procede del Proto- glyptodon primiformis. Las placas que forman este trozo tienen unos 50 milímetros de largo, 40 milímetros de ancho y Í5 á 20 de espesor, estando tan íntimamente unidas que no se apercibe su separación en la cara esterna, pero en la interna no solo están perfectamente indicadas las suturas que dividen las placas entre sí, sino que las mismas placas presentan como en el Euryurus, Pa.l£ehoplophorus y Co- msíphoriis una hendidura transversal mas ó menos apa- rente, últimos vestigios de las placas antes separadas y probablemente de formas muy distintas, que se unieron luego de á dos para formar las grandes placas pentagonales y rec- tangulares de los diferentes géneros de glyptodontes mio- cenos y pliocenos ó pampeanos. Creo también que pertenece igualmente á este animal la placa aislada mencionada en el mismo trabajo (pág. 136) como de un Glyptodon indeterminado, correspondiendo probablemente á uno de los bordes de la coraza. LORICATA MESODONTIA Clilamydotherium, Lujvd Caract. gen. Taüa comparable al Glyptodon. — Coraza delgada compuesta de grandes placas pentagonales — 203 — y exagonales, con fajas movibles compuestas ele grandes placas rectangulares.— Rama ascendente de la m.andíbula infeiñor con un ángulo m.ayor de 90 grados. — Nueve m.uelasen cada lado de la man- díbula inferior.— Muelas de sección transversal elíptica. — Ultima muela inferior muy pequeña.— Húmero con agujero epitrocleano. Chlaniydotherium jjaranense, Amegh. Bol. de la Acad. Nac. de Cieñe, t. V, pág. 1U y 300, 1883; id. t. VIII, pág. 137, 1883. Las placas de la coraza del Chlamydotheriumáel Paraná ofrecen diferencias notables comparadas con las correspon- dientes del C. typus (^ámegh.) de la formación pampeana, que no hice bien resaltar en mis trabajos anteriores á causa del pequeño número de piezas de que disponía. Estas di- ferencias en su carácter general son : un tamaño algo mas pequeño, el espesor de las placas relativamente menor y la figura central de cada una de ellas de forma distinta y mejor delimitadas en el C. paranense que en el C. tyjnis. Estas placas sueltas pueden dividirse en tres categorías : unas pentagonales ó exagonales que formaban parte de las secciones fijas de la coraza; otras rectangulares, no muy lar- gas que debían formar parte de las secciones de la coraza inmediatas á los anillos movibles, y otras rectangulares muy largas con su parte anterior en forma de tecla que consti- tuían las fajas movibles. De las primeras ó pentagonales conozco dos nuevos ejemplares : uno muy pequeño, de 24 milímetros de largo, 21 milímetros de ancho y 6 milímetros de espesor. Tiene la cara interna cóncava, y la esterna con una figura central, de forma circular, limitada por una depresión algo profunda — 204 — que á su vez está limitada por el borde periférico de la placa mas elevado en forma de cordón. La segunda placa, de tamaño mucho mayor, tiene unos 33 milímetros de largo y 7 de espesor. La cara interna es cóncava y la esterna muestra igualmente en su superficie una figura circular limitada por cuatro de sus lados por una. depresión ancha y profunda limitada á su vez por un rebor- de periférico ancho y elevado. Estas placas difieren de las correspondientes del C. typus, por esta figura central, la depresión que la rodea y el surco que la limita, pues en la especie pampeana la figura central de superficie lisa es poco aparente á causa del surco que la rodea apenas indicado. De las placas rectangulares fijas conozco cuatro ejempla- res. Dos de ellos muy pequeños, y otros dos bastante mas grandes. El ejemplar mas pequeño, tiene 26 milímetros de largo y 20 milímetros de ancho. El segundo un poco mas grande tiene 28 milímetros de largo y 22 milímetros de ancho. Estos dos ejemplares son algo cóncavos en su cara interna, pre- sentando en la esterna una figura central larga y angosta, de superficie convexa, limitada en su dos lados laterales por dos depresiones anchas y profundas. La tercera placa mas grande tiene 34 milímetros de largo por 26 milímetros de an- cho; es igualmente cóncava en su cara interna, y con una figura central en la esterna, angosta y elevada, limitada también por dos surcos anchos y profundos. La figura cen- tral tiene 20 milímetros de largo y 6 milímetros de ancho, y los surcos que la rodean mas ó menos el mismo largo y an- cho. La cuarta placa es proporcionalmente mas ancha, pues tiene 37 milímetros de largo y 29 de ancho. La figura larga central es también mas ancha, y los surcos que la rodean relativamente mas hondos y angostos. Estas placas difieren de las correspondientes del C. typus de la formación pam- peana, por presentar las de esta última especie la cara ester- na casi lisa y plana sin la figura central longitudinal que — 205 - caracteriza las de la especie antigua, figura que está reempla- zada por otra mas ancha que ocupa casi toda la superficie de la placa y limitada por una depresión periférica apenas aparente. De las placas movibles, el ejemplar mas pequeño es in- completo, faltándole la prolongación en forma de tecla. La parte existente que comprende todo el cuerpo de la placa tiene 34 milímetros de largo, solo 16 milímetros de ancho y apenas 5 de espesor. La cara esterna presenta como en las placas precedentes una elevación longitudinal convexa mas elevada en el centro que en las estremidades, limitada por dos depresiones angostas y profundas rodeadas á su vez por dos cordones laterales elevados. La segunda placa de los anillos movibles, mucho mas grande é intacta tiene 55 milímetros de largo, 28 milímetros de ancho y 6 milímetros de espesor. La cara interna es muy cóncava y la esterna con una figura longitudinal larga, an- cha y convexa rodeada por dos depresiones laterales bastante profundas . Comparadas estas últimas placas con las de igual forma del C. typus (Amegh.) de la formación pampeana, difieren tam- bién como las precedentes por la presencia de estas figuras centrales dispuestas en sentido longitudinal, largas, conve- xas y separadas por surcos profundos, pues las mismas placas del C. typus presentan la cara esterna deprimida, casi pla- na, con una figura rectangular apenas marcada que ocupa casi todo el cuerpo de la placa, limitada por depresiones ape- nas aparentes. De modo que las figuras centrales de forma circular en las placas pentagonales, y de forma alargada y estrecha en las rectangulares, delimitadas unas y otras por surcos bieu marcados, es el distintivo característico de la especie del Paraná, que sirve para distinguirla no solo del C. typus de la formación pampeana de Buenos Aires, sino también del C. Humholdtii (Lünd.) de las cavernas del Bra- sil, cuya coraza presenta placas de superficie esterna casi absolutamente iguales á la especie pampeana de aquí. — 206 - Del esqueleto no conozco ninguna otra pieza, pero puedo agregar algunas observaciones importantes á la descripción dada precedentemente de la [)arte posterior de la mandíbula inferior, relativas ala dentadura. Así, bien que sea fácil ha- cerse una idea de la forma general de las muelas por la descripción general que de ellas he hecho, no está demás recordar qu3, á causa de la conformación mencionada en mi trabajo anterior, resulta que la corona de las muelas es bastante mas angosta en el centro que en sus estremidades anterior y posterior. Estas muelas en proporción del tama- ño sobresalen fuera de los alvéolos mucho mas que las de los glyptodontes en los que apenas sobresalen tres ó cuatro milímetros. La corona de cada una de las muelas, mas gastada en el centro que en la periferia, muestra una hendidura en su parte media dirijida de adelante hacia atrás como último Yestigio en la parte superior de la prolongación hacia arriba de la cavidad de la base, pero en ciertos ejemplares aislados la cavidad está ocupada por un depósito de dentina mas du- ra que sobresale en el fondo gastado del centro de la corona, en forma de lámina elevada, dirijida longitudinalmente, pe- ro sin que ninguna de sus dos estremidades toque en la periferia de la corona. La última muela inferior que he descrito como mucho mas pequeña que las otras, presenta también un modo de implantación particular, desviándose de la línea longitudi- nal, de modo que aunque la corona se encuentre sobre el eje longitudinal de la serie dentaria, la básese desvia hacia el lado externo saliendo hacia afuera de la línea media lon"i- tudinal varios milímetros. La corona es también un poco dis- tinta de la forma que presenta en las otras muelas siendo algo mas ancha adelante y mas angosta hacia atrás. Á juzgar por este pedazo de mandíbula la talla del C. pa- ranense igualaba apenas la de un pequeño Hoplophorus. 207 — Chlamydofherium? extremum, Amegh, sp. n. La gran diferencia de tamaño que presentan las numerosas placas de coraza de Chlaynydotheriuiín recojidas en los yaci- mientos del Paraná me hicieron sospechar que podrían proceder de mas de una especie, y así lo manifesté en mi trabajo anterior (fíoí. etc., t. VIIÍ, pág. 137). Parece que mis dudas no eran completamente infundadas, pues entre las nuevas piezas del museo del Paraná hay una muela de un gran edentado, tan parecida á las muelas del Chlamydo- theriurtí antes descritas, que estoy dispuesto, á lo menos provisoriamente, á considerarla como procedente del mismo género, pero de una especie de tamaño jigantezco en propor- ción de la precedente. La corona, algo destruida, es mas angosta en el medio que en las estremidades_, y mas ancha en una de las estremidades que en la otra. El enangosta- miento del medio déla corona es producido como en las mue- las del C. paranense antes descrito por un gran surco lon- gitudiual esterno, ancho y profundo, pero las tres columnas y los dos surcos longitudinales internos de las muelas del C paranense son aquí todavía menos aparentes, de modo que la muela presenta una cara interna ancha y casi plana. Estuvo cubierta de una capa de cemento amarillo de un milímetro de e&pesor que ha desaparecido casi por com- pleto, conservándose vestigios en el fondo del surco esterno y en la cara perpendicular anterior. La corona tiene 22 mi- límetros de diámetro ántero-posterior, 9 milímetros de diá- metro transverso en el medio, 14 milímetros en su parte anterior mas ancha, y 1 1 milímetros en la posterior. El largo no se puede determinar, pues solo existe la parte superior, pero debía ser muy considerable, pues el trozo existente tiene unos 4 centímetros de largo y su parte inferior es to- davía maciza, sin vestigios de la cavidad basal. - 208 - La talla de este animal, á juzgar por el tamaño de esta muela, debia ser comparable al de las grandes especies del género Panochtus (Burm.). LORICATA HAPLODONTIA Proeuphractus, Amegh. sp. n. Carat. gen. — Talla comparable á la de Eutatus. — Placas de los anillos movibles con tres figuras lon- gitudinales y paralelas en el cuerpo, regulares y en forma de columnas, separadas por dos surcos longitudinales paralelos, sin agujeros en el fondo, pero con agujeros profundos sobre los bordes lon- gitudinales.— Placas de la sección fija con figura central muy elevada, figuras periféricas bien des- tacadas, convexas y con agujeros en los bordes laterales. Prceupliractus liinpidus, Amegh. sp. n. Hasta ahora no se habia encontrado en los terrenos tercia- rios antiguos del Paraná, ningún resto de verdadero arma- dillo, hecho que no dejaba de preocuparme, pues según mis vistas filogénicas los armadillos constituyen un tipo de evo- lución menos avanzado, es decir, mas primitivo que el de los glyptodontes y mesodoutes, y de consiguiente deben ha- berlos precedido en su aparición. Pero como la duración de la vida de una forma animal es continua desde el primer momento de su aparición hasta su desaparición que es definitiva, resultaba que existiendo en — 209 — los terrenos antiguos del Paraná glyptodontes que tienen que haber tomado origen en un tipo inferior parecido á los armadillos y existiendo aún estos en la actualidad, forzosa- mente deben también haber existido conjuntamente con los glyptodontes del Paraná. Basado en estos principios inva- riables pude decir en mi último trabajo, que si aún no se hablan encontrado sus restos fósiles en esos yacimientos, se encoutraríau * y pocos meses han bastado para confirmar mi deducción cumpliéndose la previsión científica; ya se han hallado restos de armadillos en los yacimientos del Paraná. Conozco dos placas, una de la sección fija, y otra de los anillos, de un animal bastante cercano al género Euphrac- tus actual, pero de un tamaño mucho mayor y con algunos caracteres bastante distintos para autorizar su separación como género diferente. La placa de la sección fija, es de figura general rectan- gular, aunque en su parte anterior el borde forma dos caras distintas que hacen de la placa un pentágono irregular, y muestra en su superficie esterna una figura principal ro- deada de \arias menores que ocupan toda la superficie de la placa, como sucede con las placas correspondientes de los Eaphractus, pero no tiene agujeritos en el fondo de los surcos que dividen las figuras, existiendo estos al contrario, sobre los dos bordes laterales de la placa. La figura prin- cipal parte de los dos tercios anteriores de la placa y se es- tieade hasta su parte posterior, en forma de carena muy elevada de casi un centímetro de largo. Eodean á esta figura principal, seis mas pequeñas, desiguales en tamaño, las tres mas grandes sobre la parte anterior, dos de las mas pequeñas sobre el borde lateral derecho y la otra sobre el izquierdo, no existiendo ninguna sobre la parte posterior en donde viene á concluir la figura principal con su máximo desarrollo. El surco que aisla la figura principal es ancho ' Bol de laAcad. Nac. de Cieñe, t. VIII. pág. 141, 1885. T. IX 14 — 210 — y profundo, rodeándola solo en sus dos tercios anteriores por tres de sus lados. Los surcos menores que van de este á la periferia son angostos y poco marcados. En los Eu— 'phractus estos surcos radiales son angostos y profundos, y terminan en el punto de unión con el surco central en un agujero que falta en Proeuphractiis. Examinando sin em- bargo el fondo del surco central con un lente se \é que está ocupado por una serie de agujeritos muy pequeños, en nú- mero considerable y colocados en línea, pero tanto por su tamaño diminuto como por su número y colocación no cor- responden seguramente á los agujeritos de las placas de los verdaderos Euphractus. En cambio tiene Prceuphractus agujeros bastante grandes sobre los bordes laterales, aun- que solo en número de tres á cuatro en cada lado. En la parte posterior se ven tres grandes y profundos agujeros destinados á recibir los bulbos de las cerdas, colocados, uno en el medio, y los otros dos, uno en cada ángulo lateral, habiendo entre ellos otros agujeritos muy pequeños y apre- tados unos á otros en serie confína. La cara interna de la placa, ligeramente cóncava, presenta unos 10 á 12 aguje- ritos distribuidos sin orden alguno. La superficie de la placa, es muy lustrosa y lisa particularmente encima de las figuras esternas convexas. Tiene 16 milímetros de largo, 12 de ancho y solo dos de espesor en donde no presenta en- grosamiento debido á las figuras esternas. Esta pieza ha sido recogida por el señor D. Luis LelonCx Theveinot. La placa de la sección movible, debe ser del centro de uno de los anillos, pues presenta la forma rectangular carac- terística de estas placas perfectamente regular, con su parte anterior en forma de tecla, corta, muy gruesa y de superficie lisa, y la parte posterior que forma el cuerpo libre de la placa, mas larga, mas delgada, pero de una conformación esterna bastante distinta de los Euphractus, sin que tam- poco presente analogía decidida con ningún otro de los géneros conocidos de esta familia. En el centro de la placa — 211 — se vé una figura elevada, muy larga y angosta, de superficie convexa muy lisa, perfectamente recta, que parte de la base de ]a parte anterior en forma de tecla y recorre el cuerpo por su parte media longitudinal, en la mayor parte de su largo, terminando varios milímetros antes de llegar al borde pos- terior. Esta columna longitudinal mediana existe también en los Euphvactus pero no es tan regular y llega siempre hasta el borde posterior de la placa. Está limitada por dos surcos longitudinales, bastante profundos y de fondo cón- cavo, uno á la derecha y otro á la izquierda, perfecta- mente rectos, que difieren igualmente de los correspon- dientes del Euphractus por no alcanzar hasta el borde posterior, terminando naturalmente al nivel de la parte pos- terior de la figura longitudinal central. En el fondo de estos surcos no existen agujeros que penetren en el interior de la placa, carácter particular que distingue á ProBuphractus tanto de Euphractus, como de Eutatus y de Propraopus (Amegh) ', En fin, estos dos surcos están limitados ásu vez ^ Este es uno de los géneros pampeanos que determiné hace ya años, y mencioné luego en distintas publicaciones, sin agregar nuevos datos que permitieran reconocerlo, en la creencia de que pronto podria dar de él una descripción detallada acompañada de dibujos, lo que no pude hacer á pesar mió ; y como es posible que aún transcurra algún tiempo sin que pueda describir el animal de un modo completo, me pa- rece conveniente aprovechar la circunstancia de mencionar el género á propósito del armadillo estinguido del Paraná, para dar en esta nota una idea de la conformación particular del Propraopus, gran armadillo, propio de la formación pampeana, particularmente de su parte media, que determiné en 1881 en la corta noticia que transcribo á continuación. « Propraopus granáis. —Género y especie nueva de la familia de los armadillos, fundada sobre varias placas de la coraza, de una forma muy particular. Se parecen á las de la mulita, pero son de un tamaño igual á las de los mas grandes Eutatus. La superficie de las placas se dis- tingue del género Eutatus por su superficie lisa en vez de ser granu- losa y áspera como en aquel género». ( Ameghino. La antigüedad del hombre en el Plata, vol. II, pág. 311, año 1881 ■. Estos datos realmente no eran suficientes para determinar el género — 212 — j)or otras dos columnas ó íiyuras longitudinales que cons- tituyen al mismo tiempo á derecha é izquierda los bordes laterales de la placa ; estas figuras son también como la de modo que se pudiera reconocer con facilidad, pero tampoco disponia entonces de materiales como para dar una idea de la conformación ge- neral del animal, poseyendo solo unas tres ó cuatro placas fragmen- tadas, cuyo examen me decidió á considerarlo como muy parecido al género actual Praopus. Ahora dispongo de numerosas placas procedentes de distintos indi- viduos y pertenecientes á las distintas regiones de la coraza, de modo que puedo precisar con bastante exactitud las afinidades de este cu- rioso género. El examen de los materiales á mi disposición me permi- te establecer de un modo definitivo que el Propraopus tenia con el Praopus actual la misma relación de tamaño y de forma que el estin- guido Eutatus comparado con el actual Euphractus. La lalla del Propraopus granáis era comparable á la del Eutatus Se- guini. Las placas de los anillos movibles de la coraza, largas y angostas, tienen un tamaño comparable á las de los Eutatus poseyendo algunas que tienen 12 á 13 milímetros de ancho y cerca de seis centímetros de largo. Estas placas se parecen á las correspondientes del Praopus por una superficie casi completamente lisa, cuando por el contrario las mismas placas de los anillos movibles de los Eutatus y de los Eii- phractus muestran una superficie áspera y granulada. Las placas de los anillos movibles de los Praopus presentan en su superficie de surcos bastante profundos que parten del borde posterior de la depresión transversal que separa el borde del cuerpo de la placa; estos surcos se acercan en su parte anterior casi hasta tocarse y termi- nan en su parle posterior en los dos ángulos posteriores del rectángulo que forma cada placa. El espacio comprendido entre estos dos surcos representa la figura de un triángulo cuya base la forma el borde poste- rior de la placa, y la cúspide termina en la parte anterior del cuerpo de la misma. A los dos lados laterales de esta figura y de los surcos que la limitan, se vé la figura de otros dos triángulos, pero invertidos, la base hacia la parte anterior y la cúspide la forman los dos ángulos pos- teriores de las placas. Iguales surcos é iguales figuras triangulares muestran las placas movibles del género Propraopus, lo que á mi modo de ver no deja duda sobre la estrecha afinidad que existe entre el género actual y el estin- guido, pues los Eutatus y los Euphractus muestran una disposición — 213 — figura central, bastante elevadas, de superficie convexa, y continuadas sin interrupción de uno á otro estremo, dife- renciándose así mucho de las columnas ó figuras, lougitu- corapletamentc distinta. En los Eutatus en el cuerpo de cada placa de los anillos movibles existe una figura central larga y angosta que vá de adelante hacia atrás, rodeada en sus lados laterales, en el posterior y aún á veces en el anterior de otras figuras de forma mas ó menos poli- gonal. Los Euphractus, sus mas próximos representantes actuales, presentan la misma disposición, con la diferencia de que la figura cen- tral no se halla rodeada de figuras secundarias ni en la parte posterior ni en la anterior. Los surcos que separan las figuras de las placas de los anillos movi- bles de los Eutatus y de los Euphractíis son depresiones anchas, poco profundas y de superficie igualmente granulada, mientras los surcos que muestran las placas del Praopus y Propraopus son angostos y pro- fundos. En el fondo de estos surcos se ven algunos agujeritos que fal- tan en los Eutatus, y cuando existen en los Euphractus están en relación con los surcos transversales que dividen las figuras poligona- les de la superficie de las placas. En el Eutatus punctatus se ven de dos á cuatro agujeros profundos en cada placa pero estos se hallan siempre agrupados en la parte anterior del cuerpo de ella, teniendo cuando existen, igual colocación en las placas délas otras especies, pero en el Propraopus y Praopus ocupan mas ó menos la parte media del largo del cuerpo de la placa, siendo mas numerosos en Praopus que en Proprapus. Los Eutatus y los Euphractus presentan en el borde posterior de las placas de los anillos movibles una serie de aberturas rectangulares, grandes, profundas y apretadas unas á otras, en las que se implantan los bulbos de fuertes pelos. Las mismas placas de Praopus y Proprao- piis solo muestran dos ó tres agujeros circulares muy separados unos de otros. Del primer anillo movible del Propraopus tengo varias placas, pero ninguna entera, faltándoles á todas la parte anterior de la sección de- lantera lisa en forma de tecla, cubierta en el animal por la parte poste- rior de la sección fija anterior. Estas placas son muy largas y delgadas en el cuerpo pero gruesas en la sección lisa anterior. El cuerpo de es- tas placas tiene de 13 á 14 milímetros de largo y 35 á 40 de largo, y la sección lisa anterior, quebrada, debia tener unos dos centímetros. La gran figura triangular del centro de la placa tiene 33 milíme- tro de largo, mostrando en su centro una convexidad longitudinal, li- — 214 — dinales que ocupan la misma posición en las placas de los Euphractus y también de Eutatus que siempre están divididas por surcos transversales que parten del surco mitada á derecha é izquierda por una línea longitudinal de impresiones muy pequeñas y poco profundas, siendo el resto de la figura de super- ficie lisa. Los dos surcos longitudinales que limitan la figura triangular central son profundos, y presentan en el fondo tres ájcuatro agujeros cir- culares bastante grandes y profundos y muy separados unos de otros. Las dos figuras laterales anchas adelante y angostas atrás, son de superficie mas rugosa, con una serie de entalladuras, ó ranuras transversales. Tengo también una parte considerable del anillo posterior, cuya par- te mediana estaba unida por sutura á la parte anterior de la sección fija posterior. Son anchas y cortas en el centro y mas largas y angostas en los lados laterales. Las medianas tienen un ancho de 13 milímetros y apenas tres centímetros de largo, de los que solo 16 á 18 milímetros corresponden al cuerpo de la placa. La figura triangular central es de superficie muy convexa y con su parte posterior redondeada. Los dos surcos laterales que la limitan muestran solo uno á dos agujeros cada uno, raras veces tres, pero de tamaño considerable, no edstiendo agu- jeros en la parte posterior de las placas. Las placas laterales son de la misma forma que las centrales, pero de tamaño mucho mayor. Todas las placas del último anillo son de un espesor considerable. De las secciones fijas de la coraza, ademas de muchas placas aisladas tengo : Un trozo de la sección fija anterior, mas ó menos del centro. Está compuesto de placas exagonales, cada una con una figura central mas ó menos circular rodeada por un surco profundo, y tres á cuatro area- litas periféricas colocadas en la parte anterior y lateral de la placa. Estas tienen de 9 á 10 milímetros de diámetro y solo 2 á 3 de es- pesor. La figura central de cada una, de superficie lisa y bastante convexa, tiene 6 milímetros de diámetro. Las figuras periféricas tienen la forma de un segmento de círculo, siendo igualmente de superficie lisa y convexa, y separadas unas de otras y de la figura central por surcos profundos. En el fondo del surco periférico que rodea la figura central, en la parte anterior, hay dos ó tres agujeros profundos, coloca- dos, salvo rarísimas excepciones, entre la figura central y una de las periféricas, mientras que en las placas de los Praopus, los mismos agujeros relativamente mucho mas pequeños están siempre colocados entre la figura central y dos periféricas, por encontrarse siempre en el punto en donde se reúne uno de los surcos radiales al surco periférico. — 215 — central, generalmente de uno de los agujeros que en dichos géneros presenta en su fondo, y se dirigen á la periferia di- vidiendg las columnas esternas en dos ó tres trozos. Esta Un trozo de la sección fija posterior, de la parte central. Las placas de este trozo se distinguen por un tamaño mas considerable, una figura central un poco elíptica, no muy convexa, de superficie casi lisa, y con dos filas longitudinales de pequeñas impresiones en forma de agujeritos poco profundos. Las figuras periféricas son en número de tres, coloca- das en la parte anterior, una mas grande en el centro y otra mas pe- queña á cada lado. Los agujeritos que se encuentran en el fondo del surco periférico están colocados en la misma posición que en las placas de la sección anterior. Estas tienen 13 á 14 milímetros de diámetro, y la figura central de cada una, 9 á 11. Un gran trozo del lado izquierdo ds la sección fija posterior, conte- niendo una parte considerable del borde lateral. Las placas de esta parte son de figura un poco diferente, de mayor tamaño y mas alarga- das en sentido longitudinal, de 11 á 12 niilímetros de ancho y 12 á 16 de largo. La figura central de cada placa es de forma ovalada, poco convexa, angosta adelante, ancha y redondeada atrás, y con dos líneas longitudinales de pequeñas impresiones en la superficie. Las placas que componen el borde representan segmentos de círculo, de los que los bordes libres figuran las cuerdas, colocándose la parte posterior de cada uno sobre la parte anterior del que le sigue hacia atrás. Estas placas laterales tienen 17 milímetros de largo, 6 á 8 de ancho, y 6 de espesor. Tengo además la parte posterior de la cola correspondiente mas ó menos á los dos tercios posteriores de la parte de la cola que en el Praopns sigue al último anillo de la coraza caudal. Esta pieza difiere notablemente de la misma del Praopus por presentar una forma muy comprimida en vez de ser cilindrica como en el género existente, te- niendo así dos diámetros muy diferentes, de 25 milímetros el mayor y de solo 19 el menor, adelgazándose gradualmente hasta la punta que es muy delgada, pero conservando siempre ambos diámetros la misma relación. Esta parte de la coraza caudal está formada por placas romboidales grandes, espesas, colocadas como un tejado, cubriendo la parte posterior de cada una la parte anterior mediana de las dos que le siguen hacia atrás, y disminuyendo de tamaño desde las anterio- res que tienen unos 15 milímetros de diámetro hasta las posteriores de tamaño verdaderamente diminuto. Esta parte de la cola, tiene ella sola cerca de 14 centímetros de largo. — 216 — diferencia de Pramphractus está acompañada de otra bas- tante notable, la presencia de una fila de agujeros relativa- mente grandes y profundos, en cada uno de sus. bordes laterales, colocados con corta diferencia á la misma distancia unos de otros, y disminuyendo de tamaño de atrás hacia ade- lante hasta que desaparecen á la mitad del largo de la placa. El borde angosto posterior está ocupado por varios agujeros grandes y profundos, destinados á recibir los bulbos de las cerdas. El largo de la placa es de 21 milímetros, pero está algo gastada en su parte posterior y quebrado el borde anterior delgado de la parte en forma de tecla, de modo que entera debia tener mas ó menos unos 25 milímetros de largo. Esta pieza la he recogido personalmente conjuntamente con placas de Chlaynydotherium paranense, de distintas tor- tugas terrestres y de agua dulce, y otros objetos de la misma época. PINNIPEDIA PHOCINA Arctophoca, Peters. Monatsb. der Kónn. Acad. zu Berlin, 1866. Arctophoea Fisclieri, Gerv. y Amegh. Otaria Fischeri. H. Gervais y Ameghino, Les mam. foss. de l'Amér. Mér., pág. 223, 1880. Fundé esta especie en compañía del Dr. Hekry Gervais sobre una media mandíbula inferior del lado izquierdo per- — 217 — teneciente á un animal del grupo de las focas. Esta pieza, que comprende la parte posterior de la rama horizontal con los alvéolos de las tres últimas muelas, entra en el género Arctophoca, acercándose bastante por la forma á la especie actual Arctophoca falklándica pero tenia un tamaño mu- cho mas reducido. La forma de la parte existente de la rama horizontal de la mandíbula es casi idéntica á la de la especie mencionada. Los tres aheolos existentes correspondientes á las tres últimas muelas son de forma circular, bastante profundos y de igual tamaño. Como en las especies actuales, detrás del último alvéolo se estiende la rama horizontal sin dientes por un espacio considerable antes que empieze á levantarse la rama ascendente siempre muy baja en estos animales. Dimensiones Alto de la mandíbula debajo de la ante-penúltima muela O^OIG Alto de la mandíbula debajo de la última muela 0.018 Alto de la mandíbula en donde empieza á levantarse la rama as- cendente 0.022 Espesor de la mandíbula debajo de los alvéolos 0.008 Diámetro de los alvéolos 0 . 004 Longitud del espacio ocupado por los tres últimos alvéolos. . . . 0.018 BuRMEiSTER también dice haber encontrado en los mismos terrenos un diente parecido al de una otaria, que probable- mente pertenece al mismo género y á la misma especie acá mencionada. CETÁCEA Balsenoidea Los restos de ballena, en las formaciones antiguas del Pa- raná son muy abundantes. En las colecciones reunidas por — 218 — el señor Scalabriki. son numerosos, existiendo entre otros grandes fragmentos de cráneos y mandíbulas enteras. En varias colecciones particulares he visto también numerosos huesos, grandes vértebras y mandíbulas, y yo mismo he recogido personalmente algunos huesos. En esta ocasión he podido convencerme que los restos de ballena no se encuen- tran en los mismos yacimientos de donde proceden los ma- míferos terrestres, que son depósitos de arena fluviátiles, sino de capas marinas superpuestas, mezclados con moluscos marinos y dientes de tiburones, en los que si como á me- nudo sucede se recogen algunos restos de mamíferos ter- restres es en el estado de guijarros rodados, habiendo sido traídos allí por las aguas que los arrancaron de yacimientos mas antiguos. En cuanto á la determinación específica de los restos de ballenas fósiles del Paraná, no la he emprendido porque carezco de materiales de comparación, y por el gran volu- men y dificultades consiguientes que ofrecen para el trans- porte los restos de esos animales. Pero con todo trataré de ocuparme de ellos mas tarde, pudiendo desde ya anunciar que existen por lo menos restos de dos especies diferentes. — 219 — S1\ÓPS1S DE LOS MAMÍFEROS TERCIARIOS AMIGLOS DEL PARANÁ HASTA AHORA CONOCIDOS. (Los sinónimos están en bastardilla) CARNÍVORA URSINA I. Cyonásua, ámegh. 1. Cyonásua argentina, Amegh. II. Arctotheiium, Bravard. 2. Arctotherium \etustum, Amegh. CANINA III. Canis, Lineo. 3. Canis (?) paranensis, Amegh. FELINA IV. Apera, Amegh. 4. Apera sanguinaria, Amegh. Eutemnodus americanus, Bravard. RODENTIA ERYOMYINA y. Megaiiiys, Laurillard. 5. Megamys patagoniensis, Laurillard. — 220 — 6. Megamys Laurillardi, Amegh. 7. Depressidens, Amegh. 8. Holrtibergii, Amegh. Potamarchus murinus, Burmeister 9. Racedi, Amegh. 10. - Proependens, Amegh. II. - Burmeisteri, Amegh. VI. E]pibleiua, Amegh. 12. Epiblema horridula, Amegh. VIL Tetrastylus, Amegh. 13. Tetrastylus laevigatus, Amegh. Megamys Isevigatus, Amegh. 14. — Diffissus, Amegh. VIII. La^ostoiuus, Brookes. 15. Lagostoinus antiquus, Amegh. 16. — ?pallidens, Amegh. MURIFORMIA IX. Morenia, Amegh. 17. Morenia elepliaiitina, Amegh. 18. — coniplacita, Amegh. X. Orthomys, Amegh. 19. Orthomys procedens, Amegh. 20. — resecans, Amegh. XI. Myopotamus, Commerson. 21. Myopotamus paranensis, Amegh. — 221 — GAVINA XII. Plexochoerus, Amegh. 22. Plexochoerus paranensis, Amegh. Hydrochoerus fjaranensis, Amegh. XI 11. Cardiatherium, Amegh. 23. Cardiatherium Doeringii, Amegh. 24. — petrosum, Amegh, Contracavia matercula., Burmeister. 25. — denticulatiira, Amegh. 26. — minutum, Amegh. XIV. Procardiatlierium, Amegh. 27. Procardiatherium siniplicideus, Amegh. 28. — crassiim, Amegh. XV. Strata, Amegh. 29. Strata elevata, Amegh. XVI. Cardioniys, Amegh. 30. Cardiorays cavinus, Amegh. XVII. Cardiodon, Amegh. 31. Cardiodon Marshii, Amegh. ') XVIII. Anchimys, Amegh. 32. Anchimys Leidyi, Amegh. Csirdiodont Leidyi, Amegh. XIX. Caviodon, Amegh. 33. Caviodon multiplicatus, Amegh. — 222 XX. Procavia, Amegh. 34. Procavia mesopotamica, Aaiegh. Arvícola gigantea, Bravard. PARADOXDIYINA XXI. Paracloxoinvs, Amegh. 35. Paradoxomys caiicrivorus, Amegh, PENTADACTYLA TOXODO>TIA XXII. Toxodon, Owen. 36. Toxodon paranensis, Laurillard. 37. — foricurvatus, Amegh. parvulus, Burmeister. 38. — virgatus, Amegh. XXIII. Toxodontheriuní, Amegh, 39. Toxodontherium compressum, Amegh. XXIV, Haplodonflierium, Amegh, 40. Haplodontherium Wildei, Amegh. 41. — limmii, Amegh. XXV. Stenotei>hanos, Amegh. 42. Stenotephauos plicideus, Amegh, Toxodon plicidens, Amegh. — 223 — XXVI. Dilobodon, Amegh. ' 43. Dilobodon lutarius, Amegh. TYPOTHERroEA XXVII. Toinodus, Amegh. 44. Tomodus elautus, Amegh. XXVIII. ProtjTJotherium, Amegh. 45. Protypotherium antiquuní, Amegh. PERISSODAGTYLA MACRAÜCHENIDEA XXIX. Scalaljrinitherium, Amegh. 46. Scalabrinitherium Bravardi. Amegh. Palseotherium pa.raneyíse'í Brav. Mac7^auchenia joaranensis, Burm. 47. — Rothii, Amegh. Macraiíc/ienia inedia^ Burm. XXX. Oxvodontlieriuiii, Amegh. 48. Oxyodontherium Zeballosii, Amegh. Macrauchenia. minuta. Burm. XXXI. Mesorhinus, Amegh. 49. Mesorhinus piraraydatus, Amegh. — 224 — EQUINA XXXII. Hipphaplous, Amegh. 50. Hipphaplous entrerianus, Amegh. TAPIROIDEA XXXIII. Ribodon, Amegh. 51. Ribodon limbatus, Amegh. ARTIODAGTYLA ANOPLOTHERIDEA XXXIV. Brachytherium, Amegh. 52. Brachytherium cuspidatum, Amegh. PROTORLMlNArsTIA XXXV. Proterotherium, Amegh. 53. Proterotherium cervioides, Amegh. 54. — americanum, Bravard. Anoplotherium americanum, Brav. 225 — EDENTATA TARDTGRADA XXXVI. Círtotherium, Amegh. 55. Ortotheriuiu laticurvatum, Amegh. XXXVII. Olygodon, Amegh. 56. Olygodon pseudolestoides, Amegh. GR ATIGRADA MYLOMORPHA XXXVIII. Proineg-atherium, Amegh, 57. Promegatherium smaltatuní, Amegh. 58. — reraulsum, Amegh. XXXIX. Meg-atheriuin, Cuvier. 59. Megatherium autiquum, Amegh. XL. Stenodon, Amegh. 60. Stenodon modicus, Amegh. XLI. Scelidotheriuin, Owen. 61. Scelidotheriiim (?) bellulura, Amegh. XLII. IVeiihotheriimi, Amegh. 62. jNephotherium ambiguum, Amegh. Mylodon (?) ambiguus, Amegh. — 226 — XLIII. Interodon, Amegh. 63. Tnterodon crassidens, Amegh. XLIV. Promylodon, Amegh. 64. Promylodon paranensis, Amegh. Mylodon paranensis, Amegh. XLV. Pseudolestodon, H. Gerv. y Amegh. 65. Pseudolestodon sequalis, Amegh. RODIMORPHA XLVI. Lestodoii; Gervais. 66. Lestodon antiquus, Amegh. XLVI I. Diodomus, Amegh. 67. Diodomus Copei, Amegh. XLVIII. I*liomoi'phus, Amegh. 68. Plioraorplms mutilatus, A^iegh. 69. — robustas, Amegh. LORIGATA GLYPTODOrVTIA XLIX. Hoploplioms, Lund. 70. Hoplophorus paranensis, Amegh. — 227 — L. Palíehoplophorus, Amegh. 71. Palaehoplophorus Scalabrini, Amegh. 72. — pressulus, Amegh. LI. Comaphorus, Amegh. 73. Comaphorus concisus, Amegh. LII. Euryurus, H. Gerv. y Amegh. 74. Euryurus interundantus, Amegh. Lili. Protoglyptoclon, Amegh. 75. Protoglyptodon primiformis, Amegh. MESODOXTIA LIV. Chlanivdotheriuii], Lund. 76. Chlamydotherium paranense, Amegh. 77. — extremum, Amegh. HAPLODOXTIA LV. Proeuphractus, Amegh. 78. Proeupbractus limpidus, Amegh. PÍNNIPEDIA PHOCINA LVI. Aretophoca, Peters. 79. Aretophoca Fischeri, H. Gerv. y Amegh. Otaria Fischeri^ Gerv. y Amegh, 228 CETÁCEA ZEUGLODO^íTIDA LVII. Saurocetes, Burmeistbr. 80. Saurocetes argentiiius, Burmeister. DELPHINOIDEA LVIII. Pontistes, Burmeister 81. Pontistes rectifrons, Bravard. Pontoporis rectifrons, Bravard. Pontoporia p)ara,nensis . BALEISOIDEA LIX. Balsena, Lineo 82. Balaena dubia, Bravard. Al concluir esta memoria me será permitido agradecer una vez mas al Profesor Scalabrisi que con su infatigable perseverancia rae ha proporcionado la casi totalidad del material, felicitándolo al mismo tiempo por el éxito brillante con que ha sabido poner á la luz del dia las interesantes piezas que he descrito en mis trabajos sobre los fósiles de esa localidad. A él es á quien corresponde con verdadera justicia el título de descubridor de la antigua y maravillosa fauna mamalóoica del Paraná. 'n' Buenos Aires, Mayo de 1886. CONTENIDO DE LA PRESENTE ENTREGA 4 Páginas Florentino Asieghino. — Contribuciones al conocimiento de los Mamíferos Fósiles de los terrenos terciarios antiguos del Paraná. 5 AUG 2 3 1929 bli'S. boletín DE LA ACADEMIA NACIONA DE CIENCIAS EN CÓRDOBA (REPÚBLICA ARGENTINA) Octubr-e 1886.— Tomo IX. — Entr^ega. 3» BUENOS AIRES IMPRENTA DE PABLO E. CONI, ESPECIAL PARA OBRAS 60 — CALLE ALSINA — 60 1S86 ACADEMIA NACIONAL DE CIENCIAS DE LA REPÚBLICA ARGENTINA (EN CÓRDOBA) PROTECTOR S. E. el Presidente de la República, Teniente General D. JULIO A. ROCA PRESIDENTE HONORARIO S. E. Ministro de Justicia, Culto é Instrucción Pública, Dr . D. Eduardo WILDE COMISIÓN DIRECTIVA PRESIDENTE Dr. D. Osear Doering VOCALES Dr. D. Liuis Brackebusch. Dr. D. Adolfo Doering;. Dr. D. Arturo de Seelstrang. Dr. D. Federico Kurtz. D. Florentino Anieg^hino. SECRETARIO D. P. A. Conil AGENTES DE LA ACADEMIA NACIONAL DE CIENCIAS Agente general: Librería de G. Deuerlich en Gottingen (Alemania). Agentes; Buenos Aires, D. Ernesto Nolte, calle Cangallo. Paris, Mr. H. Le Soudier, Libraire, Boulevard St. Germain 174- et 176. London. Messrs. S. Low and C°,Booksellers, 188 Fleet-Str. E.C. OBSERVACIONES METEOROLÓGICAS PRACTICADAS EN CÓRDOBA (República Argentina) DURANTE EL AÑO 1885 POR ÓSCAR DOERING Solo con algunas palabras acompañaré mis observaciones correspondientes al año 1885. La colocación de los instrumentos no ha sido modificada. En vez del termómetro de máxima Fuess n° 662 que se ha inutilizado, he empleado, desde el 20 de Mayo, el termóme- tro de igual clase, Fuess n" 661 para la observación en la superficie interna del suelo : á las observaciones publicadas se han aplicado las correcciones necesarias. Doy también, en resumen, los promedios de la nebulosidad apreciada por la escala de 10 y la distribución de los vientos cuya dirección y fuerza han sido observadas en una veleta de WiLD. Ademas se encuentran en los resúmenes los promedios de las indicaciones del termómetro húmedo y la observación de la lluvia, de conformidad á la proposición del Dr. Koeppen, tOQiando nota de cada lluvia acaecida durante una observa- ción. Siguen las observaciones y, al final, los resúmenes men- suales. T. IX 15 230 — PRESIÓN ATMOSFÉRICA (700 mm. +) CÓRDOBA, 1885 Tab. I, 1. FECHA 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20 21 22 23 24 25 26 27 28 29 30 31 1-10 11-20 21-31 Mes.. . Enero 7 a. 26.48 25.84 28.37 23.13 24.29 29.81 23.68 18.54 30.99 28.18 28.67 31.65 25.17 27.60 27.73 27.28 25.87 23.54 23.06 26.15 27.82 28.91 27.36 25.67 24.16 23.82 23.92 22.80 20.97 30.64 28.30 25.93 26.67 25.85 26.14 2p. 24.07 26.46 25.90 21.78 22.07 25.95 19.84 18.51 21.97 27.09 27. 28' 22. 26. 25. 24, 22, 21. 20. 25. 27, 26, 24, 23. 22, 22, 22, 20, 20, 27, 25, 28 50 13 28 82 51 71 09 50 95 49 84 16 18 96 54 21 37 12 08 60 23.36 24.48 23.87 23.90 9p. 23. 25. 25. 23. 26. 25. 19. 18. 25. 28. 28. 26. 26. 27. 26. 25. 22. 22. 20 ! 27. 28. 27. 24, 24. 23. 23. 22. 20 ! 26. 25. 25. 27 62 88 35 90 31 73 84 52 49 99 97 43 20 56 06 99 13 48 00 69 17 82 30 67 33 '¿¿ 52 16 78 42 24.29 25.38 24.73 24.80 Febrero 7 a. 26, 28, 27, 27. 29, 25, 21, 20, 24, 23, 21, 28. 32, 28. 29, 28. 26, 27, 27, 24, 20 25 23 26 28 24 24 ,17 ,79 .70 80 85 ,45 01 ,54 ,71 ,39 59 59 52 83 11 72 ,03 ,08 ,69 ,46 ,11 ,78 .83 ,79 ,74 ,51 ,38 ,89 25.54 27.46 24.75 26.00 2p. 23, 25. 25, 26, 26. 21, 18, 19, 25. 20. 22. 29. 30. 27. 28, 26. 24, 25, 25, 22, 22, 16 24, 21, 26, 25, 22, 24! 16 57 41 73 84 66 17 19 12 23 37 35 36 96 22 56 46 79 67 47 84 03 51 31 65 72 20 09 23.21 26.32 22.92 24.24 9p. 27. 26, 25. 29. 26. 20. 18. 20. 24. 20. 27 46 92 57 87 83 54 17 75 25 25.05 32.66 31.12 29.54 27.97 26.04 26.38 27.13 25., 39 17.99 23, 17, 25, 23, 28, 25, 24, 25 ! 34 41 05 62 36 31 07 17 24.06 26.93 24.04 25.08 Marzo 7 a. 26. 27, 29, 27. 27, 23. 27, 26. 28. 27. 08 10 03 43 ,30 83 11 94 78 99 3166 29.90 26., 38 27.31 28.72 27.74 28.59 29.91 29.65 27.06 28, 25, 24, 28. 31. 29. 26. 22. 24! 25. 29. 23 10 34 58 42 44 37 42 81 26 13 27.16 25.81 2p. 25.80 27.42 26.01 25.79 25.22 21.17 25.51 25.47 27.55 28.11 30. 27. 24, 25, 25, 27, 27, 28, 27, 25. 26. ¿2. 23! 28. 28. 27. 23. 21. 22. ie! 28. 39 55 62 18 45 02 66 44 50 71 79 25 62 84 59 27 29 89 71 76 43 28.69 26.83 27.54 26.95 25.49 26.07 9p. 26.76 28.28 27.02 27.18 25.05 26.62 27.06 27.85 28.87 29.83 31.38 27.47 25,52 26.39 26.80 28.13 29.33 29.76 27.73 27.26 27.30 22.76 26.74 30.88 29.50 28.12 23.85 25.73 24.94 29.55 29.39 27.45 27.98 27.16 27.52 — 231 — PRESIÓN ATMOSFÉRICA (700 ?nm. +) CÓRDOBA, 1885 Tab. I, 2. Abril Mayo «Junio FECHA ---— — — ! ^ ^ — - — -" -- 7 a. 2 p. 9p. 7 a. i 2p. 9p. 7 a. 2p. 9p. 1 26.98 22.68 24.20 33.73 32.49 1 32.67| 25.53 24.87 27.18 9 22.08 19 28 24.74 27.76 23.73 23.83 30.12 31.12 34.36 3 30.18 30.09 .30.97 23.83 20.05 18.51 .31.56 29.04 31.37 4 30.00 28.28 29.20! 19.00 19.26 21.66Í 33.09 31.11 29.72 5 27.91 24.45 24.52 21.52 23.87 29.98 24.58 24.67 30.28 6 24.09 20.47 23.25 31.56 27.65 30.21 31.51 29.40 28.55 7 26.76 26.11 28.14 .32.76 29.01 26.41 25.86 24.87 26.11 8 27.43 24.. 36 26.19! 22.62 23.87 26.99! 21.18 21.74 28.21 9 25.41 22.10 21.36: 28.23 28.62 30.18 33.06 32.92 35.28 10 17.70 18.73 29.17 26.18 20.97 20.64 35.22 30.93 30.21 11 33.00 30.67 32.02 .30.65 31.45 33.44 28.19 25.41 29.28 12 35.04 34.89 36.84 31.06 27.66 26.10 36.58 37.18 38.78 13 36.01 32.80 32.25 31.22 32.99 35.59 .33.65 29.05 30.32 14 27.79 25.69 26.82 3560 34.06 34.61 33.24 32.95 34.63 15 27.17 25.97 27.99 33.53 .31.68 31.78 35.13 32.25 31.85 16 28.66 27.16 28.96 27.98 24.11 25.24 28.76 25.95 28.84 17 28.22 25.83 24.43 22.99 19.48 21.34 32.75 32.61 34.89 18 22.16 18.87 21.81; 21.54 20.96 24.10 .34.96 34.27 36.25 19 24.39 27.79 32.18 27.73 28.21 .31.77 37.55 37.08 39.49 20 32.03 30.40 29.80 32.11 30.85 32 67 40.37 37.55 38.02 21 27.96 25.72 26.98 31.76 30.07 32.33 .35.50 .31.24 32.56 22 24.37 21.96 26.00 31.96 29.18 30.48 33.38 .32.87 33.70 23 .30.97 29.04 29. 7l! 31.17 29.32 31.49 33.62 31.82 32.37 24 27.83 26.68 28.79 .31.46 .30.10 .30.53 30.61 27.36 28.21 25 28.51 25.38 27.68 31.46 29.65 31.82 29.29 28.13 30.57 26 28.73 26.06 29.11 31.20 28.77 28.78 30.35 27.68 29.14 27 30.21 29.97 32.46 26.00 23.03 22.92 30.37 29.94 32.41 28 31.73 29.57 .30.00 23.01 21.60 23.55 31.55 28.31 30.44 29 26.98 24.56 27.49 25.49 26.41 30.88 33.56 32.86 34.10 30 29.89 29.50 27.74 33.12 31.49 31.90 31.12 28.22 26.95 31 28.75 25.13 26.03 1-10 25.85 23.66 26.17 26.72 24.95 26.11 29.17 28.07 30.13 11-20 29.45 28.01 29.31 29.44 28.15 29.66 .34.12 32.43 34.23 21-31 28.72 26.84 28.60 29.58 27.70 29.16 31.94 29.84 31.04 Mes 28.01 26.17 i 28.03 28.61 26.96 28.34 31.74 30.11 .31.80 — 232 — PRESIÓN ATMOSFÉRICA (700 mm. +) CÓRDOBA, 1885 Tab. I, 3. FECHA 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20 21 22 23 24 25 26 27 28 29 30 31 1-10 11-20 21-31 Mes. . . «Julio 7 a. 25, 27, 21, 21. 68 00 79 61 29.26 32.11 30.83 31.20 26.65 24.96 24.71 32.24 34.09 20.63 28.37 29.58 28.88 32.10 37.26 37.16 32.45 30.35 29.97 36.08 18.60 28.84 30.84 28.75 26.36 28.89 27.05 27.11 30.50 28.93 28.85 2p. 24, 23, 20. 21. 29. 29. 28. .30. 22. 23. 23. 33. 30. 21. 26. 27. 27. 31. 36. 34. ,21 82 00 92 17 95 42 53 78 98 03 01 54 12 76 78 68 84 34 82 29.38 28.51 30.14 29.01 17.90 28.58 29.54 26.21 23.39 26.59 24.56 25.48 29.29 26.71 27.15 9p. 26, 23, 22. 25, 31. .32. 31. 31, 24. 24. 26. 34. 27. 24. 29. 28. 30. 36. 37. 35. 30. 29. 35. 25. 24. 31. 30. 28. 26. 27. 24. ,81 ,57 ,00 ,97 ,77 ,03 ,18| .36¡ ,84 ,82 ,71 ,78 ,70 95 46 66 47 07 95 50 70 91 39 13 54 00 68 52 00 98 41 Agosto 7 a. 27.43 31.23 28 ,0/ 29.05 21, 25, 30, 34, 28. 27, ¿7, 32, 36, 35. 30. 31. 32. 25. 25. 27. 28. 27, 26. 33. 25. 31. 33. 27. l31. 36. 27. ¡21. 20. 25. 27. 63 92 2p. 19, 25, 30 30 46,31 75:23 ,48 00 42 75 26 70 31 49 74 69 99 51 14 32 75 58 80 26 47 37 65 00 65 47 24 76 30.00 28.96 28.02 28.96 25, 25, .32, 37. 33, 28. 31. 27, 23. 25, 26. 27. 23. 26, 29. 22 31 29 27 33 30 24 18 16 24 24 50 15 37 32 69 93 00 54 32 47 07 52 54 67 01 25 35 17 71 82 .51 .23 .24 .29 9p. 20, 27, 34, 31. 26, 27, 29, 34. 38. 32. 28. 34. 27. 24. 27. 30. 28. 25. 31. 29. 25. 33. 28. 28. .19131 .52 '30 ,01 ,55 53 ,85 ,66 24 20 20 27, 26 ,73 .8 ,10 ,34 ,81 ,60 ,08 .22 51 ,28 ,02 ,19 ,46 95 ,45 01 ,78 ,02 71 48 03 96 02 78 28 50 18 O' 05 44 84 Setiembre 7 a. 2 p. 28.43 30.25 26.91 |28. 71 25.69 26.92 26.91 28.5: 32, .30, 25, 23, 34, 30. 21, 29, 31. 31. 30. 32, 28. ¡20. 29, 27, 29. 32. 34. 33. I: 28. 130. ;30. 31. 36. 87 29.91 ,01 29.83 ,54 27.06 88 20.87 65 11 25 39 43 42 ,18 ,18 ,99 ,44 ,07 ,56 ,39 ,23 ,27 37 88 31 97 26 47 98 23 30 08 24.14 25.44 28.50 32.16 26.86 17.01 27.95 28.97 31.28 29.40 28, 27, 28, 29, 30, 24, 18, 27, 24, 28. 32. 33. 30. 22. 27! 28. 29. 29. 28. 34. 09 21 20 14 08 41 62 47 31 17 10 25 00 86 87 78 32 09 84 18 9p. 26.18 26.57 29.63 27.46 31.92 31.24 27.73 22.74 26.49 27.59 33.. 35 31.87 27.11 23.07 30.49 29.73 30.24 31.59 30.26 25.05 22.16 28.61 28.25 29.74 34.18 33.68 30.49 25.62 29.21 30.60 30.42 30.92 .31.44 34.01 28.31 28.61 31.06 29.33 — 233 — PRESIO^í ATMOSFÉRICA (700 mm. +) CÓRDOBA, 1885 Tab. I. 4. FECHA 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20 21 22 23 24 25 26 27 28 29 30 31 1-10 11-20 21-31 Mes... Octubre 7 a. 2p. 31.71 30 30.71 l27 29.50 26 27.35 23 23.11 21.00 19.86 20.84 24.07 24.94 27 27 30 29 25 21 31 31 29 32 ,91 ,48 ,78 ,27 ,99 ,25 ,00 ,27 ,44 .68 19 19 17 23, 22 25 32.35 33.23 31.26 30.61 30.41 25.19 20.17 27.25 31.33 24.08 26.46 25.41 28.71 28.39 27.53 26. 26. 28. 26. 22. 21. 29. 28. 29. 30. 29. 30. 29, 2S. 26, 20. 17. 27. 26, 21, 24 ,06 ,27 ,42 ,49 ,38 ,31 09 80 ,92 ,14 ,61 ,19 ,44 ,59 ,11 ,69 47 ,01 ,69 .43 .76 .48 .41 .19 .73 .62 .34 9p. 31. 29. 28. 25. 20. 21. 19. 27. 25. 27. 27. 28. 29. 27. 22. 38. 31. 29. 32. .32. 31. 32. 31, 30, 27. 21. 20. 08 30, 32 '26 45 25 47 26 23.49 26.92 25.62 25.35 24 40 23 53 05 77 99 51 50 33 56 94 79 50 43 23 89 49 45 29 90 06 90 27 07 46 53 40 00 02 59 25.65 29.06 27.56 27.43 IX'ovieinbre 7 a. 26. 23. 20. 29. 29. 28. 24. 25. 25. 26. •^5 28. 30. 36 35 31. 28. 26, 22, 24. 20. 22. 28. 27. 28. 19. 31. 29. 24. 96 54 73 70 59 21 55 68 67 ,27 14 07 ,31 69 20 ,91 82 93 ,25 ,.30 ,99 ,33 ,92 ,32 ,47 ,18 .89 ,17 ,87 .85 2p. 25.99 29.26 25.80 27.02 22. 18. 23. 26. 26. 25, 22. 23. 22. 24! 25. 31. 33. .32. 28. 25. 22. 18. 26. 20. 21. 19, 26, 26, 25, 23. 33. 25. 21. &3 74 41 48 59 43 60 ,50 .52 61 87 ,31 .53 ,81 ,94 97 92 91 ,98 ,00 ,87 ,65 ,89 ,13 .58 ,49 ..56 ,22 .74 ,15 9 p. 23.67 27.02 24.13 24.94 24. 19. 27. 29, 27. 26. 24, 24, 27, 24. 25, 23. 34, 35, 32. 30. 27. 23 21. 26, 20. 24. 21. 26 < 28. 24. 26, 31. 26. 21, .71 ,81 ,75 ,79 ,58 ,26 ,94 ,64 ,36 ,97 ,43 .62 ,92 ,01 ,96 ,43 .72 .98 ,.53 .32 .26 .14 ..56 94 55 27 85 16 03 78 25.78 28.19 25.15 26.37 Diciembre 7 a. 22. 24, 26, 28. 28. |23, 22, 27. 26, 33. 30. 129, 31. .30. |26, ^4, 25, I25, :18, 28. 31. 28, 20, 21. 26, 23. !22, |19, ¡29, 26, 22 2p. 72 21. 38 23. 05 26. 1126. 73 25, 25 20, 87 24, 29 25. 25' 28, 33 .30. 24 74 42 39 80 02 10 94 21 97 76 52 14 86 21 51 67 64 00 60 79 64 74 50 97 51 94 63 61 87 14 26.30 27.09 24.94 26.07 27.. 36 29.02 29.40 28.49 24.11 22.02 24.80 20.52 14.78 27 . 65 30 23 17 23 23 20 20 20 25 23 18 07 56 45 85 9p. 23.06 25.68 27.76 28.17 25.76 20.73 25.84 27.38 31.88 31.83 28.15 29.78 30.11 28.. 54 23.95 22.14 25.41 19.02 23.83 29.79 29.39 22.81 18.22 25.90 48,23.81 05' 20.. 30 .54 20.59 68 26.17 3825 71 56 ..51 25.28 24.82 22.48 24.14 23.68 23.41 26.81 26.07 23.62 25.44 234 — TEMPERATURA DEL AIRE EN CÓRDOBA Enero, 1885 Tab. n, 1. FECHA 7 a. 2p. 9p. M m 1 22.4 32.2 24.0 32.9 19.1 2 17.6 19.2 17.4 23.7 15.5 3 17.1 25.2 20.8 26.0 15.6 4 18.0 20.4 18.1 23.0 17.4 5 17.0 28.8 19.3 29.5 13.2 6 17.6 26.9 21.1 27.2 15.0 7 23.0 34.4 26.4 34.6 17.2 8 U.2 31.9 26.7 33.0 17.7 9 19.5 20.9 19.2 23.9 17.3 10 ^ 16.6 28.4 22.3 29.0 12.2 11 17.8 30.1 20.5 30.5 14.2 12 16.8 29.0 20.1 29.6 13.3 13 20.6 29.6 20.5 30.3 13.0 14 17.6 26.6 21.4 28.9 15.7 15 17.4 31.8 22.1 32.3 13.7 16 19.0 31.6 25.6 32.1 14.2 17 22.0 32.0 25.6 .33.2 20.3 18 24.0 30.8 23.1 33.1 20.0 19 21.2 33.8 26.4 34.2 18.0 20 16.2 18.8 19.5 24.5 16.1 21 20.0 27.0 22.1 28.8 16.2 22 20.2 ¿9.9 22.5 .30.3 16.7 23 20.8 31.9 23.8 32.4 17.6 24 21.5 28.8 19.6 32.0 17.7 25 18.8 32.2 22.7 32.9 15.6 26 20.6 33.6 22.4 34.3 17.2 27 20.0 33.0 22.8 33.6 17.5 28 19.1 32.6 22.2 32.9 16.2 29 20.8 33.4 22.6 34.2 17.7 30 14.8 24.4 17.8 24.8 14.5 31 15.4 29.1 20.8 29.6 12.5 1-10 19.10 26.83 21.53 28.28 16.02 11-20 19.26 29.41 22.48 30.87 15.85 21-31 19.27 .30.54 21.75 31.44 16,31 Mes 19.21 28.98 21.92 30.24 16.07 235 TEMPERATURA DEL AIRE EN CORDORA Febrero, 1 SSo Tat .. II, 2. FECHA 7 a. 2p. 9p. M m 1 20.9 32.0 20.6 32.8 17.2 2 19.8 29.1 20.2 .30.6 17.7 3 16.8 29.7 21.9 30.0 15.5 4 20.7 26.0 19.6 28.8 17.9 5 17.0 29.8 21.0 30.2 14.6 6 19.0 28.6 24.0 30.9 15.5 7 16.1 26.7 20.0 28.2 15.5 8 18.1 30.8 22.2 31.3 14.5 9 16.6 ' 18.8 19.2 22.7 16.5 10 18.8 30.0 23.2 30.7 18.5 11 21.8 24.4 20.4 26.7 19.5 12 13.8 17.3 12.2 21.7 13.1 13 13.4 14.0 13.4 14.7 11.8 14 13.4 19.8 17.2 21.0 11.9 15 15.0 23.8 19.6 26.5 12.8 16 15.0 25.9 18.2 27.4 13.0 17 15.3 29.2 20.2 29.4 13.2 18 16.9 29.2 20.4 29.9 14.0 19 19.0 26.4 21.0 27.8 16.1 20 19.6 27.1 19.4 27.7 18.6 21 17.9 23.8 20.3 24.6 16.1 22 19.8 27.0 20.8 28.1 16.9 23 14.2 22.4 14.0 28.1 13.6 24 12.5 27.2 16.6 27.9 8.7 25 11.8 28.6 17.9 29.5 9.7 26 12.2 30.0 17.0 30.4 10.0 27 15.2 33.2 22.4 33.2 11.5 28 17.3 34.9 22.4 34.9 14.0 1-10 18.38 28.15 21.19 29.62 16.34 11-20 16.32 23.71 18.20 25.28 14.40 21-28 15.11 28.39 18.92 29.59 12.56 Mes 16.71 26.63 19.47 28.06 14.57 — 236 TEMPERATURA DEL AIRE EN CÓRDOBA Marzo, 1 SSS Tah. II, 3. FECHA 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20 21 22 23 24 25 26 27 28 29 30 31 1-10 11-20 21-31 Mes , . 7 a. 18.1 17.5 16.2 16.0 17.4 19.4 15.0 14.0 14.6 10.6 13.4 12.8 15.0 17.2 14.0 11.9 11.8 13.5 14.1 18.6 15.0 15.0 16.6 11.7 8.4 9.6 12.2 18*. 6 16.4 17.9 16.8 15.88 14.23 14.38 14.82 2p. 25.2 18.3 25.5 27.2 29.6 29.8 22.4 18.1 17.6 24.8 24.4 22.2 23.2 22.2 23.8 27.1 28.4 28.4 27.9 28.1 29.0 27.8 20.6 13.3 22.3 25Í6 26.6 29.8 28.8 19.2 18.4 23.85 25.57 23.76 24.37 9p. 17.9 16.8 19.4 21.3 20.2 16.4 18.4 14.7 12.6 16.8 18.2 17.6 19.7 20.0 15.4 17.7 17.8 17.6 18.4 18.8 19.0 21.0 14.0 12.0 13.3 16.3 20.4 19.9 20.8 17.1 17.8 17.45 18.12 17.42 17.65 M 26.2 21.2 26.0 28.6 30.2 30.5 23.5 19.7 19.6 25.4 25.5 23.6 26.6 26.2 24.4 27.9 29.0 28.8 28.4 28.5 29.9 29.5 21.0 16.3 22.7 Í6*.5 27.1 30.4 30.0 32.7 18.7 25.09 26.89 25.89 25.95 m. 15. 16, 15, 14.9 16.2 17.7 12.7 13.4 14.0 8.5 11.4 11.3 13.4 15.0 13.7 9.6 10,6 12.0 11.3 14.4 13.4 13.3 16.0 11. 7. 8. 10.5 16.3 15.1 17.3 16.3 14.55 12.27 13.17 13.33 .5 .1 ,1 237 — TEMPERATURA DEL AIRE EN CÓRDOBA Abril, ISSó Tab . II, 4. FECHA 7 a. 2p. 9p. M m 1 16.0 29.9 22.3 30.1 15.3 2 17.8 33.3 21.0 33.4 11.8 3 13.2 20.5 14.2 21.8 12.8 4 10.2 24.2 13.2 25.4 9.1 5 6.8 27.4 14.4 27.7 5.3 6 9.6 28.2 20.3 28.9 7.6 7 15.3 19.6 14.2 20.9 13.4 8 11.6 21.8 12.4 22.7 11.0 9 16.0 27.6 15.8 28.0 11.2 10 15.0 25.4 12.7 32.6 12.0 11 8.4 15.8 10.6 17.7 7.1 12 9.8 13.6 10.0 14.1 8.7 13 9.0 13.6 9.6 14.4 8.2 14 9.7 18.4 9.4 19.0 9.0 15 5.2 21.7 13.7 22.5 3.9 16 11.4 15.8 11.4 18.5 10.7 17 9.8 17.9 9.0 18.8 9.1 18 3.6 24.9 14.2 25.2 2.5 19 13.2 16.7 6.3 17.5 9.9 20 0.4 19.5 6.2 20.0 — 0.4 21 5.2 22.1 12.4 22.7 1.1 22 8.1 26.8 13.6 28.6 8.1 23 14.0 19.6 14.7 20.4 8.5 24 10.8 23.4 16.7 24.5 10.5 25 13.3 23.6 16.8 24.2 12.9 26 13.4 22.7 13.8 23.7 11.7 27 12.8 17.1 14.0 18.4 12.1 28 8.4 18.8 9.3 18.9 6.1 29 9.1 20.2 14.4 21.8 6.4 30 12.0 23.5 12.4 24.7 9.6 1-10 13.15 25.79 16.05 27.15 10.95 11-20 8.05 17.79 10.04 18.77 6.87 21-30 10.71 21.78 13.81 22.79 8.70 Mes 10.64 21.79 13.30 22.90 8.84 — 238 TEMPERATURA DEL AIRE EN CÓRDOBA Mayo, 18S5 Tub. II, 5. FECHA 7 a. 2p. 9p. M m. 1 6.2 23.1 12.3 24.4 5.5 2 8.2 26.7 12.8 26.8 5.8 3 8.2 27.6 14.8 28.6 6.6 4 12.2 25.3 14.0 26.4 8.1 5 10.3 18.8 12.2 19.1 7.8 6 5.9 20.0 6.6 20.2 5.5 7 3.9 21.4 11.9 22.5 1.8 8 4.5 24.3 11.6 27.0 2.7 9 6.1 21.9 6.4 22.3 4.4 10 1.6 25.2 12.3 26.2 0.6 11 13.4 17.4 6.1 17.6 8.7 12 — 2.6 18.6 5.2 18.9 — 3.0 13 10.4 17.8 3.0 18.5 1.5 14 — 2.6 10.7 7.1 11.0 — 3.2 15 5.8 13.8 2.3 14.1 5.5 16 2.4 16.4 7.2 17.0 0.7 17 6.4 21.3 14.5 21.6 3.3 18 14.6 15.6 11.6 17.0 14.5 19 8.4 11.2 8.6 11.7 8.1 20 7.2 12.1 8.7 12.4 5.1 21 7.4 12.6 9.1 12.9 7.0 22 0.2 16.8 4.0 17.2 - 0.4 23 — 0.4 21.8 7.2 22.2 — 0.9 24 - 0.3 23.0 9.9 24.4 - 1.3 25 0.5 22.4 6.2 22.8 0.1 26 2.2 16.8 10.6 18.8 1.7 27 8.6 19.3 6.9 20.2 8.1 28 3.8 16.8 7.0 17.3 1.0 29 7.0 13.6 10.4 18.0 3.9 30 0.4 16.0 4.3 16.7 0.2 31 4.8 11.8 9.3 12.4 — 0.7 1-10 6.71 23.43 11.49 24.35 4.88 11-20 6.34 15.49 7.43 15.98 4.12 21-31 3.11 17.35 7.72 18.45 1.70 Mes 5.31 18.71 8.84 19.. 55 3.51 — 239 TEMPERATURA DEL AIRE EN CÓRDOBA Junio, 1SS3 Tab. II, 6. FECHA 7 a. 2p. 9p. M m. 1 2.6 19.6 5.5 19.6 2.1 2 7.2 15.0 8.6 15.6 0.8 3 — 1.8 19.6 7.3 19.9 — 2.2 4 — 1.2 18.5 10.3 18.9 — 1.4 5 0.8 21.0 7.4 23.5 — 0.5 6 2.8 18.5 8.6 18.8 2.5 / 2.8 26.5 8.3 26.8 2.3 8 6.4 20.6 14.0 22.2 2.8 9 4.8 18.3 2.1 18.7 1.7 10 — 3.0 18.5 5.5 18.6 — 3.6 11 — 0.2 20.8 8.4 21.2 - 1.7 12 5.8 6.0 1.1 6.2 5.6 13 - 8.1 9.8 — 0.1 10.4 — 8.5 14 — 6.3 13.2 — 0.5 14.0 — 6.5 15 — 6.6 15.5 3.6 16.1 — 7.1 16 — 2.9 16.4 2.7 17.1 - 3.3 17 3.6 17.2 3.3 17.2 1.7 18 - 3.4 18.1 2.9 18.5 — 4.0 19 — 2.1 19.0 2.8 19.0 — 2.8 20 - 3.4 15.1 2.8 15.8 — 3.9 21 - 3.8 14.2 2.6 14.5 — 4.5 22 — 0.4 16.6 1.1 16.6 — 0.7 23 — 2.5 23.2 4.2 23.3 — 3.0 24 — 3.5 27.8 8.6 27.9 — 4.0 25 4.4 25.3 7.3 25.4 — 1.0 26 0.5 22.7 8.7 23.1 0.3 27 4.7 22.6 12.6 23.6 4.2 28 6.4 22.8 12.9 23.3 5.3 29 12.0 13.7 10.4 13.7 9.4 30 8.8 9.6 9.8 9.6 8.5 1-10 2.14 19.61 7.76 20.26 0.45 11-20 — 2. .36 15.11 2.70 15.55 — 3.05 21-30 2.66 19.85 7.82 20.10 1.45 xMes 0.81 18.19 6.09 18.64 — 0..38 240 TEMPERATURA DEL AIRE EN CÓRDOBA Julio, 1SS& Tab. II, 7. FECHA 7 a. 2p. 9p. M m 1 8.8 12.6 9.6 14.1 8.7 2 8.0 11.6 9.2 11.8 7.2 3 8.2 11.6 10.4 11.6 8.0 4 9.9 13.6 9.6 14.2 9.7 5 5.6 17.2 4.3 17.2 5.3 6 — 0.0 16.3 9.2 16.3 — 1.5 7 8.3 11.9 9.1 12.0 8.0 8 6.9 9.1 8.1 9.5 6.6 9 6.6 12.9 6.2 14.4 6.3 10 - 0.7 17.3 6.3 17.5 — 1.0 11 3.4 12.2 6.2 14.3 - 2.3 12 5.6 12.8 — 0.6 13.0 5.4 13 - 3.0 13.7 4.0 14.1 — 3.6 14 11.0 17.8 4.2 26.8 — 2.8 15 — 0.8 9.8 6.2 11.6 — 1.0 16 — 1.7 14.4 2.3 14.7 - 2.0 17 — 2.7 15.9 2.1 15.9 — 3.1 18 - 1.2 13.8 6.4 15.4 — 2.0 19 — 2.1 12.4 — 0.8 12.7 - 2.2 20 — 5.6 15.0 2.2 15.6 — 6.1 21 — 4.6 18.7 6.5 19.6 — 5.1 22 — 4.0 19.3 5.6 20.0 - 4.4 23 — 1.2 20.7 9.6 21.6 — 1.5 24 - 1.7 13.0 6.6 13.4 - 2.0 25 2.2 19.4 6.5 20.2 1.4 26 4.6 15.0 1.6 15.3 1.5 27 — 3.2 16.4 4.3 16.5 — 3.9 28 - 1.4 17.6 1.7 17.9 — 2.7 29 - 3.9 22.6 5.2 23.0 — 4.6 30 1.2 20.1 5.2 20.7 0.6 31 0.2 18.7 10.7 19.3 — 0.0 1-10 6.16 13.41 8.20 13.86 5.73 11-20 0.29 13.78 3.22 15.41 - 1.51 21-31 — 1.07 18.. 32 5.77 18.86 — 1.88 Mes 1.70 15.27 5.73 16.14 0.69 241 — TEMPERATURA DEL AIRE EN CÓRDOBA Agosto, 1SS5 FECHA 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20 21 22 23 24 25 26 27 28 29 30 31 1-10 11-20 21-31 Mes . . 7 a. 4.4 8.4 4.0 4.0 4.9 - 0.2 6.0 2.1 3.4 4.6 10.0 5.6 10.2 7.2 2.8 1.6 12.0 - 0.9 4.9 4.6 1.6 8.8 12.1 12.0 15.1 8.6 1.75 5.17 7.31 4.83 2p. 19.2 15.0 10.8 15.1 19.1 19.6 19.2 6.7 4.7 7.6 20.2 20.4 22.2 26.4 25.1 22.4 12.6 20.0 20.0 20.4 25.3 15.9 21.5 23.4 21.2 21.2 28.6 32.8 34.4 23.0 22.4 13.70 20.97 24.52 19.88 9p. 7.3 6.5 4.3 4.7 5.7 5.5 8.1 5.2 3.6 1.3 7.2 8.0 10.8 12.2 13.8 11.3 9.4 13.5 8.2 12.2 14.0 6.2 11.7 10.2 10.7 11.5 17.6 20.5 23.4 16.5 14.0 5.22 10.66 14.21 10.16 Tab. II, í. M 20.2 15.4 11.5 15.4 19.3 20.3 20.4 7.5 5.4 8.2 20.4 21.0 22.9 27.0 25.2 22.7 12.6 20.7 20.3 20.4 25.8 17.5 21.7 24.2 22.7 21.5 29.1 33.3 36.0 23.4 22.8 14.. 36 21.32 25.27 20.48 m 1.5 2.6 3.9 4.3 5.4 1.9 2.0 1.3 0.8 2.5 0.8 4.0 0.6 2.5 3. 6. 5. 9.0 6.0 0.3 0.9 11.8 - 2.0 2.4 2.5 0. 7. 10.9 10.8 14.7 7.1 0.30 3.72 6.10 3.46 .7 .3 — 242 TEMPERATURA DEL AIRE EN CÓRDOBA Setiembre, 1885 Tab. II, 9. FECHA 7 a. 2p. 9p. M m 1 12.0 15.4 13.4 15.7 10.7 2 6.5 21.0 12.3 21.5 5.4 3 12.8 20.9 15.8 21.2 9.8 4 14.3 22.2 18.0 22.5 13.9 5 11.0 17.7 11.2 18.0 10.5 6 10.4 16.6 8.2 17.9 7.5 7 5.1 17.9 9.8 24.6 2.8 8 6.2 9.0 8.3 9.5 6.1 9 9.2 19.3 13.5 19.4 7.6 10 14.3 28.8 19.0 29.4 9.1 11 12.9 24.4 11.3 24.9 8.3 12 6.6 94 2 12.6 24.7 4.0 13 11.4 Í5!3 13.4 25.8 7.8 14 9.3 28.1 16.3 29.0 8.6 15 9.6 27.8 14.0 27.8 7.0 16 9.3 31.0 21.0 31.6 7.0 17 19.4 34.2 24.2 34.8 14.0 18 16.0 24.9 13.1 25.2 13.8 19 10.6 24.3 19.7 24.7 7.6 20 12.4 19.0 16.4 21.6 10.8 21 11.2 12.2 12.1 13.0 10.8 22 12.2 15.8 11.4 17.7 11.8 23 10.6 21.0 12.0 21.1 9.0 24 12.1 22.8 12.7 23.5 10.3 25 13.4 13.0 13.0 15.1 12.1 26 13.4 15.2 12.6 17.2 11.3 27 12.7 20.4 15.3 21.1 11.8 28 10.6 22.7 13.6 23.0 7.7 29 10.7 26.2 15.0 26.4 7.4 30 13.0 16.0 13.8 16.4 13.0 1-10 10.18 18.88 12.95 19.97 8.34 11-20 11.75 26.32 16.20 27.01 8.89 21-30 11.99 18.53 13.15 19.45 10. 5á Mes 11.31 21.24 14.10 22.14 9.25 — 243 - TEMPERATURA DEL AIRE EN CÓRDOBA Octubre, 1 S8& Tab . II, 10. FECHA 7 a. 2p. 9 p. M m 1 8.4 12.6 11.9 13.9 7.3 2 11.6 22.0 12.1 22.2 8.3 3 9.4 23.9 16.2 25.1 6.3 4 16.0 25.3 19.3 26.0 10.7 5 16.9 31.8 21.8 32.6 16.1 6 18.0 27.6 18.9 28.0 17.1 7 18.7 29.8 25.0 31.0 16.1 8 19.2 16.8 15.2 19.6 19.0 9 14.6 20.4 18.2 23.0 12.7 10 16.0 16.8 15.5 17.6 15.2 11 13.6 20.2 12.4 20.5 11.2 12 13.5 26.5 15.8 26.8 8.1 13 12.9 26.8 15.6 29.0 9.2 14 16.6 26.8 16.6 27.0 12.3 15 13.3 28.4 17.7 28.4 13.2 16 16.8 24.7 18.8 35.5 12.7 17 11.7 14.8 10.8 15.4 10.5 18 7.8 17.6 13.4 18.3 5.5 19 11.9 11.6 10.8 14.2 10.7 20 9.6 14.8 12.4 15.7 8.3 21 12.9 19.4 13.7 20.8 11.0 22 10.7 23.9 17.2 24.3 6.6 23 13.1 16.0 13.8 16.2 11.5 24 11.9 25.2 15.3 25.6 8.5 25 14.6 26.5 16.6 26.6 8.5 26 17.7 29.4 21.6 30.1 11.5 27 18.8 31.3 21.2 31.7 14.6 28 15.2 21.2 12.7 22.5 11.3 29 10.6 24.8 14.0 25.5 4.5 30 14.2 31.1 17.7 31.6 6.4 31 14.4 26.3 17.4 27.0 11.6 1-10 14.88 22.70 17.41 23.90 12.88 11-20 12.77 21.22 14.43 22.79 10.17 21-31 14.01 Í5Í01 16.47 25.63 9.64 Mes 13.89 23.04 16.12 24.15 10.85 — 244 TEMPERATURA DEL AIRE EN CÓRDOBA IVovieiubre, 1 SSo Tnb II, 11. FECHA 7 a. 2p. 9p. M m 1 14.8 32.1 20.3 32.4 10.3 2 21.7 35.8 22.2 36.1 17.0 3 21.8 29.0 23.2 29.5 14.3 4 18.7 25.9 20.6 27.3 18.0 5 15.3 26.8 18.1 27.2 8.3 6 18.0 28.4 17.4 28.9 11.6 7 14.4 32.0 16.9 32.0 7.5 8 16.2 32.8 19.9 33.2 8.7 9 22.2 32.5 19.3 32.8 14.0 10 19.8 27.8 20.6 29.0 18.1 11 20.0 32.0 23.6 32.2 14.7 12 17.8 19.3 18.0 22.4 17.6 13 13.3 19.8 12.0 20.0 13.2 14 9.7 18.2 11.0 19.1 5.8 15 10.9 22.0 13.4 22.1 5.4 16 15.3 27.3 15.6 27.6 8.7 17 17.8 29.2 19.2 29.5 9.] 18 17.2 32.2 20.0 32.5 14.1 19 18.1 35.8 22.0 36.2 13.4 20 20.2 27.8 21.3 28.5 18.1 21 20.8 34.2 29.0 34.3 16.8 22 21.2 26.1 22.5 30.1 19.5 23 21.0 31.0 24.9 31.5 18.3 24 17.5 21.0 19.5 22.4 17.5 25 20.2 25.5 23.0 26.3 18.7 26 22.0 20.9 21.1 22.7 21.6 27 23.8 18.7 16.3 32.5 21.0 28 ' 18.6 24.2 15.6 24.4 12.3 29 16.7 25.2 18.5 25.5 12.7 30 19.0 29.0 22.4 29.9 12.1 1-10 18.29 30.31 19.85 30.84 12.78 11-20 16.03 26.36 17 61 27.01 12.01 21-30 20.08 25.58 21.28 27.96 17.05 Mes 18.13 27.42 19.58 28.60 13.95 — 245 TEMPERATURA DEL AIRE EN CÓRDOBA Diciembre, 1 88¿> Tab II, 12. FECHA 7 a. 2p. 9p. M m 1 22.2 29.5 18.4 .30.3 17.0 2 20.0 28.2 18.4 30.8 17.5 3 17.7 20.2 18.1 20.5 16.5 4 16.4 29.1 21.4 29.5 11.3 5 20.3 30.2 20.4 30.7 14.6 6 23.0 32.9 23.2 33.5 14.7 7 23.0 25.6 14.1 28.6 19.1 8 12.5 18.8 16.7 19.4 11.2 9 17.6 15.2 13.2 22.6 15.8 10 12.2 20.4 15.8 20.9 9.0 11 15.0 22.3 14.9 22.7 13.8 12 15.6 21.8 18.4 22.2 12.8 13 16.8 25.8 18.6 26.3 13.9 14 17.3 19.9 17.0 21.0 14.5 15 15.2 27.6 20.6 28.4 11.4 16 18.4 33.2 24.4 33.3 14.9 17 19.1 22.8 20.7 24.6 18.2 18 20.9 30.1 25.6 30.7 19.0 19 23.9 ,36.5 20.0 37.2 21.2 20 17.2 26.2 18.0 26.9 15.1 21 ]5.1 28.0 18.4 28.9 10.7 22 18.6 30.3 20.4 30.6 11.3 23 22.3 34.5 25.6 35.7 15.9 24 18.6 22.0 15.8 25.6 17.0 25 16.6 29.4 21.4 29.8 11.7 26 23.1 31.7 25.3 .32.7 15.7 27 21.6 .34.3 28.4 35.7 18.3 28 26.6 22.4 21.6 38.3 23.9 29 16.8 27.4 17.8 27.8 15.3 30 16.6 29.3 19.4 29.7 12.7 31 20.8 33.6 23.9 .34.6 16.1 1-10 18.49 25.01 17.97 26.68 14.67 11-20 17.94 26.62 19.82 27.33 15.48 21-31 19.74 29.35 21.64 31.76 15.33 Mes 18.75 27.07 19.87 28.69 15.16 T. IX 16 — 246 TENSIÓN DEL VAPOR ATMOSFÉRICO CÓRDOBA, 1885 Tab. III, 1. Enero > Febrero Marzíi » FECHA — ^_- — - — -- ■^ — - — ^- — 7 a. 2p. 9p. 7 a. 2p. 9p. 7 a. 2p. 9p. 1 15.3 13.4 1 14.9 10.3 23.0 12.8 13.9 15.6 13.6 2 14.4 15.1 13.6 11.2 19.4 13.4 14.1 14.2 13.6 3 14.1 16.3 15.1 13.0 19.4 14.4 13.4 14.0 16.1 4 12.6 13.1 12.5 13.4 18.1 13.6 12.9 15.7 17.3 5 13.1 16.9 12.9 11.8 13.1 13.5 14 2 14.8 15.6 6 11.4 18.7 14.3 13.2 13.8 14.9 15.8 15.8 11.8 7 14.9 16.1 15.7 10.6 14.8 16.4 11.9 12.4 11.5 8 15.9 17.1 12.4 12.7 17.6 16.7 11.1 12.4 12.0 9 13.8 13.1 13.4 13.8 14.0 15.7 11.1 13.2 9.8 10 10.6 12.9 13.5 15.8 19.7 19.3 9.3 11.0 12.9 11 12.7 11.5 12.4 17.7 20.8 15.2 10.1 12.2 13.1 12 11.9 15.0 9.6 9.5 9.8 10.6 10.8 13.4 13.2 13 11.3 12.5 13.5 9.9 10.8 10.7 11.0 13.8 14.6 14 14.0 14.0 14.4 10.9 13.3 13.7 11.8 15.4 15.7 15 12.7 15.3 16.1 12.3 14.9 15.7 11.1 12.6 12.2 16 12.9 13.2 11.5 11.9 14.8 14.0 10.3 21.6 14.1 17 13.9 13.9 13.6 12.3 16.7 15.3 10.3 16.1 13.3 18 12.3 13.5 14.6 13.4 14.9 14.8 10.7 12.6 12.9 19 14.0 15.0 15.5 14.9 14.8 15.1 11.0 13.2 13.3 20 13.1 14.5 14.1 17.0 16.5 14.5 13.6 15.5 14.4 21 14.9 15.5 16.8 13.9 17.3 16.9 12.1 15.0 14.3 22 15.6 14.1 17.9 16.9 19.6 13.3 12.1 14.3 15.3 23 15.6 18.1 17.5 6.5 8.5 9.6 13.8 14.4 11.1 24 17.5 18.8 15.7 8.6 10.0 11.2 9.9 9.9 9.9 25 15.0 14.7 16.1 9.6 11.8 12.1 7.9 10.5 10.5 26 16.0 15.7 18.5 10.1 12.1 12.3 8.4 12.6 11.9 27 15.4 15.1 16.7 11.0 11.7 14.1 10.1 12.8 13.0 28 12.4 13.1 12.8 13.3 13.3 15.9 12.7 15.2 15.3 29 16.2 14.8 14.6 13.3 16.9 16.7 30 10.9 13.4 12.4 14.8 11.9 11.7 31 11.6 20.6 12.4 13.0 13.7 14.4 1-10 13.6 15.3 13.8 12.6 17.3 15.1 12.8 13.9 13.4 11-20 12.9 13.8 13.5 13.0 14.7 14.0 11.1 14.6 13.7 21-31 14.6 lo. 8 15.6 11.2 13.0 13.2 11.6 13.4 13.1 Mes 13.31 15.00 14.35 12.34 15.18 14.13 11.82 13.96 13.39 — 247 — TENSIOiN DEL VAPOR ATMOSFÉRICO CÓRDOBA, 1885 Tílb. III, 2. FECHA 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20 21 22 23 24 25 26 27 28 29 30 31 1-10 11-20 21-31 Mes.. . Abril 7 a. 13.2 14.1 10.0 8.3 7.0 8.2 6.2 8.4 9.2 11.9 4.9 5.8 6.4 8.3 6.4 8.6 8.3 5.7 8.0 4.4 5.0 6.8 4.6 7, 9. 10, 10. 7.8 6.9 9.4 9.7 6.7 7.9 8.07 2p. 180 17.2 6.8 8.8 10.6 12.0 6.6 7.7 11.7 12.1 3.4 4.5 6.7 8.8 7.1 8.4 8.2 7.0 5.1 4.2 9p. 9.3 9.5 11.7 10.0 5.8 9.8 10.4 11.1 6.3 8.8 8.76 17.0 14.2 9.9 9.0 11.9 9.5 8.9 8.7 10.9 5.3 6.0 6.5 8.3 7.9 9.2 9.4 7.6 8.6 4.9 5.6 6.5 9.2 7.7 10.5 11.5 11.2 10. 7. 9. 9. .7 .0 .5 .5 Mayo 7 a. 10.5 7.4 9.3 9.09 5.8 5.0 5.4 6.0 4.7 5.5 3.3 3.1 3.3 4.4 4.7 6.3 10.5 6.2 5.9 6.2 4.3 4.1 4.3 4.4 5.0 6.5 5.9 7.3 4.5 5.8 6.4 5.3 5.3 5.66 2 p. 10.1 8.6 7.3 7.3 4.8 7.2 5.0 4.4 6.0 6.5 2.9 3.7 3.7 4.0 4.1 5.3 9.0 8.0 5.9 5.6 6.2 5.3 4.0 4.3 6.2 6.3 5.6 6.9 7.5 5.7 7.1 6.7 5.2 5.9 5.95 9p. 8.9 9.3 9.5 8.6 6.1 6.2 5.6 6.3 7.0 7.5 4 4 3 4 4 5 10.0 8.6 5.8 7.3 6 1 5.0 5.2 6.8 5.3 8.1 7.5 5.9 6.1 6.48 «Tunio 7 a. 5.3 7.4 3.7 4.0 4.4 5.0 5.1 6.8 4.2 3.3 4.0 4.9 2.4 2.7 2.5 2.4 4.3 3.1 3.6 3.2 3.0 4.4 3.6 3.4 4.5 4.1 5.9 6.3 9.2 8.2 2p. ,4 3 ,0 ,4 ,4 6.8 8.5 3.2 3.6 3.6 4.3 4.3 3.3 3.6 4.2 4.7 3.8 4.7 4.5 5.1 6.2 3.4 3.5 3.7 6.5 7.4 10.0 10.2 8.4 4.9 3.3 5.3 4.50 9p. 6.2 7.0 5.8 5.4 5.9 4.8 6.4 8.6 3.3 4.3 4.7 3.9 3.7 3.2 3.7 4.3 4.0 4.2 4.2 4.4 5.2 4.2 4.4 3.3 4. 5. 7. 7. 5.49 5 9 2 4 9.2 8.6 5.8 4.0 6.0 5.26 — 248 — TENSIÓN DEL VAPOR ATMOSFÉRICO CÓRDOBA, 1885 Tab. III, 3. FECHA 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20 21 22 Í3 24 25 28 27 28 29 30 31 1-10 11-20 21-31 Mes. . . «Julio 7 a. 2p. 8.2 9.6 7.5 8.0 7.9 8.6 8.7 8.5 6,5 5.1 4.3 5.6 6.7 6.9 6.8 6.8 6.6 6.5 3.4 2.2 5.4 6.6 4.9 3.4 3.3 2.2 4.2 3.0 4.2 4.8 3.9 3.9 3.5 5.3 3.9 3.7 3.5 2.9 2.8 3.3 3.1 3.3 3.2 4.4 3.9 4.0 3.6 4.3 4.9 4.2 4.5 2.8 3.5 2.5 3.0 3.2 3.2 4.0 3.9 4.3 4.1 5.9 6.7 6.8 4.0 3.9 3.7 3.9 4.75 4.83 8.4 7.6 8.7 8.0 5.2 5.5 6.7 7.3 6.1 4.4 6.2 3.1 3.3 4.1 6.0 4.2 3.8 4.4 3.3 3.3 4.4 4.8 4.8 4.3 2.8 3.3 2.8 3.4 4.4 4.6 7.4 6.8 4.2 4.3 5.05 Agosto 7 a. 6.0 2.0 3.0 2.9 2.8 3.3 4.4 4.9 4.9 4.9 4.4 5.6 5.2 5.6 5.4 6.9 6.4 8.4 6.7 4.7 4.4 4.2 6.4 8.6 8.2 9.0 6.5 3.9 5.9 5.8 2 p. 7.7 2.0 2.2 1.9 2.0 3.7 4.9 6.6 6.4 5.0 5.5 6.1 4.9 7.8 8.0 9.0 8.6 10.5 5.9 5.6 6.1 4.2 3.2 5.0 7.3 8.1 8.8 10.7 10.6 8.7 9.8 4.2 6Ü 7.5 9p. 6.4 2.6 2.8 2.9 3.4 3.9 5.1 5.8 5.2 4.8 6.4 6.4 7.2 6.6 8.9 7.4 7.5 9.7 7.2 4.6 5.24 6.03 6, 4, 2, 4. 5, 7, 8, 10. 10, 7. 9. 4.3 7.2 7.1 6.21 Setiembre 7 a. 9.4 6.9 8.3 11.7 8.3 7.7 6.5 6.6 8.2 9.6 6.0 6.2 8.0 6.9 6.7 7.0 11.5 4.6 6.5 8.9 9.8 9.6 7.8 7.7 9.6 10.9 10.8 8.7 9.0 10.8 2p. 8.9 9.0 10 5 13.3 8.3 7.9 7.8 7.0 10.2 8.4 6 6 5 8 7 8 5 4 10.3 9.8 8.34 10.1 10.0 9.2 9.0 11.2 11.2 11.4 10.9 11.6 9.6 9.1 6.3 10.4 8.94 9p. 8.6 8.6 10.5 12.9 8.0 7.2 6.0 7.5 9.0 7.4 6.4 7.6 7.1 8.0 7.6 8.8 7.9 5.5 10.0 11.7 9.9 9.6 8.0 8.3 10.4 10.2 10.0 10.4 11.3 9.6 8.6 8.1 9.8 8.80 — 249 — TENSIÓN DEL VAPOR ATMOSFÉRICO CÓRDOBA, 1885 T ab. III, 4. O etubre IVoviembre Diciembre FECHA -^ - — - — ~- --' — ~- "^ ■ — 7 a. .2p. 9p. 7 a. 2p. 9p. 7 a. 2p. 9p. 1 6.6 6.9 8.3 10.6 10.6 11.6 15.4 16.1 13.3 2 7.1 8.7 8.4 13.1 9.2 11.2 13.5 14.1 13.0 3 7.7 9.6 9.8 11.2 12.9 9.4 12.5 11.6 14.1 4 9.6 11.2 11.2 8.8 9.3 8.5 12.4 15.6 14.9 5 11.5 13.6 14.3 8.5 6.9 8.5 13.0 12.0 12.0 6 9.8 13.6 13.6 9.1 8.1 6.3 12.6 12.4 13.6 7 14.0 18.2 17.6 7.7 5.9 8.5 16.2 12.6 11.8 8 16.4 8.8 7.8 8.7 6.6 •9.2 10.1 13 3 13.1 9 10.7 13.3 14.6 13.3 14.5 13.0 12.1 9.8 9.5 10 12.9 10.5 10.6 12.1 15.6 13.8 8.6 9.7 10.5 11 10.5 9.7 9.7 14.8 11.6 10.5 8.8 11.2 10.3 12 8.8 11.3 11.2 14.6 16.5 15.0 9.8 11.5 12.2 13 9.7 11.6 9.1 6.5 5.9 8.0 11.3 12.2 12.1 14 10.3 8.7 9 4 6.1 10.0 8.2 13.0 12.8 13.1 15 9.7 9.9 9.7 6.3 14 2 8.8 12 4 16.9 15.0 16 11.3 9.3 5.4 7.6 9.7 10.4 14.6 11.3 14.2 17 9.4 9.5 8.9 7.5 7.1 11.6 13.4 15.8 14.8 18 7.0 8.6 8 8 10.0 7.9 9.6 16 0 18.6 20.0 19 8.8 9.4 8.7 10.5 8.4 12,6 19.2 20.8 8.4 20 7.6 7.6 8.2 13.1 12.9 13.3 5.8 8.5 8.4 21 7.7 8.9 9.8 13.6 15.1 15.5 9.1 9.9 10.9 22 8.7 10.2 10.0 15.6 16.1 16.5 10 2 9.7 9.5 23 10.0 10.7 10.7 15.4 16.1 17.2 12.7 13.4 15.7 24 9.8 10.9 10.6 14.4 15.4 16.0 14.5 10.2 10.5 25 10.7 11.4 10.6 16.1 17.1 19.0 11.4 9.3 10.5 26 10.8 13.7 10 9 18.2 17.9 17.9 16.2 15.7 14.8 27 12.3 15.6 11 4 20.2 12.8 11.9 15.1 19.0 18.5 28 5.7 3.6 5 8 8.8 10.3 10.7 20.2 18.0 9.4 29 7.2 5.6 7.2 10.4 8.5 10.4 8.3 5.6 8.2 30 8.1 9.3 9.4 12.9 15.2 14.9 9.5 6.9 9.2 31 9.7 11.9 11.4 11.8 15.7 15.7 1-10 10.6 11.4 11.6 10.3 10.0 10.0 12.6 12.7 12.6 11-20 9.3 9.6 8.9 9.7 10.4 10.8 12.4 14.0 12.9 21-31 9.2 10.1 9.8 14.6 14.4 15.0 12.6 12.1 12.1 Mes 9.68 10.38 10.10 11.52 11.61 11.93 12.57 12.91 12.49 — 250 HUMEDAD RELATIVA CÓRDOBA, 1885 Tab. IV, 1. Euero F ebreí •o Marzo FECHA ~- 1 — — — ^- — - ■ — — ^ ■^--^ — •" ~- 7 a. 2p. 9p. ; 7 a. 2p. 9p. ; 7 a. 2p. 9p. 1 76 37 67 55 65 71 90 66 89 2 96 91 92 65 65 76 95 91 96 3 97 69 83 92 63 74 98 58 96 4 82 74 81 74 73 81 96 58 92 5 91 58 77 82 42 74 96 48 89 6 76 71 77 81 48 67 94 51 85 7 71 40 62 78 57 94 93 62 73 8 80 49 48 82 53 84 94 80 97 9 82 72 81 98 90 95 . 90 88 91 10 75 45 68 98 62 90 98 48 91 11 84 37 70 91 92 85 89 54 84 U 83 51 55 81 67 100 98 68 88 13 63 40 75 87 92 94 87 65 86 14 94 55 76 96 78 94 81 77 91 15 86 44 82 97 68 92 94 58 93 16 79 38 47 93 60 90 99 81 94 17 71 39 56 94 56 87 100 56 88 18 56 41 70 94 50 83 94 44 86 19 75 39 61 91 58 82 93 47 84 20 96 90 84 100 62 87 85 55 89 21 86 59 85 91 79 95 96 51 87 22 89 45 89 98 74 73 96 52 83 23 86 52 80 54 42 81 98 80 94 24 92 64 92 81 37 79 97 88 96 25 93 41 78 94 40 79 96 53 93 26 89 41' 92 96 38 86 95 52 86 27 89 40 81 86 31 70 96 50 73 28 87 36 64 91 32 79 80 49 89 29 89 39 72- 96 58 92 30 87 59 82 97 72 81 31 89 68 68 92 87 95 1-10 82.6 60.6 73.6 80.5 61.8 80.6 94.4 65.0 89.9 11-20 78.7 47.4 67.6 1 92.4 68.3 89.4 92.0 60.5 88.3 21-31 88.7 49.5 80.3 86.4 46.6 80.2 94.5 62.9 88.1 Mes 83.5 52.4 74.0 86.4 59.8 83.6 93.6 62.8 88.7 — 251 — HUMEDAD RELATIVA CÓRDOBA, 1885 Tab. IV, 2, Abril 1 ¡*Iayc \ «lunio FECHA " - ~~- ^ - — -— w^ ~-^ ■ ~- 7 a. 2p. 9p. 7 a. 2p. 9p. 7 a. 2 p. 9 p. 1 98 57 85 97 48 85 96 45 93 2 93 46 77 94 34 86 98 51 84 3 89 38 83 98 27 76 92 31 76 4 90 39 80 79 31 73 96 38 58 5 94 39 98 67 30 57 90 40 77 6 92 42 54 84 41 85 89 28 58 7 48 39 74 82 26 54 91 27 78 8 84 40 82 86 20 62 94 47 73 9 67 42 82 86 31 98 65 20 62 10 93 50 48 90 27 71 91 23 64 11 60 26 63 48 20 68 89 20 57 12 64 39 70 87 23 68 72 62 79 13 74 58 94 33 24 62 97 47 81 14 92 56 89 87 41 59 98 29 71 15 97 37 79 64 35 79 92 28 62 16 86 63 95 85 38 74 64 31 77 17 92 54 89 88 48 82 73 32 70 18 97 30 72 85 60 85 89 25 74 19 71 36 69 76 59 69 92 29 74 20 92 25 79 77 53 87 91 36 77 21 75 30 61 80 57 71 87 42 94 22 85 37 80 92 37 82 98 44 85 23 39 34 61 92 21 69 94 16 71 24 76 43 74 96 21 53 98 13 40 25 88 44 80 92 .31 76 71 16 59 26 91 57 96 93 44 77 87 32 70 27 96 69 91 78 34 83 92 36 67 28 94 36 80 "■■ _— ^ 49 89 88 48 67 29 80 55 78 ■< 64 73 89 88 98 30 91 49 89 96 42 85 98 95 95 31 90 69 93 1-10 84.8 43.2 76.3 86.3 31.5 74.7 90.2 35.0 72.3 11-20 82.5 42.4 79.9 73.0 40.1 73.3 85.7 33.9 72.2 21-31 81.5 45.4 79.0 91.4 42.6 77.4 90.2 43.0 74.6 Mes 82.9 43.7 78.4 83.8 38.2 75.2 88.7 37.3 73.0 — 252 HUMEDAD RELATIVA CÓRDOBA, 1885 Tnb. IV, 3. FECHA 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20 21 22 23 24 25 26 27 28 29 30 31 1-10 11-20 21-31 Mes.. . 7 a. Julio 2p. 98 93 98 96 96 92 82 91 91 79 93 73 91 43 96 96 94 92 90 96 95 95 92 90 91 71 98 72 96 78 89 91.6 86.4 87.9 88.6 89 79 85 73 35 41 67 79 58 15 63 30 18 20 53 32 40 32 27 26 21 27 22 39 25 22 18 21 20 25 37 62.1 34.1 25.2 40.0 9p. 95 89 93 89 84 63 77 91 87 62 88 71 55 66 85 77 71 61 75 62 61 71 54 59 39 63 44 66 66 69 77 83.0 71.1 60.8 71.3 Agosto 7 a. 97 24 48 87 88 80 79 76 100 89 96 81 96 97 86 75 94 91 89 82 85 40 82 55 73 93 76 83 79 70 78 76.8 88.7 74.0 79.6 2p. 47 17 23 16 13 22 30 90 100 64 31 34 25 31 34 45 80 60 34 31 26 31 16 24 39 43 30 29 26 41 49 42.2 40.5 32.2 38.1 9p. 85 36 44 46 50 58 63 87 88 94 84 81 73 63 76 74 87 85 89 43 55 56 28 53 62 75 60 56 49 52 76 65.1 75.5 56.5 65.4 Síítienibre 7 a. 2p. 91 68 96 49 76 57 97 67 85 56 82 56 98 51 93 81 95 61 79 28 54 28 85 28 79 25 79 29 75 27 80 26 68 13 34 20 69 46 85 60 99 96 91 75 83 50 73 43 85 100 96 87 99 64 92 54 94 48 97 71 89.2 57.4 70.8 30.2 90.9 68.6 83.6 52.1 75 82 79 84 80 89 66 92 79 45 64 70 62 58 64 47 35 49 58 84 95 96 76 76 94 95 78 90 89 82 77.1 59.1 87.1 74.4 253 — HUMEDAD RELATIVA CÓRDOBA, 1885 Tab. IV, 4. O clubre IVovienibre Diciembre FECHA "- — ^■ — - — " — "^ ,-^- —^m "-^ '- — ~- — - — -~ 7 a. 2p. 9p. 7 a. 2p. 9p. 7 a. 2p. 9p. 1 81 63 80 85 30 66 77 53 84 2 70 44 80 68 21 56 78 50 82 3 88 44 71 58 44 44 83 66 91 4 71 47 67 55 38 47 89 53 78 5 81 39 74 65 27 55 74 38 67 6 63 49 84 59 28 43 60 33 64 7 87 59 75 63 16 60 78 52 99 8 99 63 60 63 18 53 95 83 93 9 87 74 94 67 40 78 81 76 85 10 96 74 81 70 56 76 82 54 79 11 92 55 91 85 33 49 69 56 82 12 76 44 84 96 99 98 75 59 78 13 88 44 68 56 34 76 79 49 76 14 73 34 67 68 64 83 89 74 91 15 86 34 64 64 72 77 97 62 83 16 79 40 33 59 36 79 , 93 30 63 17 93 76 93 49 24 70 82 77 82 18 89 58 77 68 22 55 87 59 82 19 85 94 90 68 19 64 87 46 48 20 86 61 77 74 46 71 39 34 55 21 69 53 85 75 38 53 69 35 69 22 92 47 68 84 64 82 64 31 54 23 90 79 92 84 48 73 64 33 64 24 95 46 82 97 84 95 91 52 79 25 87 45 75 92 71 91 81 30 56 26 71 45 58 93 97 96 77 45 62 27 76 46 62 92 80 86 79 47 65 28 44 19 52 55 47 81 78 90 49 29 74 24 61 73 36 66 59 21 55 30 67 28 62 79 51 74 68 23 55 31 80 47 77 65 41 72 1-10 82.3 55.6 76.6 65.3 31.8 57.8 79.7 55.8 82.2 11-20 84 7 54.0 74.4 68.7 44.9 72.2 79.7 54.6 74.0 21-31 76.8 43.5 70.4 82.4 61.6 79.7 72.3 40.7 61.8 Mes 81.5 50.8 73.7 72.1 46.1 69.9 77.1 50.1 72.3 254 — EVAPORACIÓN DEL AGUA (en milímetros) CÓRDOBA, 1885 Enero Tub. V, 1. LIBRE Á LA SOMBRA •FECHA . ■ — — 7 a. 2 p. 9 p. SHA 7 a. 2 p. 9 p. SCMA 1 0.4 3.2 2.3 5.9 0.4 1.1 1.5 3.0 2 0.1 0.3 0.6 1.0 0.1 0.3 0.4 0.8 3 0.1 0.6 1.0 1.7 0.1 0.4 0.6 1.1 4 0.2 0.4 1.0 1.6 0.2 0.2 0.6 1.0 5 0 4.0 1.6 ■5.6 0 1.0 0.6 1.6 6 0.1 3.4 2.0 5.5 0.1 0.7 1.0 1.8 7 0.6 5.2 3.6 9.4 0.4 1.7 2.0 4.1 8 0.4 4.6 3.5 8.5 0.4 1.6 1.8 3.8 9 0.3 1.4 0.5 2.2 0.3 0.5 0.3 1.1 10 0.1 3.8 1.8 5.7 0.2 1.2 1.3 2.7 11 0.2 4.0 1.5 5.7 0.2 1.2 1.1 2.5 12 0.1 4.0 2.6 6.7 0.2 1.3 1.6 3.1 13 0.1 4.8 2.2 7.1 0.1 1.6 1.6 3.3 U 0.2 2.6 1.2 4.0 0.2 0.6 0.6 1.4 15 0 1.2 2.4 3.6 0 1.2 1.6 2.8 16 0.2 4.3 3.2 7.7 0.2 1.7 1.8 3.7 17 0.8 5.3 2.8 8.9 0 8 2.1 1.6 4.5 18 0.6 4.0 2.3 6.9 0.6 1.6 1.4 3.6 19 0.4 3.9 2.1 6.4 0.4 1.5 1.4 3.3 20 0.5 0 0.6 1.1 0.5 0 0.4 0.9 21 0.1 3.4 1.2 4.7 0.1 0.8 0.6 1.5 22 0.1 2.4 1.0 3.5 0.1 0.6 0.7 1.4 23 0.1 3.4 1.8 5.3 0.1 0.8 0.9 1.8 24 0 2.6 0 2.6 0 0.8 0.2 1.0 25 0 2.8 2.0 4.8 0 0.8 0.4 1.2 26 0.1 2.7 0 2.8 0.1 0.8 0.6 1.5 27 0.1 3.3 1.8 5.2 0.1 0 8 0.6 1.5 28 0 3.8 3.2 7.0 0.1 1.0 1.4 2.5 29 0.1 4.4 3.0 7.5 0.1 1.2 1.8 3.1 30 0 0.8 1.8 2.6 0.4 0.4 0.4 1.2 31 0.1 3.9 3.0 7.0 0.1 1.2 1.3 2.6 1-10 2.3 26.9 17.9 47.1 2.2 8.7 10.1 21.0 11-20 3.1 34.1 20.9 58.1 3.2 12.8 13.1 29.1 21-31 0.7 33.5 18.8 53.0 1.2 9.2 8.9 19.3 Mes.. . 1 6.1 94.5 57.6 158.2 6.6 30.7 32.1 69.4 — 255 — EVAPORACIÓN DEL AGUA (en milímetros) CÓRDOBA. 1885 Febrero Tab. V, i. LIBRE Á LA SOMBRA FECHA 7 a. 2 p. 9 p. SUMA 7 a. 2 p. 9 p. SUMA 1 0.4 4.8 3.4 8.6 0 1.8 2.0 3.8 2 1.0 3.0 1.6 5.6 0.2 0.9 1.0 2.1 3 0 2.8 1.8 4.6 0.1 0.8 1.0 1.9 4 0.1 2.8 1.4 4.3 0.2 1.2 0.6 2.0 5 0.3 3.2 2.5 6.0 0.1 0.8 1.0 1.9 6 0.2 3.1 2.3 5.6 0.2 1.4 1.0 2.6 7 0 0 1.8 1.8 0 0 0.5 0.5 8 0.2 3.7 2.8 6.7 0.2 0 8 1.3 2.3 9 0 0.7 0.3 1.0 0.2 0.2 0.2 0.6 10 0 2.9 2.6 5.5 0.2 0.8 0.8 1.8 11 0.2 1.0 1.6 2.8 0.2 0.4 0.8 1.4 12 0.5 0.5 0.5 1.5 0.4 0.4 0.4 1.2 13 0.2 0.3 0 0.5 0.2 0.2 0 0.4 14 0 0.8 0.4 1.2 0.2 0 4 0.3 0.9 15 0 1.2 1.8 3.0 0.2 0.3 0.9 1.4 16 0 2.0 2.0 4.0 0.2 0.6 0.5 1.3 17 0.2 3.1 2.6 5.9 0.1 0 8 0.8 1.7 18 0.1 3.2 2.5 5.8 0.2 1.0 1.0 2.2 19 0.1 1.5 0.5 2.1 0.1 0.4 0.5 1.0 20 0 0.8 2.6 3.4 0.2 0.4 0.8 1.4 21 0.1 2.0 1.1 3.2 0.1 0.3 0.2 0.6- 22 0 ,1.8 2.1 3.9 0 0.6 0.6 1.2 23 0.4 *3.0 2.0 5.4 0.4 1.2 0.5 2.1 24 0.1 3.2 3.2 6.5 0.1 0.9 1.2 2.2 25 0.2 3.2 2.8 6.2 0.1 0.7 0.8 1.6 26 0.2 3.9 3.0 7.1 0.2 0.8 1.3 2.3 27 0.2 3.3 2.8 6.3 0.2 1.0 1.2 2.4 28 0.1 5.7 2.4 8.2 0.1 0.9 1.2 2.2 1-10 2.2 27.0 20.5 49.7 1.4 8.7 9.4 19.5 11-20 1.3 14.4 14.5 30.2 2.0 4.9 6.0 12.0 21-28 1.3 26.1 19.4 46.8 1.2 6.4 7.0 14.6 Mes... 4.8 67.5 54.4 126.7 4.6 20.0 22.4 47.0 — 256 — EVAPORACIÓN DEL AGUA (en milímetros) ' CÓRDOBA. 1885 Marzo Tab. V, 3. LIBRE Á LA S >OMBRA FECHA ' ' 7 a. 2 p. 9 p. SOMA 7 a. 2 p. 9 p. SüMÁ 1 0.1 1.0 0.5 1.6 0.2 0.2 0.3 0.7 2 0 0.3 0.2 0.5 0.1 0.2 0.1 0.4 3 0.1 0.5 2.0 2.6 0.1 0.4 0.5 1.0 4 0 3.2 3.0 6.2 0.1 0.4 0.5 1.0 5 0.1 3.2 2.9 6.2 0.1 0.9 0.8 1.8 6 0.1 4.0 1.0 5.1 0.1 1.0 1.0 2 1 7 0 2.4 1.4 3.8 0 0.6 0.7 1.3 8 0 0 8 0 0.8 0.2 0.4 0 0.6 9 0.1 0.2 0.3 0.6 0.1 0.2 0.3 0.6 10 0.2 2.8 2.0 5.0 0.2 0.6 0.5 1.3 11 0.1 2.9 2.3 5.3 0.1 0.5 0.7 1.3 12 0.1 2.1 0.9 3.1 0.2 0.5 0.5 1.2 13 0 2.8 0.8 3.6 0 1 0 8 0.3 1.2 14 0.1 1.9 2.3 4.3 0.2 0.6 0.4 1.2 15 0.1 0.3 2.4 2.8 0.2 0.2 0 4 0,8 16 0 2.1 2.2 4.3 0.2 0.4 0 6 1.2 17 0.1 3.2 2.4 5.7 0.2 0.8 0.8 1.8 18 0.1 3.6 3.2 6.9 0.1 1.1 1.1 2.3 19 0 3. '3 2.2 5.5 0 1.0 0.8 1,8 20 0 3.5 1.8 5.3 0.1 0.8 0.6 1.5 21 0 3.1 2.1 5.2 0 0.7 0.7 1.4 . 22 0 3.6 2.3 5.9 0 1.1 0 9 2.0 23 0 1.3 0.3 1.6 0 0.9 . 0.2 1.1 24 0 0.1 0.3 0.4 0 0*L 0.1 0.2 25 0 2.7 1.6 4.3 0 0 5 0.3 0.8 26 0 3,2 1.8 5.0 0 0.5 0.6 1.1 27 0.1 3.3 2.2 5.6 0.1 1.0 1.0 2.1 28 0.4 3.4 1.7 5.5 0.3 0.9 0.4 1.6 29 0 2.5 1.1 3.6 0.1 0.6 0.5 1.2 30 0 2 3 0.5 2.8 0.1 0.7 0.4 1.2 31 0.2 0.3 0 0.5 0.2 0.2 0 0.4 1-10 0.7 18.4 13.3 32.4 1.2 4.9 4.7 10.8 11-20 0.6 25.7 20.5 46.8 1.4 6.7 6 2 14.3 21-31 0.7 25.8 13.9 40.4 0.8 7.2 5.1 13.1 Mes... 2.0 69.9 47.7 119.6 3.4 18.8 16.0 38.2 — 257 EVAPORACIÓN DEL AGUA (en milímetros) CÓRDOBA, 1885 Abril Tah. V, 4. FECHA LIB RE Á LA S OMBRA ■■ ■ 7 a. 2 p. 9 p. sm 7 a. 2 p. 9 p. SDSi 1 0 2.6 1.6 4.2 0.1 0.6 0.9 1.3 2 0.2 3.5 2.7 6.4 0.1 1.2 1.0 2.3 3 0.3 1.5 1.2 3.0 0.6 0.8 0.4 1.8 4 0 2.5 1.5 4.0 0.1 0.8 0.6 1.5 5 0.1 2.9 2.0 5.0 0.2 0.9 1.0 2.1 6 0.1 2.9 1.7 4.7 0.1 0.7 0.9 1.7 7 1.0 2.1 0.6 3.7 0.8 1.0 0.6 2«4 8 0.2 2.0 1.2 3.4 0.2 0.7 0.4 1.3 9 0.1 3.4 1.5 5.0 0.1 1.2 0.7 2.0 10 0 3.5 3.0 6.5 0 1.4 1.6 3.0 11 0.3 2.0 1.0 3.3 0.3 0.7 0.6 1.6 12 0.2 1.0 0.4 1.6 0.2 0.5 0.4 1.1 13 0.1 1.0 0.2 1.3 0.1 0.4 0.2 0.7 14 0 1.4 0.8 2.2 0 0.3 0.4 0.7 15 0 2.5 1.7 4.2 0 0.8 0.5 1.3 16 0.1 1.0 0.2 1.3 0.1 0.4 0.1 0.6 17 0 1.5 0.6 2.1 0.1 0.3 0.4 0.8 18 0 2.4 1.4 3.8 0.1 0.7 1.0 1.8 19 0.4 2.9 1.2 4.5 0.3 1.3 1.0 2.6 20 0 2.4 1.2 3.6 0 0.8 0.7 1.5 21 0.1 3.9 1.9 5.9 O.l' 2.0 1.2 3.3 22 0.8 2.5 1.6 4.9 0.3 '1.0 1.0 2.3 23 0.3 2.6 0.8 3.7 0.2 1.4 0.5 2.1 24 0.4 2.8 1.0 4.2 0.4 1.0 0.6 2.0 25 0;2 2.2 0.8 3.2 0.2 0.8 0.5 1.5 26 0 1.2 1.0 2.2 0.1 0.4 0.6 1.1 27 0 0.4 0.3 0.7 0.1 0.2 0.2 0,5 28 0 1.6 1.4 3.0 0.1 0.6 1.0 1.7 29 0.1 1.6 0.6 2.3 0.2 0.8 0.4 1.4 30 0 2.3 0.7 3.0 0.2 0.8 0.6 1.6 , 1-10 2.0 26.9 17.0 45.9 2.3 9.3 7.8 19.4 11-20 1.1 18.1 8.7 27.9 1.2 6.2 5.3 12.7 2^-30 1.9 21.1 10,1 33.1 1.9 9.0 6.6 17.5 Mes. . , 5.0 66.1 35.8 106.9 5.4 24.5 19.7 49.6 258 EVAPORACIÓN DEL AGUA (en milímetros) CÓRDOBA, 1885 Mayo Tab. V, 5. FECHA LIP IRÉ Á LA ÍOMBRA ~" ~ 7 a. 2p. 9 p. SHA 7 a. 2 p. 9 p. SOMA 1 0 2.2 0.6 2.8 0.1 0.5 0.6 1.2 2 0 2.9 1.2 4.1 0.1 1.1 0.6 1.8 3 0 3.3 1.9 5.2 0 1.5 1.2 2.7 4 0.2 3.3 1.3 4.8 0.2 1.4 1.0 2.6 5 0.3 2.6 1.6 4.5 0.3 1.4 1.4 3.1 6 0.4 2.4 0.7 3.5 0.4 0.5 0.6 1.5 7 0 2.6 1.8 4.4 0.1 0.9 1.2 2.2 8 0.1 3.0 1.4 4.5 0.2 1.3 1.2 2.7 9 0.2 2.6 1.0 3.8 0.3 1.1 0.8 2.2 10 0 5.3 1.9 7.2 0.2 1.5 1.6 3.3 11 1.1 4.0 1.2 6.3 0.8 2.0 1.0 3.8 12 0.1 2.6 1.4 4.1 0.1 0.6 1.0 1.7 13 0.4 3.4 1.2 5.0 0.3 1.8 0.8 2.9 14 0.1 1.0 0.6 1.7 0.2 0.2 0.4 0.8 15 0.1 1.7 1.8 2.8 0.1 0.5 0.6 1.2 16 0.2 2.9 1.4 4.5 0.2 1.5 0.8 2.5 17 0.1 1.4 0.8 2.3 0.1 0.5 0.4 1.0 18 0 1.4 0.4 1.8 0 0.6 0.4 1.0 19 1.0 1.1 0.6 2.7 0.8 0.4 0.4 1.6 20 0.3 0.7 0.4 1.4 0 2 0.4 0.3 0.9 21 0.1 1.1 0.5 1.7 0.1 0.5 0.3 0.9 22 0.1 lí7 0.7 2.5 0.2 0.4 0.6 1.2 23 0 2.5 1.4 3.9 0 1.0 0.8 1.8 24 0.2 1.9 2.0 4.1 0.1 0.9 1.1 2.1 25 0.2 1.9 1.4 3.5 0.1 0.9 .0.8 1.8 26 0 2.4 0.9 3.3 0.1 0.9 0.6 1.6 27 0.4 2.4 1.1 3.9 0.4 1.4 0.7 2.5 28 0 1.1 1.2 2.3 0.1 0.2 0.7 1.0 29 0 0.4 0.7 1.1 0 0.3 0.4 0.7 30 0 2.0 1.0 3.0 0.2 0.4 0.5 1.1 31 0 0.6 0.6 1.2 0 0.3 0.4 0.7 1-10 1.2 30.2 13.4 44.8 1.9 11.2 10.2 23.3 11-20 3.4 20.2 9.0 32.6 2.8 8.5 6.1 17.4 21-31 1.0 18.0 11.5 30.5 1.3 7.2 6.9 15^,4 56.1 Mes... 5.6 68.4 33.9 107.9 6.0 26.9 23.2 — 259 — EVAPORACIÓN DEL AGUA (en milímetros) CÓRDOBA, 1885 Junio Tab. V, G. FECHA LIBRE Á LA SOMBRA 7 a. 2 p. 9 p. SOMA 7 a. 2 p. 9 p. SUMA 1 0 1.5 0.9 2.4 0.1 0.4 0.5 1.0 2 0 0.9 0.6 1.5 0 0.3 0.6 0.9 3 0.1 2.6 1.6 4.3 0.1 0.6 0.0 1.7 4 0 1.9 1.4 3.3 0.1 0.5 0.8 1.4 5 0.2 2.4 1.3 3.9 0.2 0.9 0.8 1.9 6 0.1 2.5 1.7 4.3 0.1 0.9 0.8 1.8 7 0.2 2.3 2.0 4.5 0.2 0.7 1.0 1.9 8 0 2.1 0.6 2.7 0 1.0 0.6 1.6 9 0.3 3.3 1.1 4.7 0.4 1.7 0.7 2.8 10 0.2 2.4 1.6 4.2 0.2 0.6 1.2 2.0 11 0.2 3.1 1.3 4.6 0.2 1.2 0.7 2.1 12 0.8 0.9 0.4 2.1 0.8 0.3 0.3 1.4 13 0.1 0.5 0.4 1.0 0.1 0.2 0.4 0.7 14 0.3 1.3 0.7 2.3 0.3 0.2 0.7 1.2 15 0.2 1.1 1.6 2.9 0.2 0.5 1.0 1.7 16 0.2 2.3 1.5 4.0 0.2 0.9 0.8 1.9 17 0.5 2.1 1.0 3.6 0.3 0.9 0.8 2.0 18 0.2 1.6 1.5 3.3 0.2 0.8 0.8 1.8 19 0.2 1.5 1.1 2.8 0.2 0.8 0.5 1.5 20 0.2 1.2 1.4 2.8 0.2 0.6 0.8 1.6 21 0.1 1.3 0.8 2.2 0.1 0.3 0.6 1.0 22 0 1.1 0.8 1.9 0 0.3 0.5 0.8 23 0.1 2.5 1.7 4.3 0.1 1.1 1.2 2.4 24 0 2.8 2.8 5.6 0 1.1 1.6 i.' 7 25 0.2 3.4 1.5 5.1 0.2 1.8 1.0 3.0 26 0.3 2.8 1.6 4.7 0.2 1.1 1.0 2.3 27 0.1 2.2 1.2 3.5 0.1 1.0 0.8 1.9 28 0 2.6 1.3 3.9 0.1 0.8 0.9 1.8 29 0.1 0.2 0.1 0.4 0.1 0.2 0.1 0.4 30 0.1 0 0 0,1 0.1 0 0 0.1 1-10 1.1 21.9 12.8 35.8 1.4 7.6 8.0 17.0 11-20 2.9 15.6 10.9 29.4 2.7 6.4 6.8 15.9 21-30 1.0 18.9 11.8 31.7 1.0 7.7 7.7 16.4 Mes.. . 5.0 56.4 35.5 96.9 5.1 21.7 22.5 49.3 — 260 EVAPORACIÓN DEL AGUA (en milímetros) CÓRDOBA, 1885 Julio Tnb. \ ^ V. LIBRE Á LA SOMBRA FECHA 7 a. 2 p. 9 p. SüMi 7 a. 2 p. 9 p. SUMA 1 0 0.3 0.4 0.7 0 0.2 0.3 0.5 2 0 0.5 0.2 0.7 0 0.1 0.2 0.3 3 0 0.5 0.2 0.7 0 0.1 0.1 0.2 4 0 0.2 0.4 0.6 0 0.2 0.4 0.6 5 0 2.4 1.0 3.4 0 0.8 0.8 1.6 6 0.1 1.5 1.0 2.6 0.1 0.8 0.6 1.5 7 0.3 0.6 0.4 1.3 0.3 0.2 0.3 0.8 8 0.2 0.2 0.2 0.6 0.2 0.1 0.1 0.4 9 0.1 1.4 0.4 1.9 0.1 0.4 0.2 0.7 10 0 3.2 1.6 4.8 0 1.3 1.1 2.4 11 0.1 1.0 0.4 1.5 0.1 0.6 0.2 0.9 12 0.5 2.2 1.0 3.7 0.5 0.5 1.0 2.0 13 0.1 1.9 1.2 3.2 0.1 0.7 1.0 1.8 14 0.6 5.1 1.2 6.9 0.5 2.6 1.0 4:1 15 0.2 1.2 0.6 2.0 0.2 0.7 0.4 1.3 16 0 1.5 0.8 2.3 0 0.4 0.5 0.9 17 0.1 1.3 1.1 2.5 0.1 0.5 0.8 1.4 18 0.1 1.1 1.0 2.2 0.1 0.7 0.9 1.7 19 0.2 2.1 0.8 3.1 0.3 0.5 0.6 1.4 20 0.2 1.2 1.2 2.6 0.2 0.3 0.8 1.3 21 0.2 1.8 1.6 3.6 0.2 0.7 1.0 1.9 22 0 2.3 1.0 3.3 0 0.6 0.7 1.3 23 0 2.9 2.0 4.9 0.1 1.2 1.2 2.5 24 0.3 1.9 2.0 4.2 0.3 0.7 0.8 1.8 25 0.1 2 2 1.6 3.9 0.2 0.8 1.3 2.3 26 1.0 Í'.4 1.1 3.5 0.9 0.8 0.7 2.4 27 0.1 3.1 2.2 5.4 0.2 1.1 1.4 2.7 28 0.2 2.9 2.1 5.2 0.2 1.2 1.1 2.5 29 0.1 4.0 2.2 6.3 0.1 0.6 1.1 1.8 30 0.1 2.4 1.6 4.1 0.1 1.0 0.8 1.9 31 0.2 2.5 1.8 4.5 0.2 0.9 0.7 1.8 1-10 0.7 10.8 5.8 17.3 0.7 4.2 4.1 9.0 11-20 2.1 18.6 9.3 30.0 2.1 7.5 7.2 16.8 21-31 2.3 27.4 19.2 48.9 2.5 9.6 10.8 22.9 Mes.. . 5.1 56.8 34.3 96.2 5.3 21.3 22.1 48.7 — 261 — EVAPORACIÓN DEL AGUA (en milímetros) CÓRDOBA, 1885 Ag'osto Tab. V, 8. FECHA LIE RE Á LA S OMBRA 7 a. 2 p. 9 p. sniA 7 a. 2 p. 9 p. SUMA 1 0 1.4 1.3 2.7 0 0.2 0.5 0.7 ¿ 0.7 4.2 1.7 6.6 0.6 1.7 1.2 3.5 3 1.4 2.4 1.2 5.0 0.9 1.0 1.0 2.9 4 0.3 3.0 1.6 4.9 0.4 0.8 1.0 2.2 5 0.2 2.4 2.4 5.0 0.2 0.9 1.4 2.5 6 0.2 3.3 1.4 4.9 0.2 1.0 1.2 2.4 7 0.2 3.6 1.6 5.4 0.2 1.4 1.0 2.6 8 0.2 0.4 0.3 0.9 0.2 0.2 0.2 0.6 9 0 0 0.2 0.2 0 0 0.2 0.2 10 0 0.4 0.6 1.0 0 0.2 0.4 0.6 11 0 2.2 1.4 3.6 0 0.7 1.6 1.7 12 0.1 2.6 1.7 4.4 0.1 1.4 1.0 2.5 13 0 3.4 2.3 5.7 0 1.6 0.9 2.5 14 0.3 4.0 3.2 7.5 0.5 1.3 1.9 3.7 15 0 3.3 1.6 4.9 0.2 1.5 1.2 2.9 16 0.2 2.8 1.5 4.5 0,3 1.2 1.2 2.7 17 0 0.4 0.4 0.8 0.2 0.1 0.3 0.6 18 0.1 1.2 0.8 2.1 0.2 0.7 0.6 1.5 19 0.2 1.8 1.7 3.7 0.2 0.9 1.2 2.3 20 0 3.6 2.5 6.1 0.2 1.5 1.6 3.3 21 0.3 4.0 3.5 7.8 0.2 2.2 1.8 4.2 22 2.8 0.8 1.8 5.4 2.1 1.0 1.4 4.5 23 0.2 3.4 4.5 8.1 0.2 1.6 2.2 4.0 24 0.7 2.5 1.8 5.0 0.7 1.4 1.3 3.4 25 0.2 3.4 1.9 5.5 0.2 2.2 1.3 3.7 26 0.1 2.5 2.4 5.0 0.2 1.0 1.4 2.6 27 0.2 3.5 3.4 7.1 0.3 2.0 1.8 4.1 28 1.0 4.2 3.5 8.7 0.8 2.0 2.0 4.8 29 0.4 3.5 3.1 7.0 0.6 1.4 1.9 3.9 30 1.1 2.1 1.8 5.0 1 1.0 0.6 1.3 2.9 31 0.5 2.7 1.4 4.6 0.4 0.8 0.8 2.0 1-10 3.2 21.1 12.3 36.6 2.7 ' 7.4 8.1 18.2 11-20 0.9 25.3 17.1 43.3 1.9 10.9 10.9 23.7 21-31 7.5 32.6 29.1 69.2 6.7 16.2 17.2 40.1 Mes. . . 11.6 79.0 58.5 149.1 11.3 34.5 36.2 82.0 17 — 262 EVAPORACIÓN DEL AGUA (en milímetros) CÓRDOBA. 1885 Setiembre Tab. V, 9. LIBRE Á LA SOMBRA FECHA 7 a. 2 p. 9 p. SÜMl 7 a. 2 p. 9P. SUMA 1 0.2 0.8 0.6 1.6 0.2 0.4 0.4 1.0 2 0 1.7 1.1 2.8 0.1 0.7 0.6 1.4 3 0.1 1.9 1.4 3.4 0.2 0.7 0.7 1.6 4 0 1.0 1.4 2.4 0 0.4 0.4 0.8 5 0.3 2.5 1.4 4.2 0.3 0.9 0.6 1.8 6 0 1.6 0.5 2.1 0 0.5 0.2 0.7 7 0 3.0 1.2 4.2 0 1.1 1.0 2.1 8 0.5 0.1 0.2 0.8 0.4 0.1 0.2 0.7 9 0 1.7 1.6 3.3 0.1 0.4 0.6 1.1 10 0.1 3.9 4.3 8.3 0.1 1.2 2.6 3.9 11 0.6 4.1 1.7 6.4 0.6 1.6 1.3 3.5 U 0 4.8 3.2 8.0 0 1.6 1.5 3.1 13 0.1 5.3 3.5 8.9 0.1 2.0 1.7 3.8 14 0.2 3.6 2.0 5.8 0.3 1.3 1.0 2.6 15 0.1 4.4 3.3 7.8 0.1 1.8 1.6 3.5 16 0.2 6.2 4.0 10.4 0.3 2.1 2.1 4.5 17 1.6 5.5 3.0 10.1 1.2 2.4 2.0 5.6 18 2.9 4.7 1.6 9.2 2.4 1.7 1.1 5.2 19 0.5 3.7 1.4 5.6 0.4 1 1.3 0.9 2.9 20 0.3 1.2 0.2 1.7 0.3 1.0 0.2 1.5 21 0.2 ■ 0 0.3 0.5 0.2 0 0.2 0.4 22 0 0.7 0.8 1.5 0 0.2 0.2 0.4 23 0.1 3.6 2.2 5.9 0.1 0.7 1.0 1.8 24 0.9 4 5 3.2 8.6 0.4 1.5 1.0 2.9 25 0.1 0 0.1 0.2 1 0.1 0 0.1 0.2 26 0.1 0.4 0.1 0.6 0.1 0.3 0.1 0.5 27 0.1 1.3 1.5 2.9 0.1 1.0 0.6 1.7 28 0 2.8 1.6 4.4 0 0.7 0.6 1.3 29 0 3.0 2.0 5.0 0 0.6 0.8 1.4 30 0.2 0.8 0.4 1.5 0.2 0.4 0.3 0.9 1-10 1.2 18.2' 13.7 33.1 1.4 6.4 7.3 15.1 11-20 6.5 43.5 23.9 73.9 t 5.7 16.8 13.4 35.9 21-30 1.8 17.2 12.2 31.1 1.2 5.4 4.9 11.5 Mes.. . 9.5 78.8 49.8 138.1 8.3 28.6 25.6 62.5 263 — EVAPORACIÓN DEL AGUA (en milímetros) CÓRDOBA, 1885 Octubre Tab. V. 10. FECHA LIB RE Á LA S OMBR.i 7 a. 2 p. 9 p. SUMA 7 a. 2 p. 9 p. SOMA 1 0.2 0.8 0.8 1.8 0.2 0.4 0.4 1.0 2 0.3 3.6 2.4 6.3 0.2 0.8 0.9 1.9 3 0 4.2 2.6 6.8 0.2 1.2 0.9 2.3 4 0.2 4.7 2.0 6.9 0.2 1.4 1.2 2.8 5 0.6 4.0 3.2 7.8 0.4 1.6 1.4 3.4 6 0.8 3.4 1.6 5.8 0.8 1.9 0.8 3.5 7 0.1 3.5 1.5 5.5 0.1 0.8 0.7 1.6 8 0.2 1.3 1.0 2.5 0.2 0.7 0.8 1.7 9 0.5 1.7 0.6 2.8 0.4 0.4 0.2 1.0 10 0.2 1.5 0.6 2.3 0.2 0.4 0.4 1.0 11 0.2 1.6 1.6 3.4 0.2 , 0.5 0.4 1.1 12 0 3.4 1.9 5.3 0 0.8 0.6 1.4 13 0 3.6 2.5 6.1 0 1.1 1.2 2.3 14 0.3 4.5 2.4 7.2 0.2 1.3 1.0 2.5 15 0 4.5 3.7 8.2 0 1.5 1.4 2.9 16 0.1 3.9 2.4 6.4 0.1 1.4 2.0 3.5 17 0.8 0.5 0.3 1.6 0.7 0.3 0.2 1.2 18 0.1 1.7 0.8 2.6 0.1 0.3 0.2 0.6 19 0.2 0.1 0.2 0.5 0.2 0.1 0.2 0.5 20 0 1.0 0.6 1.6 0.2 0.5 0.2 0.9 21 0.2 1.8 1.0 3.0 0.1 0.6 0.4 1.1 22 0 2.0 1.8 3.8 0 0.7 0.8 1.5 23 0 0.1 0.2 0.3 0.1 0.1 0.2 0.4 24 0 3.2 1.6 4.8 0 0.4 0.8 1.2 25 0.1 3.2 2.5 5.8 0.1 2.0 1.2 3.3 26 0.2 4.6 3.7 8.5 0.2 1.5 1.6 3.3 27 0.6 3.5 2.4 6.5 0.6 0.8 1.5 2.9 28 2.8 4.3 2.6 8.7 1.4 1.8 1.4 4.6 29 0.1 3.7 2.4 6.2 0.3 1.0 1.0 2.3 30 0.2 3.8 2.3 6.3 0.2 1.3 1.4 2.9 31 0.3 1,9 1.5 3.7 0.2 0.6 0.7 1.5 1-10 S.l 28.7 16.3 48.1 2.9 9.6 7.7 20.2 11-20 1.7 24.8 16.4 42.9 1.7 7.8 7.4 16.9 21-31 3.5 32.1 22.0 57.6 3.2 10.8 11.0 25.0 Mes... 1 8.3 85.6 .54.7 148.6 7.8 28.2 23.1 62.1 2t34 EVAPORACIO?í DEL AGUA (en milímetros) CÓRDOBA, 1885 IN'ovienihre Tab. V , 11. LIBRE Á LA SOMBRA FECHA -- ^-- --— ■ ^~ ~-- 7 a. 2 p. 9 p. SCJIA 7 a. 2 p. 9 p. SUMA 1 0 3.6 3.2 6.8 0 1.4 1.5 2.9 2 0.8 6.4 4.0 11.2 0.6 2.2 2.1 4.9 3 0.5 4.3 2.6 7.4 0.5 1.6 1.6 3.7 4 1.4 3.1 1.8 6.3 1.1 1.0 1.2 3.3 o 0.3 3.7 2.2 6.2 0.2 1.1 1.0 2.3 6 0.4 3.0 2.6 6.0 0.3 1.3 1.4 3.0 7 0.2 4.4 2.0 6.6 0.2 1.5 1.2 2.9 8 0.4 5.6 3.8 9.8 0.4 2.4 1.8 4.6 9 0.2 4.8 1.9 6.9 0.2 1.6 1.2 3.0 10 0.6 1.1 1.0 2.7 0.6 0.3 0.4 1.3 11 0.1 3.9 1.6 5.6 0.2 1.4 1.3 2.9 lá 0.4 0 0 0.4 0.4 0 0 0.4 13 0.7 3.5 1.2 5.4 0.6 1.4 1.0 3.0 14 0.1 2.4 1.0 3.5 0.1 0.6 0.6 1.3 15 0 4.7 1.4 6.1 0 0.7 0.7 1.4 16 0.2 4.2 1.8 6.2 0.2 1.2 1.2 2.6 17 0.2 6.1 2.6 8.9 0.3 1.6 1.6 3.5 18 0.6 6.3 3.1 10.0 0.4 1.5 1.9 3.8 19 0.3 4.7 3.2 8.2 0.3 1.6 1.9 3.8 20 1.0 2.8 1.5 5.3 0.0 1.0 0.7 2.3 21 0.2 4.8 2.7 7.7 0.2 1.1 1.7 3.0 22 0.5 4.2 1.0 5.7 0.4 1.0 0.8 2.2 23 0.2 5.3 2.3 7.8 0.2 0.9 1.0 2.1 24 0.5 0 0.4 0.9 0.4 0 0.3 0.7 25 0.1 3.4 0.6 4.1 0.1 0.3 0.2 0.6 26 0 0.1 0.1 0,2 0 0.1 0.1 0.2 27 0 4.1 0.8 4.9 0 0.7 0.4 1.1 28 0.6 5.3 1.1 7.0 0.5 1.2 0.6 2.3 29 0 2.6 1.9 4.5 0.1 0.9 1.2 2.2 30 0 6.2 2.0 8.2 0 1.2 1.0 2.2 1-10 4.8 40.0 25.1 69.9 4.1 14.4 13.4 .31.9 11-20 3.6 38.6 17.4 59.6 3.1 11.0 10.9 25.0 21-30 2.1 36.0 12.9 51.0 1.9 7.4 7.3 16.6 Mes. . . 10.5 114.6 55.4 180.5 9.1 32.8 31.6 73.5 — 265 EVAPORACIÓN DEL AGUA (en milímetros) CÓRDOBA, 1885 Diciembre Tab. V , 1!. FECHA • LlI 1 ^> (RE ^ Á LA S >OMBRA 7 a. 2 p. 9 p. SHA 7 a. 2 p. 9 p. SPM.1 1 0.2 4.9 2.6 7.7 0.2 0.7 0.6 1.5 2 0 4.6 1.5 6.1 0.2 0.8 1.0 2.0 3 0.3 0.6 0.4 1.3 0.3 0.5 0.0 1.1 4 0 3.2 1.6 4.8 0.1 1.0 0.7 1.8 5 0.1 3.4 2.0 5.5 0.4 1.0 1.2 2.6 6 0.3 6.0 2.8 9.1 0.3 1.8 1.7 3.8 7 0.5 4.6 2.0 7.1 0.3 1.3 1.2 2.8 8 0 0.1 0.2 0.3 0 0.1 0.2 0.3 9 0 1.2 0.2 1.4 0 0.2 0.4 0.6 10 0.2 2.4 1.3 3.9 0.2 0.3 0.5 1.0 11 0.1 2.6 1.5 4.2 0.1 0.6 0.8 1.5 12 0.4 1.1 0.7 2.2 0.1 0 4 0.4 0.9 13 0.3 2.7 1.3 4.3 0.1 0.6 0.7 1.4 14 0.1 0.2 0.4 0.7 0.1 0.2 0.3 0.6 15 0 2.2 1.3 3.5 0 0.5 0.6 1.1 16 0, 3.4 3.0 6.4 0 1.1 1.8 2.9 17 0.6 0.9 1.2 2.7 0.5 0.3 0.4 1.2 18 0 2.9 2.1 5.0 0.1 0.6 1.0 1.7 19 0.3 3.6 3.0 6.9 0.1 1.1 1.8 3.0 20 1.1 4.1 2.1 7.3 0.9 1.6 1.3 3.8 21 0.3 4.5 2.0 6.8 0.2 1.1 1.2 2.5 22 0.2 4.9 3.3 8.4 0.1 1.7 1.7 3.5 23 0.8 7.7 2.9 11.4 0.6 1.3 1.6 3.5 24 1.2 2.4 1.8 5.4 0.7 1.0 1.3 3.0 25 0 3.5 3.1 6.6 0.1 1.4 1.6 3.1 26 0.8 4.2 3.2 8.2 0.4 1.4 1.6 3.4 27 0.4 3.3 2.0 5.7 0.3 1.0 1.5 2.8 28 0.4 4.3 2.4 7.1 0.4 1.6 1.1 3.1 29 0.3 3.3 .2.6 6.2 0.3 1.2 1.1 2.6 30 0.3 3.6 2.8 6.7 0.2 1.1 1.5 2.8 31 0.7 2.8 2.0 5.5 2.4 1.0 1.2 4.6 1-10 1.6 31.0 14.6 47.2 2.0 7.7 7.8 17.5 11-20 2.9 23.7 16.6 43.2 2.0 7.0 9.1 18.1 21-31 5.4 44.5 28.1 78.0 1 3.7 13.8 15.4 32.9 Mes.. . 9.9 99.2 59.3 168.4 i 7.7 28.5 .32.3 68.5 266 - TEMPERATURA DE LA SUPERFICIE INTERNA DEL SUELO CÓRDOBA, 1885 Tf ib. VI, 1. Enero Febm'i-o FECHA 7 a. 2p. 9p. M m 7 a. 2p. 9p. M m 1 23.0 40.3 24.9 45.8 21.6 19.3 37.6 20.1 41.8 17.9 2 19.8 20.5 19.5 27.0 17.3 19.5 29.5 20.6 40.9 18.3 3 18.6 26.0 20.2 28.7 17.7 18.0 37.5 21.0 38.5 17.1 4 18.4 22.7 18.4 29.8 17.5 20.6 23.9 20.0 25.9 19.1 5 18.2 .30.9 19.9 33.1 15.9 18.5 38.5 21.1 41.1 17.0 6 17.9 34.0 20.7 34.5 16.6 19.9 26.0 23.0 28.4 17.8 7 20.5 41.7 23.9 43.7 18.2 17.6 21.0 20.1 .30.7 17.0 8 21.7 29.9 23.8 33.4 20.1 18.0 34.0 22.0 34.5 17.0 9 20.5 21'. 7 19.3 23.6 19.0 18.2 19.5 19.8 19.8 15.5 10 17.7 36.0 21.7 40.4 15.6 19.5 31.9 22.6 31.5 19.0 11 19.0 .35.9 22.0 40.0 17.2 21.5 26.9 20.4 27.4 20.5 12 19.0 38 7 21.3 43.0 17.0 15.0 17.1 14.0 18.0 14.8 13 19.5 37.7 21.5 .39.4 17.4 14.4 16.5 14.5 16.2 13.3 14 19.6 .31.0 2¿:2 36.3 17.8 14.9 20.5 17.4 20.7 14.0 15 19.8 ,38.5 23.0 42.6 17.5 16.4 27.0 19.3 27.0 15.5 16 20.5 .38.4 24.7 41.0 18.5 16.6 25.2 19..1 27.1 15.5 17 23.1 35.1 25.7 36.5 21.7 17.0 30.0 20.2 30.2 16.8 18 24.2 38.9 24.7 43.3 21.0 18.1 .31.0 20.5 35.3 16.5 19 23.7 46.2 25.2 48.0 21.0 19.4 18.2 21.5 27.9 18.2 20 18.2 19.5 19.8 25.7 18.2 20.3 29.7 20.0 30.2 ]8.9 21 20.6 28.2 21.8 30.5 18.3 18.5 23.5 21.4 24.5 17.5 22 21.3 34.4 22.8 35.5 19.1 19.8 32.8 25.0 40.5 18.0 23 21.4 33.3 23.2 33.5 19.8 13.1 34.9 15.5 35.5 12.6 24 22.0 26.2 20.2 31,0 20 8 13.5 31.4 16.9 38.4 12.0 25 19.8 .32.4 23.0 35.8 17.0 13.6 37.6 18.4 44.5 12.1 26 21.2 30.4 23.6 32.6 20.2 14.2 34.4 17.8 43.3 13.0 27 20.9 32.0 23.3 .36.6 19.9 15.6 38.0 21.5 49.0 14.0 28 20.2 34.5 21.0 36.5 18.7 17.4 40.0 22.1 47.0 15.8 29 21.2 34.5 21.0 40.0 19.6 • 30 17.3 25.6 18.8 28.9 16.5 31 17.3 39.0 22.2 42.2 15.3 1-10 19.6 30.4 21.2 34.0 18.0 18.9 29.9 21.0 33.3 17.6 11-20 20.7 36.0 23.0 .39.6 18.7 17.4 24.2 18.7 26.0 16.4 21-31 20.3 31.9 21.9 34.8 18.7 15.7 34.1 19.8 40.3 14.4 Mes.. 20.2 32.7 22.0 36.1 18.5 17.4 29.1 19.8 32.7 16.2 267 — TEMPERATURA DE LA SUPERFICIE INTER>ÍA DEL SUELO CÓRDOBA, 1885 Tab. VI, 2. FECHA I*Iarzo Abril 1 " ~"""~^ 7 a. 2p. 9p. M m 7 a. 2p. 9p. M m 1 19.2 23.8 18.5 24.0 18.2 16.3 28.6 21.5 33.8 16.3 2 18.4 19.5 17.5 20.5 18.4 18.3 30.9 20.2 40.0 16.1 3 17.0 31.2 19.7 31.2 16.5 13.6 18.9 14.6 22.3 13.5 4 17.1 .30.2 20.8 .32.6 16.5 12.1 23.6 14.0 .34.1 11.3 5 18.3 33.1 20.3 37.4 17.2 9.1 26.7 14.8 31.9 8.5 6 19.4 36.5 19.5 37.6 18.2 11.4 27.1 19.0 36.5 10.4 7 16.0 36.0 18.0 .38.6 14.6 15.0 20.2 15.1 21.9 14.5 8 15.3 18.3 15.0 19.7 14.5 13.2 23.0 14.2 33.0 12.6 9 15.7 18.4 14.2 19.5 14.7 15.2 27.6 17.2 27.9 13.5 10 12.1 25.2 18.0 27.0 10.9 15.4 25.0 14.4 40.0 13.9 11 14.2 30.4 17.6 33.5 13.2 11.3 19.4 12.6 24.0 10.2 12 14.6 22.1 17.0 25.3 13.6 11.4 15.1 11.7 16.1 10.8 13 15.0 22.2 18.8 33.5 14.3 10.7 15.0 11.0 16.8 10.0 14 16.9 21.4 19.5 32.2 16.2, 10.8 18 7 11.2 26.2 10.3 15 14.6 23.7 17.0 26.7 14.5 7.8 19.8 14.0 28.4 6.9 ' 16 13.5 24.8 13.0 26.2 13.5 12.2 15.5 12.4 18.5 11.9 17 14.0 29.1 18.1 36.4 14.1 10.9 17.7 11.0 24.7 10.5 18 15.0 30.5 18.2 30.5 14.2 7.2 21.6 14.1 29.0 6.3 19 15.2 28.7 18.9 33.6 13.9 12.6 16.4 9.0 20.6 11.5 20 17.5 29.2 19.5 32.5 16.0 4.8 12.3 9.1 28.2 4.1 21 16.2 29.0 19.4 37.2 15.3 6.3 21.3 12.6 28.3 4.8 22 16.4 30.0 20.7 37.3 15.4 10.1 25.0 14.7 27.8 10.0 23 17.5 20.6 15.2 22.7 16.6 12.9 20.8 14.9 21.2 11.8 24 13.4 15.0 13.5 16.3 13.3 12.6 23.4 16.7 32.2 12.5 25 10.8 20.7 14.2 27.4 10.4 14.4 23.7 17.1 .31.5 14.1 26 11.5 22.5 16.5 32.9 10.1 14.7 23.6 14.6 27.0 13.2 27 13.6 24.7 18.3 34.3 12. 9| 14.0 17.9 15.0 19.5 13.5 28 17.2 27.7 19.7 39.3 15.7 10.5 16.4 11.6 21.0 9.5 29 17.3 26.0 20.4 30.0 16.0: 10.0 17.8 14.2 20.8 8.7 30 18.4 19.6 17.2 29.8 17.6 12.0 20.7 14.3 25.5 10.8 31 17.2 18.7 17.8 19.2 16.5 1-10 16.9 27.2 18.1 28.8 16.0: 14.0 25.1 16.5 32.1 13.1 11-20 15.0 26.2 17.8 31.0 14.4; 10.0 17.7 11.6 23.3 9.2 21-31 15.4 23.2 17.5 29.7 14.5 1 11.8 21.1 14.6 25.5 10.9 Mes. . 15.8 25.5 17.9 29.8 14.9 11.9 21.3 14.2 26.9 11.1 — 268 TEMPERATURA DE L4 SUPERFICIE INTERNA DEL SUELO CÓRDOBA. 1885 T ib. VI, 3. FECHA Mayo Junio 7 a. 2p. 9p. M m 7 a. 2p. 9p. M m 1 10.5 20.8 14.2 25.8 10.2 3.7 21.6 6.7 24.3 3.5 2 10.0 22.7 14.7 27.3 8.0 7.1 14.5 8.5 18.0 2.7 3 9.5 23 2 14.0 29.5 8.9 0.6 19.9 6.7 23.7 0.5 4 11.4 22.1 13.5 28.0 9.9 1.2 20.3 8.5 23.7 1.0 5 10.0 17.3 11.6 19.7 9.4 2.8 22.0 7.3 26.2 2.0 6 7.9 19.5 9.1 24.5 7.7 4.3 22.0 8.4 23.3 4.2 7 5.0 20.0 10.5 29.5 5.0 4.5 27.7 9.0 28.5 4.5 8 5.8 21.7 10.5 30.4 6. o' 5.7 20.4 11.5 22.1 4.8 9 8.2 22.4 9.5 29.3 7.5 5.5 20.4 4.5 25.3 3.5 10 4.5 25.0 11.5 29.1 3.5 -0.3 20.0 6.2 20.7 —0.5 11 11.6 18.8 8.8 26.6 9.3 1.9 21.6 7.6 24.2 1.0 12 2.0 20.0 6.8 25.2 1.5 6.5 8.3 2.2 9.2 6.0 13 7.4 18.5 5.8 27.9 4.1 —1.7 11.5 0.6 12.2 —1.8 14 1.5 12.4 7.5 13.9 0.6 -1.5 13.0 1.0 13.4 -1.6 15 6.8 14.6 4.8 18.7 6.5' —1.4 11.6 3.2 13.2 -1'.4 16 3.5 17.4 7.4 20.8 3.0 -0.7 13.3 3.5 14.7 -O.S 17 7.3 20.2 13.7 24.0 5.1 3.0 14.6 5.1 14.6 3.0 18 13.5 15.8 11.3 18.7 11.9 -0.4 14.5 3.7 15.1 —0.8 19 8.8 13.5 9.2 14.6 8.5 0 14.1 4.1 15.6 -0.2 20 8.0 13.3 9.1 14.4 7.0 1 -0.7 13.9 3.0 14.1 -0.7 21 7.6 15.2 9.4 15.2 7.5 -1.3 11.9 3.2 11.9 —1.5 2á 2.8 18.4 6.0 22.4 2.0' 2.0 13.5 3.1 16.6 2.0 23 2.3 21.6 7.9 24.8 2.Q —0.5 16.2 4.3 16.7 -0.8 24 1.0 21.6 9.5 21.8 —0.5 -0.5 18.8 6.5 19.6 -1.0 25 3.8 20.7 8.3 2¿.l 3.8 2.3 18.2 6.5 18 9 1.2 26 3.7 16.9 10.5 23.7 3.3 2.0 19.4 8.0 20.0 2.0 27 7.5 20.7 8.0 25.2 7.5, 4.8 19.1 10.1 19.8 4.7 28 6.3 17.3 7.5 20.9 4.0¡ 6.4 21.5 10.4 22.6 6.4 29 8.0 16.7 10.4 16.7 5.7¡ 10.6 12.7 10.5 13.0 6.2 30 3.0 19.4 5.6 24.1 2.3 9.1 10.3 9.5 10.5 9.1 31 6.3 12.4 9 2 13.5 2.0 1-10 8.3 21.5 11.9 27.3 7.5 3.5 20.9 7.7 23.6 2.6 11--20 6.0 16.5 8.4 20.5 5.8 0.5 13.6 3.4 11.6 0.3 21-31 4.8 18.3 8.4 20.9 3.6 3.5 16.2 7.2 17.0 2.8 Mes.. 6.6 18.7 9.5 22.8 5.6 2.5 16.9 6.1 18.4 1.9 — 269 - TEMPERATURA DE LA SUPERFICIE INTERNA DEL SUELO CÓRDOBA, 1885 Tab. VI, 4. FECHA Julio Agosto — -.^^ 7 a. 2p. 9p. M m. 7 a. 2p. 9p. M ra 1 9.0 12.5 9.5 14.2 9.0 4.8 20.2 7.8 22.4 3.1 2 8.5 12.5 9.0 13.0 8.5 6.6 17.1 7.0 19.5 4.5 3 8.4 12.4 10.0 12.6 8.0 4.0 14.4 4.8 15.1 3.9 4 9.8 13.5 9.8 13.6 9.7l -1.1 17.6 4.0 20.5 -1.3 5 6.5 15.8 6.1 18.6 6.4! —2.0 19.0 5.0 20 1 —2.4 6 1.9 18.5 8.5 19.5 1.5 1.0 22.3 5.5 26.2 0.6 7 7.7 13.2 8.7 14.2 7.6 3.5 18.5 7.7 21.9 2.6 8 7.4 9.0 7.7 9.4 7.4 5.9 8.7 5.3 9.0 3.3 9 G.3 12.7 6.4 15.3 6.2 2.0 6.1 4.3 6.5 1.0 10 1.2 18.1 5.7 19.5 1.2 3.0 3.8 8.9 2.9 10.6 3.4 11 3.6 11.0 6.2 12.6 1.9 15.8 7.1 17.5 1.5 12 5.3 15.2 1.1 15.2 5.3' 4.7 16.0 8.1 19.7 4.3 13 1.1 15.8 2.8 17.3 -1.3 3.5 18.6 9.0 20.8 3.0 14 4.0 15.8 5.2 17.7 -0.3 5.4 19.5 10.4 20.0 5.4 15 0.9 11.3 5.8 13.0 0.7 5.2 21.6 10.3 25.0 5.2 16 0.3 14.3 3.0 15.5 0 7.6 19.0 10.1 22.7 7.6 17 -0.9 15.4 3.1 15.9 —1.0 6.0 12.6 9.7 13.0 5.8 18 -0.5 12.4 5.8 16.7 -0.8 10.1 19.1 12.7 25.0 9.6 19 -0.1 14.8 1.0 17.4 -0.2 8.9 16.7 9.4 19.1 8.1 20 -2.5 15.1 2.6 18.4 -2.7j 4.0 17.2 9.8 22.0 3.6 21 -1.7 15.9 4.7 18.5 -1.8' 3.8 21.6 12.2 26 0 3.5 22 -1.3 16.1 5.4 18.0 -1.5 10.4 13.6 7.5 17.7 10.4 23 1.1 17.7 7.5 21.0 1.0 3.3 18.5 8.2 22.7 3.1 24 1.1 16.6 5.8 16.6 0.7 5.1 20.0 9.5 22.0 4.8 25 3.0 18.2 5.7 20.3 2.5 6.4 17.9 10.3 18 5 6.3 26 4.8 16.3 3.0 23.0 2.2, 4.6 22.5 10.5 20.0 3.9 27 -0.8 15 5 3.7 16.8 -0.9i 8.1 2:i.2 15.0 24.1 7.5 28 0 16.0 3.4 18.5 -0.4 12.4 28.2 17.3 28.4 12.1 29 -1.5 20.5 5.7 24.3 -1.8 13.0 30.2 19.6 35.4 12.7 30 1.6 20.4 5.8 22.5 1.3 15.5 26.3 15.9 28.9 14.3 31 2.5 18.3 9.2 20.6 2.1 10.7 25.8 14.5 28.0 9.6 1-10 6.7 13.8 8.1 15.0 6.5 2.9 15.3 5.4 17.2 1.9 11-20 1.1 14.1 3.7 16.0 0.3, 4.7 17.6 9.7 20.5 5.4 21-31 0.8 17.4 5.4 20.0 0.3 8.5 22.5 12.8 24.7 8.0 Mes.. 2 8 15.2 5.7 17.1 2.3 5.5 18.6 9.4 20.9 5.2 — 270 TEMPERATURA DE LA SUPERFICIE INTERNA DEL SUELO CÓRDOBA, 1885 Tab. VI, 5. FECHA Setiembre Octubre / a. 2p. 9p. M m 7 a. 2p. 9p. M m 1 13.1 16.9 13.1 17.3 11.9 9.8 12.3 11.8 13.5 8.5 2 8.7 28.5 13.1 29.3 7.4 11.8 23.0 12,5 26.8 10.0 3 13.5 25.7 15.5 27.3 10.5 10.9 22.0 15.0 27.4 9.2 4 14.6 25.8 18.0 28.8 14.5 14.1 19.9 16.8 21.0 12.1 5 12.5 22.2 12.3 25.6 11.0 15.9 28.2 20.1 341 15.3 6 12.3 21.9 10.4 26.3 9.9 16.9 25.8 19.0 33.0 16.4 7 7.5 27.5 11.5 32.8 5.8 18.1 28.4 22.6 .33.7 16.7 8 8.4 12.1 9.5 13.0 8.0 19.6 15.5 13.4 19.7 19.4 9 9.6 25.2 12.9 27.5 8.5 14.8 19.2 17.5 20.6 13.3 10 12.3 33.9 16.3 36.6 9.9 16.3 15.8 15.1 16.9 15.2 11 12.0 .33.3 13.3 36.1 10.0 14.1 19.0 13.9 23.2 12.8 12 9.1 33.3 14.0 34.9 7.3 13.0 24.6 16.6 29.8 11.1 13 12. i 35.9 14.7 .39.6 9.9 13.7 22.8 15.9 29.4 11.9 14 11.4 38.2 16.6 40.1 10.5 15.5 ¿6.0 16.4 30.9 13.5 15 12.1 .34.7 16.1 .36.5 10.1 13.8 25.2 17.1 30.7 11.7 16 12.3 38.6 19.9 38.6 10.3 16.0 22.3 15.8 22.8 14.4 17 18.3 40.8 23.7 40.8 15.2 12.8 14.6 11 9 15.1 12.2 18 17.6 33.8 16.0 .36.4 16.1 10.4 18.3 13.2 25.5 9.0 19 13.8 27.2 19.5 34.4 11.4 12.5 13.2 11.6 15.8 11.9' 20 15.1 19.0 17.0 24.0 13.8 11.0 13.6 12.1 14.7 10.1 21 13.0 13.8 13.0 14.5 12.2 11.7 16.6 13.9 18.0 12.6 22 13.0 17.5 12.8 18.6 12.7 11.7 21.4 15.8 27.0 9.5 23 11 0 20.4 12.1 24.0 10.5 13.7 15.0 14.1 15.0 13.7 24 11 0 19.8 13.1 25.5 10.2 12.8 21.0 15.9 23.5 11.2 25 13.4 13.2 13.0 13.8 12.7 14.1 25.0 16.6 32.8 11.6 26 13.5 15.1 13.0 17.6 12.2 16.2 ■2(^.1 19.1 32.0 13.6 27 13.2 20 5 14.5 25.5 12.61 17.5 27.8 19.2 33.3 15.9 28 12 0 22.4 14.7 26.9 10.4 14.5 21.7 13.6 .32.8 12.3 29 11.8 23.6 15.8 28.5 10.4 11.7 27.7 15.0 .33.7 8.8 30 13.6 15.9 14.0 16.0 13.5 14.2 28.9 18.0 34.1 10.1 31 15.9 26.4 18.4 27.1 14.1 1-10 11.2 24.0 13.3 26.5 9.7 14.8 21.0 16.4 24.7 13.6 11-20 13.4 .33.5 17.0 .36.1 11.5 13.3 20.0 14.4 23.8 11.9 21-31 12 6 18.2 13.6 21.1 11.7 14.0 23.5 16.3 28.1 12.1 Mes.. 12.4 25.2 14.6 27.9 11.0 14.0 21.5 15.7 25.6 12.5 — 271 — TE3IPERATURA DE LA SUPERFICIE INTERNA DEL SUELO CÓRDOBA, 1885 Tab. VI, G. FECHA IVoviembre Diciembre 7 a. 2p. 9p. M m 7 a. 2 p. 9p. M ra 1 15.8 29.0 20.7 35.3 13.0 20.5 37.2 19.0 38.7 18.0 2 21.3 36.0 22.8 42.4 17.8 19.0 28.1 19.0 30.2 17.0 3 21.3 36.3 22.5 43.1 17.5 17.5 18.8 18.3 19.0 16.9 4 20.3 30.8 21.2 42.5 19.0: 17.0 37.3 19.7 39.3 16.0 5 17.5 33.4 19.6 43.0 13.0! 19.3 40.2 20.4 41.8 16.8 6 18.5 38.8 19.5 43.2 15. 0¡ 20.8 41.6 23.0 45.0 16.4 7 16.4 39.5 20.1 46.3 12.6; 23.2 27.7 15.5 31.6 19.3 8 17.7 39.5 21.6 48.2 13.5 I 13.3 18.5 17.1 18.7 116 9 22.0 3>.0 19.5 46.4 17.2 17.4 15.5 13.8 20.3 16.0 10 18.7 25.7 20.5 27.0 18.3 12.6 26.3 15.8 28.1 12.1 11 19.3 32.2 21.2 39.4 16.8 14.0 22.9 15.9 26.2 12.3 12 18.6 19.8 18.6 21.8 17.8 15.0 21.8 17.3 24.4 14.8 13 12.4 22.5 13.0 25.6 12.1 16.7 27.5 18.6 30.0 15.7 14 11.0 26.7 13.0 28.7 9.51 17.6 19.3 17.4 19.8 16.3 15 11.5 28.0 14.0 29.5 8.7 ¡ 16.3 31.5 20.8 37.9 14.1 16 13.3 29.0 16.0 30.2 11.0; 19.2 32.6 22.2 42.2 16.4 17 15.3 30.1 17.8 34.4 18.11 19.5 22.3 20.1 23.1 18.9 18 16.4 32.2 19.0 36.8 12.2, 20.3 32.3 24.1 35.5 19.0 19 17.6 33.9 21.0 38.0 15.6 23.2 35. 6 20.0 46.7 21.2 20 20.0 29.3 21.1 31.2 18.0 17.7 31.3 20.2 34.3 15.5 21 20.1 36.5 25.4 39.3 18.3 17.0 31.8 21.5 35.7 15.0 22 22.3 26.2 22.5 34.1 20.3 18.1 39.3 21.6 45.7 15.4 23 21.7 38.7 24.6 41.6 19.7 21.8 40.5 25.7 42.3 18.6 24 18.8 22.2 20.3 25.1 18.5 20.3 21.8 17.7 24.2 14.1 25 20.5 26.8 22.4 27.5 19.3 17.6 39.4 22.4 45.3 14.7 26 21.9 21.7 21.3 22.1 21.5 22.7 46.2 25.2 49.6 18.2 27 23.0 19.3 17.1 27.3 21.0; 23.1 40.3 28.1 51.0 20.3, 28 17.0 27.8 17.0 30.2 14.4 27.8 24.3 19.8 41.0 20.1 29 16.7 28.5 17.9 35.1 14.7; 17.5 36.0 19.5 43.3 16.3 30 17.5 27.1 20.9 30.8 14.8 18.9 39.8 21.7 47.5 15.8 31 22.0 42.8 25.2 50.5 18.5 1-10 19.0 34.7 20.8 41.7 15.7 18.1 29.1 18.2 31.3 16.0 11-20 15.5 28.4 17.5 .31.6 14.0 17.9 27.7 19.7 32.0 16.4 21-31 20.0 27.5 20.9 31.3 18.3 20.6 36.6 22.6 43.3 17.0 Mes. . 18.1 30.2 19.7 34.9 16.0 18.9 31.3 20.2 35.8 16.5 — 272 — TEMPERATUllA DEL SUELO (Á 7.0 centímetros de profundidad) Tal). VII, 1. CÓRDOBA, 1885 Enero Febrero Marzo FECHA .^-.-^ — — -^ "■ -^ — " — 7 a. 2p. 9p. 7 a. 2p. 9p. 7 a. 2p. 9p. 1 23.3 27.6 26.4 20.0 22.4 22.0 20.7 22.8 21.4 2 21.6 21.6 21.5 20.4 23.4 22.4 21.7 20.1 18.8 3 19.5 22.0 21.0 20.0 22.8 22.4 18.8 22.0 21.4 4 19.8 20.0 20.1 21.2 22.9 21.4 18.8 22.4 21.8 0 18.6 22.2 21.9 20 !o 23.3 23.(3 19.7 25.0 22.2 6 19.0 22.2 21.6 20.6 23.6 23.2 ¿0.2 25.2 20.8 1 20.1 25.2 24.2 20.6 22.8 22.8 18.2 26 2 19.8 8 21.9 25.6 24.6 20.0 23.4 23.2 17.2 18.8 17.8 9 21.3 22.0 20.5 19.4 19.8 20.2 16.9 18.2 17.5 10 18.4 23.1 22.4 19.8 23.4 23.4 14.6 19.9 19.4 11 19.7 26.7 23.6 22.0 i2.i 21.8 16.2 20.6 19.2 12 20.0 24.8 23.4 19.0 18. G 17.2 16.8 19.4 18.6 13 20.2 25.2 23.8 16.1 16.8 16.2 16.6 20.6 19.4 14 20.6 24.2 23.4 15.8 18.0 18.4 17.8 20.2 20.0 15 20.4 25.6 24.8 17.2 20.1 20.3 17.4 19.9 18.6 16 21.2 26.5 25.6 18.1 20.8 20.6 15.8 21.3 19.6 17 23.3 27.8 26.3 18.4 21.8 21.3 16.8 21.8 20.2 18 24.8 28.3 26.6 19.3 22.2 21.4 17.2 22.0 20.3 19 23.6 28.3 27.7 20.1 23.0 22.2 17.0 21.9 20.4 20 21.7 19.8 21.4 20.6 23.0 22 .'o 18.1 22.1 21.0 21 20.3 23.5 23.1 19.8 21.7 21.5 18.1 23.0 21.4 22 21.2 27.8 24.5 20.2 24.3 22.8 18.3 23.0 21.6 23 21.8 25.6 24.3 17.8 20.2 18.8 19.9 19.7 18.0 24 22.6 24.8 22.2 157 21.0 19.4 15.9 16.0 15.9 25 20.5 25.0 24.4 16.4 21.8 20.6 13.6 18.7 16.9 26 21.8 26.0 24.4 17.0 22.4 20.9 14.0 20.0 18.4 27 21.9 25.6 25.0 17.3 24.0 23.4 15.6 20.8 19.2 28 21.6 24.8 23.4 19.4 25.8 24.2 17.4 23.3 21.2 29 21.8 25.4 23.2 18.4 22.8 21.5 30 20.1 22.4 21.5 19.4 21.7 18.9 31 18.8 22.2 22.2 18.0 18.7 18.7 1-10 20.35 23.15 22.42 20.20 22.78 22.43 18.68 22.06 20.09 11-20 21.. 55 25.72 24.66 18.66 20.65 20.14 16.97 20.98 19.73 21-31 21.13 24.83 23.47 17.95 22.65 ¿1.45 17.69 20.70 19.25 Mes 21.01 24.57 23.52 19.01 n.98 21.33 17.58 21.23 19.67 — 273 — TEMPERATURA DEL SUELO (Á 7.5 centímetros de profundidad) CÓRDOBA. 1885 » Tab. VII , i- Abril ] Vlayo Junio » FECHA ( ^1 1 -^ •^ -^ "' -^ "~-- 7 a. 2p. ^ 22.7 9 p. 1 7 a. 2p. 9p. 7 a. 2p. 9p. 1 17.7 21.5 12.5 16.6 15.4 8.1 11.9 10.7 ¿ 19.6 24.2 22.1 12.2 17.0 16.0 8.3 10.9 10.5 3 17.8 19.1 17.6 12.8 17.6 16.4 6.6 11.2 10.4 4 15.6 19.9 17.9 13.6 18.0 16.0 6.7 11.2 10.6 5 14.0 20.4 17.9 13.2 14.8 13.5 7.0 12.0 11.0 6 14.6 20.8 19.6 12.0 15.6 13.6 8.3 11.9 11.1 7 16.8 18.3 17.2 10.2 15.0 13.4 8.3 13.2 12.5 8 15.2 18.7 17.2 10.2 15.4 13.6 9.0 13.0 12.3 9 16.0 20.6 19.3 11.2 15.8 13.6 8.9 12.1 10.4 10 16.6 22.5 18.4 9.6 15.6 14.6 5.8 10.2 9.8 11 14.5 16.9 15.1 12.7 15.1 12.8 6.2 11.4 10.5 12 13.6 14.7 13.8 8.5 13.0 11.7 8.0 7.2 6.0 13 12.6 14.3 13.2 ; 9.1 13.4 11 5 ¡ 3.0 5.1 4.7 14 12.3 15.6 14.2 7.3 10.0 10.4 i 2.3 5.8 5.3 15 10.9 16.1 15.0 8.7 11.2 9.7 1 2.6 5.7 5.6 16 13.5 15.0 13.9 7.3 11.6 10.6 3.3 7.2 6.5 17 12.7 15.6 13.8 8.7 12.9 13.5 5.2 6.8 7.6 18 10.6 16.2 15.3 12.9 14.1 13.4 4.0 7.8 7.2 19 13.5 14.7 13.0 11.2 11.7 11.2 4.0 8.0 7.4 20 9.3 14.5 12.8 9.9 11.4 11.0 4.2 7.4 6.6 21 9.3 15,4 14.2 10.0 11.5 10.8 4.0 7.0 5.4 ■)¿ 12.4 18.0 16.6 7.9 11.9 10.6 4.8 7.6 7.0 23 13.7 16.1 15.6 7.2 12.6 11.4 4.0 8.3 7.8 24 14.4 18.2 17.2 7.0 12.6 11.9 4.2 9.0 8.9 25 15.6 19.0 17.8 8.2 12.8 11.6 5.3 9.9 9.5 26 15.7 18.4 17.1 ; 8.4 12.5 12.0 6.0 10.1 10.0 27 15.2 16.6 16.1 1 10.6 14.2 12.3 7.6 11.5 11.3 28 13.0 15.2 13.8 9.5 12.2 11.2 8.9 12.0 11.7 29 11.6 15.1 14.7 9.8 11.7 11.2 110.7 11.4 11.2 30 13.4 17.1 15.5 8.0 11.8 10.5 10.2 10.2 10.0 31 7.8 10.1 10.0 1-10 16.39 20.72 18.87 11.75 16.14 14.61 7.70 11.76 10.93 11-20 12.35 15.36 14.01 9.63 12.44 11.. 58 4.28 7.24 6.74 21-31 13.43 16.91 15.86 8.58 12.17 11.23 6.57 9.70 9.28 Mes.. . . 14.06 17.66 16.25 9.94 13.54 12.43 6.18 9.. 57 8.98 — 274 TEMPERATURA DEL SUELO (Á 7.5 centímetros de profundidad) CÓRDOBA, 1885 * Tab. VII 3. FECHA Julio ñ LgOSlo Sel iombre -^- 7 a. 2p. 9 p. 7 a. 2p. 9p. 7 a. 2p. 9p. 1 9.8 10.4 10.6 7.9 11.7 11.4 15.2 15.4 14.8 2 9.7 10.7 10.2 8.2 10.7 10.0 12.2 17.6 16.2 3 9.4 10.4 10.5 8.1 9.5 8.8 14.4 17.2 16.3 4 10.3 11.2 10.8 5.8 9.4 8.8 15.4 18.8 18.0 5 9.6 114 10.0 4.6 8.9 8.8 14.7 17.4 16.0 6 6.4 9.7 9.5 5.7 10.3 10.0 13.9 16.9 14.8 7 9.0 10.1 9.7 7.0 11.4 11.0 10.5 17,8 14.7 8 8.8 9.1 8.8 8.1 7.8 7.6 12.4 12.4 11.8 9 8.1 10.2 9.8 5.5 5.7 5.7 11.1 15.3 14.4 10 6.3 9.2 8.6 5.2 7.0 6.4 12.7 19.3 17.5 11 6.6 8.7 8.1 4.5 8.6 9.2 14.2 20.1 12.4 12 7.1 8.6 6.9 6.8 10.8 10.6 13.2 19.3 17.5 13 4.0 7.3 6.6 7.2 11.0 11.4 14.2 19.9 18.2 14 5.0 9.6 8.6 8.4 12.6 12.6 14.6 21.4 19.4 15 5.3 8.2 7.4 9.0 13.1 12.8 15.3 21.3 19.3 16 5.3 8.6 7.8 10.1 13.8 13.0 15.5 22.0 20.6 17 4.3 8.2 7.5 9.9 10.9 10.8 18.2 24.3 22.5 18 4.4 7.4 7.3 10.6 13.6 13.2 19.2 ^2.^ 20.0 19 5.2 8.1 7.0 11.3 13.4 12.4 16.5 20.4 19.8 20 3.2 7.3 6.6 8.9 11.8 12.0 17.1 18.8 17.9 21 3.3 7.9 7.8 8.8 13.0 13.3 15.3 14.7 14.6 22 4.1 8.6 8.3 11.4 12.2 11.3 14.1 14.4 14.4 23 5.1 9.6 9.4 8.0 11.9 11.4 12.8 15.7 14.6 24 6.0 8.8 8.2 9.2 13.0 12.8 12.5 16.0 15.1 25 6.1 10.1 9.3 9.8 13.2 12.8 14.0 13.6 12.6 26 6.4 9.9 8.6 9.6 13.5 13.3 13.4 14.8 14.2 27 5.0 8.7 8.2 12.0 13.3 15.0 13.6 16.8 16.0 28 4.9 9.1 8.4 14.6 16.1 17.3 13.3 17.8 16.4 29 4.6 9.4 9.5 15.6 17.2 18.6 13.3 18.4 17.2 80 6.2 10.5 10.0 17.2 17.3 17.4 15.4 15.6 15.0 31 6.8 10.7 10.9 14.6 17.9 17.3 1-10 8.74 10.24 9.85 6.61 9.24 8.85 13.25 16.81 15.45 11-20 5.04 8.20 7.38 8.67 11.96 11.80 15.80 20.97 18.76 21-31 5.32 9.39 8.96 11.89 14.42 13.68 13.77 15.78 15.01 Mes.... 1 6.33 9.28 8.74 9.15 11.95 11.52 14.27 17 .-85 16.41 — 275 TEMPERiTLRA DEL SUELO (á 7.5 centímetros de profundidad) CÓRDOBA, 1885 Tab. VII, 4. O el ubre IVovienibre Diciembre FECHA .^ ~ — - — ~^ --^ - ' ~^ ^ — - — """ -^ 7 a. 2p. 9p. 7 a. 2p. 9 p. 7 a. 2 p. 9p. 1 12.6 13.2 12.9 16.6 22.5 21.4 19.7 24.0 20.8 2 12.2 16.0 14.4 19.7 25.4 23.4 19.3 21.5 20.6 3 12 0 16.9 15.6 20.6 25.1 23.2 18.9 19.1 19.2 4 14.2 17.0 16.8 20.5 24.8 22.3 17.2 22.4 21.3 5 15.7 20.6 19.8 18.5 23.1 21.6 19.2 23.7 22.2 6 17.6 20.6 19.7 18.9 23.7 21.6 19.6 24.2 24.0 7 18.0 22.3 21.8 17.7 24.3 22.3 21.9 24.6 19.4 8 20.2 17.6 15.8 18.4 25.4 23.3 15.8 18.2 18.0 9 15.2 17.7 17.6 20.5 25.7 22.0 17.7 18.3 16.0 10 16.6 16.4 16.1 20.1 22.4 21.8 14.5 18.2 18.3 11 14.7 17.2 16.0 19.2 24.1 22.1 15.1 18.6 17.4 12 13.9 19.6 18.0 19.8 20.4 19.7 16.0 18.3 17.8 13 15.0 19.8 17.5 16.4 17.9 15.8 16.9 20.2 19.8 14 15.6 20.2 18.0 13.2 16.9 15.4 17.9 19.0 18.4 15 15.1 20.1 18.4 12.6 17.0 16.0 16.4 21.0 21.1 16 16.4 19.2 17.2 13.8 19.5 17.5 18.6 23.4 22.4 17 14.7 15.1 14.0 15.1 20.6 18.4 20.3 21.4 20.8 18 12.2 16.5 14.8 16.7 21.8 20.2 20.1 23.6 23.8 19 13.7 14.2 13.3 17.8 23.4 22.3 22.3 26.8 24.2 20 12.3 13.7 13.2 19.9 22.6 22.1 19.9 22.8 22.4 21 12.9 15.4 15.1 20.2 24.4 24.4 18.7 23.4 22.6 22 12.6 17.7 16.4 22.1 24.4 23.0 19.2 25.1 23.5 23 14.7 15.1 14.8 21.6 26.1 25.0 21.2 ¿7.6 26.2 24 13.6 18.4 17.0 21.2 21.6 21.3 22.3 22.4 21.6 25 14.4 19.2 17.7 20.6 22.7 22.5 18.6 24.6 23.6 26 15.7 20.3 19.3 21.9 21.8 21.6 21.3 27.0 26.1 27 17.5 22.1 20.0 21.7 22.5 19.7 22.9 28.2 27.5 28 15.6 18.5 16.6 17.4 20.3 19.2 25.5 27.9 22.6 29 13.6 18.5 17.4 17.3 20.8 19.6 20.1 23.4 22.5 30 14.4 20.6 19.4 17.5 21.7 21.1 19.6 25.1 23.8 31 16.7 20.5 19.4 21.6 27.5 25.9 1-10 15.43 17.83 17.05 19.15 24.24 22.29 18.38 21.42 19.98 11-20 14.36 17.56 16.04 16.45 20.42 18.95 18.35 21.. 51 20.81 21-31 14.70 18.75 17.55 20.15 22.63 21.74 21.00 25.65 24.17 Mes.... 14.83 18.07 16.90 18.58 22.43 17.66 19.30 22.45 21.79 — 276 — TEMPERATURA DEL SUELO (Á 15 CENTÍMETROS DE PROFUNDIDAD) Xah. VIII, 1. CÓRDOBA, 1885 Enero Febrero Marzo FECHA ^ ^'^■^ ' — — - — ■ ■■■^ — — 7 a. 2p. 9p. 7 a. 2p. 9p. 7 a. 2p. 9p. 1 23.7 24.8 26.2 21.2 21.4 22.0 21.9 22.2 22.1 2 23.2 22.4 22.2 21.2 21.9 22.4 21.4 20.8 20.0 3 20.6 21.4 21.4 21.0 21.6 22.4 18.8 19.6 21.0 4 20.8 20.3 20.7 21.8 22.4 22.0 19.8 20.6 21.6 5 19.5 20.8 22.0 21.0 21.8 22.8 20.6 21.6 22.3 6 20.1 21.0 21.7 21.6 22.6 23.0 21.2 22.0 22.0 7 20.6 22.6 23.9 21.0 2i.0 22.6 20.0 22.9 20.4 8 22.4 24.8 24.5 21.2 22.1 23.2 19.0 19.2 17.6 9 22.] 22.2 21.4 20.8 20.4 20.6 16.9 18.3 18.3 10 19.8 21.0 22.4 20.4 21 8 23.0 16.6 17.8 19.4 '11 20.8 22.6 23.4 22.2 22.1 22.0 17.8 18.4 19.4 12 21.2 22.3 23.4 20.6 19.6 19.0 18.2 18.6 19.0 13 21.2 22.6 23.8 17.6 17.4 17.2 17.8 18.6 19.4 14 21.8 22.4 23.4 16.8 17.8 18.2 18.6 19.3 19.9 15 21.6 23.0 24.5 17.9 18.8 19.8 18.4 18.7 19.3 16 22.3 23.8 25.2 19.0 19.7 20.4 17.4 18.6 19.6 17 23.7 25.0 25.8 19.4 20.2 21.2 18.2 19.4 20.2 18 24.4 25.6 26.3 20.2 20.8 21.4 18.6 19.7 20.4 19 24.4 25.6 27.3 20.8 22.3 22.1 18.5 19.7 20.4 20 23.6 21.0 21.8 21.2 21.6 22.2 19.1 20.2 20.8 21 21.2 22.2 23.1 20.8 21.1 21.6 19.4 22.6 21.3 22 22.0 23.1 24.4 20.8 22.0 22.6 19.7 20.7 21.5 23 22.8 23.8 24.2 20.2 19.2 20.0 20.0 19.5 19.3 24 23.1 23.8 22.7 17.8 18.8 20.0 17.2 17.0 16.5 25 21.8 22.8 24.1 18.2 19.2 20.8 15.5 16.6 17.6 26 22.8 23.9 24.5 18.7 ]9.8 21.0 15.8 17.2 18.4 27 22.9 24.8 24.8 19.2 20.6 22.4 17.0 18.3 19.1 28 22.8 23.6 23.8 20.8 22.8 23.6 18.1 19.9 20.9 29 22.8 23.8 24.0 19.4 20 6 21.3 30 ■21 A 21.8 22.2 20.2 20.8 19.8 31 áO.4 21.2 22.2 18.8 18.9 18.9 1-10 21.28 22.13 22.64 21.12 21.70 22.40 19.62 20.50 20.47 11-20 22.50 23.39 24.49 19.57 20.03 20.35: 18.26 19.12 19.84 21-31 22. ]8 23.16 23.64 19.56 20.44 21.50 18.28 19.28 19.51 Mes.. . . 21.99 22.90 23.59 20.12 20.74 21.41 18.71 19.62 19.93 277 TEMPERATURA DEL SUELO (Á lo centímetros de profundidad) CÓRDOBA, 1885 Tab. VIH 2. Abril Mayo Junio FECHA -- -^^-— " ~-~- ■^ "-- -" — - — ■ — — 7 a. 2p. 9p. 7 a. 2p. 9p. 7 a. 2p. 9p. 1 18.5 20.0 21.0 14.0 14.8 15.7 9.6 10.2 11.3 2 20.3 21.6 22.2 13.6 14.8 16.1 9.6 10.3 10.7 3 19.7 19.2 19.0 14.2 15.4 16.5 8.6 9.6 10.8 4 17.6 18.4 18.8 14.6 16.0 16.5 8.6 9.4 10.8 5 16.0 17.7 18.6 14.6 14.8 14.5 8.8 9.9 11.3 6 16.2 17.9 19.4 13.3 14.0 14.5 9.6 10.4 11.3 7 18.0 17.9 17.8 12.1 13.2 13.6 9.6 10.8 12.4 8 16.3 17.1 17.8 12.2 13.3 14.1 10.3 11.4 12.2 9 16.7 18.3 19.3 12.6 13.6 14.3 10.5 10.9 11.5 10 17.7 19.3 19.2 11.8 13.2 14.5 8.4 9.1 10.3 11 16.4 16.3 16.4 13.4 13.9 13.8 8.2 9.4 10.8 12 15.2 15.0 14.8 11.2 11.6 12.6 9.2 8.0 7.3 13 14.1 14.3 14.4 10.7 11.8 12.4 5.3 5.2 5.9 14 13.6 14.2 14.8 9.8 9.9 9.6 4.2 4.8 6.0 15 13.0 14.0 15.2 9.8 10.4 10.8 4.4 4.8 6.1 16 14.4 14.7 14.5 9.1 10.1 11.1 4.7 5.7 6.8 17 13.7 14.2 14.6 9.8 11.1 12.8 5.9 8.2 7.7 18 12.6 13.7 15.2 12.9 13.3 13.4 5.7 6.4 7.5 19 14.4 14.3 14.2 12.2 11.9 11.9 5.7 6.4 7.6 20 11.9 12.7 13.6 11.0 11.3 11.4 5.8 6.3 7.1 21 11.4 12.8 14.2 10.9 11.2 11.3 5.4 5.8 6.8 22 13.4 14.8 16.5 10.0 10.6 11.3 5.6 6.3 7.4 23 14.7 15.1 15.6 9.2 10.4 11.8 5.5 6.4 7.8 24 15.2 16.0 17.0 9.4 10.5 12.0 5.9 6.8 8.5 25 16.1 16.8 17.7 10.0 10.9 12.1 6.7 7.8 9.2 26 16.4 17.0 17.6 10.1 11.0 12.0 7.4 8.2 9.6 .27 16.1 16.2 16.4 11.4 12.3 12.8 8.4 9.4 10.7 28 14.4 14.9 14.7 10.7 11.2 11.8 9.5 10.6 11.1 29 13.2 14.1 14.8 10.6 11.1 11.5 10.8 10.9 11.1 30 14.2 15.2 15.8 9.9 10.4 11.2 10.5 10.3 10.2 31 9.3 9.8 10.2 1-10 17.70 18.74 19.31 13.30 14.31 15.03 9.. 36 10.20 11.26 11-20 13.93 14.34 14.77 10.99 11.53 11.98 5.91 6.. 52 7.28 21-31 14.51 15.29 16.03 10.14 10.85 11.64 7.57 8.25 9.24 Mes — 15.38 16.12 16.70 11.43 12.19 12.84 7.61 8.32 9.26 T. IX. 18 — 278 — TEMPERATURA DEL SUELO (Á 15 centímetros de profundidad) CÓRDOBA, 1885 Ta ). VTII, 3. Julio A gosto ¡ Setiembre FECHA ■^ ^- — -— " "' ^ - — - - — '• — — ' ^ 7 a. 2p. 9p. 7 a. 2p. 9p. 7 a. 2 p. 9p. 1 10.1 10.0 10.6 9.0 9.8 11.2 15.8 15.4 15.2 2 10.1 10.3 10.4 9.4 9.7 10.2 13.7 15.2 16.2 3 9.8 10.1 10.4 9.1 9.1 9.4 14.9 15.6 16.3 4 10.3 10.7 11.0 7.6 8.0 9.2 15.6 16.2 17.4 5 10.3 15.6 10.7 6.8 7.4 9.0 15.7 16.0 16.2 6 8.4 9.0 9.7 7.2 8.2 10.0 14.7 15.7 15.6 7 9.4 9.6 9.9 8.2 9.3 10.7 13.3 15.2 15.3 8 9.4 9.3 9.2 8.9 8.1 7.8 13.6 13.1 12.7 9 8.8 9.4 9.7 6.7 6.2 6.3 121 13.3 14.5 10 8.1 8.4 9.0 6.3 6.4 7.0 13.4 15.6 16.9 11 7.8 8.3 8.5 5.7 6.8 8.7 15.3 17.0 17.4 12 7.8 8.1 8.1 7.6 9.8 10.1 14.9 16.4 17.3 13 5.9 6.4 7.2 8.5 9.2 10.7 15.3 16.9 17.8 14 5.8 7.7 8.7 9.4 10.4 11.8 15.7 17.6 18.8 15 6.9 7.4 7.6 10.1 11.0 12.3 16.5 18.0 18.9 16 6.7 7.3 8.2 !l0.8 11.9 12.7 46.7 18.4 19.8 17 6.1 6.8 7.8 10.9 10.7 11.0 ;18.6 ¿0.4 21.5 18 6.0 6.5 7.4 10.8 11.9 12.7 19.7 20.1 20.2 19 6.5 7.0 7.6 11.9 12.2 12.4 17.9 18.6 19.4 20 5.3 5.8 6.9 10.5 10.8 11.8 18.1 18.3 18.2 21 5.2 6.0 7.7 10.4 11.4 12.4 116.8 15.7 15.4 22 5.9 6.6 8.2 12.0 11.8 12.0 |14.8 14.7 14.9 23 6.4 7.4 9.0 9.9 10.6 11.6 14.0 14.6 15.1 24 7.4 7.6 8.5 10.4 11.4 12.3 13.6 14.6 15.2 25 7.1 8.2 9.3 11.1 11.8 12.8 14 6 14.2 13.8 26 7.6 8.3 9.2 11.2 12.0 13.2 13.8 14.3 14.4 27 6.7 7.3 8.4 12.0 13.3 15.0 14.0 14.8 15.. 7 28 6.5 7.4 8.6 14.6 16.1 17.3 14.4 15.4 16.2 29 6.4 7.2 9.3 15.6 17.2 18.6 14.6 15.7 16.8 30 7.5 8.4 9.9 17.2 17.3 17.4 15.8 15.5 15.4 31 8.1 8.8 10.4 15.4 16.4 17.1 1-10 9.47 9.74 10.06 7.92 8.22 9.08 14.28 15.13 15.63 11-20 6.48 7.13 7.80 9.62 11.47 11.42 16.87 :18.17 18.93 21-31 6.80 7.56 8.95 12.71 13.57 14.52 14.64 14.95 15.29 Mes.. . . 7.56 8.13 8.94 10.17 11.17 11.76 15.26 16.08 16.62 — 279 — TEMPERATURA DEL SUELO (Á 15 centímetros de profundidad) CÓRDOBA, 1885 Tab. VIII, 4. Octubre Xovienibre Diciembre FECHA ^ — -,- — -' — ~ - — " — -^ ■ — ' '^ 7 a. 2p. 9 p. 7 a. 2p. 9p. 7 a. 2 p. 9p. 1 14.0 13.6 13.5 17.4 18.7 20.4 19.9 20.9 21.0 2 13.1 13.9 14.7 19.7 21.0 22.5 19.9 20.7 21.0 3 13.3 14.4 15.4 21.1 ¿1.6 22.3 19.7 19.3 19.4 4 14.7 15.6 16.3 21.0 21.6 22.2 18.3 19.6 ¿0.9 5 15.9 17.4 18.7 20.0 ¿0.3 21.4 19.8 20.6 21.9 6 17.9 18.3 19.1 19.7 20.5 21.6 20.2 21.4 23.2 7 18.2 19.3 20.6 19.3 20.1 21.9 22.1 22.6 21.2 8 20.1 18.7 16.4 19.7 ¿0.9 22.5 18.3 18.4 18.4 9 16.1 16.9 17.4 ¿0.9 22.0 22.5 18.2 18.4 17.5 10 16.9 16.7 16.4 20.8 21.2 21.7 16.2 16.5 19.4 11 15.5 16.0 16.4 20.2 21.1 21.9 16.2 17.0 17.8 12 15.0 16.2 17.6 20.4 20.3 20.1 16.9 17.3 17.8 13 16,1 17.0 17.5 18.4 17.3 17.2 17.5 18.4 19.0 14 16.4 17.3 17.9 15.2 15.2 15.3 18.4 18.6 18.6 15 16.3 17.2 18.2 14.2 14.9 16.2 17.7 18.6 20.8 16 17.0 17.9 17.7 14.8 16.3 17.5 19.2 20.4 21.8 17 16.0 15.6 15.1 16.1 17.4 18.1 20.7 20.7 20.8 18 13.6 14.4 15.2 17.3 18.4 19.7 20.3 21.2 22.8 19 14.5 14.4 14.1 18.5 19.7 21.4 22.1 23.4 24.8 20 13.4 13.7 13.7 20.2 20.5 21.6 21.5 21.2 22.4 21 13.4 14.3 15.0 20.6 21.6 22.6 20.3 21.3 22.4 22 13.8 14.8 16.1 22.4 22.7 22.8 20.4 21.6 23.2 23 14.9 15.0 15.0 21.9 22.7 24.2 21.6 23.4 25.2 24 14.5 15.6 16.7 22.3 21.4 21.4 23.3 22.8 21.7 25 15.2 16.3 17.4 20.9 ¿1.4 22.1 20.2 21.3 23.2 26 16.3 17.2 18.6 21.8 21.7 21.6 21.7 23.2 25.1 27 17.8 18.6 19.6 21.5 22.4 20.7 23.5 24.8 26.4 28 15.6 18.5 16.6 18.8 19.0 19.6 25.3 26.5 24.3 29 13.6 18.5 17.4 18.2 18.9 19.9 22.1 21.8 ¿3.2 30 14.4 20.6 19.4 18.5 19.6 20.6 21.1 22.1 23.7 31 16.7 20.5 19.4 ¿2.2 23.6 25.4 1-10" 16.02 16.48 16.85 19.96 20.79 21.90 19.26 19.84 20.39 11-20 15.38 15.97 16.341 17.53 18.11 18.90 19.05 19.68 20.71 21-31 15.56 16.35 17.32 ¿0.69 21.14 21.55 ¿1.97 22.95 23.98 Mes 15.65 16.27 16.85 19.39 20.01 20.78 20.15 20.89 21.77 280 — TEMPERATURA DEL SUELO (Á 36 centímetros de profundidad) CÓRDOBA, 1885 Tab. IX, 1. 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 1.5 16 17 18 19 20 21 22 23 24 25 26 27 28 29 30 31 1-10 11-20 21-31 Mes... Enero 7 a. 23.6 2p. 23.5 24.0 23.5 22.8 22.3 22.0 21.8 21.3 21.0 21.4 21.2 21.4 21.3 22.3 22.3 22.8 22.6 22.1 21.6 21.8 21.7 22.2 22.0 22.4 22.1 22.6 22.4 22.6 22.4 22.6 22.4 23.4 23.4 24.0 24.0 24.5 24.3 24.9 24.5 23.0 22.7 22.6 22.7 23.3 23.0 23.4 23.4 23.7 22.9 23.1 22.9 23.6 23.4 23.5 23.5 23.6 23.6 23.4 23.0 22.8 22.4 22.37 22.11 23.12 22.95 23.27 23.05 22.93 22.71 9 p. 23.7 23.3 22.1 21.5 21.1 21.2 21.7 22.5 22.4 21.6 21.9 22.1 22.4 22.4 22.4 22.5 23.5 24.2 24.4 23.6 23.1 22.9 23.3 23.4 22.8 23.2 23.3 23,6 23.6 22.9 22.4 22.11 22.99 23.14 22.76 Febrero 7 a. 2p. 22.5 22.3 22.4 22.3 22.5 22.3 22.5 22.5 22.5 22.2 22.6 22.4 22.5 22.4 22.2 22.2 22.6 22.3 21.6 21.5 22.3 22.4 22.2 21.9 20.8 20.3 19.4 19.2 19.3 19.2 19.8 19.7 20.3 20.2 20.7 20.6 21.0 21.0 21.5 21.4 21.5 21.4 21.6 21.5 22.0 21.5 20.6 20.1 20.3 20.0 20.4 20.1 20.3 20.3 21.2 21.1 22.39 22.24 20.73 20.59 20.99 20.75 21.40 21.22 9p. 22.5 22.4 22.3 22.5 22.3 22.5 22.3 ¿2.2 21.9 21.8 22. 21. 19. 19 19. 19. 20. 20. 20, 21. 21. 21. 21. 20. 20. 20. 20. 21, 22 . 27 20 .'52 20.81 21.23 Marzo 7 a. 21.9 22.9 21.1 20.9 21.2 21.6 21.8 21.0 20.0 19.5 19.3 19.5 19.4 19.5 19.8 19.3 19.3 19.8 19.9 20.0 20.4 20.7 20.8 20.1 18.7 18.2 18.4 18.8 19.7 20.2 20.1 21.19 19.58 19.65 20.12 2p. 23.8 22.8 20.6 20.7 21.2 21.5 21.7 20.6 19.8 19.0 19.1 19.3 19.2 19.4 19.6 19.0 19.2 j.9.6 19.7 19.9 20.2 20.5 20.7 19.6 18.3 18.0 18.2 18.8 19.6 20.2 19.9 21.17 19.40 19.45 19.99 9p. 22.0 22.5 20.7 20.9 21. 21. 21. 20. 19.7 19.0 .4 .7 ,1 .4 19.2 19.3 19.3 19.5 19.6 19.1 19.3 19.7 19.8 20.1 20.4 20.7 20.5 19.1 18.2 18.0 18.4 19.1 19.9 20.4 19.8 20.94 19.49 19.50 19.99 — 281 — TEMPERATURA DEL SUELO (á 36 centímetros de profundidad) CÓRDOBA, 1885 Tab. IX, 2. A!>ril !t3ayo Junio FECHA , ~- — ^- — " ~-- — -^ — ^ 7 a. 2p. 9p. 7 a. 2p. 9p.^ 7 a. 2p. 9 p. 1 19.6 19.5 19.8 16.0 15.7 15.8 11.4 11.3 11.3 2 20.2 20.3 20.6 15.8 15.5 15.7 11.5 11.3 11.2 3 20.9 20.6 20.2 15.9 15.7 15.9 11.4 11.0 11.0 4 19.9 19.6 19.5 16.2 16.0 16.2 11.1 10.8 10.8 5 19.4 18.9 18.9 163 16.1 16.2 10.9 10.7 10.8 6 19.0 18.7 18.7 15.8 15.5 15 . 5 11.1 10.9 11.0 7 19.2 19.0 19.0 15.3 14.9 14.8 11.2 11.0 11.2 8 18.8 18.6 18.5 14.8 14.5 14.5 11.6 11.4 11.5 9 18.5 18.6 18.7 14.7 14.5 14.6 11.9 11.7 11.7 10 19.0 18.9 19.2 14.6 14.2 14.3 11.6 11.1 10.9 11 19.1 18.6 18.3 14.6 14.6 14.6 10.9 10.6 10 6 12 18.0 17.7 17.4 14.0 14 0 13.7 10 9 10.6 10 3 13 17.1 16.8 16.6 13.6 13.3 13.5 9.7 9.2 8.8 14 16.4 16.1 16.1 13.2 12.8 12.5 8.4 8.0 7.8 15 16.1 15.7 15.7 12.3 12.1 12.2 7.8 7.4 7.3 16 15.9 15.9 ]5.9 12.1 11.8 11.8 7.4 7.2 7.3 17 15.9 15.7 15.7 12.0 11.8 12.0 7.5 7.5 7 7 18 15.7 15.3 15.4 12.6 12.8 13.2 8.0 7.7 7.8 19 15.7 15.6 15.6 \ 13.4 13.3 13.1 7.9 7.7 7.8 20 15.4 14.9 14.9 13.0 12.8 12.7 7.9 7.7 7.7 21 14.8 14.4 14.5 12.7 12.5 12.5 7.7 7.5 7.5 22 14.8 14.8 15.2 12 5 12.2 12.1 7.6 7.5 7.5 23 15.8 15.7 15.8 12.1 11.7 11.7 7.7 7.5 7 5 24 16.0 16.0 16.2 11.9 11.6 11.7 7.8 7.6 7.7 25 16.6 16.6 16.9 11.9 11.7 11.7 8.1 8.0 8.2 26 17.1 17.1 17.2 12.0 11.8 11.8 8.6 8.5 8.6 27 17.3 17.1 17.0 12.1 12.1 12.5 9.1 9.0 9 3 28 16.9 16.5 16.4 12.6 12.4 12.3 9.7 9.7 10.1 29 16.1 15.7 15.6 12.3 12.1 11.1 10.4 10.5 10.6 30 15.7 15.7 15.8 12.2 11.9 11.8 10.8 10.7 10.6 31 11.8 11.5 11.3 1-10 19.45 19.27 19.31 15.54 15.26 15.35 11.37 11.12 11.14 11-20 16.53 16.23 16.16 13.13 12.93 12.93 8.64 8.36 8.31 21-31 16.11 15.96 16.06 12.19 11.95 11.95 8.75 8.65 8.76 Mes 17.36 17.15 17.18 13.57 13.34 13.36 9.59 9.38 9.40 282 — TEMPERATURA DEL SUELO (Á 36 centímetros de profundidad) CÓRDOBA, 1885 Tíib. IX, 3. Julio Agoüjío Sí^lit'inhre FECHA -- - — - — — -^ — ~ — — .-^- — ■ 7 a. 2p. 9p. 7 a. 2p. 9p. 7 a. 2 p. 9 p. 1 10.7 10.6 10.7 9.5 9.4 9.7 16.0 15.8 15.6 • 2 10.7 10.7 10.7 10.0 9.9 9.9 15.4 15.0 15.1 3 10.7 10.6 10.8 10.0 9.9 9.8 15.3 15.2 15.3 4 10.8 10.8 10.9 9.8 9.4 9.4 15.5 15.5 15.7 5 11.1 11.0 11.9 9.4 9.0 8.9 16.0 15.8 15.8 6 10.9 10.5 10.4 9.1 8.9 9.0 15.8 15.5 15.6 7 10.4 10.3 10.4 9.4 9.2 9.5 15.4 15.0 15.1 8 10.4 10.4 10.3 9.9 9.7 9.5 15.1 14.8 14.5 9 10.2 10.1 10.2 9.2 8.9 8.5 14.2 139 14.0 10 10.2 9.9 9.8 8.3 8.1 8.2 14.3 14.2 14.7 11 9.7 9.5 9.5 8.1 7.8 8.0 15.3 15.3 15.6 12 9.5 9.4 9.3 8.5 8.4 8.7 15.9 15.6 15.8 13 9.1 8.7 8.4 9.2 9.1 9.3 16.0 15-8 16.1 14 8.4 8.1 8.4 9.7 9.7 10.0 16.4 16.2 16 5 15 8.7 8.5 8 5 10.4 10.3 10.5 16.9 16.7 17.0 16 8.6 8 4 8.4 10.9 10.9 11.1 17.3 17.0 17.4 17 8.5 8.2 8.2 11.4 11.2 11.1 17.9 17.9 18.4 18 8 3 8.0 8.0 11.1 11.1 11.4 18.9 18.9 18.9 19 8.1 8.0 8.1 11.8 11.8 11.9 18.9 18.5 18.5 20 8.0 7.6 7.5 11.9 11.6 11.5 18.6 18,4 18.3 21 7.6 7.3 7.4 11.7 11.4 11.7 18.2 17.8 17.4 22 7.7 7.5 7.6 12.2 12.1 12.2 16.9 16.6 16.4 23 7.9 7.8 8.1 12.4 11.6 11.6 16.2 15.9 15.9 24 8.4 8.3 8.3 11.8 11.6 11.8 15.9 15 6 15.6 25 8.5 8.3 8.4 12.1 11.9 12.1 15.8 16.0 15.5 26 8.7 8.6 8.8 12.4 12.2 12.2 15.1 15.0 15.1 27 8.8 8.4 8.4 12.4 12.3 12.7 15.1 14.9 15.2 28 8.6 8.3 8.4 13.4 13.6 14.1 15.5 15.3 15.5 29 8.5 8.2 8.3 14.9 14.9 15.4 15.8 15.6 15.8 30 8.7 8.6 8 8 16.1 16.0 16,1 16.1 16.1 16.0 31 9.1 9.0 9.1 16.2 15.8 15.9 1-10 10.61 10.49 10.51 9.46 9.24 9 24 15.30 15.07 15.14 11-20 8.69 8.44 8.43 10.30 10.19 10.35: 17.21 17.03 17.25 21-31 8.41 8.21 8.33 13.24 13.04 13.25 16.05 15.88 15.84 Mes > r 9.21 9.02 9.06 11.07 10.89 11.02 16.19 15.99 16.08 — 283 — TEMPERATURA DEL SUELO (á 36 centímetros de profundidad) CÓRDOBA, 1885 Tab. IX 4. O el ubre !\'ov¡eiiibre Diciembre FECHA — ,-— ^ — '— ■ ^ ~" — - — "■ -~ 7 a. 2p. 9p. 7 a. 2p. 9p. 7 a. 2p. 9p. 1 15.9 15 6 15.3 18.3 18.2 18.5 20.3 20.3 20.5 2 15.0 14.8 14.9 19.2 19.3 19.7 29.6 20.5 20.6 3 15.1 14.9 15.0 20.4 20.4 20.7 20.6 20.4 20.2 4 15.4 15.4 15.6 21.0 20.8 20.9 20.1 19.8 20.0 5 16.0 16.0 16.5 21.0 20.6 20.6 20.4 20.2 20.5 6 17.1 17.3 17.5 20.7 20.5 20.5 20 8 20.7 21.1 7 17.8 17.8 18.2 20.7 20.3 20.4 21.7 21.7 21.9 8 18 8 19.0 18.7 20.8 20.5 20.7 21 6 21.8 20.4 9 18.1 17.7 17.7 21.1 21.0 21.3 19.9 19.7 19.6 10 17.7 17.6 17.4 21.4 21.2 21.2 20.1 18.6 17.5 11 17.3 17.0 17.0 21.1 20.8 21.3 18.4 18.3 18.3 12 16.9 16.6 16.8 21.0 20.8 20.7 18.6 18.3 18.4 13 17.2 17.0 17.2 20.4 19.9 19.4 18.7 18 4 18.7 14 17.4 17.2 17.4 18.8 18.1 17.8 19.0 19.0 19.0 15 17.6 17.4 17.5 17.5 17.0 17.0 19.0 18.7 19 0 16 17.8 17.6 17.8 17.1 16.9 17.2 18 5 19 5 19.9 17 17.7 17.4 17.1 17.6 17.4 17.6 20.4 20 6 20.5 18 16.6 16.2 16.1 18.0 18.0 18.3 20.5 20.5 20.7 19 16.2 16.0 15.9 18.9 18.9 19.3 21.3 21.4 21.4 20 15.6 15.4 15.3 20.0 20.0 20.2 22.2 21.9 21,7 21 15.2 15.2 15.5 20.5 20.5 20.8 21.8 21.2 21.5 22 15.5 15.4 15.6 21.6 21.6 21.8 21.7 21.5 21.7 23 16.0 15.9 15.9 21.9 21.8 22.1 22.1 22.0 22.3 24 15.9 15.8 15.9 22.5 22.3 21.9 20 9 22.9 22.8 25 16.3 16.2 16.4 21.7 21.5 21.5 22.3 21.8 21.8 26 16.8 16.7 17.0 21.7 21.7 21.7 22.3 22.1 22 5 27 17.6 17.6 17.9 21.7 21.6 21.8 23.2 23.1 23.5 28 18*1 17 8 17.7 21.3 20.7 20.4 ¡24.1 24.2 244 29 17.6 17.3 17.3 20.2 19.9 19.9 23.9 23.3 23.0 30 17.5 17.2 17.4 20.1 19.8 20.0 22.9 22.5 22.5 31 18.0 17.9 18.1 22.8 22.6 23.0 1-10 16.69 16.61 16.68 20.46 20.28 20.45 20.61 20.. 37 20.23 11-20 17.03 16.78 16.81 19.04 18.78 18.88 19.66 19.66 19 76 21-31 16.77 16.64 16.79 21.32 21.14 21.19 22.55 22.49 22.64 Mes 16.83 16.67 16.76 20.27 20.07 20.17 20.99 20.89 20.93 — 284 — TEMPERATURA DEL SUELO (Á 66 CENTÍMETROS DE PROFUNDIDAD) CÓRDOBA, 1885 Tab. X, 1. Enero Febreí »o Marzo FECHA -^ - — ~ — - ~-- « — - — ~ 7 a. 2p. 9p. 7 a. 2p. 9p. 7 a. 2p. 9p. 1 21.9 21.9 22.0 22.4 22.4 22.4 21.1 21.2 21.3 2 22.2 22.3 22.4 22.3 22.2 22.2 21.5 21.5 21.5 3 22.4 22.2 22.2 22.2 22.2 22.2 21.4 21.3 21.2 4 22.0 21.8 21.7 22 2 22.2 22.1 21.0 21.0 21.0 5 21 6 21.4 21.4 22 '.2 22.2 22.2 21.0 21.0 21.1 6 21.3 21.2 21.2 22.2 22.2 22.2 21.1 21.3 21.4 7 21 2 21.2 21.2 22.2 22.2 22.2 21.4 21.4 21.4 8 21.2 21.4 21.5 22.1 22! 2 22.2 21.4 21.3 21.2 9 21.6 21.7 21.8 22.1 22.2 22.0 20.9 20.8 20.8 10 21.8 21.7 21.6 22.0 21.9 21.9 20.5 20.4 20.3 11 21.6 21.5 21.4 21.8 21.9 21.9 20.1 20.1 20.0 12 21.5 21 6 21.6 22.0 22.0 22.0 20.0 20.0 20.0 13 21.6 21.6 21.6 21.8 21.6 21.3 19.9 19.9 19.9 14 21.8 21.8 21.8 21.0 20.8 20.6 19.8 19.9 19.9 15 21.8 21.8 21.8 20.2 20.2 20.2 19.9 20.0 20.0 16 21.9 22.0 22.0 20.2 20.2 20.2 19.9 19.9 19.8 17 22 1 22.2 22.2 20.2 20.4 20.3 19 8 19.8 19.8 18 22.4 22 5 22 6 20.4 20.6 20.6 19.9 19.9 19.9 19 22.7 22.8 22.8 20.6 20.7 20.8 20.0 20.0 20.0 20 23.0 23.1 23.2 20.9 20.9 21.1 20.0 20.1 20.0 21 23 0 22.8 22.7 21.2 21.2 21.2 20.2 20.2 20.3 22 22.6 22 6 22.6 21.3 21.3 21.3 20.4 20.4 20.4 23 22.4 22.5 22.5 21.4 21.4 21.4 20.5 20.6 20.6 24 22.6 22.6 22.7 21.2 21.2 21.0 20.6 20.5 20.2 25 22.7 22.7 22.6 20.8 20.8 20.8 20.0 19.8 19.6 26 22 6 22.6 22.6 20.6 20.6 20 6 19.4 19.3 19 2 27 22.6 22.8 22.8 20.6 20.6 20.6 19.1 19.1 19.0 28 22.8 22 8 22.8 20.6 20.7 20.9 19,1 19.1 19.2 29 22.8 22.8 22.8 19.3 19.4 19.5 30 22.8 22.8 22.8 19.7 19.8 19.9 31 22.7 22.6 22.5 20.0 20.0 20.0 1-10 21.72 21.68 21.70 22.19 22.19 22.16 21.13 21.02 21.12 11-20 22.04 22.09 22.10 20.91 20.93 20.90 19.93 19.96 19.93 21-31 22.69 22.69 22.67 20.96 20.98 20.97 19.85 19.84 19.81 Mes.. . . 22.17 22.17 22.17 21.38 21.39 21.37 20.29 20.26 20.27 — 285 — TEMPERATURA DEL SUELO (á 66 centímetros de profundidad) CÓRDOBA. 1885 Tab. X, 2. Abril Mayo Junio FECHA -^ ■* ^ — - - ~~~- ._- — - ■-■ 7 a. 2p. 9p. 7 a. 2p. 9p. 7 a. 2p. 9p. 1 20.0 19.9 19.8 16.6 16.6 16.5 12.8 12.7 12.6 2 19.8 19.9 20.0 16.5 16.5 16.5 12.6 12.6 12.6 3 20 2 20.3 20.4 16.4 16.4 ]6.5 12.5 12.5 12.4 4 20.3 20.3 20.2 16.5 16.5 16.6 12.4 12.3 12.2 5 20.0 19.9 19.8 16.6 16.6 16.6 12.2 12.2 12.2 6 19.7 19.6 19.5 16.6 16.5 16.4 12.1 12.1 12.1 7 19.5 19.5 19.5 16.4 16.3 16.2 12.1 12.1 12.2 8 19.5 19.4 19.4 16.0 16.0 15.9 12.2 12.2 12.2 9 19.3 19.2 19.2 15.8 15.7 15.7 12.3 12.3 12.4 10 19.2 19.2 19.3 15.6 16.6 15.6 12.4 12.4 12.3 11 19.3 19.3 19.3 15.5 15.5 15.4 12.2 12.1 12.0 12 19.1 19.0 19.0 15.5 15.5 15.4 12.0 11.9 11.8 13 18.6 18.5 18.4 15.2 15.1 15 0 11.5 11.3 11.1 14 18.1 18.0 17.8 14.8 14.8 14.6 10.8 10.6 10.3 15 17.7 17.6 17.4 14.4 14.3 14.1 10.0 9.9 9.8 16 17.3 17.3 17.2 14.0 13.9 13.8 9.5 9.4 9.3 17 17.2 17.1 17.1 13.7 13.6 13.6 9.2 9.2 9.2 18 17.0 16.9 16.8 13.6 ]3.6 13.7 9.2 9.2 9.2 19 16.8 16.8 16.8 13.9 14.0 14.0 9.2 9.2 9.2 20 16.7 ]6.7 16.6 14.0 14.0 14.0 9.2 9.2 9.2 21 16.4 16.3 16.2 13.9 13.9 13.8 9.1 9.1 9.1 22 16.1 16.1 16.1 13.8 13.7 13.6 9.0 9.0 9 0 23 16.2 16.3 16.3 13.5 13.5 13.4 8.9 8.9 8.9 24 16.4 16.5 16.5 13.3 13.2 13:2 8.9 8.9 8.9 25 16.6 16.7 16.8 13.2 13.1 13.1 9.0 9.0 9.0 26 17.0 17.0 17.1 13.1 13.1 13.1 9.1 9.2 9.3 27 17.2 17.2 17.2 13.1 13.1 13.1 9.4 9.4 9.5 28 17.3 17.2 17.2 13.2 13.2 13.2 9.6 9.7 9.9 29 17.1 17.0 16.8 13.2 13.2 13.2 10.0 10.2 10.4 30 16.7 16.6 16.6 13.1 13.1 13.1 10.5 10.6 10.6 31 13.0 13.0 12.8 1-10 19.25 19.72 19.71 16.30 16.27 16.25 12.. 36 12.34 12.32 11-20 17.78 17.72 17.64 14.46 14.43 14.36 10.28 10.20 10.11 21-31 16.70 16.69 16.68 13.31 13.28 13.24 9.35 9.40 9.46 Mes.... 18.08 18.04 18.01 14.65 14.62 14.57 10.66 10.65 10.63 — 286 — TEMPERATURA DEL SUELO (Á 66 centímetros de profundidad) CÓRDOBA, 1885 Tab. X, 3. Julio Agosto Setiembre FECHA ^"^ — - ~^ -^ ~- •^^— ■ "^ "-- — . -'^"— ^ 7 a. 2p. 9p. 7 a. 2p. 9p. 7 a. 2p. 9p. 1 10.8 10.8 10.9 9.6 9.7 9.8 14.5 14.6 14.6 2 10.9 10.9 11.0 9.9 10.0 10.0 14.6 14.6 14.6 3 11. 0 11.0 11.0 10.2 10.2 10.2 14.5 14.5 14.5 4 Jl.O 11.1 11.1 10.2 10.2 10,2 14.6 14.6 14.6 5 11.2 11.2 11.4 10.2 10.1 10.0 14.8 14 8 14.9 6 11.2 11.3 11.3 10.0 9.9 9.9 15.0 15.0 15.0 7 11.2 11.1 11.1 9.8 9.9 10 0 15.0 14 9 14.9 8 11.1 11.0 11.0 10.0 10.1 10.1 14.8 14.8 14.8 9 11.0 11.0 11.0 10.0 9.9 9.8 14.6 14.5 14.4 10 10.9 10.9 10.8 9.6 9.5 9.5 14.3 14.3 14.3 11 10,8 10.7 10.6 9.4 9.3 9.2 14.4 14.6 14.6 12 10.6 10.5 10.4 9.2 9.2 9.2 14.8 14.8 15.0 13 10,4 10.3 10.2 9.4 9.4 9 5 15.0 15.1 15.2 14 10.0 10.0 9.8 9.6 9.7 9.8 15.2 15.3 15.4 15 9.8 9.8 9.8 10.0 10.1 10.2 15.5 15.6 15.7 16 9.7 9.7 9.7 10.4 10.5 10.6 15.8 15.9 16.0 17 9.7 9.6 9.6 10.8 10.9 11.0 16.1 16.2 16.4 18 9.5 9.5 9.5 11.0 11.1 11.2 16.6 16.8 16.9 19 9.4 9.4 9.4 11.2 11.3 11.5 17.1 17.1 17.2 20 9.3 9.3 9.2 11.6 11.6 11,6 17.2 17.2 17.2 21 9.1 9.0 9.0 11.6 11.7 11.7 17.2 17.2 17.2 22 9.0 8.9 9.0 11.8 11.9 11.9 17.0 16.8 16.7 23 8.9 9.0 9.0 12.0 12.1 12.0 16.5 16.4 16.3 24 9.0 9:1 9.1 12.0 11.9 11.9 16.1 16 0 16.0 25 9.2 9.2 9.2 12.0 12.0 12.0 15.9 15.8 15.8 26 9.3 9.3 9.4 12.0 12.1 12.1 15.6 15.6 15.6 27 9.4 9.4 9.4 12.1 12,2 12.2 15.4 15.4 15.4 28 9.4 9.4 9.4 12.2 12.4 lá.6 15.3 15.4 15.4 29 9.4 9.4 9.3 12.9 13.1 13.2 15.5 15.5 15.5 30 9.3 9.4 9.4 13.6 13.8 14.1 15.6 15.7 15.8 31 9.4 9.5 9.5 14.2 14.4 14.5 1-10 11.03 11.03 11.06 9 95 9.95 9.95 14.67 14.66 14.66 11-20 9.92 9.88 9.82 10.26 10.31 10.38 15.77 15.85 15.96 21 -.31 9.22 9.24 9.25 12.40 12.51 12.56 16.01 15.98 15.97 Mes 10.03 10.02 10.01 10.92 10.97 11.02 15.48 15.50 15.53 — 287 — TEMPERATURA DEL SUELO (Á 66 centímetros de profundidad) CÓRDOBA, 1885 Tab. X, 4. OctuSjre ]\oviembre Diciembre FECHA - "" -~^- ■-- • " ~ ' ' — ^^ ■-- 7 a. 2p. 9p. 7 a. 2 p. 9p. 7 a. 2p. 9p. 1 15.8 15.8 15.7 17.4 17.6 17.6 19.7 19.6 19.8 2 15.6 15.5 15.5 17.7 17.8 18 0 19.8 19 8 19.8 3 15.4 15.3 15.4 18.2 18.4 18.6 19.9 19.9 19.8 4 15.3 15.4 15.4 i 18.8 18.9 19.0 ; 19.8 19.8 19.7 5 15.5 15.6 15.7 19.2 19.2 19.2 j 19.6 19.6 19.7 6 15.8 16.0 16.2 19.2 19.2 19.2 i 19.8 19.8 20.0 / 16.4 16.5 16.6 19.3 19.3 19.2 1 20 0 20.2 20.3 8 16.9 17.1 17.2 19.3 19.3 19.4 20.4 20.5 20.4 9 17.3 17.3 17.3 19.4 19.5 19.6 20.2 20.1 20.0 10 17.2 17.2 17.2 19.7 19.7 19.8 19.7 19.6 19.6 11 17.1 17.1 17.0 19.8 19.8 19.8 19.2 19.1 19.0 12 17.0 16.9 16.8 19.8 19.8 19.8 18.8 18.8 18.8 13 16.8 16.8 17.0 19.8 19.7 19.6 18.7 18.7 18.7 14 16.9 17.0 17.0 19.4 19.2 19.0 18.7 18.8 18.8 15 17.1 17.1 17.2 '18.6 18.4 18.2 18.9 18.9 18.9 16 17.2 17.2 17.2 1.--.0 17.9 17.8 18.9 19.0 19.1 17 17.3 17.3 17.3 ¡17.8 17.8 17.8 19.2 19.4 19.6 18 17.2 ]7.1 17.0 17.8 17.8 17.8 19.6 19.7 19.8 19 16.8 16.8 16.7 18.0 18.2 18.2 19.8 20.0 20.7 20 16.5 16.4 16.4 18.4 18.6 18.8 20.3 20.5 20.6 21 16.2 16.1 16.2 19.0 19.1 19.2 20.6 20.6 20.6 22 16.1 16.1 16.1 19.4 19.6 19.6 20.6 20.6 20.7 23 16.1 16.1 16.2 :19.9 20.0 20.2 ¡ 20.7 20.8 20.8 24 16.2 16.2 16.2 20.3 20.4 20.6 20.9 21.2 21.2 25 16.2 16.2 16.2 20.6 20.5 20.5 21.3 21.2 21.2 26 16.4 16.4 16.4 ;20.5 20.5 20.5 ■a. 2 21.2 21.2 27 16.6 16.8 16.8 20.6 20.6 20.6 21.3 21.4 21.6 28 ]7.1 17.2 17.2 20.6 20.5 20.4 21.7 21.8 22.0 29 17.2 17.2 17.2 20.2 20.1 20.0 22.2 22.2 22.2 30 17.2 17.2 17.2 19.8 19.8 19.8 22.1 22.0 21. 8 31 17.2 17.3 17.4 21.8 21.8 21.8 1-10 16.12 16.17 16.23 18.82 18.89 18.96 19.89 19.89 19.91 11-20 16.99 16.97 16.96 18.74 18.72 18.68 19.21 19.29 19.40 21-31 16.59 16.62 16.65 20.09 20.11 20.14 21.31 21.35 21.37 Mes.. . . 16.57 16.59 16.61 19.22 19.24 19.26 20.17 20.21 20.26 288 TEMPERATURyV DEL SUELO (Á 96 centímetros de profundidad) CÓRDOBA, 1885 Tab. XI, 1. ENERO FEBRERO MARZO ABRIL MAYO JUNIO FECHA 2p. 2p. 2p. 2p. 2p. 2p. 1 20.8 220 20.6 19.6 17.0 13.8 2 21.1 21.9 20.7 19.6 16.9 13.6 3 21.2 21.8 20.9 19.7 16.8 13.6 4 21.2 21.8 20.8 19 8 16.8 13.5 5 21.2 21.8 20.6 19.8 16.8 13.4 6 21.0 21.7 20.7 19.7 16.8 13.2 7 20.9 21.8 20.7 19.6 16 8 13.1 8 20.8 21.8 20.8 19.5 16.7 13.1 9 21.0 21.8 20.8 19.3 16.5 13.1 10 21.0 21.7 20.6 19.3 16.4 13.1 11 21.1 21.6 20.4 19.2 16.2 13.1 12 21.0 21.6 20.2 19.2 16.2 13.0 13 21.0 21.6 2:J.O 19.0 16.0 12.8 14 21.1 21.3 20.0 18.8 15.8 12.4 15 21.2 20.9 19.9 18.4 15.6 11.9 16 21.2 20.6 19.9 18.2 15 3 11.5 17 21.3 20.5 19.9 18.0 15.0 11.2 18 21.4 20.5 19.8 17.8 14.8 11.0 19 21.6 20.5 19.8 17.6 14.8 10.8 20 21.8 20.6 19.8 17.5 14.8 10.7 21 22.0 20.7 19.9 17.3 14.8 10.6 22 22.0 20.8 20.0 17.2 14.7 10.6 23 21.9 20.8 20.0 17.0 14.6 10.4 24 21,8 20.9 20.1 17.0 14.4 10.4 25 21.9 20.8 20.0 17.0 14.3 10.3 26 21.9 20.6 19.8 17.0 14.2 10.3 27 21.9 20.6 19.5 17.2 14.1 10.4 28 22.0 20.5 19.4 17.3 14.0 10.5 29 22.0 19.3 17.3 14.0 10.7 30 22.0 19.4 17.1 14.0 10.9 31 22.1 19.5 13.9 1-10 21.02 21.81 20.72 19.59 16.75 13.35 11-20 21.27 20.97 19.97 18.37 15.45 11.84 21-31 21.95 20.71 19.72 17.14 14.27 10.51 Mes... . 21.43 21.20 20.12 18.37 15.45 11.90 — 289 — TEMPERATURA DEL SUELO (á 96 centímetros de profundidad) CÓRDOBA. 1885 Tab. XI, 2. JULIO AGOSTO SETIEMBRE OCTUBRE NOVIEMBRE DICIEMBRE FECH.\ 2p. 2p. 2p. 2p. 2p. 2p. 1 11.2 10.4 13.4 15.4 160 19.2 2 11.3 10.5 13.6 15.4 17.0 19.2 3 11.4 10.6 13.7 15.4 17.2 19.2 4 11.5 10.8 13.8 15.3 17.4 19.2 0 11.6 10.8 13.9 15 3 17.6 19.2 6 11.7 10 8 14.1 15.4 17.8 19.2 7 «1.3 10.7 14.2 15.6 18.0 19.3 8 11. 7 10.7 14.2 16.0 18.1 19.5 9 11.6 10.7 14.2 16.2 18.2 19.6 10 11.6 10.6 14.1 16.4 18.3 19.5 11 11.6 10.4 14.1 16.4 18.4 19.3 12 11.5 10.3 14.2 16.4 18.6 19.1 13 11.4 10.3 14.3 16.4 18.7 18.9 14 11.2 10.3 14.5 16,5 18.6 18.8 15 11.0 10.5 14.6 16.6 18.4 is.s 16 10.9 10.7 14.9 16.6 18.2 «8.» 17 10.8 10.9 15.0 16.7 18.0 18.8 18 10.7 11.1 15.3 le.s 17.8 18.9 19 10.6 11.3 15.6 16.7 17.8 19.1 20 10.5 11.5 15.8 16.6 17.9 19.3 21 10.4 11.7 16.0 16.4 18.1 19.6 22 10.3 11.8 16.0 16.3 18.4 19.7 23 10.2 11.9 16.0 16.2 18.6 19.8 24 10.2 12.0 15.8 16.2 19.0 20.0 25 flO.3 12.0 15.6 16.2 19.2 20.2 26 10.2 12.1 15.6 16.2 19.3 20.2 27 10.2 12.1 15.4 16.4 19.4 20.3 28 10.3 12.2 15.3 16.5 10.4 20.5 29 10.3 12.3 15.3 16.7 19.4 20.8 30 10.3 12.7 15.3 16.8 19.3 30.» 31 10.3 13.1 16.8 20.8 1-10 11.53 10.66 13.92 15.64 17.65 19.31 11-20 11.02 10.72 14.83 16.57 18.24 18.98 21-31 10.26 12.17 15.63 16.43 19.01 20.25 Mes.... 10.92 11.22 14.79 16.22 18.30 19.54 — 290 — TEMPERATURA DEL SUELO (Á 1 26 centímetros de profundidad) CÓRDOBA, 1885 Tab. XII, 1. ENERO FEBRERO MARZO ABRIL MAYO JUMO FECHA 2p. 2p. 2p. 2p. 2p. 2p. 1 zo.z 31.4 20.5 19.5 IS.4 14.6 2 20.3 21.4 20.5 19.5 17.4 14.6 3 20.4 21.4 20.6 19.5 17.3 14.4 4 20.6 21.4 20.6 19.6 17.2 14.4 5 20.6 21.4 20.6 flo.e 17.2 14.2 6 20.6 21.4 «0.6 i».e 17.2 14.1 7 20.5 21.4 20.6 19.6 17.2 14.0 8 20.5 21.4 20.6 19.5 17.1 14.0 9 20.5 21.4 20.6 19.5 17.0 14.0 10 20.6 21.4 20.5 19.4 16.9 13.9 11 20.6 21.4 20.4 19.3 16.8 13.8 12 20.6 21.3 20.3 19.2 16.8 13.8 13 20.6 21.3 20.2 19.2 16.6 13.7 U 20.8 21-2 20.1 19.1 16.6 13.6 15 20.8 21.0 20.0 18.9 16.4 13.4 16 20.8 20.8 20.0 18.8 16.2 13.0 17 20.8 20.8 19.6 18.6 16.0 12.8 18 20.8 20.6 19.9 18.4 15.9 12.5 19 21.0 20.6 19.8 18.2 15.8 12.3 20 21.1 20.6 19.8 18.1 15.7 12.2 21 21.2 20.6 19.8 17.9 15.6 12.0 22 21.3 20.6 19.8 17.8 15.5 11.9 23 21.4 20.6 19.8 17.7 15.4 11.8 24 21.4 20.7 19.9 17.6 15.3 11.7 25 21.4 20.7 19.9 17.5 15.3 11.6 26 21.4 20.6 19.8 13.4 15.1 11.5 27 21.4 20.6 19.7 17.5 15.0 fif .4 28 21.4 90.5 19.6 17.5 14.9 11.5 29 21.4 19.5 17.5 14.8 11.5 30 21.4 ]9.5 17.5 14.8 11.6 31 2fl. TEMPERATURA DEL AIRE O'*í00^cooioi-c;>oo 1— I <><.o o vo -^ Tt< X ^ i-o o Cl G<005CDiOCOr— 1^1— IrHCOCO o 00 ic G^ c:i x' '^ o í?3 -« oó x" O) .có Gí o es i> ■«< lo '^ lo 'CO cn "M ift- X ' — 1 o í()C50iGxc7iC0ii5COijr:'i:;i^a; ^5oo¿^ooo¿^<•"^>-or-í— Ir— 1 OJ G^ ■— 1 1— 1 1— 1 — 1 1— 1 1— ( 'N 3V »1 CO r— I ft ® Gvr-ioo-fcj:'Cocoo?NXrr Cl^COCOXCr-i— Ir— Ir— {lOX rHoii--cóxcoioO'-t<'coc::í05 G^r — li — li — 1 r — li — Ir— li — Ir — 1 1 — 1 xcor-02^cni-x^-á;2:*rr oicocoi^r-r— lG^xc^(0-l^o x'cO"^"-— iQOOÓiCOlr— (COt-t^ G^ G^» í>* G^( r— 1 r— 1 .— I .— 1 G-< G^< ?< G^ G^ gÍ *• 1 CN I— Ir— IG^^r— Ir— lOCOrHOiCOin) G^ i- X CO CO X 1- X CO 00 r-< r-; OSCO'^OiJOOf— l'^r— ICOXX 1 — li — Ir— (i — 1 1 — li — ^r — Ir— 1 CO I— 1 r— 1 PRESIÓN ATMOSFÉRICA 700 nim. + g g r— ICOI-^Or— iXOCOt— lOiTíH 00 lOOr— ll-lOr— lOlíOOCI^tS 00 co" r-1 r-^ 00 rH r^ CO r-* r-' oó »*' X r— 1 lOCOCO-^OtNiOr-HXCOOSCO COCOCOXCOpjOJ'^OG^COCO rHG^r— IcOiO Oí-OOCOCO¿CO cococococovícocococococo co • c iOn-iTj( '^' ^> G^í Gy G>< • 05 oXGxco^ocor-cocoi^-g< XOiOOCOXOiOCO^CO^ TjH lo r-" x' oó r— 1 oj 00 o; t^ co lo G^G^G^G^G^COGNG^G^G^G^G^ CO O^t~-i^C0i— (iCt-COiOTÍH^ O^jG^Or— (OSr— Ir— lOi^COOJl— ( co-^cocococi^cor^io-^'tti G^G^G^IG^G^COGÍG^G^G^G^IG^ G^ • CO G^ ^O'^r— if— (-ÑfX02^iOOC5 '¿'¿tr^^Xi x' r-l 00 x' ci t--* r~ cq G^G^G^G^ÍG^COG^C^< OS si Enero Febrero.. . . Marzo Abril c > co í^ Agosto .... Setiembre.. Octubre.. . . Noviembre. Diciembre. . c •c 295 ■< CQ O s; o K o H- 1 !/: o P^ Q 2^ > X H CD O w w h Q O M ü P3 O > oí O «3 — í ce W !> M o — ocr- cr. i> 3 M ooccoiCDr-cDcoaíOOOOOOo «3 OwtNCcr-cccoi-iocDr^'O o CD 'H 00 lO ce ce ce ce ce ce ce fHoOO «e r- ce íT» ce> ce co «3 iC-riceOiOOC^CO-JiíCCiOí coce 00 00 ce «^ ÍO 02 00 00 00 X. 00 00 (Tí t^ o a. «96 «00 ce Tjicc o ce o 00 » o X co 'coocccio»íioooOr-i(?í o: 'M o; o XCCO OjCD CD CO lOTOOsasoocciOr-iooo^os cci— iroo-rs^OG^oCr-HOi-* TíoiocoooO' I (?< oooceceiooiTOcc-fx^— I o^a;r~a;'^xoo;coco03 lOiOCOOOiOLO^COOOOi l(?í n-i-Tfirt^ír^ccoio-Tti'TfooíNr- (r:^o^oocClOt^'^*cocelOlO COG^— i00iOT}<-^iO00a5' líW ce c« S o • t-. • J2 o • • • • O í"" t-* S:¿ Ó.2 ¿ - S-2 2 J3 <-/: CD O 00 ai o co CD CO CD O 00 G^ll^cea;a;o;c^^— '^^cDio^ ^^ co' , lOiOCli— i-^^XCOOCeCDiTy 00 -^r^cíicooocecocxX'OT+icn OJcecDcocD'Oor^i^oo^ai f— 1 en co 00 00 CD . OCDt-^CNOC0T}<-rí X 53 H o tí w w o -ai tí O Q ^^ tí co co o < H Q • TEMPERATURAS DEL SUELO o Ph w Q u in PROM. sí ( - o; o: 1 - rt< « 1"^ 00 O CD CO ©t" fODOjG-(,H20r— (CCiOOO 1— t o co c— ( WOOiiO^OO»OC£>COCT)r— ( OJ'?OCOOO^G^i— o -^ r— li-H r- ce o: OJ r-! 1^ 00 <>J (5<* G^ G^ ^ r— I I— 1 1— 1 1— ( f— ( G^ Gy I— 1 1 ¿ -H.— (OOCO^OOCOiOt-COOOO 00>0005i— (COr— (GNOOkOCC O) 1— ( • 1—4 r— lOSr^TtiOSCDCOOS^TlHOOCT) fNl — li— Ir— 1 1 — 1. — li — li — ( SUPERFICIE INTERNA 1 1 1 " r— t^cooticooior^r-Hiooo CO(>*CNG^G^r-IGy 1— 1 1— ( o" G^« ilí coor— 1/— iiooo tN^^ooidr-co • i lOCNO-^Oi— 1 «cNireoooOr-H ^^^ lili r^ ABSOL Fecha o 05 i- 00 Gy 00 1- Oi OÍ I-- co 00 I^ rHG^G^ G^G^r-H.. 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L'áge. comme nous le verrons plus loin, augmente assez sensiblement la résistance que les EucabjiDtus opposenl aux basses températures. II y a cependant quelques rares espé- ces chez lesquelles cette augmentation est insensible oupeut- étre mémenulle; exemple Y Amygdaliiia. En general, on peut affirmer que cette augmentation de résistance est grande chez les espéces dont les branches etle tronc sont primitive- ment herbacés, tandis qu'elle est moindre chez celles qui sont plus ligneuses des les premiers mois. — 316 — L'aquositú au contraire dimiiuie la résistance, car les tiges aqueuses sont soumises a une cvaporatiou {)liis vive, ct par la á un relVoidissenient plus iutcnsc. On j)eut reniédier á cet incouvénient en plantant les Eucalyptus dans un terrain sec, a une exposition chaude, en évitant les ombrages, eten pratiquant judicieusement le piu^age, dans le but d'empé- cher la production de nouvelles braiiches a la veille des ge- lées. C'est ancore a cause de cette aquosité que les recru- descences tardives ou trop precoces sont les plus dangereu- ses, car elles trouveut les branclies trop jeunes ou mal aoútées et la séve en plein mouvement. , L'état de santé exerce une influeuce difficile a étudier et souvent diffórente selon les phénoménes qui Font produite. S'il est vrai qu'en general une plante malade succombe plus promptement, j'ai aussi observé que plusieurs fois les plus vigoureuses gélent plus facilenient que les autres, parlefait que, poussant plus vigoureusement, elles sont aussi plus aqueuses. La profondeur des racines est un avantage, dans le sens que, si Tarbre nieurt, ü repoussera, pourvu que le coUet reste vert. Mais elle est souvent la cause que la végétation ne s'arréte pas, ce qui peut étre un bien ou un mal selon les cas. Enfin la hauteur de l'arbre, la position du tronc (droit ou courbé), le grain du bois, etc., sont autant de causes qui peuvent exercer leur petite influence. Je crois, en outre, á Fexistence, dans un grand nombre d'espéces, de varietés plus ou moins rustiques. Les Euca- lyptus sont des plantes qui tendent constamment á se dif- férencier. Le nombre de leurs varietés — peu étudiées en- coré — est excessivement grand. Je suis persuade qu'en prenant pour base les plus résistantes, on pourrait arriver, par des cultures successives et par une sélection sagement conduite, á augmenterremarquablementleur résistance et á les acclimater la oíi elles succombent actuellement. Certes, le procede est long; mais aussi ilne demande ni une grande — 317 — dépense ni im travail spécial, si oii opere sur petite éclielle. Le systéme de plantatioii ejerce aussi son influence. Lá oíi les froids sont á craindre, il vaudra cent fois mieux de planter en massif. De cette ía^on les arbres se protégent Fuu Fautre surtout contre la radiation nocturne. 11 est aussi préférable de planter d'abord tres serré et d'aller en éclaircissant ensuite ; le sacrifice numérique sera largement compensé par la plus grande súreté. La radiation solaire a elle aussi sa part tres importante. C'est vraiment doramage qu'elle soit encoré si peu étudiée, car elle devrait prendre une des premieres places dans les observations de nos stations météorologiques. Les autres conditions étant égales, le pays oü la radiation solaire est forte aura un grand avantage sur les autres. Elle échauífe fortement la surface du sol et augmente la tempé- rature des conches inférieures parcourues par les racines. D'un autre cóté elle accroit puissamment la consistance des feuilles et des branches. Enfin, elle \ient pendant le jour neutraliser en partie les eífets des froids nocturnos, dout elle prévient d'ailleurs l'exagération par la chaleur qu'elle emmagasine dans les tissus, dans le sol et danr^ tous les objets qu'elle frappe. Comme uous l'avons vu, le ther- mographe vegetal rend compte de Tactiou si importante qu'elle exerce sur la végétation. Un élément qui peut rendre les recherclies difficiles, sur- tout quand on n'est pas prévenu, est la persistance des froids. Dans les pays oü l'hiver, méme pendant les grands froids, le ciel reste couvert et empache á la radiation solaire d'exercer son action favorable, cette persistance est fort a craindre et peut, seule, empécher l'acclimatation des végétaux des autres zones mieux partagées. Dans ees pays lá, il faut renoncer á la culture des plantes tropicales ou sous tropicales en pleine terre. Une espéce qui supporte assez bien une température minima de —10 degrés, pourvu — 318 — qu'elle soit suivie par une bclle journóe de dógcl et de forte radiation succombera á une miniína de — 5 degrés seulement, mais suivie par des jours froids et couverts et continuéc constamment pendant 15 jours sans dúgel. C'est vrai que ccttc persistance est tres exceptionnelle, et que dans le sud des Alpes conime dans les Andes et en Pata- gonie, elle est mérne impossible. Mais elle peut se préscnter sous forme plus réduite, et il faut que le planteur con- naisse d'ayance Tennemi avec lequel il peut se trouver aux prises. Ici se place naturellement une observation. Beaucoup de jardiniers ont Fhabitude de reyétir avec de la paille le tronc des arbres délicats á l'entrée de l'hiver. Cette pratique est daugereuse, surtout dans notre cas, car ses resultáis peu- Yent étre excellents ou désastreux. Si le revétement est assez fort pour que la gelée ne puisse pas le traverser, l'arbre est sauvé. Mais si la gelée penetre jusquau tronc, il arrive que la paille empéche au soleil de la faire fondre, et alors, süumis á une basse température persistante, il suc- combe, méine quand cette température n'ait pas atteint le point auquel Tarbre meurt en plein air. On peut appliquer ce systéme quand il ne s'agit que de gagner quelques de- grés. Mais pour les Eucalyptus, il ne vaut rien, et il est surtout ruineux quand il survient des minimum extraordi- naires ou méme seulement forts. J'ai souvent mu mourir tous les Eucalyptus empaillés la oii se sauvaient tous ceux qui étaient a découvert. Je ne citerai qu'un cas : dans l'hiver 1882-83, par un froid de — 7.6 degrés (au thermographe vegetal) quatre E. globulus, qui avaient été complétement fermés dans un fort abri de paille, gelérent jusqu'aux racines ; or, ees mémes arbres, l'hiver antérieur, plus jeunes et ab- solument sans aucune trace d'abri, avaient supporté assez bien une température de — 10.0 degrés! Si l'on veut proteger les jeunes plantes, on pourra le faire avec un grand avantage par des abris ouverts du cóté du — 319 — soleil. On les fermera, au besoin, pendant la nuit ; mais une fois Je soleil arrivé, il faudra laisser ses rayons bien- faisants eutrer librement, qu'ils soient faibles ou intenses. Les phéuoinénes qui peuvent exercer une influence di- recte ou indirecte sur la résistance des végétaux élant assez nombreux, il faut tácher d'apporter dans tout essai la plus grande scrupulosité et consigner tous les détails, méme ceux qui peuvent paraitre insignifiants. Si quelque amateur patient voulait bien répéter mes expériences, — c'est la mon désir le plus ardent — quil n'oublie pas deux points im- portants que je prends la liberté de lui soumettre d'avance: Le premier, c'est qu'il est prudeut de diviser les plantes soumises á l'essai en deux lots. II laissera le premier conti- nuellement exposé, en n'ayant d'autre soin que celui de ba- layer la neige qui aurait pour eífet de Tensevelir et de le proteger de cette maniere contre les basses températures, Quant au secoud, si aprés un mínimum assez fort pour pouvoir tuer quelques espéces, ne survient pas le dégel, et les froids continuent, il le couvrira et il Fabritera de ma- niere á ce qu'il ne puisse pas se produire aucun effet dú á la persistance des froids. Ainsi seulement il pourra étudier les elfets produits par le dit mínimum. Quant á Taction accumulée des froids persistants, c'est le lot continuellement exposé qui en montrera les eífets. A coup sur, en pratique, les résultats de ce dernier sont plus importants. Mais dans ce cas ils ne serviront pas pour étudier Faction de telle tem- pérature observée, car ils représenteront Faction de plu- sieurs mínimum addítionnés. En second líeu, j'aí constaté, comme regle fondamen- tale, que pour juger de la résistance d'une plante, il faut Fobserver jusqua ce qu'elle succomhe. II y a des es- péces qui commencent á perdre leurs jeunes sommités des les premieres gelées, raaís qui ne meurent que par des froids beaucoup plus intenses, en passant par tous les états intermédíaires. II y en a d'autres, au contraire, qui résis- — 320 — tent intactes jusqii'á la derniere limite de leur vitalité, et 1;\ ellos meurent tout á coup et complétement, sans avoir pre- senté la veille aucun point gelé. On compte, en general, parmi les premieres, les espéces aux feuiiles peii consis- tantes et aiix cimes aqueuses ; parmi les derniéres, au con- traire, les espéces aux feuiiles coriaces et aux sommités for- tement ligneuses, commme 1'Amygda.lina, VExerta et ses varietés, la Rostrata, VOccidentalis, la Resdonii, etc. Je ne citerai qu'un exemple: par une température mínima de — 5.5 on yerra VExerta absolument intacte, tandis que les feuiiles les plus jeuues du Globulus auront un peu souf- fert. Si on en reste la, on pensera sans doute que la pre- miére espéce est la plus resístante. Mais si la température continué á baisser, on trouvera cette premiére espéce fou- droyée par — 6.0 environ, tandis que le Globulus résistera jusqu'á — 8.0. C'est en se basant sur des observations in- completos qu'on a longtemps ináiqué VAmygdalina comme une espéce des plus résistantes ; en effet, jusqu'á la veille de sa mort, qui survient vers — 8.7, elle reste fraíche et intacte ; or, en Algérie et sur la cote de la Mediterráneo cette température ne se montrant jamáis^ ou tres rarement, on n'avait pas eu l'occasion de poussor rexpérience plus loin. D'autres espéces se trouvent daus le méme cas. J'ajouterai encoré qu'en 1883, a cause d une golee tardive, j'ai observé que les tremblos (Populus trémula) avaient perdulos jeunos feuiiles, tandis qu'il était impossible de dé- couvrir aucune trace de golee sur les Eucalyptus méme los plus délicats. Fallait-il done admettre que ees derniers étaientplus résistants que les tremblos, espéce indígeno que j'ai roncontrée dans los Alpes jusqu'á 2000 metros au-dessus du niveau de la mor? On voit par la a quelles méprisos on s'expose si on oublio cette condition sine qua non : faire les essais dans un pays dans lequel les mínimum de température soient assez forts pour tuer la plante qu'on essaie ; car on ne peut ríen affirmer sur sa résistanco absoluo ou relativo, si — 321 — les gelées n'ont pas été assez intenses pour la faire succom- ber. Dans le tablean suivant je résunierai tontes raes observa- tions. Jen'ai pas la prétention d'avoir dit le dernier mot sul- la question. Cette idee serait puérile et absurde. Puérile, parce que, malgré tous les efforts et la bonne volonté, il y a des causes d'erreur qu'il est impossible d'éliminer complé- tement; absurde, parce que Fexactitude suppose Tabsolu, et l'absolu n'existe pas dans la nature. iríais j'ai la conscience d'avoir réalisé tout ce qu'il était possible d'attention et de soins scrupuleux, et Tintime confiance que si les expériences futures introduisent pour certaines espéces un changement important dans cette liste, la faute en sera aux forces majen- res contre lesquelles la lutte est quelquefois impossible. Une de ees forces est souvent la difficulté de s'assurer sur ridentité de certaines espéces. D'abord parce que les tra- vaux systématiques sur le ^^enve Eucalyjotus ne peuvent pas nous étre d'une bien grande utilité, vu qu'ils ne parlentque de Tarbre adulte, tandis que j'avais a faire avec les jeunes plantes d'un an, souvent bien différeutes par leurs caracteres. Ensuite, parce que les graines sont quelquefois niélangées, cequi fait que le semis d'une espéce en donne deux ou trois qu'il n'estpas toujours facilede distinguer. Ce dernier incon- vénient ne se presenta cependant que tres raremeut dans mes essais, car presque toutes mes graines venaient de la grande maisou Yilmorin de Paris, dont les soins scrupuleux sont bien connus . Néanmoins, j'ai pris la précaution de collectionner et met- tre en herbier quelques individus de chaqué espéce essayée, et je corapte en publier prochainement la description, ainsi que les observations sur les propriétés et la culture des es- péces connues dans les plantations d'Europe et d'Algérie. J'observerai encoré avant de terminer, que dans le tableau suivant, les données regardant la latitude et l'altitude comrae — 322 — limites, concernent lacampagne. Qiiant aux villes, on sait qu'ellcs augnientent la température par ragglomération et les innombrables foyers de chaleiir, et peuvent permettre daiis leur intérieur racclimatation d'espéces qui succombe- raient inévitablement dars les campagnes voisines. Ainsi je crois que dans l'intérieur des villes de Buénos-Ayres et de La Plata, sauf un cas exceptionnel, toutes les espéces d'Eu- calyplus sont acclimatables. Mais j'ai voulu prendre pour base la campagne, car la seulement il peut étre question de plantations engrand. TABLEAU GENERAL DE LA RÉSISTANCE AUX BASSES TEMPÉRATURES 1 2 3 4 5 6 7 8 NOM L'ESPECE Luehmannii Megacarpa Cornuta Concolor Exerta (^j Sideroxylon sp. A Margínala Cordata lEMPÉRATl-RB EXTREME qü'elle peut SL'PPORTER A L'AGE de 7 MOIS o -a if 2 o 'Ú is 4.4 2.0 4.8 2.4 5.1 2.7 5.5 3.1 5.7 3.3 5.8 3.4 5.9 3.5 6.1 3.8 IIMIIE DE SON ACCLIMATABllIlE ■- .^ -a c ^ 29.00 30.00 30.45' 31.45' 32.15' 32.30' 32.45' 33.15' 323 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20 21 22 23 24 25 26 27 28 29 30 31 32 33 34 35 36 37 38 39 NOM L-ESPECE Fissilis Colossea (') Esp. avec Fissilis Tereticornis (*) Citriodora genuina (') ... Hemiphlojíi Robusta Gigantea C') Woolsii Cunninghamü Illawarrse sp. A Illawarrse sp. B Patens Sp. Vilmorin Occidentalis Globulus var. undulosa . . . Corynocalyx Resinifera var. Teuterfleld Flooded Gura (Grandis?) .. Resdonii sp. A Capitellata Goniocalyx Floribunda Rostrata Esp. avec Coriácea (*) Longifolia Resdonii sp. B Gomphocephala [^) ... Globulus var. genuina Hemastoma i)bliqua (Fabrorum] .. TEMPERATtR! EXTREME qu'ellb peut sdpporter l'aGB de 7 W0I3 6 ^ 6.1 6.1 6.3 6.4 6.5 6.5 6.5 6.6 6.6 6.7 6.7 6.7 6.7 6.8 7.0 7.0 7.1 7.1 7.2 7.3 7.7 7.7 7.8 7.8 7.8 7.9 8.0 8.0 8.0 8.1 8.1 3.8 3.8 4.0 4.1 4.2 4.2 4.2 4.3 4.3 4.4 4.4 4.4 4.4 4.5 4.7 4.7 4.8 4.8 4.9 5.0 5.4 5.4 5.5 5.5 5.5 5.6 5.7 5.7 5.7 5.9 5.9 LIMITE DE SON ACCLIMATABIllTÉ 33.15' 33.15' 33.45' 34.00 34.15' 34.15' 34.15' 34.30' 34.30' 34.45' 34.45' 34.45' 34.45' 35.00 35.30' 35.30' 35.45' 35.45' 36.00 36.15' 37.15' 37.15' 37.30' 37.30' 37.30' 37.45' 38.00 38.00 38.00 38.15' 38.15' ■■n = ■f ^ I o» "> r: ra = 3 a » S ■^ ¿i i; c ■■=15 =3 O o 25 25 25 25 50 100 100 125 125 150 175 275 275 300 300 300 325 350 350 350 375 375 — 324 40 41 42 43 44 45 46 47 48 49 50 51 5¿ 53 54 55 56 57 58 59 60 61 62 63 64 65 66 67 68 69 70 NOM L' ES PE CE Leucoxylon Esp. avec Leucoxylon. Meliodora Macrocera Amygdalina (^) Pilularis Siderophloja Eugenioides Globuhis var. perfoliata . . . Bicolor Obtusifolia Esp. avec Microphylla Saligna Latifolia Paniculata Microphylla (Stricta) Melissiodora Macrorhyncha Sideroxylon sp. B Piperita Esp. avec Obtusifolia Polyanthemos (Populifoliaj Esp. avec Gunnii Macrocarpa Globulus var. parvifolia. . . Virgata A^iminalis var. Swarap Guin Viminalis var. minutifolia. Corymbosa Stuartiana Bothryoides TEJIPERATCRE EXTRÍMB qu'kh.r peiit stjpponxBn L l'aCB de 7 1U0I3 J3 O. 8.4 8.4 8.6 8.6 8.7 8.7 8.7 8.7 8.7 8.7 8.8 8.8 8.8 8.8 8.8 8.8 8.8 8.9 8.9 8.9 8.9 8.9 8.9 9.0 9.0 9.0 9.0 9.0 9.1 9.2 9.3 6.2 6.2 6.4 6.4 6.5 6.5 6.5 6.5 6.5 6.5 6.6 6.6 6.6 6.6 6.6 6.6 6.6 6.7 6.7 6.7 6.7 6.7 6.7 6.8 6.8 6.8 6.8 6.8 6.9 7.0 7.1 LIMITE DE SON ACClIMATABllITE c ^ — 39.00 39.00 39.30' 39.30' 39.45' 39.45' ,39.45' 39.45' 39.45' 39.45' 40.00 40.00 40.00 40.00 40.00 40.00 40.00 40.15 40.15' 40.15' 40.15' 40.15' 40.15' 40.30' 40.30' 40.30' 40.30' 40.. 30' 40.45' 41.00 41.15' — 1- 2 • 450 450 500 500 525 525 525 525 525 525 5.50 550 550 550 550 550 5.50 575 575 0/0 575 575 575 600 600 600 600 600 625 650 675 325 71 72 73 74 75 76 77 78 79 80 81 82 83 8i 85 86 87 88 89 NOM L'ESPKGE Viminalisvar. White Manna Gum Doratoxyloü ( ') Viminalis var. Manna Gum Gunnii Macúlala Resinífera var. undulosa . . Alpina (') Resinífera var. Gros Red Gum Urnigera (*) Radiata Resinífera var. genuina . . . Esp. avec Exerta, á feuilles filiformes (') Cinérea Coriácea Esp. avec Cinérea, naiue a petites feuilles [^] Regnans Yellow Gum Pendulosa Coccifera (^"j TEMPEllATl'RE EXTREME qü'kllb pedt SUPPORTEn i l'age de 7 MOIS 9.6 10.0 10.2 10.4 10.9 11.0 11.1 11.2 11.4 11.7 12.3 12.4 12.8 7.2 7.3 7.3 7.3 7.3 7.3 7.4 7.9 8.1 8.3 8.8 8.9 9.0 9.1 9.3 9.6 10.3 10.4 10.8 LIMITE DE SON ÁCCLIMATABILITÉ 41.30' 41.45' 41.45' 41.45' 41.45' 41.45' 42.00 43.00 43.30' 44.00 45.15' 45.30' 45.45' 46.00 48.30' 47.15' 48.45' 49.00 50.00 — ^ — .s : c " > 700 725 725 725 725 725 750 850 900 950 1075 1100 1125 1150 1200 1275 1425 1450 1550 Observatigns : (^) Voir aussi l'espéce n" 82; cette espéce renferme en outre deui varietés que je n'ai pas pu bien étudier. — (^) Un seul individu. — (') Resultáis douteux. — (*) Resultáis douteux. — (^) Pro- bablement un peu plus résistantes; elles avaient un peu souffert de la pluie, airaent un terrain tres seo. — (^) Probablement une variété de Coriácea. — (') Le prince de Trobezkoy annonca, il y a quelque teraps, une variété beaucoup plus rustique. — [^ ¡ Entre proraptement en végé- T. IX 21 - 326 - tation apn's les grands froids. — (^) Un seiil individu. — ('") Potir les esp('ces81 íi89, qiii ont revisté a l'hiver 1882-83 (tenipér. min. thormo- graphe vegetal — 10.8), larésistance est calculée soit d'aprés leur élat respectif, soit d'apres les resultáis obtenus pendaut l'hiver 1879-80 sur quelques-unes d'entre elles. Quand k la derniére, c'est fort probable que sa résistance soit supérieure a celle que nous avons indiquée dans le tableau. J'avais done résolu la question et d'une fa^on tout a fait favorable et inattendue. D'un cóté raccliiiiatement du genre Euccdyptus aux froiitiéres méraes de la zone tempérée (10° de température moyeniie aunuelle) était démontrée pos- sible. De Tautre, des 10 espéces qui résultaient étre les plus résistaates aux froids, une seule, VE. coriácea, avait été aunoncée précédemraent comme telle, et il était prouvé que, plusieurs de celles qu'on avait désigaées comme rustiques ue Tétaient poiut, ou Fétaieut d'uue fa^oa tres limitée. Eq ou- tre, nous voyons figurer parmi les victorieuses raaintes es- sences forestiéres qui comptent parmi les plus précieuses du genre, telles que les Resinífera, Stuartiana, Coriaceaj Pendulosa et Yellow gum, ees deux derniéres encoré in- connues dans les plantatious, quoique du plus haut niérite. La región qui était plus particuliérement intéressée á ees resultáis, est comprise entre le 45 et le 46 degrés de latitude rsord, et son altitude varié entre 197 et 3398 métres au- dessus du ni vean de la raer. La chaíne des Alpes, par sa coufiííuration en are de cercle ouvert du cote sud seule- ment, la protege coutre le vent et les brumes du Nord. Ainsi la villedeLocarno, placee dans la partie la plus basse, jouit d'un climat tres doux, relativeinent á sa latitude. Le mínimum aunuel du thermométre exposé humide y varié entre — 6.0 et — 11.2 ( — 3.5 et —9.0 du therm. sec de Tobservatoire), moyenne — 8.6. D'apres le catalogue ci- dessus, 48 espéces á' Eucalyptus y sont done acclimatables, des qu'ou les plante en bonnes conditions. Méme en vou- lant teñir compte de ees minimum extraordiuaires qui n'ar- - 327 — rivent que deux ou trois fois dans un siécle, et en adoptant pour base le plus fort, celui du 10 décembre 1879 ( — 12.6, thermographe vegetal) en calculant, coiiime nous le ver- rons plus loin, á 3.2 degrés raugineutation de la rus- ticité á Fáge de 5 ans, nous aurons toujours 18 espéces en dehors de tout danger. On peut d'ailleurs gagner facile- ment un degré en clioisissant les expositions les plus favo- rables, et porter conséquemmeut á 48 le nombre des espéces d'une accliraatation assuróe. La statiou de Lottigna, oú Fon a fait les essais d'acclima- tation qui nous occupent, se trouve á peu prés dans les mémes conditious, á part son altitude qui est de 650 métres. La moyenne des mínimum anuuels (thermogr. vegetal) y est de — 10.4, et le mínimum presque séculaire de 1879 y a été de — 14.4. Nous avons done 10 espéces acclimatables, dont 5 au-dessus de tout danger. En outre, pour une loca- líté tres voísine et á la méme altitude (Rivascli), raais mieux abritée ( — 13.4 en 1879) le nombre de ees derniéres s'éléve á 10. En calculant les altitudes intermódiaires, nous avons done pour le versant meridional des Alpes, et en tenant compte des mínimum les plus extraordínaires, les espéces ac- climatables suivautes : Métres au-dessus du niveau de la mer A Dans l'expositioQ ordiuaire B Dans les expositions les plus favorables 200 18 48 300 12 21 400 ^ 10 18 500 9 11 600 6 10 700 4 9 800 3 7 900 2 4 1000 1 3 1100 — 3 1200 — 1 — 328 — Ces dcrniéres donnécs ne soiit vraies en Europe que pour le versant móridioual des Alpes, ou pour tout autre pays moiitagneu\ qui se trouve sous la méme latitude, et qui reinplisse ces deux conditions capitales : froids de courte durée, et irradiation solaire ^ive. Une moyeniie des minimum annuels de — 8.6 (thermogr. vegetal) á 200 métres, répond á une moyenne de — 7.8 au niveau de la mer. Cela arrive en Europe entre le 45 et le 46 degrés delatitudp. Mais dansla République Argentine, il faut renionter jusqu'au paralléle 37.30' pour avoir la méme température. C'est done sous cette latitude que le calcul ci-dessus devient applicable. VI AUGMENTATION DE LA RESíSTENCE PAR L AGE Ce cóté de la question est tres important. Malheureuse- ment, je n'ai pu faire des expériences que sur un petit nombre d'espéces : d'abord parce que j'ai sacrifié dans les essais le plus grand nombre de mes Eucalyptus : ensuite parce que j'ai dú quitter le pays trop tót. Néaiimoins, le peu d'observations faites sera suffisant pour nous douner une idee genérale. Mais laissons d'abord place aux chiífres. 329 3 4 4 5 6 10 12 14 14 15 22 23 25 27 28 28 30 32 32 35 39 44 51 74 83 83 84 84 NOM L'ESPECE Cornuta í^) Exerta Exerta (') Eserta var. Dasyphylla . Sideroxylon sp. A Colossea (^J Tereticornis (*) Heraiphloja Hemiphloja Robusta ('] Esp. de Vilmorin Occidentalis ("] Corynocalyx Flooded-Gum ResdoDÜ sp. A Resdonii sp. A GoniocalyxC) Rostrata Rostrata ('] Resdonii sp. R Obliqua (Fabronim) (') . Amygdalina {^°) Esp. avec Microphylla . . Gunnii (^'] Cinérea Cinérea Coriácea (^^) Coriácea (^') Moyenne 3 2 3 3 2 2 2 2 3 2 2 3 2 2 2 3 3 2 3 3 3 3 2 2 3 2 3 TEMPEP.ATÜRE EXTREME Ou'eLLE SITPPORTA C3 » 8.2 8.5 9.6 10.0 6.5 7.0 8.3 9.0 9.4 7.9 8.6 9.8 8.6 9.0 8.8 9.0 9.7 8.5 8.6 10.5 10.1 8.8 9.0 10.4 12.0 12.8 12.0 12.8 6.0 6.3 7.4 7.9 4.1 4.7 6.2 6.8 7.2 5.7 6.4 7.6 6.4 6.8 6.6 6.8 7.5 6.3 6.4 8.4 8.0 6.6 6.8 8.3 10.0 10.8 10.0 10.8 AEGMENTATIiiX DE LA. RÉSISTANCE 2.8 0.7 0.9 1.9 2.5 1.4 1.8 1.5 1.8 1.5 0.7 0.2 0.9 0.9 0.8 1.35 3.1 3.9 4.3 2.9 2.8 1.7 2.0 0.8 2.5 2.0 0.1 1.7 1.6 2.26 Observations : (^) Moyenne de 4 observations (8.0, 8.1, 8.9 et 9.0). — .330 — Un autre Cornuta de 3 aris, qui succoraba par 5.4, est probablement une variété. — (') Dans une autre observation le soramet de la tige avait sueco mbé á 9.0. — (^) Deux observa tions (6.6 et 7.3). — [*] Moyen- ne de deux observations discordantes, 7.0 et 9.5, probablement relati- ves á deux varietés; dans un troisiérne cas, l'écorce du pied éclata par 8..0, mais sans produire la mort. — (') Moyenne de deux cas, Tua par 7.0, l'autre par 8.8, peut-élre deux varietés. — (") Deux cas concordants. — (') Trois cas absoluraent concordants. — (^) A 4 ans, il raeurt en- coré par 8.8. — (') A 4 ans, il succorabe par 10.8. — (^°) Moyenne des trois cas suivants : 8.6, 8.8 et 9.0. — (") Trois cas concordants. — [^*] Cette espéce offre probablement une plus grande résistance. Pour l'espéce Globulus, vii rintérét et les varietés qii'elle présente, en raéme temps que la iniiltiplicité des obser- vations, je ferai un tablean á part. Voici les principaux. résultats obtenus : AGE VARIETÉS M l'ESPECE GLOBULUS (Température a laquelle elles succombent) ODÜLOSA GENÜIXA PEHFOLIATi PARVIFOLIA 1 an (7 mois decroissancej.. 2 ans (-)7.0 8.0 9.2 10.4 8.0 9.0 10.0 10.6 11.0 (^*)12.1 8.7 10.0 10.4 10.9 9.0 10.1 11.2 3 ans 4 ans . . 5 ans 18 ans Observations: ¡"j Quelques pieds par 6.5. — (^*) Un arbre a Locar- no; cette température, calculée d'aprés celle de l'observatoire voisin, marque la limite extreme pour la variété á'E. globulus la plus cora- mune ; elle correspoud a 10.0 degrés environ du thermométre a mí- nima ordinaire de nos observatoires. Ces résultats nous aident a expliquer les grandes diver- — 331 - gences d'opiíiiou qui régnaient et régnent eucore á propos de la résistauce de cette espéce intéressante. En résumaut toutes les observations reciieillies sur les Eucalyptus ágés de plus d'un an, et en adoptant comme base les moyennes obtenues daus Favant dernier tableau pour la deuxiéme et la troisiéme aunée, on peut établir de cette maniere Taugmentation de la résistauce suivant Táge, pour tout le genre : Age Accroissement aaiiuel AugmentatioD totale 2 ans 1.35 1.35 3 ans 0.91 2.26 4 ans 0.61 2.87 5 ans 0.'40 3.27 6 ans 0.28 3.55 7 ans 0.19 3.74 8 ans 0.11 3.85 9 ans 0.05 3.90 Aprés 9 ans. 0.10 4.00 On le Yoit done, Táge est un puissant moyen d'augmenter la rusticité des Eucalyptus et d'éteudre conséquemment Taire de leur dispersión. Lii oú il sera nécessaire, on pourra facilement garder les plantes en pot pendant le premier hiver, sans que cela demande une dépense excessive, méme pour une plantation sur vaste échelle. Les années suivantes cela sera plus difficile ; mais les marchands de plantes ornementales pourrout encoré les proteger pendant quelque temps ; enüu, comme derniére limite, les amateurs pourrout encoré se permettre le luxe de posséder en pleine terre un représentant de ce geure si justement célebre, dans un pays oii le tliermométre ne baisse pas au-dessous de 16.8 (15.0) degrés ; cela rend possible la culture sur toutela cote de laPatagonie, et jusqu'á 1250 métres dans les Alpes (cóté sud), tandis qu'en choisissant les expositions les plus abritées, on aura comme derniéres limites dans les — 332 — Alpes 1 500 métres. D'autant plus qu'il n'est pas nécessaire de garder les Eucalyptus dans une serré ; un simple abrí qu'on ne ferme que pendant les nuits les plus froides, est non seuiement tres suffisant, mais bien jrréférable ; car de cette maniere la plante s'accoutume au repos Invernal, ses cimes ne s'étiolent pas, et shabituent pcu a peu aux basses températures. VII LE PIKgAGE Je dois ajouter encoré deux mots á propos d'un autre moyen d'accroitre la résistance de ees plantes : le pingage. II consiste á couper les sommets encere jeunes et ten- dres, dans le but d'arreter Taccroissement en hauteur et de donner conséquemment une plus grande consistance aux parties restantes. Oiioique je n'aie pas pu faire des observa- tions exactes sur ce point, je suis persuade que ce systérae peut offrir un certain avautage aux cultivateurs qui doivent lutter contre un climat rigoureux, et leur faire gagner un degré, peut-étre méme davantage. Mais pour étre utile, cette opération doit remplir deux conditions au moins. Elle doit d'abord étre proportionnelle aux nécessités locales et á Teífet qu'on veut produire. 11 ne faut cependant jamáis l'exagérer, sous peine de déformer Tarbre et méme de détruire TeíFet désiré. Dans certains cas on pourra couper les branch^s á 20 et méme á 30 centi- métres de la pointe ; mais á conditiou qu'il reste suffisam- raent de feuilies pour proteger les branches et le tronc contre le rayonnement nocturne. Ensuite, le piugage doit étre fait dans la saison favorable, — 333 — uu raois au moiiis avant le commencement des froids et la suspensión de la végétation ; car i I faut laisser á la séve le temps d'enrichir les parties restées et d'en accroitre la forcé avant Tarrivée des premieres recrudescences. Pratiqué trop tard, la séve n'a plus ce temps, les branches et les feuilles laissées n'augmentent pas leur consistance, et la plante-, qui d'ailleurs a été privée d'une partie de sa coupole pro- tectrice, reste plus délicate encoré qu'auparavant. Pratiqué trop tót, Texces de seve, apres a\oir saturé les parties laissées, prodiiira inévitableraent beaucoup de nouvelles pousses, qu'il faudra forcémeiit couper ; de cette maniere i'arbre ne peut que gagner en rusticité, mais il doit perdre beaucoup en accroissement. Somme toute, le pin^age est un systéme qui peut donner d'excellents résultats, pourvu qu'ou Tapplique avec pru- dence et avec beaucoup de délicatesse. vm MOYENS D AUGMEjNTER LA RÉSISTANCE En resume, voici les regles principales qui permettront de porter le plus loin possible les frontiéres de la culture des Eucalyptus : 1° Bien connaitre le climat de la localité dans laquelle on veut opérer, surtout sous le rapport des basses tempé- ratures, de la durée des recrudescences, de la nébulosité. de la radiation solaire et du rayonnement nocíurne ; •2° Daprés ees dounées, choisir des espéces acclimatables. Si toutefois les espéces choisies sont d'iin acclimatement dif- ficile, il faut : a) Les semer et les cultiver avec les soins nécessaires ct T. IX • 22 — 334 — possiblemenl dans les mémes conditions de terre et d'luimi- dité dans lesquelles elles seront placees une fois a demeure ; b) Les placer sous abrí au raoitis pendant le premier hiver, en ayaiit soin que Tabri soit complétemeiit ouvert du cóté du soleil, que l'air y circule librement et qu'on ne le ferme que pendant les nuits les plus froides, quaiid la tem- perature descendra á un degré dangereux (^), tandis qu'on laissera que les petites gelées ^iennent habituer les jeunes plantes aux rigueurs de Tliiver ; c) Les planter ü demeure dans un terrain préférablement sec, bien exposé au soleil et abrité centre les vents froids, surtout contre les courants d'air nocturnes, dont les effets sont beaucüup plus dangereux de ce que Ton pense (^) ; d) Choisir de préférence la plantation en massif, car de cette maniere les petits arbres se protégeront l'un Fautre et empécheront un trop grand refroidissement du sol ; ej ün mois au moins avant le commencement des froids, pincer toutes les sommets avec précaution et ne plus laisser croitre de nouvelles branches ; f) Si, malgré tout, la plante succombe, tout en restant vert le collet de la racine, ne pas le couper avant la fin de rhiver; car, quoique séches, ses feuilles aideront á abriter ce collet contre une nouvelle recrudescence. (^) Inutile d'ajouter qu'il faut k tout cultivateur d'Eucalyptus un bon thermométre, et que ce thermométre doit étre place dans les conditions que nous avons exposées. Yers 9 heures du soir oti pourra con- naitre a peu prés le minimum qu'on aura le raatin. En eíTet, dans les Alpes la température baisse de 2 a 4 degrés dans une nuit claire aprés 9 heures; dans la Pampa et dans les Andes, cet abaissement parait étre d'environ un degré plus fort; dans les Missions et dans le Paraguay il est de 4 a 7 degrés. (*) J'indiquerai surtout les courants d'air qui descendent, pendant la nuit, des raontagnes élevées. lis ne sont que trop souvent la cause di- recte des minimum les plus forts, surtout lorsqu'ils succédent aui vents froids et secs. 335 — IX MANIERE DE CONPÍAITRE LA VERITABLE TEMPÉRATURE MÍNIMA d'un endroit sous le rapport DE l'acclimatement II n'est pas toiíjours facile de connaitre avec exactitude, par les donnéesdes obseryations météorologiques ordinaires, la température extreme á laquelle telle plante a siiccombé ou succombera. Jen ai exposé les raisons. II faudra done faire les observations dans les conditions que j'ai précéde- ment indiquées. Mais dans un grand nombre de cas, on n'aura ni les moyens de les faire, ni le temps d'en attendre les résultats. II faudra alors forcement recourir aux donuées obteuues par la Yoie ordinaire. La valeur de ees derniéres est excessive- ment variable, et la difficulté existe dans ce cas en ce quMl faut la connaitre exactement. Or, ou la température rainima a été observée sur les thermométres ordinaires du commerce, ou elle l'a été dans une véritable station météorologique et conséquemment á l'aide de bons instruments compares. Dans le premier cas, il faut se méüer des résultats, quoi- qu'on les publie souvent et qu'on les accepte dans le public comme des vérités incontestables. La plupart du temps, ils n'ont presque aucune valeur, et ils sont bien plus dangereux qu'utiles, pouvant conduire le planteur confiant á d'améres déceptions. Le commerce est malheureusement inondé de thermométres qui ne pos- sédent aucune des qualités les plus élémentaires pour un bon instrument de ce genre, et souvent ceux qui sont montes avec un luxe prétentieux, ne comptent á leur actif — 336 — aucun avantage sur les plus humbles d'entre leurs confréres. Ge fait est vrai un peu partuut; umis ce que j'ai pu cous- tater deruüireniont á Buénos-Ayres, m'engage á meltre en garde ceu\ (|ui voudraiciit s'occuper de pareilles études. Dans le dcux.ieiiie cas, ou a des bases iafiuiment plus sures; mais cela ne dit poiut qu'oii puisse s'y coufier sans bien savoir a quoi s'cn teuir, au contraire. En Europe comme en Amérique, il y a mallieureusement nombre de stations méléorologiques, lesquelles, étant dépourvues de thermograplies spóciaux, publieut comme mínimum absolu latempérature la plus basse enregistrée aux heures ordinai- res d'observations, et cela sans prevenir aucunement le lecteur. G'est la faute la plus grave qu'on puisse commettre. Get inconvénient est toujours grave, mais il Test encoré davantage lorsqu'il s'agit d'observations falles dans une localiLé de la plaine. En effet, les observations du matin se fontordinairement a 7 heures (comme en Suisse, en AUe- magne, en Argentine, etc.) et méme a 9 heures (comme en Italie). A ce moment le soleil est déjá levé, et la tempé- rature est conséquemment bien plus haute que le mínimum. Publíer la température obser\ée a 7 ou á 9 heures comme étant le mínimum absolu, c'est un manque d'exactitude tres regreltable, car la différence est souvent de plus de 10 degrés! G'est de cette maniere que dans certaiues publi- cations on arrive jusqu'á euregistrer 7 et meme 12 degrés comme température mínima d'un jour dans lequel on avait sígnale une forte gelée blanche! G'est ainsi qu'on a pu, par exemple, indiquer C ou 7 degrés comme étant le mínimum annuel de Corrientes et du Ghaco, pays oú il n'y a pas d'hiver sans un certain nombre de gelées, et oü le vérilable mínimum descend au moins jusqu'á 2 degrés au-dessous du 0. La chose est encoré plus dangereuse quand certains au- teurs négligents ou mal renseignés, en publíant les tableaux compaialífs de la température mínima des localités d'une — 337 — méme región, y enregistrent pour telle localité le véritable minimum, et pour telle aiitre la température la plus basse observée a 7 heures, le tout péle-mSle, comme si c'était la méme chose. Oii compreud les conséquences d'nne telle absurdité. Car si le météorologiste peut dans certains cas — mais pas toujours — reconnaítre l'erreur, il n'en est pas de méme du commuii des mortels. II y a un autre inííonvénient contre lequel on ne saura jamáis mcttre les planteurs trop en garde : ce sont les ob- servations faites dans les villes. Elles donnent constamment des rósultats trop eleves et qui ne correspondent jamáis avec la véritable température de la cauípagne et conséquem- mont de la región. C'est la un fuit trop souvent oublié, mais rigoureusement vrai et constint, A la température moyenne des 24 heures obtenue dans une ville, il faut dé- duire un degró ou un degré et demi pour avoir ceMe de la campagne, qui est la seule véritable température du pays. Cela pour la moyenne. Maii^ pour la température miuima, cette déduction doit étre encoré plus grande. On ne saurait la fixer d'une fa^an genérale avec une approximation suf- fisante. Comme regle ordinaire, on peut diré qu'elle est d'autant plus forte que le froid est plus intense, et que rabciisseinent de la température est plus rapide. Ainsi par exemple, en 1871, on observa un minimum de 14 degrés au-dessous du O dans la ville do Paiis, tandis que dans la campagne voísine on observait 21 degrés. Le nombre de planteurs qui se sont laissés égarer par ees données inexactes, est plus grand qu'on ne le pense; car tous les pays se trouvent á la frontiere de quelque culture et dans ce cas un degré en plus ou en moins est décisif. C'est en se basant sur ees données qu'on a pu arriver á croire généralement que le givre ne peut plus se formar sous les tropiques. C'est en se coníiaot á elles, par exemple, que des planteurs du Paraguay septentrional, ayant voulu abandonner des la premiére année leurs jeu- — 338 — nes caféiers aux caprices da climat, dans uii terrain qui avait 6té imprudcmment dépourva d'arbres, constate rent un beau matin que leur vaste culture était ruinée par un de ees givres inaltendus qui peuvent tomber méine sous les trop¡(|ues, entre deux jours de clialeur intense. Mais eníiu, des quon estén possession d'une dounée suffi- sainment exacte ; des qu'on sait que c'est le véritable mi- nimum observé sur de bons instruuients, il faut tácher d'en tirer le plus grand profit possible. S3avent la stalion météorologique est éloignée de Tendroit oíi Ton veut faire des essais. Ils'agit alors de Ja corriger, pour la réduire á la méme hauteur sur le niveau de la mer, et a la meme la- titude de ce dernier endroit. L'opération est facile. Car la terapérature mínima dimi- nue d'un degré pour chaqué fois 250 metres qu'on s'éieve sur le niveau de la mer, et de 4 dixiéraes de degré pour chaqué degré de latitude en s'éloignant de Téquateur. Ainsi, par exemple, si la température mínima annuelle de la statíon météorologique est de — 5.0, et que la localité qu'on veut planter se trouve á un demí degré plus au Nord et de 625 metres plus élevée sur le niveau de la mer, au mínimum — 5.0 il faudra faíre une correctíon de — 2.5 pour l'altitude et une autre de-}- ^-2 (de — 0.2 si c'est dans l'hómisphére nord) pour la latitude; résultat : = — 7.3. Si au contraire l'endroít qu'on veut planter est, par exemple, de 625 metres moius elevé et d'un deral degré plus au sud, il faudra faíre une correctíon de -|- 2.5 et une autre de — 0.2 (4-0.2 si c'est dans l'hémisphére nord); résultat: = — 2,3. On connaítra de cette maniere le minímum indiqué par le thermométre sec place sous l'abrí adopté par tous les ob- servatoires. Maís nous avons vu que ce n'est pas la le véri- table minímum supporté par les végétaux, le seul qui puisse nous guíder súrement. La correctíon qu'il faut faire au pre- mier pour obteuír le second, est assez variable, car deux — 339 — éléments hétérogénes la composent : le rayonnement noc- turne et riiumidité de l'air. Toutefois, si l'oii songe 1° que méine daiis le cas oíi elle serait ¡nexacte, cette cor- rection nous rapprocherait davantage de la vérité ; 2" que les nuits dans lesquelles arrivent les abaissements de tem- pérature les plus forts, sont d'ailleurs tres semblables dans leurs autres phéiioménes ; 3" qu'eu tout cas, si la correctioa ci-dessous peut étre erroaée daus certains cas particuliers, elle n'en est pas inoiiis exacte comme moyenne. J'ai été con- duit á dresser la table de correctioii suivante, dans laqiielle la premiére colonne donne le minimum du tliermométre sec des observatoires, la deuxiéme donne la correction pour obtenir le véritable minimum du thermographe vegetal, et la troisiéme montre enfiii, approximativement, ce dernier minimum : le tout ea acceptant comme base rhumidité moyenne de la nuit égale á 80 centiémes de saturation : Therniométre sec des obscrvatioas Correctiou Thermopraphe vegetal - 2.0 -2.5 — 4.5 — 3.0 -2.5 - 5.5 — 4.0 —2.4 — G.4 — 5.0 —2.4 — 7,4 — 6.9 —2.3 - 8.3 — 7.0 -2.3 - 9.3 — 8.0 —2.2 -10.2 — 9.0 —2.2 —11.2 -10.0 -2.1 -12.1 —11.0 —2.1 -13.1 —12.0 -2.0 —14.0 -13.0 -2.0 —15.0 -14.0 -1.9 —15.9 La chose sera bien plus simple et plus súre, si on dis- pose d'un hygrométre pour mesurer exaciement l'humidité de Tair. Dans le tablean ci-dessus, la correction est com- posée par une constante — 1.5, qui correspond au rayón- — 340 — nement nocturne, et par la correction relative á 0.80 d'liuiTiidité, Cetle humiditó n'a cependant une valeur á peu prés constante que quand l'air est calme. Mais quand il y a da vent, l'air étant presque toujours plus sec, il y a lieu á faire une plus forte correction, surtout si la temperatura n'est pas éloignée de 0. Qnant á la correction pour le rayon- nenient nocturne, nous admettons pour elle la valeur moyenne de — 1.5 ; mais elle s'éleve souvent á — 2.0, lors- que le ciel est tres clair, surtout dans les pays montagneux ; et descend scuvent a — l.O quand ratraosphére n'est pas puré ou qu'il y a des nuages. ACTION DE L HUMIDITE DU SOL Gomme nous Favons vu, Tétat hygrométrique d'un ve- getal joue un role assez important dans la résistance que celui-ci peut opposeí" aux basses températures. Tout le monde sait, que plus une plante est aqueuse, moins elle est resístante. Et comme cette aquositú est due en partie á rimmiditó du sol, il y a un avantage évident ¡i planter dans un lerrain le plus sec possible. Par une circonstance heureus3, les expositions les plus chandes, surtout dans les pays montagneux, possedent presque toutes en méme temps Favantage d'etre assez seches, quoiqíie souvent elles le soient trop, Sur les flanes des montagnes on note cepen- dant quelqutífois des sources relativement chandes; se sont la des enJroits précieux pour les especes qui aiment une position abritée en méme temps que suílisamment liu- mide. Quoiqu'en general les Eucalyptus soient des plantes — 341 — relativement tres accomodablos pour la qualité du sol, cet accommodabilité a toiitefois des limites. Dans mes nombreux essais en 1882, surtout, je me suis proposé d'éliidier ees limites, avec toute Texactitude qu'une telle recherche peut permettre. Dans un endroit qui était plus humide que les autres, sans cependant l'étre d'ane fa^Du excessive, je transplantais 1388 Eacalyptus, représentant 75 espéces. Un tenips pres- qu8 constamment pluvieux, durant les premiers mois, vint compléter Fessai. Deux plantes seulement succombérent ala transplantation. Les autres commencérent d'abord par pousr ser avec \igueur; mais Texcés d'humidité ne tarda pas a agir sur les espéces auxquelles il était naturellement nui- sible. A la fin de la saison (octobre) je passais au recense- ment de cette population végétale. En voici les résultats : ORDRE DE BKSlSTAJiCE A l'hUMIDITE ESPÉCE TOTAL DES INOIVIDUS PLANTES MOKTS PAR EXi-.ÉS d'humidité 1 2 3 4 5 6 / 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 Coriácea 50 40 35 31 30 29 22 21 21 21 19 19 18 18 17 15 15 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 Viminalis var. Swamp Gutn Rostrata Virsrata fSieberiana) Resinífera var. Teuterfield Radiata Meliodora Resinífera íuenuíaa) Siderophloja Polyanthemos (Populifolia) Megacarpa Pendiilosa Terelicornis Maculata Yellow-Gum Resinífera var. Gros Red Gum , , . Esp. avec Mícrophylla ^ 342 — OKDRI DK BESISTKNCE k l'humiiuté ESPÉCE TOTiL DES INDIVIDfS PLANTES MOIITS Pía EXCÉS d'humidite "lo 18 19 20 21 22 23 24 25 26 27 28 29 30 31 32 33 34 35 36 37 38 39 40 41 42 43 44 45 43 47 48 49 50 51 52 53 Bicolor 15 12 9 9 8 4 3 3 2 1 1 40 50 19 20 35 28 50 25 7 10 10 10 20 30 28 14 50 17 18 7 15 4 4 14 14 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 2 2 5 5 6 7 8 8 8 10 10 10 10 10 11 15 16 17 17 18 20 25 25 28 28 Eugenioidcs Paniculata Exerta 'genuina 1 Robusta Melissiodora Marginata Gomphocephala Flooded Gum Grandis ?) Resdonii sp. B Viminalis var. minutifolia Microphylla [StrictaJ Gunnii Longifolia Rosdonü sp. A Luehraamiii Globiilus (var. en mélange) Urnigera Sidproxvlon Gouiocaly t Esp. avec Gunnii Louooxvlon so. B Saligna Pilularis Rosnans Coccifera Cornuta Cinérea Viminalis var. Manna Gum Leucoxvlon so A Corvnocalyx Pateos M icrorhyncha EíñsíIís Hemastoma Colossea 343 - oanRE DE RÉSISTtNCE 1 l'bcmiditÉ 54 55 56 57 58 59 60 61 62 63 64 65 66 67 68 69 70 71 72 73 74 10 ESPECE Occidentalis Woolsü Piperita Viminalis var. White Manna Gura Stuartiana Esp. avec Fissilis Capitella (Capitellata) Araygdalina Floribunda Macrocarpa Concolor Corymbosa Cordata Bothryoides Alpina Citriodora genuina Cunniughaniii Esp. dlUawarra A Esp. d'Illawarra B Esp. de Vilraorin Gigantea Doratoxylon TOTAl DES IJfDIVIDCS PLANTES MOnTS PAR EXCÉS d'uumiuité •/o 3 33 5 40 5 40 30 43 50 48 4 50 8 50 50 58 5 60 10 60 20 60 27 63 26 65 7 78 45 80 1 100 4 100 5 100 6 100 7 100 16 100 25 100 Je ferai ici une observation. Les lots des plantes destinées aux essais sur la résistance aux froids, se trouvaient dans un terrain naturellement tres sain et presque sec. Cependant les longues piules du printemps et de Teté ne pouvaient qu entraver dans une certaine mesure le développement des espéces qui préférent lesterrainsentiérement secs, et, parce fait, en diminuer un peu la rusticité. C'est done probable qu'il Y aura une petite correction á faire en faveur de ees espéces, dans le tableau de la résistance aux basses tempé- ratures. Cependant, il ne faut pas exagérer l'iufluence de cet excés d'huinidité. Je dirai lá-dessus que raes nombreuses — 344 — observations me prouvent qu'elle ne s'éléve pas au-dessus de quelqiies dixiémes de degré, á moiiis qu'il ne s'agisse d'un véritable muráis, J'observerai toutefais que certaines espéces, comme le Doratoxylon et V Alpina, qui oiit com- complétement succombé daiis un terrain mayennement hu- mide, et qui aiment uns terre parfaitement seche, seront on ne peut plus útiles pour planter certaiiis cóteaux arides^ brúlés par le soleil, oü nulle autre plante pourrait végóter vigoureusement; et que dans cette condition, leur bois étant plus dur, leur branchage aoútant mieux et leur feuillage étant plus consistant, elles ne peuvent qu'offrir une plus grande résistanoe aux gelées. Je n'ai pas pu étudier comparativement sous ce rapport les différentes varietés de Fespéce Globulus. Je me bornerai á enregistrer un faitassez digne de remarque. En octobre 1884, j'ai planta dans les Missions, un semis de cette espéce, J'avais obtenu environ 2000 plantes assez bien portantes, quand la saison des pluies arriva. L'endroit, qui était mal choisi, fut inondé, et pendant 7 mois transformé en un Yé- ritable marais. Tous les Eucalyptus succomberent; trois seulement résistérent et sont aujourd'hui d'une belle venue. Les trois sont des Globulus perfoliata parfaitement ca- ractérisés. 11 serait tres intéressant de faire lu-dessus des essais comparatifs portant sur un plus grand nombre d'in- dividus de chaqué variété. Car dans ce semis les perfoliata. étaient tres peu nombreux, A Theure qu'il est, le plus fort d'entre eux vegete parfaitement bien dans un marais inondé pendant presque toute l'année, tandis qu'une humidité bien raoindre a constamment fait succomber tous mes autres Globulus, et cela en Suisse comme sous les tropiques. De toutes les espéces, le Globulus est celle qui présente la plus grande variabilité; je pense qu'on pourra arriver faci- lement ü d'excellents résultats en mettant a profit cette propriété dans les essais d'acclimutation. Savoir quel degré d'humidité ou de sécheresse peut sup- — 345 — porter un Eucalyptus, ce ii'est pas la seulement une chose tres utile, mais bien aussi absoluinenl nécessaire. Les nom- breux essais échoués en sont tous les jours la preuve. Aucun autre genre, c'est vrai, ne présente un tel degré d'adapta- bilité que les Eucali/ptiis, pour ce qui regarde l'élat hygro- métrique du sol. xMuis daos une exploitation, les resultáis pratiques iaipossnt des limites plus restreintes. En effet, qu'importe au planteur si telle espéce de terres humides peut aussi vivre dans un terraiu tres aride, si dans ce terrain la elle se développe mal et lentement, de ma- niere á constiluer une mauvaise affaire au point de vue de Texploitation? Ne vaut-il pas infiniment mieux pour lui, de choisir une espece préfórant naturellement ees ter- rains? L'amateur se trouve dans des conditions bien diffé- rentes, car il ne se préoccupe que relativemeut de la ques- tion pécuuiaire. Cependant, toutes les fois qu'il sera pos- sible, il sera lui aussi tres heureus de voir ses plantes se dé- velopper dans les meilleures Cv>nditions. On a tour á tour annoncé telle espéce comrae étant propre aux terrains tres secs ou comme ponvant supporter les marais. Cest ce qui nous arrive presque tous les jours. On acense alors la contradilion, l'erreur d'espéce, etc. Mais bien souvent il u"en est rien. C'est qu'il y a nombre d'es- pécesdouées d'une adaptabilité phénoméoale et qui peuvent conséquemment vivre dans les conditions les plus opposées. Mais autre chose est vivre ou croítre tant bien que mal, et autre est réaliser le máximum naturel de développement. Cela prouve que les essais isolés et faits dans des conditions extremes ne nous conduisent pas á la découverte de la vé- ritable condition moyenne dans laquelle ce máximum est or- dinairement atteint. Les résultats que ees essais isolés nous donnent, ne peuvent servir qu'au planteur qui n'a pas le choix du terrain, et qui se trouve aux ptises avec un sol aride ou marécageux contre lequel il ne peut rien. Mais quand on aura le choix de la terre, quon se rap- — 346 — pelle que, s'il y a un grand nombre d'especes qui peuvent supporter une sécheresse prolongce, et sMl y en a beaucoup aussi qui peuvenl rósister á l'action d'un excés d'humidité, il n'en est pas moins vrai et constant que toutes, á mon avis, sans exception, préférent un terrain sain et moyennement frais, et que c'est la qu'elles développeront leur végétation avec tout le luxe doiit elles sont capables, et donneront á Texploiteur les meilleurs résultats pratiques. Que d'essais échoués rien que pour avoir oublié ou méconnu ce fait pourtant si naturel ! Cela ne veut pas diré qu'on doive abandouner tout essai dans les terres arides ou maréca- geuses ; au contraire, mais bien qu'il ne faut pas se lancer dans de pareilles entreprises, que lorsqu'on peut compter avec des circonstances spéciales, comme par exemple, le bas prix des terres, le fait de ne pouvoir les utiliser autrement, la nécessité d'améliorer le climat, de sécher un marais, d'arréter un éboulement, de chercher un lieu abrité pour certaines espéces délicates, et ainsi de suite ; car dans tous ees cas on n'est plus maítre de choisir les loca- lités, et on est au contraire lié á des conditions naturelles ou accidentelles tout á fait particuliéres. XI RAPIDITE DE LA CROISSANCE J'ai voulu profiter des essais de 1882 pour étudier en meme temps la rapidité de la croissance. L'occasion ne pou- \ait étre meilleure, á cause de Tuniformité complete d'áge, de sol, etc., dans laquelle toutes les espéces se trouvaient. Les résultats ci-dessous nous donnent la hauteur moyenne des individus bien portants de chaqué espéce, prise sur les mémes plantes qui m'ont servi aprés pour étudier la résis- tance aux bassestempératures. Tous mes jBucaZypíusétaient alors ágés de 7 mois. — 347 — Hauteur Ordre Espéce en cenliniétreF 1 Resinifera v. Gros Red Gum 85 2 Resinifera (genuina). 80 3 Colossea 78 4 Globulus (var. en mé- lange) 77 5 Yellow Gura 65 6 Rostrata 60 7 Longifolia 60 8 Esp. avec Gunnii 60 9 Resinifera v. Teuter- ficld 58 10 Obliqua (Fabrorum). 56 11 Gunnii 53 12 Flooded Gum (Gran- dis?) 48 13 Cornuta 48 14 Virainalis White Man- na Gum 47 15 Viminalis Manna Gum 45 16 Virgata (Sieberianaí. 44 17 Polyanthemos (Popu- lifolia; 43 18 Rothryoides 40 19 Robusta 39 20 Sideroxylon 39 21 Occidentalis 39 22 Cinérea 38 23 Micropliylla (Stricta). 38 24 Exerta 38 25 Floribunda 38 26 Gomphocephala 37 27 Goniocalyx 37 28 Regnans 37 29 Meliodora 36 30 üoratoxylon 36 31 Coriácea 35 32 Esp. de Vilraorin 35 33 Resdonii sp. A 34 34 Macúlala 33 Hauteur Ürdre Espéce eu cenlimétres 35 lUawarra sp. A 32 36 Concolor 32 37 Amygdaliua 32 38 Gigantea 32 39 lUawarrasp. B 31 40 Pendulosa 31 41 Megacarpa 31 42 Exerta var. minutifolia 30 43 Radiata 30 44 Tereticornis 30 45 Urnigera 30 46 Cunninghamii 30 47 Esp. avec Fissilis 29 48 Cordata 29 49 Citriodora 29 50 Paniculata 25 51 Viminalis var. Swarap Gum 25 52 Leucoxylon sp. A... 25 53 Stuartiana 25 54 Fissilis 24 55 Woolsii 24 56 Eugenioides 23 57 Corymbosa 23 58 Luehmannii 22 59 Corynocalyx 22 60 Latifolia 22 61 Viminalis var. minu- tifolia 21 62 Piperita 21 63 Hemiphloja 20 64 Macrocarpa 20 65 Leucoxylon sp. B... 20 66 Macrorhyncha 20 67 Capitellata 20 68 Bicolor 19 69 Alpina 19 70 Saligna 18 71 Patens 17 72 Macrocera 17 — 348 Hauteur Ordre Espfcce en cpDtiiiiMres 73 Melissiodora 16 74 Ilemastoma 16 75 Sideropliloja 14 Haiileur Ordre Espéce en cenlinifetres 76 Pilularis 12 77 Margínala 11 78 Coccifera 10 Córame oii le voit, les diíTérences sont tres grandes et il est absolument nécessaire ü toiit planteur de bien les con- naítre. II faut toiitefois observer, qu^apres la deuxieme an- née elles sont beaucoup moins marquées ; car Taccroisse- ment dans cette seconde période est égal ou presque égal pour un grand nombre d'ospeccs, II y en a niéme quelques unes, córamele Goniocalyx, lesquelles pendant la deuxieme année, pousseut beaucoup plus \igoureusement que telles autres qui joaissaient auparavant d'un rang plus elevé dans l'ordre de croissance ; les premieres substituent alors les secondes dans la serie, et l'ordre de snccession reste in- vertí. Cependant ees cas ne peuvent altérer cet ordre ({ue sur quelques points, et par des déplacements presque toujours de peu d'importance ; ils sont d'ailleurs peu nom- breux. Le fait general est presque constant, c'est la com- pensation, Téquilibre relatif, que l'accroissement de la deuxiérae année vient établir dans la serie des hauteurs, Parmi les especes qui font exception á cette loi, je citerai la Coccifera, ainsi que la Oleosa, la Dumosa, la Socialis et autres. Les trois derniéres sont des especes désertiques ; elles n'entrent pas dans mes essais ; raais je me propose de les étudier des que je pourrai en obtenir des graines ; car elles peuvent étre assez útiles pour certaines régions argen- tines. Quand u la premiare, espéce Alpine par excellence, c'est vrairaent dommage que son accroissement soit si lent ; raais elle réussira tres bien comme plante ornementale, sans compter ses propriétés medicinales. Buénos-Ayres, octobre 1886. D'" MoisE BertOíM De Blakquis. CONTENIDO DE LA PRESENTE ENTREGA Páginas Óscar Doeking. — Observaciones meteorológicas practicadas en Córdoba (República Argentina) durante el año 1885 22^ ^ Moisés Bertoni de Blanquis. — Influence des basses tempera- tures sur les végétaux en general et sur les espéces du genre Encalyptus en particiilier 301 AUb L O ia¿.íJ boletín Lpí ¿ra DE LA ACADEMIA NACIONAL DE CIENCIAS EN CÓRDOBA (REPÚBLICA ARGENTINA) Diciembre 1886. — Tomo IX. — Entrega. 4'' La Correspondencia y Cange deberá ser dirigida así : Academia Nacional de Ciencias CÓRDOBA (República jírgemina) BUENOS AIRES IMPRENTA DE PABLO E. CONI, ESPECIAL PARA OBRAS 60 — CALLE ALBINA — 60 isse 4PADEMIA NACIONAL DE CIENCIAS DÉLA REPÚBLICA ARGENTINA (EN CÓRDOBA) PROTECTOR S. E. el Presideote de la República, Dr. D. MIGUEL JIAREZ CELMAN PRESIDENTE HONORARIO S. E. Ministro de Justicia, Culto é Instrucción Pública, Dr. D. FILEMOS POSSE COMISIÓN DIRECTIVA PRESIDENTE Dr. I>. Osear Doering- DIRECTORES Dr. D. Liuis Brackebiisch. Dr. D. Adolfo Doering. Dr.D. Arturo de Seelstrang. Dr. D. Federico Kiirtz. SECRETARIO D. P. A. Conil AGENTES DE LA ACADEMIA NACIONAL DE CIENCIAS Agente general: Librería de G. Deuerlich en Gottingen (Alemania), Agentes: Buenos Aires, D. Ernesto Nolte, calle Cangallo. Paris, Mr, H. Le Soudier, Libraire, Boulevard St. Gerniain 174 et 176. London. Messrs, S. Low and C°,Booksellers, 188 Fleet-Str, E.C. INFORME PRELIMINAR DE UN VIAJE BOTÁNICO EFECTUADO POR ORDEN DE LA ACADEMIA NACIONAL DE CIENCIAS EN CÓRDOBA, EN LAS PROVINCIAS DE CÓRDOBA, SAN LUIS Y MENDOZA HASTA LA FRONTERA DE CHILE, EN LOS MESES DE DICIEMBRE 1885 Á FEBRERO DE 1886 Doctor FEDERICO KURTZ Catedrático de Botánica en la Universidad de Córdoba. El motivo principal del viaje, cuya ruta se encuentra indicada en el título del presente informe, ha sido formar una idea sobre la vegetación de las provincias de San Luis y de3Iendoza,lacual ha sido bastantedesconocida hasta ahora y por consiguiente insuficientemente representada en el her- bario de la Universidad. Por otra parte, se consideraba como un punto muy in- teresante asegurarse de la aparición de tipos andinos en las sierras centrales de la República y comparar la flora de éstas con la de la Cordillera. Lo principal de este plan fué llevado á cabo ; solamente no he podido visitar el Cerro Tupungato y las regiones al Sur de Mendoza, habiendo crecido de una manera ex- traordinaria los rios Tupungato, Mendoza y Tunuyan por causa de las fuertes lluvias habidas en la Cordillera ; tengo T. IX 23 — 350 — la esperanza de que en la primera oportunidad podré es- tudiar mas detenidamente y con mejor éxito su vegetación. Antes de entrar en esplicaciones mas detalladas, diga- mos que el resultado palpable de esta expedición ha sido UQ herbario de mas de 900 especies representadas por unos 4500 ejemplares de herbario, y una colección de insec- tos de unas 100 á 150 especies (esta colección se compone principalmente de Coleópteros y contiene muchos objetos de interés, según una carta del Dr. E. L. Holmberg). Entre las colecciones desecadas, merecerá sin duda la atención principal el herbario de la Cordillera, bastante completo en tipos característicos de la familia de las Com- puestas, la que se halla muy desarrollada en estas regiones. Tomando por base el itinerario mencionado, se puede hacer muy naturalmente la clasificación siguiente de las observaciones botánicas : 1° La vegetación de la Sierra Achala, región del Cerro Champaquí ; 2" La vegetación del valle entre la Sierra de Córdoba y la de San Luis ; 3° La vegetación de la Sierra de San Luis ; 4° La vegetación del pié occidental de la Sierra de San Luis (entre San Francisco y San Luis) ; 5° La vegetación de los alrededores de la Laguna Bebe- dero ; 6° La vegetación del campo entre San Luis y la cuesta oriental de la Cordillera cerca de Mendoza ; 7° La vegetación de la Cordillera entre Villavicencio, Uspallata, Puente del Inca y Juncal en Chile. I. — SIERRA ACHALA. Después de pasar por un campo verdeante en que se — 351 — destacan las flores amarillas del Senecio ceratophyllus HooK et Arn., y las de la NierembergisL hipjoomanica MiERS. en color lila, y que está adornado de vez en cuan- do por los arbustos del Cestrum pseudoquina 3Iart., de la Cass ¿a aphylla. Cav. (« Cabellos de Indios »), del Cha- fiar iGourliea decorticans Gill.) y de algunas Mimoseas, se llega á las primeras colinas de la Sierra Chica de Cór- doba, la que con sus contornos suaves y sus cerros re- dondos, con sus verdes céspedes formados por la Sal- pichroa rhomboidea Miers (« Uva del campo «) y sus bosques y bosquecillos de Coco (Zanthoxylon Coco Gill J, Molle á beber (Lithraea Gilliesii GrisebJ y Manzana del campo (Rupvechtia corylifolia Gríseb.j hace recor- dar las montañas de la Alemania central. Subiendo poco á poco esta Sierra, se encuentran en primer lugar árboles de una Ephedra, y, al principio bastante escaso, pero es- pesándose mucho un poco mas arriba, el Tabaquillo (Poly- lepis racemosa R. et V.), árbol ó arbusto que da el ca- rácter mas completo á las regiones superiores de la Sierra ; al lado de este lindo árbol de tronco rojizo y de un ramaje ver- de azulado resplandescieote se vén generalmente el Horco Molle (Maytenus magellanica HookJ, la Escallonia montana Phil. con sus hermosos racimos de ñores blan- cas, y la Pernettya phülyreae folia DC, arbusto pe- queño. Habiendo escalado la Cuesta de San Miguel, se llega á la región de los pastos alpinos, caracterizada por la au- sencia casi completa de plantas leñosas y por su tupido césped de yerbas. Entre las plantas que forman la vista de estas Pampas altas, deben nombrarse en primer lugar el Pasto de oveja (Alchemilla pinnata R. et P.) boni- ta planta que estiende sus estolones en todas direcciones, formando asi una alfombra verde salpicada con las estre- llas blancas del Geranium 7nagellanicuin Hogk. fil., y con los ojos azules del Sisyrhynchium macranthum — 352 — Griseb. En el mismo lugar se encuentra ademas el Ce- rastiurn arvense L., planta que reina en toda la zona templada del hemisferio setentrional, en donde se cria en los prados y al lado de los caminos, mientras que en este país está limitada á las regiones alpinas de las sier- ras altas. El Cerro Ghampaquí es una montaña descollante sin ve- getación coherente en la parte superior (esceptuando las barrancas que tienen un poco de humedad). En sus faldas se encuentran pequeños grupos del Tabaquillo, y se halla rodeado de pastos verdeantes más ó menos pantano- sos. Alli vi, por primera vez en las Sierras de Córdoba, verdaderos tipos de una vegetación alpina ó setentrional (algo parecida á la del hemisferio del Norte). Así encon- tré en los prados al pié del Cerro, salvo muchas otras plantas, entre las cuales las Gramíneas y algunas Cyperá- ceas, eran las mas numerosas : Gentiana Galandei'i Hieron. Bartsia hispida Bth. Ranunculus argetnonifolius Gríseb, Geum inagellaniciun Commers. Lupinus jjrostratus Ag. Lathyrus crassipes Gill. Las orillas de los arroyos de esta región están ador- nadas por los grupos extraños del Eryngium aga- vifoliuin Grises., y por muchas especies del género Ca- rex(C. excelsa Poepp., C. propi/ií/ua Nees, etc.) Subiendo algo mas la montaña, entre los arbolados del Tabaquillo y las piedras sueltas cubiertas de la Pernettya phillyreaefolia DC, se vé con frecuencia en el Gham- paquí el Bromus auletícus Tris., y también se crian allí Pose sp., Carex Lorentzii Grises., Luzula Hieronymi BucH. et Grises, (planta característica para estas regio- nes), Hieracium chilense Less. y H. frigidum AYedd. En los pastos alpinos figuran Arenaria achalensis Grises. — 353 — A serpensKTH., Carex fuscula B'Vrv . y otras especies del mismo género. Mas allá del límite superior de los arbustos del Tabaqui- 11o, en los huecos de la montaúa y en las barrancas en las que se encuentra un poco de agua, aparecen Heléchos mag- níficos (en parte especies del viejo mundo ) en gran canti- dad, la Phyllactinia ferox Grises, y una linda Orquídea terrestre, Myrosmodes paleacea, Rchb. fil. Las rocas de esta zona están decoradas de céspedes espesos de color rosa, formados por la Armería andina Poepp., y por los racimos blancos ó rosas de una hermosa Compuesta, parecida á un Chrysanthemum. La parte mas alta del Cerro es por lo general desnuda ; sin embargo, produce plantas interesantísimas, por ejem- plo: Carex atropicta Steud., Hypochoeris elata Bej\th. etHooR., H. íenií?/bh"a Bejsth. etHooK., Azorella hilaba Wedd., Saxífraga Pavonii Do>% Arenaria aclialensis Grisf.b., a. serpens Kth in H. et 15., etc. El Champaquí carece de Cácteas debido á su altura (2880 m.)('); el límite superior de esa familia no debe pasar de 2300 m., y algunos ejemplares se encuentran al pié del Cerro. Las únicas plantas leñosas que ha^an sido observa- das en los lados de la montaña son una especie de Ber- berís, Polylepis racemosd R. et P., cuyo tamaño no excedía aun, en las regiones mas altas, de 0.25 m de altura, y "la Pernettya phíllyreaefolía I)C. (planta predomi- nantB). Los contrafuertes del pendiente occidental, con un de- clive mas fuerte que los de la este, están cubiertos, en parte, de lindos bosques. A fin de dar en dos palabras una idea del carácter botánico (') Respecto á estas alturas véase el trabajo de mi colega Dr. Óscar Doe- RiNG, Resultado'! de algiina<; mediciones barométricas, ele. Bol. Acad. Nao. de Ciencias., T. VIII, pág. ^99 y sig. — 354 — de la Sierra Achala, digamos que tiene una vegetación rica y variada, debida á la abundancia del agua que corre por todas partes, así como á su configuración quebrada y des- igual. Pero no presenta este mismo aspecto todos los años ; se me ha asegurado, que es tan estéril como la Sierra de San Luis, si vienen á faltarle las lluvias. El Cerro de los Gigantes, situado mas al Norte de la mis- ma cadena, que he ido á visitar tres meses después (hacia fines de Marzo de 1886), ofrece ala vista un aspecto distinto del paisaje del Champaquí. No tiene mas de 2372 metros de altura, no está rodeado de montañas altas ni de barrancas profundas — al contrario : se endereza enteramente desnudo por decirlo así, en la Pampa de Achala. Esta es una llanura de bastante elevación, con protuberancias de rocas aisladas, entre las cuales se ven algunos valles pantanosos ó cortados por arroyos de poca agua. En esta región, no se encuentra arbusto de ningún género ; el suelo está cubierto de un césped formado principalmente por las Gramíneas y algunas otras plantas. Citaremos las siguientes : Tagetes glandu- lifera, Schr. (Suico), muy olorosa como el Illiciurn ani- satum L., quecubre espacios estendidos, }' Sisijrhynchium setaceum Klatt, con sus pequeñas flores amarillas, for- mando verdaderos prados al pié del Cerro de los Gigantes. El Cerro, grupo de montañas de contornos característicos, dá vida en sus valles frescos, — surcados profundamente y rellenos de agua corriente, de cataratas modestas y de pen- dientes pantanosos, — á una vegetación riquísima. El valle que desciende de la cresta, abriga una vegetación particu- larmente abundante de Tabaquillos, cuyo ramaje el aire fresco del otoño ha salpicado de rojo, amarillo y moreno, y con sus paredes alfombradas de Musgos y de Heléchos, parece ser un oasis en esta región inmensa de rocas y de pampas inhospitalarias. Las faldas de la montaña están cubiertas de Tabaquillos en gran número con sus troncos caprichosamente torcidos y — 355 — decorados con las largas barbas grises de la Tillandsia US' neoides L. ; las orillas del arroyo se muestran guaraecidas por matas altas del Eryngiurn agavifoliuvi Griseb., y en el arroyo mismo balancean sus tallos flexibles el Ranun- culiis flagelliformis Sm. y Hydrocotyle ranunculoides L. En los alrededores del arroyo crecen Geranium ínter- Tiiedium Bert. , Arenaria diffusa Ell., Liipmus prostra- tits Ag., Eryngiurn ebracteatum Lam. var. poterioides (Griseb.) Urb., Grindelia pulchella Don, Cotula pyg- maea Bekth. et Hook. etc. Cubre las paredes húmedas, que rodean el valle, una alfombra verde y aterciopelada, formada por especies de Blusgos y bordada de Heléchos pequeños y de las enreda- deras de Bowlesia. Una Labiada olorosa, altos Heléchos {Loniaria procera Spr., Aspidium aculeatuní Sw., A. Filix mas Sw.) y algunos arbustos, entrelazados del Ge- ranium albicans St.-Híl. y de la Blumenbachia HierO" nynii Urb. forman un bosque tan espeso que no deja ver el suelo pedregoso y húmedo. Mas arriba, la. Alchemilla pinnata R. et P. forma prados de poca estension, que de- coran las flores de Grindelia. globularifolia Griseb., Eiñ- geron[1) sp., Hypochoeris ienuifolia Betít. et Hook., Stevia sp., Porophyllum lineare DC. y las lindas cepas de la Alchemilla tripartita R. et P. De vez en cuando se vé un ejemplar del magnífico Dorlado (Phyllactinia ferox Griseb.) y del Siphocampylus foliosus Griseb. ; algunos arbustos del Baccharis, Pernettya phillyreae folia DG. y el Maytenus magellanicus Hook., que alcanza un ta- maño bastante notable, son las únicas plantas leñosas de esta región. Las crestas están cubiertas de Gramíneas, Compuestas chicas, y del Margyricarpus setosus R. et P. En la parte arbolada de la montaña se observan, en las orillas de los arroyos, dos formas — quizá sean dos especies en el sentido de Hausskjnecht — del Epilobium denticu- latum R. et P., unos J uncus ^ ThaUctrum lasiocarpum — 356 — Presl y una Compuesta muy alta, cuyas hojas se parecen á las de una Sagittaria. Las plantas siguientes, que se han encontrado en el Cham- paquí, no existen en el Cerro de los Gigantes : Carex atropicta, Steud. C. excelsa Poepp. Myrosmodes paleacea Rchb. fil. Armeria andina Poepp. Bartsia hispida Bth. Azorella bifida Wedd. Saxífraga Pavonii Don. Geum tnagellanicum Commers. Lathyrus crassipes Gill. Se \é por esta lista que las plantas que faltan en el Cerro deles Gigantes, son en mayorpartelas queconstitujenel ele- mento andino de la vegetación del Champaquí; es muy probable, que la poca elevación que tienen los Gigantes, sea causa de esta ausencia. La configuración del suelo nos hace siqioner, que los tipos andinos que existen en las sierras centrales de la República Argentina, han progresado en dirección del Norte al Sur. En el Cerro de los Gigantes no se han recogido mas que dos plantas que no existen en el Champaquí. Alchemilla tripartita R. et P. Epilobium denticulatum R. et P. (la segunda muy frecuente en los Gigantes). No se vén ni en el Cerro de los Gigantes ni en el Champaquí las siguientes plantas comunes por lo general en nuestras Sierras : la Chilca (Flourensia cainpestris Griseb.) y el Eomerillo (Heterothalamus brunioides Less.). La Cae- salpinía Gilliesii (Hook.) AVall. (Lagaña de perro, Lá- grima de virgen) se hallaba en algunos ejemplares raquíticos en los primeros contrafuertes de los Gigantes. 357 — II. — EL VALLE ENTRE LA SIERRA DE CÓRDOBA Y LA DE SAN LUIS En el valle entre la Sierra de Córdoba y la de San Luis, todo e] espacio desde Yilla Dolores al Norte hasta Capilla Funes al Sur, está cubierto de montes, formados principal- mente por: Prosopis nigra Híeron. P. adesmioides Griseb. P. hiunilis GiLL. Caesalpinia, praecox (R. et P.) Hogk. et Arn. Atamisquea einarginata Mrs. lodina rhombifolia Mrs. Bulnesia Retamo Griseb. El suelo es sumamente seco y carece generalmente de yer- bas ; de vez en cuando el suelo está salado (p. e. entre Los Romeros y Funes) y cubierto en su mayor parte por la Gra- howskya obtusa Walk.-Arn. (Albaricoque) y una especie de Atriplex (grupo de A. Lampa Gill.) con hojas arru- gadas. La parte del valle situada entre las dos sierras menciona- das, tiene este mismo carácter seco y estéril rpie volvere- mos á encontrar en la cuesta occidental de la Sierra de San Luis y que vá estendiéndose hasta las pendientes orientales de la Cordillera cerca de Mendoza. III. — LA SIERRA DE SAN LUIS Cerca de Funes se encuentran las primeras rocas que for- man parte de la Sierra de San Luis. Subiendo el arroyo de — 358 — los Chañares, llegamos á la Pampa de los Chañares (lucus a nonlucendo), llana, seca, estéril y arcillosa, cuya vegetación monótona está principalmente formada por la Larrea diva- ricata Cav. y Mélica macra IV ees. Algo mas arriba se penetra en los primeros valles verdes — aunque secos — de la Sierra de San Luis. La vegetación se compone en primer lugar de algunos arbustos de la familia de las Mimoseas (Acacia Aroma Gill., A. furcata Gill.), y además de la Caesalpinia Gilliesii W.-Arn., de Celtis Tala Gill. y Condalia linéala A. Grav. El Bajo de Velis tiene el mismo carácter de sequedad muy grande, salvo unos pocos charcos de agua que le pro- porcionan una vegetación lozana de Hydrocotyle, Myrio- pht/lliun, Potamogelon, Polygonum, etc. Los bordes de estos pequeños manantiales están adornados con algunos Mimulus, Ranunculus, Samolus, Pratia, etc. Las pendientes del Bajo de Velis son áridas y su vegetación se compone de las Mimoseas ya mencionadas (Espinillo, Ga- rabato, etc.), y de algunos arbolitos de Aspidosperma Quebracho blanco Schld., Larrea divaricata Cay. y de Bromeliaceas muy espinosas. Existen también campos bastante estendidos cuya vegetación está completamente de- secada ; y cosa rara! en medio de estos arbustos espinosos y poco frondosos se encuentra un árbol vasto (único ejem- plar) de la Caesalpinia vielanocarpa Griseb., formando una cúpula verde, gigantesca que parece reinar sobre un mundo de pigmeos de la yegetacion. Subiendo de Norte á Sur el valle del Bajo de Velis, se hallan pequeñas isletas de Celtis Tala Gill., de Mimoseas y de Lithraea Gilliesii Griseb. Un arroyo de estas regio- nes «Los Huecos», está caracterizado por las matas altas de Juncus acutus Lam., que se hallan de nuevo en los al- rededores de Santa Bárbara (San Martin), al pié de la cade- na central de la Sierra de San Luis. Desde «Las Aguadas» hasta Santa Bárbara se camina por una pampa monótona, en — 359 — Ja que se destacan pocos arbolitos de Condalia linecita, A. Gray. Las plantas predominantes en los alrededores de Santa Bárbara son el Juncus acuíus Lam., Gaura austra- lis Griseb., Foeniculum ¡ñperitum DC. y una linda espe- cie de Ranunculus. Entre Santa Bárbara y Las Chacras se estieude la Pampa ondulada con escasos grupos del Celtis y de la Condalia, imperfectamente desarrollados. Siguieudo el arroyo de las Chacras, se llega pronto al pié de la cadena principal de la Sierra de San Luis, la cual tiene entre sus primeras rauíificaciones unos valles bastante hú- medos, cuyos bordes y pendientes cubren agradablemente los árboles de LithraeaGilliesii Griseb. y los arbustos lozanos de Flourensia campestvis Griseb. (Chilca) y de Ilete- rothalamus brunioides Less. (Romerillo), predominan- do éste en las regiones mas elevadas, mientras que, en las zonas bajas, es mas frecuente la Chilca, analógicamente á la vegetación de la Sierra Chica de Córdoba. Las montañas son generalmente de forma redonda, aplastada y poseen poca vegetación. El llano alto cerca de San Lorenzo no produce otras plantas leñosas, á no ser una Colletia de 1 á 2.5 dm de altura y el Margyricaiyus setosus E. et P. Desde San Lorenzo hasta la Cuesta de la Majada, la Sierra presenta el mismo aspecto. Entre las plantas recogidas en esta región se hallaban: Dalea elegans Gill., Escallonia montana Philib., Trichocline sp., Hieracium. chüense Less. Del pié de la Cuesta de la Majada hasta San Francisco, es- tiéndese un nionte muy seco y formado por pocos árboles (SUmoseñs, Larrea, Condalia). La cuesta occidental déla cadena de San Lorenzo es sumamente árida y carece de plantas. A las orillas del rio San Francisco se encuentran lindos grupos de una palma — la única del centro de la República — el Trithrinax campestris (Burm.) Drude, con grandes ra- cimos de frutos verdes. Después de pasar por valles secos en que se levanta mu- — 360 — cha polvareda (como el del Arroyo de los Chañares) y por las zonas nombradas ya de la Flourensia campestris Gri- ses, y del Heterothalamus brunioides Less., se llega á lo mas alto de la Sierra, llanura que está cubierta principal- mente de Gramineas. Bajando la cuesta occidental, he encontrado por primera vez en esta Sierra la Kageneckia lanceolata, R. etP. Para caracterizar en pocas palabras la parte de la Sierra de San Luis \isitada por mí, puede decirse que se halla princi- palmente formada por altos llanos y cadenas aplastadas, cu- yas espaldas anchas y redondeadas son por lo común estéri- les y casi desnudas: no se encuentran en ella esas crestas quebradas y pintorescas qne embellecen la Sierra Achala. De Tez en cuando hay pantanos con turba, produciendo Juncus, Carices, etc. En general la vegetación es la del monte, no hay los pastos alpinos que tienen tanta extensión en la Sierra Achala ( p. e. cerca de San Miguel). Por donde quiera que la vista se es- tiendn, el aspecto es árido y sombrío á causa de la gran se- quedad. En general, en el monte, los árboles y arbustos se pre- sentan bastante escasos; no existen en la Sierra de San Luis, ni siquiera en su parte meridional algo mas fértil (p. e. cer- cado laToma Funes en los alrededores de San Luis), esos verdaderos bosques frondosos de la Sierra Chica de Córdoba, como tampoco las yerbas y arbustos que cubran con prodi- galidad el suelo entero entre los árboles y las enredaderas entrelazadas. IV. LLANO AL PIÉ OCCIDENTAL DE LA SIERRA DE SAN LUIS, ENTRE LA ESTANCIA DE LOS NIEVES Y SAN LUIS Todas estas tierras indicadas en el título carecen de agua — 361 — corriente, solo hay lagunas artificiales formadas por la lluvia (represas) que están esparcidas en distancias bastante regula- res por todo el campo situado entre San Francisco y San Luis. Entre la estancia de los Nieves, cuyo suelo árido y seco está cubierto áe Larrea, cUvaric ata Cay., y Toro Negro, es- tiéndese un monte parecido al que se halla entre Villa Dolores y Los Romeros; lo constituyen principalmente : * Caesalpinia praecox R. et. P, (*) * Prosopis adesmioides Griseb. * P. aZ6a Griseb. * P. nigra Hieron. * Gourliea decorticans Gilí.. Atamisquea emarginata Mrs. * Jodina rhombifolia Mrs. * Celtis sp. * Aspidosperma Quebracho blanco Schldl. * Bulnesia Retamo Grises (muy escasa!) Larrea divaricata Cav. ) , , , . ^ , ,. ,. , . ^ { plantas predominantes. Condalia lineata A. Gray ) ^ '■ Raras veces la tierra sustenta algunas yerbas; por lo ge- neral, se la vé más ó menos arenosa y enteramente desnuda. Los bordes de las represas están únicamente festoneados por una vegetación un poco mas fresca, que constituyen esencialmente el Polygonuin acre Kth. in H. et R. y la Hydrocotyle bonariensis Lam. Hasta llegar á la región salada en los alrededores de la Laguna Rebedero, el monte conserva casi el mismo carácter. Aquí, entre Toro Negro y San Luis (cerca de Ralde del Retamo), llama por primera vez la atención una planta notable, la particular Malpighia- cea Tricomaria U sillo Hook. et Ar]\., arbusto descrito y dibujado por W. J. Hooker y AYalker-Arnott en su célebre tratado que nos inicia al conocimiento de la vegetación del interior de la República Argentina. (^) Los nombres con asterisco designan plantas arborescentes. — 362 — Al acercarse á San Luis, abunda cada vez mas una linda Acanthácea con flores de color lila, la Jjisticia campestris GiiiSEB., que predomina (al lado de algunas otras especies) hasta la frontera de la región de la Laguna Bebedero. V. — LA LAGUNA BEBEDERO Al Sur de San Luis atravesamos un monte formado poruña pequeña cantidad de árboles, y que reemplazan acá y allá unos llanos arcillosos que no producen planta alguna. La yerba mas frecuente es la Justicia campestris Griseb. ya mencionada. Mas cerca de la laguna, se divisan mas á me- nudo las formas sombrías del Retamo ; además, se ven Brea, Chañar, Tintitaco, Tala, y una Gramínea que tiñe de azulado las praderías. En las partes cercanas á la laguna predominan Chenopo- diáceas, como la Suaecla divariata Mocq.-Ta?íd., las espe- ciesde Atriplex del 'grupo de A. Lampa Gill. y la Spiro- st&chys patagónica GmsEB., y además un arbusto delgado de ramos blanquizcos, hojas carnudas y lindas flores color rosa, la Grahamia bracteata Gill. Exceptuando esta especie, todas las demás plantas que se encuentran en los alrededores de la Laguna Bebedero tienen un color gris verdoso ó verde azulado. Acercándose á la laguna se vén verdaderos médanos, cuyas lomas están coronadas de arbustos en forma de solideo de Cachiyuyu (Atrijolex ex aff. A. Lampae Gill.), Suaecla, Salicornia, de la Mimosa ephedroides Bth. y de una Gramínea espinosa del género Bouteloua. Mas cerca del lago, estiéndese una zona arcillosa completamente llana, sustentando unos raros arbustos de las Halophytas ya men- cionadas, y en el borde mismo de la laguna, se vé una re- gión de barro salado que tiene cerca de media legua de ex- — 363 — tensión. Esta playa se asemeja á un paisaje cubierto de helada déla Europa setentrional. Algo mas retirado del lago el campo se halla cubierto de los troncos muertos y blan- quizcos de una algarroba, que tiene 3-5 m. de altura. El monte entre Balde y la parte setentrional del borde occidental de la Laguna Bebedero está principalmente for- mado por Prosopis nigra HíERON., Neosparton sp., Gra.- bowskya y Mimosa, ephedroides Bth. YI. — EL CAMPO EísTRE SATÍ LUIS, LA PAZ Y MENDOZA Entre San Luis y Balde, el monte se compone absoluta- mente de los mismos elementos que el de la región entre San Luis y la Laguna Bebedero. También entre Balde y Chosme presenta la vegetación el mismo carácter ; el mon- te bastante bajo está formado de Algarrobo, Chañar, Jarri- 11a (cerca de Chosme vi por primera vez la Larrea ní- tida Cav., planta que predomina entre 3Iendoza y üspa- llata), Quebracho flojo, dos especies de Cácteas, una de las cuales tiene hojas lineales en la extremidad de sus troncos, Betamo y la Lata (Mimosa carinata Griseb.), La Mimosa carinata Griseb. forma hermosos árboles ó arbustos que dan una sombra opaca, lo que no es frecuente en los árboles del monte. La Grabowskya obtusa Walk- Arx. (Matorral) se encuentra cada vez mas común á me- dida que se hace mas salada la tierra. Una salina tomando principio en la ribera derecha del rio Desaguadero se extiende hasta La Paz ; está cubierta de un monte formado de las especies ya mencionadas, y que son más ó menos raquíticas. Detrás de la Estancia Rancho, divísase, al lado izquierdo del camino, una acequia que con- duce agua dulce desde La Paz y que tiene por objeto regar algunos terrenos que distan cinco leguas. A consecuencia de — 364 — esto, la vegetación es muy diferente á los dos lados del camino. El lado derecho, cuya tierra es salada y desnuda, está cubierto de arbustos bajos de un color gris verdoso ; mientras que el otro lado se halla, al contrario, adornado con una vegetación relativamente rica y lozana de Atamisquea. emctrgina.La Miers, Larrea, divaricata Cav., L. niíida Cav., Prosopis Algarrobilla Griseb. (Gandel), lodina, rhombífolía. Míers, Prosojñs humilis Gill. (Barba-Ti- gre), Gourliea decorticans Gill., Grabowskya, Graha- mia, AíripZex Lampa Gill. vel spec. affin., Suaeda di- varicata Mocq., Prosoj^ís strombulifera Bth. etc. Las largas filas de Álamos {Populus itálica Mnch. = P. pyramidalis Roz.) y de Sauces (S. Humboldtiana Kth. in H. et B.; S. babylonica L.,) formando espesas paredes de una altura considerable en rededor de los potreros cerca de La Paz, dan un aspecto característico al campo. Entre La Paz y Mendoza y en las cercanías de esta ciudad, la vegetación no varía en cuanto á su composi- ción, esceptuando las tierras al lado de la Cordillera, las que, por ser áridas y pedregosas, carecen de plantas en mas alto grado aún. Al Sur de 3Iendoza, cerca de Maipú, Alto Verde, San Martin, Santa Eosa y Tunuyan alegran la vista las lindas culturas de trébol, alfalfa, etc., y las plantaciones notables de árboles frutales y de viñas. YIL — LA vegetación de la gran cordillera ENTRE VILLA VICENCIO, USPALLATA, PUENTE DEL INCA Y JUNCAL EN CHILE. Después de atravesar los llanos cultivados de los alre- dedores de Mendoza, llegamos primero á un monte de — 365 — escasos árboles y, un poco mas adelante, á una región abominable de arena movediza y de bastante exten- sión. Otra vez encontramos el monte, y se presentan á la vista las primeras cuestas de la Cordillera y unos valles que parecen ser encajonados entre las montañas que los rodean. La vegetación tiene otro aspecto : predominan Compuestas arbóreas y espinosas (como la Proustia, ilici- folia RooK. el Á.R2Í., «Altepe»), las dos especies de La7'?'ea, Zuccagnia punctata. Cay., (una mimicry perfecta de la Larrea, niticla, Cav.,) arbustos del género Atriplex (gm- po de la A. Lampa. Gill.) ; pero un Loranthus y la Muti' sia rosea Poepp et Endl., dan un carácter algo mas vivo por sus colores alegres de encarnado y naranjado á una vege- tación bastante triste y monótona de tintes gris y verdosos. Entre los tipos característicos que se notan al entrar en la Cordillera, es preciso nombrar además Arteinisia sp. (Ajenco ; muy frecuente ; con esta planta se fabrica en Mendoza una clase de Ajenco), CoUiguaya integerrinxa Gill. et Hook. (común), Margyricarpus (Tetr agio chin) alatlis Gill., Berberís spec. (muy espinosa, con ramaje verde azulejo). Senecio spec. (abundante en toda la región hasta Üspallata). Al escalar la cadena de la Cordillera que se levanta al Oeste de YiUavicencio y que está formada de esquista arci- llosa ( ^), vemos unas regiones desnudas en su mayor parte y que carece de plantas leñosas con excepción de los valles y barrancas que la atraviesan. Sin embargo, en esta tierra arenosa hemos encontrado algunas plantas interesantísimas, entre las cuales citaremos las mas notables: la Calycera enjngioides Remy, algunas especies de Calceolaria y Adesmia, Nassauvia axillaris Don_, y entre otras Com- puestas mas la Trichocline cineraria Hook. et Arn., O Véase A. Stelzner, Beitrdge zur Geologie und Palaeontologie der Ar- gentinischen Republik. Baad I., Kassel und Berlin, 1885. T, IV 24 — 366 — cuya raiz, que sirve para perfumar agradablemente el ta- baco, es recogida en gran cantidad por los arrieros. En la loma de esta primera cadena encuéntranse tam- bién algunos arbustos mal desarrollados de un MoUe {Du- vauá) con frutas azules. Al entrar en el distrito de minas «El Paramillo,» vimos la preciosa Mutisia Orbignt/ana AVedd. festoneando, con los racimos de sus flores color rojo coralino, las paredes sombrías del basalto y dando vida y luz á este triste paisaje volcánico ; y asimismo otra plan- ta muy hermosa, la Argi/lia usioallatensis DC, cuyas grandes flores amarillas y labiadas embellecen los de- clives arenosos de Agua de la Zorra, no he vuelto á en- contrar esta última planta en ningún otro lugar, á no ser en la región del « Lóss » cerca de Uspallata. La zona de « El Paramillo » está compuesta de tobas, de aglomeraciones y de brechas de andesita, y de algunos grupos de traquita, andesita y basalto (véase Stelz^er loco citato). La mayor parte de la región eutre Agua de la Zorra y Uspallata está cubierta de las dos especies de Jar- rillas {Larrea nítida Cav. et L. divaricata Cav.), Ca- minando por el valle de L'spallata estuvimos siempre pi- sando el Loss y no se vé otra cosa desde esta Estancia hasta llegar á la entrada del valle del rio Mendoza, sino nuevas lomas arenosas, áridas, cubiertas de las dos Jarrillas. Cerca de Uspallata divisamos unos bosques bajos de bastante extensión, formados por la Prosopis Alpataco B. A. Phil., cuyo ramaje es notable por su color gris azu- lado y además Timos, por primera vez, unas praderas de Azorella Gilliesii Hook. et Ar:s., planta que sin duda alguna ha sido trasportada por el rio. En el valle superior del rio Mendoza, los terrenos de cascajo en las cercanías inmediatas del rio sustentan una vegetación, cuyos elementos mas característicos son la Hya- lis argéntea DC, Asterisciuní polyceplialum Gill. (planta que predomina), y una especie de Neosparton, ar- — 3G7 — busto que carece de hojas y es algo parecido á algunas especies de los géneros Equisetum ó Ejjhedra, pero en las extremidades de sus ramos se encuentran lindos raci- mos de flores de color azul oscuro. Por lo general la vegetación de este valle alto está li- mitada á los bordes de los arroyos que nacen en los ven- tisqueros y desembocan en el rio Mendoza, y á los decli- ves de escombros pedregosos al lado del camino. Las montañas no tienen plantas, pero los colores ricos y de va- riado matiz de las rocas mismas compensan en algo la falta de las alfombras verdes de pasto. Las rocas recien quebradas de estas cadenas altas son de un color rojo muy oscuro, mientras que las capas superficiales descompuestas bajo la influencia de la atmósfera presentan á la vista un color magnífico de verde esmeralda. Así, que estas pen- dientes gigantescas, por la combinación armoniosa y bella de sus dos colores principales con el blanco de la nieve perpetua y el azul oscuro de los arroyos, tienen un aspecto tan encantador, que el viajero olvida de buena gana que están sin yerbas ni flores. Mas arriba, en el valle del rio Mendoza, antes de atra- vesar el camino cerca de la Punta de las Vacas, encima de las esquistas arcillosas (de la época siluriana) nacen algu- nos tipos especiales de la flora andina : Hexaptera cunea.- ta GiLL., Tropaeolum polyphyllum Cay., Loasa co- rónala GiLL. (mas frecuente en las regiones superiores) Pachylaena atriplicifolia Gill. et Do^, Mutisia sub- spinosa Cay., un Astragalus, una serie de Verbenáceas. Se vuelven á encontrar parcialmente estos tipos andinos en las altas sierras de la Rioja, de Tucuman, Salta, Jujuy y Bolivia, ya en especies idénticas, ya en formas análogas (p. e. Loasa corónala Gill., Barneoudia, Hexaplera cunéala Gill. etHooK., Pachylaena alriplicifolia Gill. et Don, Chuquiraga, Mutisia, Hyalis, Doniophylon, Prouslia, Trichocline, Nassauvia). Hay algunas especies — 3G8 - bastante frecuentes hasta esta parte del valle del rio Men- doza, p. e, el Altepe (Proustia, ilicifolia Hogk. et Arn.), Larrea nítida Cav., L. divaricata Cav., las especies de Asterisciiira y una Compuesta del tipo de Áster linifolius L. — que no se producen mas allá de la Punta de las Vacas. A medida que vamos acercándonos al Puente del Inca, el valle se pone mas verdeante, y abundan mas las plantas an- dinas. La parte baja del valle sustenta una alfombra verde (se encuentran aquí entre los demás : Azorella Gilliesii HooK. et Arn., Pozoa hydrocotylae folia Fiéld et Gardn., un pequeño Liipiniis con flores azules, que forma verdade- ras praderas, Calceolaria plantaginea Sm., Chabraea sp., Astragalus sp._, Adesmiae sp. divers.) y en las pendientes hacia el rio brota una vegetación muy lozana y variada, formada por Gramíneas, dos especies de Juncus, dos ó tres especies de Acaena, de un Rumex, etc. ; entre todas son las mas numerosas la Calceolaria y el Lupinus nombradas ya, y además el Tropaeolum poli/phylluyn Cav. y un Convolvulus (C. arvensis L. an sp. affin?), que besado por los rayos del sol desplega sus millares de flores y dá á las praderas que rodean el Puente del Inca el aspecto de un campo cubierto de copos de nieve. En algunos de estos valles, que se hallan encerrados entre las montañas colindando el valle entre la Punta de las Vacas y Puente del Inca (p. e. el valle de la Cruz de Caña), puede estudiarse una flora interesante, la que está compuesta de especies enanas y delicadas, correspondiente á la altitud del sitio. En los bordes de los arroyos divisamos dos es- pecies de Gentiana, las flores amarillas de los Mijiiulus, Cardamine sp. (C nivalis Hogk. et Arw. ?) ; las pendien- tes arenosas están adornadas de la Chuquiraga spinosa Don, del Doniophytum andicolum Wedd., de algunas espe- cies de Adesraia, de Viola atropurpúrea Leyb. y de un gran número de Compuestas muy pequeñas que tienen el tipo de las Oriastrum, Egania, Werneí'ia, etc. Las plantas mas — 369 — frecuentes de estos declives son una Adesmia, una Acaena, algunas Gramíneas y el Galiurtí eriocarjDum Bartl. Ascendiendo por el \alle del rio 3Iendoza, atravesamos por una cadena transversal que pertenece á las capas ju- rásica y cretácea inferior, así como toda la región entre Puente del Inca y la cumbre. Acá mas ó mé.ios, empieza á reinar como tipo predominante la bella Loasa coronata GiLL., la cual por sus hojas cortadas con elegancia, sus grandes flores blancas y su traje de seda ardiente como el fuego infernal es una verdadera beauté du diable. Esta planta formando festones se cria de preferencia en las hon- duras al pié de las rocas y de los pedregones aislados. A mas de esta especie sorprendente se encuentran allí, y del otro lado de la cumbre también, las lindas y caracterís- ticas formas del género Trechonaetes con flores color blanco verdoso ó de terciopelo moreno oscuro teniendo un lustre azulado. En los Ingares vecinos de la Laguna del inca, pequeño lago cerúleo situado en medio de altas montañas en parte cubiertas de nieve, he observado entre muchas otras plan- tas interesantes (D?'a6a Gilliesii Hogk et Ariv., Calopii- lium Lagascae Hogk. et Arx. Hymenatheruin belli- diastriun DC, Anemone [Bar neoudia) chüensis (Gay), ni., esj)ecies de Carex, Luzula, Nassauvia, Chabraea, Cerastium) el Epilobium glaucum R. A. Phil., linda plantita de tallo encarnado que forma matas espesas sobre el terreno húmedo y arenoso cerca del rio Juncal. Las pendientes cascajosas que cercan el rio Juncal forman- do una serie de cascadas encima de los escombros de la ande- sita, hacen surjir á ima. A Istroemeria con flores de color rosa y á los copos de laSalpiglossis sinuata R. et P. Las cues- tas de las montañas están cubiertas en su parte inferior de los arbustos de la Chuquiraga spinosa Do?*, que reem- plaza allá á las Adesmia del otro lado de la cumbre. Para dar fin á este rasgo rápido de una parte de la flora — 370 — andina, cual se presenta hacia fines del mes de Enero, agre- garemos que la vegetación de la Cordillera tiene un carácter completamente distinto de la flora de las sierras centrales déla República Argentina. En la parte de la Cordillera que he \isitado podríamos distinguir tres zonas : á la primera caracteriza el Altepe, las dos Jarrillas y los Asteriscium; la segunda es la zona de la Loasa corónala Gill. ; y la ter- cera, la zona andina alta, sostiene principalmente estos tipos mínimos de Compuestas antes indicadas, y especies pertenecientes á géneros de una distribución generalmente árctica ó antárctica. Pero para dar una descripción un tanto satisfactoria se precisan todavía estudios largos y profundos. Abrigo la esperanza de que con el tiempo, lograré hacer por lo menos la exploración de la cuesta oriental de la Cordillera. Viajando, á la vuelta, en el tren de Mendoza á San Luis, Rio Cuarto, y Villa María he observado que la vegetación entre los lugares indicados tiene el mismo carácter que la que se encuentra algo mas al Norte y cuya descripción he- mos dado. Entre La Paz y Desaguadero no se vé mas que montes formados por tallos y arbustos de poca elevación, entre los cuales predominan Larrea nítida Cay., algunas Mimoseas, Cachiyuyu, Yume, Gourliea decorticans Gill. (arborescente) y acá y allá se nota también un ejemplar del Alpataco, que mas al Este no se vuelve á encontrar. Entre Desaguadero y San Luis hay mejores pastos y de mas estension, y campos de alfalfa. Todo el campo entre San Luis y Rio Cuarto es pampa, teniendo pasto duro y de vez en cuando aparece un pequeño monte de pocos árboles. Las orillas del Rio Cuarto están adornadas de grandes cañaverales de un Scirpus, y de una Compuesta de gran- des flores amarillas, planta que caracteriza á estas riberas y es muy semejante á las matas amarillas de los Mimuhis y de la Calceolaria plantaginea Sm. que adornan los bor- des de los arroyos de la Gran Cordillera. Córdoba, 1886. LA VARIABILIDAD INTERDIURNA DE LA TEMPERATURA EN ALGUNOS PUNTOS DE LA REPÚBLICA ARGE.NTLNA Y DE LA AMÉRICA DEL SUR EX GENERAL POR ÓSCAR DOERING D. CONCORDIA f = — 31°25'; /. = +3" 52" 17' Greenw.; /i = 61 m. Los cálculos y deducciones presentadas en el siguiente trabajo, tienen por base las observaciones meteorológicas que se deben al señor D. Germajn Frey y que han visto la luz en los Anales de la Oficina Meteorológica Argentina , Tomo III, página 187 y siguientes. Esos datos abarcan el período de Diciembre de 1875^á Diciembre de 1878, sin interrupción, y habiéndose tomado las observaciones á las 7 a. ra., 2p. m. y 9 p. m,, los resul- tados que proporcionan, son rigurosamente comparables con aquellos que he calculado, en otras partes del Boletín de la Academia Nacional de Ciencias, para Buenos Aires, Bahia Blanca y Ushuaiá. — 372 — 1. Marcha anual de la variabilidad. Anomalía térmica. En el cuadro I que sigue al final de este estudio, se vén los valores correspondientes á cada uno de los meses del año. Puesto que el número de los años de observaciones en Concordia es tan reducido, no conviene ocuparse mucho con estos valores mensuales : observaremos solo que el mes de Octubre aparece con el máximum de 2° 54, mientras que el mínimo corresponde á Abril (I °58). La primavera tiene la variabilidad mayor de 2°17, el otoño la menor, 1°67. Re- sulta una variabilidad casi igual, si se divide el año en dos partes, una caliente, la otra fria. La variabilidad media del año, 1*^98 sobrepasa á la de Buenos Aires en casi 0°2. Para mayor claridad presentamos aquí un resumen del cuadro I, del que se deduce lo que acabamos de establecer. Diciembre 2.36 Enero 1.81 Febrero 1.85 Marzo 1.82 Abril 1.58 Mayo 1 . 62 Verano 2.01 Otoño 1.67 Octubre á 3Iarzo .... 2 . 00 Año Juuio 2.28 Julio 1 . 80 Agosto 2.15 Setiembre 2.33 Octubre 2.54 Noviembre 1.63 Invierno 2.08 Primavera 2.17 Abril á Setiembre. . . 1 .96 , .. 1.98 Los valores mensuales oscilan entre los extremos que se han consignado en el pequeño cuadro siguiente : - 373 — MES Enero Febrero. . . . Marzo Abril Mayo Junio Julio Agosto Setiembre . Octubre . . . Noviembre. Diciembre . Promedio. . Extremos . . Taria])i- lidad media 1.81 1.85 1.82 1.58 1.62 2.28 1.80 2.15 2.33 2.54 1.63 2.36 1.98 MÁXIMUM VALOR 2.16 1.97 1.96 1 .90 1.90 2.34 2.15 2.91 2.75 3.04 1.77 2.06 2.23 3.04 ANO 1876 1878 1878 1877 1876 1876 1878 1876 1877 1876 1877 1878 mínimum VALOR 1.49 1.70 1.56 1.10 1 .22 2Ü4 1 .36 2.09 1 .96 2.15 1 .52 2.06 1.70 1.10 ANO 1877 1876 1877 1876 1877 1878 1877 1878 1876 1877 1876 1875 Oscihcion 0.67 0.27 0.40 0.80 0.68 0.10 0.79 0.12 0.79 0.89 0.25 0.54 0.53 1.94 A las cifras que expresan la variabilidad mensual, no apli- camos las correcciones debidas á la variación periódica de la temperatura : pues, en primer lugar, esas correcciones son de suyo bastante pequeñas, y, en segundo lugar, los valores mensuales son afectados de errores probables que sobrepasan á esas correcciones. Los meses cuya variabilidad presenta un error probable inferior á 0°1 son: Junio, Agosto, Noviembre, Febrero, Marzo y Diciembre ; los demás están afectados de un error probable que se aproxima á 0°2, y se distinguen de un modo especial por un error probable máximo los dos meses de Abril y de Octubre á que corresponde el mínimo y el máximo de la variabilidad. Esos errores probables se encuentran consignados para los distintos meses en el cuadro que insertamos en seguida. 374 — MES Enero Febrero . . , Marzo Abril Mayo Junio Julio Agosto Setiembre . Octubre . , , Noviembre . Diciembre . Pronierlio VARIABILIDAD MEDIA VALOR 1 1 1, 1, 2 \ 2 2. 2 1 2 81 8o 82 58 62 28 80 15 33 54 63 36 .98 ERROR PROBABLE ±0.129 .053 .087 .163 .137 .020 .155 .023 .153 .175 .049 .088 ±0.103 ANOMALÍA MEDIA 2.24 0-34 1 .57 0.28 0.95 0.66 1 .67 0.17 0.50 0.94 0.60 0.51 0.87 ERROR PROBABLE ±1 . 1 23 0.172 .801 .141 .479 .332 .855 .085 .254 .471 .341 .219 ±0.439 El mismo cuadro nos presenta los valores mensuales de la anomalía térmica media. Esta oscila entre un máximo de 2° 24 (Enero) y un mínimo de 0*^17 (Agosto). La anomalía de un mes alcanza, en término medio, áO'^87, estando afectado de un error probable de ± 0°44. Corresponden errores pro- bables sumamente excesivos á los meses de Enero, Julio y Marzo, y pequeños, á Agosto y Abril. Tomando por base los errores probables, hemos deducido para la variabilidad y para la anomalía el 375 Número de los años de observaciones necesarios, para que los promedios mensuales no sean afectados de un error probable superior á ± 0°1 MES Enero . . Febrero, Marzo . . Abril .. Mayo. . , Junio . . Variabilidad Anomalia media media 5.0 378.3 0.8 8.9 2.3 192.5 8.0 6.0 5.6 68.8 0.1 33.1 MES Julio. . . . Agosto . . Setiem^^" Octubre.. Noviera*"'* Diciem'"^* Promedio. Variabilidad media 7.2 0.2 7.0 9.2 0.7 3.1 4.1 Anomalía media 279.3 2.2 19.4 66.5 34.9 19.2 92.4 Fijándonos en los valores de la variabilidad que arroja cada uno de los tres años de observaciones en Concordia, en- contramos para : 1876 2°00 1877 1^92 1878 2°05 de modo que cada uno de estos años nos daría un valor poco discordante con el general de 1 .98 que resulta de los tres años juntos. 2. Frecuencia, y ¡^'¡'o habilidad de los cambios de temperatura de cierta r)iagnitud. El cuadro II, I y 2 contiene todos los cambios de tempe- ratura que se han deducido de las observaciones del — 376 — señor Frey. Están clasificados de grado á grado, sin dis- tinción del signo, y dispuestos según los meses de cada año. Su resumen, por meses y estaciones del año, se encuentra en el cuadro II, 3. Si bien son raros los cambios superiores a 8°, no obstante se han notado 6 veces durante los 3 años de observaciones. No ha habido cambio superior á 12°, entre 11° y 12° hay un solo cambio. La misma comparación délos cambios, por meses, es faci- litada por el cuadro III, que los presenta reducidos á una misma escala, la de 1000. Los cambios inferiores á 2° representan, en término medio, las ^/^ partes del total ^ ó hablando en el lenguaje del cuadro IV, ocupan 209 dias de los 365 del año, son predo- minantes en el otoño, durante el cual representan casi % de todos, y son casi iguales en el verano y en la primavera (53 %); en el invierno alcanzan á 57 ^¡q. Los cambios limitados por 2° y 4° forman, en general, Vs del total. Su número alcanza un mínimum (27 %) en el otoño, y su máximum en el verano (37 o/^). Los cambios superiores á 4° representan, en término medio Vio de todos. Su número relativo oscila, según las distintas estaciones, entre 7 o/o (otoño) y 13 % (pnraa^era). Para caracterizar los distintos meses, véase el cuadro líl. En el cuadro IV, la frecuencia relativa de los cambios de temperatura está expresada por el número de dias que cada clase comprende. La estación menos variable es el otoño : en 92 días apare- cen tan solo 32 en que hay cambios superiores á 2°, y casi 7 en que tienen lugar cambios de 4° arriba. Respecto á la frecuencia de los cambios de 2° abajo, se presentan las demás estaciones en este orden : invierno, verano y prima- vera, estación mas expuesta á los cambios fuertes. El cuadro V nos demuestra (en milésimos) la proba- bilidad que hay para cada clase de cambios y para distin- — 377 — tos grupos, tanto por meses, como por estaciones del año. En general, la probabilidad mas grande que existe es la de suceder un cambio de 1° y mas (.691), luego \iene la de un cambio entre las limites de 0° y 2° (.568) y en seguida la de un cambio de 2° arriba (.431). Un cambio comprendido entre 2° y A° tiene mas probabilidades (.324) que un cambio inferior á 1° (.309). Con excepción del otoño todas las esta- ciones presentan este orden de probabilidades. 3. Número y valor 'inedio de los ascensos y descensos de temperatura Hasta aquí hemos hablado solo de los cambios en general, sin distinguir los descensos de temperatura, de los ascensos. Si introducimos esta diferencia, se nos presentan algunas re- laciones interesantes, de las que nos ocuparemos en primer lugar con aquella que se refiere al número de los ascensos y descensos. Tomando como unidad el número de descensos que se han observado en cada mes, resultan las siguientes cifras para el número relativo de las ascensiones : Diciembre. ... 1 .56 ] Enero 1.39 ( 1.44 Febrero 1.36) Marzo 1.24] Abril 1.07(1.26 Mayo 1.46 j Octubre á Marzo . 1.31 Año Junio 1.00 Julio 1.11 5 1.19 Agosto 1 .45 Setiembre .... 1 . 25 Octubre 1.14 Noviembre ... 1.15 Abril á Setiembre. 1 . 22 , .. 1.26 \u 18 Excepción hecha de la primavera en que el número de ascensos es relativamente pequeño, los ascensos aumentan con la temperatura, de modo que á la estación mas caliente — 378 — corresponde el número mas grande de ascensos de tempe- ratura. En general, por 4 descensos hay 5 ascensos de tempera- tura en Concordia, relación que se nota igualmente en Buenos Aires, mientras que en Babia Blanca hay 1 1 ascensos sobre 10 descensos, y que en Ushuaiá su número es próxi- mamente igual. Considerando las depresiones de temperatura superiores á 5°, vemos (cuadro YI) que su número constituye un 83 % de los cambios de igual valor ó que de 6 cambios de tempe- ratura de 50 arriba, 5 son depresiones ; además, que el año tiene 19 dias notables por esos descensos. La primavera es la estación que tiene el menor número de depresiones de esa clase, solo un 70 %. El cuadro VII nos hace ver el valor medio de un ascenso y de un descenso de temperatura. En general, el valor medio de un descenso es de 2°27, el de un ascenso de 1°80. Estas dos cifras están en la razón de í°26: 1, es decir el valor medio de un descenso y de un ascenso están en razón in- versa de su frecuencia. Véanse mas detalles en el cuadro mencionado. Se han reunido, en el cuadro VITI^ los valores máximos tanto de las ascensos como de los descensos de tempera- tura que han tenido lugar en cada mes. El cambio mas importante habido durante toda la época, ha sido de 1Í°0: ha acontecido en Octubre de 1876 y ha sido un descenso; el ascenso máximo (8°8) ha tenido lugar en Junio de 1878. Mientras que los valores de los ascen- sos máximos oscilan entre í°7 y 8°8, los de los descensos varian de 4°0 á 1 1 °0, dando ambos una amplitud igual de 7°, Es característico de un clima el orden y la frecuencia con que los ascensos alternan con los descensos. He investigado la probabilidad de esos saltos de la temperatura que he de- nominado « mudanzas » en reemplazo de la palabra alemana « Umschlag » . Solo se han tomado en cuenta aquellos, cuya — 379 — suma (sin consideración del signo) es á lo menos igual á 2°. Los resultados pueden verse en el cuadro que insertamos en seguida. Probabilidad de una mudanza de temperatura de 2° arriba Diciembre Enero .45 .31 Febrero Marzo .40 3'> Abril Mayo .31 24 Octubre á Marzo . Año , Junio 39 39 Julio .30 Agosto 31 Setiembre 40 29 Octubre 45^ Noviembre 31 ) 37 Abril á Setiem'^'^^ .33 35 .39 39 4. Los demás elementos meteorológicos y sus relaciones con los cambios de temperatura superiores á 4° De las observaciones del señor Frey, resultan para Con- cordia 32 ascensos y 86 descensos de temperatura supe- riores á 4°. Hemos utilizado ese material para estudiar los fenómenos que acompañan á estos cambios y damos los re- sultados con las reservas que importa material tan incom- pleto. El cuadro IX dá todos los detalles de esta investigación, enseñándonos que en los ascensos el barómetro baja en 85 % de los casos, así como la tensión del vapor aumenta sin excepción. La humedad relativa baja á veces y aumenta otras, y la fuerza del viento y la nebulosidad tienen tenden- cia á aumentar. En los descensos, la humedad relativa no tiene regla fija: aumenta en tiempo caliente y diminuye en tiempo frió. - 380 — Con menos excepciones descubrimos que el barómetro sube y la tensión del vapor dismiuuye: la nebulosidad y la fuerza de viento no tienen tendencia marcada de aumento ó de disminución. La frecuencia relativa de los vientos en esos ascensos se ha tratado especialmente en el cuadro X, 1 . En el dia ante- rior á los ascensos notamos la predominancia de los jN'E. y una frecuencia regular de los N y E. En los mismos dias de los ascensos han casi desaparecido, ó por completo, los vientos SE, S y SW, los E han disminuido y hay aumento en la frecuencia de los ?í, iXE y ]\W. Si representamos, como se ha hecho en el cuadro XI, la distribución de los vientos por la fórmula de Lambert, bus- cando la resultante ó la dirección media del viento, descu- brimos que el viento que sopla, en el dia anterior á los as- censos, del primer cuadrante, casi del NE(41^), gira un poco hacia el N, soplando del NNE próximamente en el dia de los ascensos. Este fenómeno se nota claramente en la parte fria del año y se manifiesta en el sentido opuesto en la parte ca- liente del año. Es probable que no sea bastante grande el número de casos examinados para deducir la ley con mas regularidad. En los descensos de temperatura notamos (cuadro X, 2) generalmente que en el primer dia (anterior á los descensos) predominan los NyJXE, y que la frecuencia de los demás con excepción del SW es limitada. En el segundo dia, la frecuencia de los N, JXE y NW es insignificante, la de los W y E ha crecido algo, presentándose los SE, S y SW con una frecuencia bastante grande. El cuadro XI nos hace ver que en vísperas de los descen- sos la dirección media del viento es casi ]>í (15°8), y casi S (178°2) en los dias en que los descensos tienen lugar. La única excepción á esta regla tiene lugar en el invierno. En esta estación la resultante de los vientos es 253° 7 (WSW), en los dias de los descensos 194° 7 (SSE), describiendo así — 381 — el viento un ángulo de 59° en sentido opuesto al de las agujas del reloj. Esta distribución de los vientos demuestra que los des- censos de temperatura en Concordia se deben al paso de una depresión barométrica, y el gran valor del ángulo que des- cribe el viento nos enseña que Concordia se halla situada en una región que las áreas de presión atmosférica baja cruzan con frecuencia, \á. en seguida un pequeño cuadro que demuestra las rela- ciones de los descensos de 4° arriba con la lluvia. ÉPOCA DEPRESIO- NES CON m "¡oo PRt;( EN AMBOS D(AS :iPITACIO EN EL PRIMER día XES EN EL SEGUNDO día Verano 792 933 625 870 870 740 805 208 267 125 217 217 191 204 292 600 375 348 348 460 404 708 600 375 739 739 471 605 Otoño Invierno Primavera Octubre-Marzo .... Abril-Setiembre . . . Año En general, entre 10 descensos hay 8 acompañados de lluvia, aún 9 en el otoño. En el invierno encontramos solo 6 veces lluvia en 10 descensos de temperatura. En los anexos I y 11 que añadimos al final de los cuadros están apuntados detalladamente los fenómenos que han acompañado tanto los ascensos, como los descensos de tem- peratura superiores á 4°. Córdoba, Diciembre de 1886 T. IV 25 382 — ASCENSOS Y DESCENSOS DE LA TEMPERATURA CONCORDIA, 1876-1878 Tíil). I. 1 ANOS 1876 1877 1878 Sumas . , , Promedio. 1876 1877 1878 Sumas,.. Promedio. 1876 1877 1878 Promedio. 1876 1877 1878 Promedio, ASCENSOS días 18 17 18 53 17 15 17 49 SUMA DESCENSOS días SUMA ASC. Y DESC. días SUMA 34.0 26.6 26.0 86.6 1.63 24.0 22.7 13 12 13 30. 77.1 1.57 38 12 13 11 Enero 33.1 19.6 29.2 81.9 2.16 31 31 31 93 67 1 46 2 55 2 168 5 Febrero 36 25.4 30.0 24.8 80.2 2.23 29 28 28 85 49.4 52.7 55.2 157.3 Marzo Abril VARIA- BILIDAD MEDIA ANO- MALÍA 2.16 1.49 1.78 + 1.94 3.36 + 1.41 1.81 -f-2.24 1.70 1.88 1.97 —0.30 —0.22 + 0.51 1.85 -1-0.34 19 15 17 51 27.8 22.9 29.6 80.3 1.57 12 16 13 41 32.2 25.4 31.3 88.9 2.14 31 31 31 93 60.0 48.3 60.9 1.94 1.56 1.96 1.82 169.2 17 13.0 13 20.1 30 33.1 1 .10 17 29.4 12 27.7 30 57.1 1 .90 12 46 21.8 64.2 18 43 30.3 78.1 30 90 52.1 142.3 1 .74 1.40 1.82 1 .58 + 1.60 —2.35 +0.76 ±1.57 + 0.27 —0.42 + 0.14 ±0.28 — 383 ~ ASCENSOS Y DESCENSOS DE LA TEMPERATURA CONCORDIA, 1876-1878 Tab. I, 2 AAOS 1876 1877 1878 Sumas,,, Promedio. 1876 1877 1878 Sumas.,, Promedio, 1876 1877 1878 Sumas,,, Promedio, 1876 1877 1878 Sumas.,, Promedio, ASCENSOS días 18 17 19 54 15 17 12 44 SUMA DESCENSOS días SUMA ASC. Y DESC. días SUMA 30.0 16.4 27.9 74.3 1.38 12 13 12 37 Mayo 29.0 21.4 26.4 76.8 2.08 31 31 31 93 59.0 37.8 3 54 Junio 33.6 32.3 29.3 14 13 17 44 36.5 35.4 38.0 109.9 2.50 30 30 30 95.2 2.16 90 151.1 70.1 67.7 67.3 205.1 Julio Agosto VARIA- BILIDAD MEDIA 1.90 1 .22 \'.Tó 1.62 2.34 2.26 2.24 9 í)« ANO- MALÍA — 1 . 43 + 0.56 + 0.86 ztO.95 +0.37 —0.99 +0.61 19 27.6 12 30.9 [ 31 58.5 1 .89 13 17.9 18 24.3 31 42.2 1 .36 17 49 36.4 14 44 30.3 85.5 31 93 66.7 2 .15 81.9 167.4 1.67 1.941 1 80 21 14 20 00 37.1 33.7 32.9 103.7 1.89 10 17 11 38 31.3 32.7 31.8 31 31 31 93 68.4 66.4 64.7 2.21 2.15 2.09 95.8 2.52 199.5 2.15 d=0.66 — 1 . 71 — 0.80 +2.51 ±1.67 —0.25 +0.16 + 0.10 ±0.17 384 — ASCENSOS y DESCENSOS DE LA TEMPERATURA CONCORDIA, 1876-1878 Tab. I, 3 AÑOS ASCENSOS DESCENSOS ASC. YDESC. VARIA- ^ . "— ^- ■^ ' — ■-- — - — ^ BILIDAD días SUMA DIAS SUMA días SUMA MEDIA 1876 1877 1878 Sumas.., Promedio. 1876 1877 1878 Sumas.., Promedio, 1876 1877 1878 Sumas . . . Promedio. 1875 1876 1877 1878 Sumas . , , Promedio. 20 18 20 17 75 Setiembre Octubre IVoviembre 34.0 35.1 38.5 40.2 147.8 1.97 10 13 11 14 Diciembre 27.7 30 33.1 31 40.7 31 40.4 31 48 141.9 2.96 123 61.7 68.2 79.2 80.6 289.7 2.06 2.20 2.55 2 60 2.36 ANO- MALÍA 16 19 15 50 34.2 44.2 34.5 14 11 15 40 24.6 38.2 34.4 30 30 30 90 58.8 82.4 68.9 1.96 2.75 2.30 112.9 2.26 97.2 2.43 210.1 2.33 16 17 16 49 43.2 33.7 39.0 15 13 15 43 51.1 33.0 36.1 31 31 31 93 94.3 66.7 75.1 3.04 2.15 2.42 115.9 2.37 120.2 2.80 236.1 2.54 14 24.5 14 21.2 30 45.7 1 .52 15 31 . 4 15 21.6 30 53.0 1 .77 18 47 24.3 12 41 23.7 30 90 48.0 1 .60 80.2 66.5 146.7 1.71 1.62 1 .63 —0.48 -fO.75 —0.28 -^-0.50 + 0.66 —1.41 +0.76 =b0.94 +0.88 +0.02 —0.89 d=0.60 —0.18 +0.32 —0.83 + 0.69 ±0.51 385 — FRECUEXCIA DE LOS CAMBIOS DE TEMPERATURA EN CONCORDIA AÑOS 1876 ■1877 1878 187G 1877 1878 1 870 1877 1878 1 876 1877 1878 Tub, II, 1 §:! I o CAMBIOS DE TEMPERATURA DE I co I tí» I Enero Febrero i%Iarzo Abril I 31 10 6 10 1 3 1 31 12 10 7 1 • 1 31 10 10 o 1 3 1 . • 30 16 10 2 I 1 , . . 30 10 8 i 6 « 1 1 30 10 10 4 i 1 . i . 31 5 12 6 0 2 1 31 11 10 7 2 1 . 31 10 8 8 3 1 . . 1 29 9 9 8 2 1 28 9 6 7 5 • 1 28 9 5 7 o i 1 . . Mavo 1876 1877 1878 1876 1877 1878 31 10 6 8 5 , 2 31 18 6 0 1 . . i 31 12 7 8 2 1 . 1 «Junio 30 8 9 3 3 4 1 2 30 , 19 i 2 4 . i 30 10 6 5 6 • i • • S) — 38G — FRECUENCIA DE LOS CAMBIOS DE TEMPERATURA EN CONCORDIA Tal). II, 2 AÑOS 1876 1877 1878 «Julio 31 13 7 5 2 31 18 7 2 2 31 7 7 7 7 í) as CAMBIOS DE TEMPERATURA DE C < y = ■ ■■ ^ o o o o o o o 3 .-■. rH í?í •O f GC 1— ( z ~ J, 1—1 1 -i 1 1 1-" 1 I 1 =5 O 1876 1877 1878 1876 1877 1878 1876 1877 1878 1 876 1877 1878 1 875 1876 1877 1878 Agosto 31 11 6 6 4 1 . 31 9 7 6 5 1 31 8 5 II o 1 i Setiembre 30 8 11 2 5 2 2 30 4 7 10 2 4 1 30 6 7 8 3 o 1 Octubre 31 3 5 11 o 1 o 31 8 9 4 7 2 . 31 0 11 6 4 1 2 IVovieiiibre 30 10 11 0 3 I 30 11 7 6 4 .1 1 30 13 7 5 4 . 1 Diciembre 30 9 7 6 6 1 . 1 31 8 7 8 3 2 2 1 31 9 o 4 7 2 2 1 1 31 9 3 0 7 í 4 1 1 • • — 387 — CAMBIOS DE TEMPERATURA DE 1 »5l-II - • - r? - «it-oi r- «01-6 ^ . . . -^ • - 06-8 • • ■ -^ • • 5>t • ,- • . • -:r 3t -=- *=" ^ «* og-i. n ^í CS^l • -=:• ^ -!^ -^ í?> • -=r • t^ »í -* ^ 00 o >^ o!.-9 í?í • • • -.?• -ir- S^T -¡^ ^ ^ a-í . ir: ■-* oC-f. o-=í<-^0'rt •x^r;^!^-*'^ ■^ 30 íO ^ S oT-8 COO(? o t-- •^ í -^ S-í -T- .^ t^'5'>;r>O3C3C00Q0C0-* ío S'í Oí ro rt -*• -^ '.': OC -r- ■?:! lO o -T- r^ X r- o vo o -^ O Cí X C5 ®í -^ •«!;- -^ -5- -=r- 3-1 -5^ G-í »í S<> -ir- C?< -^ G-l (Sí OÍ -T- ^ Cd ••••••*■•••■ ••.. •• . . OJ ■ g¿ • - • Diciembre. . Eiuíro I^'ebrero . . . . Marzo Abril Mayo Junio Julio ...... Aji;osto . . . . Setiembre , . Octubi'e. . . . Noviembre . Verano Otoño Invierno. . . Primavera. . Octubre-Mal Abi-il-Setien — 388 — tí m cu w H W O I— I o o Q -al H- 1 H ;0 00 I »* ■«- O? . — — . ,p- o ^ • — • ?0 1^ :.0 -.-* -^ — f^l < -- — - :0 líí CO c=> :0 00 -r- 00 -* -^ O -— CO -^ CO í?t ÍM -- -* !>• ÍO CO ©> -r- :^ en (^l CTi G~' rf-i isi :o i^j •C5'=*roe^ioo-^ r^ciooo oo-^ ío -li- -I* .5^ o (?( aC :0 n *■! ~a< -^ "TO Ot iO iO CO lO -^ o. 00 -r- '^> ''■■» íT! í^ 00 — -^ ^> ^> CO ÍT) C:> CO o 20 '^ QC o '^ '^ "T-t. 00 ^t -=- :C -^ I"-- c.» :ra 'X re OC" ce -- (>» I 00 ^t ^O ro ~?^ t>»- CO lO «* (?> GM I-- -5- C5 l^ (O -r- 00 'O -=!- G^ e^l G^l ~» ©í -^ -«^ C?í <3-< C?> -=r Ol -=- TT (3-i 5-1 -r- »í & Ct co :0 -5^ -j* GO cr> -^ 00 os 00 Oí io :0 lo íO 'S* O 1 1^ (5-1 TO 00 '^ «o !>. 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Entre la ladera de las vacas y la de las jaulas Q), nos informa el autor de este pa- saje, que no ha podido averiguar quien sea «yace un bloc cuadrangular dividido en cuatro secciones dislocadas por grietas verticales. En ella, cuentan los arrierros, solía el emperador del Perú desempeñar ciertas funciones religiosas en las visitas que hacia por allá cada tres años. Cuando se hundió el imperio de los Incas, un poder misterioso hendió esa piedra cuyas partes se acercarán y reunirán el dia en que se restableciere aquel imperio.» Todos estos cuentos que sin duda serian mas unifomes y completos si la geografía ó mas bien toda la ciencia de la alta cordillera no fuera confiada casi esclusivamente á peones ignorantes, no prueban todavía de manera alguna que los (^) De los llamados ojos de agua, (-) Voyagepitloresque dans les deux Ámériqnes. Paris, 1836, pág. 329. — 415 — Incas hñ^ anhecho uso de ese camino. Podría mu\ bien un mero capricho haber acumulado aquellas reminiscencias, aunque es estraño como en tal caso se hubiera arraigado la tradición entre un pueblo que difícilmente profesaba amor á sus pri- meros opresores. Si en el valle del rio del Yeso figura también unacwesía del Inca (') ó si Molina (-) cita cierta clase de pi- ritas como piedras del Inca, estos argumentos no bastan para atribuir á los peruanos el descubrimiento del paso de la Cruz de Piedra ó del uso de aquel mineral. Felizmente los antiguos peruanos han dejado monumentos mas duraderos que los grabados en la memoria de sus vasallos. Los caminos públicos que cruzaban en todas direcciones el territorio sometido á su jurisdicción, no solo ostentan á veces raro arte y solidez, en su construcción, están acom- pañados también de trecho en trecho de tambos ó casuchas que, principalmente en las serranías, sirven de refugio á los viajeros. En vano, confiesa 3Iarti.\ de Moussy (3) haber buscado vestigios del supuesto camino de los Incas al través de los Andes en la cordillera de Copiapó. Burmeister (^) al pasar por el mismo boquete dice haber encontrado en la parte llamada camino de Mentilurro montones de piedra de forma piramidal parecidos á los que sirven de linderos que bien podrían tomarse por aquellas apachetas 0 á las cuales los indios del Perú rinden un culto especial. 3Iientras tanto don Be>;jamí:\' Vicuña MakejN]\a, el ilustre tribuno é histo- riógrafo chileno (J) asevera que todavía existe la huella de aquel camino « que se vé marcada por las jarillas en el centro del valle de Uspallata » ; lo mismo que en las minas del Pa- (') Véase los mapitas de la obra Esploracion de las lagunas Negra y Enca- ñado, por B. Vicuña Makevxa, 1873. (*) Saggio sulla storia naturale del Chili, 2" edición, pág. 77. (') L. c, pág. 215. (*) L.c, tomo II, pág. 267. C) Apac en quichua dice llevar. (•) Páginas de mi diario durante tres años de viaje, 1855-1855, pág. 445. — 446 — ramillo, recouoció la obra peruana en los restos de la escoria } (le los hornillos, por cuadrarles la descripción que nos ha hecho Puescott, hablando de las industrias de los Incas. La fama pregonada por los indios de que los cerros vecinos del paso son inmensamente ricos en metales de toda clase parece apoyar aquel origen. Pero lo que vale mas que estos hallazgos controvertibles son los tambillitos situados en un lugar plano á orillas del rio 3Iendoza al este del Puente de las Vacas, que han dado su nombre al rio de los Ranchillos y representan las ruinas de una pequeña población. Otros tambos ó ranchos se en- cuentran dispersos ó han desaparecido por completo en los parajes mas espuestos. Y si fuera preciso acudir á la lin- güística para corroborar la prioridad que corresponde á los peruanos en la esploracion déla ruta entre Juncal y Aconca- gua, aquí está Uspallata «voz que se compone de uspa (') que significa ceniza y llacta que quiere decir tierra » (-) según la etimología del padre Juan Domingo Coleti Q). ¿Es que este nombre en pleno quichua se refiere á una erupción volcánica que inundó la aldea con sus proyectiles ó simplemente al suelo árido, ó en fin á las fundiciones ve- cinas que se pretenden hablan sido establecidas en aquella época? Subiendo el curso tortuoso del rio Mendoza se llega á un pequeño afluente, que Mac-Kal 0 llama rio Pichiuta. Un villorio del mismo nombre ("') existe en el departamento deHuancavélicaen el Perú. Siguiendo siempre cuesta arriba, se avista á inmediaciones del celebrado cerro de los Peni- {^) Uchpha según el diccionario del padre Mossi. (*) Ó pueblo, aldea. (') Dizionario storico-geografico delV America meridionale . Venezia, 1771, tomo II, pág. 174. (*) The U. S. Naval Astronomical expedition to the southern hemisphere, tomo II, pág. 11. (') Que tal vez relaciona con pichiu, pishu, piscu, que dice ave. — 417 — lentes el alto de los Puquios (') donde se halla también una de las casiichas que hizo construir don Ambrosio O'Higgias. Al profundizar los estudios indicados, seguramente no fal- tarán á descubrirse otras analogías mas. De suerte que todo el camino estcá sembrado de recuerdos del tiempo autecolo- nial. Siendo del todo inverosímil que los indígenas de aquella zona hayan tenido comercio con los indios huarpes de allende la cordillera nevada, é imposible que los peruanos al em- prender la fuga ante los españoles y al esconderse en las mon- tarías hayan abierto sus portezuelos, queda, pues, incontes- table que los incas fueron los primeros que traficaban por el paso de Uspallata liabilitado por ellos, á no ser que por él también hablan invadido Chile. Pasando á hechos documen- tados, es sabido que los conquistadores por primera vez se valieron de aquella ruta para penetrar á la región de Cuyo, donde el capitán Peüho del Castillo fundó, el 2 de marzo de 1561, una nueva ciudad la que bautizó con el nombre de 3Iendoza, en honor de su jefe don García Hurtado de Mendoza (-). 11. OBSERVADORES ANTERIORES El que actualmente se llama Puente del Tuca, sin poder competir en lo grandioso é imponente con formaciones como por ejemplo, el Puente de Icononzo en Colombia que está suspendido en la vertiginosa altura de 98 metros sobre el Rio de la Suma, Paz según las mediciones acústicas practi- cadas por Alejandro de Humboldt(3), llama la atención de O Que dice manantiales. (^) Diego Barros Arana, Historia general de Chile, tomo II, p;íg. 209. O Representado en una de las láminas que acompañan las Vues des Cor- dilléres, por Humboldt y Boxplaxd. — 418 — los transeúntes por la regularidad de su b()veda adornada de cristalizaciones de blancura nivea y cubierta de petrifica- ciones estratificadas de variados colores. Con verdadero éx- tasis lo pinta Alojnso de Ovalle Q) : « No puedo pasar en silencio otra fuente que se ve passada la cordillera de la vanda de Cuyo, el rio de Mendoza, que baxa por aquella parte, y correal Oriente, no es menor, que el que llaman de Aconcagua, y por otro nombre de Chile, y corre al Occidente al mar del Sur, y es receptáculo, y madre de todos los arroyos, y demás rios que corren por esta vanda, como lo es el otro de Mendoza, de los que corren por aquella, haciendo pues á este de Mendoza oposición un monte de yeso, labrado de manera, que dexo hecha una puente, por donde pueden passar dos y tres carros juntos sin estorvarse. « Debaxo de esta puente, se ve un tablón de peña viva, sobre la cual corren cinco canales de agua, que nacen allí de vua fuente, y es el agua tan caliente que va hiruiendo por ellos, y es muy salobre, y las piedras por donde sale y corre, tienen vn color como de esmeraldas. Lo concauo de esta puente quesirue como de techo y bóueda a esta pefia, y fueute, que por ella corre, sobrepuxa en su belleza, y artificio á toda arte humana, porque penden de ella con extremada lauor y na- tural artificio vistosos florones, pingantes y pinas, todas de vna piedra á modo de sal, que de la humedad de arriua fué penetrando todo el gruesso de la puente, le fueron congelando á manera de puntas de diamante, y otras mil figuras que adornan aquel techo, de donde assi mismo Uueue perpetua- mente vuos gruessos goterones del tamaño de garbanzos, y otros como yemas degueuos, los cuales cayendo en aquel ta- blón de piedra, que haze pavimento á esta bóueda, se con- uierten en piedras de varias figuras, y colores de no poca estimación, de manera que toda aquella natural fábrica y edificio está lleno de aquesta pedrería. » (') L. c. libro I, cap. VII, pág. 19. — 419 — La versión del padre Pedro Lozano (') que nunca ha visitado el lugar, no es mas que una simple copia de la elocuente exposición de sn cofrade. En toda la larga era del coloniaje poco ó nada se ha escrito rindiendo el merecido tributo á la niagestad de la escena, á pesar de que de tránsito la presenciaban cuantos dignatarios ó aven- tureros preferían la ruda pampa al msire procellarum del Cabo de Hornos para trasladarse á Chile. Conforme al espíri- tu de unos siglos que entre el contraste de arranques sobre- naturales y pasiones bajas no dejaban lugar á los goces ver- daderamente humanos, los prelados y militares de entonces solo tienen palabras para ensalzar los formidables precipi- cios del sendero, pareciéndose en eso á los antiguos roma- nos que también aborrecíanlos mismos Alpes, cuyas sublimes bellezas en nuestros dias son cantadas á porfía por todrs las naciones del globo. iS'o hay, pues, porque ocuparnos con los arzobispos de Santiago que en sus visitas á sus feli- greses residentes en la provincia de Cuyo, solían celebrar misa al pié de la alta roca llamada todavía el Altar, ó con los misioneros que, rosario en mano, dirijiau los pasos de sus vacilantes muías, ó con los bizarros capitanes que olvi- dándose de su dignidad estaban obligados á dejarse resbalar largos trechos sobre la dura nieve envueltos en gruesos pellones como igualmente sucedió al intrépido Cald- CLELGH. Tan solo el venerable padre de la historia natural en Chile, el abate Moli:na, interrumpe con su brillante ingenio la funesta letargía, cual aurora que anuncia la naciente li- bertad. Y aunque él que con tanto interés miraba los bene- ficios de las aguas minerales, debiéndosele valiosas obser- vaciones sobre las de Cauquenes y de Colina, ni siquiera menciona los manantiales salutíferos del Puente. En los (^) Historia de la Compañia de Jesús en la provincia del Paraguay. Madrid 1754. pág. 139. — 420 — cortos renglones que dedica al último, por primera vez in- dica su oríjen probable. «El rio Mendoza, antes de salir de los Andes, pasa deba- jo de un puente de yeso hecho por la corrosión de sus mis- mas olas, el cual está adornado de un gran número de bellísimas estalactitas. Aquella simple labor del agua de la que los viajeros cuentan tantas maravillas, ha sido decora- da con el glorioso nombre de Puente del inca « (•). Na- da mas. La independencia que ciñó las nuevas repúblicas con la doble corona del martirio y de la virtud cívica, atrajo nu- merosos visitantes á sus hospitalarias playas, principalmente de nacionalidad inglesa, cuyo gobierno materialmente no iufluyó menos en la separación que la revolución francesa, que la apoyaba moralmente. Sin embargo, en orden cronológico les gana, según los datos que tengo á mano, un comerciante francés que se firma Julten Mellet, muy andariego, quien después de haber recorrido gran parte de la América espa- ñola, depositó la narración de sus migraciones en un libro que halló grata acogida en Europa. Su estilo y ortografía de los nombres propios revelan una ingenuidad que infun- de confianza en su veracidad, sin impedir numerosos erro- res. Cruzó la Cordillera en 18 Í5. El cuadro de terribles abismos que él vio abrirse debajo del Puente del Inca {-) induce á suponer que su memoria le engañó evocando los obstáculos de distinta localidad. Continúa diciendo que ásu lado se encuentran unas vertientes de agua termal que aprovechan los enfermos de Chile en verano. Una de ellas sobre todo le llamó la atención. « Está situada en la cúspide de una roca de forma pira- midal que tiene como de cincuenta á cincuenta y cinco pies {^) Saggio sulla storia naturale del Chili, 2' edición, pág. 14. ('^) Voyages dans rintérieur de rAméricjue Méridioiíale. Paris, 1824, 2« edi- ción, pág. 64. — 421 — de alto. Lci curiosidad me obligó á examinar esta fuente á la que subí por una gradería grabada en la roca. El agua es muy trasparente, pero varía á menudo de color, tiñéndose ora en azul, ora en moreno. Se me advirtió que cuando se metía un pañuelo blanco, en el segundo caso, tomaría luego el mismo color. Aprovechando de la oportunidad para ensayar- lo me convencí que el hecho era exacto. Puedo asegurar que el tinte moreno de mi pañuelo era muy bonito y que solo lo perdió después de tres ó cuatro meses de uso con- tinuo ». Sin hacer caso del poco juicio del observador superficial, tanto se desprende de su experimento que el agua al prin- cipio de nuestro siglo ya poseía el mismo poder de incrustar con sus propias sales objetos ajenos que divierte á los ba- ñistas modernos. Con pretensiones mas altas se reviste el libro de Peter ScHMiDTMEVER, en que desgraciadamente á la abundancia de reflexiones no corresponde igual exactitud de observa- ciones. Entresacamos de su relación lo referente á nuestro objeto ('). « Cerca del Puente de los Incas los pedazos de rocas que cubren el suelo son muy mezclados con productos volcáni- cos. Este puente, singular por su estructura natural, se le- vanta á una distancia de unos centenares de pasos del punto donde el rio de la Cueva (') pasa por un pequeño llano que queda á unos 60 á 70 pies sobre el nivel del agua y se extiende como ciento cincuenta pies hasta tocar á la cordillera que allá es muy escarpada y alta. En este terre- no casi parejo surgen diversos manantiales termales ; dos de ellos son muy notables por el vivo desprendimiento de C) Travels in lo Chile over the Andes in (he years, 1821, pág. 219-222. (^) Este rio se cita indistintamente bajo el nombre de Mendoza, de los Horcones ó de las Cuevas por un abuso de rutina, aunque la última denomi- nación es la que le corresponde en aquella parte. — 422 — gases que los agita. Su temperatura supongo será de 105 á 1 10 grados de la escala de Fahuenheit, su carácter, á juz- gar del sabor y calidad untuosa, sulfuroso (?) Un baño se ha establecido allá con auxilio de una roca y unas piedras cimentadas entre sí, de suerte que forman un hoyo que re- cibe un fuerte chorro de agua. « El agu.a que brota en diferentes lugares se dirije hacia el rio y el puente, cubriendo en su trayecto todo el llano con uua toba rojo-amarilla. En dos puntos se precipita so- bre el suave declive, dando oríjen á numerosos arroyuelos que, á medida que bajan, vuelven á juntarse en dos anchas fajas con listas verdes rojas amarillas y de otros colores en la zona de contacto. Pero donde, á consecuencia de la in- clinación del suelo, cae al rio, allá por una combinación de diversas causas se ha formado un puente, cuya tercera par- te consiste de los antiguos depósitos aluviales del rio, perforados de nuevo por su empuje, y las otras dos de la toba que avanzando á medida que se formaba, al fin ha completado la obra. « El puente, al parecer, ofrece bastante resistencia; sus medidas, si es permitido aplicarle los términos del arte de construcción, son como veinticinco pies de largo por cien- to veinte de ancho. Parte del agua llega también al puente por entre la toba, y goteando debajo de él, forma estalac- titas, una de las cuales es muy larga y desciende casi al nivel del agua, ostendando en sus numerosas facetas los mismos colores que la ribera. Mas abajo, casi á flor del rio, se halla otro baño... La toba se comprobó por el ensayo ser carbonato de cal ». Los detalles de esta descripción fueron aumentados y rectificados por un observador tan agudo como John Miers, quien en la misma época llegó á inspeccionar la localidad. A él debemos el primer examen detenido de las termas y un dibujo del Puente, mas exacto que el puramente ideal de — 423 — ScHMiDTMEYER, Respecto (le este monumeuto dice 3Iiers ('): « Ya tres ó cuatro leguas áutes (de llegar al Puente del Inca desde el lado oriental), el fondo del valle es formado de una toba de cal y yeso mezclada con sustancias terrosas. Se comprende fácilmente que aguas termales al atravesar esta clase de depósitos deben producir largas excavaciones, y es precisamente por una tal que el rio de las Cuevas ha forzado su curso dejando un largo arco natural sobre sí, llamado el Puente del Inca. El rio, en aquel plinto, está bastante estrechado por las concreciones que lo cercan de ambos lados. El puente comprende un solo arco de una curva dura regularmente elíptica ; su extensión es de setenta y cinco pies, la elevación de su ápice sobre el nivel del rio ciento cincuenta, y su ancho noventa y cinco, el grueso del arco en su cima es como de doce pies. Está estratificado por toda su masa, presentando distintas capas de una toba yésica, cuyo espesor varía entre una y doce pulgadas ; solo la base consta del mismo depósito que constituye el fondo del valle. El lado del arco que mira hacia abajo, lleva innu- merables concreciones uveformes de las que cae incesante- mente el agua mineral dejando cristales blancos de materia salina parecidos á témpanos de hielo, que se recogen por los arrieros de Mendoza para ciertos usos medicinales. «Son notables las fuentes termales, particularmente una que sale de una roca sólida y parada de forma cónica, que descansa en la margen del ángulo del rio, y cuya punta termina en una especie de artesa de dos pies de diámetro y uno de profundidad, de cuyo fondo el agua brota y se des- borda incesantemente sobre la circunvalación. Otra vertien- te nace en una roca compacta al pié del puente, y tres mas provienen del mismo terreno, en igual nivel, pero resguar- dados por el arco del puente. El agua que mana de hen- (') Traveh in Chile and La Plata. London 1826, tomo I, pág. 307. — 424 — elijas im[)erceptibles en medio de laguiiitas de cuatro pies de diámetro, al salir de ellas se derrama sobre las concre- ciones que descansan en unos pedruzcos de forma singular. Estos por la acción continua del líquido han sido redon- deados y coloreados en parte. Habiéndolos minado ademas las inundaciones del verano, parecen colgados sobre el rio sin apoyo ninguno, mientras que de su lado de afuera pen- den en larga serie las cristalinas incrustaciones del agua mineral que los recorre en finísimo reguero.» Pasando á caracterizar las aguas mismas, continúa nuestro autor ('). «Las aguas de los diversos manantiales se parecen, siendo fuertemente salinas y calibeadas, pero sin olor. Y aunque al salir se las tomaría por íiirviendo, su temperatura no excede de 96 grados (-). La apariencia del estado de ebu- llición se explica por el rápido desarrollo de gases del hoyo que emite el agua. El gas así expulsado no tiene sabor ni acción sobre los metales : luego supongo, que será sim- plemente ácido carbónico. Siempre estaba preocupado con examinar las concreciones salinas estalactíticas, la estruc- tura de las rocas y el depósito ocráceo; pero después se me perdieron todos mis especímenes... « Para averiguar la causa de las propiedades eméticas de esa agua se me ocurrió que en mi casa en Concón guardaba una muestra que se me habia mandado para analizarla, hace dos años y medio, sin que lo hubiera podido efectuar por falta de tiempo. La sometí, pues, al ensayo por unos cuantos reactivos, del cual concluí que contiene un muriato alcalino (muriato de soda) mezclado probablemente con una pequeña cantidad de muriato de cal y carbonato alcalino. No he des- cubierto vestigios de sales metálicas que justificaran sus efectos eméticos.» C) L. c. pág. 309-312. (') De la escala de Fahrenheit, se entiende, ó sea 35,5 centígrados. — 425 — Y en una nota agrega : « En mis experimentos he obser- vado ios siguientes fenómenos: «Hidrosulfuro alcalino: no produjo cambio. «Prusiato de potasa : tampoco. «Decocción de nuez de agallas: tampoco. «Acido sulfúrico : produjo el desprendimiento apenas per- ceptible de unas pocas burbujas de gas. «Nitrato de barita: no produjo cambio, «Acetato de plomo: produjo un enturbiamiento blanco lechoso. «Nitrato de plata: precipitado blanco copioso. «Oxalato de amoníaco: enturbiamiento insignificante. «Amoníaco: no produjo cambio. «Soda: tampoco. «Ningún depósito ocráceo se habia formado en la botella después de guardada tanto tiempo, probando la ausencia completa de hierro ; lo que me parece mas singular todavía, en vista de los sedimentos que dejan las aguas al salir y del cambio del color de las concreciones salinas de la arcada^ co- mo también de las estalactitas calcáreas, las que de blanc(» pa- san á moreno amarillento por la exposición al aire. No menos rara es la falta de sulfatos, si se considera que todo el valle y los cerros vecinos están repletos de formaciones yósicas.» Estas mismas objeciones deprimen el valor del análisis referido, ya que no haya sido ejecutado con las precauciones necesarias, como efectivamente lo demuestra la simple enu- meración de algunas de las sustancias empleadas, no per- mite formarse un juicio definitivo, ya que la procedencia del agua no está bastante certificada. Hallándose el resultado de estas investigaciones también en contradicción con otras mas modernas, siempre habría lugar á que las aguas mismas hubiesen cambiado desde entonces. Esta eventualidad en las regiones andinas es tanto mas admisible, cuanto que en ellas la actividad volcánica no da tregua y los temblores se suce- den con frecuencia. No solo que las rupturas y dislocaciones — 420 — violentas del suelo como las que han ocasionado el nonibre del valle de las Cuevas hacen intransitable el camino en di- versos puntos: es un hecho que después del gran terremoto las aguas minerales de Cauquenes se cortaron por completo para reaparecer solo mucho mas tarde, y que, según el tes- timonio de Caldcleugh (i), en otro caso semejante de 1835, su temperatura bajó rápidamente de 118 grados á 92 de la escala de Fahrenheit (-), secándose simultáneamente los baños de Gatillo cerca del Parral (•"). Felizmente, casi á la misma sazón, es decir en Diciembre de 1827 pasó la cordillera un joven oficial de la armada inglesa, cuya expedición echa plena luz, sobre este pun- to. No porque Charles Bra^vd (^) se haya lucido por sus propias observaciones. Su objeto lo limita él á « averiguar la temperatura de las vertientes minerales de las que hay tres termales y una fria. Las dos mas calientes son de igual temperatura, 91 grados, la próxima y á la vez mas abun- dante era de 83 y la fria de 66 grados» {^). Pero es que se le ocurrió en buena hora traer muestras de esas aguas al ilustre Miguel Faraday, quien evacuó el siguiente infor- me (6) : O Philosophical Transactions, 1836. (*) Lo que corresponde á 47,8 y á 33,3 centígrados. Véase : Darwin, Voyage d'un naturaliste au tour du monde, pág. 284. (') Véase: Domeyko, Estudio sobre las aguas minerales de Chile, en Anales déla Universidad de Chile, 1871, II, pág. 263. (*) Journal of a voyage to Perú, a passage across the cordillera of ihe An- des, in the winter of i827 performed on foot in the snoic, and a journey across the Pampas. London 1828. C) Ó sea 32.8, 28.3 y 19.0 centígrados, pág. 240, (") L. c. apéndice VI. — 427 — Análisis del agua, mineral de 91 grados de las termas del Puente del Inca. Real Instituto de Londres Junio 2 de 1828. Señor : En fin he podido hallar tiempo para completar mi examen de las aguas del Puente del Inca que Vd. me entregó. Y aunque no dudo que hayan sufrido los cambios correspon- dientes á su naturaleza desde que Yd. las sacó como consta por la deposición de hidrosulfuro de hierro de color negro) presentan caracteres bastante interesantes. En primer lugar, son señaladas por una fuerte cantidad de hidrógeno sulfurado que tienen en disolución, el que las hace fétidas y nauseabundas. A la vez son en alto grado ferrugi- nosas, pero en el estado actual todo el hierro se ha separado en la forma indicada. Contienen ácido carbónico en exceso y, á favor de él, una fuerte cantidad de carbonato de cal. Después de haber sido expulsado el ácido carbónico, el carbonato de cal se precipita en abundancia. Supongo que, en su origen, contenian aun mas de aquel gas, que mantenia también el hierro en disolución. A mas de estas sustancias he hallado una gran proporción de sal común y también una notable cantidad de sulfato de cal, pero ni \estigios de sales maguesianas. Al principio, el agua era clara con excepción de los pe- queños copos negros. Filtrada, su peso específico era de 1014, 33 á 60 grados de Fahrenheit, y diez pulgadas cúbicas me suministraron cuarenta y cinco granos de sustancia sa- lina seca, la mayor parte sal común (*). Soy S. S. S. M. Faraday. {}) Ambos datos, y son los mas demostrativos, concuerdan admirablemente bien con mis propias experiencias. 45 granos por 10 pulgadas cúbicas equi- valen á 17.78 gramos por litro. — 428 - Análisis del agua mineral de 83 grados Real Instituto de Londres. Junio 24 de 1828. Señor : Al examinar la segunda botella de agua que Vd. me re- mitió, la encuentro en un todo igual á la otra, menos el que lleva una proporción mas subida de sal común y de materias salinas en general ; pero la naturaleza de estas, como asimismo la de los gases, es la misma que en la primera. Soy S. S. S. M. Faraday. Comparando estos datos emanados de tan prestigiosa auto- ridad con los que se consignarán mas abajo, apenas queda duda alguna sobre la inv«riabilidad de la composición. Estraño parece solamente el ver figurar el ácido sulfhídrico entre las constituyentes á pesar de que Chaules Brand asegura ex- presamente no haber notado ningún olor ; en lo que está de acuerdo con cuantos han tenido después oportunidad de re- conocerlo. Tal vez la discrepancia se explica por una altera- ción posterior del líquido embotellado. No hay porque detenernos en los ligeros apuntes de Char- les Darwin (') quien visitó los baños el 4 de Abril de 1825 sin hacer mención de ellos con una sola palabra, ó en los no menos escasos de Mac-Rae (-) quien al bañarse en ellos el 24 de Noviembre de 1851 sintióse ahogado por el ácido car- bónico. El marino norte-americano critica la opinión de Darwi?) sobre la formación del Puente sin acertar su verda- (^) Voyage d'un naturaliste au tour du monde, pág. 359. (^) The V. S. Naval Astronomical expedition io the southern hemispherc during Í849-SS, tomo II, pág. 9. Allá mismo también un bosquejo del Puente. — 429 — dero origen que, segim parece, fué establecido en 1874 por SIax S[e\vert. Lo concibe el sabio alemán así (') : « En el valle del rio de Mendoza, entre el Puente del Inca y las cimas de las cordilleras, el suelo está cubierto en varios puntos de bancos de toba calcárea, que se encuentra también bajo la forma de capas de un metro en las pendientes, cu- briendo también como grandes mamelones algunas colinas pequeñas que se elevan en el fondo del valle ('). El Puente del Inca es uno de estos bancos, minado y ahuecado por el agua que arrastraba las piedras desprendidas ; pero el banco resistió á su fuerza, formando así un puente natural. La so- lidez de esta obra maestra de la naturaleza es aumentada por una fuente de agua calcárea que brota en el mismo punto en que está el Puente y deposita continuamente capas de cal alrededor de uno de los pilares y del arco que consiste en un banco calcáreo de cincuenta pasos de longitud por cuarenta pasos de latitud y se encuentra ahora á veinte metros sobre el nivel del rio. » No carece de interés cotejar las diferentes medidas que se han adjudicado á este famoso Puente antes de que nos sepa- remos de él. Mac-Rae(-^) avalúa el largo en cerca de sesenta pies, el ancho en cincuenta en el estremo noreste y setenta en el suroeste, y su elevación sobre el rio en cuarenta pies. El doctor Wenceslao Díaz (^) que pasó en 1861, da cin- cuenta pasos de largo, treinta y cinco pasos de ancho en la parte mas estrecha y cincuenta en la mas extendida, y cua- renta metros de altura. Martiin de Moussy (•") pone veinte (^) La República Argentina, por Ricardo Napp, púg. 253. (■') Algo parecido anota ya Peter Schmidtmeyer. O The U. S. Naval Astronomical expedilion, tomo II, pág. 9. C) Véase Demetrio Murüa Pérez : Estudio sobre las aguas termales deno- minadas Baños del Inca en Anales de la Universidad de Chile i879, I. En esta memoria se liallan depositadas las observaciones del doctor Díaz y se repro- ducen igualmente en extenso las de Darwin y Mac-Rae. (^) Memoria sobre la cordillera de los Andes en Revista de Buenos Aires. tomo I, pág. 181. T. K 28 — 430 — metros de largo, quince de ancho y cinco á ocho de espesor. El doctor Abraham Lemos, en un folleto sóbrelas aguas me- dicinales de la provincia de Mendoza {^), habla de cuarenta metros de largo por veintisiete de ancho y de una elevación de veinte metros mas ó menos. Don Dario Risso-Patron Cañas {-), de quien tenemos la descripción mas completa y amena del lugar, nos informa que el semicírculo del puente se levanta sobre fondo de setenta á ochenta metros, alcan- zando en altura á dos tercios, y la parte superior á cien pasos de largo por la mitad de ancliura. Baste con estas variantes que van acompañadas por otras no menos estrañas acerca de las distancias que separan las diversas estaciones del camino. Mayor concordancia existe entre las determinaciones de la temperatura de las termas en cuanto que las que con el ter- mómetro (y no por avalúo) se han verificado en la poza prin- cipal, oscilan solo entre 33 y 34 centígrados. Martin de MoussY (3) la fija en 34, Stelzner(^) quien la tomó en fe- brero de 1873 en la poza inferior apunta 33. El doctor Díaz (^) halló igualmente 33 grados para las dos vertientes de- bajo del puente, 32 para el « baño grande arriba » y solo 28 para una délas vertientes de la orilla. El señor Mlrúa Pérez especifica, que la mas grande de las que nacen al abrigo del Puente tiene 33,1 en el fondo y 32,7 en la superficie. (') Citado en La provincia de Mendoza en la Exposición Interprovincial de iSSo. Mendoza 1885, pág. 30. (') De Santiago al Puente del Inca, serie de cartas publicadas en Los De- bates, diario de Santiago, enero y febrero de 1885 y reunidas después en forma de folleto, pág. 32. (') « Lo mas extraordinario es la parte interior de esta bóveda entapizada de estalactitas de una blancura de nieve, formadas por las infiltraciones de las aguas, y los dos grandes agujeros por donde brotan sin cesar los chorros poderosos de una agua minera tibia, del calor de 34 grados. » Revista de Bue- nos Aires, tomo I, pág. 181. {') Beitrdge zur Geologie tind Paldontologie der Argentintschen Republik. I GeologischerTheil, pág. 254. C) Véase la memoria ya citada del señor Mürúa Pérez. — 431 — Bieu podría verse eu esta diferencia el efecto de la rápida evaporación en aquellas alturas máxime en los calores del estío. Mientras tanto el desarrollo de las relaciones exteriores y la consolidación de la vitalidad propia en las jóvenes repú- blicas del extremo sur de la América, las habían dotado de nuevos centros de acción que no dejaban de impulsar vigo- rosamente la exploración científica del pais. En la Univer- sidad de Santiago concurrieron entonces varios dignos re- presentantes de las ciencias exactas, y sobre las ruinas del jesuítico colegio en medio de la gran Pampa inauguró mas tarde un puñado de estrangeros distinguidos la conquista de este suelo que tiene fama por su rebeldía. Fruto de intensa laboriosidad es el « Estudio sobre las aguas minerales de Chile » (^) en el cual su autor Don Iginacio Domeyko insertó el primer análisis numérico de los baños del Inca. Helo aquí con las circunstancias que lo acompañan ('-) : « Si he de juzgar por la muestra que me trajo, en 1851, de su viaje á 3Iendoza el coronel Pajton, estas aguas del Inca son las únicas de su especie que se conocen hasta ahora en nuestras cordilleras. Salen de sus fuentes perfec- tamente claras, y aun inmediatamente después de embo- telladas y guardadas en botellas bien tapadas y enlacra- das, conservan su trasparencia, pero dejándolas al aire libre bajo la presión ordinaria, despiden espontáneamente mucho gas carbónico, y se enturbian formando un precipi- tado considerable de carbonato de cal. Tienen olor des- agradable que tira algo al de hidrógeno sulfurado, y sa- bor salado, algo amargo. Dan también precipitados tanto por el amoníaco como por el nitrato de plata y sales de barita. ce Son pues, estas aguas muy abundantes en materias C) Anales de la Universidad, 1871, II. n L. c. pág. 259. — 432 — estrañas fijas y producen depósitos inmensos calizos ferru- ginosos de composición variable. « Debo, sin embargo, advertir que la cantidad de agua que he tenido para analizar no alcanzaba á medio litro, y por lo mismo no doy su análisis sino como indicación muy incompleta de su naturaleza: Gramos Sulfato de soda 0,09 Cloruro de sodio 5,08 Carbonato de cal 1 ,80 Carbonato de magnesia 0,07 Total en un litro. . . 7,04 ¿ Cómo que no entra el hierro ni el aluminio en este cuadro, si las aguas dan precipitado abundante con el amo- níaco? Es evidente que no pueden ser las mismas que los viajeros encuentran en el Puente del Inca (•). Bajo forma mas modesta se presentan los trabajos del doctor Max Siewert, quien durante algún tiempo ha fun- cionado de catedrcático en la Academia de Córdoba, sobre las aguas minerales de la República Argentina (^). A con- tinuación de la exposición ya referida sobre la formación del Puente dice (3) : ci La fuente principal brota por dos ramas iguales del pi- lar derecho á la mitad de su altura y cada una de estas ra- mas entra en un pequeño recipiente calcáreo, formado por la naturaleza misma. En estos recipientes hay bastante (') Consúltese sobre las divergencias que se notan en los análisis de aguas minerales de Domevko con los resultados obtenidos por otros autores: Verhandlungen des deiitschen wissenschafllichen Vereins su Santiago, tomo I", pág. 76 y 85. C) Contenidos en la óbrala República Argentina, por Ricardo Kapp. Bue- nos Aires, 1876. (^) L. 0. pág. 25á. — 433 -- espacio para im bañista. El agua al desbordarse forma cascadas de toba calcárea por precipitacioa del carbonato de cal. « La temperatura de estas aguas es de 33 grados, y el agua que salta en un radio bastante largo, esparce, al es- pumear fuertemente, un débil olor de ácido carbónico. «Peso específico á 19 grados, 1,01340. «Suma total de las materias fijas secadas á 120 grados 15,8275. « 1000 centímetros cúbicos contienen : Gramos Acido silícico 0,0380 Silicato de alúmina 0,1 190 Sulfato de potasa 0,5086 Sulfato de cal 2,1284 Bicarbonato de cal 1,8993 Id. de magnesia 0,1 280 Id. de hierro 0,0532 Cloruro de magnesia 0,1386 Cloruro de sodio 1 1,4644 Total 16,4775 Acido carbónico libre 0,0549 ó sea, expresadas las mismas sustancias por separado : Acido silícico (SiOo) 0,0380 Alúmina (Al.Oa) 0, 1 1 90 Oxido de hierro (FeoOg) 0,02 1 6 Cloro (Cl) f 7,0616 Acido sulfúrico (SOo) 1 ,4858 Acido sulfhídrico (SH.) — Acido carbónico fijo (COo) 0,6281 Acido carbónico total (COo). . . 1,3330 Cal (CaO) 1,6150 — 434 - Magnesia (MgO) 0,0983 Potasa (K.O) 0,2748 Soda (Na,b) 6,0752 Materia orgánica — Antes (le confrontar estos guarismos con los suministra- dos por mis propias investigaciones, conviene completar la descripción del lugar. Situado á unos centenares de metros mas abajo que la Cumbre del paso, no se ha tratado con tanto empeño de fijcU^ su altitud como la de aquel gigantesco lindero de dos repúblicas. Martin de Moussy (') asigna al Puente 2760 metros, Domeyko supone que su altura exceda 3000 me- tros (''), MuRUA Pérez 0 y el doctor Lémos C^) lo colocan en 3026 metros, no sé con qué autoridad, mientras que el señor Darío Riso Patrón Cañas Q) sostiene que la colina en que se ha construido la mezquina posada que se titula hotel, está á 2750 metros sobre el nivel del Pacífico, y el doctor Stelziner {^>) según su aneroide calcula la situación del mismo edificio en 2570 metros. El mismo, en la relación pintoresca de su excursión ve- raniega, intercala la siguiente característica de las vertien- tes: « Bajando por la ladera izquierda del extremo oeste del puente se llega á cuatro diferentes pozos de aguas ter- males que son la riqueza y el atractivo del lugar. « Tres de ellas se hallan en el foudo de sus grutas respectivas ; no son extensas, pero el bañista puede ten- der su cuerpo, por largo que sea, en cualquiera dirección. O Revista de Buenos Aires, tomo P, pág. 181. {^) Anales de la Universidad, 1871, II, pág. 259. (^) Anales de la Universidad, 1877, I, pág. 765. (*) Xa provincia de Mendo::a etc. pág. 29. (5) L. c. pág. 35. (") Beilrdge ;:uz Geologie vnd Paldontologie der argentinischen Republik, tomo I, pág. 253. — 435 — « A la primera le atribuyen propiedades esencial mente ferruginosas y la denominan, en consecuencia, la poza del Fierro ; brota el agua por el fondo y por uno de los costados yencuentra fácil salida por el opuesto. « A la segunda la han bautizado por el ChamjMgne, a causa de la efervescencia y del color amarillento del agua ; ésta yierte en borbotones de blanquísima espuma y forma, al nacer, en la superficie una rueda que gira sin cesar. Las pozas del Fierro y del Champagne se encuentran á tres ó cuatro metros de distancia, la segunda mas baja que la anterior. « Para llegar á la tercera, hay que descender algunos pasos mas, casi hasta el rio mismo. Es mas estrecha la gruta de esta poza : no se la distingue con otro nombre que con él de la poza de abajo. Se diferencia de las demás por el color Terde-mar del agua y en que es la única que cubre á una persona hasta la altura de los hombros. El agua \ierte con fuerza por el fondo, en gruesa columna que renueva cons- tantemente el contenido del baño. « La cuarta, denominada el Ilornito, está bastante sepa- rada de las tres anteriores. No tiene mas de dos pies de largo por uno de ancho, encontrándose colocada esta abertura en el centro de una piedra de forma elíptica que medirá dos metros en su radio mayor. El agua que contiene es pesada, de sabor acre; forma una nata de color verdoso, desagra- dable á la vista. Los enfermos de úlceras en las piernas ó en los brazos sumergen en ella el miembro dañado. Algunos la beben y les produce fuertes YÓmitos. « Todavía hay una quinta poza en la planicie del hotel, á la cual le han formado una pirca circular : la denominan del Azufre. » Fuera de las antiguas denominaciones las fuentes se cono- cen también por otras mas fantásticas, que el señor Eügeínio Cholteau (') conmemora así: O En un artículo Un viage al íravex de la cordillera de los Andes publicado en el Mercurio de Valparaíso, 1884, núni. 17104. — 436 — K Las fuentes soncuatro: la primera llamada Mercu?'io está situada en la plauicie y no tiene particularidad alguna. Ba- jando hacia el rio, debajo del puente, se hallan las otras tres : Neptuno, Champaña, y Venus, así bautizadas acertada- mente por el ingeniero señor Kuffre. Cada nno de estos baños está en una gruta lindísima. » TIT. — OBSERVACIOJÍES PROPIAS No es fácil identificar con las indicaciones anteriores las cuatro muestras que me han sido entregadas, tres botellas de burdeos con los rótulos respectivos de Champaña, Mer- curio y Venus y otra cuya capacidad era solo la mitad y cuyo contenido, según las señas adjuntas no podía ser otro que de los Hornitos ó de Mercurio de Chouteau, si bien coinciden los dos. Las mismas explicaciones apenas dan lu- gar á la iucertidumbre de que la supuesta marca de Mercurio corresponde al agua de Fierro ó sea al Neptuno de Chou- teau, si estoy bien informado. A pesar de estos inconvenientes conservo los títulos con que he recibido el material cuya escasez me obligaba á res- tringirme á una inspección preliminar ; ni siquiera vacilo en adoptar el de Karlsbadina que deriva de cierta semejanza que se cree tenga con los renombrados baños del emperador Carlos IV. Las cuatro vertientes tienen reacción alcalina ; y esta sub- siste si no rae equivoco después de haberles dado un hcryor : lo que parece indicar la presencia de carbonates alcalinos. Sin duda fué en esta inteligencia que Martin de 5Iouss\ (•) O Revista de Buenos Aires, I, pág. 181. — 437 — encontró los baños del Inca parecidos á los de Mont D'Or en Auvernia. Supuesto que sea efectiva, es, sin embargo, de- masiado paqueña la cantidad para que haya podido hacer constar el ácido carbónico en el líquido después de cocido. No he notado otro sabor que uno ligeramente salino. El agua se mantenía clara, aun en la botella destapada ; solo en los bordes se formaba un depósito como en el fondo, ya antes había otro compuesto de hidrato de hierro y de cristales imperfectos de carbonato de cal. Acidulada con ácido clorhídrico, el agua deja reconocer, aun sin haberse concentrado, la presencia del ácido bó- rico. Por consiguiente, la proporción de este ingrediente, que primero fué denunciado en ella por F. Ignacío R[c- KARD (^) debe ser bastante considerable. Igualmente vuelve á aparecer en los precipitados por el amoníaco y otros, ha- ciendo inexactas las dosificaciones respectivas. Tal vez por perturbaciones de este género se explica la cuota algo crecida que obtuvo Sjewert para la alúmina. Siento no disponer del material suficiente para determinar el ácido bórico cuanti- tativamente. El análisis de las muestras marcadas Champaña y Mer- curio me dio los siguientes valores expresados en gramos por litro. Champaña Mercurio Acido silícico (SiOo) Acido sulfúrico (SO3) Acido carbónico fijo (COo). Cloro (Cl) Alúmina (ALOo) Oxido de hierro (FeoOo) . . . (') The mineral and other resoiirces of the Argenti7ie Republic. London, 1870, pág. 78. n No determinado. 0,035 0,035 1,508 1,541 0,532 0 8,479 8,338 0 0,019 0 0,014 — 438 — Cal(CaO) 1,736 1,687 Magnesia (MgO) 0,077 0, 1 13 Soda (Na.O) 6,G73 G,395 Potasa (KoO) 0,268 0,270 Sustancia orgánica cantidades apreciables El residuo de la evaporación de Cha.mpa.na, secado á 180 grados era de 17,54 gramos, calcinado 17,15. El peso específico de Clia-injoaña tomado á 9 grados me salió de 1,01498, el de Mercurio, tomado á 12 grados, de 1,01455. Como se vé, ambas vertientes se diferencian muy poco en sus constituyentes salinos, y esta semejanza no aumentaría, sin duda, con la exactitud de las operaciones químicas. La poza de Champaña, contiene algo menos de sulfato de cal que la vecina, pero en cambio es mas rica en cloruro de sodio y en carbonato de cal, como asimismo en ácido carbónico libre, cuya cuota no me hallaba en el caso de precisar. Todo anuncia que está saturada con este gas. El análisis del doctor Siewert arroja cifras inferiores en su totalidad: en particular está deprimida la ley en cloruro de sodio en un cuatro por ciento. Sin embargo creo que no se puede invocar esta diferencia de concentración para soste- ner que las aguas hayan variado. Digna de un estudio especial me parece una sustancia que se halla disuelta en el agua y se precipita por todos los reactivos que sirven para dosificar los metales tórreos y terreo- alcalinos en forma de un polvo de color gris rojizo y de aspecto cristalino. Por lo menos así se presenta cuando cal- cinado, llegando en tal estado á 0,054 gramos por litro [Mer- curio). A pesar de no exhalar ningún olor empireumático en este acto, me inclino á revestirla de un carácter análogo á las materias heterogéneas confundidas bajo las denomina- ciones de baregina, glairina, etc. y además la reclamo por base, atendido el exceso de los ácidos sobre las bases que se nota — 439 — en el cuadro analítico. Una materia animal denuncia tam- bién Martin de Moüssy (i). Solo con auxilio de mayor cantidad de agua se podrá aclarar esta cuestión. De otras sustancias he averiguado tan solo la existencia del arsénico en los depósitos calizos á la prueba del aparato de Marsh. La poza de abajo ó de Venus, que se dice goza del aprecio particular délos sifilíticos, me suministró las siguientes pro- porciones : Venus Acido silícico (SiOo) 0,545 Acido sulfúrico ÍSÓ,) 1,648 \ o/ ' Acido carbónico fijo (COo). 0,297 Cloro (Cl) 8,501 Alúmina (AI0O3) 0,080 Oxido de hierro (FeoOg) . . . 0,280 Cal (CaO) 1,350 Magnesia (MgO) 0,240 Soda(Na.O) 6,417 Potasa (KoO) 0,241 Sustancia orgánica cantidad apreciable. Total 19,599 menos oxígeno equivalente al cloro 1,916 Suma délas sales. 17,683 gramos por litro. El residuo de la evaporación secado á 180 grados era de 17,61 gramos, calcinado 17,21. El peso específico, tomada á 12 grados, era de 1,01379. Esta fuente es pues notablemente mas rica en hierro y sí- lice, aunque de concentración casi igual á las de arriba ; solo los carbonates declinan. Del resto se confirman por com- {^) Loe. cit. pág. 180. - 440 — pleto las averiguaciones hechas por Miguel Faraday, mas de medio siglo há. La KarlsbadinsL se aleja mucho de las anteriores : KarUbadiaa Acido silícico (SiOo) 0,136 Acido sulfúrico (SOo^ 1,497 Acido carbónico fijo (COo). 0,098 Cloro (Cl) . 4,122 Alúmina (AI2O3) ) ^ .^^^ Oxido de hierro (FegOs) . . . ) ' Cal(CaO) .^ 1,281 Magnesia (MgO) 0,219 Sodaí^aoO) 2,938 Potasa ^¿,0) 0,070 Total 10,665 3[énos oxigeno correspondiente al cloro 0,927 Suma de las sales. 9,738 gramosporlitro. El residuo de la evaporación, secado á 180 grados, era de 11,78 gramos, calcinado de 8,49. Estas cifras se basan en una operación efectuada con solo cien centímetros cúbicos de agua. El peso específico tomado á 1 1 grados era de 1 ,007 1 1 . La diferencia capital consiste en la disminución de los clo- ruros, cuya cantidad alcanza á solo la mitad de la que se encuentra en las vertientes de la cuesta; la reducción es relativamente mayor aún para los carbonatos. La propie- dad de obrar como vomitivo, no se explica por la naturaleza de las componentes, á no ser que en la región de la puna se intensifique el efecto de los fuertes estimulantes con que el agua está cargada. No entro á combinar los óxidos en forma de sales, porque — 441 — temo que el limitado grado de confianza que ofrece cada una de las determinaciones de aquellos, pueda ocasionar errores respecto de la clase de las últimas. Tan cierto es que el hierro y una parte de la magnesia existen como bicarbonatos. Una pequeña porción del calcio se halla clorurada, — cir- cunstancia que, si se quiere^ constituye cierta analogía entre esos baños y los de Colina y de Apoquindo, que son los mas inmediatos al otro lado de la Cordillera. A juzgar por la com- paración entre la vertiente situada en la vega y las tres de la pendiente del rio, la potasa estaría disuelta como cloruro, y la magnesia que no es carbonatada, debía ser sulfatada; en las aguas mas ricas en hierro la sulfatación tal vez se es- tiende á este metal ('). Las sales que dominan en los 17 gramos que lleva un litro de la Champsuia. serían el cloruro de sodio (12 gramos) el sulfato y el carbonato de cal (mas de 2, respectivamente 1 gramo). Tampoco voy á enumerar ó á calificar las virtudes medici- nales de esos manantiales, á pesar de que ellas son las únicas que dan reputación y valor á los baños. La mayor parte de los datos que hay sobre su aplicación carece de la legitima- ción facultativa; las pocas observaciones registradas en la disertación inaugural de 3íurla Pérez, necesitan ser multi- plicadas y variadas para que de ellas se puedan sacar resul- tados generales. Como indicación, establecemos tan solo aquí que ni en la República Argentina ni en Chile se conocen aguas termales que sean comparables con las delinca, por su abundancia en carbonalos, y pocas que las aventajen en con- centración. Es curioso que en lo que toca á las demás componentes, estas mantienen entre sí una proporción no muy distinta de la de las aguas del mar. En el océano la sal común forma en término medio 75,79 por ciento de las sales disueltas. Ahora, (^) Véase el análisis del rio Mendoza (no dice de qué punto) porL. Smith, en The U. S. Naval Aslronomical expedition, etc. tomo 11, pág. 107. Mar Nejrro i2 Pacífico (3; 1,251 2,786 0,248 9,574 18,950 0,005 0,310 0,127 0,131 0,472 0,662 1,315 5,512 10,262 0,098 0,604 — 442 - si el mar abierto es dos veces mas concentrado que el agua del Inca, en los mares mediterráneos la proporción se acerca bastante á la que el cálculo asigna á Champaña y Mer- curio. He aquí la composición del mar Báltico y mar >'^egro al lado de la del Pacífico : Mar BüiLico íl) SO4 0,719 CO3 — Cl 10,386 Br — Fe — Ca 0,036 Mg 0,612 Na 5,894 Ka — Suma de sales. . . 17,710 17,605 34,700 Un baño de mar bien tibio á 10,000 pies de altura ; ¡qué gusto tan exquisito! La geología del paso entre Aconcagua y Cuyo ha sido tra- tado de una manera tan prolija como intensa por el doctor Alfredo Stelzneh en su obra arriba citada. Esto me dispensa de insertar aquí las especificaciones del lugar, tanto mas cuanto que la temperatura de las aguas indica que toman su origen á poca profundidad. 3Iayor interés reclaman los depósitos calizos, de los cuales conserva una bonita colec- ción el 3Iuseo Nacional de Santiago. Lo mismo que los ani- males y vegetales fósiles se prestan para la clasificación de los diferentes niveles geológicos, aquellas solidificaciones son llamadas no solo á revelar minuciosamente la naturaleza {'■) Pfaff, Schiceigger's Journal, XXII, pág. 271. (^) GoEBEL, Poggendorfs Ammlen, suplemento I, pág. 187. (^) BiBRA, Annalen der Chemie und Pharmacie, LXXYII. 443 — de las sales que entran en la composición de las aguas, sino también á recordar los cambios que éstas han sufrido en su curso y distribución y quizás hasta en su índole y procedencia. Es de sobra advertir que para abordar este terreno es preciso ser instruido en todos los detalles topográficos ; porque si no basta un fragmento cualquiera de una concha petrificada para reconocer la edad paleontológica de su lecho, menos sirve una piedra recogida al acaso en la vecindad del Puente, para guiarnos en el laberinto de las cuestiones aludidas. Por eso dejo de dar la descripción de las masas multico- lores que guarnecen el suelo ó de las incrustaciones sobre plumas, papeles, palitos sumergidos en las fuentes, ni atri- buyo importancia directa al análisis de un pedazo sacado en 1869 probablemente de las lajas del Puente, de estructura porosa, con manchas rojas y pecas amarillas y cristalitos cónicos microscópicos (supongo en parte disueltos) de car- bonato de cal en los intersticios. He aquí su composición elemental : Acido silícico (SiOo) 1,52 Acido sulfúrico (SOo) 4,09 Acido carbónico (CO,) 37,06 Cloro (Cl) 0,38 Alúmina (AI0O3) 3,35 Oxido de hierro (Feo03) 0,65 Cal(CaO) \.'' 50,94 Agua y sustancia orgánica 2,25 Residuo iusoluble en ácidos 0,14 Total 100,36 menos oxígeno correspondiente al cloro. . . 0,09 100,27 ó en forma de sales : Carbonato de cal (COoCa) 84,23 Sulfato de cal (SOiCa) 6,95 — 444 — Cloruro de calcio (CUCa) 0,59 Sílice (SiOo) 1,52 Alúmina (ALOo) 3,35 Oxido de hierro (FeoOo) 0,65 Agua y sustancia orgánica 2,25 Residuo insoluble en ácidos 0,14 En otra muestra sacada en 1874, cuya textura mas com- pacta presumo es el producto de la infiltración de las aguas por entre materia agena, hallé solo 16,53 por ciento deácido carbónico por 18,84 de sílice. La fractura de unas costras de varias ])ulgadasde grueso retiradas en Enero de 1 885, muestra una contextura radial análoga á la de la « Sprudelschale » de Karlsbad, que primero dio á conocer el insigne Berzelius. Los inmensos depósitos calcáreos y yesíferos que cubren todo el \alle de las Cuevas, ora en capas mas ó menos irre- gulares, ora en montículos ó barreras y diques, deben haber sido acarreados por el agua. Los pasos que este elemento se ha abierto en diferentes épocas, depende principalmente de su masa é ímpetu que en tanta proximidad á las nieves eter- nas varían de una manera incalculable. Pero los mismos alu- viones, no menos que los accidentes de la costra terrestre, y cualquier desequilibrio en los factores que influyen en las fuentes superficiales, han imprimido su sello en la salinidad, cuyos rastros guardan aquellos depósitos. Con auxilio de ellos, pues, se puede trazar la historia de aquellos parajes, principiando desde el momento en que ufana se levantó la cumbre para separar una y otra banda. ¿ Es que algún dia ha existido allá una laguna cual la que BuRMEiSTEii (J) supone que en épocas remotas haya cubierto la poza del Borbollón, hoya profundísima de agua minera- lizada á inmediaciones de 3Iendcza, que hoy ya no merece (^) Reise durch die La Plata staaten, tomo I, p;íg. 232. — 445 — su nombre, porque surge tranquila la ola? ¿Es que las sales que las vertientes del Inca arrojan á sus bordes, no les son propias en su asiento primitivo, sino que las desprende solo en su trayecto por los relictos demás antigua formación ?¿ Es que por eso se modifica lenta pero continuamente su curso y su carácter? Hé aquí unos probleuias de trascendental im- portancia que parecen llamados á explicar fenómenos locales bastante raros, aun sin necesidad de sondar mas á fondo los secretos del neptunismo. Santiago de Chile. Diciembre de 1886. 29 ÍNDICE DEL TOMO IX PARTE OFICIAL Páginas Nómina de las publicaciones recibidas por la Academia Nacional de Ciencias en Córdoba ÍRepública Argentina], durante el año 1885 III PARTE CIENTÍFICA Florentino Ameghino. — Contribuciones al conocimiento de los Mamíferos Fósiles de los terrenos terciarios antiguos del Paraná. 5 Óscar Doering. — Observaciones meteorológicas practicadas en Córdoba ¡República Argentina] durante el año 1885 22¿ ^ Moisés Bertoxi de Blanquis. — Influence des basses tempera- tures sur les A'égétaus en general et sur les espéces du genre Eucalyptus en particulier 301 Federico Kurtz. — Informe preliminar de un viaje botánico efec- tuado por orden de la Academia Nacional de Ciencias en Cór- doba, en las provincias de Córdoba, San Luis y Mendoza hasta la frontera de Chile, en los meses de Diciembre 1885 á Febrero de 1886 '. 349 Óscar Doering. — La variabilidad interdiurna de la temperatura en algunos puntos de la República Argentina y de América del Suren general.— IV. Variabilidaddelatemperatura en Concordia. 371 L. Darapsky. — Estudio sobre las aguas termales del Puente del Inca 407 PARTE OFICIAL PARTE OFICIAL LISTE (IV° 9) des publications recues par l'Aca- démie Natiouale des Sciences á Córdoba (République Argentine] en 1885. NÓMINA (N° 9) de las publicaciones recibidas por la Academia Nacional de Ciencias en Córdoba (República Argentina) durante el año de 1885. Les Sociétés Scientifiques en correspondauce avec TAcademie, sont priées de considérer cette liste córame unique recii de leurs envois périodiques réguliers. (Voyez: Boletín de la Acad. Nac. de Ciencias, Tome III, p. 513-521 ; Tome IV, p. V-XIII, !p. LVIII-LXXI: Tome V, p. I-XIX : Tome VI. p. III-VIII et p. XL-XLVIII: Tome VIII, p. I-XXIV). Aar.\u, Aargauische Xaturforschende Gesellschaft . Mittheilungen, Heft III. Abbeville, Société d'Emulation. Bulletin: 1881, 1882, 1883, 1884. Mémoires: 3^ serie, 3^ volume. Alger, Société des Sciences Physiques, Naturelíes et Climatolo- giqíies de VAlcjérie. Bulletin: 2P aiinée (1884). Amsterdam, Académie Royale des Sciences. Jaarboek, 1883. Verslagen en Mededeelingen ; Afdeeling Natuur- kunde, Tweede Reeks Deel 19, 20. Amsterdam, Konimjl. Zoologisch Genootschap « Natura artis ma- gistra». Bijdragen totde Dierkunde, 1 P Aflev, 2^ Gedeelte, 12e Aflev. 3" Ged. IV — Amsterdam, Société GéofiraphiqneNéerlandaise. Tijdschrift; Mededeelingen 2" serie, Deel II; Meer uitgebreide artikelen 2« serie, Déel II, N° 1 . Tijdschrift Deel I, 2^ serie, N«s 2, 10. Deel II. N"* 1, 2-3, 4-D, 6-7, 8. Nomina Geographica Neerlandica. Anvers, Société Royale de Géographie. Rulletin, tome IX, 3, 4, 5, 6; X, 1 , 2. Baltimore, Johns Hopskins University. Circulars, Vol. IV, N»^ 35-43; Vol. I, N^^ 1-17, wanting N°s 18-25; Vol. II, N^^ 19-25. Studies, serie III, N°^ 1, 2, 3, 5, 6, 7, 8 (wanting No 4.) Bamberg, Naturforschende Geaellschaft. XIII Bericht (Fest-Schrift zur Halbsaecular-Feier). Barcelona, Real Academia de Ciencias Naturales y Artes. Memorias, Tomo II, N» 1 . Acta de la Academia, 1S85. Barcelona, Redacción de la Crónica Científica. N°^ 168-185, 187-190 (nos falta N^ISe). Batavia, A'. Natuurk. Vereeniging in Nederlands Indíe. Natuurk. Tijdschrift. Deel 44, aílev. 3, 4. Deel 45, aflev. 2. Deel 42. Batavia, Magnet. en Meteorolog . Observatorium. Regenwaarnemingen in Nederlandsch-Indie, 1884. Batavia, Lands plantentuin te Buitenzorg. Verslag omtrent den Staat. 1883. Belfast, Natural History and Philosophical Society. Report and Proceedings, Session 1884-85. Bergamo, Ateneo di Scienze, Lettere ed Arli. Atti. Vol. VI. Berlín, K. Preuss. Akademie der Wissenschaften. Sitzungsberichte. 1884, n" 40-54; 1885, nM-39. Abhandlungen, Jabrgang 1884. (4 Abhandlungen). Berlín, A'. Preuss. Geolog. Landesanstalt nnd Bergakademie. Jahrbuch, 1883. Berlín, K. Preuss. Meteorologisches Institut. 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Qiiindecim coleóptera nova. Quindccim lepidoptera nova. Rliinoceropliis iiasus Gam. Botbrops Ammodystoi- des, Leyb. Ueber die Lepidopteren-Gattung Laora Walk S. A. Dr. Rodrigo de Bonarentura MartiusPereira. La rotation et le mouvement curvilignique. George Clara z. John Ball, Contribution to the Flora of Xortb-Pa- tagonia. Prof. E. D. Cope, M. C. Philadelphia. M. C. Paleontológica! Bulletin X" 39 y Colección de sus obras. E. Dupont. La chronologie géologique. Dr. A. Ernst. El Guaicliamacá. Resumen del curso de zoología. Archaeologisclie Gegenstánde aus Venezuela. Notizen über die Urbewohner der ehemaligen Provinz Sta. Marta in Neu-Granada. Botaniscbe Notizen aus Caracas. Las familias mas importantes del reino vegetal de la Flora de Venezuela. La América prehistórica. Memoria botánica sobre el embarbascar. Die Beteiligung der Ver. St. von Venezuela an der Wiener Weltausstellung. « Vargasia » (Bol. de la Soc. de Ciencias, físicas y nat. en Caracas) n^^ 1-3, 5, 6, 7. Jugendstudien von Ophides Cacica. Amadeo Bonpland, Apuntes biográficos. Unger, La sumerjida isla de Atlantis. Henri Gadeau de Kertüle. M. C. Un tome contenant les publications durant 1880-84. Dr. J. Hann, M. H. Die Temperaturverháltnisse der óstreich. Alpen- lánder. Teil IIL F. V. Hayden, M. H. The Naturalist's Leisure Hour. n^^ 80, 81, 83-86. Twin Lakes and Teocalli Mountains. XXVIll Tlic Two-Oceaiis Pass. The New West lllusfrated. Yol. II, 11° 1. General Geological Map of tlie área explored and niapped by F. V. Ilayden. Dr. Hellmann, Nene Regen-und Schneemesser. Ueber gewisse Gesetzinássigkeiten im Wechsel der Witterung aufeinanderfolgender Jahreszeiten. Dr. G. Hieromjmus, M. 11. Ueber Raflesia Schadenbergiana. W. II. Ilolmes, Report of the ancient ruins of S. W. Colorado. Dr. Justiniano Ledesma, Meteorología Médica. — Conferencia. Leo Lesquereux, Remarles on tlie Cretaceous and Tertiary Flora of the Western Territories. E. Loomis, Contributions to Meteorology; rev. ed. 1885. Dr. D. Lomsato, M. C. Una escursione geológica nelle Patagonia e nella Terra del Flioco. Apunti etnogralici con accenni geologici sulla Terra del Fuoco. Cenni geografico-etnografico-geologicisopra l'Italia. Nota sopra alcuni oggetti litici del Museo di To- recello. Da Buenos Aires alie Sierre di Córdoba. Nota sopra il permiano e il triasico della nurra in Sardegna. Sulla collezione etnográfica della Terra del Fuoco. Félix Lynch-Arribálzaga. M. A. Los Estafilinos de Buenos Aires. Descripción de 3 nuevos Culicidae. Apuntes sobre los Empides del Baradero. Notas dipterolügicas. P. Mégnin, M. C. Les Argas du Méxique. Mémoire sur les Hématozoaires du chien. Mémoire sur le Sclerostoma Boularti. Mémoire sur le Sphaerogyna Ventricosa. — XXIX — Anhylostomes et Doclimies. Etucíe sur rOphionyssus Natricis, P. Gervais. Note sur les Helminthes. Prof. Dr. K. Móbius, Ueber die Eigenschaften und den Urspruiig der Schleirafiideii des Seestichlinj^nestes. Dr. Antonio Peñafiel. Memoria sobre las aguas potables de la Capital de México. Nombres geográficos de México. Placidus Plattner. Die Boeteis voii Simón Lemnius. Dr. Rod. A. Philippi. M. C. Sobre las piedras horadadas de Chile. Federico Philippi. M. C. Órganos elementales y elementos de fisiologia ve- getal. Memoria y catálogo de las plantas cultivadas en el Jardín Botánico hasta Mayo 1° de 1884. Prof. Giuseppe Roberto. Teoría elementare dei ventí e deí cicloni, 1876. Díscorso sulle scienze fisiche, 1884. Prolusione ad un corso libero di Meteorología 1883. F. A. Sánchez de Guzman. O prímeíro homem ; estudo anthropologíco y psy- chologico. 7?. W. Sckuffeldt. Osteology of Speotyto-Cunicularia, var. Hypogaea . P. C. T. Snellen. M. C. De Winders van Nederland. I, II. Dr. W. S'órensen. Track af Nogle Sydamerikanske Insecters Biologi. Om Sydoiganer hos Fiske. Opiliones Laníatores Muscí Hauníensis. Om Bygningen af Gonyleptiderne. Prof, Dr. PeUegrino Strohel, M. C. Provenienza di manufattí prestorici. Gaetano Chierici. Lance e pugnalí di selce. Solidungulo Biungulato. — XXX — Chierici e Strobel. I pozzi sepolcrali di Sampolo d'Enza. 11 (jabint'tto di Storia naturale dolía R. Universitá di Parnia. Delle cautele necessarie nelle ricerche paletnolo- giche. Saggio sui rapporti existenti fra la natura del sulco e la disti'ibuzione dei MoUiisclii lerrestri e di acqua dolce. Ai'ticoli Palelnologici (Selci romboidali e trapezoi- dali). Instrumento d'osso umano d'una terramara. Alcune note di Malacologia Argentina. Provenienza degli oggetti di Nefrite e di Giadaite. De Mortillet Gabriel et Adrien. Musée préhistori- que. Paris 1881. Die Wissenscliaft, die Sleuerpflichtigen u. d. Ge- lelirtenversammlungen. Uccelli utili alia campana. II Teschio del Porco delle Mariere. La Spedizione italiana nell'Africa Equatoriale. Le Razze del cañe nelle terremare deH'Emilia. CONTENIDO DE LA PRESENTE ENTREGA PARTE CIENTÍFICA Páírin;>> Federico Kuutz. — Informe preliminar de un viaje botánico efec- tuado por [orden de la Academia Nacional de Ciencias en Cór- doba, en las provincias de Córdoba, San Luis y Mendoza liasta •la frontera de Chile, en los meses de Diciembre 1885 á Febrero de 1886 349 Óscar Doering. — La variabilidad interdiurna de la temperatura en algunos pnntos de la República Argentina y de América del Suren general. — IV. Variabilidad de la temperatura en Concordia. 371 L. Darapsky. — Estudio sobre las aguas termales del Puente del Inca .^-, 407 PARTK OFICIAL Nómina de las publicaciones recibidas por la Academia Nacional de Ciencias en Córdoba (República Argentina^ durante el año 1885 m 3 2044 093 251 379