ETS Y 2 el A , ñ 4 Ñ E e eS ' - ; 7 - . d . X 47 . do y Ge A | NS , A SÍ ] : e ó 3 í p? y, ye ' . o , * 2 5) . Ni , SN Ñ - e ss y 2 k o AV 4 1 DS, s , A IN Pe. SNIE E $ NATA A FA 7 O ON Y (AL CANADIAN INSTITUTE SOEp TIEN DE LA ACADEMIA NACIONAL DE CIENCIAS EN CÓRDOBA (REPUBLICA ARGENTINA) Tonao: VILE BUENOS AIRES IMPRENTA DE PABLO E. CONI, ESPECIAL PARA OBRAS 60 — cALLE ALSINA — 60 1555 607547 _ o, SS NUEVOS RESTOS DE MAMÍFEROS FÓSILES OLIGOCENOS RECOGIDOS POR EL PROFESOR PEDRO SCALABRINI Y PERTENECIENTES AL MUSEO PROVINCIAL DE LA CIUDAD DEL PARANÁ Por FLORENTINO AMEGHINO ANTECEDENTES Las barrancas de los alrededores de la ciudad del Parana constituyen para el conocimiento de los séres de la época terciaria, uno de los yacimientos fosilíferos mas interesantes de la República Argentina, y para el estudio especial del desarrollo de ciertos órdenes, probablemente uno de los mas importantes del mundo entero. Hállanse representadas allí casi todas las capas de los ter- renos terciarios, y encierran en su seno numerosos restos de los seres que vivieron durante el largo espacio de tiempo que necesitó su formacion, tanto marinos, como fluviales y ter- restres, desde el coral, hasta los mamíferos mas corpulentos, Los primeros esploradores del Paraná, fueron nada menos que Darwix y D'OnbiGNY, quienes hicieron allí colecciones El, py E notables, sobre todo de moluscos, que sirvieron desde un principio para fijar aproximativamente la edad de esas capas. Luego vino Bravarb que estudió dichas formaciones con mayor detencion aumentando considerablemente la lista de sus fósiles, encontrando en ellas los primeros restos de ma- míferos; y BURMEISTER que agregó algunos datos mas á los recogidos por Darwin y D'OrB1GNY, tratándo de servirse de ellos para referir los terrenos prepampeanos de las barran- cas del Paraná á la época pliocena. Pasaron despues cerca de 20 años sin que ningun natura- lista volviera á visitar esas barrancas, ni nadie se preocu- para ya de hacer colecciones ó investigaciones tendentes á indagar que eran esos enigmáticos Anoplotherium, Paleo- thertum y Megamys que el malogrado BravarD decía haber encontrado en esos yacimientos. Ni tampoco se encontró quien sometiera á exámen las opiniones sin duda respetables del doctor BURMEISTER, pero que, tenian el grave defecto de pretender referir toda esa gran série de capas á la época plio- cena, sin tomar evidentemente en cuenta los trabajos y con- elusiones á que habian arribado sus predecesores DARWIN y D'OrBIGNY, y su contemporáneo BRAVARD. Un nuevo paso hácia adelante en Ja senda del progreso y de la ilustracion de los pueblos vino á sacar del olvido los yacimientos del Paraná. qe] Hace unos 12 6 14 años el Gobierno Nacional convencido de que el único medio de entrar de lleno en el camino del pro— greso y poner término á la era de los disturbios y de los cau- dillos vulgares era la difusion de la enseñanza en las masas, se decidió á crear escuelas normales en todos aquellos puntos de la República donde Jo exigieran las necesidades de la enseñanza, noble y patriótica tarea continuada por el Go— bierno actual con el mayor empeño. Uno de los resultados inmediatos de esa nueva vía en que decididamente entraban los Poderes Públicos, fué la creacion de la Escuela Normal del Paraná, actualmente uno de los Es UI, pe primeros establecimientos de educacion de la República en su género. En el personal docente con que se dotaba al nuevo esta- blecimiento, iba el profesor PebrO ScALABRIML, quien allí, además de sus tareas profesionales, debia encontrar un nuevo campo en que desplegar su actividad, en el que está sin duda destinado á desempeñar un brillantísimo papel . Con el ojo certero del hombre pensador comprendió al instante la alta importancia científica de esa sucesion de capas atestadas de restos orgánicos petrificados que constituyen las barrancas del Paraná. Propúsose reunir los materiales necesarios para su estudio; procuróse lo que se habia escrito sobre lá localidad, y empezó á coleccionar durante varios años las múltiples variedades de fósiles que encierran las mencionadas capas. Mientras el señor ScaLabrixt estaba empeñado en esa tarea, aparecían algunos trabajos sobre la geología de deter- minadas regiones de la Republica, que tuvieron por conse- cuencia inmediata una reaccion sobre las ideas entónces corrientes, relativas á la corta antigúedad geológica de cier- tas formaciones sedimentarias del Plata en su mayor parte representadas en las barrancas del Paraná. Fué una de ellas mi Formacion Pampeana, publicada en los primeros meses del año 81, en la que demostré con sólidos argumentos que, la formacion pampeana, léjos de ser como se decia de época geológica muy reciente, de correspon- der á los terrenos cuaternarios mas modernos, era en su conjunto terciaria y representaba por completo la série de los terrenos terciarios superiores designados con el nombre de pliocenos. Una vez demostrado que la formacion pampeana cor- respondía á la época en que se pretendia justamente colocar las formaciones marinas de las barrancas del Paraná, estas que se encuentran debajo del terreno pampeano y que es in- discutible corresponden á una época geológica mas remota, e no podian ya considerarse como pliocenas; y aunque yo no las conocia personalmente, despues de pasar en revista lo que sobre ellas se habia escrito, de examinar los fósiles que en ellas se habian encontrado y su posicion estratigráfica con relacion á las capas mas modernas llegué á la siguiente conclusion : — que las formaciones prepampeznas de las barrancas del Paraná eran por lo ménos mioce— nas. Un año despues aparecía el notable trabajo del doctor ADOLFO Dog£rIx6 conteniendo la parte geológica del Informe Oficial de la Comision Cientifica de la Expedicion al tt0 Negro, en el que por primera vez se encuentra una cla- sificacion cronológica, una verdadera articulacion completa, por decirlo así, de las formaciones sedimentarias de la Repú— blica Argentina, á partir del cretáceo superior hasta la época actual. En este informe, el autor llega á conclusiones todavia mas radicales que las mias. Pudo determinar la relacion de la época glacial con la formacion pampeana, encontrando que esta era preglacial, por cuya razon, como yo lo había demos- trado, basado en otros hechos, debia ser considerada como pliocena. Pero encuentra debajo de esta capa una série de formaciones arenosas, mas modernas que las formaciones marinas del Paraná, que naturalmente deben representar los terrenos miocenos, de donde deduce, que aquellas capas conocidas en su conjunto con el nombre de formacion pa— tagónica representaban los terrenos terciarios anteriores al mioceno, probablemente toda la larga série de los terrenos eocenos y oligocenos. Examinando luego el conjunto de esas formaciones, las encuentra referibles á tres horizontes distintos, uno inferior 6 eoceno, de orígen marino, caracterizado por la Ostrea Fer- rarisi D'OrB. Uno intermediario de orígen terrestre ó fluvial, pero en todo caso de agua dulce, correspondiente al oligoceno inferior y caracterizado especialmente por huesos FR y de mamíferos, tortugas, cocodrilos y pescados de agua dulce. Y otrosuperior, de orígen marino, caracterizado por la Ostrea patagonica D'OrB. que representaria el oligoceno su- perior. En su conjunto, encontrábanse confirmados los primeros trabajos de Darwix y D'OrbiGnY en lo que se refiere á la colocacion cronológica de esos yacimientos, quedando así completamente destruidas las afirmaciones inconsistentes, puesto que no estaban fundadas sobre ningun órden de hechos aducidas en contra de la antiguedad de esas capas por el doc- tor BURMEISTER. Fué en esos momentos que el señor SCALABRINI se deci- dió á romper su silencio, poniéndose en relacion con los naturalistas de los distintos paises, por medio de circulares en las que pedia canges de duplicados, ofreciendo por su parte ejemplares de los fósiles del Paraná determinados por D'OnsiGnY, Darwin, Bravarb y BurnmersTER. Trasla- dose además á Buenos Aires, llevando consigo algunos de los objetos por él recogidos que consideraba de mayor importan- cia, para pedir á su respecto la opinion de las personas que alli se ocupan de su estudio. Entre esos objetos venian varios restos de mamíferos que el señor SCALABRINI suponia correspondian á los pretendidos Anoplothertum Cuv. y Palaeotherium Cuv. que BRAvARD había citado como encontrados en los yacimientos del Paraná y que desde hacia tantos años intrigaban a los ¡paleontó- logos. El primer exámen que hice de esas piezas me pareció con- firmar tal opinion. Esos eran sin duda los restos de los ani- males que Bravarb habia identificado con los dos géneros clásicos europeos. Pedí al señor ScaLAaBRIM me reservara el estudio de esos objetos y de los demás mamíferos fósiles que encontrara en el Paraná, accediendo á mi pedido con la mayor amabilidad, dejando en mi poder la pequeña coleccion que habia traido consigo, que describí en una ca y E corta noticia publicada en los primeros meses del año pa- sado !, Pocos meses despues, remitíame una segunda coleccion, mas completa que la primera, que describí en una memoria bastante estensa, publicada en el mes de Setiembre del mis- mo año ?, En esos dos trabajos demostré, que los restos de mamífe- ros que BravarD había atribuido á los géneros Palaeotherium y Anoplotherium pertenecían á dos géneros americanos dis- tintos de aquellos, con los que sin embargo tenian efectiva- mente algunas analogías, sobre todo por los caractéres de la dentición, tanto que con los pequeños fragmentos que BkrA- varRD habia encontrado, no era posible establecer una distin- cion genérica entre los géneros europeos y los géneros aparentemente correspondientes del Paraná que designé con los nuevos nombres de Scalabrinitherium, Brachythe- rium y Oxyodontherium. En cuanto al conocimiento del resto de la fauna mamalógi- ca, determiné varios roedores, entre ellos los restos del gigantesco y hasta entonces enigmático Megamys LAur., y distintas otras especies y géneros particularmente de la fa- milia de los toxodontes y del órden de los edentados, que generalmente eran considerados como animales de época geológica relativamente moderna. Del exámen en conjunto de esa fauna mamalógica, en cuanto á su evolucion y á sus afinidades llegué á la conclu- sion de que ella autorizaba suficientemente la remota edad * FLORENTINO AMEGHIMO. Sobre una coleccion de mamiferos fósiles del piso mesopotámico de la formacion patagónica, recogidos en las barrancas del Paraná, por el profesor Pedro Scalabrini. En el Bol. de la Acad. Nac. de Cienc. t. V, año 1883. * F. AMEGHINO. Sobre una nueva coleccion de mamiferos fósiles recogidos por el profesor Scalabrini en las barrancas del Parand. En el Bol. de la Acad. Nac. de Cienc. t. Y, año 1883. PA e, geologica que todos los naturalistas á escepcion del doctor Burme1sTEr atribuian ó habian atribuido á la formacion pata- gónica. Despues de la publicacion de esos trabajos el profesor SCALABRIXE ha continuado con el mayor abinco sus investi- gaciones recogiendo incesantemente nuevos ejemplares, La importancia de esos objetos se hizo del dominio público, y empezó á hablarse de la conveniencia que habria para los intereses de la ciencia en general y para el buen nombre y el papel futuroíde la que acababa de ser designada como capital de la rica y próspera provincia de Entre-Rios, en formar un museo provincial en donde se reunieran todos los materia- les de estudio que se pudieran conseguir. El profesor ScALa- BrI«M ofreció su concurso personal y todo el material que á fuerza de constante desvelo habia conseguido reunir. El progresista gobernador de Entre-Rios, general don Ebuarbo Racebo que había seguido este movimiento científico con notable interés, se dió exacta cuenta de la importancia del proyecto y de las reales ventajas que reportaria, y por decre- to del 14 de Febrero del corriente año se creaba el Museo Provincial del Paraná, dandole por base las colecciones del señor SCALABRINI que ha quedado á cargo del nuevo estable- cimiento en calidad de Director, dotándolo del personal y de los elementos necesarios para proseguir con fruto las inves- tigaciones emprendidas por el esfuerzo individual del actual Director del Museo . El paso dado en este caso por el gobernador de Entre- Rios, General don Ebuarbo Racebo, es digno del mayor elogio y debería ser imitado por los gobernadores de las demás provincias fundando museos provinciales en las res— pectivas capitales, pues ya ha pasado el tiempo en que estos eran un simple objeto de lujo y de curiosidad en los que se iba á distraer la vista sobre monstruos de dos cabezas, ó pie- dras que representaban con un poco de buena voluntad todo lo que en ellas deseaba verse . E e En el dia, los museos constituyen una de las grandes pa- lancas queimpulsan rápidamente hácia el progreso ilustrando á las masas, sirviendo de laboratorio de las ideas á las personas ilustradas, en donde se dilucidan no tan solo los grandes problemas filosóficos del siglo que relacionándose íntimamente con nuestra posicion en el Cosmos han conmovi- do á la humanidad, sinó tambien aquellas cuestiones mas positivas quese refieren á las riquezas naturales de una region proporcionando los conocimientos indispensables á su esplotacion, contribuyendo de este modo de una manera decisiva no solamente al progreso intelectual sinó tambien al progreso material, cuyo justo equilibrio es indispensable al desarrollo de la industria, de la prosperidad y del bienestar general. En este sentido, hago votos porque el ejemplo de la pro vincia de Entre-Rios sea seguido por las demás de la Repú- blica, y que en breve, cada una de las 14 capitales tenga igualmente su museo provincial destinado á conservar los objetos indispensables al exacto conocimiento de su territorio bajo el doble punto de vista indicado. En cuanto al Museo provincial del Paraná, desde el dia de su creacion no ha cesado de aumentar sus colecciones, ya por medio de las donaciones hechas por distintas personas incluso el general RAacepo, ya por medio de escursiones de los empleados del museo, que se repiten regularmente en nú- mero de tres ó cuatro mensuales. Tiempo hacía ya que deseaba visitar la ciudad del Paraná con el objeto de examinar las colecciones que allí se habian reunido complementando en algo mis precedentes trabajos sobre los mamíferos fósiles de la localidad, y de estudiar los clásicos yacimientos en que se habian recogido dichas colec- ciones. 3:08 Por fin se me presentó ocasion oportuna para satisfacer mi deseo, trasladándome al Paraná en los primeros dias del mes de Octubre último. Visité las barrancas de los alrede- dores, repetidas veces, á menudo acompañado por el mismo señor SCALABRIM, y sobre lo único que no puede absoluta— mente existir duda alguna, es sobre la gran antigúedad geologica, oligocena ú eocena superior atribuida á esos yaci- mientos. Encuanto á sus subdivisiones, al modo de forma- cion de sus distintas partes y demás detalles que conciernen á su completo conocimiento, me veo en la obligacion de confesar que á pesar de haber permanecido allí una semana, no me he ni siquiera podido formar una idea, aparecióndome el estudio de esa formacion mucho mas complicado que no lo suponía al leer las descripciones que de ella se han hecho. Creo, que habría llegado el momento de rehacer su estudio por completo, y quizás lo intente, sí, como espero, puedo llegar á disponer de unos dos ó tres meses para esplorar las mencionadas barrancas en toda su longitud. Por lo queá las colecciones del museo se refiere, ellas fueron puestas á mi desposicion con la mayor liberalidad y deferencia, proporcionándoseme todos los datos que para su conocimiento podian serme de utilidad. Las colecciones paleontológicas allí reunidas son ya tan numerosas, que su exacta determinacion y descripcion se- ria casi suficiente para ocupar la vida de un naturalista. Los mamíferos fósiles están representados por mas de sesenta especies distintas de las que conocemos de los terrenos pampeanos; los restos de reptiles del órden de los cocodrilos y de las tortugas, lo mismo que los de pescados, están re- presentados por millares de ejemplares, y de moluscos hay una coleccion, como aun nose ha hecho otra igual en esos yacimientos. El objeto de mi viaje, como lo dije hace un instante, era estudiar principalmente los mamíferos, pero me encontré con un material mucho mas considerable de lo que yo me AE esperaba, y que para su exacta determinacion, ofrece dificul- tades verdaderamente escepcionales. Las piezas que se encuentran en esos yacimientos, aunque en su máxima parte se hallan en muy buen estado de conser- vacion siendo raras las que han sido rodadas y han perdido las formas esternas, son siempre piezas sueltas, dientes ais- lados, fragmentos de mandíbulas, y huesos de todas clases, sin que nunca haya llegado á mi conocimiento que se hayan encontrado dos piezas articuladas, de modo que en ningun caso se puede afirmar que dos de ellas pertenezcan á un mismo individuo. En tales condiciones, y á pesar de lo que se ha dicho de la ciencia del gran Cuvigr, se tropieza en este caso, con gran- des dificultades. Tratándose de familias representadas por varios géneros muy cercanos, mas ómenos del mismo tama- ño, y cada género con varias especies, todas ellas conocidas solo por determinadas partes del esqueleto, ¿cómo poder distinguir los huesos que pertenecen á cada género y á cada especie? Para probarlo, no quiero citar mas que un ejemplo. Cin- cuenta años ha, el célebre D'OrBIcNY desenterraba de las bar- rancas del Paraná, el húmero de un gran mamífero que, llevado á Paris, en donde se conserva en las galerias paleon- tológicas del Jardin de Plantas, fué clasificado por su ilustre conteporaneo y colaborador LAURILLARD, como perteneciente áun Toxodon, género que entónces acababa de ser descri- to por Owegx, del que no se conocia mas que una especie, T. Platensis Ow. de los terrenos pampeanos, y procedien- do el húmero recojido por D'OrBIGNY de un horizonte mas antiguo, fuéle permitido atribuirlo á una nueva especie que denominó T. Platensis LaAur. Hoy no soJo conocemos varias especies de toxodontes pam- peanos, sinó que en los mismos yacimientos del Paraná, hay por lo menos tres especies muy distintas: una muy parecida por la forma de sus muelasá los toxodontes pampeanos, la e que siendo en un principio la única pormi conocida como procedente de esos yacimientos identifiqué con el P. Para- nensiís de LAURILLARD; y otra descubierta últimamente, 7. Plicidens AMEGH. cuyas muelas son de una forma muy dis- tinta. ¿A cuál de esas dos especies perteneció el húmero des- erito por LauriLLarD? Masaun: en los mismos yacimien— tos hay otro toxodonte, mas 6 menos del mismo tamaño, pero con bastantes caractéres distintivos, para formar un sub- - género aparte, Toxodonthertum Amen. y tambien el hú- mero en cuestion podria pertenecer á este animal, y nó á una de las dos especies de toxodontes arriba mencionadas. Y todavía quedarian nuevas dudas: en los nuevos restos que voy á describir, hay otras dos muelas de un animal tambien parecido al toxodonte, igualmente mas ó menos del mis- mo tamaño pero de caractéres tan diferentes que obligan á fundar con él un nuevo género, Haplodontherium AMEGH. que quizás tambien esté representado por varias especies. ¿Quién se atreveria á decir que el tal húmero no pertenece á una especie de este género, en vez de pertenecer á una especie de toxodonte ó á una especie de toxodonterio? O ¿quién se atrevería á afirmar que no procede de algun otro género cercano que permanece aun desconocido? He ahí las dificultades con que á cada paso se tropezaria al tratar de determinar la especie á que debe referirse cada uno de los numerosos huesos de mamíferos de los yacimien- tos del Paraná, ya coleccionados. La determinacion de las familias seria fácil, pero de los géneros, y particularmente de las especies, sumamente dificil. Para evitar en parte estas dificultades, y preparar el ca- mino para la determinacion de ese gran material he juzgado lo mas acertado continuar estableciendo la lista de las es- pecies allí representadas, sirviéndome para ello de las partes mas caraterísticas, como ser fragmentos de cráneos, pedazos de mandíbulas y muelas. Una vez que por esas partes se haya determinado el mayor número de especies que allí se 2 —Á encuentran representadas, será relativamente mas sencillo, distribuir los huesos por órdenes, por familias y emprender luego el ímprobo trabajo de determinacion genérica y espe- cífica que permita referir cada una de esas piezas á las espe- cies fundadas sobre las partes mas características menciona- das. Y aun así la tarea no es tan sencilla. No siempre es fácil en medio de un cúmulo de piezas mas ó menos parecidas, reconocer qué muelas de la mandíbula inferior debe cor- responder á una especie fundada sobre muelas superiores, Ó vice-versa, qué muelas superiores corresponden á una espe- cie fundada sobre muelas inferiores, ó qué premolares cor- responden á ciertos verdaderos molares, ó cuál es el tipo de los incisivos que corresponde á dos ó mas especies pare- cidas en lo demás de la dentadura, etc., etc. Estas dificulta- des se presentan á cada paso. No se puede fundar sobre ca- da parte distinta del esqueleto óde la dentadura una espe- cie diferente, pues estas se multiplicarian mucho mas allá de su número real, de modo que luego, á medida que se descu- brieran nuevos materiales seria necesario irlas reuniendo de á dos, de á tres, ó mas en una sola, dejando detrás una lista de nombres y de sinónimos que fueron y son siempre el verda- dero escollo que se opone á los progresos de la clasificacion sistemática. Ni tampoco es posible siempre determinar si varias partes distintas que tienen entre sí ciertas analogías pertenecen realmente á una sola y única especie, ó se refie- ren á dos ó mas especies afines. En todo caso declaro que en este trabajo me ha guiado des- de el principio hasta el fin el propósito bien determinado de no crear especies nuevas sin motivo bien justificado; que he tratado, tanto cuanto me ha sido posible de referir los nuevos restos á las especies ya establecidas, y de reunir bajo un mismo nombre las partes distintas y aisladas que me parecia debian referirse á una mima especie, prefiriendo siempre, mas bien que caer en el error de crear especies nominales, . ] po, y pa cometer el error contrario, de reunir bajo un mismo nombre, restos pertenecientes probablemente á especies distintas. Espuesta la norma de conducta que me he impuesto, y visto las dificultades que he indicado existen para la deter- minacion de los fósiles del Paraná á causa del aislamiento en que se encuentran las piezas de un mismo individuo y de la mezcla en ¡os mismo yacimientos ele huesos de especies dis- tintas, no dudo haya incurrido en algunos errores, y que - algunos de los restos descriptos bajo un mismo nombre, puedan quizás mas tarde ser reconocidos como pertenecien- tes á especies distintas. Cuando eso suceda, los naturalistas, y especialmente los paleontólogos que no ignoran las dificul- tades que para la determinacion ofrecen las piezas encontra— das en tales condiciones, no dudo sabrán mostrarse in- dulgentes disculpándome de esos errores. Esta tercera memoria sobre los fósiles del Paraná, debe asi considerarse como una especie de introduccion al estudio de los mamíferos fósiles de esa localidad, y tambien de la Pampa, estudio que, disponiendo ahora de ma yor tiempo que en estos últimos tres años pienso proseguir con el mayor empeño. En cuanto á la ilustracion de las nuevas especies que de- beria acompañar estos trabajos aun no puedo ofrecerla: son tanto los materiales que he acumulado, y sucédense estos en tanta abundancia y rapidéz, que no me han dejado hasta ahora tiempo disponible para preparar las correspondientes láminas, que tan poco, visto su gran número, aun no habria podido publicar, pues bien conocen mis cólegas el elevado costo de tales trabajos y bien saben que tales desembolsos no se hallan siempre al alcance de un simple particular. Sin embargo, pueden contar en mi palabra, que me ocupo activamente en la preparación de las láminas que deben re- presentar las especies fósiles aquí descritas o que he fundado en trabajos anteriores, y que emprenderé su publicacion tan luego como arbitre los recursos para ello indispensables. T. vi Y A Es cierto que muchas de las especies de la formacion pam- peana que he fundado en distintas publicaciones, no han sido descritas de una manera suficiente como para ser reco- nocidas, porque coutaba entonces tener ocasion inmediata de hacer de ellas una descripcion completa, sin que, con eran pesar de mi parte, haya podido satisfacer ese deseo. Pero esa deficiencia, será salvada en otra memoria próxima á aparecer: Sobre los mamíferos nuevos ó poco conocidos de la formacion pampeana. Sirva esta declaracion en lo que toca á las ilustraciones en general, y á la descripcion de ciertas especies en particular, como confirmacion de mi dere- cho de autor y de prioridad en la denominacion de las men- cionadas especies ?. Hechas estas advertencias, que eran necesarias, dado el el tiempo que ya habia transcurrido sin que diera nuevos datos sobre algunas de mis denominaciones específicas, pasaré aho- 1 Las especies á que me refiero están nombradas, ó mas ó ménos des— critas en las publicaciones siguientes: Notas sobre algunos fósiles nue- vos de la formacion pampeana. Mercedes, 1875.—Nouveaux débris de l'homme el de son industrie, melés d des ossements d'animaux quater— naires recuetllis pres de Mercedes. En el Journal de Zoologtie, vol. Y, pág. 528. París, 1875.——Les mammiferes fossiles de l'Amérique Meri dionale (en colaboracion con el doctor Gervars) 1880.—-La antigúedad del hombre en el Plata, vol. I, pág. 618 á 625; vol. II, pág. 306 y siguientes, 1881.— Colecciones de Antropología prehistórica y de paleon- tología de FLORENTINO AMEGHINO, en el Catálogo de la Seccion de la Provincia de Buenos Aires, en la Exposicion Continental Sud-Americana 1882.—Sobre la necesidad de borrar el género Schistopleurum y sobre la sinonimia y clasificacion de los glyptodontes en general. En Bol. de la Acad. Nac. de Cienc. vol. V, 1883. —Sobre una coleccion de mamaife— ros fósiles del piso mesopotámico de la formacion patagónica, recogi— dos en las barrancas del Paraná por el profesor Pedro Scalabrini, ibid.—Sobre una nueva coleccion de mamiferos fósiles recogidos por el profesor Scalabrini en las barrancas del Parana, ibid. —PFilogenia, pág. 230 á 231. 1884. —Escursiones geológicas y paleontológicas en la Provincia de Buenos Aires, en el Bol. de la Acad. Nac. de Cienc. t, VI, pág. 197 y siguientes. 1884. O ra á la descripcion de las partes de la coleccion del Museo provincial del Paraná, que me parecen por ahora las mas á propósito para completar la lista de las especies que allí se encuentran representadas. CARNIVORA URSINA Cyonasua argentina, AMEGH. JóNn. Y Sp. N. Los mamíferos del órden de los carnívoros, parecen haber sido muy escasos durante la época en que prosperaba la fau- na singular que se encuentra enterrada en las capas arenosas calcáreas ó arcillosas de las barrancas del Paraná, En las dos colecciones de mamíferos fósiles de este yacimiento descri- tas anteriormente no habia ningun resto que se pudiera atribuir á un carnicero. Y en la que voy á describir ahora, que comprende un número mucho mayor de ejemplares, per- tecientes á roedores, paquidermos y edentados, no hay mas que dos especies del órden de los carnívoros, Una de ellas está representada por dos fragmentos de man- díbula referibles á un carnicero de pequeñas dimensiones con caractéres que permiten considerarlo como muy cercano de los coatis actuales, aunque bastante distinto para autorizar la creacion del nuevo género Cyyonasna. Los restos sobre que fundo este género, son: 1? Un pedazo considerable de la mitad izquierda de la mandíbula inferior con la mayor parte de la rama horizontal, en la que se ve un alvéolo correspondiente á la raiz posterior del segundo premolar, los alvéolos del tercer premolar, el cuarto ó último premolar intacto, y los alvéolos de los dos últimos molares. 80 = 9 Un fragmento de maxilar inferior de otroindividuo, igualmente del lado izquierdo, perteneciente á la parte an- terior en el que se ve parte del alvéolo del canino, el alvéolo vacío del primer premolar y los dos premolares siguientes. Segun estos fragmentos, la forma general de la rama hori- zontal de la mandíbula parece ser la misma que en el coatí (Nasua socialis), salvo que es mas robusta en proporcion de la talla mayor del animal; la parte anterior parece sin embar- go en proporcion del tamaño, algo mas desarrollada. Las muelas en su disposicion general están colocadas del mismo modo que en el coatí, pero se notan algunas diferen- cias de detalle, como la última muela que por la posicion del alvéolo parece se acercaba mas al pié de la base de la rama ascendente, los premolares están mas apretados unos á otros, y el canino se encuentra inmediatamente despues del primer premolar, mientras que en la Nasua socialís está separado de él por un diastema bastante pronunciado. El canino, segun parece demostrarlo la parte presente del alvéolo en que estaba implantado, parece haber sido mucho mas fuerte que en el coatí. El primer premolar parece tambien haber sido mas fuerte, de forma mas cónica, y segun se desprende del alvéolo simple existente, de una sola raíz en vez de dos raíces que tiene el primer premolar del coatí. El segundo premolar sigue inmediatamente sin ningun es- pacio que lo separe del primero. En el coatí ambos premo- laresestán separados por un pequeño diastema. En el Cyona- sua este diente es bastante mas fuerte, y con un pequeño rudimento de cíngulo basal que partiendo del borde anterior da vuelta por el costado interno para terminar en la parte posterior interna en. un pequeño callo del que parte una arista degalda que termina en la cúspide. El tercer premolar es tambien mucho mas fuerte que el del coatí y de la misma forma general que el segundo, á excepcion del tubérculo basal póstero-interno que es aquí mas desarro- llado, mas ancho y mas alto, sin presentar trazas de la pe- queña cavidad basal que en este punto tiene la muela cor- respondiente del coatí. Estos dos premolares están muy apretados y colocados mas oblícuamente que en el género Nasua. El cuarto premolar, no está implantado oblícuamente como los anteriores: es de doble tamaño que el diente correspon- diente del género Nasua, y aunque conserva la misma for- -ma general que el de este, se distingue por algunos caracté- res de detalle que los mas importantes son, la ausencia de la pequeña cavidad basal de la parte posterior del mismo diente del Nasua y la presencia en el Cyonasua de un fuerte callo basal posterior, dividido arriba en dos tubérculos, uno mas elevado situado en su parte póstero—esterna, y e otro mas bajo situado en la postero—interna. Presenta igual- mente un muy pequeño callo basal ó rudimento de cíngulo en su parte anterior unido á la cúspide por una arista del- gada. En cuanto á las dos muelas verdaderas del Cyonasua de las que solo existen los alvéolos, puede deducirse por los premolares, que ellas tambien debian ser menos tuberculosas que en Nasua, presentando así toda la dentadura una peque- ña adaptacion al régimen carnívoro algo mas acentuada que en el género existente. Las medidas que siguen darán una idea de las relaciones de tamaño entre ambos animales y permitirán reconocer la especie fósil. Cyonasua Nasua argentina socialis Alto de la mandíbula debajo del primer premolar... 0*017 07013 Alto de la mandíbula debajo del tercer premolar.... 0 017 0 018 Alto de la mandíbula debajo de la parte anterior de la penúltima muela............. o O a O 014 0 013 Alto de la mandíbula debajo de la parte posterior OA AAA 0 017 O 014 Largo de la barra que separa el canino del primer premolar......... ls e des .... 00% O 006 o 0 ies Diámetro del alvéolo del primer 4 ántero-posterior.. 0”0035 0”003 premolar 4. ac ql ad l transvers0....... 0 003 0 0015 Altura de la corona del segundo premolar..... .... 0005 0004 Diámetro del segundo premo- ( ántero-posterior.. 0.0065 0 005 RADO A | transvers0....... 0.004 0003 Altura de la corona del tercer premolar...... Mi OOOO O 004 STO [ ántero-posterior.. 0 007 0 006 e 04 y El ATAMs verso. ss se »:10.0045. 04003 Altura de la corona del cuarto premolar ......... . 0.005 0 005 MiS f ántero-posterior.. 0.009 0 007 E e E l l transvers0....... 0006 0004 Diámetro del alvéolo del quinto ( ántero-posterior.. 0 011 O 006 molan A US E . 0005 000£ Diámetro del alvéolo del sexto ( ántero-posterior.. 0.008 0 006 molar cats cados po o ( transverSO 2 sie. 0 0035 0 003 Longitud del espacio ocupado por las seis muelas.. 0 047 0 036 La talla de la Cyonasua argentina debia ser comparable á la de un perro de mediano tamaño. Arctotherium vetustum, ÁMEGH. sp. ». Este animal está representado por un fragmento de la par- te postezior de la mandíbula inferior con los dos últimos molares, pieza encontrada por el señor ScaLABRrIM en Villa Urquiza despues de mi salida del Paraná, habiéndomela re- mitido en estos últimos dias. El exámen de este fragmento demuestra evidentemente y á primera vista que se trata de un representante del género Arctotherium BRAvArb, pero es mas difícil determinar con igual exactitud si se trata de una especie idéntica á las del terreno pampeano, ó distinta, pues á mas de ser la pieza bas- * Al comparar las medidas de este alvéolo, hay que tener presente que las del Cyonasua se refieren á un alvéolo simple y único, y las de la Nasua á un alvéolo doble destinado á recibir las dos raices de ese diente en este género. > tante incompleta, procede de un individuo muy viejo, de modo que la corona de los molares se halla muy gastada por la masticacion habiendo desaparecido con la usura los caracte- res que hubieran permitido establecer una diagnósis exacta. Sin embargo, razones distintas pueden inducir á conside- rar este animal como distinto de los pampeanos con un número tal de probabilidades, que autorizen la creacion de una nueva especie. En efecto, la época geológica que separa la formacion pampeana, de la parte intermedia de la formacion patagónica es tan grande, que se hace difícil admitir haya especies de mamíferos que hayan permanecido invariables durante un espacio de tiempo tan inmenso como el que habria sido nece- sario para que una misma especie se encontrara representada en ambas formaciones. Sabemos además que la mayor parte de los géneros del piso mesopotámico son distintos de los de la formacion pam- peana, y que cuando en las formaciones antiguas se encuen- tran los mismos géneros que en las modernas, un exámen atento ha siempre demostrado que las especies eran diferen- tes. ¿Sería el Arctotherium una escepcion á esta regla? ¿Habria permanecido invariable mientras que todos los demás mamíferos se modificaban? No es de creer, Veamos pues, si á pesar de lo incompleto de esta pieza y del desgatamiento de los molares, encontramos algunas par- ticularidades que nos permitan separarla como específicamen- te distinta del Arctotherium bonaeriensis Genv. del pampeano. En el Arctotherium bonaeriensis, la última muela es de figura casi circular, con dos diámetros ignales; en el A, ve- tustum es de dos diámetros bastante diferentes, con una forma mas prolongada, muy ancha en su parte anterior y mas estrecha en su parte posterior. La penúltima muela del A, bonaeriensis de figura alar- gada, tiene con muy cortísima diferencia el mismo ancho A Á atrás y adelante; en el A. vetustum la misma muela es ancha adelante y bastante mas angosta atrás. Estas diferencias son ya bastante notables para hacer creer que no se trata de la misma especie; pero hay otras todavía mas importantes que confirman las precedentes, y se refieren al tamaño relativo de ambos animales. El A. bonaeriensis es el carnívoro mas colosal que hasta ahora se conozca, sobrepasando de mucho la talla del Ursus spaeleus el mas grande de los carnívoros fósiles y existen- tes del antiguo continente. La penúltima muela inferior de un individuo del A. bonaeriensis que no es de los mas grandes, tiene 35 mm. de largo y 25 de ancho en su parte anterior. El mismo diente de un Ursus spaeleus tam- bien de mi coleccion, tiene 31 mm. de largo y 21 de ancho en su parte anterior. En el A. vetustum la misma muela que ya he dicho es de un individuo muy viejo y ha alcanzado por consiguiente su completo desarrollo, solo tiene 26 mm». de largo y 22 de ancho en su parte anterior. Resulta de esto, de una manera evidente, que el A. vetustum es una especie distinta, que diferia del A. bonaeriensis en algunos pequeños detalles de forma que aumentarán probablemente de importancia cuando conozcamos otras partes del esqueleto, y por un tamaño bastante mas pequeño, inferior al del mismo Ursus spaeleus de Europa, aunque algo mas robusto que este en proporcion de la talla. Dimensiones Espesor de la mandíbula debajo del borde alveolario de la úl- tima muela....... Add a A ee o A 0026 Alto de la mandíbula debajo del penúltimo ola ¿ARE o O 054 Diámetro ántero—posterior del penúltimo molar............. O 026 enla parte: anterior... com. e al O 022 Diámetro transverso en la parte posterior........... ..... 00 Alto de la corona, ya muy gastada, plana y casi sin cl. en la superficie masticatoria........... E Diámetro ántero—posterior de la última muela............... 0” 020 / enla parte anterioT........ooo.o.o.... O 018 Diámetro transverso n A A CO A O 014 La forma ancha de las muetas, el modo de usura, y el es- pesor de la capa de esmalte que las cubre demuestra que el régimen del animal era mas herbívoro que carnívoro, y que se alimentaba sin duda de sustancias vegetales bastante duras. RODENTIA ERYOMYINA Megamys patagoniensis, Latn. Aurcu.. Bol. de la Acad. Nac. de Cienc., t. V, pág. 258, año 1883 Cuando hice mi anterior descripcion de los restos del Megamys patagoniensis Laur. tenia á mi vista parte de la mitad de la mandíbula inferior del lado derecho y en peda- Zo0s, por lo que no pude entónces dar medidas exactas de algunas de sus partes, particularmente de la sínfisis. Habiendo conseguido despues reconstruir casi toda esa parte de la mandíbula, he podido cerciorarme que las medidas que acom- pañé con un punto interrogante, si no son absolutamente exactas, Jas diferencias son tan pequeñas que no merecen una rectificacion. En los nuevos restos de fósiles del Paraná ahora á mi dis- posicion, vienen bastantes restos de Megamys Laur. consistentes todos en muelas é incisivos pertenecientes seguramente á varias especies distintas. Entre las diversas muelas aisladas, y mas ó menos mutiladas, que, por el tama- ño, probablemente pertenecen á esta especie, hay una muela intacta de la mandíbula inferior, que como consta de cinco láminas reunidas, la considero la primera inferior del lado 1 1w.quierdo, que hasta ahora me era desconocida, concordando su tamaño perfectamente con el alvéolo vacío de la primera muela de la mandíbula inferior descrita precedentemente. Las láminas que constituyen la muela están bien delimitadas, las dos últimas completamente separadas por dos láminas de cemento, y las tres anteriores separadas por cemento solo en la corona y en la parte interna, de modo que Jas tres se con- funden en una sola pared de esmalte ántero-esterna. Las lámi- nas van aumentando de diámetro transverso de la primera que tiene 8 mm. á la cuarta que tiene 17 mm. La segunda lámina es bastante mayor que la primera, y la tercera tiene casi el mismo tamaño que la cuarta. La última lámina ó posterior dis- minuye al contrario considerablemente de tamaño, dejando á descubierto en el lado esterno una faja ó cinta de la cuarta lámina de unos 7 mm. de ancho. La muela presenta cinco co- lumnas en el lado interno y tres en el esterno. La primera columna esterna formada por la reunion de las tres láminas anteriores está algo mas hacia adelante que la segunda, la cual sobresale un poco hácia afuera. La tercera columna es- terna formada por la última lámina ya hemos visto que se interna hácia adentro unos 7 mm. En el lado interno, las dos primeras columnas se encuentran mas al esterior de la línea dentaria que las tres últimas que se hallan á ese respecto puede decirse bajo el mismo plano. El cemento que cubre las muelas ha desaparecido en unas partes, pero se conserva en otras, particularmente en los lados esterno y posterior, re- llenando siempre los surcos que separan las columnas. A ¡¡¿ántero—posteriól .. o. o. vospraosacns 0”019 Diámetro de la corona : l transvers0....... a OS .. 00l6 Largo de la muela, de la raiz á la COrONa.................. . 0010 / de la primera lámina......... 0 002 | de la segunda lámina......... O 002 Diámetro ántero—posterior í de la tercera lámina.......... O 0025 de la cuarta lámina........... 0 003 de la quinta lámina .........-. O 004 O En estas medidas no están comprendidos los espacios intermediarios de cemento. La corona se encuentra bastante gastada y en declive de adelante hácia atrás, y la base está abierta mostrando cinco cavidades que corresponden á las cinco láminas que forman la muela, , En poder del señor don Sawriaco Rorn ! de San Nicolás de los Arroyos, he visto un incisivo inferior derecho del mismo animal, con la corona completa y procedente de los mismos yacimientos. La cara anterior un poco convexa está cubierta por una faja de esmalte fuertemente acanalada, en sentido lonjitudinal que dá vuelta sobre la arista longitudinal interna á ángulo recto, formando en el lado interno una faja de esmalte de solo unos 3 mm. de ancho y de superficie muy lisa. En el ángulo esterno dá vuelta formando un ángulo redondeado y una pequeña faja de esmalte tambien de unos 445 mm. de ancho. La cara anterior tiene un ancho de 23 mm. pero en la corona solo tiene 17m. por haberse usado el diente en su lado esterno, sin duda á causa del frotamiento con el incisivo superior correspondiente. La corona está cortada en bisel y la eara posterior es redondeada, presentando á unos cuantos centímetros detras de la corona un diámetro ántero- posterior de 22 mm., es decir que tiene casi el mismo grueso que el ancho de la cara anterior, Megamys Laurillardi, Auron. AmeGHINO, Boletín de la Academia Nacional de Ciencias, t. Y, pág. 268, año 1883. De esta especie, de tamaño bastante mas pequeño que el ' Este señor, ha hecho una coleccion de fósiles del Paraná bastante interesante, á la que he recurrido á menudo para completar algunos datos que me faltaban, y cumplo aquí con el deber de agradecer la buena voluntad con que la ha puesto á mi disposicion. ME > A M. patagoniensis Laur. de la que no conocí, al establecerla mas que un fragmento de mandíbula inferior con el primer molar, tengo ahora á la vista un diente incisivo y una muela, que confirman la distincion específica entre este animal y el anterior. El incisivo es un pedazo de cerca de un decímetro de lar- go, al que le falta la corona y la raíz, no pudiendo así deter- minar su largo cuando entero que debia ser bastante consi- derable, pero puede calcularse en unos 20 centímetros por parte baja. Pertenece al lado derecho de la mandibula infe- rior. Elesmalte que cubre su cara anterior forma una capa espesa con fuertes estrías, surcos 6 canaletas longitudinales, dando vuelta sobre los ángulos hasta cubrir una faja de las caras laterales de tres á cuatro milímetros de ancho, pero sin presentar en ellas las estrías que lo caracterizan en su cara anterior. En el ángulo longitudinal esterno el esmalte pasa de la cara anterior á la esterna formando una fuerte curva, pero en el lado interno dá vuelta de una manera brus- ca formando casi ángulo recto. La forma de este incisivo tampoco es en el M4. Laurillardi completamente idéntica á la que presenta en las otras especies; es proporcionalmente, mucho mas angosto y mucho mas alto que el mismo diente del M. patagoniensis Laur. y sobre todo que el del M. Ra- cedí AmeGH. Tiene 15 mm. de ancho en su cara esinal- tada y 18 mm. de diámetro ántero-posterior, es decir que es mas grueso que ancho, mientras en el M. Raceda los dos diámetros son sensiblemente iguales. La muela aunque conserva los caractéres generales del gé- nero Megamays es bastante distinta de todas las otras que conozco de las demas especies, que son todas muelas inferio- res. Por eso supongo sea esta una muela superior, con tan- ta mayor razon que presenta una curva lateral muy pronun- ciada que no he observado en ninguna de las muelas inferio- res que conozco de las demás especies. Como la muela es ancha hácia atrás y muy angosta hácia adelante, supongo sa. la primera; y como es mucho mas chica que la muela inferior correspondiente del M. patagontensis sin que proceda por eso de un individuo jóven, y corresponde al contrario al ta- maño de la muela inferior del M. Laurillardi supongo per- tenece á este especie; por otra parte como en los roedores, las muelas superiores están encorvadas hácia afuera y en sentido opuesto de las inferiores, supongo sea esta la pri- mera superior del lado izquierdo. Consta la muela de siete láminas de dentina rodeadas de esmalte, separadas todas por capas intermediarias de cemento y colocadas en dos grupos con distinta direccion, uno anterior y otro posterior, El grupo anterior ocupa menor espacio y constituye el ángulo anterior de la muela, formado por cua- tro lamelas muy pequeñas que representan especios de co- lumnas de seccion muy elíptica, cuyo eje mayor se dirije aunque algo oblicuamente en sentido ántero-posterior, de manera que las cuatro láminas van á apoyarse por su parte posterior contra la capa de cemento que rellena la cavidad que hácia adelante presenta la lámina quinta, la primera del segundo grupo. Este último se compone de tres láminas transversales bien delimitadas, unidas con cemento, formando la parte mas considerable de la muela. Las laminas quinta y sesta son casi del mismo tamaño, pero la séptima es más pe- queña, dejando á descubierto enel lado interao una franja considerable de la penúltima lámina. Tiene la muela en el lado interno cuatro columnas longi- tudinales: la primera formada por la primera lámina del grupo anterior, y las tres restantes por las laminas quinta, sesta y séptima que constituyen el grupo segundo 6 posterior. La parte posteriorde las laminas segunda 6 cuarta del grupo anterior no es visible en el lado interno, porque se apoyan como lo dije ya hace instante contra la parte anterior de la lámina quinta de la muela ó primera del grupo posterior, Por el contrario, en el lado esterno pres=nta siete columnas longitudinales bien marcadas que corresponden á las siete e Y: E lamelas que constituyen la muela, en este lado todas visibles. La corona está bastante gastada por la masticacion, for- mando del mismo modo que las inferiores un plano inclinado de adelante hacia atrás. Trazas de cemento esterior solo han quedado en el fondo de los surcos que separan las columnas. La longitud de la muela es de 22 mm. y la corona tiene 15 mm. de diámetro ántero-posterior y 10 mm. de diámetro trans- verso. Segun el fragmento de mandíbula descrito anteriormente, y el incisivo y la muela de que acabo de ocuparme, el tamaño del animal debia ser algo mayor que el de un tapir. Megamys depressidens, AxMEGH. sp.n. Especie nueva, de tamaño bastante menor que el M. Lau- rillardi Ame6H. representada en la coleccion actual por solo un diente incisivo del lado derecho de la mandíbula inferior que difiere á primera vista completamente del diente cor- respondiente del M. Laurillardi por su tamaño mucho mas pequeño, y por presentar dos diámetros muy diferentes á causa de estar sumamente comprimido en sentido ántero- posterior. La cara anterior es tambien ligeramente convexa y cubierta de una capa de esmalte fuertememente estriada en sentido longitudinal, que dá vuelta sobre las aristas interna y esterna del mismo modo que en las otras especies, presen- tando la faja de esmalte del lado interno un ancho de 3 mm. y una superficie igualmente muy estriada en sentido longitudi- nal. En el lado esterno el esmalte dá vuelta formando un borde muy redondeado. La cara posterior comparada con la de log incisivos de las otras especies es muy comprimida, particu- larmente en su lado esterno. La corona está gastada en declive formando un ángulo muy agudo, Tiene 13 mm. de an- cho y 9 mm. de diámetro ántero-posterior. La talla del Megamys depressidens debia ser una mitad Y mas considerable que la del carpincho (Hydrochoerus capy- bara). Megamys Holmbergi, AMEGH. 2. sp. Fundo esta nueva especie sobre varias muelas y un inci- sivo que denotan diferencias notables en la organizacion general y una talla mucho mas reducida que la del M. Lau- rillardi y M. depressidens. De estas piezas, la mas carac- terística es una primera muela inferior del lado derecho, de la que es fácil determinar los caractéres distintivos por cono- cer ya la misma muela de otras tres especies. Tiene el mismo grueso arriba y abajo y está muy gastada por la masticacion, presentando las láminas de esmalte de la corona con mus corta diferencia sobre el mismo plano, lo que demuestra que se trata no tan solo de un individuo adulto, sinó ya muy viejo. Sin embargo, á pesar de eso, la corona solo tiene Y mm. de diá- metro ántero-posterior y 7 mm. de diámetro transverso, lo que comparado con las dimensiones de la misma muela del M. Racedi, M. patagoniensis, óaundel mismo M. Laurillar- dí no deja absolutamente duda alguna de que se trata de una especie distinta, mucho mas pequeña, cuyas diferencias de tamaño podrán apreciarse por Jas medidas siguientes de esa misma muela en las cuatro especies de este género en las que va es conocida, Diámetro de la primera muela de la mandíbula inferior M. Holmbergi M. Laurillardi M. patagoniensis M. Racedi Antero—postero.... 07009 07013 07019 0027 Transyers0........ 0m007 0010 0016 0023 Como se vé las diferencias de tamaño son bien definidas de modo que no es posible confundir esal distintas especies entre sí, El largo de esa misma muela en el M. Holmbergi es de solo 21 mm; estando á pesar de eso constituida por las mismas cinco láminas que componen la misma muela en las otras es- pecies. La primera de estas láminas es completamente rudi- mentaria, la segunda bastante mas grande, la tercera y cuarta mas grande todavía y casi del mismo tamaño, y la quinta algo mas pequeña y colocada un poco hácia adentro. Las láminas de esmalte en la corona no forman los númerosos Zig-zag que caracterizan el M. patagoniensis, estando dispuestas en forma de curvas mas ó ménos regulares. Tiene tres colum- nas en el lado esterno y ciaco en el 1aterno dispuestas del mismo modo que en las otras especies. La base de la muela está ocupada por cinco cavidades transversales que cor- responden á las cinco láminas. Las demás muelas están demasiado mutiladas para que se pueda apreciar sus caractéres, pero todas se distinguen per su tamaño comparable al de la descrita, lo que parece indicar proceden de la misma especie. Hay un pedazo consdierable de incisivo con su corona, que por su tamaño bastante menor que el del M. depressidens atribuyo á esta especie. Es un incisivo superior izquierdo, naturalmente mucho mas encorvado que los precedentes y tambien algo aplastado en sentido ántero-posterior. El esmalte está dispuesto como en los incisivos inferiores, dando vuelta sobre el lado inter- no á angulo recto para formar una faja de 2 mm. de ancho. En el lado esterno forma tambien un ángulo redondeado. La cara anterior y la faja de esmalte del lado interno son estriadas longitudinalmente. La corona está formada por un córte per- pendicular del lado posterior sobre el anterior, prolongándose luego este hácia adelante en forma de pala. Tiene 9 mm. de ancho y 8 mm. de diámetro antero-posterior. En poder del señor Roth, he visto varias muelas de un Megamajs muy pequeño que por el tamaño corresponde muy bien á los restos aquí mencionados y no dudo perte- nezcan igualmente al M. Holmbergi. Dos de ellas son in- tactas. Una está compuesta por solo tres láminas, separadas por capas de cemento, la primera muy pequeña y la tercera muy grande y en forma de media luna, con un diámetro án- tero-posterior de 10 mm., 9 mm. de diámetro transverso y 22 mm. de largo, presentando dos columnas en el lado esterno y tres en el interno. La segunda muela intacta, es algo mas erande y encorvada de lado por lo que puede ser pertenezca á la mandíbula superior: consta de 5 láminas muy regulares, cuyo esmalte no forma repliegues, constituyenlo 5 columnas en un lado y 3 enel otro, en un diámetro ántero—posterior de 11 mm., 10 mm. de diámetro transverso y 26 mm. de largo. Estas piezas fueron encontradas tambien en las bar— rancas del Paraná. A juzgar por los restos mencionados la talla de este roedor debia acercarse á la del carpincho actual (Haydrochoerus capybara). Dedico la especie á mi amigo el distinguido naturalista Dr. D. Ebuarbo L. HoLmBERG. Megamyvs”? laevigatus, ÁMEHG. sp. N. Siguiendo este órden descendente en la talla,* hay por fin la parte anterior del incisivo inferior izquierdo de una es- pecie cuyo tamaño no debia sobrepasar al que presenta la vizcacha actual (Lagostomus tricodactylus Ben.). Esta pieza presenta los caractéres generales del mismo diente de los Megamys y de los Lagostomus, pero se distingue por algunos caractéres de detalle de cierta importancia que no permiten afirmar con seguridad pertenezca al primero de aquellos dos géneros, pero sí permiten determinar que no pertenece al género Lagostomus. La capa de esmalte, aun- que está dispuesta del mismo modo, es mucho mas espesa, la cara que ella cubre es mas aplastada, y la superficio mus T. vu 3 A lisa, apercibiéndose con mucha dificultad las estrías longi- tudinales que caracterizan la superficie de la capa de es- malte de Jos incisivos de la vizcacha, y aun mas de los Me- gamys. Estas semejanzas de forma general y pequeñas diferencias de detalle, prueban que se trata de un roedor de una especie nueva, de la familia de los Eryomina, que propongo designar con el nombre arriba indicado á causa de lo lisa que es la superficie de la capa de esmalte, especie que si no pertenece al género Megamys debe entrar en al- gun género cercano, todavía desconocido. Este incisivo pre- senta tambien una curva mas pronunciada que el mismo diente de los Megamys ya conocidos y de la vizcacha. Tiene unos 7 mm. de aucho y otro tanto de grueso, y á pesar de su tamaño reducido, la capa de esmalte tiene el mismo espesor que en las mas grandes especies del género Megamys. 4 Megamys Racedi, AMEGH. sp. ». El género Megamys, parece estaba representado por un crecido número de especies, de algunas de las cuales ya he examinado los caracteres, presentándosenos con una talla mas moderada y mas en armonía con lo que nos parece un roedor, que la especie típica del género, M. patagontensis. Sin embargo, si hubiéramos deducido de ello, que proba- blemente este último animal habia alcanzado en la talla el maximum de desarrollo de que es ó ha sido susceptible el | tipo roedor, nos habríamos completamente equivocado. To- davía no sabemos á este respecto qué descubrimientos nos reserva el futuro, pero desde ya podemos afirmar que ese desarrollo en tamaño del tipo roedor ha pasado mas allá de los límites en que nos lo dió á conocer el Megamys pata- goniensis, pues tengo entre las manos los restos de otro Megamayjs para el cual el precedente era un enano. Fundo esta nueva especie de roedor del género Mega- De mys de tamaño verdaderamente gigantesco, doble por lo menos que el Megamys patagoniensis, sobre dos piezas únicas, un fragmento de incisivo. y un molar completo, piezas tan características que no dejan lugar á duda alguna ni sobre el género, ni sobre sus caractéres específicos, Es- tos sobre todo son demasiado evidentes por el tamaño verdaderamente descomunal de semejante raton. La muela es la primera del lado derecho de la mandíbula inferior. Presenta, todos los caractóres generales de la muela correspondiente del Megamys patagontensis Laun., salvo el tamaño que es por lo menos dos veces mayor. Nóta- se igualmente que la muela vista sobre todo por su lado interno y por la corona, parece compuesta de dos partes desiguales, una mas ancha formada por las dos láminas posteriores, y otra mas angosta, constituida por las tres láminas anteriores, en todo cinco láminas. La muela es como las demás de la mandíbula inferior del mismo género, abierta en la base por cinco cavidades correspondientes a las cinco láminas, y encorvada en sentido ántero-posterior, presentando la concavidad hácia adelante y la convexidad hácia atrás. Las cinco láminas que forman la muela, van aumentando de tamaño, de la primera á la cuarta que es la mas grande, pero la quinta es mas pequeña que la cuarta aunque mayor que la tercera. En el lado interno tiene cinco colum- nas bien distintas, tres anteriores que se encuentran mas ó menos sobre el mismo plano y dos posteriores que avan- zan sobre las anteriores casi unos dos milímetros. En el lado esterno no se ven sinó tres columnas, la primera ó anterior que está formada por la reunion en la pared ántero-externa de las tres primeras láminas, la segunda que avanza como un milímetro sobre la anterior, y corresponde á la cuarta lámina, y la tercera que se encuentra al contrario unos tres milímetros mas adentro y corresponde á la quinta lámina. La muela, vista por la corona, es estrecha en su parte EA. anterior, muy ancha en sus dos tercios posteriores á causa del gran desarrollo transversal que aquí adquiere la lá- mina cuarta, y algo mas angosta en su parte posterior, debido aquí al enangostamiento transversal de la últina lá- mina. El esmalte que forma cada lámina es muy grueso y no presenta los numerosos repliegues que distingue la misma muela del M. patagoniensis, ó son éstos apénas visibles. Las mismas láminas parecen estar colocadas algo mas oblí- cuamente y formando la parte posterior de cada una un arco de círculo con la convexidad dirijida hácia atrás, que se ajusta á una cavidad correspondiente de la parte anterior de la lámina que le sigue inmediatamente. Las dos últimas láminas están completamente aisladas entre sí y de las ante- riores por depósitos intermediarios de cemento; las tres anteriores solo están separadas entre sí de un modo imper- fecto, reuniéndose como ya se ha dicho en una sola capa de esmalte en el lado ántero-externo. El depósito de ce- mento externo que debia rodear la muela aumentando toda- vía mas su enorme tamaño, ha completamente desaparecido, conservándose tan solo de él algunas trazas en el fondo de los surcos longitudinales internos. Sus dimensiones son las que siguen : a ' se PES ántero—posterior .......... 0-00 Diámetro dela primera lámima. 28 23 l transverso...... A O 011 Diámetro de la segunda lámina A e transverso........ sonoros WO e e ( ántero—posterior........... Diámetro de la tercera lámina. | “*FO-POSterior en O MAMPETR e AA Pl . 0.018 ' adi ántero—posterior......... ma Diámetro de la cuarta lámina.. ET a l transverso..... AA -. MO e: ; a / ántero—posterioT........... O 006 Diámetro de la quinta lámina.. ) ; yl ( MAMSVETSO ca morennos >». Ouen Diámetro de la corona ........... am pls U transverso. ¿A 0 023 Ciromnfereneís em Da COOIA ema ninr hno r oil . 0.080 Largo de la muela, de la raiz á la corona .......o.o...o=.eo. O 062 o - PA La parte existente del incisivo es un pedazo bastante con- siderable, perteneciente á su parte anterior, pero roto en sus dos estremidades, de modo que falta tanto la corona como la raiz. Este trozo de diente es de un grueso estraordinario y de mas de 6 centimetros de largo, es de un estremo á otro completamente maciso, sin trazas de la cavidad basal que contiene la pulpa por cuyo medio se renueva continuamente, cavidad que en los incisivos de los roedores llega hasta mas de la mitad de su largo, lo que puede dar una idea del tamaño enorme que debia tener este diente. Su poca curvadura demuestra que pertenece á la mandíbula inferior, y la dispo- sicion del esmalte que era el izquierdo. La capa de es- malte, cubre, como es de regla en los roedores, su cara an- terior estendiéndose tambien varios milímetros sobre las caras laterales, y mostrando una superficie fuertemente aca- nalada en sentido longitudinal. Esta capa de esmalte al dar vuelta sobre su ángulo esterno anterior describe una gran curva dando al ángulo contornos redondeados, pero en el lado interno dá vuelta bruscamente á ángulo recto, formando sobre este lado una cinta de esmalte de 5 mm. de ancho, lo que parece demostrar que los dos incisivos en su parte an- terior estaban muy apretados el uno contra el otro, como sucede en la vizcacha, en cuyos incisivos el esmalte dá vuelta sobre los ángulos internos del mismo modo que en el Mega- muys, otra analogía que viene á demostrar una vez mas la afinidad natural que existe entre ambos géneros. Las dimensiones de esta pieza, tratandose de un incisivo de roedor, son verdaderamente estraordinarias; tiene 29 mm. de ancho, 30 mm. de grueso y 94 mm. de circunferencia, El animal debia alcanzar un tamaño muy aproximado al de un hipopótamo. Dedico la especie al General D. Ebuarbo Racebo, como prueba de aprecio de mi parte, por el interés que como go- bernador de la provincia de Entre-Rios ha tomado en estos trabajos, creando el Museo provincial del Paraná, y dotán- 7 0 e dolo de los elementos necesarios para reunir en él todos los objetos de mérito que se encuentren en los interesantísimos vacimientos de los alrededores de esa ciudad. ¿Cuál es la posicion que en la clasificacion corresponde al Megamys? El fundador del género, que no conoció de él mas que la tibia y la rótula, lo consideró como cercano de la vizcacha y con los materiales mas demostrativos que yo pude disponer probé que la forma de la mandíbula, la forma de las muelas, el tipo sobre que estaban construidas y su modo de implantacion en la mandíbula confirmaban la opinion de LauriLLARD. Los nuevos materiales de que ahora dispon- vo, permitiéndome conocer algunas de las muelas que me eran antes desconocidas, y la forma de los incisivos no hacen mas que confirmar mis primeras deducciones, y las de mi ilustre y sabio predecesor. Estos nuevos materiales merecen tambien una mencion especial porque confirman la colocacion del Megamys .al lado de la vizcacha, destruyendo el argumento aparentemente de mas peso aunque el de menor importancia en el fondo, que hasta ahora podía oponersele: la talla. ¿Cómo era posible que un roedor de tan gigantescas pro- porciones entrara en una familia existenle cuyos represen- tantes actuales aunque figuran entre los mas corpulentos de los roedores no dejan de ser mamíferos de talla muy redu- cida? ¿Cómo hacer concordar ese hecho aparentemente tan singular, de la existencia en las antiguas épocas geológicas de un representante gigantezco de la familia de las vizcachas, mientras que las verdaderas vizcachas (Lagostomus anti- (quus AMEGH.) que se han encontrado en los terrenos de esa misma época eran de talla aun mucho mas pequeña que las vizcachas actuales? AS El carácter de la talla, como argumento para dilucidar el grado de parentesco de las especies, es el peor de los carac- téres que se pueda elegir: él no prueba nada, pues, demasia- do sabido es que en los mismos géneros, hay especies de tamaño reducido y otras de proporciones colosales. Es cierto que en este caso particular podía invocarse la regla general, que todos los roedores existentes, y aun todos los estingui- dos hasta ahora conocidos, con escepcion del hasta hace poco tiempo enigmático Megamys, eran mamíferos de muy redu- cida talla. Pero, a pesar de eso, los que así pensaban, no reflexionaban en que la existencia de un representante gigan- tesco de la familia de las vizcachas, en nada se oponía á que as vizeachas actuales descendieran de antiguos representantes mas pequeños. Ni reflexionaban quizás tampoco en que las vizcachas no podian pretender por antecesor el Megamys que, por la talla y la forma de sus muelas alcanzó en su desarrollo un grado de evolucion mucho mas elevado. Bajo este punto de vista, particularmente, la existencia de un roedor gigantesco en los primeros tiempos terciarios podia invocarse como un argumento en contra de ciertos principios establecidos últimamente en algunos de mis trabajos y espe- cialmente en Filogenia !, segun los cuales, todo tipo que alcanza como talla un desarrollo estraordinario no comun en los representantes de la misma clase, denota necesariamente una evolucion muy avanzada. Ahora en este caso, el Megamys patagoniensis repre- sentaba por su talla un tipo mucho mas avanzado no solo que la vizcacha sinó que todos los roedores actuales, lo que, y solo aparentemente parecia estar en contradiccion con los principios de la evolucion. Por mi parte ese hecho no me preocupaba, y el dia que se hubiera combatido mis principios con el ejemplo del Mega- mis, hubiera contestado con mi Filogenia en la mano: esto AMEGHINO. Filogenia, pág. 143, 1884. E? gp prueba simplemente, no que el Megamys patagoniensis haya sido creado en esa época tal como nos lo muestran los restos que de él conocemos, sinó que habiendo simplemente seguido su evolucion natural en el desarrollo de la talla, alcanzó un volúmen gigantesco en épocas pasadas, pero pasando necesariamente por los grados de talla intermediaria, de modo que deben tambien haber existido y de ellos encontraremos los restos, Megamys, ó animales parecidos, precursores del gigante y de tamaño mas reducido. No ha llegado el caso de que alguien se asiera de ese hecho, y ahora, ya no podria contestarle del mismo modo, pero podria mostrarle las piezas, pues como se ha visto, el señor ScALABRINMt ha descubierto especies de Megamys cuyo tamaño era comparable al de las vizcachas, y otras cuya talla seguramente no sobrepasaba la del carpincho existente. Esto no solo destruye el argumento que de la existencia ais- lada del antiguo roedor podia sacarse en contra de mis teo- rías, pero ello viene ademas á demostrar que la talla no es una razon para que no entre en la familia de Ja vizcacha, puesto que las especies mas pequeñas tienen el mismo ta- maño que esta, y que las especies gigantes tienen absoluta— mente los mismos caractéres genéricos que las pequeñas. Estas consideraciones se me dirá, son casi pueriles, pero es bueno hacerlas constar, puesto que hasta se ha llegado á ne- gar la posibilidad de que hayan existido en otras épocas roe— dores de tamaño gigantesco. MURIFORMIA Myopotamus paranensis, ÁMEGH. Sp. N. El género Myopotamus Comm. lo mismo que el género Lagostomus BEN. parece remontar á una grandísima anti- gúedad, pues hállase igualmente representado en los yaci- mientos antiguos del Paraná, teniendo á la vista, de esa procedencia, la mitad izquierda de la mandíbula inferior con el incisivo y los tres primeros molares. Esta pieza difiere notablemente de la del M. corpus exis— tente. Las muelas divididas en su lado esterno en dos ló— bulos por un fuerte surco longitudinal, son algo mas gran— des en la especie fósil que en la especie actual, mientras la mandíbula es mas chica en aquella que en esta. El incisivo es mucho mas pequeño en la especie fósil, la barra es mas corta y el borde anterior del alvéolo del primer molar lo mismo que el borde posterior del alvéolo del incisivo no se levantan tanto hácia arriba como en la especie exis- tente. Las medidas que siguen de esta pieza y de la corres- pondiente en la especie actual, pondrán mas en evidencia esas diferencias. Myopotamus Myopotamus paranensis corpus Diámetro de la primera muela f ántero-posterior... 0”007 0*006 de la mandíbula inferior... | transvers0........ O 005 O 004 Diámetro de la segunda muela j ántero-posterior... 0 0075 O 0065 de la mandíbula inferior... l transverso ........ 0 0055 0.005 Diámetro de la tercera muela ( ántero-posterior... 0.009 0 008 de la mandíbula inferior... | transvers0........ 0006 O 906 Longitud de las tres primeras muelas. ............ O 024 O 021 CIO MOL AMBISIVO Dardos «dolina o rear o ... 0 005 O 007 UI ATA AM AA 0 005 O 007 Largo de la barra del borde anterior del alvéolo del primer molar, al borde del alvéolo del incisivo... 0 013 0 020 Hay igualmente un fragmento de cráneo con los maxilares superiores y las muelas de otro individuo, pero como esta pieza no ha sido encontrada por el Profesor ScALABRIM en persona, puede ser que provenga de un horizonte mas mo- derno. En todo caso, he aquí á continuacion las medidas que proporciona este fragmento : a 17 PU Diámetro de la primera muela / ántero—posterior.......... + 0”006 OT... a e ua >> E MTAnsversOn coseno 0 006 Diámetro de la segunda muela ( ántero—posterior........... 0 006 A Perior.. 4 .io fol debia A O A O 007 Diámetro de la tercera muela ( ántero—posterior...... Ls O 00 superior...... A A A os sa E O 008 Diámetro da la cuarta muela f ántero-posteri0r........... O 009 superior..... A A (Mransversote e aia. lle LO MO0H O Longitud de las cuatro muelas reunidaS........o.ooooooo.o.m.. O 030 Distancia entre las dos últimas muelas medida en el lado in— LerTÍO ... Cr as li Es AE es QU Estas medidas están mas en armonía con la especie exis- tente que las de Ja mandíbula inferior, lo que me inspira dudas sobre su antigúedad, tanto mas que su conservacion se acerca á la de los fósiles del terreno pampeano. En todo caso la mandíbula inferior procede de una especie bien dis-. tinta de la actual. CAVINA En esta familia se encuentran en nuestra época los mas grandes roedores existentes entre ellos el carpincho (Hydro- choerus Bris.) el mas corpulento de tudos y en las épocas antiguas ha alcanzado tambien un gran desarrollo, con espe- cies que sobrepasaban en tamaño al tapir. En los yacimientos antiguos del Paraná, se hallan representados por un gran número de especies, muchas de tamaño considerable, aunque ninguna se aproxima á la talla gigantesca de algunas de las especies de la familia de los Eryomina precedentemente descritas. Las especies del Parana, son : 19. — “Hydrochoerus paranensis, Amrch. Bol. de la Acad. Nac. de Cienc., t. V, pág. 104, año 1883. Fundé esta especie sobre una muela superior, la cuarta del lado izquierdo, muy mutilada y de la que solo existía la parte anterior, pudiendo sin embargo distinguir en ella algu- nos caractéres que indicaban una especie distinta y de tamaño reducido, en proporcion de las demás especies conocidas en estado fósil como tambien de la existente. En la coleccion actual hay otra muela de carpincho, tambien la cuarta de la mandíbula superior, pero del lado derecho, existiendo de ella tan solo la parte posterior, incluyendo las siete últimas láminas, con la corona y sus correspondientes aristas intac- tas. Desde luego la diferencia mas notable que salta á la vista, es la del tamaño, pues aunque el largo de las siete últimas láminas sea el mismo en la especie antigua y en la actual, el ancho de dicha muela en esta es de 15 mm., miéntras que en el H. paranensis es de solo 1tá 12 mm. Pero examinando la forma de las láminas, se notan tambien diferencias considera- bles. Así, cada lámina transversal del carpincho actual forma en sus dos lados interno y esterno dos especies de ángulos dados vueltas hácia atrás, mientras que en el FT. paranensis las láminas son mas regulares, ó mas rectas por decirlo así. Enel H. capybara forma tanto en el lado interno como en el esterno dos aristas comprimidas; en el 1. paranensis cada lamina es mas ancha en el lado esterno que en el inter- no, de donde resulta que en el lado esterno en vez de pre- sentar aristas longitudinales comprimidas y separadas unas de otras por surcos profundos como en la especie actual, muestra columnas longitudinales bien redondeadas y separa- das por surcos poco profundos, y particularmente los ante- riores anchos y de fondo cóncavo. La parte posterior de la muela presenta diferencias todavía E Ea mas notables. En el H. capybara se compone de dos láminas, una anterior mas ancha y otra posterior algo mas, pequeña, ambas separadas en el lado interno por un surco profundo y reunidas en el lado esterno formando una sola columna. En el H. paranensis la última lámina es de mayor diámetro ántero-posterior, y de menor diámetro transverso, y en el lado externo separada de la penúltima por una pequeña arista ó columnita longitudinal. En la coleccion del señor don SantraGo Rorn, he visto esta misma cuarta muela superior del lado derecho, del H. para- nensis completa y todavía engastada en un fragmento de maxilar, de modo que al examinarla, aunque de paso he podido darme exacta cuenta de las diferencias de tamaño y de conformación que presenta con la especie actual, en la que está constituida en su parte anterior por una lámina com- puesta, con un fuerte pliegue entrante en su lado esterno á la que siguen 11 láminas simples, la última bastante peque- ña; enel HH. paranensis siguen á esa primera lámina com- puesta, solo 8 láminas simples y una novena rudimentaria. La corona de esta muela en el H. capybara tiene 38 mm. de diámetro ántero-posterior y 16 mm. de diámetro transverso en su parte mas ancha. En el H. paranensis la misma muela solo tiene 30 mm. de diámetro ántero-posterior y 11 á 12 mm. de diámetro transverso. El exámen de las dos piezas mencionadas no deja ya duda alguna sobre los caractéres específicos distintos del H. para- nensis y sobre su talla relativamente pequeña. Cardiatheriuam Doeringi, ÁMEGH. Bol. de la Acad. Nac. de Cienc.,t. V, pág. 270, ano 1883. Cuando fundé el género Cardiatherium no tenía á mi disposicion mas que dos muelas de la mandíbula inferior, la segunda y tercera del lado izquierdo, que, aunque muy parecidas á las muelas correspondientes del Hidrochoerus, pude encontrar en ellas ciertos caractéres que me permitie- ron conocer pertenecieron á una especie nueva de un género distinto hasta entónces desconocido, llamando al nuevo ani- mal, Cardratherium Doeringíi. Ahora tengo á la vista diversos fragmentos de mandíbulas que me permiten reconocer los caractéres de todos los dien- tes de la mandíbula inferior, y varias muelas aisladas de la mandíbula superior que supongo pertenezcan al mismo ani— mal, piezas que no tan solo vienen á comprobar la existencia del nuevo animal, sinó que demuestran que las diferencias entre ambos géneros, Cardiatherium Amecn. é Hidro- choerus Comm. son aun mucho mas considerables que no me permitían suponerlo los dos únicos dientes que entónces conocía del género estinguido. Los nuevos restos del Cardratherium Doeringi existen- tes en la coleccion que describo son: un fragmento de maxi- lar izquierdo, un fragmento de maxilar inferior derecho, parte de un incisivo inferior con la corona, y tres muelas aisladas de la mandíbula superior. La pieza mejor conservada es el fragmento de mandíbula inferior del lado izquierdo, que comprende la parte anterior con las dos primeras muelas, parte de la sínfisis y el incisivo roto conjuntamente con la mandíbula en la parte anterior. La forma de esta parte de la mandíbula es muy parecida á la del carpincho. Las principales diferencias consisten en el borde alveolar interno del primer molar que pasa delante de este diente en forma de cresta elevada para terminar en el lado esterno de la barra, particularidad que falta al carpincho; en la posicion de la sínfisis que empieza debajo de la barra algo adelante del primer molar, mientras que en el carpincho empieza debajo de la parte anterior del mismo diente; y en la posicion del foramen mentale situado algo mas adelante que en el carpincho. des di El incisivo está roto, pero puede á pesar de eso determi- narse su tamaño, que es de 10mm. de ancho y 8 de espesor. En cuanto á su forma es completamente distinta de la del car- pincho, pues en vez de tener una cara anterior dividida en dos lóbulos por un surco longitudina) mediano, presenta una cara anterior, bastante convexa como en la generalidad de los demás cavinos, cubierta por una capa de esmalte muy ligeramente estriada en sentido longitudinal, y que dá vuel- ta sobre sus dos aristas ó ángulos laterales. La corona del incisivo aislado está cortada en bisel formaudo un ángulo muy agudo. La raiz pasa en el lado interno de la mandíbula, demostrando que se estendia hasta mas atrás de la parte pos- terior de la segunda muela. La primera muela, está construida sobre el mismo tipo que la del Hydrochoerus, lo que es bastante estraño si se re- cuerda las diferencias que presentan las muelas siguientes y el incisivo; sin embargo se notan diferencias de detalle bas- tante considerables. Así, el primer surco del lado interno es mucho mas ancho y profundo en el Hydrochoerus que en el Cardiathertum, los prismas están colocados mas oblicua- menteen aquel género, y mas transversalmente en este último y el tamaño general de la muela es en proporcion mas redu- cido en Cardiatherium que en Hydrochoerus. La segunda muela está construida sobre el mismo tipo-que la misma cue formaba parte del fragmento sobre que fundé el género, por lo que creo innecesario repetir aquí su des- cripcion. Las medidas que proporciona este fragmento son las que siguen : Ancho del ¡BCISIVO MIETIOL. . - de diámetro, con la cara anterior esmaltada muy convexa, y la corona cortada en bisel formando un ángulo muy agudo, dientes que no pueden atribuirse á ninguno de los roedores arriba enumerados, ni tampoco habria sido posible sobre ellos solos, conocer las afinidades del animal á que pertenecieron. Afortunadamente en la coleccion del señor Roth, he visto uno de estos incisivos implantados en una mitad izquierda de mandíbula inferior que tambien tiene las tres primeras muelas y por ellas he podido conocer que se trata de un género nue- vo, mas cercano del género Cavia actual que ninguno de los géneros estinguidos mencionados, pero difiriendo á pesar de eso mucho mas del género existente que no difieren entre sí los géneros actuales Dolichotis, Cavia y Kerodon. El incisivo llega hasta debajo del punto intermedio entre el segundo y tercer molar. Las muelas constan de dos partes prismáticas mas 0 ménos iguales, ménos la primera que tiene tres. Los tres prismas que componen la primera muela se combi- nan de modo que forman tres columnas separadas por dos surcos en el lado esterno y cuatro columnas separadas por tres surcos en el lado interno. Las muelas segunda y tercera compuestas de dos prismas, presentan dos aristas longitudinales esternas separadas por un surco profundo, y tres columnas internas separadas por dos surcos. Dimensiones Alto de la mandíbula en la barra delante de la primera muela. 0”010 a e AP O 004 ] y ántero-posterior........... 0 Diámetro de la primera muela. por AA PENTADACTYLA TOXODONTIA Toxodon paranensis, Laur. Entre los nuevos restos de Toxodon que he podido exami- nar, he visto varias otras muelas de verdaderos toxodontes que, como los dientes que mencioné anteriormente como pertenecientes probablemente al Toxodon paranensas, se parecen á las muelas correspondientes de los T. platensis y T. Burmeistert de la formacion pampeana, diñiriendo tan solo por el tamaño algo mas pequeño de los dientes que se - encuentran en los terrenos antiguos del Paraná, que es tam- bien la única diferencia que pude encontrar sobre los dos dientes mencionados en mi precedente memoria sobre los fósiles de la misma localidad. Creo pues pertenecen á la misma especie que éstos, y los reuniré todos juntos bajo el nombre de Toxodon paranensis LAur., con que fué desig- nado el primer hueso supuesto de Toxodon, encontrado por D'OrsIGNY en las formaciones del Paraná. En la coleccion del señor RorH he visto un fragmento de cráneo con varias muelas de un animal del género Toxodon, pero bastante pequeño, que atribuyo á la misma especie. Toxodon ? plicidens, AuEcH. ». sp. Nueva especie fundada sobre una muela superior del lado izquierdo, de caractéres tan distintos de las demás muelas de las especies conocidas del verdadero género Toxodon, que — 18 — probablemente cuando se conozcan de ella nuevos restos, será necesario constituir un género distinto. En cuanto á la constitucion de la muela en el número y colocacion de las fajas de esmalte está construida sobre el mismo tipo que las muelas del género Toxodon, pero las diferencias de forma y de detalles son considerables. Una de las principales diferencias, que salta inmediata- mente á la vista, se presenta en su parte esterna, ondulada en las muelas de los toxodontes conocidos, pero en esta escavada longitudinalmente mostrando una depresion ancha, profunda y de fondo cóncavo, como si la muela hubiese sido plástica y se hubiera dado vuelta asegurándola por sus dos cantos anterior y posterior que sobresalen hácia afuera. En el lado interno preséntanse otras diferencias igual- mente notables, que contribuyen á dar á la muela un aspec- to particular. Los molares superiores de las demas especies del género Toxodon y del Toxodontherium presentan en su lado interno un surco ancho y profundo que divide aquí la muela en dos partes, de cuyo fondo sale un repliegue de esmalte que penetra en la corona de atrás hácia adelante. Este surco profundo está limitado en su parte posterior por el ángulo posterior interno de la muela, y en su parte ante- rior por una fuerte columna redondeada, colocada sobre la parte mediana de la muela, en sentido inverso del repliegue de esmalte entrante, esto es, dirigiéndose de adelante hácia atrás. En la muela del F. plicidens el gran surco póstero— interno que divide la muela en dos partes está colocado mas hácia adelante y es de tamaño muy reducido, el replie- gue de esmalte que del fondo del surco penetra en la corona de atrás hácia adelante es apenas visible, y la gran columna interna, que se dirije de adelante hácia atrás, es ella misma rudimentaria. Resulta de esta conformacion una forma de corona completamente distinta de la de: Poxodon- thertum y de las demas especies de toxodontes conocidos en los que afecta una forma triangular, mientras en la mue- a la del T. plicidens representa una media luna con la con- vexidad vuelta hácia el lado interno y la concavidad hácia el lado esterno. Las fajas de esmalte longitudinales de la muela del 7. plicidens son en número de tres como en las muelas de las otras especies de Toxodon y del Toxodontherium, pero presentando diferencias de forma y de colocacion muy im- portantes. En el 7. Platensis y demas especies conocidas, la faja de esmalte que cubre la superficie esterna que es la mas ancha empieza en el canto perpendicular anterior pero no llega hasta el canto perpendicular posterior en donde hay una faja perpendicular bastante ancha sin esmalte. En el T. plicidens la faja de esmalte esterna ocupa toda la superfi- cie desde el ángulo perpendicular anterior hasta el posterior. La faja sin esmalte esterna posterior de los demas toxodon- tes en los que dá vuelta penetrando en el borde interno, se halla colocada en la muela del 7. plicidens en su totalidad en el borde interno posterior. Las otras dos fajas de esmalte se hallan colocadas con corta diferencia como en los demas toxodontes, una en la cara interna anterior que en el T. plicidens es convexa y no deprimida como en las muelas de las otras especies de toxodontes y del Toxodontherium, y la otra en Ja cara anterior del surco interno, en el que penetra formando el repliegue de esmalte que entra en la corona de atrás hácia adelante, repliegue que ya hemos visto es muy rudimenta- rio en T. plicidens. Esta faja de esmalte está limitada en su parte posterior por una columnita longitudinal de esmal- te, de superficie redondeada, de unos 2 mm. de ancho, y separada de la faja principal por un surco angosto, pero bas- tante profundo. Esta muela supongo sea la quinta del lado izquierdo, pre- senta una curva comparable á la de las muelas de los demás toxodontes, y las medidas siguientes : a Largo en línea recta, sin seguir la Curvatura................ 0%085 Diámetro ántero-posterior..........«.oooooo.oomo.... patera a: 1039 Mayor diámetro transvers0......... e latas pis A. LA Ancho de la faja sin esmalte del ángulo ántero-interno...... 0 002 Ancho de la faja sin esmalte del ángulo póstero-interno..... 0 010 Ancho de la faja sin esmalte de la columna interna......... 0 0035 Ancho de la columna interna......... oe - PRE A Ancho de la faja de esmalte ántero-interna...... tee: O ORA Ancho de la faja de esmalte póstero-interna.......o.o..... e OL Longitud del repliegue de esmalte interno........... a. «23 0005 Vése por estas medidas que aunque el número de fajas de esmalte es el mismo que en las muelas de las otras especies de toxodontes, en el 7. plicidens cubrian en proporcion una mayor parte de la superficie de las muelas. La talla del T. plicidens debia ser un tercio de la del Toxodon platensis y T. Burmeister:. Toxodon foricurvatus, ÁMEGH. Sp. 2. Especie nueva, de pequeña talla, representada por un pe- queño fragmento de mandíbula inferior del lado derecho en el que está implantado el último molar, el penúltimo molar inferior del lado izquierdo de otro individuo, y otro frag- mento aislado de muela inferior. Estas muelas difieren de las correspondientes en las de- más especies de toxodontes no tan solo por su tamaño mucho más pequeño, pero por un carácter de real importancia, hasta ahora á lo ménos propio de esta especie, la direccion de la curva de las muelas. Las muelas inferiores de todas las especies que hasta ahora se conocen son todas ligeramente arqueadas con la concavi- dad dirijida hacia el lado de adentro y la convexidad hácia afuera. Las muelas del 7. foricurvatus tambien son bas- tante arqueadas, pero dirijen la concavidad hácia afuera y la E convexidad hácia adentro. Por lo demás las muelas están construidas sobre el mismo tipo que las demás especies de toxodontes. La penúltima muela tiene sin embargo en el lado interno solo tres columnas y dos surcos, en vez de cuatro columnas y tres surcos que tienen las muelas de los otros toxodontes. Nótase además que la primera y última columna interna no se levantan tanto como en la misma muela de los otros toxo- dontes conocidos, y la columna anterior particularmente es plana y ancha, ocupando casi la mitad del diámetro ántero- posterior de la muela. Dimensiones Grueso de la mandíbula debajo del borde alveolar de la última Muelas... an e RS Y ara A RN 0023 o E ántero-posterior..... O 031 4 PS Diámetro de la última muela Potrantrerso avd Largo de la raiz á la corona..... aja Ta Serra e UTA ze AE ántero-posterior..... O 026 Diámetro de la penúltima muela.... O AS A 7 Longitud de la raíz á la corona.............. A A O 065 Hay tambien un incisivo inferior mediano del lado izquierdo de otro individuo que por su tamaño relativamente pequeño atribuyo, á lo ménos provisoriamente, á la misma especie, pues debe siempre tenerse presente las dificultades que exis- ten en estos casos para poder determinar con exactitud la identidad específica de dos piezas procedentes de dos indi- viduos distintos. Este diente difiere á primera vista del mis- mo de los toxodontes pampeanos por su grueso considerable en proporcion del ancho, y por la corona que en vez de estar cortada en bisel y formando ángulo muy agudo, forma una seccion transversal de superficie casi plana, con la capa de esmalte anterior que sobresale uno ó dos milímetros adelan- te. La seccion transversal representa un triángulo escaleno, 7, PER cuyo lado mas corto lo forma la pared interna casi vertical. La capa de esmalte que cubre la cara anterior da vuelta sobre el ángulo interno formando una faja de esmalte interna de varios milímetros de ancho. Tiene 20 mm. de ancho en la cara anterior esmaltada y 15 mm. de grueso en su cara interna, de donde va disminuyendo el espesor hasta terminar en el lado opuesto ó esterno en el vértice de un ángulo agudo. La talla del animal debia ser algo superior á la del tapir. Toxodontherium compressun, ÁmeEcH. Bol. de la Acad. Nac. de Cienc., t. Y, pág. 105 y 274, año 1883. De este gran mamífero puedo examinar ahora dos nuevos dientes, un molar superior izquierdo de tamaño enorme y un incisivo superior esterno del lado izquierdo. El incisivo, no es completamente igual á los anteriormente descritos. Su cara esterna presenta una depresion longitu- dinal muy acentuada y es de tamaño bastante mayor, teniendo un mayor diámetro en la raíz que en la corona, lo que prue- ba que pertenece á un individuo todavía bastante jóven. No presenta mas que una sola capa de esmalte que cubre su cara anterior y esterna. En la corona tiene 28 mm. de diámetro transverso, 15 mm. de diámetro ántero-posterior en su lado esterno mas ancho, y solo Y mm. en su lado interno mas an- gosto. Su largo siguiendo la curvatura esterna es de 80 mm. La muela, superior, que supongo sea la penúltima del lado izquierdo, es de un tamaño verdaderamente enorme, com- parable al de la última muela descrita en mi memoria pre- cedente, lo que conjuntamente con el tamaño tambien mas considerable del incisivo y algunas pequeñas diferencias de forma podrian hacer suponer que estos dos dientes proceden de una especie distinta, de mayor tamaño, pero hasta que no =-18= posea nuevos datos los reuniré todos bajo el mismo nombre específico. Esta muela es muy encorvada, con su superficie esterna ondulada, y con la gran columna interna muy desarrollada, carácter genérico constante. La corona tiene 66 mm. de diá- metro ántero-posterior y 35 mm. de diámetro transverso en su parte mas ancha. La gran columna interna tiene 21 mm. de ancho. Atribuyo al mismo animal, á lo menos provisoriamente, dos incisivos inferiores de un gran toxodóntido, que difieren bastante en la forma y hasta en la construccion de los inci- sívos inferiores de los toxodontes pampeanos. Uno es un incisivo medio inferior del lado izquierdo muy parecido en su forma general al que he descrito como del Toxodon foricurvatus, pero de tamaño mucho mas consi- derable. Sin embargo, en proporcion del tamaño tambien es muy grueso, la corona algo gastada parece era plana como en la especie arriba mencionada, y la seccion transversal representa tambien un triángulo escaleno, cuyo lado mas corto está formado por la pared del lado interno que representa el mayor espesor del diente. La cara anterior no está completamente cubierta de es- malte como en el T. foricurvatus, dejando una faja longi- tudinal sin esmalte en el lado interno. La cara póstero- esterna está algo escavada longitudinalmente formando una depresion bastante notable de fondo cóncavo. Tiene 27 mm. de ancho en la cara anterior y 21 de espesor en la cara lateral interna. El otro es un tercer incisivo inferior del lado derecho, de tamaño relativamente pequeño, de seccion prismática trian- gular, y con el carácter particular, de presentar dos fajas de esmalte distintas, una en la cara anterior y la otra en la posterior ó interna. La cara anterior esta dividida longitu- dinalmente en dos partes por una especie de cresta longi— tudinal ancha y redondeada, y cubierta de esmalte en toda su e > A superficie, á escepcion de una faja angosta sin esmalte en su borde esterno. La cara interna presenta en el medio una depresion ancha y de fondo plano ocupada por una faja de esmalte de 15 mm. de ancho. El diente tiene 30 mm. de ancho y 12 mm.de grueso. Haplodontherium Wildei, Aurcu. gén. y sp. N. Nuevo género de grandes mamíferos extinguidos del órden de los toxodontes ó pentadáctylos, representado en la colec- cion que estudio, por dientes molares superiores, y un ca- nino igualmente superior. Caractéres genéricos. — Muelas superiores arqueadas, no radiculadas, de seccion transversal elíptica, con solo dos fajas longitudinales de esmalte, sin pliegue entrante ni co— lumna interna. Cavidad pulpal muy grande. Canino muy de- sarrollado aunque no tanto como en Toxodontherium. Estas muelas se parecen mas á las de los edentados que las de los demás toxodontes conocidos, por haber perdido una faja de esmalte y haberse enanchado la cavidad de la raiz que contenía la pulpa del diente. Las dos muelas son del lado derecho de la mandíbula supe- rior, y la mas grande debe ser una de las últimas, la quinta ó la sesta. Es muy arqueada y la corona de forma elíptica, más angosta en su parte anterior que en la posterior y de contornos perfectamente regulares sin ninguna escotadura ni pliegue entrante de esmalte. La parte esterna presenta una especie de cresta perpendicular que la divide en dos ca- ras, una anterior mas ancha cubierta por una capa de esmalte que da vuelta sobre el ángulo perpendicular anterior inter- nándose un poco en el lado interno, y otra posterior, mas angosta y sin esmalte, limitada por una arista longitudinal posterior poco desarrollada que la separa de la parte interna NS posterior. En el lado interno la muela es algo comprimida en su parte anterior y mas convexa en su parte posterior, con una sola faja de esmalte mediana, sin presentar aquí el mas mínimo vestigio del surco interno, de la columna interna y del repliegue de esmalte entrante que presentan en la parte interna las muelas de Toxodon y Toxodontherium. La cavidad pulpal es muy grande, comparable á la de las muelas de los edentados, y se estiende en forma de embudo hasta mas de la mitad del largo de la muela. Largo de la muela, siguiendo la curvatura esterna........... 0"120 Diametro ántero-posterior de la COTODA.........o.oooo... ¿. - ONUDS Diámetro transverso de la corona en su parte mas ancha..... 0 031 Ancho de la faja de esmalte esterna anterio0T................ 0.036 Ancho de la faja de esmalte interNa.........o.oooo..... OA Ancho de la parte pos— ( en el lado esterno........ ct temor isinsesmalter e (enel lado eno O 019 Ancho de la faja sin esmalte interna-anteri0T................ 0 012 La otra muela, que supongo sea la tercera ó cuarta supe- rior derecha, es algo más cilíndrica, pero por lo demás com- pletamente igual á la anterior con excepcion de su tamaño bastante menor. Largo de la muela siguiendo la curvatura esterna........... 0"103 =S Anfero-posteriOT +... ..ocosssnss.s .. .0. 038 A | ¡ARS VETO ita cartas O 026 Ancho de la faja de esmalte esterna-anteri0T......o..o.oooo... 0 023 'Amcho de la faja de esmalte Interna... ....o coo... uscso 0 019 Ancho de la parte pos— f en el lado esterno............... O 024 terior sin esmalte... | en'el interho...... CARAS sy TOROZ0 Ancho de la faja sin esmalte interna-anteri0r........... «2. 0008 El tercer diente, que supongo sea el canino superior iz- quierdo del mismo animal, es tambien de seccion transversal un poco elíptica, corto, arqueado, con la raiz abierta por una cavidad en forma de embudo, y con dos fajas de esmalte, una anterior esterna, y otra interna, quedando entre la una y la ÍA otra una faja sin esmalte colocada en la parte anterior interna. La parte posteriorestá completamente desprovista de esmalte. Largo del diente siguiendo la curvatura esterna............o.. 0061 Largo del diente siguiendo la curvatura interda.............. O 036 5 AMLO -POSTO MON ccoo ono O 022 spa: Jl Helio PORT 280 E 0 016 Ancho de la faja de "esmalte anterior esterna..........o.... «40170014 Ancho de la faja de esmalte interna............... ls ars 0008 Ancho de la faja sin esmalte, anterior interda................ O 004 La talla del Haplodontherium Wildei debia ser compa- rable á la del rinoceronte. Dedico la especie al Dr. D. Ebuarbo WiLbeE, actual Mi- nistro de Justicia, Culto é Instruccion Pública de la República Argentina, queriendo con esto rendir tambien á mi vez una manifestacion de aprecio y simpatía á quién con tanta firmeza ha defendido la causa del progreso contra los avances del oscurantismo. TYPOTHERIDEA Protypotherium antiquum, Axr6H. Catálogo de la seccion de la provincia de Buenos Aires en la Expo- sición Continental Sud-Americana, pág. 39, ano 1882. Eseste un género y una especie aún sin describir, que no hice mas que nombrar en el catálogo mencionado, basán- dome sobre un fragmento de mandíbula inferior incluyendo una parte de la sínfisis, aunque sin un solo diente. Sin em- bargo podíase reconocer por la forma de esta parte de la mandíbula, que se trataba de un animal del órden de los pentadáctylos, bastante parecido al Typolherium aunque mucho mas pequeño. T. yu 6 OA No he visto en la coleccion del señor ScaLABRINI nada que se pueda atribuir á este animal, pero entre los objetos del Paraná recojidos por el señor Roth hay un pedazo de mandíbula con dientes que pertenece indisputablemente á mi Protypotherium antíquum, pieza que, aunque no forma parte de la coleccion que describo, como procede del mismo yacimiento y representa una especie que en ella no figura, creo me será permitido dar sus principales caractéres. El fragmento de sínfisis de la mandíbula inferior, que me sirvió de base para la fundacion del género, es ancho y aplastado en sentido vertical, muy parecido en su parte cón- cava interna al Typotherium, pero mas aplastado en su parte inferior, y con una depresion semilunar en la parte posterior de la sínfisis. El foramen mentale situado en la parte sinfisaria es un agujero elíptico, de unos 6 mm. de diámetro mayor. Las dos ramas de la mandíbula están tan íntimamente unidas formando un solo hueso que en ninguna parte se vé la mas mínima traza de sutura. La parte ante- riorestá rota, pero todavia se distinguen en ella seis alvéo- los horizontales en los que sin duda se implantaban seis incisivos. Al nivel del agujero mental, tiene la sínfisis 20 mm. de ancho y 14 mm. dealto. La pieza del señor RorH es un pedazo del lado derecho de la mandíbula inferior, con las cuatro últimas muelas y parte del alvéolo de otro molar anterior, de modo que el número de muelas era por lo menos de cinco en cada lado de la mandíbula inferior. Estas muelas eran sin raices sepa- radas, abiertas en la base, y construidas sobre el mismo tipo general que las del Toxodon y Typotherium, con una capa de esmalte, que parece haber sido contínua en algunas muelas, ó á lo menos con no tantas interrupciones como en las muelas del género Toxodon, y todas en série contínua muy apretadas unas á otras. La primera muela existente que corresponde al cuarto y último premolar si la denticion fuera completa y normal, RA es mas pequeña que las otras, dividida en dos partes des- iguales, una anterior mas grande y otra posterior bastante mas pequeña; esta division es producida naturalmente por dos surcos perpendiculares opuestos, uno colocado sobre el lado interno, y el otro sobre la esquina póstero-esterna,. Las dos muelas que siguen, primero y segundo verda— dero molar, están divididas en dos partes ó lóbulos mas iguales, por dos surcos opuestos, uno interno, poco mar— cado y acompañado de una pequeña columna formada por la parte póstero-interna del primer lóbulo, y el otro esterno, mas profundo y que forma en la corona un pliegue entrante parecido al que presentan las muelas de los caballos y de varios otros mamíferos de órdenes distintos. La ultima muela, algo mas grande que las demás, está dividida en tres partes ó lóbulos formados por tres columnas en cada lado (esterno é interno ), separados por dos surcos. La corona de las muelas está bastante gastada y escavada en el centro como las del género Typotherium. La rama ascendente parece empezaba á levantarse inme- diatamente detrás de la última muela, Dimensiones Espesor de la mandíbula debajo de la última muela....... . 0”008 Diámetro de la primera muela existente. ( ántero-posterior. 0 006 DUARTO PrOMOJAE Jerucas ohm thaen o / transvers0...... O 00415 Diámetro del primer verdadero molar ( ántero-posterior. 0 0075 segunda muela existente ).......... | transvers0...... O 004 A An ántero-posterior. 0 0075 Diámetro de la penúltima muela....... Ñ pe | l transvers0...... 0 004 5 ds ántero-posterior. 0 010 Diámetro de la última muela........... Po Poner pd l transvers0...... O 0035 Longitud de las cuatro muelas reunidas.................. O 031 La talla del Protypotherium antiquum debia ser algo mas considerable que la de la vizcacha existente. PERISSODACTYLA MACRAUCHENIDEA Scalabrinitherium Bravardi, AmrcH. Bol. de la Acad. Nac. de Cienc., t. V, pág. 108 y 281, año 1883. Los nuevos restos que conozco de este animal, son de ver- dadera importancia, por cuanto al mismo tiempo que confir- man los lazos de parentesco filogénico que lo unen con la Macrauchenia Ow., establecen con mayor precision la ne- cesidad de separar ambos animales en dos géneros bien distintos, que, para evolucionar del uno al otro, deben haber pasado por un número todavía bastante crecido de formas intermediarias. Esos restos son: dos verdaderos molares superiores aislados, la parte anterior del cráneo con gran parte de la dentadura, tres premolares inferiores aislados, un incisivo igualmente inferior, y uno probablemente supe— rior, y por último un fragmento de la parte posterior de la mandíbula inferior, cada una de estas piezas procedentes de un individuo distinto. De los verdaderos molares superiores del Scalabrinithe- rium no conocía hasta ahora mas que los dos últimos del lado izquierdo que me sirvieron de base para la fundacion del género. Esos dientes pertenecían á un individuo todavia bastante jóven, por lo que no pude apreciar los verdaderos caractéres de las muelas del individuo adulto, y además, como las dos muelas estaban todavía implantadas en un fragmento de maxilar, tampoco me fué posible determinar exactamente el número de raices, que suponia ser de cuatro. EN > AE Las dos muelas aisladas que ahora tengo á la vista, me per- mitena conocer que los verdaderos molares superiores del Scalabrinitherium solo tienen tres raices, dos en el lado esterno, que corresponden respectivamente á los ángulos esternos anterior y posterior, y una muy ancha en el medio del lado interno. Estas raices son cortas y cerradas en la base. Las dos muelas actuales, pertenecen á individuos adultos, de manera que puedo examinar ahora el aspecto de estos dientes cuando ya están gastados por la masticación, y cons- tatar que en efecto, como lo preveía ya en mis primeras noli- cias, las muelas del Scalabrinitherium viejo se parecen mas á las de la Macrauchenia que las del individuo jóven !, lo que bajo el punto de vista del parentesco filogénico que pue- de existir entre ambos generos viene á concordar con el hecho inverso de que las muelas de la Macrauchenia jóven se parecen mas á las del Scalabrinitherium que las de la Macrauchenia adulta. Pues segun las leyes de la ontogenia y de consiguiente de la desaparicion de un órgano por reincor- poracion *, del mismo modo que la presencia de un carácter en el embrion ó enla juventud indica la antigua existencia de ese carácter en un antepasado como distintivo entonces del estado adulto, del mismo modo la ausencia en el individuo adulto de un carácter de la juventud, es un estado precursor del carácter que distinguirá los sucesores. Una de las muelas en cuestion es tan voluminosa que no sería difícil procediera de otra especie mas grande, distinta del Scalabrinitherium Bravardi. La parte esterna fuerte- mente desarrollada presenta absolutamente el mismo aspecto que las muelas del individuo mas jóven que me sirvieron de tipo para la creacion del género, con su cingulum caracte- rístico, ete. La parte interna ha perdido por la masticación la mayor parte de las puntas descritas en el individuo jóven, * Bol, de la Acad. Nac. de Cienc., t. Y, pág. 111, año 1833. * Filogenía, pág. 280 y siguientes. E y la superficie masticatoria presenta una mayor analogía con la Macrauchenia, particularmente por tres pozos de esmal- te, uno mas pequeño hácia el medio y completamente aislado, y los dos otros colocados respectivamente en los ángulos ántero-interno y póstero-interno. El esmalte que tapiza estos últimos dos pozos se continúa hasta reunirse con el borde del lado interno con el que forma una cresta que todavía no ha atacado la masticacion. La escotadura del centro del lado interno se presenta igualmente con poca diferencia como en el individuo jóven. La muela es muy arqueada y presenta las proporciones siguientes: A Ie AS Í ero ABE nan A O 0035 EME poosd est cle E a RE 0 021 (“enel lado Internos: ax cam ch , O 008 AO o oo (ten eliesterno ao aa O 039 Dismetro"derlas Mralcesesternnas ar ii TN O 008 Amechotde la Traza A e 0 018 Largo dede raices tol a cada bla a ia ANS Me 10 á 14 mm. Como acabo de repetirlo, estas dimensiones denotan un animal de gran talla, tan grande como la Macrauchenta, y se- gun todas las probabilidades distinto del Scalabrinitheritum Bravardi. Contentóme con indicar el hecho, pues por ahora, consecuente con la conducta que desde un principio me he impuesto, y hasta tanto no conozca otros materiales reuno todos estos restos bajo el nombre específico del encabeza- miento. La otra muela superior es de un individuo sumamente viejo, que tiene la corona casi completamente gastada por la masti— cacion, de manera que la corona muestra cuatro pozos de esmalte aislados. Las tres raices son muy voluminosas y cer- radas en la base, pero la interna sobre todo, alcanza un des- arrollo verdaderamente estraordinario, ocupando casi toda la longitud del lado interno de la muela. Las dimensiones de esta pieza son: AN JEER ¿ [ ántero—posteri0T....oooooooooo.. 0”030 e a Coronas AAA AR O 024 (¡EMOL LAdO MIEDO Z. is 0 003 o ÓS / en el lado esterno.............. . 0011 'AMOMO de las Tálces esternas...c.o.mo..=....... E 0 013 Ancho de la gran raiz interna................... A A O 025 Los tres premolares inferiores son de tres individuos dis- tintos, y en cuanto á la corona nada de nuevo tengo que decir al respecto, si no es que se parece mucho á los premolares del Oxyodontherium y que son por lo demás completamen- te iguales al premolar inferior del Scalabrinitherium ya descrito en mi memoria precedente sobre los fósiles del Paraná *, por lo que creo inútil entrar aquí á su respecto en una nueva descripcion. Sin embargo, como el premolar antes descrito estaba im- plantado en la mandíbula no pude observar las raices por lo que no dije de ellas una palabra; estas en número de dos por cada premolar, son muy largas y divergentes formando una es- pecie de orquilla, y en los ejemplares enteros igualmente cer- rada en la base. La corona de estos ejemplares tiene de 23 á 26 mm. de diámetro ántero-posterior, 12á 14 mm. de diáme- tro transverso y 20 mm. de altura aquella que está menos gas- tada por la masticación. El largo de las raices en el único pre- molar bien intacto es de 23 mm. El incisivo inferior que atribuyo al mismo género, participa en su construccion del tipo de los premolares, con la diferen- cia de que tiene una sola raiz, y siendo sin duda alguna de un individuo jóven debia probablemente cambiar bastante de forma en el individuo adulto. Esancho, aplastado y encorva- do sobre sí mismo casi en forma de cuchara. En su cara ester- na el esmalte se continúa sin interrupcion hasta la raiz: en la parte interna la capa de esmalte termina en la base en un * Bol. etc., pág. 283, año 1884. MEA > DIR reborde ó congulum muy pronunciado, de cuya parte media . sale una arista que á manera de lo que sucede con los pre— molares se dirije hasta la corona en donde es pronto atacada por la masticacion formando entónces una especie de estribi- llo interno. Esta arista divide la cara interna ó posterior del diente en dos partes, que forman dos especies de fozos 6 cavidades que debian ir rellenándose con la edad del animal. Los incisivos de la primera denticion de la Macrauchenta Ow. tienen una forma algo parecida, y en el Diastomico- don Ame6H. los mismos incisivos de la segunda dentición muestran una conformacion parecida hasta una edad bastante avanzada. La raiz del incisivo está rota. La corona tiene 13 mm. de ancho, 8 mm. de grueso, 15 mm. de largo la parte interna esmaltada, y 25 mm. la esterna ó anterior. El incisivo que atribuyo á la mandíbula superior, supon- go es el primero esterno del lado derecho: es de un tamaño considerable y de seccion transversal triangular. Pertenece á un individuo de edad ya muy avanzada, pues está bastante gastado por la masticación, sin presentar trazas de esmalte ni en la corona, ni en la parte interna, y solo sí, una faja bastante larga, ancha arriba y estrecha abajo, en su cara anterior. En la corona tiene un diámetro de 12 mm., y Ja faja de esmalte que cubre la cara anterior 25 mm. de largo. La raiz está rota, sin embargo puede conocerse que aun no es- taba cerrada. El largo del diente sin tomar en cuenta la curva que describe, es de 42 mm. El fragmento de cráneo del Scalabrinitherium mencio- nado mas arriba, comprende el intermaxilar y parte anterior de los maxilares y paladar, con los incisivos y caninos ó al- véolos correspondientes, y los tres premolares que siguen en cada lado. Los dientes tienen la corona. casi completamente usada por la masticacion y han desaparecido casi por com- pleto las trazas de sutura, de modo que se trata de un indi- viduo sumamente viejo. La forma general de esta parte del cráneo es muy parecida Ea 0 ATT á la de la Macrauchenia, con la diferencia de que su parte superior es mas aplastada, el hueso incisivo parece unirse con los maxilares algo mas atrás, y la línea mediana superior en forma de cresta formada por la interposicion del vomer entre los maxilares es menos desarrollada y completamente nula en su parte interior en el límite del hueso incisivo. La parte anterior del cráneo del Scalabrinitheritum que comprende el hueso y los dientes incisivos difiere de la Ma- erauchenia por presentar lo dos incisivos medianos implan- tados de un modo divergente quedando entre uno y otro, en el borde alveolario, un espacio considerable, deprimido en forma de cavidad en su parte superior. Los tres incisivos de cada lado, tambien están separados entre sí, pero por espa- cios menos considerables. El canino, ó lo que se ha dado en llamar canino en la Ma- crauchenia tiene en Scalabrinitherium como en el géne- ro mencionado, la forma de un premolar, con dos raices distintas, y como tal debe considerarse en mi humilde opi- nion. El verdadero canino debe haber desaparecido en el transcurso de su evolucion, ó ha tomado la forma de un inci- sivo, quedando el número de éstos completos por la desapa- ricion del par mediano, lo que seria bastante verosímil si se tiene en cuenta el ancho diastema que en Scalabrinithe- rium separa el par de incisivos medianos entre sí. Los tres premolares que siguen muy gastados en la coro- na en la que no queda ningun vestigio de repliegues ni de pozos de esmalte, aumentan de tamaño hácia atrás, y pre- sentan en su parte esterna en la base de la corona un rebor- de de esmalte ó cingubum tan desarrollado que tiene hasta tres milímetros de alto. Este congulum se encuentra tam- bien á la base de la parte esterna de la corona de lo que se llama canino, lo que para mí no deja ya duda alguna de que se trata del primer premolar. El paladar tambien es muy distinto del de la Macrauche- nia particularmente en su parte anterior, debido probable- “Gi mente al modo de implantacion de los incisivos y premolares distinto en ambos géneros. En la Macrauchenta los seis incisivos están colocados en la parte anterior en forma de semicírculo, mientras que en Scalabrinitherium solo un par de incisivos y separados entre sí por un diastema están colocados en la parte ante- rior; los otros cuatro incisivos están colocados sobre los lados siguiendo la misma línea que los molares. Resulta de esta particularidad que el paladar de la Macrauchenta es ancho en su parte anterior detrás de los incisivos, angostán- dose luego al nivel de los que se llaman caninos y de los premolares siguientes, para enancharse otra vez hácia atrás. En el Scalabrinitherium al contrario el ancho del paladar vá disminuyendo gradualmente hácia adelante á partir de los primeros premolares hasta los incisivos medianos. El agujero incisivo, dada la prolongacion del hueso incisi- vo mas hácia adelante, parece colocado mas hácia atrás. Pero una diferencia notable aparece en la colocacion de los aguje- ros palatinos, que empiezan en la Macrauchenia casi en la parte posterior del paladar al nivel de la antepenúltima mue- la y vienen á reunirse al agujero incisivo. Estas impresiones faltan en Scalabrinitherium estando probablemente repre- sentadas por dos surcos angostos, profundos y muy cortos, que se estienden detrás de los agujeros incisivos como una prolongación de éstos, pero que terminan sin duda en una perforacion que representa el foramen palatinum. La parte del paladar comprendida entre los premolares forma un fondo cóncavo bastante profundo. Las medidas que siguen pueden hasta cierto punto, y por ahora, suplir la falta de dibujos. Longitud de la parte superior del cráneo á partir del borde anterior del intermaxilar hasta encima de la parte poste- nor del terco Pre o oie o RAS 0"132 Alto del cráneo encima del tercer premolar, siguiendo la cur- vatura esterna que parte del borde alveolar y termina en la — 91 línea mediana superior en que se unen ambos maxilares ... Ancho del cráneo encima de los dos incisivos medios........ Ancho del cráneo encima de ambos caninos .......o....... . Ancho del cráneo encima de los dos terceros premolares..... Longitud de la parte existente del paladar á partir de la parte anterior del intermaxilar á la parte posterior del tercer pre- A Aula A A A Ancho del paladar entre los dos incisivos medianos......... Ancho del paladar entre los dos segundos incisivoS......... Ancho del paladar entre los dos últimos incisivoS........... Ancho del paladar entre los dos supuestos caninos ......... Ancho del paladar entre los dos segundos premolares....... Ancho del paladar entre los dos terceros premolares........ Ancho del diastema que separa entre sí los dos incisivos me—- A A arab ia as Ancho del diastema que hay entre el primero y el segundo incisivo. A E a aa e A E Ancho del dlsitonia que hay entre el aculido y el tercer in— WO E A A AR A NA Ancho del diastema que hay entre el tercer incisivo Ap el ca—- E A Aoc dd Ea e a da o Ancho del diastema que hay entre el canino y el primer pre- in apa dieta eras no AAA AAN ee ala Los premolares se tocan entre sí, Diámetro del primer incisivo en el borde alveolar........... Diámetro del segundo incisivo en el borde alveolar........... Diámetro del tercer incisivo en el borde alveolar............ y ántero-posterior ..... Íransverso .......... ántero-posterior.... ÍTansversO.......... ántero-posterior..... WAansvers0......»...-. ántero-posterior... transvers0.......... Distancia ocupada por los tres incisivOS.........o..oooo.... Distancia ocupada por los tres premolares.............. son Distancia del borde anterior del primer incisivo á la parte posterior del tercer premolar................ A Diámetro del canino premolariforme. o Diámetro del primer premolar...... Diámetro del segundo premolar..... pu nn o a, Diámetro del tercero premolar...... 0”058 0 030 0 058 O 068 O 120 0 015 0 019 O 039 O 042 0 036 0 035 0 014 O 004 O 006 O 001 O 004 O 008 O 009 O 009 0 015 O 010 O 020 0 015 0 022 0 017 O 021 0 017 0 037 O 060 0 117 El fragmento de mandíbula inferior es la parte posterior "a Le de la rama horizomtah del ¡ado dere = 2 que soncuen- tras implantados los des sitios antarrs. Esta pate de la acadíbalz, advo 3 tzmaño nas penaeño. + immale la Ma coraurhenia. Los des altimos molarr= diñerea de 2 demas melas del Msn mima por a sena del ride de male =» la hase de la corona 2 4 lado terme. Es mato al enguium del lado esterno. spexas se en pemmeñisimes vestzios que descienden de los menios miernos amtertor y josierior para desagarr->7 —mplrtamnente ames de lezari borde alvenlarno 3070 20 1e Jadido se=urarme de «ame talmente no exste angquíimn == la hase misma de la coma pues esta penetra +2 2 aivesjo sespando 2 la SÍSeTTAacia. Estas muelas + pesar de === “isa smilitud eovias de la Macrawhenia producda por la Gita de cimqulim basal 4 0 pequeño desarmiilo. difieren de las de dicho gnero en que el lobulo pesiermor de los verizmilerns molaes esca- vado en el lado interno sara ormar ana zram cavidd en for ma de media luna 7 de fondo amcavyo presenta Un cerro mtermediario suplementario que == levanta -n úrma de columna desde la base de la arma y leza ñasia 4 cuspide en donde forma por la asara que produc= la mastiación un estribo que parte del fundo merava de la media lua mier- nandose hacia adentro. Ademas =m taminen meho mas eomprimidas que las correspendientes de la Marauche- ma. Dimensiones Alto de la mandíbula, debajo del penúltimo molar. .......- Alto de la mandíbula, debajo del último malar. -——-..- Espesor de la mandíbula -ntre la ulbuma y >enuliima muels. 20. j ántero-posterior ...... 0”031 A AA E j en la parte interna.... 0018 " | en la parte externa.... 0019 Diámetro de la última muela..... MO dela COTO. >= usa sa Por las descripciones que preceden se vé claramente que á medida que se ván encontrando nuevas piezas del esque- leto del Scalabrinitherium aumentan igualmente los ca- ractóres distintivos que lo separan génericamente de la Macraucheníia. Scalabrinitheriam Rothii, Axmercu. sp. £. Varias muelas bastante mutiladas de la coleccion del Sr. ScaLabrint hiciéronme sospechar la existencia de una se- gunda especie de Sealabrinitherium, de tamaño reducido, pero lo incompleto de esas piezas no me habrian permitido anunciar la existencia de esta segunda especie mas pequeña. Afortunadamente, al examinar en San Nicolás los objetos del Paraná recojidos por el Sr. Roth, ví varias muelas ais- ladas intactas, de individuos adultos, que por su tamaño relativamente diminuto no dejaban duda sobre la existencia de la segunda especie mas pequeña, y ademas un fragmento de maxilar superior izquierdo de la misma especie pequeña, en el que están implantados los cuatro últimos molares. Esta última pieza, pertenece á un individuo muy viejo, las muelas están muy gastadas por la masticación, pero con- servan perfectamente desarrollado el comgulum basal es- terno, y algunas presentan fuertes depósitos de cemento. Los dos primeros verdaderos molares superiores implanta- dos en el fragmento de mandíbula tienen tres pozos de es- malte aislados en la corona, y los dos últimos molares tienen cuatro, uno anterior y uno posterior mas grande, y dos in- termediarios mas pequeños. La cuarta muela particular— mente está en parte cubierta por un fuerte depósito de ce- O. mento. Todas estas muelas tienen tres raíces dispuestas del mismo modo que en el S. Bravardi. Dimensiones Diámetro del primer verdadero y ántero-posterior ........... 0”016 molar SUperior q... dejo | transverso..... AOS ¿20 OS Diámetro del segundo verda— ( ántero-posterioT........... 0 019 dero molar superior......... l transverso..... AO 0 016 Diámetro del tercero verdadero y ántero-posteri0r........... O 022 molar SuUperl0r............ Uirans verso Ario. 50% .« . 0019 Diámetro del cuarto y último ( ántero-posterior...... al HOROZO verdadero molar superior... | transversO.......... sano OO Longitud de las cuatro muelas unidas............. A 0 080 Designo la especie con el nombre de su descubridor, el hábil coleccionísta Sr. SANTIAGO ROTH. Mesorhinus piramydatus, AMEGH. Jen. Y Sp. NM. Nuevo género de la familia de los macroquénidos, repre- sentado tan solo por la punta anterior del cráneo, compren- diendo el intermaxilar con una pequeña parte anterior de los maxilares, en cuyo fragmento se vé, los alvéolos de los in- cisivos, parte de los alvéolos de los caninos, y parte de la apertura nasal anterior. Aunque tan pequeña, esta pieza basta para demostrar que se trata de un género de una conformacion muy especial, particularmente en la forma de la nariz, cuya apertura no está colocada tan hácia atrás como en Macrauchenia, acer- cándose así mas á la forma ccmun en los perisodáctilos, y especialmente á la del caballo. Es decir que se trata tambien aquí de una forma intermediaria, de cuya importancia pronto se podrá juzgar. Es de regla en los mamíferos, que el intermaxilar cuando 0105 existe, forma el límite de la apertura anterior de la nariz, cuyo límite posterior está formado por los huesos llamados nasales. La Macrauchenta forma una excepcion, que, siendo ella su principal carácter distintivo debe ser comun á los demas animales que por los caractéres secundarios de la denticion, ete., se colocan en la familia de los macroquéni— dos. En la Macrauchenia el intermaxilar se suelda en toda su estension posterior con los maxilares que se unen á su vez sobre la línea mediana superior, soldándose íntimamente con el vomer para formar un techo contínuo, y solo atrás de los maxilares, casi en la mitad posterior del cráneo, aparece la apertura nasai. En gl Scalabrinitherium hemos visto la misma forma, y debe encontrarse igualmente mas ó menos típica en el Diasiomicodon Amecm., y Oxyodontherium ÁMEGH. En el Mesorhinus, este carácter no se presenta con la forma típica de la Macrauchenia y Scalabrinitherium. El intermaxilar, como en estos dos géneros, tampoco toma parte en la formacion de la apertura anterior de la nariz, pero dicha apertura tampoco se encuentra en la mitad poste- rior del cráneo, sinó en la parte anterior de los maxilares, ocupando así un lugar intermediario eutre el que ocupa en la generalidad de los mamíferos terrestres, y el que ocupa en la Macrauchenia, de ahí el nombre de Mesorhinus con que he designado esta forma intermediaria. La punta del cráneo formada por el intermaxilar en vez de ser deprimida como en Macrauchenia y Scalabrinithe- rium, se eleva en forma de techo, sin que se aperciba la sutura entre el intermaxilar y los maxilares. Estos últimos se reunen detrás del intermaxilar en un punto medio que se eleva como una especie de pirámide, detras del cual empieza inmediatamente la apertura de la nariz, cuyo principio 0 es- pina nasal forma la cúspide de la pirámide que viene á quedar colocada encima de los alvéolos que ocupaban los caninos. Las partes laterales de esta apertura, en la parte conservada están A y igualmente formadas por los huesos maxilares. El principio de la apertura nasal, ó sea la espina nasal, está situada á dis- tancia de 34 mm. de la parte anterior del intermaxilar. La apertura empieza bajo la forma de un canal angosto de. dos milímetros que se vá enanchando hácia atrás y aumentando de profundidad de modo que él constituye un plano inclinado que unos 24 mm. mas atrás de la espina nasal se convierte en un agujero que lo pone en comunicacion con el paladar en un punto que debia encontrarse entre los primeros molares. En este punto, la apertura nasal entre los maxilares ha adqui- rido un ancho de cuatro milímetros. Los incisivos faltan todos pero existen los 6 alvéolos in- tactos que demuestran estaban dispuestos de una manera un poco distinta que en Macrauchenia y Scalabrinitherium. Los dos incisivos medios estaban implantados de un modo divergente, partiendo sus raices de un punto comun ó vértice situado en la parte mediana y formando en la parie anterior del intermaxilar un diastema bastante dilatado, conformación idéntica á la que presenta el Scalabrinttherium, pero los tres incisivos de cada lado en vez de estar implantados á una cierta distancia uno de otro como en este último género, estaban colocados uno al lado del otro sin ningun espacio intermediario, y los caninos á solo 2 mm. de distancia de los incisivos esternos. En la parte superior se nota que en el espacio del inter- maxilar que se estiende entre ambos incisivos medios para formar el diastema, es deprimido, formando una especie de canal de fondo cóncavo, en el que se vén colocados en línea transversal dos pequeños agujeros circulares de algo mas de un milímetro de diámetro, que penetran en el interior del hueso á distancia de siete milímetros de la parte anterior del borde alveolario de los incisivos medios. La parte interna ó paladar, preséntase entre los incisivos profundamente escavado, con una impresion circular profun- da en su parte anterior entre ambos incisivos medios, que se 0 A prolonga hácia atrás en forma de un surco angosto y profundo limitado lateralmente por dos láminas óseas delgadas que lo separan de otras dos impresiones laterales mas anchas y de fondo cóncavo que parten del segundo par de incisivos diri- jiéndose hácia atrás. Las tres impresiones se reunen en un surco profundo que termina atrás en la perforacion que comu- nica con la abertura nasal superior, de modo que dicha per- foracion parece representar los agujeros incisivos. Dimensiones Aucho del diastema que separa los incisivos medios en la parte superior..... ps a is A 0”007 Ancho de la parte superior entre el segundo par de incisivos. 0 020 Ancho de la parte superior entre el tercer par de incisivos..... 0 029 Ancho entre el diastema que separa el canino de los incisivos. 0 035 Ancho del diastema que separa los incisivos en la parte interna 0 005 Ancho del paladar entre el segundo par de incisivos..... 2109 0;016 Ancho del paladar entre el tercer par de incisivos....... de aña +: 0 082 Diámetro de los alvéolos........ e ds A A O 007 Espacio longitudinal ocupado por los alvéolos de los tres inci- AAA AA A TO A A U 024 Los incisivos estaban colocados más hácia adelante que en Sealabrinithertum, dirijidos en sentido mas horizontal, y, á juzgar por el diámetro de los alvéolos, de un tamaño relati- vamente considerable. Los caninos por los pedazos de alvéo- los que quedan en el fragmento, parece debian ser igualmente de tamaño considerable, muy curvos y simples ó sea de una sola raiz; siesto último se confirmara, los caninos del Me- sorhinus diferirian completamente de lo que se ha dado en llamar caninos en la Macrauchenia y Scalabrinitherium. El macroquénido que por la forma de la nariz mas se acerca al Mesorhinus es el Nesodon del mioceno de Pata- vgonia. El tamaño de este animal debia ser comparable al del guanaco. TT. Vi, -) EQUINA Hipphaplous, Arch. Catálago de la seccion de la provincia de Buenos Atres en la Exposi- cion Continental Sud-americana, pág. 39, año 1882. Es este un género particular de la familia de los équidos, cuyas muelas inferiores están caracterizadas por la ausencia de los pliegues entrantes en forma de media luna que pre- sentan las muelas inferiores de las especies de los géneros Equus Lix., Hipparion Cmrist., Hippidium Ow. ete., por la capa de cemento esterno ausente ó muy delgada y por un espesor considerable de las mismas muelas en proporcion del largo. Fundé el género sobre restos de dos especies distintas, H. Bravardii y H. Darwinti, que no hice mas que nombrar en el catálago arriba mencionado, quedando hasta ahora y á pesar mio sin describir, aunque espero que no ya por largo tiempo. En las colecciones recojidas por el SR. SCALABRIM, en los terrenos antiguos del Paraná, hay una muela que pertenece al mismo género, pero á una especie muy distinta de las dos pampeanas arriba mencionadas, que designaré con el nom- bre de Hipphaplous entrerianus, ÁMEGH. sp. 2. La muela que representa esta especie, es la última del lado izquierdo de la mandíbula inferior. Está dividida en tres partes ó lóbulos como la misma muela del caballo, pero es mas ancha en su parte anterior, y los dos primeros lóbulos están mas desarrollados formando dos medias lunas con la O al convexidad hácia adentro y muy pronunciada. Tiene dos raices cortas y sin esmalte, y una corona esmaltada de unos 19 mm. de alto, pero como es de un individuo muy viejo, es indudable que la misma muela de un individuo jóven debe ser mucho mas larga. La capa de esmalte que rodea la muela es muy gruesa, es- triada perpendicularmente y forma una columna en su parte anterior enfrente de la parte posterior de la penúltima muela. En el lado esterno forma dos pliegues, uno anterior que de- limita los dos lóbulos anteriores, y carece del pequeño re—- pliegue secundario del género Equus acercándose en esto á Hippidium Ow., y otro posterior mas ancho y aplastado entre los dos lóbulos posteriores. En el lado interno hay un repliegue anterior muy profundo que se dirije de adelante hácia atras y corresponde al mismo del caballo, y un pliegue posterior apenas indicado entre los dos lóbulos posteriores. Los dos lóbulos internos anterior y posterior están bien pro- nunciados y convexos, pero el intermediario mas ancho es aplastado y con una depresion perpendicular en su parte mediana. Trazas de cemento, apenas se ven en uno que otro punto, estando casi en todas partes el esmalte á descubierto. La corona está muy gastada formando una cavidad á causa de la lámina de esmalte que rodea la muela que sobresale de uno á dos milímetros sobre la superficie masticatoria. Mas no quisiera que se creyera que afirmo que en la juventud no puedan haber existido en la corona repliegues mas compli- cados. Tiene esta muela 35 mm. de diámetro ántero-posterior, 19 mm. de diámetro transverso en el lóbulo anterior, 14 mm. en el lóbulo mediano y 6 mm. en el lóbulo posterior. Las raices están completamente cerradas en la base. La talla del animal debia ser la del caballo. — 100 — . TAPIROIDEA Ribodon limbatus, ÁMEGH. 3 Bol. de la Acad. Nac. de Cienc. t. v, pág. 112, año 1883. Fundé este género en mi primera nota sobre los mamíferos fósiles del Paraná, estableciéndolo sobre un solo molar su- perior dé caractéres muy particulares, que no me parecieron resultados de una anomalia en el desarrollo de esa muela, presentándoseme mas bien como los caractéres bien definidos de la dentadura de un animal todavía desconocido. Cuando recibí la segunda coleccion de restos de mamíferos de los mismos yacimientos, sorprendióme no ver ningun diente que presentara los raros caractéres que habia observado en aquel que atribuia al desconocido ser que habia designado con el nombre de Ribodon y viniéronme dudas de si tal vez me habia equivocado en la determinacion y la muela aludida no hubiera sido en realidad sinó una anomalía. Pero, en la coleccion que ahora tengo á la vista hay tres nuevas muelas superiores, seguramente de individuos dis- tintos, puesto que fueron encontradas aisladas, que presentan absolutamente los mismos caractéres que la primera que tuve ocasion de examinar. La existencia del género Ribodon está asi bien establecida. Sobre la forma general de estas muelas poco tengo que agregar, pues ellas corresponden en un todo á la que sirvió de base á mi primera descripcion. Cada muela se compone de dos cerros transversales que usándose por la masticacion producen las dos figuras transversales de que hablé en la des- cripcion del ejemplar anterior. Lo que en este último mas me habia llamado la atencion era la pronta pérdida por la usura del esmalte en la cumbre de los cerros y el rápido desgasta- Rod, Y Has miento de la dentina subyacente para formar los dos profundos pozos que reemplazan con la edad los dos cerros transver- sales. Atribuí este desgastamiento á la falta de una pronta deposicion de una capa de cemento que reemplazara el es- malte. Es este desgastamiento profundo de la dentina que consideré como uno de los principales caractéres de las mue- las del hasta entonces desconocido Ríbodon, y como lo acabo de repetir, las que tengo á la vista presentan el mismo des- gastamiento, con la única novedad de que algunos de los po- zos, los mas profundos, están cubiertos por una delgadísima capa de cemento, que empezaba á depositarse en edad muy avanzada para impedir el completo desgastamiento de las muelas. Las tres muelas actuales, como la primera que tuve á la vista, tienen una corona que termina en sus superficies perpendiculares anterior y posterior en planos perfectos, per- fectamente pulidos, en algunos de los cuales hasta ha des— aparecido el esmalte, confirmándose así mi primera deduccion, que las muelas en este animal debian estar muy apretadas unas contra otras. En la primera muela no existia mas que la corona, por lo que no pude decir nada de las raices. En dos de las actuales, tambien no existe mas que la corona, pero en la tercera hay las bases de dos raices rotas y una tercera casi completa, que permite reconocer estaba cerrada en la base. Dada la confor- macion idéntica que presentan en la corona, es dado suponer que cada una de estas muelas estaba provista de tres raices cerradas en la-base y de unos 18 á 20 mm. de largo. Estas raices estaban colocadas una en cada uno de los ángulos án- tero-esterno y póstero-esterno comprimidas en sentido ántero posterior, y la tercera estaba colocada en l: parte interna de las muelas, comprimida probablemente en sentido transversal. He aquí las dimensiones de estas tres muelas : Segunda 6 tercera superior del lado derecho: ¡ ántero-posterioT........... 0018 Diámetro..... Error do . AO AMA O 019 — 102 = en la parte interna........ 0”0065 ! en la parte esterna......... 0 0085 Quinta superior del lado derecho: Alto de la corona........ A Dias [ ántero—posterioT .......... 0018 "A e ITAnSVerSO3. ..... no 35 05002 y en la parte interna....... . 0 006 A AE en la Dd esterna......... 0 (008 Sesta superior del lado izquierdo: a Vr AE ántero—posterioT ......... . 0.020 AA a Ate E O OS Tu poes AC dle / en la parte interna........ O 007 l en la parte esterna........ 0 0085 Vése por las precedentes medidas y las que dí de la pri- mera pieza conocida, que las muelas del Ribodon eran con corta diferencia de igual tamaño, pero siempre de mayor diá- metro transverso que ántero-posterior. Hay además en esta nueva coleccion, una muela, la última de la mandíbula inferior, de una conformación igualmente especial, pero que corresponde al tipo de las muelas supe- riores descritas, por lo que supongo pertenezca igualmen- teal Ribodon. Esta muela tiene dos largas raices aplasta- das en sentido ántero-posterior, y la corona está formada por dos cerros transversales cubiertos de esmalte constituido cada uno de ellos por dos mamelones unidos por su base interna hasta la cima, mas un fuerte callo posterior igual- mente transversal, y al parecer compuesto tambien por dos mamelones unidos, formando como un tercer cerro trans- versal posterior mas pequeño que los dos anteriores, Pre- senta en diminuto la misma forma de una muela de masto- donte aun no atacada por la masticacion cuya corona estu- viera constituida por tres pares de mamelones unidos por su parte interna. Es de suponer que una vez que esta muela hubiera empe- zado á gastarse por la usura habria empezado á bajar la altura de los cerros y se habrian formado en ellos figuras — 103 — transversales mas ó menos parecidas á las que presentan las muelas superiores. En su parte anterior el esmalte de la corona presenta una faceta deprimida y muy lisa en donde sin duda se apoyaba el penúltimo molar, lo que nos permite deducir que las muelas inferiores estaban tambien como las superiores muy apretadas unas contra otras. En cuanto á la relacion de los cerros con las raices, el cerro anterior formado por el par de mamelones anteriores corresponde á la primera raíz ó anterior, el cerro medio formado por el segundo par de mamelones corresponde á la raiz posterior, y el callo posterior ó cerro mas pequeño pa— rece ser una parte suplementaria que se une por la base á la parte posterior del segundo cerro. Las dos raices son largas y divergentes en forma de orqui- lla. La raiz posterior, la única entera, tiene 13 mm. de ancho, 7 mm. de espesor en el medio y 30 mm. de largo. La base de la raiz está abierta, formando una cavidad que se subdi- vide luego en dos, correspondientes á dos raices primitiva- mente distintas, como lo deja ver la doble depresion longi- tudinal interna que divide la raiz en dos partes ó raices primitivas, correspondientes á dos dientes en un principio separados. ! La corona tiene 24 mm. de diámetro ántero-posterior, 16 mm. de diámetro transverso, 14 mm. de alto en su cerro an- terior, y 10 mm. de alto en el cerro posterior. En cuanto á las afinidades de este animal, como se vé, las muelas del Ribodon presentan caractéres múltiples, algu- nos particulares de este género, otros mas ó menos parecidos á los quese observan en órdenes muy distintos. Las muelas superiores presentan algo de parecido á las del Dinothe- rium y sobre todo del tapir, y por consiguiente con jas de * En un antecesor lejano, se entiende. Véase Filogenia, pág. 89 y siguientes, — 104 — distintos géneros fósiles de Europa y Norte-América aliados al género Tapirus. La última muela inferior que he descri- to, si no fuera por el tamaño podria confundirse con la de un mastodonte, ó de un hipopótamo, ó tambien con la de algunos otros suíneos, de los lamantines, y no quiero buscar mas porque temo encontrar caractéres rentas en otros géneros todavía distintos. Sin embargo, me parece que las mayores afinidades y las de mayor importancia son las que unen el Ríbodon á los tapires. La forma de las dos raices de la muela inferior colo- cadas en sentido transversal y aplastadas en sentido ántero- posterior, solo se encuentra enel tapir. El número de raices de las muelas superiores, tambien es el mismo que en aquel género, y están colocadas del mismo modo. La forma cuadrada de esas mismas muelas, los dos cerros transversales que las forman, un pequeño callo ó tubérculo accesorio que tienen en el ángulo esterno anterior, y otro rudimentario en el ángulo esterno posterior, son caractéres que se encuentran en todos los géneros de la familia de los tapires hasta ahora conocidos, y que obligan á colocar el 21bodon en la misma. La principal diferencia entre las muelas superiores del Ribodon y las de los tapires aparece en el modo de desgas- tamiento de los cerros transversales que se gastan por séepa- rado sin ponerse en comunicacion en el Ribodon, mientras que en los tapires se ponen pronto en comunicacion por su lado esterno. Pero eso depende sin duda de la disposicion de los cerros. En el Z2ibodon, los dos cerros transversales de las muelas superiores están completamente separados en todo su largo, y tanto ó aun mas en su lado esterno que en el interno, como eu las últimas muelas inferiores del géne- ro Tapirus. En los demas géneros de la misma familia los dos cerros de las muelas superiores, están al contrario unidos en el lado esterno de las muelas por una cresta longitudinal que al ser atacada por la masticación pone en — 109 — comunicacion las dos figuras que con el desgaste se forman en la cumbre de los cerros. Así, el Ribodon seria entre'los animales de la familia de los tapires, el género mas particular y divergente que hasta ahora se ha encontrado. Su talla debia acercarse á la del Tapirus Americanus. ARTIODACTYLA ANOPLOTHERIDEA Brachytherium euspidatum, Amecu Bol. de la Acad. Nac. de Cienc., t. V, pág. 289, año 1883. De este género, establecido sobre parte de la mitad dere—- cha de la mandíbula inferior de un individuo jóven con cua- tro muelas, tengo ahora á la vista una parte de la mandíbula inferior del lado izquierdo, pero de un individuo de edad avanzada, tambien con cuatro muelas, los dos últimos premo- lares y los dos primeros verdaderos molares, el alvéolo del segundo premolar y ademas dos muelas aisladas de la mandí- bula superior, y un canino inferior, todas piezas procedentes de individuos distintos. En la parte anterior de este fragmento de mandíbula se vén los restos de dos alvéolos pequeños colocados uno al lado del otro en sentido transversal, y algunos milímetros mas atrás vénse otros dos alvéolos intactos mas grandes, colocados tambien uno al lado de otro transversalmente al eje longitudinal de la mandíbula, siendo el alvéolo interno mas grande que el esterno. Estos cuatro alvéolos, dispuestos en dos pares, corresponden á las raices de un premolar que — 106 — tenia cuatro raices distintas, un par anterior y un par poste- rior. Examinando ahora las demas muelas inferiores todavia implantadas en la mandíbula, llegamos á establecer como un carácter del Brachytherium que todas sus muelas inferio- res están provistas de cuatro raices distintas, dispuestas en dos pares, uno-anterior y el otro posterior, conformacion muy notable, que representa una antigua etapa de evolucion de los mamíferos, pues rarísimos son en la actualidad aque- llos que tienen muelas inferiores con mas de dos raices dis- tintas. El premolar que se implantaba en estos cuatro alvéolos vacíos es el segundo de la mandíbula inferior, y correspon- de al primero que se halla implantado sobre la mandíbula del individuo mas jóven que describí en mi memoria ante- rior, y que tomé entónces por el último premolar inferior. En efecto, al estudiar ese fragmento me equivoqué sobre la naturaleza de las cuatro muelas que en él están implantadas, tomando la primera por el último premolar y las tres siguien- tes por los tres verdaderos molares, siendo así que las tres primeras eran los tres últimos premolares, y la última que aun no habia salido completamente del alvéolo que consideré como el último verdadero molar, corresponde al primer ver- dadero molar. Varias causas han contribuido en este caso á inducirme en error : primero el estado juvenil é incompleto de la pie- za descrita, segundo la piedra en que se halla envuelta que dificulta su estudio, y por último la conformacion particular de los mismos dientes, cuyos dos últimos premolares pre- sentan absolutamente la misma forma que los verdaderos molares. Así, con ambas mandíbulas se puede completar el conocimiento de las muelas inferiores del Brachytherium, á partir de la segunda hasta la penúltima. La segunda, que ya se ha visto solo queda de ella en la mandíbula del individuo mas viejo los alvéolos de las raices, tiene en la mandíbula del individuo jóven una forma alarga- — 107 —= da longitudinalmente y comprimida transversalmente, for- mando una especie de media luna única, con la convexidad hácia el lado esterno y la concavidad hacia el lado interno, levantándose esta lámina "comprimida hácia el medio sobre el lado esterno para formar una cúspide poco elevada. En el lado interno hay un contrafuerte mediano poco desarrollado que divide la concavidad interna en dos cavidades secunda- rias una anterior y otra posterior, cada una con un contra“ fuerte angosto y comprimido dirijido oblícuamente, el anterior hácia adelante, y el posterior hácia atrás. Los premolares y molares siguientes, menos el último que ann es desconocido, tienen la misma forma general; están formados por dos partes convexas, en forma de media luna, con la convexidad hácia afuera y la concavidad hácia adentro, separadas en el lado esterno por un surco perpendicular profundo. En el lado interno vénse al contrario tres cúspides ó columnas, una anterior, una posterior y la otra mediana opuesta al surco esterno que es la mas ancha y elevada. Con la edad todas esas cúspides son atacadas por la masticacion, las medias lunas se ponen en comunicacion enanchándose las muelas, y formándose una corona en la que penetra el gran surco mediano de! lado esterno formando un pliegue entrante que corresponde al mismo pliegue esterno y casi de la misma forma de las muelas del caballo. En el lado in— terno se forman tambien dos pliegues simples que entran en la corona, constituidos por los últimos vestigios de las cavi- dades semilunares internas y corresponden á los dos replie- gues de esmalte internos y complicados de las muelas del caballo. Suporiendo que estos dos repliegues internos pudie- ran complicarse en el interior de la corona, las muelas de Brachythertum se convertirian en muelas de animales de la familia de los équidos, con las que no dejan de presentar ya algunas analogías, nueva prueba de las relaciones de pa- rentesco filogénico que existen entre los équidos y ciertos artiodáctilos, señaladas en mi Filogenía. — 108 — Las dimensiones de las muelas de la mandíbula del indi- viduo adulto son las que siguen: Diámetro de la primera muela ( ántero-posterior .......... 001% existente (tercer premolar'. (-.transvers0.....o..o.o.o....... 0 011 envelilado: eSÍerDO:: as iatacas cotero alada O 007 Alto de la e de a pee Ad 0% PA Ol eel OO E E E ro ra 18 7 SONO y . ántero-posterior .......... . 0.016 Diámetro del cuarto premolar. (ano rnd ETOAOS 0 012 envel lado esteraol it ss 0 011 Alto de la e Ae | 3 dle 3 j AO UTOTONa Ven elinterao o et. OOO Diámetro del primer verda— ántero—posterior........ so ORO dETO molar ao eee A A 0 012 f+en el lado: esternO.. pt acid eos e 0 007 47 d .. le ari klto, dela eprong O OA A NE O 007 Diámetro del segundo verda— $ ántero—posterio0r. ........... 0 016 dero molar....... APA RETA RAM SVEISO Ina ne diablo ear 0 0115 en el lado esterno.. 0. ale aioeto ioel ¿00-010 Alto de la corona... $ e 28 COrOna-+ 4 on el interno. das a O 009 Longitud de las cuatro muelas (los dos últimos premolares y 198 DOSATIMErOS: Molares Jo balear ate toga adolece O elas 0 063 Atribuyo tambien al mismo género un verdadero molar y un premolar, de la mandíbula superior, de una conformacion muy particular. El verdadero molar supongo sea el segundo ó tercero del lado izquierdo de la mandíbula superior. Este diente pre- senta caractéres propios de algunos perisodáctilos, y otros propios de ciertos ruminantes, particularmente del Prothe- rolherium cuyos verdaderós molares superiores, son los que mas se parecen á los del Brachyterium. El lado es- terno de la muela es aquel que mas diferencias presenta con el correspondiente del Protherotherium por no tener mas que tres aristas perpendiculares, una anterior, una posterior - y Otra mediana, dividiendo la muela en dos partes profun- damente escavadas, cuya capa de esmalte se levanta sobre la corona en forma de dos cúspides, dando á esta parte de la muela una forma completamente igual á la que presentan los — 109 — molares superiores de la Macrauchenia, Scalabrinithe- rium, Paleotherium, Paloplotherium, etc., mientras que las muelas del Proterotherium presentan cinco aris- tas perpendiculares en vez de tres, dispuestas del mismo modo que en Jas muelas superiores de los demas ruminan- tes. En la base del lado esterno de la muela del Brachythe- reum hay tambien un pequeño rudimento de cingulum. En la superficie masticatoria de la corona, y en el lado interno, las analogías con el Proterotherium son eviden- tes. La muela está como en este género dividida en dos par- tes, una esterna y otra interna, por un surco ántero-posterior que se enancha y hace mas profundo hácia el centro formando una especie de pozo. La parte esterna usada por la mastica- cion presenta una zona longitudinal sin esmalte. El surco antero—posterior ó pozo que divide la muela en dos partes está tapizado por una capa de esmalte que se une al que cu- bre la muela en sus bordes anterior y posterior. El lado in- terno está formado tambien como en Protherotherium por una gran columna ó lobo mediano y un lobo ó columna pos- terior mas pequeña, que están en comunicacion formando el límite interno del surco ó pozo que divide la corona. Por la masticación, se gasta la parte superior de estas columnas ó cúspides y se ponen en comunicacion produciendo una fi- gura sin esmalte estrecha y alargada de adelante hácia atrás, y del lado esterno hácia el interno, En el ángulo anterior in- terno de la muela hay una especie de callo basal bajo que se convierte en la parte anterior de la muela en una especie de reborde 6 cingulum que vá á reunirse al ángulo esterno anterior. Las raices tambien presentan una conformación especial que no ofrece analogía con ninguno de los mamíferos cono- cidos, estas raíces son en número de cuatro, correspondiendo una á cada ángulo, pero en vez de ser simple como es la regla, son dobles, bifurcadas de una manera mas ó menos perfecta, con la base abierta, y algunas con dos cavidades — 110 — nutritivas distintas. Estas raíces tienen un largo de 6á 11 mm. La muela tiene 14 mm. de diámetro ántero-posterior y 17 mm. de diámetro transverso, y la corona 13 mm. de alto en el lado esterno y solo 8 en el interno. En las depresio- nes perpendiculares esternas hay un fuerte depósito de ce- mento. El premolar, igualmente del lado izquierdo,tiene la misma forma general que el verdadero molar con la diferencia de ser algo mas pequeño, y mas angosto en su parte interna. El lado esterno, esceptuando las diferencias producidas por la posicion distinta y el desgastamiento mayor del diente por ha- ber pertenecido á un individuo mas viejo, es idéntico al del verdadero molar. La superficie masticatoria de la corona está igualmente dividida en dos partes por un profundo surco posterior, pero en el lado interno no hay mas que una co- lumna que se enancha en el interior de la corona formando una figura semilunar desgastada por la masticacion. En la parte interna anterior hay ún gran callo basal ó cingulum muy desarrollado, mas bajo y casi nulo en la base de la columna interna, pero se vuelve á levantar en el ángulo interno posterior en forma de tubérculo que se une á la columna interna por una parte y al ángulo esterno pos— terior por ta otra. Las raíces son en número de tres, todas dobles ó mas ó menos bifurcadas, una en el lado interno,.y- las otras dos, una en el ángulo esterno anterior y la otra en el ángulo esterno posterior. Tiene 14 mm. de diámetro án- tero-posterior y 20 mm. de diámetro transverso. Por lo que hasta ahora conocemos de la denticion del Brachytherium á mas de las numerosas analogías que pre- senta con el Anoplotherium presenta tambien caractéres propios de los ruminantes, de los équidos y de otros paqui- dermos del órden de los perisodáctilos. — 111 — EDENTATA TARDIGRADA Ortotherium laticurvatum, AÁxmrGH. Jen. Y Sp. N. Nuevo género de edentados, de talla pequeña, pero ro- busto y probablemente de rostro y cabeza redonda como los actuales perezosos, á cuya familia sin duda pertenece; está representado por parte de la mitad izquierda de la mandíbula inferior, comprendiendo una parte considerable de la rama horizontal, el alvéolo de su primer diente en forma de canino, y los alvéolos de otras tres muelas. La mandíbula es baja, gruesa, sumamente corta, y como dada vuelta sobre sí misma, de donde resulta que la pared esterna forma como una protuberancia convexa muy pro- nunciada particularmente en su parte superior. Tiene debajo de la segunda muela, 37 mm. de alto, 21 de espesor, y 41 mm. de largo á partir del punto de la rama horizontal en que empieza á levantarse la rama ascendente hasta el alvéolo de la primera muela de aspecto caniniforme. La rama ascen- dente empieza á levantarse inmediatamente detrás del ter- cer diente y al lado del cuarto existiendo de ella solo una pequeña parte. El agujero mandibular esterno que comunica con el gran agujero mandibular interno, es una perforacion elíptica, de unos 8 mm. de diametro mayor, colocada en el principio de la rama ascendente al lado del alvéolo del último molar y á distancia de siete milímetros del borde alveolario. La sínfisis de la mandíbula empieza debaj> del primer diente, que á juzgar por el alvéolo era muy pequeño, de — 412 — forma cilíndrica algo elíptica, colocado un poco afuera de la línea dentaria y dirigido un poco hácia adelante de manera que tenia una forma algo caniniforme. Entre este y el segundo diente hay una barra bastante corta en donde la mandíbula no es tan espesa, y siguen detrás los alvéolos de tres enormes muelas en proporcion del tamaño de la man- díbula, de forma algo rectangular, de ángulos redondeados, colocadas con su mayor diámetro en sentido transversal, y muy apretadas unas á otras de manera que los alvéolos están separados por tabiques que tienen menos de un milí- metro de espesor. El primero de estos alvéolos es mas bien de figura prismática triangular. Medidas Alto de la mandíbula debajo de la barra que separa el diente caniniforme del diente segundo ó molar.................. 0033 Alto debajo del segundo diente............. oo . 0.035 Aito debajo del tercero cai aa UN Grueso de la mandíbula en su parte superior en el borde de la MBELA as AS A A A Grueso debajo de la barra en la parte inferi0T.............. 0014 Grueso debajo del segundo diente........ O AOS ... ¡0-02 Diámetro del alvéolo del primer diente de aspecto caniniforme 0 006 Longitud de la barra........... Ne A A Diámetro del alvéolo de la segunda ántero-posterior....... 0012 Mula a acia oa altas pe 00 AATISVOTSO po o e o Diámetro del alvéolo de la tercera ( ántero—posterior....... 0010 DS dy O a SIAM VELO A 2 e ¿00% El alvéolo de la última muela está en su mayor parte des- trozado y perdido, pero por lo que queda parece tuvo la misma forma y dimensiones que el penúltimo. No seria quizás imposible que mas tarde nos viéramos en la obligacion de identificar el Ortotherium con el Olygo- don, aunque el canino superior sobre que he fundado este último género es de dimensiones bastante mayores que las — 113 que debia presentar el caniniforme inferior implantado en el alvéolo anterior de la mandídula descrita. Por ahora, esta identidad no se puede afirmar, y en este caso, mas bien que reunir bajo un mismo nombre los restos de dos animales que pueden ser genéricamente distintos, prefiero separarlos, pues si llegara á demostrarse mas tarde su iden- tidad, tendré el derecho de escoger entre a: bos nombres el que se acordara mas con los caractéres generales del ani- mal, y desde ya, dado el caso de que tal cosa sucediera, optaria por el de Ortotherium, pues el de Olygodon, si bien correspondía al diente sobre que fundé este último vénero, si él fuera idéntico con- Ortotherium no concor- daria con el tamaño relativamente enorme de las muelas de la mandíbula descrita. La talla del Ortotherium laticurvatum debia ser algo mayor que la del Bradypus existente. GRAVIGRADA Los animales de la familia de los megatéridos ó gravi- grados, que durante un largo número de años solo fueron conocidos por un corto número de géneros, han aumentado de tal modo el número de sus representantes fósiles, que constituyen ahora una larga série de nombres genéricos de animales que si bien tienen siempre los caractéres funda- mentales de la familia, difieren entre sí por detalles de tanta importancia que se hace ya necesario disponerlos en cierto orden, subdividiéndolos en grupos fáciles de distinguir por sus caractóres osteológicos. Cuando no se conocia mas que los géneros Megathertum, Mylodon, Scelidolherium y Megalonyx no habia gran inconveniente en reunirlos en un solo grupo, ya que solo el último de esos géneros pre- sentaba modificaciones de importancia en su conformación y sobre todo en la disposicion del aparato dentario, bien T. vi B — 114 — distinto del de los tres géneros anteriores. Pero desde en- tónces se han descubierto nuevas formas, unas con los caractéres de los tres primeros géneros arriba mencionados, pero otras con los del Megalonyx y aun mas acentuados, constituyendo así dos grupos muy distintos cuya separacion facilitará la colocacion de los géneros segun un órden que, aunque sea artificial, de cualquier modo será siempre mas natural que el arbitrario completo que á ese respecto actual- mente reina. : Propongo pues dividir los gravigrados en dos grupos dis- tintos, tomando por tipo, para el uno el Megathervum, para el otro el Megalochnus. 1 Grupo: GRAVIGRADA MYLOMORPHA. — Dientes todos mas ó ménos de Ja misma forma, dispuestos en série continua y con coronas dispuestas como para triturar, colocados en la parte mediana y posterior de la mandíbula, con una larza pro- longacion mandibular anterior sin dientes. En algunos gé- neros el primer par de dientes anteriores pueden tomar un aspecto caniniforme pero no muy acentuado, sin que nunca estén separados de los dientes siguientes por una larga barra. Conformacion general del esqueleto excesivamente robusta. Entran en esta sub-familia los géneros Megalherium C€uv., Promegatherium Amecn., Essonodontherium AMEGH., Olygotherium Ame6H., Ocnopus ReixH., Caelodon Luxb, Scelidotherium Ow., Grypothertum Relxn., RRab- diodon AmecH., Scelidodon AmecH., Platiyonyx LunNb, Petrodon Amecn., Mylodon Ow., Promylodon AmMEGH., Pseudolestodon GErv. y AmeGH., Stenodon Amech., Inte- rodon:AmeGH. Nolhropús Búrm. 22 Grupo: GRAVIGRADA RODIMORPHA. — Primer par de. dientes superiores é inferiores colocados en la parte anterior de las mandíbulas separados de los demás por una larga barra y afectando la forma de grandes caninos ó de fuertes incisivos. Los otros dientes colocados en la parte posterior de las mandíbulas y dispuestos todos como para triturar. — 115 — Conformación general del esqueleto menos macisa que la de los milomorfos. Entran en esta sub-familia los géneros Me- galonyx Jerr.. Gnatopsis Leroy., Megalochnus Letr., Platyodon AmecGH., Laniodon AmecH., Pliomorphus AmeGH., Valgipes Gerv., Lestodon Gerv., Pliogamphio- don AmeGH., Viodomus AMEGH. Esta subdivision debe admitirse únicamente como medio de quebrar la monotonía de esa interminable série de géneros colocados en un mismo grupo, mientras los hay de tipos tan distintos, facilitando así su colocacion y estudio. Pero en el estado actual de la ciencia no debe creerse un solo instante que con esta subdivision pretenda que todos los rodimorfos sean entre sí parientes mas cercanos que cualquiera de ellos comparado con alguno de los milomorfos Ó vive-versa; pues aunque considero á los rodimorfos como un tipo de evolu- cion mas avanzado que los milomorfos, los distintos géneros de aquel grupo, pueden descender de varios géneros distintos de milomorfos. Pero estas son cuestiones de clasificacion ge- neral que noson de este lugar. Solo deseo pues que se acepte la subdivision que precede, únicamente como medio de faci- litar el estudio de estos curiosos edentados, sin que se le ocurra á nadie que este sea un ensayo de clasificacion de acuerdo con mis ideas fundamentales sobre la materia espues- tas en Filogenta. Gravigrada Mylomorpha Promegatherium smaltatum, Auron. Bol. de la Acad. Nac. de Cienc., t. Y, pág. 293, año 1883. De este animal, distintodel Megatheriumn por la lámina de esmalte interno aun no atrofiada y transformada en dentina, — 116 — he visto en las colecciones recojidas por el señor. SCALABRINI varias muelas aisladas, completamente iguales á la que me - sirvió de tipo para la fundacion del género, como tambien he visto idénticas en la coleccion del Sr. RorH. Nada de nuevo tengo que decir de ellas, á no ser que confirman la existen- cia del género formado precedentemente sobre un solo diente. E Megatheriuam antiquum, AMEGH., Sp. N. En las mismas colecciones del Museo del Parana he visto varias otras muelas idénticas en la forma :á las del Mega- therium y sin el mas mínimo vestigio de la lámina interna de esmalte, y en la coleccion del señor RorH he visto otra muela parecida. Pero como estos dientes son todos un tercio mas pequeños que los del M. americanum y pertenecen á un horizonte geológico muy inferior, no dudo pertenezcan á una especie distinta, que designaré, á lo ménos provisoria- mente con el nombre de M. antiquum. Stenodon modicus, ÁmrGH, Jen. y Sp. N. Fundo este género sobre una sola muela de un edentado de la sub-familia de los milomorfos, de un aspecto tan distin= to de todas las muelas de los demás edentados conocidos, que es muy fácil distinguirla al primer golpe vista. Es una mue- la muy comprimida cuyasecciontransversal representaria una figura muy alargada, de igual ancho en todo su lasgo, pero de estremidades redondeadas. En la corona los bordes están en partes mas elevados que el centro de la superficie masti= catoria. Muestra la muela en su superficie esterna una muy delgada capa de cemento que cubre una segunda capa inter- na de dentina que forma una especie de estuche circular” — 117 — rellenado por vasidentina que constituye la masa principal de la muela. Una de las caras anchas longitudinales de la muela es plana y casi aplastada y la opuesta ligeramente convexa, El diá- metro mayor de la corona es de 21 mm. y el diámetro menor, casi igual en todas partes, es de solo 9 mm. Es difícil saber cuál de estos dos diámetros correspondía al eje de la série dentaria, pero me inclino á creer debió estar implan- tada en la mandíbula con su diámetro mayor dispuesto obli- cuamente sobre el eje longitudinal de la rama horizontal de la mandíbula. Parece por la forma de la muela que el Stenodon era bas- tante cercano del Scelidotherium y del Platyonyx y debia tener ura talla comparable al S. leptocephalum. Interodon erassidens, ÁAurEcH, yÉn. Y esp. N. Fundo este género sobre dos muelas aisladas y un frag- mento de mandíbula pertenecientes á tres individuos distin- tos, pero que por su conformación parecen pertenecer á un mismo género de edentados todavia desconocido, de la sub- familia de los milomorfos, y con caractéres intermediarios á casi todos los géneros de este grupo que se encuentran en la formacion pampeana. Una de las muelas, la mejor conservada, por su forma ge- neral, parece pertenecer á la mandíbula superior, y por la curva que presenta podria considerarse como del lado iz- quierdo. Desgraciadamente está en gran parte envuelta en un depósito de calcáreo y arenisca conglomerada que no permite examinar la corona ni la superficie general de la muela, Su forma es la de un prisma cuadrangular, de dos diáme- tros distintos y de angulos redondeados. La corona, como sucede con la mayor parte de los animales de esta familia, — 118 — parece algo mas gastada en el centro que en los bordes, pero lo que si puede apercibirse á pesar del depósito de arenisca que la cubre, es que uno de los bordes, que creo el interno es de varios milímetros mas elevado que el esterno, de modo que la corona en su conjunto formaba una especie de plano inclinado de adentro hácia afuera, lo que constituye un punto de analogía con el género pampeano Lan:odon, aunque en este último ese carácter se halla mucho mas acentuado y la superficie masticatoria es un plano regular, mientras que en la muela del Interodon parece hay una depresion transver- sal. La superficie de la muela es fuertemente estriada y acanalada en sentido longitudinal particularmente en la cara anterjor, carácter que no he observado en ninguno de estos edentados. La cara anterior es longitudinalmente, bastante convexa ó redondeada, y la posterior mas bien aplastada. -Las dimensiones de la corona son 20 mm. de diámetro ántero- posterior y 24 mm. de diámetro transverso. En cuanto á la longitud de la muela la parte existente tiene 64 mm. de lar- go; la base está rota, pero como está ya bastante abierta, puede calcularse que el largo total no debia pasar, á lo sumo, de unos 75 mm. lo que no está en proporcion con el tamaño de la muela. La otra muela se adapta muy bien al alvéolo, bastante roto es cierto, de la segunda muela del lado derecho del fragmen- to de mandíbula que atribuyo al mismo género; creo,pues, que esta muela es la segunda del lado derecho de la mandí- bula inferior. Representa igualmente la forma de un prisma - cuadrangular, de ángulos bastantes redondeados, pero no está tan fuertemente estriada y acanalada longitudinalmente como la precedente. Sus caras anterior é interna son redondea= das ; la posterior es mas bien aplastada, y la esterna tiene una depresion longitudinal que corresponde á una arista ó colum- na longitudinal que se observa en la pared interna delalvéolo. La corona está bastante destrozada, pero parece tuvo una depresion transversal en el medio como las muelas del Mega- — “119 — therium. Tiene 22 mm. de diámetro ántero-posterior y otro tanto de diámetro transverso. El fragmento de mandíbula que atribuyo al mismo género, es un pedazo de la parte anterior del lado derecho de la mandíbula inferior, en el que se conserva intacto el aJvéolo de la primera muela y una parte considerable del alvéolo de la segunda. Las dimensiones de esta parte de la mandíbula corresponderian á una pequeña especie de Mylodon ó de Pseudolestodon, pero los alvéolos son tan grandes que las muelas que en ellos se hallaban implantadas eran de doble ta- maño que las correspondientes en los géneros arriba mencio- nados, como en efecto lo son las dos muelas aisladas ya descritas que atribuye al mismo género. El alvéolo del primer molar es de forma casi cilíndrica, con sus bordes anterior, posterior y esterno redondeados, y el borde interno mas aplastado y con una cresta longitudinal en el medio, poco elevada. Tiene 23 mm. de diámetro ántero- posterior, 20 mm. de diametro transverso y 55 mm. de pro- fundidad. El segundo alveolo del que solo existe el tabique anterior y el tabique interno, parece haber sido de forma mas cua- drangular y sigue inmediatamente al primero con un intér- valo de solo un milímetro. El tabique anterior es mas aplastado y no redondeado como en el primer alvéolo y el tabique interno muestra la misma cresta longitudinal que existe en el primer alvéolo, pero mas desarrollada. Tiene unos 24 mm. de diámetro ántero-posterior y otro tanto de diámetro transverso. La mandíbula, al nivel del primer molar tiene, 51 mm. de alto ensu lado esterno, 24 mm. de espesor en el borde alvéo- lar, y 32 mm, de espesor hácia la mitad del alto de la man- díbula. La parte superior de la mandíbula delante del alvéolo del primer molar que existe en una estension de 45 mm., €s bas- tante delgada y se va levantando suavemente hácia arriba en — 120 — su parte anterior. Aquí, debajo de este borde existen dos agujeros nutritivos (foramina mentale); uno pequeño, de unos 5 mm. de diámetro, situado á unos 23 mm. adelante del borde alvéolar anterior del primer molar, y á 14 mm. debajo del borde superior de la mandíbula. El segundo, mucho mas grande, está situado 8 mm. mas hácia adelante y hácia abajo del anterior, y á 18 mm. abajo del borde superior de la mandíbula. Es de forma elíptica y tiene unos 17 mm. de lar- go por 9 mm. de ancho. La curva para formar la sínfisis de la mandíbula parece empieza justamente debajo de estos agujeros, y como están situados mas adelante que en Mylodon, resulta que la sín- fisis del Interodon debia ser mas prolongada hácia adelante que en el último género, pero no tanto como en Scelido- therium. En la forma general, esta parte de la mandíbula se parece mas al Mylodon y Pseudolestodon que al Scel:- dotherium, pero los alvéolos son de tamaño mucho mayor que en los géneros mencionados y de forma distinta. Las dos muelas aisladas, en su forma prismática cuadrangular tienen algo de las de Megatherium, Colodon, Pliomor- phus etc., sin ser idénticas con ninguna de las de estos gé- neros, diferenciándose al contrario, como lo hemos visto, por caracteres propios de gran importancia. La talla del Interodon crassidens era comparable á la del Mylodon robustus. Mylodon”? ambiguus, AnMEGH. sp 2. Esta especie está representada por una parte considerable de la mitad izguierda de la mandíbula inferior, incluyendo la mayor parte de la rama horizontal con los alvéolos de las tres primeras muelas y parte del alvéolo de la cuarta, mas una muela aislada que con las reservas del caso atribuyo á la misma especie. A — 121 — Es este igualmente un animal de formas intermediarias di- fíciles de precisar. Lo coloco provisoriamente en el género Muylodon con el que parece tiene mayores analogías, aunque con la casi completa seguridad de que será necesario mas tarde separarlo como género ó subgénero distinto, no que- riendo por ahora fundar un género sobre un fragmento de mandíbula sin conocer antes una muela que con completa seguridad pueda atribuir al mismo animal. La mandíbula es baja y prolongada, con alvéolos que á es- cepcion del primero denotan la existencia de muelas de gran tamaño en proporcion de la mandíbula, aunque no tanto como en el Interodon crassidens. El primer alvéolo separado del segundo por un tabique de » mm. de espesor, es bastante mas pequeño que los que si- guen. Tiene una forma elíptica, con su mayor diámetro dis- puesto en sentido ántero-posterior. La parte anterior, pos- terior y esterna del alvéolo es redondeada, pero el lado interno es mas plano y con una cresta longitudinal muy baja. Tiene 21 mm. de diametro ántero-posterior, y 15 mm. de diámetro transverso, pareciéndose mucho al mismo alvéolo del Interodon. La muela aislada arriba mencionada se adapta perfecta- mente á este alvéolo por lo que supongo pueda ser del mis- mo animal, aungue no sea una prueba evidente de ello. Es de figura elíptica, con un surco longitudinal en su cara inter- na que corresponderia ala cresta longitudinal que sobre la misma cara se ha vísto presenta el alvéolo. La corona no forma un plano horizontal; la delgada capa de cemento que envuelve la muela y la capa de dentina gruesa de unos dos milímetros que rodea la vasidentina, han resistido mas que esta última á la masticación, de modo que la corona en el centro está gastada mas profundamente que en la periferia y en un espacio que corresponde exactamente al area que en la corona ocupa la vasidentina. La corona tiene 18 mm, de diá- metro antero-posterior y 11 mm. de diámetro transverso. La BY — delgada capa de cemento que envuelve la muela está cu- bierta en casi toda su superficie por un crecidísimo número de estrias longitudinales bastante finas. El segundo alvéolo es de seccion prismática triangular aunque tambien de ángulos redondeados. El lado interno es el costado mas ancho, y el esterno mas redondeado es el mas angosto. En el costado interno presenta el tabique del al- véolo una arista longitudinal mas elevada que la del alvéolo de la primera muela. Tiene 25 mm. de diámetro ántero-pos- terior en su costado interno mas ancho. y 28 mm. en su ma- yor diámetro transversal que es oblícuo á la série dentaria. Este alvéolo se parece un poco al correspondiente del Mylo- don siendo proporcionalmente bastante mas grande. El tercer alvéolo forma una elipsis prolongada, con dos diámetros muy diferentes, de los que, el mayor corresponde á una linea oblícua á la série dentaria. Este alvéolo muestra igualmente en su interior una cresta longitudinal, pero si tuada en la parte anterior sobre el tabique que la separa del segundo molar, hácia el lado interno. Tiene 19 mm. de diá- metro ántero-posterior y 31 mm. de diámetro transverso que forma una línea oblícua al eje de la série dentaria. Del alvéolo del cuarto diente solo existe una pequeña par- te del lado anterior é interno, de modo que no se puede de- terminar su forma, aunque es de creer fuera como para reci- bir una muela bilobada. La distancia que separa la parte anterior del borde del al- véolo del primer molar, de la parte posterior del borde del alvéolo del tercero es de 83 mm. El alto de la mandíbula es de 46 mm. al nivel de la pri- mera muela, 57 mm. al nivel de la segunda, y de 65 mm. al nivel de la tercera. El borde inferior de la mandíbula en la parte existente es sensiblemente horizontal y reposando sobre esta base natu- ral se vé que el borde alveolario va bajando gradualmente desde el cuarto hasta el primer alvéolo, punto mas bajo de la NN z — 123 — mandíbula, para volver á subir hácia adelante, pero no se puede conocer exactamente la forma de la parte anterior por- que la mandíbula está rota á unos 6 em. delante del primer alvéolo. En la parte anterior tiene la mandíbula dos agujeros nu— tritivos, el primero situado á unos 20 mm. delante de la parte anterior del alvéolo del primer molar y á 8 mm. de- bajo del borde superior de la mandíbula, siendo doble ó con dos aberturas, una posterior de 4 mm. de diámetro y otra anterior de 6 mm. de diametro, separados por un delgado tabique que desaparece unos cuantos milímetros hácia el interior. El otro agujero, situado unos 15 mm. mas ade- lante y mas abajo, es bastante mas grande. La sínfisis parece que era muy prolongada hácia adelante como en el Scelidotherium y Grypotherium, pero diferia de ambos en la forma, disposicion y tamaño de Jas muelas. Por algunos de estos caracteres como ser la forma de las muelas se acercaría mas de las especies conocidas del género Mylodon, pero difiere de ellas por la forma de la mandí- bula y algunos caracteres de la denticion quelo acercan del Interodon. La talla de esta especie era comparable á la del Sceli- dotherium leptocephalum. Pseudolestodon sp ? Un diente aislado y bastante rodado, el primero del lado derecho de la mandíbula superior, por su forma prismático- triangular, su curva, y su corona cortada en bisel, indica evidentemente que pertenece á una especie del género Pseudolestodon, uno de los mas abundantes en la forma- cion pampeana, en donde está representado por unas siete ú ocho especies distintas. Pero habiendo perdido este diente toda la capa de cemento esterno que era bastante -— 124 — espesa, ha modificado tambien su forma, de modo que no es posible determinar si se trata de alguna de las especies ya conocidas del terreno pampeano, ó de una especie nueva, lo que es posible. En la imposibilidad de determinar sus ca- ractéres, me abstengo de designarla con un nombre espe- cífico, contentándome con constatar que yaen esa lejana época habia aparecido el género Pseudolestodon, aunque por los escasísimos restos que de él se han encontrado es indudable era entonces muy escaso. Gravigrada rodimorpha. Lestodon antiquus, AmEGH. sp. 2. El género Lestodon tambien estaba ya representado en la época en que se depositaban las mas antiguas capas de las barrancas de la ciudad del Paraná. Los restos que demues- tran su existencia son: un fragmento de la sínfisis de la man- díbula inferior con parte del alvéolo del caniniforme del lado izquierdo, dos dientes molares aislados y un caniniforme superior. Estas piezas en cuanto al género no dejan absolu- tamente duda. En cuanto á la especie, tratándose como de costumbre de piezas aisladas y de consiguiente de individuos distintos, diré que es probable pertenezcan á una sola, dis- tinta de las pampeanas, que denominaré L. antiquus, La parte existente de la sínfisis indica una especie de ta- maño bastante menor que las que se conocen de la formacion pampeana. Esta parte de la mandíbula es mas estrecha y mas prolongada hácia adelante que en las especies mas modernas, y particularmente la parte anterior sin dientes que en los Lestodon trigonidens, L. armatus, L. Bocagei y L. Gaudr1/1, se enancha en forma de pala, parece haber sido en el L. antiquus mucho mas angosta, mas estrecha todavia que en las especies de los géneros Mylodon y Pseudolestodon. Es una lástima que esta pieza no sea mas completa para poder determinar la forma de los caninos, que por el frag- mento de alvévlo existente parece hubieran sido bastante gruesos, pues la cara interna existente forma una faja casi plana de 25 mm. de ancho que representa el diámetro trans- verso del diente que allí estaba implantado. Por esta cara casi plana, se puede tambien deducir que los dientes caninifor- mes inferiores de esta especie eran tambien de seccion pris- mática triangular como en Lestodon trigonidens, en vez de ser elipticos como en el L. armatus y L. Bocaget. Otra diferencia muy notable entre esta especie y las pam- peanas hasta ahora conocidas, aparece en el modo como es- taban implantados esos mismos dientes en forma de colmillos. En el L. armatus y especies aliadas á escepcion del L. tri- gonidens esos dientes separados de las otras muelas por una larga barra, se desvian de la série dentaria, dirijiéndose hácia afuera y hácia arriba. En el L. trigonidens son todavia mas desarrollados, y se dirijen bácia afuera y hácia adelante en sentido mas horizontal figurando dos enormes defensas diver- gentes. En el L. antiquus en vez de dirijirse hácia afuera, sedirijian hácia adelante, tomando mas la torma de incisivos. Las dos muelas aisladas son de tamaño relativamente pe- queño, y menos elípticas y mas circulares que las de los les- todontes pampeanos. El caniniforme superior tampoco tiene nada de notable. Es de la misma forma prismático-triangular que caracteriza este diente en todas las especies, teniendo unos 27 mm. de diá- metro antero-posterior y 19 de diámetro transverso. Diodomus Copei, AxMr6H. yen. Y Sp. HN. Nuevo género de edentados gigantescos, representado por una parte considerable de la sinfisis de la mandíbula inferior, de una forma muy particular, y en la que se conserva aun — 126 — parte de los alvéolos de dos dientes que estaban implantados todavia mas adelante que en el Lestodon antiquus de modo que afectaban la forma de formidables incisivos. Esta parte de la mandíbula difiere completamente de la de todos los edentados de esta parte de América hasta ahora co- nocidos, pero presenta al contrario un gran parecido con la sínfisis del curioso edentado de la isla de Cuba llamado por Leidy Megalochnus rodens, con la diferencia del tamaño gigantesco de las partes correspondientes del Diodomus. La parte posterior de la sínfisis en vez de formar una gran curva como en Lestodon forma una curva de radio mucho menor demostrando que ambas ramas de la mandíbula inferior estaban separadas por un muy pequeño espacio como en Me- gatherium y sobre todo en Megalochnus. En su parte inferior es ancha y deprimida hácia atrás, es- trechándose hácia adelante en donde todavia está en parte visible la sutura de ambas ramas de la mandíbula cuyos ves- tigios han completamente desaparecido de la parte interna. En toda esta parte de la mandíbula se ven pequeños agujeritos que parecen demostrar que el animal tenia lábios muy car- nosos, prolongados hácia adelante y muy movibles. En la parte interna, forma la sínfisis un canal de fondo cóncavo parecido á Megyalochnus, pero proporcionalmente mas estrecho y mas profundo, de acuerdo con el mayór ta- maño del animal y con la forma distinta de los incisivos, de un diámetro ántero-posterior mucho mas considerable. Este ca- nal empieza en la parte posterior de la sínfisis con un ancho le soio unos 18 á 20 mm. y con paredes laterales casi verti- cales que se van separando hácia adelante, en donde á una distancia de unos 8 á 9 em. de la parte posterior el canel ad=- quiere un ancho de 38 á 40 mm. En este punto, conócese por los restos de los alvéolos, que los dientes en forma de incisivos salian fuera de la mandíbula dirijiéndose hácia adelante y hácia arriba como en los roedores y en el Mega- lochnus, pero la parte intermediaria de la sínfisis, aunque está rota se vé perfectamente que se dirijia hácia adelante “angostándose cada vez mas hasta formar una especie de pico que diferia del que presenta la sínfisis del Megalochnus en que descendia hácia abajo en vez de ascender ligeramente hácia arriba como en este. De los alvévlos de los dos dientes en forma de incisivos solo existe parte de los tabiques anteriores y parte de los ta- biques internos, que aunque no son suficientes para darnos á conocer la forma y dimensiones de los dientes que en ellos estaban implantados, bastan para demostrarnos que eran de forma muy distinta de los del Megalochnus y de los demás edentados conocidos. Estos alvéolos en la parte posterior de la sínfisis solo se encuentran separados el uno del otro por un espacio de 25 á 27 mm. pero se dirijen hácia adelante en direccion algo divergente de modo que al salir del alvéolo debian estar separados por un espacio de unos 5 em. de ancho ó quizás mas. El tabique anterior es una faja plana de 31 mm. de ancho, y loque queda del tabique interno forma una pared igualmente plana de 25 mm. de alto por lo menos que se une á angulo recto al anterior. Deducimos de esto que los dien- tes en forma de incisivos del Diodomus, en vez de ser an- chos, delgados, convexos en la cara anterior y deprimidos en la posterior como en el Megalochnus, son al contrario anchos, escesivamente gruesos, y planos en la cara anterior y en la interna. Es indudable que cuando se conozcan piezas mas com- pletas, este animal aparecerá como uno de los mamíferos mas curiosos que havan existido. La talla del Drodomus Copei debia ser comparable á la de los mas grandes lestodontes. Dedico la especie al ilustre paleontólogo norte-americano, E. D. Cope. — 128 — Pliomorphus mutilatus, AMEGH. Jen. Y Sp. N. Nuevo género de la subfamilia de los gravigrados rod1- morfos, representado por un fragmento de maxilar superior del lado derecho, en el que se halla implantado el diente anterior en forma de canino ó de incisivo, y el primer molar que sigue hácia atrás. Caractéres genéricos. — Diente anterior, implantado en la parte ántero-esterna de la mandíbula, de seccion prismá- tica triangular y corona plana (?). Diente segundo separado del anterior por una larga barra, de seccion prismática cuadrangular con dos crestas transversales en la corona se- paradas por un surco profundo. El diente anterior de seccion prismática triangular, con los tres lados desiguales, es comprimido transversalmente con un diámetro mayor de 24 mm. y un diámetro menor ó transverso de 18 mm. Está roto en el alvéolo por lo que no se puede conocer la forma de la corona, pero hay otro diente anterior aislado que atribuyo á otro individuo de una especie distinta del mismo género, que tiene la corona y está gastada horizontalmente, por lo que creo posible lo haya sido del mismo modo en el Pliomorphus muttlatus como así debe ser en efecto si el diente mencionado proce- diera, como yo lo creo, del mismo género. Por este carácter, de tener la corona del diente anterior plana, Pliomorphus se acercaria de Megalonyx, pero difiere de este por la forma de dicho diente, elíptica en Megalonyx y prismática triangular en Pliomorphus. Sigue á este primer diente una barra de 4 cm. de largo que lo separa del segundo, igualmente distinto del diente correspondiente del Megalonyx por su forma prismático- cuadrangular, y por su corona con dos crestas transversales " — 129 — separadas por un surco. La corona tiene 17 mm. de diámetro ántero-posterior y otro tanto de diámetro transverso. El tercer diente seguia inmediatamente á este, del que solo estaba separado por un delgado tabique, pero se ha perdido, no quedando mas que el tabique anterior del al- véolo que por su ancho parece indicar que dicho diente fué de dimensiones bastante mayores que las del precedente. La parte palatiná del maxilar, ancha adelante de mas de tres centímetros, mientras que mas atrás, al nivel de la parte posterior del segundo diente solo tiene 13 mm., prueba que el paladar era angosto hácia atrás y se enanchaba gra- dualmente hácia adelante, pareciéndose en esto mas al gé- nero Pseudolestodon que á ningun otro edentado. Del hueso incisivo ni se vé vestigio de la sutura que debia unirlo al maxilar, y sin duda era tan rudimentario como en Mylo- don y Pseudolestodon. La parte lateral del maxilar es aun mas notable y hasta cierto punto por ahora enigmática. Á partir del primer diente anterior en forma de canino, el ángulo ó arista que delimita ambas partes del maxilar (esterna y palatina) describe una curva.que se dirije hácia adentro, interrumpiéndose brusca- mente al llegar a la segunda muela que se halla afuera de esa línea, formando el alvéolo una protuberancia esterna com- pletamente cubierta lo mismo que una parte considerable del maxilar hasta cerca del diente anterior por un depósito de sustancia ósea de forma y superficie irregular, cuya sig- nificacion Ó ¡importancia no puedo fijar sobre tan escaso fragmento, pudiendo quizás tambien ser el resultado de al— guna fractura Óó herida recibida en esta parte del cráneo cuando aun estaba en vida el animal, La talla del Pliomorphus mutilatus era comparable al de una especie de Pseudolestodon. ro vui o — 130 — Pliomorphus robustus, ÁMEGH., sp. N. Esta especie está representada por el diente caniniforme superior del lado derecho, aislado, que ya he mencionado al hablar de la especie anterior. El fragmento de cráneo de Pliomorphus mutilatus arriba descrito, se conoce por la usura de la muela y lo compacto del tejido huesoso, que per- tenecia á un individuo adulto. El pequeño fragmento de ma- xilar que acompaña este diente aislado es mas esponjoso, y como el diente es de doble tamaño que el correspondiente del fragmento de mandibula anterior, no dudo proceda de una especie distinta de mayor tamaño que designaré con el nombre de P. robustus. La corona de este diente apenas sobresalia de unos milímetros sobre el borde del alvéolo, no es tan comprimido como en la especie precedente, es mas ancho en su lado posterior y de ángulos mas redondeados. La corona es un poco mas gastada en el centro que en los bordes. La superficie longitudinal del diente está cubierta por una lámina muy delgada de cemento que se desprende con facilidad, habiéndose ya perdido sobre una parte conside- rable de la superficie. Tiene 24 mm. de diámetro ántero- posterior y 21 mm. de diámetro transverso. LORICATA Sucede con esta familia, lo mismo que con la de los gra- vígrados: ha aumentado tanto el número de géneros estin- guidos, y son estos tan diferentes entre sí y con los actuales, que se hace necesario subdividirla en varias subfamilias, para lo cual tomaremos como carácter distintivo principal la forma de las muelas, que permiten establecer tres grupos bastante naturales. — 131 — 1? Grupo : GLYPTODONTIA. Muelas siempre en número de ocho en cada lado, compuestas de tres partes prismáticas con tres aristas y dos surcos longitudinales en cada cara. Una apófisis descendente del arco zigomático. Rama ascen- dente de la mandíbula inferior formaudo con la rama hori- zontal un ángulo menor de 90 grados. Hueso incisivo rudi- mentario. Coraza sin fajas movibles. Todos Jos géneros estinguidos. 2 Grupo: Mesoboxria. Muelas en número mayor de ocho en cada lado, de forma elíptica, con dos fuertes colum- nas y un surco intermediario en el lado interno, y tres columnas y dos surcos rudimentarios en el lado esterno. Rama ascendente de la mandíbula parecida á los (G+lypto- dontía. Coraza con fajas movibles. Todos los géneros es- tinguidos. 32 Grupo: HaeLobontia. Dientes simples de forma mas ó menos cilíndrica ó comprimida. Rama ascendente de la mandíbula poco elevada y colocada mas hácia atrás. Apófisis descendente del arco zigomático ausente. Coraza con fajas movibles. Todos los géneros actuales y algunos estinguidos. Glyptodontia Palehoplophorus Scalabrini, Amecn. Bol. de la Acad. Nac. de Cienc., T. V, pág 301, año 1883, Varias placas de coraza de animales del grupo de los HHo— plophorus, corresponden probablemente á esta especie. Por lo que concierne á algunas placas marginales esta de- terminacion es exacta, siendo muy parecidas á las correspon- dientes del If. ornatus. Una de las placas marginales pertenecierte al borde an- — 132 — terior de uno de los primeros anillos, es gruesa y de tamaño considerable, La arealita ó figura grande y única que ocupa el cuerpo de la placa es bien delimitada y rodeada de nume- rosos agujeros profundos y de diámetro considerable que se estienden igualmente sobre el cuello ó depresion transver— sal que separa el cuerpo de la placa de su estremidad mar- ginal en forma de tecla. Esta placa tiene 41 mm. de largo, 24 de ancho y 14 de espesor en su parte mas gruesa. La figura central de forma elíptica, que ocupa el cuerpo, tiene 14 mm. de diámetro mayoz y 10 mm. de diámetro menor. Los agujeros tienen de 1á 2 mm. de diámetro. Estos ca- racteres corresponden perfectamente á los que he indicado en los fragmentos de la cola del Paleehoplophorus y pro- ceden seguramente del mismo animal. Otras placas mas grandes, de forma rectangular, cuya superficie esterna está ocupada casi esclusivamente por una sola figura ó roseta circular, con agujeros igualmente gran- des y profundos alrededor, y rudimentos de arealitas en sus estremidades anterior y posterior, es probable procedan tambien del mismo animal. En este caso, tratándose de placas aisladas, todas de in- dividuos distintos, y de una especie y de un subgénero del que aun no conocemos la forma, es fácil comprender que no se pueda ser mas esplícito en la determinacion “de tales piezas. Palehoplophorus pressulus, AMECH.. Sp. N. Esta especie tambien debe tener caractéres muy particu- lares y un tipo mas primitivo que la precedente; desgracia- damente solo está representada por dos pedazos de coraza de individuos distintos y de region muy diferente, perte- neciendo uno de ellos á la coraza dorsal, y el otro á uno de los anillos de la cola. A EA El primer fragmento, perteneciente á la coraza dorsal, consta de cuatro placas, de forma mas ó menos pentagonal, bastante grandes puesto que tienen de 30 4 35 mm. de diá- metro, pero relativamente muy delgadas, presentando un espesor variable entre 7 á 10 mm. La supetficie esterna de cada placa está ocupada en el centro por una roseta ó figura circular de diámetro variable, formada en su perímetro por un reborde bastante elevado y en el centro por una depre- sion bastante pronunciada. Esta figura central está delimi- tada, no por un surco como en los [foplophorus pampeanos, sinó por una depresion ancha, poco profunda y no muy bien delimitada, en euyo alrededor, ocupando el contorno de la placa, se ven otras figras mas pegueñas, todas ellas muy mal delimitadas, separadas por surcos poco aparentes, unas mas rugosas, otras mas lisas y de tamaños distintos. En estas depresiones, ni aun al rededor de la figura central, no se ven esos pequeños agujeros que se encuentran en las pla- cas de los otros glyptodontes y de los Hoplophorus pampea- nos. Lo que mas caracteriza este fragmento es lo rudimen- tario de sus dibujos y la poca fijeza de los caractéres que presentan sus distintas partes, El segundo fragmento procede de uno de los anillos mo- vibles de la cola, y consta tambien de cuatro placas, dos pertenecientes á la fila anterior, y dos pertenecientes á la posterior. Las placas de la fila posterior tienen un diámetro de 18 mm. y un espesor de 7 mm. Casi toda la superficie esterna está ocupada por una roseta ó figura central de unos 12 mm. de diámetro que en su parte posterior constituye el borde mismo de la placa, pero en su parte anterior forma hácia adelante una pequeña protuberancia de la que la roseta está separada por un surco bastante ancho y profundo, en el que se vén dos o tres agujeros de 2á4 3 mm. de diámetro y de fundo cóncavo. Las dos placas de la fila anterior, son como de costumbre, de figura mas rectangular, de 28 mm. kde largo, y 164 18 de — 134 — . ancho, siendo mas anchas y gruesas en su parte posterior y delgadas y mas angostas en su parte anterior, de modo que el anillo no solo formaba aquí un borde anterior delgado, sinó que, si la particularidad observada en estas placas se repetía como hay motivos para creerlo en las demás, pre- sentaba tambien una série de escotaduras correspondientes á la parte anterior de las suturas de las placas. En las placas existentes esta escotadura tiene 7 mm. de largo por 4 de ancho. La parte posterior de cada una de estas placas está ocu- pada por una figura elíptica bastante elevada, de unos 10 mm. de diámetro, rodeada en sus dos costados laterales y en el anterior por un surco ó mas bien una depresion ancha y poco profunda, pero con unos cuantos agujeros anchos y de fondo cóncavo. Mas adelante se presenta una protube- rancia elevada, rodeada igualmente por algunos grandes agujeros, terminando la placa en su parte anterior por una especie de plano inclinado, rugoso é irregular. En algunos IToplophorus pampeanos, se notan ya algu- nos de estos detalles que pueden determinarse como irre- gulares, pero no con los caractéres de una irregularidad ó imperfeccion tan acentuada como en la especie descrita del Paraná. Eurvurus interundatus, ÁmeEGH. sp. N. Una sola placa de la coraza, pero perfectamente bien ca- racterizada, representa hasta ahora el género Euryurus en el oligoceno del Paraná. Las placas del género Eyryurus GERV. y ÁMEGH. son muy fáciles de reconocer, distin- guiéndose de las del Panochtus Burm. en que no tienen esculturas ó figuras esternas, y del Dozdicurus Burm. y Plaxhaplous AmeGH. en que no tienen los grandes aguje- ros que atraviesan por completo las placas de la coraza de estos últimos dos géneros. —= 139 — Las placas del Euryurus rudis Gerv. y AmecH. del que se conoce la coraza casi completa, son de forma algo pare- cida á las de la coraza del Panochtus, diferenciándose sobre todo, como acabo de decirlo, por la falta de esculturas ó tubérculos esternos, que están reemplazados por una su- perficie cubierta de asperosidades que convergen hácia un centro que se encuentra en el medio de las placas; al rede- dor de este centro, vénse en la superficie pequeños aguje- ritos que se dirijen oblícuamente hacia el interior y hácia el centro de cada placa. La placa del EKuryurus del Paraná, se distingue del E. rudis por la falta de asperosidades esternas, presentando una superficie casi lisa, algo mas elevada en el centro, con una zona ó anillo bastante ancho al rededor con muchos aguje- ros algo mas grandes que los del £. rudiís que se dirijen igualmente hácia el interior y hácia el centro de la placa. La superficie interna, algo cóncava muestra cuatro agujeros dispuestos por pares. La figura general de la placa es algo rectangular, de 52 mm. de largo, 40 de ancho y 10 de grue- so. La talla debia aproximarse á la del Panochtus. Protoglvptodon primiformis, ÁAxEGH., J0%. Y sp. 1. Este nuevo animal, tambien por desgracia no está repre- sentado mas que por un pedazo de coraza de caractéres tan singulares, tan embrionarios por decirlo así, que uno no puede realmente consolarse de la falta de otros materiales que pudieran dar una idea mas acabada de las principales particularidades que distinguian á éste precursor de los verdaderos gliptodontes de la formacion pampeana. Es un fragmento de 12 em. de largo, compuesto de un criérto número de placas de las que no es posible reconocer las suturas, cubierto en su superficie esterna de dibujos tan anómalos y distintos de los que caracterizan los gliptodon- pa $" RR tes pampeanos, que se hace casi imposible dar una ídea d ellos sín el auxilio del dibujo. Sí tuviera que determinar en pocas líneas el opero de la escultura esterna de esta pieza, lo haría diciendo que puede distinguirse por dibujos que no tienen precisamer A caractéres nada fijos á causa de su misma variabilidad en Í distintos puntos de la superficie, pero que corresponden p D' >. su tipo fundamental á la escultura esterna de la coraza de los verdaderos Glyptodon. de En efecto, lo que mas preoenpa en esta pieza es la í 8 laridad de sus dibujos que varían en un espacio superficíi L tan reducido. ¿ En uno de los estremos la escultura esterza está forma d: l por grandes rosetas 6 arealítas de unos 20 mm. de diámetro, mas ó menos iguales en forma y tamaño á la roseta cen que se encuentra en cada placa de Glyptodon. Pero en Protoglyptodon. estas arealitas centrales en vez de estar delimitadas por surcos iguales y rodeadas de un número de arealitas periféricas mas ó menos parecidas ó del mismo ta- maño como sucede en el Gliptodon, están delimitadas por surcos irregulares, estrechos y profundos en unos puntos, anchos y poco profundos en otros, y rodeada de arealitas periféricas tambien desiguales, unas grandes, otras chicas, y de formas diversisimas, separadas tambien por surcos sin ningun carácter definido. Algunas de estas arealítas más pequeñas parecen constituir entre las grandes otros puntos céntricos á cuyo alrededor se han agrupado otras arealítas ó mas bien protuberancias ó tnbérculos mas pequeños. En el fondo de estos surcos, tanto alrededor de las arealitas centra- les 6 principales, como de las periféricas ó secundarias, hay un gran número de agujeros profundos y de diámetro relafií- vamente considerable, pero repartidos de un modo irregular, y ellos mismos de formas irregulares, ya mas anchos, ya mas - estrechos, cirenlares ú ovales, etc. etc., en una palabra, írre- 4 gulares como todos los demás caractéres de esta coraza. 2 E y q Esta estructura cambia poco a poco hácia la otra: estremi- dad del fragmento, disminuyendo gradualmeute el tamaño de las grandes arealitas centrales hasta que se confunden con las periféricas, presentando aquí la escultura de la cora- za pequeñas arealitas parecidas a las que caracterizan la superficie esterna de las placas de Panochtus, separadas por surcos bastantes anchos eu cuyo fondo se encuentran los mismos grandes agujeros que rodean las grandes rosetas ó arealitas centrales de las otras partes de la coraza, lo mis- mo que las periféricas, aunque tambien de tamaño y forma irregular. Sin embargo, notase siempre entre estas rosetas 0 arealitas algunas que parecen ser de mayor tamaño y mas elevadas que las otras que parecen representar las rosetas centrales, pues á su alrededor se hallan dispuestas de un mo- do mas ó menos irregular otras rosetas 0 tubérculos mas pequeños, unidos unos a otros y con la roseta central por crestas poco elevadas que se cruzan entre sí, ocupando los puntos intermedios que cireunscriben agujeros profundos € irregulares como en todo el resto de la coraza. Gliyptodontes indeterminados ó indeterminables Además de los mencionados, hay otros fragmentos de co- raza que es muy difícil identificar con algunas de las espe- cies establecidas, ni permiten tampoco fundar sobre ellos nuevas especies. Entre los principales mencionaré un trozo considerable de coraza, de un animal de la talla de un Panochtus, cuya superficie esterna es casi lisa, notándose apénas como si hu- bieran sido borrados por un largo frotamiento, pequeños tubérculos del tamaño de los de las placas del género Pa- nochtus, muy bajos y lisos, que parecen dispuestos alrede- dor de un tubérculo central mas desarrollado y rodeade de agujeros profundos, que con una irregularidad parecida á A la que presentan en el género Protoglyptodon se estien- den al resto de la coraza. e ¿Representa este fragmento una forma precursora del género Panochtus,ó un intermediario entre éste y el Eury- urus, ó corresponde á una region de la coraza del singular Protoglyptodon? No sabria decirlo á punto fijo, porque el fragmento de coraza es bastante rodado, y no podria asegu- rar que los dibujos rudimentarios de la superficie no fueran en parte el resultado de un desgaste producido per el roce al ser arrastrado por corrientes de agua conjuntamente con arena y pedregullo y hubiera tomado entonces á causa de ese frotamiento el aspecto particular que parece presentar. En todo caso, queda indicada la existencia de esta pieza, que podrá ser nuevamente examinada y quizás mejor apreciada cuando se conozcan otros materiales. Otra pieza digna de mencion es una placa aislada, de unos 43 milímetros de largo, 32 de ancho y 12 de grueso, de una testura que indica pertenecer á un individuo adulto, y con su superficie interna perfectamente plana, lo que no per- mite atribuirla niá un casco cervical ni á un anillo caudal. Esta placa muestra en la superficie esterna, en un punto que no corresponde exactamente al centro, una especie de roseta central, tubérculo ó protuberancia elevada, de cuya perife- ria parten en todas direcciones aristas ó crestas elevadas que como rádios de un círculo se dirijen al borde de la placa, no sin antes ser interceptados por una cresta que corre á algu- na distancia de la periferia del tubérculo central trazando al rededor de éste una curva, dando orígen este entrecruza- miento á la formacion de dos séries de profundas cavidades colocadas en dos rangos en contorno del tubérculo central. Esta pieza representa probablemente un género completa- mente distinto de todos los conocidos, del que espero se encontrarán pronto restos mas completos que me permitan determinarlo introduciéndolo definitivamente en el catálogo de los mamiferos estinguidos sud-americanos. — 139 — Mesodontia Chlamyvdotheriura paranense, ÁmMEGH. Bol. de la Acad. Nac. de Cienc., t. Y, páginas 114 y 300, año 1883. Como tuve ocasion de repetirlo en mi memoria anterior, entre los edentados acorazados que se encuentran en los terrenos antigúos del Paraná, el Chlamidotherium parece ser el mas abundante. Pero como la coraza de este género parece haber estado constituida por placas en su mayor parte desarticuladas, esto es, que no estaban reunidas por suturas fijas, no se encuentran sinó placas aisladas que es muy dificil determinar de qué region del cuerpo proceden, pues aun no se conoce una coraza completa de este animal, ni aun de las especies pampeanas, y por mi parte puedo añadir que nunca he encontrado dos placas unidas. Así, aunque las placas de coraza de Chlamydothertum en- contradas por el profesor SCALABRINT sean numerosas, ellas no me permiten adelantar nada, sobre la forma, tamaño y pro- porciones de la coraza de ese singular animal, uno de los primeros edentados fósiles de Sud-América de los que se han encontrado restos, y sin embargo hasta ahora uno de los mas enigmáticos, Esas placas difieren muchísimo unas de otras en forma y tamaño, sin que pueda afirmarse que proceden todas de una misma especie. Por otra parte, como no hay probabilidades de encontrar corazas mas ó ménos completas, solo los hue- sos podrán proporcionarnos datos seguros para restaurar las formas y determinar las especies, Los huesos de Chlamauydotherium encontrados en el pam- peano son tan escasos como los restos de la coraza, y puede decirse que se sabe tan poco de su esqueleto como de su — 140 — dermato esqueleto. Pero como en las barrancas del Paraná las placas de coraza son mas abundantes que en el pampeano, es de suponer que tambien se encontrarán los huesos del esqueleto con mayor frecuencia. Ya entre las piezas que be traido del Paraná, viene una muela aislada y un fragmento de mandíbula que atribuyo á este género, y sin duda á la misma especie á que pertenecen las placas que se encuentran aisladas. El fragmento de mandíbula mencionado es la parte poste- rior de la rama horizontal del lado derecho de la mandíbula inferior en el que están implantados los últimos cuatro dientes molares. Las muelas son de un tipo distinto de las de los glipto- todontes, pero difieren igualmente de la de los armadillos ac- tuales, y á ese respecto presentan una verdadera forma intermediaria entre las muelas de los animales de ambas sub- familias. Son de corona larga y angosta, es decir de forma muy elíptica, con dos fuertes columnas longitudinales sepa- radas por un surco ancho, profundo y de fondo cóncavo en el lado esterno, y tres columnas apenas visibles separadas por dos surcos poco aparentes en el lado interno. En este lado, las muelas del Chlamydotherium parecen representar el pri- mer esbozo de las muelas triprismáticas de los gliptodontes, pues hubiera bastado que los dos canales ó depresiones lon- gitudinales indicadas hubieran adquirido mayor profundidad para que en el lado interno las muelas del Chlamydotherium presentaran los dos surcos longitudinales profundos y las tres aristas que los delimitan, caractéres propios de los ani- males de la sub-familia de los gliptodontes. Las muelas elípticas del Chlamydotherium tienen su diámetro mayor de adelante hácia atrás en direccion del eje de la série dentaria como en los gliptodontes, pero no tienen como estos en el centro de la superficie masticatoria de la corona las láminas duras de dentina que sobresalen en forma de aristas ó crestas que atraviesan las muelas en su mayor — 141 — diámetro de adelante hácia atrás con prolongaciones á las co lumnas laterales; la superficie masticatoria de las muelas del Chlamydotherium preséntase al contrario mas gastada en el centro que en la periferia, como sucede con las muelas de la mayor parte de los edentados de la familia de los gravigrados. La base de las muelas que llega hasta el fondo mismo de la mandíbula está abierta presentando una ancha cavidad única como en los haplodontes y no subdividida como en los glip- todontes. Las paredes de esta cavidad están formadas en su parte mas inferior por una muy delgada capa de dentina, apenas un poco mas gruesa que la hoja de un papel; el interior del hueco se estrecha poco á poco hácia su parte superior hasta terminar algo mas arriba del alto de la muela. En la superficie masticatoria de las muelas, no aparece á la vista mas que la vasidentina rodeada por una delgada lámi- na de dentina mas dura que constituye el borde periférico mas elevado de la corona, pero toda la superficie longitudi— nal está cubierta por una delgadísima capa de cemento amarillo. Las muelas del Chlamydotherium están bien separadas unas de otras por espacios intermediarios de dos á tres milí— metros de largo, concordando en este modo de implantacion con los gliptodontes, pero por el tamaño relativo de las mue- las los gliptodontes y los mesodontes constituyen dos tipos completamente opuestos. En los gliptodontos, las muelas van aumentando gradualmente de tamaño desde la primera hasta la última que es de dimensiones apenas mayores que las dos Ó tres que las preceden. Las cuatro muelas existentes en el fragmento de mandíbula de Chlamaydotherium que son las cuatro posteriores, disminuyen de tamaño de adelante hácia atrás, siendo la última mucho mas pequeña que las otras. En el lado interno de la mandíbula, mas ó menos a la mitad de la altura de la rama horizontal, corre un canal ancho y poco profundo, que pasa por sobre las muelas de las que está separado por una delgada lámina ósea. Este canal, HB colocado en las mandíbulas de los gliptodontes algo mas abajo, representa el canal nutritivo que partiendo del gran foramen mandibular interno concluia en el agujero esterno llamado foramen mentale. En el fragmento de mandíbula de Chlamydotherium que describo, este canal interno se halla casi por todas partes á descubierto, mas no sabria dis— tinguir si el canal estaba realmente así á descubierto en la mayor parte de su trayecto, ó si es en este caso el resultado de un desgaste del hueso producido post-mortem. De la rama ascendente de la mandíbula no existe mas que la parte de la base cercana al borde alveolar en donde em- pezaba á levantarse hácia arriba, conociéndose por ella que no formaba un ángulo agudo como en los gliptodontes, sinó un ángulo mas abierto, mayor de 90 grados, ni tampoco estaba situada tan adelante como en estos, puesto que, vista la mandíbula de lado, el ramo ascendente solo alcanza á ocultar la última muela, mientras en los gliptodontes vista la mandíbula en la misma posicion el ramo ascendente oculta por completo las dos últimas muelas y la mitad pos- terior de la antepenúltima. Medidas Alto de la mandíbula debajo de la antepenúltima muelo...... 0032 Espesor de la mandíbula en el mismo puntO...........o.oo... 0 015 Espesor de la mandíbula debajo del borde alveolario de la primera muela existente [la Sestal...ocu.soc.mnouicels ap 0 012 Diámetro de la primera muela ( ántero-posterior........... 0 012 existente (la6* de laserieden=) l transversO........oooo.o... O 007 Diámetro de la antepenúltima y ántero-posterioT........... 0 012 (laséptima dela serie dentaria) | transversO.......oooo.o.... O 0065 y o. ántero-posterior.......... O 0115 Diámetro de la penúltima. ) E E LOTTans versos. e. pull eee 0 005 de E ántero—posterior.......... 0 008 Diámetro de la última. ) VPATAnS Vers Oe ae 2 02004 x Esta última muela es ancha adelante y muy estrecha atrás. — 143 — La muela aislada, que pertenece sin duda á otro individuo es en la forma idéntica á las que se encuentran implantadas en la mandíbula, pero por el tamaño no corresponde á nin- guna de ellas, teniendo una corona mas corta y proporcional- mente mas ancha, y era probablemente una de las anteriores. Esta muela aislada presenta en la superficie masticatoria de la corona una particularidad bastante notable, una arista mediana y corta, que se dirije de adelante hácia atrás, y parece ser un principio de la lamina interna de dentina dura que se vé en la corona de las muelas de los gliptodontes. Haplodontia Todos los loricatos actualmente existentes pertenecen á esta sub-familia que estaba representada durante los tiempos pliocenos y cuaternarios por los mismos géneros y especies actuales, y por varios otros géneros y especies actualmente estinguidas, algunas de gran tamaño, como las que extran en los géneros Eutatus Gerv. y Propraopus AMEGH. Es así realmente sorprendente, que hasta ahora no se haya encontrado un verdadero representante de este grupo en el oligoceno del Paraná. Pero no dudo que se han de encon- trar, pues no solo los haplodontes representan en su confor- mación un tipo mas primitivo que los mesodontes y glip,to- dontes, por lo que tienen que haberlos precedido en su aparicion, sinó que ya tenemos la prueba de que han existido en una época anterior ó por lo menos tan antigua como los depósitos fosilíferos del Paraná. En efecto, el Sargento Ma- vor D. Cárlos M. Moyano me ha mostrado en estos dias restos indudables de haplodontes estraidos de las areniscas antiguas del rio Santa Cruz que corresponden probable- mente a) eoceno superior. — 144 — CONSIDERACIONES GENERALES - Los depósitos oligocenos del Paraná han dado hasta ahora - 62 especies de mamíferos, casi en su totalidad terrestres, que se distribuyen en los órdenes y familias siguientes: CARNÍVORA URSINA Cyonásua argentina, ÁMEGH. Arctothervum vetustum, ÁMEGH. RODENTIA ERYOMYINA Lagostomus antiquus, ÁMEGH. Megamys patagomiensis, Laur. » — Laurillardi, AÁmrGH. » depressidens, ÁMEGH. » Holmbergí, ÁMEGuH. » —laevigatus, ÁMEGH. » Racedi, AMEGH. MURIFORMIA Myopotamus paranensts, ÁMEGH, CAVINA Hydrochoerus paranensis, ÁMEGH. Cardiathertum Doeringi, AmEGH. » petrosum, ÁMEGH. » denticulatum, ÁMEGH. » minutum, ÁMEGH. dd — 145 — Procardiatherium simplicidens, ÁMEGH. » crassum, ÁMEGH. Cardiomys cacínus, ÁMEGH. Cardiodon Marshit, AMEGH. » Leidyi, ÁMEGH. Caviodon multiplicatus, ÁMEGH. Procaria mesopolamica, ÁMEGH. DE COLOCACION INCIERTA Paradoromys cancrivtorus, ÁMEGH. sp. inédita A » » B PENTADACTYLA TOXODONTIA Toxodon paranensíis, Laur. » plicidens, ÁMEGH. + » foricurcatus, ÁMEGH. Toxodontheríum compressum, ÁMEGH. Haplodontherium Wilder, Amrch. TYPOTHERIDEA Protypotherium antiquum, ÁMEGH. PERISSODACTYLA MACRAUCHENIDEA Sealabrinitheríum Brarardí, ÁMEGH. » Rothi, AmeGH. Oxyodontheriuwm Zeballosí, AmEGH. Mesorhinus piramydatus, ÁMEGM. EQUINA Hipphaplous entreríanus, ÁMEGH. T. vi 10 — 146 — TAPIROIDEA Ribodon limbatus, AMEGH. ARTIODACTYLA ANOPLOTERIDEA Brachytherium cuspidatum, AMEGH. PROTOCERVINA Proterotheríum cervioides, ÁMEGH. EDENTATA TARDIGRADA Ortotheriíum laticurvcatum, ÁMEGH. Olygodon pseudolestoides, ÁMEGH. GRAVIGRADA Mylomorpha Promegatheríum smaltatum, ÁMEGH. Megatherium antiquum, ÁMEGH. Stenodon modicus, ÁMEGH. Grypothertum Darwinii? Ow. Interodon crassidens, ÁMEGH. Mylodon ? ambiguus, ÁMEGH. Promylodon paranensis, ÁMEGH. Pseudolestodon (sp ?) Rodimorpha Lestodon antiquus, ÁMEGH. Diodomus Copei, AMEGH. Pliomorphus mutilatus, ÁMEGH. » robustus, ÁMEGH. — 147 — LORICATA Glyptodontia Palaehoplophorus Scalabrini, AÁMEGH. » pressulus, ÁMEGH. Euryurus interundatus, ÁMEGH. Protoglyptodon primiformis, ÁMEGH. Mesodontia Chlamydothertum paranense, ÁMEGH, PINNIPEDIA PHOCINA Otaría Fischerí, GERV. Y ÁMEGH. CETACEA ZEUGLODONTIDEA Saurocetes argentinus, Burm. DELPHINOIDEA Palaeopontoporía paranensis, Brav. BALAENOIDEA Balaena dubía, Bray. En la época en que vivian los mamíferos que se encuentran enterrados en las barrancas del Paraná, los representantes del órden de los carnívoros parecen haber sido sumamente escasos. Hasta ahora conócense solo dos géneros; el C1yo- AR násua, de proporciones pequeñas, de dientes posteriores bastante tuberculosos, y sin duda de apetitos carniceros no muy desarrollados; y el Arclotherium cuyo aparato denta- rio compuesto de muelas cortas, anchas y tuberculosas, demuestra estaba mas bien adaptado para un régimen frugi- voro que para un régimen carnívoro, de modo que á pesar de su talla colosal no debía ser para sus contemporáneos un muy terrible compañero, como indudablemente lo hubiera sido alguno de esos géneros esencialmente carniceros que aparecieron mas tarde, como el Smilodon, el Machairodus, Felis, Hyaena, etc. Esta escasez de restos de carniceros no puede atribuirse á la pequeñez de los huesos que no hubiera permitido su cuon- servacion, Ó á que no se hubieran encontrado á causa de esa misma pequeñez relativa. El profesor ScaLABRINI que ha coleccionado personalmente la mayor parte de la coleccion, ha reunido comose ha visto un gran número de fragmentos de mandíbulas y dientes de pequeños roedores que acusan en él, para este género de investigaciones, verdaderos ojos de lince. Por consiguiente, si los carniceros hubieran sido abun- dantes estarían en sus colecciones bien representados, pero como nosucede así, debemos creer que depende únicamente de que son escasos en el terreno, y esa escaséz no puede depender á su vez mas que del cortísimo número de carnice= ros que aquí vivían durante esa época, pues si hubieran exis- tido en abundancia no habría razon ninguna para que no se hubieran conservado sus restos, puesto cue se han conser— vado en los mismos yacimientos los de animales mucho mas pequeños. En Europa y Norte-América, las formas de carnívoros mas elevados que caracterizan los terrenos terciarios superiores, los terrenos cuaternarios, y la época actual, todavía no habían aparecido ó estaban representados por escasísimos géneros, pero existían allí numerosos carniceros de caracté- res algo distintos, que presentan generalmente una dentición - 149 — mas completa y dientes á menudo mas tuberculosos, penta- dáctilos la mayor parte y plantigrados todos, algunos con ciertos caractéres del tipo marsupial, que se supone con razon sean los antecesores de los carniceros que aparecieron en épo- cas mas modernas. Esa forma de carnívoros primitivos parece que todavia está representado en la actualidad poralgunos géneros dispersos en distintas regiones del globo, y de ellosse encuentra un género en Sud-América y en la parte setentrional de la Repú- blica Argentina, que es el coatí (Nasua Storr.). Y el pri- mer carnívoro de nuestro país, de los primeros tiempos terciarios, que llega á nuestras manos, el Cyonásua AÁMEGH., es un pariente zoológico de ese tipo primitivo todavía exis- tente. Colócase el coatí (y de consiguiente tambien Cyonásua) en la familia de los osos, pero formando un pequeño grupo á parte, con el nombre de sub-ursus de caractéres mas pri- mitivos que los verdaderos osos, y es con este grupo secun- dario quese relacionan una parte considerable de los carnice- ros estinguidos de los primeros tiempos terciarios del hemisferio norte. El otro grupo de esta familia, los verda- deros osos, representan un tipo de evolucion mas avanzado que los sub-ursus y en el hemisferio norte aparecen recien en el terciario superior. Sin embargo la familia de los osos en su conjunto, por el número de sus muelas, las particularida- des del esqueleto, y su posicion plantigrada, es aquella que entre los carnívoros existentes representa una etapa de evo— lucion ménos avanzada, y de consiguiente que tiene una apariencia de mayor antiguedad justificada por la época remo- ta de los estratos en que se han encontrado los representan- tes fósiles del grupo de Jos sub-ursus. Así es tambien interesante saber que el grupo de los verdaderos osos ha aparecido antes en la América del Sud que en las otras regio- nes de la tierra, pues el otro carnicero del Paraná, el Arcto- thertum, forma parte de este sub-grupo, en donde repre- — 150 — senta conjuntammnte con el Ursus ornatus (sub-género Tremarctos) actual de las cordilleras su tipo mas primitivo hasta ahora conocido, que aparece luego en épocas mas mo- dernas, en Norte-América, con caractéres tan poco modifi- cados que se ha designado con el mismo nombre de Arcto- therium, y en Europa y Asia en donde está representado por el género estinguido IIyaenarctos, el existente A1le- ropus y otras formas estinguidas todavia poco conocidas. Resulta pues que, sobrehaber sido aquílos carnívoros muy escasos, los dos únicos géneros que los representan pertene- cen á una misma familia, y formaban solo el 3 por ciento de los mamíferos existentes en esa época, miéntras que en el hemisferio norte, durante el oligoceno inferior, los carnívo= ros representan ellos solos el 25 á 30 por ciento. Dedúcese de las precedentes observaciones que, en la mis- ma época geológica mas ó menos, los carnívoros estaban representados por los mismos tipos primitivos tanto en el hemisferio austral como el hemisferio boreal (sub-ursus, bu= noteridos). Pero en el norte eran muy abundantes y en el sud muy escasos, lo que me parece probar que los géneros que se conocen, ó los poquísimos géneros que en los ter- renos de esa época aquí se encontrarán, son formas que emigraron del norte viniendo hácia el sud, en donde se mez- claron con la fauna originaria de estas regiones constituida principalmente por edentados y roedores que por su talla colosal y su forma particular (Megamys, gravigrados ro- dimorfos) se hallaban en excelentes condiciones para luchar con los carnívoros de entonces, é impedir se propagaran acá en la misma proporcion con que lo hicieron en el bemisferio norte. Los sub-ursus argentinos de los primeros tiempos terciarios evolucionaron hácia el tipo de los verdaderos 0sos, produciendo la forma del órden de los carnívoros mas fru- gívora que se conozca, el Arctotherium que invadió mas tarde las otras partes del mundo. Los distintos carnívoros oligocenos del hemisferio norte evolucionaron hácia tipos — 151 — distintos, produciendo las familias de los mustelinos, de los caninos y de los felinos, que en época geológica relativamen- te reciente emigraron hácia el sud, en donde contribuyeron sin duda á la estincion de las numeros formas de mamíferos herbívoros que habitaban estas regiones durante la forma- cion de los terrenos pampeanos y prepampeanos. Los roedores, al contrario de los carnívoros, eran durante esa época los mamíferos mas abundantes de esta parte de América. Ellos solos constituyen el 39 por ciento de las especies de mamíferos terrestres fósiles encontrados en el Paraná. En el oligoceno de Norte-América y de Europa, los roedores solo constituyen el 15 por ciento de los mamíferos, y en la formacion pampeana constituyen el 17 por ciento. Pero lo que mas llama la atencion no es tanto el crecido número de especies con que allí estaban representados, sinó las proporciones de muchas de ellas. Una parte considerable alcanzaron una talla tan solo comparable á la de los mas corpulentos roedores de la actualidad, y otros sobrepasaron. tanto esas proporciones que pueden incluirse en el número de los mayores mamíferos terrestres conocidos. Esto, como lo hacia notar en mi última memoria sobre los fósiles del mismo punto, es un hecho nuevo, desconocido y sin ejemplo en ninguna otra parte del mundo. Los roedores habitan en el día casi todas las regiones de la tierra, y en todas partes presentan proporciones diminu- tas en proporcion de la talla que adquieren un número considerable de mamíferos de la mayor parte de los otros órdenes. Casi en todos los países se han encontrado tambien roe— dores fósiles, pero siempre mas ó menos parecidos á los actuales, y rarísima vez de talla algo mayor que las espe- — 152 — cies correspondientes que habitan en nuestra época los mismos puntos. Apenas se citan en Europa dos ó tres ejem- plos de roedores de la familia de los castores de tamaño algo mayor que el castor actual; y sucede otro tanto en Norte- América, con la circunstancia digna de mencion, que, en ambos casos, se trata de especies procedentes de los ter- renos cuaternarios ó de las capas mas superficiales del plio- ceno. Nunca en las capas terciarias mas antiguas de esos continentes, en las que sin embargo se han encontrado mu- chos roedores, se ha desenterrado un solo hueso de uno de un tamaño que pudiera igualarse ni de cerca al del car- pincho. En nuestro país, empezando por la formacion pampeana, tenemos el carpincho (Hydrochoerus capybara), otra especie fósil de casi doble tamaño (II. sulcidens LuND) que se ha encontrado tambien en el Brasil, y otra especie aun mas gigantesca (HH. magnus Gerv. y ÁMEGH.) sobre la que ya he dado algunas noticias comparándola por la talla al tapir. Pero no conocia entonces mas que fragmentos aislados de mandíbulas. Ahora, con restos de tres indivi- duos he conseguido restaurar una mandíbula inferior, y he podido reconocer que como talla, el H. magnus sobrepa- saba de mucho al tapir, acercándose casi á las proporciones del Megamys patagonensis, aunque no tan robústo y corpulento como este. En los terrenos terciarios antiguos del Paraná, tenemos tambien un carpincho, IÍ. paranensis casi de la misma talla que el existente, y á su lado habia un crecido número de representantes de la misma familia, unos pequeños, pero otros como el Cardiatherium Doeringi, el C. denticu- latum y el Procardiatherium crassum, igualaban tam- bien en la talla al carpincho, y por encima de ellos domi- naban los Megamys, cuyos mas humildes representantes, M. laevigatus y M. Holmbergí se confundian por la talla con la vizcacha y el carpincho, pero sus representantes mas — 133 — avanzados, M. Laurillardi, M. patagoniensis y M. Ra- cedi alcanzaban respectivamente el tamaño del tapir, del buey, y el último se acercaba probablemente al rinoce- ronte. Sorprenden realmente estos descubrimientos, sobre todo si se reflexiona que la exploracion de las capas de los pri- meros tiempos terciarios ea la República Argentina, está apenas en principio, ¿No se encontrarán quizas otras formas de roedores de talla aun mas considerable, y quizás todavia en terrenos mas antiguos? Sugiéreme esta pregunta, el venirme ahora á la memoria el curioso fragmento de cráneo llamado por Moreno Mesotherium Marshii, procedente de las areniscas rojas del Neuquen que corresponden á un nivel aun mas inferior que el terciario del Paraná, consti- tuyendo quizás una verdadera formacion de transicion entre el cretáceo superior y el eoceno inferior y ese cráneo pre- senta realmente algunos caractéres de roedor, pero de un roedor rival del Megamys por la talla. ¡ Y qué estraña mezcla la de ese yacimiento del Neuquen! Se han recogido allí grandes huesos que he reconocido como pertenecientes á gigantescos dinosauros, y restos de edentados dela familia de los gravigrados ! Y, ahora mismo, mientras trazo estas líneas Megan á Buenos Aires diversos telegramas del pueblo Villa Roca, anunciando que sobre las márgenes del Neuquen se han encontrado enormes yacimientos de huesos fósiles. ¡Quién sabe qué revelaciones encierran para la paleonto- logía esas rojas areniscas! ! Pero, me he estado apartando sin apercibirme de ello, * Ya completamente redactada esta memoria y en prensa la presente hoja, el Capitan de ingenieros militares €r. D. Jorge Rohde me ha ob- sequiado con una parte de los fósiles encontrados en Fuerte Roca. To- dos los que me ha entregado dicho señor, que son varios cajones, per tenecen á gigantescos dinosauros, habiendo tambien algunos huesos de cocodrilos que estando acompañados de vértebras convexo-cóncavas, supongo pertenezcan á la estinguida familia de los opistocelios. — 154 — del tema principal de este parágrafo, el gran desarrollo de los roedores en número y en talla, en esta parte del conti- nente sud-americano, durante la formacion del oligoceno inferior y del eoceno superior. ¿Cuáles son las deducciones lógicas á que el conocimiento de ese hecho puede conducirnos? Que aquí, fué el punto de orígen, la patria por decirlo así de los roedores... el lugar donde por una especializacion exagerada se formó el tipo, que encontrando las condiciones favorables adquirió un de- sarrollo que no pudo alcanzar en la misma época, ni en las épocas sucesivas, en ninguna otra region del globo. Pero hay otras deducciones, igualmente de importancia para la historia de los roedores, como para la restauracion de la evolucion de los mamíferos en general. He dicho, que ellos se presentan en los yacimientos del Paraná dominando por la talla, y por el número de especies distintas, podria agregar tambien, y por la variabilidad de sus formas. La talla voluminosa como lo he establecido en mi Filo- genta erigiéndolo en ley, y como lo habia ya sugerido antes el Profesor Gaubry !, indica que un tipo se encuentra muy léjos de su punto de partida; que es un tipo avanzado en su evolucion. El número crecido de especies, dada la lentitud con que segun las leyes filogénicas ellas tienen que formarse, con- duce á la misma conclusion; y la variedad en el número de familias á que esas especies pertenecen, no solo corrobora las conclusiones á que nos han conducido los hechos prece- dentes, sinó que les da una base mas sólida, mas exacta, pues, demostrado, como lo es en la actualidad, que la evo- lucion-es divergente en el tiempo, en el espacio y en las formas que produce, es claro que mas divergentes son las o * GAuDrY. Les enchainements du monde animal. Mammiféres ter— liatres. E ORAR RAS a SS > 5 AAA A, En E O dd, 2 a PTA is ct — 155 — formas que constituyen un género, una familia, ó un órden, mas lejana debe ser la época en que vivió el ser, el tipo animal especial que reunia en conjunto los múltiples carac- téres fraccionados despues sucesivamente en sus descen- dientes. Ahora, ¿qué tipo de roedores mas divergentes que los géneros del Paraná, Megamys de la familia de los erío- midos, Myopotamus de la familia de los muriformes, Cardiatherium de la familia de los cavinos, y Paradoxo- muys, tipo tan distinto que formará probablemente una fami- lia especial? Luego si es indudable que, durante los primeros tiempos terciarios los roedores alcanzaron aquí el apogeo de su desarrollo en tamaño, y si desde esa lejana época estaban ya delimitadas y bien representadas las familias actuales, bajo cualquier punto de vista que se consideren los hechos prueban que la aparicion del tipo roedor databa ya entonces de épocas geológicas remotas, por lo menos de los tiempos secundarios, ó quizás aun antes de la aparicion de los sin- gulares Plagiaulax que probablemente no son en definitiva mas que representantes de los primeros esbozos del tipo roedor allá en las primeras épocas de su aparicion. Y esta gran antigúedad del tipo roedor, está de acuerdo no tan tan solo con los hechos observados en esta parte de Amé- rica, sinó tambien con su enorme área de dispersion actual y tambien geológica, pues se han encontrado en las capas eocenas de Europa y Norte-América, en ambos puntos con los mismos caractéres que distinguen las familias existentes, y á menudo representados por géneros absolutamente igua- les á los actuales. Ofrécese aquí otra dificultad. Si desde los primeros tiem— pos terciarios habitaron los roedores ambos continentes, ¿ por qué no alcanzaron en Ja América del Norte y en Europa las proporciones colosales que revelan los roedores fósiles del Paraná? La esplicacion debe quizás buscars> en el desarrollo rela- — 156 — tivo que en cada region en particular alcanzaron los demás órdenes de mamíferos. Los principales enemigos de los roe- dores son los carnívoros. En Europa, durante los primeros tiempos terciarios, vivieron los roedores en compañia de enemigos terribles como los Hyaenodon, Pterodon. Am- phicyon, Arctoyon, etc., y en Norte-América tuvieron camaradas no ménos incómodos, llamados Ambloctonus, Dimctis, Pachyaena, Oxyaena, Calamodon, etc., carní- voros en evolucion, es cierto, pero en los que los apetitos carniceros estaban ya muy bien desarrollados y debian nece- sariamente satisfacerlos en aquellos séres que podían opo= nerles ménos resistencia, como los pequeños herbívoros y especialmente los roedores. En nuestro país parece que las cosas han pasado de otro modo, pues ya se ha visto en otra parte que, durante los pri- meros tiempos terciarios los carnívoros eran aquí sumamente escasos. Hasta ahora no conocemos de ellos mas que dos representantes: uno pequeño (Cyonasua) y por lo mismo poco temible, á mas que debía tener un régimen mas bien omnívoro como los coatis actuales; y el otro aunque de gran talla (Arctoterium) y del órden de los carnívoros, por el conjunto de su conformacion era un verdadero frugívoro, que si existiera en nuestra época mas nos impresionaria por la talla que no por su ferocidad. Esta ausencia aquí de verda- deros carniceros y su abundancia durante la misma época en los paises mencionados es bastante significativa y hace ya preveer que si en el hemisferio sur tuvieron orígen los roe- dores, el hemisferio norte nos ha regalado probablemente los carniceros. El hecho es que en esa época los carnívoros eran aquí muy escasos: de consiguiente los roedores libres de eslos incó- modos vecinos pudieron propagarse á sus anchas y disputar el alimento á los representantes de los demás órdenes, pues los roedores tampoco son compañeros muy tratables, y todos saben los terribles mordiscones que en defensa propia saben BR aplicar las vizcachas á los que osan importunarlas. Un viz- cachon de doble tamaño que un buey es algo de que difícil- mente podemos formarnos una idea. Un Megamys no habría quizás osado medir sus fuerzas con uno de esos terribles felinos que aparecieron mas tarde, pero con los carnívoros de entónces, con los paquidermos y ruminantes de esa época, debía suceder otra cosa. No solo debía disputarles el alimen- to sinó que debia arrebatárselo, pues si los mordiscos del Megamys eran parecidos á los de la vizcacha mas la pro- porcion de la talla, debían ser mordiscos verdaderamente terribles. Y aquí tenemos quizás tambien la esplicacion del porqué ciertos órdenes de perisodáctilos y de artiodáctilos tenian entónces tan escasos representantes. En la lucha por la vida, los roedores tenian sobre ellos la ventaja de los mor- discones y de las suaves caricias que podian aplicar con las uñas, tampoco no muy inofensivas en ciertas familias, y espe- cialmente en la de los eriominos á la que el gigantesco Me- gamas pertenecía. Otro grupo de una gran importancia, y que parece ha dejado numerosos restos en los terrenos del Paraná, es el de los toxodontes y tipoteridos que reuno en un órden bajo el nombre de pentadactilos, mamíferos singulares, que han dado orígen á largas discusiones sobre el lugar que en la clasifi- cación les corresponde, habiéndose manifestado casí tantas opiones como autores han tratado la materia. Estos animales no se han encontrado hasta ahora mas cre en las regiones del Plata, y últimamente dícese en el Brasil, pero seguramente en ninguna otra parte del mundo fuera de Sud-América. En el pampeano superior, están representados por un solo :énero, el Toxodon Ow. cuyas especies tienen casi todas 1 E eltaniio de un rinoceronte. — 158 — En el pampeano medio están representados por dos géne- ros, el Toxodon y el Dilobodon AmeGH., que parecen haber tenido con corta diferencia la misma talla pero caractéres bastante distintos. En el pampeano inferior se encuentran estos mismos dos géneros, á los que se agregan otros dos, el Trigodon AmEGH. que tambien debia alcanzar la talla del Toxodon y el Typo- thertum, este último mucho mas pequeño, pero de caracté- res todavía mas anómalos que las especies del género Toxodon. Aun tenemos pocos datos sobre las especies miocenas de este grupo, pero en el oligoceno inferior del Paraná parecen ser numerosas y pertenecientes á géneros muy distintos unos de otros. Encuéntrase allí ya representado por varias especies el Toxodon Ow. que resulta ser así uno de los géneros que mas ha prolongado su existencia puesto que lo encontramos todavía en las capas mas modernas del pam- peano. El Toxodontheritum AMEGH., tan corpulento como un rinoceronte y aquel que se presenta como mas estrecha- mente aliado con el género precedente. El Haplodonthe- rium AmeGH. igualmente de gran talla y de caractéres muy distintos que no permiten considerarlo como un tipo primi- tivo, pero mas bien sí, como un tipo muy avanzado en su evolucion toxodonte. El Protypotherium Amechn. de tama- ño mucho menor que el T'ypotherium Bravaro en lo que realmente representa un tipo mas primitivo que los demás géneros mencionados. Por último, algunos restos que no he mencionado en la descripcion sistemática de esta coleccion que parece probable procedan del género pampeano Dilo- bodon de modo que tambien su aparicion dataria por lo ménos del oligoceno inferior. Así, estos animales, en esos terrenos, léjos de presentar caractéres primitivos que denotaran un parentesco no lejano con los rinocerontes, que confirmara las deducciones de aque- llos que los reunen en un mismo grupo, muestran al con- — 159 — trario los mismos caractéres de una evolucion divergente avanzada como en los géneros pampeanos, y en ciertos gé- neros, como el Haplodontherium ellos son aun mas acen- tuados, lo que demuestra que los vínculos de parentesco que pueden haber unido los toxodontes á los rinocerontes, son muy remotos y solo pueden referirse á antecesores muy lejanos que vivieron sin duda durante los tiempos secun- darios. Por otra parte, la ausencia completa en los terrenos ter— ciarios antiguos de Europa, Asia y Nurte-América, de toda forma que presente caractéres análogos á los de los toxodon- tes, y la diversidad de formas ya perfectamente caracteriza- das con que estos últimos se nos presentan en los terrenos del Paraná, nos prueba, como en el caso de los roedores, que el grupo de Jos toxodontes es un tipo esencialmente americano austral, que aquí es donde se ha constituido, y que solo aquí es preciso buscar las formas que lo han prece- dido en los tiempos geológicos pasados. En el terciario de Patagonia, sobre las costas del rio San- ta Cruz, mas ó menos á la mitad de su curso, tambien se han encontrado dos géneros muy curiosos de este grupo, nom— brados por Morexo, Interatherium y Toxodontophanus, desgraciadamente hasta ahora no descritos. Sin embargo, como he tenido ocasion de examinar los ejemplares, me pa- rece que estos representan en su forma tipos mas primitivos que los toxodontes pampeanos y de los yacimientos del Pa- raná, lo que concordaria con el tamaño pequeño que debie- ron tener los animales á que pertenecieron esos restos, pero no con la época á que refieren esas capas DOE£RING y MORENO que las atribuyen al mioceno. Por otra parte, eso probaria la gran diversidad de formas que durante el terciario médio adquirieron los toxodontes, lo que constituiria una nueva prueba de la grandísima antigúedad á que debe remontar la primera aparicion de este grupo. Pero he recibido en estos últimos dias fragmentos de un animal de este órden, proce- — 160 — dentes tambien del rio Santa Cruz, de tamaño escesivamente pequeño, que realizaria el tipo primitivo de los toxodontes tal como nos es dado concebirlo por el estudio de los diver- sos representantes de este grupo hasta ahora conocidos, y que parece procede de un horizonte geológico mas antiguo, probablemente oligoceno inferior ó eoceno !. Este tipo, pri- * Estos restos me han sido dados por el Sargento Mayor D. CÁrLOS Moyano, que los ha estraido de un banco de arena conglomerada en una barrranca del rio Santa Cruz á unas 90 millas de su desemboca- dura. Pertenecen á un animal cuya talla debia ser apenas comparable á la de un conejo, que propongo designar con el nombre de Pachy- rukhos Moyani. Los restos de este animal recogidos por el Sr. MoYa- NO, SON: Un fragmento de la parte anterior de la sínfisis de la mandíbula in— ferior, correspondiente al lado derecho, en el que se vé el borde alveo— lario anterior con los alvéolos de los tres incisivos. Lo que mas llama en este fragmento la atencion es su enorme espesor, sobre todo en el borde alveolario, en comparacion de la talla reducida del animal. Los alvéolos, están separados por tabiques de un milímetro de ancho, van aumentando de tamano del primero ó mediano al tercero ó esterno, y se dirijen hácia adelante, casi horizontalmente. El alvéolo interno, muy pequeno y comprimido tiene apenas un milímetro de diámetro. El alvéolo segundo, algo circular tiene 0”0015 de diámetro, y el ter- cero ó esterno tiene 0”0025. Los tres alvéolos ocupan un espacio de solo 7 mm, mientras que el borde alveolario tiene un espesor de cerca de 6 mm. Un fragmento de mandíbula inferior del lado derecho en el que se halla implantado un molar intacto que debe ser el cuarto ó el quinto y la mitad posterior de otro. La mandíbula tiene aquí 0"010 de alto y 5 mm. de espesor. La muela tiene 12 mm. de largo de la raiz á la co- rona y sobresale fuera del borde alveolario unos tres á cuatro milíme- tros: es ligeramente arqueada, con la concavidad hácia afuera, casi pla- na en su cara interna, y con un surco longitudinal profundo en su cara esterna que la divide en dos partes iguales. La raiz está abierta en la base ¡formando una ancha cavidad. La corona de figura elíptica, pre- senta en el lado esterno una escotadura formada por el surco longitu= dinal, y tiene el centro mas gastado que la periferia en la que sobre— sale un poco la capa de esmalte, sobre todo en el lado interno. Esta capa de esmalte cubierta por una delgadísima corteza de cemento pa- A SS OS A A A A A — 161 — mitivo por la talla, y probablemente por el número y dispo- sicion de las muelas, no lo es sin embargo por su conforma- cion, que es la de un verdadero toxodonte, de manera que, rece estenderse sobre toda la superficie de la muela como en el género Typotherium, sin presentar las interrupciones longitudinales de los gé- neros Toxodon. Toxodontherium y Haplodontheríium. Diámetro án— tero-posterior de la corona 4 mm., diámetro transverso 2 mm. Un pequeno fragmento de maxilar superior con una muela bastante rota, muy arqueada hácia adentro como las del género Toxodon, de 3 mm. de diámetro ántero—posterior y 2 mm. de diámetro transverso, de corte transversal regularmente elíptico sin ningun pliegue entrante, y con la capa de esmalte igualmente continuada como en Typothe- rum. Una muela superior intacta, del lado izquierdo, implantada en un fragmento de maxilar con parte del paladar. Por este pequeno frag- mento se conoce que el paladar del Pachyrukhos eva profundamente es- cavado y de fondo cóncavo como en el Toxodon. La muela es tan ar— queada como en el mismo género, de seccion transversal elíptico-pris- mática, angosta hácia adelante y ancha hácia atrás. con un largo de la corona á la raiz sin seguir la curvatura esterna de 11 mm, de la misma forma desde arriba hácia abajo. y probablemente de raiz algo abierta. La capa de esmalte se presenta bien desarrollada en las caras esterna é interna, pero puede apenas Jistinguirse sobre los ángulos longitudi— nales. La forma de la corona es elíptica triangular muy regular, sin re- pliegues de esmalte ni escotaduras entrantes. El centro de la corona es mas gastado y mas profundo que los bordes que sobresalen debido á la mayor dureza de la capa de esmalte. En la cara esterna muestra tres aristas Ó columnitas longitudinales, una en el ángulo anterior, otra en el ángulo posterior y la tercera mediana que divide aquí la muela en dos partes desiguales, una anterior mas pequeña y otra posterior mas grande. Estas tres columnitas corresponden á las tres aristas perpendi- culares esternas de las muelas superiores de los perisodáctilos, aumen- tando este parecido en la parte posterior de la muela la capa de esmal- te que se levanta entre las dos columnitas posteriores formando una especie de punta que sobresale de la corona, Diámetro ántero-posterior de la corona 4 mm., diámetro transverso 2 mm. 5. Por último una muela superior aislada del lado izquierdo, probable— mente una de las últimas, tambien muy arqueada, de seccion elíptica, y con una capa de esmalte eu parte cubierta de cemento sobre toda su T. vu 11 — 162 — para ligar este tipo á otro órden cualquiera de mamíferos, tendríamos que suponer la existencia en épocas todavía ante- riores de un largo número de antecesores de pequeñas di— mensiones, que presentarian el carácter toxodonte cada vez menos acentuado, á medida que remontáramos en los tiem - pos pasados, volviéndose de todos modos evidente que la aparicion de este tipo es de una época geológica antiquísima, seguramente preterciaria. Háse citado, como representante de la familia de los pa- leoteridos en nuestro país, la Macrauchenia, y yo mismo los habia siempre considerado como miembros de una misma familia natural. Sin embargo, las investigaciones que he te- nido que practicar para la preparacion de mi Filogenia han modificado profundamente las opiniones que tenia á este res- pecto, lo mismo que sobre la posicion de varios otros órde- nes de mamíferos. Este cambio de opinion no se ha producido en mí por cuestiones de apreciacion de caractéres, sinó por razones superficie, esceptuando naturalmente la superficie masticatoria de la co- rona, como es de regla en los animales de este grupo. El lado interno es regularmente convexo, pero el lado esterno presenta las tres colum- nitas perpendiculares que hemos visto en la muela anterior y corres- ponden á las tres aristas perpendiculares esternas de las muelas superio- res de los perisodáctilos, aumentándose el parecido con estos animales por la capa de esmalte comprendida entre estas. columnas que se levan- ta en el medio de ellos para formar dos picos que sobresalen sobre la corona como en las muelas del Scalabrinitherium, Palaeotherium, etc. Diámetro-ántero posterior de la corona 5 mm., diámetro transverso 3 mm. Resulta que, por la forma de las muelas, el Pachyrukhos Moyani es el género de todos los de este órden hasta ahora conocidos, que mas se acerca á los paquidermos perisodáctilos. Dedico la especie á su descubridor el Sargento Mayor D. CárLOos Mo- YANO, tan conocido por sus esploraciones en los territorios patagónicos. — 163 — de método, de procedimiento, que tienen en este caso ma- yor peso que centenares de opiniones tan sabias cuanto se quiera, siempre que no se basen mas que sobre las aprecia- ciones personales de los hechos. Mi sistema de apreciacion de caractéres, basado en princi- pios exactos invariables, que permiten por decirlo así pesar su yalor y su importancia, ya lo he espuesto en la obra repe- tidas veces arriba mencionada. ) Ocupándome ahora en la reconstruccion de la clasificacion de los mamíferos segun ese sistema llegué á la Macrauche- nia, y encontré que la órbita cerrada del ojo, el tipo de las muelas, las facetas del calcáneo, y otros muchos caractéres que no es aquí el caso de enumerar, obligaban á separar la Macrauchensa de los paleoteridos, de los rinocerontes y de los tapires para constituir con ella el tipo de una familia, cuyas mayores analogías ni serian con los animales mencio- nados. La cuenca del ojo cerrada atrás, la forma de la parte posterior del cráneo, el tipo de las muelas tanto inferiores como superiores, la forma de los huesos de los miembros y el modo de soldadura de algunas de sus partes, son carac- téres que, segun los procedimientos filogénicos han venido á colocar la Macrauchenia al lado de los caballos y rumi- nantes, los que, por razones que tampoco es aquí del caso citar, deberán igualmente ser separados, los primeros de los tapires, rinocerontes y paleoteridos con los que hasta aho- ra se reunen bajo la denominacion comun de perisodáctilos, y los segundos de los suideos con los que se confunden en un mismo órden con el nombre comun de bisulcos ó artio- dáctilos. Pero, como digo, no son estas páginas lugar á propó- sito para precisar los detalles de mis estudios al respecto; basta aquí á mi objeto indicar los resultados, pues este tra- bajo es un estudio especial sobre determinados fósiles. La esplicacion de los procedimientos que á tales resultados me han conducido se encontrarán espuestos en la obra mencio- — 164 -- nada, y la aplicacion de esos procedimientos al caso presente se encontrarán en el volumen que pronto debe seguir á la Filogenta Mi objeto ahora, es únicamente hacer presente que, de mis investigaciones filogénicas no resulta que la Macrau— chenta forme parte de la familia de los paleoteridos, simó que ella aparece como constituyendo el tipo de una familia esencialmente sud-americana, y que hasta ahora no se ha encontrado mas que en los paises del Plata desde las plani- cies bolivianas hasta el Estrecho de Magallanes. Esta familia se extinguió con la deposicion de las últimas capas del terreno pampeano, durante el plioceno, estando entonces representada por dos géneros, la Macrauchenia Ow. tipo de la familia por ser aquel cuya osteología es hasta ahora mejor conocida, y el Diastomicodon AMEGH. Durante los primeros tiempos terciarios tenian un mayor número de representantes, pues sin tomar en cuenta los gé- peros encontrados en Patagonia, Nesodon Ow. y Homalo- donthertum FLOWER incuestionablemente del mismo grupo, pero sin duda algo mas modernos, en los yacimientos del Paraná se han encontrado ya tres géneros, Scalabrinithe— rium, Oxyodontherium y Mesorhinus, todos perfecta- mente caracterizados, sin presentar ninguna transicion á los paleoteridos, á no ser el cingulum basal de las muelas que así como es un carácter de los paleoteridos, lo es tam- bien de muchos géneros de familias y de órdenes distintos, lo que demuestra es este un carácter de un antecesor suma- mente lejano que reunió los caractéres de órdenes hoy dis- tintos pero que no era todavia un macroquénido, ni mucho menos un poleoterido. Los paleoteridos especialmente que, en el hemisferio norte los han seguido en el pasado á través de un número considerable de capas distintas, no muestran á medida que remontan á tiempos mas lejanos, caractéres que puedan aproximarlos mas á los macroquénidos que los que se en- — 165 — x cuentran en las capas mas modernas, lo que prueba no hay relacion filogénica inmediata entre ambas familias, La variedad de formas de los macroquénidos en los ter- renos antiguos del Paraná, demuestran evidentemente que la constitucion del tipo remonta á una época muy lejana, y que es esencialmente americano. Otras afinidades zoológicas confirman estas deducciones, Es indudable que los macroquénidos tienen algunas afini- dades con los paleotéridos y con los rinocerontes, pero tiénenlos tambien con otro órden que hemos visto ser esen- cialmente sud-americano y que tambien se consideró como cercano de los rinocerontídeos, el de los toxodontes y tipo— terios. Estos puntos de contacto entre los toxodontes y Jos macroquénidos son tan evidentes, que uno de los primeros géneros conocidos, el Nesodon, colócanlo Owen y Bur- MEISTER en la familia de los toxodontes, y yo al contrario lo he colocado desde hace años en la familia de los macroqué- nidos sin que hasta ahora crea haber cometido una heregía científica, ni abrigo tampoco el menor temor de que se me pueda llegar á demostrar que haya incurrido al hacerlo así en un descomunal disparate. Luego si el toxodonte que es un tipo esencialmente americano, que no se puede colocar al lado de los rinocerontes, presenta algunos caractéres de los macroquenidos, me parece que esas afinidades aunque lejanas, son de mucho peso es este caso para separar los macroquenidos de los paleoteridos como los separa su dis- tribucion geográfica completamente distinta en todas las “épocas geológicas en que hasta ahora hemos encontrado sus restos. Pero con esto tampoco quiero decir que los macro- quénidos sean mas cercanos de los toxodontes, que de los paleotéridos y rinocerontideos. Las mayores afinidades de los macroquénidos ya he dicho en otra parte que son con los equidos y ruminantes, y respecto de los toxodontes solo quiero decir que las afinidades que presentan con Jos ma- eroquénidos son mayores que las que presentan con los 06 paleoteridos y rinocerontídeos, lo que á mi modo de ver, y dada la antigúedad de las capas de terreno en que se han encontrado restos de esos dos grupos, prueba su remota antigúedad y su orígen y dispersion geográfica única y es- clusivamente sud-americana. La presencia en los yacimientos antiguos del Paraná de un representante de la familia de los caballos, es un hecho de cierta importancia, pues probaría que este grupo es mas antiguo en el hemisferio sur que en el hemisferio norte, lo que no tendría nada de improbable si se tiene presente las numerosas especies que habitaron Sud-América, durante los tiempos pliocenos, y la aparicion súbita de los caballos en Europa y Nurte-América durante el mioceno. Pues aunque es cierto que en ambos continentes se citan géneros oligocenos y eocenos como antecesores de los caballos, ellos difieren mucho de estos por sus muelas para que puedan ser conside- rados como sus predecesores directos, nv teniendo en este caso importancia el número de dedos que indican estadíos de evolucion parecida, habiéndose notado por otra parte cuando de ellos se han encontrado cráneos que estos tenian la órbita del ojo abierta hácia atrás, carácter mas que suficiente para separarlos definitivamente de entre el número de antecesores probables de los caballos. El Hipphaplous por el contra- rio, sin necesidad de que conozcamos su cráneo muestra en sus muelas caractéres tan bien definidos que no es dado dudar un solo instante que se trata de un antecesor de los caballos actuales, cuaternarios y pliocenos. El hallazgo de verdaderos predecesores de los caballos en la República Argentina en capas de una época mas antigua que las que han dado en Europa y Norte-América restos de Haipparion y de Anchitherium concuerda tambien por otra parte con => 067 — las afinidades naturales que he dicho ligan á los caballos con los macroquénidos sud-americanos mas que con ningun otro órden de mamíferos conocidos. En cuanto al único representante de la familia de los tapi- res encontrado en el Paraná, el Riíbodon, nada de notable tiene aquí su presencia, estando aun representada la familia á que pertenece en este continente, y habiéndose encon- trado formas análogas en Europa y Norte-América en ter- renos de la misma época y tambien en otros mas antiguos. Pero el género argentino estinguido es notable por su con- formacion particular ya puesta en evidencia al describir sus restos, que lo hace aparecer como un tipo primitivo, sin duda de importancia para establecer el sincronismo de las capas geológicas americanas y europeas que contienen res- tos de tapires. Esa misma es la importancia de los géneros artiodáctilos del Paraná, Proterothertum y Brachytherium. No co- nozco entre los géneros estinguidos oligocenos del hemis- ferio norte uno solo que por la forma de sus muelas reuna á la vez los caractéres de rumiante y de paquidermo peri- sodáctilo de una manera mas completa que el género ar— gentino Proterotherium, lo que prueba como ya lo habia dicho en otro trabajo no solo que es un verdadero antecesor del tipo rumiante, sinó que los verdaderos representantes de este grupo, mas bien dicho, el grupo en sí mismo aun no estaba constituido, lo que esplica la ausencia en los yaci- mientos del Paraná, de representantes de la familia de los ciervos, y sobre todo de la de los guanacos, tan abundantes de un estremo á otro de América durante los tiempos pliocenos. 468: El Brachytherium es igualmente un tipo primitivo que por la forma del aparato dentario coloco entre los artiodáctilos, pero que, sin embargo, á pesar de esa analogía bien podria resultar cuando se encuentren otras partes del esqueleto que sea tridáctilo ó tetradáctilo á manera de algunos periosdáctilos en vez de serlo sobre el tipo suideo. Porque la verdad es que los anoplotéridos están léjos de ser como se creia interme- diarios entre los rumiantes y los suideos, puesto que estos resultan ser segun los últimos trabajos completamente dis- tintos de los primeros que ya hemos visto se acercan al con- trario de Jos caballos y macroquénidos. Así, la mayor ó menor simplificacion de los dedos que se ha manifestado por separado en los rumiantes, en los anoplotéridos, en los suideos y en los équidos, puede haber alcanzado en cada gru- po, en cada familia, en cada género, etapas distintas de evo- lucion. La rama que evolucionó hácia el tipo anoploterido puede haber alcanzado la misma simplificacion de los dedos que caracteriza á los rumiantes, mientras que la línea ó rama secundaria que dió orígen al Brachyterium pudo estacio— narse en la evolucion de los dedos en la etapa tridáctila ó tetradáctila, lo que ya tampoco permitiría llamar al Brachu- therium un artiodáctilo, denominacion por otra parte ina- decuada, puesto que quiebra las verdaderas afinidades naturales reuniendo en un mismo grupo animales de un tipo tan distinto como la oveja y el hipopótamo. Estas son las dificultades que se encuentran al querer aplicar las denomi- naciones hechas sobre los séres existentes á la clasificacion de los estinguidos. Y estas dudas sobre la forma de las estre- midades del Brachylherium tienen tanto mas fundamento, cuanto que la dentadura de este animal si tiene analogía incontestable con la de los anoploteridos, tiene tambien algunos otros caractéres propios de los verdaderos rumian- tes, como tambien ofrecélos con los équidos, el Hipparion y el Anchitherium, y para completar la confusion, que solo es aparente, y resultado de nuestros métodos de investigacion, — 169 — presenta tambien particularidades de los macroquénidos, viniendo así este animal á presentar una especie de prueba en favor de las entrevistas afinidades que reunen los macro- quénidos, los rumiantes y los équidos. Par lo que concierne á los edentados. los yacimientos del Paraná son una revelacion. La América del Sud es en la ac- tualidad la patria principal de los animales de este órden, y durante la formacion de los terrenos pampeanos estaban representados por animales de dimensiones colosales que figuran entre los mas imponentes que hayan visto la Juz del dia. Creiamos hasta hace poco, que esos séres representaban el apogeo de su evolucion : ni nos imaginábamos hubiera podido existir una mayor riqueza de formas, ni una mayor exhube- rancia de vida, y á todos nos fué permitido repetir, que los edentados habian adquirido durante la época pampeana su principal desarrollo. Sin duda nos equivocabamos, pues los terrenos mas anti- guos de los yacimientos del Paraná, vienen á demostrarnos que por lo ménos ciertas familias han adquirido mayor desar- rollo y mas variedad de formas en los terrenos prepampeanos que no en los pampeanos. Es lo que puede desde ya afirmarse porlo que concierne a la familia de los gravigrados y al pequeño grupo de los tar- digrados. Los restos de gravigrados en los terrenos pampeanos son . sin duda sumamente abundantes ; sin embargo durante mu—= chos años no se han conocido de esta region mas que tres 0 cuatro géneros, Megalherium, Mylodon, Lestodon y Sce- lidotherium. Y si en estos últimos años he podido agregar á esos, algunos nuevos, se trata siempre no solo de animales de talla pequeña, sinó tambien, al parecer sumamente raros, — 170 — La esploracion de los yacimientos fosilíferos del Paraná, podemos decir que no hace mas que empezar, y ya tenemos allí igual número de géneros fósiles, y mas variados en forma y tamaño que los que conocemos del pampeano, como puede juzgarse por la lista adjunta en que he colocado enfrente los géneros de ambas formaciones que mas ó ménos se cor- responden. Olygoceno del Pairana. Pampeano ó plioceno de Buenos Áires Ortotherium Olygodon. +. oieoico seso 0 2909 2 NOLRIOpuS. PromegatheriuM............ Megatherrum MegatheriuM.......o.o...... Essonodontherium Grypotherium.............. Grypotherium Interodon Promylodon Mulodon ¿2 DILE Mod On 2 ambiguus Scelidothertum Stenodon .. coi de es.» y Rabdiodon Scelidodon Pseudolestodon Pseudolestodon Tetrodon A A A A y Lestadon ( Pliogamphiodon Pliomorphus Diodomus Como puede verse por esta lista, todos ó casí todos los géneros pampeanos se encuentran representados en los yaci- mientos del Paraná por géneros idénticos ó precursores, mientras en el oligoceno se encuentran géneros que no solo no están representados en el pampeano, pero pertenecená ti- pos muy divergentes ó mas especializados en sus formas que los que hasta ahora conocíamos. Los milodontes, megaterios y lestodontes están represen- tados en el oligoceno del Paraná, pero en el pampeano no hay nada que represente al Ortotherium, al Pliomorphus y al Diodomus, formas todas muy distintas de las hasta ahora conocidas, de dimensiones módicas unas, de talla gigantesca Jas otras. Deduzco de esto que los gravigrados durante el pampeano, estaban ya en decadencia en cuanto al número y variedad de sus formas, de modo que en los terrenos prepampeanos tene- mos probabilidades de encontrar un gran número de formas todavía desconocidas, y bajo este punto de vista, la conti- nuacion de las investigaciones emprendidas por el profesor SCALABRIML hacen esperar los mejores resultados. Y de esta variedad en número y forma de los edentados del Paraná, algunos de cuyos géneros, como Pliomorphus y Diodomus indican etapas de evolucion mas avanzadas que las porque atravesaron los géneros pampeanos conocidos, podemos sentar las mismas deducciones que idénticos hechos nos han permitido establecer respecto de los macroquénidos y toxodontes; esto es, que el tipo primitivo de los gravigra- dos debe buscarse en terrenos todavía mucho mas antiguos que los del Paraná. En este caso, esta deducción está confir- mada por el hallazgo de algunos huesos evidentemente de ani- males de esta familia, encontrados en los terrenos eocenos 0 pre-eocenos del rio Neuquen, mezclados con restos de di- nosauros, ya mencionados en otra parte, En cuanto á la familia de los loricatos ó cavadores, si bien por lo que respecta á su antigúedad podemos llegar mas ó menos á las mismas conclusiones, no así en lo que concierne á la época de su mayor desarrollo, que en este caso es pro- bablemente la pampeana ó pliocena. El número de géneros de gliptodontes y armadillos recojidos en el pampeano es verdaderamente sorprendente, y si como hemos hecho en el caso de los gravigrados, lo ponemos en paralelo con los E | encontrados en los terrenos del Paraná, como puede verse por la lista adjunta, quedamos verdaderamente sorprendidos del escaso número de géneros que se han encontrado en los terrenos mas antiguos, en comparacion del número conside- rable hallados hasta ahora en los terrenos pampeanos. Oligoceno del Parana Pampeano ó plioceno de Buenos Aires Thoracophorus " Plaxhaplous Doedicurus EUYQUIRUS NN da e do RIO LLENA A 2 2 Euryurus 2 Panochtus E . 10) Palaehoplophorus........... Hoplophorus E . E Protoglyplodon. <=... 200.: Glyptodon 4 ChlamydotheriuM .......... Chlamydotherium Eutatus Propraopus Praopus Euphroctus | existentes Tolypeutes Esta desigualdad se hace todavia mas notable, si se consi- dera por una parte que los géneros pampeanos son casi todos animales de proporciones gigantescas y que sus restos se encuentran en abundancia estraordinaria, mientras que los géneros del Paraná estaban representados por restos muy escasos, esceptuando únicamente el Chlamydotherium, cuyos restos parecen ser mucho mas abundantes, hecho de que ya he dado una esplicacion fundada en la evolucion des- igual del tipo Chlamydotherium y del tipo Glyptodon !. Pero, si bien el Chlamydotherium representa una etapa de evolucion menos avanzada que los glyptodontes (glyp- todontia), sucede otro tanto con los armadillos existentes (haplodontia), cuyo tipo fundamental segun las leyes de la * Bol. de la Acad. Nac. de Cienc., t. V, pág. 301; Filogenia, p. 214. — AAA — 173 — evolucion debe haber precedido en su aparicion á los glip- todontes (glyptodontia) y al mismo Chlamydotherium (mesodontra). Confiado en estas deducciones que son el resultado de cálculos filogénicos hechos con los datos que nos proporcionan los existentes armadillos y los estinguidos gliptodontes, no dudo un instante que se han de encontrar en los yacimientos del Paraná loricatos del mismo tipo que los actuales armadillos ; aunque la coexistencia en esa época de tres tipos de evolucion tan distinta como el Chlamado- therium, Protoglyptodon y Euryurus baste ya para pro- bar que la primera aparicion del tipo Joricato y su constitu- cion se ha verificado en estos paises en épocas geológicas muy anteriores á los yacimientos del Paraná. Ese tipo, evolucionó poco á poco, con lentitud, para al- canzar su mayor desarrollo con las subfamilias de los glipto- dontes, en el terreno pampeano durante la época pliocena. Tenemos la prueba evidente de esta afirmacion en la grande abundancia de restos de gliptodontes en el pampeano y su escasez relativa en los yacimientos del Paraná, como tam- bien en que los tres géneros que en este último punto se han encontrado, tienen varios análogos en el pampeano, de los que son sus precursores, y casi podria agregar sus em- briones. Como complemento de esta rápida reseña de los tipos re- presentados en los mamíferos fósiles del Paraná, réstame por indicar la ausencia completa, á lo menos hasta ahora, de huesos fósiles de didelfos, una familia de marsupiales en el dia esclusivamente americana, Aunque hay varios órdenes que hasta ahora no están allí representados, menciono especialmente el caso de los didel- fos por estar ligado a consideraciones generales sobre el ór- den de aparicion de los mamíferos en general, — 174 — Segun las ideas corrientes, los marsupiales deben haber precedido en su aparicion á los mamíferos placentarios, lo que creo es no solo positivo, sinó evidente. Pero lo que no me parece tan evidente, es que todos los marsupiales sean mas cercanos parientes entre sí, que cada una de sus distin- tas formas comparadas con otras de los mamíferos placenta— rios; ó vice-versa, que los mamíferos placentarios sean todos mas cercanos parientes entre sí, que cualquiera de sus for— mas, comparada con alguna de los marsupiales. Estas ideas que dominan la clasificacion actual, me parece rompen los verdaderos vínculos de parentesco que segun mi manera de ver unen varios marsupialesá ciertos tipos placentarios. 1 Si estas ideas corrientes sobre las relaciones de los marsu- piales y placentarios fueran exactas, es evidente que ten- dríamos que admitir como consecuencia lógica que la prime- ra aparicion del tipo didelfo tuvo Jugar cuando aun no habia sobre la tierra mas que marsupiales, y como el único país que en la actualidad habitan los didelfos es América, esto, unido á las precedentes consideraciones, podria quizás hacernos creer que aquí fué su punto de aparicion. Pero, por otra parte, si aquí fuera el punto de orígen del tipo didelfo, debe- ríamos encontrar sus representantes fósiles en tanta mayor abundancia cuanto mas antíguas fueron las capas. En la formacion pampeana se han encontrado efectivamente restos de varias especies de didelfos, aun no descritas, y podia naturalmente abrigarse la esperanza de que en los terrenos mas antiguos se encontrarian con mayor frecuencia. Parece con todo que no sucede así, puesto que hasta ahora no se ha encontrado de ellos un solo resto en los terrenos terciarios antiguos del Paraná, hecho tanto mas sorprendente cuantu se han encontrado didelfos fósiles no tan solo en los terrenos terciarios antiguos de Norte-América, sinó tambien en las capas eocenas y oligocenas de Europa, en donde en * Filogenia, pág 12, 24, 31 y siguientes. a A el dia no habita ningun didelfo, ni tampoco se han encontra- do en los terrenos cuaternarios y terciarios superiores del mismo continente. Esto prueba evidentemente, ó que durante la deposicion de los terrenos oligocenos del Paraná no existían los didelfos, ó que por lo menos si existían eran escasos; y en ambos ca- sos la deducción es que, debiendo ser los didelfos mas abun- dantes en las capas antiguas que en las modernas, y no sucediendo esto así en el Plata, no es esta su patria de orígen. Recuérdese lo que he dicho al principiar este párrafo y los nuevos puntos de vista que sobre la clasificacion de los marsupiales he introducido en la ciencia, y se comprenderá que esto no tiene nada de estraordinario, y que las cosas deben presentarse mas bien así que de otro modo. En efecto, los didelfos son animales carniceros evidente— mente íntimamente aliados á los marsupiales carniceros de Australia, varios de cuyo género estan aliados á su vez con algunos carniceros placentarios mas ó menos cosmopolitas, mientras que otros presentan reales analogías con varios de los antiguos carniceros eocenos y oligocenos de Europa y Norte-América, que tenian caractéres de marsupiales y algu- nos de ellos vivieron conjuntamente con géneros de Didel- phis. Se ha visto en otra parte que durante la misma época los carnívoros eran aquí muy escasos, que no era esta su patria de orígen, pero que por el contrario eran comunes en el hemisferio Norte, y que deallí bajaron al Sur. Si los car- nívoros tuvieron su orígen en el hemisferio Norte, es de creer suceda otro tanto con los didelfos, puesto que, segun estos nuevos puntos de vista, son sus parientes más cercanos. Luego las comarcas del Plata habrian recibido los didelfos del hemisferio boreal y probablemente en la misma época en que emigraron hacia el Sur los diferentes tipos de carní- voros que todavía habitan estas regiones, pues st bien los didelfos ya no existían en Europa durante la deposicion de A los terrenos terciarios superiores, han continuado formando parte de la fauna norte-americana hasta nuestra época. Las consideraciones que preceden, conciernen sobre todo á las relaciones filogénicas que existen entre los grupos representados en el oligoceno argentino, comparados con los que poblaban las otras regiones de la tierra y estos mis- mos paises en épocas anteriores y posteriores. Descendamos ahora un poco á los detalles que unen los distintos géneros de un mismo grupo. Los vínculos de parentesco que ligan las especies fósiles á las actuales, 0 á las que las precedieron y sucedieron, ó que fueron sus contemporáneas, constituyen un órden de inves- tigaciones que preocupa á los naturalistas, é indudablemente de gran importancia para el conocimiento de los grandes rasgos, 0 de la grandes líneas de la evolucion animal que han dado por resultado la formacion de los tipos actuales y á veces su aparente aislamiento. En el dia, ya no le es permitido á un paleontólogo estudiar los seres estinguidos sin ocuparse de sus relaciones filogéni—- cas mas inmediatas. Y el exámen de los fósiles del Paraná, bajo este punto de vista, es tanto mas agradable é interesante cuanto un cierto número de sus tipos representan verdade- ros eslabones filogénicos hasta ahora ignorados. En los carnívoros tenemos pocos materiales de estudio debido al escaso número de sus representantes. El Cyona- sua se presenta como muy cercano de los coatí (Nasua); sin embargo, aunque el Cyonasua haya precedido en su aparicion en el tiempo al coatí actual, á lo menos aparente— mente, no por eso es su predecesor filogénico directo. El coatí por el número de sus dedos y por su marcha plantígra- da es uno de los carnívoros de tipo mas primitivo que existe en la actualidad, y lo esigualmente por la forma poco espe- cializada de sus muelas hácia un régimen carnívoro. Es de suponer que el Ciyonasua fuera igualmente pentadáctilo y plantígrado; pero á pesar de eso, la talla algo mayor, y los caractéres de la denticion no son los de una forma precur- sora. El menor espacio que separa los dientes entre sí y la forma mas cortante de las muelas, carácter este último que distingue á los verdaderos carniceros, se halla mas acentua- da en el Cijonasua que en el Nasua lo que nos permite considerar al primero como á un coatí que estaba en vía de adaptarse á un régimen carnívoro. Es cierto tambien que aquí se trata de un simple carácter de adaptacion que es susceptible de aumento y disminucion, pero el hecho es que las muelas de Nasua representan en su forma un tipo mas primitivo, lo que está de acuerdo con una pequeña diferencia de organizacion de muy poca impor- tancia al parecer, pero decisiva en este caso. El primer premolar de Nasua tiene dos raices distintas, mientras el primer premolar de Cyonasua uo tiene mas que una sola, El Cojonasua resulta ser así una forma que se ha estinguido sin dejar descendencia, y el Nasua actual no tan solo no puede pretenderlo por antecesor, sinó que lo mas probable es que él mismo haya precedido en su aparicion á Cionasua. Este último debe haber tenido por antecesor inmediato una forma cuyo primer premolar tenia dos raices distintas como en el coatí actual, y por consiguiente mas cercano de éste que la especie fósil que ahora conocemos, y quizás tambien entónces genéricamente idéntica. En todo caso deben datar ambos géneros con corta diferencia de una misma época geológica y descender de un antecesor comun entónces no muy lejano. En cuanto al Arclotherium, del Parana, por su tamaño bas- tante menor, por la forma de las muelas y por su parecido general con las especies mas modernas, como tambien por la antiguedad del terreno en que se ban encontrado sus restos, se halla en las condiciones necesarias para haber sido un Tv 12 LAS predecesor directo de las especies mas recientes. Asíno duda de que las especies de Arctotherium de los terrenos plioce- nos desciendan del A. vetustum del oligoceno, que en sus sucesivas modificaciones posteriores se estendió hasta Norte- América. Los roedores, tan numerosos durante la época oligocena, nos muestran, como era de esperarse varios predecesores de las especies actuales, y á mas un cierto número de eslabones que reunen algunos géneros actuales que aparecian por algu- nos caractéres de su conformacion como completamente arslados. Si el Paradoxomys y la larga lista de especies del género Megamys son todas formas de una evolucion avanzada en el tipo roedor que se han completamente estinguido sin dejar descendencia, el Myopotamus paranensis ÁMEGH., ha prolongado su existencia hasta nosotros aumentando un poco en la talla y cambiando apenas de forma. En la evolu— cion en el tiempo, una de sus ramas constituyó el M. anti— quus Lunb. del Brasil que se estinguió antes de la época geológica actual; y otra rama siguiendo su evolucion en nuestro país tomó la forma del M. priscus Gerv. y AMEGH. del pampeano inferior y luego del M4. aff. coipus AMEGH. del pampeano lacustre ó plieceno superior y del cuaternario inferior, que es el antecesor directo ¿inmediato del M. coi- pus Georr. actual. Con el género Lagostomus sucede lo mismo que con el género Myopoltamus. La especie que lo representa en el oligoceno de] Paraná L. antiquus Amech. difiere por carac- téres tan mínimos de las que han aparecido despues, que no trepido un instante en cousiderarlo como antecesor directo. Su principal distintivo característico consiste en su talla diminuta que concuerda con su carácter de especie ante- — 179 — cesora, una de cuyas ramas evolucionó en el Brasil hasta constituir el L. brasiliensis Lunb. de talla apenas algo mayor y quese estinguió allí sin dejar descendencia, y la otra siguió su evolucion en la República Argentina, aumen- tando sucesivamente de talla pasando por el L. angustidens Burm. del pampeano inferior y medio, el L. fossilis AmeGH. del pampeano superior y lacustre, y el L. diluvianus Bray. del cuaternario inferior que es el antecesor directo é inme- diato del L. tricodactylus Ben. actual. No ménos interesante es la relacion de las diferentes espe- cies del género IHydrochoerus entre sí, seguidas en el tiempo y en su distribucion geográfica. La especie mas anti- gua hasta ahora conocida aparece en Jos yacimientos oligo- cenos del Paraná F. paranensis Ame£GH. con una talla algo menor que la existente y muelas un poco menos complicadas, caractéres que segun los principios filogénicos concuerdan con el carácter de especie antecesora. No conocemos aun sus sucesores inmediatos de la época miocena, pero aparecen en la pliocena con un gran desarrollo y una distribucion geo- gráfica estraordinaria, puesto que en los primeros tiempos pliocenos penetraron hasta en los Estados-Unidos en la Amé— rica del Norte. En los terrenos pampeanos de la República Argentina y en otros contemporáneos del Brasil y de Bolivia se ha encontrado un carpincho HH. aff. capybara Lunb. poco distinto del actual, mas ó ménos de la misma talla, que puede considerarse como el antecesor directo del 1. capybara Erxt. actual y el sucesor ya algo modificado del If. para - nensis AmeGmH. del oligoceno. Pero otros sucesores de la especie antigua del Paraná evolucionaron por separado hasta alcanzar un tamaño considerable y se estinguieron luego sin dejar descendencia. Una de esas ramas terminó con un car- pincho que se acercaba por la talla al tapir, If. sulcidens Luo. que habitó el Brasil y la República Argentina, y la otra constituyó una forma todavía mas colosal IT. magnus GeErv, y Amecm. que habitó durante los dos primeros tercios -— 180 — de la época pliocena los territorios de las actuales provincias de Buenos Aires, Entre-Rios y Santa-Fé. Pero los roedores fósiles del Paraná, nos muestran algo mas que las formas que han precedido en línea ascendente directa á algunas de las especies todavia existentes ó que vivieron durante los tiempos pliocenos y cuaternarios: ellas nos mues- tran á veces hasta las mismas formas antecesoras genéricas de las especies actuales, como es actualmente el caso del Hydrochoerus que representa una forma derivada del anti- guo Cardialherium el que debe haber tenido por antecesor al Procardialherium, que parece á su vez el sucesor de una forma de Cardi0don, todos géneros aliados no solo entre sí, sinó tambien á otros que se encuentran en los mismos yaci- mientos, llenando tambien el gran vacío que separa actual- mente el Hydrochoerus de los demás roedores de la misma familia actualmente existente. Y especialmente bajo este pun- to de vista los yacimientos del Paraná son una verdadera revelacion, y proporcionan á las ideas transformistas un punto de apoyo tan sólido como ningun paleontólogo hubiera pensado encontrarlo en ningun grupo de mamíferos. La exposicion completa de estos hechos me exigiría un espacio considerable del que no puedo aquí disponer, y debe- ría ser mas bien objeto de un trabajo especial que no formase parte de la descripcion de una coleccion de fósiles. Limita- reme pues como en toda esta parte de mi trabajo, á indicar á grandes rasgos los puutos principales que dominan el con- junto, dejando para otra ocasion el estudio de los pequeños detalles. Todos estos roedores forman parte de la familia de los cavina, representada actualmente en la América del Sur por cuatro géneros, Dolichotis, Cavia, Anoema é Hydro- choerus. Los tres primeros géneros son de talla pequeña y tienen las muelas compuestas de dos partes prismáticas mas ó ménos iguales, separadas por dos surcos uno interno y otro esterno. El género Ifydrochoerus es de talla mucho mas O, A O RS AA A A A 8, di cen ic A ña A bk — 181 — voluminosa, tiene los incisivos divididos en su cara anterior en dos partes por un surco longitudinal profundo y las mue- las sumamente complicadas, compuestas de numerosos pris- mas y lamelas separadas entre sí por un considerable número d> surcos. Es este por su dentadura un tipo completamente distinto de los precedentes, y aparentemente aislado, puesto que en la actualidad no hay entre ellos ninguna forma inter- mediaria. Para darse cuenta de la importancia de los numerosos intermediarios fósiles del oligoceno del Paraná, seria preciso determinar cual de los dos tipos actuales es el mas primitivo en su conformación, si el Hfydrochoerus ó los otros tres géneros mencionados, para así conocer el camino que debe haber seguido la evolucion. Bastaria el solo hecho, del tamaño escepcional del carpincho entre los roedores actuales, y el carácter igualmente escepcional de la complicacion de sus muelas para comprender al instante que se trata de un tipo mucho mas avanzado en su evolucion que los demás cavinos. Sin embargo, es bueno que recuerde aquí á grandes ras- gos la evolucion de los dientes tal como la he establecido en mi Filogenia. Los dientes apararecieron en los primeros vertebrados en número considerable, todos de la misma forma mas ó menos cónica y puntiaguda. Luego en algunos séres estos dientes se unieron de a dos, de á cuatro, o en mayor número para formar muelas compuestas que se dis- tinguen de las primeras por estar provistas de raices dis- tintas. Estas mismas muelas compuestas, en otros mamí- feros empezaron de nuevo á simplificarse uniéndose sus raices en una sola hasta volver á tomar la forma de un diente simple de una sola raíz. En otros mamíferos, estos mismos dientes siguiendo su evolucion se cerraron en la base en edad de mas en mas avanzada hasta que la raíz quedo abierta formándose en ella una ancha cavidad, creciendo entonces la muela por pulpa persistente durante toda la vida; ha — 182 — alcanzado esta etapa de la evolucion entre los roedores, el género Ctenomys. A partir de este punto la evolucion volvió á tomar distintas direcciones: en unos se fueron simplificando los dientes aun mas, disminuyendo de tamaño hasta desaparecer; en otros perdieron poco á poco la capa de esmalte y luego en algunos géneros empezaron otra vez á complicarse, como nos muestran de ello un ejemplo las muelas bilobadas y trilobadas de algunos edentados; por fin en muchos roedores conservaron las muelas la capa de esmalte, que se fué complicand> formando sucesivamente ondula- ciones, pliegues y repliegues entrantes que concluyeron por dar a esos dientes la aparente complicación que tienen en ciertos roedores, especialmente en los de la familia de los cavina de que me ocupo, y sobre todo en el género Hydrochoerus. Podría comprobar esto de una manera aun mas evidente por medio de otros procedimientos, sobre todo el de la seriacion espuesto en mi Filogenia, pero eso me llevaria demasiado léjos, y creo que lo espuesto basta para que no se dude que el carpincho es una forma muy avan- zada en la complicación de sus muelas, y que los demás cavinos existentes representan al contrario una forma mucho mas primitiva que tiene forzosamente que haber precedido en su aparicion á la anterior. Luego para que á partir de los dientes relativamente simples del Dolichotis, de la Cavía y del Anoema, los dientes del carpincho actual hayan podido adquirir la gran complicación que los caracteriza, tienen que haber pasado por una série de formas intermedia-=- rias que representan la mayor parte de los cavinos encon- trados en las barrancas del Paraná, como voy á demostrarlo á grandísimos rasgos, mencionando algunos de esos carac- téres y de esas formas intermediarias. Los cavinos actuales á escepcion del Hydrochoerus tienen los dientes incisivos convexos en su cara anterior: los del Hydrochoerus tienen la cara anterior con un surco lopgitudinal ancho, profundo y de fondo cóncavo. El estin- — 183 — guido Cardiatherium tenia los incisivos convexos pero no tanto como en los géneros actuales, Los incisivos del Cardiodon Marshii tienen la misma cara plana, y los del Cardiodon Leidyi tienen una pequeña depresion longi- tudinal de fondo cóncavo, una especie de rudimento del surco mas pronunciado de Huydrochoerus. Las tres primeras muelas superiores de Dolichotis, Cavia y Anoema se componen de dos partes mas ó menos iguales separadas por un surco profundo en el lado esterno y otro en el lado interno. Las mismas muelas del Hydro- choerus se componen tambien de dos partes prismáticas separadas por un surco profundo en el lado interno, y otro en el lado esterno, pero aquí cada prisma tieneademás un pliegue entrante formado por un surco longitudinal, de modo que cada una de estas muelas del carpincho tiene cuatro columnas y tres surcos longitudinales esternos. De los cavinos fósiles del Paraná solo conocemos estas muelas en dos géneros y en ambos se presentan con caractéres absolutamente intermediarios. En el Cardiomys cada una de estas muelas se compone de dos partes prismáticas sim- ples como en Dolichotis, con dos aristas y un surco en el lado interno, pero con tres columnas en el lado esterno se- paradas por dos surcos. En el género Cardiatherium el prisma anterior de cada muela tiene un pliegue y un surco entrante esterno como en Ifydrochoerus y el prisma pos- terior es al contrario simple como en los otros cavinos exis- tentes de donde resulta que Cardiathertum solo tiene en sus tres primeras muelas superiores dos surcos y tres co— lumnas esternas como en Cardiomys en vez de tres surcos y cuatro columnas como en Hydrochoerus ó un surco y dos columnas como en Dolichotis, ete. Para completar mas estas transiciones, sobre algunas muelas se vé sobre la columna esterna mediana una pequeña ranura longitudinal que represnta un rudimento precursor del otro surco que tiene Hiudrochoerus y que aquí falta, y un principio igual- - 184 — mente dela division en dos de la columna interna, para completar las cuatro columnas. La última muela superior de Dolichotis y Anoema se compone de tres partes separadas por dos surcos profundos en el lado interno y dos mas pequeños en el esterno. La última muela del Hydrochoerus capybara es un diente enorme compuesto de 12 partes ó láminas distintas separa- das por surcos longitudinales internos y esternos. No co- nozco esta muela en ninguno de los cavinos del oligoceno del Paraná, esceptuando el Hydrochoerus paranensis, y ya en esta antiquísima especie del mismo género, se pre- senta esta muela menos complicada, pues solo consta de 9 partes Ó lamelas y una mas hácia atrás completamente rudi- mentaria. La primera muela inferior de Dolichotis, Cavia y Anoe- ma se compone de dos partes prismáticas separadas por un surco interno y uno esterno. La primera muela inferior del Hydrochoerus se compone de tres partes prismáticas que forman tres aristas esternas separadas por dos surcos y cinco columnas internas separadas por cuatro surcos. La primera muela inferior del Cardiodon Leidy: tiene una forma intermediaria; consta de tres prismas que forman tres aristas separadas por dos surcos en el lado esterno, pero solo tres columnas y dos surcos en el lado interno, La misma muela del Procavia mesopotamica se acerca mas del Hydrochoerus por tener cuatro columnas internas separadas por tres surcos. En el Procard1atherium cras- sum la misma muela se acerca todavia mas á Hydrochoerus á causa de un pequeño rudimento de surco longitudinal que existe sobre la primera columna interna que presenta así un principio de division en dos columnas distintas. En el Procardiatherium simplicidens esta analogía es todavia mas acentuada á causa de un mayor desarrollo del surco que se encuentra sobre la primera columna interna que queda así dividida en dos partes aunque no todavia de una manera — 185 — tan distinta como en Hiydrochoerus, pero en el Cardia- therium la conformación ya es idéntica pues las cinco columnas y los cuatro surcos internos están perfectamente desarrollados y distintos. Las dos muelas inferiores, segunda y tercera, de Dolicho- tis, Cavia y Anoema se componen de dos partes prismáticas simples separadas por un surco interno y otro esterno. En el Hydrochoerus las mismas muelas se componen de tres partes prismáticas que forman tres aristas separadas por dos surcos en el lado esterno y cinco columnas separadas por cuatro surcos en el lado interno. En el Procavia mesopo— tamica que es el cavino del Paraná que mas se acerca á Dol1- chotis, las mismas muelas se componen de dos prismas mas ó menos iguales que forman dos aristas esternas separadas por un surco profundo y tres columnas internas separadas por dos surcos. En el Cardiodon Leidy las mismas muelas ya mas complicadas se componen de tres partes separadas en el lado interno en donde forman tres columnas divididas por dos surcos, pero los tres prismas continúan formando en el lado esterno solo dos aristas longitudinales, a causa de que el canto esterno del prisma intermediario está unido a la cara anterior del último prisma, formando sobre ella en el fondo del gran surco esterno una pequeña arista longitudinal, que es el rudimento de la arista mediana del lado esterno de las mismas muelas del Hiydrochoerus. En el Procardiathertum simplicidens este rudimento de la arista esterna mediana es algo mas desarrollado, al mismo tiempo que se complican las muelas en el lado interno en donde muestran cuatro colum- nas separadas por tres surcos. En el Cardialherrum den- ticulatum la forma general de la muela es la misma con Ja diferencia de que la arista rudimentaria esterna es todavia mas desarrollada y bien separada, sin llegar sin embargo to- davia al nivel de las primitivas constituidas por los prismas anterior y posterior. En el Cardialherium minutum apa- rece la misma arista intermediaria todavia mas desarrollada — 186 — que en la especie anterior, y en el Cardiatherium Doeringi la evolucion de esta parte ya es completa presentando las mue- las en cuestion tres aristas esternas separadas por dos surcos, y cuatro columnas internas separadas por tres Surcos, en vez de las cinco columnas y cuatro surcos que en este lado tienen las mismas muelas del Hydrochoerus. La última muela inferior de Dolichotis, Cavia y Anoema consta de dos partes prismáticas simples separadas por un surco esterno y uno interno. La última muela inferior del Hydrochcerus se compone de seis partes ó láminas que for- man cinco columnas separadas por cuatro surcos en cada lado. De los cavinos antiguos del Paraná, solo conozco esta muela en dos géneros, Cardiodon y Cardiatherium presentando en ambos caracteres intermediarios equivalentes. En Car- diodon consta de tres partes combinadas de modo que forman cuatro aristas separadas por tres surcos en el lado esterno y tres columnas separadas por dos surcos en el lado interno. En el Cardiatherium consta de cuatro prismas combinados de modo que forman tres columnas separadas por dos surcos en el lado esterno y cuatro columnas separadas por tres sur- cos en el lado interno. Esta serie de formas intermediarias entre dos tipos en la actualidad tan distintos es de una importancia verdadera- mente notable, porque ellas se presentan tal cual habria sido necesario de imaginarlas mentalmente para llenar ese vacio. Pero no, sin duda me equívoco, pues creo que si se hubiera propuesto á alguien de inventar las formas por las que tenian que haber pasado las muelas del Hydrochoerus para que á parte de las del Dolichotis adquirieran la complicacion que tienen en el género mencionado, no habria podido idearlas mas exactamente que las que se han encontrado en los yaci- mientos oligocenos del Paraná. Con los materiales que ya se han recojido se puede seguir paso á paso esa complicacion de las muelas, se puede ver cómo se han formado sus distin- tas partes, cómo han ido apareciendo los nuevos prismas, sur- A — 187 — . eos y aristas, y cómo se han ido desarrollando poco á poco hasta tomar formas definidas. El exámen de piezas parecidas causa sensaciones descono- cidas que no son para descritas, es algo que entusiasma y ennoblece, es algo que sorprende y maravilla, es algo que eleva el espiritu transportándonos mentalmente á otras épo- cas, á otras edades, á otros mundos desconocidos que surgen ante nosotros de las entrañas de la tierra, dejándonos absor- tos ante la contemplación de esas revelaciones imprevistas pero sublimes, porque, valiéndonos de una frase parecida del eminente profesor GAUDRY, NOS parece que sorprendemos al Girandioso Autor de la naturaleza cuando allá en los primeros tiempos terciarios trazaba el esbozo de los roedores existentes, en el instante mismo en que iba á conclurr el bosquejo del tipo de las muelas dándole sus formas definitivas ! Las relaciones filogénicas de los toxodontes oligócenos del Paraná con los toxodontes de los terrenos pampeanos, son mas dificiles de establecer. Sin embargo, como lo he mani- festado ya otra vez, el Toxodontherium, por sus incisivos relativamente mas pequeños, sus caninos de grandes dimen- siones y la existencia de estos dientes muy desarrollados en la mandíbula superior, son caractéres suficientes para con- siderarlo como el tipo antecesor del género Toxodon. Pero encontrándose ya ambos géneros representados en el oligo- ceno, no es de creer que las especies pampeanas de toxo- dontes deriven del Toxodonthertum compressum, de- biendo mas bien considerarse como descendientes de los verdaderos toxodontes sus contemporáneos. Entre estos, ha y una especie, el Poxodon paranensis algo mas pequeño que los toxodontes pampeanos, pero por lo demás tan parecido á estos que no dudo sea su antecesor. En cuanto á los dife- — 188 — rentes toxodontes del oligoceno descenderian de una especie . de Toxodontherium anterior al T. compressum. Las relaciones del Protypotherium tambien son dudosas, pues si bien sus dimensiones concordarian con el carácter de una forma antecesora, los restos conocidos no son sufi- cientes para demostrar de una manera evidente que puede estar ligada con el género pampeano Typotherium, pu- diendo muy bien ser que represente un género completa- mente estinguido, como es ciertamente el caso del Haplo- dontherium. De todos modos, es este un grupo de animales tan singu- lares, y todos los géneros que hasta ahora se han encontrado á excepcion del Toxodon y Toxodontherium, son tan dis- tinios unos de otros, que aun se necesitan muchos materia- les, y el conocimiento de un mayor número de géneros para poder establecer sus relaciones filogénicas. En lo que no cabe duda, es en la talla pegueña de los pri- meros representantes de este grupo, de acuerdo en esto, con las leyes generales de la evolucion que establecen que la talla ha ido en aumento en cada série líneal á partir de los tiempos antiguos á los modernos. Así, el mas antiguo re- preseutante de este grupo, Pachyruklos Moyani tenia apenas el tamaño de un conejo. El Protypotherium no de- bia ser mas grande que una vizcacha. De la misma talla debia ser el Interatherium y algo mayor el Toxodonto- phanus, pero en los terrenos mas modernos ya no encon— tramos toxodontes enanos, sinó verdaderos gigantes com- parables á los mas grandes rinocerontes. Los distintos géneros de la familia de los macroquénidos que hasta ahora se han encontrado, tanto de los terrenos oligocenos, como de los eocenos y pliocenos están mas in- timamente aliados entre sí que no lo están entre ellos los > SEAS II A A — 189 — diversos géneros de toxodontes; de ahí que pueda seguirse con mayor facilidad el encadenamiento de alguna de sus formas á través de los tiempos geológicos. Sobre las relaciones que unen el Scalabrinitherium á la Macrauchenia, me he espresado de un modo bastante ex- plícito en mis trabajos anteriores, habiéndolas entrevisto disponiendo del primer género tan solo unas cuantas mue- las. Los materiales mucho mas numerosos que ahora tengo á mi disposicion confirman esas primeras deducciones que á ese respecto pueden considerarse como un resultado defi- nftivo. Los caractéres de Scalabrinithermum que faltan á la Macrauchenia adulta, como el crmgulum basal de las muelas, la forma ancha y escavada de los incisivos, la forma comprimida y constante de los premolares, son caractéres que se encuentran en la Macrauchenia muy jóven, indi- cando asi que son caractéres de un antepasado que no puede ser otro que el Scalabrinitherium puesto que no solo es su antecesor en el tiempo sinó tambien en sus caractéres de evolucion menos avanzados. Y vice-versa, los caractéres de Macrauchenia que faltan en Scalabrimtherium como la forma, número y disposicion de los pozos de esmalte en los molares superiores, la forma ancha y plana de los premolares, la forma macisa y cónico-cilíndrica de los incisivos, ete. ete., son caractéres que recien aparecen en el Scalabrinitherium MUY vIEJO, indicando que son caractéres precursores de una forma sucesora que no puede ser otra que Macrauche- nia puesto que, no solo posée los caractéres de una evolu- cion mas avanzada, sinó que tambien le sucede en el tiempo. Cuando escribia mis primeras noticias sobre el Scala- brinitheriuim, solo conocia como representante de esta familia en el pampeano la Macrauchenta, pero ahora co- nozco otro género, el Diastomicodon, que se distingue del precedente por la persistencia del conmgubum basal de las muelas, la forma constante de los premolares, los incisivos mas separados y en parte aplanados y escavados al principio — 190 — en el lado interno, y por el canino que sobresale sobre los otros dientes tomando un gran desarrollo y una forma có- nico-puntiaguda ; los primeros de estos caractéres lo acer- can de Scalabrinithertum, lo que podria hacer creer que la especie mas pequeña de este género, ó algunas especies aun desconocidas no sufrieron en dichas partes grandes va— riaciones y dieron orígen en el curso de su evolucion al seénero Diastomicodon. Pero, por otra parte, el canino de este último género de forma muy distinta de la que pre- senta el mismo diente en Scalabrinitherium y en Macrau- chenia, parece demostrar que el antecesor de Diastomaco- don evolucionaba ya por separado cuando los dos géneros precedentes aun estaban confundidos en uno, de modo que puede haber sido una forma distinta de la misma familia, como el Oxyodontherium lo que tambien concordaria con la talla de ambos animales, pues el sucesor seria de mayor tamaño que el antecesor lo que está de acuerdo con las leyes de la evolucion. Mas difícil aparece á primera vista la colocacion y eslabo- namiento del curioso género Mesorhinus. ¿Debe ser colo- cado antes ó despues de Macrauchenta y Scalabrinithe- rium? Considerado el problema segan mis puntos de vista res- pecto á la clasificacion me parece que hay términos conocidos suficientes para intentar su solucion. La Macrauchenra es el último térinino de una evolucion en la que han seguido un número de seres, para nosotros aun en su mayor parte desconocidos, y como último representante del grupo es de creer que represente el tipo en su especializacion mas com- pleta. Y ese tipo evolutivo divergente del de los otros ma= míferos se nos presenta caracterizado por la forma de sus mue- las y sobre todo por la forma anómala de su nariz. Luego esa forma de nariz, es un distintivo de este grupo y ha tomado orígen con él caracterizándolo de mas en mas á medida que evolucionaba á través de las épocas geológicas, — 19 — de donde deducimos igualmente que, si el tipo de las mue- las de la Macrauchenta y el tipo particular de nariz que la caracteriza tomaron su orígen en un tipo comun á los demás mamíferos, para que ese tipo comun haya pasado por tales transformaciones tiene que haber presentado un nú- mero de modificaciones ó gradaciones sucesivas de mas en mas acentuadas hasta llegar al tipo Macrauchenia, grada— ciones intermediarias que seria fácil restaurar por medio del cálculo segun los principios establecidos en mi Filoge- nia. Pero sin entrar en tales cálculos ni echar mano de ta- les procedimientos, puédese afirmar en principio que, re- presentando la Macrauchensa un tipo divergente de espe- cializacion estrema, debemos encontrar en el pasado macro- quénidos que tengan menos caractéres de Macrauchenia ó no tan acentuados, otros en que sean aun mas rudimentarios, y asi sucesivamente hasta llegar al tipo anscetral comun de donde tomó orígen. Por lo que toca á las muelas, ya habiamos encontrado al- gunos de esos tipos intermediarios, como el Scalabrina- therium que, á ese respecto se acerca mas del tipo co- mun de los mamíferos. Es posible que tambien sea menos anómalo en la conformacion de la nariz, pero aun no cono- cemos esta, aunque si la parte anterior del rostro cuya con- formacion demuestra que si la nariz no era completamente igual á la de la Macrauchenia no podia ser muy diferente. El Mesorhinus nos presenta una conformación completa- mente distinta, una nariz de Macrauchenta mucho menos anómala que en este género, ó una nariz mas parecida al tipo comun, pero que esta evolucionando hácia el tipo de la que caracteriza la Macrauchenia, representando asi una de esas gradaciones por la que esta tiene que haber pasado, grada- ciones ó intermediarios cuya antigua existencia es determi- nable segun mis principios sin necesidad de conocer sus restos, Pero este intermediario es uno en esa larga serie de gra- daciones. Puédes> pues del mismo modo preveer que se su PD encontrarán otros seres que evolucionaban hácia el tipo Ma— crauchenia que presentaran una nariz de caractéres inter- mediarios entre la del tipo comun y la del Mesorhinus, y que se encontrarán otros que estando mas avanzados en esa evolucion tendrán una nariz intermediaria entre la del Me- sorhinus y la de la Macrauchenia. Con estas bases se hace fácil determinar la posicion que en la serie debia ocupar el Mesorhinus : debe colocarse entre los animales de donde partió la rama que dió origen á la familia de los macroquénidos, y la Macrauchenia que cons- tituye la última punta de esa rama tanto en su modificacion evolutiva como en su sucesion en el tiempo. Sobre los tres géneros Ribodon, Proterotherium y Bra- chytherium, representantes respectivos de las familias de los tapires, de los precursores de los ruminantes y de los anoplotéridos, poco ó casi nada tengo que decir. El Ribodon es un ser singular, al que no le conozco su- cesores, y que aparece hasta ahora como completamente aislado. El Proterotherium es ciertamente un antecesor de los ruminantes, pero es un antecesor del grupo, sin presentar mayor parecido con algun género de preferencia á otro, por- que aun no conocemos sus sucesores inmediatos. En cuanto al Brachytherium se encuentra en el mismo caso que el Ribodon: es un ser hasta ahora aislado, cuyas muelas á causa del número de raices que presentan se presta- rian sin duda á sérias é importantes consideraciones sobre la forma, número y evolucion de las muelas de los primeros mamíferos, pero que no estarian aquí en su lugar. — 193 — En cambio, los edentados oligocenos, se presentan intima- mente aliados con los pliocenos, y un número considerable de sus representantes pueden considerarse como formas ver- daderamente precursoras unas y antecesoras otras. Las muelas del Promegatherium son tan parecidas á las del Megatherium antiquum, y estas tan iguales en su for- ma á las de los megaterios de los terrenos pampeanos, que aunque no conozco de los yacimientos del Paraná nada mas que muelas aisladas, no puedo dudar de que las especies pliocenas derivan del M. antiquum y esta de un Promega- thertum de época anterior. Del mismo modo, las muelas aisladas de Grypoltherium, Mujlodon y Pseudolestodon, que conozco de los yacimien- tos del Paraná, son tan parecidas á las mismas muelas de las especies pampeanas, que me obligan tambien á considerar los milodontes, gripoterios y pseudolestodontes pliocenos como los descendientes de las especies del oligoceno. El Lestodon antiquus del Paraná, parece al contrario representar una forma mas especializada que las pampeanas, pero por eso la presencia del mismo género en ambas épocas no pierde su importancia, pues si las especies mas modernas no descienden del £. antiquus es que hay sin duda otras especies de lestodontes oligocenos aun no conocidos que sun los antecesores, porque es indudable que la existencia del vénero ha continuado sin interrupcion hasta la época pam— peana. En cuanto al Diodomus y Pliomorphus no tiene descen- dientes en la formacion pampeana. Los loricatos del Paraná, por su conformación ó por sus estadíos distintos de evolución, aparecen todos como precur- sores y eslabones que unen los existentes á los extinguidos. Asi el Chlamydotherium es indudable que por su extin- coraza se acerca mas de los actuales armadillos que de los guidos gliptodontes, por la forma de la mandíbula se acer- ca mas de los gliptodontes, que de los armadillos, pero T. YI 13 — 194 — los dientes son de una forma intermediaria entre los cilindri- cos de los armadillos y los triprismáticos de los gliptodontes, presentando una forma alargada y en uno de sus costados un principio rudimentario de las aristas y surcos longitudinales de los gliptodontes. Los fragmentos de coraza de verdaderos gliptodontes pre- sentan caractéres precursores y una especie de forma embrio- naria de verdadera importancia bajo el punto de vista evolu- tivo. Las corazas de las especies pampeanas de los géneros Hoplophorus y Glyptodon están cubiertas de esculturas, tan regulares que se puede decir representan el tipo de la perfec- cion de la simetría y de la regularidad. Placas mas ó menos de la misma forma dispuestas en series regulares; figuras centrales de la misma forma rodeados por figuras periféricas mas pequeñas, bien delimitadas, en número constante y siem- pre idénticas; surcos regulares, bien marcados, y siempre del mismo aspecto; agujeros circulares de forma y profundidad constante mas ó menos del mismo tamaño, colocados en el fondo de los surcos al rededor de las figuras centrales y dis- puestos en una misma direccion; todo en fin se halla dispuesto en un conjunto tan armónico, que bajo el punto de vista de la simetría esas corazas representaban la perfeccion del mas artístico de los mosáicos. Los fragmentos de coraza de Palaehoplophorus y sobre todo de Protoglyptodon de los terrenos oligocenos del Pa- raná son completamente distintos: las placas son mas irre- gulares; las figuras centrales en el mismo fragmento son ya mas grandes, ya mas pequeñas, ya mas altas ó ya mas bajas; las figuras periféricas varian en número, forma y colocacion, presentándose ya distintas, ya apenas visibles; los surcos son poco marcados y de distintas formas, tamaño y direccion; los agujeros son unos grandes, otros pequeños, unos circulares, otros alargados, y repartidos al acaso sin ningun órden ni sime- tría; en fin todo se presenta rudimentario é imperfecto. La es- cultura de los gliptodontes del oligoceno comparada con la de — 1% — los del plioceno, es como el incorrecto bosquejo de un apren- diz de dibujo comparado con la obra de un artista consumado. Y si yo fuera creacionista, si perteneciera á esa escuela que quiere que cada ser haya salido desde un principio de las manos del Creador con todos los caractéres que lo distinguen, en presencia de esas piezas diria que ese Creador no era Omnipotente, puesto que era perfectible, pues sus primeras obras, los gliptodontes del oligoceno, demostrarian que aun no poseia entonces el conocimiento de la simetría y el senti- miento artístico que revelan sus obras posteriores, los glip- todontes del plioceno. Ahora, examinando en conjunto los mamíferos fósiles del Paraná, y echando una rápida ojeada sobre las formas ac- tuales y extinguidas de ambos continentes, encontramos que ella difiere profundamente de las distintas faunas que cono- cemos de Europa, Asia, Africa, Australia y Norte-América, pero que presenta al contrario una analogía notable con la fauna pampeana de nuestro país como puede juzgarse por la lista adjunta de los géneros hasta ahora observados en am- bas formaciones. Pampeano ó plioceno de la República Oiigoceno del Parana prom Y a 'Repúbli Argentina y República Oriental Homo, Protopithecus. Cyonasua. Arctotherium. Arctotherium. Conepa Pus, Galictis. Canis. et Oligoceno del Paraná Myopotamus. Lagostomus. Megamys Hydrochoerus. Cardiatherium. Procardiatherium. Cardiomys. Cardiodon. Caviodon. Procavia. Protypothertum. Toxodon. Toxodontherium. Haplodontherium. Dilobodon ? Scalabrinitherium. Oxyodontherium. Mesorhinus. Ribodon. Hipphaplous. Brachytherium. Proterothertum. — 196 — Pampeano ó plioceno de la República Reithrodon. -—Microcavía. Argentina y República Oriental Macrocyon. Felis. Smilodon. Mastodon. Hesperomys. Oxymitherus. Myopotamus. Ctenomys. Plataeomys. Lagostomus. Hydrochoerus. Dolichotis. Orthomys. Anoema. Cavía. Typothertum. Toxodon. Trigodon. Dilobodon. Macrauchenia. Diastomicodon. Homorhinoceros. Hipphaplous. Hippidium. Equus. Dicotyle. Cervus. Auchenía. Oligoceno del Parana Orthotherium. Olygodon. Promegatherium. Megatherium. Stenodon. Promylodon. Mylodon. Pseudolestodon. Grypotherium. Interodon. Lestodon. Pliomorpluus. Diodomus. Protoglyptodon. Euryurus. Palaehoplophorus. Chlamydotherium. = 197 — Pampeano ó plioceno de la República Argentina y República Oriental Hemiauchenia. Palaeolama. -Mesolama. Antilope. Platatherium. Nothropus. Olygotherium. Megatherium. Essonodontherium. Tetrodon. Scelidotherium. Rabdiodon. Scelidodon. Mylodon. Pseudolestodon. Grypotherium. Laniodon. Lestodon. Pliogamphiodon. Platyodon. Thoracophorus. Glyptodon. Plaxrhaplous. Doedicurus. Euryurus. Panochtus. Hoplophorus. Chlamydotherium. Eutatus. Euphractus. Popraopus. Praopus. Didelphis — 198 -- Resulta de esta lista que sobre los 40 géneros de mamí- feros del oligoceno del Paraná 16, ó sea el 40 por ciento, se encuentran tambien representados en la fauna pampeana, lo que quiere decir que ambas faunas son muy estrechamente aliadas, como que se ha visto que muchas de las especies pampeanas son las sucesoras mas ó menos modificadas de las oligocenas. Sin embargo, la fauna pampeana no está tan íntimamente aliada á la oligocena, como esta última á la primera, puesto que los 16 géneros oligocenos entre los 68 géneros de la fauna pampeana solo representan el 23 por ciento, relacion que podría espresarse en términos mas simples diciendo que la fauna oligocena ha trasmitido el 40 por ciento de sus géneros á la fauna pampeana, pero que esta solo ha re- cibido de aquella el 23 por ciento de los géneros que la forman, de manera que el 77 por ciento de los géneros pam- peanos difieren de los oligocenos. Esta diferencia entre ambas faunas, á pesar de la analogía que establecen los 16 géneros comunes, es demasiado con— siderable para poder admitir que se hayan sucedido en el tiempo la una á la otra, sin interrupcion. Pero si se re- cuerda por un instante que hasta ahora no se ha encontrado una sola especie que sea idéntica en ambos yacimientos, se vuelve indudable que ambas épocas, á aquella durante la cual prospero la fauna del Paraná, y aquella en que se de- sarrolló la fauna pampeana, deben estar divididas por una época intermediaria por lo menos de igual duracion que cada una de ellas tomada por separado. Sin esa gran época de transicion no habria cómo esplicar esa aparicion súbita en el pampeano de 52 géneros nuevos que no se encuentran en los yacimientos del Paraná, y el cambio completo de las especies de los 16 géneros comunes á ambas faunas, de don- de resulta que, si la formacion pampeana es en su conjunto pliocena como lo demuestra el estudio de la fauna y de la estratigrafía, tenemos que admitir para la formacion pata- Y md —=—— AAA — PARA — 199 — gónica media y superior (piso mesopotámico y piso para- nense) una época por lo menos oligocena; del mismo modo, si admitimos para esas capas una edad oligocena como lo demuestra el estudio de su fauna malacológica, no podemos hacerle suceder inmediatamente la formacion pam- peana, y tendremos que atribuir esta á la época pliocena. Interesante sería la comparacion bajo este punto de vista de la fauna antigua del Paraná, con la de las otras regiones del globo, pero este estudio se hace sumamente difícil á causa del carácter especial de la fauna mamalógica oligocena de este país, que, como dije hace un instante, difiere de las faunas actuales y estinguidas de todos los otros paises. En efecto, si se hace abstraccion de los cuatro géneros marinos que á causa del medio mismo en que viven, tienen una tendencia al cosmopolitismo, encontramos que los ca- ractéres del resto de esa fauna eran mas esencialmente sud- americanos que los de las faunas que le han sucedido incluso la existente en nuestro época en esta parte de América. Los roedores pertenecian esclusivamente á familias que como los eriomidos, los cavinos y los muriformes solo se encuentran en la actualidad en la América del Sud, y esas especies constituian ellas solas el 39 por ciento de las especies de mamíferos terrestres del Paraná. Los macroquénidos, que se ha visto es una familia esclasivamente sud-americana re- presentaban el 6 por ciento de la misma fauna. Los toxo- dontes otro órden esclusivamente sud-americano y que no se ha encontrado hasta ahora mas que en la mitad sur de la América Meridional, representaban el 10 por ciento. Y los edentados sobre los que es innecesario insistir que son tipos evidentemente sud-americanos, representaban el 32 por ciento, El resultado es que de Jos mamíferos terrestres sonocidos de los terrenos del Paraná, un $8 por ciento son de ór- denes y familias esclusivamente y ciertamente sud-america- nas, quedando solo un 12 por ciento para representar los — 200 — pocos tipos de orígen ciertamente setentrional unos, y pro= blemáticos otros, como ser carnívoros, proruminantes, tapiri- nos y equiinos. Aunque es indudable que todavía se encontrarán en los yacimientos del Paraná muchos otros géneros desconocidos, ó mas ó menos parecidos á otros ya conocidos, esos nuevos descubrimientos no alterarán el significado de las cifras precedentes, porque si se descubren algunos nuevos carni— ceros ó tapirinos, se encontrará sin duda un número mucho mas considerable de roedores de familias americanas, de edentados, de toxodontes y de macroquénidos. Ellos domi- naban por el número. Así, si para la colocacion cronológica de la fauna del Paraná quisiéramos buscar á cual de las antiguas faunas setentrionales corresponde, solo podríamos utilizar para ese estudio comparativo el 12 por ciento de las especies argentinas que segun la clasificacion geológica del Doctor A. Dogrixé atribuimos al oligoceno. Pero á pesar de eso, la comparacion puede hacerse y con resultados mas concluyentes que no habría sido dado suponerlo al consi- derar los caractéres tan especiales de la fauna sud-ameri- cana. El Arctotherium es entre los osos uno de los tipos mas primitivos, y aunque los representantes de la familia de los verdaderos 0sos recien se encuentran en Europa en el mio- ceno, aparecen allá en la escena de una manera repentina, de modo que no es improbable su orígen sud-americano como ya lo he hecho entrever, confirmado por los caractéres que los unen á los osos actuales y fósiles de Sud-Ameérica y á los sub-ursus igualmente sud-americanos, cuyo género extinguido del Paraná, Cyonasua solo sería comparable á los bunoteridos de Norte-América, que son característicos de los terrenos oligocenos y eocenos superiores. El Fibodon pertenece á una familia que en Europa y Norte-América hace su aparicion desde el eoceno con los géneros Lophiodon, Hyrachius, Tapirulus, Pachyno- — 201 — lophus, etc. y tiene mayores analogía con estos que con los géneros que aparecen sucesivamente en el oligoceno y en el mioceno de ambos continentes, dando así á los yacimien- tos del Paraná un carácter mas bien eoceno que oligoceno ó mioceno. En cuanto al Brachytherium corresponde tan exacta— mente á los anoploteridos europeos característicos del eoceno superior y del oligoceno inferior, en donde se ex- tinguen, que no puede ser atribuido de ningun modo á un horizonte mas moderno. Y el Proterotherium confirma de una manera tan completa estas deducciones que ya no se puede dudar de la remota antigúedad geológica de los yaci- mientos del Paraná. En Europa y Norte-América los rumi- nantes son muy escasos en los terrenos eocenos y oligocenos inferiores, y de caractéres muy diferentes de los que apa- recieron en las épocas siguientes, intermediarios á varios grupos de paquidermos. Recien en el oligoceno superior y en el mioceno inferior aparecen y en abundancia los verda- deros ruminantes. En los yacimientos del Paraná tampoco existen restos de verdaderos ruminantes, estos aun no ha- bian aparecido. Solo se ha encontrado los restos de un precursor, el Proterotherium en el que unos cuantos ca- ractéres de verdadero ruminante están unidos á muchos otros propios de varios paquidermos y de los anaplotéridos, representando este género un estado de evolucion menos avanzado hácia el verdadero tipo ruminante que la mayor parte de los géneros del oligoceno inferior y aun del eoceno superior, del hemisferio setentrional. El estudio de los numerosos moluscos marinos sobrepues- tos al piso mesopotámico ha conducido al Doctor DoertsG á considerar este último terreno como oligoceno inferior, » el exámen comparado de los mamíferos del mismo yacimiento con los de las formaciones mas ó menos de la misma época del hemisferio norte, no solo confirma esa remota antiguedad sinó que hasta permitiria identificar el piso mesopotámico — 202 — con el eoceno superior, especialmente con el piso de las ye- seras de Paris. Si consideramos despues los cambios que han sufrido las faunas correspondientes de ambos continentes, comparadas con las que habitan aun los mismos paises, la probabilidad de que los yacimientos del Paraná correspondan al eoceno superior se impone y deberá tomarse en cuenta para las in- vestigaciones futuras. De los cuarenta géneros de mamíferos terrestres enume- rados como encontrados en los yacimientos del Paraná, esceptuando tres géneros que son Lagostomus, Myopota- mus é Hydrochoerus, todos los demas han comple desaparecido de la superficie de la tierra. Lá existencia entre esa fauna de tres géneros que aun viven nada significa en contra de la antigúedad de esos ter- renos, pues se han encontrado cuatro géneros existentes en el eoceno superior de Europa y probablemente tres en el eoceno superior de Norte-América, Por otra parte es digna de notar la circunstancia de que los tres géneros existentes del oligoceno del Paraná pertenecen al órden de los roedo- res, que dos de los géneros eocenos europeos todavia exis- tentes tambien son roedores, como tambien lo es uno de los géneros eocenos existente de Norte-América. Estendiendo estas consideraciones, encontramos. que, mientras los tres géneros existentes del Paraná entran todos en el órden de los roedores, cuatro géneros eocenos euro- peos todavía existentes, Erinaceus, Sciuros, Vespertilio y Didelphis representan cuatro órdenes distintos, los insec- tívoros, los roedores, los queirópteros y los marsupiales, y que los tres géneros norte—americanos de la misma época, todavia existentes representan los roedores, los marsupiales y los queiropteros. Me parece que estos hechos son bastante elocuentes por- que no dejan duda sobre la antigúedad de la fauna del Pa— raná. | — 203 — Si se considera la proporcion de géneros de mamíferos terrestres existentes que se hallan representados en la supuesta fauna oligocena del Paraná y en las faunas del eoceno superior del hemisferio norte se llega á resultados perfectamente de acuerdo con los precedentes. Los tres géneros existentes de la fauna del Paraná repre- sentan el 7 por ciento de los géneros que la constituyen. En el eoceno superior de Europa, los géneros existentes se hallan en la proporcion del 10 por ciento, y en el eoceno de Norte-América en la proporcion del 12 por ciento. La com- paracion bajo el mismo punto de vista de los yacimientos del Paraná con el oligoceno de Europa no se puede soste- ner un solo instante, pues allí aparecen en esa época una larga série de géneros actuales, En vista de datos tan decisivos, y aun me atreveria á decir tan completos, no se comprende cómo haya habido quien sostuviera que la formacion patagónica debia referirse al plioceno, y la edad oligocena que á su parte intermedia en donde se encuentran los restos de mamíferos le atribuye el Dr. Do£nIxG, me parece mas que justificada, pues el estudio de los mamiferos permitiria referirla á una época aun mas antigua. Volvamos ahora un poco sobre los caractéres que podre- mos llamar geográficos de la fauna antigua del Paraná. Háse visto que un 88 por ciento de sus especies pertenecen á ordenes y familias esclusivamente sud-americanas, y que solo un 12 por ciento entran en los órdenes y familias carae- terísticas del hemisferio norte ó en mayor o menor grado cosmopolitas. Examinando ahora las faunas eocenas y oligocenas de Europa y Norte-América, encontramos que ellas se compo- nen esclusivamente de los mismas órdenes que aquí solo alcanzan á constituir el 12 por ciento, esto es de carnívoros semi-ruminantes, paleoteridos, tapirinos, equinos, suideos, insectívoros, roedores y prosimianos. Los roedores de fami- — 204 — lias sud-americanas, los macroquénidos, los toxodontes y los edentados no tienen allí un solo representante, lo que con= firma de una manera decisiva el orígen actual de los mencio- nados órdenes y familias. Esta enorme diferencia, en los órdenes y familias que en otras épocas constituian las faunas mamalógicas del hemisfe- rio Norte y del hemisferio Sur, es otra prueba evidente de la gran antigiedad delos yacimientos del Paraná. En efecto, la composicion de las faunas terrestres, no es el resultado de causas fortuitas, sinó que está determinada por la forma de los continentes, las masas de agua que los rodean y de consiguiente con la mayor ó menor facilidad de comunicaciones que tienen con las tierras continentales ó insulares mas cercanas. En el caso presente de la antigua fauna del Paraná, para que ella se compusiera casi esclustvamente de géneros pertenecientes á familias y órdenes esclusivamente sud- americanos, fué necesario que ella habitara una region con- tinental completamente aislada de las otras tierras, y eso desde épocas geológicas mucho mas remotas, en que em- pezaron á diseñarse las formas que mas tarde debian carac- terizarla. Cómo se ha ido modificando gradualmente esta fauna por la adicion sucesiva de nuevos géneros setentrionales no lo sabemos, porque aun no conocemos casi nada de la fauna miocena de estas regiones, ó mas bien dicho no se han esplo- rado aun los yacimientos que la contienen que se estienden al pié de los Andes desde las nacientes del rio Negro en Patagonia hasta los límites norte de la provincia de Cata— marca. Pero, conocemos de una manera bastante satisfactoria la fauna miocena de Europa y Norte-América, para determinar que á fines del oligoceno se estableció una comunicacion entre esos continentes y la América Meridional, pues con los primeros tiempos de la época miocena aparecen en Europa — 205 — y Norte-América los primeros edentados, Macrotherium, Morotherium y Ancholotherium, acompañados pronto por verdaderos osos de tipo americano, Hyaenarctos y Ursus avernensis, y es de creer que hácia la misma época empezó en nuestro pais la invasion de los géneros setentrionales, y como éstos aun no están representados en la fauna del Para- ná, se vuelve evidente que ésta tiene que remontar á una época anterior á esas primeras comunicaciones, por lo menos al oligoceno inferior. Las comunicaciones se hicieron sin duda todavía mas fáci- les durante la época miocena, pues la fauna pliocena ó pam- peana de la América del Sur, se nos presenta entonces con una composicion muy distinta de la del eoceno superior ú oligoceno inferior del Paraná; ya no está formada por tipos casi en totalidad esclusivamente sud-americanos. Solo la familia de los gliptodontes se presenta aquí en el apogeo de su desarrollo. Los gravigrados, aunque conservan sus ma- gestuosas proporciones han disminuido en la variedad de sus formas, los macroquénidos y toxodontes tambien tienen un menor número de representantes, y los roedores de las familias de los cavinos y de los eriominos, han disminuido de número y de talla. Esos tipos que ellos solos constituian la casi totalidad de los mamíferos de la fauna del oligoceno inferior, solo constituyen aquí el 50 por ciento de las espe- cies. En cambio aquellos órdenes y aquellas familias que en la fauna precedente formaban solo un 12 por ciento, consti—- tuyen aquí el otro 50 por ciento, representados por nume- rosos géneros de roedores de familias distintas de las precedentes, de carnívoros, de ruminantes y de paquidermos distintos. Los Canis, Galictis, Conepatus, Lutra, Paleo- ecyon, Felis, Smilodon, Tapirus, Hippidium, Equus, Dycotyle, Cervus, Antilope ete., son todos géneros del hemisferio setentrional, que invadieron la América del Sud durante los tiempos miocenos y pliocenos. Especialmente — 206: — durante los tiempos pliocenos, las comunicaciones de la América Meridional con la Setentrional debian ser relativa- mente fáciles y constantes, pues vemos al mismo tiempo una emigracion en sentido contrario, los roedores de la familia delos cavinos penetran en la América del Norte, el Arcto- therium acompaña al Hydrochoerus en las llanuras de los Estados Unidos, y los Megatherium, Mylodon, etc., de las pampas, ván á confundirse en los territorios que forman en el dia los Estados de Virginia, Georgia y Carolina con una for- ma tan característica del mioceno superior y del plioceno inferior como el Hipparion, mientras que los verdaderos caballos que allí coexistieron con los hipariones descendien- do en direccion contraria, llegan á mediados de los tiempos pliocenos en las pampas de Buenos Aires, en donde viven durante la deposicion del pampeano medio y superior en compañía de los sud-americanos gliptodontes. Estas comunicaciones entre ambas Américas cesaron al fin del plioceno, volviéndose á hundir el puente que por largo tiempo las ligara. Vemos entonces durante los tiempos cua- ternarios á Norte América invadida por nuevas formas: gigantescos elefantes reemplazan los mastodontes acompa- ñados de varios otros géneros y especies propias del anti- guo continente; vemos descender esa fauna por los valles de Méjico y avanzar hácia el Sur hasta el istmo de Panamá, — pero de aquí no pasa. En la América del Sud no se ha encontrado hasta ahora un solo hueso de elefante ni de nin- guna de las especies que en Norte-América lo acompañaron en su emigración. El puente sobre que habian pasado los seres de otras épocas habia vuelto á desaparecer, para rea— parecer mas tarde en la época geológica actual. Por lo espuesto, fácil es darse cuenta de la importancia científica que tiene la determinacion exacta de las distintas faunas que se han sucedido en una misma region, puesto que, comparándolas entre sí, nos permiten luego rehacer la cronología de los tiempos pasados, dando sólidas bases á la ——. — 207 — geología y permitiéndonos así seguir las distintas faunas en las múltiples fases de su desarrollo, evolucion y dispersion á través de las épocas pasadas y de los continentes per- didos. En el Museo Zoológico de la Universidad de Córdoba, Noviembre 17 de 1884. APUNTES SOBRE LA NATURALEZA CALIDAD RELATIVA DE ALGUNAS MATERIAS PRIMAS EMPLEADAS EN LAS CONSTRUCCIONES DE LOS FERRO—CARRILES NACIONALES POR ADOLFO DOERING Observaciones generales. — Complicacion del trabajo en la region an- dina. — Obras y temblores. — Variabilidad de los materiales. — Pro- longacion del F. €. €. N. — Ojeada sobre la constitucion geológica de la comarca. — Las arenas y su papel en los morteros vulgares y en los cementos. — Cal hidráulica de Tucuman. — Las arenas de Tu- cuman, Saladillo, Tapias y Vipos.— El viaducto del Saladillo. Los progresos extraordinarios que la República Argen- tina ha esperimentado en los ultimos años, en el aumento de su bienestar en general y prosperidad nacional, no podrian encontrar una ilustracion mas aprehensible, sinó por una mirada sobre la febril laboriosidad desplegada en las cons- trueciones y prolongaciones de su red de ferro-carriles; ba- rómetro inequívoco para apreciar los adelantos materiales de un país vírgen y lleno de esperanza para un halagúeño porvenir. Ningun agente ejerce una influencia mas remarcable so- bre el desarrollo de la vida comercial, industrial y agrícola, T. vi 14 OA que el perfeccionamiento de los medios y vias de comunica- cion; mas aun, cuando éstos, á mas de facilitar, esportánea- mente, el intercambio de los productos, acortar las distan- cias y ahorrar tiempo y fuerzas, abren nuevos rumbos y fuentes productoras de esplotacion industrial, llevando Jos beneficios de la civilizacion y del trabajo á regiones aún in- cultas, tal como ha sucedido con la mayor parte de las nuevas líneas de ferro-carriles del país, tendidas ahora en todos rum- bos sobre la planicie, antes desierta, de la pampa argentina. Fácilmente se comprende que esta acumulacion y aumento de trabajo, la repeticion de una misma clase de obras téc- nicas, necesariamente tenia que dar un impulso especial al desarrollo de ciertos ramos y disciplinas de ingeniería en el país ; y este desarrollo, en realidad, no ha hecho esperarse, notándose sus efectos, no solamente por el entusiasmo que hay en la juventud argentina para los estudios de ingenie- ría, como carrera profesional, sinó tambien sobre todo, en el perfeccionamiento administrativo y la mejor organizacion de las dependencias de este ramo ; impulso, debido á la evo- lucion espontánea, á fuerza de las necesidades y esperien- cias diarias. : Tambien desde el punto de vista técnico este ramo ha evolucionado remarcablemente en el país, aunque en su de- sarrollo no ha podido conservar siempre los mismos pasos progresivos en las distintas disciplinas especiales, lo que es debido, en parte, á la rapidez con cue muchas veces habia ne- cesidad de verificar un gran número de estas importantes obras públicas, no dejando demasiado, por consiguiente, el tiempo necesario para las meditaciones preliminares, y mu- cho ménos para el exámen crítico de los planos, métodos y materiales, que debian ser aplicados en los distintos casos es- peciales; — pero la culpa principal de este estancamiento se debe indudablemente, á la influencia de aquel principio per- nicioso de parasitismo oficial, que con tanta frecuencia ha co- locado un personal técnico, aun no maduro, y sin vista dis- — 211 — ciplinada, en empleos de complicado trabajo y llenos de responsabilidades. La consecuencia de este favoritismo es que la ingeniería en nuestro país, en muchas ocasiones. léjos de ser una dis- ciplina racional y basada consecuentemente en las leyes in- violables de la esperiencia tradicional y en los progresos de la tecnología moderna á la vez, se ha presentado mas bien en forma de un arte sin regla fija y puramente autodidáctico, donde cada sujeto que se presenta con el título de ingeniero, sub-ingeniero 6 capataz, hace mas ó ménos lo que se le an— toja, segun sus propias ideas indisciplinadas; no siempre con ahorro para el erario nacional, y con ménos beneficio auú para la duracion y perfeccion de las obras mismas. Hasta los ultimos años, cuando la red de ferro-carriles se estendia solamente en terrenos llanos de la pampa, el tra— bajo era fácil y sencillo. Algunos cortes, terraplenes y al- cantavillas y, en último caso, un puentecillo de fierro, eran todos los trabajos que se requerían para llevar á cabo la colo- cacion de rieles, Pero no sucedió así, cuando sus prolongaciones, llegaron alos mismos promontorios de la cordillera andina, faldeán- dolos en unos puntos y atravesándolos en otros. Recien con este paso, puede decirse que la tarea de la construccion de ferro—carriles en el país ha principiado á tomar un aspecto científico, entrando en aquella faz de desarrollo, donde se siente la necesidad de echar mano de todos los recursos posibles, sobre que dispone la tecnología moderna. Las obras sencillas y de una limitada tutina diaria en los llanos, son reemplazadas por verdaderas obras de arte, cuya rea- lizacion lucha eternamente con los obstáculos naturales, que en mil distintas formas ofrece un territorio fuertemente accidentado por los repliegues serráncos. Dificultades y problemas complicados son los que se pre- sentan al ingeniero desde el primer instante, ya en el exá- men de los variados proyectos y trazas; problemas que á A veces se hacen difíciles cuando se quiere satisfacer á todas las exijencias técnicas, enonómicas y políticas á la vez. Los inconvenientes accidentales de la comarca, mas que en otras regiones, le obligan a prestar una atencion escepcional á los menores detalles, al parecer á veces muy insignificantes, de la topografia é hidrografía del terreno. Pequeñas cañadas, por ejemplo, que la mayor parte del tiempo permanecen completamente secas, de un dia á otro, se transforman en rios caudalosos y violentos, capaces de arrastrar alcantarillas, diques y trechos enteros de los ter- raplenes si no se hatenido en cuenta, en la construccion de estas obras, la posibilidad de accidentes anormales de este cénero. En las mismas regiones occidentales de la pre-cordi- llera, fuera de las cuestiones técnicas, bastante complicadas ya por sí mismas, todavía se presentan otros elementos nue- vos, dispuestos á dificultar la marcha de la locomotora. ¡Como si esa tierra clásica, cuna de la antigua civilizacion Inca, la misma naturaleza se hubiese propuesto hacer un último ensayo de resistencia contra los intentivos conquis- tadores de la civilizacion moderna ! Son los sacudimientos sísmicos 6 temblores que, aunque veneralmente periódicos é interrumpidos por intérvalos mas ó ménos largos de calma subterránea, han de repetirse infa- liblemente en los tiempos venideros, tal como se han mani- festado todavía en las últimas épocas; accidentes que no se puede pasar por alto en los proyectos, planos y construc- ciones de arte de las comarcas respectivas, obligándonos á dedicarles aquí algunas observaciones. Las causas que, segun nuestros conocimientos cosmológi- cos actuales se consideran como factores en el orígen de los temblores pueden clasificarse en tres distintas categorías. La primera comprende los terremotos de verdadero orígen volcánico, muchas veces solo de reducida estension geográ- fica, y con un foco radiante que va progresivamente debili- tandose en sus efectos hácia la periferia de la zona afectada. A) == La segunda categoría comprende aquellos temblores que se supone sean debidos á perturbaciones en el equilibrio de las masas, por ejemplo, por la acumulacion desigual, en ciertos sitios, de nuevas sedimentaciones; Ó por procesos metamórficos y lixiviaciones subterráneas de combinaciones solubles; formándose entónces huecos ó intersticios entre los bancos sedimentarios en el seno de la tierra, que provo- can, en seguida, la dislocacion y hundimiento de las capas cireunvecinas ó superpuestas. Entre los geólogos modernos hay muchos partidarios de esta teoría neptunística pura,como esplicacion de la mayoría de los temblores de tierra, aunque creemos que tambien en esta teoría hay exageraciones, como sucede siempre, cuando se intenta unificar demasiadamente, buscando una sola causa para esplicar fenómenos bastante variados en su conjunto. A la tercera seccion pertenecen aquellos temblores que se supone sean orijinados, ya por hundimientos centrípetos en ciertos puntos de la superficie cósmica, ya por la ruptura de las capas y plegamiento de las cadenas serráneas; im- pulsos debidos á la presion tangencial de la costra terres- tre, á causa de su contracción por el enfriamiento gradual progresivo del globo. Los temblores que se atribuyen á esta categoría, son casi siempre de una estension geográfica importante, estendiéndose con preferencia, á lo largo de las grandes cadenas serráneas ya existentes; como, por ejem- plo, los frecuentes temblores que obran á lo largo del sis- tema helvético de Europa y tal vez la mayor parte de los terremotos, á lo largo de la Cordillera de Norte y Sud- América. Parece que tanto en las Provincias de Jujuy y Salta, como en la de Mendoza, estos sacudimientos sísmicos no son de orígen volcánico, sinó tectónico, debidos á los fenómenos de ruptura y enarmonamiento progresivo de los repliegues serráneos, en la línea ó zona de dislocaciones, tendida á lo largo del macizo de la cordillera de Tucuman, Salta, ete. ; — 214 — y cuya existencia, en tiempos aun no muy lejanos se halla comprobada por la dislocacion, no solo de masas rocallo- sas antiguas, sinó tambien+de bancos y formaciones rela- tivamente modernas. Supongamos que sea asi, resultaria, que la línea ó el centro de la radiacion y el movimiento mas violento de estos terremotos habria de encontrarse pro- bablemente, al pié del sistema de cerros promontorios de la formacion yesífera, que á continuacion, por ejemplo, con los de Tucuman, Rosario de la Frontera, etc., en direccion al N., se estienden hasta Jujuy, Salta y Bolivia; y el in- geniero, al tener que resolver distintas trazas para las líneas férreas y obras de arte, debia tratar entónces de evitar en lo posible, y no solamente por razones de economía. las que cruzan ó atraviesan estas zonas de dislocacion tectóni- cas recientes, elijiendo, en cuanto le sea posible, las trazas que á mayor distancia pasan por la llanura. En el gran tem- blor de 1812, en Venezuela (comarca que, como creemos, bien puede ofrecer puntos de comparacion en este sentido, con las regiones subandinas de Mendoza, Salta y Jujuy), se derribaron todos los edificios, situados en una faja pro- longada á lo largo de la cordillera oriental, sobre las faldas ó en los pliegues de este sistema, quedando poco afectados, en cambio, los edificios establecidos á alguna distancia.en la llanura. Pero la absoluta falta de observaciones sismométricas en el país, no permite juzgar con anticipacion en estas cues- tiones, y seria aventurado intentar establecer, ya desde ahora, reglas fijas en este sentido, cuando por lo pronto solo se trata de suposiciones. La instalacion de un observatorio magnético y sismométrico central, que estudie estos fenó- menos en sus detalles por medio de instrumentos de pre- cision y que conserve relacion contínua con un personal de observadores voluntarios, repartidos en las diversas regio- - nes del país, es una necesidad muy sentida. Recien entón- ces nos encontraremos en el caso de determinar con segu- ridad la naturaleza, esteusion, el foco y las causas de los temblores, en las distintas zonas sísmicas del país, y de emitir juicios fundados sobre las localidades que se deben evitar y sobre los que son preferibles para la fundacion de pobla- ciones, para la construccion de los edificios, ferro-carriles y obras de arte en las comarcas expuestas á los temblores. Comparando las esperiencias acerca de los efectos rela— tivos sobre la resistencia de las obras, que en los distintos paises se hicieron durante los temblores, resultan muchas veces versiones aparentemente muy opuestas; lo que sin duda es debido, en parte, á las circunstancias y condiciones estratigráficas, cada vez especiales, de la comarca respecti- va y á la situacion, distancia y naturaleza del fenómeno en general, y por fin, á la continuidad completa ó mas ó ménos interrumpida de las capas afectadas por el movimiento vi- bratorio. Imaginemos, por ejemplo, un sacudimiento tectónico, cau- sado por la ruptura violenta de un complejo de bancos de roca sedimentaria que descansan en el subsuelo de Ja llanu- ra, á inmediaciones ó al rededor de un repliegue serráneo. Facilmente comprendemos, en primera línea, que la con- moción, que esperimentan las capas modernas, superpuestas alas afectadas, ha de ser muy considerable, por lo reducido de las distancias verticales, y que, asímismo, la trasmision horizontal de las vibraciones necesariamente llegará á distan- cias considerables, cada vez en las direcciones en que dichas «capas conservaron todavía una conexion 0 soldacion estra- tigráfica no interrumpida con las vecinas. Pero habrá un gasto de fuerza viva y un considerable debilitamiento de la intensidad del impulso vibratorio, cada vez en los puntos o líneas, donde la conexion de estos estratos se halle interrum- pida por dislocaciones o intersticios y rupturas ya preexisten- tes. Asi, puede suceder que el sacudimiento sea muy pro- nunciado sobre toda la llanura, formada en sus entrañas por estratos continuos de la roca sedimentaria, mientras que — 216 — casi no se siente la conmocion en los cerros vecinos que constituyen trozos aislados de la misma roca, pero aislados ya y separados de los estratos contíguos, por dislocaciones anteriores. Ménos conmovido aun se hallarán los trozos de la mole cantral de roca eruptiva ; por el perfecto aislamiento que estos generalmente han experimentado, á causa de las dislocaciones y el destrozamiento repetido de los bancos se- dimentarios que se interponen, formando las laderas de la serranía. Son numerosos los ejemplos referibles tal vez á fenómenos de esta clase. En los últimos temblores de Febrero de este año, en la costa pacífica de Chile, segun los apuntes de DomeYKo, se destruyeron las ciudades de Concepcion, Chillian y Talca, levantadas sobre terrenos sedimentarios, móviles y arenosos ; la primera de un lado de la cordillera de la costa y las otras dos del otro lado; no tocando el movimiento á las pe- queñas ciudades establecidas en el centro de esta cordillera, sobre granito. En el gran temblor que destruyó á Lisbua en 1755, segun MacHabo y Nuñez, los edificios fundados sobre cerros, formados por rocas basálticas y calizas hippu- ríticas, resistieron mas tenazmente á las. vacilaciones del suelo, que los construidos sobre margas arcillosas y arenas aluviales en la Hlanura, los cuales apénas opusieron obstá- culo á las sacudidas. Acontecimiento análogo se observó en el terremoto de la Jamaica de 1692. La ciudad de Port Royal, edificada en la playa, sobre arenas, fué destruida, mientras que el castillo, situado en una roca caliza bastante dura,. permaneció en pié. Asi se esplica tambien como á menudo se han sentido temblores muy fuertes en el interior de la tierra, en las minas, mientras que no se los observó en las comarcas de la superficie; y otros ejemplos, mas numerosos todavía, en los cuales sucedió lo contrario. Deducir inmediatamente de estos ejemplos la conclusion que las rocas basálticas, graníticas, calcáreas, etc. en cada — 217 — caso serian ménos conductoras del impulso vibratorio que otras clases de piedra, me parece algo precipitado, mientras no se conoce cada vez la verdadera causa, el hogar y la distancia relativa de las sacudidas respectivas. No hay que dudar, sin embargo, que la naturaleza física y petro- gráfica, la conductibilidad relativa para la trasmision de las ondulaciones vibratorias, de las distintas clases de roca, será uno de los elementos muy influyentes en el efecto mas ó menos desastroso de los temblores; pero faltan hasta ahora verdaderas investigaciones metódicas en este sentido. Si es una regla fija para el arquitecto, buscar en lo po: ible, para los cimientos de sus obras, un fondo firme y duro, tiene esta ley una aplicacion tambien, y sobre todo cuando se trata de oponer resistencia á los efectos destructores de los temblo- res. En la generalidad de los casos se ha observado que ¡os edificios construidos sobre roca firme y dura, resistieron me- joral empuje vibratorio de los temblores, que los establecidos sobre rocas detríticas y móviles, y desde la antigúedad es sabido, que la inconstancia proverbial de las casas cons- truidas sobre arenas, nunca se comprueba mas desastrosa- mente que durante los temblores, á la vez que, por ejemplo, los bancos de la arcilla plástica y flexible, cuando se hallan entre los estratos superpuestos del subsuelo, parece que constituyen un dique contra el empuje de Jas vibraciones, no trasmitiendo estos á la superficie sinó débilmente, amor- tiguando el impulso. «El gran terremoto de 1755 —dice MacHADno y NUNEZ, -—tan sentido en Sevilla y Cádiz, destruyó, sin embargo, muy pocos edificios, porque la gruesa capa de arcilla plás—- tica, sobre la cual están fundadas estas dos ciudades, amor- tiguó, por la elasticidad, la fuerza enérgica que le diera impulso. Lo mismo hemos observado en el temblor del 11 de Noviembre de 1858, y en este último. Si al movimiento vertical se hubiera opuesto una roca mónos elástica que la — .218 — arcilla, las consecuencias habrian sido funestas: en Cádiz y Sevilla apénas fué sensible el movimiento.» Los materiales principales que componen la mayor parte de las capas sedimentarias modernas, son los elementos are- nosos por una parte, y los elementos arcillosos por otra. En la zona sísmica de Mendoza predomina, en el subsuelo de la llanura, absolutamente el elemento arenoso; en la de Salta y Jujuy principalmente las arcillas. Los temblores de Men- doza siempre son notables en sus efectos y á veces desastro- sos para los edificios; pero en Salta y Jujuy no se conocen casos tan funestos, por mas que las sacudidas de aquella region, con la gran estension geográfica que á menudo abar- can, no pueden ser inferiores en su potencia primordial á los primeros. Es muy posible que los gruesos bancos de arcilla plástica que existen en el subsuelo, tanto en la formacion de las arcillas abigarradas antiguas, como en las sedimen- tarias modernas, de aquella region tengan influencia en el sentido de disminuir Ja intensidad del movimieuto vibra- torio. Se comprende ahora que precisamente en estas regiones subandinas, afectadas por sacudimientos sísmicos, el inge- niero tiene que prestar una atencion especial, á fin de ga- rantir la solidez de las obras respectivas, haciendo uso no solamente de todos los recursos posibles que prescribe la arquitectura y tecnología, sinó tambien y principalmente de elejir los materiales que ofrecen el mayor grado de elasti- cidad y resistencia al empuje de las vibraciones. La inves- tigacion y solucion satisfactoria de este problema es de una importancia escepcional para ciertas regiones del país. Mucha atencion reclama en primera línea la eleccion de las diversos materiales de mampostería que inmediatamente, ó eu una forma elaborada, deben servir en las obras corres- pondientes. Es cierto que para los casos ordinarios, y sobre todo en las construcciones sencillas, existen ciertos usos rutinarios, y á veces un cierto grado de vista práctica, de — 0 — los constructores, que les permite proceder con acierto en la mayoría de los casos. Pero con la entrada de la línea férrea en los lugares accidentados y rocallosos, se ofrecen para la aplicacion práctica, nuevos materiales, en mil dis- tintas variedades, y el problema raegional á resolver, consis- te en elejir á la vez de utilizar en lo posible, los materiales que existen en el mismo punto para economizar los crecidos gastos de trasporte. En este ramo de la tecnología química y petrográfica apli- cada, debemos declarar francamente, que la inteligencia en nuestro país, ha evolucionado muy poco ó nada. Para ma- nejar este ramo con acierto, se necesita de una preparacion científica especial, que aquí aun falta, habiendo quedado la solucion de semejantes problemas casi siempre al capricho de los constructores, los cuales, por mas prácticos y expe— rimentados que fuesen en su ramo, no pueden estar siem- pre al alcance de todos los pormenores y experiencias, he- chas en otras partes del mundo, con materiales idénticos ó análogos á los que se presentan, notandose, muchas veces, que se procede con un empirismo y una lijereza verdade- ramente asombrosa. Si bien es cierto que en la llanura pampeana la natura- leza de los sedímentos esperimenta cambios remarcables re- cien á la distancia de leguas, no sucede lo mismo en las fal- nas de estas regiones serráneas, donde á cada hectómetro se presenta un material distinto, encontrándose, por ejemplo, una arcilla excelente para la fabricacion de ladrillos en un punto, miéntras que á una cuadra mas adelante, el mismo depósito dá una arcilla completamente inútil, á causa de un exceso de carbonato y hasta de sulfatos de calcio, magnesio, y sodio, ete., que contiene. Lo mismo sucede con los materiales y rocas, aplicadas en las construeciones de piedra labrada. En los mismos bancos yesíferos de la formacion de Tueuman, por ejemplo, existen capas selenitosas de estructura macrocristalina, alternadas — 220 — con delgados estratos de arcilla aparentemente endurecida, complejo de roca, de todo punto inaplicable para cualquier uso; y debajo ó encima de ella, se encuentra un material muy regular, de estructura microcristalina, densa y cohe— rente, que la esperiencia ha mostrado no ser completamente despreciable para ciertas construcciones al aire libre y de importancia secundaria, Habria sido suficiente, indicar al personal obrero las diferentes particularidades, recomen— dando alguna prolijidad en la eleccion y separaciom de am-— bas clases de piedra, para haberse asegurado, desde el prin- cipio, en aquella línea, la perfeccion y resistencia de las obras. Varios de nuestros ferro-carriles, y sobre todo la línea indicada de Tucuman á Salta, son verdaderas escuelas en este sentido, y los resultados, favorables ó desfavorables, obtenidos en la aplicacion de los materiales crudos, que se hallan á lo largo de este trayecto, son de una importaneia escepcional para la ingeniería nacional. Formaciones, rocas y depósitos sedimentarios, análogos á los que existen en esta formacion de Tucuman y las cuales predominan en todas las cerrilladas ó contrafuertes de las Cordilleras, tal vez no se hallan en ningun punto de la vieja Europa, cuyos paises, como es sabido, hasta ahora, fueron el asieñto primogénito de las escuelas para los trabajos racionales de este ramo, re- partiendo sus luces y experiencias hechas, en beneficio de los trabajos que en seguida se verificaron en los vastos cam- pos vírgenes de otros mundos nuevos. Pero las experiencias sobre la utilidad mayor ó menor de estas distintas rocas y materias, en sus diversas aplicaciones tecnológicas, que se hallan en aquellas formaciones, especia- lidades del país, no existen hasta el momento; recien ahora es que, directamente, con su aplicacion, se ha hecho un primer ensayo, y las experiencias en adelante, darán cuenta de lo que era mas conveniente, y mas recomendable para los casos respectivos. La República Argentina tiene que plan— ne — 221 — tearse, en este sentido, su escuela propia, debido á ciertas particularidades que ofrecen las condiciones topográficas, geológicas y petrográficas de su suelo por una parte, y sus condiciones climatéricas por otra. Basta recordar acuí, á mas del ejemplo citado, v. gr., las estensas planicies de nuestras salinas, atravesadas á cada momento por los ferro-carriles, para comprender, que en la construccion de las líneas férreas en el país, en ciertas regio- nes, se ofrecen problemas, esperiencias y ensayos, de los cuales casi en todo el viejo mundo no existen antecedentes ó analogías de ninguna clase. Es sensible por lo tanto, que estas y otras tantas expe- riencias prácticas, hechas hasta ahora en el país, no sean co— nocidas por la generalidad, por no haber sido publicado nada al respecto, Muchos casos análogos volverán tal vez á presentarse en adelante en nuevas construcciones férreas en el país. Forma- ciones idénticas á las que existen entre Tucuman y Salta, se hallan á lo largo de todo el sistema andino, representando en partes, sobre vastas áreas, casi toda la escala de componen- tes que forman el sistema geológico de nuestro continente austral. Mas de una vez las trazas de nuevas líneas de ferro- carriles han de cruzar estas zonas, y como en aquellas oca- siones, se presentarán otra vez los mismos problemas, las mismas dudas é inconvenientes, respecto al empleo de los materiales en las obras de arte y construcciones de impor- tancia. El nuevo constructor en vano buscará alguna heren- cia de indicaciones ó advertencias, para aprovechar las espe- riencias, favorables 6 desfavorables, ya adquiridas en otras ocasiones análogas. El docente de alguna escuela de inge- nieros en el país, interesado.en la perfeccion de la educa— cion profesional de sus estudiantes, en vano buscará alguna descripcion ó guía que le baste quizá, para eliminar algun tanto esas graves dificultades con que el ingeniero, al entrar en su carrera práctica, tropieza á cada instante; porque se Y 222 — entiende que no dejaría de dar al discípulo una guia que le sirviera de faro en el camino penoso de la labor práctica de su vida profesional y de sus árduas tareas en el ejercicio de su misma profesion. Estas consideraciones son las que nos han inducido, dedi- car alguna atencion á la elaboracion de las investigaciones químico-tecnológicas de los mas importantes materiales de construccion que hemos tenido ocasion de practicar en algu- nas de las líneas de ferro-carriles nacionales, llevando un registro detailado de ellos, con el objeto de reunir así, gra- dualmente, los materiales para una guia químico-tecnológica, aplicable especialmente á las necesidades del país ; obra ab- solutamente indispensable para nuestras escuelas de inge- niería. Al dar así un modesto principio á este estudio, esperamos poder continuar con la publicacion de los resultados, á me- dida que se presenta ocasion de llevar á cabo las investiga- ciones respectivas. FERRO-CARRIL CENTRAL NORTE DE TUCUMAN Á SALTA Entre todas las líneas de ferro-carriles, hasta ahora cons- truidas en el país, ninguna ha presentado problemas mas sérios, por la complicacion de los trabajos técnicos y la natu— raleza especial de los trabajos empleados, que la traza del F, C. entre Tucuman, Salta y Jujuy. La línea, en toda la primera parte de su curso pasa á lo largo y sobre el pié mismo de los contrafuertes orientales de la Sierra de Tucuman, teniendo que abrirse camino por sobre quebradas y cortando cerros de altura no insignifi- cante, al cruzar por su estension longitudinal, la faja de cerros promontorios, formados por los bancos dislocados de — 223 — la antigua formacion yesífera, que constituyen los contra- fuertes orientales de la sierra mencionada. Considerando lijeramente la composicion geognóstica de este gran sistema serráneo en general, resulta que su esque- leto eruptivo, que tiene su asiento en las partes occidentales, está formado, principalmente, por un grueso núcleo de roca granítica, perforado, variablemente en sus cicatrices anti- guas, por erupciones neo-andesíticas de la época terciaria. Sobre los flancos orientales de este complejo macizo de rocas eruptivas descansan, en primera línea, en algunos puntos, gruesos bancos de rocas laurénticas; y, en seguida, sobre los flancos de estos, las pizarras cristalinas paleozóicas. con un espesor y ancho considerable, y cuyos bancos, violenta- mente enarmonados, constituyen las primeras cadenas orien- tales, elevadas y contínuas, de la Sierra de Tucuman (sis- tema de San Javier;. Finalmente, sobre los flancos orientales 6 pié de los últimos, ya en forma de contrafuertes Ó cerros y cerrillos promontorios, limítrofes á la llanura ó depresion del valle grande, se halla asentada la ancha faja de formacio- nes neocomianas yesíferas, etc., representada por un sis- tema de repliegues algo irregulares y mucho ménos grotes- cos que los de la cadena principal; debiendo su dislocación en parte, como parece, á tiempos bastante modernos, Esta zona de las formaciones jurásico-cretáceas, en las faldas orientales de aquella sierra, se compone, en primera línea, de un banco de moderado espesor, de una especie de calcáreo oolítico tortuoso, interpuesto, aparentemente, entre la formacion de las rocas paleozóicas antiguas por una parte, y las arcillas abigarradas cretáceas por otra. Es solo un an- gosto estrato de roca blanco-amarillenta, tendido á lo largo de la sierra, en forma de una lonja mas ó menos interrum- pida, pasando á descubierto, en forma de una fila de cerros, situados, por ejemplo, al O. del Saladillo, al O, de Vipos y en varias estaciones intermedias, En la cantera situada al O. del Saladillo, este banco calcá- — 224 — reo pasa á descubierto con algunos metros de espesor, for- mando, junto con una capa de arcilla verdosa, superpuesta, la cúspide de un cerro. No he podido averiguar con seguri- dad, durante mi corta visita, la naturaleza de Jos estratos que sirven de asiento á estos bancos de calcáreo oolítico y los detalles estratigráficos, de este complejo en general. Las ca- pas del calcáreo, con una inclinacion que debe ser mas ó me- nos de 45%, están formadas, en el horizonte superior, por una especie de roca Ó pizarra calcárea torcida, con los pla= nos de la estratificacion muy tortuosos é irregulares, com- puesta de hojas calcáreas generalmente muy delegadas y con venillas y placas intercaladas de yeso fibroso. Estos bancos calcáreos, sin duda, han sido depositados en una antigua costa marítima, y la analogía en su exterior, con las capas del calcáreo tortuoso, en los bancos triásicos in- termedios (Wellenkalk) de Europa, era una de las razones para D'ORBIGNY, para referir todo el conjunto de estas for- maciones subandinas á la época del Trias. Sobre los planos de este calcáreo se hallan frecuentes impresiones de molus- cos marinos, pero tan defectuosamente conservados que su determinacion específica apénas se podrá practicar, sinó tan solo la de sus géneros. La division inferior de esta sub-formacion, cuyos estratos, mucho mas gruesos, son las que con preferencia se esplotan para la fabricacion de la cal viva. La roca precedente de es- tas capas inferiores, ofrece una estructura mas compacta y uniforme, algo granulosa ú oolítica, y los estratos mo son torcidos como en el sub-horizonte superior, siendo asi que la piedra se halla bastante libre de infiltraciones selenitosas. El calcáreo de esta sub-formacion dá una clase muy regular de cal hidráulica, y mas adelante tendremos que ocuparnos de sus propiedades y de los interesantes resultados obteni- dos por los ensayos con sus argamasas y mezclas con las are- nas de la localidad, que hicimos para un estudio comipara- tivo, aprovechando la máquina mezcladora que funcionaba en — 225 — el Saladillo, á fin de establecer todas las condiciones que allí acompañan al empleo de estos morteros en la práctica diaria. La parte principal de la formacion yesífera de Tucuman, está representada por un sistema muy irregular de cerros y cerrillos, de altura descendente en direccion al Este, for - mados especialmente por los bancos alternativos y variables de arcillas abigarradas, rojizas y verdosas, con entremezela de concreciones y cristalizaciones de selenita en unos puntos y gruesas Ó delgadas costras ó estratos compactos del mismo mineral, de estructura microcristalina, en otros ho— rizontes. Los bancos compactos de una selenita microcristalina, densa y resistente, piedra aunque inútil para toda clase de obras, espuestas inmediatamente á la corrosion prolongada de las aguas corrientes, han suministrado, no obstante, en aquellas regiones, un material bastante regular para ciertas obras de mampostería y piedra labrada, siendo generalmente preferible esta clase de roca á aquelios ladrillos flojos, tra— bajados á mano libre, á causa de la gran porosidad de estos y la frecuente entremezcla de cal y magnesia en las arcillas de aquellas localidadades. Esta roca selenitosa microcristalina ofrece, tal vez, por su estructura íntimamente entrecalada, un material bien resistente al empuje de las vibraciones, siendo en este sentido preferible, tal vez, á los ladrillos co- cidos, que son quebradizos al choque de los temblores como el vidrio, circunstancias que tienen esperimentadas Jos habi- tantes de los paises, donde hay terremotos. Pero ignoro. si hasta ahora se han hecho esperiencias en este sentido con la roca selenitosa. A causa de su moderada dureza, esta roca se deja labrar fácilmente con el pico y otras herramientas, circunstancia que permite emplearla en forma de baldosas 6 cantos de gran espesor y con los ángulos ó planos bien ajustados. Para todas las construcciones, no expuestas inmediatamente á la T. vit 15 erosion prolongada de las aguas, esta clase de roca siempre ha presentado así un material bastante útil, si bien no suce- dió así en las partes expuestas al agua. Indudablemente será fácil, en aquellas regiones, construir alcantarillas relativa- mente baratas, y de una resistencia eterna á la vez, no em- pleando esta clase de roca para el zócalo y toda la parte baja de ellos, inclusa la altura del nivel mas frecuente de los arroyos temporales respectivos, sinó buscando en su lugar por ejemplo, el precioso material de rocas graníti- cas de Vipos, el calcáreo oolítico, ó el excelente ladrillo de la fábrica, y reduciendo el empleo de aquella densa roca selenitosa tan solo para toda la parte superior y bóveda de de ellos. Es en aquella region un material muy barato, por- que se halla contínuamente á lo largo de la línea, á inmedia- ciones de todas las estaciones y obras. En muchos puntos, siempre donde las capas selenitosas han sido expuestas á las infiltraciones de las aguas, provistas de carbonatos alcalinos, como ya sucede con aquellas aguas que penetran por las capas arcillosas eólicas superpuestas, se ha experimentado una metamórfosis remarcable de los depósi- tos de selenita, hallándose trasformada ella parcial ó completa- mente, en una especie de marga calcárea, bastante blanda y desmenuzable. La verificacion de tal proceso metamórfico se observa, por ejemplo, en el cerro del Saladillo, tanto en la entrada al N., como en la del S. del Túnel, en los estremos de las capas superiores, que han sido expuestas mas inme- diatamente, por largos períodos, á la accion de las aguas, (ue en las hendiduras del complejo infiltraron desde la su— perficie de las laderas del cerro. En otras localidades este proceso de descomposicion química ha sido aún mas com- pleto, y es entonces que semejante clase de marga se halla en cantidades considerables; hecho que no carece de impor- tancía práctica, en cuanto esta especie de marga, probable- mente dará alguna vez un material muy aparente para la fabricacion de cementos hidráulicos. + El segundo producto de esta descomposicion, el sulfato de sodio, se halla á veces, saturando completamente los bancos intercalados de arcilla y á tal grado alguna vez, hasta hacer inútil esta arcilla para la fabricacion de los ladrillos. Así existen, en algunos puntos, verdaderos filones y pequeños bancos coherentes de Glauberita 6 de sulfato de sódio cris- talizado, interpuestos entre las capas arcillosas rojizas y verdosas, tales como se observaron, por ejemplo, en el corte de un cerro, situado al N. del rio Vipos. Esta sal forma allí verdaderas vetas, hasta de varios decímetros de espesor, compuestas de masas compactas, completamente hialinas como hielo, y las cuales, al contacto del aire, vuelven blancas y pulverulentas. Aunque por lo demás, la composicion petrográfica de esta formacion yesífera, en general, no ofrece una variabilidad muy remarcable, repitiéndose casi siempre el mismo com- plejo de capas alternativas, arcillosas y selenitosas, y, aun- que además la inclinacion en su conjunto, de las capas de esta formacion, parece seguir un rumbo algo mas general de N.-0. 4S.-E., se nota, sin embargo, un cambio bastante no- table, en las diversas localidades, á causa de la dislocación particular localizada, del complejo de estratos de esta for- macion ; — dislocacion, á veces la mas imposible y capri- chosa, tanto en el sentido de su mayor ó menor intensidad, como tambien en el de su rumbo especial. Los bancos á ve- ces se hallan asentados casi horizontalmente, y en otras oca- siones hasta con una inclinacion de mas de 60%.—La forma- cion en aquella region es digna de un estudio geológico mas detallado y reclamará sin duda una investigacion muy pro— lija, para que sea descifrada, de una manera clara y compren- sible, la conexion estratigráfica de todas las distintas promi- nencias que representan el conjunto de aquel sistema de cerros y cerrillos promontorios, en la region cruzada por la línea. Mi breve visita en aquellos lugares, no me ha permi- tido todavia hacer un estudio mas detallado de ella. Pero lo GON que me ha parecido es que, á mas de las formaciones cre- táceas, existen tambien capas de formaciones referibles á un horizonte mas reciente, es decir, terciario. En este caso se halla, sobre todo, una especie de gres grisáceo, con detrito volcánico, segun parece, y cuyos bancos se observan por ejemplo entre las Tapias y Vipos, y en otras distintas localidades. Si las observaciones de D'OrBIGNY y DARWIN, practicadas en las provincias del Norte y Oeste, respecto á los detalles estratigráficos de esta formacion yesifera son exactas, resul- taria que la formacion neocomiana, tanto por su base, como por su horizonte superior, se hallaría limitada por bancos calcáreos: los primeros de orígen marino, pero depositados ya en la costa próxima, y los segundos (la formacion petro- lífera de BRACKEBUSCH), de agua dulce. Las pizarras abi- garradas de Tucuman, correspondrian asi á la division basal intermedia, habiendo sido depositadas dentro de un caspiano ó mar interno, es decir en una especie de salina antigua ; como además lo hace probable tambien la naturaleza de estas capas, que parecen indicar un cambio particular, muy repe- tido, del nivel de aguas respectivas, con largas estaciones alternativas, tanto de baja como de creciente. Estas capas carecen absolutamente de fósiles, y tal fenómeno se espli- caria, suponiendo, como medio de la sedimentación, un agua salobre y concentrada por las evaporaciones; así como la frecuente alteración de las distintas capas se esplicaria, sin dificultad, por la existencia de largos períodos de baja y de creciente, ó sea de clima seco y húmedo, formándose cada vez, al secarse la salina, una costra de selenita. El plegamiento de las capas en la formacion yesifera de Tucuman, como ya hemos indicado, no parece pertenecer á una época muy antigua, puesto que, en algunos puntos, las disiocaciones han afectado bancos de orígen bastante moder- no, como por ejemplo, entre Tafí Viejo y el Saladillo, las capas de la misma formacion pampeana. Es del todo proba- — 229 — ble que este proceso de dislocacion, con sus variados é irre- gulares efectos en aquella zona, no sea el producto de un cataclismo violento ó de corta duracion, sinó de distintas dislocaciones seculares y consecutivas, que tal vez han obra- do, progresivamente, durante toda la época terciaria; de modo que el removimiento de las capas modernas es debido, quizá, á los últimos impulsos de esta manifestacion dinámica ó dislocatoria. En la actualidad, este removimiento parece haber cesado, puesto que la historia no dá cuenta de la suce- sion de terremotos sérios, ú otros accidentes análogos en aquella region. Tal vez, que este proceso obra tan gradual- mente y con toda lentitud, que los sacudimientos apenas se hacen remarcables, tal como, por ejemplo, sucede tambien con las dislocaciones progresivas y los terremotos que se notan en las alturns ó inmediaciones de Córdoba. Bien es sabido que esta actitud dinámica continúa todavía, con una intensidad muy pronunciada, en las prolongaciones seten- trionales de la misma zona de dislocaciones de Tucuman, es decir, desde el Rosario de la Frontera al N., y sobre todo en las provincias de Salta y Jujuy. Si estas dislocaciones son debidas, únicamente, á algun sis- tema de plegamiento tectónico mas general, ó influido tam- bien por dislocaciones localizadas, originadas por las lixi- viaciones y procesos metamórficos en el seno de las forma—= ciones inferiores de aqueila comarca, no es posible resolver tan inmediatamente. Una série de fuentes de cloruro de sodio y aguas minera- les, que existen á lo largo de esta zona, principiando con las aguas cloruradas, explotadas para la fabricacion de la sal gema, que nacen en las pizarras á inmediaciones de las Tapias, por ejemplo, y continuándose con las del Rosario de la Fron- tera, Salta, Jujuy, ete., dan testimonio no solamente, de la existencia de verdaderas hendiduras tectónicas y roturas pro- fundas, en el conjunto de aquellos repliegues rocallosos, sinó tambien de la presencia de ciertos depósitos marinos y A bancos salinos en el seno del complejo de las formaciones antiguas, allí existentes, y de un proceso de lixiviacion sub- terránea, que bien puede haber tomado parte activa, como una de las causas influyentes, en la irregularidad y el enredo de las dislocaciones de aquella region. Si fuese así, resulta- ría con seguridad que este proceso se halla evolucionando todavía lentamente, y la aparente calma subterránea en la época actual no sería una garantía, en aquellas regiones, con- tra la repeticion y la continuacion de los terremotos y movi- mientos de disolucion tectónica, para los tiempos venideros. Esto, en cuanto á la constitucion geológica de aquel com- plejo de formaciones. Para entrar ahora en la materia de nuestra reseña químico- tecnológica, principiaremos con la descripcion de las distin- tas mezclas y cementos de las obras de arte, en la primera parte del trayecto de aquella línea, para cuya investigacion, el que suscribe fué comisionado por el Gobierno Nacional, con motivo de las denuncias que se hicieron, referentes á la aplicacion de un material procedente de las inmediaciones de una formacion, atestada de combinaciones yesíferas y sali- trosas. Nos ocuparemos, por lo pronto, de las distintas clases de arenas, que tuvieron aplicacion en la preparacion de las arga- masas y cementos, empleados en las principales obras de arte de aquella línea. LAS ARENAS Las arenas, como agregados á los cementos y argamasas de las cales vulgares ó grasas, tienen un papel importante y múltiple en el proceso de la solidificacion y endurecimiento de los morteros, y cohesion ó resistencia en las construccio- nes respectivas. , Si los verdaderos cementos hidráulicos, de clase superior, no necesitan del agregado de esa arena, para solidificarse, — 231 — no sucede lo mismo con las verdaderas cales grasas ó las especies que en su composicion á estas se acercan. Esto es debido á la diferencia que existe en los procesos químicos que en ambos casos obran, para producir la solidificacion de las argamasas respectivas. Sabido es que la pasta de la cal grasa apagada, por sí sola, al secarse, se encoge y se requiebra, dando un producto friable que no ofrece la cohesión debida. Es así que el agre- gado de la arena á las argamasas vulgares en primera línea tiene por objeto, no solamente servir como lastre, para au- mentar su cantidad, sinó tambien para impedir este encogi- miento de la masa al secarse. A mas de esto, recien por el agregado de la arena, la masa calcárea adquiere ese grado de consistencia pastosa que la hace adecuada para el manejo mecánico, como asimismo un limitado grado de permeabili- dad que permite el acceso y la comunicacion del aire atmos- férico en el interior de la masa, estableciendo las condicio- nes debidas para la verificacion de aquel proceso de endu- recimiento crónico, iniciado por la formacion de carbonatos é hidrocarbonatos, que resultan mediante la entrada y ab- sorcion del ácido carbónico del aire. A la íntima liga mole- cular de las partículas semi-cristalinas, íntimamente enre- dadas, de carbonatos é hidrocarbonatos de calcio, formados en este proceso crónico, es debida la dureza extraordinaria de los morteros antiguos, que muchas veces ofrecen una cohesion y resistencia, como la misma roca calcárea. Por este motivo se ha creido siempre, que los pueblos de la antiguedad hubiesen sido mas hábiles en la fabricacion de los morteros y argamasas para las construcciones, que la generacion actual; pero es una suposición hasta cierto grado errónea, puesto que está bien constatado, en la mayoría de los casos, que no ha sido la actividad de los antiguos, sinó la antigue- dad misma la que ha producido aquel grado notable de endu- recimiento, que admiramos generalmente en los morteros de las ruinas y reliquias de aquella época. — 232 — Pero con esto no queremos decir que el método y cuidado en la preparacion de las argamasas vulgares, ó mezclas de cal y arena, no tenga notable influencia sobre la mayor ó menor calidad y cohesion de ellos. Se nota ya, muy al contra- rio, una diferencia bien notable, comparando, por ejemplo, una argamaza mezclada á la lijera, con otra, preparada con el mismo material, pero mediante un amasamiento conti- nuado. La diferencia mo es ménos notable que la que en la fabricacion de los ladrillos existe entre la maza quebradiza de arcilla cruda ó superficialmente amasada á mano, y la pasta que es preparada por el trabajo continuo de una má- quina á heñir. Son grandes generalmente las faltas que en este sentido comete el personal de los albañiles; y el inge- niero ó capataz que dirije construcciones de importancia, nunca debe admitir el empleo de argamazas que no han sido expuestas á un removimiento ó mixion íntima y continuada de media hora por lo ménos, y esto siempre inmediamente antes de su uso. Es preciso que cada grano de arena de la mezcla se halle bien envuelto en una delgada capa de la masa calcárea. No menos influencia tiene tambien el manejo preliminar de la cal viva, antes de ser mezclada con la arena, pues es de inferior clase la mezcla, la que resulta de la aplicacion de la cal grasa en forma pulverulenta, apagada á montones, por agre- gado gradual de pequeñas cantidades de aguas ; por la consis- tencia siempre muy granulosa que en este caso aceptan las partículas del hidrato formado. Una argamaza de calidades muy superiores se obtiene mediante la cal que se ha apagado con cantidades escesivas de agua y obtenido en forma de pasta por la sedimentacion del lechado en una fosa, por hallarse formado, en este caso, de partículas de hidrato, muy fina- mente divididas. Pero un mortero que mas se distingue todavía por su alto grado de cohesion y endurecimiento rápi- do, resulta, segun las esperiencias de Arrus, mezclando una argamaza ya preparada, y de consistencia algo líquida, inme- — 233 — diatamente antes de su aplicacion, con una décima parte de cal viva, finamente molida; tal como algunas empresas de ferro-carriles en Europa lo han hecho obligatorio para sus construcciones de importancia. Oportunamente nos ocupare- mos de esta materia, al tratar de las distintas especies de cales del país. Volviendo á los citados morteros de la antiguedad, resulta que el indicado proceso químico de endurecimiento ó petri- ficacion de las mezclas calcáreas, mediante su transforma- cion en carbonato é hidrocarbonato, por el ácido carbónico del aire, se verifica con estrema lentitud; y para que se transforme en estas combinaciones toda la masa de cal de las argamazas, en el interior de las construcciones, necesitan á veces siglos enteros. Mal estariamos pues con nuestras construcciones, si el endurecimiento inmediato de estos mor- teros vulgares fuese debido únicamente á aquel proceso de la transformacion crónica de su contenido de cal en hidro- carbonato ó carbonato. El endurecimiento inmediato de los morteros, procedentes de las cales vulgares ó grasas, que principia ya en los pri- meros dias despues de su aplicacion, es debida principal- mente, á fenómenos de adhesion plano-superficial, entre las partículas que forman su masa; es decir en primera línea, de un proceso de paramórfosis semi-cristalina de los corpúsculos del hidrato de calcio por una parte, y la adhesion de ellos en la superficie de los granos de arena por otra, siendo apoyado el último proceso, 6 iniciado bajo ciertas circunstancias, como parece, por la formacion de una delgadísima nata de silicato de calcio, que forma sobre la superficie de los granos de si- lice, agregados á la mezcla, y cuya formacion establece una adhesion molecular íntima entre las partículas y las calcáreas, aglomerándolas y cimentándolas en una masa compacta y resistente. Cuando se trata una solucion de hidrato de calcio (agua de cal) con arena silícea, se nota generalmente que el agua — 234 — pierde una parte de su contenido de hidrato de calcio, que- dando precipitado este sobre la superficie de los granos si- líceos. En los morteros antiguos se observa, además, que la adhesion entre los granos silíceos y calcáreos es sumamente íntima y resistente, y que los granos de cuarzo, separados de la mezcla, disolviendo esta en los ácidos, alguna vez aparecen como atacados, ó corridos en su superficie, siendo esto debido á la formacion anticipada de vestigios de silicato. Esta clase de cohesion ó cimentación es muy pronunciada en las mez- clas de cal con las distintas variedades de sílice hidratada, como son los granos de hialita, ópalo y calcedonia, modificaciones de la silice, que son atacadas con facilidad ya por los álcalis menos enérgicos. Las mezclas de la cal con los granos de esta sílice hidratada son comparables á veces á los verdade- ros cementos. Pero esta cohesion existe tambien, hasta cierto grado, en las mezclas calcáreas con el verdadero cuarzo, Ó sea sílice cristalizado ó antiguo, que en la generalidad de los casos es la materia predominante en las arenas vulgarmente aplicadas. No obstante, una verdadera formacion de partículas importantes de silicato, en estos morteros de la cal grasa, como erróneamentese ha creido, no se realiza, ni tampoco con el trascurso del tiempo. El proceso, si realmente se verifica, queda solo reducido á la formacion de vestigios, ó tal vez de una delgadísima masa de silicato, encima de los planos de las partículas ó granos de cuarzo, proceso que no obstante permite siempre y favorece una íntima liga y adhesion plano- superficial entre las partículas calcáreas y silíceas de la mez- cla. Si reemplazamos los granos de cuarzo de las arenas por granos de otro material, que con las partículas calcáreas de la masa esperimenta un grado de afinidad ó adhesion plano-superficial no menos pronunciado, tal como sucede, por ejemplo, con los fragmentos de la misma calcita (arena de mármol molido, en el «estuco» de los romanos), resulta que los morteros alcanzan la misma dureza y cohesion que los — 235 — morteros de arena silícea, sin que hubiese proceso químico alguno, y se ve por esto, que el endurecimiento de las arga- mazas vulgares no es debido necesariamente á la formacion de silicato. Tambien resulta un mortero bien resistente, reemplazada la arena silícea por la de ladrillo machacado; debiéndose esto, en parte, ála superficie aumentada que pre- sentan estos fragmentos irregulares y ásperos. Mayor dureza todavia alcanzan las mezclas, preparadas con los fragmentos molidos de los ladrillos ferruginosos fuertemente calcinados hasta la vitrificacion superficial. Pero en este caso ya no se trata de una simple adhesion plano-superficial de las par- tículas calcáreas con los fragmentos triturados del ladrillo, sinó, en parte, de una verdadera soldacion química, debida á la existencia de silicatos parcialmente sujetos á descompo- nerse y que durante la solidificación del mortero ceden una parte de su silice á la cal, dando lugar á la formacion de sili- cato de calcio. El papel del ladrillo triturado en este caso es mas bien comparable á aquel de la puzzolana en las mezclas hidráulicas, y en localidades donde no existen arenas de cali- dad superior, es muy ventajoso el empleo de este material como agregado á las mezclas, triturándose con preferencia aquellos ladrillos inútiles que han sufrido una deformación por una calcinacion excesiva y ablandamiento ígneo consecutivo. Fácilmente se comprende, además, que tambien la forma y el estado de la division de los granos de arena deben ejercer una influencia no insignificante sobre la mayor ú menor cohesion de los morteros, resultando que los granos de for- ma irregular y esquinosa, que presentan una superficie aumentada, son mucho mas favorables y adecuados, en este sentido, que los granos redondeados y de tamaño uniforme. A mas de esto, conviene un cierto grado de division irregu- lar de la misma arena, para impedir la formacion de grandes intersticios. En la práctica se prefiere, generalmente, en la mayoría de los casos, una arena formada por granos esqui— nosos, de 0.2 40.6 mm. de diámetro. —2BB8 = 4 Pero no menos influencia que el tamaño y la forma de los granos de arena, sobre la calidad relativa de los morteros, ejerce; entre otras circunstancias, la calidad ó naturaleza quí- mica ó petrográfica de los distintos granos de roca que com- ponen estas arenas ; puesto que, si la adhesion plano-super- ficial á las partículas calcáreas es muy pronunciada con unas, es reducida casi á cero en otras clases de rocas. Las investiga- ciones llevadas á cabo en este sentido, todavía no son bas= tante completas para ser considerados como terminantes, bajo cualquier punto de vista. Pero es sabido, desde la antiguedad, que la arena esen- cialmente silícea es superior á las arenas mezcladas con mu- chos fragmentos de rocas distintas; y muy temido es, sobre todo, un abundante contenido de materia arcillosa en las ar- gamazas, formadas con la cal grasa. Es una regla fija y cui- dadosamente observada por el constructor esperimentado y concienzudo, de impedir, en lo posible, la entrada, en el material de las argamazas, de tierra y' arcilla; razon por la cual la cal debe ser apagada en un cajon de tablas para im- pedir la entre-mezcla de tierra. El agua empleada debe ser clara y sin barro ó materia en suspension, puesto que las partículas voluminosas y muy finamente divididas de la ar- cilla que envuelven los corpúsculos calcáreos, sin establecer una verdadera adhesion molecular ó cristalina entre ellos, impiden además el contacto del aire, dificultando así el pro- ceso del endurecimiento crónico y la formacion de carbona- tos y sub-carbonatos; y por otra parte se observa, que tambien la aglomeracion inmediata de la masa queda sensiblemente debilitada, cuando las cantidades de arcilla son remarcables. Solo una clase de tierra, mezclada con muchas partículas de ácido silícico en estado opalino, como, por ejemplo, la tierra santorina, etc., hace escepcion notable á esta regla. Mucho menos temible que para las argamasas de la cal grasa, es la presencia de la arcilla en las arenas empleadas en las mezclas con la cal hidráulica, en las cuales, por ser — 237 — principalmente los aluminatos y salicatos hidratados, etc., las combinaciones, que establecen la cohesion de la mezcla y á las cuales es debido el endurecimiento inmediato del mortero, encuentran en los silicatos de alúmina, de magne- sia, de hierro, etc., alguna materia que, químicamente mi- Fada, tiene parentezco; siendo mas pronunciados por lo tanto, los fenómenos de adhesion molecular 6 plano-superficial en- tresus partículas. Pero tambien para esta clase de morteros, la práctica prefiere siempre un material puramente silíceo, á cualquier clase de arena mezclada. Investigaciones suficien- temente detalladas en este! sentido no existen todavía. Resulta así, en general, que los demás componentes de las arenas fluviales, que en la mayoría de los casos consisten en fragmentos de feldespato, mica, anfibol, pizarra, etc., ejer- cen un solo papel de lastre, más ó ménos indiferente, sin beneficio efectivo para la cohesion de los morteros. Por mas frescos que los fragmentos de estos minerales aparezcan á veces sobre los planos de fractura, se hallan cubiertos ellos, casi siempre, por una delgada nata arcillosa, 0 semi-caoliní- tica, á causa de su descomposición parcial; y por mas del- gada que esta sea, impide ella, no obstante, una verdadera cimentacion molecular ú plano-superficial íntima, entre la masa de los granos respectivos y las partículas calcáreas ; aunque resulta que su presencia no perjudica remarcable- mente, cuando las pastas de la cal apagada, empleadas en es- tos morteros, son de buena calidad y formadas por par- tículas impalpables; puesto que tambien la caolina tiene la propiedad de precipitar el hidrato de cálcio de sus soluciones, y cubrirse así con una capa que permite la adhesion de las demás partículas calcáreas de la mezcla; aunque este com- plejo, como la arcilla misma, acepta solo nna estructura pas- tosa y sin endurecimiento. Una influencia muy desfavorable, además, puede resultar, cuando la cal empleada es ma- gra, de consistencia granulosa, y cuando la cantidad de par- tículas feldespáticas, en la arena empleada, es considerable. — 238 — En este caso no tarda en verificarse, con el trascurso del tiempo, entre la masa porosa de los morteros, alguna descom- posicion caolinítica que perjudica la solidez y cohesion de la masa, conservándola en un cierto estado de ablandamiento perpétuo. Mas temible aún que la arcilla, en los materiales y arenas empleadas para las argamazas de la cal grasa, es la presencia de sales ó combinaciones solubles, cada vez que se halle en cantidades remarcables; ménos aun la de los sulfatos, que la de los cloruros. En presencia de un contenido aumentado de estas mate- rias salitrosas, los morteros vulgares no solamente quedan constantemente húmedos, sinó tambien bastante blandos y mucho menos coherentes. Por esto hay que prestar mucha atencion en este sentido, tanto á la calidad de las arenas, como principalmente tambien de las aguas, empleadas para la preparacion de la pasta. Una agua salobre que contiene hasta un cinco por mil ó mas de materias salinas, en todos los ca- sos es inadecuada para las mezclas de la cal grasa. Tambien en este sentido se nota que las cales hidráulicas son mucho menos sensibles que las cales vulgares. La presencia de las materias salitrosas, en cantidades insignificantes, parece que no ejerce influencia remarcable. La humedad, infiltrada en la masa durante las lluvias y la cual experimenta un per— pétuo movimiento capilar hácia las planicies exteriores de las murallas, queda alli evaporada, al contacto del aire, de- jando en las paredes de las construcciones una delgada costra de eflorescencias, formadas principalmente por sul- fatos. En las construcciones á la intemperie, estas sales, en se— guida, son llevadas por las aguas de lluvia y quedan así transportadas y eliminadas gradualmente ; de modo que des- pues de algunos años, la masa retiene solo vestigios de estas combinaciones salitrosas. Donde el agua de lluvia no ejerce esta actividad, espontáneamente, conviene alejar las eflores- — 239 — cencias por lavados artificiales, antes de cubrir las paredes con el reboque. Hasta cierto grado pertenece á esta categoría de las com- binaciones solubles, tambien el sulfato de calcio 6 la selenita, pero la influencia perniciosa que se le ha atribuido, ha sido generalmente exagerada. El grado muy limitado de solubi- lidad no constituye teóricamente, un inconveniente sério para la presencia de esta combinacion en las construcciones á la intemperie, y por lo demas, ha demostrado la esperien- cia, que la cohesion entre las partículas calcáreas y selenito— sas es demasiadamente íntima, sobre todo, cuando el sulfato se halla en estado cocido 6 deshidratado; lo que tal vez es debido á la formacion de una delgada costra de sulfato bá- sico, que íntimamente queda adherido, y que establece la liga recíproca entre las partículas selenitosas y calcáreas. No obstante, siempre sera una regla fija para el construc- tor, eliminar en lo posible la presencia, sobre todo, de la selenita cruda en las arenas, cuando hay posibilidad de con- seguir una arena silícea, libre de estas y semejantes materias extrañas ó sospechosas : lo que en la mayoría de los casos no ofrece dificultades. Dedicando el cuidado suficiente á la eleccion de los mate- riales y de las proporciones mas ventajosas para las mezclas ó argamasas de las cales vulgares, los morteros de hidrato de cálcio, solidificados espontáneamente, sin la colaboracion del ácido carbónico del aire, pueden alcanzar un grado de dureza ó cohesión inicial que resista una presion de treinta kiló- gramos por centímetro cuadrado (1). Pero en la mayoría de los casos, y sobre todo en los morteros, no preparados con (1) Los valores absolutos, obtenidos en el exámen de la resistencia de los materiales, dependen en parte, del tamaño, forma, ete. de los frag—- mentos, expuestos al ensayo, como asímismo del método y del sistema de los instrumentos usados. Nuestros datos al respecto, siempre se re- fieren á los resultados, obtenidos por presion vertical sobre un cubo con caras de un centímetro cuadrado. — 240) — cuidado especial, este grado de resistencia inicial casi nunca sobrepasa á 10 ó 15 kilógramos, presion que corresponde mas ó ménos á una columna de ladrillos de 50 á 70 metros de al- tura. Recien con el trascurso del tiempo, por la entrada del ácido carbónico en los morteros al aire libre y la petrificacion consecutiva de los mismos, ellos alcanzan á una dureza y cohesión mas considerable. Para las construcciones vulgares aquel grado de cohesion inicial es suficiente, porque, siendo estendido el mortero en capas delgadas y anchas, se aumenta su resistencia por la en- tremezcla de arena, cuyos fragmentos, sobrepuestos uno al otro, sin posibilidad de escape lateral, constituyen, en cierto sentido, una especie de tejido ó esqueleto de innumerables columnas, que por sí sola bastarian á resistir contra la simple presion vertical de las masas superpuestas. Pero no sucede asi, cuando á la presion vertical se agregan sacudimientos ó vibraciones de direccion transversal ó lateral, tal como su- cede, por ejemplo, en las obras de arte, expuestas inmedia- tamente despues de $u construccion, á la explotacion y al empuje de las vibraciones de los trenes, etc. La resistencia de los morteros contra los efectos de la torsion y rotura, es mucho mas insignificante, que su resistencia á la simple compresion vertical. Las cifras que se obtienen en el exámen de su resistencia á la extension ó rotura corresponden, en la mayoría de los casos, á la décima parte nominal de aquellas que se consiguen en los ensayos de resistencia á la compre— sion. En los morteros vulzares de hidrato de calcio esta re- sistencia á la torcion solo es de !*/, hasta 2 1/, kilógramos por centímetro cuadrado. Es menester, pues, en ocasiones, como las indicadas, aumentar la cohesion inicial de los mor- teros, sustituyendo el ácido carbónico del aire, que en la solidificacion crónica de las argamazas obra con demasiada lentitud, por un otro tópico que obra inmediatamente, sumi- nistrando á los morteros, desde el momento mismo de su aplicacion, un grado de dureza ó cohesion inicial mas notable. A iS -. — 241 — Este efecto se consigue por medio de los silicatos y aluminatos, que se forman en los cementos y mezclas hidráulicas. Estas mezclas se obtienen ya por el agregado á las cales vulgares de materias ricas en sílice hidratada ó hialita (tierra santorina) ó de las que la tienen en un estado de soldacion que permite la formacion de silicato de calcio, durante el proceso de en- durecimiento de las mezclas. Estas clases de silicatos existen en cantidades variables, en las cales hidráulicas y en la pro- porcion mas ventajosa se hallan ellos en los verdaderos ce- mentos, preparados generalmente por la calcinacion de mez- clas artificiales de cal y silicatos de aluminio, hierro, ete. El endurecimiento ó petrificacion de estos cementos empieza inmediatamente despues de su aplicacion, de suerte que ellos ofrecen así no solamente un material que no se derrite en el agua, muy apto, por lo tanto, para construciones hidráulicas, sinó justificando tambien el empleo de estos cementos como agregados, para mejorar las argamazas, utilizadas en las construcciones aéreas de importancia. Los corpúsculos del cemento, en contacto con el agua, empiezan muy gradual- mente á esperimentar un proceso químico, transformándose en silicatos hidratados, cuyas partículas, semi-cristalinas, entrelazadas y soldadas entre sí por un proceso de para— morfosis semicristalina, constituyen en seguida la masa en- durecida del cemento hidráulico. Las mejores clases de estos, formadas en toda su masa por verdadero cemento, alcanzan un grado de dureza ó cohesión que corresponde á una resis- tencia á la simple compresion de mas de 250 kilógramos y á una resistencia á los efectos de la torcion ó rotura de más de 25 kilógramos por centímetro cuadrado, un grado de cohe- sion muy superior todavía á aquel de los ladrillos vulgares. Pero es un error muy divulgado, que tambien estos cemen- tos necesitasen del agregado de la arena para solidificarse. Las investigaciones de Grant, MicHAELIS y otros, continua- das durante una larga série de años, han demostrado á la evidencia, que el cemento Portland, de calidad superior, T. Yi 16 — 242 — dá por sí solo, sin el agregado de arena, el producto mas duro y resistente, disminuyéndose su grado de cohesion pro- gresivamente, con el aumento cuantitativo de la arena en la mezcla. Los valores medios, obtenidos por varios autores, en una larga série de ensayos, practicados con los mejores ce- mentos de Portland, despues de su endurecimiento enel agua, conservan una cierta relacion en proporciones cuantitativas, siendo aproximadamente los siguientes : RESISTENCIA Á La ROTURA POR CENTÍMETRO CUADRADO Kilógramos o/o Cemento Portland puro, sin arena.......... 25.0 100 — 1p!; con arena Vip 19.0 75 — 1 — AS 50 — 1 = 0) 33 — 1 — Alla ie 6.0 35 — 1 — Do 4.5 Y — 1 — o 3.5 14 — 1 — ll AA e 3.0 12 o 1 — S ; 2.5 10 = a! = toas 2.0 8 No obstante, el agregado de las arenas á los cementos de Portland es exigido en muchas ocasiones, y no solamente por razones de economía. Es necesario, principalmente, en todos los casos, en que las construcciones respectivas deben ser elaboradas con prontitud y expuestas inmediatamente á la ex- plotacion. La petrificacion del cemento no es cuestion de algu- nos dias, sinó que se verifica muy gradualmente y los granos de arena, en las delgadas capas de la la masa cimentosa, aún no solidificada completamente, obran entónces en un sentido análogo como ya hemos mencionado arriba. Aumentan la resistencia inicial del mortero en los primeros dias de su apli- cacion, hasta que finalmente la masa del cemento mismo al- canza un grado de cohesion, superior generalmente todavía á los mismos ladrillos empleados. — 243 — Rara vez en la naturaleza se hallan calizas que directa- mente por la coccion suministren un cemento uniforme y de primera clase. Estos siempre hay que preparar por medio de mezclas artificiales, determinadas para cada hornada, por el análisis químico. En cambio, son numercsas en el país las calizas medianamente hidráulicas, las cuales, conveniente- mente tratadas, ofrecen ventajas análogas á las que para el endurecimiento inmediato tienen las mezclas de cal y ce- mento. Pero para aprovechar estas ventajas seria necesario, en primera línea, elaborar las mezclas de una manera dis- tinta á la que se usa para las cales vulgares, y disminuir, al mismo tiempo, la cantidad generalmente usada de arena, agregando solo aquel cociente que corresponde á su verda- .dero contenido de hidrato de calcio libre. Si para las cales vulgares, la mezcla mas fuerte resulta con la aplicacion de una parte de cal y dos de arena, nos han demostrado las es- periencias, que para estas cales hidráulicas naturales, como por ejemplo la cal neocomiana de Tucuman, que ya por sí misma tiene una fuerte corriente de 30 á 40 /, de arena, la mezcla mas dura y resistente se consigue con aplicacion de partes iguales de cal y arena, mezcla que dá un mortero que, segun el tratamiento y la clase de arena, ofrece un grado de resistencia inicial de 40 á 80 kilógramos por centímetro cua— drado á los efectos de la compresion, cohesion que tampoco no es sobrepasada por las mezclas diluidas de cal y cemento Portland, que vulgarmente se usan en las construcciones de resistencia al áire libre. Somos de la opinion que un conoci- miento exacto y estudio melódico de estas cuestiones puede ahorrar al país considerables sumas, gastadas en la compra de los cementos importados; puesto que las mezclas fuertes y los mismos cementos de primera clase solo tienen una apli- cación especial y limitada; mientras que, en la mayoría de los casos, se trata en las construcciones aéreas de la aplica- cion de mezclas de cemento diluidas; ocasion en que el pro- blema á resolver no consiste en hacer gala con el empleo de — 244 — cementos fuertes y caros, sinó de preparar de la manera mas económica, un mortero de aquella fuerza ó resistencia inicial, exigido por el cálculo y por la analogía ó experiencia. El abundante contenido, en las formaciones de Tucuman, de sulfato de cálcio y otras combinaciones solubles, debia provocar sospechas, desde el primer instante, respecto á la calidad de las arenas, arcillas, etc., elaboradas en aquellos puntos para las obras de arte de la línea férrea. En las siguientes páginas damos cuenta, en forma de un re- súmen concentrado, de las investigaciones, verificadas en aquella ocasion, respecto á las arenas que se han empleado en las distintas obras, en el primer trayecto de la línea mencionada. Resultó en primera línea, que las sospechas, respecto á la existencia de un contenido importante de sulfato de cálcio, etc., en las arenas de aquella localidad, no se confirmaron. El motivo á la denuncia indicada fué una arena subterránea, que contenia algunos por cientos de una materia blanque- cina, pulveruleuta, de la cual se habia sospechado que fuese yeso; pero resultó que se trataba solo de carbonato de cálcio, en estado finamente dividido, mezclado con un poco de ar- cilla seladonítica. Disponiendo de cantidades suficientes de agua corriente, fácil habria sido, limpiar esta arena, obte- niendo así un material de primera clase, por medio de un simple lavado en una fosa. La posicion inclinada de los bancos en los yacimientos de esta arena, además, habia permitido á las aguas pluviales un lavado tan perfecto á estos, por medio de la filtracion subterránea, que en al- gunas muestras, procedentes de estos bancos, los vestigios de sulfatos ú otras sales solubles eran tan insignificantes que casi no fué posible determinarlas cuantitativamente. La única arena que contenía cantidades algo remarcables de sulfato de cálcio, era la del rio de las Tapias, localidad desgraciada, en cuanto á la naturaleza y calidad de sus materiales de cons- truecion; puesto que tambien las arcillas de este lugar, ela- boradas para los ladrillos, adolecieron de grandes defectos. Así es que, á pesar de la gran abundancia de la selenita, que existe en casi todos los bancos de aquella zona, resulta que los aluviones, depositados en las riberas de las impe- tuosas corrientes de la misma comarca, generalmente ca- recen de cantidades importantes de esta combinacion; debido esto á las partículas de este mineral, arrancadas de las rocas por la desgregacion y el empuje de las olas del agua, á causa de su moderada dureza, quedan molidas completa— mente en contacto con las arenas silíceas que las acom- pañan; y lo que en este proceso no se disuelve, es llevado á mayores distancias, quedando depositado entre los alu- viones de la llanura. Así sucede que los depósitos aluviales de estos rios, en la parte superior de su curso, por la rejion accidentada de los promontorios de la sierra, donde la vio- lencia de la corriente es pronunciada, casi nunca contiene esta materia en cantidades remarcables. Mas habia que temer, a prior?z, la presencia de esta combinacion, en todos los depósitos eólicos de aquellas localidades, y en realidad se observa que las arcillas modernas con frecuencia contienen cantidades sensibles de sulfatos, .como asímismo un crecido contenido de carbonato de cálcio y de magnesia, proce— dentes, las mas veces, de la descomposicion recíproca entre los sulfatos de cal y magnesia una vez existentes, y el carbo- nato alcalino, desprendido de la descomposicion caolinítica de las partículas de feldespato intermixtas. Esto parece que ha sido tambien el orígen del contenido de carbonato de cálcio pulverulento, que existe, muy fina- mente dividido, en aquella clase de arena subterránea. Las arenas de los rios y arroyos de aquella comarca, con— tienen, á mas de los granos de cuarzo — que la mayoría de los casos constituye el elemento predominante en las arenas de nuestros rios, en cantidad variable, los fragmentos y pro- ductos del desmenuzamiento y descomposición de las piza- — 246 — ras paleozóicas de la sierra de Tucuman, y se nota siempre una mejora considerable en la calidad de estas arenas, en las localidades, donde la traza del ferro-carril se acerca al sis- tema geológico central de las formaciones primilivas; como un ejemplo notable, en este sentido, ofrecen los aluviones y arenas del rio Vipos, siendo mas reducidos en ellos tambien la cantidad de las sustancias arcillosas intermixtas ; induda- blemente, porque la corriente, muy poderosa en su curso superior, inmediato á la sierra, suele transportar estas ma-— terias á mayores distancias hácia la llanura. Las distintas clases de arenas que en el trayecto indicado de la línea de Tucuman á Salta, han obtenido una aplicacion en las construcciones de importancia, son los siguientes : l. ARENA DE LOS ALUVIONES DEL RIO SALI Es una arena bastante pura, formada por granos esquino- sos de grosor mediocre (0.1 á 0.5 mm ) de color gris rojizo; procedente de las playas ó riberas del rio Salí, á inmedia- ciones del pueblo de Tucuman. La arena es relativamente libre de partículas de arcilla, cal, etc., y es áspera y cru- jiente entre los dedos. Contiene solo los vestigios de cloru- ros y sales alcalinas, que corresponden á la cantidad de agua del rio, detenidos por la arena cuando aun se encontraba en estado húmedo. El estado de la division de esta arena es el siguiente: Diam. Arena de grano grueso. 1.0 4.5.0 mm. ie" $e =Ñ medio. 0.344 10 9.7 » — — fino. 0.140.5 » 61.7 » — — .muyfino, 0.05 á60.1 » 13,4 » = A ET A e 1.7 » 100.0 — 247 -- La composicion quimico-petrográfica es como sigue : DNENEZO: Y CUÁLCIÓA. add aaa ao e 55.92%, 7) Pelspala ais e o Ez 26.7 don z Mica, amfibol, etc....... ASA js, 00.95 | a Pizarra cristalina, etc..... A 13,42 NADO? DUIRALAdO, vo: poo... canás. 0.55 | z | Hidroxido y silicatos de hierro, etC....... 1.05 | 3 | Carbonato de calcio y magnesi0.......... 0.29 3 Sulfato de calcio y magnesio............ 0.07 2.01 7. 3 ) Sulfato de sódio.................. dE 0.03 | E AO O ARO A 0.02 | 3 100.00] Los bancos de esta arena, en las playas del rio Salí, son bastante considerables, ofreciendo á la vez una arena en depósitos limpios y de calidad bastante uniforme. Pero como los yacimientos se hallan algo retirados de la línea, fué necesario construir para su esplotacion una pequeña vía provisoria; y los gastos de excavación, acarreo y trasporte hasta el Saladillo, eran bastantes crecidos, pues importaban cerca de $ m/z 3.10 por metro cúbico. Esta arena ha sido usada en las mezclas para los arcos y la parte superior del Viaducto del Saladillo. 2. ARENA DE LOS DEPÓSITOS SUBTERRÁNEOS ENTRE TAFÍ VIEJO Y EL SALADILLO. Esta arena es de grano mediocre, y de color grís-blan- quizco. Se halla en aislados depósitos ó bancos lenticulares, intercalados entre gruesos estratos de arcilla rojiza, y los cuales, por el carácter de los fosiles que escasamente encier- ran, son referibles á la formacion pampeana; pero los infe- riores pertenecen, tal vez, á una época mas antigua. Estos bancos alternativos de arena y arcilla, que pasan a descubierto en un corte de nueve méótros de profundidad, atravezado por la línea entre Tafí Viejo y el Saladillo, ofre- cen un hermoso ejemplo de una dislocacion bastante brusca — 248 — que deben haber experimentado en una época relativamente moderna, quizá á causa de algun hundimiento. Los bancos se hallan. enarmonados, con un ángulo que es algo variable, alcazando á veces hasta 45% y mas tambien. En un trayecto de un kilómetro, próximamente, se observan en el corte como 5á 6 bancos alternados de arena y arcilla, siendo estos últimos siempre mas espesos. Las capas inter- puestas de arena tienen generalmente un espesor de 11/,á 21/, métros. Son fluviales, y presentan el lecho constantemente desviado de un antiguo rio pampeano, en sus repetidos cur- sos y variadas transgresiones laterales, probablemente del mismo rio Salí en la época pampeana; por cuanto que el estado de division, y el carácter petrográfico de los granos de arena de estos depósitos es enteramente idéntico á aquel que ofrecen los aluviones que el citado rio deposita en la época actual, en sitios no muy léjos de la misma localidad. En los bancos inferiores de este yacimiento subterráneo, el diámetro de los granos de arena aumenta, aceptando estos, finalmente, el tamaño de guijarros. Damos en seguida el análisis de 3 distintas muestras, pro- cedentes de este yacimiento, á saber: a) Arena de uno de los bancos superiores, situados al $. b) Arena de los bancos intermedios, vulgarmente em- pleada en la parte basal ( pilares ) del Viaducto. Cc) Arena denunciada; de consistencia bastante aglome- rada, procedente de uno de los bancos inferiores, situados en la parte setentrional del corte. ANÁLISIS MECÁNICO Diámetro en mm. a: b, Cc. Arena de grano grueso.. 1.0 á5.0 0.8%. 5-37 21085 — medio.. 0.5 ál.0 2.92) AA > 294.4 » eS HO AO a 0.5 85.4» 56.2 » 37.0 » — muyfino 0.05á 0.10 6.635 2127 "> 5.2» Materia arcillosa calcárea. — — 1 4.4 > Sa 100.0 > 100.0 » 100.0 » — — 249 — ANÁLISIS QUÍMICO a. b. o (+ -Guarzo y cuarcita........... 65.72%, 67.92%, 57.20%, Z DOIIESORÍA.: dador ados 19.19 » 18.97 » 20.32 » E Mica, amíibol, etc........... 4.65 » 2,94 » 2.9 » Pizarra cristalina, etc........ 6.72 » 7.39 » 10.63 » E IAOO Iudrafado. e. <=no nana 1.20 0.97 2.15 S| Hidróxido y silicato de hierro, etc. 2.24 1:32 2.35 ¿Y Carbonato de cálcio y magnesio... 0.23 1.14 5.07 3) Sulfato de cálcio................ 0.04 0.04 0.03 = Sulfato de sódio........... di 0.01 0.01 0.01 5, 100.00 100.00 100.00 El color rojizo general, que caracteriza la arena de los depósitos aluviales recientes del rio Salí, ha desaparecido en estos antiguos depósitos subterráneos, fenómeno que no es estraño, porque se observa con frecuencia en los antiguos sedimentos fluviales ó lacustres, y, sobre todo, en los yesí- feros, cuando estos contenian una cierta cantidad de materia orgánica entremezclada, que produce la reduccion al estado de potróxido ó sulfuro, y Ja lixiviacion consecutiva de las partículas intermixtas del hidróxido y óxido de hierro, que principalmente constituyen la materia colorante de la mezcla. La fuerte inclinacion vertical de estos bancos de arena ha contribuido para que ellus hayan sido expuestos, durante muchos siglos, á un lavado de infiltración perpétua de las aguas fluviales, las cuales, al encontrar, en la superficie del terreno, las cabezas enarmonadas y bien inclinadas de estos bancos porosos de arena, interpuestos entre gruesas paredes de arcilla impermeable, se sirvieron de este filtro natural para seguir su camino hácia el fondo. Este movimiento de filtración subterránea, de las aguas fluviales etc., no ha dejado de ejercer, al mismo tiempo, al- guna metamórfosis química en el antiguo depósito fluvial de arena, modificando asímismo tambien su esterior y as- pecto. 0 — Ha disuelto, en primera línea, todas las combinaciones y sales solubles, en un grado tal, que solo se hallan vestigios muy insignificantes de ellos. En el estracto acuoso de varias muestras casi no era posible descubrir, inmediatamente, la presencia de sulfatos, por medio de los reactivos. Tambien las partículas intermixtas de feldespato han experimentado, en su superficie, la descomposicion koalinítica, por lo que se nota en estos bancos un moderado contenido de kaolina, al lado de un poco de arcilla zeolítica. Mas todavía se nota la presencia de un cociente variable de carbonato de cálcio, en forma de un precipitado ó polvo finísimo, dividido y mezclado con la arcilla y adherido á los granos de la arena, de modo que ésta queda algo aglomerada, y al frotarla entre los dedos, no experimenta aquel crujido pronunciado, como las arenas en los aluviones recientes de los rios. Este carácter esterior, considerado por los empíricos como prueba absolutamente decisiva é imprescindible para una arena de condiciones superiores, ha sido una de las causas que dió orígen á desconfiar en la buena calidad de la arena de aquellos depósitos. Hay que observar, sin embargo, que el reducido contenido de carbonato de cálcio en esta arena, es de importancia absolutamente secundaria. Aunque su presencia no es, como creen algunos, un beneficio, ella tam- poco constituye un inconveniente sério. No tiene mayor importancia que la presencia ó falta, en las cales empleadas, de algunos porcientos de carbonato, atraido por absorcion del ácido carbónico del aire. Lo que importa, esel pequeño contenido de arcilla; pero tambien éste se halla general- mente en cantidades reducidas. Casi todas las arenas del litoral, empleadas en las construcciones, tienen un contenido mas considerable de arcilla. A pesar de esto, hay un inconveniente que debe ser tomado en consideracion, y es la frecuente presencia, en estos ban- cos arenosos, de riñones y bloques aislados de la arcilla — 231 — rojiza vecina, cuyos escollos durante la sedimentacion de esta arena en las playas del antiguo rio, casualmente habian sido sepultados dentro de ella. Su eliminacion debia hacerse inmediatamente, en el yacimiento mismo, antes de cargar la arena, y es por esto que se necesitaba la mucha vijilancia y buena disposicion de parte de los obreros, encargados de la carga y trasporte de la arena. El yacimiento de esta arena se halla en el mismo corte de la línea férrea, presentándose desde luego la facilidad de cargarla inmediatamente á los wagones, de suerte que los gastos de removimiento y trasporte hasta el Viaducto, eran relativamente muy insignificantes, calculándose como de $ m/a 0.45 es. por metro cúbico; de modo que la aplicacion de esta arena en las obras del Viaducto no dejaba de constituir una gran economía, con relacion al empleo de la del Rio Salí. La arena ha servido para las mezclas de los cementos, em- pleados en la base, el zócalo y los pilares del Viaducto del Saladillo. 3. ARENA DE LOS ALUVIONES DEL RIO DE LAS TAPIAS Es algo gruesa, de color gris negruzco, formada princi- palmente por fragmentos laminosos de pizarra, con los cantos redondeados. Su composicion es la siguiente: ANALISIS MECÁNICO Diámetro en mum. AXODA,ÁTUCSE: 2. ads 1.0 45.0 20.9%, — de grano medio........ 0.5 41,0 32.5 » — - DO e 0.1 40.5 24.0 » — — muy fino..... 0.05 á 0.10 18.8 » UI O A 3.8 » CHATZO TY ACUBECIA aja ela asta Boal e leg apa ALI ZA 4 "Eesdes paid es aja pla alo 60 MUS ¿ Mica, anfíbol, etc..... ATAN EA 91.84 p/. 0 Pizarra CStalIMa OÍ. resida elo roda oo 93.97 Pirarrarcnlcarcaro Jo arde Fe 1.38 si Baalin irdratado.... de se O 7 | Hidróxido y AS E hierro, A hb. 19:96 E | Carbonato de calcio y magnesio.......... 1.60 A O e 1.25 8.16 p'/. = Sulfato de SOMO... 5.2 e de eos a, E UA" E] Cloruro le SOMO. ion elo ld 0.01 S 100.00 / El rio de las Tapías, en su curso superior, parece que cruza, con preferencia, la formacion de las pizarras paleozói- cas, que abundan en aquella sierra, puesto que esta clase de arena aluvial, depositada en su lecho, es formada esen- cialmente por pequeños fragmentos lamelares, rodados, de pizarra cristalina, con un contenido relativamente insigni- ficante de cuarzo y otros fragmentos de rocas primitivas. El inconveniente de esta composicion es aumentado todavia por el fuerte contenido de materias kaolíniticas y de sulfato de cálcio que contiene la mezcla. . En condiciones idénticas se halla tambien una clase de cascajo Ó arena gruesa que se observa en un corte vecino, á la distancia de 2 kilómetros al N. del rio de las Tapias. La arena de este rio solo ha tenido una aplicacion limita- da, en una alcantarilla, situada al S. de este rio. 4. ARENA DE LOS ALUVIONES DE RIO VIPOS Esta arena es gruesa, esencialmente silícea, color claro, gris blanquizco. La línea ferrea, en el punto donde cruza al rio Vipos, se — 253 — acerca visiblemente á la region central granítica de aquel sistema serráneo, resultando con este motivo, que los alu- viones y productos de trasporte, depositados en el lecho y en las riberas de dicho rio, ofrecen una notable mejora, en comparacion con los materiales que se hallan al $., en el primer trayecto de la línea. Bloques rodados de gneis y granito, en distintas varieda- des, se ofrecen en suficiente cantidad, para prestarse como un elemento importante de materia prima en las construc- ciones de la localidad. El gran puente sobre el rio Vipos, construido en su base con hermosos bloques labrados de las mejores clases de este granito, será, sin duda una de las obras mas espectables y resistentes de la línea. Un carácter análogo ofrecen las arenas que se hallan en las playas de este rio, las cuales, en su naturaleza y compo- sicion química y petrográfica, son muy superiores á las de Tucuman, por ser esencialmente cuarzosas, y con poca en- tremezcla de feldespato y arcilla, siendo muy reducido, asi mismo, la entremezcla de fragmentos de pizarra. La composicion es la siguiente : ANALISIS MECÁNICO Diám. en nm. %0 Guijarros y arena gluesd.......... 1.0 porarriba 47.6 Arena de grano medi0............ Mu 10 30,2 — DO... ¿ ¿o <0m.. . 0.140.5 14.2 - MUY MMM0....«»«» 22» 0.5 4 0.10 6,9 Materia: arcillosa aa ao ad TO a AN Lxl 100.0 ANÁLISIS QUÍMICO ir o o O A ea 71.64 z MIDA lO 4. 2. . <>. 55000500 AAA 9.3 7) Pela spato ] 8 28.08+, = J Mica, amfíbol, etc...... AA A 0.29 PISETA OISLalina. . 0. a AS o arde 6.55 — 254 — E /Kaolin hidratado................. A A E US! = Hidrato y silicato de hierro, etC.......... A S | Carbonato de cálcio y magnesi0............. 0.22 S ) Sulfato de CálciO......ooooococooocooo O a 7 Sulfato de Solar. oa o A 0.02 = ec AS TA AA Ed | 100.00 Los depósitos de esta arena, que se hallan en la playa al N. del rio, á inmediaciones de la línea, son importantes, y hasta inagotables ; y en cuanto á su composicion química y petrográfica, es, sin cuestion, la clase mejor que se halla en todo el trayecto, teniendo el único inconveniente, á dife- rencia de las de Tucuman, Tafí Viejo, etc., de ser dema- siadamente gruesa, predominando los granos de 0.5 mm. por arriba. Para las mezclas, preparadas á mano, se necesita de Ja zarranda, dejando esta un resíduo bastante considerable; pero para los usos en las argamazas, hechas con la máquina, como son las preparadas con la mezcladora del Saladillo, este inconveniente tal vez no molesta, porque los granos gruesos de la masa quedan aplastados y reducidos á frag- mentos chicos por el peso de la muela. Estos cuatro yacimientos de arena descritos fueron los que habian sido tomados en consideracion, especialmente, para la aplicacion en los cementos de las obras del Viaducto del Saladillo. La mezcla empleada en esta obra, era la siguiente : Cemento de Portland (Wallend, New-Castle).... 1 parte volumétrica. Cal apagada del Saladillo (pasta espesa)........ 1 » a A 4 » La argamasa, preparada inmediatamente de su uso en la máquina mezcladora, agregandose gradualmente el agua ne- cesaria, fué trasladada en carretillas al lugar de su destino, para ser empleada instantáneamente. La cal del Saladillo (1) es bastante hidráulica, y no se calienta mucho al ser apagada con el agua. Estas propieda- des hidráulicas, sin embargo, no llegan á ser beneficiadas completamente, con el método prescripto por el reglamento de preparar las mezclas, empleándose la cal, apagada ya con anticipacion y estancada en un foso para la sedimentacion de la pasta; método que sería muy correcto, si se tratase de una simple cal vulgar ó grasa. Tomando por base nuestro análisis de la cal neocomiana de Tucuman, se calcula para esta mezcla, convenientemente preparada, una cohesión inicial de cerca de 75 kilógramos de resistencia á la compresion, ó sean cerca de 75 kilógra- mos de resistencia á los efectos de la rotura, cifra que en la preática no fueron alcanzados. En este caso, mejor habria sido tal vez, pulverizar con la máquina la cal cocida, mezclarla con el cemento y la arena y agregar recien entónces el agua necesaria. Algunos ensayos que en aquella ocasion practicamos con el ingeniero de la lí- nea, Mr. Benzen, han dado, como he visto mas tarde, resulta- dos muy satisfactorios en este sentido, resultando, por ejem- po, que una mezcla de partes iguales de la cal del Saladillo, y arena de la misma localidad, preparada en la forma indi- cada, da un cemento que se solidifica muy pronto, ofrecien- do luego una cchesion y dureza no muy inferior á la mezcla arriba indicada, preparada con el cemento de Portland di- Juido. La aplicacion, en adelante, de esta composicion crio- lla, en vez de la mezcla Portland, en las construcciones aé- reas daria lugar, indudablemente, á economías bien remar- cables. Segun el calculo, esta mezela representa una cohesión inicial de 66.4 kilógramos de resistencia á la compresion ó sean aproximadamente de 6.5 kilógramos de rosistencia á la torcion óÓ rotura, Pero, como el resultado de estos ensayos no pudo apre- (1) Véase Boletin de la Academia Nacional de Ciencias. Tomo V, pág. 420. — 256 - ciarse ya inmediatamente, sinó recien despues de transcur- rido algun tiempo, y como, por otra parte, los resultados obtenidos con la pasta, usada hasta entónces, fueron muy satisfactorios, no me era dado, en aquella ocasion, introdu- cir cambios en cuanto al tratamiento de las mezclas; de- biendo limitarme, por lo pronto, en elegir solo las clases de arena que por su composion cualitativa ofrecieran las me- jores ventajas y garantías. Reuniendo pues los datos, obtenidos por los análisis de cada una de las distintas arenas que existen en los yaci- mientos de aquella línea, resultó, en primer lugar, la ex- clucion absoluta, para cualquier obra de importancia, de las arenas, procedentes de las riberas del rio de las Tapias, tanto por su desfavorable mezcla petrográfica y el contenido muy insignificante de verdadera arena silícea, como tam- bien por su fuerte cociente de selenita y materias arcillosas, Teniendo constatado la ausencia, en las arenas del rio Salí, de Tafí Viejo y del rio Vipos, de cantidades remarca- bles de sulfato de cálcio y materias salitrosas, habia que deducir su valor relativo, principalmente de la relacion mútua ó moviente que existía entre su contenido de arena silícea, como agente activo, por una parte, y de su conte- nido de materias arcillosas etc., como agente desfavorable, por otra; teniendo que considerar mas ó menos como indi- ferentes, los demás constituventes, incluso el carbonato de cálcio en estado pulverulento, cuya cantidad no era excesiva en ninguna de las muestras respectivas. La relacion de arena silícea y arcilla, en las tres distintas clases de arena, es como sigue: Cuarzo. Materia arcillosa. Cuociente. Arena del. MO Sal... A E YA 36 — de Tafí Viejo.......... 67.9% 20 29 — del rio de Vipos...... TD JAS 45 De esta comparacion se desprende, desde el primer golpe de vista, la superioridad indiscutible de las arenas graníti- A SS An E E AA — 257 — cas del rio Vipos. Sin embargo hubo que abstenerse de su uso, por la dificultad que presentaba la instalacion de una línea provisoria hasta aquel punto. Quedaba así sola- mente, para la aplicacion en las obras del Saladillo, la elec- cion entre la arena de Tucuman y la de Tafí Viejo. De la primera clase de arena se habia intentado hacer uso, antes que se conocieran los depósitos subterráneos de la are- na de Tafí Viejo, que en seguida se emplearon. Necesitábase todavia, para el resto de la obra, como 1000 á 1500 metros cúbicos, que importaron una economía de 3000 á 4000 pesos nacionales, si se hubiese podido seguir con el empleo de la arena de Tafí Viejo. Ambas clases de arena respecto á su naturaleza químico- cualitativa, no ofrecen diferencias tan notables, como parece á simple vista; pero es considerada generalmente como muy superior la arena del rio Salí. Ambas proceden de las mis- mas clases de roca y tienen un orígen análogo. La arena del rio Salí aventaja á la de Tafí Viejo, por poseer un con- tenido muy reducido de materia arcillosa óaglomerante, ven- taja que queda reducida, al considerar su contenido algo mayor de granos negros de pizarra, á costa de Jos granos silíceos de la mezcla, diferencia que se nota tambien á sim- ple vista. En las mezclas fuertemente hidráulicas, como las que se emplean en las obras del Saladillo, la presencia de cantida- des reducidas de arcilla apenas tiene influencia, tal como sucedería, cuando se tratase de mezclas de pura cal grasa. La materia aglomerante, arcillosa y calcárea, en las arenas de Tafí Viejo, se halla en un estado sumamente dividido + fácilmente despojable por la mas leve corriente de agua. Disponiendo pues de agua corriente, indudablemente ha- bria sido fácil transformar la arena de Tafí Viejo en un pro- ducto de primer órden, mediante un simple lavado, en una fosa entablada. : Pero habia otro inconveniente, que obligaba á desistir de 7 T. Yu l — 258 — su aplicacion en el resto de la obra y es, que los bancos subterráneos de esta arena, tienen entremezclados muy fre- cuentes riñones de las arcillas vecinas, y el mas leve des- cuido, por parte de los obreros, encargados del removimiento y transporte, tenia que producir una entremezcla de im- portantes cantidades y partículas aglomeradas de esta arci- lla. A mas de esto resultó que todos los bancos de buena clase en los yacimientos de esta arena habian sido ya muy esplotados en sus partes descubiertas, de modo que, para continuar con su extraccion, habria sido necesario verificar importantes trabajos de remocion, para despegar los bancos de arcilla vecinos y superpuestos : otra causa mas para dar lugar á la entremezcla de cantidades de arcilla. En vista de estos inconvenientes y de haberse instalado ya una pequeña via provisoria, desde la Estacion de Tucu- man hasta los yacimientos de la arena del rio Salí, se acor- dó de que se hiciese uso, para el resto y los arcos de la obra del Saladillo, de la arena del rio Salí, y para las de- más obras futuras, en la prolongacion de la línea, con pre- ferencia, de la del rio Vipos, por ofrecer ambos yacimien- tos suficientes garantías, en suministrar siempre un producto uniforme y con las condiciones debidas para las obras de arte y construcciones de importancia. Córdoba, 1884. > OBSERVACIONES METEOROLÓGICAS PRACTICADAS EN CÓRDOBA (RebúbLicA ARGENTINA) DURANTE EL AÑO 1884 POR OSCAR DOERING Las observaciones que habia principiado en el año 1882, se han continuado sin interrupcion durante el año 1884, Las he practicado personalmente, ayudado en algunos casos por mis colaboradoras, que he mencionado en las publica- ciones anteriores. Además, desde el mes de Octubre me ha sido posible dar principio á la observacion de las temperaturas de la super- ficie interna del suelo. Publicaré, 17m extenso, las observaciones en el órden siguiente: Presion atmosférica. Temperatura del aire. Humedad absoluta (tension del vapor). Humedad relativa. Evaporacion á la intemperie y en la sombra, Temperaturas de la superficie interna del suelo, Temperaturas del suelo á 6 profundidades. 8. Irradiacion solar. 9. Precipitacion y tormentas, O =D Ny — =J O — 260 — PRESION ATMOSFÉRICA (700 mm. +) CÓRDOBA, 1884 Tab; 151. Enero Febrero = AAA AS — 7 "a aagqgq(áúá€[LC€6.€P>l 9 p. | PROMEDIO || 7 a. | 2p. | 9 p. | PROMEDIO ll 30.58 | 29.59 | 30.43 | 30.20 [| 24.36 | 22.17 | 21.35 | 22.63 31.19|27.99 | 28.66. | 29.28 [120.56 | 20.31 | 24.29 | 21.72 29.60 | 27.03 | 27.29 | 27.971130.55 | 29.04 | 28.79 | 29.46 28.14 | 25.45 | 24.99 | 26.19 [29.56 | 24.87 | 23.24 | 25.89 23.66 | 20.54 | 23.72 | 22.64 21.12 | 17.12 | 16.61 | 18.28 27.98 | 26.85 | 27.96 | 27.60 || 96.35 | 26.98 | 29.52 | 27.62 30.02 | 27.12 | 26.76 | 27.97 || 30.66 | 27.86 | 28.33 | 28.95 24.79 | 21.17 | 22.58 | 22.85 || 29.31 | 27.14 | 27.98 | 28.14 26.71 | 25.47 | 25.99 | 26.06 [| 27.76 | 24.90 | 25.55 | 26.07 28.21 | 27.53 | 28.81 | 28.18 || 26.19 | 24.21 | 25.85 | 25.42 29.60 | 28.20 | 29.09 | 28.96 25.30 | 22.21 | 22.89 | 23.47 99.43 | 27.57 | 27.10 | 28.03 121.39 |18.14 | 22.03 | 20.52 97.61 | 25.48 | 25.67 | 26.25 [26.91 | 24.40 | 25.23 | 25.51 95.59 | 23.34 | 23.03 | 23.99 124.72 | 21.92 | 23.06 | 293.23 923.24 | 20.31 | 20.01 | 21.19!|| 24.25 | 20.70 | 20.92 | 91.96 92.39 120.58 | 21.22 | 21.40 120.96 | 23.36 | 25.64 | 23.32 91.92 | 18.66 | 18.64 | 19.74 197.50 | 25.45 | 26.16 | 26.33 18.84 | 17.57 | 22.58 | 19.66 | 27.64 | 26.03 | 26.01 | 26.56 28.91 | 30.11 | 30.64 | 29.89. 128.22 | 25.77 | 25.83 | 26.61 32.88 | 29.56 | 28.90 | 30.4£ [25.11 | 23.05 | 24.37 | 24.18 29.04 | 25.66 | 26.22 06:97] 25.45 | 25.08 | 25.99 | 35.51 26.35 | 22.59 | 22.92 | 23.96 125.15 | 23.92 | 24.16 | 94.41 23.48 | 20.21 | 19.66 | 21.12!95.32 | 22.17 | 27.81 | 25.101 22.93 |22.26 | 21.26 | 22.15! 28.80 | 27.29 | 28.6] | 28.23 21.84 | 21.53 | 28.84 | 22.74 | 28.71 | 26.50 | 26.76 | 27.32 27.62) 26.94 | 27.66 | 27.41 | 26.93 | 25.57 | 26.06 ¡ 26.19 98.74 125.54 | 25.19 | 26.49 126.77 | 25.01 | 25.87 | 95.88 95.30 | 23.14 | 23.65 | 24.03 126.07 | 23.98 | 24.47 | 94.84 24.24 | 22.12 | 23.54 | 23.30 125.48 | 22.05 | 23.06 | 23.53 r 4 | ] Ñ [26.52 | 25.13 | 25.38 || 26.04 . Y ú ja. BI ió Mi ió E PRESION ATMOSFÉRICA (700 mm. +) 5. 195. 14. 24. 24.: 2. 32, 125. PA CEA up rara Pod OSORIO pe] $$ Qi 1 O) O! e Y CORDOBA, 2 ses * E pl g rot 31] MA l-! ¡ DIN A Dt 23.07 | 25.24 | Y. ¡26.25 | 26.6 24.67 | 25.1 5 | 20.74 | 21.6 25.22 |28.2 ¡| 21.84 | 21.: 16.06 17. 20.54 | 28. 29.08 | 29.0: 125.31 | 24. 26.19/31.: 125.641 9. 24.51 | 25.81 51 194.38 | . 2.3120 25.82 1884 Tab. I, 2. 32.40 | 30.36 31.42 31.35 88 | 23. 23.3 |24.18 9. 27.50 | oe od rd SS 1D DD O ma — 262 — PRESION ATMOSFÉRICA (700 mm. +) ad 000-1004 0mNn- 1-10 11-20 21-31 Promedio. | 29. 713 CÓRDOBA, PROMEDIO .70| 25.52 -19 32.12 ||: 29.94 12 84 1884 Tab. 1, 3. PROMEDIO 26.25 24.07 21.16 27.40 26.33 24.78 "+A - PASA ss ds bp Pra — 263 — PRESION ATMOSFÉRICA (100 mm. +) pu SO Y0O0-10 Oi 2 DIN po pd cd pd Ja Jr Di DIN / 18 19 20 bh — 22 to Do 24 26 No - KN D - 29 30 31 1-10 11-20 21-31 Promedio. 29. á 29,27 27.841 CÓRDOBA, 1884 PROMEDIO || 7 a. 93 24.39 || 31. 23.23 | 10 28.3 byE 194.1! lA IOANZ 0 34.82 34.81: 32.331: 3077 29. 29.29 | 33.32 || 28. 21.8; 23.6 TAB 1 9 p: PROMEDIO 23.99 23.27 24.78 24.40 19.10 24.72 23.37 28.37 21.25 20.54 24.26 21.35 23.41 23.99 24.99 19.1 24.11 — 264 — PRESION ATMOSFÉRICA (700 mm. +) CÓRDOBA, 1884 Tab. I, 5. Setiembre Octubre = A ÁÉÁÉ——— AA A 7a. | 2p. | 9 p. | PROMEDIO 26.74 29.49 31.42 31.09 31.10 33.02 33.08 32.13 26.06 22.713 31.24 23.24 26.67 30.60 30.75 25.53 21.32 29.53 29.66 29.36 26.12 23.85 20.78 26.57 27.35 24.22 29.13 34.60 31.49 26.08 27.80 | 30. : 29.74 29.30 | 29.80 | 26.97 | 28.40 | 28.39 28.55 [28.36 | 25.65 | 27.25 | 27.09 Promedio. 29.1% : ZO, 28.79||: : 26.91 ZO. 28.36 na ANG 0 0 10D Oi NA " 26.85 | 24.50 | 26.16 | 25.83. 25.50 23,29 | 24.25. j Ñ — 265 — PRESION ATMOSFÉRICA (700 mm. +) CÓRDOBA. 1884 Tab. I, 6. Noviembre Diciembre PP ——e A | A AAA 9p. | PROMIDIO || 7 a. 2p. | 9 p. | PROMEDIO 26.16/12 32.091/24. 31.66|21.7 29.35 130.00 26.38 || 28.91 23.52! 23. .15124.03!|22.: 5.50 | 24.501 23.7: 124,5 ' Ñ 96.69 | 24.11 | 25.83 | 25.54 || 26.93 | 25,02 | 25.77 27.00 | 24.28 | 25.83 | 25.70 25.65 | 23,00 | 23.26 | 2: 26.86 | 25.09 | 26.82 | 26.25 [24.05 | 21.08 | 23.76 ': | T. vu 18 — 266 — : TEMPERATURAS OBSERVADAS EN CÓRDOBA Enero, 15854 Tab 111: 7 AER FECHA (78. 2 p. 9 p. y M+m PROMEDIO 21.87 21.453 22.33 23.23 23.67 22.21 21.80 25.96 20.13 19.63 (00-11 WIN Nn MA DODOO0- 19 00 9 WO ID AD ID 00 SH 000 WO 000 CON DDUANO A qa RO a a a pa pa (E IWMWOSOVNOHARY ONADAVDANID RHN N ¡OROHA HI SIS) Sl ! ADA O 0004 0-10 www 00 < 1 01 00 0) (O (O O) 1H 00 (O (00 (Op DH 000100 OOUOUF 000 UNO Y YU 6 6 0 0 4 A 3 4 7 8 8 9 3 2 2 2 2 2 6 8 .S 8 6 6 6 EE) E .S SNNVNON NI — Promedio. 0 — TEMPERATURAS OBSERVADAS EN CÓRDOBA Febrero, 1554 Tabla II, 2, T PROMEDIO 26.20 26.00 18.50 16.40 21.95 19.00 DOnwWRAwwIVwWOD DOSORNODOODONDA WO rr ty A y . cn, S e e y : AS EAT RAN Ti DO HD DA 0-1 O 0 00 O ON de] ON -lia e TN 9.6 P 6 4.8 ob 4.4 5.6 5.6 3,4 3.8 Pe 0 A 5.8 3.3 ),2 .2 9.4 9.2 NIDRADIODRAD MONODRA DIDIDNIO O E 1-10 1.3 . Y, 2 : | 28.37 3.75 11-20 .86 | 31. 20.9 23.2 31,42 .70 21-29 .' ya 9.53 | 22. 30,42 18 Promedio. «21 | 29, 9,92 | 22,22 | 30.06 | 13.47 $ » hh. — 268 — TEMPERATURAS OBSERVADAS EN CÓRDOBA Marzo, 1554 Tabla Il, 3. E T,= FECHA | 7a. | 2p m |M+m PROMEDIO p) 1 16.8 | 25.6 19:0 20.47 1279 12,27 119570 2 16.2 26.0 1,1 19.97 112658 11.5 18.90 3 14.64 | 28094. 18,014+20:03 (294 8.6 19.00 4 15.0 26.5 18.0 19.893 (007 11.4 19.25 5 12 2 OZ 19.20 123.9 9.5 16.70 6 16.4. 1 23.231 19.071 20.20 19956 1 18.65 d 14.8 28.8 20.4 21.33 | 28.8 UA 19.05 8 16.214 30:2 12203 1 30% 10,4 | 20.40 9 15.4 30,2 19:8 21.80 | 30.7 9.5 20.10 10 AOS 21.6 22.83 | 30,2 15.6 12290 11 23.0 | 31.0 21.6 2372013153 17.1 1124850 12 20,4 33.1 2179 23,23 134.3 18.2 26.20 13 19.6 31.2 20.0 23.00 (533.7 17.8 25.75 14 E O 23.0+ | 23.90 | 28.2 19.9 | 24.05 15 20.4 21.4 21% 9 23.33 | 28.0 20.1 24.05 16 18.3 24.3 20.9 5 ST EA TES 22.85 17 1922 32.2 20.8 24.07 | 32.6 178 25.20 18 11.8 16.5 13.8 14.03 | 17.5 10.2 13.85 19 13.2 16.4 14.8 14.80 | 16,8 12,4 14.60 20 1712 21.8 20.0 21,67 12870 13.6 20.80 DN IEA MA EA LG JA 17.85 (-20%45 22 17.5 29.9 21.2 22.397 1030, 1 16.9 23.50 23 Ei 26.8 23.1 230 10 0701 20.2 23.95 24 20.8 25.6 22.6 23:00132..2 19.8 26.05 25 18.8 30.2 22.2 24.07 | 30.4 18.3 24.35 26 22.2 34.0 24.2 26.80 | 34.1 199 27.00 21 19.5 23.3 13.5 18.77 | 26.6 17.8 22.20 28 12.6 20.6 15.2 16:13: 21 10.5 16.10 29 13,4 10EZ 13,2 1905240 02100 1 16.85 30 13.2 24.1 16.2 Y7.15 | 24.9 9.1 16.95 3 19.2 15.5 14,4 14.37 | 15.6 12.8 14.20 Promedio. Ma 19 26.33 19.31 20.94 27.38 14.56 20.97 — 269 — TEMPERATURAS OBSERVADAS EN CÓRDOBA Abril, 1884 Tabla Il, 4. T PROMEDIO SN» » A» DIRDIDOSO ODBARUIDORO-1 O LODO DO DIORADARODOE DOLAR IANOO Drerconomnilw» oRrRDONIOR=-=on Ph pd DI a Di) 6 6 0 .8 6 6 -8 0 3.8 9.4 Ly DAA O 00D NA — DO (YIWDO LOAN Y 37 00 aa o o RAS SS . . ct . . rra ONDA ONO Doo y ON D 0 -— -1 0-2 1-10 | 10.17 | 11-20 | 12.2 .89 01 12,44 Eo 00 Lt | ' | ' ' | | ' 21-30 | 13:25 | 22.19 | 15.55 | 17.00 | 23.52 Promedio. 11.90 20,8 3,6: | ,* | 21.91 | 10.45 TEMPERATURAS OBSERVADAS EN CÓRDOBA Mayo, 15534 Tabla 11, 5. 7 1. /= E FECHA | 7 a. 2D: 9 p. M m M+m | PROMEDIO 9 | 1 124 16.3 11.4 9637 Mel 0.6 8.85 2 9.4 | 18.9 MES, 11260 418.3 A 710 3 SIMI INS 8.8 IFA DIES alo (DRA 4 O ALO 12.4 12:40 (52126 3.4 1419350 5 A AO) 42 TES LO 3.0 9.55 6 6.6 8.9 3.6 6.31 9.1 276 5.85 7 A AE 0.4 aros IU 3.4 6.39 8S I—441/|15.8 6 5.00 | 16.5 |— 5.5 5.50 9 UNA) 7.8 NAS IS 3.1 110725 10 SAO 4.4 ESTAIS AR 0, 11 A 24,4 6.0 MAA SA 1.3 | 12.90 192 — 0.0 | 27.8 10.4 12.73 | 285 |— 0.8 | 13.85 3 ASA Lol 10.2 MS AO 1 A 70) J4 56 1256: 11 19.0 14,40 | 26.0 ESTO 15 SOMA DEA EE MS O ESAS 20) 16 QRO MILOEAS A OE OSOS AO 9.0 | 10.00 17 AO OA 10.2 VOTES (o a SILO) 18 8:61 14.6 5.8 GEO MIDAEO SO ALIESO 19 -— 0.2 7.9 8.2 8.63 | 18.2 [="04 8.90 20 ARS EZ 5.4 OS MITES AROS 21 = MED lO 4.4 DIO) DA 00) 6.60 22 |—.0.9 | 21.2 7.8 9.371, 2.1 == iAH ADE 23 06112250 9.6 10.90 | 24.0 0.21+1250 24 ADAN A ME NIL LOOP 2475 19 MESS da DO DIO AS IDAS DICO OA AIDRS 26 OSA RIO 8.2 VA AN A E 20) 97 5.6 | 22.8 10.8 ISO DAN 5.4 |,14.25 28 MAGAAS 14.0 IATA SEO INMI 29 IEA 33 15.08). 11955 12.4 | 15795 30 A A E dl 0, US 10.4 | 14.05 31 0.2 | 16.7 eS HATINAEEO 0.0 8.50 1-10 2.401 17.49 6.38 8.76 | 18.14 1.50 9.82 11-20 1.791 20:12 9/94 (| 11:38; | 20550 a A 137) 21-31 4.531 19.84 0573 DORSl 203 ASA Promedio. | 3.93| 19.17 8.44 10.51 19.67 3.28 11.48 — 2711 — TEMPERATURAS OBSERVADAS EN CÓRDOBA Junio, 1554 Tabla II, 6. T PROMEDIO — a od | E WAR NO hn -1000 a DMARRODORNOOWOWDO DRDS O =— O 0 Y Or WO Y 00 N bp DO UN DDD IAD DAD WYONNA OO o 9 O UE A MO DO 9 00 LR OWRALDOmMOLRicw WNIWRADIWNDIRO a Ma 2 00 0 12 10000 a | IU -100d 01000 RR DWORWIOWVOw E 0. 5. 3. 3. 2 3, 0. hs -=1 3) 00 O uu O) T3THhO NN MADDO Ae DO SI AAA SO) D7 00 00 O Y TW WIN Du cd pd pu. a. pd. Jud. pd pd Jo NS ES E | NO Ha Or DU is C DON LL Y 0 NO MH O iNNN "17000 DP 4 0 NO NO MA SUE pu .. -- . — 272 — TEMPERATURAS OBSERVADAS EN CÓRDOBA Julio, 1884 Tabla II, 7. T a FECHA | Toa 2 p 9 M m M+m PROMEDIO 2 1 8.6 | 19.4 5.8 | 11.27 | 19.9 6.4 | 13.15 2 3.4 | 92.4 137 1113:17 926 2.1 | 12.35 3 2.0 | 18.0 3.4 | 7.80 | 18.9 2.9 | 10.90 4 4.6 | 20.8 9.3 | 11.57 | 21.4 0.8 [FLO 5 9.8 | 17.0 314. 110:071194 3.3 | 11.20 6 0.8 | 17.4 1381126418 119% (400 ¡QS 1 248 1418.89 5.5 |. 7.00 | 18,4 |<.3.21-7000 8513 14.1416:8 514-627 117,1) 14/11 6750 9 7.0" (19 0021 137 11, Pol OS 10 8.2 | 19.0 9.01 19.07 | 19,4. |=.1.8 |. 889 11 8.1 | 15.9 1.6 | 8.53 | 16.1 4.8 | 10.45 12 5.0 | 16.2 611 5017 116.8: | 50 187 1:49 42173 3:91. 05:43 117.8: |=.502 16% 14 0.9 | 19,2 6.0 | 8.10 | 19.4 0.9 | 9.25 15 3.8 | 20.2 7.8 | 10.60 | 20.8 3.2 | 12.00 16 7.0 | 18.5 10.5 | 12.00 | 19.1 3.3 |11.20 Mr 8.2 | 17.9 5.8 | 10.63 | 17.5 8.1 | 12.80 18 0.7 | 20.0 12.7 | 11.13 | 2.2 0.5 | 10.35 19 13.2 | 23.2 11.2 | 15.87 | 93.7 8.9 | 16.30 2 3.4 | 23.2 10.5 | 12.37 | 93.0 3.2 | 13.10 9] 2.511 12,8 |< 14 | 245631 198 2.4 | 7.60 SAO 17.0 36.) 5:47 117.92: | 420 GEN 23 |-20|22.6 11:7 1 10:77 194.9 |—=:2%9 MIA 94 2.0 | 25.1 14.4 | 13.83 | 26.3 2.0-| 14.15 95 6.6 | 23.8 9.9 | 13.43 | 924.3 5.2 | 14.75 26 6.6 | 18.2 13.0 | 12.60 | 18.5 5.3 | 11.90 97 6.6 | 17.7 6.6 | 10.30.1 18.3 6.1 | 12.20 28 7.4 | 14.0 BA 67 Aa 0.8 | 7.45 29 SO 220.1. ,6,:33.1-13.71 151 EA 30194 141556 7.6 | 6.93 | 15,8 |= 305 1 H6 116 31 1.7 | 22.7 10.4 | 11.60 | 93.3 0.6 | 11.95 2-10 3.66| 18.40 5.715] 9.27 | 18.96 0.48| 9.72 11-20 3.36 19.16 7.601 10.04 | 19.44 2.05| 10.74 o 21-31 2.58| 18.45 7.221 9.41 | 18.95 1.04| 10.00 Promedio. 3.18| 18.66 6.87 9.57 19.11 1.18 MOUS — 273 — TEMPERATURAS OBSERVADAS EN CÓRDOBA Agosto, 15Ss4 Tabla II, 8. T PROMEDIO 3 3 4. Te 4. .4 .8 4 9 2 .0 2 6 3 .1 6 2 .3 .8 “2 6 .4 ).4 .£ .8 Re e 92 -190 797200 O Y CEA O 00 12 MODA LA NO O _— OD 0 0-0 Ue IN DODWRADOWIDÍ m0 ho td pai 00 O UU > 00 O Din O UD» u > O Y) 00 NW) -1€ NO WO UAINOOD D wn 1020000 JONA Y n ey COITO ono “oor ino == — DD O A OA NODO DORDO0D Orhioruo A On OO O NO a : E nm 20 O UN 2 O 0 3) UU 0 00 pued ia cd o pa pi — 9.92 11-20 | 10.07 21-31 | 11.77 Promedio. | 10.63 | 4 Tr. yin 19 214 — TEMPERATURAS OBSERVADAS EN CÓRDOBA Setiembre, 15884 Tabla II, 9. 1h PROMEDIO jE 12,3 121:6 71 10:6 | 14.80 1220 11.8 | 16.90 2 7.0 123.0. |-15:2+4] 15:07 | 23:6 5.5 | 14.55 3 136: 1428: | M0 3411 11058. :23.5 12.1 | 17:80 4 1269 112033 9.8 | 14.23 | 20.4 12,3 | 16.25 5 108; 31:27 1 18:91] 20:63 31.2 8.4 | 19.80 6 15:02 1 Vi 1780 12192 13.4 | 17.30 , 10:6 123.0 | 19,4. | 15.93 1 235 8.9 | 16.20 8 9.5 |19.6 | 15.1 |] 14.73 :20.2 5.4 | 12.80 9 S:0. 1113:6 9.6 | 10.40 | 13.6 181 1070 10 3.011 1150 7.3 8.03 | 11.5 5.0 | 8.25 ¿8 5.8 | 18.4 1.4 1 10.53 11192 5.0 | 12.10 12 1.0 ./22.0 11.0 [11.331.29.7. |—.0:5 |] 1199 13 A ds e e sd a de 8 1.3 1] 149 14 193:T11122401 18:97] 16:18. 523:% 5.2 | 14.15 15 167 RL. 1103 da OS 8.5 | 16.50 16 9.2 Ed Y AL AO 018 7.4 | 14.60 17 MAS MB AB 1200 4.9 | 15.65 18 E ID Aa 1:18:11 12870 7.7 | 17.85 19 13:07 1 21.0% 1 19.671 20-27 0002872 11.6 | 19.95 20 156" 1-30.0 13079) 122.114 1:30%3 14,0 | 22.15 21 21.4 | 332 | 19.4 | 4.67 | 34.0 17.7 | 25.85 22 16:27 1-22:0 "4 11.4] 16:53 1.29:2 15.8 | 19.00 23 6:87 1:16:77 37 MODO LA 4.2 | 10.65 24 6.4 | 15.9 7.4 9.90 | 15.7 5.17 | 10.70 25 dote "19.2 8:09, 1 10:17 12078 1.8 | 11.00 26 9.3 | 19.4 9.3. 112.13 | 19.3 3.0 7/11 25 7 1040 21.2] 11:94 14.50 2159 5.0 | 13.45 28 A 102: 100 E 7/44, O E 37 $7 E o E 5.9 | 15.15 29 10.4 119.4 | 10.2 | 13.33 | 21.0 7.3 | 14.15 30 6-17 4023200). 12,20 112.17:11003%6 2.8 | 13.20 1-10 | 10.5) | 20.75 | 13.19 | 14.81 | 21:07 9.06| 15.06 11-20 8.86 | 23.87 | 13.89 | 15.54 | 24.58 6.511 15.55 21-30 | 10.06 | 21.48 | 11.05 | 14.20 | 21.94 6.92| 14.43 Promedio.| 9.81 | 22,03 | 12.71 | 14.85 | 22,53 7.501 15.01 TEMPERATURAS OBSERVADAS EN CÓRDOBA Octubre, 1554 Tabla II, 10. E T,= FECHA | 7a. 2 p. 9p. M m M+m PROMEDIO MO 1 9.4 |94.4 | 16.0 | 16.60 | 24.9 5.8 | 15.35 2 |11.8 | 90.1 |15.4 | 15.77 | 2.2 6.4 | 13.30 S VUILA 118.4 11.2 11883 1 19.7 11.8 1 15,50 4 9.1 |92.9 | 13.5 | 15.83 | 25.6 5.5 | 15.55 5 | 110 [25.4 |18:6 | 18:33 | 28.6 | 6.1 | 17.35 6 |134 | 93.9 | 15.4 | 17.57 | 94.4 | 12.1 | 18.25 7 |10.9 | 25.2 | 13.4 | 16.50 | 25.2 Li 118,15 8 |11.4 |%.4 |13.0 | 16.93 | 9.5 5.2 | 15.85 9 |16.0 |27.1 113.3 | 18.80 | 27.4 7.5 |17.45 10 |15.5 | 30.5 | 18.4 | 2.47 | 31.0 | 12.2 | 21.60 112 |130 |23.7 | 14.4 |17.03| 923.8 | 12.2 | 18.00 12 |11.7 | 9.2 | 17.8 | 18.90 | 97.2 5.9 (16.55 13 l1i32 |2.8 |11.7 |1557192.5 |12.9 | 17.70 14 | 10.9 |21.9 | 16.0 | 16.2 | 23.9 5.7 | 14.80 15 |15.1 | %4.2 | 15.0 |18.10| 4.7 | 11.0 | 17.85 16 113.8 |93.2 | 18.6 | 18.53 | 93.5 | 12.9 | 18.2 17 |132 | 2.9 |14.5 | 16.53 | 2.2 | 11.8 | 17.00 18 | 14.2 | 922.3 | 16.4 | 17.63 | 293.1 9.5 | 16.30 19 |126 |230 |15.0 | 16.87 | 23.0 | 11.8 | 17.40 20 |14.1 7.2 |17.8 | 19.70 | 97.5 9.7 | 18.60 2 |157 |92.3 | 14.6 | 19.2 |98.6 | 11.3 | 19.95 22 117.3 |927.0 |16.9 | 2,40 | 9.4 9.8 | 18.60 23 |2.1 |332 |2.4 |9%.57| 332 |13.0 | 23.10 24 115.0 |18.8 9.4 | 14.40 | 19.6 | 13.2 | 16.40 935 1122 |2%.5 1126 |15.10| 9.8 | 6.7 |13.75 2 15.8 | U.8 | 12.4 17.67 | 2.2 | 8.1 16.65 y |13.6 |17.2 | 10.8 |13.87|18.3 | 5.5 | 11.90 28 10.9 |19.9 | 14.9 15.23 | 20.9 9.0 14.95 29 114.0 | 24.0 |15.4 | 17.80 | 94.4 6.3 |15.35 30 | 14.2 | 928.5 | 16,9 19.87 | 28.6 6.6 17.60 31: |20.6 |28.6 |18.2 | 2.47 | 299.0 | 10.3 | 19.65 1-10 | 12.03 | 24.63 | 14.83 | 17.16 | 25.35 | 7.92 | 16.63 11-20 | 13.18 | 23.64 | 15.72 | 17.51 | 24.14 | 10.34 | 17.2 21-31 | 15.40 | 24.53 | 14.77 | 18.23 | 25.09 | 9.07 | 17.08 | Promedio.| 13.60 | 24.27 | 15.10 | 17.66 | 24.87 | 9.11 | 16.99 — 276 — TEMPERATURAS OBSERVADAS EN CÓRDOBA Noviembre, 1584 Tabla Il, 11. 7 TS FECHA | 7 a 2p 9p M m M+m PROMEDIO 2 3 14.6 28.7 22.8 22.08 | 29.0 S.6 18.80 2 18.3 Al 15.6 20.00 | 26.9 15.7 21.30 3 16.8 25.0 1972 20.33 | 25.4 12.0 18.70 4 19.5 ER 22.1 a 18.3 22.15 5 19.4 23.0 Sl 20.171 2376 18.2 20.90 | 6 18.9 a! 22.0 22 1 MOZ630 IO 22.00 | 7 107 20.3 1272 15.90 | 20.9 12.8 16.85 | 8 12.9 24.6 15.9 O 6.9 16,00 9 13.9 2D. 17,3 18.87 | 25.8 8.9 17:39 | 10 15.4 24.4 15.1 18.30 | 24.7 10.1 17.40 18! TED 26.4 15.2 19.60 | 26.6 9.4 18.00 12 18.4 18.8 18.6 18.60 | 30.0 9.6 19.80 13 17.0 19.8 17.4 ISO 29 16.5 19.20 14 17.6 25.8 21.0 MANN DNA 14.5 20.85 15 19.6 22.3 1753 19.73 | 28.6 16.5 22.05 16 17.6 26.2 16.6 20.13 | 26.5 16.3 21.40 ¿bo 17,4 25.8 17.3 20:01: 1 2659 13.6 19.90 18 15.8 23.4 18.4 19:20 3 24.2 14.7 19.95 19 AG 25.0 739 OTAN 15.8 20.75 20 19.4 28.2 16.0 21.20 | 28.8 14.7 21.75 2] 172 25,4 20.0 20.81 | 25.4 14.2 19.80 22 18.4 21.8 19.8 20.00 | 23.3 16.6 19.95 23 16.2 FLO, 14.6 ESAS OS 15,2 17,40 24 17.4 22.6 15.5 138005] 2342 13.0 18.10 25 15.8 23 14.2 179011 20429 10.9 17.55 26 14.1 25.4 15.4 83041 2589 8.2 17.05 27 18.6 27.8 18.1 21.50 | 98.4 9.6 19.00 28 18.8 28.7 IfeJaL 22.20 | 28.9 13,1 21.00 29 21.6 26.4 18.8 22.27 | 30.9 16.8 23.85 30 20.1 26.8 0, 22.63 | 29.8 15.0 22.40 1-10 | 16.49 | 25.01 | 18.14 | 19.88 | 25.51 | 12.90 | 19.21 11-20 | 17.76, | 24.17 | 17.57 | 19.83 | 26.57 | 14.16 | 20.36 21-30 | 17.82 | 24.56 | 17.65 | 20.01 | 25.96 | 13.26 | 19.61 Promedio.| 17.36 | 24.58 | 17.79 | 19.91 | 26.01 | 13.44 | 19.7 — 211 — TEMPERATURAS OBSERVADAS EN CÓRDOBA Diciembre, 1554 Tabla Il, 12. bo Ñ twOo o e D0 tm 5) —! SHIN > . e . 'd E OUT Uria 1 1 0 00 Dr == 0) 0D im UA hu 00 Aa 00 O 0 e .4 6 6 24.8 25.6 0 .8 «0 11 17.7 |98.7 118.8 | 21.73 | 29.1 |11.3 | 20.2 12 |19.3 | 93.8 | 17.2 | 2.10 | 27.1 | 13.9 | 20.50 13 7.1 |299.9 |18.8 | 21.93 | 30.1 | 10.2 | 20.15 14 |%.3 | 9.2 | 2.1 |23.87| 99.9 | 12.5 | 21.20 15 |196 |31.0 | 2.0 |93.87 | 31.3 | 15.9 | 23.60 16 |2%.2 133.0 |9%6.5 | 26.57 | 342 | 18.6 | 26.40 Y |l11s6 193.4 115.0 |16.60 | 23.9 | 11.1 | 17.50 18 14.3 |9%.9 |17.4 | 19.53 | 97.3 9.0 |18.15 19 |184 |31.1 |220 | 93.83 | 31.3 | 12.0 | 21.65 2% |%.4 |342 |23.7 |26.10| 34.2 | 15.1 | 4.65 a |2a1m2 |99.2 |19.9 |923.43| 29.4 | 17.5 | 23.65 92 |18.2 |96.6 |15.6 |20.13| 297.3 | 12.9 | 20.10 23 |16.1 | 9.6 |15.5 |18.73 | 2.3 | 10.6 | 17.95 2 18.6 |28.0 |17.6 | 21.40 | 28.6 9.4 | 19.00 25 121.4 |98.7 123.0 | 94.37 | 30.4 |15.1 | 22.75 298 114.6 |21.6 |18.2 |18.13| 93.4 | 13.8 | 18.60 97 17.8 [28,2 | 21.7 | 22.57 | 28.7 | 15.7 | 2.20 98 |2.8 |33.9 | 26.8 |27.83 | 4.1 | 16.0 | 25.05 29 |21.6 |22.5 | 20.4 | 21.50 | 26.3 | 21.2 | 23.75 380 12.2 130.9 |23.8 ¡25.30 | 31.5 | 16.8 ¡| 4.15 7 23.2 130.9 |%W.8 | 25.97 | 31.5 | 17.8 | 94.65 i-10 | 19.13 | 26.55 | 20.84 | 22.17 | 28.05 | 15.50 | 21.77 11-20 | 17.87 | 29.12 | 9.25 22.41 | 29.84 | 12.96 | 21.40 21-31 | 19,70 | 27.74 | 20.57 | 22.67 | 28.81 | 15.16 | 21.99 Promedio, | 18.93 | 27.80 | 20.55 | 22,43 | 28.90 | 14.56 | 21.73 ' x ÁA A -->-AA<á<<<áooOOOOORC oo _————n—— _ ——cFFFFJ22—<—K—K— — 278 — HUMEDAD ABSOLUTA (EN MILIMETROS) CÓRDOBA, 1884 Tab. II, 1. € A A a Enero Febrero FECHA a — Y a a 7 IAE 2 p. 9 p. PROMEDIO || 7 a 2p 9 p. | PROMEDIO 1 11.9 9.1. ¡1,1 (10.7 [181 (117,5 116.973 2 115 9.2] 11:1> 110.6 11479 1162 1138 "a 3 10.1 ¡10.9 9% 1001 5.0 6.3 9.0 6.8 4 VOTA LOSADA OS 8.2 UE 8.0 7.8 5 10.9 901 1L7 51 1076 9.4 |11.1 |10/8 710% 6 105 8.2 9.3 Jal) 9.4 9.3 7.8 6.3 7 9.9 8.8 |10.0 9.6 8.2 9.4 9.3 9.0 8 8:0 111065 11:8 110,1 9.1 8.9 8.7 8.9 9 14:92" 1157921-15.0 1|14:8 8.5 (110.1 1153 WADó0 10 IE MARES MR MS IA AOS AO TOASLORS 11 12,9/1119.19 13.3 112:6:1119.9 1135 11227109 19 11.3: 11:83 1:22 111.8.-11138 1-19:4 1107163 13 1972: :40:0: 119.6 110:941:10.3 9.6 9.5 9.8 14 1073 110,4: 11 188. 4LE:5 9.2 9.7. 1118 140% 15 10.2 DAS LOSA OS 9.8 |11.3' 1106 16 14.4 ¡14.8 |14.0 |14.4 9.8 114.3 |14.2 11278 17 15.6:113:1:1 14.5 114.4- 11196 113.4 1154-9958 18 14.9 111:9.119:3 "415.4. (118.0 1-10:4 [1271850 19 13,4 11182 115:2 (18.9 A dT,9 TT ADAN US 20 119 1130 -4413.4- 119,8 11104 110.97 1110781 105% 21 VES AAA AAA AAA UA 16 ADS AS 92 12438414. 1 115.8 14.2 11987 ITA TABS 23 1 DD AOS ID NAL 1147 AO id 94 18.3119,4- 1:19:92 119.0 419%8" 114:75] 13701 95 18.8:118.0 120.2: (19401149:7 1] 162 (AM 26 19.5. 118.8-120.9 119. 71112.8 [1126 14262 97 Ud MURO 1975 9:9 111374105 28 TANIA 19.2 117:41121 11095111075 eS 29 11691 178. 0119:3 148.1 1111.9 180. 43137 3 18.0 |19.3 |20.4 |19.2 31 19.0 |20.8 |19.9 |19.9 1=10 111,171 10.301 11:48 10.951110:131110:937 10:56 dO/ 38 11-20 | 12.52 | 11.89 | 14.08 | 12.83/|11.47/| 11.51 ¡12.08 | 11.68 21-31 |17.09|16.97/|18.15]/|17.40|/12.48 | 12.67 | 12.81 | 12.65 Promedio. | 13.71 | 13.18 | 14.67 | 13.85/111.32/11.43/11.78| 11.51 — 279 — HUMEDAD ABSOLUTA (EN MILIMETROS) CORDOBA, 1884 Tab. JU 2 PROMEDIO | 7a. ODIA NO NAAA 0 Lo a a LO 20 LO nl 00w0DwNI000m7 LO DO NO 9 LY LA Á l S e Jana jad hs A jad pad hn h 00 HF HF CS 00 00 «1 1 A 00 DA ANO OONALWINDA DO pio no toa co 00 DHOIORDMWAOO ANADWA-1) 00D? o? A LO WO A 00 IA O 11 A a Di 110 (9 IN 002 DDD CO o 00 00 WOSN HORA O FAIRE Eo da de de y .8 .6 A 2 8 9 6 E .9 3 .9 .4 6 9.7 4.3 4.1 3 8 4.3 .U ET A OT 1-10 112.58 | 14.64 | 14.90 114.04 [| 8.58|10.16| 9.94| 9. 11-20 | 14.47 115.95 /15.31/15.24!| 9.39|10.01| 9.91| 9.7 21-31 [13,75 | 14.34 /13.57 | 13.88 10.56 | 12.19|11.43/11.39 ' Promedio. | 13.60 | 14.95 14.50, at 9.51 | 10.79 | 10.43 | 10.24 | — 280 — HUMEDAD ABSOLUTA (EN MILIMETROS) 1884 CÓRDOBA, Tab. TIT, 3. 2 le] S ) ) TCLODNAIRODMOLD NORHDANOANO A = ODIN AD NIDO RIANN AN MANRANA HIRO Am Un 00 (=>) AS A O O SS o SN SS EA O o 0 0 0 0 0 o LALO FALLO RON MANTARO HR M0 NAF +H A E 0 o O AS OSO A AOS eS] Ni IA (DM IANAMNIAA ANNAN RH HOC HAN UN —0t= 0 ¿ HNON HO HMNMNA WMARRNTODWOSOTW DADO OoOmao 0MmIñ10 0) Dn o39m1 10 O No 1 HDL MANN RARO. HANA ARANA a DOÉN = Mo» 0 = DO HO DEA ARNM AH MIAAADORRNODI MODAN ON HDD QA S Va A o AS ALO DEA SO OS DNA ODO 0 == q SIEQS A NS SS era PU o OREA RHMNAFAINI MIDEN ra 10 O 0 (0 00 0 ONO NU 0 AN NNA cm á, MDLORHDODAR A MONDO RHRNIAA DO 000 00m ADH 15 a NODREPNNANFHLNO FHO0D0DINODORLrn o E ES Nr . a a) A 3 00 17 00 0000 HCONME- DNRDNDAADRAD MAROON RINCON Co 0 1 SAA OO A ASIN o ASIS HI 10 E — OO 3 = ARNM HAORIODO ARNRMFHINNOCADO NNF COROS ONO = = A. ARANA AAN. RRARNANARNRNRRNADIN 1 1 5 fa AN E — 281 — HUMEDAD ABSOLUTA (EN MILIMETROS) 1884 CÓRDOBA, Tab. JT, 4. PROMEDIO PROMEDIO | 7a. 9 p. ¡16D MT O 0 0) ISS = 4 0) 0) 1 001 N1O 000 AS HO HON O) LUN RAR ADO E 00 * 00 NANO RARA ON ONT-MN DO Ho 19 00 Y 97 00 RH 10 Mi- O) Ml 00 RH YN ON ON NN ODRARN AROS ON IO HH O) mM 00 — O A OSONA ND LCRAÁCARNRNEAA 20202300 Dm1a DOARRRRAROS O mOoDn0O Yoo. 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IV, 2. Abril PROMEDIO || 7 a. | 2p. | 9 p. | PROMEDIO | 81.57!' 81.131 76.00 193. 27 || 3.5011 0319: 501144. 5.63 76.33 || 9.30 97. 95. 96. 91. SE DATA A 00 1002 DO do 00 1 1 Ww0wNWDDIDA 20 da Ll Y a RÁ a LO 0 A 000 en o ja 1 00 2.07 || 70.83 |1 .18 86.70 5.87 90.40 .30 ¡9 . DOPORDDADAHO CNA DION aw o mid 7 Po YN A ANDAR de DU LL 1 pe -) a - 119 3) SE . AS rr : Nntiis e DNARORDIARDOD NADDIODDOANID are OA AAA 040 o--nm09n Ad 39.8 2.4 A 9.0 9.0 ).1 19.6 y .9 .2 0 ).3 el 6 mo) 6 ¿l 3 .1 6 RAID DN j | ' | ' II: ' ' j | 89 | 88.91| 79.33 10.07 | 87.23| 78.89 .68 | 82.87 78.29 | Sp 03 < 00 En p. O) ' ' Promedio.! 91.61 58.62 865.23 78.88 | ! j | — 286 — HUMEDAD RELATIVA CÓRDOBA, 1884 Tab. IV, 3. Lal O 9 p. | PROMEDIO || 7 a. 2 p. 9 p. | PROMEDIO l 96.2 |38.1 |67.9 |67.40|| 90.8 |40.4 |75.5 |68.90 2. 187.0" 150.5 1897 '175:7311.99.2 | 614 (8859 | 81283 3 196.7 |39:1'|91:8 |175,87|1:98.6 ] 46,6 19169: | 7880 4 |96.7 |40.0 |73.6 |70.10|[| 98.3 [33.9 |73.7 |68.63 5 |98.3 [29.0 |66.8 |64.70[| 96.1 [27.3 [77.5 |66.97 6 |46.8 |34.7 |79.7 |53.80|| 94.9 |54.7 |86.4 |78.67 1. 1955 1220 -|38.0. 165.171 96.7 1.6359 (83513 (61843 8 |67.5 |23.1 |70.8 |53.80|| 95.6 |75.6 |75.5 [82.23 91621 192:2-175:2 115347 |-76:1: | 300 5143512703 10 ¡86.0 |34.6 |80.7 |67.10|| 78.8 | 44.8 [84.7 | 69.43 11 |86.2 |18.7 |73.0 |59.30'| 74.8 | 43.7 |91.6 |70.03 12 94£:1 123.7 1813 166.37/1924 | 4422 1947 AMAa 13 1:96:4 :135.1 187.3 1172:9311.90,6.:| 56:07 [837 51041 14 |95.3 |35.3 |88.0 172.87|| 87.3 |59.0 [199.4 179.57 15 |9.3 |48.1 |48.4 |63.60|1100.0 | 44.3 [74.1 [72.80 16 62.7 |61.4 |76.4 |66.83|| 73.1 |35.7 |83.0 |63.93 17 9,1 |48.7 187.2 176.671 95.7:|22:5- [78:0. 165,40 18 (94.5 |58.1 |93.9 |82.17[| 84.1 |21.9 |69.0 | 58.33 19 ¡926.0 |42.6 |86.3 |74.97|| 96.1 |32.4 |63.5 |64.00 20 |92.0 |39.3 |78.7 |70.00|| 90.0 |34.2 |47.1 |57.10 21 93.7 |47.6 .|-90.1 |77.13|| 65.2 |34.5 |77.6 [59.10 22 197.9 132:0 |79.3 |69.73|| 71.6 | 26:3 175:4 15913 23 [96.0 [29.0 [69.5 |64.83|| 86.7 [31.0 [83.1 66.93 24 96.2 |31.5 |84.3 |70.67|| 94.5 |22.3 |84.3 |67.03 25 [98.2 |37:6 |75.4 |70.40|| 97.4 |23.3 |67.0 [62.57 26 |96.9 |42.3 |83.4 |74.20|| 92.6 | 23.7 |64.0 |60.10 24) 93.1 |39.4 |86.3 |72.93|| 95.0 |29.5 |69.4 | 64.63 28 95.0 |80.6 |90.9 |88.83|| 82.5 | 40.6 [67.6 |63.57 29 (|97.5 |70.6 [85.2 |81.43 || 96.4 ¡46.6 |86.1 |76.37 30 [70.0 |39.6 |86.0 |65.20|| 95.5 | 45.5 |89.2 |76.73 31 92.5 TV L64.7. 164:39 1-10 |83.28| 33.33 | 77.44 | 64.68 || 92.11| 47.86 | 78.89 | 72.95 11-20 | 90.56 | 41.10|80.05 | 70.57|| 88.41| 39.39 [77.71 | 68.51 21-31 [93.36 | 44.30 | 81.37 | 73.01 | 88.34| 32.33 | 76.37 | 65.68 Promedio. | 89.21 | 39.73 | 79.68 | 69.54 [| 89.62| 39.86 | 77.66 | 69.05 1-10 11-20 21-31 Promedio, .8 6 A .1 2) .0 -3 1 3 2.3 .L A 2.1 5.8 8 6 3 .2 3.0 3.2 a $ YD 0/2 O mn O E AND pia 70,8 82. 76.7: 76.5 — 287 — HUMEDAD RELATIVA CORDOBA 1884 op. | num 79.07. 78.20 | 64.83 531.40 | 55.63 | a a E OS | 0 O ADO rm 258 =1=1 3) 1 00D 10000 De O DON Dann DRIRDIARNDO Wow co | 54.601 69. 61.92/185,89 54.91 176. 57.07 1177 | DL OWNON ono» 70/1191. 12, 48, 70. 50.071186. 54,43 175. 50.20 || 74. 54. 20 162. A EA A a TO LO dia ¡a LO O Y O ID WIN? 0) 00 e, — o 18 | 32.81: 26 | 35.82 .08 | 40.09 | | | 52.06 7 Tabla IV, 4. PROMEDIO 63.93 74.10 70.10 | line + ; 50.50 60.93 O A : GEI z 37 6 A LADO NRNVADD INDIO AVADIA a OOO IR A CO Y o — 288 — HUMEDAD RELATIVA CÓRDOBA 1884 Tabla IV, 5. Setiembre PROMEDIO 56.30 60.43 71.23 59.63 49.13 60.63 o 50.10 41.50 39.40 41.17 65.50 62.30 70.40 54.43 45.83 67.83 75.00 70.40 78.00 62.57 69.80 57.63 48.73 60.40 42.03 ASIA 56.37 57.13 46.47 48.67 29.00 2 5 9 0 7 dl 9, a le 2 DD 1-10 01 9) 19D) 1-1 010042 010 N 2 DÉ 00 AN UU 0 -1 0) 0) (0 (O = ?POFRRPOoDOn NO DO WMA 0 FO Del dl 6 7 6) 4 dl 7 D 9 dl 9 6 6 6 1) 5 5 6) 5 3 57.62 | 53.59 71.34 | 65.23 62.32 | 50.31 Promédio. 7 - , z 63.11 AS — 289 — HUMEDAD RELATIVA CÓRDOBA, 1884 Tabla IV, 6. MXoviembre | Diciembre —_— gg ! A | PROMEDIO || 7 a. | 2 p. | 9p. | PROMEDIO ha to DD 165.07 68. 84. 79. 66.: 64.1: 56. pon ONU -15 10 WR ' “By ATRAS PR D 00 IDA DINA Er fa e LO DT) 00 A CO z 1 HE RU 01 DD 0 ? 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Sd SISCISISOICSIOOS HH DRA DAOARNAs O O NO NA AA ON A A A A MOTO AMOO AO O O E SO 20000000 — 296 — Julio VAPORACION DEL AGUA (EN MILÍMETROS) CORDOBA, A A E MA MAN ATLO HA NN MP I10 HO HO O HO HN NA AN DONA ARMAR (O + E 0r0DonwDoao AA A MON ON A ON NO A ao oSnooo ooo o ASA O ATT OD 0NMOr eN 10 HH HO Fm MN HOO 11000000 t- 0) A rA A ON A O A ON GN A YN HT OO Um ANS MS a a OO O o A oooco0o SIS 1 MIA NO 0 HO H NM Dro HH i10 FCO 00 MAD HH LO 60000 00 a O O: o o ALO] = 2 O) O) 00 (ap) [en] [) $ N ([) — a] e) 10 —= rr > 10 H 00 YH T>- (O 0) ON IT O 00 Nr ANNAN AN ON MA ON NET MANDATOS 12.0 |87.0 Suma.... — 297 - EVAPORACIÓN DEL AGUA (EN MILÍMETROS) 1884 CORDOBA, Tabo 0 Agosto A LA SOMBRA SES AAA GO AANMÍÁSIDNOO O 9 CN e md pe EY) HONDO A Ol pl ONNA10 000 HD00-==90000 mu 00m a. e NRO ARNOLD RARO =o-ocozdoo MN AHD UR NN soscscocoocso occoSs A VDIINDR==D00D 0 10 HA PRL 12 Y O D Dr $ Y HO O O a A O B| DO -+: OLA MN DO RANA ARAS doc dl — RONTDALDN—O Mo No A eS DIANA DARDO A E RAADARDOAS 10 O 0 MH 00M N — 00 Sos o E NNANADA==CM AA RANA REN MINO SNS ESSE O OS E oo -oo00300OSo- A O ocoosco” oso A A pp a ' 15.0 dor 56.7 |164.8 92.0 16.1 Suma.... vs. vin — 298 — EVAPORACIÓN DEL AGUA (EN MILÍMETROS) CORDOBA 1884 Setiembre Tab. Y, 9. pS NR LDOALAARREA DARVDOLRAAN PORNOS DMD HA = DANT]NIANRNAEA ARDARARIAMÓ MARA RNORNES SN 3 ¡€ó———__—_—___ e 5 5 55 5 E ás OMODNMOHDADAO DMALANADORLA OVOPRAR MO Ono 1 | IS O A a el ARO AH S oO A ma O a) AS Poy 5 SS a NM HOM HANA AND OAMI (OMTHINCONICO E (c1I0n0N a A o A E RR A o S AS 2: < A AAA AA AAA AO A TA NA AA AA DO UA A A A HAHOAHAODO 0 iS Le A A A e o er E AP o E AARORDAOARADIO ANRNARAH ARAN DARCAROAN AA RN n Hosoocoocoooo oe.noo ooo nHoovoooocooo CS la DA OD DIO RIO MA RHNANO HON DIOADRDRDRIN He HA 5 A NI A HD 17 == de 10D DIATIONAANA DOHA MNNAWORN ANFODODDINEO NT 0 a o AAA ARANA HO AÁARRARNOADARNA HARAN AO (OND 0 E ON A 10 pe A A A A A E á, OADODRORARD DN RH RELOAD ANDAN Ma oo 0 a NRANANARANA] ANMDÁNADAINO BRAAADIRANA Qe 2 K— _—_—_ A ---_—__ CUA HS NN NA N AAN AN NANA NON CO — O A O OSO O O AS LOA RS A IP A AO SS 0000 -Hoonmo osos oso HOOOOoOo0o0Oo0oO 0 0. 20 ral ++ | ANN +HOOFP0ODO A NM +A FOO rt n= Cama! Ar — 299 — EVAPORACION DEL AGUA (EN MILIMETROS) CÓRDOBA, 1884 Octubre A LA SOMBRA a O O DO O O Amaia RR ÁREA AA N NM Y ON ON A Nr MAN 1 [FANIA Sl e e O A AN A Or A A A + + + OD NAM ANO ANNO Scooscs CNO ADADO e nl TA Y «n - 00 (O O) odos A A RSS ASS OA AAA E — SNMIAN THE ADN e AL A ABNAANOANOAN A 00 MA O NN O a NUDO — Dd) 1 — 20 00 — + DAN LL ON AA ON A O A Mi O Mm FI LDNDO A co ds oo 300 * EVAPORACIÓN DEL AGUA (EN MILÍMETROS) CÓRDOBA, 1884 Noviembre Tab. V, 11. A LA SOMBRA MINA ODO ANMNONSN ANDE ACUSE NOOO D AHH MIA HITO HANO O NM HT NNDO + SS Sa OS ATHOSO osS3on O — A + — a! OA TRNADIRANO os SD0AH=0009 ONADO MORO OOOO Ar 0O NN coos a TEN DH HANNA LASO HO O 0 (a) MO A NANNA 10 O 010 MO O 0-4 GN HH NM NANO ANN ON lo D ls! o Sr '2S9 LOT MINO IT DN -CNODRA—= HORNO 10 YH AH 00 O 000 RDIOADORNA—MN 0 00 m0 E 010 ÉRNDOLMRODOAM NN ALO DI 00 CO — (M 00 — 00 Y CO 00 NRADRHOSOFHNE ANN WO ODNMODLDO SNS YH 00 0 HON + OMAN Y > 126.4|| 4.4 |24.6 |22.5 78.4 |43.6 4.4 — 301 — EVAPORACIÓN DEL AGUA (EN MILIMETROS) CÓRDOBA, 1884 Diciembre Tab, Y; 13: A LA SOMBRA O rm “FONO DIN o NO A A NA NON A A QA 0) O 9) 10 T= 3009333 0S a MA O 0 O 00 nar DO ma == Ora + Or rr AN A A O NN da) LH DMI LAOS ANRARMMRAN M0 "ro -OOraoa nm DO Nr NO HO OO 00 A Ao o e e: Soocooooscoo NA + + O — — NT o E A o ANDAR RANARA OSA ra NN NN NOTAS DRA 1 NN A NO NN — (09 T= 09 19 NON — AN==NMM “00 A 101010 O 00 N—=10 MA Nao "Eo MN ON AA ON A NN 1NADODOO Y 0010 Y — rn OM “MARINO pa me e Dl DO A A DA Mir «+ 00 - O N 0 O cai ao] LN O 0 ME * O NODO as — 302 — TEMPERATURA DE LA SUPERFICIE INTERNA DEL SUELO Octubre, 15S4 DOS E la FECHA | 7a. | 2p. | 9 p. | rm | M +| m + '2 1 Isa 26.3 16.0 17.9 SS 10.0 20.7 2 1075 EA] 155 16.4 01 10.6 16.0 3 13.0 19.8 13.1 15.3 94.7 1905 18.6 4 10.6 2039 O 145/62 32.0 8.9 20.4 E) 11.8 NS 17.6 18.3 O) 10.0 22 8 6 15.1 26.4 16.6 19.4 30.7 WS 299 7 13.0 28.8 1155) 19.0 40.4 MA 25.8 8 IS 29.5 107 19.2 41.3 10.0 57! 9 MS 30.4 16.6 20.8 40.4 11.9 26.1 10 16.2 33.1 16.6 22.0 4£1.4 14.0 325737 Jl 1EL4S 28.5 16.3 19.8 36.8 13.9 5 12 13.8 0) 19.1 AS 39.7 10.4 0) 13 15.1 20.8 14.2 1557 23.4 14.3 18.9 14 12.0 20.4 JE: 7) 16.0 40 7 16.2 15 15.4 27.4 16.4 1957 34.4 13) 7! 16 15.6 92.8 19.2 20.5 33.6 14.5 DATA 17 A 21.9 15 172 7 13 20.1 18 14 21.8 16.2 17.4 26.6 1925 19.6 19 13.7 2313 15.9 1776 26.5 13.4 19.9 20 14.5 24.7 Ala) 18.9 30.9 12.4 IET 2% 15.6 94.5 165,2 18.4 30.5 14.0 RO 22 A 23.5 15.8 18.3 30.2 105 91.4 23 16.7 26.5 18.9 20.7 AS 10.5 19.0 24 14.8 19.5 ES 15.3 LOm 14.7 o! 95 107 AE] 14.0 16.5 29.9 9.3 19.6 26 19.8 24.6 14.3 172 27.8 11.0 19.4 27 12.6 18.7 15330) 11.8 24.4 7 M7 28 1 24.3 15.0 179 29.7 ES 20.6 4 29 1227 26.1 1652 18.3 31.8 10.2 2150 30 13.9 33.8 18.1 21.9 SUD 114 11 24.3 31 17.3 33.2 19.4 NS Sl) 13.4 25.6 1-10 ES AA 18.55/1-332991 "11.28 12960 11-20 1473411094 661 416.561. 18.51 3040 519:80/- 21845 21-31 14.00| 25.49| ,15.67| 18.35| 29.68| 11.63| 20.65 Promedio.| -13.84| 25.57| 15.99| 18.47| 31.19| 11.88| 21.54 — 303 — TEMPERATURA DE LA SUPERFICIE INTERNA DEL SUELO Noviembre, 1554 Taba VIS £ Dw0NWOSUIwN 10 w0U0OWNWYNDIO DANDO el DD DIO WO .8 .8 A 4.1 .9 .8 6 4.6 | 5.8 ¿1 DUWOVNWWL=WA ARDER IW revive docto Niobwa-=wwRI NODUNIRRRLYO DEPARAN 1 LO 2 a a O 00100 09 DDONDIWNODO-=1A NO O 1 Dr 00 Ly 0 00 Sr —BU —= TEMPERATURA DE LA SUPERFICIE INTERNA DEL SUELO Diciembre, 1554 Tab. VI, 3. FECHA | 7a. | 2p. | 9 p. | momo | M m + a 1 191 11 329 11:97.-1:-9476 11 SII AROD: | ON 2 91.01 80:6 11 2998 |' 94.8 |. 3241 18%. |: 255 3 19,8 | 228 1211 |+ 9:94! DIM641=-194- |+ 218 4 290.6 | 28.5 | 922.92 | 23.8 | 32.3 | 18.4 | 25.4 5 99:81 23511 19/5311 91:91 - 38169511815 11 9409 6 17:3 |. 242 |. 29,8 1290.41 SIG 1 2048 7 18.5 7.311 1981: 22.1 L 31LAA IGN 23% 8 19338 1, 27%5 ]* 9139 1: 997 1 SAB IMAN 9573 9 1513541: 2394. 1. 17481 18771" EAT MA 20% 10 179 4-35 |: 18,51: 9874]. IATA AA 238 11 1714. 3009 | 106 | 996 1.3830, | 148311 96M 12 19:54, 21:51 18417 1948 11 298161 d6%5 1* 20 13 1648 10 3311 196 | 923392 | 39.3| 13.6 | 26.4 14 ISA BES 17 93977 1) 3803 15.4 | 26.9 15 206 | :36:8 | 200 |. 958 | 39,4 | 1409 | 6 16 1978 |. 318 |: 9403 4/7 95:34 "388711 185835 90 17 14.2 | 91.2 1607 1; 1841. 298:0 | 1499 104 18 155.1 256 | 18,31]: 198] 299/9]) 1215 11 2 19 18.5 | .33.0 | 92:01 24:21 35.4 | 1448 |. 25M 20 20.3 | 35.8 | 22.5 | 26.2 | 39.0 | 17:0 | 28:0 21 20.6 | 30.8. | 19:6 |: 93.7] 38.2 | 19%0. | 2876 22 M6 41.29:1 16.9 |. 912 35.2 | 1428 | 25%0 23 IET 2587 17:01 192541, 3925 1187719030 24 15:91 31.0 |. 18:31*9177 | 36.8] 19891 6948 25 20.1 11:28.8 |: 20.8: 11 93.9 |. 99:37 | 1613-1230 26 16.31: 25:5 |: 18:51 2011. 9656 1. 1510 ¿20% 2) 18.4 1.136.381; 29:971 95% || 39:1 17.3 | 28,2 28 91:9 |+40:0. 1. 26:01 920:3.| 44:31! 1812 | (32 99 9.6 | 24.5 | 221| 929.1| 34.5| 2.3 | 28.4 30 91.5| £14 | 92.8| 29.2 | 45.1 | 19.0 | 32.0 31 22.9 11-37:9 17 25:01 98.6 | 46.711 20.7 (033% 1-10 | 19.09| 97.38 20.39| 22.29| 30.92| 17.10| 24.01 11-20 | 18.07| 30.43| 20.19| 22.90| 35.46| 15.42| 25.43 21-31 | 19.40|/ 31.91| 21.02| 24.11| 37.15| 17.20| 27.18 Promedio.| 18.87| 29.97| 20.56| 23.13| 34.601 16.59| 25.60 — 305 — TEMPERATURAS DEL SUELO (4 7.5 CM. DE PROFUNDIDAD) CÓRDOBA, 1884 Tabla VIH, 1. ll Fobrero MUY Y Lu tu INN ÑO L£ WNHWONTCNIN AO aha 00w0 ON ON rm O: 00 DO 10 ADD NN O e 0100 WN A 1 O) 900 O) PP - o O LOA DIA O -100 0 -1 pa —- . = ta * . . TOR 6 | 9.0 | 9.4 9.6 q! 2.4 ,1 8 2.3 | o 190 YU YU Oo -1 Dia DD IMDN A OD ADAD kk ee ONO = ho q. - RAS LPumi=A O 009-100 2 e ON ¡IN ES RR SS SC Ni TINO lo ln EA De DD A IA ml Ák 0 00 .. sm, - 3-10 | 20.04 | 23.63 | 23.48 | 22.: 06 | 22.58 11-2) |21.18 | 24 92| 24.4 | 23.. 75| 24.89 | 23, 21-31 | 23,65 26 .09 | 25.: 04 | 22,40 | 21.53 | Promedio, | 21.69 | 24 9: S ¿68 | 23.77 1119.64 93.39 | 22.12 ' , ) ! ! T. vi 23 — 306 — TEMPERATURAS DEL SUELO (4 7.5 CM. DE PROFUNDIDAD) CÓRDOBA 1884 Tabla VII, 2. Abril TT a egagqgq€qá(q[_2aIa02—_— —, PROMEDIO . . 9 p. |PROMEDIO 20.90 115. 0 [15.37 el 20.37 | 14. 021 1580 | 20.20 115. : .4 116.63 20.10 14. .4 116.27 19.70 15. .5 118.10 | 20.07 115. .4 118.37 20.83 E E : 13.27 21.63 - ; . 12,00 21.40 , : : 12.07 22.23 , 16.1 S. 13.87 23.23 [12,4 |19.0 |17.9 [16.43 23.70 116.8 |22.0 [20.4 |19.73 23.30 117.8 (15.4 |13.8 |15.67 23.30 (12.1 |15.0 |14.3 |13.80 24.00 113.2 |16.2 |13.6 | 14.33 | 29.63/11:1 [14.9 |14.0 |13.33 | 23.131 13.3 | 16.2 |15.8 |15.10 | 17.33 15.2 [15.4 |15.0 [15.20 16.80 14.2 [17.9 [15.4 |15,83 19.73 12.4 |16.6 |15.0 |14.67 s | 14.37 H 15.67 ' 17.33 , 18.27 19.10 17.80 19.43 17.37 15.27 14.57 5) 29 42 .3 0 > 42 4 sl 37 4 .0 21.07111.8 |16.3 21.971113.1 117.3 22.73116.2 |18.6 92.231115.6 |20.4 22.601115.7 | 21.2 293.20117.2 118.5 20.77 1117.5 |20.4 17.501118.5 |17.4 | O 17.63 ; 15.8 17.57 A 16.0 16.13 e A WORIDOAD O AD) O NN?» -1p0N0D00 bl DUO AD O UA A A 20.74 113.35 | 16.62 15.18 21.72 | 13.85 | 16.86 15.41 20.21 | 20.31 15.44 | 18.19 16.92 | Promedio, | 19.48 | 22. 21.08 | 20.90 || 14.21 | 17.22 15.84 | cal > y ge TEMPERATURAS DEL SUELO (A 7.5 CM. DE PROFUNDIDAD) 1884 CORDOBA, Tabla VII, 3. NMFOmr SE OÓFr um PROMEDIO 7.98 5 .Y9 65 8.7 INN NAM OO 00 920 00 T- 20 00 E- E 00 00 — — ra — yA | 12,47 | 12.30 > pas] = as e Asian 8,06 6.19 MARIANO ADO o o E os Mos Bo Bco ME E so | SARTEN a o Ms a | A AÑ 8.91 — 308 — TEMPERATURAS DEL SUELO (4 7.5 CM. DE PROFUNDIDAD) CORDOBA, 1884 Tab. VII, 4. FE CHA O AA AA A A VIO 2p. | 9 p. |PROMEDIO | NOS 2p. | 9 p. | PROMEDIO | | 1 8.2; 113.6 110.92;110.6711 8.4 11920112 52268 2 HA NES lotes les 210) 3 SON 2357 9:8. |10.b: 9.2 118.7 115,4 1 14:48 4 COMAS OO MERA OA SAS OO Es) SOARES 50 MOJO 114 122281182 ALS 280 6 1 a Es) 8.2 SS O 0 il 3.6: [1128 8.8 SO AO MATE ARA AO 8 3.4 |10.8 8.0 AO NAO E OTE ASA O 9 A IL. TED 71:731113:87 193.15 1 ESAS 10 3:6;-112.1, 110.0 1+8.83/113.4/ 1933) 1185118233 11 MAT 8.5 9.631115.9 |21.2 |16.4 [17.83 12 30. 110.7 | 7.2 16.97 (161 192757 11%6 IATEES 13 ,3.8 |10.8 1.6 7.40/113.1 |19.4 |16.0 |16.17 14 3 20 9.2 8.20/112.4 |18.0 |14.9 |15.10 15 6.6/1138:2:1 1056 110 13 1113:77 119507114764 AS 0) 16 7.9. |13.6 |11.2 |10.90/114.1, 119.4 116.91 [116% 137 10.0; 114.7 -111:0- 1141.901/15.0: 1172144401155 18 6.41 11£:3:112.5) (41,07 112:4 1185911299 15790 3 19 10.8;117.1. 114.2 114:031110.8; 12:11 108 S9S 20 8.9: 116.6 133,4: 142:9711 4.77 [144 -1107251 10% 21 TR AS 7.6 9.331 8,21114.0;1 19% 1.3% 22 AE 8.3 MATAME EAS San 23 A MS lA 98711 11.2:.118.271 16.211 1520 24 7.5 AT2 114.0 112.901113,3 /113.8:112:6 111503 25 9.4/117:4 -|13:4 113.401 :'8.3:117.01112:61] 1263 26 91/1155 113.3. |12:6311:9:2 1 16:41 1858 M3 27 100 145.3 111.5 112:27111.2/1192: 1 160544) 28 6.9 11382 8.6 935711152811] 215641 AHI MIASAS5 29 6.61 1112%5 8.4 9.171116.4:122.3/ [19611943 30 A 9.2 8.131116.6 |23.6 |19.7 |19.97 31 6/0 1157811278. | IES3 1177. 123218527 LOS 1-10 | 5.82|12.58| 9.65| 9 35||11.50 | 19.99 | 15.91 | 15.80 11-20 6.83 /|13.57/|10.54 | 10.321112.67 | 17.71 | 14.40 | 14.93 21-31 6.72 | 14.27 |10.80 | 10.60 || 12.63 | 18.66 | 15.85 | 15.71 Promedio.[ 6.47 | 13.50 | 10.35 | 10.80 || 12.28 | 18.78 | 15.40 | 15.49 — 309 — TEMPERATURAS DEL SUELO (4 7.5 CM. DE PROFUNDIDAD) CÓRDOBA, 1884 Tab. VII, 5. setiembre A a 2 p. 9 p. | PROMEDIO » e . | PROMEDIO | 16.27 15.47 15.73 19.13 17.77 18.53 18.20 18.23 19.03 20.10 00 1 NO Y ea DU DU w -— , . . cm - co 00 - lodo mio Lado O — o Lia ioja do ao =1 33 00 1D) —l Da HN - D1 Y lt 100 e DNA No 19.13 19.33 17.93 16.40 18.37 18.63 17.53 16.53 17.23 18.20 18.07 17.97 19.17 . . el 00 tw de) — 3 A 0 > a A ) Y 1 O1 00 HA O pan De E e Dia 1D) DD 101! =D) TD) DN -1N0 YD ;NNO LND y -1 li 2 DO DA a DAD O TD es SO O > pi a pi E 00 00 «19 -1 10 U1 00 A a O — 3 po pa ad ad a ip nd Qi O ne 0 DADA DONA A Lo ONO DO DU Promedio. — 310 — TEMPERATURAS DEL SUELO (A 7.5 CM. DE PROFUNDIDAD) CÓRDOBA, 1884 Tab. VII, 6 Noviembre Diciembre FECHA TT E == A A PROMEDIO | 20.97 20.03. 19.10 21.77 20.27 20.83 17.03 .57 .40 ¿97 | .53 00-10 Ora 00N A bh — pul co 18 COULD) 1000 O DWIWODOO WIN 7. 8. 8. ls 9 9. 3. 9. 0 0 0 0 7 Y 7 8 9 0 0 Ll; Vd 18.4 18.4 19.8 19.3 19.2 19.5 19.6 20.2 20.8 20.8 20.2 17.5 17.8 17.3 18.0 19,2 20.6 20.6 21.6 do) W H- YO 00 00 00 Y) -100 O (39) Lo do [opfiellde) Promedio. | 17.23 — 311 — TEMPERATURAS DEL SUELO (á 15 CM. DE PROFUNDIDAD) CORDOBA 1884 Tab. VII, 1. Febrero A A 9p. | PROMEDIO !| 7 a. > + | PROMEDIO ! 24.80 23.90 20.63 18.80 20.33 19.73 20.20 20.63 21.13 22.67 bebo io lo in do De do ONDA? DNDO Om IOPIAND MR ADA 00 a do in e En 1d 9 .4 ¿0 2.0 33 4.8 7 ee 3,4 2.8 .9 36 5.4 4.8 5.4 d.2 3.0 Pe 4.2 4.7 Sot a A HOOD 10 DONOSO 1-10 . .46/120.30 121.11 22.44 11-20 122,17 | 23.34 | 24.83 | 23,45 121,941 | 22,83 | 24.36 21-31 [24.32 24.: .11 19.99 | 20.96 | 22.03 a 22.00 | 93,5 95. mall 77 121.66 | 22.98 — 312 — TEMPERATURAS DEL SUELO (A 15 cm. DE PROFUNDIDAD) CÓRDOBA, 1884 Daba VIS Marzo Abril 7a 2 p. 9 p. PROMEDIO || 7 a. 2p. | 9p. | PROMEDIO Jl 20.2 1120.6. "2220 1:20.93:1116¿0 16,0 (1575 (AGA 2 20.1. 120.6 121.0.120.571115.1 116,2 ¡"150.168 3 19.4 120.2 121.2 120,971116.0 | 17,0 116% +1 16:60 4 19.8 420.3 120.9-1-20.331 167. 1167. (ES 16723 5 16.9. 120.2 120.3 :119.131116.4 118.4 118%6 117682 6 19.5 |19.9 |20.8 |20.07|/16.4 |18.9 |19,4 118.23 7 19.4 120,4 121.8 1,20:.53/115,4 114.2 1136511470 8 120.3. 121.3 192,4.1.91.33114 4 112.8 ¡30 Laca 97 120.3. 191.3 422.2 191-971 T70.2 10:09) 1 Ia 10 20.6 122.1 122.8 191;831111.4- 14.2 (15215361 11 21.5, 12350, 123.4 1122 .631118:3 116.7 1.1956 15.87 12 |21.8 |23.6 |24.0 |23.13||16.9 |19.8 |20.2 | 18.97 13 22.1: 93.5 124.0 :123.290118:5. 116.4 115:0 016004 14 22.1. 29.8, 123.8 -192:90113.1 (14.5 114.8 (Aa 15. 122.8 93.3 193.6 123.231118.8. 115.1 11456. (14550 16 22.1 193.1 193.0,122.731119,.17 114114 dos 17: 121.7: 193,4 -1:93.8 1 299.971118.8 115.4 (1581500 18. 19.6; | 18.3 118.2 118.701115.4 115.4. 15:21] Ibis 19 ESMAS 76 117.571114.6 116.4 115.8, 119560 20" 117.4 119,5 120.7 119.201118.4 (d5:L HSA eb 21, 119.9 121.0 191:4 120.77119.8 115.0. 16:24 -M240 22 120.5; 121,9. 192.5: 1191.631118.9 (116.2. 11664119594 23 21.6: 1:22: 4> .123.0/ 199 331116.3, (17:01 1125110500 24 122,0: 123.0 121.5 12217 /116.1 (1876 118.8 117% 25 20.6 122.6. | 23.0 122,071116.5 119.2 1 2015118960 26 . 121.7 123.4 123.5 122.87 1117.8, 118.3. 111310897 27 21.7 122,1: 120.5 1191543 11176 11975801 DIAN 28 17.4: |18 2. | 18.2 |17.931/18.8 |18.0 116.8 | 17.87 29” 117.5-(18.4 118.2 118.034115.7.. 1159 11575 115577 30 16.3, 118.1 118.7 117.701114.7 115.4 114.8 (12:87 2 .8 ).6 de g. .69 ; - , > .09 | 15.37 11-20 | 20.86 | 21.81 | 22.21 | 21.63 |114.49 | 15.89 | 15.88 | 15.42 , 20.72 , 3: 0% : 13 16,90 Promedio. | 20.03 16.32 15.89 — 313 — TEMPERATURAS DEL SUELO (A 13 CM. DE PROFUNDIDAD) CÓRDOBA, 1884 Tabla VIM, 3. Mavo | Junio FECHA A O —= — ta Y O — ZU NN a o OC» Yo Pp o hn a o e hn lc rn rl RS ARS IN IN = RONALD = 0-1 9 9 00 — =100 =1 06 N O 10 0D O a DN — OMV -1O DO A pu ¡a pued. to. pul pul Jud. o ho cr hd De Du SS e] DAA A A A—Á AED SS TE A NA DNA UD A — - . . pP.. de] -l-—) DN -—10O — Fm 900 ¡SS A > Qu DR DIO D0O =1 90 a (9 MN O Xi 0 0D da E A DD A mm UU DUNN DA Di TNA YOU AO pued ip. o. ts. Ju fu os Jud pd to — pa - NDA DD Y A MM MA - . > - * A e pm, — D—wiwvadn d o: IS | DNI u . . ca - e - X NIN —- sa, - 11-10 Di e Ds 1 Je £ . ” . ¡O O ERA AAA IN II : 95 13.00 | 12,32 13,00 / 12.16 | 6. 9.06| 8.91 12.63/ 11.771] 4.2% ).81) 6.90 9.60 E TEMPERATURAS DEL SUELO (4 15 CM. DE PROFUNDIDAD) CORDOBA, 1884 Tab. VIII, 4. Julio l Agosto TES 2p. | 9 p. |PROMEDIO || 7 a. 2p. | 9p. ¡PROMEDIO 1 SAMMOESA AOS 9.9011. 9.8 “13%. 1 107% 24 3:0.-111.2. /12%"110:4711..8.9 1 10%0 - PSA 12% E) 9.5 |11.2 (10.6 [10.43[110.5 [15.3 [15.7 13.83 4 TS. M2 ROA TO IT 11120 101678" 1 ISSUE US TON 5 8.8] 11.2 1-10: 110.231 1559 > H958: 4) ISO 1S-02 6 7.0 EI ASES 8.67/1116.1 |17.6 |15.8 |16.50 7 5.2 8.9 9.4 7:831111:8 /(15.5] 15,4 7114.23 8 ed LOA 050 8.101111.55/16.0- 11540104530 9 5.8 9.4 8.5 7.901113.6 |19.0 (18.6 |17.07 10 4.6 30 1077 8.301.142 5119.31 19017659 J10l 8:35 11038 5 9.60/116.1-/|18.4 |17.4 |17.30 12 4.9 8.2 8.3 7:1I31113.2 118: 118.215 116763 13 4.8 8.2 8.6 12011 13.9 1171 160 lot 14 4.8 Es 9.8 TD3S13.5 116.2 | 15.4 15005 15 AO A O 9.60/1114.1 115.8 |15.2 [15.03 16 8,4 11.2 (11-57 0:37 14.4 (2 LOSOAs 17 10.5-1119,5 (1128. "1,60119.4- 116.0 152 Mba 18 TO NAAA ADICTO TS E A A 19 1120: 114.5 11467113.37 [11.6 112% TEGO 20 103-1136. 113:87112.571159:21 196 | 11ESMEOS 2 DA AO9 9.4 9.9011 9:0. 12:41 1935. 11:30 22 5.2 91 973 ESTIILA MASA AS Sd 23 ANO ADA 9.501 11:9. 115.94 1653011440 24 SS T113.4. 114.0 112031197 11372 83M 25 10,31 1€:2 114.0 "112.8311-9:8. 114.41 13552550 26 104-1133 113.4 /12.37/110.3 1144 142215294 7) 11.1-118.5 112.6. 1124011124 1 16951168 M5231 28 IN 10 Lale 0 08 10 8 | 9.931115.8 |19.4 |19.2 |18.13 29 HO. 7) 9.8 9.371116.8 |20.4 |19.8 |19.00 30 5.6 9.5 979 8.3831117.3 |21:6 1209. 111993 31 7.5-112:20:1130 1 10.901118.2. ¡216 “119797607 1-10 | 6.94|10.32|10.31| 9.20/112.45|16.70 | 16.41 | 15.18 11-20 7.83 | 11.03 | 11.17 |10.01|| 13.49 | 15.90 | 15.07 | 14.82 21-31 | 8.18/11.70|11.60 |10.49/1 13.24 | 16.84 | 16.30 | 15.46 | Promedio. EIN MALOS AROS 9.92/113.06 | 16.49 | 15.94 |15.16 — 315 — TEMPERATURAS DEL SUELO (4 13 cm. DE PROFUNDIDAD) CÓRDOBA, 1884 Tab. VIII, 5. setiembre A — - A O PROMEDIO 67 50 63 LS -80 1 .50 .33 13 7 ea ONODOI1DD A MDI N-10 0 0 0 00 1D DA DIA mm $ . F =1 DD DT) Tia 9 Dt ma pa 00m “O 00 1 1-1) 01: tn Oi Y O 00 =1+=1 XL <-1 3) 0: Yi Ur A DUO dl TI es e A A A o 00 NW 1-10 N 00 DN II MH YX — Y =1 1 a] - 91 O O) Ut Qt ia . 00 — >= =1 JO a Y -—1 A 2 DD OA wo + 0 > 2 DD A ÁS EEE A E E SO -1 ] 1 1] ] ] Ñ ] ] ] | DO ra A RIINUIDO Wi 1D) 10D O DINO 1 TT) WWwCDDOIN > 3 Ho» > >4 O A TS ur pa pd O 0 3 pm, LANDA «QS Or O) fp ad o. a ad. ad a nd ta — po o, y a mL AA nfÁk a E DO 19 DUDO 00 MN Y Promedio, 14, 5 de li 15.99 — 316 — TEMPERATURAS DEL SUELO (4 15 cm. DE PROFUNDIDAD) CÓRDOBA, 1884 Tab. VIM, 6 Noviembre Diciembre PROMEDIO 5 : + | PROMEDIO 21.39 21.93 21.63 pl o: a 20 43 20.10 20.47 18.83 19.13 19.70 19.93 19.63 20.47 PAD 22.57 20.37 19.10 21.10 21.53 — — NO NO NO in NO 2-10 -lSOO0O0O 0 DOF DIOR Me =1007R 00-100 000 Ri INN o 1-1 11H O pa O (O P— pá > DOOR RUINDDUIINOO. WIACIRANODOIAN DIODLAD Rh mn hn 00 00 Rh ik ii “O 0DO0 -100 -I u =— o e) Mu [e] OC ¿ 0 Po ML Es 3 -3 3 4 >) .3 .9 3 8 .6 ¿8 S 2 y 8 0) N a AR 92.17 20.80 19.37 19.50 20.90 19.93 20.87 2 7 23.60 23.67 24.50 20» SN E XDD 2 00m O 0 A a a SU 0 =1 00 =-1en O) 29 30 31 NO) . S 0) O IDA OUAMRIORTODD OI A IO 00 00 O 00 DA 00 O MD OO 1-10 11-20 21-31 20.79 20 59 21.68 “O 00 E] OS Y co SO) SS wm 00 hu -— Doe 00 co w 21.04 Promedio. — 317 — TEMPERATURAS DEL SUELO (4 36 CM. DE PROFUNDIDAD) CORDOBA 1884 Tab. IX, 1. Enero | Febrero == || A —_—_—— 1 9p. |PROMEDIO!| 7 a. 2p. | 9p. ROMEDIO | Ñ | 23.03 26.6 23.47 26.6 123.67 [26.2 23.87 [|24.. ¡24.33 [23.. 24.60 |123, 24.20 | 23.2 24.17 [123.: | 24.57 23. 24.03 123. KN '2O0nNO De ml IA E $ ue a O Ha 19 00 DAN pu. 124. 125. 1126. 26.2 25. 15. 125.: 24. 24. 24.1 O Yu O 00 nd O ww y 6 0 36 pa 4.0 47 9.6 34 GS = IA A DD Di ? ' O (24. 123. 23. 23.6 23.: 23. 23. 23. . . q e sm, == OMDU0O WII: > 20 WM 00 1D A 00: > S ID DO KN 1 Y — a Y . - « £ 110 |: 11-90 |: 21-31 24.48 25.25 3.£0 320 DH . = ao — 125.03 124.47 Promedio. i — 318 — TEMPERATURAS DEL SUELO (A 36 CM. DE PROFUNDIDAD CÓRDOBA, 1884 Tab. IX, 2. UD AOS 9p. [PROMEDIO || 7 a. 2p. | 9p. | PROMEDIO Marzo | Abril A o o rd A a lA y AO 1 123,9) 193%7 [9420193.87 213 121 1907971 QUO 2 |24,2 |23.9 |23.8 |23.97/1290.7 |20.3 |2.3 |20.43 3 123.9 |23.6 |923.6 |23.701|20.2 |20.2 |20.3 | 20.23 4 123.7 |23.6 |23.6 |23.63[20.2 |20.0 |20.0 |20.07 5 |23.6 |23.5 |93.4 |23.501120.2 |20.2 |20.4 |20.97 6 |23.4 |23.4 |23.2 |23.331190.7 |20.5 |20.7 |20.67 7 123.3 |23.2 |293.4 |23.301190.9 |20.5 |20.0 |20.47 8 12.5 193.6 11926 193.57 119% 118.9 1185 118/05 9 123.90/23.8 |93.9 |93.87/118.2 117.8 117.6 1787 10: PAL 1940 PAL VIA OT NIT TS ATA | 11. 94.4 1944. 194 5 194.43. 1179: 117.9 118.21 18400 19. 194.7. 194.7 94.8 194.731118.9 119,2 119 13 |25.1 195:0 [25.2 125.10/190:4 120.5 190.2:12053 14" 1954 195.3 195% 195 3801197 1199518900 157 12.3, 1125:3 125.4 119573311188 118.6 | 1 GANO] 16. 125.5. 195.3.1'95.3 195.371118.5 1185 118.0 11885 17. 125:3 125,2 195.2. 25,23 [118.018.011 18 IIS 18. 125.9 194.8: 14.92 (9 73/118,4 118.5 118% 1180 19. 123.6. |23.27122:9. '93.23[118:5.-[18.5-1876 18%aS 20 122.5 |92.3-/92.4 |22.401118.6 | 18.4 118.3 118443 291 '|2.8 |92.97|93.1 199.931.184 118.3 118.1) 18:27 99 1934. 1193.4+.193.6- 1234 7118.3 118.2 118.2 23 123.9" 121.0 194.92 19:03 1118:6 18.7 118.9: 1809 2% |24,4 [24.4 |24.5 |94.43[119.2 |19.4 |19.4 |19.33 95 194.3 194,2: 24,3 194.971119.8 119.8 1199 1988% 26 [2M.5 [294.5 [24.7 |24.57|20.4 |20.4 |20.4 |20.40 27 |2.9 19.8 |%.5 |24.73|190.4 120.4 |20.5 120.43 28, 24.1. 193:5.-1193,9. 93.60 119.9 +] 2,151 AU 99 [22.9 |22.7 |922.5 |22.701120.5 ¡20.2 12.0] 20.23 3) [2.3 |2.0 [21.9 [(22.07|119.7 [19.5 119.3 [19250 317 (21.9 72L-7197.6 121773 | 1-10 |23.75 | 23.63 | 23.66 | 23.68 [119.95 | 19.71 | 19.62 | 19.76 11-20 | 24.70 | 91.55 | 94.51 | 4.571/18.77 | 18.73 | 18.72 | 18.74 91-31 |23.58 | 23.46 | 23.48 | 23.50| 19.62 | 19.60 | 19.59 | 19.60 | O 23.87 | 23.85 | 23.9] [119.45 | 19.35 | 19.31 | 19.37 O, TEMPERATURAS DEL SUELO (4 36 CM. DE PROFUNDIDAD) CORDOBA 1884 Tabla IX, 3. SS E 2] E A DT DNnCcN DD DIO fu ie Mm DION pa Uy — . Ju pd. pd. pd. a. Ja a o NS A 7 A A A od, MO SR ES A SEA O DD -1 3D DO a DIN [TAI pe pi a : — .o». . y TD DD DA E SC) O O YY 00 =1 ] 2 3 4 3 6 ! LC WN -1 0 -—1t9 00 -1 ¡RO al Jpop uo pa pa Jj o WIN iu 19 0 Uy UY a pia O On 0N Aa O 0) FR NN Or y O Ur a e LD DO AA DA loo o» - a ¡a . e E .. la lA OD TDIA OA Qu aj pa a a es e DDD DDD ia pa ón e pod. nó. Ss. rn nd o ns DDD DI o ps ps ps ps a+ ME MY np. e A A dl A - WD 0 DA DD oO y o 13770 0 YU Din .s a Jódar Pl Sn a a ' di ¿ - . Co 1-10 116. 3.26 .44 1115. 5.65 | 15.61 | 15. 11-20 5.12115,5 5.3 5.53/ 13.11 ¡12.87 | 12,79 | 12,92 21-31 3. ó. 5. 5.07 6 ,19 | 10.48 10.55 | Promedio, . y 3.6 5.69! 13.20 13.00 12.96 | | | | | 13.05 — 320 — TEMPERATURAS DEL SUELO (4 36 Cm. DE PROFUNDIDAD) CORDOBA, 1884 Tabla IX, 4. Julio Agosto qe 2 p. 9p. | PROMEDIO || 7a. 2 p. 9 p. | PROMEDIO 1 11.2: 11.2 /11.4:111:21 186 118:6 01858 1 1557 2 11.8 11119 FARO ES MO AL AN 3 12.6 11237.112.8 112 701114.6- Mis 1148. 1 12503 4 12.9-112:6 127 11875 "6:90 (lero 1076 1 1900 5 13.1 113.0 -118%0 1130311 15.31 67641 17:200 9-15 6 13.1 12:81 12:6 112831173 EAS SS. TAO 7 18.6 ..112,2 119.1, 112.301 11:4. (1D O LA 8 12.2 1 10069 1118-10 O 7MLARO AB (LORO E y A 7 ps a Ur 0 MS A A A 10 1ES 11,5 1115 [AGO IO A AAES 7.80 11 11.9'-| 18,0 112.1 112:001118:3. 118,339 84 (5573 32 12.317 11.9 11.8. |12.00 118.5 118.2. 18,3 [48:37 13 11.711.511 11:3* 111.501 18.2 117 2DA9653851 dd 14 1 AA LS US OA 68 TOREO 15 11.6-/ 11.6. 11.7%. 11.631116:7: 116:6: 16167 (M6 16 12.2 119.3 119.341 19.2371116:6: 1 16:55] IB-65 M6 17 12.7: (12.8 13.0; 112.83 [116811167811 1628 1016880 18 13.3 |133 |13.2 |13.27/16.6 |16.4 [16.3 [16.43 19 13.5 |13:6 118.9: 113.671115.9 115.51 15.35 (19717 20 14.4 |14.3 |14.3 [(14.32/15.0 |14.6 |14.4 | 14.67 21 14.3 111.3 114.1 ¡14.231 14,3!./18:9" 1I45:9- (1003 22 13:84. 13.2 -| 18.0: 113.33 pI£4:1 07118 314 SES 23 13.0 [112.7 (12.7 ¡12,801 14.4 | 14.4 | 14.6: 114647 24 13.118.111 18.2 -113.151115.91 1 15:2% | 10:25 25 13.9 113.8 114.1 /18.93/118.0- (14.6: | 142010470 26 14.5 |14.4 [14.5 |14.47[ 14.6 |14.4 |14.4 |14.47 21, 14.7 (14.6 |14.6 |14.63 [114.7 [14.7 |14.9 |14.77 28 14.7 [14.4 [14.2 |14.43/15.5 |15.8 /16.2 | 15.83 29 1.1 113.7 113.6 13.80 /116:8:] 16.95 IM 3 Aron 30 13:51 113. -118.0: 13.20 1117:6' 149% 118705 17600 31 13.1 [12.9 113.0 |13.00/118.5. | 18.4'-| 18/6" | 18730 1-10 |12.33 |12.15 | 12.17 | 12.22 [16.05 | 15.98 | 16.14 | 16.06 11-20 |12.51 | 12.45 | 12,49 | 12.48 1116.96 | 16.71 | 16.58 | 16.75 21-31 |13.88 | 13.65 | 13.64 | 13.72 1115.52 | 15.45 | 15.63 | 15.53 Promedio. | 12,94 | 12.78 | 12.79 | 12,84 || 16.15 | 16.03 | 16.10 | 16.13 — 321 — TEMPERATURAS DEL SUELO (á 36 CM. DE PROFUNDIDAD) CÓRDOBA, 1884 Tab. IX, 5. Setiembre Octubre FECHA A _—__ —— A . | 9 p. | PROMEDIO 16.63 16.90 90 10 ¿00 .97 .30 .43 .63 .10 LL 00-10) Oi Ha 0 HD ra l Á 9 1 LO O Ru A oO Doo- A O. =1 00 00 00 1 00 —1 00 00 IRE ARO Dd) -1-1 XL 00 =1 -1 =1 =1 90 A 0% =1 =1 =<1 0) =1 0) =1-10) ¿67 .40 «60 .87 03 «EN .S7 50 2d .30 .63 63 .83 .03 3.80 3.47 .91 37 33 .83 18 ALADO. MINA LODO (900 00 101 00 DD w > O Dirwtw teu € ' 1 > DNA OOOO N-1A 0D TD) 00 00) 00 0 Ya to 1 0 NADWOADADNO- Y DA INDIO 8 6 2 2 6 8 1 1 4 4 .1 $ a 3 .2 05 ).7 5.4 3.6 | 9 | 1 DOAMADA LIDO 0 00 7 W mon do 00-11 1-10 11-20 21-31 1 mo — NO NS Promedio. Tr. viúl Y TEMPERATURAS DEL SUELO (A 36 CM. DE PROFUNDIDAD) CÓRDOBA, 1884 NMoviembre DECIA A a 7a. 2 p. + | PROMEDIO . . + | PROMEDIO A7 : : 20.27 1007) 20! - 20.71 508 (213 Ze ; 21.13 IT EIA A : 2117 A ES 21% 201 | 21.0% ANS: , : 21.27 9.17[120. , > 20.70 20/12 20.53 93 20.20 .83 19.70 19.80 20.00 19.93 20.17 20.70 21.23 21.63 20.40 20.27 20.67 21.40 21.30 20.17 20.21 20.50 20.83 20.60 21.43 22.51 22.57 23.10 0) 18.5 195 19:2 19.0 19.7 19.8 197 18, 18. t 0 -D Ra DNA 70 all S:07 23 EX 9.20 9.31 DUDA ANO UA AO OA 9 6 0 .9 8 8 sl S.2 6 9.2 .4 .S -3 9 NN E OS TIREN JU UNIR o ONIS Sos== NUI NNUU IA DUATDDWODWND OHRwOWwwYDoOw aconm Dro: 1-10 | 18.97 - , 8% a ; : 20.73 11-20 | 18.77 6: : GEMAS - z 20.48 21-31 | 19.28 , : 2311215 ¿ .42 | 21.39 Promedio.| 19.01 2 2 nO: o 6 c 20.89 — 323 — TEMPERATURAS DEL SUELO (4 66 cm. DE PROFUNDIDAD) CORDOBA 1884 Tabs35 L: Enero 2 p. | 9p. . + | PROMEDIO 20.6 20. 20.9 |20. 21. 21. 21 ? 21 21. 21. 21. 21. 21. 20.63 , 20.87 || 92; 21.03 215 As A [do] “1 10 DU yw SO =l =1 3) TD) O) WI 0D -1 O 00 00 (O pia» 1 00 00 SS 21. ZE, 21. 21. 21.. 48 22. 22. 23. 23. Ud 0 NU 9 00 WII CO Ha NO 19 00 YD 00 O DN IN pa == DTD DN-yN—0w0 00 00 (O O — UU -1 00 5 3 2 3 Í 7 1 L l l . sm, - par: o, - 22, 22. | 122.6 | 123, al 193: 23,4 |S 23.: | 93 : | x Add pm. ST) -1 e Dl o e LO O TT K — -] CUA AA a Re O O ES O mu A Do + air rjo A AS E ox 24, 24. . Se Ge Y 2 2 A Y DS ALAN IN Punbea - 7 21.35 121.33 122.68 | 22,683 | 22.58 21.97 ¡21.93 1122.76 | 22,79 | 92.79 - . a - 21.35 21.94 23.28 | 23.30 dea AP 21.69 21.68 Promedio. | 22,17 |22.23 | 22,24 | 22,2] [22,41 | 22,39 | 22,37 — 324 — TEMPERATURAS DEL SUELO (4 66 cm. DE PROFUNDIDAD) CÓRDOBA, 1884 Tabix;12 Marzo PROMEDIO 20.07 19.60 19.20 18.97 18.80 18.80 18.87 18.57 17.90 17.33 17.10 0-10 DIH 0N A les lA 00 00 000% SosconNunon- wa 1 =1 00 00 00 00 (OC (DO o oOwnwomow Sooounoawh »rnonnon.on a -—) Ph A Al Al Ue le el pl pd LU HA e nl bl A A AO PODIA 00 EIA A Dl E AN O) pun -,) 00] hd — 00 HH 00 la Eh 900 00 .4 .4 3 .] A 2 .3 5 6 .8 2 3 «4 4 ¿A el 4 0 .0 ¿l 3 5 6 5 -8 4 12) 0 [o] 00 o] — 11-20 |22. 21-31 [21.25 NO Or Co de] SN Aa 00 O) | Promedio. | 2]. — 325 — TEMPERATURAS DEL SUELO (4 66 cm. DE PROFUNDIDAD) CÓRDOBA, 1884 . Tabla X, 3. | O LR Two O «| PROMEDIO || 7 a. pu SN 5] Ou [e] paa pr pi pl pi WS A SL wRADOIANODO ORODOWUID RADADOWTODO OWNIMIACONOR ODO 2 | :S .6 3 m7 A 5.2 5 fl 0 0 0 5 3 6 8 E: 4.5 2 de] UnA ADIWODY ADOONNWORI ANDORRA A A A e ll pl td e DD — 00 DD) Oi 2 0 YY a 1 O SO O DD cof Koko z ul 0-19 DD 10 NDA o 02D www: Low O do Dm ia 1 DY E Y 00 EL al ad a zone 3-10 15.91 114.20 14.19 | 14.18 11-29 | 14.32 114.33 | 14.34 | 14.33/112.44 | 12.37 | 12.30 21-31 |13.67|13.67 | 13.68 | 13.67 10.21 10.17 10,13 14.61 [12.28 | 12.4 12:00 12.24 ' | DD de 1 [e e] jo») pu Promedio, — 326 -- TEMPERATURAS DEL SUELO (4 66 cm. DE PROFUNDIDAD) CORDOBA, 1884 Tabla X, 4. Julio 2 p. 9p. | PROMEDIO . 5 « | PROMEDIO 11.80 1:37 12:20 12.57 13.03 13. 10) 14.17 14.20 14.20 14,43 14.87 15.60 DY 16.60 16.33 16.13 16.00 15.97 15.70 15.33 14.83 14.50 14.40 14.50 14.63 14.50 14.43 14,70 15.23 15.77 16.33 9.87 10] .50 1112 hu paa 00 y pg O) G E E NWMODOVAIRFRA WwOVNRDWRAIO: O 00 1 O) DMA NN AWOIRADRADADO DODARANOIDRAO 13) 6 6 .4 3 .4 6 .0 1.2 0 ON O O WODRDOL PVDOWADHANIDOD MANDADA DAIAIDON-DDNO CON WIR ERCONDIIO to SH AR Rey WD OA il AO 13.32 | 13.23 16.01 [15.97 14.93 | 14.89 Promedio. Z > d A +. . 14.76 | 14.71 | — 327 — TEMPERATURAS DEL SUELO (4 66 cm. DE PROFUNDIDAD) pe CÓRDOBA 1884 ¡ Tabla X, 5. e setiembre Octubre A | E A A PROMEDIO || 7 a. | 2p. + | PROMEDIO 16.77 16.83 1 WO OA ARA A DHO-ROw: Nooo worm ot Pa A e e o bl 8 3.6 5.6 5.8 .8 3.8 e 8 0 3 8 .2 2 0 6 .3 .1 0 2 .1 AS ODO RO DWRRDODODIN 1 ROMO wnunRamaid ue Dura O) 00 00 1 pl A e A 1-10 1-1 y 1-1 3 NOOOONRANDOARa 0 1-10 115.88 | 16.86 | 16.86 | 16.87|16.43 | 16. 11-20 [15.86 | 15.85 | 15.86 | 15.86 17.54) 17. 21-31 |16.56 | 16. 16.55 | 16.55 [17.19 17.22 Promedio. | 16.44 | 16.42 16.42 16.43 17.06 | 17.09 25 o [or] — 328 — TEMPERATURAS DEL SUELO (4 66 cm. DE PROFUNDIDAD) CORDOBA, 1884 Tab. X, 6. Noviembre Diciembre A A TIN: 2 p. | 92 p. | PROMEDIO «| 2p. | 9p. [PROMEDIO 17.60 - ¿ 19.4 |]9.40 17290 : : 19.8 | 19.67 18.27: 1+19; 20. 20.1 |20.00 18.30 [120. : 20.2 |20.20 18.50 [120. ; 20.4 |20.40 18.80 ; 20.6 |20.6 |20.60 18.97 a 120: 20,4 | 20.43 18.73 |120. 20.3 |20.3 |20.33 18.30 [120.3 |20. 20.2 | 20.23 .10//20. 20. 20.0 |20.03 .00 19.8 | 19.80 .93 20.0 119.93 97 19,9 1-19:97 .10 19.9 [19.90 .20 20.4 |20.17 .50 20.4 |20.33 10 20.8 |20.73 .80 20.6 |20.70 .90 20.4 |20.40 .00 20.3 |20.30 20.6 |20.60 20.8 |20.80 20.8 |20.80 20.6 ¡20.63 20.4 |20.40 20.6 |20.57 20.5 |20.53 20.6 |20.57 21.2 81:07 21.4 |21.40 21.63 O 00 2 DOHA MINI Rh A Al ná od pl o hd 00 00 00 00 00 1 00 00 90 YO Y O 00 00 00 Y 00 1 0-0 0010 0 NENO NANO WN WN — 0 — — SOS RSS SS OLGA je pd y pl pa Jl DiRLONDUIAIIIOD WMRADIWNODOD dl pl pl pu pl pa Joa pod a. pd El .33 .40 19.30 19.00 18.80 18.60 18 60 18.77 19.17 RA IA — A A A A 00 00 00 00 OOOO DO lDONRARANO 8.0 7.9 8.0 8.1 8.2 8.4 8.7 8.8 8.9 8.9 95l 9.3 9,4 9.4 9.1 8.9 8.6 8.6 8.7 9.1 wwDRRSNADI DINAR IDO A no Puna Ri A A A A pal A [loo «o Jo Ho «lolo ]7-Hofio) co 00 Rh co 00 O 00 DARDODADODOD WIA-IDA ROO CO 0 N NuUUNIIN NN»UN»NONNNIOIN RR HOODOOOOCOOOS 1-10 | 18.32 18.38 | 18.35 |/20. 20.13 11-20 | 18.39 18.42 | 18.41 [120. 20.23 21-31 | 19.02 19.00 | 19.01 1120. 20.82 Promedio.| 18.58 18.60 | 18.59 SE 20,40 O TEMPERATURAS DEL SUELO (4 96 cm. DE PROFUNDIDAD) CÓRDOBA 1884 Tabla XI, 4. MAYO JUNIO > 2 p. 2 p. 2 p. 2p. 2 p. 2 p. 1 20.3 22.9 21.4 20.6 15.0 14.8 2 20.4 23.0 21.5 20.3 E1:8 14.8 3 2.5 22.9 21.5 20.0 17.6 14.8 4 20.6 22.9 SO 19.8 17,4 14.9 5 20.6 22.6 21.4 19.6 ESA 14.9 6 20.7 23 SE 19.4 17.0 14.9 | 20.8 e 21.2 19.4 16.9 14.8 8 21.0 22.0 >.) ey | 19.3 16.5 14.8 9 21.0 21.9 ALL 19.1 16.2 14.8 10 21.0 21.9 21.2 18.7 15.8 114.8 xl 21 21.8 2Z 18.4 15.6 14.6 12 21.0 21.9 21.3 18.2 15.4 14.5 13 20.9 2.1 21.4 18.2 15.3 14.3 14 20.9 2.3 21.6 18.3 15.2 14.1 15 20.8 22.4 21.7 18.2 15,9 13.9 36 21.0 22.5 21.8 18.1 ES: 13.6 17 212 92.5 21.9 17.9 15.4 13.4 18 21,4 22.5 21.9 17.8 15.4 13.3 19 21.6 22.4 21.9 VET 16.3 10: 1 20 21.9 23.2 21.6 17.6 15.92 12.9 21 21.9 22.1 23 17.6 15,1 12.8 22 21.9 22.0 Sl 17.5 14.9 13.7 23 2.0 21.9 ZE 17.5 14.7 13.5 24 22.0 21.8 pd Mi 173.4 14.6 A: 25 22,2 21.6 21.2 17.5 14.5 12.1 26 2.3 21.5 21.2 7.6 14.1 11.8 ; .5 3 .3 A y .5 .4 .9 4.5 A -3 , 4.5 dy 4.6 0 8 r. mu — 330 — TEMPERATURAS DEL SUELO (4 96 CM. DE PROFUNDIDAD) CÓRDOBA, 1884 Tab. XI, JULIO AGOSTO |(|SETIEMBRE| OCTUBRE [NOVIEMBRE | DICIEMBRE FECHA 2 p. 2 p. 2p. 2p: 2 p. 2D. 1 11.3 12.5 15.8 16.2 13.3 19.8 2 11. 12 5 16.0 16.2 17.4 19.0 3 ale 12.6 16.2 16. 17.6 192 4 9 6 7 8 9 10 10 El h y h O pa] » DUMUDRDONDIIW DRADRRADRAIO DMPODOLDNDA A Pp; ES DOwDDowRrbn pS] 7 D: en NNUU» 1 e y —] y 00 0.0) Y NNUU» DOIOO NIN NH dh A hn bh $ PP IONNNWNN-O OSO w0 1D -—-1 pu ls . UN 0D DNA ._— [op] 1-10 11. 11-20 IX 21-31 12; —i [u) — Yu] h [on] [wo] wm hu O) [96] (Yo) pa] -—i do) — hu de) a [a] : 23 | 19.81 16.39 | 17,94 | 18.78 | 20.4% + — wr Ri or S/0 RN -l ha Da fa) [e) — 1 ha =— 00 10) ¡uy de] [e] Promedio. 114.£ 14. 68 16.24 16.97 18.31 19. 86 — 331 -- TEMPERATURAS DEL SUELO (4 126 cm. DE PROFUNDIDAD) - CORDOBA, 1884 » Tabla XIT, 4. FEBRERO MARZO ABRIL MAYO JUNIO 2p. 2 p. 2 p. 2p. 2 p. A did A A a a A OO O O Ol y Or Qi O: 10 0D =iwiS Mido NT Y CI ISSO Ora a E O AD mm o oo Un o: Oi Y pr, - YM ARRDID-I100 0 AURRDOORAOO DORrNNNWWWW 21. 21. 2L. 22 VW WISNSNIADLADAO SODORrAHRDU-I 0 6 .5 0 15) .) 6 e 8 0 2 -3 4 A 1) 6 6 7 8 0 A a ADOOS oa a me 20.24 20.62 21.60 PS uN) - a — p= Q0 Promedio. 20.85 | — 332 — . TEMPERATURAS DEL SUELO (A 126 cm. DE PROFUNDIDAD) CÓRDOBA 1884 Tab. XII, 2. AGOSTO ([SETIEMBRE| OCTUBRE [NOVIEMBRE| DICIEMBRE Ha Lo dO do do? hh ¿dl 2 .3 A .9 6 8 ¿8 8 .8 .8 .8 ES -S 7.9 .0 .0 Y 2 2 3 4 13) 6 .6 5 4 5 4 8 8 8. S 8. 8. 8 8 8. 8. 8. 8. Oorbcom>ocowmo uv. RAI a pl AA A pa Ol ÑS CO ANO Promedio. (de) Aa — 333 — IRRADIACION SOLAR (xráxima) CÓRDOBA, 1884 Tab. XIII, 4. ENERO FEBRERO MARZO MAYO JUNIO — TD 00 UU ma O) QQ a a tn YU Y ON On Cn 1 coc z 0-14 Hi a la Á O Y O: 01900 NO 00 00 Qi YY ao o 59. 61. 56. 50. 56. d3. 52. 33. Dd). 56. 62. 60. Dd). 58. 59. 50. A o E NA ey “n z 5 10 UA WDIIDOANDY 3-10 11-29) 21-31 > o dh O) Y ._— 2 a — Promedio. — 334 — IRRADIACION SOLAR CÓRDOBA, 1884 Tabla XIII, 2. JULIO SETIEMBRE| OCTUBRE [NOVIEMBRE| DICIEMBRE FECHA AGOSTO (Máxima) 2 2p. 2p: 2 p. 11 39.2 42.8 18.0 DIAS 58.5 0) 42.5 00) OO 38.2 SA 3 39.0 39.2 29.5 47.9 3250 4 AA 35.6 JA] 43.3 45.8 5 34.0 ao 7! 5073 0) 25.3 6 34.5 2303) AD 31.6 40.3 7 38.2 37.8 0171 43.5 50.2 8 36.5 — 52.8 48.9 44.6 9 DES 26.8 53.0 50.8 48.5 10 40.8 14.9 29.3 45.8 o 1 36.5 42.4 50.6 Lol O) 12 38.5 47.5 51.0 NO 30.8 13 46.1 47.8 30.6 0 14 47.2 0) 38.7 TO) 15 22.6 45.8 O 24.6 16 44.0 44.1 4.0 47.8 107 ANS 250.5 DL 503 18 42.5 49.0 40.2 53.6 19 A 0) 40.0 57.0 20 44.4 al 47.4 59.7 9] 53.3 AS 48.2 58.1 9) 46.4 92.8 SA) 56.2 293 A 58.5 DO A 24 32.8 SO 47.4 56.7 95 45.8 49.8 91.8 06.1 26 45.4 44.3 94.5 49.5 27 AR DO, 56.3 56.2 98 48.7 49.0 53.8 58.2 zi A 0 299.4 : .9 , SUSY : HG 26.6 38.22 DI 46.73 42.88 45.47 = 42.22 47.35 40.25 52.40 — 45.28 47.15 43.48 53.63 P rumedio. | (38 5 10) IA “Ge [p"L—|1 “81 NX 'qu.L uG' lL = “uy - > .6'G= MN V40dUOO NA SVHIAH SINOTOVAMASYO 19"8 |TP"Te | St 10'6 06 91 | ¿"PE [9G"PI1O6 STEP EE 8 |6'9 636 160€ |PP"ET|TO'9Z%|1G' GI L “ep|ero €3 | 'S8|IT'6 ET 9921 GL |¡8'0—l| 13 [06 10C*2 es "618 PT Os 19*T 08 |S'TE 1698 1/4 «qe c8 CT GT [PC] $6 [8:98 |81"1 [IT Gr lLc*6 66 | L£—=| G |T'E7 |€9'0 |26'91|88'Z 8 [ec—-| eL [683 |83'€ |L9*GI|IG*OL 6 PO ¿LI |6'"18 |cp'01/16*1712P"C1 6 98 06 |T'TE [OC*PI SE Le P6 0%! 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El máximun de los promedios mensuales no ha tenido lugar durante el verano, sinó en el mes de Marzo, época anor- mal respecto á presion atmosférica y precipitaciones; el mínimun de 4.75 corresponde á Julio. Pasando á las observaciones aisladas, encontramos el e EE máximun (21.1%) en 14 de Marzo á 2 pm. y el mínimun (1.0) el 10 de Julio. HUMEDAD RELATIVA La media anual ha sido de 65.89, oscilando los promedios mensuales entre 78.82 (Marzo) y 56.17 (Octubre). La saturacion del aire se ha observado dos veces; la hu- medad mínima observada durante el año ha sido de 21.6 (21 de Julio) á 2 pm. Grados de humedad inferior á 20 %/, han tenido lugar: en Enero 1 vez, Mayo 1 vez, Julio 5 veces, Agosto 2 veces, Octubre 1 vez=10 veces. EVAPORACION El instrumento, sistema Wild, ha sido el mismo que - en el año 1883, y su colocacion no ha sido modificada. A la intemperie, la cantidad evaporada ha sido de 1854.9"m, dando una evaporacion diaria de 5.07", Tomando el pro- medio de los 3 años durante los cuales he observado la evaporación, resulta que en Córdoba, á la intemperie, se evaporan anualmente 2128,2"m 6 sean diariamente 5.83mm, Sin embargo ha habido dias, en que la evaporacion fué superiorá 10", p. ej. el 15 de Enero=13.3"n, La cantidad evaporada al abrigo, en la casilla termomé- brica y ménos expuesta al viento, ha ascendido á 865.6%m 6 dá 2,37%" por dia. El promedio de los 2 años 1883 y 1884 nos dá 927,771: 6 2,54"m al dia. El máximun diario fué obser- vado el 15 de Enero 7.510), TEMPERATURAS DEL SUELO a) Superficie interior del suelo. En vista de que las observaciones abrazan solo los tres . e SNA — 343 — últimos meses del año, daré cuenta de los instrumentos usados y de su colocacion recien cuando publique las ob- servaciones correspondientes al año 1885. b) 47.5 cm. de profundidad. La temperatura media anua ha sido 16919; temperatura máxima 297, el 18 de Eneroá 2 pm.; mínima 074 el 24 de Junio, á7 am. c) 415 em. de profundidad. Temperatura media anual 16%75; máxima 288, á 9 pm. del 18 de Enero; mínima 2%4 el 24 y 25 de Junio á 7 am. d) á36 em. de profundidad. EL 5 de Octubre fué reemplazado el termómetro hasta en- tónces en uso, con otro, Fuess n? 72, cuya correccion es de +02, A las cifras dadas ha sido aplicada esta correccion. Temperatura media anual 18973; máxima 2793, el 29 de Enero á 9 pm.; mínima 997 el 26 de Junio á 2 pm. y 9 pm. e) á 66 em. de profundidad. Temperatura media anual 17%43; temperatura máxima ob- servada 24%0 el 30 y 31 de Enero; mínima 9%0 el 28 de Junio. f) á Mem. de profundidad. A esta altura la oscilación diurna es tan insignificante, que basta una observecion diaria. Por lo tanto se ha obser- vado solo á las 2 pm. lo mismo que á la profundidad de 1.26, Temperatura media anual 1755, máxima 23%0 el 2 de Fe- brero; mínima 11923 e1 30 de Junio. 9) á 1.26" de profundidad. Temperatura media anual 17257 ; máxima 22%3 el 3 de Febrero; mínima 12%4 el 2 y 3 de Julio. He empleado los resultados de los dos años de observacio- nes que tengo hechas, para calcular las constantes de la fór- mula de Poisson: ly A, =A— Bp. Para este cálculo tenemos ahora los siguientes datos (á los cuales añado la temperatura del aire): — 344 — PROMED. MENSUAL|PROMED. MENSUAL MÁXIMO MÍNIMO A AA > AAA AMPLITUD OBSERVADA AMPLITUD CALCULADA 6 CAPAS AMPLITUD CALCULADA 3 CAPAS 1883 | 4884 |Prom.| 1884 | 4883 [Prom. PROFUNDIDAD CALC. — OBS. Pa o 23758 247112414) 9778] 7:88, 883[15:311 pr, fc, da DIO ea eb y -77/23.48|10.30| 8.76| 9.53113.90| 13.56|-0.34 -15le3.36110.37| 8.82] 9.59113.77| 13.18|-0.59 A 5] O E 2 - E) AÁA o .03/24.09/12.76/12.84/12.80/11. 12.19|+0.90 0m660|22 .39/22.45/12.25|11.16/11.70/10.75| 10.90/+0.15| 10.72|—0.03 0m960/21 .16/22.00/12.64|11.96/12.30| 9.70/ 9.74|+0.04| 9.76|+0.06 1250/21 .85/21.61/12.71|12.65¡12.68| 8.93] 8.93|-0.22| 8.90|-0.03 Combinándolos y calculando por el método de los cuadra- dos mínimos, resulta la ecuacion : log A,=1.14431—0.16225 p., en la que Á significa la amplitud de la oscilacion y p la profundidad en metros. pi Para p=0, ó en la superficie de la tierra, resultaría una amplitud de 13%94. Las amplitudes que se deducen, calcu- lando con aquella fórmula, se encuentran en la columna 9 del cuadro que antecede, igualmente en la columna 10 las discrepancias entre el cálculo y la observacion. Se vé otra vez mas que la fórmula de Poisson no es apli- cable á las condiciones térmicas de las capas superiores, lo que fué puesto en evidencia por Wild (Repert. d. Meteor. Vi md): Aprovechando solo los datos suministrados por la obser- vacion de las tres capas mas bajas (0.66, 0.96 y 1.26"), se deduce la fórmula : — 345 — log A,=1.11860—0.1343 p., la que dá la amplitud A, de la superficie = 13? 14. Los resultados calculados con esta fórmula y sus discre- pancias, que están consignados en el cuadro precedente, columnas 11 y 12, se conforman satisfactoriamente con las temperaturas observadas. Resulta igual á 0.6246 el valor de K, que significa la relacion entre la conductibilidad del suelo y su capacidad calorífica. A la profundidad de 8"33 tendríamos segun los mismos datos, una oscilacion anual de 170 que quedaría reducida á 0?1, llegando á 15%77 de profundidad. Reciená 31%2 des- aparecería la fluctuación anual y principiaría la zona neu— tral del suelo. Observo que todos los datos precedentes son provisorios y aproximativos, pues para sacar deducciones mas rigurosas se necesita antes determinar la marcha anual de la tempe- ratura en las distintas capas del suelo, lo que no me parece conducente aún con datos de solo dos años de observacion. IRRADIACION SOLAR Hasta el 12 de Julio he hecho las observaciones con el mismo instrumento que me ha servido en los años anterio- res, colocado á una altura de 1"60 encima de un suelo cubierto de césped. En aquel dia se rompió el termómetro y hasta fines de Agosto no me fué posible reemplazarlo. Llegó entre tanto un instrumento nuevo, pero descompuesto por los sacudimientos del viaje: el índice de mercurio se habia unido con la columna de mercurio, de modo que el termómetro no podia funcionar como instrumento de máxima. Esta circunstancia me ha obligado á observar la irradiacion solo á las 2 p.m. La determinacion de las constantes del instrumento y la deduccion aproximada del máximun, de las observaciones hechas á 2 p.m. quedan reservadas hasta mas tarde. YT, vin cd] — 346 — PRECIPITACION Y TORMENTAS El pluviómetro y su colocacion no han sido modificados durante el año. Los datos principales se encuentran consig— nados en el resúmen. Se han considerado como dias de lluvia los que presentaban á lo ménos 0.1" de precipitacion y se han contado de 7 a. á7 a. como de costumbre Dividiendo la suma total de lluvia (681.9"") por el número de dias de lluvia (71) resulta una densidad de 9.6 por dia de lluvia, la que en 1883 era igual á 10.9" yen 18824 8.3" solamente. (Repito estos datos para corregir errores contenidos en la publicación de mis observaciones de 1883. ol. de la Acad. Nac. de Ciencias, T. VI, p. 481). Haciendo la clasificacion de los dias de lluvia segun las cantidades de agua caida resultan : Dias de lluvia de una altura de: = E O A AA 14 — VANO o J3 — A A E 12 o A O E 5 — E A o E 5 = AD O too e ASE ji DU VARIAS aa ale ie 1 De los 7f dias de lluvia hay 37 en que hubo tormenta. Córdoba, Octubre de 1885. INFORME SOBRE EL MUSEO ANTROPOLÓGICO Y PALEONTOLÓGICO DE LA UNIVERSIDAD NACIONAL DE CÓRDOBA DURANTE EL AÑO 4885 Por iniciativa y á pedido de la Facultad de Ciencias Físico- Matemáticas de esta Universidad, el Honorable Congreso de la Nacion votó en la ley de Presupuesto correspondiente á este año, la suma de 150 pesos m/n mensuales para conser- vacion y fomento de un Museo de Antropología y Paleonto- logía en esta Universidad, suma que, á causa de las dificul- tades financieras sobrevenidas á principio de este año, fué reducida por el Excelentísimo señor Ministro de Instruccion Pública a 50 pesos m/n mensuales. A mi llegada á esta ciudad de regreso de una espedicion al Chaco y al Paraguay, en el mes de Junio del presente año, la Facultad de Ciencias Físico-Matemáticas me confió la mision de fundar y fomentar el nuevo Museo, tarea que acepté ofre- ciéndome á desempeñar las funciones de Conservador gratui- tamente durante todo el tiempo que regentée la Cátedra de Zoología en esta Universidad. En algunos de los Museos de la Universidad había ya objetos que podían servir de base para la organizacion del — 348 — de antropología y paleontogía, pero no tan numerosos como lo esperaba. Del Museo Zoológico á mi cargo, solo he podido sacar unos tres cráneos humanos y algunos huesos de procedencia | piedra, un martillo, una azadita y otro instrumento de cobre, | y tres puntas de flecha de hueso bastante interesantes. El Dr. BrackEBUscH me ha entregado algunos objetos de : mayor importancia que formaban parte del Museo Mineraló- gico, entre los que debo mencionar : | Una coleccion de moluscos, huesos de tortugas, cocodrilos, : pescados y algunos otros objetos petrificados de las forma-' 600 ejemplares, recogidos por el antiguo profesor de minera-| logía en esta Universidad Dr. Stelzner. | Varios huesos de distintos edentados de la familia de los! megateroides. Varios restos de Panochtus (Bur.) y de Hoplophorust (Ow.) entre otros el tubo caudal del Hoplophorus Amex ghinit (Moreno), especie de Catamarca, probablemente mio- cena, hasta ahora poco conocida, pero de la que el Musec especie en el Museo Provincial de La Plata. Una coraza casi completa, aunque en fragmentos, de' Panochtus bullifer (BURMEISTER), especie muy rara quí parece esclusiva de la Sierra de Córdoba, de la que solo sé conoce hasta ahora algunos fragmentos que se conservan el el Museo Nacional de Buenos Aires. Cuando esta pieza est reconstruida será uno de los objetos de mayor importancii que en su género se conocen, y permitirá un conocimienti bastante completo de la especie. | Los Museos de Historia Natural en general, y en particu! — AE lar los de antropología, paleontología y mineralogía no tie- nen por objeto único ó principal la reunion de colecciones, sinó permitir la ejecucion de investigaciones metódicas que den resultados positivos, cuyo material lo proporcionan tanto las observaciones directas de las condiciones de yacimiento, cuanto Jas colecciones, que en este caso sirven de documen- tos comprobativos. Todo objeto, por raro y curioso que sea, sobre el que no se tengan datos exactos sobre su procedencia y condiciones de yacimiento, no tiene importancia alguna y debe ser eliminado de toda coleccion formada con verda- dero método científico. Para enriquecer el Museo con materiales de importancia, emprendí desde el primer momento investigaciones metó- dicas sobre el terreno que he continuado casi diariamente durante cinco meses, las que, hasta ahora se han limitado á la misma ciudad de Córdoba y sus alrededores, pero cuyo rádio estenderé progresivamente aprovechando para ello los períodos de vacaciones universitarias. Por lo que concierne á la ciudad de Córdoba y sus alrede- dores, los resultados científicos mas culminantes que he con- seguido, y que seran mas tarde objeto de trabajos especiales, son: Primero. — La determinacion de la época geológica de los terrenos de transporte de la ciudad de Córdoba, que, en su casi completa totalidad resultan corresponder á la forma- cion pampeana de Buenos Aires. Estos terrenos presentan en Córdoba subdivisiones y particularidades sumamente intere- santes, con un espesor considerable pues el rio Primero en ninguna parte llega al fondo de los terrenos pampeanos, y estos se elevan sobre el nivel del rio hasta cerca de 50 metros, Difícil es apreciar el espesor de la parte que se encuentra debajo del lecho del rio. La base de la parte infe- rior de esta formacion accesible á la observacion está consti- tuida por una capa de arcilla rogiza, generalmente con muy — 350 — poca arena, bastante parecida á la formacion pampeana de Buenos Aires, pero casi siempre mas compacta y con pocos restos orgánicos. Esta capa presenta una superficie muy irregular, elevándose en algunos puntos tan solo 426 3 metros sobre el nivel del lecho del rio, y en otros 15, 20 y mas metros, mostrando á la vista numerosas grietas 6 hendi- duras antiquísimas, largas, estrechas y profundas, por las que han penetrado otros materiales conjuntamente con aguas calizas que han cimentado el todo, formando como especies de diques ó murallas verticales, prueba irrecusable de la actividad de las fuerzas subterráneas durante esa lejana época en lo que es hoy el suelo de Córdoba. Esta parte infe- rior de los terrenos de transporte visibles en Córdoba parece corresponder al pampeano inferior de Buenos Aires. La irregularidad de la superficie de la capa inferior men- cionada fué producida por grandes corrientes de agua que la surcaron en tiempos antiquísimos, rios caudalosos y profun- dos con barrancos altos y abruptos. Luego que estas cor- rientes disminuyeron de fuerza, rellenaron los antiguos lechos y los puntos bajos con fuertes depósitos de cascajo, arenas y rodados, que forman en Córdoba una capa sobre- puesta á la anterior, de un espesor de 10 a 12 metros en las depresiones de la capa inferior, y de solo uno ó dos metros en donde esa misma capa inferior se eleva á una altura consi- derable sobre el lecho del rio actual. Es de esta capa de arenas y cascajo que proceden todos los guijarros y piedras rodadas que en tanta abundancia se encuentran en las faldas y en el fondo del valle del rio Primero. Tambien una parte considerable de los guijarros que se encuentran en el mismo lecho del rio no han sido trasportados por el rio actual como á primera vista podria creerse, sino por otros rios mas cau- dalosos que corrieron durante la época pampeana y formaron el depósito de cascajo en cuestion. Esta capa, tambien con poquísimos restos orgánicos, forma en Córdoba el límite di- visorio entre el pampeano superior y el inferior. — 351 — Viene encima otra formacion arcillosa, con una mayor pro- porcion de arena, de un color rojizo algo mas claro que la capa inferior, con algunos lechos de carácter semilacustre, conteniendo á menudo capas de arena 0 de guijarros de pequeñas dimensiones y generalmente de corta estension, y lo que es mas notable capas de ceniza volcánica bastante espesas que ha envuelto esqueletos completos de animales estinguidos y rellenado corazas de glyptodontes. Esta capa de ceniza volcánica es completamente igual á otra que en depósitos de corta estension he encontrado en distintos pun- tos de las provincias de Buenos Aires y de Entre Rios, y el Dr. D. Adolfo Doering la ha encontrado igualmente en el terreno pampeano del Rosario, en distintos puntos de la pro- vincia de Córdoba, y hasta en la de Santiago del Estero. Un depósito de ceniza volcánica completamente igual, y de estension bastante considerable se encuentra en la misma ciudad de Buenos Aires, justamente enfrente de mi domici- lio, en la calle de Rivadavia esquina á Pasco, en donde fué puesto á descubierto á algo mas de tres metros de profundi- didad al cavar la cloaca de las calles Pasco y Andes hace cosa de dos años. Estas capas y depósitos de ceniza volcánica que se encuentran en puntos tan distintos y distantes unos de otros parecen determinar exactamente un nivel ó una época geológica (esto es, un cierto momento de una época geoló- gica) por lo que su estudio y la determinacion de su esten— sion geográfica será de la mayor importancia. La misma for- mación arcillosa sobrepuesta á la capa guijarrosa contiene tambien muchos restos de vertebrados terrestres de especies idénticas ó muy parecidas á las de la formacion pampeana de Buenos Aires y conchillas de moluscos terrestres y fluviátiles, aunque no en gran abundancia. Esta capa ó sucesion de capas presenta un espesor su- mamente variable: falta completamente en ciertos puntos en donde la capa arcillosa inferior sube muy arriba y al- *canza un espesor de 10 á 15 metros, en donde al contrario 0) e coincide con depresiones de la capa inferior. Esta parte de la formacion parece corresponder al pampeano superior de Buenos Aires. Mas arriba viene otra capa que llega casi á la superficie, de solo dos á cinco metros de espesor y de un aspecto com- pletamente distinto. Es una capa de color pardo claro, for- mada por un polvo finísimo, y tan suelto que al ser remo- vido con la pala es inmediatamente barrido por el viento que lo levanta formando nubes de polvo: es lo que puede lla- marse con propiedad una capa pulverulenta. Contiene tam— bien muchas conchillas de moluscos terrestres ó de aguas estancadas y restos de vertebrados terrestres que represen- tan la fauna pampeana en su última evolucion, como que la capa en cuestion parece corresponder al pampeano lacustre, habiéndose formado como este en el fondo de un valle actual ya existente en esa época, pues parece que en efecto aquí ya existia entonces una depresion aunque poco profunda que corresponde al valle actual del rio Primero. Con la deposicion de esta capa se concluye en los alrede- dores de Córdoba la acumulacion en grande escala de los terrenos de transporte. Desde entonces solo se han formado en la superficie de la llanura depósitos de pequeña impor- tancia (bajo el punto de vista geológico) de pequeña esten- sion y poco espesor. Con todo, en el fondo del valle existen algunos depósitos post-pampeanos que, aunque de corta es- tension, presentan en puntos un espesor bastante nota- ble. Los terrenos de transporte de Córdoba, cuyos principales rasgos característicos acabo de bosquejar, presentan mil de— talles y accidentes interesantes. Los he estudiado con mucha detencion en compañía de mi cólega el Dr. D. Adolfo Doe- ring, y ambos nos proponemos dar en breve una descrip- cion detallada de ellos. Segundo. — Despues de la determinacion de la época — 353 — geológica de los terrenos de transporte de Córdoba, el resul- tado mas interesante conseguido es el hallazgo en la misma formacion pampeana de esta localidad, de algunos vestigios (cuarzos groseraménte tallados y huesos largos partidos lon- gitudinalmente), que prueban aquí tambien la antigua exis- tencia del hombre conjuntamente con los grandes animales estinguidos propios de esa época. Entre estos antiquísimos vestigios, merece citarse la exis- tencia de varios fogones con tierra cocida conglomerada por infiltraciones calcáreas, conteniendo carbon y huesos de gé- neros de mamíferos desaparecidos, tallados y quemados. El mas antiguo é importante de estos fogones, que parece abra- sar una estension considerable con huesos de megatéridos, toxodontes, glyptodontes y ruminantes carbonizados, fué encontrado en una escursion en compañia del Dr. D. Adolfo Doering en la barranca de los altos de Córdoba en donde ter- mina la calle de la Universidad. Pertenece á la parte inferior de la capa sobrepuesta á los rodados, encontrándose á una profundidad por lo ménos de 15 metros, y unos 6 metros mas abajo que una parte de esqueleto de Macrauchenta pata- chonica del que he estraido la mandíbula inferior con casi toda la dentadura. Otro fogon del hombre fósil tambien muy interesante aunque mucho mas moderno que el anterior, fué encontrado en una escursion que hice conjuntamente con los Doctores D. Adolfo Doering y D. Cárlos Bodenbender en el gran corte hecho recientemente en el Pucará para el ferro- carril de Malagueño: Este fogon se encuentra á una profun- didad de 5 á 6 metros algo mas abajo que la capa pulveru- lenta, en la parte superior de la capa sobrepuesta á los roda- dos. Allí, sobre ambos lados del corte, se puede seguir por muchos metros una capa con numerosos fragmentos de carbon, ierra quemada y huesos de Poxodon, Mylodon, Glyptodon, Tolypeutes, Eutatus, ete., unos quemados y los otros pisados y machacados de modo que están redu- cidos á pequeños fragmentos. Tercero. — El hallazgo en los terrenos que rodean el Observatorio Nacional, de un vasto depósito de objetos pre- históricos de una época muy remota. Encuéntranse allí á una profundidad de 0m60 á 1m20 y á menudo en completo estado de fosilizacion ó petrificacion, los restos óseos de una raza dolicocéfala, de cráneo estraordinariamente espeso, frente de- primida y arcos superciliares muy desarrollados, que parecen representar en algo el famoso tipo de neanderthal. Algunos cráneos parecen presentar ligeros vestigios de una deforma- cion algo parecida á la conocida por Aimará, de la que parece ser una variedad. Los restos de esta raza primitiva están acompañados de numerosos instrumentos de piedra tallada, de formas variadas pero generalmente toscos. El instrumento mas característico es una especie de punta de dardo (?) unas veces pequeña y otras de dimensiones considerables, talla- da en sus dos caras, de modo que represente la forma de una almendra. Sigue á este instrumento una cantidad conside- rable de piedras arrojadizas talladas de modo que presenten numerosas facetas, ángulos y aristas, y que sin duda lanzaban con la honda; pequeños molinos primitivos formados por dos piedras aplastadas en forma de pequeños quesos, que frotaban unas sobre otras; percutores, martillos, algunos raspadores bastante escasos, etc., pero no se ha encontrado allí hasta ahora ningun vestigio de alfarería, cuya primera aparicion en América es sabido data de época muy remota. En cambio se ha recogido una forma de hacha de piedra pulida sin surco alredor, casi igual á la hacha de piedra puli- da de Europa. Parece pues ser esta la forma primitiva de la hacha de piedra pulida, acompañada aquí de un dato que nos permite determinar que su descubrimiento precedió en Amé- rica al descubrimiento de la alfarería. Cuarto. — El descubrimiento á alguna distancia del ante- rior, de otro vasto depósito de objetos prehistóricos de una época mucho mas moderna. Aquí, debajo de una capa de — 309 —- tierra de unos 60 á $0 cm. de espesor, se encuentran los restos de una raza de cráneo braquicéfalo de curvas regu- lares y frente elevada, mandíbula inferior pesada y un fuerte prognatismo en el maxilar superior, á menudo deformados artificialmente en sentido antero-posterior (deformacion fronto-occipital) á la manera de los nahuas. Estos restos óseos están acompañados de puntas de flecha de piedra muy bien talladas, de tipo triangular, «hondadas en la base ó con pedúnculo, cuchillos de piedra, hachitas, raspadores, hachas de piedra pulida, grandes morteros, molinos primitivos, pilones, percutores, ete. Puntas de flecha, punzones, agu- jas y otros instrumentos de hueso. Numerosos objetos de barro de un arte muy avanzado unos, otros muy toscos; ídolos en tierra cocida y algunos pocos objetos de cobre. Estos depósitos solo los he hecho remover hasta ahora en una mínima parte de su estension, pero con feliz resultado, por lo que espero con fundada razon proporcionarán luego materiales de mayor importancia. Los objetos de paleontología y antropología que en esas investigaciones he reunido para el naciente Museo son los siguientes : PALEONTOLOGIA Felís (Ltx.) Un cráneo muy bien conservado y algunos huesos del esqueleto de un tigre fósil de gran talla, de una especie estinguida aun indeterminada. Fué encontrado en el corte del ferro-carril á Malagúeño á unos 8 metros de profundidad. Conepatus (Gray.) Dientes y fragmentos de mandíbulas, especie indeterminada. Canis (Lin.) Dos mandíbulas inferiores y algunos otros huesos de una especie que parece representar el Canas Azarae existente. — 306 — Dolichotis (Drsm.) Restos de cráneos y mandíbulas de dos especies fósiles de tamaño muy distinto, que son proba- blemente idénticas á las dos especies fósiles que se encuen- tran en la provincia de Buenos Aires. La especie mas grande D. major (AmrGH.) representa la D. patagónica (Desm.), y la otra mas pequeña, D. minor (AmeGH.) si no es idén- tica corresponde seguramente al D. centralis (WEYEMB.), especie que por el exámen que últimamente he hecho del cráneo tengo la seguridad de que es bien distinta del D. patagónica. Cavia (KLEIN). Cráneos, mandíbulas y huesos de unas cinco ó seis especies fósiles distintas. Actualmente solo vive en Córdoba una especie de este género. Ctenomys (BLalwv.). Numerosos cráneos, mandíbulas y huesos de una especie pequeña idéntica á la que se encuentra fósil en el pampeano superior de Buenos Aires, y todavia viviente en Córdoba. Se parece mucho al €. magellanicus, pero no podria aun afirmar que es idéntica. Plateomys (AmEGH.). Género estinguido cercano á Ctenomys, hasta ahora poco conocido. Media mandíbula inferior. + , Lagostomus (BrookEs). Cráneos, mandíbulas y huesos de dos especies diferentes. Una pequeña idéntica al L. an- gustidens (Burm.) del pampeano inferior y superior de Buenos Aires, y otra mas grande, que parece corresponder al L. fossilis (AMEGH.) del pampeano lacustre de la misma provincia. Hesperomys (Wat.) Varias mandíbulas y muchos huesos de unas tres especies distintas, probablemente todas aun existentes. Reithrodon (War.) Varios maxilares inferiores y supe- riores, de los que algunos parecen pertenecer á una especie estinguida. Toxodon (Ow.) Algunas muelas y otros restos de escasa importancia. y AA SS ANN ad Macrauchenta patachonica (Ow.) Mandíbula inferior con la dentadura casi completa y otros varios huesos. Equus rectidens (Gerv. y AmeGH.). Dos muelas y otros restos de escasa importancia. Mastodon (Cuvier). Una muela estraida de la capa de cascajo en el Pucará. Paleolama (GeErv.) Muelas y fragmentos de mandíbulas en mal estado. Auchenia (ILLIGER). Fragmentos de cráneos, mandíbulas y huesos unos pertenecientes al A. guanaco existente, y otros á una especie probablemente estinguida. Cervus (L1x). Restos de poca importancia. Scelidotherium (Owe£x). Algunos huesos. Muylodon (Owex). Algunos huesos. Panochtus (Burm.) Restos de coraza de dos especies dis- tintas. He encontrado además perteneciente al mismo género dos esqueletos cuya estraccion aun no he pedido verificar, pero que trataré de exhumar en breye. Hoplophorus ornatus (Ow.). Fragmento de coraza de un individuo y parte anterior de la coraza de otro individuo que quedó sepultado en la capa de ceniza volcánica, Además una coraza probablemente entera que aun no he podido exhumar. Hoplophorus radiatus (Brav.) Parte considerable de la coraza de un individuo en buen estado de conservacion, Hoplophorus imperfectus (Gerv. y AmeGH.) Restos de poca importancia. Gilyplodon (Owegx). Restos de poca importancia, Eutatus (Gerv.). Parte considerable de la coraza de un individuo y placas sueltas de otros. Propraopus (AmeGm.). Algunos restos de coraza. Euphractus (WacLEn). Restos de coraza, Tatussta (Lesson). Esqueletos de dos individuos y restos de otros pertenecientes probablemente á la especie viviente, —Parte considerable de la coraza y parte del esqueleto de — 358 — un armadillo de especie y probablemente tambien de género desconocido. Tolypeutes (ILLicER). Parte considerable de la coraza de un individuo y numerosos restos de otros, varios de una especie estinguida. Didelphis (L1ix.). Mandíbulas y huesos de dos especies, probablemente ambas todavia existentes. Aves. Restos de avestruz y algunos otros géneros no deter- minados. Chelonia. Algunos restos de un testudo. Mollusca. Una coleccion de moluscos terrestres y fluviá- tiles, fósiles y subfósiles, de los terrenos de transporte de Córdoba. ANTROPOLOGÍA Cuarzos tallados, huesos largos partidos longitudinal- mente, huesos quemados y muestra de fogones con tierra cocida, carbon y huesos quemados conglomerados, vestigios del hombre fósil de Córdoba. Restos de unos 12 esqueletos humanos prehistóricos per- tenecientes á dos épocas y dos razas distintas, exhumados de los depósitos arriba mencionados, entre ellos un esqueleto casi completo de Ja raza antigua. Unas setenta puntas de flecha de piedra, de épocas y for- mas distintas. Varias hachitas y raspadores de piedra. Una cantidad considerable de lajas de pedernal que sir- vieron á los antiguos indios como cuchillos. Ciento cincuenta piedras de honda, núcleos, percutores y martillos. Cuatro hachas de piedra pulida, tres de ellas con surco para asegurarlas en el mango. ' Ls m5 — 359 — Cerca de cien morteros y molinos primitivos de distintas formas y tamaños, muchos partidos. Varias manos de mortero, bolas de piedra, discos, espejos de mica y otros objetos de piedra. Cinco puntas de flecha en hueso, tres de ellas con pe- dúnculo dentado, Varios punzones y agujas, algunos pulidores, un silbato y otros instrumentos de hueso de uso desconocido. Una cantidad de huesos largos tallados longitudinalmente para estraer la médula, unos quemados, otros con incisio- nes, etc. Un adorno de collar trabajado en una conchilla probable- mente marina. Un estileto de cobre y otro instrumento del mismo metal de uso desconocido. Una gran cantidad de ollas, vasijas y vasos de barro, unos pocos enteros y los demas en fragmentos. Muchos de estos objetos llevan adornos de un carácter primitivo, escotaduras en Jos bordes, guardas griegas, combinaciones de ángulos, triángulos, curvas, etc., grabados en hueco. Algunos llevan figuras humanas y otros dibujos en relieve y bajo relieve. Varias grandes tinajas (en fragmentos) que enteras debian tener como un metro de alto. ¿Urnas funerarias? Varias grandes vasijas de fondo pequeño y aglobadas en el centro, con cuatro filas de agujeros circulares, dispuestos en dos filas que parten del fondo mismo de las ollas dirigién- dose hácia arriba (en fragmentos). El objeto de estas hileras de perforaciones es completamente enigmático. Dos objetos de barro en forma de grandes platos planos y llenos de agujeros como una espumadera, de uso descono- cido. Varios otros objetos de barro de forma y uso desconocido. Varias rodelas de tierra cocida agujercadas, para el uso del tejedor, y otras sin agujero de uso desconocido. Once ídolos ó figuras de barro cocido, mas ó menos ente- — 360 — ras, representando figuras humanas de formas diversas, algu- nas con adornos y grabados al parecer simbólicos. - Estos objetos que he enumerado en conjunto, constituyen ya una coleccion de un valor científico considerable, y ella ha sido formada con una parte relativamente pequeña de los fondos puestos á mi disposicion. El museo antropológico y paleontológico no dispone aun de un local propio: los objetos mencionados están depcsita- dos provisoriamente en el museo zoológico y en una de las piezas contiguas. Por otra parte, muchos de esos objetos, y particularmente los de mayores dimensiones no estan en es- tado de poderse exhibir. La mayor parte hay que limpiarlos y solidificarlos, y otros que reconstruirlos, trabajo material largo y pesado que no me es posible ejecutar personalmente. Para esa tarea es indispensable un preparado. Supongo que el año entrante este nuevo gabinete recibirá íntegra la par- tida que le asigna la ley del presupuesto y entonces pediré autorizacion á la Honorable Facultad, para contratar una persona que pueda desempeñar dicho cargo. De cualquier modo, con la pequeña base que he encon- trado en el museo zoológico y mineralógico, con las colec- ciones que he formado este año, que acabo de enumerar, y las que formaré en los viajes que pienso emprender en los próximos meses de vacaciones, espero que, tan luego como disponga de un local en el nuevo edificio de la Facultad, podrá inaugurarse el nuevo museo, y que él progresará con bastante rapidéz y adquirirá pronto importancia suficiente para hacer honor á la Universidad de Córdoba, como que será la primera de Sud América que contará con un museo de antropología y paleontología. FLORENTINO AMEGHINO, Córdoba, Noviembre 24 de 1885. SOBRE LA COMPOSICIÓN QUÍMICA DE LA CERA DE CHILCA POR TOMÁS CARDOZO (*) Con el nombre de «cera» se ha designado, desde la anti- gúedad, al producto que se obtiene, fundiendo esa secre- cion animal con que las abejas construyen las paredes de sus celdillas y colmenas. Mas tarde este nombre se ha am- pliado á otras materias animales y vegetales, semejantes en su esterior y propiedades físicas, sin embargo de no pre- sentar algunas de ellas la analogía química debida para cla- sificarlas sin distincion con el mismo rubro. En vista de una materia que con tanta frecuencia y en tan variada forma tiene aplicaciones en la economía doméstica no es estraño que ya en aquellos tiempos aun cuando la ciencia química se hallaba envuelta en sus pañales, hubie- sen habido investigaciones de ella con el objeto de averiguar la naturaleza química de tan útil materia. La primera investigacion que puede llamarse científica, sobre la naturaleza química de la cera comun, fué practicada por Jomx (1812) (%), quien observó que, tratando la cera (*) Tésis para optar al grado de doctor en la Facultad de Ciencias fí- sico-matemáticas ; estudio practicado bajo el patrocinio del Catedrático del ramo, Dr. D. AboLro DoÉRING. -(*) Chemische Schriften, T. 1V, pág. 38. YT. vu 28 — 362 — por el alcohol hirviendo, se dividia en dos distintas mate- rias la cerina, soluble en el alcohol, y la miricina, inso- luble en este disolvente. En seguida Bouper y BorsseNoT (t) observaron que la cerina no era un cuerpo sencillo, pues se hallaba formada de dos distintas materias : una, la verdadera cerina que era trasformable en jabon por la solucion acuosa de un álcali, y la otra, la ceroina, que no era saponificable ; sin sospechar la identidad de esta última con la miricina. El nombre de ceroina fué tambien aplicado mas tarde, en general, á todos los constituyentes insaponificables ó insolu- bles en las soluciones alcalinas, tales como los alcoholes de la cera, que se obtienen por el desdoblamiento de las miri- cinas. Despues, por las investigaciones de BucHHOLZ y BRAN— DES (?) y mas tarde por las de ZerrY (*), se supo que el alcohol disolvia, á mas de la cerina, un cuerpo de consistencia grasa ú oleosa, la ceroleina, á cuya presencia se debe la untuotidad de la cera y hasta cierto grado su olor. Las investigaciones de Hess (%) ETTLING (%) VAN DER VuLiET (6), GerHanpr, JerrGL (”) etc., que con preferencia se han ocupado del estuaio de la cera á altas temperaturas, ofrecen poca novedad, y hasta llegaron á resultados-y opi- niones erróneas respecto á la constitucion química de la cera, que por mucho tiempo han servido en los tratados de Química Orgánica de base 'á las teorías. Asi se opinaba, por ejemplo, que la miricina y la cerina eran cuerpos isoméricos, representando el aldehido del ácido esteárico! 1 () Jowrn. de Pharmacie, T. XII, pág. 38. (*) Archiv. der Pharm., T. XXVI, pág. 288. (*) Compt. Rend., T. XIV, pág. 675. (*) Ena der Chem. u. Pharm., T. XXVII, pág. 8. (*) Ibid. T. 11, pág. 253. (2) ad f. pract. Chem., T. XVI, pág. 302. (7) Annales de Chimte, T. XIII, pág. 439. — 363 — Tal era, mas ó ménos, el estado de los conocimientos so- bre la naturaleza química de la cera (1848), cuando el in- mortal Baron de Lies1G encomendó á uno de sus numerosos practicantes y discípulos, B. €. Broptk (*), la investigacion detallada de la materia de que nos ocupamos. El trabajo fundamental de este químico es sin duda el que mas detalles y mas luces ha dado sobre la composicion química de la cera. Recien desde entonces se supo, que la parte predo- minante de la cera comun, la miricina, representa un éter compuesto, formado de miembros altos, ácidos y alcoholes mo- noatómicos de la série grasa, y que estos éteres no se des- componen por la solucion diluida acuosa de los álcalis, sinó recien por el álcali fundido ó por su solucion alcohólica hir- viendo, á diferencia de la mayoria de las demas sustancias grasas, aceites, etc., que son compuestos de ácidos de la misma serie con un alcohol triatómico, la glicerina, y que con facilidad se saponifican por las soluciones alcalinas acuosas, hasta aun por bases metálicas flojas. Tambien desde entónces recien se supo, que la cerina de los químicos an- teriores, consistia esencialmente en un ácido de la misma serie, el ácido cerótico, el cual existe en la cera comun, parte en estado libre, disolviéndose en alcohol hirviendo junto con una cantidad reducida de miricina, y que se pre- cipita la mezcla de ambos cuerpos al enfriarse el alcohol. Las investigaciones de BrobiE acerca de la ceroleina hicie- ron probable de que, como en la miricina, se trataba de un éter normal monoatómico de los miembros inferiores ó inter- medios de la misma serie grasa, pero sus trabajos, en este sentido, no fueron acabados, y como desde entonces no se ha practicado ninguna investigacion detallada de la cera comun, resulta que la naturaleza química de este último componente hasta hoy dia mismo no se conoce todavía con exactitud. (*) Ann. d. Chem. u. Pharm. T. LXVII, pág. 180.—1bid. T. LX VII, pág. 144, — 364 — Despues de estas investigaciones clásicas de BRODIE sobre la composicion química de la Cera comun y de la Cera de China, los químicos consideraban desde entonces las ceras propiamente dichas como éteres, formados de los ácidos nor- males superiores de la serie grasa y los alcoholes monoató- micos correspondientes. De donde resultaba por investiga- ciones posteriores, que muchas de las materias cerosas, sobre todo algunas de orígen vegetal que figuraban en el mismo grupo de las verdaderas ceras, por la semejanza de consistencia y caracteres esteriores, como por ejemplo la Cera de Japon, la Cera de Ocuba etc., debian ser clasifi- cadas, mas bien, entre las materias grasas vulgares, puesto que ellas se hallan formadas de los mismos ácidos grasos y un alcohol triatómico, la glicerina, tal como suceue tambien con la mayor parte de las sustancias grasas y oleosas de orígen animal y vegetal. En virtud de estos resultados, nada mas natural era supo- ner que además existiesen ceras intermedias, constituidas por alcoholes diatómicos ó glicoles ; pero su descubrimiento recien se debe á Jos dos últimos años. STUERKE fué el pri- mero que observó un alcohol diatómico (C*H"(OH Y?) de un, alto punto de fusion (10395 C) en la Cera de palmas y Lr£- BERMANN últimamente, en la Cera de cochinilla, no sola- mente un alcohol diatómico (C*%H% (OH); p. de fus. 104%C.) muy análogo á aquel, sinó una combinacion de él con un oxácido (C1H%07) correspondiente. La definicion química del nombre colectivo de «cera» con estas circunstancias se ha vuelto difícil, tanto mas que aque- llas materias cerosas naturales casi siempre son mezclas de distintos cuerpos, muchas veces de éteres mono, bí y tria- tómicos á la vez, y estos al lado de ácidos ó alcoholes, que existen en estado libre. Aunque á pesar de no tener las siguientes investigaciones sobre la Cera de Chilca sino el carácter de un estudio provisorio, á causa de las reducidas cantidades del material — 365 — de que se ha podido disponer, sin embargo son ellas sufi- cientes, para demostrar en primera línea que existe en ella un oxácido análogo ó idéntico al descubierto por LIEBERMANN en una cera procedente de la misma familia de insectos (Coc- cus). Queda determinado asimismo la relacion que ella ofrece con las demas materias cerosas ; por mas que muchas de ellas sean casi desconocidas y de otras que solo existen investigaciones superficiales y en parte erradas. Las especies principales de cera, estudiadas hasta ahora, son las siguientes: I. DE ORÍGEN ANIMAL A. DE LOS MAMÍFEROS CETÁCEOS l. Cera de Ballena. (Sperma ceti/. De las cavidades cráneas de distintas especies de Physeter. P. de fus. 45 á 50? C. — Pes. espec. 0.943. Es blanca, transparente, nacarada y de estructura hojosa-cristalina. Es soluble en el éter, el clo- roformo, el súlfuro de carbono y en un exceso de alcohol hirviendo; poco soluble en frio en la benzina. Contiene miricina [éter cerilo-pal- mítico), al lado de cortas cantidades de éteres de los ácidos mirístico, laurosteárico, esteárico, etc. B. DE LOS INSECTOS HIMENOPTEROS (Apis, Melipoma.) 2, Cera comun. De las colmenas de Apis mellifica L. P. de fus. 623 C. — Pes. espec. 0,945 4 0,964.—Es soluble en 10 á 12 p. de cloroformo y sulfuro de carbono. El éter á la temperatura or- dinaria disuelve como 50 %/,; la benzina como 20 ”/,: el sulfuro de carbono como 80 ”/,, pero estos disolventes la disuelven completa- mente á una temperatura de 254 30? C. En el alcohol frio es inso- luble; el alcohol hirviendo disuelve hasta 20 ”/, (cerina). depositando, al enfriarse, una masa flocoso-cristalina (el ácido cerótico, mezclado — 366 — con un poco de miricina). No se saponifica con una solucion diluida acuosa de potasa cáustica, pero si, parcialmente, por la solucion muy concentrada, y completamente por la solucion alcohólica del álcali. Contiene : a) Miricina (éter miricilo-palmitínico). P. fus. 729 C.; b) Ceroleinal4 á 5 %/,). P. fus. 28" C.; c) Acido cerótico libre (C*”H**0?). P. de fus. 79% C.; d) En pequeñas cantidades un ácido (C**H**N*). P. de fus. 91? C. (B. C. BroDtE, Ann. d. Chem. u. Pharm., LXVIL, pág. 180. Ibid. T. LXVIIT, pág 144. — M. ScHarrrer. Ber. d. D. Chem. Ges. 1876, pág. 278. — Bull. Soc. Chim. (2) T..27, pág. 372). 3. Cera de Andaquia. Procede de las pequeñas colmenas (100 á 500 gr.) de una pequeña especie de abeja silvestre 'Melipoma) del Brasil. Es de color amarillo y muy semejante á la cera comun, C. DE LOS INSECTOS HEMIPTEROS (Coccus.) 4. Cera de Cochinilla. Forma una delgadísima capa blanca, pul- verulenta, que cubre la cochinilla (Coccus cacti L). Esta cera, á mas de aceite, de miristina y de ácidos grasos libres, contiene una especie de oximiricina, la coccerina de LIEBERMANN, que tiene un P. de fus. 106%C. Se disuelve muy difícilmente en todos los disolventes frios, es casi insoluble en el alcohol y el éter; muy poco en el alcohol hirviendo; mas fácilmente en la benzina, éter y ácido acético, hirviendos. Al enfriarse la solucion se cristaliza en muy delgadas lami- nillas nacaradas, brillantes. La saponificacion, por medio de la solu— cion alcohólica de la potasa cáustica, es bastante difícil. Los productos del desdoblamiento de la coccerina son: a) Alcohol coccerílico. P. de fus 104%C., probablemente un glicol C*”H*"(HO7?;. b) Acido coccerínico. P. de fus. 92 á 939 C. El precipitado cristalino es casi insoluble en los disolventes frios, fácilmente soluble en el alcohol, en la benzina, en el éter y en el ácido acético, etc., hirviendo, y asi- mismo en el amoníaco. Es probablemente un oxácido (C**H**0?). (C. LIEBERMANN, Ber. der d. Chem. Ges. Tom. VIIL, pág. 1975, 1885). 5. Cera de China. (Pé-Lá ó Szé—Chuen). Es secretada por el Coccus pela Wesrw, que vive sobre distintos árboles /Ligustrum lucidam, Frazxinus Chinensis RoxB. V.—P. de fus.82C. Es blanca ó amarillenta, — 367 — pálida, dura y quebradiza, de estructura fibrosa-cristalina, semejante á la cera de la ballena. Es poco soluble en el alcohol y éter, mejor en la nafta. Es insoluble en la solucion acuosa de la potasa cáustica. Es una sustancia casi químicamente pura. Contiene: a/ Miricina (éter cetilo- cerótico) casi pura. P. de fus. 82? C.; b) Gliceridos en vestigios insig- nificantes. (B. C. Brobiz, Ann. d. Chem. u. Pharm. 1848. T. LXVYIH, pág. 199.) 6. Cera de higuera. Es un producto de Coccus caricae, FaBr. [Columnea testudiformis Toz.) que vive sobre el higo (Ficus carica L.) en Italia. P. de fus 579 C. Es gris parda, bastante quebradiza, opaca y con lustre untuoso. Contiene: a) Miricina (35,7 %/,): b) Acido cerótico (12,7 */,); e) Acido butírico y valérico en cortas cantidades; d/ Ceroleina (51,3 */,) «que es una sustancia ácida semi—resinosa». (F. Sestint, Bull. Soc. Chim. (2) T. VI, pág. 482). Véase nuestras observaciones al fin de esta publicacion. 7. Cera de Chilca /Baccharis). Es un producto de una especie de Coccus, que vive sobre distintas especies de Baccharis. Véase mas abejo. 8. Cera de Guadalupa (C. de Madras). Orígen desconocido. P. de fus. 649,5 C. Pes.esp. 0.985. Es de color negro-piceo. No se deja blanquear. «El alcohol hirviendo estrae el ácido cerótico (7) (63,6 */7), que se deposita en el líquido enfriado. El filtrado evaporado deja un resíduo de ceroleina (15,1 */,). El residuo de la cera estraido por el alcohol da con el éter una solucion oscura. Tiene disuelto una materia colorante (17,1 %,!, nitrogenífera, fácilmente fusible é inatacable por la solucion alcohólica de la potasa cáustica. La materia, de color pardo, es soluble en el bisulfuro de carbono, benzina y cloroformo. El resíduo de la cera (43 %/,), estraido con el éter, da con el cloroformo un líquido oscuro, siruposo. Tratado por álcali desprende amoníaco». (W. G. Suirm. Bull. Soc. Chim. (2), T. X, pág. 328). Véase nuestras observaciones al fin de esta publicacion. 9, Cera de México. a) Cera de Obreguin. La produce una especie de Coccus, que vive sobre las ramas de Alcea rosea L. —Es de consistencia trementinosa, — 368 — es apenas soluble en el alcohol, fácilmente en el éter, esencia de tre- mentina y el cloroformo. (DAusatz, Journ. d. Pharm. (4), T. V, pág. 174). b) Nin de Yucatan. La produce una especie de Coccus, que vive en un arbusto de la familia de las anacardiáceas. P. de fus. 48%C. P. esp. 0.92. Es parda amarilloso, de consistencia butiricosa ó pastosa. Es inso- luble en el alcohol hirviendo ó frio, soluble en el éter, esencia de tre- mentina y benzina, y mejor aun en el cloroformo. Es insaponificable por las soluciones acuosas diluidas de los álcalis. (V. G. BLozDE, Bolet. del Ministerio de Fomento de la Rep. Mexicana, 1883, T. VII, pág. 200). Parece que contiene miricina, un ácido libre, ácido butírico, etc., ácido xantocarmínico y cocceina. Ill. — DE ORÍGEN VEGETAL. A. CON PREDOMINIO DE MIRICINA. 10. Cera de Carnahuba. Procede de varias especies de palmas ¡Co pernicia cerifera Mart, Ceroxylon andecola Humb. y BrL.) del Brasil. P. de fus. 83 4 839,5 C. Es amorfa, dura y Pa de un color ama- rillento de paja. Se halla compuesta de varias especies de miricina, al lado de alcoho- les libres, sin la presencia de ácidos grasos libres. Los productos del desdoblamiento son: a) Alcohol miricilico. (P. de fus. 85% C.) como constituyente principal, al lado de pequeñas cantidades de un alcohol : C*7H**0. /P. de fus. 76? C.) y de un alcohol diatómico: C**H**0*?. P. de fus. 10395 C.; b) Un ácido (C**H**0?), metamérico con el ácido lignoce- rínico de HeLL. P. de fus. 7295 C.; c) Acido cerótico: C?7H**0*?. P. de fus. 79% C.; d) Lactona: C**H*"0*. P. de fus. 103%5 C. (Calentada esta con la cal sodada se trasforma en un ácido dicarbónico: C*H“0*. P. de fas. 909:C..) Además se halla en esta cera una pequeña cantidad de un hidrocar- * buro de p. de fus. 59 á 5995 C.) (P. BerarD, Bull. Soc. Chim. (2), IX, pág. 41. —S. A. MaskE- LYNE, Journ. Chem. Soc. (2), VI, pág. 94.— H. STÚRKE, Ann. d. Chem. u. Ph. 1884, T. 223, pág. 283). — 369 — 11. Cera de clorofila. En todos los órganos vegetales que contienen clorofila existe una materia grasa de consistencia cerosa, que no parece tener siempre la misma composicion en las distintas familias de las plantas. Generalmente contiene miricina, al lado de un exceso de glice- ridos, solubles estos últimos en un exceso de alcohol frio, tal como su- cede con la cera de las gramináceas. En otras familias, como por ejem— plo en las leguminosas y en las hojas y cortezas de los árboles foliáceos, parece ser mas abundante el contenido de miricina. (1. Kónic Ber. d. Chem. Gesellsch. 1870, pág. 566.) A esta seccion es referible tambien la Cera de las hojas de la yerba—mate, descrita por Arata. (Ann. de l. Soc. Cient. Argent, T. UL, pág. 132). Aun es desconocida la naturaleza de la Cera de Patagonia, que cubre la corteza de una especie de retamo (Monthea aphylla B et H.), siendo aplicada segun MoreNo por los indios de la Patagonia. (J. HieRONY- Mus, Bolet. de la Acad. Nac. de Cienc. T. IV, pág. 398). B. CEROINAS (Ó CEREO—ALCOHOLES NATURALES) La especie de cera que se incluye en esta seccion no se halla some- tida á una investigacion suficientemente detallada, para poder afirmar con seguridad, que su parte predominante se halla formada por alcoho- les de la serie grasa. Las investigaciones futuras esclarecerán lo que aun falta para el conocimiento exacto de esta materia. Varias especies de ceras vegetales, que ántes se consideraban como alcoholes de la serie grasa, así por ejemplo, la cera de palmas, de carnahuba, etc., han resul- tado ser de naturaleza distinta. 12. Cera de Java. /Getal-Latrae/. El zumo lechoso, evaporado, de Ficus gummiflua, F. ceriflua, Juncn. de Java. P. de fus 61” C. — Pes. esp. 0.963. Es gris, dura y quebradiza. Forma una masa pegajosa con el agua hirviendo. Es soluble en el éter, la esen- cia de trementina y el alcohol hirviendo. El alcohol frio estrae un poco de materia resinosa. Es insoluble en el sulfuro de carbono y en el licor acuoso hirviendo de potasa cáustica. Es separable por el éter en dos distintos cuerpos: a) Difícilmente soluble, cristalino; p. de fus. 62% C. «Probablemente es combinacion isomérica del alcohol cerílico (C1H*0)»; b' fácilmente soluble, crista- liza en arrugas mamelonadas (C'*H*0), (Fn. KesseL, Ber. d. Deut. Chem. Ges. 1878, pág. 2112). — 370 — C. CERINAS (ÁCIDOS DE La SERIE GRASA Y GLICERIDOS (SEBOS) Las materias que se incluyen en esta seccion y que en el comercio lleyan el nombre de «cera», debian ser mas bien incluidas en el grupo de las materias grasas vulgares. 13. Cera de mirtos (C. de Cuba). De las hojas y bayas de Myrica cerifera (N. America) y Myrica cordifolia (Cabo de Buena Esperanza). P. de fus. 48? C. Peso espec. 1.005. Es pálido—verdoso, algo traspa— rente, de olor aromático. Es soluble en el éter y en su mayor parte en el alcohol hirviendo. Segun datos, cuyo origen ignoramos, ello consiste esencialmente en ácido palmático con un poco de ácido miristico, com- binados,en su parte pequeña como gliceridas y en su mayor parte como ácidos libres. 14. Sebo de China vegetal. Cubre las semillas de una enforbiacea, Stellingia (Coton) sebifera Mich. P. de fus. 409 C. Es blanca, dura, quebradiza, sin sabor ni olor. La cera pura no mancha el papel. 15. Sebo de Japon. De las semillas de Rhus succedanea L., Rh. vernicifera D. C., Rh. sylvestris Liep., ete. P.. de fus. 52 €. Pes. €sp. 0,9754 1 ,009 — Es blanca ó amarillenta hasta parduzca, quebradiza en frio. Es soluble en 6 p. de alcohol hir— viendo de 90% y en 3 p. de alcohol absoluto y en el éter hirviendo. Con las soluciones acuosas del álcali da un jabon duro y glicerina. Se disuelve tambien en una solucion hirviendo de borax. Consiste esen- cialmente en Dipalmitina. (MEYER U. STAHMER. Ann. d. Chem. et Pharm. T. 43, pág. 336.) 16. Sebo de Bicuhiba. De las nueces de Myristica bicuhiba, seu officinalis MarT., M. surinamensis REL. P. de fus. 4295 á 439 €. Se disuelve con facilidad en el éter, sulfuro de carbono y cloroformo; en el alcohol hirviendo se disuelve parcial— mente. En el ácido sulfúrico concentrado se disuelve con un intenso color rojo de fuchsina. Es un glicerido delos ácidos miristico y oleico, á mas de un poco de esencia etérea y de un aceite '0.1 */,' no saponificable. (C. S. Remer y W. WiLL, Ber. d. D. Chem. Ges. 1885, pág. 2011. — H. NOERDLINGER, Ibid. pág. 2617). CERA DE CHILCA Produce esta clase de cera un pequeño insecto de la fa- milia de los hemípteros (Coccus), que vive en pequeñas colonias en varios arbustos del género Baccharis, de la familia de los compósitos, pero especialmente en el Bac— charis lanceolata, que lleva el nombre vulgar de « chilca », y el Baccharis salicifolia, conocido con el de «suncho»; plantas que crecen en las regiones occidentales del país, por lo general, la primera en las faldas de las sierras, y la segunda en las orillas de los rios y arroyos. Haciendo una incision en la corteza de estos arbustos, fluye lentamente una gotita de una especie de bálsamo- resina, de consistencia siruposa y de un color rojizo pálido intenso, que al contacto del aire se endurece gradualmente. Esta misma secreción natural de la planta, producida por la picadura del insecto y mezclada íntimamente con una se- erecion cerosa, producto propio de dicho animal, envuelve á este completamente, formando una verdadera coraza. El insecto abultado así, hasta sus últimos dias, se presenta en forma de un grano blanco, del tamaño de una alberja y de figura cónica Ó piramidal con las puntas truncadas y con la superficie arrugada, y se halla pegado siempre en el mismo punto de la picadura de la planta. Desprendiendo uno de estos granos, se observa en el centro de la planicie inferior un hueco, que se haila rellenado por una masa blanda, pardo-amarillenta, que constituye el cuerpo del insecto, de un peso mas ó ménos de la sesta ú octava parte del grano; — 3712 — lo demás es masa cerosa de consistencia blanda al princi- pio, bastante dura y quebradiza despues de algun tiempo, y con un punto de fusion de 61 á 64? €. Esta cera es un artículo utilísimo en las regiones viní— colas de Catamarca, Tucuman y Valle Calchaquí, etc. La muestra que ha servido para esta investigacion ha sido del último lugar, de donde la trajo el Dr. D. ApoLro Dok- RING en una de sus escursionos científicas y tuvo á bien cedermela. Ella es tomada de los brotes tiernos de la Bac— charis salicifolta. Se utiliza en aquellos lugares para barnizar el interior poroso de las tinajas cocidas, que deben emplearse mar la fermentacion del vino. Los viñateros, para extraer esta cera, recojen los pim- pollos de la planta, cuyos brotes se encuentran en ciertos parajes materialmente cubiertos de granos de cera. Des- préndelos con las manos sobre un lienzo y en seguida los hierven en una olla con un exceso de agua, teniendo la precaucion de cambiar repetidas veces el agua hasta des- aparecer el color amarillo y el sabor amargo que posée. Se acumula en la superficie del líquido una masa espesa, pero blanda, que para el uso indicado, la recogen y funden en una olla. La masa de esta cera cruda en estado frio presenta un color gris-blanquecino. Contiene todavía los despojos de los insectos, partículas de corteza, de hojas, etc. de la planta, Es bastante dura y quebradiza á la temperatura ordi- naria, como que se pulveriza sin dificultad en un mortero. Ofrece un lustre untuoso y los fragmentos en los cantos son traslucientes. Con el calor gradualmente se vuelve blando y se funde recien á 64” C, formando entónces un líquido muy espeso con la consistencia y el aspecto de la cataplasma. La masa fundida casi no se deja colar, por lo que es difícil una purificacion mas completa de las impurezas y materias con que mecánicamente se halla mezclada. — 3713 — e Al fundir la masa repetidas veces en la olla para la apli- cacion como barniz de las tinajas, toma un color cada vez mas oscuro, hasta que al fin llega á tener un color pardo- oscuro, semejante al pez negro; de lo que probablemente le viene el nombre de «brea». Parece que como artículo de comercio ni siquiera ha pa- sado los límites de las provincias, de donde es originario. A lo ménos no se encuentran datos al respecto. Sin embargo, es probable que una especie de cera del Brasil, llamada «vegetal » procedente de Baccharis confertifolia, que alguna vez ha entrado al comercio europeo, sea indéntica ó6 semejante a la nuestra. Propiedades. —Se practicó un ensayo para separar la cera de las materias estrañas que la acompañaban, por medio de la fusion y filtracion consecutiva por un lienzo, á una tem- peratura de 110? €, cuyo ensayo no dió el resultado deseado, por la consistencia mucilaginosa que poseia la cera fundida á causa de la entremezcla de una sustancia particular, ni- trogenífera, que en adelante designaremos con el nombre de cocceína. Esta sustancia por sí sola infusible, es soluble parcialmente en forma gelatinosa en la cera fundida, La pequeña cantidad de cera que habia pasado por el lienzo, tenia, enfriada un color amarillento opaco de consis- tencia dura y quebradiza. P. de fus. 612. La cera tratada por el éter se disuelve en su mayor parte, cuando se emplea un gran exceso del líquido ; pero los me- jores disolventes son el cloroformo y el sulfuro de carbono, que lo disuelven con mucha facilidad, dejando solo las par- tículas extrañas, que la acompañan mecánicamente. El éter en pequeñas cantidades extrae al momento una materia facilmente soluble en él, dejando como resíduo una sus- tancia blanca, que se disuelve gradualmente á medida que se le vá agregando nuevas porciones del disolvente; hasta que al fin parece que se disuelve casi todo en un gran ex- ceso del líquido. — 374 — La solucion etérea expuesta á una temperatura baja, ó concentrándola por destilacion parcial, dá un abundante precipitado de escamitas blancas, conservando el líquido “su color amarillo oscuro. Mezclando el líquido etéreo con alcohol absoluto, se se- para casi toda la materia cerosa, en forma de un espeso pre- cipitado blanco, insoluble el alcohol frio. COMPOSICIÓN DE LA CERA DE CHILCA Para las investigaciones consecutivas la mayor parte de la cera 2ruda disponible fué tratada repetidas veces por el éter. La solucion obtenida se concentró por destilacion hasta quedar reducida, poco mas ó ménos á la cuarta parte de su volúmen y en seguida se abandonó por algunos dias á una baja temperatura. Se formó un espeso precipitado blanco, que se separó por filtracion. Pero como la solucion etérea debia retener todavia un pequeño resto de materia cerosa, se procedió á separarla, mezclándola con tres veces su volúmen de alcohol absoluto. Se obtuvo un precipitado blanco escamoso, algo nacarado, que se separó por filtracion, lavándolo bien despues- con alcohol absoluto. Presentaba un aspecto hermoso, por su su pureza, pues todas las materias colorantes de la cera ha- bia quedando en el filtrado etéreo-alcohólico. Este precipi- tado, como se-vió mas tarde, consistia principalmente en cocceina y un poco de ácido coccerínico libre al lado de pequeñas cantidades de aquella clase de miricina que pre- domina en esta cera. Como el resíduo de la cera cruda, que se habia tratado por el éter, contenía todavía cantidades importantes de ma- teria cerosa, difícilmente soluble en él, se sometió á la accion del cloroformo en un pequeño aparato de lixiviacion. De la solucion se separó el cloroformo por destilacion. Las tres distintas materias cerosas, obtenidas por los pro- cedimientos indicados de la cera cruda, se han manejado separadamente en el trancurso del análisis, pero bajo un mismo método; resultando sin embargo, que todos ellos tenian entre sí una identidad casi completa, con la dife- rencia de que el precipitado, que se ha obtenido por la adicion del alcohol absoluto al líquido madre etéreo se ha- llaba formado principalmente de cocceina y cerina, al lado solo de pequeñas cantidades de miricina, mientras que las otras dos se hallaban constituidas especialmente de miri- cina, al lado de un poco de cerina y muy pequeñas canti- dades de cocceina. Razon por la que tratamos sus propie- dades en conjunto. El sulfuro de carbono y el éter en exceso mostraron ser buenos disolventes. En forma de precipitado la materia cerosa así purificada se disuelve intantáneamente 30 á 40 partes de ambos líquidos en frio, observándose á penas la existencia de algunas partículas blancas insolubles. La benzina en frio, aún empleando un exceso parece no tener accion disolvente alguna, pero á la temperatura de la ebullicion disuelve bastante cantidad. El mismo resultado se ha obtenido con el alcohol absoluto en frio (300 partes), pero á la ebullición disuelve la mayor parte, trabándose, al enfriarse, en una masa cuajosa por la abundante cristali- zacion, quedando de resíduo un cuerpo blanco de una ma- teria particular, nitrogenífera, la cocceina, que no ofrece caracter ceroso. Tratándolo repetidas veces con nuevas can- tidades de alcohol hirviendo se vió que la cocceina era completamente insoluble en él, por cuya razon se resolvió emplear este método para su separacion. Designamos pues esta materia en adelante con el nombre de — 316 — COCCEINA Para obtener este cuerpo se trató toda la materia cerosa repetidas veces con un gran exceso de alcohol absoluto hir- viendo, filtrándolo en seguida en caliente. Las primeras cantidades del líquido filtrado, al enfriarse, se trababan en masa cuajosa por la abundancia del precipitado ceroso.. Se hirvió el resíduo por alcohol absoluto hasta que ya no se for- maba precipitado alguno en el filtrado enfriado. Quedó como resíduo la cocceina en forma de un polvo gra- nujiento, completamente blanco. á Es un cuerpo indiferente con la mayor parte de los reac- tivos y disolventes. No se funde sinó á alta temperatura descomponiéndose. A 200% €, principia á teñirse de amari- llo; á 270" €, aproximadamente, se funde en un líquido ama- rillo y comienza á destilarse, dando como producto de la descomposicion un aceite amarillo de un olor pronunciado desagradable, que recuerda al ácido oléico crudo ó á aquella especie de aceite, que se obtiene por la destilacion seca de la cera comun. El resíduo fundido que queda, constituye enfriado una masa vítrea, algo transparente, dura y quebra- diza. Calentado con los álcalis desprende amoníaco. La cocceina parece casi completamente insoluble en la ma- yor parte de los líquidos ácidos y alcalinos. El ácido ní- trico concentrado la disuelve parcialmente sin desprendi- miento de vapores rutilantes, tiñiéndose de amarillo el lí- quido y la materia misma, como sucede generalmente con los cuerpos protéicos. El ácido sulfúrico concentrado la di- suelve tomando la solucion un color intenso de amarillo na- ranjado. El ácido clorhídrico fumante aparentemente no tie- ne accion alguna; agitando fuertemente con este reactivo no hace mas que aglomerarse las partículas. — 311 — Una solucion acuosa de sosa cáustica hirviendo no obra visiblemente sobre ella, pero una solucion alcohólica de po- tasa cáustica á la ebullicion parece alterarlo dejando un precipitado cuajoso granujiento. El alcohol y la benzina apenas la disuelve á la tempera- tura de la ebullicion. El cloroformo la disuelve completa- mente. Con el sulfuro de carbono se pone semitrasparente, aglomerándose las masas finas en una sola masa gelatinosa. El éter en gran cantidad disuelve un poco mas de la mi- tad, quedando la parte insoluble adherida á la pared del vaso en forma de una materia gelatinosa trasparente, materia que es insoluble en el exceso de éter, pero fácilmente soluble en el cloroformo, dando una solucion algo mucilaginosa, se- mejante al colodion, que evaporada á la sequedad, dá un resíduo completamente trasparente de £-cocceina. La solucion etérea concentrada por la evaporación no se pone mucilaginosa; á la sequedad dá un resíduo de a-coc- ceina en forma de masas blancas, algo nacaradas, muy que- bradizas. Esta materia cristalina tratada con una solucion alcohólica de potasa cáustica se pone ya en frio amarillento y á la ebullicion el polvo granujiento algo pesado se trasforma en un precipitado voluminoso de color amarillo, tiniéndose - tambien el líquido de un intenso amarillo rojizo. Este líquido diluido con alcohol y sometídolo en seguida á la ebullicion se forma despues de enfriado una pequeña cantidad de precipi- tado amarillo, idéntico en sus caracteres al anterior. El filtrado alcohólico alcalino, diluido con agua apenas se enturbia; tra- tado por el ácido clorhídrico dá un insignificante precipitado. El precipitado amarillo que se lavó con alcohol, parece ser una sal de un ácido muy débil, formada por el álcali que contenia, pero de alto peso molecular é insoluble en todos los disolventes. Se le hirvió con agua acidulada por el ácido clorhídrico, resultando un resíduo granujiento, algo parecido á la materia primitiva, pero de color amarillo pálido y no era ya soluble ni en el éter ni en el cloroformo. Tr. mu 29 — 378 — Una conducta completamente análoga á la «-cocceina, que se ha obtenido de la solucion éterea, ofrece la f-cocceina, obtenida por la evaporacion de la solucion clorofórmica del resíduo insoluble en el éter. Parece que ámbos cuerpos son modificaciones metaméricas de la misma sustancia. Una in- vestigacion mas detallada no fué posible por lo pronto, por no haberse obtenido el material en cantidad suficiente. Como resulta que se trata de una materia nitrogenífera y como el animalito, á diferencia de otros insectos carece casi completamente de una capa de chitina, es posible que la cocceina tenga alguna relacion fisiológica con esta y que sea secretada por el insecto, junto con la materia cerosa. Así como se disuelve la cocceina en el cloroformo y en el éter, tambien se disuelve en las materias grasas, formando un líquido algo: gelatinoso. La consistencia mucilaginosa de la cera cruda fundida se debe indudablemente á la presen- cia de este cuerpo particular. CERINA. ÁCIDOS GRASOS LIBRES (Y GLICERIDOS) DE LA CERA DE CHILCA Con el nombre de cerina se ha designado aquella parte de la cera comun, que es soluble en el alcohol de 80 á 90", formada por los ácidos de la serie grasa, que en la cera se hallan en estado libre, al lado de los verdaderos éte- res, designados generalmente como miricina. Emplea- mos aquí estos mismos nombres para designar en general las materias análogas, que existen en la cera de Chilca. Las distintas cantidades de precipitados cerosos, que se habian obtenida por enfriamiento y cristalización en el alco- hol absoluto (á fin de separar la cocceina), y que debian con- tener toda la «cerina» y la «miricina» de nuestra cera; se reunieron, fundiéndolos en el agua hirviendo. La materia cerosa enfriada es bastante dura y quebradiza; O tiene un peso específico algo mayor que el agua fria, pues se hunde en ella á la temperatura ordinaria, pero á algunos grados de temperatura inmediatamente sobrenada otra vez en su superficie, en forma de una capa de grasa, no del todo trasparente. P. de fus. 64% C. Para separar de esta materia cerosa los ácidos libres y al mismo tiempo los vestigios de gliceridos, que existian al lado de la miricina, se sometió la cera á la ebullicion con una so- lucion acuosa muy diluida de sosa caustica. El líquido alca- lino filtrado solo contenia cantidades muy insignificantes de glicerina, puesto que la mayor parte de los gliceridos de- bian haber quedado en los líquidos alcohólicos-etéreos pri- mitivos. La masa que se habia formado por la saponificacion par- cial era alge granugienta y despues de haberla lavado bien con agua, se trató por media hora con agua acidulada por ácido sulfúrico á la temperatura de la ebullicion. Una vez enfriado el líquido se recogió la torta de cera que se ha- llaba flotando en su superficie, se lavó bien con agua y en seguida, para separar los ácidos grasos que debian encon- trarse al lado de la miricina, se trató por alcohol hirviendo de 90” repetidas veces hasta no observarse mas precipitado en el líquido enfriado. Los primeros estractos alcohólicos formaban masas cuajosas por la abundancia de precipitado. Ácido coccerínico.—Las precipitaciones obtenidas por el enfriamiendo de los estractos alcohólicos se separaron por filtracion v se lavaron con alcohol, procediendo en seguida á separar, segun el método de Brobtk, los ácidos libres de las cantidades de miricina, que conjuntamente habian en- trado en la solucion alcohólica caliente y en las precipita- ciones consecutivas. Para cuyo fin se trataron nuevamente los precipitados por alcohol hirviendo de 90”, agregando despues al líquido caliente una solucion alcohólica de aceta- to de plomo, que dió un precipitado no muy abundante. Se 300 = filtró inmediatamente, conservando siempre el líquido á la misma temperatura. Quedó un resíduo de miricina, dificil- mente soluble en el alcohol y otra cantidad de ésta se pre- cipitó en los filtrados, á medida que se iban enfriando. Tambien el precipitado de la sal de plomo, separado por filtracion, debia contener todavia pequeñas cantidades de esta miricina. Para estraerla recomienda BropDIE, tratar el precipitado de plomo por el alcohol y el éter á la temperatu- ra de la ebullicion; pero como se habia observado que la mi- ricina de nuestra cera no se disolvia fácilmente en el éter, se estractó el precipitado de la sal de plomo en este y otros casos por una mezcla de benzina y bisulfuro de carbono, por- que ámbos líquidos solos ó mezclados la disuelven con mu- cha facilidad : el sulfuro de carbono ya en frio, y la benzina en caliente. 4 La sal de plomo así purificada se descompuso por el ácido clorhídrico hierviendo, operacion que para un completo éxito no es fácil, pues se necesita hervirla mucho tiempo, dejarla enfriar; pulverizar la masa flotante en el líquido ácido, tra- tar el polvo nuevamente por el ácido clorhídrico diluido á la temperatura ordinaria y despues otra vez á la de la ebulli- cion. ; El ácido coccerínico crudo, que se obtuvo por este pro- cedimiento se halla en la cera cruda en estado libre, puesto que en el extracto alcohólico hirviendo se obtiene directa- mente un precipitado de este ácido con Ja sal de plomo. Tenia un punto de fusion de 90%3 á 90%4 C. Se le trató por el éter hirviendo en un frasco combinado con un pe- queño refrigerador de LieBIG y se vió que se disolvia com- pletamente, aunque con algun retardo, mientras que en el éter frio se disuelve solamente cantidades insignificantes. La cristalizacion, que se obtuvo por el enfriamiento de la solucion etérea tenia un punto de fusion de 909 á 91%0 C., pero se notaba en ella la presencia de pequeñas impurezas. Se trató otra vez por el alcohol hirviendo; se filtró y se — 381 — dejó cristalizar por el enfriamiento. El ácido obtenido pre- sentaba ahora un punto de fusion 914 C, muy aproximado ya á aquel del ácido coccerínico de LiebBerMaNN (92 á 937C). Este ácido, como veremos forma tambien el constituyente principal de las miricinas de esta cera. Acido miristico, etc.—A los líquidos alcohólicos frios, obtenidos por filtracion de los precipitados de la «cerina» etc. (pág. 379), antes de ser tratada esta por el acetato de plomo, se les agregó una solucion alechólica de esta sal. Se formó un precipitado blanco en cantidades no del todo insignificantes debiendo contener principalmente los ácidos inferiores ó intermedios de la serie grasa, como son los áci- dos miristico, palmitínico, etc., caracterizados por su solu- bilidad en el alcohol frio. La cantidad de precipitado, que se habia obtenido no era suficiente, sin embargo para determinar con seguridad, cual de estos ácidos era la que habia entrado á la formacion de la sal de plomo. El ácido se halla en la cera, parte en estado libre y parte como glicerido, y como LIERERMANN y otros han encontrado la Miristina en cantidades importantes en la cochinilla vulgar, no parece dudoso, que tambien en esta especie de cera de Coceus se tratara de la misma materia en cuestion. Acido butírico, valerico, etc.—La cera cruda, principal- mente en caliente, desprende un olor bastante fuerte, algo desagradable. Este olor recuerda mucho al ácido valérico y sus homólogos. Destilando la cera con vapores de agua se obtuvo un pro- ducto de reaccion acídula y que tiene el mismo olor carac- terístico de la materia primitiva. El destilado neutralizado por la barita y evaporado despues dió una sal en forma de un resíduo cristalino, pero la cantidad no fué suficiente para determinar con seguridad su carácter químico. Se constató — 382 — la ausencia de los ácidos fórmico y acético en cantidades apreciables. MIRICINA. (ETERES DE LA CERA DE CHILCA) Como resíduo insoluble del tratamiento de la materia ce- rosa por el alcohol hirviendo (pág. 379) queda una miricina muy fusible, bastante incolora, mezclada con vestijios insig- nificantes de la materia resinosa, que contiene la cera cruda. Se filtró bajo el agua caliente en un pedazo de lienzo y la miricina asi obtenida constituye enfriada una masa cohe- rente, presentando un esterior y consistencia'completamente parecida á la cera blanca vulgar. Esta miricina es mas liviana que el agua fria á diferencia de la masa cerosa primitiva, que es mas pesada. Es dificilmente soluble en el éter; con mucha facilidad en. el sulfuro de carbono y en la benzina caliente. P. de fus. 59%4 C. La pequeña parte de miricina que habia entrado en solu- cion en los líquidos alcohólicos, al lado de la cerina, fué estractado, despues de precipitado el ácido coccerínico por la sal de plomo, por medio de una mezcla de benzina recti- ficada y sulfuro de carbono. La solucion se destiló” hasta quedar reducida á una décima parte : enfriado el líquido se formó un abundante precipitado, que se separó por un lienzo, aprensándolo bien en seguida entre papeles secantes para quitarle los últimos restos del líquido. Despues se sometió al baño de aire elevando la temperatura hácia 120€ para quitar los últimos vestigios de la benzina. La masa fundida de esta miricina es de consistencia dura y quebradiza en frio y de color algo amarillento. P. de fus. 67*C. Para separar la parte de miricina, que habia quedado disuelta en la benzina, se evaporó hasta Ja sequedad y el resíduo se trató del mismo modo como en la primera cris- E talizacion. Enfriado es de consistencia algo mas blanda. P. de fus. 6395 C. Resulta de esto, que la miricina de esta cera no es una materia uniforme sinó una mezcla de éteres de distinta cons- titucion. Se procedió, pues, á tratar por el mismo método la parte principal de la miricina, que tenia un punto de fusion de 597,4 €. disolviéndola en la benzina hirviendo, obte- niendo la primera cristalizacion por enfriamiento del líquido, la segunda por concentracion y la tercera por evaporacion hasta la sequedad. Estas tres distintas, cristalizaciones fracionadas ofrecieron los caracteres siguientes: + 1* Cristalizacion de consistencia dura y quebradiza. P. de fus. 67C. 2* Cristalizacion de consistencia dura y quebradiza. P. de fus. 6395 C. 3" Cristalizacion de consistencia algo plástica entre los dedos. P. de fusion 58%5.C. Resulta, pues, que las dos primeras cristalizaciones ofre- cieron un punto de fusion análogo á las que se obtuvieron por cristalización de aquella parte de miricina, que habia entrado en las soluciones alcohólicas. Estas cristalizaciones de miricina, reunidas las de punto de fusion análoga, se saponificaron separadamente cada una hirviendo por varias horas con una solucion alcohólica con- centrada de potasa cáustica. La masa que se habia formado, siendo de consistencia gelatinosa, fué desleida en agua y se hirvió con una solucion de cloruro de bario en esceso. El precipitado formado se separó por filtracion, se lavó y se secó bien. La masa seca, que contenia los alcoholes de la miricina, mezclados con la sal de bario de los ácidos corres- pondientes, se pulverizó y se trató por una mezcla de ben- zina rectificada y sulfuro de carbono, hirviendo en un matraz, que se hallaba combinado con un pequeño refrigerador de LiE,1G. El resíduo se separó por filtración, lavándolo bien — 384 — despues con éter y otros disolventes hasta quedar completa- mente libre de los alcoholes de la cera. Las soluciones etéreas se destilaron hasta la sequedad. El residuo obtenido se hirvió nuevamente con la solucion al- cohólica de potasa, tratando en seguida con la sal de bario. Este segundo tratamiento por el alcohol era indispensable, por la dificil descomposicion de esta clase de miricina, pues el alcohol de la cera, despues del primer tratamiento, con= tiene siempre cantidades remarcables de miricina no des- compuesta. ALCOHOLES DE LA MIRICINA.—La solucion de los alcoholes de la cera en la benzina, despues del segundo tratamiento por el álcali, fué concentrado por destilacion, hasta un pe- queño volúmen. Se obtuvieron cristalizaciones de distinta naturaleza: a) Miricina de p. de fus. 67*C. La solucion en la ben- zina de los alcoholes de la miricina descompuesta se des- tiló hasta quedar reducida á un pequeño volúmen. Despues de 24 horas de reposo se habia formado un precipitado cris- talino, en forma de pequeñas laminillas nacaradas, adheridas parcialmente á la pared del vaso. Se separó por filtracion y se lavó con benzina. Tenia un p. de fus. 80%4 C. Purifi- cado por una primera cristalizacion en el alcohol hirviendo se obtuvo una pequeña cantidad de un precipitado, que dió un p. de fus. 85€, es decir, el del Alcohol miricilico. La segunda cristalizacion en el mismo líquido, y que constituye la masa principal de nuestra materia, dió un p. de fus. 81*2C. En el líquido madre que habia quedado de la primera cristalización en la benzina se formó un precipitado de un p. de fus. 70? C, por el agregado de alcohol en frio. b) Miricina de p. de fus. 63%5 C. La solucion en la benzina convenientemente concentrada, como la anterior, depositó solo una cantidad muy insignificante de un pre- cipitado, formado por pequeñas laminillas brillantes de — 385 — alcohol miricílico. Al diluir el líquido con alcohol se formó un precipitado, que tiene un p. de fus. 6495 C. c) Miricina de p. de fus. 58%5 C. La solucion en la benzina, muy concentrada por la evaporacion, precipitó solo algunos copos gelatinosos insignificantes; mezclado con el alcohol no se obtuvo tampoco precipitado de alguna impor- tancia. Todos los líquidos alcohólicos reunidos y algo concentra- dos por la evaporacion depositaron todavía, despues del enfriamiento, un pequeño precipitado de laminillas naca- radas de p. de fus. 76*,C. Los diversos filtrados alcohólicos reunidos se evaporaron á la sequedad, secando el resíduo á la temperatura de 120? para despojarlo delos últimos vestijios de benzina. La masa obtenida era de color amarillo rojizo, por la entre- mezcla de cantidades remarcables de materia resinosa, y de la cual es difícil separarla, ni aún tratando la solucion alco- hólica por el carbon animal. El resíduo era de consistencia bastante blanda, casi como la grasa de chancho. P. de fus. 597 C. Resulta, pues, que los radicales alcohólicos que existen en la miricina de la¿Cera de Chilca son una mezcla de dis- tintos alcoholes de la serie grasa. El constituyente princi- pal parece ser un alcohol de p. de fus. 70 480? C, al lado de ciertas cantidades de alcohol miricílico y de algun otro miembro inferior, tal vez sea el alcohol coccílico, cono- cido ya en otras especies y géneros de 'esta familia de in- sectos. Las reducidas cantidades de la sustancia, que se han obtenido hicieron que no fuera posible practicar una investigacion determinada en este sentido. No obstante, el punto de fusion muy bajo de estos alcoholes y otros carac- téres mas demuestran suficientemente que los radicales de esta miricina son verdaderos alcoholes monoatómicas nor- males, á diferencia de la Cera de Cochinilla, en la cual predomina completamente un alcohol diatómico. — 386 — De donde se deduce, que las diferencias en la fusibilidad relativa de las miricinas 6 éteres obtenidos de la Cera de Chilca son debidas á la existencia de estos distintos alcoholes y no á la de distintos ácidos; porque el único ácido, que absolutamente predomina, es solo el ácido coccerínico, siendo muy insignificantes las cantidades de los otros ácidos, que se hallan al lado de este ácido principal. ACIDO COCCERÍNICO.— La masa saponificada y precipitada por la sal de bario, despues de haberla tratado por la ben- zina, se pulverizó ; despues se humedeció con alcohol, tra— tando en seguida, durante una hora, por agua fuertemente acidulada de ácido clorhídrico, primeramente á una tem- peratura media, para impedir la fusion de los ácidos grasos libres ; pues fundiéndose estos, envuelven las partículas de la masa con una capa aceitosa é impiden el ataque del ácido; despues se llevó á la ebullicion. La masa cerosa enfriada se pulverizó otra vez, y se trató nuevamente, tanto en frio, como en caliente, por el mismo ácido diluido para descom= poner los últimos vestigios de la sal de bario, que pudiera retener. Esta masa de los ácidos erudos dela cera tenia un color algo rojizo por la entremezcla de cierta cantidad de materia resinosa y colorante, difícil de separar. Se purificó por eristalizaciones en el alcohol hirviendo, en el cual se di- suelve el ácido con mucha facilidad, cristalizándose, al en- friarse, abundantemente en una sola masa cristalina. Los ácidos crudos obtenidos de este modo, la una de la miricina de p. de fus. 679 C., y la otra de la de p. de fus. 6325 C., indicaron un punto de fusion uniforme, es decir de 9023 á 90%4 C. El ácido fué purificado por eristalizacion en el éter hirviendo, en un frasco combinado con un pe- queño refrigerador de Liebig. El ácido es muy poco soluble en el éter frio, pero se disuelven casi completamente, tam- bien en masa compacta, en el éter hirviendo. Las cristali- — 387 — zaciones obtenidas por el enfriamiento en este disolvente dieron un producto de un p. de fus. 91? C, notándose to— davía en ellas pequeñas impurezas y materias colorantes, por cuyo motivo se trataron otra vez por alcohol hirviendo, despues por carbon animal, filtrándolos en seguida. Por el enfriamiento se obtuvo una cristalización de un p. de fus. 9174 C. Hemos visto ya, que este punto de fusion tiene tambien el ácido de la cerina, que debe encontrarse en la cera cruda en estado libre y que se obtuvo por la precipitacion de la cerina en el alcohol hirviendo por medio del acetato de plomo, descomponiendo en seguida esta sal por el ácido clorhídrico (pág. 379). La masa del acido crudo obtenida por desdoblamiento de la miricina de p. de fus. 58% € se distingue de las otras dos por su mayor fusibilidad, color algo mas oscuro, un olor ca- racteristico un poco resinoso ; por contener alguna cantidad de resina de la cera cruda. Tenia un p. de fus. de 87%5 C. Se la disolvió en el alcohol hirviendo y se la cristalizó por el enfriamiento del líquido. El ácido separado por fil- tracion tiene ahora otra vez un p. de fus. 91%5 á 9197 GC: análogo á los de los ácidos de las otras dos cristalizaciones de miricina; así es que todos ellos contienen el mismo ácido como constituyente esencial. Resulta de esto, que el ácido que predomina en la cera de Chilca, tanto en estado libre como en combinacion con diversos alcoholes monoatómicos de la serie grasa, es un ácido de p. de fus. 91%5 á 9197 á lo ménos. Hasta ahora solo se conocen dos ácidos de la serie grasa, con los cuales podria identificarse el nuestro. El primero es un ácido descubierto hace poco por ScHar- FEEF(*)en la cera comun, por medio de precipitaciones frac- — (*) Ber. d. D. Chem. Ges. 1876, pág. 278.— Bull. Soc. Chim. (2), T. 77, pág. 372, — 388 — cionadas de la solucion alcohólica del ácido cerótico crudo con la solucion alcohólica de acetato de plomo. ScHALFEEF consiguió separar una pequeña cantidad de un ácido, que tenia un p. de fus. 91? C y al cual atribuye la fórmula de C**H80?. Con todo, las investigaciones hechas sobre este ácido todavía no han llegado á un término satisfactorio. El segundo es el ácido coccerínico, descubierto últi- mamente por LIEBERMANN (!) en la cera de cochinilla. Este autor le dá un p. de fus. de 92 á 93? C y sus inves- tigaciones hacen probable de que se trata de un oxácido (C*1H20>), el cual se halla en aquella cera en combinacion con un glicol,el alcohol coccerílico (C%H(0H Y), p.de fus. 104€, formando ambos una miricina diatómica, de la fór- mula C*%H*(C31H107?, de un p. de fus. 106*C. El alto peso específico y las analogías que ofrecen nuestro ácido con el ácido coccerínico de LIEBERMANN, no dejan duda sobre la identidad de ambos cuerpos, tanto mas si se tiene presente que los dos son productos de la secrecion de insectos de la misma familia (Coccus). Disponiendo de mayores cantidades probablemente habria sido fácil, por medio de precipitaciones fraccionadas, etc., aumentar el punto de fusion mas allá de 92? C. La sal de plata de nues- tro ácido solo dejó un resíduo de 17,15 /, de plata metá- lica, cuyo resultado parece indicar todavía la presencia de materias estrañas. MATERIAS RESINOSAS La solucion eterea primitiva de la cera cruda, de la cual se habian precipitado las últimas cantidades de materia cerosa por la adicion de tres volúmenes de alcohol absoluto (pág. 375), se destiló hasta quedar reducida á ?/, partes. El (*) Ber. d. D. Chem. Ges. 1885, pág. 1975. — 389 — líquido enfriado y reposado por algunos dias depositó toda- via un insignificante precipitado de materia cerosa ó miris- tina, teñida de amarillo por vestigios de materia resinosa, Por insignificante que era no se sometió á una investigacion mas detallada. El filtrado separado por filtracion de este pequeño pre- cipitado, tenia un color amarillo intenso. Se evaporó en el baño de maría hasta la sequedad. La resina obtenida es de un color amarillo oscuro y en frio presenta una consistencia bastante sólida. Se trató con alcohol frio de 75 á 80?, y el resíduo que quedó se hirvió con alcohol de 907, filtrando despues, se vió, que quedó solo un insignificante resíduo, casi incoloro de materia cerosa ó miristina, soluble en el al- cohol hirviendo, pero que se precipita otra vez al enfriarse. Resina soluble en alcohol de 75 á 80.—La solucion tiene un color intenso amarillo-rojizo, debido á la presencia de materia colorante. Con la solucion alcohólica de acetato de cobre se formó un precipitado abundante de color verde sucio. Descompuesto el precipitado de cobre por el ácido sulfúrico, el filtrado dió por evaporación un resíduo lustroso de z¿-resina, de consistencia dura y frágil, de un intenso color negro verdoso, que pulverizado es gris verdoso. El filtrado no dió precipitado alguno de +y-resina con el acetato 6 subacetato de plomo. De la solucion separada el exceso de la sal de plomo y de cobre por medio del ácido sulfúrico, resultó un filtrado de color amarillo intenso, que evaporada esta solucion, se obtuvo una 2-resina, sólida, quebradiza, muy trasparente, con muchas partículas semi- cristalinas inerustadas de materia colorante. Resina soluble en alcohol de 90” .—El resíduo de la re- sina que fué tratado por el alcohol de 75 á 80” se sujetó despues á la accion del alcohol concentrado de 909, resul- tando que la mayor parte de la materia colorante habia sido — 390 — estraida por el alcohol de 80%, asi es que, concentrada la solucion del alcohol concentrado, ostentaba un color amari- llo mucho mas pálido. La solucion dió un precipitado muy abundante de a f-re- sina con la solucion alcohólica del acetato de cobre. El pre- cipitado se descompuso por el ácido sulfhídrico, tratando en seguida por el alcohol y evaporando despues la solucion se tuvo una a f£-resina, color oscuro, de consistencia algo buti- rosa en la cual se observaban partículas grasas, debidas á la presencia de ácidos inferiores de la serie grasa, probable- mente de ácido mirístico que debe encontrarse parte en es- tado libre en la cera cruda. El filtrado del precipitado por el acetato de cobre se trató por una solucion alcohólica de acetato de plomo, resultando un abundante precipitado blanco cristalino, el cual tratado por el ácido suifhídrico por el alcohol y evaporada la solu- cion dió una +y-resina elástica, de un color pálido amarillento muy trasparente en la cual se observa partículas cristalinas de color rojizo naranjado formados por materia colorante. El filtrado del precipitado por el acetato de plomo no dió precipitado alguno por el sub-acetato de plomo. Sometido á la corriente del ácido sulfhídrico quedó casi incoloro. Evaporado resultó una 2-bálsamo-resina de consistencia mu- cilaginosa y muy trasparente, de color rojizo amarillento. Por lo que pudiera existir en esta 2-resina materias grasas ó éteres cerosos (ceroleina) se trató toda ella con dos partes de alcohol frio, resultando no obstante, una solucion comple- tamente clara y trasparente sin dejar resíduo alguno de go- titas aseitosas Ó de materia grasa. ÁCIDO XANTOCARMÍNICO Y MATERIA ESTRACTIVA El intenso color amarillo, que toman las distintas estrac- ciones alcohólicas ó etéreas de la cera, sobre todo la del al- 5 » : $ 7 ; 4 UN ; — 391 — cohol diluido, es debido á la existencia de una materia colorante, procedente probablemente del cuerpo de los in- sectos, intermixtos. Al evaporar las soluciones resinosas en el alcohol diluido se observa generalmente, hácia el fin de la evaporacion, al lado de la capa resinosa, gotitas acuosas, que contienen una crecida cantidad de materia colorante y estractiva. La materia colorante es bastante soluble con su intenso color amarillo en el agua, eu el alcohol y en el éter. Sacudiendo una solucion acuosa con el éter pasa una gran parte á él, pero no toda, pues á pesar de tomar el ¿ter un color algo mas intenso, que el líquido acuoso, retiene este, no obstante, cantidades crecidas, conservando un intenso color amarillo, De la solucion alcohólica se precipita la mayor parte por el acetato de cobre ó de plomo, dando con este último reac- tivo un precipitado de un hermoso color rojizo de guinda. Indicaciones de este color se han observado con frecuencia en los precipitados del ácido coccerínico, debido á la presencia de pequeñas cantidades de esta materia. La solucion acuosa sobresaturada por un carbonato alca- lino cambia el color intenso amarillo por un color rojizo- pálido intenso. Esta materia colorante es, pues, de naturaleza ácida. Sus reacciones indican de que se trata de una especie de ácido xantocarmínico y podria, tal yez, representarlo. COMPOSICIÓN CUANTITATIVA DE LA CERA DE CHILCA Aprovechando .las esperiencias de las investigaciones cualitativas sobre la composicion química de la cera de Chilca, se procedió en seguida con el análisis cuantitativo, aplicando los mismos métodos de separacion, cuyos detalles se desprenden de las indicaciones ya hechas. — 392 — El resultado de este análisis es el siguiente : COCA far 00 E o O e Miricina (1) <= A A Aleido scocterinico bre, =.... ¿oa Ml da Miristina, gliceridos y ácidos grasos li- AOS a 7 A LO Acido propiónico, butírico, €tC........ 0.03 Acido xantocarmínico y mat. estractiva 0.78 aB.. 4.10 Resina soluble en el alcohol de 902.... 17.77 Ye.» 0 Uta o af... 4.23 Resina soluble en el alcohol de 75%.... 10.674 . dd... 6,44 Fibras y despojos vegetales y animales. 5.50 Ceniza, erta ells E o 100.00 Comparando la composicion de esta cera con las otras es- pecies ya mencionadas, parece resultar, en primera línea, tener una/analogía bien remarcable, tanto en su orígen, como en su composicion en general,con la cera de la cochi- nilla de higuera, descrita por SestiM (pág. 367). La «cero- leina» ó «sustancia ácida, semi-resinosa» de este químico es bálsamo-resina, probablemente el producto de exudacion del árbol con motivo de la picadura del insecto. El ácido «ceró- tico» de Sesrim probablemente es el ácido coccerínico, pues este es muy semejante á aquel, por su solubilidad en el al- cohol hirviendo y por otros caracteres. Mayores analogías todavia ofrece nuestra materia con la Cera de Guadalupa (pág. 367). SmITH supone, que esta clase de cera sea producida por una pequeña abeja silvestre. Pero la falta de analogías con la cera comun y las estraordinarias que ella ofrece, en cambio, con la nuestra, hace indudable, para nosotros su procedencia de alguna especie de Coccus. (*) Esteres del ácido coccerínico, con distintos alcoholes monoatómi- cos de la serie grasa. $ al — 393 — La «ceroleina» mencionada probablemente es bálsamo-resina; la materia nitrogenífera fusible, soluble en el éter es a-coc- ceina, mezclado con miricina, y el resíduo soluble en el cloroformo, dando un líquido siruposo, es f-cocceina. Menos analogía ofrece nuestra sustancia con la cera de la cochinilla vulgar; porque aunque ella contenga probable- mente el mismo ácido coccerínico, como constituyente prin- cipal, se halla este combinado con alcoholes monoatómicos, mientras que, en cambio, en la «coccerina» de LIEBERMANN, procedente de la Cochinilla vulgar, este ácido se halla com- - binado con un alcohol diatómico. Córdoba, 1885. T. vu 30 ORACANTHUS Y CAELODON GÉNEROS DISTINTOS DE UNA MISMA FAMILIA POR FLORENTINO AMEGHINO En los Sitzungsberichte der Kóniglich Preussischen Akademie der Wissenschaften zu Berlin del presente año, p. 567, con el título de Berichtigung zu Colodon se encuentra una corta noticia del Dr. BUuRMFISTER sobre dos medias mandíbulas inferiores pertenecientes al curioso edentado que yo describí con el nuevo nombre de Oracan- thus Burmeisteri (Bol. de la Acad. Nac. de Cienc. T. VIH p. 499), en la que el autor identifica Oracanthus con Ccelodon, haciéndome un fuerte cargo por haberle dedicado la especie sin consultarlo ni haberle pedido su consenti= miento. De lo último no me arrepiento, estando al contrario siem= pre muy dispuesto á honrar el nombre del ilustre sábio que tanto ha contribuido al adelanto de la ciencia, y sin pedirle su consentimiento toda vez que se me presente la ocasion. - En cuanto á lo primero, un error de mi parte á ese respecto habria sido sin duda disculpable puesto que Lun y REIxN- HARDT describieron el Coelodon como teniendo solo tres muelas inferiores, y que el mismo Dr. BurmerisTER en el t. HI, de la Description physique de la République — 39) —- Argentine, p. 387 dice: « Ce genre se distingue des quatre précédents par le nombre des molaires qui est de quatre en haut et de trois en bas » — pero con todo y á pesar del cali- ficativo de escritor ligero que me aplica (allezeit schreib- fertiger schrisftsteller), creo no haberme equivocado. Para identificar Oracanthus con Ceelodon el Dr. Burmers- TER supone que el carácter de tres muelas inferiores atribuido á este último es un error, que dicho número existe solo en la primera juventud como dice, lo prueba una media mandí- bula inferior de un individuo ya adulto de la que dá el dibujo, la que en efecto tiene cuatro muelas pero que atri- buye al Cielodon por la única razon de que las muelas tienen la misma forma, cuando el número de estas y la diferencia de tamaño se oponen á dicha identificacion, no teniendo por otra parte importancia alguna el tipo parecido de las muelas, puesto que se presentan numerosos casos de géneros distintos con muelas parecidas, como él mismo cita el ejemplo precisamente en su mismo trabajo del Ce*xlodon y Megatherium. El largo que el autor atribuye á la mandíbula entera del ejemplar descripto por REINHARDT es una suposicion basada en las proporciones de la que él supone pertenece al mismo género, cálculo que para ser exacto seria tambien necesario saber si ambos ejemplares son de una misma especie. De este supuesto tamaño, comparado con el de las mandíbulas del Oracanthus resultaría que el ejemplar de Rerxumarpr habria pertenecido á un indivíduo casi recien nacido en el que aun no habia aparecido la última muela inferior, cuando las figuras publicadas demuestran lo contrario puesto que los dientes se presentan ya bastante gastados. Con todo, el Dr. Bunmerister insiste en que el número de muelas inferiores del Ciorlodon es de cuatro, basándose en que la mandíbula que sin motivo suficiente él atribuye al Ciwrlodon tiene este número, y en que tambien presenta el mismo número otra media mandíbula inferior de un indi- — 396 — víduo mas jóven, que tampoco es de Coelodon sino de Ora- canthus. Además, el largo de las mandíbulas dado por el Dr. Bur- MEISTER, prueba completamente lo contrario de lo que el pretende. Si el largo de la mandíbula inferior del Cozlodon variaba desde 13 hasta 25 cent. ¿cómo se puede pretender ni por un instante que el indivíduo cuya mandíbula tiene 16 centímetros de largo tenga ya la cuarta muela completa- mente desarrollada, mientras que no se observan vestigios de ella en el indivíduo cuya mandíbula solo tiene tres centí- metros de menos? La observacion de GErvars solo se re- lfiere á la cuestion de si los edentados filófagos tenian ó no dientes de reemplazamiento. ¿Cómo puede suponerse que Gervars hubiese cometido tal error de memoria si realmente hubiera observado el rudimento de la cuarta muela? ¿Cómo no la ha observado Luxp que fué el primero en dar la fór- mula dentaria del animal? ¿Cómo se puede admitir que no haya observado el rudimento de la cuarta muela el profesor RervHarpbr tan minucioso y exacto en sus descripciones y que justamente se ocupó de la cuestion ? No contento con esto, despues de creer que con esas su- posiciones ha demostrado que el Colodon tiene cuatro muelas inferiores, deduce de ello la otra suposicion de que tambien debe haber tenido cinco y no cuatro en la mandíbula superior, fundándose en que el carácter de ¿ muelas en los edentados filófagos es de una regularidad constante, cuando él muy bien sabe que hay casos de mandíbulas inferiores de Scelidotherium y Lestodon con 5 muelas inferiores, cono- ciendo yo un caso de 6 muelas inferiores, y otro de 6 su- periores. El Tetrodon tiene 4 muelas en la mandíbula superior y hay un Megatherium (Essonodontherium) que tiene ¿ m., el Sphenodon tiene ¿ m. (por lo que no puede identificarse con Scelidotherium) y el Grypothe- ríum tambien f. Qne las muelas de los edentados filófagos se encuentran — 397 — todas en actividad desde la primera juventud es probado y nadie lo ha puesto hasta ahora en duda. El mismo Doctor BurmelsTER lo admite para el Scelidotherium y Mylodon porque conoce de ellos los indivíduos jóvenes. ¿Por qué no admitirlo entonces para Ccelodon y Megatherium ? Creer sin tener la prueba de ello que en estos géneros sucede lo contrario es una suposicion que está en contradiccion con todo lo que conocemos sobre la dentadura de los edentados gra- vigrados, y con la homogeneidad de caracteres que presen- tan. Para defender su tésis cita el autor el Megatherium Gervaisi con $ m. que crée sea un indivíduo jóven del Me- gatherium americanum, suposicion igualmente sin funda- mento, pues tuve en Europa el cráneo y el esqueleto entre las manos y puedo garantir que es de un individuo adulto. Creer que las dos especies descriptas por Luxp y la ter- cera descripta por REINHARDT pertenecen á una misma especie, es tambien una suposicion, y lo que es mas, para colmo de las suposiciones, aceptando la tésis del Dr. Bun- MEISTER habria que suponer que los tres ó cuatro ejempla- res encontrados en el Brasil, son todos ¿ndividuos jóvenes enlos que aun no habia aparecido la última muela inferior, mientras que los tres ejemplares que acaban de encon- trarse en Buenos Aires, en puntos distintos y distantes, cosa singular, habrian pertenecido los tres á individuos adultos en los que ya estaba perfectamente desarrollada la misma muela de la que no se encuentra ni vestigios en los indi- viduos procedentes del Brasil. No quiero insistir mas sobre el crecido número de hábiles suposiciones que con una habilidad sin igual ha sabido ligar unas á otras mi ilustre maestro, pero, me será permitido agregar dos palabras, sobre los dibujos que acompañan su trabajo, pues estos prueban precisamente que Cerlodon y Oracanthus son dos géneros distintos, sin que la habilidad con que el autor defiende su tésis pueda levar el conven- cimiento á ninguno de los naturalistas que están al corriente — 398 — de la cuestion. La figura 1 representa la mandíbula inferior de un individuo jóven en el que las muelas aun no están gastadas por el uso, presentando cada muela dos crestas transversales muy elevadas separadas por un surco profun- do. Esta forma de la corona de las muelas del individuo jóven me era ya perfectamente conocida, y la he mencio- nado en mi nota del Oracanthus (Bol. de la Acad. etc). La fig. N” 2 representa la dentadura de la mandíbula inferior de otro individuo todavia mas jóven que el anterior, y pro- bablemente mas jóven aun que el individuo de Coelodon descripto por RerNHarDT. Este dibujo representa la cuarta muela ya perfectamente desarrollada y con la corona mas ó menos de la misma forma que las anteriores, aunque de una superficie mas reducida como que tambien es bastante mas pequeño el tamaño de la muela. Este tamaño menor, al que el Dr. BurmersTER atribuye tanta importancia como prueba evidente de que es una muela que perforó la mandíbula mucho tiempo despues que las anteriores, no prueba nada. Este tamaño diminuto de la cuarta muela es simplemente un carácter genérico como lo prueba la descripcion y el - dibujo que he dado de la mandíbula inferior de un individuo muy viejo, en el que la misma muela aparece tambien de un tamaño mucho mas reducido y con una corona de superficie mas pequeña que las tres anteriores. (Bol. de la Acad. etc). Por consiguiente, las dos mandíbulas descriptas por el sábio Director del Museo Nacional representan el estado juvenil del Oracanthus Burmeisteri y no el estado adulto del Ccelodon. No existiendo absolutamente ningun dato seguro para afirmar que Oracanthus es igual á Colodon me parece innecesario estenderme en mas ámplios detalles, pero lo haré si el Dr. BURMEISTER insiste en defender lo que creo no es mas que una simple suposición que no tiene la mas mínima probabilidad de ser confirmada por los hechos. Córdoba, Noviembre de 1885, E A a RESULTADOS DE ALGUNAS MEDICIONES BAROMÉTRICAS EN LA SIERRA DE CÓRDODA POR OSCAR DOERING Despues de haberse publicado muchas alturas de la Sierra de Córdoba por el Dr. BrackebuscH (*) y algunas por el Dr. ALFREDO STELZXER (*) en su nueva obra sobre la Geología de la República, me parece llegado el momento de presentar los resultados de las mediciones altimétricas que me ha sido posible ejecutar en los últimos años. La mayor parte han sido practicadas de paso en varias escursiones; solo una vez he viajado con el objeto principal de tomar alturas, á principios del año 1884, Tambien he tomado en cuenta, para los Gigantes, Pan de Azúcar y Cuesta de Cosquin, las mediciones que mis distinguidos amigos, el Dr. Orro CLauss y D. GuinLenmMO VON DEN STEINEN han practicado ya solos, ya en compañia mia, ántes que emprendiesen su célebre viaje al rio Xingú en el interior del Brasil, por el que los (2) Dr. L. Brackemuscu, Mapa del Interior de la República Argen tina, 1885. (*) Dr. ALrreD SreizNER, Beitráge zur Geologie u, Palaconto- logie der Argentinischen Republik. 1, Cassel et Berlin, 1885. — 400 — intrépidos esploradores han recojido tantos laureles bien merecidos. Séame permitido dar algunos detalles sobre la esploracion que hice con el fin de determinar la altura del punto mas alto de la Sierra, que es el Champaquí. Salí el 23 de Febrero de 1884 en direccion al Sur-Oeste. Las atenciones del Sr. VILLAGRA me detuvieron algunas horas en Lagunilla y una tormenta con fuerte viento y lluvia me obligó á pernoctar á campo abierto en la Falda de Quiñones. Seguí viaje por Altagracia, Potrero de Garay, Reartes y Cañada del Molino, donde gocé de la hospitalidad del señor RAmMoN CENTENO. Subí luego por la Boca del Rio, en sendas muy ásperas, á la Mesilla ó Mesita y llegué, por quebradas y «cajones» difíciles de pasar á la estancia Puerto Alegre. Allí, á una altura de 2000 metros vive en la soledad, tenien- doá la vista un panorama encantador sobre la Sierra hácia el E., el Sr. Ayroxix0 OLtva con su numerosa familia, á quien estoy agradecido por sus esquisitas atenciones. El recor- daba bien las pocas personas que habian pasado por aquellcs mundos y si bien no tenia presente sus nombres, eran su- ficientes los numerosos detalles que habia grabado en su memoria, para que yo pudiese reconocer á varios de mis cólegas y de sus compañeros que habian visitado el Cham- paquí en años anteriores. Guiado por el amable señor y su hijo mayor, me acerqué mas y mas al Champaquí, por ca- minos que ninguna persona extraña encontraría. Mi propó- sito habia sido subir á la cúspide para pasar algunos dias observando allí mismo. Pronto me convencí de que era irrealizable la idea á causa de las dificultades que la ascen- sion presentaba á las mulas y puse carpa al pié oriental del Champaquí de donde tenia un viaje de mas de una hora para subir al cerro á pié. El nombre de Champaquí se dá á toda la cadena de cerros altos que se encuentran á la latitud de 32” enfrente de San Javier y que caen en pendiente muy escarpada hácia el v — 401 — Oeste. El punto donde estaba mi campamento, no carece de vegetacion. Se encuentra muy abundante allí el Taba- quillo (Polylepis racemosa), que llena todas las quebradas, algunos arbustos espinosos, una especie de Vaccinium con frutas y varios helechos (Filices); habia suficiente pasto para las mulas. Esa vegetacion se continúa, á lo ménos en los pequeños valles, hasta 200 á 300 metros debajo de la altura de los cerros. Despues de haber medido la altura de uno de los cerros situado al N, del mas alto, subí el 28 de Febrero este mismo. La ascension era difícil en los últimos 50 metros, donde era menester trepar y saltar por entre y encima de rocas y peñascos. La cúspide del cerro, llamado «de la Laguna», es casi desconocida de los pocos habitantes de aquellos parajes: son raros los que han estado allí y cuen- tan de la existencia de una laguna misteriosa en la cima del cerro que, segun algunos, ocupa una superficie inmensa. Hay algo de verdad en estas aseveraciones. Los peñascos amontonados en los bordes se levantan entre 3 45m. arriba del centro de la cima, formando así, en su interior, una depresion espaciosa cuya area estimé en 2004 250 m. cuadrados. Hay una pequeña laguna en una parte de este lavatorio gigantesco, la que entónces tenia la forma de un paralelógramo y medía 4 m. de ancho y 10 de largo, siendo su profundidad media de 30 a 40 cm. Una especie semejante á Gyrinus natator 6 idéntica con él, estaba repre- sentada en muchos ejemplares en el fondo de la laguna, como igualmente otros animalillos de órden inferior. Todo el resto de la depresion está cubierta de varias gramíneas, en cantidad suficiente para alimentar un animal durante un * dia. Unas mariposas y numerosos cóndores eran los únicos seres que animaban la soledad. El agua de la laguna tenia á las 11 a. m. una temperatura de 1772, el aire en la depre- sion 1273. Del borde occidental del cerro se ven precipicios vertiginosos y quebradas muy hondas : desde este punto hasta — 402 — una distancia de apenas 20 kilómetros, la sierra que tiene alli una altura de casi 2900 metros baja poco á poco hacia la pla- nicie que tendrá una elevacion media de 950 metros. Todo el llano inmenso al Oeste de la Sierra está cubierto, en su mayor parte, por bosques rara vez interrumpidos. El hipsómetro (correjido) marcaba á las 10 a.m. yfll a.m. 909878, equivalente á una presion barométrica de 543 mm, la temperatura del aire, medida en un psicrómetro rotatorio, era á las 11 a. m. de 138 y, señalando el termómetro hú- medo del mismo instrumento 93, la tension del vapor atmosférica era de 6.9"", con una humedad relativa de N/A Existe una cuesta que conduce directamente, en bajada rápida, pero áspera y peligrosa, á San Javier, al Oeste. No me pareció prudente seguirla para dirijirme á la planicie, puesto que carecia de animales de reserva. Doblé pues al Norte tratando de encaminarme en el carril que conduce con rumbo S.W. á Nono. Siguiendo al E. de la cumbre por terrenos accidentados de una altura media de 2000 á 2400 m. encontré el camino cerca de la Loma Pelada. Mas abajo, en el límite del Tabaquillo, á una altura de 1950 m. se encuen- tra una tabla de mármol sujetada á un gran peñasco á la derecha del camino y que lleva la inscripcion siguiente :: Al jóven y progresista Dr. M. Juarez Celman, Ex-Gober- nador de Córdoda. En nombre del vecindario de San Alberto y de su muy adicto amigo C. M. Julio 20 de 1883. De Nono me dirijí sobre Villa del Tránsito, Panolma, Ambul y Musi á Taninga. De Panolma á Taninga crucé la zona de las palmas que parece tiene rumbo al N.E. pues existe tambien donde el ferro-carril Central Norte atraviesa el N. de la Sierra entre las estaciones de Dean Funes y Ave- llaneda y el Dr. BurmegIsTER (1) las encontró desde Intiguasi (*) H. Burmeister, Reise durch die La Plata Staaten, Bd. 2, pág. 98 u. ff. : — 403 (30%25' Lat. S. y 64*12' al W. de Greenwich) hasta Pozo del Tigre (29%42”' Lat. S. y 63256” Long. W.). Las palmas (Trithrinax campestris, syn. Copernicia campestris Burm. estaban en flor, y el piquillin (Condalix lineata) brindaba su fruta colorada que algunos niños se ocupaban en cosechar en canastos y alforjas. Encontré á Taninga que habia visto floreciente el año 1875, en un estado completo de abandono. De Taninga volví, impedido muchas veces por nieblas, lluvias y crecientes de los rios, á Córdoba, pasando por la Cuesta de las Chacras, Pampa de San Luis, Rio Yuspe, El Durazno, Tanti y San Roque. Llevaba en este viaje tres aneróides, un psicrómetro rota- torio (de R. Fuess en Berlin) y termómetros de máxima y mí- nima. Para la comprobacion y reduccion de las indicaciones de los aneróides, tenia un hipsómetro, dividido en décimos de grados. Preferible es llevar un barómetro de mercurio, con este objeto, por su mayor exactitud, y no me parece fundado el cargo que se le hace de ser de difícil conduccion. En mis viajes á caballo acostumbro llevarlo colocando su extremi- dad “superior —con su forro ó estuche —en un pequeño tubo de cuero atado al estribo izquierdo, sujetándolo, por mas seguridad, con su correa echada al hombro. Tomado así con la mano izquierda durante la marcha, el barómetro ni cansa la mano, ni ofrece obstáculo para cualquiera clase de movimientos, aun en momentos críticos, como lo es la [caida del animal, puede salvarse con facilidad. Sin embargo, en aquel viaje, no podia disponer de un barómetro portátil seguro, sinó que llevaba un hipsómetro, bien comparado ántes y despues de la escursion. Este ins- trumento era observado cuando habia tiempo, junto con los aneróides y aun en puntos indiferentes, cuya altura no tenia interés en tomar, v.gr. en los campamentos. Para evitar, en la observacion, los errores de paralaje, llevaba un pequeño — 404 — espejo de bolsillo sin marco, que ponia en contacto con el termómetro; además observaba siempre con lente de au- mento. De esta manera se pueden leer con toda seguridad los centésimos de un grado, equivalentes, en término medio á 0.240.3"m del barómetro. En todas las otras localidades se observaban tan solo los aneróides y el psicrómetro de rotacion, tratando de hacer 2 ó 3 observaciones separadas con intérvalos de algunos minutos, máxime en los terrenos accidentados. Como estacion de base me servia mi habitacion en Cór- doba, donde funcionaba un barógrafo Hottinger que marca cada media hora y donde mi esposa observaba cada 2 ó 3 horas el barómetro de mercurio y el psicrómetro desde las pri- meras horas del dia hasta las 9 p. m. Con tales arreglos, que se han cumplido eserupulosa- mente, me ha sido fácil determinar con seguridad, para cada - observacion hecha en mi viaje, la presion barométrica, tem- peratura y fuerza elástica del vapor atmosférico correspon- dientes al mismo momento y á la estacion de base en Córdoba. Vuelto de la excursion examiné los instrumentos, com- parándolos con el barómetro normal de mi casa, Fuess n” 133. El hipsómetro, de propiedad de mi amigo y cólega, Dr. Luis BrAckEBUSCH y que lleva la marca de Treina y Croppi, Buenos Aires, lo habia comparado en Febrero y Marzo de 1883, época en que necesitaba una correcciou negativa de 09890. En Enero y Febrero de 1884, es decir inmediatamente ántes de mi viaje, su correccion negativa era de 027223-0.011. Encontré la misma correccion en los primeros dias despues de la excursion. Escusado es decir que á las indicaciones del barómetro de mercurio se aplicaba ántes la correccion negativa por la gravedad correspondiente á la latitud y altura de Córdoba. Habia llevado un aneróide inglés de formato grande, de Elliott Bro*, London, que alcanza para medir alturas de . 3 — 405 — 3000 m. A pesar de llevar la inscripcion « Compensated for temperature» y de carecer de termómetro interno, descubrí un coeficiente de dilatacion de más de 0.1%" para cada grado de temperatura. Comparando sus indicaciones con las del hipsómetro correjido, resultó que los datos que habia suministrado en el viaje, no podian utilizarse. Las dife- rencias entre los dos instrumentos cambiaban con tanta irre- gularidad que ni siquiera dividiendo la série de observaciones en grupos pequeños, resultaba una ley en los cambios. La misma triste experiencia la hice con el segundo de mis aneróides, instrumento de Casella que permite la lectura de 1/, mm y que habia sido llevado en sus viajes por el Dr. BRACKEBUSCH. Restaban tan solo las observaciones hechas en mi tercer ane- róide, de formato pequeño y salido de los talleres del finado Goldschmid en Zurich. Es de bolsillo, su disco tiene 4 cm. de diámetro y permite la lectura de */,,”" pero con alguna seguridad solo la de 0.2 ""; su termómetro interno está graduado de 2 en 2 grados. Lleva el número 302. Este pe- queño instrumento habia acompañado á los Dres. Lor£NTz y HiernoxYmus en el viaje que hicieron al N. de la República en los años 1872-74, y no se habia usado desde aquel tiem- po. Resultaron satisfactorias sus indicaciones hechas en mi viaje. Cuanto mas fácil es la observacion de un aneróide, tanto mas trabajo cuesta el reducir sus indicaciones á las que habría dado un barómetro de mercurio. Hay que aplicarles tres correcciones : 1* La correccion por la temperatura del instrumento. Se distingue de la del barómetro de mercurio en que no es general, sinó que ha de calcularse especialmente para cada aneróide considerado como individuo. Generalmente es ne- gativa y, en la mayoría de los casos, oscila entre 0.10 y 0.20 "", Se llama coeficiente de temperatura del aneróide — 406 — la variacion de la aguja correspondiente á una variacion de la temperatura en 1% á igualdad de presion. La casa de Goldschmid (despues Hottinger y C* y hoy Usteri-Reinacher) añade á cada instrumento una represen- tacion gráfica de las correcciones aplicables por causa de la temperatura. La curva que indicaba las correcciones del instrumento que nos ocupa, no difiere mucho de una línea recta y permite aceptar, dentro de los límites de tempera- tura que habia en mi viaje, un coeficiente de dilatacion igual a —0.10 "" para cada grado. He ahí algunas de las correcciones, segun el diagrama de la fábrica : Temperaturas: 02 50 10? 15* 209 250 309 35" Correcciones: =0 —0.29 —0.67 —1.12 —1.62 —2.12 —2.61 —2.88mm Por numerosas comparaciones sistemáticas, que hice á temperaturas distintas ántes de emprender viaje, habia deri- vado un resultado tan poco distinto del de la fábrica que podia aceptar, para 1884, aquella tabla de correccion, calcu- lada, sin duda, antes del año 1870: comprobacion muy buena de la suposicion que el coeficiente de temperatura de los aneróides es casi constante ó se altera de un modo insignificante con el tiempo. 2* Reducidas así las indicaciones del aneróide á una tem- peratura normal arbitraria, son comparables con las del barómetro reducidos á 0? y correjidas del efecto de la gra- vitacion. Si se hace la comparacion entre los dos instru- mentos, resultan rara vez cifras idénticas, sinó que el aneróide dá algo mas ó algo ménos que el barómetro. Estas diferencias constituyen la segunda correccion que debe aplicarse al aneróide y que puede denominarse así como en los cronómetros, el estado del aneróide. Puede ser positivo ó negativo y se llama, á veces, lacorreccion constante á pesar de variar mucho en un mismo aneróide. Esa correccion se altera, sin causas aparentes y poco á poco con el tiempo, — 407 — especialmente en los instrumentos nuevos: todo sacudi- miento brusco del instrumento la modifica, á veces en can- tidudes grandes. Por este inconveniente es mucho mas difícil cuidar, en los viajes, un aneróide que un barómetro "de mer- curio, y se comprende tambien la necesidad de llevar junto con el aneróide, otro instrumento de control, sea barómetro, sea hipsómetro ó por lo ménos, en último caso, otro aneróide mas, para averiguar, si el estado del otro se ha modificado. 3* Sin que influyan otras circunstancias, el estado del aneroide noes constante bajo presiones distintas. Solo para períodos cortos y dentro de los límites de la oscilacion de la presion atmosférica en un mismo lugar, se le puede con- siderar como invariable, á lo ménos para la práctica. Ex- poniendo el instrumento á distintas presiones (ó con la máquina neumática Ó llevándolo á lugares mas elevados ó mas bajos ) el observador notará pronto que cuando el ba- rómetro sube ó baja en 1””, la aguja del aneróide no señala igual cantidad y que las diferencias entre ambos varian se- gun las diferentes presiones atmosféricas. Este defecto tiene su orígen en el modo de fabricar los aneróides, pues en los talleres de mecánica se divide la escala en partes iguales, miéntras que deberian ser desiguales, si la graduacion se efectuase por comparacion con un manómetro ó barómetro de mercurio. Hay que correjir, entónces, la escala. Se de- nomina coeficiente de division 6 de escala á la cantidad que debe aplicarse como correccion á un milímetro del baró- metro para que sea equivalente á un milímetro (ó parte) del aneróide. Vaya un ejemplo para ilustrar lo dicho, Se ha observado. Barómetro á 09 Aneróide á 09 716.8 "" TO. 695,4 ”" LO Al descenso del barómetro en 21,4" ha correspondido un descenso del aneróide en 20": una parte del aneróide — 408 — es entónces igual á 1.07" del barómetro ó el cocficiente de escala es igual á + 0.07"", Dadas estas breves explicaciones, seguiré hablando del aneróide Goldschmid N* 302 con que habia hecho mis obser- vaciones. Acabo de decir que su coeficiente de temperatura era de + 0,10", Antes del viaje habia deducido de 12 observa- ciones que su estado ó la diferencia entre el barómetro re- ducido 40? y el aneróide reducido á 0? era igual á —19.24"m en Córdoba, restada antes del barómetro la correccion por gravedad. Despues del viaje la hallé, término medio de 56 observaciones, igual á —18.93"", pero un exámen mas pro- lijo de las distintas presiones á que se habia observado en Córdoba, me hizo ver que las correcciones antes y despues del viaje eran idénticas (= á —19,24). De paso diré que despues de haber sido llevado el aneróide en Julio y Agosto, por mi hermano, Dr. ApoLro DoERrING á Frias, volví á hacer 58 observaciones comparativas, resultándome en Setiembre de 1884 la misma correccion. La inspeccion superficial de las diferencias observadas entre el hipsómetro y este ane- róide durante el viaje, me convenció de que el aneróide se habia comportado bien y que sus datos podian servir para calcular su coeficiente de division. Con este objeto ordené las indicaciones del aneróide con sus diferencias correspondientes en órden descendente de las presiones, no sin haber reunido en una sola las observa- ciones que se habian hecho en un mismo lugar con tal que indicasen presiones casi iguales. Luego obtuve 25 ecuaciones de la forma x + by:=cC, en la que significa x, la correccion constante ó el estado del aneróide reducido á 0% á la presion 700mn, y =10 d ó el décuplo del coeficiente de division ó de escala; A, — 700 10 cida 40”, DS donde A, es la indicacion del aneróide redu- — 409 — c=B, — A, 6 sea la diferencia entre la indicacion del hipsómetro convertida en milímetros de presion barométrica y la del aneróide reducida á 0. Procediendo, á fin de conseguir los valores mas probables de x y de y, por el método de los cuadrados mínimos, re- sultaron las dos ecuaciones normales: 25x —86.8y = — 372.7 (1) — 86.8x + 725,44y = 2395.45, (1) las que resueltas dán los valores : x=>—-5.89 (= estado del aneróide á 700%); y=-+ 2.597 ó el coeficiente de division = + 0.2597 = + 0.26, lo que quiere decir que, cuando el aneróide sube ó baja 1""”, el barómetro sube ó baja 1.26", (Para mas comodidad en los cálculos se habia deducido, ántes, de las indicaciones del aneróide, la cantidad de 19.24"), Segun lo dicho, tenia para la reduccion de las observa- ciones del aneróide hechas en mi viaje, la ecuacion : B, = A, —5.89 + 0.26 (A, — 700) en que A, es la indicacion del aneróide reducido á 0? y disminuida ántes de 19,24 "", Calculando con la fórmula las correcciones necesarias de 10 á 10", resulta el siguiente cuadro: T. yu 3 — 410 — CORRECCION DE LA ESCALA DEL ANERÓIDE GOLDSCHMID N' 302 (CON EL ESTADO DEL ANERÓIDE) CORRECCIONES CORRECCIONES CORRECCIONES INDICACION DEL ANERÓIDE | | INDICACION DEL ANERÓIDE INDICACION DEL ANERÓIDE Goldschmid 6] =l ñ =] 5 [de] (19.24!) (—19.241) al .5 | 13.69 Goldschmid — 0.69 |66 .0 | —16.29 — 3.29 .0 | —18.89 — 5.89 ||6: .0 | —21.49 .5|— 8.49 .0 | —24.09| —8.0 | —11.09||6% .0 | —26.69 En el cuadro se encuentran tambien las correcciones ob- servadas, hácia el año 1870, en la fábrica de Goldschmid al lado de las que resultaron en mi viaje. Como se vé, las correcciones primitivas del instrumento representan una línea recta para las presiones situadas entre 730 y 660», que se encorva mas allá de esos límites. Las correceiones mias forman una línea recta; pues, aun introduciendo un término cuadrático en las ecuaciones, no disminuye conside- rablemente la suma de las cuadrados de los errores. Sin embargo, las cifras correjidas de conformidad con el cuadro que precede, no se prestan todavia al cálculo inmediato de las alturas. Les hace falta otra correccion más. El ane- róide, cuyo motor es la elasticidad, nos suministra datos libres de los efectos de la gravedad que no son comparables con los del barómetro de mercurio. Dos lecturas idénticas del barómetro hechas á distintas latitudes ó alturas no in- dican presiones idénticas del aire. Hay que correjir entónces cada dato del aneróide por los efectos de la gravedad, á fin — 411 — de conseguir la indicacion que un barómetro de mercurio habria dado en vez del aneróide. He reducido todas las cifras á la latitud y el horizonte de Córdoba y recien despues de esta última correccion, las he combinado con las que se habian observado en Córdoba, calculando las alturas por la fórmula de Rúhlmann. Las alturas calculadas con las temperaturas instantáneas tienen un período diurno: resultan alturas mas elevadas que las verdaderas, midiendo á horas de alta temperatura, y aprovechando las temperaturas bajas del dia, las alturas se deducen muy pequeñas (*). Puesto que en un viaje es difícil elejir siempre las horas mas favorables para la medicion, he tratado de eliminar esas oscilaciones, calculando con los promedios diurnos de la temperatura y de la humedad abso- luta, pero con la presion atmosférica del momento. No sé si este procedimiento ha sido ya practicado por otros. En la lista que presento, ván no solamente los resultados del viaje que nos ha ocupado preferentemente, sinó los de otros anteriores que he hecho. He añadido la posicion geo- gráfica que resulta del « Plano General de la Provincia de Córdoba, 1883, construido con los datos del Departamento Topográfico y del Dr. L. BrackEBUSCH.>» Las abreviaturas de la última columna se refieren á la clase de instrumentos con que se ha hecho la medicion : B = barómetro de mercurio, H = hipsómetro y A= ane- róide, siempre bien controlado. (*) Por mas detalles véase mi trabajo, Bol. de la Acad. Nac. de C., Tomo HI, pág. 473 á 512, — 412 — LISTA DE LAS ALTURAS DETERMINADAS EN LOS AÑOS DE 1880-1884 POR OSCAR DOERING ESPECIRICACION | S 5 5 35 sl E Ne NOMBRE »L- |EB5B|s33s B8|8| E NOMBRE | 2% S Ss == 8 0 E A O E 1| Cuesta de San Roque..| Cuesta [31”23'|64*%27'| 787| 4| A. 21 MSan Roque Sa. Pueblo [31 22 [64 28 | 648] 4| A.H. SIAROSANO E A NO » LATA 6427 MG66 IIA Al OSQUIL- AS ce » 131 14 [64 29 | 720] 7] A. ol Pan de AzÚGCAaT: 0 cio .to> Cerro [31 15 |64 26 [1257/15] A, H. 6| Cuesta de Cosquin....| Cuesta ¡31 15 [64 26 [1058] 6/A.B.H, 1] Mía Reduccion... Estancia [31 14 |64 21 | 572] 7| B.A. 8| Rio Ceballos......... Pueblo [31 11 [64 12 | 679] 3| B. 9| Colanchanga.......... > 31 10 (64 17 (895 | 91 B; 10| Cuesta de Quinteros..| Cuesta [31 10 [64 24 [1315] 1/ B. 11| Cuesta de los Molles.. » 31 12 ¡64 26 |1184| 9] B. 191 San Francisco....... Pueblo |31 11 [64 29 | 745] 1] B. 13 VOBCIA tale eds » 31 26 ¡64 22 | 618] 4] B, A. 14| Cuesta delos Morcillos.| Cuesta |31 26 |64 31 | 835| 11 B, 15| Pié de los Gigantes... .| Localidad ¡31 24 [64 48 |1828|26|B.H. A. 16| Los Gigantes, punta Ma o Cerro |31 24 [64 49 [2372] 5] H. A. 147 Lagunilla co... rn .o.. Estancia y Capilla 3132 (6423 622| 1 H. 18| Falda de Quinones.... » 31 36 |64 28 | 651| 3H. A. 9 FA Ta Gracia iaa Pueblo ¡31 40 |64 26 | 634] 9] A. 20| Potrero de Garay..... Estancia y Capilla] 31 49 [64 30 | 808| 2| H.A 21| Puerto Alegre........ Estancia [31 53 |64 33 | 841] 1] A. 22| Rio del Medio........ Rio 31 53 |64 33 | 824] 1] A. 231 Remesas Pueblo [31 58 [64 33 | 834| 2] H.A 24| Canada del Molino.... » 31 58 ¡64 40 [1096| 2| H.A 25| Puerto Alegre........ Estancia-[31 59 |64 51 |2016| 2] H.A 20| ¿Champaquií. he os Cerro |31 58 |64 57 |[2674| 7] H. A 27| Champaquí, cerro mas | UA le E » 31 59 |64 57 |2880| 7| H. A. 25| Palo Cortado... mes Puesto |31 49 |64 54 |2215| 2] H.A. 29| Cuesta de la Loma Pelada. nacos ee Cuesta [31 46 |64 54 [M15| 1] A. — 413 — LISTA DE LAS ALTURAS DETERMINADAS EN LOS AÑOS DE 1880-1881 POR Oscar DorErING (Continuacion) ESPECIFICACIÓN | E a SlsS|ól| E N* NOMBRE DEL es l33=s|2El3| E NOMBRE | Z 7 S = Sta =| E ii EC | 30| Limite del Tabaquillo.| Cuesta |31 47 64 56 |1952| 1] A omo u kia cs igos > Pueblo [31 49 [65 1 | 952| 1) H 32| Villa del Tránsito..... Villa (31 43 65 1 | 963| 1| H. 17 157 PARRA Pueblo [31 38 [65 2 |1060¡ 2| H. A. 34/-Santa Rosa.......... 31 32 ¡65 2 [1176| 1| A. ¿A IIPARARAIA » 31 28 ¡65 3 (1175| 3| H.A. 2 APA A » 31 25 ¡65 3 ¡1166| 2¡ A. 37| La Ciénega del Coro.. » 31 21 [65 5 1043] 1| A o ri APRA » 31 19 ¡65 4 |1005| 2| H. A. 39| Límite del Tabaquillo. — 31 22 ¡64 52 |1740| 11 A. 40| Pampa S. Luis, cumbre| Pampa |31 21 ¡64 50 [1948| 1/ A. LA RAM Estancia [31 20 |64 47 |1913| 2] H. A. IO IDO: ¿cine es » 31 20 [64 32 | 898] 3í H.A. FU Estancia [31 18 [64 18 | 510| 3| B. 48| Calera, Hotel Carolina.| Pueblo [31 20 [64 19 | 495] 1/ A. 49| Malagueño, Estancia de y | Ferreifa........... Estancia [31 29 [64 24 | 537| 3 A. B 30. Malagueño, Cerro blan- Dat Ad Cerro [31 29 [64 9% | 663| 4 A. | Observaciones conteniendo algunos detalles y las mediciones de otros naturalistas conocidas del autor Fuera de las abreviaturas que se han explicado ya (A. B. y H.) se usarán las siguientes: — 414 — M. M.= MartTIN DE MoussyY, Déscription Géogr. et Statist. de la Confédér. Argentine. Burm. = H. BurmelsTEr, Descripcion física de la Rep. Argent. Br. =L. BrackeBuscn, Mapa del Interior de la Rep. Argent. 1885. St. = ALFRED STELZNER, Beilrage zw" Geologie der Argent. Rep. P. =A. PETERMANN, Mapa original de la Rep. Argent. Gotha, 1875. Cl. = Observaciones de O. CLauss y G. VON DEN STEINEN, calculadas por el autor. Las mediciones acompañadas de la fecha han sido ejecu- tadas por el autor. 1. Cuesta de San Roque: 6. 1. 83: 771 m. (3 A.); 8. TIL 84: 803 m. (1 A.) 2. San Roque: 6. 1. 83: 636 m. (3 A); 8. TIT. 84: 662 m. (H). — St: 605 m. —Br: 550 m. 4. Cosquin: 6. 1.83: 719 m. (5 A!; 7. L 83: 721 m. (2 A). 5. Pan de Azúcar: 25. V. 81: 1268 m. (13 B); 7, 1. 83: 1254 m. (1 B). —Cl: 1248 m. (1 H). 6. Cuesta del Cosquin: 25. V. 81: 1059 m. (2 B); 19. XI. 81: 1084 m. (1 B); Cl: 5. 1. 84: 1023 (1 H); Cl: 6. I. 84: 1066 m. (2 A). — Br: 1050 m. 7. La Reduccion: 24 y 26. V. 81: 566 m. (2 B); 18. XI. 81: 576 m. (1.4); 19. XI. 81: 550'y 561 m. (2 A); 7. 1.83: 596 m0 (34 8. Rio Ceballos: Br: 675 m. k 10. Cuesta de Quinteros: Br: 1300 m. 12, S. Francisco: Br: 750 m. 13. Yoccina /Lloccina): 31. 1. 83: 603 m. (3 A); 8. III. 84: 633 m. - (1 A). —Br: 700 m. 15. Pié de los Gigantes: En los dias 1, 2y 3 de Febrero de 1883 hice con mi amigo, el Dr. Orro Kxorr, hoy ayudante del Observatorio Astronómico de Berlin, 20 observaciones con un barómetro que nos daba una altura de 1847 m. El 7 y 10 de Enero de 1884 ob- servaron allí mismo con H. y A. los Sres. Dr. Orro CLAUss y GUI LLERMO VON DEN STEINEN, cuyas seis observaciones calculadas por el autor arrojan una altura de 1808 m. He tomado el promedio de las dos cifras. 16. Cumbre de los Gigantes. El 2 de Febrero de 1883 el Dr. Orro KNoPF ALTA y E 3.8 3 31. 32. . Panolma: P: 1080. —Br: 1050 m. — 415 — observaba cada media hora con un buen aneróide en el punto N* 15, mientras que el autor estaba en la cumbre con un barómetro. Desgraciadamente, al colocar el barómetro, entró una burbuja de aire tan grande que la extremidad de la columna de mercurio quedó debajo de la escala. Felizmente me habia seguido el Dr. Huso STEMPELMANN que llegó media hora despues, trayendo por casualidad consigo el hipsómetro del Dr. BrackeBuscu. Con este instrumento hice algunas observaciones, pero tuve que determi— nar la correccion despues. El 8 de Enero de 1884 los Sres. CLauss y VON DEN STEINEN hicieron dos observaciones con el H en la cumbre. El promedio de sus observaciones es 523 m., el de las mias 586 m. para la diferencia de nivel entre la cumbre y el pié de los Gigantes. Doy doble peso á las observaciones de Cl. y acepto 544 m. como diferencia entre el pié y la cumbre, de modo que esta altura sumada con la del pié (1828 m.) dá 2372 m. Es probable que el punto donde Cl. hizo sus observaciones, no fué el mismo en que practiqué las mias. Tambien es dudoso el punto á que se refieren las mediciones siguientes, por no encontrarse en la cum- bre un punto culminante que llame la atencion : M. M. 2196 m.— Burm: 2186 m. — Br: 2550. — Benj. A. Gould : 2587 m. (*) . Lagunilla: Br: 650. . Potrero de Garay: St: 625 m.—Br: 650 m. . Champaquí. Las observaciones hechas del 27 al 29 de Febrero de 1884 en el campamento me dán: 2470, 2464, 2479, 2472, pro- medio 2171 m. El 28 me dió la ascension del Champaquí 404 m. la bajada 413 m. y término medio 409 m. Resulta la altura del cerro mas alto = 2880 m. La medicion directa, sin intermedio del campamento, dá 2872 m. — Br: 2850 m. —P: 2300 m. . Límite del Tabaquillo (Queñoa). Me ha parecido conveniente me- dir la altura á que baja este árbol tan característico de las alturas mas elevadas, Nono: M. M: 885 m, —St: 800, — Br: 900 m.— P: 880 m. Villa del Tránsito: Br: 900 m. (*) Anales de la Oficina Meteor. Argentina Tomo II, pág. 8. El mismo autor desconfía de su resultado. — 416 — . Ambul: Br: 1200 m. . Taninga: Br: 900 m. a Hoyada: St: 1385 m. . El Durazno: St: 870 m. —Br: 950 m. . Saldan: Br: 500 m. . La Calera: St: 480 m. . Malagueño, Cerro Blanco: Br: 650 m. Córdoba, Marzo de 1886. LA VARIABILIDAD INTERDIURNA DE LA ML EA ELA DAA EN ALGUNOS PUNTOS DE LA REPÚBLICA ARGENTINA Y DE LA AMÉRICA DEL SUR EN GENERAL POR OSCAR DOERING C. LA VARIABILIDAD INTERDIURNA MEDIA DE LA TEMPERATURA DE USHUAIÁ (TIERRA DE FUEGO, p =;549 53; 1=68 10' al Oeste de Gr.; h=30" En momentos en que la atencion de los meteorólogos está fijada sobre los resultados de las observaciones meteorológi- cas hechas en las espediciones internacionales árticas y antárticas de los años 1882 y 1883, creo oportuno ocuparme de la variabilidad de la temperatura de Ushuaiá(*). Esta estacion meteorológica noes solamente la que queda situada mas al Sur de todos los puntos en que la Oficina Cen- tral Argentina hace observar, sinó que su latitud es superior (*) El teniente D. Giacomo Bove escribe Usciuuaid y Usciuwaid, palabra que se distingue de la empleada por los ingleses solo por la re- presentacion distinta del sonido silbante. — 418 — aun á la de los puntos en que han estado observando las expe- diciones francesa y alemana, pues ésta se habia estacionado en la Bahia Real de Georgia del Sur bajo 54% 31" de latitud Sur y aquella habia observado, cerca del Cabo de Hornos, á 33 31' de latitud Sur. Por esta posicion geográfica las observaciones de Ushuaiá no solo reclaman un interés espe- cial para Ja República Argentina, sinó que tambien suminis- tran un material valioso para la climatología de las latitudes habitadas cercanas de la zona antártica. La série de observaciones de que me he servido en los cálculos que siguen, esla que se debe al misionero inglés, el Rev. D. Thomas Bridges y que se halla publicada en los Anales de la Oficina Meteorológica Argentina Tomos HI y IV. Principia con Enero de 1876 y concluye con el mes de Diciembre de 1883. Sin embargo no es contínua: abraza solo tres años completos, 1876, 1878 y 1883; del año 1880 no hay ninguna observacion y en los demas años faltan muchos meses de observaciones. Así, p. ej., se ha observado en Ene- ro, Febrero, Octubre, Noviembre y Diciembre durante 6 años, en Marzo, Abril, Julio y Setiembre durante 5 años, y en los meses restantes (Mayo, Junio y Agosto) solo 4 años. Las razones aducidas por el señor B. A. Gould para excluir las observaciones de los últimos años en los cálculos de los promedios y de la marcha de la temperatura, si bien son muy fundadas, no son muy aplicables aquí, pues que se trata solo de las diferencias de las temperaturas para lo que no necesitamos conocer las correcciones de los termómetros; de manera que, para nuestro trabajo, disponemos de un total de 62 meses de observacion, material suficiente, como vere- mos, para determinar la variabilidad media de la temperatura de un punto tan importante. Habiéndose hecho las observaciones á las 7 a., 2 p. y 9p. las cifras que daremos, admiten una comparacion directa con aquellas que hemos dado para Buenos Aires y Bahia Blanca, en trabajos anteriores publicados en este mismo Boletin. ae — 419 — 1. Marcha anual de la variabilidad. Anomalía térmica. De la Tab. I que presentamos en las páginas 430-433 y que tiene la misma disposicion que las dadas para Buenos Aires y Bahia Blanca, se desprende que la variabilidad media de la temperatura de Ushuaiá es de 19292. Alcanza su máximum en Enero y su mínimum (segun las observaciones hasta hoy existentes) en"Setiembre. Seria aventurado decir algo mas sobre la marcha anual, puesto que hay probabilidades de que los valores correspondientes á algunos meses, afectados como son de errores probables bastante grandes, tendrán que sufrir modificaciones cuando nos encontremos en pose- sion de mas datos. Sin duda corresponde el máximum al verano; el otoño é invierno presentan valores casi iguales á la variabilidad media del año y en la primavera la variabili- dad es un poco ménos grande. Los estremos entre los que oscilan los valores de los dis- tintos meses, se hallan consignados en el pequeño cuadro que sigue: Variabi- MAXIMUM MINIMUM A a OA AA O A 1877 ej 1876 Febrero....... . 2.4! 1879 . 1877 Marzo... ; ys 2.6 1879 1876 Abril. Peri 0 EE: 1882 ) 1876 P. - . Mayo. 2. 2.43 | 1878 1876 Junio : 2.5: 1879 E 1883 Julio A 6 A 1878 3) | 1883 A .85 | 1883 ; 1882 Setiembre Octubre....... Noviembre.... Diciembre .... => 2 O 2 OD AO e er O Promedio... — 420 — El valor mensual mas grande es el de Agosto de 1883 (2985), el mas pequeño ha tenido lugar en Abril 1876 (1907), siendo así la amplitud absoluta de 1978, mientras que la diferencia del máximum y mínimum medios es de 0299. La variacion periódica de la temperatura de Ushuaiá es en término medio igual á 0%07, alcanzando solo en Setiembre á 0910 por dia. En la tercera columna del cuadro que vá en seguida, se dá tambien la variabilidad despues de aplicarle esa correccion y la que es propiamente la variabilidad ape— riódica. Además, se encuentran en él los errores probables dela variabilidad de cada mes, así como los de la anomalía media. VARIABILIDAD ERROR PROBABLE Anomalia MESES A A Variabilidad | Anomalía media Media Aperiódica plis Ta ECO eri 2.18 2.16. 1 =20.1001 22033914089 Febrero”.....; 2.10 2.04 .061 6101 1.53 MATZO 2. LaiZ 4.97 14.90 120 .679| 41.50 AD TE 14.65 12% -358| 0.79 MAYO. 2. osa todo 2.01 4.93 - .040 E lle, Ms PU a 2.04 1.96 185 .310| 0.58 - [INTE Aa 1.69 1.66 .092 .182| 0.34 : ABOSÍO >. ot 1.88 1.80 2391 276| 0.40 Setiembre.....| 4.61 4.51 AMA 1931..0:28 Octubre ...... 1.90 1.83 M6 394| 0.87 Noviembre....| 41.97 1.91 .080 ADO Diciembre ....| 1.95 1.90 .096 408| 0.90 Promedio...| 41.92 4.85 | +0.115| +0.376| 080 . Los errores probables de la variabilidad oscilan entre + 0.040 (Mayo) y = 0.257 (Agosto). En término medio, el error probable para el invierno es igual á + 0.178, para las demás estaciones del año cerca de + 0.10, Para la anoma- lía media encontramos errores probables mucho mas grandes; Di — 41 — oscilan para los distintos meses entre 0.122 (Noviembre) y 0.711 (Mayo), resultando, en término medio, un error igual á 0.376. Para la comparacion de los valores anuales de la varia- bilidad tenemos solo tres años próximamente completos y que son 1876, 1878 y 1883, Resulta una variabilidad para: 1876 1878 1883 1.78 1.94 1.96 los que dan un promedio de 1.89. A fin de comparar la variabilidad con la anomalía media, he formado el cuadro que sigue y que nos indica el NÚMERO DE LOS AÑOS DE OBSERVACION NECESARIOS, PARA QUE LOS PROMEDIOS MENSUALES NO SEAN AFECTADOS DE UN ERROR PROBABLE MAYOR DE + 09] Anomalía | Variabil. í Anomalía | Variabil. MESES MESES media media media media ARIS IMIO. codaóla del 2.3 || Agosto 7.2 || Setiembre.... 7 .6 l Octubre Mayo . MM. 0.6 | Noviembre. .. Junio 91 43.7 ¡| Diciembre . Dic.-Feb .... 3.2) 4.6 | Junio-Agosto. Marzo-Mayo... 9.21 5.4 || Setb.- Novbre Oct.-Marzo... ) ll Abril-Setbre.. Promedio.... Otra vez más notamos las diferencias fundamentales que existen entre la anomalía y la variabilidad medias. Para — 422 — determinar en Ushuaiá, con una certidumbre de + 0%1 un promedio mensual de la temperatura, necesitamos en térmi- no medio 69 años de observaciones; para el Enel caso por la variabilidad solo 7-8 años. En las dos estaciones donde la anomalía es di mas grande (verano y otoño) la variabilidad es la mas pequeña. 2. Frecuencia y probabilidad de los cambios de tempe- ratura de cierta magnitud. Todos los cambios de temperatura observados por el señor Bridges, se encuentran, clasificados de grado á grado en la Tabla HU y su AIR por meses y estaciones del año, en la Tabla UL, No se A] O cambios superiores á 9”; los mas grandes tienen un valor de 8 á 9, y los encontramos solo 4 veces en la série: una vez en Febrero y Abril y dos veces en Junio. Los cambios observados con alguna frecuencia son los de 0246”, que están representados en todos los meses; la frecuencia de los que son superioresá 6”, es muy limitada. La estacion que mas carece de cambios grandes es la primavera. Para facilitar su mútua comparacion, se han dado en la Tabla HI las cifras del resúmen reducidas á una escala comun, Ja de 1000, de modo que los números de esta tabla representan la frecuencia relativa de los cambios de tem- peratura. En el año, los cambios superiores á 4” constituyen una fraccion muy pequeña del total, solo la décima parte. Predo- minan los cambios pequeños limitados por 0? y 1%, que son la tercera parte de todos. A los comprendidos entre 1* y 22 corresponde un poco mas de la cuarta parte. Los cambios su- periores á 6” importan solo */.¿ de todos los demás. Reuniendo los cambios de 2 42”, se imponen por su gran frecuencia los cambios situados entre 0? y 2”: constituyen 3), del total, miéntras que á los de 2á 4” está reservada la o > s. NT -]. = 3 — 423 — 2/,¿ parte. La distinta distribucion de esos cambios inferiores á 4” determina la mayor ó menor variabilidad de los dife- rentes meses. o Fijándonos en las estaciones del año, descubrimos á pri- mera vista que el otoño, el invierno y la primavera están próximamente en las mismas condiciones en cuanto á la frecuencia de los cambios. Las cifras que representan la fre- cuencia de los cambios inferiores que son las que influyen más, son casi idénticas en esas tres estaciones. Al verano cor- responde una frecuencia mas pequeña de cambios de 0 á 2”, y una mas grande de los de 2? á 4”. No podemos caracterizar aqui los distintos meses; basta referirse para ellos á la Tabla HI. La Tabla IVY nos permite hacer una representacion mas concreta de la frecuencia relativa: la escala á que se re— fieren sus cifras, es el número de dias de cada mes. El año presenta 121 dias con cambios de 0% á 1”, casi 100 de 1? 42, 64 para los límites de 3 y 4%, y 43 para los cam- bios situados entre 3? y 4?; solo 40 dias por año se observa un cambio superior á 4”. Los demás detalles se verán mejor por la inspeccion de la Tabla IV. En la Tabla Y se ha calculado para Ushuaiá la probabi- lidad de los cambios de temperatura de grado en grado y para ciertos grupos. En general, la probabilidad mas grande, que existe, es en favor de un cambio de 1? arriba (.67). Aunque mas pequeña, ocupa un lugar preferente la probabilidad de un cambio de 2” y mas (.41). A los cambios inferiores á 1? corresponde una probabilidad de 0.33. Hasta aquí el clima de Buenos At res tiene mucha semejanza con el de Ushuaiá, mientras que él de Bahia Blanca no presenta analogía ninguna. Un cambio de 3 y mas tiene una probabilidad de solo 0.23. Formando grupos de 2 en 2 grados, notamos que la probabilidad de un cambio de 0? á 2” es dos veces mayor que la de un cambio de 2? á 49, — 424 — Un cambio de 0 á 1? tiene mas probabilidades en el invier- no que en las demas estaciones ; para los otros cambios es mas favorable el verano. En las mismas condiciones escep— cionales queda el verano, si formamos grupos de 2 en 2 gra- dos y en este caso vemos otra vez mas la gran semejanza de las otras 3 estaciones. 3. Valor medio y número de los descensos y ascensos de temperatura. Para contestar á la pregunta de si las ascenciones son mas frecuentes que los descensos de temperatura, debemos elegir los meses en que nc han quedado dias sin observacio- nes. Procediendo así y tomando como unidad el número de dias que tuvieron descensos de temperatura, encontramos las cifras siguientes para el número relativo de los dias se- ñalados por una ascension de temperatura. Diciembre... 1.12 JUDIO. 022% 007 BARELO 2. 2 UE DO ALO ee 1.37 FEDTerOo 0. 0502 Agosto...... 1.07 Marzo...... 0.89 Setiembre... 1.40 ADT A . 0.905 0.55. Octubre... «0: Lo ZO MANO! er 0009 Noviembre .. 1.00 : Octubre á Marzo... 0.98 Abrilá Setiembre.. 1.05 Año: 1.01 Se distinguen bien los meses de Enero á Junio de los de Julio á Diciembre: aquellos que corresponden á la parte des- cendente de la curva de temperatura (la máxima tiene lugar el 13 de Enero) están caracterizados por un número menor de ascensos; en los meses de Julio á Diciembre que consti- tuyen la parte ascendente de la curva de temperatura, predo- minan los ascensos cuyo número es al de los descensos como 6:5. e Como se ha hecho en los trabajos anteriores, consideran— do separadamente el número de las depresiones superiores á 5%, descubrimos la misma relacion. Hay un número casi igual de depresiones y ascensiones con un valor de mas de 5”. Las estaciones ménos favorables á esas depresiones son el verano y el invierno; en la primavera y en el otoño las depresiones de 5” y mas constituyen el número mayor. En- contramos para Buenos Aires 10.4 dias por año con depre— siones mas grandes de 5, para Bahia Blanca aun 23.8 dias; en Ushuaiá hay solo 8.6 dias con esas depresiones. Mas detalles pueden verse en el cuadro que acompaño (Tab. VI). Si calculamos el valor medio de un ascenso y de un descenso, se manifiesta la misma relacion que la que existe entre su número : son casi iguales. Tanto para Buenos Aires, como para Bahia Blanca los des- censos afectan un valor mas grande que los ascensos, á la vez que su frecuencia es menor quela de los ascensos de temperatura. Solo para el verano y el invierno resulta en Ushuaiá un valor mas grande de los descensos; son iguales en la pri- mavera, y enel otoño el valor medio de los ascensos es mas elevado que el de los descensos. Dividiendo el año en dos partes, una fria (Abril-Setiembre), otra caliente (Octu- bre-Marzo), siempre el valor medio de los descensos es casi igual al de los ascensos, no obstante que el valor medio de ambos es mas elevado en la época caliente del año. En la Tabla VII se verá todo esto con mas detalles. Se han reunido en la Tab. VIT los máxima de los ascensos y descensos de temperatura observados en Ushuaiá. Resulta como cambio mas grande en toda la época el de 821, que ha sido siempre de descenso y que se ha observado tres veces : en Junio de 1876, en Junio de 1879 y en Febrero de 1883. El valor máximo de una ascensión de temperatura (de 796) ha tenido lugar en Junio de 1879, Los valores máximos mas pequeños han ocurrido, el de las T. vin 32 — 426 — ascensos en Octubre de 1876 (2%4) y el de los descensos (278) en Mayo del mismo año. Oscilan los máxima de los descensos entre 8%1 y 298, y-los de los ascensos entre 7%6 y 2%4, resultando así próximamente la misma amplitud. El valor medio de los máxima de los descensos (593) es un poco mas grande que el de los ascensos (499). Al fin hemos investigado la probabilidad que hay para el paso de unascenso á un descenso, con tal que la suma de los dos, sin atender al signo, sea igual ó mayor de 2”. Hemos adoptado para esta clase de cambios la palabra «mudanza» («Umschlag»). Para Ushuaiá es casi idéntica con la de Bahia Blanca, como se vé en el cuadro que acompaño. Aumenta un poco para el verano y disminuye en el invierno. El otoño y la primavera tienen la probabilidad que corresponde al año. PROBABILIDAD DE UNA MUDANZA DE TEMPERATURA DE Á LO MENOS 2 GRADOS EN USHUAIA PMC ada O Julio 7 A FEDECEOR pe O Agosto ..... 40 MATADO. o ra Setiembre.... .37 Noja Os AB Al Octubre... 1240 MATOS. rod OO Noviembre... .45 MUI a a O Diciembre ... .43 Verano...... .45 Invierno... o A A Primavera.... .4l Oct-Marzo... .44 Abril-Setbre.. .38 Año: 0.41 4. Los demás elementos meteorológicos y sus relaciones con los cambios de temperaturas superiores á 4%. Para tratar de un modo definitivo, para Ushuaiá, la cues- tion de las relaciones que existen entre los cambios de tem- — 427 — peratura y los tenómenos meteorológicos que los acompañan, no nos bastan las pocas observaciones de que disponemos. Sin embargo, notamos que en la mayor parte de los casos, un ascenso de la temperatura es acompañado de una dis- minucion de la presion atmosférica, y vice-versa, un descen- so de aquella, de unaumento de ésta. La tension del vapor atmosférico depende de la temperatura y la acompaña gene- -ralmente en sus ascensos y descensos. La humedad relativa tiene solo en dos terceras partes de los casos la marcha que debiamos suponer, de crecer con los descensos y de dismi- nuir con los ascensos de temperatura, y lo mismo debe es- tablecerse respecto de la variacion de la fuerza del viento. Como en otros trabajos, nos hemos limitado aquí única- mente á los cambios superiores á 4”, y las cifras que resul- tan para la frecuencia relativa de un aumento, de una dismi- nucion y de la invariabilidad de cada uno de los elementos meteorológicos, están á Ja vista en la Tabla IX. Con atencion preferente hemos estudiado la distribucion de los vientos en los cambios de temperatura de 4? y más. En la Tabla X, 1, se ha calculado su frecuencia relativa en los ascensos. El primer dia esel que precede á la ascension, el segundo, aquel en que ésta ha tenido lugar. Los vientos ca- racterísticos bajo este punto de vista son los N., NW., W. y SW., siendo la frecuencia de los demás sumamente limitada. En general, durante las ascensiones disminuye la frecuen- cia de los vientos SW. y W., aunque ménos la de este último, y Crece la del N., y, en pequeña escala, la del NW. Esta regla se hace mas patente en la parte fria que en la caliente del año. La frecuencia de las calmas es casi la misma durante los dos dias. La Tabla da mas detalles para las distintas estacio- nes del año. En los descensos de temperatura (Tab, X, 2) se observa lo contrario. En geyeral disminuye la frecuencia de los vientos N. y NW., aumentando principalmente la de los SW. y tam- bien la de los W. — 428 — Los demás vientos desempeñan un rol muy subordinado, pues no solo son muy poco frecuentes, sinó que no tienen accion en estos cambios. En la Tab. XI se ha estudiado la distribucion de los vientos bajo otro punto de vista. La primera columna dá la direccion media del viento, determinada por la fórmula de Lambert de conformidad á los cálculos de la Oficina Me- teorológica. Yo mismo he determinado la direccion media del viento segun la misma fórmula en las distintas estaciones del año para cada uno de los dos dias de un ascenso y de un descenso de la temperatura (columnas 2-7). No son rigu- rosamente comparables los datos de la 1* columna con los de las demás, pues aquellos se refieren solo á los primeros años de observaciones, publicadas en el tomo IM de los Ana- les de la Oficina Meleorológica, miéntras que los mios abrazan tambien las observaciones contenidas en el 4” tomo; además se han tomado en cuenta las calmas, calculando so- bre las cifras, que indican la frecuencia relativa de los vien— tos incluyéndoles. Por la tabla mencionada se vé que en general los ascen- sos de temperatura van acompañados de un giro de 60% en la direccion media del viento en el sentido de las agujas del reloj, es decir, la direccion media del viento que corres- ponde al tercer cuadrante los dias anteriores al ascenso, se dirije hácia el cuarto cuadrante describiendo un ángulo de 607. En los dias anteriores á un descenso, el giro del viento es de 56” en sentido opuesto, pues se traslada del cuarto al tercer cuadrante. En los ascensos, es notable el ángulo des- erito por el viento durante la primavera, siendo éste de mas de 907; en los descensos, el mas notable es de 113” y cor- responde al otoño. Nos falta aun que estudiar otro elemento meteorológico en sus relaciones con los descensos de temperatura, que son las precipitaciones. En los anexos Il y H que agregamos á este trabajo, están apuntadas con el signo (), que significa — 429 — aquí mo solo las lluvias, sinó tambien las nevadas, que no habia objeto de distinguir de aquellas. El pequeño cuadro que insertamos aquí, dá los resultados obtenidos : FRECUENCIA RELATIVA DE LOS DESCENSOS DE 4” Y MAS ACOMPAÑADOS DE PRECIPITACIONES (Y) Número de descensos en general = 4000 PRECIPITACIONES — A —_—_—n RH A ESTACIONES - NES CON EN EN EL EN EL AMBOS PRIMER | SEGUNDO o DIAS DIA DIA DEPRESIO- 929 Otoño . , , 800 Invierno ....... 455 500 Primayera......:.. j 40 720 Octubre-Marzo .... 5 635 Abril-Setiembre ... : 605 624 Casi las tres cuartas partes del número de depresiones traen consigo una precipitacion. Aumenta aun ese número en la primavera y en el otoño. Considerando que las probabilidades de una precipitacion son muy grandes, cifras tan elevadas no deben sorprender- nos, como tampoco la circunstancia de venir igualmente los ascensos acompañados de un número crecido de precipi- . taciones. Van en seguida por su respectivo órden numérico las ta- blas á que hemos hecho referencia en el curso de este tra- bajo. — 430 — ASCENSOS Y DESCENSOS DE LA TEMPERATURA USHUAIA, 1876-1883 Tab. I, 1 ASCENSOS DESCENSOS | ASC. Y DESC. | VARIA- NS o AA ii a E DIAS SUMA DiAS SUMA DIAS SUMA MEDIA Enero 1876 | 13 | 95.2 | 44 | 22.6 | 30 | 47.8 | 4.59 |+4.6 4877 | 15 | 35.3 | 15 139.5 | 30 | 714.8 | 2.49 |+0.3 1878 | 16 136.14 | 15 | 35.9 | 34 | 71.3 | 2.30 |—4.£ 4879 | 15 | 37.8 | 45 | 33.0 | 34 170.8 | 9.298 |+0;2 1882 | 16 | 30.9 | 192 | 92.5 | 98 | 53.4 | 1.9 |—0.7 1883:1 18.137.461 481390031 160-125 Sunas...| 88 [202.7 | 89 (191.4 [181 [394.1 Promedio, 2.30 2.15 2.18 |+-0.85 Febrero 1876 | 41 | 29.9 ] 48 | 33.0 | 99 | 62.9 |] 92.17 |+2.4 ASTLNAS | 2.3] 13 197:97 28 159.9 (¿Sa 100% 1878 | 12 | 28.4 | 14 | 30.4 | 28 | 58.9 | 2.08 |+1.4 1879. 1 42 133.0. W6.1.35.2.1 28 1:/68.2 1.2.6 10 1882 | 15 | 94.4 | 13 | 927.8 | 98 | 51.9 | 4.85 |—41.5 1883 115 19904 138314: 7 1098 16028 12:17 Sunas...| S0 [168.5 | 87 (185.7 1169 [354.2 Promedio, 9.11 | 213 2.10 [51.03 Marzo A A 18 | 91.9 | 31 | 44.6 | 1.44 |+1.5 4878 | 13 | 98. 17 | 30.3 | 34 | 59.1 | 4.9 |+1.5 1882 | 14 | 2.4 147 | 34.6 1 34 | 55.7 | 1.80 |—0.£ 1883 | 16 | 31.2 | 44 | 32.4 | 31 | 63.6 | 2.05 Sumas...| 72 (449.0 | 81 (155.7 1455 |304.7 Promedio. 2.07 1.92 14.97 |+1.50 ll 8 1879 | 16 | 42.2 | 15 | 39.5 | 31 | 81.7 | 2.64 |—2.6 4 2 0 O > A ASCENSOS Y DESCENSOS DE LA TEMPERATURA USHUAIA, 1876-1883 Tab. I, 2 ASCENSOS DESCENSOS | ASC. Y DESC. | VARIA- BILIDAD ANO- oras | suma | bias | suma | poias| suma | menra | MALÍA 1876 | 1878 | 1879 1883 Sumas....| ¿ 60 1142.,5 Promedio. Ma 2. Zo 2.01 [21.33 1876 1878 1879 1883 Sumas... Promedio. 05 j 2.04 130.58 — 432 — ASCENSOS Y DESCENSOS DE LA TEMPERATURA USHUAIÁ, 1876-1883 Tab. 1, 3 ASCENSOS DESCENSOS | ASC. Y DESC. | VARIA- AÑOS. [=P eri Ty. CIF EN AO IBIADAN MALÍA DIAS SUMA DIAS SUMA DIAS SUMA MEDIA Julio 1876 | 16 | 98.7 | 14] 96.4 | 34 | 55.4 | 1.78 |—0.5 1878 | 18 | 35:6 | 13 | 30.5 | 34 | 66.4 | 2.13 |+0.5 ASTRAATA ATEO AA TO AS A OA A 0 18892 | 431.96. 1:47 | 99.8: 1:30: | 49.9. | 4.64 1883 | 20 | 90.8 | 44 | 45.4 | 34 | 35.9 | 4.416 Sumas...| 84 1138.5 | 69 [191.8 [154 |260.3 Promedio, 1.65 4.76 1.69 |+0.33 Agosto 1876 | 44 | 19.2 | 44 | 9.7 | 31 | 43.9 | 1.492 ¡1+0.4 4818. 117 131.9 1-44 | 34.6 1 34*1.63.5 1 2.05 1056 E A, O, A EA PIO 0, A Ir pa a ds 1883 1 UG ANS ASADA SS a Smmas...| 62 1409.0 | 58 [194.2 [194 ¡233.92 Promedio, 14.76 9.14 1.88 |+0.40 Setiembre 1876 | 49 135.81 441] 3.9 | 301:-60.01:2200 0 1878 | 16 | 20.3 | 14 | 16.2 | 30 | 36.5 | 1.22 |+0.3 1881 | 10 113.6 | 12 | 16.0 | 23 | 29.6 | 1.29 |—0.3 1882 | 192 | 94.0 | 146 | 290.6 | 98 | 44.6 | 1.59 41883 | 15 | 98.0 1143 | 9.7 | 98 | 53.7-1| 41.88 2 Sumas.... 72 (124.7 | 66 [401.7 [132 [993.4 Promedio, | 1.69 4.54 14.61/=0.20 —. 188, — ASCENSOS Y DESCENSOS DE LA TEMPERATURA ASCENSOS USHUAIÁ, 1876-1883 DESCENSOS | ASC. Y DESC. Tab. I, 4 VARIA- TN "| BILIDAD DIAS SUMA Sumas...| 95 (479.0 Promedio, 1.88 1876 1877 1878 1881 Sumas... 1404 (484.5 Promedio. l. DIAS SUMA DIAS | SUMA ' 158. 4.98 Noviembre 30 Diciembre 30 2.67 4.5 2.03 141.0 1.77 |-+0.7 1.73 |—0.3 1.64 1.86 1.95 ¡+0.90 — 434 — FRECUENCIA DE LOS CAMBIOS DE TEMPERATURA . EN USHUAIA Tab, 11, 1 CAMBIOS DE TEMPERATURA DE NUMERO 12 141 8 9 2 — — 435 — FRECUENCIA DE LOS CAMBIOS DE TEMPERATURA > 2 [uo] un NUMERO DE DIAS EN USHUAIA Tab. II, 2 CAMBIOS DE TEMPERATURA DE A A e e — 436 — FRECUENCIA DE LOS CAMBIOS DE TEMPERATURA EN USHUAIA Tab. II, 3 CAMBIOS DE TEMPERATURA DE NUMERO DE DIAS Setiembre Octubre Noviembre 091 [876 ll 618 [€7€ resilzo" 1 o EN 96 161% 82 19€ 6LL les" *9IQUISNIS-1IQ Y Y01 [0€€ Y (68) Gt01 | 10"3|" * *OZIB.—9.1GNI9O 682 198 964 le8*p|****** e1aARunIg 0Y |L9 y [96€ [L8"H|*********ouJo1au] YL 3€l 86€ |06"H|********"**0u0J0 66 vES so a **** "QUBJOA 07 hi c 108» |L6*p|"***"*“alquiaraon Lo LL+ [06 +): **** 31GOIIO 64 I6Er [19 pj 000 co adquienas ve vel [88 p/" "*** 03S0DY 0€ (9S y 169 p)* A 91 Str [70"%7 *+*** Orunf 03 60+ (10% -=*** OB 87 3 [Ser [3L* 1! “***"111qY E8 A E ****OZIBN e€ **** 019494 65 **+****019U7 **9IQUIAN(] a] y! 601 601 6L | .. -— mr — rl ca — 4371 — * = 201010101 -= M0 — DO 210 00 + Gl +. 40 VHOLVUAANAL YA SOIIHVO UVa runa vIiuvaA VI BL ONV “HA SANOIOVISA A SASAN MOd NAKASAY _€88/-9181 NA VIVAHSA NA VUALVYAAdIAL HA SOIUNVO SOT HA VIONAAIJAYA A TI *9B.L 88 OL 00 y /8 91 88 £0y 68 96 0% 68 €6 e6 L9 L6% OLO 91€ 06% LO LO 66 £€6 168 SES 99% 206 976 166 18% 686 08€ £s€£ 0€€ €£6€ 0€9 996 19 619 119 379 095 666 S0£ 169 €79 019 8SLG 0€9 LV9 8€€ 64 024 4d VANLVAHdNAL YA SOIIMVO 0001 9p D]DIST £88T-9L81 VIVAHSA NH AVarnga vid yA A 9.1UI919S—[11q Y ** OXBIN91NIIO Ro o... ...... .e.o.o.so 9 ¿IDA BUS * QUI9IAU] "E QUOJO * **QUBIDA IQUIDIAON **31NIYO *91QUIIS . . . . . . ..». ***0]s03y -"ONnf ****Ormunf ===> OÁBN A LED ****"OZIBH * + 019194] *=**0109UH POTTS VAL VA ANAL YA SOIINVO SOT HA VALLVIHY VIONIAJA AA — 439 — e AER... 1687 ES" | ....s.s ce 9 1qUuIanog—-[11q y G9€ [| 6'0 | 88 |[L*Y |S*0) | | ey | TN ALO EAT | 0" SOL 04 TY 1676 167 118 [6 Y) ¿281 1180 | 71 [81 [99 [66 v6 E 90 14 166 eb A e6 o 0 700sh 06 60180 0€ 2 " ve y 60 0£ : , ve 5 A A e8' | A AA 42 |Q $e 18" 1 A 2:08 90€ l06*1 A AZ 19% 'S0'z AA id di | | | | a Tu 210 00 O O A TI 6"L L*Ob 106" | pra a NT A TOTES 3-6 10-01 [88 | erre ISO FT A a It ac e LL [801 [108 AR NS eL Gp TEL" | irbrocrerns ras eS TI TA A AT 19 68 0rvE SDE A A 18 CUE Suv A IS 96 6" ) A UM O MUA : a 100 ca] To — O GQ O kh o Ss . -=— mm . — 2. =— . 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SASHA mM — 441 — DEPRESIONES DE 5 GRADOS Y MAS SU NÚMERO RELATIVO Á LOS CAMBIOS Y SU FRECUENCIA MEDIA Tab. VI NÚMERO su aeLacion | FRECUENCIA MESES ¡RE AÑ MEDIA CAMBIOS a : pie) Diciembre.......... 8 4 0.50 0.67 O ato AR Ed 9 3 0.33 0.50 E AA A 44 5 0.45 0.83 MEMOS D%. sia 8 5 0.62 1.00 AAA AA 5 3 0.60 0.60 AA A 8 3 0.38 0.75 JUMO): ias 07. 9 3 0.33 0.75 E AA 6 3 0.50 0.60 AA A 8 4 0.50 1.00 Setiembre.......... h 3 0.75 0.60 AAA 7 4 0.57 0.67 Noviembre ......... 9 4 0.44 0.67 LE AS A 28 12 0.43 2.00 AA PO 21 41 0.52 2.35 E e O O 23 10 0.44 2.35 A AA 20 1 0.55 1.94 Octubre-Marzo...... 52 25 0.48 4.34 Abril-Setiembre .... 40 19 0.47 4.30 A 92 44 0.48 8.64 — 442 — VALOR MEDIO DE LOS ASCENSOS Y DESCENSOS Y SU RELACION Tab. VI IAS RELACION EA DE UN DE UN — [ASC.Í DESC. ASCENSO DESCENSO DitiembTe ars da ns 1280 2219 0.82 A o AS O 2.30 2.15 1.07 EEDFGRO 1... edi le atado fado a 2.11 2.13 0.99 EI O AS 2.07 4.92 1.08 Abril ico. di cas all 1.69 4.78 0.95 MAD o ataca e 222 1.88 1.18 JUNTO A A rat od el ee 2.05 2.02 1.01 UA a A A 1.65 14.76 0.94 ADOSÍO Sl. ponete eo a 1.76 2.14 0.82 Setiembre. td e aos ao 1.69 4.54 1.10 Detubre 23d. q. Da 1.88 4.98 0.85 NoNiembre: ¡4 do. o. tdo 2.01 2.01 1.00 MERAMO vo ds cs Do 2.07 2.16 0.96 DTO y OA PA IRRINIÓN 1.99 1.86 1.07 Dajipinor:: dl e de No de 1.82 4.97 0.92 PIMPYELA 1 id tai 1.86 A Sk 1.01 Octubre-MarzD/A. e 2.03 2.06 0.98 Abril-Setiembre............. 1.84 1.85 1.00 MN Ata 4.9% 4.96 0.99 *391QUISIJYU *9AQUIITAO N *** 31000 * 3AQUIOIS ..o.». 01SOB Y On «=== OIUUNf == "OL RN . o ; 111 Y - 0 ***OZIBK 67 "1 *** 049194 L*S [67 **049UH O == 1210 20 20 20 QM Ds () MI NA A 0 00 210 210 20 Ly o CO (O sk a . 20 / 1d $6 € rd y" 6 9 y | y CG 20 210 O —H MO YD QQ Ten] o. 0814] *9SV [["9SHA| *0SV *9SVY |*9SI1A| *9SVY |*0SAIA *90SIa| *USV e "OS Y es "08 Y | Sa > A A A AO EAS SIS3Nm VIOAM VRIXVK T88T 6L81 8481 ££81 9L81 | | | TITA “4P.L AA iimEmeennnnSSSS—++S+— VUNLVYUAdNAL VI Hd SOSNHIS £88T-9L8T VIVAHSA NU A SOSNXAIYSHAU SOT 4d VIIXVK a > QUIE] “9IUIINIS-11 Y * OZIB][—91NJ9O V6 [008 [607 [381 (797 [19€ ¿89 [SVE 16 [606 LéL (LG * **RIGABUINL ES [8Gl [68L |S0V |+V% [189 | — [009.007 | — [08 [086 | — [08L (088 |****"0*3*****OUJOLAUT 67 [GLE [€8G (S86p [897 |LVF | — [369 [87€ | — [TLV [988 | — [078 [09h |"**0"*********“:0u0Jp €0» [989 [173 [1L [8LG4 [18€ | -- [032 ¡088 | — [07 [096 | — [389 [877 |*e* cc ece******“oUuBdOA | PEA EA E RO IE A De AA SN A A O — e api les les (usada El da 1 A O SN A O 0 E 10 A OdOJUAd <—_982 "2 | _ a? 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Primavera .. y segundo dia Verano 25 401 5 51 449] ¿ 101 Otoño 16 1 408 571 2041 | 2 33 Invierno....| 1331 46 SH / 246| 4 38 Primavera .. 51 34 S5| ' : 4751 31 184 Detubre-Marzo 30 67 140! 3291 108 Abril-Setiembre 14 AT]: 56| 233| 2: 13 23 60 35| 475| 293| 95 — 448 — 396 — eve 0"LO0€ e 09+ o TE 6" E9% 8'1L8 A A OY 81 — | 6 ses | 1186 |er6q+ | rsee | 9r8Le | vela [rectos coo" rexquienas-[1aqy DAVANT o LV6 9"19+ | 7 71€ 8666 RAR A A a lira 8.36 — "1 8"EG% 960€ 916+ | 707€ 8" Cru E JA AS AA e a A NAIL | co0£ Es, L GE Se c:gy+ "OLE L"98% 169% OOOO IO ORTO SO OUI9IAUT 8 ol I— 7 9%% C"G££ erme+ 71€ 166% 7"C8% a A TOA 9.1% — | 6.896 Go€rÉ CoLE+ | 90868 VoE28 A o IS TOA vionamaara | Lens VIONAMIAIO as y OUNAYAS | MAMNINA OUNAYIS | MANINA ¿ A O ra AS OdOJUEA o ó IVUINAD NA SOSNIISAIA SOSNIDSV IX “4v.L £88T-9£48T VIVONAHSA SYM A SOAYUD y Ud VUALYUAANAL YA SOJINVO SOT N4 OLNATA THA (4) VIGA NOTODAMIA — 449 — 'MUN O O 0MmoO LTFTLOE|COF Tee [901.87 106811181 "(MJ 0 y "(M) € 1: 0— 0 — — UP | 19 | SII « -" (AM) € O mess: ms Mm |cro+ | £0+ 2 — 00? — | “99 | €r-Z1 | 9/81 OMA HTA . 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FÉ DE ERRATAS DEL TOMO VII Página 11 12 17 17 31 46 Línea Donde dice desposicion platensis pertecientes Cyonasna en segunda cuatro tres figras numeros es cuyo género parte alguna constante constante su extin guido á aquella actual Ancholotherium Léase disposicion paranensis pertenecientes Cyonásua con tercera cinco cuatro figuras numerosas en cuyos géneros partir algunas cortante cortante su extinguido aquella austral Ancylotherium PARTE OFICIAL PARTE OFICIAL LISTE (N* 8) NÓMINA (N* 8) des publications recues par lVAca- | de las publicaciones recibidas por démie Nationale des Sciences á | la Academia Nacional de Ciencias Córdoba ¡République Argentine) | en Córdoba (República Argentina) pendant les mois d'Octobre a Dé- | durante los meses de Octubre á Di- cembre 1884. ciembre de 1884. Les Sociétés Scientifiques en correspondance avec l'Académie, sont priées de considérer cette liste comme unique regu de leurs envois périodiques réguliers. (Voyez: Boletin de la Acad. Nac. de Ciencias, Tome II, p. 513-521; Tome IV, p. v-x01, Pp. LVm-Lxx1; Tome Y, p. i-x; Tome VI, P. MI-VI1L, €t p. XL-XLVI). ADELAIDE, Ubservalory. Meteorological Observations during the year 1879, 1880, 1881. ALGEr, Société des Sciences Physiques, Naturelles et Climatologiques de l'Algérie. Bulletin 20”* année 1883. AmsTERDAM, L'Université (Bibliothéque). Notice des objets exposés. Amsterdam, 1883. AMSTERDAM, Aardrijkskundig Genootschap. Tijdschrift, 2% Serie. Deel 1, n%% 1,7, 8, 9, (faltan n* 5 y 6). Deel IV, n”2, 3, 5. Deel Y, n” 1,3. Deel VI, 5. Decl VIFDS3 5, Bis bladen n* 7,8, 11, 12. Anvekrs, Societé Royale de Géographie. Bulletin, Tomo IX, 1*” et 21 fascic. BALTIMORE, John Hopkins University. Circulars, Vol. UL, 1%97. "28, 31,,.32. BARCELONA, Real Academia de Ciencias Naturales y Artes. Memorias. Tomo I, n” 8. BaseL, Naturforschende Gesellschaft. Verhandlungen 7'" Teil, Heft 1, 2, Batavia, Kon. Natuurkund. Vereeniging in Nederl. Indie. Boekwerken, 1884. Januari-Juni. 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A nas ANO daa De aida 5 ApoLro Dorrin6. — Apuntes sobre la naturaleza y calidad relativa de algunas materias primas empleadas en las construcciones de los ferro- carriles nacionales.......... A O A A 209 Oscar DoerixG. — Observaciones meteorológicas practicadas en Córdoba (República Argentina) durante el año de 1884... ...oooooooommmmomo.o 259 FLORENTINO AMEGHINO. — Informe sobre el Museo Antropológico y Paleontológico de la Universidad Nacional de Córdoba durante el MO ID eco ca pimbleo rinda ninep arranca 347 Tomás Canboso.— Sobre la somposialon química de la cera de Chilca.. 361 FLORENTINO AMEGHINO. — Oracanthus y Celedon. Géneros distintos de una misma familia...... Prerarcdc coco coreo rca rro arre sr ono 394 Oscar DornisG. — Resultados de algunas mediciones barométricas en alerra de COMODO. rupuenanmridr oir ooadarncanccr ar gnerann osas 399 Oscar DoenixG. — La variabilidad interdiurna de la temperatura en al- gunos puntos de la República Argentina y de la América del Sud: C. La variabilidad interdiurna media de la temperatura en Ushuaiá...... 417 Fé de erratas del tomo Vill..........o.ooomooccrom... harinas seras s. 461 mm >. qye Q Academia Nacional de Ciencias, 33 Córdoba, Argentine Republic C7 Bolet n Physic ala Apniied Sei Serials PLEASE DO NOT REMOVE CARDS OR SLIPS FROM THIS POCKET UNIVERSITY OF TORONTO LIBRARY STORAGE