BOLETIIsr DE LA EEAL SOCIEDAD ESPAÑOLA DE HISTORIA NATURAL TOMO X— 1910 MADRID ESTABLECIMIENTO TIPOGRÁFICO DE FORTANET IMPRESOR DE LA REAL ACADEMIA DE LA HISTORIA Libertad, núm. 29.— Teléfono 991. 1910 JUNTA DIRECTIVA HEAL SOCIEDAD ESPAÑOLA DE HISTORIA NATURAL I>-A.E,-A. 1910 Presideyíte D. Joaquín González Hidalg-o. Vicepresidente limo. Sr. D. Emilio Rivera y Gómez. Tesorero D. Ig-nacio Bolívar y Urrutia. Secretario D. Ricardo García Mercet. Vicetesorero D. Cayetano Escribano y Peix. Vicesecretario D. Doming-o Sánchez y Sánchez. Bibliotecario D. Emilio Fernández Galiano. Cotniaiót* de publicación. I). Blas Lázaro é Ibiza. — D. Lucas Fernández Navarro. — D. Ang-el Cabrera Latorre. Cotnitión de Calálogo». D. Blas Lázaro é Ibiza. — D. Federico Gredilla y Gauna. — D. José María Dusmet y Alonso. — D. Juan Manuel Díaz del Villar.— D. Enrique Pérez Zúñig-a.— D. Ang-el Cabrera Lato- rre.— D. José Gog'orza y González. SECCIÓN DE BARCELONA. Presidente: D. Carlos Ferrer. Vicepresidente D. Carlos Calleja y Borja-Tarrius. Tesorero D. Manuel Llenas y Fernández. Secretario D. Antonio Casares Gil. SECCIÓN DE SEVIULA. Presidente D. Manuel Medina. Vicej) residen te D. Julio del Mazo y Franza. Tesorero D. Francisco Isern y Tixé. ^Secretario D. Federico Chaves y Pérez del Pulgar. O i JUNTA DIRECTIVA SECCIÓN de: zaracoza. Presidente D. José Antonio Dosset. Vicepresidente D. Paulino Savirón y Caravantes. Tesorero D. Pedro Ferrando y Más. Secretario D. Francisco Aranda Millán. SECCIÓN DE QRANADA. Presidente R. P. Anselmo Tomás Corrales Vicepresidente D. Manuel Maldonado Sanz. Tesorero D. Francisco Espejo Casabona. Secretario D. Juan Luis Diez Tortosa. Comisión para el fomento del Museo regional D. Pascual Nácher y Vilar.—D. Manuel Diez Tortosa. SECCIÓN DE SANXANDER. Presidente D. José Rioja Martín. Vicepresidente D. Gabriel Pombo Ibarra. Tesorero D. Luis Alaejos y Sanz. Secretario R. P. Jesús Carballo. Comisión del Museo. D. Luis Martínez y Fernández.— D. Federico Vial.— D. Ju- lián Fresneda de la Calzada.— D. Herminio Alcalde del Río. SECCIÓN DE SANXIAQO. Presidente D. Antonio de Eleizeg-ui. Vicepresidetite D. Cándido Ríos y Real. Tesorero D. César Sobrado Maestro. Secretario D. Antonio García Várela. SOCIOS FUNDADORES DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA DE HISTORIA NATURAL D. José Argumosa. f D. Ignacio Bolívar y Urrutia. Excma. Sra. D.* Cristina Brunetti de Lasala, Duquesa de Mandas. D. Francisco Cala, f -Excma. S.aD.a Amalia de Heredia, Marquesa Viuda de Casa Loring. Excmo. Sr. D. Miguel Colmeiro. f D. Antonio Cipriano Costa, f Excmo. Sr. D. Cesáreo Fernández Losada. D. Saturnino Fernández de Salas, f D. Manuel María José de Galdo. f D. Joaquín González Hidalgo. D. Pedro González de Velasco. f D. Ángel Guirao y Navarro, f D. Joaquín Hysern. f D. Marcos Jiménez de la Espada, f D. Rafael Martínez Molina, f D. Francisco de Paula Martínez y Sáez. 7 D. Manuel Mir y Navarro, D. Patricio María Paz y Membiela. f Excma. Sra. Condesa de Oñate. f D. Sandalio Pereda y Martínez, f D. Laureano Pérez Arcas, f D. José María Solano y Enlate. D. Serafín de Uhagón. f D. Juan Vilanova y Piera. f D. Bernardo Zapater y Marconell. f Presidentes que ha tenido esta Sociedad desde su fundación en 8 de Febrero de 1871. 1871-72. Excmo. Sr. D.Miguel Col- 1889. meiro. f 1873. D. Laureano Pérez Arcas, f 1890. 1874. limo. Sr. D. Ramón Llórente y Lázaro, f 1891. 1875. limo. Sr, D. Manuel Abe- 1892. leira. f 1893. 1876. Excmo. Sr. Marqués de la Ri- vera, t 1894. 1877. limo. Sr. D. Sandalio Pereda y Martínez, f 1895. 1878. D. Juan Vilanova y Piera. j 1879. Excmo. Sr. D. Federico de 1896. Botella y de Hornos, f 1880. D. José Macpherson. f 1897. 1881. D. Ángel Guirao y Navarro, f 1898. 1882. Excmo. Sr. D. Máximo La- 1899. guna. t 1900. 1883. Excmo. Sr. D. Manuel Fer- 1901. nández de Castro, f 1902. 1884. D. Pedro Sáinz Gutiérrez, f 1886. D. Serafín de Uhagón. f 1903. 1886. D. Antonio Machado y Nú- 1904. nez. t 1905. 1887. limo. Sr. D. Carlos Castel y 1906. Clemente, f 1907. 1888. Excmo. Sr. D. Manuel M. J. 1908. de Galdo. f 1909. D. Ignacio F. de Henestrosa, Conde de Moriana. f D. Francisco de P. Martínez y Sáez. f D. Carlos de Mazarredo. D. Laureano Pérez Arcas, f Excmo. Sr. D. Máximo La- guna, t Excmo. Sr. D. Daniel de Cor- tázar. D. Marcos Jiménez de la Es- pada, t D. José Solano y Eulate, Mar- qués del Socorro. D. Santiago Ramón y Cajal. D. Manuel Antón y Ferrándiz. D. Primitivo Artigas. D. Gabriel Puig y Larraz. D. Blas Lázaro é Ibiza. D. Federico Oloriz y Agui- lera. Excmo. Sr. D. Zoilo Espejo, f D. José Rodríguez Mourelo. D. Salvador Calderón Arana. D. Florentino Azpeitia. D. José Casares Gil. D. Luis Simarro y Lacabra. D. José Gómez Ocafía. XilST-A. 3DE SOCIOS de la Real Española de Historia nafural EN 1." DE ENERO DE 1910. Socios protectores. EN ESPAÑA. S. M. el Rey D. Alfonso XIII. S. A. el Archiduque Luis Salvador. Excmo. Sr. D. Manuel Allendesalazar. Excmo. Sr. Duque de Medinaceli. Excmo. Sr. Duque de Alba. Excmo. Sr. Duque de Luna. Excmo. Sr. Marqués de Santa Cruz. Excmo. Sr. Marqués de Urquijo. EN EL EXTRANJERO. S. A. S. el Príncipe Alberto de Monaco. Socios honorarios. Brunner voN Wattenwyl (Cari), Consejero áulico. — Lerchenfel- derstrasse, 28, Viena. Castellarnau (D. Joaquín María de), Ingeniero de Montes. — Segovia,, y en Madrid, Montera, 30. Engler (Dr. Adolf), Geheimer Regierungsrath, Professor der Botanik, Director des Kgl.-botanischen Gartens und Mu- seums. — Motzstrasse, 89, Berlín, W. Geikie (Sir Archibald), Director of Geological Survey of England and Wales. — 28, Fermyn Street, S. W., Londres. LuBBOCK (Sir John), Lord Abevury. — Bart. M. D. Saint James, 2, London, S. W.; también en Down (Kent), High Elms (Inglaterra). 3 LISTA DE SOCIOS PouLTON (Edward B.), Profesor de Zoología en la Universidad.— Oxford (Inglaterra). Ramón y Gajal (Excmo. Sr. D. Santiago), de las Reales Acade- mias de Medicina y Ciencias, Catedrático en la Facultad de Medicina, Consejero de Instrucción pública. — Calle de Atocha, 125, Madrid. ScuDDER (Samuel Hubbard).— 156, Brattle Street, Cambridge (Es- tados-Unidos de la América del Norte). Tschermak (Prof. Dr. Gustav).— Universitat, Viena. Van Thiegen (Ph.), Professeur adrainistrateurauMuseum d'His- toire naturelle.— 22, rué Vauquelin, Paris. Socios Correspondientes extranjeros (1). MM. Acloque (Alexandre).— 69, Avenue de Segur, Paris.— fiíis- toria natural general.) André (Ernest), Notario honorario; de la Sociedad ento- mológica de Francia. — 17, rué Victor Hugo, Gray (Haute-Saóne, Francia). — ( Himenópteros , especialmente Formícidos y Mutilidos.) Arnold (Dr. J.)^Munich. Balsamo (Francesco). — Via Salvator Rosa, á90, Ñapóles.— (Botánica y principalmente algas.) Bedel (Louis), de la Sociedad entomológica de Francia.— 20, rué de TOdéon, Paris, 6«. — (Coleópteros paleárticos.) Blanchard (Dr. Raphael), Profesor en la Facultad de Me- dicina; de la Academia de Medicina, Director de los Ar- chives de Parasitologie. — 226, Boulevard Saint-Ger- main, Paris, 7«. — (Entomología general, Hirudíneos.) Bois (D.), Asistant au Muséum.— 15, rué Faidherbe a Saint- Mandé (Seine), Francia. — (Botánica.) BoulenCtEr (G. a.), del Museo británico.— Courtñeld Road, 8. South Kensington, S. W.—Londves.—fHerpetología é Ictiología.) Bourgeois (Jules).— Sainte Marie aux Mines (Alsacia). — (Malacodermos.J Brancsik (Dr. Cari).— Trencsen [UnngvÍ3i].—( Entomología.) (l) Con el objeto de fomentar las relaciones científicas entre los socios, se indica entre paréntesis y con letra bastardilla, después de las señas de su domicilio, si el socio cultiva en la actualidad más especialmente algún ramo de la Historia natural. DE LA REAL ESPAÑOLA DE HISTORIA NATURAL. 9 MM. Brizi (Ugo). — Museo Agrario, Via Santa Susana, Roma.— C Botánica y principalmente flora de Italia.) BuGKiNG(Dr. H.), Profesor en la Universidad.— Estrasburgo (Alemania). BuRR (Malcolm), Doctor en Ciencias por la Universidad de Oxford, Ingeniero jefe de «Kent Goal Goncessions Ltd.» — Eastry S. O. Kent (Inglaterra).— (.Dermápíeros ?/ Or- tópterosj Gamerano (Lorenzo), Profesor de Anatomía comparada y Director del Museo zoológico de la Universidad.— Palazzo Garignano, Turin (Italia).— C Anatomía comparada, Gordiidos.) Gannaviello (Prof. E úrico) .—Villa Bruno, Porlici (Ña- póles). Garl (Dr.), Ayudante del Museo de Historia natural.— Gi- nebra (Suiza).— ( Entomología, Miriápodos.) Ghevreux (Edouard).— Route du Gap, Bóne (Gonstantina). Argelia. — (Crustáceos anfipodos.) Delacroix (Dr. G.), Agregado al Instituto nacional agronó- mico y Director de la Estación de Patología vegetal.— 11 bis, rué d'Alésia, Paris. Dervieux (Ermanno).— Via Massena. 34.— Turin (Italia). De Toni (Pr. Dr. Joannes Baptista), Director del Jardín Botánico de la Universidad de Módena (Italia). Distant (W. L.)— Steine Haus, Selhurst Road, South Ñor. wood, Surrey (Inglaterra).- fZ/emípteros.; DoLLFus (Adrien), Director de La Feuille des Jeunes natu- ralistes.— Rué Pierre Gharron, 35, Paris. Fauvel (G. Alberto), Abogado.- Rué Ghoron, 3, Gaen [Fran- cia,.—(Coleópteros n especialmente Estafilínidos.) Foumouze (Armand), Doctor en Medicina.— 78, Faubourg Saint-Denis, ^a.ñ^.-(Entomologia médico -farmacéutica.) Gebien (H.)— Slockhardtstrasse, 21, Hamburg-Hamm.— (Coleópteros,) Gestro (Raffaello), Doctor, Vicedirector del Museo cívico de Historia natural.— Villeta Dinegro, Genova (Italia).— (Coleópteros.) GiORDANO (Dr. Domenico), Profesor de Matemáticas é His- toria natural en el R. Gimnasio de Ragusa (Sicilia, Italia). 10 LISTA DE SOCIOS MM. GiRARD (Albert Alexandre), Secretario científico de S. M. — Lisboa (Portugal). — (Ictiología y Malacología.) Griffini (Dr. Achule), Profesor en el R. Instituto técnico de Genova {lta,\ia.].—( Entomología.) Grouvelle (A.) — Director de la Manufactura nacional de tabacos de Issy, rué Ernest-Renan, Issy-les-Moulineaux (Seine) (Francia), — fClavicornios exóticos.) Heckel (Edouard), Profesor en la Facultad de Ciencias. — 31, Cours Lieutaud, Marsella (Francia). — (Botánica.) HoRVÁTH (Géza) , Doctor en Medicina, Director del Museo nacional de Hungría. — Museumring, 12, Budapest (Austria-Hungría). — (Hemípteros.) Janet (Charles), Ingeniero de Artes y Manufacturas. — 71, Rué de París, Voisinlieu, pres Beauvais (Oise), Fran- cia.— (Costumbres y anatomía de las hormigas.) Rheil (D. Napoleón M.), Profesor en la Escuela de Co- mercio, Socio del Club de Historia natural de Praga y de las Sociedades Entomológicas de Berlín, Stettin y Dres- de. — Ferdinandstrasse, 38, Praga (Bohemia). Klapalek (Prof. Francisco).— Karolinenlhal, 263, Praga. — (Tricópteros y Neurópteros.) Lagerheim (Prof. Gustav), Profesor en la Universidad de Estocolmo. — (Botánica sur americana.) Lesne (Pierre), Asistente de Entomología del Museo de His- toria Natural. — 10, Avenue Jeanne, Asniéres (Seine) (Francia). — [Entomología, Coleópteros.) Lewis (Jorge).— 87, Frant Road, Tumbridge Wells (Ingla- terra).— (Coleópteros del Japón é Histéridos.) Lo BiANCo (Salvador), Comendador. — Estación Zoológica, Ñapóles (Italia). Martin (Rene), Abogado. — Le Blanc (Indre) Francia. — (Neurópteros de Europa y Odonatos.) Meunier (Stanislas), Profesor de Geología del Museo de Historia natural. — 3, Quai Voltaire. Paris. — (Lito- logia.) MoNTANDON (Amald L.) — Filaréte, Strada Viilor, Bukarest (Rumania). — (Hemípteros, principalmeyíte heter ápteros.) Olivier (Henry).— Baroches-au-Houlme (Orne), Francia. Orbigny (H. d'), Arquitecto.— R. Saint-Guillaume, 21, Pa- rís, 7«. — (Coleópteros.) DE LA REAL ESPAÑOLA DE HISTORIA NATURAL. lE MM. Pérez (Dr. J.)— RueSaubat, 26, Bviráoos.— fHimenópteros). PicciOLi (Gomm. Francesco), Director del Instituto fores- tal.—Vallombrosa [lla.\Í3i).—(' Botánica.) PicciOLi (Lodovico), Sub-Inspector forestal.— Siena (Italia]^ (Botánica.) PoRTER (Carlos E.), Catedrático de Botánica en la Univer- sidad Católica; Laureado de la Academia internacional de Geografía Botánica de Le Mans; Miembro honorario- de la Facultad de Ciencia? de la Universidad Mayor de San Marcos, de Lima; Académico de mérito de la do Ciencias de la Habana; Correspondiente de la R. d& Ciencias de Madrid; Oficial de Instrucción pública; Di- rector general y Jefe de la Sección zoológica del Musea de Historia natural de Valparaíso y de la Revista Chile- na de Historia naíuraí.- Casilla, 2352, Santiago, Chile. (Histología, Crustáceos decápodos, hemipteros y lon- gicornios.) Reitter (Edmond).— Paskau {knslvia).— (Coleópteros.) Richard (Jules), Doctor en Ciencias, Director del Museo- oceanógrafico.— Monaco.— ff^VMsíáceos inferiores.) Salomón (Dr. W.)— Instituto Mineralógico de la Universi- dad.—Heidelberg (Alemania). ScHOUTEDEN (H.) — 12,Chaussée d'Ixelles, Bruselas.— ffíe- rrdpteros.) ScHULTHEss Rechuerg (Autoii V.), Docfor en Medicina.— Thalacker, 22, Zuric [^rnzs].— (Entomología, Ortópteros.) Shelford (Robert).— Museo de la Universidad, Oxford (In- glaterra). Simón (Eugene).— Villa Said (70, rué Pergolcse), 16^ Paris 16«. — [Arácnidos.) SoDiRO (R. P. J.)— Quito (Ecnador). Turnez (W. Henri), de la Comisión Geológica.— Washing- ton (Estados-Unidos) DC— (Geología.) Verneau (Dr. Réné), Profesor en el Museo de Historia na- tural.—48, Rué Ducouédic, 14^ Paris (Francia). Washington (Dr. Henry St.)— Locust, Monmouth Go., N. J. (Estados Unidos). Weise (J.)— Griebenowstrasse, 16, Berlin, n. ?,!.- (Coleóp- teros, esp. Curculiónidos y Crisomélidos.) 12 LISTA DE SOCIOS Socios numerarios (1). 1909. Abarca (D. Juan Antonio).— Santander. 1901. Administración Militar (Biblioteca de). — Madrid. 1903. Aguilar y Carmena (D. Fernando), Farmacéutico.— Galle de Jorge Juan, 17, Madrid. — (Botánica.) 1902. Alabern (D. Enrique), Doctor en Medicina. — Plaza del Príncipe, 4, Mahón. — (Citología general é Histología.) 1897. Alaejos y Sanz (D. Luis), Doctor en Ciencias, Ayudante de la Estación de Biología marina. — Santander. 1908. Albarragín y Cañizares (D. Cándido M.»), Farmacéutico de Gádor (Almería). 1907. Alcalde del Río (D. Herminio), Profesor en la Escuela de Artes é Industrias de Torrelavega (Santander). 1906. Aldaz (D. Julián). — Zumaya (Guipúzcoa). 1901. Almera (D. Jaime), Canónigo de la Catedral. — Sa- gristans, 1, 3.°, Barcelona. — (Geología y Paleonto- logía.) 1902. «Alrededor del Mundo.»— Atocha, 135, Madrid. 1909. Alva Romero (D. Felipe).— Plaza de la Mariana, 15, Gra- nada. 1907. Alvarez (D. José), Presbítero.— San Miguel baja, 10, Granada. — (Entomología y Botánica.) 3908. Alvarez de Cienfuegos (D. Antonio), Profesor auxiliar en la Facultad de Medicina. — Granada. 1908. Alvarez de Cienfuegos y Cobos (D. Miguel).— Granada. 1906. Amoedo y Galarmendi (D. Eduardo). — Urnieta, San Se- bastián (Guipúzcoa). 1908. Andreu y Rubio (D. José), Profesor de Historia natural en el Seminario de Orihuela (Alicante). . 1875. Antón y Ferrándiz (D. Manuel), Catedrático en la Facul- tad de Ciencias, Jefe de la Sección de Antropología y Secretario del Museo de Ciencias naturales. — C. de Oló- zaga, 5 y 7, Madrid. — (Antropología.) 1894. Aragón y Escacena (D. Federico), Doctor en Ciencias naturales. Catedrático en el Instituto. — León. (1) El nombre de los socios numerarios va precedido de la cifra que indica el año de su admisión en la Sociedad y el de los socios fundadores de la abreviatura S. F. DE LA REAL ESPAÑOLA DE HISTORIA NATURAL. 1» 1898. Aramburu y Altuna (D. Pedro], Doctor en Medicina, Ca- tedrático en la Escuela de Veterinaria. — San Felipe, 4, Zaragoza. 1905. Aranda Millán (D. Francisco), Doctor en Ciencias natu- rales. Auxiliar en la Universidad.— Plaza de Aragón, 5, Zaragoza. 1885. Aranzadi y Unamuno (D. Telesforo), Doctor en Farmacia y en Ciencias naturales, Catedrático en la Facultad de- Farmacia de la Universidad. — Cortes, 635, 3.°, 2.% Bar- celona.— f Antropología y Botánica.) 1909. Ardois (D. Juan).— Calle de la Princesa, 41, Madrid. — (Coleópteros del Globo.) 1903. Areses (D. Rafael), Ingeniero Jefe del Distrito Forestal de Pontevedra. — Tuy (Pontevedra). 1902. Arévalo (D. Celso), Doctor en Ciencias naturales, Cate- drático en el Instituto de Udihón.— (Geología.) 1904. Arias Encobet (D. José), Conservador de Entomología. por oposición del Museo de Ciencias naturales.— Horta- leza, 130, 3.°, Madrid.— fDí/Jíeros;. 1887. Artigas (D. Primitivo), Ingeniero Jefe de Montes.— C. del Reloj, 9, principal izquierda, MSidiViá.— (Silvicultura.} 1906. AsHER Y C* (A.)— 13, Unter den Linden, Berlín, W. 1872. Ateneo científico y literario (Biblioteca del).— C. del Pra- do, 21, Madrid. 1900. AzAM (D.José), Arquitecto.— 14, rué de Trans , Dragui- gnan (Var), Francia. — (Ortópteros y Hemipteros.) 1897. AzPEiTiA Y Moros (D. Florentino), Profesor en la Escuela de Minas.— Glorieta del Cisne, 3, hotel, Madrid.— (Malacologia y Diatomens.) 1902. Bago y Rubio (D. Miguel), Comandante de Ingenieros. — C. de Trajano, 15 y 17, Sevilla. 1904. Bahía y Urrutia (D. Luis), Abogado, Ex-diputado á Cor- tes.—Hilario Peñasco, 2, Uüáviá.— (Agricultura.) 1907. Balbin Rivero (D. Facundo).— Príncipe, 20, Madrid. 1906. Balguerias y Quesada (D. Eduardo), Alumno de la Fa- cultad de Ciencias.— Madrid. 1905. Barcia Trelles (D. Juan), Ingeniero agrónomo.— La- gasca, 52, Madrid. 1891. Barras de Aragón (D. Francisco de las), Doctor en Cien- cias naturales, Catedrático de Mineralogía y Botánica 14 LISTA DE SOCIOS de la Universidad de Oviedo.— [Entomología y Bo- tánica.) 1901. Barreiro Martínez (R. P. Agustín).— Convento de Padres Agustinos, Valladolid.— f^oíám'ca y Lepidópteros.) 1895. Bartolomé del Cerro (D. Abelardo), Doctor en Ciencias naturales. Auxiliar, por oposición, de la Universidad, Profesor del Laboratorio Central de Medicina legal.— Daoíz, 3, Madrid. 1889. Becerra y Fernández (D. Antonio), Doctor en Ciencias naturales. Catedrático en el Instituto. — Ciudad Real. — (Entomología agrícola y dibujo científico.) 1894. Benedicto Latorre (D. Juan), Farmacéutico.— Monreal del Campo (Teruel). —/fioíánica y moluscos terrestres.) 1905. Benedito (D. José M.*), Jefe del Laboratorio de disecación del Museo de Ciencias naturales. — Don Ramón de la Cruz, 12, Madrid. 1906. Benito y Pinol (D. Manuel) .—Puerta de Jerez, 4, Sevilla. 1898. Benjümea y Pareja (D. José).— Santa Ana, 51, Sevilla. 1905. Bernard (D. Francisco), Ingeniero de Montes.— Prado, 3, Madrid. 1903. Bescansa Casares (D. Fermín), Catedrático de Historia natural en el Instituto. — Orense. — (Botánica.) 1904. Biblioteca García Barbón.— Vigo (Pontevedra). 1904. Biblioteca universitaria. — Granada. 1890. Blanco del Valle (D. Eloy), Catedrático de Historia na- tural en el Instituto. — León. 1892. Blanco y Juste (D. Rafael), Doctor en Ciencias natura- les. Profesor en la Escuela normal— C. de Sandoval, 4, Madrid. 1898. Blas y Manada (D. Macario), Doctor en Farmacia.— C. del Pez, 1, Madrid. 1901. BoFiLL (D. José María), Doctor en Medicina.— C. de Ara- gón, 281, Barcelona. s. F. Bolívar y Urrutia (D. Ignacio), Catedrático en la Facul- tad de Ciencias, Jefe de la Sección de Entomología en el Museo.— Paseo del Obelisco, 17, Msidñá.— (Ortópteros, Hemípieros y Arquípteros.) 1872. Bolívar y Urrutia (D. José María), Jefe facultativo de la Casa de Socorro de Chamberí.— Calle de Prim, 15, Madrid. DE LA REAL ESPAÑOLA. DE HISTORIA NATURAL. 15 1882. Bolos (D, Ramón), Farmacéutico, Naturalista.— G. de Sau Rafael, Olot (GeTond).—( Botánica J 1909. Bordas Celma (R. P. Manuel), Escolapio.— Mesón de Pa- redes, 82 y 84, Madrid. 1898. BoROBio (D. Patricio), Catedrático en la Facultad de Me- dicina.—Coso, 100, Z&v^goza.— {Pediatría.) 1872. BoscÁ Y Casanoves (D. Eduardo), Licenciado en Medici- na, Catedrático de Historia natural en la Universidad. Paseo del Grao, Ya\encisL.—( Reptiles de Europa.) 1900. BoscÁ Y Seytre (D. Anlimo), Doctor en Ciencias natura- les, Catedrático en el Instituto. — Teruel. 1908. BovAiRA Y Segarra (D. Fernando). — Plaza de Castelar, Valí de Uxó (Castellón). 1877. Breñosa (D. Flafael), Ingeniero de Montes de la Real Casa. — San Ildefonso (Segovia). — (Cristalografía.) 1901. BruguésyEscuder{D. Casimiro), Doctor en Farmacia y en Ciencias, — Bruch, 66, Barcelona. — (Histología vegetal.) 1883. Buen y del Cos (D. Odón de). Senador, Catedrático de His- toria natural en la Universidad, Director del Labora- torio biológico-marino de las Baleares. — C. de Aribau, Barcelona. — (Biología marina.) 1905. BuiGAS Y Dalmau (D. José), Cónsul de España en Moga- dor (Marruecos). 1905. Busto (D. José del), Ingeniero de Minas.— C. de Olóza- ga, 8, Madrid. 1901. Caballero (D. Arturo), Licenciado en Ciencias, Conser- vador de la Sección de Herbarios del Jardín Botánico. — Lope de Vega, 11, Madrid. 1908. Cabeza de León (D. Salvador), Catedrático de la Facultad de Derecho en la Universidad.— Santiago. 1902. Cabrera y Díaz (D. Agustín), Doctor en Ciencias, Auxi- liar en la Universidad. — Barcelona. 1891. Cabrera y Díaz (D. Anatael) , Médico cirujano.— Laguna de Tenerife (Canarias). — (Himenópteros.) 1896. Cabrera y Latorre (D. Ángel), Agregado al Museo de Ciencias naturales , Caballero de la orden civil de Al- fonso XII.— C. de D. Pedro, 9, Madrid.— (^V/ami/eros y Dibujo científico.] 1897. Cáceres y González (D. Juan).— C. del Duque, 8, Carta- gena.— (Entomología.) 16 LISTA DE SOCIOS 1904. Cadevall y Diars (D. Juan), Doctor en Ciencias, Profesor en la Escuela industrial. — Tarrasa. — Botánica. 1903. Calafat León (D. Juan), Colector del Museo de Ciencias naturales.— C. de Valverde, 26, Madrid. 1892. Calandre y Lizana(D. Luis). — Pasaje de Conesa, Cartagena. 1872. Calderón y Arana (D. Salvador), Catedrático de Minera- logía y Botánica en la Facultad de Ciencias, Jefe de la Sección de Mineralogía en el Museo. — C. de San Bernar- do, 56, principal derecha. — (Geología y Petrología.) 1901. Calleja y Borja-Tarrius (D. Carlos), Catedrático en la Facultad de Medicina. — Cortes, 248, pral., Barcelona. — (Histología.) 1902. Calvo y Antón (D. José). — C. de Gerona, 111, Barcelona. 1905. Campo Prado (D. Fernando de), Farmacéutico, Profesor de Historia natural y de Agricultura en el Colegio cató- lico, Individuo de la Sociedad española de Física y Quí- mica.— C. Real, 16, La Coruña. 1889. Camps (Sr. Marqués de), Diputado á Cortes. — Canuda, 16, principal, Barcelona. 1905. Canals (D. Salvador), Diputado á Cortes. — Almagro, 23, Madrid. 1907. Caramanzana y Baquedano (D. Felipe), Oficial mayor de Contaduría del Ayuntamiento. — C. de Avila, 3, Cuatro Caminos (Madrid). — (Patología vegetal.) 1905. Carballo (D. Jesús María), Director del Colegio Salesia- no. — Santander. — (Geología y espeleología) 1894. Carbó y Domenech (D. Manuel), Catedrático en el Insti- tuto.— Almería. 1877. Carvalho Monteiro (Excmo. Sr. D. Antonio Augusto de), Doctor en Derecho y en Ciencias naturales por la Uni- versidad de Coimbra, y miembro de la Sociedad de Acli- matación de Río Janeiro. — Rúa do Alecrim, 70, Lisboa (Portugal). — (Lepidópteros.) 1901. Casamada Mauri (D. Ramón). — Pelayo, 17, 2.°, Bar- celona. 1901. Casares Gil (D. Antonio), Capitán de la 4.' Compañía de Sanidad militar, Barcelona.— f/íepdíícas y Musgos.) 1901. Casares Gil (D.'josé), Catedrático en la Facultad de Far- macia, Ex-Senador del Reino. — C. de Santa Catalina, 5, Madrid. — fAnálisis químico mineral.) DE LA REAL ESPAÑOLA DE HISTORL\ NATURAL. 17 1906. Gascón y Martínez (D. José), Director de la Granja agrí- cola de la región leonesa. — Falencia. 1901. Casino de Zaragoza. 1905. Castro y Pascual (D. Francisco), Doctor en Farmacia. — G. de la Libertad, 37, Madrid. 1903. Castro y Valero (D. Juan), Catedrático en la Escuela de Veterinaria. — Santa Isabel, 15, Madrid. 1901. Cátedra de Historia natural de la Universidad de Bar- celona. 1901. Cátedra de Historia natural déla Universidad de Santiago. 1907. Cátedra de Mineralogía y Botánica de la Universidad Central. — Madrid. 1884. Cazurro y Ruiz (D. Manuel), Doctor en Derecho y en Ciencias naturales. Catedrático en el Instituto. — Gerona. (Ortópteros y dípteros de Europa^ Micrografía.) 1905. Cendrero (D. Orestes), Licenciado en Ciencias naturales. C. del Dos de Mayo, 2, Madrid. 1906. Cerrolaza y Armentia (D. José), Licenciado en Cien- cias.— Colegio del Corazón de Jesús, Don Benito (Ba- dajoz). 1891. Chaves y Pérez del Pulgar (D. Federico), Doctoren Cien- cias físico-químicas.— C. de Jesús, 17, Sevilla. — (Mine- ralogía y Cristalografía.) 1873. CoDORNiu (D. Ricardo), Ingeniero de Montes. — Murcia. 1904. Colegio de Santo Domingo. — Orihuela. 1898. CoLOMiNA Y Carolo (D. Alejandro de). Doctor en Ciencias naturales, Catedrático en el Instituto. — C. de Alfon- so XII, 5, 1.", Pontevedra. 1907. CoLOMO Y Amarillas (D. Victoriano), Profesor en la Es- cuela de Veterinaria. — C. del Olivar, 1, Madrid. 1878. CoMERMA Y Batalla (Excmo. Sr. D. Andrés Avelino), General de Ingenieros de la Armada y Licenciado en Farmacia. — Canalejas, 84, El Ferrol. 1902. Compañía de Tabacos de Filipinas. — Barcelona. 1903. Consejo general de Agricultura, Industria y Comercio de Valencia. 1892. Corrales Hernández (D. Ángel), Licenciado en Ciencias naturales, Catedrático en el Instituto. — Cabra (Córdoba). 1901. Correa de Barros (D. José Maximiano). — S. Martinho d'Anta, Sabroza (Portugal). Tomo x.— Enero, 1910. 2 18 LISTA DE SOCIOS 1872. Cortázar (Excmo. Sr. D. Daniel de), Ingeniero Jefe de Minas, de las Reales Academias de la Lengua y de Ciencias exactas, físicas y naturales, Consejero de Instrucción pública. — G. de Velázquez, 32, hotel, Madrid. 1901. CoscoLLANO Y Durillo (D, José), Profesor auxiliar en el Instituto. — C. de la Concepción, 29, Córdoba. 1909. CoTARELO (D. Armando), Catedrático en la Universidad.— Santiago. 19U2. Cru y Marqués ( D. Enrique), Naturalista disecador. — Valencia. — (Entomología y Ornitología.) 1903. Cruz (D. Emiliano de la), Ingeniero jefe de las Minas de Ribas (Gerona), délas Sociedades geológicas de Lon- dres, Francia, Bélgica é Italia, etc.. Ingeniero graduado de los Institutos de Minas de Londres y de Neucastle.— Minas de Ribas, Gerona. 1902. Cruz Nathan (D. Ángel B. de la). Profesor en el Institu- to.—C. de la Libertad, 117, Cabañal (Valencia). i908. Dalmau Montesinos (D. Nicolás M.'), Ingeniero agróno- mo.— Granada. 1889. Dargent (D. Florismundo), Ingeniero. — Moralejo, 5, Aguilar (Córdoba), 1909. Delgado Lauger (D.Jorge).— Paseo de Colón, 3, Barcelona. 1902. Deulofeu (D. José), Catedrático de Química inorgánica en la Facultad de Farmacia. — Santiago. 1899. Díaz (R. P. Filiberto), Doctor en Ciencias, Conservador por oposición en el Museo de Ciencias naturales. — C. de San Miguel, 21 duplicado, Madrid. 1890. Díaz del Villar (D. Juan Manuel), Doctor en Medi- cina, Catedrático en la Escuela de Veterinaria.— Ato- cha, 127 dupl.°, Madrid.— ^£:/)i:oa)ios y Entomozoarios.J 1901. Diez Tortosa (D. Juan Luis), Profesor auxiliar de la Fa- cultad de Farmacia.— Reyes Católicos, 47, Granada.— ( Botánica. J 1907. Diez Tortosa (D. Manuel), Alumno de la Facultad de Ciencias. — Granada. 1882; Dorronsoro (D. Bernabé), Decano y Catadrático de la Fa- cultad de Farmacia.— Granada. 1898. Dosset (D. José Antonio), Doctor en Farmacia.— Plaza de Sas, 2, Zaragoza.— rDiaíomeas.; DE LA REAL ESPAÑOLA DE HISTORIA NATURAL. 19 1903. DüLAU (M.) — Soho Sqaare, 37, Londres. 1890. DüSMET Y Alonso (D. José M.), Naturalista agregado al Museo de Ciencias naturales, Doctoren Ciencias. — Plaza de Santa Cruz, 1 , Madrid. — fllimeti ápteros.) Í909. Eguren y Bengoa (D. Enrique). — Madrid. 1898. Eleizegui (D. Antonio), Catedrático en la Facultad de Far- macia.— Enlaza de la Universidad, 5, 3.°, Santiago. '1888. Elizalde y Eslava (D. Joaquín), Catedrático de Historia natural en el Instituto. — Logroño. 1894. Enciso y Mena (D. Juan), Licenciado en Derecho. — Huercal-Overa (Almería). — (Entomología.) 1909. Escalante (D. José), Director y Catedrático del Instituto general y técnico. — Santander. i 909. Escalante y Arce (D. Carlos), Maestro. — Villaescusa (La Concha) (Santander). 1902. Escribano (D. Cayetano), Doctor en Ciencias, Conser- vador del Museo de Ciencias naturales. — C. de Horta- leza, 76, Madrid. '1908. Escudé (D. Francisco), Médico. — Plaza de Alonso Martí- nez, 7, 3." izqda., Madrid. — (Lepidópteros.) 1872. Escuela de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos (Biblioteca de la). — C. de Alfonso XII, Madrid. 1872. Escuela de Ingenieros de Montes (Biblioteca de la). — El Escorial (Madrid). 1894. Escuela de Veterinaria de Madrid. 1005. Escuela Normal de Maestros de Granada. 1906. Escuela Normal de Maestros de Huesca. 1907. Espejo y Casaeona (D. Francisco), Regente de la Escuela normal de Maestros. — Granada. 1875. EsPLUGA Y Sancho (D. Faustino), Catedrático de Historia natural en el Instituto. — Trinidad, 3, Toledo. Í902. Esplugues y Armengol (D, Julio), Profesor auxiliar del Instituto y Jardinero 2." del Botánico. — Valencia. 1905. Estación de biología marina. — Puerto Chico, Santander. 1902. Esteva (D. José), Presbítero. — G. de la Clavería, 5. — Gerona. — (Botánica general y Criptogámia.J 1909. Fábregas (D. Pablo), Ingeniero de Minas. — Granada. 4878. Facultad de Ciencias de la Universidad (Biblioteca de la). — Valencia. 1906. Facultad de Ciencias de la Universidad de Granada. 20 LISTA DE SOCIOS 1902. Facultad de Ciencias de la Universidad de Oviedo, 1906. Facultad de Farmacia de la Universidad de Granada. 1909. Faura y Sans (D. Mariano), presbítero. — Plaza de Co- mas, 2, Las Corts, Barcelona (en Madrid, Cañizares, 16).. 1908. Fernández Arcoya (D. José), Catedrático de Historia na- tural.— Granada. 1874. Fernández de Castro (D. Ángel), Ingeniero de Montes. — C. de Fabiola, 3, Sevilla. 1904. Fernández Galiano (D. Emilio), Doctor en Ciencias Na- turales.—C. de Alfonso XI í, 74, Madrid. 1909. Fernández Garrido (D. César), Catedrático de Física en> el Instituto. — 'Santiago. 1908. Fernández Martí (D. José).— Moro-Zert, 16, 1.", Valencia. 1907. Fernández Martínez (D. Fidel). — Granada. 1890. Fernández Navarro (D. Lucas), Catedrático de Cristalo- grafía en la Facultad de Ciencias. — G. Real, 31, Leganés- (Madrid). 1875. Ferrand y Couchoud (D. Julio), Ingeniero Jefe de la pri- mera sección de vía y obras de los Ferrocarriles Anda- luces.—C. de Feria, 100, Sevilla. 1900. Ferrando Y- Más (D. Pedro), Catedrático de Mineralogía y Botánica en la Universidad. — Paseo de Sagasla, 7, principal, Zaragoza. 1885. Ferrer (D. Carlos), Doctor en Medicina y Bachiller en Ciencias. — Ronda de la Universidad, 16, 1.°, Barcelona. 1907. Ferrer Hernández (D. Francisco), Licenciado en Cien- cias— G. Guillermo Rollan, 4, Madrid. 1901. Ferrer y Hernández (D. Jaime), Auxiliar de la Facul- tad de Ciencias.— C. Guillermo Rollan, 4, Madviá.— (Mi- neralogía.) 1879. Flórez y González (D. Roberto).— San Francisco, 21,,. principal, ^egovia..— (Entomología.) 1901. FoLGH Y Andreu (D. Rafael).— Barcelona. J901. FoNT Sagué (D. Norberto), Presbítero.— C. de Fontane- 11a, 15, 3.", Barcelona. — (Geología.) 1909. Fresneda de la Calzada (D. Julián), Profesor de la Es- cuela Superior de Industrias. — Santander. 1888. Fuente (D. José María de la), Presbítero. — Pozuelo de Calatrava (Ciudad-Real). — (Entomología, Coleópteros de Europa. Admite cambios de estos insectos.) DE LA REAL ESPAÑOLA DE HISTORIA NATURAL. 21 1890. FusET Y TuBiÁ (D. José), Doctor en Ciencias naturales, Catedrático en el Instituto de Palma.— Mallorca.— (Gusanos y Dibujo cientifico.) 1904. Galán (D. Alfonso), Alumno de las Facultades de Cien- cias y Farmacia. — C. de Villanueva, 23, Madrid. i909. Galán y Ruiz (D. Gabriel), Catedrático de la Universi- dad. —Zaragoza. 1909. Gallego Armesto (D. Heliodoro), Doctor en Ciencias, Profesor de la Escuela de Arles é Industrias.— Santiago. 1872. García y Arenal (D. Fernando), Ingeniero Jefe de Ca- minos, Canales y Puertos.— Rey Francisco I, Madrid. 1906. García González (D. Joaquín).— C. de Preciados, 46, 3.°, Madrid. 1908. García López (D. José), Maestro de la Escuela Superior.— Loja (Granada). 4877. García y Mercet (D. Ricardo) , Secretario de la Asocia- ción española para el progreso de las Ciencias, Natura- lista agregado al Museo de Ciencias naturales. Farma- céutico de Sanidad militar.— C. de la Princesa, 11, Ma- drid.— (Himenópteros de Europa.) 1904. García Mon é Ibáñez (D. Francisco), Alumno déla Facul- tad de Ciencias.— C. de la Luna, 18, Madrid. 1909. García Rueda (D. Manuel).— Santander. 4899. García Várela (D. Antonio), Doctor en Ciencias natura- les, Catedrático de Mineralogía y Botánica en la Uni- versidad de Santiago (Galicia). — (Hemípteros.) 1908. García Yélez (D. José), Doctor en Farmacia.— Gra- nada. 1909. Garma (D. Félix de la), Diputado provincial. Licenciado en Derecho.— Santander. — (Piscicultura.) 1909. Garzón Vera (D. Anastasio).— Granada. 1900. G jlabert Rincón (Rvdo. D. José).— Llagostera, Gerona. (Mineralogía y Geología.) 1909. Gil Casares (D. Miguel), Catedrático de la Facultad de Medicina. — Santiago. 1884. GiLA Y FiDALGO (D. Félix), Catedrático en la Facultad de Ciencias.— Sevilla.— flíoíánica ij Geología.) 1877. Cogorza y González (D. José), Catedrático de Anatomía y Fisiología animal en la Universidad Central.— C. de San Bernardino, 7 cuad.°, Madrid. 22 LISTA DE SOCIOS 1890. GoiTiA (D. Alejandro), Licenciado en Ciencias. — G. de- Aguirre, 5, Madrid. 1909. Golpe Núñez (D. Manuel), Alumno de Farmacia. — San- tiago. 1906. GÓMEZ (D. Ramón). — C. de Espoz y Mina, 6 y 8, Zaragoza. (Mineralogía micrográfica.) 1894. GÓMEZ OcAÑA (D. José), de las Reales Academias de Medicina y Ciencias, Catedrático de Fisiología en la Facultad de Medicina. — C. de Atocha, 127 duplicado, Madrid. 1909. GÓMEZ Vega (D. José). — Santander. — (Antropología.) 1905. González (D. Anselmo). — G. de la Montera, Madrid. s. F. González Hidalgo (D. Joaquín), de la Real Academia de Ciencias, Catedrático de Malacología y animales inferiores en la Facultad do Ciencias, Jefe de la Sec- ción de Malacología del Museo.— C. de las Fuentes, 9^. Madrid. 1909. González Irün (D. Antonio), Capitán de Ingenieros, Di- rector de la traída de aguas. — Torrelavega (Santander). 1908. González Rodríguez (D. Adolfo). — Zaragoza. 1902. González Sánchez (D. Francisco). — Granada. 1900. Gota y Casas (D. Antonio), Doctor en Medicina. — C. del Pilar, 16, Zaragoza. 1899. Graiíío y Gaubet (D. Celestino), Doctor en Farmacia, Co- mendador de la Orden civil de Alfonso XII, Subdele- gado del partido judicial. Inspector farmacéutico de Aduanas, Farmacéutico municipal, Delegado déla Junta de Gobierno y Patronato del Cuerpo de titulares, Expro- fesor de la Escuela de Artes y Oficios, etc. — Aviles (As- turias).— (Mamíferos y Aves. Reptiles de España. Admite cambios.) , 1882. Gredilla y Gauna (D. Apolinar Federico), Catedrático de la Facultad de Ciencias, Director y Jefe de la Sección de cultivos del Jardín Botánico. — C. de la Estrella, 7,. principal, Madrid. — (Geología y Botánica.) 1898. Gregorio y Rocasolano (D. Antonio),. Catedrático de Quí- mica en la Facultad de Ciencias. — Temple, 20, Zaragoza. (Gramíneas.) 1909. Grinda y Forner (D. Jesús), Ingeniero Jefe de las obras- del puerto. — Santander. DE LA REAL ESPAÑOLA DE HISTORLA NATURAL. 23 1893. Guillen (D. Vicente), iMédico-cirujano, Jardinero mayor del Botánico. — Valencia. 1901. Gutiérrez Martín (D. Daniel), Doctor en Farmacia.— Constitución, 17, ^.vUa.— (Botánica y Entomología de la Provincia.) 1898. Halcón (D. Fernando), Marqués de San Gil.— C. de Al- fonso XII, 50, 'ñeviWíx.— (Patología vegetal J 1907. Heintz (D. Luis), Licenciado en Ciencias, Director del Colegio de Nuestra Señora del Pilar.— Goya, 13, Madrid. 1909. Hernández Alvarez Reyero (D. Manuel), Arpuitecto mu- nicipal.— Santiago. 1890. Hernández v Álvarez (D. José), Licenciado en Ciencias naturales, Catedrático de Agricultura en el Instituto. — Badajoz. — (Botánica.) 1893. Hernández-Pacheco y Esteban (D. Eduardo), Doctor en Ciencias naturales, Catedrático del Instituto de Córdo- ba.—Santa Feliciana, 14, U-A.áv\á.— (Geología.) 1909. Herrera Oria (D. Juan), Médico del Sanatorio Madrazo.— Santander. — (Histología patológica.) 1875. Heyden (D. Lucas von), Mayor en reserva, Doctor en Filosofía, honoris causa, individuo de las Sociedades Entomológicas de Alemania, Francia, San Petersburgo, Suiza, Italia, etc., Caballero de las Ordenes del Águila Roja prusiana, de la Cruz de Hierro y de San Juan.— Schlosstrasse, 54, Bockenheim, Frankfurt am Main (Ale- mania) . — (Co leópteros .) 1888. Hoyos (D. Luis), Doctor en Ciencias naturales y en Dere- cho, Catedrático de la Escuela Superior del Magisterio.— Sagasta, 28, U^áviá.— (Antropología.) 1901. HcEso (D. José), Doctoren Ciencias, Profesor numerario de la Escuela Normal.— Valencia. 1907. Huguet y Paüró (D. Mariano), Doctor en Medicina.— Barcelona. — (Bacteriología.) 1895. Huidobro Y Hernández (D. José), Doctor en Ciencias, Con- servador, por oposición, en el Museo de Ciencias natu- rales.—C. de Ruiz, 12, 2.% Madrid. 1899. Ibáñez Díaz (D. Francisco Antonio).— Duque, 9, Cartage- na.— (Botánica.) 1895. Ibarlucea (D. Casto), Catedrático do Agricultura en el Instituto.— Moreras, 6, 2.°, Caceras. 24 LISTA DE SOCIOS 1902, Imprenta de Fortanet. — Calle de la Libertad, 29, Madrid. 1908. Instituto general y técnico de Alicante. 1905. Instituto general y técnico de Badajoz (Biblioteca del). 1906. Instituto general y técnico de Baeza. 1903. Instituto general y técnico de Barcelona. 1901. Instituto general y técnico de Burgos. 1906. Instituto general y técnico de Ciudad Real. 1872. Instituto general y técnico de Córdoba. 1909. Instituto general y técnico de Cuenca. 1907. Instituto general y técnico de Granada. 1901. Instituto general y técnico de Guadalajara. 1903. Instituto general y técnico de Huelva. 1908. Instituto general y técnico de Huesca. 1908. Instituto general y técnico de la Coruña. 1904. Instituto general y técnico de Orense. 1901. Instituto general y técnico de Palma de Mallorca. 1904. Instituto general y técnico de Pontevedra. 1909. Instituto general y técnico de Reus (Tarragona). 1872. Instituto general y técnico de San Isidro (Biblioteca del). — Madrid. 1903. Instituto general y técnico de San Sebastián (Guipúzcoa). 1901. Instituto general y técnico de Santiago. 1880. Instituto general y técnico de Valencia. 1901. Instituto general y técnico de Vitoria. 1901. Instituto general y técnico de Zaragoza. 1907. Instituto internacional. — C. de Fortuny, 20, Madrid. 1909. Instituto Oswaldo Cruz.— Caixa, 926, Rio de Janeiro, Brasil. 1873. IÑARRA Y Echevarría (D. Fermín), Catedrático en el Ins- tituto general y técnico de Guipúzcoa. — C. de San Mar- tín, 21, 2.°, San Sebastián. 1909. Iradier (D. Manuel).— Ronda de Valencia, 3, Madrid. 1908. IsERN Y TixÉ (D. Francisco).— C. de las Águilas, 18, Se- villa.— (Ornitología y especialmente Oología ornitológica andaluza.] 1872. Jardín Botánico (Biblioteca del).— Madrid. 1906. Jerónimo Barroso (D. Manuel), Licenciado en Ciencias.— C. de Juan Bravo, 28, Segovia. 1896. JiMÉiNEz Cano (D. Juan), Catedrático de Historia natural DE LA REAL ESPAÑOLA DE HISTO^A NATURAL. 25 en el Instituto. Gasa Blanca.— Cuenca.— ('Le/)¿dó;)íeros.; 1884. Jiménez de Cisneros (D. Daniel), Catedrático de Historia natural en el Instituto.— G. de Medina, 38, Alicante. 1899. Jiménez Munuera (D. Francisco de P.)— G. del Car- men, 57, 3.", Cartagena, — (Botánica.) 1901. Jimeno Egurbide (D. Florentino), Doctor en Farmacia.— Plaza Real, 1, Barcelona. 1908. Klincksieck (Paul).— 3, rué Corneille (á cote de rOieon), Paris 6«. 1908. Kracht (W.)— C. del Prado, 12, 3.°, Madrid. 1909. Lagarta (D. Eugenio), Ingeniero de Minas.— Santiago. 1907. Laboratorio biológico marino de Baleares.— Palma de Mallorca. 1906. Laboratorio de radiactividad de la Facultad de Ciencias de Madrid. 1909. Lanuza (D. Alvaro).— Santander.— f^nírojooíogía.; 1909. Lasala (D. Alfredo), Ingeniero de Minas.— C. de Juan de la Cosa, hotel B, Santander. 1884. Lauffer (D. Jorge), Agregado al Museo de Ciencias natu- rales, Caballero de la orden civil de Alfonso XII. — Calle de Juan de Mena, 5, Ua.áriá.—f Coleópteros de Europa.) 1880. Lázaro é Ibiza (D. Blas), de la Real Academia de Cien- cias, Doctor en Farmacia y en Ciencias, Catedrático de la Facultad de Farmacia.— C. de Palafox, 19, Hotel, Madrid. — (Botánica.) 1908. Liceo de Costa Rica.— San José de Costa Rica (Vía Havre), (América Central). 1909. Lobo (D. Ruperto), Catedrático de la Universidad.— Santiago. 1909. López (Excmo. Sr. D. Claudio), Marqués de Comillas.— Madrid. 1889. López de Zuazo (D. José), Doctor en Ciencias naturales, Catedrático en el Instituto. — Bnrgos. 1907. López Mateos (D. Rafael), Catedrático de Agricultura en el Instituto. — Albacete. 1901. López Mendigutia (D. Fernando).— C. de Campoamor, 12, Madrid. 1908. López Robles (D. Joaquín), Farmacéutico y auxiliar de Ciencias en el Instituto. — León. 26 LISTA DE SOCIOS 1908. Lora Castillero (D. Isidoro), Ingeniero de Montes. — Granada. 1909. Loro y Gómez del Pulgar (D. Manuel V.) — Madrid. 1909. LousTAU GÓMEZ de la Membrillera (D. José). — Valencia de Alcántara (Cáceres). 1905. Lozano Rey (D. Luis), Doctor en Ciencias, Conservador del Museo de Ciencias naturales. — Galle de Veláz- quez, 36, Madrid. 1909. Lozano y Monreal (D. Eduardc), Ingeniero, Profesor de la Escuela de Artes é Industrias. — Santiago. 1897. Llanas (D. José María), Farmacéutico militar. — San- toña (Santander). 1901. Llenas y Fernández (D. Manuel).— C. Muntaner, 38, 2.°, 1.*, Barcelona. — (Botánica.) 1902. Llobet y Pastors (D. Luis), Farmacéutico. — Gerona. 1902. Llord y Gamboa (D. Ramón), Doctor en Ciencias y Me- dicina.— Jorge Juan, 59, Madrid. — (Química geológica.) 1908. Llovet Versara (D. Alejandro). — Amnistía, 12, Madrid. 1897. Maciñeira y F*ardo (D. Federico G.), Cronista oficial de Ortigueira (La Coruña). — (Prehistoria.) 1878. Mag-Lennan (D. José), Ingeniero. — Apartado 38 Bilbao. 1907. Macho Tomé (D. Aquilino), Doctor en Farmacia. — Sal- daña (Palencia). 1905. MadariaCtA (D. Guillermo). — C. de Luis Vélez de Gueva- ra, 11, Madrid. 1909. Madrazo (D. Enrique Diego), Director del Sanatorio. — Santander. 1887. Madrid Moreno (D. José), Doctor en Ciencias, Profesor Sub-Jefe encargado de la Sección de bacteriología del Laboratorio municipal. Catedrático de Técnica micro- gráfica é Histología vegetal y animal en la Facultad de Ciencias, Consejero de Sanidad. — C. de Serrano, 40, Madrid. — (Micr agrafía.) 1909. Malcolm (R. P. Agustín).— Uclés[(Cuenca).—('Z,epidó/)f.*j 1907. Maldonado y Sáenz (D. Manuel), Ingeniero de Minas. — Granada. 1873. Marín y Sancho (D. Francisco), Licenciado en Farmacia. C. de Silva, 49, 2." derecha, Madrid. 1899. Martín Ayuso (D. Dionisio), Ingeniero agrónomo. Direc- tor y Catedrático del Instituto. — Oviedo. DE LA REAL ESPAÑOLA DE HISTOMA NATURAL. 27 1909. Martín Vélez (D. Enrique).— Gamargo (Santander).— (Histología vegetal.) 1889. Martínez de la Escalera (D. Manuel).— Consulado de Es- paña en Mogador {MsLvruecos).—f Coleópteros de Europa.) 1892. Martínez Fernández (D. Antonio), Doctor en Ciencias naturales, Catedrático en el Instituto.- Ciudad Real. — (Entomología é Histología.) 1897. Martínez Gámez (R. P. Vicente).— Fuente, 5, Jimena (Jaén). — (Ornitología de Esparta.) 1903. Martínez Girón (D. Paulino).— Corral del Rey, 11, Sevilla. 1893. Martínez Núñez (R. P. Zacarías), Agustino, Doctor en Ciencias naturales. — Madrid. 1889. Martínez Pacheco (D. José), Doctor en Farmacia.— San Juan (Alicante). 1909. Martínez Rodríguez (D. José), Párroco de Cabrero Pie- drafita (Lugo). 1906. Martínez Sáenz (D. José).— Licenciado en Farmacia.— Granada. 1874. Martínez y Ángel (D. Antonio), Doctor en Medicina.— C. de Hortaleza, 89, Madrid. 1909. Martínez y Fernández (D. Luis).— Santander. 1901. Martínez y Martínez (D. Cesáreo), Catedrático en el Ins- tituto.—C. del Convento, 2, Gijón. 1898. Más Y Guindal (D. Joaquín), Oficial 1." de Sanidad mi- litar.—C. de Ruiz, 13, Madrid. 1898. Mateos Pérez (D. Félix), Profesor en la Escuela de Vete- rinaria.— Santiago (Galicia). 1882. Mazarredo (D. Carlos), Ingeniero Jefe de Montes.— G. de Claudio Coello, 24, Maidv\á.—( Neurópteros y Arácnidos.) 1905. Mazarredo (D. Rafael), Ingeniero Jefe de Caminos.— C. de Alcalá, 3!, Madrid. 1897. Mazo y Franza (D. Julio del), Abogado.— Arguijo, 5, Se- villa.— ( Ornitología. J 1884. Mederos Y Manzanos (D. Pedro), Licenciado en Ciencias naturales. — San Lorenzo (Gran Canaria), 1909. Medina Martínez (D. Alfonso), Médico.— Madrid. 1888. Medina Ramos (D. Manuel), Doctor en Medicina, Cate- drático de Anatomía en la Escuela de Medicina. — G. de San Vicente, 8, Sevilla.— (Himenópteros.) 28 LISTA DE SOCIOS 1907. xMedina Rodríguez (D. Manuel), Subdelegado de Farma- cia de las islas de Lanzarote y Fuerteven tura.— Arrecife (Islas Canarias). 1892. Mendoza (D. Antonio), Jefe áe} Laboratorio provincial en el Hospital de San Juan de Dios.— G. de Santa Isabel, 34, Madrid. 1909. Mendoza (D. Diego).— Postigo de San Martín, 9, Madrid. 1906. Menet (D. Adolfo).— G. de la Ballesta, 30, Madrid. 1879. Mercado y González (D. Matías), Médico cirujano titular. Nava del Rey (Valladolid). 1897. Merino (R. P. Baltasar), S. J., Profesor de Física y Química en el Colegio de La Guardia (Pontevedra). — (So- tánica.) s. F. MiR Y Navarro (D. Manuel), Director y Catedrático de Historia natural del Instituto.— J^aseo de Gracia, 43, 2.°, 1.% Barcelona. 1902. Moles Ormella (D. Enrique).— Balmes, 19, Barcelona. 1908. Molina y Moreno (D. Francisco) —Farmacia, 9, Madrid. 1908. Montero y Rodrí&uez-Almanza (D. José).— Montera, 44, 2°, Madrid. 1909. Mora (D. Germán de la).— Genova, 24, Madrid. 1909. Morales (D. Mariano), Módico, Inspector de Sanidad pro- vincial.— Bulevar, Santander. 1903. Moran Bayo (D. Juan), Catedrático de Agricultura en el Instituto.— Córdoba (durante el verano en Medina de las Torres (Badajoz). 1908. Morcillo (D. Ramón), Presbítero, Profesor del Sacro- Monte. — Granada. 1909. Moreno Sevilla (D. Fernando).— Granada. 1909. Moreno y Rodríguez (D. Agustín).— Segovia. 1900. MoRODER Y Sala (D. Federico). — C. de En Bou, 11, Valencia. 1906. Moscoso (D. M. R.).— San José de las Matas (Provincia de Santiago), República Dominicana.— (^^oíánicaj. 1908. MOYANO Cordón (D. Antonio).— Granada. 1898. MoYANO Y MoYANO (D. Pedro), Catedrático y Secretario en la Escuela de Veterinaria.— S. Nacional, 18 dupl.°, Za- ragoza.— (Etnología zootécnica.) 1902. Muñoz-Cobo (D. Luis), Doctor en Ciencias.— Catedrático en el Instituto.- Baeza.— ^Ma^aco/o5f^a y Mineralogía.) DE LA REAL ESPAÑOLA DE HISTORIA NATURAL. 2& 1898. Muñoz Ramos (D. Eugenio), Doctor en Farmacia, Li- cenciado en Ciencias físico-químicas, Director del Labo- ratorio municipal y provincial. — Valladolid. — (Micro- grofía.J 1872. Museo de Ciencias naturales (Biblioteca del).— Paseo de Recoletos, 20, bajo, Madrid. 1894. Museo Pedagógico (Biblioteca del).— G. de Daoiz, 3, Madrid. 1889. Muso Y Moreno (D. José), Ingeniero de Montes.— C. del Prado, 20, Madrid. 1889. Nacher y Vilar (D. Pascual), Catedrático en la Facultad de Ciencias. — Granada. 1907. Nacle Herrera (D. Juan).— Granada. 1905. Nasclmento (D. Luis Gonzaga do). — Setubal (Portugal). 1905. Navarrete (D. Adolfo).— C. de Zurbano, 8, Madrid. 1909. Navarrete Chacón (D. Lorenzo), Maestro de la Escuela Superior de Martos (Jaén). 1903. Navarro (D. Leandro), Profesor de Patología vegetal en el Lislituto Agrícola de Alfonso XII. — Madrid. 1908. Nieto Valls (D. Gustavo), Licenciado en Ciencias Natu- rales.— Ponferrada (León). 1908. No Y García (D. Eduardo), Catedrático de Física general y Decano de la Facultad de Ciencias de la Universidad. — Calle del Prior, 17-23, pral., Salamanca. 1902. NovELLA (D. Joaquín), Catedrático en el Instituto de Figueras. 1898. NovoA Y Alvarez (D. Francisco), Vice-cónsul de Portu- gal en Goyán, Socio correspondiente de la Arqueológica- de Pontevedra y de la Española de Higiene, Comenda- dor de las Ordenes de Cristo y de la Concepción de Villa- viciosa de Portugal, Médico municipal de Tomiño. — (Por Tuy), Goyán. 1905. NúÑEz de Prado (D. Enrique).— C. de Olózaga, 8, Madrid. 1872. Oberthür (D. Carlos), de la Sociedad Entomológica de Francia.— Faubourg de Paris, 20, Rennes (Ile-et-Vilai- ne), Francia. — (Lepidópteros.) 1872. Oberthür (D. Renato), de la Sociedad Entomológica de Francia.— Faubourg de Paris, 20, Rennes (Ile-et-Vilai- ne), FvAncia..— (Coleópteros.) 1872. Observatorio Astronómico. (ííiblioteca del).— Madrid. 50 LISTA DE SOCIOS 1909. Olivar (D. Manuel), Doctor en Medicina.— Zaragoza. 1901. Olivek Rodés (D. Benito).— Rambla de San José, 23, Barcelona..— (Análisis de química mineral.) 1896. Olóriz (D. Federico), de la Real Academia de Medicina, Catedrático en la Facultad de Medicina.— G. de Atocha, 96, ^l&drid.— (Antropología.) 1887. Onís (D. Mauricio Garlos de), Licenciado en Giencias. G. de Santa Engracia, 23, principal, Madrid. 1899. Gramas y González (D. Pablo).— La Orotava (Ganarlas).— (Coleópteros y Ornitología de Canarias.) 1890. Ortega y Mayor (D. Enrique).— G. de Garretas, 14, Labo- ratorio químico, Madrid. 1897. Orueta (D. Domingo de). Ingeniero de Minas.— Gijón,— (Fauna inferior marina del Cantábrico.) 1905. Padró (D. José), Tecnógrafo de la Facultad de Giencias. G. de las Huertas, 70, Madrid. 1894. Palacios (D. Pedro), de la Real Academia de Giencias, In- geniero Jefe del Guerpo de Minas.— G. de Montesquin- za, 9, Madrid. 1881. Pantel (R. P. José), S. J.— Kasteel Gemert, por Helmond. Holanda (Bravante septentrional).— ('^noíojnía de insec- tos, Ortópteros.) 1905. Pardillo Vaquer (D. Francisco), Doctor en Giencias naturales, Ayudante del Laboratorio de Biología mari- na.— Palma de Mallorca (Baleares). 1890. Pau (D. Garlos), Farmacéutico.— Segorbe (Gastellón).— (Botánica.) 1882. Paúl y Arozarexa (D. Manuel José de).— Plaza chica de San Vicente, \,^e\'ú\?i.— (Patología vegetal.) 1903. Pazos Caballero (D. J. H.), Médico-cirujano.— Miembro de varias sociedades científicas y Corresponsal de la Academia de Giencias de la Habana.— Martí, 46, San Antonio de los Baños [C\i\ia] .—(Dípteros parásitos.) 1909. Pedraja (D. Eduardo de la).— Santander. 1898. Pella y Porgas (D. Pedro), Ingeniero industrial, químico y mecánico, Socio de mérito de las Económicas Arago- nesa y Gerundense de Amigos del í^aís y del Ateneo de Teruel, Ingeniero Jefe de la explotación del Ferrocarril de Cariñena á Zaragoza.— Zaragoza.— i^Geoiogfía.j 1907. Pereyra Galviatti (D. José), Perito agrónomo por la DE LA REAL ESPAÑOLA DE HISTORIA NATURAL. 31 Escuela de Montpellier.— Arrecife (Lanzarote. Islas Ca- narias).— (Agronomía y Geología Agrícola de Canarias.) 1881. Pérez Lara (D. José María).— Jerez de la Frontera (Cá- diz).— (Botánica.) 1907. Pérez Molina (D. Miguel), Director de la Academia ge- neral de enseñanza. — Ciudad Real. 1873. Pérez Ortego (D. Enrique) , Doctor en Ciencias.— Pro- fesor auxiliar en el Instituto del Cardenal Cisneros. — C. de San Bernardino, 7, Madrid. 1894. Pérez Zúñiga (D. Enrique), Profesor auxiliar en la Facul- tad de Medicina.— P.° de Trajineros, 32, Madrid. 1907. Pekis Fuentes (D. Ernesto).— Burriana (Castellón). 1909. Peso y Blanco (D. José), Dr. en Medicina.— Gran Vía, 13, Granada. 1902. Pi Y SuÑER (D. Augusto), Catedrático en la Facultad de Medicina. — Barcelona. 1901. Pie (D. Mauricio), de la Sociedad entomológica de Fran- cia.—Digoin (Saóne-el-Loire), Francia. — (Ent. general de Argelia. Col. é Himenopt. paleart. Meliridos, Ptini- dos, Anticidos, Vedilidos, Brúquidos y Nanopliyes de todo el mundo.) 1903. Pittaluga (D. Gustavo), Doctor en Medicina.— C. del Marqués del Duero, 10, 1.°, Madrid. — (Investigaciones micrográficas aplicadas á la clínica.) 1903. Planellas (D. Juan), Farmacéutico. — Cayey (Puerto Rico). 1909. PoMBO Ibarra (D. Gabriel).- Santander. 1905. PoNS (D. Enrique), Licenciado en Ciencias naturales, Catedrático en el Instituto. — Jerez de la Frontera. 1908. Porpeta y Llórente (D. Florencio), Catedrático déla Uni- versidad.— Granada. 1909. Portales Plá (D. Blas), Alumno de la Facultad de Cien- cias.— Granada. 1887. Prado y Sálnz (D. Salvador), Doctor en Ciencias natu- rales, Catedrático y Director del Instituto. — Guadalajara. 1908. Prefecto (R. P.), del Colegio del Sagrado Corazón.— Barcelona. 1874. PuiG Y Larraz (D. Gabriel), Ingeniero de Minas. — C. de Fomento, 1 duplicado, 1." derecha, Madrid. 1909. Quintana Trueba (D. Vicente)^ Cirujano del Sanatorio Madrazo. — Santander. 32 LISTA DE SOCIOS 1895. Ramón y Gajal (D. Pedro), Catedrático en la Facultad de Medicina. — Sitios, 6, Zaragoza. — (Histología.) 1872. Real Academia de Ciencias exactas, físicas y naturales (Biblioteca de la). — C. de Valverde, 26, Madrid. 1901. Real Biblioteca de Berlín (Konigliche Bibliolhek).— Beh- renstrasse, 40, Berlín W. 64. 1907. Reyes Calvo (D. Manuel), Licenciado en Ciencias. — C. de Conde de Romanones, 8 y 10, Madrid. 1883. Reyes y Prosper (D. Eduardo), Catedrático de Fitografía en la Facultad de Ciencias, Jefe de la Sección de herba- rios en el Jardín Botánico. — C. de la Palma Alta, 30, Madrid. — (Anatomía microscópica vegetal, Criptógamas y Orquídeas de España.) 1872. Ribera (limo. Sr. D. Emilio), Doctor en Ciencias natu- rales; Catedrático jubilado. — Calle de Prim, 15, Madrid. 1908. Rico Jimeno (D. Tomás), Catedrático de Historia natural en el Instituto. — La Coruña. 1909. Riera (D. Pedro). — Abaixadors, II, Barcelona. 1901. Rio (D. Carlos del), Naturalista agregado al Museo de Ciencias. -^C. de la Lealtad, 5 y 7, Madrid. 1909. Rio Lara (D. Eduardo), Catedrático de la Universidad. — Santiago. 1886. RiojA Y Martín (D. José), Doctor en Ciencias naturales, Director de la Estación de biología marina. — C. de Cas- telar, Puerto chico (Santander). — (Anatomía de anima- les inferiores.) 1909. Ríos Y RiAL (D. Cándido), Director y Catedrático de His- toria natural en el Instituto general y técnico. — Santia- go.— (Mineralogía.) 1902. RivA (D. Maximino de la), Profesor auxiliar en la Facul- tad de Farmacia. — Santiago. 1896. RivAS Mateos (D. Marcelo), Catedrático en la Facultad de Farmacia de la Universidad. — Glorieta de Bilbao, 1, Madrid . — (Botánica.) 1902. Rivera y Ruiz (D. Miguel), Catedrático en el Instituto.— Murcia. 1908. Rodríco Lavíx (D. Cipriano), Doctor en Medicina.— G. de la Princesa, 16. Madrid. 1884. Rodríguez Aguado (D. Enrique), Doctor en Ciencias y DE LA REAL ESPAÑOLA DE HISTORIA NATURAL, 33 Medicina, Profesor auxiliar de la Facultad de Ciencias. G. de los Reyes, 7, Madrid. 1906. Rodríguez y López Neira (ü. Garlos). — C. de Malasaña, 9, Madrid. 1903. Rodríguez y López Neira (D. Manuel), Farmacéutico. — G. del Gardenal Gisneros, 40, Madrid. 1880. Rodríguez Mourelo (D. José), Académico de la Real de Giencias exactas, físicas y naturales, Profesor de Química industrial orgánica en la Escuela Superior de Artes é In- dustrias.— G. delPiamonte, 14, Madrid. — (Mineralogía.) 1909. Rodríguez y Rosillo (D. Abilio).— Segovia. 1909. Rojas (D. Garlos), Licenciado en Giencias. — Torrelavega (Santander). — (Mineralogía.) 1907. RoussEL Y Ory (D. León), Ingeniero Agrónomo, Gate- drático de Agricultura del Estado en Francia, Director del servicio agronómico de la Sociedad general de In- dustria y Gomercio. — G. de Atocha, 120, Madrid. 1905. Royo y Llobat (D. Adolfo), Farmacéutico. — Ruzafa, 39, Valencia. — {Malacología .) '■ 1907. Ruiz Y Guevas (D. Florián). — Madrid. 1873. Saavedra (Excmo. Sr. D. Eduardo), Ingeniero de Gami- nos. Individuo do las Reales Academias de la Lengua, de Giencias y de la Historia, Consejero de Instrucción pública. — G. de Fuencarral, 74 y 76, principal, Madrid. 1890. Sáenz y López (D. Juan), Licenciado en Giencias, Direc- tor del Colegio de Santa Ana. — Mérida (Badajoz). 1907. Salcedo (D. Pedro), Ingeniero Jefe de Montes. — Granada. 1901. Sánchez Bruil (D. Mariano), Catedrático en el Instituto general y técnico. — C. de Alfonso I, 28, Zaragoza. 1909. Sánchez Cabezudo (D. Federico), Doctor en Farmacia. — Carriches (Toledo). 1891. Sánchez Navarro y Neumann (D, Emilio), Doctor en Gien- cias naturales, Profesor auxiliar en el Instituto. — G. del Rosario Cepeda, 13, Cádiz. — (Entomología.) 1908. Sánchez Navarro y Neumann (R. P. Manuel M.^), S. J.— Director de la Estación sismológica de la Cartuja. — Apar- tado núm. 32, Granada. — (Sismología y especialmente terremotos españoles.) 1885. Sánchez y Sánchez (D. Domingo), Doctor en Giencias naturales y en Medicina, Conservador, por oposición, en T. X -Enero, 1910. 3 ,34 LISTA DE SOCIOS el Museo, Profesor en ]a Escuela de Artes é Industrias. — G. de Atocha, 96, Madrid. — f Anatomía comparada.) 1899. Sanchíz Pertegas (Excmo. Sr. D. José).— C. de San Vicen- te, 151, Valencia. 1905. Sancho (D. Enrique)— C. de Orellana, 1, Madrid. 190G. San Miguel de la Cámara (D. Maximino). — G. del Ca- ballero de Gracia, 25, Madrid. 1902. San Salafranca (D. Francisco).— Condal, 9, Barcelona. 1898. Santos y Abreu (D. Elias) , Licenciado en Medicina y Ci- í rugía y Director del Museo de Historia natural y Etno- gráfico.— Santa Cruz de La Palma (Canarias). — (Ento- mología y Botánica.) 1879. Sanz de Diego (D. Maximino), Disecador 1.°, por oposi- ción, del Museo de Ciencias naturales. — G. de San Ber- nardo, 94, 1.°, Madrid. — (Comerciante en objetos y libros de Historia natural y en utensilios para la recolección, preparación y conservación de las colecciones; cambio y venta de las mismas en todos los ramos.) 1900. Saulcy (Feliciano Caignart de). — 3, me Chátillon, Metz (Lorraine). — (Coleópteros y Ortópteros de Europa.) 1909. Savirón y Caravantes (D. Paulino), Decano y Catedrático déla Facultad de Ciencias. — Zaragoza. 1902. Schramm (D. Jorge).— C. de Monteleón, 23, pral., Ma- drid.— (Coleópteros, Cerambícidos.) 1886. Seerold (D. Teodoro), Ingeniero civil, de la Sociedad de Ingenieros civiles de París, Comendador de la Orden de Garlos III, Caballero de varias órdenes extranjeras. — (Lepidópteros.) 1898. Segó VIA y Corrales (D. Alberto), Catedrático de Zoología general en laFacultaddeCiencias. — Leganito?, 47, Madrid 190S. Selgas (D. Julián), Médico en Valdemoro de la Sierra (Cuenca). — (Lepidópteros.) 1902. Seminario conciliar de Orihuela. 1872. Senado (Biblioteca del).— Madrid. 1897. Seras y González (D. Antonio).— Monsalves, 12, Sevilla. (Histología.) 1907. Serradell (D. Baltasar).— C. de San Pablo, 71 y 73, Bar- celona.— (Conquiliología, Paleontología y Mineralogía.) 1909. Sierra (R. P. Lorenzo).— Limpias (Santander).- ^í^spe- leología.) DE LA REAL ESPAÑOLA DE HISTORIA NATURAL 35 1899. Silva Tavares (Excmo. Sr. D. Joaquín de), de la Real Aca- demia de Ciencias de Lisboa, de la Sociedad entomoló- gica de Francia, Socio correspondiente de la Real Aca- demia de Ciencias y Arles de Barcelona y fundador de la Sociedade Portuguesa de Sciencias Naturaes, Profesor en el Colegio de San Fiel, Portugal. — (Zoocecidias.) 1908. Simancas Señan (ü. Francisco). — Granada. 1909. Simancas Seíían (D. Juan de Dios). — Granada. 1889. Simarro (D. Luis), Doctor en Medicina, Catedrático de Psicología experimental en la Facultad de Ciencias. — C. del General Oráa, 5, Madrid. — (Histología.) 1890. SiRET (D. Luis), Ingeniero. — Cuevas de Vera (Almería). (Geología y Antropología.) 1901. Sobrado Maestro (D. César); Catedrático en la Facultad de Farmacia. — Santiago. — (Botánica.) 1909. Sobrino y Buigas (Ramón), Licenciado en Ciencias. — Ballesta, 15, 3.°, Madrid. s. F. Solano y Eulate (D. José María), Marqués del Socorro, Catedrático jubilado de la Facultad de Ciencias — C. de Jacoraetrezo, 41, Madrid. — (Mineralogía y Geología.) 1901. Soler y Batlle (D. Enrique), Farmacéutico militar. — C. Mayor, 51, Sarria (Barcelona). — (Botánica). 1898. Soler y Carceller (D. Juan Pablo), Doctor en Ciencias, Catedrático de Agricultura en el Instituto general y téc- nico.— C. de Alcoraz, 7, Huesca. — (Microquiynica.) 1908. Suárez FiGUKROA Y Cazeaux (D. José), Médico de la Arma- _ da. — C. de Galiano, Hotel Alfonso, Ferrol. 1903. SuEiRAS Olave (D. José). — Hospital militar, Ambulancia de montaña, iiüm. 3, Barcelona. 1905. Scrmely (D. Eduardo), Profesor de idiomas. — Concep- ción Jerónima, 15 y 17, Madrid. 1903. Taboada Tundidor (D. José), Doctor en Ciencias na- turales.— Orense. — (Entomología.) 1907. Tacquin (Dr. a.)— Mogador (Marruecos). 1899. Tarazona y Blanch (D, Ignacio), Catedrático en la Facultad de Ciencias. — Príncipe Alfonso, 11, Valencia. 1899. Tarin y Juaneda (D. Rafael), Doctor en Ciencias natura- les, Profesor auxiliar de la Universidad. — Torno de San Cristóbal, 9, Valencia. 1908. Tello (X>. Francisco), Médico. — Santa Isabel, 40, Madrid. S6 LISTA DE SOCIOS 1907. Tomás Corbales (R. P. A.), Rector de las Escuelas Pías= y Catedrático de Historia natural. — Granada. 1901. Tomás y Gómez (D. Calixto), Catedrático de Anatomía en< la Escuela de Veterinaria. — Córdoba. — (Anatomía com- parada.) 1909. Torras (D. Lorenzo].— Barcelona. 1900. Torremocha Tellez (D. Lorenzo), Médico militar — C. deV Pacífico, 24, Madrid. 1902. Turró (D. Ramón), Director del Laboratorio Microbioló- gico. — C. del Notariado, 10, Barcelona. — (Bacteriología. y 1896. Tutor (D. Vicente), Doctor en Medicina. — Calahorra (Lo- groño).— (Coleópteros.) 1903. Universidad de Santo Tomás.— Manila. 1905. Urquijo (D. Estanislao). — C. de Alcalá, 41 cuadruplica- do, Madrid. 1904. Uruñuela (D. Julio), Licenciado en Ciencias naturales, Conservador en el Jardín Botánico. — C. de la Monte- ra, 39, Madrid. 1909. Vaamonde (D. Joaquín) Profesor auxiliar en la Univer- sidad.— Santiago. 1908. Valdelomar Gijón (D.Mariano), Farmacéutico. — Granada.. 1900. Vales Failde (limo. Sr. D. Javier), Vicario general y Abogado.— C. de la Pasa, Madrid. 1908. Valle (D. Alberto del), Farmacéutico.— Don Ramón de la Cruz, 51, Madrid. 1887. Vázquez Figueroa y Canales (D. Aurelio), Inspector Jefe- de Telégrafos, jubilado. — Plaza de Jaüdenes, 101, Guada- lajara. — (Lepidópteros de Europa.) 1902. Vázquez Figueroa y Mohedano (D. Antonio), Arquitecto. — Plaza de Jaüdenes, Guadalajara. —/^Coíeópíerosdeí'uropa/ 1906. Verdaguer Comes (D. Pablo).— Valencia. 1905. Vera (D. Vicente), Profesor auxiliar en el Instituto de San Isidro. — C. de la Concepción Jerónima, 16, Madrid. 1909. Vial (D. Federico).— Santander. 1907. Vidal y Careta (D. Francisco), Catedrático en la Univer- sidad Central. — C. de Leganitos, 47, Madrid. 1909. Vidal y Carreras (D. Luis Mariano), Inspector general del Cuerpo de Ingenieros de Minas, Presidente de la Comisión del Grisú, Miembro de la Real Academia de Ciencias y Artes de Barcelona, Socio correspondiente de DE LA REAL ESPAÑOLA DE HISTORLV NATURAL 3T la Real Academia de Ciencias exactas, físicas y natura- les de Madrid. — Barcelona. 1899. Vidal y Gompaire (D. Pío), Doctor en Ciencias naturales, Conservador, por oposición, en el Museo. — C. de Justi- uiano, 7, Madrid. 1909, ViLA GÓMEZ (D. Miguel). — Valencia. 1896. ViÑALS Y Torrero (D. Francisco), Doctor en Medicina. — Plaza de los Ministerios, 9, Madrid. , . : 1904. Williams and Norgate, Libreros editores.— 14, Henrietta Street. — Govent Carden (Londres), W. C. 1907. Wynn Ellis (D. Federico). — Barcelona. — (Botánica.) Í907. Zabala y Lara (D. Miguel), Químico de la Azucarera Santa Juliana y Farmacéutico. — Granada. 1907. Zambrano y García de Garavantes (D. José), Farmacéu* tico. — Granada. 1897. Zamora y Garrido (D. Justo), Licenciado en Farmacia, Director del Colegio de segunda enseñanza de San Agus- tín.— Siles (Jaén), por Valdepeñas é Lifantes. — [En- tomología, especialmente de la Sierra de Segura.) 1905. ZuLüETA (D. Antonio de).— Alfonso XII, 74, Madrid.— fHerpetologíaj. Socios agregados. 1909. Aramburu (D. Emilio), Doctor en Medicina y Profesor en la Escuela de Veterinaria. — Zaragoza. 190i. Aterido (D. Luis), Jardinero Mayor del Botánico.— Madrid 190C. Beltrán BiGORRA (D. Francisco), Alumno de Ciencias na- turales.—G. Mayor, 2o, Nules (Castellón). 1909. Gazorla (D. Eduardo), Director del Colegio Politécnico de Motril (Granada). 1908. Diez Tortosa (D. Ángel), Profesor auxiliar en el Insli-' luto. — Granada. 1909. EscoBio Franco (D. Jesús).— Gaboya, 6, 4.°, Santander. — (Antropología.) 1899. Escribano y Ramón de Moncada (D. Francisco), Licen- ciado en Medicina. — Galle de Hidalgo, Torrevieja (Ali- cante). 1909. García Gazorla (D. Francisco de P.), Farmacéutico. — Motril (Granada). 98 LISTA DE SOCIOS 18^. Fernández Gabada (D, Pedro). — Santander. 1898. Izquierdo (D. Juan Antonio), Catedrático de Ampliado» de Física en la Universidad. — Zaragoza. 1903. Orensanz (D. José), Profesor auxiliar interino en la Es- cuela de Veterinaria. — Zaragoza. 1906. Sabater Diana (D. Gregorio), Alumno de Ciencias natu- rales.— C. de Hernán Corté?, 14, Valencia. 1909. Santa Cruz de la Gasa (D. José), Alumno de Farmacia. — Bocanegra, 4, Granada. 1909. Señan Díaz (D. Leopoldo), Estudiante. — Pieyes Católicos,. 40, Granada. Socios que han fallecido en 1909. correspondientes extranjeros Kraatz (Dr. Gustav), de Beriin. Nery Delgado (J. F.), de Lisboa. numerarios 190L Benet Andreu (D. José), Catedrático en el Instituto de Almería. 1908. Ferrer (D. Francisco), Ingeniero de Minas. — Granada. 1900. Fernández de Gatta (D. Manuel), Farmacéutico en Vil- vestre (Salamanca). 1902. FoRTEZA Rey y Forteza (D. José). — Palma de Mallorca, 1906. Martínez de Pisón y Paternina (D. Manuel), Conde d& Villafranqueza, Ingeniero. — Río Gabriel (Requena). 1894. Miquel é Irizar (D. Manuel), Coronel de Ingenieros. — Logroño. 1898. Pardo Sastrón (D. José), Farmacéutico. — Valdealgorfa (Teruel). 1887. Ruiz Arana (D. Segundo S.), Farmacéutico. — Caparroso (Navarra). RESUMEN. Socios protectores 9 — honorarios 10 — correspondientes GO — numerarios 475 — agregados 14 Total 568 Madrid, 1.° de Enero de 1910. El Secretario, Ricardo García Mercet. índice geográfico de los socios ^*^ ESIP^A^I^^^ Aguilar (Córdoba) Dargent. Albaxete López Mateos. Alicante Instituto. Jiménez de Cisneros. Almería Carbó. Arrecife. Medina Rodríguez, Pereyra Galviatti. Avila Gutiérrez Martín. Aviles (Oviedo) Graiño. Badajoz Hernández Alvarez. Instituto. Baeza Instituto. Muñoz Cobo. Barcelona Almera. Arauzadi. BofiU. Brugués. Buen. Calvo. Calleja. Camps. Casamada. Casares (A.) Cátedra de Historia natural. Compañía de Tabacos de Fili- pinas. Delgado Lauger. Faura. Ferrer (C.) Ferrer y Hernández (J.) Folch Andreu. Font. Huguet y Padró. Instituto. Jimeno Egurbide. Llenas. Mir. Moles. Oliver. Pí y Suñer. Prefecto (R. P.) Col. S. C. de J. Riera. San Salafranca. Serradell Soler (E.) Sueiras Olave. Torras. (*) No figuran los resideates en Madrid. Las iniciales H. C ó A, precediendo á un apellido, indican que se trata, respectivamente, de un socio honorario, correspon- diente ó agregado. , 40 ÍNDICE GEOGRÁFICO DE LOS SOCIOS Turró. , Moran. Vidal. Tomás y Gómez (C.) Wynn EUis. Cuenca Burgos Instituto. Instituto. Jiménez Cano. López de Zuazo. Burriana (Castellón). Cuevas de Vera (Almería) Siret. Peris Fuentes. Cabra. Corrales Hernández. Ferrol (Corulla) Comerma. Cabrero (Piedrafila, Lugo) Figueras Novella. Martínez Rodríguez. Gador (Almsria) Cácere s Albarracín. Ibarlucea. Gerona Cádiz Cazurro. Sánchez Navarro. Esteva. Calahorra (Logroño) Tutor. Garriga. Llobet. Camargo (Santander) Martín Vélez. Gijón (Oviedo) Orueta. Martínez y Martínez. Carriches (Toledo) Sánchez Cabezudo. Goyán (Pontevedra) Novoa. Cartagena (Murcia) Granada Cáceres. Alva Romero. Calandre. Alvarez (J.) Ibáfiez. Alvarez de Cienfuegos (A.) Jiménez Munuera. Alvarez de Cienfuegos (M.) Castellón Biblioteca universitaria. Dalmau. Alcaraz. (A) Diez Tortosa (A.) Ciudad Real Diez Tortosa (J.) Becerra. Diez Tortosa (M.) Instituto. Dorronsoro. Martínez Fernández. Escuela normal de Maestros Pérez Molina. Espejo. Córdoba Fábregas. Coscollano. Facultad de Ciencias. Hernández-Pacheco. Facultad de Farmacia. Instituto. Fernández Arcoya. DE LA REAL ESPAÑOLA DE HISTORIA NATURAL. 41 Fernández Martínez. García López. García Vélez. Garzón Vera. González Sánchez. Instituto general y técnico. Lora. Maldonado . Martínez Sáenz. Morcillo. Moreno Sevilla. Moyano. Kacher. Nacle Herrera. Peso. Porpeta. Portales. Salcedo. Sánchez Navarro Neumann. (A) Santa Cruz. (A) Señan. (A) Simancas (J.) Simancas Señan. Tomás Corrales. Valdelomar. Zabala. Zambrano. Guadalajara Instituto. Prado. "Vázquez (D. Antonio). Vázquez (D. Aurelio). Hueíva Instituto. Hucrcal-Ocera (Almería) Enciso. Huesca Escuela normal de Maestros. Instituto. Soler y Carceller. Jerez (Cádiz) Pérez Lara. Pons. Jimena (Jaén) Martínez Gámez. La Cortina Instituto. Rico. Campo Prado. La Guardia (Pontevedra) Merino. Laguna de Tenerife (Cananas) Cabrera (A.) La Orotava (Canarias) Gramas. Leganés (Madrid) Fernández Navarro. León Aragón. Blanco del Valle. López Robles. Limpias (Santander) Sierra (R. P.) Logroño Elizalde. Laja (Granada) García López. Llagostera (Gerona) Gelabert. Mahón (Baleares) Alabern. Arévalo. Marios (Jaén) Navarrete. Mérida (Badajoz) Sáenz López. Monreal del Campo (Teruel) Benedicto. Motril (Granada) Cazorla. García Cazorla. 42. ÍNDICE GEOGRÁFICO DE LOS SOCIOS Murcia Codorníu. Kivera (M.) Nava del Bey ( Valladolid) Mercado, Nules (Castellón) (A) Beltrán Bigorra. Olot (Gerona) Bolos. Orenss Bescausa. Instituto. Tabeada. Orihuela (Alicante) Andreu. Colegio de Santo Domingo. Seminario. Ortigiieira (üoruña) Maciñeira. Oviedo Balbin. Barras. Facultad de Ciencias. Martín Ayuso. Falencia Gascón. Palma de Mallorca (Baleares) Fuset. Instituto. Laboratorio biológico marino. Pardillo. Ponfcrrada (León) Nieto. Pontevedra Colomina. Instituto. Portugalete (Bilbao) Mac-Lennan. Pozuelo de Calatrava. Fuente. Reus (Tarragona) Instituto. Salamanca Nó y García. Saldaña (Palencia). Macho Tomé. San Ildefonso (Segovla) Breñosa. San Lorenzo (Cariarías) Maderos. San Loreyízo del Escorial (Madrid) Biblioteca de Montes. San Sebastián Instituto. Iñarra. Sta. Cruz de la Palma (Canarias) Santos Abreu. Sta. Cruz de Tenerife (Canarias) Cabrera y Díaz (A. ) Satitander Abarca. Alaejos. Carballo. Escalante ^C.) Escalante (J.) (A) Escobio. Estación de Biología. (A) Fernández Cabada. Fresneda. Garma. García Rueda. Gómez Vega. Grinda. González Irún. Herrera Oria. Lanuza. Lasala. Madrazo. Martínez. Morales. Pedraja. Pombo. DE LA REAL ESPAÑOLA DE HISTORIA NATURAL. 43 Quintana. Eioja. Vial. Santiago (Coruña) Becerra Armesto. Cabeza de León. Cátedra de la Universidad. Cotarelo. Deulofeu. Eleicegui. Fernández Garrido. García Várela. Gil Casares. Golpe Núñez. Hernández. Instituto. Labarta. Lobo. Lozano Monreal. Mateos. Río Lara. Ríos. Riva. Sobrado. Vaamonde. Segorbe (Castellón) Pau. Segovia Castellarnau. Flórez. Gila. Jerónimo. Llovet. Moreno Rodríguez. Rodríguez Rosillo. Sevilla. Bago. Benito Pinol. Benjumea. Chaves. Fernández de Castro. Ferrand. Halcón, -j Isern. Martínez Girón. Mazo. Medina. Paúl. Seras. Siles (Jaén) Zamora, Tarrasa (Barcelona) Cadevall. Teruel Boscá (A.) Toledo Espluga. Hoyos. Torrelavega. Alcalde del Río. Rojas. Torrevieja (Alicante) (A) Escribano. Tortosa (Tarragona) Suárez Figueroa. Tu'/ (Pontevedra) Areses. TJclés (Cuenca) Malcolm. Valdemoro de la Sierra (Cuenca) Selgas. Valencia Boscá (E.) Consejo de Agricultura. Crii. Cruz Nathan. Esplugues. Facultad de Ciencias. Fernández Martí. Guillen. Hueso. Instituto. Moroder. Royo Llovat. 44 ÍNDICE GEOGRÁFICO DE LOS SOCIOS (A) Sabater Diana. Sanchíz, Tarazona. Tarín. Verdaguer Comes. Vila Gómez. Valencia de Alcántara Loustau. Valladolid Barreiro. Muñoz Eamos. Vigo (Pontevedra) Biblioteca G.' Barbón. Vitoria Instituto. Zaragoza (A) Aramburu (E.) Aramburu (P.) Aranda. Borobio. Casino. Dosset. Ferrando. Galán. Gómez R. González. Gota. Gregorio. Instituto. (A) Izquierdo. Moyano. Olivar. (A) Orensanz. Pella. Ramón y Cajal (P.) Savirón. Zumaya (Guipúzcoa) Aldaz. E x: T I?. -A. 3sr cr E i^ O Alemania Aslier. — Berlín. (C) Arnold. — Munich. (C) Bourgeois. — eí>/. Kheil.— Pra^cí. (C) Klapalek.— Pra^'a. (C) Reitter.- Paskau. (H) Tscliermack.— Viena. Bélgica (C) Schouteden.— Pz-wseZflS. Brasil Instituto Oswaldo Cruz. Chile (C) Porter.— SaníiV/^o. Costa Rica Liceo.— fSan José. Cuba Pazos. — San Antonio. DE LA REAL ESPAÑOLA DE HISTORIA NATURAL. 45 Ecuador (C) Sodiro. — Quito. Estados Unidos (H) Scndder.— Cambridge. (C) Turnez. — Washington, (C) Washington. — Locust, Mon- mouth. Puerto Rico Planellas. Francia (C) Acloque. — Paris. (C) André.—Gray. Azam. — Draguignan, (C) Bedel.— Pízm. (C) Blanchard. —Pans. (C) Bois. — Saint-Mandé. (C) Delacrois. — Paris. (C) Dollfus.— París. (C) D'Orbigny. — Paris. (C) Fauvel.— Caen. (C) Foumouze. — Paris. (C) Grouvelle (A.)— Issy. (C) BeckeL— Marsella. (C) Janet. — Voisinlieu. Klincksieck.— Pans. (C) Lesne. — Asniéres. (C) Martin (R.)— Le Blanc. (C) Meunier.— París. Oberthur (Ch )—Rennes. Oberthur {R.)—Bennes. (C) Olivier. — Baroches au Houlme. (C) Pérez.— Pit?Y?eo.f. Pie. — Digoin. Seebold. — Paris. Simón. — Paris. (H) Van Tieghem. — Paris. (C) Verneau.— París. Filipinas Universidad. — Manila. Holanda V&VLÍQX.—Kasteel Gemert. Inglaterra Boulenger. — Londres. Burr. — Eastnj. (C) Distant. — South Nonvood. Dulau. — Londres. (H) Geikie. — Londres. (C) Lewis (G.)—Tumhridge Wells, (H) Lubbock. — Londres. (H) 'PonMon.— Oxford. (C) Shelford. -Ox/orfZ. Williams. — Londres. Italia (C) Balsamo. — Ñapóles. (C) Brizi. — Roma. (C) Camerano. — Turin. (C) Cannaviello. — Portiei. (C) Dervienx. — Turin. (C) De Toni.—Módena. (C) Gestro. — Genova. (C) Giordano." — Ragusa (Sicilia). (C) Griffini.— TMrí». (C) Lo Bianco. — Ñapóles. (C) Piccioli (Fr.) — Vallomhrosa. (C) Piccioli (L.) — Siena. Marruecos. Buigas. — Mogador. Martínez de la Escalera.— iio- gador. Tacquin. — Mogador. Monaco (C) Richard. — Monaco. Portugal Carvallio. — Lisboa. Covresi.-^ San Marünho (Sa- brozaj. .46 ÍNDICE GEOGRÁFICO DE LOS SOCIOS (C) Girard.— Zis&oa. Nascimento. — Setubal. Silva Tavares.— San Fiel. Bumanía (C) Montanáon.—Bukarest. Sueeia. (C) Lagerheim.— íísíocoZTno. Suiza Cari. — Ginebra. Schulthess Rechherg.— Zuric . República Dominieana. Moscoso. — San José de las Matas. RELACIONES del esíado de la Sociedad y de su Bibliofeca LEÍDAS EN LA SESIÓN DE DICIEMBRE DE 1909 POR EL SECRETARIO D. RICARDO GARCÍA MERCET T EL BIBLIOTECARIO D. EMILIO FERNÁNDEZ GALIANO Memoria de Secretaría. Señores: Es siempre para mí motivo de íntima satisfacción el cumpli- miento de este deber reglamentario que pone mi pluma al ser- vicio de vuestra laboriosidad para exponer en breve resumen los trabajos con que en el transcurso de un año habéis enri- quecido el caudal de la ciencia española. Hecha esta declaración, sincera y verídica, entro desde lue- go en el relato de los hechos que me corresponde exponer. Durante el año que acaba de pasar, hemos distribuido entre los miembros de la Sociedad los cuadernos 27 y 28 del tomo i de Memorias, que tratan de los Blatidos y los Lepidópteros de la Guinea española, aquéllos estudiados por Mr. R. Shelford y los seg-undos por el Sr. N. M. Kheil; además se ha empezado la publicación del tomo vi, cuyas Memorias I."* y 2.'' {Graptolitos de Cataluña, M. Faura y Sans, y Arácmdos de Marruecos, por E. Simón) se repartieron oportunamente. Los diez números del Boletín 1909, componen un tomo de 514 pág'inas, con 13 láminas fuera del texto y profusión de g-rabados incluidos en éste. Los naturalistas que han aportado estudios para la formación de tan importante volumen, son los señores siguientes: Aranzadi: Observaciones en un Erodium ^upracanum trasplantado; Los últimos descubrimientos del hombre fósil en Europa, y El cincuentenario de la Socióié 48 boletín de la REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA (V Anthropologie , de París. — Aranda Millán: Sobre moluscos de Lanzarote y Nota sobre seis casos de monstruos dobles. — Barras de Aragón: Nota sobre dos momias procedentes de Quilag-ua; Objetos prehistóricos de la provincia de Tarapacá, y Notas sobre el cultivo de las esporas de heléchos. — Bescansa: Temperatura del ag-ua de las Burg-as.— Bolívar: El Argas rejie- xus en España; Observaciones sobre los Truxalinos; Nouvelles especes d'Acridiens du Musée de Genéve.— Calderón: Nota so- bre el terremoto sentido en la Península ibérica el 23 de Abril de 1909, y Nuevo hallazg-o de Brucita en Cataluña. — Cabrera y DÍAZ (Ag-ustín): Jasmináceas de Canarias. — Cabrera Latorre (Ang-el): Un nuevo H/iinolop/ms filipino.— Carballo: Notas de Espeleolog-ía y una necrópolis en las minas de Sobia.— Díez de Tortosa: Datos para la flora micológ-ica de la reg-ión meridio- nal de España; Nota sobre el turbal del Padul. — Escalera: Es- pecies nuevas de Marruecos; Especies nuevas de Meloidos del SW. de Marruecos y Especies de Zonadris del SW. de Ma- rruecos.— Eleizegui López: Reactivo combinado para la doble coloración en la histolog"ía veg-etal; Excursión á las ruinas de Fornas (Coruña) y Alg-unos veg-etales g"ig-antescos de Galicia. — Eleizegui Ituarte: Mineral de hierro en la provincia de Lugo. Escribano: Sobre el hallazg"o del Cethorimis maximus cerca de Melilla.— Faura y Sans: Un nuevo terremoto en la reg-ión vol- cánica de Olot; Nota sobre el supuesto aragonito de San Sadur- ni de Noya, y Orig-en g-eológ-ico de los manantiales de la Font de la Pólvora. — Fernández Navarro: Una inclusión de g-neis en el granito; Perforaciones artesianas en el Cuaternario de Castilla la Nueva; Notas g-eológ-icas, y La Península del Cabo de Tres Forcas.— Ferrando: El turbal de Villanueva del Galle- go.— Fuente: Datos para la fauna de la provincia de Ciudad Real, y Consideraciones sobre una nota de M. Pie. — García Várela: La procesionaria del pino en los bosques de Galicia. González Hidalgo: Enumeración de los moluscos recogidos por la Comisión exploradora de Marruecos. — Granell: Estudio sobre los minerales de wolframio de España. — Hoyos Sáinz: La dolomitización en el valle de Campóo. — Jeannel: Contri- bution á l'étude des Silphides cavernicoles d'Espagne.— Jimé- nez DE Cisneros: Noticia acerca del hallazgo de un gran «Hip- purites en Rabasa; Excursión á la Sierra de Foncalent; Resu- men de algunas excursiones por la provincia de Alicante; Ex- DE HISTORIA NATURAL. 49 ■cursiones por las Sierras de Cabrera, Carbonera y Morrón; Ex- cursión á la Peña de Gijona, y Excursiones por los alrededores ■de Elche.— Llord y Gamboa: Análisis químico del arag-onito de Molina de Arag-ón. — Lauffer: Neue Arten und Yarietaeten von Coleopterem der pyrenáisclien Halbinsel, — Merino: Sobre los heléchos de Galicia; Una nueva localidad del «Licopodiura inundatum».— Martín Vélez: Empleo de los silicatos alcalinos ■en el montaje y cierre de las preparaciones micrográficas. — Moyano: Observaciones sobre dos formas monstruosas. — Na- varro Neumann: Nota sobre el terremoto de Messina; El nuevo péndulo vertical de la Estación sismológica de Cartuja.— Sayi- ron: una fuente cuya ag'ua contiene sulfato alumínico; Turba de Villanueva del Gálleg-o.— Schram-m: Description d'une nou- velle espéce de «Dorcadion». — Sobrado Maestro: Datos para la llora micológica g-alleg-a (i y ii). — Mariano Vidal: Nota sobre un fósil del tramo kimeridgense del Montsech, y Zulueta: Nota sobre reptiles de Melilla, y Nota sobre reptiles del Cabo Juby. Además de los trabajos, cuya enumeración precede, fig-uran €n el Boletín del año último una porción de interesantes no- ticias bibliográficas aportadas por los Sres. Calderón, Bolívar, Fernández Navarro, Hernández Pacheco, Faura, Barras, Gar- cía Várela y Eivas Mateos, y numerosas comunicaciones ver- bales dirigidas por los socios que más asiduamente concurren á nuestras reuniones mensuales. Entre éstos, habréis de per- mitirme que señale á los Sres. Calderón y Ribera, el primero ■de los cuales nos ha tenido al tanto de las sacudidas ó peque- ños terremotos que se han dejado sentir en España durante 1909 como manifestaciones, aunque débiles, de la recrudescen- cia sísmica que ha experimentado recientemente la región me- diterránea. Al Sr. Ribera, á su vez, se debe la iniciativa de un importante acuerdo tomado por nuestra Sociedad, que como sabéis intentará la formación del mapa hidrográfico subterrá- neo de la Península ibérica, prestando con ello un servicio ó auxilio de inestimable valor á las investigaciones sobre alum- bramiento de aguas que se verifiquen ó puedan llevarse á efec- to en lo futuro. « * T. x.-Enero, 1010. 50 boletín de la real sociedad española Dos solemnidades científicas de gran resonancia se han ce- lebrado en el extranjero durante el año que acaba de transcu- rrir y en ambas ha estado nuestra Sociedad dig-nísimamente- representada. Una de las fiestas á que aludo la constituyó el homenaje tributado en la Universidad de Cambridg-e, por sa- bios de todas las naciones, á la memoria de Carlos Darwin, y en esa solemnidad tuvimos la fortuna de que nos representa- ran dos naturalistas ilustres, los señores B. Poulton y Bolívar^ el último de los cuales fué allí comisionado por el Gobierno para que España hiciese en tan señalado lugar y en tan marcada ocasión acto de presencia. La otra fiesta á que me he referido tuvo asiento en la capital de la República francesa con motivo de celebrar la iSociété (V Antliropologie de París el cincuentena- rio de su fundación, y en ella estuvimos representados por per- sona tan competente como el catedrático de la Universidad de- Barcelona Sr. D. Telesforo de Aranzadi. Ya que accidentalmente he traído á este relato el nombre del naturalista inglés sir Edward B. Poulton, he de recordaros que este sabio figura entre nosotros como miembro honorario desde el mes de Junio último, en que por unanimidad se acor- dó su nombramiento para cubrir la vacante que en nuestras listas dejara, al fallecer, otro hombre de ciencia ilustre, el pa- leontólogo francés M. Alberto Gaudry, Y ya que hablo de naturalistas extranjeros, no he de omitir que en el año 1909 han ingresado en nuestra Sociedad, como miembros correspondientes, los señores Eug-enio Simón y R. Verneau, de París; H. Shelford, de Oxford, y N. M. Kheil, de Prag-a, que han colaborado en el tomo i de Memorias que veníamos publicando y algunos de los cuales figuraban ya como socios numerarios al lado nuestro. El tributo que hemos pagado á la muerte en el año que acá- ba de pasar nos priva del concurso de personalidaies tan repu- tadas como los Sres. Dr. Kraatz y Xery Delgado, entre los co- rrespondientes extranjeros, y de consocios numerarios tan es- timables como los Sres. Miquel é Trizar, Pardo Sastrón, Benet, Forteza, Ferrer, Martínez de Pisón y Ruiz Arana, bien aprecia- dos de todos por sus cualidades personales, su laboriosidad y sus merecimientos científicos. A su memoria dedico un expre- sivo recuerdo, al que sin duda os asociaréis, sincera y cor- dialmente. DE HISTORIA NATURAL. 51 El movimiento que por todos conceptos se ha reg-istrado en nuestra Sociedad durante el año último, lo compendian y ex- presan las cifras siguientes: Socios en 31 de Diciembre de 1908 519 » 31 de Diciembre de 1909 568 Diferencia á favor del año último 49 Como veis, nuestra Sociedad ha experimentado un aumento de cierta importancia en los doce meses que acaban de trans- currir, y ello se debe, principalmente, al entusiasmo que van despertando en la mayor parte de las reg-iones de España los estudios histórico-naturales, y á la activa propaganda que realizan nuestros consocios de las secciones provinciales. Le- yendo las actas de las reuniones que éstas celebran, observa- réis cómo van engrosando y creciendo de día en día estas ramas de nuestra Sociedad y cómo la emulación aviva el es- fuerzo de los investigadores. Y no es esto sólo el beneficio que en general aportan las secciones que sucesivamente hemos ido creando. Estas, con la formación de los Museos, con la de Bibliotecas, con la organi- zación de excursiones y exploraciones á las comarcas más in- teresantes para el naturalista, prestan un servicio de extraor- dinaria magnitud á los intereses generales del país, fomen- tando y facilitando la cultura entre todas las clases sociales. Si otros títulos y otros merecimientos no ostentara nuestra Sociedad para haberse captado la consideración y el respeto que goza en nuestra Patria y fuera de ella, bastarían los que la labor de sus Secciones van conquistándola para alcanzar puesto de honor preeminente entre los instrumentos de cultu- ra de la España de nuestros días. El Secretario, Ricardo García Mercet. 52 boletín de la REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA Estado de la Biblioteca. Aunque durante dos años había desempeñado el cargo de Au- xiliar de la Biblioteca de la Sociedad, ha sido el de 1909 el pri- mero en que he tenido la honra de ser elegido Bibliotecario de la misma, Gracias á esta circunstancia, me cabe la satisfacción de escribir hoy la presente Memoria, en la que reseñaré el estado de uuestra Biblioteca en el momento actual. La situación de ella do puede ser más próspera: constantemente se aumenta, no sólo por las obras que se compran y por las que son donación de sus autores y editores, sino por el creciente nú- mero de publicaciones periódicas que recibimos á cambio de nuestras Memorias y Boletín. La circunstancia de publicarse en cada número del Boletín la lista ordenada de Revistas y trabajos científicos recibidos cada mes, me relevan de entrar en mayores detalles acerca de las últimas obras recibidas, la cantidad de las cuales, siempre en aumento, puede apreciarse sin más que hojear las páginas que forman dicha lista. Por lo que respecta al trabajo interior de la Biblioteca, debo hacer constar, por creerlo de interés para nuestros consocios, que está terminado el catálogo de las publicaciones (periódicas y no periódicas) que integran aquélla, resultando así sumamente fácil y cómoda la consulta bibliográfica. He de consignar también que durante el último año se ha atendido especialmente á dos cosas: 1.°, á la encuademación de volúmenes, teniendo en cuéntalo mu- cho que se deterioran los libros no empastados; á tal objeto se están preparando para enviar á la encuademación 500 ó más volú- menes; 2.", á completar colecciones de Revistas, de las que faltan varios cuadernos ó tomos; á este fin, me he dedicado á escribir á los directores de aquéllas, rogando nos envíen lo que nos falta, y ofreciéndoles, en cambio, publicaciones nuestras de que pudie- ran carecer. La falta de local amplio y adecuado, de que tantas veces nos hemos lamentado, va á ser subsanada cuando se verifique el traslado de la Sociedad á su nuevo domicilio, pues allí ocupará la Biblioteca todo el local que pueda necesitar; noticia que segura- DE HISTORIA NATURAL,. 53 mente ha de satisfacer á nuestros consocio?, y especialmente á aquellos que visitan con asiduidad la Biblioteca. No me resta sino expresar mi profundo agradecimiento á cuan- tas personas nos han hecho donación de libros, creyendo así in- terpretar los sentimientos de todos los miembros de la Sociedad. El Bibliotecario, Emilio Fernández Galiano. LISTA DE LAS SOCIEDADES C09 las que cambia, g de las publicaciones periódicas que recibe, la f^eal Sociedad española de ^flistoria natural Alemania Deutsche entomologische Gesellschat't, Berlm. Deutsche Entomologische Zeitschrift. Entomologiscber Internationaler Verein, Stuttgart. Entomologische Zeitschrift. Entomologische Litteraturblatter, Berlín. Entomologischer Verein in Berlin. Berliner Entomologische Zeitschrift. Entomologischer Verein zu Stettin. Entomologische Zeitung. Geologisches Oentralblatt, Leipzig. Nalurse Novitates, Berlin. Naturhistorische Gesellschaft zu Nürnberg. Ahhandlungen. Jahresbericht. Mitteilungen. Physikalisch-medicinischen Gesellschaft zu Würzburg. Sitzungsberichte. Verhandlungen. Verein für naturwissenschaftliche Unterbaltuug zu Hamburg, Verhandlungen. Zeitschrift für wissenschaítliche Insekteubiologie, Husum. Zoologischer Anzeiger, Leipzig. Zoologischer Museum, Berlin. Mitteilungen. Hustria-Hungria Académie des Sciences ds Cracovie. Bulletin internationalt LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA DE HISTORIA NATURAL. 55 K. K. Naturhistorisches Hofmuseum, Wien. Annalen. K. K. Zoologisch-Botanische Gesellschaft in Wien. Verhandlungen. Katalog Literatury naukowej Polskiej, Budapest. Museum Nationale Hiingaricum, Budapest. Ansíales historico-naturales. Societas eutomologica Bohemise, Praga. Acta. üngarische Centralbureau für ornithologische Beobachtuugen, Budapest. Aquila. Wiener Entomologische Zeitung, Wien. Bélgica Observatoire royal de Belgique, Bruxelles. Aúnales. Annuaire. Société belge d'Astronomie, Bruxelles. Anuales. Annuaire. Bulletin. Société belge de Géologie, de Paléoutologie et d'Hydrologie, Bruxelles. Bulletin. Mémoires. Société entomologique de Belgique, Bruxelles. Annales. Mémoires. Société royale zoologique et malacologique de Belgique, Bruxelles. Annales. Brasil Museu Gceldi de Historia natural e Ethnographia (Museu Paraense), Para. Boletim. Museu Paulista, Sao Paulo. Revista. Sociedade scientiflca de Sao Paulo. Revista 6osta Rica Instituto físico-geográfico nacional de Costa Rica, San José. Anales. Sociedad nacional de Agricultura, San José de Costa Rica. Boletín. ehile La Educación costarricense. Revista. L6 PUBLICACIONES QUE RECIBE Museo nacional de Valparaíso. Revista chilena de Historia natural. Société scientifique du Chili, Santiago. Ades. Dinamarca Société botanique de Copenhague. Botanisk Tidsskrift. Egipto Société entomologique d'Égypte. Le Caire. Bulletin. Mémoires. España Asociación española para el Progreso de las Ciencias, Madrid, Congreso de Zaragoza. Clínica y Laboratorio, Zaragoza. Colegio de farmacéuticos de Baleares, Palma de Mallorca. Las Baleares. Comisión del Mapa geológico de España, Madrid. Boletín. Memorias. Facultad de Ciencias de Zaragoza. Anales. Farmacia y Medicina, Barcelona. Gaceta farmacéutica española, Barcelona. Ingeniería, Madrid. Institució catalana d' Historia natural, Barcelona. Butlleti. Institución libre de enseñanza, Madrid. Boletín. Laboratorio de investigaciones biológicas de la Universidad de Madrid. Trabajos. Laboratorio de Radiactividad de la Universidad de Madrid. Boletín. Laboratorio municipal de Higiene de Madrid. Boletín. Observatorio meteorológico de Cartuja (Granada). Boletín mensual. Boletín anual. Real Academia de Ciencias exactas, físicas y naturales de Madrid. Anuario. Memorias. Revista, LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA DE HISTORIA NATURAL. 57 Real Academia de Ciencias y Artes de Barcelona. Boletín. Memorias. Real Sociedad Geográfica de Madrid. Boletín. Revista de Geografía Colonial y Mercantil. Sociedad aragonesa de Ciencias naturales, Zaragoza. Boletín. Sociedad española de Física y Química, Madrid. Anales. Estados Unidos y sus eolonias Academy of Natural Sciences of Philadelphia. Proceedings. Academy of Science of Saint-Louis. Transadions. ' American Association for the Advancement of Sciences, Cincinati. Proceedings. American Museum of Natural History, New York. Annual Report. BuUetin. Brooklyn Institute of Arts and Sciences. üolcl Spring Harbor Monographs. Museum. Scieyíce BuUetin. Chicago Academy of Sciences. Anmcal Report. BuUetin. Geological and Natural History Survey. Nattiral History Survey. Special Publication. Davenport Academy of Sciences. Proceedings. Departamento del Interior. Oficina de Agricultura. Manila. Boletín del Agricultor. Revista agrícola de Filipinas. Department of the Interior. Bureau of Forestry. Manila. BuUetin. Department of the Interior. Weather Bureau. Manila Central Observatory. Annual Report. BuUetin. Essex Instituto, Salem. BuUetin. Field Museum of Natural History, Chicago. Publications. Johns Hopkins Hospital, Baltimore. BuUetin. Johns Hopkins University Circular. 58 PUBLICACIÜNES QUE RECIBE Missouri Botanical Garden, St.-Louis. Annual Beport. Museum of Comparative Zoology at Harvard College, Cambridge. Annual Report. Bulletin. Oberlin College. Laboratory Bulletin. Smithsouian Institution, U. S. National Museum, Washington. Annual Report. Bulletin. Contributions from the U. S. Miscellaneous Colledion. National Herharium. Proceeclings. Report. The American Naturalist, Boston. The Philippine Journal of Science, Manila. United States Department of Agriculture, "Washington. Bulletin. United States Geological Survey, Washington. Annual Report. Bulletin. Mineral Ressources of the United States. Monographs. Professional Paper., Water-Supplij and Irrigation Paper. üniversity of California, Berkeley. Publications. Üniversity of Colorado, Boulder. Studies. , Üniversity of the State of New York. New York State Museum. Annual Report. Bulletin. Wilson Ornithological Club, Oberlin, Ohio. The Wilson Bulletin. Wisconsin Academy of Sciences. Arts and Letres, Madison. Transadions. Wisconsin Geological and Natural History Survey, Madison. Bulletin. Francia Académie des Sciences de Paris. Comptes-rendus. Académie internationale de Géographie botanique, Le Mans. Bulletin. Anuales des Sciences naturelles. Zoologie. Paris. Bulletin scieutiflque de la Trance et de la Belgique, Paris. LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA DE HISTORIA NATURAL. bO Bulletin trimestriel de rEnseignement profesionnel et technique des Peches maritimes, Paris. Faculté des Sciences de Marseille. Annales. Institut de Zoologie de l'Université de Montpellier. Travatix. Laboratoire d'Histologie de la Faculté de INIédécine de Montpellier. Travaux. La Feuille des Jeunes Naturalistes, Paris. Le Naturaliste, Paris. Muséum d'Histoire Naturelle de Paris. Bulletin. Eevue des Pyrénées, Toulouse. Bulletin. Scciété botanique de France, Paris. Bulletin. Mémoires. Société des Amis des Sciences naturelles de Roueu. Bulletin. Société des Sciences naturelles de l'Ouest de la France, Nantes. Bulletin. Société de Spéléologie, Paris. Spelunca. Société d'Océanographie du Golfe de Gascogne. Bordeaux. Rapports. Société eutomologique de France, Paris. Annales. Bulletin. Société géologique de France, Paris. Bulletin. Société linnéenne de Bordeaux. Ades. Société linnéenne de Lyon. Annales. Société linnéenne de Normandie, Caen. Bulletin. Mémoires. Société linnéenne du Nord de la France, Amiens. Bulletin. Mémoires. Société nationale des Sciences naturelles et mathématiques de Cherbourg. Mémoires. Société zoologique de France, Paris. Bulletin. üniversité de Toulouse. Annuaire. Bulletin. Rapport annjjiel. 60 PUBLICACIONES QUE RECIBE Holanda Fondation de P. Teyler van der Hulst, Haarlem. Archives dii Musée Teyler. Société hollandaise des Sciences, Haarlem. Archives néerlandaises des Sciences exudes et naturelles. Inglaterra y sus Colonias Australian Museum, Sydney. Legislative Assemhly. Records. Colombo Museum, Ceylon. Spolia Zeylanica. Entomological Society of Ontario. Annual Beport. Linnean Society of New South Wales, Sydney. Froceedings. Natural History Society of Glasgow. Transactions. Queensland Museum, Brisbone. Annals. Royal Microscopical Society, London. Journal. Eoyal Physical Society, Edinburgh. Froceedings. South African Museum, Capetown. Annals. Vol. v, part vii, The Cauadian Entomologist, Guelph. The Entomologist's Record and Journal of Variation, London. The Zoological Record, London. The Zoologist, London. University of Toronto. Studies. Zoological Museum of Tring. Novitates zoologicae. Zoological Society of London. Froceedings. Transactions. Italia Laboratorio di Zoología genérale e agraria della R. Scuola superiore d'Agricoltura in Portici. Bollettino. La Nuova Notarisia, Modena. LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA DE HISTORIA NATURAL. 61 Musei di Zoologia ed Anatomia comparata della K. Universitá di Torino. Bollettino. Museo Cívico di Storia naturale di Genova. Knnali. Reale Stazione di Entomología agraria in Firenze. Redia. Eivista coleotterolog'ca italiana, Camerino. Societá di Naturalisti iu Napoli. Bollettino. Societá di Scienze naturali ed economiche di Palermo. Gio7-nale di Scienze naturali ed economiche. Societá entomológica italiana, Firenze. Bullettino. Societá italiana di Scienze naturali in Milano. Atti. Societá toscana di Scienze naturali, Pisa. Atti. Societá zoológica italiana, Roma. Bollettino. Japón Tokyo Zoological Society. Annotatioyies zoologicae japonenses. México Instituto geológico de México. Boletín. Parergones. Sociedad científica «Antonio Álzate», México. Memorias y Revista. Monaco Institut océanographique, Monaco. Bulletiti. Resultáis des campagnes scientifiques du Prince Albert I" de Monaco. Noruega üniversitas Regía Fredericiana, Christíania. Perú Sociedad geográfica de Lima. Boletín. PUBLICACIONES QUE RECIBE Portugal Academia Real das Sciencias, Lisboa. Boletim. Memorias. Aunaes de Sciencias Natnraes, Foz do Douro. Collegio de S. Fiel. Broteria. Commi^ao dos trabalhos geológicos de Portugal, Lisboa. Commu7iicagoes. Memorias. Institut royal de Bactériologie Cámara Pestaña, Lisboa. Archives. Portugalia, Porto. Sociedade Broteriana, Coimbra. Boletim. Société portugaise de Sciences naturelles, Lisboa. Bulletin. República Hrgentina Academia nacional de Ciencias, Córdoba. Boletín. Museo de La Plata. Anales. Revista. Museo nacional de Buenosr Aires. Anales. Rusia Jardín botánico de Tiflis. Kaukasische Museum, Tiflis. Mitteilungen. Mnsée zoologique de l'Académie impériale des Sciences de St. Pétersbourg. Annuaire. Societas entomológica rossica, S. Petersburgo. Rente riisse d' Entomologie . Trwly (Horae). Société impériale des naturalistes de Moscou. Bulletin. Noiiveaux Mémoires. Société ouralienne d'Amateurs des Sciences naturelles, Ekaterinoslaw. Bulletin. LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA DE HISTORIA NATURAL. 63 Salvador (El) Museo Nacional de El Salvador, San Salvador. Anales. Suecia Entomologiska Foreningen i Stockholm. Entomologisk Tidskrifi. Université Royale d'Upsala. Suiza Naturforschende Gesellschaft in Basel. Verhandlimgen. Schweizerische Entomologische Gesellschaft, SchaíFhausen. Mitteilungen. Société Vaudoise des Sciences naturelles, Lausanne, Bulietin. Société zoologique suisse et Muséum d'Histoire naturelle de Genéve. Revui; suisse de Zoologie. Uruguay Museo nacional de Montevideo. Anales. Venezuela Museo Nacional, Caracas. Anales. Emilio Febníndez Galiano, Bibliotecario. boletín f^EAL SOCIEDAD ESPAÑOLA DE HISTORIA NATURAL Sesión del 12 de Enero de 1910. PRESIDENCIA DEL SEXOR DON JOAQUÍN GONZÁLEZ HIDALGO Asisten los Sres. D. Telesforo Aranzadi, de la Sección de Bar- •celona; D. Antonio de Eleizegui, Presidente de la de Santiago, y D. Juan L. Diez Tortosa, Secretario de la de Granada. El Secretario leyó el acta de la sesión anterior, que fué apro- iDada. Entrega y posesión de cargos.— El Sr. D.José Gómez Ocaña ma- ^lifiesta que, habiendo prescrito el período para el que fué nom- 'brado Presidente de la Sociedad, deja el puesto de honor que ve- nía ocupando, con la viva satisfacción de verse en él sustituido por persona tan respetable y de tantos merecimientos científicos ■como el sabio naturalista Sr. D. Joaquín González Hidalgo. Invitado éste á ocupar la Presidencia, se posesiona del cargo, dirigiendo un breve pero expresivo saludo á todos los presentes y ofreciendo incondicionalmente su concurso parala obra de pro- greso que viene llevando á cabo la Sociedad. —El Sr. D. Emilio Ribera da las gracias por su designación para la Yicepresidencia de la Junta directiva. Presentaciones. — Fué propuesto para socio numerario el señor D. Silvestre Bello y Rodríguez, presentado por D. Salvador Cal- derón, y el Instituto de Palencia, á propuesta del Sr. Blanco del Valle. Asuntos varios. — El Sr, Ribera participa que la Asociación Ge- neral de Ganaderos de España desearía poder dirigirse á la So- ciedad, consultándola sobre las cuestiones ó problemas relacio- «ados con la ganadería y la agricultura que suelen ofrecerse á su T. x.-Enero, 19J0. 5 66 boletín de la REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA consideración. El Sr. Ribera agregó que, accediénáose á los de- seos de la agrupación en cuyo nombre habla, se prestaría un im- portante servicio á los intereses generales del país y podría ha- cerse sentir más eficazmente que ahora por el pueblo la influencia de nuestra Sociedad. ■ Esta escuchó con suma complacencia lo dicho por el Sr. Ribe- ra y, á propuesta del Sr. Presidente, acordó tomarlo en conside- ración, conviniéndose que la Junta directiva examine el alcance que pudiera tener la proposición de referencia y la forma en que habríamos de entendernos con la Asociación General de Gana- deros. Fallecimientos.— El Secretario anunció el fallecimiento de dos consocios por todos conceptos muy estimables, los Sres. D. Pri- mitivo Artigas y D. Aurelio Vázquez y Figueroa. El Sr. Vázquez, que falleció en Guadalajara el día 5 del actual^ era Ingeniero industrial é Inspector jubilado del Cuerpo de Te- légrafo?, y figuraba entre nosotros como miembro numerario des- de el año 1887. Dedicado al estudio de los lepidópteros, fué un entusiasta y activo explorador de la región central de España, en. la que hizo el descubrimiento de muchas é interesantes especies, unas completamente nuevas y otras no señaladas ó citadas en esta porción de nuestro territorio. Fruto de estos estudios y exploraciones fueron diversos trabajos- y notas publicados en los Anales y Boletín de la Sociedad^ entre ellos, el Catálogo de los Lepidópteros de los alrededores de Madrid y de San Ildefonso y Nuevas especies de Lepidópteros de España. Este último estudio comprende la descripción de cuatro especies y dos variedades recogidas una en la provincia de Mur- cia y las restantes en la de Madrid. Hace tiempo que el Sr. Vázquez padecía una afección á la vista y que su estado general de salud se hallaba muy quebrantado; pero, á pesar de ello, asistía á las sesiones de nuestra Sociedad y seguía recolectando insectos en los alrededores de Madrid con el- entusiasmo de siempre. La muerte de este distinguido consocio es y será profunda- mente sentida por todos sus amigos y compañeros. Notas y comunicaciones.— El Secretario presentó dos trabajos- remitidos por D. Daniel Jiménez de Gisneros, bajo el título de- DE HISTORIA NATURAL. 67 «Excursiones á las sierras de Grevillente, Albatera, Cid, Safra y Rambla Honda» y «Excursiones por los alrededores de San- tander». — El Sr. Sánchez y Sánchez leyó un estudio presentado por don Santiago Ramón y Gajal sobre la retina de los múscidos. — El Sr. Bolívar presentó una nota relativa á nomenclatura, remitida por M. Mauricio Pie. — El Sr. Fernández Galiano presentó una nota acerca de la posición de las esponjas en el reino animal. Aprobación de cuentas.— El Secretario participó que la Comi- sión designada para el examen délas cuentas de 1909, ha emitido el informe siguiente: Reunidos los que suscriben, comisionados por la Real Sociedad española de Historia natural para el examen de las cuentas de la misma correspondientes al corriente año de 1909, tienen el honor de comunicar á los señores socios, que los justificantes están en un todo conformes con el estado leído en la sesión anterior, re- sultando que la Sociedad tiene actualmente un saldo efectivo á su favor de 663,46 pesetas, y créditos por valor de 2.705,91 pesetas. Salta á la vista, por tanto, que el estado económico de la Socie- dad es altamente satisfactorio, y ante este resultado, creemos interpretar los sentimientos de todos los socios, proponiendo que la Junta conceda un expresivo voto de gracias para su dignísimo é insustituible Tesorero D. Ignacio Bolívar, así como para el Vicetesorero D. Cayetano Escribano y para los señores Tesoreros de las Secciones. Madrid, 15 de Diciembre de 1909. — Abelardo Bartolomé y del Cerro. — Enrique Pérez Zúñiga. — Eduardo H. Pacheco. Notas hibliográficas. — El Sr. Calderón leyó las siguientes: ChofTat (P.), Note sur les filons de phosphorite de Logrosán dans la province de Cdceres. (Mémoires de la Société belge de geolo- gie, de paleóntologie, &.*, t. xxiii, 1909, pág. 97 á 104. 2 lám.) De esta interesante nota voy á dar cuenta, reproduciendo casi exactamente una noticia bibliográfica escrita por el mismo autor. El filón de Costanaza, dice, el más bello de fosforita que se co- noce, en Europa al menos, estaba abandonado desde hace un cuarto de siglp á causa de divergencias entre los numerosos pro- 68 boletín de la real sociedad española pietarios del terreno. A fines de 1907 ha recaído la propiedad so- bre una sola persona, y se han ejecutado trabajos de investiga- ción mucho más importantes en pozos y galerías de los que hasta entonces se habían realizado allí. Enumera el autor los numerosos filones de esta comarca y la composición del mineral, cuya ley en fosfato tribásico alcanza hasta el 75 á 80 por 100, describiendo después las partes del filón atacadas por los trabajos, que abarcan 1.700 m. en una longitud total de 5.700. Se había dicho que el filón se hacía inexplotable á débil pro- fundidad, á causa de su estrechamiento y también por el aumen- to de cuarzo interpuesto en la mina; pero, según esta nota, lo que sucede es que sufre aquél estrechamientos y dilataciones, tanto en el sentido horizontal como en el vertical. De los tres pozos que alcanzan cierta profundidad, se imaginaría que el filón tiene un ligero estrechamiento en dos de ellos que llega á una hondura de 10,30 y 23,33 m., mientras que el tercero, á los 28 m., se termina en una dilatación importante de 0,80 m. por arriba y 2 m. en la base. Los pozos de la mina cercana de Gáceres se abandonaron á una profundidad de 105 y 108 m., no porque el mineral disminuyera, sino por el poco valor que en esta época alcanzaban los fosfatos y por la dificultad de los transportes. Se abstiene el autor de evaluar la cantidad de mineral dispo- nible para no incurrir en error inevitable; pero hace ver la gran riqueza de este filón, cuyo máximum está probablemente en el pozo María, que presenta una potencia de 2,10 á 3,10 m. de mi- neral, con una ley de 75 á 80 por lOO de fosfato tribásico. Brun, Géologie du massif montagneux qui s'étend de Mon- ieagudo (Murcia) á Albatera (Alicante). (Gompt. rend mensuels Ind. minérale, 1909, pág. 498-517). Se trata de una región triáfica compuesta en la base de una formación bastante potente de bancos de arenisca, de pizarra, de caliza areniscosa, la cual mide de 150 á 200 m.; vienen después, en perfecta concordancia, 600 m. de calizas magnesianas fuerte- mente plegadas y atravesadas por numerosas fallas. Encima des- cansa una serie arcilloarenosa, caracterizada por una nueva formación de calizas magnesianas análoga á la precedente. La presencia de la Myophoria Kefersteiai permite referir estas capas al Keuper. DE HISTORIA NATURAL. 69 Sobre los flancos de la cadena viene un conglomerado en dis- cordancia con los terrenos que cubre, sobre el cual á la vez repo- san arenas pliocénicas y cuaternarias. Intercalada en el macizo se encuentra una corriente importante de gabbros. Numerosos cortes dan todos los detalles de la estructura de este conjunto de capas, interesantes desde el punto de vista práctico por la presencia de un criadero de cobre de origen sedimentario, análogo á los de Perm, Boleo y Mansfeld. Tornquist, (A.), Über die ausseralpine Trias auf den Balearen und in Katalonien. (Sitzungsber. de Kgl. Akad., xxxvr, 1909, pá- ginas 902-918.) Este trabajo es continuación de otros publicados por el mismo autor sobre el Triásico de la zona W. del Mediterráneo. Se com- para aquí el perfil de este terreno de la isla de Menorca, poco conocido aún, y el de Gerdeña, con el de Oriente de España en Cataluña. El resultado de esta comparación aparece en el siguien- te esquena: boletín de la real sociedad española CD oJ , . O 00 "73 ^ n 3 o ' a H Í3 03 O .2 (? e &, 09 3 -73 (» w «i 5 S d 6 o ^- "a r2 03 O 03 O kalk me kalk inf & 09 tí te a -o C3 c3 c; to t« tí 5 W "5 ü D 3 ID es ^ 00 ffl ü O 'O corap; eMus O 12; rt 0) ■^ 1 ipi ^ 03 . 'O s r; . 0) o 'tí s o "o 3 e^ e^ 03 •- 'tí olom acco! ífero, O g ^3 de d deb fósil é á a s si o ce o (TJ O o ^ >í >. es "o cS .2 « 1 s a 1 'tí o. a o 03 a> v< ri; d > co 0) ^ cS s 03 3 O o3 03 o tí > 00 ¿ o o re ^ d e calij e ban fosilíf O c^. ■73 a) CJ -s « ai "73 CS 'C ¿3 0) 'CS ^ tí. Ci. n 13 'O ., ^ S ^ a :: o o g a s j o o (— ) o o o íJ "" c: ■* •"r co co CM cr«,s' ñ ■fui uousdiis ■fí -A'! jiaanijíi :5nvaiHiiosaiv DE HISTORIA NATURAL. "l- El Triásico de Baleares es, según esto, extralpino. El autor pasa á ocuparse de dicho terreao en Menorca, haciendo ■consideraciones comparativas en que no podemos seguirle por su extensión, y luego á la tectónica de esta isla, que reputa muy in- teresante por constituir la parte más fácilmente plegable de la zona extrema del Mediterráneo, que aquí encuentra su extremo transverso de SE. á NW, El Triásico de Cataluña puede compararse exactamente al de las Baleares. Ambos ofrecen igual facies, y también allí aparecen las formas alpinas, aun cuando en otros sitios, como junto á Ole- sa, cerca de Barcelona, el mismo horizonte se caracteriza por sus abundantes Ceratttes nodosus^ que serán objeto de una descrip- ción especial por parte del autor. Termina su trabajo con una oferta de investigación del Triásico del S. de España. Sota térra, Resennija illusírada de les escursioyis espeleológi- qites verificades diirant Vany i901 del Club Montanyene de Bar- celona. (Barcelona, MGMIX. — 171 págs., con numerosos graba- dos intercalados en el texto.) Esta obrita, primorosamente editada, constituye un importante avance para el conocimiento de la espeleología tan interesante de Cataluña. Comienza con un resumen de los datos que sobre ella se han publicado, hecho por nuestro consocio el P. Marián Faura, en la que se enumeran 463 cavernas, grutas y simas del país. A continuación viene una serie de monografías de las ca- vernas reconocidas por varios exploradores, que sólo podemos enumerar aquí para no dar desproporcionada extensión á esta nota. Dichas monografías son las siguientes: descripción de la caverna de Ancosa, por José M. Có de Trióla; la de Coves de Bo- let, por el mencionado P. Faura; la de En Viumala, por J. Puig y Oliveres; las Coves del Bale de Les Roquetes, en Carme, tam- bién por el P. Faura, dando á conocer numeroscs restos de fauna, humanos y prehistóricos; la del Club de Sant Llorenc del Munt, por José Colomines y Roca; la de los Ponetons de les Aguilles en la Montaña de Montserrat, por el Dr. B. Serradell, á cuya des- cripción acompañan datos geológicos, paleontológicos, de flora y fauna de la localidad y después el estudio de la caverna, relatando las exploraciones allí realizadas por el Club y los objetos prehis- tóricos encontrados. Concluye la obrita con una nota sobre los ■moluscos recogidos en la excursión espeleológica á la cueva de En 72 boletín de la REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA Roca por el Dr. B. Serradell. A todas las Memorias citadas acom- pañan numerosas y bellas ilustraciones, pintorescas unas y de carácter científico otras, como planos, secciones y reproduccio- nes de ejemplares. — El Sr. Faura y Sans dio lectura á la noticia que sigue: Gibert (Dr. D. Agustín M.*). — Tarragona Prehistórica i Proto- histórica. (Barcelona, 1909.) La obra empieza con una ligera idea de la formación geológica del país, para luego entrar á revisar los restos de la más remota industria del hombre y determinar cuáles fueron los primeros pobladores de la comarca tarraconense. Da un recorrido por todos los útiles más característicos halla- dos en Cataluña, siguiendo las instrucciones de la Geología, An- tropología, Graneología y Paletnología. Demuestra haber hecho- concienzudos análisis de las hipótesis que modernamente se han. introducido en la Prehistoria universal para dilucidar una por- ción de hechos que quedaban obscurecidos; y, en ellos, el doctor- Gibert se distingue por estar poseído de un recto y claro juicio de todo lo referente á tales, llegando á esta conclusión: que el hom- bre paleolítico dolicocéfalo y platicéfalo ocupóla Europa Occiden- tal y pertenecía ala raza escandinava del Neanderthal, de Ganns- tadt ó de Spy; que antes del período neolítico, también la habita- rían en parte un pueblo dolicocéfalo de la raza ibera de Cro-Mag- non ó de Laugerie-Barse; y que á principios del período neolítico en parte también se instalaría otro pueblo braquicéfalo de la raza Celta, de Grenelle ó de Furfooz; más claro: el hombre primitivo ó teutónico: los iberos, bereberes ó bascos, y los liguros ó celtas de la Etnología y de la Historia. Dice luego que en Cataluña, hasta últimos del neolítico, poca cosa se sabe de los caracteres de raza, en perjuicio de su investi- gación histórica. Lamenta los estragos de la ignorancia, menos- preciando y perdiendo los objetos de más curiosidad para el sabio. Enumera las cuevas en que han sido hallados objetos prehistóricos, pero sin restos humanos; luego habla de la cueva del Tabaco, descubierta por D. Luis M. Vidal, y en la que los cráneos que se encontraron fueron echados á perder por los mis- mos operarios; y entre otras cuestiones, juzga mis descubrimien- tos en la cueva del Bale de les Roquetes de Carme, donde precisa- mente tuve la suerte de hallar un cementerio con esqueletos hu- DE HISTORIA NATURAL. 73 manos amasados con la caliza incrustante, pudienJo á darás pe- nas extraer algunos fragmentos craneales, que afima el Dr. Gibert ser los restos más interesantes que Cataluña conserva del hombre primitivo, del último de la era magdaleniense, ó mejor, de la fase de transión ó agiliense de Piette. También habla del reciente descubrimiento de pinturas prehistóricas en Gogul por Ceferino Rocaford, las únicas hasta el presente que so han podido registrar en Cataluña, y las refiere á la época agiliense. Al estudiar las céle- bres cuevas de Serinyá, las atribuye al lorteciense ó nivel superior al de Piette, en contra de lo que se había creído hasta al presente. Contando con el determinismo de la evolución que rige la mar- cha de la civilización humana, relaciona nuestros monumentos megalíticos con las antiguas constru'^ciones sepulturales de Orien- te, y para mayor claridad presenta una lista de la distribución geográfica de los monumentos registrados en Cataluña: dólmenes, menhires y cromlech... x\borda de lleno el tan discutido lema de la escritura y habla primitivas que so han presentado en aquella región por primera y única vez en la bauma del Con deis moros de Cogul, con ins- cripciones de signos y figuras que en nada se parecen á los carac- teres geográficos délos egipcios, persas, babilonios y fenicios, ni en ningún otro de los salidos del Asia. Además, llama la atención por la especialidad de una inscripción en un pilón esculpida, que ha sido objeto de especiales esludios por diferentes Academias nacionales y extranjeras sin poder aclarar el significado de la misma; esto es debido á que todavía están divorciadas la Paleo- grafía y Filología comparadas y dentro la Prehistoria; pero, con lodo, el Dr. Gibert trata de aplicar el origen filológico de mu- chas palabras catalanas, para concluir que en aquella región se encuentran nombres correspondientes al basco y al celta, mien- tras que otros, de etimología más antigua, deben atribuirse á los iberos primitivos. Todo lo extractado corresponde á la primera parte de la obra que, por tener mucha relación con la Historia Natural, he creída de utilidad dar cuenta aquí. La segunda parle es la referente á la Protohistoria, que á la verdad ésta se limita de unmodo más espe- cial á la provincia de Tarragona, y trata en ella de los tiempos pro- tohistóricos, de Tarragona ciclópea, de las artes é industrias gre- co-orientales y egea ibéricas, primer pueblo colonizado, y de los coretanos. li boletín de la real sociedad española En resumen, esta obra revela en el Dr. Gibert laboriosos traba- jos practicados desde muchísimos años, dando con ello á la Gieucia un rico tesoro de datos y conclusiones. Secciones.— La de Zaragoza celebró sesión el 29 de Diciembre, dando principio bajo la presidencia de D. Pedro Moyano, el cual ■dio posesión á la nueva Junta elegida para el próximo año 1910, ponderando los méritos de los socios que la componen y agrade- ciendo éstos la distinción de que habían sido objeto. — D. Pedro Ferrando propuso como socio numerario de la Sec- ción á D. Manuel Ardid de Acha, alumno del último curso de la •Facultad de Ciencias de Zaragoza. —El Sr. Gómez Pou dio cuenta de la importancia de la explo- tación minera que se está organizando para beneficiar las minas de hematites roja de Tierga (provincia de Zaragoza), y propuso <^ue la Sección organizase una excursión á la citada localidad con objeto de conocer la riqueza y demás condiciones geológicas de dichas minas. Los señores presentes examinaron algunos ejem- plares de minerales de la referida localidad, y se acordó realizar lina excursión, designando á los Sres Gómez y Ferrando para prepararla y determinar la fecha en que haya de verificarse. — La de Granada celebró sesión el 20 de Diciembre de 1909, bajo la presidencia del R. P. Anselmo Tomás Corrales. — Fueron admitidos como socios los Sres. Moreno Sevilla y •Garzón Vera, propuestos en la anterior sesión. Se hicieron dos nuevas propuestas, acordándose el reingreso en la Sociedad de D. Bernabé Dorrousoro y Ucelayeta, antiguo socio de la misma, Decano y Catedrático de la Facultad de Farmacia de Granada. — Se dio cuenta de varios donativos de libros y publicaciones para la Biblioteca. — Por el Secretario fué leída una nota del P. Navarro Neu- mann, intitulada «Datos macrosísmicos sobre el terremoto ibérico del 23 de Abril de 1909». — Se acordó que el presupuesto de gastos de la Sección para 1910 fuese igual al del año actual. — Por último, se procedió á la designación de Junta directiva para el próximo año, resultando elegidos los señores siguientes: DE HISTORIA NATURAL. ".5. ■ Presidente: D. Manuel Maldonado Sanz. Vicepresidente: D. Bernabé Dorronsoro. Tesorero: D. José Alvarez Jiménez. Secretario: D. Jaan L. Diez Torlosa. Junta para el fomento del Museo: D. Pascual Nácher Vilar. — D. Fiancisco Simancas. — D. Leo- poldo Señan Díaz. — La de Santiago celebró sesión el 24 de Noviembre, bajo la presidencia del Sr. Eleizegui. — El Sr. Sobrado leyó un trabajo acerca de Hongos de Galicia. — El Presidente presentó unas fotografías de vegetales gigan- tescos de Galicia y unas notas referentes á los mismos. — La misma Sección se reunió el 29 de Diciembre, presidiendo el Sr. Eleizegui. Se trató de la renovación de cargos para 1910, acordándose por unanimidad que continúen componiendo la Junta directiva en la Sección los señores que hoy la componen, toda vez que aún no se ha cumplido el año de su gestión. Notas y comunicaciones Consideraciones acerca de la, posición de las esponjas en el reino animal POR EMILIO FERNÁNDEZ GALIANO Ha sido el grupo de las esponjas uno de los que durante más tiempo han ocultado á los naturalistas la condición animal de ios seres en él incluidos. Puede decirse que, en realidad, y prescin- diendo de ciertos zoólogos anteriores que lo sospecharon, mas bien que lo determinaron de un modo científico, fué Dujardin quien, á mediados del siglo xix, asentó de una manera definitiva la noción de la animalidad de las esponjas. Pero, si este concepto, corroborado y hecho indudable por pos- teriores investigadores, ha pasado á la categoría de verdad com- probada, no su^íede lo mismo por lo que respecta á las relaciones 76 boletín de la. REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA del grupo de las esponjas con los restantes grupos primarios de la clasificación zoológica, pues en estos últimos años se debate, sin que el término de la discusión parezca próximo, el problema de determinar aquellas relaciones. Es este problema hondo y de trascendencia, pues en él se llega nada menos qne á plantear la cuestión de si las esponjas son ó no son metazoos. Si admitimos en los animales la división en los tres grupos que han venido á ser clásicos de protozoos, mesozoos ( 1 ) y metazoop, parece, á primera vista, que no hay razón para discu- tir; pues si los metazoos son, según se definen de ordinario, ani- males pluricelulares formados por tres hojas blastodérmicas, no hay duda deque las esponjas son metazoos, supuesto que nadie niega su condición de pluricelulares, ni la existencia en ellos de las tres hojas blastodérmicas. No versa alrededor de este punto la cuestión, sino que lo que se trata es de poner en claro si las es- ponjas son animales como los demás metazoos (salvo las natura- les diferencias que separan los tipos, zoológicos) ó si difieren de ellos tan profundamente que vale la pena de constituir con aqué- llas un grupo de la misma importancia filosófica y taxonómica que el de los protozoos y el de los metazoos. Es claro que, al decir esto, va implícita la idea de la separación de esponjas y celentéreos, y, por consiguiente, la no inclusión de ambas clases de seres en un tipo común, cosa sobre la que están de acuerdo la inmensa mayoría de los zoólogos modernos; las razones en que éstos se apoyan, son sugeridas por los datos ana- tómicos y embriológicos, que marcan profundas diferencias entre ambos grupos. Esta consideración, y la de que, en los párrafos que siguen, al hablar de metazoos, incluímos como tales á los celentéreos, nos releva de entrar en mayores detalles para demos- trar la desemejanza entre celentéreos y esponjas. Estudiando la anatomía de las esponjas, se adquiere la convic- ción de que nada hay en su organización que permita suponerlos animales profundamente distintos de los demás metazoos. Desde el punto de vista anatómico son pluricelulares como todos los me- tazoos, tienen tres hojas blastodérmicas como ellos (2), y poseen (1) Es de advertir que, en los momentos actuales, el concepto clásico de raesozoos está en crisis, y que, según todas las probabilidades, la cuestión va á ser resuelta en el sentido de negar á este grupo la elevada jerarquía de subreino zoológico. (2) Hay quien cree que los celentéreos carecen de mesodermo, pero el encerrar entre endodermo y ectodermo una mesoglea povista, en ocasiones, de células ami- boides, autoriza á creer en la existencia de mesodermo, siquiera sea rudimentario. UE HISTORIA NATURAL. 77 un sistema nervioso que difiere del de los oíros metazoos en su sencillez estructural y funcional. Bien es verdad que las esponjas carecen de cavidad general, que existe en todos los demás meta- zoos, salvo en los celentéreos; pero si los celentéreos carecen de cavidad general y se les tiene por verdaderos metazoos, no hay razón para no considerar como tales á las esponjas, que coinciden con los celentéreos en la ausencia de dicha cavidad. Resta, como carácter importante, uno peculiar y exclusivo de las esponjas, que es la existencia en la pared interna de su cuerpo, de coanoci- tos, es decir, de células arinadas de un flagelo, rodeado en su base de un collar protoplásmico, infundibuliforme y hialino, semejan- tes en un todo á las que forman el cuerpo de aquellos flagelados que, por dicha circunstancia^ loman el nombre de Coano-fíagela- dos. Tampoco este hecho, con ser tan característico, es bastante para la separación de las esponjas del resto de los metazoos, pues la existencia de dichos coanocilos es particularidad del mismo or- den que la presencia de nidoblastos en los celentéreos ó de apa- rato ambulacral en los equinodermos. Si en vez de estudiar las esponjas desde el punto de vista ana- tómico, lo hacemos desde el embriológico, la cosa varía total- mente. En efecto, la constitución anatómica y, más aún, el des- arrollo de su embrión, son caracteres que ostentan un sello tal de peculiaridad y de excepción, que ha dado margen á la cuestión de si las esponjas son verdaderos metazoos, ó si deben ser mira- das como un tipo' zoológico especial y aparte dentro del reino animal. Del huevo de la esponja nace, por segmentaciones celulares sucesivas, una blástula formada por dos hemisferios de aspecto muy diferente: uno de ellos está constituido por células prismá- ticas, pequeñas, provistas cada una de un largo flagelo, mientras que las que forman el otro hemisferio son células gruesas, redon- deadas, no flageladas. En el acto de formarse la gáslrula, parece lógico que, al invaginarse una mitad de la blástula dentro de la otra, sea la mitad no flagelada la que se invagine en la flagelada, puesto que, por comparación con las blástulas de los otros meta- zoos, la mitad flagelada tiene carácter ectodérmico, al paso que la no flagelada exhibe aspecto endodérmico; pues bien, sucede todo lo contrario, es decir, que el hemisferio flagelado, el hemisferio ectodérmico, se incluye dentro del endodérmico, no flagelado, de lo cual resulta que las células digestivas de la esponja adulta 78 boletín de la EEAL SOCIEDAD ESPAÑOLA son de origen ectodérmico, y las de la epidermis de origen endo- dérmico. En esto se apoyan varios zoólogos para excluir á las esponjas del grupo de los metazoos. La cuestión estaría resuelta si se des- mostrara que en la larva el endoderrao toma los caracteres del ec- todermo, y viceversa, pues, en este caso, la pared digestiva del adulto sería endodérmica y la epidérmica sería ectodérmica, es decir, lo normal y corriente en todos los animales, pero no hay ningún fenómeno que sirva de base á esta suposición, mientras que, sobre todo, existe uno muy significativo que autoriza á pen- sar en la invaginación blastular inversa. Consiste éste en que, cuando el embrión de la esponja está en la fase blastular, se verifica una invaginación de las células gra- nulosas (es decir, de las que ostentan carácter endodérmico) fenó- meno que ocurre en los demás metazoos, puesto que la invagina- ción se verifica en el sentido normal. Pero este fenómeno es tran- sitorio: la blástula vuelve á formarse, y, por fin, tiene lugar la invaginación en sentido inverso, ó sea invaginándose las células flageladas (ectodérmicas) dentro de las granulosas (endodérmicas). Balfour opina que este fenómeno es de orden puramente mecá- nico, que no tiene ninguna significación filogenética. No pienso de la misma manera, porque creo que de no conceder importan- cia á este esbozo de formación normal de la gástrula, tampoco se debe conceder á hechos que todos los zoólogos han juzgado como altamente significativos. No citaré más que un ejemplo: es cosa sabida que en el desarrollo embrionario de los mamíferos, al llegar un cierto momento, los tegumentos del cuello se adelgazan según líneas transversales colocadas en la misma posición que las hen- diduras branquiales de los peces; parece que van á reabsorberse según aquellas líneas; pero, súbitamente, los tegumentos, que han llegado á ser bastante tenues, engruesan, toman más cuerpo, y las hendiduras branquiales no llegan á fraguarse. Pues bien; si á este fenómeno se le da significación filogenética, ¿por qué no ha de dársele igualmente al hecho de la frustrada invaginación en la blástula de las esponjas? Participo, pues, de la opinión de un gran niimero de zoólogos, convencidos de que, en efecto, en las larvas de esponjas es el ecto- dermo el que se invagina dentro del endoderno, quedando, por consiguiente, el animal adulto con ambas capas blastodérmicas (endodermo y ectodermo) invertidas. DE HISTORIA NATLRAL. ".^ Dando por segura esta inversión de capas blastodérmicas, ¿es legítimo basarse sólo en ello para formar con las esponjas un sub- reino independiente de los metazoos? Solías opina que sí, y pro- pone dar al grupo esponjas la categoría de subreino con el nom- bre de Parazoa, y Delage lo da á entender al decir que en virtud de tal carácter, podría oponerse el grupo esponjas con el nombre de Enantioderma ó Enantiozoa á lodos los demás metazoo?. Por mi parte, creo que no es éste motivo bastante para tal separación^ fundándome en datos zoológicos, que los actuales naturalistas in- terpretan del modo que expondré, suministrados por la observa- ción de lo que ocurre en las metamorfosis. Admiten los más eminentes zoólogos modernos que las meta- morfosis son una continuación del desarrollo embriogénico: de tal modo, en los lepidópteros, verbigracia, la oruga se considera sencillamente como un embrión que, en vez de desarrollarse den- tro de las cubiertas del huevo, ha salido al exterior y lleva una vida independiente; lo mismo puede pensarse acerca de las larvas de los equinodermos, de las de los crustáceos, de los renacuajos, de los batracios, etc. La forma que adopta un embrión de vida libre de un crustáceo, por ejemplo, tan diferente de la de un em- brión de otro crustáceo que se desarrolle dentro del huevo, se ex- plica admitiendo que á la componente embriogénica se junta la de adaptación al medio, dando así una resultante peculiar. En los artrópodos, se explica la existencia de los embriones de vida libre, por la escasez del huevo en vitelo nutritivo, gastado el cual ínte- gramente en la alimentación del embrión antes de llegar al estado adulto, tiene éste necesidad de salir al exterior á buscar su ali- mento. Pues bien: pudiera suceder que en las esponjas, por causas que nos son completamente desconocidas, pero que indudablemente han de responder á necesidades orgánicas, la gástrula en lugar de formarse de una manera normal, es decir, invaginándose el endodermo dentro del ectodermo, lo hiciere en sentido contrario; de la misma manera que los embriones de muchos insectos, en vez de continuar su desarrollo dentro del huevo, salen al exterior para vivir una vida libre. La diferencia está únicamente en que, en los artrópodos, y en general, en todos los animales que sufren metamorfosis, el cambio de forma se verifica en una época relati- vamente avanzada de desarrollo del ser, al paso que en las espon- jas el cambio de forma (que esto viene á significar en último ana- 80 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA lisis la posición invertida de las hojas blastodérmicas), tiene lugar en un estado muy precoz de desarrollo, dejando, por lo mismo, huellas muy hondas y duraderas. A mi parecer, aquella invaginación de las células granulosas de la blástula en las células flageladas de que he hablado antes, que se interrumpe y suspende sin que llegue á verificarse totalmente, es un poderoso argumento en favor de mi opinión, pues nos dice bien claramente que la gástrula se hubiera formado normalmen- te de no haber intervenido acciones que, repito, nos son descono- cidas, pero tenemos necesidad de admitir, y que han obligado al embrión á continuar su desarrollo de una manera muy diferente de como lo hubiera hecho sin la intervención de aquellos agentes. Datos macrosismicos sobre el terremoto ibérico del 23 de Abril de 1909 POR MANUEL MARÍA S. NAVARUO, S. J. La circunstancia dé hallarse la Estación Sismológica de Cartu- ja (Granada), dentro del área de sacudimiento sensible de este terremoto, y el haberlo inscrito en buenas condiciones sus sismó- grafos nos incitaron á recoger datos instrumentales para ocupar- nos de su estudio bajo el aspecto geofísico, por cierto noel menos interesante. Además de esos datos han llegado á nuestras manos otros macrosismicos que nos servirán de tema para estas cuarti- llas, en las que omitiremos, en lo posible, el repetir lo ya indica- do por el profesor y consocio nuestro, D. Salvador Calderón, en su notable trabajo (1). El número de muertos ascendió á 47 en Benavenle, 15 en Sa- mora Córrela, 2 en Salvaterra de Magos y 2 en Porto de Moz, con numerosos heridos, varios de los cuales fallecieron después á con- secuencia de las lesiones recibidas. En Lisboa solo hubo heridos en escaso número, si bien era extremada la gravedad de algunos. El terremoto destruyó por completo á Benavente, dejando ape- nas tres casas en pie de las 900 que lo formaban, y el incendio (i) «Nota sobre el terremoto sentido en la península ibérica el 23 de Abril del90'».-BoL DE LA R. Soc. esp. de Hist. kat., tomo :x, páginas 21!'-283. « DE HISTORIA NATURAL. 81 que le siguió redujo á cenizas aquel inmenso moutóu de escom- bros, sin que quedara una sola casa habitable. Salvaterra, Samo- ray Carregado quedaron casi asoladas, y también sufrieron daños de importancia, aunque menores, Porto de Moz, Villa Franca, Azambuja, Santarem, Ribaldeira y Asseisceira (1). El área destructora de este sismo ha sido, pues, muy restringi- da, mientras que la de sacudimiento sensible ó macrosísmica, sumamente extensa para un terremoto europeo, abarca casi toda la Península ibérica. Tenemos noticias negativas de Zaragoza (P. Longinos Na- vas, S. J.) En cambio se ha sentido en Valladolid (2), en Oña, como III Forel-Mercalli (P. Gantorell, S. J.), en Málaga por gran parte de la población (3) y en Granada. En el Colegio de San Estanislao, situado en las afueras de Má- laga, se vio moverse las paredes y oscilar las lámparas durante unos ocho ó nueve segundos, pareciendo sentirse dos ó tres series de ondulaciones decrecientes, con intensidad IV F.-M. (P. Luis María Nieto, S. J.) Fueron muchos los que se apercibieron del fenómeno en Gra- nada, donde, á pesar de no haber excedido al grado IV, produjo alguna alarma, la que motivó varias llamadas al teléfono que nos une con dicha capital. En el Colegio del Sagrado Corazón, edificado en el sitio llama- do Cartuja por su procedencia, y en cuyo edificio principal se halla enclavada la Estación Sismológica de ese nombre, si bien no pocos se dieron cuenta del terremoto, éste pasó desapercibido para los más, entre los cuales se hallaban varios recién venidos del Ecuador y del Perú, donde dos habían sido durante años pro- fesores de Física y de Historia Natural. Conviene recordar, sin embargo, que la máxima aceleración registrada por el Omori modiOcado de nuestra construcción fué de 7,4 milímetros por segundo, lo que corresponde al grado III Forel-Mercalli, ó más bien al III Va» según las concordancias del profesor Cancani (4), y suele ser muy frecuente el no sentir las (1) «Datos» tomados del Portugal, diario de Lisboa, número correspondiente al 25 de Abril de 1909. Según el mismo, la destrucción completa de Benavente consta de un telegrama oficial. El censo de 1900 daba á dicha población 3.000 almas y 897 casas. (2; (3; La Defensa, diario de Málaga, 25 de Abril 1909. (4) <naba aquello. Seguía la tierra temblando, y entonces vinieron »unos pastores, y todos dijeron: «vamos á marcharnos que de DE HISTORIA NATURAL. 107 »eslo tiene que dimanar algo malo.» A poco llegó mi hijo, y en «aquel mismo momento reventó el volcán. «Donde había un hoyito de volcán, en el mismo morro de la »montaña de Ghinyero, fué donde reventó. Dio un gran berrido, Ky los escobones (1) saltaron al aire, subiendo auna altura como »tres pinos grandes (2), dando vueltas, revueltos con el humo y »la tierra, negra y colorada, y también salían piedras grandes, «pero no se veía fuego, y todo al llegar arriba se distendía, y em- «pezaron á caernos unas arenillas calientes que no se aguantaban »en la mano. »Ya no vimos más, porque todos echamos á correr sin volver »la cabeza y tirando los zapatos para correr mejor. Nosotros, sin «saber por dónde, fuimos á parar á la Fuente de la Vega (3), sin «saber dónde estábamos ni lo que nos pasaba. Los burritos los «encontraron á los ti es días por la Montaña de las Flores con la «carga de pinillo (4) cubierta de arena negra, de la que bien ha- »bría tres almudes.» Aquella misma tarde se abrió al SE. otra boca, que no arrojó lavas y se extinguió á las veinticuatro horas, lo mismo que la úl- tima, que se abrió hacia el NW. Todas las bocas, que parece que en los primeros momentos llegaron á ser 9, estaban en una línea de menos de medio kilómetro, dirigida SE. á NW., es decir, en direct;ión al Teide. La actividad se concentró muy pronto en las tres bocas centrales, casi unidas y que aún se acusan muy bien en la forma de la montaña (Lám. ii, fig. 1). Duración del fenómeno. — Las centrales permanecieron activas hasta el día 28, vomitando lavas y produciendo explosiones muy frecuentes con pocas variaciones de intensidad, salvo el recrude- cimiento de la misma el día 27, como si fuera un último esfuerzo precursor de la extinción. A partir del día 29 la actividad volcá- nica se redujo á la producción de fumarolas, primero pocas, pero grandes, y luego más numerosas y pequeñas. El día 24 de Diciembre, á cierta distancia del cono, apenas se distinguían ya los penachitos de gases de las fumarolas, y en cambio subiendo al mismo, se le veía lanzar vapores por toda la (1) Arbusto grande {Cytisus proUferusj. (2) 70 ú 80 metros. (3) A unos 6 km. al NNE. del volcán. (4) Hojas suelta34le pino que se recogen por el suelo del monte. 108 boletín de la real sociedad española superficie externa. En la interna, que había perdido todo el lapilli que antes la recubría, diminutas explosiones hacían saltar por todas partes las piedrecillas. Carácter de las explosiones. — El carácter de las explosiones, du- rante los diez días que ha durado el fenómeno, ha sido estrom- boliano bien marcado, consistiendo por lo tanto, exclusivamente, en la proyección de substancias muy fragmentadas, no pulveru- lentas, acompañadas de vapores escasos y poco densos. Sólo al final, según algunas fotografías que poseemos, la masa gaseosa ha tomado alguna consistencia, pero sin llegar nunca á formar las volutas espesas que caracterizan á la explosión vulcaniana. En ciertas fotografías, el chorro de materiales no es vertical, sino que se le ve lanzado oblicuamente hacia el SW. La altura alcan- zada por los fragmentos tenues, pasaba seguramente de 300 me- tros. Los materiales arrojados, salvo las dimensiones, son de una notable uniformidad. Consisten todos en una materia negra, es- coriácea y por esta causa ligera, aunque en realidad de bastante peso específico. No hay lo que en otros volcanes ha recibido el nombre de ceuizas. Los fragmentos menores constituyen un lapi- lli (zahorra le llaman en el país), do tamaños muy variables. De los fragmentos mayores, que muchos miden más de un metro cúbico, algunos sufrieron en el aire un movimiento de rotación y constituyeron bombas estrombolianas, sin núcleo distinto. (Lám. i). Otros que no han experimentado este movimiento, formaron masas aplastadas de superficie muy rugosa é irregu- lar, que al caer hicieron un hoyo en la capa de lapilli ya depo- sitada. El cono actual. — Todos estos productos han constituido un cono irregular, de sección en cuarto luna y con el borde ondula- do, de unos 80 metros de altura aparente, que se apoya sobre la antigua Montaña de Ghinyero. El lapilli y las masas aplastadas se entremezclan uniformemente en todo el cerro, pero las bom- bas, por su forma redondeada han rodado por las laderas fuerte- mente inclinadas del mismo, y se acumulan en gran número en su base. Sin duda por la falta de precipitaciones acuosas y de materia- les pulverulentos, no se han producido en este volcán ni torren- tes de barro ni avalanchas secas. No se han formado por consi- guiente barrancos, al menos mientras yo he podido observarle. DE HISTORIA NATURAL. 109 Ignoro si después de mi estancia hubo lluvias torrenciales, ni por consiguiente el efecto de las mismas. La acción del vierito. — Una de las cosas que mejor han podido estudiarse en la actual erupción, ha sido la influencia que en sus efectos ha ejercido el viento, transportando los ligeros materiales lanzados por el volcán. Soplaron las corrientes aéreas constante- mente y con bastante intensidad del SE. al NW., arrastrando en esta dirección los lapillis, que han quedado así distribuidos en un estrecho sector circular. Mientras que en dicha dirección han llegado los fragmentos más tenues hasta La Oiotava, teniendo que recorrer 25 kilómetros y que salvar algunas alturas de con- sideración, en los demás sentidos no se encuentran lapillis más que en las inmediaciones de las bocas eruptivas. Desde la cumbre del volcán podía verse la gráfica del viento perfectamente dibujada sobre el hermoso pinar de Monte Verde, que le rodea por el primer cuadrante. I^os pinos (Pinus canarien- ses L'Herit.) alcanzados por el aire caliente y por los lapillis, también á elevada temperatura, aparecen en este sector chamus- cados por la parte que mira al volcán, mientras que por el lado €Ootrario conservan su color normal, lo mismo que todos los ár- boles que caen fuera del mencionado sector. Era curioso ver la abundancia de lapillis apresados entre las ramas de los árboles y arbustos, algunos de los cuales, especial- mente los escobones y codesos (Adenocarpus foliosus), aparecían en ciertos sitios como cubiertos de una extraña nevada negra. Algunas veces los fragmentos de lava habían formado unos ani- llos que se encajaban en las ramitas, á las cuales habían dejado sin hojas. Estos materiales, curiosas muestras de la velocidad eon que eran transportados y de la fluidez que conservaban, eran tan ligeros y frágiles, que me ha sido imposible conservar nin- guno de ellos. Donde la lluvia de lapillis era densa, en las proximidades del volcán, los escobones se han quedado reducidos á esqueletos for- mados tan solo por las ramas gruesas, y éstas descortezadas y ■deshilachadas, como si las hubieran raspado con vidrios. Algo más lejos, el efecto se ha reducido á la pérdida de las hojas y ra- mas finas. Y más adelante, sólo se nota la desecación de las hoji- tas y cortezas, en cuyo contacto ha quedado aprisionado algún fragmento de lapilli. Este, como es natural, se ha ido depositando tanto más lejos lio boletín de la real sociedad española cuanto más fino era. En el cono y en sus alrededores, casi toda la masa está formada por fragmentos irregulares alargados, de tamaño comprendido entre el de una nuez y el de un huevo de gallina. A medida que nos alejamos, los fragmentos van siendo menores y más uniformes. En Las Abiertas, la mayoría de los granos son de tamaño comparable á un guisante. En Icod (á 9 ki- lómetros), donde todavía en algunas azoteas se han recogido hasta dos y tres fanegas, parece pólvora de caza. El de La Orotava, es un polvillo casi impalpable. Todo ello es, como decimos, frágil, vitreo, ligero y de un color negro intenso, que no ha cambiado en ningún momento de la erupción. Otro efecto de la acción del viento ha sido que la montaña vol- cánica formada no tenga la forma clásica de cono truncado con su cráter en el centro, sino la que anteriormente decíamos y que se puede apreciar muy bien en la lámina i y en la fig. 1.* de la ir. Esta observación explica un hecho frecuente en esta zona y que había sido mal interpretado generalmente. Son numerosas aquí, en efecto, las montañas volcánicas en forma de herradura ó de media luna, como la de La Cruz, la de Bilma, el Cerro Gor- do, etc. Se suponía que esta forma era debida, ó bien á que una vez constituido el cono de fragmentos, las lavas con su peso ha- bían roto el borde al verterse desde el cráter, ó bien á la acción erosiva de las aguas meteóricas con el transcurso del tiempo. También se ha querido explicar esta forma en algunos casos, como efecto de proyecciones oblicuas; pero precisamente en la erupción actúa), el sentido en que los materiales eran lanzados cuando había oblicuidad, era diametralmente opuesto al en que se ha formado el cono. Se ve, pues, que, en este caso al menos^ la forma en herradura de la montaña volcánica es originaria, y efecto de la fuerza y persistencia del viento durante una erupción breve. Lo probable es que otro tanto haya ocurrido al formarse las demás montañas semejantes, y como paia esta persistencia del viento parece necesario que el proceso eruptivo sea de poca duración, podemos deducir, con probabilidades de acierto, que las erupciones que formaron estos conos fueron asimismo de corta duración (11. (1) El Sr. Hernández-Pacheco, al estudiar el volcanismo de Lanzarote, ha hecho también la observación de que la inmensa mayoría de los cráteres de restos de aque- lla isla están abiertos en la dirección en que los azota el alisio. DE HISTORIA NATURAL. 111 Gomo el fenómeno explosivo precedió, aunque poco, á la emi- sión de lavas, el cono fué un obstáculo para que éstas corrieran hacia el N. y NW. El hecho no deja de tener importancia, pues, de abrirse las bocas en la cumbre del Ghinyero y no formarse el actual montículo volcánico, la vertiente natural del terreno hu- biera dirigido la corriente lávica hacia aquel rumbo, y los efectos hubieran sido mucho más sensibles, puesto que por el pronto habría sido destruido, en gran parte, un hermoso monte de pinos. La (misión de lavas. — Por lo que puede deducirse de la obser- vación de las diversas corrientes de lava y de los aparatos volcá- nicos que han servido para su emisión, parece que ha sido regla general en el volcanismo de Tenerife, el que la cantidad de lavas haya sido proporcionalmente grande con relación á la de ma- teriales explosivos. Este mismo hecho se ha repetido en la erup- ción actual, dentro de su pequenez. Téngase en cuenta que el cono de restos era incompleto y solo de 80 metros de altura, a pesar de alzarse sobre una moutañita de 40, y que los lapillis,. sólo abundantes en la inmediata proximidad del volcán, se han depositado en un sector muy estrecho. Vese, pues, que estamos muy lejos del caso de la última emisión vesubiana, por ejemplo, que extendiendo loslapillis en un sector próximo á un semicírcu- lo, rebasaba el borde de la Somma y cubría á Ottajano en cua- tro horas, de una capa de lapillis de cerca de un metro. Y por de contado, á incomparable distancia de los volcanes de las islas de la Sonda, los más ricos en productos lanzados en forma ex- plosiva. La cantidad de lava es muy difícil de calcular, pero como cifra que no represente sino el orden de la magnitud á que nos referi- mos, podemos dar la de 15 millones de metros cúbicos, ó sea un cubo de unos 247 metros de arista. Esta cifra se aproxima bastan- te á la de 20 millones de metros cúbicos que da Mercalli como el total de las corrientes lávicas de la mencionada erupción del Ve- subio (Abril de 1906). Gomo indica la posición de las diversas bocas y por lo que he- mos podido observar, no obstante la capa uniforme de lapilli qu6 cubría la corriente en las proximidades del volcán, ha sido la actual una emisión de las típicas por hendidura, y no por desbor- damiento en el cono. La salida de lava fué simultánea con las explosiones, casi des- 112 boletín de la real sociedad española de el primer momento de la erupción. La velocidad era conside- rable, viéndosela fluir, formar cúpula y verterse hacia el SW. En el momento de su aparición, la lava era de color rojizo, pero eu seguida se iba obscureciendo y á los 20 metros era ya negra y estaba recubierta de una costra solidificada, que solo cuando ac- cidentalmente se rompía dejaba ver el núcleo fundido (Bg. 1.*). La corriente lávica.— Por debajo de la corteza solidificada, la lava fluida, ó más bien pastosa, corría como puede hacerlo un cuerpo líquido denso y viscoso, adaptándose á las desigualdades del terreno y siguiendo los cauces que las mismas la imponían. Esta marcha, impuesta por el propio peso y por el empuje de las nuevas masas vomitadas por el volcán, ocurría fuera del alcance de la vista, que no percibía la corriente propiamente dicha, sino los fragmentos sólidos transportados por la misma y sobre lodo el traqueteo de los trozos de costra sólida que entrechocaban unos con otros. Esto producía una especie de rumor sordo que se mezclaba con los pequeños chasquidos originados por el resquebrajamiento de la corteza. De cuando en cuando, ésta se hundía violentamente en la masa líquida y entonces se producían verdaderas explosio- nes con abundante proyección de polvo rojizo. Algo análogo ocu- rría cuando la corriente alcanzaba algún declive violento, pues entonces se la veía acumularse en el borde de desnivel y preci- pitarse luego por el mismo, dejando ver la masa roja fundida y proyectando el polvo rojizo. Los fragmentos sólidos superficiales, cada vez en mayor núme- ro, iban cayendo á los lados, constituyendo una especie de cauce, como dos morrenas laterales de glaciar, entre las que se desliza- ba la corriente. El frente de la misma transportaba otra acumu- lación de los mismos fragmentos, otra como morrena frontal, cu- yos fragmentos, cayendo por el talud terminal, iban pavimentan- do el espacio que había de cubrirse de lava. De ahí el asombro de muchos visitantes ante la corriente lávi» ca, en la que esperaban encontrar como una especie de torrente petrificado, cuando lo que veían eran unos largos montículos de piedras, tierras y escorias, tendidos á lo largo de las depresiones del terreno, y á través de los cuales dejaban escapar las fumaro- las sus blancos penachos de gases y vapores, dando fe de la acti- vidad que se escondía bajo aquellos aparentes escombro?. Guando la corriente alcanzaba alguno de los escasos vegetales DE HISTORIA NATURAL. 113 T. X. -Febrero, 19J0. 114 boletín de la real sociedad española que allí se encuentran, si era pequeño, lo abatía, lo ocultaba y dejaba escapar una ligera columna de humo. Si se trataba de un árbol ó de un arbusto grande, el tronco se carbonizaba lentamen- te y al cabo de algún tiempo la copa caía sobre la corriente y se iba quemando. En todos los casos, la cantidad de humo que se producía era proporcionalmente pequeña. A pesar de lo dicho anteriormente, hay muchos puntos en que la corriente se ha enfriado con mayor rapidez, dando lugar á muy curiosas disposiciones. Tal ocurre en todo el brazo de lava que se extendió por Llanos Negros (véase el mapa adjunto), en cuyo ex- tremo se marcan las ondas sucesivas del movimiento de la lava, y en muchos de cuyos puntos la superficie de ésta es unida, ne- gra y nada terrosa, como un lago de pez endurecida. En el punto en que se origina la digitación terminal de este brazo, las lavas, estrechadas para pasar una garganta, formaron una especie de cueva ó reborde, por debajo del cual salió una pequeña corriente fundida que se ha solidificado en masa, como un enorme cordón lávico, hendido luego en toda su longitud por una extensa res- quebrajadura. Otro lugar interesante desde este punto de vista es el pequeño brazo que ha rodeado un poco al cono por el SE. La superficie, toda erizada de eminencias iguales é igualmente orientadas, se- meja en pequeño la superficie de un mar furiosamente agitado, que de repente se hubiera transformado en cuerpo sólido. Este mismo brazo, hacia su extremo, presenta una porción de conos terrosos de un metro ó poco más de altura, que son otros tantos diminutos volcanes formados por la acción de gases que llevaba en su seno la lava y que buscaron salida á través de ésta durante el proceso de su consolidación. Es uno de los más interesantes accidentes de la erupción y en cuyo análisis nos proponemos fijar más adelante la atención. De uno de los taludes laterales de este brazo es el fragmento de lava que representa la figura 2.*, que, como se ve, forma una verdadera cascada. El camino recorrido por la corriente lávica puede seguirse en el plano que acompaña. A partir del volcán, se formaron prime- ramente dos brazos, uno dirigido hacia el Llano de los Asnos y otro hacia Llanos Negros. Este último, más corto, formó un en- sanchamiento hacia las montañas de la Cruz y de Calderón, dan- do una dig tación estrecha que corriendo sobre un antiguo mal- país, parecía dirigirse hacia la Montaña de los Riegos. El punto DE HISTORIA NATURAL. 115 más bajo de este brazo de lava eslá situado al N. de la Montaña de la Cruz, á una altitud de 1.375 metros (1). El primer brazo llegó á contornear un poco el volcán hacia Cliché Fernández Navarro. Fig. 2.^ — Cascada de lava en una corriente. levante del mismo, formando una banda (ya mencionada) que separa el cono principal del cono menor correspondiente á la boca más oriental. La mayor parte de la materia fundida se precipitó por la pen- (1) Las alturas y altitudes que consignamos no son más que provisionales, porque aún no hemos hecho las correcciones correspondientes. 116 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA diente que se dirige hacia el Llano de los Asnos, y dejando sin invadir, á modo de islotes, algunas porciones elevadas del terre- no, se extendió por este llano, donde alcanzó una anchura consi- derable. Encorvóse luego hacia poniente y, ya muy estrechada, se dirigió por entre las montañas de la Cruz y de los Poleos á en- contrarse con la Monlañeta Aguda, cono de poca altura que debe corresponder á una erupción relativamente moderna. Para contornear este obstáculo, dividióse de nuevo la corriente lávica en otras dos, que poco más adelante se volvían á reunir al E. de la Montaña de Bilma, volcánica también y una de las más considerables de la región. Antes de unirse estos dos brazos, el derecho, ó sea el que con- tornea la Montaña de la Cruz, da una prolongación que se ex- tiende primero por los Llanos de Bilma, rodea luego á la mon- taña del mismo nombre por el N. y va á terminar en la Hoya de Cambado, á una altitud de 1.225 metros y con un espesor que nó bajará de 15 metros. Reunidos en los Llanos de Bilma los dos brazos separados por la Montañeta x\guda, entran en el barranco de este nombre ó de los Escobones, que por cerca del poblado de Las Manchas, se diri- ge en pendiente rápida hacia la parte más baja del Valle de San- tiago, donde están situados Tamaimo,*El Retamal, Molledo, San- tiago y Valle de Arriba. Aquí el río de lava, encontrando un des- nivel considerable y un cauce bien acentuado, debió correr con más velocidad que en ningún otro punto, aunque siempre sin constituir la más pequeña amenaza para la vida de los habi- tantes. Este último brazo del Sur de la Montaña de Bilma es el más considerable y presenta tres digitaciones: una primera junto á Bilma, otra corta un poco más adelante y una tercera, por fin,, estrecha y muy prolongada, que encajada en el talweg del Ba- rranco de los Escobones, termina en las Arenas de las Manchas, á menos de un kilómetro de este caserío. El punto terminal de esta digitación, el más bajo de la corriente y el más alejado del punto de salida, está situado á 1.035 metros. Esta altitud da un desnivel total para la corriente, de unos 380 metros, muy consi- derable si se tiene en cuenta que la distancia del cono á esto punto es de cinco kilómetros escasos. Respecto á la velocidad con que marchaba la corriente lávica, se han dado por los testigos presenciales cifras muy diversas, ha- DE HISTORIA NATURAL. 117 riéndola algunos elevarse á tres y más metros por minuto, mien- tras la generalidad la consideran mucho menor. Lo probable es que variara según la actividad en la expulsión y, sobre todo, se- gún el desnivel del terreno por donde se deslizaba. La velocidad media puede considerarse como de unos 20 metros por hora, que sin acercarse á la de las lavas muy fluidas del Mauna Loa (3,50 metros por segundo), es, sin embargo, mucho más considerable que la registrada en la última erupción del Vesubio (1,50 metros por hora). Fumarolas. — Puede mencionarse como una de las característi- cas de la actual erupción, la abundancia de las fumarolas y la variedad relativa de los productos de sublimación. Ya hemos in- dicado cómo poco á poco han ido decreciendo las fumarolas del cono. Un proceso análogo han seguido las de la corriente de lava. Donde han persistido durante más tiempo ha sido en las proximidades del cono, hacia el Llano de los Asnos y en el trozo de corriente de la Hoya de Gambado, al Norte de Bilma. Se ea- cuentran, sin embargo, sus huellas por todas partes. En los pri- meros momentos, toda la lava podía decirse que era una enorme fumarola, pues toda estaba envuelta en una densa atmósfera ga- seosa. Después, las manchas blancas, rojas y amarillas de los productos de sublimación, salpicaban toda la superficie de la co- rriente. Por tratarse de substancias solubles en el agua ó fácil- mente arrastrables por la misma, es de suponer que desaparez- can muy pronto. Gomo aún no hemos estudiado los productos de sublimación recogidos, no podemos decir exactamente su composición. Pode- mos adelantar, sin embargo, que predominan entre ellos los clo- ruros alcalinos (sódico, potásico, amónico), blancos, delicuescen- tes y corrosivos, los sulfuros de arsénico y el azufre, no habiendo observado ciertos cloruros metálicos, que, como el de hierro, abundan mucho en otros volcanes. Los gases desprendidos pare- cían ser el ácido clorhídrico, hidrógeno sulfurado, el ácido car- bónico y el vapor de agua, casi siempre de reacción acida muy marcada; no se notaba olor á hidrocarburos, que de existir esta- rían en mínima cantidad. Estos diversos materiales no se presentaban por igual en todas las fumarolas, sino que había tipos bien distintos, que á veces se producían sucesivamente en un mismo orificio de salida. El des- prendimiento en las más calientes, era principalmente de ácido 118 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA clorhídrico, y el depósito de cloruros alcalinos, correspondiéndo- les una temperatura seguramente superior á 300" puesto que nosotros hemos registrado 270° en la misma boca de salida de al- guna de ellas. En un período más avanzado de enfriamiento, los vapores se hacían muy sofocantes, con fuerte olor arsenical, y las sales blancas del anterior período se recubrían de las manchas coloreadas de los sulfuros de arsénico. Siguiendo el descenso de temperatura, el olor se transformaba en sulfuroso, y en las bocas de salida se depositaban finas agujas de azufre, que á veces sufrían la fusión y rellenaban los intersti- cios de las lavas. El último estadio de esta transformación consis- tía en la emisión exclusiva de vapor de agua y ácido carbónico, que ya en el anterior momento habían empezado á producirse; las fumarolas de esta clase tenían siempre temperatura inferior á 100°. No hemos visto diferencia alguna entre las fumarolas del cono y las de la corriente, que todas han seguido el mismo proceso de enfriamiento. En las primeras, sobretodo, ha sido notable el cam- bio de coloración, pues apareciendo los primeros días como man- chas blancas bien limitadas, llegaron á transformarse prontamen- te en una eflorescencia amarillo-rojiza, que cubría casi toda la superficie interna del cráter (Véase la fig. 1.* de la lámina ii). Al- gunas fumarolas de la corriente parecieron pasar rápidamente del primer estado de fumarolas secas (alcalinas) al de menor tempe- ratura, pues cuando las hemos observado sólo desprendían vapor de agua, á través de hendiduras cuyas bocas estaban recubierlas de cloruros, sin la menor huella de azufre ni de sulfuros de ar- sénico. En cuanto al vapor de agua, ofrece la particularidad de des- prenderse aislado, muy abundante, no sólo en la lava misma, sino también por grietas del suelo en las proximidades de la co- rriente. Un sitio notable en este respecto es una pequeña emi- nencia llamada Grucita de Bilma, junto á la Hoya de Cambado, que parece una esponja que á través de sus poros, por líneas nor- males á la corriente lávica y no lejos de ella, está emitiendo abundante vapor de agua de reacción acida poco marcada. Tam- bién merece citarse por la gran cantidad de vapor que emite, el cono volcánico en su vertiente externa. Un hecho que también pudimos notar, y para el cual no halla- mos explicación, es el de que las fumarolas, poco activas durante DE HISTORIA NATURAL. 119 las primeras horas de la mañana, iban adquiriendo intensidad en el transcurso del día y se hacían muy densas y visibles á la puesta del sol. No puede atribuirse el hecho á efectos de luz, puesto que le hemos observado desde muy diversos puntos de vista, ni tampoco al enfriamiento de la atmósfera, porque en este caso debieran ser más perceptibles en las primeras horas de la mañana. Es un fenómeno de periodicidad, de que no acertamos á darnos explicación satisfactoria. Observaciones térmicas.— Pocos datos hemos podido proporcio- narnos respecto á la temperatura, pues no dispusimos de apara- tos especiales, y sólo sí de termómetros ordinarios que el que más alcanzaba hasta 360° G. Sin embargo, como los cloruros alcalinos secos no dan vapores á menos de 850° ó 900°, se deduce de la existencia de las fumarolas, que las lavas alcanzaban cuando me- nos esta temperatura. Pero el distinguido geólogo Sr. Frank A. Perret parece haberla registrado en las partes profundas de la lava ya solidificada, luego no es aventurado suponer que en la masa líquida pasaba de 1.000°. Lo que sí hemos podido comprobar una vez más ha sido la es- casa conductibilidad de los materiales pétreos para el calor, pues- to que mientras nosotros podíamos, aunque con trabajo, perma- necer sobre el volcán, á 15 cm. de profundidad, el termómetro su- bía hasta 350°. Un papel metido entre las hendiduras de la boca niím. 1, apa- gada hacía más de un mes, se chamuscaba en seguida. Hojas de escobones que caían sobre la lava y se introducían por las hendi- duras producían á los pocos segundos un desprendimiento de humo. En ciertos puntos próximos á las fumarolas alcalinas el papel ardía con llama á los dos segundos de meterle en una hen- didura. La marcha sobre el volcán era muy penosa, aun prove- yéndose de calzado muy grueso, y en algunos puntos se hacía imposible, pues el suelo abrasaba materialmente, y los palos en que nos apoyábamos se quemaban por la punta. Objeto que se dejaba unos momentos en el suelo, quemaba cuando se le iba á coger de nuevo. El magma eruptivo. — Actualmente se está haciendo el estudio químico de los materiales arrojados por el volcán, y de su conoci- miento podrá deducirse la naturaleza del magma, acerca del cual sólo por conjeturas podemos adelantar ahora alguna noticia. El color negro intenso, la densidad considerable y la presencia 120 boletín de la real sociedad española del hierro metálico (que en un trozo de lava hemos comprobado) indican que se trata de un magma muy básico, probablemente basáltico. Confirma esta primera idea la gran fusibilidad del mis- mo, causa del carácter estromboliano de las erupciones y del as- pecto vitreo de todos los productos arrojados ó emitidos por el volcán. Para alcanzar la fluidez necesaria para estos efectos, cuando las temperaturas que sospechamos no son extraordina- rias, es necesario que el magma fuera muy fusible, como pasa con los de carácter básico. No hemos hecho aún observaciones micrográflcas en estos ma- teriales, y no podemos afirmar que falten en absoluto los mine- rales cristalinos, pero ni á simple vista ni con la lente se logra ver el más pequeño cristal. Lo probable, sin embargo, es que haya, cuando menos, productos de desvitrificación. Por lo demás, este carácter básico es el de todos los magmas de las erupciones modernas de Tenerife, muy especialmente de la erupción basáltica de Güimar, cuyas lavas, de un peso específico superior á 3, sólo tienen un 47 por 100 de ácido silícico. Consideraciones finales. — Antes de concluir queremos hacer notar que el cono, que ya es de poca consideración, sobre todo si se tiene en cuenta que se alza sobre una montañita preexistente, parece destinado á una vida efímera. Sin más causa que su pro- pia inconsistencia, lo hemos visto descarnarse y reducirse sensi- blemente de altura en el espacio de una veintena de días. Es de suponer que las primeras lluvias torrenciales producirán su casi total destrucción. De ello son indicio cierto las numerosas frac- turas que le surcan, principalmente dos concéntricas en arco de círculo, y otras varias transversales, de las que la más importan- te es la que marca la separación entre las bocas segunda y terce- ra. Desaparecido en gran parte el cono, disueltas ó arrastradas totalmente las sublimaciones de las fumarolas, una gran parte de los datos y enseñanzas de la actual erupción habrán desapareci- do. Por eso ha sido muy conveniente la idea de hacer su estudio en los primeros momentos, siquiera la incompetencia de la per- sona encargada de hacerle no permita esperar los mejores frutos. La imaginación de los tinerfeños, soi'prendida por un fenómeno tan grandioso, exageró en un principio los ri-esgos de la erup- ción. No hubo por fortuna en ningún momento peligro para las personas, y los daños materiales han sido insignificantes. Estas DE HISTORIA NATURAL. 121 agradables circunstancias han sido debidas á la naturaleza misma de la erupción y al lugar en que se ha verificado. Se sabe, en efecto, que las desgracias personales y gran parle de los daños materiales son siempre producidos por los lapillis, cenizas, barros volcánicos, etc., que en este caso han faltado (ce- nizas, barros), ó se han producido en cantidad muy pequeña (la- pillis). En cuanto alas lavas, cuyos daños se limitan siempre ex- clusivamente á la porción de suelo que cubren, aquí han corrido sobre malpaíses, corrientes lávicas de antiguos volcanes, terrenos por completo estériles que sólo soportan algún escobón ó algún minúsculo campo de altramuces. Forma contraste con tan modestos efectos la impresión moral producida en toda la región próxima al volcán, y aun en zonas muy alejadas del mismo. En este sentido podrían citarse hechos que acusan un verdadero terror pánico, completamente injusti- ficado. Aún hoy, extinguido el fenómeno, mantiénese el estado de alarma en poblaciones que, como Tcod, Garachico y tantas otras, nada hubieran tenido que temer aun cuando la erupción hubiera alcanzado intensidad mucho mayor. Una pregunta que desde luego se ocurre á todo el que visita el volcán ú oye describir la erupción, es la de si el fenómeno habrá de repetirse en plazo breve, como creen muchos, por la persisten- cia de los temblores de tierra. Apresurémonos á decir que estos son naturales, deben durar bastante tiempo y no representan sino las vibraciones necesarias para el restablecimiento del equili- brio interno perturbado por la erupción. Lo probable es que va- yan disminuyendo paulatinamente en número é intensidad, hasta desaparecer por completo. Sin embargo, ante la relativa pequenez de la erupción y el largo período de reposo que la ha precedido (ciento once años), el áni- mo no puede substraerse á la idea de que nos encontremos en el primer paroxismo de una erupción compleja, como las deGüimar- Garachico y Siete Fuenies-Fasnia, anteriormente citadas. Si los temblores locales aumentaran notablemente, bien en la misma región ó en alguna otra zona de la isla, habría que esperar en plazo breve otro nuevo volcán, que probablemente no se abriría en el mismo punto, sino en algún otro más bajo. Todos estos presa- gios, sin embargo, tienen sólo un valor muy relativo, pues la cien- cia geológica no tiene por hoy medios de predecir estos fenómenos . 122 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA Las consideraciones anteriores nos llevan á manifestar la con- veniencia de instalar en las proximidades del volcán actual un observatorio sismológico y meteorológico. La instalación, tratán- dose de un establecimiento modesto, no es nada costosa, pudién- dose encargar las observaciones, mediante una pequeña retribu- ción, á cualquier persona de alguna cultura científica, como mé- dico, farmacéutico, maestro, etc. Ningún punto parece para esto más indicado que la villa de Icod, sitio en que las sacudidas sís- micas se han sentido con más intensidad que en el volcán mismo. No hace falta insistir en la utilidad é importancia científica que tiene el registrar los movimientos del suelo en una zona tan inestable. Debe, sin embargo, recordarse, que si el observatorio hubiera existido, la actual erupción se habría podido predecir con gran seguridad. También vale la pena recordar que en alguna nación extranjera parece agitarse la idea de crear en las inmedia- ciones del Teide algún centro de esta índole, lo cual sería vergon- zoso para España, si por nuestra parte no hacíamos algo análogo. ILMO. SR. D. PRIMITIVO ARTIGAS Y TEIXIDOR (Noticia necrológica) POR GABRIEL PU1& Y LARRAZ Encargado el que suscribe por la Sociedad de reunir datos acerca del que fué nuestro consocio, D. Primitivo Artigas y Tei- xidor, fallecido el día 9 del mes de Enero, la premura del tiempo no permite exponer más que los rasgos principales de su vida, en vez de una detenida biografía. Nació el sabio y siempre modesto naturalista ,'en Torroella de Montgrí, provincia de Gerona, el 26 de Noviembre de 1846, y sus primeros años se deslizaron entre esta villa y la cercana de Palafrugell; y las impresiones que entonces recibiera al ver y oir contar el efecto avasallador de las arenas que procedentes del Golfo de Rosas y playa de País hacían improductiva la zona li- toral de la comarca, y anulaban fácilmente los escasos y rudi- mentarios medios de defensa que se empleaban para detenerlas, así como las esperanzas que en el aumento del cultivo de los alcor- noques cifraban sus comarcanos del bajo Ampurdán, fueron las DE HISTORIA NATURAL. 123 causas que más poderosamente influyeron en su ánimo para de- dicarse á la carrera de ingeniero de Montes, y marcaron una vez terminada ésta la orientación de todos sus estudios y principales investigaciones científicas. En 15 de Septiembre de 1868 ingresó en el Cuerpo facultativo del Estado, después de brillantes estudios, y poco después fué nombrado profesor de la clase de Silvicultura, Meteorología y Climatología forestal de la Escuela especial de Ingenieros de Montes, cargo que desempeñó largo tiempo, distinguiéndose por sus condiciones especiales para la enseñanza, escribiendo duran- te el período en que fué profesor un tratado de Silvicultura, del que se han hecho dos ediciones. Entusiasta y decidido propaga- dor de la ventaja que para la enseñanza tienen los viajes de ins- trucción, en cuanto se consiguió crédito bastante para que los alumnos de la Escuela de Montes pudiesen efectuarlos, solicitó y obtuvo ser él designado para dirigir las prácticas, y el resultado de las excursiones verificadas bajo su dirección lo publicó en fo- lletos de amena é interesante lectura. Como antes indico, al elegir una especialidad en que emplear su atención preferente, fué consecuente con los recuerdos de su niñez que decidieron su vocación por la carrera de Montes, esco- giendo entre las múltiples aplicaciones de la enseñanza forestal la industria corchera, dedicando toda la atención de su espíritu investigador y reflexivo, en los años que todas las tareas parecen leves, á las aplicaciones industriales del alcornoque, al estudio comparado de las regiones españolas en que se cultiva esa espe- cie arbórea con la de las similares extranjeras, y á los medios de fomentar dicha industria en nuestro país, y sobre todo en su co- marca nativa. Cuando ya en edad madura, en 1887, ingresó en nuestra So- ciedad era el adalid reconocido de la industria corchera en Espa- ña y el más acérrimo defensor de la idea de la intervención di- recta del Estado para poner en cultivo duradero y valladar cons- tante al avance de las dunas que en varios parajes de nuestras costas obligan á permanecer improductivos espacios considera- bles de terreno. También dedicó su atención durante cierto tiempo al estudio del ramio, respecto del cual publicó en la Revista de Montes diversos artículos como resultado de sus investigaciones. Al dejar el profesorado de la Escuela de Montes fué encargado de la dirección de la Piscifactoría del Monasterio de Piedra; pero 124 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA aun cuando con laudable celo trató de prestar constante cuidado al nuevo cargo, el estado de su salud no se lo permitió, y pasó al Negociado de Industrias y Trabajo del ministerio de Fomento, en el cual cesó al ascender á inspector general del Cuerpo de In- genieros de Montes, habiendo desempeñado el cargo de Vocal en la Junta facultativa hasta su muerte, ocurrida el 9 de Enero de 1910. Su deseo principal hace muchos años era escribir una descrip- ción detenida y detallada del bajo Ampurdán, y coleccionaba da- tos y noticias, recordando yo que de éstas me suministró varias relativas á las cavidades naturales de los alrededores de Torroe- 11a de Montgrí para mi obra Cavernas y simas de España. Colaborador asiduo de la Revista de Montes, en la colección de esta publicación técnica se encuentran interesantes noticias acer- ca de los diversos extremos que abarca la práctica forestal. Sus publicaciones como naturalista pueden resumirse principalmente en el período de 1875 á 1902: son casi todas de carácter didáctico, y las que de éstas conozco las cito en el resumen ó reseña biblio- gráfica que va á continuación de estas líneas. En toda su vida de trabajo perseverante no solicitó ni obtuvo distinción honorífica alguna, y sólo consideraba como timbre de gloria haber consegaido ocupar la presidencia de nuestra So- ciedad, cargo que desempeñó con gran acierto durante el año de 1899. Reseña bibliográfica. «Dunas procedentes del golfo de Rosas». (Revista forestal, económica y agrícola. Madrid, 1875). «El alcornoque y la industria taponera)^. Madrid, 1875, folleto de 68 páginas. «Modificación del arancel de exportación del corcho». (Revista de Montes. 1877). «Descripción del Pi gros de la Fonollera en Torroella de Mont- grí, provincia de Gerona». (Revista de Montes. 1879). «Bosquejo forestal de los alrededores de Bagurj>. (Revista de Montes. 1880). «Reseña crítica de la obra Le chéne liége en Algerie, por M. A. Lamey». Madrid, 1881. «Los torrentes de Barcelonette» (viaje de prácticas de los alum- nos de la Escuela especial de Montes). Madrid, 1881. DE HISTORIA NATURAL. 125 aBreve reseña crítica relativa á la obra intitulada Nota sobre los alcornocales y la industria corchera en Argelia , por D. José Jordana y Morera». Madrid, 1883. «Memoria relativa á la excursión verificada por los alumnos de tercer año de la Escuela especial de Ingenieros de Montes á los montes públicos, dunas y alcornocales de la provincia de Gerona por el verano de 1882». Madrid, 1885, 132 páginas. «Alcornocales. Industria taponera.» Madrid, 1885, 48 páginas. «Dunas». Madrid, 1885, 20 página?. aObservaciones sobre la plaga de la Ocneria dispar L. en los alcornocales del Ampurdán (Actas de la Sociedad española de Historia natural)», xviii. Madrid, 1888, página 79. «Noticia sobre el alcornoque y la industria corchera». Madrid, 1888. «Bibliografía. Reseña geográfica y estadística de España». Ma- drid, 1888, 20 páginas. «Cultivo y aplicaciones del ramio». (Revista de Montes, 1888). «La Tiesta del ramio en Torroella de Montgri». Madrid, 1888. «Selvicultura ó cría y cultivo de los montes (obra didáctica)». Madrid, 1890 (segunda edición). «Alcornocales é industria corchera (dos volúmenes texto y atlas)». Madrid, 1895, «Trabajos hidrológicos forestales (conferencias pronunciadas en el Ateneo de Madrid)». Madrid, 1901. «Noticia necrológica de D. Máximo Laguna y Villanueva». (Anales de la Sociedad española de Historia natural, se- rie ii-x). Especies europeas del gen. «Ancistromma» POE RICARDO GARCÍA MERCET Las especies de que hablaré en el presente trabajo, ofrecen la particularidad interesante de pertenecer á un género que se creía propio de la fauna neártica y que, á lo más, se suponía pudiera extenderse á la neotrópica. Establecido por Fox el año 1893 fProceedings of the Academij o/ Natural Sciences of Philadelphia, páginas 469 y 487), se registran de él once especies de la América 126 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA del Norte en el Cat. Hymenopterorum de Dalla Torre, y las mis- mas cita W. Ashmead en The Canadian Entomologista vol. sxxi, pág. 249; pero en 1906, Harry S. Smith ha descrito otras dos Ancislromma, de Nebrasca, y H. L. Viereck cuatro especies más, de Kansas. A éstas habrá que añadir, en adelante, dos formas nue- vas que hemos encontrado en España y que constituyen el objeto de la presente nota. Tratándose de un género que se creía exótico y que puede fá- cilmente confundirse con otros que tienen en la fauna paleártica antigua representación ( Astata, Tachytes, Tachysphex, Larra, Notogonia), creo conveniente señalar los caracteres que le dis- tinguen: Ojos grandes, divergentes hacia el clípeo y que llegan á la base de las mandíbulas; parte alta de la frente provista de pequeños re- pliegues longitudinales en la proximidad de las órbitas internas de los ojos compuestos; estema anterior redondeado, los posterio- res transversos, deprimidos, alargados, claviformes; mandíbu- las bidentadas; clípeo más ancho que largo; antenas de 13 arte- jos en el cf y 12 en la 9; escapo muy grueso; tercer artejo del funículo, un poco más largo que el segundo; frente, por encima de la inserción de las antenas, desprovista de tubérculos lisos y brillantes. Pronoto corto, poco ó nada deprimido transversal- mente; callos humerales distantes de la base de las escuámulas; segmento medio desprovisto de área dorsal bien limitada; alas anteriores con la célula radial peciolada y tres células cubitales; patas robustas; caderas intermedias separadas entre sí; tibias y tarsos espinosos; tibias intermedias con un solo espolón; fému- res anteriores ligeramente excavados en la base (cf") ó enteros ($); peine del metalarso anterior compuesto de espinitas rígidas. Ab- domen alargado; sexto segmento con un espacio ó área pigidial bien limitado y provisto depelitos en su mitad ó tercio apical (9); séptimo segmento triangular-redondeado ó trapeciforme, cubier- to de pubescencia bien visible (cf ). Las Ancistromma se diferencian de los Tachysphex (con los que pudieran confundirse) por la conformación de la frente y de los estemas posteriores; estructura de los metalarsos anteriores y revestimiento del área pigidial. Es un género intermedio entre el Larra y el Tachysphex. DE HISTORIA. NATURAL. 127 Ancistromma Europaea nov. sp. 9. Media, robusta nigra, nítida; mandibulis, in medio, te- gulis, tarsis anticis rufescentibus; segmeatorum abdominis 1-3 rufis. Clipeo parum convexo, leviter arcuato; oculi in vértice lon- gitudine flagelli articulo secundo inter se distantes; antennae for- ma consueta, artículo terlio quarto paulo breviore. Gapite, mesono- to, scutello, postsculello, abdominequesubtiliterpunctatis, punc- tis satis raagnis valde distantibus inmixtis; mesopleuris dense punctatis; segmento mediano oblique rugoso striato, lateribus aciculato striato, truucatura transversim striato rugosa. Alae an- ticae fumatae, apicem versus obscuriores, nervis piceis, areola cubitalis tertia modice producía. Pedes robusii; tibiis intermediis et posticis nigro spinosis; calcar posticum metatarso feresequale; metatarsus anticus spinis pectinalibus quinqué instructus. Área pygidialis bene limitata, nitida, elongata, in lateribus leviter sinuata, ápice lato rotundata, sparse et grosse puuctata. Long. 11-13 mm. (^ . Facies, mesopleuris et segmento mediano in lateribus ar- génteo sericeis. Oculi in vértice longitudine flagelli articulo pri- mo inter se distantes. Fronte, me?ouoto, scutello, postscutelloque haud nitidis, dense punctatis. Alae anticae infumatae, cellula radialis et areolae cubitalis ut in fig. 1 constructae. Abdomen sub- liliter sed dense punctalo, punclis majoribus carel; segmenta 2-4 in lateribus argénteo fasciata; segmento 7.° lato, triangulariter- rolundato. Long. 11 mm. 9. De tamaño medio, robusta, brillante y charolada, blanco pubescente, con la cabeza, el tórax, las palas y los tres últimos anillos del abdomen negros, y los tres anteriores rojos; las man- díbulas hacia el centro, las tégulas y los últimos artejos de los tar- sos anteriores rojizos. Cabeza finamente punteada, con algunos puntos gruesos y profundos diseminados; clipeo convexo, aplana- do en su tercio anterior, con el borde ligeramente curvo; ojos grandes, divergentes hacia abajo, y cuyas órbitas internas están separadas entre sí, á la altura del vértice, por una distancia pró- ximamente igual á la longitud del 2." artejo del funículo; antenas normales; el tercer artejo ('2.° del funículo) un poco más corto que el 4.°; el 5." y el 6.° casi iguales. Pronoto muy finamente pun- teado; mesonoto con puntuación fina, apenas perceptible en el centro, y algunos puntos gruesos esparcidos; escudete y poses- cudete también con punios gruesos diseminados; mesopleuras 123 boletín de la REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA densamente punteadas; segmento medio oblicuamente rugoso es- triado por encima, con arrugas transversales en un pequeño es- pacio del ápice sobre el borde posterior; lateralmente con estrías más finas y regulares. Alas ahumadas en toda su extensión, más obscurecidas hacia el borde apical; la segunda célula cubital, por arriba (sobre el nervio radial) tan ancha como la tercera: ésta forma una inflexión bien manifiesta hacia el borde del ala; patas fuertes; tibias intermedias y posteriores espinosas; espinas ne- gras; peine del metatarso anterior formado de cinco espinas lar- gas; el espolón de las tibias posteriores tan largo como el meta- tarso correspondiente. Abdomen charolado, con puntuación fina poco visible y algunos puntos gruesos esparcidos, más profun- dos y abundantes sobre los anillos 4 y 5. Área pigidial alargada, rojiza y redondeada en el ápice, con puntos gruesos diseminados y algunos pelos en su mitad apical. Los anillos abdominales 3-6 llevan á los lados y por el vientre una serie de cerditas largas, í^. Caracteres diferenciales con la 9- Gara cubierta de pubes- cencia plateada; aspecto general del insecto, mate. Antenas un poco más gruesas, con los artejos del funículo provistos de tomento argentino. Las órbitas internas, á la altura del vértice, tan apro- ximadas entre sí que la distancia de una á otra apenas excede la longitud del primer artejo del funículo. Pronoto, mesonoto, es- cudete, posescudete y abdomen con puntuación muy abundante y homogénea, en la que no se advierten puntos más gruesos dise- minados ni espacios lisos y brillantes. Célula radial y cubitales como en la figura 1.*. Patas con los tarsos ro- jizos hacia el ápice; es- pinas de las tibias roji- zo-blanquecinas; peine del metatarso anterior ¥\Q.\.'^-Ma,2iuimov Aq Ancistromma Europrf-a, (^. menOS fuerte que CU la 9. Segmentos 3.°, 4.° y 5." del abdomen con manchas laterales de pubescencia plateada; 6.° y 7.° cubiertos de pelitos blanquecinos; el último ancho, triangular-redondeado. Patria: España. — Montarco, en la provincia de Madrid: 5 9 y 2 cf (19 Septiembre 1906 y 1909!). Sóbrelas flores del Fceniculum vulgare Goet. Especie otoñal, que aparece después de las grandes lluvias con que suele terminar el verano en nuestros climas. DE HISTORIA NATURAL. 129 Ancistromma maligna nov. sp. 9. Submedia, nigra, nítida; mandibulis in medio, alarum te- gulis, tarsis totis rafescentibus; segmentoruní abdominis 1-2, et interdum 3 ruüs. Ociili in vértice longitudine flagelli articulo- rum 1-2 Ínter se distantes. Gapite, mesonoto, scutello, postscute- 11o, abdomineque subtiliter punclatis, punctis satis maguis val- de distantibus inmixtis. Mesopleuris sparse puuctalis; segmento mediano, superne, obligue striato. Alae minus famatae quam in Europcea; areola cubitalis terlia breviore, vix prodacta. Pedes robusli; tibiis intermedis et posticis spiuosis, spinis rufescenti- bus; calcar posticum metatarso brevius; metalarsus anticus spinis pectinalibus quinqué instructus. Área pygidialis beue limitata, nítida, sparse et grosse punctata. Long. 7-8 mm. cf. Parnm nítido, dense punctato, punctis majoribus caret; facíes argénteo serícea. Oculi in vértice longitudine flagelli articu- lis 1-2 Ínter se distantes. Alae fere hyalinae ut in fig. 2 cons- tructae. Abdominis segmento 7." triangu- lariter rotundato, mi- nus lato quam in Eu- ropcea. Long. 7-8 mm. 9. De menor tama- ño que la de A. Eu- ¥ig. ■2.*-A\&&üteTior de Ancistromma maUff na, (^. ropcea; negra, brillan- te y charolada, con los dos primeros anillos del abdomen, y á veces el tercero también, rojizos; siendo rojizos igualmente las tégulas y todos los tarsos. Cabeza finamente punteada, con algunos puntos gruesos diseminados; las órbitas internas de los ojos, por encima de los estemas superiores, separadas entre sí por una dis- tancia que equivale próximamente á la longitud del 1." y 2." artejos del funículo. Puntuación del pronoto, mesonoto, escudete, poses- cudete y abdomen poco más ó menos como en la especie ante- rior; mesopleuras esparcidamente punteadas, los puntos dejan en- tre sí espacios lisos muy brillantes; segmento medio oblicuamen- te estriado, como en la ^. Europcea, pero la estriación, lo mismo en el dorso que á los lados, es más fina, menos rugosa, más regu- lar. Alas anteriores sólo obscurecidas hacia el borde posterior; la 2.* célula cubital, por arriba, más estrecha que la 3.*, ésta más corta y menos flexuosa que en la otra especie. Espinas de las patas blanco rojizas; espolón de las tibias posteriores más corto que el T. i.-Febrero, 1910. 9 130 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA metalarse correspondiente. Área pigidial de conformación seme- jante á la que ofrece en la.^l. Europcea. (^. Caracteres diferenciales con la 9: Aspecto del insecto, mate; cara cubierta de pubescencia plateada; puntuación de la frente, mesonoto, mesopleuras, escudete y posescudete apretada y ho- mogénea, sin puntos más gruesos esparcidos. Órbitas internas, como en la 9, separadas entre sí á la altura del vértice por una distancia igual á la longitud del 1." y 2.* artejos del funículo; alas casi hialinas; la célula radial y las cubitales como en la fig. 2. El 7.° segmento del abdomen más alargado, menos ancho que en la especie anteriormente descrita. Patria: España.— Madrid, 15 Agosto 1905, 2 9!; Navalperal (provincia de Avila) 4 (^ (Martínez de la Escalera!) Para que puedan apreciarse bien los caracteres diferenciales de las dos especies europeas del género Ancistromma , separaré una de otra por medio del siguiente cuadro dicotómico. 99 Espolón de las tibias posteriores tan largo como el metatarso correspondiente; espinas de las patas negras; alas ahumadas en toda su extensión; puntuación de las mesopleuras apretada, casi confluente; tamaño del insecto. 11-13 mm .4. Europcea. —Espolón de las tibias posteriores más corto que el metatarso correspondiente; espinas de las patas rojizas; alas sólo obscureci- das hacia el borde posterior; la puntuación de las mesopleuras deja entre sí espacios lisos y brillantes; tamaño del insecto. 7-8 mm ^- maligna. Órbitas internas, por encima de los ojos simples, separadas en- tre sí por una distancia próximamente igual á la longitud del primer artejo del funículo; alas obscurecidas en toda su exten- sión; célula radial y cubitales como en la fig. 1; tamaño del in- secto. 11 mm ^- EuroTp(£a. —Órbitas, por encima de los estemas, separadas entre sí por una distancia próximamente igual á la longitud del 1.' y 2." artejos del funículo; alas solamente obscurecidas hacia el borde poste- rior; célula radial y cubitales como en la fig. 2; tamaño del in- secto. 7-8 mm ^- maligna. DE HISTORIA NATURAL. 131 Breve noticia de algunas excursiones geológicas por los alrededores de Santander DANIEL JIMÉNEZ DE CISNEROS La g-eolog-ía de la provincia de Santander ha sido objeto de numerosos trabajos, habiéndose determinado ios sistemas y pisos desde larg-a fecha. M. de Verneuil citó el Turonense y Senonense cerca del Fa^o de Santander, según aparece en la obra de Alcides d'Orbig-ny (1). Mr. Carez en 1881 menciona el Urg-oaptense de las cercanías de dicha capital y numerosos trabajos realizados con motivo de sus yacimientos de minera- les y las modificaciones que en el mapa geológico de esta par- te ha introducido el ingeniero Sr. Sánchez Lozano, hacen de esta provincia una de las mejores estudiadas en España. Poco nuevo puede decirse ya respecto á la estratigrafía de esta re- gión, no siendo detalles de escasa importancia ó el hallazgo de alguna especie fósil rara ó no citada en nuestra Península, como nos ha sucedido á nosotros realizando unas cuantas ex- cursiones ])or los alrededores de Santander. La configuración de esta parte de la costa cantábrica es muy conocida, hasta en sus menores accidentes, por ser sitios muy visitados en la estación de verano, y la cantidad de fósiles que en estos se recog-en es tanta y tan variada, que la caracteriza- ción de los pisos se hace con facilidad. Los del Cretáceo, par- ticularmente el superior ó Neocretácico y el medio ó Mesocre- tácico presentan una fauna en un todo semejante á la de los pisos que pudiéramos llamar clásicos. Aparece este último en los desmontes hechos para el paso del tranvía del Sardinero, en el Sardinero mismo y en el punto llamado San Martín. El Cenoraanense de estos sitios lo forma una caliza margosa, gris verdosa, en unas capas más arcillosa que en otras, cuajada de' fósiles, entre los que sobresalen por su extraordinaria cantidad la Orbitolma plana d'Arch., tanto en San Martín como en el (1) Cotirs élémentaire de Paléontologie et Qéologie slratigrapkiques, 1852, tomo n, pág. 670. 132 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA Sardinero, alternando con capas en donde abunda la Terebra- tella Menardi d'Orb. en la primera de estas localidades, y aun- que no con tanta abundancia, las Rhynchonella Lamarcki d'Orb., Rh. depressa Buch. (?). Rh. plicalilis (var. Cuvieri) d'Orb., la Terebralula P/iaseoHfia Yal inLaink (?) y un peque- ño ejemplar de la Terebrirostra Bargesi d'Orb., del Sardinero en el sitio llamado Piquío. De las mismas calizas arcillosas del Sardinero hemos podido extraer dos especies características del Cenomanense: el Am- monites (Acanihocerasj Rotomagensis Defrance y \?ii Janira quin- qiiecostata Sow.. y de un caliza compacta, verdosa, de la peque- ña playa de San Martín, hemos retirado dos trozos de Pectén, teniendo uno de ellos costillas muy finas, alternando con pa- rejas de costillas más g-ruesas; el otro es probablemente el P. asjjer Lamk. Eiicuéntranse también bastantes equinoder- mos, pero los recog-idos por mí se hallan en mal estado de con- servación para poder clasificarlos. En la pequeña península de la Mag-dalena se recog-en poli- peros en abundancia, alg-unos ejemplares de i?/¿y;¿c/¿0W(9//«, que parecen referirse á la Rh. depressa d'Orb. y profusión de Re- quienia (Toiicasia), en muy mal estado, que parece ser la T. Carinata, Ueg-ando á alcanzar alg-unos individuos g-randes dimensiones. Ig-noro si en los trabajos de Mr. Carez acerca de los terrenos cretáceos del Norte de España se hace mención de esta pequeña península, porque en la obra de Lapparent (Geolog-ía, 1883, pág-. 938), son referidos al Urg-oniense los al- rededores de Santander. Los ejemplares recog-idos en la Mag-- dalena no permiten aseg-urar que la especie recog"ida sea la Rh carinata ó la Rh. Lonsdalei, pues sabido es que esta última especie se considera actualmente por MM. Douvillé y Nicklés como especie albense, desig-nándola Toucasia Santander ensis Douvillé (1). Los ejemplares, ó mejor dicho, trozos de ejempla- res, son de gran tamaño y ni esta especie ni una g-ran Nerinea allí encontrada pueden servir para caracterizar el piso con certeza. (1) En la Sierra de Santa Bárbara, al N. de Cándete, en la provincia de Albacete, se encuentran numerosas Orbitolinas (O. conoidea y O. discoidea A. Gras.j juntamente con la Toncasia carinata Math. y otras especies que caracterizan el Urgoaptiense. Los fósiles abundan en la proximidad del Collado de Requena y allí hemos encontrado también trozos de grandes Ammonites. DE HISTORIA. NATURAL. 133 Una accidentada excursión á Somo, paraje situado á la par- te meridional de la bahía, nos permitió recog-er alg-unas Orbi- tolinas, que parecen referirse á la O. conoidea A. Gras. Los estratos de caliza compacta, un tanto cristalina y de color gris, recuerdan en un todo los depósitos aptenses de Busot, en Ali- cante. Buzan con poca inclinación ha'^ia el W. próximamente, como en esta parte del litoral, encontrándose los pisos más modernos al W. En las cercanías de Sorao existe una capa de tierras amarillentas ocráceas, tal vez por alteración de calizas ó dolomías ferríferas, con abundancia de Orbitoliiias. También en Peña Castillo encontramos restos fósiles inde- terminables en una caliza semicristalina y alg-o dolomítica. Por su situación parece referirse al Cretáceo, y sus materiales recuerdan los del Mesocretácico de alg-unos puntos de la pro- vincia de Alicante. De todas las excursiones verificadas, ninguna proporcionó fósiles más curiosos ni en mayor cantidad que la que hice al Faro, acompañando al Sr. Calderón y á los Sres. Rioja, P. Je- sús Carballo, Alaejos, alg-unos de los alumnos pensionados de la Estación Biológica y de los de la Escuela de Caminos, seño- res Alonso (D Emilio y D. Gonzalo), D. Francisco Albert y don Ag-ustín Martín Montalvo. Hasta las proximidades del Faro no dimos con fósiles, y ya muy inmediatos encontramos un Gale- rites ó Echinocomis subrotimdus Agass. (?), que vendría á ser un representante der Turonense ó bien una especie que ha pasado al Senonense. Próxima al Faro existe una pequeña fuente á la que se des- ciende por unos escalones rústicos. La caliza alg-o arcillosa que forma el corte encierra alg-unos fósiles, entre ellos el EchinocorysvuIgaris'QYQxn (Ananchytes ovala Leske), habiendo visto un ejemplar bien conservado con ww^Exogyra adherida. Una Nerita (?) de fuertes costillas, así como restos de esponjas y briozoarios. Al W. del Faro el número de fósiles es mayor, habiendo recogido una Ostrea (Alectrijonia) que recuérdala O. larva del Danés, y una Exogyra de finísimas costillas, inde- terminable. En el mismo caso se encuentra una Lima de formas abultadas, y una Nerila parecida á la Nerita rugosa Auct. (Olosloma poiiliciim d'Arch). De los briozoarios hay numerosos restos, unos que recuerdan la Escharifora Circe d'Orb., la Fo- ricula spinosa d'Orb. y otros más. Caracteriza igualmente el 1S4 BOLETÍN DE LA. REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA piso la presencia de especies tales como Galerites albogalerus Klein (Echinomms conicus Breyn). Micraster cor-anguinmn Ag-ass., y acaso el M. turonensis Bayle, más abundantes por la parte de Cabo Menor. En todas las calizas alg-o arenosas es frecuente encontrar restos de esponjas del g-rupo Hexactinellida , equinodermos mal conservados y poliperos indeterminables, en crecido número, pero cuyas especies no cito al presente por lo incierto de su determinación. Excursiones á las sierras de Crevillente, Albatera, Cid, Safra y Rambla Honda (Alicante) POR DANIEL J13SIÉNEZ DE CIS ÑEROS. Excursión á la Sierra de Cremllenie y Hondón de las Nieves. — La Sierra de Crevillente ha sido ya visitada en otras excur- siones y de ella dimos cuenta en una nota (Marzo 1907), ci- tando una mancha del Titónico que aparece en el extremo su- perior del barranco de Agua amarga; pero no conocíamos la naturaleza de sus cumbres ni la ladera N., habiendo dedicado á esta excursión los días 30 y 31 de Octubre último. El viaje puede hacerse con bastante comodidad saliendo de Alicante á las 10'' y 10"" en el tranvía de vapor, que une la capital con Crevillente, lo que realicé acompañado de los alumnos seño- res Benlloch y Davó, lleg-ando á Crevillente muy cerca de me- diodía. Poco después salimos de esta población con dirección á la Sierra, que se presenta como una barrera de más de 800 metros de altura y casi infranqueable, habiendo sólo dos pa- sos por escabrosas sendas. Atraviesa la más occidental por en- tre la cumbre de la Sierra y el Pico de San Cayetano, pasando por el collado de Catit (1), y la oriental, que no sube más que á unos 600 m., se desliza describiendo numerosas curvas al pie del cantil en que termina la Sierra por el E., razón por la cual se la llama senda del Collado del Puntal, pasando por entre (1) En el mapa de la provincia pone el Sr. Coello este collado al W. de San Cayeta- no, equivocadamente, llamándole collado de Catín. DE HISTORIA NATURAL. 135 a Sierra y una cumbre que por su forma se llama la Caja. Por esta senda nos decidimos; pero hubiéramos equivocado seg-u- ramente el camino de no ir acompañados de un g-uía conoce- dor de las sendas de la Sierra. Desde Crevillente seg-uimosuu camino que se interna á poco en un profundo barranco, por el cual marchamos casi una hora. Comienza entre aluviones antig-uos, vense después de- pósitos cuaternarios y se abre más adelante entre capas de Mioceno (helveciense) y grandes masas de yesos y marg-as irisadas del Triásico superior. Por este barranco marcha, por un cauce cubierto, el ag-ua de una profunda y larg-uísima mina que tanto admiró Cavauilles en sus viajes por el reino de Va- lencia. La temperatura de sus ag-uas es bastante elevada, tan- to que no se siente impresión alg-una al beberías, no obstan- te lo lejos del punto de salida, indicando la profundidad de su orig-en; empléanse para abastecer al pueblo y el excedente para riego. A poca distancia de este alumbramiento se deja el barranco y se sube por una áspera cuesta hasta tocar la altura de una loma de piedra obscura triásica (Loma Negra), con un pequeño llano cultivado en la cumbre, en el cual tomamos descanso, porque en pocos minutos habíamos alcanzado 130 metros sobre el lecho del barranco. Sobre Loma Negra se en- cuentra la choza, construcción bastante frecuente en el país' formada exclusivamente con piedras, con aspecto de cúpula ojival, de ingeniosa fábrica, que forma un abrigo seguro en caso de tormenta. De cuantas construcciones he visto de esta clase esta es la mayor. La choza se encuentra á 350 m. sobre el Mediterráneo, y desde este punto el sendero se desliza por pendientes más suaves, atravesando un manchón mioceno en el que hay nu- merosos fósiles, principalmente ostras y conchas de peregrino. Siempre subiendo se deja á la derecha una colina cortada al- rededor de su cumbre, de modo que queda formando como una fortificación antigua, y de aquí el nombre de Castell vell con que es conocida. El sendero va á la derecha del barranco que le separa de esta colina, y pasando por un pequeño colla- do, sube por la ladera W. de una gran loma, dejando á la iz- quierda otro profundo barranco, y así continúa serpeando hasta llegar á una extensa mancha de margas blancas, un tanto pizarrosas, con el aspecto de formación nummulítica ó 136 boletín de la REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA del Cretáceo medio, porque en esta reg-ión es frecuente en- contrar marg-as blancas pizarrosas de uno ú otro sistema, no disting-uiéndose más que por los restos org-ánicos que encierran. Este punto, llamado el Collado de las Hortigas, se encuentra á 510 m. y desde aquí el sendero se aproxima al puntal oriental de la Sierra formada en esta parte por g-randes quebradas, que elevan sus crestas 200 m. más arriba del sendero. Todavía hay que subir hasta los 600 para dar vuelta á la Sierra, á cuyo punto Ueg-amos cuando el sol se ocultaba en el horizonte, do- minando un paisaje estéril y disting-uiendo en el fondo el pe- queño pueblo de Hondón de las Nieves, al cual lleg-amos una hora después. Habíamos tardado próximamente cuatro horas, contando con los descansos que se hicieron precisos; pero el recorrido es solo de 15,500 pasos. Hondón de las Nieves es un pequeño pueblo situado en el valle que limita al S. la Sierra de Crevillente y al N. las peque- ñas Sierras del Rollo y la Ofra. Al E se encuentran unas coli- nas que reciben el nombre de Sierra de Orts (1) y al W. se con- tinúa con el valle de Hondón de los Frailes, caserío ó aldea si- tuado entre la Peña de la Mina y el Algayat al N. y la Sierra de A Ihatera al S. En el fondo del valle y en las pequeñas elevaciones que hay al S. del pueblo, en el sitio llamado La Pedrera y el Alto del N60'S S60'w PeJrtrt Loma del Pino y Pedrera, al S. de Hondón de las Nieves.— Neojurásico. Las'capas buzan al S. fiO" W. con inclinación de 40°. 1, Margas rojas; 2, Margas y arcillas rojas; 3, Margas blancas con Perisphinctes; 4, Mar- gas y calizas claras; 5, Calizas uodulosas con silex y Perisphinctes; 6, Calizas nodulo- sas con Oppelia; 7, Caliza de Aptychus. Pino, aparece el Jurásico superior, buzando al S. 60° W. con una pendiente de 40°. Las capas superiores, de pocos metros de espesor, están formadas por calizas nodulosas de color claro, (1) Sierra d'os dicen algunos campesinos, que en el mapa de Coello se ha conver- tido en Sierra de Dios. DE HISTORIA NATURAL. 13T no conteniendo otros restos que pequeños Aptychus y algún ammonites del g-én. Oppelia. Estas son las calizas de Aptychus que hemos encontrado siempre en la parte superior del Jurá- sico, sobre las calizas y marg-as que encierran g-ran número de PerispMnctes. Son estas últimas de color g-ris claro, conte- niendo silex zonados, cilindricos ó masas redondeadas irreg-u- lares. Concordantes con estas capas se encuentran otras infe- riores de margas blancas, con muy escasos fósiles, y por bajo de éstas, potentes capas de margas arcillosas, de un rojo intenso. En Hondón no se encuentra gran cantidad de fósiles; pero es- tas capas rojas son muy ricas en ellos hacia la parte meridio- nal de la Sierra de Crevillente, en los orígenes del barranca de Agua Amarga. En los cortes de la inmediata rambla de To- lomó me han asegurado se encuentra en abundancia el gen. Pyyope. Exctirsmi por el W. del Cid.— La gran Sierra del Cid está formada por dos alturas considerables: al S. los Chaparrales, de mayor altura que el resto y en forma de grandes lomas redon- deadas, accesibles por el \V. y cortadas por los demás puntos; la otra parte, llamada la Silla del Cid, la forma una enorme masa peñascosa, cortada igualmente al NE. y S., y sólo prac- ticable por el W. La parte N. se levanta verticalmente muchos- metros sobre el collado llamado de la Madraba, paso obligado para ir por esta parte desde Petrel á Agost ó viceversa, de cuyo camino di ya cuenta á la Sociedad. La Madraba es Neo- comiense, con algunos fósiles característicos (1), y la parte S. y E, de la Sierra, ó sea la porción llamada los Chaparrales, parece Aptense, á juzgar por las OrMtolinas y Rhynchonellas en ellas encontradas, que recuerdan las del mismo piso de otros puntos de la provincia. Faltaba conocer la parte occiden- tal de esta gran masa montañosa, y consultando el mapa de Coello, juzgué que desde Petrel á la estación de Monforte, aun contando con las curvas del camiuo que aparece bordear la Sierra, habría sólo unos 8 km., y acompañado de alumnos de bastante resistencia salí el 14 de Noviembre con los señores Poveda, Benlloch y Bosch, á los que se agregó el Sr. López del (1) Aptychus angulicoslatus á'Orh., Beleinnites bipartitus C&ü., con gr&náes trozos de Ammoniíes Arnaudi Coq., A. Matheroni d'Orb vel Am. cesticulatus Leym. Estas dos últimas especies son del Aptense. 129 boletín de la REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA Castillo, profesor de primera enseñanza. Llegados á Elda, qui- simos reconocer la llamada Peña de Bolón (1), que aunque no está, á mucha distancia, nos ocupó cerca de tres horas. La Peña de Bolón es una montaña aislada, situada entre Mono- var y Elda. La base es del Triásico superior, muy visible, sobre todo en la parte NE., es decir, en la porción más cercana á Elda y la parte principal hasta la cumbre, la forma una caliza nummulítica, marmórea en alg-unos puntos, con muy escasos restos org-ánicos, excepto en la parte S., en donde se encuen- tran bastantes Niimmulites. Subimos hasta unas crestas sa- lientes de la parte oriental y á una altitud de 510 m., desde donde se divisa una g-ran parte de la provincia. La mayor al- titud no debe exceder de 650 metros. De Elda marchamos con dirección á Petrel, que se encuentra sólo á 3.300 pasos del primero de estos pueblos. En Petrel se ■encuentran depósitos de arcillas nummulíticas en las inmedia- <:iones del pueblo, y con dirección al S. emprendimos la marcha, haciendo un pequeño alto en la Loma de la Cruz, y prosi- guiendo nuestro viaje nos internamos en la Sierra, por entre un laberinto de barrancos y cañadas. Tratando de acortar ca- mino, ascendimos más, atravesando terreno que tiene todo el aspecto del Mesocretácico ó Cenomanense. A las cuatro de la tarde llegábamos á una pequeña casita situada en la ladera W, de los Chaparrales y á unos 560 m. de altura. Descansamos unos minutos mientras se hacían algunas observaciones, y dos cazadores que allí encontramos se ofrecieron servirnos de guías hasta las últimas lomas que cerraban el horizonte. De- jamos la pequeña Casa de los Charcos y avanzamos rápidamen- te hacia Monforte después de cruzar los orígenes de tres pro- fundos barrancos, encontrando unas margas pizarrosas muy blancas, con abundantes núcleos piritosos y nodulos de pe- dernal. El terreno parece senonense por su facies. Subimos penosamente una alta loma, último estribo consi- derable del Chaparral por aquella parte, y con las inciertas in- dicaciones que nos habían dado los cazadores, llegamos hasta 650 m., desde cuyo punto comenzó el descenso, no tardando en perder la luz del día y con ella el camino, encontrándonos sin saber qué camino seguir á la escasa luz de los últimos res- . radicansGoKií., no muy ■distintos en algunos ejemplares. La situación de las dos g-rue- sas capas de trozos de estas especies, parece como indicar se deben al barrido por las olas y corrientes litorales de potentes formaciones, como si hubiesen constituido parte de islas ma- drepóricas. Las dos capas, formadas en totalidad por fragmen- tos de Disphyllum, medirán próximamente tres metros, y sólo por excepción, aparecen ejemplares de algunos centímetros que estén bien conservados. A los tallos ó ramos de Disphyllum, sobre todo en los que se encuentran en las capas margosas, van adheridos algunos fó- siles, como la especie Aulopora repens Knorr. et Walch. ^como más frecuente y en los límites de los lechos calizos se encuen- tran bellos ejemplares de Favosiies reticulaia Blain. y Alveo- lites suborhicularis Lamk. Los Briozoarios y los Braquiópodos, en general, están mal 148 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA conservados. Las capas pizarrosas encierran buenos ejempla- res de Fenesiella;- Tpero esta pizarrilla es tan frág-il, que casi to- dos los ejemplares se parten en menudos trozos. Cuatro espe- cies de Fenestella cita el Sr. Mallada en suCatálog-o, como per- tenecientes al Frasniense de Candas, y probablemente las cua- tro tienen su representación en Perán. Se halla con ellas tam- bién una Retepora. Entre los Braquiópodos, el Productus MurcMsoni Ron. (?), Spi- rifer^ Atrijpa, RhyncJionella, Terehraiiila y otros que no he po- dido determinar específicamente. Abundan los trozos de pe- queños fósiles entre la marg-a y la pizarra destrozada, y por esto hice buena provisión de tierras, para someterlas á un lavado, que es muy probable pong-a de manifiesto otros fósiles de menor tamaño. Lo que no he encontrado han sido Trilobites. Publicaciones que ha recibido la l^eal Sociedad Española de historia l^atural durante los meses de Dicienobre^ de 1909 g Enero de 1910. (La liste suivante servirá comme acensé de réception.) Alemania Deutsche entomologische Gesellschaít, Berlin. Deutsche Entomologische Zeitschrift. Heft i, 1910. Zeitschrift für wissenschaftliche Insektenbiologie, Husum. Bd. v, Heft 11 u. 12, 1909. Zoologischer Anzeiger, Leipzig. Bd. sxxiv, nos 1-26, 1909; Bd. xxxv, nos 1-10, 1910. Austria-Hungría Académie des Sciences de Cracovie. BuUetin international 1909, n° 8. K. K. Zoologisch-Botanische Gesellschaít in Wien. Verhandlungen. lix. Band, 6-9 Hefte, 1909. Wiener Entomologische Zeitung, Wien. xxviii. Jahrg., ix u. x Heft, 1909» Bélgica Société belge d'Astronomie, Bruxelles. BuUetin. 1909, n° 11. Société entomologique de Belgique, Bruxelles. Anuales. T. 53^ nos 11-12, 1909-1910. Costa Rica Sociedad nacional de Agricultura, San José de Costa Eica. Boletín. 1909, n.os 21-22. DE HISTORIA NATURAL. 149 Chile. IVIuseo nacional de Valparaíso. Revista chilena de Historia natural. 1909, n.° 3. España 'Clínica y Laboratorio, Zaragoza. 1909, n" 12. Facultad de Ciencias de Zaragoza. Alíales. 1909, nos g-u. Ingeniería, Madrid. 1909, n.os 168-171. Institución libre de enseñanza, Madrid. Boletín. N.°596, 1909. Real Academia de Ciencias exactas, físicas y naturales de Madrid. Revista. T. viii, n.os i_3^ i909. ■Sociedad aragonesa de Ciencias naturales, Zaragoza. Boletín. T. viii, n.os 9-10, 1909. Sociedad española de Física y Química, Madrid. Anales. N." 68, 1909. Estados Unidos t sus Colonias Departamento del Interior, Oficina de Agricultura. Manila. Revista agrícola de Filipinas. T. ii, n.os 9-10, 1910. Department of tbe Interior. Weather Burean. Manila Central Observatory. Bulletin for May 1909. Johns Hopkins Hospital, Baltimore. Bulletin. Vol. xxi, n° 226, 1910. Tbe American Naturalist, Boston. Vol. xliii, n° 516, 1909. Wilson Ornitbological Club, Oberliu, Ohio. The Wilson Bulletin. Voi. sxr, n° 1, 1909. Francia Académie des Sciences de Paris. Comptes-rendus. T. 149, nos 22-26, 1909; t. 150, n** 1, 1910. La Feuille des Jeunes Naturalistes, Paris. Nos 470-471, 1909-1910. Le Naturaliste, Paris. Nos 546-647, 1909. . Inglaterra t süs Colonias The Canadian Entomologist, Guelph. Vol. xli, n° 12, 1909. The Entomologist's Record and Journal of Variation, London. Vol. xxi, n° 12, 1909. The Zoologist, London. Fourth Series, vol. xiii, n° 156, 1909. Italia Ri vista coleottero lógica italiana. Camerino, 1909, n'' 12. Societá italiana di Scienze naturali in Milano. Atti. Vol. xLvni, fase, iii, 1909. Álbum del ferrocarril interoceánico de Guatemala. 1909. Branson (E. B.) — Notes on dinichthys terrelli newberry, with a restora- tion. (The Ohio Naturalist, vol. vtii, n" 8, 1908.) 150 boletín de la real sociedad española Buen (Odón de).— La enseñanza de la Geografía en España. Madrid, 190&. Cuerpo nacional de Ingenieros de Montes. Breve resumen de los trabajo» hidrológico-forestales efectuados por el Estado hasta fin del año 1907. DuFouR (H.)— Observations météorologiques faites ala Station Météorolo- gique du Champ de l'Air, Lausanne, 1909. GüBiCH (G.)— Leitfossilien. Erste Lieferung: Kambrium und Silur. Zweite Lieferung Devon. Berlin^ 1909. MÁS GoiXDAL (J.)— Asepsia y antisepsia. Canet de Mar (Barcelona), 1909. Metcalf (M. M.)— Opalina. Its Anatomy and Reproduction. (Archiv für Protistenkunde. Bd. xiii, Heft. 3. Jena, 1909. Natarro-Neomann (E.) —La composante verticale Vicentini de la Station sismolrgique de Cartuja (Grénade). (Beitrage zur Geophysik, Bd. x Heft 2. Leipzig, 1909. Nó Hernández (S.) — El Fenil-5-metil-2-pentano. 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N.° 1, 1910. Ingeniería, Madrid. Nos 172-174, 1910. Institució catalana d' Historia natural, Barcelona. Butlletí. N.os 7-9, 1910. Real Academia de Ciencias exactas, físicas y naturales, de Madrid. Revista. T. vill, N.° 4, 1909. DE HISTORIA NATLHAL. 151 Real Sociedad Geográfica de Madrid. Revista de Geografía Colonial y Mercantil. T. vi, n.° 12, 1909. Sociedad aragonesa de Ciencias naturales, Zaragoza. Boletín. T. ix, N.° 1. 1910. Estados Unidos y sus Colonias Department of the Interior. Weather Burean. Manila Central Observatory. Bulletin íor Jnne 1909. Museum of Compara tive Zoology at Harvard College, Cambridge. Bulletin. Vol. liv, n° 1, 1910. The American Naturalist, Boston. Vol. xl:v, n° 617, 1909. Üniversity of Colorado, Boulder. Studies. Vol. vil, n° 1, 1909. "Wilson Ornithological Club, Oberlin, Ohio. The Wilson Bulletin. Vol. xxi, nos 2-4, 1909. Francia Académie des Sciences de Paris. Comptes rendus. T. cl, nos 2-5, 1910. Académie internationale de Géographie botanique, Le Mans. Bulletin. Nos 241-212, 1909. Bulletin trimestriel de l'Ei\seignement profesionnel et technique des Peches maritimes, Paris. ISI" 3, 1909. La Feuille des Jeunes Naturalistes, Paris. N° 472, 1910. Le Naturaliste, Paris. Nos 148-150, 1910. Scciété botanique de France, Paris. Bulletin. iv^ serie, t. ix, 1909. Mémoires. iv^ serie, t. ix, n° 15, 1909. Société de Spéléologie, Paris. Spelunca. T. vii, n° 57, 1909. Inglaterra y sus Colonias Entomological Society of Ontario. Annual Report. 1908 Linnean Society of New South Wales, Sydney. Froceedings. Vol. xxxiv, n° 136, lií09. The Canadian Entomologist, Guelph. Vol. xlii, n° 1, 1910. The Entomologist's Record and Journal of Variation, London. Vol. xii, n° 1, 1910. The Zoologist, London. N" 823, 1910. Zoological Museum of Tring. Novitates zoologicae. Vol. xri, n° 2, 1909. Monaco Institut océanographique, Monaco. Bulletin. Nos 154-155, 1909. 152 boletín de la REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA SüKClA Entomologiska Foreningen i Stockholm. Entomologisk Tidskrift. Haft 1-4, 1909. Jardín Botánico de Valencia. Semillas recolectadas durante el año 1909 y que se ofrecen á cambio de otras. Valencia, 1910. Navarro Neumann (J. M. S.)— Bulletin sismique. Juillet-Octobre 1909. (Extr. du Bull. de la Soc. belge d'Astronomie, nos 9-11. Bruxelles, 1909.) Sesión ordinaria del 2 de Marzo de 1910. PRESIDENCÍA DEL SEÑOR DON JOAQUÍN GONZÁLEZ HIDALGO El Secretario leyó el acia de la sesión anterior, que fué aprobada. Admisiones y presentaciones. — Fueron admitidos como socios numerarios los señores presentados en la sesión de Febrero, y propuesto D. Esteban Martín Lecumberri por el Sr. García Mercet. isuntos varios. — El Secretario participó que se había recibido una carta del Sr. Marqués de Mauroy, recientemente nombrado socio protector, en la que manifiesta su gratitud por el referido nombramiento y hace votos por la prosperidad de nuestra Corpo- ración, También manifestó, con referencia al acta de la Sección de Granada, que esta Sección felicitaba á nuestro consocio señor Diez de Tortosa (J. L.) por haber obtenido, por oposición, la cá- tedra de Boiánica descriptiva de aquella Universidad, adhirién- dose la Sociedad á la referida felicitación. Igualmente se acordó felicitar á S. A. S. el Príncipe de Monaco, con motivo de la inau- guración del Museo Oceanógrafico que ha fundado en aquella po- blación, encomendando esta misión al Sr. Presidente, que ha de concurrir á aquel acto en representación del Gobierno. Proposición. — El Sr. Ribera leyó la siguiente: Constituida en 1905 una Comisión para la exploración científica del NW. de África, como hijuela de la Real Sociedad española de Historia natural, hanse realizado, por su iniciativa, y con los fondos de que ha dispuesto, trabajos numerosos é importantes, tanto de exploración en el territorio de Marruecos como de estudio sobre los materiales recogidos. Como se ve, y está en la conciencia de todos, no ha dejado de aprovecharse el tiempo y los fondos que para este efecto ha dis- puesto la Sociedad, respondiendo así á la confianza científica y pecuniaria que donantes tan generosos como S. M. el Rey, otras 154 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA Reales personas, el Ministerio de Estado y varias otras ilustres personalidades ó entidades han depositado en nosotros. Y eso que la tirantez de relaciones entre Marruecos y Europa, precedente á los sucesos de Casablanca y del Rif, y las operaciones militares subsiguientes, han limitado primero é imposibilitado después las exploraciones en el NW. continental africano. Pero el vocal de aquella Comisión que tiene la honra de usar de la palabra, cree que no basta que conozcan los trabajos reali- zados los que los lean en el Boletín ó en las Memorias de la Sociedad; parece conveniente, y hasta preciso, que el gran público se entere, para que nuestra empresa cobre el nuevo calor que seguramente ha de recibir del conocimiento general de la obra hecha, y para que se sepa por todos el modo brillante y me- ritorio como han trabajado los naturalistas, consocios nuestros^ que han hecho estas investigaciones, con exposición de su vida á veces, de su salud siempre. Al efecto de este conocimiento gene- ral, podría utilizarse la ocasión que brinda la Exposición nacional de Valencia, por la cual van á desfilar, seguramente, muchos cen- tenares de miles de nacionales y de extranjeros, y una modesta pero bien documentada exhibición de los trabajos aludidos, de las colecciones recogidas y de las publicaciones todas de la Real So- ciedad ESPAÑOLA DE Historia natural, desde su fundación, en las que tanto hay relativo al conocimiento científico de África, serían muy pertinentes al caso. Pero hay más; según noticias autorizadas, acaba de constituirse en Argel una Sociedad de Historia natural del África del N., de- dicada al estudio de Argelia, Túnez y Marruecos: cuenta ya con una centena de socios, y publica un Boletín mensual; reside ofi- cialmente, por ahora, en la Facultad de Medicina de la capital mencionada. La creación de esta Sociedad parece que obliga más á que sean conocidos por el gran público los trabajos relativos al NW. africano que la Real Sociedad española de Historia na- tural tiene hechos, á fin de que se les conceda la prioridad que tienen, y se vea que cuando otros vienen á colaborar en nuestra meritoria empresa, llevamos ya nosotros muchos años en ella. Por razón de todo lo expuesto, el socio que suscribe tiene la honra de proponer á la Junta: 1,° Que la Sociedad concurra á la Exposición nacional de Va- lencia, por sí y como Comisión exploradora histórico natural- mente del NW. de África, exhibiendo la Colección completa de DE HISTORIA NATURAL. 155 las publicaciones sociales, y todos los ejemplos que sea posible llevar de las colecciones de objetos recogidos por nuestros socios en aquella región. 2.° Que se formule un resumen de los trabajos hechos por la Comisión, como especie de catálogo detallado, se imprima y se reparta con la amplitud que la Junta directiva determine. 3.° Que se envíe á la nueva Sociedad de Argel un saludo afec- tuoso de hermandad cientíQca, proponiéndola el cambio de nues- tras publicaciones á partir de 1.° del año actual. — El señor Presidente manifestó que había oído con mucho gusto lo propuesto por D. Emilio Ribera, al que felicitaba caluro- samente por su feliz iniciativa. Con este motivo trazó una breve reseña de los trabajos realiza- dos por compatriotas nuestros sobre la fauna del NW. de África» y anunció la presentación de un catálogo de los moluscos de la Guinea española, que actualmente está terminando. — Los Sres. Fernández Navarro y Bolívar expusieron también algunas consideraciones en apoyo de la proposición del Sr. Ri- bera, y acordado por la Sociedad concurrir á la Exposición de Valencia en la forma propuesta, se convino también que una Co- misión, formada por nuestros consocios los Sres. Ribera, Boscá (D. Eduardo) y Benedito, corra con todo lo relativo á la ejecución y mejor éxito de este proyecto. — El Sr. Ribera agradeció las manifestaciones expuestas por los señores Pesidente, Bolívar y Fermíudez Navarro, así como el acuerdo adoptado por la Sociedad, y rogó que bajóla dirección de los señores Presidente y Secretario se disponga el material y \oS objetos que han de exhibirse en la Exposición de Valencia y se forme un catálogo de los trabajos publicados en nuestros Anales^ Memorias y Boletín, sobre ia fauna, flora y gea de Marruecos. Donativos. — El P. Faura, en nombre del P. Adeodato Márcete presentó un folleto, de que éste es autor, y que se titula Notes, pera la flora montser ratina. El mismo P. Faura entregó, también como regalo para la biblioteca de la Sociedad, los tres folletos siguientes, de que éí mismo es autor: Les coves del hale de les roquetes, Recull espeleo- logic de Catalunya y Les coves de Bolet. Notas y comunicaciones.— El P. Faura anunció para fecha próxi- 156 boletín de la REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA ma la presentación de una Memoria que está terminando, y que llevará por título La espeleología en Cataluña, y el Sr. Bolivar Otra sobre los Ortópteros de Marruecos. — El Sr. Fernández Navarro comunicó que, según noticia que le enviaba desde Melilla el ingeniero del puerto, Sr. Becerra, el día 18 del pasado mes, á las dos horas veintisiete minutos de la madrugada, se sintió un temblor de tierra de alguna importancia, con oscilación NE. á SW., que duró unos cinco segundos próxi- mamente. Algunas casas de la población, entre ellas la de las oficinas del puerto, sufrieron desperfectos, notándose pequeñas grietas, cosa que no había ocurrido en los temblores precedentes. En la caseta de las Canteras del puerto el reloj se paró á la hora indicada. A pesar de ser ésta intempestiva, el terremoto fué sen- tido por muchas personas. Noticias bibliográficas. — El P. Faura leyó la siguiente: M. Jacques Maheu. — Elude géologique et biologique (Flore) de quelques cavernes de la Catalogue (Régions du Montserrat, de San Miguel et San Lorenzo], — Ext. des Comp. rend du Gongres des Sociétés savautes en 1908. M. Maheu es el espeleólogo que más se ha ocupado de las plan- tas cavernícolas, y lleva hechas muchas publicaciones, una de ellas la Flora cavernícola de /^rancia, por cierto interesantísima para la Botánica subterránea. Durante los años 1906 y 1907 hizo en el verano algunas excur- siones por Cataluña, y de éstas ha publicado la Memoria que nos ocupa, prometiendo para más adelante otra de las exploraciones hechas en el verano de 1908, en las que gustoso pude acompañar- le, recibiendo de tan benemérito maestro prácticas instrucciones, muy provechosas para la espeleología catalana. Divide su Memoria en cuatro partes: Cuevas de los alrededores de Barcelona; Cuevas de las montañas de San Lorenzo del Munt Montserrat; Región de Sabadell y valle de San Miguel del Fay; y, por último. Las cuevas de Cardona. Pasa luego al estudio de la Flora de Montserrat y San Lorenzo, citando 2() especies de musgos , de las que describe siete; y de He- páticas anota unas cuatro especies, describiendo tres de ellas. Hace algunas consideraciones generales acerca de la flora de las cavernas de Cataluña. Dice que la flora briológica y fanerogá- mica de las cavidades estudiadas es de las más pobres que se co- UE HISTORIA NATURAL, 15T nocen en Europa, lo que no parece del todo exacto, porque en la parle de Botánica cavernícola hay muy poco hecho, y, por lo tan- to, es muy aventurado formar juicios respecto del particular; próximas exploraciones podrán poner en claro lo que hubiere, y entonces será hora de formar juicio recto sobre este asunto. Dice que las especies predominantes son las mixtas; esto es, aquellas que se encuentran indiferentemente en terrenos calcá- reos ó silíceos, encontrándose, no obstante, especies esencial- mente silicícolas. En general, las especies por M. Maheu recogidas en diferentes^ países, son las más predominantes; mientras que pudo encontrar algunas jamás citadas en las cavernas. Una, principalmente, tiene interés científico, por ser nueva en España, y encontrada una sola vez en Francia, que es la Philonoti laxa Limp. Termina la Memoria con una nota bibliográfica de las obras consultadas, y que se refiere á la espeleología de Cataluña, Acompañan á esta Memoria tres figuras, y luego diez foto- grafías. Esperamos de M. Maheu, que ha explorado ya tantas cavernas y un gran número de simas de varios países, otros trabajos lu- minosos para el conocimiento de la flora cavernícola española. Secciones. — La de Zaragoza celebró sesión el 23 de Febrero, bajo la presidencia de D. Pedro Moyano. El Sr. Ardid propuso que los socios verificasen una excursión á Aluenda, que pasando por el Frasno y la Almunia, permitiera estudiar los cortes de la carretera que existen en esas sierras y recoger fósiles, que hay en abundancia, en un monte próximo á esta última localidad, — El Sr. Ferrando manifestó que en Alueuda podría recogerse un pórfido cuarcífero anfibólico, y se formó una Comisión para organizar dicha excursión, formada por los Sros. Ferrando y Gó- mez Pou. — El Sr. Aranda indicó la existencia en las aguas del canal de Zaragoza de una especie de crustáceo del género Daphnia; todos los ejemplares recogidos llevan cuatro huevos en la cámara incu- badora, resultando el hallazgo interesante para las prácticas de Zoología, pues se presentan todas las formas del desarrollo del crustáceo, desde el huevo hasta el adulto. 158 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA La de Granada celebró sesión el 12 de Febrero, tomando posesión de sus cargos los señores que forman la Junta elegida para el presente año, bajo la presidencia de D. Manuel Maído - nado, quien en sentidas frases mostró su agradecimiento por haber sido designado para dicho cargo, ofreciendo contribuir al mayor desarrollo de los trabajos de la Sección. Se acordó un voto de gracias para la Junta saliente. Fueron admitidos como nuevos socios D. Demetrio Casares, catedrático de la Universidad; D. Enrique Requena Espinar y D. Nicasio Montes Garzón; y propuesto D. Juan Manuel Moreno Agrela por el Sr. Diez Tortosa. — El Sr. Espejo puso en conocimiento de los consocios que el Sr. Diez Tortosa, Secretario de la Sección, había sido nombrado, mediante oposición, catedrático de Botánica descriptiva de la Fa- cultad de Farmacia de esta Universidad. — El señor Presidente, en nombre de todos, se felicita de esta designación, acordándose conste así en acta, — El Sr. Fernández Martínez leyó un trabajo intitulado «Con- tribución al estudio del Treponema pallida», presentando algunas preparaciones por él obtenidas. —La de Santander se reunió el 28 de Febrero, bajo la presiden- cia del Sr. Rioja. — El P. Carballo leyó una nota titulada «Un Antropolito roben- hausense», y presentó varias fotografías correspondientes á los descubrimientos á que se reQere dicha nota. Además dio lectura á la siguiente: P. Barreiro: Historia Natural. Valladolid, Colegio de Agustinos-Filipinos, 1910. Ess una obra modelo; un resumen completo de toda una biblioteca científica. Los alumnos universitarios y seminaristas hallan en ella un arsenal completo de material científico, y los mismos profesores pueden contar con un eficaz auxiliar. El autor ha sabido escoger lo mejor en doctrina y el mejor método de exposición: nada falta ni sobra. Sin descender del tecnicismo indispensable, se hace accesible á los mismos profanos en Cien- cias. Los literatos que sin fatiga deseen adquirir una erudición general en el horizonte de las Ciencias Naturales, léanla muchas veces; les basta esta preciosa obra. El P. Barreiro se esmeró espe- cialmente en exponer la etimología y origen griego y latino de los vocablos científicos, y lo ha conseguido, pudiendo estar sa- tisfecho de su labor. DE HISTORIA NATURAL. 1^9 A proposiciÓQ del Sr. Pombo, la Sección acuerda felicitar al autor. — El señor Alcalde del Río dio cuenta de haberse constituido en Santillaua una Junta local de protección de la interesantísima gruta de Altamira, de la que es presidente honorario S. A. S. el príncipe de Monaco, y de la que forma parte el mismo señor Alcalde del Río. Dicha Junta, con objeto de proceder á obras inmediatas nece- sarias que impidan la destrucción de tan interesantes recuerdos prehistóricos, ha abierto una suscripción, encabezada con 1.000 pesetas por S. A. S., y se dirige á esta Sociedad, al mismo tiempo que á otras Corporaciones, solicitando su apoyo. — La de Santiago celebró sesión bajo la presidencia del señor Eleizegui. Abierta la sesión, el Sr. Eleizegui lee la siguiente nota sobre «Dos casos de teratología vegetal, presentados en la Exposición de Santiago»: En una de las sesiones anteriores tuve el honor de presentar una nota relativa á vegetales gigantescos de Galicia, délos cuales podían verse las fotografías ó trozos de los mismos en la Exposi- ción Regional de Santiago. Hoy me permito llamar la atención de cuantos se dedican al estudio de la teratología vegetal, acerca de dos ejemplares monstruosos presentados en el citado con- curso. En el pabellón levantado por el ministerio de Fomento, y en el que al lado de las muestras de las riquezas naturales del suelo y de los frutos del cultivo se veían tipos de su variada y rica fauna ictiológica y de la ganadería gallega, reclamaban las miradas del visitante dos ramas, una de pino y otra de mimbre, proceden- tes de Solomayor (Pontevedra), que son dos casos típicos de fas- ciación, de esa monstruosidad que consiste, como su nombre lo indica (derivado de fascia, faja ó banda) en un aplanamiento transversal del eje, debido á que los elementos líbero-leñosos en lugar de distribuirse formando un conjunto cilindrico, se dispo- nen en lámina, comunicando la forma laminar al tallo, peciolo ó pedúnculo en que tiene asiento esta anomalía. — El Sr. Labarta presenta un precioso nido de Chalicodoma muraría Fab., recogido en una de sus excursiones en el pasado verano. 160 BOLETÍN DE LA. REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA — El Sr. Lobo pide que conste en el libro de actas el sentimiento que á los socios de esta región ha producido la muerte del entu- siasta naturalista Dr. Garus, de Villagarcía, y así se acuerda por unanimidad. — La Sección toma también el acuerdo de dirigirse á todas las Corporaciones de Santiago para gestionar que uno de los próxi- mos congresos de la «Asociación Española para el Progreso de las Ciencias» se celebre en esta ciudad. Notas y comunicaciones Los Lárridos de España POR RICARDO GARCÍA MERCET Gomo me propongo publicar las monografías de los Tachysphex, Tachytes y Astata que viven en la Península ibérica, y he publi- cado ya la de los géneros Prosopigastra y Ancistromma, todos ellos pertenecientes á la subfamilia Lárridos de la familia de los Esfégidos, creo conveniente señalar los caracteres que distin- guen á los insectos comprendidos en aquélla, enumerarlos géne- ros en que la considero dividida y establecer las diferencias que se- paran entre sí á estos últimos. La presente nota responde al ob- jeto indicado y servirá para facilitar en nuestro país el estudio de una agrupación de himenópteros bastante numerosa y sobre la cual se carece de verdaderas monografías, pues el único trabajo que de tal puede calificarse (Die Gattiingen und Arten der Larri- den, von F. F. Kohl), sobre haberse publicado en una revista (Verhandlungen der K. K. Zoologisch-hotanischen Gesellschaft in WienJ que no suele hallarse en las bibliotecas particulares, hace ya algunos años que vio la luz (data de 1884). La subfamilia en cuestión, la considero constituida en la forma que Dalla Torre en su Catalogus Hyynenopterorum, vol. viii, pá- gina 651 , y como compuesta de este modo la caracterizaré. Tal vez^ conviniera hacerla más homogénea y separar de ella las Astata y el género Palarus y el Dinetus, para llevarlos á otras subfamilias ó formar con el Astata solamente un grupo especial. No faltan DE HISTORIA NATURAL. 161 razones que aconsejarían proceder así; pero no tratando yo, en este trabajo, de establecer una clasificación de los Esfégidos sino sola- mente de estudiar los géneros que forman una de las agrupacio- nes en que se divide, doy á ésta, para los fines que persigo, la amplitud que me parece más justificada. Caracteres de los Lárridos. — Insectos, generalmente, de ta- maño medio ó grande (5-24 mm.); de color negro, ó negro con manchas blancas, ó negro y rojo, puros ó manchados de blanco, ó negro y amarillo. Ojos grandes, enteros, que llegan á la base de las mandíbulas, más ó menos convergentes hacia el vértice; estema anterior normal, los posteriores ó normales (Astata, Di- netus) ó deprimidos, alargados, incurvados ó claviformes; clípeo normal, transverso; labro más corto que el clípeo; antenas in- sertas por encima del clípeo, de 13 artejos (cf ) ó 12 (9); mandí- bulas frecuentemente escotadas en su borde interno inferior; palpos maxilares con 6 artejos; labiales 4 articulados. Pronoto transverso, corto; callos humerales alejados de la base de las es- cuámulas ó casi contiguos á éstas (Astuta); mesonoto normal; escudete y posescudete bien desarrollados; segmento medio pro- visto dorsalmente de una área triangular bien limitada ó sin ella. Alas anteriores con estigma bien distinto; célula radial apendiculada y comúnmente con tres células cubitales, pero á ve- ces con dos (G astro ser icus, Dinetiis)\ la segunda célula cubital, cuando hay tres, puede ser peciolada (Larraxena, Palarus) (1). Patas generalmente robustas; las anteriores, sobre todo, suelen ser más finas en el cf que en la 9; fémures anteriores enteros, y á veces escotados (cf cT de Tachysphex y Ancistromma); tibias y tarsos espinosos; fémures intermedios con un espolón ó con dos (Astata, y 9 ^6 Dinetus); metatarsos anteriores, en la 9 especial- mente, con un peine constituido por espinas rígidas ó cerditas fle- xibles. Abdomen sentado, constituido por 6 anillos visibles 9» ó 7 cj^; último segmento con área pigidial bien señalada y limita- da 9; 7.° segmento (cf) generalmente triangular, redondeado ó trapeciforme. Los géneros de esta tribu, que tienen ó deben de tener represen- (1) En loa géneros mencionados la 2.'* célula cubital está peciolada so- bre el nervio radial, pero el Dr. H. Brauns, de Willowmo (Cabo de Buena Esperanza), me participa que acaba de descubrir un nuevo lárrido con la célula cubital peciolada sobre la célula discoidal. T. x.-Maí-zo, 19)0. 11 1(52 • BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAt) ESPAÑOLA tación en la fauna española, son los siguientes: Liris, Notogonia, Larra^ Ancistromma, Tachysphex, Prosopigastra, Tacliytes, Gas- trosericus, Dinetiis, Palarus y Astata. He aquí, expuestos en cuadro dicotómico, los caracteres sobre que se funda la separación de unos y otros: 1 . Alas con tres células cubitales 2 — Alas con dos células cubitales 1 ü 2. Alas anteriores con la segunda célula cubital no peciolada, y la tercera tan ancha sobre el nervio radial como sobre el cubital, ó más ancha sobre éste que sobre aquél; anillos del abdomen normales ■...., 3 — Alas anteriores con la segunda célula cubital peciolada y la tercera más ancha superior que inferiormente, ó sea ma- yor sobre el nervio radial que sobre el cubital; anillos del abdomen estrechados basilar y apicalmenle, de modo que entre el estremo de uno y la base del que sigue se observa un estrechamiento Gen, Palarus Latreille. Especies españolas: P. flavipes Lep. 3. Estemas posteriores aplastados, alargados, incurvados ó cla- viformes, sólo el estema anterior esférico, normal; callos humerales alijados de las tégulas; tibias intermedias con un espolón 4 — Estemas posteriores, como el anterior, normales; callos hu- merales contiguos á las tégulas; tibias intermedias con dos espolones — cf cf con ojos muy grandes y cuyas órbitas in- ternas se unen por encima de los estemas; el lóbulo basilar de las alas posteriores, en el cf , muy grande; seraiorbicular. Gen. Astata Latreille. Especies españolas: A. Miegi Duf.; A. affinis V. d. L.; A. hoops Schr.; A. minor Kohl; A. apostata G. Mercet (1); (1) Astata apostata nov. sp. A. rufipedi feimilis et affinis sed graciliore et minus pubescente. Ni- gra, nítida; mandibulis in ápice, alarum tegulae, área pygidialis, tibiís, tarsisque rufescentibus; segmentorum abdominis 1-2 vel 1-3 rufis. Facie grosse et sparse punctata; clypeo breve, fere recte trúncate, vis producto; antennae forma consueta, ñagelli articulo secundo tertio vix longiore; fron- te supra antennas et mesonoto anticis setulis rigidis nigris inter pubes- tentia inmixtis; mesonoto sparse punctato; scutello fere laevi; segmento mediano superne rugoso striato, lateribus striato; mesopleurte oblique striatae, in parte antica fere laeves; alee satis f umatae, cellula radiali breve pterostigma paulo majore: Abdomen subtilissime punctato, punctis ma- DE HISTORIA NATURAL. 163 A. Costas Pie; A. tricolor V. d. L. — En el Catálech de Hymenópters de Catalunya por los Sres. Antiga y Bo- fill, se señalan como recogidas en varias localidades de la provincia de Barcelona las especies Astata oculata f]ü.v., A.rufipes Mocs., A. carbonaria Kohl. y A. picea Costa; pero en las indicaciones de este Catálogo se han advertido bastantes errores y no puede darse crédito á los datos que consigna. joribus distantibus intermixtis; área pygidiali triangulan, emarginata, siibtilissime punctata. Pedes robnsti; metatarsus anticus spinia 4 ins- tructus. Long. 6,5-7 mm. Q De menor tamaño que la A. rufipes, menos pilosa y menos brillante. Negra; con los dos primeros anillos del abdomen, y á veces la base del ter- cero, rojos; el extremo de las mandíbulas, las tégulas, el área pigidial, las tibias y los tarsos rojizos. Frente con puntos gruesos muy esparcidos; clí- peo corto, su borde anterior recto y ligeramente levantado; ojos algo con- vergentes bacia el vértice; antenas normales, el 2° artejo del funículo ape- nas más largo que el 3.°; sienes cubiertas de vellosidad blanca; frente, por encima de la inserción de las antenas, y borde anterior del mesonoto, con algunas cerditas gruesas de color pardo ó negro; pilosidad blanca de los lados y parte inferior del tórax poco abundante. Mesonoto con puntuación gruesa muy esparcida, escudete casi impunteado; dorso del segmento me- dio rugoso estriado, los lados con estriación más fina y regular; mesopleu- ras estriadas en la mitad posterior, en la anterior charoladas, lisas, sólo con 4 ó 5 gruesos puntos sobre el disco. Alas ligeramente ahumadas en toda su extensión; célula radial muy pequeña, apenas mayor que el pteros- tigma; la 3.^ célula cubital alta, estrecha; patas fuertes y gruesas; metatar- sos anteriores con una serie de cuatro espinas sobre el borde externo. Ab- domen finamente punteado, con algunos puntos gruesos esparcidos sobre el dorso, más abundantes en los segmentos 3.°, 4. o y 5."; área pigidial triangular, rebordeada, con puntuación miay fina. — Madrid! Escorial! 7 ejemplares; Julio y Agosto de 1905-1906-1909. Esta especie es bastante parecida á la A. rufipes Mocsary, por lo que se- ñalaré los caracteres que distinguen á una de otra. — Tamaño del insecto 8-11 mm. Fémures, tibias y tarsos de color rojo; metatarsos anteriores provistos de cinco espinas; lados del tórax lanuginosos; mesopleuras punteado-rugoso-estriadas en toda su ex- tensión; área pigidial con puntos gruesos esparcidos sobre la pun- tuación fina. Alas casi hialinas en el centro, obscurecidas hacia el ápice (según el tipo del autor, visto por mí) ... A. rufipes Mocsary. — Tamaño del insecto 5,6-7 mm. Fémures negros, tibias y tarsos rojizos; metatarsos anteriores provistos de cuatro espinas; lados del tórax con escasa pilosidad; mesopleuras estriadas en su mitad posterior, y lisas, lustrosas, sólo con 4 ó 6 puntos muy separados, anteriormente; área pigidial finamente punteada; alas obscurecidas, aunque no con mucha intensidad, en toda su extensión ... A. apostata G. Mercet. 164 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA 4. La frente, á la altura de los estemas, forma un repliegue lon- gitudinal junto á las órbitas de los ojos compuestos, que corre á lo largo de ellas; á veces se observan también re- pliegues transversales. (En el género Ancistromma faltan los repliegues transversos y el longitudinal de cada lado sólo se distingue por el surco que se forma entre el replie- gue y el abullamiento de la frente) 5 — Frente desprovista de repliegues longitudinales junto alas ór- bitas internas; los repliegues transversos también faltan. (No debe confundirse con los repliegues de la frente el abultamiento ó prominencia sobre que pueden ir los este- mas) 8 5. Mandíbulas con una escotadura en el borde interno inferior; especies con el abdomen negro y rojo ó rojo sólo, ó comple- tamente negro 6 — Mandíbulas enteras inferiormente; cuerpo cubierto de pubes- cencia dorada (los demás caracteres como en el Notogo- nia) Gen. Liris Fabricius. Especies españolas: L. haemorrJwidalis F. 6. Frente provista de relieves longitudinales y transversos, entre los que queda comprendido, como en una cazuela ó ancha concavidad, el estema anterior; fémures enteros en (^(j^ y 99j área pigidial lampiña ó pubescente 7 — La frente, á la altura de los estemas, forma dos repliegues poco perceptibles, que arrancando de un punto del vértice y divergiendo entre sí, se dirigen á las órbitas internas y corren á lo largo de éstas; fémures enteros en la 9) lige- ramente escotados hacia la base en el cf ; área pigidial (9) revestida de pelitosen su tercio posterior; cara sin tubercu- litos lisos y brillantes por encima de la inserción de lasan- tenas Gen. Ancistromma Fox. Especies españolas: A. Europcea G. Mercet; A. maligna García Mercet. 7. Mandíbulas sin dientes en su borde superior; clípeo muy cor- to y muy ancho; primer artejo del funículo mucho más lar- go que ancho: tibias posteriores sin quillas longitudinales en la cara externa; área pigidial 9 pulimentada, sin tomen- to ni pelilos que la revistan; abdomen negro y rojo en la única especie española; charolado y brillante en la 9 Gen. Larra Fabricius, DE HISTORIA NATURAL. 165 Especies españolas: L. anathema F. — Mandíbulas dentadas en su borde superior; clípeo relativa- mente más largo y menos ancho que en el gen. Larra; pri- mer artejo del funículo algo más largo que ancho; tibias posteriores con quillas longitudinales en la cara externa; abdomen poco brillante en (^f y 9; cuerpo completamente negro en las especies de nuestro país Gen. Nologonia A. Costa. Especies españolas: N. nigrita Koh) ; N. pompiliformis F. ; N. sculpturata Kohl. 8. Estemas posteriores colocados sobre una protuberancia de la frente; área pigidial lampiña (9); séptimo segmento del abdomen ((f ) lampiño ó apenas pubescente; peine de los metatarsos formado por cerditas flexibles 9 — Frente sin protuberancia en el lugar que ocupan los estemas posteriores; éstos muy alargados, deprimidos, incurvados; área pigidial (9) y séptimo anillo dorsal (c^), cubiertos de cerditas ó pubescencia dorada ó plateada; peine de los me- , tatarsos anteriores (9) compuesto de espinas rígidas; fému- res anteriores enteros (cf y 9i • • • Gen. Tachytes Panzer. Especies españolas: T. etruscus Panz.; T. Frey Gesneri Kohl; T. Europceus Kohl; T. tricolor F.; T. obsoletus Rossi. 9. Frente, por encima de la inserción de las antenas, provista de dos tuberculitos lisos y brillantes; estemas posteriores de- primidos, subovalados; fémures anteriores enteros (9), ó excavados en la base ((f) Gen. Tachysphex Kohl. Especies españolas: T. Panzeri V. d. L. y var. Oranien- szs Lep,; T. pigidialis Kohl; T. Costae Dest,; T. fluc- tuatus Gerst.; T. heliopolües Morice; T. filicornis Kohl; T. Mediterraneus Kohl; T. Saundersi G. Mercet; T. nitidus Sp.; T. Cabrerai G. Mercet; T. hrevipennis G. Mercet; T. rufipes Aich. y var. adjunctus Kohl; T. lativalvis Thoms. y var. gibba Kohl; T. Julliani Kohl; T. psammobius Kohl; T. descendentis G. Mer- cet; T. pectinipes L.; T. nigripenyiis Sp.; T. acrobaies Kohl; T. Algira Kohl. (1) (1) Antiga y BofiU señalan como encontradas en Cataluña estas otras especies: T. Ántigce Tournie, T. reticulatus Pérez, y T. dubius Ead. 166 BOLETÍN DE LA KEAL SOCIEDAD ESPAÑOLA — P'rente, entre el estema anterior y la base de las antenas, pro- vista de un grueso tubérculo charolado y liso; estemas pos- teriores deprimidos y alargados; primer segmento del ab- domen con una quilla á cada lado; fémures anteriores ente- ros en los dos sexos Gen. t'rosopigastra Costa. Especies españolas: P. punctatissima Costa; P. Kohli García Mercet. 10. Estemas posteriores oblongos, transversos; antenas normales en cf cf y 9$5 ^^ segunda célula cubital recibe los dos ner- vios transverso-discoidales; tibias intermedias con un es- polón; fémures normales; cabeza, tórax y abdomen con abundante tomento blanco. Gen. Gastrosericus Spínola (1). — Estemas normales; funículo de las antenas {(J^) retorcido; la primera célula cubital recibe el primer nervio transverso discoidal, y la segunda el segundo nervio; tibias interme- dias con dos espolones (9) ó sin espolón {(^); fémures ante- riores comprimidos, con una quilla en la cara inferior; cuerpo con muy ligera pubescencia plateada Gen. Dinetus Jurine, Especie española: D. pictus F. Publicacior^es que ha recibido la I^eal Sociedad Española de flistoria IMatural durante el mes de Febrero de 1910. (Za liste suivante servirá commé acensé de réception.) Alemania Entomologische Litteraturblatter, Berlín. N" 2, 1910. Geologisches Centralblatt, Leipzig. Bd. 13, nr. 1-14 und Register, 1909-10- Zoologiecher Anzeiger, Leipzig. Bd. xxxv, nr. 14-15, 1910. AuSTítlA-HuNGRÍA Academia des Sciences de Cracovie. Bulletin international Nos 9_lo, 1909; nos ] A, 1 B, 1910. K. K. Zoologisch-Botanische Gesellschaft in Wien. Verhandlungen. Lix. Band, 10. Hefte, 1910. Societas entomológica Bohemise, Praga. Acta. Rocnik vi, cislo 4, 1909. (1) No se ha encontrado, hasta ahora, en la península ibérica, ningún representante de este género; pero seguramente se hallará el día en que sean exploradas intensivamente las regiones del SE. y S. de España. DE HIStORlA NATURAL. 167 Bélgica Société belge d'Astronomie, Bruxelles. Bulletin. N° \, 1910. Société entomologique de Belgique, Bruxelles, Anuales. T. 64", 1, 1910. Egipto Société entomologique d'Egypte. Le Caire. Mémoires. 3' fase, 1909. EspaSa Asociación española para el Progreso de las Ciencias, Madrid. Congreso de Zaragoza. T. vi, 1910. Clínica y Laboratorio, Zaragoza. N.° 2, 1910. Ingeniería, Madrid. Nos 175-176, 1910. Eeal Academia de Ciencias exactas, físicas y naturales, de Madrid. Revista. T. vm, N.os 6-6, 1909. Real Sociedad Geográfica de Madrid, Revista de Geografía Colonial y Mercantil. T. vii, n.° 1, 1910. Revista general pe Enseñanza, Madrid. N." 1,1910. Sociedad española de Física y Química, Madrid. Anales. T. viil, n.» 69, 1910. Societat protectora deis animáis y de les plantes]de Catalunya, Barcelona. Butlletí. N.° 1, 1910. Estados Unidos y sus Colonias Departamento del Interior. Oficina de Agricultura. Manila. Revista agrícola de Filipinas. T. ii, n. 11, 1909. Department of the Interior. Weather Bureau. Manila Central Observatory. Bulletin for Jury 1909. Johns Hopkins Hospital, Baltimore. Bulletin. Vol. xxi, n° 227, 1910. Smithsonian Institution, U. S. National Museum, Washington. Bulletin. N" 69, 1909. The American Naturalist, Boston. Vol. xliv, n° 518, 1910. Francia Académie des Sciences de Paris. Comptes rendus. T. cl, nos 6-8, 1910. Le Naturaliste, Paris. N° 151, 1910. Revue Fran^aise d'Ornithologie, Paris. N" 10, 1910. Scciété botanique de France, Paris. Bulletin. T. 56, 1909. Société linnéenne de Bordeaux. Actes. T. Lxiii, 19G9. Inglaterra y sus Colonias Oolombo Museumj Ceylon. Spolia Zeylanica. Vol, vi, part xxiii, 1909. 168 Boletín de la real sociedad española Royal Microscopical Society, London. Journal. 1910, part 1. The Canadian Entomologist, Guelph. Vol. xlii, n" 2, 1910. The Entomologist's Record and Journal of Variation, London. Vol. xxii, n° 2, 1910. The Zoologist, London. N" 824, 1910. Zoological Society of London. Transactions. Vol. six, part 2-3, 1909. Italia La Nuova Notarisia», Modena. Serie xix, Gennaio 1910. Ri vista coleotterolog'ca italiana. Camerino. N° 1, Gennaio 1910. Societá entomológica italiana, Firenze. Bullettino. T. xl, trimestres lu-iv. MÓKACO Institut océanographique, Monaco. Bulletin. Nos 166-160, 1909. BusiA Jardín botánico de Tiflis. T. v, 1909. CoDORNÍu (R.)— Asamblea de repoblaciones forestales. Crónica y trabajos presentados. Madrid, 1909. HANSEa (Enrique). — Informe sobre el Vil Congreso internacional de Quí- mica aplicada, celebrado en Londres en 1909. Madrid, 1910. Jagerskióld (L. a.) — Results of the Swedish zoological expedition to Egypt and the white Nile. Part iii, Uppsala, 1909. Lagerheim (G.)— Bestamning af talk i mjol soh andra vegetabiliska pul- ver. (Separat ur svensk farmaceutisk Tidskrift. N" 6. Stockholm, 1908. — Verzeichnis ven parasitischen pilzen ons sodermandland und bohus- lánd. Stockholm, 1909. PiTTALUGA (Dr. G.)— La tripanosomiasis humana en las posesiones espa- ñolas del Golfo de Guinea. Madrid, 1910. RüNOT (A.) — Corp d'seii synthétique sur l'epoque des cavernea. ÍExtr. du BuU. de la Soc. beige de GeoL, t. xxxiii. Bruxelles, 1909.) — Note préliminaire sur la coupe des terrains quaternaires a Hofstade. (Bull. Soc. belge de Geol., pag. 235-243. Bruxelles, 1909.) — Nouvelles observations dans les conches quaternaires a Hofstade. (Bull. Soc. belge de Geol., t. xxiii. Proces-verbaux. Bruxelles, 1909.) S. Navarro-Neumann (E. M.) — Le nouveau pendule vertical de la Station Sismologique de Cartuja (Granada). (Extr. du Bull. de la Soc. belge d'Astronomie. Bruxelles, 1909.) . . Sesión ordinaria del 6 de Abril de 1910. PRESIDENCIA DEL ILMO. SR. D. EMILIO RIBERA Por invitación expresa de la Sociedad asisten á la sesión M. Cartaillac, profesor de la Universidad de Toulouse (Fran- cia) y M. y Mad. Reg-nault. También se encuentran presentes nuestros consocios los Sres. López Mateos, Fusset, Rioja, Aran- da, Ferrando, García Várela, Barras de Arag-ón y Nácher, de las Secciones de provincias. —El Secretario leyó el acta de la sesión anterior, que fué aprobada. Se lee una carta del Presidente efectivo Sr. D. Joaquín Gon- zález Hidalgo, excusando su asistencia por acabar de Ueg-ar de Monaco, y enviando para el Boletín de la Sociedad un artículo relativo á la inaug-uración del Museo Oceanógrafico. —El Sr. Presidente, empleando el idioma francés, dirige un expresivo saludo á los profesores extranjeros que se hallan presentes, y á Mad. Regnault, manifestando cuan enaltecida se considera la Sociedad viendo que asisten á una de sus se- siones personas de tanta nombradía científica y que tanto han contribuido al conocimiento de la prehistoria del pueblo español. —El Sr. Antón Ferrándiz, expresándose en francés, dijo que, honrado su Laboratorio por la asistencia constante en estos días de los muy distinguidos antropólogos Sres. Cartaillac, eminente compañero de Mortillet en las investigaciones pre- históricas, y Regnault, expresidente de la Sociedad de Antro- pología de París, que venía acompañado de su bella y ele- gante señora, no menos entendida que su esposo en conoci- mientos científicos, se consideraba obligado á exponer en esta sesión un trabajo de investigación acerca de la antropología prehistórica de España, y ninguno con más novedad que el que tenía entre las manos sobre los restos humanos encon- trados este último verano en la caverna de Torrelaguna, que había estudiado con la inteligente cooperación del ingeniero del canal del Lozoya Sr. Valcárcel. Enseguida describió la caverna y presentó los restos en ella T. X. -Abril, 19]0. 12 170 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA encontrados, comparándolos con otros prehistóricos típicos ha- llados en Francia y en España y estudiando la dispersión de la raza de Cro-Magnion y de las razas neolíticas europeas; exa- minó uno á uno los caracteres del cráneo, de la cara, los fé- mures en columna y las tibias platicnémicas, deduciendo que se trataba, en este caso de Torrelag-una, de una caverna pre- histórica de inhumación, donde se tocaron y sucedieron la raza de Cro-Mag-non y la ibérica neolítica. Este fué el punto de par- tida para una disertación acerca de las razas de España, de- mostrando por los hechos conocidos el enlace de las prehistó- ricas con las históricas. —El Sr. Cartaillac, en su nombre y en el de M. Reg-nault, se manifiesta profundamente ag-radecido á las atenciones que está recibiendo durante su estancia en Madrid y expresa á la Sociedad su reconocimiento por haberles invitado al acto que está celebrándose. Dijo que nuestra Corporación, por la importancia de sus pu- blicaciones, es muy estimada y conocida en el extranjero; ■que en la biblioteca de la Universidad de Toulouse fig-uran los tomos de Memorias, Actas y Boletín que anualmente publica- mos, y que allí ha tenido ocasión de verlos muchas veces. Con relación á la conferencia que acaba de oír al Sr. Antón, manifiesta que era de prever la existencia en las cavernas de España, de restos humanos como los descubiertos en la g-ruta de Torrelaguna y excita al sabio catedrático de antropolog-ía '^o^- ^P-? 9 Noire avec le protolarse 2. l'entier tarse 3 et les éperons de de la derniére paire de pattes roux. Tous les poils sont noirs, ex- cepté ceux des segments dorsaux 2-5, des segments ventraux 2-6, du dessous du protolarse 1 et des quatre tarses postérieurs qui sont roux. Ailes noires. cT (?) Le prototarse 1 est aussi rougeálre, l'onychium du tarse 3 noir avec de fortes griffes bifides. Les poils noirs de la 9 sont remplaces par des poils blanchátres plus ou moins cendres, mais roussálres ais bord postérieur du tronc et sur le dos entier de l'ab- domen. Sons l'abdomen ils sont gris-blanchátre. La tranche du segment dorsal 6 est glabre en dessus et en dessous, a une enco- che de chaqué colé qui determine une forte dent au bord lateral, et entre ees deux encoches 6-8 deuts épineuses non réguliérement plantees. Bas de la tempe se prolongeant en deux deuts inégales dont la postérieure plus longue incline vers la bouche; mucron coxal long, aplati, sa face inférieure vétue de poils longs et den- ses, roussátres á la base, touruant au blauc au bout. Ailes grisá- tres. Article 13 des antennes un peu comprimé élargi. Long 14,5- 15; aile 11,5-12 mili. Mogador. Si Megach. Geneana ¡^ Grib., a les deux dents prolongeant la tempe, et la crcte anale échancrée-dentée á Textréme bord late- ral, caracteres que ne mentionne pas M. Gribodo, le couple ci-des- sus décrit, ou du moins le cf, serait une variété de cette espüce. Megachile (?) pyrsa cf "ov. sp. Noir; sont rouges: les segments dorsaux 2-6, les segments ven- traux 2-4 (le 2« maculé de uoir de chaqué cóté) le tibia 3 et son ]~8 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA tarse, le bout du tibia 2 et son tarse, l'extrémité da tarse antérienr. Tousles poils roux, ceux du bord apical des segmenls dorsaux 2-5 formant fascie plus dores. Ailes enfamées á nervnres bruñes. Dessus du corps densément ponctué. Mucron coxal nul ou non dis- tinct. Gellule sous-médiane plus longue que la médiane; nervure recurrente 2 plus éloignée de l'angle externe de la cellule cubi- tale 2 que la nervure recurrente 1 ne Test de l'angle interne. Seg- ment dorsal 6 peu large, á bord simple, ne paraissant pas offrir de partie apicale redoublée en dessous. Segment ventral 5 noir á la base, nu, oíTrant de chaqué cóté un rebord longitudinal dont leboutestsaillanten arriere et duveteux de rouge. Long. 11-11, 5; alie 9 mili. Get Apide m'a fort intrigué; je n'ai pu voir ses palpes maxillai- res; son segment 6 dorsal est simple comme celui d'une Osmia cornuta Ltr. (5"; toutefois la brieveté des antennes, le manque de pulvilius á tous les tarses, le segment dorsal 7 absoluraent caché m'ont decide á le placer dans le genre Megachile, en attendant la découverte d'autres exemplaires. 1 (^ de Mogador, Maroc. Osmia scorpia cT nov. sp.? Noir avec des poils hérissés blanchátres, tirant au gris fauve sur le dos du thorax et de la base de l'abdomen; les fascies apica- les plus blanches couchées, celle du segment 6 plus faible. La- bium long, le second arlicle des palpes labiaux un peu plus long que les deux cellules cubitales réunies. Antennes sans caractére extraordinaire, Tarticle 3 á peine plus long que 4. La cellule cubi- tale 2 un peu plus longue que 1, recevant la nervure recurrente 1 un peu plus loin de l'angle interne, que la nervure cubitale 2 de l'angle externe. Espace cordiforme brillaut. Eperons pales. Dos du mésonotum a ponctualion assez fine tres serrée, plus dense que sur le dos de l'dbdomen. Segment dorsal 6 avec une assez longue épine de chaqué cót,é, segment dorsal 7 presque triangu- laire avec les cOtés arrondis préí de la base, l'angle apical terminé par une courte et forte épine, son disque n'offrant pas de fossette, a moins qu'un tel accident fút caché sous le bord apical du seg- ment 6; sous le bout du segment 7 apparaissent deux courtes épi- nes paralloles entre elles et á la face inférieure du segment (sont- ce des appendices de ce segment ou des appendices du fórceps?). Le segment ventral 1 est un peu gonflé; le segment ventral 2 char- DE HISTORIA NATLRAL. 11»^ gé d'une carene transversale, les segtiienls 2-6 ciliés de pále, les cils apicaux du sixiéme plus jauoes, plus espacés, paralleles entre eux et coDvergeaut un peu vers la ligne médiane. Long. 12; aile 8 mili. 1 (f de Mogador. Ressemble á premiére vue á Osmia longispina Pérez. Pourrait étre le cf d'une femelle deja décrite. Cilissa Atlantis $ n. sp. Xoire, avec le segment basal 1, la partie básale latérale des segmejits 2-3 dorsaux, la base du segment 2 et le bord des seg- ments 1-5 venlraux, et V onychium aux six pattes teinlésde rouge. Le vértex, le front, le bord antérieur du mésonotum, le disque des segments dorsaux 2-4, les segments dorsaux 5-6 en entier (quelques poils noirs mélés aux fauves sur le disque du mésono- tum et du sculellum, quelques poils rares dressés noirs sur la base des segments ventraux 3-5), l'entier segment ventral 6, la moitié supérieure de la face externe du prototarse 3 et le penicil' lus a poils noirs. Les autres poils plus ou moins roussátres ou grisátres. Une fascie apicale de poils couchés fauve-doré sur les segments dorsaux 1-4; la 4.* fascie plus ou moins obsoléte ou ca- duque. Intervalle oculo-mandibulaire au moins aussi long que la moitié de la base de la mandibule. Gbaperon brillant á gros piints espacés avec une ligne médiane entierement lisse. Front uiat. Scutellum lisse, luisant. Espace cordiforme mat, moins sculpté que les parties contigués. Abdomen de la forme de celui á'Andrena fulvicrus , peu profondément mais tres densément ponctué. Aile hyaline á nervures brun de poix; nervure recurrente 1 aboutissant un peu en dedans du milieu; nervure transversale ordinaire aboutissant sur la nervure longiludinale médiane, un peu en dedans de la naissance de la nervure básale. Long. 13; aile 10 mili. (Jne $ de Mogador, Maroc. La teinte rouge de la base de l'abdomen rappelle Cilissa leporina var. Sak^ harse Fr. Termesz. Fuz. xxi p. 304. Mais M. Friese n'en donne au- cune description et l'assimile pour le reste á Cilissa leporina qui a la moitié apicale du segment ventral 6 et l'entier prototarse 3 ve- lus de pule. Panurgus Merceti cf "• sp. Noir; sont jaunes: la bouche, la face, le dessous du scape et des 180 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA ^rticles 2-5 des antennes, le calus humeral, une ligue interrom- pue sur le pronolum, le postscutellum, le milieu du mésoster- num, le métasternum, le dessous des hanches et des Irochanters, le dessous des 4 caisses antérieures, le bout de toutes les cuisses, tous les tibias en entier, les tarses (moins leurs derniers articles -eufumés), une pelite macule sur chaqué colé des segments dor- saux 1-5; est teslacé le dessous du bout du funicule. Brillant, presque glabre, la partie jaune de la face á petits poils dressés concolores; excessivement finement pointillé sur le méso- notum et sur l'abdomen. Le segment médiaire lisse, moins la lu- II ule mate qui occupe presque toute le partie dorsale. Aile d'un hyalin noirálre, nervures noires. Long. 6; aile 5 mili. 3 cf de Montarco (Madrid), 17-V-08. Gi-joint un tableau synoptique des quatre males décrits des Panurgus a tégument orné de jaune. 1. Tibia postérieur noir ou brun en entier. Pronotum et post- scutellum non ornes de jaune. Abdomen avec des macules jaunes sur le cóté des segments dorsaux 1-5. Longueur^ 8 millimetres 2 — Tibia postérieur au moins en partie jaune; pronotum et postscutellum ornes ou non ornes de jaune. Segments dorsaux 1-5 ou macules ou non macules de jaune sur les coles 3 ^. Tibia postérieur brun foncé; ailes cristallines un peu cbscur- cies au bout venustus Fr. — Tibia postérieur noir; ailes presque enfumées.. Moricei Fr. ^. Abdomen, pronotum et postscutellum immaculés. Tous les tibias avec une ligue noire en arriero. 8-8,5 mili flavus Fr. — Segments dorsaux 1-5 avec une macule jaune de chaqué colé; pronotum et postscutellum avec une ligue transver- sale jaune, celle du pronotum interrompue. Tous les tibias entierement jaunes. Long. 6; aile 5 mili.. Merceti Vach. DE HISTORIA NATURAL. 181 Contribución á la fauna coleopterológica de España POR JOSÉ MARÍA DE LA FUENTE Syncalypta Jordai Reitter sp. n. Breviter ovalis, /ere subrotundata, convexa, breviter fidvopu^ bernia, vix squamulala, sat breviter setosa, setulis obscnris, fui— formibus, ápice haud incrassatis, obsitis, capite thoraceque dense subtiliter sed profunde punctulatis, elytris fortitír striatopunctati^, striis lateralibiis subsulcatis et Í7iterstitiis striis fere angustioribus, interstitiis dorsalibus sensim latioribiis et deplanatis, striola forti- ter piinctata^ valde abbreviata acessoria prope margine laterali ante médium sito ornata. Long. 2-2 mm. Wegen der einfachen dünnen Borstenharren systemalisch mit. Syncalypta striatopunctata verwanát, aber die Borslen sind dun~ kel, der Halschild ist gedrangt u. sehr deatlich panctiert, und die Flügeldecken habeii sehr staike, an den Seiten grobere, fiir- chenarlig vertiefle Punctstreifen. Vou S. oblonga durch die nicht gekeulíen Borsten, die kleine- re, gerundete Gestalt, gelbe sparliche Grundbehaarung der Ober- seite und die kurze accessorische Panctreihe an den Seiten der Flügeldecken weit verschieden. Balearen; von Herrn Jordá enldeckt. De esta especie recibí del H.° Jordá, de Pollensa, cuatro indivi- duos, lo que prueba que no es rara en Mallorca, su patria. Falta de materiales en libros y en especies para una determinación exacta, envié dos ejemplares al Consejero imperial Sr. Reitter^ para su estudio, rogándole dedicara la especie, si resultaba nueva^ á su descubridor, que ha enriquecido mi colección con excelentes coleópteros mallorquinos. Coptocepliala rubicunda var. mediodisjuncta Fuente n. v. Ttjpo robustior. fascia transversa elytrorum in duas maculas, resoluta. Los dos ejemplares c? d" que poseo proceden de la provincia de Alicante, uno de Rojales y otro de Orihuela, y me han sidcv enviados por mi eslimado compañero Sr. Andreu. J82 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA El tamaño es algo mayor y más robusto que eu el tipo, y la f.ija transversal de los élitros, interrumpida en medio, se halla representada por dos puntos negros. Es á rubicunda lo que bistri- maculata es á floralis. Cryptocephalus gamma var. ingamma Pie. L'Echange uúm. 287 (1908), p. 88. Forme relativement courte el large, élytres dépourvus de handes noires discales nettes, mais ornes sur chacun de 2 petites macules allongées, básales, paites pales, maculées de brun, dessous du ■corps en majeure partie testacé. Espagne: Saragosse (coU. Pie). Único ejemplar procedente de las cazas del P. Navas, en Zara- goza, y remitido por mí alSr. Pie, de Digoin. Peritelus inviridis Pie. L'Echange núm. 287, p. 82. Tres voisin de Gougeleti Seidl. (forme analogue avec les ca- racteres généraux semblables: corps allongé, élytres subacuminés nu sommet, ongles soudés a la base et égaux, rostre pas plus étroit que la tele, prothorax et élytres arnés de soies courtes plus ou muins couchées, etc.), mais le prothorax est moins court, cet orga- ne n'étant pas plus large que long, les sirtes ponctuées sont moins 7iettes, le revélement écailleux non métallique, plus ou moins brun ou gris terreux sur le milieu du dessus du corps et plus ou moins grisálre sur les cotos. Chez cette espece le 2.'' article du funicule des antennes est á peu prés de la longueur du premier, le scape est fortement arqué, la ponctuation du prothorax est peu marquée et écartée. Loug. 5 mm. environ, iles Baleares. Je dois la connaissance et la communication de P. inviridis á notre honorable collegue espagnol, Don J. M. de la Fuente. El descubrimiento de este Peritelus se debe también al H.° Juan Jordá, de Mallorca, de quien la ciencia, de continuar como hasta aquí sus investigaciones el Sr. Jordá, ha de registrar seguramen- te muchos y valiosos hallazgos. DE HISTORIA NATURAL. 183 El Museo del Instituto Oceanógrafico de Monaco FOR JOAQUÍN GOxNZÁLEZ HIDALGO La inauguración de dicho Museo, verificada el 29 de Marzo de 1910, ha sido un acontecimiento científico de importancia y un éxito de los más grandes para su fundador el Príncipe Alberto I de Monaco. Los que hemos tenido ocasión de presenciarla, admi- rando la grandiosidad del edificio, las novedades científicas en él contenidas y la elevación de ideas que ha presidido á su fun- dación, hemos visto con placer retratado el entusiasmo en el sem- blante de una multitud selecta, compuesta en su mayoría de ex Presidentes de República, Ministros, Embajadores, Almirantes, Académicos, Directores de Museos, Profesores y Naturalistas de todas partes (1), y al mismo tiempo reflejada la satisfacción en el rostro del Príncipe por haber sido comprendido, que es lo que más estiman los verdaderos hombres de ciencia. Allí, en el interior del Museo y en sus magníficos salones, es- tán ya colocados multitud de objetos que tienen relación con la nueva ciencia á que se da el nombre de Oceanografía, que en breve se aumentarán con otros muchos aun no colocados y con los que se vayan adquiriendo sucesivamente. La ciencia oceanógrafica, constituida hoy día por los trabajos y exploraciones científicas de los navegante?, de los geógrafos y de los naturalista?, con más intensidad, continuidad y medios durante todo el siglo xix y lo que va del presente, ha tenido, sin embargo, un larguísimo y lento período de gestación y de evolu- ción, que puedo decirse principia en la actual época geológica, y del cual daremos breve idea haciendo ver cómo se han ido suce- diendo hechos muy conocidos hasta llegar á constituir la ciencia para la cual se ha erigido hoy tan suntuoso templo. Desde los tiempos más remotos, y en cuanto el hombre ideó útiles á propósito para la navegación, aunque primitivamente muy imperfectos, han sido los mares la única vía que han tenido (1) Véanse sus nombres en e¡ Petit Monegasque, de Monaco, en el Journal d'Alsace Lorraine, de Strasbourg, y en la prensa periódica de diversos países. 181 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA Jos habitantes de los grandes continentes del globo para trasla- darse á las islas más próximas, y después, más perfeccionados aquéllos, á otras más lejanas, para ir más tarde de unos conti- nentes á otros y á todas sus costas, como está sucediendo en la actualidad. Las más antiguas traslaciones, y aun algunas más modernas, verificadas sobre todo por las distintas razas humanas pobladoras del Asia y Europa, fueron debidas indudablemente á causas acci- dentales, como las corrientes y tempestades marinas, que lleva- ron á puntos más ó menos distantes á los que en pequeñas em- barcaciones buscaban su sustento en el mar por medio de la pes- ca, ó habían iniciado un cambio de productos entre lugares no muy lejanos. Y esta suposición no deja de tener algún fundamen- to, pues hay motivos para creer que el hombre fué desde el Nor- te de Europa á América y las Azores, á través del Atlántico, y desde el Asia á América, por el Pacífico (antes del descubrimien- to del continente americano por Colón), según algunas señales de su paso por dichos sitios y cierta semejanza de los monumen- tos de los antiguos mejicanos con los que son característicos de varios pueblo? del Asia. En épocas más modernas, pero en las cuales los pueblos cuya historia se conoce habitaban parte del Asia, de Europa y el Norte de África, fueron el mar Mediterráneo, el mar Rojo y el golfo Pérsi- co, los medios de comunicación entre los países situados alrededor de los mism.os, y estas comunicaciones tenían por objeto el co- mercio ó la fundación de colonias, según lo hicieron los fenicios en el Mediterráneo, ó las guerras de conquista, como la invasión de los árabes en distintas direcciones, hasta llegar al Occidente de Europa. Con la expulsión de éstos de su último refugio, de España, coincidió el descubrimiento de América por Cristóbal Colón, atravesando el Atlántico, persiguiendo su idea de encon- trar un camino más corto para las Indias Orientales, y en la su- posición de que la tierra tendría la forma esférica y no plana, como se creía en la antigüedad. Realizado uno de los descubrimientos más importantes hechos por el hombre, y tan glorioso para Colón como para España y su Reina Isabel la Católica, los españoles y los portugueses familia- rizados con el terrible oleaje del mar Cantábrico (donde, según el célebre navegante Dumont d'Urville, se forman las olas más altas que ha conocido) y el de las costas portuguesas, se lanzaron atre- DE HISTORIA NATURAL. 185 vidos en busca de nuevos territorios, en embarcaciones todavía muy frágiles, y gracias al arrojo de Magallanes, Sebastián Elca- no, Vasco de Gama, Vasco Núñez de Balboa, Pizarro, Hernán Cortés, Jorge Juan y otro gran número que atravesaron el Atlán- tico desde la Península á la América central, ó bajaron por el Oc- cidente de África, ó dieron la vuelta desde la Florida en el océano Atlántico hasta California en el océano Pacífico, volviendo varios desde este mar al punto de partida, se descubrieron muchos de los países que hoy día figuran en todas las cartas geográficas. El célebre Magallanes, que pasó al Pacífico por el estrecho que lia recibido su nombre, y al cual dieron muerte los indígenas de Filipinas, no pudo ver el fin de su viaje como su compañero Se- bastián Elcano, natural de Guetaria, en el Norte de España, á quien cupo la gloria de ser el primero que dio la vuelta al mun- do, con lo cual quedó demostrada la forma esférica de la tierra. Desde esa época los mares han sido surcados en todas direccio- nes por los europeos habitantes en los países que tienen costas en el Atlántico, ingleses, franceses, holandeses, etc., además de los de la península hispauo-Iusitana, y esas expediciones han tenido uno de tres fines, ó todos á la vez: interés comercial, interés cien- tífico, ó sea descubrimientos geográficos, ó adquisición de terri- torios; y gracias á ellas hoy día se conocen grandes continentes y grandes y pequeñas islas enteramente ignoradas de los antiguos pueblos del Asia y de Europa, ú saber: toda América, Australia,- parte del África, la Malasia, Melanesia, Micronesia y Polinesia y además su situación geográfica, sus dimensiones, su topografía, sus costas, sus habitantes, sus productos, etc. Pero aun falta que explorar regiones determinadas de esos países, entre ellas el in- terior del África y de la América del Sur (exploraciones que harán los viajeros terrestres) y las regiones polares árticas y antarticas, con cuyo exacto conocimiento se hade completar la larga serie do beneficios que han prestado ala ciencia geográfica y á la huma- nidad los incansables y esforzados marinos de todos los países. Al retorno de las expediciones hechas en diversas direcciones iban llegando á Europa ejemplares de animales y plantas propios de la fauna y flora de esos países lejanos, distintos de los del continente europeo y parte occidental de Asia, los cuales fueron coleccionados por diferentes personas ó por algunos Museos, y dados á conocer en diversas obras publicadas por Lonicer, Ron- delet, Gesner, Aldrovandi, Bonnani, Lister, Petiver, Rumph, T. x.-Abñl, 1910. 13 1{3G BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA Barrelier, Sloane, Hill, Valentyn, Adanson, Regenfass, Gualtie- ri, Seba y otros, desde el año 1555 hasta mediados del siglo xviir, en que floreció el célebre Linné. Este príncipe de los naturalista?, con su genio y con su talento, reunió los datos conocidos, agregó otros muchos, metodizó y vulgarizó su conocimiento, y desde en- tonces empezó la serie de exploraciones hislórico-naturales, ya con este exclusivo objeto, ya atendiendo al mismo tiempo á las transacciones comerciales ó á otros de los fines antes indicados. Dado el impulso por Linné, y aumentado el gusto por la histo- ria natural gracias á los trabajos de eminentes zoólogos france- ses, como Buffon, Guvier, Geoífroy, Lamarck, Blainville, Latrei- lle y otros han sido desde entonces innumerables las expediciones hechas en todo el siglo xix para la adquisición de los seres natu- rales que viven en las diferentes regiones del globo, y enorme el material científico traído para su estudio y que llena hoy día los estantes y vitrinas de grandes Museos y de muchas colecciones particulares, pues se han recorrido los valles y las montañas y se han registrado los ríos, lagos y las orillas ó profundidades del mar en los puntos visitados. En la nota que abajo se incluye (1) puede ver el lector una incompleta relación del nombre de los bu- (1) Los principales buques en que se lian hecho expediciones científlcas, son los siguientes; Albatross. -Atlántico y Pacífico. Numancia.— América del Sur. Alert. — Patagonia. Pola.— Mediterráneo. Amelia.— Portugal. Porcupine.— Atlántico y Mediterráneo. Astrolabe.— Alrededor del mundo. Princes^e Allce.— Atlántico. Beagle.— Ídem. Princesse Louise. — A Ir ededor del Bélgica.— Región antartica. muado. Blake.— Atlántico, Golfo de Méjico. Samarang. -Malasia. Bonita.— Alrededor del mundo. Seniavine.— Alrededor del mundo. Caudan. -Golfo de Gascuña. Siboga. — Malasia. Challenger.— Alrededor del mundo. Southern Cross.— Región antartica. Chazalie.— Antillas, Canarias, Madera. Sulphur.-Alrededor del mundo. CoquiUe. -Océano Pacifico. Talismán.— Atlántico y Mediterráneo. Curapao— Polinesia. Thetis.— Océano Pacífico. Eider. -Mediterráneo. Travailleur —Atlántico y Mediterráneo. Eugenie— Alrededor del mundo. Tritón. -Hébridas y Faroes. Eavorite.— Asia y Malasia. Uranie.— Alrededor del mundo. Ecx. — Región ártica. Valdivia.— Atlántico, Oc. Indico, islas Gazelle.— Islas del Pacífico. del Sur. Herald.— Alrededor del mundo. Valorous. -Norte del Atlántico. HirondeUe.— Atlántico. Vega. -Mares árticos. Lightning, -Norte del Atlántico. Vetter Pisani.-Alrededor del mundo. Magenta.— Alrededor del mundo. Venus.— Alrededor del mundo. Melita —Atlántico y Mediterráneo. violante.— Mediterráneo. Michael Sars. -Norte del Atlántico. Wild Duck— Bahama. Nassau.— Magallanes y Patagonia. Willem Barents.— Atlántico. Kovara.— Alrededor del mundo. DE HISTORIA NATURAL. 187 -ques Ó de los naturalistas, que recordamos en este momento, con indicación abreviada de los sitios donde verificaron sus investi- gaciones. Se han dado á conocer los resultados de casi todas esas exploraciones, y algunas de las obras publicadas son, por el texto y por las láminas, verdaderamente monumentales. Se puede establecer una línea divisoria entre todas las explora- ciones mencionadas, separando en un grupo las que fueron lleva- das á cabo antes de estraerse del fondo del Mediterráneo los dos extremos de un cable sumergido á gran profundidad (para com- poner su rotura), en los cuales se encontraron adheridos seres vivo«, y en otro grupo las verificadas después de este hallazgo. De las primeras expediciones anteriores á ese hecho se habían traído á Europa muchos seres marinos sacados á profundidades poco considerables, siendo general la creencia de que no era po- sible la vida animal en sitios más profundos por la falta de luz, •mayor presión, etc.; pero la existencia de seres vivos adheridos al ■cable extraído de muy hondo, despertó la curiosidad de los hom- bres de ciencia, y desde entonces las exploraciones posteriores se hicieron con aparatos ideados para recoger los objetos que hubie- ra en las grandes profundidades. Así se verificó con buques de Expedición antartica francesa. — — belga. — prusiana al Asia oriental. — holandesa á la Nueva Guinea. — sueca al Spitzberg. — de los Estados Unidos. — á Sumatra. — á Morea. — danesa á Siam. — noruega al Norte del Atlántico. — de los Estados Unidos al Japón. — á Borneo. Misión al Cabo de Hornos. — á Méjico. Los naturalistas y viajeros que han explorado diferentes puntos del globo, son los siguientes; Adanson.— Senegal. Brancsik.— Nueva Guinea. Agassiz.— Atlántico de los Estados Uni- Castelnau.— Brasil, Bolivia, Perú. dos. Coste. — Francia, Italia. Arango.— Cuba. Cousin.— Ecuador. Azara. — Paraguaj'. Crossland.— Zanzíbar, Este África. Baranda. — Filipinas. Cuming.— América del Sur, Filipinas. Beccari. — Borneo , Molucas, Nueva Decken.- África Oriental. Guinea. DescourtUz —Norte América, Antillas. Belanger.— Indias Orientales. Deshayes.— Argelia. Bennett.— Australia, Batavia, China. Drouet.— Azores. Bodwich.— Madera, Puerto Santo, El Dybowski.-Lago Baikal. Cabo. Eichwald.— Mar Caspio. Borelli.— Bolivia, líep. Argentina. Ehrenberg —Norte África, Oeste Asia. 183 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA alto bordo y bien preparados para tal fin, y se obtuvieron dé- los abismos del mar seres nuevos, muchos de formas extrañas y curiosas, que ya están descritos y figurados en multitud de obras publicadas. Y no se ha limitado á la historia natural de los grandes fondos- la investigación científica, sino que se está estudiando todo lo re- lativo al medio líquido en que habitan multitud de seres vivos. Se analizan las aguas de los mares para saber las substancias que- contienen en grandes y pequeñas cantidades; la densidad y com- posición de las mismas y su proporción en un metro cúbico; se inventan aparatos para medir el ácido carbónico, el oxígeno y ni- trógeno que existe, para apreciar la penetración de la luz en el agua, para medir las corrientes y la dirección de las mismas, para recoger el agua de sitios más ó menos profundo?, para me- dir con exactitud las diferentes profundidades y para traer á la. superficie muestras del terreno ó de los depósitos que hay en el fondo del mar por medio de sondas de diferentes sistemas. Tam- bién se aprecia el color de las aguas, su temperatura en las par- Faurot.— Mar Rojo. Folin— África occidental. Forbes.— Mar Rgeo. Forskael.— Oriente. Gillis— Hemisferio Sur. GraeUs —Norte de España. Gundlach — Cuba, Puerto Rico. Hagg.— Spitzberg. Harriman.— Alaska. Heude.— China. Hirase.— Japón. Humboldt.— América centraí. lagegeids — Jutlandia. Issel.— Mar Rejo, Suez. Jagor.— Filipinas. Jardin. — ?^Iarquesas. Juan y UUoa.— .América Sur. Kossmann.— Mar Rojo. Kukenthal— Molucas, Borneo. iLabat.— Islas de América. Laperouse.— Alrededor del mundo, La Sagra.— Cuba. Lo-we. -Madera, Puerto Santo. Mac Andrew. — Atlántico, Mediterrá- neo, Mar Rojo. Marión. — Mediterráneo. Martínez.— América del Sur. Meyer. — Malasia y Polinesia. Michelena.— Norte de la América del Sur. Milne Edwards.— Sicilia. Y otro gran número que llenaría muchas Mobias.— Mascarenas y Seychelles. Mociño.— América central. Montrouzier.— Nueva Caledonia. Morelet.— Cuba. Orbigny— Canarias, América del Sur.. Paz. — Cuba, América del Sur. Perry. — China y Japón. Pliilippi.— Chile, Bolivia. Poey. — Cuba. PoUen.— Madagascar. Poteret. — Chile, Perú, Filipinas. Pourtales. — Gulf Stream. Quadras —Filipinas, Marianas. Quiroga.— Rio de Oro Rein —Japón, Ross.— Región antartica. Ruiz y Pavón.— Perú. Sarasin,— Molucas, Célebes. Schomburghk.— Orinoco, Guj-ana^ Schrenck— .\mur, Norte Japón. Sempar.- Filipinas. Sonnerat. — Nueva Guinea. Spix — Brasil. St3enstrup.— .'\tlantico, Tatts.— Guinea. Valentía,— India, Ceilán, Mar Rojo. Vesco.—.'\ frica occidental. "Wallace,— Malasia. Webb —Canarias. Weber.— Indias holandesas. Wied-Neuwied.— Brasil . DE HISTORIA NATURAL. l'^O tes altas y bajas, y se multiplican los sondeos en todas direccic- ues para obtener la fotografía del fondo de los mares y comparar las mayores profundidades de los mismos con las mayores altu- ras que presentan las montañas de los continentes. Se perfeccio- nan las dragas empleadas en la recolección de los objetos natura- les, las redes para pescar en plena velocidad y se inventa un tubo fosforescente para colocar en las Nasas y atraer á ellas á los se- res marinos. Otras muchas cuestiones ocupan igualmente la atención de los exploradores del mar en los tiempos presentes; la corriente del •Gulf Stream, las corrientes profundas y superficiales del Atlán- tico Norte, las curvas barométricas obtenidas durante la navega- ción, la alimentación de los náufragos en alta mar, las corrientes profundas del Océano, un proyecto de observaciones meteoroló- gicas en el Atlántico Norte y la creación de observatorios de dicha índole en las islas, comunicando con el continente por medio de ■cable, la distribución balimétrica de algunos animales, la geo- grafía biológica marina, el lanzamiento de globos sondas y pilo- tos por encima del Océano, etc. Todo lo que se acaba de citar y la descripción de los seres vivos encontrados en los mares del globo ó en los países descubiertos y adonde se ha llegado por medio de la navegación, se puede decir que es obra de siglo y medio, y para ello se han necesitado gran- des medios y el concurso de muchos hombres científicos. Ocupa, entre éstos, un lugar preeminente el Príncipe Alberto I de Mo- naco. Este Príncipe inteligente, simpático por su cultura y por su trato, es un buen ejemplo para demostrar los excelentes resul- tados que se obtienen en la investigación y producción científicas cuando á ciertas y determinadas condiciones antropológicas va unida la influencia del medio, y ésta es completamente favorable. Perteneciendo el Príncipe de Monaco á la marina de guerr.i española durante algunos años, en los cuales ya se acostumbró á los viajes por mar; discípulo después del célebre Broca (autor del magnífico estudio sobre los cráneos de los vascos españoles), con lo cual adquirió gusto por las ciencias naturales: enterado más íidelante de las exploraciones marinas llevadas á cabo por diversos hombres de ciencia, y poseedor, además, de bienes de fortuna considerables, no es de extrañar que todo este conjunto de cir- cunstancias determinara en su ánimo el propósito de dedicarse por completo á investigaciones marítimas, como lo verificó y sigue 190 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA veriücando con notable éxito durante gran número de años en sus barcos L'Hirondelle y la Princesse-Alice, acondicionados ex- presamente para tal objeto. Si bien sus exploraciones han sido continuación de las de otros- hombres de ciencia, tuvieron desde el principio un carácter y una. finalidad distintas délas anteriormente verificadas, ó sea su cons- tancia en repetirlas (pues lleva hechas 22 desde el año 1885 hasta el presente, y siempre dirigida?? por él mismo) y su idea altruista- de reunir después en un gran centro, con medios suficientes para su sostenimiento futuro, lodos los materiales y datos obtenidos, y que éstos se hallen siempre á disposición de los sabios de todos los países para su ilustración y para su estudio. M. Richard, el celoso y activo Director del Museo construido,, ha consignado en un libro y en un folíelo titulados Les Campag- nes scientifiques de S. A. S. le t*rince Albert I de Monaco y Le Musée Oceanographique de Monaco, todo lo relativo á las expedi- ciones hechas, á los aparatos ó instrumentos empleados (alguna vez modificados ó inventados por el mismo Príncipe), á las publi- caciones de éste y de los especialistas que se han encargado de la descripción de los animales recogidos, de esludios anatómicos acerca de algunos de ellos, de análisis de aguas del mar, de la naturaleza de los cuerpos inorgánicos extraídos de los grandes fondos, etc. Da también interesantes noticias sobre la construción del Museo, su distribución y objetos en él colocados hasta el pre- sente, con 116 grabados en que se representan los buques explo- radores, aparatos empleados y los seres más notables hallados durante todas las expediciones. Tan interesantes fueron éstas desde su principio y las publi- caciones del Príncipe Alberto, que al poco tiempo, en 1889, la Real Academia de Ciencias de Madrid le nombró miembro corres- ponsal á propuesta de varios Académicos, ya difuntos, y el que- aún vive para referirlo. Las Memorias publicadas hasta ahora son en gran número, se imprimen también á expensas del Príncipe con verdadero lujo en el texto y las láminas, y muchas están redactadas por especialis- tas acreditados. Respecto á las que tratan de moluscos, de cuya. materia algo entendemos, podemos asegurar que están bien he-^ chas, pues son debidas á Bergh, Joubin, Fischer, Vayssiere y Dautzenberg, malacólogos bien conocidos, .y con muchos de los cuales tenemos amistad y relaciones científicas desde hace tiempo- DE HISTORIA NATURAL. 191 De varias dimos ya cuenta Iiace seis meses en el lomo xv de las Memorias de la Real Academia de Ciencias de Madrid (páginas 1.096, 1.128 y 1.217.) El Museo Oceanógrafico ha sido construido en uno de los sitios más bellos de la costa del Mediterráneo, en la zona comprendida entre Gannes y Mentón, con montes á un lado y el mar al otro, hermoseada por la mano del hombre con millares de blancas villas y hoteles que se destacan sobre la vegetación que las rodea, y embellecidas por multitud de palmeras, construcciones á cual más variadas y que en algunos sitios, Montecarlo, por ejemplo, se hallan asentadas sobre eminencias escalonadas del terreno y se presentan á la vista del viajero bajo el aspecto de grandes y elevadísimos anfiteatros. En dicha zona está situado el atrevido y sólido Museo cuyos cimientos casi tocan á la orilla del mar y se eleva hasta la plani- cie del promontorio de Monaco, adosado al alto acantilado vertical que éste presenta al terminar en el Mediterráneo. Sólo diremos de esta ciclópea construcción, debida al talento del arquitecto Delafotrie, que con tanta maestría supo interpretar y llevar á cabo la idea del Príncipe Alberto, que es un bello y monumental edificio, amplio, bien distribuido y grandioso y está colocado en una situación admirable. En él hay espacio para la sala de recepciones, salones de exposición de los aparatos é ins- trumentos usados en Oceanografía, y de las colecciones de seres recogidos, para laboratorios y gabinetes de estudio, para biblio- teca, para acuarios que contengan animales vivos, para depósitos provisionales de los materiales que han de estudiarse, etc. Se llega, por fin, al piso inferior constituido por una gran bóveda formada sobre los pilares que sostienen todo el edificio, y que se halla todavía á 47 metros de altura sobre las rocas de la base del promontorio y la orilla del mar, según puede verse por un orificio dejado á propósito en el centro de la bóveda. La ilusión es com- pleta; como por la abertura no pueden distinguirse las pilastras que sostienen el suelo, aparece la orilla del mar como si se con- templase desde la barquilla de un globo. La previsión del Principe Alberto no tiene límites ; se está ter- minando en París á sus expensas otro edificio, sucursal del de Monaco, destinado principalmente á conferencias científicas, y cuyo porvenir quedará igualmente asegurado con la intervención del íntegro ex Presidente de la República francesa, M. Loubet, el 192 BOLETÍN DE LA. REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA Director del Museo de París, M. Perrier y un personal escogido. Continuarán las exploraciones de los mares por el Príncipe y los Fabios adscritos á esta fundación ó por los de otros países, y en uno ó dos siglos más de febril actividad el hombre conocerá todo lo referente al Océano, á ese camino que puede recorrer en todas direcciones para comunicarse con sus semejantes, camino en el cual no hay que asentar vías, ni abrir trincheras, ni horadar montañas, ni construir puentes ó viaductos, ni hacer gasto de conservación alguno durante la existencia de los mares. ¿Tendrá, sin embargo, el hombre que volver á ocuparse de ellos para hacer estudios de transcendencia sobre los mismos? Evidentemente, sí. Llegará algún día en que se agole la gran fuerza de que dispone la humanidad para la navegación, y que está acumulada en las minas de carbón de piedra, y entonces estudiará las mareas y dis- currirá los medios á propósito para utilizar su gran fuerza y su- plir la que antes le suministraba el carbón mineral. Esta idea ha pasado ya por la mente del hombre, y de ella tendrán que ocu- parse las generaciones futuras. Sólo diremos al terfninar esta reseña que debe estimularse en tados los países, y sobre todo en los más atrasados, la creación de centros científicos para que los ciudadanos adquieran alguna afi- ción á instruirse y se ocupen poco ó mucho de algún arte, ciencia ó industria. Todo hombre estudioso es, por regla general, pacífi- co, sus aficiones le hacen sociable al reunirse con otros con quie- nes puede entenderse sobre lo que le instruye, entretiene ó com- place, se establecen amistades y de esta manera se puede llegar paulatinamente á una dulcificación de costumbres tal, que haga posible y duradera la fraternidad de unos pueblos con otros. Y por último, si á la consoladora impresión que deja en el áni- mo la realización de hechos tan memorables como el presente, se une el cúmulo de delicadas atenciones y fiestas prodigadas por el Príncipe Alberto á los delegados de las naiciones y á todos los asistentes á la inauguración de su Museo, puede tener este cam- peón de la ciencia la seguridad de que todos, absolutamente todos los que la presenciaron, han de conservar de ella un inolvidable y agradable recuerdo. DE HISTORIA NATURAL. 193 APÉNDICE Objetos ya colocados en dos grandes salones del Museo. Elementos contenidos en las aguas del mar en pequeñas y gran- des proporciones. Peso y composición de las materias disueltas en un metro cúbico. Aparatos para medir la cantidad de ácido carbónico, oxígeno y nitrógeno contenida en el agua, y su análisis. Sales disueltas en el agua del mar. Modelos que indican la superficie y altura de los continentes, 'comparadas con las superficies y profundidades de los mares. Cantidad de sal disuelta en los mares y la contenida en un me- tro cúbico. Areómetros. Aparatos para apreciar la penetración de la luz en el agua. Medidor de corrientes é indicador de la dirección de las mismas. Flotadores. Termómetros. Botella de alta presión para recoger el agua del mar á diferen- tes alturas y también del fondo. Sondas de diferentes clases y autores. Ejemplares de los fondos marinos, según análisis mecánico. - Colección de peces encontrados en las exploraciones. Es notable por el gran número de especies, por las nuevas for- mas recogidas y por su colocación en cajas rectangulares de cris- tal, en las que .se incluyen láminas de cristal lechoso, un poco in- clinadas, sobre las cuales está perfectamente adherido el ejemplar, pudiéndose apreciar bien sus caracteres. Colecciones de Cefalópodos, Crustáceos, Asteridos, Equinidos, Espongiarios, etc., dispuestas con el mismo gusto que la anterior y acompañadas las especies nuevas ó interesantes de los dibujos en color, hechos como modelo de las láminas publicadas. Barbas de la Balenoptera Sibbaldi Gray. Un magnífico esqueleto' montado de Balenoptera. Esqueletos y modelos de cetáceos. 191 boletín de la. real sociedad española Focas disecadas de gran tamaño. Piedras dragadas á grandes profundidades. Vista de la fachada del Museo que mira al mar. Diversas aves marinas. Modelos de especies de Lagena, Nodosaria, etc. Acumuladores. üinaraómetros. Red cónica para pescar en plena velocidad. Redes y dragas diversas. Tubo fosforescente para colocar en las Nasas. Modelos de lanchas. Porcelanas de Caldas da Reinha, representando peces, tortu- gas, crustáceos, etc. Esculturas en madera de objetos semejantes, por Trachel. . Dibujos de peces en color, japoneses. Piedras perforadas por moluscos. Colección de Poliperos, probablemente de las islas Filipinas. Huevos de Cefalópodos. Productos extraídos de las algas. Objetos hechos con pieles de aves marinas y focas. Moluscos com'estibles. Son en bastante número. Parte de ellos se llevan para el con- sumo á las grandes poblaciones; los restantes, menos apreciados, sirven de alimento en las localidades donde se encuentran. Diversas substancias empleadas como cebo en la pesca. Cajas de conservas. Bacalao y el aceite del hígado de bacalao. Coral rosa y encarnado. Conchas de madre perla con perlas. Conchas de nácar y diversos objetos debidos á la industria del nácar. Camafeos. Biso de las Pinnas y objetos fabricados con el mismo. Dientes de cachalote. Alhajas artísticas inspiradas en las formas extrañas de algunos animales recogidos. Carey y sus usos. Secciones verticales de muchos géneros de moluscos univalvos. Colección de los moluscos recogidos. Muchas de las especies comunes y de poca profundidad han DE HISTORIA NATURAL. 11» sido halladas á más de 500 brazas; pero sólo valvas sueltas ó ejemplares muertos ó deteriorados, por lo cual no viven eu esos sitios, sino que han sido arrastradas por las corrientes profun- das. Otras muchas de las de máxima profundidad también se han encontrado muertas y no vivientes. Desde las profundidades re- lativamente pequeñas y cercanas á las costas, se ha ido casi de repente á la exploración de las grandes profundidades con el de- seo de encontrar especies nuevas, como así ha sucedido. ¿Xa convendría en expediciones posteriores explorar bien las profun- didades intermedias para averiguar donde se encuentran viva& las especies halladas sólo muertas en grandes fondos, y tal vez para encontrar otras que vivan en esas condiciones? Es probable que así se obtengan especies todavía muy raras como la Voluta Junonia del Golfo de Méjico, los Murex Hidalgoi, Cabriti y Pazi de las pequeñas Antillas, el Conus gloria maris de Filipinas y las Pleurotomarias del Japón. Publicaciones que ha recibido la í^eal Sociedad Española de fíistoria J^atural durante el mes de JVIarzo de 1910. (Za liste suivante servirá comme acensé de réception.) Alemaxia Deutsche entomologische Gesellschaft, Berlín. Deutsche Entomologische Zeitschri/t. Jahrof. 1910, Heft ir. Entomologische Litteraturblatter, Berlín. 1910, n" 3 (Marz). Entomologischer Verein in Berlín. Berliner Entomologische Zeitschri/t. 54 Band (1909), 3 und 4 Heft,. Seite II. Nalurse Novitates, Berlín. 1910, nos i_2 (Januar). Zoologischer Anzeiger, Leipzig. Bd. xxsv, ntt9, 1910. Laboratorio de investigaciones biológicas de la Universidad de Madrid. Trabajos. T. vir, fase. 4.°, Diciembre 1909. Laboratorio de Eadiactividad de la Universidad de Madrid. Boletín. Vol. i, n.os 5.6, 1909, Observatorio de Madrid. Anuario para 1910. Eeal Academia de Ciencias exactas, físicas y naturales, de Madrid. Revista. T. vili, n.° 7, Enero de 1909. Sociedad aragonesa de Ciencias naturales, Zaragoza. ^oZeíín. T. IX, n." 2, 1910. Societlad española de Física y Química, Madrid. Anales. T. viii, n.os 70-71, 1910. Estados Unidos y sus Colonias Academy of Natural Sciences of Philadelphia. Proceedings. Vol. xli, part 11, April-September 1909. Academy of Sciences of Chicago (Natural History Survey). Bulletin. N" vii, part i. American Museum of Natural History, New York. Bulletin. Vol. xvi, 1909. Chicago Academy of Sciences. Bulletin. Vol. iti, nos 1-2, 1909. Davenport Academy of Sciences. ' Proceedings. Vol. xii, ps. 96-222, 1909. Departamento del Interior. Oficina de Agricultura. Manila. Revista agrícola de Filipinas. T. 11, n. 12, 1909. Department of the Interior. Burean of Forestry. Manila. Annual Report of the Director, July J908, June 1909. 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Madrid, 1910. 200 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA Navarro Neumann (Emm. M. S.)— Aperpu general des phénoménes sis- miques enregistrés á Cartuja en 1909. (Bull. Soc. Belge d'Astron., n° 2. Bruxelles, 1910.)' — Le tremblement de Terre Ibérique du Avril 1909. (Bull. Soc. Beíge d'Astron., n" 2. Bruxelles, 1910.) — BuUetin sismique Novembre-Décembre 1909, Janvier 1910. (Bull. Soc. Belge d'Astron., n° 12, 1909 et ncs 1-2, 1910. Bruxelles, 1910.) Saderra Masó (R. P. M.)— Seigmic epicenters nears western Mindanao and Joló. (Bull. of the Weather Bureau for June. Manila, 1909. — Submarine seismic centers near the coarts of northern Luzon. (Bull, of the Weather Bureau for May. Manila, 1909.) — The seismic centers in northern Luzon. (Bull. of the Weather Bureau for April. Manila, 1909.) Washington (Henry S.) and Wí^güt. —A Feldspar from Linosa and the existence of Soda Anorthite (Carnegicite). American Journ. of Science. January, 1910. Wercklé (Carlos). — La subregión fitográfica costairícense. San José de Costa Rica, 1909. Sesión del 4 de Mayo de 1910. PRESIDENCIA DE D. JOAQUÍN GONZÁLEZ HIDALGO — El Secretario leyó el acta de la sesión anterior, que fué aprobada. Admisiones y presentaciones.— Fueron admitidos como socios numerarios los señores propuestos en la sesión de Abril. Necrologías. — El Sr. Faura anunció el fallecimiento de nuestro consocio D. Norberto Font y Sagué, presbítero y doctor en Cien- cias Naturales, que se dedicaba especialmente al estudio de la Geología y presentó una necrología del mismo. — El Sr. Presidente ensalzó las prendas personales del ñnado y propuso constase en acta el sentimiento con que se ha enterado la Sociedad de la pérdida que la Ciencia española experimenta con el fallecimiento del Sr. Font y Sagué; acordándose, por una- nimidad, lo propuesto. — El Secretario dio cuenta de otra defunción: la del naturalista norteamericano Alejandro Agassiz, del Museo de Zoología compa- rada de Cambridge (Estados Unidos). Proposición. — El Sr. Cabrera Latorre hizo notar á la Sociedad las mil dificultades que la Ley de Caza vigente y el Reglamento para su aplicación, suscitan á los naturalistas, singularmente á aquellos que se dedican á la recolección y estudio de los verte- brados, citando, entre otros casos, el de habérsele prohibido á uno de los señores socios introducir en Madrid, para montarlas, ca- bezas de corzo que la misma Ley había permitido matar, y el de haber sido imposible, en virtud de ella, traer de Marruecos cier- tos ejemplares que deseaba exhibir en la Exposición de Valencia la Comisión para el estudio del Noroeste de África. Para demostrar que las personas que redactaron la Ley y el Reglamento citados, no sólo no tuvieron]]en cuenta para nada los intereses de la Ciencia, sino que tampoco poseían la menor noción cientíñca, mencionó el Sr. Cabrera algunos errores de gran bulto en aquellos contenidos, entre ellos el verdaderamente ridículo de T. x.-Mayo, 1010. 14 202 boletín de LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA aparecer como especies diferentes, en la lista de aves domésticas, el gallo y la gallina, dándose al primero nombres genérico y es- pecífico completamente diferentes de los que se dan á la segunda. Y como esto pudiera dar una falsa idea de la cultura histórico- natural en España, propuso que la Sociedad pensase en la conve- niencia de estudiar las modificaciones que en dicha Ley pudieran introducirse, tanto para evitar dificultades á los naturalistas, como para hacer desaparecer los indicados errores, insistiendo en que la reforma más urgente era un reglamento de protección á los mamíferos útiles á la agricultura, por el estilo del que hay actual- mente para las aves insectívoras. — El Sr. Ribera, de acuerdo con lo expuesto por el preopinante, propuso que la Sociedad designase una ponencia que estudie la ley de caza vigente y exponga las modificaciones substanciales que en ella se deban introducir. Las variaciones que proponga la Comisión de refe'rencia, podrían ser luego elevadas al Gobierno, haciéndolas suyas la Sociedad. — El Sr. Presidente, manifestándose conforme con todo lo di- cho, indicó que la Comisión de que se ha hablado, podrían for- marla los Sres. Bolívar, Ribera, Cabrera y Lozano: acordándolo así la Sociedad. Comunicaciones verbales. — El Secretario, en nombre de los res- pectivos autores, presentó los trabajos siguientes: «Una nueva especie y una nueva variedad de Dorcadion», por D. Jorge Schramm. «Plaga de orugas del Yponomeuta rorellus Hb.», por el señor Melcolm. — El Sr. Casares Gil (D. Antonio), leyó una nota titulada «Mus- Cíneas para la flora española». — El Sr. Calafat León, presentó un estudio sobre los minerales de aluminio de España. — El Sr. Rodríguez Mourelo leyó la noticia siguiente, publica- da por un periódico de La Coruña, el día 29 de Abril: «No ha sido solo en Yigo donde estos días últimos se han sen- tido intensas sacudidas terrestres. En Tuy también se ha hecho notar el mismo fenómeno. A las cuatro y veinte minutos de la madrugada del lunes se sintió en aquella ciudad una sacudida sísmica de regular dura- ción é intensidad. En algunas casas cayeron al suelo objetos coló- DE HISTORIA NATURAL. t03 cados en estanterías ó colgados de las paredes y se abrieron varias puertas. ■ En Güinzo de Limia, de la provincia de Orense, se notó análo- ga sacudida en la madrugada del lunes, repitiéndose por dos ve- ces el martes á la misma hora. El aspecto que con tal motivo ofrecía la carretera general en la noche del martes y en la madrugada del miércoles, era triste, pues el pánico cundió en forma tal, que varias familias habían improvisado al aire libre tiendas de campaña en plazas y plazue- las, mientras otras abandonaban sus viviendas, buscando el lugar de menor peligro. En Verin se repitieron las sacudidas, causando general alarma -en aquella comarca. La gente salía despavorida y llena de terror á las calles, produciéndose la natural consternación, pues los temblores de tierra venían precedidos de intensos ruidos subte- rráneos. El movimiento sísmico se ha dejado sentir también con idén- tica violencia en Gelanova y en otros pueblos de la provincia orensana, causando en todos inmenso pánico.» A propósito de la anterior noticia, el Sr. Ribera propuso que para estar directa y debidamente informados sobre los temblores de tierra que puedan dejarse sentir en el territorio de España, convendría se redactase una circular dirigida á los Directores de los Institutos generales y técnicos, encareciéndoles la convenien- cia de que por el profesorado competente se registren las sacudi- das sísmicas del suelo y se trasmitan á esta Sociedad, para que tengan en elia debida publicación las observaciones que sobre estos fenómenos se verifiquen. —El Sr. Gredilla leyó la siguiente nota: aEn la Sesión celebrada el 4 de Octubre de 1905 por esta Real Sociedad española de Histokia natural, os notifiqué la asistencia de nuestro consocio el R. P. Navas al último Congreso interna- cional de Botánica, celebrrdo en Víeoa en representación de la So- ciedad aragonesa de Ciencias Naturales, contribuyendo de este modo á que fuera aceptada la proposición de los Sres, Borodín, y Jaczewski, de San Petersburgo, para la adopción del latín como lengua oficial en las diagnosis ó descripciones, abogando también por la admisión del español. Dije entonces que el acuerdo del Con- greso fué en absoluto satisfactorio, y, por tanto, que el español se colocabadesde entonces al nivel de las lenguas que pudieran pare- g04 boletín de la real sociedad española cer privilegiadas, ya que las explicaciones que uo sean mera des- cripción se admitirán en nuestra lengua. De todo esto se dio cuenta detallada en las Memorias de la Real Academia de Ciencias y Artes de Barcelona, vol. vr, núm. 6, en que aparecen las «Reglas de nomenclatura botánica, propuestas en el Congreso de Viena de 1905», de entre las cuales hay una que nos interesa conocer, y que copiada á la letra dice así: «Art. 36. A contar del 1." de Enero de 1908, los nombres de los grupos nuevos no se consideran publicados válidamente sino cuando estén acompañados de una diagnosis latina», á cuya Re- gla pone el P. Navas la siguiente nota: «Este es el artículo que despertó más interés en la discusión de la Asamblea. Advierte el Sr. Relator que ésta fué la vez en que- mas votos se reunieron, un total de 193 votos. No pocos congresistas tomamos la palabra, y las razones se presentaron con viveza por una y otra parte. El texto propuesto por la Comisión era el siguiente: «Art. 77. Los nombres nuevos no tendrán ningún valor en- nomenclatura científica, si no van acompañados de descripciones hechas en caracteres romanos en una de las cinco lenguas inter- nacionales siguientes: alemán, inglés, francés, italiano y latín. La prohibición de las. otras lenguas y de los caracteres góticos comienza con el año 1906.» El Sr. Borodín, de San Petersburgo, fué el primero que se pro- nunció contra el exclusivismo del artículo, proponiendo, como lengua internacional única, la latina. El Dr. Jaczewski, de la misma ciudad, esforzóla idea, proponiendo se adoptase el texto de Moscou, como al fin se hizo con ligera modificación. Tocóle hablar al que esto escribe, y aunque había de pedir se admitiese el español entre las lenguas oficiales, al ver el movi- miento de la Asamblea, iniciado á favor del latín, protestó pron- tamente que de buena gana suscribiría á esta proposición, si lle- gaba á prevalecer, lo que no esperaba. Tras esto invocó cinco razones para que se admitiese el español: 1,*, porque la misma petición iba á hacerse en un Congreso de Zoología, con esperan- za de éxito; 2,*, la práctica ya establecida, que no hacía más que sancionar el Congreso, pues en español se habían hecho muchas descripciones, las cuales, sin dificultad, habían sido admitidas; 3,*, la analogía del español con otras lenguas neolatinas; quien conozca el latín y el francés ó italiano, ninguna diferencia ha de DE HISTORIA NATURAL. 205 experimentar en entender las descripciones hechas en aquella lengua; 4.*, el aumento rápido que en estos días se nota en el cultivo de las Ciencias Naturales en España; 5/, el número é importancia de Academias, Sociedades y botánicos de uno y otro lado del Atlántico, que hacen esta petición suscribiendo la circular de la Sociedad aragonesa de Ciencias naturales, cuyas firmas y peticiones, al Congreso presentadas, no podían ser des- atendidas. Hablaron en pro ó en contra los Sres. Wilczek, Gillot, Drude, Fedde, de Hayek, Engler, Perrot, Hallier, Robinson, Briquet, Magnus, algunos más de una vez. Presentáronse mociones, hi- ciéronse enmiendas, y en vista de las dificultades que podían sur- gir por causa de las obras que estaban en vías de publicación, propúsose al fin que la regla de admisión no entrase en pleno vigor hasta 1908. Con esta benigna modificación pasóse al escrutinio. Mientras se recogían los votos, notábase gran murmullo, signo de eferves- cencia, notablemente diverso de la suave expansión que se guardó en los demás casos. Hecho el recuento de votos, fué admitida la regla por 105 contra 88. Todavía los Sres. Briiton y Barhart presentaron, aunque sin efecto, sus reparos contra el acuerdo de la mayoría. Esto sucedía el viernes, 16 de Junio. El sábado, último día del Congreso, se hicieron nuevas diligen- cias: una de ellas fué presentar al principio de la sesión una mo- ción ñi-mada por 17 individuos, es á saber: los Sres. H. Schinz, Th. Duland, P. Magnus, Gillot, Hochreutiner, de Wildeman (1), Bornat, Robinson, Goethart, Bonnet, Zacharías, Atkinson, As- cherson, Britton, Wilczeck, R. Maire y Coville, á los cuales se unieron otros dos, pidiendo la revisión del artículo. No fué po- sible venir á un acuerdo. Suspendióse la sesión para que los de- mandantes, reunidos, ideasen una fórmula conciliatoria, la cual, sin embargo, fué rechazada por 125 votos contra 56, y con aplau- so de la Asamblea. Comparando esta votación con la de la tar- de anterior, se ve que la causa de la minoría perdió mucho terreno. No está fuera de propósito indicar que la petición á favor de la lengua española debió de contribuir al triunfo exclusivo del (1) Este es hoy el Secretario general del Congreso internacional de Bruselas. 206 BOLETÍN DE LA EEAL SOCIEDAD ESPAÑOLA latín, por cuanto fácilmente veían los congresistas que no se podían desatender ni impedir semejantes peticiones para otras lenguas. El sentido de la regla es que las narraciones, descripciones- largas ú observaciones de cualquier género podrán hacerse en lengua vulgar, mas harán fe solamente en la ciencia las «diagno- sis latinas». En estas condiciones pensé enviar para el futuro Congreso un estudio de algún interés, pero desistí de hacerlo al recibir el año pasado las circulares respectivas al III Congreso internacional de Botánica que ha de celebrarse en Bruselas del 14 al 22 de Mayo del presente año, y del cual es Secretario general de Wil- deman, uno de los que combatieron la regla 36, aprobada en el Congreso anterior celebrado en Viena en Junio de 1905, al ver que entre dichas circulares hay una, la 5/ precisamente, re- lativa á la nomenclatura criptogámica y á la nomenclatura pa- leobotánica, en la que, no respetando el acuerdo tomado en el Congreso anterior, se insiste en que los trabajos han de ser breve- mente motivados en las cinco lenguas consabidas, latín, francés, alemán, inglés é italiano, limitándome á contestar á la segunda invitación de Mr. de Wildeman manifestándole mi extrañeza porque no figurase el español al lado del francés, alemán, inglés é italiano, como había sido acordado, recordándole que nuestra lengua es más universal que las arriba expresadas, pues se habla en América meridional, central y parte de la septentrional, y además en las islas Filipinas, Antillas y Canarias y que tene- mos hombres de valer europeo como Cajal, Echegaray, Menéndez Pelayo y otros que no cito, que son estrellas ;de primera magni- tud ante las eminencias científicas extranjeras? Si conocidos estos antecedentes por los delegados que han de representar á España en el Congreso internacional de Bruselas^ creen un deber romper lanzas en defensa de nuestra lengua en el sentido manifestado, habré cumplido con el fin que me proponía». Después de oir la comunicación del Sr. Gredilla, la Sociedad, enterándose de que los catedráticos D. Blas Lázaro y D. José Ma- drid Moreno, representarán oficialmente á España en el Congre- so científico de referencia, acordó que estos dos dignísimos con- socios ostenten también la nuestra en los actos que con el dicha motivo se celebren en la capital de Bélgica; y les participe que la DE HISTORIA NATURAL. 207 Sociedad vería con agrado que al organizarse el Congreso Botá- nico á que van á asistir, recabaran para la lengua española el derecho que ya adquirió en el Congreso de botánica de 1905, de concurrencia con los idiomas italiano, alemán, inglés y francés. Que los Sres. Lázaro y Madrid Moreno, que llevarán á Bruse- las la representación del Gobierno español, lleven también la de la Sociedad. — El Presidente expresa el agradecimiento del Príncipe de Mo- naco por la representación que envió á la inauguración del Mu- seo de Oceanografía y participa que al terminar las fiestas que se celebraron en Monaco con motivo de la inauguración del Museo de Oceanografía, S. A. I. el Príncipe Alberto, le expuso su más vivo agradecimiento hacia la Sociedad española de Historia na- tural y e) Museo de Ciencias naturales de Madrid, por haberle enviado como representantes y embajadores á personas que gozan en el mundo científico de la más firme y justa reputación. Añadió el Sr. González Hidalgo, que transmitía las expresiones de S. A. solamente como un deber que se veía obligado á cum- plir, pero declinando los elogios que envuelven en la parte que á él correspondería. Por último, dio cuenta de la inauguración del Museo oceanó- grafico, de la magnificencia de éste y del interés que despierta en todo el mundo científico esta maravillosa instalación. — El Sr. Fernández .Navarro hizo la siguiente comunicación: «El distinguido químico de Málaga, D. Enrique Laza, ha efec- tuado el análisis de unas arenas magnéticas de Ja playa délos Cá- rabos (Melilla), que hace algún tiempo le proporcioné. Dicho aná- lisis, publicado en el Boletín de la Sociedad de Ciencias Físicas y Naturales de Málaga, ha dado los resultados siguientes: Hierro 57,80 por 100 Sílice 4,92 — Fósforo 0,09 — Al comunicarlo á la Sociedad me permito hacer observar, que aunque la existencia de estas arenas de magnetita es un hecho conocido de muchas regiones basálticas (Canarias entre otras), es casi seguro que en ninguna parte sean tan ricas en hierro y tan escasas en elementos perjudiciales. Las arenas de Melilla constituyen un excelente mineral de hie- rro, están en gran cantidad y su extracción y purificación serían 208 boletín de LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA fáciles y económicas. El único inconveniente que presentan es su estado pulverulento, que exigiría agregarlas en forma de brique- tas antes de someterlas á las operaciones metalúrgicas. Pero como esta operación no es cara ni difícil, seguramente estaría compen- sada por la excelencia del mineral. Gomo la sílice no procede de la mena, propiamente dicha, sino de las arenas cuarzosas que la acompañan, un lavado previo la liaría desaparecer casi por com- pleto, á la vez que eleva,ría á más de un 60 el tanto por 100 de metal, haciendo del mineral melilleuse uno de los más ricos y puros. El mayor inconveniente que hoy presenta su explotación es el de disponer de agua dulce abundante para la preparación mecá- nica. Pero como esto quizá no sea un obstáculo insuperable, so- bre todo si los pozos artesianos dan buen resultado, merece la pena de que los industriales mineros tomen buena nota del dato.» — El mismo señor ofreció á la Sociedad, en nombre de su autor, un libro titulado Effeitos do terremoto de il55 ñas construccOes de Lisboa, por Francisco Luiz Pereira de Souza, Gapitao de Enge- nheria. Lisboa, 1909. En este interesante y erudito trabajo, el autor estudia los efec- tos del histórico terremoto en los diversos materiales geológicos que constituyen el suelo de Lisboa, llegando á la conclusión de que las construcciones menos afectadas fueron las que se asientan sobre las margas con rudistas, sobre basaltos ó sobre areniscas y molasas terciarias; presentaron una resistencia media las apoya- das en las arcillas de esta última edad; siendo las más castigadas las que se encontraban sobre arenas y aluviones. El estudio va precedido de una detallada enumeración de los terremotos senti- dos en Portugal, la mayoría de,los cuales afectaron también á España. Ilustran el trabajo, un gráfico de los principales terre- motos sentidos en la Península é islas adyacentes, y un plano de Lisboa después del terremoto. La Junta se enteró con gusto de la publicación de este libro, y acordó dar las gracias al autor. — Comunicó, por último, el Sr. Fernández Navarro, que según noticias que recibía por diferentes conductos, el volcán Ghinyero lio deja de dar señales de actividad. Los temblores de tierra se suceden en toda la zona comprendida entre Guía é Icod, á veces con bastante intensidad. Se habla de aparecer luminoso el volcán algunas noches, de columnas de humo que se desprenden de los DE HISTORIA NATURAL. 209 cráteres y aún de nuevas fumarolas, formadas fuera del cono y de la corriente lávica, en las proximidades de la montaña de los Poleos. Todos estos indicios hacen muy probable una nueva erupción en el mismo cráter, ó en otros próximos que pudieran formarse, lo cual confirmaría la opinión del autor, de que el paroxismo de 18 de Noviembre pasado, pudo no ser más que el primer momen- to de una erupción compleja. Secciones. — La de Granada celebró sesión el 9 de Abril, bajo la presidencia de D. Bernabé Dorronsoro. — Fué admitido como nuevo socio, D. Juan Manuel Moreno Agre); y propuesto D. Antonio Puchol, Licenciado en Medicina, de Martos, por el Sr. Navarrete. —El Sr. Diez Tortosa (D. J. L.) dijo que en un reciente viaje á Málaga había tenido ocasión de conocer dos Sociedades, con las que pudiéramos establecer comunicación para favorecernos mutua- mente en nuestros trabajos. Una es la Sociedad malagueña de Ciencias Físicas y Naturales, que cuenta con 75 socios numera- rios y 6 honorarios y posee un modesto Museo de Historia Natural y numerosos aparatos de Física. Celebra frecuentes conferencias. La otra es la denominada Pro Patria, con más de 100 socios, cuyo fin es la de verificar excursiones. En el local de su domici- lio conservan gran numero de fotografías de los sitios visitados. A este propósito manifestó el Sr. Diez, que había sido invitado, así como los restantes consocios, á la excursión que para el pró- ximo mes de Junio organizan al Torcalde Antequera, sitio visita- do repetidas veces por dicha entidad. Los Sres. Presidente, Espejo, Simancas y algún otro, hicieron algunas indicaciones para la mayor frecuencia y éxito de nues- tras excursiones. — El Sr. Diez Tortosa presentó varios nuevos casos de fascia- ción por él recogidos, explicando de paso el origen é importancia de esta forma teratológica que por selección puede hacerse carác- ter hereditario. * —La de Santander se reunió el 30 de Abril, bajo la presiden- cia del Sr. Rioja. —El Secretario dio cuenta de una comunicación del Presidente de la Junta de conservación y defensa de la Cueva de Altamira; 210 BOLETÍN DE LA EEAL SOCIEDAD ESPAÑOLA en la que se dan las gracias á la Real Sociedad española de His- toria NATURAL por el donativo de 100 pesetas con que ha tenido á bien contribuir á la subscripción de que el Sr. Alcalde del Río dio conocimiento en la sesión del 28 de Febrero, destinada á las obras necesarias en dicha cueva para la protección de los interesantes vestigios que encierra. La sección acuerda transmitirla á la Junta de Madrid. —El Padre Garballo presentó un trozo de madera fosilizada por óxidos de hierro, que acababa de recibir del encargado de las mi- nas de Heras (en Peña Cabarga), juntamente con una indicación de que vaya á ver el tronco de que formaba parte el ejemplar pre- sentado. Así, dijo, lo haría y daría de ello nota á la Sociedad; pues, según el referido encargado le manifestaba en la carta, se trataba de un ejemplar interesante que medía unos dos metros de diámetro. —El Sr. Rioja dio cuenta del fallecimiento, ocurrido el 9 de Abril, en Ñapóles, del socio correspondiente extranjero, el Doc- tor Salvatore Lo Blanco, de la Estación de Zoología marina de Ñapóles, á la que tanta importancia habían dado sus originales é interesantes procedimientos de conservación de animales ma- rinos. Indicó, asimismo, que según las noticias que tenía, eran nu- merosos los artículos necrológicos publicados á su muerte, enco- miando los trabajos llevados á cabo por el egregio biólogo, perso- na de excepcionales condiciones de talento, energía y actividad; y al efecto leyó uno de ellos del Doctor Arnaldo Lang, recibido últi- mamente. En la imposibilidad de recapitularen el momento los inmensos servicios prestados á la ciencia durante más de treinta años de asidua labor en la Estación zoológica de Ñapóles, así como las distinciones y méritos á que por ellos se había hecho acreedor el incansable naturalista, el Sr. Rioja creyó del caso recordar, sola- mente algunos de ellos, y así indicó, al efecto, los siguientes: Que en la Estación, era: el Jefe del Acuario, el encargado de dirigir la abundantísima recolección diaria, necesaria, no ya sólo para el sostenimiento de aquél y la conservación, según sus pro- cedimientos, del material utilizado en los números envíos del Centro, sino para el diverso estudio de cada día de los 30 natura- listas que, por término medio, allí trabajan; el conservadorma- yor, que en unión de los ayudantes, por él enseñados, llevaba á DE HISTORIA NATURAL. 2U cabo la conservación del material zoológico en la forma citada, el profesor encargado de dar la enseñanza de Zoología á los marinos que para ello mandan de un modo oficial distintas naciones, como sucede con Rusia y otras, y como ha tenido lugar con España, y por fin el que inició en los estudios biológico-marinos al célebre Krupp, del que consiguió para la Estación de Ñapóles la donación de 500.000 francos y el sostenimiento de dos campañas de explora- ción submarina, de cuya dirección se encargó, así como de la pu- blicación de los resultados obtenidos. Que entre otras notas y trabajos, una gran parte de ellos publi- cados en los Müteilungen aus der Zoologischen Station zu Neapel, era autor de los que á continuación se mencionan: «Sviluppo lar- vale, metamorfosi e biología del Mullus barbalus», «Uova e larve del Brachypterus taenia» de 1908, como la anterior; «Grande pesca di Trachurus in Napoli in 1908»; «Laziane delle cenere cadute du- rante i'erupzione del Vesubio neU' Aprile 1906, sulle specie mari- ne»; «Notizie biologiche riguardanli spezialmenle il periodo di maturitá sesuale degli animali del Golfo di Napoli», varias edi- ciones; «Pelagische Tiefseefischeiei der Maja in der umbegung von Gapri 1904»; «Le pesche abissali esseqnite de F. A. Krupp col Yacht Puritan in 1903»; independientemente de los «Metodi usati nella Stazione Zoológica di Napoli per la conservazione de- gli animali marini»; trabajo traducido á los principales idiomas, entre ellos al español en 1891, por el Sr. Cazurro. Finalmente, que entre otras muchas y altas distinciones tenía las de ser: Socio de la «Reale Accademia del Lincei», en Roma; Gavaliere della Corona d' llalla, Comendador de Isabel la Cató- lica. La sección acordó constase en acta el sentimiento de la Socie- dad por tan sensible pérdida. 212 BOLETÍN DE LA KEAL SOCIEDAD ESPAÑOLA Notas y comunicaciones Catálogo de las mariposas diurnas recogidas en Uclés (Cuenca) y sus alrededores POR EL P. AGUSTÍN MELGÓ N AuDque no se caracteriza esta región por su riqueza entomoló- gica, bien merece ser conocida por encerrar especies raras ó va- riedades poco ó nada conocidas, cuyo estudio ha de contribuir al general de nuestra patria. Si Oberthür se quejaba no ha mucho de los puntos obscuros que aún ofrece la fauna alemana y france- sa, en donde, desde mucho ha, se vienen consagrando obras es- peciales á los lepidópteros, no hay para qué decir cuántas.diñcul- tades ofrecerá la nuestra, apenas estudiada, ni cuántos hallazgos reserva para los que á su estudio se dediquen. Estas dificultades se presentan invencibles y más numerosas en los heteroceros, cuya clasificación es aún imprecisa, tan gran- de el número de especies y tantas las desconocidas. Gomo obra de cinco años, y revisados de nuevo todos los ejem- plares antes de anotarlos, espero que sea bastante completo este estudio; pues rarísima será la especie de mariposas diurnas que no tenga su representante en mi modesta colección. No así las nocturnas, de las que cada día aparecen especies aún no recogi- das, por lo que prescindo de ellas por ahora. Fam. Papilionidae. Papilio Podalirius L. No he visto el tipo, mas sí una variedad que aparece en dos generaciones, ambas con las alas grandes, blancas, bordeadas de amarillo y atravesadas por franjas negras, anchas é intensas. El trazo rojizo del ángulo anal de las posteriores es lineal, ligera- mente arqueado y obscuro, y las semilunas azules muy agran- dadas. v. Miegii Mieg. Gomo tal he clasificado los ejemplares todos de la primera generación. Tienen como distintivo propio: DE HISTORIA NATURAL. 2ia Alas anteriores con franjas marginal y submarginal prolonga- das hasta el borde abdominal y separadas por una línea estrecha del color del fondo. Posteriores, con franjas del borde interno, an- chas, recubiertas de pelo largo y sedoso, apoyadas ambas en el ocelo anal. Aparece en la segunda quincena de Mayo y es fácil encontrarla sobre los guindos en flor. g. a. Latteri Aust. Es la segunda generación. Se distingue de la anterior por los siguientes caracteres: Alas anteriores: tienen las dos franjas externas soldadas hacia la mitad. Alas posteriores, con la franja del borde abdominal di- vidida en toda su longitud y sin llegar á tocar el ocelo del ángu- lo anal, como tampoco su inmediata. Rabillos muy largos. Hasta no ha mucho la tenía como V. Feisthamelii. ab. superli7ieata (f. n.) De la primera generación, con carac- teres idénticos al Miegii, del que se distingue por una franjita más que atraviesa la célula central de las alas anteriores en la misma forma que la tiene el P. podalirinus, del que es correspon- diente lo mismo que del undecimlinea. Sólo he visto un macho. La especie es poco abundante y la mayoría de los ejemplares se recogen incompletos. P. Machaon L. Se presenta en dos generaciones. Varía mucho en magnitud^ pues mientras algunos pasan de 85 mm._, otros apenas alcanzan á los 70 mm. Rabillos, en todos, más largos que en los proceden- tes del centro de Europa, de los que se diferencian también en algunos otros caracteres secundarios. Convendría revisar las dos especies anteriores y fijar de modo definitivo las formas existentes en nuestra Península. La primera generación desde mediados de Abril; -la segunda en Agosto. Las orugas se crían sobre el hinojo. Thais Rumina v, castüiana Rühl. Forma intermedia entre la medesicaste y la africana. Aparece á mediados de Mayo y dura poco tiempo. Habita los lugares se- cos y bastante abiertos. Poco frecuente y una de las especies más hermosas de España. 214 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA Fam. Pieridae. Pieris Brassicae L. Tiene dos generaciones: una en primavera y la otra en verano y otoño que apenas se distinguen entre sí. Abundantísima en las huertas. En sus orugas se observa con frecuencia el curioso fenómeno de recubrirse su cuerpo de un montón de capullitos amarillos al tiempo de transformarse en crisálida; ó también encontrar éstas llenas de pequeñas larvas. Unas y otras pertenecen al Microgaster glomeraius que se desarrolla dentro de su cuerpo. P. Rapae L. Abundanlísima como la anterior. Se presenta en dos genera- ciones. La primera, metra Steph. desde fines de Febrero. Es un poco obscura en la. base de las alas y en toda la cara inferior. La segunda, tipo de la especie, es más clara y tiene las alas posteriores, por debajo, de un hermoso color amarillento blan- quecino muy suave, apenas sin escamita alguna negra. ab. immaculata. Ckll. Se da tanto en una generación como en otra, bien pura, bien como forma intermediaria. ab. minina (f. n. ? ) Aunque muy raros se encuentran ejem- plares muy pequeños (anos 38 mm. las hembras y 30 el ma- cho), ofreciendo las primeras la base de las alas muy pardusca y las dos manchas de las anteriores muy reducidas. El macho sólo se distingue por el tamaño. P. Napi L. Aparecen algunos individuos de esta especie, que es bastante rara, desde fines de Marzo y entre ellos algunos machos de la ab. impunetata Rober., advirliéndose en todos los demás la ten- dencia al albinismo. Tienen las nerviaciones cubiertas de esca- mas obscuras, pero sin el color verdoso, propio del tipo. Sin em- bargo, no creo que constituyan nueva variedad. En verano se da una segunda generación, de tamaño un poco mayor y con las nerviaciones sólo negruzcas en su primera mitad poco más ó menos. Por los caracteres del único ejemplar que ten- go á la vista, debe ser la v. merídionalis Ruhl., que se da como propia de Toscana. DE HISTORIA NATLRAL. 215 Leucochloé daplidice L. . Muy abundante en todo el año. Solo llevan los caracteres del tipo los ejemplares de Mayo y Junio, es decir, los últimos de la primera generación y los primeros de la segunda, que suelen andar confundidos. V. hellidice O. Comienza en Febrero. V. Raphani Esp. Los ejemplares más hermosos son los que se recogen en Agosto; pero esta variedad es menos abundante que la anterior. Euchloé bella Cr. Es la primera generación que principia en la segunda quincena de Marzo. Tiene el color del fondo en la parte inferior de las alas posteriores, de verde obscuro muy salpicado de escamitas amari- llas, cosa de que carece el tipo. Las de la región meridional de Es- paña tienen este carácter más extremado, y mejor que indicar el territorio de donde proceden, convendría designarlas con nombre de V. meridionalis, como se ha hecho en casos semejantes con otras especies. Bastante frecuente. V. Ausonia Hbn, Es la segunda generación del E. belia; no es tan común. Carece de las manchas nacaradas y tiene la costal toda blanca. Vuela á principios del verano y dura poco tiempo. Anthocaris Cardamines L. Especie muy rara y que no ofrece especialidad que la diferen- cie de las de otras regiones. Se ven en la segunda quincena de Abril y parte de Mayo. Ant. Euplienoides Stgr. Bonita mariposa, cuyos machos ostentan en sus alas los colo- res nacionales rojo y amarillo. Es bastante frecuente desde la segunda quincena de Abril y tiene los caracteres todos del tipo. Las variaciones que sufre la mancha rojiza del extremo de las alas anteriores en las hembras, creo deben ser consideradas úni- camente como individuales y nunca como aberraciones ó varie- dades. ab. minor. Pertenecen á ella ciertos ejemplares poco comu- nes, notables por su pequenez. Preparados üenen de extremo á extremo de las anteriores, 29 mm. próximamente; es decir, unos diez menos que los ordinarios. 216 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA Zegris Euplieme v. meridionalis Ld. Especie muy rara aquí, que vive á últimos de Mayo y parte de Junio. Leptidia Sinapis L. Vuela desde mediados de Abril hasta cerca de fines de Mayo, siendo poco común. Es probable que exista una segunda gene- ración en el verano, con los caracteres de la v. diniensis, propia de todo el Sur de Europa; mas hasta ahora no he tenido ocasión de ver ejemplar alguno. Colias hyale L. Solamente algunos machos de coloración más intensa pudieran ser considerados como pertenecientes al tipo. Entre las hembras no he visto ninguna que lo sea, todas son variedad. Es mariposa poco frecuente, que aparece en dos generaciones, bastante dife- rentes entre sí por su tamaño y coloración. v. obsoleta Tutt. Es la primera, pequeña, del color del tipo ó un poco más claro. Los machos carecen de la banda marginal negra de las alas posteriores y tienen bastante reducidas las de las an- teriores. Las hembras tienen en la parte inferior de las posterio- res un color que es más azulado grisáceo claro que amarillento, con los mismos caracteres del macho en la parte superior. Deta- lles que convienen á la variedad dicha. v. alfacariensis Ribbe. Pueden admitirse como tales los indi- viduos de la segunda, pues convienen con la descripción que de ella hace Rober: «Macho amarillo, más claro que el tipo, con la parte inferior de las alas posteriores coloreado de amarillo grisáceo; hembras, por arriba de un blanco verdoso claro, semejante á la ab. hélice del croceus; pero con los dibujos negros reducidos. Por debajo tam- bién muy semejante á la ab. hélice.^) Los ejemplares de esta segunda generación son grandes y muy bellos, oscilando entre 45 y 50 mm. de abertura ya preparados, mientras que los de la primera no pasan de 40 mm. Los prime- ros comienzan á últimos de Febrero; los segundos, en Julio, y duran mucho tiempo. C. chrysotlieme Esp. Muy fácil de confundir con la especie siguiente de la que ape- nas se diferencia. DE HISTORIA NATUKAL. 217 El tipo medio es de tamaño menor, de unos 40 mm. próxima- mente, mientras que el de la especie croceus está limitado por los 45 y 50. Los machos tienen la banda negra del borde entrecortada en ambas alas por las líneas amarillas de las nerviaciones y el croceus generalmente sólo el ángulo extremo de las anteriores. Por la parte inferior también se notan algunas diferencias. El vello que recubre el cuerpo, la mayor parte de las patas y los palpos es en el chrysotheme más largo, menos junto y determina- do por una ligera tinta rosada de que carece la siguiente. Suelen verse ambas especies juntas y tienen una aberración semejante, que se distingue por el cambio de la coloración ama- rilla general de las hembras en otra blanquecina. ab. hurleyi Aign. Propia de las hembras y semejante á la ab. hélice del croceus. El no ser reconocida como de España la presente especie, su- pongo que sea por haberla confundido con el C. croceus v. minor. Debe tener dos generaciones al menos, pues los primeros ejem- plares fueron recogidos en Febrero y á fines de Noviembre los últimos. C. croceus Fourier [edusa F.) Abunda bastante en las huertas y sembrados. Los mejores ejemplares se recogen en Junio y tiene una variedad y una abe- rración. v. pyrenaica Gr.-Grsh. Esta debe ser sinónima con la v. mi- nor de algunos catálogos y colecciones. Es semejante al tipo, del que casi únicamente se distingue por su pequeña talla. ab. hélice Hbn. Correspondiente de la ab. liurleyi de la espe- cie anterior y de la ab. alba del myrmidone. Tiene la coloración general blanquecina; lo demás como el tipo. Gonepteryx Mamni L. Los individuos de esta especie son rarísimos y sus hembras muy fáciles de confundir con las de la Cleopatra. Aparece á pri- meros de Abril. G. Cleopatra. L. Especie muy frecuente que llama mucho la atención por sus limpios y hermosos colores. Comienza á verse á fines de Marzo y dura hasta Junio. T. X. -Mayo, 1910. 15 ¿18 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA Después de mes y medio de haber desaparecido todos los ejem- plares, recogí uno recién salido de la crisálida, idénlico A los an- teriores, que bien pudiera ser de una segunda generación, pero sin parecido alguno con la v. itálica propia de tal tiempo. Fam. Nymphalidae. Pyrameis Atalanta L. Mariposa frecuente casi todo el año, grande y de las más hermosas. Se encuentra con facilidad en las huertas y sobre las flores del saúco que bordea los arroyos y pantanos. Pyr. Cardui L. Más frecuente que su congénere anterior, pero difícil de obte- ner buena á no ser de oruga, á causa de posarse frecuentemente en tierra y perder con la luz sus brillantes colores. Vanessa lo L. Rarísima. Sólo he visto una en cinco años. V. Urticae L. Suele aparecer alguna á principios de Jumo. Y. Polychloros L. Bastante común, aunque difícil de coger, por revolotear casi siempre por las ramas de los olmos, y más difícil aún encontrarla con el borde de las alas completo. Se ve casi todo el año y es de suponer que algunas vivan todo el invierno. Polygonia C-album L. Bastante frecuente en huertas y arboledas. Existen dos genera- ciones que se diferencian mucho entre sí. Son los individuos de la primera, de perfil níuy recortado y un poco más obscuro por arriba, con la mancha negra central de la célula de las anleriores dividida en dos, ó con tendencia marcada á ello. Por debajo, de coloración muy obscura, aunque en diverso grado; pues desde el arranque de las alas hasta terminar la célula central, es siempre más intensa. Sobre la faja externa se destacan con bastante precisión una serie irregular de puntos verdoso-bron- DE HISTORIA NATURAL. 219 -ícados obscuros. La hembra tieno esa misma coloración, pero más uniforme. La G blanca colocada al final de la célula central posterior va- ría mucho; convirtiéndose unas veces en G y otras en I ó L, muy imperfectas. Es carácter muy impreciso y que apenas puede ser- vir de guía en el estudio de sus variedades. V. Ilutchinsoni Robson. Es la segunda generación que tenía como V. faunus, denominación que Stichel ha suprimido en la obra de Seitz. Es más clara, por debajo de fondo amarillento, sobre el que se destacan cerca del borde dos series de manchitas azulado-verdosas obscuras, una de puntos y otra de medias lunas imperfectas. A ñnes de Noviembre suele verse algún ejemplar que se ha adelantado y salido antes de tiempo. Lo ordinario es que aparez- can á fines de Febrero. Melithfpa Desfontainii v. hcetica Rbr. Es de las especies más bellas de la fauna paleártica, y aunque no muy abundante es fácil encontrarla á flues de Mayo ó princi- pios de Junio en los arroyales ó terrenos pedregosos. La hembra es un poquito mayor queel macho. lyi. PhcBie Kn. v. occitanica Stgr. Esta variedad se distingue de la especie por la coloración gene- ral, que es un poco más clara, los trazos negros más finos, y al- gunos espacios de las bandas rojizas bastante blanquecinos. Hay algunos ejemplares modificados en el sentido de la varie- dad celherea Ev., forma citada como existente en la desemboca- dura del Danubio, parte de Asia y del Norte de África. ab. Udensis (f. n.) Entre las muchas mariposas de esta especie figuran algunos ejemplares con la banda de semilunas negras, que cubren el borde de las alas anteriores, dividida por otra roji- za, al modo de la hembra tipo, perseverando los demás caracteres de la V. occitanica. Gieo sea forma desconocida, por lo que le he dado el nombre de esta localidad. M. didyma v. castiliana (f. n.) Tiene bastantes caracteres comunes con las variedades neera, propia de Rusia y del Norte de Asia; con la occidentalis y con la 220 boletín de la REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA meridionaliSf á cuyo lado debe colocarse. Se distingue de la varie- dad neera, que es con la que tiene de común la forma y la colo- ración y con la que es más fácil de confundir. 1." En él dibujo del final de la célula central de las alas anteriores, que en esta se parece á una O y en la neera es una medialuna bastante cóncava. 2.° Carece en la base de las alas del color negruzco que tienen, todas las variedades de didyma, excepción hecha de la occidenta- lis, y 3.° La franja negra dentada que bordea ambos pares de alas- es en ^sta más fina y estrecha; motivos que me han inclinado á presentarla como variedad nueva. Es mariposa muy rara y de ta- maño regular. En algunos ejemplares se inicia en las alas ante- riores una serie de puntos negros semejante á la que tiene la va- riedad occidentalis, inmediata á la submarginal. Argynnls Lathonia L. Bastante frecuente en Junio. A principios de la primavera sue- le verse alguno de talla muy reducida. Arg. NioLe v. eris Meig. No he visto el tipo, y de la variedad rarísimos individuos. La^ coloración, tanto por encima como por debajo de las alas, es en. estos un poco más clara que en los procedentes del Centro de Europa. Fam. Satyridae. Melanargia Lachesis Hbn. Especie abundantísima durante todo el mes de Julio en los sembrados inmediatos á las arboledas. Tiene aquí, como carácter general, bastante negruzca y prolongada la mancha que cubre el arranque de las alas, dejando libre el campo de la célula central. Existen dos formas, que se distinguen entre sí por la coloración general del fondo. La primera, de blanco muy puro en el macho, y un poquito apagado en la hembra. Sus dibujos negros tienden á esfumarse ó á desaparecer en la cara inferior, acercándose algu- nos á la ab. cataleuca Stgr., en que faltan del todo. ab. canigulensis Oberth. Es la segunda forma que vive mezcla- da con la primera. Ofrece por arriba una ligera coloración pajizo- amarillenta en ambos sexos; un poco más marcada por debajo en los machos, y fuerte de amarillo crema en las alas posteriores de DE HISTORIA NATURAL. •í'íl las hembras. Parece un grado intermedio entre la especie presen- te y la M. Galathea L. También he reconocido dos variantes dignas de tenerse en «cuenta como aberraciones. ab. superocellata (f. n.) La constituyen los individuos que pre- -senlaa un ocelito aislado entre las nerviaciones IIIj y III3 de las alas posteriores, formando línea con los demás ocelos déla banda -submarginal. Se da en ambos sexos. ab. procida (f. n.) Semejante á la que lleva el mismo nombre en la M. Galathea. Tienen tendencia á desaparecer ó se anulan por completo todas las manchitas blancas de la serie marginal de las alas anteriores. •Hay diversos grados, por lo que no es carácter tan preciso como el de la aberración anterior. Los individuos que la tienen bien marcada, son muy escasos. M. Inés Hoffsgg. Semejante al tipo del que únicamente se distingue en la parte inferior por tener ocelo bipupilado en el ángulo anal de las pos- Xeriores. ab. superocellata (f. n.) Ofrece los mismos caracteres del tipo del que únicamente se distingue, lo mismo que su correspon- diente de la M. Lachesis, por tener otro oceHto negro en el espacio que media entre las nerviaciones III¡, y III3 de las alas posterio- res, espacio que es en los demás completamente blanco. lá. Syllius Hbst. Muy rara, en Mayo, con la coloración de las nerviaciones muy intensa. La hembra semejante al macho. Satyrus Circe F. Es bastante frecuente desde primeros de Julio, y más que al tipo se parece á la variedad últimamente introducida por Seitz -con el nombre de asiática. Tiene, como ella, bastante estrechada ia banda blanca que atraviesa ambas alas, y carece de la ligera tinta rosácea obscura que se observa por debajo en parte de las alas posteriores. El ocelo de las anteriores es en ésta siempre ma- yor, y pupilado por ambos lados. También suelen tener otro pe- ■queñito en el extremo anal de las posteriores. La hembra es bas- tante mayor, con la banda un poco amarillenta. Lo demás, semejante al macho. •222 BOLETÍN DE LA KEAL SOCIEDAD ESPAÑOLA S. Briséis L. v. hispana [L n.) Ha sido la especie de mayor esludio hasta llegar á la casi plen;v convicción de que se trataba de una forma nueva. Aunque es poco abundante, he procurado reunir, para su determinación, el mayor número de ejemplares. Su tamaño varía entre 51 y 60 mi- límetros en los machos y 56 y 66 en las hembras, muy superior al del tipo y algo menor qu3 la variedad major. A la que se parece un poco es á la fergana propia del Asia. La de aquí es de color moreno amarillento grisáceo, uniforme en las alas posteriores de la hembra por su parte inferior, carácter que la hace inconfundi- ble con ninguna otra. Tiene la banda que airaviesa ambas alas, precisa y ancha como la variedad major y los ocelos de las ante- riores grandes, bien en el centro de la banda, y casi siempre todos pupilados. Los machos, que son los que menos se distin- guen de otras variedades, son semejantes á los del fergana. Co- mienza á principios de Julio, como la especie anterior, y suele encontrársela en los olivares y barbechos de terrenos altos. S. Prieuri Pier. Especie muy rara, de la que sólo he recogido un macho con los caracteres del tipo y una hembra de la ab. Uhagoni Oberth., los dos á últimos de Junio. S. Semele v. algirica Oberth. ó f. n. Tiene coloración rojiza intermediaria entre el tipo y la varie- dad algirica, con la banda transversal ancha y bien precisa en las^ hembras; obscura y esfumada en los machos. Estos se acercan más al tipo, excepción hecha del tamaño, que es mayor. S. Statilinus ó S. Fatua Frr. v.? Especie poco frecuente, con caracteres intermediarios entre el Statilinus y el Fatua, al que pertenece, en mi opinión. Tiene la hembra coloración nebulosa uniforme por debajo de las alas pos- teriores y una serie de manchitas blancas ó amarillentas por encima de las mismas. El macho con la coloración más uniforma que el Statilinus, aunque poco. Ambos carecen de línea submar- ginal en lo que se apartan de las dos especies; indicando ser una variedad que espero determinar cuando disponga de ejemplares- tipos con quienes confrontarlos. Vive en Agosto, Septiembre, y en algunos años hasta cerca de Noviembre. DE HISTORIA NATURA.L. ¿23 S. Fidia V. albovenosa Aust. Algo rara. Tiene los ocelos más ó menos pupilados de blanco, las nerviaciones de las alas posteriores en su parte inferior, lo mismo que el tercer espacio, muy claras, por cuya razón supongo se le ha dado el nombre que lleva. Tampoco tiene por encima la coloración casi uniforme de la especie tipo, sino que se indican más ó menos los rasgos principales de la parte inferior, auuque este detalle no se da siempre. En algunos individuos se observan tres pequeños puntos blancos sobre las alas posteriores, en otros están débilmente indicados, y la mayoría carece de ellos. Tam- bién se ve un punto negro cerca del extremo anal de las alas pos- teriores, casi siempre pupilado; punto que no sé posea la varie- dad albovenosa. Yive cuando la anterior. Pararge -nigeria L. Se ve durante la mayo" parte del año en las arboledas y terre- nos bajos. Existen, por lo menos, dos generaciones poco diferentes entre sí. Los machos son mucho más obscuros que las hembras. Unos y otros tienen por debajo color amarillento y vinoso bastante va- riable en intensidad y distribución; pero siempre un poco más fuerte en los de primavera. P. Megera L. Tan abundante como la anterior, en los mismos lugares y con dos generaciones. La del verano tiene talla un poco mayor, y coloración más cla- ra, con tendencia á las variedades lyssa y tigelius. P. Maera L. Especie rara que á difereucia de las dos anteriores, busca los sitios secos. Del tipo he recogido dos ejemplares machos eu cua- tro años. V. adrastra Hbn. No puede admitirse como aberración exclu- siva de la hembra. Varios machos recolectados tienen las alas anteriores rojizas como las hembras, aunque en grado inferior. Vuela desde Mayo en adelante. Epinephele jurtina L. v. fortúnala Alph. Se reconoce fácilmente por el gran desarrollo que alcanzan las 224 boletín de LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA hembras. De esta variedad son los ejemplares más abundantes. Aparecen á primeros de Junio y duran mucho tiempo, lo mismo que sus dos congéneres Tithonus y Lycaon. No se da la forma tipo de la especie ó debe ser muy rara. Algunas hembras de talla pe- queña conservan por arriba la coloración de las mayores, y por debajo cambian el fondo amarillento en otro grisáceo, vinoso cla- ro ó de tintas intermedias. Deben ser variedad distinta que no he podido determinar con certeza por carecer de la v. hispulla, que se cita como común al S. de Europa. E. Lycaon Rott. v. intermedia Stgr. Poco frecuente. Comienza á salir á principios de Junio y se ad- vierten en ellas algunos caracteres de la variedad mauritanica, como son, la mancha negra que tienen en las alas anteriores de- bajo de la celdilla central y el borde muy dentado en las poste- riores. La coloración general es bastante clara como en el tipo, por lo que casi todos los individuos recolectados entran de lleno en la v. intermedia, propia del SO. de Europa. E. Tithonus L. Especie en la que se distinguen tres clases de individuos. Tie- nen los primeros un ocelo negro, redondo, pupilado de blanco en el ángulo anal de las posteriores; carecen de él los segundos, y se reconocen los terceros por la notable reducción del ocelo bipu- pilado de las alas anteriores. Este último carácter es exclusivo de algunos machos. De las dos primeras clases hay machos y hembras, con la no- table particularidad de vivir al mismo tiempo y de no haberse ob- servado entre las parejas pareadas ninguna que no lo estuviese con su semejante. Estos datos me han sugerido la idea de que puedan ser especies diferentes confundidas hasta aquí en una sola por lo mucho que se parecen. Las dos obras mejores de que dispongo, Spuler y Seitz, sirven de muy poco en el presente caso. La pri- mera se concreta á dar los caracteres que distinguen esta especie de la E. narica y E. ida. Seitz indica las observaciones de la co- loración, amarillo-clara de la ab. Mincki; blanco-amarillenta ab. subalbida; blanca ab. albida; y obscurecida en' la base, ab. obscu- ra. También menciona, pero sin darles nombre, los ejemplares machos que tienen casi borrado el ocelo de las anteriores ó unos cuantos en las posteriores ab. excessa Tutt. Esto en el texto. En DE HISTORIA NATURAL. 22> las láminas da Spiíler una hembra con el punto en el ángulo anal, y carecen de él los de Seitz, tanto, que ni aun en la parte infe- rior lo tienen. Conviene que queden registrados estos dalos como base de nuevas observaciones que conduzcan á una solución cierta. Es mariposa bastante abundante en las alamedas durante todo el verano y principios de otoño. E. Ida Esp. Algo menos común que la anterior. La banda negra que bor- dea las cuatro alas es un poquito más estrecha que el tipo, y no tanto como en la v. lapidipeta. Los machos son, generalmente, de talla pequeña, otro carácter que los acerca ala variedad indicada. Se ve desde primeros de Julio, y prefiere sitios secos. E. Pasipliaé Esp. Bastante frecuente. Los primeros ejemplares fueron recogidos en la segunda quincena de Mayo. Coenonymplia Dorus Esp. Se da el tipo, aunque poco abundante. Más común es la v. andalusica, caracterizada por la mayor ó menor reducción de los ocelos en las alas posteriores. También se han recogido dos, ejemplares diferentes de la ma- yoría; el uno macho, con parte del fondo de las alas anteriores de color ocráceo, como la ab. Austanti Oberth.; y el otro hembra, con un ocelito más en las alas anteriores adherido al ordinario del tipo y semejante al de la ab. hipupülata del C. Pamphilus. De re- petirse podría constituir una nueva aberración. C. Pampliilus L. Aparece en dos generaciones: la primera á mediados de Abri!; la segunda en el verano. De la primera son los ejemplares pertenecientes al tipo, con la cara inferior de las alas posteriores de coloración obscura, grisá- cea y abundante vello. ab. lyllus. Es la segunda generación; de tamaño mayor; color de la cara inferior amarillo-rojizo claro en las hembras, y un poco menos marcado en los machos. ab. hipupülata Gosm. Pueden incluirse en ella algunos indivi- •226 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA dúos que tienen un ocelilo negro con indicios de pupila en el ex- tremo de las anteriores adherido al propio de la especie. ab. hiocellata (f. n.) Más notable que el anterior, más frecuente y en individuos de ambas generaciones. Tiene, además de los ca- racteres del tipo ó de la ab. lyllus, si es de la segunda generación, un ocelito en las alas anteriores cerca del borde posterior, con la pupila y el cerco más ó menos visibles. ab. marginata Stgr. Pertenecen á ella la mayoría de los ejem- plares de gran desarrollo, y aun en los demás está un poco indi- cada la línea negruzca que bordea las cuatro alas distintivo de la aberración marginata. En algunos individuos de la primera generación y en la mayo- ría de los de la segunda aparecen en la parte inferior de las alas posteriores y algo de las anteriores, una raya y una serie de pun- titos de brillo metálico cerca del borde, semejantes á los del G. do- rus, pero mucho menos marcados. Especie bastante frecuente en los sembrados de cereales. Fam. Lycaenidae. Thecla Spini SchiíT. ab. spinoides Schultz. Rara y más rara aún la que puede recogerse completa. Tiene la línea blanca de la cara inferior entrecortada en las alas ante- riores y en ambas muy estrecha. No sé que se dé el tipo de la especie. Calloplirys Rubí L. Tan poco frecuente como la anterior. Entre los diez ejemplares recogidos, ninguno pertenece á la forma típica: uno tiene las manchas blancas de la cara inferior unas á continuación de otras, constituyendo líneas; y los otros ni aun rastros indican. Es la primera de la ab. punctata Tutt, y los segundos de la ab. iynma- culata Fuchs. Dándose estas dos formas extremas no es difícil que exista el tipo intermediario entre las dos. Clirysophanus pMseas L. Especie muy común y fácil de ver en cualquier época del año, ya en la forma típica, bien en algunas de sus variedades. Se co- mienza á ver el tipo á principios de Febrero, en unión de la v. ccc- ruleopunctata Stgr., que se distingue por una serie de puntitos DE HISTORIA NATURAL. 227 azules que tiene en el límite interior de la banda rojiza de las alas posteriores. Una y otra forma tienen muy obscura la colora- ción eu su parte inferior, desapareciendo además casi complela- mente la banda rojiza marginal y los numerosos punlitos de quo se hallan sembradas las alas posteriores. V. eleiis F. Es la segunda generación que vuela desde Julio en adelante, de tamaño mayor con la coloración del fondo muy obs- cura y con los puntos de las anteriores tan grandes, que se suel- dan unos con otros y casi recubren toda el ala. V. eleus-ccsruleopunctala. Es la segunda generación del cceru- leopunctata con los caracteres del eleus, al que acompaña en el verano desde primeros de Julio. Lampides Lseticus L. Bonitas mariposas que suelen andar por las huertas y los ri- bazos de los sembrados. Llama la atención la variedad de tamaño con que se presenta la especie, desde 25 mm. hasta 36. Todas las de aquí son bastante obscuras por arriba. Lyccena Argus v, bella? H.-Sch. He recogido un solo ejemplar algo estropeado, por lo que no he podido determinarlo con certeza, aunque me inclino á creerlo de la variedad indicada. L. Baton Berg. v. panoptes Hbn. Pequeña licena que llama la atención tanto por su diminuta talla como por las formas redondeadas y los numerosos ocelos que ostenta. Es menor que el tipo y aún que la variedad existente en nuestro Museo de Madrid, en la que he tenido ocasión de compararla. Las demás diferencias son insignificantes. L. Icarus Rott. Tipo bastante común en unión de las aberraciones, icarinus^ cosrulea y hriinnea. Los machos tienen coloración un poquito más clara que las procedentes de Francia, y en las hembras se nota un punto más obscuro al fin de la célula central de las alas anteriores, y el rojo de la banda submarginal más intenso, y aun la misma banda más ancha. "Q'iS BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA ab. icarinus Scriba. Tau común como el tipo, del que única- mente se distingue por carecer de los dos ocelos en la base de las alas anteriores y de la tinta azulado verdosa en el arranque de las cuatro. ab. coerulea Fuchs. Propia de las hembras. Se da con poca fre- cuencia. ab. brunnea Fuchs. Con la banda rojiza de junto al borde más o menos completa, los ocelos de las anteriores como la icarinus, el arco exterior de ocelos en las posteriores muy irregular y con la coloración toda en la parte inferior moreno-rojizo-obscura. Se presentan así muchas hembras que de no admitirse en esta va- riedad constituirían otra nueva bastante notable. L. Hylas Esp. v. ucletisis (f. n.) Tamaño entre 32 y 35 mm., un poco menor que la v, nivescens, con la que pudiera confundirse, y en la que la tenía clasificada hasta hace poco. Gara superior. Coloración general blanquecino-azulada, mate -ó lustrosa, según la posición de los ejemplares; margen extremo negruzco, ligeramente esfumado en los bordes, más estrecho en las posteriores, en donde está casi totalmente sustituido por una serie de ocelos; fleco ancho, blanquecino y uniforme; arranque de las alas más azulado. Hembra de coloración moreno-obscura, con la franja submarginal rojizo-ferruginosa que desaparece hacia la nerviación II5. Fleco como el macho. Gara inferior. Arranque de las alas más ó menos espolvorea- do de negro, así como algunas de las manchas rojizo-amari- llentas de las anteriores. Serie completa de ocelos en la banda submarginal, más ó menos cercados de blanquecino. En la base de las posteriores los cuatro puntos en línea sensiblemente recta, característicos de la mayoría de las licenas. Los siete ocelos del boletín de la REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA profundos y ocultos recintos de las cavernas conocidas y no co- nocidas, me parece natural y bien merecido, el recrearme un par de horas en alg'ún rico Museo como el particular del señor Marqués de Comillas; donde sin esfuerzos ni molestias, y sobre todo en plena luz solar, puede el estudioso investig-ar deteni- damente los objetos y aprovechar en beneficio propio los es- fuerzos de los demás, con economía de tiempo y dinero. Hace unos veinte años que Romualdo Moro, anticuario y en- cargado del citado Museo, puso unos barrenos en la cueva lla- mada de Las Cascaras con objeto de descubrir unas supuestas bolsadas de Calamina. Mas con admiración suya, vio que un g-ran cong-lomefado de los desprendidos contenía un esqueleto humano, ya petrificado y diseminadas las piezas (lám. iii). Con mucho esmero lo trasladó al Museo, donde se le ve actual- mente en una urna de cristal. No obstante la pericia del fotó- g-rafo (1), no fué posible conseg-uir detalles claros de las diver- sas piezas, por formar todo ello una concreción caliza de es- tructura uniforme: hubiera sido preciso recubrir de materia colorante la osamenta para obtener resalte, mas esto ofrecía inconvenientes que desde luego se comprenden. La caverna de Las Cascaras está cerca de Comillas, en tér- mino de Ruiloba, sobre el estrecho Valle de Pelurgo; y no cons- ta en la lista de cavernas publicada por la Comisión del Mapa geológico. No es de grandes dimensiones, pues apenas tendrá cien metros de largo; ábrese como á ochenta metros sobre el Valle, en un tramo calizo cretácico, y es efecto de la descom- posición sufrida por el carbonato-cálcico al contacto de las aguas atmosféricas. Pocas concreciones caprichosas se ven en ella, y su pavimento es estalagmítico y no arcilloso; por ser bastante seca, se hace transitable hasta la última sala, cuyo techo gotea mucho. Mi propósito al explorarla era, principalmente, ver el hueco de donde había salido el bloque con el antropoüto, á fin de re- unir siquiera los primeros datos y determinar su edad; mas, desgraciadamente, el ingeniero de minas que me aseguraba (como testigo personal) ser aquella la cueva del citado bloque, no podía precisarme el sitio del barreno. Nos vimos, pues, pri- vados de medir la potencia de la capa que recubría el esquele- (1) Sr. García, fotógrafo de Su Majestad. - DE HISTORIA NATURAL. 233 to; y para más confusión, alg-ún vecino nos aseg-uró, que se había desprendido de la bóveda. Mas lueg-o pudimos constatar que ésta se hallaba Intacta. La primera impresión que se recibe al ver el antropolito, es de que aquellos huesos son antiquísimos, porque ya están pe- trificados é incrustados en la concreción caliza, de tal modo, que el conjunto forma un cong-lomerado cuya facies denuncia un larg-o período de sig-los: añádese á esto, que la estalag-mita adherida tiene un espesor de cincuenta centímetros. En el pri- mer momento lo tomé por de edad paleolítica, y parecía con- firmarlo el hecho de que de la cueva no salió ning-una hacha pulimentada ó neolítica, seg-ún me aseg-uraron. Del examen del cráneo no se podía esperar nada por estar mutilado y de- leznable, quedando apenas alg-o entero el occipital. Mas, afortunadamente, me hicieron reparar que en lo que fuera región torácica estaba incrustada una ñecha de piedra cuyo pedúnculo apenas sobresalía de la superficie, y así como un fósil es á veces suficiente para clasificar un terreno g-eoló- g-ico y por una moneda sabemos el año de la sepultura, ig-ual- mente un instrumento de piedra nos denuncia el período pre- histórico. Era una flecha de sílex gris- oscuro, casi plano-convexa de 5 centí- metros de largo por 4 de ancho, la cual caracterizaba bien el tipo Robenhau- sense (fig. 1.*). Desde ese momento podíamos casi asegurar que el esqueleto pertenecía á dicha época, y así, anterior no sólo á la edad de los metales, sino también al período de la piedra que produjo las hermosas hachas pulimentadas de diorita, serpentina, porfirita y de- más tan abundantes en la meseta central de nuestra Penín- sula. No recuerdo (si se exceptúa el cráneo de Gibraltar) que se haya descubierto en España esqueleto alguno tan antiguo como este: de otro modo, nuestro geólogo el sabio Vilanova y Piera seguramente lo hubiera mencionado. Con esto queda de- clarada la grande importancia que tiene este hallazgo para la ciencia española. Mas recordando que el hombre robenhausense no era tro- T. ix.-Ma^o, 1910. 16 234 boletín de LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA g-lodita, sino que habitaba g-eneralmente las orillas de los la- gos, ríos y mares, y que él fué quien construyó los palafitos y los dólmenes primitivos, seg-ún doctrina' corriente entre los preliistorióg-rafos, juzg-ué insuficiente este único dato (aunque de los más seg-uros), cual es la flecha citada, por lo que, á fin de no proceder lig-eramente en asuntos de tal trascendencia científica, me decidí á volver á Pelurg-o. Acompañado del en- tusiasta ing-eniero de minas D. A. González Nicolás y g-ozando de un día espléndido y un panorama encantador, subimos á la cueva. En la primera g-alería, casi desde la entrada, aparece el ya- cimiento, que no es tierra, ni loes, sino un detritus formado exclusivamente de residuos de moluscos, á saber: Helix, Pate- llamilgaris (no Saniuolae, como en Altamira y Camarg-o), Litto- rina Uíorea, Osirea, alg-unos Peden y otros frag-mentos de My- íilns, formas todas ellas abundantes en la costa Cantábrica. En ning-una otra cueva hallé tal abundancia, como que los cestos se llenaban de una masa de conchasen vez de tierra (1). Se conoce que para los trogloditas de aquella comarca era este el principal alimento á favor de la proximidad del mar; y ade- más, á juzgar por la carencia de toda osamenta animal, no debía ser un pueblo de cazadores (como el de Viesgo y Santi- llana, por ejemplo); lo cual me inclinó á creer que esta forma- ción no era magdalenense, sino posterior, sí bien como pura conjetura, pues los deseados instrumentos de piedra que me lo aseguraran no parecían: de allí no salían más que montones de moluscos deshechos. Por fin hallé un perforador silíceo, de prolongación lateral y bastante bien retocado. Me pareció del magdalenense; pero luego vi por el Musée Préhistorique de Mortillet que es roben- hausense y sólo por mi poca práctica de este piso, no lo pude clasificar allí mismo. Ya momentos antes de marcharnos, el ingeniero tropezó, al deshacer una brecha conchífera, con un trozo de cerámica negra, incrustada en una concreción calizo- arcillosa, con la que formaba un pequeño conglomerado y al cual se adherían los consabidos caracoles petrificados (fig. 2.% II). Aunque el trozo de cacharro es pequeño, fué para mi un interesante hallazgo, porque sabiendo que la cerámica no co- (1) Por esto le llaman en el país Cueva de las Cascaras. DE HISTORIA. NATURAL. 235 Tnienza hasta el piso robenhausense, quedaban descartados los pisos paleolíticos, restándome sólo comprobar si se trataba de la edad robenhausense. De reg-reso de la excursión, en el museo del Coleg-io, después •de bien limpio, pude ver que el trozo en cuestión presenta los ■caracteres siguientes: cocción incompleta y enueg-recimiento interior de la pasta; sometida una fractura al microscopio con el mínimo aumento, presenta estructura brechosa y conjunto de componentes heterogéneos y angulosos. No dejaba, pues, lu- g"ar á la menor duda; era cerámica robenhausense. 236 boletín de LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA Semejantes datos fueron motivo plausible para fijar la edad del antropolito como robenhausense; y por lo mismo recorda- ré que es el más antig"uo de su género descubierto en España^ Lástima que el estado deleznable del cr.íneo nos haya impedi- do reconocer á qué raza perteneciera. Aunque me había propuesto tratar del antropolito solamen- te, voy á dar cuenta de otros descubrimientos de fauna que realizamos en la misma caverna y que también resultan muy interesantes para la Espeleolog-ía española. A muy poca profundidad el ing-eniero y yo topamos con va- rios molares y tibias de bisonte (ó de uro) y unos colmillos de- Ursiis sp. bien esmaltados todavía: ^a el citado R. Moro había encontrado un cráneo entero también de la misma especie, que depositó en su Museo. Abrig-o la esperanza de que una próxima exploración más detenida, dará buen resultado, porque ese día apenas trabajamos unas pocas horas y sin profundizar. Pero lo que nos causó gran satisfacción, fué el hallazg-o de dos mola- res de RMnoceo'os, cuya especie no me atreví á determinar (figu- ra 2.% I y iii). La cuestión se presentaba delicada, porque mi- rando los Anales de nuestra Sociedad, se halla otra indicación análoga ya en el año 1874, relativa ú las minas de Udias, que están muy próximas á esta caverna. En dicho año, el Sr. Naranjo, ingeniero de las citadas mi- nas, envió al Sr. Egoz.cue y Cía, dos dientes fósiles de un pa- quidermo hasta entonces desconocido en España, para que lo clasificase. El sabio paleontólogo los creyó desde un principio de Rhinoceros; mas como era corriente entre los geólogos que el Rh. tichorinus no había pasado de la falda norte del Pirineo, se inclinaba á llamarlo Rh. 3ferAii; tanto más, que ya el eminente- Prado había hallado esta especie en Palencia (caverna de Muda). Mas después de un concienzudo y sagaz estudio, concluyó,, no obstante, por clasificarlo de R/i. lickorimis, escribiendo al se- ñor Naranjo unas atinadísimas observaciones que revelan sus profundos conocimientos. En la carta expresa el deseo de que ulteriores investigaciones saquen á la luz del día la fauna fó- sil de aquella interesante comarca. No obstante, desde esa fe- cha hasta ahora, ningún geólogo había vuelto á ocuparse de ello. Recordando esto y la proximidad en que nos hallábamos de Udias, me inclinaba á creer que los molares de Pelurgo fue- sen también de R/i. iicJiorimis, y que, dado que lo fuesen, era DE HISTORIA NATURAL. . 237 lina confirmación del acierto de Eg-ozcue. Y así los remití á mi amigo M. Harlé (de Burdeos, á cuya autoridad científica acu- den geólog-os de toda Europa) el cual me los devolvió inmedia- tamente con el nombre de RUnoceros iicJioriniis, escrito de su puño y letra. Queda, pues, plenamente confirmada la afirma- ción del g-eólog-o español, emitida hace treinta y seis años; y nuestro hallazg-o pone de manifiesto lo errónea que era la g-eneral opinión de los g-eólog-os, al afirmar que el Rh. tichori- nns de Europa no pasó el Pirineo. Como datos geológ-icos, apenas presenta esta caverna interés tilg-uno, ni por sus dimensiones, ni por caprichosas concrecio- nes, ni por corrientes hidrológ-icas. Tampoco comprendo por qué se buscara en ella filón ó bolsada alg-una de calamina. Verdad es que, muy cerca y en el mismo monte, están los co- nocidos criaderos de Udias; mas si los buscadores de aquel tiempo hubieran hecho un lig-e'ro estudio g-eológ-ico de la re- gión, fácilmente comprenderían que las calicatas de ensayo deben dirig-irse siempre al tramo dolomítico, que figura aquí como apoderado de los carbonates de zinc y plomo, y no per- der tiempo y dinero dirigiéndolos á los tramos arcillosos ó ca- lizos. Semejante asociación constituye una ley geológica en esta región, como se ve en Udias, Risueñada, Sigüenza, Nova- les, Reocin, etc. (1). Como conclusión de esta nota, se puede colegir lo que ya en otra recordaba, á saber: que no conviene dejarse llevar cie- gamente de la clasificación prehistórica de Mortillet, seguida rutinariamente por los españoles; ni someterse incondicional- mente en cada caso á una doctrina ya corriente. Lo sucedido á Egozcue y á mi. lo confirman una vez más. Yo no hubiera cla- sificado como Robenhausense un esqueleto troglodita, recor- dando que en Francia, Suiza, Italia, Bélgica y Austria el ro- benhausense sólo se halló en los palafitos y en los primitivos dólmenes, y Egozcue no hubiera llamado Rh. üchorinus, sino Merkii, al rinoceronte remitido en consulta, el cual nunca había penetrado en España según la opinión general, suposiciones am- bas que al fin nuestros descubrimientos vinieron á desmentir. (1) Yo poseo ejemplares recogidos en Reocin, en los que aparecen íntimamente asociadas la calamina, la galena, la blenda y la dolomía cristalizada con hermosas oxidaciones férricas, y he observado que la cerusita, allí abundante, no se asocia á los demás carbonatos y sulfuros de plomo y zinc, como hacen las primeras. 238 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA Investigaciones sobre los minerales de aluminio en España» POR JUAN CALAFAT «t LEÓN Desde hace bastantes años se han hecho en España numerosos trabajos encaminados á buscar yacimientos de minerales de alu- minio, tanto por naturalistas y aficionados españoles como por extranjeros. A todos les animaba el éxito obtenido en otras nacio- nes y el enorme desarrollo que la industria de este metal moder- no alcanza de día en día. Estos trabajos resultaron siempre infruc- tuosos, hasta el punto de que llegó á prevalecer la afirmación de que en España no existían menas de aluminio. La explotación de estos minerales, llamados, según se sabe, hi- drargilila, gibhsila y hauxita, es una industria relativamente mo- derna. La hidrargilita y la gibhsita son muy puros, pero esca- sean mucho. La hauxita, que es el mineral del que con más fre- cuencia se extrae este importante metal, ofrece sus grandes ya- cimientos en Baux, Francia (á cuya localidad debe su nombre), y en otros países, especialmente en América. En una excursión mineralógica que efectué en el mes de Agos- to del año 1906 por algunas provincias del Norte de España, en- contré una bolsada de gihbsita entre minerales de hierro de la provincia de Santander; éste es el primer yacimiento de mineral de aluminio descubierto en territorio español, del cual di oportu- namente cuenta á la Real Sociedad española de Historia natu- ral, publicando la correspondiente nota en su Boletín (1). Dos causas han impedido que sean conocidos de antiguo los minerales de aluminio que pueden existir en nuestro suelo: 1 .* Que es casi imposible distinguirlos á simple vista, ni por carac- teres exteriores al modo, como pueden reconocerse los de cobre, hierro, plomo, etc. 2.* La gran dificultad que siempre han ofreci- do los análisis de estas substancias; pues, como es bien sabido, la separación y distinción de la alúmina libre de la que está com- binada con el ácido silícico formando las arcillas y otros compues- (1) Noviembre 1936, pág. 471. DE HISTORIA NATURAL. 239 tos, es una operación sumamente delicada que, si no se hace con todas las precauciones necesarias, puede conducir fácilmente á re- sultados erróneos. Persistiendo en mi empeño de encontrar nuevos yacimientos y teniendo en cuenta las apuntadas dificultades, instalé un Labora- torio particular dedicado exclusivamente á las investigaciones del aluminio, empleando los procedimientos de análisis que la prác- tica me ha sugerido como más rápidos y seguros. Al mismo tiem- po envié á todas las capitales y partidos judiciales de España una circular con instrucciones detalladas para el envío de muestras, y así entablé relaciones con numerosísimos corresponsales, que han colaborado eficazmente en mis investigaciones. Pasan de 5.000 las muestras recibidas y ensayadas hasta el día, procedentes de di- versos distritos mineros de España. Como resultado de esta paciente y costosa labor, se han recono- cido varios yacimientos de minerales de aluminio repartidos en distintas provincias. La composición de ellos es muy variable y peculiar de las formaciones geológicas en que se encuentran, siendo algunos de un interés é importancia verdaderamente ex- cepcionales, y de todo lo cual me ocuparé en notas sucesivas, en las cuales irán reunidos los trabajos que se han realizado. En el mes de Mayo de 1908 comencé á remitir las primeras car- tas-circulares de que se ha hecho mención, y á fin de dicho mes se empezaron á recibir muestras, cuyo número fué constante- mente en aumento en todo el resto de dicho año y durante el si- guiente de 1909. Me creo en el honroso deber de anotar aquí los nombres de to- das las personas que me han favorecido con su cooperación, rin- diendo así un justo tributo al entusiasmo con que han trabajado y á los sacrificios, molestias y gastos ocasionados por este empe- ño. Es también muy digno de notarse que muchos de estos seño- res no sólo han trabajado personalmente, sino que se han valido del concurso de otras personas, y todo ello dará una idea de las extensas exploraciones realizadas en poco tiempo en muchas zo- nas mineras de nuestra Península. •210 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA lielación de los señores que han colaborado en las exploraciones para descubrir minerales de aluminio en España. D. Salvador Calderón y Arana, Catedrático de la Universidad Central. D. Lucas Fernández Navarro, Catedrático de la Universidad Central. D, Eduardo Hernández Pacheco, Catedrático de la Universidad Central. D. José López de Zuazo, Catedrático del Instituto de Burgos. D. Pío Vidal y Compairé, Conservador del Museo de Ciencias naturales. D. Miguel Vigar, Médico principal de la Compañía de los ferro- carriles del Sur de España. Almería. D. Rigoberto Graiño Noriega, Perito electricista. Madrid. D. Antonio Basterrechea, Consignatario. Santander. D. Melchor Vicente, Maestro Normal. Ortigosa de Cameros (Logroño). D. Carlos del Río, Naturalista. Bilbao. D. Manuel Sánchez Viciana, Propietario. Almería. Doña Inocencia Herreros, Propietaria. leste (Albacete). D. Victorino Pérez, Farmacéutico. Ruade Valdeorras (Orense). D. Jorge Pórtela, Cartagena. D. Ángel Navarro. Cara vaca (Murcia). D. Castor Camiragua. Durango (Vizcaya). D. Francisco Molina, Empleado del Museo de Ciencias. Madrid. D. Faustino Ibáñez, Jefe de la estación de Beasaín (Guipúzcoa). D. Juan Campelo, Farmacéutico. Muros (Coruña). D. Andrés Cano, Abogado. Almería. D. Manuel Navas, Comerciante. Almería. D. José María Munioz.guren, Sobrestante de Obras píiblicas. Ondárroa (Vizcaya). D. Enrique Fernández Pérez, Procurador. Almería. D. Serafín García, Propietario. Almería. D. Jacinto Corral, Propietario. Cabeza Rubias (Toledo). D. Victoriano del Castillo y Algara, Maestro Normal. Madrid. D. José Feito, Propietario. Madrid. D. Fidel González, Notario. Pontevedra. D. Luis Crespi. Pontevedra. DE HISTORIA NATURAL. 241 D. Mariano Solano, Doctor en Ciencias. Almería. D. Agustín Pacheco. Logrosán (Gáceres). D. Manuel Priego, Director del Laboratorio de Higiene del Hospital de Montoro (Córdoba). D. Juan L. Manrique, Agente de Negocios. Burgos. D. José Martínez Vega, Facultativo de Minas. Santander. Sre?. Johannes Fr, Nolting & C.^, Armadores. Málaga. D. Santos Acín Mulier, Perito agrónomo. Huesca. D. Luciano Labastida^ Agente de Negocios. Huesca. D. Juan Barreiro, Farmacéutico. Ferrol. D. Eulogio de Isasi. Bilbao. D. J, Tomás Remen lería. Bilbao. D. Manuel Rabanal, Secretario del Ayuntamiento de Santa Marta (Badajoz). D. Justo Martí Albert, Comerciante. Almería. D. Manuel Carretero Magán, Empleado. Almería. D. Miguel Sánchez Beltrán, Propietario. Benahadux (Almería). D. Domingo Sánchez y Sánchez, Conservador del Museo de Ciencias Naturales. Madrid. D. Maximino Sauz de Diego, Naturalista y Disecador del Mu- seo de Ciencias. Madrid. D. Reslituto de Larrondobuno, Notaiio. Ormáiztegui (Gui- púzcoa). Otros muchos señores me han prestado su valioso concurso, pero no han enviado muestras, porque indudablemente no las encontraron con caracteres adecuados. Citaré entre ellos á los dignísimos Catedráticos de los Institutos de Alicante y Ponteve- dra, D. Daniel Jiménez de (^isneros y D. Alejandro de Colomina. Merece especial mención el nombre del joven y entusiasta afi- cionado D. Fernando Juan y Herreros, que ha desempeñado des- de el primer día, con una constancia y amor al trabajo impropios de su edad, todo el pesadísimo trabajo de laboratorio en lo que se refiere al reconocimiento y ensayo preliminar de las muestras para separar las útiles y dudosas de las que no contienen alúmi- na libre. A este efecto tuve necesidad, antes de dirigir las circulares, de estudiar previamente un método de ensayo de los minerales de aluminio que reuniese las necesarias condiciones de rapidez y exactitud para hacer frente al mucho trabajo que necesariamente había de presentarse. Después de muchas tentativas infructuosas 212 boletín de la REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA logré al fin lo que me proponía, adoptando un método de ensayo que describiré y publicaré en otra nota próxima, y al cual se debe, en primer término, el éxito obtenido; así se puede explicar cómo en un período de tiempo relativamente pequeño ha podido en- sayarse y calificarse con toda seguridad tan enorme número de muestras. Hallándose actualmente en tramitación la mayoría de las con- cesiones mineras solicitadas para explotar minerales de alumi- nio, y efectuándose nuevos reconocimientos en los terrenos inme- diatos á los yacimientos descubiertos, no creo prudente reseñar hoy la situación y circunstancias de cada uno de los criaderos. Sin embargo, puedo indicar como un dato para juzgar de su im- portancia, que el mayor de los yacimientos es un coto que mide aproximadamente nueve kilómetros de longitud y está formado por 14 minas, que suman en conjunto cerca de mil pertenencias ó hectáreas. Gomo síntesis de lo expuesto queda demostrado que en España existen minerales de aluminio en cantidades considerables. Muscíneas nuevas para la Flora española POE A. CASARES GIL Gomo continuación á una nota que publiqué hace ya tiempo (1), voy á enumerar algunas especies de Hepáticas y Musgos propia- mente dichos, que crecen en España y que no han sido citados en nuestra flora. En esta lista figuran como especies algunas formas que no to- dos los briólogos admiten en esta categoría. No importa; serán variedades en concepto de otros; pero habiendo hoy tendencia á separar formas y grupos, y variando con frecuencia el concepto de los caracteres específicos, creo preferible enumerar muchas (1) Boletín de la Real Sociedad española de Hist. Nat., Marzo 1905. DE HISTORIA NATURAL. 243 especies cuando no se trata más que de catalogar las muscíneas de una comarca. Prescindo, sin embargo, de las especies ó subespecies que han sido citadas ya como variedades, y de otras, como las Lophozias Lyoni Tayl., Floerkei W. et M., gracilis Schleich., etc., que apa- recen generalmente comprendidas con el nombre de Jungerman- nia quinquedentata Thed., y sobre cuya especificidad, límites y caracteres no están conformes los briólogos, existiendo tal con- fusión y habiendo variado tanto el concepto en estos puntos, que por la sola enunciación del nombre, no es posible muchas veces saber á qué forma se refiere. Estos grupos tienen que ser objeto de una detenida revisión. Me reservo para otra nota tratar de los Sphagnus; en estos últi- mos años han sido objeto de profundos estudios y se ha variado radicalmente su agrupación. Ricota nigrella DG. Alrededores de Santiago (Goruña). Esta Riccia tiene los caracteres de la de Francia é Italia, que no son los de la que Pearson encontró en Inglaterra (B. Pearsoni St.) Jimgermannia obovata Nees. Alrededores de Santiago (Goruña). Solenostoma lanceolata (L.) St. (Liochlaena lanceolata Nees.) Valle de Guntis (Pontevedra). Lophocolea latifolia Nees. Montseny (Barcelona). Lophocolea heterophylla (Schrad) Dum. Empalme (Gerona). Calypogeia fissa Raddi. En varios puntos de Galicia y N. de Cataluña. Lepidozia reptans (L.) Dum. Valle de Aran (Pirineos). Scapania uliginosa N. a E. Alrededores de Santiago (Goruña). Scapania Casaresana St. n. sp. '(Dioica, mediocris, olivácea vel flavo-rufescens. Gaulis ad »3 cm. longus, fuscus, validu?, simplex vel pauciramosus, ramis «parvifoliis. Folia caulina contigua, recle patula, plus minus de- »curva, in plano longe elliplica, 2 mm. louga. Lobulus maximus, «ovatus, ápice late rotundatus, inferné valde ampliatus et folii «marginen! late superans ceterum similiter dentatus, ipsa basi nquiden grosse spinosus, spinis denlicuialis. Gellule superre 18 [x «teneice, mediae 18x27 p. trigonis parvis, básales 27x36 [x tri- »gonis maximis. Perianthia magna 4 mm. longa, compiressa de. 214 « BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA acurva, in plano oplime augusteque iüfundibulata, ore regulari- »ler lobato, lobulis triangularis acutis minute dentalis» (1). Valle de Morana (2). Lejetinia Molleri St. (Lejeunia ovata Tayl.) Valle de Morana y Valle de Cuntís (Pontevedra). Rhahdoíceisia fugax Br. et Sch. Alrededores de Orense. Campylopus paradoxus Wils. Gastro-loureiro (Pontevedra). Fissidens rivularis B. E. Gapellades (Barcelona). Trichostomum Ehrenbergii Lor. (Hydrogonium Ehrenhergii Jager et Sauerb.) Gapellades (Barcelona) (3). Barbilla ruraliformis Besch. Isla del Areoso (Ría de Arosa, Pontevedra), Orthotridium Sturmii Hornsch. Navacerrada (Sierra de Guada- rrama). Tayloria serrata Schimp. Valle de Aran (Pirineos). Hyocomium fíagellare Br. et Scbp. Valle de Guntis (Ponte- vedra). Thuidium decipiens De Notar. fHypnum Notarisii Brid.) Valle de Aran. Gúmpleme expresar mi agradecimiento á los Sres. Stephani, Dismier, Glowacki y Brotherus, por haber revisado y corregido mis determinaciones, y á los Sres Bescansa y Llenas, que me han enviado algunas de las citadas especies. (1) F. Stepliani; Species hepaticartim. Tomo iii, pág. 136. (2) También se ha encontrado esta especie en la isla de Madeira (Stephani, 1. c.) (3) Posteriormente fué encontrada esta interesante especie en Mallorca, por Ni- Cholson (Rev. Iryol , núm. 1, 190"/). UE HISTORIA NATURAL. 245 R(Jo Er. D, Norberto Font y Sagué, Presbítero (Noticia necrológica] POE MARIANO FAURA Y SANS El Sr, FolU y Sagué ha muerto. ¡Cataluña entera llora uno de sus hijos más ilustres; y la Ciencia española ha perdido uno de sus más activos campeones! No es fácil expresar ideas cuando el sentimiento y la emoción anublan el entendimiento, que es lo que me acontece en estos momentos. No me es dabb bosquejar siquiera y menos exponer la labor científica, producto de la incesante actividad del insigne naturalista español. Mas, un deber de justicia y gratitud para con el eminente y malogrado maestro y amigo querido, me obli- ga á tomar la pluma para rendir el homenaje á que se ha hecho acreedor por sus bondades conmigo, á fin de inmortalizar con mi trabajo, si posible fuera, la memoria de tan preclaro natura- lista, que, á pesar de haber pasado por este mundo como una rá- faga, ha dejado señalada una actividad científica increíble: brevi explevit tempore multa. El Rdo. D. Norberto Font y Sagué, nació en Barcelona á los 17 de Septiembre de 1873, siendo bautizado en la Catedral de di- cha ciudad á 21 del mismo mes y año. En el curso de 1886-1887 ingresó en el Seminario Conciliar, en el que siguió toda la carrera eclesiástica con señalado apro- vechamiento, distinguiéndose siempre por su afán de saber, pues no sólo dedicaba su talento al estudio de las materias filosóficas y teológicas, sino al cultivo de las científicas, literarias y artísticas. Llevado de una especial afición á las letras, se encerró, por de- cirlo así, en la Biblioteca del Seminario, donde pudo hacerse car- go de todos aquellos tesoros literarios que se conservan de la an- tigua Biblioteca Episcopal catalana; revolvió en poco tiempo todo cuanto en ella se almacena, y asociado de otros compañeros, se propuso catalogar y ordenar todo lo que en la misma existe. Allí fué de donde Font sacó aquella ilustración sólida y vasta, quo dejaba sorprendido al que con él discutía. 246 boletín de LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA Esta gran ilustración y un carácter bondadoso movieron á los superiores del Seminario á encargarle de la clase de la prepara- ción remota de la lengua castellana desde el 1895, que desempe- ñó hasta que salió del Seminario. Además de estas tareas y otras que pesaban sobre su persona, aún encontraba tiempo para es- cribir con gran entusiasmo de re literaria, tomando parte activa en el movimiento literario catalanista, que, á la sazón, empezaba á tomar nuevos vuelos entre los intelectuales del país. A este fin en 30 de Octubre de 1894 entró á formar parte del Centre Excur- sionista de Catahmya, en el cual la juventud estudiosa imprimía el avance intelectual y un sello de actividad prodigiosa. Ante este movimiento no pudo, dado su carácter, estar quedo, sino que dio á luz pública varios artículos en diferentes semanarios y periódicos, con los cuales inaugura, desde aquella fecha, su vida literaria pública, no cesando desde entonces de escribir im- portantes trabajos científicos y literarios, muchos de los cuales merecieron el premio ó premios que todos los años se conceden en los certámenes que se celebran en la capital catalana. No me- nos interés despertaron en su juvenil espíritu las cuestiones his- tóricas; y trabajaba con afán para los descubrimientos arqueoló- gicos, á los cuales dedicó gran parte de su labor literaria, según lo demuestran sus interesantes producciones de este género, que dio en la sazón á la estampa. Así andaba errante el espíritu de Font por el campo de las le- tras, cuando el Dr, Almera, al fijarse en la destreza de su mano para el dibujo, le confió el copiar del natural los ejemplares en- contrados en los estratos pliocénicos del suelo catalán; dibujos que vieron la luz pública en las láminas de la obra titulada: Descripción de ¡os terrenos pliocénicos de la cuenca del Bajo Lio- hregat y llano de Barcelona, que editaron los Sres. Almera y Bo- fill. Con esta ocasión, el Dr, Almera, á vuelta de utilizar su dies- tra mano y su pericia en el reconocimiento de las especies fósiles, le escogió para conservador del Museo paleontológico y geológico del Seminario, en el cual todavía se ve su mano ordenadora de los innumerables ejemplares de los terrenos de Catalunya reco- gidos por dicho profesor. Mas el joven seminarista, en medio de estas tareas de ordena- dor del Museo, no dejó de cultivar las más diversas de literatura, historia, arqueología y política; obteniendo, además, algunos premios extraordinarios en los Juegos Florales. Entre otras pro- DE HISTORIA NATURAL. 247 ducciones podemos citar las siguientes: «La mort del general Al- varez» (Certamen Catalanista de Olot, inédito), 1893.— «Esludi sobre '1 Regionalisme», 1895. — «Dalos pera la historia de les creus de pedra de Catalunya» (Jochs Floráis), 1894.— «El marti- ri de Sant Magí» (poesía, Jochs Floráis), 1895.— «Estudi sobre '1 carácter del poblé cátala en ses tres manifestacions literaria, ar- tística é industrial» (colaboración con Federico Clascar, Jochs Floráis), 1896.— «Les gárgoles de Barcelona», 1898.— «Compendi de la Historia de Catalunya» (176 páginas; dos ediciones), 1899, 1907._«Breu compendi de la historia de la literatura catalaua», 1904.— «La ñ del comple d' Urgell».— «Catalana justicia contra les castellanes armes.»— «Llealtad catalana purificada d' envejores calumnies.»— «¡Via fora 'Is adormils!»— «Record de 1' alianca fet al serenissira Jordi, August rey de la Gran Dretanya.»— «La ca- ricatura en la Sen de Barcelona.»— «El Castell de Recasens, 1907.» «Perqué Sant Jordi es patró de Catalunya», 1901, etc. Gomo se ve, la fecundidad de la inteligencia del seminarista, fué extraordinaria, no teniendo otro norte en sus trabajos que di- fundir por doquiera el conocimiento de la historia de Cataluña, enriqueciéndolo con los datos y descubrimientos más modernos, y no olvidando nunca de armonizarlos con las verdades de la re- velación divina. El Dr. Almera, viendo que por este variado camino intelectual no llegaría á poseer ni dominar ciencia alguna y que con tal di- versidad de asuntos, ningún porvenir fructuoso se le preparaba, indujo al joven y diligente seminarista á cultivar únicamente las Ciencias Naturales. Aceptado el consejo de su maestro, se afianzó más en él, con ocasión de la visita del célebre espeleólogo M. Mar- tel, ácuyo lado creció tanto su entusiasmo, por lo que pudo Mar- tel decir del mismo: Este joven irá muy lejos; y en realidad de verdad, por lo que iremos viendo, fué un verdadero profeta. Más larde, en 1900, fué ordenado do sa'-.erdote, celebrando su primera misa en el 16 de Julio, en la iglesia de San Felipe Neri, apadrinándole el acomodado industrial D. Ensebio Güel y Baci- galupi. Sus virtudes acrisoladas y su ardiente celo apostólico le hacían querido de todos, pues no se le conocen enemigos; y la misma actividad con que se agitaba y movía para el cultivo de la ciencia le acompañaba en el celo por el bien espiritual de las al- mas. De ahí que donde era menester la presencia de un sacerdo- te no faltaba la persona del P. Font, conciliario de la Lliga Espi- 243 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA ritual de Nuestra Senyora de Montserrat y do olrds asociaciones, á las que se entregaba totalmente cumpliendo la misión confiada; y así lo demostró más tarde de un modo muy acentuado con las niñas asiladas de la casa de Misericordia, de la que fué Adminis- trador desde el 1907. Dejando de lado las tareas literarias, según hemos indicado, con- sagró toda su actividad intelectual á la ciencia de la Naturaleza. Si fecunda fué su labor en aquellas, mucho más lo debe ser, con el curso de los tiempos y el avance de su edad, la dedicada á ésta. En efecto, los trabajos llevados á cabo, en tan pocos años, son la demostración más cabal de que nuestro consocio Font y Sagué fué un prodigio de actividad científica. Testigos fuimos de ella al acompañarle desde sus albores en aquellas excursiones espe- leológicas que fueron el preámbulo de sus trabajos geológicos. Con la decisión de un enamorado de la ciencia se entregó de lleno á sus exploraciones subterráneas de las principales simas, desafiando toda suerte de peligros y arrollando toda cuenta de dificultades, en términos que se le reconoció luego como el pri- mer espeleólogo práctico español. A medida que se iban recogiendo datos en sus exploraciones espeleológicas, los publicaba luego en fascículos y artículos cou amenidad sin igual, hasta tal punto que le conquistaron un nom- bre eminente en esta nueva ciencia. A esto se debió que el inge- niero de minas D. Luis M. Vidal, en aquellos tiempos presi- dente del Centre Excursionista de Catalunya, lo llamase á su lado para dar á dicho Centro el carácter de científico y no de espor- tista y político que iba tomando; y todos sabemos cuánto tra- bajó en aquella entidad, la más importante de Catalunya, para darle este sello científico, como lo demuestra el sin número de artículos á cual más interesantes publicados por el intrépido explorador de simas. Mas, no se contentó con esto solamente, sino que luego trató con otros consocios de aquella Corporación de crear una Sociedad de naturalistas, constituyéndose la Institució Catalana d'Hisioria Natural, de la cual fué siempre el alma y el que la dio más robus- tez con su asidua asistencia á las sesiones de la misma y la seria y sana orientación que conserva aún. Fué de ella presidente, y la muerte le sorprendió siendo el vocal consejero. B.ista leer el Bo- letín de esta entidad para hacerse cargo del papel brillante que en ella siempre representó. DE HISTORIA NATURAL. 249 De aquí que en 1901 el Dr. Marcelo Rivas Mateos se fijara en él para darle cabida en nuestra Real Sociedad e&p^.ñola de His- toria natural, entre los socios de Barcelona, con los cuales se instituyó la sección de aquella capital. De la continuación de su laboriosidad daremos las pruebas en el Boletín de esta Sociedad, en el cual van publicados trabajos, originales suyos, que fueron presentados durante los tres años que residió en Madrid, y de su asiduidad á las sesiones mensuales de la misma se acordarán algunos de nuestros consocios. En el verano de 1902, comisionado por el marqués de Comillas fué á estudiar la constitución geológica del Sahara español, en el Río de Oro, con el fin de buscar agua potable y aprovechar aque- llos arenales para la agricultura. No hay que decir que durante el mes que allí residió no se limitó al estudio especial que se le comisionó, sino que además aprovechó la excursión para reco- ger toda suerte de ejemplares de insectos, moluscos, plantas, fósiles y objetos prehistóricos, que han sido y continúan siendo objeto de estudio de especiales naturalistas dando origen á diver- sas notas, las cuales él proyectaba reunir en un volumen que contuviese el estudio completo de los resultados de aquella ex- pedición (1). Terminada la carrera de Ciencias Naturales, volvió á Barce- lona en donde empezó á difundir entre la juventud estudiosa aquellos caudales de Ciencia atesorados en la facultad de Ciencias de nuestra Universidad Central. La fundación de los Estudis Universitaris Catalans fué ocasión oportunísima para que en el curso de 1904-1905 se le confiara la cátedra de Geología de Cata- luña. Tomó tan á pecho el desempeño de esta cátedra que para facilitarle á todos los matriculados la daba á las diez y media de la noche, llenándose por completo el local de la misma, pues pa- saban de cien los alumnos que constantemente asistieron á sus lecciones ávidos de oirle; cautivándolos, ya por las materia? que trataba, algo, sobre todo, por la manera clarísima de explicarlas y ponerlas al alcance de todos valiéndose de proyecciones lumi- nosas. Fué en este primer curso tan colosal su labor científica, (1) De esta expedición trajo algunas especies nuevas que le fueron dedicadas: así el H.— Fulla Agrícola de la Veu de Cata- lunya, publicado en 7 artículos. - Troballa de la Tremolita á Gualta (Montseny).— 6uí¿L de la Inst. Cat. d'Hist. naí., 2.» época, año v, números 8 y 9, Noviembre y Diciembre. — Sobre la presencia de la Emys caspica á Catalunya.— ídem, id. — L'Avench. — Manuscrit Cátala. ig09._Dos nous jaciments de fossiís á Espluga de Francolí.— Butí/. de la Inst. Cat. d'Hist. naU, 2" época, año vi, núm. 1. — La formación geológica de Río de Oro (Sahara español).— i\femorias del Primer Congreso de Naturalistas españo- les (1908), Zaragoza, páginas 341-348. — Un nou mineral pera Catalunya (la Disodila de Castellar del Ríu). (Comunicación).— Sai//, déla Inst. Cat. d'Hist. nat., 2.^ época, año vi, núm. 3, Marzo. — La Estroncianita en lo cretacich de S. Martí Sarrou. (Co- municación). Butll. de la Inst. Cat. d'Hist. nat., 2. "épo- ca, año VI, núm, 4, Abril. 258 boletín de LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA — liiteressanl bols¿ida de Granit á Martorell (conlimiación). Butll. de la Inst. Cal. d'JIist. nat., 2.* época, año vi, nú- meros 5 y 6, Mayo y Janio. — L'Avench d'en Roca. —Sota -Terra. Club Montanyench (1907), páginas 53-63. — Presencia del Asellus cavaticus en les aygues potables de Barcelona. (Gounicación.) — Butll. de la /nsí. Cat. d'Hisi. nat., 2.* época, año vi, números 5 y 6, Marzo y Junio. — Sobre la presencia del silurich superior á la Espluga de Francolí. — Butll. de la Inst. Cat. d^Rist. nat., año vi, pág. 76. — El Diluvi biblich segons la Geología. — Folleto, — Los terratrémols de la conca mediterránea y la falla sub- marina de la Costa de Llevant, (Comunicación).— fíuí¿/. de la Inst. Cat. d'Hist. nat., 2.^ época, año vi, núm. 7, Octubre. ~ Notes cientifiques (1905-1 908). —Folleto de 45 páginas. 1910. — De la presencia del silurich superior en dues noves loca- litats catalans. — Bullí, de la Inst. Cat. d^Hist. nat., 2.* época, año vil, núm. 1, Enero, páginas 15-16, — Sobre la presencia de la Emys caspica Gmel. en Cataluña. Asociación española para el Progreso de las Ciencias (1908).— En publicación. — Les taules de pedra. — Ilustrado Catalana, Siño viii, núme- ro 360, Mayo, páginas 278-279. — Escrito postumo. — Les montanyes.— Que ha dejado en curso de publicación. Además tiene publicados un extraordinario número de artícu- los de vulgarización científica en diferentes revistas y periódicos de Cataluña, como en: «La Comarca del Noya». «Pensament Cátala». a La Renaixensa». «Misatjes del Sagra t Cor». «La Ven de Catalunyar. ciCalendari Cátala ó del pagés». «Montserrat». «Ilustrado Catalana». «Butllelí del Centre Excursionista». «Reseña Eclesiástica». «Hojas selectas». DE HISTORIA NATURAL. 259 Publicaciones que ha recibido la í^eal Sociedad Española de flistoria f^íatural durante el mes de ñbril de 1910. (La liste suiva7ite servirá comme acensé de réception.j Alemania Entomologische Litteraturblaiter, Berlín. 1910, n" 4 (April). Zeitschrift für wissenschaftliche Insektenbiologie, Husum. Bd. vi, Heft 3, 1910. Zoologischer Anzeiger, Leipzig. Bd. xxxv, n° 20, 1910. AUSTHIA-HUNGRÍA Académie des Sciences de Cracoyie. Bnlletin international, 1910, nos 2 A, 3 B (Febrero y Marzo). K. K. Zoologisch-Botanische Gesellschaft in Wien. Verhandlungen. lxi. Heft, 1910. Societas entomológica Bohemise, Praga. Acta. Rocnik vii, Cislo 1, 1910. Wiener Entomologische Zeitung, Wien. xxix. Jahrg., iv Heft, 1910. Bélgica Société belga d'Astronomie, Bruxelles. Bulletin. XXXI* antjée, nos 3.4, Société entomologique de Belgique, Bruxelles. Anuales. Tome liv, fase, iii, 1910. Egipto Société entomologique d'Égypte. Le Caire. Bulletin. Année 1909, 4» fase, Octobre-Décembre. España Ingeniería, Madrid. N.os 181-183, 1910. [nstitució catalana d' Historia natural, Barcelona. ^MÍZÍeíí. N.° 1, Enero de 1910. Institución libre de enseñanza, Madrid. Boletín. N.° 600, 1910. Real Academia de Ciencias y Artes de Barcelona. Memorias. Vol. viii, n.os 7-11, 1910. Real Sociedad Geográfica de Madrid. Boletín. T. li, 4." trim. 1909. Revista de Geografía Colonial y Mercantil. T. vii, n.° 2, 1910. Anuario de 1910. Sociedad aragonesa de Ciencias naturales, Zaragoza. Boletín. T.\x,n.° 3, 1910. Estados Unidos t sus Colonias American Anthropologist, Lancaster. Vol. 11, n" 4 (October-December 1909). 2f)0 boletín de la real sociedad española Departamento del Interior. Oficina de Agricultura. Manila. Revista agrícola de Filipinas. T. ii, n° 1, Enero 1910. Department of the Interior. Weather Bureau. Manila Central Observatory. Bulletin for September 1 909. Johns Hopkins Hospital, Baltimore. Bulletin. Vol. xxi, April 1910. Missouri Botanical Garden, St.-Louis. Annual Beport. xx, 1909. Smithsouian Institution, U. S. National Museum, Washington. ^wniíaí Jíe^JOrí for the year ending June 30, 1908 (1909). The American Naturalist, New- York. Vol. xliv, April 1910. University California, Berkeley. Publications Vol. vi, nos 4 und A, 19)9. üniversity of Colorado, Boulder. Studies. Vol. vlí, n" 2, Jannuary 1910. Francia Académie des Sciences de Paris. Compfes-rendus. T. 150, nos 14-17, 1910. Bulletin scientifique de la France et de la Belgique, Paris. 7* serie, t. xr.iv, fase. 1, 1910. La Feuille des Jeunes Naturalistes, Paris. N° 475, 1910. Le Naturaliste, Paris. Nos 554-565, 1910. Revue fran^aise d'Ornithologie, Paris. N" 12. 1910. Inglaterra y süs Colonias Australian Museum, Sydney. Records. Vol. vn, n° 5, 1910. Linnean Society of New South Wales, Sydney. Proceedings. Vol. xxxiv, part 4, n° 136, 1W09. Royal Microscopical Society, London. Journal. Part 2, April, 1910. The Canadian Entomologist, Guelph. Vol. Lxll, n" 4, 1910. The Entomologist's Record and Journal of Variation, London. Vol. xxit, n° 4, 1910. The Zoologist, London. Fourth series. Vol. xiv, n" 16\ 1910. Zoological Society of London. Transactions. Vol. xix, parts 4 and 5, 1910. Italia Rivista coleotterolog'ca italiana, Camerino. N° 4, Aprile 1910. Societá italiana di Scienze naturali in Milano. Atti. Vol. xLViii, fase. 4°, 1910. Monaco Instituí océanographique, Monaco. £iíZZeíin. Nos 163-166, 1910. (Continuará.) Sesión del 1.'' de Junio de 1910. PHESIDENCIA DEL ILMO. SB. D. U M 1 L I O RIBERA El Secretario leyó el acta de la sesión anterior, que fue aprobada. Presentaciones. — F^uerou propuestos para socios numerarios el P. Pelegrín Franganillo Balboa, del colegio de PP. Jesuítas de Gijón; D. .José Rodríguez Bouzo, Licenciado en Ciencias Natura- les, de Orense, y D. Francisco Romero Rodrigo, alumno de di- cha Facultad; presentados, respectivamente, por ios señores P. Ba- rreiro, Taboada y Diez Tortosa. ProposiciÓR.— El Sr. Hernández Pacheco expuso la convenien- cia de que se forme el índice general de los trabajos publicados pur la Sociedad desde su fundación hasta la fecha corriente. —El Sr. Bolívar recordó que hace tiempo estuvo en proyecto la publicación del índice de referencia, habiéndose aceptado el que formó el Sr. Callejo, bibliotecario delJardín Botánico. Añado el Sr. Bolívar que aquel índice no llegó á publicarse por diver- sas circunstancias, entre otras, la muerte de su autor, después de la cual no fué posible encontrar las papeletas bibliográficas que había redactado. — El señor Presidente, recogiendo las anteriores manifestacio- nes, propuso que el Sr. Hernández Pacheco se encargue de la for- mación del índice de que se trata, y que en el trabajo que para ello haya de acometer, busque la cooperación de algunos conso- cios jóvenes que se presten gustosos á auxiliarle. La designación de estos señores podría efectuarla el mismo Sr. Hernández Pache- co, dando cuenta de ella á la Sociedad para su conocimiento y sanción. Asuntos varios. — El Sr. Presidente felicitó á los señores Her- nández Pacheco y Taboada Tundidor, por haber sido nombra- dos, mediante oposición, catedráticos, respectivamente, de Geo- logía de la Facultad de Ciencias y de Historia Natural del Insti- tuto de Granada. Propuso el señor Presidente que constase en acta T. x.-Ju,nio, 1910. 18 262 boletín de LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA la satisfacción con que la Sociedad se había enterado del triunfo conseguido por dichos señores, acordándose así por aclamación. — El mismo señor Presidente participó que en los días pasados ha tenido el gusto de saludar al ilustre entomólogo norteameri- cano Mr. Howard, jefe del servicio entomológico del Departamen- to de Agricultura de los Estados Unidos. Dijo que durante su estancia en Madrid, Mr. Howard había hecho grandes elogios de los entomólogos españoles, y singularmente del maestro de todos, el ilustre catedrático de la Facultad de Ciencias Sr. D. Ignacio Bolívar. Añadió que Mr. Howard ha venido con objeto de visitar la provincia de Valencia, donde causa grandes estragos en los na- ranjales la plaga llamada del «poU-roig». Gon este motivo, el Sr. Ribera presentó hojas de naranjo ata- cadas por este insecto, que es el cóccido Aspidiotus fChrysom- phalusj dictyospermi y otras invadidas por el Mytilaspis GfLoverii, llamado vulgarmente serpeta. — El Sr. García Mercet, á este propósito, manifestó que en los naranjales de la provincia de Valencia acaba de hacer una abun- dante recolección de ambos cóccidos y además de otros parásitos de los Citrus, entre ellos el denominado poil-negre (Parlatoria Pergandeii) y el quermes del naranjo (Lecanium hesperidumj. Es- tos últimos están mucho menos difundidos, por la región valen- ciana, que el Aspidiolus y los Mytilaspis, sobre todo el Lecanium, que es muy difícil de encontrar, tal vez por hallarse activamente perseguido por el Chilocorus hipustulatus, cuyas larvas, como es sabido, devoran los huevecilios de las especies del género Leca- nium. El Chilocorus parece ser especie muy difundida en la re- gión valenciana y debiera ser eflcazmente recomendada para su protección á los agricultores levantinos, en contra de la costumbre •irracional que ahora practican, persiguiendo y destruyendo los Chilocorus como si fueran insectos perjudiciales. Por último, el Sr. García Mercet añadió que durante su estan- cia en Valencia, en un naranjo invadido por el Aspidiotus y los Mytilaspis, tuvo ocasión de recoger dos especies de calcídidos, verosímilmente parásitos de alguno de aquellos cóccidos. La identificación de ambas especies no ha podido ser efectuada toda- vía, pero lo será en breve, pues el dicente tiene el propósito de de- dicarse al estudio de los calcídidos de nuestro país, entre los cua- les se han de encontrar muchos parásitos ó hiperparásitos de los insectos perjudiciales, habiendo determinado ya el Ageniaspis DE HISTORIA NATURAL. 263 fiiíicicoUis, par¿ísilo de la polilla del olivo (Prays oleellusj, la Eu- rytoma rosae, parásito de la mosca de la aceituna (Dacus oleae), y el Chaléis modesta, que parasitiza también al Prays. — El señor Presidente llamó la atención de los señores conso- cios acerca de algunos ejemplares muy interesantes que á la sa- zón se exhiben en la Exposición canina del Retiro, entre ellos un híbrido de chacal y perra y un galgo de Rusia, de proporciones y talla como los galgos de nuestro país, pero cubiertos de largas lanas. Comunicaciones.— El Secretario, en nombro de los respectivos autores, presentó los trabajos siguientes: «Plan de trabajos comunes en los Laboratorios biológico-mari- nos del Mediterráneo», por D. Odón de Buen. «Dos nuevos mahiquidosde Marruecos». — «Un Zonahris nuevo de Marruecos», por D. Manuel M. de la Escalera. «Lista de las plantas espontáneas de los alrededores de Llanes» (Asturias).— «Salvia verbenaca monstruosa», por D. Juan Dantín Cereceda. «Excursión al Tabeyán». — «Excursión al Salt del Palomarat», por D. Daniel Jiménez de Gisneros, — El Sr. Fernández Navarro leyó un trabajo titulado «Noticias petrográficas». — Y el Sr. D. Salvador Calderón presentó, en nombre del señor L. Mengaud, una nota acerca del terciario de la provincia de Santander. Todas estas notas pasaron á la Comisión de publicaciones, ex- cepto la lista de plantas del^r. Dantín, que pasó á la Comisión de catálogos, como está acordado para esta clase de trabajos. — El Sr. Taboada leyó una carta que le dirige D. José Rodrí- guez Bouzo dando cuenta del sismo que se dejó sentir en la pro- vincia de Orense á fines del mes de Abri!. De esta carta son los párrafos siguientes: «El movimiento debió ser muy poco intenso en la capital, pues pasó inadvertido para la mayoría de sus habitantes. En Verín revistió mayor intensidad, percibiéndose la primera sacudida en la madrugada del 25 (á las A^ y 20') y repitiéndose el fenómeno el día 26, próximamente á la misma hora, notándose entonces tres sacudidas, que se sucedieron con intervalos de una media hora. Verín está situado en la base de Monterrey, que es 261 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA terreno granítico, ofreciendo la particularidad, no muy freciienle en el macizo gallego, de contener grandes filones de cuarzo. Por la parte Sur, á 2 km., está Víllamayor, en terreno cámbrico, que continúa hacia Portugal. Verin aparece situado en terrenos de transición de mucho fon- do, que deben su origen á formaciones del río Tamega y á des- composiciones de las montañas que los rodean. El sismo, además de sentirse en el valle de Monterrey, también se notó en los valles de Celanova, Garballino y Esgos». Secciones. — La de Granada celebró sesión el 10 de Mayo, bajo la presidencia de D. Manuel Maldonado. — Fué admitido como nuevo socio D. Antonio Puchol, propues- to en la sesión anterior. — So confirió la representación de la Sección al Sr. Diez Tor- tosa (J. L.), Secretario de la misma, para el Congreso de Valencia que se reunirá del 15 al 20 del actual mes. — Fué leído un trabajo del P. Navarro Neumann inlitulado- «Enumeración de los terremotos sentidos en España en 1909». — La do Santiago celebró sesión el 27 de Abril, bajo la presiden- cia de D. Antonio Eleizegui. Se propuso como socio al Sr. D. Eu- genio Villar, Profesor ayudante de la Escuela de Artes ó Indus- trias de Santiago. Se acordó reanudar las excursiones tan pronto lo permita el es- tado atmosférico. — La misma Sección se reunió el 28 de Mayo, presidiendo el Sr. Eleizegui, quien leyó la siguiente nota sobre la visita al Pico Sacro: «Una tarde del pasado mes de Abril tuve ocasión de visitar la famosa cueva del Pico Sacro en compañía del consocio y Secreta- rio de la Sección de Santander, D. Jesíis Garballo, quien no quiso desperdiciar la facilidad que para esta excursión le ofrecía el en- contrarse en Santiago, adonde había venido para dar una confe- rencia de extensión universitaria. Después de dejar el cocho en el lugar llamado Mareque, situado á 13 km. de Santiago, en la carretera que conduce á Orense, em- prendimos la ascensión, no tardando mucho en vernos en la cum.- bre de la montaña. Elévase ésta más de 550 m. sobre el nivel del m.ar, y unos 280 m. sobre el punto por donde habíamos empezado DE HISTORIA NATURAL. 265 ásubii'. Tiene en conjunto este monte forma cónica, y constituye la estribación Norte de una pequeña cordillera conocida en la re- gión con el nombre de Sierra del Pico. La cueva, cuya visita constituía el único objeto de la expedi- ción, se encuentra cerca de ia cúspide y hacia la vertiente orien- tal. Penetrase en ella á través de una entrada vertical y casi cir- cular de unos dos metros de diámetro, la cual conduce á una cá- mara horizontal de elevado lecho y que por un plano inclinado ascendente comunica con una galería tortuosa y de diámetro muj desigual. De la detenida inspección que el activo espeleólogo hizo de la extensa parte por él recorrida, dedujo que la renombrada cueva del Pico Sacro, acerca de cuyo origen tanto fantaseó la imagina- ción popular, es el resultado de una antiquísima explotación mi- nera, y no cree haya sido abierta con los fines estratégicos que algunos suponen, poique de ser así, y teniendo en cuenta la du- reza de la roca en que está abierta, ofrecería igual diámetro en toda su extensión, y no presentaría ios ensanchamientos que pa- recen indicadores de las bolsadas de un mineral que beneficiarían los pueblos más antiguos, y cuyas galerías, después de agotado aquél, pudieron muy bien utilizar los siguientes pobladores para servirse de ellas como lugar de refugio y defensa». Notas y comunicaciones Contribución al estudio del í Hb. POR 1". A. r.JELCÓN Los dalos que poseo de la aparición de esta especie alcanzan sólo al verano de 1905, primero de mi residencia en este Colegio de Uclés iCuenca). Es natural que ya existiesen en años anterio- res, pero debió ser en número tan escaso, que su presencia pasó inadvertida. En dicho año su radio de acción comprendió única- mente tres ó cuatro sauces de un paseo inmediato al pueblo, que no llegaron á ser deshojados más que en las ramas exteriores y más bajas. Por estar situados donde suelen reposar los segadores en tiempo de la recolección, me ha hecho pensar que con ellos de- bió ser importada, por medio de huevecillos adheridos á una vari- ta de sauce ó modo semejante. No conocía yo tal especie, ni aun apenas hacía otra cosa en Entomología que recoger cuali^uier es- pecie de insectos para el entonces Director del Colegio, nuesiro consocio P, Agustín Barreiro; mas llamaron ya de tal manera mi atención aquellas orugas, que recogí unas ramas llenas de ellas con objeto de observarlas. Concluidas las pocas hojitas que les quedaban, se transformaron inmediatamente en crisálidas, todas con la cabeza hacia abajo, entre la misma tupida telaraña quo envolví! las ramas y sin hilar capullo alguno especial. En los sauces fueron las menos las que se crisalidaron ea las ramas; las más lo hicieron debajo del arranque de las principales ramas sobre 270 boletín de LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA el tronco, permaneciendo en este estado de diecinueve á veintiún días, es decir, desde el 15 al 20 de Junio hasta el 5 al 11 de Ju- lio que salieron las últimas. Durante los años siguientes aumentaron progresivamente y extendieron su radio de acción, cada vez á mayor distancia del centro, por todos los sauces de las orillas del Bedija (arroyo, más bien que riachuelo, que baja por entre estos cerros), en una lon- gitud de tres kilómetros próximamente. En el último hubo tal abundancia, que después de deshojar todos los sauces, que son muchos, comenzaron á invadir los vegetales próximos, prefirien- do siempre las especies arbóreas, como los chopos y olmos, que también abundan. En los últimos días de Mayo y primeros de Junio ofrecía el valle el más extraño efecto. Los sauces estaban completamente pelados como en pleno invierno, y para que la semejanza fuese mayor, troncos, ramas, el suelo mismo brillaba á la luz del sol con más intensidad que si e:tuviera recubierto de nieve, pues más blanqueaba la lela de fina seda que todo lo envolvía y todo lo ta- pizaba. Algunos sitios llegaron á hacerse intransitables. Agotado el aliciente que los árboles les ofrecían formaron hilos, por los que se deslizaban al suelo y que unidos los unos á los otros y engrosa- dos tanto más cuantas más orugas bajaban, llegaban á constituir multitud de cordones de 5 mm. de diámetro ó más, recubiertos todos de orugas, apiñadas con frecuencia en grandes pelotones, cuya vista causaba ciertamente no poca repugnancia. Uno de es- tos pequeños cordones, que caía sobre la superficie de un peque- ño estanque, contenía tantas, que formaba sobre la superficie del agua un montón que no era menor que un sombrero de copa. Previendo que el señor alcalde debía tomar la medida de mandar podar en el invierno absolutamente todos los sauces, re- medio único contra tal plaga, me propuse obtener alguna fotogra- fía y conservar muestras de los cordones y telas de que todos los árboles estaban llenos; testimonio fiel de los estragos que pue- de causar el Yponomeiita rorellus. Realicé mi idea el 3 de Junio, acompañado de los jóvenes alumnos D. Leandro Abascal y don José María Morante, aficionados á la fotografía, que fueron los que obtuvieron, bajo mi dirección, las negativas de las dos ad- juntas. Son dos instantáneas á pleno sol de las once de la mañana, y en una de ellas se observan perfectamente algunos de los cordo- DE HISTORIA. NATURAL. ¿"Jl lies de seda y eii ambas los árboles deshojados y todos blancos, efecto de la tela que los envuelve. De uno de ellos recorté un tro- zo de tela y unos cordones, cuyas muestras acompaño. El no haber podido estudiar los huevecillos y lugar y forma en que pasaban el invierno, me hicieron desistir de enviar la pre- sente nota al Boletín de la Sociedad por entonces. Los he encontrado con abundancia este invierno en las ramas altas y más vigorosas de los sauces, en la pequeña hendidura que hay entre las yemas y el eje de las ramitas delgadas. Son negros, brillante?, algo córneos y se hallan colocados unas veces aislados y otras en serie lineal de G ó 7. La oruga es obscura, de 12 á 15 mm. de longitud. Tiene una doble línea de puntos cá todo lo ilargo del cuerpo, uno en cada segmento. Siempre que cambia de lugar deja tras sí finísimo hilo de seda, con que cada colonia aprisiona las ramas de que se ali- menta, formando á modo de telarañas densas en donde habitan seguras y se crisalidan al final. Estos hilos ofrecen bastante resis- tencia y acaso pudieran ser utilizados. La mariposa tiene brillo sedoso y las alas anteriores con unos treinta puntos negros. Las posteriores, de coloración obscura uni- forme, están bordeadas de ancha franja de igual color. Aparecen en los primeros días de Julio y vuelan algo durante el día. Es fá- cil encontrarlas sobre los troncos de los sauces y ramas gruesas y mejor aún sobre las flores del saúco. Tienen de extremo á extre- mo de las alas anteriores 27 mm. próximamente, tamaño un po- quito menor que las existentes en el Laboratorio Entomológico de Madrid, procedentes de la Moncloa y Bilbao, con cuyos ejem- plares tuve ocasión de compararlas, gracias á la ayuda y amabili- dad de nuestros consocios Sres. Lauffer y Escribano. Más datos acerca de La necrópolis de Solía (Santander) .lESÚS CABRALLO Debido á posteriores hallazgos, he creído conveniente redactar esta nota adicional á la de Julio de 1909 (1), en que daba cuenta (1) Bol.delaR.Soc.es? de Hist. Nat., tonaoix, pág 324. íia I30LETÍN DF, LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA de una necrópolis hallada cu la mina de Solía. Mas antes séame permitido recomendar la lectura de la primera para mejor inteli- gencia de esta segunda. El verano pasado, pocos días después de escrita dicha nota, nuestro consocio el Dr. Laiíuza me llamó á reconocer otras mu- chas sepulturas idénticas á las de Solía que él había descubierto en un campo próximo perteneciente á las minas de «San Salva- dor», campo que reúne iguales condiciones estratégicas, topográ- ficas y climatológicas cá las de Solía. Se trataba de ensanchar la reducida ermita de San Salvador, y cuando los mineros abrían huecos para ios cimientos á un metro próximamente de profundidad, toparon con varias sepultu- ras, todas orientadas del mismo modo, es decir, mirando al E. La estructura, el tamaño, la composición de las losas, la orien- tación, la postura de los esqueletos, todo, en una palabra, era como en Solía. Se diría que eran dos barrios de una misma po- blación. El total de sepulturas que he visto cómodamente en esta doble necrópolis de Solía y San Salvador pasan de setenta, habiéndolas de diferentes tamaños, tanto para hombres de alta estatura como para niños. Advertiré no obstante (para desvanecer el error vulgar de creer gigantes á nuestros antepasados) que la mayor sólo medía dos metros de largo, y fué la única; todas las demás tenían menos de 1,75 metros. Parte de dichas sepulturas aparecieron completamente vacías, pero otras conservaban todavía intacto el esqueleto: de éstos, los primeros fueron reducidos á polvo por los mineros; ni de su es- lado deleznable se podía esperar otra cosa. Mas después de opor- tuna orden del gerente de la mina, mi amigo el Sr. W. Bealhy, respetaron todas las sepulturas hasta que extraje los esqueletos. Es de notar que las tumbas pequeñas estaban vacías, no pu- diendo hallar en toda la necrópolis un solo esqueleto de niño, lo que consiste en que la osamenta tierna es menos consistente que la vieji. Estudiando la segunda necrópolis, y después de ulteriores ha- llazgos y más detenidas investigaciones, me confirmo en mi opi- nión, repitiendo cuanto en mi primera nota he afirmado, y tengo á la vez la satisfacción de ver que los pocos arqueólogos que con- migo han tratado in silu la cosa están de acuerdo también. DE HISTORIA NATURAL. 273: Creo haber demostrado que se trataba de una necrópolis cánta- bra, y además fijaba la edad diciendo ser de los cántabros ya sub- yugados por los romanos y obligados á vivir en la costa á fin do ser dominados más fácilmente. Esta opinión (que parecerá tal vez atrevida á quien no haya examinado como yo todos los deta- lles) es precisamente la que después vino á ser comprobada con el hallazgo del Dr. Lanuza. Una de las sepulturas, la única de la necrópolis, conservando la forma general de las demás, tenía en los pies cuatro ladrillos romanos en sustitución de la losa corres- pondiente. Trátase, pues, de una sepultura que indudablemente perte- necía á la misma necrópolis y á la misma raza por su estructura, situación y orientación idénticas á las demás en medio de las cuales fué hallada; mas la adición de los cuatro ladrillos romanos nos muestra ya el lazo de unión, el puente que une dos civiliza- ciones diversas. Probablemente los cántabros no conocieron el ladrillo, puesto que en toda la doble necrópolis no se halló uno solo, á pesar de los desmontes extensísimos realizados por dos importantes minas: la vOrconera» y la de «Com.plemento», y ya tampoco los he podido encontrar en más de setenta sepulturas le- vantadas. Y Strabón también lo da á entender en la descripción que ha- ce de los cántabros. Posteriormente en la Magdalena les ha de- bido ser fácil la adquisición de este material, porque al otro lado- de la bahía de Santander existió una colonia romana (I), con la cual les era facilísimo el tráfico. Si la tumba en cuestión fuese toda de ladrillos tal vez acusaría comienzos de otro pueblo invasor, ó si no restos del aborigen vencido; mas no sucede así: era como las demás, toda de losas^ menos lo que correspondía á los pies, que fué sustituida por los- cualro ladrillos. Desde luego, estos deben de haber sido transportados, pues de cuatro que son, dos de ellos denotan distinta fábrica por el coci- miento y el molde. Diferenciábase dicha tumba además en que tenía doble cubier- ta. ¿Por qué tal distinción? ¿Sería de algún poderoso cacique, ó al- gún caudillo entre ellos glorioso? Muy difícil se presenta el estu- (1) Mi íntimo amigo D. Ed. Pedraja guanla en su preciosa colección numerosos objetos romanos de dicho punto, ' -274 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA dio de cuanto atañe al pueblo cántabro. Más de setenta sepultu- ras que yo registró en esta zona funeraria, más otras también reo^istradas por el señor marqués de Comillas cerca de Reinosa, es decir, sobre cien halladas, no se ha podido recoger ni un solo objeto, ni un signo, ni un residuo de cerámica . Se puede, pues, afirmar que la mejor prueba y señal de que se irata del pueblo cántabro es precisamente la carencia absoluta de utensilios, armas y cerámica, y esto porque resulta plenamente de acuerdo coa lo que su contemporáneo Strabón nos dejó escri- to: «que los cántabros eran muy fieros é independiente?; no usa- ban dinero, ni conocían la plata y el oro; su exiguo comercio consistía en el cambio mutuo de objetos y frutas». Se comprende, pues, que no contaban con industrias como otros pueblos, ni comercio, ni siquiera el trato de gentes. Todo esto y el hecho de que en cien sepulturas sólo parecieron cuatro ladrillos es una buena prueba de que éstos eran exóticos. Sin embargo, creo que habían visto ladrillos (objeto tal vez para ellos de mucho lujo), porque entre las losas que componían la necrópolis he reconocido algunas muy semejantes á ladrillos y cortadas como tales en cuadrados: eran unas areniscas ferrugi- nosas, que de no estar bien limpias se confundían con el ladrillo, de manera que parece indicar que imitaban el ladrillo artificial con materiales que hallaban á mano. Esto no pasa de una mera suposición mía . De referencia, únicamente he sabido que se hallaron en esta provincia tumbas semejantes á las de Solía, mas de ellas n.o quie- ro tratar por carecer de datos y hechos positivos, sin los cuales no me aventuro á anunciar nada; por lo demás se comprende que deben ser abundantes estas necrópolis porque toda la región fue ocupada por los cántabros, y de un modo especial deben ha- llarse en los puntos entonces estratégicos, como son las mesetas próximas al mar, los abrigos en las orillas de los ríos y, sobro todo, las colinas que dominan valles, las cuales fueron más tar- de convertidas en necrópolis por los romanos, en telégrafo de lu- ces por los árabes, y en ermitas por los piadosos cristianos me- dioevales. En tales sitios es donde se deben buscar estas necrópolis, que con mucha probabilidad serán abundantes (1). (l) Algunos sospechan que estas sepulturas sean de principios del siglo pasado cuando solían enterrar alrededor délas capillas y ermitas, pero no tienen en cuen- DE HISTORIA NATURAL. 275 Por mi parte (repitiendo lo que ya dije en la nota anterior), no siendo arqueólogo, desisto de continuar este estudio que ya €ae fuera de la zona geológica, advirtiendo al mismo tiempo que sería de gran interés regional para los esludios etnográficos ó históricos, tanto más que sospecho que hasta el presente nadie había descubierto sepulturas cántabras, ni hecho estudio alguno prebistórico sobre este asunto, á pesar de ser la región clásica por ellos ocupada. Ahora, pues, que el sendero está trazado, síganle los arqueólo- í^os montañeses, que no les faltarán trabajos y escabrosidades. Sólo les recordaré lo que dijo Strabón: aque los romanos con- cibieron tal odio á los cántabros que pusieron especial empeño en demoler y aniquilar cuanto á ellos perteneciera á ün de bo- rrar su memoria de la haz de la tierra.» Con lo cual queda dicho cuánto han perjudicado á los arqueó- logos modernos, y cuánta sagacidad y constancia necesitarán és- tos para exponer á la luz de la historia á un pueblo ya perdido con todas sus reliquias en la obscuridad de los siglos remotos. Plan de trabajos comunes en los Laboratorios biológico- marinos del Mediterráneo POK ODÓN DE BUEN La inauguración del Mus^eo Oceanógrafico de Monaco, que ha tenido universal resonancia, no ha sido sólo digno coronamiento de la obra científica realizada por S. A. S. el Príncipe Alberto 1, sino que señala el punto de partida de nuevas fructíferas campa- ñas, la iniciación de un período de trabajos melódicos que han de completar los ya realizados y abrir sendas nuevas por el campo de la Oceanografía. Cabe al Príncipe de Monaco el honor de haber reunido, presi- diéndola, la verdadera Asamblea constituyente de la nueva Cien- cia del Mar, en el espléndido Palacio que dedica á su servicio. ta que por esa época no se enterraba el cadáver desnudo, sino vestido, y general- mente con algún hábito de cofradía y además en caja de madera. Pero en cien sepul- turas y todo el desmonte extensísimo que hicieron dos Compiñias de minas no se ha- lló un solo trozo de madera, ni de tejido, ni siquiera el polvo característico de ello. 27G boletín de LA RKAL SOCIEDAD ESPAÑOLA Durante las ñeslas de la inauguración han celebrado varias reuniones las Comisiones oceanógraficas del Aliánlico y del Me- diterráneo, el Comité de perfeccionamiento del Museo Oceanó- grafico y la Comisión de la carta batimélrica de los Océanos. Los delegados de España han concurrido á las diversas re- uniones. Ante la Comisión del Mediterráneo, el distinguido profesor del Museo de Historia Natural de París y del Instituto Oceanógrafico Dr. Joubin, presentó la proposición siguiente: «Paréceme que se llegará sin grandes gastos á centralizar en Monaco los trabajos de las estaciones oceanógraficas ya existentes en el Mediterráneo. Será suficiente reunir aquí á los directores de las Estaciones y Laboratorios de Baleares, Banyuls, Cette^ Marsella, Villafranca, Toulose, Monaco, Genova, Ñapóles, Mesi- na, Argel, Trieste, Fiume, Rovigno y Sebastopol, llegar á un acuerdo científico que coordine ciertos trabajos, establecer un plan de investigaciones comunes y sincronizar las observaciones actualmente dispersas. Se podrá convenir la realización de estu- dios así teóricos como aplicados á la pesca. Al tomar la iniciativa de esta organización, ofreciendo agrupar los resultados, el Insti- tuto Oceanógrafico desempeñará una gran misión facilitando un acuerdo internacional de los más fructíferos, que estoy seguro responde á las intenciones del Príncipe fundador.» A la proposición del profesor Joubin seguía un proyecto de hases que fué concienzudamente discutido, junto con otros que so habían presentado. Una ponencia, compuesta del profesor Jou- bin, el profesor Nathanson de la Universidad de Leipzig y del Dr. Richard, director del Museo Oceanógrafico de Monaco, re- dactó nuevamente las bases, que fueron aprobadas en reunión del 1." de Abril por la mayor parte de los directores de Laborato- rios del Mediterráneo, presentes ó representados. Las bases, que transcribimos á continuación, van precedidas de esta declaración previa: «Cada Laboratorio ó Estación con- servará libertad completa para sus trabajos y sus publicaciones; pero además de éstos, realizará otros colectivos bajo un programa común. El presente convenio tiene por fin coordinar y sincroni- zar ciertas observaciones de interés general, de modo que, siendo idénticos el objeto, los métodos y los instrumentos empleados, los resultados obtenidos sean comparables. Se llegará así á un cono- cimiento más preciso de la zona litoral mediterránea y á la rcso- Dtí HISTORIA NATURAL. 217 lución de un cierto número de problemas importantes bien defi- nidos. S. A. S. el Príncipe de Monaco consiente en centralizar en su Museo los resultados de estos trabajos.» BASES DEL ACUERDO Título 1.-— Estudios generales. Artículo primero. Exposición. — El nüm. 160 del Boletín del Instituto Oceanógra- fico de Monaco contiene una carta batimétrica de la región de Monaco, trazada por el Dr. Richard y M. Sirvent, á la escala de 1/50.000 que marca el relieve del fondo por curvas isóbatas. Esta carta ha de servir de substratum á todas las demás indica- ciones, y será necesario que cada Laboratorio trace otra idéntica para su región. Gomo es muy sencilla y está tirada en negro, es poco costosa; además, se halla comprendida en las cartas hidro- gráficas de diversos países (notablemente Francia é Italia). Es su- ficiente hacer una copia simplificad;). Gomo en la mayor parte de las estaciones se conservan datos de sondeos ejecutados para di- versos trabajos, será fácil utilizarlos, como ha hecho M. Richard, para completar la carta. Se recomienda la conservación del cliché (zinc ó piedra) para hacer nuevas liradas á medida que necesiten ejemplares los autores para inscribir sus notas manuscritas pre- liminares. En consecuencia, laGomisión adopta el artículo primero redac- tado como sigue: Artículo 1." — Cada Laboratorio ó Estación trazará una carta ba- timétrica de su región á la escala de J/50M00 tomando por modelo la que ha sido publicada por el Dr. Richard en el núme- ro 160 del «Boletín del Instituto Oceanógrafico de Monaco». Artículo segundo. Exposición.— La. carta indicada en el artículo primero servirá para trazar la litológica de lo» fondos en cada región. Gomo es preciso emplear una clasificación uniforme de los di- ferentes fondos, la Gomisión adopta la del profesor Thoulet. Está publicada, en forma de instrucción práctica, en el Boletín del Instituto Oceanógrafico. Se empleará en lo posible la sonda Léger que es de manejo fácil. T. x.-Jun^o, 1010, 19 2-;8 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA El artículo segando queda así redactado: Artículo 2.° — Cada Laboratorio trazará la carta litológica de su región, sirviéndose de las instrucciones dadas por el profesor Thoulet, y empleando de preferencia la sonda Léger. Artículo tercero. Exposición. — Dado que la condición fundamental para los es- tudios oceanógraficos de una región es el conocimiento de su hi- drología, cada Laboratorio dirigirá sus esfuerzos en este sentido. Se seguirá el ejemplo de Monaco que ha procedido del modo siguiente: Se han elegido dos puntos: el uno á 2,485 m.; el otro á 6.300 m. del Museo, determinándolos cuidadosamente. Todas las semanas y en día fijo, se hacen las observaciones siguientes y otras que se indicarán más adelante (Biología): tomas de tempe- ratura y de agua á O, 25, 50, 75, 100 y 200 m. Se va más allá si las condiciones son favorables. El tiempo necesario para ida, vuelta y ejecución de estas operaciones, no excede de cuatro horas. La elección de estos puntos de experiencia ha sido determinada por la configuración geográfica especial de Monaco. Es imposible dar sobre esto instrucciones precisas; cada Estación deberá deter- minar el número y la posición de estos puntos de experiencia, según la configuración, el declive de la costa, el desagüe próximo de aguas dulces. Lo importante es no cambiar los puntos una vez elegidos y determinados, para que las observaciones sean compa- rables. Se indica á los observadores el interés de determinar la crios- copia y otras constantes físico-químicas. Conviene el estudio de la marea. Según estos principios, la Comisión adopta el artículo si- guiente: Artículo 3.°— Cada Laboratorio estudiará las condiciones liidro^ lógicas de su región^ según el método general adoptado en la estación de Monaco. Instrucciones anexas. Instrucción A.— Temperatura. — La Comisión no indica nin- gún sistema de termómetro; recomienda tan solo lomar las tem- peraturas cuidadosamente y comprobar los termómetros en un Laboratorio Central por lo menos una vez al año. DE HISTORIA NATURAL. 279 Instrucción B. — Análisis de las aguas. — Para tomar muestras •de agua se servirán de la botella Richard coa mensajero (tope). El análisis y la conservación de las muestras de agua se harán según los métodos adoptados por la reunión de hidrógrafos y em- pleados en los Laboratorios del Consejo permanente internacional para la exploración del mar (nüm. 22 del Boletín del Museo Ocea- nógrafico de Monaco). Instrucción G. — Estudio de las corrientes. — Además del método antiguo de la draga de corrientes y de los flotadores, los oceanó- grafos escandinavos utilizan diversos instrumentos para el estu- dio de las corrientes. Será conveniente que las estaciones ensa- yen la adaptación á sus condiciones particulares de uno de estos •métodos para llegar más adelante á un acuerdo actualmente pre- maturo. Título II.— -Estudios biológicos. Artículo cuarto. Exposición. — Gomo se ha dicho al principio, los Laboratorios oontinuarán sus estudios biológicos según crean conveniente. Pero es necesario un acuerdo sobre algunas cuestiones de interés general, por ejemplo sobre el trazado de la carta de dispersión geo- gráfica de ciertos animales ó plantas, tanto desde el punto de vis- ta puramente científico como refiriéndose á sus aplicaciones, á la pesca y al estudio del plankton. Evidentemente, no se puede ensayar el trazado de una carta semejante para todos los animales. Es necesario, pues, elegir en cada grupo ;in cierto número de especies, las más interesantes y características por su amplia dispersión; se trazará en cada La- boratorio la carta de sus yacimientos, sirviéndose de la del ar- tículo primero, en la que aparezcan las condiciones litológicas del fondo. La lista de especies que deben estudiarse se limitará á 50, y será hecha según las proposiciones formuladas por cada Labora- torio. Se han de comprender desde luego ciertos animales que son objeto de pesca (peces, moluscos, crustáceos, esponjas, coral); después, otros que representen los principales grupos zoológicos; por fin, las algas. Guando se reciban las proposiciones de todos los Laboratorios, se resumirán en una lista definitiva. Se recomienda expresamente tomar nota en cada Estación de 280 boletín de LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA la época de madurez sexual de estos animales y trazar una carta de la distribución de los peces inmaduros sobre los fondos lito- rales. Según estas indicaciones, el art. 4.° queda así redactado: Artículo 4.^' — Cada Laboratorio emprenderá el estudio de la dis- tribución geográfica de 50 especies de animales, cuya lista de- finitiva será producto de un convenio ulterior entre los Labo- ratorios. Se utilizará la carta núm. 1 para indicar la distribu- ción de los seres sedentarios adultos ó inmaduros y la marcha de los a)iimales emigrantes. Artículo quinto. — Estudio del plankton. Exposición. — La Estación de Monaco ha comenzado el estudio del plankton investigando la influencia de las condiciones hidro- lógicas sobre el desenvolvimiento del fitoplankton. Siendo éste la base de la vida orgánica en el mar, la Comisión piensa que su estudio debe ser el punto de partida de todas las investigaciones de este género. Se hacen en Monaco, en cada uno de los puntos de estudio in- dicados en el art. 3.°, series de pescas verticales con red Nausen, entre 210 y 140 metros, 140 y 70 metros, 70 y O metros. Además, en cada salida del barco, cualquiera que sea su objeto, se hacen pescas de plankton con la manga Richard. Estos métodos dan buenos resultados, y la Comisión estima útil generarizarlos adoptando el artículo siguiente: Artículo 5." — En cada uno de los puntos de estudio determina' dos en el art. 3.", se harán capturas verticales de plankton por métodos lo más próximo posible á los usados en Monaco. Título III. — Publicaciones. Artículo sexto. Como se ha dicho antes, los autores continuarán publicando sus trabajos como crean conveniente. Solamente se desea que toda memoria relativa á Oceanografía se complete por un corto resumen, hecho en lo posible por el autor mismo, que se publi- cará en el Boletín del Instituto Oceanógrafico de Monaco. En consecuencia, la Comisión vola el artículo siguiente: Artículo G.° — Las Memorias relativas á Oceanografía se comple- tarán con un corto resumen^ hecho en lo posible por el autor DE HISTORIA NATURAL. 281 mismo que se 'publicará en el cí Boletín del Inslilulo Oceanó- grafico de Monaco». artículo séptimo. Exposición.— %Qi\ muy numerosas las publicaciones relativas á la Fauna y Flora del Mediterráneo, á veces difíciles de consul- tar, y la determinación de las especies es pesada é insegura. Para remediar estos inconvenientes sería importante y muy útil publi- car en la misma forma de la Paleontología Universal (adoptada por un congreso internacional de esta Ciencia), láminas separa- das que contuviesen figuras, diagnosis, descripción, datos geo- gráficos y biológicos, de todas las especies de animales ó plantas. Cada especie tendría su papeleta redactada por un especialista acreditado. Este Atlas permitiría intercalar especies nuevas, pres- tando los mayores servicios. Es particularmente deseable para (>1 plankton. Yótase, por esto, el artículo que sigue: Artículo 7." — Debe emprenderse la publicación por papeletas se- paradas, análogas d las de la Paleontología Universal, de un Atlas de la Fauna y Flora del Mediterráneo. Artículo 8." — Las diversas cartas parciales obtenidas en las Es- taciones y Laboratorios se fusionarán para constituir mapas de conjunto relativos á los diferentes asuntos propuestos. Artículo 9." — Se pedirá á los Gobiernos de los paises costeros que autoricen á sus agentes marítimos para proporcionar al Insti- tuto Oceanógrafico los datos que sean útiles á las Í7ivestig acio- nes indicadas. El Laboratorio de Baleares no cuenta actualmente con los me- dios indispensables para una labor continuada, metódica. Hace falta, ante todo y sobre todo, un barco de vapor de pequeño porte que tenga instalados los aparatos necesarios y disponga de la maquinaria auxiliar para su uso. No obstante, con la voluntad resuelta de cooperar á las inves- tigaciones internacionales bajo el plan que señalan las bases del Convenio de Monaco, trabajaremos con los medios de que dis- pongamos, en la seguridad de que nuestras investigaciones han de ser interesantes, y aun diré necesarias, dada la posición estra- tégica que ocupamos en el Mediterráneo. En los presupuestos presentados á las Cortes últimas, que no fueron discutidos, figuraba el establecimiento en Algeciras de 282 boletín de LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA una estacióü dependiente del Laboratorio Porto-Pi, Seguramente se mantendrá por el actual Ministro de Instrucción Pública la iniciativa de su antecesor, y al convenio internacional de explo- ración del Mediterráneo, podrá agregarse la estacióü nuestra del Estrecho de Gibraltar. Y los datos que proporcionen las investigaciones hechas por la estación de Algeciras no sólo serán útiles, sino de absoluta nece- sidad para el estudio completo del Mediterráneo y de sus rela- ciones oceanógraficas y biológicas con el Atlántico. El Laboratorio de Baleares ha realizado, con el concurso del personal del Museo de Ciencias Naturales de Madrid, algunas investigaciones en la costa mediterránea de Marruecos; las cir- cunstancias han sido bien desfavorables; no obstante, tienen im- portancia los datos recogidos. Por ellos podemos afirmar que es completamente oceánico el medio en la costa aquella hasta la des- embocadura del Muluya. La densidad y salinidad del agua, la flora y la fauna subterrestre y litoral, son atlánticas. El flujo y el reflujo del agua descubre rocas cubiertas de Pollicipes cornucopia (el percebe de nuestras costas canlábricas) y Miitilus pictus de gran tamaño. Las playas de la Restinga tienen enorme aglome- ración de Pectunculus gaditanus. Bajo las aguas, en lugares abri- gados, se descubren los fondos de grandes Laminarias que no vi- ven en el resto del Mediterráneo y ciñe las rocas á modo de pe- queño arrecife, una extensa línea de Astroides calycularis, pro- duciendo extraordinario efecto el brillante color rojo anaranjado de sus pólipos. El detenido estudio de los materiales recogidos y que será publicado el año próximo (así lo esperamos y en ello te- nemos confianza), ha de ofrecer, sin duda, otras notas de gran interés científico. Ocupamos, pue3, puntos críticos en la cuenca mediterránea, y el mundo científico tiene derecho á exigirnos el estudio concien- zudo y detenido de nuestras costas, para que no pueda afirmarse^ con motivo, que 7\o contribuímos al progreso científico y ríos limi- tamos á ser clientes de la cultura mundial. En el patriotismo y en el amor á la Ciencia de todo?, Gobierno, sociedades científicas, particulares afortunados, confío y termino afirmando que dispondrá el Laboratorio balear de los medios científicos necesarios para contribuir al estudio internacional del Mediterráneo, dentro del plan sabiamente trazado en la Asamblea constituyente de la Ciencia oceanógrafica. DE HISTORIA NATURAL. 283 Nuevos coleópteros de Marruecos POR M. MARTÍNEZ DE LA ESCALERA Machlasida Telueti, sp. n. Loe. Tizin-Ttíluet (Alto Atlas), 2.500 m. Mayor, más alargada, más estrechada en los húmeros que M. Mulei Hafidi; protórax punteado confluente en el disco, con los puntos alargados y profundos, solamente granuloso sobre las márgenes, que son menos gruesas que en la especie con la que se la compara: base del mismo bisinuosa, pero arrancando la sinuosidad de las mismas márgenes en forma que repite esa disposición de las Glohasida, y como en ellas, globulosa en el disco. Élitros, aparte su mayor alargamiento, con una costilla que de- limita dos zonas de diferente intensidad en la granulación como en todas las otras Machlasida. Desde dicha costilla hasta el reborde marginal, los granulos son fuertes, aislados, brillantes, destacando mucho del fondo mate, más fuertes que en M. Mulei Hafidi, y desde la costilla á la sutu- ra la granulación es muy fina y contigua, destacando poco del fondo. Parte rebatida del élitro, protórax por debajo y mesonoto con granulos aislados, fuertes y brillantes como en las demás Machlasida. Patas ligeramente más largas é igualmente robus- tas que las de M. Muley Hafidi. Machlasida Hacli-Tamii, sp. n. Loe. Dar el Glaui (Alto Atlas) 2.000 m. Tamaño como en la especie anterior ó algo mayor. Negro bri- llante como el carbón de Gardif, como en J.lphasida Martini de Sierra Nevada. Protórax punteado en el disco, pero con la puntuación no con- fluente ni profunda como en M. Telueti, sino de puntos claros, superficiales y redondos como en Glabr asida loevis, de España. Las márgenes son asimismo punteadas, pero más groseramente, quedando vestigios de algunos granulos entremezclados cerca del borde posterior de las mismas. ■2st boletín de la real sociedad española Base bisinuosa eu la misma forma que en M. Telueti, y con lina depresión más ó menos alargada y transversa en la parle pos- terior del lóbulo mediano. Élitros como en la especie anterior, solamente que la granula- ción es aquí más clara y los granulos son algo aplastados, poco perceptibles entre unas rugosidades transversas é irregulares y con tendencia á la formación de una costilla suplementaria en el tercio posterior, entre la básica de las Machlasida y el reborde marginal. Entre la costilla y la sutura la granulación desaparece, y sólo con esfuerzo se perciben algunos granulillos con una cierta luz sobre el negro brillante de los élitros. Por debajo no se dife- rencian de las Machlasida. Me complazco en dedicar tan notable especie al Baschá de Marraques, en cuya casa de la vertiente Sud del Atlas ha dado excelente hospedaje á mi hijo, niño de quince años, que gracias al Hach-Tj,mi puede circular libremente y solo con los criados moros por toda aquella región en plena seguridad, prosiguiendo con fruto la campaña iuiciada por nuestra So- ciedad. Zonabris Molitari sp. n. Loe. Marraques. Cabeza pequeña, mucho más estrecha que el protórax en su mayor anchura, fuerte y groseramente punteada, con pubescen- cia negra más densa sobre la frente y los lados detrás de los ojos que en el vértice donde es casi nula. Antenas con los artejos 8, 9 y 10, casi dos veces tan largos como anchos, con la maza apenas marcada y sobrepasando en mucho el borde posterior del protórax. Protórax de la misma forma que en Z. Ahdelkaderi mihi y quizás algo más corto, francamente transverso y como en di- cha sp. con puntuación fuerte y grosera y entremezclada con las rugosidades producidas por su confluencia y con vellosidad corta y negra, erizada, más larga en los bordes del mismo. Élitros mates, con tres fajas negras que invaden casi todo el élitro, llegando la basilar hasta los húmeros y uniéndose por la sutura, en su totalidad negra, como la base, pero sin llegar al borde del élitro; dejando entre ella y la mediana una muy estre- cha faja roja que á veces se descompone por invasión del negro en una aislada roja y otra lateral que se une con la basilar por una estrechísima faja roja; la faja negra mediana llega al bordo DE HISTORIA NATURAL. 2-Í5 y entre ella y la apical, asimismo negra en su totalidad, queda otra estrecha faja roja con tendencia á reducirse también. Patas largas, como en Ahdelkaderi, del que se diferencia por su tamaño menor, exigüidad de su cabeza, proporcionalmente á su protórax, y por la falta de la mancha apical roja de dicha sp.; de Z. tricincta se diferencia, aparte la forma y puntuación de cabeza y protórax, por su menor vellosidad en esos órganos, for- ma general más redonda, color mate y talla un tercio mayor. Nouveaux Dorcadlon d'Espagne l'AR (i. schhamm Dorcadion Zarcoi, sp. nov. Patrie: Épila (Saragosse). Corps noir, presque parallele chez le cf, en ovale allongé chez la 9. Pattes et antennes rougeátres. Tete pourvue d'une cote lisse et saillante, plus prononcée sur l'occiput; elle se prolonge jusqu'á l'épistome et est généralement flanquee de part et d'autre d'une fine bande pubescente blanche. Prothorax du cf ü peine moins long que large; celui de la 9 nettement transverse. II est parcouru dans toute sa longueur par une cote médiane lisse, entiere et saillante, un peu déprimée vers le tiers supérieur et étroitement bordee par une ligne pubescen- te d'un blanc pur; á la suite il y a une large bande de mcme cou- leur que les élytres, un espace denudé fortement et grossiére- ment ponctué, et finalement une derniére bande pubescente assez étroite. Élytres plus de deux fois plus longs que larges, a suture lis- se et glabre, ordinairement tres fine; une cóie suprahumérale dénudée et saillante u téguments rugueux et commes granules, qui parfois manque totalement, peut atteindre le tiers inférieur des élytres, et une bande infrahumérale, également nue, appa- raít bien marquée. Le reste du disque et le bord marginal sont recouverts d^uue pubescence épaisse, blanche, grise, fauve ou jauuátre, soit uniforme, soit á tons mélangés plus ou moins fon- düs représentant des ligues brisées chevauchant les unes sur les autres, comme chez Ghüianii Chev. 283 boletín de LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA Taille: IG a 18 min. Se distingue de terolense Esc, dont elle est voisine, par sa plus grande taille, la forme des élytres el la fine bande pubes- cente qui, de chaqué colé, longe la suture; elle a aussi des carac- teres communs avec mosqueruelense Esc, mais elle s'en éloigue par ses dimensions doubles, sa bande infrahumérale toujours dénudée et sa suture qui n'est jamáis pubescente. Dans la serie des 87 exemplaires examines, je n'ai pas observé la moindre différence dans la couleur des paites el des anteunes; il n'y avait pas non plus de 9 sans pubesceuce. Je suis henreux de dédier cette charmante espoce au zélé ento- mologiste, Mr. A. Zarco, qui me l'a communiquée, ainsi que la varióte suivante. Var. ciirvilineatum, v. n. Meme localité. DiíT6i-e du lype par la préseuce sur les élytres de deux bandes pubescentes brun clair ou brun foncé, assez larges et gracieuse- ment courbées, qui vont se rejoindre a la base des élytres, mais sans en atteindre le bord: l'une est adjacenle a la fine bande qui accompagne la suture; l'autre est suprahumcrale et sa pubescen- ce disparait en parlie, un peu au-dessous de l'épaule, lorsque la cote saillante existe. D. Merceti, sp. nov. Corps noir, médiocrement allongé. Tute pourvue en arriére d'une pelite cote lisse et cannelée. Ala suite, il existe un sillón denudé, infléchi au debut, qui se releve un peu avanl les yeux, pour se prolonger ensuite normalement jusqu'au milieu du front. Une fine ligne pubescente blanche suit le sillón de parí et d'autre, et une bande marrón, également pu- bescente, qui parí de la base mome de la cote cannelée, va en s'élargissant de chaqué cóté, jusqu'á l'extrémité du sillón. Toute la parte inférieure du front est nue et d'un noir mal, sans ponc- tuation. Prolhorax muni d'une large cote médiane lisse et brillante, profondément cannelée depuis le bord antérieur jusqu'á une fai- ble distance de la base, et fortement déprimée en son milieu. Do chaqué cóté, on observe: 1.°, une ligne pubescente blanche re- joignaut les deux bords; 2.", une large hande pubescente marrón n'atteignant ni le bord antérieur, ni le bord postérieur; 3.°, un dií; historia natural. 2-í7; tres large espace denudé, finement granulé, peu briilant, sans callosités, recouvranl aussi les parties qui ne sont pas occupées par la bande precedente; 4.°, une fine bande pubescente grise au-dessus de repine. V. Elytres oblonges, un peu élargis aux épaules et entierement pubescenls, le fond étant d'un beau marrón velouté. La suture est d'un blanc tres pur, ainsi que les ligues humérale et margi- nale, qui se rejoignent a la base, et la ligue supra-humérale, qui est courte. Pattes et antennes noire?. Long. 11. mm.; larg. ¿^ 4,5; 9 ^^ Loe. Las Rozas (Sierra de Gredos). Gette espece m'a élé communiquée par nolre excellent coUcgue, Mr. J. Ardois. D. tricolor, sp. nov. Gorps uoir, tres allongé. Tele pourvue d'iine cote lisse, cannelée jusqu'a la hauleur des yeux. Gette cote est accompagnée, de part et d'autre, d'une bande pubescente jaune, assez large, mais un peu rélrécie en arriore. Prothorax muni d'une cóle médiane lissc et brillante, élroite chez le cf , large chez la O, quelquefois sillonnée dans toute sa longueur, d'autres fois sans la moindre cannelure. Getle cote peut aussi subir deux dépressions: Tune avant d'atteindre le bord antérieur, l'autre vers la base. A droite et á gauche de la cote il existe une ñne bande pubescente blanche, qui n'atteint ni le bord antérieur, ni le bord postérieur, puis une large bande pubescente jaune, remplissant aussi l'espace non occupé par la ligne prece- dente. A la suite est une bande nue, granuleuse, pourvue d'une forte callosité lisse et brillante chez le J" sealement. Enfin, une fine ligne pubescente grise court au-dessus de l'ópine. Élytres du (j" intermédiaires comme largeur entre celles de Ghüianü Ghev. et de nwdipenne Esc, et d'nn ovale plus gracieux. Celles de la 9 sont au contraire plus élargies et rappellent albicans Ghev. par leur forme. La disposition des bandes élytrales est la suivante: ].", le long de la suture, qui est lisse et brillante, une bande pubescente blanche de largeur uniforme; cetce bande atteint la base de l'élytre et va rejoindre quelquefois la bande margína- le; 2.°, bande dénudée entiere, forlement et tres irrégulierement ponctuée; 3.°, bande pubescente blanche, souvent mélangée de 'Mi BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESI'ANOLA jaune, occupant les 4/5 de la longuear de l'élytre; cetle bande, large au sommet, s'amincit graduellement; 4.°, large baude de- nudé et complete, fortement et assez régulierement poncluée, conservant partout la méme largeur; 5.°, bande pubeácente blan- che bumérale complete, de largeur uniforme, qui s'unit á la base avec la ligne margínale; G.°, bande dénudée, flnement et régu- lierement ponctuée; 7.°, ligue margínale blanche pubescente dou- ble, c'est-a-dire qu'elle est traversée en son milieu, et dans toute sa longueur, par une fine ligne dénudée. Paites et an tenues rougeátres ou noires, recouvertes de nom- breux petits poils gris conches, Long. 14 a 15 mm.; larg. cf 3,5; 9 ^■ Loe. Gampisábalos (Guadalajara). Var. confluens n. var. DiíFére du type par sa pubescence, qui est blanc grisálre, aussi bien sur le thorax que sur les élytres, et qui envahit presque eu- tierement ees derniers, y compris la suture, laissaut seulement appercevoir les bandes bumérale et sous bumérale dénudées. Paites rouges. Mome localilé. D. auripenne, Esc. var. fuscolineatum, n. var. Difiere du type par la présence de deux bandes d'uu beau brun velouté sur les élytres: Tune, le long de la suture; l'autre, occu- pant l'espace qui existe entre les ligues bumérale el margínale. Cette coloration est uniforme dans une serie de cent et quelques exemplaires recueillis á Grado (Ségovie). D. Graéllsi, Gracils. var. Matritense, n. var. Se distingue du type par sa suture, qui esl lisse et brillante, et seulement bordee extérieurement d'uue tros fiue ligne pubescente blanche. Presque lous les indivídus sont de tres grande taíl- le, 16 mm. Palles el an tenues rougeátres. Loe. Horcajuelo de la Sierra (Madrid). Bol. de la R. Soc. Esp. de Hist. Nat. Tomo X.— LIm. IV «SALVIA VERBENACA L.> MONSTRUOSA DE HISTORIA NATURAL. 2?£> «Salvia VerLenaca L.» monstruosa POR JUAN DANTÍN CERECEDA (Lámina iv.) A últimos del mes de Mayo encontré en Baeza (Jaén) á ori- llas del camino que condoce á las huertas de San Buenaventu- ra, un ejemplar monstruoso de Salvia Verhenaca L., entre otros muchos normales, que presentaba profundísimas alteraciones en casi todos sus órganos. Me pareció de tal índole la mons- truosidad, que no pude resistir la tentación de darla á conocer, siquiera sea de la manera tan brevísima como se hace en la presente nota. Sirviéndome de poderosa ayuda la figura que acompaña á estas líneas (debida al profesor de Dibujo de esto Instituto, mi compañero y amigo Sr. Soria, quien une á la ex- quisitez de su arte, escrupulosa fidelidad en la copia), procuraré dar una clara idea de este extraño caso teratológico. La monstruosidad alcanza en primer termino y más princi- palmente al tallo (fig. 1). Se halla muy ensanchado y aplastado exageradamente en un plano, mereciendo apuntarse el detalle, tal vez fundamental, de que esl.á articulado, compuesto por varios artejos, á veces como dicotómicos, según puede apreciarse por el dibujo. El tallo está recorrido además en toda su longitud por fuertes estrías de mediano relieve, las cuales quizá nos indiquen los ángulos de los tallos primitivos que se soldaron. El primer entrenudo (fig. 1, a] tiene doce costillares, seis en cada una de sus opuestas caras, señalando así ser resultante de la íntima unión de tres tallos, como parece corroborarlo el hecho de que en su nudo inferior son seis las hojas verticiladas, cuando es sabido que de ser el tallo normal le corresponderían dos hojas opuestas. El segundo entrenudo (fig. \,b] es más ancho y dilatado que el anterior y es también mayor el número de las costillas que lo- recorren en la vertical, pues aquí se elevan á diez y seis, suman- do las que destacan en ambas caras, como si con ello nos diese ú entender que fueron cuatro tallos normales los que entraron en su formación. Si continuamos en sentido ascendente, á la terminación del se- gundo entrenudo adquiere el tallo una divergencia lateral re- corrida también como en a por seis lineas en relieve; tal rama •290 boletín de LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA lateral se termina en un espeso verlicilastro ó mejor una sumado verlicilastros de numerosísimas flores. Más arriba, dando cima á la planta, el tallo se adelgaza sin per- der por eso su natural aplastamiento, como puede verseen el gra- bado, conservando cuatro líneas salientes semejantes en todo á las de los restantes entrenudo?. Observadas minuciosamente las hojas, puede asegurarse que son los únicos órganos que no participan de ninguna mostruosi- dad; son enteramente normales observadas macroscópicamente y no existe más irregularidad que la de ser su número en los nudos tres veces superior al del individuo regular. Inflorescencia. — En lo locante á los verlicilastros no es menos intensa la alteración, que viene siempre á comprobar la hipótesis que permitió establecer la forma exterior del tallo. El primer ver- licilastro (fig. 1), situado debajo del entrenudo a y rodeado del verticilo de las seis hojas, está compuesto de diez y nueve flores, reducidas algunas únicamente á su cáliz, si bien la mayoría son completas y fértiles, resguardando los aquenios en el fondo de su tubo calicinal; semejante número de flores nos lleva á persistir en la idea de que son tres los tallos soldados. El segando verlicilastro V se compone de veinticuatro flores, en comprobación de que deben de ser cuatro los tallos que solda- dos han originado el entrenudo 6, como dejamos dicho. En la rama lateral G hay tres verlicilastros contiguos, lan próximos, que pa- recen ser uno solo; se componen de un número de flores que fluc- túa entre doce y diez y nueve cada uno. La rama terminal, por último, presenta cuatro glomérulos de flores, también tan poco distantes, que semejan una sola agrupación; el número de las flores está comprendido entre 8 y 16, siendo el primer verlici- lastro el único que constituyendo excepción en el ejemplar ob- jeto de esta nota, presenta el número de sus flores más próximo al normal. Todavía es digno de observarse que en los ángulos donde se inicia la divergencia de la rama lateral G aparecen grupos de flo- res en número sumamente variable, desde tres, cinco, seis y siete en algunos sitios, hasta veinticuatro en otros, rodeando constan- -temente la base de las ramas que se separan. Descendiendo después al detalle y examinando con detención las piezas que componen cada flor, he podido anotar las siguien- tes particularidades: Cáliz. — Este órgano presenta una gran variabilidad; los hay normales y los hay anormales, con predominio de estos últimos en determinados verlicilastros y más especialmente en V. Entro los anormales se encuentran algunos bilabiados, en los que el labio superior tiene hasta cuatro y seis dientes, estando provisto DE HISTORIA NATLHAL. 2Ül el inferior de tres y cuatro dientes libres enteramente hasta la base, advirtiendo que cálices de esta forma escasean bastante, porque tal vez sean los representantes del tránsito de los norma- les á los que se mencionan á continuación. Son muchísimo más abundantes que ningunos aquellos cálices marcadamente anor- males, cuyas principales irregularidades consisten en la forma y en el número de los dientes, y en que ha desaparecido por com- pleto su bilabiada disposición, estando por el contrario los dien- tes dispuestos en círculo, y el tubo del cáliz siendo cilindrico en unos, acampanado en los más (figuras 4 y 6). En la figura G puede observarse la forma del cáliz, dominante en casi todos los verticilastros: sus dientes, en número de trece, son exactamente iguales unos á otros, alcanzan hasta la mitad del tubo calicinal y no han adoptado forma bilabiada. Hay algunos cálices que tienen seis dientes nada más. Corola. — Nada tan irregular, tan profundamente modificado €omo este órgano, que no presenta ni aun sus dos labios caracte- rísticos, no existiendo una sola corola que posea vestigios ni si- quiera remotos de su genérica bilabiación. En las figuras 4 y 5 pueden irse comprobando las mencionadas alteraciones que han convertido la corola en un conjunto de lóbulos, planos y algo cón- -cavos cuando más, de desigual tamaño todos ó la mitad de ellos y en número muy variable, sin estar colocados en el mismo plano. El tubo corolino es normal en su base, y únicamente hacia donde se asientan los lóbulos del limbo en que se han metamorfoseado los labios se marcan, señalándose patentemente dos ó tres gibosi- dades reveladoras de la íntima soldadura de dos ó tres corolas se- guramente. A pesar de tales y tan esenciales modificaciones tera- tológicas conserva la corola su coloración característica, sin me- noscabo ninguno de su intensidad ni de su matiz. Estambres. — No escapan tampoco estos órganos á transforma- ciones tan radicales que atacan á todo el vegetal. Cada corola tiene tres ó cuatro estambres, jamás en número de dos (figu- ras 4 y 5). Presentan la curiosísima particularidad de que el conectivo filiforme lleva dos anteras fértiles, una en cada extremidad (figu- ra 2), y solo excepcionalmenle la rama más larga del conectivo, cuando son desiguales (que es muy rara vez), presenta antera coa polen fértil y la otra rama antera estéril. Tan solo una de las flo- res tenía un conectivo con dos anteras estériles en cada una de las extremidades de sus ramas, rareza inexplicable por demás. Pistilo. — Las irregularidades hacen también -partícipe al órgano femenino. Algunos de ellos están compuestos de seis y aun de ocho carpelos, de una columna resultante de la fusión de tres ó cuatro estilos y seis estigmas finales. En la figura 3 se represen- 292 boletín de LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA tan dos pistilos encerrados en un cáliz común, cuyas particulari- dades saltan tan á la vista, que no necesitan ninguna descripción especial. No quiero afirmar, no obstante, que todos sean irregu- lares, porque se hallan por lo menos en una mitad los pistilos^ normales con sus cuatro aquenios en la base del cáliz; pero me- rece especialísima mención el detalle de que en el fondo de mu- chísimos cálices anormales con once y trece dientes cada uno,, existan al lado de los carpelos una y hasta dos florecilas aborta- das ó completas en ciertos casos, incluidas con órganos de tan diversa naturaleza en un cáliz mismo. No han sufrido alteración alguna las brácteas de los verticilas- tros, ni la planta ha perdido su olor característico, que en algu- nos sitios llega á ser más fuerte que de ordinario. Es muy difícil interpretar tales hechos y deducir en su vista una explicación que si no su fiel expresión, esté próxima á la ver- dad. En el curso de la rápida exposición (tal como consiente una nota) de los detalles enumerados, hemos ido indicando algunas hipótesis sobre posible fusión de tres ó cuatro individuos de Sal - via Verhenaca L. Creo con fundamento que probablemente el microscopio aclarará estas duda?, y que haciendo cortes transver- sales de tallo tan anormal, el estudio de su anatomía topográfica pondrá en claro la especial estructura interna, diciéndonos de una vez si es ó no resultado de la unión de varios individuos como imagino. De todos modos, el estudio histológico de esta salvia constituirá el asunto de otra Nota. Enumeración de los terremotos sentidos en España en 1909 MANUEL MARÍA S. NAVARRO NEU.MANN, J. S. A principios del año próximo pasado comenzamos á recoger datos sobre los macrosismos españoles y á publicarlos en los bo- letines mensuales de la Estación Sismológica de Cartuja (Grana- da). Reconociendo la insuficiencia de los medios de información á nuestro alcance, no esperábamos obtener de este ensayo mas- que un resultado muy mediano, y, sin embargo, persistimos en DE HISTORIA NATURAL. 2 3 nuestro plan, por creer que quizá nuestros débiles esfuerzos pu- dieran ser de alguna utilidad para el conocimiento de la sismici- dad del suelo patrio, y además era probable que nuestra tentativa nos produjese numerosos colaboradores ó despertase el celo y entusiasmo de otros más capaces de llevarla á cabo cumplida- mente. Aunque sea triste el decirlo, no por eso deja de ser cierto que la información sísmica resulta en nuestra España sobremanera deficiente, y si á esto unimos el desconocimiento de nuestro idio- ma, no es de extrañar que en una publicación de carácter oficial y emanada de un centro tau diguo díl mayor respeto como lo es la Oficina Central de la Asociación Sismológica luternacional, sita hoy en Estrasburgo, aparezcan en los años de 1904 y 1905 sólo tres y cinco terremotos, respectivamente, como sentidos en nuestro suelo (1). Ciertamente, la distribución de las sacudidas sísmicas, si bien algo delimitada en lo que se refiere al espacio ó sitio en que tie- nen lugar, no lo está en lo que respecta al tiempo en que se pre- sentan, habiendo años de escasez que parecen alternar irregular- mente con otros de abundancia; pero es indudable que en nues- tra España, aun eu los años más asísmicos, han de sentirse mu- chos más terremotos que los antes indicados. Si bien algunos délos macrosismos que vamos á enumerar han aparecido ya en este Boletín, creemos preferible volverlos á re- petir para que no pierda su unidad este pequeño trabajo, que si alguna valía tuviera, sería debida á celosos colaboradores, entre los que figuran varios de nuestros consocios y otras perso- nas muy competentes, lo que acrecienta en mucho el valor de los datos recogidos y compensa en parte su escasez. Esperamos, sin embargo, que otros se les unan, de tal suerte, que se pueda esta- blecer una especie de red sísmica que no deje escapar macrosismo alguno que no sea estudiado y publicado. Por falta de datos suficientes tendremos que contentarnos por ahora con una aproximación grosera en la determinación de no pocos epicentros ó focos. Preferimos, sin embargo, clasificar los (1) Lestremblements de t erre resseníis pendant l'aiinée 10Q4, par Emilio Oldone, in 4.°, 36 páginas. /áew íi. 7905, par AdolfGeorg Christensea et Ziemendoríf, in 4.", 543 páginas, 21 figuras y I lámina. (En la última obra citada, v. s., páginas 515-516.) T. x.-Juni(5, 1910. 20 ■■91 15ÜLETIN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA terremotos atendiendo al sitio, á hacerlo en función del tiempo en que se presentaron, por dar lo primero más clara idea de la sismicidad de la región. Sin embargo, como el primer factor tam- bién resulta interesante, en un cuadro expondremos la reparti- ción de las sacudidas sísmicas, ordenadas por meses, y en el otro las dividiremos en atención á los focos, alguna vez provisio- nales, de que parecen proceder. La escala de intensidades es la de los profesores Forel-Merca- lli-Cancani, debida á los dos primeros, pero á la que este último afamado sismólogo dio un carácter m.ás científico, calculando las máximas aceleraciones correspondientes á sus distintos grados, por lo que bien merece llevar su nombre. Gomo no es raro encontrar divergencias de cinco á diez minu- tos entre las horas dadas por distintos observadores, tomare- mos los datos horarios de los sismogramas en el caso en que los haya. Foco núm. 1. — Ventas de Zafarraya (Provincia de Graciada). — Este foco es probablemente el del violento temblor andaluz del 25. XII. 84 y de sus numerosas sacudidas secundarias. El 16 de Enero se sintió por la noche un fuerte terremoto acompañado de ruido y que produjo pánico, fenóm.eno que se repitió con igual intensidad á las 0'^ del día siguiente. Sin desperfectos en los edi- ficios. (H" E. Torlosa S. J.) Foco núm. 2.— Lo/a. — En esta ciudad, donde las sacudidas sís- micas no dejan de ser frecuentes, se sintieron el 3Ü de Abril dos bastante fuertes, registradas entrambas por nuestros sismógra- fos á las 21'15'^Os y 2i^52™56% como procedentes de un foco situado á 54 km. Loja se halla á unos 48 km. al W. de nuestra Estación Sismológica. {Cfaceta del Sur, Bol. m. de la Estación Sismológica de Cartuja.) Foco núm. 3. — Mondújar. — El 22 de Septiembre se sintió en esta villa, sita al S. y á unos 4Ü km., un terremoto que hizo es- tremecerse las cristalerías, y al que acompañó un ruido como subterráneo. Se apercibieron pocas personas por lo temprano de la hora. Foco á 31 km., comienzo de nuestros sismogramas; 5h24m|4s. máximo de aceleración del suelo de Cartuja, 1,7 milí- metros por segundo'^ (Sr. Párroco D. A. de la Plata Molina, Bole- tín Cartuja.) Foco núm. 4. — Iznalloz (18 km. al NNW.) — Precisamente con er el más cercano de Granada, este foco es el peor definido ce DE HISTOlíIA NATURAL. 295 lodos. Del mismo parecen proceder los terremotos locales del 18 y 20 de Septiembre y del 20 de Octubre. El primero, registrado á las 1 2'' 38'" 3% parece alcauzó en Izna- lloz el grado Vi, no pasando en Granada del V. En Otura (13 kiló- metros al S.), donde no parece se sintiera con más intensidad, ocasionó la muerte á un hombre, acabando de derribar una chime- nea ruinosa. Sentido como III en Dúrcal (22 km. al S.) y en Mon- dújar y II en Alhama. Ruido sísmico. Duración, tres segundos. El segundo comenzó el 29 de Septiembre á las 8''16'"73, según nuestros gr.lficos, y alcanzó el grado IV en Cartuja con unos cin- co segundos de duración. Ruido sísmico más fuerte que el produ- cido al mismo tiempo que el anterior. Sentido en Dúrcal y muy débilmente en Mondújar. El tercero y último comenzó á registrarse á las 6'*40'"4« del ci- tado 20 de Octubre, y duró para los más unos seis segundos. Rui- do algo menos intenso que el del anterior. En El Fargue (4 kiló- metros al ENE.) produjo la caída de una casa ruinosa. Se aper- cibieron también del fenómeno en Alhendin (10 km. al SSE.), Santafé (12 km. al W.), Órgiva (39 km. al SSE.) (Gaceta del Sur, carias part.-Bol. Gart.) Foco núm. b.—Albuñol. — El 12 de Diciembre Se sintió en esta población un terremoto, cuyo foco dista de Gartuja 39 km., y que debe hallarse muy cerca de la misma, sita á unos 40 km. al S. Le precedió un fuerte ruido, siendo la trepidación violenta, aunque de escasa duración. Hora, 9'^50™55% según nuestros gráficos, y los 10'^ según la Gaceta del Sur. Foco núm. Q.~El Palo (Málaga).— X las 4'' del 21 de Enero, IQi'lo'" del 22 del mismo mes, y á las 4'^ 50"" y poco después de las cinco del 15 de Abril sacudidas sísmicas de los grados III, VI, V y IV, respectivamente. (P. L. María Nieto S. J.) Foco núm. 7. — rofaídn. — El 28 de Enero tuvo lugar una fuerte sacudida, la que produjo algunos desperfectos en los edificios y gran pánico (VI). Foco núm. S.— Nacimiento (/1/mería;.— Terremoto Irepidatorio de seis segundos escasos de duración y gran intensidad el 22 do Mayo a las 9'\ El pánico producido fué grande, sin que haya que lamentar desgracias ni perjuicios (V). Registrado por nuestros sismógrafos á las 8i'59'"40^ con foco á 85 km., hallándose la cita- da villa á unos 80 km. al ESE>i^E. (La Independencia (Almería), Bol. Gart.) 296 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA Foco núm. 9. — Torrevieja (Alica^ite). — Este foco constituye el más notable de todos los situados en España durante el pasado año de 1909, tanto por el número de los temblores como por la intensidad de algunos, que hubieran sido quizá destructores en otras localidades menos combatidas, y donde se suele por dicho motivo construir con notable descuido. Resumiremos con la mayor brevedad posible los datos con^ signados por nuestro consocio el Presbítero D.José Andreu, pro- fesor de Historia Natural en el Seminario de Orihuela, y publi- cados en el Boletín de la Sociedad Aragonesa de Ciencias NatU" rales, tomo ix, núm. 2, páginas 45-52. El 30 de Junio, sacudida IV, acompañada de ruido bastante fuerte. El 1.° de Julio sacudida Vil, también en Torrevieja, Torre la Mata y Guardamar, con ruidos muy fuertes, sintiéndose á los pocos minutos una ligera oscilación. La primera se percibió como VI en Rojales, Benijofar y Pilar de la Horadada con bas- tante ruido; como V-Vl en Benejuzar, Jacarilla, Almoradí, Dolo- res y San Fulgencio; como V en Bigastro y IV en Orihuela, Ben- terri. Callosa, Grevillente, Elche, Santapola y Alicante. Se percibió también en otras poblaciones de la provincia de Alicante y de la de Murcia, siendo muy débil en la capital de ésta y más fuerte en San Pedro del Pinatar. Registrado en Cartuja á las 141^2'^' 18^ con foco á 250 km. (Bol. Cart.) Torrevieja dista unos 270. El 2 de Julio hubo los siguientes terremotos: uno á las 0^'52'", notado en casi todas las poblaciones de los tres primeros grupos antes citados en el del día I."" y del grado V; otro á las l'^45™ de VI y más general, no percibiéndose en algunas poblaciones del último grupo; otro á las 3'^ III-IV; otro á las lÜ^^ IV-V en Torre- vieja, Torre la Mata y Guardamar, y después varios débiles á pe- queños intervalo?; á las 1P^58'" otro Vl-VII, dándose cuenta has- ta en las poblaciones del último grupo (registrado en Cartuja á las 12^2^203 con foco á 250 km.), con 6* de duración en Torre- vieja, donde le siguieron varios débiles. Durante el resto del mes de Julio se sintieron sacudidas en la citada población los días 3, entre las 5 y las C' (varias lil); 4, á las 16'^ 30 (II-III); 5, alas IQi» (IIMV) seguida de otras más débiles; 10, á las 2P' (III) y 23'' (IV), sintiéndose entre este día y el 19 varias débiles. El 18, á la P^30'" hubo una sacudida IV en Benejuzar y líl en Almoradí, comunicada por el P. J. Ferrando S. J. que pudiera proceder de DE HISTORIA NATURAL. 297 un foco secundario. El 19, á las 22'' 45% y el 25, á las 4''4o™ vol- vieron á sentirse sacudidas del grado Ilf, y el 30, á las 10'» 30"™ otra del IV. En Agosto hubo sacudidas del grado V ó VI el 9 y el 10; del V, el 28; del III ó IV, el 4, á las 12''30, y del III, el 14 y el 16 (2). La última de esta serie fué una muy ligera, sentida el 4 de Sep- tiembre. Foco núm. 10. — Los Montesinos. — El 8 de Febrero dos sacudi- das sentidas por todo el pueblo (V). — (P. J. Ferrando S. J.) Foco núm. 11. — Crevillente. — El 21 de Febrero se sintieron te- rremotos en Elche á las b^, 8'» y 8'' y minutos, con intensidades T-VII y IV. El segundo fué precedido por un ruido sordo oído por lodo el vecindario. Lo han sentido también en Alicante, Aspe, Crevillente y Santapola. Registrado á las 8'' 5"^ 18* con foco á 280 kilómetros (Elche dista 278 y Crevillente 274).— (Pbro. Sr. An- dreu, Bol. Carf.) Foco núm. 12.— Gandía.— A las [0^ del 29 de Marzo se sintió un pequeño terremoto, y más especialmente en la parte N. de la ciudad. — (P. Fernando S. J.) Nos inclinamos á identificar con este terremoto otro del grado III, sentido en la vecina villa de Pego {provincia de Alicante) á las 10''35'" del mismo día, según nos comunicó el tan distinguido Director del Observatorio Fabra (Barcelona) Excmo. Sr. D. José Comas Sola. Foco núm. 13. — Badaloncu( Barcelona). — El 24 de Mayo, á las 11^49'"0^, inscribieron los sismógrafos del Observatorio Fabra el sismograma de un terremoto del grado VI con epicentro á unos 20 km. al NE. del importante centro científico ya citado. Ruidos subterráneos intensos. Otro terremoto algo más fuerte fué tam- bién registrado por los mismos instrumentos el 12 de Julio á las 1 Qi' 55™ U*. Parece que. hubo principios de averías en algunos edi- ficios de ¡Badalona, donde abandonaron algunas fábricas los ope- rarios, ocurriendo lo mismo en Vilasar, Teyá, etc-. Le acompañó un ruido intensísimo y seco, semejante al de un cañonazo. Sen- tido también en el Observatorio Fabra.— (Excmo. Sr. Comas Sola, Bol. Cart.) Foco núm. 14. — Tarrasa.~üa leve temblor seguido de ruido subterráneo intenso se sintió el 24 de Enero hacia Tarrasa, Cas- tellar y Matadapera, fenómeno que se repitió aunque con menor intensidad á las 11''45'" del mismo día.— (Sr. Comas Sola. Bol. Cart.) 2'8 boletín de la REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA Foco niím. 15. — Costa de Cataluña. — El 21 de Julio, á las lO'^SS^'í'i^ se registró en el Observatorio Fabra un terremoto lo- cal perceptible, sentido en toda la costa de Cataluña. Epicentro desconocido, intensidad de II á III.— (Sr. Gomas Sola). Foco nüm. IG.— £"/ Pasteral (Gerona). — A las 2t'^27'"50* del & de Abril se registró también en el Observatorio Fabra un terre- moto cuyo epicentro se halla á lo largo de una línea de 15 kiló- metros, cuyo centro se halla en El Pasteral, cerca de Amer, entre Gerona y Olot. En la línea epicentral, intensidad entre VI y Vil grados, aunque más cerca de la primera. En Olot y Gerona entre II y III. Área de conmoción reducida. Ruido subterráneo poca intenso. — (Sr. Comas Sola. Bol. Cart.) (1). Foco núm. 17. — Cangas de Tineo (Asturias). — En dicha pobla- ción y en Grandas de Salime muy sensible terremoto entre las O Va y la l'Mel 3 de Mayo, sin desgracias personales ni daños mate- riales, aunque con gran alarma del vecindario.— (Sr. Comas Sola). Foco nüm. 18. — Denavente (Portugal). — A más del terremoto del 2? de Abril, sentido en casi toda la Península, y del que no nos ocupamos por haberlo hecho ya en este Boletín el señor Profesor Calderón en un notable trabajo (2), y también nosotros en una nota (3), se sintió en Madrid una débil sacudida á las 20'^ del mismo día, percibida por algunos (Sr. Calderón, 1, c.) Nues- tros sismógrafos registraron la primera á las 17i^4u'"53% alcan- zando la máxima aceleración del suelo en Cartuja á 7,4 milíme- tros por segundo^. La sacudida secundaria más violenta de este terremoto, que si no pasó del grado VII en nuestra España, causó en su restringida área pleistosista la muerte á 72 personas, tuvo lugar el 2 de Agosto, sintiéndose en Badajoz como III, acompa- ñándole un ruido N". 3 Kuett, tipo 2." Davison. — (Señor Profe- sor D. J. Hernánde?). También lo registraron nuestros sismógra- fos á las 14i^42'"20^ (Bol. Cart.) Foco núm. 19. — Cercanías de Aix (Francia). — El terremoto destructor procedente de este epicentro que tuvo lugar el 11 de (1) Pbro. Sr. D. M. Faura y Sans: <(Ua nuevo terremoto en la región volcánica de- Olot». Bol. R. Soc. esp. db Hist. nat., tomo ix, núm. 5, págs. 231-237. Excmo. Sr. D. J. Comas Sola: «Nota sobre el terremoto olotino... y el peninsular de 23 de Abril de 19051». Mem. R. A. C. de Barcelona, vol. vn. (2) Prof. D. S. Calderón: «Nota sobre el terremoto sentido en la Península Ibérica». Tomo IX, núm. 5, págs. 219-233, fig. 1. (3) M. M.* S. Navarro S. J.: «Datos macrosísmicos sobre el terremoto ibérico». Tomo X, núm. 1, págs. 80-87. DE HISTORIA NATURAL. 299 Junio en la Provenza, se dejó sentir también en nnestro territo- rio, si bien débilmente. En Gerona alcanzó el grado IV (Señor Profesor D. M. Caznrro), y en Barcelona el II-III, sintiéndose á bordo del vapor Elizahetti, que entonces se bailaba no lejos de la costa y á unos 50 km. al NE. de Barcelona, los efectos muy per- ceptibles de un ras de marea.— (Sr. Comas Sola). En Cartuja se inscribió este terremoto á las 2!'»7"i5G% y otro, bastante fuerte, en la región epicentral, pero que no parece haberse sentido fuera de Francia, á las 21'^37'"56^ del mismo día. Terremotos sentidos en España durante el año de 1909 (Focos con el número correspondiente de sacudidas é intensidad de las mismas J iSúme rodé orden 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 SITUACIÓN PROBABLE Cercanías de: Provincia. Núme- ro de dias sís- micos (•) Ventas de Zafa- rraya Loja Mondó jar Iznalloz Albuñol El Palo (Málaga) Totalán Nacimiento .... Torre vieja Los Montesinos, Crevillente Gandía Badalona Tarrasa Costa de El Pasteral Cangas de Tineo Benavente Aix, etc Granada Málaga.. Almería. , Alicante Valencia. Barcelona Gerona.. . Asturias.. (Portugal) (Framíia) . cudidas: Yjj Núme- ro de INTENS IDAD 1 1 1 3 1 3 1 1 19 1 2 I 2 1 1 1 1 2 1 2 2 1 3 1 4 1 1 44 2 4 1 2 2 1 1 1 3 I VI 1 4 IV I III 29 (•} Bajo éste epígrafe comprendemos solo los días en que se hayan sentido sacudi- das procedentes del foco citado y no de otros. 300 boletín de la real sociedad española (tí Tí •H o (IJ w ÍO tí ® 'tí 'd (a tí © -p tí O o •w O ;^ •H •P 0) P O lC3 co o t^ C-l -^ r-( co < 1-- 0) ^ ^ lO Q ai 1 t^ ^ 1 = Z 0) t- J3 ■^ O *< II • »— t Q¡> i~t *■ «* ^ lO J3 \ -^ SO Oi CO 2 cxT ce O os Oi os 1 os tic < c-r „ o lO •* "5 es os es es 1^ CQ i-s cT _o a eo" cT e-r co 3 f-i — ■-5 -- 1 [I O _ t- >> ce ~r co OS S ' ocT II rz^ V - ;0 ». 't-. ce ■O 1 . - ce 1-- ^ t-H «— ' 3« "-^ < 5^ o u, £^ a S o . S~t lO /= ,.., w *— < (B O fe ^ 1 [1 O •^ « Oí - " _*• -^ ■^ t~ a C^ ^^ O 1 ^ W «r m U hJ •«1 El O H l_^ > ílí t>' "^ "-^ ¡d K •¿ 'Bj.'eosa VI ©p sop'BJt) DE HISTORIA NATURAL. 301 Nota acerca del Terciario de la provincia de Santander roR L. MENÜAUD El terreno Terciario de la provincia de Santander ha sido ya objeto de varias descripciones, entre las cuales hemos de recordar las de Verneuil, Amalio Maestre, Gascue, Garez, Quiroga, etc., ci- tadas y analizadas por D. G. Puig y R. Sánchez en su excelente trabajo «Dalos para la Geología de la provincia de Santander». Boletín de la Comisión del Mapa Geológico, tomo xv, páginas 252 y siguientes, 1888. El Si'. Mellada, en las Memorias de la Comisión del Mapa Geo- lógico, tomo VI, 1907, página 19, aSistemas Eoceno, Oligoceno y Mioceno», resume en dos páginas el estado de los conocimientos acerca de la cuestión. En las dos exploraciones realizadas por mí durante los veranos de 1908 y 1909, he podido recoger cierto número de foraminífe- ros, y su estudio me ha permitido precisar algunos puntos de la geología de aquella interesante comarca. Me alegro de poder par- ticipar dichos resultados á la Sociedad española de Historia na- tural, de Madrid, que con amabilidad exquisita me ofrece la hos- pitalidad de sus Anales, lo cual agradezco infinitamente. El Terciario se presenta en la provincia de Santander en dos reducidas cuencas aisladas. Una muy pequeñita — 10 ó 12 kilóme- tros cuadrados — la de San Román, á poca distancia y si W. de Santander, otra más importante en los alrededores de San Vicente de la Barquera. Cuenca de San Román. Descrita esta cuenca en pocas líneas por A. Maestre (1 ), merece un estudio más profundo del que pude realizar durante mi corta estancia en este paraje. He aquí la superposición que en ella se observa: (1) A. Maestre, Descripción física y geolójica de la provincia de Santander. Ma- drid, 1864, pág:. 74. :h(>2 boletín de la real sociedad española 1.° Arenisca de color gris con Micraster (Senouense). 2.° Arenisca amarillenta, muy dura, sin fósiles. 3." Caliza blanca sublitográfica. 4.° Caliza, muy arenífera, con AlveoUna, Assilina y varias especies de Nummulites, 5." Arenisca de color gris claro, con Nummulites (Numm. con- tortus Deshayes), Serpula spirulea y equínidos del género Schizaster. El 1." y el 2." representan los últimos términos cretáceos. El 3.° tiene mucha analogía con la caliza lacustre, que en la Montaña Negra (Montagne Noire) y en algunos parajes de los Pe- queños Pirineos (Petites Pyrénées) se presenta en la base del Eoceno. El 4.°, Nummulílico muy fosilífero, equivalente al Eoceno medio . Las areniscas de color gris claro (5.°), pertenecen al Eoceno su- perior (Auverniense, Bartoniense de la «Cuenca de París»). Cuenca de San Vicente de la Barquera. La base del Terciario so halla constituida por unas areniscas sin fósiles en la parte S. de este «sinclinal», eníre Roiz y Bar- cenal. En la parte del N., y particularmente en los contornos del faro, una caliza blanca, de grano muy fino, sublitográüca, muy parecida á la de San Román, y en la cual no he encontrado hasta ahora ningún fósil, se interpone entre las areniscas senoueuses (con Ananchytes [Echinocorys]) y el Nummnlítico. Los primeros niveles fosilíferos, formados por una caliza com- pacta y unas areniscas con cemento calcáreo, han sido ya descri- tos como representando el Nummulílico de la provincia de San- tander particularmente por los Sres. Gascue (1), Garez (2) y Quiroga (3). El conjunto de estas capas pertenece al Luleciense (Eoceno me- (1) F. Gascue, «Nota acerca del grupo uummulítico de San Vicente de la Barquera, en la provincia de Santander». Boletiri de la Comisión del Mapa Geológico de España, tomo IV. 18~7, pág-s 63-88. Una lámina. v2) L. C.&rñz, Elude des terrains crétacés et tertiaires dti, Nord de VEspagne. Thése du doctoral. París. Savy, 1881. Terciario, págs. 237 y siguientes. (3) Quiroga, Noticias petrográficas. Anales de i a Soc. esp. de Hist. nat., to- mo XVI. 1887, págs. 220-222. (Nummulitico del Castillo de la Barquera y cabo Oriambre.) DE HISTORIA NATUKAL. '¿'^^ dio), y se pueden distinguir en ellas cuatro subdivisiones, á saber: oj Capas con Alveolina, Flusculina, Miliolites, Orhitolite& complanatus Lamk. y Nummulües atacicits Leymerie. En los alrededores de Barcenal se encuentra un estrato donde se ven algas calcáreas muy análogas cá las que están en la base de la caliza con Miliolites (calcaire a Miliolites) de los Pequeños Pirineos (Petites Pyrénées). hj Nivel muy fosilífero, con Assilma granulosa d'Archiac. Ass. Leymeriei d'Avchiac (Numyn. fíamondi Defrance). Orthophragmina Archiaci Schlumberger. Nummuliíes atacicus Leymerie; N. Icevigalus Lamk. N. Aturiciis Joly et Leym. (N. perforatus auct.) N. Liicasi Defrance. N. Bronguiarti d'Archiac et Haime. N. irregularis Deshayes, N. complanatus Lamk, etc. Los niveles a) y bj forman el gran collado que se extiende desde Peña Saria y Peña Candil hasta Unquera y Colombres, la peña de San Vicente, la punía del Castillo de la Barquera de San Vi- cente, y las rocas salvajes del cabo Oriambre. c) Capas en la parte superior de las precedentes y donde abun- dan Nummulües muy grandes: Numm. complanatus \?íi\ Colom- hrensis de Verneuil. Se ven muy bien en las zanjas del ferro- carril cantábrico entre Roiz y San Vicente y en los alrededores de Colombres. dj Arenisca blanda, arcillosa, de color gris claro, en que esca- sean mucho los fósiles, salvo en algunos puntos donde se en- cuentran ejemplares de Orthophragmina. Representa el Litteciense terminal. Sobre dichas areniscas se desarrollan conglomerados, areniscas y margas rojas, de cuya edad se ha dudado un poco. De Verneuil, y después Gascue, los han considerado simplemente como post- nummulíticos. En realidad, este conjunto corresponde al Eoceno superior, al Oligoceno y al Aquitaniense, según lo hace patente su fauna de foraminíferos. Viene muy desarrollado al E. de San Vicente de la Barquera (playa del Sable Merón, cabo Oriambre, ría de la Rabia). Eoceno superior (Auveruiense, Bartoniense). Está representado por conglomerados bastos en la base, y más arriba por areniscas menudas y margas rojas. Aquellos con- íoi boletín de la real sociedad española glomerados son noLables por su composición. Se ven en ellos unos fragmentos de arenisca y do caliza cretácea, á veces de mu- cho tamaño y fosilíferos con Toucasia (ó RequieniaJ, Polyconites, Orbitolinas, etc.; calizas con Orthophragnma y Nummulites pe- queños, aislados, gastados y rodados entre guijarros silíceos, gra- nos de cuarzo, etc. Las margas encierran Nummulites contortus Deshayes y N. striatus d'Orb. apareados (couplées) que pertenecen al Eoceno superior, y principalmente al «Auverniense». Oligooeno. El notable estudio del Sr. Henri Douvillé, profesor de Paleonto- logía de la Escuela de Minas de París, acerca de los terrenos ter- ciarios de la Aquilania y la evolución de su fauna de foraminí- feros (1) permite clasificar los depósitos del modo siguiente: Inferior (Sannoisiense). Nummulites intermr- I dius y N. Fichteli apareados (couplées). Num- ^,. ) mulitos reliculados y pequeños radiados. (Superior (Stampiense). Lepidocyclinas (Forami- níferos de la familia de los «Orbitoides»), juntas con los Nummulitos susodichos. I Lepidocyclinas solas. Aquitaniense..A'Lo^ Nummulitos han desaparecido por com- ' pleto. Oligoceno inferior. — Hállase constituido por alternaciones de areniscas y de margas, y á veces de conglomerados. En él se encuentran numerosos restos de poliperos, cuyas for- mas se parecen á las italianas de «Gastel Gomberto» bivalvos y gasterópodos. NummmuUtes intermedius d'Archiac y Numm. Fichteli Michelotti, apareados, son allí muy comunes. ^ Oligoceno superior. — En la base está representado por un banco ■de areniscas y calizas cretáceas mezcladas con fragmentos de los conglomerados del Oligoceno inferior y varios fósiles eocenos (Nummulitos, Asilinas rodadas, etc.). Encima de este banco se encuentra una nueva serie de areniscas conglomeradas y margas que no es el hombre el descendiente de los monos antropomorfos sino que estos vienen á significar hombres bestializados. En cuan- to al tipo de Neanderthal, designado con el nombre de Homo pri- migenius, no debe considerársele como un tipo primitivo ances- tral del Homo sapiens, sino derivado del hombre primitivo y con caracteres evolutivos que conducen á la beslialización. Respecto á la comparación entre el Diprothomo y el Pithecanthropus hallado por el profesor Dubois en Java, existen tan grandes diferencias que es muy fundada la opinión de considerarlos como dos géne- ros diferentes correspondientes á dos líneas morfológicamente di- vergentes. Gomo resultado de sus estudios deduce Ameghino considera- ciones muy interesantes: Los monos antropomorfos no deben considerarse como formas ancestrales del hombre; tampoco deben considerarse como predecesores de los hominideos, los represen- tantes antiguos de los monos catirrinos del antiguo continente, sino más bien descendientes de una rama colateral, cuyo enlace es muy lejano en los tiempos terciarios. El grupo de los homini- deos tiene más analogía con los monos americanos de gran cere- bro, cráneo redondeado, frente bombeada y hocico poco saliente. Del eoceno inferior de Patagonia, Ameghino ha descrito un minúsculo mono, el Phitheculües, al que considera como el tron- co de donde derivan por una rama los Cehorctopithecidos, origen á su vez de los Cébidos del antiguo continente y de los Arctopi- thecidos del nuevo; otra rama de los Phitheculites daría origen á los Homunculideos, de los que derivan los Hominideos y los monos antropomorfos. La genealogía del hombre la establece Ameghino según los si- guientes predecesores: 1.°, Phitheculites y demás homunculideos, 2.°, Hominideos primitivos, que por una rama colateral dan ori- gen á los antropomorfos. 3.°, Tetraprothomo argentinus, que por otra rama produce el Pseudohomo heidelbergensis. 4.°, Triprotho- 3:6 boletín de la real sociedad española mo^ con su colateral el Pithecanthropus. 5.°, Diprothomo platensis. 6.°, Prothomo. 1°, Homo. 8.°, Homo pampaeus. 9.", Homo sa- piens, con dos bifurcaciones: Homo primigenius, ó de Neander- thal y Homo sapiens actual. Tal es, en resumen, el trabajo del profesor Ameghino, que con tanta perseverancia viene dedicándose á descifrar el origen de la especie humana, en el que aduce, si no una prueba decisiva á la que no puedan hacerse algunas objeciones de detalle, por lo me- nos es justo reconocer que en su última Memoria ha avanzado mu- cho en favor de su teoría del hombre terciario y que sigue una pista nueva que lleva más visos de certeza que cuantas existen para que se haga la luz en las tinieblas que ocultan la genealogía del hombre. Indudablemente, Ameghino es el paleontólogo que más y más interesantes datos ha reunido para descifrar el impor- tante enigma. Secciones. — La de Zaragoza, celebró sesión el 28 de Junio, bajo la presidencia de D. Pedro Moyano. — El Sr. Ferrando dio cuenta del resultado de la excursión rea- lizada por la Sociedad al pueblo de Aluenda, cuyas observaciones geológicas dijo haber consignado en la Memoria sobre rocas erup- tivas de la provincia de Zaragoza, presentada al Congreso cientí- fico de Valencia. Mostró á continuación el tomo 1." y los dos fas- cículos que van publicados del 2." del Tratado de Geología, de Emilio Haug, haciendo observar el carácter enteramente estrati- gráfico é histórico que resalta en toda la obra. —A propuesta de D. Pedro Moyano se acordó constase en acta la satisfacción de la Sección por haber sido nombrado Profeso'' auxiliar de la Escuela Veterinaria de Zaragoza, nuestro consocio Sr. Olivar. — El referido Sr. Olivar, manifestó que había encontrado á ori- llas del canal Imperial numerosos ejemplares de la planta orquí- dea Ophrys apifera Huds., cuyo hallazgo merece consignarse por ser especie no citada en la Flora de los alrededores de Zaragoza, hecha por D. Gregorio Echeandia. — La de Santander se reunió el 20 de Junio, presidida por el Sr. Rioja. — El Padre Garballo presentó unos peces de río que le habían remitido de Arévalo, en la provincia de Avila, en los que se da la DE HISTORIA NATURAL. mi circunstancia de conservarse por desecación natural, siu entrar en putrefacción. Los ejemplares enseñados llevaban uno y dos años sin alteración en dicho estado. — El Sr. Rioja dio cuenta del donativo hecho por D. Julián Sal- guero, de un gran trozo del ejemplar á que aludió el Padre Gar- ballo en la sesión anterior, procedente de las minas de Heras, que se ha colocado en el Museo regional, y es análogo á otro remitido al Museo de Ciencias Naturales de Madrid, que está en estudio por el Sr, Calderón; acordándose dar las gracias por ello al refe- rido Sr. Salguero. También el Sr. Rioja, de acuerdo con los deseosa el manifesta- dos por el Sr. Vial, que no podía asistir á la sesión, expresó la necesidad de que los socios que posean objetos prehistóricos, especialmente los recogidos en la provincia, vayan haciendo dona- tivo de ellos al Museo regional para ir formando la colección, á cuyo fin se han hecho las vitrinas correspondientes. — Se acordó recordar á los Sres. Alcalde del Río y Padre Sie- rra, ausentes en aquel momento, análogas indicaciones anterio- res, hechas en las sesiones y algunas promesas que en este senti- do se habían hecho. — La de Granada, celebró sesión el 12 de Junio, bajo la presi- dencia accidental -de D. Rafael López Mateos. Quedó admitido como nuevo socio numerario, D. Antonio Puchol, propuesto en la sesión anterior. — El Sr. Diez Tortosa (J. L.), se ocupó del Congreso celebra- do en Valencia, en Mayo último, por la Asociación Española para el progreso de las Ciencias, y al que había asistido representando á la Sección en unión del consocio Sr. Espejo. Refirió principal- mente la labor efectuada por la Sección de Ciencias Naturales. Dio cuenta de haberse acordado en la sesión de clausura que el III Congreso se verifique en Granada en el año próximo, lo- grándose con ello los deseos de nuesíra Sección. Con este motivo varios consocios expusieron la conveniencia de efectuar determi- nados trabajos, para contribuir al mejor éxito de la futura Asamblea. 318 boletín de la KEAL SOCIEDAD ESPAÑOLA Notas y comunicaciones Nuevo Locústido de la India, perjudicial á la Agricultura (Colemania sphenurioides Bol.) POR IGNACIO BOLÍVAR Pertenece el nuevo género á ]a Sección de los Orthacris (1), y difiere principalmente del tipo por su cuerpo, más abultado en el medio y semejante al del género Sphenarium de otra Sección, y por estar provisto de élitros que faltan en aquél. He recibido este insecto del Dr. Leslie G. Goleman, encargado de la Entomología y Micología del Laboratorio químico, depen- diente del Ministerio de Agricultura del Gobierno del Mysore, en la India, á quien tengo el gusto de dedicar este género singular, interesante no sólo por las particularidades indicadas relativas á su taxonomía sino por constituir una plaga perjudicial para va- rios cultivos y especialmente para el sorgo. Fl Dr, Goleman ha llevado su amabilidad hasta el punto de indagar si en los periódicos científicos de la India se había dado ya noticia del insecto, y de comunicarme que á su conocimiento sólo ha llegado la publicación de una corta nota de Mr. H. Max- well-Lefoy, aparecida en el Journal of the Bomhaij Natural His- tory Society, vol. xix, núm. 4, 1910, pág. 1007, en la que llama á este insecto Deccan Grasshoper (21, pero no hace más que afirmar que «el insecto está haciendo este año grandes daños en aquella región, invadiendo extensos territorios». Añade que pertenece al género Orthacris, siendo probablemente una nueva especie. El insecto en cuestión ha sido encontrado por el Dr. Goleman y por su ayudante Mr. K. Kunhi Kannan, en Davanyere y en Ho- nali, en la parte Norte del estado del Mysore, perteneciente al distrito de Dharwar en la Presidencia de Bombay, y en el distri- to de Bellary en la de Madras. La planta principal sobre la que vive, según me comunica el Dr. Goleman, es el sorgo (A7idropo- (1) Véase Genera insectonim; Fam. Acrid., subfam. Pyrgomorplí . 1509. (2) Saltamonte de Dekkan ó Deccan, parte del Indostan situada al Sur de los mon- tes Vindyas. DE HISTORIA NATURAL. 319 gon Sorghum L.), pero también perjudica á otras plantas cultiva- das en la proximidad cuando el sorgo ha sido recogido. A continuación inserto la descripción del género y de la es- pecie. Colemania, gen. nov. Corpus elongatum, subcyündricum, in cf valde fusiforme, me- dio fornicatum. Gaput conicum. Fastigium elongatum superne carinula media distincta, horizontaliler produclum, antice obtuse rotundatum, oculo longius. Frons valde reclinata a latere visa subsinuata. Anlenníe...? basi cylindricae; costa frontalis tota sul- cata, basi tantum compressa denique deplanata parum distincta ante epistomatem obsoleta, carinis lateralibus sinuatis ab antice visis antrorsum parum divergentibus. Geníe linea granulosa pa- rum expressa sed distincta instructse. Ocuii parvi parum longio- res quam latieres postice truncati. Ocelli parum distincti, ocello medio ínter oculos, ocellis basalibus ante oculos positis. Pronotum conicum príecipue in cf , in 9 fere cylindricum postice obtusissi- me sinuatum,sulcis in dorso oblitteratis, tantum sulco typico Ion- ge pone médium sitopercurrenti; lobis lateralibus elongatis, mar- ginibus integris, margine antico obliquo, inferiore recto, postico subindislincte sinuati, ángulo antico obtuso, postico subrecto. Elytra, angustissima, linearia, elongatissima, pronoto longiora. Alse nullíB. Prosternura tubérculo acutissimo aciculato instruclum, lobi mesosternales elongati, postice truncati cf contigui, in 9 spatio antrorsum ampliato, bis angustiore sejuncti, ángulo postico ro- tundato. Foveolíe metasternales in cT quam in 9 magis appro- pincuatge. Pedes breves, femora antica m (^ incrassata; femora postica gracilia área media externa angusta rugulis pinnatis sub- iudistinctis, lobo geniculari anguldto producto. Tibise posticse, gráciles in tertia parte apicali tantum ampliatse et superne plana- tse intus extusque spina apicali armatee, extus 9 intus 11 spinosíe. Tarsi postici gráciles; arliculus primus secundo duplo longiore. Abdomen cylindricum, ápice haud clavatum. Segmentum ulti- mum dorsale ¡^ transversum postice trisinuatum. Lamina supra- anali trigona-eiongata cercis longiora, sulcata, acuta, in Q sub- pequilalera. Gerci breves, curvati, ápice fere subulati, in 9 niinuti, redi. Lamina subgenitali compressa, postice corapresso carinata, Valvulee ovipositoris breves, sinuafse. 320 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA Colemania sphenarioides, sp. nov. Stramiiiea vel lútea. Caput pone oculos fascia lata carneo coeru- lea vitta flava ab anlennas usqueangulum anticam pronoti exten- sa terminata. Frons carneo ccernlea. Vértex convexos, linea me- dia nigrocoeruleaante oculolatiora, témpora inferné fascia angos- ta nigrocoerulea. Anlennse articnlis primis pallidis arliculis se- quenlibus nigro coBrnleis inferné fascia pallida longitudinali or- natis. Pronotum dorso sublsevi, medio rufescente, laleribus fascia lútea intus linea nigra apposita; lobis laleralibus callosis punctato impressis, trifasciatis, fascia ad dorsum sita rufa, inter- media nigra, iuferiore nava, margine inferiere subsinuato, meso- et metanotum in (^ valde incrassata dorso Ifevia, lateribus fasciis proloracicis continuatis, fascia exlerna impresso punctata. Elylra apicem versus l?evissime subampliata apicem segmenti primi ab- dominis subattiugentia, rufescentia venispallidoribus. Pedes pal- lidi. Tibiseposticae rufescentes, spinis pallidis ápice nigro armalse. Abdomen dorso paludo, lateribus fusco et griseo vitlato; segmen- to primo tympano instruclo. Long. corp. cf 39; fastig. ante oculos, 3; pron. 6,5; elytr. 8,5; fem. post., 15 mm. Long. corp. 9 36;, fastig. ante oculos, 2,8; pron. 6; elytr. 6,5; fem. post. 12 mm. Loe. Honn?illi, 6, 10, 09, L. G. Goleman et K. Kunlii Kannan. Gomo los ejemplares que me ha remitido el Dr. Goleman han llegado en mal estado, y la descripción que antecede adolece de poco explícita en algunos puntos, creo conveniente transcribir las observaciones del Dr. Goleman hechas sobre un gran número de ejemplares. aBn las antenas encuentro el primer y segundo segmentos páli- dos con una banda azulada á lo largo del borde externo. El resto de la antena me parece ser «nigro-coerulea» con excepción de una banda pálida que se extiende á lo largo del ángulo inferior de los segmentos 3-8. La antena posee 19 segmentos y va terminándose gradualmente en punta desde el tercer segmento hasta el ápice. Si describo las antenas con tanta insistencia, es porque me temo que los ejemplares del nuevo envío hayan quizás llegado á su poder con las antenas rotas. sEncuentro que los fémures y coxas de las palas posteriores en buenos ejemplares de ambos sexos, muestran una faja amarilla sobre la cara externa, la que se continúa con la faja lateral ama- DE HISTORIA NATURAL. 321 rilla de las mejillas y tórax. Esta faja se estrecha hacia el ápice del íémur. La faja sobre el fémur no es, sin embargo, perceptible en varios de mis ejemplares. Las tibias posteriores en algunos de ellos son rojizas en su total longitud, pero en la mayor parte de los mismos, sólo es la mitad apical la que se presenta así colorea- da, quedando la mitad basal pálida. »A continuación indico las medidas en milímetros tomadas so- bre cinco machos y cinco hembras: Long. corporis. Fastigii ante oculos. Pronoti. Elytrorum. Fem. post. Females: 1. 39 3 6,8 8 13,S '2. 39,6 2.8 7,5 6,5 14,5 3. 35,0 2,8 6,5 7,0 12,5 4. 36,0 3,0 6,8 7,0 13,2 5. 37,5 3,0 8,0 Rotos. 14,0 Males: 1. 40,0 3,0 6,2 9,0 14,2 2. 33,0 2,8 5,8 7,8 14.2 3. 33,0 2,6 5,8 • 6,2 11,8 4. 3!,0 2,5 5,0 6,8 Faltan. 5. 33,0 2,8 5,2 7.5 12,8 Noticias petrográficas LUCAS FERNÁNDEZ NAVARRO Arkosa haritica. Villalueuga (Toledo). En un barranquito que hay, subiendo desde la estación hacia la carretera, abierto en las arenas del diluvium; rodada, procedente sin duda del mioceno inmediato. Tiene el aspecto de una arenisca obscura, homogénea, con manchas blanquecinas en algunos puntos y micas bien percepti- bles. Llama desde luego la atención su peso extraordinario. Da bien clara la reacción de la barita, así como las de la magnesia, cal, hierro, manganeso y ácido fosfórico; en las manchas blancas, fuerte efervescencia con los ácidos. En el microscopio se ve claramente que es una roca formada 322 boletín de LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA con materiales de otras graníticas, más ó menos metamorfizados. En un cemento arcilloso- ferruginoso regularmente abundante se destacan granos de diversos minerales, entre los que predominan los feldespatos, ortosa, microclina y plagioclasas, bastante frescos, especialmente los últimos. También abunda la mica negra y al- guna blanca de formación secundaria. Hay escasos y menudos granos de cuarzo y alguno que otro granulo de magnetita. Abun- dan los apatitos como inclusión en los feldespatos. No se ven gra- nos calizos ni cemento silíceo. La barita debe hallarse en el ce- mento bajo la forma de carbonato ó sulfato y en estado pulverulen- to, porque no se descubre con el microscopio ningún cristal ni in- ckisión que pueda referirse á mineral barí tico. El encuentro de esta especie petrográfica tiene cierto interés, en primer lugar por no estar citada, que sepamos, de España. Además, con este y otros hallazgos anteriores, de alguno de los cuales ya hemos dado cuenta, viene á demostrarse que en el piso medio del mioceno lacustre de Castilla la Nueva, las areniscas tienen un desarrollo é importancia muy superiores á lo que bas- ta ahora se suponía. No sólo existen por todas parles, sino que presentan bastantes modalidades, pues las hay glauconíferas (Cerro Negro), psammit¿is (lUescas) y aikosas (Villaluenga). Turmalinita. Robledo de Chávela (Madrid). De las canteras de caliza cristalina próximas á la estación, en los gneis glandulares. Roca negra, pesada, áspera al tacto, de aspecto pizarroso ó más bien granulo-pizarroso, propia de horizontes arcaicos más eleva- dos que en el que ha sido recogido este ejemplar. Con la lente se ve que predominan unas agujas negro-azuladas, entre las que se hallan escasos granillos. blancos más ó menos cristalinos. El primer elemento es la turmalina, que al microscopio en luz natural aparece ligeramente rosada en los cristales grandes y algo azulada en los pequeños, cuando no es toda ella amarillenta por los productos ferruginosos. La estructura es en algunos indi- viduos algo zonar, y todos ellos presentan las fracturas y los vi- vos colores de polarización característicos de la especie. Es fuer- temente policroica. Tiene abundantes inclusiones, sobre todo po- ros gaseosos alargados en el sentido del cristal, que unas veces se acumulan en el centro del mismo y otras se disponen en lí- neas rectas paralelas al eje principal. El cuarzo, mucho menos DE HISTORIA NATURAL. 323 abundante, es granulítico y ocupa los huecos entre los prismas de la turmali a. Piroxenita (1). Valdemorillo (Madrid). En el manchón gneísico de Los Llanos, camino antiguo del ci- tado pueblo á Quijorna. Es una roca verdosa, homogénea, dura y con algún indicio de división hojosa, que forma un filón vertical de un metro de an- cho, próximo á otro análogo de cuarzo. Presenta bajo todos con- ceptos una gran analogía con los erlanfels de los autores alema- nes (Rinne), rocas compactas, de color gris verdoso, formadas por augita, feldespato y cuarzo, que se intercalan entre los gneis del Erzgebirge. El piroxeno es la variedad granuda de diópsido llamada coceo - lita, tan frecuente en la Sierra de Guadarrama. Al microscopio aparece de un color verde claro, en abundantes cristales desfleca- dos que se insinúan entre los demás elementos, como las micas en los gneis típicos; está manchado en algunos puntos por pro- ductos ferruginosos. Los otros minerales, mucho menos abun- dantes, son fonocristales de ortosa rotos y alterados, menudos granos de cuarzo interpuestos y raros granulos de magnetita, Hialomicta ó Greisen. Almorox (Toledo). En el camino á Cenicientos, en la margen de un arroyito que atraviesa el pinar comprendido entre ambos pueblos, cerca del punto en que se cruzan el arroyo y el camino. Suelto, pero fres- co y poco rodado. A simple vista aparece como una roca de aspecto granítico, de color gris claro, cuya mayor parte está constituida por cuarzo blanco hialino, como resquebrajado. En él se distribuyen abun- dantes manchitas amarillento-verdosas, con brillo algo craso, la- minares, con el aspecto de una mica parcialmente cloritizada. En el microscopio se ve que el cuarzo es de aspecto claramente granulítico, en placas irregulares formadas por varios indivi- duos, y con muchas inclusiones líquidas y gaseosas. La mica es (l) Nuestra roca debería llamarse, según Mr. Lacroix, piroxenolita, por tener al- gúu feldespato; pero aunque la distinción entre esta especie y las verdaderas piroxe- nitas sea muy racional y justificada, lo cierto es que el primer nombre no ha hecho fortuna, y la mayoría de los petrógrafos sigue designando ambas rocas con el se- gundo. 324 boletín de LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA una moscovita con superficie moaré y laminillas muy finas, de aspecto sericítico, Gomo elementos accesorios sólo pueden citarse productos ferruginosos escasos y algunos apatitos bien conserva- dos. La roca da francamente la reacción del ácido fosfórico. Esta roca puede considerarse como una variedad de los grani- tos de mica blanca (granulitas de los autores alemanes), bien ca- racterizada por la carencia de feldespato y la abundancia del cuarzo, que tiende á tomar formas cristalinas en granos bien in- dividualizados. Es de las rocas más acidas, pues su riqueza en sílice no baja nunca de un 70 por 100. A pesar de ser frecuente en todas las regiones graníticas, y pro- bablemente no será rara en la Península, lo cierto es que sólo sé que la haya citado Quiroga (sin describirla! de las inmediaciones de Riaza (I). Esta es la razón que me decide á dar cuenta de su hallazgo. Aunque con alguna duda, por ser pequeño el ejemplar de que he dispuesto y no estar en él la mica uniformemente distribuida, refiero á esta misma especie petrográfica una roca enviada al Mu- seo de Ciencias Naturales por el Sr, D. Francisco Novoa Alvarez y procedente de Goyan (Pontevedra). Es de color blanco, granuda, con una mica verde brillante y algo grasa. Se ve en el microscopio que el cuarzo es granulítico y extraor- dinariamente rico en inclusiones líquidas. La mica, de tipo mos- covita, se conserva muy fresca, con sus contornos bien definidos y una fina estriación longitudinal. Gomo la citada anteriormente, es muy escasa en elementos secundarios, entre los que sólo pue- den mencionarse pequeños prismas de apatito muy bien cristali- zados y sin roturas, y algún granillo de pirita. (1) Actas de la Soc. esp. de Hist. nat., tomo v, pág. 30. DE HISTORIA NATURAL. 33S Excursión al Salt del Palomaret (Alicante) POR DANIEL JIMÉNEZ DE CISNER03 La barrera montañosa que se extiende desde el Cid al Maigmó, no presenta más solución de continuidad que el estrecho paso por el que se penetra á la Sort, conocido por el Estret de Agost; pero desde muchos kilómetros de estas montañas se distingue no lejos del Estret una ancha faja blanca que desde las alturas de la sierra desciende al valle. Es indudablemente el paso ó caída del torrente temporal que se precipita en épocas de tormentas y que sirve de desagüe á los altos barrancos de las cercanías de Catí, denomi- nado en la localidad Salt del Palomaret. La excursión puede efectuarse con bastante comodidad apro- vechando el tren hasta la estación de Monforte, y aunque de este modo se alarga un tanto, se aprovecha, en cambio, el camino para reconocer al paso algunas colinas que se destacan en el an- cho valle dilatado desde Aspe al Cid, particularmente al N. de la vía férrea de Alicante á Madrid. En el llano en donde está si- tuada la estación de Monforte, formado por masas de loess de gran espesor, se destacan unas cuantas colinas cretácicas, siendo la más próxima y elevada la llamada de Gil Martínez, constituida por calizas fuertes amarillentas, entre las que se encuentran es- tratos margosos, abundando unos y otros en Orbitolinas y Tere- brátulas. Esta colina es continuación de la loma de Sens, situada más al E., y sus estratos buzan al S. con grandes pendientes, principalmente eu la última de las lomas citadas. Desde la colina de Gil Martínez nos dirigimos en línea recta al Selt, que se destacaba claramente sobre el fondo de las montañas como una estrecha faja blanca que indicaba la línea de máxima pendiente de esta parte de la sierra. En la falda N. de Gil Martí- nez encontramos abundantes trozos de piritas entre estratos piza- rrosos de margas cretáceas muy blancas que parecen correspon- der al Cretáceo medio ó Genomanense. Pasada la casa de Vitoria, e\ cultivo y las extensas manchas cuaternarias impiden ver la su- cesión de las capas, no pudiéndose apreciar éstas más que eu los pequeños barrancos que cortan el camino. T. x.-Jiflio,1910. 22 326 boletín de LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA A distancia de unos 4 km. de la estación de Monforte, y si- guiendo siempre la dirección de N. 20° E. en que se distinguía el Salt, encontramos una pequeña colina blanca y en la que hicimos alto para buscar fósiles que no tardaron en encontrarse, resultan- do que pertenece al Genomanense ó á la zona inferior del Neo- cretácico, á juzgar por los grandes Inoceramus hallados, así como también por restos de ammonites al parecer del género Stolicz- kaia^ y trozos de crinoides idénticos á los encontrados en el Ge- nomanense de Villafranqueza. La loma de Chacó n-Escandell^ que así se llama, está formada por margas pizarrosas muy blancas cuya dirección es N. 40° E. y su buzamiento al S. 50° E. con pen- dientes variables, porque las capas experimentan muchas infle- xiones. Su altitud no pasa de 360 m. Inmediata á la loma de Ghacón-Escandell se encuentra la de Terrae, formada por calizas más obscuras, en las que no encon- tramos fósiles, así es que no hemos podido determinar el piso á que pertenece. Entiendo que es cretácea, tal vez aplense. Su alti- tud es de unos 400 m. Unos tres mil pasos más hacia el NNE. se atraviesa el barranco del Forn del Vidre, que recibe aguas de la parte oriental del Gid y de las Peñas Montesas, para reunirse más adelante con el ba- rranco del Salt y con el de las coves, que á su vez recibe las aguas del Occidente del Maigmó. Es, en suma, el desagüe de más de cien kilómetros cuadrados que se estiende por una parte del cam- po en el sitio llamado los Derramadores, aprovechándose las aguas de avenida en el riego de las tierras, salvo el caso en que las lluvias, por su continuidad y por excesiva cantidad en corto tiempo, lleguen al cauce del barranco de las Ovejas, que las vierte en el Mediterráneo. De las Peñas Montesas y sus inmediaciones sale el barranco de Fontanas, que se une con el del Palomaret, afluentes ambos del barranco del Eorn del Vidre. El lecho de éstos se encuentra á mucha altura sobre el campo que hemos atravesado, así es que las aguas que por él corren arrastran rápidamente materiales de estas vertientes, produciendo hondas cortaduras. Fácilmente se equivoca el que juzgue de la edad de los terrenos inmediatos por los materiales de arrastre allí acumulados, y con ellos numerosos fósiles eocenos, Nummulites, Lepidocyclina, diversos equinoder- mos, etc., no encontrándose el terreno Nummulítico á la vista. Llegados al Palomaret de arriba (540 m.), situado á unos 500 pa- DE HISTORIA NATURAL. 327 SOS del Salt, se comprende cuál es el origen de los numerosos fósiles encontrados en el cauce y extendidos por el campo. Las aguas torrenciales precipitan desde una gran altura' numerosos fósiles, que se destrozan en su mayoría al llegar al fondo del Salt. Existe, por tanto, una mancha nummulítica en lo alto de la sie- rra, y debe ser de alguna consideración, porque yo he reconocido este mismo sistema en los altos de Calí, distantes de allí algunos kilómetros. El Salt es una masa enorme de calizas, al parecer apteuses, levantadas unos 70° y buzando hacia el S. magnético próxima- mente. Las de avenida resbalan por este rápido, pulimentando las superficies de las bancadas calizas, y por esto se percibe á lo lejos una ancha faja de color claro. No es fácil apreciar su altura, por las muchas desigualdades que presenta. El alto murallón así formado, limitando una gran 'extensión montañosa de mucha mayor altura que el campo, debe, á mi jui- cio, contener la salida de agua'^, probablemente de buena calidad, que se infiltrarán desde larga distancia y hasta ana gran profun- didad. Gomo prueba de esto existe una pequeña fuente no lejos del Salt, que no se agota ni aun durante las mayores sequías. Parece este sitio apropiado para buscar las aguas subterráneas, mediante una galería de poca pendiente. Excursión al Tabeyán (Alicante) POR DANIEL JIMÉNEZ DE CISNEROS Elche está fundado sobre una gran mancha cuaternaria que se extiende desde las montañas situadas á la parte N. hasta el Medite- rráneo. Sólo restos de la época histórica y algunos fósiles arras- trados de las montañas vecinas pueden encontrarse entre estas tierras de acarreo. Las excursiones geológicas han de dirigirse por esta parte hacia el N. de la población y á distancia de 4 ó 5 km., en que empieza una serie de colinas miocénicas con fósi- les muy abundantes. Esta formación se extiende muchos kilóme- tros de E. á W. y como unos 7 ú 8 km. en su mayor anchura, no encontrándose otros sistemas hasta la proximidad de Aspe, en 328 boletín de LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA donde aparecen el Nummulítico en las Tres hermanas y el Cre- tácico (?) 1 km. más al N. de esle úllimo punto. Nada nuevo podía ofrecer una excursión á esta pequeña cadena de alturas, habiéndola recorrido ya tantas veces, y, sin embargo, la noticia de la construcción de largos túneles para el paso de las aguas de riego, nos impulsó á volver á las cercanías del Castellar y del Pantano hasta el sitio que se denomina el Tabeydn (Tabeyá ó Tabayá en valenciano). A primera vista estas capas miocénicas, en suave pendiente hacia el Mediterráneo, parecen ser los últimos depósitos del mar, que se percibe á unos cuantos kilómetros, y la ilusión es comple- ta cuando la niebla invade la llanura; pero bien mirado, se obser- va que si bien corresponden á un levantamiento moderno, for- man parte de un anticlinal que se levanta entre el campo de El- che y el de Aspe. Roto en su vértice, por él asoman otros terre- nos más antiguos, ocupando el Triásico la parte central. Perpen- dicularmente á la dirección de esta línea de montañas se abre un surco por el que corren las aguas del Vinalapó. La entrada y sa- lida de este paso son bastante estrechas por la resistencia de las rocas que las forman, encontrándose al S. el estrecho del Pantano ó del Castellar sobre calizas de Clypeaster y al N. el estrecho de Tabeyán ó Tabayá, abierto en un conglomerado muy fuerte y que parece constituir la base del Mioceno, que en este punto descansa sobre el Triásico. Los 4 km. que existen de uno á otro paso, for- man una ancha erosión del terreno, debido á la menor resistencia de las margas irisadas que aparecen en lo profundo del anti- clinal. Este gran vacío se ha ocupado en parte para la for- mación del Pantano de Elche, y no lejos, hacia el W., se en- cuentra la potente masa de calizas negras de la parte superior del Triásico, en el punto llamado Sierra Negra, ya descrito en otras notas. Atravesando una primera línea de colinas, pasé el 24 del pasa- do Abril por el sitio llamado El Porticholet, á unos 6 km. de El- che, en donde encontré muchos y muy curiosos fósiles del Helve- cíense, entre ellos unas pequeñas colonias de briozoarios de la parte inferior de las capas de falún. Pasé después al oriente del G'istellar, para contemplar una vez más la que fué soberbia forta- leza desde los tiempos prehistóricos, y habiendo subido después por el cauce del Vinalapó, llegamos á las inmediaciones del es- trecho del Tabeyán, en donde el Triásico está formado por mar- DE HISTORIA NATUKAL. 329 gas rojas y yesos, cubriendo á estos depósitos calizas azuladas un tanto maigosas, negruzcas, con aspecto pizarroso. El Tabeyán ó Tabayá es una sucesión de capas de conglome- rados muy fuertes, de cantos de mediano tamaño y con buza- miento al NNW., con una pendiente de unos 45°. Tanto en estos como en las calizas arenosas que existen debajo y concordantes con él, no hemos visto otros fósiles que algunos trozos de Ba- lanus. La estrecha angosLura por la que se precipita el Vinalapó no parece muy antigua, y así debió parecerle á nuestro difunto maes- tro D. Juan Vilauova, porque diferentes personas de la localidad me aseguran haberle oído decir á la vista de este estrecho paso, que en otros tiempos el río se debió dirigir por otro estrecho si- tuado á unos centenares de metros más al N. para salir al sitio lla- mado de las Vallongas, al NE. de Elche. Cuestión es esta que merece observarse detenidamente, porque si realmente el Vina- lapó siguió en otro tiempo la dirección de las Vallongas, debió ser con anterioridad á la época neolítica, pues sin el Vinalapó, la erección de la fortaleza del Castellar no tiene razón de ser, y ya en la nota en que me ocupé de ella hice notar la semejanza de su Acrópolis con la de Asso, situada en posición casi idéntica con relación al río Quipar. Pasado el Tabeyán, nos dirigimos como 1 km. al N., cerca de un antiguo camino que va desde Aspe á la carretera de Monforte. Allí se eleva una colina formada, principalmente, por conglome- rado menudo, y desde lejos se distinguen algunos fuertes torreo- nes coronando la cumbre de la colina. Allí dirigimos nuestros pasos, habiendo habado en el removido suelo varios huesos que el arado ha puesto al descubierto. Llegando á lo más alto de la antigua fortificación, nos encontramos en la cumbre de una co- lina de forma alargada, de unos 150 m. de NE. á SW., por unes 40 en su mayor anchura, rodeada por el N., W. y S. por el río, que forma un arco, el cual protege muy bien la pequeña forti- ficación. La parte del SE. es la menos defendida y la única por dcnde la colina es accesible, estando circuida por un fuerte muro, en parte derruido, y cinco fuertes torreones cuadrados que sobre- salen del muro. Tres de ellos se encuentran aún en bastante buen estado, y en uno de ellos estuvimos largo rato descansando con ánimo de explorar después todo el recinto fortificado. Su situación recuerda la del Castellar, aunque debió ser de más 330 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA reducidas proporciones/ Sospechando pudiera contener restos prehistóricos, nos dirigimos á la parte de SW., que está bastantes metros más baja que la porción del NE,, en que su altura es de 230 m. sobre el Mediterráneo, y, por^ tanto, unos 40 m. sobre la llanura y el río. No tardamos en encontrar barros saguntinos, trozos de grandes ánforas, con adornos muy toscos; barros celti- béricos, como formando parte de alguna urna cineraria, y en la parte más baja barros negros micáceos, de factura tosca é iguales á otros reputados por prehistóricos. La situación de esta fortaleza á la entrada del estrecho del Ta- beyán, en relación á la del Castellar, que defiende la salida, pare- ce indicar que se ha tratado en otro tiempo de guardar el paso del río; esta circunstancia y el encuentro de restos prehistóricos o históricos creo que tiene bastante interés para el conocimiento de la historia de nuestra patria, y si se une este hecho al ya referido en otra nota, en la que hablé de un depósito considerable de cu- chillos y otros instrumentos de pedernal encontrados cerca de Aspe, y, por tanto, no lejos del castillo á que me refiero, hace pensar que esta región debía estar muy poblada en edades pre- históricas, porque son muchos los sitios en los que hemos encon- trado fortificaciones, que han pasado á manos de los diferentes dominadores que se han disputado nuestro suelo. No existe actualmente un buen mapa de la provincia, en don- de el aficionado á estos estudios pueda situar este nuevo hallaz- go. El de Goello, á pesar de sus inexactitudes, puede servir pro- visionalmente, fijando el punto por las siguientes marcaciones efectuadas desde el torreón en donde descansamos: Torre de Novelda N. 22° 30' W. Torre de Monforte N. 1" E. Torre triangular del castillo de la Mola ó de la Magdalena. . . N. 25° W. Mojón del alto del Chaparral. . . N. lü° E. Ermita de San Pascual N. GT 15' E. N. B. Aunque bastaban para dar su situación aproximada dos de estas marcaciones, hemos consignado cinco de las nueve ob- servadas, tanto para que sirvan de comprobación como por si en las cartas faltasen algunos de los puntos citados. DE IIISTOIÜA NATURAL. 331 La Celestina de Rebolledo (Alicante) POR DANIEL JIMÉNEZ DE CISNEROS Un nuevo depósito de sulfato estróncico hemos tenido ocasión de reconocer en el pasado mes de Junio. De su importancia no podemos aún juzgar porque sólo se han descubierto hasta ahora los afloramientos, si bien es creíble que tenga más interés cientí- fico que industrial. Su encuentro en la partida (1) de Rebolledo es una consecuencia natural de la distribución de este mineral en las capas del Cretácico de la provincia y de la dirección que siguen los estratos de este sistema en esta parte de la región. La partida de Rebolledo forma un valle situado entre las Sie- rras de Foncalent por el SE. y la de San Pascual por el NW. Ambas sierras, casi paralelas, están dirigidas sensiblemente de NE. á SW. y separadas unos 5 ó 6 km.; el valle continuaría coa la misma anchura en toda su longitud de no interpotierse al NE. la Sierra Mediana, que tantas veces hemos citado por la cantidad de fósiles que encierra. Divídese de este modo el valle en otros dos de una mitad de anchura que el de Rebolledo, situado uno entre Foncalent y Sierra Mediana, que es la partida de Fonca- lent, y el otro entre Sierra Mediana y la continuación de la Sierra de San Pascual (Sierra de la Alcoraya y Sierra de la Venta), llamándosela partida de los Racons (rincones) y de la Alcoraya. La dirección de estos pequeños relieves terrestres es próxima- mente de NE. á SW., habiendo bastante uniformidad en los depó- sitos del Centro; calizas bastas algo arenosas, que pasan en unos sitios á areniscas flojas y en otros á margas de poca consistencia. Su edad se reconoce no sólo por su situación con relación á las capas de los pisos inmediatos, sino además por los escasos fósiles que en ellas se han encontrado, correspondiendo á los pisos supe- riores del Infracretácico, ó hablando con más exactitud, desde el Aptense al Cenomanense. Siguiendo en el trazado que voy hacien- do de esta parte de la provincia la dirección de los depósitos cre- cí) Partida es sinónimo de distrito rural 33> BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA táceos desde el Rebolledo, en doode aparecen, hacia el NE., se en- cuentran los principales puntos en los que se han señalado yaci- mientos de Celestina y de Baritocelestina, y sin gran riesgo de equivocarse puede afirmarse que en esta línea, y aun á distancia de muchos kilómetros, se han de descubrir nuevos depósitos, de mayor ó menor cuantía. La Celestina de Rebolledo se encuentra en filoncillos ó grietas de relleno al parecer por infiltraciones con estructura fibrosa y con el aspecto de un yeso fibroso, aunque desprovisto de brillo sedoso. La fractura pone de manifiesto los planos de crucero con un lige- ro tinte azul. El relleno de las fisuras del terreno ha producido filoncillos de espesor variable, desde algunos milímetros hasta 4 ó 5 cm. El suelo está sembrado de numerosos trozos que las labores del campo han esparcido á gran distancia. La marga arcillosa amarillenta que encierra estos depósitos de Celestina, se altera fácilmente al aire dejando al descubierto el sulfato estróncico que se disgrega por efecto de su estructura fibrosa. No se han encon- trado fósiles en aquel punto, y sólo después de muchas investi- gaciones pudimos recoger un trozo de marga, en el que se ve la impresión de un ammoniles de bastante tamaño, probablemente un Mortoniceras ó Scliloenhachia, á juzgar por las señ"íiles de cos- tillas varicosas. Por su situación, estas capas de Rebolledo pare- cen relacionarse con los depósitos de Albense ó Gault, que hemos visto en la ladera NW. de Foncalent. En la casa de Quirant, situada á corta distancia al E. del yaci- miento de Celestina, me enseñaron una piedra encontrada en la vertiente NW. del Cap-Gros de Foncalent. Era una concha de Nautilus de unos 20 cm. de diámetro en muy mal estado de con- servación, pudiéndose apreciar solamente que se trataba de una concha casi involuta, de ombligo muy reducido, notándose en los bordes de este unas pequeñas costillas apenas perceptibles. Laca- liza azulada que lo empasta, idéntica á la que forma la cumbre del Cap-Gros, recuerda la encontrada en otras localidades del Ju- rásico superior y viene á corroborar la opinión de Mr. Nicldés, que considera como litónica la cumbre de Foncalent. De la casa de Quirant nos dirigimos á una loma denominada la Ballestera, situada al NE. Casi toda ella está formada por cali- zas grises tabulares, yesos de variados colores y margas rojas, Eí-:te punto es la continuación de la banda triásica que atraviesa la región desde el NE. al SW., abriéndose paso á través de las capas DE HISTORIA NATURA.L. 333 del Cretácico en los puntos en que estas se quiebran ó se levantan con gran pendiente. El yeso de las proximidades de Sierra Mediana se beneficia por su buena calidad, encontrándose bancos de mucha potencia exen- tos de materias extrañas. En el estrecho valle situado entre Sie- rra Mediana y la de la Alcoraya, el yeso forma grandes masas con aspecto de alabastrites (Loma del Alabastro). Acabamos esta excursión dirigiéndonos por la cañada de Fon- calent, al SE. de la Sierra Mediana, en donde aparece el Barre- miense con abundancia de fósiles. Retiramos de entre las capas margosas algunos ammonites piritosos, en su mayoría de los gé- neros Pulchellia, Desmocevas, Holcodiscws, Hamulina^ etc., en suma, la fauna barremiense de la Querola descrita por Mr. Nic- klés en las cercanías de Goncentaina; pero los fósiles de esta par- te de Sierra Mediana presentan al par que el grado de conserva- ción de los de la Querola, agregados piritosos de extraño aspecto, que en su mayoría son masas irregulares ó mal definidas de piri- ta, sin que falten ejemplares en los que se descubren huellas de cuerpos blandos que envuelven en parte la concha de estos cefaló- podos. De este punto proceden algunas de las formas piritosas cuyos dibujos, que en apoyo de esta hipótesis presenté al Congre- so de Zaragoza, tengo en estudio, y he aumentado actualmente con otros ejemplares recogidos en las últimas excursiones. Compren - deráse con cuánto interés registro esta ladera de Sierra Mediana, en donde se encuentran conchas que parecen cubiertas por trozos del manto proyectado sobre ella, como sise hubiera destrozado la cámara de habitación antes de que el animal se descompusiera. Continuando por esta ladera hasta las proximidades de la casa del Racó del Gabach, se descubren unas areniscas amarillentas micáceas en donde no he hallado fósiles, pero en cambio se en- cuentran cortos depósitos de Baritocelestina. En la casa del Ga- bach vuelve á aparecer la fauna Barremiense, ' aunque muy pobre en fósiles. El terreno conliniía con los mismos caracteres hasta las inmediaciones de la casa de San Juan, en donde se en- cuentran abundantes trozos de Duvalia (D. latus ? Biaiu y D. dila- tatus Blain), en una pequeña loma inmediata á Foncalent. Es la continuación del Eocretácico, estudiado por el citado Mr. R. Nic- klés en el llamado Rincón de los Santos. 331 BOLETÍN DE LA EEAL SOCIEDAD ESPAÑOLA Un Squelette d'acromégalique au Musée anthropologique de Madrid FAR LE DR. FÉLIX REGN'AULT Ancien Interne des iiópitaux de Paris. Le musée anthropologique de Madrid possede un géant de 2^35, Agustín Luengo y Capilla, mort en 1875, époque á la- quelle M. Yelasco fit préparer son squelelte. G'est un acromégalique. Gette maladie esl due á une hyperlrophie de la glande hypophy- saire qui produit une dilatalion marquéede la selle furcique. Get- te dilatalion, qui est pathoguomonique, existe sur le cráne du géant Augustin. Un autre signe caractérisque est l'hypertrophie de la mandibule qui fait saillie en avanl en formaut un mentón de galoche. Ge signe existe tres marqué chez Augustin. L'acromégalie, survenant á l'époque de la croissance, produit le gigantisme. Les épiphyses des os longs ne se soudent pas á la diaphyse. Cette absence complete de soudure s'observe aux quatre membres sur le squelette d'Auguslin, bien que ce sujet soil mort á l'áge de vingt-six ans. G'est une piéce curíense, le seul géant dont on posséde a la fois le moulage et le squelette, ce qui permet d'utíles comparaísons.' II serait intéressant de faire l'étude anthropologique complete de ce sujet. En attendant qu'elle soit réalísée, je sígnaleraí cer- tains détails qui m'ont frappé. Ge géant était «longiforme» , c'est-a-dire que ses dimensions longitudinales sont exagérées aux dépens des transversales. Ses organes génilaux sont peu développés, commeil arrive chez les acromégaliques qui poussent en hauLeur et n'ont point de forces. Les fémurs ont un angle du col tres ouvert. Les os du squelelte sont peu denses. Sur le cráne, les condyles sont écrasés; il existe un enfonce- ment de la base du cráne autour du trou occipital. Gette plalyba- sie províent du manque de résistance de la boite cránienne. L'üc- DE HISTORIA NATURAL. 335, cipital fail saillie en arriere, formant un ressaut posl-lambdoílien dú á la platybasie. Eofin , la colonne vertébrale présente une forte cyphose avec une légore scoliose. Nuevos datos acerca del Lepidóptero «Pryeria Sinica>; Moore. POE AMBROSIO FERNÁNDKZ, AGUSTINO Es este uno de los insectos menos estudiados, á causa de ser relativamente muy moderno su descubrimiento, y porque no se ha encontrado más que en los remotos países del Extremo Oriente. Nuestros conocimientos acerca del género se reducen á las noti- cias publicadas por Pryer, ampliadas con las observaciones de Moore y Seitz. El Dr. K. Jordán resume todo lo relativo á la úni- ca especie del género, en estas palabras: «Gorps noir, l'éc. du mésothorax et la plus graud partie de l'abdomen d'nn jaune orange sale. A. avec des poils noirs fins; la base jaune pále; A. ant. plus larges chez la $ qne chez le cf. Japón et Chine sept.; pas rare dans le Japón centr.; trouvée en grand nombre par Pryer aux env. de Yokohama. (Les Macrolépi- doptéres du globe», par A. Seitz, ii vol. pag. 5). Seitz añade por su parte, que él ha encontrado esta especie volando alrededor de un árbol en los jardines de «Bluff», cerca de Yokohama, y que su vuelo parece recordar el de los Tentredínidos del género Lyda. Yo he podido observar y recoger ejemplares de este Lepidópte- ro en la China central, en Yochow, provincia de Hunan. La épo- ca en que más abunda y la más á propósito para recogerlo, por el estado casi de aletargamiento en que entonces se encuentra, es el otoño, especialmente el mes de Noviembre. En este tiempo es muy frecuente verlo en lugares inmundos de tal manera atontado que se deja pisar y coger sin haceresfuerzo alguno por librarse. Y, sin embargo, este es el período de mayor energía vital que tiene, puesto que es el de su apareamiento y reproducción. Los nausea- bundos olores de los retretes parecen atraerlo con gran fuerza: á esos lugares acuden verdaderos enjambres que se posan y están 336 boletín de LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA muchos días inmóviles sobre las paredes y en el suelo. Creo que allí depositan las hembras sus pequeños huevos, y tal vez por na- cer allí la oruga contrae el animal el repugnante olor que despi- de el insecto perfecto. Meses después de tenerlo yo bien seco y preparado, despedía aún el mismo olor pestilencial que al reco- gerlo. Empiezan á desaparecer á mediados de Diciembre y su apari- ción en abundancia no se inicia hasta Octubre. Comparando los ejemplares de la China central con la descrip- ción que hace el Dr. K. Jordán y el grabado de la citada obra de Seitz, se encuentran diferencias muy notables, más que suficien- tes para declararlos variedad nueva. Enemigo, como soy, decidi- do de la multiplicación de formas nuevas mientras no es evidente la necesidad de admitirlas, no quiero presentar esta como tal. ¡Ya nos han presentado bastantes en estos últimos años el inmodera- do afán de novedad y el interés mercantil de los coleccionistas y casas de cambio! Publicaciones que i^a recibido la F^eal Sociedad Española de flistorla f4atural durante el mes de dunio de 1910. (La liste suivante servirá comme acensé de réception.j Alemania Entomologiscbe Litteraturblátter, Berlín. 1910, nos 6-7 (Juni-Juli). Zeitschrift für wissenschaftliche Insektenbiologie, Husum. Baud vi, Hef6. Zoologischer Anzeiger, Leipzig. Bd. xxxv, nos 23-25, 1910. AUSTRlA-HüXGRÍA K. K. Zoologisch-Botanische Gesellschaft in Wien. Verhandlungen. lx Band, 2 und 3 Heft, 1910. Bélgica Société belge d'Astronomie, Bruxelles. Bulletin. XXXI' anaée, n" C ( Juin, 1910). Société entomologique de Belgique, Bruxelles. Aúnales. Tome liv, fase. 4-5, 1910. Chile. Museo nacional de Valparaíso. Revista chilena de Historia natural. Año xiii, n." 6 (Diciembre, 1909). ESPAfÍA Clínica y Laboratorio, Zaragoza. Año vii, n° 7. Facultad de Ciencias de Zaragoza. ilHoies. Año iii, no3 10-12. (Continuará.) Sesión del 5 de Octubre de 1910, PRESIDENCIA DE D. JOAQUÍN GONZÁLEZ HIDALGO El Secretario leyó el acta de la sesión de Julio, que fué apro- bada. Asiste el Catedrático del Instituto de Ciudad Real, D. Antonio Martínez. El Secretario leyó una carta del Vicepresidente D. Emilio Ri- bera, excusándose de asistir á la sesión á causa del reciente falle- cimiento de su señora madre. La Junta acordó darle el pésame por tan sensible pérdida. También participó el fallecimiento de nuestro consocio D. Juan Cáceres, que residía en Cartagena, desde donde hizo algunos do- nativos de insectos, recogidos por él, al Museo de Ciencias Natu- rales. Por último, presentó la obra «Estudios preliminares sobre moluscos terrestres y marinos de Portugal», de que es autor nues- tro presidente D. Joaquín González Hidalgo, y que éste regala para la biblioteca de la Sociedad. Notas y comunicaciones. — El Sr. Calderón, en nombre de don Francisco de las Barras, leyó la siguiente noticia necroió^ca: «D. Carlos del Río y Tejero, falleció en Bilbao en 29 de Julio del corriente año (1). Entre los hombres, no frecuentes, por desgracia, en nuestro país, que dedican sus aptitudes y aficiones á los trabajos de natu- ralista, con vocación desinteresada, sin ser esta su profesión, figu- raba nuestro consocio y querido amigo Carlos del Río, que he- mos perdido cuando más frutos podían esperarse de su claro ta- lento y excepcionales condiciones. Nació y se educó en Sevilla, donde estudió la carrera de Dere- cho, licenciándose en esta Facultad en 1895. Le tratamos desde niño, y siempre dio pruebas de un elevado espíritu, que le conducía á toda clase de empresas desinteresadas y altruistas. (l) Era hijo de ü. Luis del Río y Ramos, ministro que fué de Gracia y Justicia con Castelar en IS'/S, durante la República. T. x.-Oct^ibre, 1910. 23 338 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA Era conocido como periodista merilísitno, cuya carrera empezó eii la prensa local sevillana, y perteneció luego á la de Madrid, haciendo de su profesión un sacerdocio en el que, en la medida de sus fuerzas, se ponía siempre al servicio de toda idea noble. Su carácter le conducía por instinto á realizar actos arriesga- dos, como el viaje que hizo á Oporto cuando sufrió esta ciudad la invasión de peste bubónica, sin tener orden para ello del perió- dico El Liberal, de que era redactor, y que fué el primer sorpren- dido al recibir sus telegramas é informaciones. En aquella ocasión demostró, además de su valor y entusias- mo, su fe científica, haciéndose inocular en el hospital de Oporto con el suero antibubónico, entonces todavía en ensayo. Sus aficiones de naturalista, especializadas hacia la Geología, se desarrollaron cuando, al encargarse de la cátedra de Historia Natural de la Universidad de Sevilla en 1887 nuestro querido maestro D. Salvador Calderón, inició allí una serie de activos es- tudios en la región, con frecuentísimas excursiones y grandes re- formas en el gabinete, que se convirtió en verdadero museo, y la- boratorio de trabajos de investigación. Desde luego Garlos del Río se agregó entusiasta y espontánea- mente á estas labores, y no solamente con el maestro, sino por cuenta propia, llevó á cabo numerosas excursiones, recogió ejem- plares y contribuyó mucho á las reformas del gabinete donde, acaso lo último que hizo, fué ordenar la colección general de mi- nerales por la clasificación de Groth. De este período de su vida es la publicación en nuestros Ana- les de la Memoria titulada Epidiórita de Cazalla de la Sierra (1), que escribió en colaboración con el Sr. Gaiderón. También en Sevilla tomó parte activa en las tareas del Ateneo y Sociedad de Excursiones, de cuya Sección de Giencias fué se- cretario varios años y cooperó grandemente á la formación y arre- glo de la colección geológica de aquel Gentro. Gon posterioridad, sus trabajos periodísticos le facilitaron el re- correr toda la Península, parte del Sur de Francia y visitar en Marruecos los alrededores de Tánger, sin olvidar nunca sus afi- ciones; pero de donde en especial obtuvo datos interesantes, ade- más de Sevilla, fué de Extremadura, Cataluña y Vizcaya. De esta última región había enviado hace poco al Museo de (1) Tomo XIX, 1890, p. 432. DE HISTORIA NATURAL. 339 Ciencias Naturales, de Madrid, un manuscrito sóbrela «Erupción de roca volcánica del Monte Axpe (Bilbao)». Este trabajo no se ha publicado aún, por proponerse Del Río hacer un estudio completo de las rocas próximas, cuya terminación, por desgracia, ha impe- dido la muerte. La parte terminada de este escrito, acompañada de varios cor- tes geológicos y delicadas observaciones, alcanza verdadera im- portancia. Una de las pruebas de la cooperación constante de nuestro ma- logrado amigo á las labores científicas, está en el gran número de veces que aparece citado, como aportador de datos, en la obra Los minerales de España, del profesor Calderón, que acaba de editar la Junta para Ampliación de Estudios. Tenía el título de Naturalista Agregado al Museo de Madrid, y no constituía esto en él una vana denominación, pues concurría allí con mucha frecuencia y trabajó no poco en estos últimos años en la Sección de Mineralogía de aquel Centro, al que donó multi- tud de ejemplares españoles que en él figuran. También, aprovechando su situación en la prensa, publicó nu- merosos artículos de propaganda científica, y abogó, con laudable empeño, por el mejoramiento de los museos y colecciones nacio- nales. Creemos cumplir un deber elemental comunicando á la Socie- dad estas breves noticias acerca del que fué miembro entusiasta de ella, ejemplar ciudadano y nuestro entrañable compañero. La proverbial bondad de Carlos del Río hizo de él una de esas personas que no dejan un solo enemigo. — También se dio lectura á una nota del mismo Sr. Barras acerca del jardín experimental de aclimatación de Sanlúcar de Barrameda. — El Secretario presentó un trabajo remitido por D. Telesforo de Aranzadi, bajo el título de «El metate americano en España», y otro del Sr. Martínez de la Escalera sobre «Coleópteros de Ma- rruecos». — El Sr. D. Federico Olóriz expuso sus últimas investigacio- nes sobre Dactiloscopia, presentando numerosos dibujos y foto- grafías y dando á conocer sus estudios acerca del ángulo centro basilar como elemento de subclasificación dactiloscópica. — El Sr. Colomina, de Pontevedra, comunica la siguiente nota: Desde hace algunos meses, la sardina de estos mares (Alausa 340 boletín de LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA pilchardus iBloch.l viene safriendo el parasitismo de un copépo- do (Lernceonema ynonillaris M. Edw.) qae, por lo extendidísimo que se presenta, ha llamado la atención de los mismos que á la pesca se dedican. En la mayoría de los casos examinados por mí, el parásito se halla fuertemente hincado por su extremo cefálico al lado de ale- ta dorsal de su huésped, y en algunos ejemplares se fija eu el glo- bo ocular. El tronco del parásito, desde el extremo anterior de la cabeza haeta el posterior del abdomen, mide 28 mm., y los tubos ovíge- ros tienen una longitud de 38 mm. Creo interesante dar cuenta de este hecho á la Real Sociedad Española de Historia Natural, por ser completamente desconoci- do en estas rías, según declaran cuantas personas han sido inte- rrogadas por mí; y así se explica la extraordinaria alarma que ha cundido entre la clase pescadora, y la prevención con que mu- chos miran la sardina atacada, por sospechar cualidades nocivas en su carne. A desvanecer esos temores contribuirá sin duda el informe que ha emitido la «Liga marítima española», según he visto consignado en la prensa de esta región. — El Sr. García Mercet dijo que desde hace algún tiempo vie- ne dedicándose al estudio del piojo rojo del naranjo (Chrysompha- lus dijctiospermi), y que ha conseguido, por fin, obtener el pará- sito de este funesto cóccido. Trátase de un pequeñísimo himenóp- tero calcídido, de color amarillo claro, como las larvas y las hem- bras del Chrysomphalus, con las que se confunde también por sus dimensiones, verdaderamente microscópicas. Pertenece al géne- ro Coccophagus. Añadió el Sr. García Mercet que presentará una nota más ex- tensa sobre el parásito que acaba de encontrar, cuando haya he- cho su estudio y su determinación específica, y pueda decir algo sobre la utilidad que podría sacarse de este insecto en la lucha contra la plaga del piojo rojo del naranjo. — También participó el Sr. García Mercet haber obtenido del piojo de la higuera (Ceroplastes rusci) el parásito que lo persigue, que es el himenóptero calcídido llamado Scutellista cyanea. Aunque se trata de observaciones ya hechas por otros entomó- logos, y de las cuales no son las practicadas por el Sr. García Mercet sino una conñrmación, creía interesante darlas á conocer en nuestro Boletín, por referirse á una especie (la Scutellista) be- DE HISTORIA NATURAL. 341 neficiosa para la Agricultura y de la que se tienen pocas referen- cias sobre su área de dispersión en nuestro país. A estas referencias agregó el Sr. García Mercet la noticia de haber obtenido, también sobre el Ceropiasíes rwsci, otro himenóp- tero calcídido del género Tetrastichus, que es verosímilmente un parásito de segundo grado, concomitante en \a.Scutellista. Los Te- trastichus, en efecto, suelen ser parásitos de otros calcídidos. Por último, añadió el Sr. Mercet que una variedad nueva de la Scutellista cyanea, de color completamente negro, ha sido obteni- da del Lecanium olece, sobre ramas de olivo recogidas en un monte del término de Ambel (Zaragoza) por D. José María Dusmet. Esta variedad parece constituir un verdadero caso de mimetismo, pues vive sobre olivos infestados por el hongo Sphce- ria olece, llamado vulgarmente yiegrUla. La Scutellista negra se confunde con las manchas de la criptógama, sobre las ramas del árbol, y puede así escapar mejor á la persecución de sus enemigos. En efecto, del Lecanium olece, rodeado de negrilla, no ha podido obtenerse su hiperparásilo, ó sea el parásito de la Scutellista. Notas bibliográficas.— El Sr. Calderón leyó las siguientes: Ed. Harlé, Faune quaternaire de la province de Santander fEspagne). (Bull. Soc. géol. de France, 4^6 ser., t. viii. 1908, pá- ginas 300-302). Entre un millar de osamentas pertenecientes á 18 especies dife- rentes recogidas por D. Lorenzo Sierra en 21 grutas de dicha provincia, el autor atribuye dos al reno y muchas á la gamuza, no proviniendo ninguna de animales propios de las estepas. La- fauna fría cuaternaria ha pasado, por tanto, bastante lejos al Sur de la frontera pirenaica. La causa de la falta de esta fauna mastológica esteparia en la provincia está en que la proximidad de las montañas ha debido provocar la precipitación de las lluvias. Ed. Harlé, Faune de la grotte á Hijenes de Furninha et d'autres grottes du Portugal. (Bull. Soc. géol. de France, 4™® ser., t. ix, 1909, págs. 85-89). El autor ha examinado numerosos restos de animales cuaterna- 'rios hallados en Portugal, y que se conservan casi todos en las colecciones del Servicio geológico de este reino. Gomo en España, la mayoría de estos animales pertenecen á especies que viven todavía en nuestra Península, ó que han >íivido al menos en los tiempos históricos; poro existen también 342 boletín de LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA en las cavernas de Furninha algunos extinguidos, y entre ellos los siguientes: Ursus arctos^ con tendencia á V. spelceus, Hyoena striata, Félix par dus, Rhinoceros Mercki, Equus cahallus, peque- ño y rechoncho. Comparando esta fauna con la qualernaria de África, se saca la impresión de que tienen ambas distinto origen, y que la peninsular corresponde á una fase del cuaternario, que se encuentra también en Alemania, Austria y Francia. N. Delgado admitía la contemporaneidad del hombre con esta fauna, basándose en el hallazgo de un fragmento, aunque muy incompleto y destruido, de mandíbula, en el de esquirlas de silex, talladas al parecer, y en el de un hacha de tipo chelense. El Sr. Harlé no ha podido disponer de estos ejemplares, pero expresa su duda de que sean suficientes para llegar á aquella conclusión, si bien en concepto del Sr. Ghoffat, es indudable per- tenecen al nivel que indicaba el ínclito geólogo portugués. Secciones. — La de Slvilla celebró sesión el 30 de Septiembre, bajo la presidencia de D. Félix Gila. Se leyeron las notas remitidas por D. Francisco de las Barras, una sobre el jardín de aclimatación de Sanlúcar de Barrameda y otra participando el fallecimiento de D. Garlos del Río. Notas y comunicaciones La cuenca de abastecimiento del Canal de Isabel II, y medios para aumentar y regularizar su caudal POR C. DE MAZARREDO (Con un plano) La bondad de una cuenca para el abastecimiento de aguas de- pende principalmente de la cantidad de precipitados atmosféricos que recibe y su oportuna repartición, y de la impermeabilidad de su vaso. Las circunstancias esenciales que influyen en las precipitacio-. nes hidrometeóricas son la situación geográfica y las condiciones orográficas, tanto extrínsecas como propias de la cuenca. El valle del Lozoya está situado en el centro de la Península ibérica, á los 41° de latitud Norte; lo que hace que su clinja sea continental y extremadamente cálido en verano. La altitud de la parte de su cuenca, que ha de alimentar el Canal de Isabel II, DE HISTORIA NATURAL. .343 comprendida entre los 900 m. de la Presa del Villar, que en bre- ve plazo será su cabecera, y los 2.406 m. del Pico de Peñalara, es insuficiente para perpetuidad de las nieves. La orografía externa consiste en una maraña de cordilleras entrecruzadas que despojan á los húmedos alisios superiores de una parte de su agua, mientras el resto, alejado de su punto de saturación por la insana imprevisión del hombre, que con el des- cuaje, ha convertido el camino que tienen que recorrer en áridos páramos reverberantes de calor, cortados por peladas cordilleras, pasa por encima de este valle, huyendo de tan inhospitalarias co- marcas para buscar en regiones más frías y boscosas condiciones apropiadas á su condensación. Así, que únicamente cuando aque- llos vientos tropiezan con otro contrario y frío pueden producirse lluvias tormentosas en verano. En cuanto á su orografía peculiar, el valle del Lozoya se asien- ta en la falda meridional de la Sierra de Guadarrama, sección de la cordillera Garpelo-Vetónica que, articulándose con la Celtibé- rica en el sitio denominado La Cumbre, en las cercanías de Medi- naceli, corre hasta las costas del Atlántico, con una dirección ge- neral media de NE. á SW., sirviendo de divisoria á las cuencas del Duero y del Tajo. La porción que se conoce con el nombre de Sierra de Guadarrama, es propiamente la granítico-arcaica que separa las provincias de Segovia y Madrid, y sirve de límite NW. al valle, siendo su orientación N. 45" E., entre Cabeza de Lijar, punto de unión de las provincias de Avila, Segovia y Madrid, y el Cerro de la Cebollera, en el que confinan las dos últimas con la de Guadalajara. Esta sierra está formada de varios segmentos que, á partir de los más meridionales, van, en general, inclinándose al Oriente. El inferior comienza por el S. en el Cerro de Cabeza de Lijar, terminando por el N. en Montón de Trigo, y su dirección es N. 32° E. El siguiente, que es el de Guarramillas ó Mal Agos- to, se levanta un poco hacia el Norte dirigiéndose al N. 20° E. El tercero, va desde el Oriente del Puerto de Navafría ó Lozoya has- ta el de Casia, con dirección N. 38° E., y el cuarto, que cae ya fuera de la provincia de Madrid, corre desde el Cerro de la Cebo- llera hasta la Sierra de Ayllón, que toma ya una franca dirección á Levante. Como se ve, cada uno de estos segmentos tiene una dirección más hacia el Norte que la del total de la sierra. Estos segmentos, que obedecen á la serie de fallas de primer orden que han dado origen á la sierra, están enlazados entre sí por transver- 344 boletín de LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA sales orientadas casi E.-W., que son, principiando también su enumeración por el Sur, la de Montón de Trigo á las Guarrami- llas, en la cual se hallan Siete Picos y el Puerto de Navacerrada, la de Puerto de Mal Agosto al de Navafría y, por último, la del Puerto de Somosierra. Desde el Puerto de Somosierra, 1.574 m., la divisoria de aguas entre Duero y Tajo va subiendo paulatinamente con ondulaciones relativamente suaves hasta el mismo Pico de Peñalara, y puede cabalgarse fácilmente por ella hasta el Puerto de Quebrantahe- rraduras, 2.070 m., y aun más allá, no llegándose á la misma cumbre por impedirlo un canchal. Un fenómeno, común á muchas cordilleras, y muy perceptible desde la cuerda de esta sierra, es el rápido descenso de sus vertien- tes meridionales, en tanto que las septentrionales se tienden suavemente sobre la alta meseta de Castilla la Vieja, notándose muy bien la diferencia de alturas á que se encuentran ambas Castillas. Forma la vertiente meridional del valle una cuerda que, arran- cando del Puerto de Navacerrada y con dirección general al ENE., pasa por Cabezas de Hierro Menor y Mayor, 2.377 m., Cerro déla Najarra, Puerto de la Morcuera, Cerro de la Junciana, Puerto de Colladohermoso, Cabeza de la Braña, Puerto de Bustarviejo y Cerro de Mondalindo, continuando hasta las Peñas de la Cabrera. Desde el Cerro de Mondalindo, 1.833 m., desciende una estriba- ción que divide las aguas que vierten encima y debajo de la Pre- sa del Villar. En el Cerro de la Cebollera nace un ramal que, corriendo ha- cia el Sur, cierra esta cuenca por su lado oriental, y desviándose al SE. en el Alto del Recuenco, cerca de su origen, llega al Cerro Porrejón, desde el que retrocede con rumbo al SW., recobrando en Gustarllano su primitiva dirección meridional, que conserva en adelante. En término de Robledillo de la Jara, y de un cerro llamado también Porrejón, 1.330 m., parte un estribo que sirve de límite á los arroyos que afluyen al Villar. Estas condiciones orográñcas son muy poco propicias á la con- densación y precipitación de los vapores acuosos. La cordillera principal tiene una dirección sensiblemente paralela á la de los vientos húmedos del SW., y no puede obligarles á que asciendan y alcancen su punto de saturación; el macizo de Cabezas de Hie- rro, de una altitud casi igual al de Peñalara, en el que tropiezan DE HISTORIA NATURAL. 345 estos vientos al querer pasar al valle, ó los despoja de parte de su agua, cuando remontan su vertiente meridional, ó lo? caldea, que es lo más frecuente en verano, disminuyendo su estado higromé- trico, y cruzan la cuenca sin producir lluvias. Por ello, los vien- tos bajos del SW. no pueden penetrar en el valle más que por el boquete del Puerto del Paular, teniendo que salvar antes la mu- ralla formada por Montón de Trigo y Siete Picos. Las circunstan- cias, pues, que más pueden influir en la condensación y consi- guiente precipitación del vapor de agua, son altamente desfavora- bles, resultando un clima extremadamente seco en la época del estiaje. En confirmación de ello puede presentarse el muy recien- te dato de no haber llovido en la parte alta, que es donde más debe hacerlo, durante ochenta y dos días consecutivos del verano pa- sado, desde el 24 de Junio hasta el 14 de Septiembre, eu el que cayó una pequeña lluvia, seguida de otra más abundante el 19. La casi totalidad del suelo de la cuenca que vierte al Villar lo constituyen los materiales del período arcaico, siendo los domi- nantes los gneis porfiroides y los micáceos. Su buzamiento es ha- cia el SE., que es el general en toda esta sierra, pero entre Gar- gantilla y Pinilla de Buitrago, se hace diclinal buzando, ya al SE., ya al NW., á consecuencia de los numerosos pliegues que presenta hasta llegar á un gran dique de cuarzo, pasado el cual, vuelve á tomar su acostumbrado buzamiento al SE. Todos los seg- mentos que forman la Sierra de Guadarrama y las transversales que los unen, excepto la de Montón de Trigo á las Guarraraillas, que es en su mayor parte granítico, gneisicos. Este gneis per- tenece, en general, á la variedad porfiroide, que contiene gran- des cristales de feldespato, á veces hasta de 5 cm. de largo, feldespato que en su mayoría está constituido por cristales macla- dos según la ley de Carlsbad, á los que si bien suelen faltar ó es- tar mal desarrolladas y corroídas las caras, presentan con toda claridad los planos de crucero básico y clinopinacoidal, recono- ciéndose muy bien la macla por el ángulo que forman entre sí las primeras exfoliaciones indicadas en los dos cristales que la com- ponen; el color de este feldespato, que suele encerrar en su masa algunas hojuelas de biotita, es casi siempre el blanco de leche, que contrasta con el obscuro de la masa que le rodea. En esta, 346 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA además de orlosa abundante, alguna oligoclasa y cuarzo de estruc- tura granuda, se halla mucha biotita de color negro algo metálico por reflexión y castaño rojizo por refracción, y dispuestas sus ho- juelas unas sobre otras, constituyendo grandes membranas que circuyen y se amoldan, tanto á los grandes cristales porfiroides de ortosa, como cá las lentejuelas, generalmente bastante alarga- das y torcidas, originadas por la asociación de los feldespatos y el cuarzo de la que se podría llamar masa fundamental de este gneis porfiroide. En toda su extensión soporta encima esta roca á los demás materiales estrato-cristalinos que concuerdan con ella; es, pues, por lo común, la roca más antigua de esta formación. Sin embar- go, en el Puerto de Navafría ó de Lozoya, aparece por debajo y concordante con ella otra que, por su parte superior, pasa insen- siblemente al gneis porfiroide, mientras que por la inferior ofre- ce muchos de los caracteres del granito, por su estructura, la igualdad de sus elementos y las formas que afecta al descompo- nerse bajo la influencia de los agentes atmosféricos. Sería esta una roca difícil de distinguir del granito, si no fuera por la orienta- ción de las laminillas de mica que están aisladas en el seno de la masa feldespático-cuarzosa, pero paralelas entre sí; además, si bien toma ordinariamente por descomposición las formas del gra- nito, llegando hasta producir verdaderas piedras caballeras, entre estas hay lanchones de superficies paralelas que acusan induda- blemente el carácter estratificado de este material, que recuerda por todas sus condiciones el granito gneísico que ocupa igual posición que este en el Pimpollar, Pino del Mirador y Poyo del Judío en la vertiente de San Ildefonso. Hay también en esta zona algunas otras variedades de gneis, especialmente el micáceo, al que faltan los cristales porfiroides de ortosa, y en el macizo de Peñalara abunda hacia su cumbre, además de este gneis micáceo, otro que se diferencia de él por su mayor compacidad y tener tan solo alguna que otra lentejuela de feldespato. Es curioso este gneis por estar lleno de sillimanita, que es el mineral al cual debe su tenacidad. Se presenta igualmente en la cumbre de la sierra, en la cuerda que va desde el Collado de la Pelecha al Puerto de Mal Agosto, entre los estratos del porfiroide, otro gneis feldespá- lico de grano grueso generalmente, y que contiene masas lenticu- lares de fibrolita que en ocasiones llegan á tener 8 y 10 cm. de longitud. La presencia de este mineral pone de manifiesto cómo DE HISTORIA NATURAL. 34-7 se va realizando de un modo insensible el paso del horizonte in- ferior del gneis glandular ó porflroide al superior ó micáceo. La sucesión de estratos gneísicos inferiores está interrumpida bruscamente por fallas transversas á la dirección de este segmen- to de la sierra, de las cuales son las más importantes la del man- chón granítico del Garro del Diablo, en la bajada del Puerto del Reventón á Rascafría, y la del Collado de la Felecha ó Puerto del Artiñuelo. Las dos ponen en contacto anormal y de un modo brusco el gneis glandular ó inferior con el superior ó micáceo, apareciendo por la primera el granito y por la segunda un lam- profiro kersantítico. La del Garro del Diablo va más inclinada al N., pues lleva la dirección del meridiano magnético, mientras que la segunda se inclina un poco al W. Se presentan en aquella la caliza blanca ó gris sacaroidea y las lentejuelas de diópsido cocolita asociadas á la granatita y á idocrasa de color canela cla- ro, ó hialina y de un ligero color verdoso y de forma cristalina muy sencilla, el protoprisma tetragonal con su base nada más. La del Artiñuelo es interesante porque en el inmediato contacto de la kersantita se presenta una granulita piroxénica, muy com- pacta y tenaz, que se hace pizarrosa en el contacto con la caliza cristalina que lleva encima. Esta es muy curiosa, desde el punto de vista litológico, por ofrecer en su masa una multitud de grani- llos redondeados casi microscópicos de color canela claro, que son de humita (Quiroga). Encima de estos materiales estratificados, y en contacto con ellos, se presentan los gneis micáceos que, confor- me se marcha por la cumbre hacia Mal Agosto, van perdiendo cada vez más mica y ganando feldespato, pero sin llegar á ser ya nun- ca verdaderos gneis glandulares inferiores, sino cargándose de ftbrolita, que es una de las cualidades más importantes que caracteriza á los gneis superiores. Fuera de la parte alta de la sierra predominan los gneis micá- ceos, según demuestran por un lado su carácter poco porflroide y los estratos francamente micáceos y casi pizarrosos que encie- rran, y por el otro su riqueza en minerales, especialmente en fibrolita que se halla formando masas lenticulares de 2 cm. de eje mayor, en ocasiones, y otras casi microscópicas, distribuidas con profusión en el seno de algunos gneis bastante micáceos y de colo- res obscuros. No dejan de encontrarse también, intercalados entre estos materiales y concordantes con ellos, algunos ligeros estratos de gneis anfibólicos, más resistentes por lo común á los agentes 348' boletín de LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA atmosféricos que los micáceos. Otro dato que pone de manifiesto la edad de estos gneis, es la presencia de calizas cristalinas en Somosierra, en el Puerto de la Morcuera, donde constituyen una verdadera oficalcia, por estar unidas á materias serpentinosas, y en alguos otros puntos, donde casi siempre van asociadas á coco- litas, pizarras anfibólicas, tremolitas (Somosierra) y estratos del- gaditos de feldespato, que por regla general pertenece á la especie microclina. Las rocas graníticas forman, en la sierra principal, manchones aislados, sobre todo en las inmediaciones del Puerto de Navafría y en los alrededores del pueblo de Lozoya, que están constituidos en su mayor parte por granitilo ó granito biotílico rojo, de grano ñno y sumamente pobre en mica. En los puertos de Casia, Ace- beJa, Arcones y el Paular existen también rocas graníticas perte- necientes al tipo de los grauititos ya rojos, ya grises — granito co- múa de la sierra — ofreciendo todos los tránsitos del uno al otro, pero notándose que el granitito rojo es, por punto general, de gra- no más fino y más pobre en biotita que el gris. Estas rocas, espe- cialmente la variedad gris, se caolinizan con frecuencia. El grani- tito del Puerto de Arcones se hace algo anfibólico, y, á pesar de que no disminuye de un modo notable su grado de acidez, esta- blece un tránsito á la sienita. Es notable el macizo de granito eruptivo del Garro del Diablo, no tan solo por las formas de sus piedras caballeras, una de las cuales, dibujada por Prado, es conocida por aquellos contornos con dicho nombre, sino por las diaclasas, que en dirección aproxi- madamente de N. á S. y de W. á E. han roto en grandes fragmen- tos poliédricos las masas graníticas dándolas, sobre lodo al sol po- niente y vistas desde arriba, el aspecto de una ciudad en ruinas. Masas de microgranitos y pórfidos han aparecido á través de los estratos arcaicos, aprovechando el mayor número de veces roturas preexistentes. El más importante es el gran dique demicrograni- to blanco que, casi desde la cumbre, baja hasta la Laguna de Peña- lara, con una potencia acaso de 100 m. Las salbandas de este, como las de la gran mayoría de los filones de igual especie, están cuajadas de turmalinas, y en ellas se hallan además algunos cris- tales de pinita que en su centro conservan aún restos importantes de la cordierita, de donde derivan. También adquieren gran des- arrollo los microgranitos de color rosado en el nacimiento del arroyo de Santa María, pasando aquí en muchos puntos el material DE HISTORIA NATURAL. 349 eruptivo á una pegmatila, y cargándose en otros de productos ver- des de naturaleza clorítica. Granitos de filón de naturaleza también pegmatílica son los que han originado las manchas caolínicas del Puerto del Paular, mientras que la rotura del de Mal Agosto ha sido producida ó aprovechada, que es lo más probable, para hacer su aparición, por pórfidos, unos de elementos porfíricos muy menudos y de color avellana tostada, otros bien caracterizados como cuarcíferos por sus cristales de cuarzo y ortosa. La vertiente occidental del ramal que, partiendo de Cerro de la Cebollera, cierra la cuenca por el E., está constituida por micaci- ta, según el mapa geológico de Prado, excepto en un pequeño tro- zo de su parte más alta. Ocupa el fondo del valle del Lozoya, entre Rascafría y Lozoya, un manchón cretáceo, residuo de la denudación de los materia- les de aquella edad depositados en el seno de un golfo, que debió estar en comunicación con los mares cretáceos de Torrelaguna y de la provincia de Guadalajara. Es de corta extensión, pues no tiene más que unos 18 km. de longitud por 6 de anchura máxima, hacia Oteruelo, terminando en punta por sus dos extremos. El material que principalmente lo forma es una caliza anteada, gris ó sonrosada, y á veces un poco espatizada en algunos puntos, no- table por su escasez de fósiles, siendo muy raro hallar algunos rudistas, Terehratula ó Mytilus. En los cortes que ha producido el río Lozoya al atravesar esta faja caliza aparecen debajo, y con- cordantes con ella, arcillas más ó menos abigarradas que, á su vez, descansan sobre areniscas, visibles en pocos puntos por ser más profundas. Este Cretáceo corresponde al horizonte inferior ó Genomanense, y es de la misma edad que el de Torrelaguna, directamente unido con el de la provincia de Guadalajara, y el del otro lado de la sierra, en Segovia. Por último, en diversos sitios de las vertientes de esta cuenca, especialmente en los parajes más elevados, se presentan una mul- titud de manchas de formaciones actuales autóctonas de origen ve- getal y de escaso espesor, de las que se tratará más detenidamen- te al hacerlo de los avenamientos, porque son de gran interés para la alimentación de aguas del Canal en época de estiaje. Siendo impermeables todos los terrenos que forman la cuenca, pues el Cretáceo, sobre el cual corre el Lozoya en la parte alta del valle, descansa sobre gneis^ no puede haber infiltraciones hacia 350 boletín de LA. REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA Otras cuencas, que mengüen su caudal, ni resurgencias que ven- gan de fuera, evitándose posibles contaminaciones de sus aguas. En resumen, la alimentación de la cuenca es deficiente, el vaso inmejorable. * « * Hay dos medios para enmendar esta deficiencia: el monte y el avenamiento. Hace un tercio de siglo, España aborrecía el árbol. Hoy está penetrada la opinión, al menos la parte ilustrada, de la necesidad y utilidad del monte. Este produce madera, leña, miera, pasta para papel y otras primeras materias cada día más solicitadas; favorece el pasturaje, que alimenta rebaños más numerosos, y suministra abonos para los campos; fertiliza el suelo nitrogenán- dolo; sirve de asilo á los pájaros, policía y salvaguardia de las cosechas; aumenta la pesca en los ríos, eliminando las turbias que destruyen huevos y jaramugos; obrando como pararrayos, neutraliza la electricidad de las nubes y evita los daños del grani- zo; precave ó reduce las inundaciones, sirviendo de defensa ai llano; detiene las arenas voladoras, impidiendo la formación de dunas; sanea los pantanos; conteniendo los arrastres, no permite la obstrucción y el alzamiento del lecho de los ríos, ni el aterra- miento de los puertos, posibilitando la navegación; mejora el cli- ma, atenuando las temperaturas, disminuyendo las heladas, aumentando las lluvias en cantidad y frecuencia, aminorando las sequías y quebrando la violencia de los vientos; es el primer agente de salubridad general, purificando el agua y el aire; crea y conserva las fuentes, manteniendo el buen régimen de las aguas; engendra energía para la industria y es su mejor y más barato depósito; ayuda poderosamente á la defensa nacional y, á pe- sar de estos y , tantos otros beneficios, sigue el descuaje, por el egoísmo ciego y feroz de unos y la incuria y falta de energía de otros, arrastrando el suelo, que se va al mar; inundando los cam- pos y arruinando á sus propietarios, que emigran; y agotando la madera, que es necesario importar (1) y pagar en oro, que se lleva al extranjero; haciendo que se pierdan los tres elementos princi- pales que integran la producción del país. (1) España importó, en 1907, por valor de 44.300. 4:J5 pesetas en madera, sin contir pipería y muebles. DE HISTORIA NATURAL. 351 Desde el particular punto de vista del abastecimiento de aguas, y dejando á un lado los beneficios generales del monte, lo que más interesa al Canal es su influjo en la frecuencia de las lluvias en verano, en la constancia y gasto de los manantiales en estiaje y en su pureza en todo tiempo. Los hidrometeoros son producidos por el enfriamiento de una masa de aire saturada de humedad, que puede provenir de su di- latación ó del encuentro de dos corrientes de aire. Guando el aire saturado de vapor acuoso tropieza con un obstáculo, una monta- ña, se eleva y se dilata, originándose un enfriamiento que lo hipersatura y ocasiona la condensación, precipitándose el exceso de agua. Puede también ocurrir que se encuentren y se incorpo- ren dos masas de aire saturadas y á diferentes temperaturas, y entonces la tensión de la mezcla será mayor que la correspondiente á su nueva temperatura, en cuyo caso una parte del vapor se re- solverá en lluvia. Es lo que suele dar lugar, en general, á las llu- vias tormentosas del verano. La primera causa es la más común, pero puede ser contrarres- tada por la calvicie de las montañas situadas en el paso de la co- rriente de aire, que al caldearlo hace que se aleje su punto de sa- turación, como acontece en las peladas cordilleras de Murcia, á pe- sar de su proximidad al mar. Los montes, por el contrario, con su gran evaporación refrescan y prestan humedad á la masa de aire ascendente y ayudan poderosamente á su saturación, obligándola á abandonar en forma de lluvia parte del agua que contiene. A este enfriamiento por transpiración hay que añadir el aportado por las reacciones químicas que se verifican en la clorofila al des- componer el ácido carbónico del aire, para lo que toman de la atmósfera una no despreciable cantidad de calorías. Según el capitán de Ingenieros, Renard, el enfriamiento que notan los aeronautas al pasar por encima de masas de monte de cierta extensión, se traduce en un descenso muy marcado del glo- bo; descenso que no se detiene por sí mismo, como suele suceder cuando lo produce una causa pasajera, y únicamente se contiene después de arrojar una cantidad, muchas veces notable, de lastre. La altura á que llega esta influencia está en relación con el área de la masa arbórea, y, en montes de la superficie del de Orleans, parece demostrado que es sensible hasta los 1. 500 m. sobre el mon- te. Esta columna de aire húmedo puede captar los vapores atmosfé- ricos que la crucen, y explica claramente el aumento y frecuencia 352 boletín de LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA de lluvias producido por los montes, que actúau como condensa- dores. Los rusos, fundándose en esta cualidad de los montes, han empezado á crear bandas arboladas opuestas á la dirección de los vientos polares, para arrebatarles la poca humedad que llevan, al ver que con el descuaje de los montes han esterilizado, por falta de agua, sus famosas tierras negras, su fértil tchernozemnyi. Respecto á la cantidad en que aumentan las lluvias por efecto del monte, se citan los siguientes casos: el agua caída en un claro del monte de Haye, en su linde oriental y una región agrícola próxima, estaba, según las observaciones hechas por Henry, en la relación de 100,97 y 77; Mathieu ha demostrado que la capa de agua recogida en los montos próximos á Nancy es 15 cm. más alta que la obtenida fuera del monte, y las investigaciones de Ebermayer, en Baviera, y de Ototzky, Vynotzky y otros, en Ru- sia, han confirmado este resultado. Tal aumento es de impor- tancia, pues representa cerca de un cuarto del total de las preci- pitaciones anuales del valle del Lozoya, y más aún si se tiene en cuenta que los montes influyen en ellas únicamente durante el período vegetativo, en los meses cálidos. De las aguas pluviales, una parte se evapora y vuelve á la atmósfera, otra se efunde por la superficie y baja á las vaguadas, y la tercera, después de saturar el suelo, se infiltra y sirve para alimentar la capa freática y los manantiales. La cubierta de los árboles intercepta una porción del agua reci- bida, que retorna al ambiente por evaporación inmediata, depen- diendo su cuantía de la fuerza y duración de la lluvia, de que aquellos sean acerosos ó frondosos y de otras varias causas. De la que llega al suelo se evapora también una pequeña cantidad, que está en la relación de 1 á 4 con la evaporada en los terrenos des- cubiertos. El resto es absorbido por la cubierta muerta hasta su completa imbibición. La facultad retentiva de la cubierta muerta varía se- gún su composición. Si está formada por musgos, retiene, por tér- mino medio j por hectárea, 44,460 kg. de agua (Gerwig). Un me- tro cúbico de hojas muertas de haya absorbe de dos á dos y me- dia; el de acículas desecadas de picea y pino silvestre, de una á dos, y el de musgos, de dos y media -á tres veces su peso de agua (Ebermayer). Con arreglo á las investigaciones de Calais, las ho- jas de roble, las de haya y las de pino embeben, respectivamente, 9, 8 y 5 veces su peso, y Henry afirma que una cubierta de agu- DE HISTORIA NATURAL. 353 jas de picea, conteniendo hojas en todos estados de descomposi- ción, necesita para empaparse más de cuatro veces su peso de agua, y deduce que las acículas de picea que forman la cubiert;i del suelo forestal, son capaces de retener 105,825 kg. de agua por hectárea, es decir, una altura de lluvia de 10,5 mm. para un espesor de 0,02 m. El suelo silíceo, como lo es el de esta cuenca, no absorbe más que un cuarto de su peso. Saturada la superficie, el agua sobrante se infiltra y la que no es aspirada por las raíces, penetra en el terreno para brotar en forma de fuentes, después de un recorrido subterráneo más ó me- nos largo. Por las observaciones efectuadas en las estaciones forestales alemanas se admite, como término medio y para terre- nos llanos, que de 100 mm. de agua pluvial caída en un monte se evaporan 10,5 mm., interceptan 20 mm. las copas de los árboles y 25 mm. retiene la cubierta muerta, infiltrándose 44,5 mm. En terreno descubierto se evaporan 68,3, y únicamente 31,7 mm. penetran en el suelo. De manera que, aun suponiendo que la can- tidad de lluvia fuese la misma en el monte y fuera de él, el aumento de las aguas de infiltración sería de 12,8 por 100, ó de un octavo, á favor del terreno cubierto de monte. En las laderas de gran pendiente, como las del valle del Lozoya, la mayor parte de las aguas llovidas se efunden y corren por ellas para reunirse rápidamente en las vaguadas, si el suelo está des- nudo, siendo muy pequeñas las cantidades evaporadas ó infiltra- das; sucediendo lo contrario si está cubierto de vegetación forestal. Si la lluvia es muy copiosa y rebasa la capacidad retentiva del monte, el exceso representa la fracción de efusión, que se derra- ma por la superficie del terreno para ir á alimentar inmediata y directamente el caudal de las corrientes de agua, no llevando arrastre alguno porque su velocidad es retardada por los troncos y las raíces, las ramillas y las hojas caídas que entorpecen su cur- so, y no adquiere la fuerza viva necesaria para producir erosiones y derrubios que obstruyan y levanten el lecho de los ríos, ocasio- nando su mantenimiento y limpio régimen. El monte conserva las nieves en lugar y tiempo, impidiendo su transporte por los vientos y retrasando su fusión, laque, efectuán- dose lentamente, favorece la infiltración del agua que atravesará sin ser absorbida la región de las raíces, que apenas funcionan en esa época, y llegará sin pérdidas sensibles á la capa de alimenta- ción de los manantiales. T. x.-Octubre, 1910. 24 354 BOLETÍN DE LA. REAL SOCIEDAB ESPAÑOLA Ponti, Ingeniero de Obras públicas de Italia, presenta los si- guientes datos sobre los gastos mínimos de los torrentes del valle impermeable del Adda: Valles bien cubiertos de monte. 14 litros por km. cuadrado de cuenca. — medianamente cubiertos. 5,2 — — — — — completamente desnudos 2,0 — — — — Ó siete veces más en los bien cubiertos que en los desnudos. De- mostración bien palmaria de la enorme influencia del monte en el abastecimiento de ríos y fuentes. El mismo cita varios casos en los que el descuaje de vertientes impermeables ha ocasionado la desaparición de fuentes ó la reduc- ción del caudal de las corrientes de agua. Así, en Gerdeña, las crecidas de los ríos son más rápidas, sus lechos se han levantado y los puentes han sido arrastrados, ocurriendo lo mismo en Sici- lia; en tanto que en las provincias de Sondrio, Avellino y Gros- selo, la repoblación ha producido efectos opuestos. Lokhtine menciona otros muchos de desecamiento de manan - tiales y arroyos causados por el descuaje. Las fuentes de los alre- dedores de Roma, Viena y Gonstantinopla desaparecieron después de la despoblación de las colinas que las rodean; los montes que circundan á Heilbronn se cortan cada veinte años, y se ha obser- vado que en seguida de la corta disminuye el gasto de las fuen- tes, que aumenta paulatinamente según va creciendo la vegeta- ción. El Ingeniero suizo, Lauterburg, afirma que, para la misma extensión, las fuentes procedentes de cuencas pobladas tienen un gasto de cinco á diez veces mayor que las de las cuencas peladas. Podría hacerse un largo catálogo de hechos semejantes de Euro- pa y China, América y África, Australia y la India, pues el mon- te tiene la misma influencia en todo el mundo. Lo dicho basta, aparte de lo mucho que podría agregarse, para demostrar que el monte acrece notablemente el gasto de los ríos y manantiales, particularmente en la época del estiaje, aumentando la cantidad y frecuencia de las lluvias y el rendimiento de las fuentes, al mismo tiempo que las regulariza, las mantiene y las da permanencia. El monte es un perfecto purificador de las aguas, considerándo- se salubres por todos los higienistas las que de él y de los eria- les proceden, mientras que reconocen la imposibilidad de asegu- rar su pureza en los lugares agrícolas y habitados. Con el fin de DE HISTORIA NATLKAL, 855 dedicarlas á perímetros de protección del abastecimiento y con- servación de la pureza de sus aguas, Viena ha adquirido más de 10.000 hectáreas, Birminghan 17.000, Manchester, la cuenca del Lago Thirlmere y Liverpool, Glasgow, Edinburg-o, etc., extensio- nes análogas, en las "que se mantiene cuidadosamente el monte y el erial, evitando habitaciones y rebaños. La autodepuración de las aguas por el suelo forestalmente cu- bierto es considerada, en general, como debida á una simple fil- tración; pero en la mayor parte de los suelos forestales, muy superficiales y que alcanzan rara vez de 1,50 á 2 m. de profun- didad, á la que cesa bruscamente la infiltración microbiana, al menos la de los aerobios (G. Fraenckel), la filtración sola parece absolutamente insuficiente para aseplizar las aguas. El oxígeno del aire penetra lentamente con las aguas de infiltración, destru- ye por combustión lenta ó eremacausia las materias orgánicas del suelo, y sobre todo exalta la vitalidad y la prolificación de los mi- crobios aerobios ferlilizadoi'es, produciendo el efecto contrario en los anaerobios patógenos. A causa de la concurrencia vital estos anaerobios, inútiles á las plantas, son eliminados ó transforma- dos, después de haber perdido su virulencia, en auxiliares de los aerobios (Fabre). Así, el Bacillus typhosus es neutralizado en los cultivos por el B. coU; introducido en el agua pura en presencia de éste, aquél se elimina rápidamente (Watelet). El suelo espontá- neamente cubierto, aireado, higroscopizado y trabajado por nume- rosos organismos animales y vegetales, es un medio de transfor- maciones químicas y biológicas, lentas, pero permanentes, que destruyen las bacterias patógenas y purifican el agua. Asimismo el monte depura el aire fisiológicamente, exhalando oxígeno y emanaciones balsámicas, y mecánicamente reteniendo en su red de tallos, ramas y hojas el polvo y los gérmenes mor- bosos, que pierden su virulencia por la acción de la luz y la dese- cación. En resumen, el monte es un condensador de los vapores atmos- féricos, un depósito vivo, un regulador y un puriflcador de las aguas, y por él se logran todas las condiciones exigidas para un buen abastecimiento de aguas potables. Se impone, pues, la re- población de la cuenca del Canal. 356 boletín de la REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA Forestal mente puede dividirse la cuenca en tres zonas: la de las matas de roble ó rebollo fQuercus Tozza Bo'sc), hasta los 1.400 metros, aunque en algunos puntos sube hasta los 1.770 m., mez- clado con el pino albar y sirviéndole á veces de somonte; la del pino albar fPinus sylvestris L.), hasta los 2.000 m., en la que el cambroño (Adenocarpus hispanicus DC.) forma, en sitios, enma- rañados rodales, como también el piorno serrano fCytisus pur- gans Wk.); y la más alta, desde los 2.000 m. en adelante, caracte- rizada por matas achaparradas de este piorno y de jabino fJuni- pertis nana W.), viéndose en las pedrizas elevadas, originadas por la licuación de las nieves, algunos pies de velesa (Senecio Tour- nefortii Lapey.) y el helécho rizado (Allosurus crispus Brnhd.), y en la cuerda la modesta Armería caespitosa Bss. y la coruscante Armería splendens Bss. En esta última zona no hay ni ha habido nunca vegetación ar- bórea, no alcanzando ninguna de las especies del centro de España tales altitudes, lo que dificultará su repoblación. Aun de las de- más especies peninsulares no cabe posibilidad de que prospere más que el pino negro (Pínus montana Daroi), y de las del resto de Europa la picea ó abeto rojo (Picea excelsa Link), el alerce (Larix europaea DC.) y el pino cembro (Pinus cembra L.); por lo que convendría ensayar algunas especies americanas y japonesas que han dado buen resultado en Alemania y otros países del Norte. En cuanto á las otras dos zonas, para la media debe emplearse el pino albar, y para la baja el negral (Pínus pinaster Sol) como especie principal, conservando y mejorando las matas de roble existentes, introduciendo en determinados sitios y condiciones algunas otras especies indígenas y haciendo pruebas con las exó- ticas más apropiadas. La repoblación es relativamente fácil en la zona baja y en la parte inferior de la media, aunque siempre habrá que luchar con la falta de lluvias en verano, pero en la porción superior de la media, y mucho más en la alta, aumentan las dificultades la gran irradiación, que exagera los efectos de la sequía y el corto tiempo de que se dispone para la plantación. En primavera apenas puede plantarse porque el terreno pasa, casi sin transición, de estar cubierto de nieve á una gran sequedad que va creciendo hasta el DE HISTORIA NATURAL. 85Í Otoño si el verano no es, por excepción, lluvioso; no quedando más tiempo útil que el breve que transcurre desde las primeras lluvias de otoño hasta que se presenten las heladas diurnas. Y aun hay que restar una semana de este corto período, por coinci- dir con él las fiestas de los pueblos del valle, durante las que no se encuentra quien quiera trabajar. La falta de tiempo podría com- pensarse con un trabajo intensivo, empleando gran número de peones; pero éstos no abundan en el valle, y^si se quiere repoblar dentro de un plazo razonable, habrá que traerlos de otra parte. Esta escasez de braceros puede suplirse con el trabajo de los presidiarios. Un diputado de la Comisión de Presupuestos dijo al discutirse el de Fomento: «Me consta que la Dirección general . de Prisiones está ya al habla con los señores ministro de Fomento y director general de Agricultura para procurar emprender la repoblación forestal por medio de penados, como se hace en Ale- mania y en algunos otros países, con un resultado verdadera- mente excelente.» En efecto, en Alemania, Suiza y aun en Francia y otras nacio- nes se utiliza el trabajo de los presidiarios, á pesar de los obs- táculos que representan la rutinaria resistencia de la burocracia y las protestas de juristas teóricos, influidos por la sensiblería ambiente, aunque las observaciones y la práctica durante largo tiempo han probado la inconsistencia de sus objeciones. La ocupación de los presidiarios en los grandes trabajos agrí- colas y forestales ha sido reconocida como un eminente mejora- miento de la acción del castigo, pues tiene la prisión más eficacia con el trabajo forzado; corporal mente, el penado no padece de las llamadas enfermedades carcelarias; intelectualmente no se le per- judica, como abandonándole á la embrutecedora y desmoraliza- dora holganza del presidio; se le fortifica corporal mente, mejorán- dole á veces moralmente, y vuelto á la libertad encuentra con más facilidad medios para ganar su subsistencia, con lo que dis- minuyen las ahora tan frecuentes reincidencias en los delitos. Al Estado reportaría grandes economías, porque podría evitarse el sostenimiento de costosas cárceles y aminorar notablemente el costo de las repoblaciones, que, si han de llevarse á cabo todas las que necesita España, significa muchos millones. A estas ventajas hay que agregar la muy importante, desde el punto de vista social, de que muchos penados se habitúen y aficionen al trabajo al aire libre, á la sana labor agrícola ó fores- 308 boletín de la real sociedad española tal, y se atenúa en parte el esterilizante éxodo de los campos á los centros industriales. Así lo confirma el Dr. A. Baumann, direc- tor del Real Instituto bávaro de cultivo de pantanos, en su comu- nicación al Congreso internacional de Viena: «Muchos penados han elevado al Real Instituto bávaro de cultivo de pantanos el ruego de que se les ocupe, después de su liberación, hasta tanto que encuentren un acomodo.» En Baviera se empezó á construir en 1906 una casa de correc- ción en los pantanos de Ghiemsee, y en Francia funciona ya otra. En Prusia la administración de presidios cultiva con penados un pantano de su propiedad de 660 hectáreas, y cede presidiarios para el cultivo, á las autoridades y asociaciones, mediante una retribución de 0,80 á un marco por cada diez horas de trabajo. Si las conferencias del ministro y directores citados dan un resultado práctico será una solución ventajosa para lodos, pues no hay razón para que lo que es beneficioso y útil en otras nacio- nes, no lo sea también en España. De los 260 kilómetros cuadrados que deben ser repoblados en esta cuenca, sin contar los ya repoblados ó en vías de serlo, úni- camente 557 hectáreas son propiedad del Estado. Ei resto, excep- tuando una relativamente pequeña parte que pertenece á los pue- blos, fué adquirida por particulares en subasta pública á fines del año 61 del siglo pasado. Para su completa repoblación, compren- diendo en ella la expropiación de 25.500 hectáreas, la corrección de torrentes, la construcción de un millar de kilómetros de caminos y sendas, y la de 50 casas de guarda, los avenamientos, etc., pue- de presuponerse un total alzado de 8 millones de pesetas. Esta cantidad, que á primera vista parecerá elevada, no lo es si se tienen en cuenta la extensión y las condiciones del terreno á repoblar, y resulta pequeña, comparada con las enormes sumas que emplean Alemania, Austria, Francia, Inglaterra, Rusia, los Estados Unidos, etc. Pero haciendo caso omiso de lo que destinan á repoblaciones estos países, véase lo que hace Italia, que es el más semejante á España por todas sus condiciones y circunstan- cias, y que tampoco raya forestalmente ágran altura. Entre otras varias leyes que á repoblación se refieren, la del 2 de Agosto de 1897 incluye en el presupuesto para la repoblación de Gerde- ña 1.200.000 liras; la de 26 de Junio de 1902, 100.000 anuales para la de la cuenca del Sele; la de 31 de Marzo de 1904, para la repoblación y regularización hidrológica de las cuencas y del DE HISTORIA NATURAL. 359 llano en la Basilicata, 27 millones repartidos en veinte años; la de 13 de Julio de 1905, para la repoblación y la regularización montana en el Véneto y en la provincia de Bari, 450.000; la de 25 de Junio de 1906, para la repoblación y regularización hidrológica de Calabria, 28.100.000 liras. Ante estas cifras, los presupuestos españoles para repoblación hacen un papel muy desairado. Y consiste en que todas las demás naciones están con- vencidas de que «la salud de la montaña está en la repoblación; la salud de los llanos está en la repoblación; la salud de los ríos está en la repoblación; la salud de la tierra está eu la repobla- ción», como dice el célebre geógrafo Reclus. Estos gastos no son improductivos, sino por el contrario, remu- neradores. El empleo de la madera no cesa de acrecer con el des- arrollo de la industria moderna, y la extensión dada á las cons- trucciones de hierro no suprimirá su uso. Las estadísticas de- muestran que' el consumo de esta primera materia, eminente- mente necesaria, sigue una rápida marcha ascendente, en tanto que las masas forestales esparcidas por la superficie del globo se empobrecen y disminuyen de día en día por aprovechamientos abusivos ó mal entendidos. «Europa sería culpable si descansase en una falsa seguridad; en sus propios montes tendrá que buscar su aprovisionamiento antes de dos ó tres generaciones; ha llegado el momento de ocuparse de su conservación y mejora, de procurar aumentar su extensión y su riqueza, si no nos ha de coger despre- venidos.» (Mélard, Bulletin du Ministére de VAgriculture, 1897.) No hay que olvidar que la madera se gasta en mucho menos tiempo del que necesita para hacerse, y que, según van esca- seando, las de construcción adquieren y adquirirán cada día que pase un valor mayor. El crear actualmente montes constituirá un gran negocio por el precio que alcanzará la madera para la época de su madurez y cortabilidad, máxime en el valle del Lozoya por su proximidad á un mercado como el de Madrid, con el que para en- tonces tendrá seguramente comunicaciones muy fáciles y baratas. Otro factor importante para el interés del capital empleado eu repoblaciones, es el de que posibilita el establecimiento de fábri- cas para la obtención de energía eléctrica. Cubierta de monte la cuenca, aumentaría el caudal de los arroyos y del río, y lo que es más esencial, regularizaría su gasto, obrando como el volante de una máquina. El monte es un depósito automático que recoge el agua cuando abunda, para darla en la época de estiaje. Las 360 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA presas y los montes representan un papel análogo; sus efectos se sunnan y se completan. Repoblado el valle, podrían abrirse en la parte alta de sus vertientes cauces que recogieran las aguas de sus arroyos, regularizados ya, y se ocasionarían saltos de gran altura, productores de potencia hidráulica. La industria va asal- tando las sierras bosqueadas orígenes de fuerza, que es su ali- mento, y acabará por industrializarlas. La mísera agricultura montana habrá de abandonarla sus terrenos, que apenas la per- miten mal vivir, y bajará al llano en busca de otros más fértiles. * * El avenamiento, que es el otro medio para acrecentar y también para regularizar el régimen de las aguas, aunque no tan eficaz y permanente como la repoblación, tiene la ventaja de ser de re- sultados más inmediatos. Existen en la cuejica numerosos manchones de terrenos autóc- tonos de origen vegetal llamados trampales ó tollas en la locali- dad. Se presentan, en general, en parajes de escasa pendiente, sin que falten on los inclinados si las condiciones son favorables. Es- tas, en los terrenos llanos, son: libre>cceso del aire, agua muy pura que no arrastre sedimentos, suelo de cierta permeabilidad y una temperatura bastante baja para que no se produzca una eva- poración excesiva y demasiado rápida. Todas estas condiciones se encuentran reunidas en la cuenca, excepto la última en verano, impidiendo su falta el mayor desarrollo y extensión de las tollas. Guando determinadas especies de musgos, ciperáceas, etc., hallan estas condiciones, toman posesión del terreno vegetando vigoro- samente, y, según crecen, van pudriéndose por su parte inferior, siendo su combustión incompleta, protegidas como están por el agua en que las raíces se sumergen. De la acumulación de estos detritos resulta la turba. Esta consiste principalmente en carbono, hidrógeno y oxígeno, y contiene además cantidades variables de nitrógeno, azufre y cenizas, y restos animales mezclados en for- ma de quitina y excremento. Su coloración más ó menos parda ó negra, depende de su contenido en ulmina. Los trampales en pen- diente necesitan, á más de esas condiciones, un subsuelo imper- meable, como ocurre en las vertientes de esta cuenca, en las que debajo de las arenas, debidas á la desagregación del gneis ó del granito, está la roca viva ó una capa de arcilla, producto déla des- DE HISTORIA NATURAL. 361 composición de los feldespatos, que la reemplaza. Facilita la for- mación de estos trampales en pendiente la escasa inclinación de los perfiles transversales de las cuencas de los arroyos que, dema- siado espaciosas para su régimen hidrológico actual, hacen que los manantiales que en ellas brotan en vez de dirigirse directa- mente á las vaguadas tengan un recorrido mayor ó menor para- lelo á ellas. Estas tollas no son verdaderas turberas por no alcanzar sus pro- ductos el estado de turba perfecta, conservando siempre un tejido filamentoso que no pasa de su primer período de transformación, y dando por resultado una turba de calidad tan inferior, como sucede con todas las de los países meridionales, que no puede usar- se como combustible. Esta turba incompleta se compone químicamente de 56 por 100 de carbono; 35 por 100 de oxígeno; 5,40 por 100 de hidrógeno; 0,80 por 100 de nitrógeno, y 2,80 por 100 de cenizas. Faltando á estos trampales los principales elementos que componen las bue- nas tierras y careciendo de aire por su encharcamiento, sólo pue- den vegetar en ellos especies muy singulares, como las que con- tribuyen á su formación, pues engendran un suelo estéril, agua- noso, frío, excesivamente ácido y desprovisto de aire, impropio para todo cultivo, tanto agrícola como forestal, y que no puede ser aprovechado sino después de avenarlo para su desecamiento y consiguiente meteorización. Un fenómeno del mayor interés que ha cooperado al desarrollo de las tollas y muy digno de estudio, pero no en este lugar, es la existencia de huellas del glaciarismo en la parte alta de la sierra, desde Peñalara hasta el Puerto de Lozoya ó Navafría. No hay más que observar los que en el país llaman hoyos, como el Hoyo de Pepe Hernando, Hoyo Cerrado, y muchos que no llevan este nombre, entre ellos los de la Laguna de Peñalara, de la Saúca, de Vacialengua, y, en Lozoya, el de la Lagunilla, etc., para conven- cerse de que son verdaderos circos glaciares, algunos de los cua- les conservan aún restos de sus antiguos lagos: Laguna de Peña- lara, Laguna de los Pa'jaros, Lagunillas de Pinilla y otros más pequeños, que van poco á poco desapareciendo á causa de los de- tritos que depositan las aguas y de la especial vegetación que en ellos se desarrolla, y convirtiéndose en trampales. Algunos de es- tos circos, por ejemplo el de Hoyo Cerrado, está limitado en su parte anterior por un verdadero canchal formado por piedras 362 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA sueltas, reliquia de una antigua morrena glaciar. Claro es que no prestándose la estructura granuda y poco compacta de los gneis á conservar las estrías glaciares, estas no se presentan, pero sí que- dan en algunos puntos, como á la izquierda de la Laguna de Pe- ñalara, rocas redondeadas, forma que no toma el gneis, á diferen- cia del granito, por la sola acción de los agentes atmosféricos. En estos circos ú hoyos puede estudiarse fácilmente el procedimiento seguido para su atollamionto; el suelo tiene escasa pendiente, los arroyos que los cruzan son de cauces estrechos y de orillas llanas y fuertemente encespedadas; este césped de vigorosa vegetación, con la trabazón de sus innumerables raíces forma un tejido á modo de fieltro espeso que lo sostiene en su emigración aérea hasta su unión con el de la orilla opuesta, y se forman pequeños túneles por los que corre el arroyo. Por el peso de la nieve, paso de ganados, galerías de roedores ú otra circunstancia se hunde esta bóveda cespitosa obstruyendo el lecho del arroyo, ocasionan- do el esparcimiento del agua y la formación del trampal. Los trampales funcionan como esponjas colosales colocadas en el curso de los manantiales y arroyos, y con su gran poder absor- bente se apoderan no sólo de las aguas que á ellos afluyen, sino de las subterráneas que están á su alcance^ deteniéndolas en su ca- mino hacia las vaguadas, no permitiendo que alimenten los ríos y enviándolas directamente á la atmósfera por su enérgica evapo- ración. Bsser y Wollny han demostrado que los terrenos turbo- sos evaporan una gran cantidad de agua porque: 1.°, los suelos evaporan tanta más cuanto más húmedos son; 2.°, los pantanosos ó constantemente húmedos evaporan el agua más fácilmente que los secos y en mayor cantidad que la que reciben de la atmós- fera; 3.°, un suelo turboso evapora más que uno arenoso; 4.", su cubierta vegetal aumenta la evaporación. Rimpau aconseja que para amenguar la evaporación se cubran los trampales con una delgada capa de arena de algunos centímetros de espesor sin mezclarla con la turba, lo que, según las observaciones de la Esta- ción experimental de Bremen, la disminuye en dos y media ve- ces, y aumenta vez y media el desagüe por los avenes ó por las zanjas de avenamiento. La arena, al mezclarse más tarde con la turba, mejora las condiciones físicas del terreno dándole mayor soltura y favoreciendo su aeración. Humboldt atribuía á los pantanos el papel más principal en la alimentación de los ríos, pero seguramente su abastecimiento por DE HISTORIA NATURAL. 363 las aguas subterráneas ganaría si aquellos fuesen reemplazados por un suelo arenoso, pues los terrenos turbosos por su imper- meabilidad y su capilaridad, no tienen más camino fácil para des- prenderse del agua que la evaporación. Las capacidades acuosas máxima ó de saturación y mínima ó absoluta de los terrenos turbosos, son mayores que las de los are- nosos, pero la diferencia entre ambas es menor en los primeros, y como de esta diferencia depende la cuantía de agua efusible, el suelo arenoso da más cantidad al derrame que el turboso. A. Voe- gler da para los valores de estas dos capacidades en cien de volu- men: 13,7 y 49,0 por 100 á las de los terrenos arenosos cuyos gra- nos tienen un diámetro de 0,3 á 0,9 mm. y 60 y 80 á las de las to- llas. Si hay suficiente cantidad de agua para impregnar comple- tamente un metro cúbico de terreno turboso, como su capacidad de saturación es de 80 por 100 y la absoluta de 30 por 100, este verterá 0,20 m.^ de agua, diferencia entre ambas, y los 0,60 m.^ que quedan no podrá perderlos sino por evaporación; en tanto que el terreno arenoso dará 0,58 m. 3(0, 49:0,49-0,137::0,8:0, 57. 653), es decir, cerca de tres veces más que el turboso. Los trampales no pueden perder fácilmente su agua, sino es evaporándola, por su forma más ó menos cerrada y hundida y por la extremada lenti- tud de la circulación de la humedad en estos terrenos. Tolkmitla asigna una velocidad de 40 á 60 mm., y Krüger de 136 mm. por hora, lo que representa de 350 m. á 1.200 m., durante un año. Si lo elevado de la temperatura y la falta de agua en la atmós- fera, como ocurre en verano en esta cuenca, provocan un intenso gasto de humedad, los trampales pueden secarse temporalmente, y con su gran capacidad de inhibición absorber ávidamente todas las lluvias del estío y cualquier aflujo de aguas subterráneas que esté á su alcance, interceptando las que proceden de las vertientes próximas y de los terrenos permeables, consumiéndolas en benefi- cio propio. Por consiguiente, estos trampales empobrecen directa- mente la alimentación de los arroyos y ríos, y su desecamiento ar- tificial sirve para acrecentar el gasto de la cuenca. Este deseca- miento se consigue fácilmente si se restablece el antiguo lecho de los arroyos y se avenan los pantanos por medio de zanjas que sus- pendan las condiciones indispensables á su crecimiento y des- arrollo. Para que los trampales puedan tener un efecto regulador, es necesario que no estén saturados en primavera y puedan absorber 364 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA las aguas que fluyan de la fusión de las nieves, con el fin do que las devuelvan durante el verano. Si la tolla está empapada, las precipitaciones atmosféricas resbalan totalmente sobre su super- ficie mojada, como suele acontecer en primavera. Más tarde, en verano y en otoño, estas precipitaciones resultan inútiles, estan- cándose en los terrenos pantanosos y elevando su nivel. Los trampales no son provechosos para la alimentación de los ríos, sino cuando, gracias al avenamiento, se da salida á sus aguas y se les capacita para retener y verter en segnida á los arroyos las precipitaciones del verano antes que se evaporen. El objeto del desecamiento artificial de los suelos pantanosos es, como lo indica G. Wesselowsky, disminuir la pérdida inútil de las precipitaciones por evaporación, y aumentar, en cambio, la alimentación de los ríos á cuenta de las precipitaciones de invierno y también de verano, sustrayéndolas á la evaporación. La canalización y el avenamiento de los pantanos desecados artificialmente disminuye la pérdida inútil de la humedad por evaporación en el aire, y contribuye á aumentar el gasto de los ríos á costa de la evaporación disminuida de las cuencas. (E. Oppokow.) El avenamiento de los trampales y terrenos húmedos es tam- bién de gran interés con relación al cultivo forestal. Los trampa- les, al llenarse de agua, se hinchan; y no pudiendo extenderse hacia abajo ni lateralmente, se elevan; al perder agua, disminu- yen su volumen y descienden por su propio peso. El avenamiento les permite ensancharse hacia los lados, y al desecarse no vuelven ya á su posición anterior, formándose en su masa sutiles grietas y pequeñas hendiduras que, permitiendo el acceso del aire, aumen- tan su capacidad aerífera y mejoran sus condiciones físicas, á lo que contribuye asimismo la elevación de 1 á 2 grados en su tem- peratura, á consecuencia de la pérdida del exceso de agua. En muchos casos el humus, por su capacidad retentiva de la humedad , dificulta la circulación del aire en el suelo y obliga á avenar terrenos arenosos, á pesar de su buena composición me- cánica, para evitar la formación de dañosos humus ácidos, y por- que una insuficiente aeración del suelo obra de un modo depri- mente en el desarrollo de las plantas. El avenamiento produce una profunda aeración del suelo, siendo éste su principal efecto, y secundario el del desecamiento desde el punto de vista del cultivo. DE HISTORIA NATURAL. 3«5 Dei análisis de un suelo, de Reichenau, en su estado natural que hizo Kopecky, resulta que, siendo el volumen de sus poros de 48 por 100, con relación al volumen total, su capacidad ácuea era de 47,60 por 100 y la aérea de 0,40 por 100, por donde se ve que sólo el 0,84 por 100 del volumen de sus poros ó el 0,4 por 100 del volumen total contenía aire; cantidad manifiestamente defi- ciente para la vegetación, salvo para las especies palustres, como ciertos musgos, ciperáceas, etc., pues aun las pratenses, que son de las menos exigentes, uecesitan del 6 al 10 por 100. La genera- lidad de las especies forestales requiere mayor cantidad de aire en el suelo, en lo cual se funda el sistema de plantación en te- rrenos pantanosos del barón de ManteuíFel, y lo demuestra el que las plantaciones hechas en terrenos encespedados prosperen más difícilmente que las efectuadas en los sueltos, aunque esto también dependa de la mayor capacidad higrométrica mínima de los primeros, que al llegar á este límite, á pesar de contener más humedad que los otros, no la ceden sino á las plantas peculiares á estos suelos, cuyas raíces poseen uu poder absorbente mucho más enérgico. El teniente general Jilinsky, jefe de la Dirección de Hidráulica Agrícola de Rusia, cita varios casos que confirman el beneficioso inñujo de los avenamientos en la regularización de los estiajes y en el crecimiento de los árboles: «El gasto — dice— de los ríos pe- queños, canalizados para el desecamiento de los pantanos, es muy considerable con relación á la superficie ocupada por sus cuencas; así el río Nenotch, con su cuenca de 546 kilómetros cuadrados (dos tercios de la del Canal de Isabel II), tenía el 10 de Julio de 1893 un gasto de 6,6 metros cúbicos por segundo. Por otra parte, el gasto de los ríos donde la desecación no se ha efectuado, es extre- madamente escaso: el gasto del río Vira, de igual cuenca que el Nenotch, era el 16 de Octubre de 1897 de 0,126 metros cúbicos por segundo. El aumento del gasto de los ríos en primavera, procedente de los canales de avenamiento es tan insignificante, que no puede provocar un alza sensible de nivel en los ríos Pripet y Dniepr. En cambio on 1895, 1896 y 1897, que fueron años de gran sequía en la Polessié, no cesó de correr el agua en los canales durante todo el verano. La utilidad de los canales de desecamiento para los ríos puede ser confirmada, hasta cierto punto, porque en estos últimos veinte 366 boletín de LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA años, el mayor descenso del nivel del Pripel, cerca de la villa de Mozyr, ha ocurrido más tarde. La propiedad Kurchinskaia, de 19.030 hectáreas, termina en sus partes media é inferior en la llanura pantanosa de Kadsky. Para desecarla se hizo una canalización de 76 kilómetros, que abar- có una extensión de 3.370 hectáreas. El desecamiento por hectá- rea resultó á 10 rublos y 54 copecas. Los estudios hechos sobre el crecimiento de los montes en el pantano Kadsky han demostrado que el desecamiento había aumentado aquél en 229 por 100 para los árboles de cuarenta á sesenta años, y de 274 por 100 para los más jóvenes. La renta por venta de madera subió de 113 á 155 rublos por hectárea, ó sea el 37 por 100. Las propiedades contiguas, Borovaia y Keletsko-Solodtchins- kaia, comprenden en junto 25.615 hectáreas, de las que más de la mitad son pantanos. Se construyeron 198 km. de canales hasta 1898. Resultaron desecadas 13.217 hectáreas á 6,85 rublos cada una; la desecación dio un aumento de crecimiento de 164 por 100 para los abedules maduros, y de 43 para los pinos jóvenes. La ren- ta bruta de las dos propiedades no pasaba de 5.700 rublos antes del desecamiento; después de este empezó á subir; en 1883 renta- ron 22.798, y en 1897 llegaron á producir 46.933 rublos. Igualmente, en la propiedad Selichtchenskaia el aumento de crecimiento á consecuencia del avenamiento fué de 79 á 92 por 100 en los árboles viejos, y de 206 por 100 en los jóvenes. En las propiedades Orchinskaia y su adyacente Kulitzkaia, el crecimiento de los pinos de treinta á cuarenta años aumentó en 195 por 100. En la Ramenskaia, antes de avenarla en 1876, la renta no exce- día de 2.000 rublos, mientras que en 1889 llegó á 20.000 rublos y pasó de 30.000 rublos en 1896, al mismo tiempo que la superficie cultivable acrecía en 75,6 por 100. De estos datos se infiere que el avenamiento mejora extraordi- nariamente la renta de los montes, casi triplica su crecimiento en algunos casos y puede aumentar en más de 50 veces el gasto de estiaje de una cuenca. Las cuencas del Nenolch y del Vira, que cita Jilinsky, deben ser casi totalmente pantanosas, por lo que en la de Lozoya no se presentarían tan patentes los efectos del avenamiento en el recreci- miento de las aguas útiles para la alimentación iel río en estiaje, pero el beneficio sería de todos modos considerable. De las 807 DE HISTORIA NATURAL. 367 hectáreas que abarca la faja de terreno despoblado que hay en la parte alta del macizo de Peüalara, entre los dos puertos de Que- brantaherraduras y del Paular, unas 100 hectáreas, ó una octava parte, la forman terrenos más ó menos aguanosos ó atollados, y aunque en el resto de la cuenca la proporción sea mucho meuor, siempre alcanzará un respetable número de kilómetros cuadrados, que avenados darían una importante cantidad de metros cúbicos de agua enestiaje, imposible de calcular sin un estudio muy largo y minucioso de estos suelos en toda la cuenca. Sería, pues, muy conveuiente para el abastecimiento del Canal de Isabel II proceder inmediatamente al avenamiento de todos los terrenos públicos pantanosos que radican eu su cuenca, y con par- ticularidad á los que hay en las 557 hectáreas pertenecientes al Estado, que son las más aguanosas de toda ella. Noticias acerca del Jardín Experimental y de Aclimatación de Sanlúcar de Barrameda POR F. DE LAS BARRAS DE ARAGÓN El origen de este jardín se halla en un suceso político del tiempo de Godoy, quien habiendo recibido del comercio de Cádiz la negativa de un empréstito que solicitaba, modificó por Decreto los límites de la provincia y convirtió en capital á Sanlúcar de Barrameda, haciendo respecto á esta ciudad un verdadero alarde de protección, que se tradujo en hechos. Tales fueron, la siembra del magníflco pinar de la Algaida, la construcción de caminos y otras reformas, entre las que figuraba la creación del Jar lín Ex- perimental y de Aclimatación, que se llamó de la Paz en honor del Generalísimo. En 30 de Noviembre de Í803 celebró la Sociedad Económica de Sanlúcar de Barrameda una sesión solemne con motivo de ha- berse recibido, por regidor de la ciudad, al Príncipe de la Paz, y en ella leyó un discurso (1) (del que hemos podido consultar uno de los dos únicos ejemplares que se conservan, gracias á la ama- bilidad de D. José Hidalgo), D. Francisco Amorós, Secretario de U) Cádiz. Imprenta de la Casa de Misericordia, año mdcccit. 368 BOLETÍN DE LA KEAL SOCIEDAD ESPAÑOLA Sala y oficial de la Secretaría Universal de la Guerra, quien había sido enviado expresamente de Madrid para iniciar las reformas; por tanto, en esta fecha podemos fijar la fundación del jardín, si bien en realidad los trabajos en él empezaron dos años después, según Golmeiro (1). En el discurso se hace referencia, principal- mente, al pinar de la Algaida, cuya siembra se inauguró con gran solemnidad. El lugar en que estuvo situado el establecimiento que nos ocupa, es el egido llamado Palmar de San Sebastián. Su dura- ción fué muy corta, pues el día en que se tuvo noticia en Sanlú- car de Barrameda, del motín de Aranjuez y la caída de Godoy, el populacho, incitado, no se sabe por quién, se lanzó á la calle y destruyó cuanto pudo de las obras realizadas por iniciativa del favorito, siendo el jardín una de ellas. Según D. José Ruiz de Ahumada, erudito historiógrafo de la ciudad, á quien debemos parte de estos datos, el Arcipreste Sr. Golom , al tener noticia de lo que ocurría, acudió á ver si lograba contener al pueblo y evitar la destrucción; mas, á pesar del prestigio de que gozaba, no fué atendido. El terreno fué cedido posteriormente por el Ayuntamiento de Sanlúcar á los duques de Montpensier, cuando se establecieron en Andalucía en la primera mitad del siglo pasado, y con poste- rioridad á su muerte ha dejado de pertenecer á la familia. Aún conserva la finca el nombre «El Botánico». Para el proyecto y establecimiento del Jardín de la Paz fué comisionado el notable botánico y agrónomo D. Esteban Boute- lou (2), habiendo empezado los trabajos desde 1805. También contribuyó á ello de un modo considerable D. Simón de Rojas Clemente, quien inauguró las enseñanzas púbhcas del estableci- miento en 1808 (poco antes de la destrucción), con un discurso cuyo manuscrito conservaba en Sevilla la familia de Boutelou, y que no hemos podido ver. El primer Director fué D. Francisco Therán, intendente ho- norario de provincia, de quien dice el citado Rojas Glemente (3) que era «bien conocido por su conducta sabia, noble y fllantrópi- (1) La botánica y los botánicos de la Península ibérica. (2) Autor (ie la Memoria sobre el cultivo de la vid en SanlAcar de Barrameda y Jeret de la Frontera, publicada en Madrid ea 1807. (3) Ensayos sobre las variedades de la vid común que vegetan en Andalucía. Introduc- ción, pág. 10, nota 1.». Madrid, imprenta de Villalpando, 1807. DE HISTORIA NATURAL. 369 ca, de que se ha dado al público muestra en el Semanario de Agricultura, números 485, 486 y otros». Declara que el Sr. The- rán le animó á escribir su obra Sobre la vid, y añade que «se ha destinado una porción considerable de terreno del Jardín de la Paz para el plantío y estudio de cuantas variedades de vid pueden recogerse». También afirma, hablando de las dificultades que su trabajo le ofreció, que aclaró muchas dudas «examinando las va- riedades cultivadas en el Jardín Botánico». Como dato de interés merece recordarse la lámiua que, á conti- nuación de la portada, trae el citado libro, dibujada por Antonio Rodríguez y grabada por Pedro Vicente Rodríguez. Representa el camino de Jerez, con el obelisco que se erigió en 1803, «y la calle de árboles (dice la explicación que la acompaña) que conduce desde dicha plazuela (del obelisco) al Jardín Experimental de la Paz; un pedazo del mismo jardín y de su enverjado, y otros del río Guadalquivir». La portada, figurada en la lámina, se parece mucho á la del Botánico de Madrid, y no sabemos si llegó á estar concluida, porque en la misma descripción se añade que repre- senta aquel paraje como ha de quedar «cuando se hayan con- cluido las obras que se están ejecutando». En varias excursiones que verificamos durante la primera quincena de Julio próximo pasado por los alrededores de Sanlú- car de Barrameda (1), tuvimos ocasión de visitar, en la parte alta de la ciudad, algunos restos que quedan de las obras que inició Godoy, entre ellas un hermoso paseo, hoy casi abandonado, con asientos corridos de piedra, y verjas semejantes á las que repre- senta la lámina referida, y que da testimonio de la importancia de las reformas que se hicieron. A pesar de ser tan fragmentarios, hemos creído conveniente consignar estos datos por si pudieran utilizarse para un estudio más completo sobre tan interesante asunto. (1) Herborizamos principalmente en la playa y médanos próximos, donde están los célebres navazos Tuvimos á la vista, en nuestros trabajos, las listas de plantas de a quella Iccaüdsd que cita Rojas Clemente, como apéndice á su libro sobre la vid, y que deben ser consultadas por todo el que herborice en Sanlúcar de Barrameda. T. x.-Octubre, 1910. 25 370 boletín de LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA El metate americano en España POR T. DE ARaNZADI Los que de niños hemos tenido la fortuna de ver por nuestros propios ojos que el chocolate se compone de cacao, azúcar, canela ó vainilla y nada más, ó sólo de las dos primeras materias, aun- que después hayamos tenido que convencernos con nuestro propio paladar de que para la inmensa mayoría de los españoles lo que dejo dicho es un mito y nada más, veíamos emplear eo aquella elaboración un utensilio absolutamente peculiar. Tanto difería del resto de los utensilios empleados en la industria de la alimentación, los cuales tenían entre sí analogías en el material ó en la forma para las diferentes operaciones, ó eran idénticos para las diferentes materias primas, que nuestro ánimo se sentía preparado desde un principio á no sorprenderse en el momento en que vislumbrara para él un origen aparte. Este fué el motivo por el que al tener ocasión de intervenir en la instalación y estudiar la Exposición histórico-americana de Madrid en 1892, en lo que se refiere á las civilizaciones genuina- mente americanas, á pesar de la instrucción clásica que nos im- buye el espejismo (1) oriental (en ocasiones meridional, ó también en otras septentrional, según expresión de un reciente inciso de Hoernes), hasta el punto de que muchos lleguen á suponer influencias egipcias en los monumentos de Centro-América, y á pesar de la tendencia general á considerar las corrientes cultura- les entre dos pueblos, todas dirigidas en el mismo sentido, no dudé ya que la piedra de chocolatero española es hija legítima del metate mejicano. En aquella Exposición vi algún metate, que podríamos llamar verdaderamente hierático, y del cual la piedra española no es más que una secularización de valor puramente técnico ó utilita- rio, sin rastro ninguno de sentimiento artístico ni religioso, en tanto que entre aquéllos se ven muchos con relieves, surcos y (Ij Así lo llaman Salomón Reinach y Mateo Much, pero á veces más que espejismo es ya obsesión. DE HISTORIA NATURAL. Sil calados de ornameatación romboidal, amén de la configuración necesaria para hacer que el metate expresase un puma, un loro, etc., como por ejemplo, el expuesto con el núm. 298 por el Museo Arqueológico de Madrid. Creyendo que mi observación valía tanto como descubrir el Mediterráneo, no di cuenta de ella, y solamente la consigné más adelante en mi tomo de Etnología [Lecciones de Antropología^ t. ii, pág. 236). Últimamente nuestro consocio Correspondiente el profesor de la Facultad de Medicina de París, Dr. Rafael Blanchard, tuvo la amabilidad de enviarme un artículo suyo, titulado «Survivance, ethnographique au Méxique, le metate et le mohagete, Introduc- tion del metate en Europe», artículo en que el autor consigna el uso del metate en España y Francia, acompañando grabados ilus- trativos y bajo la fe de un Tratado escrito á principios del siglo xviii por un francés que había estado en las Antillas france- sas, supone que los españoles habían modificado la piedra, ha- ciéndola más chata, y sin pies; pero lo único cierto que de él se deduce, es que de esta última manera era entonces tal piedra en Francia, y el autor mismo afirma que en esta nación se preparaba entonces el chocolate muy mal, siendo éste uno de los motivos, con el de la carestía, de que no se popularizase tanto como en España. No hay, pues, dato de que los mejicanos hayan vuelto al uso del metate, sino de que han persistido invariablemente en él, y lo que únicamente modificaron los españoles fué el chocolate mismo, suprimiendo el pimiento, el achiote y las gachas de maíz, pero añadiéndole, en cambio, el azúcar y la vainilla ó la canela y creando la chocolatera y los moldes de media libra. Considera el autor, como afirmación que podría parecer atrevi- da, la de que España ha importado el metate azteca, y lo ha pro- pagado en Francia y Portugal, y para probarlo reproduce la muestra que tuvo al frente de su establecimiento el confitero y chocolatero Mistou, en Burdeos, hasta 1867, y que ha pasado al Museo Arqueológico de esta ciudad; el mismo Museo posee otro metate de un farmacéutico, quien lo hacía servir para el chocolate y para las almendras. El director del Museo no ha conseguido datos de la procedencia de las piedras de chocolatero, ni de Bur- deos, ni de Toulouse, ni de Madrid, Santander, etc., y el autor del artículo establece la imposibilidad, por ahora, de decir si los metates que han estado en uso en el Mediodía de Francia se han importado directamente (es decir, por pieza) de Méjico, ó si no se « 372 boletín de LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA han labrado eii alguna época ea España ó en Francia» dedaciea- do que la solución está en el estudio petrográfico. Un poco extraño me hubiera parecido que en países de hábiles canteros se molestasen en traer de América labrado un objeto tan embarazoso; pero empezando por admitir yo también aquella posibilidad, planteé el problema en cartas particulares á dos amigos residentes en países en que consideraba subsistente to- davía algunas fábricas de chocolate á brazo. Nuestro consocio D. Federico Aragón me escribe desde Astorga y me dice que tales piedras son del país, de granito, que antes se traía de San Miguel de las Dueñas (Bierzo), y hoy se aprovecha de los derribos de la muralla; que la maza ó rodillo es de una arenisca de cerca de la ciudad, porque ha de «dar hebra», es decir, ser fibrosa; las tallan en el mismo Astorga, y no hay memoria de que antes no fuese así. El conservador del Museo Municipal de San Sebastián, D. Pedro María de Soraluce, ha conseguido indagar que las piedras se labran en el país, de piedra dulce azu- lada, y en Navarra todavía se usan; me remite asimismo carta de D. José Antonio Sarasola, chocolatero en Vergara, quien dice que se labraban en Zorroza (Amorevieta- Vizcaya), y son de arenisca. Así, pues, considero completamente resuelto el problema plan- teado por el profesor Blanchard, y, por consiguiente, creo que podemos decir que la piedra de chocolatero es un utensilio de fabricación española, aunque de filiación cultural centro-ameri- cana. A dicho país somos deudores, no sólo del chocolate, sino también de la piedra en que se elabora, considerada no material- mente, sino como elemento de cultura. Es un error la afirmación de que América no ha aportado al Viejo Mundo más que produc- tos naturales; aparte del caso aquí presentado (y prescindiendo de su consonante el petate, que no podemos considerar americano en España más que por el nombre), viene también á las mientes el hule ó caucho, que ya servía á los indios para jugará la pelota cuando llegaron alíalos españoles. Poco suponen tales elementos, considerados en su estado primitivo, para la civilización europea, ni siquiera para la española en particular; pero si es de justicia reconocer que los españoles les llevaron las gallinas, también debemos reconocer que á los indios debemos el conocimiento de los elementos de cultura ya citados, así como del maíz, pata- ta, etc., plantas que, como cultivadas que eran ya, también DE HISTORIA NATURAL. 373 se han de conlai- entre las importaciones culturales, y no como productos naturales. A nuestros consocios, avecindados en poblaciones adecuadas, confío la misión de velar por que no desaparezcan los últimos restos de este documento etnográfico de americanismo en España, sin procurar antes llevarlos á los Museos más cercanos, recogien- do al mismo tiempo los dalos detallados de la manera de hacer la atarea» de chocolate á brazo. Créanme que, comparado con el trabajo de traer de Méjico á Europa todo un metate y un molca- jete para regalarlos al Museo del Trocadero, como lo ha hecho Mr. Blanchard, aquel otro trabajo es sencillísimo; por otra parte, es necesario para guardar pruebas materiales deque los españoles han usado la forma azteca de metate ó piedra de chocolatero, y no otra, y de que labraban para ello piedra española. El ángulo centro-basilar como elemento de subclasificaclón dactilascópico POE F. OLÓRIZ AGUILERA El estudio de los dibujos papilares de las yemas de los dedos humanos interesa á los naturalistas, por ser un punto de morfolo- gía incompletamente conocido, y á los sociólogos por ser de in- mediata y útilísima aplicación á resolver los problemas de iden- tidad de las personas. Para este último fin se han ideado clasificaciones de dáctilo - gramas que permitan reunir ordenadamente los de muchos mi- llares de individuos en condiciones de poder hallar con seguridad y rapidez los de cualquiera de éstos cuya identidad se quiera es- tablecer. Todas las clasificaciones aplicadas ó propuestas reconocen como el tipo más frecuente de dibujo dactilar el ansiforme constituido por líneas dobladas como horquillas ó presillas, encajadas unas en otras, oblicuamente dirigidas al largo de la yema y con un punto triangular (delta) entre el conjunto de ellas, que es el nú- cleo, y los otros sistemas de líneas, marginal y basilar, que lo ro- dean. Este tipo ansiforme, que propongo llamar monodelto, se descompone en dos, según que el delta único se halle á la dere- Sli BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA cha ó á la izquierda del núcleo. Los tipos que yo llamo Dextrodel- to y Sinistrodelto son los mismos que Vucetich demonina Presilla interna y Presilla externa. La suma de los diez signos (letras ó números) que representan los dibujos de los diez dedos de las manos constituyen la fórmula dactilar del individuo, y aunque el número de combinaciones entre los varios tipos, ó sea el de fórmulas posibles se cuenta por millones, 3s lo cierto que la mayoría de ellas no se realiza, y que hay algunas que, por el contrario, se repiten con frecuencia des- esperante para el identiñcador. La fórmula dactilar que más se repite (46 veces por 1.000) es la que, según el sistema de Vucetich, adaptado á mi nomenclatu- ra, se escribe así: S3333-D2222. Todos los dedos de los indivi- duos que presentan esta fórmula son de tipo monodéltico ó ansi- forme, cou el delta único á la izquierda en la mano derecha, y á la derecha en la mano izquierda. Ya en una colección de sólo mil tarjetas se hace larga y molesta la busca de una que tenga la fór- mula indicada, que llamaré omniansiforme, pues hay que con- frontar las impresiones dadas cou las de las 46 tarjetas de fórmula igual que en la colección existan, sin ordenamiento particular den- tro de su grupo. Todavía es más difícil la busca entre las 460 tar- jetas de omniansiformes que se acumulan en un archivo de 10.000 hojas, y llega á ser prácticamente imposible cuando son 4.600 las tarjetas de fórmula igual entre que se ha de buscar, por subir á 100.000 las archivadas. Tan grave dificultad ha obligado á subclasificar los dactilogra- mas monodeltos, y hasta ahora se había adoptado como elemento para la subclasificación la cuéntale crestas papilares del núcleo cortadas por una línea (de Galton) extendida desde el centro de aquél al delta único. Este procedimiento numeral de subdivisión tiene algunos inconvenientes: si el número de crestas se aprecia á simple vista y por grandes grupos de ellas, hay riesgo de come- ter errores de apreciación, y son pocos los miembros disponibles para subclasificar; si se aumenta el número de estos miembros disminuyendo la amplitud de los grupos de crestas convencional- mente limitados, se impone la aplicación de la lente para evitar los errores de apreciación á simple vista, tanto más fáciles cuanto más frecuentes sean los casos límites, y si, como yo dije en el Congreso de las Ciencias celebrado el 1908 en Zaragoza y prac- tico en el archivo dactilar que dirijo, se cuentan siempre las eres- DE HISTORIA NATURAL. 375 tas y se anotan los números exactos de éstas, contados con preci- sión, para formar tantos grupos secundarios de tarjetas como uni- dades (desde 1 á más de 30) puedan presentarse en un mismo nú- cleo ansiforme, el uso atento y detenido de la lente es de rigor y se hace tan fatigoso, que comprendo el que los prácticos no estén salisfechos del procedimiento y busquen otro más sencillo aun- que sea de menor potencia clasificadora. Locard de Lion ha propuesto en Junio último un procedimien- to morfológico, que podría llamarse central, por estar fundado en las variedades de forma y disposición de las crestas en el centro del núcleo. Coincide en muchos puntos con la distinción de cen- tros nucleares que presenté al Congreso de Zaragoza, y con la clasificación, mucho más detallada, que rae ha servido en mis experimentos de identificación monodactilar, realizados hace cin- co meses en la Cátedra de Derecho Penal de Madrid. Pero las variedades de centros propuestas por Locard, y las otras que yo había utilizado en mis experimentos, no se hallan siempre tan claramente deslindadas que no den lugar á frecuen- tes divergencias de clasificación, con la inseguridad de resultado que es consiguiente al aplicar el procedimiento. Los prolijos es- tudios comparativos que he hecho en los tres meses últimos, me han convencido de que el problema de la subclasificación de los dactilograraas monodeltos sigue sin resolver satisfactoriamente. Buscando nuevos elementos en que fundar la subclasificación apetecida, he pensado en que la oblicuidad de la línea (surco ó cresta) que forma el eje del núcleo, pudiera ser utilizada, no sólo para facilitar la confrontación de dactilograraas, como vienen ha- ciendo á simple vista los prácticos, sino para subdividir los rao- nodélticos en grupos, según el grado de oblicuidad de los ejes nucleares. Para apreciar la oblicuidad en cuestión, era preciso ante todo estudiar el trayecto completo de la línea axial del núcleo, á fin de determinar la parte aprovechable como elemento de una cons- trucción geométrica, y además, elegir un término de referencia, respecto del cual se pudiera medir la oblicuidad del eje con sufi- ciente exactitud. El estudio del primer punto me demostró que en los ejes nu- cleares simples y casi rectilíneos ó de un encorvamiento muy ligero antes de la cola del níicleo (donde todos se desvían á uno ú otro lado), no había dificultad ninguna para determinar la obli- 376 boletín de LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA cuidad, y que para los demás casos, que sou minoría, en que la complicación del dibujo ó encorvamiento del eje, grande y desde el centro, hacen insegura tal determinación, cabe apreciarla adop- tando convencionalmente como línea-eje la cuerda del arco efec- tivo que el eje verdadero traza en su porción propiamente nu- clear, es decir, en la mitad que corresponde á la cabeza del núcleo. Respecto á elegir puntos de referencia, no podía dudar, pues los ejes longitudinal y horizontal del dactilograma varían con la posición del dedo al ser impreso, y pueden aparecer dudosos si el contorno general de la impresión es irregular ó defectuoso, mien- tras que la línea de Gallón, entre el delta y el centro del dibujo, afluye al extremo de la línea axial del núcleo y presenta todas las condiciones apetecibles de precisión, claridad y constancia. Entre ambas líneas, la axial y la delto-central de Galton, se forma un ángulo de vértice en el centro y de abertura vuelia ha- cia la base de la yema, por lo que puede llamarse ángulo centro- basilar. Medir ese ángulo equivale á medir la oblicuidad del eje, y los grados de su abertura pueden ser los que dividan el nume- roso grupo de los monodeltos en variedades bien definidas, resol- viéndose así el problema de la subclasiñcación de los omnian- siformes. Para medir el ángulo centro-basilar, empleo un cuadro de ce- luloide bien transparente en que he grabado 18 radios, formando entre sí ángulos de 10°. Pegando el cuadrito graduado á la venta- na del cuenta-hilos que suelo usar para contar crestas papilares, he construido un goniómetro muy elemental que se superpone á cualquier dactilograma y que siempre está en el foco de la lente. Para aplicarlo hago coincidir todo lo más exactamente posible el centro del goniómetro de celuloide con el centro del núcleo y el radio cero del uno con el eje del otro, veo cual de los otros ra- dios pasa por el delta ó queda más inmediato á él, y anoto los gra- dos de abertura del ángulo comprendido entre arabos radios. Operando así sobre los 200 dactilogramas de 20 individuos om- niansiformes, he encontrado por cada 100 casos siete de 40°, 20 de 50°, 27 de 60°, 17 de 70°, 13 de 80°, 12 de 90°, dos de 100" y dos de 110°. Repitiendo la observación de los mismos dibujos con el mismo gonómetro, y creyendo aplicar el mismo criterio, he dis- crepado, sin embargo, 27 veces al medir el ángulo, aunque siem- pre entre grupos inmediatos, lo cual prueba que, hasta ahora, al DE HISTORIA NATUKAL. 317 menos, no ofrece el procedimiento exactitud bastante para dividir una serie de dactiiogramas, según sus ángulos, en grupos de diez en diez grados. Creo, sin embargo, que este fraccionamiento será aplicable á la clasificación de impresiones en archivos monodactilares, aún en el supuesto poco probable de que no se lograra aumentar su exac- titud por la adopción de reglas convencionales y por el ejercicio, pues limitaría la busca ó solo tres de los grupos, en los casos más desfavorables. Para subclasificar fórmulas de omniansiformes creo preferible reducir los grupos á tres, de límites bien determinados y de ob- servación práctica más rápida y sencilla. Con este objeto he trazado en una delgada lámina de celuloide transparente un ángulo de 80*, que es el elegido para el primer tanteo, y aplicándolo sobre el dibujo de modo que el vértice del ángulo coincida con el centro del núcleo y uno de los lados con la línea axial de éste, se ve de una ojeada, á simple vista y sin vacilar, si el otro lado pasa por el delta, queda más cerca del eje que éste, ó por el contrario se encuentra más allá del delta. En el primer caso el ángulo centro-basilar que se trata de medir es de 60°; en el segundo, la línea trazada es proximal respecto del eje, y el ángulo es menor de 60, y en el tercer caso, la línea su- perpuesta es más distal del eje que el delta, y el ángulo centro- basilar excede los 60° (Véanse las figuras). Designando cada variedad con los nombres de proximal, inter- media y distal, que significan la situación de la línea que forma ángulo de 60° con el eje del núcleo y contando los casos que per- tenecen á cada variedad, resulla que de 100 hay 31 proximales, 29 intermedios y 40 distales, que es una distribución bastante equitativa, cuando no se distinguen unos dedos de otros, sino que se consideran en conjunto. Si tal perecuación persistieía también respecto de cada dedo en particular, las combinaciones de las tres variedades en los diez de- dos, arrojaría un total de 59.049 combinaciones, que son todas las posibles (tres multiplicado diez veces por sí mismo), y basta- ría con el procedimiento que describo para subclasificar las 46.000 tarjetas de omniansiformes, correspondientes á un millón de su- jetos, que es el máximo probable de un archivo. Pero ya he podi- do ver que la perecuación falta en la realidad; el número de com- binaciones efectivas de las tres variedades es mucho menor que 378 boletín de la keal sociedad española el calculado, y acaso no pasen de 3 ó 4.000 las subfórmulas an- gulares distintas que lleguen á darse. A pesar de esta limitación, aún resulta el ángulo centro- basilar, distinguido solamen- te en mayor, igual y menor de 60°, con potencia clasifi- cadora suficiente para satis- facer las necesidades actua- les de la identificación. En cuanto á la exactitud del procedimiento, estimada por la frecuencia con que dos observaciones sucesivas, pero no inmediatas, de un mismo ángulo, discrepen por incluirlo en grupos diferen- tes, resulta de mis experi- mentos que tal exactitud es mayor que la del procedi- miento morfológico central de Locard y que el 10 por 100 de casos en que hay di- vergencias al calificar, se re- ducirá mucho y acaso des- aparezca cuando precise la calificación del grupo inter- medio con los signos com- plementarios -+-0 — que, en los casos de observación á simple vista, expresarán transición á uno de los otros grupos, y en los casos de ob- servación con gonómetro in- dicarán que el ángulo exacto es algo mayor ó algo me- nor de 60°. También me propongo es- tudiar más adelante la apli- p A A; línea axiaL— Targ. Acireale, 1910. Guida alio studio delle piante coltivate nelle ainole di piena térra nell' Orto Botánico della R. Universitá di Torino. Torino, 1874. Don. del señor Barras. Instituto central de experiencias técnico-forestales: Semilla de pino silvel- tre, por D. Miguel del Campo. Madrid, 1909. Jardín botánico da Universidade de Coimbra. Coimbra, 1876. Don. del Sr. Barras. Key. — Plan and Index to the Royal Botanic Gardens. Kev?, 1907. Don. del Sr. Barras. List of british seed-plants and ferns. Department of Botany British Mu- seum. London, 1907. Don. del Sr. Barras. L'Orto botánico di Padova nell 1896. Don. del Sr. Barras. National Museum of Science of Art. Dublin. Don. del Sr. Barras. Order of the Proceedings and Desciiption of the Buildings opened by Their Majesties The Kiug and Queen at Cambridge, 1904. Don. del Sr. Barras. Sesión del 3 de Noviembre de 1910. PRESIDENCIA DE D. JOAQUÍN GONZÁLEZ HIDALGO El Secretario leyó el acta de la sesión anterior, que fué apro- bada. Se encuentran presentes los Sres. D. Garlos Latorre, Galedrcático de la Universidad de la Habana, y D. Daniel Jiménez de Gisne- vos, del Instituto general y técnico de Alicante. — El Sr, Ribera expresó su reconocimiento á la Sociedad por haber tomado parte en el duelo que le añige, con motivo del re- ciente fallecimiento de su señora madre. Presentaciones. — Por el P. José Andreu fué propuesto para so- cio numerario D. Francisco Más y Aragón, Licenciado en Medi- cina, de Crevillente (Alicante). Quedó admitido como socio nu- merario el Dr. D. Romualdo González Fragoso, que ya lo fuéan^ teriormente, y pertenecerá á la Sección de Sevilla. Conferencia. — El Sr. D. Garlos Latorre dio á conocer sus inves- tigaciones geológicas y paleontológicas en la isla de Guba, de- mostrando la presencia del terreno jurásico y le existencia do fósiles de desdentados que permiten deducir el período geológico en que estuvo unida dicha isla al continente americano. El con- ferenciante fué muy aplaudido. — El Sr. Presidente felicitó á D. Garlos Latorre por su trabajo y se congratuló de que estuviera entre nosotros un representante tan distinguido de la intelectualidad antillana. — El Sr. Ribera propuso que como muestra de consideración y simpatía, no sólo al conferenciante, sino al país que representa, sea nombrado miembro correspondiente de nuestra Sociedad el Sr. D. Garlos Latorre. El Sr. Presidente encontró muy digno de encomio lo propuesto por el Sr. Ribera, y de conformidad con ambos señores, acordó la Junta el referido nombramiento. Notas y comimicaciones.— El Secretario, en nombre de los res- pectivos autores, presentó los trabajos siguientes: T. X.— Noviembre, 1910. 26 39J boletín de la EEAL SOCIEDAD ESPAÑOLA «Sobre los nombres específicos y subespecíficos de algunos Felis», por D. Ángel Cabrera Latorre. «Datos para la fauna de la provincia de Ciudad Real», por don José María de la Fuente. «Lista de plantas fanerógamas espontáneas del término de Baezn (Jaén)», porD. Juan Danlin, que pasó ala Comisión de Catálogos. — El Sr. D. José González manifestó que deseando conocer los minerales que pudieran tener aplicaciones, y se encuentren en los alrededores de Melilla, pidió determinadas muestras, que tenía el gusto de presentar tal como las ha recibido, es decir, sin hacer su verdadera clasificación. La simple inspección de ellas, basta para demostrar la impor- tancia que tendrá esa región el día que se sometan los yacimien- tos á una racional explotación. También presentó, sin numerar, una pequeña muestra que con- tiene pirita de cobre. Los minerales á que se refiere la comuni- cación son : Nüm. 1. Hierro á 10 km. de la ciudad.— 2. ídem de cabo Tres Forcas. — 3. Kaolín á 19 km. —4. Ocre del mismo lugar. — 5. Kao- lín muy buena calidad, id., id.— 6. Hierro de Beni-bu-iflor.— 7. Blendas de id. — 8. Gredas para alfarería.— 9. Yeso.— 10. Lignito. — 11. Hierro de las faldas del Gurugú. — 12. Níquel de id., id. — 13. Gredas de Beni-bu-iflor. — 14. Calaminas de Nador. Notas bibliográficas. — El Sr. Calderón dio lectura á las si- guientes: Sobre el terreno Terciario de la Meseta central española se hau publicado nuevas notas, continuación y rectificación, á veces, de las de que dimos oportuna cuenta en esta Sociedad. Nos referimos ahora á las siguientes, aparecidas en el Boletín de la Sociedad geológica de Francia: Depéret, Ch.: Sur les hassins tertiaires de la Meseta espagnole (ser. 4, t. VIII, pág. 18 y 19). Douvillé, H.: Sur le tertiaire des environs de Toléde. (Id., pági- na 455 y 456). Douvillé, H.: Oligocéne des environs de Toléde (Id., pág. 17 y 18). En la primera de estas notas el autor insiste en la idea, contra- ria á la que antes había dominado, y que como axiomática se te- nía, de que grandes lagos de agua dulce ocupaban durante la época miocénica la superficie de la meseta y sus contornos. Los descubrimientos modernos modifican radicalmente dicha idea y DE HISTORIA NATURAL. 391 la sustituyen por la de la existencia durante los tiempos tercia' ríos de laguuillas flavio-salobres ó marinas. Se ocupa después el autor de la edad de los depósitos de los al- rededores de Toledo dados á conocer por Douvillé, y que consis- ten en una molasa calcarifera muy basta, con moldes de fósiles marinos y salobres, indicando un origen marino para la edad de ?os yesos ú horizonte medio. Según Depéret serían estos depósi- tos más bien estampienses que aquitanienses, como afirmaba aquel geólogo en vista del carácter de los mamíferos castellanos. Posteriormente Douvillé vuelve sobre la cuestión, haciendo notar que el descubrimiento de Fusus cf. bulbiformis conduce á admi- tir una edad eocena para los depósitos terciarios de Toledo, y por consiguiente más antigua de lo que suponía Depéret. Harlé, E.: Faune quaterjiaire de St. Sébastien (EspagneJ. (BuU. Soc. géol. France, 4 ser., t. viii, pág. 82 y 83), El autor ha examinado los restos y la fauna hallados en las grutas de Landarbase, reconociendo la industria magdaleniense ■con su fauna habitual acompañante, particularmente rica en ciervos y con escasos restos de reno. Harlé, E.: Faune de la grotte Das Fontainhas (Portugal) . {Bul!. Soc. géol. France, 4 ser., t. vin, pág. 460 á 466|. Hállase situada este caverna á una altitud de 400 metros en la? calizas de Monte Junto, al N. de Lisboa. El autor considera su fauna, así como la de Gibraltar, como contemporánea de las de ürsus spelaeus de Francia, aunque no se presenta allí esta espe- cie, así como tampoco el reno ni ningún bóvido. Serviría dicha caverna de morada á los carnívoros, y en cuanto á los herbívoros que contiene, unos caerían por accidente y otros irían á refugiarse allí por una causa cualquiera. Fon tes Joaquim: Estacáo paleolithica do Casal do Monte (Lis- boa), 1909. En 8.", siete páginas y una figura. Es interesante el descubrimiento realizado por el autor de nu- merosos silex tallados á las puertas de Lisboa. Entre estos silex muchos presentan el tipo bien marcado de St. Acheul. Secciones. — La de Zaragoza celebró sesión el 26 de Octubre úl- timo, bajo la presidencia de D. José Antonio Dosset. —El Sr. Aranda presentó un nuevo socio, D.Bartolomé Darder Pericas, alumno déla Facultad de Ciencias. Asimismo dio lectura á dos comunicaciouGs: «Sobre la enseñanza de la Geología en la Universidad de Grenoble» y sobre algunos fósiles jurásicos de Albarracín. Anunció también su visita al Museo Oceanógrafico de Mona- 392 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA co, que se propone hacer juntamente con el Sr. De Buen y sus alumnos durante la semana próxima. — El Sr. Ferrando propuso á la consideración de los socios el proyecto de realizar una excursión á Quinto, donde se halla la fábrica de cementos que dirige nuestro consocio y decano de la Facultad D. Paulino Savirón, y cuyas canteras y excavaciones- son sumamente interesantes desde el punto de vista geológico. Se fijó el día 6 de Noviembre para la citada excursión. — D. Pedro Moyano propuso constase en acta la satisfacciórtí con que la Sociedad se había enterado del nombramiento de Auxi- liar numerario de la Facultad de Ciencias, del Sr. Aranda. Comuniciones del Sr. Aranda. ]/ La enseñanza de la Geología y de la Mineralogía en la Uni-- versidad de Grenohle. El profesor W. Kilian ha publicado una noticia muy intere- sante sobre la enseñanza de la Geología y de la Mineralogía y sobre la organización del Laboratorio de Geología de la Facultad de Ciencias de dicha Universidad. Un resumen de esta noticia aparece en la Revine Internationale de V Enseignement (15 Sep- tiembre 1910), y ha sido redactado para servir de orientación á los geólogos extranjeros y á los estudiantes. Comienza por una descripción general de la situación geológica de Grenoble y del horizonte montañoso que circunda la ciudad, completada por la indicación de los puntos que el geólogo debe visitar de preferen- cia y de las colecciones cuyo estudio puede ser más prove- choso. Después de estos datos generales, W. Kilian enseña la manera de instalar el laboratorio de Geología, cuyos departamentos esen- ciales son: los gabinetes y laboratorios del personal, una sala de conferencias, otra de trabajos prácticos, una biblioteca, tres salas de colecciones y una instalación fotográfica. La enseñanza de esta materia en la Universidad de Grenoble se halla á cargo de un profesor titular (M. W. Kilian), de un en- cargado de conferencias (M. P. Lory), existiendo además un con- servador de las colecciones (M. P. Reboul) y un preparador (M. M. Gignous). La enseñanza se compone de un curso público, de varias conferencias (Geología y Mineralogía aplicadas; Pa- leontología, Litología y Estratigrafía; nociones elementales de Geología), de sesiones de trabajos prácticos y de excursiones. Existen otros importantes servicios anejos á la enseñanza de DE HISTORIA NATURAL. 393 ... cr.. J^J^FA. DEL nSTEl. DE GR-A-OST OA.3SrAE.TJ^ D. JOSÉ GONZÁLEZ Y GUTIÉRREZ-PALACIOS Escala i : 3oooo DE HISTORIA NATURAL. 3[)^ dientes á los géneros Conus, Trochas^ Pectén, Cardium, Venus, Tapes, etc., que Woodward refiere á 47 géneros, de los que diez han desaparecido de antiguo del mar próximo. Desde Telde á la Isleta, el terreno está formado en general por capas de conglomerados finos, calizas tobáceas y conglomerados gruesos más ó menos duros. Los diferentes cortes que se presentan, corresponden á las in- dicaciones del plano que se acompaña y no se han limitado sólo á la costa, sino que también se presenta alguno del interior. o . <íJ F)>. \.*— Corle del camino de Las Palmas á Telde, cerca del túnel de Mar/ea.—\, Basa- nita conglomerada; "2, Capas de caliza; 3, Bssanita; 4, Brecha traquítica gris cou cris- tales de riakolita y algo de pómez; f , Fonolita de color verde; 6, Capas ae -^-acka roja. Debe advertirse que estos depósitos sólo aparecen claramente en la costa oriental, cubriendo formaciones fonolíticas; el buza- miento general es de S. á N., con pendiente hacia el E. Las capas no son constantes, y su espesor varía. En el valle del Guiniguada y en las laderas del Barranco Seco, se ven unas capas de cantos rodados sueltos de tres ó cuatro me- tros de espesor que, en los cortes de las canteras de toba blanca, se ven disminuir paulatinamente hasta desaparecer; esta capa no se encuentra en las proximidades del mar. 400 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA ■//>■ . ["O. '■.^"■'^:'°.^'■■^^:Q■■ A conlinuación se hace una ligera descripción de cada capa^ y en los cortes geológicos se hacen las indicaciones necesarias. Gomo generalidades sobre las capas, pueden hacerse las consideraciones siguientes: En la loma de San Fran- cisco existe una formación de conglomerado fino que tiene más de veinte metros de espesor, y en ella se in- ternan capas muy delgadas de arena silícea muy fina. Entre las tobas obscuras Y'i^l."— Corte de la loma de San Francisco.— baSalllCaS, eXlSteU CapaS de ], Tierra vegetal; 2 Conjílomerado mediaDO; „„i:„„ ,-„ip,.pj,u^ac niiP nrP- a, Capas alternadas de tobas basálticas y cali- tdlJ^d llJieiLdldUdís qut; pie zas; 4, Conglomerado fiDO con grandes bloques „p,^,„„ -^ alo-unnc cítinc má« de fonolita; 5, Toba blanca; Ü, Conglomerado Sentan en algunOS SltlOS maS "^"^ysv^x^^o. ^g ^^^^ j^g^^Q ^g espesor, y existe una caliza muy poco consistente que se disgrega con faci- lidad. Por regla general, casi todos los materiales depositados so- bre la loba blanca, están más ó menos impregnados ó recubiertos por el depósito calizo. Los conglomerados superiores son muy abundantes en piedras angulosas, siendo el ce- mento que las une de poca consistencia, así es que estas capas pueden considerarse como for- madas por materiales casi sueltos. La superficie de las me- setas presenta, en medio de su constitución arci- llosa, un verdadero caos de piedras sueltas, verda- rlQi.rko oÍQmr>lnT.Qo Aa inAr\a temadas de tobas" basál tlcas y calizas; 3, Grandes UeíOSejempiareb ae lOUOS moles da roca y conglomerado grueso; 4, Toba los períodos volcánicos. blanca; 5, conglomerado grueso. Los conglomerados inferiores, sumamente duros, son los que constituyen la costa, hallándose en algunos sitios recubiertos por arenas que forman pequeñas playas, en los cuales el espesor de aquélla no pasa de dos á tres metros. VX^.^."— Corte de la loma próxima á la hatería de ^re«a¿es. — l. Conglomerado mediano; 2, Capas al- DE HISTORIA NATURAL. 401 La última parte de la serie de lomas que terminan en el istmo que une la Isleta á la Isla, está recubierta por una capa de arena que en las partes bajas forma grandes dunas; es- ta arena, que parece pro- ceder de la playa del Gon- ñtal, tiene la composición media siguiente: Carbonato de cal . 64,93 Sílice 10,00 Silicatoí' 25,07 100.00 Los silicatos son crista- Fig. 4.'~Coríe del emplazamiento de la latería de Arenales.— \ Conf?lomerado mediano; 2, Capas al- . , temadas de tobas basálticas y calizas; 3, Conglo- les de pirOxeUO, olivillO merado Ano; 4, Grandes nodulos ce arena silícea muy fina; 5, Conglomerado mediano. y hornblenda, lo que in- dica ser procedentes de la disgregación de las rocas eruptivas que abundan en la costa N. de la Isla; lo mismo puede decirse de la sílice. En cuanto al carbonato de cal, procede de la misma playa del ConQtal, donde actualmente existe una formación eolítica,, cuyo proceso continúa coa re- lativa celeridad. II El volean de Bandama. « — ■ En cuantos estudios han pu- ¥\g. Z.^-Corte déla loina de la fábrica de bÜCado geÓlogOS extranjeros cemento.— ^,\ Capas de un espesor máximo i i t i /-i • p i de tres metros de calizas superficiales mez- SODre laS ISlaS Cananas, UO fal- cladas con cantos rodados; 'l, Cong-lomera- , . . , , do fino alternando con capas delgadas de ta UUa deSCripClOU de eSte UO- arena fina, alcanzando el conjunto más de . t . , , ., , , 50 metros de espesor; 3, Toba blanca; 4, table VOlcan COnOCldO eu el pai3 Conglomerado grueso. r< i j j n j l-.- por Caldera de Bandama. Si- tuado en una de las regiones más pintorescas y fértiles de la Isla de Gran Canaria, de acceso fácil y próximo á los pueblos de Ta- fira, Santa Brígida y Atalaya, se comprende que se señale á la curiosidad^el turista. Mas teniendo en cuenta lo mucho que hay que estudiar desdo 402 boletín de la real sociedad española el punto de vista geológico en este país, dada la inmensa varie- dad de formaciones volcánicas, más grandiosas y más interesan- tes para ser sometidas á una detenida investigación, no es de ex-, trañar que hayan pasado sin descifrar los orígenes y estructura de este moderno volcán, no fielmente descrito, á nuestro juicio, no sólo en lo que á la gran caldera se refiere, sino al pico del mis- mo nombre que alza su cima en el borde N. del gran cráter. Repetidas veces hemos visitado esta interesante zona; unas por obligación y otras atraídas por nuestras aficiones á estos estudios y por lo grandioso del panorama que se descubre desde allí. Úl- timamente, acompañados por el Dr. Yon Kuebel, de Berlín, que pereció en el cráter del Hecla (Islandia) en 1907, hemos realizado varias expediciones de investigación, descendiendo al fondo del cráter y estudiando detenidamente su constitución. Atravesada la primera zona que llamaremos de costa, en que predominan las formaciones de toba marítima constituida por elementos traquíticos y basálticos, evidentemente del período mio- ceno, conforme se ha indicado, que alcanzan una altura de tres- cientos á cuatrocientos metros sobre el nivel del mar, empieza á destacarse por todas partes la forma cararterística de los conos volcánicos. Siguiendo la carretera del centro, al empezar á subir las laderas del pico del Vienfo, se ve hacia el SW. una gran mon- taña de forma cónica que eleva su cima á 580 metros sobre el ni- vel del mar. Este es el pico de Bandama, que debía ser mucho más eleva- do, antes de que la destructora acción del tiempo lo desmo- ronase. Estudiando detenidamente la zona comprendida entre el ba- rranco de las Goteras desde Marzagan y el del Guiniguada desde Tafira, se comprende que entre estos dos grandes y profundos ba- rrancos, debió existir una divisoria de naturaleza traquítica aná- loga en un todo á la hoy existente entre el último barranco y el de San Lorenzo; esta divisoria, compuesta de conglomerados, la- vas y toba volcánica, ha sido destruida por el moderno volcanis- mo en la zona que nos ocupa, quedando, sin embargo, algunos restos, que claramente demuestran su anterior existencia. . Dominan en esta zona los lapillis, ocupando una extensión de más de 6 km., á partir del pico de Bandama; numerosos montícu- los más ó menos elevados, de formas redondeadas y cónicas, pres- tan al conjunto un relieve desordenado, que la acción erosiva de DE HISTORIA NATURAL. 403 las aguas no ha podido uniformar. A través de esta enorme masa de lapilli, vense en algunos puntos asomos lávicos, muy abun- dantes en el barranco del Guiniguada, y algo menos en los de Marzagan y las Goteras por la inmediación del Bandama. Web y Berthelot (1), en su importante obra sobre las Islas Ca- narias, dicen que el pico de Bandama es un resto del borde del gran cráter que ha quedado en pie, sin que expliquen la causa del fenómeno, cq^itentándose con sentar aquella afirmación. El pico de Bandama, en nuestra opinión, es un cráter que nun- ca arrojó lavas, siendo sus erupciones de forma explosiva, cu- briendo de cenizas y escorias todos sus contornos; su formación es anterior á la caldera de Bandama, pues de ser posterior, ésta habría sido cegada por los materiales lanzados por él. Ahora bien, el examen de las capas de escoria que cubren los bordes de la gran caldera, en estratificación discordante con las que provienen del pico, hace pensar que el lugar hoy ocupado por aquélla lo fué anteriormente por otro volcán de formación anterior al pico, y que posteriormente sufrió la modificación que ha producido el aspecto actual, sin que aquél ni éste hayan vuelto á tener mani- festaciones eruptivas. La siguiente figura aclarará más lo dicho: Fig. 6.» a, es el primitivo volcán que ocupaba el emplazamiento de la actual caldera, con las capas de cenizas y escorias producidas si- guiendo la pendiente natural de sus flancos; h, es el volcán actual del pico, que tuvo origen posterior al a, razón por la que las ca- pas de escoria están en discordante estratificación con las de a. ¿Qué ocurrió después? La zona de que tratamos está ocupada por un sinnúmero de conos volcánicos contemporáneos del pico, que no sólo abraza las inmediaciones por el NW., sino que se extien- (l) Historia Natural de las Islas Canarias. 404 boletín de LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA de al E. formando la sima de Guinamar y sus adyacentes, la Loma Quemada en el camino de Telde, y algunas otras en la ori- lla derecha del barranco de las Goteras. Detrás del Hotel Santa Brígida está uno de los más notables en la loma llamada Cruz del Inglés, que no es más que un vasto cráter, cuya enorme corriente de lava inundó por completo el valle del Guiniguada por el lugar llamado Cueva de los Frailes. Acumuladas las fuerzas eruptivas en esta extensa zona, cuyo foco principal fué el volcan a, muy pronto resultó éste insuñcien- le y fueron abriéndose camino los gases á través de la superficie por diferentes sitio?, mientras tanto en el fondo del volcán a se iban acumulando materiales á una elevadísima temperatura; grandes explosione?, desmoronando la antigua chimenea y agran- dándola, producían el derrumbamiento de los materiales consti- tutivos sobre la masa ígnea, fundiéndose y constituyendo un enorme lago de hirvieute lava, análogo al actual de Kilauea, cuya superficie quedaría muy cerca de lüO m. de los bordes. Mientras tanto, los demás volcanes, formados de materiales más deleznables, dieron paso á sus lavas derramándose en des- tructora corriente por los puntos de menor resistencia, y así so ve hoy la gran corriente que salió de la Cruz del Inglés por las Cuevas de los frailes y que obstruyó el valle del Guiniguada, con- teniendo sus aguas y dando lugar sus sedimentos al feraz vallo que se extiende desde este volcán hasta algunos kilómetros agua arriba del pueblo de Santa Brígida. Posteriormente, las aguas que fueron abriéndose paso y ahondando el cauce, dejaron al des- cubierto el fondo del remanso, hoy, como decimos, fuente prin- cipal de la riqueza de esta región. Aun, en medio del turbulento cauce del río se ven enormes moles de lava aisladas que separan los innumerables brazos del torrente. En la orilla izquierda se descubren restos de la poderosa corriente lávica cubriendo for- maciones traquíticas y de toba volcánica antigua. Por los volcanes de Ginamar y Marzagan se verificai-on análo- gos fenómenos, viéndoss la gran corriente de lava que salió de la sima de Ginamar en tan buen estado de conservación, que parece acabada de solidificar. El cráter de la cuesta de la Gallina, inmediato al anterior, arro- jó sus lavas al barranco, y gran parte de las inmediatas al cráter han servido para los terraplenes de la carretera de Telde que pasa por la misma rajadura que les dio salida. DE HISTORIA NATURAL. 405 Abiertos estos respiraderos, el pico y la caldera eamudecieron, serenándose aquél y ésta consolidando su hirviente lago; el tiem- po, eterno transformador de la materia, ayudado por la incesante acción de los agentes atmosféricos, ha ido destruyendo y borran- do gran parte de las huellas de aquel perfodo, pero no en absolu- to, pues aún quedan elocuentes muestras de aquellas terribles erupciones, ocupando una considerable extensión de terreno. Fácil es comprender, por lo anteriormente expuesto, cuál es la verdadera constitución de la caldera. Fig. ".* mn es el probable perfil de la antigua divisoria traquítica; a es el antiguo volcán; b el pico; a es la caldera, y b' la forma que actualmente tiene el pico. La caldera de Bandama es un cráter de hundimiento. El examen detenido del interior de la gran caldera pone de manifiesto la época de los terrenos que la constituyen, y que, como no podía menos de suceder, son la masa componente de la antigua divisoria anteriormente citada. La uniformidad de las paredes, en las que no hay vestigios de modernas lavas, y sí de basanitas y traquitas, demuestra que su formación ha sido la que hemos manifestado. No es este el único ejemplo de caldera de análoga formación, pues abundan en la Isla, mereciendo citarse la llamada Hoya de Tunte, en cuyo borde está situada la villa de San Bartolomé de Tirajana, y en su fondo el barrio de Tunte. No es esta ocasión de ocuparse de esta interesante región, pero sí diremos que en ella se encuentran los fenómenos más curiosos y los terrenos más antiguos de la isla. Hay que desechar la idea, muy admilida, de que la caldera de Bandama ha arrojado increíbles cantidades de lapillis; no ha sido la caldera, fué el primitivo volcán, pues la caldera, una vez for- mada, no presentó manifestación alguna interior. Empezada la conquista de este archipiélago poco antes que el T. X. -Noviembre, 1910, 27 406 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA descubrimiento de América, las noticias recogidas entre sus po- bladores no mencionaban erupción alguna en la Isla de Gran Canaria. Hay un hecho que determina claramente lo relativamente mo- dernos que son, y es el siguiente: los vientos dominantes en el archipiélago son los alisios que soplan con inusitada violencia del 1." al 4.° cuadrante; así es que los materiales sueltos lanza- dos por la erupción se acumulan en la parte opuesta de los crá- teres, que, por consiguiente, es la que alcanza mayor altura, no- tándose que todos los de la misma época presentan sus depre- siones y rajaduras en el lado N. Este hecho, á la par que demues- tra su moderna constitución, pues el régimen atmosférico actual sólo data de la formación de los modernos continentes, lo hace también á la independencia de formación del pico y de la cal- dera, pues si éste, como aseguran Web y Berthelot, fuese un resto subsistente del borde de aquélla, no estaría en el lado Norte, sino precisamente al Sur, siguiendo la regla general. Por otra parte, las corrientes de lava de toda esta serie volcá- nica, han seguido los cauces de los actuales barrancos, prueba evidente de que la constitución topográfica era la misma en la época en que las fuerzas subterráneas se abrieron camino al ex- terior. , Casi todos los caminos que recorren esta zona, están sobre un lecho de escorias, algunas de tamaños voluminosos, constituyen- do verdaderas bombas volcánicas. De aspecto poroso y sumamen- te ligeras, sólo contienen elementos feldespáticos. En el barranco de las Goteras, próximo á la base de la Caldera, pero al nivel muy inferior al fondo de ella, se encuentra una for- mación lávica en corriente, que ha cubierto formaciones de tobas calizas, en las que el piroxeno figura como elemento predomi- nante; aunque estas lavas están próximas á la Caldera, no han salido de ella, sino de un gran cono situado al Sur, que las dio salida por su base. Los pozos que para alumbramiento de aguas hay abiertos en la base y proximidades de la Caldera, acusan terrenos traquíticos perfectamente determinados, siendo de notarse que entre la masa traquítica gris se han encontrado algunos nodulos de calcopi- rita con cerca de un 28 por 100 de cobre. Las lavas de que antes hemos hablado, son muy densas á cau- sa de la proporción de hierro que encierran. Las que proceden de DE HISTORIA. NATURAL. 407 la Cruz del Inglés, son rojizas y muy ligeras, encoutrándose al- gunas azuladas. La dirección media que sigue esta línea de volcanes es de Sur- este á Noroeste, debiendo notarse que casi todas las agrupaciones volcánicas recientes de la Isla, guardan esta dirección con mar- cada tendencia hacia la línea de EW., siendo ésta también la ge- neral de las agrupaciones de Fuenteventura, Lanzarote, Gomera, Hierro y Tenerife, no siendo tan marcada en La Palma. III Isleta. La Isleta, pequeña península al N. de la Isla, y unida á ella por medio de un istmo, cubierto aún no hace muchos años por el mar en las mareas vivas, tiene una superficie aproximada de 25 ki- lómetros cuadrados, apreciándose en ella dos formaciones princi- pales, perfectamente caracterizadas. Su parte N. y NW., de formación más antigua y contemporánea de los riscos que dominan á Las Palmas, presenta grandes capas ■de tobas blancas y rojizas, constituyendo estas últimas la llama- da Loma Colorada. Las partes S. y E. pertenecen al volcanismo moderno, el que ha cubierto las formaciones anteriores. Son muy numerosas las manifestaciones de este volcanismo, contemporáneo del de Bandama, siendo grandes las cantidades de lava que han salido, no sólo por la base de la serie de conos, que arrancan del Vigía, sino también del que sirve de emplaza- miento al faro, habiendo las lavas de este último penetrado en el mar, y cubriendo en parte basaltos más antiguos. Las rajadu- ras de lodos los conos de la Isleta, siguen la regla general, pre- sentando sus mayores elevaciones en el S. que es donde los vien- tos han acumulado los productos de las erupciones. Las lavas de todos estos conos presentan iguales caracteres que las de los demás volcanes de esta zona baja, habiendo cubierto las mismas formaciones, siendo, conforme hemos dicho, contempo- ráneos. Siguiendo la costa por la bahía del Conñtal, nos encontramos en la playa con una formación oolílica muy notable: tiene por base pequeñas conchas; las que se van recubriendo por carbonato de cal, y aglomerándose unas á otras, forman una porción de pe- 408 boletín de LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA quenas esferas calizas que cubren por completo toda la playa, que. por su blancura, resalta notablemente de las negras rocas que componen los acantilados. Esta formación, relativamente exten- sa, se pierde antes de llegar á la embocadura del barranco de San Lorenzo, donde comienza una formación basáltica columnar (la. mayor de la Isla) que se extiende por la costa N., casi hasta la punta Sardina. Las dunas que cubren el Istmo, cuya composición hemos indi- cado anteriormente, proceden de la playa del Gonütal, cuyas are- nas son en su mayoría calizas^ contrastando notablemente con las de las playas orientales que son silíceas, predominando el pi- roxeno, el olivino y la hornblenda. Se ha dicho que estas arenas calizas proceden del Sahara, lo- que, en nuestro concepto, no tiene fundamento alguno. La co- rriente del Gulf-Slream corre hacia el 8., es decir, hacia la costa africana, y los vientos bajos, es decir, los superficiales, son los alisios que proceden del 1." al 4.° cuadrantes, y si éstos fuesen la causa del transporte de arenas saharianas, las depositarían en las playas orientales, nunca en las occidentales. Por otra parte, el elemento predominante de las arenas del Sa- hara, á lo menos desde cabo Bojador á Río de Oro, es la sílice^ pues la capa superficial de las formaciones terciarias del Sahara, es una arenisca basta con grandes nodulos silíceos de muy diver- sos tamaños. Especies nuevas de Marruecos POR M. MARTÍNEZ DE LA. ESCALERA Las Glahrasida son las Asida con los tegumentos negros lu- cientes ó mates, de élitros desnudos y sin costillas vellosas, ó cou costillas lisas, desnudas, ininterumpidas y más ó menos pro- nunciadas y salientes: y en las que sólo por excepción en algu^ ñas especies españolas y en vülososulcaía de Argelia aparece una vellosidad en el fondo de los valles intercostales, como la de las- Elongasida, ú otras veces, como en punctipennis y algunas espe- cies extremeñas vecinas, unas cerditas aisladas más ó menos visi- DE HISTORIA NATURAL. '409 •bles en el tercio posterior de los élitros. Protórax con la base truncada eu recto ó cuando menos con el lóbulo mediano poco saliente y los ángulos posteriores más ó menos pronunciados y prolongados bacia atrás, con el disco cincelado, punteado, gra- nujiento ó tuberculoso, variando extremadamente en este respec- to. Élitros variando asimismo desde la puntuación á la granulo- sidad sencilla ó doble. Constituyen una gran masa de especies similares y muy pró- ximas eu la Península, Marruecos y Argelia; bien entendido que hay regiones de estos países con uno ó dos tipos predominantes, .-así el centro y Mediodía de España con las de los tipos Goudoti y porcata, Extremadura y Sur de Portugal con las del tipo pune- tipennis, Argelia con las de los tipos silphoides y Servillei. Las Glahrasida españolas se dividen en dos grandes secciones, cuya característica se dará más tarde, la de las Costulatx y la de las Incostulatce, aquéllas, á su vez, divididas en otras dos, una con base de tres costillas y otra con base de cuatro que tienen orígenes muy diferentes. Las Glahrasida de Marruecos corres- ponden á los tipos argelinos Servillei y silphoides, y á tipos espa- ñoles graciUs y JVillefroyi por lo que se conoce de su fauna. filabrasida conspuata sp. n. loe. Tiznit Beni-Hamran (Sus). Talla y aspecto de G. gracilis, de Almería. Esta especie y la siguiente tuherculipennis, recuerdan á G. po- lílicollis de Argelia, por la presencia sobre los élitros en los hú- meros de algunos pequeños granulos y por la granulación fuerte de la parte rebatida del élitro que en algunas especies españolas existe también, y que en las africanas de otros grupos de Gla- hrasida es carácter predominante. cf . Puntuación de la cabeza, redonda y fuerte, contigua, pero no confundida, y con una fuerte impresión transversa delante de los ojos. Protórax, finamente punteado en el disco, con la puntuación menos profunda y profusa que la de la cabeza, excepto en el bor- de anterior, que lo es tanto como en ella y en las márgenes donde €sta puntuación se entremezcla y se hace reticulada, aparecien- 4o algunos granulos pequeñísimos y aislados cerca del borde an- terior; éste, muy escotado, y el posterior bisinuoso, con sus ángu- los apenas más salientes que el lóbulo, muy estrechados en esa re- gión coino en los ángulos anteriores que son más agudos; de lados 410 boletín de la real sociedad española muy redondeados por consiguiente y poco convexo; sus márge- nes, moderadamente anchas y no muy levantadas. Élitros muy poco elevados, más anchos en su base que la del protórax, con un reborde marginal muy pronunciado y con tres vagas elevaciones cosliformes, que no son costillas, sino más bien pliegues longitudinales mal indicados; con puntuación finí- sima, aislada y clara á uno y otro lado de la sutura, y lateral y posteriormente con una granulación aislada y poco densa en los húmeros, más fuerte y más numerosa en el tercio posterior. Par- te rebatida del élitro fuertemente granulosa. Anillos abdominales, fuerte y profusamente punteados y es- triolados longitudinalmente en la base de los mismos. Patas finas y largas, de tibias intermedias y posteriores rectas, muy granulosas. Toda la parte inferior del cuerpo con una pubescencia rojizo dorada corta, más densa en el esternón y entre las coxas. 9 Protórax, menos estrechado posteriormente y de lados me- nos redondeados. Élitros más hinchados y con los pliegues me- jor marcados, siendo su puntuación y granulación lo mismo que la del macho, Glabrasida tuberculipennis sp. n. loe. Teluet Dar-el-Glaui (Alto Atlas). Talla de G. Willefroyi de Sierra Nevada, y de su misma forma corta y rechoncha. Cabeza fuerte y rugosamente punteada y con una fuerte im- presión transversa delante de los ojos. Antenas cortas, sin pasar del tercio posterior del protórax, con todos los artejos muy apre- tados, apenas más largos que anchos, el 9, francamente trans- verso; el 10, más y poco más ancho, y el 11, globular. Protórax más ancho y más corto que en la especie anterior, y algo pero poco más convexo, con sus ángulos posteriores menos agudos y notablemente más ancho en esta zona que en el borde anterior, donde es muy escotado, teniendo sus ángulos muy agu- dos; con las márgenes estrechas, pero bien levantadas; disco, con la puntuación finísima redonda, clara y apenas marcada, siendo en las márgenes profunda y reticulada, pero sin vestigios de gra- nulos entremezclados. Élitros cortos y rechonchos, bastante convexos, con tres rugo- sidades longitudinales que emiten á los lados otras transversales, DE HISTORIA. MATURAL. 411 apareciendo entre ellas unos tubérculos aislados redondos y muy fuertes, desiguales y dispuestos sin orden; parte rebatida de los mismos mate, desigualmente punteada y granujienta, pero nunca con la granulación tan fuerte y tuberculada como en la parte superior. Patas algo más fuertes, pero no más largas que en conspuata, algo menos vellosa inferiormente y con los anillos abdominales menos profunda y profusamente punteados y sin estrías en la base de ios mismos. 9. Protórax casi recto en la base y con los ángulos posteriores rectos y no más salientes que el lóbulo. Élitros no más hinchados que los del cf y con su misma gra- nulación. Glabrasida Melillensis sp. n. loe. Melilla. cf. Cabeza fuertemente punteada y con una fuerte impresión transversa entre las antenas. Antenas largas y ñnas, llegando casi al borde posterior del protórax, muy comprimidas lateral- mente y vistas por donde tienen su mayor anchura, con todos sus artejos á partir del 3, paraleloides y casi dos veces tau largos como anchos, siendo sólo transverso el 10. Protórax finamente punteado en el disco, más fuerte y den- samente en el borde anterior, pero menos que en la cabeza; en las márgenes que son anchas y poco levantadas, la puntuación se hace reticulada y se entremezcla con algunos granulos poco visi- bles; base del mismo truncada en recto ó cuando se inicia el ló- bulo, éste apenas marcado y no más saliente que los ángulos pos- teriores, muy poco salientes hacia atrás y rectos; borde anterior poco escotado y sus ángulos poco agudos; más ancho en la base que en el borde anterior y de lados poco redondeados. Élitros con tres costillas lisas, equidistantes entre sí, y de la sutura y margen, todas ellas lucientes, así como aquélla; mate en los in- tervalos finamente punteados entre la sutura y la primera cos- tilla, y muy finamente granujientos á partir desde ésta hasta el margen; parte rebatida del élitro con algunos granulos pequeños. Anillos abdominales fuertemente punteados. Patas fuertes y lar- gas. Tarsos intermedios y posteriores mucho más largos que anchos. 9. Protórax más transverso y de lados menos redondeados. Éli- tros con las costillas menos salientes y emitiendo á veces rugosi- 412 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA dades transversas poco pronunciadas. Esta especie es próxima á Servillei de Argelia, pero de talla algo menor que ella. Glahrasida glohipennis sp. n. loe. Agadir, el Kureimat, zoco el Tlata, Arrajaiat y Marrakesh. Esta especie forma con las siguientes un ciclo completo evolu- tivo, que pasando por Rolphi Frm. de Mogador, continúa con Mazaganica y Rabatica á Maroccana Allard: en su marcha al Nor- te va perdiendo la intensidad y fortaleza de las granulos; forma rechoncha y patas robustas y cortas, que caracterizan á glohi- pennis, para venir á parar en Maroccana de Arcila, en que los granulos son tan exiguos como en Melillensis, y en la que la convexidad del dorso ha desaparecido para dar lugar á un aplanamiento extraordinario, mientras que las patas se han ido alargando paulatinamente, adquiriendo antenas y tarsos gráciles. (¿'. Cabeza con la puntuación fina en el vértex, más fuerte en el borde anterior y con dos profundas impresiones delante de los ojos. Antenas, moderadamente largas, de artejos apretados; arte- jo O trapezoidal, poco más largo que ancho y no mucho más es- trecho que el 10, francamente transverso, el 11 globular. Protó- rax muy jiboso, poco transverso, con el borde anterior muy es- cotado y sus ángulos bastante agudos, con el borde posterior truncado en recto y sus ángulos posteriores anchos, salientes, muy agudos, bastante prolongados hacia atrás y más ó menos, pero siempre caídos y lanzados hacia afuera; mas ancho aquí que la base de los élitros, de lados poco redondeados y con el margen estrecho pero muy levantado, sobre todo en el tercio anterior; más ancho y nada levantado en los ángulos posteriores; disco sembra- do de granulosidades pequeñas en el borde posterior y en el ante- rior mezcladas con algunas fosilas redondas; lateralmente y en las márgenes con las granulosidaies más fuertes. Élitros extraor- dinariamente jibosos, con tres costillas poco pronunciadas y no cortantes, de las que la externa es la menor, desapareciendo en algún ejemplar, profusa y densamente granuloso, siendo los gra- nulos aislados y fuertes mezclados con algunos otros menores y menos numerosos; paralelos en los lados, estrechándose rápida- mente desde el tercio posterior, en cuyo punto la jibosi,dad cae muy bruscamente hacia la conclusión de los mismos; reborde marginal bien marcado, formando tejadillo que cubre la parte DE HISTORIA NATURAL. 413 rebatida del élitro fuertemente granulosa, pero cuyos granulos son menores que los de la cara dorsal. Patas fuertes y muy robustas, de tibias tan gruesas como los fémures correspondientes. . Tarsos 2.° y 3." de las patas posteriores muy trapezoidales, este último poco más largo que ancho. Anillos abdominales, finamente punteados, y ellos, así como el pecho y patas, finamente pubescentes. $. No más convexa que el cf : con el protórax menos globoso pero más transverso. • Élitros no más globosos y muy poco más anchos. Glabrasida Mazaganica s. n. loe. Mazagán. De la misma talla que G. Rolphi Frm. ó algo menor. Cabeza con la puntuación algo más clara que en glohipennis, más profunda en el borde anterior que en el vértice y con dos fuertes impresiones delante de los ojos: antenas moderadamente largas, llegando al borde posterior del coselete, con todos sus ar- tejos paraleloides menos el 9.°, ligeramente trapezoidal, y todos ellos incluso éste, dos veces más largos que anchos vistos por donde tienen su mayor anchura; el 10.° trapezoidal y transverso y el 2.° globuloso. Protórax transverso, muy escotado en el borde anterior, cuyos ángulos son muy agudos; el borde posterior muy ligeramente bisinuoso, con sus ángulos poco salientes hacia atrás, ligeramen- te entrantes y casi rectos desde ahí, ensanchándose hasta un ter- cio de la base y luego rápidamente estrechados hasta el borde an- terior; poco convexo en el disco que está finamente punteado, apareciendo la granulación lateralmente cerca de las márgenes y sobre ellas, que son anchas y poco' levantadas. Élitros con tres costillas lucientes, de las que las dos internas que se unen en el tercio posterior del élitro son las más pronun- ciadas; la externa, que desaparece, á veces tiende á unirse á la resultante de las dos primeras: intervalos mates con la granulosi- dad mucho más fina que en el glohipennis, de lados paralelos ■hasta su mitad ó dos tercios de la base, y luego estrechados len- tamente hasta su conclusión; más planos que en Rolphi y con el reborde marginal muy pronunciado, más que en dicha especie; granulación de la parte rebatida del élitro, tan fuerte y con la misma densidad que la de la cara dorsaj. 414 boletín de la REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA Anillos abdominales muy finamente punteados, siendo la pu- bescencia de ellos muy corta y casi invisible. Patas largas y fuertes, con las tibias notablemente más delga- das que los fémures correspondientes. Pubescencia del pecho y patas, corta, pero más apreciable que la del abdomen. 9. Con el protórax más transverso y de márgenes más estre- chas, bastante más ensanchada posteriormente, más convexa y con las costillas emitiendo frecuentemente rugosidades trans- versas. Glabrasida Rabatica. sp. n. loe. Rabal. Tamaño, un tercio menor que Mazaganica, con la cabeza más fuerte y profundamente punteada que en dicha especie, con dos profundas impresiones delante de los ojos; antenas finas, no pa- sando del Vi posterior del protórax, con todos sus artejos muy alargados, incluso el 9 más de dos veces tan largo como ancho; el 10 mucho más grueso y transverso, y el í 1 globular. Protórax tan largo como ancho, muy fuertemente escotado en el borde anterior, cuyos ángulos son muy agudos; con la base truncada en re:to y con los ángulos posteriores pronunciados hacia atrás: desde dicho punto, lentamente estrechados hacia el borde anterior, con el disco poco levantado y fuertemente puntea- do en toda su superficie por igual; sólo finamente granuloso cer- ca de los ángulos posteriores y en el margen, estando mezclada con la puntuación cerca de los ángulos anteriores; el margen está finamente ciliado, apareciendo una pubescencia fina, corta y dorada, naciendo de la puntuación protorácica, muy corta y re- clinada, casi invisible, que ya aparecía en las márgenes de Maza- ganica. Élitros muy planos, con tres costillas, de las que sólo son apa- rentes y poco levantadas las dos internas, que emiten rugosidades transversas, la externa es más aparente en la 9; intervalos finamen- te granulosos., con algunos muy pocos granulos entremezclados, más fuertes en los húmeros y en el tercio posterior; con el rebor- de marginal bien marcado y con una pubescencia de cerditas di- seminadas, cortas y doradas, difícilmente apreciable como en punctipennis y las especies de Extremadura, y sólo colocado el insecto en determinada posición: parte rebatida del élitro con gra- nulación pequeña y clara. 1)E HISTORIA NATURAL. 41* Anillos abdominales densa, pero no profundamente puntea- dos, pubescencia de la cara inferior del cuerpo, más densa que en la especie anterior. Tibias notablemente más delgadas que los tarsos correspondien- tes, y estos con sus artejos muy alargados. 9. Más corta y ancha, con los élitros más hinchados y el pro- tórax más transverso. Glabrasida Maroccana Allard loe. Arzila. Tamaño, un tercio mayor que Rabatica, con la cabeza fuerte y densamente punteada, con una ancha impresión transversa delan- te de los ojos y otra estrecha y profunda que determina un rebor- de en el borde anterior; antenas finas, llegando al borde posterior del protórax, con todos sus artejos, más de dos veces tan largos como anchos menos el 10, poco transverso, tan largo como ancho, trapezoidal y el 11 globular. Protórax transverso, con el borde anterior muy escotado y los ángulos anteriores muy agudos pero redondeados; borde poste- rior truncado en recto, con sus áugulos poco salientes hacia atrás y rectos, de lados lentamente ensanchados pero poco, hasta su mitad, y después rápidamente estrechados hasta los ángulos an- teriores; disco casi plano, con una fuerte impresión longitudinal desde el centro del lóbulo hasta los dos tercios de la base donde se desvanece; fuerte y profundamente punteado, cuya puntua- ción desaparece en los lados y sobre las -márgenes, muy anchas y poco levantadas, para dar lugar á la granulación pequeña y re- ticulación que la sustituye: borde ciliado, con pubescencia rojiza y que aparece en todo el disco en forma de cerditas cortas y do- radas, naciendo cada una del fondo de la puntuación. Élitros con dos costillas menos pronunciadas que en la especie anterior y menos seguidas, emitiendo á un lado y á otro numero- sas rugosidades transversas, tan fuertes como ellas, entre cuyos espacios y aun sobre las mismas se ve una granulación pequeña, aislada y entremezclada con algunos pocos granulos más fuertes; reborde marginal bien pronunciado pero menos que la especie anterior: muy planos, y con la parte rebatida del élitro fuerte- mente granulosa, siendo sus granulos más profusos y fuertes que en el dorso. Anillos abdominales, muy finos y claramente punteados, na- ciendo una cerdila de cada punto. 416 BOLETÍN DE LA. EEAL SOCIEDAD ESPAÑOLA Patas fuertes y largas, coq las tibias posteriores mitad más finas que las fémures correspondientes. Tarsos muy alargados, pubescencia del pecho muy densa. - 9- ^^^ ^os ángulos posteriores más agudos y los élitros más anchos y más abombados. Me ha parecido conveniente describir de nuevo esta especie, comparativamente á las anteriores, para que pueda reconocerse con más facilidad. Primer Centenario de la muerte de Filipo Cavolini JOSÉ RIOJA Y MARTIN Solemnidades y fiestas conmemorativas , celebradas en Ñapóles del 13 al 16 de Septiembre de 1910 Habiendo sido comisionado por la Real Sociedad Española de Historia Natural para representarla en los actos conmemorati- vos del expresado Centenario, he de hacer una ligera reseña de las solemnidades y fiestas que bajo el patronato de S. M. Víctor Manuel III, Rey de Italia y 'ion el concurso del Municipio de la localidad, la Asociación de Naturalistas italianos, titulada «ünio- ne Zoológica Italiana», la Universidad y la Sociedad de Natura- listas de Ñapóles, sus más inmediatos organizadores, tuvieron lugar en el sitio y fechas indicados en el epígrafe. En dicho rela- to habré de incluir un resumen de la biografía del ilustre zoólogo objeto de la conmemoración. El 12 de Septiembre, á las diez y media, dio principio la sesión inaugural en el Aula magna de la Real Universidad de Ñapóles con el discurso del ilustre rector, profesor Del Pezzo, duque de Caianello; consagrado al saludo y á la expresión de agradeci- miento á todos los elementos italianos y extranjeros que asistie- ron á los actos del Centenario y á los que enviaron su adhesión. A dicho discurso siguió otro análogo del Assesore Rodiuó, que habló en nombre del alcalde y de la ciudad de Ñapóles. El senador Paladino, presidente del Comité organizador del oc- tavo Congreso italiano de Zoología, que la «Unione Zoológica •Italiana» celebraba con ocasión del Centenario, hizo, de un modo brillante, la apología de Filipo Cavolini. DE HISTORIA NATURAL. 41T A continuación el profesor Lorenzo Garaerano, senador del reino y presidente de la «Unione Zoológica Italiana», hizo uso de la palabra. En sentidos y elocuentes párrafos, expresó el agra- decimiento á S. M. por el alto patronato dispensado á esta solem- nidad, y resumió admirablemente la labor científica de los ante- riores Congresos; marcóla orientación que deben seguir los futu- ros, procurando que resalte el carácter patrio de la Ciencia; y á tal fin invitó á los naturalistas á que hagan colección de dato& con que poder reconstituir la Historia de la Zoología en Italia. El profesor Apalhy, de la Universidad deKolozward (Hungría),, asiduo colaborador de la Stazione Zoológica, de Ñapóles, en nom- bre de los extranjeros que tomaban parte en el Centenario, ex- presó su admiración por la Ciencia italiana y tributó un sincera homenaje á la figura de Cavolini, expresándose con claridad y elegancia en correcto italiano, por lo que fué grandemente aplau- dido, así como los señores que le antecedieron y el que siguió en el uso de la palabra. Finalmente, el profesor Monticelli, director del Instituto Zooló- gico y miembro activísimo de la oUnione Zoológica Italiana» y del Comité del Centenario, á quien se debe en una gran parle la organización de las respectivas fiestas y solemnidades, hizo una detenida relación descriptiva de la vida y méritos de Fiiipo Cavo- lini. De ella y del folleto respectivo publicado con esta ocasión, creo procedente hacer el siguiente resumen biográfico: Nació Fiiipo Cavolini en Ñapóles el 8 de Abril de 1756, y des- de muy joven se consagró al estudio de las letras y de las Cien- cias. Estudió Física, Anatomía y Botánica, ésta última con Do- menico Cirillo, bajo cuya dirección emprendió diversos trabajos de investigación, no sólo en Botánica, sino también en Entomo- logía. Cultivó la música y el dibujo, sirviéndole esto de mucho para la confección de las láminas, muchas veces á la acuarela,, con que ilustraba sus trabajos. Siguiendo los deseos de su padre, Nicola, que era abogado, hizo los esludios de leyes, bajo la dirección de Guiseppe Cirillo y cultivó el ejercicio de la abogacía hasta que, muerto su padrC;. se dedicó de lleno á las Ciencias naturales. A fines del siglo xviii, y contemporáneamente con los trabajos de Spallanzani en una casa situada al borde del mar, en Posilli- po, que por herencia pasó á ser de su propiedad, instaló, con sus propios recursos exclusivamente, un verdadero Laboratorio de 418 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA Biología marina, precursor, por tanto, del que más de medio si- glo después vino á fundar el Dr. Dohrn, cuya importancia y magnificencia, es hoy de todos conocida. Con ayuda de marineros que educó á tal fin, fué llevando á cabo trabajos de exploración del Golfo de Ñapóles y realizó origi- ualísimos esludios, cuya importancia ha sido, y es, reconocida por las celebridades de las distintas naciones, como puede juzgar- se por la lista final de las publicacionns suyas, ilustradas con láminas, debidas, como ya se ha dicho, á su ingenio y laborio- sidad. Así continuó, en una vida de asidua labor, adornada de una ■singular modestia, por la que rehusaba todo género de honores y cargos. En 1805, á consecuencia de la situación poh'tica, sufrió gran quebranto su patrimonio y fué ocupada su Gasa- Laborato- rio por la soldadesca. Por entonces, al instituirse la Academia de Giencias, fué nombrado socio de la misma, cargo que aceptó, así como el de profesor de la Universidad de Ñapóles, que le fué con- ferido por decreto de Joaquín Napoleón en 18ü8. Poco tiempo después, al aproximarse la primavera de 1910, ha- biendo salido de exploración con sus marineros, como de costum- bre, y hallándose reconociendo las rocas de la orilla del mar, en- tre Posillipo y Nisida, un soldado armado quiso imperiosamente hacerse transportar en la barca en que iba Gavoliui á la casa de éste, donde estaban sus compañeros; y como los marineros hicie- sen ademán de desviarse, saltó precipitadamente sobre la embar- cación, hizo á ésta zozobrar, y cayeron todos al agua. Aunque los marineros salvaron, tanto al soldado como á Cavolini, éste tuvo •que guardar cama; enfermó, y sobreviniéndole una fiebre tifoidea, murió el 13 de Marzo de 1810. En la casa que habitó, que posee hoy uno de sus descendientes, -el Barón de Mellis, por cuya razón lleva en la actualidad el título de villa de Mellis, se celebró el día 13 de Septiembre el solemne acto de la colocación de una lápida conmemorativa. A este fin, los asistentes al Centenario, oportunamente invitados, hicimos una excursión á bordo del vapor Capri, trasladándonos por mar, acom- pañados de la banda municipal, á la citada finca, engalanada en íiquellos momentos como las colindantes, contribuyendo la pre- sencia del cuerpo de bomberos y sección de guardias municipa- les á realzar el cuadro ofrecido por las autoridades y naturalistas ^llí reunidos. DE HISTORIA NA.TIJJJAL. 419 El Sr. Monticelli pronunció un discurso alusivo, haciendo en- trega, en nombre de la Sociedad de Naturalistas de Ñapóles, al al- calde de dicha ciudad, de la expresada Jápida. El alcalde, allí pre- sente, á su vez leyó otro, lleno de delicadas frases de admiración á Gavolini y á los naturalistas patrios de su tiempo. Finalmente, el Sr. De Mellis dio lectura á otro, expresando á todos su agra- decimiento. La lápida dice textualmente: «la questa casa che fusua — Filipo Cavolini — Napoletano — Nobilmeute onoraba la patria — illustrau- do con magistrali ricerche la fauna e la flora — del Golfo di Napo- li — Nel primo centenario della sua morte — La Socielá dei naiu- ralisti di Napoli — II comune e l'Universitá 14 Setiembre 1910.» Con este acto del día 13, y después de haber asistido la noche anterior á una fiesta de sociedad ofrecida por la Sociedad de Na- turalistas de Ñapóles, á todos los asistentes al Centenario, que fuimos obsequiados espléndidamente, quedó terminado lo con- cerniente á los actos propios del Centenario. En relación con éste la «Unione Zoológica Italiana» celebró las sesiones del YIII Congreso de Zoología, ya mencionado, en los días 13, 14 y 16; habiendo sido invitados á todas ellas los ele- mentos que concurrieron al Centenario, y asimismo al recibi- miento hecho por el Ayuntamiento de Ñapóles, que tuvo lugar la noche del 14 y á la excursión del día 15 á los Campos Flegreos. Aunque á estas dos últimas fiestas y á la sesión del 16 no pude asistir, así como tampoco á una invitación particular del Rector el 14 por la tarde, hube de hacerlo á las sesiones de los días 13 y 14 por la mañana, en las que se trataron la mayoría de los asun- tos que expresa la relación siguiente de los trabajos presentados al Congreso. Día 13. — Presidente. Profesor Lorenzo Camerano. — Discurso sobre asun- tos generales, entre ellos conmemoración de los socios fa- llecidos, Dührn Lo-Bianco, Giglioli. — Secretario. Profesor Monticelli. — Relación de trabajos de la Asociación é intervención de la misma, en solemnidades diversas, como la apertura del Museo oceanógrafico de Mo- naco; el YIII Congreso internacional de Zoología, de Graz; trabajos del Concilium hihliographicum, etc. 42Ó BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA — Della Valle P. — Le analogie fisico-chimiche della formazione e disoluzione dei cromosomi. — Sergi G. — Intorno ad unasistemazione naturale di Hominidae. Dia 14. — Pólice G. — La pesca marina con le sorgenti luminose. — Enriques P. — Sui Protisti del Bolognese. Ricerche sulle loro variazioni nelle diverse stagioni e sui mezzi naturali della loro propagazione. — Grieb. A.— Sullo sviluppo del sistema nervoso céntrale della Lacerta muralis. — Fedele M. — Sulla inervazione del cuore nei Rellili e nei Batraci. — Silvestri F. — Maturazione e sviluppo del Lühomastix Buyssoni. — Pierantoni U. — La simbiosi ereditaria degli omotteri. Dia 16. — Bentivoglio T. — La Lindenia tetraphylla in Italia. — Geruti A. — Sulle larve di Trionospio. — Russo A. — Suir accelerazione dei processi anabolici nella ovaia delle coniglie digiunanti e sui suo valore biológico. Sui prodolti del diverso tipo di metabolismo riscon trato nelle ova mature fecondabili delle coniglie. Sui diverso grado di degenerazione delle ova con metabolismo á Upo catabolico. Su la diversa struttura dei follicoli di Graaf nelle coniglie normali e tenute in varié condizioni sperimentali e sui valore biológico. — Iroso. I. fDottoressaJ . — Primo raanipolo di Rotiferi viventi in alcune aqua dulci di Napoli. Primo contributo alia conos- cenza del lago-stagno craterico di Astroni. — Marcolongo L (Dottoressa). — Primo con tributo alio studio dei gastrotrichi del lago-stagno di Astroni, — Mileo A.— L'osso trasverso nei carpo dei Ghirotteri. — Monticelli F. S.— La fauna del lago-stagno craterico degli As- troni. — Caroli E. — Di alcuni Neanurini deU'Ilalia meridionale. —Reunión de comisiones diversas: DE HISTORIA NATURAL. 421 Comisión para la fauna alpina. — — Nomenclatura Zoológica. — — Archivio zoológico. - Proposiciones diversas y acuerdos del Congreso: Entre otras las siguiente: Del profesor Bertelli, para que se haga una información acer- ca de la caza que pueda ser de utilidad para la legislación sobre tales cuestiones, que es acordada por el Congreso. Del profesor Pólice, sobre los resultados de sus trabajos acer- ca de la pesca en otro lugar mencionados, que motiva el acuerdo del Congreso de solicitar del Gobierno subvención para conlinuar tan importantes estudios. Del profesor Monticelli, publicación de una edición italiana de la nomeuclatura zoológica aprobada en el Congreso de Graz; petición de protección del Gobierno para los Institu- tos de parasitología de Italia; nombramiento de una comi- sión para el estudio de la fauna costera de Italia; sobre todo lo que recayó acuerdo del Congreso. Lista de las publicaciones de Filipo Cavolini. -Riflessioui sulla memoria del Sig. Abate Raimondo Maria de Termeyer sopro il Pulce acquajolo, nelle quali si espone la meravigliosa fabbrica ed economía di questto animaleto. -Riflessioni sulla generazione dei Funghi. Memoria per serviré alia Storia compiuta del Fico e della pro- ficazione (con una lámina). -Tavola sulla proficazione (láminas i-iv). -Memorie per serviré alia Storia dei Polipi marini (con 12 lá- minas). Memoria 1.°— Sulla Gorgonia, Corallo, Madrepora e Millo- pora. Riflessioni sopra i polipi descritti. Memoria 2.="— Nuove ricerche sulla Gorgonia e sulla Madre- pora; e conforma delle ricerche precedenti. Memoria 3.'— Sulla Sertolara e Tubolara. Memoria 4." — Su le Pennatole, gli Alcioni, le Spugne. UUeriore osservazioni sulle Scrtolare (con una lámina). -Memoria sulla generazione dei Pesci e dei Granchi (con tres láminas, comprende dos partes y un apéndice sobro la ge- neración de los peces espinosos). T. X —Noviembre, 1910. 28 4'2-2 boletín de LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA — Appendice sulla generazione dei Pesci cartilaginosi (cou tres láminas). — Nota sul Gitino Iposistide. — Discorso sulla Fisiología dei Piantanimali. — Saggi microscopici sul Polline di vario piante nostrati c des- cripzione del convolvolo maritlimo d'ímperato. — Animali molluschi indigeni o esotici del cralere napolitano scoperli cd illustrali (con cinco láminas). — Note miscellanee. — Sulla Fruttificazione del Cirrubo. — Memoria publicada en latín en 1792, en la que hizo constar la existencia de las flores y frutos de la Zostera que Turne- fort y Teofrasto habían negado. Sobre los nombres específicos y subespecificos de algunos «Felis» roa A. CABRERA Es hoy un hecho indiscutible, y como tal reconocido por todos los autores, que los grandes gatos de pelaje ocelado comúnmen- te conocidos como panteras ó leopardos, constituyen una especie única, pero especie sumamente proteica, en la que es preciso dis- tinguir cierto número de subespecies ó razas locales; pero no to- dos los zoólogos están conformes en cuanto á los nombres que á estas distintas formas corresponden. Así, mientras unos conside- ran como forma típica, Felis pardus pardas, la de la India, otros tienen por tal la de Argelia; para estos, el nombre F. p. leopar- dus corresponde á la raza del África oriental, y para estotros pertenece á la de Senegambia; el leopardo del Gáucaso, en fin, es llamado por unos F. p. tulliana, y por otros J^. p. panthera. No creo, sin embargo, muy difícil decidir cuáles son las verdaderas denominaciones, si con un poco de atención se repasa toda la li- teratura referente al grupo en cuestión. Comenzando, como es lógico, por el primer nombre válido, Fe- lis pardus, lo encontramos en la décima edición del Systema Na- tur(B de Linneo, página 41. El auLor dice de la especie: aHabilat in Indiis», y esto ha parecido suficiente á un gran número de autores para afirmar que la forma tipo, el verdadero pardus, es DE HISTORIA NATURAL. 423 la subespecie de la India. No es esta mi opinión. Linneo, como saben muy bien cuantos manejan con frecuencia su Systema Na- tura, no hizo las descripciones en esta obra contenidas por ob- servación propia solamente, sino también, y aún con más fre- cuencia, por lo que en otros autores había leído. De aquí que tanto sus diagnosis como sus indicaciones de localidad sean casi siempre vagas y poco satisfactorias, dejando al lector indeciso acerca del animal á que debe aplicar tal ó cual nombre lineano. Esla indecisión desaparece, sin embargo, adoptando un procedi- miento de investigación que permita averiguar siempre cuáles la verdadera base del nombre que se trata de identificar, es decir, cuál fué el ejemplar que sirvió de tipo á Linneo ó en qué ajena descripción se inspiró él para la suya. Consiste dicho procedi- miento, en diferentes ocasiones recomendado por el ilustre zoólo- go Mr. Oldfield Thomas, en ir siguiendo las citas que de sus pro- pias obras hace Linneo, pasando de obra en obra hasta llegar á la primera en que describió al animal de que se trate, en la cual es fácil descubrir el verdadero origen de la descripción. De este modo, y solo de este modo, puede llegarse á un resultado seguro, en tanto que, fiándose de las localidades indicadas por Linneo, de cada diez veces que se trate de identificar sus especies, cinco, por lo menos, el resultado será negativo ó absurdo (1). En el caso presente, despreciando la vaga indicación «in Indiis» y aplicando el citado procedimiento, el proceso de investigación será el siguiente: La primera cita que acompaña al nombre Felís pardus enla. décima edición del Systema Naturse, dice así: aSyst. nat. 4. n. 3». Todas las referencias hechas en esta forma aluden á las páginas y á los números de la sexta edición (1748), en la cual encontramos en la pág. 4, ndm. 3: «Felis cauda elongala, maculis superioribus orbiculatis, inferioribu? virgatis. Pardalis, Raj. quadr. 166. Alp. ^gypt. 237. t. 15. f. 2.» La primera de estas dos citas nada resuelve; en la Synopsis de (1) Basta recordar algunos ejemplos. Según Linneo, .Simia sylvanun es un mono de Ceilán. lihinoceros hicornis vive en la India, Camelus haclrianvs en África, Bos bo- ñas US en África y Asia, Eqtius tehra en la India, y Dasypxts seiHemcinclv.s en la India también. -í . . J21 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA Ray, p;íg. 1C6, está la descripción do la pantera, pero sin ningún dato concreto de localidad. La segunda, en cambio, es ya más sa- tisfactoria, puesto que alude á la descripción, acompañada de una figura, que en su obra sobre Egipto dá Próspero Alpino, refirién- dose expresamente á las panteras que él vio en aquel país. La figura es muy deficiente, y más bien parece la de un Cynailuriis; pero como quiera que todas las estampas de animales que trae Alpino son bastante malas, no debe ponerse en ella ninguna con- fianza, sino sólo atenerse á la descripción,, que indudablemente se refiere á la pantera, y más aún, á esa pantera con el fondo del pelaje gris blanquecino que habita la costa del Mar Rojo y que Neumann (1) identifica con el Felis pctrdus nimr de Hemprich y Ehrenberg. Resulta, en resumen, que Egipto es la única locali- dad exacta que encontramos citada por los autores cuyas obras sirvieron á Linneo como base para su F. pardus, y, por consi- guiente, creo yo que debemos mirar como forma típica de esta especie la que en otros tiempos habitó todo el valle del Nilo, y hoy se encuentra todavía en las regiones próximas á la bifurca- ción de este río. Si las panteras de estas regiones son, en efecto, idénticas á las de la Arabia Feliz, F. pardus nimr será simple- mente un sinónimo de F. pardus pardus (2). Felis panthera Schreber (Saugeíh., iir, lám. xcix, 1776) es tam- bién, según el mismo autor del nombre, sinónimo de F. pardus Linn., de modo que tam.poco podemos emplear este nombre para la subespecie de la India. La primera denominación, distinta de las dos citadas, que á la pantera india se ha aplicado, es Leopar- dus perniger (3), de m^odo que si mi modo de ver las cosas no es erróneo, su verdadero nombre será Felis pardus perniger (tlodgs.), resultando así que en la misma especie tenemos tres formas lo- cales cuyos nombres han sido basados en casos de melanismo. Las otras dos son F. pardus melas (Péron), del Archipiélago ma- (1) Zool.Ja^.rO., S¡/s(,xn {{%0),pág.í52. La descripción áe Alpino dice así de la pantera eg'ipcia: «\nimal longum est, colore albicante, maculis varium, oculat's euim ex fulvo, aut nigro circuüs ejus color albicans infeclus est». (.Egypt., t. ii, pá- gina 23'3). (2) Hemprich y Ehrenberg AS'y>«i. P/i¡/s. , Dec ii, lám. xvii, 1828) describieron como nimr ejemplares de Arabia y de Abisinia; pero el primero de que se ocupan y el que representa su lámina, era de la Arabia Feliz. (3) Hodgson, Caíal. Mamm. Nej)al., 18G3; pág. '=í. DE HISTORIA NATURAB? 423 layo (localidad típica, Java) y F. pardus meíanoííca, GüiUher, del África austral (localidad típica, Grahamstowo). Eü cuanto á la pantera de Argelia, ó hablando con más exacti- tud, de Berbería, no habiendo recibido hasta ahora más nombres que pardus ó panthera, y no pudiendo llevar ninguno de ellos por corresponder ambos á otra raza, claro está que necesita un nombre. Por mi parle, me guardaré muy bien de ponérselo, pues aunque por descripciones y láminas entiendo que se trata de una raza bien distinta de las demás, no tengo á mano ningún ejem- plar que pueda servirme como tipo de uua descripción original. Pasando ahora á la sinonimia de las panteras del norte de Asia, ocúrreme la sospecha de que la que Milne-Edwards llamó Felis Fontanierii (I) debe realmente designarse como F. pardus japonensis (Gray). Bajo el nombre de Leopardus japonensis des- cribió Gray en 1862 (2) una piel comprada á un comerciante ja- ponés, y que él, por este solo motivo, creyó procedente del Ja- pón. Pero en este archipiélago no hay panteras, y como muchas de las piezas obtenidas de los peleteros nipones vienen realmente del norte de China, es muy verosímil que el tipo de japonensis perteneciese á la misma raza que cinco años más tarde describió Milne-Edwards. En su magnífica obra sobre la zoología del Yunnán, Anderson ya se esforzó en demostrar la identidad de ambas panteras, y por mi parte puedo decir que la lámina de ja- ponensis publicada por Gray me parece representar un verdadero Fontanierii. Ahora, si admitimos que ambos nombres son sinó- nimos) japoyiensis debe prevalecer por su antigüedad, aun cuan- do sea, por desgracia, poco exacto. La pantera maiichü, descrita por Gray en 18G7 (3) como Leo- pardus chinensis (localidad típica, las montañas al oeste de Pe- kín), no puede conservar este nombre, por haberlo empleado el mismo autor para otro Felis nada menos que treinta años antes, y en consecuencia Trouessart, en el suplemento á su Catalogus Mammalium {\dOi), la ha llamado Felis Grayi; pero si, como presume Mr. Lewis Bonhote, el Leopardus dmiensis de Gray es idéntico al animal de la región del Amur que él ha descrito como Felis villosa (4), el nombre Grayi, publicado con un aiío de pos- eí) Ann. Scienc. Natur., viii, 1867, pág. S'TS. (2) Proceed Zool. Soc. Lond., 1832, pág 262, láaa. xxxiii. (3J Proceed. Zool. Soc. Lond., 1867, pág. 2ü1. (4) Ann. and ilag . Xat. Hist-, ser. 7, xi, W^B, pág. 475, 426 boletín de LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA terioridad, resulla innecesario. Es posible, no obstante, que tam- poco debamos llamar villosa á esta subespecie. Hace más de me- dio siglo, en 1857, ya dio á conocer Schlegel, con el nombre de Felis orientalis (1), una pantera del A.mur, y aun cuando no co- nozco su descripción, me parece poco verosímil que en la cuenca de este río se encuentren dos razas geográficas de una misma es- pecie, por plástica que ésta sea. Lo más probable, por consiguien- te, es que todos estos nombres, orientalis (1857), chinensis (1867), villosa (1903) y Graiji (1904) se refieran á una misma subespecie, que debería llamarse Felis pardus orientalis. Ya que he aludido al gato llamado Felis chinensis por Gray en 1837, creo oportuno indicar que muy probablemente este nombre debe ser sustituido por F. pardella Pallas (Acta Acad. Scient. Petrop., 1784, pág. 281). La descripción original de F. par. della, hecha sobre un gato moteado de la China, cuadra bastante bien al F. Chinensis y es cincuenta y tres años anterior á la des- cripción del tipo de este último. Otro Felis, que tampoco puede conservar el nombre con que co- rrientemente se le conoce, es el F. iSerraíma Ogilby, del África Occidental. Al describir tres subespecies de este bonito gato afri- cano, en 1907, Mr. Pocock sigue usando el nombre servalina, mas como quiera que éste fué dado por Ogilby al gato en cuestión en 1839, y Jardine lo había empleado ya dos años antes, en su Naturalist''s [Library, para el F. órnala de la India, claro está que á la especie africana hay que llamarla de otra manera. Schinz (2), que ya cayó en la cuenta de este hecho, la denominó F. Ogibyi, y este es sin duda alguna el nombre que debe conservarse, lla- mándose á las razas descritas por Pocock Felis Ogilbyi liposticta, F. Ogilbyi pantasticta y F. Ogiibyi poliotricha. A la vez que describió estos tres últimos gato?, el eminente di- rector de los Jardines Zoológicos de Londres se ocupó extensa- mente de la raza senegalesa del serval, conservándole el nombre de Felis serval senegalensis (Lesson); pero también este nombre debe cambiarse. Lesson describió por vez primera su F. senega- lensis, no en 1839, como es corriente anotar en las sinonimias, sino en 183 i, en la revista L' Instituí, y ocho años antes, en 1826, Meyer había empleado el mismo nombre, senegalensis, para el (1) Hand. Bief. Bierk.,\, 185"J, pág. 23, lám. n, fig. 13. (2) System. Ver. Saugethiere., i, 18'14, p. 4G9. DE HISTORIA NATURAL. 427 león del Senegal. Propongo, pues, para el serval del mismo país el nombre de F. serval Pococki, ya que Mr. Pocock es quien de un modo evidente ha demostrado la verdadera posición de esta forma de Felis. Finalmente, en 1907 también, el Dr. I onnberg (1) ha descrito otro gato africano como Felis togoensis niger. Habiendo sido des- crito ya un Felis nigra (el melanismo de F. oncá) nada menos que por Erxleben, claro está que dicho nombre no puede subsis- tir, y me parece justo sustituirlo por F. togoensis Lónnhergi, ó más bien F. serval Lónnhergi, pues, de acuerdo con lo expuesto por Pocock, creo que F. togoensis es simplemente una forma geo- gráfica de F. serval. Publicaciones que ha recibido la I^eal Sociedad Española de flistoria J^atural durante el mes de Octubre de 1910. (La liste suivante servirá comme acensé de réception.) Alemania Deutsche entomologísche Gesellschaft, Berlín. Deutsche Entomologische Zeitschri/t. Heft v, 1910. Entomologiache LitteraturbliUter, Berlín. N" 10, Oktober 1910. Zeitschrift ftir wissenscbaftliche lusektenbiologie, Husum. Band vi, Heft 10, 1910. Zoologischer Anzeiger, Leipzig. Bd. xxxvi, nos 14-3!, 1910. AUSTKIA-HUXGRÍA Académie des Sciences de Cracovie. Bulletin international Nos i AB, 6 AB, 6 AB, 7 A, 1910, K. K. Zoologisch-Botanische Gesellschaft in Wien. Verhandlungen. lx Band, 7-8 Heft, 1910. Katalog Literatury naukowej Poiskiej, Budapest. T. ix, Zeszyt, iii-iv, 1910. Bélgica Société belge d'Astronomie, Bruxelles. Btdletin. Nos 9-10, 1910. Egipto Société entomologique d'Egypte. Le Caire. Btdletin. Année 2^ fase, Avril-Juin, 1910. Mémoires. Vol. i, fase. 2, 1910. España Clínica y Laboratorio, Zaragoza. Nos 13-14, 1910. Ingeniería, Madrid. N.os 199-201, 1910. (1) Zool. Ja/i>¡i., Lysl , K07, púy:. r.7. 428 boletín de LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA Institución libre de enseñanza, Madrid. Boletín. N.° 604-606, 1910. Laboratorio de investigaciones biológicas de la universidad de Madrid. Trabajos. T. viil, fase. 1-2, 1910. Eevista internacional de Ciencias médicas y naturales, Barcelona. N." 1, 1910. Estados Unidos y scs Colonias Departamento del Interior. Oficina de Agricultura. Manila. Revista agrícola de Füipiu'iK. T. ni, n^s 7-8, 1910. Department of the Interior. Burean of Forestry. Manila. Balletin for 1910. Johus Hopkins Hospital, Baltiir.ore. Bidletin. Vol. xxí, n° 235, I'HIO. Musenm of Comparative Zóology at Harvard CoUege, Cambridge, Bidletin. Vol. lii, nos 16-17, 1910. The American Naturalist, Boston. Vol. xliv, n" 526, 1910. Wisconsin Geological and Natural History Sutvey, Madison. Bidletin. Vol. 8, nos 2-3, 1910. Francia Aoadémie des Sciences de París. Comptes-rendus. T. 151, nos 14-17, 1910. Académie iuternationale de Géographie botanique. Le Mans. Balletin. 3« serie nos 248-262, 1910. La Feuille des Jeunes Naturalistes, París, v* serie, n" 481, 1910. Le Naturaliste, Paris. JS»^ 5C6-5G7, 1910. Société botanique de France, Paris. Mémoires. Quatricme serie, t. x, 1910. Société botanique de Lyon. Notes et Mémoires. T. 34, 19C9. Société d'Océanographie du Golfe de Gascogne. Bordeaux. Itapports. Fase. 3-6, 1910. Holanda Société hollandaíse des Sciences, Haarlem. Archives néerlandaises des Sciences exacies et naturellcs. Serie ii, t. xv, 3 et 4 livr., 1910. Inglaterra y sus Colonias Linnean Society of New South Wales, Sydney. Froceedings. Vol. xxxv, part 2, n° 138, li;10. The Canadian Entomologist, Guelph. Vol. xlii, n° 10, 1910. The Entomologist's Kecord and Journal of Variation, London. Vol. xxii, n° 10, 1910. The Zoologist, London. N° 832, 1910. University of Toionto. Studies. Nos 6-8, 1909-1910. Zoological Society of London. Froceedings. 1910, part i. (Continuará.) Sesión del 7 de Diciembre de 1910. PRESIDENCIA DE D. JOAQUÍN GONZÁLEZ HIDALGO El Secretario leyó el acta de la sesión anterior, que fué aprobada. Admisiones y presentaciones. — Fueron admitidos como socios numerarios los señores presentados en la sesión de Noviembre y propuestos D. Saturnino Gambronero y González, farmacéutico militar, residente en Madrid, y D.Juan Gamundi Ballester, tam- bién farmacéutico militar, que tiene su residencia en l^alma de Mallorca; ambos presentados por el Sr. Azpeitia. isuntos varios. — El Sr. Ribera participó que en la Exposición nacional de Valencia, á que concurrió nuestra Sociedad con una instalación en la que se exhibieron todas nuestras publicaciones y un muestrario de lo recogido en Marruecos por la Comisión del Noroeste de África, se nos ha concedido, al verificarse la ad- judicación de premios, la más alta recompensa otorgada, ó sea Medalla de oro con diploma de honor. Añadió el Sr. Ribera q-ue el resultado obtenido en Valencia por la Sociedad no puede ser más satisfactorio y debe á todos enorgullecemos; pero que no debe olvidarse el auxilio que nos prestó el Museo de Ciencias Na- turales cuando tratamos de llevar á Valencia una instalación de nuestras colecciones, por lo cual se ha hecho acreedor á toda nuestra gratitud este establecimiento. El mismo Sr. Ribera anunció que del 1 al 6 del mes de Mayo próximo se celebará en Madrid el IX Congreso internacional de Agricultura, bajo la presidencia de honor de S. M. el Rey, y pro- puso que la Sociedad se adhiera á la referida Asamblea y esté representada en la misma por el Secretario de la Junta directiva. — El Sr. Fernández Navarro, en nombre de lodos los presentes, se manifestó de acuerdo con lo propuesto por el Sr. Ribera, indi- cando que en el Congreso de Agricultura de que se trata podría- mos estar representado?, no sólo por el Secretario, sino por el Presidente de la Sociedad, que lo será en el año próximo el autor T. X.— Diciembre, 1910. 29 430 boletín de la real sociedad española de la proposición que se estaba disculiendo, ó sea el propio señor Ribera. Así se acordó por unanimidad. — El Secretario dio cuenta de haberse recibido una circular que la Sociedad Aragonesa de Ciencias Naturales dirige á varias Asociaciones científicas de nuestro país, entre las que, natural- mente, nos euconlramos, proponiendo se forme una especie de fe- deración, por virtud de la cual los miembros de una cualquiera de las Sociedades federadas obtengan, al pertenecer á cualquiera otra de las que se adhieran al acuerdo, una rebaja en las cuotas anuales respectivas. El Secretario presentó la circular de referen- cia, sobre cuyos términos abrióse discusión, acordándose, en resumen, que una ponencia formada por los Sres. Fernández Na- varro, Pérez Ziiñiga y Sánchez y Sánchez, estudie la proposición que nos dirige la Sociedad Aragonesa y emita sobre dicho do- cumento un informe que será leído en la sesión del mes de Enero próximo. Notas y comunicaciones. — El Secretario, en nombre de sus res- pectivos autores, presentó los trabajos siguientes: «Nota sobre un Orthagoriscus ohlongus, pescado en la ría de Pontevedra», por D. Alejandro de Golomina. «De Espeleología», por el P. Jesús Carballo. «El Espectro de Brocken en el Taga», por el P. Faura y Sanz. — El Sr. González (D. José) presentó á la Sociedad una fotogra- fía del plano que el capitán de Ingenieros D. José Vallabriga ha hecho de la región invadida por las lavas del volcán Chinyero (Tenerife). Mostró también una lava porosa que le han enviado, afirmando que procede de una erupción submarina contemporá- nea de la del citado volcán. El Sr. Fernández Navarro, que hizo el estudio de dicha erup- ción, elogió grandemente el plano, que da idea muy exacta, no solo de la forma y extensión de la corriente lávica, sino también de la topografía del terreno y de su influencia en la dirección del torrente de lava, explicando sus bifurcaciones, los islotes dejados sin invadir, etc. En cuanto al trozo de lava, dijo que mientras no se tuvieran noticias circunstanciadas y fidedignas de la erupción que le había producido, era aventurado afirmar su contemporaneidad con la del Chinyero. Por de pronto los caracteres exteriores son de una roca más antigua y de tipo algo distinto, dentro de los límites DE HISTORIA NATURAL. 431 -que impone su naturaleza basáltica. Recordó que durante su es- tancia en Tenerife, con motivo de la erupción, también le habla- ron repetidas veces de erupciones submarinas que no llegaron nunca á comprobarse. — El Sr. Fernández Navarro presentó un trabajo de D. Celso Arévalo, «Estudio cristalográfico de unos cristales de pirita, de Cara vaca (Murcia)», encomiando el interés que tiene sean estu- diados cristalográficamente los minerales españoles, pues los da- tos de esta índole que se poseen son escasos y debidos en su ma- yoría á mineralogistas extranjeros. — Dijo también el Sr. Fernández Navarro que con motivo de la instalación de un faro en el Cabo Quilates, extremo oriental de la bahía de Alhucemas, habría de pisar una misión española aquella tierra rifeña, no visitada por europeo alguno. Asimismo, después del reciente tratado hispano-marroquí, parece que va á ser demar- cada la situación de la antigua posesión española de Santa Cruz de Mar Pequeña, en la zona más meridional de la costa atlántica de Marruecos. Expuso la conveniencia de que en ambas misiones tomara parte algún naturalista y dejó á la consideración de la Sociedad el que, como en análogas ocasiones, se hiciera por la misma alguna gestión en este sentido. La Sociedad encontró muy oportunas las consideraciones ex- puestas y en su consecuencia acordó que por la Junta directiva se gestione el que algún naturalista acompañe á las comisiones que han de estudiar el emplazamiento del faro de Cabo Quilates y de Santa Cruz de Mar Pequeña. — El Sr. Calderón dijo que nuestro consocio el profesor D. An- tonio García Várela, de Santiago, había remitido y ponía á la disposición de las personas á quienes interese el asunto, varios recortes de los periódicos de la región, referentes al terremoto sen- tido en Galicia y Norte de Portugal en la mañana del día 24 del pasado mes de Noviembre y de que se da cuenta en el acta de la sesión de Santiago. Con este motivo recordó también el Sr. Calderón que el día 5 del corriente mes, á las cinco de la madrugada, se percibió en Granada un sismo de trepidación escasa y corta duración. — El Sr. Faura y Sans leyó las notas siguientes: Terremotos en nuestras posesiones africanas. — Desde el Obser- vatorio Fabra, de Barcelona, el Sr. Comas y Sola comunicó que: A la una de la madrugada del día 27 de Octubre, los sismógrafos 432 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA del Observatorio registraron un violento terremoto, no muy leja- no. En el péndulo cónico duró el terremoto diez y seis minutos.- El intervalo de tiempo entre los movimientos precursores y la segunda fase ha sido de dos minutos, cuarenta segundos; y entre los mismos primeros movimientos y las grandes ondas, de tres minut03 y cuarenta y un segundos. La distancia teórica del epi- centro al observatorio es de 1.560 kilómetros. En el Observatorio del Ebro (Tortosa), todas las componentes de los sismógrafos registraron un temblor de tierra, no muy leja- no, durando la agitación del péndulo unos cinco á seis minutos. En el Observatorio Central de Toledo, también se registró un temblor de tierra en lugar próximo, que principió á la una y cua- renta y siete segundos, y que duró unos cuantos minutos. Confirmaron estas observaciones los telegramas recibidos dé- los lugares afectados. Así, pues, del Peñón de la Gomera ó de Vélez, al N. de Marruecos, publicaron los periódicos, que: á la una y veinte minutos de la madrugada despertó sobresaltado el vecindario por un violento terremoto que duró quince segundos aproximadamente; ocho minutos después hubo otras dos mani- festaciones sísmicas; supónese que la dirección del movimiento fué de N. á S., por lo que creyeron que estaría próximo el epi- centro. Hubo bastante pánico, no notándose desgracias ni desper- fectos. En Melilla, á la una y treinta minutos, se sintió un terremoto de larga duración, seguido de otras dos sacudidas subterráneas de bastante duración é intensidad. En Tánger y en diferentes sitios de la costa africana, se han sentido ruidos subterráneos. Por la distancia epicentral aproximada, calculada por las ma- nifestaciones sísmicas registradas en el Observatorio Fabra y re- lacionada con los movimientos orogénicos alpinos eminentemen- te esbozados por Michel-Levy (1), podemos suponer que se trata en este movimiento sísmico de una rotura muy profunda (normal al pliegue alpino que desde el estrecho de Gibraltar sigue por el Atlas de Marruecos), bajo la influencia de una depresión medite- rránea-y de resistencia con la del Atlántico. (1) Michel-Levy, «Sur la coordination et la repartición des frectures et des eflfon- drements de l'ecorce terrestre en relation avec les epancliements volcaniques^>. (Bol^ Soc. Geol.de France', 3.» serie, t. xxvi, págs. 105121 (1^98). DE HISTORIA NATURAL. 433 — Repoblación piscícola del lago de Banyoles (prov. de Gerona). -A la Junta municipal de Ciencias Naturales de Barcelona, se de- ■beu numerosas iniciativas dignas de todo elogio. Esta entidad debe su organización á la iniciativa de D. Luis Duran y Ventosa y D. Francisco Puig y Alfonso, con el apoyo de nuestro malo- grado consocio el Rdo. Dr. Norberio Font y Sagué y la eficaz •cooperación de los sabios naturalistas Gadevall, Almera, Boñll, Odón de Buen y otros que, como el Sr. Darder, han prestado á la par sus peculiares conocimientos técnicos. Pues bien, entre otras muchas obras de trascendencia realiza- das por aquella Junta, se debe á ella la población piscícola del lago de Banyoles. Este lago se encuentra á 17 kilómetros al NW. de la ciudad de Gerona; ocupa una extensión de cerca de 100 hec- táreas, con profundidades de 40 á 60 metros; y cuyas manifesta- ciones de hidrología subterránea han sido investigadas por nues- tro amigo y consocio D. Luis M. Vidal. Los municipios de Barcelona y Banyoles y la Junta Municipal -de Ciencias Naturales de Barcelona, celebraron con todo esplen- dor, el día 25 de Octubre de 1910, una fiesta interesantísima para aquellas comarcas catalanas. D. Francisco de A. Darder, director del Parque Zoológico de Barcelona, concibió hace algún tiempo la idea de poblar los ríos y estanques de Cataluña, para lo que se creó el Laboratorio Ic- tiogénico. Estudió las especies más convenientes para el lago de •Banyoles, toda vez que era el primero en que deberían verificar- se ensayos prácticos. Teniendo en cuenta las condiciones naturales del estanque de Banyoles, creyó que no reunía las más convenientes para los sal- mónidos. Este lago se encuentra á poca altitud y á templada tem- peratura; y, lo peor (3S, como dice el mismo Darder, que su ali- inentación sea sublacustre, en afluentes de 12 á 17 grados de temperatura, y que si bien tal escasa termalidad es tolerada por algunas especies de salmónidos, en cambio es del todo incompa- tible con la vida de la mayoría de sus congéneres, que requieren •aguas verdaderamente frescas para poder vivir y desarrollarse. Hace ya algunos meses que se tiraron al estanque varios ejem- plares de diferentes clases de peces; y la e.xperieucia de los re- sultados obtenidos en este corto espacio de tiempo demuestra ^que los ciprínidos son los más apropiados para aquellas aguas. . Y, en el día consignado, se celebró con extraordinario entu- 434 BOLETÍN EE LA HEAL SOCIEDAD ESPAÑOLA siamo la población^de aquel lago cou las siguientes especies ele- gidas: La Carpa {(Cypriniis carpió), individuos traídos de Holanda,- Bohemia, Francouia, Japón (Ili-Goi) y la carassina; la Tenca (Tinca vulgarisj, la verde de Rusia y la roja de Mongolia; el Idus (Idusyielanotus); el rojo y el negro; el Gardo (Sardinus erythrophthalmus); la Locha de estanque; la , Brema {Abramis brama), y el Alburno (Alburmis lucidus). Notas bibliográficas,— El Sr. B'aura y Sans envió las siguientes:. O. Mengel, Feuílle de Prades (Bull. de la Garte Geol. de Frauce, núm. 126, t. xx (1909-1910). Mayo de 1910. Esta nota, de 14 páginas, está dividida en dos partes: ].—Sud" de la feuille et región espagnole adjacente.—Il. Discusión ^sur Vage des calcaires des Alberes et du Canigou. En ambas partes, M. O. Mengel acumula un gran número de^ datos adquiridos personalmente en sus campañas geológicas, y, como conocedor de la orogenia, sintetiza magislralmente los más grandes trastornos de la cordillera pirenaica, fundados eu ios- hechos geodinámicos que él ha observado directamente. Esta, nota es una continuación de otras ya publicadas; á ellas deberán acudir los que quieran ser conocedores de la formación de la cordillera pirenaica en lo que afecta á la región catalana. O, Mengel, Tremhlements de terre dans la región catalana (Bull.. de la Soc. Agr. Scient. et Litter. des Pyrénées-Orientales, 1910).. El distinguido director del Observatorio Meteorológico de Per- pillán, hace historia en esta nota de los trabajos anteriores, acla- rando algunos de los conceptos ya emitidos. (Véanse nuestras ño- las publicadas en este Boletín.) Acompaña una lista de un centenar de temblores de tierra, que por datos históricos se ha podido comprobar que afectaron á la re- gión catalana (Rosellón y Cataluña), desde 1224 hasta nuestros- días. Además, añade un extracto de la relación que presentó a la Sociedad Meteorológica de Francia (sesión de Julio de 1909), á propósito del terremoto que interesó al territorio provenzal en 11 de Junio de 1909; intercalando en el texto un grabado esquemáti- co de la dirección de los pliegues y líneas isosistas de aquella parte de la región catalana en la terminación de la cordillera pi- renaica. DS HISTORIA NATURAL, 435 D. José Gomas y Sola, Estadística sismológica de 1900 (Obser- vatorio Fabra). Observaciones sísmicas efectuadas durante el año 1909 (Mem. de la R. Ac. de Ciencias y Artes de Barcelona, ter- cera época, vol. VIII, niim. 15, Mayo de 1910). El Sr. Comas y Sola acaba de publicar todos los datos sismo- gráficos de 1909 ; registrados en el Observatorio Fabra, instalado en uno de los montículos de la Sierra del Tibidabo, en las inme- diaciones de la misma capital catalana. Las observaciones sísmicas del año 1909, fueron registradas por los sismógrafos de Vincentini y Gancani con muchísima precisión y exactitud, y después han sido ordenadas é investigadas por el eminente sismólogo D. José Gomas y Sola; quien, recogidas por los aparatos extraordinarias manifestaciones sísmicas, ya le- janas, ya locales, no dejaba perder tiempo para divulgarlo por la prensa, esperando que los telegramas confirmaran sus cálculos, coronados de éxito la totalidad de las veces por su precisión comprobada. Mas, era conveniente para nuestros estudios tectónico-geológi- cos del suelo catalán, que no se quedaran* olvidadas aquellas observaciones, de menor cuantía para el vulgo, pero que para nos- otros servirán para resolver muchos de los problemas de la oro- grafía catalana. Y mejor sería que pudiéramos ordenarlos con otros movimientos más generales que nos dieran los observato- rios esparcidos por nuestro territorio peninsular; pero, por hoy, tenemos que conformarnos con los pocos observatorios que tene- mos en España. Como desastrosos movimientos sísmicos lejanos llegados á ira- presionar los aparatos del Observatorio Fabra, mencionaré los si- guientes: 23 Enero: epicentro probablemente en el Asia Menor; 9 Febrero: epicentro probablemente en el Cáucaso; 14 Febrero: epicentro hacia Messina (réplicas del gran terremoto del 28 de Diciembre de 1908); Abril 10: epicentro desconocido; 15 Abril: epi- centro desconocido; 23 Abril: epicentro cerca de Lisboa; 1 Junio: epicentro desconocido; 8 Junio: epicentro en Padang (Sumatra); 11 Junio: epicentro cerca de Marsella; 9 Julio: epicentro Simba, en la proximidad del Himalaya (India); 11 Julio: epicentro des- conocido; 30 Julio: epicentro en Méjico; 14 Agosto: epicentro en el Japón; 2 Diciembre: epicentro desconocido; 10 Diciembre: epi- centro desconocido. En cuanto á movimientos próximos y locales, se han registra- 436 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA do 37; el número máximo (5) ha correspondido al mes de Mayo; el mínimo (0) al mes de Enero. Los días con microsismo han sido ciento cuarenta y cuatro, y su distribución mensual es como si- gue: Enero, 30; Febrero, 17; Marzo, 24; Abril, 13; Mayo, 11; Ju- nio, 7; Julio, 4; Agosto, 7; Septiembre, 3; Octubre, 5; Noviem- bre, 12; Diciembre, 11. Y, deduce de todas las observaciones eu conjunto, las siguientes conclusiones provisionales: 1.° Los movimientos sísmicos, en ge- neral, son más abundantes en invierno que en verano; 2/ Los movimientos sísmicos, en general, son más abundantes por la noche, y dentro de la noche durante la madrugada; 3." La fre- cuencia de los movimientos próximos y locales corresponde á la frecuencia de los terremotos lejanos; 4." Los terremotos próximos y locales suelen seguir á los terremotos desastrosos lejanos; 5." Los movimientos sísmicos, en general, son tanto más fre- cuentes cuanto más bruscas son las variaciones barométricas; G.° Ninguno de ellos guarda relación sensible con la temperatura, aparte de la distribución anual indicada más arriba; 7.° Ninguno de ellos ofrece relación sensible con las fases de la luna, el estado de la actividad solar, el magnetismo terrestre, etc.; 8." Los gran- des y pequeños movimientos suelen seguir, con poco intervalo (algunos días), á un período notable de microsismo. En 1909 no se confirma la suposición de que los microsismos sean más abun- dantes hacia los solsticios que hacia los equinoccios. Los movi- mientos locales se han presentado, indiferentemente, en todas las horas del día. Estas conclusiones nos servirán para resolver ó aclarar aque- llas cuestiones palpitantes referentes á los fenómenos geodinámi- cos, como efectos de la contracción del planeta. Y además por las relaciones que pueda tener la corteza terrestre con los centros íg- neos esparcidos ó concentrados en el interior de la masa de nues- tro planeta. No quiero extenderme en comentarios respecto á las conclusiones sabiamente establecidas por el Sr, Gomas y Sola; pero de seguir confirmándose algunas de ellas con ulteriores ob- servaciones, se modificarán ciertas hipótesis arregladas por nues- tros geólogos actuales. Luego sigue con primoroso detalle el catálogo de todos los mo- vimientos registrados durante el año 1909; con el día, hora, mi- nutos y segundos de las observaciones sísmicas, acompañadas de las explicaciones de los correspondientes epicentros. DE HISTORIA NATURAL. 437 Más adelante, del estudio detenido de todas las observaciones sismológicas locales de Cataluña, pensamos sacar en claro algu- nos fenómenos que hemos podido observar en nuestras investi- gaciones geológicas, para que se vea la imporlancia que tienen estos metódicos registros sísmicos para la Geología tectónica de un país. — El Sr. Calderón leyó la siguiente: O. Mengel: Stratigraphie et tectonique de Vilot primaire de La Guardia entre le Ségre et la Noguera Pallaresa. (Gompt. rend. Acad. Scienc, 7 Novembre 1910.) Continuando el director del Observatorio metereológico y m.ag- nélico dePerpignan sus investigaciones tectónicas en el territorio catalán, para relacionarlas con la constitución y estructura del vecino suelo francés, acaba de dar á luz esta interesante nota. Se refiere á un islote de terreno primario, comprendido al SW. de la Seo de Urge!, entre los dos cabalgamientos inversos que, se- gún anteriores trabajos del autor, caracterizan á este accidente y que aprisionan entre otros al Hullero de Camprodón á la Seo. El triásicodel borde meridional aparece tan pronto debajo como sobre el carbónico, bajo el devónico y cubriendo ó estando cu- bierto por el Ordovícico; particularidades que, como otras que ofrece el islote primario de f^a Guardia, se explican bien, según el autor, admitiendo que se halla éste constituido por un manto ondulado arrastrado hacia el N. por un empuje venido del S., so- bre un triásico partido en pedazos por una falla transversal, la cual coincide sensiblemente con el valle de La Noguera y que tie- ne ramificaciones múltiples. Reno^vación de cargos.— El Sr. Presidente manifestó que, con arreglo á lo consignado en los artículos 8." y- 9.° de nuestros Esta- tutos sociales, procedía se verificase la designación de las perso- nas que han de ostentar la representación de la Sociedad durante el año próximo, y, efectuada la votación correspondiente, resultó elegida la siguiente 433 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA JUNTA DIRECTIVA PARA 1911 Presidente: limo. Sr. D. Emilio Ribera. Vicepresidente: Sr. D. Ricardo Godorniíí. Tesorero: Sr. D. Ignacio Bolívar. Secretario: Sr. D. Ricardo García Mercet. Vicetesorero: Sr. D. Cayetano Escribano. Vicesecretario: Sr. D. Federico Moroder. Bibliotecario: Sr. D. Ángel Cabrera Latorre. COMISIÓN DE PrjBLIGACIONES D. Blas Lázaro é Ibiza, D. Lucas Fernández Navarro, D. Salva- dor Calderón y D. Domingo Sánchez y Sánchez. COMISIÓN DE CATÁLOGOS D. Blas Lázaro é Ibiza, D. Federico Gredilla y Gauna, D, José María Dnsmet y Alonso, D. Juan Manuel Díaz del Villar, D. En- rique Pérez Zúñiga, D. Ángel Cabrera Lalorre y D. José Gogor- za y González. Rendición de cuentas.— El Vicetesorero, Sr. Escribano, leyó el siguiente Estado económico de la Real Sociedad española de Historia natural en 1." de Diciembre de 1910. La Sociedad ha invertido en el presente año la suma de pese- tas 14.333,56 y tiene un sobrante de 736,90. Procede lo gastado: 1." De la subvención anual concedida á la Sociedad por el Ministerio de Instrucción pública y Bellas Artes, que se eleva á la suma de 5.000 pesetas, invertida en su totalidad, según se acredita por el siguiente estado, y cuya cuenta, formalizada por el Habilitado de estos fondos, consta este año de las siguientes partidas: DE HISTORIA NATURAL. 43» PESETAS. Abonado por la impresión del Boletín, tomo ix Cnúmeros 7,8, 9 y 10) y tomo x (números 1, 2, 3, 4 y 5) 1. 908,24 Id. por los gastos de la Biblioteca, incluso los de trasla- ción al nuevo local y construcción de nueva es- tantería 2.985,";6 Id. por habilitación é impuestos del Estado 111 Suma igual á la concedida 5.000,00 2.° De los recursos ordinarios de la Sociedad, que con el salda sobrante del año anterior, han ascendido á 10.070,4ü pesetas, cuya cuenta de ingresos y gastos, que arroja un saldo á favor de la Sociedad de 736,90 pesetas, es el siguiente: Estado de los ingresos y gastos ordinarios de la Real Sociedad espa- ñola de Historia natural desde 1.° de Diciembre de 1909 á 30 de Noviembre de 1910. INGRKSOS. PESETAS. Saldo á favor déla Sociedad en 1.° de Diciembre de 1909 663,40 Importe de las cuotas corrientes de un socio protector (180;; trescientos se- senta y cinco numerarios, once de ellos extranjeros (,5.491,50) y quince agregados (120) o. «91,50 Id. de cincuenta y seis cuotas atrasadas de socios numerarios, de ellas dos de extranjeros y un agregado ^30 Id. de las cuotas adelantadas para 1911 de los socios Sres. Codorniú, González (Saturio), Merino y Oberthür (C.) 61,50 Id. por gastos de tiradas aparte atrasadas, cobradas 136,50 Id. por venta de publicaciones 81 ,50 Recibido de la Comisión permanente para la exploración y estudio del NO. de África 2.50J Total I0.0';0,46 G A S TOS . Abonado por la impresión de las Meíiorias, tomo i (números 2?, 29, 30 y final), tomo vi (números 3, 4 y 5) y Boletín, tomo x (números 6, ~, 8 y 9) 2 ."53,94 Id. por papel para la impresión de estas publicaciones 1 .320 Id. por láminas, grabados y dibujo? ^ .219,80 Id. por haberes de los dependientes ''^^ Id. por gastos de correo y envío de publicaciones 632,46 Id. por gastos menores y presupuestos de las Secciones "37,66 Gastos de la instalación hecha por la Sociedad en la Exposición nacio- nal de Valencia 1.889,70 Total 9.333,56 440 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESP.^ÑOLA RESU MEN . Importa lo recaudado por recursos ordinarios de la Sociedad. 10.070,40 Id. lo gastado 9.333,E6 Saldo á favor de la Sociedad en 1." de Diciembre de 1910 7.^6,90 La Sociedad tiene, además, uq saldo á su favor, por atrasos, de 2.905,66 pesetas, según resulta de los estados y comprobantes que se acompañan. Es de advertir, como explicación del aumento en los gastos que aparece en las cuentas presentadas, relativamente á las de años anteriores^ que en aquéllos están incluidos los que ha causado la concurrencia de la Sociedad á la Exposición de Valencia, en la que ha obtenido éxito tan brillante, demostrando por modo públi- co y notorio que España viene preocupándose desde hace largo tiempo del estudio científico de Marruecos y que la Comisión del Noroeste de África no ha permanecido ociosa en estos años, pues- to que á ella se debe el abundante material científico recogido en las diversas exploraciones que ha organizado y á las que puso término la pasada guerra. La Comisión ha contribuido á los gas- tos del referido certamen con la suma de 2.500 pesetas por acuer- do de la Sociedad. También ha influido en el aumento de los gastos el traslado de la Biblioteca y su instalación en el nuevo local, así como el haber contribuido á la suscripción abierta para la conservación de la cueva de Altamira. Podemos, en cambio, tener la satisfacción de haber abonado sin demora todos nuestros gastos, hasta los del último número publicado del Boletín, sien- do, por tanto, un sobrante efectivo el que aparece como saldo en las cuentas, al que puede agregarse una parte de los créditos á fa- vor de la Sociedad constituidos por atrasos en el pago de las cuo- tas que seguramente han de hacerse efectivos en este ejercicio. La Sociedad ha publicado este año, además del tomo del Boletín correspondiente, las Memorias que completan el tomo primero y las 3.*, 4.* y 5.* del sexto, que ha de quedar terminado con la Me- moria actualmente en prensa. Madrid, 1.° de Diciembre de 1910. — Eí Tesorero, Ignacio Bolívar. —Terminada la lectura de las cuentas presentadas por la Teso- rería de la Sociedad, el Presidente manifestó que, siguiendo una DE HISTORIA NATURAL. 41B práctica de antiguo establecida, debía procederse á designar una Comisión encargada del examen de la cuenta de referencia y de emitir sobre ella el informe correspondiente, acordándose que los Sres. Azpeitia, Llord y Barras corran con este cometido. Secciones.— La de Zaragoza se reunió el 30 de Noviembre, bajo la presidencia de D. Paulino Savirón. — Se acordó que para mayor comodidad de los socios y facili- tar las demostraciones científicas que hayan de hacerse en las se- siones se celebren éstas en el Decanato de la Facultad, en vez de verificarse en el local del Jardín Botánico. — Fué admitido como nuevo socio D. Bartolomé Darder Peri- cas, presentado en la sesión anterior, el cual, al dar las gracias por su admisión, ofreció traer para el Museo de la Facultad fó- siles mesozoicos y neozóicos de Palma de Mallorca, recogidos por él y por D. Emilio Darder. — Los Sres. Savirón y Ferrando dieron cuenta del resultado de la excursión á Quinto realizada por la Sociedad, ofreciendo el se- ñor Savirón presentar en la próxima sesión una nota sobre el es- tudio microscópico que ha hecho de la masa margosa fundida con que se obtiene el cemento en la fábrica de Quinto que él dirige. El Sr. Ferrando describió la constitución geológica y particulari- dades tectónicas más notables de las canteras de marga y arcillas miocenas de que se surte la citada fábrica para obtener el ce- mento. — D. Juan Antonio Izquierdo manifestó la extraordinaria im- portancia que tienen los estudios que realiza nuestro consocio el Sr. García Mercel sobre la extinción del piojo rojo del naranjOj, deseando conocer pronto el resultado de dichos estudios para po- derlos él aplicar á la destrucción de la citada plaga. —El Sr. Moyano propuso la siguiente candidatura de Junta directiva de la sección para el próximo año, que fué aprobada por unanimidad: Presidente: D. Paulino Savirón. Vicepresidente: D. Patricio Borovio. Secretario: D. Francisco Aranda. Tesorero: D. Pedro Ferrando. 412 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA — La de Santander celebró sesión el 28 de Noviembrej bajo la presidencia del Sr. Rioja. Leída por el Secretario el acta de la sesión anterior, fué apro- bada. —El Sr. Rioja presentó una piel disecada de ternera, propiedad del disecador Sr. Robles, en la que se observan las anormalida- des de tener un solo ojo colocado en la parte media de la frente y carecer de fosas nasales. — Se leyó una carta del Sr. Alcalde del Río, en la que promete entregar al Museo regional abundantes objetos prehistóricos de sus colecciones. El P. Carballo presentó una nota sobre «Recientes descubri- mientos en la cueva de Atapuerca (Burgos)», acompañada de di- bujos y fotografías, de objetos y grabados hallados en la misma. Notas y comunicaciones Datos para la fauna de la provincia de Ciudad Real<^) POR JOSÉ María de la fuente XXI Coleópteros Astenus curtulus var. obscuratus n. var. Totum Corpus fuscum: antennis, palpis, pedibusque. prceter ge- mía dilute snhohscurata, ftavis. El protórax en los individuos típicos es rojo por encima y por debajo; son rojos asimismo los bordes anterior y posterior de los élitros. En la variedad el prolórax es, como la cabeza, de color de chocolate, tanto en la parte superior como en la inferior, siendo la tinta de los élitros como la del abdomen, un poco más obscura y uniforme, sin bordes rojos. (1) Véanse las A ctas de esta Sociedad de 1897, páginas 129, 1", 202 y 240; las de 1898, páginas 83. 97 y 205; las de 1899, páginas 30 y 210; las de 1900, página 188; el Boletín •de 1901, pág. 133; el de 1902, pág. 105; el de 1903, pág. 312; el de 190Í, píig. 331; el de 1906, pág. 284; el de 1937, pág. 317, y el de 1909, pág. 306. DE HISTORIA NATURAL. 443 Dos ejemplares, entre otros típicos, cazados en Enero en el Montecillo (Pozuelo) debajo de las piedras. Philontlius Fuentei Roubal. Nejblíze príbuzny K Ph. sordidus Grav., hlavne habitem, les- kem, barvou extremit, utvárením tykadel, konfigurací tecek stí- tovych. Lisí se vsak velmi nápadne temito zuaky: mezi slrednírai teckami meziocními není okrouhlá jamka, nybrz velmi slaby, prícny vlisk. Krovky jsou kaslanove tmavohnedé (zvláste pri ur- citém sikmém pohledu) a pri tom krásne kovove zelene lesklé, u korene tmavé. [Pokud u sordidus nejsou cerne, jest barva jejich hnedave zlutá nebo cervená (dle Kraatze)]. Jsou velmi hrube a velmi rídce a dosti stejnomerne teckovany. Abdomen jest huste, dlouce a zlute pyrité [sordidus jest sede pyrity) a velmi rídce teckováno. Pripojuji jeste jeden znak, jejz vsak nemohu prílis zduraznova- ti, protoze popis tentó jest jen dle jediného exemplare a znakzmí- ueny tyká se tecek a tu jest znám choulostivy moment, ze u Phi- lonthu tecky, na pr. na stíte i ony, kleré jsou svym sestavením charakterislické pro celé skupiny Philonthu, nebyvají symme- tricky postaveny: clfybí nekleré, neb byvají prespocetné vyvinu- ty atd. — zde totiz vuitrní 2 tecky meziocní rady jsou dedoublova- ny: za normální teckou jest, a to dosti tesne za ni, jeste po tecce stejne sílné; na levé strane jest nova tecka trocbu blizek oku pos- tavena. Jest spíse abnormitou to, ze jest tato tecka ponekud vysi- nuta, nez, ze vubec ony tecky jsou dedoublovany — nebot taková zruda jest pak jen na stranejedné. Popsany Philonthus j^t jediny ex., (^ a jest spcificky od sor- didus více rozdilny, nez tentó od cephalotes Grav.: mezi cephalo- ¿es a sordidus rozhodnje velikost lela a struktura krovek, mezi sordidus a Fuentei strucktura hlavy, krovek zadku a pyritost tohoto, Spanelsko: Pozuelo de Calatrava (Ciudad-Real). Leg. Rdo. don José María de la Fuente, Pbro. Dekuji za zaslání popsaného brouka svému príteli, spanels- kému entomologu, panu Fuentemu, a venuji mu tentó druh. 441 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA Auszug. Dem Ph. sordidus Grav. nahe stehend, voa demselben durch den queren, seichten Eindruck zwischeaden mittleren Stirnpun- kten, Dedoublierung dieser Punkte, sehr grob und sehr weitlau- fig puuktiertes, gelb behaartes Abdomen verscbieden. Spanien: Pozuelo de Galalrava (Ciudad-Real). Dankend widme ich diese Spezies meinem sehr geehrten Freuude, Rdo. D. José María de la Fuente, Pbro. in Pozuelo (Spanien), dem bekannten spanischen Entomologen, der das einzige Exemplar gesammelt und mil' gütigst gesaudt hat. Pi'of. J. Roubal in Acta Sccietatis Entomologicce Bohemice, pág. 100 (1909). Exocliomus 4-pustiilatus var. vittatns n. var. Macula antica elytrorum cum posteriori connexa; itaque in sin- gulo ehjtro vitta irregnlaris coarctata, obliqua, longitrorsus effor- mare videtur. Manchas rojas de los élitros unidas, formando así una banda irregular, estrechada hacia el medio, á lo largo de cada élitro. Próxima á la var. Koltzei Ws.; pero en ésta las manchas son más anchamente reunidas, la gran mancha negra dorsal se estiende hasta más allá de la mitad y la orla negra del borde externo se dilata bruscamente hacia los dos tercios de su longitud. En la var. vittatus la banda roja, muy irregular, se estrecha poco des- pués de su mitad, la gran mancha del dorso no alcanza á la mi- tad, y la dilatación lateral se verifica en la terminación ó un poco antes de la mancha negra dorsal, esto es, antes de la longitud media del élitro. Cogido en las encinas fQuercus Ilex L.) con el tipo. Zonabris 12-piinctata var. fasciata n. var. Puncti posteriores in fasciam traducti. Solo se conocía en esta especie Ja var. massiliensis Pie que, como la nuestra, se funda en la modificación que sufren los pun- tos posteriores. La var. massilie^isis Pie con sus cinco puntos eli- trales (falta uno posterior) constituye lo que los entomólogos lla- man variedad por defecto; la fasciata, por el contrario, con sus puntos agrandados y unidos en faja lo que denominan variedad por exceso. • DE HISTORIA NATURAL. 445 Zonabris 10-punctata var. deflciens n. var. Ebjtra tantum 4-punctata; punctus medius marginalis desi- deratur. Esta variedad es muy rara. Entre más de sesenta ejemplares típicos sólo he hallado dos bien caracterizados, sin el punto mar- ginal mediano. Vesperus luridus Rossi var. Fuentei (Vauloger) Pie. ^. Peu allongé, hriUant, avant corps roux ohscur, puheseent de gris, tete non sensiblement diminuée derriére les yeux; antennes un peu plus longues que le corps, faiblement brillantes, 3« article épais et élargi au sommet, 4e fortement échancré latéralement; ély- tres flaves, tres brillants, faiblement ponctués, ornes de soies clai- res mi-dressées; paites roussátres. Long. 14 m., Espagne. Mauricio Pie in Mater. your Vetude des Longicornes, V (1905), página 5. Hace varios años enviamos al difunto Sr. Vauloger un insecto con la etiqueta: Vesperus n. sp.?, reconociéndolo como tal dicho señor. Mas, por circunstancias que ignoramos, no lo publicó, manteniéndolo en colección con el nombre que el Sr. Pie le ha conservado en el artfculo de sus Materiaux, de donde tomamos la descripción, atención que de veras le agradecemos. Posteriormente hemos cogido otros cuatro c^cf' en \2i Dehesa del acebuchal, escondidos entre las matas de Velesa, Plumbago euro- pcea L., que allí crecen. Coptocepliala floralis var. inhumeralis n. var. Elylra macula humerali destituía; ccetera ut in typo. Aunque muy rara vez, hállanse, no obstante, individuos de Copt. floralis, en los cuales el punto negro humeral de los élitros no existe. Capturados en la Artemisia campestris L. Gryptocephaliis sexpiistiilatus var. limbatipennis Pie. Descripta de Portugal. En Pozuelo no es muy rara, pues posee- mos docena y media de ejemplares, por lo menos, cogidos con la magna en el prado juncal, en unión de otras variedades de la mis ma especie, centrimaculatus Suff., Graéllsi Ws., hirtifrons Graells. Cryptocepbalus blandulus var. inconnexus n. var. FascifB nigrm elytrorum postice disjuncics. T. X.— Diciembre, 1910. ZO 446 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA Bandas negras de los élitros, sutural y dorsal, desunidas por detrás. Rara en el prado juncal con el tipo, que abunda. Phytodecta variabilis var. nubllus n. var. Niger, plus mmusve flavo macidátus. Caput et thorax pluries immaculata, sed elylra semper sallem pone scutellum hrevi lineóla flava et exterius semper etiam limbo flavo suhor7xata. Antenn^p tes- tacece^ raro lamen articulo 1° atro. Pedes, tihiis interdum ferru- gineis vel flavis, genuhus semper ferrugineis. En la var. Koltzei Ws., junto á la cual debe colocarse la nues- tra, la cabeza, el tórax y los élitros son absolutamente de un ne- gro obscuro. Algo frecuente sobre la Retama splwrocarpa Boiss. Longítarsus citrinus n. sp. Alatus, ovütus, valde convexus: supra citrinus, siihlus cum pe- dihus ochraceus. Frons ferruginea, apex mandibularum niger antennm máxima parte foris infúscate'. Caput leve, nitidum; antenncp arliculis 2"-o'' gradatim longio- rihus, sequentihus subcequalihus 5°, idlimo fusiforme. Prolhorax transversus longitudine duplo latior, vix punctulatus, lateribus valde declivibus et retrorsum late rotundatis. Elytra, liumeris callosis, crebre et inordinate punctulata, ápice separatim rotun- data. Tibies posticíP, calcari brevi, valido, recto, infúscalo. Tarsi, articulo r dimidiam usque tibiam atlingente. — Long. 3 nim. In Senecio aquaticus L. ¡requenter deprehensus. El Long. jacob^ce Waterh. se le parece mucho, pero es un poco más corlo proporcionalmenle, su color es testáceo pálido arriba y abajo y como apergaminado, la puntuación de los élitros más fuerte, el trazo que separa la quilla facial déla frente más profun- do, cada élitro es más anchamente redondeado en la extremidad, el primer artejo de los tarsos posteriores es más corto ó apenas alcanza á la mitad de la tibia, y, por último, el habitat de esta especie sobre el Senecio jacohaa L. es también distinto. Longitarsus ferriiginipennis n. sp. Alatus, (iblongus, convexus, supra paulo depressus. Caput leve, citrinum, ore ipso piceo, fronte ferruginea. Antenme straminea, longo', validfp, ^/^ longitudinis elytrorum percurrentes, articulis I^-IP crassioribus et aliquantulum infuscalis. Prolhorax citri- DE HISTORIA NATURAL. 4f7 ■flus, politus, impiinctatiis, valde íransüersus. Elyira fcrruginea , punctis minimis hene discretis, inordinaiis, instriicta, humeris pariim calhsis. Subtus ferrugineus, at pedes ochroleuci cum femó- ribus posticis dilate ferrugineis^ et calcari tibiarum parvo, cónico. Long. 1,4 mm. Esta especie tiene su asiento entre las de color claro por encima y por debajo. Las más parecidas á ella de este grupo por su colo- ración, son: el Long. exoletus v. rufulus Foud., ferrugineus Foud. y rutilus 111. El Long. ferruginipennis se distingue á primera vista de los tres mencionados por la bicoloración de la parte su- perior. La V. rufulus tiene, además, doble tamaño, el protórax casi cuadrado, las patas de otro modo coloreadas, etc.; en el Long. ferrugineus la puntuación de su protórax y élitros es fuerte y apretada, lo que basta para distinguirlo del nuestro; y, por úl- timo, el Long. rutilus es mucho mayor, más rojo y el protórax ■visiblemente punteado. Dibolia dimidiata n. sp. Corpus sat convexum, ellipticum, nitidum. Caput leve, a^neum, fortiter inter oculos transverse impressum, labrum nigrum. An- tennm inter oculos* insertcE, articulis primis quatuor ferrugineis, ■CíBteris apicalibus atris. Protliorax (sneus^ rugulosus, valde trayis- versus. Elytra sublevia, atro-cyanea. Venter niger. Pedes ferru- ginei, praler femora postica obscure (Pnea. — Long. 3 mm. Según el cuadro sinóplico de Mr. Allard (Monog. des Alticides, pág. 251), debe colocarse esta especie, por el color de los élitros de un azul muy obscuro, junto á Dib. Maura All. y Chevrolati All.; pero difiere de ambas por tener la cabeza y prolórax bron- ceados, los élitros sin puntuación apreciable, los cuatro muslos anteriores ferruginosos y la talla más fuerte. Sibinia Pozuellca n. sp. Supra, tam in thorace quam in elijtris necnon in capite rostro- que, uniformiter pilis fulvis subsquamiformibusvestitus. Rostrum inferné atrum. Antennm rufa, clava ipsa obscuriore. Thorax sub- tus fulvus, abdomen vero nivosus, squamulis fulvis nonnullis in- iermissis. Pedes albo-squamati, geniculis autem fulvis. — Long. S mm. Próxima á la Sib. attalica Gyll., de la que se diferencia nota- blemeole por el color de la parte superior, la bicoloración de la 448 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA inferior, aun en las patas, y los demás caracteres enunciados ei> la descripción que precede. El nombre especifico recuerda el de esta villa de Pozuelo, don- de ha sido descubierta por nosotros en varios ejemplares. Orchestes flavidus Bris. Especie de Argelia. También en Pozuelo y, según comunica- ción del Sr. Moroder, en Valencia; nuevo para Europa. Onthopliagus distinctus Q n. sp. Parían nitidus, nigro-fsneus, supra hreviter griseo-piihescens^. clypeiis et pygidium puhe longiore. Capul hicarinaium; carina verticis hrevi, siihrecta, simplici, similiter ac carina frontali; inter carinaf' fortiter sed non crehre punclatiim; cbjpeo dense punctulato et puhe. longa pradito, margine antica profunde sinuato; genis,, arcuatim dilatatis, tuhercidis validis exhihentihus; antennis ravi- dis cum clava nigra, opaca. Prolhorax antice non íuherculcttus sed' per ubique granulatus, parte antica demius granulis confluenti- hus; basi marginatus et laterihus anlrormm suhrotundatus, non emarginatus nec siyiuatus; utri7ique magno tubérculo i^tstructus- et in disco depressione cruciforme ornatus. Elytra marginibus striarum conjunctis, nitídis, cremdatis; intervallis planis bisseria- tim granulaiis. Pygidium grosse-punctatum, punclis medio sepa- ratis, in laterihus aproximatis. Subtus pubescentia ut in pygidiOf. tantum sub capite mullum longiore. Pedes setis auratis hirsuti, — Long. 5 mm. Cuerpo de un negro tierno con reflejo bronceado. Cabeza con dos quillas bien salientes, cortas y muy ligeramente arqueadas;, mejillas dilatadas hacia fuera en ángulo obtuso y fuertemente grauuladas, los granulos confluentes; epistoma profundamente escotado en su borde anterior y guarnecido de pequeños granulos confluentes que casi desaparecen bajo la pilosidad grisácea, espe- sa y levantada de que se halla provisto; frente groseramente pun- teada entre las dos quillas, con pilosidad poco aparente; antenas rojizas con la maza negra. Protórax sin tubérculos por delante,, con fuertes granulos en toda su superficie, pero más espesos y aun confluentes en su mayor parte en la mitad anterior, con \ina im- presión cruciforme bien marcada en el centro y un grueso tu- bérculo en cada costado; la pilosidad es grisácea^ muy corta, tie- sa y solo apreciable mirándola de través. Élitros con los bordes- DE HISTORIA NATURAL. 449 de las estrías levantados y crenulados y de un negro brillante, con pilosidad muy corta, semejante á la del protórax, en los in- tervalos; éstos con dos rangos de granulos salientes. Pigidio gro- seramente punteado, con los puntos laterales más aproximados entre sí y cubierto, lo mismo que la parte inferior del cuerpo, de una larga pilosidad de un gris dorado. Patas erizadas de pestañas doradas. Único ejemplar 9- El O. diídinctus se asemeja bastante al O. Melitceus F. y semi- cornis Panz., distinguiéndose de ambos por las quillas de la cabeza mucho más cortas y menos salientes, la del vértice sobre todo, por la espesa pilosidad del eprstoma, por las mejillas más dilata- das y la gruesa puntuación entre las quillas, por el protórax sin lámina ni tubérculos en su borde anterior, pero sí con una im- -presión cruciforme sobre el disco, por las estrías de los élitros más visibles y brillantes y muy distintamente crenuladas, y por las patas más vellosas y la vellosidad más dorada. Del O. Melilceus se distingue, además, por la pubescencia del protórax menos visi- ble, los ángulos anteriores del mismo más obtusos, los granulos de los élitros más numerosos, etc., y del O. seniicornis, entre otros caracteres de menor imporlancia, por el epístoma profunda- mente escotado y por el prolórax granulado no punteado. Todas las especies que acabamos de describir han sido captu- radas en Pozuelo. ílxcursiones por los alrededores de Monteagudo de Novelda y encuentro del piso Senonense POR D. JIMÉNEZ DE CISNEROS La excursión efectuada el 14 de Noviembre del año anterior y ■úe la cual ya tiene noticia nuestra Sociedad de Historia Natural, motivó dos nuevas excursiones por el N. de Novelda, que han dado por resultado el conocimiento de una extensa mancha de Senonense que aparece al descubierto en los puntos en que falta el Nummulítico. Salí en la mañana del 26 de Marzo último acompañado de los alumnos Martínez Eróles y Apellaniz y del farmacéutico Sr. Gó- mez Llueca, mi inseparable compañero en esta larga campaña de 450 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA reconocimiento de la provincia. Desde la estación de Monforte- Gabarrera nos dirigimos hacia una pequeña loma, conocida en el país por la Loma Reona, toda ella formada de material calizo, de grano fino y brillante, con estraficación en parte curvada y sin que pueda precisarse á qué piso del cretáceo deba referirse, dada la ausencia de fósiles. Salimos de un extenso campo cultivado, for- mado casi todo por el cuaternario, y desde el pequeño caserío de Las Cuevas), nos dirigimos á la Loma del Payet, que parece co- rresponder al cretáceo medio ó la última parte del Albense, dada su semejanza con algunas lomas de Piqueres, puesto que los grandes moldes de ammonítidos, que pudimos retirar, se encon- traban en malas condiciones para poderlos clasificar. Por los datos recogidos en algunas casas de campo, pudimos saber que estábamos en el mismo sendero por el que anduvimos extraviados la noche del 14 de Noviembre, y, por lo tanto, próximos á una gran mancha de Senonense, atravesada en aque- lla tarde. Doblamos la punta N. de la Serreta Llarga de Novelda y llegamos á la Casa de la Costera, desde la que se puede apre- ciar la constitución de la Serreta Llarga, formando gruesas ban- cadas de caliza marmórea amarillenta, con fragmentos de fósiles y venas espatizadas. La disposición de esta línea de agudas cres- tas se debe, indudablemente, á una falla que levanta los bancos calizos, puesto que al E. aparecen en discordancia calizas margo- sas con Terebratula y Rhijnchonella, que recuerdan las varieda- des deformes del cretáceo medio. La Serreta es probablemente Cenomanense. Dirigimos nuestros pasos hacia el Monleagudo de Novelda,. penetrando por un pequeño barranco en el que encontramos uu trozo de un Ammonites, probablemente el Acanthoceras Rotoma- gensis Defrance, en el seno de unas calizas fuertes, de un blanco amarillento y de grano menudo. También encontramos algunas impresiones, al parecer, de algas, en las mismas capas. Cruzando una pequeña extensión de cuaternario, dimos en otro- barranco, en el que aparecen bien manifiestas unas capas de cali- zas blancas, pizarrosas, que buzan al SE. con bastante oblicui- dad, encerrando numerosos núcleos de pedernal y otros piritosos.. Esto es uno de los tramos del Senonense, cuya continuación ha- bíamos visto en la falda W. de los Chaparrales. Más dudosas son las colinas que existen al Poniente, formadas por la agregación de trozos de margas cretosas y calizas con as- DE HISTORIA NATURAL. 451 pecto do lumaquelas, sin reslos fósiles determinables. La cons- trucción del canal de la huerta de Alicante atraviesa por ésto punto, habiendo puesto de manifiesto capas cretosas de un blanco sucio que pudieran ser la parte alta del Senonense. Subimos des- pués á un collado de unos 400 metros, dando vista á una cañada en la que aparece el Triásico superior coronando las crestas una lumaquela que se prolonga hasta formar la cumbre de Montea- gudo. El fuerte viento que se sentía nos obligó á buscar refugio en una barranquera, que desciende desde las cumbres que son continuación de Monteagudo, y allí encontramos Nummidites. Siguiendo la ladera del monte, llegamos á la Casa de la Fuente, desde la que se domina gran parte de la provincia, y desde este punto nos dirigimos directamente á Monteagudo, llegando hasta dos terceras parles de su altura, encontrando lumaquelas fuertes que resisten la acción destructora de los agentes atmosféricos, y de aquí la forma de cresta levantada, que vista de perfil desde Novelda, le dá un aspecto cónico. Las capas, aunque muy confun- didas, parecen buzar al NNW. próximamente, y así la dirección de la cresta es ENE. á WSW. La caliza que forma la parte alta de esta elevada colina, es una verdadera lumaquela, que encierra trozos de Pectén, Orbitoides (Lepidocyclina), Nummxdites, Operculina y trozos espatizados de equinodermos. Su color blanco amarillento y su compacidad, ha- cen de este material un buen mármol, de muy bello efecto una vez pulimentado. Es este el mismo material encontrado en la Peña de la Safra, en la Horna, en las Tres Hermanas y en otros muchos lugares de la provincia y que puede verse en el Museo de Historia Natural, en una pequeña losa de Horna que existe entre la colección de mármoles enviados hace poco tiempo. La semejanza de este mármol con el de la Horna, me hizo sos- pechar si el piso Senonense se encontraría al otro lado de Monte- agudo. Repetida la excursión el día 3 del corriente mes, he visi- tado toda la ladera S. y SE. del cerro, encontrando capas de cali- zas algo arenosas, intercalando entre sus lechos pizarrosos parte de marga cretosa y aun algunos delgados lechos de creta blanca. Los primeros registros no nos produjeron resultado alguno, ex- cepto el encuentro de numerosos pedernales. Más afortunados fueron les Sres. Gómez Llueca y el Director del Colegio de No- velda, D. Pedro Navarro, que tuvo la atención de acompañarnos, porque á poco encontraron un trozo de Echinoconus conicus 452 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA Breyn fGalerites albogalerus Klein sp.) algo destrozado, corres- pondiendo á un individuo de bastante talla, de la variedad abul- tada y cubierta de tubérculos bien desarrollados. No tardaron tampoco en aparecer dos ó tres especies de Micraster, entre los que he podido reconocer el M. coranguinum Agassiz y aun creo que el M. turonensis Bayle sp. (?) de tamaño pequeño. El estado de estos fósiles es tan deplorable que más bien se adivinan las es- pecies, y sólo después de un detenido examen y comparándolos con otros ejemplares que permiten su determinación, pueden re- conocerse. De todos los recogidos solo dos ó tres ejemplares me- recen conservarse. Caminando por esta formación fuimos como una media hora, y todavía el Sr. Gómez Llueca encontró, aunque en muy mal estado, un ejemplar de Echinocorys (E. vulgaris Breym ó Ananchytes ovata Leske), perteneciente á la variedad aplanada y de mediano tamaño. Las capas que encierran tan curiosos fósiles llevan la dirección N. 20° E. á S. 20' W. buzando al S. 70° E., bajo un ángulo de 50° á 56°. La vista se extiende por unas lomas que presentan la mis- ma estructura, y, auque la estratificación sufre ligeras modifica- ciones, curvaturas, ligeros pliegues, diversidad de pendiente, et- cétera, la forma general corresponde á la de una bóveda anticli- nal rota en su parte alta, y cuya rotura ó denudación deja al des- cubierto otros depósitos más contiguos. Hacia el W. se alza la Mola con sus depósitos Neocomienses muy reducidos en la ladera oriental, que á su vez cubren depósitos triásicos, que forman gran parte de la montaña (calizas negras, calizas dolomíticas, margas irisadas, etc.), mientras que á la parte opuesta se presenta por primera vez, caminando en este sentido, el Titónico, que ocupa una reducida extensión en este punto. Vuelve á presentarse des- pués el Infracretáceo cubriendo el Titónico, y una gran falla pone de manifiesto el Triásico fosilifero de la Fuente de la Reina. Más lejos aparecen las alturas de la Safra con la misma lumaquela nummulítica que la de Monteagudo. Dirigiendo la vista al SW., se divisa la sierra de la Horna, ya conocida en tres excursiones. Sus estratos buzan al SW. con una pendiente de unos 25", presentándose el Nummulítico en la ladera SW. de la sierra, cubriendo una formación del Cretáceo. Ya he- mos hablado de esta parte de la provincia (Mayo 1909), y ahora puede verse la correspondencia entre ambas sierras. En la Horna, como en Monteagudo, el Nummulítico cubre al Senonense, y si K y. k1 w OJ w cq > c o o. o Tí (3 O C O t/3 CD C O O O O DE HISTORIA NATURAL. 453 existen los tramos últimos del Cretáceo, acaso estén representados por las calizas semicristalinas y las calizas con Operculina y nú- cleos cretosos. Las margas y las capas de creta, en las que abun- dan los Micraster, representarán el Senonense inferior (Santo- niense), y en él es frecuente el encuentro de las especies que pu- diéramos llamar clásicas. En resumen: el Senonense ocupa en Alicante una extensión mucho mayor de lo que á primera vista parece. La escasez de fósiles hace que muchas de estas manchas del piso referido se confundan con el Cretáceo medio, igualmente pobre en fósiles, y aun con el Nummulítico, y hasta con el Mioceno, como ocurre en los alrededores de la capital con los depósitos situados en la la- dera S. del Castillo de San Fernando, los puntos ya citados de la Horna y de Monteagudo y la extensa mancha que se extiende por el S. y E. de la Peña de Jijona. Su facies marina y de bastante profundidad, hacen que escaseen los fósiles, no encontrándose hasta el presente más que equinodermos y braquiópodos en es- casa cantidad. A esta pobreza de la fauna cretácea hay q_ue añadir como causa que aumenta la dificultad de la determinación de los pisos, el mal estado en que generalmente se encuentran los fósi- les en esta región, sometida á trastornos de importancia, particu- larmente desde el Oligoceno, y la escasa consistencia de los depó- sitos senonenses que no han defendido los restos que encierran, reduciendo considerablemente los datos paleontológicos indispen- sables para la determinación de los pisos. Nota sobre un «Orthagoriscus oblongiis», Schn. pescado en la ría de Pontevedra ?ÜR ALEJANDRO DE COLOMINA (Láminas viii y ix.) El distinguido arqueólogo y erudito cronista de Pontevedra, Sr. D. Casto Sampedro, me notició la captura de un pez de gran- des dimensiones y de forma rara, desconocido para los marineros de aquellas costas, según le había comunicado el Sr. D. Cayetano Domínguez, Maestro de Instrucción primaria de la vecina parro- quia de Combarro (Ayuntamiento de Poyo). Dicho ejemplar fué 45 í BOLETÍN DE LA REAL SOC.EDAD ESPAÑOLA pescado á la? siete de la tarde del 18 de Julio último, en la ría de Pontevedra, frente á la playa de Área da Barca (parroquia de Sa- mieira), á unos 8 km. de la capital, en la margen derecha de di- cha ría, siendo transportado al muelle de Gombarro, distante unos 6 km. de Pontevedra. -\ OrtJiagoriscus oblongtis Sch. Sin pérdida de tiempo y acompañado de los dos referidos seño- res, de mi ilustrado colega D. Secundino Vilanova y del fotógrafo D. Lorenzo Novas, me dirigí al indicado muelle de Gombarro, donde yacía el ejemplar, magnífico representante del género Orthagoriscus, rodeado de numerosos vecinos de la expresada parroquia que mostraban grandísimo asombro al contemplarlo, afirmando que no recordaban haber visto cosa igual. DE HISTORIA NATURAL. 455 No disponiendo de medios para conservarlo, como era mi deseo, se obtuvieron las dos fotografías y la acuarela (1) cuyas repro- ducciones acompañan la presente nota. He aquí los principales caracteres del ejemplar: Color blanco plateado en los costados, con una faja transversal curva, algo más obscura que el resto, situada hacia el extremo posterior y conti- nuada hasta rodear las bases de las aletas dorsal y anal. Dorso grisáceo y aleta torácica de color pardo obscuro. Tegumento ar- mado de pequeños tubérculos óseos, que le dan aspecto granu- giento y tacto áspero. Alelas dorsal y anal con 14 radios. Caudal gruesa, sin radios aparentes y con borde festoneado. Es de notar la carencia de la aleta torácica izquierda; presen- tando en el lugar correspondiente á su inserción, y bien limitado por un surco tegumentario, un muñón (que no sobresale de la superficie del tronco, y no es otra cosa sino la porción basilar de la extremidad torácica) revestido de tegumento con osificaciones dérmicas, semejantes á las del resto. La falta de dicha aleta, po- drá ser un caso teratológico (?) ó efecto de un accidente sufrida hace tiempo. La aleta torácica derecha se caracteriza por una escotadura muy marcada en su borde póstero-superior. Longitud total, 2 m.; altura del tronco, 1,15 m.; latitud máxi- ma aproximada, 0,40 m.; altura de la aleta dorsal, 0,80 m.; base de la misma, 0,46 m.; altura de la anal, 0,75 m.; base de la mis- ma, 0,43 m.; longitud máxima de la torácica, 0,24 m.; base de la misma, 0,14 m.; longitud de la caudal, 0,26 m.; diámetro del ojo, 0,06 m.; longitud de la abertura branquial, 0,11 m.; latitud de la misma, 0,06 m. Careciendo en la localidad de mi residencia de los medios nece- sarios para la determinación específica del ejemplar objeto de esta nota, remití en consulta las fotografías del mismo al digna Director del Museo de Ciencias naturales, nuestro muy distin- guido consocio D. Ignacio Bolívar, quien, después de comparar- las con el magnífico ejemplar de pez-lima existente en dicho Mu- seo, y examinar las descripciones de las dos especies de Orthago- riscus mencionadas por Moreau en su Histoire naturelle des Poissoy^s de la France, ha resuelto mis dudas, refiriendo el de Pontevedra á la especie O. oblongus Schneider; por tener las (,1) El autor de ésta, el Licenciado en Ciencias naturales D. Luis Crespí. 456 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA aletas torácicas triangulares y el cuerpo dos veces más largo que alto; en tanto que el O. mola tiene redondeadas las aletas toráci- cas, siendo su longitud igual á vez y media la altura solamente; todo lo cual he tenido ocasión de confirmar por mí mismo, du- rante mi estancia en Madrid. Sobre ser el O. ohlongus especie rarísima en nuestras costas, es digno de registrarse este caso, por el extraordinario tamaño del ejemplar; toda vez que es tan sólo 0,70 m. la longitud máxi- ma consignada por Moreau para dicha especie. No terminaré sin tributar merecido elogio al citado Sr. Sampe- dro, quien, movido de su entusiasmo por la ciencia y de su celo por cuanto se relaciona con su pequeña patria, facilitó los medios necesarios para que no pasara inadvertido tan interesante ha- llazgo. El Congreso Entomológico de Bruselas POR RICARDO GARCÍA MERCET Comisionado por el Gobierno para asistir al primer Congreso Internacional de Entomología, me considero en la obligación de trazar brevemente una reseña de las sesiones y de los actos á que concurrí durante mi corta estancia en la capital de Bélgica. El Congreso se celebró del 1 al 6 de Agosto; pero la víspera de la apertura, ó sea el domingo 31 de Julio, los miembros de la So- ciedad Entomológica de Bélgica prepararon una fiesta en obse- quio de los congresistas extranjeros, reuniéndoles en la sala de conciertos de la Taverne Royale, que es uno de los comedores más lujosos y mejor servidos de Bruselas. Tuvo por principal objeto esta reunión, poner en contacto á los congresistas antes de la apertura del Congreso y entregarles las insignias, invitaciones y pases para la Exposición que correspon- dían á cada cual. La fiesta tuvo carácter de soiré de confianza, y estaba dirigida por los Sre3. Lameere, presidente de la Sociedad Entomológica de Bélgica, H. Schouleden, secretario de la misma, yG. Severín, secretario general del Congreso. Las Sras. de La- meere y Schouleden y la señorita de Severín, corrían con la mi- sión de recibir á las damas inscriptas como miembros del Con" DE HISTORIA NATURAL. 451 greso, entre las que figuraban las señoras de Malcolin-Burr, Horn, Poullon, Kertesz, Janet, Juuk y Morris. Se sirvió á los con- currentes un delicado lunclt, y una orquesta ejecutó varios nú- meros de concierto. Los congresistas departieron amigablemente, formando grupos, según sus aficiones, pues el secretario general del Congreso y el de la Sociedad Entomológica se cuidaron d3 poner en inmediata relación á los especialistas de cada orden. Allí conocimos al Sr. Poulton, de la Universidad de Oxford; á los himenopterólogos Sres. Magretti (de Milán), Handlirsch (de Viena), Schulthess (deZurich) y al belga Bequaert; á M. Bouvier, profesor de Entomología del Museo de París, á M. Wytsman, edi- tor del Genera Insectorum, á Horn, autor de la monografía gene- ral de los Gincidélidos, al librero de Berlín M. Junk, á ílorvath y Kertesz, tan conocidos por sus trabajos sobre hemípteros y díp- teros, respectivamente, á Paul Marchal, que goza de tanta repu- tación en los estudios de Entomología aplicada; al honorable y opulento M. N. G. Rothschild, uno de los principales organiza- dores del Congreso, y á tantos otros que omito por no hacer tal vez enojosa esta enumeración. También encontramos allí á nuestros antiguos conocidos seño- res Champion y Malcolm-Burr, que han pasado varias veces por España y sienten por nuestra patria y por los naturalistas espa- ñoles especial simpatía y predilección. El lunes, 1." de Agosto, en el Palacio de fiestas de la Exposición Universal, se celebró oficialmente la apertura del Congreso. Fué un acto poco ostentoso, en que M. Severin leyó la memoria rela- tando los trabajos de organización de la Asamblea, y el presi- dente, M. Lameere, pronunció un discurso de bienvenida para los extranjeros y de elogio para los cultivadores de la Entomología. Puso de relieve el gran interés que ofrecen los estudios entomo- lógicos con relación á la patología vegetal y á la patología huma- na; ensalzó la obra, no sólo de los que hacen progresar la Ciencia entomológica con sus descubrimientos, sino de los simples colec- tores y coleccionadores, á quienes se debe el acarreo de inmensos materiales para la investigación, y tuvo párrafos muy expresivos para describir los lazos de afecto que crea la Entomología entre los que se dedican á cultivarla. La sesión de apertura del Congre- so no estuvo tan concurrida como era de esperar, dado el gran número de personas que en el mundo se dedican á los estudios entomológicos. No quiere esto decir que el acto resultase frío y 458 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA desanimado, nó; deseo con ello expresar que la concurrencia de extranjeros no representaba el número de entomólogos que hay fuera de Bélgica. Con relación á las representaciones que tuvie- ron en esta ceremonia otros países, en que los entomólogos se cuentan casi por centenas, España se halló en Bruselas con una delegación muy superior á la de otras naciones, pues conmigo estaban allí D, José María Bofill, de Barcelona, el Padre Longi- nos Navas, de Zaragoza, y el Conservador del Museo de Ciencias Naturales, Sr, Arias Encobet. La labor científica del Congreso empezó la misma tarde del día 1.°, dividiéndose la Asamblea en cinco secciones: 1.*, de En- tomología aplicada; 2/, de Bionomía, Fisiología y Psicología; 3.», de Sistemática; 4.*, de Nomenclatura y bibliografía; y 5.*, de Museología é Historia de la Entomología. En esta forma continuó dividido el Congreso hasta el final de las sesiones, dedicándose las mañanas á la exposición de conferencias generales y las tar- des á la lectura de notas ó Memorias sobre materias más con- cretas. Muchos, y de muy diversa clase, fueron los asuntos tratados bajo una ú otra forma, mereciendo especial referencia, entre los conferenciantes, M. Handlirsch, que disertó sobre insectos fósiles, presentando dibujos y fotografías de las especies por él descubier- tas ó reconstruidas; M. Blanchard, que habló acerca déla trasmi- sión de las enfermedades por los insectos, y se refirió principal- mente al papel que las Glosina, Stegomyia y Anopheles desempe- ñan en la propagación de ciertas infecciones; M. Forel, que trató de la filogenia y la distribución geográfica de los formícidos; el reverendo padre Wasraan que discurrió también sobre costum- bres de las hormigas; M. Carpenter, que expuso sus observa- ciones sobre la biología de algunos Eslridos, y M. Poulton, que dio á conocer sus estudios sobre el mimetismo de algunas mari- posas que viven en los bosques del país de Uganda. Entre las notas ó comunicacioues leídas al Congreso, figuraron las presenta- das por los Sres. Theobald, Andrés, Mac-Dougall, Morris, Kolbe, Kertesz, Navas, Speiser, Janet, Horn, Dewitz, Hasebroek, Car- lier, Osborn, Vermovel, Renard, Gedoelst, Stefani Pérez, Jordán, Dixey, Punnet, Merrifield, Bouvier, Olivier, Horvat, Holland, Howlett y Sainte Claire-Deville. Muchas de estas notas esta- ban dedicadas al estudio de los insectos fitófagos, en sus relacio- nes con las plantas cultivadas, y al modo de combatir las plagas DE HISTORIA NATURAL. 459 del campo. También la Entomología médica ocupó en el Congre- so preferente lugar. Los españoles que asistíamos, contribuímos á la labor de las secciones con dos notas: una, presentada por el Padre Longinos Navas, sobre algunos órganos de las alas de los insectos: y otra, leída por el que escríbela presente reseña, relati- va á la nidificación, la biología y los parásitos de algunos esfé- gidOS. El viernes, 5 de Agosto, último día de sesiones, se celebró una Asamblea general, en la que fué nombrado el Comité Internacio- nal permanente de los Congresos de Entomología; se designó la ciudad donde tendrá que reunirse el segundo Congreso; se eligió la persona que lo deberá presidir, y se señaló el año en que ha- brá de verificarse esta segunda reunión. Para la constitución del Comité Internacional fueron designados un gran número de en- tomólogos de todos los países, y por lo que refiere á las otras pro- posiciones recayeron los siguientes acuerdos: Que el segundo Congreso Internacional de Entomología se celebre en la ciudad de Oxford, que lo presida el catedrático de aquella Universidad M. E. B. Poulton, y que se reúna durante el año 1912. Una vez lomados estos acuerdos, el secretario general del Congreso, M. Se- verin, leyó las siguientes proposiciones, presentadas por la Sec- ción de Nomenclatura: al." Es deseable que las reglas internacionales de nomencla- tura zoológica se sigan y adopten igualmente por la Entomolo- gía, puesto que responden también á las necesidades de esta Ciencia». «2.* Es deseable que las descripciones de especies vayan acom- pañadas de figuras, en cuanto sea posible». «3.'' Los nombres de los autores deberán escribirse sin abre- viaturas. El Comité de nomenclatura entomológica, se ha encar- gado de presentar para el próximo Congreso una lista délas abre- viaciones de los nombres de autores». «4.* No serán válidas las descripciones de especies que se ha- yan publicado solamente en catálogos de comerciantes ó en perió- dicos políticos. (Disposición sin efecto retroactivo.)» «5.* El Comité de nomenclatura entomológica preparará para el próximo Congreso una lista de nombres de los géneros, espe- cies y variedades cuya ortografía deba ser corregida». «6.' E- altamente deseable que las publicaciones entomológi- cas lleven l;i fecha exacta de su aparición. El Comité Internacio- 460 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA nal permanente comunicará esta resolución del Congreso á todos lo? redactores y editores de publicaciones entomológicas». «7/ La Entomología adopta, sin excepciones, la ley de priori- dad, para los nombres de géneros, especies y variedades. El punto de origen de la nomenclatura es la edición X del Systema Natu- rae, de Linneo (1758)». «8." La Sección de nomenclatura del primer Congreso Inter- nacional de Entomología considera de la mayor importancia que se añada á las reglas internacionales de nomenclatura zoológica una nueva disposición, por la cual, al describirse una especie ó una variedad nueva, se etiquete como tipo uno solo de los ejem- plares examinados al mismo tiempo por el autor, y los restantes se consideren como cotiposj>. Las proposiciones anteriores fueron aceptadas en el Congreso por unanimidad. El Congreso terminó con un banquete servido por la Taverne Royale, felicitándose todos los reunidos del buen éxito alcanzado por la Asamblea á cuyas sesiones acababan de asistir. Hubo brindis entusiastas y aplausos merecidos para el Presidente del Congreso, M. Lameere, y el Secretario general, M. Severin. Uno de los comensales abogó por la adopción de un idio- ma auxiliar internacional que facilite la inteligencia en las relaciones científicas, haciendo notar á este propósito, que du- rante el Congreso parecían haber resucitado los tiempos de la Torre de Babel, pues habíamos oído conferencias ó comunicacio- nes en francés, inglés, alemán, italiano y español, cosa que im- pidió se enterase la mayoría de toda la labor aportada ai Congre- so, puesto que son muy contadas las personas que poseen cinco idiomas, ó que, poseyéndolos en cierto modo, puedan entender- los de viva voz. El deseo así expresado se acogió con evidentes señales de simpatía, pero no pasó de ahí el éxito que octuvo la proposición. El último día del Congreso, el 6 de Agosto, se dedicó á visitas y excursiones, recorriendo los congresistas la histórica ciudad de Brujas, célebre por su campanario, su mercado, su comercio de encajes, y el famoso puerto de Ostende, predilecto de los bañis- tas, en el mar del Norte. Nada diré de estas poblaciones, porque en ellas no se encuentra cosa verdaderamente digna de la aten- DE HISTORIA NATURAL. 461 cíón de los naturalistas. En cambio uo pasaré en silencio la visita que en la tarde del día 3 giramos al Museo Colonial del Gongo, establecido en Tervueren, y el viaje que hicimos á Amberes, para conocer su renombrado jardíu zoológico, el viernes 5 de Agosto. También habré de dedicar algunas frases al Museo de Historia Natural de Bruselas, que uos enseñaron la tarde del día 4. El Museo Colonial del Congo, instalado en un soberbio pala- cio, constituye una de las curiosidades más atractivas para los extranjeros que pasan por Bélgica. Allí se encuentran colecciona- dos y dispuestos en instalaciones artísticamente combinadas to- dos los mamíferos y aves que pueblan el fecundo país explotado por los belgas en el África ecuatorial. El Museo es rico, no sólo por el número de especies, sino por el de ejemplares. La colec- ción de reptiles es también muy completa, y muy instructiva é interesante la antropológica y etnográfica. La parte relativa á es- tas secciones recuerda algo nuestro ya extinguido Museo de Ul- tramar, que se instaló en el Retiro después de la Exposición fili- pina que aquí se celebró el año 1887, siendo ministro de Ultra- mar D. Víctor Balaguer. Las explotaciones del marfil y del cau- cho, que constituyen una gran fuente de riqueza para la colonia belga, tienen en el Palacio de Tervueren fiel y curiosa represen- tación. En este Museo fuimos recibidos los congresistas por el Director, M. A. de Hauleville. Allí tuvimos también ocasión de saludar al Comisario regio del Congo, M. Lebrun. El jardín zoológ-ico de Amberes, que visité en compañía de nuestro distinguido consocio D. José María Bofill, es lo mejor y más completo que yo he visto en esta clase de colecciones de ani- males vivos. Creo que son superiores á él el jardíu zoológico de Londres y el de Amsterdam, pero no los conozco, y no puedo por tanto establecer comparaciones. Además de las colecciones de mamíferos y aves en que figuran todas las bellas, grandes ó cu- riosas especies, hay una de reptiles vivos en que se ha logrado reunir un buen número de foimas africanas. Anejo al jardín se encuentra un pabellón que constituye un verdadero museo de animales disecados y en el que hay también colecciones entomo- lógicas puras y de entomología aplicada. Ahora habrá también un Aquarium, que nosotros no pudimos visitar, por hallarse en construcción, pero' cuyo estreno estaba anunciado para el raes de Octubre. El jardín zoológico de Amberes está explotado por una socie- T. x.-Diciembre, 1910. 31 462 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA dad, y en su recinto hay establecidos cafés y restauranes, y una suntuosa sala de fiestas, donde se celebran espectáculos y concier- tos semanalmente. Pocas palabras dedicaré á nuestra visita al Museo de Historia Natural, porque este relato va alargándose más de lo que yo hu- biera deseado. El Museo de Bruselas, en la parte correspondiente á la fauna de Bélgica, es sencillamente grandioso. Las salas de Vertebrados son admirables; la instalación de los Iguanodon de Bernissart, única en el mundo. En ésta, además de los ejempla- res montados, que son en número de ocho, hay una reproduc- ción del yacimiento ejecutada con gran arte y fidelidad. El con- servador de la sección de Paleontología, cuyo nombre no puedo ahora recordar, nos dio á los congresistas una interesante confe- rencia sobre el descubrimiento de los Iguanodon y los trabajos realizados para extraer y montar los ejemplares que veíamos en el Museo. La sala de Entomología encierra abundantes colecciones, pero á ellas no tienen nada que envidiar las de nuestro Museo de Madrid. De Himenópteros, lo único notable que allí vimos fué la colección de Icneumónidos de Tosquinet. Unas colecciones de biología y de entomología aplicada, reunidas y formadas bajo la dirección de M. Severin, merecen también especial mención. Al terminar la visita al Museo de Bruselas, se sacó un grupo foto- gráfico de los congresistas, colocados en una escalinata del edifi- cio que cae sobre los jardines que lo hermosean. La estancia en Bruselas resultó muy agradable para los con- gresistas. Dos ó tres tarde se dedicaron á la visita de la Exposi- ción Universal. Esta, realmente, constituía un certamen grandio- so y digno de la atención de los forasteros. El conjunto de ella no difería de lo que suelen ser esta clase de exhibiciones, en que se procura construir edificios de poca solidez, aunque de mucha ostentación. Pero en el interior de los palacios había instalacio- nes verdaderamente admirables, descollando Francia, Alemania é Inglaterra entre los países expositores. La instalación española — y para decir dos palabras sobre ella dedico un párrafo á la Exposi- ción— era de una pobreza extremada. El palacio, de estilo árabe y reproduciendo en su interior el famoso patio de los leones de la Alhambra, no dejaba de ser una nota original y si se quiere bella y artística; pero las instalaciones, en su mayoría, resulta- DE HÍSTORIA NATURAL. 463 ban pobres y con muy poco gusto presentadas. Leyendo, los pe- riódicos noticieros que recientemente nos han hablado de los premios concedidos á los expositores de nuestro país, podría creerse que la representación de nuestra industria, de nuestro comercio y de nuestra cultura en Bruselas, ha corrido parejas con la de las grandes naciones de Europa. Desgraciadamente no podemos pensar así los que hemos visitado la Exposición. Sobre no ser muy numerosa la concurrencia de expositores, las instala- ciones eran mezquinas y descuidadas. Gomo representante de nuestra industria y riqueza siderúrgica, sólo recuerdo una mo- desta instalación de la Sociedad de Deusto. La fabricación de ga- lletas, caramelos y bombones, que tanta importancia tiene en Es- paña y á la que se dedican comerciantes ya enriquecidos, estaba representada solamente por una vitrina de la casa de Garlos Prats. La degustación de vinos, en los sótanos del palacio, corría á cargo de unos puestos, mezcla de horchatería y de taberna. Y todo á este tenor. Lo más notable, ó lo presentado con más gusto, dentro del pabellón de España, eran una instalación de abanicos, de Valen- cia; la de las fábricas de Eibar; unas fotografías en colores, de Prats; una vitrina con sombreros, tricornios, roses y gorras, de Arias, y unas reproducciones en vidrios polícromos de cuadros del Museo de Pinturas. Si el resto de lo allí reunido hubiese es- tado á la altura de esto que acabo de enumerar, nuestra repre- sentación en Bruselas, aunque poco numerosa, no habría causa- do pena en el ánimo del visitante. El mismo comisario regio de la Exposición convenía conmigo en que, el que no conociera Es- paña y juzgara de nuestra prosperidad y de nuestra riqueza por lo enviado á la Exposición, formaría de nosotros un concepto mucho más pobre del que debemos merecer á los demás pue- blos cultos. Para lamentarme de la falta de patriotismo que revelaba la representación de los productores españoles en el Certamen inter- nacional de Bruselas, he terminado mi relato del Gongreso con este párrafo dedicado á la Exposición Universal. 464 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA El espectro de Brocken en el Taga (Pirineos catalanes) POB M. FAURA Y SANS Conocemos muy bien el hermoso arco-iris ó arco de lluvia, que en días de tempestad cruza el firmamento, distinguiéndose en él la gama de los siete colores espectrales. Existe, además, otro no menos curioso, muy especial, que por sus condiciones peculiares de presentarse y que por ser muy fre- cuente en los picos de Brocken, se conoce con el nombre de es- pectro de Brocken. Este fenómeno tuve la suerte de observarlo en una excursión que el 15 de Agosto del presente año hice al pico de Taga, bajos Pirineos catalanes, provincia de Gerona. Brocken (1.141 metros sobre el nivel del mar) es el pico más elevado de la serranía de Harz; tiene varias cimas vecinas, como Ilsenstein, Elend, Hinrichstohe, ele... Estos montes han sido asunto de extravagantes leyendas novelescas; Goethe fué el que con más entusiasmo cantó aquellas magnificencias de la Natu- raleza. En aquella montaña, frecuentada por los turistas, se encuentra el refugio de Brockenhaus, para que los excursionistas puedan disfrutar desde la mañana hasta la tarde de los diversos panora- mas que desde allí pueden observarse. A la puesta del sol, al le- vantarse la niebla de la noche, se presenta en muchísimos días del año el espectáculo grandioso de un espectro circular y completo, que con la extensión panorámica que se domina, de más de 220 kilómetros, resulta verdaderamente maravilloso. El fenómeno óptico, llamado vulgarmente espectro de Brocken^ designado por Keller en su descripción del Righi con el nombre de nebelbila, llamado por los ingleses circular rainhow (arco cir- cular del cielo), observado y descrito por Ulloa en su viaje por el Perú, perceptible en París, doble y completo desde lo alto de la torre Eiffel (1), lo mismo que en Roma en el Observatorio de Roca del Papa (2) y en otros muchos sitios, corresponde en óptica (1) Riccó.—Memorie della Societá degli spettroscopisti Italiani, vol. 37, 1908. (•2) Agamennone et Lebeuf. — C¿e¿ et Terre, vol. 29, 1908-1909. DE HISTORIA NATURAL. 465 meteorológica al grupo de los anthelitos (que se producen á la puesta del sol). Haciendo historia, parece que Parry es el primero que descri- bió este fenómeno, en su excursión al Polo Norte en 1828. Luego Ratheau lo divisó desde el Ganigó en 1863 (1); es la cita más antigua de que tenemos noticia en los Pirineos. Se encon- traba el capitán Ratheau con cuatro compañeros, de tres á cuatro de la larde, en la cumbre del Ganigó, cuando por detrás de los excursionistas se presentó una nubécula vivamente iluminada, subiendo hacia el forat de Balatg; sus sombras se proyectaron en la blanca nube con una aureola circular, como el arco iris, de una amplitud de 270°, cortada solamente por la sombra de la mon- taña. A otros detalles especiales de descripción no podemos dar mucho crédito, porque como resultado de observaciones posterio- res, se ha visto que hubo errores en la apreciación del fenómeno por parte de Ratheau. También debemos recordar las tétricas sensaciones recibidas por el intrépido alpinista Whymper (2). Poco después de haber perdido á tres de sus compañeros, sepultados en un profundo abismo, aquel hombre valeroso se encontraba en la cima del Ger- vino, solo, pensativo, perdido entre las inmensidades de los altos montes; al erguirse como para desafiar á los obstáculos de la Na- turaleza, al tiempo de sobrevenir lo noche del 14 de Julio de 1865, observó tres sombras, como tres imágenes en cruz, dibujadas en- tre la niebla y envueltas por un arco circular. .En aquel mismo año de 1865, á los treinta y un días de Octu- bre, el abate Amé Gorret percibió en l'Épaule (4.267) el mismo fenómeno, estudiándolo en muy buenas condiciones (3). Posteriormente, en el Ganigó, ha vuelto á observarse en sus detalles más insignificantes, en el mismo sitio y á la misma hora que lo vio M. Ratheau, según descripción de MM. Proper et Geor- ges Auriol et Jacques Maderón, referente al 14 de Julio de 1886. Y, por último, el estudio más acabado de esta clase de aureolas se debe á M. Mengel, que tuvo la suerte de observarlas en la (1) Ratheau.— 5i(«. Soc. Agr. Scien. et Litl. des Pyrénees Or., imS.—Club Alp, Fmii., pág. 302, b%. {•1) WHYUPE-R.—Escalades dans les Alpes de 1S60 á 1869 (traduccióu fraucesa), pági- nas 399 y 4 IS. C3) QoKVi]¡,T h..—FeuilleA'Aoste. 466 boletín de LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA Tour de la Massane el 19 de Diciembre de 1909 á las once horas y treinta minutos (1). En España no podemos afirmar con certeza que se haya reco- nocido, hasta ahora que sepamos; pues que las noticias adquiri- das son vagas y muy confusas. Según tengo entendido, se ha ob- servado en los Picos de Europa y también en la sierra del Guada- rrama; pero no he podido encontrar el relato de estos fenómenos en ninguna parte. Tampoco hemos podido encontrar indicaciones precisas de ha- berse presenciado este notable fenómeno en la región catalana. Cábenos, pues, la suerte de haber sido los primeros que en nuestro país pueden hablar del espectro de Brocken, como obser- vadores del mismo. Yendo por los bajos Pirineos, con el entusiasta excursionista D. Alberto Santamaría, nos encontramos en la tarde del 15 de Agosto sobre la cima del monte Taga (2) (2.027 metros sobre el nivel del mar), al E. de Rivas, provincia de Gerona. Estábamos disfrutando las bellezas de aquel inmenso panora- ma, y viendo cómo los picos de los Pirineos se borraban en el vasto horizonte, cuando al dirigirnos hacia Ogasa, vimos formar- se la niebla en el fondo del valle de San Juan de las Abadesas, y que ésta ascendía aumentando cada vez más de espesor. Prescindiremos, en cuanto nos sea posible, de traducir las poé- ticas sensaciones que recibimos en aquella tarde, limitándome á dar cuenta del fenómeno observado, y explicando sencillamente como fué desenvolviéndose. Aquella sutil niebla ascendió hasta las cumbres; intentó correr- se por la portella d'Ogassa, mientras el sol llegaba á la meta de su carrera para esconderse detrás de las montañas de poniente. Entonces, en un instante y como por ensalmo, se nos presentaron dos formas de contornos difusos, perdidas entre la niebla: eran nuestras mismas sombras, simulando otras tantas personas si- tuadas sobre la silueta del monte proyectado. Gondensada la nie- bla, formando como una nubécula, que se corrió hacia el E. unos cuantos metros, distinguimos perfectamente las sombras, circun- dadas por una aureola en que se percibían todas las tonalidades del arco iris, predominando los colores rojo y verde. (1) Mengel. — Le spectre du Brochen dans les Pyréitées Orientales, 1910. (2) Es conocido este monte por el baleó deis Pirinens, DE HISTORIA NATURAL. 467 El espectáculo era soberbio y conmovedor. Resultaba magnífi- ca aquella variedad de matices espectrales sobre un fondo azul obscuro en los picos de la silueta pirenaica, manchados de salpi- caduras de blanca nieve. A la magnificencia del cuadro contri- buía el reposo de la noche. Eran las seis y minutos. El fenómeno duró pocos instantes, que nosotros aprovechamos para practicar determinadas observa- ciones. Pude apreciar, al separarme de mi compañero de excur- sión, que cada uno de nosotros veía solamente su sombra con su aureola; al extender los brazos parecía como si hubiese allí dos personas más; corrían las sombras, si avanzábamos hacia ellas, y después se nos acercaban hasta confundirse con nosotros en el seno de la niebla, etc. Mientras estábamos contemplando este fenómeno maravilloso, nos sorprendió que se formase, al retroceder la niebla y seguir su ascensión, como una segunda aureola que coronaba á la pri- mera, envolviendo en conjunto á nuestras sombras; mas la du- ración de esta última, fué escasamente dos minutos; á la vez la primera iba perdiendo en intensidad hasta que desapareció por completo á las seis y veinte de la tarde. El fenómeno en su tota- lidad duró ocho minutos, poco más ó menos. El círculo principal, que fué el primero, tenía de unos 8 á 10 metros de diámetro aproximadamente; su plano distaba de nos- otros de 3 á 4 metros á lo sumo; por lo tanto, el ángulo visual formado, oscilaba entre 90 y 100". Este excepcional fenómeno físico-natural necesita para ser vis- to que el observador se encuentre entre el sol y la niebla, y en condiciones tales, que á la puesta del sol se puedan apreciar las diferenciaciones luminosas espectrales. Se reputa como rarísimo; sin embargo, creemos debe ser muy frecuente en las puestas del sol y en las altas cimas al levantarse la niebla del anochecer. Pero, á buen seguro, que ha pasado inadvertido este fenómeno, por no ser muy corriente que el ex- cursionista se encuentre en las altas cimas de los grandes montes al anochecer; además, para muchos viajeros estas maravillas ca- recen de interés. Por lo tanto, se formará con más frecuencia de lo que generalmente se presume. A propósito, haremos notar que para distinguirlo del arco iris ordinario, convendría llamarlo de otra manera. Los ingleses lo deíiominau fog-how; los franceses arc-en-ciel; en España arco 468 BOLETÍN UE LA BEAL SOCIEDAD ESPAÍ50LA iris simplemente; en la región catalana Vare de Sant Marti; pero con estos nombres se confunde el espectro circular con aquel se- micírculo que recorre grande espacio del firmamento en tiempo lluvioso. Por otra parte, no me parece bien llamarlo de Brochen, por la localidad donde se observó; puesto que puede ocurrir que en otras montañas, como en el Ganigó, sea tanto ó más frecuen- te, por lo que quizás fuera más lógico, al mismo tiempo que grá- fico, llamarlo, según su propia definición, círculo espectral. De Espeleología POR JESÚS CAhBALLO Kecientes descubrimientos prehistóricos y geológicos.— Pruebas experi- mentales de la duración de las pinturas. — Glíptica en las cavernas. — ¿Astronomía prehistórica? En Julio de este año, bajo el peso de un sol insoportable, en compañía del P. Saiurio, benedictino de Silos, me dirigí á Bur- gos y de allí á Ibeas, con el fin de explorar la tan renombrada cueva de Atapuerca (1). Es realmente digna de verse por su gran- diosidad, y así, según una Memoria que de ella han escrito dos ingenieros de minas, parece que ya desde el siglo xiii viene sien- do visitada; yo hallé también inscripciones de varios frailes con fechas del siglo xvi. Se entra profundizando más de 50 metros bajo tierra, yendo á parar á un antro espacioso cuyas dimensiones no bajan de 30 me- tros de ancho por 25 de alto. Continuando se hallan otras gale- rías que bifurcan y se ramifican con aspecto algo laberíntico. Huelga decir que acerca de esta caverna, el vulgo ha fantasea- do por su cuenta; y así, aun ahora óyese decir, que una de las galerías comunica con la cueva del Castillo de Burgos, ó sea, que (1) Según reclaman con derecho los del pueblo debiera llamarse de Iheas, en cuyo término está incluida. Está Ibeas á 15 km. de Burgos por la carretera de Logroño, á la izquierda del rio Arlanzón. Hay coche de linea, pero tarda más de tres horas, por- que se detiene para la comida de los viajeros, y de regreso pasa el otro á las dos horas de haber llegado al pueblo. Con esto no da tiempo para nada. Lo mejor es ir en bici- cleta y se llega en media hora. DE HISTORIA NATURAL. toda la sierra de Atapuerca, por debajo de las lomas, está hueca. No sé cuándo se logrará desarraigar del pueblo tales errores; es- toy harto de recorrer cavernas de todos tipos y dimensiones, y por ello también condenado á oir siempre los mismos despropó- sitos, que se pueden resumir en estas conclusiones: 1.*, toda cue- va es tan grande que nadie le halló al fin; 2.^, toda cueva tiene salida á alguna otra conocida de los mismos vecinos, aun cuando diste muchos kilómetros; 3.*, esto se prueba, porque un vecino metió un gato que fué á salir á la otra cueva por mucha que sea la distancia. Estas tres afirmaciones se oyen de todas las cavernas y en todas las provincias. Y lo que es más, hasta personas ilustra- das ó que pretenden pasar por tales, incurren en la contradicción de asegurar que la cueva es tan grande, que nadie ha podido ha- llar el fin; y momentos después decir que va á salir á tal punto. Pero lo más lamentable es, que esas vulgaridades consten en publicaciones y Memorias de ingenieros de minas como la de los Sres. Sampayo y Zuaznavar que pude leer en Ibeas; con la agra- vante de que luego fueran trasladadas al Boletín de la Comisión del Mapa geológico. Comprendo que se citen las tradiciones populares alusivas á cada gruta, cuando estén revestidas de carácter mitológico, ya que en ese caso pueden ser interesantes á las ciencias históricas y arqueológicas; pero nunca esas vulgaridades cuyo menor mal es el tiempo que se pierde en oirías contar. ¡Qué mal efecto pro- duce leer lo que el Sr. Puig escribe en el citado Boletín, por ejemplo, de la cueva de la Mora (Santander) « hay de ésta no- ticias de que existe en los caños no visitados un lago anchísimo de extensión desconocida, así como el anuncio de varias maravi- llas que puede ser tengan existencia real (! ) » De manera que, en los caños no visitados existe un lago de ex- tensión descocida; pero si es desconocido y no fué visitado ¿cómo saben que existe? ¿Y cómo puede haber un lago anchísimo en un caño? Por lo demás, eso de las maravillas es tan ingenuo, que me parece que el autor no crea que puede ser tengan existencia real. En cambio, tratando de la cueva de Altamira, niega la autentici- dad de las célebres pinturas prehistóricas. No es del caso aducir aquí razones, bastando solamente recordar que los más excépti- cos y enemigos de Santuola y Vilanova (descubridores) son hoy los más entusiastas defensores de la antigüedad de dichas pintu- ras, tilles son Gartailhac y otros; y lodos los espeleólo3;os siu e^^- 4'70 boletín de la real sociedad española cepción están hoy de acuerdo en ese punto, después de haber estudiado el asunto muy á fondo. No obstante, como el citado geólogo condensa todas las razones de su negativa en una sola, voy á satisfacerle con pruebas positi- vas y experimentales, según conviene á la conciencia. Se pregunta él: ¿Cómo es posible que las pinturas se conserva- sen durante tantos siglos? Esta dificultad no se le ocurrió solamente al Sr. Puig, que tam- bién se me ocurrió á mí y á todos los geólogos, que no obstante aprecian la antigüedad de dichas figuras. Más, como los prehis- toriógrafos, á pesar de reconocer la antigüedad, no daban prue- bas positivas y científicas que satisficiesen, yo he querido expe- rimentar antes de inclinarme á opinión alguna. Así me fui á Altamira, cojí una piedra caliza de la bóveda, la pinté con ocre del que había desenterrado allí mismo y la tuve en un armario (en mi habitación), sin que le diera la luz, pero cuidando de mojarla periódicamente, á fin de conservarla siem- pre húmeda, como suelen estar allí. Pasados tres años en estas condiciones, el tono de la pintura estaba igual que el primer día, no había bajado nada: la dejé siete meses más en las mismas con- diciones, al cabo de los cuales, no se alteró lo más mínimo. Por fin la saqué de su prisión, la dejé en el balcón tres días enteros á la luz y á la intemperie, y fueron suficientes para que el tono de la pintura se rebajase de tal modo, que apenas se distinguía; al quinto día, la piedra caliza se presentaba blanca, la pintura de ocre había desaparecido. Desde entouces creo que las pinturas de Altamira, en las condiciones que se hallan de obscuridad y hu- medad, pueden conservarse indefinidamente. Por la misma ra- zón, opino que el hombre prehistórico no dejó sus obras artísti- cas en las cuevas solamente, sino que las dejó indistintamente en las peñas y piedras lisas y en los árboles; mas, no reuniendo las condiciones de conservación, han desaparecido. Este es punto importante de tenerse en cuenta, porque hasta ahora nos incli- nábamos á creer que el arte prehistórico era exclusivamente tro- glodita. Gomo hasta el presente no consta que Martel, ni Rivier, ni Breuil, ni Klaalsch, ni Packard, ni otro alguno de los espeleólo- gos haya realizado semejantes pruebas, creo tener el derecho de propiedad en decidir de una vez la tan debatida cuestión de la antigüedad de las pinturas, probando con hechos positivos, cual DE HISTORIA NATURAL. 471 corresponde á las ciencias exactas, que las pinturas de sexquióxi- do-férrico y de bióxido de manganeso, puestas en ciertas condi- ciones , pueden conservarse indefinidamente, como las de Alta- mira y Puente-Viesgo. Parécemeque esta explicación satisfará al citado autor del «Ca- tálogo de Cavernas», puesto que no ponía más objeciones que la por mí resuelta. Por lo demás, ya en otras ocasiones he manifestado la necesi- dad que hay de corregir dicho «Catálogo de Cavernas» publicado por la Comisión del Mapa geológico; necesidad que resulta cada vez más urgente, á causa de los progresos de la espeleología en España (1). Es necesario rehacerle sobre bases más positivas, é inspirarle en un criterio más científico y moderno. Tal me aconsejó también el Sr. Bolívar, cuyos consejos son para mí mandatos. Y esto es lo que precisamente persigo en cuanto me es posible, presentando á nuestra Real Sociedad los descubrimientos más interesantes que me sea posible verificar anualmente. Con este fin, también, extendí mis correrías hasta Burgos, entre cuyas cavernas la de Ibeas figura como más notable. Tratando de ella, el citado Catálogo de cavernas, copia de los ingenieros Sampayo y Zuaznavar que aen esta caverna no se ha- llaron restos algunos ni utensilios que permitan suponer que sir- viese de habitación en los tiempos llamados prehistóricos». Es de sentir la poca suerte que han tenido los exploradores; y digo que es de sentir, porque estropearon y trastornaron el yaci- miento en una zona de más de 30 metros, para luego no hallar nada. Mas lo cierto es, que la cueva merece de veras la fama de que goza como grandiosa, y ahora se la consolidará entre los hombres de ciencia por los tesoros paleontológicos y prehistóri- cos que encierra, afortunadamente, ocultos á los ojos profanos. Iniciase la entrada por una zanja natural en la roca calcárea, efecto de la erosión en las calizas cretácicas; mas antes de la en- trada, en el declive mismo del monte, entre la hierba, hállanse abundantes fragmentos de raspadores, puntas de flecha, punzo- (1) No quiero con esto restar mérito á la labor del Sr. Puig; no hay duda que con su obra el autor ha contribuido eficazmente al proyecto de la espeleología española, y ningún geólogo debe prescindir de tenerla por base en estos oovisimps estudios, hoy tan predilectos de la geología. 4'72 boletín de LA HEAL SOCIEDAD ESPAÑOLA Des, núcleos, etc., de ópalo, de jaspe ordinario, de ofita, de fibro- lita y otras rocas exóticas; y son tan abundantes que el explora- dor debe pisarlos para entrar en la caverna; así que no com- prendo como los que me precedieron no toparon con ellos. Ba- jando la zanja se entra en un vestíbulo ya subterráneo, pero iluminado aún por la luz natural. Aquí hubiera yo deseado ha- cer algunas excavaciones, más no disponía de tiempo ni de gente, pues mi visita era solo de paso; espero hacerlas en grande cuan- do me sea posible; cito, no obstante, el punto como interesante por si alguno pudiera realizar investigaciones antes que yo, á fin de que la ciencia no sea privada por más tiempo de los tesoros espeleológicos que allí pudiere haber. A derecha del vestíbulo y subiendo, se ve una pequeña sala, á la que han afluido por distintas grietas desde la superficie, bre- chas osíferas con piedras de acarreo y detritus. Pero lo más saliente en este antro, y que no puede pasar des- apercibido, es una pintura, figurando una cabeza de caballo, de ocre rojo, en todo semejante á las de Altaraira. ¿Es realmente prehistórica? Lo ignoro; la respuesta no es de mi competencia, porque nun- ca me he dado al arte pictórico, ni conozco en España quien haya estudiado á fondo la pintura prehistórica para decidir, por lo cual debo aguardar á que venga mi amigo Breuil á examinarla. De todos modos, yo dudo mucho, porque á la luz natural es difícil la conservación de la pintura. Por otra parte, no sería el primer caso que se da, de individuos que cometen la incalificable acción de emborronar la propia honra y reputación, pintando en las cavernas con el exclusivo intento de engañar á los sabios. Tal sucedió aquí el año pasado cuando vino el príncipe de Monaco. Entonces, alguno que tenía noticia, pintó en una de las varias grutas de Suances (Santander), muchas figuras de animales, re- produciendo posiblemente las clásicas de Altamira. Afortunadamente, su misma ignorancia le denunció, porque entre otros animales figuró un gallo, especie absolutamente des- conocida de los trogloditas magdalenenses y del cual nunca se halló figura alguna, pero ni osamenta siquiera. Con anticipación yo avisé al abate Breuil, á fin de que entre- tuviesen de algún modo al príncipe en Altamira, mientras Breuil, el Dr. Obermayer y yo, á toda velocidad en un automóvil, nos llegamos á Suances. Lo primero que les mostré fué el gallo, á I DE HISTORIA NATURAL. «ft cuya vista Breuil indignado escribió debajo de la firma: «esto es falso», haciendo lo mismo con todas las demás que examinó (1). Marte!, en su Evolution Suterraine, cita casos análogos acaeci- dos en Francia; que no sucede esto solamente en España, sino también en el extranjero. Así que, sabiendo cnantas trabas la ig- norancia humana pone á la ciencia los asuntos arqueológicos, en general fáciles de reproducir, deben ser estudiados con mucha serenidad. No corren, por cierto, tanto peligro los geólogos, por- que los estratos arcillosos, por ejemplo, que habiendo sido una solución más ó menos concentrada y después hayan precipitado lentamente en el fondo del agua, formando estratos, no podrán ser removidos sin que se conozca á primera vista; y esto ase- gura la autenticidad de la osamenta y de los objetos hallados en el substratum. El recuerdo de todas estas circunstancias y el estar la figura citada expuesta á la luz, me hace sospechar de su atenticidad. Después de este primer vestíbulo, se entra en una galería en rampa ya privada de luz solar, que desciende unos 30 metros. Los dueños, con intento de hacerla accesible, mandaron abrir una zanja en todo el trayecto, causando con esto, sin ellos pre- tenderlo, un grave perjuicio á la ciencia, porque levantaron y trastornaron el yacimiento arquelógico. Entre el detritus allí acumulado, sin apenas removerlo, ya se hallan fragmentos de huesos, imposibles de clasificación; y en el fondo hallé un trozo de occipital humano. Examinando bien las paredes y algunas rocas también del me- dio, veuse bastantes grabados muy finos, si bien de signos indes- cifrables; y creo que sería conveniente que los estudiara algún paleógrafo español, pues me pareció ver también caracteres visi- góticos y árabes. En la galería grande de la izquierda hay una pintura, en ocre, de cuya autenticidad no dudo; es sencillamente una raya vertical de unos 90 centímetros, cruzada por varios tra- zos paralelos. Esta figura es muy frecuente en otras cavernas de Santander y Francia, y se la considera de época magdalenense (paleolítico superior). Ignórase su significado; mas siéndome per- mitido tantear alguna conjetura, diría que era para ellos una ci- fra, que expresase un número de tantas unidades como trazos (1) Por ulteriores y seguros informes hemos sabido que el autor apócrifo era de Torrelavega. m boletín de la real sociedad española normales á ia vertical. En mi colección paleolítica, poseo esquir- las de peroné, tibia y otros huesos, en los que se ven una serie de incisiones que indicaban probablemente el número de objetos que se le encargaban al recadista; tal sucede actualmente en las regiones montañosas de Santander y Galicia, donde los pastores que no saben leer ni escribir hacen en una varita tantas incisio- nes como objetos le encarguen; y los jóvenes trazan en tierra tan* tas rayas como emboques hayan ganado jugando á bolos. A fin de que la cueva de Ybeas no sea una excepción, he de la- mentar también la profanación de ella por los visitantes; no se ve un sólo metro de superficie lisa que no esté cuajado de borrones, letreros y fechas de los visitantes, que han debido ser muchos; de otro modo, no se explica cómo hayan podido recubrir de ma- marrachos todas las paredes. Inútil es decir cuanto dificulta esto la labor del investigador. Afortunamente, una mezquina galería en la parte alta de la de- recha, que parece rehuir la mirada desdeñosa de los visitantes, quedó incólume, no ostentando el menor vestigio de la invasión, gracias á su acceso disimulado y molesto. No obstante, este re- cinto reservaba á la ciencia una gran sorpresa y á mí una gran satisfacción. Precisamente, en esa ocasión, venía yo de recorrer los montes de Silos, de donde había tenido que retirarme por mi poca salud; y de vuelta en Ybeas, extenuado y enfermo todavía, con calentura en el cuerpo (1), el hallazgo de aquel tesoro cienlí- Fig:. 1.» fico me reanimó de tal modo, que tuve ánimo para regresar en bicicleta á Burgos, buscar mis aparatos de geólogo y volver á (1) Hago público mi agradecimiento á los Sres. Martínez Arroyo y Ruiz Zarzosa médico y farmacéutico de Ibeas, quienes, á pesar de serles desconocido me prodiga ron toda clase de cuidados y me prestraron eficaz ayuda. DE HISTORIA NATURAL. i% Ybeas con la misma máquina, á fln de pasar en la caverna el único día disponible que me quedaba. El atractivo de la ciencia es irresistible al hombre que le sufre. Sin más luz que el reflector desmontado de la bicicleta, pene- tré de nuevo en la caverna, hasta el pequeño recinto arriba in- dicado. Lo primero que hallé fué una cocina primitiva, dispuesta como en la (fig. 1."); sencillísima, pues se trataba tan sólo de tres pie- dras, de las cuales, la mayor caía horizontal sobre las otras dos, que por su borde interior curvado, ofrecían un buen recinto para hogar. Pero lo curioso es, que dichas piedras eran de are- nisca, cuando allí está todo el monte formado por caliza cretáci- Fig. 2.* ca, caliza sacaroide (mármol), caliza sulfo-hidratada (yeso), calcita cristalina (estalactitas) y algunos conglomerados; no eran, pues, autóctonas, sino que habían sido transporladas allí de intento, con lo cual, denotaban conocer ya entonces varias propiedades litológicas sugeridas por la práctica; sabían que el fuego hacía sal- tar las calizas y que la arenisca, por el contrario, resistía gran- des temperaturas. Después de tomar el croquis adjunto, levanté las piedras para registrar el yacimiento. Apenas profundice unos 20 centímetros en el loes, ya aparecieron dos trozos de cerámica neolítica (figu- ra 2."); tienen incisiones de puntos y rayas en series paralelas. Todo ello estalla empolvado de carbón húmedo. 476 boletín de la REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA Profundizando más, hallé otro estrato de arcilla ferruginosa de la misma potencia que el primero, pero estéril; así que hube de continuar á un tercer estrato inferior. Este dio cerámica más an- tigua, robeuhausense ó tal vez paleótica (1), á juzgar por la osa- menta cuaternaria que le acompañaba. Esta cerámica no presen- ta dibujo alguno, fué cocida al aire libre sin barniz, sin tornear, y la materia componente es bastante heterogénea y mal triturada. Continuando la investigación en diferentes puntos del suelo, he podido hallar huesos de los animales que ellos comían, ani- males que, por cierto, representan la fauna cuaternaria al igual que las cavernas montañesas. Debo advertir que mi visita fué sólo como ave de paso, sin poder realizar estudio detenido de ninguna clase y además enfermo; con esto queda dicho que ape- nas descubrí algo de fauna, eficazmente ayudado por el infatiga- ble P. Saturio. Hallamos restos do Hyaena spelaea, Bos primoge- nius, Ursus spelaeus, Felis, (?) y Equus. Todo ello en un pequeño recinto junto á la cocina y sin las herramientas ni tiempo necesa- rios. En ulteriores exploraciones haré lo posible por comprobar si hasta Atapuerca se ha extendido el reno y el Rhinoceros tichorhi- ñus, dato este importante para la paleontología, pues casi todos los geólogos de Europa creen que estas dos especies no pasaron el Pirineo francés (2); y nuestro Landerer ni siquiera cita esta últi- ma especie en su geología. Realmente no comprendo como á veces de datos negativos, se saquen conclusiones afirmativas con desprestigio de la ciencia. Así los Sres. Issel y John Lubbock en su obra L'uomo preistorico y I tempi preistorice dicen que «en España no ha existido el Ur- sus spelaeus porque hasta entonces no se había hallado nin- guno». ¿Cómo se había de hallar si nadie lo buscaba? Guando ellos publicaron su famosa obra, aquí nadie se había preocupado de tal fósil; más esto, no me parece suficiente para negar su exis- tencia. Los hechos lo han venido á desmentir muy pronto y yo llevo ya descubiertas más de una docena de cavernas en esta pro- vincia, que poseen abundantes restos de esta especie, además del que desenterré casi completo en la de Viesgo. (I) M. de Mortillet pone en el robenhausense la aparición de la cerámica, mas los hechos parecea contradecirle muchas veces. (2\ V. mi nota «Un antropolito robenhausense».— (Bol. de la R. .Soc. esp. de HiST. NAT., Mayo 1910 ) DE HISTORIA NATURAL. 477 Otro tanto pudiéramos repetir del Mastodon turicensis y del Rhinoceros tichorhinus. ¿En qué se fundan los paleontólogos para afirmar que no llegaron á España? ¿Qué razones positivas aducen? Sencillamente que no se han hallado vestigios de ellos. Pero- este argumento me parece muy pobre y falto de lógica. Por el contra- rio, la ciencia casi nos predice, que tanto el proboscidio como el paquidermo aludidos, han debido existir en la meseta central castellana. En efecto; su aparición data de la época de los gran- des lagos centrales que les ofrecían fértiles y frondosas riberas, mil veces más tranquilas que los precipitados ríos del Pirineo. Esta consideración me movió á registrar la caverna de Burgos, porque estoy convencido de que deben existir, y en abundancia, ambas especies. Por de pronto, yo he descubierto osamenta del Rhinoceros ti- chorhinus en la cueva de Comillas (Santander); y el año pasado en Sahagün (León), una gran tibia y un enorme molar de MastO' don turicensis, de lo cual aun no he dado cuenta á nuestra ReaL Sociedad, pero ya lo publicó el Compte rendu de la Société Geo- logique de Frunce. (Nov. 1910) (1). El éxito que tuvieron mis previsiones respecto de la fauna cua- ternaria (aunque algo opuestas á las ideas corrientes) me estimula / -^^ Fig. 3. á realizar más detenidos estudios en Atapuerca, si bien falto de protección y recursos. Glíptica espeleológica. — En el mismo recinto donde fueron ha- (1) Cuando me prometía hallar el resto del esqueleto, se presentó el dueño del campo, el cual se opuso rotundamente; fué inútil todo razonamiento para vencer el egoísmo individual, Al fin, sólo accedería á mi pretensión mediante la entrega de mil pesetas y la promesa formal de entregar todo el oro que saliese (!). Allá se quedó tal vez el resto del Mastodonte, para juguete de lo chiquillos que han visto los prime- ros huesos. T. x.-Diciembre 1910. 32 478 boletín de la REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA liadas la cocina y la cerámica, hay finos grabados en las paredes: uno de ellos semeja una figura humana (flg. 3/). El artista so valió de un punzón, probablemente de pedernal, y trazó todo el perímetro punteado. Este sistema de grabados no es exclusivo de Atapuerca, pues existe también en el Museo de Perigueux (Fran- cia) un hueso procedente de la cueva de Souci (1), con otro seme- jante, figurando un ave (fig. 4."), y en las cavernas de Santander abundan las pinturas en K '*«**% »4íi< que sólo aparece pun- teado el perímetro del ^ animal, como en la figu- '% *\ ra 5/ * Pero lo que me causó '^ ■' verdadera sorpresa, fué ver dibujado el sol y la luna en simetría, uno á cada lado, y ade- más puestos en alto, utilizando la bóveda del recinto á modo de bóveda celeste (fig. 6.*). Gomo esta galería está muy adentro, y '^ yo no me había orientado todavía, se me ocurrió poner la brújula, y resultó que el sol está perfectamente orientado al ESE.; es decir, al naciente en invierno; al otro lado de la sala, y en simetría, la luna en cuarto menguante. Próximos á arabos, vense núcleos como de estrellas, si bien no tienen la precisión de los primeros. Gomo no salía de mi sorpresa, pasáronme mil ideas por la mente. ¿Será un engaño, una falsificación? Observé de nuevo, y con mi reflector iluminé aquel sol que nunca había dado luz, y, no (O Remie de VÉcole d' Anthropologie, Fev., 1909. DE HISTOniA NATURAL. 419 obstante, yo ahora se la demandaba ansioso para no caer en error. Precisamente, de toda la caverna, esta galería es la única que quedó incólume de la invasión, pues sus paredes están limpias, como si nunca hubieran llegado á ella los profanadores de nuestro tiempo. Por otra parte, tratándose de grabados, no es tan fácil la mixtificación, como en pintura; el grabado reciente, en la roca, se conoce. Otro dato es, que las paredes están ennegrecidas por el humo de la cocina descrita, mostrando la característica pátina antigua: si los grabados fuesen recientes ó posteriores al humo y alennegrecimiento, se conocería en seguida, pues habría solución de continuidad en lo negro. En la fuerte probabilidad de que son recientes, ¿las creeré pre- históricas? Los trogloditas del magdalenense, por ejemplo, ¿tenían conocimientos de Astronomía? ¿Cómo se orientaban dentro de aquel laberinto misterioso? Respuestas son éstas á cual más difíciles. Registrando de nuevo más minuciosamente, hallé otros dibujos de lunas idénticas á la primera, y otros grabados delineados, pero indescifrables. Acosado por las dificultades, recurrí á los árabes, y sobre todo después de ver la media luna en varios sitios. Hasta el presente no consta que los moros fuesen trogloditas, pero tam- poco hay pruebas concluyentes que impidan suponerlo. ¿Qué maravilla fuera que después de iniciada la reconquista, y al ser batidos por los reyes cristianos se replegasen en la caverna de Burgos? Tal idea me ilusionó bastante, mas poco á poco la ilusión se desvaneció. Porque en este caso los moros estarían allí acci- dentalmente tan sólo y en los consiguientes apuros del que huye; y esta profusión de figuras grabadas supone tranquilidad y tiem- po. Además, la perfecta orientación de todo el conjunto en un subterráneo tan laberíntico es obra de bastante tiempo si no se cuenta con aparatos. Tales condiciones no las reúne un pueblo en derrota. Pero sobre todo, lo que más contradice esta idea, es la cerámica y la osamenta cuaternaria. Yo hice lo posible por con- vertir en árabe, siquiera, la cerámica del estrato superior, mas no ha sido posible; registré cuantos autores hube á mano, y cada vez me confirmo más en que la cerámica es prehistórica y que no presenta el menor indicio árabe. Las series de puntos que la adornan fueron hechos coa perforador de piedra [ñg. 2.*); porque si fuese coD. instrumento de metal, los hoyos afectarían una forma más ó menos geométrica, de utensilio cilindrico ó prismático, lo 480 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA cual no sucede: basta uu poco de observación para advertir que los hoyos son irregulares, ya circulares, ya angulares, etc., según la posición del Instrumento que le dio el artista. Y la del piso inferior, no se diga, es indudablemente robenhausense, ó tal vez paleolítica. Gomo si esto fuera poco, tenemos aún la fauna allí descubierta, que no admite duda: huesos de Hyaena spelaea, Bos primigeniíis, Ursus sp., Felis y Equus, los cuales caracterizan la edad cuaternaria; y esta osamenta ocupaba el mismo nivel de la cerámica inferior. Ante la evidencia de los hechos, nos hallamos cercados por este dilema: los grabados, ¿son prehistóricos, ó árabes? Si son árabes, constituyen un hecho aislado é independiente de todos los demás; si son prehistóricos, constituyen un hecho en perfecto acuerdo con el conjunto de los demás, ya que prehistóricas son también la cocina, la cerámica y la osamenta. Los grabados y la cerámica adornada suponen estabilidad, tranquilidad y permanencia de los autores de la caverna; suponen que ellos eran verdaderos trogloditas, habituados á aquel género de vida subterránea; mas esto, nadie que yo sepa, lo ha atribuido nunca á los árabes españoles. Debo advertir que no es esta la única figura prehistórica del sol; hay varias cavernas en Santander y Francia con pinturas que lo representan, pero como un objeto cualquiera, que ha herido la vista del artista, y puesto entre corzos, caballos, siluetas, series de puntos, etc.; de modo que en realidad, no sabemos si repre- sentan el sol ó una flor (girasol). Así considerado, no sería nuevo el hallazgo de Atapuerta; mas lo que verdaderamente es nuevo y sorprendente, es el conjunto, la disposición de los dos astros, per- fectamente orientados con relación al meridiano celeste, y esta orientación, calculada á cientos de metros bajo tierra, y utilizando la bóveda del recinto á modo de bóveda celeste. El sol de las otras cavernas es muerto, no ilumina para dar un solo paso en el cami- no de la ciencia; mas el de Ibeas irradia tanta luz en la obscura senda de la historia humana, que hace dar un gran paso á la Ciencia. Jamás la Astronomía había extendido los confines de su historia hasta la edad paleolítica; hoy, tal vez, domina hasta allí, y lo prueba con documentos. Con las figuras de las demás caver- nas, el hombre prehistórico acreditó su arte, y ahora con las de Atapuercanos manifestó también su ciencia. ¿Quién no recuerda las dificultades que los franceses encontra- DE HISTORIA NATURAL. 481 bau al principio en reconoeer el adelanto del hombre primitivo, manifestado por las pintaras magdalenenses que descubrió el es- pañol Sautuola? ¿Cuántas discusiones no han debido sostener éste y el sabio Vilanova para que los prehistoriógrafos extranjeros renunciaran á sus preconceptos, triturados por los hechos? Al fin todos se han puesto de acuerdo, y lioy no hay quien no reconozca que el hombre primitivo era muy inteligente, y que había llegado á un grado muy elevado en el arte. ¿Qué inconve- niente hay, pues, en reconocer lo mismo respecto de su ciencia, si los hechos lo probaran? No pretendo sin embargo, dar por seguro lo que todavía es hi- potético; me limito solamente á emitir el juicio que me he forma- do al estudiar la caverna, deseando que otros espeleólogos, después de maduro y desinteresado estudio in siíw, confirmen mis asertos y demuestren lo contrario con hechos irrefutables; ambas cosas es agradecería yo mucho. Cuantos más sean los que tomen con empeño este estudio, indudablemente se hará más luz en el asun- to, tanto más que, como arriba dejo dicho, yo estuve allí sola- mente de paso y de primer reconocimiento, y además enfermo, con el fin únicamente de ver si me convenía estudiarla á fondo másadelanle. De lo expuesto en esta nota se deduce, desde luego, cuan inte- resante se presenta, especialmente en lo que mira á la glíptica paleolítica y neolítica, en cuya ciencia España enseñó al resto del mundo, como también creo inútil repetir que me propongo conti- nuar, aunque á costa de grandes sacrificios, el comenzado estudio de esta caverna de Ibeas, que tanto material de estudio nos ha proporcionado. Porque, de cualquier manera que lo considere, el descubrimien- to se me presenta de mucho interés: ya que si los grabados fue- ren árabes (lo que no es posible), se habría puesto de manifiesto, por primera vez, el troglodismo de éstos; y si son prehistóricos, constituyen un gran avance de la glíptica espeleológica y una gran conquista para la historia de las ciencias. 482 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA Publicaciones que ha recibido la í^eal Sociedad Española de ííistoria ^latural durante los meses de Octubre (con- tinuación) g l^oviembre de 1910. (La liste suivante servirá comme acensé de réception.) Italia La Nuova Notarisia, Modena. Serie xxr, Ottobre 1910. México Instituto geológico de México. Parergones. T. iii, n.os 4-6, 1909. Perú Sociedad geográfica de Lima. Boletín. T. xxxiii, 4." trimestre 1908; t. xxxv, 1" trimestre 1909. KüSIA Musée botaniqíie de l'Académie impériale des Sciences, St. Pétersbourg. Travaux. vii, 1910. Musée zoologique de l'Académie impériale des Sciences de St. Pétersbourg. Annuaire. T. xv, nos 1-2, 1910. Salvador Museo Nacional de El Salvador, San Salvador. Anales. T. 4.°, n." 28, 1910. Suiza Société zoologique suisse et Muséum d'Histoire naturelle de Genéve. Revu>i suisse de Zoologie. T. 18, fase. 3, 1910. Cuerpo nacional de Ingenieros de Montes. — Asamblea forestal celebrada en Madrid en Mayo de 1910. — Trabajos hidrológico- forestales. Madrid, 1910. Exposición nacional de Valencia. — Relación general de premios á los ex- positores. Valencia, 1910. 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Sodza-Brandao.— Gefass-Totalreflektometer und-Axenwinkelapparat in Verbindung mit dem Babinetschen Goniometer und weitere Verbes- serungen au dem letzteren. Leipzig, 1908. — Le feldspath de la roche de San-Bartholomeu (Alcoba^a) connue sous le nome d'ophite. (Extr. des c Commun¡ca9oes > du service geologique du Portugal. T. vii.) Lisbonne, 1908. Vitoria (E.)— El vino dulce para misas. Madrid, 1909. |VIes de flovienríbre Alemania Deutsche entomologische Gesellschaft, Berlín. Deutsche Entomologische Zeitschrift. Heftvi, 1910. Naturse Novitates, Berlin. Nos 16-22, 1910. Physikalisch-medicinischen Gesellschaft zu Würzburg. Sitzungsberichte. N" 5, 1909. Verhanilungen. Band xl, nos 6-7, 1910. Zeitschrift für wissenschaftliche Insektenbiologie, Husum. Band vi, Heft 11, 1910. Zentralblatt für allgemeine und experimentelle Biologie, Leipzig. Bd. 1, n" 14, 1910. Zoologischer Anzeiger, Leipzig. Bd. xxxvi, nos 22-26, igiQ. Austria-Hungría Societas entomológica Bohemise, Praga. Acta. 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Estudios retrospectivos de la pro- vincia de León. León, 1910. Persoon (D. C. H.)— Syuopsis methodica fvngorvm. Gottingae, 1801. (Do- nativo del Sr. Barras de Aragón.) RoviBOSA (J. N.)— PteridografÍB del Sur de México, México, 1910, índice alfabético DE LOS GÉNEROS Y ESPECIES MENCIONADOS Ó DESCRITOS EN EL TOMO X DEL BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA DE HISTORIA NATURAL ^^^ Abramis brama, 434. Acanthoceras Rotomagensis, 450. Adenocarpus foliosus, 109. - hispanicus, 356. Adopca lineóla, 230. Aerinita, 144. Ageniaspis fuscicollis, 263. Alausa pilchardus, 339. Albertia, 142. Alburno^ 434. Alburnus lucidus, 434. Alcorfioque, 124. Alectryonia, 133. ** Allendesalazaria, 379. - ** nymphoides, 380. Allosurus crispus, 356. Aluminio. 238. Alveolina, 302, 303. Alveolites suborbicularis, 147. Ammonites, 141. - Arnaudi, 137. - bifrons, 393. - biplex, 393. - cesticulatus, 137. - gervillei, 393. - macrocephalus, 393. - Matheroni, 137. - microstoma, 393. Ammonites perarmatus, 393. - Rotomagensis, 132. Ananchytes ovata, 133, 452. - (Echinocorys), 302. Ancistromma, 98, 125, 126, 130, 160, 161, 162, 164. - Europaea, 127, 129, 130, 164. - maligna, 129, 130, 164. Andrena fulvicrus, 179. Andropogon Sorghum, 319. Anthocaris Cardamines, 215. ab. minor, 215. - Euphenoides, 215. Anthophora, 379, 381. - ** Mercetiana, 176. Antropolito, 231. - robenhausense, 158. Aptydius, 137. - angulicostatus, 137. Aquitaniense, 304, 305. Arca Siasina, 394. Arcomia acuta?, 394. Arctopitécidos, 314, 315. Arenisca, 302, 306. Argynnis Lathonia, 220. - Niobe V. eris, 220. Arkosa barí tica, 321. Armería caespitosa, 356. (li Un asterisco * indica qne el género ó especie á que precede está descrito en este tomo y dos asteriscos ** que se describe por primera vez. Sólo figuran en el Ín- dice las variedades nuevas. Los nombres vulgares van de cursiva, 488 boletín de la real sociedad española Armería splendens, 356. Aspidiotus (Crysomphalus) dyctios- permi, 262. Assilina, 302. - granulosa, 303. - Leymeiiei, 303. Astata, 126, 160, 161, 162. - affinis, 162. - apostata, 162. - boopis, 162. - carbonaria, 163. - Costae, 163. - Miegi, 162. - minor, 162. - oculata, 163. - picea, 163. - rufipes, 163. - tricolor, 163. Astenus curtulus v. ** obscuratus, 442. Atrypa, 148. Aulopora repens, 147. Auverniense, 304. Bacillus coli, 355. - typhosus, 355. Balanus, 329. Barbula ruraliformis, 244. Belemnites, 141. - bipartitus, 137. - canaliculatus, 393. - hastatus, 393. - sulcatus, 393. Bombas estrombolianas, 108. - volcánicas, 104. Brema, 434. Caliza, 70, 302. Callophrys Rubí, 226. Calypogea fissa, 243. Campylopus paradoxus, 244. Carabus arvensis atrocoeruleus, 90. - Scheidleri var. atrocoeruleus, 90 Caras ina, 434. Cardita canaliculata, 398. Carcharodus Alceae, 231. - Lavatherae, 230. Ca?pa, 434. Ceborctopitécidos, 315. Celestina, 309, 331. Ceratites nodosus, 71. Ceratotrochus, 305. Cerithium, 305, 393. Ceromia inflata?, 394. Ceroplastes rusel, 340, 34 1. Chacal y perro (híbrido), 262, Chaléis modesta, 263. Chalícodoraa, 177, - muraría, 159. Charra, 164. Chilocorus bípustulatus, 262. Chrysomphalus, 340. - dyctiospermi, 340. Chrysophanus phla;as, 226. V. eleus, 227. V. eleus-cceru!eopunctata,227 Chrysophrys, 141. Cidaris glandifera, 394. Cilíssa ** Atlantís, 179. - leporina v. Saharae, 179. Citrus, 262. Clypeaster, 328. Coano flagelados, 77. Coccophagus, 340. ** Colemania, 319. - ** sphenarioides, 318, 320. Colias chrysotheme, 216. V. hurleyi, 217. - croceus, 217. ab. hélice, 217. V. minor, 217. - - V. pyrenaica, 217. - hyale, 216. V. obsoleta, 216. V. alfacariensis, 216. Coenonympha Dorus, 225. V. andalusíca, 225. - Pamphilus, 225. ab. bipupíllata, 225. ab. ** bíocellata, 226. ab. lyllus, 225. - - ab. marginata, 226. Conus gloria maris, 195. Coptocephala floralis v. ** inhume- ralis, 445- - rubicunda v. ** medíodisjunc- ta, 181. Cro-MagDon (raza de), 72. Crucianas, 309. Cryptocephalus blandulus v. ** in- conexus, 445. - ceotrimaculatus, 445, DE HISTO^tA. NATURAL. 48d Cryptocephalus gamma v. * ingam- ma, 182. - Graéllsi, 445. - hirtifrons, 445. - sexpustulatus v. limbatipennis, 445- Cuaternario, 391. Cyanaris argiolus, 230. Cyathophyllum, 147. Cyprinus carpió, 434. Cytisus purgans, 356. Dacus olea;, 263. Daplinia, 157. Darnella, 70. Deccan Grasshoper, 318. Dentalium, 305. Desmoceras, 333. Diabasas, 144. Dibolia Chevrolati, 447. - ** dimidiata, 447. - Maura, 447. Dinetus, 160, 161, 162. - pictus, 166. Diprothomo, 314, 315. - platensis, 311, 313, 316. Disphyllum, 147. - cseapitosum, 147. - radicaos, 147. Dolomía silúrica, T02. Dolomita, 70. ** Dorcadion auripenne var. fusco- lineatum, 288. - Bolivari var. (a.) rufipes, 90. - cercedillanum, 90. - Escalerai var.(a.)Rodrigue3Í, 90. - ** Graéllsi var. Matritense, 288. - grisescens, 91. - Laufferi, 90. - Merceti, 286. - Neilense, 90. - rufipes, 90. - Schrammi, 90. - Spinola;, 91. - ** tricolor, 287. var. confluens, 288. - ** Zarcoi, 285. - - var. curvilineatum, 286. Duvalia dilatatus, 333. - latus?, 333. Echinoconus conicus, 134, 451. Echinocorys vulgaris, 133, 452. Elephas, 99. - antiquus, 100. - meridionalis, 100. Eoceno medio, 302. - superior, 302, 303. Epidiorita, 338. Epidota, ¡44. Epinephele Ida, 225. - jurtina var. fortunata, 223. - Lycaon var. intermedia, 224. - Pasipha;, 225. - Títhonus, 224. Equus caballus, 342. Escharifora circe, 133. Euchloé belia, 215. v. ausonia, 215. V. meridionalis, 215. Eutrerriense, 313. Euritoma rosíe, 263. Exochomus 4-pustulatus v. ** vitta tus, 444. - koltzei, 444. Exogyra, 133. Favosites reticulata, 147. Felis Fontanierii, 425. - Grayi, 425. - Ogilbyi liposticta, 426. pantasticta, 426. poliotricha, 426. - orientalis, 426. - ornata, 426, - pantera, 424. - pardus, 342, 422. - serval Pococki, 427. senegalensis, 426. - Servalina, 426. - togoensis, 427. - - niger, 427. - villosa, 425. Fcnestrella, 147, 148. Fissidens rivularis, 244. Flabellum, 305. Flosculina, 303. Foeniculum vulgare, 128. Foricula spinosa, 133. Fosforita, 67. Furfooz (raza de), 72. Fusus bulbiformis, 291. Galerites, 133. 490 boletín de la real sociedad española Galerites albogalerus, 134, 452. - subrotundus, 133. Galgo de Rusia, 262. Gardo^ 434. Gastrozevicus, 162, 166. Gato, 426. Gibsita, 238. Glabrasida ** conspuata, 409. - ** globipennis, 412. - * Marocana, 415. - Mazaganica, 413. - ** Melillensis, 411. - ** Rabatica, 414. - ** tuberculiformis, 410. Gonepteryx Cleopatra, 217. V. itálica, 218. - Rhammi, 217. Greisen, 323. Grenelle (raza de), 72. Guaraniense, 313. Halobia (?), 142. Hamulina, 333. Hesperia proto, 231. - Sao, 231. - V. astira, 231. Hialomicta, 323. Holcodiscus, 333. Hominídeo, 313, 315. Homo, 312, 316. - pampaius, 313, 314, 316. - primigenius, 315, 316. - sapiens, 312, 313, 314, 415» 3i6. Homunculídeos, 315. Hyaena striata, 342. Hydrogonium Ehrenbergii, 244. Hyocomium flagellare, 244. Hypnum Notarisii, 244. Idus melanotus, 434. Ili-Goi, 434. Inoceramus, 326. Isocardia minima?, 394. Janira quinquecostata, 132. Jungermannia obovata, 243. Juniperus nana, 356. Keuper, 68, 70. Lampides baeticus, 227. Lapilli, 108, 1 1 1, 1 13. Lapillis, 104, 109, 405. Larix europaea, 356. Larra, 126, 162. Larra anathema, 165. Larraxena, 161. Lárridos, 160, 161. Lavas, 104, iro, iii, 112, 114. Lecanium hesperidium, 262. - olese, 341. Lejeunia Molleri, 244. - ovata, 244. Leopardus chinensis, 425. - perniger, 424. Lepidocyclina, 326, 451. - dilatata, 305. - prsemarginata, 305. - Raulini, 305. Lepidocyclinas, 304. Lepidozia reptans, 243. Leptidia Sinapis, 216. V. dinensis, 2i6. Lernaeonema monillaris, 340. Leucochloé daplidice, 215. V. bellidice, 215. - Raphani, 215. Lignitos, 306. Lima, 133. - pectiniformis, 394. - semicircularis, 394. Liochlaena lanceolata, 243. Liris, 162, 164. - haemorrhoidalis, 164. Lixus lateralis, 90. Locha de csía7tque, 434. Longitarsus ** citrinus, 446. - Jacobese, 446. - ** ferruginipennis, 446. - exoletus, 447. - rutilus, 447. Lophocolea heterophylla, 243. Luteciense, 302, 303. Lycaena Argus v. bella?, 227. - Baton V, panoptes, 227. - Bellargus, 22Q. ab. ceronus, 229. ab. saphiris, 229. - - punctifera, 229. - Corydon v. albicans, 229. V. cinnus, 229. - Cyllarus, 230. - Hylas V. ** uclensis, 228. - Icarus, 227. - - ab. brunnea^ 228. DE HISTORIA NATURAL. 491 Lycaena Icarus ab. icarinus, 228. - semiargus v. **transiens, 229. Lyda, 335. ** Machlasida Hach-Tamii, 283. - Telueti, 283. Margas, 70, 304, 306. Megachile geneana, 177. - ** Mau rusia, 177. - ** pyrsa?, 177. ^ Melanargia Inés, 221. ab. ** superocellata, 221. - Lachesis, 220. ab. canigulensis, 220. - - ab. ** procida, 221. - - ab. ** superocellata, 221. - Syllius, 221. Micraster cor-anguinum, 134, 452- - turonensis, 452, 134. Microgaster glomeratus, 214. Miliolites, 303. Melithaea Desfontainii v. bsetica, 219. - didyma v. ** castiliana, 219. - Phoebe v. setherea, 219. V. occitanica, 21 . ab. ** Ulensis, 219. Meloé, 380, 381. Monotis, 142. Mortoniceras, 332. Muschelkalk, 70. Murex Cabriti, 195. - Hidalgoi, 195. - Pazi, 195. Myophoria, 142. - Kefersteini, 68. Mytilaspis Gloverii, 262. Mytilus, 349. N ática?, 393. Nautilus, 332. Neanderthal (raza de), 72. Nerita?, 133. - rugosa, 133. Notogonia, 126, 162, 165, 165. - nigrita, 165. - pompiliformis, 165. - sculpturata, 165. Nummulites, 138, 326,451. - atacicus, 303. r- Aturicus, 303. - Brongniarti, 303. Nummulites complanata, 139. - complanatus, 303. ; var. Colombrensis, 303. - contortus, 302, 304. - Fichteli, 304. - intermedius, 304. - irregularis, 303. - laevigatus, 303. , - Lucasi, 303. - perforatus, 303. - striatus, 304. Nummulítico, 306. Ocneria dispar, 125. Ofitas, .144. digisto, 102. - especular, 144. Oligoceno, 304, 390. - inferior, 304. - superior, 304. Onthopliagus ** distinctus, 448. - melitaeus, 449, - semicornis, 449. Operculina, 451, 453. Ophrys apifera, 316. Orbitoides, 304, 451. Orbitolina conoidea, 132, 133. - discoidea, 132. - plana, 131. Orbitolinas, 304, 305, 325, 132, 137. Orbitolites complanatus, 303. Orchestes flavidus, 448. Orthacris, 318. Orthagoriscus mola, 456. - oblongus, 430. 453- Orthophragmina, 303, 304. - Archiaci, 303. Ortotrichum Sturmii, 244. Osmia cornuta, 178. - longispina, 179. - ** scorpia, 178. Ostrea, 133, 305. - cymbium?, 394. - gregaria, 394. - irregularis, 394. - larva, 133. Otostoma ponticum, 133. Palarus, 160, i5t, 162. - flavipes, 162. Paleolítica, 391. Paludina, 306. 492 BOLETÍN DE LA REA.L SOClKDAD ESPAÑOLA Pampeana, 313. Pantera, 421. Panurgus flavus, 180. - ** Merceti, 179, 180. - Moricei, 180. - venustus, 180. Papilio Machaon, 213. - Podalirius, 212. - - V. Feisthamelii, 213. Latteri, 213. V. * Miegii, 212. _ _ V. ** superlineata, 213. Pararge ^geria, 223. - Megera, 223.'] - Maera v. adrastra, 223. Parlatoria Pergandeii, 262. Pectén, 132, 142, 143, 144, 451. - asper, 132. Pectunculus pilosus, 394. Pentacrinus basaltiformis, 394. Peritelus * inviridis, 182. Perisphinctes, 137. Perra y chacal (híbrido), 262. Philonoti laxa, 157. Philonthus Cephalotes, 443. - Fuentei, 443. - sordidus, 443. Phitheculites, 315. Pholadomya Urania, 393. - Volzii, 393. Phytodecta variabilis v. ** nubilus, 446, koltzei, 446. Picea excelsa, 356. Pieris Brasicse, 214. - Napi, 214. ab. impuctata, 214. V. meridionalis, 214. - Rapae, 214. ab. immaculata, 214. ab. ** minima, 214. Pinna folium, 394. Pinus canariensis, 109. - cembra, 356. - montana, 356. - pinaster, 356, - sylvestris, 356. Pirita, 431. Pirolusita, 174. Piroxenita, 323. Piroxenolita, 323. Pithecanthropus, 315, 316. Pizarra silúrica, 102. Pleurotomarias, 195. Pleuromya Aldunir, 394. Plicatula spinosa, 394. Poecilus (Peterost.) dimidiatus, 91. Poil-negre, 262. Polyconites, 304, 305. Polygonia C-album, 218. V. hutchinsoni, 219. Pórfido cuarcííero anfibólico, 157. Prays, 263. - oleellus, 263. Productus, 147. - Murchisoni, 148. Prosopigastra, j6o, 162, 166. - Kohli, 166. - punctatissima, 166. Prothomo, 316. * Pryeria Sinica, 309, 335. Pseudohomo heidelbergensis, 315. Pulchellia, 333. Pygope, 137. Pyrameis Atalanta, 218. - Cardui, 218. Quercus Tozza, 356. Querola, 333. Ramio, 125. Requienia, 132, 304. - (Toucasia), 305. Retepora, 147, 148. Rhabdoweisia fugax, 244. Rhinocerus Mercki, 237, 342. - tichorinus, 236. Rhizotrogus (Monotropus) parvi- collis, 92. Rhynchonella, 147, 148. - Boucardi?, 394. - depressa, 132. - Lamarcki, 132. - Lonsdalei, 132. - meridionalis, 394. - plicatilis (var. Cuvieri), 132. - quadripunctata?, 394. - tetraedra, 394. - variabilis, 394. Riccia nigrella, 243. Robenhausense, 231. Salvia verbenaca monstruosa, 289. DR HISTORIA NATURA.L. 493 Sannoisiense, 304. Sardinas erythrophtalmus, 434. Satyrus Briséis v. ** hispana, 222- - Circe, 221. - Fatua, 222. - Fidia V. albovenosa, 223. - Prieuri, 222., - Sámele v. algirica, 222. - Statilinus, 222. Scalaria, 305. Scaparia ** Casaresana, 243. Schizaster, 302. Schloenbachia, 332. Scutellista cyanea, 340, 341. Senecio Tournefortii, 356. Serpeta, 262. Serpula spirulea, 302. Sibinia Attalica, 447. - ** Pozuelica, 447. Siderosa, 102. ** Sitaris Ferdinandi, 382. - muraiis, 381, Sitarobrachys, 379, 381. Solenostosma lanceolata, 243. Sparoides molassicus, 141. Sphaeria oleae, 341. Sphenarium, 318, Spirifer, 148. Spiriferina rostrata, 394. Spirochseta, 266. Stampiense, 304. Stoliczkaia, 326. Syncalipta ** Jordai, 181. - oblonga, 181. - striatopunctata, 181. Tachysphex, 126, 160, 161, 162, 165. - acróbatas, 165. - algira, 165. - Antigae, 165. - brevipennis, 165. - Cabrerai, 165. - Costsc, 165. - descendentis, 165. - dubius, 165. - filicornis, 165. - fluctuatus, 165. - hetiopolites, 165. - JuUiani, 165. - lativalvis, 165. - - var. gibba, 165. T X.— Diciembre, 1910. Tachysphex mediterraneus, 165. - nigripennis, 165. - nitidus, 165. - Panzeri, 165. var. Oraniensis, 165. - pectinipes, 165. - pigidialis, 165. - psammobius, 165. - reticulatus, 165. - rufipes, 165. var. adjuntas, 165. - Saundersi, 165. Tachytes, 126, 160, 162, 165. - etruscus, 165. - europaius, 165. - Frey Gesneri, 165. - obsoletus, 165. - tricolor, 165. Tayloria serrata, 244. lenca, 434. Terciario (terreno), 301. Terebratula, 147, 148, 349. - cornuta, 394. - Edwardsi, 394. - florella, 394. - Jamberti, 394. - Menardi, 132. - Phareolina, 132. - punctata, 395. - resupinata, 394. - subpunctata, 394. - Verneulli, 394. Terebrirostra Bargesi, 132. Tetraprothomo argentinus, 313.315. Tetrastichus, 341. Thais Rumina v. castiliana, 213. Thecla Spini ab. Spinoides, 226. Thuidium decipiens, 244. Tinca vulgaris, 434. Toucasia, 132, 304. - carinata, 132. - Santanderensis, 132. Trías, 69. Treponema pallida, 245. Trichostomum Ehrenbergii, 244. Turmalinita, 322. Unió, 306. Urgoniense, 306. Ursus, 236. - arctos, 342. 33 494 BOLETÍN DE LA. REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA Ursus spelseus, 342, 39'- Vanessa lo, 2 1 8. - Polychloros, 218. - Urticae, 218. Vesperus luridus v. Fuentei, 445. Voluta Junonia, 195. Wealdense, 3«6. Yesos o fí ticos, i44- * Yponomenta rorellus, 209. Zonabris Abdelkaderi, 284. - ** Mohtari, 284. - lo-punctata v. ** deficiens, 445. - i2-punctata v. ** fasciata, 444, - - V. massiliensis, 444. - varians, 88. Zegris Eupheme v. meridionalis, 216. Iiiie k !o cflüleüilo en el lomo X del Boletín. Junta directiva y Comisiones j^ra 1910 3 Socios fundadores de la Real Sociedad española de Historia natural . . 6 Presidentes que ha tenido esta Sociedad desde su fundación. 5 Lista de socios 7 índice geográfico de los socios 39 Reiadcnes del estado de la Sociedad y de su Biblioteca. 47 Estado de la Biblioteca 62 Lista de las sociedades con las que cambia, y de las publicaciones pe- riódicas que recibe, la Real Sociedad española de Historia natural. 54 Sesión del 12 de Enero de 1910 65 Calderón (S.)— Notas bibliográficas: Note sur les fllous de phospho- rite de Logrosan dans la province de Cáceres.— Géologie du maasif nontagneux qui s'étend de Monteagudo (Murcia) á Albatera (Ali- cante).— Uber die ausseralpine Trias auf den Balearen und in Ka- talonien.— Sota Terra, Resennya illustrada de les escursions espe- leologiques verificades duranit l'any 1907 del Club Montanyen de Barcelona 67 Faura. y Sans (M.)— Tarragona Prehistórica i Protohistórica ... 72 Fernández Galiano (E.)— Consideraciones acerca de la posición de las esponjas en el reino animal 75 tí. Navarro (M. M.)~Datos macrosísmicos sobre el terremoto ibéri- co del 23 de Abril de 1909. .', 80 Pie (M.) — De la prioritó au point de vue des noms semblables dans le méme genre 87 Lauffer (G.)— Nomenklatorische und synonymische Bemerkungen. 88 Cajal (S. R.)— Nota sobre la retina de los múscidos 92 Sesión extraordinaria y ordinaria del 9 de Febrero de 1910 97 Calderón (S ) — Note sur les Echinides pyrénéens espagnols de la collection Maurice Gourdon.— Marqués de Cerralbo: El Alto Jalón. lüO Fernández Navarro (L.)^Re6umen de la conferencia acerca de la erupción volcánica del Chinyero, (Láminas i y n) 104 496 boletín de LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA PüiG Y Larraz (G.)— limo. Sr. D. Primitivo Artigas y Teixidor. (No- ticia necrológica) 222 García Mercet (R.)— Especies europeas del gen. monstruosa. (Lám. iv). 289 Navarro Nexjmann (M. M. S) — Enumeración de los terremotos senti- dos en España en 1909 292 Mengaud (L.)— Nota acerca del Terciario de la provincia de San- tander.... • • • 301 Publicacionen recibidas 306 Sesión del 6 de Julio de 1910 309 Calderón (S.)— Mining in Spain. -Excursión á la cueva de Carra- luolo.— Kontaktzone bei Barcelona, — Mollusques terciaries du Por- tugal 310 Hernández-Pacheco.— El Diprothomo platensis 311 Bolívar (I.)— Nuevo Locústido de la India, perjudicial á la Agricul- tura (Colemania sphenarioides Bol.). 318 Fernández Navarro (L ) — Noticias petrográficas 321 Jiménez de Cisneros (D.)— Excursión al Salt del Palomaret (Alicante). 32-5 Jiménez de Csnekos (D.)— Excursión al Tabeyán (Alicante) 327 Jiménez de Cisneros (D.)— La Celestina de Rebolledo (Alicante) 331 Regnaült (Dr. F.)— Un Squelette d'acromégalique au Musée anthro- pologique de Madrid 334 Fernández (A.)— Nuevos datos acerca del Lepidóptero 422 Puhlicociones recibidas 427 Sesión del 7 de Diciembre de 1910 , 429 Fuente (J. M. de la).— Datos para la fauna de la provincia de Ciu- dad Real 442 Jiménez de Cisneros (D.) — Excursiones por los alrededores de Mon- teagudo de Novelda y encuentro del piso Senonense 449 CoLOMiNA (A. de). — Nota sobre un «Orthagoriscus oblongus» Schn., pescado en la ría de Pontevedra. (Láminas viii y ix) 463 García Mercet (R.) — El Congreso Entomológico de Bruselas 456 Faura y Sans (M.)^El espectro de Brocken en el Taga, (Pirineos catalanes) 464 Carballo (J.)— De Espeleología 4tj8 Publicaciones recibidas 482 Índice alfabético de los géneros y especies mencionados ó descritos en el tomo x del Boletín 487 i ndice de lo contenido en el tomo x del Boletín^ . . 495 ADVEPX.TENCIA Se lia publicado este tomo en cuadernos que han aparecido dentro del mes correspondiente, excepto el de Febrero que se ha publicado reunido con el siguiente en el mes de Marzo de 1910. Lleva, además, ix láminas aparte y un plano. Bol. (le la 1{. Snc. Esp, .lo llist. Xat. PLANO DE LA CUENCA DEL CANAL DE YSABEL II Sscah Pro u MBL WHOI LIBRARY UH iñni c