GUAL ART AA A) amd A CRIS 04 E 2400.04 IA ese PDA: O MO io: ASCO Al ce en A ERA a 0 yy) pda aid > ¡ae NADAR AN / ó * As y 4 4 re cu A A A A p DARA A pa » Casas: PACTA 20 pei A O IA 0% EA a GA e ado ; Py ' Y MR : PEN e OS «0 E ¿Ue 0d ' Cc A ASA » , Y 0 y ost: y de a : AA AN Pad de Ay 0h ot usd O e DORA a e 4. py ( : A pure AS EN Aras cS INEA , fail Y y CAU a Yo : - , . Para yd A Uy ; 0 EN ' [ y AA Brida aa Eidciccagi A LGA Es A A WWA ABE CY UA MAA OIM ad: úl a Pe qe A daa PRA AN RUN . OA: PAIS ANDA Ad ó , , dot? 7, DIA AA y 4 de Y: AAEEIO Ea CE CEA Ñ A as Ces US xi AA b s , de od EAN REL y Y IRA % el EAS o , 0 ONO ques pde AS INN 2 A , Ag 0 A E PEO . CESA O ne de TA y MERO Y PUN pl IS Cay í AA, E 1d DA der o NN 1414149448 A ME A NE 2) A Lio ds dd 1/0) e a de da ! A AIR A a ASA po nd WN! DA erica: OA sd ; NN CANES ALAS AAN SN AN tot DC y 4D OA y JA AOS AS Estetacisi , AA AE DN Ñ e A AA AI A de O POROS AAN CENA ION ALA A RE e AAA > EN ye 4 dea NANA a AA AA A Y ; SS UE ÓN % Ay yt , IAN EE ALA A UM A , Sa ia are paa $ 70) : 0 e us sa 1 aa AA AA CO AA ALAN Due DE RDA ADN ER AAA AA FA Í CE A ODA ñ E 1 E Y b q IA AGUA $ A E] 0 AIN se CR AA PA a e OA A CANA SS ARE RUI Á y Ao ARAS NASA 4 A a ¿38m 24 AAN A. On cla ad Co EN NAAA AAN ; E APA PONS on! A . A NY AOS RENO A ASA Aa 6 EA A TOS YEN e Ue PATO A A y AA ARA o A ADA y A IIS PAR Y A á AO % » POPE BN e OA A AROS as ci IE ANS , A: y An vd e AS PEOR EaO 6% A ' ANO de A, Deo A AA And 1% JON Y e ER de Lady A A CA A AO 0 e A A zada A 1 OO 2 q to dale A bl e 1 Á a » y AO ION Pi a ASAS Ne 454 0 SA Pi Me yates cd e AE Oia e USOS a ee pS OI A AIDA Aa 3 E AS O e J AN A RONDAS OR AAN ASOC ALUOS Ada A a ad dd Artea Ao DOE NAN DEIA A PIENSO REL y d PAE Es AN y X PI AAA Ae JA) LAA As da AROSA ENE AN A E A AO 43 Eo da ANA OR ASA $0 0d: ad VACIA DA h ' ARS des Sed: La Ae Y de CI IA EA: 1 E AA A h ñ IRON ú * eds Py AE IA Ae E ANA PA RARA TAO A AA Ae > 4d PEA yo yo CAE / AAA ade AO 1] E Ú Ye de pre e de Y ¡e Na e A A OO] O NADA J (1 ; 4 q 4 10 15 CES MON A Ñ NN y A ñ NS bs YEN ¿EN KUN E AA ' Ñ E y Y del Ab AO A UA Í y AN AN AAA y ; Was Ad 1 . NA DIN ON O FI PIO ad a case ARE bd PA Cl doo Sis ee Ú Pe ls ras Na e ns os aa AO e IC ADS Aa Le he ) mg A MD e da : y SA AO a s 4 Se Dn Sd As ÑA ys] A . , a 1404 HA y e A p s AN > Y AE aaa duda PRADA 4 9 E O Ea RN vigas PARACE Ss so 9 44 ; OBOAA Aaa: A a A AA Ce Ce E (OS ON » ER 4 AS ¡eh ds! qubs AN AC AO a TE RETO Igea Larga e 00 dat Y 0 ANDAR A de O A PI sd: CREAS qaE Poe Ñ Cepa PSN NN MAS Pr AS ke k OA e a ES ' dell Pi pia RNE] sia CSC DE A NO) Ad DIAS AO da LAA Cb US A O EII , : : 0 ERAS die > A ; ó ¿do - dd k a ANO , , " ATA Lp ' Pr A ra ; ) EAS q 48 A ñ . pd bai e A Aa dd A a: OA MO Pe 'l % Ñ e de dea eje ; Pinos JR A AA : cd adn AA pe > LA Ada Ana dd «e Mi AAA ” O PAIN Tomo XIL.—Núm, 1 BOLHTIN DE. LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA an Historia Natural FUNDADA EN 8 DE FEBRERO DE 1871 Enero de 1913 MADRID (MUSEO DE CIENCIAS NATURALES) Hipódrorao Ñ 'N R f 07 a uz 28318 Los SOCIOS CORRESPONDIENTES EXTRANJEROS podrán recibir las publica- ciones de la Sociedad abonando la cuota anual de 10 pesetas. Los NUMERARIOS abonarán la cuota anual de 15 pesetas ó la de 16,50 si. residiesen en países de la Unión postal, debiendo remitirla sin descuento - al tesorero en la época de admisión, y posteriormente en el mes de Enero de cada año. Reciben el BoLrTíN y las MEMORIAS. Los acrecADOS abonan la cuota anual de 8 pesetas y reciben el BoLETÍN. Unos y otros podrán abonar su cuota en plazos trimestrales adelanta- dos, donde haya Sección ó representante de la Sociedad, á razón de 4 pe- setas por trimestre los numerarios y de 2,25-1os agregados. Los socios numerarios que abonen de una vez ó en tres plazos anuales la suma de 300 pesetas se consideran como vitalicios, quedando exentos del pago de la cuota anual y con derecho á recibir en lo sucesivo todas las publicaciones de la Sociedad. Los que hicieren á la Sociedad el donativo de 500 pesetas serán consi- derados como socios perpetuos, con iguales derechos que los vitalicios, pero figurando su nombre á perpetuidad en la lista de ena junto al de los socios fundadores. TARIFA para las tiradas aparte del Boletin y de las Memorias. de la Real Sociedad espanola de Historia natural. Tiradas sin levantar forma. De 1 á 16 páginas, 2 pesetas cada 50 ejemplares ó fracción de 50. Tirada dejando una sola paginación y añadiendo los titulos del autor después de su nombre. : De 1 4 8 páginas (medio pliego), 50 ejemplares, 5,50 pesetas; cada 50 más > ó fracción de 50, 1 peseta. $ De1416 pácinas (un pliego), 50 ejemplares, 10 pesetas; cada 50 más 6. fracción de 50, 2 pesetas. En todos los casos. Una portada nueva, molde y tirada de 1 á 500 ejemplares, 5 pesetas. Poner cierre á la portada para que sirva de cubierta, papel de color y tirada de 50 ejemplares, 4,25 pesetas; cada 50 más, 0,25. Una cubierta sin imprimir, cada 50 ejemplares, 0,25. Por las correcciones extraordinarias que manden hacer los autores, cada Bai 1 peseta, Encuadernación. 14:16 paginas, 50 ejemplares, 1 peseta. Po Pasando de un pliego, hasta cinco, cada 50 ejemplares, 0,50 por Sita de seis pliegos en adelante, 0,25 por pliego, cada 50 ejemplares. ve La cubiertá y las láminas se computan cada una como un pliego para la anterior tasación, ED EN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA DE HISTORIA NATURAL TOMO XITT.—1913 228398 MADRID ESTABLECIMIENTO TIPOGRÁFICO DE FORTANET IMPRESOR DE LA REAL ACADEMIA DE LA HISTORIA Libertad, núm. 29, —Teléfono 991. EAS 4 ei S. A », geo «s JUNTA DIRECTIVA DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA DE HISTORIA NATURAL ans. SS) REST ONO Salar e RA Ilmo. Sr. D Juan M. Díaz del Villar. Tcenrestdente:. oda o Ilmo. Sr. D. José Madrid Moreno. MESORERO Se E ELA SIS DE D. Ignacio Bolivar y Urrutia. IAS O RAN D. Ricardo García Mercet. IN ECOLESO RENO Than dioss D. Cayetano Escribano y Peix. UD ILO LOCO TIO cdo as aa D. Angel Cabrera Latorre. Comisión de publicación. D. Blas Lázaro é Ibiza.—D. Lucas Fernández Navarro.— D. Domingo Sánchez y Sánchez. Comisión de Catálogos. D. Blas Lázaro é Tbiza.—D. Federico Gredilla y Gauna.— D. José María Dusmet y Alonso.—D. Enrique Pérez Zúniga.— D. Angel Cabrera Latorre.—D. José Gogorza y Gonzalez. SECCIÓN DE BARCELONA MESE OTULO toa a D. Augusto Pí y Suñer. — Vicepresidente..... D. Luis Mariano Vidal. ESO RCD aja rocio D. Francisco Pardillo y Vaquer. ISCETOLOTIO cru D. Emilio Fernández Galiano. Vicesecretario..... D. José Bossoms. SECCIÓN DE SEVILLA PLENAS Date D. Bernardo Tenorio. Vicepresidente..... D. Manuel José Paul y Arozarena. MOSORCNO SR D. Romualdo Gonzalez Fragoso. ADOCNELATIO e D. Francisco Doblado Bertholeet. q JUNTA DIRECTIVA SECCIÓN DE ZARAGOZA Presidente ........ D. Pedro Aramburu. Vicepresidente..... D. Pedro Ramón y Cajal. PSONERO ias D. Pedro Ferrando y Más. ISECRCLATUO << meo D. Pedro Moyano. SECCIÓN DE GRANADA Presidente soco..ooo. D. Manuel M.*? S. Navarro Neumann. Vicepresidente..... D. Francisco Espejo Casabona. MOS ORCED eii D. José del Peso Blanco. Secretari0........-. D. Juan Luis Diez Tortosa. Comisión para el fomento del Museo regional. D. Pascual Nácher y Vilar.—D. Manuel Díez Tortosa.— D. Francisco Simancas.—D. Leopoldo Señán. SECCIÓN DE SANTANDER PRESIDENTE da ae D. José Gómez Vega. Vicepresidente... . D. Federico Vial. MERO AO E D. Luis Alaejos y Sanz. ISCCRCUA LO eiletata atan D. José Cerrolaza y Armentia. Comisión del Museo. D. Luis Martínez y Fernández.—D. Federico Vial.—D. Her- milio Alcalde del Río.—D. José Rioja Martín. SECCIÓN DE SANTIAGO PYESTAENTE o... .í D. Maximino de la Riva. Vicepresidente..... D Salvador Cabeza de León. ' MESOTCIROS D. César Sobrado Maestro. NECrelariO.....o.o.. D. Antonio García Varela. SOCIOS FUNDADORES DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA DE HISTORIA NATURAL DD. José Argumosa. j D. Ignacio Bolívar y Urrutia. Excma. Sra. D.* Cristina Brunetti de Lasala, Duquesa de Mandas. D. Francisco Cala. y Excma. S.2D.2 Amalia de Heredia, Marquesa Viuda de Casa Loring. Excmo. Sr. D. Miguel Colmeiro. + D. Antonio Cipriano Costa. f Excmo. Sr. D. Cesáreo Fernández Losada. D. Saturnino Fernández de Salas. + D. Manuel María José de Galdo. j D. Joaquín González Hidalgo. D. Pedro González de Velasco. f D. Angel Guirao y Navarro. f D. Joaquín Hysern. D. Marcos Jiménez de la Espada. $ D. Rafael Martínez Molina. + D, Francisco de Paula Martínez y Sáez. Y D. Manuel Mir y Navarro. D. Patricio María Paz y Membiela. j Excma. Sra. Condesa de Oñate. y D. Sandalio Pereda y Martínez. f D. Laureano Pérez Arcas. 7 D. José María Solano y Eulate. y D, Serafín de Uhagón. $ D. Juan Vilanova y Piera. f D. Bernardo Zapater y Marconell. + Presidentes que ha tenido esta Sociedad desde su fundación en 8 de Febrero de 1871. : 1871-72. Excmo. Sr. D. Miguel Col- meiro. y 1873. D. Laureano Pérez Arcas. j 1874. Ilmo. Sr. D. Ramón Llorente y Lázaro. $ Ilmo. Sr. D. Manuel Abe- leira. $ Excmo. Sr. Marqués de la Ri- vera. Ilmo. Sr. D. Sandalio Pereda y Martínez. f D. Juan Vilanova y Piera. $ Excmo. Sr. D. Federico de Botella y de Hornos. + D. José Macpherson. + D. Angel Guirao y Navarro. $ Excmo. Sr. D. Máximo La- guna. j Excmo. Sr. D. Manuel Fer- nández de Castro. y D. Pedro Sáinz Gutiérrez. j D. Serafín de Uhagón. D. Antonio Machado y Nú- ñez. f Ilmo. Sr. D. Carlos Castel y Clemente. +; Excmo. Sr. D. Manuel M. J. de Galdo. + 1889. D. Ignacio F. de Henestrosa, Conde de Moriana. $ 1875. 1876. 1877. 1878. 1879. 1880. 1881. 1882. 1883. 1884. 1885. 1886. 1887. 1888. 1890. D. Francisco de P. Martínez y Sáez. Y 1891. D. Carlos de Mazarredo. y 1892. D. Laureano Pérez Arcas. $ 1893. Excmo. Sr. D. Máximo La- guna. j 1894. Excmo. Sr. D. Daniel de Cor- tázar. 1895. D. Marcos Jiménez de la Es- pada. j 1896. D. José Solano y Eulate, Mar- qués del Socorro. + 1897. D. Santiago Ramón y Cajal. 1898. D. Manuel Antón y Ferrándiz. 1899. D. Primitivo Artigas. + 1900. D Gabriel Puig y Larraz. 1901. D. Blas Lázaro é Ibiza. 1902. D. Federico Olóriz y Aguilera j 1903. Excmo. Sr. D. Zoilo Espejo. $ 1904. D. José Rodríguez Mourelo. 1905. D. Salvador Calderón Ara- na. + D. Florentino Azpeitia. D. José Casares Gil. D. Luis Simarro y Lacabra. 1909. D. José Gómez Ocaña. 1910. D Joaquín González Hidalgo. 1911. Ilmo. Sr. D. Emilio Ribera y Gómez. 1912. Ilmo.Sr.D. Ricardo Codorníu. 1906. 1907. 1908. IES EA SO TIOS de la Real española de Historia natural EN 10 DE ENERO DE 1913. Socios protectores. EN ESPAÑA. S. M, el Rey D. Alfonso XITI. S. A. el Archiduque Luis Salvador. Excmo. Sr. D. Manuel Allendesalazar. Excmo. Sr. Duque de Medinaceli. Excmo. Sr. Duque de Alba. Excmo. Sr. Duque de Luna. Excmo. Sr. Marqués de Santa Cruz. Excmo. Sr. Marqués de Urquijo. EN EL EXTRANJERO. S. A. $. el Príncipe Alberto de Mónaco. Sr. Marqués de Mauroy. (Francia.) Socios honorarios. BRUNNER VON WATTENWYL (Carl), Consejero áulico.—Lerchenfel- derstrasse, 28, Viena. CASTELLARNAU (D. Joaquin María de), Ingeniero Jefe de Mon- tes. —Segovia. ENGLER (Dr. Adolf), Geheimer Regierungsrath, Professor der Botanik, Director des Kgl.-botanischen Gartens und Mu- seums.—Motzstrasse, 89, Berlin, W. GEIKIE (Sir Archibald), Director of Geological Survey of England and Wales.—28, Fermyn Street, S. W., Londres. Lussock (Sir John), Lord Abevury.—Bart. M. D. Saint James, 2, London, S. W.; también en Down (Kent), High Elms (Inglaterra). 8 LISTA DE SOCIOS PouLron (Edward B.), Profesor de Zoología en la Universidad.— Oxford (Inglaterra). Ramón y CaJan (Excmo. Sr. D. Santiago), de las Reales Acade- mias de Medicina y Ciencias, Catedrático en la Facultad de Medicina, Consejero de Instrucción pública.—Calle del Príncipe, 41, Madrid. Simon (Eugéne).—Villa Said 16 (70, rue Pergolese), Paris.— (Arácnidos.) TscHeErmMaKk (Prof. Dr. Gustav). —Universitát, Viena. Van ThurEGENn (Ph.), Professeur administrateur au Museum d”His- toire naturelle.—22, rue Vauquelin, Paris. Socios Correspondientes extranjeros (1). MM. ActoquE (Alexandre).--69, Avenue de Ségur, Paris.—(His- toria natural general.) AnbrÉ (Ernest), Notario honorario; de la Sociedad ento- mológica de Francia.—17, rue Victor Hugo, Gray (Haute-Saóne, Francia).—(Himenópteros, especialmente Formicidos y Mutilidos.) ARNOLD (Dr. J.)—Munich. BaLsamo (Francesco).—Via Salvator Rosa, 290, Nápoles.— (Botánica y principalmente algas.) BebeL (Louis), de la Sociedad entomológica de Francia.— 20, rue de POdéon, Paris, 6%. —(Coleópteros paleárticos.) BLancHarD (Dr. Raphaél), Profesor en la Facultad de Me- dicina; de la Academia le Medicina, Director de los Ar- chives de Parasitologie. —226, Boulevard Saint-Ger- main, Paris, 7. —/(Entomología general, Hirudineos.) Bois (D.), Asistant au Muséum.—15, rue Faidherbe a Saint- Mandé (Seine), Francia. —/Botánica.) BOULENGER (G. A.), del Museo británico. —Courtfield Road, 8. South Kensington, S. W.—Londres. —(Herpetología é Ictiologta.) Braxcsik (Dr. Carl).—Trencsen (Hungría).—( Entomología.) BxrizI (Ugo). — Museo Agrario, Via Santa Susana, Roma. - (Botánica y principalmente flora de Italia.) (1) Con el objeto de fomentar las relaciones científicas entre los socios, se indica entre paréntesis y con letra bastardilla, después de las señas de su domicilio, si el socio cultiva en la actualidad más especialmente algún ramo de la Historia natural. DE LA REAL ESPAÑOLA DE HISTORIA NATURAL 9 MM. Bucxix6 (Dr. H.), Profesor en la Universidad.—Estrasburgo (Alemania). Burx (Malcolm), Doctor en Ciencias por la Universidad de Oxford, Ingeniero jefe de «Kent Coal Concessions Ltd.» —Castle Hill House, Dover (Inglaterra).—(Dermápteros y Ortópteros.) CAMERANO (Lorenzo), Profesor de Anatomia comparada y Director del Museo zoológico de la Universidad.—Palazzo Carignano, Turin (Italia). —( Anatomía comparada, Gordiidos.) CaNNavIELLO (Prof. Burico).—Villa Bruno, Portici (Nápoles.) CarL (Dr.), Ayudante del Museo de Historia natural.—Gi- nebra (Suiza). —(Entomología, Miriápodos. ) CHEVREUX (Edouard). —Route du Cap, Bóne (Constantina). Argelia.—(Crustáceos anfipodos.) DeLacrotx (Dr. G.), Agregado al Instituto nacional agronó- mico y Director de la Estación de Patología vegetal.— 11 bis, rue d*Alésia, Paris. DervieUx (Ermanno).—Via Massena. 34.—Turin (Italia). De Ton1 (Pr. Dr. Joannes Baptista), Director del Jardín Botánico de la Universidad de Módena (Italia). DistaNT (W. L.)—Steine Haus, Selhurst Road, South Nor. wood, Surrey (Inglaterra). —(Memipteros.) DoLtrus (Adrien), Director de La Feuille des Jeunes natu- ralistes.—Rue Pierre Charron, 35, Paris. FauveL (C. Alberto), Abogado.-- Rue Choron, 3, Caen (Fran- cia. —(Coleópteros y especialmente Estafilinidos.) GEBIEN (H.)—stockhardtstrasse, 21, Hamburg-Hamm.— (Coleópteros.) GeEstTro (Raffaello), Doctor, Vicedirector del Museo cívico de Historia natural.—Villeta Dinegro, Génova (Italia). — (Coleópteros.) GiorbaNO0 (Dr. Domenico), Profesor de Matemáticas é His- toria natural en el R. Gimnasio de Ragusa (Sicilia, Italia). Girarb (Albert Alexandre). —Lisboa Portugal).—(Jctiología y Malacología.) GRIEEFINI (Dr. Achille), Profesor en el Liceo «Berchet».— Milán (Italia). —(Entomología.) GROUVELLE (A.) —Director de la Manufactura nacional de 10 LISTA DE SOCIOS tabacos de Issy, rue Ernest-Renan, Issy-les-Moulineaux (Seine) (Francia). —/Clavicornios exóticos.) MM. HecxeL (Edouard), Profesor en la Facultad de Giencias.— 31, Gours Lieutaud, Marsella (Francia).—(Botánica. ) HorvátH (Géza), Doctor en Medicina, Director del Museo nacional de Hungría. — Museumring, 12, Budapest (Austria-Hungría). —(Hemíipteros.) JANET (Charles), Ingeniero, Doctor en Ciencias.—71, rue Paris Voisselue pres Beauvois, Oise (Francia).—(Geolo- gía y Paleontología. Hormigas, Avispas y Abejas.) Khmer (D. Napoleón M.), Profesor en la Escuela de Go- mercio, Socio del Club de Historia natural de Praga y de las Sociedades Entomológicas de Berlín, Stettin y Dres- de.—Ferdinandstrasse, 38, Praga (Bohemia). KLapPaLEK (Prof. Francisco). —Karolinenthal, 263, Praga.— (Tricópteros y Neurópteros.) LacGerHEImM (Prof. Gustav), Profesor en la Universidad de Estocolmo.—/Botánica suramericana.) Lesnk (Pierre), Asistente de Entomología del Museo de His- toria Natural.—10, Avenue Jeanne, Asniétres (Seine) (Francia). —/Entomología, Coleópteros.) Lewis (Jorge).—87, Frant Road, Tumbridge Wells (Ingla- terra). —(Coleópteros del Japón é Histéridos.) MartIN (René) Abogado.—Le Blanc (Indre) Francia.— (Neurópteros de Europa y Odonatos.) MEuNIER (Stanislas), Profesor de Geología del Museo de Historia natural.—3, Quai Voltaire. Paris.—(Litología.) MONTANDON (Arnald L.) —Filaréte, Strada Viilor, Bukarest (Rumania). —(Hemítpteros, principalmente heterópteros. ) OL1vIER (Henry).—Baroches-au- Houlme (Orne), Francia. OrB16NY (H. d”), Arquitecto.—R. Saint-Guillaume, 21, Pa- rís, 79. —/Coleópteros. ) Pérez (Dr. J.)—Rue Saubat, 26, Burdeos. —/Himenópteros). PrccioLr (Comm. Francesco), Director del Instituto fores= tal. —Vallombrosa (Italia). —( Botánica.) Piceror1 ¡Lodovico), Sub-Inspector forestal. —Siena (Italia). (Botánica. ) PorteR (Carlos E.), Catedrático de Botánica en la Univer- sidad Católica; Laureado de la Academia internacional de Geografía Botánica de Le Mans; Miembro honorario DE LA REAL ESPAÑOLA DE HISTORIA NATURAL 11 de la Facultad de Ciencias de la Universidad Mayor de San Marcos, de Lima; Académico de mérito de la de Ciencias de la Habana; Correspondiente de la R, de Ciencias de Madrid; Oficial de Instrucción pública; Di- rector general y Jefe de la Sección zoológica del Museo de Historia natural de Valparaíso y de la Revista Chile- na de Historia natural,—Casilla, 2352, Santiago, Chile. (Histología, Crustáceos decápodos, hemipteros y lon- gicornios.) MM. Rerrrer (Edmond).—Paskau (Austria). —(Coleópteros.) Ricmarb (Jules), Doctor en Ciencias, Director del Museo oceanográfico.—Mónaco.—( Crustáceos inferiores.) SAaLOMON (Dr. W.)—Instituto Mineralógico de la Universi- dad.—Heidelberg (Alemania). SCHOUTEDEN (H.) —12,Chaussée d*Ixelles, Bruselas.—(He- máipteros.) SCHULTHESS ReEcHBERG (Anton v.), Doctor en Medicina.— Thalacker, 22, Zurich (Suiza).--(Entomología, Ortópteros.) Torre (D. Carlos de la), Catedrático en la Universidad de la Habana (Cuba). Turnez (W. Henri), de la Comisión Geológica.—Washing- ton (Estados- Unidos) DC.—/(Geología.) VERNEAU (Dr. Réné), Profesor en el Museo de Historia na- tural.—48, Rue Ducouédic, 14* Paris (Francia). WAasHINGTON (Dr. Henry St.) —Locust, Manmouth CGo., N. J. (Estados Unidos). Wersk (J.)—Griebenowstrasse, 16, Berlin, n. 37.- (Coleóp- teros, esp. Curculiónidos y Crisomélidos.) 12 1909. 1903. das AZ: 1902. 1897. 1908. 1907. 1901. 1902. 1906. 1908. 1894. 1898. 1905. 1885. LISTA DE SOCIOS Socios numerarios (1). Abarca (D. Juan Antonio).—Santander. AGUILAR Y CARMENA (D. Fernando), Farmacéutico.—Illes- cas (Toledo).—(Botánica,) AGUILARAMAT (D. Juan Bautista), Ingeniero industrial.— Barcelona. AGUINACO (D. Vicente), Médico-oculista.—Santander. ALABERN (D. Enrique), Doctor en Medicina. — Plaza del Príncipe, 4, Mahón.—(Citología general é Histología.) ALAEJOS Y Sawz (D. Luis), Doctor en Ciencias, Ayudante de la Estación de Biología marina.—Santander. ALBARRACÍN Y CaÑizarEs (D. Cándido M.3), Farmacéutico de Gádor (Almería). ALCALDE DEL Río (D. Hermilio), Profesor en la Escuela de Artes é Industrias de Torrelavega (Santander), ALMERA (D. Jaime), Canónigo de la Catedral. —Sa- gristans, 1, 3.”, Barcelona.—(Geología y Paleontología.) «Alrededor del Mundo».—C. de Jos Caños, 4, Madrid. AMOEDO Y GALARMENDI (D, Eduardo).—Alameda, San Se- bastián (Guipúzcoa). ANDREU Y Rubio (D. José), Profesor de Historia natural en el Seminario de Orihuela (Alicante). ANTÓN Y FERRANDIZ (D. Manuel), Decano y Catedrático en la Facultad de Ciencias, Director del Museo de Antro pología,—C. de Olózaga, 5 y 7, Madrid.—(Antropología.) Aracón Y Escacena (D. Federico), Doctor en Ciencias naturales, Catedrático en el Instituto.—León. ARAMBURU Y ALTUNA (D. Pedro), Doctor en Medicina, Ca- tedrático en la Escuela de Veterinaria. —San Felipe, 4, Zaragoza. ARANDA MiLLÁN (D. Francisco), Catedrático de Zoología en la Universidad.—Plaza de Aragón, 5, Zaragoza. ARaANzabI Y Unamuno (D. Telesforo), Doctor en Farmacia y en Ciencias naturales, Catedrático en la Facultad de (1) El nombre de los socios numerarios va precedido de la cifra que indica el año de su admisión en la Sociedad y el de los socios fundadores de la abreviatura S. F. 1910. 1909. 1 0/1Mdt 1903. 1902: 1904. 1906. 1872. AS 1912; 1900. sg 1902. . 1904. 1906. 1905. 1891. 1901. 1895. DE LA REAL ESPAÑOLA DE HISTORIA NATURAL 13 Farmacia de la Universidad.—Cortes, 635, 3. celona.—(Antropología y Botánica.) Arbiz Acha (D. Mabuel).—Paseo de Pamplona, 7, Za- ragoza. Arbo¡s (D. Juan).—Calle de la Princesa, 41, Madrid.— (Coleópteros del Globo.) ARENY DE PLaNnDOLIT (Pablo de), Médico naturalista-dise- cador.—Hospital, 115, Barcelona. Areses (D. Rafael), Ingeniero Jefe del Distrito Forestal de Pontevedra.—Tuy (Pontevedra). ARÉVALO (D. Celso), Doctor en Ciencias naturales, Cate- drático en el Instituto.—Valencia.—( Geología.) Arras EncoBET (D. José), Doctor en Ciencias, Conservador de Entomología por oposición del Museo de Ciencias naturales.—Diagonal, 440, Barcelona.—(Dipteros). AsHErR Y C.* (A.)—13, Unter den Linden, Berlin, W. Ateneo científico y literario (Biblioteca del).—G. del Pra- do, 21, Madrid. Ateneo de León. AunrLó y CostiLLA (D. Manuel), Profesor de la Escuela de Ingenieros de Montes.—El Escorial (Madrid). Azam (D. José), Arquitecto.—14, rue de Trans, Dragui- gnan (Var), Francia.—(Ortópteros y Hemipteros.) AzpPETIA Y Moros (D. Florentino), Profesor en la Escuela de Minas.—Plaza de Santa Bárbara, 2 dup!.*”, Madrid.— (Malacología y Diatomeas.) Baco Y Rusro (D. Miguel), Comandante de Ingenieros.— C. de Trajano, 15 y 17, Sevilla. Banía y Urrutia (D. Luis), Abogado, Senador del Rei- no.—Hilario Peñasco, 2, Madrid.—( Agricultura. ) BaLGuERrIaSs Y QuesaDa (D. Eduardo), Licenciado en la Facultad de Giencias.—Madrid. Barcia TreLLeS (D. Juan), Ingeniero agrónomo.—La- gasca, 52, Madrid. Barras DE AraGÓN (D. Francisco de las), Doctor en Cien- cias naturales, Catedrático de Mineralogía y Botánica de la Universidad.—Cádiz.—(Entomología y Botánica.) Barreiro Martinez (R. P. Agustín). —Convento de Padres Agustinos, Valladolid.—/Botánica y Lepidópteros.) BARTOLOMÉ DEL CERRO (D. Abelardo), Doctor en Ciencias Bars 14 1911. 1912. 1910. 1906. 1905. 912: AgEZ: 1905. 1940: eS 1903. 1904. 1904. 1892. 1898. 1901. 1882. LISTA DE SOCIOS naturales. Auxiliar, por oposición, de la Universidad, Profesor del Laboratorio Central de Medicina legal.— Calle de San Bernardo, 68, Madrid. BeartHY (Beatrice M.) —Astillero (Santander). BeELLiDO Y GOLFERICHS (D, Jesús María), Auxiliar de Medi- cina.—Barcelona. ByuLo y Robrícuez (D. Silvestre).—Reyes Católicos, 4, Las Palmas (Canarias). BeLrTrÁN BiGorra (D. Francisco), Doctor en Ciencias na- turales, Encargado de la Estación alpina de Biología.— Cercedilla ó C. de la Paz, 7, Madrid.—/Botánica.) BeEnNEDITO (D. José M.”), Jefe del Laboratorio de taxidermia del Museo de Ciencias naturales.—Dou Ramón de la Gruz, 12, Madrid. BexebITO (D. Luis).—Don Ramón de la Cruz, 12, Madrid. Benisa (R. P. Fr. Melchor de), Director áel Observatorio. Totana (Murcia). BerNaRrD (D. Francisco), Ingeniero de Montes.—Plaza de la Villa, 1, Madrid. BErRAoNDO (D. Manuel), Preparador en la Escuela de Montes, Recolector-conservador de objetos de Historia natural, Licenciado en Ciencias Naturales.—Escorial. BerTRÁN OLIVELLA (D. Andrés), Alumno de Ciencias na- turales.—Barcelona. Bescansa CASARES (D. Fermín), Catedrático de Historia natural en el Instituto.—La Coruña.—( Botánica.) Biblioteca García Barbón.—Vigo (Pontevedra). Biblioteca universitaria. —Granada. Branco y JusrE (D. Rafael), Doctor en Ciencias naturales, . Profesor en la Escuela normal. — Sandoval, 4, Madrid. BLas y Manaba (D. Macario), Doctor en Farmacia.— G. del Pez, 1, Madrid. BoriLL (D. José María), Doctor en Medicina.—C. de Ara- gón, 281, Barcelona. Botivar Y Urrutia (D. Ignacio), Catedrático en la Facul- tad de Ciencias, Director del Museo de Ciencias Natura- les. —Paseo del Obelisco, 17, Madrid.—(Ortópteros, He- miplteros y Arquípteros.) Bonós (D. Ramón), Farmacéutico, Naturalista.—C. de San Rafael, Olot (Gerona).—(Botánica.) 1909. 1898. 157% 1900. 1912. 1908. US. 19uzs 1901. 1883. 19d 1901. 1908. 912, 1902. 1891, 1896. DE LA REAL ESPAÑOLA DE HISTORIA NATURAL 10 Borpás CeLMA (R. P. Manuel),—Escuelas Pías de Sarriá (Barcelona). Borobi0 (D. Patricio), Catedrático en la Facultad de Me- dicina.—Coso, 100, Zaragoza.—(Pediatría.) Boscá y Casanoves (D. Eduardo), Licenciado en Medici- na, Catedrático de Historia natural en la Universidad. Paseo del Grao, Valencia.—( Reptiles de Europa.) Boscá Y SeYTrRE (D. Antimo), Doctor en Ciencias natura- les, Catedrático en el Instituto. — Teruel. —(Minera- logía.) : Bosoms ManeGaL (D. José), Alumno de Medicina.—Bar- celona. Bovalra Y SEGARRA (D. Fernando).—Plaza de Castelar, Vall de Uxó (Castellón). BreÑosa (D. Rafael), Ingeniero de Montes de la Real Casa.—San Ildefonso (Segovia).—(Cristalografta.) BróLeMANN (H. W.)—Pau (Bajos Pirineos, Francia).— (Entomología general, especialmente Miriápodos.) Brucués Y Escuber (D. Casimiro), Doctor en Farmacia y en Ciencias.—Bruch, 66, Barcelona.—(Histología ve- getal.) Buen Y DeL Cos (D. Odón de), Ex-Senador, Catedrático de Mineralogía y Botánica en la Universidad Central, Di- rector del Laboratorio biológico-marino de las Baleares. C. de Serrano, 80, Madrid.—(Biología marina.) Buen Y Lozano (D. Rafael de), Doctor en Ciencias.— GC. de Serrano, 80, Madrid. CABALLERO (D. Arturo), Doctor en Ciencias, Conservador de la Sección de Herbarios del Jardín Botánico, Auxi- liar interino de la Universidad.—Barcelona. CABEZA DE León (D. Salvador), Catedrático de la Facultad de Derecho en la Universidad.—Santiago. CaBRÉ Y AcuiLIÓ (D. Juan).—C. de Ventura Rodríguez, 2, Madrid.—(Espeleología.) CABRERA Y Díaz (D. Agustín), Doctor en Ciencias, Cate- drático en el Instituto.—Canarias. CABRERA Y Díaz (D. Anatael), Médico cirujano.—Laguna de Tenerife (Canarias). —(Himenópteros.) CABRERA Y LATORRE (D. Angel), Agregado al Museo de Ciencias naturales, Caballero de la orden civil de Al- 16 1904. 1906. 1892: 1901. OTTO: 1905. 1889. 1905. 1907. 11: 1905. 1913. 1042, 1901. 1901. 1901. LISTA DE SOCIOS fonso XII.—C. de D. Pedro, 4, Madrid.—(Mamiferos y Dibujo científico.) CabevarL Y Drars (D. Juan), Doctor en Ciencias, Profesor en la Escuela industrial. —Tarrasa. —Botánica. Canarar León (D. Juan), Colector del Museo de Ciencias naturales.—C. de Valverde, 26, Madrid. CALANDRE Y Lizawa (D. Luis).—Pasaje de Conesa, Car- tagena. Canela Y Borsa-Tarnius (D. Carlos), Catedrático en la Facultad de Medicina.—Cortes, 248, pral., Barcelona.— (Histologia.) CAMBRONERO Y GonzáLez (D. Saturnino), Farmacéutico militar.—Calle de las Veneras, 1 y 3, 1. dcha., Madrid. Campo Prabo (D. Fernando de), Farmacéutico, Profesor de Historia natural y de Agricultura en el Colegio cató- lico, Individuo de la Sociedad española de Física y Quí- mica.—C. Real, 16, La Coruña. Camps (Sr. Marqués de), Diputado á Cortes. —Canuda, 16, principal, Barcelona. Camazs (D. Salvador), Diputado á Cortes.—Almagro, 23, Madrid. : CARAMANZANA Y BAQUEDANO (D. Felipe), Oficial mayor de Contaduría del Ayuntamiento.—C. de Avila, 3, Guatro Caminos (Madrid).—( Patología vegetal.) CARANDELL Y PericaY (D. Juan), Alumno de Ciencias na- turales.—Tutor, 9, Madrid. CanBaLLO (D. Jesús María).—Colegio Salesiano, Santan- der.—( Geología y espeleología ) Carreras MonToYA (D. Ricardo). —Madrid. Carsr (D. Alberto), Constructor de pozos artesianos.— Barcelona. CarvaLuo MontEIrRO (Excmo. Sr. D. Antonio Augusto de), Doctor en Derecho y en Ciencias naturales por la Uni- versidad de Coimbra, y miembro de la Sociedad de Acli- matación de Río Janeiro.—Rua do Alecrim, 70, Lisboa (Portugal). —(Lepidópteros.) CasamaDa Maurr (D. Ramón).—Pelayo, 17, 2.*, Barcelona. Casares GiL (D. Antonio), Médico Mayor de Sanidad militar. P. de Santa Catalina, 2, Madrid.—(Hepáticas y Musgos.) Casares GrL (D. José), Catedrático en la Facultad de Far- 1906. 1901. Odd 1912. 1905. 1903. 1901. 1901. 1907. 1884. 1905. 19m: 1906. 1891. 1913. 1913: 1873. 1898. 1907. 1878. DE LA REAL ESPAÑOLA DE HISTORIA NATURAL 17 macia, Senador del Reino.—Plaza de Santa Catalina, 2, Madrid.—/Andálisis químico mineral.) Cascón Y MartÍnEZ (D. José), Director de la Granja agrí- cola de la región leonesa.—Palencia. Casino de Zaragoza. CasraÑos FerNáNDEZ (D. Emiliano), Licenciado en Cien- cias Naturales.—Santa Eulalia, 12, Toledo. Castro Y BaArEa (D. Pedro), Alumno de Ciencias natura- les. —Residencia de estudiantes, C. de Fortuny, Madrid. Castro Y Pascual (D. Francisco), Doctor en Farmacia.— C. de la Libertad, 37, Madrid. CasTrRO Y VALERO (D. Juan), Catedrático en la Escuela de Veterinaria.—Santa Isabel, 15, Madrid. Cátedra de Historia natural de la Universidad de Bar- celona. ; Cátedra de Historia natural de la Universidad de Santiago. Cátedra de Mineralogía y Botánica de la Universidad Central.—Madrid. Cazurro Y Ruiz (D. Manuel), Doctor en Derecho y en Ciencias naturales, Catedrático en el Instituto.—Gerona. (Prehistoria y Micrografia.) CENDRERO (D. Orestes), Doctor en Ciencias naturales, Ga- tedrático en el Instituto.—Santander. Cerró (D. Francisco).—Santander. CERROLAZa Y ARMENTIA (D. José), Licenciado en Ciencias. Santander. Chaves Y Pérez DEL PuLcar (D. Federico), Doctor en Cien- cias físico-químicas.—C. de Jesús, 17, Sevilla. —(Mine- ralogía y Cristalografía.) CILLERO Y ANGULO (D. José), Alumno de Ciencias natura- les.—General Esparteros, 4, Logroño. CriLeRO Y ÁNGULO (D. Marcelino), Catedrático en el Ins- tituto.—Reus. CoporNru (Ilmo. Sr. D. Ricardo), Ingeniero jefe de Mon- tes.—Lealtad, 5 y 7, Madrid. CoLomiNa y CároLO (D. Alejandro de), Doctor en Ciencias naturales, Catedrático en el Instituto.—Zamora. Coomo y AmariLLas (D. Victoriano), Profesor en la Es- cuela de Veterinaria.—C. del Olivar, 1, Madrid. ComermMa Y BataiLa (Excmo. Sr. D. Andrés Avelino), Tomo x111.—Enero, 1913. 2 1892. 1901. STR 1901. 1909. 1902. 1903. 1902. 102. 1910. 1910. 1910. 1889. 1909. 1902. 1899. LISTA DE SOCIOS Geveral de Ingenieros de la Armada y Licenciado en Farmacia.—Canalejas, 84, El Ferrol. CorraLes HernánDEZz (D. Angel), Licenciado en Ciencias naturales, Catedrático en el Instituto.—Cabra (Córdoba). Corréa DE Barros (D. José Maximiano).—S. Martinho d” Anta, Sabroza (Portugal). Cortázar (Excmo. Sr. D. Daniel de), Ingeniero Jefe de Minas, de las Reales Academias de la Lengua y de Ciencias exactas, físicas y naturales, Consejero de Ins- trucción pública.—C. de Velázquez, 3?, hotel, Madrid. CoscoLLano Y Burro (D. José), Catedrático en el Insti- tuto.—Baeza. CorareLO (D. Armando), Catedrático en la Universidad.— Santiago. Cru: y Marqués (D. Enrique), Naturalista disecador.— S. Vicente, 245, Valencia. —(Entomologta y Ornitología.) Cruz (D. Emiliano de la), Ingeniero jefe de las Minas de Ribas (Gerona), delas Sociedades geológicas de Lon- dres, Francia, Bélgica é Italia, etc., Ingeniero graduado de los Institutos de Minas de Londres y de Newcastle.— Minas de Ribas, Gerona. Cruz NaTHaN (D. Angel B. de la), Profesor en el Institu- to.—C. de la Libertad, 117, Cabañal (Valencia). Cusi y VeNTADES (D. Ernesto), Alumno de Ciencias natu- rales.—GC. de Fomento, 23, 3.”, Madrid. Dantín Y CErECEDA (D. Juan), Catedrático en el Institu- to.—Guadalajara. Darber Pericás (D. Bartolomé), Alumno de la Facultad de Ciencias.—Vallori, 18, Palma de Mallorca.—(Paleon- tología.) DarDER Y CÁNAVES (D. Emilio). —Temple, 9, Palma (Ma- llorca).—(Paleontología.) DarceNT (D. Florismundo), Ingeniero. — Moralejo, 5, Aguilar (Córdoba). DeL6aDo Laucer (D. Jorge).—P.” de Colón, 3, Barcelona. DeuLoreEuU (D. José), Catedrático de Química inorgánica en la Facultad de Farmacia.—Santiago. Díaz (R. P. Filiberto), Doctor en Ciencias, Conservador por oposición en el Museo de Ciencias naturales.—C. de Lagasca, 20, Madrid. 1890. vo: 1901 1907. 1910. nes dle :¡S. V. 1882: 1898. 1903. 1913: 1890. 1909. 1898. 1888. 1894. 1909. 1894. 1902, 1908. mi DE LA REAL ESPAÑOLA DE HISTORIA NATURAL 19 Díaz DeL VizLaR (Ilmo. Sr. D. Juan Manuel), Doctor en Medicina, Catedrático en la Escuela de Veterinaria, Con- sejero de Sanidad.—Atocha, 127 dupl.”, Madrid.—/(Epi- zoarios y Entomozoarios.) DicewTa (D. Antonio), Alumno de Ciencias.—Diputación, 160, Barcelona. Drez Tortosa (D. Juan Luis), Catedrático de la'Facultad de Farmacia.—Reyes. Católicos, 47, Granada.—( Botánica.) Díez Tortosa (D. Manuel), Alumno de la Facultad de Ciencias.—Granada. DosLaDo BERTHOLEET (D. Francisco), Ingeniero munici- pal.—Alameda de Hércules, 69, Sevilla. Dobero (D. Agostino), fau Gno.—Vía Sturla, 49, á Sturla (Génova).—(Coleópteros de Europa.) Dorronsoro (D. Bernabé), Decano y Catedrático de la Fa- cultad de Farmacia. —Granada. DosserT a José Antonio), Doctor en Farmacia.— Plaza de Sas, 2, Zaragoza.—(Diatomeas.) DuLau (M.)—Soho Square, 37, Londres. Duque DE Esrrapa (D. Ricardo), Conde de la e del Sella.—Nuevas (Asturias). Dusmer y ALonso (D. José M.), Naturalista agregado al Museo de Ciencias naturales, Doctor en Ciencias. —Plaza de Santa Cruz, 7, Madrid.—(Himenópteros.) Ecuren Y Ben60a (D. Enrique).—Florida, 22, Vitoria. EngizEGU1 (D. Antonio), Catedrático en la Facultad de Far- macia.—Plaza de la Universidad, 5, 3.”, Santiago. ELizaLDE Y EsLava (D. Joaquín), Catedrático de Historia uatural en el Instituto.—Logroño. Enciso y Mena (D. Juan), Licenciado en Derecho.— Huercal-Overa (Almería) .—(Entomología.) EscALANTE Y ArcE (D. Carlos), Maestro.—Villaescusa (La Concha, Santander). Escalas DEL ReaL (D. Jaime), Alumno de Ciencias.— Barcelona. EscripBano (D. Cayetano), Doctor en Ciencias, Conser— vador del Museo de Ciencias naturales.—C. de Golme- nares, 6, 2. izqda., Madrid.—/Dibujo científico.) Escunk (D. Francisco), Médico.—Plaza de Alonso Martí- nez, 2, 3.* izgda., Madrid.—(Lepidópteros.) 20 1872. 1894. 1905. 1906. 307 1902. 1905. 1902. 1909. 1878. 1906. 1902. 1906. 1909. 1910. 1914. 1874. 1904. 1909. 1907. 1890. 1913. 1900. LISTA DE SOCIOS Escuela de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos (Biblioteca de la).—C. de Alfonso XII, Madrid. Escuela de Ingenieros de Montes (Biblioteca de la).—El Escorial (Madrid). Escuela de Veterinaria de Madrid. Escuela Normal de Maestros de Granada. Escuela Normal de Maestros de Huesca. Espeyo Y CasaBONA (D. Francisco), Regente de la Escuela normal de Maestros.—Granada. EsPLUGUES Y ARMENGOL (D. Julio), Profesor auxiliar del Instituto y Jardinero 2.” del Botánico.—Valencia. Estación de biología marina.—Puerto Chico, Santander. Esreva (D. José), Presbítero. —C. de la Claveria, 5.— Gerona.—(Botánica general y Criptogamia.) Físrecas (D. Pablo), Ingeniero de Minas.—Granada. Facultad de Ciencias de la Universidad (Biblioteca de la). —Valencia. Facultad de Giencias de la Universidad de Granada. Facultad de Giencias de la Universidad de Oviedo. Facultad de Farmacia de la Universidad de Granada. Faura Y Sans (D. Mariano), presbítero.—Plaza de Co- mas, 2, Las Corts, Barcelona (en Madrid, San Ber- nardo, 3). FernánDez (D. Ambrosio), Agustino.—Colegio de Uclés por Tarancón (Cuenca).—(Lepidópteros). FERNÁNDEZ ALoNso (D.” Juana), Maestra. — Alcalá, 13, Madrid. FERNÁNDEZ DE CasTRO (D. Angel), Ingeniero de Montes.— Ciudad Real. FERNÁNDEZ GALIAaNO (D. Emilio), Doctor en Ciencias Na- turales.—Auxiliar en la Universidad, Barcelona. FERNÁNDEZ GARRIDO (D. César), Catedrático de Física en el Instituto.—Santiago. FervánDEez MarTíNEZ (D. Fidel). —Granada. FernNánDez NAVARRO (D. Lucas), Catedrático de Gristalo- orafía en la Facultad de Ciencias.—San Andrés, 18, Madrid. Fervánbez-Noníbez (D. José), Alumno de Ciencias natu=- rales,—C. del Conde Romanones, 18, Madrid. FerrANDO Y Más (D. Pedro), Catedrático de Mineralogía AE IT e AZ 1885. 1907. 1879. 1901. JUEZ: 1910. 1888. 1890. 1904. 1909. 1909. 1910. 1872. 1913. 1913. 1906. DE LA REAL ESPAÑOLA DE HISTORIA NATURAL 21 y Botánica en la Universidad.—Paseo de Sagasta, 7, principal, Zaragoza, Ferré Gomis (D. Roberto), Alumno de Ciencias.—Bar- celona. Ferrer (D. Carlos), Doctor en Medicina y Bachiller en Ciencias.—Ronda de la Universidad, 16, 1.”, Barce- lona. FERRER HERNÁNDEZ (D. Francisco), Licenciado en Gien- cias —Mahón. FLórez Y GonzáLez (D. Roberto).—San Francisco, 21, principal, Segovia.—(Entomología.) FoLcH Y ANDREU (D. Rafael).—PFacultad de Farmacia, Madrid. FonrT Quer (D, Pío), Doctor en Ciencias químicas y Far- macéutico militar.—Mahón (Baleares).—/(Botánica.) FRaNGANILLO BaLBOA (P. Pelegrín), S. J.—Colegio de PP. JJ., Gijón. Fuente (D. José María de la), Presbítero. —Pozuelo de Calatrava (Ciudad-Real).—(Entomología, Coleópteros de Europa. Admite cambios de estos insectos.) Fuser y Tusrá (D. José), Doctor en Ciencias naturales, Catedrático en el Instituto de Palma (Mallorca) ó en Barcelona.—/Gusanos y Dibujo cientifico.) GaLán (D. Alfonso), Licenciado en la Facultad de Gien- cias, Conservador del Laboratorio biológico marino de Baleares.—Palma de Mallorca. GaLán Y Ruiz (D. Gabriel), Catedrático en la Escuela Su- perior del Magisterio.—T. de San Lorenzo, 18, Madrid. GaLLEGO ArMEsTO (D. Heliodoro), Doctor en Ciencias, Profesor de la Escuela de Artes é Industrias.—santiago. GamuNnDr BALLESTER (D. Juan), Farmacéutico militar.— Palma de Mallorca (Baleares). García Y ArenNaL (D. Fernando), Ingeniero Jefe de Ca- minos, Canales y Puertos.—Lista, 4, Madrid. García Banús (D. Mario), Alumno de Ciencias naturales. Olózaga, 6, Madrid.—( Histología.) Garcia BaYón-CAMPOMANES (D. Pedro), Alumno de CGien- cias naturales.—Don Benito (Badajoz). García GonzáLez (D. Joaquín).—C. de Preciados, 46, 3.”, Madrid. 22 1908. 19, 1904. 1899. 1910. 1908. 1909. 1909. 1900. 1900; Ena ST: 1890. LE 1909. 1906. LO. IZ; LISTA DE SOCIOS García López (D. José), Regente de la Escuela Normal.— Santiago. García Macerra (D. Antonio), Inspector jubilado del Cuer- po de Ingenieros de Montes.—Madrid. Garcia Y Mercer (D. Ricardo), Secretario de la Asocia- ción española para el progreso de las Ciencias, Natura— lista agregado al Museo de Ciencias naturales, Subins- pector de Sanidad militar.—C. de la Princesa, 11, Ma- drid. —(Himenópteros de Europa.) Garcia MON É ImáÑez (D. Francisco), Alumno de la Facul- tad de Ciencias.—C. de la Luna, 18, Madrid. García VARELA (D. Antonio), Doctor en Ciencias natura- les, Catedrático de Mineralogía y Botánica en la Uni- versidad de Santiago (Galicia).—(Hemipteros.) Garcia VeLázQuez (D. Pedro), Ingeniero de Minas.—Calle de Res, 6, Sevilla. García VéLez (D. José), Doctor en Farmacia.—Granada, Garma (D. Félix de la), Diputado provincial, Licenciado en Derecho.—Santander.—(Piscicultura.) GarzóN Vera (D. Anastasio).—Granada. GELABERT Rincón (Rvdo. D. José).—Llagostera, Gerona. (Mineralogía y Geología.) GiL CasareS (D. Miguel), Catedrático de la Facultad de Medicina.—Santiago. Gi. MONTANER (D Federico), Alumno de Ciencias.—C. de Valencia, 195, Barcelona. Gocorza Y GoNzáLeEz (D. José), Catedrático de Anatomía y Fisiología animal en la Universidad Central, —C. de Alberto Aguilera, 23, Madrid. Gorrria (D. Alejandro), Licenciado en Ciencias.—Avila.. GolzuETa Y Díaz (D. Jesús), Catedrático y Decano de la Facultad de Farmacia.—Barcelona. GoLPE Núñez (D. Manuel), Alumno de Farmacia.—San- tiago. Gómez (D. Ramón).—C. de Espoz y Mina, 6 y 8, Zaragoza. (Mineralogía micrográfica.) Gómez DE LLERENA Y Pou (D. Joaquín).—Plaza de la Cruz, 5, Toledo. Gómez Fantova (D. Manuel), Alumno de Ciencias natura— les. —Barcelona. — I9LL: 1894. 1909. 1910. 1942: 190: 1881. Ss. F. 1909, 1902. 1900. 1899. 1882. 1893. 1898. 1907. DE LA REAL ESPAÑOLA DE HISTORIA NATURAL 23 Gómez Liueca (D. Federico), Farmacéutico.—Palma alta, 32 dupl.*, 2.2 dcha., Madrid, y C. Mayor, 23 y 25, Ali- cante.—(Feología.) Gómez OcaÑa (D. José), de las Reales Academias de Me- dicina y Ciencias, Catedrático de Fisiología en la Facul- tad de Medicina. — Calle de Atocha, 127 duplicado, Madrid. Gómez Ve6a (D. José).—Santander.—( Antropología.) GonzáLegz (D. José), Teniente Coronel de Ingenieros.— C. de Menzizábal, 30, Madrid.—(Biología.) GownzáLgz (D. Ramón).—Barcelona. GonzáLez (D. Saturio), P. B.—Convento de Santo Domin- go de Silos (Burgos).—(Mamíferos.) GonzáLez Fracoso (D. Romualdo). —Campana, 10, Sevilla, GowzáLez HibaL6o (D. Joaquín), de la Real Academia de Ciencias, Catedrático de Malacología y animales in- feriores en la Facultad de Ciencias, Jefe de la Sección de Malacología del Museo.—C. de las Fuentes, 9, Madrid. GonzáLez Irún (D. Antonio), Capitán de Ingenieros, 6,” Regimiento.—Valladolid. GoNzáLEz SáncmEz (D. Francisco).—Granada. Gora Y Casas (D. Antonio), Doctor en Medicina.—C. del Pilar, 16, Zaragoza. GralÑo Y Cauber (D. Celestino), Doctor en Farmacia, Co- mendador de la Orden civil de Alfonso XII, Subdele- gado del partido judicial, Inspector farmacéutico de Aduanas, Farmacéutico municipal, Delegado de la Junta de Gobierno y Patronato del Cuerpo de titulares, Expro- fesor de la Escuela de Artes y Oficios, etc.—Avilés (As- turias).—(Mamíferos y Aves. Reptiles de España. Admite cambios.) GREDILLA Y Gauna (D. Apolinar Federico), Catedrático de la Facultad de Ciencias, Director y Jefe de la Sección de cultivos del Jardín Botánico.—C. de la Estrella, 7, principal, Madrid.—/Geología y Botánica.) GuiLLÉN (D. Vicente), Médico-cirujano, Jardinero mayor del Botánico.—Valencia. HaLcón (D. Fernando), Marqués de San Gil.—C. de Al- fonso XII, 50, Sevilla. —(Patotogía vegetal.) Herntz (D. Luis), Licenciado en Ciencias, Director del 24 1909. 18953. 1909. 1875. 1888. 1901. 1907. 1895: 1895. 1902. 1908. 1905. 1906. 1903. 1901. 1906. 1872. 1909. 1907. LISTA DE SOCIOS Colegio de Nuestra Señora del Pilar. —Goya, 13, Madrid. HERNÁNDEZ ALVAREZ REYERO (D. Manuel), Arquitecto mu- nicipal.—Cáceres. HERNÁNDEZ-PAcHEcO Y EsTEBAN (D. Eduardo), Catedráti- co de la Facultad de Ciencias, Jefe de las Secciones de Geología y Mineralogía en el Museo de Ciencias natu- rales.—C. de Eloy Gonzalo, 13, Madrid.—(Geología y Paleontología.) HERRERA ORnIA (D. Juan), Médico del Sanatorio Madrazo.— Santander.—(Histología patológica. ) HeybeEN (D. Lucas von), Mayor en reserva, Doctor en Filosofía, honoris causa, individuo de las Sociedades Entomológicas de Alemania, Francia, San Petersburgo, Suiza, Italia, etc., Caballero de las Ordenes del Aguila Roja prusiana, de la Cruz de Hierro y de San Juan.— Schlosstrasse, 54, Bockenheim, Frankfurt am Main (Ale- mania).—(Coleópteros.) Hoyos (D. Luis), Doctor en Ciencias naturales y en Dere- cho, Catedrático de la Escuela Superior del Magisterio.— Sagasta, 28, Madrid.—/Antropologta.) Hueso (D. José), Doctor en Ciencias, Profesor numerario de la Escuela Normal.-—Valencia. Hucuer Y Pabró (D. Mariano), Doctor en Medicina.— Barcelona.—(Bacterioloyía.) HuipoBrRO Y HerNÁNDEZ (D. José), Doctor en Ciencias, Gon- servador, por oposición, en el Museo de Ciencias natu- rales.—C. de Ruiz, 12, 2.”, Madrid. IBaRLUCEA (D. Casto), Catedrático de Agricultura en el Instituto.—Moreras, 6, 2.”, Cáceres. Imprenta de Fortanet.—Calle de la Libertad, 29, Madrid. Instituto general y técnico de Alicante. Instituto general y técnico de Badajoz (Biblioteca del). Instituto general y técnico de Baeza. Instituto general y técnico de Barcelona. Instituto general y técnico de Burgos. Instituto general y técnico de Ciudad Real. Instituto general y técnico de Córdoba. Instituto general y técnico de Cuenca. Instituto general y técnico de Granada. 1901. 1903. 1908. 1908. 1904. 1910. 1901. 1904. 1909. 1872. 1903. 1901. 1880. 9.01: 1901. 1909. 1873. 1872. 1906. 1896. 1984. 1901. 1908. 1909. 1907. 1906. 1913. 1909. DE LA REAL ESPAÑOLA DE HISTORIA NATURAL 25 Instituto general y técnico de Guadalajara. Instituto general y técnico de Huelva. Instituto general y técnico de Huesca. Instituto general y técnico de la Coruña. Instituto general y técnico de Orense. Instituto general y técuico de Palencia. Instituto general y técnico de Palma de Mallorca. Instituto general y técnico de Pontevedra. Instituto general y técnico de Reus (Tarragona). Instituto general y técnico de San Isidro (Biblioteca del).—Madrid. Instituto general y técnico de San Sebastián (Guipúzcoa). Instituto general y técnico de Santiago. Tostituto general y técnico de Valencia. Instituto general y técnico de Vitoria. Instituto general y técnico de Zaragoza. Instituto Oswaldo Cruz.—Chez Mr. A. Schlachter, 46, rue Madame, Paris. IÑarra Y Ecnevarría (D. Fermín), Catedrático en el Ins- tituto general y técnico de Guipúzcoa.—Montera, 39, Madrid. Jardín Botánico (Biblioteca del). —Madrid. Jerónimo Barros0 (D. Manuel), Doctor en Ciencias natu- rales, Auxiliar en la misma Facultad.—Salamanca. Jiménez Cano (D. Juan), Catedrático de Historia natural en el Instituto. Casa Blanca.—Cuenca.—(Lepidópteros.) JIMÉNEZ DE CisNEROS (D. Daniel), Catedrático de Historia natural en el Instituto.—C. de Medina, 38, Alicante. Jimeno EcurBIDE (D. Florentino), Doctor en Farmacia.— Plaza Real, 1, Barcelona. KracuT (W.)--Blumerhof, 7. III. Berlin. LaparTa (D. Eugenio), Ingeniero de Minas.—Santiago. Laboratorio biológico marino de Baleares.—Palma de Mallorca, Laboratorio de radiactividad de la Facultad de Ciencias de Madrid. Lacuna Y Gómez (D. Luis), Alumno de Ciencias natura- les.—Estación, 3, Miguelturra (Ciudad Keal). Lanuza (D. Alvaro), Médico.—Astillero (Santander).— (Antropología.) 26 1884. 1880. 1919: 1908. 1909. 1909. 1913: 1889. 1907. 1901. 1908. 1909. 1909. 1905. 1901. 1902. LISTA DE SOCIOS Laurrer (Excmo. Sr. D. Jorge), Agregado al Museo de Ciencias naturales, Gran Cruz del Mérito Agrícola, Ca- ballero del mismo y de la orden civil de Alfonso XII.— Calle de Juan de Mena, 5, Madrid.—/(Coleópteros de España.) Lázaro É Isiza (D. Blas), de la Real Academia de Cien- cias, Doctor en Farmacia y en Ciencias, Catedrático de la Facultad de Farmacia.—C. de Palafox, 19, Hotel, Madrid.—/Botánica. ) LmommkE (Leon), Editor, Miembro de varias Sociedades sabias.—3, rue Corneille, Paris, 6*. Liceo de Costa Rica.—San José de Costa Rica (Vía Havre), (América Central). Loso (D. Ruperto), Catedrático de la Universidad.— Santiago. Lórez (Excmo. Sr. D. Claudio), Marqués de Comillas.— Madrid. Lórez-Brea IcLestas (D. Alberto), Licenciado en Medicina y Cirugía.—Barcelona.—(Histología.) López be Zuazo (D. José), Doctor en Ciencias naturales, Catedrático en el Instituto.—Burgos. Lórez Mareos (D. Rafael), Catedrático de Agricultura en el Instituto.—Granada. LópPez MENDIGUTIA (D. Fernando), Doctor en Ciencias na- turales, Profesor auxiliar por oposición de la Facultad de Ciencias.—C. Nueva, 8, 2.”, Valladolid. Lórez RobLes (D. Joaquín), Farmacéutico y Catedrático en el Instituto.—Tarragona. Loro Y Gómez DeL Pulgar (D. Manuel V.)—C. de la Montera, 10, Madrid. Loustau Gómez pe La MEMBRILLERA (D. José).—Valencia de Alcántara (Cáceres). Lozano Rey (D. Luis), Catedrático de zoografía de Verte- brados de la Universidad Central.—Claudio Coello, 87, Madrid. LLeNaSs Y FerNánbez (D. Manuel).—Avenida de la R. Ar- gentina, 5, pral., Barcelona.—(Botánica.) LLorD Y GamBOa (D. Ramón), Doctor en Ciencias y Me- dicina. —Jorge Juan, 59, Madrid. —/Quiímica geoló- gica.) LEXESER ERA AA A CE Eds. A 1908. 19% 1897. 1878. 1907. 1909. 1887. 1907. 1903. AO: 1873. 1910. 1909. 1889. 1897 1903. 1893. 1909. DE LA REAL ESPAÑOLA DE HISTORIA NATURAL 21 LLover VERGARA (D. Alejandro).—Piamonte, 4, Madrid. LuzuriaGa Y ALVAREZ (D. Federico), Alumno de Ciencias natura!les.—C. de Asturias, 8, Oviedo. MaciÑeira Y Paro (D. Federico G.), Cronista oficial de Ortigueira (La Coruña).—( Prehistoria.) Mac-LENNAN (D. José), Ingeniero.—Apartado 38 Bilbao. Macmo Tomé (D. Aquilino), Doctor en Farmacia.—Sal- daña (Palencia). Mabrazo (D. Enrique Diego), Director del Sanatorio.— Santander, Mabrip MORENO (Ilmo. Sr. D. José), Profesor Sub-Jefe encargado de la Sección de bacteriología del Laboratorio municipal, Catedrático de Técnica micrográfica é Histo- logía vegetal y animal en la Facultad de Ciencias, Con- sejero de Sanidad y de Instrucción pública.—C. de Se- rrano, 40, Madrid.—(Micrografía.) MaLvonabo Y Sáenz (D. Manuel), Ingeniero de Minas.— Granada. | MaALUQUER Y NicoLau (D. José).—Esperanza, 31, Villa Annamitrl, Sarriá (Barcelona). Marcer (R. P. Adeodato), O. S. R.—Monasterio de Mont- serrat, Monistrol (Barcelona). Marín Y Sancho (D. Francisco), Licenciado en Farmacia. C. de Silva, 49, 2.” derecha, Madrid. Martín LecumBErrI (D. Nicomedes E.), Doctor en Cien- cias Naturales, Auxiliar en la Universidad.—Barcelona. (Diatomáceas. Microfotografta). Martiy VéLez (D. Enrique).—C. de Rivas, 21, Sestao - (Bilbao). —(Histología vegetal.) MARTÍNEZ DE La EscaLerRA (D. Manuel).—El Monte, Tán- ger (Marruecos). —(Coleópteros de Europa.) Martínez FervánbEz (D. Antonio), Doctor en Ciencias naturales, Catedrático en el Instituto.—Ciudad Real.— (Entomología é Histología.) Martinez GiróN (D. Paulino), Abogado y Vice-Cónsul de Chile.—Corral del Rey, 9, Sevilla. Martinez Núñez (R. P. Zacarías), Agustino, Doctor en Ciencias naturales.—Madrid. Martínez Roorícuez (D. José), Párroco de Cebrero, Pie- drafita (Lugo). 1874. 1909. 1901. 1913. 1910. 1898. uz: LO: 1905. 1909. 1888. 1907, 1909: 1913. 19 1909. 1906. 1879. 1897 LISTA DE SOCIOS MARTÍNEZ Y ANGEL (D. Antonio), Doctor en Medicina.— C. de Hortaleza, 89, Madrid. Martinez Y FervánDez (D. Luis).—Santander. Martínez Y Martínez (D. Cesáreo), Catedrático en el Ins- tituto.—C. del Convento, 2, Gijón. Marvier (Evan), Ingeniero Inspector del servicio telegrá- fico de la Compañía de los ferrocarriles Andaluces.— Sánchez Pastor, 8-10, Málaga.—(Entomología.) Más Macro (D. Francisco), Licenciado en Medicina.— Calle de Ramón y Cajal, 7, Crevillente (Alicante).—(Ci- tologta y Hematología.) Más Y GuinpaL (D, Joaquín), Oficial 1. de Sanidad mi- litar.—C. de Ruiz, 13, Madrid. MaYNaR DuprLA (D. Jesús).—Luna, 19, 1.”, Madrid, y en verano, Manifestación, 93, Zaragoza. Mavyorbomo (D. Valentin), Profesor de Historia natural en el Colegio de Nuestra Señora de la Antigua.—Orduña (Vizcaya). MazarreEDO (D. Rafael), Ingeniero Jefe de Caminos. — C. de Alcalá, 31, Madrid. Mebina Martinez (D. Alfonso), Médico.—Calle de Serra- no, 36, Madrid. Mebina Ramos (D. Manuel), Doctor en Medicina, Cate- drático de Anatomía en la Escuela de Medicina.—C. de San Vicente, 8, Sevilla. —(Himenópteros. ) Mebina Roprícuez (D. Manuel), Subdelegado de Farma- cia de las islas de Lanzarote y Fuerteventura.—Arrecife (Islas Canarias). MeLcoN (R. P. Agustín). — 10, Jang-tszée-poo-Road. Shanghai. China (Via Siberia). —(Lepidópteros.) MenacHo SuaÑa (D. Antouio), Alumno de Cienbias natu- rales.—Barcelona. MeEnNDoza (D. Antonio), Jefe del Laboratorio provincial en el Hospital de San Juan de Dios.—C. de Santa Isabel, 34, Madrid. Menboza (D. Diego). —Madrid. Mexegr (D. Adolfo).—C. de la Ballesta, 30, Madrid. MercaDo Y GONzZáLEz (D. Matías), Médico cirujano titular. Nava del Rey (Valladolid). MerIN0 (R. P. Baltasar), S. J., Profesor de Física y Química 1910, Se 190 191: 1909. 1909, 1903. 1908. 1910. 1909. 1909. 1900. 1908. 1898. 1902, 1872, 1894. 1989, 1889. 1907. 1905. 1905. DE LA REAL ESPAÑOLA DE HISTORIA NATURAL 29 en el Colegio de La Guardia (Pontevedra).—(Botánica.) Mir Y Liambras (D. Antonio).—Mahón. Mir y Navarro (D. Manuel), Director y Catedrático de Historia natural del Instituto.—Paseo de Gracia, 43, 2.9, 1.2, Barcelona. MonNTEs GARZÓN (D. Nicasio). —Granada. MONTEVERDE (D. Félix), Ingeniero de Montes, Profesor en la Escuela.—El Escorial (Madrid). Mora (D. Germán de la). —Génova, 24, Madrid. MoraLes (D. Mariano), Médico, Inspector de Sanidad pro- vincial.—Bulevar, Santander. Morán Bayo (D. Juan), Catedrático de Agricultura en el Instituto.—Córdoba (durante el verano en Medina de las Torres (Badajoz). Morc:LLo (D. Ramón), Presbítero, Profesor del Sacro- Monte.—Granada. MORENO AGRELA (D. Juan M.) —Granada. MORENO SeviLLa (D. Fernando).—Granada. Moreno Y RobrícuEz (D. Agustin).—Segovia. MoroDerR Y Sala (D. Federico).—(Entomología, Coleóp- teros y Hemípteros.) Moyano Corbón (D. Antonio), Farmacéutico militar.— Madrid. Moyano y Moyano (D. Pedro), Catedrático y Secretario en la Escuela de Veterinaria.—S. Nacional, 18 dupl.”, Za- ragoza.—(Etnología zootécnica. ) Muñoz-Coso (D. Luis), Doctor en Ciencias.—Catedrático en el Instituto. — Málaga. —(Malacología y Minera- logía.) Museo de Ciencias naturales (Biblioteca del). —Hipódro- mo, Madrid. Museo Pedagógico (Biblioteca del).—Calle de Daoiz, 3, Madrid. Muso y Moreno (D. José), Ingeniero de Montes. —C. del Prado, 20, Madrid. Nacer Y ViLar (D. Pascual), Catedrático en la Facultad de Ciencias.—Granada. Nacte HerRERA (D. Juarn).—Granada. NasciMENTO (D. Luis Gonzaga do).—Setubal (Portugal). NAvaARRETE (D. Adolfo). —C. de Zurbano, 8, Madrid. 30 1909. 1903. 1908. 1908. 1908. 1902. 1898. 1872. 1872. 1872. 19d: 1911. 1909. 1887. 1899. 1890, LISTA DE SOCIOS NAVARRETE ChHacón (D. Lorenzo), Maestro de la Escuela Superior de Martos (Jaén). Navarro (D. Leandro), Profesor de Patología vegetal en el Instituto Agrícola de Alfonso XI1.—Madrid. NAVARRO Y NEUMANN (R. P. Manuel M.* S.), S. J.—Direc- tor de la Estación sismológica de la Cartuja.—Apartado núm. 32, Granada.—(Sismología y especialmente terre- motos españoles.) NreTO Vatts (D. Gustavo), Licenciado en Ciencias Natu- rales. —Ponferrada (León). No y Garcia (D. Eduardo), Catedrático de Física general y Decano de la Facultad de Ciencias de la Universidad.— Calle del Prior, 17-23, pral., Salamanca. NoveLLa (D. Joaquin), Catedrático en el Instituto de Figueras. Novoa Y ALvarEz (D. Francisco), Vice-cónsul de Portu- gal en Goyán, Socio correspondiente de la Arqueológica de Pontevedra y de la Española de Higiene, Comenda- dor de las Ordenes de Cristo y de la Concepción de Villa- viciosa de Portugal, Médico municipal de Tomiño, Socio de número de la Cruz Roja Española y condecorado con la medalla de plata de la misma Sociedad y con la de plata de Puentesampayo.—(Por Tuy), Goyán. OBERTHÚUR (D. Carlos), de la Sociedad Entomológica de Francia.—Faubourg de Paris, 20, Rennes (Ile-et-Vilai—- ne), Francia.—(Lepidópteros.) OñerTHUR (D. Renato), de la Sociedad Entomológica de Francia. —Faubourg de Paris, 20, Rennes (Ile-et-Vilai- ne), Fraucia.—(Coleópteros.) Observatorio Astronómico (Biblioteca del). —Madrid. OLABE ALonso (D. José).—Santander. OLEa Y CórnDova (D. Gregorio).—Subinspector Farmacéu- tico de Sanidad Militar.—Hospital Miltar, Valencia. OLivar (D. Manuel), Doctor en Medicina. —Zaragoza. Oxís (D. Mauricio Carlos de), Licenciado en Ciencias. C. de Santa Engracia, 23, principal, Madrid. Oramas Y GonzáLez (D. Pablo).—La Orotava (Canarias).— (Coleópteros y Ornitología de Canarias.) OrtTEGA Y Mayor (D. Enrique).—C. de Carretas, 14, Labo- ratorio químico, Madrid. SAA 1897. 1905. 1894. 19 1881. 1905. 1913. 1882. 1903. 1909. 1911: 1898. 1907. 1881. 1907. 1873. DE LA REAL ESPAÑOLA DE HISTORIA NATURAL 31 OrveraA (D. Domingo de), Ingeniero de Minas. —Gijón.— (Fauna inferior marina del Cantábrico.) Panró (D. José), Tecnógrafo de la Facultad de Ciencias. GC. de las Huertas, 70, Madrid. Paacios (D. Pedro), de la Real Academia de Ciencias, In- geniero Jefe del Cuerpo de Minas.—C. de Montesquin- za, 9, Madrid. Pan Fernánbez (D. Ismael del), Catedrático en el Insti- tuto.—Cáceres.— (Geología.) PanrEL (R. P. José), S. J.—Maison d'études, Gemert (Ho- landa).—( Anatomía de insectos, Ortópteros. ) ParoiiLo VaQuer” (D. Francisco), Catedrático de Crista- lografía en la Universidad.—Barcelona. Pastor Y Orozco (D. Gerardo), Alumno de Ciencias natu- rales. —Villacarrillo (Jaén). PaúLn Y AROZARENA (D. Manuel José dej.—San Vicente, 10, Sevilla. —(Patologta vegetal.) Pazos CañaLiErRO (D. J. H.), Médico-cirujano.—Miembro de varias sociedades cientificas y Corresponsal de la Academia de Ciencias de la Habanva.—Martí, 46, San Antonio de los Baños (Cuba).—(Dípteros parásitos.) PebraJa (D. Eduardo de la). —Santander. PeLayo MARTÍN DEL HiERRO (D. Manuel), Mélico.—San- tander. Pera y For6as (D. Pedro), Ingeniero industrial, químico y mecánico, Socio de mérito de las Económicas Arago- nesa y Gerundense de Amigos del País y del Ateneo de Teruel, Ingeniero Jefe de la explotación del Ferrocarril de Cariñena á Zaragoza.—Zaragoza.—(Geología.) PereYRA GaLBraTr (D. José), Perito agrónomo por la Escuela de Montpellier.—Arrecife (Lanzarote. Islas Ga- narias).—(Agronomía y Geología Agrícola de Canarias.) Pérez Lara (D. José María).—Jerez de la Frontera (Cá- diz). —(Botánica. ) Pérez MoLina (D. Miguel), Director de la Academia ge- neral de enseñanza, Caballero de la Orden civil de Al- fonso XIT.—Ciudad Real. Prez OrteGo (D. Enrique), Doctor en Ciencias.—Pro- fesor auxiliar en el Instituto del Cardenal Cisneros.— GC. de San Bernardino, 7, Madrid. 1894. 1907. 1909. 19d 1902. 1901. 1903. 191: 1909. 1905. 1909. 1912: 1887. 1910. 1874. 1912. MZA 1909. 1895. LISTA DE SOCIOS Pérez Zúñica (D. Enrique), Profesor auxiliar en la Facul- tad de Medicina.—P.* de Trajineros, 32, Madrid. Peris Fuentes (D. Ernesto). —Burriana (Castellón). Peso y Bianco (D. José), Dr. en Medicina.—Gran Vía, 13, Granada. Peso Y López (D. José), Alumno de Farmacia.—Granada. Pí y SuÑer (D. Augusto!, Catedrático en la Facultad de Medicina.—Barcelona. Pic (D. Mauricio), de la Sociedad entomológica de Fran- cia. —Digoin (Saóne-et-Loire), Francia. —(Ent. general de Argelia. Col. é Himenopt. paleart. Meltridos, Ptini- dos, Antícidos, Pedílidos, Brúquidos y Nanophyes de todo el mundo.) PrrraLuUGA (D. Gustavo), Catedrático de Parasitología de la Facultad de Medicina en la Universidad Central.— C. de Serrano, 62, Madrid. —(Investigaciones micro- gráficas aplicadas á la clínica.) PLanNeLLAS (D. Alejandro), Catedrático de la Facultad de Medicina.—Barcelona. Pombo Iñarra (D. Gabriel).—Santander. Pons (D. Enrique), Liceuciado en Ciencias naturales, Catedrático en el Iustituto.—Pamplona. PortaLeEs PLÁ (D. Blas), Alumno de la Facultad de Cien- cias. —Granada. PortoLá Ropeja (D. Buenaventura de), Alumno de Cien- cias naturales. —Barcelona. Prabo Y Sáinz (D. Salvador), Doctor en Ciencias natu- rales, Catedrático y Director del Instituto.—Guada- lajara. PuchoL (D. Antonio), Licenciado en Medicina.—Martos (Jaén). Pula Y Larraz (D. Gabriel), Ingeniero de Minas.—C. de Fomento, 1 duplicado, 1.” derecha, Madrid. Puso (D. Manuel). —Vellisca (Cuenca).—(Lepidópteros.) QueLLE (Dr. Otto). —Kónigstrasse, 3, Boun (Alemania).— (Geología y Geografía.) QuinTaNa Trueba (D. Vicente), Cirujano del Sanatorio Madrazo.—Santander. Ramón Y Casal (D. Pedro), Catedrático en la Facultad de Medicina.—Sitios, 6, Zaragoza.—( Histología.) 1872. 1901. 190 1883. 1872: 1908. 1909. 1909. 1886. 1909. 1902. 1896. 1902. 1908. 1884. 1910. DE LA REAL ESPAÑOLA DE HISTORIA NATURAL 33 Real Academia de Ciencias exactas, físicas y naturales (Biblioteca de la).—C., de Valverde, 26, Madrid. Real Biblioteca de Berlín (Kónigliche Bibliothek).—Beh- renstrasse, 40, Berlin W. 64. Reyes CaLvo (D. Manuel), Farmacéutico, Licenciado en Ciencias. —Plaza de Herradores, 2, Madrid. Reyes Y Prosper (D, Eduardo), Catedrático de Fitografía en la Facultad de Ciencias, Jefe de la Sección de herba- rios en el Jardín Botánico.—C. de San Bernardo, 56, Madrid.—( Anatomía microscópica vegetal, Criptógamas y Orquídeas de España.) RiseErRA (mo. Sr. D. Emilio), Doctor en Ciencias natu— rales; Catedrático en la Escuela Superior del Magiste- rio.—Calle de Orellana, 1, Madrid. Rico JimeNO (D. Tomás), Catedrático de Historia natural en el Instituto.—Toledo. Riera (D. Pedro).—Abaixadors, 11, Barcelona. Río Lara (D. Eduardo), Catedrático de la Universidad.— Santiago. Rioja Y Martín (D. José), Doctor en Ciencias naturales, Director de la Estación de biología marina.—C. de Cas- telar, Puerto chico (Santander).—/Anatomía de anima- les inferiores.) Ríos y RraL (D. Cándido), Director y Catedrático de His- toria natural en el Instituto general y técnico.—Santia- g0.—(Mineralogía.) Riva (D. Maximino de la), Profesor auxiliar en la Facul- tad de Farmacia.—Santiago. Rivas Mateos (D. Marcelo), Catedrático en la Facultad de Farmacia de la Universidad; Diputado á Cortes. —Glo- rieta de Bilbao, 1, Madrid .—/Botánica.) Rivera Y Ruiz (D. Miguel), Catedrático en el Instituto.— Murcia. Roprico Lavin (D. Cipriano), Doctor en Medicina.— C. de la Princesa, 16, Madrid. RobrígGuez Aguano (D. Enrique), Doctor en Ciencias y Medicina, Profesor auxiliar de la Facultad de Ciencias. C. de los Reyes, 13, Madrid. Robrícuez Bouzo (D. José), Catedrático en el Instituto.— Jerez. Tomo x111.—Enero, 1913, 3 31 1906. 1962: 1903. 1880. 009% 1910. 1907. 1890. 1907. 1913. 1901. 1909. 1891. 1910. 1885. 1899 LISTA DE SOCIOS Robrícuez y López Neira (D. Carlos). — Catedrático de Farmacia.—Granada. Ronrícuez Y López Neyra (D. Emilio), Licenciado en Ciencias natnrales.—Malasaña, 9, Madrid. Robrícuez Y López Neira (D. Manuel), Doctor en Far- macia, Profesor auxiliar de la Facultad de Farmacia.— Cardenal Cisneros, 1, Madrid.—(Líquenes de España.) Robrícuez MoureLo (D. José), Académico de la Real de Ciencias exactas, físicas y naturales, Profesor de Química industrial orgánica en la Escuela Superior de Artes é In- dustrias.—C. del Piamonte, 14, Madrid.—(Mineralogía y Química.) Robricuez y Rosinto (D. Abilio).—Segovia. Romero Robrico (D. Francisco).—Calle de Pontejos, 1, 3", Madrid. RousseL Y On (D. León), Ingeniero Agrónomo, Cate- drático de Agricultura del Estado en Francia, Director del servicio agronómico de la Sociedad general de In- dustria y Comercio.—C. del Prado, 7, Madrid. Sáenz Y Lórez (D. Juan), Licenciado en Ciencias, Direc- tor del Colegio de Santa Ana.—Mérida (Badajoz). SaLceoo (D. Pedro), Ingeniero Jefe de Montes. —Madrid. SALGUERO (D. Luis). —Heras (Santander). SáncHez Bru (D. Mariano), Catedrático en el Instituto general y técnico.—C. de Alfonso I, 28, Zaragoza. SáncHez CABEzUDO (D. Federico), Doctor en Farmacia.— Carriches (Toledo). SáncHez NAVARRO Y NEUMANN (D. Emilio), Doctor en Cien- cias naturales, Profesor auxiliar en el Instituto.—C. de Santa Inés, 2, Cádiz. —(Entomología.) Sáncuez Roi (D. Mario), Catedrático de la Granja agrí- cola de la Habana.—Calzada del Cerro, 827, Habana (Cuba).—/(Arácnidos. Lepidópteros.) SÁNCHEZ Y SáncHez (D. Domingo), Doctor en Ciencias naturales y en Medicina, Conservador, por oposición, en el Museo de Antropología, Profesor en la Escuela de Ar- tes é Industrias.—C. de Atocha, 96, Madrid.—(Anato- mía comparada.) Sancuiz PerTEGAS (Excmo. Sr. D. José). —C. de San Vicen- te, 151, Valencia. 1906. 1898. vo 1879. 1909. 1902. 19d: 1886. 1898. 1908, 1902. 1872. 19130 1907. 1909. 1899. DE LA REAL ESPAÑOLA DE HISTORIA NATURAL 35 San MIGUEL DE La CÁMARA (D. Maximino).—Catedrático de la Facultad de Ciencias de la Universidad.—Barcelona, SaNTOS Y ABREU (D. Elías), Licenciado en Medicina y Gi- rugía y Director del Museo de Historia natural y Etno- gráfico. —Santa Cruz de La Palma (Canarias). —(Ento- mología y Botánica.) Santos Ruano (D. Leoncio), Médico.—Santander. Sanz DE DieGO (D. Maximino), Disecador 1.?, por oposi- ción, del Museo de Ciencias naturales.—C. de Abel, 8 (Guatro Caminos), Madrid.—(Comerciante en objetos y libros de Historia natural y en utensilios para la reco- lección, preparación y conservación de las colecciones; cambio y venta de las mismas en todos los ramos. ) SAVIRÓN Y CaRAVANTES (D. Paulino), Decano y Catedrático de la Facultad de Ciencias.—Zaragoza. Scóramm (D. Jorge).—C. de Monteleón, 23, pral., Ma- drid.—(Coleópteros, Cerambicidos.) Sección de Ciencias de la Facultad de Medicina de Cádiz (Universidad de Sevilla). SeeBOLD (D. Teodoro), Ingeniero civil, de la Sociedad de Ingenieros civiles de París, Comendador de la Orden de Carlos TIT, Caballero de varias Órdenes extranjeras.— (Lepidópteros. ) SeGovIa Y CORRALES (D. Alberto), Catedrático de Zoología general en la Facultad de Ciencias.—Leganitos, 47, Madrid. Secas (D. Julián), Médico en Valdemoro de la Sierra (Cuenca). —(Lepidópteros.) Seminario conciliar de Orihuela. Senado (Biblioteca del). —Madrid. SERRA ROBERT (D. Francisco), Alumno de Ciencias.—Bar- celona. SERRADELL (D. Baltasar). —C. de San Pablo, 71 y 73, Barcelona.—/Conquiliologia, Paleontología y Minera- logía.) SierRBA (R. P. Lorenzo).—Limpias (Santander). —(Espe - leología.) SiLva Tavares (Excmo. Sr. D. Joaquín de), de la Real Aca- demia de Ciencias de Lisboa, de la Sociedad entomoló- gica de Francia, Socio correspondiente de la Real Aca- 36 1908. 1889. 1890. 1912: 1901: 1909. 1901. 1898. 1910. 1912, 1911. SIS Mene 1903. 1905. 1903. 1899. 1899. LISTA DE SOCIOS demia de Ciencias y Artes de Barcelona y fundador de la Sociedade Portuguesa de Sciencias Naturaes.—Serra- nos, ?, Salamanca.—(Zoocecidias. ) Simancas SEÑAN (D. Francisco).—Granada. SIMARRO (D. Luis), Doctor en Medicina, Catedrático de Psicología experimental en la Facultad de Ciencias.— C. del General Oráa, 5, Madrid.—( Histología.) SrireT (D. Luis), Ingeniero.—Cuevas de Vera (Almería). (Geología y Antropología.) SIRVENT (D. Angel), Auxiliar en la Facultad de Medicina. Barcelona. SoBrabo MaesTRrRO (D. César), Catedrático en la Facultad de Farmacia.—Santiago. —(Botánica.) ' Sobrino Y Burcas (Ramón), Doctor en Ciencias naturales, Auxiliar en la Universidad. —Santiago. SoLerR Y BariiE (D. Enrique), Farmacéutico militar.— C. Mayor, 51, Sarriá (Barcelona).—/Botánica). SOLER Y CaRCELLER (D. Juan Pablo), Doctor en Cien- cias, Catedrático de Agricultura en el Instituto general y técnico.—C. de Alcoraz, 7, Huesca.—(Microquimica.) SoLer Y Luesma (D. Amadeo), Doctor en Medicina y Ci- rugía.—Palacios Malaver, 8, Sevilla. SoLeEr PusoL (D, Luis), Naturalista preparador.—Barcelona. SOLER SEGURA (D. Federico), Coronel de Infantería reti- rado.—Plaza de Oriente, 2, Madrid. SOLO DE ZALDÍVAR Y MEDINA (D. Juan), Licenciado en Cien- cias naturales. Suiracus (D. Santiago), Alumno de Ciencias.—Barcelona. Sueras OLaveE (D. José).—Hospital militar, Ambulancia de montaña, núm. 3, Barcelona. SurmeLYyY (D. Eduardo), Profesor de idiomas, —Concep- ción Jerónima, 15 y 17, Madrid. TaBoaDa TunbiporR (D. José), Doctor en Ciencias na- turales; Catedrático eu el Iostituto.—Granada.—/Ento- mología.) TARAZONA Y BLANCH (D. Ignacio), Catedrático en la Facultad de Ciencias.—Priíncipe Alfonso, 11, Valencia. Tari Y JuaneDA (D. Rafael), Doctor en Ciencias natura- les, Profesor auxiliar de la Universidad.—Torno de San Cristóbal, 9, Valencia. AAA AAA —2—2—KA—— 1912, 1908. 1910. 1909. 1907. 1900. 4912. 1902. 1896. 4903. 19tL: 1904. 1909. 1908. 1900. 1902. 1905. 1906. 1909. EUA 4909. DE LA REAL ESPAÑOLA DE HISTORIA NATURAL 31 Tarrís Prera (D. Antonio), Alumno de Ciencias natura- les. —Barcelona. Treo (D. Francisco), Médico.—C. de Aguirre, 1, Madrid. TeworiI0 (D. Bernardo).—Venerables, 5, Sevilla,—/Geo- logía.) Tomás (D. Lorenzo).—Barcelona. Tomás CorraLes (R. P. A.), Rector de las Escuelas Pías y Catedrático de Historia natural.—Sevilla. TorremM0cHa Teitez (D. Lorenzo), Catedrático en la Fa- cultad de Medicina.—>sevilla. Torres Miíncuez (D. Alejandro), Farmacéutico .— Bar- celona Turó (D. Ramón), Director del Laboratorio Microbioló- gico. —C. del Notariado, 10, Barcelona. — (Bacterio- logía.) Turor (D. Vicente), Doctor en Medicina.—Calahorra (Lo- egroño).—(Coleópteros.) Universidad de Santo Tomás.—Manila. Universidad de Viena (Biblioteca de la). UnuÑueLa (D. Julio), Doctor en Ciencias naturales, Gon- servador en el Jardín Botlánico.—Marqués de Cubas, 8, Madrid. VaaMONDE (D. Joaquín), Profesor auxiliar en la Univer- sidad.—Santiago. VaLDELOMaRr GIJÓN (D. Mariano), Farmacéutico.—Granada. VaLes Farnne (Ilmo. Sr. D. Javier), Vicario general y Abogado.—C. de la Pasa, Madrid. VázQuez FIGUEROA Y MOHEDANO (D. Antonio), Arquitecto.— Plaza de Jaúdenes, Guadalajara.—/Coleópteros de Europa) Vera (D. Vicente), Catedrático en la Escuela Superior del Magisterio, Profesor auxiliar en el Instituto de San Isidro.—C. de la Concepción Jerónima, 16, Madrid. VERDAGUER Comes (D. Pablo). —Valencia. ViaL (D. Federico).—Santander. Vicioso Martínez (D. Carlos), Ayudante de Montes.— C. de Hortaleza, 39, Madrid. Vial Y Carreras (D. Luis Mariano), Inspector general del Cuerpo de Ingenieros de Minas, Presidente de la Comisión del Grisú, Miembro de la Real Academia de Ciencias y Artes de Barcelona, Socio correspondiente de 38 1899, 1896. 1904. 1907. 1907. 1907. 1912, 1897. 1912. IES: 1905. 1909. 1904. E UE NOLZE 1910. 190 LISTA DE SOCIOS la Real Academia de Ciencias exactas, físicas y natura- les de Madrid.—Barcelona. VibaL Y ComParrE (D. Pío), Doctor en Ciencias naturales, Conservador, por oposición, en el Museo.—C. de Justi- niano, 7, Madrid. Viñas Y Torrero (D. Francisco), Doctor en Medicina.— Plaza de los Ministerios, 9, Madrid. WiLLriams AND NORGATE, Libreros editores.—14, Henrietta Street.—Covent Garden (Londres), W. G. Wwywnn Eutis (D. Federico). —Barcelona.—(Botánica.) ZaBala Y Lara (D. Miguel), Químico de la Azucarera Santa Juliana y Farm acéutico.—Granada. ZAMBRANO Y GaRCía DE CARAVANTES (D. José), Farmacéu- tico.—Granada. Zamora (D. Ricardo), Farmacéutico.—Siles (Jaén). ZaMORA Y GarriDO (D. Justo), Licenciado en Farmacia, Director del Colegio de segunda enseñanza de San Agus- tin.—Siles (Jaén), por Baeza. —/Entomología , especial - mente de la Sierra de Segura.) ZarIQUIEY (D. Ricardo), Doctor en Medicina.—Barcelona. ZawobNY (Dr. Joseph), Director de la Estación agronómica experimental italiana de Frendenthal (Silesia). ZuLUETA (D. Antonio de), Doctor en Ciencias naturales, Conservador por oposición en el Museo.—Claudio GCoe- llo, 64, Madrid.—(Herpetologta.) Socios agregados. ARAMBURU (D. Emilio), Doctor en Medicina y Profesor eu la Escuela de Veterinaria.—Zaragoza. ATERIDO (D. Luis), Jardinero Mayor del Botánico —Madrid BARBERÁN Y Tros DE HarDuYÁ (D.? Pilar). —Alfonso XII, 15, Madrid. BARRERA URUETA (D.* María del Pilar).—C. de Villalar, 3, Madrid. BoLivar y PieLTaíN (D. Cándido).—P.” del Obelisco, 17, Madrid.—(Carábidos de Europa.) CasarEs (D. Demetrio). —Granada. CazorLaA (D. Eduardo), Director del Colegio Politécnico de Motril (Granada). IQM Aida 1908. 1909. 1899. 1909. 1890. 1898. 1897. 1912: Ant 1910. 1909. 1909. 1911. £9di1: 1911. 1911. DE LA REAL ESPAÑOLA DE HISTORIA NATURAL 39 Diez y Díez (D.* Adelaida).—C. del Salvador, 3, Madrid. Díez Torres (D.* Leonor).—Bretón de los Herreros, 21, principal, Madrid. Diez Tortosa (D. Angel), Profesor auxiliar en el Insti- tuto.—Granada. Escosi0 Franco (D. Jesús). —Gaboya, 6, 4.”, Santander.— (Antropología.) Escribano y Ramón be Moncaba (D. Francisco), Licen- ciado en Medicina.—Calle de Hidalgo, Torrevieja (Ali- cante). García CazorLa (D. Francisco de P.), Farmacéutico.— Motril (Granada). FernánDeEzZ Cabana (D. Pedro).—Santander. IzquierDO (D. Juan Antonio), Catedrático de Ampliación de Física en la Universidad.—Zaragoza. Martinez Gámez (D. Vicente), Catedrático en el Institu- to.—Jerez.—( Ornitología de España.) OLiván PaLacin (D. Nicasio), Licenciado en Farmacia.— Barcelona, . Pérez SoLsona (D.? Josefa). —Corredera alta, 21 tripl.?, 2.%, Madrid. REQUENA EsPINAR (D. Enrique). —Granada. SANTA CRUZ DE La Casa (D. José), Alumno de Farmacia.— Bocanegra, 4, Granada. SeÑñaN Diaz (D. Leopoldo), Estudiante.—Reyes Católicos, 40, Granada. SERRANO Paso (D.*? Leonor). —Valencia, 16, 4.%, Madrid. Trinxé Y VeLasco (D.? Angela). —Hartzembusch, 6, 3.*, Madrid. Troncoso SaGrerO (D.* Julia).—Constitución, 1, Valla- dolid. Unriz y Pi (D.* Josefa).—Dolca, 6, Barcelona 40 LISTA DE SOCIOS Socios que han fallecido en 1912. CORRESPONDIENTES SHELFORD (Robert).—Oxford (Inglaterra). Sobiro (R. P. J.) —Quito (Ecuador). NUMERARIOS 1872. BoLíivar Y Unruria (D. José María). 1894. CarBó y DomenNecH (D. Manuel). 1884. GiLa y FivaLeo (D. Félix). 1890. Herwánbez y ÁLvarez (D. José). 1908. IseErN Y TixÉ (D. Francisco). 1912. Lórez Amo (D. Federico). 1898. Mareos Pérez (D. Félix). 1896. OLónriz Y AGUILERA (D. Federico). 1873. Saayeora (Excmo. Sr. D. Eduardo). 1900. SauLcy (Feliciano Caignart de). S.F. SOLANO Y EuLaATE (D. José María) | 1901. Tomás y Gómez (D. Calixto). | RESUMEN | Socios protectores ........... 10 | — honorari0S............ 10 — correspondientes..... 55 — vitalic 0............... 1 — NUMEerarios............ 489 — AYgIregadoS......oooco. 25 IO Nado seVuo noch 590 Madrid, 10 de Enero de 1913. El Kecretario, RICARDO GARCÍA MERCET. Pe Mi / ÍNDICE GEOGRÁFICO DE LOS SOCIOS *” ad HSPANA Aguilar (Córdoba) Bosoms. Eon Brugués. Alicante ON Gómez Llueca. E eja. Instituto. penes Jiménez de Cisneros. 2n8n Casamada. Arrecife. Medina Rodríguez. Pereyra Galviatti. Ávila Goitia. Avilés (Oviedo) Cátedra de Historia natural. Delgado Lauger. Dicenta. Escalas del Real. Faura. Fernández Galiano. Ferré Gomis. Graiño. Ferrer (C.) Badajoz Fusset. Instituto. Gil. Gómez Fantova. Baeza Goizueta. Coscollano. González (R.) Instituto. Huguet y Padro. Barcelon « Instituto. Aguilaramat. Jimeno Egurbide. Almera. Llenas. Aranzadi. López Brea. Areny de Plandolit. Maluquer. Bertrán. Marcet. Bellido. Menacho. Bofill. Mir. Bordás. (A) Oliván. (+) No figuran los residentes en Madrid. Las iniciales H, CÓ A, precediendo 3 un apellido, indican que se trata, respectivamente, de un socio honorario, corréspon- diente ó agregado. 42 ÍNDICE GEOGRÁFICO DE LOS SOCIOS Pardillo. Planellas. Pí y Suñer. Portola. Riera. San Miguel. Serra Robert, Serradell Sirvent, Soler (E.) Soler Pujol. Subirachs. Sueiras Olave. Tarrés Piera. Tomás. Torres Mínguez. Turró. Uriz y La (Dd) Vidal. Wynn Ellis. Zariquiey. Burgos Instituto. López de Zuazo. Burriana (Castellón) Peris Fuentes. Cabra. Corrales Hernández. Cebrero (Piedrafita, Lugo) Martínez Rodríguez. Cáceres Hernández Álvarez Reyero. Ibarlucea. Pan. Cádiz Barras de Aragón. Sánchez Navarro. Sección de Ciencias. Calahorra (Logroño) Tutor. Camargo (Santander) Martín Vélez. Carriches (Toledo) Sánchez Cabezudo. Cartagena (Murcia) Calandre. Ciudad Real Fernández de Castro. Instituto. Martínez Fernández. Pérez Molina. Córdoba Instituto. Moran. Crevillente (Alicante) Más Magro. Cuenca Instituto. Jiménez Cano. Cuevas de Vera (Almería) Siret. Don Benito (Badajoz) García Bayón. Ferrol (Coruña) Comerma, Figueras Novella. Gador (Almería) Albarracín, Gerona Cazurro. Esteva. Garriga. Gijón (Oviedo) Franganillo. Martínez y Martínez. Orueta. Goyán (Pontevedra) Novoa, Granada Biblioteca universitaria. Ai AAA AA AR A ÓAIARN AA A ct DE LA REAL ESPAÑOLA DE (A) Casares. (A) Díez Tortosa (A.) Díez Tortosa (J.) Díez Tortosa (M.) Dorronsoro. Escuela normal de Maestros. Espejo. Fábregas. Facultad de Ciencias. Facultad de Farmacia. Fernández Martínez. García lópez. García Vélez. Garzón Vera. González Sánchez. Instituto general y técnico. López Mateos. Maldonado. Montes Garzón. Morcillo. Moreno Agrela. Moreno Sevilla, Nacher. Nacle Herrera. Navarro Neumann. Peso y Blanco. Peso y López. Portalés. (A) Requena, Rodríguez L. Neira, Santa Cruz. Señan. Simancas Señan. Taboada. Valdelomar. Zabala. Zambrano. Guadalajara Dantín. Instituto. Prado. Vázquez (D, Antonio). Hueiva Instituto. HISTORIA NATURAL Huércal-Overa (Almería) Enciso. Huesca Escuela normal de Maestros, Instituto. Soler y Carceller. Mlescas (Toledo) Aguilar y Carmena. Jerez (Cádiz) (A) Martínez Gámez. Pérez Lara. Rodríguez Bouzo. La Coruña Bescansa. Campo Prado. Instituto. La Guardia (Pontevedra) Merino. Laguna de Tenerife (Canarias) Cabrera (A.) La Palma (Canarias) Bello y Rodríguez. La Orotava (Canarias) Oramas. León Aragón. Ateneo, Limpias (Santander) Sierra (R. P.) Logroño Elizalde. Loja (Granada) García López. Llagostera (Gerona) Gelabert. Mahón (Baleares) Alabern. Ferrer. Font. Mir. ÍNDICE GEOGRÁFICO DE LOS SOCIOS Málaga Marvier. Muñoz Cobo. Martos (Jaén) Navarrete. Puchol. Mérida (Badajoz) Sáenz López. Miguelturra (Ciudad Real) Laguna. Motril (Granada) Cazorla. García Cazorla. Murcia Codorníu. Rivera (M.) Nava del Rey (Valladolid) Mercado. Nuevas (Asturias) Duque. Nules (Castellón) Beltrán Bigorra. Olot (Gerona) Bolós. Orduña (Vizcaya) Mayordomo. Orense Instituto. Orihuela (Alicante) Andreu. Seminario. Ortigueira (Coruña) Maciñeira. Oviedo Facultad de Ciencias. Luzuriaga. Palencia Cascón. Palma de Mallorca (Baleares) Galán (A.) Gamundi Ballester. Instituto. Laboratorio biológico marino. Pamplona Pons. Ponferrada (León) Nieto. Pontevedra Instituto. Portugalete (Bilbao) Mac-Lennan. Pozuelo de Calatrava Fuente. Reus (Tarragona) Cillero (M.) Instituto. Salamanca Jerónimo, Nó y García. Silva Tavares. Saldaña (Palencia) Macho Tomé. San Ildefonso (Segovia) Breñosa. San Lorenzo del Escorial ¡ Madrid) Aulló. Biblioteca de Montes. Berraondo. Monteverde. San Sebastián Amoedo. Instituto. Sta. Cruz de la Palma (Canarias) Santos Abreu. Sta. Cruz de Tenerife (Canarias) Cabrera y Díaz (A.) Santander Abarca. Aguinaco. Alaejos. | | | | DE LA REAL ESPAÑOLA DE HISTORIA NATURAL. Beathy. Vaamonde. Carballo. Villar. Cendrero. Segovia Cereijó. Castellarnan. Cerrolaza. . Flórez. Escalante (C.) (A) Escobio. Estación de Biología. (A) Fernández Cabada. Llovet. Moreno Rodríguez. Rodríguez Rosillo, Garma. Sevilla, Gómez Vega. Bago. Herrera Oria. Chaves. Lanuza. Doblado. Madrazo. García Velázquez. Martínez. González Fragoso. Morales, Halcón. Olave. Martínez Girón. Pedraja. Medina. Pelayo. Paúl. Pombo. Tenorio. Quintana. Tomás Corrales. Rioja. Torremocha. Salguero, Soler Luesma. Santos Ruano. Siles (Jaén) Vial. Zamora (J.) Santiago (Coruña) Zamora (R.) Cabeza de León. Silos (Burgos) Cátedra de la Universidad. González. Cotarelo. erracona peroten: López Robles. Eleicegui. ade Gamido! Tarrasa (Barcelona) Gallego Armesto. Cadevall. García López. Teruel García Varela. Boscá (A.) Gil Casares, Toledo Instituto, Castaños. Labarta. Gómez de Llerena. Lobo. Rico Jimeno. Río Lara, Ri0n! aa Riva: Alcalde del Río. Sobrado. Torrevieja (Alicante) Sobrino. (A) Escribano. 46 ÍNDICE GEOGRÁFICO DE LOS SOCIOS Totana (Murcia) Benisa. Tuy (Pontevedra) Areses. Uclés (Cuenca) Fernández. Valdemoro de la Sierra (Cuenca) Selgas. Valencia Arévalo. Boscá (E.) Crú. Cruz Nathan. Esplugues. Facultad de Ciencias. Guillén. Hueso. Instituto. Moroder. Olea. Sanchíz. Tarazona. Tarín. Verdaguer Comes. Valencia de Alcántara Loustau. Valladolid Barreiro. González Irún. López Mendigutía. Troncoso Sagrero (D.* J.) Vellisca (Cuenca) Pujol. Vigo (Pontevedra) Biblioteca G.* Barbón. Villacarrillo (Jaén) Pastor. Vitoria Eguren. Instituto. Zamora. Colomina. Zaragoza Aramburu (E.) Aramburu (P.) Aranda. Ardiz. Borobio. Casino. Dosset. Ferrando. Gómez R. Gota. Instituto. Izquierdo. Maynar. Moyano. Olivar. Pella. Ramón y Cajal (P.) Sánchez Bruil. Savirón. (C) (0) (HB) (C) (0) (C) (0) (C) (B) (0) (0) (0) (0) (B) (0) (C) (0) DE LA REAL ESPAÑOLA DE HISTORIA NATURAL 47 ES LARISA E E O Alemania Asher.— Berlin. Arnold.— Munich. Bucking.—Estrasburgo. Engler.— Berlin. Gebien.— Hamburgo. Heyden.—Frankfurt am Main. Kracht.— Berlin. Quelle.— Bonn. Real Biblioteca. — Berlin, Salomon.—Heidelberg. Weise (J.) — Berlin. Argelia Chevreux.—Bóne. Austria-Hungría Brancsik.—Trencsen. Brunner.— Viena. Horvath.— Budapest. Kheil.—Praga. Klapalek.—Praga. Reitter.— Paskau. Tschermack.— Viena. Universidad (Bibliot.?)— Viena, Zawodny.—PFrendenthal, Bélgica Schouteden.— Bruselas. Brasil Instituto Oswaldo Cruz. Chile Porter.—Santiago. Costa Rica Liceo.— San Jose. Cuba Pazos.—San Antonio. Sánchez Roig.— Habana. Torre.—Habana. (C) Estados Unidos Turnez.— Washington, Washington. — Locust, mouth. Mon- Francia Acloque.—Paris. André.—Gray. Azam.—Draguignan, Bedel.— Paris. Blanchard.— Paris. Bois.—Saint-Mandeé. Delacroix.—Paris. Dollfus.— Paris. D'Orbigny.—Paríis. Fauvel.—Caen. Grouvelle (A.)—1ssy. Heckel.— Marsella, Janet.— Voisinlien. Lesne.—AÁsnieres. Lhomme.—París. Marqués de Mauroy. Martin (R.) —Le Blanc. Meunier.— Paris. Oberthur (Ch.)—Rennes. Oberthur (R.)—Rennes. Olivier.—Baroches au Houlme. Pérez.— Burdeos. Pic.— Digoin. Seebold.—Paris. Simon.—Paris. Van Tieghen.—Paris. Verneau.—Paris. Filipinas Universidad.—Manila. Holanda Pantel.— Kasteel Gemert, 48 (O) (H) (0) (B) () (0) (0) (0) (0) (v) (C) (0) (0) (O) (0) (0) (C) ÍNDICE GEOGRÁFICO DE LOS SOCIOS Inglaterra Boulenger.— Londres. Burr.—Dover. Distant.—South Norwood. Dulau.—LZondres. Geikie.— Londres. Lewis (G.)-- Tumbridge Wells. Lubbock.— Londres. Poulton.— Oxford. Williams.—LZondres. Italia Balsamo.—Vapoles. Brizi.—Roma. Camerano.— Turín. Cannaviello.—Portici. Dodero.—(Génova. Dervieux.— Turín. De Toni.—Módena. Gestro.—(Génova. Giordano.—Ragusa (Sicilia). Griffini.— Turin. Piccioli (Fr.) — Vallombrosa. Piccioli (L.)—Siena. (0) (C) Marruecos. Martínez de la Escalera. — Tánger. Mónaco Richard.—Mónaco. Portugal Carvalho.—Lisboa. Correa.—San Martinho (Sa- broza). Girard.—Lisboa. Nascimento.—Setubal. Rumanía Montandon.— Bukarest. Suecia. Lagerheim.— Estocolmo. Suiza Carl.— Ginebra. Schulthess Rechberg.—Zuric. | | —— SAS RELACIONES del estado de la Sociedad y de su Biblioteca LEÍDAS EN LA SESIÓN DE DICIEMBRE DE 1912 POR EL SECRETARIO D. RICARDO GARCÍA MERCET Y EL BIBLIOTECARIO D. ANGEL CABRERA LATORRE Memoria de Secretaria. SEÑORES: Por quinta vez tengo que dirigirme á mis amigos y consocios para hablarles de la labor realizada por la SocienaD EsPAaÑOLA DE HisTORIA NATURAL durante el transcurso de un año. Realmente, este trabajo debería serme perdonado y dispensado, porque sin que yo os lo diga ó lo recuerde, todos conocéis perfectamente el destino que han tenido nuestras sesiones, aquí y en provincias, puesto que todos recibís y todos leeréis los BoLeETINES que men- sualmente publica esta SocreDaD, como resultado de sus reunio- nes, y todos hojearéis también los cuadernos de Memorias que cada año van saliendo á luz. ¿Para qué, entonces, volver á hablar ó sacar á colación nuevamente asuntos y cuestiones de que todos estáis enterados ó de que por lo menos tenéis alguna noticia? Ello, sin embargo, ha de ser así, porque un artículo de nuestros Estatutos sociales, y además una costumbre inveterada, obligan al Secretario de esta SocrieDap, en el término de cada año, á distraer vuestra atención con el relato de lo que en el curso del mismo se ha hecho ó se ha dicho en las sesiones. Las que hemos celebrado durante el de 1912, no desmerecen en nada de las de períodos anteriores, aun de aquéllos en que más auge tuvo esta SocriebaD y en que fueron sus asiduos colaborado- res los ilustres naturalistas que la fundaron. Concienzudos é in- teresantes trabajos de Mineralogía, de Geología, de Zoología, de Botánica, se han traído á nuestras sesiones en 1912 como testimo- nio de que ni decae el entusiasmo por el estudio y la investiga- Tomo x111.—Enero, 1913. 4 50 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA ción entre los que cultivan en nuestra patria el campo histórico natural, ni faltan discípulos ó continuadores más ó menos afor- tunados á los sabios consocios que nos abandonan porque la muer- te les arrebata á nuestro afecto, á nuestra simpatía, á nuestra consideración, á nuestro respeto, á nuestra solicitud. Y á propósito. Ya que en alguna de las Memorias de Secreta- ría de años anteriores eché de menos el concurso de la juventud en la obra llevada á cabo por esta SocieDaD, he de rendir ahora á esa juventud (cuya ausencia entonces lamentaba) un tributo y un homenaje de justicia, señalando su aparición y haciendo á todos advertir que muchos jóvenes recién salidos de nuestras Univer- sidades, ó que están en curso de su carrera, han empezado á dar- se á conocer en las publicaciones que editamos, trayendo á ellas estudios de diversa índole, pero que denotan espíritu de observa- ción, aplicación al trabajo, constancia en el mismo y otras cuali- dades no menos estimables ni menos plausibles, que permiten con fundamento afirmar para lo futuro la perpetuación de la empresa á que viene entregándose la SocieDaD EspaAÑOLa DE HisTORIA NA- TURAL desde que fué estabiecida. Realmente, el campo de nuestra actividad puede decirse que se dilata á medida que los años transcurren y se unen á nosotros nuevos elementos. Si en los primeros lustros de su existencia, esta Corporación estuvo limitada á exhibir el trabajo de sus socios más conspicuos y activos, no tardó en hacerse eco de iniciativas particulares que podían reportar provecho ó crédito á los natura- listas de España. Las exploraciones llevadas á cabo bajo sus aus- picios en la Guinea española y territorios del Norte de Africa, constituyen una demostración bien palmaria y evidente de que nuestra Soctebap ha rebasado la meta de lo que se propuso al ser fundada. Las gestiones que en la actualidad lleva á efecto para que el Municipio de la corte de España establezca y monte un jardín zoológico que recuerde en cierto modo, por su disposición y riqueza, los que poseen algunas poblaciones y grandes capitales de Europa (Londres, París, Berlín, Amsterdam, Amberes, etc.), son asimismo concluyente demostración de que deseamos que nuestra existencia se revele y advierta por algo más que la publi- cación de unos cuantos folletos anuales. Y el propósito que tene- DE HISTORIA NATURAL 5l mos de influir con el Estado para que los naturalistas formen parte de las Comisiones oficiales encargadas de reconocer, estu= diar ó explorar, de cualquier modo que sea, la zona que otorga á la acción de España el acuerdo hispano-francés relativo á Ma- rruecos, es también prueba infalible de quela Sociepab se preocu- pa no sólo de recoger é imprimir los trabajos de aquellos de sus miembros que están dedicados á la investigación, sino de procu- rar á esos mismos investigadores empresas nuevas que acometer Ó6 materiales para ulteriores estudios y descubrimientos. En esta orientación, cada año que transcurre se advierte algu- na nueva iniciativa que inscribir en el catálogo de las que ya lle- vamos realizadas ó tenemos en vías de ejecución. Y el éxito que ha coronado hasta ahora todas nuestras tentativas y todas nues- tras empresas, debe servirnos de estímulo para que perseveremos en los propósitos de extender la esfera de acción ó la zona de in- fluencia de la Sociebab á cuantos asuntos ó negocios reclaman la atención de los naturalistas Óó puedan ser para éstos motivo de in- terés Ó se deduzca que les ofrecen campo propicio para la aplica= ción y el desarrollo de sus actividades. Ha sido hasta hoy costumbre respetada en estas Memorias anuales de la Secretaría, la de recordar los nombres de los auto- res que han colaborado en la publicación de todos los cuadernos que hayan visto la luz durante el período á que el relato se haya referido. Yo quiero romper con esta práctica que nada abona, porque en la cubierta de cada BoLerín, y en la portada de cada cuaderno de Memorias, hallaréis con la detida especificación los títulos de los trabajos que encierran y las personas á quien éstos se deben. ¿Para qué entonces reproducirlos sin juicio ni comen- tario de ninguna clase? ¿Para qué traerlos nuevamente á estas hojas como una enumeración que nada dice ni ningún interés despierta? Tampoco veo la necesidad de reproducir los datos que se inser- tan en páginas anteriores á las que ocupan estas Memorias sobre el movimiento de socios que durante el año á que se refieran se haya registrado. La Socienap sigue su camino, conquista cada vez mayor número de adeptos, es cada día más solicitada den- tro y fuera de nuestro territorio, Esto ha ocurrido siempre; es el 52 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA fenómeno que se registra desde que se constituyó; es el hecho que hacemos notar todos los años; ¿para qué corroborario con ci- fras ya consignadas en otros documentos que llevan la firma que el presente? ¿No parece esto deseo de incurrir en repeticiones para dar más extensión á un relato que debe ser brevísimo? En mi deseo de que éste sea así, y de molestar vuestra atención lo menos posible, prescindo de esos datos y doy por terminada la presente Memoria, encomendándome á la benevolencia de todos los que me habéis escuchado. El Secretario, RICARDO GARCÍA MERCET. DE HISTORIA NATURAL 58 . Estado de la Biblioteca. Durante el año que acaba de transcurrir no se ha interrumpido, antes bien ha adquirido mayor intensidad, la vida próspera que desde su fundación lleva la Biblioteca de esta REAL SOCIEDAD, y que va haciendo indispensable su consulta para todo el que en nuestro país quiera dedicarse con fruto al cultivo de las ciencias naturales. El número de Centros y Revistas con los cuales soste- nemos cambio de publicaciones, ha experimentado un aumento, pequeño, es verdad, pero importante, habiendo quedado estable- cida correspondencia en este sentido con la Sociedad Argentina «Physis»; con la Zoological Society de Nueva York; con el Ento- mologische Verein «Iris», de Dresde; con la Revue générale de Sciences pures et appliquées, de París, y con la Rivista Italiana de Ornitología; en los dos primeros casos, á petición de las mencio- nadas Sociedades, lo que conviene hacer constar, porque es dato que revela que nuestra labor científica va siendo cada vez más Co- nocida y, lo que importa más, más apreciada. Esto en cuanto se refiere al extranjero, pues además dos Centros barceloneses, que publican trabajos muy estimables, y en parte afines á los nues- tros, el Institut d'Estudis Catalans y el Club Montanyenc, han venido á aumentar la ya larga lista de entidades nacionales con que estamos en relación. En cuanto á compra de obras, aparte de aquéllas que recibimos por suscripción desde años anteriores, se han hecho algunas ad- quisiciones importantes, siéndolo especialmente la de una parte de la biblioteca de nuestro inolvidable y nunca bastante llorado amigo D. Salvador Calderón. Mucho nos habría complacido el ad- quirirla íntegra; mas como quiera que un número nada despre- ciable de libros que de ella formaban parte existía ya en nuestra Biblioteca, nos hemos limitado á comprar algunas obras y colec- ciones de publicaciones, y todos los folletos y memorias de auto- res extranjeros referentes á Mineralogía, Geología y Paleontolo- gía. Las demás adquisiciones hechas durante el año han sido los tomos del Zoological Record, correspondientes á 1909 y 1910; el índice de nombres genéricos de la misma publicación, que corres- ponde al período de 1900-1910, y las obras Monographie der Anti- 54 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA lopen, de H. Schinz, y Die Kafer von Mitteleuropa, de Gang- lbauer. Por el «Boletín bibliográfico» mensual, la SocienaD ha tenido á sus miembros al corriente de los donativos que durante el año ha recibido nuestra Biblioteca. Debemos, sin embargo, recordar es- pecialmente, por su cuantía, los de los señores H. W. Brólemann y Wilhelm Solomon, y por su valor, por tratarse de libros anti- guos de verdadero mérito histórico, los de nuestros consocios los doctores D. Francisco Viñals y D. Antonio Casares. Se han reci- bido también, como oportunamente se anunció en el referido Bo- letín, las publicaciones del tercer Congreso Internacional de Bo- tánica, las del noveno de Agricultura y el primer tomo de las del primero de Entomología. El incremento que con cuanto acabo de exponer ha recibido la Biblioteca ha sido tan considerable, que en breve plazo volverá á ser preciso ocuparse de la ampliación de su local, en cualquiera forma que se estime conveniente, aun cuando esta cuestión ha sido temporalmente solucionada con el aumento de dos tablas á toda la estantería, lo que ha dado espacio para la colocación de un millar de volúmenes. El gasto originado por esta ampliación de la estantería ha im- pedido atender, en la medida en que otros años lo hemos hecho, á la encuadernación de publicaciones, y así, nos hemos limitado á encuadernar un par de docenas de volúmenes que fueron pedi- dos con frecuencia y por varios días, y cuyos pliegos ó cuadernos, por consiguiente, habrían corrido, sin esa precaución, riesgo de perderse. La revisión de las papeletas ó fichas del índice, redacción de las nuevas y clasificación de las correspondientes á folletos para la nueva colocación que á éstos se ha dado, han continuado con re- gularidad, contribuyendo á esta labor la señorita doña Mercedes Cebrián, hermana política del socio numerario D. Antonio de Zu- lueta, que, deseando adquirir alguna práctica en esta clase de tra- bajo, manifestó su deseó de tomar parte en él, haciéndolo con una actividad y perfección que la hacen acreedora al agradecimiento de esta SOCIEDAD. No terminaré sin hacer saber que en el año próximo pasado ha. tenido nuestra Biblioteca el honor de ser visitada por el excelen- tísimo Sr. D. Santiago Alba, Ministro entonces de Instrucción pública, y hoy de Gobernación; por el excelentísimo señor Mar- DE HISTORIA NATURAL 03) qués de Cerralbo; por S. E. el Ministro de Hacienda de Austria- Hungría, y por los señores Castillejo y Fernández Prida, Secre- tario y Vocal, respectivamente, de la Junta de Ampliación de es- tudios é Investigaciones científicas, mereciendo, por su riqueza y su organización, los plácemes de tan distinguidos visitantes, que unánimemente reconocieron su importancia cultural y los gran- des servicios que puede prestar al progreso de la Historia natural en nuestra Patria. El Bibliotecario, ANGEL CABRERA. LISTA DE LAS SOCIEDADES con las que cambia, y de las publicaciones periódicas que recibe, la Real Sociedad española de Historia natural Alemania Deutsche Entomologische National Bibliothek, Berlin. Deutsche Entomologische Gesellschaft, Berlin. Deutsche Entomologische Zeitschrift. Entomologischer Internationaler Verein, Stuttgart. Entomologische Zeitschrift. Entomologische Litteraturbláitter, Berlin. Entomologischer Verein, Dresden. Iris. Entomologischer Verein Iris in Berlin. Berliner Entomologische Zeitschrift. Entomologischer Verein zu Stettin. Entomologische Zeitung. Geologisches Centralblatt, Leipzig, Internationalen Entomologen-Verein, Stuttgart. Entomologische Rundschau. Insektenbórse. Societas Entomologica. Nature Novitates, Berlin. Naturhistorische Gesellschaft zu Niúrnberg. Abhandlungen. Jahresbericht. Mitteilungen. Physikalisch-medizinischen Gesellschaft za Wirzburg. Sitzungsberichte. Verhandlungen. Verein fiir naturwissenschaftliche Unterhaltung zu Hamburg. Verhandlungen. Zentralblatt fiir allgemeine und experimentelle Biologie, Leipzig. Zeitschrift fúr wissenschaftliche Insektenbiologie, Berlin-Schóneberg. Zoologischer Anzeiger, Leipzig. Zoologischer Museun, Berlin. Mitteilungen. Ea ns AD DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA DE HISTORIA NATURAL 51 AustriasHungría Académie des Sciences de Cracovie. Bulletin international. K. K. Naturhistorisches Hofmuseum, Wien. Amnalen. K. K. Zoologisch-Botanische Gesellschaft in Wien. Verhandlungen. Katalog Literatury naukowej Polskiej, Budapest. Museum Nationale Hungaricum, Budapest. Annales historico-naturales. Societas entomologica Bohemiee. Praga. Acta. Ungarische Centralbureau fiir ornithologische Beobachtungen, Budapest. Aguila. Wiener Entomologische Zeitung, Wien. Bélgica Observatoire royal de Belgique, Bruxelles. Annales. Annuaire. Société belge d'Astronomie, Bruxelles. Annales. Annuaire. Bulletin. Société belge de Géologie, de Paléontologie et d'Hydrologie, Bruxelles. Bulletin. Mémotres. Société entomologique de Belgique, Bruxelles. Annales. Meémotres. Société royale zoologique et malacologique de Belgique, Bruxelles. Annales: Brasil Instituto Oswaldo Cruz, Río de Janeiro. Memorias. Museu Goeldi de Historia natural e Ethnographia (Museu Paraense), Pará. Boletim. Museu Paulista, Sáo Paulo. Revista. Sociedade scientifica de Sáo Paulo. Revista. Costa Rica Instituto físico-geográfico nacional de Costa Rica, San J Osé. Anales. 58 PUBLICACIONES QUE RECIBE La Educación costarricense. Revista. Sociedad nacional de Agricultura, San José de Costa Rica. Boletín. Ministerio de Fomento, San José. Boletín de Fomento. Chile Instituto Central Meteorológico y Geofísico de Chile, Santiago. Publicaciones. Museo nacional de Chile, Santiago. Boletín. Museo nacional de Valparaíso. Revista chilena de Historia natural. Société scientifique du Chili, Santiago. Actes. Dinamarca Société botanique de Copenhague. Botanisk Tidsskrift. Ecuador Biblioteca Municipal, Guayaquil. Boletín. Egipto Société entomologique d'Égypte. Le Caire. Bulletin, Mémorias. España Asociación española para el Progreso de las Ciencias, Madrid. Broteria, Salamanca. Clínica y Laboratorio, Zaragoza. Club Montanyenc, Barcelona. Butlletí. Colegio de farmacéuticos de Baleares, Palma de Mallorca. Las Baleares. Facultad de Ciencias de Zaragoza. Anales. Farmacia y Medicina, Barcelona. Anales. Gaceta farmacéutica española, Barcelona. Ingeniería, Madrid. Institució catalana d'Historia natural, Barcelona. Butlletí. Institución libre de enseñanza, Madrid. Boletín. 2 ¡al ai de o LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA DE HISTORIA NATURAL Institut d'Estudis Catalans, Barcelona. Anuari. AÁrxius. Instituto central Meteorológico, Madrid. Laboratorio de investigaciones biológicas de la Universidad de Madrid. Trabajos. Laboratorio de Radiactividad de la Universidad de Madrid. Boletín. Laboratorio municipal de Higiene de Madrid, Boletin. Observatorio meteorológico de Cartuja (Granada). Boletín mensual. Boletín anual. Real Academia de Ciencias exactas, físicas y naturales. de Madrid. Anuario. Memorias. Revista. Real Academia de Ciencias y Artes de Barcelona. Boletín. Memorias. Real Sociedad Geográfica de Madrid. Boletín. Revista de Geografía Colonial y Mercantil. Sociedad aragonesa de Ciencias naturales, Zaragoza. Boletin. Soeiedad española de Física y Química, Madrid. Anales. Sociedad malagueña de Ciencias, Málaga. Boletín. Estados Unidos y sus Colonias Academy of Natural Sciences of Philadelphia. Proceedings. Academy of Science of Saint-Louis. Transactions. American Association for the Advancement of Sciences, Cincinali. Proceedings. American Museum of Natural History, New York. Annual Report. Bulletin. Brooklyn Institute of Arts and Sciences. Cold Spring Harbor Monographs. Museum. Science Bulletin. Chicago Academy of Sciences. Annual Report. Bulletin. Geological and Natural History Survey. Natural History Survey. Special Publication. 59 60 PUBLICACIONES QUE RECIBE Davenport Academy of Sciences. Proceedings. Departamento del Interior. Oficina de Agricultura. Manila. Boletín del Agricultor. Revista agrícola de Filipinas. Departamento del Interior. Oficina de Agricultura. Manila. Annual Report. | Bulletin. Department of the Interior. Weather Bureau. Manila Central Observatory. Annual Report. Bulletin. Essex Institute, Salem. Bulletin. Field Museum of Natural History, Chicago. Publications. Jokns Hopkins Hospital, Baltimore. Bulletin. Johns Hopkins University Circular. Missouri Botanical Garden, St.-Louis. Annual Report. Museum of Comparative Zóology at Harvard College, Cambridge. Annual Report. Bulletin. New York Zoological Society. Zoologica. Oberlin College. Laboratory Bulletin. Public Museum of the City of Milwaukee. Annual Report. Bulletin, Smithsonian Institution, U. S. National Museum, Washington. Annual Report. Bulletin. Contributions from the U. S. National Herbarium. Miscellaneous Collection. Proceelings of the U. $. The American Naturalist, New-York, The Philippine Journal of Science, Manila. Tufts College, Massachussets. Studies. United States Department of Agriculture, Washington. Bulletin, United States Geological Survey, Washington. Annual Report. Bulletin. Mineral Ressources of the United States. Professional Paper. Water-Supply and Irrigation Paper. LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA DE HISTORIA NATURAL 61 University of California, Berkeley. Publicatirns. University of Colorado, Boulder. Studies. University of Illinois, Agricultural Experiment Station, Urbana. Bulletin. University of the State of New York. New York State Museum. Annual Report. Bulletin. Wilson Ornithological Club, Oberlin, Ohio. The Wilson Bulletin. Wisconsin Academy of Sciences, Arts and Letres, Madison. Transactions. Wisconsin Geological and Natural History Survey, Madison. Bulletin. Erancia Académie des Sciences de Paris. Comptes-rendus. Académie internationale de Géographie botanique, Le Mans. Bulletin. Bulletin scientifique de la France et de la Belgique, Paris. Bulletin trimestriel de l'Enseignement professionnel et technique des Péches maritimes, Paris. Faculté des Sciences de Marseille. Annales. Institut de Zoologie de 1 Université de Montpellier. Travaux. Laboratoire d'Histologie de la Faculté de Médecine de Montpellier. Travauz. La Feuille des Jeunes Naturalistes, Paris. L'Echange, Moulins. Le Naturaliste, Paris. Muséum d' Histoire Naturelle de Paris. Bulletin. Revue des Pyrénées, Toulouse. Bulletin. Revue générale des Sciences pures et appliquées, Paris. Société botanique de France, Paris. Bulletin. Mémotres. Société des Amis des Sciences naturelles de Rouen. Bulletin. Société des Sciences naturelles de l'Ouest de la France, Nantes. Bulletin. Société de Spéléologie, Paris. Spelunca. 62 PUBLICACIONES QUE RECIBE Société d'Océanographie du Golfe de Gascogne. Bordeaux. Rapports. Société entomologique de France, Paris. Annales. Bulletin. Société francaise de Minéralogie. Bulletin. Société géologique de France, Paris. Bulletin. Société linnéenne de Bordeaux. Actes. Société linnéenne de Lyon. Annales. Société linnéenne de Normandie, Caen. Bulletin. Mémotres. Société linnéenne du Nord de la France, Amiens. Bulletin. Meémotres. Société nationale des Sciences naturelles et mathématiques de Cherbourg. Meémotres. Société zoologique de France, Paris. Bulletin. Station de Pisciculture et d'Hydrobiologie de Université de Toulouse. Bulletin. Station Entomologique de la Faculté des Sciences, Renneg. Insecta. Université de Toulouse. Annuaire. Annual Report. Bulletin. Holanda Fondation de P. Teyler van der Hulst, Haarlem. Archives du Musée Teyler. Rijks Herbarium, Leiden. Mededeelingen. Société hollandaise des Sciences, Haarlem. Archives néerlandaises des Sciences exactes et naturelles. Inglaterra y sus Colonias Australian Museum, Sydney. Legislative Assembly. Records. Colombo Museum, Ceylon. Spolia Zeylanica. Entomological Society of London. Transactions. LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA DE HISTORIA NATURAL Entomological Society of Ontario. Annual Report. Linnean Society of New South Wales, Sydney. Proceedings. Natural History Society of Glasgow. The Glasgow Naturalist. Transactions. Queensland Museum, Brisbane. Annals. Royal microscopical Society, London. Journal. Royal Physical Society, Edinburgh. Proceedings. Sarawak Museum. Journal. South African Museum, Capetown. Annals. The Canadian Entomologist, London. The Entomologist's Record and Journal of Variation, London. The Zoological Record, London. The Zoologist, London. University of Toronto. Studies. Zoological Museum of Tring. Navitates zoologicae. Zoological Society of London. Proceedings. Transactions. Italia 63 Laboratorio di Zoologia generale e agraria della R. Scuola superiore d'Agricoltura in Portici. Bollettino. La Nuova Notarisia, Modena. Musei di Zoologia ed Anatomia comparata della R. Universita di Torino. Bollettino. Museo Civico di Storia naturale di Genova. Annali. Reale Stazione di Entomologia agraria in Firenze. Redia. Rivista coleotterologica italiana, Camerino. Rivista italiana di Ornitologia, Bologna. Rivista tecnica e coloniale di Scienze applicate, Napoli. Societá di Naturalisti in Napoli. Bollettino. Societá di Scienze naturali ed economiche di Palermo. Giornale di Scienze naturali ed economiche. 64 PUBLICACIONES QUE RECIBE Societá entomologica italiana, Firenze. Bullettino. Societa italiana di Scienze naturali in Milano. Atti. Societá toscana di Scienze naturali, Pisa. Atti. Societáa zoologica italiana, Roma. Bollettino. Japón Tokyo Zoological Society. Annotationes zoologicae Juponenses. México Instituto geológico de México. Boletín. Parergones. E Instituto Médico Nacional, México. Anales. Museo Nacional de Historia Natural, México. La Naturaleza. Sociedad científica «Antonio Alzate», México. Memorias y Revista. Mónaco Institut océanographique, Monaco. Bulletin. Résultats des campagnes scientifiques du Prince Albert ["" de Monaco. Noruega Universitas Regia Fredericiana, Christiania. Perú Sociedad geográfica de Lima. Boletín. Portugal Academia das Sciencias, Lisboa Boletim. Memorias. Annaes de Sciencias Naturaes, Foz do Douro. Commigáo dos trabalhos geologicos de Portugal, Lisboa. Communicagoes. Memorias. Institut de Bactériologie Camara Pestana, Lisboa. Archives. LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA DE HISTORIA NATURAL 65 Sociedade Broteriana, Coimbra. Boletim. Société portugaise de Sciences naturelles, Lisboa. Bulletin. República Argentina Academia nacional de Ciencias, Córdoba. Boletín. Museo de La Plata. Anales. Revista. Museo nacional de Buenos-Aires. Anales. Sociedad científica argentina, Buenos Aires. Anales. Sociedad Physis, Buenos Aires. Boletin. Rusia Jardín botánico de Tiflis. Kaukasische Museun, Tiflis. Mitteilungen. Musée botanique de ll Académie impériale des Sciences, St. Pétersbourg . Travauzx. Musée zoologique de l' Académie impériale des Sciences de St. Pétersbourg. Annuaire. Societas entomologica rossica, S. Petersburgo. Revue russe d' Entomologte. Trudy (Horae). Société impériale des naturalistes de Moscou. Bulletin. Nouveaux Mémotres. "Société ouralienne d'Amateurs des Sciences naturelles, Ekaterinoslaw. Bulletin. San Salvador Museo Nacional de El Salvador, San Salvador. Anales. Suecia Entomologiska Fóreningen i Stockholm. Entomologisk Tidskrift. Geological Institution of the University of Upsala. Bulletin. Université Royale d'Upsala. Suiza Naturforschende Gesellschaft in Basel. Verhandlungen. Tomo x11.—Enero, 1913. 5 66 PUBLICACIONES QUE RECIBE Schweizerische Entomologische Gesellschaft, Schaffhausen. Mitteilungen. Société Vaudoise des Sciences naturelles, Lausanne. Bulletin. Société zoologique suisse et Muséum d' Histoire naturelle de Genéve. Revue suisse de Zoologie. Uruguay Museo nacional de Montevideo. Anales. Venezuela Museos Nacionales, Caracas. Gaceta. ÁNGEL CABRERA, Bibliotecario. BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA DE HISTORIA NATURAL Sesión del 15 de Enero de 19183. PRESIDENCIA DEL ILMO. SR. D. JUAN M. DÍAZ DEL VILLAR Al empezar el acto, ocupa la presidencia el Ilmo. Sr. D. Ricar- do Codorniú. —El Secretario leyó el acta de la sesión anterior, que fué apro- bada. Entrega de cargos.—El Sr. Codorniú invita á presidir la sesión al Sr. D. Juan M. Díaz del Villar, elegido para sustituirle en la sesión del mes de Diciembre; saluda cortésmente á su Sucesor, y hace resaltar los méritos que en el mismo concurren. El Sr. Díaz del Villar, al ocupar la presidencia, dirige pala- bras de agradecimiento á la SocrÉDAD por haberle designado para dirigirla durante el año 1913, y dice que su elección no la consi- dera debida á méritos que otros puedan reconocer en él, pero de que seguramente carece, sino como honor tributado á una clase, la veterinaria, que ya en los primeros años de vida de la SocrE- paD tuvo en la Junta directiva su más alta representación en la persona del Sr. D. Ramón Llorente, de quien todos los hom- bres de ciencia de aquel tiempo guardan grata memoria. El se- ñor Díaz del Villar añade que el tiempo que nos presida se nos hará á todos breve, pensando que, siguiendo prácticas y costum- bres siempre respetadas, en el año 1914 llevará la presidencia de las sesiones una persona tan competente y autorizada comio don José Madrid Moreno, vicepresidente en el año actual. —El Sr. Ribera, en nombre de todos los socios presentes, da la bienvenida al Sr. Díaz del Villar, y tributa un caluroso elogio á D. Ricardo Codorniú, que con tanto acierto, tan discretamente y con tanto entusiasmo dirigió la marcha de la SocrebaD el año de 1912. 68 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA Admisiones y presentaciones. —Fueron admitidos como socios nu- merarios los señores presentados en la sesión de Diciembre y don Ricardo Duque de Estrada, conde de la Vega del Sella; D. Evan Marvier, Inspector de Telégrafos de los ferrocarriles Andaluces; D. Valentín Mayordomo, profesor de Historia natural en el Colegio de Nuestra Señora de la Antigua, de Orduña, y el doctor Joseph Zawoduy, director de la Estación italiana agronómica ex- perimental de Frendenthal (Silesia); el primero presentado por el Sr. Hernández Pacheco, los segundos por D. Ignacio Bolívar y el último por el Sr. García Mercet. Examen de cuentas.—El Secretario leyó el siguiente dictamen, emitido por los señores designados para examinar las cuentas de ingresos y gastos del año 1912. El documento de referencia dice así: «Reunidos los que suscriben, comisionados vor la Rear SocrE- DAD EsPAÑOLA DE HISTORIA NATURAL para examinar las cuentas de la misma correspondientes al año 1911-12, han procedido á la re- visión de sus detalles con Jos comprobantes á la vista, teniendo la satisfacción de manifestar á la Socrepab que se hallan de acuer- do con los estados publicados en el BoLetin de Diciembre último, y que por esta circunstancia no repetimos. El saldo efectivo á favor de la Socieban y los créditos por atra- sos, que suman también una cantidad respetable, indican que el estado económico de la misma continúa siendo tan próspero como en años anteriores, por cuyo satisfactorio resultado proponemos, al mismo tiempo que la aprobación de las cuentas, un expresivo voto de gracias para su insustituíble tesorero D. Ignacio Bolívar, para el vicetesorero y para los tesoreros de todas Secciones de la SOCIEDAD. Madrid, 9 de Enero de 1913.—Luis LozaN0.—ANTONIO CASARES GiL.—Francisco BELTRÁN.» Notas y comunicaciones.—El Sr. Dantín presenta un trabajo ti- tulado: «Nota preliminar acerca de las relaciones existentes entre la evolución del relieve y la red hidrográfica en las depresiones laterales de la Península Ibérica. Secciones.—La de Granana celebró sesión el 31 de Diciembre, bajo la presidencia de D. Bernabé Dorronsoro. DE HISTORIA NATURAL 69 El Presidente dió cuenta del traslado á Sevilla del consocio re- verendo P. Anselmo Tomás Corrales, ex Presidente de la Sec- ción. Se acordó constara en acta el sentimiento de ésta por verse privada de su colaboración. El Sr. Dorronsoro expuso el deseo de que se reanudaran las conferencias dadas por los socios sobre asuntos de Ciencias Natu- rales, con carácter de vulgarización. Fueron comisionados para organizarlas los Sres. López Mateo y Diez Tortosa (D. Juan L.). —El Sr. Díez Tortosa leyó una nota bibliográfica acerca de los primeros trabajos del Instituto de Paleontología Humana. Fué acordada la siguiente Junta directiva para el próximo año: Presidente: R. P. Manuel M.* S, Navarro. Vicepresidente: D. Francisco Espejo Casabona. Tesorero: D. José del Peso Blanco. Secretario: D. Juan Luis Diez Tortosa. Para la Comisión del Museo regional: Sres. Nácher, Diez Tor- tosa (M.), Simancas y Señán. —La de SANTANDER se reunió en la Estación de Biología Marí= tima, con asistencia de los Sres. Cereijo, Olabe, Vial, Gómez Vega, Alcalde del Río, Alaejos y Llueca. Presidió el Sr. Olabe. —El Tesorero, Sr. Vial, presentó las cuentas del año 1912 y presupuesto para 1913. —Se dió de alta, como socio numerario, D. José Cerrolaza y Armentia. —Kl Sr. Alcalde del Río ofreció remitir para la próxima Junta una nota sobre un nuevo instrumento paleolítico del tipo solu- triense. Se procedió á la renovación de la Junta directiva, que quedó constituída en la siguiente forma: Presidente: D. José Gómez Vega. Vicepresidente: D. Federico Vial. Tesorero: D. Luis Alaejos. Secretario: D, José Cerrolaza y Armentia. —La de ZaraGoza celebró sesión el día 30 de Diciembre. Correspondiendo dar posesión á la nueva Junta directiva para 1913, el Sr. Savirón, Presidente, que cesaba en el cargo, invitó á 7 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA los señores designados para la referida Junta á que ocupasen sus. puestos, haciéndolo así inmediatamente, previas las manifestacio- nes de gratitud y de cumplido elogio por el Sr. Savirón al dejar el cargo y el Sr. Aramburu al ocuparlo, deseando á la vez el ma-- yor acierto para que la Sección alcance vida próspera en el curso entrante. —Acto seguido el Tesorero, Sr. Ferrando, leyó el presupuesto de gastos para 1913, y fué aprobado. —Después, el Sr. Aramburu exhibió ante todos los concurren- tes varios trozos de vasijas de barro saguntino, una ánfora, res- tos sepulcrales y de baños de tiempos de los romanos, que había recogido en una excursión hecha al sitio ocupado en antiguos tiempos por Alicante. Todo ello, por el interés histórico que tiene, fué objeto de gran curiosidad, y lo mismo un interesante folleto titulado Lucentum oy la Ciudad de Alicante en el Reyno de Valencia, escrito por el Excmo. Sr. D. Antonio Valcárcel, Conde de Lumiáres, en 1760, y que contiene la relación de inscripciones, estatuas, medallas, ído- los, lucernas, barros y demás monumentos antiguos hallados en- tre sus ruinas. También presentó un lignito con vetas de calcita cristalizada y un trozo de micacita con granate almandino. —La de BarceLonNa celebró Sesión el 21 de Diciembre bajo la Presidencia de D. Carlos Calleja. El Sr. Presidente da cuenta del éxito que obtuvo la última Con- ferencia, desarrollada por el P. Bordás. —El Sr. San Miguel comunica asimismo haberse verificado la excursión á Gavá, en la que los geólogos recogieron abundante material de estudio. Se conviene en que la próxima se haga á la región del Papiol el 12 de Enero de 1913. —El Sr. Calleja dice que no ha podido explanar su anunciada conferencia á causa de sus muchas obligaciones, pero que la dará en fecha que fijará él mismo. —El Sr. Pardillo presenta, en nombre del Sr. Caballero, la des- cripción de una planta nueva, Pteranthus trigynus, descubierta por el último de dichos señores en su reciente viaje al Rif. —El Sr. San Miguel presenta ejemplares de lignito de Garazo- (Burgos), y lee acerca de ellos la nota siguiente: «Yacimiento de lignito en Carazo (Burgos).—Se encuentra este: "| ET q DE HISTORIA NATURAL “1 yacimiento á un kilómetro al WYNW. de Carazo, en el camino del término municipal llamado La Dehesa. Descansa sobre una gruesa Capa de conglomerado (pudinga), de gran consistencia y de color variable, entre bianco, sucio y rojizo; cubre la capa ligni- tífera otro lecho de menor espesor que el primero, formado de conglomerado semejante á aquél. De estos conglomerados se pasa insensiblemente por gravas muy pobres en carbón á areniscas que ya encierran, aunque no en abundancia, el material combus- tible; éstas, hacia el centro de la formación, van cargándose de arcilla hasta formar este mineral casi toda la roca. Esta capa de arcilla, con algo de arena, de color blanco sucio, verde ó rojizo, muy fétida y consistente, encierra grandes bloques de lignito y presenta en abundancia impresiones de tallos y granos de pirita. El lignito es del tipo leñoso, y se presenta con aspecto análogo al carbón de encina, reconociéndose en él perfectamente fragmen- tos de corteza y de madera. El interés de la formación, por ahora, es puramente científico; pero quizá pudiera ser objeto de explotación en pequeña escala, y es seguro que el no haberlo sido se debe á la abundancia y fácil obtención del combustible vegetal, en una región montañosa muy poblada de pino y enebro. Pertenece este yacimiento al cretácico inferior, y en las mismas condiciones parece encontrarse en varios valles de la provincia, pertenecientes al mismo terreno. En los fragmentos de lignito se observan grietas rellenas de pi- rita, hecho que, con no ser nuevo, conviene apuntar, por ser la presencia de pirita en las hullas uno de los principales argumen- tos con que Lennique (1) quiere desechar las teorías del origen vegetal de los carbones llamados minerales, Yacimiento de turba en el valle de Silos (Burgos).—En los va- lles paralelos dirigidos de NWE. á SSW., que se observan en el cretácico del partido de Salas de los Infantes, es frecuente el en- cuentro de turba, yaciendo siempre en condiciones semejantes. De todos los yacimientos que observé el más importante se en- cuentra en el valle de Silos, recorrido por el río Mataviejas; valle enclavado en el cretácico inferior, entre dos potentes masas de caliza cretácica. (1) Géologie Nouvelle. Théorie Chimique de la formation de la Terre et des roches terrestres. R BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA. A pocos pasos al S. del Monasterio de Santo Domingo de Silos, se encuentra una extensa finca dedicada al cultivo de cereales, en la que á dos metros de profundidad aparece una capa de turba; esta capa se continúa por otra terrosa, que encierra Linnea, He- lix, Planorbts, etc.; debajo se encuentra la capa de turba compac- ta, que descansa sobre conglomerados, probablemente cuater- narios. l Caminando por la orilla del río Mataviejas ó por el camino de Yecla, puede comprobarse que todo el valle era un extenso turbal, y algo de esto, aunque con peor turba y menos claro el yacimien. to, podría decirse del valle del río Arandilla, en Huerta de Rey. El río Mataviejas deja al descubierto el yacimiento entero en los escarpos de su ribera, pudiéndose en ellos seguir las diversas capas. Frente al Puente de Yecla y en la orilla derecha del río, se su- ceden las siguientes capas: 1.*? Turba blanca cuaternaria, muy fosilífera. 2.? Turba musgosa. 3.*? Arena arcillosa. 4.? Turba com- pacta. 5.” Toba muy rica en materia carbonosa. 6.* Turba. 7.* Ar- cilla carbonosa. 8.” Turba compacta. 9.? Conglomerados cuater- narios. Esta estratificación demuestra que la vida del turbal fué inte- rrumpida tres veces, á causa de la llegada á él de aguas cargadas de arcilla, que determinaría la muerte de las plantas que origina- ron las capas de turba.» —El Sr. Tesorero lee las cuentas de 1912, las cuales son aproba- das. El Sr. Presidente propone, y así se acuerda, que en vista del creciente número de socios de nuestra Sección y los nuevos gas- tos que se originan, se solicite de la Junta central un aumento de 30 pesetas sobre las consignadas en la actualidad. Por aclamación se elige la siguiente Junta directiva para 1913: Presidente: D. Augusto Pi Suñer. Vicepresidente: D. Luis Mariano Vidal. Tesorero: D. Francisco Pardillo. Secretario: D. Emilio Fernández Galiano. Vicesecretario: D. José Bossoms. El señor Presidente se despide como tal de los socios y se ofre- ce particularmente á ellos, palabras que son vivamente agrade- cidas. | e RARA AA A a 214 MAA kk DE HISTORIA NATURAL 13 Notas bibliográficas. Sesión de Madrid: El Sr. Fernández Navarro presentó á la Sociebab, en nombre de sus autores, dos publicaciones: M. de Ossuna Van Den-Heede: Impresiones de viajes é investi- ciones científicas. Santa Cruz de Tenerife, 1912, Angel Del Campo: Los sublimados blancos del volcán Chinyero (Canarias). (An. de la Soc. esp. de Física y Química, año x, 1912, número x.) La primera es un folleto ricamente ilustrado en que se descri- ben costumbres, paisajes y fenómenos naturales de la isla de Te- nerife. Con motivo de la segunda presentó una breve nota. El laborioso y distinguido químico D. Angel Del Campo, á quien debo la atención de que analizase á instancias mías los su- blimados de las fumarolas del volcán Chinyero, ha realizado re- cientemente nuevas investigaciones sobre el mismo material. Su trabajo, publicado en los Anales de la Sociedad Española de Fisica y Química (año x, t. x, Noviembre de 1912), presenta interés para la historia del volcán canario, por lo cual reproduzco aquí los da- tos que suministra. Los nuevos estudios del Sr. Del Campo se han llevado á cabo sobre material recolectado por mí en 1909, consistiendo en análi- sis químicos y espectrográficos. Los primeros se han realizado en el Laboratorio de análisis químico de la Universidad. Los segun- dos han podido efectuarse, gracias al magnífico espectrógrafo de cuarzo para estudios en el ultravioleta, que recientemente ha comprado la Junta para ampliación de estudios. El resultado de los análisis del sublimado blanco son los si- guientes: eL A 64,59 %, 64,65 9, Nasa a: 33,61 » 33,59 » e dí Zi 1,30 > a A 0,10 » 0,14 » Mg. OO Pequeña cantidad. Pequeña cantidad. E Idem. Idem. NR AMA Indicios. Indicios. LO ea 99,52 99,68 Po ppPEE.EOQ DE zz 74 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA De donde se deduce la siguiente composición, prescindiendo de la probable existencia de compuestos dobles complejos: Gloruro'amónicose et aa Ue RIMOLUro aAmóniCcot e e E A ES RN AE Cloruro ferraso ena DO O Cloruros maguésico, alumínico y otros.. 0,70 » A A od) Td Si comparamos estos análisis con el del mismo autor publicado en mi Memoria sobre la erupción del Chinyero (1) y también con el de Brun y Collet, que después hemos reproducido (2), se obser- van varias diferencias. En primer lugar, aparece una cantidad relativamente grande de fluor, elemento no delatado en el primer análisis del Sr. Del Campo, y al que, por el contrario, Brun y Collet dan una propor- ción mucho mayor todavía, puesto que asignan á los diversos fluoruros más de un 14 por 100 en la composición total del subli- mado. Las diferencias más importantes entre los análisis de los Sres. Brun y Del Campo se refieren á la presencia de ácido clorhí- drico libre (3,72) y de fluoruro de silicio (3,67), consignada en el análisis del primero. La discordancia considerable entre todos estos resultados, pue- de en parte al menos ser explicada por la heterogeneidad de las muestras, recolectadas en diversos puntos (aunque los mismos días) y conservadas en condiciones diferentes. No deja, sin embargo, de ofrecer dificultad la explicación de la existencia del fluoruro de silicio y del ácido clorhídrico libre, al menos en tan considerable cantidad, muy superior á la que pudiera producirse por hidroli- sis de los cloruros. De todos modos, resalta en el estudio de estos sublimados, según todos los análisis, una gran sencillez de com=- posición, un enorme predominio del cloruro amónico y una falta absoluta del cloruro de sodio, hechos ya indicados por mí desde el principio. (1) L. Fernández Navarro: Erupción volcánica del Chinyero (Tenerife). (Anales de la Junta para ampliación de estudios é investigaciones científi- cas, t. v, Mem. 1.*) (2) L. Fernández Navarro: Nuevos datos sobre el volcán Chinyero (Te- nerife). (Bol. de la R. Soc. esp. de Hist. nat., Enero de 1912.) $ y Í ) MA DE HISTORIA NATURAL 75 El análisis espectral ha proporcionado al Sr. Del Campo resul- tados por demás interesantes. Comprueba en primer lugar la existencia de magnesio y aluminio, ya indicados por el análisis químico. No permite afirmar la existencia del sodio y hace muy dudosa la del manganeso y el tantalio. Denota la falta absoluta de silicio. Por último, permite asegurar la existencia, si bien en pe- queñísimas proporciones, de titano, estaño, plomo y plata, elemen- tos que no creo citados hasta ahora en estos materiales. Notas y comunicaciones El estado coloide en la materia viva POR JOSÉ RODRÍGUEZ CARRACIDO Lección inaugural del curso de Química biológica de 1912 á 1913. Una demanda, para mí muy honrosa, del Sr. Moureu, profesor de la Facultad de Farmacia de París y director de la Revue Scienti- fique, fué la causa de que en el curso próximo pasado realizase un acto muy frecuente en las cátedras de estudios superiores de las Universidades extranjeras, pero que en las nuestras apenas tiene precedentes. Disertando sobre el Criterio fésico-quémico en la Bio- logía (1) para señalar su trascendencia á la constitución futura de la doctrina de la vida, inauguré el curso de mi enseñanza de 1911 á 1912, y si entonces el deseo de corresponder á una obsequiosa distinción, á la cual iba asociado un empeño patriótico, me llevó á sentar el precedente del expresado acto, hoy, al ver por fin que la cátedra de Química biológica está instalada, si no con magnifi- cencia, por lo menos con decoro, después de perseverante lucha para conseguirlo, creo que este triunfo merece ser solemnizado también con una lección inaugural extraordinaria como la del curso anterior para publicar en ella la gratitud debida á los favo- (1) Esta lección inaugural fué publicada en la Revue Scientifique, Azos- to 5, 1911, pág. 170. 76 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA recedores de nuestro propósito, y para alentar con esta manifes- tación de reconocimiento las voluntades de los que en lo sucesivo se sientan inclinados á seguir favoreciéndonos. Antes de entrar en el desarrollo del asunto científico elegido para esta lección, expondré la historia de la enseñanza de la Quí- mica biológica en España. La asignatura, cuyo estudio ha de ser el objeto de nuestras ta— reas, fué creada por Real decreto de 25 de Septiembre de 1886 en el curso del doctorado de la Facultad de Farmacia, expresando el legislador que tan importantísima materia «se hace cada día más necesaria á los farmacéuticos y á los médicos» (1). La nueva cáte- dra fué regentada primeramente con carácter de interinidad por el entonces catedrático supernumerario D. Joaquín Olmedilla, poniendo en su cometido todo el celo de que siempre dió lauda- ble muestra en las varias comisiones de su vida académica. Por Real orden de 23 de Agosto del año 1888 fué nombrado en propiedad el catedrático numerario D, Laureano Calderón, quien con el gran caudal de su saber y con las luces de su poderosa in- teligencia reveló á las clases médicas españolas el inmenso valor y la incalculable trascendencia á la Biología de la enseñanza que le estaba encomendada. Desgraciadamente para la cultura cientí- fica nacional falleció tan eximio profesor en el día 4 de Marzo del año 1594, cuando sólo contaba cuarenta y ocho de edad, des- pués de haber hoarado á su patria con valiosísimos trabajos de investigación publicados en los Comptes rendus de las sesiones de la Academia de Ciencias de París y en revistas alemanas, y con sus enseñanzas dadas en la Universidad de Estrasburgo (2). Para sustituir al Sr Calderón vino de Santiago el catedrático de Química orgánica de la Facultad de Farmacia de aquella Univer- (1) Este decreto lo suscribe como ministro de Fomento el Sr. Montero Ríos, pero el diligente gestor de su publicación fué el catedrático de la Facultad de Farmacia D. Fausto Garagarza. (2) Para una vacante de la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales tuve el honor de proponer á D. Laureano Calderón y el senti- miento de ver su derrota. Destinada al fin de presentar la propuesta, me dió el candidato la relación de sus títulos y publicaciones, y la relación autógrafa que conservo es la que seguidamente transcribo: | ] A A —A y DE HISTORIA NATURAL TN sidad, D. Eduardo Talegón, pero tan estimable profesor sobrevi- vió muy poco á su venida, y otra vez la cátedra de Química bio- légica estuvo vacante hasta el año 1899, en el cual, como con- secuencia de los ejercicios de oposición efectuados, pasé de la cátedra de Química orgánica de esta misma Facultad á la que ac- tualmente desempeño. Al encargarme de esta enseñanza sólo disponía de la silla para la exposición oral de las pláticas de Química biológica, careciendo de todo elemento de trabajo, no sólo para la labor práctica de los alumnos, sino también para la comprobación del fenómeno más sencillo indicado en el curso de las explicaciones, y ante tan ex- tremada penuria inicié las gestiones encaminadas á conseguir el minimum de lo requerido por el carácter experimental de mi en- «Doctor en Farmacia y en Ciencias Físico-Químicas. Miembro de la Sociedad Química de Berlín. Idem de la Sociedad Química de París. Idem de la Sociedad Mineralógica de París. Ex catedrático por oposición de Química orgánica. Catedrático de Química biológica de la Universidad de Madrid. Catedrático de Historia de la Farmacia de la Universidad de Madrid. Ex director de trabajos prácticos de Cristalografía física y geométrica en la Universidad de Estrasburgo, por nombramiento de la Facultad de Ciencias de la misma Universidad. Propuesto por MM. Jungfleisch y Bronardel para académico correspon- diente de la de Medicina de París. Miembro por elección de la Comisión internacional para la reforma de la Nomenclatura en Química orgánica. Autor de los trabajos: Proprietés de la Resorcine (cuatro Memorias). Krystallographische Untersuchungen (una Memoria, alemán). Uber ein neues Stauroskop (una Memoria, alemán). Uber die Zinkblende von Santander (una Memoria, alemán). Uber die Thermometer (una Memoria, alemán). Sur une cause d'alteration des objets en or mat (una Memoria, francés). Sobre el polarimetro Laurent (una Memoria, español). Enmiendas al informe de la Comisión sobre la Nomenclatura (una Me- moria, español). Uber die Platoyodonitrite, en colaboración con los profesores Topsóe y Groth. Un trabajo sobre la Química descriptiva y la Química racional.» Este último es el discurso inaugural del curso de 1892-93. Á esta relación debe añadirse el muy elogiado discurso sobre crítica de la mentalidad española, que como Presidente de la Sección de Ciencias Naturales del Ateneo de Madrid, leyó al inaugurar sus tareas en el nuevo edificio de la calle del Prado. 78 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA señanza. Todas las gestiones resultaron infructuosas hasta el año 1901, en que el primer Ministro de Instrucción pública, Sr. Gar- cía Alix, de grata memoria para la Universidad española, conce- dió 6.000 pesetas, por sólo una vez, con destino á la dotación por mi solicitada; pero este rasgo de buena voluntad resultó muy atenuado en sus efectos, porque siendo ineludible comprar en el extranjero el material concedido, y padeciendo entonces nuestra moneda el gran quebranto del 40 por 100, la cantidad antes ex- presada quedó reducida á poco más de 3.000 francos; pero feliz- mente en lo que va de siglo ha mejorado notablemente, no respec- to á lo que debe ser, sino á lo que fué en lo pasado, la dotación del material de nuestras Universidades, y gracias á esta menor resistencia de los administradores del presupuesto de la Instruc- ción pública se ha ido adquiriendo lo más indispensable para que la enseñanza teórica tuviese el complemento de los trabajos prácticos. Estos los efectuaron por primera vez los alumnos en el curso de 1901 á 1902, bajo la inspección del entonces profesor auxiliar D. Juan Fages, adscrito á la cátedra de Química biológica hasta su elevación al puesto de catedrático numerario, del cual tan prema- turamente lo separó la muerte con gran duelo de la ciencia patria. Sucedió al Sr. Fages D. Obdulio Fernández, hoy catedrático de Química orgánica de la Facultad de Farmacia de Granada, quien á su vez fué sucedido por D. Francisco de Castro, hasta el mo- mento de posesionarse de la cátedra de Microbiología, en el cual pasó á ocupar la vacante D. Lucas Torres, guía celoso, como to- dos sus antecesores, de los alumnos que con verdadero deseo de trabajar acuden á nuestro laboratorio. Pero además de estos ejercicios prácticos correspondientes á las lecciones teóricas de Química biológica se han efectuado trabajos destinados á tesis doctorales, no sólo de la Facultad de Farmacia, sino también de las de Ciencias y Medicina, llegando en nuestro desprendimiento hasta el punto de conceder todo género de auxi- lios á doctorandos en la última de las expresadas Facultades, que solicitaron para la comprobación de cuestiones químicas tocadas en sus tesis como datos probatorios de sus observaciones clínicas, trabajar en el laboratorio de Química biológica no siendo alum- nos de esta enseñanza. Satisfecha, dentro de la modestia de nuestras aspiraciones, la petición de los elementos de trabajo, á medida que éstos aumen- DE HISTORIA NATURAL 79 taban se sentía cada vez en mayor grado la insuficiencia del local mezquino, lóbrego é insalubre en que hubo de instalarse el labo- ratorio, por ser el último huésped venido al edificio cuando todo él estaba ocupado; y como la misma insuficiencia, aunque en me- nor proporción, pero no por esto desatendible, alcanzaba á otras cátedras, se elevó á la superioridad la demanda de nuevos locales, teniendo la fortuna de que el Ministro de Instrucción pública, se- ñor Rodríguez San Pedro, la acogiese con solícito interés, Con la mayor complacencia rindo aquí el merecido homenaje de gratitud al magnánimo Ministro que amplió el edificio de esta Facultad con un pabellón donde se han instalado con holgura las enseñan - zas correspondientes á nuestros estudios de Ciencias naturales. La Facultad de Farmacia de la Universidad Central recordará siempre el nombre del Sr. Rodríguez San Pedro como el de uno de sus principales bienhechores. Pero esta obra exigió otra como necesaria secuela, la de la transformación de las dos antiguas cátedras de las Materias far= macéuticas, que se efectuó convirtiéndolas en el aula y en el labo- ratorio que hoy inauguramos, para satisfacer las necesidades ver- daderamente perentorias de la enseñanza de la Química biológica, enseñanza cada día más importante para todos los biólogos, por su creciente penetración en los dominios de la vida. El Sr. D. Ama- lio Gimeno fué el Ministro á quien debemos los recursos pecunia- rios para llevar á cabo la expresada transformación, y el actual Ministro, D. Santiago Alba, completó la obra de su antecesor con- cediendo la cantidad del presupuesto adicional presentado á últi- ma hora como necesidad ineludible para terminar definitivamen- te la anhelada realización del proyecto, conseguida por la volun- tad perseverante con que fué demandada, y creo que merecida por la firmeza del propósito. Reciban todos nuestros favorecedores el homenaje de la más rendida gratitud, y juntamente la promesa de corresponder á sus honrosas atenciones con el empeño en obtener el mayor fruto posible de los medios de enseñanza concedidos, declarando que, al volver la vista á nuestras tradiciones, la historia narrada puede presentarse como caso afortunado de la dotación de una cátedra universitaria. 80 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA Entrando en la materia científica de esta lección, debo indicar que, como el átomo de los químicos, la célula de los biólogos ya no es hoy la supuesta unidad simplicísima é indivisible de la or- ganización. El progreso de los estudios micrográficos ha revelado en aquélla una estructura sumamente compleja, y los medios de investigación físicos y químicos, exploradores de la constitución de la materia viva, pusieron de manifiesto que, no obstante la di- ferenciación del contenido celular y la persistencia de su forma interna, las substancias organizadas, donde el procesu vital tiene su asiento, son líquidos de viscosidad generalmente elevada. Su composición, fundamentalmente albuminóidea, nos lleva á con- ceptuar la materia viva como una seudodisolución de cuerpos coloides. Ciertos rotíferos desecados por evaporación á la temperatura ordinaria pierden toda actividad vital, pero nuevamente humede- cidos la recobran; desecados á la temperatura de 40” Ó 50% ya no es posible que por humectación recobren la actividad perdida. En el primer caso no hay verdadera coagulación y los albuminoides se redisuelven reapareciendo la vida con la redisolución; en el segundo, el fenómeno de la coagulación es definitivo, y con la imposibilidad de la redisolución muéstrase juntamente la de la reaparición de la vida. Los estudios de la físicoquímica biológica realizados en estos últimos años han inducido á algunos á sustentar que el secreto de la vida reside en el estado coloide. La proposición es realmente tentadora, aunque sus fundamentos no tengan la solidez y ampli- tud necesarias para mantenerla en todo su exclusivismo. El pro- toplasma es coloide, las zimasas que hacen posibles las reacciones químicas en las suaves condiciones de los procesos fisiológicos son coloides también, y hasta los fermentos metálicos que remedan acciones de los catalizadores elaborados por las células son coloi. des. Sin aceptar la proposición con el carácter absoluto con que por lo menos prematuramente es formulada, pero reconociendo que encierra dentro de su exageración gran valor positivo para ilustrar fundamentales problemas de la lBiología, le daremos en el día de hoy la preferencia sobre otras, eligiendo como asunto el estado coloide en la materia viva. Desde el año 1860 hasta el 1890 la literatura del estado coloide— atenta principalmente á los fines analíticos de la diálisis—no fué muy copiosa; pero á partir de la segunda fecha en que se vislum- DE HISTORIA NATURAL SI bró su inmensa trascendencia al conocimiento de los mecanismos vitales y al de las acciones catalíticas, aquélla se acrecentó en li- bros y en revistas en proporciones tales, que ya es casi imposible conocer su bibliografía completa. En atención á este desarrollo y á la índole de la enseñanza que me está encomendada no discu- rriré sobre el estado coloide en general; limitaré mi exposición al señalamiento del que puede conceptuarse hoy factor primordial de la organización celular, partiendo del examen de los coloides protoplásmicos. Empleando Tyndall como medio de análisis un rayo de luz de gran potencia luminosa, vió que las disoluciones de los coloides no son líquidos ópticamente vacíos, es decir, que los enturbian partículas, que por su extremada pequeñez no los privan de la transparencia; pero que con toda certeza puede afirmarse que están suspensas en el seno del disolvente, por el hecho de producirse el llamado fenómeno Tyndall, Ó sea el de la difusión de la luz en torno de la trayectoria del rayo empleado como medio de análi- sis. Posteriormente, la nueva conquista de la visión ultramicros- cópica puso en evidencia, por observación directa, lo que por me- dios indirectos había investigado Tyndall. De lo expuesto se infiere que las llamadas disoluciones de los coloides deben conceptuarse como emulsiones del orden ultrami- croscópico. La capacidad de los cuerpos para producir el estado coloide, muéstrase relacionada con la magnitud molecular. En la serie de las sales sódicas de los ácidos grasos, las de los primeros térmi- nos, el formiato (CHNa O?) y el acetato (C? H?* Na 0?), son crista- loides perfectos; pero las de los términos más avanzados, y sobre todo las de los últimos, como el estearato (C18 H35Na 02), son fran- camente coloides. Se objetará á este aserto la existencia de Co- loides minerales de fórmulas relativamente sencillas, como el hi- dróxido férrico y el ácido silícico y estánnico; pero estos cuerpos, por la polivalencia de sus radicales, son sumamente propensos á la polimerización, constituyendo entonces grandes moléculas, las que corresponden á su estado coloide. Si éste es consecuencia de la complejidad molecular, se com- prende que las materias albuminóideas formadas por moléculas que son los mayores colosos de la química, y sobre todo los pro- teidos formadores de la materia viva colocados en el grado supre- mo de la complejidad albuminóidea, produzcan siempre las seu- Tomo x111.—Enero, 1913. 6 8 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA dodisoluciones del estado coloide, teniendo en suspensión partícu- las también de gran tamaño dentro del orden de las magnitudes ultramicroscópicas. La transición antes señalada del formiato só- dico al estearato se muestra en la serie de las materias albuminó- ideas, desde las peptonas dializables y productoras de soluciones ópticamente vacías como los perfectos cristaloides, hasta los nú- cleo-proteidos constituyentes de la materia nuclear de las célu- las, que al someterlos á la acción de sus disolventes se dividen en partículas de tal magnitud que, por las apariencias, los pro- ductos obtenidos más parecen líquidos turbios que seudodisolu - ciones de coloides. Las partículas suspensas en los líquidos, características del es- tado coloide, se denominan micelas. Esta denominación no fué dada únicamente por el deseo de tener una palabra para nombrar- las, sino con el más trascendental propósito de declarar el recono- cimiento de una nueva individualidad física, muy compleja en su constitución, según veremos luego, pero persistente, dentro de ciertos límites, en el conjunto de sus caracteres á la manera de los organismos, que, no obstante los cortinuos cambios con el medio exterior, persisten dentro de su tipo bien definido. El tamaño mayor ó menor de las micelas no tiene la significa- ción meramente mecánica de la varia magnitud de Jas partículas contenidas en las emulsiones artificiales, sino la de los procesos físico-químicos naturales, en los que se constituyen complexos moleculares definidos. Lo que fundamentalmente define á cada uno de los elementos químicos es su peso atómico, y de la exten- sa serie que empezando en el número 1 (peso atómico del hidró- geno) se desarrolla por pequeños incrementos hasta el número 240 (peso atómico del urano), es consecuencia la variación de Ca- racteres productora de las sucesivas formas especificas, corres- pondientes á cada uno de los términos que constituyen la serie de los cuerpos simples. El diámetro de las micelas puede equipa- rarse en la escala de sus magnitudes al valor del peso atómico por la trascendencia á los diferentes modos de conducirse los coloides en sus disoluciones; y así lo ha demostrado el Dr. Wer- ner Mecklenburg en sus interesantísimas investigaciones concer- nientes á las isomerias del ácido estánico (1), cuyas diferencias tienen por origen la del tamaño de las micelas. Cuanto mayor es (1) Anales de la Sociedad española de Fisica y Química, t. vin, pág. 71, y t. x, pág. 477. A ASA —y e DE HISTORIA NATURAL 88 aquél, tanto menor es la superficie respecto á la masa, y, por con- siguiente, su poder de absorción para los cuerpos disueltos, y menor también su estabilidad en el disolvente. Quizá la mayor propensión de las globulinas á precipitarse, que la de las albúmi- nas, no depende de una diferencia de constitución química, sino de la del tamaño de sus micelas. En la visión ultramicroscópica, las disoluciones de los coloides aparecen como un fondo obscuro, en el que se agitan vivísima- mente puntos luminosos, que son imágenes de difracción de las micelas. El movimiento micelar, de la misma naturaleza que el browniano, tan admirablemente estudiado por Perrin, es produ- cido por la energía cinética de las moléculas del disolvente, y de él se deriva, en primer término, un hecho muy importante, que es la electrización de la micela. Esta, continuamente frotada por la masa del líquido en la extensión de su recorrido, adquiere una carga eléctrica, como la barra de lacre frotada por la bayeta. En el frotamiento, el cuerpo más dieléctrico, ó el menos conductor, como antes se decía, se carga positivamente, y por esto se explica que siendo el ión plata, lo mismo que todos los iones metálicos, electropositivo, la micela del hidrosol de plata y las de los metales en general, tales como resultan en la preparación de los fermen- tos metálicos, se cargan negativamente, por ser más dieléctrica el agua que la materia micelar. La carga eléctrica del mismo signo de las micelas es la mante- nedora de la persistencia de su individualidad, porque la mutua acción repulsiva impide que se aproximen y se conglomeren para formar la masa del coágulo, y lo comprueba la coagulación pro- ducida por la mezcla en las proporciones estrictamente necesarias para que sus cargas eléctricas se neutralicen de dos coloides de signo contrario, como la del hidróxido férrico electropositivo y el sulfido arsenioso electronegativo. El límite de la visión microscópica puede fijarse en el tercio de micra, porque descendiendo de esta magnitud se entra en las lon- gitudes de onda de la luz visible. Los diámetros de las micelas son siempre inferiores á los del expresado límite, y á veces tan dimi- nutos, que no exceden de la centésima de micra, de lo cual resul- ta que la extensión de su superficie es asombrosamente enorme respecto á la masa, manifestándose, por consiguiente, en todo su poder la llamada energía de superficie y los fenómenos á ella co- rrespondientes. 34 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD -ESPAÑOLA Cuando un cuerpo reducido á polvo, como la arena finísima, se introduce en una disolución, la de cloruro sódico por ejemplo, aun en el caso de la más absoluta indiferencia química entre los cuer- pos puestos en contacto, disminuye la concentración salina del lí- quido, porque la superficie de las partículas sumergidas, no sólo retiene el líquido que las moja, sino que, además, atrae parte de la sal disuelta en el líquido excedente. Pesos pequeños de los cuer- pos coloides, sólo un centigramo, reducidos al estado micelar, pro" ducen muchos metros de superficie, pudiendo por este motivo sus- traer de las disoluciones que los contengan cantidades muy apre- ciables de las substancias disueltas. Pero si al sencillo fenómeno de atracción se añaden los de mutua acción química y las varian- tes de ésta por iontizaciones y por ulteriores hidrolisis, se ve la posibilidad de desarrollarse en la micela variadísimos y delicadí- simos procesos físicoquímicos, no muy diversos de los correspon- dientes á los cambios materiales de la vida, considerados en sus formas rudimentarias. Las micelas, además, en el caso de los hidrosoles (único que he- mos de tomar en cuenta, porque el medio líquido de la vida sólo es el acuoso), contienen gran proporción de agua, como lo paten- tiza la del coágulo en el tránsito de hidrosol á hidrogel, propor- ción que alcanza sus valores máximos en las micelas albuminói- deas y por la cual son sus hidrosoles más estables que los de los coloides minerales. Basta exponer el hecho para ver inmediata- mente que el agua intramicelar es un nuevo factor que en sus re- laciones de exosmosis y endosmosis con el líquido intermicelar ha de servir muy eficazmente á la realización de los procesos antes indicados, como simuladores de los cambios máteriales de la vida, siendo digno de especial señalamiento que las proporciones de agua contenidas en la micela varían con la temperatura de la ob- tención del coloide, pero una vez formado se conservan cons- tantes (1). Los experimentos de merotomía celular evidenciaron que para la persistencia de la vida individual basta una partecilla del mi- croorganismo que tenga conjuntamente materia citoplásmica y nuclear, lo cual revela que la produción de las acciones físicoquí- micas que origina el consorcio de las dos expresadas materias en sus mutuas acciones con el medio líquido circundante, es sufi- (1) Anales de la Soc. esp. de Fis. y Quím., t. x, pág. 482. á ES 6 DE HISTORIA NATURAL 85 ciente para la continuidad cel proceso vital; y transportando este concepto al que venimos exponiendo de la constitución de la mi- cela y de la coordinación de los fenómenos micelares, no resulta absurdo, ni siquiera violento, establecer relaciones de semejanza “entre la materia viva y las disoluciones de los coloides. El estudio analítico de los macroorganismos fué descendiendo desde éstos, examinados en conjunto, á los órganos, á los tejidos y á la microscópica célula; y el estudio analítico de la supuesta unidad simplicísima é individisible de la organización, fué des- cendiendo al de la asociación fragmentaria de la substancia cito- plásmica y nuclear, y en último término á la ultramicroscópica micela, unidad físicoquimica de las seudodisoluciones de los co- 1loides. Las funciones elementales de la vida pueden reconocerse en la micela al observar el encadenamiento que, yendo más allá del sencillo cambio de las substancias que por difusión osmótica pue- den variar en cada momento las proporciones en que están con- tenidas en los líquidos intra é intermicelar, se extiende en su desarrollo hasta la transformación química de dichas substancias y la fijación predominante de unos elementos respecto á otros, á la manera de la asimilación electiva. Las reacciones químicas que en los organismos se efectúan, sólo son posibles por el concurso de los catalizadores, y éstos siempre son cuerpos extremadamente divididos, cuyo papel, según datos -que no son de este momento, parece referirse á lo extenso de su superficie. El estado micelar, como queda dicho, es uno de los casos más típicos del máximum de superficie con el mínimum de masa, y, por tanto, sumamente apto para funcionar como catali- zador, determinando reacciones químicas generadoras de energía y transformaciones de constitución que favorezcan los cambios materiales; algo, en suma, que, quizá imaginativamente, pero no desprovisto por completo de la base de la analogía, podría llamar- se metabolismo micelar, Queda dicho que las micelas suspensas en los líquidos siempre tienen una carga eléctrica, y por ésta, si coexisten con electroli- tos disueltos, y, por consiguiente, en parte iontizados, fijarán de las sales disociadas algunos de sus iones con preferencia y hasta con exclusión de otros, según el signo y la magnitud de sus res- pectivas cargas eléctricas, resultando como consecuencia de for- marse estas asociaciones ionicomicelares una verdadera asimila- 86 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA ción electiva generadora en el curso del fenómeno de un cambio continuo de los caracteres físicos del complejo sistema que cons- tituye el hidrosol coloide. El gran biólogo y habilísimo experimentador norteamericano Loeb ha observado que las contracciones rítmicas de los múscu- los sólo se producen en disolucioves de electrolitos (1), siendo su mecanismo íntimo, según los casos, la sustitución de los iones potásicos ó sódicos á los cálcicos ó magnésicos, ó viceversa, deter- minante de la contracción y de la relajación del órgano por el cambio de caracteres físicos de los albuminoides que lo com- ponen. De igual manera que los apéndices emergentes de la superficie de las células representan la consolidación definitiva por la per- sistencia de la función de expansiones protoplásmicas originaria- mente transitorias, el cambio reversible y siempre mudable de las complejas asociaciones ionicoproteicas puede detenerse en la cons- titución definitiva de términos sucesivos de una serie micelar, llegando hasta producir grados tan distantes entre sí y con fun- ción propia y persisiente como son las micelas citoplásmicas y las nucleares, cuyas diferencias alcanzan hasta la del signo de sus. respectivas cargas eléctricas. Creo suficiente lo expuesto para indicar que, si en el estudio analítico de la constitución de los organismos se detuvieron los biólogos ante la substantividad de la célula como término de las exploraciones microscópicas, término no traspasado, no obstante el reconocimiento de su prolija diferenciación interna, las explo- raciones ultra-microscópicas interpretadas con el criterio de la Bioquímica, deben instigarlos á llevar la disección del organismo celular hasta el término de la micela, en el cual se descubren to- dos los fenómenos elementales de la vida como se muestran en las formas rudimentarias de la organización. Ya dijeron algunos que el tránsito del estado coloide al cristalino, como el del ácido. silícico disuelto en las aguas al precipitarse y transformarse en cristales, 6 el de las globulinas del jugo celular al producir los granos de aleurona, es el descenso de una forma dinámica de la materia á otra estática, y después de lo dicho puede añadirse, sin tacha de extraordinaria ligereza, que el dinamismo del estado co- (1) La Dymamique des phenomenes de la vie, par J. Loeb. Paris, 1908 pág. 144. Pb + qNScc—— AS DE HISTORIA NATURAL 87 loide parece corresponder por todas sus manifestaciones al pri- mordial de la vida. Comprendo que podrá objetarse á lo precedentemente expuesto que tiene el vicio lógico de envolver una petición de principio. Se intenta transportar el elemento primordial de la vida desde la to- talidad de la célula á la sencillísima partícula micelar constitu- yente de su materia protoplásmica; pero el genuino proceso vital sólo en la célula lo realiza la micela. Esta, cuando se halla conte- nida en hidrosolos no organizados, aunque sean producto de ela- boración natural y desempeñen papel fisiológico tan importante como el plasma sanguíneo, no engendra verdadera vida dentro de su condición meramente físicoquímica. Lo mismo debe decirse de las células que no viven autonómicamente, las cuales, no obs- tante estar consideradas como organismos completos, sólo desarro- llan el proceso de su vida en la asociación pluricelular de los ór- ganos de que son elementos integrantes. Por otra parte, admitida hoy la existencia de bacterias ultramicroscópicas, ya se hace casi imperceptible el tránsito de la célula á la micela, y resulta cada vez más difícil contestar á la pregunta ¿dónde empieza la vida? No niego que pueden presentarse objeciones á la tesis aquí sus- tentada, y no rehuso la declaración, porque al discurrir sobre asuntos científicos nunca me anima el vanidoso propósito de im- poner á todo trance mis conceptos personales, sino el modesto de- seo de contribuir al esclarecimiento de las ideas sugeridas por la labor de los investigadores. Si ante el criterio de la morigerada prudencia se juzgase la doctrina de esta lección como un acto de apresuramiento en las deducciones, debo decir en mi descargo que no se descubren nuevos horizontes recorriendo solamente los sen- deros trillados, y que no hay exploración posible sin los riesgos de la aventura. Pero aun reconociendo todo esto, creo que es una Orientación razonablemente trazada la que señala al estado coloide importancia primordial en la constitución y en el proceso funcio- nal de la materia viva. es BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA Un «Pteranthus» nuevu del Rif POR A. CABALLERO [((Lámina 1.) Pteranthus trigynus sp. nov. Planta annua; radix alba parce remosa; caulis a basi ditricho- tome ramoso, glabro, subtetragono, inflato-nodoso, inferne pro- cumbente; foliis verticillatis, glabris, linearis, obrusis; stipulis parvis, membranaceis, arctis, acutis; pedunculus communis axi- llaris, compressus, oblongus, striatus; flores ternati fertiles, me- dius sessilis, laterales brevissime stlipitati; appendiculis bracteis flores non superantibus; calyx persistens, demum clausus, qua- dripartitus; sepalis ineequilongis, concavis, apice cucullatis, spi- nuloso mucronatis vel uncinatis, dorso carinatis, dimidio parte inferiori (sub lente) pilis capitatis obsitis, duobus superne in alam scarioso marginatam extra apicen productis; corolla nulla stami- na 4 calycis sepalis oposita; filamenta subulata, inferne latiora in cupulam subhypogynam connatam, calyce breviora; antheree biloculares parve, longitudinaliter dehiscentes; ovarium tricar- pellare, uniloculareque uniovulatum; stylus unus, filiformis, tri- fidus, ramis stigmatosis granulatis, recurvis, staminibus brevior; capsula membranacea indehiscens calyce inclusa; semem obova- tum, compressum, acuminatum. Planta, 30 cm.; folia, 15-28 mm. longa, 1-2 mm. lata; pedun- culus 7-8 mm. longus, 3-4 mm. latus; sepalum, 5-6 mm. lon- gum; capsula, 2,5 mm.; semem, 1,5 mm. Habitat in ora fluvii Oro prope Melilla. April. de AE Te DE HISTORIA NATURAL 89 Nota preliminar acerca de las relaciones existentes entre la evolución del relieve y la red hidrográfica en las depresiones laterales de la Peninsula Ibérica POR JUAN DANTÍN CERECEDA En un trabajo anterior (1) hemos admitido, como esenciales ele- mentos constitutivos geográfico-geológicos de la Península, la Meseta y las dos depresiones laterales: la del Guadalquivir y la para nosotros, fosa tectónica del Ebro. En páginas anteriores de este mismo BoLeErTíN nos hemos ocupado de la correlación existen- te entre la evolución del relieve y la de la dispersión fluvial en la Meseta; en éstas trataremos de establecer algunos principios gene- rales en lo que toca á las relaciones de la evolución del modelado del territorio y de la red hidrográfica en las dos depresiones late- rales. 1.—Red hidrográfica de la depresión bética. La evolución de la red hidrográfica, en correlación con la del relieve en la depresión bética, no es difícil de desentrañar, á pesar de que la falla de! borde meridional de la Meseta que ha decidido fundamentalmente del aspecto actual del territorio, cuando tuvo lugar afectó una región que estaba ya previamente plegada. La corriente principal de desagúe de esta depresión es el río Guadalquivir. En ella vierten sus aguas gran parte del Sistema Penibético y el derrame del borde meridional de la Meseta, también en la ma- yor porción de su longitud. La pendiente del río Guadalquivir no es muy grande, y desde luego no hay en ella descensos súbitos que engendren rápidos como aquellos que se señalaron en el pliegue monoclinal del W. de la Meseta. En dos partes, respecto á este punto de vista, puede dividirse su curso: la más alta, que no es de mucha longitud, la (1) Dantín Cereceda (J): Resumen fisiográfico de la Península lbérica. (Trab. del Mus. de Cienc. Nat., núm. 9. Madrid, 1912.) 9% BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA presenta muy acentuada y rápida entre su cabecera (Cañada de Aguas Frías, 1.400 metros), y las proximidades de Baeza (248 me- tros); la estrechez del cauce en esta sección, la abundancia de las lluvias, al choque de Jos vientos húmedos atlánticos con el esca= lón de Sierra Morena, originan avenidas y desbordamientos y de- terminan enérgica erosión. Desde Baeza la inclinación va siendo de cada vez más suave, llegando en Córdoba á un centenar de me- tros, á 45 en el punto de su confluencia con el Genil y á 10 me- tros únicamente ya en Sevilla, notándose el influjo de las mareas vivas. El valle del río Guadalquivir es disimétrico, debiéndose esta disimetría topográfica á una causa fundamental: la falla produ- cida á finales del paleozoico por el desgaje de las tierras situadas al S. de la hoy Sierra Morena. La diferencia en el modelado de ambas márgenes, la red hidro- gráfica misma, deben su estado actual, en su totalidad, á esta falla que ha decidido al mismo tiempo del aspecto presente del país. La distinción profunda en la constitución geológica de las dos orillas (pues el trazado del thalweg coincide, más ó menos, preci- samente con el contacto de dos formaciones tan diferentes como los bordes paleozoicos de la Meseta y los depósitos, terciarios y cuaternarios, muchos más recientes, por consecuencia, de la de- presión bética) ha sido la causa inmediata de que por su distinta dureza, la vertiente de rocas más blandas haya sido modelada por la erosión con más facilidad y en menos tiempo. Ha influído tam- bién poderosamente su misma disposición y arquitectura, ya por los efectos que haya podido imprimir la falla, ya por circunstan- cias de su sedimentación. La orilla derecha del río es el borde me- ridional de la Meseta, «escarpado y abrupto, como el descenso de un escalón; la izquierda estácompuesta por sedimentos terciarios, en términos generales próximos á la horizontal, recubiertos más tarde por los materiales arrancados á la cuenca por el río en su labor secular de desgaste y acumulación. La brusca ruptura de pendiente entre las dos orillas se debe, en suma, á dos causas, dependientes una de la otra y que actúan juntamente en el mismo sentido: á la falla, en primer lugar, y á la erosión en rocas de naturaleza tan diversa como las constitu- yentes de sus márgenes. La acumulación de las aguas y excava- ción del thalweg del Guadalquivir, en el contacto mismo de la lí- nea de falla, indica que ésta ha de ser inversa, pues en caso con- DE HISTORIA NATURAL 91 trario, en vez de acumularse á lo largo de la fractura y al pie mismo del escarpe, hubieran preferido correr por las llanuras terciarias de la depresión, de materiales más fáciles á la erosión. El labio erguido de la dislocación en el que se levanta Sierra Morena, está siendo desde largo tiempo objeto de una prolonga- da erosión, aun cuando subsiste resistiéndola, por la dureza de sus rocas. El instante en que sorprendemos al ciclo de erosión, nos da á conocer la antigúedad de la red hidrográfica á que se debe la evolución alcanzada por el relieve. Valles transversales á la línea del escarpe le van disecando con incesante actividad, á consecuencia señaladamente del derrame meridional de la Meseta á la depresión bética y de que los vientos húmedos, de procedencia SW. que penetran por la depresión y remontan el valle del Guadalquivir, no precipitan su humedad hasta su choque con el alto escalón de la Meseta y las lluvias son por eso abundantes en Sierra Morena, notablemente en los equi- noccios. Así, la vertiente septentrional donde se continúan elabo- rando los valles que cortan el escarpe, representa el derrame me- ridional de la Meseta en la depresión bética. Por dichas entalladuras, que tienden á degradar la falla por en- sanchamiento de sus vertientes, hasta que llegue el momento en que ya no influya en la topografía de la región, sino en cuanto separe rocas de diversa naturaleza (aun cuando el resultado se al- cance muy á la larga por la resistencia de las rocas del labio er- guido), se derraman varios ríos al Guadalquivir. Se encuentran entre ellos el río Jándula, procedente del Valle de Alcudia (sin- clinal divisoria de aguas al Guadiana y al Guadalquivir), que hen- diendo en tajos Sierra Madrona, desciende á la depresión bética; los numerosos pequeños afluentes que desprendiéndose de los Pe- droches corren entre las quebradas de la penillanura; el río Biar, procedente de las lomas de Llerena, en la Meseta, que marcha por una probable falla normal al borde meridional de la Meseta, qui- zá contemporánea de la falla del Guadalquivir, pues es anterior al triásico (1); el Huelva, que nace en la vertiente N. de la Sierra de Aracena, entre sus faldas y las de Sierra de Tentudia, vertién- dose en la depresión, y finalmente, de los más interesantes, el Guadiamar entre las fangosas y salobres marismas de la parte (1) Macpherson: Estudio geológico y petrográfico del Norte de la provin- cia de Sevilla. 92 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA baja del Guadalquivir, ya próximo: á la desembocadura de éste. Se observa, pues, que los ríos de la derecha del Guadalquivir, si- guiendo la pendiente de las vertientes N, de Sierra Morena, habrán vertido con anterioridad en el Guadiana, y que hoy, en virtud de la erosión ascendente en el flanco meridional de la Sierra, han sido capturados para desaguar en el Guadalquivir y corren, al menos en la parte de la submeseta meridional, en sentido contrario á la pendiente general, encajados en barrancos, hallándose el codo de captura en los bordes mismos del escalón mariánico. La misma desviación del thalweg del río principal y su aproximación al es- carpe, á causa de la disimetría del valle, han favorecido en gran escala las capturas laterales de todo el borde meridional de la Me- seta, á expensas de la cuenca del Guadiana. Los pliegues hercinianos del borde N. de la falla del Guadal- quivir que corren por la Meseta en dirección SE., y que ya im- primieron el sentido desu curso á los afluentes del Guadiana, han impreso también su misma dirección á los tributarios de este lado del Guadalquivir, en demostración de cómo pueden llegar á im- ponerse sobre el relieve los rasgos de la antigua tectónica. Los va- lles transversales del escarpe se hallan orientados en el sentido de estos pliegues primarios, y así el río Jándula, por ejemplo, presenta su curso superior en la sinclinal del valle de la Alcudia, normal á la línea de fractura, reflejando la dirección NW. á SE. de las arrugas paleozoicas. La vertiente meridional recoge todo el desagiie de la vertiente N. del Sistema Penibético hasta el macizo de La Sagra y sus radia- ciones orográficas. Por la honda fractura penibética se extiende la parte superior del Guadiana Menor, que tuerce su curso y se acoda en círculo al W. de Zújar para buscar el Guadalquivir; más al W. se en- cuentra el Guadalbullón, de cuenca modelada, entre las sierras gienenses y el Guadajoz, de igual procedencia, fertilizando en la mayor parte de su curso la campiña de Córdoba. El río Genil, el más caudaloso de los tributarios del Guadalqui- vir, se modela en la gran dislocación penibética en la primera parte de su curso, y se desenvuelve después á través de las exten- sas estepas de Ecija en su mitad inferior. Presenta una extraordi- naria pendiente (6 por 100) en su valle superior, lo que le con- vierte en impetuoso torrente, más acentuadamente cuando funden las nieves de Sierra Nevada, análogamente á cuantos arrancan de > Aa DE HISTORIA NATURAL 93 este macizo, pues dada su pendiente y la forma de su alimenta- ción, están expuestos á grandes avenidas. Alimentado por las nieves de la gran Sierra Nevada, no es de extrañar que el período de su menor nivel corresponda á Diciem- bre, y que durante el verano se contrarreste la evaporación, allí activísima, con el flujo regular y constante de su fusión. Una amplia llanura, ocupada por depósitos lacustres y aluviones, llena la fractura penibética y se extiende á lo largo del curso del Genil en esta región; desmontadas las llanuras y las laderas de las montañas, las aguas salvajes, precipitadas por su pendiente, han modelado con la erosión de sus arroyadas profundos cárcabos (de- presión de Baza). Es general en todo el N. y E. del Sistema Peni- bético encontrar el suelo hendido en hondas barrancadas, como efecto de la sequedad del clima, del régimen de las lluvias, de la falta de vegetación, que defienda los elementos sueltos y aun de la naturaleza de los materiales en que se modelan. El valle del Guadalquivir es un valle de fondo plano; el río va depositando en él los materiales arrancados á la cuenca, en tanto que se continúa la erosión de las vertientes y la excavación de los valles transversales afluentes. El modelado dei valle se debe, por tanto, á dos procesos diferentes: ataque de la erosión, acumula- ción de los aluviones. Desde Baeza corre el río por las molasas y arcillas terciarias que, hallándose horizontales, dan á los alre- dedores del río una estructura tabular y una suave pendiente por lo uniforme del terciario que recorre. En el curso inferior del Guadalquivir tiene lugar la formación de una extensa llanura aluvial de inundación, debida á la inmen- sa cantidad de materiales arrancados á la cuenca, arrastrados pro- gresivamente á lo largo de la corriente fluvial hasta acumularse en el lugar donde el perfil de equilibrio está en definitiva alcan- zado. Tomados por la lenta corriente principal, mucho más arriba de Córdoba, extendidos y dispersos, se sedimentan formando la dilatada llanura aluvial, donde el río se arrastra vagabundo, en llanuras amplias y Suaves, describiendo repetidos meandros, en indicación de la inseguridad de su thalweg, explicación de los varios caminos que más abajo de Sevilla toman sus aguas, divi- diéndose en varios brazos, originando islas (Isla Mayor Ó Her- nando, Isla Menor ó Amelia) y muchos brazos muertos y Las Ma- rismas, con una extensión de 500 kilómetros cuadrados, conse- cuencias todas de este particular régimen geográfico de tierras Y BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA bajas y pantanosas. Así se alcanzan las arenosas costas, evidente excepción al litoral peninsular; los aluviones de la corriente, las Arenas Gordas, en suma, toda clase de materiales sueltos, término final del discurso de las aguas corrientes en la labor del modelado del relieve, dan su carácter á esta región. Nos restan dos importantes ríos gemelos, que aun procedentes de las estribaciones meridionales de las Sierras de Aracena, y aun cuando viertan y corran por la depresión bética, no desaguan en el Guadalquivir, sino directamente en el Atlántico; nos referimos al Tinto y al Odiel. Tales ríos pueden citarse como excelentes ejemplos de ríos consecuentes (según la expresión de Davis) ó pri- mitivos (conforme al general De la Noé). La retirada del mar con posterioridad al plioceno, en la región, ha ensanchado considera- blemente la faja litoral, vigorizando y acreciendo la formación de la llanura costera, merced á los sedimentos depositados á la vez por el doble juego de los aportes fluviales y corrientes marinas, como lo atestiguan sus fangosos é inconsistentes suelos, todavía en trazas de consolidación, y el cúmulo de sus accidentes litora- les. Toda la costa meridional atlántica, desde el Cabo de San Vi- cente á Cádiz, representa una llanura litoral en pleno proceso de formación. La depresión bética tiene por muro montañoso, á su SE. el ex- tenso Sistema Penibético, que tiene como prolongación de su eje la cadena N. de Mallorca. Veamos ahora cómo derrama al mar la cadena litoral penibética, de Gibraltar al Cabo de Gata. Las faldas meridionales del citado Sistema, originan una ver- tiente muy reducida, de no mucha importancia en cuanto á la longitud y caudal de sus ríos, atendida la proximidad al litoral del elevado macizo. Al modo de la orla cantábrica septentrional, es igualmente montuosa, en cuanto la constituyen los declives de las montañas penibéticas tan ricas en la accidentación de sus for - mas, y en cuanto Sierra Nevada, la elevación mayor de la Pe- nínsula, yérguese de repente, áspera y abrupta, en los mismos bordes del Mediterráneo. Sus ríos son, pues, torrenciales y de corto trayecto. Se repite en esta estrecha vertiente el fenómeno de la oriental; las corrientes fluviales, ballándose tan cercanas á su nivel de base, ofrecen un perfil de exagerada pendiente y la erosión adquiere un vigor excepcional. En el alto curso, son torrentes que cortan en tajos los macizos; DE HISTORIA NATURAL 95 en el curso inferior y en la desembocadura depositan amplios aluviones, verdaderos conos de deyección (Adra, Motril, Almuñé- car, Nerja), muy feraces, en donde con la ayuda de un clima á propósito, se cultivan plantas tropicales (caña de azúcar). El Gua- dalhorce, que forma la garganta ó tajo de los Gaitanes, termina en el diluvial de la Hoya de Málaga; el Guadiaro ha abierto en Ronda el famoso Tajo. 11.—Red hidrográfica de la fosa tectónica del Ebro. El vértice del valle del Ebro, que no hay que confundir, aun cuando coincidan en gran parte valle y depresión, con la hondo- nada que se inicia en las provincias vascas, se encuentra en Peña Labra, nudo del que divergen dos aristas: las Montañas Cantá- bricas al W., y la serie de macizos que forman el Sistema Ibérico al SE., con grandes probabilidades, continuación tectónica de las primeras. Gitase siempre Peña Labra como centro hidrográfico de la mayor significación, por enviar aguas á los tres mares que bañan la Península: al Cantábrico con el pequeño río Nansa, al Atlántico con el Pisuerga (afluente del Duero), y al Mediterráneo con el Ebro. La pendiente del río Ebro, á lo largo del valle y de la depre- sión, queda comprendida entre los 850 metros que tiene en Rei- nosa y los.50 metros de altitud que alcanza en Mequinenza, desde cuyo punto el río se encajona en los tajos de las Sierras orienta- les que le cierran el paso. Hacia Tudela acaba el alto valle del río y entra el Ebro en la llanura de Aragón, baja, árida, salitrosa, esteparia. Los primeros afluentes de su vertiente septentrional se originan en las montañas de la depresión vasca; y aunque de accidentada cuenca, son de escasa consideración (Nela, Zadorra, Ega). Apare- cen después, tributarios de otra superior categoría, procedentes de la alineación pirenaica, de abrupto declive, toda invadida por vigorosos relieves y potentes contrafuertes, de extensa y ramifi- cada cuenca. Se encuentran entre ellos el río Aragón, que en gran parte de su curso superior corre al pie de las faldas septentriona- les de la Sierra de la Peña, en el valle longitudinal que dibuja una depresión con importantes afluentes que provienen á su vez de las ásperas montañas navarras; el interesantísimo Gállego, que por encima de la imponente Sierra de Guara se dibuja briosa- 96 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA mente en el mismo corazón del Pirineo; y el colosal río Segre, una de las cuencas más grandes de la Península, cuya cabecera prin- cipal se asienta en la Cerdaña hasta el Coll de la Perche, cuenca cuyas más interesantes ramificaciones se extienden en una vasta comarca por el Noguera-Pallaresa, que llega á articularse en el valle de Arán con el Garona, y que hiende transversalmente el Montsech, pues que el curso de todos estos ríos es perpendicular á la disposición en gradería de los macizos; por el Noguera-Riba- gorzona, uno de los de mayor pendiente de la comarca; por el Cinca, que tiene su origen en las nieves del circo de Gavarnie, junto á Mont-Perdu, y, por último, por el Alcanadre y el Insuela, derrames ambos de la repetida Sierra de Guara. Todos ellos son de curso torrencial, en tanto hienden en hoces y gargantas los abruptos Pirineos, de impetuoso curso, dado lo violento de su desnivel, y en la época de la fusión de la espesa capa de nieve que Cubre sus montañas en gran parte del año, experimentan serias crecidas de energías eróosivas extraordina- rias. Guando alcanzan las partes planas del fondo de la depresión aragonesa, cambia su aspecto, se regulariza su curso, sufren los efectos de una activísima evaporación por la sequedad y transpa- rencia del aire, y hasta se arrastran en perezosos meandros. Tal es el influjo del relieve. La vertiente meridional representa los derrames de las monta- ñas del Sistema Ibérico y aun del borde NE. de la Meseta á la fosa tectónica, excavando en este escarpe sus valles transversales en forma que ofrecen una significación semejante á los de Sierra Morena, por donde vimos que se desaguaba el borde meridional de la Meseta en la depresión bética. A su pesar, la dispersión fluvial en el Sistema Ibérico obedece á su disposición en nudos orográficos independientes, y no todas sus corrientes son derrames á la honda depresión aragonesa. En conjunto, puede considerarse como una serie de corrientes radian- tes que tienen su centro en determinados núcleos montañosos. Del vértice llamado Montes Universales se ve arrancar al Tajo con rumbo al Océano; al Júcar, al Cabriel y al Turia, en opuesto sentido, buscando el Mediterráneo, y al Giloca, uno de los mayo- res afluentes del Jalón, ir á buscar las aguas del Ebro. Comienza la vertiente determinada por los llamados Montes de Oca, de los que deriva el Bureba, el que después de atravesar la región de su nombre, desciende de la Meseta á la fosa del Ebro, á sl AUS DE HISTORIA NATURAL 97 lo largo del boquete de Pancorbo. Los grandes macizos de la Sierra de la Demanda, Cebollera y Moncayo, enhiestos sobre los mismos bordes del escarpe ibérico, estrechan mucho la vertiente, lo que se traduce en la pequeñez de los tributarios que resbalan por sus faldas (Tirón, Nagerilla, Cidacos, Alhama, Queiles). Al S. de este pequeño río se encuentra el Jalón, que empuja muy profundamente hacia el interior de la Meseta la divisoria hidro- gráfica, modelada su cuenca en una interrupción del relieve oro- gráfico y extendiéndose hacia Sierra Ministra y la de su subafluen- te el Giloca hasta la Sierra de Albarracín, Favorecido por la gran diferencia de altitud entre la depresión del Ebro y el borde ibé- rico y por la mucha mayor pendiente del flanco NE. con respecto á la de la Meseta en sentido opuesto, la erosión ha sido lo sufi- cientemente poderosa para que el alto valle, por ensanche progre- sivo de su cuenca de recepción, haya alcanzado las alturas de la Meseta y capturado al mismo Jiloca y algunas otras corrientes, á poca distancia de las fuentes del Tajo y del Duero y á expensas de la vertiente atlántica, en confirmación de la energía de la erosión en el lado oriental. Hay en su curso violentas rupturas de pen- diente, que se deben principalmente, como las existentes en la cadena pirenaica, á la gradería de la falla en la fachada que mira á la depresión del Ebro. Terminan la vertiente el Huerva, el Aguas, el Martín, y más al E. el Guadalope y el Matarraña. El valle del Ebro es un valle normal. Las terrazas que bordean este río se deben al abandono, por parte de la corriente fluvial, de antiguos meandros en la llanura aluvial de la extensa depre- sión aragonesa y de excavaciones y depósitos, alternada y sucesi- vamente. Grandes serrones cretáceos (Montsá, Beceite) cierran su salida al mar, sirviendo de barrera á la fosa tectónica; la corriente se ha visto forzada á romperlos, originando desfiladeros y gargantas hasta abrirse hacia el Mediterráneo, en el principio de su delta. Se comprende, atendido el enorme desnivel de las corrientes que afluyen á la depresión, la inmensa proporción de materiales que al año extraerá el Ebro de su cuenca: detenidos y acumula- dos á su llegada á un mar de mareas y de corrientes poco sensi- bles, que facilitan su sedimentación, han originado el delta, en plena formación todavía, y susceptible de alcanzar, por tanto, en tiempos futuros, una extensión mayor. No obstante, se extiende ya unos 24 kilómetros en el Mediterráneo, sin que la acción de 98 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA mareas y corrientes lo menoscaben, y sus tierras bajas, fangosas, cubiertas de salinas, de turbales, de lagunas y brazos muertos, ocupan una superficie no inferior á 400 kilómetros cuadrados. La depresión que se señala entre los Pirineos Orientales y la cadena costera catalana ha debido ser teatro de numerosas captu- ras; muchos de los ríos que con anterioridad habrán vertido en el Segre, desaguan hoy, esclavos del fenómeno, en la pequeña vertiente mediterránea que determina la cordillera litoral que, comenzando en Cabo Bagur, enlaza con el laberíntico macizo del Maestrazgo. De las vertientes meridionales del Pirineo Oriental se derraman abundantes aguas que, concentradas en algunas corrientes prin- cipales, y después de atravesar la depresión de Cardona y Vich, cortan la cadena costera para alcanzar el Mediterráneo (Llobregat y sus afluentes). El Ter, desdeñando hendirla, contornea su ver- tiente septentrional, desembocando no lejos de la depresión del golfo de Rosas, determinante de una pequeña y exclusiva red, entre cuyos ríos el más significado es el Fluviá. La particularidad hidrográfica más interesante de la Península reside en que su principal divisoria de aguas no marcha á lo largo de las culminaciones de ninguna de sus altas cordilleras, sino por los bordes orientales de la Meseta. Ello confirma el pre- ponderante papel que desempeña este elemento en su cons- titución. Publicaciones que ha recibido la Real Sociedad Española de Historia Natural durante el mes de Diciembre de 1912. (La liste suivante servira d'accusé de réception.) ALEMANIA Deutsche Entomologische Gesellschaft, Berlin. Deutsche Entomologische Zeitschrift. 1912, Heft 6. Entomologischer Litteraturblátter, Berlin. 1912, n* 12, Geologisches Centralblatt, Leipzig. Band 18, nr. 9. Internationalen Entomologen-V erein, Stuttgart. Entomologische Rundschau. xx1x Jabrg., no 23-24; xxx Jabrg., n* 1. Insektenbórse. xx1ix Jabrg., nos 49-52; xxx Jabrg., n? 1. Societas entomologica. xxv1u Jabrg., n* 24; xxvi Jabrg., n? 1. Zoologischer Anzeiger, Leipzig. Bd. xL1, nr. 1-4, AUSTRIA-HUNGRÍA Académie des Sciences de Cracovie. Bulletin international. 1912, nos 7 B, 5 A, DE HISTORIA NATURAL 99 Museum Nationale Hungaricum, Budapest. Annales historico-naturales. Vol. x, pars 2?. Societas entomologica Bohemie, Praga. Acta. 1912, Cislo 3. Wiener Entomologische Zeitung, Wien. xxx Jabrg., 1 Heft. BÉLGICA Société belge d'Astronomie, Bruxelles. Bulletin. xxx11? année, nos 10-11. Société entomologique de Belyique, Bruxelles. Annales. Tome 56%, x1-xIt. Costa Rica Ministerio de Fomento, San José. Boletín de Fomento. Año 11, n.* 7-8. DINAMARCA Société botanique de Copenhague. Botanisk Tidsskrift. xxx1, 1-2 Heft. ECUADOR Biblioteca Municipal, Guayaquil. Boletín. 1912, n.os 26-28. EspPAÑa Asociación española para el Progreso de las Ciencias, Madrid. Congreso de Granada. Tomo v. Ciencias naturales. Broteria, Salamanca. Vol. x, fasc. 3. Ingeniería, Madrid. N.os 274-277, Institución libre de enseñanza, Madrid. Boletín. Año xXxxv1, n.” 631. Laboratorio de investigaciones biológicas de la Universidad de Madrid. Trabajos. Tomos 1x-x. Sociedad española de Física y Química, Madrid. Anales. Año Xx, n.* 97. Esrapos Unipos Y sus COLONIAS Departamento del Interior. Oficina de Agricultura. Manila. Revista agrícola de Filipinas. Vol. v, n.* 11. Department of the Interior. Weather Bureau. Manila Central Observatory. Annual Report for the year 1909. Bulletins for June 1912. Johns Hopkins Hospital, Baltimore. Bulletin. Vol. xxi, n* 262. Museum of Comparative Zóology at Harvard College, Cambridge. Annual Report. 1911-1912. Bulletin. Vol. Lv1, n* 1; vol. Ly1, n? 1, The American Naturalist, New-York. Vol. xLv1, n* 552. United States Geological Survey, Washington. Bulletin. Nos 486, 452, 494, 496, 497, 499, 500, 506, 509. Water-Supply and Irrigation Paper. Nos 279, 280, 282, 285. List of Publications, April 1912. 100 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA University of California, Berkeley. Publications. Vol. vi, nos 9-10; vol. vIt1, nos 8-9; vol. 1x, n0s 1-5; vol, x, nos 1-8. Wisconsin Geological and Natural History Survey, Madison. Bulletin. N* xv. FRANCIA Académie des Sciences de Paris. Comptes-rendus. Tome 1565, nos 19-27; tome 156, nos 1-2 Académie internationale de Géographie botanique, Le Mans. Bulletin. 21* année, n* 276-277. La Feuille des Jeunes Naturalistes, Paris. 42* année, n* 505. L'Echange, Moulins. Nos 336-337. Revue générale des Sciences pures et appliquées, Paria. 23* année, n” 22-24. Station Entomologique de la Faculté des Sciences, Rennes. Insecta. 2%? année, n0s 23-24, INGLATERRA Y SUS COLONIAS Natural History Society cf Glasgow. The Glasgow Naturalist. Vol. 1v, nos 3-4, Royal Microscopical Society, London. Journal. 1912, part 6. The Entomologist's Record and Journal of Variation, London. Vol. xxIv, LI The Zoologist, London. Vol. xvi, n? 192. Zoological Museum of Tring. VNovitates zoologicae. Vol. x1x, n0 2. Zoological Society of London. Proceedings. 1912, part 1v and Index 1901-1910. ITALIA Rivista coleotterologica italiana, Camerino. Anno x, n* 8-12. México Museo Nacional de Historia Natural, México. La Naturaleza. 3.* serie, tomo 1, cuaderno 4. Mónaco Institut océanographique, Mónaco. Résultats des campagnes scientifiques du Prince Albert 1" de Monaco. Fasc. XXXVIM-XL y XLI. Rusia Kaukasische Museum, Tiflis. : Mitteilungen. Band vit, lief 1. Sammlungen. Band vi. SUIZA Société zoologique suisse et Muséum d'Histoire naturelle de Genéve. Revue suisse de Zoologie. Vol. xx, nos 11-17. VENEZUELA Museos Nacionales, Caracas. Gaceta. Tomo 1, n.? 3. > al a a 4 ri la na 3 A l o] > lu A AER RR AAA 1 a PUBLICACIONES DE LA A SOCIEDAD REE SE HALLAN Á REO SIDIÓN DE LOS SEÑORES SOCIOS Á LOS PRECIOS AQUÍ SEÑALADOS : Ptas. Recuerdos botánicos de Tenerife, por D. R. Masferrer (cuaderno de 246 páginas, tirada aparte de los ANALES)... ....oooooconsnocoon.. 2 -Fac-símile de una carta del Barón de Humboldt (pubiicada en el to- DOMO LOSA NAS) a odia ds o OD Actas de la Sociedad española de Historia natural (años 1890, 1891, 1893-1900), cada uno. ........ E o oe a 200 Índice de lo contenido en los veinte primeros tomos (primera serie) MIA A A IAN ES A NA A a te Catálogo de la Biblioteca de la Sociedad. española de Historia na- IE O O A A A Anales de la Sociedad española de Historia natural. Treinta tomos. 1872-1901, cada tomo (excepto el 1.,5. y 11.) .......c...o.oo.- 15 Boletín de la Real Sociedad española de Historia natural (tomos AS CA e ts dd la aia LOS Memorias de la Real Sociedad española de Historia natural (tomos 1-YD, CAÑA dOMO aaron craneo E sa aran LO Los Sres. Socios tienen derecho á adquirir por una sola vez un ejemplar . de cada uno de los tomos de los ANALES, del BoLeríN y de las MEMORIAS, E los precios siguientes: ( ANALES: Tomos 2.2,3.2, 4.2, 12.2, 13.2% 14,2, 16.0,19. 9.200.100... . 8 pesetas. E AI A A A = 6%7.%, 89 9.2 10.9, 16.2, 17.2 SS A O ASES A RS A a A RI A A AI: Sa BOLETÍN: DOOR E ia a e a ES MEMORIAS: : A A ES O ME Los cuadernos sueltos, siempre que de ellos haya sobrantes, sin desca- balar tomos, á 2 pesetas La colección completa de la 1.* serie (20 tomos) incluyendo el tomo 1.” para los socios y por un solo ejemplar (sólo hay disponible un cortísimo - número) 250 pesetas. - —Entiéndanse en francos estos precios para los extranjeros, compren- diendo en ellos el porte. AS LoS socios vitalicios y perpetuos tienen derecho á recibir gratuitamente -—á su ingreso en la SooieDaD diez volúmenes elegidos entre log anteriores á ¿excepción de los 1.*, 5.* y 11. ADVERTENCIA Por reciente acuerdo de la Socienap los señores socios que publiquen notas en el BoLuríN podrán obtener gratuitamente cincuenta ejemplares de ellas, siempre que así lo pidan en el manuscrito de su trabajo. De los. publicados en las Memorias se entregan siempre igual número de - ejemplares aunque no se soliciten. De unos y otros podrán hacerse tiradas aparte que excedan de dicho número á los precios consignados en la tarifa corriente. La encuadernación, cubiertas de color y demás gastos se abona- -rán con arreglo á la tarifa general para las tiradas aparte E | A a E A : A | E ido > y a l ee Ss AA EE US ON da des ze . A SUMARIO. DEL y. AA o pa Sesión del (5 de Enero de sn 4 | e La Págs. Junta directiva y Comisiones para 19... co. +. o.oo ondo... 3 Socios fundadores de la Real Sociedad española de Historia natural. E Presidentes que ha tenido esta Sociedad desde su da E AE A Sa AS de Tata de OO od OA GA. A E a Indice geográfico de los: OS AA Oi N DE Relaciones del estado de la Sociedad y de su Biblioteca... O ad Estado deta Diblldteca o. dore da IA A cad ae ele a 7 Lista de las Sociedades con las que cambia, y de las publicaciones peri Ehe riódicas que recibe, la Real Sociedad española de Historia natural. 56. Sesión del 15 de Enero de 1913.— Admisiones y presentaciones.—No-. ticias y comunicaciones verbales. —Secciones. —Notas bibliográficas... 67 : NOTAS Y COMUNICACIONES : - RonrícuEz Carracipo (J.)—El estado coloide en la materia viva. "(Lección inaugural del curso de Química biológica de 191241913)... 75 + CaBaLLERO (A.)—Un «Pteranthus» nuevo del RIEL e 89 ea Dawríx Cereozba (J.)—Nota preliminar acerca de las relaciones exis- > Ed tentes entre la evolución del relieve y la red hidrográfica en las E depresiones laterales de la Península Ibérica. ...-.. E A ANO Publicaciones recibidas. ...... cono... O E e ADAN LISTA de los señores socios de provincias ) y ex- A tranjero que han satisfecho su cuota desde 1.” de - Diciembre de 1912 4 31 de Enero de 1915. a Cuota de 1912. Jiménez de Cisneros. Folch. - Laguna. | Fuente. Martínez Rodríguez. Gómez de Llerena. - Martínez y Fernández. ye Instituto de Guadalajara. Marvier. Martínez Rodríguez. Medina Rodríguez AMES Pan. Melcón. y : Universidad de Viena. Pan: psu E Von Heyden. Pastor Orozco. Pereyra. Cuota de 1913. A - Peris Fuentes. Asher. E y _ Real Biblioteca de Berlín. Aulló. Sección de Ciencias de Cádiz. Barras. Siret, ÓN Berraondo. PSSOR PES AS Cillero (M.) Universidad de Viena. : Escuela de Montes. Von Heyden. Estación de Biología de Santander. Zamora (J.) . García Bayón. : Zamora (R.) Gómez Llueca. Na E Ihbarlucea. Cuotas de 1914-15. : dan tinta de Pontevedra, E ESOR: : Le (1) No se incluyen los de las eps en que existen Secciones de. esta SOCIEDAD. a MADRID.—IMP. DE FORTANET, LIBERTAD, 29.-—TELÉFONO 991 istoria Natural 7 FUNDADA EN 8 DE FEBRERO DE 1871 - / Febrero de 1913 Mi O AO RED. O “(MUSEO DE CIENCIAS NATURALES) | Ms e Hipódromo . ALVA OBSERVACIONES Los socios CORRESPONDIENTES EXTRANJEROS podrán recibir las publica- ciones de la Sociedad abonando la cuota anual de 10 pesetas. ' Los NUMERARIOS abonarán la cuota anual de 15 pesetas ó la de 16,50 si residiesen en países de la Unión postal, debiendo remitirla sin descuento al tesorero en la época de admisión, y posteriormente en el mes de Enero de cada año. Reciben el BoLerín y las MEMORIAS. Los acrEGADOS abonan la cuota anual de 8 pesetas y reciben el BoLETÍN. Unos y otros podrán abonar su cuota en plazos trimestrales adelanta- dos, donde haya Sección ó representante de la Sociedad, á razón de 4 pe- setas por trimestre los numerarios y de 2,25 los agregados. : Los socios numerarios que abonen de una vez ó en tres plazos anuales la suma de 300 pesetas se consideran como vitalicios, quedando exentos del pago de la cuota anual y con derecho á recibir en lo sucesivo todas las publicaciones de la Sociedad. Los que hicieren á la Sociedad el donas de 500 pesetas serán consi- derados como socios perpetuos, con iguales derechos que los yitalicios, pero. figurando su nombre á perpetuidad en la lista de socios, junto al de Los socios fundadores. TARIFA para las tiradas aparte del Boletin y de las Memorias de la Real Sociedad española de Historia natural. Tiradas sin levantar forma. De 1 á 16 páginas, 2 pesetas cada 50 ejemplares ó fracción de 50. Tirada dejando una sola paginación y añadiendo los titulos del autor despues de su nombre. De 1 á 8 páginas (medio pliego), 50 ejemplares, 5,50 pesetas; cada 50 más Ó fracción de 50, 1 peseta. De1416 páginas (un pliego), 50 ejemplares, 10 pesetas; cada 50 más ó fracción de 50, 2 pesetas. En todos los casos. Una portada nueva, molde y tirada de 1 á 500 ejemplares, 5 pesetas. Poner cierre á la portada para que sirva de cubierta, papel de colcr y tirada de 50 ejemplares, 4,25 pesetas; cada 50 más, 0,25. Una cubierta sin imprimir, cada 50 ejemplares, 0,26. Por las correcciones extraordinarias que manden hacer los autores, cada hora, 1 peseta, Encuadernación. % 1 á 16 paginas, 50 ejemplares, 1 peseta. Pasando de un pliego, hasta cinco, cada 50 ejemplares, 0,50 por pliego, - de seis pliegos en adelante, 0,25 por "pliego, cada 50 ejemplares. / La cubierta y las láminas se computan cada una como un pliego para la e anterior tasación, : 3 Sesión del 12 de Febrero de 1913. PRESIDENCIA DEL ILMO. SR. D. JUAN M. DÍAZ DEL VILLAR El Secretario leyó el acta de la sesión anterior, que fué apro- bada. Admisiones. —Fueron admitidos como socios numerarios los se- ñores propuestos en la sesión de Enero, y presentado por el señor Esplugues, D. Luis Pardo García, de Valencia. Asuntos diversos.—El Sr. Ribera participa á la SocrienaD que una Comisión de la misma, presidida por el Sr. Díaz del Villar, visitó hace pocos días al señor ministro de Estado, para exponerle, entre otros asuntos, la conveniencia de que figuren naturalistas incorporados á todas las Comisiones técnicas que se nombren para hacer estudios ó delimitaciones de territorios en la zona de influencia concedida á España en el Norte de Marruecos. Dijo que el señor ministro había estado muy deferente y atento con la Go- misión que le visitó, y que ésta salió muy complacida de la au- diencia con el Sr. Navarro Reverter. —El Sr. Diaz del Villar corrobora lo expuesto por el Sr. Kibera, y añade que la Comisión solicitó de S. E. que el Ministerio faci- lite de algún modo auxilios á la Sociebap para continuar las ex- ploraciones y los estudios que diversos naturalistas españoles han emprendido en la zona del Norte de Marruecos, Propone que cons- te en acta el agradecimiento de la Socrebab al Sr. Navarro Rever- ter por la cordial acogida que dispensó á los comisionados que fueron á visitarle. Fallecimientos. —El Secretario participó el fallecimiento de cua- tro consocios muy estimables, los señores D. Manuel Mir y Na- varro, D, Justo Zamora, D. Vicente Guillén y D. Lorenzo Nava- rrete. El primero de dichos señores era socio fundador; los res- tantes, socios numerarios. La Socriepap acordó constase en acta el sentimiento con que se había enterado de esas pérdidas tan lamentables. Tomo x111.—Febrero, 1913. 7 102 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA Comunicaciones.—El Sr, Fernández Navarro lee una nota ti- tulada: «Datos de una excursión geológica por la provincia de Toledo». —El Sr. Dantín presenta un trabajo acerca de «Una nueva loca- lidad del cuero de montaña». —El Sr. Hernández Pacheco da lectura á una nota que lleva por titulo: «Datos respecto á orogenia en Asturias». —También se presenta un estudio acerca de algunos ustilagi- náceos y uredináceos de la flora española, de que es autor D. Ro- mualdo González Fragoso. —El Sr. Fernández Navarro comunica que, según había leído, en Junio pasado, el buque alemán Planet, que efectúa trabajos hidrográficos en el Pacifico, había realizado en el abismo (graben) próximo á las costas orientales de Filipinas, un sondeo que alcan- za la cifra de 9.788 metros. Gomo la mayor profundidad hasta ahora conocida era la de 9.636 metros, registrada en el abismo de las Carolinas, tiene cierta importancia y merece ser conocido de los socios el hecho de haber sido superada esta cifra en 152 metros. Concurso de premios.—La Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de Madrid abre concurso público para adju- dicar tres premios á los autores de las Memorias que desarrollen satisfactoriamente, á juicio de la misma Corporación, los temas siguientes: 1.2 Deducción matemática de las modificaciones imprescindi- bles en los teoremas y fórmulas principales de la Mecánica gene- ral, racional ó teórica, d consecuencia del cambio ó cambios esen- ciales que, por causas ó hechos perfectamente comprobados, pue- dan tener alguna ó algunas de las leyes fundamentales de aquella Ciencia. Trascendencia de tales modificaciones ú las Ciencias que tienen su apoyo en ella, y principalmente á la Astronomía. 2.” Estudio ultramicroscópico de los compuestos albuminóideos. 3.2 Fauna ictiológica de las costas españolas del Atlántico ó del Mediterráneo. Los premios que se ofrecen serán de tres clases: premio propia- mente dicho, accésit y mención honorífica. El primero consistirá en diploma, medalla de oro, 1.500 pesetas en metálico, y 100 ejemplares impresos de la Memoria premiada. DE HISTORIA NATURAL 103 El accésit consistirá en diploma, medalla y 100 ejemplares im=- presos de la Memoria á que se otorgue esta distinción. A la mención honorífica se dará solamente un diploma. El concurso se cerrará á las cinco de la tarde del día 31 de Di- -ciembre de 1914. Las Memorias se entregarán en la Secretaría de la Academia, calle de Valverde, núm. 36, Secciones.—La de SANTANDER se reunió el 31 de Enero, con asis: tencia de los Sres. Cereijo, Gómez Vega, Vial, Alaejos y Cerrolaza. Por ausencia del Sr. Olabe, presidió el Sr, Gómez Vega. El Se- cretario leyó el acta de la sesión anterior, que fué aprobada. Inme- diatamente se procedió á dar posesión á los señores que componen la Junta para el presente año, no habiendo más asuntos de que tratar. —La de Zaracoza celebró sesión el día 30 de Enero, bajo la pre- sidencia de D. Pedro Aramburu, —El Sr. Ferrando (D. Pedro) manifestó que se ocupaba de un trabajo referente al Estudio de las rocas eruptivas de la provincia -de Zaragoza, y dió lectura á una de sus partes, que trata de las Rocas granudo-cristalinas. —La de BarceLona celebró sesión el 11 de Enero, bajo la pre- sidencia de D. Augusto Pí Suñer. A propuesta del Sr. Presidente se acuerda por unanimidad “conste en acta el agradecimiento de la Sección á su anterior Pre- sidente D. Carlos Calleja. —El Secretario lee una carta del señor Vicepresidente D. Luis M. Vidal, en la que este señor da gracias por su elección para dicho cargo y anuncia no podrá asistir á la sesión á causa de un viaje que emprende. —kil Sr. Pardillo presenta como nuevo socio numerario á don Jaime Marcet, alumno de la Facultad de Ciencias. —Se acuerda que la excursión proyectada á Papiol se verifique el próximo día 19. —El Sr. Fuset presenta, en nombre de nuestro consocio señor Arias, un trabajo sobre Nemestrínidos de Marruecos, en el que «describe dos especies nuevas. —El Sr. San Miguel anuncia, de parte de nuestro consocio “Sr. Faura, la presentación de una nota bibliográfica sobre un tra- bajo de Breuil acerca de las pinturas rupestres en España. 104 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA Notas y comunicaciones Noticia necrológica del Excmo. Sr. D. José Maria Solano y Eulate.. Marqués del Socorro, Conde del Carpio, POR A. FEDERICO GREDILLA Ya que esta ReaL SocieDaD EsPAÑOLA DE HISTORIA NATURAL, en sesión celebrada el 4 de Diciembre de 1912, acordó que sea yo el llamado á consignar las virtudes de D. José María Solano y Eu- late, á fin de tributar el homenaje que corresponde á la memoria de tan sabio maestro, socio fundador, Secretario y Presidente que fué de esta entidad científica, permitidme acepte el encargo con el temor consiguiente, pues si los hijos hablan de los padres con el respeto debido, ¿cómo voy á expresar lo que siento, y estimo pre- ciso decir, por aquél que en vida fué para mí el amigo más leal y sincero, y me indicó, como un padre, el camino del bien, del sa- ber y de la verdad? Claro es que, siendo el que esto escribe el consocio de más con- fianza del finado, era caso de conciencia redactar estas cuartillas; mas presiento no corra la pluma, como fuera menester, recordan- do el cariño que siempre me dispensó, nuestra mutua y fraternal convivencia desde que fuí su discípulo en el curso de 1880 al 81, lo mucho que me ayudó para ir sorteando este continuo valle de lágrimas..., las que, siguiendo este camino, noto asoman en mis ojos, y forzosamente habré de contener si he de transcribir en este papel, con ánimo sereno y expresión fidelísima, mi admiración al sabio, mi respeto al maestro, mi pasión y mi entusiasmo al hom- bre ungido de caridad y de amabilidad para con el prójimo, y mi corazón al amigo que siempre me honró con su benévola y pre- ferente protección, hasta que á las seis y media de la triste tarde del 20 de Noviembre de 1912 descendió al sepulcro en la villa de Lequeitio. Nació en Madrid, á las tres y media de la madrugada del 24 de Marzo de 1841, y en la tarde del mismo día fué bautizado con el : d a 2 1] DE HISTORIA NATURAL 105 mombre de José María Solano y Eulate, en la iglesia parroquial de San Martín. Su amable trato y distinguida corrección denotaban clarísima- mente la nobilísima y esclarecida cuna de donde procedía; fué digno heredero de sus gloriosos antepasados, entre los cuales hubo guerreros y sabios ilustres, y llevó sin aparato ni ostenta- ción alguna, antes por el contrario, con la llaneza y humildad en él habitual, el honrosisimo título de Marqués del Socorro, que Carlos IT concedió á su bisabuelo, Teniente general de la Arma- da española, como premio á su celo, valor y actividad en recobrar las colonias que fraudulentamente había tomado el enemigo. Su padre, el Excmo. Sr. D. José Solano de la Mata Linares, fué notabilísimo arquitecto, y Presidente, hasta su fallecimiento, ocu- rrido el 9 de Febrero de 1882, de la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales desde su fundación. Sus abuelos paternos fueron: el ilustre Teniente general exce- lentísimo Sr. D. Francisco Solano, trágica y vilmente asesinado por las turbas gaditanas al iniciarse la memorable guerra de la Independencia, suponiéndole, equivocadamente, confabulado con la nación vecina; y la excelentísima señora doña Francisca Javie- ra de la Mata Linares, Marquesa de la Solana y Condesa del Carpio (1). Su bisabuelo fué el célebre Teniente general de la Armada ex- celentísimo Sr. D. José Solano Bote Carrasco y Díaz, á quien Carlos TIT concedió la merced de Marqués del Socorro por las ra- zones y fundamentos que abreviadamente expongo á continuación: Que atendiendo á vuestro celo, conducta, valor y actividad, por órdenes «le 22 y 29 de Febrero de 1780, os encargué el mando de la Escuadra de 12 Navíos de línea y 12.000 hombres de infantería, que en socorro de mis In- dias Occidentales envié, llevando en convoy una rica flota del comercio y el encargo de recobrar de paso la Isla de las Canarias que había tomado el €£nemigo.— Que hallándoos en la Habana, partisteis el año de 81 en soco- rro del Ejército que, al mando del Mariscal de campo D. Bernardo de Gál- (1) Conviene recordar que la madre de esta señora fué la célebre es- «critora doña María Rita de Barrenechea y Morante de la Madrid, autora de algunas comedias, cuyos manuscritos se conservan en el archivo del Sr. Marqués, y de la cual hizo Goya un precioso retrato. (Véase la obra del ilustre catedrático de Zaragoza D. Manuel Serrano y Sanz, titulada Apuntes para una biblioteca de escritoras españolas, tomo 1. año 1903, pá- gina 150.) 106 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA vez, se hallaba sobre la plaza de Panzacola, y lo hicísteis con tropas que- envió la Junta de Generales de tierra y mar de la Habana, fondeando de- lante de la Boca del Puerto para oponeros á la Escuadra y socorro enemi- gos, y facilitando aquella conquista con que recobré mis Dominios de la Florida Occidental.—Que vuestro auxilio al Presidente de Guatemala ba- tió y rindió los fuertes sobre las costas de Honduras, y que vuestro man- do en la guerra fué de tanto acierto, que conquistaron el Seno Mexicano y costas de Honduras, y tomarles la Isla de la Providencia y demás Luca- yas, manteniendo el comercio de mis dominios, y por muchos méritos con-- traídos en el Gobierno de aquellos Dominios, he venido en haceros Mer- ced de Titulo de Castilla, con la denominación de Marqués del Socorro, para vos, vuestros hijos y sucesores.—Por tanto, mi voluntad es que vos, el dicho D. José Solano Bote Carrasco y Díaz, Teniente general de la Ar- mada, y vuestros hijos Herederos y sucesores se llamen Marqués del So- Corro. Dado en San Ildefonso á 25 de Julio de 1784. Yo EL Rey. Hizo sus primeros estudios de instrucción primaria en el cole— gio de D. Francisco Rodríguez Vela, sito en la calle de Santiago, núm. 1, cuarto bajo, y en 25 de Septiembre de 1852, cuando So- lano contaba once años y medio, fué aprobado del examen de in- greso en el Instituto del Cardenal Cisneros, llamado entonces del Noviciado. Cursó la segunda enseñanza, desde el 52 al 57, en el colegio de los ilustres hermanos D. Vicente y D. Santiago Masarnau, y del 57 al 58 en el de D. Mariano Santisieban, y cuando en dichos co- legios alcanzó la competente aprobación de los tres cursos de La- tinidad y Humanidades, y los tres de Filosofía elemental exigidos por la ley en aquella época, solicitó del señor Rector el examen consiguiente para aspirar al grado de Bachiller en Artes, grado que adquirió por unanimidad de votos el 29 de Junio de 1858 en el indicado Instituto. Durante este tiempo debió despertarse en él la afición á las Ciencias en igual medida que su afán al estudio, por cuanto no sólo cursó y obtuvo nota de sobresaliente en todas las asignaturas señaladas ó fijadas para aspirar al grado de Bachiller en Ciencias, título que conquistó con la misma calificación el 13 de Junio de 1862, sino que simultaneó dicha carrera con la de Derecho, ¿sabéis por qué? porque siempre estuvo en la creencia, fundadísima por cierto, de que el hombre debe poseer los principios más esenciales de esta última enseñanza para no marchar á ciegas en los múlti- DE HISTORIA NATURAL 107 ples é intrincados problemas de la vida. A este fin se matriculó ofizialmente en las asignaturas de Introducción al estudio de De- recho Romano, primero y segundo curso; Derecho civil común y foral español, Derecho político y administrativo, y además His- toria Universal, de las cuales, según consta en su expediente, sólo se examinó de los dos cursos de Derecho Romano obteniendo la censura de sobresaliente. Inclinado á las Ciencias Naturales, dedicose con entusiasmo al estudio de las mismas, y tal fué su aprovechamiento que ganó el premio ordinario en todas las asignaturas de la sección, la nota de sobresaliente en el grado de Licenciado el 15 de Junio de 1863, y el premio extraordinario de dicho grado en Septiembre del re- ferido año. No creais termine aquí su perseverante y edificante aplicación, pues constante eu su propósito, triunfa en toda la línea en el cur- so de 1863 al 64, logrando el mismo resultado en las asignaturas del Doctorado y en la de alemán, que simultaneó con aquéllas, y liega á la meta de sus aspiraciones, graduándose de Doctor en Ciencias Naturales el 27 de Junio de 1864 y otorgándosele el pre- mio extraordinario de dicho título en Septiembre del indicado año, por acuerdo unánime de los encanecidos maestros de la Ciencia, Sres. Graells, Tornos, Colmeiro, Chavarri y Vilanova. Es más: convencido el biografiado de que para cimentar los es- tudios de Mineralogía y Geología, á los cuales se dedicó desde un principio, eran imprescindibles sólidos conocimientos de Química inorgánica, Química orgánica y Análisis química, no vacila en matricularse en las expresadas asignaturas en los cursos respecti- vos del 64 al 65, del 65 al 66 y del 66 al 67, á fin de conseguir, como así resultó, la mejor censura en cada una de ellas. El porvenir de tan brillante hoja de estudios no se hizo esperar, Baste deciros que siendo alumno de Química orgánica, fué nom- brado por Real orden de 23 de Julio de 1866, en virtud de oposi- ción y primer lugar en la terna, Catedrático de nociones de His- toria Natural en el Instituto de segunda enseñanza de Segovia, de cuyo cargo se le admitió la renuncia por Real orden de 13de Sep- tiembre del mismo año. En 23 de Septiembre de 1867, le nombró el Rector de la Uni- versidad Central, Auxiliar gratuito de la Facultad de Ciencias, durante el curso de 1867 al 68, nombramiento que fué aprobado por el Director general de Instrucción pública con fecha 8 de Octu- 108 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA bre de 1867 y confirmado por el Rector, á propuesta del claustro de la Facultad, en 1.” de Diciembre de 1868. Vacante la plaza de Ayudante de la clase de segundos con des- tino á la Sección de Mineralogía y Geología en el Museo de Cien- cias Naturales, es propuesto en primer lugar por el Tribunal ca- lificador, en virtud de oposición, y nombrado para dicho cargo el 3 de Julio de 1869, del cual pasa, por concurso, á la clase de pri- meros en 7 de Octubre de 1874, Al año siguiente, y por Real orden de 27 de Agosto de 1875, se le nombra Profesor auxiliar numerario de la Facultad de Ciencias, Sección de Naturales. Y finalmente, por Real orden de 21 de Mayo de 1877, llega á la cumbre de la enseñanza, en virtud de oposición, nombrándosele Catedrático de Geología de la Facultad de Ciencias de la Univer- sidad Central. Desde este momento bien conocida es su vida oficial, tanto en lo que afecta á los ascensos de rúbrica y categorías de término, que con antigiiedad de 4 de Agosto de 1900 se le concedió por Real or- den de 30 de Diciembre de 1904, como en lo que respecta á los trabajos de Cátedra y Laboratorio, á los cuales se consagró muy de veras, cenvirtiéndole en un hombre verdaderamente científico y autor de interesantes estudios que más adelante indicaremos. Educado al parecer para obedecer y no mandar, su modestia rayó á una altura inconcebible; así se explica no aceptara los car- gos de Vocal de la Junta municipal central de primera enseñanza, para que fué nombrado por Real orden de 9 de Junio de 1894; el de Director del Gabinete de Historia Natural, por Real orden de 24 de Febrero de 1897; el de Vocal de la Comisión de Reformas Sociales, por Real decreto de 4 de Mayo de 1897; el de Decano de la Facultad de Ciencias dela Universidad Central, por Real orden de 12 de Noviembre de 1900, y ya en el terreno de rehusarlo todo, también renunció, pretextando falta de merecimientos, á la pro- puesta de Académico que la Sección de Naturales de la Real Aca- demia de Ciencias le brindaba; y, por fin, puede asegurarse que aceptó los honores de Jefe Superior de Administración civil, libre gastos, que por Real decreto de 7 de Febrero de 1901 se le conce- dieron, porque á nada se le obligaba con tán honrosa categoría. Como hombre de ciencia, fué el Marqués del Socorro uno de los sabios de más sólida reputación europea. Saturado de los métodos analíticos que con tanto fruto aprendió de las enseñanzas de don qm DE HISTORIA NATURAL 109 Magin Bonet y Bonfill, y de los que con tanto entusiasmo desple- - góen el Museo de Ciencias Naturales, clasificando macroscópica y microscópicamente las colecciones de minerales y rocas, integró en sí una suma de conocimientos prácticos tan fecundos que sólo pudo apreciar el que con tan respetable autoridad convivia en estas lides científicas. He aquí el por qué estimaba, con sobrado funda- mento, que para llegar á la cumbre del saber necesita el natura- lista mucha práctica en el campo y mucho análisis en el Labo- ratorio. Como maestro, fué uno de los profesores más respetados y que: ridos; nadie como él inculcó la ciencia con tanta fe, cariño, cons- tancia y hasta con tanta esplendidez y fortuna. A él, y sólo á él, agradecerán los alumnos, mientras vivan, cuantos libros, manus- critos y preparaciones micrográficas hubieron de necesitar, para preparar su asignatura en debida forma; y cuantas veces salíamos con él de excursión, una de ellas en compañía del respetable pro- fesor de la Escuela de Agricultura, D. José Hurtado de Mendoza, apreciábamos en su justo valor la mucha modestia y la profunda experiencia que demostraba. Por esto, á su ciencia práctica se debe que en una excursión geológica, realizada por las montañas del Jura, en el verano de 1885, un naturalista español definiera sobre el terreno la verdadera posición de dos pisos del jurásico, frente al parecer de un geólogo francés, con el beneplácito de los señores Bertrand, Renevier y Lapparent. Como catedrático y compañero, fué Solano uno de los más es- clavos de su deber y de su palabra. Consideró siempre descortesía toda infracción de los más elementales principios de educación moral, y argumentaba diciendo: «el tiempo es oro, que no debe perderse, ni menos contribuir ó ser causa de que lo pierdan los demás». Pundonoroso cual ninguno, continuó dando su clase con preci- sión matemática; mas observándose un día, triste para la ciencia, que su memoria le era infiel y que dignamente no podía corres- ponder á los sagrados fines que la enseñanza le demandaba, soli- citó, ipso facto, ser jubilado, no sin rogar al señor Decano diera curso á la instancia, á causa de la oposición que notaba en sus compañeros, consiguiendo de tan inquebrantable resolución que S. M. el Rey sancionara sus deseos, con el natural sentimiento de la Facultad de Ciencias, por Real decreto de 18 de Diciembre de 1908. 110 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA Perteneció á varias Sociedades científicas extranjeras, entre las que merece consignarse, dada su afición al estudio del planeta que habitamos, la Société géologique de France; fué de esta ReaL So- cIEDAD, en la que compartió con nosotros en sus trabajos cientifi- cos, socio fundador; Secretario desde 4 de Diciembre de 1872 has- ta el mismo día y mes de 1878; Vicepresidente en el año 1895, y Presidente en el de 1896; formó parte de la Real Sociedad Geo- gráfica de Madrid, desde 10 de Agosto de 1874, de la cual fué nom- brado Vicepresidente por acuerdo de la Junta celebrada en 12 de Junio de 1900, cargo que renunció en 29 de Diciembre del indi- cado año, por creer que tan señalada atención era evidentemente superior á sus merecimientos; y, por último, en 39 de Junio de 1890 se le nombró individuo de la Junta Central de la Sociedad Antiesclavista Española; socio correspondiente de la Institución Catalana de Historia Natural, en 15 de Febrero de 1902, y Presi- dente de la Sociedad Aragonesa de Ciencias Naturales, durante el año de 1906. Fué también comisionado por el Gobierno: «para recibir y ca- talogar la colección adquirida por el Estado de objetos naturales de la América del Sur que pertenecieron al General D. Miguel Lobo», en 28 de Agosto de 1876; «para examinar, justipreciar y aconsejar á la Dirección general de Instrucción pública el destino que pudiera recibir y utilidad que tendría la colección de mine- rales, ofrecida en venta por el Ingeniero de minas D, Felipe Mar- tín Donayre», en 12 de Marzo de 1881; «para informar acerca del mérito científico, valor y conveniencia de la adquisición por el Estado, de una colección de minerales, rocas, fósiles y herramien- tas, ofrecida en venta por D. Alejandro Seyré», en 31 de Julio ue 1882; «para un informe análogo acerca del plano geológico pre- histórico de Madrid, de que es autor y dueño D. Emilio Roton- do», en 21 de Noviembre de 1882; y, finalmente, «para examinar y valorar, en unión de los Sres. Quiroga y Antón, la biblioteca y colecciones de rocas y fósiles de D. Juan Vilanova», en 9 de Mar- zo de 1894, Por Real orden de 14 de Julio de 1869, se le concedió una co- misión gratuita «para visitar y estudiar el Jardín de plantas y la Escuela de minas de París», como consecuencia de la cual pre- sentó, en 23 de Marzo de 1870, una Memoria acerca de los resul- tados obtenidos, que informada favorablemente por la Junta de Profesores del Museo de Giencias Naturales, sirvió de base á esta 2 or AS A HAGO ca A DE HISTORIA NATURAL 111 Corporación para proponer á la Superioridad se le otorgase ó con- cediese la cruz de la Real Orden de Isabel la Católica. Si á los donativos hechos al Museo por el finado nos referimos, he aquí enumerados los oficios de acción de gracias consiguien= tes: en 9 de Marzo de 1870, «por el magnífico ejemplar de alum- bre de amoníaco cristalizado, de Bowviller»; en 18 de Abril de 1872, por el ejemplar titulado «Guía del Gabinete de Historia Na- tural»; en 23 de Abril de 1874, «por la colección de rocas y fósiles de Almadén»; en 30 de Octubre de 1878, «por los huesos de oso procedentes de la caverna de Aizquirri, cerca de Oñate (Guipúz- coa)»; en 13 de Junio de 1906, «por los 40 volúmenes sobre diver- sos asuntos de Geología y Paleontología, publicaciones oficiales de los Estados Unidos del Norte de América, hechas en inglés durante los años de 1905 y 1906», Y ya que de acción de gracias se trata, bueno es consignar las que recibió de Real orden de 11 de Marzo de 1880, por las «con- ferencias agrícolas que dió en el Ministerio de Fomento», y las que le envió la Santa, Pontificia y Real Hermandad del Refugio, de esta Corte, en oficio de 28 de Noviembre de 1888, por el magní- fico donativo de libros para el Colegio de niñas huérfanas de la Inmaculada Concepción, que fundó, patrocina y gobierna tan ho- norable y caritativa institución. Entre los muchos trabajos literarios del Marqués, merecen ser enumerados los siguientes: 1. Discurso sobre el examen de la animalidad del hombre, leído ante el Claustro de la Universidad Central el 30 de Mayo de 1864, para recibir la investidura del grado de Licenciado en Cien- cias Naturales; Manuscrito inédito, fecha 25 de Mayo de 1864, conservado en el expediente personal de D. José María Solano, Archivo de la Secretaría general. 2. Discurso sobre la influencia y modo de obrar de las causas internas y externas sobre la corteza del globo, leído ante/el Claustro de la Universidad Central, el 11 de Octubre de 1864, para recibir la investidura del grado de Doctor en Ciencias Naturales. Folleto publicado en Madrid, 1864. 3. Historia natural al alcance de los niños (con grabados). Ma- drid, 1868; segunda edición, 1871. 112 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA 4. Una excursión geológica á los Vosgos, artículos publicados en El Magisterio Español, periódico de Madrid. Marzo y Abril de 1870. 5. Memoria sobre las colecciones del Museo de Ciencias Natu- rales (Jardín de Plantas) y de la Escuela de Minas de París, ma-" nuscrito inédito. Marzo, 1870. 6. Guía del Gabinete de Historia Natural, precedido de una noticia histórica del Establecimiento. Madrid, 1871. 7. Noticia sobre un hierro meteórico hallado en el departa- mento oriental de la Isla de Cuba. Anales de la Soc. esp. de His- toria natural, tomo r, pág. 173. Madrid, 1872. 8. Cartas inéditas del Barón Alejandro de Humboldt, con un facsímile. Anales de la Soc. esp. de Hist. nat., tomo 1, pág. 133. Madrid, 1872. 9. Noticia sobre la piedra meteórica caída en término de Mur- cia, el 18 de Agosto de 1870. Anales de la Soc. esp. de Historia natural, tomo 1, pág. 77. Madrid, 1872. 10. Sobre el hallazgo en Ciempozuelos de dos variedades de Glauberita, no conocido todavía. Actas de la Soc. esp. de Historia natural, tomo 1, pág. 12. Madrid, 1872. 11. Noticia acerca de un aragonito coralóideo de la mina de Begoña, en término de los Tres Concejos (Vizcaya). Anales de la Sociedad esp. de Hist. nat., tomo 11, pág. 399, Madrid, 1873, 12. Consideraciones sobre una calcedonia geódica anhidra de las márgenes del r¿, Catalan (América del Sur). Actas de la Socie- dad española de Hist. nat., tomo 11, pág. 10. Madrid, 1873. 13. Indicaciones sobre algunos minerales y rocas de El Escorial (cerro de San Benito). Actas de la Soc. esp. de Hist. nat.; tomo 11, pág. 48. Madrid, 1873. 14. Proyecto de un curso de Mineralogía en cuadros sinópticos. Manuscrito inédito conservado entre sus papeles. Madrid, 1873. pr a DE HISTORIA NATURAL 113 , 15. Indicaciones sobre la manera de hacer colecciones de rocas y fósiles. Manuscrito inédito conservado entre sus papeles. Ma- OL LSTa. 16. Noticias sobre algunos fósiles y rocas de Almadén y sobre un ejemplar de fluorita sobre cuarzo. Actas de la Soc, esp. de His- toria natural; tomo 11, pág. 23. Madrid, 1874. 17. Breve noticia sobre la colección de minerales del general D. Miguel Lobo, adquirida por el Museo de Ciencias. Actas de la Sociedad española de Hist. nat.; tomo v, pág. 78. Madrid, 1876. 18. Origen de los elementos inorgánicos de la tierra vegetal. Conferencia agrícola, dada en el Ministerio de Fomento.—Ma- drid, 1879, 19. Relaciones entre la Geología y la Revelación. Discurso leido en la Universidad central en la solemne inauguración del curso académico de 1880 á 1881. Madrid, 1880. En este discurso manifiesta que «acaso parezca inconveniente la elec— ción del tema por ser de suyo resbaladizo y delicado; pero las cuestiones no se resuelven esquivándolas y la propuesta reclama urgente resolución». «Importa, sobre todo, volver por los fueros de la verdad hollados, de- terminando los límites que separan la esfera del dogma y la de la Ciencia, y haciendo ver que, lejos de ofrecer contradicciones inquietantes, se prestan mutuamente confirmación y apoyo.» 20. Determinación de los principales minerales petrográficos con el auxilio del microscopio, por el Dr. C. Doelter, traducción » del alemán. Folleto de 64 páginas. Madrid, 1881. 21. Nota necrológica de D. Alfonso Areitio y Larrinaga. Actas de la Soc. esp. de Hist. nat.; tomo x111, pág. 109. Madrid, 1884. 22, Apuntes de Geología litológica (geognóstica) é histórica (es- tratigráfica) para uso de los alumnos. Volumen en 8, mayor, de 313 páginas. Madrid, 1905. 23. Apuntes de Geología fisiográfica y dinámica, Manuscrito inédito conservado entre sus papeles. Madrid, 1878. Estos apuntes con los anteriores constituyen las explicaciones de su cátedra de Geología. 114 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA Convengamos, sin embargo, que Solano, antes que un sabio, con serlo eminente, fué un gran ciudadano, modelo de hombres cristianos, rectos, cultos, buenos y caritativos. A su modo de ser veníale, como anillo al dedo, la hermosa frase de Fernán Caballero: «El saber es algo, el genio más; pero hacer el bien es más que ambos, y la única superioridad que no crea envidiosos.» Católico fervorosísimo, encaminaba todos sus actos al mayor servicio y gloria de Dios, y predicaba con el ejemplo el santo ejercicio de la caridad. Con el mismo espíritu el Marqués visi- taba al pobre en las más altas buhardillas, como penetraba en los más inmundos sótanos, cuevas, chozas y tugurios. Su deseo era ver la necesidad, para pesarla y medirla, y de este modo poderla amparar con más seguridad, según sus fuerzas y según las cir- cunstancias de la misma. Y como se observara en esta su bendita obra tanta largueza, sin él notarlo, no extrañará á nadie que al- gunos de sus amigos relacionasen su título de Marqués del So- corro con una honrosa merced pontificia. . A consecuencia de tan edificante caridad para con el pobre, en sus últimos días el gran Masarnau invitó al Sr. Marqués para la presidencia del Consejo Supremo de las Conferencias de San Vi- cente de Paul, y él, con una modestia ejemplarísima, de la que ya tenemos noticia en otros asuntos de interés nacional, se negó en absoluto á asumir tan alto cargo en el callado mundo de la caridad. ¡Oh, á cuántos de los que esto lean habrá socorrido con la misma liberalidad! Yo pido á todos ellos evoquen una oración en su memoria, aunque, piadosamente pensando, podemos confiar que, como en vida sembró abundantes obras de caridad, habrá en el cielo recogido ubérrima cosecha de recompensas in- mortales. Era socio de San Vicente de Paul, tesorero muchos años de la Conferencia de la Encarnación, y últimamente Presidente de la Conferencia de la Sagrada Familia, donde congregó, para que la- boraran en la santa obra de Ja caridad, á varios de los alumnos de la Asociación Protectora de Artesanos Jóvenes. Mas no sólo se concretó el gran Solano á cumplimentar la ca- ridad individual; tenía Sus ojos puestos en la caridad social, y deseoso de trabajar pro aris et focis, esto es, por la fe y por la pa- tria, se reune con los Sres. Marqués de la Mesa, Conde de Cani- — DE HISTORIA NATURAL 115 llas, Conde de Torrepalma, Marqués de Montalvo, José Carranza, Santiago Liniers y otros, y fundan en 21 de Junio de 1867 la obra más social y redentora que en aquella época pudo imaginarse, dándole el nombre de «Asociación Protectora de Artesanos Jó- venes». El objeto de esta Asociación, sostenida gracias á los pródigos y fecundos esfuerzos del finado, secundados por otros honorables se- ñores entusiastas de la idea y varios profesores esclarecidos en la enseñanza universitaria, que no cito por no lastimar su mo- destia, es moralizar, proteger 6 ilustrar la clase de artesanos jó- venes, á fin de formar generaciones nuevas llenas de vigor, de entusiasmo y de voluntad firme, abnegada, dulce y paciente, va- liéndose para conseguirlo de la instrucción más adecuada á los alumnos, basada en la religión católica y estimulada con premios en efectos, según el comportamiento de cada cual, á la vez que ejerciendo la debida vigilancia de aquéllos en sus talleres, y pro- tegiéndolos en los casos de enfermedad y falta de trabajo; circuns- tancias todas que siempre sensibles en cualquier artesano, lo son más cuando recaen en honrados jóvenes que viven de su oficio y dedican las primeras horas de la noche, no al descanso ó á algún lícito esparcimiento, sino á estudiar y aprender, que es la ocupa- ción más noble y digna del hombre, después de la de enseñar, procurándoles conocimientos que les han servido de base para ocupar, mediante oposición, honrosos cargos, tanto en el Banco de España, como eu el Hipotecario y otros Centros comerciales. Socio adjunto de esta Asociación, por acuerdo de la Junta de 30 de Enero de 1868; bibliotecario después, en 8 de Noviembre del mismo año; Vicesecretario más tarde, en 13 de Febrero de 1870, y Secretario desde Junio de 1873, hasta que tuvimos la pena de perderlo para siempre el 20 de Noviembre de 1912, fué el Marqués del Socorro, cuyo tralamiento excusaba, prefiriendo el de José María Solano, el alma de la referida Asociación; y decimos el alma, porque su espíritu encarnaba con Ja finalidad del Centro, porque á diario acudía con la puntualidad en él acostumbrada, para encargarse de cuantas tareas fueran menester, y porque tenía á gala, cual ningún otro socio, sembrar el bien á los 400 alum- nos matriculados, y cuyos nombres sabía retener cual si fuese confirmación del asiduo celo é interés que en su obsequio des- plegaba. ¡Quiera Dios que, con la emulación de tan vigoroso estímulo, 116 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA sigan cumpliendo los que quedan con el mismo ardor y caridad, y sean dignos continuadores de una obra tan hermosa, tan social, tan beneficiosa y tan regeneradora para la fe y para la patria! He concluído: he aquí el cuadro necrológico que me habéis de- mandado á la memoria del sabio maestro D. José María Solano y Eulate, Marqués del Socorro y Conde del Carpio, cuyo eco todavía recordamos como imagen de toda su enseñanza; he aquí un fiel boceto del modo de ser del finado, y, por tanto, la pintura ó silueta delineada por éste que con grandísimo honor se invoca el apela- tivo de su discípulo predilecto; he aquí, repito, epilogada la bio- grafía de aquel hombre docto, virtuoso, modesto y abnegado; del hombre mantenedor de los deberes antes que de los derechos; del hombre que no perdía el tiempo, porque no lo perdieran los de- más; del hombre poco afecto al servilismo muelle por su falta de firmeza, de amor y de verdad; del hombre que miraba, trabajaba y Cifraba toda su esperanza por salvar á la sociedad, dentro de la fe cristiana en que vivimos; del hombre que supo conquistar el amor de sus semejantes predicando con el ejemplo el ejercicio de la caridad; y, por último, del hombre más humilde y más sabio, más fino y más cariñoso que registra la historia de las ciencias, «cuyo nombre no borrará edad alguna», como dijo Linneo de Mu- tis, y cuya memoria prevalecerá de generación en generación, Non recedet memoria ejus... a generatione in generationem, sl tene- mos cuidado de conservar su figura en este salón de sesiones, que creo estar en el deber de demandarla en vuestro nombre, conjun- tamente con la de todos los socios fundadores, que reunidos en la sala de profesores del Instituto industrial, en la memorable noche del 8 de Febrero de 1871, tuvieron la feliz y luminosa idea de constituir esta Real Sociedad Española de Historia natural, desli- gada por completo de pasiones políticas y luchas de bandería, y con el solo fin de buscar y enaltecer la ciencia por la ciencia, ar- gumentada con los trabajos del campo y del laboratorio, en el ' asunto concreto de la Historia natural. DE HISTORIA NATURAL 117 Acerca de una nueva localidad del cuero de montaña POR J. DANTÍN CERECEDA Entre los últimos ingresos de ejemplares que han tenido lugar en la Sección de Mineralogía-Geología del Museo de Ciencias Naturales, figura un lote de rocas y minerales del terciario lacus- tre de Castilla la Nueva (submeseta meridional), donado gracio- samente al mismo Establecimiento por el colector de dichos ejem- plares, D. Francisco Molina. Entre los minerales existen algunos de un cierto interés, suficiente á establecer algunas consideracio- nes justificativas de esta pequeña nota. Aparte de algunas especies que figuran entre los minerales en cuestión, como los sulfatos de sodio y de magnesia (tan abundan- tes, por otra parte, en el tramo medio arcilleso del mioceno lacus- tre de la Meseta), forman parte de dicha colección repetidas mues- tras de cuero de montaña, variedad mineralógica que no se cita precisamente por su profusión en el terciario castellano. Las muestras de referencia proceden de Loranca de Tajuña (Guada- lajara). Se sabe que bien á pesar de haber sido considerado el cuero de montaña de Vallecas (conocido como asbesto ó amianto) como un anfibol (tremolita), después de su estudio microscópico, que llevó á cabo Quiroga, se le tiene por una variedad de asbesto de criso- tilo, de estructura afieltrada: el análisis químico de Scheerer res- pecto de los cueros de montaña. del Zillerthal y de Noruega corro- boraron en definitiva el punto de vista del petrógrafo. No obstante ser ya antiguo el trabajo del profesor Quiroga (1), ciertos autores continúan estimando la variedad que nos ocupa como una forma asbestiforme, originada por la disgregación del antes mencionado anfibol cálcico ó de la actinota. El cuero de montaña, en películas y revestimientos en las lep- toclasas (sinclasas) de la sepiolita, se conoce de varios yacimien- tos castellanos (Vallecas, Paracuellos de Jarama, Cerro de Almo- (1) Quiroga: Anal. Soc. esp de Hist. nat., tomo xIx. Act., pág. 84. Cuero de montaña del cerro de Almodóvar en Vallecas (Madrid). Tomo x11.—Febrero, 1913. 8 118 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA dóvar, Cerro de los Angeles) (1), siempre con las mismas asocia- ciones y refugiado entre las grietas de la sepiolita, á la que reviste como película, hasta el extremo que mereció de Naranjo el apela- tivo de dermatina. La particularidad más saliente de estas mues- tras de Loranca de Tajuña reside en que son muy diferentes su asociación y yacimiento, pues no hay en el territorio sepiolita, sino que se hallan dichas costras de cuero de montaña entre los yesos del horizonte de las margas yesíferas azuladas del mioceno medio. Por otra parte, no se depositan sobre el cuero de montaña de la localidad alcarreña aquellas especies resultantes de procesos secundarios de un quimismo íntimo, y hasta el presente no muy claro á la verdad, como la calcita y pirolusita (esta última en cos- tras y dendritas) que accidentan el de los demás yacimientos, y tampoco presenta la tonalidad gris verdosa que tiene el de Valle- cas, por ejemplo, recién arrancado (conservada á veces aun des- pués de perdida el agua de cantera), sino que es de un blanco puro, y, según afirma quien lo recogió, poseía in situ el mismo color, La identidad estratigráfica y aun tectónica, de todo el terciario de agua dulce de la submeseta meridional, inclina á sospechar, con harto fundamento, que serán forzosamente muchos los lugares en que llegue á encontrarse tan curiosa variedad mineralógica, sin que con ello se dé á entender sean los mismos la asociación y ya- cimiento, ya que las capas adquieren aquí (como en toda la Mese- ta) considerable extensión y mantienen su horizontalidad, hasta el extremo de que no hay más accidente geográfico que el valle de erosión, disector vertical de estos estratos, no trastornados des- pués de su sedimentación. Pero que sepamos, en todo el E. y SE. de las localidades clásicas de Vallecas y las antes citadas, con ser tan enorme el manchón mioceno, no puede citarse más localidad que esta reciente de Loranca de Tajuña. Todo el que conoce el terciario de la Meseta, sabe hasta qué punto se repite en todas partes la misma composición litológica y análoga disposición estratigráfica, como asimismo cuán caracte- rísticos son, como efectos de reacciones "secundarias, determina- dos minerales que deben su existencia á redisoluciones y concen- traciones subsiguientes, resultados de un quimismo en constante (1) Fernández Navarro (L.): BoL. DE La R. Soc. ESP. DE HisT. NAT., tomo vin, 1908. DE HISTORIA NATURAL 119 renovación y ejercicio. Con todo, no se ha citado aún del terciario de la submeseta septentrional (Castilla la Vieja) ninguna locali- dad en donde se encuentre esta variedad, que para Fersmann es idéntica á la especie por él llamada palygorskita. Por fuerza, si, pues, otros minerales (sulfato sódico, entre ellos), acompañantes de las rocas constituyentes del terciario de Castilla la Nueva, se encuentran en la Vieja y en la misma disposición y aun en igual horizonte, el cuero de montaña no será una excepción á la regla general: la Sierra de Guadarrama, que separa ambas submese- tas, no será, seguramente, el límite septentrional de la distribu- ción de esta variedad que nos ha venido ocupando. Adiciones á la flora bacteriana de las aguas potables de Madrid POR J. MADRID MORENO (Lámina 11.) En otro trabajo publicado por esta Sociedad (1), hice la descrip” ción de todas aquellas especies de bacterias que había encontrado en las aguas de esta Capital, como resultado de una larga labor que hace años vengo realizando en las mismas. Siendo realmente corto el número de publicaciones dedicadas á la descripción de aquéllas y en distintos idiomas, así como monografías y trabajos sueltos, á éstos he tenido que acudir para las clasificaciones. Mu- chas de las descripciones hechas por los primitivos autores, care- cen de algunos caracteres importantes para su identificación, cosa que nada tiene de extraño, tratándose de períodos en que la bac- teriología estaba en sus comienzos, por decirlo así. El progreso de esta rama ha hecho, no sólo poner á su servicio una técnica más ampliada y precisa, sino que dado el número de especies, se impo- nía desde luego una clasificación que estuviera en armonía con las empleadas en las Ciencias naturales. Así, pues, todas las especies que en mi anterior memoria he descrito, como las que reseño en la actual, han sido encontradas, aisladas y estudiadas detenida- mente en el trabajo diario que se realiza en la Sección de bacte- (1) Contribución á la flora bacteriana de las aguas potables de la villa de Madrid, tomo 111, Memoria 2.*, 1905. 120 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA riología del Laboratorio municipal de Higiene de esta Capital. Se han podido añadir nuevos caracteres á bastantes especies y hallar otras, cuya descripción no había sido reseñada en trabajos ya pu- blicados. No dudo que existirán pormenores que rectificar eu las descripciones que hacemos; pero esta labor sólo podrá corre- girse en el transcurso del tiempo, y cuando otros autores confir- men y pulimenten las observaciones realizadas por los demás. Nos hemos servido para las clasificaciones, de las obras de Maceé, Migula, Matzuschita, Eisenberg, etc., bibliografía ya citada en mi anterior trabajo. Me es muy grato el significar, que para la confección de los adjuntos cuadros de clasificación, he tenido la ayuda de los Sres. Remis, Utande y Estébanez, profesores de di- cho Laboratorio, los cuales han confirmado también en sus Obser- vaciones muchas de las especies descritas por mí, como asimismo el Sr. Escribano, conservador del Museo de Ciencias naturales, el cual generosamente se ha prestado á realizar algunos de los dibu- jos qne acompañan á esta Memoria. 121 NATURAL DE HISTORIA "DIDIJUDAND “9 **OATISOA *UIBIL) ******saguepmbrT] ****** ***gelol SBruo]o() *(gurye]93 ue sOAI]|n;)) "DADA $ 'vi097M “9 vam] :s “oa isod “aero * ****saguepmbr] *******88jue][[IieuIe | "SBUTOIBS O SB][MBUIB SBIUOJO) “]/ "889804QNS "Í **oaArjisod “uBl) + *sajuepimbrT *g eon.......Sepes -01 Y Sefo1 SBIuoJo) “TIT: '$nNID18 SNUASDILII * y] 'SNIADQDUUID "AT **OAIJISOA *UUBIL) *S9JUBPINDI| ON *y | "SIPL0U494 “JT “ENFDIPDA “yr “suo =ofonby snaoy :py “suspisap snaoyf. “pr “oa isod “uelo ***saejuepmbr] *g 22200 RUS [[IBUa / . :(guye]93 ue soAr3n "sn37N] “Jp snpoubipab] snaof pr *"oarisod “weas “soyuepimbi ON “y Yo seqpueme seruorog “11 | “(ue Ino) "SNOODOJDIN ** *OAIISOÁ *UIB.IL) ) “snuIQ)0 'M “8nq10 "NH 'SNIDUO.LOD 'N ..o oe. .n....... “9 ÚÑ *+** *sayuepinbri a IO NTIO Q SBIUB[A SBIUOLO() *] (DAN *pT) 'sn30Jas y “suoorp ( ***oAmsod BEBE) 'SOUANAL) | - UDI "MJ 'SNQ)O SNI.LID * pp] “SNDMAJUIDMOD “MT ES SS ( * + Sejuepinbr] 5) *"SBIIRIO) BIE H e BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA 122 "mau *p snoIUIDUOO “A "s2rQow saursfy)9 Mo SNIDDUDAQUIAML “EJ "snu) -unl *g 'snoubfioofd gq “snsoosra*g “suso -ofonby susoso.omyf “gq “snsoyduopnasd “gq "sisusu)o.9q “g “Siprua-09] NIDO “Y “SNQ)YD Su29saJonpf “q “sudosas -09/ sqronbo *g “snpiamnd susosoonf “q 'enuisymí q 'snsorbr1posd *g "sn9D.497D] 'T "SNJD¡UINAD *T "14D NIVMILIA “E “SNIIDAYIO “Y “22900]0 “g “suaosam] “g snaoyf “q “snu 1.1919 "Y 'SUIDS90QAO “J “SNADIS sipina “q "$NIDDIJ9804 “EJ "snppmuuo “q “snavfoq -N4 "Y “SNIDQUDAND OPnasd “q “SNAUDA -nv “g “snomuayd gq “snosñayo “gr “sno. -ND “g “snqio susosauonyf *g 'snpvoms “q "saproofÑ gq 'saobina gq nmydoz *g 'snapinby «g 'snxo dur gq “squqns q 09 shop nd “gq “snosnf snmaouasoM *g 'SNSONIMILIIA "9 “sNIUADO SNIAMYAMSOAPY “Y “sUMLOS -YY q “snqo saprnd "gq “sumoofenby “gq 'SUDANDAÁ 1 "909 'g 'sy -yonbo “q “enqjo “g 'souabo.oD $990] 'g ' “(gurye¡o3 ue soA1yIno) | **OAYe39U "WBIL) *'SojUBpmbr] ON "898113 Q S89UB[q SEIIOLO) | ( "OLIQTA | * *OAIJISOA "UIBAL) | a EN **0419839U *UIBI1L) / ** Sesopios Á sejo] ' (ora “S9/NZ8 BeLuo]o) “AJ **0A1839U "WBLE) 'B9UBPINDI[ ON “Y / “+0A1y239u “we ** sojuepmbrT q) Le. ++ +*gelol SBIUOJo) “II * *OATJISOA “UNBNL) | -¿9qUEpInbI] ON “YA *:041)839U *“UIB.IL) ¡ * -0Arpisod LIN ***SsoJuepImbrT q **0A1]839u ezo) | + +++ ***geJUo][[LIB UB * *OAIJISOA *UIPAL) | *(gurye[93 ue SoAI3]0()) *SBIIRIJDJDEY PIB A y? 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"SE IB 1J 124 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA Micrococcus ureae Pasteur. Coccus grandes, generalmente reunidos en diplococcus, tetradas ó cadenas. Resiste al Gram. Inmóvil. Colonias en gelatina.—Pequeñas, de un aspecto blanco naca- rado, superficie lisa y borde perfectamente delineado. Cuando envejecen, ofrecen el aspecto de una gota de estearina. Vistas al microscopio son granulosas. Noliquidan. Las colonias en agar son opacas, observándose que después de diez ó doce días de cultivo, ofrecen su mayor tamaño en este medio. Gelatina (estría).—Estrato blanco porcelanáceo, desarrollado á lo largo de la línea de siembra, sin llegar á las paredes del tubo. Gelatina (picadura). —Pequeño botón, de un aspecto semejante al anterior, redondeado, liso, con el centro un poco levantado. Desarrollo en el canal de la picadura. Agar (estría).—Cultivo muy semejante al de gelatina, tanto en aspecto como en desarrollo. Agar (picadura).—Igual que en gelatina. Suero de sangre.—Se desarrolla bien, destacándose perfecta- mente su crecimiento. Agua de condensación ligeramente turbia, sedimento blanco. (En los medios sólidos el cultivo es mucoso.) Caldo.—Ligero enturbiamiento. Sedimento blancuzco que al agitarse es filamentoso, levantándose en masa. Agua de peptona.—Aspecto y caracteres igual al anterior. No da indol. Patata.—Es característico; se desarrolla formando gotas seme- jantes á las de rocío, que cuesta trabajo distinguirlas á simple vista, por confundirse su aspecto y transparencia con el color de la misma, Saprofito. Descompone la urea en carbonato amónico. El mejor medio de cultivo para comprobarlo es el ideado por Jacksch, y que se com” pone de */,, gramo de sulfato magnésico, '/, gramo de fosfato ácido de potasa, 5 gramos de tartrato sódico potásico y 5 gramos de urea, en un litro de agua. Basta también una pequeña dosis de urea en agua esterilizada, para percibir á los pocos días el olor amoniacal. Encontrada esta especie en el viaje Bajo Abroñigal. Sarcina luteola (Gruber). Colonias en gelatina.—De color amarillo, llegan á alcanzar á simple vista, cerca de un centímetro de diámetro. Observadas al microscopio están constituidas por gruesas granulaciones, siendo DE HISTORIA NATURAL 125 los bordes sinuosos y desiguales y el centro levantado. No liqui- dan la gelatina. Gelatina (estría). —Desarrollo abundante que no alcanza las pa- redes del tubo. Estría festonada en los bordes. Sedimento en el agua de condensación, pero sin enturbiarla. Gelatina (picadura).—Botón levantado, de bordes irregulares, centro elevado, no llegando á alcanzar las paredes del tubo. En el canal de la picadura finas granulaciones. Agar (estría).—El aspecto del cultivo es semejante al de la ge- latina, pero el desarrollo es más abundante. Agar (picadura).—Otro tanto sucede en esta disposición del cultivo, llegando el estrato á alcanzar las paredes del tubo. Suero de sangre gelatinizado.—Se desarrolla con abundancia en este medio, liquidándolo lentamente. Leche.—No la coagula. Ligeramente ácida. Caldo.—Lo deja completamente limpio. Sedimento amarillo. Agua peptonizada.—Los caracteres del cultivo son iguales al anterior. No produce indol. Patata. —Desarrollo abundante. Estrato seco, levantado, de bor- des rugosos y festonados. Forma paquetes en todos los medios. Encontrada en las aguas del viaje de la Castellana. Bacillus cruentatus sp. nov. Madrid Moreno. Bacilos con movimiento.—Se descoloran por el método de Gram. Materia colorante soluble en alcohol, cloroformo y agua. Aspecto microscópico.—Bacilos cortos y gruesos, extremedida- des redondeadas, “presentando la forma de coccus, los cuales se unen dos á dos y alargándose toman forma de 8, hasta formar un solo individuo, el cual se estrecha un poco hacia su parte media. Otros constituyen filamentos (patata). Se presentan desde la forma de coccus á la de cortos filamentos, y cadenas de dos á tres coccus (agar). Colonias en gelatina.—Antes de las cuarenta y ocho horas apa- recen á simple vista, formando pequeñísimas granulaciones. Al microscopio son redondeadas, con más ó menos regularidad, la pe- riferia delgada y fina, la parte central granulosa de un color lige- ramente anaranjado. Se rodean de un anillo de liquefacción que rápidamente se extiende por toda la placa liquidándola en segui- da. A las setenta y dos horas toda la placa se ha liquidado, flo- tando parte de las colonias rojizas así como sus fragmentos, Cons- 1265 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA tituyendo el pigmento una especie de nebulosidad de color carmesí. Colonias en agar.—Colonias irregulares, transparentes, granu- losas, próximamente de un milímetro de diámetro. Gelatina (picadura).—La licuación alcanza pronto las paredes del tubo, tomando forma de embudo. En la parte líquida se obser- van grumos ó copos blanquecinos y en el fondo del canal de la picadura el color es mucho más acentuado. Forma una película de color carmín con brillo metálico. Gelatina (estría).—Como la licuación es rápida, pronto se for ma un sedimento bajo el aspecto de grumos blanquecino rosáceos. Una vez liquidada la gelatina toma un aspecto vinoso. Agar (picadura).—Poco desarrollo en el canal de la picadura, en el cual se observan granulaciones amarillentas. Superficial- mente desarrollo abundante, de aspecto seco al principio, bordes lobulados y en donde aparece el brillo metálico. Agar (estría). —Desarrollo de una película rugosa, de color al principio anaranjado, adquiriendo después el color carmín, pre- sentando hasta llegar á éste matices intermedios. Al principio el estrato es seco, adquiriendo más tarde aspecto húmedo, al mismo tiempo que desaparecen las rugosidades. En el agua de condensa- ción, que es turbia, es donde primeramente se presentan las gra- duaciones de color carmín. Suero de sangre gelatinizado.-—Abundante desarrollo al princi- pio amarillo naranja, que se conserva en la parte superior del me- dio, adquiriendo después color rosáceo. En el fondo del tubo aumenta el producto de la liquidación del medio, de color rosa, donde nadan copos más rojos. Caldo.—Enturbiamiento uniforme, con ligero sedimento de co- lor rosa, formando velo del mismo color, por bajo del cual existe una zona de líquido coloreado del mismo matiz. Agua de peptona.—Los mismos caracteres que en el cultivo de caldo. Patata.—Cultivo abundante, al principio rojo pimentón. Su- perficie algo seca y granulosa, comenzando el cambio de color por el centro. A los cuatro ó cinco días pasa al rojo carmín. La super- ficie se vuelve húmeda y lisa. El líquido subyacente se encuentra teñido de rosa sucio. Leche.—La coagula, estando el pigmento repartido desigual- mente. Reacción ácida. Encontrada en las aguas procedentes del viaje Amaniel. AS DE HISTORIA NATURAL 127 Bacillus punctatus Zim. Bacilos aislados ó formando alineaciones de dos ó tres. Grueso de 0,77 ¡, largo oscilando entre 1 y 1,60 1. Móviles. Sin esporas. No se coloran por el método de Gram. Colonias en gelatina.—Colonias que á los tres días alcanzan un diámetro de 12 mm., aplastadas y que liquidan la gelatina. La parte liquidada es gris, azulado ó blancuzco, con masas Ó puntos de bacterias que se depositan, presentando una delicada corona de filamentos y fluidificándose en forma de copa. Gelatina (picadura). —El medio de cultivo se, liquida en forma de ampolla, mostrándose turbia la parte liquidada. No presenta película y forma un depósito blanco de mediano desarrollo, Gelatina (estria).—Caracteres semejantes al anterior. Agar (picadura). —Estrato uniforme grisáceo, húmedo, liso, que alcanza las paredes del tubo. El canal de la picadura con abundante desarrollo. Agar (estría).—Regular desarrollo, con caracteres semejantes al anterior. Patata.—Abundante desarrollo de color pardo rojizo, carnoso, húmedo, que cubre toda la superficie de la patata y que lenta- mente va obscureciéndose. Caldo.—Enturbamiento rápido y uniforme. Se forma una pe- lícula delgada que pronto cae al fondo en forma de pequeños co- pos, donde se reunen formando un sedimento de color blanco grisáceo. Suero de sangre gelatinizado.—Se desarrolla liguidándolo len- tamente. Leche.—La coagula, disolviendo el coágulo. Reacción fuerte- mente ácida. Produce escasa cantidad de indol. Hallado en las fuentes del agua del Lozoya. Bacillus hidrosulphureus carneus sp. nov. Madrid Moreno. Bacilos cortos, medianos, gruesos, con las extremidades redon- deadas, con frecuencia unidos en pares ó formando cortos fila- mentos. No tiene esporas. Movimientos vivos. Gram, negativo. Colonias en gelatina.—Examinadas á las veinticuatro horas con el microscopio, las profundas son más ó menos ovaladas ó piri- formes, notándose que de su borde parte algún que otro filamento Ó prolongaciones radiciformes. 128 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA Al llegar á la superficie son redondeadas y granulosas, cuyo borde está rodeado por una corona de espinas. Más tarde, la zona periférica es un poco más obscura, con finas sedas, siendo toda la parte central más clara, granulosa y grisácea. Antes de las cua- renta y ocho horas se ha liquidado toda la placa. Guando llegan á su completo desarrollo alcanzan un diámetro de 1 á 2 cm. Gelatina (estría). —Rápidamente comienza la licuación por el sitio de la estría, formándose un canal profundo; en el fondo del tubo, enturbiamiento con grumos grisáceos. Gelatina (picadura). —Licuación en forma de embudo, que pron- to alcanza las paredes, haciéndose tubular. Grumos esparcidos en la parte líquida. Agar (estría).—Se desarrolla por igual, formándose un estrato blanquecino cremoso, céreo, que alcanza las paredes del tubo. Agua de condensación lechosa. Se forman en el medio burbujas de gas. Agar (picadura). —Desarrollo como en el anterior, que alcanza las paredes del tubo, liso, de aspecto céreo. Desarrollo en el canal de la picadura. Suero de sangre.—Desarrollo abundante, fundiendo el medio y dejando un abundante sedimento grisáceo. Caldo.—Enturbiamiento uniforme, con sedimento blanquecino. Forma una delgada película, que luego cae al fondo. Leche.—La coagula. Reacción fuertemente ácida. No da indo!l. Patata.—Estrato cremoso, levantado, de color de carne, con for- mación de burbujas de gas. Las inoculaciones practicadas intraperitonealmente, no produ- cen alteraciones patológicas en el conejo de Indias. El papel de subacetato de plomo, colocado en los tubos de cul- tivo (agar, patata), toma coloración negruzca. Encontrada esta especie en las aguas del Lozoya. Bacillus figurans Crookshank. «En las placas de cultivo, expuestas al aire, se encuentran diver- sos bacilos en vía de desarrollo. Entre éstos, se halla uno que pre- senta un cultivo muy característico. En la placa aparecen unas manchas opacas, y si de éstas se recoge una pequeña porción, fijándola en un cubre-objetos, se observa que está compuesta por bastoncitos paralelos y de muy distinto tamaño. Las cadenas de bastones terminan retorciéndose de una manera especial, dando DE HISTORIA NATURAL 129 lugar al nacimiento de ramas, que se esparcen en distintas direc- ciones. Estas ramificaciones, á su vez, se retuercen también, dan- do lugar á otras más finas. El bacilo cultivado en gelatina nutri- tiva forma en la superficie sinuosidades, de cuyo contorno salen filamentos que se introducen en el medio de cultivo. La disposi- ción que afectan estos filamentos es casi paralela entre sí, y per- Cultivo en placa de gelatina. Colonia desarrollada á los ocho días. pendiculares al curso de la picadura. Sobre la superficie del agar inclinado, los filamentos se extienden, afectando una disposición que recuerda por su forma á la de una pluma. No liquida la ge- latina.» (Crookshank, Manual of Bacteriology, 3." edit. London, 1890.) A la descripción que hace el autor hay que añadir los si- guientes datos: Los bacilos resisten al método de Gram. Vivos movimientos. Bacilos cortos, robustos, con extremidades redondeadas; desde la forma de coccus á la de cortos filamentos. Colonias en agar.— Crecimiento rápido. A las cuarenta y ocho horas aparecen ya formadas, y á los ocho días alcanzan su total desarrollo, de 1 mm. de diámetro. A simple vista se asemejan al micelio de un hongo, como asimismo observadas con débil aumen- 120 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA to al microscopio. La parte central de la colonia es obscura, pero sin limitación. Gelatina (estría).—Perpendicularmente á la estría de inocula- ción se forman finísimos filamentos, los cuales se dirigen hacia la parte superior, dando un aspecto al cultivo semejante al de una pluma de ave. Gelatina (picadura).—Escaso desarrollo en el canal de la pica- dura, el cual, al observarse con una lente, se notan cortos fila- mentos. La superficie toma un color blanquecino, como si la ge- latina se enturbiara. Agar (estría).—Si al verificarse la siembra se hace de modo que con el hilo de platino se trace una línea á lo largo del substrac- tum, se observará que de la misma parten filamentos cuyo aspecto es semejante al cultivo en gelatina. De lo contrario aparecerán, diseminadas, manchitas de un amarillo claro, las cuales forman después una delgada patina, formándose un sedimento del mismo color en el agua de condensación. El desarrollo no es abundante. Agar (picadura). —Estrato amarillo claro, brillante, que alcanza las paredes del tubo. Desarrollo en el canal de la picadura, con cortas expansiones perpendiculares. Suero de sangre.—Se desarrolla mal. Sólo en el agua de con- densación se observa un ligerísimo sedimento amarillo claro. Caldo.—Ligero enturbiamiento; en el fondo sedimento blan- quecino, que al agitarse es uniforme. Patata. —Crecimiento regular; estrato amarillo dorado, brillan- te, con los bordes festonados. - Leche.—Reacción alcalina. Encontrada esta especie en las aguas procedentes del río Man- zZanares. Bacillus vulgaris (Hauser). —Proteus vulgaris (Hauser). Generalidades.—Hauser fué el primero que, bajo la denomina- ción de Proteus, agrupó unas especies de bacillus, cuyos cultivos en gelatina presentaban caracteres macroscópicos especiales, y que después se ha visto corresponden también dichos aspectos á otros muchos gérmenes microscópicos; por esta y Otras razones, Migula, Macé y otros no aceptan el nuevo género de Hauser, é in- cluyen sus especies, con sobrado acierto, entre el inmenso núme- ro de bacillus. Ocasiona esta bacteria la fermentación de la glucosa y sacarosa, DE HISTORIA NATURAL 131 pero no la lactosa; en la orina la urea se transforma en carbonato amónico; los nitratos son reducidos á nitritos y aun á amoníaco. Resulta patógeno para el conejo de Indias y conejo común; inoculado subcutáneamente, determina en éstos abscesos pútri- dos, y á dosis masivas produce la muerte por intoxicación, con diarrea, disnea, etc. Encuéntrase en los terrenos y aguas que han sido contamina- dos por materias en putrefacción; existe también en el contenido intestinal del hombre en estado sano, y en general en todas las putrefacciones, sobre todo si son de productos animales, Desempeña un papel ciertamente patógeno, pues algunos ca- sos de botulismo pueden atribuirse 4este microbio ó ásus produc- tos de secreción. Otras veces favorece la acción de ciertos micro- organismos, complicando los procesos con las toxinas, á que da lugar, Óó bien exaltando su virulencia, y así lo han encontrado junto con dos staphylococcus en algunos casos de infección puer- peral, gangrena pulmonar, etc., etc. Esta especie microbiana no es muy resistente á la acción del calor, pues perece pronto á una temperatura de 60%; es una de las que resisten á la acción del lí- quiáo Parietti, pasando de unos cultivos á otros cuando se prac- tica el análisis de las aguas por este procedimiento. Ha sido encontrada con bastante frecuencia, y muy abundante, en las aguas de Madrid (Lozoya, Retiro, Amaniel, Alcubilla, Bajo Abroñiga!, Reina, Retamar y Berro). Morfología y coloración.—Observada al microscopio y en gota pendiente, teñida con solución acuosa de eosina, el cultivo en caldo, á las cuarenta y ocho horas de sembrado y mantenido en la estufa á 37”, seaprecian perfectamente los movimientos, rápi- dos á veces y más lentos otras, de gérmenes con tamaño varia- ble, desde los más cortos bacillus, casi coccus, hasta elementos bas- tante largos, dotados de 110vimiento lento como de reptacion. Debe hacerse esta investigación en las condiciones dichas, y con cultivos aerobios si se han de obtener buenos resultados. Examinando preparaciones definitivas, fijadas con poco calor y teñidas por cualquiera de las fórmulas colorantes más usadas en bacteriología, se observan elementos más ó menos largos, que pueden variar desde la forma de cocobacilos hasta la de larguísi- mos filamentos, 80 y. y aún más, estar derechos óencorvados, 0n- dulados y en espiral, siendo esta última forma la que recibió el nombre de Spirulina. 132 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA Como se ve, las formas de involución son aquí muy frecuentes; pero lo general es que se presente en bastones de extremos re- dondeados de 0,5 ¡1 de grueso por 1,25 y de largo, teniendo los elementos gruesos y largos un estrechamiento hacia el centro, á modo de estrangulación, perfectamente visible cuando están colo- reados, sobre todo si lo son por el azul coton, y que posee la doble ventaja de teñirlos más intensamente que la materia orgánica que suele acompañarlos y permitir así su mejor diferenciación. Débese este método de coloración á Feltz, que opera del siguiente modo: después de secar al aire la preparación, sin actuar el calor, y hecha sobre un cubre con el cultivo diluído en agua, se fija con una solución á partes iguales de alcohol-éter; se deja evaporar ésta y se tiñe durante cinco minutos con solución saturada y acuosa de azul coton, tratando en seguida por una solución satu- rada de ácido láctico, y, por fin, lavando con agua para montar en ésta y examinar en seguida, pues las preparaciones así teni- das no pueden conservarse, porque se descoloran. Tiene este ba- cilo la propiedad de quedar coloreado por el método de Gram, á condición de operar sobre cultivos de poco tiempo, pues los que ya tienen varios días, ó se descoloran por completo ó lo hacen parcialmente. Posee apéndices vibrátiles bien patentizables por cualquiera de los métodos para la coloración de esta clase de pestañas; pero con el de Van Ermenghen se obtienen resultados muy superiores, mostrándolos numerosos sobre toda la superficie del bacilo, muy largos y rizosos. - Caracteres de los cultivos.—Se cultiva bien sobre todos los me- dios, desarrollándose rápidamente lo mismo en aerobio que en anaerobio y aun á temperaturas muy bajas, siendo las más con- venientes las comprendidas entre 34 y 37" C. Colonias en placas con gelatina.—A las cuarenta y ocho horas de cultivo, y á 22* c., presentan, por lo común, un aspecto carac- terístico. No conteniendo el medio sino 5 por 100 de gelatina, se observa que las colonias incluídas en la misma, examinadas con poco aumento, son redondas, amarillentas, casi transparentes, rodeándose muy pronto de círculos concéntricos, de los que par- ten en todos sentidos prolongaciones abundantes, dotadas de mo- vimientos de emigración bien apreciables; estas expansiones si- nuosas y tortuosas en tirabuzones, de diámetro desigual, están formadas por el acoplamiento, al parecer, como de nudos, de mo- ei DE HISTORIA NATURAL 133 nedas ó discos ovoideos y de diferentes tamaños, que invaden por completo todo el medio y encuéntranse frecuentemente muy ale- jados de la primitiva colonia. Otros comparan estas colonias á las medusas formadas por nu- merosos filamentos que parten de la colonia madre, y que, situa- das en diferentes planos, dan la ilusión del astro solar con sus correspondientes rayos. Las colonias superficiales son, por regla general, gris-azuladas á simple vista, de bordes irregulares; pero que, miradas con poco aumento, no aparecen formadas sino por prolongaciones unifor- mes, sin la distinción tan característica de las anteriores. La fiuidificación de la gelatina se opera rápidamente. Gelatina por picadura. —Liquidación rápida del medio, que al principio se hace en forma de copa, llegando en seguida á las pa- redes del tubo, y continuando desde este instante por igual hacia abajo; el líquido formado es ligeramente turbio, de reacción alca- lina y con sedimento abundante gris blanquecino. Desprende olor penetrante de putrefacción. Gelatina por estría.—Nada característico se puede apreciar, si no es la rápida liquidación del medio con formación de un surco profundo todo á lo largo de la línea sembrada; el resto de los ca- racteres, como en el anterior. Agar por estría.—Colocado en la estufa á 37”, se observa á las veinticuatro horas que toda la superficie del medio está recu- bierta de un estrato mucoso de color grisáceo, algo blanquecino y de aspecto húmedo. Si se añaden á 1.000 gramos de este medio unas 20 gotas de ácido láctico de 1,245 de densidad y se siembra el bacilo, colocán- dolo después en las mismas condiciones, verifícase el desarrollo muy lentamente, y sólo al cabo de algunos días se logran ver muy pequeñas colonias de contornos irregulares y formando cadenas, cuyo eje es la línea de siembra. Patata.—A 37” se obtiene desarrollo escaso, casi limitado á la línea de siembra y de color blanco-amarillento al principio, y parduzco después.. Caldo.—Este medio y á 37" es el que mejor le conviene; en él se desarrolla abundantemente con producción de numerosos co- pos, que al fin se sedimentan, formando abundante depósito. No forma velo en la superficie, y sí se desprende amoníaco. Si al medio se agrega azufre, hay gran producción de hidrógeno Tomo x111.—Febrero, 1913, 9 134 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA sulfurado; si no también se observa, pero con menor inten- sidad. Leche.—Colocando el cultivo á 37” y en condiciones favorables para que el medio presente la mayor superficie de aireación posi- ble, la coagulación tiene lugar entre las primeras veinticuatro á cuarenta y ocho horas después de la siembra; comenzando hacia los cinco ó seis días á disolverse el coágulo, se observa olor pú- trido, que el color del medio se obscurece y que la reación es muy alcalina. Si la leche tiene poca superficie de contacto con el aire, lo cual sucede en los tubos de ensayo, la coagulación es muy lenta, la disolución del ya formado es incompleta y la reacción del medio resultante alcalina. Investigación del indol.—Sembrado en agua de peptona, Collas 6 Chassaing y también en caldo Martin y colocada en la estufa á 31”, vegeta lo mismo que en el caldo ordinario, dando lugar á la formación de indo!l. Vibrio Minervinii.—(Descrito en parte por Matzuschita. Bacterio- logische Diagnostik.—Jena, 1902.) Cortos y finos bacilos, rectos la mayoría de las veces, otros en- corvados en forma de coma, amontonados ó en series, de dos en dos, que toman forma de S, ó largas cadenas. Se descoloran por el método de Gram. No tiene esporas. Movimiento. Colonias en gelatina.—De fino reborde, alrededor del cual pre- senta un círculo blanquecino en el que la gelatina se hace opaca, sin presentar el menor indicio de liquefacción. Gelatina (estria).—Banda estrecha, circundada por un reborde opalino, siendo el centro de aspecto granuloso. Gelatina (picadura).—A lo largo del canal de la picadura se des- arrollan pequeños puntitos de color blanco y presenta escaso cre- cimiento en la superficie. En la parte superior del canal se des- arrolla á veces una vesícula. Agar (estría).—Puntos blancos repartidos por toda la superficie. Agua de condensación turbia. Agar (picadura).—Cubre toda la superficie alcanzando la pared del tubo en pocos días, siendo lisa, de color blanquecino sin iri- saciones. Suero de sangre.—Escaso desarrollo, apenas visible por confun- dirse con el medio. Leche.—La coagula y digiere en parte. Reacción ácida, DE HISTORIA NATURAL 135 Caldo.—Ligero enturbiamento formando película poco visible, Agua peptonizada.—Enturbiamiento y reacción del indol. Patata. — Desarrollo escaso. Superficie lisa y brillante, casi transparente. No produce pigmento. No fosforece. Inoculado peritoneal y subcutáneamente aun en grandes canti- dades, no produce lesiones patológicas apreciables. Encontrado en las aguas procedentes del viaje de la Caste- llana. Vibrio concentricus sp. nov. Madrid Moreno. Desde la forma de coma á la de largos filamentos en tirabuzón. Vivos movimientos, Se descolora por el método de Gram. Colonias en gelatina.— Aparecen á las cuarenta y ocho horas apenas perceptibles á simple vista, redondeadas, finamente gra- nulosas, transparentes. Al llegar á la superficie son de color lige- ramente amarillento, centro obscuro, y entre éste y la periferia uno ó dos anillos concéntricos. Cuando han adquirido su comple: to desarrollo son casi circulares, siendo el borde fino é incoloro que como una banda rodea la colonia, destacándose el centro ro- deado por los dos anillos. Llegan á alcanzar un milímetro de diá- metro. No liquida la gelatina. Gelatina (estría).—Banda estrecha, blanquecina, después ama- rillo de Nápoles, con arrugas ó estrías transversales repartidas si- métricamente y rodeadas por un borde ó banda lisa. Gelatina (picadura). —Pequeño botón que no llega á alcanzar las paredes del tubo, cuya periferia es irregular, siendo la super ficie rugosa, simétricamente radiada. Poco desarrollo eu el canal de la picadura. Agar [estría).—Se desarrolla constituyendo un estrato delgado, granuloso, húmedo, blanquecino, que alcanza las paredes del tubo. Agua de condensación grisácea. Agar (picadura!).—Pequeño botón lúcido, húmedo. Canal de la picadura desarrollado. Suero de sangre.—Se desarrolla bien, formando un estrato del- gado grisáceo, amarillento. Agua de condensación turbia, con Sse- dimento blancuzco. Leche.—No la coagula en ocho días. Reacción alcalina. Caldo.—Ligero enturbiamienlo uniforme. Sedimento escaso y blanquecino. Formación de una película robusta, 136 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA Agua peptonizada.—Ligero enturbiamiento, como en el caldo. Robusta película mucosa. Indol negativo. Patata.—Abundante desarrollo después de varios días; estrato de un color pardo rojizo. No fosforece. Encontrado en las aguas del viaje de la Reina. Oidium lactis (1) Madrid Moreno. Descoloración incompleta por el método de Gram. La cápsula no se colora. Gelatina (picadura). —Se desarrolla bien, siendo el cultivo blan- co lanudo, constituido por finos filamentos que alcanza las pare- des del tubo. | Los caracteres del cultivo por estría son semejantes á los del anterior. Agar (picadura). —El desarrollo alcanza las paredes del tubo. Su aspecto es el de granulaciones blanco mate. Agar (estría).—Cubre toda la superficie en forma de filamentos. Suero de sangre.—El desarrollo es muy escaso, limitándose al agua de condensación. Caldo.—Forma un velo grueso; lo restante del líquido es limpio; en el fondo nubecillas blanquecinas. Patata.—Crecimiento por igual, recubriendo toda la superficie de finos filamentos blanquecinos. Leche.—Forma una costra en toda la superficie, fuerte y robus- ta. Reacción ácida. Encontrado en Rascafría (Lozoya). Cladothrix aurantiaca (Gasperini. Colonias en gelatina.—A los tres Ó cuatro días de cultivo se ob- servan colonias blanquecinas de un milímetro ó más de diámetro, levantadas sobre la superficie del medio y formadas, según se ven al microscopio, por filamentos entrecruzados, muy apretados en el centro de la colonia, el cual resulta opaco, siendo el borde semi- transparente; á simple vista las colonias son opacas. En los días sucesivos aumentan de tamaño; se coloran en amarillo pálido, hundiéndose en la gelatina y apareciendo formadas por zonas con- (1) Indicado en muchas obras de Bacteriología, pero sin indicación de autor. a pa A DS DE HISTORIA NATURAL 137 céntricas. El color amarillo se hace después más intenso, adqui- riendo á veces un tono rojizo, y la gelatina circundante se tiñe débilmente de color rosado. Colonias en agar.—En los primeros días, análogos caracteres á los de las colonias en gelatina; luego adquieren color amarillento y una disposición en zonas concéntricas, cubriéndose la cara su - perior de una eflorescencia blanco mate, primero, y más tarde de color de ceniza. La cara inferior, amarillenta al principio, se tor- na después amarillo-rojiza, pudiendo llegar á ser, francamente, anaranjada al cabo de veinte ó treinta días. El medio circundante adquiere con el tiempo un tinte rosado. Gelatina (picadura).—Desarrollo á lo largo del canal de la pica- dura de colonias blanco-amarillentas, aisladas ó confluentes, for- mando á los pocos días una cinta ó banda amarilla ó amarillo-ro- jiza. La colonia superficial se hunde en la gelatina, formando un embudo ó cúpula, pero sin licuar el medio, el cual se colora lige- ramente de rosa, Gelatina (estría). —Estría blanco-amarillenta, formada por colo- nias circulares aisladas, que al unirse constituyen una cinta algo rugosa; ésta se hunde en la gelatina, sin llegar á licuarla, y 41los quince ó veinte días el medio toma un ligero tinte rosado. Agar (picadura).—Se forma un botón blanco sucio, al principio, y después un poco amarillento y granuloso en la superficie; des- arrollo con el mismo color y aspecto granujiento á lo largo de la picadura. La colonia se hace luego rugosa, elevada sobre la super- ficie del medio, dispuesta á veces en zonas concéntricas y con manchas yesosas formadas por los filamentos esporíferos; adquie- ren también color rojizo y pueden alcanzar toda la superficie libre del medio; éste se colora de rosa más ó menos intenso en la parte superior. Agar (estría).—Colonias aisladas, discoideas, grisáceas, que se unen y forman después de algunos días un barniz blanquecino en los bordes y amarillento en el centro, con eflorescencias blanco mate, primero, y luego cenicienta. La coloración después es rosa- da y se transmite al medio de cultivo. Cultivo en caldo.—Formación de copos de color blanco amari- llento, sin enturbiamiento del caldo, la mayor parte de los cuales se depositan en el fondo del tubo; algunos se adhieren á las pare- des y otros al borde del líquido. Leche.—Color ligeramente rosado en la superficie, y coagula- * 138 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA ción en masa á los seis ú ocho días. El coágulo se digiere lenta- mente, comenzando por las capas superficiales, que se tornan lí- quidas, permaneciendo coaguladas las inferiores. El anillo super- ficial es amarillento ó rosado. Suero de sangre (estría).—Colonia de color gris sucio, formada por la reunión de otras más pequeñas, redondeadas, que conflu- yen al aumentar de tamaño. En algunos puntos presenta manchas blanco mate; con el tiempo el color adquiere un tono parduzco; el suero no es licuado. Patata.—Colonia rugosa, de color blanquecino amarillento, con tono muy ligeramente rosado en algunos puntos, y á trechos cubierta por una especie de eflorescencia yesosa, blanco mate, constituída por los filamentos esporiferos. Después el color es amarillo, algo anaranjado; la patata se tiñe de rosa alrededor de la colonia, y ésta se colora de rojo á trechos. La patata adquiere más tarde, al cabo de veinte ó treinta días, un color rojo obscuro. El borde de la colonia aparece como plegado. Saprofito, Encontrada en el fango, procedente de la presa del Villar (Lozoya). Cladothrix chromogenes (Gasperini). Aspecto microscópico. —Filamentos inmóviles, derechos ó sinuo- sos, ondulados, y á veces en espiral. Los filamentos y artrosporas quedan coloreados por el método de Gram, habiendo pequeños es- pacios que quedan sin colorear. Colonias en gelatina.—Al cuarto ó quinto día, aparecen las co- lonias bajo el aspecto de pequeños puntos blanquecino -amarillen- tos, rodeadas de una aureola obscura, que se pierden en la gelati- na, y cuyo anillo viene á tener de 1 á 2 mm. al microscopio; su parte central es obscura, espesa, granulosa, de la que irradian numerosos filamentos, los cuales se reparten y extienden por la gelatina. Estas colonias llegan á alcanzar un milímetro y medio de diámetro; pero al llegar á la superficie forman un botón grisá- ceo, recubierto á veces de una eflorescencia blanquecina. La colo- nia se hunde lentamente á manera que liquida la gelatina. Gelatina (estría). —Granulaciones confluentes grisáceas, algu - nas de color rosáceo, que se arrugan y pliegan, ofreciendo el as- pecto de una costra dura y adherente al medio. La gelatina ad- « viere color de café. Gelatina (picadura).—En el canal, pequeñas colonias blanque- DE HISTORIA NATURAL 139 cinas, coposas; en la superficie, costra rugosa de color café, el cual se comunica al medio. Escaso desarrollo en el canal de la pi- cadura. Agar (estría). —Desarrollo abundante en la línea de siembra, notándose un color grisáceo, rosa y anaranjado, tomando el me- dio color café. Agar (picadura).—Botón rosáceo; el medio va tomando color café. Canal de la picadura desarrollado. Caldo.—Copos blancuzcos con disposición radiada, llegando á alcanzar un centímetro de diámetro. El líquido queda claro y con el tiempo adquiere color negruzco. Leche.—Se desarrolla en las capas superficiales, las cuales se obscuracen poco á poco, comunicándose al resto. Reacción alca- lina. No se coagula. Suero de sangre.—Se desarrolla bien y es muy característico el cultivo. Las colonias son grisáceas, levantadas y rugosas, y el me- dio adquiere un color café intenso. Patata. —Se desarrolla bien; granulaciones concrecionadas, amarillas, secas, con tendencia al rosado, tomando poco á poco color rojo parduzco que lo comunica al medio de cultivo. Saprofito. Hallado en las aguas procedentes del viaje de la Reina. Cladothrix versicolor sp. nov., Utande. Colonias en gelatina. —Primeramente son blanquecinas en los bordes, ligeramente amarillas en el centro, presentándose más . tarde dos ó tres zonas concéntricas, siendo algunas de éstas blanco mate, de aspecto yesoso, y otras blanco sucio. Las colonias apare- cen como hundidas en la gelatina. El centro de la colonia toma después un color más ó menos rojizo, y empieza la licuación del medio circundante, que avanza en días sucesivos sin llegar á ser total. Colonias en agar.—Caracteres análogos á las colonias de gela- tina en los primeros días. Luego se. ven formadas por zonas con- céntricas; unas, con el centro blanco mate y la zona externa blanco sucio; olras, con varias líneas circulares concéntricas, alternando las de color blanco sucio con las de color blanco yesoso, que lle- van los filamentos esporíferos. Las colonias más ó menos redon- deadas están levantadas sobre la superficie del medio; la cara in- ferior es amarillenta, y después anaranjada en el centro y blanco amarillenta en el borde. Los filamentos esporíferos que recubren 140 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA la cara superior de la colonia, son de aspecto ceniciento en el centro y blanco en el borde; la cara inferior, anaranjada en el centro, adquiere después de veinte ó treinta días un color violeta sucio en algunas colonias. Otras veces la cara inferior tiene un aspecto parecido al de un cráter. Gelatina (picadura). — Pequeñas colonias de aspecto coposo cuando están aisladas y de color blanquecino á lo largo de la pi- cadura. Cuando confluyen, forman una cinta amarillenta arru- gada, que termina superficialmente en un botoncito de color blanco en unos sitios y rojizo en otros. Aparecen á los seis ú ocho días manchas rojizas en algunos puntos del canal de la picadura, que después confluyen y dan á la cinta un color rojo ladrillo vivo. El botón superficial va hundiéndose poco á poco, indicando un principio de licuación de la gelatina. Después la licuación au- menta, permaneciendo transparente y sin enturbiamiento alguno la gelatina licuada en totalidad y hundida en el líquido la cinta formada por la colonia. Gelatina (estría). —Estría blanco sucia, de borde ondulado, algo hundida en el medio de cultivo, indicando un principio de licua- ción. Después la colonia se hunde más profundamente en el me- dio, y la cinta formada tiene un color rosáceo en la zona media con eflorescencias blanquecinas, á la cual rodea una línea más roja sin eflorescencia alguna; el borde de la colonia es amari- llento. La gelatina licuada es transparente, y la cinta formada por la colonia, se conserva íntegra en el interior de la gelatina. Agar (picadura).—Colonia redondeada de color blanco amari- llento en el canal de la picadura; botoncito saliente blanco mate, por los filamentos esporíferos, y de color rojizo en algunos pun- tos. A los seis ú ocho días, la colonia superficial rugosa presenta una tinta azulada en el centro y los bordes blancos algo rosados y festonados. El agar que rodea á la colonia, se tiñe ligeramente de azul al cabo de doce ó catorce días, haciéndose más intensa esta coloración azulado sucia á los veinte ó treinta días en la superficie y presentando color violeta en las capas subyacentes. Agar (estría). —Colonias redondeadas que se unen ó fusionan formando ¡un barniz blanquecino en algunos puntos y en otros más Óó menos rosado ó rojizo, con eflorescencias blanco-yesosas á trechos, constituídas por los filamentos esporíferos. A los seis días, la colonia ha adquirido un tono de color azul con reflejos violáceos, que se aprecian bien en el fondo de la colonia, es decir, TAL DE HISTORIA NATURAL 141 r en la parte que se halla en contacto con el agar. Este adquiere también una coloración azul, más visible si se mira por transpa- rencia, alrededor de la colonia. Después la porción de la misma, que se halla en contacto con el agar, es francamente azulada, y más tarde añil. Entre los filamentos esporíferos, se observan á ve- ces pequeñas gotas como puntitos de color azul obscuro, casi ne- gro. Por envejecimiento, la superficie se recubre de un polvillo ceniciento. Suero de sangre. —Colonias confluentes puntiformes y de color blanco sucio algo amarillento. Después la colonia adquiere un tono gris azulado sucio y no es licuado el suero. El color azul se hace más intenso y obscuro en los días siguientes. Caldo.—Colonias aisladas de aspecto coposo y color blanque- cino, sin enturbamiento del caldo, depositadas la mayor parte en el fondo del tubo, algunas del mismo aspecto adheridas á las paredes y Otras en la superficie del líquido ligeramente rosadas. Leche.—Coloración ligeramente rosácea en la superficie, que se acentúa en días sucesivos, sobre todo .en los bordes, donde forma un anillo más intensamente coloreado que en el centro. A los seis ú ocho días se coagula la leche en masa homogénea, y en el borde rosado presenta manchas rojizas y á veces violáceas. El coágulo es licuado después, primero en las capas superiores y luego en las profundas; el anillo superficial se torna azulado y algunas veces el líquido adquiere un color gris sucio. Patata.—Desarrollo granuloso, blanquecino amarillento, pri- mero; luego, blanco rosado; después, de color rosa más pronun- ciado; más tarde, rojizo con manchas blanquecinas, salientes, for- madas por los filamentos esporiferos. El color rojo desaparece más larde, y se inicia en algunos puntos una coloración amari- llento verdosa, y luego verde sucio, que se extiende á la patata. Esta se tiñe de azul al cabo de cuarenta ócincuenta días, y enton- cesla colonia priucipal es unas veces azul obscuro, casi negro, con manchas blanquecinas ó cenicientas; otras, presenta el borde ro- jizo y manchas blancas, parduzcas, cenicientas, rojizas, violáceas y verdes en diferentes puntos de la colonia, y en ocasiones se for- man alrededor de la principal otras más pequeñas, aisladas, de color rosado, con el borde blanquecino, que se destacan sobre la superficie azul de la patata. La colonia es muy rugosa y consistente. En algunos casos hay también desarrollo en el lí- quido alcalino del fondo; líquido que se tiñe de color violeta y se 142 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA puebla de colonias blancas violáceas en la suverficie y en el fondo. Esta especie fué encontrada en el limo de la presa del Villar (Lozoya). Sacharomyces roseus. Madrid Moreno.—Levadura rosa, de otros autores. Aspecto microscópico.—Células generalmente ovaladas, algunas con un mucroncito en uno de sus extremos; las células jóvenes presentan también la forma oval, pero alargada; las formas esfé- ricas son raras. Se coloran cuando jóvenes por el método de Gram; las células viejas quedan unas coloreadas, y otras no. Re- prodúcense por gemmación. Colonias en gelatina.—Visibles á las cuarenta y ocho horas como puntitos transparentes Ó semitransparentes; observadas á 100 diámetros, son circulares, de borde liso y estructura granu- lar gris amarillentas. En las más desarrolladas se distingue un ligerísimo tinte rosa. Al cuarto día alcanzan un milímetro de diámetro, son de color rosa claro y el centro levantado; zona pe- riférica, formada por esferitas refringentes incoloras. A los doce días las colonias son de color rosa bien definido; las mayores, de unos tres milímetros de diámetro. Colonias en agar.—Desarrollo á 220, A los cuatro días, colonias circulares de color rosa. Las profundas lenticulares y las superfi- ciales, con el borde formado por esferitas incoloras, presentándose algo levantadas sobre la superficie. A los doce días han alcanzado las mayores unos tres milímetros y medio, circulares, de color rosa bien definido, y superficie lisa y lustrosa. Gelatina (estría).—De color rosáceo, poco abultado, liso, bri- llante, más ancho hacia la parte inferior. No liquida. Gelatina (picadura). —Pequeño botón aplastado y de color rosa; desarrollo escaso en el canal de la picadura en forma de puntos Ó esferitas, unas aisladas y confluentes, otras de coloración ama- rillenta. No se observa peptonización de la gelatina. A los veinte dias el botón no llega á cinco milímetros de diámetro. Agar (estria).—Línea de color rosa, algo abultada, superficie lisa y brillante. En el líquido de condensación se forma un depó- sito coposo de color rosa, Agar (picadura) —Botón liso, brillante y circular, poco abul- tado; canal con escaso desarrollo en forma de puntitos amarillen- tos, confluentes ó aislados en el fondo. | Ve, PRE 0 DE HISTORIA NATURAL 143 Caldo.—Enturbiamiento no muy pronunciado y formación de un velo muy tenue en la superficie; depósito blanco ligeramente rosáceo, coposo; caldo algo viscoso. A los veinte días es transpa- rente, sedimento color rosa, que por agitación se enturbia fuerte- mente, sin colorearse. Patata.—Abundante y rápido desarrollo de color rosa escar- lata, saliente y rugoso, en forma de mamelones. Granulaciones repartidas en series lineales ó irregularmente espaciadas. A Jos veinte días la superficie es granuda. Suero de sangre.—Estría de color rosa vivo, limitada al trazo de siembra. No liquida el medio. Leche.—A los pocos días se forma un anillo de color débil- mente rosáceo en el borde, color que se extiende luego por la su- perficie del líquido. El medio no es coagulado al cabo de diez días. A los veinte se convierte en un magma homogéneo, sin separación del suero. Encontrada en el Viaje de la Reina. Datos respecto á orogenia de Asturias POR EDUARDO H.-PACHECO (Lámina 111.) Con motivo de una nota bibliográfica presentada por el profesor Fernández Navarro en nuestra SocrebaD (1), y en confirmación de lo que en ella se indica respecto á fenómenos de diastrofismo, señalados por M. Mengaud en los confines de las provincias de Santander y Asturias, he creído que sería oportuno exponer en nuestro BoneTíN algunas observaciones que el verano pasado he efectuado en la costa asturiana de Ribadesella y, al mismo liem- po, decir aquí algo relacionado con lo que en reciente publica- ción (2) he expuesto al tratar del conjunto montañoso que bordea la Península Ibérica por el Norte. (1) Fernández Navarro: Sur la structure des Pyrénées cantabriques et leur rélations probables avec les Pyrenées occidentales, par Léon Bertrand et Louis Mengand (C. R. de l'Academie des Sc. de Paris, t. MA AOS Nob. 1912. (2) Hernández-Pacheco: Ensayo de síntesis geológica del Norte de la Pe- nínsula Ibérica. Trabajos del Mus. de Cien. Nat. Núm. 7, Madrid, 1912. 144 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA Se considera generalmente que las montañas cantábricas y astu- rianas son, orogénicamente, continuación del Pirineo; efectiva- mente, se aprecian en ellas fenómenos orogénicos ocurridos du- rante el terciario, época en que los Pirineos adquieren su princi- pal relieve; y en confirmación de esto, la adjunta fotografía, que el profesor de Toulouse, M. Mengaud, hizo en una excursión que hace algún tiempo efectuamos juntos por San Vicente de la Bar- quera, resulta instructiva, por cuanto que en ella se aprecian las margas y areniscas del oligoceno superior, claramente plegadas. Pero según nuestro modo de interpretar los fenómenos orogé- nicos del Pirineo y de las montañas asturianas, resulta que no pueden estimarse ambas zonas montañosas como formadas exac- tamente por los mismos movimientos y en iguales épocas, y ésta es una de las razones, aparte de otras, por las cuales, en el trabajo á que antes nos referimos, considerásemos como regiones muy distintas el Pirineo y el territorio montañoso astúrico-leonés. Dos movimientos principales han contribuido al relieve del Pi- rineo: uno es de carácter herciniano, el cual parece haberse efec- tuado principalmente durante el pérmico, á juzgar por la mar- cada discordancia que se aprecia en la zona francesa, entre el pérmico inferior marino ó artinkiense, y el pérmico medio ó sa- joniense, constituído por un primer tramo de conglomerados y areniscas rojizas, y unsegundo de margas y arcillas rojas, al que se superpone en perfecta concordancia el pérmico superior ó tu- ringiense, compuesto por calizas dolomitizadas y pizarras negruz- cas. La discordancia se observa en los Pirineos centrales españo- les, entre unos conglomerados que el ingeniero Sr. Vidal refiere al pérmico inferior de agua dulce ó otuniense y las areniscas triásicas. En la región astúrico-leonesa, la discordancia que señalan los movimientos hercinianos es de otra edad. Los tres pisos del siste- ma carbonifero, cuya base está concordante con el devónico, se hallan muy desarrollados en la región, y en cambio faltan las ca- pas pérmicas. Estudiando los depósitos carboniferos se encuentra que duran- te esta época se realizó en la región el movimiento orogénico her- ciniano. Al carbonífero inferior ó dinantiense pertenecen las enor- mes masas de calizas y el culm pizarroso, de tanta extensión en Asturias. En la base existe una capa de calizas marmóreas amig- daloideas, de tonos rojizos, mármol griotte de los franceses, el cual alcanza un espesor máximo de 30 metros, y contiene, entre NM DE HISTORIA NATURAL 145 otros fósiles, Goniatites crenistra. En los acantilados sumamente fosilíferos de Andrín, aldea próxima á Llanes, se aprecian bien las calizas marmóreas de referencia, estableciendo el tránsito del devónico al carbonífero. Al mármol griotte se superpone la caliza carbonífera, llamada de montaña, que integra la ingente mole de los Picos de Europa, y que se extiende además en varias ramificaciones, derivadas por Asturias, Palencia y León. El culm, con grandes espesores de centenares de metros, se extiende por otras muchas partes, y á veces se intercala en la caliza de montaña, y por sí solo da lugar á gran número de montañas de la región, especialmente en la cuenca alta del Deva. Se reduce la formación á repetida alternan- cia de estratos pizarrosos, grauwackas, conglomerados y lechos de caliza, con Diplotema distans en las pizarras, y Fusilinella spheroidalis en las calizas, Contiene el culm en su tramo superior, que parece correspon- der al westfaliense marino, algunas capas de hulla explotable, y los materiales de la formación indican el tránsito del régimen ma- rino al continental ó de albufera y marisma en que se depositaron las hullas de los pisos situados sobre el culm. Sobre la formación marina existe una capa de conglomerado cuarzoso, bien definido, al que se superpone una potente serie de areniscas y pizarras, con numerosas intercalaciones de hulla. Los fósiles vegetales se presentan en abundancia extraordinaria, sien- do las especies más corrientes: Calamites Suckowi, Lepidodendron aculeatum, Sigillaria Tessellata, Neuropteris gigantea, etc. Ta- les terrenos constituyen las cuencas carboniferas de Langreo, El Vierzo, La Ceana, La Magdalena, Ciñera, Sabero, Valderrueda, Barruelo y Orbó. El huilero corresponde, más principalmente, al piso medio ó westfaliense. Las cuencas situadas al W. de la región, como la de Tineo, antes no citada, corresponden al piso superior del carbonifero ó stefaniense, siendo, por lo tanto, posteriores en su formación á las situadas hacia el E.; en su conjunto, forman un pliegue sinclinal arrumbado del NNE. al SsW. En la cuenca de Tineo se aprecia con claridad la prueba del movimiento orogénico, pues mientras que en las otras zonas los estratos están concordantes en toda la serie paleozoica, aquí se observa una marcada discordancia entre el cámbrico que forma el subestrato y las capas carboníferas del stefaniense. 146 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA No sólo se aprecian plegamientos, sino que las aguas inva- dieron la región, avanzando hacia el W., depositando sobre el cámbrico, y en discordancia sobre él, potentes bancos de conglo- merados y areniscas, muchos de cuyos cantos están formados por rocas correspondientes á periodos anteriores del carbonífero. Separa, en consecuencia, el carbonífero medio del superior, un movimiento orogénico y una transgresión del mar hacia el W. Después una emersión ocurriría en la comarca, pues en toda ella no existen señales de depósitos pérmicos. Del conjunto de los datos aportados parece deducirse un hecho, á nuestro juicio de gran importancia, y es á saber: que los movi- mientos orogénicos hercinianos se efectuaron en la región pire- naica mucho más tarde que en las zonas N. de la meseta que constituyen la actual región astúrico-leonesa, por cuanto en este territorio peninsular se realizaron los movimientos orogénicos hercinianos entre el westfaliense y el stefaniense, mientras que en los Pirineos aparece retardado hasta los tiempos medios del pér- mico, por cuanto la discordancia que marca estos levantamientos está, según hemos visto, entre el artinliense Ó pérmico inferior y el sajoniense Ó pérmico medio. Poco después de esta época, en el comienzo del mesozoico, se inicia la geosinclinal de la cuenca del Ebro, que separará durante la era secundaria el Pirineo del borde ibérico de la meseta. De aquí resulta que los plegamientos hercinianos pirenaicos están separados de la meseta por el sitio que ocupó la geosinclinal me- sozoica, que desde el Cantábrico se extendió por el actual valle del Ebro. Por lo tanto, los plegamientos hercinianos del Pirineo y los de la meseta son independientes, y no están separados tan sólo por el tiempo, sino también en el espacio por la zona de depresión vasco-cantábrica y del Ebro. El último y principal movimiento del Pirineo ha ocurrido du- rante el terciario medio y aun después, de tal modo que ha sido incluída la cadena pirenaica en lo que Suees llama Altaides pós- tumos. La edad y caracteres de los movimientos orogénicos pire- naicos están tan estudiados, que no hay por qué insistir en ellos. En cambio, en la costa cantábrica de San Vicente de la Barquera se aprecia claramente que el nummulítico y el oligoceno superior están intensamente plegados y dislocados (fig. 1.* de la lám. 111), fenómeno que hace llegar los movimientos orogénicos hasta el DE HISTORIA NATURAL 147 mioceno, constituyendo una particularidad de la región cantá- brica. Por lo que se refiere á los territorios situados más hacia el W., se aprecia que las dislocaciones que los estratos mesozoicos pre - sentan en Asturias, indican que con posterioridad á los depósitos cretáceos se verificaron fenómenos enérgicos de diastrofismo. La falta de depósitos posteriores impide fijar la época; teniendo en cuenta la dirección que la mayor parte de los accidentes presen- tan paralelos á la alineación pirenaica próxima, puede suponerse que tales fenómenos pudieran ser continuación hacia Occidente de los que originaron el Pirineo en los tiempos medios del ter- ciario. Por otra parte, la frecuencia de los buzamientos hacia el Cantábrico hace sospechar qué movimientos en todo á lo largo del litoral darían lugar como fenómenos póstumos pirenaicos á la formación de una extensa zona de desgajes hacia el N., que cons- tituirían la actual costa cantábrica. Estos fenómenos, que pudie- ran haber tenido lugar con posterioridad al oligoceno, sólo podrán ponerse en claro por el estudio estratigráfico y tectónico detallado de la costa. En el extremo oriental de los depósitos mesozoicos, en Ribadesella hemos reconocido la existencia de fenómenos de cabalgamiento, montando las calizas de montaña carboníferas sobre el triásico, según se aprecia en la adjunta fotografía (figu- ra 2.*, lám. 11) y el jurásico en contacto anormal, aplastado y plegado contra la caliza de montaña carbonífera. Los empujes parecen haber obrado en dirección S. á N. Datos de una excursión geológica por la provincia de Toledo POR LUCAS FERNÁNDEZ NAVARRO Durante las pasadas Pascuas he realizado una pequeña excur- sión por la provincia de Toledo, acompañado de mis discípulos Sres. Castaño, Gómez Pou, García Banús y Fernández Aguilar. Hemos podido adquirir algunos datos que, por tratarse de provin- cia tan poco estudiada geológicamente, merecen la pena de ser señalados. El primer día fué dedicado á los alrededores de la capital, visi- tando el manchón oligoceno marino de las inmediaciones de la 143 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA Fuente de la Teja, donde recogimos interesantes ripple-marks y algunos fósiles, muy pocos, pues como no se abren nuevas cante- ras, el yacimiento va agotándose rápidamente. En nuestro paseo por los arroyos de la Rosa y de la Degollada, así como después en el camino hasta Layos, pudimos comprobar cómo dominan los gneis al S. de Toledo, aunque los mapas ponen todavía como exclusivamente granítico todo el enorme manchón. Es notable la abundancia de granates (almandina), á veces de gran tamaño, pero nunca en cristales bien terminados, sino en masas redondeadas, de estructura granuda. En Layos visitamos primeramente un filón de hematites com- pacta, sobre el que han hecho varias calicatas, situado en el Prado. Más interés presentó la visita á la mina de grafito, donde encon- tramos entre la escombrera grandes trozos de la clintonita Ó mica cálcica denominada Margarita, especie que no creemos haya sido citada hasta ahora de España. El mineral se presenta en masas algo palmeadas, constituídas por acumulación de laminillas frá- giles, algo perladas, de color gris rosado y con las características ópticas de la especie. Observado al microscopio, puede verse que está plagada de granillos redondeados y alargados de corindón, azulados ó negruzcos, mostrando su policroísmo en tintas azules y su fuerte relieve característicos. También recogimos en la misma mina un cuarzo de color rojo melado, un caolín ordinario y una calcita espática que contiene motitas y laminillas casi microscópicas de grafito. Este mineral no debe hallarse muy abundante ni de muy buena calidad, por ser muy ferruginoso y piritífero. Probablemente se trata de una concentración local del grafito que impregue las pizarras cámbri- cas en que está abierta la mina. Hasta ahora parece que los resul- tados industriales no corresponden ni con mucho á las esperanzas concebidas. El cerro de Layos, que visitamos después, y á que dan el pom- poso nombre de Sierra, es una de las pequeñas cumbres que se levantan en la faja cámbrica que se desarrolla de E. á W. desde Almonacid hasta Noez. Alcanza 1.084 m. sobre el nivel del mar, y unos 350 sobre la llanura inmediata, presentando dos cumbres, á que llaman Sierra Chica y Sierra Grande, separadas por una profunda depresión. Está formado este cerro por estratos alternantes de Ccuarcitas ES , de e » / DE HISTORIA NATURAL 149 rojizas Ó grises y pizarras obscuras. Las primeras llevan entre los planos de juntura abundantes laminillas de mica, y se recu- bren frecuentemente de limonita, que ha dado lugar á algunas calicatas. Las pizarras son de brillo sedoso, estriadas y alabeadas, como si hubieran sufrido grandes presiones. Se cargan de ottre- lita en algunos puntos, hecho que confirma la suposición de grandes movimientos. La dirección de la cresta es aproximadamente NS., mientras que la de los estratos es NN W.-SSE. Buzan éstos al WSW., con una inclinación que pasa de 30”. Es un pequeño, pero excelente ejemplo de sierra monoclinal, de que da idea el adjunto corte, hecho normalmente á la dirección de los estratos, pasando por la cumbre. WSsw. ENE. ]. Cuarcitas. 2. Pizarras. (Escala de altura próximamente triple que la de distancias.) Visitamos después la mina «Feliz» en la dehesa de La Higue- ruela, término de Mazarambroz, hace tiempo abandonada. Parece ser que la explótación, que alcanzó en su tiempo bastante impor- tancia, tenía por objeto principal las galenas argentíferas. En las escombreras pudimos recoger, además de dicha especie, blenda espática, pirita en gruesos cristales cúbicos y cubo-octaédricos, marcasita en costras fibroso-radiadas, siderita espática parda ó amarillenta, y dolomita en menudos romboedros lenticulares nacarados. El día siguiente lo empleamos en ir de Noez á la Puebla de Montalbán, ó sea hacia el NW. Durante más de una legua, hasta la casa de labor de Bañuelos, seguimos en cámbrico, comple- 150 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA tamente concordante con el de Layos. Atravesamos después un pequeño manchón granítico, y en seguida nos hallamos en los gneis granatíferos y turmaliníferos, frecuentemente muy alte - rados. En ellos se abre la caja de la nueva carretera que va á La Ventosilla. Al entrar en esta finca empieza el diluvial, bajándose luego á los aluviones del Tajo. Nuestro objeto al dirigirnos á este pueblo era visitar el man- chón arcaico que está indicado al SW. del mismo, en la margen derecha del río. Pero este manchón no existe, ni nadie nos dió razón de que semejantes materiales se encuentren en el término de La Puebla. En el lugar correspondiente no se observan sino unos cerros amesetados, de poca altura, cuyo coronamiento es un conglomerado diluvial de pocos metros de espesor, por debajo del cual, al contacto con las arcillas, se ha formado el pequeño manto de agua que alimenta las fuentes de las Zorreras y del Espino. NOTAS DIPTEROLÓGICAS TI Sobre dos Nemestrinidos de Marruecos POR J. ARIAS (Lámina 1v.) Nemestrinus Escalerai nov. sp. (figuras 1 y 2) Q. > Cabeza: frente negra, con pilosidad roja; cara de color rojo tos- tado, con abundante pilosidad dorada; antenas rojas; trompa ne- gra, de longitud próximamente igual á la de la cabeza y tórax reunidos. Palpos rojos, rodeados de espesa pilosidad del mismo color; ojos muy separados (banda frontal sumamente ancha), de color cobrizo y con reflejo metálico; ocelos bien visibles, rodeados de corta pilosidad amarillo-rojiza; desde la base de los dos poste- riores hasta la parte más inferior del occipucio, se extiende una mancha de color rojo tostado. Tórax: coloración general negra; en el dorso negro-brillañte, casi lampiño, sin pruinosidad; á los lados, y en la parte inferior, se hace algo rojiza y con escasa pilosidad de color rojo. Patas completamente rojas, tanto lo fémures, como tibias y tarsos, sin a A cc — Ay ae DE HISTORIA NATURAL 151 obscurecimiento alguno; solamente las caderas son pardo-obscu= ras. La pilosidad de las patas es del mismo color rojo. Alas con la base amarillo-roja, borde anterior obscurecido, borde posterior algo más claro, aunque sin formar gran contraste, fuertemente reticuladas. Abdomen: coloración fundamental roja, sobre la que se desta- can el primer segmento negro, con faja de pilosidad blanquecina, más abundante y más larga á los lados, y una faja obscura, casi negra, en el centro del dorso de los restantes anillos abdomina- les, ligeramente estrechada hacia el extremo, siendo negros por completo los tres últimos segmentos dorsales. La pilosidad del abdomen es roja, lo mismo sobre las manchas negras que sobre la porción coloreada de rojo. Vientre completamente rojo, con pi- losidad de igual color, y úricamente presenta un ligero obscure- cimiento en los bordes laterales de cada segmento, que en conjun- to forman dos líneas obscurecidas, que siguen todo el borde del vientre hasta el ápice. Los tres últimos segmentos venirales son rojizos. Longitud del cuerpo, sin la trompa: 17 mm. Idem del ala, 15 milímetros. Patria: Marrakesh, 1v, 1907 (Escalera), 1 Q (Colec. del Mus. de Madrid). Este Nemestrinus pertenece al grupo de Perezi Duf., nigrovi- llosus Lichtw. (= nitidissimus Strobl.), rufipes Ol. (= latera- lis Wied., = ruficornis Macq.) y Hermanni Lichtw. Posee, como ellos, alas reticuladas y obscurecidas, con el borde posterior más claro, abdomen rojo, con banda dorsal negra, y faja de pilosidad blanquecina entre los primero y segundo segmentos abdominales, pero se distingue fácilmente (entre otros caracteres menos impor- tantes Ó más difíciles de apreciar, pero que en conjunto contribu- yen á separar perfectamente estas especies, que á primera vista y juzgando solamente por las descripciones, parecen casi idénti- cas (1), y que, sin embargo, cuando se examinan detenidamente (1) Por esta razón Lichtwardt, en 1909 (Deutsch. Ent. Zeit., pág. 115), dudaba de la validez de N. Perezi Duf., y suponía que esta especie carecía de pilosidad blanca en la base del abdomen y que la faja dorsal era siem- pre estrechada hacia el ápice, por no haber visto entonces más que un ejemplar mal conservado, y para convencerse de la validez de la especie ha necesitado ver doce ejemplares pertenecientes al Museo de Madrid. (Lichtwardt: (Carta particular), Octubre 1912.) 152 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA los ejemplares, se perciben claramente las diferencias) de Pere- zi Duf. (1), porque esta especie tiene los fémures de los tres pares de patas obscuros, casi negros en muchos casos, mientras que en Escalerai son todos rojos; de nigrovillosus Lichtw., por este mis- mo carácter, pues también en nigrovillosus los fémures son ne- eros, por el color de su pubescencia y por la coloración general del cuerpo, pues en Escalera domina el color rojo, y en is llosus, el negro; de rufipes Ol. (2) (— lateralis Wied. == ruficor- nis Macq.), que es quizá la especie más afine, se separa por la co- loración de los tres últimos segmentos ventrales, negra en rufipes, y rojiza en Escalerat, y además, la frente no es de color amarillo céreo, como sucede en rufipes, sino negra y con pilosidad roja, no muy abundante; por último, esta especie se distingue á prime- ra vista de /Zermanni Lichtw. (3), porque la faja negra abdominal no es tan ancha, sino de anchura igual á la de N. Perezi, y por- que el tórax no presenta pruinosidad alguna, ni tampoco la fren- te, queen N. Hermann está recubierta por densa pruinosidad gris. Otras especies de Nemestrinus, con abdomen rojo y faja dorsal negra, son también algo afines á la que acaba de ser descrita, pero se diferencian muy bien con sólo comparar las descripciones de unas y otras, y por eso no me detengo á detallarlas. Correspondiendo á atención análoga, tengo mucho gusto en de- dicar esta especie á su descubridor, el Sr. Martínez de la Escale- ra, una de las primeras personas que me guiaron al comenzar mis aficiones por la Entomología, por lo cual le soy deudor de sincero agradecimiento. Nemestrinus fasciatus Macq. De esta especie africana, figuran en el Museo de Madrid tres ejemplares Y9, procedentes de Restinga (Melilla), Junio 1909, cogidos por mi durante las excursiones realizadas en el Rif por la Comisión de Investigaciones Biológico-Marinas del Norte de Afri- (1) L. Dufour: Description et Iconographie de quelques Dipteres de l'Es- pagne. (Annales de la Société Entomologique de France, 1850.) B. Lichtwardt: Ueber die Dipterengattung Nemestrina Latr., 1907, pá- gina 424. B. Lichtwardt: Beitrage sur Kenntnis der Nemestriniden, 1909, pág. 1165. (2) Olivier: Encyclopédie Méthodique, 1811, pág. 171. Lichtwardt: Beitr. sur Kennt. d. Nemestriniden, 1909, páginas 115 y 116. (3) Lichtwardt: Beitr. der Kennt. der Nemestriniden, 1909, pág. 117. e EA, AL DE HISTORIA NATURAL 153 ca, que dirige el profesor D. Odón de Buen. Ninguno de estos ejemplares concuerda exactamente con la descripción de Mac- quart (1), por cuya razón envié uno de ellos, en consulta, al señor Lichtwardt, de Charlottenburg, suponiendo que pertenecería á una nueva variedad de fasciatus Macg., Óó quizá á una especie afine. Al devolverme el envío, el Sr. Lichtwardt afirma que el ejemplar corresponde bien con la descripción de fasciatus, y dice (2) «Die Art bildet mit N. grecus Lichtw., caucasicus Fisch., und Ariasi Lichtw., eine Gruppe. Kopf halbkugelfórmig, Stirn Y schmal, Fliigel ohne Gitter. Die Art ist leicht Kenntlich. Die Basis des Hinterleibes ist lehmgelb; darnach folgen dieabwechselnd schwarz und weiss bandierten Segmente. Der Thorax ist gelbgrai be- haart.» Las diferencias que yo encuentro en los tres ejemplares de que dispongo, son principalmente que la pruinosidad del vientre no es blanquecina sino amarilla, y en cambio la frente es casi blanca y no blanco-amarillenta; tampoco la coloración de las patas coin- cide exactamente con la descripción, ni la del primer segmento abdominal. La coloración de los tarsos y fémures es casi igual, obscura, la de las tibias más clara, sin ser amarilla. Por último, uno de los ejemplares es de bastante mayor talla que los otros dos, hecho al que no doy importancia por ser frecuente en los Nemestrínidos. (1) Lucas: Exploration scientifique de l'Algerie, t. mm. Dipteres, par Macquart; 1849, pág. 446; pl. 3, pág. 7. Lichtwardt: Ueber die Dipterengattung Nemestrina Latr., 1907, páginas 439 y 450. Lichtwardt: Beitrage sur Kennt. d. Nemestr., 1909, pág. 122. (2) Lichtwardt: (Carta particular), Octubre 1912. 154 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA Publicaciones que ha recibido la Real Sociedad Española de Historia Matural durante el mes de Enero de 1913. (La liste suivante servira d'accusé de réception.) ALEMANIA Deutsche Entomologische Gesellschatt, Berlin. Deutsche Entomologische Zeitschrift. 1913, Heft 1. Entomologischer Litteraturblátter, Berlin. 1913, nos 1-2. Entomologischer Verein, Dresden. Iris. 1912, Heft 4. Internationalen Entomologen- V erein, Stuttgart. Entomologische Rundschau. xxx Jabrg., n08 2-3. Insektenbórse. xx1x Jabrg., nos 3-6. Societas entomologica. xxvm Jahrg., nos 2-3. Physikalisch-medizinischen Gesellschaft za Wiúrzburg. Sitzungsberichte. 1912, mos 1-2. Zoologischer Anzeiger, Leipzig. Bd. xL1, n? 4. AusTrIa-HUNGRÍA K. K. Zoologisch-Botanische Gesellschaft in Wien. Verhandlungen. 1x1 Band, 8-9 Heft. Societas entomologica Bohemie, Praga. Acta. 1912, Cislo 4. Ungarische Centralbureau fúr ornithologische Beobachtungen, Budapest Aquila, T. xix, 1912. Wiener Entomologische Zeitung, Wien. xxx1 Jahrg., 1 Hejt. BÉLGICA Société belge d'Astronomie, Bruxelles. Bulletin. xxx" année, n” 12. Société entomologique de Belyique, Bruxelles. Meémoires. Tome xN. Costa RICA Ministerio de Fomento, San José. Boletín de Fomento. Año 11, n.* 9-10. CHILE Boletín de bosques, pesca i carga, Santiago. Tomo 1, n.0s 1-5 EsPAÑA Broteria, Salamanca. Vol. xr, fasc. 1. Ingeniería, Madrid. N.os 278-282. Institución libre de enseñanza, Madrid. Boletín. Año xxxv1, n.” 632. Laboratorio de Radiactividad de la Universidad de Madrid. Boletín. Vol. 1, n.08 8-10, EA DE HISTORIA NATURAL 155 Sociedad aragonesa de Ciencias naturales, Zaragoza. Boletín. Tomo x1, n.os 9-10. Sociedad española de Física y Química, Madrid. Anales. Año Xi, n.* 99. Esraos Unipos Y sus COLONIAS Academy of Natural Sciences of Philadelphia. Proceedings. Vol. LxIV, part 11. Departamento del Interior. Oficina de Agricultura. Manila. Revista agrícola de Filipinas. Vol. v, n.” 12. Department of the Interior. Bureau of Forestry. Manila. Annual Report, 1912. Department of the Interior. Weather Bureau. Manila Central Observatory. Bulletins for July 1911. Johns Hopkins Hospital, Baltimore. Bulletin. Vol. xx1y, n* 263. Johns Hopkins University Circular. 1912, nos 1-10, Museum of Comparative Zóology at Harvard College, Cambridge. Bulletin. Vol. Liv, n* 16. New York Zoological Society. Zoologica. Vol. 1, n* 11. The American Naturalist, New- York. Vol. xLvi, n* 553. United States Geological Survey, Washington. Bulletin. Nos 498, 507, 508, 416, 417. Professional Paper. Nos 69, 74, Wilson Ornithological Club, Oberlin, Ohio. The Wilson Bulletin. Vol. xx1v, no 3-4. FRANCIA Académie des Sciences de Paris. Comptes-rendus. Tome 156, nos 2-5, La Feuille des Jeunes Naturalistes, Paris. 43* année, n* 506. Revue générale des Sciences pures et appliquées, Paris. 24* année, n0s 1-2, Scciété botanique de France, Paris. Bulletin. Yome L1x, 7. Société francaise le Minéralogie. Bulletin. Tome xxxx, n' 5. Station Entomologique de la Faculté des Sciences, Rennes. Insecta. 3% année, n* 25, HOLANDA Rijks Herbarium, Leiden. Mededeelingen 1912, nos 8-14. INGLATERRA Y SUS COLONIAS South African Museum, Capetown. Annals. Vol. x1, part Inm-1v. The Canadian Entomologist, London. Vol. x£tv, n* 12; vol. xuv, n? 1. 156 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA The Entomologist's Record and Journal of Variation, London. Vol. xxv, ne Te The Zoologist, London. Vol. xv1r, n? 193. ITALIA Rivista coleotterologica italiana, Camerino. Anno xr, n? 1. Rivista tecnica e coloniale di Scienze applicate, Napoli. Anno tr, n* 12; anno 111, n? 1. Societá entomologica italiana, Firenze. Bullettino. Anno xLu1. Societá toscana di Scienze naturali, Pisa. Atti, Vol. xx1, nos 3-6. MóNAco Institut océanographique, Mónaco. Bulletin. Nos 353-257. REPÚBLICA ARGENTINA Sociedad científica argentina, Buenos Aires. Anales, Tomo LXxIt1, entr. vi; LXX1V, entr. 1-11. Rusia Musée zoologique de l'Académie impériale des Sciences de St. Pétersbourg. Faune de la Russie. Vol. 11, livr. 1; 1u, livr. 1. SUECIA Entomologiska Fóreningen i Stockholm. Entomologisk Tidskrift. Arg. 33, Haft 1-4. SUIZA Société Vaudoise des Sciences naturelles, Lausanne. Bulletin. Vol. xuvnt, n* 177. Société zoologique suisse et Muséum d'Histoire naturelle de Genéve Revue suisse de Zoologie. Vol. xx1, m08 1-2, BARRAS DE ARAGÓN (Francisco de las).—Discursos leídos ante la Real Aca- demia Hispano-Americana el día 8 de Diciembre de 1912. Cádiz, 1912. Campo (Angel del).—Los sublimados blancos del volcán Chinyero, Cana- rias. (An. Soc. esp. Fís. y Quím., x, 1912.) Centro farmacéutico Uruguayo.—Número especial en homenaje á la memo- ria del sabio farmacéutico D. José Arechavaleta. Montevideo, 1912. Lonco (B.)—Di nuovo sul Ficus carica L. (Bull. Soc. Bot. ital., 1912.) Ossuna VAN Den-HeeDE (M. de).— Isla de Tenerife: Impresiones de viajes é investigaciones científicas. Santa Cruz de Tenerife, 1912. Porter (Carlos E.) —Instrucciones acerca de la recolección i envío de In- vertebrados para los Museos. (Bol. Museo Nac., 1912, QueLLE (Otto). —Die Iberische Halbinsel. (Geogr. Jahrb,, 1912.) Robrícuez MoureLo (José). —La Photochimie. (Rev. Scientif., Paris, 1912.) - PUBLICACIONES DE LA SOCIEDAD QUE SE HALLAN Á DISPOSICIÓN DE LOS SEÑORES SOCIOS Á LOS PRECIOS : AQUÍ SEÑALADOS - Ptas, Recuerdos botánicos de Tenerife, por D. R. Masferrer (cuaderno de 246 páginas, tirada aparte de los ANALES)... ...ooooo- 2... ...«.. 2 Fac-símile de una carta del Barón de Humboldt (publicada en el to- MON AeSOR RANA ES io leo sia ojo ato e o atole da tejerala! e 0,5 Actas de la Sociedad española de Historia natural (años 1890, 1891, TAI TIOUA CALAMA os cial e aim e atado Pd 2 82,00 Indice de lo contenido en los veinte primeros tomos (primera serie) AL o E a pr O O NA O 1 Catálogo de la Biblioteca de la Sociedad española de Historia na- nar AIN oa NN O O SA E E 1 Anales de la Sociedad española de Historia natural. Treinta tomos. 1872-1901, cada tomo (excepto el 1., 5. y 11... ........... A Boletín de la Real Sociedad española de Historia natural (tomos ACE CACA ONO LS e das aaa ao Ou, o palo ISO 8 Memorias de la Real Sociedad española de Historia natural (tomos IE VO CAM iO MO ata es ra aa a PIE O Los Sres. Socios tienen derecho á adquirir por una sola vez un ejemplar de cada uno de los tomos de los AwaLkEs, del BoLeTíN y de las MEMORIAS, á los precios siguientes: ANALES: TOMOR Ad A A ADO O NN DO A area aleja 8 pesetas. A A 0 CA A VR le UA Re AQ E 25 — A A O y IB es A 12 — O E o 11 A O a po g9 — BoLETÍN: Tomos 1-x11 ..o.ooo ce... ...o. o. o.» .....oeo..o o... c..:.:.-..0.0..U...r_.o 6 a MEMORIAS: TOMOS TEVE. 0 eo A o CI A E O e Los cuadernos sueltos, siempre que de ellos haya sobrantes, sin desca- balar tomos, 4 2 pesetas La colección completa de la 1.* serie (20 tomos) incluyendo el tomo 1.”, . para los socios y por un solo ejemplar (sólo hay disponible un cortísimo número) 250 pesetas. Entiéndanse en francos estos precios para los extranjeros, compren- diendo en ellos el porte. Los socios vitalicios y perpetuos tienen derecho á recibir gratuitamente á su ingreso en la SookDaD diez volúmenes elegidos entre los anteriores á excepción de los 1.”, 5.” y 11. ADVERTENCIA Por reciente acuerdo de la Socievap los señores socios que publiquen notas en el BoneríN podrán obtener gratuitamente cincuenta ejemplares de ellas, siempre que así lo pidan en el manuscrito de su trabajo. De los publicados en las Memorias se entregan siempre igual número de ejemplares aunque no se soliciten. De unos y otros podrán hacerse tiradas aparte que excedan de dicho número á los precios consignados en la tarifa corriente. La encuadernación, cubiertas de color y demás gastos se abona- rán con arreglo á la tarifa general para las tiradas aparte SUMARIO DEL N. 2 Sesión del 12 de Febrero de 1913 Págs. Sesión del 12 de Febrero de 1915.—Admisiones.— Asuntos diversos. — Fallecimientos. —Comunicaciones.— Concurso de premios.—Secciones 101 NOTAS Y COMUNICACIONES GREDILLA (A. F.)—Noticia necrológica del Excmo. Sr. D. José María Solano y Eulate, Marqués del Socorro, Conde del Li (Con e E E E A INS A SN pe 2104 DANTÍN CERECEDA (J.)—Acerca de una nueva localidad del cuero de O E A O A A O A O O ER UE Y Y MabriD Morexo (J.) —Adiciones 6 la flora bacteriana de las aguas | potables de Madrid. (Lám. 11).. a e Do NS A H.-Pacueoo (E.) —Datos respecto as orogenia de Asturias. (Lám. 1... 143 FERNÁNDEZ NAVARRO ( (L.) —Datos de una excursión geológica por la provincia de ToledO........0....... A e ed A UNES SE. ARIAS (J.) —Sobre dos Nemestrínidos de Marruecos. Notas Oipleraló: SIGAS (LIM IV) do e SS a Na e .. 160 Publicaciones recibidas - oca a da ar a A ES A A 154 LISTA de los señores socios de provincias () y ex- tranjero que han satisfecho su ca desde 1.” al 28 de Febrero de 1913. Cuota de 1912. Mir Llambias. Moreno Rodríguez. Galán (A.) Pantel: Pérez Molina. Cuota de 1913. Rodríguez Rosillo. Benisa. Sáenz y López. Cabrera (Anat.) Sánchez Navarro (E.) Cadevall. Silva Tavares. Carvalho Monteiro. Fuente (J. M. de la). Cuotas de 1914, Instituto de Ciudad Real. Cadevall. Jerónimo Barroso. Sáenz y López. (1) No se incluyen los de las capitales en que existen Secciones deis esta SOUIEDAD. MADRID. —IMP. DE FORTANET, LIBERTAD, 29.—TELÉFONO 991 - BOLETI 0 a REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA istoria Natural FUNDADA EN 8 DE FEBRERO DE 1871 A ; » 5 y, EA TA ' OJO Y Xx ' A IT” A 1 A 5 E 5%, y hi xa A | Ñ Ñ " ( , (MUSEO DE CIENCIAS NATURALES) Ea E Hipódromo - OBSERVACIONES Los socIOs CORRESPONDIENTES EXTRANJEROS podrán recibir las publica-- ciones de la Sociedad abonando la cuota anual de 10 pesetas. Los NTMERARIOS abonarán la cuota anual de 15 pesetas ó la de 16,50 si residiesen en países de la Unión postal, debiendo remitirla sin descuento al tesorero en la época de admisión, y posteriormente en el mes de Enero de cada año. Reciben el BoLrerín y las MEMORIAS. Los AGREGADOS abonan la cuota anual de 8 pesetas y reciben el BoLETÍN. Unos y otros podrán abonar su cuota en plazos trimestrales adelanta- dos, donde haya Sección ó representante de la Sociedad, 4 razón de 4 pe- setas por trimestre los numerarios y de 2,25 los agregados. Los socios numerarios que abonen de una vez ó en tres plazos anuales la suma de 300 pesetas se consideran como vitalicios, quedando exentos del pago de la cuota anual y con derecho á recibir en lo sucesivo todas las publicaciones de la Sociedad. Los que hicieren á la Sociedad el donativo de 500 pesetas serán consi- derados como socios perpetuos, con iguales derechos que los vitalicios, pero figurando su nombre á perpetuidad en la lista de socios, junto al de los socios fundadores. TARIFA para las tiradas aparte del Boletin y delas Memorias de la Real Sociedad española de Historia natural. Tiradas sin levaniar forma. De 1 á 16 páginas, 2 pesetas cada 50 ejemplares ó fracción de 50. Tirada dejando una sola paginación y añadiendo los titulos del autor después de su nombre. De 1 á 8 páginas (medio pliego), 50 ejemplares; 5,50 pesetas; cada 50 más ó fracción de 50, 1 peseta. De 1 á 16 páginas (un pliego), 50 ejemplares, 10 pesetas; cada 50 más ó fracción de 50, 2 pesetas. ¿nm todos los casos. Una portada nueva, molde y tirada de 1 4 500 ejemplares, 5 pesetas. Poner cierre á la portada para que sirva de cubierta, papel de colcr y tirada de 50 ejemplares, 4,25 pesetas; cada 50 más, 0,25. Una cubierta sin imprimir, cada 50 ejemplares, 0,25. Por las correcciones extraordinarias que manden hacer los autores, cada hora, 1 peseta, Encuadernación. 1 416 paginas, 50 ejemplares, 1 peseta. Pasando de un pliego, hasta cinco, cada 50 ejemplares, 0,50 por pliego, de seis pliegos en adelante, 0,25 por pliego, cada 50 ejemplares. La cubierta y las láminas se computan cada una como un pliego para la anterior tasación, Sesión del 5 de Marzo de 1913. PRESIDENCIA DEL ILMO. SR. D. JUAN M. DÍAZ DEL VILLAR El Secrotario leyó el acta de la sesión anterior, que fué apro- bada. Admisiones y presentaciones.— Fueron admitidos los señores presentados en la sesión de Febrero, y propuestos, también para socios numerarios, D. José Alvarez Sierra, doctor en Medicina, D. Constancio Bernaldo de Quirós y D. Paulino Morero Berisa, alumno de la Facultad de Ciencias Naturales; los primeros por el Sr. Dantín, y el tercero por el Sr. F. Navarro; también fué propuesto el Laboratorio de la Cátedra de Historia natural de la Universidad de Valladolid. Se dió de alta al Sr. Vila Nodal, Ca- tedrático de la Universidad de Barcelona, y se propuso como socio agregado á D. Fernando M. Escalera, por el Sr. Bolívar. Comunicaciones. —El Sr, Cabrera relata el triste fin que ha te- nido la expedición polar dirigida por el capitán Scott, y dice que entre las víctimas de esta arriesgada empresa figuraba un natu- ralista inglés bastante conocido, que se dedicaba al estudio de las aves. Con este motivo propone el Sr. Cabrera que la SocieDaD exprese en una carta, dirigida á la Zoológica de Londres, el sen- timiento con que se ha enterado del aciago desenlace que tuvo la expedición polar del capitán Scott. —El Presidente se muestra conforme con lo dicho por el Sr. Ca- brera, acordándose aceptar su proposición. —El Secretario lee una carta que ha dirigido al Presidente de la SocieDab el de la Sección de Medicina de la Asociación Espa- ñola para el progreso de las Ciencias, participando que el IV Con- greso de esta Asociación se celebrará en Madrid del 15 al 20 del mes de Junio próximo, é invitando para asistir á una Junta de clases médicas que se reunirá en el Ateneo. —El Presidente expone la conveniencia de que algún natura- lista que se ocupe en el estudio de los dípteros, prepare para el próximo Congreso un trabajo sobre los insectos de este orden que en nuestro país puedan transmitir enfermedades. Hace notar, á Tomo x11.—Marzo, 1913, 10 158 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA este propósito, la importancia y el interés que revestiría una Cco- municación sobre asunto que tanto afecta á la salud y á la higie- ne pública. —El Secretario leyó un trabajo enviado por el Sr. Aranzadi titulado «Algunas observaciones acerca del diagnóstico de la edad en el cráneo», que se acordó pasara á la Comisión de publica- ciones. —El Sr. Sánchez y Sánchez expone algunas consideraciones críticas sobre el estado actual de la antropometría, con relación á los acuerdos sobre el particular adoptados en los dos últimos Con- gresos internacionales de Antropología: el de Mónaco, de 1906, y el de Ginebra, de 1912. —El Presidente dice que lo expuesto por el Sr. Sánchez se pu- blicará entre los trabajos que compongan el tomo vir de nuestras MEMORIAS. —El Sr. Russel presenta una relación de hongos encontrados por él en los alrededores de Madrid, entre los que figuran algu- nas especies cuya presencia no se había señalado en nuestro país. —El Sr. Dantín lee una nota bibliográfica. Secciones.—La de Zaracoza celebró sesión el 26 de Febrero úl- timo bajo la presidencia del Dr, D. Pedro Aramburu, y en ella el Sr. Ferrando (D. Pedro) dió lectura á la parte de su trabajo referente á las Rocas ofilíticas de la provincia de Zaragoza. —La de BarceLona celebró sesión el día 22 de Febrero bajo la presidencia del Sr. Calleja. —El Dr. Pardillo formula la propuesta de socio á favor del doc- tor Maisser, y quedó admitido el Sr. Marcet, propuesto en la se- sión anterior. —Se pone á discusión el sitio, día y hora de la próxima excur- sión reglamentaria, acordándose, en definitiva, que ésta se dirija al punto denominado El Pasteral (Gerona), y se verifique el día 2 del próximo mes de Marzo, siendo la hora de salida de la esta- ción de Francia las cinco de la mañana. —El reverendo P. M. Faura y Sans anuncia la presentación de una Memoria titulada Síntesis estratigráfica de los terrenos pri- marios de Cataluña. DE HISTORIA NATURAL 159 Nota bibliográfica. —Del Sr. Dantín Cereceda (sesión de Madrid): Dr. Louis Planchon, profesor de la Universidad de Montpellier: Mutation gemmaire du Solanum Commersonii Dun. (Ann. de la Faculté des Scienc. de Marseille, tom. xvrrr. Fascic. L., píg. 1-49; lám. 1á xt, las dos últimas en color). Dr. Louis Planchon: Solanum Commersonii Dun. sauvage et mute. (Ann. Facult. Scienc. de Marseille, tom. xvr1r, fascículo 1x, pág. 1-37). La cuestión á que ambos trabajos se refieren, como afirma su mismo autor, ha sido ya objeto de estudios muy numerosos, aun- que producidos todos en fecha reciente. Se sabe hoy que sólo el simple cultivo es capaz de transformar el Solanum Commersoníi silvestre en una raza diferente, análoga por su aspecto y caracte- res á cualquiera de las cultivadas como pertenecientes á la espe- cie Solanum tuberosum, desde que en el año de 1901 hizo Laber- gerie su primer cultivo de la especie de tubérculos gigantes de S. Commersonii, El autor traza en un principio la historia de los trabajos que se han ido sucediendo acerca de las mutaciones del Solanum Com- mersonii, y hace observar que no es unánime la opinión sobre ellas, recordando el conocido estudio del profesor Wittmack (Die Stammpflanze unserer kartoffel), el cual diputa á la especie S. tu- berosum por la planta originaria de todas nuestras patatas Culti- vadas y establece una marcada distinción entre ambas especies. Para llegar el Dr. Planchon á la conclusión definitiva de que el S. Commersonii es susceptible de dicha radical mutación, se ha dedicado á obtener la transformación, partiendo, no de una forma ya modificada, sino del tipo mismo primitivo (mutación directa), la cual ha sido tan extensa y general, que ha podido lo- grase no de un tubérculo aislado, sino de todos los pertenecientes á numerosos pies de planta, lo.que da al fenómeno una mayor ge- neralidad y precisión. Por otra parte, las experiencias de cultivo se han verificado en el Mediodía de Francia, circunstancia de valor, que añade nuevos factores al problema, colocándole en otra posición, porque hasta ahora no se le había observado más que en regiones más templa- das y más húmedas. 160 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA El autor refiere en las páginas 5-40 todas sus experiencias de cultivo, repetidas algunos años, y de la morfología de sus Órganos, época de floración, cambios de coloración, etc., obtiene las si- guientes conclusiones: 1.* El Solanum Commersonii es una especie esencialmente plástica que puede ser transformada por el cultivo. 2.* La adición de abonos y riegos en abundancia son factores de importancia en esta mutación, pero aunque decisivos no son los únicos. 3.” El cambio, en un principio muy lento y casi insensible, conduce á una forma intermedia semisilvestre muy análoga en aspecto á la forma tipo; más tarde aparece bruscamente la forma completa- mente cambiada. 4.? Esta súbita mutación ocurre á la vez so- bre todos los órganos de la planta: tubérculos, tallo, hojas, flores (cáliz, corola, estambres) y frutos. 5.” Los caracteres que, por el cambio, adquiere el S, Commersoni¿ son exactamente los que ca- racterizan la especie S. tuberosum, sin que falte uno sólo, 6.* Es de imaginar con este motivo que en una época que hoy no pode- mos fijar, el S. tuberosum ha derivado del S. Commersonii, ad- quiriendo en seguida una fijeza en los caracteres, suficiente para no ir experimentando en lo sucesivo más que aquellas modifica- ciones de detalle que sirven para crear hoy el número inmenso de variedades de patatas que se cultivan y consumen, Con esto se da á entender en definitiva que ambas especies no deben separarse de una manera absoluta, y es, pues, hipotético el origen, creído antes único, de nuestra patata cultivada. Las láminas que acompañan al trabajo, que aclaran y corrobo- ran las citadas conclusiones, son excelentes, marcadamente las dos últimas, á todo color, avalorando el estudio de un modo ma- nifiesto. En el último trabajo M. Planchon plantea las cuestiones que se enumeran á continuación, y las contesta en la forma que decimos: 1.* Silos caracteres adquiridos por el S. tuberosum, proceden- te de la conversión del S, Commersonii, se mantienen Ó son sus- ceptibles de modificarse, concluyendo que la mutación se mantie- ne íntegra, sin cambio alguno ulterior, en sentido progresivo al menos, 2.* Si el tipo nuevo presenta tendencias atávicas y vuelve en- teramente al tipo primitivo, llegando á la conclusión de que en efecto se manifiestan patentes y se concretan en formas interme- dias estas tendencias regresivas. | DE HISTORIA NATURAL 161 3." Sila nueva forma es adaptable á los diversos climas y si especialmente es capaz de soportar la sequía, contestándose á esta pregunta con la afirmación de que la sequía disminuye el rendi- miento, aunque en igualdad de las restantes condiciones la pre- ducción es siempre superior á la de las demás razas de la patata ordinaria. En el deseo, cabalmente dentro de los fines de esta SocIEDAD, de no escatimar ocasión de acrecer nuestro progreso y riqueza na- cionales, hemos querido al redactar esta ligera nota bibliográfica llamar la atención acerca de una especie que, como el S, Commer- sonii, de cultivo sencillo (que la priva de su primitivo amargor silvestre), es de fácil adaptación á nuestro país y de un rendi- miento mucho mayor que el que se obtiene de cualquiera de las variedades que aquí se cultivan. Notas y comunicaciones Algunas observaciones acerca del diagnóstico de la edad en el cráneo POR TELESFORO DE ARANZADI Por la excesiva ponderación del último aspecto de su vida cien- tífica, Ó porque su improba labor anterior permaneció ignorada para la mayor parte del público ilustrado, Óó por ambos motivos á la vez, nose ha visto apenas mención de ella en las necrologías dedicadas á raíz de su muerte al antropólogo granadino doctor D. Federico Olóriz (1). No es el objeto de este escrito subsanar tal olvido; pero no me es posible entrar en materia sin consignar que una de sus mayores obras, la que más esfuerzo, escrupulosidad y perseverancia requería, la más permanente y la que más tiene que agradecer á Olóriz la ciencia española, es la creación de la colec- (1) La extrema heterogeneidad de la toponimia de su provincia le hizo, sin duda, acostumbrarse á las más diversas denominaciones, no per= cibir los ecos lejanos de su apellido é ignorar, por no haberse despertado su curiosidad, su abolengo evidentísimamente vasco. 162 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA ción de más de 2.000 cráneos, originarios de casi todas las provin- cias del reino, y de los que cinco sextas partes fueron preparados en la Facultad de Medicina de Madrid en el transcurso de más de catorce años, mediante la siguiente serie de operaciones para cada uno: marcar; filiar; medir; determinar con la chapa y dentadura, medidas y señas particulares; macerar y blanquear; identificar y catalogar (2). En esta colección incomparable, cada cráneo tiene señalada la edad, el sexo y el lugar de nacimiento, así como en el libro regis- tro, con el número correspondiente, se puede leer la enfermedad de que murió su natural poseedor y en muchos casos su género de vida ó profesión. Resulta, por tanto, muy útil no sólo para es- tablecer características antropológicas regionales, sino también para que, conocidos independientemente de toda deducción cien- tífica el sexo y la edad, los relacionemos con los caracteres que podamos observar en cada cráneo. Cierto es que, á pesar de lo cuidadoso y concienzudo en extre- mo del modo de trabajar del Dr. Olóriz, siempre cabe la posibili- dad de que en algún caso se hayan padecido extravío y equivoca- ción al pasar de la filiación del cadáver á la catalogación del crá- neo por la serie de operaciones intermedias necesarias, tanto más, cuanto que en éstas por fuerza han de intervenir varias personas. En ellas tenemos que suponer diferencias de grado y calidad en su escrupulosidad, comparada con la del Dr. Olóriz, diferencias que no siempre se pueden descubrir y apreciar con exactitud; aunque, en honor á la verdad, no hay motivo concreto para sos- pechar que tales diferencias fuesen en este caso excesivas y die- sen por consecuencia la realización de aquella posibilidad con su- ficiente frecuencia para invalidar los estudios científicos que sobre estos datos se apoyen. Contribuye á inspirarnos confianza en este punto el hecho de que algunos cráneos no tengan consignada la edad, y otros, en corto número, la tengan acompañada de un sig- no de duda, y en contradicción la del libro con la del cráneo; pues en estas cuestiones y otras semejantes no hay síntoma más sos- pechoso que la perfección absoluta. Agradezcamos á todos estos colaboradores de distintas jerarquías y cuyos nombres han que- dado obscurecidos, la cooperación que con todo desinterés presta- (2) Véase Dr. Federico Olóriz: El laboratorio de antropología de la Fa- cultad de Medicina de Madrid. 1899. DE HISTORIA NATURAL ,163 ron á la obra del Dr. Olóriz; cooperación tanto más de agradecer, cuanto menos frecuente, á la vez que más necesaria es en muchas empresas científicas, empresas que á veces se malogran ó quedan en proyecto por encontrarse el investigador con rémoras farisai- cas, Ó rodeado de desidias, cuando no de mercaderes en el templo de la ciencia, dignos del látigo de Jesús, pero premiados con las mismas consideraciones que Barrabás, sin tener ni siquiera la valentía y franqueza de éste. Aun admitida en principio la posibilidad de extravío y equivo- cación en la filiación de un cráneo, no es tanto de tener en cuenta 6, por lo menos, apenas puede influir en las conclusiones, cuando éstas se derivan de los más diversos casos y no pretenden estable- cer relaciones numéricas completamente precisas. Así, pues, po- demos confiar en que el estudio de esta colección ha de dar resul- tados fructíferos y valederos; ni hay mayores seguridades en la inmensa mayoría de los datos que la ciencia utiliza para sus afir- maciones, y en muchos son aquéllas infinitamente menores. De entre las diversas relaciones que se pueden estudiar en los cráneos y, limitando más, entre los diversos datos que nos fué dado apreciar y anotar en el estudio de observación y medición que el año pasado realizamos en compañía del Dr. D. Luis de Hoyos Sáinz en el laboratorio de Antropología de la Facultad de Medicina de Madrid, me limitaré á exponer en este escrito, úni- camente algo acerca de las suturas de la bóveda, según la edad. Sin embargo, conviene consignar en este lugar otro dato, y es el de que todos los cráneos estudiados tienen la sutura esfeno-ba- silar soldada, y su edad abarca desde los quince á los noventa y cuatro años. Tenemos, pues, un límite mínimo observado en tal sinóstosis, mas no así un máximo, por estar separados de la co- lección general los cráneos de adolescentes con aquella sutura abierta y no haber sido éstos objeto de nuestro estudio. El otro dato indicador de la entrada en la edad adulta, la aparición de las muelas del juicio, todavía es menos certero; pues un hombre de sesenta años (de Jaén) tiene tres de ellas ocultas todavía, como uno de cincuenta y cuatro (de Sevilla) una de tales muelas, y otro de cuarenta y siete (de Canredondo-Guadalajara) dos; dos también uno de treinta y ocho (de Granada) y otro de treinta y tres (de 164 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA Láchar-Granada); dos inferiores uno de treinta y siete (Quinta- nilla-Valladolid) con la misma detención para el canino superior derecho y dos incisivos inferiores; dos del juicio, superiores, uno de treinta y tres (Alcalá de Henares) y otro de treinta y tres (La Matilla-Segovia); la superior izquierda uno de treinta y ocho (Nie- va-Segovia); una mujer de setenta años (Algete-Madrid) con los alvéolos reabsorbidos conserva la del juicio superior derecha sin emergir, y las dos superiores conserva en tal estado otra de treinta y ocho (de Murtas-Granada). En cambio, un hombre de veintiuno (de Bujalance) y una mujer de diez y ocho (de Barco de Ávila) tienen la dentadura ya completa. De donde se deduce que este último carácter no nos asegura la adolescencia por la falta de eclosión de los últimos molares, y la sinóstosis esfeno-basilar no nos asegura una edad superior á quin- ce “años; ó sea, que entre esta edad y la en que «empiezan á apare- cer las señales de madurez no hay criterio seguro, adolescencia, juventud y estado adulto no se distinguen con plena seguridad, y es, por ejemplo, muy aventurado afirmar á la vista de un cráneo que su edad está comprendida entre los veinte y los veinticinco; aquella sinóstosis puede ser mucho más temprana, y la aparición de los últimos molares muchísimo más tardía Ó más temprana. Ranke (Der Mensch, I) consigna como edad de aparición la com- prendida entre los diez y ocho y los treinta, y añade que es fre- cuente no aparezca hasta los cuarenta ó quede sin emergir por toda la vida. Buschan (Menschenkunde), citando á Talbot, dice que en 42 por 100 de hombres y 58 por 100 de mujeres, de edad mayor de veintiséis años, no aparecen los últimos molares. Si tomásemos como dato la aparición de uno siquiera de los cuatro últimos molares, puede aparecer como verosímil la edad de diez y ocho, pero no como cierta, y si el cráneo carece de mandíbula, y, por consiguiente, tenemos que limitarnos á los molares supe- riores, se presenta alguna probabilidad para su falta de aparición todavía á los treinta y ocho (una mujer de Murtas), y aun á los cuarenta y siete (un hombre de Canredondo). Los cráneos de la colección de Olóriz, con edad consignada, y procedentes de diversas provincias, incluso la de Madrid, con ex- clusión de su capital, son en cuanto observados por nosotros 702 DE HISTORIA NATURAL 165 masculinos y 510 femeninos, y la edad media viene á estar entre los cincuenta y cincuenta y un años, por lo que podremos seriar- los por decenios cumplidos, II nf IV v vI VIS XxX Masculinos........ TIRO AI 2 AAA SL 1 Femeninos........ 22 65 76 86 95 83 53 28 2 Entre ellos hay uno de veinte años con la sutura sagital osifi- cada; otro, de veintiuno, con el obelio osificado, y una mujer, de veintidós (Almansa-Albacete), con las suturas, en general, semi- osificadas. De la edad de veintitrés años, citaremos una mujer, de Chamartín, con principios de sinóstosis sagital; un hombre de Adra (Almería), con la sagital cerrada; otro de Minglanilla (Cuen- ca), que la tiene casi del todo, y otro de Gavilanes (A vila), con el vértice osificado, la metópica abierta y sin las muelas del juicio en el maxilar superior. También es metópico el de La Concepción (Guadalajara), de veinticuatro años, con el obelio osificado. Para la edad de veinticinco años hay ya, entre 70 masculinos, tres con la sagital cerrada, uno que la tiene Casi cerrada, cuatro con el obelio cerrado, uno con las suturas en general semiosifi- cadas, y uno con el bregma cerrado. Entre 47 femeninos, hay uno con la sagital cerrada, uno en que principió á cerrarse, uno con las suturas en general semiosificadas, y uno con el obelio semi- osificado. De treinta años de edad, hay una mujer con las suturas Cerra- das por completo, y lo mismo un hombre, de Cubo de la Solana (Soria); citado queda un ejemplo de osificación avanzada, á los veintitrés años, y otro de bregma cerrado, á los veinticinco; hay también ejemplo de sagital y lamda osificados, á los veintiséis, y de coronai semiosificada, á los veintisiete. Dice Buschan (Menschenkunde, 1909, p. 166), que «la sinósto- sis vale poco, como diagnóstico de la edad, observada en la cara externa del cráneo, porque la fecha del comienzo de aquélla' no es infalible. En Ja realización de la sinóstosis hay bastantes dife- rencias. La cara interna da mejor diagnóstico y es más temprana en ella la sinóstosis. Según Parsons y Box, rara vez se presenta la sinóstosis en condiciones normales antes de los treinta años, por lo que (dice Buschan) su ausencia en la cara interna indica edad menor de treinta». 166 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA Esta última deducción acusa falta de lógica, pues, en todo caso, el que la sinóstosis rara vez se presente antes de los treinta, dará derecho á considerar probable una edad mayor de treinta cuando observemos sinóstosis, pero no lo contrario; de la rareza, antes de los treinta, no se pasa bruscamente á una generalidad casi total inmediatamente después de los treinta. En nuestro cuadro de observaciones hay para los treinta años, entre 117 hombres, siete con obelio cerrado, cinco con la sagital cerrada, dos metópicos con obelio cerrado (prescindo aquí de los demás metópicos), y uno en cada uno de los conceptos siguientes: sagital casi del todo osificada, todas las suturas casi del todo osifi- cadas, semiosificadas, sagital semiosificada, todas las suturas completamente osificadas, sagital y lamda osificados, obelio semi- osificado, frontal semiosificado, bregma osificado; total, 23, pro- porción que no constituye precisamente una rareza, máxime ob- servada sólo en la cara externa. Entre 87 mujeres, de no más de treinta años, hay una con las suturas completamente osificadas, otra con semiosificación, otra que la tiene ya iniciada en general, una con la sagital osificada y Otra con principio de sinóstosis en el obelio; total, cinco. Ninguno de estos casos presenta señal de anomalías craneales, y, por consiguiente, resultaría una afirmación aventurada, á la vista de un cráneo con sinóstosis en la bóveda, la de que este cráneo correspondía á una persona de más de treinta años. De las dos mujeres de noventa y cuatro años, una de Sepúlve- da (Segovia), tiene las suturas no completamente osificadas, y la Otra (cuyo origen no puedo señalar por el momento, por no tener aquí su hoja), las tiene completamente abiertas; no cabe suponer que por la cara interna estén cerradas, pues la abertura es tal, que se puede pasar un alfiler sin esfuerzo; tampoco cabe temor á equivocación en la filiación, porque el aspecto de los huesos, aun prescindiendo de la reabsorción alveolar, es completamente senil. Considerar tales cráneos como anormales por este carácter, sería un abuso de doctrinarismo inadmisible, Un cráneo masculino, de Atos (Valencia), tiene, con sus noven- ta años de edad, las suturas apenas osificadas, y otro femenino de la misma edad, de Cadalso (Madrid), las tiene abiertas y senci- Al DE HISTORIA NATURAL . :167 llas, siendo además metópico. Que la sencillez y el metopismo no tienen correlación obligada con la ausencia general de sinóstosis, .se evidencia sin más que traer á citación dos cráneos masculinos de veintitrés años, uno de Gavilanes (Avila), metópico y con el vértice osificado y la ausencia de últimos molares superiores; otro de Adra (Almería), con las suturas sencillas y la sagital osi- ficada. Con las suturas bien abiertas, hay un cráneo femenino de ochenta y nueve años, uno de ochenta y ocho y otro de ochenta y siete; de ochenta y ocho es otro cuya sinóstosis se limita á obe- lio y lamda, y de ochenta y siete uno que no la tiene más que ¡Iniciada por lo que se refiere á la frontal, habiendo también un cráneo masculino, de ochenta y ocho, con el obelio semiosifica- do, y otro, de ochenta y seis, en que la sinóstosis se limita al ¿Obelio. De la edad de ochenta y cinco años hay un cráneo masculino y tiene las suturas abiertas; femeninos hay tres, de los que uno de Tolmes (Madrid) apenas tiene principios de sinóstosis y presenta indicios de metopismo; otro de Huete (Madrid) presenta las sutu- ras semiosificadas, y el tercero ofrece metopismo bien manifiesto y semiosificación sagital y lamdoidea. Los dos cráneos femeninos de ochenta y cuatro años, también tienen las suturas abiertas; de los cuatro, de ochenta y tres, las tienen así tres, uno de ellos me- tópico, y de esta edad hay uno masculino con sinóstosis limitada al obelio (Valderaz-Guadalajara). Cráneos masculinos de ochenta años son cinco; de ellos uno con las suturas abiertas, otro (Colmenar Viejo) con el obelio ape- nas osificado y probole, no siendo la sinóstosis completa en otros dos; femeninos son de esta edad 15; de ellos cuatro con las sutu- ras abiertas, dos con la lamdoidea poco ó nada osificada, otro con las suturas á medio cerrar, y otro que las tiene no del todo ce- rradas. Que «los cráneos metópicos suelen conservar hasta más tarde las suturas abiertas», se advierte en la obra de Buschan (Mens- chenkunde, 1909, pág. 172). Lo confirman en la colección Olóriz los femeninos de ochenta y uno á noventa, pues de tres metópi- cos, dos tienen las suturas abiertas, y uno con la sagital y lamda semiosificados, así como un cráneo con indicios de metopismo comenzaba nada más á osificar la sagital; de los masculinos de setenta y uno á ochenta tienen todos los cuatro metópicos las su- 168 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA turas abiertas, y de los cinco con indicios de metopismo, dos sólo tienen el obelio cerrado, y uno sólo la sagital cerrada. Entre sesenta y uno y setenta de edad, masculinos, forman los metópicos 12,8 por 100, y sumando aquellos en que se manifies- tan indicios de metopismo 14,2 por 100. En este decenio, 17,7 por 100 tienen las suturas completamente abiertas, y de éstos son me- tópicos 16 por 100. Incluyendo los de suturas casi del todo abier- tas serían 22 por 100, de ellos metópicos 16 por 100; incluyendo los de sinóstosis iniciada nada más en el obelio 26 por 100, de ellos metópicos 21 por 100; incluyendo aquellos en que la sinós- tosis se limita al obelio 39 por 100, de ellos metópicos 18,2 por 100; incluyendo aquellos cuya sinóstosis se limita á la sagital 46 por 100, de ellos metópicos 16,9 por 100. Además hay uno con la coronal osificada, y otro con todas las suturas osificadas que pre- sentan restos de metopismo. Los metópicos con suturas abiertas son cuatro, casi abiertas uno, con sinóstosis obélica iniciada tres, con obelio cerrado dos, y con sagital cerrada uno; total, 11; total de metópicos, 18. Entre Jos de sesenta y uno á setenta de edad, femeninos, forman los metópicos 13,3 por 100, y sumando con ellos los que presen- tan restos de metopismo, 14,5 por 100. En este decenio, 31,3 por 100 tienen las suturas completamente abiertas, de ellos 19,2 me- tópicos, Ó 23,1 por 100 si incluímos los que muestran residuos de metopismo. Incluyendo los de suturas casi abiertas serían 38,6 por 100, de ellos metópicos 18,5 Ó 15,6 si incluímos los que tienen restos de metopismo; incluyendo los de suturas semiosificadas 39,8 por 100, de ellos metópicos Ó con indicios 18,2 por 100; in- cluyendo los que limitan la sinóstosis á la coronal ó al lamda, ó al cbelio, ó á la sagital, 48,2 por 100, de ellos metópicos (ó con indicios) 15 por 100. Además hay una escafocéfala metópica, de Alcobendas, con la sinóstosis limitada á la sagital en la edad de setenta años; la com- binación del metopismo con la escafocefalia hace que en los fron- tales haya una anchura de 116, mientras que la mayor del cráneo (en los temporales) no sea más que de 118, Entre los cincuenta y uno y sesenta los metópicos son unos 10 por 100 en ambos sexos; de 10 femeninos metópicos siete tienen las suturas completamente abiertas, y uno la sinóstosis limita- da á obelio y lamda. Reuniendo todas las edades forman los me- tópicos en el sexo masculino 9,2 por 100, incluyendo los que DE HISTORIA NATURAL 169 ofrecen residuos de tales 11 por 100; en el sexo femenino 1126 12,9 respectivamente. Vemos, por tanto, que el metopismo se man- tiene como tal en edades avanzadas y presenta alguna, aunque no muy decidida, concomitancia con la tendencia á conservar abier- tas las otras suturas, debiendo hacer la salvedad de que es muy compatible con lo prematuro de otras sinóstosis, tales como la sa- gital en la escafocefalia ó el obelio á los veintitrés años en el hom- bre de Gavilanes ya citado. Aparte de lo más ó menos avanzado de la sinóstosis en una ú Otra edad, cree el Dr. J. Frédéric (Untersuchungen iiber die nor- male obliteration der Schálelnáhte, en Zeitschrif fúr Morpholo- gie und Anthropologie. IX. 3. 1906) que en los braquicéfalos em- pieza por la sagital, y en los dolicocéfalos es más frecuente que empiece por la coronal; pero la serie española, predominante- mente dolicocéfala, empieza por la sagital. Dice también el mismo autor que después de los cincuenta años lo ordinario es que la sinóstosis sea completa en sagital y coronal, y después de los se- senta en todas, siendo la más tardía la lamdoidea, que por bajo de los cuarenta no está cerrada por la cara interna más que en 1/¿de los cráneos y en la externa queda abierta todavía más tiempo, añadiendo que en la mujer las diferencias individuales son mayo- res, y en general la sinóstosis es mucho más tardía y es más fre- cuente que queden las suturas abiertas. Ya en 1894 advertía Ranke (Der Mensch, I, pág. 387) que las sinóstosis seniles normales comienzan en época mny distinta se- gún los individuos, y en la técnica antropológica del Dr. Hoyos (pág. 209) se consigna que «según trabajos inéditos del señor A. González, en los cráneos españoles de la Facultad de Medicina de Madrid las leyes de osificación según la edad, antes estableci- das, no se cumplen, pues más del 25 por 100 tienen suturas osi- ficadas antes de los treinta y cinco años; y por el conirario, una proporción mayor, de los de edades superiores, no tiene iniciada la sinóstosis, variando, pues, de un modo casi individual». Las observaciones que los Dres. Hoyos y Aranzadi han efec- tuado últimamente y de que es manifestación el presente escrito, confirman la última tesis, es decir, que no se puede señalar una edad en que la permanencia de las suturas abiertas sea bastante 170 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA rara para poder calificarla de anormal ni siquiera de improbable, y mucho menos para hacer afirmaciones ó negaciones con trascen- dencia jurídica. Xy Como corroborante en la serie estudiada, añadiremos que la proporción de cráneos con la parte anterior del arco alveolar reabsorbida en grado suficiente para impedir la medición de la altura facial, es en tanto por ciento: Decenios: INAsSculinos:..: de o csitls tala Ss 2 6 19 38 50 75 85 FEMenInOS:.. caro steros Tea O O LU IO OZ Con los molares muy desgastados hay uno masculino de treinta y tres años, de Ecija; desgastados los tienen también, aunque no tanto, varios cráneos de treinta y ocho á sesenta y seis años, El cráneo no ofrece, por tanto, señales inequívocas por las que podamos afirmar el número de años de edad de la persona que lo poseyó naturalmente; ni podemos afirmar que esa edad esté com- prendida entre tales Ó cuales límites numéricos definidos; sin pre- cisar rigurosamente la edad se pueden distinguir el de niño y el de decrépito, pero no entre sí los de las edades juvenil, adulta y madura. De la discordancia entre la altura del cráneo y la de la cabeza en el vivo POR T. DE ARAZANDI La escuela de Broca preconizaba en su tiempo la altura basio- bregmática en el cráneo y la altura sobre el oido perpendicular- mente á la horizontal de Camper (recta del oído á la base de la nariz) en las mediciones en el individuo vivo. En los estudios he- chos por Broca para la elección del plano horizontal, resultaron, efectivamente, las más favorecidas, por ser las más aproximadas á la perpendicularidad de lo que Broca consideraba como verda- dero plano horizontal. DE HISTORIA NATURAL 1 Este plano, considerado como el verdadero horizontal, era para Broca el de la horizontalidad de los ejes de las órbitas, que, me- diante una petición de principio, no fundándose en ningún prin- cipio positivo, se identificó con el de la horizontalidad de la míi- rada; esta identificación dista casi tanto de la realidad objetiva como la establecida entre la divergencia de los ejes de las órbitas y la de la mirada de ambos ojos; como que ésta es nula en el hom- bre, negativa en la mirada próxima y en la del borracho, mien- tras que aquélla es positiva y mayor de 300, En realidad, es cierto que el hombre, habitualmente, no mira tanto al cielo ni al suelo como á otros puntos intermedios, y cuan- do le vemos de frente nos mira á su vez, lo que supuesta la igual- dad de estatura, es realmente una mirada en línea horizontal; pero, aunque ésta podamos considerarla como su mirada más ha- bitual cuando le vemos de frente, tan fisiológicas y naturales son las demás y, si bien se acompañan con la mayor frecuencia de los movimientos de cabeza correspondientes, esto no quiere decir que los músculos del globo del ojo sean un artículo de lujo, 6 un ins- trumento de última reserva, ni menos algo cuya utilización esté fuera de lo fisiológico y natural. Tampoco hay ningún elemento de prueba para afirmar que los músculos del globo del ojo descan- sen en la mirada con una cierta postura de la cabeza, ni para afir- mar que en todos los casos la mirada horizontal habitual presu- ponga la horizontalidad de los ejes de las órbitas, y el hecho es que la posición de descanso de los ojos, que es la del sueño, im- plica una elevación hacia el nasio en cuanto á la dirección de la córnea, según puede observarse fácilmente por el relieve de ésta á través de los párpados cerrados de una persona durmiente. La mirada horizontal presupone esfuerzo muscular, y así como para estar en dos pies hay diferentes posturas habituales de firme y descansen, como las hay para estar en cuclillas, así también las hay para mirar al horizonte: y no depende sólo de los ojos la pos- tura que entonces adopten las órbitas, es decir, la cabeza. En ésta han de influir evidentemente su articulación con la columna ver- tebral, la distribución de su peso y de sus formas mandibulares, etcétera y la tensión muscular. La influencia de esta última se hace patente en las cabezadas que se dan cuando el sueño vence á la atención, y basta una ligera inclinación en el respaldo de un sillón para que aquéllas sean hacia atrás, lo que demuestra un cierto equilibrio inestable en la cabeza; en este último influye 172 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA para alterarlo de unos á otros individuos la mayor (dolico) ó me- nor (braquicéfalo) largura occipital, como el mayor ó menor des- arrollo mandibular. ix Con todo y no ser verdaderamente positivo el principio de la identificación entre la horizontalidad de la mirada y la de los ejes de las órbitas, no es ello un inconveniente para que de hecho haya resultado prácticamente ventajosa la elección de la altura basio-bregmática en craniometría, y tanto es así, que hoy puede decirse que ha recibido la sanción internacional, á pesar de no ser perpendicular á la largura, también universalmente adoptada; motivos de aquella adopción, la terminación en puntos singulares fijos y la casi perpendicularidad al plano alveolo-condileo de los franceses, al de Camper y á la línea glabela-lamda. La poca diferencia entre la horizontal de Camper y la de Broca (alveolo-condílea), hizo que las medidas en el cráneo y en el vivo concordasen en cierto modo; salva la influencia de los tejidos blandos en el vértice, y sobre todo la falta de correlación entre la diferencia de altura de los puntos alveolar (prostio) y espinal (acan- tio) y la de la del basio y el oído. Pero las mediciones en el vivo convencen pronto de que la ho- rizontal de Gamper no es, en muchos casos, una horizontal espon- tánea, natural ó habitual, sino forzada, afectada y hasta violenta- da; por otra parte, es bien conocida entre las rutinas de los dibu- jantes la de colocar las orejas comprendidas entre las alturas de las cejas y de la base de la nariz, por donde resulía una diferen- cia con la horizontal de Camper tan grande como el ángulo for- mado por dos rectas que seencuentran en la base de la nariz, par- tiendo una del oído y la otra del extremo del lóbulo de la oreja. Rutina es la de los dibujantes; pero no merece hoy otro nombre la horizontal de Camper, y tan convencidos de ello han debido de quedar los antropómetras franceses, que la han abandonado por completo, y ya no se habla en las mediciones en el vivo más que de procurar que la mirada sea horizontal. El plano horizontal de la convención de Frankfurt, Ó sea es su- perauricular suborbitario, quizás se aproximase más en muchos casos al verdaderamente espontáneo ó habitual, y sobre todo era el mismo para el cráneo y para el vivo; pero con los acuerdos últi- mos de Mónaco y Ginebra, las alturas de cráneo y cabeza quedan DE HISTORIA NATURAL 113 tan discordes para los antropólogos alemanes como para los fran- Ceses. Que el punto de partida, en vez de ser en el centro del oído (ho- rizontal de Merkel), sea en el medio del borde superior de éste, y que para la medición en el vivo se haya adoptado el punto au- ricular de Martin (entre el trago y el hélix), nada resuelve en cuanto á la dirección. En el estado actual de la craniometría y cefalometría se han simplificado los procedimientos, y con ello evitado algunos inconvenientes de los anteriormente recomenda- dos; pero han aparecido otros nuevos, y entre ellos, el principal es el de la discordancia entre la altura craniométrica y la cefalo- métrica. ex Ya en su tiempo R. Virchow, platicéfalo él mismo, reconoció la importancia de los índices verticales en craniometría, principal- mente en sus estudios sobre los frisones (1), mientras que Topi- nard (2) se la rebajaba por no acertar á salvar la dificultad resul- tante de la interpretación de cada uno de los dos por sí sólo, ni aun por el empleo artificioso de la semisuma de ambos. En cuanto á la relación del diámetro vertical al módulo cranial, propuesta por Schmidt, relación mucho más racional, no encontró eco entre los craniómetras. En cefalometría todavía ha sido mayor el abando- no en que cayeron los índices verticales de la cabeza, hasta el pun- to de que Collignon, al querer utilizarlos en 1894 (5) no encontró puntos de apoyo para la formación de grupos y comparación, á pesar de lo cual vino á parar á la identificación de los dolicoplati- céfalos morenos del Perigord con la raza de Cro-Magnon, no cier- tamente platicéfala, comparándola con Ja de Neandertal, pero sí poniéndola en parangón con los grupos que se hacen en la clasi- ficación de los cráneos modernos. Inmediatamente después pasó á estudiar los vascos, llegando á la conclusión opuesta, es decir, á la hipsicefalia; aunque es de advertir que entre uno y Otro estu- dio varió los límites de los grupos de clasificación, bajándolos en dos unidades en el índice longitudinal y en la platicefalia del transversal, en seis unidades en la hipsicefalia de este último. (1) Kónigl. Preuss. Akademie der Wissensch. zu Berlin, 1876. (2) Z'Anthropologie, 1876. (3) Mémotres de la Soc. d' Anthropologie. Tomo x11.—Marzo, 1913. 11 174 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA Tales conclusiones no dejaron en el ánimo de M. Collignon ningún resto de duda, ni le hicieron sentir la necesidad de resol- ver ninguna contradicción, no obstante evidenciarse en su misma .Br.117 (134)---- A.C.(132)--- Br.117 (194) O.N. MAS A.C.(134) Memoria la discordancia con los valores de los índices verticales de los cráneos vascos medidos por Broca, valores por los que éstos aparecen como platicéfalos. También podría haber notado que en mi primer trabajo antropológico (1), aunque no deduje los (1) El pueblo euskalduna, 1889, hice: DE HISTORIA NATURAL 175 índices verticales, consigné la altura del vértice sobre el oído; altura mucho más aproximada á la obtenida por él en los peri- gurdinos (lo mismo que los índices que de ella se deducirían) que no en los vascos, ni siquiera en bearneses y gascones, si bien es de advertir que era resultado de la orientación Camper seguida en mis mediciones. No son exactamente la misma cosa la platicefalia expresada por los índices verticales y la forma de la frente en cuanto á sus pro- porciones de anchura y altura; pero no por sernos imposible de- mostrarla con cifras, hemos de negar cierta correlación entre ambos caracteres; pues bien, en la descripción que del tipo medio del vasco hice en aquel mi primer trabajo, decía que la frente es «ancha con relación á la parte inferior de la cara, baja y ver- tical» (1). En el estudio de la colección Olóriz, emprendido en colahora- ción con el Dr. Hoyos (2), hemos encontrado que los vascos que- dan incluidos en el grupo platicéfalo cantábrico, tanto por el índice longitudinal como por el transversal, y lo mismo se deduce de otras mediciones inéditas de cráneos vascos de la colección Velasco, que publicaré más adelante. No cabe mayor contradicción: del trabajo del Dr. Collignon aparecen los vascos como hipsicéfalos, y de los que aquí menciono como platicéfalos. ¿Se pretendería insistir en la reducción arbi- traria y acomodaticia del tipo vasco al bajo navarro, cerrando los ojos á las dificultades de la realidad? El dogma de la horizontali- dad de los ejes de las órbitas conduce á éste y otros callejones sin salida, agravándose últimamente la discordancia cranio-cefalo- métrica con la excesiva facilidad mostrada en los últimos Congre- sos para pouerse de acuerdo en la adopción de medidas craniomé- tricas y cefalométricas, sin cuidarse de poner en concordancia éstas con aquéllas en un punto tan importante como es una de las tres dimensiores de la cabeza. * Xxx En el perfil que dibujé en mi primer estudio (3) para señalar (1) El pueblo euskalduna, 1889. (2) Asociación española para el progreso de las Ciencias: Congreso de Granada, 1912. (3) El pueblo euskalduna, 1889. 176 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA los puntos cefalométricos se puede determinar una diferencia de altura, según la posición Camper y según la posición habitual en el vasco, de más de 2 mm.; y como la escala es de %, resultan, en realidad, próximamente unos 5 mm. La altura, según la posi- ción Camper, es en los guipuzcoanos de 129,3 mm., variando, según los grupos locales, de 128 á 132, é individualmente, de 109 á 147; en los vascos de Collignon es de 135, variando, según los cantones, de 134 á 136,7; la diferencia entre unos y otros vascos se explica suficientemente por la diferente manera de medir, si la postura habitual del vasco no es la de Camper. Ya en la pág. 7 de aquel estudio (1) publicado en 1889, decia yo que «la talla aparece en muchos casos in“erior á la militar, y á esto contribuye la horizontalidad de la línea (nariz-oido), siendo: ésta en algunos casos una posición bastante violenta, y disminu- yendo en cantidad apreciable la altura de la cabeza»; en la pági- na 33, añadía «su mayor altura se encuentra en la mitad poste- rior, debido en parte á la actitud que en él es natural». Tan violenta era aquella posición, que no bastaba toda su buena vo- luntad en algunos individuos para evitar que la doble escuadra se: desencajara en la medición; y dificultad análoga ocurre con la rutinaria y afectada postura preferida por los fotógrafos. ¿Cuál es la causa de esta posición recogida de la cabeza del vasco? Recordemos que, de las series en que se ha estudiado el ángulo occipital de Daubenton, las de cráneos vascos son las que lo tienen más negativo; la posición habitual de la cabeza no es exactamente la de la horizontalidad de su articulación con el atlas, ni de la de éste con el axis; pero el resultado del valor negativo en aquel ángulo no puede ser la mayor inflexión y penetración hacia atrás y arriba de la porción cervical de la columna verte- bral, sino la inflexión contraria de la cabeza, lo cual influye en la posición recogida del perfil de la cara y en los detalles de fisono- mía, principalmente de los ojos, que á su tiempo describí. Te- niendo en cuenta lo que hemos dicho al hablar de la horizontali- dad de la mirada, y poniéndolo en parangón con la violencia positiva que la borizontal de Camper exige en quien tenga el ángulo de Daubenton negativo, resulta evidente que la postura más habitual (no la única) con mirada horizontal no es la de la horizontalidad de los ejes de las órbitas, ni por consiguiente la de (1) El pueblo euskalduna, 1889. DE HISTORIA NATURAL YT Camper, la de Broca, etc., como tampoco lo es la de la horizonta- lidad del plano del agujero occipital, sino una intermedia depen- diente de ambas y de otros motivos no fáciles de determinar, y en la que tanto más influirá un motivo cuanto más exagerada sea su correspondiente característica. Para hacer más evidente la diferencia de altura según la pos- tura y la diferente influencia de ésta, según los casos, recurrire- mos á dos ejemplos, que superpondremos en el dibujo, haciendo coincidir el oído y el borde inferior de la órbita, es decir, el cen- tro de figura y la horizontal alemana: un manchego hiperdolico- céfalo y un asturiano hiperbraquicéfalo, los dos con la misma altura basio-bregmática de 134 mm., y aurículo-bregmática de 117 mm. La altura del vértice sobre el oído, perpendicular á la hori- zontal de Camper, es en el primero de 117 mm. y en el segundo de 115, motivada esta segunda diferencia por el abultamiento local del bregma; la distancia del vértice, así señalado, al bregma es de 3 y 8 mm. respectivamente. La altura del vértice sobre el basio, perpendicular al plano alveolo-condileo, es en el primero de 134 mm. y en el segundo de 132, por el motivo ya indicado; la distancia al bregma es de 8 y 12, respectivamente. En estos ejemplos se comprende la decisión por parte de los franceses de adoptar como altura la basio-bregmática, y se comprende tam- bién la adopción por los mismos, en otro tiempo, de la horizontal de Camper para el vivo, una vez adoptado el plano alveolo-condí- leo para el cráneo; pero nada tiene que ver con ello la horizonta- lidad de la mirada; son convencionalismos de laboratorio, descen- dientes de los convencionalismos de taller de dibujo y de los del fotógrafo de profesión, lo cual no obsta para reconocer que, en craniometría, tiene utilidad práctica la adopción de la altura ba- sio-bregmática. La altura sobre el oído, perpendicular á la horizontal de Frank. furt, ó alemana, es de 121 mm. en el manchego y de 112 en el asturiano; es decir, que en el primero es 4 mm. mayor que en el bregma, y en el seguudo 5 mm. menor; la distancia del punto vértice resultante al bregma es de 24 y 38 mm., respectivamente. Estos ejemplos no quieren decir que siempre en los dolicocéfalos 178 ROLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA sea mayor y en los braquicéfalos menor la altura alemana, pues la curva sagital puede estar muy diversamente conformada en unos y otros; lo que sí quieren decir es que puede bastar la dife- rente orientación del cráneo (Ó de la cabeza en el vivo) para obte- ner diferencias de altura conducentes á la calificación de hipsice- falia ó platicefalia, según los casos. La altura sobre el oído, perpendicular al plano de Davis ó del agujero occipital, es de 122 mm. en el manchego y de 111 en el asturiano; la distancia del vértice resultante al bregma es de 37 y 57 mm., respectivamente. Si suponemos ahora transformado el ángulo occipital de Daubenton en negativo, de — 10%, por una especie de impresión basilar, la altura sobre el oído, perpendicu- lar al plano del agujero, sería de 122 mm. en el primer cráneo y de 110 en el segundo; la distancia del vértice al bregma, 65 y 75 mi- límetros, respectivamente; la distancia basio-bregmática se reduci- ría en el primero á 126 y en el segundo á 128; pero la vertical, con relación al agujero, sería desde el basio de 133 y 120 mm., respecti- vamente. Con respecto al oído, tendríamos un exceso de 5 mm.en el primero y un defecto de 7 mm. en el segundo; con respecto al basio, un exceso de 7 mm. sobre la distancia basio-bregmática reducida en el primero, y un defecto de 8 mm. en el segundo. Aunque orientado el dibujo según el nuevo plano del agujero (Daubenton =— 10”), no aparece la postura que probablemente -tendría la cabeza en el vivo; la orientación del mismo dibujo, según el plano del agujero efectivo de estos cráneos, da una pos- tura realmente muy frecuente en las razas con aquel ángulo ne- gativo. En cuanto á la horizontal alemana, como posición inter- media, no hace falta insistir en su frecuencia efectiva en la reali- dad. Tampoco es necesario hacer notar que en las razas con án- gulos de Daubenton positivo y crecido, como por ejemplo los nu- bios, somalis, etc., la discordancia de la postura real en el vivo con la convencional del cráneo en el laboratorio es mucho menos exagerada y puede llegar á ser inversa. Con la hipótesis de la impresión basilar y ángulo Daubenton negativo en el dibujo se evidencia otro motivo de discordancia entre la altura craniométrica y la cefalométrica; la diferencia de altura bregmática entre el basio y el borde superior del oído es de 17 mm. en los dos cráneos y, con aquella hipótesis, de 9 mm. en el primero y de 11 en el segundo. Cierto que para éste resultado habria que suponer al oído inconmovible contra aquella impre- DE HISTORIA NATURAL 179 sión, lo cual no es probable en cuanto á su distancia al bregma, sino que la impresión basilar traería una compensación de en- sanchamiento parietal del cráneo por abombamiento de las sienes, y, por consiguiente, el oído quedaría más cerca del vértice, y no tan exageradamente cerca del nivel del nuevo basio, como aparece en el dibujo. Pero la diferencia de nivel aurículo-basilar le resultó á Frizzi (Korresp. bl. der d. Anthr. Ges., 1910) de 22 mm. en nna serie de cráneos bretones y de 13 en otra de merovingios; la dife- rencia nasio-prostio menos nasio-acantio de 17 y 12 mm. en las series más extremas, que no son precisamente aquéllas, y en la colección Olóriz varía individualmente de 32 486 5 mm. en los casos de reabsorción alveolar en los varones, de 26 á los mismos valores mínimos en las hembras; no se ha demostrado ninguna correlación intensa entre ambas diferencias, y la variación es bas- tante grande en cada una para que no resulte concomitancia ni siquiera entre el plano alveolo-condíleo y la horizontal de Cam- per, esto sin contar el mayor ó menor desarrollo de los cóndilos. ¿Solución á la discordancia? Cuando las convenciones interna- cionales rehuyen la unificación en la orientación del cráneo, ¿cómo me voy á atrever á proponer nada en aquel sentido? Pero sepan cuantos midieren á qué conducen sus medidas. Acerca de algunos Ustilagináceos y Uredináceos de la flora española POR ROMUALDO GONZÁLEZ FRAGOSO Consigno en este trabajo un cierto número de datos concernien- tes á los Ustilagináceos y Uredináceos, grupos importantísimos de los hongos parásitos, incompletamente conocidos en nuestra Flora, y á los que acaba de dar no corto impulso, para su co- nocimiento, mi querido amigo el sabio botánico Sr. Lázaro Ibi- za con la publicación en las Memorias de esta ReaL SOCIEDAD, de la tercera serie de sus «Notas micológicas», interesantísimas, como las dos series anteriores, Prívame, en parte, su publicación del efímero placer de dar como nuevas, para nuestra Flora, algu- nas de las especies, que crei haber sido el primero en recolectar, pero tengo en cambio el más duradero de completar y ampliar 180 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA los datos del sabio profesor de Botánica de la Facultad de Far- macia. Las determinaciones de las especies que abarca esta nota, cuan- do me han ofrecido dudas, me han sido confirmadas, unas por mi querido maestro el ilustre profesor y Director del Jardín Botáni- co de Berna, Ed. Fischer, y otras por el sabio micólogo mon- sieur Paul Hariot, asistente del Laboratorio de Criptogamia del Museo de París, á quien tantas lecciones y buena amistad debo, y ambos de autoridad notoria en esta clase de estudios. Doy gra- cias á los dos queridos amigos por sus bondades y atenciones. En este trabajo hubiera podido agregar algunos datos concer- nientes á hongos de otros grupos, datos bastante numerosos que daré á conocer en otra ocasión, prefiriendo en ésta limitarme á los dos ya dichos, citando sólo de paso varios encontrados con ocasión del estudio de éstos, y que por igual motivo pudieran ha- llar fácilmente otros botánicos. En los Uredináceos, á continuación de sus nombres, doy la fór- mula de su ciclo vital, hoy conocido, con los signos O, 1, II, III, correspondientes á las facies picnídica ó ecidiólica, ecidica, urédi- ca y teleutospórica. En esta nomenclatura simbólica, adoptada por la mayoría de los autores, he introducido ya en otra ocasión el separar las facies inferiores de las superiores por guiones (=) en las heteróicas, de modo que porla lectura de la fórmula se advier- te esta importante circunstancia. En el Habitat de cada especie sólo cito las facies y plantas parasitadas, á que se refieren estos datos, no la totalidad de facies ó plantas parasitadas. He aquí los concernientes á Uredináceos y Ustilagináceos. Ustilagináceos. Ustilaginales (Tul.) sacc. et Trav. (1). Ustilago Cynodontis (Pass.) Herm.—Sacc. Syll. fung. Juppl. 1x et sub Ustilago segetum (Bull.) Dittm., p. p. en Jo. vir, p. 461. Hab.—En los pedicelos y panojas de Cynodon Dactylon Rich.— Noviembre.—Alrededores de Sevilla. (1) Acaso en castellano, si se da á estos dos grupos el valor de órdenes, hoy adoptado por la mayoría de los botánicos, deberían llamarse Ustilaga- les y Uredales. DE HISTORIA NATURAL : 181 He encontrado esta especie, que por vez primera se cita en Es- paña, con bastante abundancia. Destruye por completo la flora- ción y los ovarios de las panojas atacadas, la mayoría de las veces antes de salir de las vainas, que aparecen llenas de la negra masa de sus esporas. Puede considerarse como útil, por destruir la se- milla de una planta que es perjudicial para la Agricultura. Este tizón Ó carbón de la grama fué algún tiempo confundido con otras varias especies, más ó menos semejantes morfológica- mente, bajo el nombre de Ustilago segetum (Bull.) Dittm., que hoy puede decirse desaparecido, gracias á los trabajos de Brefeld, Rostrup y otros autores. Así el Ustilago segetum, citado por nues- tro consocio el Sr. Paul y Arozarena sobre Hordeum, como en- contrado en esta provincia, había de referirse al Ustilago Hor- dei (P.) Kell. et Sw., ó al Ustilago nuda (Jens.) Kell. (U. Hordei Brefeld), citados en la Flora de Lázaro Ibiza, éste último como existente en toda España, y el primero bajo su sinónimo de Ustilago Jenseni Rostrup, en el Centro, Este y Sur de nuestro país. Entyloma Ranunculi (Bonord.) Schoroet. Entyloma Ungeria- num De Bary, forma Ficariz Winter. Jacc. Syll., fung. v, vu, página 488. Hab.—En hojas de Ficarize ranunculoides Moench.—Marzo.— Dos Hermanas (Sevilla), Esta especie está citada por Lázaro Ibiza en su Flora, como exis- tente sobre Ranunculus repens, en la región septentrional. Es probable se encuentre también en otras, y sobre diversas especies á más de estas dos. La época puede variar, acaso, según las re- giones, ó bien prolongarse su presencia más ó menos. La época en que yo la he recolectado, es ciertamente prematura y excep- cional. Urocystis Cepulae Frost.—Sacc. Syll., fung. vn, p. 517. Hab.—Entre las túnicas de los bulbos de Allium Cepa L.— Julio.—Sevilla. Esta especie, muy común en América, donde la descubrió su autor, más tarde citada en Francia por Cornu, y también incluída en la Flora española de Lázaro, como existente en el Norte y Oeste de España es relativamente rara, La he encontrado una sola vez en forma de soros negros, muy pequeños, pulverulentos. La forma característica de las esporas, constituídas por una célula fértil negruzca, rodeada de varias estériles hialinas, hacen difícil 182 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA confundir esta especie con otra cualquiera de las que parasitan el Allium Cepa. Con ocasión de buscar este hongo he hallado algunas veces, y y no sólo en Allium Cepa L., sino también en Allium satioum L., otro no citado en España, el Sclerotium cepivorum Berk., hongo de los llamados estériles, constituído por un micelio blavco, muy escaso, en el cual se desarrollan numerosos esclerocios negros, duros, que semejan finísimos perdigones, bien distintos en con= sistencia del Urocystis Cepulae. A aquel hongo atribuye Voglino una forma conídica, la Sphacelia Allii Vogl., puesta en duda por algunos que no han podido comprobar experimentalmente su re- lación, y que yo no he visto jamás, sin que por eso niegue pueda existir entre ambas especies (1). Graphiola Phenicis (Moug.) Poit.—Sacc. Syll. fung. vir, pá- gina 522, Hab.—En las hojas de Phenix dactylifera L., Chamerops humilis L. y Chamerops sp. —Octubre.—Dos Hermanas y Sevilla. Esta especie, de lugar tan dudoso entre los Ustilagináceos, no se había citado anteriormente en España, donde, sin embargo, me parece debe ser bastante común, como lo es en el resto de la Europa meridional, incluso Portugal, y en el Norte de Africa (2). La época de encontrarle debe ser anterior á la que cito, pues ya en ella los característicos soros aparecen como restos, destruído el singular peridio, que algunos autores pudieron llamar concep- táculo, no sin aparente causa. En las hojas y peciolos de Chamerops cultivado—y que me pa- rece ser el Ch. excelsa Mart., por su talla y peciolos,—he encon- trado también el Stemphylium heterosporum D. Sacc. (3), Des- maciáceo de relaciones desconocidas, sólo citado hasta ahora en Italia. (1) P. Voglino: Sul parassitismo e lo sviluppo dello « Sclerotium cepivo- rum> Berk., nel «Allium cepa L. Módena, 1903. (2) Ha sido citada también por L. Rolland en las Baleares sobre Phe- nix dactylifera. (3) Sacc.: Syll. fung., vol. x1v, pág. 1.093.—Ferr.: Hyph., pág. 492. DE HISTORIA NATURAL 183 Uredináceos. (Uredinales (Brongn.) Dietel). Puccinia Chysanthemi Roze.—Bull. Soc. Myc. de France, 1900, página 92.—Sydow. Mon. Urea. I, Puccinia, pp. 46 et 854.—II, IT. Hab.—En las hojas de Pyrethrum Indicum Cass. —En sus facies uredospórica.—Octubre y Noviembre.—Huerta de Salteras (Sevilla). Esta especie, importada del Japón, presentóse por vez primera en Inglaterra en 1895, y se extiende de día en día por toda Euro- pa, amenazando hacerse tan común como la Puccinia Malvacea- rum. La señalo hoy por vez primera en España, y estoy seguro será señalada pronto en otras regiones. La facies teleutospórica es rara en Europa, y aún se supone esta especie heteróica en el Japón, bien que reducida en nuestros climas casi exclusivamente á los uredos. Debo advertir que esta especie, algo polimorfa, se cita y describe con uredosporas, á ve- ces bilotculares, y en cambio, las teleutosporas mezcladas con me- sosporas, al par que Roze cita las teleutosporas mezvladas con uredosporas. Yo he encontrado únicamente la facies uredospórica, con esca- sez, á pesar de haberla buscado cuidadosamente en diversos sitios y localidades, acaso por ser la época demasiado avanzada. Los soros son pequeños, hipofilos, color canela, situados sobre man- chitas pálidas, y fácilmente pueden pasar desapercibidos, pues rara vez tienen más de un milímetro de diámetro, y casi siempre están esparcidos. Las uredosporas pardas, de membrana algo gruesa, sólo difieren de las descripciones citadas, por tener á ve- ces al menos cinco poros germinativos, no los tres que se les asignan por los autores; jamás vi esporas biloculares. Puccinia Hieracii (Schum.) Mart.—Sydow. Mon. Ured. I, Puc- cinia, pp. 95 et 861.—0, II, LIT. Hab.—YEn hojas, peciolos y tallos de /Zieracium Carpetanum Wk.—En todas sus facies.—Julio.—Navacerrada (Peñarcón). Bel- trán Bigorra! Cito esta especie, cuya existencia se halla señalada en casi toda España, por ser la primera vez en que es conocida sobre el Hiera- 181 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA cium Carpetanum Wk. El ejemplar que poseo, y que debo al dis- tinguido botánico D. Francisco Beltrán y Bigorra, presenta los caracteres atribuídos—en las tres facies: pictúdicas, urédica y te- leutospórica,—á la Puccinia Hieracii, por los autores. Sólo puedo añadir á ellos que el pedicelo de las teleutosporas, muy corto, como es sabido, es caduco frecuentemente, ó mejor dicho, frágil. Según los trabajos de Probst (1), la Puecinia de que hablamos debe pertenecer á su Puccinia Pilosellarum, de la que es tipo la Puccinia Hieracii-piloselle Probst. La comprobación biológica experimental de esta especie, en comparación con otras del mis- mo género /Hieracium, sería muy conveniente para dilucidar este punto, que hoy sólo se resuelve por las semejanzas y afinidades morfológicas de las especies parasitadas. Puccinia Petroselini (D, C.) Lindroth.—P?. 4Athusae Mart.— P. Anethi Fuck.—P. bullata Auct., pp.—Sydow. Mon. Ured, I, Puccinia pp. 399 et 889.—0O, I1*, 112, II (2). Hab.—En hojas de Petroselinum sativum Hoffm.—En todas sus facies. —Junio á Agosto.—En la provincia de Sevilla, en di- versas localidades. No ha sido esta especie, que creo común, citada en España, según los datos que tengo á la vista, pues si bien en la Flora de Lázaro se cita la Puccinia bullata (Pers.) Winter, como existente en el centro de España, las plantas que se enumeran como parasitadas son correspondientes á esta última especie, tal y como hoy se ad- mite, aun cuando seguramente habrá de subdividirse. En cuanto á la P. Petroselini, según los trabajos experimentales de F. O, Se- madeni, constituye sobre el Petroselinum sativum una forma bio- lógica distinta, no sólo de la P. bullata, de la cual ya antes se dis- tinguió aún morfológicamente, sino diversa también de la Pucci- nia que parasita la (Ethusae Cynapium, y otras Umbelíferas, que viene admitiéndose como correspondientes á la que nos Ocupa. He encontrado esta especie, muy frecuentemente asociada con la Septoria Petroselini Desm. Esferopsídeo muy común casi todo el año, y que no se halla citado en nuestra Flora, que yo. sepa. La variedad Apii Br. et Cav., de la misma especie, la he encon- trado sobre Apium graveolens L., en diversas Ocasiones. (1) Probst: en Centrbl. fur Bakter, 1 Abt., x1x Bd., 1907, pág. 543. (2) Formulo de este modo gráficamente las especies que tienen uredos primarios y secundarios. DE HISTORIA NATURAL 185 Puccinia Scirpi DC.—Facies ecídica: (Ecidium Nymphoidis DC. Sydow. Mon. Ured. I, Puccinia, p. 688 et p. 900.—0, I=11, II. Hab.—En tallos de Scirpus lacustris L.—Agosto á Octubre.—En las facies urédica y tcleutospórica.—Alcalá de Guadaira (Sevilla). Esta especie estaba ya citada en Aragón. Crec tendrá un área de dispersión muy extensa. No encontré, aun cuando los he bus- cado, sus ecidios en el Linanthemum nymphoides Lk. Cítase tam- bién, pero es muy dudoso, en Nuphar luteum Sm., especie que también se encuentra en la misma localidad, pero que jamás vi tampoco con ecidios. Puccinta Lolii Niels.—P. coronifera Kleb.—P. coronata Auct., páginas.—Los ecidios (ícidium Cathartici Schum., pp. etc.— Sydow., Mon. Ured. I, Puccinia p. 704.—0O, III, IT. Hab.—En hojas de Lolium perenne L.—Mayo á Julio.—Facies ureda teleutospórica.—Carriches (Toledo), Sánchez Cabezudo! Esta especie apenas es distinguible morfológicamente de la Puc- cinta coronata Corda. Si bien no citada concretamente en Espa- ña, á ella deberán referirse parte de las mencionadas con el nom- bre anterior. El ejemplar que poseo, y que debo á mi antiguo amigo el doc- tor Sánchez Cabezudo, presenta la particularidad de tener nume- rosas teleutosporas triloculares, anomalía rara en esta especie. La corona no es tan marcada como generalmente se presenta, Pudie- ra decirse es una forma intermedia entre la P. graminis y la P. co- ronata Ó Lolii. Los soros, sin embargo, se hallan bajo el epider- mis y las teleutosporas forman círculo en derredor de los uredos, caracteres que se atribuyen á la P. Lolii. Las citas de esta especie en otras gramíneas es, como se com- prenderá, dificilísima de dilucidar con la P. coronata (1). Puccinia dispersa Erikss. et Henv.—P. Rubigo-vera Anct., páginas.=P. straminis Fuck. pp.—P. striaeformis Wert.—Los ecidios (Ecidium Anchusae Erikss, et Henn.—(E, Lycopsidis Desv. (E. Asperifolii Pers., pp. —Sydow, Mon, Ured. I, Puccinia, p. 709. 02115 ¿BEL (1) Los ecidios sobre Rhamnus han sido objeto recientemente de un estudio de Fr. Miihlethaler («Infektionsversuche mit Rhamnus befallen den kronenrosten», en Centrib. f. Bakt, 11 Abt., Bd. 30, 1911, págs. 386 á 419), quien divide en varias especies biológicas ó formas la antigua Puc= cintia coronata Corda. 186 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA Hab.—En hojas, cálices y frutos de Anchusa officinalis L., los ecidios.—Mayo.—Carriches (Toledo), Sánchez Cabezudo!-—En ho- jas de Triticum vulgare Vill., y Secale cereale L., los uredos y te- leutosporas.—Agosto.—En la provicia de Sevilla. Admito para esta especie el nombre de Puccinia dispersa, adop- tado por Sydow., Hariot. y otros autores modernos, aunque creo habría motivos para respetar el nombre de Puccinia straminis Fuckel (1), ó el de Winter de P. Rubigo-vera, que parte del Uredo Rubigo-vera DC. Es esta una cuestión que ciertamente no soy el llamado á dilucidar, y que creo subsistirá, no obstante las decisio- nes del Congreso Botánico de Bruselas. Con el nombre de Puccinia straminis Fuckel, ha sido incluída en la Flora española, dándole en el sentido morfológico que te- nía. El ecidio sobre Anchura ltalica Retz., citado por el Sr. Paul en esta provincia, aunque no esté probada su relación con esta especie experimentalmente, es casi segura debe referirse á ella. Las facies uredo teleutospóricas son muy difíciles de diferenciar morfológicamente de las de Puccinia triticina, especie desprendi- da por Eriksson de la misma, así como otras sobre diversas gra- mináceas. | En hojas de Triticum, ya secas, atacadas por esta especie, he encontrado la Septosphaeria Tritici (Gar.) Pass. (2), esferiáceo, que se creyó en relación con la Septoria Tritici Dessn., pero que, según algunos autores, debe pertenecer á otra especie imperfecta, no muy demostrada tampoco. Se acompaña generalmente de otros deutoromicetos, de los que he de ocuparme en próxima ocasión. Aunque no citado anteriormente en España, este pirenomiceto, que he encontrado más de una vez, debe ser común. Puccinia bromina Eriksson.—P. Symphyti Bromorum Fr. Mii- ller.—Para los ecidios Uicidium Symphyti Thnem.—Sydow, Mon. Ured. LI, Puecinia, p. 712.—0O, 1= 1H, II. Hab.—Ecidios en Symphytum officinale L.—Junio.—Carriches (Toledo), Sánchez Cabezudo!, y en Marzo, en Sevilla. —Uredos y teleutosporas en Bromus sp.—Enero á Marzo.—Sevilla, Los ecidios de esta especie, que no está citada concretamente, aun cuando si, como P. straminis Fuckel, sólo pueden referirse (1) Fuckel: Enum. Fung. Nassovice, serie 1*, pág. 2. Wiesbaden, 1860. Fuckel: Symbole mycol., pág. 59. Wiesbaden, 1869. (2) Sacc.: Syll. fung., vol. 11, pág. 62. DE HISTORIA NATURAL 187 en Symphytum officinale á ella, por ser la única relación compro- bada experimentalmente por Fr. Miiller. Los uredos y teleutos- poras apenas si difieren de los de P. dispersa Erisess, más que por las dimensiones de las teleutosporas, y aun no todos los autores les asignan las mismas, acaso porque en Bromus pueden encon= trarse más de una especie, lo que hace más fácil la confusión. Debo advertir que Fr. Miiller en sus experiencias, ha producido con las teleutosporas procedentes de diversas especies de Bromus, no sólo numerosas infecciones en Symplhytum officinale L., y Pulmonaria montana L., sino también, pero rara vez, en Nonnea rosea y Anchusa officinale, esta última y la Lycopsis arvensis son las infeccionadas por las teleutosporas de P. dispersa, pero no el Symphytum officinale, al menos hasta ahora. Puccinia Agrostidis Plowr.—1In Gard. Choron., 1890, 2, p. 139, et 1891, 1, p. 683, no en British Uredineae.—Sydow. Mon. Ured. I, Puccinia, p. 717.—0O, 1= II, IIL Hab.—Uredos y teleutosporas en hojas y vainas de Agrostis vulgaris With., abundante, en Agrostis alba L., en A. Castellana? B. et R.—Noviembre.—Sevilla. El Sr. Lázaro é Ibiza, en sus «Notas micológicas» (1), acaba de citar, por primera vez en España, los ecidios de esta especie ((Ecidium Aquilegio Pers.), recogidos sobre Aquilegia vulgaris en Soncillo (Burgos) por el Sr. Estébanez. Yo he tenido la suerte de encontrar la facies uredícea y teleutospórica en Agrostis vul- garis, A. alba, y acaso en A. Castellana, determinación ésta de la que no estoy cierto por la falta de floración de los ejemplares parasitados, y que no se halla por cierto mencionada por ningún autor. Es de suponer que se encuentre en relación también con ecidios de Aquilegia vulgaris, especie con frecuencia cultivada en esta localidad, ya que no común en sus campos. La determinación de esta especie la consulté con M. Paul Hariot, quien está con- forme con ella. Puccinia Cynodontis Desm.—Sydow. Mon. Ured. I, Puccinia, PS —=0: TT == TT Hab.—En hojas y vainas, mas raras veces en los tallos, de Cy- nodon Dactylon Rich.—Octubre y Noviembre, ambas facies.—Dos Hermanas, Salteras y Sevilla. No obstante lo común de la especie parasitada, es la primera (1) Lázaro é Ibiza: Notas micológicas, 3.* serie. Madrid, 1912, pág. 19. 188 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA vez que se cita esta especie en España, lo cual no me parece raro por ser propia, generalmente, de las regiones meridionales. Los ejemplares que he recogido presentan diversas formas de uredosporas, y aun sobre uno mismo pueden encontrarse las dos formas de que habla P. Magnus (1): de membrana fina con muchos poros germinativos y de envuelta gruesa con uno á tres poros solamente. La primera suele ser más común mezclada con las teleutosporas; pero no faltan formas de transición, pu- diendo considerarse que la de pared gruesa es más bien la de primera generación de uredosporas, ó de éstas jóvenes. Esta especie, según W. Tranzschel, forma sus ecidios en Plan- tago lanceolata L. (CEcidium Plantaginis Ces.). No he encontrado en los sitios donde se halla la Puccinia Cynodontis el Plantago lanceolata ni sus ecidios; pero es frecuente, entre otros, el P. co- ronopus L., que acaso sea también parasitado. Con algunos ejemplares he encontrado también la Phyllachora Cynodontii (Sacc.) Niessl., que he citado en otra ocasión, y que en Otoño preséntase con ascosporas. No es raro tampoco el ver en las hojas secas, y aun en la proximidad de los teleutosoros, un hifomiceto, de relaciones desconocidas, sólo citado hasta ahora en la Italia boreal: el Helminthosporium Cynodontis Marignoni (2). Puccinia Melico (Erikss.) Sydow.—Sydow. Mon. Ured. I, Pue- cinia, p. 761.—Il, ITI. Hab.—En hojas de Melico nutans L.—Octubre, facies uredos- pórica.— Irún (Guipúzcoa). Refiero á esta especie, no citada anteriormente en España, el ejemplar que he recogido en la facies uredospórica. Aunque con- siderada por Eriksson como subespecie de la Puccinia coronata Corda., distínguese de ella en dicha facies por la ausencia de pa- rafisos, que, si bien escasos, acompañan á las uredosporas de Puccinia coronata. También faltan en la Puccinia Heimerliana Bubak, que se encuentra sobre Melica ciliata L.; pero sus ure- dosporas tienen la membrana muy engrosada, en particular en el ápice, lo que no sucede en la presente especie. Los caracteres de la misma en el Uromyces graminis (Niessl.) Dietel, difieren también suficientemente. Por lo demás, sólo se ha citado en Me- (1) P. Magnus: en Uerh. k. k. zool.-bot. Ges. Viena, 1899, pág. 96. (2) G.B. Marignoni: Micromiceti di Schio. Prima contr. alla Fl. mic. della prov. di Vicenza. Schio, 1909, pág. 27. DE HISTORIA NATURAL 189 lica mutans la Puccinia Melico, en tanto que la P. Heimerliana y el Uromyces graminis se encuentran parasitando en la Melica ciliata. Puccinia sessilis Schneid.—P. smilacearum Digraphidis (Sop.) Kleb.—Sydow. Mon. Ured. I, Puccinia, pp. 781 et 901.—0, ETE E Hab.—En hojas de Phalaris cerundinaceas L.—Octubre.—En las facies uredicea y teleutospórica.—Dos Hermanas (Sevilla). Esta especie, ya incluída en la flora española como existente en Cataluña, abarca un cierto número de formas biológicas im- posibles de distinguir en estas facies. Es posible existan en esta región varias de ellas, que sólo podrán determinarse en sus facies ecídicas. Puccinia Phragmitis (Schum.) Koern.—P. arundinacea DC.— Sydow. Mon. Ured. I, Puccinia, p. 787.—0O, 1 =II, III. Hab.—En las hojas de Phragmites communis Trin.—Octubre, en su facies teleutospórica.—Alcalá de Guadaira (Sevilla). Esta especie ha sido ya citada en España, pero sólo en la re- gión septentrional. La encontré sólo en su facies teleutospórica, fácilmente distinguible de la Puccinia Magnusiana Koern. y de la P. Traillii Plowr., que menciono á continuación por la mayor longitud del pedicelo de sus esporas. Los ecidios de estas tres es- pecies se distinguen fácilmente por las plantas que parasitan. Puccinia Trailliz Plowr.—Plowright: British Ured., p. 176 et 177.—Sydow. Mon. Ured. I, Puccinin, p. 790.—0, ? I=1IL III. Hab.—En hojas de Phragmites communis Trin.—Facies uré- dica y teleutospórica.—Octubre.—Dos Hermanas (Sevilla). Las teleutosporas de esta especie, no citada anteriormente en España, presenta caracteres morfológicos suficientes para poder distinguirla de las demás especies que parasitan la misma planta. El pedicelo es, por término medio, mayor que en la Puccinia Magnusiana citada por Lázaro en la región central y septen- trional (1), y menor que los de las leleutosporas de Puccinia Phragmitis y P. obtusata, antes citada; la primera como exis- tente también en la provincia de Sevilla. Puccinia Poarum Nielsen.—Sydow. Mon. Ured. I, Puccinia, p. 795,—0, I=II, (IL. í1) Y en sus Notas micológicas, 3.* serie, en Soncillo (Burgos); Esté- banez. Tomo x111,—Marzo, 1913, 12 190 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA Hab.—En hojas de Poa annua L. y P. trivialis L.—Diciem- bre, en las facies uredo-teleutospórica.—Sevilla. Esta especie, no citada anteriormente en España, la he encon- trado muy escasamente, no obstante ser comunes las especies pa- rasitadas, en las que suele ser más común el Uromyces Poe Rab., más adelante mencionado. Explícase acaso esto por escasear el Tussilago Farfara L., en que se forman sus ecidios (Ucidium Tussilaginis (Gm.) Pers.) En Poa trivialis sólo encontré uredos- poras. Puccinia Maydis Berenger.—P. Sorghi Schweinitz.—Sydow. Mon. Ured. I, Puccinia, p. 830.—0, ? 1= II, IT. Hab.—En hojas de Zea Mays L.—Octubre y Noviembre, en las facies uredo-teleutospórica.—Sevilla. Esta especie estaba ya citada por Lázaro é Ibiza en su «Flora española» como existente en la región central y occidental, por mí en Sevilla y Pedroso de la Sierra, hace ya treinta años, y pos- teriormente por el Sr. Paul, si mal no recuerdo. Nunca encontré sus ecidios (CUEcidium Oxalidis Thim.) en Oxalis cernua Tunb. ni en O. corniculata L., en las que, según las experiencias de Tranzschel y las más recientes de Vincens (1), se forman en Europa. Mi amigo M. F. Vincens ha practicado infecciones artificiales de teleutosporas de P. Maydts sobre nueve especies diferentes de Oxalis, siendo los resultados evidentes en el O. corniculata y más escasos en el O. bowieana. Ha hecho también ensayos inversos de infección de Zea Japonica, Zea caragua y Z. Mays (Var.?) con las ecidiosporas de Oxalis corniculata, dando resultados que comprueban los de Tranzschel y Hecke (2), y las Arthur y Ke- llermaun en América, con ecidios en Oxalis cymosa. Estas experiencias, bien convincentes, dejan aún lugar á dudar que exista una relación constante entre ecidios y uredos y teleu- dosporas, pues en Europa la presencia de (Ecidium Oxali- dis Thim. es tan rarísima como comunes son los Oxalis y la (1) F. Vincens: Sur la rouille du mais. Comptes rendus de la Société d'Hist. nat. et des Sc. biol. de Toulouse. Séance du 7 Juin 1911. Toulouse. (2) W. Tranzschel: Kulturversuche mit Ured. im Jahre 1906. Annales mycologici, 1907, vol. v, pág. 32. L. Haeckel: Infektionsversuche mit Puccinia Maydis. In 1b., 1906, volu- men 1v, págs. 418-430. DE HISTORIA NATURAL 191 Puccinis Maydis. Yo puedo decir que jamás la encontré, y sí sólo alguna vez una zoocecidia cuyo aspecto recuerda el Uredo oxali- dis Lév., y en la que, haciendo un simple raspado con la aguja lanceolar, las células epidérmicas pudieran semejar algo uredos- poras. El (Ecidium oxalidis Thúm. es, indudablemente, especie más común en América que en Europa, y, por otra parte, parece indudable la posibilidad de una auto-infección por las teleutos- poras, tanto en esta especie como en otras también heteroicas, yue veo aparecer en esporas, en las que no se hallan ecidios, ni precediéndolas, sin contar el caso de todos sabido de la Puccinia graminis Pers., que existe en países donde no son conocidos Ber- beris ni Mahonta. Con esta especie el problema aún aparece complicado con la aparición, dentro del mismo año, de dos epidemias de roya: una, que he citado en otra ocasión, de Mayo á Julio, y la que mencio- no ahora de Octubre á Noviembre; es decir, que si se admite la hipótesis de la auto-reinfección por las teleutosporas, éstas no sólo son leptoformes, es decir, que germinan inmediatamente después de su formación, sino que además se producen dos generaciones dentro del mismo año: una primaveral y otra otoñal. Con todo, no puede negarse la heteroicidad, si no constante y permanente, al menos accidental de esta especie, que abre ancho campo á una serie de hipótesis en las que no podemos entrar por el momento, pero que han sido motivo para dar algún dato más sobre una es- pecie tan vulgar. Uromyces Thapsi (Opiz.) Bubak.—(Ecidium Thapsi Opiz.— Uredo Verbasci Niels. in Syd. como sinón.—Uredo Thapsi Opiz: (1852). —Sydow. Mon. Ured. Il, Uromyces, p. 28.—I, II. Pab.—En hojas de Verbascum Thapsus L.—Agosto, en su fa- cies ecidica.—Cercedilla, De las Barras! e Cítase esta especie por primera vez en España. Los ejemplares que he visto, y que debo á mi buen amigo el profesor D. Fran- cisco de las Barras de Aragón, presentan con mucha escasez eci- dios de peridio casi nulo, perdidos ó casi ocultos en el tomento de las hojas, distinguiéndose apenas por las manchas pálidas vi- sibles en el haz. Esta especie es, en realidad, dudosa hasta ahora, y confundida por muchos con el Uromyces Scrophularic (DC.) Winter, al cual, al menos en la facies ecídica, en nada se asemeja. Uromyces striatus Schroeter. — Uromyces Medicaginis falca- * 192 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA tee (DC.) Winter.—Uromyces Medicaginis (Pass.) Sacc.—Uromy- ces Leguminosarum f. Medicaginis Pass.—Sydow. Mon. Ured. II, Uromyces, p. 115.—0, 1=1IT, HI. Hab.—En hojas de Medicayo sativa L. y M. falcata L.—En di- versas épocas, la primera hasta en Noviembre, en sus facies uredo- teleutospórica.—Sevilla y algunas localidades de la provincia. Esta especie estaba mencionada en España, en el Norte y Gen- tro, particularmente en Vizcaya. En su reciente trabajo, repetidas veces citado, el Sr. Lázaro é Ibiza añade algunas localidades más, y aun prevé la extensión de esta especie, que, sin duda, está ge- neralizada en toda España. Su facies ecídica (CZcidium Euphorbic Gm. p. p.) se encuen- tra en Euphorbia Cyparisias L., siendo en absoluto indistinguibles morfológicamente de los de Uromyces Pisi (Pers.) De Bary, Uro- myces Astragali glycyphylli (Opiz.) Sacc. y Uromyces Euphorbice corniculati E. Jord. Aunque la Euphorbia Cyparisias L. sólo está señalada concretamente en Cataluña, su área es bastante más extensa, siendo citada como parasitada por el Uromyces scutella- tus (Schranek) Lév. en la región central. No la he encontrado en esta provincia; pero creo muy probable que este Uromyces para- site en su facies ecidiana otras especies de Euphorbia. P. y H. Sydow citan también el Uromyces striadus en España, sin duda con referencia á la «Flora» de Lázaro, aunque no hagan mención de ella. No es raro hallar en las hojas de Medicago, al par que esta es- pecie, un discomiceto, quizá común, pero no citado en España: la Pseudopeziza Trifolii (Biv. Bernh.) Fuckel, forma Medicagi- nis (Lib.) Rehm. (1), y aún más frecuentemente bajo la forma conidiana Sporonema phacidioides Desm., sólo diversa por la fructificación pero exteriormente análoga. Uromyces Trifolii repentis (Cast.) Liro.—Uromyces Trifo- liz (Hedw. f.) Lév., p. p.—Sydow. Mon. Ured. II, Uromyces, p. 131.—0, L, II, TIT. Hab.—En hojas, peciolos y pedúnculos de Trifolium repens L. y Trifolium minus Rehl.—Junio, en todas sus facies. —Sevilla. Esta especie puede considerarse como citada en España bajo el (1) Sacc.: Syll. fung., vol. vin, pág. 724; sub. Pseudo peziza Medicagi- mis Lib. Phillips: Discom., pág. 199; sub. Mollinia Trifolii (Bernh) in p. DE HISTORIA NATURAL 193 nombre de Uromyces Trifolii (Hedw. f.) Lév., de la cual ha sido separada, á mi parecer, con justo motivo. No bajo una ni otra denominación ha sido citada en Trifolium minus, ni en España ni fuera de ella. Debiera, en realidad, quedar provisionalmente, á falta de pruebas culturales, en Uro- myces Trifolii; pero el haberlas encontrado reunidas y el com- partir los ejemplares hallados en Trifolium minus las ligeras di- ferencias morfológicas atribuidas al Uromyces Trifolii repentis, me inclinan á darle como perteneciente á esta última especie. Uromyces Junci (Desm.) Tul. —Puccinella truncata Fuk.—Sy- dow. Mon. Ured. II, Uromyces, p. 287.—0, I= II, III. Hab.—En tallos de Juncus subulatus Forsk.—Octubre, en las facies uredo-teleutospórica.—Salteras (Sevilla). Especie ya citada en España, en la «Flora» de Lázaro, en el Norte y Centro, y también como de nuestro país, sin duda por ello, por P. y H. Sydow, la cito ahora por vez primera en el Me- diodía, y nunca lo fué en Juncus subulatus, que viene á aumen- tar el número de especies parasitadas por el Uromyces Juncis en sus facies uredo-teleutospóricas, bastante numeroso por cierto, y que contrasta con el de las atacadas en su facies ecídica, reducido á la Pulicaría dysenterica Gcertn., pues para Klebahn los citados en Buphtalmum constituyen una especie distinta, Uromyces Scirpi (Cast.) Lagerheim.— Uromyces lineolatus (Desm.) Schr.—Sydow. Mon. Ured. II, Uromyces, p. 302.— OT TRATE Hab.—En hojas y tallos de Scirpus maritimus L.—Octubre, en sus facies urédica y teleutospórica.—Salteras y Dos Hermanas (Sevilla). Cítase, por vez primera en España, esta especie, que, al contra- rio del Uromyces Junci, sólo parasita en sus facies uredo-teleutos- póricas al Scirpus maritimus, en tanto que sus ecidios encuén-= transe en plantas de diversas familias, dando origen á varias es- pecies biológicas. Las encontradas por mí es muy probable se hallen en relación con el del Hippuris vulgaris L. (Ocidium Hippuridis Kunz.), y acaso deba formar una nueva especie Ó forma: Uromyces Hippuridis Scirpi. Uromyces Dactylidis Otth.—Sydow. Mon. Ured. II, Uromyces, p. 309.—0, I= II, III. Hab.—En hojas de Dactylis glomerata L.—Agosto á Octubre, en las facies uredo-teleutospóricas.—Salteras (Sevilla). 194 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA Especie que ya estaba citada en Cataluña. Uromyces Pow Rabenhorst.—Uromyces Dactylidis Otth. p. p. Sydow. Mon. Ured. II, Uromyces, p. 310. Hab.—En hojas de Poa annua L. Poa trivialis L. y Poa sp.— En sus facies uredo-teleutospóricas.—Octubre á Enero.—Sevilla. Especie separada biológicamente de la anterior, pero indistin- guible morfológicamente. Se cita en España, si no concretamente como Uromyces Dactylidis, en Cataluña. Ambas las creo bastante generalizadas. Doy, como en Poa sp., un Uromyces encontrado en graminácea sin floración, semejante en su aspecto á una Poa, pues cierta- mente no puede ser ni Dactylis ni Melica, ni pertenece á las otras dos especies citadas, y que acaso pudiera ser la Poa memo- ralis L., en la cual aún no se halla citada todavía esta especie. Gymnosporangium confusum Plowr.—Plowright, British Ured., etc., p. 232.—Fischer, Ured. der Jchw., p. 385.— OMi=ITE Hab.—En ramas de Juniperus Sabina L.—Junio, en la facies teleutospórica,—Castillo de las Guardas (Sevilla). Esta especie, que por vez primera se cita en España, es muy fácil de confundir en su facies teleutospórica con el Gymnospo- rangium Sabince (Dicks.) Winter, común en toda España, y cuya facies ecídica cité hace muchos años en esta provincia. De dos formas, en ambas especies, las del G. confusum son siempre algo menores, y distintas las dimensiones en las teleutosporas de membrana fina y las de envuelta gruesa, mientras que en el G. Sa- binc suelen ser mayores y de análogas dimensiones; la forma de los teleutosoros varía también algo, siendo en el segundo cónico- obtusas ó subramoso é irregularmente conoideos, ó algo divididos en el primero. La facies ecídica (Roestelia Mespili DC. y R. Cydonic (Zenorm.) Thiim.) no puede ser confundida. Melampsora Helioscopic (Pers.) Cart.—Sacc. Syll. fung. VII, p..586.—Hariot, Ured., p. 256.—0, I, II, III. Esta especie ha sido incluida en la «Flora» de Lázaro como existente en el Centro, Este y Sur de España. Dividida por W. Miller (1), con justo motivo, en cinco subespecies, considera- (1) W. Miller: en Centrbl. fur Bakter, vol. 11, 1900, págs. 210 y 211. > - DE HISTORIA NATURAL 195 das como especies biológicas, cito á continuación las dos que he encontrado. 1. Melampsora Euphorbicw Helioscopice W. Mull.—In loc. cit. et Sacc. Syll. fung. XXI, p. 604. Hab.—En hojas, peciolos, tallos, y aun en brácteas de Puphor- bia Heliotropia L.—Octubre, en todas sus facies, —Sevilla, Esta especie, considerada como tipo, la he encontrado muy es- Ccasamente, y parece ser más prematura que la siguiente, no obs- tante vivir en compañía y ser igualmente abundantes ambas es- pecies parasitadas. 2. Melampsora Euphorbicw Peplí, W. Miiller.—In loc. cit. et Sacc. Syll. fung. XXI, p. 604. Hab.—En tallos, peciolos, hojas y brácteas de Euphorbia Pe- plus L.—Noviembre á Enero, en todas sus facies. —Sevilla, Esta especie la he encontrado abundantísima, y en los sitios donde se halla se ven muchos pies enanos de la Euphorbia Pe- plus L., cubiertos de poros en toda su superficie. Por el contrario, los de Euphorbia Helioscopia L., hallados en su proximidad, es- taban indemnes. Las especies de Melampsora sobre Euphorbia no deben esca- sear en España. En las Baleares se ha citado por Rolland, cuya reciente pérdida acaba de sufrir la Micología, la Melampsora Gelmi Bress. sobre Euphorbia dendroides L. (1), especie probable también, en Cataluña al menos. En tallos y hojas de Euphorbia Peplus he encontrado un Oidium del tipo polimorfo del O. erisyphoides Fr., que, según M. Hariot, pudiera estar en relación con la Spherotheca Euphor- bio (Cast.) Salmon. En efecto, he encontrado posteriormente este erisifáceo, pero sia que esta coincidencia sea bastante á probar la relación. El Oidium erysiphoides Fr., así como algunos erisi- fáceos con él relacionados, está citado en España, pero no la Spherotheca Euphorbiw (Cast.) Salmon. También es común acompañe á este uredináceo el Cladospo- rium o:cidicola Thiiem. (2), desmaciáceo tampoco incluido y nunca citado con esta Melampsora. (1) L. Rolland: Champignons des ¡les Baleares, réc. princip. dans la ré—- gion mont. de Sóller. Bull. de la Soc. Micol. de France, 1904-1905. (2) Saccardo: Syll. fung., vol. 1v, pág. 388. Ferr.: Hypto., pág. 350. 196 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA Ecidium Asphodeli microcarpi form. nov. Pycnidiis inter cecidiis inonixtis, rubis aurantiaciis raris, ceci- diis epiphyllis, maculis pallidis insidentibus, in greges regulari- ter oblongis, usque 1,5 cm. long., 1 cm. lat., paucis numerosis (5-9), cylindraceis, flavidis, margine lacerate, reflexo albido; cellulis pseudoperidii angulatis vel subexagontis, hyalinis, levibus vel le- niter punctulatis, usque 28-32 y. diam; cecidiosporis globosis vel rariis angulosis, tunica tenui, subtiliter verruculosa, contextu di- lute flavis, subhyalinis; dimeincequalibus, 18-24 y. diam.—Forte cum Puccinia Barbeyi (Roum.) Magnus, connexum, Hab.—In foliis Asphodeli microcarpi, prope Hispalis (Hispa- niam). Los picnidios de esta especie, escasos, anaranjado-rojizos, pró- ximamente de medio milímetro de diámetro, se encuentran, más bien que esparcidos entre los ecidios, rodeados por ellos, forman- do grupos regularmente oblongos, en cuyo borde se encuentran principalmente los ecidios sobre manchas pálidas epifilas, pero visibles por el envés. El peridio cilindráceo, bien desarrollado, rasga la epidermis, que le forma un borde poco lacerado, blan= cuzco y bien visible; las células peridiales son angulosas Ó casi exagonales, hialinas con la pared poco engrosada, lisa Ó muy finamente punteada, siendo su diámetro generalmente mayor que el de las esporas; éstas amarillas claras, transparentes, de membrana delgada, finamente verrugosa y de diámetros des- iguales, que fluctúan entre 18-24 p, regularmente globosas las más y pocas algo angulosas. He encontrado esta bonita especie en un solo pie, en época prematura, en Octubre, en los alrededores de Sevilla, sin duda por la benignidad de la temperatura que se disfrutaba en esa fecha en el pasado año, Muy distinta del ecidio de la Puccinia Asphodeli Mong., citado en el Norte, Centro, Oeste de España é islas Baleares, y que pa- rasita diversos Asphodelus, entre otros el A. microcarpus Viv.; difiere en cambio muy poco del (Ecidium Barbeyi Roum., co- rrespondiente á la Puccinia Barbeyi P. Magnus, especie medite- rránea citada sobre Asphodelus tennifolius Cav. y A. fistulosus L., y á cuya Puccinia creo pertenecerá esta forma nueva. Oecidium Senecionis-Durieui form. nov. Pycnidiis epiphyllis, flavo=melleis, sparies, vel parce congrega- DE HISTORIA NATURAL 191 tis; cecidiis plerumque hypophyllis, flavidis vel flavis-auran tia- ciis maculis insidentibus, in greges orbiculares vel rotundatus, majusculos, usque 1,5 cm. lato, sine ordine dispositis, ceque rarius sparsis epiphyllis, explanatis, margine albido, inciso, reflexo; ce- llulis pseudoperidii e latere visi romboideis, tunica incequaliter incrassata, latere interiore verruculosa; cecidiosporis globosis, vel irregulariter oblongis, vel elipsoideis, et interdum compressis, aurantiaco flavis, episporio hyalino subcrasso, regulariter verru- culosis intus granulosts, magnitudine varia 15 — 22 <12— 18 y. Hab.—1n foliis Senecionis Durieni Gay; in montibus Guada- rramce, prope Cercedilla, ubi collegit Beltrán Bigorra! Verosimi- liter ad Pucciniam in Caricis adscribenda. Los picnidios escasos, epifilos, están esparcidos, 6 en pequeños grupos (los ecidios son hipofilos en su mayoría), sobre manchas amarillas Ó amarillo-anaranjadas, visibles por el haz, reunidos en grupos redondeados ú orbiculares, sin orden alguno, viéndose también algunos esparcidos, epifilos; son explanados, con borde blanquecino, inciso, refiejo; las células peridiales vistas de lado son aproximadamente romboideas, con la membrana desigual- mente engrosada, la interna verrugosa; las ecidiosporas, globo- sas, elipsoideas Ó irregularmente oblongas, muchas casi poligo- nales por la mutua compresión, son amarillo-anaranjadas, con la envuelta hialina, algo gruesa, regularmente verrugosa y ta- maño variable entre 15 — 22 <2— 18 y; el contenido granuloso, Esta especie la debo al Sr. Beltrán Bigorra, quien la ha reco- gido en Guadarrama, en el mes de Julio. Es probable esté en re- lación con Puccinia sobre Carex, acaso la Puccinia sylvatica Schroeter, que debe hallarse en dicha región. No será ciertamente raro puedan coexistir en el mismo Senecto Durieui Gay, la Puccinia Senecionis Libert (1, 111), y aun algún otro uredináceo. Uredo Elymi Capitis-Meduse form. nov. Uredosoris numerosis, epiphyllis vel hypophyllis, plerumque irregulariter sparsis, interdum gregaris vel confluentibus, minu- tis flavo aurantiaciis, epidermi de diu tectis, demum nudis, pul- verulentis; uredesporis globosis, subglobosis, oblongis vel late elip- soideis, subtiliter echinulatis, flavis, 12— 28<12— 22, tunica subhyalina 1—1,5 y. crassa; poris germinativis 5 vel plurimum; paraphysibus rectis, paucis, inmixtis. 198 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA Hab.—In foliis Elymi Capiti-Meduse.—Prope Hispalis (His- paniam). Los uredosoros son numerosos, tan abundantes por el haz como por el envés de las hojas, pequeños, de color amarillo más ó menos anaranjado, primero cubiertos por la epidermis, luego desnudos, pulverulentos, irregularmente esparcidos ó agrupados bastante cerca para parecer confluentes; las uredosporas amari- llas, generalmente más ó menos globosas, pueden ser oblongas ó anchamente elipsoideas, muy rara vez angulosas por la presión, tamaño variable de 12 — 28 < 12 — 22, con la envuelta casi hia- lina de 1 — 1,5 p de grosor, finamente equinulada, generalmente cinco poros germinativos, á veces más, y mezcladas con escasos parafisos rectos ó casi rectos, poquísimo ensanchados en su exire- midad. Esta especie la he encontrado en las proximidades de Sevilla, á principios de este año, parasitando las hojas nuevas de Elymus Caput-Meduse L. En realidad, no puede referirse con exactitud á ninguna de las especies conocidas en gramináceas, difiriendo no poco de los uredos de Puccinia Elymi Westend, y asemejándose algo á los de Puccinia coronata Corda, hoy ya bastante frac- cionada. He terminado la enumeración de los hongos parásitos, que en esta ocasión pensaba citar, reservándome algunos, ya por espera -mayores datos, ya por creerlos menos interesantes. De las treinta y una especies de ustilagináceos y uredináceos que abarca esta reseña, son nuevas para la flora española trece: el Ustilago Cynodontis, Graphiola Phoenicis, Puccinia Chrysante- mi, Puccinia Petroselini, Puccinia Cynodontis, Puccinia Melico, Puccinia Traillii, Uromyces Thapsi, Uromyces Scirpi, GF ymnos- porangium confusum, Ulcidium Asphodeli-microcarpi, Ulcidium Senecionis-Duriei y Uredo Elymi-Capitis-Meduse; estos tres últi- mos són nuevos para la flora mundial, así como la Puccinia Hie- racit sobre fieracium Carpetanus, el Uromyces Junci sobre Jun- cus subulatus, el U, Trifolii sobre Trifolium minus y la Puccinia Agrostidis sobre Agrostis Castellana, aunque esta última es du- dosa. Son también nuevos para la flora española, al menos que yo sepa, los pertenecientes á otros grupos, citados accidentalmente: Leptospheria Tritici, Pseudopeziza Trifolii, forma Medicaginis, Spherotheca Euphorbic, Septoria Petroselini, Stemphylium hete- DE HISTORIA NATURAL 199 rosporum, /Zelminthosporium Cynodontis, Cladosporium cecidi- ¿cola y Sclerotium cepivorum. Un númere no corto de hongos pertenecientes á estos grupos podré añadir á estos siete en otro trabajo posterior. Contribución al estudio de la histología del bazo POR FIDEL FERNÁNDEZ MARTÍNEZ Los datos con que escribo la presente nota forman parte de los que me han servido para redactar una Memoria sobre Anatomía normal y patológica del bazo, premiada con el «Martínez Moli- na» de 1911 por la Real Academia de Medicina de Madrid. Considerando alguno de ellos digno de interesar por su carác- ter general á esta Socienap de Historia Natural, paso á exponer los más importantes, excluyendo desde luego todos aquellos que por su carácter clínico ó por sus aplicaciones médicas serían más propio de otro orden de publicaciones. Dimensiones y peso del bazo humano.—Asígnase á esta víscera -en las obras de Anatomía, un peso de 150 á 200 gr. y unas dimen- siones de 13 cm. de longitud, 8 de anchura y 3 de espesor. Birch-Hirschfeld, fundamentado en 68 autopsias, le concede 150 gramos de peso y 13,50, 8 y 3 cm. para las dimensiones. Sapey, para el primer dato, da la cifra de 195 gr., y para los otros tres, las de 12,50, 8,25 y 3,30. Henle cree que pesa 8 */¿ onzas (unos 230 gr.), y mide 12 á 14 cm. de largo por 8 á 10 de ancho y 2 44 de grueso. Poirier, añadiendo á los 195 gr. de Sapey los 30 que representa la sangre que sale del órgano, después de la muerte, obtiene un peso total de 225 gr. Mis observaciones sobre el particular se basan en 17 autopsias de sujetos cuyos padecimientos les causaron la muerte, sin alterar para nada las condiciones del bazo. He aquí el resultado de las mismas: 200 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA Peso Longitud Anchura Grosor AD Gramos Centimetros Centímetros Centímetros VANA oooO 25,50 4,00 2,50 » E 37,00 5,00 4,00 , 2añ0o8..... 308000000 o 50,00 7,00 6,00 2,00 e o 95,00 8,50 7,00 3,00 NN A. 87,00 7,50 5,50 3,00 WA SO ODIO 120,00 12,00 8,00 2,50 ADA IA ORIO 100,00 12,00 6,00 4,00 IR O OO Sa, 260,00 12,00 7,00 5,00 IAS Aia 20509 210,00 11,00 7,00 3,00 A A OS 200,00 13,00 6,00 3,00 E NS a 3000 215,00 15,00 8,00 5,00 O MA AOS 210,00 13,00 7,00 2,00 SN A 110,00 12,00 8,00 3,00 A A o, ala 250,00 12,50 4,00 6,50 E AS OD SOON 210,00 15,00 7,00 3,50 UA 100,00 12,50 6,00 3,50 Dick a o te A 1220:98 13,30 9,50 4,50 Tomando de estas observaciones las correspondientes á la edad media de la vida (de los treinta á los sesenta años), Óó sean las comprendidas entre los casos 7 y 15, obtengo los términos medios siguientes: Peso del bazo......... OO AL ramos: Longitud....... E eo 12,80 centímetros. ¡ADCOUTA a OSO 6,95 » Espesor....... donocoocós 0300 3,70 > Forma.—Conocida es la discrepancia que entre los anatómicos ha existido siempre al tratar de asignar al bazo una forma deter- minada, diferencias fácilmente explicables si se tiene en cuenta que no se parece á ninguna forma geométrica, y que su confor- mación exterior es objeto de múltiples variaciones. Asi se explica que Verheyen (1699), Palfin (1726), Dionis (1729) y Haller (1748), lo comparen á una lengua humana, mientras que Winslow (1766), Gaward (1809) y Marjolin (1815), lo describan como cuerpo ovoide. Que Cloquet (1825), Meckel (1825), Wil- son (1845), Jamain (1853) y Henle (1876) lo consideren como un segmento de elipsoide cortado por su eje mayor, al mismo tiempo que Assolant (1801) lo asimila á un prisma triangular, y Gru- veiihier á una pirámide triangular (1834). Para His (1878) es un órgano oval menos desarrollado en su parte inferior que en la superior; para Luscka presenta tres caras y tres bordes (1862), y según Cunnighan es una pirámide te- traédrica. DE HISTURIA NATURAL 201 Las más modernas investigaciones del insigne Gegembaur (ovoide con tres caras y tres bordes) y la estadistica de Coustan- tinesco, fundada en la medición y reconocimiento de cien piezas autópsicas, permiten hoy asignarle un contorno oval con tres ca- ras (externa, antero-interna y postero-interna), tres bordes (ante- rior, posterior é interno) y dos polos ó extremidades (superior é inferior). Todas mis autopsias sobre sujetos muertos de enfermedades que no alteran la morfología esplénica han comprobado en todas sus partes estos extremos, habiendo encontrado una sola excepción, bien curiosa por cierto. Se trata de una mujer (D. M., natural de Granada, de setenta años, soltera, muerta en la sala de Jesús y María, número 20, de gangrena de las extremidades) cuyo bazo pesaba 220 gramos, midiendo 13,30 cm. de largo en su mayor longitud, 9,50 en la anchura y 4,60 de espesor. Su forma era exactamente la de rombo, marcándose admirablemente sus cua- tro ángulos y sus cuatro lados. Además, el borde postero-superior presentaba una amplia escotadura de seis centímetros de profun- didad, y el anterior seis cisuras anchas y poco profundas. La ar- teria esplénica daba nueve ramas. En la historia de la mujer no aparecía nada que pudiera tener relación con enfermedad esplé- nica, No había periesplenitis y la estructura del bazo no ofrecía nada anormal. Estructura del bazo.—Tomemos por tipo el de los selacios. En ningún vertebrado el bazo es un órgano fatalmente único, formado por un solo mamelón en un punto bien limitado. Es en su origen un simple conjunto de mesenquimo en el espesor del mesogastrio Ó del mesoduodeno, en contacto inmediato con la vena porta ó con sus ramas gastro-pancreático-duodenales. No suele ser único, y hay especies, como el Charcharias glaucus, donde se pueden contar hasta 2.000. Cada uno de los pequeños bazos de estos seres puede ser considerado como un lóbulo esplé- nico, esquemático, unidad perfectamente caracterizada con sus elementos dispuestos en un orden constante; alrededor una cáp- sula fibrosa en continuidad con el tejido del mesogastrio, en me- dio una arteriola central, que penetra por el hileo y sigue el eje donde se ramifica, múltiples venas periféricas y una central que acompaña á la arteria, y todo el espacio que dejan libre estas for- maciones ocupado por una substancia blanca (periarterial) y roja (excéntrica). 202 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA Tal es el bazo de los selacios, verdadero esquema del humano y reducido como se veá la mayor simplicidad. Veamos ahora cada una de sus partes. La pulpa roja está constituída por un estroma reticulado que contiene en sus mallas elementos libres. El estroma está consti- tuído por células estrelladas, ramificadas y anastomosadas; su núcleo puede faltar, el protoplasma es homogéneo, resistente. El conjunto celular recuerda los elementos endoteliales (K0!liker). No hay elementos conjuntivos, pudiendo desaparecer el núcleo y parte del protoplasma para quedar tan predominantes las fibrillas que parece no hay células. El contenido está formado por hematíes y leucocitos. Hay unos elementos formados por pequeños núcleos redondeados, con un retículo cromático muy claro y una lámina de protoplasma ape- nas visible. Son los núcleos de origen de Pouchet, núcleos libres de Robin, células madres de Laguesse. Se encuentran también elementos señalados por Vulpian, estudiados por Pouchet, Ha- yem y Malassez en los anfibios, por Pouchet, Phisalix, Bizzozero, -Eberth, etc., en los selacios, que son nucleados, aplanados en for- ma de hematíes, incoloros, capaces de transformarse en glóbulos rojos, y correspondientes á los hematoblastos de Hayem ó plaque- tas nucleadas de Bizzozero. La pulpa blanca tiene estructura análoga á los folículos cerra- dos, Ó sea un tejido adenoide similar al de la pulpa roja y sin hematoblastos. Los elementos vasculares son muy originales. Una inyección que éntre por los vasos sanguíneos llena inmediatamente la pulpa roja; las arterias y las venas se abren, pues, á pleno canal. En las venas, de 30 á 40 micras, se ven aparecer pequeños orificios cada vez más numerosos y anchos, hasta que la pared desaparece, con- fundiéndose con el retículo. A las finas arteriolas siguen capila- res que después de un trayecto corto se abren en las mallas donde están envueltos por una capa de retículo condensado, que forma los cuerpos terminales arteriales de Pouchet. La sangre llega, pues, á la arteria central, se dirige á la periferia, cae en las ma- llas de la red y llega á los orificios perivenosos, saliendo por las venas Correspondientes. Si avanzando más en la escala zoológica llegamos á observar un corte de bazo de conejo, apreciaremos ante todo una cápsula que lo envuelve y envía prolongaciones al interior. Estos tabiques cir- DE HISTORIA NATURAL 203 cunscriben territorios más ó menos irregulares, en el centro de los cuales aparecen nódulos redondeados formados por elemen- tos muy unidos y en cuyo interior aparece cortado un pequeño vaso arterial. Observando estos cortes 4 mayor aumento, se aprecian los de- talles que siguen. La cápsula y sus tabiques están formados por elementos fibrosos. A nivel del hileo se introduce revistiendo los vasos y acompañándoles hasta las más finas ramificaciones. Los espacios que circunscriben estos tabiques están ocupados por una substancia que se llama pulpa, y en la que de trecho en trecho se observan los nódulos citados. Estos corpúsculos suelen ser re- dondeados, y ofrecen en un punto, ya central, ya marginal, una pequeña arteria, de cuya túnica externa parten fibrillas que for- man el esqueleto y unen el nódulo á los vecinos y á los tabiques. En las mallas del esqueleto fibrilar se encuentran elementos va- riados: mononucleares, linfocitos, macrófagos, hematoblastos, et- cétera, cuyos núcleos suelen estar en kariokinesis. En cuanto á la pulpa, está constituída por tejido cavernoso, for- mando senos y lagunas y rico en hematoblastos, polinucleares y, sobre todo, grandes mononucleares. Bazo HUuMANO0.— Hemos de estudiar en él ante todo una cápsula y un parenquima, y en éste la pulpa y los corpúsculos llamados de Malpighi. Cápsula.—En el bazo humano está formada por dos capas: una externa y otra interna. La externa no es más que el peritoneo esplénico. La interna ó túnica propiamente dicha, es una membrana del- gada y transparente que, según Heusinger, tiene tal resistencia que puede soportar sin romperse una presión de seis atmósferas. Lo mismo que en el hígado, al llegar al hileo, se refleja, dando vainas á los vasos que por él entran ó salen. De su cara interna salen tabiques incompletos que se dirigen al centro, y reuniéndo- se con otros análogos y con los que emiten las vainas vasculares, forman un verdadero enrejado, en cuyas mallas, siempre incom- pletas, y con uno á cinco milímetros de diámetro, se aloja el Leji- do esplénico. La cápsula fibrosa del bazo está formada por tejido conjuntivo, elástico, alternando con fibras musculares negadas antes por Kó- lliker, Gerlach y Henle, admitidas después por Meisner, Frey y otros y evidenciadas en muchas de mis preparaciones. Existen, 201 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA además, entre los paquetes conjuntivos, células aplanadas, algu- nas esféricas, y los llamados matszellen ó clasmatocitos de Ran- vier, que no son más que leucocitos mononucleares de protoplas- ma granuloso y cromático. Los tabiques que emanan de la cápsula tienen análoga estruc- tura, aunque algunos les asignen mayor número de elementos musculares. Los alvéolos que hemos visto circunscritos por las dependencias capsulares, están ocupados por una substancia rojiza y blanda, que por su aspecto se ha llamado pulpa esplénica, en la que apa- recen diseminados nódulos redondeados descubiertos por Mal- pighi, y cuyo nombre llevan. Corpúsculos de Malpighi.—Llamados pulpa blanca por destacar su color claro sobre el rojo vinoso del resto del corte; aparecen como pequeñas masas redondeadas, de tres á cuatro décimas de mílimetro de diámetro y separadas entre sí por distancias de dos á tres milímetros. Según Sapey existe uno por cada tres milíme- tros cúbicos, lo que hace un total de 10.000 en todo el órgano. Están siempre adosados á una fina arteriola de las llamadas penicilias, cuyo calibre oscila de 50 á 100 micras, Generalmente, están atravesados por el vaso; pero pueden estar sólo adosados á él y aun unidos por un pedículo; también es frecuente verlos en los ángulos de bifurcación de los vasos. Como siempre, están uni- dos á las arterias y hay muchos por cada una de ellas; dice K0- lliker que si pudieran aislarse semejarían un elegante racimo, Vistos con gran aumento se puede apreciar una zona central más clara, llamada centro germinativo de Flemming, análoga á la que se observa en los ganglios linfáticos y cormparada por Kúó- lliker á un folículo de Peyero. Histológicamente considerado, cada corpúsculo se compone de un retículo, vasos y elementos linfoideos. El retículo es un estroma fibrilar, extremadamente fino, que se continúa con el de la pulpa y depende del de la arteria central, hasta el punto que algunos han dicho que corpúsculo no es más que un ensanchamiento de la túnica externa de la arteria infiltra- do de leucocitos. Los vasos, aparte de la arteriola central, son algunos capilares y numerosos linfáticos que forman una zona periférica. Los elementos linfoides están representados por pequeños mo- nonucleares de núcleo voluminoso y muy coloreable por ser rico DE HISTORIA NATURAL 205 en cromatina (son linfocitos, células embrionales de Saxer ó hia - linas de Renaut), mastzellen análogos á los de la cápsula, macró- fagos, mononucleares grandes y basiófilos en escasa proporción. Los corpúsculos de Malpighi son muy visibles en ciertos ani- males, sobre todo en el cerdo, gato, perro y carnero. En el hom- bre á veces son muy difíciles de encontrar, siendo ésta la causa de que su existencia haya sido negada por autores de la talla de Cru- veilhier. Parece que la muerte no ejerce influencia en su desapa- rición, puesto que Sapey los encontró en bazos que habían estado macerándose en agua durante doce días. Respecto á su origen, dice Laguesse que en el embrión humano es durante mucho tiempo completamente incoloro, por estar sólo formado de pulpa blanca. Después, á medida que la roja se des- arrolla, va aquélla disminuyendo y replegándose á la periferia arterial, formando las arterias una vaina que se ensancha en cier- to punto para constituir los corpúsculos de Malpighi, y queda re- ducida en otros á esa tenue cubierta linfática que en 1893 descri- bió Hayem con el nombre de capa linfática periarterial. Pulpa esplénica.—La parte de los alvéolos no ocupada por los corpúsculos corresponde á la pulpa roja ó pulpa propiamente di- cha. Se presenta en forma de cordones flexuosos enlazados entre sí y con los tabiques y paredes vasculares: son los cordones inter- vasculares de Billroth, y circuuscriben senos en los que se alojan elementos celulares. Histológicamente están formados por tenues fibrillas en cuyos puntos de cruce se ven voluminosos núcleos. La naturaleza de estos elementos es discutida, Frey, Kúlliker, His, Laguesse, Billroth, Robin, etc., opinan que están formados exclusivamente por células conjuntivas (tejido citógeno) cuyas pro- longaciones constituyen los filamentos, siendo los núcleos que aparecen en los puntos nodales los correspondientes á las células, Ranvier, Bizzozero, Renaut, Siderey, Carlier, Fisalix y otros creen que los filamentos del retículo están formados por tejido conjuntivo, revestido en algunos puntos por células endoteliales, Ó sea con una estructura análoga á la de los ganglios linfáticos. Esta opinión adquiere cada día más prosélitos, habiendo yo podi- do evidenciar por el método de Golgi un sistema de fibrillas anas- tomosadas que parecen corresponder al retículo de la pulpa. Los elementos celulares son muy varios. Hay linfocitos, gran- des mononucleares y mononucleares basiófilos. Abundan también los hematies, algunos en vías de destrucción. 206 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA Del estudio de estas partes integrantes del bazo se deducen con-. secuencias importantes. Desechada la suposición de que intervie- ne en la formación de hematíes y reservada esta función en el adulto á la médula ósea, quedan limitadas las funciones de los órganos hematopoyéticos. La médula proporciona á la sangre hematies jóvenes y polinu- cleares neutro y acidófilos. El bazo y los ganglios originan linfo- citos y mononucleares grandes. Cuando por procesos que alteren la médula de los huesos ó des- truyan gran cantidad de hematíes, se altera el equilibrio entre la producción y el desgaste de glóbulos rojos, entonces el sistema linfático pierde su especialización y todas las partes del mismo son aptas para producir todo orden de células sanguíneas. Enton- ces vemos aparecer hematíes nucleados que no son más que for- mas jóvenes de glóbulos rojos y mielocitos granulosos, verdade- ros embriones de los polinucleares: el bazo recobra la función que perdió con el nacimiento; experimenta, en suma, la transforma- ción mieloidea. Publicaciones que ha recibido la Real Sociedad Española de Historia Natural durante el mes de Febrero de 1913. (La liste suivante servira d'accusé de réception.) ALEMANIA Geologisches Centralblatt, Leipzig. Band xvur, n* 14. Internationalen Entomologen-Verein, Stuttgart, Entomologische Rundschau. xxx Jabrg., n* 4. Insektenbórse. xxx Jabrg., nos 7-9. Societas entomologica. xxviu Jabrg., nos 4-5, Nature Novitates, Berlin. 1912. Nos 22-24. Zoologischer Anzeiger, Leipzig. Bd. xur, nos 5, 7, 8. AUSTRIA—-HUNGRÍA Académie des Sciences de Cracovie. Bulletin international. 1912, nos 8 B, 9 A-B, 10 A-B. K. K. Naturhistorisches Hofmuseum, Wien. Annaien. Band xxv1, nos 3-4, Wiener Entomologische Zeitung, Wien. xxxit, 2 und 3 Heft. BÉLGICA Société belge de Géologie, de Paléontologie et d'Hydrologie, Bruxelles. Bulletin. Tome xxvrI, nos 1-8. Mémoires. Tome xxv1, fasc. 1 et 11. DE HISTORIA NATURAL 207 Costa RI0A Ministerio de Fomento, San José. Boletín de Fomento. Año 11, n.* 10. EsPAÑaA Broteria, Salamanca. Vol. xr, fasc. 1. Institución libre de enseñanza, Madrid. Boletín. Año xxxv1, n.” 633, Real Sociedad Geográfica de Madrid. Boletín. Tomo L1v, 4. trimestre. Revista de Geografía Colonial y Mercantil. Tomo 1x, n.os8 8-12; x, n.? 1. Sociedad aragonesa de Ciencias naturales, Zaragoza. Boletín. Tomo x1, n.? 1. Sociedad española de Física y Química, Madrid. Anales. Año x1, n.” 100. Estabos Unipos Y sus COLONIAS Departamento del Interior. Oficina de Agricultura. Manila. Revista agrícola de Filipinas. Vol. vi, n.* 1. Department of the Interior. Weather Bureau. Manila Central Observatory. Bulletins for July and August 1912, Johns Hopkins Hospital, Baltimore. Bulletin. Vol. xx1y, n* 264. The American Naturalist, New-York. Vol. xLv11, n* 554, University of Colorado, Boulder. Studies. Vol. x111, n? 1. FRANCIA Académie des Sciences de Paris. Comptes-rendus. Tome 156, nos 6-8. Faculté des Sciences de Marseille. Annales. Tomes xvt11 et xx. Institut de Zoologie de 1'Université de Montpellier. Travaux. 2* série, nos 22, 23 et 25. La Feuille des Jeunes Naturalistes, Paris. 43* année, n* 507. L'Echange, Moulins. xxix année, n* 338. Muséum d' Histoire Naturelle de Paris. Bulletin. 1911, nos 5-7; 1912, nos 1-2, Revue des Pyrénées, Toulouse. Bulletin. Tome xxun, 4”* trimestre; xx1v. 1% — 3"* trimestres. Revue générale des Sciences pures et appliquées, Paris. 24* année, n? 3, Société botanique de Lyon. Annales. Tome xxxvI. Société des Amis des Sciences naturelles de Rouen. Bulletin. 46* année, 1910. Société des Sciences naturelles de 1'Ouest de la France, Nantes. Bulletin. 21* année, n? 4; 22* année, n? 1. Société de Spéiéologie, Paris. Spelunca. Tome 1x, n* 70. 208 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA Société linnéenne de Normandie, Caen. Bulletin. me vol., 2* partie. Meémotires. xx1v* vol., 1” fasc. Société nationale des Sciences naturelles et mathématiques de Cherbourg. Mémotres. Tome XXXVII. Société zoologique de France, Paris. Bulletin. Tome xxxvi. Université de Toulouse. Annual Report. Année scolaire 1910-1911. Bulletin. 21* année, n0s 1-6, HOLANDA Fondation de P. Teyler van der Hulst, Haarlem. Archives du Musée Teyler. Serie 111, vol. 1. INGLATERRA Y SUS COLONIAS South African Museum, Capetown. Annals. Vol. x, part 1v-Y. The Canadian Entomologist, London. Vol. xLv, n” 2. The Entomologist's Record and Journal of Variation, London. Vol. xxv, 12. The Zoologist, London. Vol. xvi1, n* 194. Zoological Museum of Tring. Navitates zoologicae. Vol. xx, n? 1. ITALIA Rivista tecnica e coloniale di Scienze applicate, Napoli. Anno ur, n? 2, REPÚBLICA ARGENTINA Ministerio de Agricultura. Anales. Sección de Geología, Mineralogía y Minería. Tomo vu. Rusia Societas entomologica rossica, S. Petersburgo. Revue russe d' Entomologie. T. x11, n? 3. VENEZUELA Museos Nacionales, Caracas. Gaceta. Tomo 1, n.* 6. ELera (Fr. Castro de).—Catálogo sistemático de toda la fauna de Filipi- nas. Manila, 1895-1896. Tres volúmenes. (Donativo de D. Lucas Fer- nández Navarro.) JaweT (Charles).— Constitution morphologique de la bouche de l'Insecte. Limoges, 1911. — Le sporophyte et le gamétophyte du vegétal: Le soma et le germen de l'Insecte. Limoges, 1912. — Organes sensitifs de la mandibule de 1'Abeille (Apis mellifera L.) (C. R. Acad. Scienc., 1910.) — Sur lVexistence d'un organe chordotonal et d'une vésicule pulsatile an- tennaires chez 1'Abeille, et sur la morphologie de la téte de cette es- péce. (C. R. Acad. Scienc., 1911.) Navarro NeumanN (Emm. M. S.)—Quelques causes d'erreur dans la dé- termination de l'heure dans les sismogrammes. EY e E 5d A - PUBLICACIONES DE LA SOCIEDAD QUE SE HALLAN A DISPOSICIÓN DE LOS SEÑORES SOCIOS Á LOS PRECIOS AQUÍ SEÑALADOS. : Ptss. Recuerdos botánicos de Tenerife, por D. R. Masferrer (cuaderno de - 246 páginas, tirada aparte de los ANA. o E e le 2 Fac-símile de una carta del Barón de Humboldt (publicada en el to- - mo 1 de los ANALES) A RN A a e e AS 0,5 Actas de la Sociedad española de Historia natural (años 1890, 1891, NA o E 2,50 Indice de lo contenido en los veinte primeros tomos (primera serie) UA A da a PD a 1 Catálogo de la Biblioteca de la Sociedad española de Historia na-= Ca E OS la o a ba o E 1 Anales de la Sociedad española de Historia natural. Treinta tomos. 1872-1901, cada tomo (excepto el 1.2, 5. y Loco... 15 Boletín de la Real Sociedad española de Historia natural (tomos ANA mo da e OM SM O TN 8 Memorias de la Real Sociedad española de Historia natural (tomos ¡ISYD), CAÑA TOO al ratas dde OS E A AN 10 Los Sres. Socios tienen derecho á adquirir por una sola vez un ejemplar de cada uno de los tomos de los ANaLgs, del BoLerín y de las MEMORIAS, á los precios siguientes: ANALES Tomos 2.2, 3,2, L2, LL 13% HBO Y O 8 pesetas. a Y ENT ERE EA AS O 25 — AS lO Oo 16.0 100 A A e es 12... — DA o A IA RI De 9 — BoLerÍN: Tomos 1-x11.. . ..o.o.ooroo 06000007 000010000. 0.000... .<..0.07B.0...O O 8 az MEMORIAS: Tomos I-=VI........ IS io a A OS Lionel 80. — Los cuadernos sueltos, siempre que de ellos haya sobrantes, sin desca- balar tomos, á 2 pesetas La colección completa de la 1.* serie (20 tomos) incluyendo el tomo 1.?, para los socios y por un solo ejemplar (sólo hay disponible un cortísimo número) 250 pesetas. Entiéndanse en francos estos precios para los extranjeros, compren-= diendo en ellos el porte. Los socios vitalicios y perpetuos tienen derecho á recibir gratuitamente á su ingreso en la Soo1kDAD diez volúmenes elegidos entre los anteriores á - excepción delos 1.%, 5, y 11. ADVERTENCIA Por reciente acuerdo de la Sociiban los señores socios que publiquen notas en el BoLetíN podrán obtener gratuitamente cincuenta ejemplares de ellas, siempre que así lo pidan en el manuscrito de su trabajo. De los publicados en las Memorias se entregan siempre igual número de ejemplares aunque no se soliciten. De unos y otros podrán hacerse tiradas aparte que excedan de dicho número á los precios consignados en la tarifa corriente. La encuadernación, cubiertas de color y demás gastos se abona= rán con arreglo á la tarifa general para las tiradas aparte... SUMARIO DEL N.* 3. Sesión del 5 de Marzo de 1913 Págs. Sesión del 5 de Marzo de 1913.— Admisiones y presentaciones.— Comunicaciones. —Secciones. —Nota bibliográfica.........o.. oo... 157 NOTAS Y COMUNICACIONES ARANZADI (T. de). —Algunas observaciones acerca del diagnóstico de la edad en el cráneo co. oc obre denon Lolas AS EN RR 161 ARANZADI (T, de). —De la discordancia entre la altura del cráneo y la de la cabeza en el vIVO vos ae faja e aloe daa ll elo Isa le Ta 170 GowxzALez Fracoso (R.)—Acerca de algunos Ustilagináceos y Uredi- náceos de la flora española... .......o.o..r. Cabrera llama la atención de la Sociebap acer- -ca de la campaña de exterminio que se ha emprendido en las is- las Baleares contra la foca del Mediterráneo, y advierte que de no adoptarse medidas protectoras de esta especie, pronto totalmente se extinguirá. A fin de evitarlo propone que la Sociepap se dirija á la Comisión de la pesca, que funciona en el Ministerio de Ma- rina, haciéndola ver lo sensible qne sería la desaparición de una “especie tan curiosa como la foca del Mediterráneo, y excitándola á que en las leyes de pesca se introduzca la prohibición de perse- guir á este interesante mamífero marino. —Los Sres. Sánchez y Cabrera hacen algunas observaciones sobre la conveniencia de que el idioma español sea declarado ofi- -cial en los Congresos internacionales donde se admitan el fran- cés, el inglés, el italiano y el alemán. El Sr, Sánchez dice que en el último Congreso internacional de Antropología, el Sr. Antón presentó una proposición en dicho sentido, la cual será resuelta -cuando se reuna de nuevo esa misma Asamblea internacional. El “Sr. Cabrera afirma que en el Congreso de Mónaco pensó él pre- sentar una enmienda de la misma índole, pero que desistió de ha- cerlo en vista de que el día que el proyecto había de leerse y dis- cutirse se habían ya ausentado casi todos los congresistas que hablaban nuestro idioma, entre los cuales se contaban un buen número de americanos del Sur. 212 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA Secciones. —La de Granaba celebró sesión el 6 de Marzo, bajo la. presidencia de D. Bernabé Dorronsoro. Leída el acta de la ante- rior, quedó aprobada. —El Sr. Dorronsoro, después de despedirse y ofrecerse para todo lo que redunde en beneficio de la Socievab, cedió la presi- dencia al electo para el presente año, R. P. Manuel M. S. Nava-- rro Neumann. Posesionado éste da las gracias por su elección, declinando el mérito de haber sido elegido en el cargo de Direc- tor de la Estación Sismológica de Cartuja, que viene ejerciendo. Con este molivo expuso la historia de dicha Estación durante los diez años que lleva funcionando, y recordó los trabajos publi- cados en el BoLerín mensual. Hace notar después que la Esta- ción tiene carácter marcadamente granadino, no sólo por radi- car en Granada, sino por haber sido construídos aqui los apara- tos que emplea, y ser granadinos los que á sus órdenes trabajan. Exhibió también el P. Navarro numerosas fotografías del instru- mental que emplean y los sismogramas registrados. —El Sr. López Mateo, en nombre de los reunidos, felicita al Sr. Dorronsoro, y después al P. Navarro por su designación para la presidencia, ocupándose luego de las conferencias que se van á desarrollar por la Sección. _—El Sr. Díez Tortosa (D. Manuel) lee dos notas bibliográficas referentes á dos publicaciones sobre estudios espeleológicos rea- lizados por el abate Breuil en nuestra península, y titulados «Les peintures rupestres d'Espagne» y «L'áge des cavernes et roches ornées de France y d'Espagne». —El R. P. Navarro Neumann, $. J., presenta un nuevo trabajo titulado «Enumeración de los terremotos sentidos en España du- rante el año de 1912». —El Sr. Fernández Martínez se ocupa de los estudios realiza- dos en colaboración con el Dr. Camacho 'acerca de la enfermedad conocida con el nombre de Kala-azar infantil, producida por el protozoario Leishmania infantum, cuya existencia acaban de se- ñalar, con determinación bacteriológica, en nuestra costa medi-- terránea. —Por último, fué presentado como nuevo socio D. Francisco Soriano Lapresa. —La de BarceLoNa celebró sesión el 29 de Marzo, bajo la pre-- sidencia del Sr. Pí Suñer. Mt DE HISTORIA NATURAL 213 —Se admite al socio propuesto en la sesión anterior, y es pre- sentado por el Sr. Pardillo, como nuevo socio numerario, el señor D. Ricardo Barnert, Profesor de la Escuela Alemana de Bar- Celona. —El Sr. San Miguel da cuenta de haberse realizado la+proyec- tada excursión á El Pastoral, haciendo una sumaria descripción geológica de la comarca. —Se acuerda que la próxima excursión se verifique á Malgrat, el próximo 6 de Abril. —El Sr. Fuset da noticia de que el próximo Congreso de la Asociación Española para el Progreso de las Ciencias se celebrará en Madrid, del 15 al 20 de Junio próximo. La Sección acuerda por unanimidad que su Presidente, Sr. Pí Suñer, ostente la re- presentación de ella en tal Congreso. —El Sr. Pardillo muestra á Jos socios y explica el funciona- miento de un goniómetro teodolítico que acaba de recibir para su Laboratorio. —El Sr. Caballero presenta la descripción de tres formas nue- was de plantas, descubiertas por él en los alrededores de Melilla. —La de SANTANDER celebró sesión el 28 de Febrero, bajo la presidencia del Sr. Gómez Vega. —El Sr. Cendrero presenta como socio al Instituto general y técnico de esta localidad. —La Sra. Beathy dió cuenta de los trabajos que está realizando para el estudio de algunas plantas de la provincia, y al efecto presentó una colección de notables acuarelas, que fueron exami- nadas con agrado por los presentes. Dicha señora ofreció, una vez terminado dicho trabajo, remitirlo á la SocteDabD. —A continuación se hicieron por los socios algunas considera- ciones sobre excursiones que podrían realizarse y manera de lle- varlas á cabo. —La de ZaraGoza celebró sesión el 26 de Marzo, bajo la presi- «dencia de D. Pedro Aramburu, y en ella el Sr. Ferrando (D. Pe- dro) dió fin á su interesante trabajo de las «Rocas volcánicas» en esta provincia, y leyó una nota bibliográfica sobre el libro titu- dado Práctica de la mineralogía experimental. 214 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA Notas bibliográficas. —Del Sr. Díaz Tortosa (M.) (sesión de Granada): Les peintures rupestres d'Espagne. 111. Los Toricos d'Albarra— cin, por PAbbé Breuil (en colaboración con Juan Cabré). L'An- tropologie, t. xx, página 1. Es la ampliación de unas cortas notas sobre el mismo tema, publicadas en dicha revista á raíz de un viaje que realizó el autor e: Abril de 1910. Antes había publicado otras dos Memorias originales con el epigrafe general Les peintures rupestres du bassin inferieur de: PEbre, á saber: I. Les rochers peints de Calapata ú Cretas (Bajo Aragón). 11. Les fresques a Pair libre de Cogul (Lérida). Pero como quiera que posteriormente se han hallado rocas pintadas en casi toda España, han suprimido en el título de esta tercera Me- moria la indicación regional que figuraba en las otras dos. Del estudio de las figuras de animales (toros, algún cérvido y un Caballo) y las humanas (cazadores desnudos, con arco) que: Cabré y Breuil han copiado cuidadosamente y reproducen en su folleto, deduce el último que, al igual de los frescos de Cretas y Cogul, no pueden ser atribuidos á edad posterior al Paleolítico superior. H. Breuil: L'áge des cavernes et roches ornées de France et d Espagne. (Revue Archeologigue, t. x1x, 1912; p. 193-234). Uno de los trabajos más atrevidos y de más interés para la re- construcción de la prehistoria española es el que, bajo el título precedente, ha dado á luz el ya famoso y eruditísimo abate que- tan brillantes estudios lleva realizados en nuestros abrigos y ca- vernas. Las comparaciones suscitadas por la existencia en nuestra pe- nínsula y en la nación vecina de pinturas rupestres de estilos di- versos, han dado motivo á la emisión de opiniones muy opuestas,. y á veces erróneas, acerca de la época á que dichas pinturas pue- den referirse. El abate Breuil, mejor documentado que otros mu- chos y habiendo estudiado sobre el terreno el asunto objeto de su Memoria, hace en ésta un detenido estudio comparativo de todas las cavernas y figuras que en ellas copió ó interpretó con Cartai- DE HISTORIA NATURAL 210 lhac, Perony, Alcalde del Río, Cabré, Serrano y otros colaborado- res extranjeros y españo!es, sin olvidar los magníficos trabajos de nuestro paisano Gómez Moreno. - La Memoria comprende tres partes. La primera está dedicada á las cavernas francesas y cantábricas, y va precedida de utilísimas indicaciones para determinar con certeza la edad de los dibujos pintados ó grabados sobre las paredes de una caverna. La segun- da trata de las pinturas rupestres de la región oriental de España. Y de las mismas pinturas en la región meridional se ocupa la tercera. Las conclusiones que de la crítica autorizada de Breuil se des- prenden, y él hace notar, son de tal interés, que no puedo menos de transcribirlas. Una vasta provincia ha visto nacer, en los comienzos del Paleo- lítico superior, un arte original, contemporáneo de la fauna lla- mada glacial, al N. de los Pirineos y de los Alpes, de una fauna templada, más allá de estas barreras, á lo largo de los Pirineos cantábricos; este arte se ha desarrollado en todo el SO. de Francia y en el NO, de España durante un período considerable, en el cual el clima, la fauna, la vegetación, se han modificado varias veces, en tanto que emigraciones de pueblos, igualmente cazado- res, se producían en diversos sentidos. El arte realista de los aurignacianos, ha continuado en el solutrense hasta el fin del magdaleniense y hasta la extinción del reno en Francia y en la Europa central. Salvo al principio, la figura humana rara vez se ve representa- da. Después una invasión, procedente de las peníinsulas itálica é ibérica, ha llevado al NO. de Europa otros pueblos, que pintaban imágenes esquemáticas y geométricas, con frecuencia muy seme- jantes á las que se ven pintadas en el SO. de España. Estas últi- mas parece que se deben atribuir, en su mayor parte, á las colo- nias que, durante el período en que la evolución paleolítica se- guía, desde Cantabria á la Polonia, la hilera solutreo-magdale- niense, habían progresado en el sentido de las industrias llamadas getulienses por Pallary. Parece cierto que el arte esquemático, que ha predominado en la región que va del Norte de Extrema- dura á Murcia meridional, deriva en el mismo terreno de fases más realistas, comprobadas en varios puntos, pero aún incomple- tamente conocidas, Entre la región situada al N. de los Pirineos y de la cordi- 216 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA . llera cantábrica, eu la que el arte magdaleniense naturalista se ha desarrollado, y la que vamos á describir, se coloca en el E. y el NE. de España una zona diferente en que el arte del magda- leniense ha penetrado, pero en el cual se desarrolla también la idea de dibujar cuadros en los que las figuras humanas jueguen un papel importante. De la misma manera que en la región SO. de España, los hombres están frecuentemente armados de arcos y flechas y adornados con atributos ó tocados. En compensación, las influencias del arte esquemático del SO. se han hecho sentir en el arte magdaleniense cantábrico y aun en el pirenaico. Se encuentra igualmente en una gruta de 1'Ariége la influencia de los procedimientos pictóricos de la provincia artística del E. y NE. de España. Cuando á consecuencia de la llegada de los neolíticos, al S. de la península ibérica, los capsienses han refluído sobre el mundo magdaleniense, han sustituído su arte esquemático, reducido á su forma más alejada de su punto de partida, por el arte realista de los magdalenienses; tomando de éstos ciertos tipos industria- les ligeramente modificados, como el arpón, se han extendido no solamente por Gascuña y Aquitania, sino por el Delfinado, Suiza, Baviera y hasta Escocia. ¿Marcarán tal vez la superviven- cia de su técnica decorativa ciertos conjuntos decorativos que han llegado hasta la edad de los constructores de dólmenes de Irlanda y Escocia? Por el contrario, una parte de los capsienses de Andalucía y Murcia parece que se conformaron con el nuevo estado de cosas, puesto que, por un lado, ciertas rocas pintadas representan ídolos conocidos solamente en el neolítico antiguo de estas regio- nes, y que, por otra parte, ciertos dólmenes de Portugal conser- van todavía una decoración parietal, pintada con arreglo á las mismas concepciones del dibujo. Por último, tal vez otros grupos capsienses perseguidos en Marruecos por los nuevos inmigrados, hayan huido hacia el Sudán central, si la extraña analogía de las pinturas que allí se encuentran con las de Andalucía no es obra de la casualidad. Tales son, en el estado actual de las investigaciones sobre el desarrollo de las artes gráficas en las épocas más antiguas, las conclusiones firmes ó provisionales más conformes con los hechos geológicos, industriales, morfológicos, geográficos y etnográficos. Los descubrimientos que se producen en cada momento en los DE HISTORIA NATURAL 217 diversos puntos del vasto territorio recorrido, se encargarán, sin lardar, de probar algunas hipótesis formuladas por primera vez en este trabajo, Otro de los méritos del trabajo reseñado, es la multitud de dibujos que lo ilustran, —Del Sr. Ferrando (sesión de Zaragoza): Práctica de la mineralogía experimental desde el punto de vista del límite entre el dominio cristalográfico y químico, por el profe- sor Dr. Ernst Sommerfeldt. Volumen en 8. mayor, de 192 pági- vas, con 61 figuras en el texto y una lámina en papel pautado. Editado por los hermanos Borntraeger, en Berlín, 1911. Constituye dicha obra el tomo 1v de la Biblioteca para la prác- tica de las Ciencias naturales, que se publica en Berlín bajo la dirección del Dr. W. Waáchter. Es un libro conciso, de gran den- sidad científica, á la par que claro, y que tiene para mí el mérito de ser el primero que conozco, de carácter relativamente elemen- tal, en que se trata de las investigaciones mineralógicas de labo- ratorio desde el punto de vista químico-físico de la escuela alemana. Después de justificar en un breve prólogo la necesidad de dar más importancia al estudio químico de los minerales, por estar ya muy cultivadas en innumerables direcciones las partes óptico- petrográficas de la mineralogía experimental, entra en materia, tratando en el primer capítulo del empleo del goniómetro de reflexión. En él, con exposición muy ordenada, se parte del em- pleo del modelo Websky para la medida de los ángulos diedros, trata después de la aplicación de aparatos auxiliares, de gonió- metros construídos para otros usos, como son la combinación del goniómetro con el refractómetro de Kohlrausch y de la determi- nación del ángulo de desviación mínima por medio del gonióme- tro. A continuación, dentro del mismo capitulo, se ocupa del cálculo de los cristales, del dibujo de los mismos y de las relacio- nes entre el contorno de los cristales y el sistema á que pertene- cen, exponiendo, por tanto, en 30 páginas, las experiencias más esenciales de toda la cristalografía geométrica. El segundo capitulo lo titula «Guía para el trabajo químico- analítico del mineralogista», y lo divide en cuatro partes y un apéndice, ocupándose en la primera del análisis cualitativo por vía seca; en la segunda de las reacciones microquímicas; del aná- 218 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑULA lisis cuantitativo por vía seca en la tercera, y del análisis de tierras en la cuarta. El apéndice lo dedica al ensayo de las venas de hierro ó productos de herrería desde el punto de vista de su tenacidad, al descubrimiento de minerales y al cálculo de las fórmulas quí- micas de los mismos, partiendo del resultado del análisis. En el capítulo tercero trata de la óptica cristalográfica general, dividiéndolo en dos secciones: la correspondiente á las experien- cias con luz polarizada paralela, y la dedicada á las observaciones con luz polarizada convergente. El capítulo cuarto, que puede considerarse como aplicación de los principios del anterior, titúlase «Métodos especiales micros- cópicos». Se divide en tres secciones. Trata en la primera de las observaciones en preparaciones transparentes, en la segunda de la observación de preparaciones opacas, y la tercera la dedica á tablas ó cuadros generales de caracteres Ópticos. El capítulo quinto, que es el de mayor extensión, está dedicado á la mineralogía física y fisico-química. En la sección primera trata de la dureza; en la segunda, del peso específico; en la tercera, de la piroelectricidad; en la cuarta, de magnetismo; en la quinta, de la observación microscópica de las figuras de corrosión; en la sexta, de las experiencias de fusión y de cristalización; en la séptima, de la medida de temperaturas, terminando el capítulo por unas tablas generales sobre puntos de fusión de los minerales constitutivos de rocas, sobre esquemas para el cálculo rápido de la proporcionalidad de las mezclas y sobre el peso específico de los minerales. La publicación en castellano de este libro sería seguramente muy útil para la cultura mineralógica española, pues con él ten - drían los naturalistas é ingenieros que cultivan dicha ciencia, un manual ó guía verdaderamente práctico de investigaciones mine- ralógicas químico-físicas. DE HISTORIA NATURAL 219 Notas y comunicaciones Hematología comparada POR ABELARDO GALLEGO Dimensiones, basofilia y granulaciones basófilas de los hematies en el hombre y en los mamíferos domésticos. Tres son los asuntos que me propongo tratar en esta breve nota: 1.2 Las dimensiones de los hematies, cuestión que pudiera pa- recer bien estudiada, y que, en mi concepto, no lo está. 2.” La basofilia de los eritrocitos, cuya significación é im- portancia está muy lejos de ser conocida. 3. Las granulaciones basófilas de los glóbulos rojos, que es problema que preocupa actualmente á todos los hematólogos. Dimensiones de los hematies del hombre y de los mamíferos domésticos. Por rara excepción seencontrará una obra de hematología, his- tología y medicina legal en la que no se indique el tamaño de los hematies en el hombre y en los mamíferos. Al hojear tales obras, y aun no habiendo hecho estudios espe- ciales sobre este tema, llama en seguida la atención la falta de correspondencia de los datos numéricos que aportan los diferen= tes autores. En demostración de mi aserto, presentaré el siguiente cuadro: Dimensiones de los hematies. ¡ Morat Berdal. dl Nolf. y Boyon. ODE aia nad s Tu ISO 1,5 p Caballo me 6,5 5,3 y NA a EA 5,6 5,5 CAMEO o e EE 5,5 5,0 CADA a 4,35 4,2 4,1 4,1 O IO ES NA 6,7 71,2 71,3 1,3 GATO R MASON O 5,0 6,2 6,6 CONC a Da 7,0 1,2 6,9 6,9 CODA atlantes 7á8 71á8 PP A IIS IT DATA IA RE A A A 220 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA Pero quien ha realizado observaciones sin prejuicio alguno ó se propone hacer investigaciones serias á pariir de estos datos, muy pronto se convence de la poca sinceridad con que los autores han procedido al publicarlos. En cuanto se examina al microscopio una preparación de san— gre de hombre ó de cualquier mamífero, se nota en seguida la di- versidad de tamaño de los hematies. Á veces hasta es difícil ave- riguar cuál es la dimensión dominante. No es, pues, extraño, que haga observar Léfos: «Es costumbre decir que los hematies del hombre miden 7 y de diámetro; en rea- lidad, los hematies de la sangre normal son sensiblemente igua- les; sin embargo, es preciso saber que existen algunos glóbulos rojos pequeños y grandes. Se puede decir que la sangre normal contiene, por 100 hematies, próximamente, 70 á 80 glóbulos de 7-8 p, 10 á 15 hematies pequeños, de 6-6,6 p y 10á 15 glóbulos grandes de 8-9 p..» ) Y si esto es cierto en el hombre, no lo es menos en los animales. Decir, como Nolf, que los glóbulos rojos del caballo miden 5,9 py; indicar, como Berdal, que los hematies de la cabra alcan- zan una talla de 4,35 y, 6,en fin, asegurar, como Morat y Boyon, que los eritrocitos del conejo tienen 6,9 , es confesar ó que jamás se han ocupado de medir normocitos, Ó, todo lo más, que han to- mado las dimensiones de uno solo, ¡A cuántos errores de trascendencia habrá dado lugar esta, al parecer, falta de sinceridad! No sería difícil hallar informes médico-legales que, no obstante hallarse en ellos comprometida la honra y hasta la vida de un hombre, se han basado en datos tan insuficientes; tan erróneos, estaría mejor dicho. Esta última consideración, y mi afán de investigar estas Cues- tiones de hematología comparada, me decidieron á intentar un estudio serio, del que pudieran dimanar aplicaciones impor- tantes. A este fin, é ignorando si los histólogos, hematólogos y médico- legistas habían medido los hematies en sueros apropiados, ó bien en preparaciones fijadas y teñidas, practiqué las medidas en las dos circunstancias antedichas. En seguida me convencí de que los diversos sueros retraen más ó menos los hematies y de que en las preparaciones fijadas y teñidas los eritrocitos resultan agran- dados. Pero empleando los diferentes sueros es harto difícil medir DE HISTORIA NATURAL 221 exactamente los hematies, entre otras razones, porque el cubre- objetos que los resguarda de la desecación queda mal ajustado, Ó si se hace en el hematímetro, no se pueden utilizar objetivos de gran potencia. Así, pues, opté por hacer las medidas en preparaciones irrepro- chablemente extendidas, bien fijadas al calor, y teñidas ó no por colorantes adecuados. Como aparato de medida utilicé el ocular micrométrico de tor- nillo, construido por Leitz, que con el objetivo apocromático de inmersión 1,30, del mismo constructor, y una longitud de tubo de 145 mm., aprecia hasta 0,045 y. He aquí el resultado de mis experiencias: Dimensiones de los hematies en el hombre y en los mamíferos domésticos (Gallego). Dimensiones extremas, | AU 1 ll E EOL ue o a taioiejals ao da, 1.98 104 10%, 18 DA ADAMO 10D O 20 > 16 70 > Milo e ej 6 MS E IDAS ULLOA at 16 O 32 > 17 46 > BUE hs e O ANO 18 > |8 eS 80 » Carnero. as 4 416 8 > 115 88. > CA 4 48 » |5 ESTO: 50 >» Cardo o q 14 > |8 4 > (15á6 82 » BELO Ido ande 6,5 10 > ll 7,5 90 » CLP oe O 8> [18,5 AS PENOSO 90 » COMES oa 6,5 E (El 6 » l 7,5 90 > De la lectura detenida de este cuadro se deduce que, á lo más, sería posible distinguir la sangre del carnero y de la cabra de la del hombre y los otros animales, y esto á coudición de que se trate de sangre normal, pues es sabido que en ciertas anemias la san- gre humana contiene glóbulos rojos muy pequeños (microcitos), que miden hasta 3 y. La sangre del hombre, perro, conejo, gato, caballo, mulo, burro, buey y cerdo no pueden distinguirse entre sí, á no ser que se exa- minen gran número de hematies, porque en todas ellas existen glóbulos rojos de 7 y. De donde se sigue que en un examen médico-legal de manchas de sangre, no se puede asegurar si ésta pertenece al hombre 6 á 222 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA otro cualquier animal mamífero de los que hago mención, excep- tuando quizá el carnero y la cabra, pues no se debe tener la pre- tensión de encontrar un gran número de hematies, y aun los pocos que se encuentran, á pesar de todas las precauciones que se tomen, suelen hallarse profundamente alterados, hasta en el caso en que se utilicen líquidos isotónicos. Afortunadamente, hoy es posible distinguir la sangre del hom- bre y aun la de no importa qué especie animal, utilizando el pro- cedimiento bio-químico de Uhlenhut, según he podido conven- cerme al estudiar prácticamente este asunto, en colaboración con mi querido amigo el Dr. Deuloféu, con ocasión de haber sido nombrados peritos para realizar un examen médico-legal de man- chas de sangre. Basofilia de los hematies. Ehrlich, primero, y Gabrischewski, Askanazy, Engel, Naegeli y Pappenhein, más tarde, han descrito una alteración de los gló- bulos rojos humanos, consistente en la aptitud para colorarse á la vez por los colorantes ácidos y básicos, tomando con éstos una coloración que varía del azul franco al verde gris. A esta altera- ción la han designado con el nombre de policromasia ó policro- matofilia. Agasse-Lafont y Ferrata distinguen la policromatofilia de la ba- sofilia. La primera se caracterizaría por la doble coloración del hematie por los colorantes ácidos y básicos, dando al eritrocito el aspecto de un mosaico. La segunda se definiría por una colora- ción uniforme por las substancias básicas. La policromatofilia y la basofilia no parecen ser cosas distin- tas, sino más bien grados de un mismo proceso, en el que el he- matie adquiere afinidad por los colores básicos. Se discute si tal alteración significa una modificación regresiva Ó regenerativa. Ehrlich sostiene la primera tesis, y así, al describirla, le dió el nombre de degeneración anémica. Gabrischewski, Askanazy, Engel, Naegeli Pappenhein, Maximow, Bantschatoff, Ferrata, Sabrazés y otros, sostienen la opinión contraria, fundándose en que la policromatofilia ó basofilia se encuentra en los hematics embrionarios, en los de la médula ósea del adulto y en algunas formas de anemias, enecmias é ictericias hemolíticas. DE HISTORIA NATURAL 223 Con razón ha dicho Roger: «¡Cuántas desilusiones amenazan cuando el estudio se limita al hombre!» En efecto; voy á citar algunas observaciones realizadas por mí, que echan por tierra una y Otra hipótesis, Estudiando la sangre normal del conejo, llamó inmediatamen- te mi atención el distinto color de los hematies, ya usando el mé- todo de tinción de Giemsa, bien el mío á la eosina-thionina, y más aún utilizando la thionina sola. Repetí muchas veces la ex- periencia, y constantemente pude observar el mismo hecho. Con- clusión: la basofilia de los hematies es normal en el conejo. Estudiando más tarde la sangre del cerdo normal, conseguí, asimismo, demostrar también la basofilia en todos los casos. En fin, ya preocupado por estos dos hechos, extendí mis inves- tigaciones á los demás mamiferos, encontrando siempre la basofi- lia normal en el perro y conejillo de Indias, y frecuentemente en el carnero. Por último, la basofilia también es constante en el murciélago, salamandra y lagartija. Resumiré estos datos para mayor claridad y concisión: Animales con basofilia normal constante. Cerdo. Conejo. Perro. Conejillo de Indias. Animales sin basofilia normal. Caballo. Buey. Mulo. Cabra. Burro. Animales con basofilia normal inconstante. Carnero. Por consiguiente, mientras no se demuestre que el perro, el cerdo, el conejo, el conejillo y aun el carnero, se hallan siempre en fase de regeneración hemática, no se puede admitir que la ba- sofilia signifique en todos los casos una anormalidad del glóbulo rojo. La basofilia será anormal en el hombre—yo no he podido de- mostrarla en sangres normales, —pero es normal en los animales citados, 224 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA Mas como yo no pretendo destrovar hipótesis, ni mucho me- nos inventarlas, haré constar que, si bien en la sangre del buey adulto, y aun en la del ternero, no me ha sido posible comprobar la basofilia, en cambio la he encontrado siempre en el feto de esta especie, y tan marcada, que en ocasiones he hallado más hematies basófilos que no basófilos. Por el contrario, en los fetos de conejo y conejillo de Indias, en diferentes estados de desarro - llo, no he podido encontrar mayor número de hematies basófilos que en los animales adultos. Y ya que estos datos no sean utilizables para resolver el pro- blema de la regresión ó regeneración hemática, utilícense por los naturalistas como carácter distintivo entre las sangres de los ani- males domésticos, pues que, á mi juicio, son de mucho más valor que el que se refiere á las dimensiones de los hematies. Y para terminar este asunto, y á fin de que puedan ser com- probadas mis observaciones, indicaré el proceder que me parece más sencillo y práctico para poner de manifiesto la basofilia. Extendida la sangre por los procedimientos ordinarios, se fija ésta al alcohol-éter durante unos diez minutos. Se deja secar es- pontáneamenle, y después se tiñe por la thionina, el azul IL ó el azul de metileno fenicados, bastando un contacto de quince á treinta segundos. Lavado al agua. Xilol. Bálsamo. Los hematies basófilos se tiñen de un color que varía del verde gris al azul franco, encontrándose todos los matices intermedios. Los hematies no basófilos se colorean en verde pálido. Si se quiere conseguir la coloración en mosaico (cuando los hematies se prestan), á la vez acidófila y basófila, el método de Giemsa, y el mío, á la eosina-thionina, dan buenos resultados. Hematies con granulaciones basófilas, Ehrlich fué el primero que observó las granulaciones basófi- las de los hematies, en un caso de anemia, Más tarde confirmaron esta observación, en la anemia perniciosa, Askanazy, Schamman, Lazarus, Klein, Pappenheim, Sabrazés, Jolly, Naegeli, Weisen- reich, Ferrata, etc. Las granulaciones basófilas de los hematies se diferencian de otras granulaciones hemáticas, según Grawitz, por ser invisibles en el hematie fresco y sin teñir, por no poderse fotografiar con DE HISTORIA NATURAL 225 luz ultravioleta y por no poderse apreciar por la observación ul- tramicroscópica. La primera afirmación ha sido puesta en tela de juicio por Papphenheim, Ferrata y Boselli, que aseguran haberlas visto en preparaciones no teñidas. Yo, sin pretender resolver el problema, afirmo que, á pesar de haber tenido ocasión de estudiar muchas preparaciones de sangre de feto de vaca, en las que abundaban éxtraordinariamente los hematies con granulaciones basófilas, jamás he podido verlas sin previa tinción. Se discute actualmente sobre si son de origen plasmático 6 nuclear. Esta última hipótesis es la que cuenta con mayor número de adeptos. No obstante, recientemente Pappenheim y Askanazy, han sostenido la primera tesis. Es más aún: consideradas las granulacioues basófilas como de origen nuclear, Engel, Sabrazés, Naegeli, Blumental, Morawitz y Lazarus admiten que son restos de cromatina, mientras que Fe- rrata sostiene que están constituídas por paracromatina, apoyán- dose en que por el método de Pappenheim—verde de metilo-piro- nina, —dichas granulaciones se tiñen en rojo, como la paracroma- tina, en tanto que la cromatina se colorea en azul verde. Hasta ahora las granulaciones basófilas han sido observadas en la sangre fetal del conejillo, conejo, rata, topo, gato y perro. Re- cientemente Konig ha comprobado su existencia en la sangre de un niño recién nacido, En fin, se las halla en los hematies de ciertas anemias (anemia del botriocéfalo), leucemias, tuberculo- sis, sífilis é intoxicación saturnina. Yo he logrado encentrarlas en la sangre de fetos de vaca, en la de varios cabritos recién nacidos, y aun en los de dos y tres me- ses; en dos carneros adultos de raza merina, aunque bastante degenerada, sin que tales animales presentasen la menor mani- festación morbosa, y, en fin, en un niño de ocho ó diez meses, enfermo en la Clínica de mi querido amigo y eminente clínico el Dr. Nogueras, catedrático de la Facultad de Medicina de Santia- g0, que por sus caracteres clínicos, datos hematológicos—no pudo hacerse, por razones que no son de este lugar, la reacción de Was- sermann—y antecedentes hereditarios, fué diagnosticado de he- redo-sífilis. En los casos de intoxicación saturnina me ha sido im- posible encontrar las citadas granulaciones basófilas, no obstante la afirmación de Behreud, Moritz y Sabrazés, que consideran las granulaciones basófilas, no ya como sintoma característico de la Tomo x111.—Abril, 1913. 14 226 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA intoxicación por el plomo, sino que hasta aseguran que el núme- ro de hematies con granulaciones basófilas constituye la medida exacta del grado de intoxicación saturnina, Y no dudo un momento de que los dos enfermos por mí estu- diados estaban, en efecto, atacados de intoxicación saturnina, no ya sólo por sus antecedentes y datos clínicos, que tuve ocasión de conocer, sino sobre todo, por haber sido diagnosticados por mis queridos amigos los Dres. Gil Casares y Novoa Santos, catedráti- cos de Medicina, cuya competencia clínica está al abrigo de toda sospecha. En cuanto á los caracteres distintivos de las granulaciones basófilas de los hematies, se ha dicho muy poca cosa, por lo que me creo en el deber de hacer una descripción sumaria. Es de notar, en primer término, que tales grauulaciones se tiñen ortocromáticamente por los azules básicos ¡thionina, Azul II, azul de metileno) y en rojo, como la paracromatina por la pironina. El número de granulaciones basófilas por cada hematie, es muy variable. En algunos no se encuentra más que una granulación, mientras que en otros pasan de una centena. Sin embargo, la mayoría de los hematies granulosos de feto de vaca y de conejillo, como asimismo los del niño ya citados, contienen generalmen - te 15 á 20 granulaciones. En los hematies del carnero y del cabrito son frecuentemente menos numerosas; esto es, 5 á 10 por glóbulo. La dimensión de las granulaciones basófilas oscila entre límites muy apartados. Algunas miden solamente 0,25 y, en tanto que otras alcanzan mayor talla (1 y y hasta 2 y). El tamaño y número están generalmente en razón inversa. Conviene observar, sin embargo, que las granulaciones del car- nero y del cabrito, que á lo más miden 0,50 p á 0,75 y, son, no obstante, poco numerosas. No es raro observar en un mismo hematie granulaciones gran- des y pequeñas. La forma de las granulaciones basófilas no es tan constante como han creído los hematólogos. Afirman que son todas de tipo más ó menos esferoidal. Pero si es cierto que abundan las gra- nulaciones redondeadas, no lo es menos que suelen encontrarse de forma ovoide más ó menos alargadas, y hasta bacilar. Es tam- bién muy frecuente encontrar granulaciones esféricas agrupadas por parejas, como los diplococos. DE HISTORIA NATURAL 2271 La disposición de las granulaciones en el hematie no parece que obedezca á reglas fijas, no obstante las afirmaciones de Ferra- ta, Konig, Pappenheim y otros, que aseguran haberlas visto siem- pre dispuestas en anillo periférico, pues en los hematies de feto de vaca y de conejillo y en los del niño heredo-sifilítico es muy rara esta disposición; antes bien, se las ve casi siempre repartidas de un modo uniforme por todo el hematie. Por el contrario, la disposición en anillo es casi constante en las hematies del carnero y del cabrito. Parece que todas las especies de hematies pueden tener granu- laciones basófilas. Los normoblastos de la sangre del feto de vaca, por rara excepción la poseen; en cambio se los halla en los normo- blastos del feto de conejillo y en los del niño heredo-sifilítico refe- rido. No he podido observarlas en los hematies nucleados del cabrito y del carnero, porque no tenían tales hematies. En los hematies basófilos de feto de vaca no he logrado encon- trar las granulaciones basófilas, no obstante existir innumerables hematies de esta especie, y ser también muchos los hematies de tipo francamente oxífilo los que las poseían. En cambio, en la sangre del niño heredo-sifilítico las granulaciones basófilas se encontraban en los eritrocitos francamente basófilos, aunque tam- bién aparecían en otros de marcada reacción hemoglóbica, y sobre todo, en los normoblastos de protoplasma oxiífilo. No es unánime, ni mucho menos, la opinión de los hematólogos, -en lo que respecta á la significación de granulaciones basófilas de los hematies. Grawifz, Bloch, Ullmann, Weidenreich y Ravena aseguran que indican un progreso de regresión globular. En de- mostración de su aserto, arguyen que se presentan de un modo constante en la intoxicación por el plomo. Engel, Nagch, Blu- menthal, Morawitz, Askanazy, Sabrazes, Ferrata y Konig, afir- man que son un signo de regeneración. En favor de esta hipóte- sis citan los hechos siguientes: 1.*, existir en la sangre y Órganos hematopoyéticos del feto; 2.”, encontrarse en la médula ósea en la intoxicación saturnina; 3.”, hallarse en la anemia, aunque no en la de tipo aplásico; 4.”, presentarse en el megalocito, megalo- blasto y normoblasto en disposición anular; 5.”, no percibirse en los hematies de núcleo permanente (reptiles, aves), y 6.”, faltar en los hematies de los inamiferos de núcleo absolutamente Íí0- tegro. En cuanto á la primera hipótesis y al argumento que la sostie- 228 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA ne, puedo oponer las dos observaciones mías de intoxicación sa- turnina, en que no logré encontrar granulaciones basófilas en los. hematies. Por lo que hace referencia á la segunda hipótesis y á las prue- bas en que se basa, también he de hacer observar: 1.2 Que no está demostrada la existencia de las granulaciones basófilas en la sangre y órganos hematopoyéticos de los fetos de todas las especies, y menos aún en el feto humano. 2. Que si parece estar demostrada su presencia en la médula ósea en la intoxicación saturnina, no es absolutamente exacto que se encuentren siempre en los hematies de la sangre circulante, como lo demuestran mis dos observaciones. 3. Que no es constante, ni mucho menos, su existencia en todas las anemias, aun en las que no cabe dudar que se opera una activa regeneración hemática, como he tenido ocasión de conven- cerme en mis numerosas observaciones de anemias de todos los. tipos. Además, el hecho de haber hallado tales granulaciones en la sangre de cabritos de dos meses, y, en fin, el detalle de haber- las encontrado en la sangre de carneros adultos, sin que el exa- men más detenido acusase ninguna alteración hemática, son prue- bas, creo yo, más que suficientes, del escaso valor de este argu- mento. 4. Que si bien es cierto que se presentan en los megalocitos, megaloblastos y normoblastos, no es menos verdad que se dis- ciernen también en otros hematies, que tienen todas las aparien- cias de normalidad. El detalle de presentarse formando un anillo, no es, ni con mucho, constante, sino para los hematies del carnero y del cabrito; pero en modo alguno para los de feto de vaca y de conejillo. 5.” Que es muy difícil averiguar si los núcleos de los normo-— blastos que poseen estas granulaciones, están Ó no absolutamente íntegros; pero creo poder afirmar haber hallado las granulaciones basófilas en los citados normoblastos, en que el examen más dete- nido no dejaba lugar á duda respecto á la integridad de su núcleo. Conclusiones. 1.” Existiendo en el hombre, caballo, mulo, burro, buey, cer- do, perro, gato y conejo hematies normales que miden 7 y, no es r posible distinguir á cuál de estas especies pertenecen, si no es á a DE HISTORIA NATURAL 229 condición de examinar un número considerable de glóbulos rojos. 2.2 También es difícil diferenciar los hematies del carnero de los del caballo, mulo, burro, buey, cerdo, gato, conejo y aun de perro, pues que algunos de ellos miden 6 u, si bien su propor- -ción es insignificante (8 á 10 por 100). -3.* Únicamente es posible distinguir con seguridad los hema- ties de la cabra de los de otros mamíferos domésticos y de los humanos, porque en condiciones fisiológicas no alcanzan una £ talla superior á 5 y. 4.* Existen normalmente y de modo constante hematies basófi- los en el cerdo, perro, gato, conejo y conejillo de Indias, y fre- cuentemente en el carnero. No parece, por consiguiente, que tales hema'ies deban ser considerados, de un modo absoluto, ni como formas de regeneración ni de degeneración. 5." Seencuentran hematies con granulaciones basófilas, no sólo en la sangre y Órganos hematopoyéticos del feto del conejo, conejillo, rata, topo, gato y perro, como asimismo en la sangre de los adultos sifilíticos, anémicos, tuberculosos y saturninos, como habían demostrado varios hematólogos, sino también en la san- gre de feto de vaca, cabrito recién nacido y aun de dos meses, y €n algunos carneros de raza merina, como he tenido ocasión de demostrar. 6.* En dos casos de intoxicación saturnina que me ha sido po- sible estudiar, no he encontrado hematies con granulaciones ba- sófilas., 7." No está demostrado que las granulaciones basófilas de los hematies caractericen ni la degeneración ni la regeneración del glóbulo rojo. Excursión por el mioceno de la cuenca del Tajo POR JOAQUÍN G. DE LLERENA Y POU Esta excursión fué realizada durante las vacaciones de Carnaval por los alumnos de Ciencias Naturales Sres. Carandell, Castro, Darder, Maynar, Castaños y Gómez de Llerena, bajo la dirección de su profesor Sr. Fernández Navarro. El itinerario seguido fué 230 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA (fig. 1.*): Arganda, valle del Tajuña, Colmenar de Oreja, valle: del Tajo, Villamanrique del Tajo, Santa Cruz de la Zarza, Ocaña, AD SUN AS GAAA ES Pa UU Parties y yeso nl Caliza TN AU MESAS la de a GRE AR AAA DN E Ys STE z 1 Fa Cie 7 A ), MM PERE e ió (AO £onglemera dos Y) Vido AD Matias Y A Fig. 1.1 Oreja (valle del Tajo) y nuevamente Colmenar. La presente nota resume las observaciones de todos los alumnos. El mioceno lacustre forma una dilatada meseta, alta de 780 me- DE HISTORIA NATURAL 231 tros, que se extiende por las provincias de Madrid, Toledo, Alba- cete, Guenca y Guadalajara. Está constituido este terreno por arci- llas, mezcladas con exten- sos bancos de yeso, que alcanzan gran espesor y que son ricas en thenar- dita y sal común, y, en general, en toda clase de sales de sosa. Sobre estas formaciones está la cali- za, que es la última que se depositó, y en la que en ciertos sitios abundan las Lymnaea, Planorbis y Helix, aunque sólo se conservan en mal estado los moldes, y no repar- tidos uniformemente por toda la caliza, sino en al- gunos sitios, como en el apeadero del Tajuña y en las canteras de Colmenar. Estos fósiles determinan la facies lacustre de la formación. Como materiales depo- sitados en época cercana á los finales del terciario y estando constituídos en su mayoría por arcillas, no presentan fenómenos de carácter geodinámico, viéndose solamente la ac- ción de las corrientes de agua que erosionan el te- rreno al fraguar su cau- ce; así todos los valles son ejemplos perfectos de eo Sa TIT] 5 ALA OCT valles de erosión en una meseta uniforme, de estratos horizonta- les. Los únicos fenómenos tectónicos que pueden apreciarse son 232 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA ligeros pliegues monoclinales con caída hacia los valles á causa de la erosión que se verifica en el fondo de las aguadas, y que socavando el terreno y arrastrando las arcillas y yesos, hace que la caliza caiga hacia el fondo de los valles. Este fenómeno se pre- senta en alto grado en las canteras del apeadero del Tajuña, don- de las calizas están á un nivel inferior al de las arcillas y yesos de la orilla izquierda. Esto es debido á la erosión que verificó el río socavando las arcillas y haciendo que las calizas rotas en enormes bloques cayeran hacia el fondo del valle (fig. 2.*). La caliza tiene un espesor de 20 á 30 m., es compacta, de frac- tura concoidea y muy frágil, debido á la gran cantidad de sílice que contiene interpuesta, En muchos puntos (trayecto entre Tajuña y Chinchón) se ve debajo de las calizas una capa de arcilla roja (cuyo color es debi- do á óxidos de hierro) y que procede de la decalcificación de las calizas. De lejos, esta faja rojiza denota dónde empiezan las cali- zas superiores. En la parte inferior, y en contacto con esta capa, están las ar- cillas sedimentarias, de que hablaremos más adelante. La caliza presenta cristalizaciones de calcita en romboedros agrupados y formando costras en las superficies de los bloques de caliza, como hemos tenido ocasión de ver en el apeadero del Tajuña. Estos romboedros son debidos á la recristalización, por evapo- ración de aguas cargadas de caliza en disolución. También se pre- sentan en las grietas de la caliza, junto á estas cristalizaciones, dendritas de pirolusita. Además de esto, la caliza está atravesada en muchos sitios por multitud de canales, que seguramente han sido formados cuando las aguas estaban cargadas de caliza muy concentrada, que al es- tado de bicarbonato se depositó sobre las ramas y troncos de las plantas acuáticas, formándose poco á poco la roca, al mismo tiem- po que, desapareciendo la materia orgánica, dejó los huecos en la misma forma que tenían las plantas aprisionadas. Es, pues, lo que se llama una toba caliza, Debajo de las calizas viene, como ya hemos dicho, una capa de arcillas rojas de decalcificación. Luego siguen las arcillas sedi- mentadas, impuras, de color rojo obscuro ó pardo, llevando in- terpuestos yesos, areniscas yesosas con glauconia, como hemos te- nido ocasión de ver en el kilómetro 5 de la carretera de Colmenar DE HISTORIA NATURAL 238 á Villarrubia, y además, esto en gran cantidad, thenardita y sal común, que son aprovechadas por la industria en las minas del Castellar y salinas de la Cárcava. Estas se hallan siempre en el nivel de los grandes bancos de yeso. En la segunda existe una galería larga de unos 60 m., en cuyo interior brotan las aguas cargadas de sulfato de sosa y sal común, que son “conducidas al exterior por una canal de madera á unos pequeños estanques donde, según la'época, se recoge la sal ó la thenardita. Debido á la diferencia de solubilidad de esta última, mucho más en calien- te que en frío, se deposita en invierno, haciéndolo en cristales grandes del sistema rómbico (1) muy fácilmente exfoliables y eflorescentes de tal modo, que es difícil conservarlos sin que se conviertan en polvo. Estos cristales se presentan á veces agrupa- dos, otras veces sueltos completamente, ó cuando el liquido ma- dre está muy concentrado, que es lo más frecuente, se presentan en Cristales esqueléticos y en agrupaciones formando costras. Cuando la thenardita se encuentra formando masas entre los ma- teriales del terreno, como sucede en El Castellar, tiene un color azul, debido á substancias hidrocarbonadas (orgánicas) inter- puestas, La sal común se recoge en verano por evaporación del líquido madre. En todas las galerías de mina se perciben emanaciones sulfhí- dricas, seguramente debidas á una reducción de los sulfatos. Estas minas están, como ya hemos dicho, en el nivel de los grandes bancos de yeso y á poca altura sobre el río Tajo, en el fondo de una profunda cárcava. Aquí las aguas que infiltran el terreno disuelven las sales, y al llegar á la galería, donde hay solución de continuidad, brotan, siendo conducidas al exterior. En el interior de estas galerías encontramos algunos ejemplares de líquenes y otras plantas halófilas, y en algunas de las raíces de estas últimas se depositaba, en forma de estalactitas, la calci- ta, También había abundantes eflorescencias y delgadas costras cristalinas de sulfato sódico. Los yesos se presentan en voluminosos cristales con la macla en punta de lanza y entrecruzados, formando grandes masas com- pactas. Esto indica que estos yesos mo se han formado por sedi- (1) Dos prismas: uno dominante, con la pirámide correspondiente á éste. 234 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA mentación de partículas en suspensión en el líquido, sino que lentamente se han constituido cristalizaciones en el fondo de los lagos, y que, á juzgar por el espesor de estos bancos y la forma de presentarse en grandes cristales entrecruzados, debió de ser muy largo el período de tiempo entre el principio y el fin de su for- mación. Las capas potentes del yeso se encuentran siempre hacia la base de la formación arciilosa. En los afloramientos del yeso, éste se presenta erosionado in- tensamente siguiendo las líneas de crucero, lo que le hace tomar un aspecto curioso, formando crestas y acanaladuras. Otra forma de presentarse el yeso, aunque no tan general como la ya citada, pues sólo lo hemos visto en un cerro cerca de Santa Cruz de la Zarza, cuya base está á 765 m., y que tendrá 25 m. de espesor, es el estar dispuesto en agujas finas entrecruzadas y Ce- mentadas por el mismo yeso amorfo. Podemos considerar este yeso como formando roca, la que tal vez se haya formado así por la rápida sedimentación que el yeso experimentaría al mismo tiempo que se formaban pequeños cris- tales en agujas, y que no pudieron crecer debido á ser aprisiona- dos y cementados por el yeso amorfo que se sedimentaba. Como nota importante debemos señalar la presencia de conglo- merados en el valle del Tajo, los que han sido tomados indebida- mente por conglomerados de la base del mioceno lacustre, cuan- do se trata solamente de un diluvium cuaternario. Este diluvium está compuesto de cantos rodados de cuarcita, cementados por arenisca y caliza, cuyo conjunto forma un banco de poco espesor (566 m. próximamente), que se extiende á lo largo de la orilla de- recha del Tajo y cerca del comienzo de su valle, descansando so- bre las arcillas y los yesos lacustres á una altura de 540 m. Este diluvium se altera en la superficie perdiendo el cemento y dejan- do los cantos rodados sueltos y esparcidos por la superficie, lo que de no examinar bien el terreno conduciría á considerarlos como aluviales, por su aspecto. Probablemente este diluvium se habrá formado en una época en que el río tenía mayor caudal y acaso también mayor velocidad. Actualmente este diluvium está bastante alejado del cauce del Tajo, habiendo una diferencia de nivel notable, pues el río se halla á 525 m., mientras que el diluvium está á 540 m. Respecto al terreno actual poco podemos decir, pues tanto en el DE HISTORIA NATURAL 235 valle del Tajo como en el del Tajuña, el aluvión actual está limita- do á las llanuras arcillosas apresadas entre los meandros del río, siendo de notar que estos aluviones están constituidos por arcillas, y que pocas veces seencuentran cantos rodados y arenas, como por ejemplo ocurre en la orilla izquierda del Tajo, en el sitio donde existe el puente de la carretera de Villarrubia á Colmenar. Esto es cuanto podemos decir respecto á la geognosia y litología. Respecto á la geografía física, el carácter dominante de la topografía es la erosión in- tensa que verifican los ríos Tajo y Tajuña, y la que recomienza en la meseta, de donde en muchos sitios ha desaparecido la caliza, dando al país un aspecto montuoso, como sucede en los bordes de la meseta, dejando muchas colinas testigos (fig. 3." de formas muy notables y diferentes, pues mientras en el borde oriental, cerca de Santa Cruz de la Zarza, estas colinas, en su mayoría arcillo- sas, terminan en pico, otras, como la de la ermita del Castellar, el castillo de Oreja, es- tán formadas por arcillas, y en su parte su- perior están coronadas por una capa de cali- za que sobresale del terreno subyacente. La erosión ha fraguado también lo que en el país se llaman cárcavas. Un buen ejemplo de esto es la cárcava en donde están las sa- linas del mismo nombre, situadas en el fon- do de aquélla. La cárcava es un barranco tor- tuoso, profundo, de 15 á 20 m., de paredes verticales Ó poco inclinadas y que están muy próximas, no pasando su anchura de 445 m. En ellas se ve muy bien la estratificación, perfectamente horizontal, del terreno. Estas cárcavas están colocadas en el nivel de los potentes bancos de yeso, hacia la base de la formación arcillosa, y por su fondo corren arroyos cargados de sales, que, como hemos citado, son aprovechadas por la industria. Fig. 3.1 Colimas beslegos enel borde oricreral de la onesetla 236 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA El aspecto de estas cárcavas recuerda mucho el de las profun- das gargantas del Colorado, por su forma y manera de haberse producido. La circunstancia de estar estas cárcavas en el nivel superior de los yesos explica cómo hayan podido formarse. Las aguas, car- gadas de substancias disolventes del yeso al brotar del terreno y correr 1ápidamente por la superficie de éste, disuelven el yeso, for- mándose poco á poco la cárcava; es un fenómeno parecido, aun- que con mayor intensidad, al que hemos señalado en los aflora- mientos del yeso, que se formaban crestas y canales siguiendo las líneas de crucero. El río Tajo tiene un valle ancho de fértil tierra, y de cuya Ori- lla izquierda, socavada por la acción del río, se desprenden cons- tantemente enormes bloques de materiales. Según datos de los naturales del país, cada año avanza el río un metro en la parte más exterior de la curva. En cambio la orilla derecha, con sus colinas redondeadas, indica que el río dejó de pasar por allí hace tiempo. En esta orilla, cerca del comienzo del valle, es donde se encuen- tran los conglomerados cuaternarios. El río Tajuña también presenta fenómenos de intensa erosión, pues en su orilla derecha, cerca del apeadero del Tajuña, se ve la caliza en grandes bloques á un nivel inferior al de las arcillas y yesos, explicándose esto por el socavamiento que experimentó el terreno subyacente, que hizo cayera la caliza al nivel actual. Igual fenómeno se ve en todas las vaguadas; pero es digno de mención un sitio próximo á Colmenar, en que los estratos, en vez de estar inclinados hacia el valle del Tajo, lo hacen en sentido contrario. Esto debe reconocer por causa el hundimiento de los estratos en ese sentido por efecto de la erosión. Como fenómeno local, pero interesante, citaremos la formación de fracturas perpendiculares á la presión ejercida en una capa de arcilla comprimida entre una de arenisca yesosa y otra de yeso. Otro notable movimiento es el que ha experimentado el conglo- merado cuaternario, como puede verse cerca del puente de la ca.- rretera sobre el Tajo. Aquí todo el conglomerado está ligeramen- te arqueado, pero sin presentar señales de desunión entre los can- tos rodados ni de destrucción del cemento. Parece como si el con- glomerado hubiera sido sometido á un empuje, lateral que le hizo doblarse, aunque lo más probable es que sea un efecto de la diso- - DE HISTORIA NATURAL 237 ción de los yesos lacustres del terreno subyacente, cuando el río pasaba por aquel sitio y el cemento del conglomerado no estaba todavía bastante endurecido. Si este movimiento se hubiera efectuado en el conglomerado en su forma actual, se encontrarían señales de rozamiento en los can- tos rodados, y alguno de ellos estaría roto; además, el cemento habría sido deshecho y los cantos quedarían sueltos completa- mente. Tres formas nuevas de plantas del Rif Ú POR A. CABALLERO Vulpia geniculata Lk. longiglumis v. nov. Culmis ad paniculam usque foliatis, panicula densa, spicu- lis 2-5 floris, flore summo imperfecto constanti, gluma superiore flore proximo arista excepta longiore. Planta 8-13 cm.; pedunculi 4-7 mm.; gluma supera 7-9 mm.; gluma infera 3-4 mm. Habitat in arvis incultis Vador et Melilla. April. Erythrea fastuosa sp. nov. (Sect. Euerythrea Grisb.) Annua, glabra, radice verticali brevi, uni-rarius bicaulis cauli- bus subalatis, levibus, fistulosis, erectis, apice repetite dichoto- mis; foliis quinquenerviis, obtusis, sessilibus, semiamplexicau- libus, infimis rosulatis oblongis, caulinis sursum decrescentibus ellipticis aut ovatolanceolatis, supremis linearibus; floribus ebrac- teatis, numerosis, cymis foliaceis fastuosis corymbosis forman- tibus, sessilibus aut dichotomiarum pedicellatis; calycis laciniis linearibus, acutis, inequilongis, carinatis; corollee tubo longe exerto, limbi albi (exiccati luteoli) aliquando rosei, lobis oblongis obtusis; genitalibus exertis, staminibus longioribus; capsula ca- lyce duplo longiore. Planta 2-6 dm.; folia radicalia 2-6 cm. longa, 1-3 cm. lata; Ca- lyx 4 mm.; tubus corollaris 12 mm., limbus 8 mm. Habitat in arenosis maritimis ad orientem Cabo de Agua. April. 238 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA Salvia dolichorrhiza sp. nov. (Sect. Aethiopis Ben!h.) Planta annua; radice caule «equante vel superante, verticali, ramosa; caule simplex aut parce ramoso, precipue inferne pilis longis articulosis lanosis obsito; foliis caulinis obtusis, petiolatis, ellipticis, spathulatis vel obovatis, subtus glutinosis, margine regulariter crenulatis; foliis floralibus acuminatis, rhomboidalis, erectis, calycis subrequantibus aut minoribus, supremis coloratis integris, bracteis linearibus pedicelis calycis superantibus, omni- bus glandulosis, hirsutis; verticillastris 2-6 floris (frecuentissi- me 4) pedunculatis, subdistantibus; calyce tubuloso nervoso ad nervos hirsutos, calycis labio superiori dente intermedio bre- vissimo, lateralibus obtusis in culmine acuto superne conjugatis, dentibus labii inferiori acutis, omnibus mucronatis; corollee ca- lyce longior«e, labio superiori subincurvo, glandulosopunctato, ceruleo, inferiori albo. Planta 10-20 cm.; folia infera 2-6 cm. longa, 1-2 cm. lata; pe- dunculi 3-4 mm., calyx fructifer 11 mm., corolla 13 mm. Habitat in arvis argillosis prope Melilla ultra preesidium Sidi- Guariach. April. Enumeración de los terremotos sentidos en España durante el año 1912 POR MANUEL MARÍA S. NAVARRO NEUMANN, $. J. La siguiente lista de macrosismos españoles, como continua- ción de las que ya publicamos referentes á los años de 1909, 1910 y 1911 en este BoLeTiN (1) y bajo el mismo epígrafe, obedece á la misma aspiración y sigue idéntico plan: recopilar cuantos datos hemos podido recoger referentes á temblores de tierra que hayan agitado nuestro suelo, ordenarlos convenientemente para facilitar su estudio, y.á la vez para dar alguna idea de la sismicidad rela- tiva de las distintas regiones, publicarlos antes que hayan perdi- do con la demora gran parte de su interés, y contribuir así en la (1) Junio 1910, págs. 293-301.—Noviembre 1911, págs. 459-470,—No- viembre 1912, págs. 509-524, DE HISTORIA NATURAL 239 medida de nuestras débiles fuerzas al conocimiento de nuestro suelo. Aunque el escaso número de sismos que comprende (36) contra los 76 correspondientes á 1909, los 63 de 1910 y los 180 de 1911, dependa en parte de las dificultades inherentes á estas informa- ciones, de suyo harto laboriosas, aumentadas un poco por nues- tras circunstancias personales, las mismas existían en años ante- riores, y la causa de la tranquilidad aparente de nuestro suelo en 1912 hay que indagarla por medio de los gráficos obtenidos, los que indican que, en efecto, esa tranquilidad ha existido. Así, mientras en 1910 y en 1911 registraban los sismógrafos españoles de la Estación Sismológica de Cartuja (Granada) 148 y 110 sis- mos con epicentro á menos de 1.000 kms, en 1912 sólo obtuvimos gráficos de 49, de los cuales sólo 12 han sido debidamente identifi- cados. Si descartamos de los 49 gráficos citados una veintena como máximum, por pertenecer los movimientos que los hayan produ- cido bien á epicentros portugueses Óó marroquíes, bien por haber sido insensibles, dada su debilidad, quedan otros veinte sismos españoles, indudablemente sentidos, y de los que carecemos de datos. Siá éstos agregamos cuatro, cuando menos, registrados en el Observatorio Fabra (Barcelona) por su tan distinguido director D. José Comas Solá, y tampoco identificados, aunque sí sus dis- tancias epicentrales, otros varios que lo fueron en el Observatorio del Ebro (Tortosa) por el P. José Múnera S. J., las sacudidas se - cundarias que casi positivamente han debido presentarse después de los dos terremotos de Cimbales, y otras que tampoco hayan llegado á nuestra noticia, tendremos que aun en un año de mini- ma, como lo fué éste, en relación con los tres anteriores, se sien- ten en España quizá sobre un centenar de temblores de tierra, y seguramente más de sesenta. Aprovechamos esta ocasión para rogar á nuestros consocios y demás personas amantes del progreso en cuyas manos caigan estas páginas, nos remitan los datos sísmicos que pudieran reco- ger (1), aunque sólo fuesen recortes de periódicos, para que nues- (1) Puede verse la manera de recogerlos en la nota que publicamos en este BoLetíN, Diciembre 1911, págs. 531-537, intitulada Datos macro- sísmicos. Nuestras señas de preferencia: Estación Sismológica de Cartuja, Apar- tado núm. 32. Granada. 240 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA tras futuras estadísticas sean menos incompletas y realmente coadyuven al conocimiento de la sismicidad de nuestro suelo. La escasez de datos, reducidos en su mayor parte á la consig- nación del hecho y á los caracteres subjetivos, precisamente los menos importantes, hace que la apreciación de las intensidades sea no pocas veces un poco arbitraria y que tengamos que fijar- nos en las circunstacias regionales y particulares para errar me- nos. Respecto á los puntos en que se haya sentido un terremoto, existe también la misma penuria; y si insistimos en agruparlos con relación á focos probables, es para preparar el terreno á tra- bajos más completos y sin localizar con seguridad, salvo rarísi- mas excepciones. Para esto último hacen falta, por una parte, nu- merosos datos, realmente utilizables, y por otra, excelentes mapas geológicos en los cuales se estudien principalmente las fallas prin- cipales. Si algunos de los tan notables geólogos que forman parte de nuestra SociebaD emprendiesen con empeño la construcción de esos mapas, sobre todo en las regiones dotadas de mayor sis- micidad, y llevasen rápida y felizmente á cabo esta tarea, por otra parte no muy difícil, puesto que más que pormenores lo que se requiere son líneas generales, observables en una rápida inspec- ción y anotables sobre cualquier mapa provincial suficientemente exacto (1) y en gran escala, se realizaría una obra de las más me- ritorias en pro de la Sismología española. Los 36 terremotos españoles sentidos en la Península se pueden repartir entre veintisiete días sísmicos diferentes y pertenecen á 15 focos distintos, seis de los cuales, los números 44 á 49 inclu- sive, son nuevos en nuestras estadísticas, si bien el 47 pudiera ser el 41 (1911). Los nueve restantes son los antiguos números 8 (Na- cimiento), 11 (Crevillente), 13 (Badalona y Teyá), 20 (Lloret de Mar), 26 (Almeria), 31 (Huerta de Murcia), 32 (Santafé), 36 (Gra= nadaj y 40 (Valle de Ossau). De todos estos, el 13 dió muestras de actividad en los tres años anteriores, y en los dos últimos los nú- meros 20, 31, 32, Para la redacción de este trabajo nos han servido de base las notas que bajo el epígrafe de Macrosismos españoles hemos veni- do publicando en el Boletín Mensual de la Estación Sismológica (1) En las provincias en que existan los del Instituto Geográfico y Es- tadístico, estos deben ser preferidos por su gran escala y notable exacti- tud, que tanto honra al referido Centro. e DE HISTORIA NATURAL 241 de Cartuj1 (Granada), y en las que citamos 31 de estos sismos en unión de otros tres, también españoles, pero no peninsulares, que mencionaremos al final; los otros cinco peninsulares los extracta- mos de la valiosa revista de la Sociedad Astronómica de España y América, cuyo presidente y fundador, D. José Comas Solá, se ha hecho una especialidad en el estudio de los terremotos catala- nes. Los datos microsísmicos, de no indicarse lo contrario, están tomados del Boletín Mensual de la Estación Sismológica de Car- tuja (Granada) y las distancias y acimuts se refieren á esta esta- ción sismológica. Foco núm. 8. Nacimiento (Almería). — La pequeña distancia que media entre esta villa y la de Ocaña, hace probable el que pro- ceda del mencionado foco el terremoto sentido en esta última el 22 de Abril á las 3» 22m 40s próximamente. Según un recorte de La Correspondencia de España, que nos remitió D, Juan Artaza desde Burgos, duró ocho segundos, y ocasionó muchos desperfec- tos en los edificios y aun la destrucción de algunos, á más de considerable pánico. Lo insignificante del gráfico de este terre moto (núm. 34 Bol, Cart.), á pesar de distar solos 77 kms. su epi- centro y del extraordinario aumento (unas 540 veces) del péndulo vertical Cartuja, el que precisamente nos ha dado sismogramas mucho más vistosos de otros temblores del mismo foco ó de otros muy cercanos (Fondón, Paterna de Almería), á pesar de no haber sido destructores, nos hace suponer que fuera de alguna exagera- ción, no poco probable, lo es y mucho el que, si en efecto hubo edificios destruidos, éstos se hallarían en pésimo estado, con. lo que una sacudida violenta pudo ocasionar en los mismos los efec- tos que otra destructora en las construcciones ordinarias. De acuerdo con esto, asignamo3 como probable el grado VI Forel- Mercalli, en vez del VII y aun VIII que pudiera haberle corres- pondido en casos más ordinarios. Foco núm. 11. Crevillente (Alicante).—A las 7 3/, próxima- mente del día 1.” de Noviembre se notó más intensamente junto á Elche un terremoto trepidatorio, que hizo estremecerse puertas y ventanas como si las agilase un fuerte viento (IV), habiéndolo sentido también alguno en Orihuela.—(P. J. Múnera, S. 3.) Foco núm. 13. Badalona y Teyá.--El 22 de Noviembre, á eso de las 211 27m, se sintió al pie de la sierra que corre paralela á la costa de Barcelona un fuerte terremoto, convenientemente regis- trado en el Observatorio del Ebro (Tortosa), según datos comuni- Tomo x1 —Abril, 1913. 15 242 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA cados por el P. José Múnera S. J., el que corresponde á este foco, por haberse sentido notablemente en las ya citadas poblaciones, aunque afortunadamente sin ocasionar perjuicios. Foco núm. 20. Lloret de Mar.—Sobre este sismo dice lo si- guiente el Sr. Comas Solá: «19 de Febrero.—Conforme se hizo oportunamente público, se registró un terremoto local, á las 65 55m 40s, de una distancia teórica epicentral de 70 kms. Según noticias de los Sres. Melé y Esteve-Llach, de Tossa, y de D. Pe- dro M. Saliguer, de Lloret de Mar, el movimiento fué perceptible en estas localidades, como una sacudida fuerte de corta duración y acompañada de ruidos subterráneos.» (2. de la Soc. Astr. de E. y A., núm. 12, pág. 49). Foco núm. 26. Almería. —El 6 de Mayo, á las 3» 51m 245, co- menzaron á registrar nuestros sismógrafos un débil terremoto con epicentro á unos 116 kms. (núm. 38 Bol. Cart.), el que fué sentido en Almería como ligero durante unos cuatro segundos, según recorte de La Correspondencia de España, remitido por el Sr. Artaza. Foco núm. 31. /Zuerta de Murcia.—Este foco, que produjo en 1911 más de 125 temblores de tierra, ó sea el 70 por 100 de los españoles de que tuvimos noticias, ha sido también en 1912 el más activo de todos, correspondiéndole 18 de los 36 habidos, ó sea el 50 por 100. Afortunadamente ahora, según parece, se trata to- davía de las sacudidas secundarias de los sismos destructores del 21 de Marzo y del 3 de Abril de í911, las que rara vez son fuer- tes, muchas débiles y las más tanto, que apenas se perciben fuera del silencio y tranquilidad de la noche. Todos los datos que trans- cribimos están extractados de los apuntes remitidos por el digní- simo señor cura de Lorquí, D. José Rubio Valdés, á quien que- damos muy agradecidos por su asidua y valiosa cooperación. Entre los frecuentes y casi imperceptibles estremecimientos sentidos en Lorquí en 1912, figuran como más notables los si- guientes: Mes de Enero.—Día 27, á las 2», movimiento suficientemente fuerte para despertar al observador (V), repitiendo con ligeras in- terrupciones hasta el amanecer. No se percibió ruido.—29, 4 las 22, agitación de carácter análago á la anterior y percibida por muchos, aunque más suave y semejante á si una persona mo- viese intencionadamente la cama. Febrero. —Día 3, á las 82 6% (III); 8, á las 5 ?/, (ED), poco ruido, AAA e DE HISTORIA NATURAL 24 11, á las 191/, (IV), poco ruido; 12, á las 4% 12m, sin ruido y repi- tiéndose poco después (I-II), 18, de madrugada, varias sacudi- das de abajo arriba (Ul-11-11); 20, á las 4 1/, (UI); 23, á las 4 (1D), con ruido. Abril. —Día 25, á las 17 */,, ligero temblor sensible en la habi- tación (111), sin ruido, y á las 201 35" terremoto sensible para to- dos, con crujidos de maderamen y pánico explicable por el re- cuerdo de los sufrimientos del año anterior, más que por la vio- lencia de la agitación (V Ó V-VI). El 26 volvió á percibirse á las 6 un débil temblor sin ruido (UN. Foco núm. 32, Santafé.—Este foco, el segundo en importancia del año anterior, nos ha dado en éste dos gráficos, números 45 y 46, correspondientes á dos sismos sentidos allí á las 1% 45m 48 y á las 1» 517 458 del 16 de Mayo. El primero fué fuerte (V), de unos cuatro á cinco segundos de duración, y acompañados de rui- dos subterráneos, repitiéndose después con menos intensidad. La alarma que produjo fué grande, y muchos vecinos se lanzaron á la calle (La Gaceta del Sur). El más fuerte se sintió también en Cartuja y en Granada, dato este último consignado por el citado periódico católico. Fué muy ligero (II[), de unos cinco segundos de duración, acompañándole algún ruido como de carros lejanos (3 Knett., tipo 1.” Davison), habiéndolo sentido muy pocas per- sonas. Foco núm. 36. Granada (1).—El 14 de Septiembre, á las 19* 59m 278, se comenzó á sentir, tanto en Cartuja como en la vecina ciudad de Granada, un temblor de tierra bastante intenso (V), de marcado carácter trepidatorio y de unos tres á cuatro segundos de duración. Produjo en Granada alguna alarma, é hizo oscilar no- tablemente los objetos suspendidos y caer algún objeto, á la vez que producía pequeñas grietas, lo que también se observó en Cartuja, así como el desprendimiento de una cantidad insignifi- cante de caliza de un cielo raso, aunque no las oscilaciones, á pesar de haberse fijado ex profeso un observador en varias lám- paras eléctricas colgadas de largos y fiexibles conductores. Acom- pañóle un ruido bastante intenso y semejante al que haría un gran muro al derrumbarse (4 Knett, tipo 4.” Davison). Corres- ponde al núm. 113 Bol. Cart. A las 0» 30m del 29 de Mayo se (1) El terremoto granadino del 14 de Septiembre de 1913 (R. de la S. Astr. de E. y A., núm. 19, págs. 171-173, fig. 1). 244 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA había sentido tanto en Cartuja como en Granada, y por muy po- cas personas, un débil terremoto (III) de muy corta duración, y acompañado de ruido (núm. 51 Bol. Cart.). Foco núm. 40. Valle de Ossau (Pirineos franceses).—Es proba- ble que el terremoto registrado en Cartuja el 15 de Septiembre á las 2h Om 335, con epicentro á 820 kms. (Núm. 114), corresponda este mismo foco, dado que se hallan muy cercanos los sitios donde se ha sentido con más violencia (Pierrefitte, Luz, Gavarnie, Cau- terets), donde la intensidad no pasó del grado V F. M., según el tan distinguido director de la Oficina Central Meteorológica y Sismológica de París, M. A. Angot, no obstante abarcar en Fran- cia su área macrosísmica, total ó parcialmente, á los departamen- tos de los Altos y Bajos Pirineos, Gironda, Landas, Gers y Alto Garona. En España se sintió en gran parte de su porción N. y NE., y más particularmente en San Sebastián, Huesca, Zaragoza, Verue- la (fuerte), Tortosa (débil), (P. J. Múnera S. J.). Según D. José Comas Solá, se sintió también en Jaca, Barcelona y Navarra. Foco núm. 44. Puigcerda (Lérida). —Dice el Sr. Comas Solá en el núm. 12 de la R. de la S. Astr. de E, y A., lo siguiente: «14 de Febrero. A las 4» 50m 305, se registra un terremoto de cierta in- tensidad á unos 100 kms. de distancia, bastante fuerte y de 50* de duración. Según el periódico El Segre, de Bellver, fué sentido perfectamente este movimiento en dicha población, en Puigcerdá y en otros puntos comarcanos, poniendo en alarma á los vecinos.» Foco núm. 45 Orihuela (Alicante).—El 1. de Abril, entre las 6 % y las 7 se notó en Orihuela un terremoto algo intenso, con crujido de las vigas, ruido notable y alarma de los huertanos (V), habiéndosele notado, aunque débilmente, en Murcia (P. Ricardo Cirera S. J.j. Fué registrado en Cartuja á las 6» 46m 32s, con epi- centro á 200 kms. (Núm. 24 Bol. Cart. ). Foco núm. 46 Cimbales (Zaragoza).—El 15 del mismo mes, á eso de las 12 1/,, se sintió en Gampilio de Aragón y Cimbales un fuerte terremoto, seguido de otros pocos minutos después. Muchos cristales se hicieron añicos y cayeron al suelo infinidad de obje- tos, sufriendo también desperfectos numerosos edificios (VID), so- bre todo en Cimbales. Hubo pánico intenso y un fuerte ruido acompañó á las sacudidas, de las cuales la segunda fué la más violenta. Ambas fueron registradas convenientemente por el Car- tuja vertical, con amplitudes de 2 y 3 p., respectivamente, horas DE HISTORIA NATURAL 245 iniciales 12h 53m 44s y 12h 56m 265 (números 29 y 30 Bol. Cart.) y como procedentes de un epicentro distante algo más de 400 kms. Foco núm. 47 ¿Ayamonte? (Huelva).—El 11 de Julio, hacia las 7 1/,, tanto en Sevilla como en Huelva y Ayamonte, se sintió un terremoto bastante intenso y más notable en las dos últimas po- blaciones mencionadas, en una de las cuales (Huelva), hubo gran alarma, abandonando el vecindario las casas y saliendo á la calle. En Ayamonte, según nuestro distinguido corresponsal el señor capitán de corbeta D. Enrique López Perea, fué fuerte, con unos 6 minutos de duración, y le acompañó un ruido parecido á un li- gerísimo mugido (2-3 Knett, tipo 3.” Davison). Registróse en Car- tuja á las 7? 177 588, con epicentro á 255 kms. (Núm. 86). Des- pués no volvió á sentirse ningún otro sismo, El foco parece hallar- se no lejos de las minas de Riotinto, según nuestros sismógrafos, combinados con la hora inicial de los del Observatorio del Ebro (Tortosa). Foco núm. 48. Olot (Gerona).—Dice lo siguiente el Sr. Comas Solá en el núm. 18 de la R. de la S, Astr. de E. y A.: «El 14 de Julio último, se sintió en las cercanías de Olot un fuerte terremo- to, acompañado de una violenta detonación ó ruidos subterráneos, que produjeron pánico en la región epicentral y que ocasionó el derrumbamiento de algunas paredes viejas ó de mala construcción en Montagut. Este movimiento tuvo lugar á las 12h 47m, y fué dé- bilmente registrado por todos los sismógrafos del Observatorio Fabra (la distancia de Olot á Barcelona es de unos 80 kms.). Ha- cia las 16» del propio día, se advirtió una ligera réplica...» Foco núm. 49. Jayena (Granada).—El 2 de Noviembre, á eso de las 4 X se sintió en Jayena un violento terremoto, con movi- miento de oscilación de N. á S., el que hizo trepidar los cristales de las ventanas y los hierros del balconaje, causando algún pavor (señor cura D. Gonzalo Redondo). Registrado en Cartuja con el número 140 á las 4h 54m 365 y epicentro á 39 kms. Jayena dista 33 y se halla al SSW. ; Apéndice. Además de estos terremotos españoles peninsulares han llegado á nuestras noticias los siguientes, también españoles, pero senti- dos fuera de la Península Ibérica. Nuestro activo corresponsal D. Jorge Graham Toler nos comu- 246 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA nica los siguientes sismos sentidos en la isla de Tenerife: Enero 8, á las 14» (T. m. c. E. Occ.) sintióse en la villa de la Orotava un débil temblor (IT) de unos 2s de duración. Mayo 16, á las 20 !/, otro más fuerte (IV), también de corta duración, en el Puerto de Orotava y sus cercanías, y más particularmente en la finca «El Drago». Según el diario católico malagueño La Defensa, el 22 de Febrero álas 01 40" sintieron todos en el Peñón de Vélez de la Gomera un fuerte terremoto de 6 segundos de duración, el que afortunada- mente no tuvo consecuencias sensibles (V). Este sismo correspon- de al núm. 20 Bol. Cart., cuyos gráficos dan la 0h 41m 465, como hora inicial, y 186 kms. como distancia epicentral. -—=N 247 DE HISTORIA NATURAL ENS A == _ | a ar 9 6 ¿ la 08 1% prrrne ra nie nena er STYLO, lp =. = 1 [ 1 Ie B UB) A ABU AB y 6P f z 1 OO) rr ttttt rte 8? I I T . ESB ATO MET SAO O UBA LP | Z Z T E ZOD E UB7, PODA AO OOO ..o.o "S9]BQUI() 0P 1 | 1 1 cr YURI tt tt Ran quo 06 1 | 1 I OI 0 a | . A IO IO FP | I I T (SOUL y) [559057 MBS8O) SP ONILA OP 1 z Z SS O ceneanao ++ BPBUtIL) 92 ' 2 1 Pr Rp RUE) rttrttctttrtoos +” rorepues Ze a a E z 81 al A 18 | í 1 1 UY retrete guy 9% í 1 T ASS UE TOO) ...o..o so. . *** "IBN Sp J9101T 0% I I | I e «BUO[SYIBg |: +09 e eLo] Á Buo]¡Bpeg el : 1 | 1 e OUBO Y ctttrr tte ***oJua[[Ia9L() 11 1 [ | í QU tec te tc tte ss toJuaTwIvEN 8 10 TI AI A IA TA *"S8pIpnoes | *SODIUISIS BI9uIAOld :9P SBIUBI19)) *u8p o A TAE e 9p SBIp op As AA 9p EVA TS NE DN e HIS VEAOYuil MNOLOVALIS ES (popasuaqua ns Á sows:s ap 2¿uarpuodso..09 O49MNU 19 UOI $0D07) ETET SP OYE 19 SIJUEINP BUESA US SOPHUeS SOJOUISITJO.L mu BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA 248 9€ 0 G 0 13 0 € | 0 v l 0 Gl 9 E “SATIVLO L, E “ie ICO el '8p | 98 Ze lg ! Ye “rg OOO 0) A nT 9 A | “oz "ie 0% re o Ne NT 6 ep El og Yp e org op IT OO o sp A AA A Ra de JA o A O O SN ETE So “rra! 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Acta. x, Cislo 1. BÉLGICA Société belge d'Astronomie, Bruxelles. Bulletin. xxxtv* année, n” 2. Société entomologique de Belgique, Bruxelles. Annales. Tome LvII, 1-11. Costra RICA Ministerio de Fomento, San José. Boletín de Fomento. Año 11, n.0s 11-12, DINAMARCA société botanique de Copenhague. Botanisk Tidsskrift. Binds 31, 3 Hefte; 32, 1; 33, 1. ESPAÑA Broteria, Salamanca. Vol. xr, fasc. 2. Ingeniería, Madrid. N.os 283-285, Institución libre de enseñanza, Madrid. Boletín. Año xxxvIt, n.? 634, Sociedad aragonesa de Ciencias naturales, Zaragoza. Boletín. Tomo xt1, n.? 2, Esrapos Unipo3 Y sus COLONIAS Johns Hopkins Hospital, Baltimore. Bulletin. Vol. xx1y, n* 265. 250 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA Museum of Comparative Zóology at Harvard College, Cambridge. Bulletin. Vol. Lv, n” 2. The American Naturalist, New- York. Vol. xLv1, n* 565. FRANCIA Académie des Sciences de Paris. Comptes-rendus. Tome 156, nos 9-12, La Feuille des Jeunes Naturalistes, Paris. 43* année, n* 508. L'Echange, Moulins, xx1x année, n* 339. Revue générale des Sciences pures et appliquées, Paris. 24* année, n/? 5. Scciété botanique de France, Paris. Bulletin. 'Yome LIx, 8 et session extraordinaire. Société francaise de Minéralogie. Bulletin. Tome xxxv, n” 6. Société linnéenne de Bordeaux. Actes. Tome Lxv1. Station Entomologique de la Faculté des Sciences, Rennes. Insecta. 3* année, n* 26, INGLATERRA Y SUS COLONIAS Australian Museum, Sydney. Records. Vol 1: Linnean Society of New South Wales, Sydney. Proceedings. 1912, part 11. Royal Microscopical Society, London. Journal. 1913, part 1. The Canadian Entomologist, London. Vol. xLv, n” 3. The Entomologist's Record and Journal of Variation, London. Vol. xxv, n? 3. The Zoologist, London. Vol. xvit, n? 195. Zoological Society of London. Proceedings. 1913, part 1. Transactions. Vol. xx, parts 3 and 4. ITALIA Accademia Gioenia di Scienze Naturali, Catania. Bolletino. 1912, fasc. 24. Reale Stazione di Entomologia agraria in Firenze. Redia. Vol. yin, fasc. 2.2 Rivista coleotterologica italiana, Camerino. Anno xt, nos 2-3. Rivista italiana di Ornitologia, Bologna. Anno 11, n? 2, Rivista tecnica e coloniale di Scienze applicate, Napoli. Anno n1, n* 3 REPÚBLICA ARGENTINA Sociedad Physis, Buenos Aires. Boletin. Tomo 1, n? 3. DE HISTORIA NATURAL 25] SUIZA. Société zoologique suisse et Muséum d'Histoire naturelle de Genéve. Revue suisse de Zoologie. Vol. xx1I, n0s 1, 3-5, VENEZUELA Museos Nacionales, Caracas. Gaceta. Tomo 1, n.? 7, ALTamira (Rafael). —Exigencias de la propaganda pedagógica. Madrid, 1913. CaADEVALL Y Diars (Juan).— Caricología catalana. (Asociación esp. progr. Cienc., Congreso de Granada.) OLtvier (H.)- Les Pertusaria de la flore d*Europe. (Bulletin de Géogr. Botan., 1912.) WiNDHauseN (Anselmo). —El yacimiento de «Rafaelita» de Anca-Malmida, con un estudio del asfalto Anca-Malmida por el Dr. Pedro T. Vignau. (Bol. Minist. de Agric.; Buenos Aires, 1912.) h- Y No. A ¿ ; eS 3 E - PUBLICACIONES DE LA SOCIEDAD : QUE SE HALLAN A DISPOSICIÓN DE LOS SEÑORES SOCIOS Á LOS PRECIOS AQUÍ SEÑALADOS - Ptsg. Recuerdos botánicos de Tenerife, por D. R. Masferrer (cuaderno de 246 páginas, tirada aparte de los ANALES). .....o.ooooooonoo.moooo. 2 Fac-símile de una carta del Barón de Humboldt (pubiicada en el to- MON de OS ANALES aba a eta ae dosel ee a Es aeiala 0,5 Actas de la Sociedad española de Historia natural (años 1890, 1891, TIPO CAN LO o sere dota ao ado e als a e la als all 2,50 Indice de lo contenido en los veinte primeros tomos (primera serie) E O O A SEAN do 1 Catálogo de la Biblioteca de la Sociedad española de Historia na- IA a A e ida dea ele gala de die 8 1 Anales de la Sociedad española de Historia natural. Treinta tomos. 1872-1901, cada tomo (excepto el 1.2, 5.2 y 11. ......o..o.oo...- 15 Boletín de la Real Sociedad española de Historia natural (tomos PS CANA TOMO A a ECON is Ue a e aras e io aio o aria ita 8 Memorias de la Real Sociedad española de Historia natural (tomos I-yD), cada tomo........ > diva O A A 10 Los Sres. Socios tienen derecho á adquirir por una sola vez un ejemplar de cada uno de los tomos de los AwaLks, del BoLeTíN y de las MEMORIAS, á los precios siguientes: ANALES TOMO a di do LOGO LO Y DO e o e asas ea 8 pesetas. A E EN A AL E II 25 — NS ODE YO as ea aa dl da 12 -—- he e 21 al 30 ............. .e..... ..IO€.UN.:N:10:0100.6<0.2..09 ....... 9 TR BoLETÍN: Tomos 1-XIL....... PEA a ed e ie DS OSO 6 — MEMORIAS: Tomos I-VI... ..... PA E NA AO OS e RN PUR 8 — Los cuadernos sueltos, siempre que de ellos haya sobrantes, sin desca- balar tomos, 4 2 pesetas La colección completa de la 1.* serie (20 tomos) incluyendo el tomo 1.”, para los socios y por un solo ejemplar (sólo hay disponible un cortísimo número) 250 pesetas, Entiéndanse en francos estos precios para los extranjeros, compren- diendo en ellos el porte. Los socios vitalicios y perpetuos tienen derecho á recibir gratuitamente á su ingreso en la Soo1uDaD diez volúmenes elegidos entre los anteriores á excepción de los 1.*, 5.” y 11. ADVERTENCIA Por reciente acuerdo de la Sociebab los señores socios que publiquen notas en el BoLeríN podrán obtener gratuitamente cincuenta ejemplares de ellas, siempre que así lo pidan en el manuscrito de su trabajo. De los publicados en las Memorias se entregan siempre igual número de ejemplares aunque no se soliciten. De unos y otros podrán hacerse tiradas aparte que excedan de dicho número á los precios consignados en la tarifa corriente: La encuadernación, cubiertas de color y demás gastos se abona- rán con arreglo á la tarifa general para las tiradas aparte SUMARIO DEL N.* 4 Sesión del 2 de Abril de 1913 Págs. Sesión del 2 de Abril de 1913. —Admáisiones.—Comunicaciones.—Asun- - tos varios. —Secciones.—Notas bibliográficas:.... .... A 209 NOTAS Y COMUNICACIONES GALLEGO (A.) — Hematología comparada........o. ..ooooooooo..... 219 LLERENA Y Pou (J. G. de). —Excursión por el mioceno da la cuenca (6 1) A A [e EA E SR E a A Eo ARA OOO ISS 229 CABALLERO (A.)—Tres formas nuevas de plantas del Rif........... 237 NAVARRO NEUMANN (M. M. 5.) —Enumeración de los terremotos sen- tidos en España durante el año 1912... 1enoo.coiao «eacas 238 PUDULACIóneS FECIDUdas 7. A a ER IS A A 249 LISTA de los señores socios de provincias (1) y ex- tranjero que han satisfecho su cuota desde 1.” al 30 de Abril de 1913. Cuota de 1912. Amoedo. Cuota de 1913. Amoedo. Gamundi. González (D. Saturio). ) Macho Tomé. Mayordomo. Solo de Zaldívar. (1) No se incluyen los de las capitales en que existen Secciones de esta SOOIEDAD. MADRID.—IMP. DE FORTANET, LIBERTAD, 29.—TELÉFONO 991 DE. LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA de - Plistoria Natural FUNDADA EN 8 DE FEBRERO DE 1871 Mayo de 1913 MADRID (MUSEO DE CIENCIAS NATURALES) Hipódromo OBSERVACIONES Los SOCIOS CORRESPONDIENTES EXTRANJEROS podrán recibir las publica- ciones de la Sociedad abonando la cuota anual de 10 pesetas. Los NUMERARIOS abonarán la cuota anual de 15 pesetas ó la de 16,50 si * residiesen en países de la Unión postal, debiendo remitirla sin descuento al tesorero en la época de admisión, y posteriormente en el mes de Enero de cada año. Reciben el BoLerín y las MEMORIAS. Los acrEGADOS abonan la cuota anual de 8 pesetas y reciben el BoLETÍN. Unos y otros podrán abonar su cuota en plazos trimestrales adelanta- dos, donde haya Sección ó representante de la Sociedad, á razón de 4 pe- setas por trimestre los numerarios y de 2,25 los agregados. Los socios numerarios que abonen de una vez ó en tres plazos anuales la suma de 300 pesetas se consideran como vitalicios, quedando exentos del pago de la cuota anual y con derecho á recibir en lo sucesivo todas las publicaciones de la Sociedad. Los que hicieren á la Sociedad el donativo de 500 pesetas serán consi- derados como socios perpetuos, con iguales derechos que los vitalicios, pero figurando su nombre á perpetuidad en la lista de socios, junto al de los socios fundadores. TARIFA para las tiradas aparte del Boletin y de las Memorias de la Real Sociedad española de Historia natural. Tiradas sin levantar forma, De 1 á 16 páginas, 2 pesetas cada 50 ejemplares ó fracción de 50. Tirada dejando una sola paginación y añadiendo los titulos del autor después de sa nombre. De 1 á 8 páginas (medio pliego), 50 ejemplares, 5,50 pesetas; cada 50 más Ó fracción de 50, 1 peseta. De 1416 páginas (un pliego), 50 ejemplares, 10 pesetas; cada 50 más ó fracción de 50, 2 pesetas. En todos los casos. Una portada nueva, molde y tirada de 1 4 500 ejemplares, 5 pesetas. Poner cierre á la portada para que sirva de cubierta, papel de colcr y tirada de 50 ejemplares, 4,25 pesetas; cada 50 más, 0,25. Una cubierta sin imprimir, cada 50 ejemplares, 0,25. Por las correcciones extraordinarias que manden hacer los autores, cada hora, 1 peseta, Encuadernación. 1 á 16 paginas, 50 ejemplares, 1 peseta. Pasando de un pliego, hasta cinco, cada 50 ejemplares, 0,50 por pliego, de seis pliegos en adelante, 0,25 por pliego, cada 50 ejemplares. La cubierta y las láminas se computan cada una como un pliego para la anterior tasación, AR , RO E ESA e s nm ns E EEN MA CA .” Sesión del 7 de Mayo de 1918. PRESIDENCIA DEL ILMO. SR. D. JUAN M. DÍAZ DEL VILLAR El Secretario leyó el acta de la sesión anterior, que fué aprobada. Admisiones y presentaciones. —- Fueron admitidos, como socios numerarios, los señores propuestos en la sesión anterior, y pre- sentados D. Dalmacio García Izcara, Director de la Escuela de Veterinaria, propuesto por el Sr. Díaz del Villar, y el doctor Georgios Hatzidakis, profesor de la Universidad de Atenas. Comunicaciones.—El Sr. Escribano presenta una nota sobre impregnaciones de plata en histología vegetal, de la que es autor el Sr. Madrid Moreno. —El Sr. Dusmet entrega un trabajo sobre varias especies españolas del género Nomada, descritas por el entomólogo fran- cés Mr. J. Pérez, catedrático de la Universidad de Burdeos. —El Sr. Beltrán anuncia la presentación de una nota á propó- sito de la confusión que parece existir entre varias especies del género Armeria, que viven en las Sierras de Guadarrama, de Gredos y Nevada. También lee un trabajo titulado «Una excur- sión botánica por la provincia de Málaga». —El Sr. García Mercet da cuenta de un pequeño trabajo sobre tres especies nuevas de mutílidos de África y Canarias. —El Secretario lee una carta del director del Observatorio del Ebro proponiendo el cambio de publicaciones. Secciones.—La de Zaracoza celebró sesión el 30 de Abril, bajo la presidencia de D. Pedro Aramburu. —El Sr. Ferrando presentó unos ejemplares de hematites parda pseudomórfica, al parecer de oligisto, procedentes de las minas de Ojos Negros (provincia de Teruel), que ofrecen de modo muy manifiesto la estructura esponjosa caracteristica de la varie- dad llamada hierro corcho. Presentan además geodas recubiertas de cristales romboédricos, completamente alterados en su consti- tución química, y cuya forma, de aspecto lenticular, parece corresponder al oligisto más bien que á la siderita. Tomo x111.—Mayo, 1913. 16 254 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA —El Sr. Presidente, D. Pedro Aramburu, mostró hermosos ejemplares de cobre nativo pseudomórfico de cuprita, procedente de Herdof (Alemania); baritina de Cornwall y distintos silica- tos de diversas localidades, colectados por el Dr. L. Eger, de Viena. —La de BarceLoNa celebró sesión el 19 de Abril, bajo la presi- dencia de D. Augusto Pí Suñer. —Se acuerda que la proyectada excursión á Malgrat se verifi- que el 27 del corriente. —Queda admitido como socio numerario el Sr. Barnet. —El Sr. San Miguel propone que, con motivo del ingreso como académico numerario en la Real de Ciencias y Artes de Barcelo- na de nuestro expresidente Sr. Calleja, se haga constar en acta la satisfacción de la Sección por distinción tan merecida; proposi- ción que se aprueba unánimemente. —El Sr. Calleja da las gracias y se ofrece á los consocios en su nuevo Cargo. —El Sr. San Miguel hace constar que en una nota suya, pu- blicada en el núm. 1 del tomo xn1 de nuestro BOLETÍN, aparece una errata, pues en la pág. 72, ¡inea 16, dice turba blanca en vez de decir toba blanca. —El Sr. Caballero hace algunas consideraciones sobre una anomalía floral que ha observado en el Diplotaxis erucoides. —El Sr. Pí Suñer presenta un trabajo hecho por él, en colabo- ración con el Sr. Bellido, sobre las variaciones del ritmo cardíaco en la tortuga, acompañado de cardiogramas demostrativos. —El Sr. Faura presenta una nota bibliográfica de un trabajo publicado por Pruvost en la «Société géologique du Nord», titu- lado: L'áge des schistes pourpres de Papiol, pres Barcelone. Nota bibliográfica. —Del Sr. Faura y Sans (sesión de Barcelona): Pruvost (P.): L'áge des schistes pourprés de Papiol, pres Barce- lone. (Ext. des Ann. de la Soc. géol. du Nord., t. xLr, páginas 263-280, lám. vrrr, 1912). Las faunas paleozoicas descubiertas por el Dr. Almera en los al ededores de Barcelona y estudiadas por M. Barrois, han sido objeto de recientes investigaciones con motivo de haber encon- DE HISTORIA NATURAL 255 trado el eminente geólogo catalán un nuevo y abundante yaci- miento fosilífero en las inmediaciones de Cánoves, no lejos de La Garriga, que por su facies pudo sincronizarse con el horizonte de las pizarras purpúreas de Papiol. Mas habiendo confiado M. Barrois á M. P. Pruvost el estudio de los muchos ejemplares recogidos, y comparados estos con los de Papiol, han llegado ambos geólogos de Lille al convencimiento de no haber sido bien precisa la clasificación de los ejemplares del Papiol, por ser defi- cientes en su fosilización, desapareciendo, por tanto, aquella incer- tidumbre con las caracterizadas especies de Cánoves, y desechan- do, á la vez, la supuesta presencia de Asaphellus, por corresponder evidentemente aquellos trilobites al género Phillipsia, propio del Antracolítico. Por todo lo que, según opinión de M. Pruvost, el horizonte de Tremadoc del Ordoviciense, al que atribuyó M. Barrois las piza- rras purpúreas de Papiol, debe considerarse íntegro como pertene- ciente á la base del Antracolítico, y, por ende, del nivel Viseano del Dinanciense. Y, en su confirmación, aunque no pueda expli- carse de una manera absoluta, está la relación estratigráfica establecida por M. Bergeron y el canónigo Dr. Almera, en la que parece que las pizarras purpúreas del Papiol, reputadas como silúricas, lejos de ocupar la base de la serie paleozoica, se presen- tan superpuestas al carbonifero inferior. Tres son, pues, los yacimientos descubiertos por el Dr. Alme- ra, Cuyos fósiles han sido objeto de un detenido estudio por M. P. Pruvost: Cánoves, Papiol y Vallcarca. Y los fósiles que se encuentran en cada uno de ellos son los siguientes: 1.” Pizarras arcillosas de color gris verdoso de Cánoves: Phillipsta Bittneri Kitt).—Goniatites striatus? Sow.—Posido- nomya Becheri Bronn.—Palaeolima simplex Phillips.—Avicu- lopecten semicostatus Portlock. — Productus longispinus Phi- llips. — Orthothetes crenistria Davids. — Athyris Roissyi? Lé- veillé.—Spirifer sublamellosus, de Koninck. 2.” Pizarras purpúreas del Papiol: Phillipsia Bittneri. —Phillipsia, sp. — Gontatites sphaericus? Martín.—Posidoniella, sp. —Posidonomya membranacea M'Coy.— Palaeolima simplex. — Aviculopecten semicostatus. — Productus longispinus.—Orthothetes crenistria.—Spirifer sublamellosus. 3. Pizarras purpúreas de Vallcarca, Barcelona. Phillipsia Bittneri. 256 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA A continuación, el autor hace algunas observaciones sobre los caracteres paleontológicos de las especies que siguen, represen- tando, en una lámina, algunas de las mejor caracterizadas: Phillipsia Bittneri Kittl.—Phillipsia, sp.—Gontatites striatus? Sow.— Gontatites sphaericus?2 Martin.—Posidonomya Becheri Bronn.— Posidonomya membranacea, M'Coy.—Aviculopecten se- micostatus Portlock.—Palaeolina simplex Phillips.—Posidono- miella, sp.—Productus longispinus Sow.—Orthothetes crenis- tria Davids.—Sptirifer sublamellosus Kon.—Athyris Roissyi? Levellié. Al final formula M. Pruvost unas conclusiones que deberán tenerse muy en cuenta por las transformaciones á que han dado lugar: 1.2 Las pizarras del Papiol, tenidas como del nivel Tremadoc, con Euloma-Niobe, pertenecen al Viseano del Dinanciense, ó sea, del Antracolítico inferior, con Phillipsia y Goniatites. 2.2 Existe una gran semejanza litográfica y paleontológica- mente entre el Antracolítico de Cataluña y el de la Montagne Noire, de Alemania del Norte, de Hartz, de la Thuringia, etc., de un modo particular con los que se presentan en la facies del Gulm alemán. Y estas relaciones son mucho más estrechas con los yacimientos de Praga (Bosnia). 3.2 M. P'abbé G. Delépine encuentra también grandes analo- gías entre la fauna de braquiópodos de las pizarras purpúreas del Papiol y la de las pizarras calcáreas negras del Viseano superior de Semson, en Namur. 4. Que las capas de las pizarras purpúreas del Papiol se han presentado en distintas localidades, pero siempre relacionadas con las grauwackas y liditas del Turnaciano, complementando el Dinanciense ó Culm. Por lo tanto, deben anularse todas las clasificaciones que se habían hecho de los fósiles pertenecientes á este horizonte, y que se hallan esparcidos por todos los museos. Felicitamos al Dr. Almera, que con su laboriosidad ha facilitado el material suficiente para esclarecer las relaciones estratigráficas de los terrenos paleozoicos, que, en Cataluña, se hallan dispersos en extensiones considerables, son sumamente revueltos, y Casi siempre están faltos de restos orgánicos fosilizados. También apro- vechamos la ocasión presente para agradecer la generosa y me- ritoria cooperación de M. Ch. Barrois y M. P. Pruvost. DE HISTORIA NATURAL 1) (31 -i Notas y comunicaciones Mutilidos nuevos de África y Canarias POR RICARDO GARCÍA MERCET Myrmosa tangerina nov. sp. S|. M. frateris, ephippium et longicollis similis et affinis. Corpus elongatum, nigrum, nigro pilosum; pronoto, mesonoto, scutello et tegulis rufo ferrugineis; antennis pedibusque nigris. Caput sat par- vum; oculis rotundis brevis. Pronoto margine antico rotundato. Abdomen segmento sexto margine postico dentibus vel lobulis late- ralibus haud preedito; segmento septimo fere nudo, apice truncato, dorso breviter fossulato. Alce leviter infuscatce; nervis fuscis. O. Elongata, nigra, thorace ferrugineo; mandibulis rufis; an- tennis pedibusque piceo brunneis; abdomen segmento primo mar- gine apicali vix decolorato. Caput rotundatum, thorace vix latius; oculis brevis; ocellis nullis. Pronoto margine antico rotundato. Abdomen sessile; segmento primo fascia apicali angusta, parce pilosa preedito; segmento secundo et sequentibus apice vix albo ciliatis. Macho. — Parecido á M. frater, M. ephippium y M. longicollis, pero en conjunto, el cuerpo es más estrecho y alargado. Insecto de color negro, con el pronoto, el mesonoto, el escudete y las tégulas de color rojizo; antenas y patas completamente ne- gras. Pilosidad de la cabeza, del tórax y del abdomen, negras también. Patas con pubescencia blanquecino amarillenta y algu- nos pelos negros. Alas anteriores ligeramente ahumadas. Cabeza pequeña, redondeada, tan ancha como el tórax, pun- teado reticulada; ojos pequeños, bastante próximos á la articu- lación de las mandíbulas; estemas en triángulo, los posteriores más separados entre sí que del estema anterior; epístoma convexo; mandíbulas negras, con pelos del mismo color; antenas con pelos negros sobre el escapo; el segundo, tercero y cuarto artejos del funículo casi iguales; el primero del funículo muy corto; el últi- mo afilado hacia el ápice. 258 ROLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA Pronoto de borde anterior redondeado en toda su extensión, sin ángulos ni dientecillos laterales; su superficie, así como la del mesonoto, punteado reticulada; escudete poco convexo; tégulas pequeñas. Alas conformadas, próximamente, como en las especies afines. Abdomen con pelos negros sobre todos sus segmentos; sexto segmento dorsal desprovisto de lóbulos dentiformes laterales; sép- timo segmento casi lampiño, truncado en el ápice, con una exca- vación que le forma como un área ó espacio cuadrangular en el dorso. Longitud: 6,5 mm. HemBra.—Muy afín de M. ephippium y M. longicollis, pero el cuerpo, en conjunto, es más estrecho y alargado. Insecto de color negro, con el tórax y las mandíbulas rojizas;, antenas y patas de color pardusco obscuro; borde posterior del primer segmento del abdomen sólo á trozos ligeramente deco- lorado. Cabeza apenas más ancha que el tórax, con pilosidad corta, par- dusca y puntos profundos, pero distantes, que dejan entre sí es- pacios lisos. Ojos relativamente pequeños, bastante próximos á la articulación de las mandíbulas; epístoma provisto en su base de una cresta muy pronunciada; estemas invisibles, ni aun exami- nados al microscopio; antenas conformadas, próximamente, como en ephippium y longicollis, los. últimos artejos del funículo más largos que los precedentes. Tórax como en las especies anterior- mente nombradas, pero la puntuación algo distinta. Pronoto, con los ángulos anteriores redondeados; metatórax con los ángulos posteriores casi indistintos. - Abdomen completamente negro Ó sólo ligeramente decolorado sobre algunas porciones del extremo del borde posterior del primer segmento; la pubescencia blanquecina que cubre ese mismo borde no forma una banda bien completa; sobre el borde posterior de los restantes segmentos abdominales hay también algunos pelos blanquecinos, que no llegan á formar verdadero fleco. Longitud: 4-6 mm. Patria: Tánger (M. de la Escalera). OBSERVACIONES.—Esta especie, como se ha dicho, es muy pare- cida á Myrmosa frater y también afín de M. ephippium y M. lon- gicollis. El £ difiere del macho de M. frater por la pilosidad negra de DE HISTORIA NATURAL 259 todo el cuerpo, presentar los ojos mucho más pequeños y la forma del último segmento abdominal, En M. frater la pilosidad es blan- quecina, los ojos grandes y el último anillo del abdomen aparece casi cubierto por una pilosidad amarillenta, no ofreciendo la ex- cavación que se observa en la nueva especie. De los machos de M. ephippium y M. longicollis, se diferencia por carecer de apén- dices dentiformes á los lados del sexto segmento abdominal, por * presentar el borde anterior del pronoto redondeado en toda su extensión y por la pilosidad, que es blanquecina en M. longicollis y ephippium y completamente negra en M. tangerina. La Y se distingue bien de las hembras de M. longicollis y M. ephippium por presentar los ojos más pequeños, los estemas indistintos, la puntuación de la cabeza más separada, los ángulos anteriores y posteriores del tórax redondeados, el abdomen com- pletamente negro y las patas y antenas de color pardo. En M. lon- gicollis y ephippium, los ojos compuestos son mayores; los pelos de la cabeza, negros; los estemas perceptibles con el auxilio del microscopio binocular; las antenas y patas rojizas y el borde pos- terior del primer anillo del abdomen, presenta una banda bastante ancha de color blanquecino. Para contribuir al conocimiento y distinción de las especies paleárticas del género Myrmosa, construiré un cuadro dicotómico que comprenda las formas hasta ahora descritas de esta región. Clave dicotómica de las especies del género «Myrmosa». HEMBRAS 1. Primer segmento del abdomen Toj0............... Je — Abdomen completamente negro ó á lo más con la mitad ó el tercio posterior del primer segmento de color amari- Me e O DS O 1 NETA: Estemas generalmente perceptibles; pronoto con los ángulos anteriores redondeados; sutura mesometanotal indistinta. M. melanocephala Fabricius. — Estemas generalmente imperceptibles; ángulos anteriores del pronoto dentiformes; sutura mesometanotal distinguible. M. cognata Costa. [5u) 260 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA Abdomen con la mitad ó el tercio apical del primer segmento blanquecino......... A A E LS OS Abdomen casi completamente NeglO...o.oooomoom..... AA Angulos anteriores del pronoto denliformes; cabeza y tórax mates, punteado reticulados con intensidad............. M. longicollis Toucaiól Angulos anteriores del pronoto no dentiformes; cabeza y tó- rax brillantes, apenas reticulados ó totalmente sin reticu- lación. e AA ..«. M. ephippium Fabricius. Borde apical de loa segmentos abdominales rojizo; segundo segmento ventral con una impresión transversa en la base; longitud, 3 mM................. M, minuta Morawitz. Abdomen uniformemente obscuro, solamente con el borde apical del primer segmento blanquecino; segundo segmen- to ventral desprovisto de impresión transversa en la base; longitud AMM DA .. M.tangerina Mercet. MACHOS Tórax total ó parcialmente rojo ó rojizo, muy rara vez Casi completamente negro; alas anteriores más Ó menos ahu- madas- sobre el dista ad i to O Tórax y abdomen ore negros; alas casi hiali- nas ia EAN RA STADE ¿IAE O Los cinco primeros segmentos dorsales del abdomen provis- tos de una franja de pubescencia amarillenta en su borde apical; alas bastante obscurecidas en toda su E So M. nigriceps S. S. Saunders. Borde apical de los segmentos del abdomen sin aa pu- bescentes, sólo con algunos pelos irregularmente disemi- nados; alas ligeramente ensombrecidas ......ooo..o.... 3 Sexto segmento dorsal del abdomen provisto de un lóbulo dentiforme ¿cada dador EIA CIO USA e Sexto segmento dorsal del abdomen sin lóbulos dentiformes laterales....... O Angulos anteriores del Arona muy agudos; tégulas ne- gruzcas, poco brillantes, muy punteadas; espolones de las tiblaspardos: vicios .... M. longicollis Tournier. Angulos anteriores del pronoto no tan agudos; tégulas roji- zas, brillantes, esparcidamente punteadas; espolones de las tibias blanquecinos.... ...... M. ephippium Fabricius. ae DE HISTORIA NATURAL 261 5. Pilosidad de la cabeza, tórax y abdomen blanquecina; ojos grandes; séptimo segmento del abdomen, terminado en un área pigidial larga, estrecha, pubescente, redondeada en el A A e........ : M. frater Saunders. — Pilosidad de la cabeza, tórax y abdomen negra; ojos peque- ños; séptimo segmento del abdomen provisto de un espacio ó área cuadrangular, truncado en el ápice, excavado en el centro, con sólo algunos pelos negros laterales... ........ M. tangerina Mercet. 6. Caderas posteriores provistas de un apéndice dentiforme. 7 — Caderas posteriores sin el apéndice dentiforme que caracte- riza á las demás especies del género. M. pulla Nylander. 7. Primer nervio transverso cubital entero, normal........ 8 — Primer nervio transverso cubital interrumpido, pero el vacío resultante cerrado por una venilla corta perpendicular al MISMO Derio stes .... M. Radoszkowski¿ Saussure. 8. Segundo segmento ventral del abdomen, provisto de un tu- bérculo dentiforme, por lo general bien perceptible; séptimo segmento dorsal deprimido, excavado en el centro y esco- tado en el ápice........... M. melanocephala Fabricius. — Segundo segmento ventral del abdomen sin tubérculo denti- forme ó presentándolo rudimentario; séptimo anillo dorsal ni deprimido ni excavado en el centro, ni escotado en el PICOS DS ta M. coynata GOsta: Género Liomutilla André. Este género, descrito por M. Ernesto André en Zeitschrift fur systematische Hymenopterologie und Dipterologie, año vtr, 1907, aparecía hasta ahora caracterizado para el sexo femenino sola- mente. La circunstancia de haber recibido de las islas Canarias un ejemplar S' que puede referirse, sin duda de ninguna clase, á la única especie hasta ahora conocida del género (L. Canariensis), permite completar su caracterización en la forma siguiente: LromuTtILLA. Macho.— Alado, liso, lustroso; sin pubescencia, con algunos pelos esparcidos por la cabeza, tórax y abdomen. Ca- beza convexa, más ancha que el tórax, con los ángulos posteriores redondeados; ojos grandes, enteros (¿tal vez con una ligera sinuo- sidad en su borde interno?), próximos á la articulación de las mandíbulas; estemas dispuestos en triángulo, los posteriores dis- 262 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA tantes entre sí como del estema anterior; mandíbulas bastante anchas y tridentadas en su borde interno, cerca del ápice; tubér- culos antenales redondeados; segundo artejo del funículo tan largo como el tercero. Tórax como en el género Myrmilla; tégu- las redondeadas. Alas anteriores con el estigma pequeño y opaco; célula radial ancha; dos células cubitales, la primera más de dos veces mayor que la segunda; dos células discoidales. Abdomen como en el género Myrmilla; el segundo segmento ventral con una cresta aguda é incurvada hacia atrás; séptimo segmento ven- tral, con un ligero abultamiento tuberculiforme. Tibias interme- dias y posteriores con dos espolones. Liomutilla Canariensis André. $. Corpus laeve, nitidum, albo pilosum; capite et thorace ru- fotestaceis; abdomine bri nneo; oculis magnis; ocellis nigris, niti- dis; antennis brunneis; funiculi articulis secundo et tertio fere aequales; alis hyalinis, cellulis cubitabilus duabus; abdomen ses- sile, segmento ventrali secundo carinato, segmento septimo tu- berculo parvo obtuso, vix distincto praedito. Macho.—A los caracteres genéricos deben agregarse los si- guientes: Cabeza rojizo-amarillenta, con el clípeo, las mandíbulas y las antenas de color pardo obscuro; estemas muy brillantes, casi ne- gros. Tórax rojizo-amarillento, con el mesonoto ligeramente más obscuro, y las tégulas y las patas de color pardo intenso. Alas casi hialinas. Abdomen pardo; con la base de la cara dorsal de los dos primeros segmentos rojiza, y la cara ventral de los tres pri- meros anillos, también rojizo-amarillenta. Pelos del abdomen y de las patas, blancos; todos los anillos desprovistos de bandas pu- bescentes. Tampoco se observan sobre ninguno manchas de color blanco. Primer segmento del abdomen con un dientecillo en la base á cada lado. Longitud: 6 mm. Patria: Isla de Tenerife. OBSERVACIONES. —El único ejemplar que he visto de esta especie y que debo á la atención de mi buen amigo D. Anatael Cabrera, ha sido capturado en el mes de Noviembre de 1911. El dimorfismo sexual es muy marcado en esta especie, pues la hembra ofrece dos manchas obscuras sobre el disco del mesonoto, dos redondeles perfectamente blancos y lucientes sobre el segun- DE HISTORIA NATURAL 263 do anillo abdominal y una banda de pubescencia plateada sobre el dorso del tercer anillo (1). El macho es alado y no presenta bandas pubescentes ni manchas redondeadas claras ni obscuras sobre ninguna región del cuerpo. Mutilla fluminis nov. sp. Fem. Corpus nigrum, partim plus minusve coerulescente; tu- berculis antennalibus rufo brunneis; antennis pedibusque nigro brunneis; abdominis segmento tertio fascia dorsalis aurosericea ornato. Caput vix thorace latius; clypei borde antico tuberculis dentiformis duobus instructo; thorace punctato reticulato, utrinque sinuoso crenulato: metathorace postice rotundato, margine laterali pectinato dentato; abdomen sessile; segmento 6.”, convexo, laeve, piloso, area pygidial: destituto. Hembra.—Cuerpo de color negro, con algunos ligeros reflejos azules, principalmente sobre el dorso del tórax y del abdomen; tubérculos antenales pardo-rojizos; patas y antenas, pardo-obscu- ras; tercer segmento del abdomen, con una banda dorsal de pu- bescencia dorada. En el dorso del segundo segmento, se advierten vestigios de pubescencia del mismo color. Ultimo segmento del abdomen con abundantes pelos blanquecinos, desprovisto de área pigidial. Cabeza, lados del tórax, porción en declive del metatórax, patas y lados del abdomen, con largos pelos blanquecinos. Cabeza subcuadrangular, tan ancha como el tórax, punteado- reticulada, con los ángulos póstico laterales redondeados, pero manifiestos; clípeo con dos tuberculitos dentiformes en su borde anterior; ojos ovales, grandes, enteros, próximos á la base de las mandíbulas; éstas fuertes, un poco afiladas hacia el ápice; tubér- culos antenales rudimentarios; escapo, tan largo como los dos pri- meros artejos del funículo; primer artejo de éste muy corto, á lo sumo como una cuarta parte de la longitud del siguiente; segundo artejo tan largo como el 3., 4. y 5.” reunidos. Tórax punteado reticulado en el dorso y con estriación fina sobre las pleuras; bor- des laterales del noto sinuosos, con algunos tuberculitos en la re- (1) El Sr, André no señala la presencia de esta banda en su descrip- ción de L. canariensis, á causa, sin duda, de haber tenido á la vista un ejemplar mal conservado. Yo poseo tres hembras de esta especie, en per- fecto estado de conservación, y las tres presentan la franja pubescente del tercer anillo dorsal. 264 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA gión pro y mesonotal y una serie de verdaderaí espinas en la me- tanotal. Patas normales; caderas posteriores desproporcionada- mente desarrolladas; tibias intermedias y posteriores con algunas espinitas dispuestas en dos series. Abdomen sentado, con los seg- mentos punteado-reticulados, pero la puntuación más esparcida que en la cabeza y noto. Primer segmento corto y ancho, tan an- cho en el ápice como la base del siguiente, truncado en su cara anterior; segundo segmento, un poco más ancho en la base que en el ápice; último anillo lustroso, conoideo, desprovisto de área pigidial. Longitud: 8-9 mm. Patria: Africa (Río Muni). OBsERVACIONEs.—De esta especie poseo tan solo un ejemplar, que hace tiempo me fué regalado por su colector el Sr. D. Ma- nuel M. de la Escalera. Una excursión botánica por la provincia de Málaga POR FRANCISCO BELTRÁN Acompañado de nuestro consocio D. Antonio Casares hice una exploración botánica, por la indicada provincia, los días de Se- mana Santa que acaban de transcurrir (19 al 23 de Marzo), que, sin embargo de ser época muy temprana para la recolección de fanerógamas, conseguí reunir más de 100 especies, de las cuales haré indicación en la presente nota. Nuestro principal objetivo era el estudio briológico de esta localidad andaluza y sobre cuyo particular no tenemos casi ninguna indicación, pero dada la es- casez de muscíneas con que tropezamos, pudo dedicarse bastante atención al resto de las plantas. Por lo referente á fanerógamas, son valiosos datos los que po- seemos de Málaga, gracias á Prolongo, Haenseler y Boissier, el último de los cuales, en particular, nos da en su Voyage Botani- que dans le midi de l'Espagne múltiples indicaciones y descrip- ciones de especies y variedades nuevas de plantas. Tan minucioso fué el estudio de Boissier, que la mayoría de las especies que DE HISTORIA NATURAL 265 conseguí reunir, fueron ya citadas por tan eminente botánico (1), pero tuve la suerte de encontrar otras que escaparon á su saga- cidad. Muchas de las especies recogidas son de alto interés, toda vez que algunas de ellas tienen su área geográfica muy reducida; Otras están recogidas en su localidad clásica, y no faltan algunas nuevas para la provincia y hasta una nueva para España. Aun- que la mayoría de las especies que voy á indicar fueron citadas por Boissier, téngase en cuenta que no todas son de iguales loca- lidades; alguna especie sólo indicada del S. de Málaga, es de interés la refiera de lugares como Torre del Mar, tan apartados, por ejemplo, como Sierra Bermeja. Merecen también alguna aten- ción ciertas formas criticas y curiosas, así, por ejemplo, el Bidens leucanthus Wild., sólo citado por Prolongo y correspondiente probablemente á otra especie próxima. Las localidades visitadas en nuestra excursión fueron princi- palmente los alrededores de Málaga (El Palo, La Cala, Guadal- medina, etc.). También hicimos una excursión á Torre del Mar, que la dedicamos á la exploración de la playa del mismo pueblo, á las riberas del río Vélez, que pasa en sus inmediaciones, y ex- tendimos, por último, nuestras recolecciones hasta Almayate, pueblo cercano del anterior. A continuación mencionaré las especies recogidas y en las cua- les incluyo criptógamas vasculares y fanerógamas: Pteris lanceolata Desf.; Boiss., «Voyage botanique», página 689.-—En las calizas de Guadalmedina y Almayate. Adianthum Capillus Veneris L.—Torre del Mar. Notochlaena lanuginosa Kanlf.; Boiss., 1. cit., pág. 688.—Altos de Guadalmedina. Cheilantes odora Sw.; Boiss., 1. cit., pág. 687.—Juntamente con la anterior. Ceterach officinarum W.; Boiss., ). cit., pág. 688.—Guadal- medina. Equisetum hiemale Br. v. ramosum; Boiss., 1. cit., pág. 686. (Equisetum ramosissimum Desf.).—Torre del Mar. (1) Las especies que citó Boissier de los alrededores de Málaga van seguidas de la página en que se citan en el Voyage; las restantes son nuevas para la localidad. 266 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA Lycopodium denticulatum Spring.; Boiss., ]. cit., pág. 687.— Abundantísima en algunos rincones de Guadalmedina. Heleocharis palustris R. Br.; Boiss., l. cit., pág. 627.—Torre del Mar, en los sitios aguanosos, juntos á la playa. Melica ramosa Will.; Boiss., 1. cit., pág. 663.—Guadalmedina. Lamarckia aurea Mnch.—En todas las localidades visitadas. Juncus acutus L., Boiss., ]. cit., pág. 622.—Torre del Mar. Allium Veapolitanum Cyr.; Boiss., 1. cit., pág. 616.—Proximi- dades de Málaga. Allium triquetrun L.; Boiss., 1, cit., pág. 616.—Torre del Mar, en los bordes de acequias. Asphodelus fistulosus L.; Boiss., 1. cit., pág. 619.—Málaga. Asphodelus cerasiferus Gay. (A. albus Boiss.); 1. cit., pág. 618. Guadalmedina. Muscari comosum Mill.; Bois.; 1. cit., pág. 617.— Alrededores de Málaga. Tamus communis L.; Boiss., 1. cit., pág. 60.—Altos de Guadal- medina. Iris Pseudoacorus L.; Boiss., ). cit., pág. 602.—Torre del Mar. Iris Sisyrinchium L.—Alrededores de Málaga y Almayate. Cogií dos formas, de las cuales una de ellas es la que cita Boissier. Gladiolus Guepini K.—En unos cañaverales de Arundo donaz, próximos á Torre del Mar. Esta especie no la veo citada de Espa- ña, si bien tenemos referencia de la misma de Francia y N. de África, Ophrys apifera Huds.; Boiss., 1. cit., pág. 596.—Juntamente con la anterior. Ophrys speculum Lk.; Boiss., l. cit., pág. 598.—Frecuente en los alrededores de Málaga. Ophrys lutea Cav.; Boiss., 1. cit., pág. 598.—Mezclada con la anterior. Ophrys fusca Lk.; Boiss., 1. cit., pág. 597.—Málaga. Serapias Lingua L. var. hirtula; Boiss., 1. cit., pág. 598.— Málaga. Salix purpurea L.—Torre del Mar. Rumezx scutatus L. var. glaucus; Boiss., 1. cit., pág. 549.—In- mediaciones de Málaga. Paronychia nivea DC.; Boiss., 1. cit., pág. 220.—Torre del Mar. Paronychia argentea Lam.; Boiss., 1. cit., página 219.— Málaga. DE HISTORIA NATURAL 267 Passerina hirsuta L.; Boiss., 1. cit., pág. 554.—Alrededores de Málaga. Aristolochia baetica L.; Boiss., 1. cit., pág. 562.—Altos de Gua- dalmedina. Euphorbia exigua L.; Boiss., 1. cit., pág. 569.—Málaga. Var. retusa; Boiss., 1. cit., pág. 569.—Mezclada con el tipo. Calite maritima Scop.; Boiss., 1. cil., pág. 43.—Playa de Torre del Mar. Sisymbrium Irio L.; Boiss., 1. cit., pág. 30.—Alredores de Má- laga. Sisymbrium erysimoides Desf.—Málaga. Sisymbrium Columnae Jacq.; Boiss., 1. cit., pág. 31.—Málaga. Brasica virgata (Cav.); Boiss., 1. cit., píg. 35.—Málaga. Crambe filiformis Sacq.; ex Boiss.!, 1. cit., pág. 43.—La Cala y altos de Guadalmedina. Biscutella saxatilis DC. a elatior; Boiss., 1. cit., pág. 56.—Gua- dalmedina. Alyssum campestre L.; Boiss., 1. cit., pág. 45.—Con la an- terior. Carrichtera Vellae DC.; Boiss., 1. cit., pág. 42.—Inmediaciones de Málaga. Mathiola parviflora R. Br.; Boiss., 1. cit., pág. 23.-—Guadal- medina. Mathiola lunata DC.—Playa de Torre del Mar. Senebiera pinnatifida DC.; Boiss., 1. cit., pág. 57.—Málaga y Torre del Mar. Glaucium corniculatum Curt. a phoeniceum DC.; Boiss., 1. cit., pág. 185.—Guadalmedina. Platycapnos spicatus Bernh.; Boiss., 1. cit., pág. 19.—Torre del Mar. Fumaria capreolata L.; Boiss., 1. cit., pág. 20.—Málaga y To- rre del Mar. Ruta augustifolia Pers.; Boiss., l. cit., pág. 125.—Altos de Guadalmedina. Medicago littoralis Rohde.; Boiss., 1. cit., pág. 165.—Playa de Torre del Mar. _ Medicago marina L.; Boiss., 1. cit., pág. 165.—Igual localidad que la anterior especie. Hippocrepis ciliata Wild.; Boiss., 1. cit., pág. 185.—La Cala. Lotus ornithopodioides L.; Boiss., 1. cit., pág. 173.—Málaga. 268 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA Leobordea lupinifolia; Boiss., 1. cit., pág. 148 (loc. clas.).—Má- laga. Trifolium resupinatum L.; Boiss., l. cit., pág. 171.—Playa de Torre del Mar. Trifolium stellatum L.; Boiss., 1. cit., pág. 171.—Guadalme- dina. Coronilla scorpioides L.; Boiss., 1. cit., pág. 196.—Frecúente en todas las localidades visitadas. Lathyrus Cicera L.; Boiss., 1. cit., pág. 196.—Alrededores de Málaga. Vicia Ervilia Wild.; Boiss., 1. cit., pág. 192.-—Igual localidad que la anterior. Vicia sativa L. var. amphicarpa; Boiss., 1. cit., pág. 193.—To- rre del Mar. Hedysarum spinosissimum L.; Boiss., l. cit., pág. 187.-—Alrede- dores de Málaga. Physanthyllis tetraphylla Boiss., «Voy. bot.», pág. 162.—Fre- cuente en todas las localidades visitadas. Astragalus pentaglotis L.; Boiss., 1. cit., pág. 171.—La Cala. Ononis Natrix L. var. microphylla; Boiss., 1. cit., pág. 149.— Abundante en los alrededores de Málaga y en la playa de Torre del Mar. Ulezx Willkommi Webb. (loc. clas.) —Alrededores de Málaga. Sarothamnus grandiflorus Webb. S. affinis; Boiss., 1. cit., pá- gina 135.—Guadalmedina. Adenocarpus Telonensis; Boiss., 1. cit., pág. 146.—Raro en Gua- dalmedina. Calycotome villosa Link.; Boiss., 1. cit., pág. 133.—Igual loca- lidad que los dos anteriores. Genista umbellata Poir.—Frecuente en Málaga. Polygala saxatilis Desf.; Boiss., 1. cit., pág. 81.—Común en los alrededores de Málaga (1). Oxalis cernua Thumb.—Abunda en las inmediaciones de Má- laga y Torre del Mar. Silene rubella L.; Boiss., l. cit., pág. 92.—Frecuente en iguales localidades que la anterior. (1) En la Dehesa de Arganda recogí esta especie, en Mayo de 1911, como nueva para la flora de Castilla la Nueva. A SA DE HISTORIA NATURAL 269 Alsine tenuiflora Walhlemberg. var. viscosa M. et K.: ; Boiss., l. cit., pág. 98.—Rara en Guadalmedina. Ppeurpta alsinaefolium DG.; Boiss., 1. cit., pág. 221.—Playa de Torre del Mar. Ranunculus trilobus Desf.; Boiss., 1. cit., pág. 11.—En unos cañaverales que bordean el río próximo á Torre del Mar. Ranunculus Broteri var. grandifolius Freyn. =R. palustris Boiss., 1. cit., pág, 10.—En igual localidad que la anterior. Abad 2104 L.; Boiss., 1. cit., pág. 75.—Vive en todas las loca. lidades visitadas. Helianthemum glutinosum P.; Boiss., 1. cit., pág. 65. —Guadal- . medina. Cistus albidus L.; Boiss., 1. cit., pág. 59.—En Guadalmedina empezaba á florecer. Orlaya grandiflora Hífm.; Boiss,, 1. cit., pág., 257.—Guadal- medina. Vinca media L. et Hífm.; Boiss., 1. cit., pág. 409.—Por los lóbulos corolinos parece corresponder mejor á la variedad acuti- flora Ten. que al tipo.—Torre del Mar. Cynoglossum cheirifolium L.; Boiss., 1. cit., pág. 454.—Málaga. Borrago officinalis L.; Boiss., 1. cit., pág. 429.—Torre del Mar. Solanum miniatum Dalí Boiss., 1. cit., pág. 439.—Málaga. Convolvulus althaeoides L.; Blás, 1. cit., pág. 419.—Frecuente en todas las localidades. Linaria saturejoides Boiss., 1. cit., pág. 463 (loc. clas.).—Gua- dalmedina. Linaria pedunculata Spr.; Boiss., 1. cit., pág. 454.—Playa de Torre del Mar. Antirrhinum Orontiun L.; Boiss., 1. cit., pág. 450.—Málaga y Torre del Mar. Scrophularia canina L. var. pinnatifida; Boiss., 1. cit., página 446.—Alrededores de Málaga. Veronica polita Fries.—Málaga y Torre del Mar. Veronica Beccabunga L.; Boiss., l. cit., pág. 468.—Torre del Mar. Lavandula stechas L.; Boiss., 1. cit., pág. 477.—Común en los lugares secos de todas las localidades visitadas. Lavandula multifida L.; Boiss., 1. cit., pág. 478.—Crece con la anterior. Stachys arvensis L.; ads, «, 1. Cit., pág. 504.—En todas las localidades. Tomo x11.—Mayc, 1913. 17 270 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA Stachys hirta L.; Boiss., 1. cit., pág. 504.—Málaga y Torre del Mar. ; Micromeria graeca Benth. var. latifolia; Boiss., l. cit., pág. 496. Encontrada solamente en Guadalmedina. Phlomis purpurea L.; Boiss., 1. cit., pág. 511.—En algunos sitios de los alrededores de Málaga cubre el suelo de espesas for- maciones muy caracteristicas. Teucrium Polium L. a vulgare Bth.; Boiss., 1. cit., pág. 517.— Málaga. Plantago Psillium L.; Boiss., 1. cit., pág. 537.—Málaga. Plantago Coronopus L.; Boiss., 1. cit., pág. 537.—Málaga y To- rre del Mar. Coris Monspeliensis L.; Boiss.; 1. cit., pág. 523.—Altos de Gua- dalmedina. Orobanche fcetida Desf.; Boiss., 1. cit., pág. 475.—Almayate. Orobanche Mutelli F. Schultz.—Málaga. Vaillantia muralis L.; Boiss., 1. cit., pág. 290.—Málaga. Vaillantia hispida L.; Boiss.; l. cit., pág. 290.—Málaga. Los ejemplares recogidos difieren de los observados de otras localida- des españolas por ser lampiños. Gallium sacharatum All.; Boiss., 1. cit., pág. 288.—Torre del Mar. Fedia Cornucopicee Geertn.; Boiss., 1. cit., pág. 291.—Málaga. Scabiosa maritima L. var. grandiflora Scop.; Boiss., 1. cit., pá- gina 297.—Torre del Mar. Barkhausia Haenseleri Boiss., 1. cit., pág. 387 (loc. clas.). —Gua- dalmedina. | Urospermum picroides Desf.; Boiss., 1. cit., pág. 382.—Guadal- medina. Andryala parviflora Lam. var. latifolia; Boiss., 1. cit., pág. 394. Málaga. Picridium tingitanum Desf.; Boiss., 1. cit., pág. 390.—Guadal- medina. Calendula sufruticosa Vahl.—Guadaimedina. Asteriscus maritimus Mench.; Boiss., 1. cit., pág. 309.-—Desde Málaga á Torre del Mar, en las proximidades del mar. Chrysanthemum coronarium L.; Boiss., 1. cit., pág. 320.—Torre del Mar. Phagnalon rupestre DC.; Boiss.; 1. cit., pág. 305.—Alrededores de Málaga. e doi DE HISTORIA NATURAL 271 Bidens leucanthus Wild.—Esta especie que citó Prolongo (se- gún Colmeiro En. y Rev. 111, pág. 159) parece solamente variedad del Bidens pilosus L., y según las descripciones del Prodromus de De Candolle, los aquenios parecen mejor de pilosus que de leucanthus. Gnaphalium luteo-album L.; Boiss., ]. cit., pág. 328.—- Málaga y Torre del Mar. Amberoa muricata DC.; Boiss., 1. cit., pág. 341.— Hermosea esta especie los bordes de las acequias de Torre del Mar y Al- mayate. Carduus tenuiflorus Sm.; Boiss., 1. cit., pág. 361,—Alrededores de Málaga. Galactites tomentosa Mench.; Boiss., 1. cit., pág. 355.—Torre del Mar y Málaga. Gruta de Ojebar POR EL P. LORENZO SIERRA (Láminas y y vI.) El día 4 de Enero del año 1903 apareció en La Atalaya, diario de Santander, un suelto titulado «Desde Ojebar», y en él se decía: «Hace algunos días que unos niños, que estaban guardando sus ganados en el monte Valseca, perteneciente á la jurisdicción del pueblo de Ojebar, hallaron en una cueva varios huesos, que les parecieron de alguna persona; dado conocimiento de lo ocurrido al Juzgado, el señor juez D. Maximino Ruiz, acompañado del mé- dico del distrito D. Fermín Lombera Nieto, del señor cura párro- co de este pueblo D. Marcelino de Peredo y varios vecinos, se per- sonó en el sitio donde los niños habían indicado se hallaba la cue- va; y hecho un minucioso reconocimiento, se halló una gran cantidad de huesos pertenecientes á seres humanos.» Llamó mi atención la noticia, por lo que, aun sin conocer al se- ñor cura párroco D. Marcelino de Peredo, me resolví á escribirle, -rogándole que me diera algunas más sobre dicha cueva, y ha- ciéndole algunas indicaciones sobre los objetos que pudiera ha- ber en la misma, y sobre el modo de estudiarla, Satisfizo mis de- seos en carta del 14 del mismo mes de Enero, en la que, entre 272 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA otras cosas, me decía: «no se ha encontrado ningún objeto usual ó herramienta; no se han extraído aún todos los huesos; los hue- sos aparecían esparcidos; no sé si habrá algún esqueleto (con cada hueso en su posición), pues no se ha hecho ningún trabajo para averiguarlo; no hay ningún arroyo». A continuación me hace una ligera descripción de la cueva, y luego añade que, cuando fué á la cueva en compañía del señor juez y del médico del pueblo, como anunció La Atalaya, no entró ninguno de ellos en la cueva, y el médico dispuso que entrasen unos vecinos, que les acompañaban, y sacasen los huesos que encontrasen; que así se hizo, y sacaron un cesto lleno, y luego se vió que eran restos de varios cadáveres; volvieron á entrar y sacaron otros, advirtiendo que aún quedaban más; que todos los huesos extraídos fueron depositados en el cam- posanto, y que para extraerlos no hicieron uso de herramienta alguna. Conocí por la carta anterior que había dado con un sacerdote lleno de deseos de estudiar la gruta y de ayudarme en mis inves- tigaciones, por lo que volví á escribirle, llamándole la atención sobre algunos pormenores de las cavernas prehistóricas, y el 20 del mismo Enero me respondía: «Recibí ayer su grata, é inme- diatamente, acompañado de un señor de este pueblo, me dirigí á la caverna, y después de un pequeño trabajo encontramos los res- tos de un cadáver, conociéndose la disposición del enterramiento; mas todos los huesos estaban ya sueltos y muy mezclados con tie- rra; los tengo recogidos y reservados; también encontramos, mez- clado con los restos, el instrumento que le adjunto para que le examine y luego me indique de qué se trata. Tendría sumo gusto en ver á usted por aquí y poner á su disposición todo lo que esté á mialcance.» Con estos antecedentes, y en vista de que la gruta se iba hacien- do objeto de la curiosidad de los habitantes del pueblo de Ojebar, y que con visitas de esta clase perdería mucho el estudio de las condiciones de la cueva, el día 29 de Enero me dirigí á dicho pue- blo, acompañado de dos discípulos míos, Juan Ramón Gómez Riaño y Pablo Castañeda. No me hallaba en aquella ocasión en condiciones de poder detenerme á hacer un prolongado estudio en el mismo sitio, por lo que después de explorar la caverna, hallan- do una mandíbula de oso y otra porción de huesos, tomar las notas necesarias para comenzar un estudio ordenado y recoger los hue- sos depositados en el cementerio, no sin sufrirantes mil curiosas DE HISTORIA NATURAL 13 peripecias, nos volvimos á Limpias para examinarlo todo en el colegio; pero con el decidido propósito de volver lo más pronto posible á Ojebar para explorar y estudiar la gruta con el dete- nimiento debido. Habiendo llegado á conocimiento del ilustrado director de la Escuela de Artes y Oficios de Torrelavega, D. Hermilio Alcalde del Río, la excursión que acababamos de hacer, se dirigió al mis- mo punto, encontrando varios fémures, un temporal y algunos fragmentos de cerámica; luego bajó á este Colegio, y nos pusimos de acuerdo para hacer juntos Otra nueva excursión, que se efec- tuó el 20 de Marzo, acompañados de los dos colegiales ya citados y del farmacéutico de Limpias, D. Emilio Temiño. Dos días nos de- tuvimos en Ojebar; completamos las notas, sacamos varias foto- grafías y encontramos algunos otros huesos y fragmentos de ce- rámica, Resultado de dichas excursiones y de mi estudio posterior son las notas siguientes: T.—Descripción de la gruta. En la provincia de Santander, partido judicial de Ramales, Ayuntamiento de Rasines y término de Ojebar, al SO. de este pue- blo y á unos dos kilómetros del mismo, hállase una gruta natural en una compacta roca caliza del infracretáceo superior; dicha roca está formada por gruesos estratos, que dirigiéndose de E. á O. bu- zan al N. con una inclinación de 16”. La gruta no ha recibido nin- gún nombre más que el genérico de la cueva, por más que se ha- yan dado otros particulares á algunas otras que se hallan en los alrededores; se la distingue añadiendo junto al campo del pos, que es una próxima llanura muy pequeña, donde, como dicen los del pueblo, posan para descansar cuando traen leña del monte Valse- ca, nombre bien significativo con el que se conoce el que se halla cerca de la reducida cuenca que forma la Fuente del Hoyo, pe- queño arroyo que corre de S. á N., y pocas veces lleva agua, y que, cuando la lleva, se filtra 4á muy poca distancia, donde comien- za el infracretáceo inferior, reapareciendo muy probablemente en la interesantísima cuenca paleolítica llamada del Valle, en Ra- sines. En el talweg N. de esta cuenca (lám, v), á un tercio de altura del monte intermedio de los tres que se hallan á este lado, donde concluye en gran parte la vegetación, pues la parte superior es 274 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA una roca casi pelada desde hace unos cuarenta años, á 164 metros, sobre el fondo de la Fuente del Hoyo y á 250 sobre el nivel del , mar, se encuentra la boca de la gruta, que forma un arco irregu- lar de 94 cm. de alto por el centro y 85 cm. de ancho por la base (fig. 1.*). Esta boca es natural, aunque especialmente en la . Fig. 1.2—Entrada de la gruta de Ojebar. parte superior del lado derecho, hay indicios claros de haber roto la piedra para facilitar la entrada. En el suelo, delante de la boca, hay muchos pedazos de caliza, desprendida del monte; debajo de éstos se encuentra una capa de arcilla roja, algo obscura, y entre esta arcilla, en la misma boca, á 20 cm. de profundidad por la parte de adentro, y á 13 por la de afuera, encontramos una losa de arenisca bastante compacta, cuyas dimensiones son: altu- ra, 80 cm.; anchura por el medio, 60 cm.; ídem por la parte su- DE HISTORIA NATURAL 215 perior, 35 cm.; ídem por la parte inferior, 50 cm., y gro- sor, 8 cm. La forma de esta losa y el lugar donde se encontró, indican claramente que estaba destinada para cerrar la entrada, y su posición manifiesta que se cayó hacia adentro; estaudo más hundida hacia esta parte por haber hallado un fondo más blando, en el que se introdujo la parte superior al caer de golpe. Esta losa hubo de ser traída á propósito, como se deduce de su forma, que no es natural, sino cortada á golpe, intencionadamente, y porque en todo Valseca no se encuentra esta especie de roca; sólo se halla en la vertiente N. de la misma montaña donde se halla la cueva, y á unos dos kilómetros de distancia. El interior de la cueva puede considerarse compuesto de tres partes (fig. 2.?): la primera es una especie de círculo Ó exágono Fig. 2.?—Escala de 0,005 : 1,00. irregular, separado de la segunda por una piedra, que, bajando del techo, llega á 35 cm. del suelo, y está revestida de estalacti- tas y formaciones paneiformes; la segunda es una galería que co- rre de O. SO. á E. NE., y la tercera es otra galería que va de NO. á SE., y empieza á la derecha de la primera y casi á su tér- mino. La primera parte es, como queda dicho, una estancia circular que tiene de diámetro 3,10 ms. y de altura 1,20 ms. Comunica 276 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA con el exterior por un pasadizo de 1,80 ms. de largo por 1,15 de ancho y 90 cm. de alto; á la derecha hay un escondrijo de 2,70 metros de largo, y á la izquierda, por la parte superior, se en- cuentra un agujero que comunica con el exterior, tapado con pie- dras por entre las cuales pasa la luz y el agua de lluvia. A conti- nuación comunica con la primera galería, con una anchura de tres metros, pero cuya mitad izquierda está obstruída por la pie- dra que baja del techo (lám. vr, figs. 1.* y 2.*), y Ja otra mitad lo estaba también por una paredilla de piedra suelta, que no se sabe cuándo fué hecha, y que, siendo derribada, motivó que el joven que primero dió la noticia de la existencia de los huesos, llevado por la curiosidad, pasase por el hueco que en ella se iba haciendo (lám. vr, fig. 1.*) La segunda parte ó primera galería tiene 10 ms. de larga por tres metros de ancha en su principio, y 1,25 ms. á los 8,25 me- tros de su longitud; las otras 1,75 ms. es un rincón de 70 cm. de la 114 AS y Fig.?.?—Corte longitudinal de la galería A B.—1, Boca de la gruta debajo de la que está representada la losa caída.—2, Recodo derecho del vestilulo.—3, Paredilla de piedra.—4, Boca de la galería C D.—5, Losa para cerrar Ja boca de la gruta.—6, Arcilla, 7, Caliza. ancho. Al final de esta galería, en la pared de enfrente y en el techo, hállanse bastantes nódulos de arenisca incrustados por el carbonato de cal de las estalactitas. La tercera parte Ó segunda galería empieza á los 5,50 ms. de la parte derecha de la primera; tiene 10,50 ms. de larga, y tanto en su anchura como en su altura es muy irregular; al principio tiene SN DE HISTORIA NATURAL 21 55 cm. de altura por 1,20 ms. de anchura; su mayor altura es de 1,75 ms. á los 4,50 ms. de su longitud, y después continúa dismi- nuyendo hasta el fin; la entrada á esta galería y su estancia en ella es difícil é incómoda. El suelo se encuentra bastante llano; casi horizontal en la pri- mera parte, con 15” de inclinación en la segunda y 16" en la ter- cera, excepto en su término, que es horizontal (figs. 3.* y 4.*). El Fig. 4.¿—Corte longitudinal de la galería CD.—1, Corte transversal de la galería AB,— 2, Entrada de la galería CD.—3, Recodo de! lado izquierdo.—4, Arcilla.—5, Roca caliza. techo y las paredes están revestidas de una delgada capa de car- bonato de cal, que da origen á algunas estalactitas pequeñas; en la actualidad apenas se nota humedad, excepto en algunos puntos de la primera galería, En el suelo hicimos varios hoyos de un metro de profundidad, y se ve que está formado por arcilla roja obscura, con algunos fragmentos angulosos de caliza, recubiertos generalmente de carbonato estalactítico y con algunos otros peda- zos de arenisca micácea ferruginosa. Examinada con detención esta arcilla y la disposición de la cueva, puede deducirse que pro- cede de los arrastres de las aguas pluviales, que la han introdu- cido por las grietas del terreno, y especialmente por la parte su- perior izquierda del primer recinto y por la parte superior del final de la primera galería, donde aún se ven varias areniscas 1n- crustadas. La parte superior del suelo se compone de carbonato de cal estalagmítico, pero no hay estalagmitas bien formadas; este lecho calizo se halla formado por varias capas que, á veces, 278 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA alternan con otras delgadas capas arcillosas, conociéndose que á medida que se iban formando las primeras, iba entrando nueva arcilla; pero esto no se observa más que en la parte superior de la arcilla, pudiendo calcular el espesor de este lecho de 4 á 8 cen- tímietros. Debajo de este lecho, y sobre la arcilla, es donde se han hallado los huesos y demás objetos, no encontrándose ningu- no entre la arcilla, 4 no ser un hueso largo que se había introdu- cido algo en la misma; tampoco se encontró objeto alguno sobre el lecho estalagmítico, excepto algún fragmento de cráneo ó al- gún hueso largo, que, por hallarse inclinado, no había podido ser recubierto. 11.—Situación de los objetos encontrados. Los huesos no estaban uniformemente distribuídos ni amonto- nados, ni tampoco colocados de modo que se conociera que, en cada punto donde se encontraban los huesos, hubiera quedado el cadáver, sino que se encontraban esparcidos, aunque algo reuni- dos en los puntos donde indica el plano, números 1-8. Especial- mente en el núm. 5, es donde encontramos los fragmentos de ce- rámica, el hacha y varios pedazos de cráneo, diciéndonos los ve- cinos de Ojebar que primero entraron en la gruta, que allí en- contraron los huesos dispuestos como si fueran de un esqueleto, pero encogido ó doblado. Muchos de estos huesos están partidos, especialmente los cráneos, sin que, al parecer, pueda deducirse que los haya partido el hombre. Puede comprenderse, por lo di- cho, que es muy difícil determinar los puntos donde se han en- contrado cada uno de los huesos y demás objetos; únicamente se pueden indicar los sitios donde principalmente estaban reunidos: 1.2 En la misma boca, y á la profundidad y en la forma antes expresada, encontramos la losa Ó6 puerta ya descrita. 2.2 También queda descrita la paredilla que separaba la sa- lita de entrada de la primera galería. 3.2 En el núm. 1 (fig. 2.*) se encontró la mandíbula núm. 1.*, con algún otro hueso humano. 4.2 En el núm. 2, sobre el suelo, y donde éste casi toca con el techo, había varios fémures y huesos, y en este punto encontra= mos el cráneo núm. 1. 5. Enel núm. 3, encontramos varias costillas. 1 dl DE HISTORIA NATURAL 719 6,2 En el núm. 4, huesos largos y algunos pedazos de ce- rámica. 7.2 En el núm. 5, estaba el principal foco de huesos. 8.2 En el núm. o continuaba el foco de huesos del núm. 5, y se encontró la mandíbula de oso y otros huesos pertenecientes al mismo. 9.2 Losnúmeros 7 y 8 son otros dos importantes focos de hue- sos humanos, que estaban bajo una gruesa capa estalagmítica (sobre ésta había también abundantes huesos recientes, de cabra.) 111. —Enumeración de los objetos encontrados. 1.2 Los cráneos ó pedazos de cráneo, que después se estu- diarán. 2.7 Los maxilares inferiores, que también se estudiarán. 3. Las siguientes piezas de columna vertebral, todas de adulto: a) Un atlas. b) Cinco vértebras cervicales. c) Veintiuna dorsales. d) Tres lumbares. e) Un sacro, muy desarrollado, en el cual falta la 5.* vértebra, f) Otro sacro, en el que faltan la 3.*, 4.? y 5.? vértebra. g) Otro sacro, completo, aunque más pequeño que los dos anteriores y mucho más encorvado hacia adentro por la parte inferior: falta el coxis. h) Otro sacro, muy desarrollado, del cual sólo se con- serva la 1.* vértebra. 4.” Veintiséis costillas: casi todas están rotas. 5.” Los omoplatos siguientes, todos de adulto. A) Omboplatos derechos: 3. a) Falta la parte escamosa, conservándose la ca- vidad glenoidea y la espina escapular. b) Solamente queda la primera mitad de la es- pina escapular y los contornos de la cavi- dad glenoidea, faltando ésta. c) Sólo queda una parte de la espina escapular. B) Omoplatos izquierdos: 3. 280 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA a) Completo. b) c) Queda la cavidad glenoidea y sus contornos. Solamente quedan los contornos de la cavi- dad glenoidea. 6. Los húmeros siguientes: A) Húmeros derechos: 10. a) b) c) d) e) f) 9) h) ¿) ¡) Sin la epífisis superior, mide 29 cm. de lar- go, es muy robusto y no está perforado. Mitad inferior de otro algo menos desarrolla- do que el a); tampoco está perforado. Sin la epífisis superior, tiene 28 cm. de lar- go, desarrollado como el b), y sin perfora- ción. Sin la epífisis superior, mide 26 cm. de lar- go, está menos desarrollado que los ante- riores, y no está perforado. Parte inferior de la diáfisis de otro, del mis- mo grado de desarrollo que el d). Mitad inferior de otro, poco menos desarro- do que los anteriores, y con una pequeña perforación natural. Otro completo, de 28 cm. de longitud, menos robusto que los anteriores, y con una per- foración de 9 mm. en su diámetro má- ximo. Mitad inferior de otro, sin perforación, y del grado de desarrollo del d). Mitad inferior de otro, sin perforación, y re- gularmente desarrollado. Sin la epífisis superior, mide 155 mm. de longitud, no está perforado y está poco des- arrollado, como perteneciente á un niño. B) Húmeros izquierdos: 6. a) b) c) Completo; tiene 305 mm. de largo, es poco grueso, y tiene las aristas muy vivas; no está perforado y no se ha encontrado su correspondiente derecho. Mitad inferior: corresponde al b) derecho. En la epifisis superior tiene 25 cm. de largo: corresponde al f) derecho. DE HISTORIA NATURAL 281 d) Ebpífisis inferior de otro: corresponde al 9) derecho. e) Mitad inferior de otro regularmente desarro- llado: no está perforado y no se ha encon- trado su correspondiente derecho. f) Una diáfisis completa: corresponde al ¿) de- recho. 7.” Los cúbitos siguientes, todos con las aristas muy salientes. A] GCúbitos derechos: 4. a) Sin la sínfisis inferior tiene 23 cm. de largo: puede corresponder al húmero a). Encor- vado por delante en su cuarto superior. b) Sin la sínfisis inferior tiene 20 cm. de largo: puede corresponder al húmero b). Tam- bién está encorvado por delante en su cuarto perior, c) Completo; tiene 23 cm. de largo: puede co- rresponder al húmero c). Está más encor- vado que los anteriores. d) Mitad superior de otro: puede corresponder al húmero g). Encorvado como el a) y el b). B) Cúbitos izquierdos: 6. a) Completo; tiene 24 cm. de largo: puede co- rresponder al derecho a). b) Mitad superior: puede corresponder al de: recho b). c) Con las epifisis deterioradas; tiene 20 cm. de longitud. No se ha encontrado su corres- pondiente. Está muy encorvado por delante en su cuarto superior. d) También tiene las epífisis deterioradas, y mide 15 cm. de longitud. Puede correspon- der al húmero e). e) Mitad superior de otro. f) Mitad inferior de otro. 8.” Los radios siguientes: A) Radios derechos: 6. a) Completo, pero partido por medio; tiene 23 centimetros de longitud, y puede corres- ponder al cúbito a). 282 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA b) Sin la epifisis inferior: puede corresponder al cúbito b). c) Completo: mide 22 cm. de largo, y puede co- rresponder al súbito c). d) Diáfisis de otro muy desarrollado. e) y f) Dos epifisis superiores de otros dos, re- gularmente desarrollados. B) Radios izquierdos: 5. a) Completo: de 24 cm. de largo. No se ha en- contrado su correspondiente cúbito, b)yc) Dos mitades superiores de otros dos, re- gularmente desarrollados. d) ye) Dos mitades inferiores de otros dos, bas- tante desarrollados. 9. Los siguientes innominados ó ilíacos: A) Innominados derechos: 8. Todos corresponden á adultos, menos el 8.* 6 h). a) Completo, á no ser la parte de anillo donde se reunen el pubis y el ísquion que está roto. b) Falta el isquion y parte del pubis. c) Está roto como el a] y además falta la parte superior del ileon. d) Roto como el a) y falta la parte inferior del íleon. e) Solamente queda la cavidad cotiloidea y la parte más resistente del pubis é íleon. f) Se conserva lo mismo que en el anterior, y además la curva ilíaca interna. 9) Una escama de otro íleon. h) Otra escama más pequeña. B) Innominados izquierdos: 6. Todos son de adultos, a) Completo: puede corresponder al c) derecho. La curva ilíaca interna es muy aguda, b) Completo; puede corresponder al e) derecho. La curva ilíaca interna es muy ancha. c) Solamente queda la cavidad cotiloidea y la parte resistente del íleon; puede corres- ponder al d) derecho. La curva ilíaca in- terna es angosta como en el a). DE HISTORIA NATURAL 283 > d) Solamente se conserva el íleon; puede co- rresponder al a) derecho. La curva es ancha, pero menor que en el b). Solamente resta la parte fuerte del ileon; puede corresponder al f) derecho. La cur- va como en el anterior. f) Una escama de íleon. 10. Los fémures siguientes: A) Fémures derechos: 13. a) Tiene 43 cm. de largo, completo, relativa- mente delgado y con dos líneas ásperas reunidas y poco salientes; es casi recto. b) Tiene también 43 cm. de largo, robusto, con las dos líneas ásperas confundidas en casi toda su longitud y poco salientes; está algo encorvado. No se ha encontrado su correspondiente izquierdo. c) Mide 36 cm. de largo; más robusto y redon- deado que el anterior; no presenta la línea áspera. Tiene la cavidad del trocánter ma- yor muy alargada y dirigida hasta cerca del trocánter menor. Es casi recto. No se ha encontrado su correspondiente iz- quierdo. d) Tiene 43 cm. de largo. Está muy encorvado, y tiene un sola línea áspera muy saliente. e) Mitad superior de otro, fuerte, desarrollado, encorvado y con dos líneas ásperas muy aproximadas. f) Mitad superior de otro, menos desarrollado que el anterior. 9) Mitad superior de otro, muy deteriorado. h) Mitad superior de otro, poco desarrollado, con la cavidad del trocánter mayor exten- dido hasta el menor, y éste muy saliente. 1) BEpífisis superior de tro, poco desarrollado. 3) Completo; tiene 36 cm, de largo, pero está partido recientemente en dos pedazos; muy delgado y deteriorado. | k)l) y m) Tres fragmentos de diáfisis de otros 284 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA tantos fémures; dos fuertes y con la línea áspera muy saliente y el otro más delga- do. No parece que correspondan á ningu- no de los anteriores. B) Fémures izquierdos, 12. a) Completo, pero recientemente roto en dos pedazos; recto, de 45 cm. de largo, con las dos líneas ásperas muy marcadas y Casi reunidas. b) El correspondiente al a) derecho. c) Completo: tiene 44 cm. de largo, menos fuer- te que el primero y más que el segundo y con las dos líneas ásperas Casi reunidas. d) Mitad inferior de otro fémur, más robusto que el a). e) Sinlas epifisis, y tiene 36 cm. Más encorva- do que los anteriores, pero con la línea áspera menos marcada. f) Mitad superior de otro, de la robustez del b). g) Mitad superior de otro muy deteriorado, de la robustez del anterior. h) Sínfisis superior de otro, de la robustez del e). ¿i) Completo: tiene 28 cm. de largo, algo encor- vado, delgado, con una sola línea áspera y poco marcada. j) Una diáfisis rota recientemente en dos peda- zos y parecida á la del a). k) Otro pedazo de fémur parecido al an- terior. 1) Completo: mide 16 cm. de largo; es delgado y la linea áspera está poco marcada. 11. Las tibias siguientes: A) Tibias derechas: 7. a) Tiene 37 cm. de longitud; es fuerte y poco plactinémica. No encontramos su corres- pondiente izquierda. b) Tiene 35 cm. de longitud; es poco fuerte y poco plactinémica. Tampoco encontramos su correspondiente izquierda. ii DE HISTORIA NATURAL 285 c) Tiene 34 cm. de largo, es algo plactinémica y poco robusta. d) Diáfisis completa de otra. Corresponde á la b) izquierda. e) Diáfisis casi completa de otra. Su correspon- diente es la c) izquierda. f) Diáfisis incompleta.:Puede corresponder á la 9) izquierda. 9) Epifisis inferior con gran parte de la diáfi- sis; bastante desarrollada. Parece corres- ponder á la a) izquierda. B) Tibias izquierdas: 8. a) Completa: tiene 395 mm. de longitud; es recta, poco gruesa, pero fuerte; presenta la plactinemia en grado notable. Puede corresponder á la yg) derecha. b) Completa: tiene 36 cm. de longitud; es recta, fuerte y poco plactinémica, Corresponde á la d) derecha. c) Tiene las epífisis deterioradas y mide 37 cm. de longitud; es recta, presenta la placti- nemia en grado más notable que las ante- riores. Corresponde á la e) derecha. d) Tiene la epifisis superior deteriorada; mide 34 cm. de longitud. Corresponde á la c) derecha. e) Mitad superior de otra, bastante plactinémi- ca, más desarrollada que la anterior y me- nos que las tres primeras. f) Epífisis superior de otra muy desarrollada, y epífisis inferior también muy desarrolla- da, que puede corresponder á la superior mencionada. g) Diáfisis de otra, plactinémica y muy des- arrollada. Parece corresponder á la f) de- recha. h) Diáfisis de otra menos plactinémica y menos desarrollada que la anterior, 12. Los siguientes peronés: todos son muy acanalados. A) Peronés derechos: 4. Tomo x111.—Mayo, 1913. 18 286 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA a)b) y c) Tres fragmentos de peroné. Corres- ponden en grosor á los izquierdos, d) Mitad inferior de otro. B) Peronés izquierdos: 6. a) Completo: tiene 31 cm. de longitud; casi com- pletamente recto. b)c) d)¡y e) Cuatro fragmentos de peroné algo más gruesos que el a), y uno de ellos no- tablemente encorvado. f) Mitad inferior de otro. 13. Una rótula. 14. Cinco calcáneos. 15. Cuatro astrágalos. 16. Once carpianos, tarsianos, metacarpianos y metatarsianos. 17. Mitad izquierda de una mandíbula inferior de Ursus arc- tos Linn. Conserva cuatro molares y el canino; falta toda la par- te posterior al cuarto molar; pero recogimos otro pedazo, en el cual se conserva el cóndilo articular y parte de la apófisis coro- noides. 18. Un canino, que parece corresponder al Ursus spelaeus, doble mayor que el de la mandíbula anterior. Al introducirlo en agua para limpiarle empezó á resquebrajarse y partirse como la cal viva, pero se ha conservado con su forma mediante una diso- lución de goma. 19. El último molar posterior y superior de un oso (especie indeterminada). 20. El cuerpo de un omoplato, dos húmeros completos, la ex- tremidad superior de un húmero é inferior de otro, dos cúbitos, dos radios, un metacarpiano, el segundo metacarpiano ó metatar- siano izquierdo, un calcáneo, un astrágalo y el quinto metatarsia- no derecho; todos estos huesos son de Ursus arctos Linn. 21. Una rótula, una primera falange y un casco de caballo. 22. El último molar inferior de leche de un gran bóvido, y el cubo-navicular de otro bóvido joven. 23. Un fragmento de mandíbula inferior y la extremidad in- ferior de un húmero de reno. La figura de esa mandíbula y una nota sobre la misma fué publicada por Mr, Harlé en L*Anthropo- logie, t. x1x, pág. 575, el año 1908. 24. Un pedazo de mandibula con el último molar de Cervus elaphus Linn. DE HISTORIA NATURAL 287 25. La extremidad inferior de un fémur y una segunda falan- ge, probablemente de ciervo. 26. Un radio y tres partes superiores de radio, probablemente de gamuza. 27. Un omoplato de un rumiante, indeterminado. 28. Un húmero, probablemente de gato. 29. Lalosa ó puerta de entrada, cuya descripción queda becha. La dejamos en un rincón, que hay á la derecha, en el reducto circular próximo á la entrada, 30. Un instrumento de piedra pulimentada, que luego descri- biremos. 31. Varios fragmentos de cerámica basta y grosera; estaban incrustados de carbonato de cal. La curvatura de uno de ellos hace suponer que el cacharro al cual pertenecía, tenía por ese £ sitio un perímetro de un metro próximamente, Óó sea 32 cm. de - diámetro. Nota. —La determinación de las especies á que corresponden los huesos de mamiferos (excepto los humanos), ha sido hecha por el eminente paleontólogo Mr. Harlé, de Burdeos. 1V.—Descripción de los cráneos. 1,2 CRÁNEO NÚM. 1 (figs. 5.* y 6.”).—Es el más completo de todos; sin embargo, está roto transversalmente en dos mitades, y la mi- tad posterior también está partida en tres pedazos; todas estas ro- turas tuvieron lugar al hacer la primera recogida de los huesos, por la mala forma en que se hizo. Además, faltan los dos tempo- rales menos el peñasco del izquierdo y la apófisis cigomática del derecho, gran parte de la región subiniaca, cl agujero occipital y sus contornos, el esfenoides, el etmoides y todos los huesos de la cara menos los nasales. Se ha encontrado una media mandíbula inferior, correspondiente al lado izquierdo, que por su desarrollo, coloración y estado de conservación está indicada como pertene- ciente al cráneo núm. 1: en el cuadro de mediciones está señalada con el núm. 4. Edad.—Este cráneo está perfectamente desarrollado, las sutu- ras están sinostosadas de más á menos en el orden siguiente: obt- lión, terión, lambdoidea únicamente en su unión con la sagital, y bregma. En la mandíbula inferior falta la muela del juicio, que 288 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA ya ha desaparecido; se conservan los dos molares verdaderos con las coronas bastante desgastadas por igual en toda su superficie, Fig. 5..—Cráneo núm. 1, visto de lado. y todos los demás dientes se han caido. Se puede calcular que este individuo tenia unos cincuenta años. Sexo.—El poco peso y la fragilidad de este cráneo, el poco espesor de sus paredes, su frente redondeada, la poco elevación de las protu- berancias de los arcos super- ciliares, la finura y delga- dez de los bordes inferiores de los mismos y las apófisis cigomáticas, son caracteres que nos indican ser este crá- neo de mujer. Agujeros parietales. — Se ven perfectamente, pues atra- viesan todo el cráneo; el iz- quierdo está más atrás que el derecho, y en la región del obelión; equidistando de la línea media 7 mm. En el parietal derecho y próximo á la región e liónica hay otro agujero parecido á los citados. Fig. 6..—Cráneo núm. 1. Norma verticalis. bo ao DE HISTURIA NATURAL 289 Hueso epactal.—Se ve con bastante claridad, aunque está sinos- tosado por el centro con los parietales y con el occipital; consta de dos ramas, cada una de las cuales tiene 35 mm. de longitud. Suturas.—Coronal: Está muy poco marcada, por estar casi toda sinostosada desde el bregma hasta la cresta temporal; un centíme- tro encima de ésta y dos y medio más abajo están las denticula- ciones muy marcaúas y bastante complicadas; el resto de ella está como en el bregma. Sagital.—Tiene 130 mm. de longitud; los cuatro primeros centí- metros está sinostosada como en el bregma, estando marcada en relieve por una línea de carbonato de cal; hasta los agujeros pa- rietales está más manifiesta y complicada que en el resto, donde ya se presenta sinostosada. Lambdoidea.—Está sin sinostosar, excepto en el lambda. Ade- más del epactal hay una cadena de vomerianos bastante grandes, especialmente tres á cada lado. Inión.—Poco saliente, Terión.—En H, teniendo la línea media 8 mm. de larga. Paredes laterales.—Desde la protuberancia parietal son casi pla- nas hasta las apófisis mastoideas. Línea temporal.—Se prolonga únicamente hasta la coronal, y se eleva hasta 73 mm. del bregma. La fosa temporal desaparece» ría si no fuese por las apófisis orbitarias externas, de 12 mm. de saliente desde el vértice del ángulo con la fosa. Glabela.—Es muy poco saliente. Arcos superciliares. —Están pocos abultados en su mitad in- terna, y nada en la externa; el borde de los illados es pequeño, y ni abultado ni agudo; la arista inferior es delgada, pero algo re- dondeada, y antes de llegar á la nariz hay un arco muy abierto, que tiene 6,3 mm. de cuerda, Forma de la frente.—El ángulo es poco abierto, teniendo una forma bastante redondeada. las protuberancias frontales están confundidas en una sola, central y poco pronunciada, pero que hace que desde ella empiecen las líneas laterales curvas. Curvatura antero «posterior y transversal de la bóveda.—Se ele- va la curva gradualmente hasta 32 mm. detrás del bregma, desde donde empieza á bajar con más rapidez hasta el obelion; desde éste se aumenta la inclinación hasta el lambda. En la inserción del epactal con el occipital está la mayor protuberancia occipital. Aunque el inion ño es muy saliente, la región subiniaca es bas- 290 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA tante cóncava. La línea media no presenta ningún relieve hasta el bregma, pero se nota bien por la concurrencia de las curvas la- terales, que son bastante rápidas hasta la cresta temporal, desde la cual caen casi perpendicularmente, aunque algo entrantes, constituyendo las fosas temporales. Desde el bregma al obelión es más clara la línea media en su primera mitad, y en la segunda hay un surco poco profundo que, dándola mayor extensión á los lados, hace que su caída no sea tan rápida hacia las protuberan- cias parietales; desde éstas, la caída es perpendicular. La región del obelión es plana, y así continúa hasta la protuberancia occi- pita), que es poco saliente, pero extensa y aplanada; los lados de estas dos últimas regiones son poco curvos. Toda esta disposición de la cabeza le da la configuración de tejadillo. Huesos nasales.—La escotadura de la raíz nasal es poco pro- funda, y los nasales se unen, formando un ángulo de 85”. No €es- tán sinostosados. 2. CRÁNEO NÚM. 2.—De este cráneo se conservan dos pedazos: el mayor comprende el frontal y parte de los dos parietales; el otro corresponde al occipital, comprendiendo la mitad izquierda y parte de la derecha. También se hallaron un pedacito del peñas- co de un temporal izquierdo y otro de occipital (el cóndilo izquier- do), que por su coloración y estado de conservación parece que corresponden á este mismo cráneo. Casi todas las fracturas son recientes. Edad.—El cráneo está bien desarrollado, y sus paredes son muy gruesas y resistentes; las suturas no están sinostosadas, y varias fracturas, especialmente las del occipital, han consistido más bien en el desenlace violento de las denticulaciones que en verdaderas roturas; sin embargo, la coronal es bastante consistente. Puede calcularse que tendría unos treinta años de edad. Sexo.—Su frente algo deprimida, los arcos superciliares muy salientes en toda su extensión, principalmente á los lados de la glabela; la robustez de las apófisis de dichos arcos y del borde in- ferior de los mismos y el notable grosor de todas sus paredes, nos obligan á presumir que este cráneo perteneció á un varón. Inion.—Sobresale muy poco, pero toda la cresta occipital supe- rior está muy marcada; la inferior se distingue muy poco, y desde su centro hasta el opistión hay una arista muy viva y recta, que determina una pequeña depresión al lado derecho. Las cavidades internas del occipital son muy profundas, causadas principalmen- 3 DE HISTORIA NATURAL 291 te por una cresta muy aguda que se dirige desde el centro del lambda hasta el opistión. El cuerpo ó parte superior del occipital es muy grande, midiendo 75 mm, desde el lambda hasta el inión. Terion.—No se puede precisar bien por estar destrozado; pero probablemente era en H, Linea temporal.—Está más marcada que en el cráneo núm. 1; llega hasta la sutura coronal, y sube hasta 75 mm. del bregma. En el centro de la fosa temporal hay una protuberancia, que de- termina una profunda curva entre ella y las apófisis orbitarias, mucho mayor que en el cráneo núm 1. Glabela.—Está bastante desarrollada. Arcos superciliares.—En el tercio más interno están notable- mente abultados. Sus bordes son redondeados en toda su extensión, especialmente en las apófisis, que son poco salientes. Presenta como el núm. 1, un arco de 7,8 mm. de cuerda. Los dos arcos se juntan sin formar ningún surco en medio. Forma de la frente.—Está deprimida: las dos protuberancias están confundidas en una que está colocada bastante abajo, y es muy poco saliente. Curvatura antero-posterior de la bóveda.—|ilévase la curva an- terior hasta 30 mm. detrás del bregma, pero sin que aparezca cla- ramente la línea media, porque esta escama frontal forma una convexidad ensanchada y muy regular hasta las crestas tempora- les, que aún continúa por debajo de éstas, aunque con manifiesta caída hacia las fosas temporales. La curva antero-posterior, des- de 30 mm. detrás del bregma, desciende con rapidez. La protu-= berancia occipital es muy voluminosa y redondeada, y la región subiniaca tiene en la línea media una arista, y á los lados de ésta dos surcos: el derecho mayor que el izquierdo como se ha dicho ya, y en los centros de las dos porciones laterales hay dos grandes protuberancias, 3... CRÁNEO NÚM. 3.—De este cráneo sólo se conserva un frag- mento, que comprende la mayor parte del frontal y dos partecitas de los parietales junto al bregma. Las fracturas son recientes. Edad.—De las suturas únicamente se ve el bregma, que tiene las denticulaciones muy pequeñas y casi sinostosadas; se le pue- den atribuir unos cuarenta y cinco años. Sexo.—La frente redondeada, el carecer de protuberancias en los arcos superciliares, así como lo delgado y cortante del borde de los mismos nos indican que este cráneo es de mujer. 292 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA Linea temporal.—Es muy pequeña, pues desaparece á los 32 milímetros de la perpendicular al borde orbitario en su tercera parte Ó más externa, á 85 mm. del bregma y 27 mm. antes de la coronal. La curva que hay detrás de las apófisis orbitarias es más pequeña que en el anterior. Glabela.—Está muy poco desarrollada. Arcos superciliares.—Sólo están un poco abultados en los extre- mos; sus bordes som agudos en toda su extensión, y el extremo muy saliente. No tiene los arcos de los anteriores; solamente en el izquierdo le presenta rudimentario, simulando un orificio pequeño en el cual se había roto su lado externo y más débil, aun- que todavía casi se tocan sus bordes. Forma de la frente.—El ángulo es más abierto que en el nú- mero 1 y menos que en el núm. 2. Las protuberancias frontales están dispuestas como en el núm. 1. Curvatura de la bóveda.—Se percibe claramente la línea media, y á sus lados continúa el frontal casi plano hasta las líneas tem- porales y hasta la parte anterior de la frente. Falta la escotadura de la raíz nasal, y los arcos superciliares se unen formando un plano. 4.2 CráneO núm. 4.—De este cráneo recogimos un fragmento, que comprende la mitad izquierda del frontal y casi todo el parie- tal del mismo lado. También encontramos un pedazo de maxilar inferior, que comprende toda la parte anterior y el lado derecho sin el cóndilo articular, todo lo cual debe de corresponder á este cráneo; esta mandíbula, en las mediciones, está designada con el número 3. Las paredes de este cráneo no son relativamente grue- sas; pero llama la atención su fuerte consistencia y dureza, así como su color amarillo-verdoso; su masa está perfectamente con- servada, y las fracturas son antiguas. Edad.—De las suturas sólo se ve la coronal, que es sencilla y está casi sinostosada. En el maxilar inferior solamente quedan los dos molares grandes y el segundo pequeño con las coronas completamente desgastadas, más en el centro que en los bordes, pero con el marfil sano; todos los demás dientes han desaparecido. El maxilar es más bien pequeño que grande. Le corresponde la edad de unos cuarenta y cinco años. Sexo.—La frente redondeada, el poco desarrollo de las protube- rancias de los arcos superciliares, la ausencia de la cresta tempo- ral y el borde de los mismos arcos, inducen á atribuir este cráneo DE HISTORIA NATURAL - 298 á una mujer. La curva formada detrás de la apófisis orbitaria es más pequeña que en los números 2 y 3. Arcos superciliares.—Como se ha dicho, sólo están un poco abultados en el lado interior; los bordes son menos agudos que en los números 1 y 3, pero más que en el núm. 2, y la apófisis es poco saliente; hacia el interior presenta los mismos arcos que el núm. 1 y el núm. 2, pero más pequeños. Forma de la frente.—Está deprimida: las protuberancias fron- tales, aunque no muy graudes, se encuentran á los lados. Curvatura de la bóveda.-—Sube la curva hasta 15 mm. detrás del bregma, y luego sigue un plano horizontal de 22 mm. de lar- go. Como carece de la cresta temporal, desde la línea media for- ma hacia el lado una curva muy inclinada, especialmente al em- pezar la fosa temporal. 5.2 CRÁNEO NÚM. 5.—De este cráneo se encontró el parietal iz- quierdo completo, viéndose en todo su alrededor las suturas, y en la lambdoidea algunos huesos womerianos; también se encontró el ángulo superior y anterior del parietal derecho. Las paredes de este cráneo son bastante gruesas; pero especialmente es notable, como en el cráneo núm. 4, su dureza, consistencia, perfecto esta- do de conservación y el color amarillo-verdoso obscuro. Las frac- turas que presenta el parietal derecho son casi todas antiguas. Además, encontramos una mandíbula inferior, de la que resta toda la parte anterior, y de las laterales hasta terminar los alvéo- los; está muy desarrollada, principalmente en altura, pues en la parte anterior, hasta el cuello de los dientes, mide 37 mm.; este desarrollo, su coloración y estado de conservación, permiten su- poner que pertenece al cráneo núm. 5 ó á otro parecido. Esto mis- mo hay que decir del peñasco de un temporal izquierdo, que está aislado. Edad.—Las denticulaciones de las suturas dan á entender que no había empezado la sinostosis, si bien los womerianos están muy unidos, En el maxilar inferior estaba completa la segunda dentición, conservándose del lado izquierdo la muela del juicio, los dos molares verdaderos, el canino y el incisivo externo, y del lado derecho solamente el primer molar verdadero, todos los demás han desaparecido. Todos los dientes existentes conservan en muy buen estado sus coronas, únicamente en los dos primeros molares verdaderos están bastante desgastados los tubérculos. Se puede calcular que tendría unos treinta y cinco años de edad, 291 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA Sexo.—El gran desarrollo y robustez del cráneo y del maxilar hacen creer que debía de ser de un hombre, Huesos womerianos.—En el lado izquierdo se conservan varios, pero muy estrechos y pequeños. Suturas.—Las denticulaciones son muy numerosas y fuertes, pero las suturas debieron de ser bastante sencillas, Paredes laterales y curvatura de la bóveda. —Las protuberan- cias parietales son muy grandes, y esto hace que sus paredes late- rales sean sensiblemente verticales. La línea media es una curva muy regular, y á sus lados sigue también una curva muy poco convexa, excepto en el obelión, que es plano hasta el lambáa. 6. También recogimos: un fragmento, que comprende parte de un parietal y de un occipital izquierdo; ambos están articula- dos por medio de varios womerianos con denticulaciones muy largas y delgadas y casi sueltas; sus paredes son gruesas; otro fragmento de parietal derecho que conserva parte de la sutura coronal, y otro de occipital] en el que se ve parte del cuerpo y parte de la escama y el inión y cresta occipital muy pronuncia- das. Estos tres fragmentos correspondieron á un mismo cráneo Ó á varios semejantes. 7.” Asimismo, se han encontrado cuatro pedazos de parietal derecho, de paredes delgadas y denticulaciones muy finas y pe- queñas, otro fragmento que comprende la parte central y late- ral derecha de la región subiniaca y el peñasco de un temporal y gran parte del agujero occipital, con una depresión bastante grande detrás del opistión. Estos cinco fragmentos pudieron per- tenecer á un mismo cráneo. 8.” Se han encontrado otros dos fragmentos de dos parietales, derecho é izquierdo con la sutura sagital, que se articulan muy bien mediante unos dientes largos y delgados; sus paredes son muy delgadas. 9. Otro maxilar inferior, completo, pero partido recientemente en dos pedazos; las muelas del juicio no han acabado de salir, se conservan los cuatro molares verdaderos, el canino izquierdo está roto por debajo del cuello y faltan todos los demás dientes. Los segundos molares verdaderos tienen los tubérculos de la corona muy sanos y completos, pero los primeros están algo desgasta- dos. La mandíbula, en general, es pequeña y poco fuerte; en el cuadro de mediciones está designada con el núm. 1. DE HISTORIA Cráneos. NATURAL 295 Las principales medidas, tomadas según prescribe M. Topinard, son las siguientes: Diámetro antero-posterior....... Idem transversal máximo... IONES COTAMCOS IA e Diámetro vertical cs. oo as + Indicesvertical iaa a da Circunferencia antero - posterior CAM Erin slo celo Sección subcerebral............ ldem cerebral ó frontal. ........ den parietal. date ad 9 2 urea Idem occipital hasta el inion... Idem íd. hasta el opistion....... Idem del agujero occipital....... Idem naso-basilar.............. Anchura del agujero occipital. . Circunferencia transversal total.. Sección superauricular.......... Idem desde la sagital hasta las suturas témporo-parietales.... Idem inferior-curva por detrás del agujero occipital............-. Cuerda de la sección superauri- cular.. TNA Idem desde la sagital hasta etc.. Circunferencia horizontal........ Frontal. Cuerda de la curva ante- TOPOSterIOr 2 2. mo cioele erase Idem. Diámetro transverso supe- TiOr 0 estelánicO.c cales «00 osies Idem. Curva del diámetro anterior. Idem. Diámetro transverso frontal Idem biparietal . PET IA dat Idem longitudinal metópico.. ... ICE dad IIACO: e taie da aja joo 0,525? | 0,017 0,120 0,153 0,055 0,045? 0,030? 0,105 (falta) 0,470 0,320 0,228 0,150 0,116 0,136 0,544 0,122 0,108 0,132 0,088 81,48 64,00 0,118 0,130 0,197 0,185,5 Núm. 2 0,029 | 0,015 0,112 | 0,105 0,075 | 0,052 | 0,114 | 0,107 0,102 | 0,110 0,134 | 0,134 0,090 | 0,094 88,23 | 85,45 [Núm. 3 Núm. 4 0,105? 0,099? 0,0922 0,120? 0,090? 97,82? ¡Núm. 5 0,125 0,102 296 BOLETÍN DE LA REAL 'SOCIEDAD ESPAÑOLA Maxilares inferiores. Número 1 | Número2 | Número3 | Número 4 Angulo posteri0r............ 1120 112% Distancia transversal........| 0,078 0,083 0,072 Idem oblicua desde el ángulo anterior al mentón........ 0,084 0,085 0,091 Idem recta desde íd. íd. al íd.| 0,152 0,079 0,085 Altura en la sínfisis.......... 0,0538 : 0,048 Idem en la apófisis coronoides.¡ 0,057,8 Idem en el cóndilo articular..| 0,043 Posición de los dientes....... Vertical | Vertical | Vertical | Vertical Menton ele .....| Saliente | Muy sal. | Poco sal. Gen. 0. dial Suar Nulos |2muysal. | 2 salient. | Pequeños Angulo sinfisiano......... e 672 570 640 V.—Cuchilla de piedra pulimentada. Este instrumento (figs. 7.*, 8.* y 9.*) es de una roca compacta, negra, mate, bastante pesada y dura; su estructura es algo gra- nujienta v su fractura concoidea; este último carácter se ha podido apreciar porque uno de los pastores que lo recogieron, para ver si era duro, lo golpeó contra una piedra, saltando un pedacito del borde cortante. Los ácidos no le atacan. Esta roca es una cuar- cita pizarrosa, cuyo yacimiento no se halla en los alrededores de la gruta, pero sí á pocas leguas de la misma, en las jurisdicciones de Trucíos y Carranza. Cuando se le encontró, estaba en gran parte incrustado de car- bonato cálcico, que fué separado con una navaja, y del cual que- dan aún varias manchas. Tiene una forma y dimensiones muy semejantes á la de las piedras que usan los labradores para afilar el dalle de segar hierba; es un prisma rectangular de 187 mm. de alto, cuyos lados mayores tienen 25 mm. de anchura y los menores 19 mm.; estos lados menores son un poco más anchos hacia los extremos que en el medio. Los extremos del prisma están modificados de muy distinto modo; uno se estrecha acortándose el eje lateral mayor notablemente y algo menos el eje menor, lo que determina al final una superficie plana, que es un cuadrado de 7 mm. de lado, A, mientras que en el otro extremo, Fig.7.* mucha comodidad duros. DE HISTORIA NATURAL 291 para cortar el eje mayor conserva sensible- mente la misma longitud, pero el menor va disminu- yendo hasta que los dos lados mayores se encuentran for- mando un borde Ó arista Cor- tante algo arqueada, inclinán- dose este corte hacia uno de los lados menores. Todos los lados del prisma están muy bien pulimentados y completamente lisos, distin- guiéndose únicamente en sen- tido longitudinal las estrías que dejó el asperón que usa- rían para pulimentarlo. Las aristas laterales están muy bien marcadas y continuadas con mucha regularidad, sien- do digno de notarse el bisel que han sufrido dos de un lado mayor, que empezando con sl- metría en el extremo no Ccor- tante, va prolongándose á lo largo hasta desaparecer insen- siblemente hacia la mitad de dicho lado. Este instrumento es una Cu- chilla que, empuñándose por el centro, podía usarse Con Fig. 9.2 —Sección transversal. pieles y Otros objetos 10 MUy 298 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA V1.—Conclusiones. 1.* La gruta ó cueva del Campo del Pos es una gruta funera- ria, en la que los cadáveres eran depositados sobre el suelo, sin enlerrarlos, y de tal modo que no podían ser vistos desde afuera, para lo cual también se cerró la entrada con una losa. 2.* Los restos humanos encontrados y recogidos pertenecieron á 13 individuos, de los cuales tres eran mujeres de unos cincuenta años de edad una de ellas, y las otras dos de unos cuarenta y cin- co; otros dos eran hombres, de unos treinta y treinta y cinco años respectivamente. También se recogieron huesos pertene- «cientes á un individuo de corta edad. 3.- La perforación del húmero y la plactinemia de las tibias en losindividuos anteriores, no es un carácter constante, ni en su presencia ni en su desarrollo. 4.* En dicha gruta se han utilizado vasijas de barro. 5." En la misma época se utilizaba la cuarcita pizarrosa como instrumento cortante, y se la pulimentaba. 6.* Es digna de estudio especial la presencia en esta gruta de huesos de Ursus spelaeus? y arctos, buey, caballo, gamuza, cier- vo, gato y reno. Se encontraron entre los huesos humanos. 7.2 Después de la sepultura de los cadáveres se han formado muchas estalactitas y estalagmitas. 8." Todos los huesos, especialmente los largos, humanos, han sido removidos por otros animales, cuyas dentelladas han queda- do marcadas en muchos de ellos. A DE HISTORIA NATURAL 299 Las impregnaciones de plata en histologia vegetal POR J. MADRID MORENO Á las sales de plata, y principalmente al nitrato, se debe gran número de descubrimientos en histología anima!, y sobre todo en la parte referente al sistema nervioso. Los métodos llevados á la práctica son numerosos, los resultados muy variados y fecun- dos. Sería, pues, ocioso el que ahora fuera á describir aquéllos, supuesto que bien conocidos son de los que han trabajado en la histología del sistema nervioso. De los más modernos he echado mano, aplicándolos á la histología vegetal con objeto de ver qué resultados ofrecian en la práctica y si realmente merecía la pena de introducirlos en su técnica. Gomo los resultados obtenidos han sido bastante satisfactorios, éste ha sido el motivo que me ha llevado á redactar la presente nota, en la esperanza de que sucesi- vas investigaciones contribuyan á enriquecer estos procedimien- tos técnicos, que no creo hayan sido aplicados al estudio de los tejidos vegetales, El primer método que he ensayado ha sido el de Bielschowky, siguiendo rigurosamente la técnica de este autor con las variantes que ha ido experimentando después de su aplicación por diversos autores, y entre los ejemplos donde he obtenido buenos resulta- dos han sido las partes duras de los vegetales, cubiertas Ó peri- carpios leñosos, principalmente de frutos y semillas. Para ello se han reducido á láminas delgadas, bien en sentido longitudinal ó transversal, trozos de cáscara de nuez ó de avellana, y una vez obtenida la delgadez necesaria, cuya transparencia y detalles his- tológicos se apreciaban bien con débiles aumentos y tras un lavado en agua destilada, se colocaban en solución de 1 */, á 2 por 100 de nitrato de plata, echando una ó dos gotas de legía de sosa y Otras tantas de amoníaco hasta la desaparición del preci- pitado grisáceo que se formaba. Los cortes histológicos quedaban obscurecidos, añadiéndose agua destilada en proporción de dos á tres volúmenes más del contenido en el recipiente, dejando así las secciones una media hora próximamente. Nuevo lavado en agua y traslado á formol á 10 por 100 para la reducción, quedaban 300 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA en disposición, previo montaje, de estudiarse al microscopio. Hay que advertir que algunas veces, después de este tratamiento los cortes eran tan opacos y negruzcos que sólo era posible dis- cernir los detalles histológicos en los bordes, haciéndose preciso el afilarlos de nuevo por ambas caras en la piedra de esmeril. Con objeto de aumentar el aclaramiento he montado varias pre- paraciones en glicerina, aceite de cedro, ó bálsamo dei Canadá, y en esta disposición es como he podido estudiarlas al microscopio y hacer los dibujos que acompañan á este trabajo. Ensayé asimismo, con esta clase de preparados, el procedi- miento de Achúcarro (1), para lo cual se calentaban los cortes en solución saturada de tanino hasta emisión de vapores, según recomienda su autor, procediendo después á la reacción de la plata amoniacal. Las preparaciones hechas por este procedimiento resultaban de un negro tan intenso, que no era posible distinguir sus detalles la mayoría de las veces, y la causa no era debida más que al exceso de tanino, pues sabido es que esta substancia se encuentra profusamente repartida en los vegetales y sólo podremos emplear este mordiente en cortes histológicos donde su trama no lleve dicha substancia. Así, pues, las secciones practi- cadas en cortezas y pericarpios las sometía á la acción del agua templada; de este modo se reblandecían desalojando el aire, pro- cediendo después á la reacción de la plata amoniacal. El proceder de Achúcarro, que tan buenos resultados ha dado en la histología patológica del sistema nervioso, puede dar buenas preparaciones en la técnica vegetal, á reserva de emplear el tanino como mor- diente en los tejidos que no lo contengan, como en los procesos germinativos, saco embrionario, formación de granos de polen, etcétera. Inútil es consignar que aquellos tejidos de células muertas no necesitan estar antes en líquido alguno, no habiendo inconve- niente en que si estuvieran acompañados de partes vivas fueran fijados previamente en alcohol ordinario ó soluciones de formol. La reducción de la plata en esta clase de preparaciones se verifica enérgicamente en los espacios intercelulares, lámina media, fila- mentos y conductos de comunicación, poros, relieves, dibujos, (1) Nuevo método para el estudio de la neuroglía y lel tejido conjuntivo. (Boletín de la Soc. esp. de Biología, año 1, núm. 7, 1911). DE HISTORIA NATURAL 301 etcétera, de la membrana celular, desde un color café claro hasta el negro intenso. El nitrato de plata lo he substituido por el lactato al 2 por 100, el citrato al 3 por 100, el sulfato al 2 por 100 y el etilaminato, reactivo este último empleado en la técnica bacteriológica para los cirros Ó pestañas de las bacterias; su preparación es la si- guiente: de 2 á 3 gramos de sulfato de plata se disuelven en 200 de agua hasta saturación; una parte de esta con otra de agua des- tilada se mezcla en un tubo de ensayo con solución de etilamina al 33 por 100, hasta que el precipitado que al principio se forma se reedisuelva. Esta solución es bastante estable. Todas estas soluciones han sido empleadas con la legía de sosa y el amoníaco como en el método de Bielschowky, obteniendo eu general bue- nas impregnaciones en dichos tejidos muertos. Con el nitrato y con el lactato en solución de 1 á 2 gramos por 100 se han obteni- do excelentes resultados. Compárense las figuras í y 2 corres- Fig. 1. Fig. 2. pondientes al corte longitudinal de un pericarpio de avellana, la primera obtenida mediante el empleo del sulfato y la segunda con el nitrato, en las que las comunicaciones de las células que se corresponden por conductitos se acusan mucho mejor en ésta, siendo la impregnación más acentuada y enérgica. Otro detalle también estriba en la claridad con que se distinguen las numero- Tomo x1i11.—Mayo, 1913. 19 302 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA sas capas concéntricas de que están formados sus elementos y la separación de los mismos en los espacios intercelulares. No sucede otro tanto con las preparaciones de sulfato de plata hechas en las mismas condiciones que con el l, Lo y 54% 'AS Des A Y ; EA il A nitrato, donde hay menos claridad en detalles y contornos. Las preparaciones impregnadas en el lactato (fig. 3) son tam- Fig. 5. bién muy interesantes, verificándose la reducción con bastante regularidad. Preparaciones hechas con el piñón (fig. 4), fruto de $2 Y DE HISTORIA NATURAL 303 Bertoletia (fig. 5), y almendra (fig. 6), dan detalles histológicos de interés preferibles á los obtenidos con las materias colorantes. La reacción con el etilaminato (fig. 7), obtenida en un hueso de azufaifa, permite también el incluir dicho reactivo entre los impregnadores. Otro de los métodos usados ha sido el foto- gráfico de Cajal, fijando previamente con los re- activos indicados por su autor, como el alcohol ab- soluto con unas gotas de amoníaco ó el nitrato de urano. Se han sometido á dicho método extremi- dades de tallos, embriones, cortezas, etc., en general tejidos de cé- lulas vivas. La impregnación ha sido enérgica, observándose las tonalidades propias de las sales argénticas. Es procedimiento que no hay que echarlo al olvido tratando de aplicarlo á los vegetales. Los tejidos de células muertas, ya hemos dicho que no necesi- tan la previa coloca- ción en otros líqui- dos y sí directamen- te en la solución de plata, donde pasan á estufa varios días, reduciéndose des- pués la plata por el ácido pirogálico. Aunque de este mo- do se obtienen bue- nas impregnaciones, dicho procedimiento, aplicado á las partes duras de las plantas, ofrece la desventaja de los varios días que hay que emplear para hacer las preparaciones, siendo más ven- tajoso para estos casos el método de Bielschowk y. Las células esclerenquimatosas de la corteza de Nerium olean- der (fig. 8) ponen de manifiesto la estriación de las capas concén- * 301 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA tricas y la comunicación de unas células á otras por conductos ramificados. Los puentes de unión, como en el ejemplo que ofre- cemos en el corte de una yema de Abies pin- sapo (fig. 9), seimpregnan intensamente por la plata amoniacal, sustituyendo esta reac- ción con ventaja á los procedimientos de las materias colorantes, quejsiem- pre son de más duración en la confección de las prepara- ciones. El espesamiento de las membranas celulares (fig. 10) (parénquima de un tallo joven de Marattia attenuata ), las puntuacio- nes areoladas, los dibujos y relieves de la mem- brana, los poros de la misma y tantos otros deta- lles de la cubierta celular aparecen en estas pre- paraciones claramente diseñados. Las figuras ca- rioquinéticas, el núcleo y el protoplasma presen- tan también en la impregna- ción desde el color café claro hasta el negro intenso. Estas particularidades indi- can desde luego, á juzgar por las observaciones que he reali- zado, que las sales de plata pueden jugar un gran papel en histología ve- getal empleando los métodos de Bielschowky y de Cajal con las variantes que he introducido para el estudio de las células vegetales y sus particularidades estructurales. Continuando este estudio, de esperar es que se obtengan nuevos resultados. Fig. 8. Fig. 9. Fig. 10. 5 Ce po do MES cs A O DE HISTORIA NATURAL 305 Observaciones acerca del área geográfica de la «Armeria cespitosa» (Ortg.) Boiss. POR CARLOS VICIOSO Y FRANCISCO BELTRÁN El haber permanecido buena parte de la primavera y verano últimos estudiando la flora de la Sierra de Guadarrama, tomando por base de nuestras excursiones la Estación Alpina de Biología que posee en Cercedilla el Museo de Ciencias Naturales, nos proporcionó ocasión de recoger en abundancia la apuntada especie. Gran interés teníamos en encontrar otra muy afine á ella: la A. splendens Boiss. que Cutanda indica de la cumbre de Peñalara en su Flora de la provincia de Madrid y que por varios autores se ha citado de la Sierra de Gredos. Para ello hemos realizado repetidas excursiones por las altas cumbres de la Sierra, y espe- cialmente por el macizo y cumbre de Peñalara, que ha sido visitado con intervalos cortos y con gran detenimiento. Después de haber estudiado los ejemplares recogidos, de haber revisado los existentes en los herbarios del Jardín Botá- nico, y otros de formas de este grupo que tuvo á bien facilitarnos D. Carlos Pau, procedentes de Sierra Nevada, Sierra Gredos y Sierra de Gerez (Portugal) y de hacer un minucioso análisis de todas ellas, comparando los ejemplares de Sierra Nevada con los de las diferentes localidades de la cordillera carpetana, podemos afirmar que, con los datos conocidos hasta el día, la Armeria splendens Boiss. se encuentra exclusivamente en Sierra Nevada y la Armería caespitosa (Ortg.) Boiss. es asimismo exclusiva de la Sierra de Guadarrama, siendo por tanto inexactas todas las citas que de ellas se hacen en otras localidades de las anteriormente mencionadas. Para demostrarlo analizaremos brevemente las referencias que de la splendens se hacen en Peñalara y Gredos, y de la caespitosa en la última de estas localidades, en Sierra Estrella (Portugal) y en Vistabella (Castellón). Respecto á la mención que de la A. splendens se hace en el pico de Peñalara, las repetidas pesquisas que hemos realizado por 306 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA este sitio, no han dado por resultado el confirmarla, pues todos los ejemplares vistos pertenecen al tipo de la A. coespitosa y son idénticos á los recogidos en los puertos de Navacerrada y la Mor- cuera. Para resolver nuestras dudas acudimos al herbario español del Jardín Botánico, ya que estando incluídas en él las plantas de Cutanda, había de esclarecernos el asunto la comparación de nuestras muestras con las que sirvieron al autor de la flora ma- tritense para indicar la A. splendens en Peñalara. Allí encontra- mos, en efecto, los ejemplares recogidos en esta localidad por Isern, pero no están determinados como splendens, sino como coespitosa. Como no encontramos en tal herbario con la primera determinación ninguna muestra de dicha localidad, y el no citar de ella Cutanda en su obra la caespitosa, nos induce á creer, con fandamento, que todo fué debido á una confusión, y esta suposi- ción es tanto más verosímil cuanto que nosotros hemos observa- do numerosos ejemplares de la caespitosa, que presentan las esca- mas del invólucro con el dorso teñido de púrpura, carácter que se asigna á la splendens como de gran importancia, y aun suele subrayarse en las descripciones. En cuanto á las referencias que existen de la splendens en la Sierra de Gredos, tienen por origen los ejemplares repartidos por Bourgeau en su exsiccata el año 1835, determinados por Graells como splendens y recogidos por éste en la región alpina de la mencionada sierra en los meses de Julio-Agosto de 1851 y 1852. Posteriormente han repetido la cita otros botánicos que han visi- tado Gredos (Willkomm., Prod., t. 11, p. 368. —Leresche y Levier, Deux excursions botaniques dans le nord de "Espagne et Portu- gal, pág. 142.—KRivas Mateos, An. Soc. Esp. Hist. Nat., t. XXVII, página 419, etc.) El Sr. Pau, en la relación de las plantas por él colectadas en una excursión por la Sierra de Béjar /Act. Soc. Esp. Hist. Nat., t. xx1x, p. 287) la da como Armeria Willkommii J. Henrrq., determinación que rectificó posteriormente al compa- rarla con ejemplares auténticos de esta planta portuguesa, y colo- cándola en su herbario como A. bigerrensis Pau, nombre que lleva la etiqueta de la planta de Gredos que dicho señor nos ha comunicado. En nuestra opinión, la planta de Gredos es realmente diversa de la splendens y sirve de tránsito entre ésta y la caespitosa. Exa- minando el cáliz puede verse que en la bigerrensis (fig. 2, c) tiene forma acampanada con cerdas rígidas, blancas, de 1/5 próxima- >/¿ DE HISTORIA NATURAL : 307 mente de la longitud del tubo del cáliz, situadas á lo largo de las costillas; la corona membranosa que termina el cáliz presenta los dientes aovado-lanceolados; las escamas inferiores del invólucro (fig. 2, e) son aovado-lanceoladas, puntiagudas y mucronadas; las hojas (fig. 2, h)son lampiñas, con margen escarioso (del tipo de la A. alpina, pero mucho menores) y terminadas en punta aguzada. En la splendens (fig. 3) el cáliz (c) es más tubular, vellosito, con pelos muy cortos y apretados; la corona membranosa tiene los dientes lanceolado-triangulares; escamas inferiores del invólucro (e) aovado-redondeadas; hojas lineares, estrechas, planas, obtu= sas en la punta y más ó menos pestañosas en el margen. La Armería caespitosa se aparta desde luego de las dos anterio- res por tener truncados los dientes de la corona membranosa del cáliz. Ya dejamos dicho que la consideramos exclusiva de la Sierra de Guadarrama, por lo cual comentaremos las indicaciones que de ella se hacen en Gredos, Sierra de Estrella (Portugal) y Vistabella (Castellón). De la primera de estas localidades hemos estudiado los ejem- plares del herbario español del Jardín Botánico, colectadas por Isern en Villatoro y en Serranillos, y una muestra que nos remi- tió el Sr. Pau, recogida por Lomax en el pico Zapatero. Comparando estos ejemplares con los del Guadarrama, salta al momento su diferencia á poca costumbre que se tenga en estos estudios, pues si hien jas hojas son del mismo tipo, aunque más largas y aguzadas en las de Gredos, las coronas membranosas de los cálices no admiten lugar á dudas; en la caespitosa dejamos dicho más arriba, que los dientes de la corona están truncados, al paso que en la de Gredos, que llamaremos Jsernii, son aovado- lanceolados, carácter que la aproxima á la bigerrensis, de la cual difiere por las hojas. Esta circunstancia de ser las Isernii y bigerrensis intermedias entre la splendens y la caespitosa, nos ha inducido á modificar el concepto específico que de las formas de este grupo se tiene, y las consideramos todas ellas como variedades de una sola especie, de la cual tomamos como tipo la planta del Guadarrama, que fué la primeramente descrita. Equivocadamente cita Willkomm en su Prodomus Flor His- panico la A. caespitosa en Sierra de Estrella (Portugal), y como se da el caso de que no es la planta la caespitosa sino la A. Will- kommii J. Henrrq., ni la localidad es Sierra de Estrella, sino la 308 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA Sierra de Gerez, agregaremos cuatro palabras que sirvan para esclarecer el asunto. Esta planta fué descrita por Link en el Journal fúr die Botanik de Schrader (1800, p. 61), bajo el nombre de Statice humilis, recogida en la Sierra de Gerez; añadiendo que al comparar dicha planta con las de Tournefort, que se conservan en el Museo Bri- tánico, le parecia ser igual á la St. minima juniperifolia majore flore, Tournf. Inst. 341. Publicada posteriormente la Flora Portuguesa por Link et Hoffmanseg, figura esta planta en la pág. 442 como A. juniperi- folia Wild, poniéndole por sinónimos la St. caespitosa Cav. Ic. 1, página 38.—St. juniperifolia Vahl. Symb. 1, p. 25; y por localidad los sitios más elevados de la Sierra Estrella. Se ve pues, que Link se refería á la misma planta, aun cuando la localidad estu- viese equivocada, siendo su verdadera patria la Sierra de Gerez, pues en la Sierra de Estrella no se encuentra, como han demos- trado después distinguidos botánicos portugueses que han visi- tado esta localidad, poniendo especial empeño en este asunto. Al escribir Boissier la monografía de las plumbagináceas en el Prodromus de De Candolle, no habiendo observado la planta descrita por Link y copiando únicamente lo dicho en la Flora Portuguesa, incluía el nombre dado por este autor en la sinoni- mia de la A. ceespitosa, transcribiendo desde luego la localidad de Sierra Estrella. Compréndese, pues, que al escribir Willkomm su obra y hacer uso de los datos de la monografía de Boissier, indicase la A. caes- pitosa en Portugal. El botánico portugués J. Henrriques, considerando diversas ambas plantas, publicó la lusitana, bajo el nombre de Armeria Willkommii J. Henrrg. Nosotros, con arreglo al criterio que más arriba hemos establecido para este grupo, la consideramos como variedad de la cospitosa, de la que difiere mucho menos que la Isernii; además, hemos creído justo sustituir el nombre de Willkommíi por el de humilis, dado por Link al describir la planta. También Willkomm (ob. cit., pág. 369) dice, refiriéndose á las localidades en que crece la A. ceespitosa «regni Valent. (pr. Vis- tabella [probaliter in monte Peñagolosa] Cav. hb.!)» Esta indi- cación la creemos errónea; en efecto, el itinerario con que Cava- nilles herborizó en Vistabella, fué seguido por uno de nosotros y, además, dos distinguidos botánicos, los Sres. Pau y Reverchon, DE HISTORIA NATURAL 309 visitaron también Peñagolosa, sin que de las exploraciones por todos llevadas á cabo se haya conseguido encontrar confirmada la noticia que consigna el Prodromus. Pero hay todavía un argu- mento de más'fuerza en favor de nuestra creencia: si Cavanilles hubiera tenido noticia de que en Vistabella crecía la A. cespitosa, es lógico suponer nos hubiera dado esta indicación al escribir sus Observaciones sobre la Historia Natural geográfica, etc., del Reino de Valencia, según acostumbraba hacer con las especies que me- recían especial mención, y no solamente en dicha obra no la nombra, sino que en sus /cones describe la especie en cuestión y no indica que crezca en Vistabella. Por todo esto creemos que el origen del error del gran botánico alemán, sería un involun- tario cambio de etiquetas del herbario. Como resumen damos un estado con los caracteres distintivos de las cinco variedades, con la sinonimia y localidades respectivas: Corona membranosa Hojas cortas, todas de la misma forma var. genuina. con los dientes truncados....... Hojas largas, de dos formas. ....... var. humilis. / Escamas de la base del invólucro aovado-redon- Coronamembranosal — deadas..... ... . 00... <..... VAr. splendens. con los dientes lanceolados...... : : Pande base Hojas estrechas sin margen , ; escarioso..... var. [sernii. del invólucro aoya- | a Y | Hojas anchas con margen p gudas...... y escarioso. var. bigerrensis. Armeria ceespitosa (Ortg.) Boiss. var. genuina C. Vic, et Beltr. (fig. 1). (Statice carspitosa Ortg. ap. Quer. Fl. Españ. vr, t. 15, f. 1.— Cav. Ic. 1, p. 38.—St. juniperifolia Vahl. Symb. 1, p. 25.— A. splendens Cut. Fl. Matrit. non. Boiss.) Hojas cortas, todas de la misma forma, linear-lanceoladas, tri- nerves, algo carnositas, aguzadas y mucronadas, con los bordes llenos de pequeñísimas pestañas; escapos vellosos, poco más lar- gos que las hojas; brácteas inferiores del invólucro aovado-lan- ceoladas, acuminadas; flores con los pedicelos bastante largos; cáliz acampanado y pestañoso, terminado por una corona mem- branosa con los dientes truncados. Crece en la Sierra de Guadarrama. 310 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA (A esta variedad corresponden los pliegos que hay en el herba- rio español del Jardín Botánico, recogidos por Isern en Chozas y en Peñalara y el que figura en el de Colmeiro, recogido en el Puerto de la Morcuera). Fig. 1.—c, cáliz; h, hoja; e, escama. var. humilis (Link) Pau, C. Vic. et Beltr. (Statice humilis Link.—St. hispanica minima juniperifolia majore flore. Tournf. Inst. 341.—A. juniperifolia H. et Lk. Fl. Port. p. 442.—A. cespitosa Boiss. in DC. Prod. x11, p. 679 et Willk. Prod.—A. Willkommii J. Henrrq. in Bol. Soc. Brot. 115, p. 199, 03 Hojas de dos formas, las exteriores reflejas, planas, aovado- lanceoladas, anchas, sobre todo en la base; las interiores, ergui- das, largas, estrechas, algo arqueadas en forma de hoz, pestaño- sas en el margen; escapos lampiños, doble más largos que las ho- jas; escamas de la base del invólucro aovado-triangulares, larga- mente acuminadas; cálices pestañosos y corona membranosa con los dientes truncados. Crece en los sitios más elevados de la Sierra de Gerez (Portugal). var. Isernii (Pau) C. Vic. et Beltr. var. nov. (A. caespitosa auct. non Bois.—A. Isernii Pau, herb.) Hojas del mismo tipo de la var. genuina, pero doble largas, más acuminadas, terminadas por mucrón más largo y pestañosas en los bordes; escapos más ó menos vellosos, á veces casi lampi- ños, más largos que las hojas; escamas inferiores del invólucro aovado-lanceoladas, acuminadas; cálices cubiertos de cerdas blan- cas y la corona membranosa que lo termina, con dientes aovado- lanceolados. DE HISTORIA NATURAL 311 Crece en la región montana del macizo de Gredos: Villatoro y Serranillos (Isern), Pico Zapatero (Lomax). (A esta variedad corresponden los dos pliegos que hay en el herbario español del Jardín Botánico, recogidos por Isern en las dos localidades anteriormente mencionadas y las citas que se ha- cen de la cespitosa en las provincias de Avila y Cáceres). var. bigerrensis (Pau) C. Vic. et Beltr. nov. var. (fig. 2). (A. splendens auct. non Boiss.—A. Willkommii Pau non Henrrg.—A. bigerrensis Pau herb.) Se diferencia notablemente de todas las demás, por sus hojas más anchas con margen membranoso, del tipo de la A. alpina; Fig. 2.—c, cáliz; h, hoja; e, escama. pero en ésta son obtusas y algo vellositas, mientras que en la bi- gerrensis son aguzadas, lampiñas y de tamaño mucho más redu- cido; escapos lampiños, doble largos que las hojas; escamas de la base del invólucro, aovado-lanceoladas, acuminadas; cáliz con cerdas blancas, rígidas, situadas á lo largo de las costillas; dientes de la corona membranosa aovado-lanceolados. Crece en la región alpina de las sierras de Gredos y Béjar. (Corresponden á esta variedad, el pliego que hay en el herbario español del Jardín Botánico, procedente de Gredos y sin indica- ción de coiector; el núm. 2.345 de la exiccata de Bourgeau del año 1855, que fué recogido por Graells en la región alpina de Gre- dos y el núm. 2.486 de la misma exiccata del año 1863, recogido por Cosson en el Risco de la Ventana de la misma sierra). var. splendens (Lag. et Rodr.) C. Vic. et Beltr. (fig. 3). (Statice splendens Lag. et Rodr. An. Cienc. Nat. t. v, n. 15, 312 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA p. 275 (x1-1802).—A. splendens Boiss. Voy. Bot. suppl. p. 749, 1 -153'et in DC. Prode me Hojas lineares, estrechas, cortas, planas, obtusas, más ó me- nos pestañosas en el margen, que no es es- carioso; escapos filiformes, doble largos que las hojas, pestañosos en la base, lampiños Fig. 3.—c, cáliz; h, hoja; e, escama. en el resto; escamas inferiores del invólucro pequeñas, aovado- redondas; cáliz tubular, con vello corto y apretado, á veces casi lampiño; dientes de la corona membranosa lanceolado-triangu- lares. Crece en Sierra Nevada. (A esta variedad pertenecen los pliegos de los herbarios del Jar- dín Botánico, de dicha localidad, recogidos por varios botánicos). Rectificación sinonimica POR IGNACIO BOLÍVAR Enoplotettix Gardineri nom. nov. En el núm. xvr, Orthoptera, Acrydiide, Phasgouride, Grylli- dee, de las memorias publicadas bajo el nombre de «The Percy Sladen trust expedition to the Indian Ocean in 1905 under the Leadershep of Mr. Stanley Gardiner M. A.», vol. 1v, que ha apa- recido en The Transactions of the Linnean Society of London, 2nd Ser. Zoology, vol. xv, part 2, September 1912, he publicado un notable género de Acrydido de las islas Seychelles, al que he denominado Rhynchotettix, nombre que había sido ya empleado en 1907 por Hancock, por lo que propongo se le sustituya por el de Enoplotettix, que encabeza estas líneas. ES A QUE SE HALLAN Á DISPOSICIÓN DE LOS SEÑORES SOCIOS Á LOS PRECIOS A AQUÍ SEÑALADOS - LICACIONES DE LA SOCIEDAD z Pts8. . Recuerdos botánicos de Tenerife, por D. R. Masforrer (cuaderno de 246 páginas, tirada aparte de los ANALES)... ......oo.oooio...ooo... 2 Fac-símile de una carta del Barón de Humboldt (pubiicada en el to- A A A lA SN SA os (ARE DA 0,5 “Actas de la Sociedad española de Historia natural (años 1890, 1891, E O A A o 2,50 Indice de lo contenido en los veinte primeros tomos (primera serie) A SS e II E AI E A 1 Catálogo de la Biblioteca de la Sociedad española de Historia na- E A A A RA 1 Anales de la Sociedad española de Historia natural. Treinta tomos. 1872-1901, cada tomo (excepto el 1.2,5.2 y 11.9). ............... 15 Boletín de la Real Sociedad española de Historia natural (tomos IAE CALAMA ne aaa Ao oe 8 Memorias de la Real Sociedad española de Historia natural (tomos I-=V1), Cada tODIO > Dates dsc a A a 00 Los Sres. Socios tienen derecho á adquirir por una sola vez un ejemplar de cada uno de los tomos de los AwaALkes, del BoLerín y de las MEMORIAS, á los precios siguientes: « ANALES: OMOR 2 e 0, 19 Y DO ea 8 pesetas. A Ta E TE TN OE PUR E A A e DA A AL CO LA O a Wa e lo AR Or ETA 12 — LE SO NA SÍ A a Vie E g — BOLETÍN: TOMOS IAE: +02: i2 ao ae Pr al A 6 — MEMORIAS: E Tomos I-VI........ a E SE IE Los cuadernos sueltos, siempre que de ellos haya sobrantes, sin desca- balar tomos, 4 2 pesetas La colección completa de la 1.* serie (20'tomos) incluyendo el tomo 1.”, para los socios y por un solo ejemplar (sólo hay disponible un cortísimo número) 250 pesetas. - Entiéndanse en francos estos precios para los extranjeros, compren- diendo en ellos el porte. Los socios vitalicios y perpetuos tienen derecho á recibir gratuitamente á su ingreso en la SocieDaD diez volúmenes elegidos entre los anteriores á excepción delos 1.?, 5.” y 11. ADVERTENCIA Por reciente acuerdo de la Socienap los señores socios que publiquen notas en el Boneríy podrán obtener gratuitamente cincuenta ejemplares - de ellas, siempre que así lo pidan en el manuscrito de su. trabajo. De los publicados en las Memorias se entregan siempre igual número de ejemplares aunque no se soliciten. De unos y otros podrán hacerse tiradas aparte que excedan de dicho número á los precios consignados en la tarifa corriente. La encuadernación, cubiertas de color y demás gastos se abona- rán con arreglo á la tarifa general para las tiradas aparte SUMARIO DEL No 5 LR ed Sesión del 7 de Mayo de 1913 Sesión del 7 de Mayo de 19153. — Admisiones y presentaciones —Comu- nicaciones.—Secciones. —Nota bibliográfica..... ...... FAS OS NOTAS Y COMUNICACIONES García Mercer (R.)—Mutílidos nuevos de África y Canarias . z BeLTRÁN (F.)—Una excursión botánica por la provincia de MS Srerra (P. L.)—Gruta de Ojebar. (Láminas v y VI). .00.e.oc.o .... Mabrio Moreno (J.)—Las impregnaciones de plata en histología vegetal....... do ds SE 00 A A AO E SN Eta Vicioso (C.) y Beurrán (F.) —Observaciones acerca del área geográ- fica de la «Armeria cespitosa» (Ortg.) Boiss.. AO ANA BoLívar (L)—Rectificación sinonímica....... A A O DA LISTA de los señores socios de provincias () y tranjero que han satisfecho su cuota desde 1.” 31 de Mayo de 1913. Cuota de 19183. Bolós. Franganillo. z Novella. ' A = Págs. 253 257 264 271 299 305 312 ex- al ¡ (1) No se incluyen los de las capitales en que existen Secciones de esta SOCIEDAD, MADRID.—IMP. DE FORTANET, LIBERTAD, 29.—TELÉFONO 991 ; ed Tomo XIII.—Núms. 6-7. BOLETIN DE. LA € it REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA a ES de . [piistoria Natural FUNDADA EN 8 DE FEBRERO DE 1871 a is O E A ESA A Junio-Julio de 1913 INEA: DE TD (MUSEO DE CIENCIAS NATURALES) Hipódromo OBSERVACIONES Los soci0s CORRESPONDIENTES EXTRANJEROS podrán recibir las publica- ciones de la Sociedad abonando la cuota anual de 10 pesetas, Los NUMERARIOS abonarán la cuota anual de 15 pesetas ó la de 16,50 si residiesen en países de la Unión postal, debiendo remitirla sin descuento al tesorero en la época de admisión, y posteriormente en el mes de Enero de cada año. Reciben el BOLETÍN y las MEMORIAS. Los AGREGADOS abonan la cuota anual de 8 pesetas y reciben el BoLETÍN. Unos y otros podrán abonar-su cuota en plazos trimestrales adelanta- dos, donde haya Sección ó representante de la Sociedad, á razón de 4 pe- setas por trimestre los numerarios y de 2,26 los agregados. Los socios numerariog que abonen de una vez ó en tres plazos anuales la suma de 300 pesetas se consideran como vitalicios, quedando exentos del pago de la cuota anual y con derecho á recibir en lo sucesivo todas las publicaciones de la Sociedad. Los que hicieren á la Sociedad el donativo de 500 pesetas serán consi- derados como socios perpetuos, con iguales derechos que los vitalicios, pero figurando su nombre á perpetuidad en la lista de socios, junto al de los socios fundadores. TARIFA para las tiradas aparte del Boletin y de las Memorias de la Real Sociedad espanola de Historia natural. Tiradas sin levantar forma. De1416 páginas, 2 pesetas cada 50 ejemplares ó fracción de 50. Tirada dejando una sola paginación y añadiendo los titulos del autor después de su nombre. Del1á8 páginas (medio pliego), 50 ejemplares, 5,50 pesetas; cada 50 más ó fracción de 50, 1 peseta. De 1416 páginas (un pliego), 50 ejemplares, 10 ra ar cada 50 más ó fracción de 50, 2 pesetas. . En todos los casos. Una portada nueva, molde y tirada de 1 á 500 ejemplares, 5 pesetas. Poner cierre á la portada para que sirva de cubierta, papel de colcr y tirada de 50 ejemplares, 4,25 pesetas; cada 50 más, 0,25. Una cubierta sin imprimir, cada 50 ejemplares, 0,25. Por las correcciones extraordinarias que manden hacer los autores, cada hora, 1 peseta. Encuadernación. 1 416 paginas, 50 ejemplares, 1 peseta. Pasando de un pliego, hasta cinco, cada 50 ejemplares, 0,50 por pliego, de seis pliegos en adelante, 0,25 por pliego, cada 50 ejemplares. La cubierta y las láminas. se computan.cada una como un pliego para la anterior tasación, RN ri A A ES Sesión del 4 de Junio de 1913. PRESIDENCIA DEL ILMO. SR. D. JUAN M. DÍAZ DEL VILLAR El Secretario leyó el acta de la sesión anterior, que fué apro- bada. Admisiones y presentaciones. —Quedaron admitidos como so- cios numerarios los señores propuestos en la sesión anterior, y ¿presentados los Sres. D. Carlos Dubois, R. P. Jaime Balach, D. José Azorín Fornet y D. lgnacio Bolívar y Pieltain, por los Sres. del Cerro, Arévalo y García Mercet, respectivamente. A propuesta de la Junta directiva y en consideración al interés que habia demostrado por la Socienab facilitándola los recursos necesarios para la expedición á Marruecos, quedó propuesto para socio protector el Excmo. Sr. D. Juan Navarrorreverter, Ministro de Estado y Miembro de la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, acordándose que en la sesión próxima, consi: derada como extraordinaria, pudiese ser ratificada la propuesta. Fallecimiento.—El Secretario participa á la SocienabD el falleci- miento de uno de sus socios honorarios, lord Avebury, el gran naturalista inglés que firmaba sus obras, hoy clásicas, con su nombre de pila John Lubbock. Darwiniano convencido, habíase dedicado especialmente al estudio de los insectos, siendo admira- bles sus observaciones relativas á las costumbres de las abejas y hormigas y á la estructura de los animales inferiores. Había na- cido en Londres en 1834. Era hijo del gran astrónomo y matemá- tico del mismo nombre, y como éste dividió su vida entre su oficio de banquero y sus aficiones á la ciencia. Se acordó conste en acta el sentimiento unánime de la Socrik- DAD por la muerte de tan eminente hombre de ciencia. Comunicaciones.—El Secretario leyó á continuación una carta del señor Presidente de la Société d* Histoire Naturelle de 1”Afri- que du Nord, proponiendo el cambio con nuestras publicaciones. acordándose que podía hacerse con el BoLETÍN. También dió cuenta de un trabajo remitido por el Sr. González Fragoso, titulado Ciento diez y siete hongos microscópicos de la provincia de Sevilla, en su mayoría nuevos para la flora española. Pomo x11.—Junio, 1913. 20 314 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA A continuación, el señor Presidente manifestó que los expedi- cionarios que esta Socrtenab había enviado á Marruecos, llegarían á esta capital á la mañana siguiente, y suponiendo que los seño- res socios tendrían gusto en saludarlos y en oir cuanto antes una ligera narración del viaje, proponía á este objeto levantar la se- sión para continuarla el próximo día á la misma hora. Así se acuerda. Sesión del 5 de Junio de 1913. PRESIDENCIA DEL ILMO. SR.,D. JUAN M. DÍAZ DEL VILLAR Se dió lectura de la propuesta de socio protector hecha por la Junta directiva en la sesión anterior á favor del Excmo. Sr. D. Juan Navarrorreverter, quedando aprobada por unanimidad. El Sr. Gredilla, en breves palabras, presenta y ofrece á la So- creDaD un retrato del difunto señor Marqués del Socorro, socio fundador de la misma que sus hijos dedican á la Socienap en agradecimiento al justo homenaje que ésta le tributara á su fa- llecimiento. El Sr. Ribera (D. Emilio) estima que es muy de agradecer di- cha atención, y propone que se den las gracias de oficio á los do- nantes. El Sr. Fernández Navarro se asocia á todo lo dicho y hecho en la memoria de tan eminente y bondadoso Profesor, así en nombre de todos los que fueron sus discipulos como en el suyo propio. Continuando la sesión de ayer, el señor Presidente saluda á los expedicionarios en nombre de la Socienab y les invita á que nos comuniquen sus impresiones de viaje. El Sr. Fernández Navarro nos explica á continuación su correría por las tierras africanas, señalando sobre un mapa el itinerario seguido por la misión á sus órdenes, y como encargado de la parte geológica apunta ligeras indicaciones, ya que Otra cosa no es posi- ble por falta de preparación, sobre lo que él cree más interesante, y anunciando que desde luego un estudio detenido sobre el parti- cular se publicará en nuestras Memorias. Otro tanto hacen los Sres. Cabrera y Dantín á propósito de ver= tebrados y agricultura y botánica, de que iban encargados, excu- A se Ñ A “E dE DE HISTORIA NATURAL 315 sándose el Sr. Bernaldo de Quirós, bien contra su deseo, por ha- ber llegado completamente afónico. El Sr. Fernández Navarro habla de nuevo en nombre del único individuo de la Comisión exploradora no presente, D. Fernando Martínez de la Escalera, yue se quedó en Tánger, su residencia habitual. Añade que está seguro de que ha cumplido su misión entomológica á satisfacción de todos, como podrá apreciar la So- CIEDAD, por sus envíos tan abundantes como notables. —Los Sres. Martínez de la Escalera (D. Manuel) y Bolívar (don Cándido) presentan tres notas sobre coleópteros nuevos, tituladas Dos nuevas tribus de Driilidos y Un nuevo género de Malthinido (Cantharide) de Marruecos las del primero, y Especies nuevas del género Cydistus la del segundo. Secciones.—La de BARCELONA celebró sesión el día 24 de Mayo, bajo la Presidencia de D. Augusto Pí Suñer. —El señor Presidente felicita en nombre de la Sección á los se- ñores Fuset, Arias y Faura, por haber sido nombrados catedráti- cos de la Facultad de Ciencias de Barcelona los dos primeros y auxiliar de la propia Facultad el último. —El Sr. San Miguel presenta como nuevo socio numerario á D. Justo Caballero Fernández, alumno de la Facultad de Ciencias. —El Sr. Serradell da cuenta de haberse verificado la excursión á Malgrat y de haber hecho en ella buena recolección de plantas y minerales, entre estos, hermosos ejemplares de limonita. Se con- viene que la próxima excursión se verifique á las costas de (Ga- rraf, el próximo día 8 de Junio. —El Secretario propone, y así lo acuerda la Sección, dirigirse á la Junta directiva central en súplica de que los libros de la Bi- blioteca de la Socienap pueden ser consultados en ciertas condi- ciones por los socios no residentes en Madrid, quedando los se- ñores Presidente y Secretario encargados de redactar la comuni- cación correspondiente. —Después de la intervención de varios socios, se conviene asi- mismo que una Comisión formada por los Sres. Fuset, Serra- dell y Galiano, gestione la adquisición gratuita de libros para la Biblioteca de la Sección. —El Sr. Pardillo presenta una nota en la que expone y comenta modernísimos descubrimientos cristalográficos. 316 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA Notas y comunicaciones Especies nuevas del género «Cydistus» Bourg. (Drilidae) POR CÁNDIDO BOLÍVAR Y PJELTAIN Cydistus Escalerai nov. sp. Long. 9 mm. Loc. Akbés (Siria). M. de la Escalera. GS). Cabeza negra, Antenas del 4.? al 11.” artejo negras, los tres primeros artejos y el 12.2 más claros. Elitros castañi0-OSCUTOS, con el ápice amarillo canario, así tomo el protórax, escudete, patas, tarsos, abdomen y piezas pectorales en su totalidad. Cabeza corta, con pubescencia aislada y erizada; ojos gruesos, prominentes; primer artejo de las antenas, grande, truncado obli- cuamente; del 4. al 11.” biflabelados, más cortos que el primero; el 12.” aplastado y securiforme. Protórax subrectangular, vez y media más largo que ancho, borde posterior redondealo, de lados paralelos y el anterior ligeramente redondeado, con puntuación contigua y granujienta, con una impresión ó surco longitudinal en la línea media, sin llegar á la base ni al borde anterior; con pubescencia corta y dorada y no muy densa. Elitros dos veces más largos que anchos, estrechados y redondeados muy al final, con pubescencia dorada muy corta, punteado granujientos y con dos ó tres costillas vagas, mejor apreciables en el último tercio. Tipo en col. M. M. de la Escalera. Cydistus persicus nov. sp. Long. 8,5 mm. Loc. Kuh Sefid (Persia). M. de la Escalera, GS. Cabeza negra. Antenas, palpos, protórax, escudete, base y exlremo apical de los élitros, patas, tarsos, abdomen y piezas pectorales amarillas. Plúmulas de las antenas y una mancha en el medio de los élitros de color castaño. Protórax rectangular vez y media más largo que ancho, muy redondeado en la base y ape- nas en el borde anterior, fina y contiguamente punteado, pero ISE ad DE HISTORIA NATURAL 31 no granujiento, con una impresión en la línea media y dos late- rales bien marcadas. Elitros, vez y media más largos que anchos tomados en conjunto, redondeados y estrechados en el ápice, con puntuación con tendencia á estriarse transversalmente; 4.” y 5.” artejos de las antenas muy abultados, casi tanto y tan largos como el primero. Del 6.* al 11.? casi cilíndricos y apenas más cortos; el 12.” securiforme y aplastado. Inconfundible con el €. Reitteri Bourg. por el abdomen y piezas pectorales amarillas. Distinto del C. Escalerai mihi y chindaa- ricus mihi, por sus antenas amarillas. Tipo. Un ejemplar S' en col. M. M. de la Escalera. Cydistus chindaaricus nov. sp. Long. 8,5 mm. Loc. Chindaar (Alto Karum, Persia). M. de la Escalera. Especie próxima á C. persicus mihi, del que se diferencia por tener la frente rojiza, las antenas á partir del 4.* artejo, castaño oscuras, el protórax relativamente más ancho, con el borde an- terior ligeramente sinuado, liso en la línea media, con una estría muy corta y fina, puntuación aislada en las márgenes, base re- dondeada. Escudete más alargado y redondeado posteriormente. Elitros con una mancha oscura, vaga, dejando la base, sutura, margen y ápice amarillentos. Tarsos posteriores más fuertes y engrosados. Partes inferiores del cuerpo, como las patas, amarillentas. Tipo. Un ejemplar F' en col. M. M. de la Escalera. Cydistus minor nov. sp. Long. 4,545 mm. Loc. Kamenográ (Río Karum, Persia). M. de la Escalera. g'. Cabeza castaño-oscura, antenas incluso las plúmulas ama- rillas; protórax y élitros pajizos, así como las patas y cara inferior del cuerpo. Frente fuertemente impresionada transversalmente. Antenas con sus artejosfá partir del 4.” algo más cortos que el primero, biflabelados; el 12. securiforme y aplanado. Protórax subrectangular, con la base muy redondeada, lados ligeramente sinuados hacia adentro, borde anterior casi recto, siendo el pro- tórax en él más ancho que en la base, fuertemente impresionado en la línea media y transversalmente cerca de la base. Elitros vez y media más largos que anchos tomados en su conjunto, unicolo- 318 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA res pajizo-claros, con una mancha algo más blancuzca en el ápice, húmeros redondeados. Tarsos delgados. Inconfundible con las demás especies del género por su tamaño mitad menor, élitros concolores, etc. Tipc. Un ejemplar J en col. M. M. de la Escalera. Las especies conocidas de este género podrían diferenciarse por el siguiente cuadro: 1. Elytra tantum apice maculata. 2. Pronotum vix latius quam longius.. 1. C. Zurcheri Bourg. 2.2 Pronotum distincte longius quam latius. 3. Antennae testaceae; elytra brunnea, apice flavO............. 2. C. Escalera: nov. sp. 3.3 Antennae flavescentes; elytra pallide flava, apice albescente. 3. C. minor nov. sp. 1. Elytra basi et apice maculata. 4. Abdominis segmentis 4 ultimis nigris, flavomarginatus..... 4. C. Reitteri Bourg. 4.4 Abdominis segmentis ultimis flavescentibus. 5. Antennae brunneae. Tarsi postici crassi. Scutellum postice rotundatuM............... 5, —. chindaaricus NOV. Sp. 5.5 Antennae flavae. Tarsi postici gracili. Scutellum postice truncalam Loi eye lote cola a 0) Ue ERSICIóS MANSO Dos nuevas tribus de Drilidos POR M. MARTÍNEZ DE LA ESCALERA Drilidae. Tribu Emminae nov. Emma gen. nov. Cabeza grande, larga, casi tan ancha como el protórax, ensan- chada hasta los ojos, que son delanteros y muy prominentes. Man- díbulas muy fuertes, deprimidas y anchas, encorvadas casi en recto en su terminación, que es aguda y simple, aquilladas en su borde externo, con un lóbulo ó tubérculo muy pronunciado y romo á veces, hendido hacia el medio y en su cara interna. An- DE HISTORIA NATURAL 319 tenas largas, aserradas, de once artejos, insertas por delante de los ojos, y adosadas á su borde antero-interno, casi contra el borde anterior del epístoma, pasando del primer tercio de los élitros. Frente plana, con una gibosidad entre los ojos; vértice muy largo y plano ó apenas hinchado, así como las sienes. Protórax transverso, subcuadrado. Elitros blandos muy largos, más de/dos veces que la cabeza y el protórax reunidos, cubriendo totalmente el abdomen y redon- deados separadamente. Abdomen de seis segmentos. Caderas con- tiguas. Patas largas, tarsos de cinco artejos, más cortos que las tibias, con el 4.” rudimentario y muy hendido, dejando ver entre sus laminillas terminales la implantación del 5.*, terminado por dos uñas sencillas. Emma serricornis nov. sp. Long. 11 mm. Loc. Mogador, Ksima, Kureimat. Escalera. Museo de Madrid, mi colección. Borde del epístoma recto, dejando al descubierto el labro, que es corto y largamente ciliado, con cerdillas rojas, ojos muy grandes, laterales, delanteros y salientes, Palpos de un amarillo-claro, no más largos que las mandíbulas, con su último artejo alargado y redondeado, más largo que el anterior y tres veces más largo que ancho. Puntuación sobre la cabeza moderada y aislada y cubierta por la pubescencia. An- tenas deprimidas y muy aserradas; 2.” artejo trapezoidal, tan largo como ancho, mitad menor que el primero; 3.” muy engro- sado en el ápice, tres veces por lo menos del largo del segundo; los 4.2, 5.9, 6.%, 7.2 y 8.0 cada vez más aserrados en su borde ex- terno, donde se redondean los 9.” y 10.” algo menos aserrados que los anteriores; el 11.” cilindro muy alargado y acuminado, algo más largo que el 10.* Protórax tan ancho en la base como en el borde anterior, ape- nas redondeado en los lados, con los ángulos anteriores y pos- teriores casi rectos, los posteriores angulosos pero nada salientes y los anteriores apenas matados; con puntuación más fina que la de la cabeza, por lo que se apercibe á través de la pubescencia, estrechamente rebordeado posterior, lateral y anteriormente, con la base recta y el borde anterior nada escotado. Escudete fina- mente punteado, pequeño y desnudo. Elitros blandos con la base 320 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA recta y de húmeros poco redondeados, y con puntuación tan fina, como la del protórax, cubierta por la pubescencia. Abdomen de seis segmentos. Fémures apenas engrosados. Tibias rectas, delgadas y cilíndricas, terminadas por dos espinas muy cortas. Tarsos con el primer artejo alargado, poco engrosado enel ápice y tres veces por lo menos más largo que ancho; 2.* y 3.” más cortos y algo más transversos. El 4.? muy pequeño y-hendido. El 5.” tan largo como el primero y todos largamente pubescentes. El pospecto está finamente punteado, rugoso granujiento en los bordes, así como los anillos abdominales en toda su extensión, formando ligeras arrugas transversas. Cubierto superior ó inferiormente por una moderada pubes- cencia finísima, sedosa y reclinada de color grisáceo. Cuerpo de color rojizo claro. Borde interno de las mandíbulas más obscuro, así como el abdomen. ¿Drilidae ? Tribu Karuminae nov. Karumia gen. nov. Cabeza grande, tanto ó más ancha y larga que el protórax, en- sanchada hasta los ojos, que son prominentes y delanteros. Man- díbulas fuertes, encorvadas, bífidas en su extremidad, con una quilla longitudinal en su cara superior. Epístoma apenas ó bas- tante redondeado y rebordeado. Antenas cortas, filiformes, de once artejos, insertas en los ángulos anteriores de la cabeza inmedia- tamente delante de los ojos, y debajo de un lóbulo que forman dichos ángulos. Protórax transverso. Elitros blandos, dejando una porción ma- yor ó menor del abdome:u al descubierto. Caderas contiguas. Patas largas, tarsos de cinco artejos normales, terminados por dos uñas sencillas, Alas plegadas á lo largo recubriendo el abdomen por encima. Karumia estafilinoides nov. sp. Long. 8á 11 mm. Loc. Kamenográ (Río Karum, Persia). M. de la Escalera, mi colección. | Paralype USNM .no 530, DE HISTORIA NATURAL 321 Cabeza subtrapezoidal, enorme, notablemente más ancha que el cuerpo, con su base hundida en el protórax, desde cuyo punto va ensanchando progresivamente hasta los ojos, formando un re- borde alrededor de ellos y que están colocados lateralmente en el tercio anterior de la cabeza. Vértice y frente planos ó poco abom- bados. Puntuación indistinta en el vértice, profunda y estriado- granulosa transversalmente sobre las sienes. Pubescencia larga y aislada, de cerdillas rojo-doradas, rígidas, más densas sobre el borde anterior. Mandíbulas muy fuertes y robustas, tan largas como la mitad de la cabeza. Antenas pasando poco del borde an- terior del protórax, con sus artejos trapezoidales, poco más largos que anchos, apenas comprimidos lateralmente; los 5.%, 6.” y 7.* casi transversos; los 8.*, 9.* y 10. subcilíndricos, algo más delga- dos; el 11. apenas más largo que el 10. y acuminado. Palpos ma- xilares tan largos como las mandíbulas, de artejos notablemente más largos que anchos, incluso el último. Protórax muy trans- verso, con el borde anterior ligeramente redondeado. Borde pos- terior más estrecho que la base de los élitros y sus ángulos muy redondeados, desde ellos en curva abierta hacia los ángulos ante- riores, que son casi rectos y romos; puntuación indistinta y acla- rada en el disco, cubierta por la pubescencia erizada y larga, que es más fuerte y densa en el borde anterior y en los laterales. Es- cudete subtriangular. Elitros de consistencia blanda que llegan hasta los dos tercios del abdomen, sin cubrirlo lateralmente, como tampoco á las alas, ligeramente dehiscentes hacia su extremidad, donde se agudizan y redondean separadamente; con tres costillas muy finas y apenas marcadas cerca de la base, obliterándose después. Caderas contiguas y bien desarrolladas. Mesopecto corto y pospecto muy largo, con puntuación fina y espaciada. Fému- res moderados, tibias más largas que ellos y cilíndricas, tarsos anteriores é intermedios tan largos como sus tibias; los poste- riores algo más largos que ellas, con su primer artejo doble de largo que el 2.%, y éste tan largo como el 3. y 4.”. Espinas ter- minales de las tibias cortas y fuertes. Elitros, parte inferior del cuerpo y patas, largamente vellosas y erizadas, con la pubescen- cia amarillo-dorada. Cabeza de un castaño obscuro brillante, pro- tórax más claro, élitros amarillo de paja y las patas algo más en- sombrecidas. 322 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA Karumia microcephala nov. sp. Long. 6,25 mm. Loc. Teng Tina (Alto Karum, Persia) M. Escalera, Especie próxima á K. estafilinoides, pero inconfundible por su tamaño, una mitad menor. Cabeza mucho más corta, ojos más salientes y mayores. Epístoma algo más redondeado, dis- tancia del borde posterior del ojo al occipucio, igual Ó apenas mayor á la que hay del borde anterior del mismo al del epístoma, sin reborde circundando al ojo; protórax menos transverso, de base notablemente más ancha que en X. estafilinoides, apenas más estrecha que el borde anterior, de ángulos posteriores poco obtusos y bien acusados. Elitros mucho más largos, dejando' sólo visible el pigidio y el penúltimo anillo. Tibias posteriores é intermedias, angulosas en la terminación, y en su borde externo y más delgadas que en K. estafilinoides. La coloración es más uniforme en cabeza, protórax y élitros, siendo de un castaño obs- curo; sobre todo, su mayor diferencia consiste en estar desprovista de la larga pubescencia erizada de LX. estafilinoides; en microce- phala, la pubescencia de los élitros es corta, reclinada y rala, faltando tambien la lateral ó siendo poco visible. Antenas moderadas, llegando casi al borde posterior del pro- tórax, ligeramente engruesadas en el ápice. El 2.%, 3.9, 4.%, 3.” y 6.” artejos sublrapezoidales, casi trans- versos; el 7.” algo mayor, los 8.*, 9.2 y 10. casi cilíndricos, nota- blemente más largos que anchos; el 11.” acuminado. Un nuevo género de Maltinido (Cantharidae) de Marruecos POR M. MARTINEZ DE LA ESCALERA Apteromalthinus nov. gen. Cabeza grande, ensanchada hacia los ojos, que son delanteros, grandes y prominentes. Protórax una mitad más estrecha en la base que en el borde anterior. Elitros muy cortos, estrechados en el ápice y dehiscentes, pasando apenas del segundo.anillo. Alas abortadas. Patas largas y delgadas. Primer artejo de los tarsos posteriores casi tan largo como los siguientes. DE HISTORIA NATURAL 323 Apteromalthinus pithanoides nov. sp. Long. 4á 6 mm. Loc. Alcázar. F. de la Escalera. Cabeza muy finamente granujienta, con la frente plana, epís- toma amarillo cuya coloración se prolonga en una faja estrecha por la línea media de la cabeza hasta el occipucio; el resto y las sienes negras. Antenas de 11 artejos con los tres ó cuatros primeros rojizo- amarillentos y los restantes negros, todos cilíndricos, mucho más largos que anchos, de la misma longitud, excepto el primero, que es más grueso y encorvado hacia afuera. Protórax más estrecho en la base que en el borde anterior, nada Ó apenas más largo que ancho, ángulos posteriores obtusos y redondeados, los anteriores igualmente y el borde anterior redon- deado y rebordeado, borde anterior y posterior con un filete amarillo cuya coloración avanza en los lados hasta su mitad, resto del disco y margen negros, con una banda amarillo-rojiza en la línea media, lustroso. Escudete redondeado, amarillo y reducido. Elitros negros ó castaño obcuros, con una mancha apical pe- queña amarilla, finamente rugoso. Abdomen negro, con el borde de los anillos amarillo. Patas an- teriores amarillas, con ó sin una mancha alargada en su cara superior, intermedias igualmente, con la extremidad de las tibias y de los fémures ensombrecidos. Las posteriores casi negras, sólo con la base de los fémures amarillentas. Caderas amarillas, piezas pectorales y abdomen obscurecidos. Encontrada en Alcázar durante la expedición organizada por la R. Soc. Esp. de Hist. nat. en Abril y Mayo de 1912, Quelques Nomades d'Espagne nouvelles ou mal connues, PAR J. PÉREZ Nomada excellens, 1. sp. Femelle.—Longueur 10-11 mm. Du type de la N. Faventiana Pérez (Esp. nouv. de Melliféres). Coloration ne différant que par la tendance au jaune de la tache scutellaire rouge et Pexistence, en plus, de deux taches rougeátres au métathorax, de part et 324 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA d'autre du triangle, et la dissociation de. la large bande basilaire noire du 1% segment en une ou trois petites taches. Abdomen terne (Faventiana, assez luisant), sauf les dépressions, moins marquées, plus étroites, tres légerement obscurcies quelquefois. Chaperon sans tache noire; pas de taches jaunátres aux segments 5 et 6. Manudibules avec quelques gros points espacés (Faventiana, presque sans points, brillantes). Chaperon grenu, rugueux, avec une petite dent vers le tiers antérieur. Antennes plus courtes, moins rétrécies vers la base du funicule, dont les articles 2 et 3 sont sensiblement égaux. Ecusson plus grand, ses tubercules plus largement arrondis au sommet. Triangle tres finement rugueux á la base et au bout; tres finement chagriné, presque lisse dans sa région moyenne; 6* segment un peu moins rétréci. Nervure ordi- naire des ailes préfurcale (Faventiana, l'inverse). Extrémité du tibia postérieur a crétes anguleuses, largement arrondies au bout, avec, dans angle qui les sépare, une imperceptible épine. Villosité en général courte et blanchátre, plus longue sur la face et en dessous; en duvet court, extrémement délicat sur le dessus de l'abdomen, plus sensible au 5” segment. Ponctuation de la téte et du dos du corselet plus forte que dans la Faventiana et non grenue, plus grosse á peu pres du double au milieu, tres espacée et irréguliére avec des intervalles brillants. Celle de Pabdomen tres sensible, tres nette (Faventiana, superfi- cielle, presque oblitérée), plus espacée et plus fine sur les dépres- sions, dont elle atteint presque le bord. Le 1*r segment et les dépressions des suivants sont seuls luisants, le reste de l'abdomen est mat. Mále.—Long. 10-12 mm. Mandibules sauf le bout noir, bas des joues, moitié inférieure du chaperon avec un court prolongement algu au milieu, devant du scape, une ligne interrompue au prolhorax, le tubercule huméral, lVécaille, deux taches séparées ou confluentes sur l'écusson, deux bandes interrompues aux 2* et 3* segments, une large bande continue aux 4* et 5%, deux larges bandes ventrales aux segments 3-5, le devant des pattes 1, le bout du fémur et du tibia et le dessus des tarses 2, le dessus des tarses postérieurs ou seulement leurs articles 2 et 3, jaunes. Antennes rougeátres avec les sept ou huit 18s articles tachés de noir en dessus; moitié postérieure du 1* segment, le pourtour des dessins jaunes aux deux suivants, le ventre avec une large bande jaune DE HISTORIA NATURAL 325 aux segments 2-4, de la méme couleur, ainsi que les pattes sauf les parties jaunes. Bord postérieur étroit du 1er segment dorsal plus ou moins obscurci; celui des segments 4-6 largement noir. Fémurs postérieurs rayés de noir a la base, en arriére. Villosité comme dans la femelle. Antennes courtes; scape épais; 3* article plus grand que le 4e, celui-ci un peu plus long que le 5; articles 5-12 plus larges que longs. Tubercules de lécusson largement arrondis, peu saillants, séparés par un sillon étroit, peu profond. Triangle plus finement chagriné que dans la femelle, á la base; le reste presque luisant. Pygidium assez allongé, faiblement rétréci vers le bout, qui est entier, arrondi, les cólés en cróte assez saillante. Ponctuation plus forte sur le dos du corselet que dans la fe- melle, un peu rugueuse, moins espacée au milieu. Celle de labdo- men plus forte, sensiblement plus espacée en arriére; 5e dépression á bord largement lisse. Barcelone, mai et juin. Nomada pastoralis Ev. Un exemplaire de Ciudad Real a le métathorax noir, sans taches, avec une bande blanc-jaunátre au 5* segment; celle du 4e á peine indiquée par une faible teinte plus claire de la couleur rouge, á la place qu'elle occupe. Un éclaircissement pareil se soupconne au 2 et au 3e. Un sujet de Barcelone, avec deux grandes taches rouges cou- vrant les angles latéraux du triangle et deux au métathorax, a au 2e segment deux trés grandes taches latérales blanc-jaunátre, acu= minées en dedans, une bande étroite et irréguliére au 4*, et celle du 5* tres large et trés nette. On lit dans la diagnose de cette espéce [(Schmiedeknecht, Ap. Europ., p. 119): «tibiis posticis apice nonnullis spinulis bre- vibus clavatis nigris». En réalité, il existe un peigne de spinules blanches trés fines, dont l'extrémité seule, dans un plus ou moins grad nombre, est épaissie par une substance ótrangtre noire, absolument comme celle qui encrasse souvent les cils ventraux des Epeolus. (V. J. Pérez: Contributions ú la faune des Apiaires de France.) Nomada orbitalis n. sp. Femelle. —Longueur 8 mm. Voisine de PAntigana Pérez. 326 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA Dessin rougeátre plus abondant et d'une teinte en général plus claire. Scape faiblement taché de noir; funicule légéerement rem- bruni en dessus; articles 9-11 pas plus sombres que les autres (Antigana). Labre entiérement rougeátre. Mandibules noires au bout. Chaperon entierement coloré, ainsi que les joues. Quelque- fois une ligne interantennaire rougeátre s'éleve de la base du chaperon á Pocelle antérieur. Yeux entourés d'une étroite ligne rouge Clair ininterrompue, émettant d”ordinaire, au vertex, un épaississement angulaire ou une ligne continue, d'une orbite á Vautre, passant derriére les ocelles. Mésothorax, tantót tout noir en dessus, tantót présentant deux bandes latérales d'un rouge sombre allant de écusson au prothorax, sans atteindre celui-ci. Sont encore rougeátres: écusson et ses appendices; le postécus- son; le tubercule huméral; une grande tache mésopleurale unie inférieurement á sa congénere; abdomen, sauf la bande noire basilaire ordinaire ou quatre taches qui la représentent; une petite tache obscure sur les cótés des segments 3-5 et une tache vague au milieu des segments ventraux 3 et 4; les pattes, sauf le dessus des hanches, la base des fémurs en dessous; le prototarse postérieur et la base obscurcie des quatre articles suivants. Milieu des mésopleures, cótés du métathorax, dessus des han- ches postérieures abondamment couverts de longs poils d'un blanc de neige (moins nombreux et un peu ochracés dans l'Antigana). Un court et fin duvet blanchátre revét, chez les sujets frais, la plus grande partie du corps, particulieremet l'abdomen et les pattes et leur donne un aspect pruineux qui manque a l'An- tigana. Un ou deux denticules minuscules avant le bord antérieur du labre. 3* article des antennes évidemment plus long que le 4* (Antigana, égal ou á peine plus long). Ecusson déprimé, ses tubercules peu détachés. Triangle rugueux, méme dans sa partie inférieure (Antigana, tres finement chagrinée), fortement limité sur les cótés par une ligne enfoncée. Dépressions des segments sensiblement moins larges que dans lAntigana, faiblement dé- colorées. Epines tibiales tres gréles, incolores. Ponctuation plus fine et plus serrée, différence plus sensible au mésothorax, Barcelone, juin; Andalousie. Aa DE HISTORIA NATURAL 3827 Nomada pusilla Lep. Esjece souvent méconnue. La cause en est, pour une bonne part, au nom méme si mal justifió de pusilla, car il est une mul- titude d'espéces auxquelles il s'appliquerait mieux. Elle est remar- quable par ses grandes variations, et elle constitue diverses races locales assez distinctes pour que Pon soit souvent porté á les tenir pour des espéces légitimes. La femelle de pusilla typique est, africaine et se distingue par une taille un peu moindre, l'écusson rougeátre, les segments mo- yens cerclés de noir, les derniers ordinairement rouge orangé, rarement bandés de jaune plus ou moins franc. En Espagne, la forme la plus fréquente, outre sa taille un peu supérieure, differe du type par la tendance du rouge (écusson, abdomen) á passer á Porangé, au jaune méme, tandis que le noir tend a seffacer de l'abdomen. Quelques exemplaires tunisiens offrent cette variation. Je possede méme une femelle d'Aia-Sefra (Oranie) dont l'écusson est orangé, le postécusson jaune, Vabdo- men, en avant, rougeátre tres clair, jaune orangé en arriére, avec des bandes noires trés nettes aux segments 2 et 3. En France, avec la taille de la race précédente, on voit le rouge diminuer, le jaune s'accuser á la face, au corselet, á abdomen, au détriment de la teinte rougeáire, mais surtout le noir s'exagé- rer. Tous les segmens sont le plus souvent bandés de noir, méme les antérieurs, et cette couleur rembrunit jusqu'aux derniers articles des antennes. C'est la zonata Lep., Lepeletieri Pérez (Contribution ú la faune des Apiaires de France). Le mále est assez rare dans les collections. Il parait assez uni- forme en Algérie et ea Espagne. Malgré des recherches assidues dans les localités fréquentées par la femelle, il ne m'a pas été donné d'observer un seul exemplaire francajs de Ce sexe. Schmiedeknecht ne mentionne pas cette espéce. Nomada Novioregensis Pérez. Depuis que j'ai dunné la description de cette espéece (Actes de la Soc. Linnéenne de Bordeaux, Procés Verbauzx, t. Lvir, 1902), j'ai acquis deux nouveaux exemplaires de cette rare et jolie nomade, Pun capturé á Royan comme le premier, Pautre provenant de Terragone. Toux deux différent du sujet décrit par l'étendue et Péclat plus grand du dessin. L'exemplaire de Royan differe du premier d*abord par le ton 328 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA plus clair du rouge ei sa plus grande extension. Aux lignes mé- sothoraciques juxta-alaires, plus élargies, s'ajoutent deux petites lignes entre celles-ci et la ligne médiane, assez sombres et rac- courcies aux deux bouts. A la face 'postérieure du métathorax existe, dans le triangle et non loin de ses angles, un petit point d'un rouge obscur, et, sur les cótés de cette face, une grande tache allongée, tres irréguliére. A abdomen, le noir des segments 1 et 2 est presque entierement effacé; les taches jaunes sont plus vives, celles du 4* segment notablement grossies, leur pointe in- terne tres prolongée et tres aigué. Dans lexemplaire espagnol, la méme tendance de la coloration s'accuse encore plus. Le dessin de la téte et du thorax est d'une teinte plus gaie; les quatre lignes du mésonotum son larges et éga- les, les internes á peine raccourcies; les grandes taches du méta- thorax, tres agrandies, réguliéres, sont unies au point du triangle en une large bande longitudinale, dont la teinte pousse á Porangé. Sur l'abdomen, si le jaune est augmenté, particuligrement au 3* segment, le noirátre du bord des segments est tout aussi pro- noncé que dans le type royannais. Aucune différence morphologique appréciable n'accompagne ces variations. Tout au plus pourrait-on reconnaítre une ponc- tuation plus forte dans l'exemplaire de Terragone. Nomada fallax 1. sp. Cette Nomade, communiquée jadis a Schmiedeknecht, m'est re- venue avec le nom de transitoria Schmdk. Je lui trouve cepen- dant certains caracteres qui ne concordent point avec la descrip- tion donnée par Vauteur de Vespéce et m'obligent a Ven sé- parer. Ainsi schmiedeknecht dit de sa transitoria: «labro nigro, ante apicem denticulato, spatio satis lato polito». Dans notre espéece, le labre est largement rouge sur tout son pourtour, noir seulement au milieu, portant, sur cette grande tache, non une, mais trois dents assez fortes et aigués, une médiaue, les deux autres pré- marginales. Un espace basilaire, moindre que le tiers de la lon- gueur du labre, est lisse seulement tout á la base, puis chargé de poins d'abord distants, puis de plus en plus rapprochés jusqu'á la fre dent, oú la surface ponctuée devient tout á fait rugueuse. Les antennes, ferrugineuses seulement en dessous, et non en entier avec les articles obscurcis vers le bout et le scape taché de noir, AAA DE HISTORIA NATURAL 329 ont le funicule tout entier assombri en dessus, les articles 7-9 parfois presque entiérement noirs, le scape et les deux articles sui- vants tachés de noir en dessus. Ecusson bien rarement tout A fait rouge (transitoria), mais le sillon médian plus ou moins noir. Par contre, ses appendices sont colorés. Schmiedeknecht ne dit rien des tres grandes taches mésopleurales confluentes sous la poitrine. Jamais, dans les nombreux sujéts que j'ai observés, la moindre trace de point jaune au 2* segment (segmento secundo puncto laterali flavo diluto), mais un point noir, qui se voit aussi au 32, Parfois ces deux segments ont leur base obscurcie ou noi- rátre. Les spinules tibiales, au nombre de 6, son assez espacées, un peu courbes, émoussées au bout, tout á faire noires et non pá- les (setulis densis aequalibus, pallidis). Le prototarse postérieur, dont Schmiedeknecht ne parle pas, est noir avec la base rou- geátre. Pour ce qui est du mále, la diagnose de Schmiedeknecht con- vient assez bien aux exemplaires que je posséde, avec cette res- triction cependant, que ceux-ci ont précisément au 2* segment le point jaune dont lauteur ne dit rien pour ce sexe; ils en ont méme un second, minime, au 3*, souvent au 4* (parfois 2 de chaque cóté), plus une bande transversale irréguliére au 5*, Les spinules tibiales sont noires, comme dans la femelle, mais plus faibles, et le prototarse postérieur est également noir. L'écusson est noir dans tous mes sujets. Ces máles n'ont point la base du labre lisse, comme la femelle, mais fortement ponctuée, avec des inter- valles brillants. A la base des fémurs postérieurs, en dessous, existe dans ce mále une conformation qui lui est commune, avec des variations, bien entendu, avec plusieurs autres especes. Elle consiste en une fossette allongée creusée dans le fémur, ou tout au moins une dépresion, dont toute la surface est plus au moins abondamment garnie de poils blancs ou argentins, parfois un peu fauves, dont les plus rapprochés de la base, ordinairement tres longs, se re- courbent souvent en arc-boutant soit au dessus de la fossette, soit en avant. Dans notre espéce, la dépression, moins longue que la moitié du fémur, est modérément velue, et les poils de la partie proximale, assez longs, se recourbent en avant et de dedans en dehors. Les espéces dont le labre a la base lisse peuvent étre Ci- tées, en général, comme offrant, á des degrés divers, la particu- larité que je signale. Tomo x111.—Junio, 1913, 21 320 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA Nombreux exemplaires d'Andalousie, Cuenca, Lagarriga, juin; Oran, Téniet-el-Haad, juin, aoú!; Palerme, mále, mars. Nomada Vergiliana, n. sp. Mále.—Long. 9 mm. Voisine de la mutabilis. Mandibules sauf le bout; chaperon sauf la base; moitié inférieure de lorbite, jusqu'a la hauteur des antennes; devant du scape; une petite ligne au vertex, contre lP'orbite; une tache sur le tubercule humé- ral jaunes; écaille subhyaline, roussátre. Aux segments 1-3, des taches jaunes latérales, la 17* ronde; au 4*, une bande irréguliéere; les segments suivants d'un rougeátre clair. Tous les segments plus ou moins tachés de noir sur les cótés. Dépressions largement décolorées. Tous les articles du funicule (mutabilis, les 1*rs seule- ment) tachés de noir en dessus, fauves en dessous. Pattes d'un rougeátre clair, surtout les tarses; les antérieures et moyennes jaunátres sur le devant; hanches et trochanters noirs, tachés de rougeátre; base des fémurs, tibias 1 et 2, en arriéere, rayés de noir. Téte aussi large que le thorax, moins épaisse que dans la mutabilis. Antennes plus gréles, surtout les 18rs articles du funi- cule; leurs longueurs relatives semblables. Ecusson presque plan; les tubercules insensibles. Dépressions abdominales plus étroites, mais plus prononcées. 7* segment beaucoup plus rétréci, son bout arrondi. Dans la mutabilis, les épines tibiales, au nombre de 4-5, sont presque incolores, difficiles a résoudre á la loupe, par suite de Vexistence, en dessous de leur rangée, de fines soies tres blan- ches, de méme longueur; dans notre espéece, les épines plus colorées, plus espacées, se détachent beaucoup mieux, quoique plus courtes, des soies sous-jacentes. Ponctuation plus fine, plus serrée, a la téte et au corselet, plus uniforme, sans les larges intervalles lisses qu'on voit chez la mutabilis; plus láche et moins forte sur abdomen; moins étendue vers les bords, aux segments 1-3. Triangle du métathorax plus petit, presque mat, plus finement chagriné. Murcie. Nomada Gerundica, n. sp. Femelle.—Long. 6,5 mm. Voisine de Kohli Schmdk., dont elle se distingue par ses formes plus robustes; les antennes plus courtes, plus épaisses, á peine claviformes; le 2* article du funi- cule égal au 3* et non plus long; le triangle tres luisant, grossié- pos? E DE HISTORIA NATURAL 331 rement et assez láchement chagriné-ridé, tres finement vers le has, profondément sillonné; le funicule plus assombri vers le haut, le dernier article restant plus clair, fauve-orangé; Pabdo- men et les pattes plus assombris également; les grandes macules de poils blancs (mésopleures, métathorax) plus éclatantes et plus fournies; les spinules tibiales des pattes postérieures plus longues et plus gréles. Gerona. Nomada Bofillana, n. sp. Mále.—Long. 8-9 mm. Ressemble á beaucoup d'égards á la lineola Pz., surtout par la structure des antennes. Téte colorée comme dans cette espéce. Antennes de méme con- formation, un peu plus gréles cependant, et le 2* article du funicule un peu plus court. Pas de dent au labre. Tranche supé- rieure du prothorax beaucoup plus amincie, peu colorée. Taches de l'écusson transversales, ovalaires, tres rapprochées, un sillon tres étroit séparant les tubercules, plus déprimés, moins arrondis. Tache mésopleurale tres petite. Partie inférieure du triangle á fine sculpture, luisante non seulement sur les cótés, mais aussi au milieu; base moins grossiéerement chagrinée et sur une plus faible étendue. Bande du 1* segment continue, en forme d'une sorte de rectangle transversal, émettant aux angles antérieurs un appendice étroit, les cótés antérieur et postérieur faiblement échancrés au milieu. Dépression du 6* segmentet anus d'un roux -clair; dépression du 5* segment parfois brunissante. Bandes des segments 2-4 interrompues, la 1** tres étroitement, la 3*1le plus lar- gement des trois; la 1r* est la plus large, les deux suivantes sont plus étroites presque de moitié. Bandes des segments ventraux comme lineola; en plus, sur le 1*, une tache jaune longitudina- le. Tous les tibias rayés de noir (lineola, toujours jaunes); le postérieur presque entiérement noir, sauf la base et le bout rou- geátres et un peu de jaune au dessus du bout inférieur. Devant des hanches antérieures enticrement jaune. Ponctuation partout plus forte, celle de Pabdomen plus distincte, avec les intervalles plus marqués, par suite le tégument sans matité (lineola). Llobregat. Nomada Dusmetella, n. sp. Mále.—Long. 11 mm. Trés voisine de la succincta Panz. Face 332 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA colorée de méme, saulement le jaune de l'orbite atteint la hauteur de Pinsertion des antennes, dont le funicule n'est taché de noir qu'en dessus des articles 4-8. Taches de l'écusson petites, tres rapprochées, se touchant presque, vaguement triangulaires á angles arrondis. Taches mésopleurales plus Jongues mais plus étroites. Bande du 1* segment largement interrompue en deux taches subréniformes, étant échancrées en arriére, les trois sui- vantes tres rétrécies au milieu. Pattes colorées comme celles de la succincta, avec moins de noir á la base des fémurs; devant des hanches antérieures jaune; les intermédiaires portant seulement une petite tache jaune rougeátre en dessous. Dessous des tro- chanters et de la base des fémurs de la 3* paire moins longue- ment velus, la derniéere n'ayant qu'une tache subovalaire de cils tres courts, ceux du milieu d'un roux doré, couleur beaucoup moins étendue et moins vive dans la succincta. Antennes plus longues et plus gréles, surtout vers la base du funicule; tous les articles plus longs, mais leurs proportions rela- tives semblables. Tubercules de l'écusson petits, tres rapprochés, leur séparation trés étroite et peu profonde. Triangle finement chagriné, sa moitié inférienre un peu luisante. Anus sensible- ment plus étroit. Face externe des tibias postérieurs faiblement grenue, leurs spinules au nombre de 4-5, assez longues, recour- bées, peu serrées. Ponctuation partout plus fine et plus serrée, abdomen moins luisant. Lerida, mars. —Je dédie cette Nomade á Mr José M'* Dusmet y Alonso, auteur d'excellents travaux sur les Melliféres d'Espagne. Nomada varipes n. sp. Femelle.—Long. 12 mm. Voisine de la succincta Pz. Antennes longues, filiformes; écusson entiéerement jaune, ses tubercules gros, globuleux et luisants; pattes tres bariolées. Mandibules sauf le bout rougeátre: labre; les trois taches facia- les confluentes inférieurement; un petit point tout au bas du front; un autre (un peu rougeátre) au haut de l'orbite supérieure; le bord supérieur du prothorax; une fine ligne latérale au méso- thorax; lécusson et le postécusson; sur le triangle, et á égale distance du milieu et des angles latéraux, deux petites taches en touchant les cótés, jaunes. Tache mésopleurale allongée, tres DE HISTORIA NATURAL 333 irréguliére, lavée de rougeátre. Bande du 1* segment tresirrégu- liere á ses bords antérieur et postérieur; celle du 2* tres rétrécie au milieu, angulairement échancrée en avant, presque rectiligne en arriéere. Bord des segments 2-5 plus ou moins bruvátre. Au 1er arceau ventral une tache jaune triangulaire; les suivants étroitement brunátres á la base, en avant des bandes; leurs dépressions étroitement décolorées, rougeátres. Dans la succincta, lVabdomen, en dehors du dessin jaune, est portout absolument noir. Paltes rousses; fémurs largement tachés de noir au bout, d'un jaune pále en dessus; sur le dessus des tibias, une ligne jaune tres étroite dans le tiers moyen, tres élargie aux deux bouts; prototarse jaunátre en dessus; hanches noires en dessus. Ailes enfumées vers le bout; nervures brunes, partiellement rougeátres; stigma fauve; nervure ordinaire antéfurcale, subin- terstitielle (succincta, longuement postfurcale). Téte manifestement plus large que longue; face tres concave au milieu. Labre inerme, peu convexe. Espace oculo-mandibu- laire pas plus large au milieu que le 2* article des antennes. Cha- peron court, aplani au milieu, muni inférieurement d'un limbe luisant, bord rectiligne au milieu. Antennes longues, filiformes; 2e article du funicule égal, sur le devant, au 38; celui-ci et les sui- vants au moins deux fois plus longs que larges. Tubercules de Pécusson gros, subglobuleux, peu saillants, déprimés en dessus, leur sommet largement arrondi. Triangle un peu déprimé en plan incliné vers la base, transversalement convexe en arriére. Abdo- men aussi large á son 2* segment que le thorax. Plaque anale inférieure fortement déprimée, au milieu de son bord postérieur, en un petit triangle lisse, dont les cótés sont garnis de poils roux dorés. Dépressions peu distinctes. Pattes longues, peu robustes; prototarses gréles, subparalleles. Epines tibiales au nombre de 7-8, longues et gréles, presque incolores; á leur base des poils courts, soyeux, tres fins. Labre densément el finement ponctué, mat. Chaperon de méme sur son disque, les cótés plus grossiérement. Les joues, pres de Porbite, encore plus, avec de grands espaces brillants. Haut de la téte, mésonotum á ponctuation plus forte que celle du chaperon, ombiliquée, un peu grenue. Tubercules de l'écusson á ponctua- tion plus grosse que partout ailleurs, surtout au sommet, qui en est presque dépourvu, par suite tres brillant; le milieu du sillon qui les sépare et le pourtour de l'écusson á peu pres comme le 334 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA mésothorax. Dessus de l'abdomen mát, á ponctuation extréme- ment fine, atteignant les bords des segments, si ce n'est au mi- lieu du 22, dont le bord est étroitement lisse. Barcelone, juin. Nomada simillima, n. sp. Femelle.—Long. 6,5 mm. Extrémemen!t voisine de la flavogut- tata K., dont elle a tout a fait aspect. Taille un peu plus grande, Labre sans trace de noir, entierement d'un rougeátre clair, aiosi que les antennes, sauf le scape, rouge seulement aux deux bouts, Bandes longitudinales rouges médianes du mésothorax peu in- diquées, sombres et tres raccourcies. Une trés petite tache sous- alaire, tres détachée de la grande mésopleurale. Pas de ligne noire entre les tubercules de l'écusson. Taches jaunes du 2* segment plus grandes et plus vives; bandes noires des segments 1-3 beau- coup plus marquées. Noir plus étendu anssi sur les fémurs 2 et 3. Villosité semblable, mais plus courte, surtout plus fine, d'un blanc un peu terne, ne formant point de taches bien évidentes et d'un blanc de neige, comme dans la flavoguttata. Une tres petite dent et non trois, vers le milieu du labre. Anten- nes plus longues, plus gréles, non sensiblement claviformes. Tu- bercules de l'écusson plus élevés, plans en dessus, non séparés par un étroit sillon. Dépressions plus étroites que les disques (fñavoguttata, plus larges) et plus prononcées. 4 spinules tibiales, la postérieure tres longue, comme dans la fluvoguttata, mais toutes plus fortes que dans celle-ci. Ponctuation beaucoup plus forte, surtout au vertex, au méso- notum, un peu grenue et assez brofonde sur ces deux organes; plus nette aussi, moins superficielle sur le 1* segment et les dis- ques des suivants, ainsi que vers la base des dépressions. Triangle du métathorax non luisant; sa partie basilaire moins grossiére- ment chagrinée et sur une moindre étendue; la partie inférieure tres finement chagrinée, mate (flavoguttata, lisse et brillante). La Garriga, mars. Nomada maculicornis Pérez. (Esp. nouv. de Melliféres de Bar- barie.) Mále.—Long. Y mm. Bouche jaune, un peu rougeátre, ainsi que Porbite interne jusque pres du niveau des antennes; un petit point au vertex, au ras de l'orbite; une petite tache sur le devant y — ro 77 2 1 DE HISTORIA NATURAL 335 du scape rougeátres, Funicule de cette couleur en dessous; en dessus, les articles 1-5 largement tachés de noir; les 6*-8* et le dernier á peine obscurcis en dessus; les 9*-11* largement. Geux- ci sont précisément ceux qui, dans la femelle, sont entitrement noirs. Bord tres étroit du prothorax, une tache sur le tubercule huméral, une autre en avant de l'écaille; deux tres courtes lignes sur le milieu du dos, les tubercules de l'écusson, une petite ligne interrompue sur le postécusson et une grande tache mésopleurale partiellement jaune, rougeátres. Abdomen rougeátre, sauf la base noire du 1"* segment; une tache latérale sur les segments 2 et 3, la 1re tres grande; une bande raccourcie aux segments 5 et 6, jaune pále; ventre entigrement rougeátre. Hanches el trochanters tachés de rougeátre en dessous; une tache pectorale ronde de cette couleur en avant des hanches intermédiaires. Le reste des pattes rougeátre, sauf une ligne noire sous les fémurs (grande á la 3* paire), une petite ligne en arritre des tibias 2 et 3; prolotarse postérieur noir sauf les deux bouts. Une petite dent rougeátre passéle milieu du labre. Scape ren- flé; 1er article du funicule égal au quart du 2* en devant, celui-ci moindre que deux fois le 3*, qui est sensiblement égal au 4*. Cor- selet pas plus large, en son milieu, que la téte, rétréci en avant; prothorax presque lamellaire. Tubercules de Pécusson moins saillants, plus arrondis au sommet que dans la femelle, séparés par un sillon large et peu profond. Pygidium peu profondément bifide; 4-5 épines tibiales gréles, noires, courbées, assez distantes. Ponctuation de la téte forte, surtout au front, oblique et ru- gueuse. Celle du mésothorax, au milieu, pareille, beaucoup plus fine et serrée tout autour, ainsi que sur les tubercules de l'écus- son, et le tégument tout á fait mat. Triangle plus finement cha- griné dans le bas que dans la femelle et un peu luisant. Abdomen absolument mat, sauf la base noire et lisse, ponctué jusqu'au bord des segments, si ce n'est au 5% la ponctuation partout tres dense, tres fine, peu profonde. La Garriga, mars. 336 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA Descubrimientos recientes sobre la estructura de los cristales POR F. PARDILLO (Lámina vil ) En el Instituto de Física teórica de la Universidad de Munich, se han realizado á principios del corriente año una serie de experi- mentos de tan gran importancia para la Cristalografía, que no puedo sustraerme al deseo de contribuir á divulgarlos, aun entre aquellos que no cultivan esta ciencia, pues son en último caso testimonios de las sublimes creaciones de la mente humana que preveen y suplen lo que ni los sentidos ni casi los medios auxi- liares de experimentación permiten conocer. En el año 1850, publicó Bravais la teoría de la estructura de los cristales, la primera realmente compatible con los principios de la ciencia moderna. Según el sabio francés, los cristales están constituídos por con- juntos de moléculas iguales é igualmente orientadas, cuyos cen- tros forman uba red de puntos. Estas no son otra cosa que el resultado de llenar el espacio de paralelepípedos iguales sin dejar huecós entre ellos; los vértices de los paralelepípedos son los puntos ó nudos de la red, ocupado cada uno por una molécula cristalina. Frankenheim y Delafosse vieron ya que las redes de puntos tienen la simetría, limitada, de los cristales, y en su conse- cuencia son en número definido. Dichos autores encontraron 15 modos diferentes, que más tarde Bravais redujo á 14. Las redes se pueden agrupar en sistemas con la simetría de las 7 holoedrias cristalográficas, de la siguiente manera: 3 regulares, 2 tetragonales, 1 exagonal, 1 trigonal, 4 rómbicas, 2 monoclínicas y 1 triclínica. Bravais suponía que en general las moléculas cristalinas son poliédricas. Para representar la estructura de un tipo cristalino, se considera una red de puntos propia del sistema al cual perte- nece el tipo y se supunen moléculas cristalinas, con sus centros en los nudos de la red. Estas moléculas han de tener entre sus elementos de simetría, aquellos que dan las operaciones del tipo, estando en coincidencia, además, con los análogos de la red. Es DE HISTORIA NATURAL 337 indudable que la simetría del conjunto ó red molecular, será el subgrupo de operaciones compatibles con la red de puntos y la molécula, es decir, tendrá la simetría del tipo, de análoga manera que la combinación de un cubo y un tetraedro tiene la de la he- miedría regular hemimórfica. El caso más sencillo será aquel en que la molécula corresponda á una forma simple del tipo. La mo- lécula esférica es aplicable únicamente á la representación de las estructuras holoédricas, Después de esta teoría idearon Wiener, Sohncke Schónflies y Federow otras que, eu resumen, consisten en explicar las meroe- drías por entrecruzamientos de redes, suponiendo unos sí y otros no, la meroedría de las moléculas y su orientación paralela. Realmente eran estudios abstractos destinados á explicar las dos cualidades de la materia cristalina: la homogeneidad y la simetría. La comprobación experimental más vorosímil se encontraba en la exfoliación. Á fines del pasado año, tratando de averiguar los físicos Haga, Wind y después Walter y Pohl, si los rayos Róntgen están cons- tituídos tambien por diversas radiaciones, para lo cual buscaban la producción de interferencias, se veían en la necesidad de hacer pasar los rayos á través de un conjunto reticular, en el que los puntos materiales estuvieron separados por distancias menores que 5. 10— cm., que es la correspondiente á la mayor longitud de onda medida en dichos rayos. ¿Dónde encontrar un medio así constituido? La dificultad parecía insuperable, y el problema de la periodicidad de los rayos Róntgen imposible de resolver por tal procedimiento. Laue comunicó á W. Friedrich la probabilidad de obtener el resultado apetecido empleando placas cristalinas, pues según la teoría de Bravais tienen estructura reticular. Friedrich y Knipping han operado de la siguiente manera. Á un haz de rayos de 1 mm. de diámetro, después de pasar por varios diafrag- mas de plomo, se le hizo atravesar láminas talladas con orienta- ción conocida en cristales, sujetas á un goniómetro para fijar con exactitud la dirección de incidencia. Detrás de la lámina cristalina á 35 mm. se colocó una placa fotográfica, y al cabo de unas veinte horas de exposición encontraron en ella figuras de interferencia en armonía con la estructura reticular. Empleando láminas de blenda paralelas á las caras del cubo y siendo normal la incidencia de los rayos, se obtiene el fotograma de la figura 1.* (lám. vi). La mancha central está producida -por 338 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA el haz primario de rayos, debiéndose su ensanchamiento á la irra- diación fotográfica y á los rayos homogéneos secundarios origina- dos por los diafragmas; las restantes manchas corresponden á los máximos de intensidad. La simetría de esta figura es la misma del plano reticular de la lámina cristalina. Normalmente á las caras del octaedro resulta la figura 2.*, que también responde á la sime- tría del plano reticular correspondiente. Igualmente satisfactorios son los experimentos hechos con placas normales á los ejes bina- rios holoédricos. | Gon estos notabilísimos experimentos, además de dar origen á la teoría de Laue, por la cual serían 5 los componentes de los rayos Róntgen, se ha encontrado la mejor comprobación de la estructura cristalina según el criterio de Bravais y sus continua- dores. La existencia de diversas redes entrecruzadas no aparece en los fotogramas, ni entra en juego en la teoría de Laue. En los casos de meroedrías, como el de la blenda, la simetría de la figura de interferencia siempre corresponde á la holoedría del sistema. Hay que observar, sin embargo, que la red de puntos que indica la placa es mucho más sencilla que la asignada á la blenda, teniendo en cuenta la exfoliación. Según esta propiedad, la red pertenecería al modo dodecaédrico. En este concepto, los rayos Róntgen pueden servir tal vez para determinar la red propia de una substancia cristalina. Por diversas circunstancias y medidas, se ha llegado al conocimiento de que en el cristal in- terfiere solamente una longitud de onda. Con arreglo á tal prin- cipio, la figura de interferencia deducida teóricamente es más rica en puntos de máxima intensidad que la obtenida por la práctica; habría, pues, que admitir que redes regulares complicadas, no alteran el carácter de las mencionadas figuras y que muchos de sus puntos serían como inactivos. La red cúbica centrada es tadavía insuficiente, pues la diferencia entre el número de puntos teóricos y el de los experimentales es aún muy grande. Opina Friedrich que quizás será posible, siguiendo este camino, y me- diante elección hábil y acertada de las redes posibles, encontrar aquélla en la cual la figura de interferencia teórica sea idéntica á la práctica. Puesto que las placas cristalinas tienen cierto espesor, cabe pre- guntar: ¿qué significación tienen en la red las direcciones de estos rayos refractados? Atendiendo á la teoría de Laue y limitándose al caso de la blenda tallada según las caras del cubo, deduce DE HISTORIA NATURAL 339 Wulff que son direcciones cristalográficas posibles, toda vez que los cocientes de sus cosenos directores son números racionales. El fotograma equivale, por tanto, á la proyección gnomónica del haz cristalino hecha sobre la cara del cubo; los máximos están en efecto en líneas rectas, que son las trazas de planos cristalográ- ficos posibles. Si algunos de los términos primeros de la serie cristalina no aparecen, como por ejemplo, los puntos (112) y (021), se debe á que las direcciones de los rayos refractados no solamente se ca- racterizan por la racionalidad de los cosenos directores, sino tam- bién por la racionalidad de estos mismos, condición esta última de que no todas las direcciones cristalográficas gozan. La teoría reticular, que encontró su primer campeón en Bravais, ha prestado, pues, á la Ciencia, simultáneamente, dos inmensos servicios: el descubrimiento de nuevas é importantes propiedades de los rayos Róntgen y dar verídica explicación á la estructura cristalina, demostrando al mismo tiempo que la cristalografía, aunque disciplina joven, camina con la seguridad y tiene el vigor y la energía de las ciencias adultas. Publicaciones que ha recibido la Real Sociedad Española de Historia Natural durante los meses de Abril y Mayo de 1913. (La liste suivante servira d'accusé de réception.) ALEMANIA Entomologischer Litteraturblátter, Berlin. 1913, n* 4. Geologisches Centralblatt, Leipzig. Band xrx, n0s 1-3. Internationalen Entomologen-Verein, Stuttgart. Entomologische Rundschau. xxx Jabrg., 108 7-9. Insektenbórse. xxx Jabrg., nos 14-19. Societas entomologica. xxviu Jabrg., n0s 7-9, Nature Novitates, Berlin. 1913, Nos 3-5, Physikalisch-medizinischen Gesellschaft zu Wiúrzburg. Sitzungsberichte. 1912, n* 3. BÉLGICA Société entomologique de Belgique, Bruxelles, Annales. Tome 57*, 111, 340 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA EsPAÑA Broteria, Salamanca. Vol. xr, fasc. 1. Ingeniería, Madrid. N.os 286-288. Museo de Ciencias naturales, Madrid. Trabajos. N.os 1-12. Esrabos Unipos Y sus COLONIAS University of California, Berkeley. Bulletin. Vol. v, n* 3. Wilson Ornithological Club, Oberlin, Ohio. The Wilson Bulletin. Vol. xxv, n? 1. FRANCIA L'Echange, Moulins. Vol. xx1x, nos 338-540. Revue générale des Sciences pures et appliquées, Paris. 24* année, nos 6-7, Société botanique de France, Paris. Bulletin. Yome 1x, 1. Société entomologique de France, Paris. Annales. Vol. Lxxx11, 1% trimestre. INGLATERRA Y SUS COLONIAS Australian Museum, Sydney. Legislative Assembly. Report for the year ending, June 1912. Records. Vol. x, n? 2. Royal Physical Society, Edinburgh. Proceedings. Vol. xtx, n? 1. Sarawak Museum. Report. x1. The Entomologist's Record and Journal of Variation, London. Vol. xxv, 1 de The Review of applied Entomology, London. Vol. 1, ser. 4, part 3; ser. B, part 3. Zoological Museum of Tring. Novitates zoologicae. Vol. x1x, n0 3. Mónaco Institut océanographique, Mónaco. Bulletin. Nos 258-261. REPÚBLICA ARGENTINA Ministerio de Agricultura. Anales. Sección de Geología, Mineralogía y Minería. Tomo vi1, nos 1, 5. Museo nacional de Buenos-Aires. Anales. Tomo xul. SUECIA Entomologiska Fóreningen i Stockholm. Entomologisk Tidskrift. Alfabetisk Register, 1890-1909. Y ES A DE HISTORIA NATURAL 341 SUIZA Société Vaudoise des Sciences naturelles, Lausanne. Bulletin. Vol. xurx, n” 178. VENEZUELA Museos Nacionales, Caracas. Gaceta. Tomo 1, n.? 8. Beber (L.) —Description d'un Deltomerus nouveau du Maroc. — Liste de quelques especes de Coleoptéres récoltées á Sainte-Ménehould. (Bull. Soc. Etude Sc. Nat. Reims, 1909.) — Notes sur divers Scarabaeidae rares. (Bull. Soc. Ent. de France, 1909.) -- Sur P'identité du Julodis Kerimi Fairm. (Bull. Soc. Ent. de France, 1911.) — Sur 1 Ophionea Chaudoiri Bohem. (Bull. Soc. Ent. de France, 1910.) — Sur une particularité des joues chez les máles des Oenas et de deux Lydus (Bull. Soc. Ent. de France, 1910.) — Synonimie. (Bull. Soc. Ent. de France, 1911.) — Synonimies de Coléoptéres paléarctiques. CrErroLAZA (Angel). —Los tres elementos. Santander, 1913. SUROOUF (Jacques).— Description de deux Pangonta. (Bull. Mus. Hist. Nat., 1310.) — Notes sur les glossines. (Rev. Médec. et Hyg. tropicales, 1908.) — Note sur le Tabanus agrestis Wiedem. (Bull. Mus. Hist. Nat., 1911.) — Tabanides nouveaux de Madagascar, 1 et 11. (Bull. Mus. Hist. Nat., 1909.) Mes de Mayo ALEMANIA Entomologische Litteraturblátter, Berlin. 1913, n* 6. Entomologischer Verein, Berlin. Berliner Entomologische Zeitschrift. Band 57, 3-4 Heft. Geologisches Centralblatt, Leipzig. Band xix, n? 4. Internationalen Entomologen-Verein, Stuttgart. Entomologische Rundschau. Band 30, n* 10. Insektenbórse. xxx Jabrg, no 20-24. Societas Entomologica. Band xxvi11, nos 10-11. Naturwissenschafttichen Verein, Bremen. Abhandlungen. xxi Band, 2 Heft. Zoologischer Anzeiger, Leipzig. Band xu11, no 1-2, 342 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA AUSTRIA-HUNGRÍA K. K. Naturhistorisches Hofmuseum, Wien. Annaien. Band xxvit, n* ]. Wiener Entomologische Zeitung, Wien. xxx Jabrg., 1v-vi Heft. BÉLGICA Société belge d'Astronomie, Bruxelles. Bulletin. xxxtv année, n” 4. Costa RI0A Ministerio de Fomento, San José. Boletín de Fomento. Año 111, n.os 1-3. ESPAÑA Broteria, Salamanca. Vol. x1, fasc. 3. Ingeniería, Madrid. N-os 289-291. Museo de Ciencias naturales, Madrid. Trabajos. Serie zoológica, n.os 8-9, Observatorio del Ebro, Roquetas. Boletín. Vol. 1, n.o 1; vol. 111, n.0s 1-8, Real Academia de Ciencias y Artes de Barcelona. * Nómina del Personal Académico, 1912-1913. Sociedad aragonesa de Ciencias naturales, Zaragoza. Boletín. Tomo xt1, n.? 4. Sociedad española de Física y Química, Madrid. Anales. Año xt, nvs 101-103. Esrapos Unibos Y sus COLONIAS Departamento del Interior. Oficina de Agricultura. Manila. Revista agrícola de Filipinas. Vol. vi, n.* 3. Department of the Interior. Weather Bureau. Manila Central Observatory. Bulletin for October 1912. Johns Hopkins Hospital, Baltimore. Bulletin. Vol. xx1y, n* 267. Public Museum of the City of Milwaukee. Bulletin. Vol. 9, n08 1-4; vol. 10, nos 3-4, Smithsonian Institution, U. S. National Museum, Washington. Annual Report. 1911. The American Naturalist, New-York. Vol. xLvir, n* 557. United States Geological Survey, Washington. Bulletin. Nos 514, 515, 518-520, 523. Professional Paper. N% 71. Water-Supply and Irrigation Paper. Nos 284, 289-291, 294, 296, 298, 304. University of Colorado, Boulder. Bulletin. Vol. xi, n? 4. DE HISTORIA NATURAL 343 FRANCIA Académie des Sciences de Paris. Comptes-rendus. Tome 156, nos 17-21. La Feuille des Jeunes Naturalistes, Paris. 43* année, n* 510. L'Echange, Moulins. 29* année, n* 341. Revue générale des Sciences pures et appliquées, Paris. 24* année, nos 8-10. Société entomologique de France, Paris. Annales. Vol. Lxxx, 3* et 4* trimestres. Station Entomologique de la Faculté des Sciences, Rennes. Insecta. 3* année, n” 28, INGLATERRA Y SUS COLONIAS Australian Museum, Sydney. Records. Vol. vin, nos 4-5; vol. x, n? 3, Royal Physical Society, Edinburgh. Proceedings. Vol. xix, nos 2-3, Sarawak Museum. Journal. Vol. 1, n? 3. South African Museum, Capetown. Report for 1910-1912. The Canadian Entomologist, London. Vol. xLv, n* 5. The Entomologist's Record and Journal of Variation, London. Vol. xxv, DS bs The Zoologist, London. Vol. xvi1, n* 197. ITALIA Accademia Gioenia di Scienze Naturali, Catania. Bolletino. Fasc. 26. México Instituto geológico de México. Boletín. N.* 29. Parergones. 1v, 1. Sociedad científica «Antonio Alzate», México. Memorias y Revista. Tomo xxx, n.os 1-12. Mónaco Institut océanographique, Monaco. Bulletin. N.os 262-264. REPÚBLICA ARGENTINA Museo de La Plata. Revista. Tomo xvII. Rusia Societas entomologica rossica, S. Petersburgo. Revue russe d' Entomologie. T. x1u1, n? 4, Trudy (Horae). Tome xu, n” 5. Société impériale des naturalistes de Moscou. Bulletin. Tome xxv. 344 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA SUIZA Société zoologique suisse et Muséum d'Histoire naturelle de Genéve Revue suisse le Zoologie. Vol. xxt, nos 6-9, VENEZUELA Museos Nacionales, Caracas. Gaceta. Tomo 1, n.* 9, Bebrr (L.)—Observations sur le Larinus Leuzee Fabre. (Bull. Soc. Ent. de France, 1908.) BoscÁ SexTrE (A.)—Memoria mineralógica minera de la provincia de Te- ruel. Teruel, 1912. Burr (Malcolm).—Zoological Results of the Abor Expedition, 1911-12. Dermaptera. (Records of the Indian Museum, 1913.) Conborxíu (L.)—La fiesta del árbol. Madrid, 1913. Sesión del 2 de Julio de 1918. PRESIDENCIA DEL EXCMO. SEÑOR D. LUIS ARMIÑÁN El Secretario leyó el acta de la sesión anterior, que fué aprobada. Admisiones y presentaciones. —Fueron admitidos como socios numerarios los señores propuestos en Junio, y presentados don Antonio Marín Sáenz de Viguera, propuesto para numerario por el Sr. D. Arturo Caballero, y D. Federico de la Cruz Díaz, para agregado, por el Sr. García Mercet. Comunicaciones.—El Secretario leyó una comunicación que nos dirige el Director de los Anales del Museo del Congo, proponiendo el cambio de publicaciones, acordándose aceptar el ofrecimiento. —Se presentaron tres notas remitidas por D. Blas Lázaro é Ibiza, tituladas £l «Anagallis longicaulis» en Andalucia, Un alga clorofíicea nueva para España, y Noticia de nuevas localidades de la «Neottia nidus-avis». —El Sr. Bartolomé del Cerro entregó varios ejemplares de la segunda Circular anunciadora del Congreso de Hidrología que se celebrará en esta Gorte durante el mes de Octubre próximo. —Se presentó el Catalogue de la collection de meteoritos de PObservatoire du Vatican, obra remitida por su autor, el Mar- qués de Mauroy. —Se dió lectura á un telegrama del ex Presidente de la SoctE- DAD, D. Emilio Ribera, excusándose, por ausencia, de asistir á la sesión. —El Sr. Hernández Pacheco hizo un relato de las investigacio- nes que, en unión del Sr. Cabré, acaba de efectuar en varias cavernas prehistóricas descubiertas en la provincia de Cádiz, exhi- biendo reproducciones de las pinturas que adornan sus paredes. —El Sr. Fernández Navarro, con cartas geográficas y geológi- cas á la vista, expuso los estudios por él verificados en la zona del NO. de África que acaba de recorrer, señalando algunos datos relativos á posibles alumbramientos de aguas en Larache y Al- cazalquivir. —El Sr. Reyes Prósper presentó un ejemplar de su obra Las Tomo x11.—Julio, 1913, 22 346 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA carofitas de España, y otro de una noticia biográfica relativa al ilustre botánico Eduardo Strasburger. —El Sr. Hernández Pacheco, en nombre de la Sociebab, diri- ió un expresivo saludo al señor Subsecretario de Instrucción Pública, por haberse dignado presidir la sesión. El Sr. Armiñán respondió cortésmente felicitando á los naturalistas españoles por sus trabajos científicos y ofreciéndose á todos en el cargo que ocupa. Notas y comunicaciones. Notas botánicas PCR BLAS LÁZAKO E IBIZA El «Anagallis longicaulis» Láz. en Andalucía. Sabido es por la noticia inserta en mis Notas críticas, donde aparecieron las primeras noticias y descripción de esta nueva es- pecie, que yo hallé en Vizcaya los primeros ejemplares que me sirvieron para reconocerla y describirla. Pasaron los años, y no he vuelto á tropezar con ella, hasta que en los días que á fines de Abril último pasé en Córdoba, la hallé en las primeras estribaciones de la sierra, en abundancia, y con ejemplares tan caracterizados, que presentan todos los caracteres distintivos aún más acentuados que los que primeramente recogí en Vizcaya. Este hallazgo me ha permitido representar esta especie con abun- daucia en mi colección propia, y también en el herbario español de la Facultad de Farmacia, El hallazgo del Anagallis longicaulis en localidades tan distan- tes, permite suponer qne se halle en otras muchas, y debo reco- mendar á los que herborizan la busca de esta interesante especie, que por su característica no es difícil de reconocer. Una alga clorofícea nueva para España. Desde hace dos años tengo montados algunos acuarios en mi laboratorio, que presentan una flora algo variada, y que me per- DE HISTORIA NATURAL 347 miten realizar observaciones que sin este recurso no habría podido llevar á buen término, examinando la vegetación espontánea- mente hallada en las aguas al realizar alguna excursión. Entre ellas figura la que motiva la presente nota. En el otoño de 1912 llamó mi atención una vegetación que apa- recía solamente en uno de los acuarios, y que el año anterior, por igual tiempo, no se había presentado en ninguno de ellos, ni aun en aquel en que efectuaba la observación, En los primeros días de Octubre de dicho año hice las primeras observaciones microscópicas y diseños del alga que me resultó desconocida, y esto me obligó á procurar su determinación. Esta es hoy segura, pues en reiteradas observaciones he podido com- probar todos sus caracteres y cotejar su imagen microscópica con las láminas que de ella se conocen. Es indudablemente la Pitho- phora Kewensis de Wittrok, especie curiosa que se cree fué intro- ducida inconscientemente de los países tropicales sudamericanos, en los cultivos de acuáticas del Jardín Botánico de Kew, y estu- diada y descrita por primera vez por el famoso ficólogo sueco. El género Pithophora está representado por especies de porte muy parecido al de las Cladaphora, pero de él hacen los especialistas un tipo de familia diferente (Pitoforáceas). Cómo esta planta, difundida ya, aunque no mucho, por algu- nas comarcas de Inglaterra y de la Europa continental, ha podido llegar hasta mis acuarios, surtidos siempre con agua de Lozoya filtrada, y donde nada procede de otros cultivos, no lo sé, pero supongo que debió venir con unos Callitriche reflexa Lge. que en Junio de aquel año traje de Guadarrama, y cultivé en dicho acuario. Debe, pues, existir en los charcos de Guadarrama, como planta espontánea. VWNoticia de las nuevas localidades de la «Neottia Nidus-avis». Esta interesante orquídea no parecía bien comprobada sino en las montañas del Norte, en los Pirineos, y especialmente en los catalanes y en otras montañas de Cataluña, entre ellas Monserrat, donde la han recogido multitud de botánicos desde los tiempos de Salvador y de Pourret, hasta contemporáneos como Graells y Vayreda. En la enumeración del Sr. Colmeiro puede verse que además se la ha mencionado en otras localidades de la Península, y siem- 348 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA pre por botánicos de merecido renombre. En la sierra de Engar- cerán la citó el gran Cavanilles; en Córdoba y en la Sagra, Rojas Clemente; en Hoyoquesero (Ávila), Bourgeau; en el valle de Arán, en Castanesa y en Benasque, Villiers; modernamente, en las cercanías de Coimbra, la halló el Director de aquel Jardin Botánico, Sr. Henriques. Esto hace pensar que quizá antes de la devastación de nuestros montes la especie era menos rara que actualmente, pues en nuestros tiempos pocos son los que pueden mencionar haberla visto viva fuera de las regiones pirenaicas. Y, sin embargo, la especie no debe haber desaparecido del resto del área que antes ocupara, sino sencillamente haber reducido su representación hasta el punto de haber llegado á ser una especie rara. Bien lo comprueba el hecho de no haberla hallado nunca, en tantos años como llevamos explorando la próxima sierra de Guadarrama, donde debiera existir, á juzgar por el dato suminis- trado por Bourgeau. Gutanda, en su Flora de la provincia de Ma- drid, no menciona esta especie; las floras de Amo y Mora y de Willkomm y Lange sólo la citan en el Pirineo y Monserrat, y por observaciones ajenas, pues ninguno de estos eximios hotáni- cos la vió. Tal carencia de observaciones modernas pone en cues- tión el área de esta especie, y hace interesantes los datos de reco- lecciones del Neottia Nidus-avis Rich. En fin de Mayo el Sr. Estébanez y Mazón, uno de los más acti- vos botánicos de nuestro país, y á quien tantos datos debe la tlora patria, me remitió dos ejemplares que, aunque poco desarro- llados y llegados á mí en mediano estado, son de esta especie, y fueron recogidos en Soucillo (Burgos), cerca de Reinosa, donde alguna vez fué citada en lo antiguo. El 8 de Junio último, en una excursión que hice al Espinar y San Rafael (Segovia) con nuestro .consocio el Sr. Rivas Mateos, hallamos un excelente ejemplar de esta especie, del que hizo el Sr. Reyes un dibujo para la monografía que de nuestras orquí- deas tiene en preparación. Aunque rara, existe, pues, esta especie en el Guadarrama. dá —e DE HISTORIA NATURAL 349 La depresión del Barbate y sus estaciones prehistóricas POR E. HERNÁNDEZ-PACHECO Y JUAN CABRÉ La presente comunicación no tiene otro alcance que el de una nota preliminar al estudio más detallado y completo que haremos de las cuevas con pinturas rupestres y demás yaci-. mientos prehistóricos que circundan la depresión del Barbate y la histórica laguna de la Janda. Es el resultado de una primera impresión y consecuencia del viaje que para reconocer los yaci- mientos hemos efectuado hace unos días. Las numerosas fotogra- fías que el Sr. Cabré ha obtenido están aún revelándose, y los cal- cos copiándose. Hemos de volver á completar las investigaciones y efectuar excavaciones, y después de hacer esto y estudiar los materiales obtenidos, completos ya por lo que hace á la parte grá- fica de las pinturas rupestres, será la ocasión de publicar la mo- nografía en que se describan tan interesantes yacimientos. Aun así podemos dar aquí algunos datos más que los que expuse en la comunicación verbal que tuve el honor de hacer en el Congre- so de la Asociación española para el progreso de las Ciencias. Como allí se dijo, el conocimiento de la más importante de las cuevas con pinturas, se debe al ilustrado médico titular de Casas- Viejas, D. José Espina, que, estimando la cueva de interés para la ciencia, avisó á su colega de Cádiz, D. Rafael Bernal, quien en unión del Correspondiente de la Academia de la Historia, D. Víc- tor Molina, la visitaron, publicando este último señor en el BoLE- TíN de la expresada Academia una noticia de la existencia de la cueva del Tajo de las figuras, reconociendo la importancia que pudiera tener, si bien considerando las figuras como de edad his- tórica y haciendo un llamamiento á los especialistas españoles en la materia. Nuestro Director en la Comisión de investigaciones paleontológicas y prehistóricas del Instituto Nacional de Ciencias, el señor Marqués de Cerralbo, á quien llegó primero la noticia, juzgó de gran interés el estudio de estas cavernas, las más meri- dionales de España con arte rupestre, y se acordó que los que fir- mamos esta comunicación saliésemos en seguida á efectuar el es- tudio para después publicar una Memoria de la misma. 350 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA Descripción geológica y geográfica de la depresión del Barbate. Los yacimientos en cuestión bordean la laguna y depresión del Barbate en el Sur de la provincia de Cádiz, y tienen su razón de ser en la existencia de la laguna, rica en caza, en aquella remota época y aun hoy mismo. La depresión del citado río forma un gran valle de fondo casi plano, orientado de N. E. áS. W., con una longitud de unos 35 á 40 kilómetros por una anchura de 8 á 10, por término medio. Limitan la depresión al N. las altas sierras de las Cabras y del Algibe, superiores á 1,000 metros de altitud, y que alineadas en términos generales de E. á W., están separadas por una gran cor- tadura de origen tectónico, en cuya entrada del S. está edificada Alcalá de ¡os Gazules; en esta quiebra nace el río. Separa la depresión del mar una pequeña alineación monta- ñosa constituída porla Loma de la Meca, en cuya falda está edifi- cado Vejer de la Frontera, loma que se continúa hacia Levante por la Sierra de la Silla del Papa. Entre ambos occidentes orográficos se abre curso el Barbate, desembocando al mar por un pequeño estuario relleno de aluviones. El borde occidental de la depresión lo forma un áspero talud, por el que se asciende á una planicie extensa, la Loma de la Gru- lla, constituida por areniscas y calizas miocenas, de formación costera y plagadas de fósiles marinos. En el talud y hacia la mi- tad de la longitud de la loma está edificado Casas-Viejas, aldea de Medinasidonia, á cuya jurisdicción corresponden los yacimientos en su mayor parte. Frente á la Loma de la Grulla limitan la depresión por su bor- de oriental, alineaciones montañosas arrumbadas en términos generales de N. á S, é interrumpidas por depresiones normales á la general del Barbate. Por una de ellas corre el Celemín, afluente del río por la margen izquierda; por la otra penetra la laguna de la Jonda hacia el E. Entre ambas depresiones transversales exis- ten los primeros contrafuertes del extremo occidental de la Sierra de Zanona, arrumbada de Saliente á Poniente. En las sierras que limitan por el E. la depresión del Barbate, más arriba del valle transversal del Celemin, se aprecian diver- sas fallas longitudinales alineadas de N. á S., dando lugar á valles altos paralelos, cortados bruscamente por la depresión transver- sal citada, en la cual vierten mediante cascadas los arroyos que por ellas corren. (Tajo del Palomarejo.) Tales fracturas dan lugar dd DE HISTORIA NATURAL 351 á que la sierra se divida en varias alineaciones longitudinales pa- ralelas al Barbate, de las cuales la que da frente á la depresión de este río es la Siera Momia, detrás de la cual está la Herrum- brosa, y, en último término la del Cuervo, montañas todas cons- tituídas por areniscas eocenas. El fondo de la depresión de que nos venimos ocupando consti- tuye una planicie al mismo nivel, ó muy poco elevada sobre el del mar. Durante la época de las lluvias, enormes extensiones de la llanura se encharcan, formándose un lago de algunas leguas de extensión. En el verano, las aguas de la laguna de la Janda se recogen á la parte S. de la depresión, ocupando extensiones de 306 40 kilómetros cuadrados, con poco fondo y toda cubierta de ciperáceas, carrizos y espadañas, entre cuya vegetación anidan y pululan las aves acuáticas. Las regiones bajas de la depresión, hasta altitudes de una de- cena de metros, están ocupadas por sedimentos arcillosos con cier- ta cantidad de arena y alguna caliza, constituyendo una especie de lehen muy fértil, de color parduzco, producto del relleno de la laguna, sedimentos entre los cuales el Barbate circula, describien- do los exagerados meandros de su cauce actual. Corresponde esta zona de depósitos arcillosos de color pardo á la extensión que al- canzaba la laguna en épocas anteriores, si bien post-glaciares, Ó sea de régimen climatológico actual. Exteriormente á las tierras arcillosas de que hablamos, bor- deándolas y elevándose hasta altitudes de medio centenar de metros, ocupan el resto de la depresión y especialmente algunas lomas muy bajas y redondeadas, depósitos de tierras negras, tam- bién muy arcillosas, sumamente ricas en humus y de gran espe- sor, en las que los calores estivales abren anchas grietas. Son en extremo fértiles y en un todo semejantes á las célebres tierras negras de Alcazarquivir, Casablanca y otras regiones del W. de Marruecos. Parecen haber sido formadas también en un régi- men pantanoso, quizás del principio del cuaternario ó último del plioceno, y que por haber sustentado una tupida vegetación en condiciones climatológicas distintas de las actuales, se cargaron de la abundante materia orgánica que contienen, El depósito de tales tierras negras es anterior á los tiempos paleolíticos en que vivieron, junto á la laguna, los pueblos cuyos vestigios hemos descubierto, por cuanto se aprecian claramente los campamentos establecidos sobre tales depósitos, á juzgar por la gran cantidad 352 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA de silex tallados que en algunos sitios se encuentran, especial- mente en la loma en donde está la venta del camino de Casas- Viejas á Algeciras. Origen y edad de la depresión del Barbate y de la laguna de la Janda.—La depresión del Barbate y la laguna de la Janda que en ella queda, como residuo de otra más extensa en los tiempos paleoliticos, reconoce un origen tectónico, y fué formada durante el plioceno. Al producirse al final del mioceno ó comienzos del plioceno, en el antiguo macizo bético-rifeño, la fosa tectónica que lo seccionó en dos mitades, una española y otra rifeña, estableciéndose así el Estrecho de Gibraltar, se produjeron dos series de fracturas en ambas regiones: unas paralelas á la alineación general del Estre- cho y otras normales. La depresión del Barbate reconoce por causa un fenómeno, de- rivado del que produjo la ingente rotura, y se formó á consecuen- cia de un hundimiento alineado normalmente y limitado por las líneas de fracturas que forman los bordes de los accidentes oro- gráficos que encuadran la depresión; fracturas transversales die- ron origen á las depresiones del Celemín y del brazo oriental de la laguna. Se trata de un fenómeno inverso por sus resultados, pero pro- ducido por la misma causa general que el que dió lugar al Peñón de Gibraltar. Este colosal monolito de caliza jurásica quedó cor- tado por una falla, cuya cara mira á La Línea, y que corresponde á una fractura alineada de E. á W., y limitado del lado del Me- diterráneo por el frente de otra falla arrumbada de N. á $. signi- ficando la bahía de Algeciras otra depresión también N. S. de la indole de la del Barbate. El Peñón de Gibraltar quedó en el alto cuando todo se derrumbaba y hundía en su contorno, é inversa- mente el fondo de la depresión del Barbate descendió en la verti- cal entre la planicie de la Loma de la Grulla por el W., y la Sie- rra Momia por el E, Establecida así la fosa del Barbate su fondo fué invadido por las aguas continentales, y comenzó á rellenarse por materiales ar- cillosos, transformándose en una región pantanosa, en cuyos bor- des una tupida vegetación dió lugar á la gran cantidad de humus que dan su fertilidad á las tierras negras de que hemos hablado. La laguna, que ocuparía al principio la mayor parte de la de- presión, fué cegada poco á.poco por los acarreos y reducida á la ' "3 l DE HISTORIA NATURAL 353 pequeña extensión que alcanza actualmente; pero de su desarrollo en las épocas prehistóricas puede formarse idea cuando en las invernadas el río y los arroyos, saliéndose de madre, invaden con sus aguas la extensa depresión. Fisonomía del pats.—No debe haber cambiado mucho el aspec- to del país de los tiempos prehistóricos á los actuales. Ahora las aves acuáticas abundan mucho; grandes bandadas de garzas, gru- llas, avutardas y otras zancudas pululan en la comarca; los patos, gallinas de agua, gansos silvestres y oiras palmípedas existen en tan gran cantidad en la laguna, que en la época de la puesta los habitantes de los cortijos ribereños consumen grandes cantidades de huevos de las aves que anidan entre las espadañas, Carrizos y demás plantas acuáticas que cubren toda la laguna, la cual es el sitio de cita de los cazadores de Gibraltar. Grandes rebaños de vacas y piaras de yeguas se alimentan en los verdes hierbazales, y en las montañas inmediatas, cubiertas de matorrales de carrascas, lentiscos y acebuches aún se caza el cor- zO, no hace muchos años el ciervo, y en las sierras del Norte exis- ten aún las cabras monteses (Sierra de las Cabras). Todos estos animales silvestres, juntamente con el toro y caba= llo salvaje, son los representados en los abrigos y grutas totémi- cas, de que ahora hablaremos. Formación natural de las cuevas prehistóricas.—Los yacimien- tos prehistóricos están localizados en las antiguas orillas de la la- guna, al pie de las sierras que limitan la depresión por el E., y especialmente en las excavaciones y pequeñas cuevas fraguadas por la naturaleza en las areniscas de las zonas altas de las sie- rras Momia y extremo occidental de la de Zanona, que dan frente al valle del Barbate. Todas estas sierras son de arenisca silícea eocena, de color grisáceo Ó amarillento y á veces ligeramente rojizo, ofreciendo un grado de coherencia muy diverso. Esta roca la reputamos de formación costera, y es en nuestra opinión los materiales de los antiguos médanos de las costas del mar eoceno. Este diverso grado de coherencia es el que ha producido las nu- merosas cuevas, abrigos y templetes con arcadas numerosas y ventanales irregulares que tan pintoresco aspecto dan á las cons- trucciones naturales á que nos referimos, excavadas á causa del desgrane de las porciones incoherentes y persistencia de aquellas partes más duras y coherentes de la roca. 354 BOLETÍN DE La REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA En estas grutas, en los sitios resguardados de la acción demo- ledora de la intemperie, el hombre primitivo pintó con óxido rojo de hierro, mezclado con una grasa animal, probablemente tuéta- no, diversos signos, animales y figuras humanas, que nos dan á conocer la civilización y costumbres de los españoles de la Edad de Piedra. y La estación prehistórica del Tajo de las figuras.—El yacimiento más importante por el número y variedad de las escenas repre- sentadas es el conocido por Tajo de las figuras. En el extremo S. de la Sierra Momia, donde es cortada por la depresión transversal del arroyo Celemín, existe un tajo ó acan- tilado cortado á pico y dando frente al SSW. Al pie del tajo, un talud de grandes peñascos llega hasta una pradera en donde exis- ten unas cabañas de cabreros y al lado un bosquecillo y matorral donde brota al pie de la peña una fuentecilla de excelente agua. En estos sitios acamparía el pueblo primitivo que pintó las cue- vas del Tajo inmediato; las cabañas de los cabreros actuales guar- darán, seguramente, con las que habitarían los hombres de la Edad de Piedra, alguna remembranza. No lejos de la entrada del matorral, hacia la laguna, los fragmentos de silex tallados abundan. En la pared vertical del tajo se abre á una altura de unos cinco metros del suelo una cueva que se hunde en la roca hasta una profundidad de ocho, presentando un vestíbulo amplio y más adentro un recinto de cuatro metros de profundidad por otros cua- tro de ancho y dos y medio de alto. El piso de toda la cueva ofre- ce ura pendiente resbaladiza hacia el exterior de unos 35 grados, lo cual hace la estancia en su interior peligrosa, de no llevar cal- zado á propósito. Una persona ágil puede subir á la cueva, afianzándose á tres muescas talladas intencionadamente en un resalto oblicuo del muro. Todas estas dificultades y la pequeñez de la cueva excluyen la idea de que haya servido de habitación. Los muros son de arenisca compacta, de color grisáceo, y todas las paredes y techo del recinto interno están cubiertas de pintu- ras siluetadas, de color rojo, representando escenas de caza, gru- pos de mujeres desnudas con tocado característico, hombres igual- mente desnudos, con cubrecabezas ornados de cuernos y armados de arcos, existiendo, entre otros, una pareja humana que sostiene id a y 7 0 DE HISTORIA NATURAL 395 en lo alto una línea curva que los cobija; estas figuras, aunque de una gran tosquedad, acusan rasgos étnicos, de los que pueden deducirse consecuencias interesantes. Mezclados con las figuras humanas abundan los mamíferos, es. pecialmente ciervos, cabras monteses, toros, lobos y quizás caba- llos. Las aves, que tan rarísimas son en las cavernas con pintu- ras, en ésta abundan en extremo; las zancudas y palmipedas son numerosas, estando representadas algunas apareándose, otras en el nido; se observan grupos volando, y otros, más numerosos, po- sados Ó andando. Fácilmente se reconocen entre estas aves las avutardas y las grullas, de las que hay enorme cantidad represen- tadas, constituyendo el conjunto uno de los más complejos, por la cantidad de figuras de la composición. Entre las pinturas se aprecia una, en la que hemos querido re- conocer un lazo, arma de caza no representada tan claramente, que sepamos, en las pinturas rupestres conocidas. Se reconocen también signos y eslilizaciones que deben consi= derarse por este carácter y por el orden de superposición que guardan, respecto á otras figuras, como posteriores á las de hom- bres y animales de que acabamos de hablar. No se aprecia en las pinturas de la cueva el realismo intenso de los animales de la caverna de Altamira, y, desde luego, la fauna figurada es distinta de la del Norte de España, faltando el bisonte, el elefante y otros animales, guardando en este respecto más ana- logía con los del Oriente y centro de la Península. Es esta di- versidad de fauna, cuestión sobre la que aún no nos atrevemos á dar opinion concreta, respecto á si deben interpretarse unas y otras pinturas, las del Norte y Sur de la Península, como de edad distinta, Óes simplemente debido á que las faunas contemporáneas en la región cantábrica y en el Sur de España se diferenciaron por la presencia en una región y la falta en otra de algunos animales, del mismo modo que actualmente el oso y el rebeco, relativamente abundantes en las Asturias y Cantabria, faltan en las zonas me- ridionales. Cuestión es ésta que sólo un estudio detenido de los yacimientos de industrias y osamentas que hemos descubierto, y en los que pensamos efectuar excavaciones, podrá poner en claro. Las figuras de animales están en la mayoría de los casos con un comienzo de estilización que se traduce, entre otros efectos, en la exageración de la longitud de las patas y del cuello, y en los ciervos en la posición de los candiles de las cornamentas. 356 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA En cambio, aunque siluetadas, las aves tienen bastante fuerza realista; en las bandadas de avutardas andando se aprecia clara- mente la disposición característica que guardan estas aves, reco- nociéndose claramente también los rasgos característicos de las grullas, ofreciendo una variedad de actitudes y movimientos que revela en el artista un gran espíritu de observación y nada de amaneramiento, como el que pintó los rumiantes. La cueva de que tratamos puede considerarse como el monu- mento nacional de la tribu que en sus cercanías acampaba, algo así como los monumentos totémicos de los indios de la América del Norte. Fácilmente se aprecia que la cueva se decoró, teniendo en Cuenta los sencillos ideales de los hombres primitivos: la caza y la reproducción, pues debe hacerse notar que el órgano mascu- lino en hombres y animales siempre está bien aparente y de pro- porciones exageradas. Ideas madres que, después de todo, son en su esencia las del hombre de todos tiempos y lugares, más ó menos modificadas y disfrazadas por la civilización. En el mismo peñón existen otros dos sitios con pinturas primi- tivas. Dando un pequeño rodeo para salvar lo abrupto del tajo se llega cerca de lo alto de éste á una concavidad natural, en donde las acciones de la intemperie han labrado un bellísimo arco que da entrada á un recinto descubierto, con otros dos á manera de soportales laterales, en cuyas paredes están pintados, entre otros signos y figuras, algunos ciervos y una pareja humana desnuda disparando un arco. En lo alto del cerro y coronando la cumbre existen tres bellísi. mas construcciones naturales que semejan templetes perforados por grandes ventanales y con arcadas caprichosas, templetes en uno de los cuales destaca en rojo una cabra montés sobre el tono blanquecino de la arenisca. No lejos del cerro se abre otra pequeña cueva, llamada del Te- soro, en la que existe, como única pintura, el símbolo que los griegos y romanos colocaban en los campos como representación de la fecundidad; simbolismo bien sencillo, y del que vemos aquí su remoto origen ancestral: un falo en rojo se señala en el blanco amarillento de la pared. En esta cueva, y posteriormente á mi re- greso á Madrid, descubrió el Sr. Cabré un yacimiento con huesos y pedernales, en el que tenemos esperanzas que las excavaciones que efectuaremos nos proporcionen datos interesantes. e ¡dad a. Y DE HISTORIA NATURAL 357 Cuevas con pinturas rupestres de la Sierra Momia y de Zanona. No sólo en su extremo S., sino todo á lo lago de la sierra Momia, existen cuevas con pinturas. No haremos sino mencionarlas, sin entrar á describir las figuras que contienen. En los terrenos del cortijo de Luis Lázaro existe una cueva sin nombre, con representaciones de toros y cabras monteses. En la garganta de la sierra que hay en los mismos terrenos del mencionado cortijo se abre otra, en la que está pintado un caballo. La cueva de Levante contiene puntuaciones en rojo. Finalmente, en la garganta del Cuervo existen cuatro cuevas próximas, llamadas de los ladrones, que tienen: una, representa- ciones de manos y puntos en rojo; en otra hay algunos signos neolíticos; en una tercera está pintado un animal indeterminado, y en la cuarta animales con gran realismo y figuras humanas. En la Sierra de Zanona, hacia la parte cercana á la laguna, en la garganta de la Mogea, existe la llamada Cueva Ahumada, en donde se ven pinturas representando mujeres, de dibujo estiliza- do, composición que pudiera interpretarse como una danza fálica, pues un dibujo que pudiera interpretarse como un gran falo des- taca en el centro de la composición pictórica. En la misma sierra, en la Laja de los hierros, existe una gran composición neolítica de 25 metros de extensión con numerosas estilizaciones grabadas profundamente en la roca. Independientemente de las pinturas rupestres existen en una pequeña loma cerca del camino de Casas- Viejas á Algeciras y Sso- bre las tierras negras, gran abundancia de pedernales tallados, que levanta el arado los años que se labra el terreno, todo lo cual indica una población muy numerosa en los contornos de la lagu- na de la Janda, tan abundante en caza. Consideraciones finales.—Aunque quizás prematuras, y desde luego muy incompletas, haremos algunas consideraciones respec- to al conjunto de los yacimientos para finalizar esta primera nota provisional. Caracterizan las pinturas rupestres de la laguna de la Janda las representaciones de aves y nidos. Las estaciones prehistóricas de la cuenca del Barbate tienen una gran importancia geográfica, por cuanto son las más meri- dionales de Europa, y permitirán obtener datos para establecer las relaciones étnicas y emigraciones de los pueblos primitivos de Europa y de África. 358 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA Como fauna contemporánea de los puebles que pintaron las cuevas descritas, están representados ciervos, toros, cabras mon- tesas, caballos y lobos, y entre las aves, se distinguen claramente la grulla, avutarda y diversas palmípedas. La indumentaria de estos pueblos primitivos queda reducida en las mujeres á un peinado en dos grandes ondas que caen á uno y otro lado del cuello, y en los hombres á un cubrecabezas que sos- tiene dos cuernos de cabra montés. Sin embargo, la desnudez característica de las figuras humanas de las cuevas de la Sierra Momia aparece velada en las mujeres de dibujo estilizado, y probablemente más moderno de la Cueva Ahumada, en la Sierra de Zanona, por un faldellín que recuerda, teniendo en cuenta la estilización, el de las mujeres representadas en el abrigo de Cogul. De las composiciones pictóricas parece deducirse que los primi- tivos ribereños de la laguna de la Janda tenían como preocupa- ciones constantes y como ideas fundamentales que presidían sus fiestas y todos sus actos, la caza y la reproducción. Las escenas guerreras no aparecen, lo cual parece indicar un pueblo de cos- tumbres pacíficas. Las pinturas rupestres que estamos estudiando nos llevan á es- tablecer analogías con el arte del Norte, por la presencia de pun- tuaciones y representaciones de manos tan características en Gar- gas (Francia) y Altamira y Castillo (Cantabria). Algunas nos lle- van á establecerlas, atendiendo al tamaño y técnica de las figuras, con las pinturas rupestres de Calapatá y Cogul, lo cual nos hace suponer posibles emigraciones que, si bien tenemos esbozadas, no nos atrevemos á exponer sin un estudio más detenido de los ma- teriales recolectados. Por lo que se refiere á las pinturas más estilizadas, y por lo tanto más modernas, que son las que más abundan, guardan grandes analogías con las de Sierra Morena, lo cual parece indi- car una gran extensión del pueblo que así pintaba hacia las re- giones del centro de España. Como se aprecia por lo dicho, las estaciones prehistóricas de las inmediaciones de la laguna de la Janda son de un alto interés para el estudio de las primeras páginas de la Historia de España, tan obscuras y tan borrosas. En especial la cueva del Tajo de las figu- ras es uno de los más interesantes monumentos que se han des- cubierto de arte rupestre, estudio que, comenzado con intensidad cis 7 E 17 DE HISTORIA NATURAL 359 hace pocos años, ha adquirido rápidamente gran interés é impor- tancia. España es el país en donde existen las más importantes - estaciones del arte primitivo, á la que viene á sumarse la que te- nemos en estudio, pudiendo congratularnos que, gracias á la fun- dación de la «Comisión de investigaciones paleontológicas y pre- históricas» y á la protección que dispensa á estos estudios la «Junta para ampliación de estudios é investigaciones científicas», podamos los españoles colaborar con intensidad en el estudio de las razas primitivas y de los orígenes del pueblo español, estudio hasta ahora hecho en nuestra patria casi únicamente por Comi- siones extranjeras. El lago de San Martin de Castañeda POR JOSÉ TABOADA TUNDIDOR (Láminas vin á xI11.) Las bellezas del lago de San Martín de Castañeda y la hermo- sura de la región en que se asienta, habían llegado á mí en forma tal que, más que impresiones de la realidad, parecíanme narra- ciones de fantástica leyenda. Despertóse en mí ansia vivísima de visitar el lago y hacer un estudio detenido del mismo, tanto más cuanto que los datos y descripciones que de él tenía, pare- cianme incompletos y deficientes. Resolvime, pues, á emprender su estudio: no se me ocultaba que para ello eran indispensables dos factores esencialísimos, tiempo y material, y no disponía de lo uno ni de lo otro en la abundancia necesaria. Adquirí, sin embargo, el material que pude, procedente en su mayoría de la Casa Negretti « Zambra, de Londres, y provisto de él y en una semana, tiempo de que escasamente dispuse y en el que he tenido que levantar el plano del lago y hacer el relieve de su fondo con más de 50 sondajes, realicé las observaciones que en las siguientes cuartillas se con- signan y que, si no constituyen un trabajo completo, podrán, sin embargo, servir de base para otros estudios más amplios y que arrojen luz plena sobre el conocimiento científico del lago y re- gión que nos ocupa. Como por ahora no aspiro á más, conseguido esto quedo satisfecho. 360 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA Descripción geográfica. El lago de San Martín de Castañeda está situado en el NO. de la Península Ibérica, extremidad NO. de la provincia de Zamora y 4869 km. en dirección NO. de la Puebla de Sanabria, entre los 322, á su salida por el río Tera, de longitud media O. de Ma- drid y los 42*9'30 de latitud Norte. Sepultado en medio de un macizo montañoso, no tiene otra vía de comunicación que una pedregosa vereda de unos 10 km. que le une con la villa de Sa- nabria en la carretera de Villacastín á Vigo (1). Se le ha llamado lago de Tera por ser éste el río que lo forma, lago de Sanabria y del Conde y de la Condesa de Benavente, por haber sido propie- dad de los Condes del mismo título. Al cederlo éstos á los monjes Bernardos tomó más tarde el nombre de San Martín de Castañeda (Gavilanes), nombre del Monasterio, sito no lejos de la orilla Nor- te, nombre que conserva en la actualidad. La concavidad ocupada por el lago (lám. vr11), producida por una erosión glaciar, como explicaremos, tiene la forma general de la de los lagos que reconocen el mismo origen, más ó menos alarga- da, recordando la forma de una artesa, y hállase enclavada en la dirección longitudinal de un valle antiguo de la Sierra Segundera, de erosión fluvial, llamado Valle del Tera, nombre del río que corre por él. Su longitud máxima es de unos 3.000 m. de O. á E. y su anchura de 1.460 m. en algunos de sus puntos. La superficie es aproximadamente de 3.187.500 m. cuadrados; su profundidad má- xima, situada en la parte oriental, no lejos de la salida, es de 50,85 m.; á pocos metros de la orilla, oscila entre 25 y 30 m. y la media puede calcularse en unos 35 m. aproximadamente. El vo- (1) La excursión puede hacerse en ferrocarril hasta Benavente (Zamo- ra) y de aquí á la Puebla de Sanabria, en automóvil, 80 km. También pue- de hacerse en ferrocarril hasta el Barco de Valdeorras, y de aquí, por Via- na, en la provincia de Orense á Sanabria, no habiendo ningún servicio de comunicación regular, por lo que es forzoso alquilar un automóvil ú otro carruaje para hacer el recorrido, que es de unos 100 km. Ofrece la excursión por este último punto gran interés, pues se cruza todo el macizo montañoso del SE. de Galicia y se faldea Sierra Segundera, en la que descansa el lago. Nosotros hicimos nuestro viaje por este iti- nerario. ple < DE HISTORIA NATURAL 361 lumen de agua contenido es de 108.254.000 metros cúbicos (1), como media, y su línea de costa 6 perímetro es de unos 9.300 á 9.400 m. Hállase encajonado en la base de un gran anfiteatro montañoso (lám. 1x, fig. 1.” abierto únicamente en la parte oriental, por donde tienen salida sus aguas (lám. 1x, fig. 2), siguiendo el río Tera su curso. Cierran el lago por el Norte estribaciones de Sierra Negra, la llamada antiguamente montaña de Suspiaco (Gavilanes), teniendo su nacimiento cerca del Portillo de Puertas y marchando hacia el SE, viene á hundirse en las aguas del lago, formando su vertiente occidental la orilla izquierda del río Tera, y la oriental la ladera del valle en que asienta el pueblo de Vigo. Poco antes de morir esta montaña en el lago y á una altura sobre él de 80-100 m. hay un llano, mejor dicho, una interesante terraza de formación fluvio-glaciar, limitada en su parte Sur por un buzamiento rá- pido, vertiendo sus aguas en las de aquél. Sobre esta terraza reposa el pueblo de San Martín de Castañeda y las ruinas del convento del mismo nombre, Limita la orilla Sur del lago una cadena de montañas, que se hacen más elevadas á medida que se camina de E. á O., alcanzan- do sus máximas alturas en la peneplaine gallega, en Sierra Se- gundera, de la cual son estribaciones, y á poco de arraucar de ella, se divide en dos ramales, uno que termina en Galende, aldea situada á la mitad del camino que del lago conduce á la Puebla de Sanabria, y otro que lo hace en el extremo oriental del lago en su vertiente izquierda, y en su vertiente derecha, á la orilla Sur del lago, se alza el caserío y Balneario de aguas sulfurado-sódi- cas de Touzas, nombre del término en que brotan los manantiales. Entre ambos ramales se extiende una excavación ó valle, valle de las Vegas de Galende, que encierra una laguna llamada de las Sanguijuelas (2). Tanto este valle como el valle del Tera, hasta que ambos confluyen en las proximidades de Galende, se hallan sembrados de bloques colosales de granito (lám. x, figs. 1.* y 2.5). (1) Como los sondeos practicados no han sido numerosos, es difícil calcular con gran aproximación el volumen de aguas Aplicando el valor de nuestras mediciones, obtuvimos para volumen las tres siguientes canti- dades, de las que damos su media; 105.825.000, 107.375.000 y 111.562.500. (2) Según noticia de varios pastores, también se designa con este nom- bre otro lagunajo próximo al pueblo de Vigo, 5 km. al Norte del lago de San Martín. Tomo x111.—Julio, 1913. 23 362 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA Cierran el O. del lago dos pequeñas vegas dedicadas á pastiza- les, frecuentemente inundadas en las crecidas de aquél y separa- das por una formación granítica de formas redondeadas que, pre- sentando su mayor altura en la orilla del mismo, va disminu- yendo á medida que se aproxima á Rivadelago, pueblo cruzado por el río Tera. Á partir de este pintoresco pueblo se suceden una serie de vallecitos que nos elevan paulatinamente á la meseta de Sierra Segundera y constituyen lo que en el país se llaman las Fragas, nombre muy generalizado en Galicia para designar las angostas y entalladas formaciones torrenciales. Al E. se halla ba- rrado el lago por depósitos fluvio-glaciares de una altura de 36 4 á10 m. y que, extendiéndose, forman casi una llanura en aval del lago, á través de la cual se abre paso el curso del río Tera, dando salida á las aguas de aquel. En la parte occidental del lago hay una pequeña isla que ape- nas emerge de la superficie de las aguas; tiene unos 35 m. de lar- ga por 20 de ancha. Reposan sobre ella materiales de construc- ción, ruinas de la casa que tuvieron allí los Condes de Benavente cubiertas de zarzales (Boletín de la Sociedad geográfica de Madrid, tomo vi). Por las dimensiones y otros detalles, no es de suponer que, según expresión del cronista A. de Morales, sobre ella haya labrado el Conde de Benavente un rico palacio con muchos arte- sonados de oro cuando en 1572 emprendió por orden de Felipe II un viaje á los reinos de Galicia y de León. El Sr. D. Gabriel Puig, al hablar de dicha isla, dice que «es ar- tificial sin género de duda», lo que constituye un error. Aflora dicha isla á unos 100 m. de la orilla, y no es más que una conti- nuación de la formación granítica ya citada, que limita el lago por el O., prolongándose dentro de él en forma de península. Del origen de su formación hablaremos al tratar del origen del lago en que radica. El buzamiento de las montañas en su límite con el lago, en ge- neral, es muy rápido; tanto en el N. como al SO. del lago alcan- za de un 50 á un 60 por 100. Los límites del lago en su parte S., á partir del Balneario hacia el SE., forman una meseta de escasa altura y pendiente suave, viniendo á morir en las orillas del mis- mo en pequeñas playas formadas de grava y arena. La vegeta- ción de las orillas del lago abunda en robles (Quercus), fresnos (Fraxinus) y chopos (Populus). Destacan en ellas los bosques que acusan la presencia del terreno cámbrico (fig. 1.*) en la parte SE., A DE HISTORIA NATURAL 363 y la vegetación de la terraza en que reposa el pueblo de San Martín. Abundantes praderas y pastizales y pequeños labradíos de lino y centeno constituyen la principal riqueza de las pobres gentes que habitan las aldeas de las inmediaciones del lago. Los principales afluentes son el arroyo que cruza á la izquierda del pueblo de San Martín, cuyas aguas no han labrado todavía Cliché Y Tabondr. Fig. 1.*—Véase á la derecha de la fotografía el paisaje del terreno cámbrico. un Cauce regular, perdiéndose entre el terreno en su mayoría y el río Tera, principal fuente de sus aguas, río que nace en las ver- tientes meridionales de Peña Trevinca, uno de los picos más altos de Galicia, cuyas cumbres se elevan á 2.000 metros sobre el nivel del mar; en el terreno denominado Portillo Puertas, corre por una altura llana, restos de la peneplaine gallega, á 1.150 me- tros sobre el nivel del mar y en un trayecto de 12 km., dejando á su derecha, en la dirección E., 4 1.700 m., la laguna de Laci- llos; ésta vierte sus aguas en aquél por el regato llamado de la Laguna. Cruza después el Tera el Valle de la Gueva, y luego se precipita en vistosas cascadas que dominan la vista del lago de San Martín en la estrecha cañada de Rivadelago para cruzar una estrecha vega y verter sus aguas á través de un pequeño delta en 361 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA el lago. Otros afluentes, en su mayoría torrenciales, contribuyen con sus modestos tributos, así como numerosas fuentes, á mante- ner las aguas de aquél. La pesca es abundante no tan solo en el lago de San Martín, sino también en el río Tera y en otros lagos, cuyo estudio no po- demos ofrecer en el presente trabajo, y situados á alturas supe- riores sobre el nivel del mar que el lago que nos ocupa. Tales son de O. á E. en las montañas de la parte NO. del lago, la Laguna de Lacillos, de la Ventosa, de los Peces, la de la Yegua y el Lagu- nón, éste próximo al pueblo de Vigo. La trucha es el pez que más se cría, distinguiéndose dos espe- cies: una, la asalmonada del lago de San Martín; sus ejemplares son de tamaño grande, y su carne es sonrosada y poco fina y la otra, más abundante, en los lagos de situación más elevada, de tamaño pequeño; su piel, con pintas de rojo muy vivo, recuerda las pequeñas truchas de los lagos de Noruega y de carne más delicada y agradable. La caza es abundante, dominando las espe- cies acuáticas Rallus, Vanellus, Anser cinereus, Anas boschas, etcétera. Condiciones climatológicas. En la descripción geográfica por D. Pío Gavilanes del término del Balneario se consigna que la temperatura media anual debía ser de 13”-14”-G.; pero, aunque protegido por el N., las altas sie- rras hacen un clima destemplado, frío y húmedo, muy agrada- ble en el verano, y su temperatura media en esta estación es de 21” C., y la brisa es del E. v por las tardes del O. Ambas bri- sas tienen sencilla explicación; por las mañanas, al caldearse por el sol las crestas de las montañas que cierran la parte E. del lago, que son las más elevadas de la región, las capas de aire se dila- tan y ascienden, y sobre el vacío que dejan se precipitan las ca- pas de aire inmediatas, inferiores á las anteriores y más densas; éstas, al ascender, condensan la humedad que llevan consigo y producen esos nimbos que en los amaneceres coronan las crestas; por las tardes, al retirarse el sol, las partes elevadas se enfrían más rápidamente que el valle, y el fenómeno inverso produce la brisa del O., más intensa que la del E., al extremo de haber ob- servado en el tiempo que permanecimos en el lago lo tranquilo de su superficie durante el día, pero en los amaneceres y á la caída DE HISTORIA NATURAL 365 de la tarde, se observa un ligero oleaje poco elevado y de longitud corta, muy peligroso á una pequeña embarcación, y comparable al que se produce en el mar cuando tiene lugar lo que los mari- nos llaman «mar de fondo», Á continuación se anotan algunas observaciones meteorológi- cas realizadas durante nuestra estancia en el lago. OBSERVACIONES REALIZADAS EN UNA PEQUEÑA ESTACIÓN METEOROLÓ- GICA INSTALADA EN LA ORILLA SUR DEL LAGO DE SAN MARTÍN CON APARATOS DE LA CASA NEGRETTI $ ZAMBRA, DE LONDRES Día 6 de Octubre de 1912, Aparatos instalados á las siete de la tarde. Observaciones efec- tuadas á las nueve de la noche: Estado del cielo, despejado. Tiempo bueno. Ligera brisa N. NO. Presión, 684. (Sin reducir.) Temperaturas al aire libre. go q” Mínimas en tres tipos de termómetr08........ ...... 326 397 . . go 2 Máximas en dos tipos de termómetro8............... | go 4 Temperatura en el centro del lago á un metro sobre su super- ficie. Termómetro de alta precisión: oscila entre 29 y 391. Día 7 de Octubre de 1912. Observaciones á las ochúo y media de la mañana: Cielo despejado. Tiempo variable. Brisa ligera del NE. Pre- sión, 684. (Sin reducir.) Temperatura mínima durante la noche del 6 al 7........ 0%5 bajo cero. Máxi CA Solar blanco........ aia 192 O A O CS a de e 940 Máxima a La SOMDIA cocos oa e e cr e 825 Temperaturas al sol sobre el lago á 10 F metros de su orilla, ...oo.o... 0. ... 1093-11 (según haya ó no brisa). Temperaturas en el centro del lago y á un metro sobre su superficie..... 10%1-12%4 (según haya ó no brisa). Día 7 de Octubre de 1912, Observaciones á las cinco de la tarde: 366 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA Cielo limpio. Tiempo variable. Brisa del O. Presión, 683'7. (Sin reducir.) SOMO a 290 Temperaturas máximas al sol....... / y Ñ Él (Solar blanco. IDU 239 Sombra máxima ee TO iia AO go Día 8 de Octubre de 1912. Observaciones á las ocho y media de la mañana: Cielo limpio. Soi brillante. Tiempo bueno. Calma. Presión, 684” 3. (Sin reducir.) Temperatura mínima durante la noche...........oooooooooooooo».».. 0 Máxima 4 1a SOmDra tl atea illo lapas ios a pial elos delo pl aia lalola 9% z ¡Solar ¡DIAneO.. ios ta ee 240 MaiximaralBol ias atea deals ) A (SOlAL MBBrO ade arte o ea 29 Observaciones á las cinco de la tarde: Cielo limpio. Buen tiempo. Calma. Brisa del NO.-O. Pre- sión, 684. (Sin reducir.) (Solar negro.......... MOS O Temperatura máxima al sol......... PA Solar blanco... Less... de 290 Máxima 4 la sombra. alert ls ai 1695 (?) Día 9 de Octubre de 1912. Observaciones á las ocho y media de la mañana: Cielo cubierto. Ligera lluvia. Calma. Temperatura mínima durante la noche............ + 40 ESTO A O iS 995 E A A AO 92 Observaciones á las cinco de la tarde: Cielo cubierto. Ligera lluvia. Temperatura mínima á la sombra................. 1495 Máxima al Solas. cateo loto Die fojas IS 15%2 Observaciones á las once de la mañana del mismo día 9 de Oc- tubre: Temperatura en el centro del lago 4 un metro sobre su superfi- cie. Termómetro de sensibilidad extrema........ A AO Y 15%4' Presiónien el Iso pun ire II 6S3,L y DE HISTORIA NATURAL l 367 Día 10 de Octubre de 1912, Observaciones á las ocho y media de la mañana: Cielo cubierto. Lluvia menuda. Niebla, Presión, 683'5, Temperatura mínima durante la noche...........oo..ooooo.o.. + 32 Máxima al sol..... A O E e E EN quo Macsimaranla DOBIDTA haz e jaly eraía ae dd ds e 1025 Temperatura á un metro sobre la superficie del lago y 25 de su A IN A 11% Temperaturas del agua del lago de San Martín á distintas profundidades. Día 6 de Octubre de 1912. Observaciones á las ocho y media de la mañana: Presión, 685. Temperatura del agua á 50 m. de la orilla, á par- tir de la costa S. y á 0,20 m. de profundidad: = 11%9, Día 7 de Octubre de 1912. Observaciones á las nueve de la mañana: Presión, 684. Temperatura en el centro del lago á 0,20 de pro- fundidad, 122. La temperatura del aire en el mismo punto, de MSAAL29 A, Día S de Octubre de 1912. No registradas. Día 9 de Octubre de 1912. Temperaturas tomadas en la parte oriental del eje más largo del lago, próximo al punto de sonda, 44,10 m. de profundidad: Observaciones á las once de la mañana: Presión, 683'4. Cielo cubierto sin lluvia. Nubes blancas muy luminosas. Estado del lago, tranquilo. Profundi- dades. — Grados. Metros. Temperatura del aire á un metro sobre la superficie de las aguas. Termómetro de sensibilidad extrema, > 15%4 a ME 0,20 127 Mas sr A 7,40 1220 Ps O A E aa aaa 15 1098 bd dep dd e da IAN 20,10 9%0 368 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA Observaciones desde la una y media á dos de la tarde: Presión, 683' 4. Estado del lago, tranquilo. Cielo cubierto. Profundi- dades. = Grados. Metros. Temperatura á un metro sobre la superficie de las ALUAs ea tae E IE SACO El cia ida > 152 Ti lis TOO do OoO a ea dO ia 0,20 1229 Tie sales 200 poDodobonsona Vo osos bóds o0c 16,00 1199 A apo a NO Es ASA 38,80 1 A O AO» IO ea ao B0,16 6%6 20 30 40 50 Fig. 2,2 Día 10 de Octubre de 1912. Solamente observamos la temperatura de los dos manantiales de aguas minerales sulfurado-sódicas que brotan á muy pocos metros del lago en el terreno cambriano. La del manantial del Balneario situado á orillas del lago, surge á la temperatura de 1297* y la del manantial no explotado á la temperatura de 12%5'5. La operación ha sido repetida varias veces y con el mayor es- crúpulo, habiendo obtenido siempre idéntico resultado. Transparencia de las aguas del lago de San Martín. Día 8 de Octubre de 1912. La operación fué practicada en el centro del lago en la dirección de penetración de los rayos del sol con un plato de porcelana DE HISTORIA NATURAL 369 blanca de 0,22 m. de diámetro (método Secchi) y cubriendo el punto de observación con un paraguas negro, según aconseja G. P. Magrini. Observaciones á las doce de la mañana: Presión, 684"2. Cielo limpio. Sol brillante, Buen tiempo. Baró: metro, tendiendo á descender. Lago en calma. La luminosidad era tan intensa que, en las fotografías obtenidas este día con un apa= rato 9 < 12 Goerz, objetivo Dagor y placas Isolar malva, se em- pleó 1 cm. de cortina; velocidad, 10 y diafragma, 24, con resultado excelente. Límite Percepción NELaA Ads cea lesions 7,65 metros. Límite percepción difusa............<...... 8,43 — Observaciones á las cinco y media de la tarde: Presión, 684. Brisa del NO.-O. Cielo limpio. El sol todavía en el horizonte. Lago, con ligero oleaje. Límite percepción neta....... +. Se .... 5,90 metros. Límite percepción difusa..........o.o.o..... 6,35 — Día 9 de Octubre de 1912, Observaciones practicadas á las doce de la mañana en el centro del lago: Presión, 683'4. Cielo cubierto por nubes blancas, sin lluvia. Luz difusa, pero muy intensa. Temperatura á 0,20 m. de profun. didad, 12%9. Estado del lago, tranquilo, Límite percepción clara..... ol .. 6,50 metros. Límite pereepción difUSA....oooo.oooocosno» 7,40 — Coloración del agua del lago de San Martín. El aspecto general de la masa tiene un ligero tinte color ver- doso, sin que por ello dejen sus aguas de ser límpidas y crista- linas. La transparencia es superior á los números 1 y 2 de la so- lución de sulfato de cobre amoniaca!, mezclada con la solución de cromato neutro de potasio de la escala de Forel y supera en mu- cho en transparencia al núm. 1 de la escala Ule. Las soluciones estaban contenidas en tubos de 12 mm. de diámetro y la compa- ración se realizó sobre un fondo bianco y sin fondo alguno, al aire 370 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA libre, bajo un cielo limpio á las dos de la tarde, y el agua de compa- ración fué recogida en el centro del lago y contenida en un tubo de igual diámetro. La misma comparación con un espesor de agua de 4 cm. nos dió igual resultado. Análisis de las aguas del lago. Ha sido practicado con la valiosa ayuda de mi buen amigo el distinguido químico Dr. D. José Fernández Martínez, Director del Laboratorio químico municipal de Orense. El agua fué reco- gida á 200 m. de la costa, con todas las precauciones recomen- dadas para esta observación, en una botella verde obscura, á pocos centímetros de profundidad, el día 10 de Octubre, y siendo de 1199 su temperatura. Se analizó dos días después y no hemos podido practicar el análisis de las aguas de las regiones profundas por no disponer de aparatos para sacar una muestra. Análisis. Cantidad de agua........ A E A SA E A a DOUNCO, Grado hidrotimétrico total, 0,1 Cloro, ligerísimos indicios. Por reacción directa sin previa concen- e pe E Í Acido sulfúrico, inapreciable. Ac o elote a | magnesia, ei ¡ Cal, ídem. Nitrógeno nÍtriCO: e ciye Roatan Se Se 0,0000 por 1000 ec. 'NILrOSenOMItTrOBO tien Indicios. Nitrógeno AMOnDIACal lo sas 0,00006 por 1000 cc. Materia orgánica en oxígeno En A cdioN de permanganato......... 0,002080 — ácido. . / Oxígeno en ácido oxálico.... 0,001653 — ¡Oxígeno en permanganato... 0,000829 — Como se ve por el resultado del anális, la pureza de las aguas es grande, á lo que, sin duda alguna, contribuye la naturaleza arenosa y rocosa granítica de su fondo, en el que la sonda no acusa fango alguno á poco que uno se aparte de la orilla, ni tampoco en éste nacen plantas que denoten una acción pantanosa de sus aguas. El plankton de la superficie es abundante, sobresaliendo los DE HISTORIA NATURAL 371 crustáceos. Nosotros no podemos incluir en este trabajo el estudio del mismo, por cuanto que nos llevaría mucho tiempo, dado que este trabajo no es sino un anticipo de estudios sucesivos. Sondeos practicados. ds cane 23,66 metros. O 38,20. A: 41,30 — A A TOS 45,60. — e Nav A Y A A [IO ... 4990 — [AS a AA [o o 50,85 — LA IS 49,55 — des Alia dei 49,90 — A AI 46,30. — A a 44,10 — En dirección NE. á SO. en la parte orien- /Tj¿---. -. ..-. 44,10 — talldelllaro q els el peas A A 46,30 — AN AO A e 39,50 — A O aÍTE 39,50 — DIS ee 395u — o: 41,25 .— Pp a a 40,50 — Se 39,50. — OS 38,20 — A A 36,20). = Dé 34,60. — IA o se 31,00 — ES mala 29,40 — A A. 7,50. — (Me S6coDuB a Oo 21,46 metros. A RAE 26,00 — y o 24,46 — En dirección NO. á SE. en el centro del T;,...........- 25,15... lago, á partir de la orilla. ,........... | Dias 31,56 — A 20,00. — A eo 33,20?) — iS a io $89 — 372 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA MA e 8,80 metros. Digit IDR 20,50 — En dirección de E. á O., parte oriental ) T.y............ 23,60 — del lago, á partir de la orilla......... oo e .. 31,00 — ea AAA 33,80 — Ob: 35,40 — Pi Oo 25,30 (?) metros. pa E: 13,60 (?) — Me 30,00 (?) — En la parte occidental del lago, en varios As 38,90 (9) — puntos no determinados con precisión. iS 30,05 EN DS 42,05 == e 42,70 - Punto de partida de la excursión: Orense. Resumen de las observaciones meteorológicas. Presión: hormal.de Orehs80. ¿todas ara steel rs 101,8 ME Altitud sobre el nivel del mar de la Estación meteorológica de Orense..... UT NOS Pad Se AO +... 141 metros, Altitud de la puerta del Gobierno civil de Orense, de don- de partió [A excurBlóH 2: iednaleooa cenliiele aia e L2b — Presiones barométricas observadas en Orense los días: TEMPERATURAS 4 «+ yq < oo ————, 9 de la mañana. Adela tarde. 6 de la tarde. 4 de Octubre de 1912........ 14%0 — 755,4 16%0— 765,4 14%0 — 756,2 5 de Octubre de 1912........ 1190 —756,6 16%0 —752,6 14%0 — 752,5 10 de Octubre de 1912........ 1220 —752,6 1820 —752,0 15%0 — 762,6 Presiones barométricas en San Martín de Castañeda los días: TEMPERATURAS —o0 "nun —ñ—————— 2] 9 de la mañana. 6 de la tarde. 4 de .Octulite de 101 RE rea ee 0 — 0 8%4— 686 bide¡Ottabre de Ll. cs ss ies 00 1=50 8%2 — 682,8 10de ¡Octubre do ui A 10%5— 6835 0 — 0 di DE HISTORIA NATURAL 313 Altitud del lago de San Martín calculada en estos días aplicando la fórmula de Halley. Sobre Orense..... STO O Ie 770 metros. Sobre el miveldel Mar. escccollnocca.» E e ¿DEl — Presión normal de San Martín calculada sobre dicha altitud. 678,1 milím. , Estación á orillas del lago de San Martín. A las nueve de la mañana. Presiones Presiones Tempera- Presiones A observadas. turas. á cero. mar. DIA sl dad > 684,0 8%4 683,1 765,6 INS LORD a 684,9 995 683,3 765,8 A O Ea 683,4 920 682,4 764,8 A NI 683,5 1095 682,2 764,6 Á las seis de la tarde. Presiones Presiones Tempera- Fresiones na observadas. turas. á cero. mar. Dias lis 684,0 822 683,1 765,6 ll rate alte dr sejale ya 682,7 920 682,7 765,0 A O O RS ONO 684,0 15%0 (?) 682,4 764,8 Apunte geológico. La concavidad que contiene las aguas del lago, se halla excavada en terreno granítico. En las laderas que vierten al SE. del lago se distingue un manchón cámbrico, terreno muy extendido al Este de Galicia. Forman el E, depósitos fluvio - glaciares cuater- narios, descansando sobre el granito. Los granitos de esta región son ordinarios, glandulares, de coloración rojiza por el hierro, con grandes cristales de feldespato de 2 y 3 cm. cada uno, abun- dante mica negra y poco cuarzo y separan las capas cámbricas en aquellos puntos donde todavía éstas no han sido barridas, y deben ser contemporáneos del mismo en su aparición, como lo demues- tra el estado cristalino del cámbrico en el contacto con aquéllos. 374 BOLETÍN DE LA REAL, SOCIEDAD ESPAÑOLA Los caracteres del granito, son análogos á los del granito en que arma la casiterita no lejos del pueblo de Verín. El terreno cambrico pertenece al piso inferior, caracterizán- dolo principalmente conglomerados de color verdoso y cuarci- tas. Merece especial mención una roca muy abundante, cuyos caracteres coinciden con los de aquella de Los Vosgos, que Elie de Beaumont propuso designar con el nombre de Mimophyres cambrianos, descrita hace tiempo por Barrois, en Galicia; su color es verde, de aspecto porfiroide, de estructura micro-cristalina, con mucha clorita anfibol y granos y cristales de feldespato. Los granos de feldespato son pequeños, de 2 4 3 mm., y en la masa destacan numerosos cristalitos de calcedonia. Hablando del terreno cámbrico del lago de San Martín, he- mos de recordar nuevamente las fuentes sulfurado-sódicas llama- das de Touzas, que brotan á no larga distancia la una de la otra en el cámbrico de la misma margen del lago á las temperaturas ya consignadas de 12%7 y 12%5'5. Al ocuparse del granito de los Pirineos, Durocher relaciona con los hechos de metamorfismo en los contactos los yacimientos de aguas sulfurosas; Barrois y De- lesse, dicen que la emergencia de estas fuentes está situada casi siempre en la separación del granito y de las rocas paleozoicas. Al estudiar las fuentes de Touzas el distinguido químico D. An- tonio Casares, en una Memoria analítica publicada el año 1872, escribe: «llama la atención su temperatura de 15? porque todas es- tas fuentes suelen ser calientes y, además, se ha observado que la sulfuración está en relación con la temperatura, y en éstas es tan grande, que entre las fuentes minerales sulfurado-sódicas co- nocidas en los Pirineos, sólo una, la de Bayeu Bagnéres de Lu- chon, que contiene 0,080 gr. de sulfuro de sodio, supera en este punto á las de que se trata, y estando conformes todos los hidró- logos en que estas aguas se originan á profundidad», supone el Dr. Casares se hayan enfriado al salir á la superficie. Fontán, al estudiar las fuentes sulfurosas en Galicia, establece una distinción entre las aguas sulluradas que nacen en los terrenos primitivos y las que lo verifican en terrenos modernos. Llama á las prime- ras naturales, primitivas Ó por composición y aparecen minerali- zadas por el sulfuro de sodio, y á las segundas, accidentales se- cundarias ó por descomposición, y su mineralizador principal es el sulfuro de calcio. En mi opinión, las fuentes sulfurado-sódicas de Touzas uo son fuentes profundas, y son frías no porque se ha- DE HISTORIA NATURAL 375 yan enfriado, sino porque son fuentes superficiales y deben su sulfuración á alteraciones de las piritas FeS, cámbricas que, por oxidación, pueden cambiarse fácilmente en un hierro sulfa- tado dejando algún sulfuro libre. Análisis de las aguas de Touzas por D. Antonio Casares. Ds A IAS 1.000 gramos. CIOTNITO ALROMtCO aca sao ca e 0,176 — Sultato DATICO Asc a do a e 0,041 — CarbonatolcalClco at aaa elaia aaa a e 0,005 — Scotia ciss NS ta is 0,145 — Sulfato SOdicO q Ios sie IPR 0,366 — Se deducen de estos resultados los pesos de los diferentes mine- ralizadores del agua. Agrupados del modo como generalmente se supone que se hallan combinados, permiten expresar la composi- ción del agua del modo siguiente: IC Vs dd boro bar aca coro DO ooo 1.000 gramos. INTO COoolocle EA 24 ce. SUIT OIC asta : 0,077 gramos. Olor ROCA aaa tara tale lors de 0,073 — SUlLAto Ca CCOO te aaa ateo ele 0,008 — SOLO OIC lata seats e 0,058 — SiC ta iii tot es me 0,1588 — Origen del lago de San Martín. » Hemos sentado como un hecho, al hacer la descripción físico- geográfica del lago de San Martín, su origen glaciar. Muchas son las razones que nos abonan á considerarlo así. Vemos, en primer lugar, su concavidad; abre en el fondo de una gran depresión, cuya situación hemos anotado á unos 911 m. sobre el nivel del mar y á no gran distancia de las crestas montañosas que lo cir- cundan, presentando un ligero declive hacia el lado E., en el que el valle se ensancha y por donde tienen salida sus aguas. Cie- rran sus lados N., S. y O. un anfiteatro montañoso con grandes escarpaduras, alcanzando sus máximas alturas hacia el O. Es en esta parte occidental, no lejos de la ruptura de pendiente, el pun- to en el cual la masa glaciar alcanzaría un máximum de acumu- 376 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA lación, y donde actualmente reposan las aguas que forman el lago. Ofrece el aspecto de una formación en circo, que sin mayo- res esfuerzos nos llevaría rápidamente á juzgar que nos encontra- mos en presencia de una acción reconociendo un origen glaciar (Martonne, Lory). Se halla enclavado el lago teniendo la dirección de su eje más largo en la dirección longitudiual de un valle normal fluvial, pre- glaciar, formado por el río Tera y modificado más tarde por la acción glaciar. Si examinamos el perfil general de este valle en el trayecto que abarca el término de San Martín y el perfil de los valles afluentes al mismo, observamos que no tan sólo el perfil de la proyección de los afluentes no guarda armonía y su discor- dancia es muy apreciable con el perfil del valle principal, sino también que el perfil de la proyección de éste no responde ai de un valle de erosión fluvial y sí al de un valle de erosión glaciar; la proyección de la línea de nivel del río Tera, si comparamos la parte en amont del lago con la en aval, no es uniformemente cóncava; su pendiente se rompe fuertemente en la base del anfiteatro donde se abre el lago. La sección transversal de un valle producido por la erosión de las aguas corrientes presenta, como sabemos, la for- ma de V, particularmente en los terrenos graníticos, y la proyec- ción de su línea de nivel está en armonía con el de sus afluentes. El perfil de un valle de erosión glaciar tiende á la forma de U (Penck, Davis, Kiliam), debido á que la acción glaciar es un poco más activa que la normal, resultando á veces en los bordes del valle, en los valles afluentes un cambio de pendiente, á través del cual sus ríos ó arroyos, al desembocar, lo hacen precipitándose en forma de cascadas. Los talwegs de los valles así suspendidos representan (Haug) el resto de la antigua red hidrográfica privada por la excavación glaciar de concordar con el talweg del valle principal. En el lago de San Martín observamos la ruptura de pendiente en los afluentes que precipitan sus aguas en el lago en cascadas bien visibles, haciéndose su ruido sentir á distancia en los días de grandes lluvias. La terraza en que asienta el pueblo de San Martín, forma un marcado valle, suspendido, cubierto y o0cu- pado en su mayor parte por deyecciones fluvio-glaciares. Los sondeos practicados en el lago nos han permitido trazar unos cortes, que si bien no sean de gran exactitud, por no haber sido numeroso el número de sondeos, son lo suficiente á los fines DA E A RCA in ii EAS id a ió A A A A A a e a id DE HISTORIA NATURAL 371 que nos proponemos realizar con el presente trabajo. Los dos cor- tes AB (lám. xt1, fig. 1.) y CD (lám. x111), el uno trazado á través de la zona de máximas profuudidades del lago, y el otro en su zona más estrecha, ambos nos dicen claramente que no se trata de una erosión de origen fluvial ó producida por un hundimiento, sino de una erosión glaciar por la forma de su fondo en U con sus lados casi verticales, más acentuados, si hubiéramos traza- do además el perfil de las vertientes de las montañas en sus laderas. En el corte A B, su foudo no tan sólo no es plano, sino que presenta una gran convexidad hacia su centro, Si nos fijamos en el corte EF (lám. x11, fig. 2.2) en. su forma ondulada con la concavidad de su parte oriental en progresión uniforme, á medida que de la barrera que cierra el frontis del lago descendemos al fondo de sus aguas, hemos de admitir la erosión glaciar. Una excavación en la roca, pues los depósitos que cierran el lago desaparecen á pocos metros que nos apartemos de la ori= lla, sólo pudo haber sido producida admitiendo la obra del glaciar en sus alternativas de progresión y retroceso (Drigalski) sobre los materiales del fondo que limpió y excavó, haciendo nacer esa concavidad, que más tarde fué ocupada por las aguas (Vallot). Otro carácter que demuestra su origen glaciar es la presencia de la isla situada en la parte occidental. Hemos supuesto que era una prolongación del macizo granítico que, penetrando en las aguas, separa los dos pequeños valles que se ven al O. del lago. Al encontrarse en la misma dirección de ese macizo resistente y á no larga distancia de la orilla, no podemos por menos de ad= mitir que el macizo separaba las dos grandes masas glaciares, que en la época de retirada del glaciar debían correr por ambos de sus flancos á desembocar y juntarse en lo que constituye actualmente la parte occidental y más aucha del lago, y dicho macizo sería como el eje de separación. Los dos brazos glaciares, al juntarse, darían lugar á un ángulo de erosión cuyo vértice corresponde próximamente á la situación de la isla (fig. 3.*), que por un zócalo debe unirse con la ribera del lago. Parece lo lógico que siendo esto así, como lo exponemos, fuese una península y no una isla; puede explicarse, sin acudir á mayores argumentos, simplemente supo- niendo una mayor resistencia en los materiales del terreno que hoy constituyen la isla que en la roca que la unía con tierra, la cual fué socavada por la acción glaciar. Las islas son muy frecuen- tes y características en los lagos de origen glaciar. Tomo x111.—Julio, 1913, 24 313 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA 2) =Í Otra observación que nos lleva á reconocer el origen glaciar del lago es la situación de las zonas de máxima profundidad que deben corresponder á dos centros de máxima presión de los hie- los. No debemos olvidar lo dicho de que la forma general del valle es como la de todos los valles glaciares de origen preglaciar, mo- glaciar Fig. 3.*—D, dirección de los brazos glaciares; [, isla; M, morrena. dificada después bajo la acción glaciar; insisto acerca de es!e punto para hacer notar que los dos ensanchamientos, oriental y occidental, y el estrechamiento central que presenta nuestro lago, existían en el valle preglaciar. El establecimiento del glaciar, tra- bajando en la forma descrita, cambió su fondo y su profundidad, dando lugar á las rupturas de nivel de que ya hablamos, caracte- res de un valle de formación glaciar. «Hess nos hace ver cómo representando en proyección sobre un plano horizontal el camino descrito por varios puntos de refe- rencia, colocados en perfiles sucesivos, en un glaciar se obtienen líneas primero convergentes, en el momento en que el glaciar penetra en un lecho estrecho, y luego se hacen paralelas al eje de máxima velocidad, divergiendo en los bordes hacia las orillas, cortándolas según ángulos muy agudos». De aquí que podamos explicar cómo cuando de un lecho es- trecho pasa el glaciar á una parte suficientemente ancha, extiende su masa en forma de un abanico, presentando en este punto de ensanchamiento un centro de máximas presiones—eje del aba- + -— AA DE HISTORIA NATURAL 379 nico—que quizá sea la causa primera que fuerce al glaciar á dis- tenderse en continuos anillos en torno al mismo, produciendo en la masa glaciar líneas de fisuras que son siempre perpendicu- lares á la superficie cónica de la estructura venosa del glaciar (Forbes). Estas teorías se cumplen en el lago de San Martín; en su relieve batimétrico, podemos apreciar un gran ensanchamiento que, por su situación y por la topografía de los montes, en sus contornos, correspondería con zonas de convergencia de grandes masas gla- ciares, que descenderían por las laderas de las montañas vecinas - con una zona de máximas profundidades, que debió haber sido producida por un centro de máxima presión de los hielos del glaciar. Hacia abajo, en aval del lago, sigue un estrechamiento del lecho, menos profundo que los ensanchamientos oriental y Occi- dental, pero de profundidades más uniformes y su fondo en ligero declive hacia el N.; es decir, buzando hacia el pie de la vertiente más elevada de las dos que limitan el estrechamiento, de cuyo lado sería mayor el eflujo de masas glaciares. La diferencia de esta barrera no es proporcionalmente con los ensanchamientos Oeste y Este del lago muy grande, dado que el estrechamiento ya existía en esta parte en el valle preglaciar, como puede cole- girse por la forma del terreno y su aspecto macizo rocoso, pre- sentaudo una mayor resistencia á los agentes erosivos. Al pasar por esta parte las masas glaciares con dirección al ensanchamiento oriental, segun la teoría de Hess divergirían hacia las orillas, ex- tendiéndose en forma de abanico, límite de vida del glaciar, que produjo el actual lago, y el centro de máxima presión que pre- sentaría en esta parte, correspondería con el de máximas profun- didades, entre las cuales se encuentra la máxima registrada en todo el lago, que es de 50,85. En los extremos de los radios de ese abanico glaciar, se produciría el depósito de las morrenas que li- mitan el E., en aval del lago; cerrando su frente y á través de ellas, se abrieron paso sus aguas siguiendo el río Tera su curso. Extensión y época del glaciar. Desprovistos de datos paleontológicos y sin haber realizado un minucioso examen de la región en que se encuentra el lago de San Martín, no podemos extendernos en conjeturas acerca de la extensión ocupada por el glaciar ni las alternativas de crecida y ES 380 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA decrecida á que estuvo sujeto, ni tampoco fijar exactamente la época ó épocas de glaciación que han tenido lugar. Aun en aque- llas regiones perfectamente estudiadas, ofrece el problema á nues- tros mejores geólogos grandes dificultades, no llegándose, en la mayoría de los casos, á conclusiones precisas. No obstante tales dificultades, intentaremos trazar un bosquejo de nuestra opinión, fundada en las observaciones y en los datos que hemos podido recoger. | Si no afirmar, podemos sospechar que hubo dos grandes perío- dos de glaciación; el primero, de más extensión que el segundo. No llegamos á determinar si realmente ha habido un período interglaciar para fundamentar las dos glaciaciones, ó si realmente no ha habido más que una glaciación de larga duración; y aque- llos datos que nos hacen dudar acerca de la posible existencia de dos glaciaciones, como son, entre otros, el depósito de volumino- sos bloques que encontramos á 4 km. de la salida del lago, así como los bloques que se observan en alturas superiores á 40 ú 50 m. sobre los costados del actual Valle del Tera y el aspecto grandemente moutonné de las rocas en los montes que rodean al lago, sobre algunas de las que reposan grandes bloques no ro- dados, representan la primera fase y la más intensa de una sola época glaciar que, á medida que tendía á desaparecer, individua- lizaría en sus valles, glaciares, á uno delos que, al más intenso, pertenecen los elementos morrénicos fluvio-glaciares que se ex- tienden en aval limitando la orilla E. del lago. El que lleguemos á abrigar la duda de si hubo dos épocas gla- ciares, es fundándonos, además de en lo dicho, en el estado de des- composición de pequeños depósitos cuaternarios de aspecto fluvio- glaciar que se observan cerca del pueblo de Galende á la des- embocadura del valle de sa nombre en el del río Tera, 4 km. en aval, no lejos del depósito de voluminosos bloques ya menciona- dos descansando sobre un terreno en gran parte arcilloso y que debieron pertenecer á una morrena de fondo que recuerda á las morrenas de la época glaciar Risiana en Escocia y de estado muy diferente al de los depósitos morrénicos que se extienden al E, del lago, los cuales revelan formaciones morrénicas fluvio-glaciares recientes. En aquellos, si bien el número de bloques es nmumero- so, no podemos determinar claramente la dirección de la morrena. Ocupan una extensión de 800 m.? próximamente en amplia aber- tura del valle y de los materiales diminutos; encontramos los DE HISTORIA NATUKAL 381 unos descompuestos y los otros han sido sepultados Ó transporta- dos en aval, quedando á la superficie los de grueso tamaño, como atestiguando del origen de su presencia; si no fué, repito, un pe- riodo de glaciación diferente y más antigua que el que produjo las formaciones que cubren el interior del valle del Tera en amont en la dirección del lago, por lo menos sus trazos no son tan fres- cos, están más borrados que los de éstos. En efecto, en amont del valle observamos la gran barrera de materiales que cierran el lago por su lado oriental, dispuestos en ondas concéntricas al'ex- tremo E. del mismo y con su concavidad mirando al O. Forman tales depósitos una extensa terraza, principalmente al lado iz- quierdo del río Tera (lám. rx, fig. 2.*), de 3410 m. de altura sobre las aguas del lago, ó sea la altura que, en general, alcanzan las terrazas de depósitos fluvio-glaciales de los últimos períodos gla- ciares. La última de estas barreras ó cinturas cierra el lago, y si bien ya algo modificada, puede todavía verse cómo la vertiente que buza hacia las aguas del lago es más rápida que la que buza en aval, recordándonos el equilibrio en que debieron estar man- tenidos sus materiales por el frontis del glaciar. El buzamiento es lo suficientemente rápido para alcanzar á pocos metros de la ori- lla profundidades de 20, 25 y 30 m., acusando ya un fondo rocoso y limpio, lo que prueba que el hielo reposaba como en la mer de glace directamente sobre la roca («Vallot»), en la que excavó hasta alcanzar profundidades de 50 m., lo que es un dato de su origen glaciar, representando esta parte oriental del lago lo que se llama la depresión central ó Zungenbecken que, juntamente con los de- pósitos en aval del lago, constituyen todo un complexo glaciar, Ó mejor dicho, por ser varias las cintnras de depósitos fluvio-gla- ciares, una verdadera serie glaciar (Penckj), entre los que nace una pobre vegetación de arbustos, contribuyendo á dar al conjunto el más completo aspecto de que nos hallamos en presencia de un paisaje morrénico (E. Desor). La terraza en que descansa el pueblo de San Martín, constituida por materiales torrenciales y fluvio-glaciares, así como los blo- ques y pequeños depósitos en las laderas de los valles á alturas de 40, 50 y más metros sobre las aguas del lago, no podemos su- ponerlos contemporáneos de los depósitos al E. del lago. La te- rraza de San Martín, situada á 100 m. próximamente sobre el ni- vel de las aguas del lago, tiene en su parte S. un buzamiento ha- cia éstas m uy rápido de un 50 á 60 por 100; no es el buzamiento 382 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA de un cono de deyección normal; sus materiales han debido estar mantenidos en equilibrio, y por la altura de la terraza hemos de pensar que la masa glaciar que los sostenía era de grandes di- mensiones, lo que no se armoniza con lo limitado de los depósi- tos al E. del lago para considerar dicha terraza como el cono de deyección de un glaciar afluente en el período de retirada; ello nos dice de un período de glaciación de mayor intensidad al que deben pertenecer también los bloques de las laderas. De haber habido sólo un período glaciar, éste, en sus primeras fases, ocupó oran extensión y las huellas de ellas fueron borradas en parte por los procesos que siguieron, y en una de esas primeras fases he- mos de colocar la terraza de San Martín, pues sus materiales es- tán ya en un avanzado estado de descomposición, como lo prueba en parte la rica vegetación que se desarrolla sobre ellos. En el período de retirada del glaciar, uno de sus más impor- tantes brazos, y el que por más tiempo debe haberse mantenido, porque la configuración del terreno lo favorecía, fué el estableci- do en el valle del río Tera, cuya retirada, no obstante realizarse por etapas, de que son testimonio la serie de barreras fluvio-gla- ciares, ha sido rápida y rapidísima en su última etapa, dada la proximidad á que se encuentra la depresión central que, en el lago de San Martín, coincide con la zona de máximas profundi- dades de la orilla de los depósitos morrénicos. La concavidad de- jada por el glaciar á su desaparición, vino á ser ocupada por las aguas y apareció ese gran lago, único que en su género se conoce -en la Península Ibérica en forma realmente de lengua /Glet- scherzunge) como la de numerosos lagos de valle que reconocen un origen idéntico al suyo. Si recordamos los estudios acerca de los Alpes, de Penck, y leemcs tan sólo el capítulo sobre el cuaternario, de Haug, teniendo presentes los caracteres observados para nuestro lago, reunimos datos suficientes para relacionar la glaciación á que debe su origen con las glaciaciones del cuaternario medio, y de no llevar aquellas formaciones, en las que hemos creído ver un proceso más antiguo al período de máxima extensión de los glaciares, á principios del cuaternario medio, en laépoca Risiana, hemos de considerar que todos aquellos efectos registrados en el presente trabajo datan de la misma época: de la época de extensión glaciar y formación de las morrenas bálticas de la segunda mitad del cuaternario medio en la época Wurmiana, en la que Haug coloca la mayoría de los A DE HISTORIA NATURAL 383 lagos glaciares de Europa y de la que dice sus morrenas se con- servan muy frescas y formando verdaderos muros paralelos. No es necesario un minucioso examen de la región de San Martín para juzgar nos encontramos en presencia de formaciones rela- tivamente modernas. Relacionarlas con las glaciaciones antiguas ó pliocénicas de ciertos autores, cuyo estudio es todavía muy obscuro, eu mi concepto no podemos hacerlo dado lo claro y defi- nidos que sus caracteres se presentan. No solamente las formacio- nes de origen glaciar de principios del cuaternario ofrecen sus ca- racteres obscuros, sino que también las Risianas, que son poste- riores, de principios del cuaternario medio (Haug): su estudio se hace difícil porque las glaciaciones Wurmianas, en Jas que, según dijimos, coloca este autor la mayoría de los lagos glaciares, han venido á borrar sus huellas y á modificarlas ó sepultarlas con sus depósitos. Si tenemos en cuenta los movimientos orogénicos y epirogéni- cos, podemos encontrar otros datos que abonen nuestra opinión. Si bien en Galicia no hayan sido estudiados, yo he podido ver en mis frecuentes excursiones por la región gallega caracteres para, si no asegurar, pensar en intensos bradísismos. En todos sus valles abiertos en la antigua peneplaine se observa un rejuvenecimiento; los ríos corren en largos trayectos por gargantas profundas y estrechas y terrazas cubiertas hoy día de abundante vegetación y formadas de depósitos fluviales á alturas de 30 y 40 metros so- bre el nivel actual de los ríos son muy frecuentes y correspon- den á la primera mitad del cuaternario; lo que nos dice que en Galicia ha habido en esta época un levantamiento, que como en Bretaña (Belgrand, Barrois, Martonne, [ssel), con la que guar- da grandes relaciones el macizo gallego, ha debido prolon= garse hasla finales del cuaternario medio y haber empezado á finales del terciario, principios del cuaternario, bajo la influencia de los movimientos póstumos del terciario, pues es en la parte E. de Galicia donde dicha acción es más manifiesta. Al final de este movimiento y en la última época glaciar, sufre Galicia bajo la acción que produjo el hundimiento del Canal de la Mancha un ladeamiento pronunciado hacia el O., originando sus caracterís- ticas rías (Brain), en las cuales vemos el mar ha penetrado en el interior de antiguos valles, en los que la deltación es hoy día muy intensa. De suponer la glaciación á que el lago de San Martín de Castañeda debe su origen anterior á finales del cua- 381 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA ternario medio, los depósitos morrénicos fluvio-glaciares que se extienden á la parte E, del lago formarían, no una terraza de 2634106 12 m. de altura sobre las aguas, sino una terraza más elevada, y además el estado de sus depósitos no se coservaría tan fresco. Así que hemos de relacionar, mientras nuevas observa- ciones no nos induzcan á conclusiones diferentes y no sean mejor conocidas las glaciaciones asignadas á principios del cuaternario moderno, el lago de San Martín con la época de retirada del gla- ciarismo de la tercera extensión glaciar del cuaternario medio. Bibliografía. «Diccionario enciclopédico Hispano- Americano». Tomo xvi. Edición 1596. Barcelona. Casa Montaner y Simón. Pio GAvILANES. — «Establecimiento de baños de las aguas mi- nerales sulfurado-sódicas de las Touzas de Rivadelago (Za- mora)». Astorga, 1878. P. FLóreEz.—«España Sagrada». Tomo xv1. V. LórEz DE SEO0ANE.— «Descripción geológica y geográfica de Ga- licia», 1866. G. P. MaGrINI. —«Limnologia: Studio Scientifico dei laghi». Man. Hoepli. Milano, 1907. DELEBEQUE.—«Les lacs francais». «Descripción y un atlas». BarrO01s.—«Recherches sus les terrains anciens des Asturies et de la Galice» et atlas 20 pl. 4.” Lille, 1882, DurocHEr.—«Bull. 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Publicaciones que ha recibido la Real Sociedad Española de Historia Natural durante el mes de Junio de 1913. (La liste suivante servira d'accusé de réception.) ALEMANIA Deutsche Entomologische Gesellschaft, Berlin. Deutsche Entomologische Zeitschrift. 1913, Heft 111. Deutsche Entomologischen Museum, Berlin. Entomologische Mitteilungen. Band 1, Band 11, nos 1-6, Entomologischer Litteraturblátter, Berlin. 1913, n? 6. Geologisches Centralblatt, Leipzig. Band xix, n” 6. Internationalen Entomologen-V erein, Stuttgart. Entomologische Rundschau. xxx Jabrg., n08 11-12, Insektenbórse. xxx Jabrg., nos 23-26. Societas entomologica. xxvm Jabrg., n* 12. DE HISTORIA NATURAL ¡l] (53) Physikalisch-medizinischen Gesellschaft zu Wirzburg. Sitzungsberichte. 1912, nos 5-7. Zoologischer Anzeiger, Leipzig. Band xu11, n0s 3-4, AUSTRIA-HUNGRÍA K. K. Zoologisch-Botanische Gesellschaft in Wien. Verhandlungen. Lxu1 Band, 1-2 Heft. BÉLGICA Société belge d'Astronomie, Bruxelles. Bulletin. xxx1v année, n” 65. Société entomologique de Belgique, Bruxelles. Annales. Tome 57*, 1y et v. Costa RICA Ministerio de Fomento, San José. Boletin de Fomento. Año 111, n.? 4. EO0UuADOR Biblioteca Municipal, Guayaquil. Boletín. N.os 31-32. ESPAÑA Broteria, Salamanca. Vol. x1, fasc. 11. Club Montanyenc, Barcelona, Butlletí. Any 1, n.os 8-10. Ingeniería, Madrid. N-os 292-294. Institución libre de enseñanza, Madrid. Boletín. Año xxxv1it, nos 635-636. Real Academia de Ciencias exactas, físicas y naturales. de Madrid. Memorias. Tomo xv. Revista. Tomo x1, nos 5-6. Revista de libros, Madrid. 1913,n“ 1. Esranos Unipos y sus COLONIAS Departamento del Interior. Oficina de Agricultura. Manila. Revista agrícola de Filipinas. Vol. vi, n.* 4. Field Museum of Natural History, Chicago. Publications. 167-168. Johns Hopkins Hospital, Baltimore. Bulletin. Vol. xx1v, n? 268. Louisiana State Museum, Daton Rouge. Bienmial Report, 11. Missouri Botanical Garden, St,—Louis. Annual Report. xx1n. 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Es A ¿Gal e A SS ESAS OS + y . . Ñ A po - PUBLICACIONES DE LA SOCIEDAD QUE SE AuinaN Á DISPOSICIÓN DE LOS SEÑORES SOCIOS Á LOS PRECIOS o AR AQUÍ SEÑALADOS - : e Ptag. Recuerdos botánicos de Tenerife, por D. R. Masferrer (cuaderno de 246 páginas, tirada aparte de los ANALES)... .....oooooco.o.ooo..- 2 Fac-símile de una carta del Barón de Humboldt (publicada en el to- O A e O e ETA 0,5 Actas de la Sociedad española de Historia natural (años 1890, 1891, MS a E A A A 2,50 - Indice de lo contenido en los veinte primeros tomos (primera serie) SUS IS ANA DOR y ei coordenada eo o alo 1 - Catálogo de la Biblioteca de la Sociedad española de Historia na- na 1 AN A A IE 1 Anales de la Sociedad española de Historia natural. Treinta tomos. 1872-1901, cada tomo (excepto el 1.2, 5.2 y 11. 0..0.oomovo..... 15 Boletín de la Real Sociedad española de Historia natural (tomos TEN IS e A ES O IATA 8 Memorias de la Real Sociedad española de Historia natural (tomos I-VD), CAÑA ÍOMO..coloocor or... .. RIO AS RO e 10 Los Sres. Socios tienen derecho á adquirir por una sola vez un ejemplar de cada uno de los tomos de los AwvaLes, del BoLetíN y de las MEMORIAS, á los precios siguientes: ANALES; Pomo A O AS IO E Y 20 aho 8 pesetas. O Ad a le A ISR PRADOS E OO 25 — A UA LA E A E AM IAE E A E AA a A 9 — BoLETÍN: - Tomos 1-x1u Ae AN E NS AA E AP y AR MEMORIAS: La Tomos 1-VI o E E do A A O - JA Los cuadernos sueltos, siempre que de ellos haya sobrantes, sin desca- balar tomos, á 2 pesetas La colección completa de la 1.* serie (20 tomos) incluyendo el tomo 1.”, para los socios y por un solo ejemplar (sólo hay disponible un cortísimo número) 250 pesetas. Entiéndanse en francos estos precios para los extranjeros, compren- diendo en ellos el porte. Los socios vitalicios y perpetuos tienen derecho á recibir gratuitamente á su ingreso en la SooibaD diez volúmenes elegidos entre los anteriores á excepción delos 1.”, 5.* y 11. ADVERTENCIA Por reciente acuerdo de la Sociinap los señores socios que publiquen “notas en el Bonerís podrán obtener gratuitamente cincuenta ejemplares de ellas, siempre que así lo pidan en el manuscrito de su trabajo. De los publicados en las Memorias se entregan siempre igual número de - ejemplares aunque no se soliciten. De unos y otros podrán hacerse tiradas “aparte que excedan de dicho número á los precios consignados en la tarifa “corriente. La encuadernación, cubiertas de color y demás gastos se abona- rán con arreglo á la tarifa general para las tiradas aparte SUMARIO DEL NC 8. Sesión del 4 de Junio de 1913 Sesión del 4 de Junio de 19153.—Admisiones y presentaciones. —Falleci- miento.—Comunicaciones......... PASE E ON sl Sesión del 5 de Junio de 1913.—Secciones ...... e dl A NOTAS Y COMUNICACIONES BoLívar Y PieLTAIN (C.)—Especies nuevas del género AS Bourg: (Drilidae) idos A E SI DS e REA MARTÍNEZ DE LA ba (M.)—Dos nuevas tribus de Drílidos...... MARTÍNEZ DE LA EscALERA (M.)—Un nuevo género de Maltínido (Can- tharidae) de Marruecos . E e A O E Pérez (J.) -Quelques 2 oíades q” Epia nouvelles ou mal connues. ParoiLio (F.)—Descubrimientos recientes sobre Ja estructura de los cristales: (Lám: VI do pace bo A EE ARS A Publicaciónes recibidas e eco aa ai epa PA NS E o SUMARIO DEL N.* 7 Sesión del 2 de Julio de 1913 Sesión del 2 de Julio de 1913.—Admisiones y presentaciones. —Comu- NICACIONES.....2....» O A ea la NOTAS Y COMUNICACIONES Lázaro É IB1zaA (B.)—Notas botánicasS........... e NS HerwNAwDez-Pacmeco (E.) y CaBrÉ (J.)—La depresión del Barbate y sus estaciones prehistóricaS.......... E E O RO o TaBoaDA Toxbivor (J.)—El lago de San Martín de Castañeda. (Lá- MINAS-VIL A UD io a po e A A NS E Publicaciones recibidas. ..c.c.o cono or.ono... HAS IA ASADA MADRID.—FORTANET, IMPRESOR DE LA R. SOC. ESP. DE HIST. NAT. LIBERTAD, 29.—TELÉFONO 991 Págs. 313 314 316 318 322 323 336 339 346 349 mo XIIL.—Núm. 8. Ri > - Y; que EA DE' LA 2 REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA > -de _ Historia Natural FUNDADA EN 8 DE FEBRERO DE 1871 Octubre de 1913 MADRID (MUSEO NACIONAL DE CIENCIAS NATURALES) A Hipódromo OBSERVACIONES Los SOCIOS CORRESPONDIENTES EXTRANJEROS podrán recibir las publica- ciones de la Sociedad abonando la cuota anual de 10 pesetas. : Los NUMERARIOS abonarán la cuota anual de 15 pesetas ó la de 16,50 si residiesen en países de la Unión postal, debiendo remitirla sin descuento al tesorero en la época de admisión, y posteriormente en el mes de Enero de cada año. Reciben el BoLeTíN y las MEMORIAS. Los AGREGADOS abonan la cuota anual de 8 pesetas y reciben el BOLETÍN Unos y otros podrán abonar su cuota en plazos trimestrales adelanta- dos, donde haya Sección ó representante de la Sociedad, á razón de 4 pe- - setas por trimestre los numerarios y de 2,25 los agregados. Los socios numerarios que abonen de una vez ó en tres plazos anuales la suma de 300 pesetas se consideran como vitalicios, quedando exentos del pago de la cuota anual y con derecho á recibir en lo sucesivo todas las publicaciones de la Sociedad. Los que hicieren á la Sociedad el donativo de 500 pesetas serán consi- derados como socios perpetuos, con iguales derechos que los vitalicios, pero figurando su nombre á perpetuidad en la lista de socios, junto al de los socios fundadores. TARIFA Para las tiradas aparte del Boletin y de las Memorias de la Real Sociedad espanola de Historia natural. Tiradas sin levantar forma. E De 1 á 16 páginas, 2 pesetas cada 50 ejemplares ó fracción de 50, Tirada dejando una sola paginación y añadiendo los titulos del autor después de su nombre. De 1 á 8 páginas (medio pliego), 50 ejemplares, 5,50 pesetas; cada 50 más 6 fracción de 50, 1 peseta. De 1 4 16 páginas (un pliego), 50 ejemplares, 10 pesetas; cada 50 más ó fracción de 50, 2 pesetas. En todos los casos. Una portada nueva, molde y tirada de 1 á 500 ejemplares, 5 pesetas. Poner cierre á la portada para que sirva de cubierta, papel de colcr y tirada de 50 ejemplares, 4,25 pesetas; cada 50 más, 0,25. Una cubierta sin imprimir, cada 50 ejemplares, 0,25. Por las correcciones extraordinarias que manden hacer los autores, cada hora, 1 peseta, Encuadernación. 14 16 paginas, 50 ejemplares, 1 peseta. Pasando de un pliego, hasta cinco, cada 50 ejemplares, 0,50 por pliego, de seis pliegos en adelante, 0,25 por pliego, cada 50 ejemplares. La cubierta y las láminas se computan cada una como un pliego para la anterior tasación, 5 q >| 3 e” | E, Sesión del 1.” de Octubre de 1913. PRESIDENCIA DEL ILMO. SR, D. JUAN M. DÍAZ DEL VILLAR El Secretario leyó el acta de la sesión anterior, que fué apro- bada. Admisiones.—Quedaron admitidos los señores propuestos para socios en la sesión de Julio. Comunicaciones.—El Secretario, en nombre del Sr. Cabrera (D. Angel), presenta dos notas tituladas Una musaraña nueva de Marruecos y Sobre algunas formas del género Mustela y un tra- bajo del Sr. Susaeta sobre los Astéridos encontrados en la bahía de Santander. Proposiciones.—El Sr, Hernández-Pacheco propone se tribute un homenaje de consideración y simpatía á nuestro consocio el sabio herpetólogo D. Eduardo Boscá, que se ha retirado del magisterio, jubilándose como catedrático de Historia Natural de la Universi- dad de Valencia. Indica que el homenaje á que se refiere podría ser un mensaje suscrito por el Presidente de la SocreDab en no:n- bre de todos los miembros de la misma. —El Presidente, encontrando muy acertada la idea expuesta por el Sr. Hernández Pacheco, declara que se dirigirá al Sr. Bos- cá una comunicación expresándole el testimonio de la simpatía y el respeto que inspira á todos sus consocios como autor de tantos importantes trabajos que sobre herpetología y paleontología lleva publicados durante su vida laboriosa de catedrático. —El Sr. Bolívar hace suyas las palabras pronunciadas por el Sr. Presidente, y agrega que aunque el Sr. Boscá se ha jubilado como profesor, no lo ha hecho como naturalista, pues se propone “seguir trabajando ahora con más empeño que nunca y con más tiempo también, Como prueba de ello, participa que el Sr. Boscá publicará en breve una obra sobre la fauna herpetológica es- pañola. También dice el Sr. Bolívar, á propósito de D. Eduardo Boscá, que convendría redoblar las gestiones que hace tiempo se empren- Tomo x111.—Octubre, 1913. 25 300 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA dieron para conseguir de algún modo se instale en un buen edi- ficio la colección paleontológica de D. Rodrigo Botet, que posee el Ayuntamiento de Valencia, y que pase á ser función y carga del Estado la dirección y conservación de la misma, y, por consi- guiente, el nombramiento de las personas á quienes se confieran estos cometidos. —El Sr. Presidente, en nombre de la Sociebab, manifiesta que se emprenderán las gestiones que propone el Sr. Bolívar, recaban- do al efecto, si fuese necesario, el concurso del Ayuntamiento de Valencia. —El Sr. Olea, que asiste por primera vez á una de nuestras sesiones, participa que precisamente trae el encargo de saludar cariñosamente á todos los señores socios en nombre de D. Eduar- do Boscá. —El Secretario presenta un folleto remitido por el Centro far- macéutico uruguayo y dedicado á la memoria del naturalista es- pañol D. José Arechavaleta, que falleció en Montevideo el 16 de Junio de 1912, después de largos años de residencia en las Repú- blicas del Plata, donde se distinguió como entomólogo y princi- palmente como botánico. Añade que la figura de Arechavaleta ha adquirido gran relieve en la América Meridional, y que podría hacerse aquí algo para enaltecerle de algún modo, asociándose siquiera á los homenajes que se le han tributado en la República del Uruguay. —El Presidente, recogiendo las anteriores indicaciones, propo- ne se publique en nuestro BoLeTíN una biografía de D. José Are- chavaleta, trabajo que pudiera encomendarse al Sr. Aranzadi. Así se acuerda por unanimidad. Notas bibliográficas. —Del Sr. Fernández Navarro (sesión de Madrid): Jacques de Lapparent: Les enclaves du granit du Mont Haya en pays basque. (Bull. de la Soc. Fr. de Min., tomo xxxv1, núm, 4.) El granito de Monte Haya (Guipúzcoa), que anteriormente fué objeto de un trabajo de M. P. Termier, ha sido nuevamente es- tudiado por M. Lapparent. Según este geólogo, la roca de Monte Haya ha arrastrado en su ascensión inclusiones rocosas (encla- ves) de gabros con biotitas, monzonitas y sienitas, estando ade- más atravesado por filoncillos de microgabros, y acaso por una BA DE HISTORIA NATURAL. 391 erupción posterior de aplitas de plagioclasa básica. El estudio comparativo de todos estos tipos de rocas conduce al autor á con- sideraciones teóricas de gran interés, pero que no podríamos re- sumir sin alargar demasiado esta nota. Notas y comunicaciones Sobre algunas formas del género «Mustela» POR ANGEL CABRERA I.—El armiño del Japón, El hecho de que en el Japón existe un armiño, no es ninguna novedad para los zoólogos. Hace ya ocho años, en uno de sus in- teresantes trabajos sobre los mamíferos de aquel archipiélago (1), M. Oldfield Thomas decía hablando del Putorius (= Mustela) itatsi que esta especie «es probablemente reemplazada en Hokaido por algún representante del grupo P. ermineus», y recientemente Aoki menciona la Mustela erminea en Hondo, Hokaido y Sagalien (2). Pero hasta ahora nadie, que yo sepa, ha descrito el armiño ja- ponés ni lo ha comparado con la especie europea ó con cualquier otra de las descritas, y por consiguiente, tengo una verdadera sa- tisfacción al poderlo yo hacer hoy. Entre las últimas adquisiciones hechas por nuestro Museo Na- cional de Ciencias Naturales, figuran varias especies de marmí- feros japoneses, compradas á la casa Fukai, y una de ellas es pre- cisamente un armiño procedente de Hondo. Por su reducido tamaño, difiere marcadamente este animalito de la verdadera M. erminea, y se acerca á otras formas asiáticas del mismo grupo (M. ferghanze, M. Kanei, M. Whiteheadi); pero de todas éstas se diferencia también por otros caracteres, lo que me induce á des- (1) The Duke of Bedford's Zoological Exploration in Eastern Asia: I. List of Mammals obtained by Mr. P. Anderson in Japan ( Proceed. Zol. Soc. of London, 1965, 1, pág. 343). (2) Hand Hist. of Japanese and Formosan Mammals, [(Annotat. Zoolog. Japonenses, v11, 2, 1913, pág..323). 392 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA cribirlo como una forma nueva, á la que creo debe darse el valor de especie, por lo menos hasta tanto que se haga una revisión concienzuda del género. Mustela nippon sp. D. Diagnosis.—Un armiño del tamaño de las pequeñas especies asiáticas y norteamericanas del mismo grupo, pero con la cola tan corta como la de M. nivalis. Caracteres.—Pelaje de verano pardo, del mismo color que en M. erminea; región ventral, borde del labio superior, un borde muy estrecho en las orejas, la cara interna de los miembros ante- riores, la antero-interior de los posteriores, y los dedos de los cuatro pies, blancos; una mancha prolongada y mal definida, amarilla de crema, á lo largo del bajo vientre; cola con el extre- mo negro, ocupando este color bastante menos de la mitad de su longitud. Pelaje de invierno, desconocido. Cráneo con el rostro más deprimido que en M. erminea, y el estrechamiento post-orbitario apenas indicado detrás de un leve indicio, casi imperceptible, de apófisis post-orbitarias. En general, se parece mucho al cráneo de la Mustela Cicognani de la América del Norte; solamente el paladar es un poco más ensanchado pos- teriormente, y la caja cerebral tampoco es tan estrecha. Dimensiones del tipo: cabeza y cuerpo, 228 mm.; cola, sin los pelos 54,5, con los pelos de la punta 80; oreja, 10; pie posterior, 34. Cráneo: longitud total, 39 mm., ancho cigomático, 20,2; ancho interorbitario, 9; estrechamiento post-orbitario, 10,2; ancho de la caja cerebral, 18,4; mandíbula, 20,5; serie dental superior, desde el canino, 10,3; serie dental inferior, desde el canino, 12,4. Tipo.—Macho adulto (todas las suturas del cráneo borradas por completo, los dientes medianamente desgastados), de Sinano, Hondo; cazado el 2 de Agosto de 1912. Museo Nacional de Cien- cias naturales, núm. 13. vi. 13,1. Observaciones.—Al estudiar esta pequeña Mustela, se la debe ante todo comparar con el armiño que ocupa una posición geo- gráfica más inmediata á la suya, ó sea con la M. Kanei del país de los Tchuktchis, en el extremo oriental de Siberia. Esta especie fué establecida por Baird (1) sobre dos ejemplares: uno de la isla Arikamtchitchi (más conocida como Arikám ó Arakám), en el (1) Mammals of North America, 1857, pág. 172. DE HISTORIA NATURAL 393 estrecho de Bering, y el otro de Semipalatinsk, junto al río Irtich. La gran distancia que media entre ambas localidades, y sobre todo las medidas que de dichos ejemplares dió Baird, inclínanme á creer que realmente éstos representan dos formas distintas; mas, sea como fuere, el tipo de Kanei es evidentemente el ejem- plar del estrecho de Bering, que se conserva en el Museo de Washington (1). Ahora bien; en este ejemplar, la cola, sin los pelos de la punta, se extiende about half an inch beyond the out- stretched hind feet, y con los pelos es casi igual á la mitad de la longitud de la cabeza y el cuerpo (cola, 4 pulgadas inglesas; ca- beza y cuerpo, 8 */, pulgadas); en el armiño japonés, la cola sin los pelos apenas pasa 2 Ó 3 mm. de los pies tendidos hacia atrás, é incluyendo los pelos sólo equivale á poco más de un tercio del largo de la cabeza y el cuerpo. La misma ó mayor diferencia se observa cuando se compara el armiño del Japón con M. White- headi, M. ferghance, M. Limani, ó cualquiera de las razas de M. erminea. No hay, en efecto, entre los armiños asiáticos ó europeos conocidos hasta ahora ninguno que tenga la cola tan corta como M. nippon, que en este carácter se acerca más bien á M. nivalis. En cuanto á las formas norteamericanas del mismo grupo, solamente una presenta la misma proporción entre el lar- go de la cola y el del cuerpo, y es la M. arctica Merr., de la costa Norte de Alaska (localidad típica, Cabo Barrow); pero arctica, además de pertenecer á otra fauna, es una especie mucho más grande que nippon y posee una coloración muy diferente, con la región ventral amarilla de ocre, y un cráneo también muy dis- tinto, con grandes apófisis post-orbitarias seguidas de un mar- cado estrechamiento (2). M. Kanei también difiere del armiño del Japón en su colora- ción; el vientre es amarillo sulfúreo, no blanco, y la parte negra de la cola representa una mitad de la longitud de esta última, in- cluidos los pelos terminales, mientras en nippon es mucho más reducida. Desgraciadamente, no conozco el cráneo de Xanei y no he podido compararlo con el de la especie japonesa; pero dadas (2) M. W. Lyon y W. H. Osgood, Catalogue of the type-specimens of Mammals in the United States National Museum (Bull. U. S. Nat. Mus., 62, 1909), pág. 219. (2) C. H. Merriam, Synopsis of the Weasels of North America (North Amer. Fauna, No. 11, 1896), pág, 15, lám. 11, fig. 1.* y lám. v, fig. 6.* 391 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA las diferencias ya indicadas, no creo indispensable esa compara» ción. De las demás especies del grupo, la única que tiene el crá- neo parecido al de nippon es, como ya dije, M. Cicognani; pero ésta tiene la cola mucho más larga, y además pertenece á otra fauna, encontrándose sólo en el Canadá y en el Norte de los Es- tados Unidos. TI.-—-La localidad típica de «Mustela erminea». Al mencionar en las precedentes líneas la Mustela erminea, y particularmente al hablar de su color cuando digo que igual á él es el de mi M. nippon, me refiero exclusivamente al armiño del centro de Europa, que yo considero, siguiendo la opinión de Thomas (1), como la forma tipica de aquella especie; y como quiera que el profesor Miller, que es el último autor que ha he- cho una revisión de los mamiferos europeos (2), se ha apartado de esta opinión llamando M. erminea erminea al armiño de Sue- cia y M. erminea estiva al de la Europa Central, me veo obliga- do á explicar las razones que me han inducido á no seguir este último parecer, aun cuando sea el de una autoridad tan compe- tente como el ilustre zoólogo del Museo de Washington. Tres diferentes caminos han adoptado hasta ahora los autores cuando han querido identificar los mamiferos descritos por Linné en la décima edición de su Systema Natur. Unos, los más, se han basado en los caracteres que el inmortal naturalista indicó en sus breves descripciones; otros han preferido tomar como base los datos de localidad, y algunos, en fin, han seguido el procedi- miento de la investigación bibliográfica, defendido por Thomas, y que consiste en ir siguiendo las citas que de libros propios ó ajenos hace Linné para cada especie, hasta dar con una obra que permita una identificación precisa. Este último camino es el más lógico y el que da más seguro resultado; el más lógico, porque raras veces son las especies del Systema Nature fundadas sobre ejemplares estudiados realmente por Linné, estándolo casi todas (1) The Mammals of the tenth edition of Linneus; an attempt to fix the types of the genera and the exact bases and localities of the species ( Proceed. Zool. Soc. of London, 1911), pág. 139. (2) G.S. Miller, Catalogue of the Mammals of Western Europe in the collection of the British Museum, London, 1912, pág. 387. RR —RA DE HISTORIA NATURAL ; 395 sobre descripciones hechas por otros autores, y el más seguro, porque, salvo excepciones muy contadas, la primera ó la segunda cita bibliográfica ya es una clave segura para averiguar el origen de la especie. Eu cambio, las descripciones de Linné, por lo bre- ves y vagas, rara vez permiten una identificación exacta, y en cuanto á los datos de localidad, tienen menos valor todavía: unas veces son demasiado vagos, y otras erróneos. Pero aun en el su- puesto de que los tres caminos fuesen de ordinario igualmente seguros, en el caso de la Mustela erminea sólo cabría adoptar el de la investigación bibliográfica. En efecto, la diagnosis linneana de erminea, tal como aparece en la pág. 16 del Systema, y aun la descripción más extensa que figura en la página siguiente, pueden aplicarse á un gran número de especies del género Mustela. La primera dice simplemente: M. plantis fissis, cauda apice atro, y la segunda, Cauda dimidia extrorsum nigra; corpus hyeme album, cestate rufum excepto ab- domine, pectore, gula. Estos caracteres pueden aplicarse á cual- quiera de las numerosas formas paleárticas ó americanas del gru- po erminea. Si tratamos de indagar la localidad, Linné se limita á decir: Habitat in Europa et Asia frigidiore, indicación que lo mismo puede referirse á Suecia que á la Siberia, á Alemania que al Norte del Japón. Ni á Escandinavia, ni mucho menos á Upsa- la, que Miller considera como localidad típica, hace el autor del Systema alusión ninguna directa. Acudamos ahora á las citas bibliográficas, y ante todo veremos que, contra la costumbre de Linné, cuando á animales de Suecia se refiere, no aparece entre las obras mencionadas su Fauna Sue- cica. El primer libro á que hace referencia es la obra de Gesner sobre los cuadrúpedos, pág. 149, citando en seguida á Aldrovan- do, Johnston y Ray; ninguno de estos autores habla especialmen- te del armiño de Suecia, y el primero, Gesner, dice concretamente: In unseren Landen..., lo que indica que el armiño que este natu- ralista describió y que sirvió como base primera para la M. ermi- nea de Linné, era el de la Europa Central. Tomando el unseren Landen al pie de la letra, aún podríamos concretar más y decir que la localidad típica no es Alemania, como opina Thomas, sino Zurich, ciudad natal de Gesner; mas como éste habla en plural, y «nuestros países» puede tomarse más bien como expresión del territorio ó nación en que vivía que de la localidad en que nació, bien puede aceptarse el parecer del eminente zoólogo inglés. 396 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA Ahora, lo que no cabe es suponer que Gesner llamase su país á Suecia. Resulta, pues, que si hemos de distinguir el armiño de Escan- dinavia y el de la Europa Central como dos formas diferentes, el segundo será el verdadero erminea, pues á él indudablemente se refiere el primer dato de localidad algo seguro que puede encon- trarse en la descripción original de la especie. I.—Las comadrejas de España. En el número de Enero de 1900 de los Annals and Magazine of Natural History, pág, 45, Barret-Hamilton consideró la coma- dreja de España, ó por lo menos de Andalucía, como una raza local de Putorius (= Mustela) nivalis, bajo el nombre de P. ni- valis ibericus, distinguiéndola de la forma típica por tener la lí- nea de separación entre el pardo del dorso y el blanco del vientre recta, como Mustela erminea, en vez de irregular y sinuosa. Mi- ller, en su reciente obra sobre los mamiferos de la Europa occi- dental, admite esta raza ó subespecie, pero parece tener de ella un concepto enteramente distinto, pues como únicos caracteres dife- renciales señala el color, «not so dark as in the other races», y el tamaño, un poco superior al de nivalis nivalis, diferencia que expresa diciendo para esta última: «Hind foot of adult males 29 to 34 mm.; condylobasal length of skull in adult males usually less than 41 mm. (36 to 42 mm.)», y para nivalis ibericus: «Hind foot in adult males, 30 to 35; condylobasal length of skull in adult males 39 to 43 mm.» Todas las comadrejas de la Península Ibérica y Baleares, en opinión de Miller, pertenecen á esta sub- especie. Desde que Barret-Hamilton publicó la diagnosis original de M. n. TZberica, he tenido la curiosidad de tomar las medidas y una nota de la coloración de cuantas comadrejas españolas he visto, tanto recién muertas, como conservadas en piel, en alcohol ó mon- tadas, y creo que mis observaciones, hechas escrupulosamente durante el transcurso de trece años, pueden ser de alguna utilidad para el cabal conocimiento de estos pequeños carnívoros. Mis datos se refieren á 117 ejemplares, todos adultos, y que se distribuyen por provincias en esta forma: 1 de Almería (Palomares), 2 de Ba- dajoz (Badajoz), 5 de Barcelona (sin loca:idad fija), 8 de Burgos (Burgos, Castrillo de la Reina, Santo Domingo de Silos), 9 de DE HISTORIA NATURAL 397 Cádiz (Jerez de la Frontera), 2 de Ciudad Real (Curacollera), 1 de Cuenca (Uclés), 74 de Madrid (El Pardo, Collado Mediano, Nava- cerrada, Cercedilla, El Escorial, Navas del Rey, Chapinería, Ar- ganda, Villamanta), 4 de Salamanca (Sierra de Gata), 1 de Sego- via (La Granja), 8 de Sevilla (sin localidad fija) y 2 de Zaragoza (Zaragoza). Como resultado del examen de estos ejemplares y de su compa- ración con los que he visto de Francia y Alemania, ócon las des- cripciones publicadas hasta ahora de la comadreja de la Europa Central, que yo considero, siguiendo á Miller, como la nivalis típica, puedo afirmar, ante todo, que no hay diferencia sensible de tamaño entre las comadrejas españolas y dicha forma centro- europea. Aparte de la poca importancia queen un animal del tamaño de la comadreja tiene una diferencia de un milímetro, ya sea en la mínima ó en la máxima, yo he hallado en cuatro ejem- plares el pie posterior de 29 mm., longitud considerada por Mi- ller como la menor en nivalis nivalis, y aún hay uno en el Museo de Madrid con el pie de 28 mm. Después de todo, no hay en ello nada de particular, pues el mismo Miller, después de decir en la diagnosis de nivalis iberica: «Hind foot in adult males, 30 to 35», da las medidas de un macho adulto de las cercanías de Silos, y dice: «Hind foot, 27», En cuanto á las dimensiones del cráneo, en la tabla de medidas del mismo autor figuran dos cráneos de ma- chos adultos, cuya longitud cóndilobasal está por debajo de 39 milímetros, y yo he visto once en que ocurre otro tanto, mientras la diferencia entre las medidas señaladas como máximas para ambas formas vuelve á ser de un milímetro solamente, es decir, casi despreciable. Por lo que toca á la coloración, resulta de mis datos que en Es- paña tenemos dos tipos muy diferentes de comadrejas. Todas ellas tienen las partes superiores de un pardo bastante claro, que ge- neralmente es el «buffy clay-colour» indicado por Miller, aunque á veces no difiere del «yellowish brown» que el mismo autor asigna á nivalis nivalis y que recuerda el color estival del armi- ño, y la cara ventral blanca; pero en la distribución de estos dos colores se observan dos distintos patrones, que parecen estar re- lacionados con la distribución geográfica. En todas las comadrejas de las provincias de Badajoz, Barcelo- na, Burgos, Cuenca, Madrid, Salamanca, Segovia y Zaragoza, y en una de las dos que he visto de Ciudad Real, la separación en- 398 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA tre el pardo y el blanco, sobre los costados, forma una línea si- nuosa, sumamente irregular, hasta el punto de que á veces se une en algunos puntos el pardo de un lado con el de otro y hasta puede haber sobre el blanco alguna mancha parda aislada; toda la quijada es blanca, pero el labio superior es pardo; detrás de la comisura de la boca hay una manchita parda, generalmente ais- lada, pero que puede unirse por un istmo á la parte parda de los lados de la cabeza, y los cuatro pies son del color del dorso, aun- que con frecuencia los dedos son blancos parcial ó totalmente. En todas las comadrejas de las provincias de Almería, Cádiz y Sevilla y en la otra de Ciudad Real, la separación entre el pardo y el blanco forma línea recta y precisa, como en M., erminea; el labio superior es blanco; no existe la mancha parda de detrás de la comisura bucal, y los cuatro pies son enteramente blancos, lo mismo que toda la cara interna de los miembros. A estas diferencias en el pelaje corresponden otras menos mar- cadas, pero al parecer igualmente constantes, en el cráneo. He exa- minado los cráneos de veintiseis machos adultos de los que tienen la línea de demarcación de los colores sinuosa, y de cinco de los que tienen esta linea recta. En todos los primeros, la región post- orbitaria se estrecha notablemente á unos 5 mm. detrás de las apófisis post-orbitarias, hasta el punto de que el diámetro de esta parte es casi como una mitad del diámetro interorbitario, y las ramas anteriores de la cresta sagital son cortas y muy divergentes, formando una V muy abierta; en los segundos, el estrechamiento post-orbitario se encuentra inmediatamente detrás de las apófisis y es menos pronunciado, siendo su diámetro casi igual al ancho inter-orbitario, y las ramas anteriores de la cresta sagital son largas y se abren en ángulo agudo, formando una V muy ce- rrada. Resulta, pues, que en España tenemos dos tipos distintos de comadrejas, con coloración y cráneo diferentes, y que el examen de un gran número de ejemplares parece probar que cada uno de ellos tiene una distribución geográfica distinta. El tipo de línea de demarcación sinuosa y región post-orbitaria muy estrecha, vive en las provincias del centro y Norte; el tipo de línea de demarca- ción recta y región pos-torbitaria menos estrecha, en las provin- cias del Mediodía. Solamente en la provincia de Ciudad Real, que se halla precisamente en una situación intermedia entre estas dos áreas de dispersión, se han encontrado los dos tipos, como indi- DE HISTORIA NATURAL 399 cando que ambos coexisten en una zona neutral ó que en ésta se verifica el paso de uno á otro. Ahora, comparaudo el tipo de comadreja del Norte y Centro con ejemplares de Francia y de Alemania, sus caracteres me han parecido idénticos á los de éstos. Unicamente el color suele ser un poco más claro en los ejemplares españoles; pero, como antes dije, la diferencia es muy ligera y no constante, Creo, pues, lo más acertado considerar estas comadrejas como verdaderas Mus- tela nivalis. En cuanto á la forma que vive en las provincias del Mediodía, evidentemente debe llevar el nombre de M. n. iberi- ca, tanto porque su pelaje, con los colores separados por una lí- nea recta, responde á la descripción de Barret-Hamilton, cuanto porque á esta forma pertenecen las comadrejas de Sevilla, que es la localidad típica de iberica. Todavía cabría discutir sobre si ¿berica es realmente una sub- especie de nivalis ó una especie diferente. El hecho de que se hayan descrito comadrejas con la línea de demarcación de los co- lores recta, de Córcega (M. corsicana Cavazza), de Cerdeña (M. bo- ccamela Bechstein), de Creta (M. galinthias Bate) y de Marruecos (M. atlas Barrett-Hamilton), parece revelar la existencia de una especie mediterránea, con diversas formas locales, que se distin- guiría de nivalis precisamente por este carácter; pero para resol- ver esta cuestión de un modo definitivo sería preciso disponer de grandes series de ejemplares de todas las localidades citadas. Una musaraña nueva de Marruecos PCR ANGEL CABRERA Entre los mamíferos que recogí durante la expedición á la zona de influencia española en Marruecos, organizada en la pasada primavera por la Real Sociedad Española de Historia Natural, figura una especie de Crocidura, muy diferente de la C. Whita- keri y parecida más bien á la C. russula, que evidentemente debe considerarse como nueva. En el tamaño y el color se parece mu- cho á nuestra C. russula pulchra, pero tiene menos lustre metáli- co en las puntas de los pelos, y el cráneo es más aplastado, re- cordando un poco el de la €. leucodon. A continuación doy una 400 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA diagnosis previa de esta musaraña, esperando poder publicar en breve una descripción detallada y acompañada de figuras. Crocidura yebalensis sp. n. Diagnosis.—Parecida á C. russula pulchra; pero las partes su- periores más mate, y las inferiores lavadas de color ante. Cráneo con la caja cerebral deprimida, no pasando su altura de la mitad de su anchura. Dimensiones principales del tipo: cabeza y cuerpo, 70 milíme- tros; cola, 37; oreja, 14; pie posterior, 18. Cráneo: long. cóndilo- basal, 19; ancho de la caja cerebral, 9; alto de la misma, 4,4; se- rie dental superior (completa), 8,7. Tipo.—£S adulto cazado por mí en Tetuán, en las huertas jun- to al camino de la Puerta de la Reina al río Martín, el 24 de Abril de 1913. Número del colector, 244. He obtenido además tres topotipos (dos $ SF y una Q), y la mis- ma especie ha sido obtenida por el otro zoólogo de la expedición, D. Fernando M. de la Escalera, en Tánger, y por el catedrático de Zoografía de vertebrados D. Luis Lozano, en Melilla. El «Kala-Azar infantil» y la «Leishmania Infantum» en la costa de Granada POR FIDEL FERNÁNDEZ MARTÍNEZ Correspondiendo al requerimiento del Secretario de esta Sec- ción, Dr. D. Juan Luis Diez Tortosa, voy á molestar brevemente la atención de mis respetables consocios, para darles cuenta de los trabajos que me han llevado á señalar por primera vez el Leishmania Infantum en la región meridional de España y á ais: lar en la misma casos de una paidopatía no descrita hasta ahora en ella: el Kala-Azar infantil. Debo limitarme, por otra parte, á exponer aquellas de mis ob- servaciones que por su especial carácter puedan interesar á esta Real Sociedad, haciendo caso omiso de toda la parte médica del asunto, cuya exposición, más propia de otro orden de publicacio- nes, no encontraría aquí adecuada colocación. DE HISTORIA NATURAL 401 I Entre las más graves afecciones que se estudian en la Patolo- gía tropical figura hace mucho tiempo una esplenomegalia febril oriunda de los valles del Brahmapoutra, frecuente en todas las regiones del Indostán y de la Indochina, y señalada en las inme- diaciones del golfo de Petchilli, en la Arabia y en Egipto. La enfermedad, descrita con los variados nombres de fiebre de Dumdum, fiebre de Assam, fiebre remitente de la India, espleno- megalia febril tropical, etc., se caracteriza por una fiebre irregu- lar, ya intermitente ya remitente, acompañada de aumento de vo- lumen del bazo, diátesis hemorrágica, poliadenia y una colora- ción sui géneris de la piel, á la que responde perfectamente la denominación indígena de fiebre negra (kala-azar). Confundida por los médicos ingleses con formas anómalas é incurables de paludismo, fué individualizada en 1903 merced á los trabajos de Leishman (en Dumdum, cerca de Calcutta) y de Donovan (en Madras), quienes aislaron en la sangre de los ataca- dos un parásito endocelular, que asimilaron al responsable de la Fiebre de Texas (1) é incluyeron en el género piroplasma (2). Mesnil y Laveran comprobaron el descubrimiento (3) y describie- ron al hematozoario con el nombre de Piroplasma donovant: Ross (4) creó para él el género Leishmania y lo colocó junto al germen responsable del Botón de Oriente (Leishmania tropicalis; L. forunculosa Wrigh, 1903). Algún tiempo después del descubrimiento de Leishman y Dono- van, Cathoire encontró en Túnez un protozoo análogo; Nicolle y Conor, estudiaron ciertas anemias esplenomegálicas debidas al agente de Cathoire; Llevellyn Philipps señaló el kala-azar en el Cairo; Crhistomanos (5) en Grecia, y Pianese, Nicolle, Jemma, Gabbi, etc., en Calabria, Sicilia y Argelia. (1) Piroplasma tijeminum de Shmit y Kilborne, 1893. (2) Leishman: Birt. med. journ., 36 de Mayo de 1903.—Donovan: Birt. med. journ., 11 de Julio y 28 de Noviembre de 1903, (3) Acad. des Sciences, 7 de Diciembre de 1903 y 25 de Enero de 1904. (4) Tompson Yates a. Jonhston Labor. rep., 1903, tomo v. (5) Fidel Fernández Martínez: Anatomía normal y patológica del bazo. (La Actualidad médica. Granada, 1912.) 402 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA Los primeros investigadores que estudiaron el asunto (Jemma, Nicolle, Pianese), distinguieron el kala-azar indiano del Me- diterráneo y atribuyendo el primero al Leishmania donova- ni Ross, crearon para el segundo el Leishmania infantum Nicolle. Los fundamentos de este dualismo eran de dos órdenes: Unos, biológicos, se deducían de que mientras el parásito europeo era fácilmente inoculable á los perros y se cultivaba fácilmente en terrenos de agar-sangre, el indiano no era transmisible y sólo germinaba en medios citratados, Otros, clínicos, se fundamenta- ban en que el kala-azar de la India no tiene edad predilecta; apa- rece en formas epidémicas; produce color negro de la piel y mata siempre en breve plazo, mientras que el de nuestras regiones ataca sólo á los niños; tiene caracteres endémicos, produce en la piel coloración pálida sui géneris y sigue una evolución mucho más lenta. El estudio detenido de los diferentes aspectos del asunto restó pronto partidarios á la teoría dualista enriqueciendo en cambio el campo de los que con Gabbi y Feletti sostenían la identidad de am» bos procesos. Los trabajos de Cannata, Di Cristina y Longo, que han logrado cultivar el L. infantum en terreno de Rogers (sangre citratada) y la consideración de que el no haberse podido repro- ducir la enfermedad en los perros asiáticos puede ser debido á propiedades refractarias de la raza—de la misma manera que ocurre en Europa, donde no todos los perros son receptores para el kala-azar,—quitó todo su valor á la argumentación biológica. Otro tanto sucedió en la clínica. La demostración de pseudo-epi- demias en Bordonaro (Messina), Santa Flavia, Porticello y Santa María de Gesu (Palermo); la absoluta analogía sintomatológica; la aparición de casos en adolescentes y en adultos (Gabbi, Fummo, Fulci, Basile) y la gravedad del pronóstico son otros tantos argu- mentos unicistas. Las pequeñas diferencias que respecto á color de la piel, etc., pueden notarse, se explican fácilmente por la di- fereute pigmentación de los tegumentos, por la atenuación del germen, etc. Queda, pues, admitido que el kala-azar es único y que el L. do- novani y el L, infantum, son una misma cosa, si bien la frecuen- cia de la enfermedad en los niños ha hecho predominar en Euro- pa la segunda denominación. Modernamente los Dres. Álvarez y Pereira encontraron casos da NS e DE HISTORIA NATURAL 403 sospechosos en Portugal, y el Dr. Franco describió perfectamente en Lisboa un caso típico de kala-azar infantil (1). Considerando las condiciones de desarrollo de la enfermedad, los caracteres comunes á los focos endémicos descubiertos estos últimos años en Calabria, Sicilia y Grecia; los escasos datos epi- demiológicos; las circunstancias de clima, de costumbres, de mé- todo de vida en las comarcas atacadas y el reciente descubrimien- to de la enfermedad en Portugal, pensó el Dr. Pittaluga (de Ma- drid), en la posibilidad y más aún en la probabilidad de que se encontraran casos de kala-azar infantil en el territorio de España, y más especialmente en las costas del Mediodía y de Levante. Los trabajos del Dr. Pittaluga se. vieron pronto coronados por el éxito, y en Agosto de 1912 pudo señalar por primera vez la enfermedad en España (2). El Sr. García del Diestro, distinguido díscipulo del Dr. Pittaluga, estudió pensionado por el Estado la enfermedad en Italia y en Argelia, y reunió sus interesantes observaciones en una brillante serie de artículos de los que tomo buena parte de los datos teóricos de esta comunicación (3). Por último, en colaboración con un estudioso médico de Tor- tosa, el Dr. Manuel Vilá, han publicado los Sres. Pittaluga y Diestro, un interesante trabajo donde condensan el fruto de sus observaciones sobre los casos recogidos en Tarragona, únicos co- nocidos en España por aquella fecha (4). Aleccionado por el ilustre Catedrático de Parasitología tropical dediqué especial atención á inquirir la enfermedad en las costas (1) Álvarez y Pereira da Silva: Sobre la existencia do kala-azar sponta- meo no cao en Lisboa (Medicina contemporánea, 22 Mayo 1910).—Franco: Intorno ad un caso di kala-azar (Medicina contemporánea, 1911). (2) Gustavo Pittaluga: El kala-azar infantil en la costa de Levante de España (Revista clínica de Madrid y Revista Iberoamericana de ciencias médicas, Madrid, Octubre de 1912). — Hallazgo del «Leishmania infantum» (BoL. pe La R. Soc. Esp. DE Hist. Nar., Octubre de 1912, y Bol. del Institu- to de Higiene de Alfonso XI11, Septiembre de 1912).—Kala-azar infantil y parásitos del género «Leishmania» en la costa de Levante de España (Bo- letín de la Soc. esp. de Biología, Diciembre 1912). (3) José García del Diestro: Estado actual de nuestros conocimientos so- bre el kala-azar infantil (Revista clínica de Madrid, 15 Mayo 1912). —Algu- nas consideraciones prácticas sobre el kala-azar infantil (Revista clínica de Madrid, Octubre de 1912 y siguientes). (4) G. Pittaluga, J. García del Diestro y M. Vilá: Estudios sobre el kala- azar infantil y la «Leishmania infantum» en España (Bol. del Instituto de Higiene de Alfonso X111, Madrid, 31 de Diciembre de 1912). 404 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA meridionales de la Península, y gracias á la eficaz ayuda de un distinguido médico granadino, el Dr. Camacho Alejandre (de Al- muñécar), pude aislar un caso típico, que ha sido como el subs- tratum de todas mis ulteriores investigaciones (1). II El kala-azar infantil es oriundo de la India, pero su introduc- ción en Europa no parece reciente. En realidad le pertecen innu- merables casos descritos hace años como anemias esplenomegá- licas, cuya variedad febril describieron los antiguos maestros de la Escuela Napolitana (Cardarelli, Somma, etc.), y á las que, con clara visión del porvenir, apellidaba infectivas el ilustre Fede. Es desde luego imposible, por falta de datos, fijar la fecha de su aparición en nuestras regiones y conocer el camino seguido por la enfermedad desde el continente asiático hasta las playas mediterráneas. Debieron importarla los peregrinos musulmanes que se reunen en la Meca con los procedentes de la India y del Archipiélago Malayo, y extendida luego por La Tripolitana, Tú- nez, Argelia y Marruecos, saltó á Italia y á Sicilia é invadió ul- teriormente el Levante y el Mediodía de España. Dejando á un lado la parte que pudiéramos llamar histórica del asunto, voy á ocuparme de la distribución actual de la enfer- medad, y circunscribiéndome al título de esta nota, me referiré á la localización del /kala-azar en la costa granadina. Desde mis primeras inquisiciones sobre el particular, llamó poderosamente mi atención la existencia en varios puntos de la costa, pero sobre todo en los correspondientes á la llamada Al- pujarra baja, de un síndrome anómalo, parecido al de la caquexia malárica, pero distinto de él por ciertos detalles de evolución y por su absoluta rebeldía á todo tratamiento. Insistí en aquellas pesquisas y vi confirmadas mis sospechas. Había una enfermedad especial que atacaba á los niños hacia el final de la lactancia, evolucionaba con fiebre anormal é intensa esplenomegalia y con- (1) Fidel Fernández Martínez y Francisco Camacho Alejandre: El kala- azar infantil en las costas granadinas (La Actualidad médica, Granada, nú- mero 24, 1913).—Los progresos de la Clínica, Madrid, núm. 3, 1913, Edición aparte del artículo de la Actualidad médica. Granada, Tip. López Gue- vara, 1413. EA EP Arda E Sa ne a Fond demico de Kala «Azar 010 ALBUÑOL O lo E == Z = 1 = S R$ z > Pa = =D" pa ES o = = Oo O 2 5 FR > RRÁNEO dote ==! S 2 > 5 = E =X == oOsg A : m= 4 ====235=8 ZS ia 2 1 =9 53 E 25 = 20 E MER == MEE DE 5 A > ín del Kula-Azar infantil en las proy s de Málag Croquis de la distrib ; DE HISTORIA NATURAL 405 ducía rápidamente á la caquexia y á la muerte después de fenó- menos gastrointestinales y bucales, Los esaeciales caracteres que la distinguen de los clásicos sín- dromes esplénicos y sus evidentes diferencias con el paludismo, que reina en muchos pueblos de la zona en cuestión, hiciéronme pensar en la posibilidad de que se tratara de casos endémicos 6 esporádicos de leishmaniosis infantil, y en tal sentido informé en Diciembre próximo pasado á mi maestro D. Gustavo Pittaluga, quien coincidió en todo con mi modo de pensar (1). La observación detenida de algunos enfermos, cuyos caracte- res no son del caso exponer, y las noticias que me suministran los médicos de los puntos explorados, me llevan á afirmar sin te- mor á equivocación que El Kala-azar infantil es endémico en nuestro litoral (2). No se crea, sia embargo, que es tan fácil como parece la com- probación de este aserto. Hay que pensar que en la mayoría de los casos no se presenta el cuadro clínico completo; que hay for- mas frustradas; que la enfermedad se confunde fácilmente con diversos síndromes infantiles; que el diagnóstico directo, sólo pue- de hacerse mediante la investigación biológica, y que en el ejer- cicio rural no se pueden estudiar los enfermos con el detenimien- to necesario ni se pueden prodigar las maniobras, un tanto peli - grosas y delicadas, de la extracción de sangre esplénica y de la investigación microscópica. Habiendo podido, sin embargo, estudiar concienzudamente al- gunos casos, en los que el examen microscópico de la pulpa esplé- nica (confirmado por el Dr. Pittaluga) y la positiva siembra en terrenos adecuados, no deja duda respecto al diagnóstico, no vaci- lo'en sentar la afirmación anterior, dejando para más adelaote la exacta delimitación de la zona invadida. En el croquis que acompaña á estas cuartillas señalo los puntos en que la enfermedad ha sido comprobada hasta la fecha, é indico con el calificativo de dudosos aquellos otros en que, si bien se (1) Véase: Pittaluga, García del Diestro y M. Vilá en las citas ante— riores. (2) El Kala azar infantil en la costa meridional de España. (Comunica- ción al III Congreso de Obstetricia, Ginecología y Pediatría. Valencia, Abril de 1913, por Fidel Fernández Martínez y Francisco Camacho Ale- jandre.) Tomo x11.—Octubre, 1913. 26 406 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA han dado síndromes sospechosos, no han sido estudiados con la minuciosidad necesaria para admitirlos sin recelo. TTI En varias de mis observaciones he podido aislar el agente cau- sal de la enfermedad, y en una de ellas he conseguido cultivarlo con éxito en terrenos adecuados. Donovan en la India y Compte en Túnez, aislaron el parásito en la sangre periférica. Desgraciadamente esto resulta tan difícil, que casi todas las tentativas ulteriores han resultado infructuosas (Gabbi, Feletti, Jemma, Tomaselli). Otro tanto puede decirse del líquido obtenido por aplicación de un vejigatorio (Levy, Cortesi). En la médula ósea, lo encuentra siempre Pianese; pero como se necesita una pequeña operación previa, (trepanación) no se sue- le aplicar á la clínica humana. La punción del hígado suele reservarse para estudiar la enfer- medad experimental del perro. La punción del bazo es el método de elección. He aquí su técnica. Como material operatorio, utilizamos una jeringa esterilizable provista de aguja larga y relativamente grue- sa. Después de los preliminares asépticos de rigor (esterilización de la jeringa, desinfección de las manos y de la piel del abdomen, etcétera) se fija la posición del bazo con la mano izquierda (6 uti- lizando á un ayudante) y se clava perpendicularmente á la piel la aguja enchufada á la jeringa. El punto de la picadura, estará en la línea axilar media; si el bazo—como suele ocurrir—es pal- pable á través de la pared del abdomen, se elegirá un punto en que la percusión nos libre del temor de herir un asa intestinal; si no se toca, hacemos la punción en el último espacio intercostal. Traspasada la piel y los músculos parietales, sentimos la resis- tencia elástica de la cápsula esplénica, que, traspasada, nos deja la aguja en pleno parénquima. Basta entonces aspirar suavemen- te con el émbolo para obtener algunas gotas de sangre mezclada con pulpa de bazo. Puede suceder que no obtengamos sangre, bien porque la aguja no halla llegado al órgano, ó bien porque se ha obstruido con un pequeño coágulo. En el primer caso bas- tará profundizar lentamente. En el segundo, no hay más remedio que retirar la aguja por completo, desobstruirla y repetir la opera- ción. Jamás se imprimirán movimientos de báscula ni se dejará ceci AA DE HISTORIA NATURAL 407 de mantener fijo el bazo, pues el menor movimiento podría origi- nar roturas capsulares que pueden ser de graves consecuencias. Si se quieren hacer siembras ó inoculaciones, necesitaremos extraer bastantes gotas de pulpa; pero si sólo deseamos obtener preparaciones microscópicas, bastarán las pequeñas partículas que siempre arrastra la aguja. He aquí la técnica que se sigue: Sobre un porta ó un cubre-objetos desengrasado y seco se colo- ca una pequeña gota de la pulpa extraída, y con el filo de otro cubre—colocado de modo que ¿orme áugulo diedro con el prime- ro,—se extiende para formar una capa delgadísima y uniforme, en las que los elementos celulares no resulten aglomerados y su- perpuestos. Desecado el frote por exposición al aire, se pasa á su fijación, lo que se consigue mediante diversos procedimientos: acción del calor, pases por la llama, alcohol etílico, alcohol metílico, alcohol- éler, etc. Una vez fijada la preparación, se procede á colorarla. Puede usarse para ello el azul de metileno, pero esta substan- cia, á pesar de ser especie química definida, envejece pronto y se transforma en colorante metacromático; es decir, que si coloramos con azul joven, resultará el núcleo teñido más intensamente que el citoplasma; pero si es viejo (más de dos meses) el protoplasma aparecerá teñido en azul y el núcleo en color violado, con tonali- dades entre el lila y el morado intenso. El azul se ha transforma- do en un conjunto de especies químicas distintas, dando un pro- ducto nuevo con afinidades electivas hacia los elementos de pro- cedencia nuclear. Por eso, si se hace el análisis usando un color viejo, obtendremos una imagen óptica más favorable. En vista de estos resultados, se pretendió conseguir pronto y artificialmente lo que el tiempo lograba de una manera tardía. Podemos preparar el azul de metileno como si fuera envejecido, utilizando una de las fórmulas que siguen: ¡Ade metileno as aia tol gi 20 centigramos. Carbonato sódico........- A da 30 — Aca destilada aa side a sota e jeta 00 cie: D. Solución alcohólica saturada de azul de ICAO TA E A IR E RO 30 c. c. Solución de potasa cáustica á 1 por 10.000. 100 — M. 408 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA Solución alcohólica saturada de azul de DMELIÍSDO 2 O AN SOCIOS Solución de carbonato amónico á 1 por100. 100 — M. Azul de.metileno. nit iioa. 00 e 2 gramos. BoratoSÓdICO. A A a als Alo B — Aud estia da el e ia ita cie ¡OONCHC" D. Preferibles á los anteriores son los líquidos colorantes, en que una hábil combinación de elementos permite teñir cala las diversas partes de la preparación. He aquí las técnicas más usadas (1). Procedimiento de Laveran,—Fijación con alcohol absoluto. Co- loración con AZUIBOTO aia AO CA Solución acuosa de eosina Hóchst al 1 por 1.000.. 5 — Agua destilada. viana ala la os ON se 4 — M. y D. Al cabo de diez á veinte minutos, se lava en gran cantidad de agua; se somete durante dos á tres minutos á una solución acuosa de tanino á 5 por 100, se lavan y se montan. Los colorantes estarán filtrados, y el todo recién preparado. Los hematies aparecen en rosa, los núcleos en violeta obscuro, los citoplasmas de los parásitos en azul pálido, la cromatina nu- clear en violeta ó rojo violado. Procedimiento de Romanowscky.— Fijación durante una hora en estufa seca, á 105 y 110”, Coloración durante dos horas en Solución acuosa de eosina Hóchst A. G. al (Man Isobel DICC: Solución acuosa saturada de azul de metile- NOFELOCOSti dt e ros ape vale jeta cita 2 — M. (1) Para más detalles, recúrrase á los tratados modernos de bacterio- logía ó de parasitología. (2) Para preparar el azul Borrel, se colocan en un frasco de 150 c. c. de capacidad, algunos cristales de nitrato de plata y 50 c. c. de agua desti- lada. Después de disolver, se llena el frasco de legía de sosa, y se agita. El precipitado negro de óxido de plata se lava cuidadosamente en agua destilada. Decantada la última agua de lavado, se la reemplaza por solu- ción acuosa saturada de azul de metileno medicinal Grubler. Se agita. Se deja diez á quince minutos en contacto y se decanta el líquido, que es el azul Borrel. ? ries “DE HISTORIA NATURAL ' : 409 Lavado abundante en agua. Los núcleos de los parásitos apare- cen teñidos en rojo; los citoplasmas, en azul, Procedimiento de Leishman,—Se prepara una solución acuosa al 1 por 100 de azul de metileno medicinal de Grubler; se le adi- ciona 0,5 por 100 de carbonato sódico, se' calienta durante doce horas á 85%, y se la conserva diez días á la temperatura del labo- ratorio. Se prepara por otra parte una solución al 1 por 1.000 de eosi- na B. A., de Grubler. Se mezclan volúmenes iguales de las dos soluciones, y se agitan de cuando en cuando durante diez horas. Se lava el precipitado en agua destilada, hasta que el líquido de loción no presente más que un tenue color azulado. Se recoge el residuo en un filtro, se seca y se pulveriza, Con el polvo asi obtenido, se prepara una solución al 0,15 por 100 en alcohol metílico absoluto (1). Sobre los frotes, simplemente secos al aire, se vierten 11 á IV gotas de la solución metílica; á los treinta segundos de contacto, se agregan vin á x gotas de agua, y se deja actuar durante cinco á diez minutos. Se lava con agua abundante, se seca y se monta. Los hematies se colorean en rosa pálido, los núcleos de los leucocitos en rojo, los parásitos en azul, y su cromatina en rojo rubí, : Método Jenner.—Los frotes, secos al aire, se sumergen en Bolyorde Jennie ele bosie E 1 gramo. Alcohol metílico absoluto ............. ASTIOOACITO: D. (2). A los tres ó cinco minutos se lava en agua, y se monta. Las coloraciones son idénticas á las del método de Leishman. Procedimiento de Giemsa.—Fijación por alcohol-éter (ana). Su- mersión por veinticuatro horas en Líquido de Giemsa (3)..................-- x gotas. Solución de carbonato sódico al 1 por100... x — Agua destilada...... SO O a A E TUMCHOS M. Lavado en agua, desecación y montaje. (1) La casa Grubler expende la substancia pulverulenta en forma de comprimidos, y la solución en alcohol absoluto. (2) La casa Grubler prepara el polvo de Jenner, haciendo reaccionar una solución acuosa de azul de metileno, sobre otra igualmente acuosa de eosina. (3) Mezcla complicada de Azul azur 11 y de eosina, 410 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA Procedimiento de Giemsa, modificado por Laveran: Solución acuosa de eosina al 1 por 1.000......... 2. Agua destilada ¡uc 4 ¿ee oda ein a Ojal (Ca A Solución acuosa de Azur 11 al 1 por 1. 000.. alada l — El citoplasma se tiñe en azul claro, el núcleo en rosa, el blefa- roplasto en violeta, el flagelo—si lo hay—en rosa pálido. Procedimiento de Nocard y Motas.—Fijación por alcohol abso- luto. Coloración en Eosina Hóchst al 0,5 por 1.000............... MEA: Tionina fenicada de Nicolle......7.....-... ... 1C.C. Azul Borrell nia y ele .. Igotas. M. El líquido se prepara con algunas horas de anticipación y los frotes permanecerán en él doce á veinticuatro. Lavado abundante. Sumersión durante medio minuto en anaranjado Grubler. Lava- do, desecación y montaje. El protoplasma de los leishmanias apa- rece azul; el núcleo rojo carmín. Procedimiento de Marino.—s3e deseca al aire. Se vierte sobre el porta un centímetro cúbico de ARAU de Marino ica o ploas > 0,10 gramos. Alcohol metílico absoluto............ A A los diez minutos se dejan caer algunas gotas de solución acuosa de eosina á 0,05 por 1.000. A los dos minutos se lava y se seca. Pudiéramos hacer interminable la lista de los procedimientos aplicables á la tinción de los leishmanias. Todos ellos, por otra parte, tienen el mismo fundamento: establecer contraste entre los parásitos, teñidos de azul por el cloruro de tetrametiltionina, y los elementos de la sangre coloreados en rosa por la eosina. Remiti- mos al que el asunto desee conocer, á cualquiera de los clásicos tratados de bacteriología, donde podrá aprender, además de los di- chos, los métodos de Borrel y Burnett, Hecht y Wilenko, Ra- vaut, Reiman, Herxheimer y Huber, Proca y Vasilesco, Op- penheim y Sachs, Davidson, Simonelli y Bandi, Hofman y Halle, Michaelis, etc., etc. Si queremos estudiar la distribución del agente parasitario en (1) Combinación de eosina, azul de metileno y azur 11. DE HISTORIA NATURAL 411 el interior de los órganos, cortaremos pequeños bloques, que, fijos y endurecidos por los procedimientos clásicos (formil, alcohol, et- cetera), serán sometidos á la encastración parafínica y cortados en tenues laminillas de un espesor inferior á 5 micras. La tinción se hará después por el método ordinario: violeta de genciana (Wen- gert), azul alcalino (Loepper), azul fenicado (Kiihne) ó por la doble coloración (Gram y eosina) ó por la triple (Gram, ácido pícrico y picrocarmín de Orth), etc., etc. IV En las preparaciones que, coloreadas con los líquidos de Leish- mann y Giemsa, tengo el honor de presentar, y en las que en forma esquemática representan las figuras 10, 11, 12, 13 y 14 de la lámina adjunta, se ven numerosos parásitos, en su mayoría endocelulares, incluídos en las grandes células endoteliales de las lagunas sanguíneas en los macrófagos, en los grandes monuclea- res y en las células propias del tejido esplévico. El Leishmania infantum aparece como un pequeño corpúsculo discoidal, piriforme ú ovalado (véanse los números 1, 2,3 de la lámina), de 243 4 micras de largo por 2 de ancho, y en el que se pueden reconocer tres elementos: el protoplasma, el núcleo y el kinetonúcleo ó blefaroplasto. El protoplasma, finamente granuloso, está, según Jemma y Pianese, encerrado en una membrana, que acaso no sea más que un producto de su condensación periférica. El núcleo es redon- deado, de dimensiones variables, tingible por las anilinas bási- cas, central en las formas esféricas y polar en las ovaladas, colo- cándose por lo general en la extremidad más gruesa. Es el trofo- núcleo Ó macronúcleo de los Trypanosomas. El blefaroplasto ó kinetonúcleo es un recio bastoncito de croma- tina extranuclear más ó menos alejado del núcleo y dispuesto en un punto cualquiera del escaso citoplasma del protozoo. Su di- rección puede ser perpendicular, oblicua ó paralela al eje del pa- rásito, y su forma es en general alargada, aun cuando puede ser puntiforme. Sus dimensiones varían mucho, aunque siempre es menor que el núcleo; puede faltar, y cuando existe puede ser único ó doble. Reacciona bien á los colores electivos de la croma- tina, y en particular con el método de Marino y con el de Leis- mann, se pone en relieve una diferencia muy considerable entre 412 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA el tono de color del núcleo (rosado ó rojo.carmín) y el del baston- cito 6 corpúsculo cromático extranuclear, que es de color púrpura muy obscuro ó morado (Pittaluga). Pianese describe tres formas distintas del parásito, que, según él, responderían á otros tantos periodos diferentes de su ciclo evo- lutivo dentro del organismo. Son á saber: 1) la forma grande, 09 a Leishmania infantum Nicolle. 1, 2, 3.—Parásitos libres, esféricos, ovalados ó piriformes. 4.—Parásito piriforme en vías de división. 5.—Dos parásitos piriformes producidos por bipartición. 6.—Elemento parasitario esférico grande. 7, 8, 9.—Formas de multiplicación por división repetida del núcleo. 10.—Gran leucocito mononuclear con parásitos incluidos en el protoplasma y en el núcleo. 11.—Polinuclear con un parásito incluído en el protoplasma. 12.—Mononuclear grande con parásitos protoplasmáticos. (Según Laveran y Mesnil.) 13.—Parásitos en un macrófago esplénico. (Según Guiart.) 14.—Polinuclear con parásitos intranucleares, protoplásmicos y extracelulares. (Según Hattan-Larrier.) Aumento aproximado: 1,000 diámetros. oval ó piriforme, que representa el tipo morfológico completo (membrana, protoplasma, núcleo y blefaroplasto); 2) la forma mediana, más pequeña y redondeada, en la que falta el último elemento (blefaroplasto); 3) la forma pequeña, también redondea- da, sin más componentes que el núcleo y un ligero cerco de masa citoplásmica muy tenue y con granulaciones finísimas. Por último, con el nombre de formas degenerativas, formas de "DE HISTORIA NATURAL 413 división, etc., se han descrito por Franchini y Tomaselli una serie de formas anormales, de las que prescindo en honor á la brevedad. « Recorriendo al microscopio los frotes de cieno esplénico que acompañan á esta comunicación, se ve que la mayoria de las for- mas parasitarias son endocelulares, pudiendo explicarse la pre- sencia de leishmanias sueltos, bien por estallido de la célula que los contenía, bien por rotura de la misma al hacer la extensión de las partículas de pulpa. La reproducción se hace por bipartición, que se inicia en el nú- cleo y se continúa en el protoplasma (figuras 4,*, 5,%, 7,2, 8.* y 9.3), Tiene lugar dentro de las células, pues si en un principio se creyó que las formas endocelulares eran producto de la fagocitosis, se ad mitió más tarde que una vez aprisionados por la célula se re- producían dentro de ella, pudiendo dar lugar á un número con- siderable de parásitos y hacer que el elemento celular en que habitan tome aspecto moniliforme y llegue á estallar, En un reciente trabajo, debido á la pluma de ilustres investi- ga dores españoles (1), se apunta la sospecha de que los corpúscu- los de Leishmann necesiten atravesar antes de alcanzar su máxi- mo desarrollo una fase endoglobular todavía no conocida. Dono- van y Laveran parece que han encontrado igualmente parásitos incluidos en los glóbulos rojos (2). y Si queremos someter á los leiskhmania á las pruebas necesa- rias para admitir el papel etiológico de un microorganismo, po- dremos después de su demostración por el microscopio proceder al cultivo en serie y á la inoculación en animales, El parásito del kala-azar infantil es difícilmente cultivable y r equiere siempre terrenos especiales. Di Cristina y Cannata consiguieron resultados positivos sem- bra ndo en sangre de conejo adicionada de citrato sódico. Longo (de Catania) logró reproducirlo en la sangre esplévica citratada (1) Pittaluga, García del Diestro y M. Vila (Véase cita anterior). (2) No hago referencia á la observación del parásito en los cortes de Órganos, porque espero que el Dr. Pittaluga dará á conocer en breve plazo el resultado de sus estudios sobre los órganos procedentes de una autop- sia que en uno de mis enfermitos pude practicar. 414 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA (medio de Rogers), y demostrando de este modo la identidad del L. donovani y del L. infantum destruyó el más poderoso argu- mento de la teoría dualista. El terreno de elección es el llamado de Novy Neal, modificado por Nicolle (N. N. N.), cuya preparación se consigue de la si- guiente manera: Se preparan una serie de tubos conteniendo 2 c. c. de TRA 0 A TIE O 15 gramos. CIOTUTO ¡SOQICO.. e Necro lamas a lala de leas g8 — AA O RO OOO CHE: convenientemente fundidos y esterilizados. Á cada tubo (cuyo contenido se liquida al baño de maría) se añade 1 c. c. de sangre que se extrae directamente del corazón del conejo mediante una delicada técnica y un ingenioso aparato que el Dr. García del Diestro (de Madrid) dará á conocer en breve plazo (1). Conseguida la mezcla homogénea del agar y de la sangre, se dejan enfriar y solidificar en pico de flauta y se cierran cuidado- samente, á fin de evitar la evaporación y lograr la mayor canti- dad posible de agua de condensación. Se colocan en estufa á 37*, y durante dos ó tres días se comprueba por este medio la perfecta esterilidad de su contenido. En el agua de condensación de una serie de 8 á 10 tubos se siembran 11 á 11 gotas de pulpa esplénica y se llevan á la estufa, manteniendo constante la temperatura de 22%, que es la óptima para el cultivo. Conviene sembrar siempre un buen número de tubos, pues no sólo quedan estériles muchos de ellos, sino que basta la más pequeña infección para impedir el desarrollo del parásito. A los ocho ó diez días, si la siembra ha sido fértil, se obtendrá la reproducción del germen, observándose principalmente rica en parásitos el agua de condensación. A veces, sólo en ella se en- cuentran los leishmania; pero en ocasiones aparecen sobre la (1) Profundamente agradecido á las atenciones de que dicho señor así como el Dr. Pittaluga, me han hecho objeto en reciente visita á su labo- ratorio del Instituto de Alfonso XIII, aprovecho la cportunidad para tes- timoniarles mi agradecimiento, y me inhibo de tratar aquellos puntos que piensan dar á conocer en próximas publicaciones. DE HISTORIA NATURAL 415 superficie del agar pequeñas colonias redondeadas que pueden alcanzar el tamaño de una cabeza de alfiler, Cuidando no infectar el terreno de cultivo y repitiendo los pa- ses cada cuatro días, se puede observar durante largo tiempo la vitalidad del parásito y llegar á obtener buen número de genera- ciones. Desgraciadamente la infección del agar-sangre empleado y la dificultad de preparar rápidamente nuevos tubos, me impidieron pasar de una segunda generación obtenida por siembra de pulpa esplénica en uno de los enfermos observados. Tuve, sin embargo, tiempo y ocasión de estudiar las formas flageladas desarrolladas en la primera serie, y cuya comprobación fué hecha oportuna- mente por los Sres. Pittaluga y Diestro. He aquí los detalles recogidos sobre el particular (véanse las preparaciones que acompañan): La morfología de los leishmania cultivados difiere esencial- mente de los recogidos en el organismo. Son corpúsculos muy movibles, de cuatro á diez micras de largo por dos á tres de an- cho, de forma oval, redondeada, piriforme ó fusiforme y consti: tuidos por una masa protoplasmática, un núcleo, un blefaroplasto y un flagelo. El citoplasma granuloso ó vacuolar contiene varios acumulos cromáticos. El núcleo, grande y redondeado, ocupa el centro del parásito. El blefaroplasto, paralelo, oblicuo ó perpendicular al eje del microzoario está colocado entre el núcleo y el flagelo. El fla- gelo, muy movible, crece 4 medida que envejecen las colonias y puede faltar ó ser invisible, Si el cultivo tiene algunos días de fecha aparecen numerosos y pequeños cuerpos granulares casi amorfos, sumamente movibles, con movimiento propio y de dimensiones variables entre una y una y media micra. Recuerdan los corpúsculos que se observan en ciertas fases evolutivas de las trypanosomiasis que coinciden con la desaparición de las formas típicas de los flagelados en la sangre periférica de los animales parasitíferos y que Pittaluga ha llamado formas iniciales (1). (1) Pittaluga y Rodríguez Illera: Informe sobre la enfermedad del sueño en la Guinea española. Pág. 327. Madrid, 1911. 416 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA Vi La coincidencia de la leishmaniosis canina y de la humana es innegable desde que Nicolle comprobó que uno de los niños por él observados había tenido contacto directo con uno de aquellos animales, que presentaba síntomas de una enfermedad mal defi- nida (desnutrición, fiebre, amaurosis y aborto). Operando después en 222 cadáveres de perros recogidos en el Depósito de Municipal de Túnez, pudo encontrar el parásito en cuatro, esto es, 1,80 por 100. Posteriormente, los hermanos Sergent encontraron en Argel una proporción de 7,20 por 100, y Senevet demostró que los pe- rros argelinos son leishmánicos en el 1,60 por 100 durante el in- vierno, y el 8,80 en el verano. Ulteriores trabajos de Cardamattis en Atenas, de Basile en Borbonaro y en Roma, de Pulverulenti, Jemma y Caronia en Catania y en Palermo, han demostrado la existencia indudable de la leishmaniosis canina y han deducido de ella interesantes consecuencias para la etiología y la profilaxis de la enfermedad. Los experimentos de Nicolle primero y de Jemma, Di Cristina, Cannata, Basile, Gabbi, Vissentini, Marshall, etc., después, han demostrado plenamente que el kala-azar infantil es transmisible á ciertas especies animales, y sobre todo al perro y al mono. Estudio actualmente el curso de la enfermedad en un cacho- rrillo de pocos meses inoculado con pulpa esplénica de un enfer- mo característico. Espero en breve poder redactar otra nota, don- de con pretexto de la citada observación daré idea de la leishma- niosis canina, espontáuea y experimental, y de lo que respecto á la primera he averiguado en la región granadina (1). (1) El estudio clínico de los casos de kala-azar recogidos en Granada, ha sido hecho por el que suscribe en colaboración con el Dr. Camacho Ale- jandre. Véase para conocerlo la comunicación al II! Congreso Nacional de Obstetricia, Ginecología y Pediatría. Valencia, Abril, 1913. DE HISTORIA NATURAL 417 Publicaciones que ha recibido la Real Sociedad Española de Historia Natural durante el mes de Junio de 1913. (Continuación.) (La liste suivante servira d'accusé de réception.) Rusia Musée zoologique de l'Académie impériale des Sciences de St. Pétersbourg, Annuaire. Tome xv1, n” 4; xy11, nos 1-4, Société impériale des naturalistes de Moscon. Bulletin. 1912. SuIza Schweizerische Entomologische Gesellschaft, Schaffhausen. Mitteilungen. Vol. xt, Heft 4, CHevreux (Ed.)—Deuxiéme expédition antarctique frangaise (1908-1910): Amphipodes. — Sur quelques intéressantes espéces d'amphipodes provenent des para- ges de Monaco et des péches pélagiques de la «Princesse Alice» et de l'« Hirondelle Il» en Mediterranée. (Bull. Inst. Oceanogr. de Monaco, n? 262.) De Buen (Odón).—Note sur les fonds et sur la péche dans la cóte médite- rranéenne du Riff. (Atti del V Congr. Jnternaz. di Pesca. Goxzáuez Fracoso (R.)—Acerca de algunos Ustilagináceos de la flora es- pañola. Keren (H,) —Die Neueren Ergebrisse der staatlichen geologischen Unter- suchnugen in Argentinien. (C. R. XI* Congr, Geolog. Internat.) PiccioLt (L.)—L'inerbamento e imboschimento delle dune (Italia agrícola, 1913, Meses de Julio á Septiembre ALEMANIA Deutsche Entomologische Gesellschaft, Berlin. Deutsche Entomologische Zeitschrift. 1913, Heft 1v. Deutsche Entomologische Museum, Berlin-Dahlem. Entomologische Mitteilungen. Band 11, nos 7-9. Entomologischer Litteraturblátter, Berlin. 1913, nos 7-9, Entomologischer Verein Iris, Dresden. Iris. 1913, 1 Heft. -Entomologischer Verein, Berlin. Berliner Entomologische Zeitschrift. 1913, 1-11 Heft. Entomologischer Verein zu Stettin. Entomologische Zeitung. 74 Jabrg., Hett 1. 418 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA Geologisches Centralblatt, Leipzig. Band x1x, nos 7-12. Internationalen Entomologen-Verein, Stuttgart. Entomologische Rundschau. xxx Jabrg., nos 13-18. Insektenbórse. xxx Jabrg., nos 27-39. Societas entomologica. xxvm Jabrg., nos 13-19. Nature Novitates, Berlin. 1913. Nos 6-14, Naturforschenden Gesellschaft, Rostock. Sitzungsberichte und Abhandlungen. Bd. 11v. Naturwissenschafttichen Verein, Bremen. Abhandlungen. xxu Band, 1 Heft. Zoologischer Anzeiger, Leipzig. Band xu11, n? 5. Zoologischer Museun, Berlin. Mitteilungen. 6 Band, 3 Heft. Bericht. 1912. AUSTRIA-HUNGRÍA K. K. Naturhistorisches Hofmuseum, Wien. Annaien. Band xxvi1, n* 2. K. K. Zoologisch-Botanische Gesellschaft in Wien. Verhandlungen. 1x1 Band, 3-6 Heft. Museum Nationale Hungaricum, Budapest. Annales historico-naturales. Vol. x1, 1913, pars prima. Societas entomologica Bohemize. Praga. Acta. 1912, cislo 2. Wiener Entomologische Zeitung, Wien. xxxu Jabrg., vir-1x Heft. BÉLGICA Société belge d'Astronomie, Bruxelles. Bulletin. xxx1v année, nos 6-7. Société entomologique de Belgique, Bruxelles. Annales. Tome 57*, n08 y1—vI1. Costa RICA Ministerio de Fomento, San José. Boletín de Fomento. Año 111, n.os 4-6. CHILE Revista chilena de Historia natural, Santiago. Año xv11, n.0s 1-2* EcipTo Société entomologique d'Égypte. Le Caire. Bulletin. 1912, nos 1-3, Mémorias. Vol. 1, fasc. 3. EspPAÑa Broteria, Salamanca. Vol. xt, fasc. 1v. Ingeniería, Madrid. N.os 295-300. Institució catalana d'Historia natural, Barcelona. Butlletí. Any 9.2 n.os 6-9. Institución libre de enseñanza, Madrid. Boletín. Año xxxv11, n.” 638. e hdr Pr a DE HISTORIA NATURAL 419 Institut d'Estudis Catalans, Barcelona. Arxius. Any 1, nos 2-3, Flora de Catalunya. Fasc. 1. Instituto de Radiactividad, Madrid. Boletín. Vol. 1v, 1912. Laboratorio de investigaciones biológicas de la Universidad de Madrid. Trabajos. Tomo xr, fasc. 1. Museo Nacional de Ciencias naturales, Madrid. Trabajos. Serie zoológica, n.” 13; ser. botánica, n.” 2; ser, geológica, SOS Observatorio del Ebro, Roquetas. Boletín. Vol. 11, n.* 10, Observatorio meteorológico de Cartuja (Granada). Boletín mensual. 1913, n.os 4-5, Real Academia de Ciencias exactas, físicas y naturales. de Madrid. Revista. Tomo x1, n0s 7-9, Real Academia de Ciencias y Artes de Barcelona. Boletin. Vol. 11, n.* 4. Memorias. Vol. x, n.0s 18-22. Real Sociedad Geográfica de Madrid. Boletín. Tomo Lv, 1.? y 2. trimestres. Revista de Geografía Colonial y Mercantil. Tomo x, n.0s 2-8, Revista de libros, Madrid. N.os 2-4, Sociedad aragonesa de Ciencias naturales, Zaragoza. Boletín. Tomo x11, n.0s 6-7, Sociedad española de Física y Química, Madrid. Anales. N.os 104-105. Sociedad Matemática española, Madrid. Revista. Año 2.*, n.os 18-20. EsraDos UnibOs Y sus COLONIAS Academy of Natural Sciences of Philadelphia. Proceedingss. Vol. LxIv y LXvV. American Museum of Natural History, New York. Annual Report. xLtv, 1912. Bulletin. Vol. xxxr, 1912. Departamento del Interior. Oficina de Agricultura. Manila. Revista agrícola de Filipinas. Vol. v1, n.0s 5-7. Department of the Interior. Weather Bureau. Manila Central Observatory. Annual Report for 1912. Bulletin. November 1912-March 1913. Field Museum of Natural History, Chicago. Publications. 159, 161-166. Johns Hopkins Hospital, Baltimore. Bulletin. Vol. xx1vy, n0s 269-271. Museum of Comparative Zúology at Harvard College, Cambridge. Bulletin. Vol. Liv, n* 18. 420 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA Smithsonian Institution, U. S. National Museum, Washington. Annual Report for the year ending, 30 June 1912. Bulletin. N* 81. Contributions from the U. S. National Herbarium. Vol. 16, parts 4-12; vol. 17, part 2-3. Proceedings of the U. S. National Museum. Vols. 42-43. The American Naturalist, New-York. Vol. xy, n? 559-561. United States Geological Survey, Washington. Annual Report for 1912. Bulletin. Nous 471, 601-503, 5J0, 613, 521, 524. Professional Paper. N* 77. Mineral Ressources of the United States. 1911. Monographs. Vol. L1. Water-Supply and Irrigation Paper. Nos 259, 281,290, 293, 297, 301, 310, 311, 313, 316. Wilson Ornithological Club, Oberlin, Ohio. The Wilson Bulletin. Vol. xxv, n” 2. FRANCIA Académie internationale de Géographie botanique, Le Mans. Bulletin. 22* année, n% 284-286. La Feuille des Jeunes Naturalistes, Paris. 43* année, nos 512-513. L'Echange, Moulins. 29* année, n% 343-345, Revue générale des Sciences pures et appliquées, Paris. 24* année, n” 12-17, Société botanique de France, Paris. Bulletin. Yome Lx, n* 4, Société botanique de Lyon. Nouveau Bulletin. 1% année, n% 1-2. Société entomologique de France, Paris. Annales. Vol. LxxxiI1, 2* et 3* trimestres. Société franqaise de Minéralogie. Bulletin. Tome xxxv1, n” 4. Station Entomologique de la Faculté des Sciences, Rennes. Insecta. 32 année, n% 30-32, HOLANDA Société hollandaise des Sciences, Haarlem. Archives néerlandaises des Sciences exactes et naturelles. Tome 111, 1* et 2 livr. (Continuará.) E A e y did -— PUBLICACIONES DE LA SOCIEDAD QUE SE HALLAN Á DISPOSICIÓN DE LOS SEÑORES SOCIOS Á LOS PRECIOS Se AQUÍ SEÑALADOS. Ptas. - Recuerdos botánicos de Tenerife, por D. R. Masferrer (cuaderno de 246 páginas, tirada aparte de los ANALES)... ........ coo ..o.o... 2 Fac-símile de una caría del Barón de Humboldt (pubiicada en el to- DAN o A AE AE CN 0,5 Actas de la Sociedad española de Historia natural (años 1890, 1891, A O A NN A A 2,50 Indice de lo contenido en los veinte primeros tomos (primera serie) A E a A O A 1 Catálogo de la Biblioteca de la Sociedad española de Historia na- E A A E ON E ] Anales de la Sociedad española de Historia natural. Treinta tomos. 1872-1901, cada tomo (excepto el 1.2, 5.2 y 11... .............- 15 Boletín de la Real Sociedad española de Historia natural (tomos VÁXI Cada tomo. ses od MARE e A 8 Memorias de la Real Sociedad española de Historia natural (tomos VID CA HOMO re e oe PS AN O O 10 Los Sres. Socios tienen derecho á adquirir por una sola vez un ejemplar de cada uno de los tomos de los AxaLks, del Bonerín y de las MEMORIAS, á los precios siguientes: ANALES: OMS Lcd dl do) 1 1.0, 19. Y 20. os 8 pesetas. la A Ue ES 25 — e e O. AE A ON AS: SE AAA 12 — A ES EN AE E RE A A BoLETÍN: Tomos I-XIL...... O E O Ea A oe a ae ds a 6 — MEMORIAS: TOMOS IV a FLA A AE AS Oy SOS e g — Los cuadernos sueltos, siempre que de ellos haya sobrantes, sin desca- balar tomos, á 2 pesetas ¿ La colección completa de la 1.* serie (20 tomos) incluyendo el tomo 1.”, para los socios y por un solo ejemplar (sólo hay disponible un cortísimo número) 250 pesetas. Entiéndanse en francos estos precios para los extranjeros, compren- diendo en ellos el porte. " ; Los socios vitalicios y perpetuos tienen derecho á recibir gratuitamente á su ingreso en la Soo1EDAD diez volúmenes elegidos entre los anteriores á excepción de los 1.*, 5.” y 11. ADVERTENCIA Por reciente acuerdo de la Socizvap los señores socios que publiquen notas en el BoLeríN podrán obtener gratuitamente cincuenta ejemplares de ellas, siempre que así lo pidan en el manuscrito de su trabajo. De los publicados en las Memorias se entregan siempre igual número de ejemplares aunque no se soliciten. De unos y otros podrán hacerse tiradas aparte que excedan de dicho número á los precios consignados en la tarifa corriente. La encuadernación, cubiertas de color y demás gastos se abona- rán con arreglo á la tarifa general para las tiradas aparte SUMARIO DEL no 8 e de E E Sesión del 1.” de Octubre de 1913 Págs. ; Sesión del 1.2 de Octubre de 1913.—Admisiones.—Comunicaciones.— Proposiciones.— Notas bibliográficas... o... .ooooriosom.......« 389 NOTAS Y COMUNICACIONES CABRERA (A.) —Sobre algunas formas del género «Mustela»... a E l CABRERA (A.)—Una musaraña nueva de Marruecos ......... NS 4) Fervánbez Martínez (F.) —El «Kala-Azar infantil» y la «Leishmania Infantum» en la costa de Granada........... os Ll) Publicaciones recibidas 2 Ls a a a LISTA de los señores socios de provincias (D) y ex- tranjero que han satisfecho su cuota desde 1.” de Junio al 31 de Octubre de 1913. Cuota de 1911. Instituto de Coruña. —- de Guadalajara. Dulau. J Gelabert. — de Huelva. — de Huesca. Cuota de 1912. > Fde Oremse, — de Reus. Dalan. — de Vitoria, Escribano (F.) Laboratorio biológico de Baleares. Gelabert. López de Zuazo. Oberthúr (0.) López Mendigutía. Prado. Maciñeira. E Mac-Lennan. | Cuota de 1913. Martínez (C.) . Alabern. Martínez de la Escalera (F.) * Aragón. Martínez de la Escalera (M.) Azorín. Monteverde. Bescansa, Morán. Boscá (A.) Muñoz Cobo. -_Cazurro. Oberthir (C.) Coscollano. Pons. Cruz (Emiliano). Ne Prado. Dargent. Pujol. e ; Escribano (F.) Santos Abreu, Esteva. ; Flórez. Cuota de 1914. Font Quert. ; Bescansa.- Gelabert. Oberthiir (C.) Instituto de Alicante. e EOMES 5 — de Baeza. * Pujol. (1) ' No se incluyen los de las capitales en que existen DO ROUeA! de esta SOC¡EDAD. MADRID. —FORTANET, IMPRESOR DE LA R. SOC. ESP. DE HIST. NAT. LIBERTAD, 29,—TELÉFONO 991 Tomo XIII.—Núm, 9. BOLETIN REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA de Hlistoria Natural FUNDADA EN 8 DE FEBRERO DE 1871 Noviembre de 1913 E Neo: e ¡ ; Y 4 MADRID a (MUSEO NACIONAL DE CIENCIAS NATURALES) Hipódromo OBSERVACIONES Los socios CORRESPONDIENTES EXTRANJEROS podrán recibir las publica- ciones de la Sociedad abonando la cuota anual de 10 pesetas. Los NUMERARIOS abonarán la cuota anual de 15 pesetas ó la de 16,50 si residiesen en países de la Unión postal, debiendo remitirla sin descuento al tesorero en la época de admisión, y posteriormente en el mes de Enero de cada año. Reciben el BoLrTÍN y las MEMORIAS. Los AGREGADOS abonan la cuota anúal de 8 pesetas y reciben el BoLETÍN. Unos y otros podrán abonar su cuota en plazos trimestrales adelanta- dos, donde haya Sección ó representante de la Sociedad, á razón de 4 pe- setas por trimestre los numerarios y de 2,25 los agregados. Los socios numerarios que abonen de una vez ó en tres plazos anuales la suma de 300 pesetas se consideran como vitalicios, quedando exentos del pago de la cuota anual y con derecho á recibir en lo sucesivo todas las publicaciones de la Sociedad. Los que hicieren á la Sociedad el donativo de 500 pesetas serán consi- derados como socios perpetuos, con iguales derechos que los vitalicios, pero figurando su nombre á perpetuidad en la lista de socios, junto al de los socios fundadores. * TARIFA para las tiradas aparte del Boletin y de las Memorias de la Real Sociedad espanola de Historia natural. Tiradas sin levantar forma. - De 1416 páginas, 2 pesetas cada 50 ejemplares ó fracción de 50. Virada dejando una sola paginación y añadiendo los títulos del autor después de su nombre. De 1 4 8 páginas (medio pliego), 50 ejemplares, 5,50 pesetas; cada 50 más Ó fracción de 50, 1 peseta. De 1 á 16 páginas (un pliego), 50 ejemplares, 10 pesetas; cada 50 más ó . fracción de 50, 2 pesetas. En todos los casos. Una portada nueva, molde y tirada de 1 4 500 ejemplares, 5 pesetas. Poner cierre á la portada para que sirva de cubierta, papel de colcr y tirada de 50 ejemplares, 4,25 pesetas; cada 50 más, 0,25. Una cubierta sin imprimir, cada 50 ejemplares, 0,25, Por las correcciones extraordinarias que manden hacer los autores, cada hora, 1 peseta, Encuadernación. 1 á T6 paginas, 50 ejemplares, 1 peseta. Pasando de un piiego, hasta cinco, cada 50 ejemplares, 0, 50 por pliego, de seis pliegos en adelante, 0,25 por pliego, cada 50 ejemplares. La cubierta y las láminas se computan cada una como un pliego para la anterior tasación, Sesión del 5 de Noviembre de 1913. PRESIDENCIA DEL ILMO. SR, D. JUAN M. DÍAZ DEL VILLAR El Secretario leyó el acta de la sesión anterior, que fué apro- bada. Presentaciones. —Fueron propuestos para socios numerarios 1 señorita Catalina Vives y Pieras, alumna de la Facultad de Cien- cias, y los Sres. D. José María Susaeta y Ochoa de Echagiien, doc- tor en Ciencias Naturales, y D. Manuel Sánchez y Sánchez, alum- no de dicha Facultad, y para socios agregados, D. Manuel Alcayde Vilar y D. Rafael Ibarra y Méndez, propuestos, respectivamente, por los señores García Mercet, Zulueta, Bolívar (D. C.), Ribera y Cabrera. Comunicaciones.—El Secretario presenta una nota del Sr. Ca- brera Latorre sobre algunas formas del género Mustela; otras del Sr. Lafuente sobre coleópteros nuevos de España y datos para la fauna de la provincia de Ciudad Real, y otra del Sr. Darder acer- ca del triásico de Mallorca. —Habiéndose dado cuenta de que por iniciativa del Sr. Arévalo ha podido constituirse en Valencia una Sección de esta SOCIEDAD, el Sr. Fernández Navarro propone conste en acta el excelente efecto que esa noticia ha causado en la Junta, accediéndose á lo propuesto por unanimidad. —El Sr. Bernaldo de Quirós lee un interesante relato del viaje realizado por la Comisión de naturalistas que en los meses de Mayo y Junio recorrió una gran parte de la zona de Marruecos sometida á la influencia española, haciendo en ella estudios y recolecciones de bastante importancia, Secciones.—La de Zaracoza celebró sesión el 29 de Octubre, bajo la presidencia de D. Pedro Aramburu. El señor Presidente enseñó á los socios unos conglomerados recogidos por él en la montaña de Monserrat, que ofrecen la cu- riosidad de tener varias especies mineralógicas y ser de diferentes épocas de formación geológica, —El Sr. Aranda leyó la siguiente nota lepidopterológica: Tomo x111.—Noviembre, 1913. 27 422 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA «Durante mi estancia en Sallent (pueblo del Pirineo Oscense, á 1.300 m. de altitud) en los meses de Julio y Agosto del año actual, he recogido insectos de diversos órdenes. Por lo que respecta á los lepidópteros presento la lista de especies coleccionadas en el Museo de Zooiogía de esta Facultad de Ciencias, por si algún es- pecialista desea recopilar y publicar la fauna de lepidópteros es- pañoles. Las especies son: Papilio machaon L., Parnassius Apo- llo L., Pieris rapae L., Colias edusa F., Chrysophanus phlaeas L., Lycaena coridon Pod., Vanessa Urticae L., Argynnis paphia L., Zygaena filipendulae L., Dicranura erminea Esp., Catocala nupta L., Epinephele jurtina L., Epinephele tithonus L., Arctia caja L., Stilpnotia salicis L.» —La de SeviLLa se reunió el 16 de Octubre, bajo la presidencia de D. Bernardo Tenorio. Hizo uso de la palabra el Sr. Barras, dedicando sentidas frases al recuerdo de su maestro D. Salvador Calderón, fundador de la Sección de Sevilla y autor de importantísimas reformas y aumento extraordinario de las colecciones en el gabinete en que se cele- braba el acto, y que en su origen había sido instalado por don Antonio Machado y Núñez. Sobre el mismo asunto, en unánime adhesión al recuerdo, hi- cieron uso de la palabra, además del Sr, Barras, el Presidente y los Sres. Paul, Medina, Velázquez, Torremocha, González Fragoso y Doblado. Después el Sr, Tenorio presentó é hizo donativo al gabinete de varios fósiles pliocenos de Sanlúcar la Mayor, dando interesantes detalles de su yacimiento. También presentó un cráneo humano fósil, recogido en Andú- jar por el ingeniero de minas D. Enrique Conde, y quedó en de- pósito para ser estudiado. El Sr, Torremocha dió breve cuenta oral de su estancia y obser- vaciones en Alcazarquivir, prometiendo llevar redactada una nota para la sesión próxima. El Sr. González Fragoso leyó dos notas botánicas tituladas «Uromyces Ornithopodioides sp. nov. de Telata, cerca de Larache (África)», y «Acerca de algunos uredales de nuestra flora», que pasarán á la Comisión de Publicaciones. También hizo donativo de ejemplares de las especies citadas para el Laboratorio del gabinete. DE HISTORIA NATURAL 423 Ultimamente, el Sr. Barras presentó el tomo 1 del Compte Ren- du de la x1v sesión del Congreso de Antropología y Arqueología prehistóricas celebrado en Ginebra en Septiembre del corriente año. Hizo notar á los señores socios que este Congreso representa un verdadero triunfo para España, que ha tenido en él nutrida é importante representación, habiendo presentado trabajos varios los Sres. Marqués de Cerralbo, Antón, Hoyos Sáinz, Siret y algún otro. Además, los delegados españoles han obtenido la admisión de la lengua castellana entre las oficiales del Congreso, y la acepta- ción hecha por éste de la oferta que en nombre de ellos hizo el abate Breuill para que la próxima reunión se verifique en nuestro país, acordándose celebrarla en Madrid en 1915. —Esta misma Sección celebró sesión el 3 de Noviembre bajo la presidencia de D. Bernardo Tenorio. Asistió á la sesión el Rvdo. P. Anselmo Tomás Corrales, esco- lapio, perteneciente á la Sección de Granada. Á propuesta del Sr. González Fragoso se procedió á elegir Jun- ta directiva para 1914. El Vicepresidente Sr. Paul, á quien por aclamación se proponía para Presidente, hizo uso de la pala- bra manifestando que tenía el propósito decidido de no aceptar, agradeciendo mucho la designación, pero creyendo que era de equidad ocupara su lugar alguno de los socios que no hubiera desempeñado dicho cargo, pues él había sido honrado ya varias veces con él por la Sección. En vista de este propósito, que no quebrantaron los ruegos de los consocios, se procedió á votar, quedando elegida para 1914 la Junta siguiente: Presidente: D. Pedro García Velázquez. Vicepresidente: D. Lorenzo Torremocha. Tesorero: D. Romualdo González Fragoso. Secretario: D. Francisco Doblado Bertholet. El Sr. García Velázquez dió gracias en nombre de la nueva Junta. Á propuesta de D. Manuel Medina se dió por unanimidad un voto de gracias á la Juntas+saliente. Concurrió á la sesión, con objeto de darse de alta en la SocieDAD desde 1.” de Enero de 1914, nuestro antiguo consocio D. Julio del Mazo y EFranza, quedando admitido, desde luego, por unanimidad. 424 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA El Sr. Barras dijo que proponía para figurar desde 1.” de Enero entre los socios el Gabinete de Historia Natural de la Universidad de Sevilla, cosa que fué aceptada por unanimidad. El Sr. Paul presentó una preparación microscópica de Macro- phoma dalmatica que constituye la enfermedad llamada botón ó: escudete de la aceituna gordal, y la regaló al Gabinete, así como también un notable ejemplar cristalizado de la piromorfita proce- dente de Ens les Bains, y una brecha huesosa de Gilena. Acerca de esta última, dijo el Sr. Tenorio que dicha brecha cuaternaria se encuentra rellenando las grietas de la caliza oolítica, y que los. huesos parecen ser de aves en su mayoría. El Sr. Torremocha presentó y regaló al Gabinete una interesan- te colección de fósiles del plioceno y un cráneo que destina á la colección fundada en la Facultad de Medicina de Madrid por el ilustre Olóriz, y dijo: «El cráneo y la mandíbula proceden del ce- menterio moro de Alcazarquivir, y los fósiles se recogieron en las excavaciones hechas allí para construir un pozo. La arcilla que contiene los fósiles está á unos 18 m. de profundidad. El pozo se halla situado á unos 2 km. de Alcazarquivir y á unos 700 ú 800 metros de la margen derecha del Lucus, próximo al camino que conduce á Larache». El Sr. González Fragoso hizo uso de la palabra para «señalar la existencia en Sevilla del Oidium de los crisantemos cultivados, Oidium Chrysanthemi Rabh (1) mucedínea, que por vez primera se cita de España, pero ya mencionada de Portugal en 1901 por Fr. Noack (2). Las hifas estériles de esta especie, cuya facies as- cospórica es desconocida, no son totalmente continuas, como dice su autor, pero sí muy rara vez tabicadas. Las dimensiones y Ca- racteres de las conidias son exactos. Llamó la atención de los bo- tánicos de la región acerca de esta especie, por si en nuestro clima templado se formasen sus peritecas». Después hizo uso de la palabra el Sr. Barras, dando cuenta de la excursión verificada el sábado 1.” del corriente, en compañía de varios profesores y alumnos de esta Facultad de Ciencias, por ini- ciativa de D. Francisco Yoldi, catedrático de Química Inorgánica, í (1) Saccardo, Sylloge fungorum. Vol. 1v, pág. 43.—Ferraris, Hyphales de la Flora ital. cript., pág. 604. (2) Noack, In Port. beobactte Pflanzenkrankheiten. In Leitscher fúr Pfianzonkr. Vol. v-x1 págs. 236-238. DE HISTORIA NATURAL 425 á la mina Caridad, situada en el término de Aznalcollar, y perte- neciente á la Compañía Gaditana. Visitaron también las de Guchichón, Crilillos é Higuereta, per- tenecientes á la Compañía inglesa The Seville Sulphur Copper C+. Á no muchos kilómetros, y al otro lado del pueblo de Aznalcollar se explota otra mina de piritas, como las anteriores, que pertenece á una Compañía alemana. Presentó el Sr. Barras á la Sección los numerosos ejemplares que fueron recogidos, no sólo de los mine- rales explotados, sino de las rocas circundantes, que son princi- palmente pizarras arcillosas verdosas, muy deleznables, del terre- no silúrico, que en aquellos contornos tiene su contacto con el mioceno, en que se encuentran hermosos Clypeaster. En las in- mediaciones de la mina Cuchichón se encuentra un importante afloramiento de pórfido gris. También en los alrededores de la mina Caridad se hicieron herborizaciones, siendo localidad de verdadero interés para verificar excursiones botánicas en prima- vera. El día de la excursión se encontraban en flor ya muy pocas especies, figurando entre ellas el Ranunculus bullatus L., y el Crocus serotinus Salisl. En la vega de Triana, al paso, se vió con abundancia en flor la Mandragora autumnalis Spr. La excursión resulta fácil y cómoda desde Sevilla, pudiendo sa- lir á las nueve y cuarto de la mañana para regresar á las siete y media de la noche, aprovechando la combinación de los trenes de la línea de Huelva con los del ferrocarril minero de Aznalcollar, abierto al público sólo desde 1908. El regreso da lugar á una de- tención de dos horas en el pueblo de Camas, que puede aprove- charse para hacer recolecciones en los alredores, ó sencillamente para regresar á pie á Sevilla. El mismo Sr. Barras leyó á continuación un trabajo titulado: «Provincia de Cádiz. Excursiones y notas», que acompaña á esta acta para su publicación. Con motivo de la parte del trabajo referente á los navazos de Sanlúcar, dijo el Sr. Paul que M. D'Herain, profesor de la Escue- la de Agricultura de Grignon, dice: «Los navazos de San Lucas de Barameda (sic) son el cultivo más perfecto que se conoce. —La De VaLencia.—Convocados por el Sr. Arévalo, se reunie- ron el día 25, á las cuatro de la tarde, en el Laboratorio de His- toria Natural del Instituto general y técnico, los socios de esta lo- 426 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA calidad Sres. Balasck, Crú, Cruz Nathan, Hueso, Pardo y Verde- guer. Los Sres. Sanchís Pertegás y Esplugues, excusaron por escrito su ausencia y manifestaron su conformidad con los acuer- “dos que se tomen. Asisten los Sres. Morote, Trullenque y Alva- rado, el primero en representación del Sr. Tarazona. El Sr. Arévalo expone el objeto de la reunión, proponiendo á los señores socios reunidos que puesto que el Reglamento de la SociebaD autoriza la formación de Secciones en aquellas poblacio- nes en que el número de socios sea superior á 15, habiendo en Valencia un número superior al reglamentario, procedía consti- tuirse en Sección, con lo que se lograría dar más impulso á las ciencias naturales en Valencia, y seguramente aumentar el con- tingente de socios de esta localidad. Todos los socios reunidos manifestaron su conformidad con lo propuesto por el Sr. Arévalo y acogieron la idea con el mayor en- tusiasmo, prometiendo traer á la próxima sesión propuestas de socios de personas entusiastas de la Historia Natural, que ven- drán á acrecer el número de los aquí residentes. Se procedió á la elección de Junta directiva, quedando ésta cons= tituida en la forma siguiente: Presidente: Excmo. Sr. D. José Sanchís Pertegás. Vicepresidente: Rvdo. P. Jaime Balasch Bosch. Tesorero: D. Angel B. de la Cruz Nathan. Secretario: D. Celso Arévalo Carretero. El Sr. Arévalo hizo las siguientes propuestas de socios nume-— rarios: D. Francisco Morote, Secretario del Instituto; D. Ramón Tru- llenque, Farmacéutico de Carlet; Rvdo. P. Juan Crisóstomo Vi- dal, Profesor de Historia Natural de las Escuelas Pías; D. Ramón Martí y D. Salustio Alvarado, alumnos de la Facultad de Ciencias. El Sr. Verdeguer dió cuenta de que en la carretera de Gata á Jávea (provincia de Alicante), á un kilómetro del primer pueblo, se ven en el corte de una trinchera unas pizarras muy inclinadas, recubiertas por las margas del mioceno que ocupan toda la su- perficie del dilatado valle. : En la faja comprendida entre la carretera y el monte Mangó, le aseguran que las mismas pizarras asoman por varios puntos y que van acompañadas por areniscas rojas muy micáceas, de las cuales se ven muchos restos diseminados por aquellos campos, y hdi z "00 DE HISTORIA NATURAL 427 por su aspecto, á primera vista, se trata de areniscas antiguas, probablemente paleozoicas y silúricas, Recomendó á los consocios geólogos el estudio de este manchón primario, que no está señalado en ninguna de las cartas geológicas. Y prometió una excursión con dicho objeto, de la que dará cuen- ta á la Sección. También el Sr. Crú hizo algunas manifestaciones interesantes sobre Ornitología, y prometió una nota acerca de ellas para la sesión próxima. Notas bibliográficas. Del Sr. Fernández Navarro (sesión de Madrid): Louis Mengaud: Contribution «a l'étude du Wealdien de la pro- vince de Santander. (Comptes rendus de l'Acad. des Sc., t. 156, página 1.279.) Señala dos nuevos yacimientos fosiliferos, uno en San Vicente de la Barquera (Unio, Paludina) y otro en Casar de Periedo, jun- to á Cabezón de la Sal /Unio, Paludina, Corbula, Melania). Louis Mengaud: Note sur le crétacé et le tertiaire de la cóte can- tabrique (province de Santander). (Ass. franc. pour Pavancement des Sciences, Congrés de Dijon, 1911.) y . Léon Bertrand et Louis Mengaud: Sur Pexistence de plusieurs nappes superposees dans la cordillére cantabrique, entre Santander et Llanes. Comptes rendus de Acad. des Sciences, t. 155, p. 737.) —Sur la structure des Pyrénées cantabriques et leurs rélations probables avec les Pyrénées occidentales. Comptes rendus de Acad. des Sciences, t. 155, p. 984.) —Sur la structure des Pyrénées cantabriques entre Santander el Llanes et leurs relations probables avec les Pyrénées. (Bull. de la Soc. géol. de France, 4.* série, t xrr, 1912) Entre Llanes y Santander existen tres series tectónicas super- puestas; las dos más elevadas corresponden á capas corridas, más ó menos replegadas sobre sí mismas, que probablemente han ve- nido impulsadas por un movimiento de S. á N. La capa inferior es, según los autores, la continuación de las capas nord-pirenái- cas, de modo que la cordillera cantábrica y en particular Picos 428 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA de Europa, serían la prolongación tectónica de los Pirineos Ístmicos. Al trabajo acompañan una carta geológica estructural y nume- rosos cortes geológico:. Notas y comunicaciones Sobre algunas formas del género «Mustela» (1 POR ANGEL CABRERA IV.—Una opinión sobre «Mustela sfricana» Desm. Una de las especies del género Mustela que han sido objeto de mayor preocupación por parte de los especialistas, es la Mustela africana, descrita hace noventa y cinco años por Desmarest (?) sobre un ejemplar que figuraba entre los animales que los fran- ceses se llevaron en 1808 del Museo de Ajuda, en Lisboa, como botín de guerra ó de invasión, y con los cuales contribuyeron á enriquecer las colecciones del Museo de París. Llevaba dicho ejemplar en su etiqueta la indicación de que procedía de Africa, aunque, como ha manifestado Barboza du Bocage (3), su habitat verdadero «ficou sempre ignorado», y aquella indicación bastó para que Desmarest diputase por africano al animalito y lo bau- tizase con el mencionado nombre específico, y ha dado luego ori- gen á la más formidable divergencia de pareceres sobre la identi- dad de la tal comadreja. La mayor parte de los autores de los dos primeros tercios del siglo pasado, entre ellos Lesson, Schinz y Waguer, se limitaron á incluir en sus obras la Mustela africana sin comentario de nin- gún género, y dándole siempre Africa como localidad; pero en 1855 Pucheran declaró que le parecía debía tratarse más bien de (1) Véase el número de Octubre de este BoLeTÍN. (2) Nouveau Dictionnaire d' Hist. Nat., x1x, pág. 376. (3) Jornal de Sciencias mathematicas, physicas e naturaes, 2.* ser. 1v, 1895, pág. 26. DE HISTORIA NATURAL 429 una especie propia del extremo Oriente, y que desde luego el tipo de Desmarest no tenía nada que ver con la Mustela de Berbería, que él llamó M. numidica (1). Esto, no obstante, al año siguiente Pomel (2) consideró la comadreja argelina como M. africana, parecer que mucho después sostuvo Lataste (3). Oldfield Thomas, en un artículo publicado en 1895 en los Pro- ceedings de la Sociedad Zoológica de Londres (pág. 128), opinó de muy distinta manera, sospechando que la verdadera M. africana es la comadreja que se encuentra en Egipto y en Malta, y mucho más recientemente Barrett-Hamilton (4) ha dicho que esta forma es en realidad la M. subpalmata de Hemprich y Ehrenberg, y que M. africana es la comadreja de las islas Azores y de Santo Tomé, Por cierto, que al expresar esta opivión, el distinguido naturalista irlandés dice que Barboza du Bocage ya había manifestado algún tiempo antes el parecer de que «Desmarest's type specimen of Pu- torius africanus come, not from Egypt, but from the island of San- to Thomas», en el cual hay manifiesto error, pues siempre que aquel ilustre zoólogo lusitano se ocupó de la M. africana, fué para esforzarse en demostrar que el ejemplar estudiado por Desmarest «n'a rien de commun avec la belette de St. Thomé» (5). A pesar de lo cual, el profesor Miller, en su reciente Catalogue of the Mam- mals of Western Europe (pág. 41?) considera también como afri- cana la comadreja de Santo Tomé y las Azores, pero reuniendo bajo el mismo nombre la de Egipto y Malta, es decir, aceptando á la vez las opiniones de Thomas y de Barrett-Hamilton. Después de todo esto, podrá parecer aventurado dar una opinión más acerca de este asunto. Obligame, sin embargo, á hacerlo el estar firmemente persuadido de que, si es verdad que Pomel y Lataste se equivocaron al confundir la Mustela africana con la forma berberisca de este género, no es menos cierto que el nom- bre propuesto por Desmarest no puede aplicarse en manera algu- na ni á la comadreja de Azores y Santo Tomé ni á la de Malta y Egipto. En esto, mi parecer es el mismo que expresó Barboza du (1) Revue et Magasin de Zoologie, 1855, pág. 342. (2) Compt.-Rend. Acad. de Scienc. de Paris, 1856, pág 64. (3) Actes de la Soc. Linn. de Bordeaux, xxx1x, 1985, pág. 243. (4) Annals and Magazine of Nat. Hist., ser. 7.*, xt11, 1904, pág. 326. (5) Jorn. Scien. Math. Phys. e Nat., 2.* ser., 1v. 1895, pág. 25; t. C., pá- gina 48; vir, 1905, pág. 70. 430 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA Bocage: el tipo de Desmarest no tiene nada que ver con dichas comadrejas. A mi paso por París, hace tres años, cuando regresaba de Lon- dres, hubiera querido examinar dicho tipo para ver si era posible resolver la cuestión, pero por razones ajenas á mi voluntad hube de precipitar mi regreso á Madrid y sólo pude visitar á toda pri- sa, y como simple curioso, aquel rico Museo, donde se encierran tantos interesantes tipos estudiados por los Cuvier, los Geoffroy, Desmarest y Milne-Edwards. No es necesario, sin embargo, un examen detenido del tipo de Mustela africana para apreciar las dife- rencias que presenta con los ejemplares de Egipto, Malta ó las is- las del Atlántico. La descripción de Desmarest es suficientemente precisa. «Elle— dice el autor—a dix pouces environ de longueur et sa queue n'en a guére que sept. Tout le dessus de sa lóte, de son cou et de son dos d'un fauve roussátre. La partie externe des pattes de devant et les pattes postérieures presque entitres sont de la méme couleur. Les bords de la máchoire supérieure, les joues jusqu'a la hauteur du milieu des oreilles, la máchoire infé- reure, le dessous du cou, le devant des pattes antérieures, le ven- tre et la partie interne des cuisses son d'un jaune pále, séparé bien nettement de la couleur du dessus du corps. Le ventre pré- sente dans son milieu une ligne longitudinale d'un fauve rous- sábre, assez étroite; la queue est aussi fauve; les poils dont elle est recouverte sont beaucoup plus longs que ceux du corps, les= quels sont presque ras». Esta descripción se completa con los detalles tomados sobre el ejemplar tipo por Oustalet y comunicados á Barboza Gu Bocage, que los publicó en 1895: «Il paráit—dice Oustalet—avoir elé un peu étiré au montage; ses dimensions sont: Longueur de la téte et du tronc réunis, 34 centim.; de la queue 20; c'est á dire plus de 7 pouces frangais, el encore la queue paralt un peu incompléte. L'indication de Desmarest 1'est pas exagerée, la queue n'est pas beaucoup plus courte que le tronc. La description donnée par cet auteur... est parfaitement exacte relativement aux couleurs du pelage de animal, et j'ai seulement une chose á ajoutter: Des- marest v'insiste peut-étre pas assez sur la netteté de la bande qui suit la ligne médiane du ventre el se détache fortemen! sur la teinte claire des parties inférieures». Como se ve por estas descripciones, el tipo M. africana es un animal con las partes superiores pardo-rojizas, las inferiores ama- MEN ¿e DE HISTORIA NATURAL 431 rillentas, estando ambos colores separados por una línea bien de- finida, con una raya ó banda del color del dorso á lo largo de la línea media del vientre y con la cola tan larga como dos tercios del cuerpo. Ninguno de estos caracteres conviene á las comadre= jas de las Azores, de Santo Tomé, de Malta ni de Egipto, las cua- les, según la descripción de Miller, tienen las partes superiores pardas y las inferiores blanco-amarillentas, con «the line of de- marcation very irregular», sin ninguna línea Óó banda parda á lo largo del vientre, y cuya cola no llega á la mitad de la longitud del cuerpo. Esta diferencia de proporciones, sobre todo, es tan no- table y de tal importancia, que los autores, viendo en ella un obs- táculo para la identificación de las Mustela encontradas en Afri- ca con la M. africana, han llegado á asegurar que Desmarest se equivocó, ó que por lo menos hay en su descripción un «lapsus calami», y así vemos á Lataste hablar de un «erreur évidente des mesures, erreur qui disparaltrait en lisant corps au lieu de que- ue». Según esto, el antiguo ejemplar del Museo de Ajuda tendría 10 pulgadas de largo total, de las cuales, siete corresponderían al cuerpo, y tres á la cola. Mas no es así; si en algo pecó Desmarest fué en reducir demasiado las medidas, ya porque las apreciase á simple vista, Ó ya porque sospechase, como luego lo sospechó Oustalét, que la piel habia sido estirada al montarla; pero en las proporciones que resultan de su descripción no hay equivocación; la cola del ejemplar es, en efecto, como unos dos tercios del cuerpo. La diferencia entre el tipo de Desmarest y las comadrejas lla- madas M. africana por los autores modernos no se limita á la proporción entre el cuerpo y la cola y á la coloración, sino que se observa también en el tamaño. Un SF adulto de Santo Tomé mide, según Bocage, 250 mm. para la cabeza y el cuerpo y 75 para la cola; uno de los Azores, según Barrett-Hamilton, 266 y 116 milí- metros, respectivamente. ¿Cómo ha de ser posible que estos ejem- plares pertenezcan á la misma especie:que uno que tiene 340 milí- metros de cabeza y cuerpo y 200 de cola? Tan marcadas son todas estas diferencias, que, aunque con sen- timiento, me veo obligado á disentir de la opinión de los mencio- nados autores, opinión nacida solamente de la idea, generalmen- te aceptada sin discusión, de que el ejemplar descrito por Desma- rest fué obtenido en África. Ahora bien; esta idea, como sabemos por Barboza du Bocage, no tiene ningún fundamento sólido; la verdadera localidad de dicho ejemplar permaneció siempre ign0- 432 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA rada. Por consiguiente, para la identificación de la Mustela ofri- cana hay que prescindir en absoluto de la localidad y atenerse ' tan sólo á los caracteres, los cuales demuestran claramente que la tan discutida comadreja no es ninguna especie de África, sino que es la comadreja brasileña que Goeldi describió en 1897 con el nombre de Putorius paraensis (1). Esta hipótesis, que para mí reviste todos los caracteres de cer- tidumbre, podrá parecer atrevida á primera vista, pero deja de serlo en cuanto se,compara el tipo de M. africana con las descrip- ciones y fotografías de M. paraensis publicadas por Gceldi (2). Los extractos comparativos de las respectivas descripciones originales permitirán juzgar á quien no se halle en el caso de hacer esa com- paración por sí mismo. Mustela africana. (Según Desmarest.) «Toda la parte superior de la cabeza, del cuello y del dorso, de un leonado rojizo. La parte externa de las patas de delante y las patas posteriores enteras son del mismo color.» «Los bordes de la mandibula superior, las mejillas hasta la al- tura del centro de las orejas, la mandíbula inferior, la parte in- ferior del cuello, la anterior de las patas anteriores, el vientre y la parte interna de los mus- los, son de un amarillo pálido, separado bien marcadamente del color de encima del cuerpo.» Mustela paraensis. (Según Geldi.) «La parte superior es de un pardo magnifico.» «La región abdominal es co- lor de ocre... (1). La parte in- terior de las piernas tiene... el mismo color del vientre... Los tonos claros de la parte inferior de la cabeza forman por arriba un ligero arco entre los ángu- los de la boca y los ojos... Los colores del pecho y del dorso están distintamente separados por una linea longitudinal.» (1) Zoolog Jahrbicher, x, 1897, pág. 566. (2) Loc. cit. y Bol. Museu Geldi, 1v (1904), pág. 61, lámina al frente de la misma. (1) Gceldi compara este color, en nota, con el de las manchas del cuello Ge ia Tayra varbara. izada... A A DE HISTORIA NATURAL 433 «El vientre presenta en el me- «La región abdominal... te- dio una línea longitudinal de niendo, sin embargo, en la lí- un leonado rojizo, bastante es- nea media (en el medio del vien- trecha.» tre) una faja con el color pardo del dorso... El caracter... que para mí distingue perfectamen- te esta comadreja entre todas las del antiguo y del nuevo mundo, consiste incontestable- mente en la faja obscura que la marca longitudinalmente en medio del vientre.» Esta comparación se refiere exclusivamente á la coloración, que no puede ser más semejante, sobre todo si tenemos en cuenta que M. africana fué descrita sobre un ejemplar montado, que llevaba diez años en el Museo de París y no sabemos cuántos en el de Lisboa, mientras la descripción de M. paraensis fué hecha sobre un ejemplar vivo, lo cual explica que en el primero, por efecto de la decoloración, sea amarillo pálido lo que en el segundo es ocre, y leonado rojizo lo que este último tiene pardo. En cuanto á las dimensiones, por Oustalet sabemos que las del tipo de M. africa- na son: cabeza y cuerpo, 340 mm., y cola, 200. Las medidas del tipo de paraensis, según Galdi, son: 522 mm. de longitud total, y 322 sin contar la cola, lo que indica que ésta mide 200 mm. ¿Se quiere encontrar todavía mayor semejanza? Pues examinense de- tenidamente las fotografías de Geeldi, y se advertirán en seguida otros dos caracteres dignos de tenerse en cuenta: la cola tiene el pelo relativamente largo y como encrespado, detalle señalado también por Desmaret en su descripción de M. africana, y el cuerpo es muy largo y cenceño, exageradamente vermiforme, lo que recuerda la observación hecha por Oustalet acerca del tipo de africana: «Il paráit avoir eté un peu étiré au montage». Lo único que se opone á que se consideren idénticas M. africa- na y M. paraensis es el supesto de que la primera procedía de África; pero, como ya hemos dicho, nada justifica ese supuesto, y el mismo Desmarest fué el primero que puso en duda la proce- dencia del ejemplar, cuando dijo en su Mammalogie (1820, pági- na 179): «Patria, el Africa, si hay que creer en la etiqueta del in- dividuo que existe en la colección del Museo». El Museo de Ajuda 434 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA era particularmente rico en animales brasileños, que eran envia- dos á Lisboa en la época en que el Brasil pertenecía al reino de Portugal, y sabido es que entre los ejemplares de allí sacados por los franceses figuran los tipos de algunas especies sudamerica- nas descritas por Geoffroy Saint-Hilaire. Nada tiene de extraño que la comadreja en cuestión tuviera la misma procedencia. En cuanto á las causas que pudieron dar lugar á que en su etiqueta apareciese Africa como localidad, ni es del caso ni conduciría á nada el investigarlas. Baste con recordar que hace un siglo no eran los zoólogos tan escrupulosos en cuestiones de localidad como lo son ahora, según lo demuestran casos como el del Cer- copithecus cynosurus y el del €. albogularis, monos africanos que durante largo tiempo se consideraron respectivamente pro- pios de Eengala y de Madagascar, donde ni siquiera existe el gé- nero Cercopithecus. Queda por discutir si, demostrada la identidad de Mustela afri- cana y M. paraensis, debe la especie llevar aquel nombre, á pesar de ser sudamericana; pero éste es asunto distinto, que cae por completo bajo el dominio de las leyes de nomenclatura, y mien- tras continúen en vigor las que hoy existen, africana habremos de llamar á la comadreja en cuestión en virtud de la ley que pro- hibe desechar nombres por razones de impropiedad. Las costas de la provincia de Huelva y sus variaciones en el periodo histórico POR MAXIMINO SAN MIGUEL DE LA CÁMARA I Estudio de la costa,de la provincia de Huelva. La importancia que en Geología tiene el conocimiento de las variaciones sufridas por las costas y las causas que las motivan, para la explicación de los fenómenos conocidos bajo el nombre de transgresión y regresión marina, que tantas discusiones han ori- ginado y originan, y lo variado de las de España, nos movieron á emprender una serie de trabajos que contribuyeran en algún modo á determinar bien las modificaciones que dichas costas han A 7 LA sr dk no DADA DE HISTORIA NATURAL 435 experimentado en el período histórico y las causas que más pro- bablemente las han producido. Es esta empresa larga y difícil, además de por su gran exten- sión, por la multitud de problemas geológicos que necesita solu- cionar y por la variedad de factores que concurren á determinar su actual situación. Es, sin duda alguna, la Península Ibérica, una de las regiones de la Tierra sometida desde más antiguo á las acciones geomorfo- génicas más variadas y más intensas. En la tectónica de la Península radica con toda seguridad la razón principal de la disposición de nuestras costas, en sus gran- des lineas generales, pero estudiadas en detalle, pronto se llega al convencimiento de que otros factores del modelado terrestre han operado en ella cambios continuos y variadísimos. Las condiciones tectónicas de la Península y su relación con la forma de sus costas, han sido maravillosamente tratadas por el eminente geólogo español D. José Macpherson, cuyos esquemas y completísimas descripciones ocupan un sitio preferente en las mejores obras de Geografía y Geología; nos queda sólo estudiar las reformas que les fenómenos actuales han podido introducir en el padrón ya terminado después de los movimientos alpinos, del hundimiento de los óvalos mediterráneos y de la formación del Estrecho de Gibraltar. No encontrándonos con fuerzas suficientes para acometer de una vez trabajo tan vasto y de tan alto interés científico, hemos creído conveniente seriar las dificultades, dividiéndole en una colección de notas que comprendan sucesivamente las regiones más carac- terísticas y más variadas, para terminar después de estos traba- jos preliminares, la necesaria obra de conjunto y la imprescindi- ble recopilación de los hechos definitivamente adquiridos con los que podamos fijar las leyes que han determinado su estado actual, que en realidad no es más que un momento de su vida evolutiva, y poder fijar la forma final á que tienden, ó lo que es lo mismo, completar su ciclo evolutivo. Es evidente que las costas de la Península Ibérica han experi- mentado en el período histórico cambios de extraordinaria impor- tancia; cambios debidos á tres causas principales: unos, origi- nados por movimientos epiorogénicos, y son, desde luego, los que alcanzan menor extensión, por ser éstos oscilaciones muy lentas del suelo; otros, son ocasionados por fenómenos volcánicos, 436 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA sísmicos y orogénicos que, como es sabido, están en estrecha re- lación, y que por lo menos en las costas del Mediterráneo des- empeñan un importante papel; y los últimos, debidos á la pode- rosa acción erosiva y edificadora del mar y al aluvionamiento de los ríos, siendo éstos los más visibles y los que se efectúan con mayor rapidez. En todas las costas de España se pueden encontrar variaciones debidas por lo menos á alguna de estas causas, y en las del Me- diterráneo se presentan como en ninguna otra, bien definidas estas múltiples acciones determinantes del perfil de costa; en efecto, las manifestaciones volcánicas y sísmicas son comunes en ciertas partes del borde de dicho mar, y frecuentes en otras las formaciones aluviales y de depósito marino. En las sudatlánticas predominan actualmente las formaciones de sedimentación, y en alguna de sus partes se demuestra ya hace tiempo las influencias de los movimientos epiorogénicos. La influencia cantábrica está sometida á esta última acción princi- palmente, sin excluir la propia del mar y la de aluvionamiento que no alcanza la importancia que en el SW. y W. de la Penín- sula, ni que en el Mediterráneo. Por ahora nos contentaremos con el estudio de las modificacio- nes sufridas por las costas de la provincia de Huelva, para cuyo fin hemos procurado reunir el mayor número posible de datos históricos, que unidos á nuestras recientes observaciones, nos permitirán contribuir, aunque modestamente, á resolver el inte- resante problema de la morfología de nuestras costas, La línea de costa de dicha provincia alcanza una extensión de 120 km., presentándose en toda ella baja y arenosa; comienza en la desembocadura del Guadiana y termina en la del Guadal- quivir. Esta línea, que es una verdadera playa, puede tenerse como continua, no siendo interrumpida más que por la salida al mar del río Piedras y por la ría de Huelva, en la que desembocan los ríos Odiel y Tinto que se unen cerca del mar. Desde la barra de Huelva hasta el estuario del Guadalquivir, no es cortada la playa ni siquiera por un estrecho caño; en tiempo no muy lejano debió estarlo por el Arroyo del Oro y Caño de la Higuera, que no alcan- zarían importancia en el modelado de la costa porque debían tener poca profundidad y escaso caudal de agua; en épocas más antiguas veremos después que esta playa estaba surcada por va- is ic DE HISTORIA NATURAL 487 rios ríos y caños, de los cuales no quedan ni vestigios, como no quiera verse un testigo de la existencia de alguno de ellos en el Arroyo del Oro, que alcanza un metro de anchura cuando más y apenas corre el agua por su lecho; todos los demás han sido borrados del relieve de la playa por una enorme cantidad de are- na que rellenó su cauce. Las variaciones que esta costa ha sufrido en el periodo históri- co, y las que actualmente sigue experimentando, llaman extraor dinariamente la atención, no sólo por la extensión que abarcan y por la irregularidad con que se producen, sino también por la gran velocidad con que se llevan á cabo. Comenzaremos el estudio de estas variaciones haciendo prime- ro un poco de historia de las costas que nos ocupan, con la des- cripción que de ellas hicieron los geógrafos y viajeros antiguos que mejor las conocieron, según parece deducirse de sus escritos; á continuación expondremos las variaciones que han sido obser- vadas en el siglo último, para terminar con las por nosotros de- terminadas, á la vez que describiendo el perfil actual de la costa. ' El documento más antiguo que conocemos de la geografía de las costas meridionales de nuestra Península se remonta al siglo vi antes de la Era Cristiana; nos referimos al Periplo de Henailco, cuya descripción concuerda con la de Scilax, tanto en lo que se refiere á los lugares que va señalando, como al emplazamiento del gran seno que limitan por el N. y E. las costas del S. de España y Portuga!, desde el Cabo de San Vicente hasta el Estrecho de Gibraltar y las costas mauritánicas por el S. Comienza su descripción desde el promontorio Oestrymnico (Cabo de San Vicente), Caminando desde este punto hacia el Es- trecho, lo primero que encontramos es un amplio seno, limitado por el Cabo de Santa María; es el seno Oestrymnico de Avieno, cuyas costas habitaban los oestrymnidas, seno que también seña- lan las instrucciones náuticas posteriores. En la descripción de este Golfo dice que estaba habitado por indigenas hábiles y atrevidos dedicados al comercio, y para enca- recer la importancia del Golfo se entretiene en describir las em- presas marítimas de sus moradores. Hasta él llegaban los Tarte- sios, los Cartagineses y los pueblos que habitaban en las proxi- midades de las Columnas de Hércules; nos cuenta que se servían para este comercio de barcas construídas con mimbres y ramas, y Cubiertas de cuero, lo que vale tanto como si nos describiera la Tomo x11.—Noviembre, 1913. 28 438 BOLETÍN DE La REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA zona costera baja formada por innumerables bancos de arena ó islas de la misma naturaleza en todo el trayecto comprendido desde Cádiz á lo que hoy es el Cabo de Santa Maria, toda vez que este comercio sería de cabotaje, y no podría efectuarse en buques de mayor calado en todo el trayecto que comprende una línea de más de 120 km., sembrado de bajos fondos arenosos, bancos de arena y fango, emergidos en la época de las grandes bajamares. Lo mismo se deduce de la lectura de los versos 375 á 380 de Avieno, con relación á las costas próximas á las Columnas de Hércules. Da idea de la distancia desde el Guadiana al Odiel, cuando dice «... si desde allí, es decir, desde el pie del monte Arvio ó Arijum, se quiere caminar á pie hasta el límite de la costa de los Tarte- sios, difícilmente podrá hacerse en cuatro días...» Los Tartesios habitaban lo que actualmente se llama Las Arenas Gordas, unos 25 km. antes de la desembocadura del Guadalquivir. «El río Ana (Guadiana) corre por el país de los Cynetes, for- mando un lecho profundo; al desembocar se divide en dos brazos y á través de las aguas crasas (porque en esta región el agua está cargada de limo) conduce penosamente sus olas. Allí se levantan dos islas: la una, pequeña, no tiene nombre; la otra se llama Agó- nida.» La primera podría ser, ó la isla de San Bruno, ó la de Ca- nela; más probablemente la de San Bruno, por razones que después expondremos, v la segunda isla Cristina, también llamada de la Higuerita, antes estéril, arenosa, sin población, y en la actuali- dad gran centro industrial de pesca. «Desde aquí las olas se rompen en una extensa y rocosa playa, y Cabras de pelo largo vagan sin cesar entre la maleza.» Este pasaje del Periplo nos presenta la costa comprendida entre Aya- monte y la ría de Huelva, á una distancia por lo menos de 3 ki- lómetros de donde hoy se encuentra, y, como veremos después, de naturaleza y perfil completamente distinto. En esta parte habla del promontorio de Saturno, que induda- blemente corresponde al cerro que hoy lleva el nombre de Torre del Catalán, en el que pueden observarse pruebas evidentes de la acción de las olas en un tiempo en que estas escarpas formarían una línea de acantilados desde la Redondela hasta el Terrón, pasando por Torre del Catalán, línea que era cortada por el valle del río Piedras, y que se continuaría después en el terreno que ocupa la actual dehesa de San Miguel; este río en aquellos tiem- DE HISTORIA NATURAL 439 pos debía permitir la entrada al agua del mar hasta las proximi- dades de Cartaya. Desde esta parte hasta la tierra de los Tartesios nos da noticias de la existencia de un templo dedicado á la diosa Céfiro en el monte del mismo nombre, y dice de él que era un monte muy ele- vado y cubierto de nieblas que el sol difícilmente despejaba; éste sería un acantilado de paredes abruptas, y podemos asegurar que se refiere al cabezo que hay al W. de Aljaraque, el cual formaba parte de la antigua línea de costa, que seguía siendo escarpada como antes de llegar al río Piedra, y hoy distante más de 6 kiló- metros en el punto más cercano de la costa. Más adelante cita un cerro con un magnífico templo dedicado á la diosa de los Infier- nos, santuario que está en una cueva donde hay profunda obscu- ridad, cueva y templo que debieron estar emplazados en las inmediaciones de Aljaraque, cuyo terreno es calizo y cavernoso hasta Moguer. «Más allá se encuentra la laguna Erebea», y dice que la ciudad de Herba se enclavaba en estos lugares; «por aquí corre el rio Hiberos, cuyas aguas fertilizan la campiña; en seguida está la isla Sartare». La actual ría de Huelva, según los caracteres geológicos y los de algunos de sus alrededores, fué una laguna (Erebea), y Huelva correspondería á la ciudad de Herba que describe Hemileo. Estos parajes se citan ya en la Teogonía, cuando dice el poeta de la laguna Estigia (Erebea) que es la primogénita del Océano: «El agua sale de los montes que habitan los Titanes», y parece que con esta palabra y el nombre de los Tirios se formó la de los Tirtitanos ó Turdetanos que habitaban estas comarcas en la época romana; «allí está el templo de Proserpina». En la Odisea se habla de dos ríos infernales que desembocaban en la laguna Estigia, y que salían casi juntos de una roca. Se ve, pues, que en tiempos de Homero no era desconocida la laguna Estigia; en cambio, parece gue no tenían noticia de la existencia del lago Ligustico formado por el Guadalquivir. La situación de la isla Cartare, después de la laguna Erebea, parece corresponder á la misma que Plinio llamó Sartare, y es cosa segura que se trata de la isla Saltis, hoy Saltés, isla en la que se han encontrado vestigios de población antigua. Describe después las costas comprendidas desde esta laguna hasta el Estrecho de Gibraltar, comenzando por citar el monte Casio, que creemos corresponde á las alturas entre Almonte y 440 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA Moguer que separaban las aguas de la laguna Erebea de las del lago que formaba el Guadalquivir. En esta costa desembocaban dos ríos que no da nombre, y que podrían encontrarse en los lugares que reciben el nombre de Caño del Oro y de la Higuera; después lo hacía el río Tarteso por dos brazos, distantes entre sí sus desembocaduras 18 km.; «se ve des- pués el templo de Gerion; hasta aquí Jlegan las costas del Seno Tartesio y del río Tarteso; á este lugar hay un día de vavegación». Gerion ocuparía el emplazamiento de Chipiona, y cerca estaba la isla Salmedina con vestigios de ocupación antigua, separa- da del continente por un caño. A 52 km. de Gerion coloca el bra- zo ocidental del río Tarteso, hoy desaparecido, y detrás de la cos- ta comprendida entre los dos brazos, sitúa el lago Ligústico que ha sido rellenado por los sedimentos aportados á él por el río Guadalquivir y después invadido por las formaciones eólicas más recientes. Concuerdan en todo las descripciones de Hemileo con las de Pli- nio, que da el nombre de Beturia á toda esta región comprendida entre los ríos Betis y Ana. La población Erba recibía ya el nom- bre de Onoba, también denominada la Estuaria, que ocupaba el espacio comprendido entre los ríos Luxia y Urión (Odiel y Tinto) y cita los montes de arena que se continúan desde aqui hasta el río Betis. En la época romana, el caudaloso Betis, que antes se llamó Tar- teso, desaguaba por dos brazos, de los que no se conserva más que el oriental; el otro desembocaba frente á una laguna situada entre Torre de la Higuera y Torre de Carboneros, á 22 km. de la desembocadura actual, y, según Estrabón, formaba una isla que ocupaba unos 20 km. En esta época, pasado el Betis, se formaba un golfo junto al cual se encontraban Olontigi, Onuba y Leepe, y á sus habitantes llama Plinio Alontinos. Olontigi debió estar emplazado en las Arenas Gordas, quizá enterrado en las extensas dunas de esta re- gión, siendo las torres de la Higuera, la del Asperillo y la del Oro vestigios de sus fuertes y murallas. El mar formaba entonces im- portantes esteros que le unían con el lago Ligústico, inmenso receptáculo que se extendía desde el Rocío hasta cerca de las Pa- lacios y Cabezos de San Juan (antigua Ulia) y desde Villamanri- que hasta Trebajuna, ocupando los parajes que se denominan las Marismas. De todos estos parajes y de sus esteros y rios hace una E DE HISTORIA NATURAL 441 detallada descripción, así como de su importancia comercial, Es- trabón. Moguer estaba á orillas del río Íbero y recibía entonces el nombre de Íbera, y cerca existía la laguna Arephaa menciona- da por Avieno, llamada también Palos (laguna en latín), y su pro- ximidad dió nombre á la villa de Palos. Cerca del mar estaba eb- tonces Lope Ó Leptis, hoy Lepe. El Guadiana desembocaba por dos brazos, y junto al punto en que se separaba existía la ciudad llamada Ostie Fluminis Ane. El Edrisi, en su descripción de España, cita cerca de Huelva «que está al lado de un brazo de mar» la isla Saltés «rodeada por todas partes por el mar; del lado W.*casi toca al Continente, pues el brazo de mar que la separa sólo tiene de ancho medio tiro de piedra; esta isla tiene poco más de una milla de longitud, y la villa está situada al Mediodía; allí hay un brazo de mar que coin- cide con la desembocadura del río Niebla y que se ensancha hasta tener casi una milla, y los barcos la remontan sin cesar hasta el punto en que se estrecha, que no tiene más anchura que la del rio, Ó sea medio tiro de piedra. En esta isla se trabaja el hierro». En la actualidad esta isla no sería así descrita; por el lado W., un brazo de más de 500 metros de ancho la separa de Torre Um- bría, y al E. desemboca el rio Tinto; al NW. hay dos islotes de arena fangosa y otro más al N. frente á Huelva; su longitud es de 4 km. próximamente y 2 de ancho como término medio, Terminaremos esta reseña histórica con los datos tomados de la descripción de España por D. Pedro Texeira Albernos, á princi- pios del siglo xvit. «El primer lugar al W. es Ayamonte, en el borde E. del Gua- diana; la barra se divide en dos por un gran banco de arena, y la que queda á poniente es más ancha y de más fondo. Desta villa ca- mina la costa al levante cuatro leguas hasta la Redondela, sin haber en toda esta costa cosa digna de mención por ser alta y siguiendo hasta la barra de Gibraleón, quedando desde dicho lugar de Re- dondela la villa de Lepe á tres leguas tierra adentro, y de ella á dos leguas junto á la costa está la de San Miguel (hoy El Rompido), quedando de ella cuatro la de Gibraleón. Es la barra de Gibraleón no muy fácil de tomar, aunque su fondo no es demasiado poco, . pero por ser larga, y de un lado y de otro dos bancos de arena; tiene de fondo dos brazas y en medio braza y media; desaguan en este puerto dos ríos; el que queda entrando de poniente es el Odiel, y el de levante Tinto, y entre ellos legua y media de la 442 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA barra está Huelva, quedando en la parte de levante deste puer- to en la playa las villas de Moguer y Palos, quedando la de Gi- braleón, de quien este puerto toma nombre, tres leguas de la de Huelva. Deste referido puerto 18 leguas todo costa brava sin nin- gún abrigo ni poblado, sino sólo un largo arenal con algunas ata- layas hasta la barra del Guadalquivir.» Descripción de la línea actual de costa. Para este estudio conviene que dividamos la costa en dos par- tes: una de Ayamonte á la barra de Huelva, y la otra de ésta á la del Guadalquivir. La primera parte ha sufrido grandes variaciones con relación á su perfil antiguo, variaciones que se continúan en la actuali- dad, pudiendo demostrarse en este último siglo cambios de rapi- dez extraordinaria de su perfil. Las diferencias están más marcadas en las puntas y en las des- embocaduras de los ríos; las partes entrantes, como ensenadas y pequeñas calas, no existen en toda la línea, lo que indica el activi- simo proceso de sedimentación que tiende á regular las costas, haciendo desaparecer todas sus desigualdades, dejándola al termi- nar el ciclo ó mejor durante la madurez, en línea recta ó según arcos de gran radio de curvatura. Gonzalo Tarín ha observado estas modificaciones en Ayamon- te y en la barra de Huelva, y nosotros, además de confirmar la exactitud de las observaciones de dicho geólogo, advertimos que entre el Guadiana y la ría de la isla Cristina las variaciones han sido muy grandes después de sus estudios, Ó más exactamente desde mediados del pasado siglo. El terreno comprendido entre una línea de Ayamonte á isla Cristina por el N., el río Guadiana por el W., el Océano Atlán- tico al S. y la ría de isla Cristina al E., es de formación recien- tísima, y lo prueba el estar todo él surcado de esteros, caños y marismas, separados entre sí únicamente por los cordones de dunas, y dejando entre los ramificados caños islas de arena de escasa extensión, excepto la de Canela, la cual es batida por ¡as olas del Océano en la porción llamada Costa Limpia. No está bien claro si la isla que cita Hemilco, sin darla nombre en esta región, era la de Canela ó la de San Bruno, que, desapa- recida en parte y unida á algún otro banco el resto de ella, for- —A DE HISTORIA NATURAL 443 maron aquélla; nosotros nos inclinamos á creer que debe tenerse como seguro que Hemilco se encontró con la isla de San Bruno, y que la de Canela se formó recientemente, según demostraremos. o o . nd 2 “3 — + < S <= S o] o O Fig. 1.2—Perfil de la costa de Ayamonte á Huelva. 444 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA En 1845 existían, además de la isla de San Bruno, seis bancos de arena y un bajo igualmente arenoso; éstos en 1873 se habían unido y constituían ya uno solo, sobre el cual se han formado los actuales cordones de dunas; en cambio, la isla de San Bruno había desaparecido; su emplazamiento debía estar en las proximi- dades de los Cabezos de los Haraganes en isla Canela. Todos es- tos datos demuestran la razón que nos asiste al sostener que la isla á que alude Hemilco, sin darle nombre, corresponde en todo á la de San Bruno, y que la de Canela es muy posterior y for- mada por parte de aquélla y la emersión de bajos de arena que unieron entre sí los bancos á que antes nos referimos, formando de este modo una región que está en continuo cambio, en período de formación, no terminando las modificaciones que de año en año se observan, hasta tanto que las arenas eólicas y el fango hayan cegado los caños y esteros, reduciendo todo aquel espacio á una gran isla de arena separada del Continente por dos ríos. En todo este terreno el mar retrocede con velocidad extraordi- naria por los aportes arenosos y barros sobre los estuarios y la costa, constituyendo bancos junto á ésta que pronto quedan uni- dos al Continente, formando puntas, rellenando ensenadas y mo- dificando continuamente el perfil de la costa. En la barra de Ayamonte avanzan Punta de Arena y del Ti- món; delante de una y Otra se forma un banco de arena que tiene 21/, km. de longitud por uno de anchura el asentado frente á Punta de Arena, y menos largo, pero un poco más ancho, el de Punta del Timón. Se encuentra después otro banco más ex- tenso, que queda al descubierto durante la baja mar, y que está separado de Punta de la Mojarra por un brazo de mar estrecho y de escasísima profundidad. Frente á la barra de la Higue- rita se forma otra que, sólo durante las grandes mareas, descubre pequeñas porciones y que tiene más de 2 km. de largo; avanza después Punta de la Espada, que es otro extenso banco de arena ya unido al Continente y ocupado por dunas aún de poquísima importancia. Desde la barra de isla Cristina hasta la Punta del Gato en la barra del Terrón, desembocadura del río Piedras, recorre una playa baja de 28 km. de longitud en dirección W. á E. En esta porción de costa se encuentran testigos de mucho valor del retro- ceso del mar; el primero aparece detrás y algo al NE. de las cho- zas del Perdigón con las barrancas de Matamoros, que presentan e a DE HISTORIA NATURAL 445 señales evidentes de haber sido acantilado en tiempos segura- ramente no muy lejanos. Da clarísima idea del terreno ocupado por dunas y esteros entre estas barrancas y el mar, el dibujo de la figura 2.*, que tomamos de Gonzalo Tarín. Con este dibujo á la vista se deduce inmediatamente que se formó un gran banco de arena y barro en el sitio que hoy apare- cen las dunas; éste fué creciendo y quedó unido por el W. á tie Acantilado ve la Costo Fig. 2.2—Corte del terreno comprendido entre los barrancos de Matamoros y el mar. 1, capa detrítica; 2, conglomerado cuarzoso; 3, capas de toba ferruginosa; 4, arenas multicolores; 5, arcillas azul aluvial; 6, arenas voladoras. rra firme, formándose en su parte posterior en gran caño que comunicaba con el mar por la barra del Terrón; este caño corría al pie de las escarpas citadas, y son restos de él los lugares que actualmente ocupan las marismas y lagunas. Los cerros de Matamoros son diluviales y están cortados natu- ralmente por el mar en un tiempo que ellos formaban parte de la línea de costa; sobre el diluvial en la parte baja, y frente á los cerros dichos, hay una formación aluvial de arcillas, ocupada por marismas y pequeñas lagunas, de las cuales, la del Juncal, que ocupa la parte posterior de las dunas en el terreno de las Antillas, únicamente puede considerarse como tal por ocupar alguna ex- tensión y ser de regular profundidad. Estos cerros quedan en la actualidad separados del mar por un kilómetro de tierra en la parte que menos dista de la playa, y se prolongan hasta Torre del Catalán, donde son cortados por el val!e del río Piedras. Termina esta larga playa con la Punta del Gato, que obliga al río Piedras á formar un codo que le dirige de W. á E. en lugar de N. á $S., dirección seguida en el resto del valle. Esta punta es una estrecha faja de arena de 6 kilómetros de larga por uno de ancha cuando más. En la llamada barra del Terrón, el retroceso del mar es marca- 446 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA dísimo. El nombre de barra del Terrón alude á que se formó fren- te al Terrón, lugar distante 4 km. de la actual posición de la barra, y de la que quedan como testigos el estero y marismas de frente á Torre del Catalán; es ésta una prueba más de que el mar lamía la base de Jos cerros de Matamoros en una época quizá posterior á la dominación romana. La punta del Gato ó de Poniente, como es más comúnmente conocida entre los naturales del país, avanza rápidamente, En El Rompido las personas de edad avanzada aseguran haber conocido: la barra frente al pueblo, en el sitio que hoy ocupa la almadraba de D. Ramón Carranza, que dista de la entrada y del extremo actual de la punta más de mil metros. La isla del Levante, que era un extenso banco de arena de 2 kilómetros de longitud, formado frente á la desembocadura del río Piedras, ha quedado actualmente reducido á un bajo que sola- mente en las grandes bajamares deja al descubierto algunas pe- queñas porciones; este banco se desplaza á medida que avanza la punta para dar salida á las aguas del río, evitando su corriente, así como las debidas á las mareas, la formación de una barrera que hubiera cerrado dicha desembocadura. El extraordinario avance de esta punta se explica fácilmente teniendo en cuenta que los aportes del río Piedras son detenidos por ella en el gran codo que le obliga á formar, y á que los gran- des temporales arrojan á esta punta gran cantidad de arena de las dunas y de los bajos arenosos próximos á ella, lo que unido á la acción de la corriente paralela á la costa formada por la inci— dencia oblicua de las olas, que como es sabido se descompone en dos fuerzas, una perpendicular y otra paralela á la costa, que arrastra los detritus de la zona litoral y los materiales llegados al mar por la fuerza transportadora de los ríos y los acumula á lo largo de ella, determina la retirada del mar con la rapidez que hemos expuesto. Desde la barra del Terrón sigue la costa de W. á E. hasta El Portil, desde donde toma la dirección NW.-SE. hasta Punta Um- bría, que por razones análogas á las apuntadas en el párrafo an- terior, avanza mar adentro formándose un bajo de arena en su prolongación, que con el del Manto, continuación de la isla Sal- tés, forma el canal de la Umbría, que sigue entre Torre Umbría é isla Saltés. Por el otro lado desemboca el río Tinto y queda la costa llamada playa Castilla, que después estudiaremos. $ DE HISTORIA NATURAL 447 Si comparamos esta descripción con las antiguas, encontramos una marcadísima diferencia, que como ya hemos indicado, es notablemente más acentuada en las desembocaduras de los río =p en las puntas y en los accidentes diversos de la costa. Es bien vi- sible hasta en la actualidad la incesante modificación que sufre el triángulo de tierra que abrazan la desembocadura del Guadia - na y la barra de la Higuerita; ya hemos visto antes que los ban- cos submarinos, creciendo, han emergido y unido varios, han formado una isla de mayor extensión, no llegada aún al estado de madurez, puesto que conserva patentes las huellas de su reciente creación y de su incesante modelado y transformación. No es una tierra que pueda seguirse á pie firme en ninguna dirección más de unos pocos kilómetros; antes por el contrario, continuamente nos encontramos con caños que quedan sin comunicación con el mar ó con el río, esteros que permanecen en forma de marismas por haber perdido la comunicación con el mar, etc. El estero Ca- nela, que nace en el Guadiana y desemboca en el estuario de isla Cristina, á pesar de ser el de más importancia, queda casi en seco durante las mareas bajas; el de La Mojarra ya no recibe aguas del Guadiana, estando por lo tanto llamado á desaparecer muy en breve, y ocupado por las formaciones eólicas. Los distintos borazales y zapales que se encuentran dentro de la isla son antiguos caños ó brazos de mar que corrían entre los bajos arenosos que se formaban frente á las dos desembocaduras del Guadiana, de las cuales una solamente tiene hoy el valor de tal, la del W. Isla Cristina sigue llamándose á una porción de tierra que se formó frente á la desembocadura del Guadiana y entre sus dos brazos, según nos dice Hemilco. Actualmente no está comprendi- da entre dos ríos ni queda por todas partes rodeada de agua, con- dición indispensable para que reciba el dictado de isla; nosotros recorrimos á pie desde isla Cristina hasta la salida al mar del río Piedras, cosa que no habríamos logrado si hubiera sido verdade- ra isla. Es ésta otra modificación que podemos apuntar ha su- frido la región de las antiguas bocas del Guadiana. La barra de la Higuerita, además, se desplaza mar adentro á la vez que se unen á tierra nuevas porciones emergidas de los bancos de arena que rápidamente se forman; así ha avanzado la costa cerca de dos kilómetros en menos de un siglo, de ambos lados de la barra, que por su incesante transporte de materiales y por la variación de su 448 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA emplazamiento, es tan peligrosa para las embarcaciones que la tienen que franquear, causando todos los años tantas víctimas como los temporales en el mar vecino. Nos parece que estamos muy cerca de la verdad admitiendo que en tiempos de Hemilco la costa iría desde isla Cristina hacia la Redondela, en cuya dirección queda un caño que se prolonga por un río; de este punto iría bordeando los Cabezos de Matamo- ros hasta el valle de Cartaya, en el que penetraba por lo menos hasta el pueblo que recibe el mismo nombre, valle ocupado por el rio Piedras y que es navegable más de 10 km, De no admi- tir esta línea de costa en la época anterior á nuestra Era y algo después de su comienzo, no podría explicarse la descripción de Hemilco, que dice que las olas terminaban en una extensa y ro- cosa playa cubierta de vegetación, entre la que discurrían reba- ños de cabras de pelo largo, descripción que se separa muchísi- mo de la nuestra, según la cual toda esta. costa es baja, árida y arenosa, no habiendo rocas ni vegetación hasta unos 3 kilóme- tros, que nos encontramos con los montes del Mayorazgo, planta- dos en terreno diluvial, al cual hemos dicho pertenecen los acan- tilados á que hace referencia Hemilco. La parte comprendida entre El Rompido y Torre Umbría, si- gue la misma ley de avance hacia el mar que la anterior, y asi- mismo conserva testigos de éste en las marismas, lagunas y este- ros que se continúan hasta Aljaraque, si bien todos estos restos de la dominación oceánica van cediendo terreno á la inmva- sión de las arenas voladoras que forman dunas de gran impor- tancia. De estas lagunas la más importante es la del Portil, que está situada junto al mar y en comunicación con un río que desem- boca en los esteros de Aljaraque. Lo gue fué la laguna Erebea (Estigia) formaba una anchísima y larga bahía, que bañaba los terrenos próximos á Aljaraque y que llegaría por encima de Moguer, y en el punto medio próxima- mente de la línea que une estas poblaciones estaría Herba (Huel- va), no existiendo, por lo tanto, las tierras que ocupan el espacio que separa Huelva del río Tinto, el cual desembocaría entonces en las proximidades de Moguer, ni los grandes bancos que sepa- ran los distintos brazos del río Odiel, ni probablemente la Punta de Umbría. Según esto, la costa iría desde la barra del Terrón hasta cerca de Aljaraque, en los lugares donde coloca Hemilco el 510 DE HISTORIA NATURAL 449 monte Céfiro, habiendo perdido el mar frente á este punto cerca de 6 km. Es necesario admitir la idea de que lo que hoy es puerto de Huelva fué en la época á que nos referimos ocupado por una in- mensa bahía que profundizaría hasta Gibraleón y aun quizá más allá, pues de otro modo no hubiera sido tan conocida ni tan cele- brada como hemos visto lo era entre los antiguos. El relleno de esta bahía ha dado lugar á las marismas de Gi- braleón y de Aljaraque y á las dunas de Torre Umbria, que se prolongan hasta El Rompido siguiendo la superficie antes invadi- da por el mar que forma un triángulo cuyos lados unen El Rom pido á Aljaraque, Aljaraque á Torre Umbría y ésta á la desembo- cadura del río Piedra, siguiendo la costa. La transformación citada de la laguna Estigia no ha cesado ni en nuestra civilización, que tan activamente lucha contra la sedi- mentación de los materiales aportados por los ríos á los estuarios y bahías; claro está que esas transformaciones no pueden estudiar- se en los canales que dan paso á los barcos que entran en el puer- to de Huelva; pero si nos transportamos á donde la acción del hombre no se extiende tan activamente, vemos prolongarse la Punta de Umbría por un gran banco que sigue la misma direc- ción NW. á SE. que la parte emergida á la que él continúa; del mismo modo isla Saltés se prolonga por un banco submarino de gran extensión, paralelo al anterior; frente á éste, que recibe el nombre de Banco del Manto, se forman otros dos, el primero Punta del Caño y el segundo Picacho de Poniente, terminándose la serie por el bajo de Juan Simón. Estos bancos están encarga- dos de prolongar los canales que dan entrada al puerto de Huelva, así como isla Saltés y Punta Umbría. La segunda parte, conocida con el nombre de Playa Castilla se dirige de NW. á SE.; es una playa arenosa y en general baja, no interrumpida ni una sola vez en toda su longitud, que es de 70 kilómetros, desde Torre Arenillas hasta la Punta de Malandar. En toda esta línea de costa es bien notorio el avance más ó me- nos rápido del mar. En Torre Arenillas es de extraordinaria ra- pidez, pudiendo seguirse de un año para otro; una casa vigía que distaba hace seis años 100 m. del mar, ha sido destruída por las olas que hoy inundan sus cimientos, habiéndose visto obligada la Junta de Obras del puerto de Huelva á construir otra más al SE. y á respetable distancia del mar. 450 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA Es en verdad sorprendente el hecho que acabamos de citar: dos lugares distantes á lo sumo 4 km. y bañados por el mismo mar, o 5] .> — z 23 Dar o x o z S o o O Fig. 3.?—Perfil de costa de Huelva á la desembocadura del Guadalquivir. son asiento, el uno, de un activo depósito que le alarga; el otro, de una potentísima ac- ción erosiva de las olas, que le hace per- der constantemente una buena porción de tierra que va á deposi- tarse no muy lejos. Con toda seguridad, la existencia del banco del Manto y sus ve- cinos está ligada al arrastre de las arenas sueltas de la costa de Torre Arenillas por las fuertes corrientes de marea que se forman á la entrada del puer- to, arenas que van á posarse en los bancos que obran como pun- tos muertos de la diná- mica del mar en estos lugares; por otra par- te, los vientos domi- nantes (SW.) hacen chocar las olas contra esta playa y remue- ven sus materiales, que son tomados por las corrientes y arras- trados hacia los ban- cos citados y á los bor- des del canal que da entrada al puerto de Huelva. Se ve, pues, ld bs rio SR DE HISTORIA NATURAL 451 que las mareas y los vientos son causa de anomalías en el siste- ma de modificación de las costas, anomalías tan opuestas como el avance de Punta Umbria y el retroceso de Torre Arenillas. Desde el Picacho hasta la Mata del Difunto se demuestra el avance del mar por la línea de escarpas de arenisca aluvial que corren para- lelamente á la dirección de la costa, línea que comprende unos 20 km. En esta costa la acción erosiva de las olas ha dado lugar á un corte vertical en dicha formación aluvial de 10 m. de altura me- dia. Estas escarpas debieron estar distanciadas de la playa y fue- ron cubiertas por las aremas eólicas, hasta que la invasión del mar hizo de ellas su línea de costa actual. Otras pruebas del re- troceso de las tierras en esta región nos suministran las torres del Oro, Asperillo y de la Higuera, que están en ruina y las olas en la pleamar llegan á más de 20 m. de sus cimientos; Torre de la Higuera está invertida á causa de haber sido socavados sus Ci- mientos. Estas torres pertenecen á poblaciones que existían en la época Romana, en la región de las Arenas Gordas; ya dijimos que alguna de ellas correspondería al emplazamiento de Olonte- gui y que en esta costa se situaban otras poblaciones. El que haya recorrido esta costa, comprenderá fácilmente qué cambios tan radicales ha tenido que experimentar para llegar al estado actual, en el que las dunas han adquirido tal importancia que han hecho de esa región un inmenso y estéril arenal, donde no se encuentra ningún poblado y donde toda construcción está continuamente amenazada. Las ciudades que existían en la época romana se asentarían, parte en los terrenos cubiertos hoy por los cordones de dunas, y parte en los lugares que después han sido invadidos por el mar. Hemos visto que cita Hemilco dos ríos que desembocaban en esta costa, además del brazo occidental del Tarteso y la gran isla que estos dos brazos limitaban, citada por Estrabón, quien evalua- ba en 20 km. su longitud. Del brazo W. del Tarteso no quedan ni vestigios, de los otros dos ríos sólo un pequeño arroyo puede hacernos pensar que allí ha podido haber un desagúe de impor- tancia. Pensando en la fisionomía especial que dan á las costas los ríos, con sus barras, formación de bancos, puntas, etc., se comprende que la línea recta que hoy sigue esa playa sería en la antigiiedad sinuosa, con porciones entrantes y puntas más ó me- nos extensas; en efecto, en la época romana, pasado el Betis, se 452 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA formaba un gran golfo que hoy no se encuentra; una apretada red de caños y esteros unía al mar las lagunas y marismas de detrás de las dunas, sobre todo en la región que recibe el nombre de Los Caños. La desaparición de un lago de la importancia que el Ligústico, no es una variación en el modelado de una región que pueda pa- < y El Ron) IE $e A N d e A V N MM ) N SN eS A Má ye , A | SS Ñ aa Y! eg j | ) PET Poe Pest Diegae / | (DA NO A he 00 y o > ) y) El eS j e: p! a sd A ye (10 O SD PA a = el > ds colicaj EN = We cazo Atlántico Fig. 4.*—Emplazamiento del lago ligústico. sar inadvertida; no cabe duda que ocupaba casi toda la parte posterior á las barrancas aluviales que antes hemos citado (1) y (1) El Rocío y Regatero se encuentran en el borde W. de aquel lago ó muy próximos á él; el borde N. era mucho más estrecho que el $. y esta- ría en el punto de reunión del río Sanlúcar con el brazo actual W. del Guadalquivir, el extremo E. correspondería, próximamente, al recorrido actual del brazo W. del Guadalquivir, y el S., que es el más fácilmente de- terminable por los innumerables testigos de su antigua existencia que nos encontramos, lo formaba una línea paralela á la costa actual y de 4 á 5 ki- lómetros distante de ella. Fijados, aunque aproximadamente, sus cortornos, nos queda decir que ocupó una extensión cuya longitud sería muy próxima á la de isla Mayor y Bu anchura unas tres veces más que la de dicha isla. La longitud máxima, medida desde el comienzo del emisario al encuen- tro con el afluente, sería de 30 km.; la anchura, tomada desde El Rocío al borde SSW. de isla Mayor de 24 á 25 km. El emisario salía al mar 4unos 24 km. de la actual Punta de Malandar, entre Torre de la Higuera y Torre de Carboneros. (Véase fig. 4.*.) DE HISTORIA NATURAL 453 hasta es muy probable que ellas se hallan formado en los bordes del lago, en lo que se llama escaño en la topografía lacustre; nos inclina á esta creencia el habernos encontrado á lo largo de estos cerros y ya en su parte superior un estrato de poquísimo espesor de arenisca rica en materia orgánica, que debió formarse cuando ya el lago en esta parte tenía poco fondo y fué invadido por la flora de las marismas, cuyos restos dieron lugar á esa arenisca de color pardo de que hablamos; el hecho de presentar tan poco espesor nos indica que inmediatamente debió llenarse de sedi- mentos esta marisma, desapareciendo, por lo tanto, su flora; por otra parte, el ser continuo y al mismo nivel demuestra satisfacto- riamente que se formó eu la región litoral del lago y no en todo él; quedan como vestigios de aquel lago la serie de lagunas del coto de Doña Ana. El retroceso de la costa en Playa Castilla puede ser debido á dos acciones sumadas; desde luego parece comprobado que esta parte, y continuando hasta el Estrecho de Gibraltar, se hunde lentamente, pero este hundimiento sólo al cabo de muchos años puede patentizarse en una costa baja y de materiales tan movedi- zos como es la que nos ocupa; más visible ha de ser la acción de las olas que arraucan á la costa gran cantidad de arena, á la vez que hace que los acantilados de arenas aluviales se derrumben continuamente, produciendo montones de arena suelta, que el viento se encarga, durante la baja mar, de transportar al interior para formar dunas; de este modo retroceden los cerros aluviales, á la vez que las arenas voladoras invaden nuevas porciones de tierra del interior, y el mar gana terreno en la costa. Las corrien- tes marinas arrastran gran parte de esos materiales al interior y á playas lejanas. La mayor parte de los cambios rápidos en las costas se expli- can satisfactoriamente por la acción de las olas Ó por los trans- portes de los ríos y corrientes, y la diferencia tan marcada entre las dos porciones de costa que estudiamos, no está más que en la falta de ríos en la última y la relativa abundancia en la primera. En la desembocadura actual del Guadalquivir no parece ser de oran importancia el avance de las puntas. Los placeres de Torre San Jacinto, Picacho, Paloux, Poblero y Jabonero, en la des- embocadura de dicho río, son de caliza basta, con multitud de conchas, que producen poco efecto en las puntas y en las dunas, Tomo x111.—Noviembre, 1913, 29 454 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA porque sus materiales no son adecuados para el transporte marino y eólico, diferenciando esto la barra de Bonanza de los demás que hemos citado. Es muy verosímil que esta costa haya experimentado dos ciclos muy diferentes en su evolución, uno de aluvionamiento, y por lo tanto de avance, y otro actual de erosión y transporte, seguido de un marcado retroceso de la costa. Las partes comprendidas entre la margen izquierda del río Tinto desde un poco al S. de Palos hasta Torre Arenillas, y desde ésta hasta la Punta de Malandar, han sido originadas por los alu- viones de los ríos que desembocaban antiguamente en esta costa; la primera parte debió estar ocupada por la laguna Estigia, que hemos visto formaba una gran bahía que bordeaba Moguer y Palos hacia el E.; esta bahía fué invadida por los materiales que en gran abundancia aportaba el río Tinto, quedando como vesti- gio de este proceso el estero de Domingo Rubio y las lagunas formadas en una llanura aluvial que se encuentra en la región llamada los Caños; las lagunas conocidas con el nombre de las Posadillas y Ojos de la Tembladera son, sin duda alguna, de barrera aluvial, así como la de los Ansares. Toda la serie de lagunas que se encuentran á unos 7 km. de la costa de las Are- nas Gordas, son restos del antiguo lago Ligústico. En una época anterior al periplo de Hemilco, esta costa se pre- sentaría según una línea menos regular que la actual, pero for- mando en conjunto un arco próximamente del mismo radio, pues la forma general de la costa parece que la determinan ciertas con- diciones tectónicas, y los fenómenos de erosión y de sedimenta- ción no hacen más que crear formas de detalle; en efecto, la Pen- ínsula Ibérica, en su parte S., nos ofrece un hermoso ejemplo de esta ley: á uno y otro lado del Estrecho de Gibraltar, la costa se dispone en dos arcos; uno sigue hasta el Cabo de Gata y el otro hasta el Cabo de San Vicente; ambos tienen 230 km. de lon- gitud, y corresponden con gran aproximación á dos círculos de 700 km. de radio. La estructura de la costa y su naturaleza, sin embargo, no puede ser más diferente: en la primera apenas si están representados los terrenos aluviales, mientras que en la segunda ocupan anchas fajas; la primera presenta más uniformi - dad de estructura, aparece próximamente con los mismos carac- teres en toda su extensión; la segunda presenta un pequeño arco desde Ayamonte á Cádiz, que en nada se parece al resto de la DE HISTORIA NATURAL 455 costa ni á la del lado E. de Gibraltar; estas formaciones extensas de aluviones de que tanto hemos hablado, son responsables del carácter tan particular del arco medio indicado. El gran arco comprendido entre el Cabo de San Vicente y Tarifa, podemos dividirle en otros tres pequeños: uno va de Cabo de San Vicente á Faro, otro de aquí á Sanlúcar de Barrameda, y el último, que más bien es convexo, desde la desembocadura del Guadalquivir á Tarifa. El gran arco que une Tarifa con el Cabo de Gata, puede tenerse en líneas generales como continuo; es que no desembocan en ninguna de sus porciones ríos de la importancia que el Gua- dalquivir y Guadiana. La línea de costa, mucho antes del viaje de Hemilco, correría inmediatamente detrás de las regiones de lagunas y marismas; el aluvionamiento activo de los ríos y el transporte de estos mate- riales por la corriente paralela á la costa, formaría en las bahías y ensenadas flechas que terminarían por cerrarlas, dando lugar á pequeños lagos; ciertas islas, probablemente arenosas, quedarían unidas por tómbolos simples ó múltiples á la costa, dejando entre aquéllas lagunas Óó marismas alargadas. El gran lago Ligústico se formaría por la acumulación de los materiales que arrastraba el brazo W. del Tarteso en los bordes del golfo en que desaguaba, en los cuales avanzarian dos flechas ó diques en dirección contraria, estrechando la entrada del golfo á medida que se iba rellenando de fango y arena; esta entrada no se cerraría, porque las corrientes de marea impedirían el relleno del corto caño que ponía en comunicación el lago con el mar, caño que iría aumentando la longitud á medida que los aluviones re- ducían el lago y le hacían disminuir de fondo; continuó la dis- minución del fondo del lago hasta que empezaron á emerger pe- queñas islas, y más tarde quedaría dividido en pequeños lagos; el río que le alimentaba correría sin cauce fijo, formando mean- dros divagantes y dividiéndose en varios brazos hasta que fuera capturado por el brazo oriental; entonces comenzó la desapari- ción del lago, se cegó el emisario, y se formó en estos lugares una llanura lacustre con lagunas, testigos del lago desaparecido. Los otros dos ríos, por la misma causa, perderían su velocidad, depositarian los materiales que llevaran en suspensión antes de llegar al mar, y formarían dos llanuras aluviales con sus acciden- tes característicos, lagunas, múltiples islas y brazos que acredi- tan un cauce indeciso; en este estado el río perdería una gran 456 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA cantidad de agua por evaporación y filtración, y acabaría por desaparecer en su curso inferior. Desde este momento termina el ciclo de aluvionamiento y co- mienza el ciclo actual, que es posterior á la época romana. Este ciclo se caracteriza por un retroceso de la línea de costa, debido á la acción erosiva de las olas, sobre una roca incoherente de finos materiales y al transporte eólico que formó las dunas actuales; en la continuación de este ciclo debe ser buscada la causa del avance del mar, fenómeno que se observa en la generalidad de las regio- nes que no están sujetas á levantamientos y que quedan á merced de la acción destructora de las olas sin poder reparar la pérdida continua de sus materiales con los acarreados por los ríos á la costa. Las costas que hemos descrito pertenecen al tipo Costa plana, de aspecto senil, cuyo carácter más saliente es la presencia de depósitos de agua separados del mar por una estrecha faja de arena y dispuestos en líneas próximamente paralelas á la costa. Por este carácter, y por la abundancia de marismas, en muchas de sus partes son comparables á las de SW. de Francia, desde el Gironde al Adour, para las que Martone crea un tipo de costas que llama de marismas. IL Descripción de las dunas de la provincia de Huelva. Las dunas de la provincia de Huelva ofrecen un gran interés geográfico; son indudablemente de formación muy reciente, y descansan siempre sobre el terreno aluvial, muy importante en el S. de la provincia, y cuyos límites casi siempre los determinan el mar por el S, y el diluvial por el N.; en Playa Castilla el alu- vial ocupa una extensión de unos 80 km. de longitud por 40 de ancho (en algunos puntos, sobre todo en los dos extremos, ocupa mucho menos espacio), empezando el diluvial lejos de las dunas, las cuales no llegan, ni en la parte de mayor anchura, á cubrir aquél. Las dunas ocupan una línea de 115 km., que empieza en isla Canela (Ayamonte) y termina en la Punta de Malandar; esta línea es casi continua, presentando únicamente las interrupciones que hemos señalado en la precedente descripción del perfil de costa. DE HISTORIA NATURAL 457 Su anchura es muy variable, y oscila entre límites muy distan- tes; desde 200 m. y aún menos frente á las barrancas de Matamo- ros, hasta 18 km. y más entre Mata las Cañas y Torre de Zalabar con su máximun, según una línea de S. á N., que pasa por Torre de Carboneros, donde ocupan más de 20 km. Es notable la altura próximamente igual que presentan las du- nas en toda la región, pudiendo fijar la elevación media de los médanos en 8 m., pues si bien en Playa Castilla hay cabezos de hasta 110 m, sobre el nivel del mar, es preciso tener en cuenta que de ellos la mayoría están ocupados por areniscas aluviales ó eolianas, sin cemento Ó muy escaso, formadas por la presión ejer- cida por los materiales superpuestos; además, que el lugar en que se forman estos cabezos altos ya está á 15 m. sobre el nivel del mar, y aún más cuanto más se avanza hacia tierra. De este hecho se llega fácilmente á una ley general. Una región de dunas de cualquier origen y por extensa que sea, si está edi- ficada por el mismo viento y sus arenas son de igual composi- ción, se presenta en toda ella con los mismos caracteres y alturas sensiblemente iguales. Esta ley tiene una razón de ser. La altura de un médano depende del tamaño de los granos de arena y de su peso especifico, á la vez que de la velocidad del viento domi- nante; ahora bien, si estas condiciones se cumplen de la misma manera en una región, por extensa que sea, se producirán resul- tados idénticos, y si, como es indudable, la altura de médanos formados sobre un suelo de igual nivel la determinan las condi- ciones dichas, siempre que éstas sean iguales, la altura de los cor- dones principales será práciicamente la misma. El origen de las arenas de estas dunas hay que buscarlo en las formaciones aluvial y diluvial, consistentes en su mayor parte en areniscas incoherentes, que, reducidas á arenas, los rios han lle- vado al mar y éste las ha arrojado á la playa, como sucede en la actualidad, y en cantidad tan grande, que determina en los sitios en que las condiciones lo permiten un avance de las puntas y una modificación constante de las barras y bancos, como vimos en el estudio de la costa. No son el aporte fluvial y marino los únicos que dejan materiales abundantes; la erosión eólica tiene una im- portancia muy grande en la alimentación de las dunas de Playa Castilla, donde no hay ríos en una línea de 80 km. de longitud; en esta costa el viento arranca de las areniscas aluviales y eóli- cas, arena en cantidad suficiente para contribuir al rápido avance 458 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA de las dunas en esta región; además, la acción de las olas sobre las barrancas costeras, constituídas por areniscas aluviales, deja en libertad una cantidad fabulosa de arena, que, arrastrada con la que origina la erosión aérea por los vientos del S., vienen á alimentar las dunas más importantes de España. j Se ve, pues, que las fuentes origen de materiales á propósito para la formación de dunas, son varias: los ríos transportan los productos de la disgregación de las rocas al mar, que los de- vuelve limpios y clasificados á la playa. Las areniscas cuaterna- rias son un gran almacén de materiales para las dunas, gracias á la facilidad con que se desmoronan. La casi totalidad de las are- nas que forman las dunas es suministrada por las cuencas cua- ternarias, donde las arenas silíceas son los principales compo- nentes del terreno, sobre todo si estos aluviones provienen del derrubio de terrenos antiguos, en cuyo caso suelen ser muy are- nosos y poco cementados, y, por lo tanto, muy á propósito para formar dunas sin más trabajo que una simple clasificación de sus materiales. . Tiene su apoyo esta opinión en la importancia que adquieren las dunas en los sitios próximos á grandes extensiones aluviales formadas en las proximidades de los mares, como ocurre en la provincia de Huelva, cuyas dunas se asientan sobre el aluvial que ocupa una extensión considerable, y lo mismo ocurre en las demás regiones dunares de la Península. Lo que hemos dicho de los aluviones puede hacerse extensivo á las islas, bajos y playales arenosos que se forman en las barras y erandes bahías. De esto podemos citar un ejemplo muy notable en la desembocadura del río Piedras (Huelva), en cuya barra había una isla de arena (la isla del Levante), la cual hoy ha que- dado reducida á un bajo, por haber sido transportadas sus arenas por el viento á la playa, para alimentar las dunas de Punta Po- niente y contribuir al aumento en longitud y anchura de esta punta, aumento que puede seguirse de año en año. Para el estudio de esta extensa región de dunas, conviene dis- tinguirla en dos grandes partes, como hicimos para el estudio de la línea de costa. La primera empieza en las dunas de isla Ca- nela y termina en Punta Umbria, y la otra comienza al S. del convento de la Rábida y se continúa hasta la Punta de Malandar. Los médanos de la primera parte son menos importantes que los de la segunda en longitud y en anchura, esta última casi >" Li DE HISTORIA NATURAL 459 siempre limitada por barreras naturales, como los barrancos de Matamoros, de 10 á 15 m. de altura. Las dunas de isla Canela son muy irregulares; sólo en deter- minados sitios, muy cercanos á la playa llamada Costa Limpia, se forman cordones de alguna longitud y de 8 m. de altura cuan- do más, en los Cahezos de los Haraganes que se forman en la región llamada el Retamal de la playa y terminan en la Punta de las Cabezas, también conocida con el nombre de Almadraba de la Regenta; estos cordones ocupan una extensión de 3 km. de longitud por 30 m. de anchura media. En los demás médanos, sobre todo en los que dan frente á las riberas del Guadiana y de la ría isla Cristina, se observa una tendencia á fijarse; sus cabezos están cubiertos por barrón y retama, presentando formas muy irregulares por el arrastre de arena que los vientos hacen en sus pendientes en la parte no ocupada por plantas, dejando el cabezo lleno de huecos y salientes. A pesar del aspecto de duna muerta que tiene toda esta parte, está bien ciaro el avance de arenas vo- ladoras en los sitios poblados por casas Ó chozas; en el cuartel de carabineros se ve la parte E. del pabellón invadida por la arena hasta unos 2 m. de altura, y muy á menudo se ven precisados á separar con palas los montones de arena que se acumulan y que amenazan cubrir la casa. La isla Canela está recorrida por multitud de esteros, algunos muy importantes, como el de la Mojarra, varios caños y muchas marismas; en el W. de ésta se hallaba la isla de San Bruno. Ocupa una extensión de unos 5.000 m. de longitud por 3.000 de anchura, y está limitada al W. por el Guadiana, por el Atlántico al S., ría de isla Cristina al E. y Estero Canela al N. En isla del Moral, que está entre la isla Canela y la ría de isla Cristina, la formación de dunas es de poca importancia y son casi muertas; no puede determinarse en ellas cordones propiamente dichos, y los cabezos, de 2 á 3 m. de altura, están poblados de barrón y de lechera. En isla Cristina empieza una región de dunas que se dirige de W. á E. desde la Punta del Kaimán, y sigue sin interrupción hasta la Punta del Gato, en la barra del Terrón, desembocadura del río Piedras; alcanza una extensión de 20 km. de longitud por 2 de anchura en la parte más extensa, y 200 m. en la de me- nor anchura, frente á las Antillas. j En la isla Cristina hay unos 4 km. de dunas fijados por los In- 460 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA genieros de Montes, con pinos, retamas, eucaliptos y otras plan- tas arbóreas y herbáceas. En la parte más próxima á la costa han formado una contraduna, que da lugar á un cordón de 6 m. de altura que defiende la parte cultivada; en algunos sitios de la playa se ve el comienzo de otra contraduna natural, entre la ar- tificial y la costa. Los cabezos en todo este terreno llegan á 12 metros de altura cuando más; generalmente son de 6 en los co1- dones principales. Las dunas siguen presentando el mismo aspecto y poca anchu- ra hasta el Berdigón (2 km. próximamente); de aquí siguen con poca anchura (200 m.). Detrás de elias se encuentra un terreno pantanoso, con lagunas y esteros, hasta el pie de los cerros de Matamoros, que se prolongan hasta el valle del río Piedras; en esta parte los cabezos son de poca altura (2 43 m.), y están bas- tante poblados de barrón, lechera y retama; con los mismos ca- racteres continúan en las Antillas, detrás de cuyas dunas está la laguna del Juncal; por esta parte las dunas no tienen más de 100 metros de anchura, y es raro encontrar alturas de más de 2 metros. En el límite del distrito de las Antillas con el de El Palo, comien- zan las dunas á ganar en altura y en extensión, son mucho más vivas, y ya en El Palo lo son completamente, hasta el punto de encontrar poquisimas matas de barróm; en este trozo, ya en la Punta del Gato, las chozas de los carabineros están continuamen- te amenazadas; cuando nosotros visitamos estas dunas, una de las chozas tenía á su lado un médano de 12 m. de altura que amena- zaba sepultarla. Alcanzan una anchura de 3 km., y en esta parte queda interrumpida la línea de dunas por la salida al mar del río Piedras. Los cordones de las dunas que llevamos estudiadas se dirigen de NO. á SE. perpendicularmente á la dirección del viento domi- nante, que es el SO. Estas dunas están muy modificadas por los otros vientos, el N. sobre todo, que aunque no logra hacer cambiar la dirección de los cordones principales, los da un aspecto que no corresponde á la concepción teórica de una duna normal; este viento no puede for- mar nuevas dunas porque sus aportes de arena son llevados al mar, pero disminuye grardemente la inclinación de los taludes, que llegan á tener una pendiente del mismo número de grados que las pendientes suaves que miran al S., y recorta la línea de DE HISTORIA NATURAL 461 cima de los cordones; á esta misma causa hay que atribuir la existencia de conos muy regulares de arena que se observan de- trás de los cordones costeros. Los vientos del levante modifican muy poco la topografía de las dunas por llegar á ellas en una di- rección muy próxima á la del eje de los cordones. Es notable en esta parte la escasez de formaciones en media luna, tan caracte- rística en los paisajes dunares; sólo junto á las chozas de El Palo se encuentran algunas. Desde los faroles indicadores del canal de la barra del Terrón, en El Rompido ó dehesa de San Miguel hasta Punta Umbría, se continúan las dunas sin interrupción en una línea de unos 20 kilómetros; presentan el mismo aspecto que las anteriores y ad- quieren alguna importancia que va acentuándose desde el co- mienzo al final, donde presentan el mayor desarrollo; su vegeta- ción es de barrón, y escaso. En Punta Humbría hay más vegeta- ción, si bien es cultivada. Generalmente son estrechas y de poca altura las dunas de esta parte; únicamente eu el cambio de dirección de la costa al SE., en El Portil, llegan á 5 km. de anchura y aun más, terminando ya con escasa importancia cerca de Aljaraque; en toda esta parte abundan esteros y lagunas detrás de las dunas; de las últimas, la laguna de El Portil es la más importante. En Punta Umbria es donde mayor importancia adquiere el fenómeno; los montículos de arena tienden á enterrar las casas construídas en Torre Umbría, y las calles son estrechas veredas de tablas colocadas encima de la arena, las cuales hay que limpiar y levantar á menudo porque se cubren de arena; la mayoría de las casas se han construído con toda clase de medidas de defensa en contra de las arenas voladoras. La dirección de este trozo es de NW. á SE.; las formaciones en media luna se encuentran, aunque no en abundancia. Las arenas de toda la primera zona estudiada, son idénticas: de grano fino, color amarillento ó blanco sucio, densidad media 2,23. Retienen hasta el 12 por 100 de agua líquida, y después de bien secas, colocadas en una cámara húmeda durante dos días, au- mentan 3 gr. de peso para 100 de arena. Estos datos nos llevan á explicar la presencia de humedad en la arena en cuanto se llega á 2 decímetros de la superficie, no por la capilaridad, como suele decirse, y entre otros, por D. Francisco Mira, en su notable tra- hajo de las dunas de Guardamar, sino por la facilidad de retener 462 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA el agua líquida de las lluvias y por el poder de absorción para el vapor de agua. (Tanto estas investigaciones, como las otras que pondremos en las siguientes páginas, las hemos hecho en el laboratorio del se- ñor Rodríguez Mourelo, que nos recibió con gran amabilidad y puso á nuestra disposición los valiosos recursos con que cuenta para efectuar ensayos y análisis.) La composición mineralógica es idéntica en toda la zona; los granos de cuarzo están en inmensa mayoría, algunos teñidos por hidróxido de hierro, y otros con inclusiones, aparecen más ó me- nos redondeados y estriados por el frotamiento con otros granos, cuando las arenas están en movimiento; granos magnéticos de magnetita é ilmenita, algo de anfibol, piroxeno y caliza de origen orgánico; el feldespato no es apreciable en estas arenas; al menos en varios reconocimientos al microscopio, no pudimos ver más que un grano alterado. Separados los elementos que componen las arenas de isla Cris- tina, nos han dado el siguiente resultado en 100 gr. de arena: Gramos: de 'Caliza ¿oc cdadios e e 8,4 Idem de ilmenita y magnetita............. 5,7 Idem de hidróxido de hierr0............. Za Tdemiderantibolyproxeno 2,0 dende icuarzo. Ml atada sls co 81,0 100,0 Las dunas de la extensa región denominada Playa Castilla, tienen una importancia muchísimo mayor que las de la primera zona, ya estudiadas; aun en el comienzo ya presentan alturas ma- yores que la media de la otra parte, que pueden fijarse en 5 me- tros; avanzan también más rápidamente y su vegetación es más escasa y de barrón, principalmente como en aquéllas. Se dirigen paralelamente á la costa de NW. á SE.; sus cordones principales han sido formados por los vientos SW., dominantes en toda la región; aquí tienen alguna más influencia los vientos del SE., que originan temporales muy fuertes, pero que no pueden hacer cam- biar de dirección los cordones, porque son muy poco constantes, y las pequeñas variaciones á que dan lugar son enmmascaradas pronto por la acción continuada del viento dominante. En todas las dunas de la provincia de Huelva ocurre que los DE HISTORIA NATURAL 463 cordones próximos á la playa están mucho más poblados de ve- getales que los posteriores, debido esto indudablemente á la ma - yor humedad de la atmósfera en estos puntos y, por lo tanto, de las arenas en ellos, lo que viene en apoyo de nuestra opinión de que la humedad de las capas superficiales de arena en las dunas es debida á la facultad de retener el agua líquida y á la de absor- ber la humedad de la atmósfera; además, las plantas, que gracias á esta humedad ambiente se desarrollan, no son enterradas tan rápidamente como en el interior de la duna. Desde el convento de la Rábida hasta Torre Arenillas, los ca- bezos costeros llegan á unos 4 m. de altura y están cubiertos de barrón. La erosión aérea da lugar en ellos á formas caprichosas muy frecuentes en todos los cordones próximos á la playa; los cordones posteriores llegan á mayor altura y se internan hasta 2 km., donde empiezan los pinares sobre el terreno diluvial, que hace un pequeño triángulo por esta parte; estos pinares es de pre- sumir desaparecerán muy pronto, si no se hace algo para conte- ner el avance de las arenas voladoras. Frente al Picacho empiezan unas barrancas de areniscas inco- herentes sin cemento, que pertenecen al terreno aluvial, forma- das indudablemente por presión de los materiales superpuestos. Estas areniscas son: unas ferruginosas y otras blancas, sin can- tidad de hierro digna de tenerse en cuenta. En su base aparece un estrato de arenas magnéticas, ilmeníticas, que se continúa hasta la Mata del Difunto en una línea de 20 km.; indudablemen- te provienen de la descomposición de las rocas eruptivas de la parte N. de la provincia, y cuyos materiales (arcillosos en su ma- yor parte) han sido llevados al mar por los ríos que depositaron en la plataforma costera litoral los granos de ilmenita, de cuarzo, de piroxenos y anfiboles, y en el continuo movimiento se hizo una clasificación por densidades que dió lugar á formarse un es- trato de arenas magnéticas casi puras. En todo este trayecto, en el límite de las arenas cuarzosas con las ilmeníticas y entre las arenas y gredas, brota agua dulce de excelente condición potable. Estas barrancas tienen una altura media de 10 m., y en la pleamar llegan las olas á sm base, gracias á lo cual se ha descu- bierto el estrato de arenas magnéticas. En la parte superior de- bajo de la capa de arenas voladoras, aparece un estrato de unos dos decímetros de espesor, de una arenisca arcillosa con materia 464 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA carbonosa que la tiñe de pardo casi negro; esta arenisca contiene el 5 por 100 de materia orgánica, que procede de las lagunas in- teriores que se desecaron y dejaron el fango en condiciones de ser llevado donde se encuentran por el viento, ó se originaron in situ en los bordes y partes poco profundas de su lago, como apun- tamos en la primera parte; este estrato sigue hasta que terminan las barrancas, ocupando una línea de 23 km. En toda esta parte las dunas se forman detrás de las barrancas, dando lugar á cordones de bastante elevación. En Torre del Oro y en el Asperillo llegan á su mayor altura, que es 30, 40 y 60 me- tros sobre el nivel del mar. La mayor corresponde al cerro del Asperillo, 108 m. Ocupan 5 km. de anchura y están muy poco pobladas de vegetales; avanzan rápidamente amenazando los pi- nares y las casas de los carabineros, alrededor de las cuales se forman grandes cabezos en media luna, que no descansan sobre las paredes de ellas hasta que la elevación del montículo llega á ser igual á la de la casa. Entonces empieza á caer arena por la pendiente que mira al edificio, el cual, de no acudir sus morado- res á retirarla á tiempo, sería muy pronto enterrado. En el fondo del cerro del Asperillo se encuentra una arenisca rica en materia carbonosa, que ha sido tomada por turba, y, se- gún Gonzalo Tarín, se ha explotado, desde luego sin beneficio. En la Mata del Difunto empiezan las barrancas á disminuir de altura, y poco á poco van desapareciendo los estratos de arenas pardas y magnéticas; las dunas son muy vivas, con grandes Cor- dones y alturas de 15 m., internándose hasta 6 km. de la playa. Desde Torre de la Higuera empieza la zona más importante de dunas de la provincia; esta zona es conocida con el nombre de Arenas Gordas; frente á esta torre existía un arroyo (Caño de la Higuera), que partía delas lagunas llamadas Las Poleosas, arroyo que ha sido detenido por un gran cordón de dunas, no couserván- dose más que la porción próxima á las lagunas. Freute á Mata las Cañas y en gran parte del Coto de Doñana se observan los llamados corrales, curiosos valles cubiertos de pinos, enebros y plantas herbáceas entre dos grandes cordones de dunas sin vege- tación. Estos corrales son paralelos entre sí y se repiten muchas veces en toda la zona ocupada por las dunas, cuya extensión he- mos indicado. La existencia de estos corrales indudablemente se debe á que la arena es llevada de la cresta de un cordón á la del otro, dejando libre el corral, Estos corrales con el tiempo serán ES e z A E DE HISTORIA NATURAL 465 3 invadidos por la arena que, aun en pequeñas cantidades, llega á ellos por los flancos de los cordones. Estas dunas parecen ser recientísimas; un carabinero de cua- renta años y natural del país, nos aseguró haber conocido plan- tación de pinos en términos donde hoy se encuentran médanos de 15 m. de altura; nos hablaron otras personas de pinares que se extendían hasta muy cerca de la playa, que hoy no existen; testigos de estos pinares son seguramente los corrales, aún no arrasados por la invasión de las arenas voladoras; otros testigos de estos pinares enterrados se encuentran cuando se camina por estas dunas, en cuyos sitios bajos es muy frecuente pisar sobre las ramas secas de los pinos cubiertos por arena. De lo dicho se deduce que el avance de estas dunas es rapidísi- mo, y que muy en breve el rico coto de Doñana quedará conver- tido en un estéril arenal. Hoy la arena llega hasta las lagunas llamadas las Mogeas, y han cegado algunas marismas que se ali- mentaban de la Conejera. lin Torre Carboneros adquieren el máximum de anchura, que en algunos sitios excede de 18 km., y cuando menos mide 15. Siguen con importancia por la Punta de Malandar, pero con mucha menos anchura, no alcanzando más de 2 km. frente á los pinares de la Marinilla. La flora de estas dunas, muy escasa, es de barrón casi exclu- sivamente. Las arenas son idénticas en toda la región, de grano muy fino, color blauco sucio; su densidad media 2,30; retienen gran cantidad de agua y absorben el vapor de agua de la atmós- fera, aumentando de peso por esta causa, 2,70 gr. por 100 de are- na expuestos dos días á una atmósfera saturada de humedad. La composición mineralógica es idéntica á la de las dunas de la primera parte, ya estudiada, y los granos se presentan en las mismas condiciones. Tratando de las dunas de la zona comprendida entre Ayamonte y Punta Umbría, dijimos que las formaciones en media luna eran escasas y de poca altura, todo lo contrario de lo que ocurre en Playa Castilla, donde pueden observarse todas las manifestacio- nes propias del modelado eoliano; en las partes más altas, y Se- . ñaladamente en las cimas planas á modo de largas y estrechas mesetas, se acumulan montículos de arena, que varían 4 menudo de posición, y se presentan siempre en forma de media Juna, con su pendiente suave, muy rizada; en los puntos en que por cau- 466 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA sas especiales no se han podido componer cordones largos, se presentan grandes médanos en media luna; estos médanos se ven siempre que las arenas se acumulan frente á un edificio ó en otro obstáculo de regular tamaño. Separados los componentes de las arenas de Zalabar nos die- ron, para 100 gr. de arena: De Oli ll 5,4 De Magnetita.6 1lMmenltaA. d.nccicans ass ale 5,6 De hidróxido de Hierros. ca 2,0 Dela boly PIOXenO Sis dae el 3,2 DECUaIZ O it lotes ta toto FE ISA 78 100,0 El feldespato existe en cantidades no apreciables y muy altera- do, habiendo podido ver sólo dos pequeños granos al microscopio, después de multitud de reconocimientos de dichas arenas. La caliza es de restos Ge conchas y caparazones de animales marinos. El análisis mineralógico expuesto de estas arenas, es la media aritmética de los múltiples y variados resultados obtenidos; el tanto por ciento de caliza varía mucho, según el punto donde se haya recogido la arena; en los cordones litorales es bastante cre- cido, y en los cordones muy alejados de la costa desciende hasta hacerse inapreciable, por efecto de la disolución por las aguas de lluvia y la trituración que sufren los granos por los de cuarzo, mucho más duros. 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Acerca de algunos Uredales de nuestra Flora POR ROMUALDO GONZÁLEZ FRAGOSO Consigno aquí algunos datos acerca de Uredales nuevos para nuestra Flora, ó cuya área de distribución es poco conocida, por considerarlo de interés para su conocimiento. Puccinia Carduorum Jacky.—Saccardo Syll. fung. XVI, p. 297. Fischer, Ured. der Schw., p. 225.—Hariot, Ured, p. 136.—Sy- dow, Mon. Ured. I, p. 33.—Trotter, Ured., p. 94.—0, II, 11?, ILL. En hojas de Carduus tenuiflorus.—Guejar-Sierra (Granada), en Julio; Beltrán Bigorra! Cítase esta especie en el N., centro y O, de la Península, pero PAPAS DE HISTORIA NATURAL - 469 vo en el Mediodía. El Carduus tenuiflorus, se ha citado reciente- “mente en Madrid por el Sr, Lázaro Ibiza. Puccinia Calcitrapae DC.—Sacc. Syll. fung. VIL, p. 633.— Sydow, Mon. Ured. l, pp. 40 et 854.—Hariot, Ured., p. 137.— O; IED - En hojas y peciolos de Centaurea Calcitrapa.—Alrededores de Sevilla; Mayo. Esta especie está hoy separada de la Puccinia Centaureae, la cual ha sido citada en el centro de España, dándose como sinóni- ma la Pucintia Calcitrapae. En todo caso, es digno de hacer notar se encuentra también en el Mediodía. Puccinia Taraxaci (Rabent.) Plowright.—P. Phaseoli, Var. Taraxaci Rebent.—Plowright, British Ured. «, p. 186.—Saccar- do, Syll. fung. IX, p. 305.—Fischer, Ured. der Schw., p. 226.— Sydow, Mon. Ured. I, p. 164.—Hariot, Ured., p. 153.—Troiter, Ured., p. 140.—I1, I1T. En hojas de Taraxacum obovatum DC.(=T. Taraxacoides, WK $ ovobatum WK).—Quero (Toledo), Beltrán!, en Marzo. Aun cuando esta especie ha sido ya citada en las regiones central y septentrional de España, y recientemente por mí en Sevilla (1), así como por el Sr. Lázaro Ibiza, en Granada, por ejemplares recolectados por el Sr. Díez Tortosa, creo digna de anotar esta nueva localidad, tanto más, cuanto que es la primera vez que se encuentra parasitando el Taraxacum abovatum DG. Doy gracias al Sr. Beltrán Bigorra por haberme comunicado algunos ejemplares. Puccinia Salviae Unger.—P. Glechomatis DC. p. p.—P. Salviae- glutinosae Cesati.—P. verrucosa (Schult.) Winter, var. pallida Sacc.—Sacc. Syll. fung. VII, p. 668 (sub P. Flechomatis DC. p. p.). Fischer, Ured. der Schw., p. 327.—Sydow, Mou. Ured. L, pági- na 296.—Hariot, Ured., p. 159 (sub P. Glechomatis p. p.).—Trot- ter, Ured., p. 162.—III. En hojas de Salvia lavandulifolia Wahl (=S. Mispanorum Lag.).—La Cortigiiela (Sierra Nevada), en Julio; Beltrán! Especie nueva para nuestra Flora, y nunca hasta ahora citada sobre Salvia lavandulifolia. Esta especie ha venido confundiéndose con la Puccinia Glecho» mae 6 P. Glechomatis DC., citada en la región septentrional de (1) Se encuentra en sus alrededores en Taraxacum dens-leonis Desf. Tomo xn —Noviembre, 1913. 30 470 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA España. Distinta biológicamente, difiere también algo, morfológi- camente, por sus teleutosporas un poco mayores. El pedicelo en los ejemplares estudiados por mí suele ser también más largo, al- canzando hasta 100 u, siendo de 75 p, según los autores. Puccinia Gentianae (Strauss) Link. —Uredo Gentianae Strauss. Saccardo, Syll. fung. VIL, p. 604.—Fischer, Ured. der Schw., p. 164. —Plowright, Brit. Ured., p. 147.—Sydow, Mon. Ured. I, p. 340.—Hariot, Ured., p. 156.—Trotter, Ured., p. 170.—0, I, TL En hojas de Gentiana Pneumonante Var. depressa—Barranco de San Juan (Sierra Nevada); en Julio; Beltrán Bigorra! Esta especie sólo estaba citada en la región septentrional de España, y no sobre esta planta. Puccinia Frankeniae Link. —Uredo Frankeniae Mont.—P. pul- vinulata Rud.—P. alsophila Sacc. —saccardo, Syll. fung. VII, p. 694 (sub. P. pulvinulata); VII, p. 848 (sub. Uredo Frankeniae, Mont.), y XIV, p. 296 (sub. P. Frankeniae Link.) —Sydow, Mon. Ured. I, p. 446.—Hariot, Les Ured., p. 114.—Trotter, Ured, p. 213.—II, III. En hojas y tallos de Frankenia pulverulenta.—En Calatayud (Aragón); en Septiembre; Vicioso! ; Especie nueva para la flora española, pero ya citada en Portu- gal y en Canarias (en esta última como Uredo Frankeniae Mont., por su autor). En el ejemplar que ha tenido la bondad de enviarme el distin- guido botánico Sr. Vicioso, aparecen los soros en algunos tallos, á más de en las hojas. Mezcladas con las teleutosporas se encuen- tran algunas mesosporas, caracteres no citados por los autores. Las teleutosporas son bastante variables de formas; pero sus dimensiones, así como las de los pedicelos, concuerdan con las señaladas por todos los autores. Uromyces Glycyrrhizae Desm. P. Magnus.—Caeoma (Uredo) Glycyrrhizae (Desm.) Sorok. — Puccinia Glycyrrhizae. Rabe- nhorst.—Sacc. Syll. fung. VIT, p. 725 (sub. Puccinta Glycyrrhi- zae Rabh.!; ib. IX, p. 292 (sub Uromyces Glycyrrhizae (Rabh.) Magnus.—>Sydow, Mon. Ured. II, p. 97.—Trotter, Ured, p. 48.— AN E En hojas y tallos jóvenes de Glycyrrhiza glabra L.—La Poveda (Madrid), Junio.—Huerta de Santa Elena (Sevilla) y camino bajo de San Juan de Aznalfarache, Octubre. | ES: DE HISTORIA NATURAL 471 He encontrado esta especie, nueva para nuestra flora, abundan - tísima en la primera de las localidades indicadas, desde la esta- ción del ferrocarril al río, siguiendo la vía férrea hacia Vacia- madrid. Animado por este hallazgo, la he buscado en los alrededores de Sevilla, en los sitios donde es común la planta parasitada, tenien- do la suerte de hallarla, como queda indicado, si bien no tan des- arrollada ni abundante como en Poveda, sin duda por la época avanzada, Melampsora Hypericorum (D. C.) Schroeter.—Uredo Hyperico- rum (D. C.).—Caeoma Hypericorum Schlecht., etc.—Sacc. Syll. fung. VII, p. 591.—Plowr. Brit. Ured., p. 243.—Hariot Ured., p. 257.—I, III. En hojas de Hypericum undulatum Schoub.—Guejar-Sierra (Granada), Julio; Beltrán Bigorra! Especie citada anteriormente en España. en la región occi- dental (1). De las ocho especies citadas en esta nota, tres al menos son nuevas para nuestra flora: la P. Salviae, la P. Frankeniae y el Uromyces Glycyrrhizae. «Uromyces Ornithepodioidis» sp. nov. de Telata, cerca de Larache (Africa) POR ROMUALDO GONZÁLEZ FRAGOSO Entre varias especies que ha tenido la bondad de comunicarme el profesor D. Arturo Caballero, encargado de estudiar las Fane- rógamas recogidas en la zona española de Marruecos, por la últi- ma expedición enviada por el Museo de Ciencias Naturales, se encuentra, á más de otros uredales, de los que ya me ocuparé, una especie nueva de U'romyces, cuya descripción sigue: (1) La facies imperfecta de esta especie, falta de todo rudimento de peridio, así como de parafisos, me parece más bien una facies uredospórica, como dicen Plowright y Saccardo y De Toni, que una forma ecidiana, como creen otros autores. 42 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA Uromyces Ornithopodioidis Gz. Frag. sp. nov. Uredosoris amphigenis, hypo vel epiphyllis, minutis rotunda- tis, sparsis, in maculis flavidis insidentibus, pulverulentis, epider- mide cinctis, flavo-ferrugineis; uredosporis globosis vel ovoideis, 20-32 < 20-25 y, flavidis vel laete brunneis, tunica usque 4 y. cras- sa, densisque spinulosa, 3 raris 4 poris germinativis; teleutosoris epi vel hypophyllis, precipue caulicolis, in foliis ovatis vel rotun- datis, in caulis allongatis, valde con fluentibus, usque circa 1 mm., erupentibus, atro-brunneis pulveraceis, cum uredosporis inmixtis: teleutosporis globulosis vel elipsoideis, 25-30 < 20-25 y., castaneo brunnets, tunica verruculosa, egaliter incrassatis, usque 3 y; pedi- cello leniter incrassati, hya lino, brevi, 5-8 y. long., deciduo.— Ajfine ad Uromyces Onobrychidis.—In foliis, caulibusque Orni- thopi ichomocarpi.—Prope Telata, circa Larache, ubi collegit Dantin. Esta especie presenta los uredosoros anfígenos en ambas caras de las hojas, pequeños, esparcidos, sobre manchas amarillentas visibles por los dos lados, pulveru- lentos y ceñidos por el epidermis, amarillos ferruginosos; las uredos- poras son globosas ú ovoideas, de 20-32 < 20-25 y., amarillas ó algo cas- tañas, con la membrana hasta de 4 y de grueso, y densamente es- pinosa, presentando 3, rara vez 4 poros germinativos; los teleu- tosoros también en ambas caras de las hojas, pero principalmente en los tallos ovales Ó redondeados en las hojas, alargados y á menudo confluentes, hasta de cerca de 1 mm. en los tallos, pulve- rulentos, pardos vegruzcos y con uredosporas mezcladas; teleu- tosporas globulosas ó elipsoideas, de 25-30 <20-25 y, pardo cas- tañas, de membrana verrugosa, igualmente engruesada, hasta 3 de grueso; pedicelo poco engruesado, hialino, corto, de 5-8 y. de largo, y caduco. Esta especie es afine al Uromyces Onobrychidis, del que se distingue principalmente por la falta de papila y dimen- siones de las teleutosporas. Se encuentra parasitando las hojas y tallos—y aun he notado vestigios en las silicuas—de Ornithopus ichsmocarpus, en los alrededores de Telata, cerca de Larache (Marruecos), donde fué recolectada en la primavera anterior por el Sr. Dantín. La planta parasitada ha sido determinada por el profesor de Fitografía de Barcelona, D. Antonio Caballero, á quien doy las gracias por habérmela facilitado. E AAA La da DE HISTORIA NATURAL 413 Datos para la fauna de la provincia de Ciudad Real (1) POR JOSÉ MARÍA DE LA FUENTE XXIII Coleópteros. Stenus cyaneus Baudi v. difficilis Roubal n. Schlanker, aber in der Struktur und Plastik des Vorderkórpers kraftiger entwickelt als Nominatform Gliúnzender; die Distalhálfte der Schenkel ganz schwarz. Oberseite, besonders die Declken und der Hinterleib mit langen und ziemlich dichten, lichtgefirbten Haaren belcleidet. Kopf breiter, in der Mitte mehr dichter, fast runzelig pun ktiert. Der Halsschild lúnger, mehr uneben, die Punkte rechtgrósser, die Mittelfurche ist auf ein grobes Mittelgrúbchen reduziert; die Seitenfurche angedeutet. Die Flúgeldecken beziehungsweise sparsamer punktiert, sie sind linger als der Prothorax und lúnger als zusammen breit. Abdo- - men gegen die Spitze sehr sparsam und fein punktiert, die Hin- terpartien der sechsten und siebenten Segmente sind fast ganz glatt. Hispania (Ciudad Real), 2 Exemplare in meiner Sammlung. Prof. Jan Roubal in Coleopterologischen Rundschau, 1912, Heft xr. N. B. Aunque el autor no lo menciona, los dos ejemplares proceden de nuestras cazas en Ciudad Real. Zygia oblonga F. v. maculicollis n. Prothorax disco nigro maculatus. Variedad caracterizada por presentar un punto negro, muy grueso, en el disco del protórax. (1) Véanse las Áctas de esta SocienaD de 1897, páginas 129, 177, 202 y 240; las de 1898, páginas 83, 97 y 205; las de 1839, páginas 30 y 210; las de 1900, pág. 188; el BoLetíN de 1901, pág. 133; el de 1902, pág. 105; el de 1903, pág. 342; el de 1904, pág. 381; el de 1906, pág. 284; el de 1907, pági- na 317; el de 1909, pág, 306; el de 1910, pág. 442, y el de 1912, pág. 358, 474 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA Pozuelo; único ejemplar hallado marchando sobre la mesa de mi despacho. Oxystrongylus Reitter n. g. (prope Xenostrongylus Woll.). Wenigstens die 4 Hinterschiene an der Spitze nach aussen stark zahnfórmig erweitert. Fiúgeldecken in dichten Lúngsreihen pun- ktiert, Halsschild am Vorderrand abgestutzt, auch die Vorders- chiene an der Spitze starlk: zahnfórmig nach aussen gezogen. Oxystrong. seriepunctatus Reitter n. sp. Dem typischen Xenost. histrio Woll. sehr úhnlich, aber die Hin- terwinkel des Halsschildes breit abgerundet (dort stumpfeckig), Kopf und Halsschild grob und wenig dicht, die Flúgeldecken _feiner, in dichten Reihen punktiert, letztere nach hinten wenig verengt, an der Seiten gerundet, Schulterwinkel abgerundet, Ober- seite weniger dicht, aber úhnlich weiss und dunkel behaart, die helle Behaarung steht auf rotem, die dunkle auf schwarzem Grunde, schwarz, die Rand des Halsschildes und der Flúgeldec- ken rot, eine grosse dreieckige, gemeinschaftliche Basalmakel an der Naht und eine gebogene Querbinde vor der Mitte schwarz, die Fúhler mit Ausnahme der dunklen, ovalen Keule und Beine gelbrot. 2-2,2 mm.—Spanien: Ciudad Real (José de la Fuente). Edm. Reitter in Fauna (Fermanica, 111, Stuttgart, 1911, pág. 26. Coptocephala floralis Lac. a. scutellaris n. Scutellum basi nigro-virescenti, apice rufo-fulvo. Diferente del tipo por el escudete bicoloro, verdusco en la base, rójizo en el ápice. Varios ejemplares cogidos en Pozuelo, con el tipo, sobre Arte- misia campestris L. Cryptocephalus blandulus Har. a. Fuenteanus Roubal n. Der Kopf und der Halsschild fleischrot, dieser am Vorderrande schmal schwarz, ohne die schmale gelbe Seitenumrandung; die Flúgeldecken schmutzig dunkelbraun, gegen die Spitze heller, jede am Vorderrande, in der Núhe des Scutellum und an der Vorderhálfte des Seitenrandes hellgelb. —Hispania: Solana. Ein Exemplar von meinem alten Freunde José Maria de la Fuente gefunden und ihm freundschaftlichst gewidmet. Die beschriebene Form in meiner Sammlung. DE HISTORIA NATURAL 475 Prof. Jan Roubal in Entomologische Mitteilungen, Band 11, 1913, pág. 22. Psylliodes laticollis Kutsch. a. rufofemorata Hkter. n. Kutschera gibt die Fúrbung der Hinterschenkel (in typo lati- collis) als «nigroaenea» an, was in der Mehrzahl der Fálle auch zutrifft; zuweilen sind die Hinterschenkel jedoch nur dunkel pechbraun, innen noch heller. Einzelne Stúcke besitzen sogar hell gelbrote Hinterschenkel mit dunkler, oberseitiger Spitzenmakel. Diese Fúrbung erinnert auffúllig an PsYLLIODES FUSIFORMIS 1II., die aber an den die Augenrinne unterbrechenden Stirnhóckern, dem viel schmáleren Halsschilde (1 1/, mal so breit als lang), der scharfeckig heraustretenden vorderen Borstenpore, den scharf punktierten Flúgeldeckeninterstitien usw. leicht zu unterschei- den ist. Um auf diese interessante Aberration, die vielleicht einen vorwiegend siidlichen Fárbungstyp darstellt, besonders hinzu- weisen, lege ich ihr den Namen LATICOLLIS ab. RUFOFEMORA- TA M. bel. Zu dieser Aberration gehóren die vorgenannten Stiicke von Pozuelo und Oran in meiner Sammlung. Franz Heikertinger in Entomologische Mitteilungen, Band 1, 1912, pág. 239. | Descripción de algunos Coleópteros nuevos de España POR JOSÉ MARÍA DE LA FUENTE Pterostichus (Poecilus) dimidiatus Oliv. a. escorialensis n. Capite et pronoto atricoloribus elytrisque sordide virescentibus a typo bene discretus. Insecto de color negro, excepto los dos primeros artejos de las antenas, que son rojos por debajo, y los élitros que son de un verde sucio. Sólo he visto un ejemplar recogido en El Escorial por D. Juan Ardois, de Madrid, que me lo remitió con otras muchas especies, para su examen y clasificación. 476 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA Zonabris 10-punctata F. v. sexpunctata n. Elytra duobus punctis nigris intermediis carentia. En mi var. deficiens falta uno de los puntos medianos de los élitros: en la que ahora describimos faltan los dos, por consi- guiente los élitros sólo presentan tres puntos cada uno, Poseemos dos individuos de Salamanca enviados por el Padre Redondo. Cryptocephalus Ramburi Suff. a. Ardoisi n. GS. Differt a typo: antennis, pedibus, mesepimeris et mesepis- ternis obscuris, elytris tantum apice et margine latcrali pronoti tantum dimidia parte basali, flavis. En el tipo la base de las antenas, las rodillas, las mesepímeras y mesepisternas en parte, son amarillas, así como una banda marginal en los élitros, que alcanza el borde apical, y el borde lateral del pronoto. En la variedad todas estas partes son obscu- ras, del color del fondo, excepto el ápice de los élitros y la mitad basilar del borde lateral del pronoto que permanecen amarillos. Patria: Yeste (Albacete). Un £' enviado por el Sr. Ardois, de Madrid, á quien gustosa- mente lo dedicamos. Nota preliminar sobre el triásico de Mallorca POR BARTOLOMÉ DARDER PERICÁS El triásico de Mallorca ya había sido estudiado en parte por el notable geólogo M. Nolan, quien fijó su verdadero papel en la constitución de la cordillera Norte, sin precisar las localidades. Erróneamente atribuyó á los yesos y arcillas un origen eruptivo, lo cual le llevó á sentar la conclusión, en parte equivocada, de que se trataba de una facies alpina clara. Estas circunstancias me hicieron emprender el estudio de dicho trías desde principios del año actual; pero cuando sólo me falta- ban algunas pequeñas regiones que recorrer, me he visto obliga- do á suspender las excursiones por algún tiempo, causando el na- tural retraso en la publicación del trabajo definitivo, por lo cual DE HISTORIA NATURAL a he decidido redactar la presente nota preliminar como avance á un estudio ulterior más completo. El trías de Mallorca se ofrece casi completo, faltando únicamen- te el conglomerado de base. Comenzaremos estudiando la arenisca abigarrada (Bunter- sandstein), para luego pasar al Muschelkalk y al Keuper. Bunter-sandstein.—El trías inferior de Mallorca está constituí- do por areniscas abigarradas de la facies alemana ó detrítica, ofreciendo señales en su parte más inferior de estratificación en- trecruzada ó torrencial, y en sus zonas media y superior de es- tratificación paralela perfectamente marcada. El espesor es de unos 2,50 m., como puede apreciarse en el ki- lómetro 27 de la carretera de Estalleinchs, en donde parece tener la siguiente composición: Arenisca roja, en la base, con estratificación entrecruzada. Arenisca roja con estratificación paralela, buz. SE. Arenisca blanca compacta con estratificación paralela, buza- miento SE. Arenisca roja con capas blancas, buz. SE. Generalmente, las capas no son fosilíferas, pero M. Hermite y el Sr. Lozano han encontrado el Equisetum arenaceum, lo cual comprueba el régimen terrestre. La arenisca abigarrada de Mallorca, ofrece completa analogía con el werfeliense de Menorca y de todo el Mediterráneo occidental, no recordando para nada la facies alpina de la región del Tirol. Muschelkalk.—Lo constituye en Mallorca la caliza conchífera típica, más ó menos dolomítica y dominando los tonos obscuros; se ofrece generalmente perfectamente estratificada. En el Muschelkalk de Mallorca podemos distinguir cuatro nive- les distintos, que de abajo arriba son: Caliza dolomítica compacta en bancos de bastante espesor, sin fósiles. Caliza con numerosos fragmentos de encrinites. Caliza con Gyrosporella, Ostrea, Haernesia, Placunopsis, etcétera. Caliza compacta, mal estratificada, sin fósiles. En el kilómetro 29 de la carretera de Estalleinchs se observa 478 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA muy bien la caliza con fucoides que se apoya en la caliza encri- nítica mencionada. Generalmente la caliza con (fiyrosporella no contiene otros fó- siles, excepto en las canteras de Canet, cerca del industrial pueblo de Esperlas, en donde, aunque en el mal estado de conservación que suelen encontrarse los fósiles triásicos, hemos reconocido las siguientes especies: Gyrosporella. Ostrea esp. ind. (1). Haernesia socialis. Haernesia costata. Muytilus eduliformis. Placunopsis Teruelensis? Además existen especies que aún no nos han sido posible de- terminar. Las calizas del Muschelkalk se hallan en perfecta concordancia con el resto del trías y con el jurásico, y su dirección y buzamien- to generales son NE-SW. y SE., respectivamente, aunque ofrecen frecuentes variaciones locales. Keuper.—El Keuper de Mallorca está constituído por calizas, en capitas delgadas, pasando á pizarras, frecuentemente dolomi- ticas, por calizas compactas y por una brecha que pasa á pudinga con una intercalación de yesos, arcillas irisadas y carniolas. El Xeuper mallorquín completo ofrece de arriba abajo la si- guiente distribución: Caliza dolomítica en capitas delgadas...... lanidense sup. Caliza pizarrosa con Daonella Lormueli (60 cent.). Caliza pizarrosa en capitas delgadas. Caliza pizarrosa en capitas delgadas con fucoides (40 cent.). Caliza pizarrosa en capitas delgadas. Margas irisadasi. rr a carmense? Yesos en perfecta estratificación. Arcillas irisadas. Carniolas. (Accidentalmente, bancos con arenisca irisada ó calizas car- bonosas y lignitos) Caliza compacta ó brecha cavernosa............ noriense? (1) Esta Ostrea no tiene carácter alguno del grupo de la O. Spon- dyloides. DE HISTORIA NATURAL 19 El Xeuper debuta en Mallorca por una caliza gris, correspon- diente al lanidense, granuda, casi negra en la fractura reciente, y amarillenta en la superficie. Gerca de su contacto con los yesos ofrece capitas yesosas, es algo dolomítica y aparece perfectamente estratificada en capas delgadas, que pasan á verdaderas hojas pi- ZArrosas. En su parte inferior se encuentra la Daonela (Halobia) Lor- mueli, ya reseñada por Nolan. A un nivel más superior he en- contrado unos fucoides que comprueban el paso del régimen ba- tial al nerítico. Como hemos indicado, el carniense de Mallorca tomaría la fa- cies occidental, Óó sea la de las margas irisadas. Éstas habían sido consideradas por M. Hermite y Nolan, como producto del metamorfismo, ejercido por materiales eruptivos en las calizas triásicas, á las cuales habrían transformado en yeso; las arcillas serían producto de descomposición de la misma roca erup- tiva, fundando su opinión en la frecuencia con que atraviesan las arcillas irisadas. El Sr. Lozano, en Mallorca, y los Sres. D. Luis Mariano Vidal y D. Eusebio Molina, en Ibiza, admiten también el mismo origen para las arcillas y yesos. Nosotros no podemos estar conformes con esta opinión en lo que respecta á los yesos y arcillas triásicos, y únicamente á los yesos jurásicos reconocemos origen metamórfico; los triásicos, análogamente á ciertas formaciones del continente, los conside- ramos como de origen sedimentario. En justificación de esta creencia, debemos hacer notar que desde luego llama la atención la independencia relativa de los yesos y de las manchas eruptivas, y por otra parte la caliza do- lomítica no presenta la menor señal de metamorfismo en el con- tacto con las manchas eruptivas que la atraviesan. Si á esto uni- mos la disposición del yeso en estratificación concordante con el resto del trías, su nivel constante sobre la caliza del lanidense y debajo de las arcillas irisadas, su aspecto en todo análogo á los de facies lagunar de los Pirineos y la presencia de capitas Car- bonosas, tenemos motivos más que fundados para juzgarlos sedi- mentarios. Además de estos datos, deben tenerse en cuenta otros de mayor importancia, como son la existencia en las arcillas irisadas del camino de Estalleinchs á Purguñyent, de una capa de caliza fétida con capitas carbonosas y otra de una arenisca silícea. Por otra 480 y BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA parte, las carniolas se hallan siempre sobre las arcillas irisadas, mientras que faltan sobre las rocas eruptivas. A todo lo cual debe añadirse la existencia en Binifaldó (Lluch) de una fuente de agua purgante llamada Sa Font d'es Predegueret, que asoma en las arcillas irisadas, y otra que ha señalado M. Bouog á la izquierda del camino de Lluch. Es sumamente frecuente encontrar las margas irisadas atrave- sadas por las rocas eruptivas no siendo raro encontrar éstas ex- tendidas en mantos entre las arcillas y las carniolas, como si encontrándose después de atravesar los yesos y arcillas con la masa de caliza supratriásica, y no teniendo fuerza para rom- perla, se extendiesen entre las margas y las calizas. Como vemos, este fenómeno tiene algo de semejanza con los llamados lacolitos, aunque en éstos se traduce por un abombamiento superior que aquí no tenemos prueba alguna de que haya existido. Quizá pueda referirse al noriense una caliza que corona las carniolas, ó una brecha qne pasa á pudinga, y que M. Nolan considera triásica. Facies del trías de Mallorca.—En conjunto, el trías de Mallorca puede calificarse de transición entre el trías alemán y el alpi- no, pues como veremos ofrece, según los niveles, ya la facies batial, ya la facies nerítica ó de lagunas que caracteriza el trías alemán. Como hemos dicho al hablar del werfeliense, éste ofrece la facies continental, probada por la presencia dul Equisetum arena- ceun, y la costera, pues hemos reconocido la presencia del riple - marles (señales de oleaje) en areniscas. En resumen, el trias infe- rior presenta la facies común á toda Europa occidental. El Muschelkall: presenta en Mallorca una facies nerítica clara, puesto que no hemos encontrado el menor vestigio de ammoníti- dos ni de lamelibranquios batiales, y en cambio vemos una fauna de Gyrosporella, Ostrea, Huernesia, Placunopsis, Mytilus, etc., que prueban perfectamente un régimen nerítico. Pero en Mallorca el carácter verdaderamente transitorio lo ofre- ce el Xeuper: éste en su base es perfectamente batial, con una fauna alpina clara caracterizada por Daonela Lormueli, que pasa á un régimen nerítico comprobado por la presencia de los fucoi- des superiores y luego á un régimen lagunar, ó sea facies alema- na típica, como indican las arcillas irisadas, los yesos y las car- niolas. DE HISTORIA NATURAL 481 De consiguiente, las facies del trías de Mallorca pueden resu- mirse en el siguiente cuadro: BUNTER=-SANSTEIN Arenisca abigarrada....... a .. facies continental. MuUSCHELKALK Galiza dolo nica... e casos ae iaa ea - ? E e A e — nerítica ? == EDT CO a — nerítica. COMIDA aid mo asias MESE Eo — te KEUPER Caliza en lajitas con Daonela .......... — batial. — en ídem con fucoides ........... — nerítica. Margasinisadasi o ce A — lagunar. Galiza SupratrtdsiCar. cocticancoo coo. - ? Del estudio de las facies del trías de Mallorca se deducen el nú- mero é importancia de los movimientos epirogénicos verificados durante dicha época. Después del período de completa calma durante el Pérmico y el werfeniense empezó la invasión del mar virgloriense en el Me- diterráneo, y con ella la formación de la geosinclinal alpina, cu- briendo las aguas las areniscas continentales. Esta invasión fué lenta en Mallorca y alcanzó su máxima profundidad durante el lanidense. Durante este piso comenzaría un movimiento emersi- vo que haría pasar de la facies batyal (Daonela) á la nerítica (fu- coides), y continuando se produciría la emersión durante el keuper medio, en cuya época imperaría un régimen de lagunas más ó menos profundas. Probablemente una nueva inmersión daría lugar á la forma - ción de las calizas supratriásicas. Tres serían, en resumen, los movimientos epirogénicos del trías de Mallorca: inmersión desde el virgloriense al lanidense supe- rior, emersión desde el lanidense superior al carniense ?, é inmer- sión posterior. Asomos triásicos.—El triásico, en sus tramos medio y superior, forma gran parte de la cordillera Norte; su tramo inferior única- 482 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA mente asoma á lo largo de la costa en una longitud de unos 12 kilómetros. Hemos reconocido la arenisca abigarrada además del puerto de Estalleincks y de la torre de Bañabufar, en el Port del Canonge, en cuya localidad la faja de arenisca llega á alcanzar dos kilóme- tros de ancha; también la hemos visto en el Port de Sa Cova (Vall- demosa). El buzamiento de las capas es constantemente al ESE. Numerosísimos son los asomos del muschelkalk y del keuper, y, por tanto, en esta nota preliminar vamos á limitarnos á señalar los principales manchones, dejando su descripción detallada y el mapa geológico para el trabajo definitivo. . A primera vista se observa que el triásico forma casi todos los grandes valles de la cordillera y que el jurásico suele formar las altas cumbres. También el trías suele formar la base de muchos de los acantilados de la costa Norte. En Andraitx hemos visto el trías formando un magnífico sin- clinal en la base del gigantesco acantilado de la punta des Fabio- ler. La caliza del lanidense y las arcillas irisadas forman tam- bién el valle por el cual va el camino de Andraitx á Estalleinchs. El pueblo de Estalleinchs está edificado sobre unas margas pa- leógenas depositadas sobre un ancho valle triásico; éste contiene desde la arenisca abigarrada á las calizas supratriásicas y margas irisadas que se observan en el collado que le separa del vecino pueblo de Purpungent. Una falla transversal separa este triásico del Lias del macizo d'es Crau. Desde Estalleinchs el trías no ofrece interrupción alguna hasta el Port de Sa Cova (Valldemosa); triásico es, pues, aunque recu- bierto en gran parte por el paleógeno, el magnífico valle de Ba- ñabafar. En la planicie y al borde de la carretera, se observa muy bien la caliza con Gyrosporella y la encrinítica del Muschelkalk. En Sas Planas, en el coll de Bañafas, existen unas importantes canteras de yeso keuperiano atravesado por rocas eruptivas. Otra falla transversal pone en contacto la arenisca abigarrada del Port de Sa Cova con las calizas jurásicas que constituyen el Pla del Rey, y otra falla en arco vuelve á hacer reaparecer el trías que forma todo el fondo y bajas laderas del valle de Valldemosa y de Pastoritx, y que se extiende bordeando el macizo del Teix por la parte del mar hasta unirse con el gran manchón triásico de Soller. El triásico de Valldemosa se halla en contacto anormal por el S. con la sierra jurásica determinada por la mola de San Patx, DE HISTORIA NATURAL 483 Boxas y Fátima. Lo constituyen calizas del muschelkalk y del la- nidense, y gran abundancia de arcillas irisadas con yesos y Car- niolas. Además de esta mancha, aparece el trías formando una estre- cha faja en la orilla del mar y formando la península de Na Fo- radada. El de Soller es el asomo triásico más extenso de Mallorca; ocu- pa todo el valle, se extiende por Can Bleda hasta unirse con la mancha antes citada por Peyá. Otra prolongación llega hasta Ba- lix d'Aval; otra penetra en el valle de Bonmava, y, finalmente, por el coll de Soller se une con la extensa mancha de Buñola. Hemos observado calizas con fucoides en las calles mismas del ca- serío de Biniaraix, pero generalmente el trías está formado por margas irisadas, caliza en lajitas del lanidense y caliza supra triásica. En Lluch existe una gran mancha triásica que, dividiéndose en dos, se extiende una hacia Pollensa hasta desaparece debajo del aluvión del vall d'en Marc, y la otra se prolonga hasta la base del Puig Mayor, formando el encantador valle de Cal Reis. Ade- más de estos afloramientos, debemos citar la manchas del Puig Mayor, á 1.000 m. de altura, y las del valle de Tuent y de la Ca- lobra, en todas las cuales aparecen las margas acompañadas de la caliza del lanidense. En Pollensa existe poco trías; lo hemos observado en el camino al castillo del Rey, á la salida del estrecho de Ternellas y en la cala de San Vicente. Forma también el trías el valle de Purpunyent y Galilea, pero se halla recubierto en una gran extensión por margas y calizas hidráulicas paleógenas; se extiende por San Balaguer hasta unir- se con el trías de la Granja (Esporlas), y por Estalleinchs va á unirse con el asomo ya mencionado. En Esporlas, el trías que forma el valle se halla recubierto en una pequeña parte por sedimentos paleógenos; este asomo se continúa con el anterior por el alto coll de San Balaguer, y se prolonga hacia el NE. formando los montes de Canet, en cuyas canteras abiertas en el Muschelkalk fosilífero, hemos encontrado los fósiles de que hemos hablado en otro lugar. Como hemos dicho, el trías de Buñola se continúa por el coll de Soller con el ya estudiado anteriormente; se extiende además por el profundo valle de Orient, por donde se continúa y se une 481 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA con el triásico de Aumedrá. Lo forman las calizas del Muschel- kalk y del keuper y las margas irisadas. Estos son los principales afloramientos del trías en Mallorca; por no ser objeto de una nota preliminar, hemos dejado de men. cionar gran número de manchones de poca extensión, y no he- mos señalado las relaciones estratigráficas y el estudio detallado de estas manchas. Conclusiones.—Del estudio del trías de Mallorca se deducen las —siguientes conclusiones: 1.% Las arcillas y yesos, lejos de ser de origen eruptivo, re- presentan una facies lagunar del triásico superior. 2,2 El trías de Mallorca no es ni del tipo alpino ni del tipo alemán, sino que representa un tipo de transición, pasando suce- sivamente del alemán al alpino y de éste otra vez al alemán. 3.* Estas tres facies han sido originadas por dos movimientos: uno de inmersión, que hace pasar del Muschelkalk alemán al la- nidense, alpino (Daonela), y otro emersivo, que hace pasar de la facies alpina al Keuper alemán (yesos y arcillas irisadas); pro- bablemente habrá un tercer movimiento de inmersión que for- maría la caliza supra triásica. 4.2 El trías (Muschelkalk y Keuper) forma gran parte de la cordillera Norte, asomaudo de preferencia en casi todos los valles profundos, mientras que el jurásico constituye Jas altas cumbres. Publicaciones que ha recibido la Real Sociedad Española de Historia Natural durante los meses de Julio á Sep- tiembre de 1913. (Continuación.) (La liste suivante servira d'accusé de réception.) INGLATERRA Y sUS COLONIAS Australian Museum, Sydney. Records. Vol. ix, n* 3. Linnean Society of New South Wales, Sydney. Proceedings. Vol. xxxvi1, n? 148. Royal microscopical Society, London. Journal. 1913, part 4. South African Museum, Capetown. Annals. Vol. vir, index; vol. x, part vi; vol. x11, part 1. The Canadian Entomologist, London. Vol. xLv, n% 7-9. The Entomologist's Record and Journal of Variation, London. Vol. xxv, no 7-9, The Zoologist, London. Vol. xv11, n” 865-867. PA ny DE HISTORIA NATURAL 485 University of Toronto. Studies. Geological serie, n” 8; Physiological series, n% 8-9; Biological series, n% 12-13, ITALIA Accademia Gioenia di Scienze Naturali, Catania. Bollettino. 1913, fasc. 26. Musei di Zoologia ed Anatomia comparata della KR. Universita di Torino. Bollettino. N* 645-664. Museo Civico di Storia naturale di Genova. Annali. Vol. xLv. Reale Stazione di Entomologia agraria in Firenze. Redia. Vol. 1x, fasc. 1. Rivista coleotterologica italiana, Camerino. Anno x1, nos 4-8, Rivista italiana di Ornitologia, Bologna. Anno 11, n? 3, Rivista tecnica e coloniale di Scienze applicate, Napoli. Anno KI, nos 7-9, Societá di Naturalisti in Napoli. Bollettino. Vol. xxv, 1911-12. Societá toscana di Scienze naturali, Pisa. Atti. Vol. xxxvui. Societá zoologica italiana, Roma. Bollettino. 1912, fasc. 1x-xII. JAPÓN Tokyo Zoological Society. Annotationes zoologicae Juponenses. Vol. vtir, part 11. Mxico Sociedad científica «Antonio Alzate», México. Memorias y Revista. Tomo xxx, n.vs 7-9; tomo XXXI, n.05 1-6. Mónaco Institut océanographique, Monaco. Bulletin. N.* 265-271. Résultats des campagnes scientifiques du Prince Albert I” de Monaco. Fasc. XLI y XLIV. PorTUGAL Instituto central de Higiene, Coimbra. Arquivos. Vol. 1, n? !. REPÚBLICA ARGENTINA Dirección general de Minas, Geología é Hidrología, Buenos Aires. Botetín. N“ 1 y 2. Anales. Tomo vu, n.? 5. Sociedad científica argentina, Buenos Aires. Anales. Tomo LXxv, entregas 1-v. Rusia - Kaukasische Museum, Tiflis. Mitteilungen. T. vi, n? 1; £, vu, n? 2. 486 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA Societas entomologica rossica, S. Petersburgo. Revue russe d' Entomologie. T. x111, n* 1. Trudy (Horae). Tome xL, n' 4 et 6. Société ouralienne d'Amateurs des Sciences naturelles, Ekaterinoslaw. * Bulletin. Tome xxxur, livr. 1. SUIZA Société Vaudoise des Sciences naturelles, Lausanne. Bulletin. Vol. xu1x, n” 179. Société zoologique suisse et Muséum d Histoire naturelle de Genéve. Revue suisse de Zoologie. Vol. xx1, n* 10-15. VENEZUELA Museos Nacionales, Caracas. Gaceta. Tomo 1, n. 10-12, Cirera (Ricardo). —Viajes científicos. Barcelona, 1513. Da Marta (A. A.) —Flora Médica Braziliense. Madaos, 1913. 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A ' 4 A PENY -— PUBLICACIONES DE LA SOCIEDAD QUE SE HALLAN di DISPOSICIÓN DE LOS SEÑORES dolio LOS oa AQUÍ SEÑALADOS - ; iS SE FA de Ptas. Recuerdos botánicos de Tenerife, por D. R. Masferrer (cuaderno de 246 páginas, tirada aparte de-los ANALES)... ..... De NE di O Fac-símile de una carta del Barón de Humboldt (pubucada en el to- mo 1 de log ANALES)....... NES O oca ad) 00 Actas de la Sociedad española de Historia natural (años 1890, 1891, 0 1893-1900), cada uno. ....... A Pe AE A a ego yu 12,60. Indice de lo contenido en los veinte primeros tomos (primera serie) 1 A IA NADA E O oc al o OR de aa UR e Daioso. do la Biblioteca de la Sociedad española de Historia na- ao Dl o a A ES Pe REO SO A Anales de la Sociedad española de Historia natural. Treinta tomos. 0 1872-1901, cada tomo (excepto el 1.2, 5. y ll. oi..c.ocon.... a: Boletín de la Real Sociedad española de Historia natural (tomos =% 1á x11, cada tomo A OS E SA o o TS Memorias de la Real Sociedad española de Historia natural (tomos - I-vD), cada tomo........ A EA o a eos "Los Sres. Socios tienen derecho á adquirir por una sola vez un ejemplar de cada uno de los tomos de los AwaLks, del BoLeríN y de las MEMORIAS, á los precios siguientes: ANALES: . , - Tomos ca Lo 4, 1d e as Y So AO Ae 1 RAN S pesetas. DY a iS Mr IS 25. — O SAO AA AR A A Y — 21al30........ AUR a Ed aa DD - BOLETÍN: ' Tomos I-XIL....... oo... 0.0. 201+1000.00.00.0..0.b0. 0... .0.060....0 6 "RE: MEMORIAS: Tomos I-Vl........ A A A A e - Los cuadernos sueltos, siempre que de ellos haya sobrantes, sin desca- balar tomos, 4 2 pesetas La colección completa de la 1.* serie (20 tomos) incluyendo el tomo 1,”, para los socios y por un solo ejemplar (sólo hay disponible un cortísimo número) 250 pesetas. -—Entiéndanse en francos estos precios para los extranjeros, compren- e diendo en ellos el porte. Los socios vitalicios y perpetuos tienen derecho á recibir gratuitamente 4 su ingreso en la SooikDaD diez volúmenes elegidos entre los anteriores á excepción de los 1.” 5. y 11.. ADVERTENCIA Por reciente acuerdo de la SociebaD los señores socios que publiquen notas en el Boneríx podrán obtener gratuitamente cincuenta ejemplares de ellas, siempre que así lo pidan en el manuscrito de su trabajo. De los publicados en las Memorias se entregan siempre igual número de ejemplares aunque no se soliciten. De unos y otros podrán hacerse tiradas aparte que excedan de dicho número á los precios consignados en la tarifa corriente. La encuadernación, cubiertas de color y demás gastos se abona= rán con arreglo á la tarifa general para las tiradas aparte A IE PS, SUMARIO DEL N. 92: ar do, Sesión del 5 de Noviembre de 1913 3 Págs. Sesión del 5 de Noviembre de 1913.—Presentaciones.— Comunicacio- nes.—Secciones.—Notas bibliográficas......oocoocorcanaancncnon NOTAS Y COMUNICACIONES CABRERA (A.)—Sobre algunas formas nuevas del género «Mustela»... SAN MIGUEL DE LA CÁMARA (M.)—Las costas de la provincia de Huelva y sus variaciones en el período bistóricO... +... ooo oooooococoo.. GonzÁLez Fracoso (R.) —Acerca de algunos Uredales de nuestra Flora a e E EA AA GoxzÁáLez Fracoso (R.)-—«Uromyces Ornithepodioidis» sp. nov. de Telata, cerca de Larache (ATC) 0d ans cd ono ade celo ad Fuente (J. M. de la). —Datos para la fauna de la provincia de Ciudad DA A RA E A Al A AA e o E FuenteE (J. M. de la).— Descripción de algunos Coleópteros nuevos de 1 AN A al ERA A AS DARrDER PericAs (B.)—Nota preliminar sobre el triásico de Mallorca . Publicaciones recibidas ios o ERAS Leo aa 421 428 434 - 468 471 473 475. 476 484 LISTA de los señores socios de provincias () y ex- tranjero que han satisfecho su cuota desde 1.* 30 de Noviembre de 1913. , Cuota de 19192. Areges. Barreiro. e : Comerma. Disc A Corrales. Comerma. ; Galán (4.). Cuota de 1913. NoE Ke) Aguilar Carmena. Orueta. Andreu. Seminario de Orihuela. al (1) No se incluyen los de las capitales en que existen Secciones de esta SOUIEDAD. MADRID.—FORTANET, IMPRESOR DE LA R. SOC. ESP. DE BIST. NAT. LIBERTAD, 29.—TELÉFONO 991 ' | BOTATERMN A REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA de Mistoria Natural Diciembre de 1913 ASS y A ZA / eg 1 pa Tol ' A, q - Pb E de y o 0 > el 2 as ¡ E ¿/Onal a ysous a JA (MUSEO NACIONAL DE CIENCIAS NATURALES) ¡ Hipódromo OBSERVACIONES | Ñ Los soci0s CORRESPONDIENTES EXTRANJEROS podrán recibir las publica- ciones de la Sociedad abonando la cuota anual de 10 pesetas. Los NUMERARIOS abonarán la cuota anual de 15 pesetas ó la de 16,50 si residiesen en: países de la Unión postal, debiendo remitirla sin descuento al tesorero en la época de admisión, y posteriormente en el mes de Enero de cada año. Reciben el BoLrTÍN y las MEMORIAS. Los AGREGADOS abonan la cuota anual de 8 pesetas y reciben el BoLETÍN. Unos y otros podrán abonar su cuota en plazos trimestrales adelanta- dos, donde haya Sección ó representante de la Sociedad, á razón de 4 pe- setas por trimestre los numerarios y de 2,25 los agregados. Los socios numerarios que abonen de una vez ó en tres plazos anuales la suma de 300 pesetas se consideran como vitalicios, quedando exentos del pago de la cuota anual y con derecho á recibir en lo sucesivo todas las publicaciones de la Sociedad. Los que hicieren á la Sociedad el donativo de 500 pesetas serán consi- derados como socios perpetuos, con iguales derechos que los vitalicios, pero figurando su nombre á perpetuidad en la lista de socios, junto al de los socios fundadores. J TARIFA para las tiradas aparte del Boletin y de las Memorias de la Real Sociedad espanola de Historia natural. Tiradas sin levaniar forma, De 1 á4 16 páginas, 2 pesetas cada 50 ejemplares ó fracción de 50, Tirada dejando una sola paginación y añadiendo los titulos del autor después de su nombre. De 1 4 8 páginas (medio pliego), 50 ejemplares, 5,50 pesetas; cada 50 más ó fracción de 50, 1 peseta. De1á16 páginas (un pliego), 50 ejemplares, 10 pesetas; cada 50 más 6 fracción de 50, 2 pesetas. En todos los easos. Una portada nueva, molde y tirada de 1 4 500 ejemplares, 6 pesetas. Poner cierre á la portada para que sirva de cubierta, papel de colar y tirada de 50 ejemplares, 4,25 pesetas; cada 50 más, 0,25. Una cubierta sin imprimir, cada 50 ejemplares, 0,25. Por las correcciones extraordinarias que manden hacer los autores, cada hora, 1 peseta. ; Encuadernación. 1 4 16 paginas, 50 ejemplares, 1 peseta. Pasando de un pliego, hasta cinco, cada 50 ejemplares, 0,50 por pliego, de seis pliegos .err adelante, 0,25 por pliego, cada 50 ejemplares. La cubierta y las láminas se computan cada una como un pliego para la anterior tasación. , eS e, A CA le o al ci, e AAA 7 A ITA FIT Sesión extraordinaria del 28 de Noviembre de 1913. PRESIDENCIA DEL ILMO. SR. D. JUAN M. DÍAZ DEL VILLAR El Presidente manifestó que la reunión tenía por objeto cubrir la plaza de socio honorario que existe vacante por fallecimiento del ilustre naturalista inglés Lord Abevury Mr. John Lubbock, y que por acuerdo de la Junta directiva proponía fuese nombrado Mr. William J. Holland, director del Museo Carnegie en Pitts- burgh, antiguo Rector de aquella Universidad, entomólogo y paleontólogo de gran nombradía, y que se encuentra actualmente en Madrid dirigiendo ia colocación del gigantesco Diplodocus Carnegie, que ha regalado el opulento multimillonario Mr. Car- negie á S. M. el Rey, con destino á nuestro Museo Nacional. Asimismo indicó el Presidente que proponía se nombrara socio Correspondiente á Mr. Arthur Coggeshall, jefe del Laboratorio de paleontología del Museo Carnegie, que ha venido acompañando á Mr. Holland para instalar el Diplodocus. Ambas proposiciones fueron acordadas por aclamación, con- viniéndose á la vez en dirigir un mensaje á Mr. Carnegie, en que se le exprese la gratitud de la Socreoab, por el espléndido dona- tivo que ha hecho á España con la reproducción del Diplodocus que enriquece ya las colecciones de nuestro Museo de Ciencias Naturales. Por último, á propuesta del Sr. Casares Gil (D. Antonio), se acordó nombrar socio correspondiente á M. Louis Corbiere, pro- fesor de botánica de la Universidad y secretario perpetuo de la Academia de Ciencias de Cherburgo. Sesión del 3 de Diciembre de 1913. PRESIDENCIA DEL ILMO. Sa, D. JUAN M. DÍAZ DEL VILLAR El Secretario leyó el acta de la sesión anterior, que fué aproba= da. También se leyó y aprobó el acta de la sesión extraordinaria del 28 de Noviembre. - Tomo x111.—Diciembre, 1913. 3l 490 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA Admisiones y presentaciones. — Fueron admitidos los socios propuestos eun la Junta de Noviembre y presentados por el señor Beltrán, D. Julio García y D. José María Cogolludo y Bejarano, y por el Sr. Blanco, D. Eduardo de Fraga Torrejón, residente, como los anteriores, en Madrid. Comunicaciones.—El Secretario presentó la biografía del botá- nico español D. José Arechavaleta, escrita á encargo de la Socrk- pab por el Sr. Aranzadi. Presentó también un trabajo del Sr. Dan- tín sobre el concepto de la región natural en Geografía, y una nota del Sr, Bolívar y Pieltain acerca de Carábidos españoles. —El Sr. Casares (D. Antonio) leyó la siguiente nota: «La publicación reciente de la biografía de Edouard Bornet, he- cha por su discípulo y colega del Instituto de Francia M. L. Gui- egnard (1), y que ha tenido la bondad de remitirme la respetable viuda del ilustre sabio, me facilitan cumplir una deuda de grati- tud que con su memoria tenemos pendiente los botánicos espa- ñoles. Edouard Bornet. Este botánico, cuya pérdida ha sido verdaderamente irrepara- ble para la Ciencia, nació en Guérigni (Niévre) el 2 de Septiem- bre de 1828. Su afición á la Botánica comenzó, ya en la época de sus primeros estudios, por el de las Fanerógamas. Hijo de padres de modesta posición, fué enviado á París para hacer sus estudios de médico, y allí se puso en contacto con el Dr. Léveillé, de re- nombre universal como micólogo, y médico también, á quien la Micología debe no sólo importantes y numerosos descubrimien- tos, sino también haber hecho discípulos como Bornet y como Boudier, éste por fortuna aún vivo. Léveillé le hizo observar que la Botánica le haría pasar por médico entre los botánicos y por botánico entre los médicos, observación no exacta para él ni para Bornet, aun cuando sí lo hubiera sido en otro medio ambiente. La Francia hizo justicia á Léveillé, como la ha hecho á Bornet, Durante un año trabajó con Léveillé dos horas diarias, robadas más á su reposo que á sus estudios médicos, y al año publicaba (1) L. Guignard: Not. sur la vie et les travaux de EDovarD BorNET.— Publicada por el Instituto de Francia (Academia de Ciencias). O DE HISTORIA NATURAL 491 un trabajo notable de Micología (1). Con ocasión de éste y otro, le escribía su maestro: «Creed es una satisfacción para mí veros hablar de Micología tan fácilmente como yo; si continuáis por el mismo camino bien pronto sabréis más que yo, y lo habréis apren- dido con menos tiempo y trabajo.» En aquella época, y por Léveillé, conoció á Thuret, quien poco más tarde había de separarlo de la Micología para llevarlo al estu- dio de la Algología. La falta de recursos, al terminar sus estudios de médico, le hicieron aceptar la plaza de ayudante de Thuret, quien rico de fortuna, y sin otro objetivo que la Ciencia, á ella dedicaba su tiempo y sus grandes rentas. Sólo dos años después, en 1855, Bornuet se doctoraba en Medicina, aun cuando ya nunca abando- nó, mientras vivió, al maestro y amigo Thuret. De aquella primera época datan sus estudios sobre la Ephebe pubescens, alga según unos, liquen según otros como él demos- tró, y también otros diversos de Liquenología. Con Thuret siguió cuando éste fundó su Jardín botánico de Antibes, y la Villa Thuret, colaborando con él en aquella empre- sa magna, hoy donada al Gobierno francés, y al mismo tiempo reuniendo materiales para la Flora de los Alpes marítimos. Allí también comenzaron sus publicaciones algológicas, colabo- rando en las notabilísimas de Thuret, y allí practicó su estudio sobre los hibridos en los Cistus, para los cuales practicó más de 3.000 fecundaciones artificiales. La teoría de la simbiosis liquenológica de De Bary y Schwen- dener tuvo en él un partidario y un experimentador. Fué el pri- mero que determinó las algas que viven en simbiosis con los hon- gos, haciendo además las primeras experiencias de formación ar- tificial de líquenes. Sus publicaciones acerca de la Sistemática, de la Anatomía y de la Fisiología de las Algas son importantísimas, y sería largo enumerarlas. Activo, bondadoso en extremo, su ciencia estaba siempre á dis- posición de todos, y de ello puedo atestiguar personalmente. Cuando nuestro sentido consocio, mi amigo que fué, Sr. Ro- dríguez Femenías, se dedicó al estudio de las algas de las Balea- (1) Bornet: Et. sur l'org. des esp. qui comp. le genre <«5e acuerda que la Sección verifique su excursión próxima, á propuesta de D. José María Vidal, á Caldas de Malavella, el pró- ximo día 7 de Diciembre, —El Sr. Menacho presenta una comunicación sobre una oftal- mía de los peces de los acuarios, trabajo verificado en el Labora- torio biológico-marino de Baleares, —El Sr. Vidal (D. Luis M.), lee otra en la que anuncia la pre- sencia del Dryopitheco en el mioceno superior de Cataluña. A propuesta de los señores Presidente, Cazurro y Pardillo, se acuerda, en vista de laimportancia del descubrimiento, hacer una tirada de dicho trabajo, por suscripción entre los socios, á cuya suscripción contribuirá la Sección, independientemente de la pu- blicación de aquél en el BoLetiN de la SociEDaD. Notas y comunicaciones Nota sobre la presencia del «Dryopithecus» en el mioceno superior del Pirineo catalán POR LUIS MARIANO VIDAL «El Dryopithecus es el único mono antropomorfo que se haya encontrado en estado fósil, y se haya podido comparar con el hombre. El mioceno de Sansan (Francia) había suministrado un antropomortfo, el Pliopithecus; pero es tau pequeño, que nadic ha tenido el pensamiento de aproximarlo á la especie humana». Asi empieza Gaudry su concienzudo estudio del gran simio fósil que Fontan descubrió en 1856 en el mioceno medio de Saint-Gaudens, departamento del Haute-Garone (1), cuya estatura debía ser como la del chimpancé, y que hasta hoy no había sido encontrado en ningún otro punto. Eduardo Lartet, que lo estudió y describió con el nombre de Dryopithecus Fontani, decía, en resumen, que el nuevo mono fó- (1) A. Gaudry: Ze Dryopitheque (Mem. Soc. Géol. de France. Pa- leont., 189»). 500 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA sil venía á colocarse con caracteres superiores, bajo ciertos puntos de vista, en el grupo de simios que comprende el chimpancé, el orangután, el gorila, los gibones y el Pliopithecus antiquus Ger- vais. Difiere, dice, de todos éstos por algunos detalles dentarios, y de un modo aún más especial por el acortamiento muy sensible del rostro; y aún insiste en este detalle más adelante, diciendo «que bajo este aspecto se aproxima mucho al tipo negro de la raza humana». La reputación de Lartet como hábil y prudente paleontólogo, despertó con estas noticias gran curiosidad sobre el nuevo género de simio. Pero pocos años después, en 1875, el coronel Duhous-' set, estudiando comparativamente las mandíbulas del hombre y de varios mamíferos, decía que el Dryopithecus Fontani, en el cual han visto los paleontólogos una aproximación á la raza humana, comparándole él con el joven chimpancé de Aubry, en- contraba que se alejaba aún más del contorno humano que éste último. ) Recuerdo ahora estos antecedentes, que tomo de la Memoria citada de M. Gaudry, para hacer notar el alto interés que merecía, y que logró inspirar el resto fósil sobre el cual se fundaban estas conjeturas, Más tarde, M. Gaudry recibió en consulta una mandíbula me- jor conservada que la primera, acabada de encontrar por M. Re- gnault en el mismo yacimiento; y su detenido estudio, compa- rándola con las mandíbulas del chimpancé, del hotentote-y de un europeo, le condujo á un resultado enteramente contrario del que había deducido M. Lartet. Hace notar que las dos series de molares se presentan parale- las, dejando para la lengua una cavidad alargada, lo cual debía dar á este órgano una forma estrecha y prolongada, bien distinta de la que, por el perfeccionamiento gradual, se podría concebir para llegar á establecer una comparación con la especie humana. El rostro del Dryopithecus debía pues, ser, mo más corto que el de otros simios, sino más alargado, formando hocico. Sus conclusiones son las siguientes: «Que el Dryopithecus ocupa entre los monos antropomorfos el rango más inferior. Así, entiende Gaudry, que el orden en que pueden colocarse ha de ser el siguiente: Chimpaucé. Orangután, gibón, pliopitheco. DE HISTORIA NATURAL 501 Gorila. Dryopitheco. Que siendo este último entre los grandes monos fósiles conoci- dos hasta hoy, el más elevado, hemos de reconocer que la paleon- tclogía no ha encontrado hasta ahora el eslabón que encadena el hombre con los animales. Zittel, en su tratado de paleontología, dice que éste es el simio mayor y el más próximo al hombre que se ha descubierto en el terciario europeo, y que sus dimensiones eran casi las mismas que las del chimpancé; pero confirma la opinión de Gaudry, de que aún se acerca más este último que aquél á la forma humana, y que el rostro del Dryopithecus, en vez de ser más corto, era más alargado que en aquél. El ejemplar que motiva la presente Nota, me ha sido presenta- do por el joven colector D. José Colominas, quien lo ha encon- trado en el mismo yacimiento mioceno de Seo de Urgel (provin- cia de Lérida), que hace años me ha proporcionado ya varios res- tos de mamiferos. Consiste en un fragmento de la mandíbula inferior, que com- prende la rama izquierda y el hueso de la parte delantera. Falta la rama derecha. Consérvanse tres molares. El segundo premolar está roto, y el primero, así como el cauino y los incisivos, faltan también; pero están en tan buen estado los molares, que la com- paración con los descritos por los autores es fácil, tanto más cuanto que no están más ni menos gastados que los de las piezas típicas; de modo que por la igualdad de tamaño de la mandíbula y de los molares, se puede deducir que pertenecen á un indivi- duo de la misma talla, que el que dió lugar á la creación del género. En las figuras que se acompañan se ve este ejemplar en tamaño natural, en diferentes posiciones. Figura 1.4 Mandiíbula inferior izquierda vista por encima. Los tres molares muestran bien la estructura de la corona, com- puesta de dos pares de tubérculos cónicos opuestos, y de un ter- cero aislado. El segundo premolar ha perdido la corona; del col- millo sólo asoma un trozo pequeño de la raíz, y se comprende por la distaucia á que debía pasar el plano alveolar, que los caninos debían ser largos y fuertes, como se manifiestan en las piezas descubiertas en Saint-Gaudens. De ellos y de los incisivos, así como del primer premolar, no se han conservado los alvéolos, pero el hueso de la barba presenta la misma configuración y robustez 302 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA que en el ejemplar tipo; su inclinación hacia adentro es análoga á la del chimpancé. Figura 2.” La misma, vista por debajo. Figura 3.” Vista de costado por el lado externo. Figura 4% Vista del lado interno, mostrando el espesor del hueso de la barba. Figura 5.” Reconstitución de la mandíbula inferior; se ve el paralelismo de las dos filas de molares, y el estrecho espacio que queda para la lengua. Si es interesante poder hacer constar la existencia en la ver- - tiente meridional del Pirineo de una especie tan notable que hasta ahora sólo se conocía en la vertiente Norte, da mayor importan- cia al hecho la circunstancia de corresponder las hiladas que la encierran á un horizonte un poco más elevado que el de la ver- tiente francesa, pues Saint-Gaudens figura en el mioceno medio, y Seo de Urgel está clasificado en el tortonense, ó sea en la base del mioceno superior; por lo cual creo que no será inoportuno dar con esta ocasión una breve idea de ese curioso yacimiento. El mioceno superior en la vertiente meridional del Pirineo catalán es de origen lacustre, y forma dos manchones enclavados en el valle alto del Segre, y rodeados por todos lados de terrenos paleozoicos. Radica el más elevado en la Cerdaña, á una altitud de 1.200 metros, y el más bajo en Seo de Urgel, á una altitud de 695; y están separados por una distancia de 25 km., que el río Segre recorre en los agrestes desfiladeros de Martinet y Alás. Fueron estudiados primeramente por M. Leymerie en 1869, en una rápida excursión, para dar el corte geológico del valle del Segre, desde Puigcerdá hasta Oliana (1). La falta de documentos paleontológicos le impidió definir exactamente la situación de dichos depósitos en la serie cronológica de los terrenos, y sólo por analogía con los sedimentos de la llanura del Rosellón, dedujo que eran del plioceno. El manchón de la Cerdaña fué estudiado en 1884 por M. Ré- rolle (2), quien describió lus numerosos vegetales fósiles que encie- (1) A. Leymerie: Récit d'une exploration géologique de la vallée de La Segre. (Bull. Soc. Géol. de France. París, 1869.) (2) L. Rérolle: Études sur les végétaux fossiles de Cerdagne. (Revue des Sciences Naturelles. Montpellier, 1884-85.) Fi DE HISTORIA NATURAL . 1,2—Vista de costado, por dentro. 50 3 504 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA rra la base de la formación, deduciendo de un estudio comparativo con las floras italianas de Sinigaglia y Stradella y con las de Viena y de Oeningen, que corresponde, como todas éstas, al mioceno superior. En 1885 MM. Depéret y Rérolle presentaron á la Sociedad Geo- lógica de Francia una nota geológica y paleontológica sobre este mismo manchón (1), confirmando, merced al hallazgo de varios Fig. 5.?—Reconstitución de la mandíbula inferior. mamíferos, la opinión expresada últimamente. La fauna, aunque poco numerosa, resultó importante, pues recogieron, además de varias especies de moluscos de agua dulce de los géneros Planor- bis, Lymnaea, Bithynia, inclasificables por su estado de deforma- ción, las siguientes especies de mamiferos: Hipparion gracile Kaup.—KReconocido por un molar inferior iz- quierdo, idéntico por su talla y caracteres á los del mioceno supe- rior de Pikermi y de Luberon. (1) Ch. Depéret et L. Rérolle: Note sur la géologie et sur les mamif eres Ffossiles du bassin lacustre miocene supérieur de la Cerdagne. (Bull. Soc. Géol. de France. París, 1885.) a a ed asi cl DE HISTORIA NATURAL 505 Sus major Gervais. —Fragmento de un maxilar superior de un Sus de gran talla que no difiere de los de Cucuron (departamento de Vaucluse). Castor Jaegeri Kaup.—Fragmento de una mandíbula derecha con la serie completa de molares, perteneciendo á un roedor de gran tamaño, idéntico al descrito por Kaup en Eppelsheim. Mastodon sp.—Reconocido sólo por una vértebra. Ictitherium sp.—Pequeño carnicero, cuyos molares difieren de las especies conocidas en el mioceno de Pikermi, Amphicyon major Lartet., var. pyrenaicus D. y R.—Dientes y varios huesos de un carnicero de la familia cánidas y de la talla de un oso. Todo lo cual demuestra que el manchón de Puigcerdá no corresponde al plioceno, como pensó Leymerie, sino al hori- zonte de Eppelsheim, ó sea, al piso Tortonense. Más tarde, en 1889, se descubrió en los lignitos de Estavar (Cerdaña francesa), que ocupan la base de la formación lacustre, varios molares y gran parte de la mandíbula inferior de un gran Dynotherium, el D. bavaricum. Los Sres. Almera y Bofill lo die- ron á conocer en la Crónica Científica (1). El manchón de Seo de Urgel no había suministrado aún mate- riales paleontológicos que confirmasen su identidad con el de La Cerdaña, por más que las analogías petrográficas eran tantas, que no podía caber duda de ello; pero después, mis frecuentes excur- siones geológicas en aquella comarca me dieron ocasión de reco- ger bastantes restos fósiles, que vienen á aumentar la lista de las especies que poblaban el país en aquella edad. Un estudio de estos ejemplares fué priucipiado por el eminente paleontólogo M. Gaudry, y después de su fallecimiento ha sido completado por M. Chevalier consultando al actu+] Director del Museo de París, y sabio paleontólogo M. Boule, publicándose en 1909 (2) en su estudio De la Cuencita de Seo de Urgel (debiera decir Cuenque- cita), donde expone la constitución de este depósito lacustre, de conformidad en la parte estratigráfica, con la que estableció Ley- merie en 1869, y la que consigné en la Geología de Lérida en 1875. De modo que, reducida á sus términos generales, viene (1) Almera y Bofill: Descubrimiento de grandes mamíferos fósiles en Cu- taluña. (Crónica Científica. Barcelona, 1887.) (2) M. Chevalier: Note sur la Cuencita de Seo de Urgel. (Bull. Soc. Giol. de France, 1909.) Tomo x111.—Diciembre, 1913. 32 506 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA á estar compuesta esta cuenca de los grupos siguientes, empe- zando por la base: Lignitos.—Unos siete lechos, de 3 á 20 cm. de grueso, que des- cubrí en 1875, en ocasión de estar muy bajas las aguas del Se- gre (1); alternan con hiladas arcillosas, y descansan sobre un banco de arcilla sabulosa de grueso desconocido; son equivalentes de la formación lignitífera que en la Cerdaña española se explota en pequeña escala en Sanabastre y Prats y Sampsor, y que en la Cerdaña francesa adquiere mayor potencia en Estavar, dando lu- gar á una explotación importante. Es sensible que no se haya in- tentado sondeo alguno para saber si merecen laborearse estos lig- nitos de Seo de Urgel. Arcillas abigarradas.—Forman un grueso banco de más de 10 metros de espesor, de arcillas de colores vivos, rojizos, amarillen- tos, blancos, muy finas y muy puras, que dan un excelente ma- terial para alfarería; se les intercalan hiladas de poco grueso de arcillas sabulosas finas de tonos anaranjados, y en lo alto algún lecho de conglomerado. Arcillas rutilantes.—Potente formación arcillosa roja mezclada con cantos pizarrosos y porfidicos groseramente cementados, que con espesor considerable corona los bordes de la cuenca en donde la denudación la ha respetado, alcanzando á veces grandes alturas sobre el nivel del río, como se ve en Parroquia de Ortó. Los restos fósiles se encuentran en las arcillas abigarradas, y los recogí todos en una tejería que hay en el Firal, junto á la ciu- dad; son los siguientes: Hipparion gracile Kaup.—Muchos molares de las dos mandí- bulas, Sus major Gervais.—Un molar de la mandíbula inferior. Hyotherium Soemmeringii Meyer.— Un molar superior de un Sus de pequeña talla; los mamelones son cónicos, dirigidos .obli- cuamente respecto del eje longitudinal de la muela, con tendencia á formar colinas transversas. É Aceratherium tetradactylum Lartet.—Dos fragmentos de las mandíbulas superior é inferior con los molares muy bien conser- vados. Es el único rinoceronte que se ha señalado en esta cuenca lacustre. (1) L. M. Vidal: Geología de la provincia de Lérida. (Boletín de la Co- misión del Mapa Geológico de España. Madrid, 1875.) A DE HISTORIA NATURAL 507 Tapirus priscus Kaup.—Un segundo premolar superior de- recho. Mastodon angustidens Cuvier.—Un molar superior. Mastodon angustidens, var. pyrenaicus Lartet.—Un molar in- ferior. Mastodon longirostris Kaup. — Un molar inferior, según Gaudry. Dicroceros (Capreolus ?) sp.—Un molar inferior. Cervulus dicranocerus Kaup.—Dos fragmentos de mandíbula y varios trozos de asta, que son profundamente acanalados y mues- tran la bifurcación del asta muy cerca del rodete. Además poseo muchos huesos en fragmentos y una defensa de Mastodon de un metro de largo, junto con algunos Helix defor- mados que no se pueden determinar. A la lista anterior se agrega ahora el Dryopithecus Fontani, de- mostrando que el gran mono que durante el mioceno medio vivía en la vertiente septentrional de la cordillera pirenaica, subsistió al empezar el mioceno superior ó tortonense, en la vertiente me- ridional, coyos bosques poblados de grandes árboles, como hayas, encinas, tilos, álamos, arces, que estudió Rérolleen número de 40 especies, serían estancia apropiada de este interesante antropo- morfo. Concepto de la región natural en Geografia POR JUAN DANTÍN CERECEDA Señalábamos en un trabajo anterior (1) cuál debía ser, en nues- tro sentir, una de las más legítimas finalidades de la Geografía moderna, al menos en su orientación más reciente: concretar la región natural, tomando por base y principio fundamental direc- tor la unidad terrestre que dan, á un tiempo mismo, la geología y morfología del territorio. Para alcanzar el fin propuesto parece bastar, en términos gene- rales, acusar, con rasgos enérgicos, en fuerza de sobrios y preci- (1) Dantín Cereceda (J.): «Resumen fisiográfico de la Península Ibéri- ca». (Trab. del Mus. de C. Nat. de Madrid. Núm. 9, 1912, pág. 272.) 508 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA sos, la estrecha correlación existente entre el relieve, el clima, la fauna, la vegetación y la agricultura del país, sin excluir la con- sideración humana, en este aspecto especial de sus relaciones geográficas con el medio. Para emprender y llevar á cabo trabajos de esta indole hay que determinar de antemano el criterio aplicable á los elementos cons- titutivos de la región y su real encadenamiento, y fijar el con- cepto de la región natural. Tales son los motivos que inspiran esta nota. I.—Elementos constituyentes de la región. Criterio de sus relaciones. La región natural no ha sido todavía concretada del todo. Vea- mos en qué consiste, qué extremos ha de abarcar, y cómo deben éstos precisarse. Sin duda, los elementos primordiales de la región natural son el relieve, el clima, la flora, la fauna y el hombre. De éstos, los más fundamentales, de los que los restantes se hallan en relación de dependencia son, sin duda, el clima y el relieve, este último, en su doble aspecto geológico y geográfico (no podría tampoco concebirse el uno sin el otro), ya que de la disposición estratigrá- fica, constitución litológica y peculiar tectónica de un territorio deriva, como adecuada resultante, la orografía del mismo. En lógica consecuencia, si de lo geológico depende en relación tan directa el accidente geográfico, el régimen orográfico y con él su secuela el hidrográfico (distribución de las aguas vertientes), serán guía segura en gran número de casos para interpretar la razón de ser y el especial carácter de cada región natural. No es posible negar la evidencia de estos principios generales, ni tampoco el orden de dependencia en que unos de otros se van desprendiendo; si, pues, convebimos en su exactitud, habrá de admitirse que es el relieve el primero y más fundamental de to-- dos los elementos constituyentes. ¿Quién origina el clima sino el reparto, la distribución de las masas continentales y marítimas, y quién es, en último término, la causa de esta especial agrupa- ción de ambos dominios, sino la propia geología dinámica? ¿Ca- bria pensar que la propia geografía botánica estuviera en depen- dencia con los movimientos tectónicos? ¿Y que la repartición y las formas de las mismas sociedades humanas estuviesen condi- AAA DE HISTORIA NATURAL 509 cionadas por la estructura geológica de un territorio, á la que no son incluso extrañas las herencias de otros remotos ciclos de evo- lución, muy anteriores á la propia aparición del hombre? Estas verdades constituyen un sistema, de trabazón tan íntima, y está tan de acuerdo con el criterio geológico de todas ellas el principio de unidad superior que las envuelve que, yendo de con- secuencia en consecuencia, no se originan nunca resultados que no estuviesen ya previamente descontados, Si por lo que toca á nuestra Península, comparamos dos de sus regiones naturales, que pueden ser, por vía de ejemplo, el macizo arcaico galaico y la terciaria fosa teclónica del Ebro, no tendremos sino considerar que el primero, de rasgos concretos y definidos por su situación geográfica, por la unidad morfológica de su relieve, disfruta de un clima de suaves temperaturas, de abundantes lluvias, regularmente distribuídas en las cuatro esta- ciones del año, mantenedoras de una espléndida vegetación que cubre el país con sus bosques, sus cultivos y sus prados verde ci- nabrio, constantes todo el año, explicación de la índole de su ero- sión, de la suavidad en el tono y líneas de sus paisajes, del hondo sentimentalismo de sus habitantes, de su dulce fabla, de sus can- tos y aun de sus costumbres, reflejo de la placidez del paisaje que las impregna. Contrastan fuertemente con estos rasgos los de la fosa tectónica del Ebro, de temperaturas extremas, de escasas lluvias que, en unión de su constitución litológica, dan por resultante su régimen estepario, la desolada desnudez de su paisaje; lo áspero, quebra- do y violento de sus montañas limitantes, el tono seco y terroso del rastrojo, aspereza del ambiente que convierte al habitante en un hombre austero y rudo (templado en la incesante lucha con un medio ingrato), de firme equilibrio, sobrio en sus alegrías. Los elementos constituyentes de la región natural (relieve, cli- ma, flora, fauna), á quienes acabamos de señalar categoría, aun dentro de su subordinación jerárquica, no intervienen aislada- mente. Téngase presente por el geógrafo, como principio funda- mental y punto de partida que ha de informar todo examen, que los fenómenos naturales son complejos y no simples y seinfluyen recíprocamente, en forma tal que bien puede afirmarse que si el clima crea el relieve, este último condiciona también al primero. Esta influencia recíproca más se precisa con sólo recordar que la misma climatología ha surgido posteriormente como una síntesis 510 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA compleja de la acción simultánea de todos aquellos fenómenos atmosféricos de que, separada y analíticamente, trata la meteoro- logía. La idea madre de esta reciprocidad simultánea, si vale la ex- presión, parece tan elemental, en fuerza del vigor con que se im- pone, que ya se advierte que el clima no es el meteoro: es una resultante de la acción paralela y recíproca de todos los meteoros, de muy difícil determinación, pues que unas veces las fuerzas componentes marchan en un mismo sentido, otras son antagóni- cas. Si la insolación, luminosidad, evaporación, nebulosidad, llu- vias, vientos, etc., se estudian aisladamente, en su abstracto va- lor absoluto, representarán un dato para el meteorólogo, pero no dirán nada al geógrafo. Tan sólo alquirirán toda su expresiva significación íntegra si se estudian juntas, en su simultaneidad, como efectividad de un sistema. Pero para que este valor medio del clima, esta verdadera suma algébrica (en que cada sumando aporta, no sólo su valor, sino aun su propia naturaleza), responda á una realidad, han de tomarse los diversos elementos (temperatura, luminosidad, humedad, vientos, etc.), en su combinación mutua, no ya entre sí, sino asi- mismo con el relieve, la exposición, la vegetación é incluso los mismos cultivos que son de influjo tan directo en la climatología. Únicamente cuando estos elementos adquieran el valor que deben á esta particular y compleja relación, podremos interpretar el ca- rácter del clima. Lo que sucede es que desconocedores todavía de muchas de estas relaciones de solidaridad que seguramente man- tiene con los demás elementos componentes de la región natural, debemos á esta lamentable iguorancia el estado de atraso en que se haya la climatología. La necesidad de estudiar los fenómenos en su simultaneidad, obrando juntamente y no como valores individuales, si se quiere que la región natural aparezca como justa expresión de la natu- raleza misma, como una realidad viva, es tan evidente que basta con indicar que así es como los fenómenos se presentan y actúan en la dinámica terrestre, El estudiarlos separadamente es una exi- gencia tiránica del método, surgido por motivos de nuestra pro- pia limitación, que ha venido con el progreso científico, buscando el medio de desentrañar la complicación de las cosas, Ó por mejor decir, de desembarazarnos del obstáculo de su complejidad actuan- te. Así en Química, el análisis simplificó y favoreció el avance de DE HIsTORIa NATURAL 511 la ciencia: los trabajos sintéticos han sido posteriores, aun siendo como son la expresión de las substancias mismas. La correspondencia y solidaridad que mantienen entre sí los elementos constitutivos de la región, es de tal índole, que la alte- ración de uno sólo de ellos lleva consigo no ya la de todo el siste- ma en que interviene, sino la de cada uno de los restantes toma- dos individualmente: que cambie el clima, y se trastornarán el re- lieve, la flora, la fauna, el hombre mismo. La región natural parece estar regida por dos grandes princi- pios de superior categoría: el de correspondencia mutua entre los elementos que entran á componerla y el de coordinación entre las variantes de un elemento mismo. En verdad, todas las ciencias 10 son más que el resultado de relaciones (de analogía Ó diferencia), y de coordinaciones y está en sus creadores ó tratadistas el talen- to de interpretarlas y de ponerlas de manifiesto, dándolas la ade- cuada significación y subordinándolas en forma que cada término adquiera, en esta especial arquitectura, su verdadero valor; éstas serán las bóvedas, aquéllas no más que motivos ornamentales. Lo urgente es, pues, la valoración de los términos. Si en este sentido sometemos el modelado del relieve á nuestra consideración actual, presto notaremos que noes únicamente la expresión del choque entre las energías de los agentes erosivos y la resistencia que oponen las rocas á su labor destructora, sino que atestigua además: a) las alteraciones del nivel de base; b) las va- riaciones por que ha pasado el clima; c) los ciclos anteriores de evolución que, al precederle, ya previamente afiligranaron y mo- dificaron el suelo en un cierto sentido. Este último testimonio existe como si no hubiera habido abolición real de los ciclos, sino más bien un tránsito á otros que, por transformación gradual, se fueron presentando; la labor pasada parece perpetuarse en el pre- sente, sin amenguar la robusta personalidad actual, como los ras- gos del padre se distinguen en el hijo, sin confundirse con éste. Pero las mismas formas, con ser muchas, que la erosión escul- pe en el relieve, no presentan dentro de una misma región natu- ral, rasgos inconexos, sino siempre un grupo, una legítima fami- lia natural de formas del modelado, coordinación acusadora de una misma causa general (que no es otrasino la acción común de la actividad de los restantes factores). De otra parte, los caracteres de estas formas convienen siempre con el régimen de las condi- ciones actuales que las engendraron. Si abandonando el clima y 512 BOLETÍN DE LA KEAL SOCIEDAD ESPAÑOLA el relieve, pasamos al dominio de la biogeografía, comprobaremos que los principios enunciados no han perdido nada de su eficacia. Todo ser vivo (planta ó animal) no es, en el momento presente, más que la forma circunstancial en que se concreta, durante un tiempo dado, la especie viva como un resultado de la tensión de esfuerzos en su relación con el medio: de acuerdo con los cambios futuros de éste, adoptará siempre la más conveniente posición de equilibrio. Se da á entender con ello que no será jamás otra cosa sino la expresión total, la resultante de la actuación mancomuna- da de los demás fenómenos componentes. ¿Se quiere más estrecha solidaridad de la biogeografía con los restantes elementos consti- tuyentes de la región natural? El animal ó la planta parecen reflejar, en esta especial conside- ración geográfica, la fisonomía de la región. Cada elemento regio- nal parece haber dejado en la especie algún claro testimonio: el clima, su librea, el relieve, sus costumbres, etc., clavándose en él, marcándole con su estigma, como el esclavo señalado por su due- ño para reconocerlo y subordinarlo en todo momento. En el respecto de la Geografía botánica, el geógrafo observará que no es una sola planta la que da el rasgo fisonómico caracte- rístico á la vegetación, sino todo un grupo de especies vegetales que tienen de común sus afinidades fisiológicas, pocas veces las sistemáticas. Así puede decir Vidal de la Blache (1) que el acebu- che no personifica él sólo la vegetación mediterránea, con ser tan característico: es el conjunto de cistáceas, de labiadas leñosas, et- cétera, que constituyen el matorral. El propio vulgo, en perpetua convivencia con la Naturaleza, se ha fijado en esta coexistencia y señalado, con una palabra expresiva y justa, la realidad de dicha comunión xerófita. Cuando se asocian las plantas para cubrir ó poblar un país, aun siendo distintas sistemáticamente y recono- ciendo su diversidad de origen (2), adquieren una tonalidad gene- (1) Vidal de la Blache (P.): Des caracteres distinctifs de la Géographie. (Ann. de Géogr., núm. 124, año xx11, 15 Julio 1913, pág. 295.) (2) Unas, heredadas de climas ó condiciones geográficas anteriores, son las endémicas; otras son invasoras, otras refugiadas, la mayor parte vivien- do en la región á título precario. Hay una última categoría de especies que han llegado á la región, siguiendo á los cultivos, como por ejemplo, la Oxalis violacea L. ó hierba mala, que de América han extendido los india- nos por Asturias y Galicia, é invade hoy, en estas regiones, los campos de maíz. DE HISTORIA NATURAL 513 ral (recuérdese la flora esteparia) y en consonancia con el medio se organizan en una fisiología común, ya para resistir á la sequía (carácter xerófito de la vegetación misma mediterránea ó de la desértica, por ejemplo), ya para soportar ó sobreponerse á cual- quier otra influencia. Los animales no escapan á esta ley general de coordinación de rasgos comunes, y en este sentido se viene diciendo: fauna este - paria (de costumbres terrícolas), fauna de pradera (rumiantes Co- rredores, fieras que viven á sus expensas, etc.), señalados todos ellos siempre con algún ó algunos caracteres generales, de modo que no hay inconveniente en decir, en este aspecto'geográfico, que forman grupos naturales, conformes con la sistemática ó en opo- sición á ella. Al geógrafo toca la labor de analizar y valorar cada uno de los elementos integrantes de la región natural, en beneficio de su mejor inteligencia. Pero entiéndase que sólo formando estas aso- ciaciones es como las formas, inanimadas Ó vivas, se presentan en la realidad. Las vivas, por virtualidad de su naturaleza, se presentan á la observación constituyendo verdaderas sociedades, en plena eficacia de su organización, regidas por principios gene- rales inspiradores, expresión del medio que sobre ellas actúa. En consonancia con esta coacción de los demás elementos constitu- yentes de la región, al reobrar adoptan la más adecuada posición de equilibrio, á reserva de adoptar mañana otra inesperada ó pre- cisada por nosotros de antemano si conocemos el cómo y cuánto de las variaciones de los restantes componentes. II.—La región natural. La región natural queda determinada por los elementos cons- tituyentes (relieve, clima, flora, fauna, hombre), tomando el pri- mero por principio director y relacionando entre sí y subordinan- do todos sus componentes. La región natural aparece como término final de la mutua reci- procidad de los elementos que intervienen en su composición, siempre sin olvido de que reaccionan entre sí y se modifican: es el resultado de un conflicto entre los principios físicos y bioló- gicos que gobiernan el mundo, con todas sus sumas é interfe- rencias. El geógrafo que intente precisar la región natural, tendrá en 514 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA cuenta todos estos factores de tan diversa índole, de origen tan distante; no olvidará tampoco que todavía, más importante que su propio conocimiento, es el de desentrañar y explicar la ley di- rectora de sus complejas combinaciones, cuya expresión final es, precisamente, la propia región natural. Si no acierta á interpre- tar esta ley, no será capaz de hacer de la región un algo vivo y palpitante y no acertará á dar la impresión de la realidad. Su des- cripción quedará tan fría y desprovista de valor, que, como dice Alfredo Calderón, quien se imaginara propietario de un jardín se encontraría dueño de un herbario. Celoso de su cometido, no des- deñará niugún detalle ni circunstancia. Algunos les serán funda- mentales, otros estarán con estos en relación de secundaria de- pendencia, pero todos comunicarán cuerpo á su descripción, y si sabe darle á cada término su legítima categoría, la región natural surgirá sensible, como la realidad. El vulgo, en contacto con realidades naturales, da á esta peculiar asociación de elementos un término colectivo, y cuando dice La Mancha, La Alcarria, Los Monegros, Los Llanos de Urgel, Tierra de Campos, El Páramo, La Montaña, La Ribera, El Bierzo, etc., señala una evidente unidad, compleja y concreta, entre cuyos ele- mentos constituyentes hay una íntima trabazón y corresponden- cia. Comarcas hay en España en que los habitantes, con justa percepción, percatados de que la efectividad de la región es fun- ción, ante todo, del suelo y del clima, les designan con el nombre de sus productos. Así existe en la submeseta septentrional, en Zamora, la Tierra del Pan (constituida por arcillas, calizas mar- ¿osas y conglomerados terciarios), la Tierra del Vino y La Te- rruca, cuyos granitos, pizarras estrato-cristalinas y silúricas Ori- ginan la pobreza del suelo á que debe su nombre. Se deberán recoger cuidadosamente estos nombres y preferirlos á los admi- nistrativos, en cuanto aquellos son expresivos y tienen sus raíces en la realidad, en tanto que los últimos las más de las veces care- cen de sentido y han sido adaptados al país arbitrariamente. Esta consideración que invocamos de la región natural, dará de cada vez nuevos aspectos, y no sabemos en qué posición podrá quedar definitivamente su concepto, conforme en su giro, á la luz del principio de la coactividad simultánea de sus elementos cons- titutivos, vaya pasando por diversos sectores. DE HISTORIA NATURAL 515 Notas antropológicas POR FRANCISCO DE LAS BARRAS 1.* Cráneo recogido en el cementerio moro de Alcazarquivir, 4 dos metros de la tumba del santón, por D. Lorenzo Torremocha, catedrático de la Facultad de Medicina de Sevilla. Corresponde á un individuo adulto, de sexo masculino, y está en buen estado de conservación. Tiene bastante avanzada la sol- dadura de la sutura coronal, siendo casi completa en la sagital y la lambdoidea. La dentición se encuentra reducida á 22 1 —1 lt—1 3=2 A A O 22? ¡—=1? pz l—2 El tamaño de los dientes es normal, están bastante desgastados y presentan una caries muy acentuada en los molares, lo cual explica las faltas que presentan correspondientes á caídas Ó ex- tracciones en vida. Hemos obtenido las medidas siguientes (con arreglo á la hoja de Mónaco): Diámetro anteroposterior MÁXIMO. ...... o .oooonororrrrnc. ss 200 A INÍACO a o 194 Idem transverso MÁXIMO... ....oocococrorrrrocorrrr rra 144 Altura basio-bregátiC2.......oooooororrrrrrrrrr rs 133 Idem aurículo-bregmática......o .ooooormrorrrrcrrrrasra ss 106 Anchura frontal MÍNIMA... + ..ooooooooomo oro csr.. di 98 dond MIA li o 121 Diámetro bimastoideo MÁXIMO. ......ooooooomoooo crm... as Idem bizigomático........ooooooo .oomomoo..” ela jjoiól ZO Teminaro pala jee selena E 0 Sa 109 Idem alveolo-baxilar....... +... ....o....... ISO OO E 107 ¡Altura nAso-Darbalo. o. ria as el SO Idem naso-alveolar.......... A SA PASA SOY INR 79 A A A 55 Anchura de la nariz...... esrrrranan ns. o oa A OE 27 Idem inter-orbitaria.....- TAO AE 21 Idem orbitaria.......- OS OS A li 45 516 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA 'AMTUTA OT DIA as a A e EN AS Anchura del borde alveolar superior.........o.oooooooooo..... Altura ó flecha de la curva alveolar............. ........ Se Longitud de la bóveda palatina..........oooooo.o.... A SE Anchura de la idem dic iio e AAA Altura Orbito=alyeolar a lie ASA O ía Longitud del agujero occipital....... A Acs Anchura del idem íd.......... AS O O E Curva sagitalrdel:craneo- a. setool pas la OE E)” Parte trontals. ....30 ue sopioa A A 0) Td parica an e oa EOO O a E oa A AS A A o A ida Curva transyersala 0 DI AI EI LED ION E U : den Hamada horizontal IO E EN Mandíibula inferior: ¡ANCHUTA PICODQIUOAL aan ateo on e e ls E Idem DISONIACA =>. me acoiea caleta dales eo a ares ios jolie c Longitud de la rama ascendente............. IATA Anchura mínima de la rama ascendente.........oo....... OSA Idem máxima de la dond ads Uan e oa Se PO A A A SS AS Idem*del.cogrpo mandibular. aci SA Espesor máximo del ídem íd....... NES 000 Do oa ope Indices: WOTAÍCO: cae sj 0h lO IdSm vertical. ee oa oo Da E OS E Erontal Sh o alar RrOnto-parietal. o EPI a a Ae E e Eronto=zigomáticO e odiada blo ao ole bialdla ala Gonio-zigomático...... SI A E AO Facialdo:.MÓNALO;: 1 cs as ESA Maxilo alveolar (Mónaco)....... e a MTS SA Oecipital acerlo oa TA non da da SolaBo 120 96 ai 31 46 34 35 16 72,000 66,500 92,361 80,991 68,055 96,031 76,111 62,698 49,090 716,665 71,696 109,836 91,428 De este cráneo es poseedor el Sr. Torremocha, quien según ma- nifestó en la sesión, se propone enviarlo á la colección que fundó DE HISTORIA NATURAL 1% en la Facultad de Medicina de Madrid el eminente antropólogo señor Olóriz. 2,2 Cráneo prehistórico, recogido en Andújar por el ingeniero de minas D. Enrique Conde. : Se encuentra en muy mal estado, á pesar de la impregnación en silicato de potasa, y dividido en varios trozos, que pegados cui- dadosamente han permitido tomar con exactitud las siguientes medidas: Diámetro antero-posterior Máximo .. ooo tasas asa genios ies ao a 174 Tdemididnlaco ett aa date Eta Saro A 167 Tdemttransverso máximo tata asia lol ala ale ao os Curva camita bUcrcriaacO o tan oa coa sn aa aso Ss 340? Parece ser de varón, teniendo la sutura coronal borrada por completo y en las demás muy avanzada la osificación. Cemo puede comprobarse, el índice cefálico es de 81,609, lo cual lo acerca bastante á los obtenidos en cuatro cráneos prehistóricos que publicamos en colaboración con nuestro consocio D. Manuel Medina Ramos, en la serie de Notas antropológicas, contenidas en los tomos de Actas de los años 1596 y 97, y á que hace refe- rencia el distinguido antropólogo D. Luis de Hoyos, en la pá- gina 122 de su Etnogra/ta, tercer tomo de las Lecciones de Antro- pología, de los Sres. Hoyos y Aranzadi. 3.2 Objeto prehistórico encoutrado en Sevilla por D. José Bo- laños. Es de diorita perfectamente pulimentada. La forma rombal, con las puntas y bordes redondeados. La longitud máxima es de 230 mm., la anchura máxima de 98 y el espesor de 41, casi uniforme en toda la extensión. El uso debe haber sido como mo- leta, cogiéndola con las dos manos por los extremos y haciéndola pesar sobre una piedra fija lisa. (En poder de su dueño Sr. Bo- laños.) 4.* Moleta prehistórica, procedente del diluvium inmediato al cementerio de Sevilla. Es un trozo del jaspe cuadrangular con una sola faceta, que mide 65 mm. de largo por 27 de ancho. Del mismo yacimiento describimos otra moleta más interesante en nuestro BoLerIN, año 1906, pág. 438, bajo el título «Una moleta prehistórica de Sevilla». 5.* Hacha de diorita recogida por nuestra propia mano en Constantina, en la vertiente del monte del Castillo. Su longitud es de 172 mm.; la anchura en el centro de 59, el grueso en el centro 518 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA de 40 y la longitud del filo de 44 milímetros. (Gabinete de la Uni- vérsidad.) 6.2 Procedentes del mismo Constantina, en la provincia de Se- villa, otros dos instrumentos: uno de diorita y otro de magnetita, que parecen haber servido para machacar ó triturar. El de diorita mide 117 mm. de longitud, presentando la parte pulimentada, que lo está toscamente, un largo de 75 mm. y un ancho de 40, El de magnetita mide 128 mm. de longitud total, y el extremo pulimentado, quelo está también toscamente, 80 por 51 mm. (Am- bos en el Gabinete de la Universidad.) 7.2 Objeto, probablemente amuleto, de caliza encontrado por nosotros en Cádiz en la Punta de la Vaca, donde están las sepul- turas fenicias, de que publicamos una nota en nuestro BoLETÍN de 1912. (Gabinete de la Universidad.) Tiene la forma general de las hachas prehistóricas, pero el filo está sustituido por un plano, por lo que puede referirse á las mo- letas. La longitud máxima es de 80 mm.; la anchura máxima de 50 y el grueso máximo de 25. El plano que sustituye al filo mide 34 mm. de longitud por 12 de anchura. 8.? Hacha de diorita recogida en el lecho del río Bedondo en Tolón, según etiqueta que lleva; mide 147 mm. de longitud por 54 de anchura máxima, á un tercio del largo total por el lado de la boca, y un grueso máximo de 27. Está perforada cerca del centro, Fué donativo de D. Félix Gila Fidalgo, al Gabinete de la Universidad de Sevilla. Excursiones y notas botánicas por la provincia de Cádiz POR FRANCISCO DE LAS BARRAS DE ARAGÓN Aunque los dos cursos que ha durado nuestra residencia en Cá- diz no constituyen el período en que hayamos hecho más núme- ro de excursiones, hemos recorrido, sin embargo, buena parte de la provincia y herborizado, especialmente durante la pri- DE HISTORIA NATURAL 519 mavera; de todo lo cual, con algunos otros datos, nos proponemos hoy dar cuenta á nuestra SocIEDAD. Conocidas son las condiciones climatológicas del país, y por supuestas las damos; pero como muestra de la flora que en Cádiz puede aclimatarse, es digno de referencia el Parque Genovés, en que se encuentran cultivadas, en perfecto desarrollo, bastantes especies de Yucca, Bambusa, Gynerium, Phoenix, Pritchardia, Livistona, Cercis, Populus, Euphorbia; de éstas, algunas cacti- formes, y también Cactus, Acacia, Araucaria, Pittosporum, Aloe, Buddleia, Cerasus, Geranium, Rosa, Cineraria, Messembryanthe- mum, en bastantes taludes, y otros muchos géneros. De la Phoenix dactytifera 1.., Ó palma de dátiles, hay un inte- resante ejemplar bifurcado, formando dos ramas, en la hilera de la izquierda, de las que bordean el salón ó gran calle del parque, entrando por la puerta principal. El Messembryanthemum acinaciforme L. se encuentra también con abundancia, viviendo en completa libertad en muchos puntos de las dunas que forman el istmo entre Cádiz y San Fernando. No son muy abundantes las especies que viven sobre estas dunas; pero entre las más características de ellas citaremos: Lotus Salz- manni B. et R., Euphorbia Paralias L., Psamma arenaria P. B., Emez spinosa Camp., Plantago Coronopus L., Paronychia argen- tea Lam., Atriplex Halimus L., Spergularia rubra Pr., Solanum sodomaeum L., Lagurus ovatus L., Opuntia Ficus indica Mill., y en algunos sitios de la parte en que el istmo ensancha cerca de la ciudad, en lugares húmedos, varias especies de Juncus. En los jardines y huertas de los barrios de Sau José y San Severiano se encuentran muchas plantas cultivadas á la manera que las del parque, dándose espontánea la Retama monosperma B., y encon- irándose con frecuencia la Nicotiana glauca L. El Solanum Bonariense L. y S. Sodomaeum L. forman matorrales á los lados de la vía férrea y al pie de las fortificaciones de Puerta de Tierra. Por razones de orden económico no se encuentra en estado muy próspero el Jardín Botánico de la Facultad de Medicina, á pesar del celo y esfuerzos de su jardinero jefe y distinguido botánico D, Francisco Ghersi; pero conserva en su centro el conocidísimo 520 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA y hermoso ejemplar de Dracena Draco L., que no es, por cierto, el único en la ciudad. En el mismo jardín hay otro ejemplar pequeño, á cuyo lado, en un trozo de columna, está grabada la inscripción siguiente: «D. Pedro de Ghersi (padre del actual jardinero), natural de Gé- nova, jardinero de esta Facultad, sembró este drago en 1848». Desde el 48 al 50 estuvo en maceta, y del 50 en adelante en plena tierra. No alcanza 1 m. de altura. El lugar que ocupa hoy la hermosa plaza de Mina fué huerta del convento de San Francisco, donde existió un antiquísimo y enorme drago, que parece fué destruído al hacer dicha plaza, siendo lástima que no ss conservara. De él se consideran descen- dientes el ya citado de la Facultad de Medicina, el que existió y se secó hace años en la huerta del antiguo convento de Capuchinos, huerta que estuvo muy poblada de palmeras; el de la huerta del Hospital de Mujeres; el del Hospital Militar, jardín llamado de la Cochinilla; el del antiguo Jardín del Tinte, hoy perteneciente á la Academia de Bellas Artes, y bastantes más, algunos de ellos jóvenes, en jardines públicos y particulares. Entre Cádiz y el Puerto de Santa María hay numerosos pina- res, que empiezan en San Fernando y tienen hermoso desarrollo en lugares como Las Canteras de Puerto Real y otros puntos. En estos pinares pueden citarse como especies más característi- cas el Juniperus phoenicea L., Cistus salviaefolius L., Halimium umbellatum Spach., Sulene colorata Poir., Lotus Salzmanni B, et R., y Otras, | En las orillas del Guadalete se encuentra la Statice sinuata L., y cerca de la playa Juncus acutus L., var. multibracteatus Per., Scirpus Holoschaenus L., Limoniastrum monopetalum Boiss., Tri- glochin Barrelieri Lois., Schaenus nigricans L. y otras especies. Las dunas del Puerto de Santa María están fijas ya en parte, y alternan con marismas. En primavera se encuentran extensiones cubiertas de Statice sinuata Boiss., de color liliáceo, rosado. En los lugares más arcillosos el Limoniastrum monopetalum Boiss. En las dunas bien fijas suelen presentarse de preferencia mato- rrales de Juniperus phoenicea L., J. macrocarpa Sbth. y alguna otra especie más. También en el mismo terreno abundan los ma- DE HISTORIA NATURAL 521 torrales de Cistus salviaefolius L., Ononis Picardi Boiss., Echium gaditanum Boiss., Armería gaditana Boiss., Scilla hemisphaerica Boiss., Urginea scilla Sthl., Muscari racemosum Mill. y otras va- rias especies características de esta formación vegetal. Hemos pasado algunas temporadas en Sanlúcar de Barrameda, de la que ya nos ocupamos en notas anteriores (1), con motivo de la fundación de su Jardín Botánico, y recorrido gran parte de sus alrededores, donde recolectamos bastantes plantas; pero en vez de dar la lista de ellas, vamos á referirnos á algunos trabajos publi- cados sobre esta parte de la provincia. D, Simón de Rojas Cle- mente, en su clásico libro sobre las Variedades de la vid en Anda- lucía (2), hace referencia á las cuatro, luego reducidas por el mismo á tres, listas de plantas que inserta al final de la obra, y que son: 1.* Plantas de las llanuras de cerca de la costa de la pro- vincia de Sevilla, que florecen ó fructifican durante el verano. 2." Plantas de las playas de Sanlúcar y próximas. 3.2 Lista de las algas de las mismas costas. Creemos de verdadero interés reproducir la segunda lista, ó sea la de plantas de la playa de Sanlúcar, por su coincidencia con las que hemos recogido y guía para los que la visiten en el verano. Son las siguientes: Salicornia herbacea L.; S, fruticosa L.; S. ara- bica L.; Dactylis stricta Aiton.; Crucianella maritima L.; Scabiosa rutaefolia Vahl.; Atriplex portulacoides L.; A. laciniata L.; Che- nopodium maritimum L.; Beta maritima L.; Salsola Kali L.; S. tragus L.; S. soda L.; S. trigina Wid.; Cressa cretica L.; Eryn- gium maritimum L.; Critmum maritimum L.; Statice oleaefolia Scopoli.; S. monopetala L.; S. ferulacea L.; Puncratium humile Cav.; P. maritimum L.; Frankenia laevis L.; Triglochim palus- tre L.; Polygonum maritimum L.; Euphorbia paralias L.; Cheli- donium glaucum L.; Celosia sinuata Cav.; Medicago marina L.; Ononis ramosissima Desf.; Lotus subbiflorus Lagasca.; Diotis can- (1) BoLerín, 1910, pág. 367, «Noticias acerca del Jardín Experimental y de Aclimatación de Sanlúcar de Barrameda».—1911, pág. 142, «Noticias sobre el Jardín Botánico de Sanlúcar de Barrameda y sobre el viajero don Francisco Badía, procedentes de los papeles de D. José Camps». (2) Introducción. Nota 1.*, pág. 9. Tomo x111.—Diciembre, 1913. 33 522 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA didissima Desf.; Artemisia critmifolia L.; Aster tripolium L.; Inula critmifolia L.; Chrysanthemum pectinatum L.; Anthemis litoralis R. C. Inmediatos á Sanlúcar de Barrameda están los terrenos cubier- tos de pinares conocidos por «La Algaida», que han sido objeto, no ha mucho, de un decreto para favorecer su explotación. Acerca de ello dieron interesantes noticias en el tomo de 1907 de la Re- vista de Montes, los Sres. Cerón y Díaz Rocaful. Según este últi- mo, la extensión del pinar es de 1.000 hectáreas. El Ayunta- miento de Sanlúcar de Barrameda disfrutó desde tiempo inmemo- rial el usufructo de los terrenos arenosos llamados algaidas, que se forman en la margen del Guadalquivir desde Bonanza, con las arenas que los vientos del tercer cuadrante transportan sobre las marismas del mismo río, en la dirección NE., constituyendo du- nas. En 1761 se nombró para su custodia y mejora á un inteligente capataz llamado D. Antonio Vázquez, quien lo tuvo cincuenta y tres años, y á él se debe el que exista el pinar, Este está formado por el Pinus pinea L., habiendo un rodal de Pinus halepensis L., y también alguna encina, álamos blancos y eucaliptus moderna- mente. En 1900 se autorizó á un particular para hacer los estu- dios de ordenación, que han dado por resultado el decreto á que nos referimos antes y que está fuera de nuestro propósito. El mismo Rojas Clemente, en la citada obra, se ocupa en el prólogo de la plantación de pinos hecha en La Algayda en honor del Príncipe de la Paz, al tiempo que se fundaba el Jardín Botá- nico de que nos ocupamos en otra nota (1), y luego, en las pági- nas 104 y 105, en las notas, vuelve á ocuparse diciendo que el nombre de Algayda viene del árabe, con la significación de selva ó bosque escaso de agua, y luego dice: «Terreno elevado y desigual que se extiende desde el puerto de Bonanza hacia el NO. de San- lúcar por el espacio de dos leguas, y cuya mayor anchura de Le- vante á Poniente es casi media legua; por estos dos puntos y por el del N. se halla rodeado de marismas y por el del SE. forma un istmo, que le une al continente de Sanlúcar. Su suelo es arenisco, cubierto en las partes menos altas de tierra vegetal. Dos tercios de (1) BoLerín, 1910, pág. 367. DE HISTORIA NATURAL 523 él están poblados de pinos antiguos. El tercio del N. que es por la mayor parte arena voladora, se va convirtiendo en pinar desde el año 1803; que se sembraron de este precioso árbol 60 aranzadas, y se distingue por el hermoso nombre de monte de la Paz, por haber sido dicha siembra una de las demostraciones públicas de regocijo con que obsequió Sanlúcar al serenísimo señor Príncipe Almirante, con motivo de haber aceptado el título de Regidor Perpetuo de la Ciudad. El arrayán, lentisco, sao (Phillyrea an- gustifolia L.); camarina /Empetrum album L.), adelfa, taraje (Ta- marix gallica L.), sabina, saguazo (Cistus halimifolius L.), brusco y zarza, forman lo que llaman monte bajo. »Por su situación y estructura no es la Algayda susceptible de manantiales espontáneos, pero sí de aguas muy dulces y abundan- tes, que se encuentran á muy poca profundidad en los sitios más bajos. En estos mismos sitios forman los viñedos bravíos selvas impenuetrables, cenadores magníficos, pabellones graciosísimos, grutas, plazas, caminos cubiertos, veredas tortuosas, encrucijadas, laberintos, murallas, arcos, columnas y otros mil caprichos ori- ginales é indescriptibles. »Se sabe que desde el año 1500 no se ha puesto en la Algayda, sino una viña que fué muy pronto abandonada y destruída; ni consta por ningún documento, que en las épocas anteriores se haya plantado vid alguna en este sitio; al menos es absolutamente improbable que lo intentaran jamás los árabes, quienes estándo- les prohibido el licor de la vid, cultivarían las pocas cepas necesa- rias para el consumo de uva fresca y pasa, en las excelentes tie- rras de viña que componen la mayor parte del país. La tradición supone que la Algayda ha sido siempre bosque, excepto algún na- vazo abierto por los musulmanes para el cultivo de otras plantas, cuyos vestigios existen todavía. Consta también de la Historia, que cuando conquistaron las costas de Andalucía los Reyes Ca- tólicos encontraron en ella muy pocas viñas, y que la vid abun- daba espontáneamente en Europa antes de que aprendiésemos á cultivarla de los orientales. »Estos datos y la poca analogía que tienen casi todos los viñe- dos de la Algayda, con los cultivados del país, excluyen la idea de que sus primeras semillas pudieran ser conducidas casualmente de las viñas vecinas, por las aves, el hombre ó algún otro medio conocido en una época menos antigua. Pero aun admitida gratui- tamente esta suposición, queda siempre cierto, que en la Algayda 524 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA se están propagando por semilla, desde tiempo inmemorial, varias castas de vid, sin confundirse por eso ó aproximarse á una forma común, sin mudar de caracteres; en una palabra, sin dar el me- nor indicio de que sean variables ó variedades.» * Xx En los párrafos citados de Rojas Clemente se habla de navazos, ó sea los huertos de Sanlúcar, que se riegan por filtración. Acerca de ellos hemos transcrito, por creerlos de interés, los siguientes interesantes y exactísimos párrafos del discurso que D. Francisco Amorós, secretario del Rey y oficial de la secretaría del despacho universal de la Guerra, leyó en la Junta celebrada por la Socie- dad Económica de Sanlúcar de Barrameda en la mañana del 30 de Noviembre de 1803, cuyos ejemplares son rarísimos (1), y que debemos á la amabilidad de D. José Hidalgo, natural y veci- no de Sanlúcar. Con referencia á los que han establecido sus huertos en esa forma, dice: «Ellos han buscado solícitos la fertilidad de la tierra profundizando sus navazos, hasta cuatro Ó cinco varas de la super- ficie de estos arenales, y encontrando el riego subterráneo que deseaban en pago de sus fatigas, y con él la vegetación más rápi- da y abundante que puede ofrecer la huerta mejor cultivada. Los viajeros más célebres de Europa se paran á la vista de estos na- vazos para rendirles justo tributo de admiración. »El viajero francés Lasterie ha sido uno de los que más han celebrado los navazos, y recogió muchas noticias para publicar en Francia una industria tan particular. En el tomo vi del Sema- nario de Agricultura se ha puesto un artículo sobre los navazos; pero, no obstante, me parece esta ocasión oportuna para hablar de ellos, indicando brevemente su cultura y ventajas, ya que ten- go á la mano los apuntes y noticias que ha reunido el juez con- sular, fundador y vicedirector de la Sociedad Económica de San- lúcar, D. Francisco Terán. »En el terreno que media desde el Castillo del Espíritu Santo al puerto de Bonanza, por espacio de media legua de longitud, si- guiendo la orilla del mar, se había formado una cordillera de medanos de arena voladera que, arrebatada por los vientos del Oeste sobre la población, había sepultado el caserío de una calle “1) En Cádiz. Imprenta de la Casa de Misericordia, año de 1804. DE HISTORIA NATURAL 525 entera y amenazaba la ruina de todo el barrio bajo de la ciudad, siendo infructuosos los varios medios que se habían tomado para atajar semejantes estragos. Ya se creía irremediable su pérdida, cuando por un medio indirecto se logró repentinamente sujetar las arenas y al mismo tiempo convertir todo aquel terreno estéril en el más productivo que acaso se conoce en los dominios de la agricultura, fabricando en él las huertas que llaman navazos, » Habrá unos sesenta años que varios trabajadores del campo, aplicados é ingeniosos, empezaron á fabricar algunos hoyos en aquellos cerros de arenas, sin saberse positivamente las circuns- tancias que les excitaron á ello, y formando con la arena que ex- traían unos vallados muy altos, profundizaron el ámbito de le- rreno que les permitieron sus fuerzas ó facultades, hasta media vara ó bres cuartas sobre el nivel del agua subterránea. Después de coustruir una profunda planicie, resguardada por el elevado conjunto de arenas de su circunferencia, la rodearon con una zanja que llega hasta el mismo nivel de las aguas, formada entre el vallado y la planicie, y suelen también atravesarla con Otras zamjas para que corran por ellas las aguas hasta una poza ó caja general que forman de material, de la cual sale un conducto de ate- nores para que las vierta en la orilla del mar, atravesando aquellos arenales á la profundidad de ocho varas que tienen de elevación algunos de sus cerros. Sin embargo de la delicadeza y el tino que exigen estas operaciones, los mismos navaceros las ejecutan, y así que forman su posesión, plantan viñas en los vallados ó altu- ras que la circundan, y algunos frutales, como ciruelos, damas- cos, albérchigos, etc., y por el borde interior, con el fin de conte- ner el descenso de las arenas á la zanja y al navazo, plantan filas de cañas, pitas y otros arbustos (hay muchas yucas también, se- gún hemos visto). Después de estas operaciones preventivas, se procede al cultivo de la planicie interior, el cual varía según la magnitud y calidad de los navazos, pues los hay de distintas es- pecies. Los de marea son aquellos que participau del flujo y re- flujo del mar, el cual influye en ellos haciendo elevar y bajar el agua dulce de su fondo, según las inareas. Estos navazos son los más apreciables, porque cada doce horas sube el agua subterránea á humedecer las raices de las plantas, cuya circunstancia les es muy ventajosa, singularmente en los calores del estío, y así crían en aquella estación muchos frutos que no son propios de ella, y que, por lo mismo, tienen más valor. La superficie de estos na- 526 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA vazos se proporciona y gradúa con el punto de mayor elevación de las mareas para preservar las plantas de una excesiva humedad y darles sólo la conveniente. »Los navazos que no son de marea tienen constante el nivel de las aguas subterráneas con sólo aquella variación accidental que producen las estaciones secas Ó lluviosas, y por dicho nivel se arregla la mayor ó menor profundidad de la planicie. »Generalmente, tanto estos navazos como los otros tienen su desagie al mar; pero los hay también que carecen de él, y en este caso son de inferior calidad, porque se anegan en el invierno y sólo pueden aprovecharse en el verano, siendo así que los otros están fructificando en todo tiempo. »Cuando llueve, en éstos se recogen también las aguas, hasta que se elevan en las zanjas á una altura que diste un palmo de la planicie del navazo, y son árbitros de regularla, abriendo ó ce- rrando proporcionalmente los conductos de desagie. »Asimismo se aprovechan en algunos navazos las aguas que bajan de la ciudad en las lluvias del otoño, y como vienen revuel- tas con polvo de las calles, reciben con esto uno de los mejores abonos que pudiera proporcionárseles. »El cultivo de los navazos empieza en el mes de Abril ó prin- cipios de Mayo, dándoles la principal labor y beneficio, que con- siste en echar una carga de estiercol de seis arrobas por cada cua- tro varas cuadradas, y dar una cava general y profunda. »Pueden cogerse dos cosechas en cl discurso del año, y Cada una de tres frutos: la primera de verano y otoño, y la segunda de invierno y primavera. »Los frutos que producen generalinente son estos: maíz, pata- tas, lechugas, guisantes, habas, cebollas, tomates, coles, calaba- zas, melones, sandías y toda clase de hortalizas; pero de una mag- nitud tan mostruosa que admira. El maíz se eleva á cuatro varas. Hay coles que pesan treinta y seis libras, sandías que llegan á cuarenta y calabazas que pesan cuatro arrobas, y á este respecto todo lo demás.» En otro lugar, hablando de la desecación de las marismas de Sanlúcar, dice: «Estrabón nos asegura que había en estos mismos parajes una multitud de caños navegables que llegaban á varios pueblos, y entre ellos tierras de abundantes pastos en que se cria- ban infinitos bueyes.» DE HISTORIA NATURAL 927 En el mes de Junio de 1911 verificamos un brevisimo viaje á la costa de Marruecos. Fuimos directos de Cádiz á Tánger, donde sólo recorrimos los alrededores de la ciudad, y luego pasamos por mar á Ceuta, yendo y regresando á Tetuán por la carretera. En esta excursión recolectamos algunas plantas; pero principal- mente nos fijamos en el conjunto de la formación vegetal de aque- lla parte del territorio marroquí, que presenta el mismo aspecto y asociaciones vegetales que el de Andalucía; así se encuentran, aunque con escasez, en la parte que recorrimos, el Quercus su- ber L., y abundantes rodales Chamaerops humilis L. En los cerros falta por completo el monte alto; pero están poblados en gran par- te, entre otras especies, de Pistacia lenticus L., Myrtus commu- nis L., Dahpne Gnidium L., Arbutus unedo L., y también el Ju- niperus Sabina L., y en los sitios apropiados Genista. En las ori- llas de los ríos veíamos abundantes Tamarix, y en flor el Nerium Oleander L. En las lagunas que estos ríos, como el Negro y el Az- mir, forman cerca de su desembocadura, á causa de las barras de arena que las cierran, permitiendo pasar á pie enjuto por ellas, camino que se seguía antes de construirse la carretera, se crían abundantes juncáceas. Entre las huertas, cercadas de cañas, de los alrededores de Te- tuán, vimos abundantes Opuntia y también el Agave america- na L. Como nota curiosa no debemos olvidar el froudoso ejem- plar de la fitolacácea americana Pircunia dioica Mog., que vimos obstruyendo el paso en medio de una calleja de Tánger, no lejos de la Alcazaba, y cuya especie es bien sabido que tiene hermo- sos representantes en Sevilla, donde recibe el nombre vulgar de sapote, De regreso á la Península, á los pocos días, desembarcamos en Algeciras, y aprovechando el servicio de automóviles establecido, regresamos á Gádiz. Cruzamos por el puerto de Guardameci, la Sierra de les Gazules, bien poblada de Quercus suber L. y Q. lusi- tanica Well., var. baetica, hasta poco antes de llegar á la cima, en la que desaparecen, encontrándose de nuevo en la otra vertiente, y con ellos también vimos Populus alba L. y P. nigra L. En toda esta parte, entre Algeciras y Tarifa, en los sitios bajos, domina el Chamaerops humilis L., casi exclusivamente en muchas extensio- nes considerables de terreno, y en otras asociado á especies del género Genista, que son muy abundantes también. Después de Ta- rifa y pasar el puerto de Facina desceudimos al llano, cultivado 528 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA de cereales, pero presentando también en algunos sitios pinares y alcornocales, como sucede cerca de Veger. Por Chiclana y San Fernando regresamos á Cádiz. Podríamos haber agregado numerosas listas de plantas á estas ligeras notas; pero no lo creemos procedente después del magis- tral trabajo del Sr. Pérez Lara, que lleva por título Florula ga- ditana. Don José Arechavaleta y Balpardo (27 de Septiembre de 1838 — 16 de Junio de 1912) POR TELESFORO DE ARANZADI En sesión de Octubre de 1913, la ReaL SocieDaD ESPAÑOLA DE HISTORIA NATURAL acordó encomendarme la necrología de D. José Arechavaleta, suponiendo que la comunidad de origen con el fina- do y, por si ello no fuere bastante, mi familiaridad con las loca= lidades en que transcurrieron su infancia y primera adolescen- cia, coincidiendo con mi aspecto cficial de botánico y farmacéutico, me habían de dar las mayores facilidades para cumplir con tan honrosa misión. No me incumbe el investigar las dificultades que consocios más competentes que yo, y no son pocos, pudieran en- contrar para encargarse de ello; pero sí puedo y debo decir que las más no son pequeñas para hacerlo bien, y, aunque en defini- tiva muchas cosas me salen mal, no he podido acomodarme toda- vía á tomar por norma el no esforzarme en evitarlo. Hay la circunstancia agravante de que tales dificultades no me sorprenden á última hora, sino que me daba cuenta de ellas con mucha anticipación, pues ya en el número de Diciembre de 1912 de la revista geográfica Petermanns Mitteilungen, leí la noticia de la muerte de Arechavaleta, y entre Enero y Febrero de este año me escribía de Bilbao el Dr, Areilza diciéndome que desde Uru- guay «rogaban que en España se hiciese algo en su recuerdo, y que él había pensado en mí como el llamado á dar la primera voz en loor de nuestro paisano». De la estimación en que le tenían las clases directoras de aquella república son elocuente testimonio la sesión de la Cámara de los Diputados en que se dió cuenta de su DE HISTORIA NATURAL 029 muerte, y las condolencias dirigidas á su señora viuda por el Cen- tro farmacéutico, Facultad de Medicina, Consejo nacional de Hi- giene, Asistencia publica nacional, Hospital-Asilo español, Socie- dad de Amigos de la Educación popular, etc., etc. Recibida de Bilbao aquella excitación, escribí al Director del Museo de Montevideo pidiendo datos biográficos y retrato de Are- chavaleta, así como una fotografía de la Arechavaleta uruguayen- sis; la carta, por una de esas aventuras que á veces suelen ocurrir en correos, llega con un retraso exorbitante, tanto, que la contes- tación es del 9 de Julio, y tiene que hacer, por lo tanto, un se- gundo viaje para alcanzarme en mi excursión veraniega. Entretanto, recibí de Bilbao el número especial dedicado al maestro de dos generaciones de facultativos por el Centro farma- céutico uruguayo, y procuré ayudar á los propósitos del Colegio de farmacéuticos de Vizcaya, esforzándome en ampliar el círculo de las clases intelectuales vizcaínas que se asociasen al homenaje por aquél proyectado, depués de haberle dedicado en Agosto de 1912 un artículo La Farmacia del Norte. El resultado fué que no sólo el Colegio de Farmacéuticos de Vizcaya y la Academia de Ciencias médicas de Bilbao, con la participación de las principa+ les clases intelectuales y Corporaciones oficiales, sino también las escolares y el pueblo en masa con su alcalde á la cabeza, justa- mente enorgullecido por la valía del hijo de aquel humilde Gon- cejo, le rindieron homenaje ex este año de 1913 al llegar el ani- versario de su nacimiento, perpetuando su nombre en la modesta casa nativa, tan modesta, que aún hoy paga su colono 330 pesetas anuales de renta, incluyendo las tierras que la rodean; dieron su nombre á la plaza del barrio, y se publicaron números especiales de La Farmacia del Norte y de la Guceta Médica del Norte con la reseña del acto, los discursos en él pronunciados y el retrato del insigne farmacéutico. Preveía entretanto la posibilidad, si no probabilidad, del acuer- do que nuestra SociebaD iba á tomar; pero considerando caso de conciencia que no dejase por mí la Ciencia española pasar en si- lencio la desaparición de un tan ilustre hijo de Vizcaya, ni dejase perder la ocasión de intentar una mayor aproximación entre los hombres de ciencia que escriben en castellano en unos y otros continentes, creí no deber rekuir tal trabajo y responsabilidad. Presisamente de la falta de relaciones entre unos y otros nacen las dificultades para esta necrología. Muy lamentable es que en 530 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA muchos Centros científicos europeos, donde no faltan las más in- significantes producciones de las tres ó cuatro naciones que llevan la voz cantante, falten las producciones españolas, empezando por las de nuestra SocieDaAD, según pudo hacer notar en ellos nuestro consocio y colega el Dr. Lázaro; lamentabilísimo es también que valga como norma, aunque implicita, más general de lo que se quiere creer, la que sin ambajes ni rodeos se expresa con toda su triste crudeza en la pág. 849 de Anthropos, 1913, al citar el estudio del P. Arnáiz sobre la costrucción de los edificios, Fiú- kien-Sur de China: «Der Artikel hat keinen anderen Fehler, als dass er spanisch geschrie ben ist, was ihn hindert, als allgemeine Vorlage zu dienen», es decir, el artículo no tiene otra falta que la de estar escrito en castellano, lo que le impide servir como mo- delo general. Y conste que se trata de un artículo publicado en aquella misma revista internacional, editada en el centro de Eu- ropa y subvencionada oficialmente; es decir, que el inconveniente es aquí el castellano y no España. Pero si todo esto es muy lamen- table, ¿no ha de serlo más el que con la supresión de distancias que las modernas comunicaciones postales suponen, permanezcan tan apartadas, y hasta recíprocamente ignoradas en muchos casos las producciones científicas que en castellano aparecen en unos y Otros continentes? Este apartamiento no se puede calificar en realidad de aparta- miento moral, pues cuando hay ocasión de establecer relaciones individuales son éstas tan cordiales y efusivas como las que se es- tablecen á través de las distintas fronteras europeas en cuanto la recíproca inteligencia lingiística lo permita; pero lo cierto es que es aquél mayor que en la esfera literaria propiamente dicha, y urge, en bien de la Ciencia hispana é hispano-americana, estre- Char las filas á través del Océano, para que el hombre de ciencia, con algo que decir nuevo y digno de servir de modelo general, no tenga que lamentar el decirlo en castellano. Es verdad que ciertas pequeñas dificultades materiales, á veces de mucha trascendencia, se presentan en todas partes. Ejemplos: Encargado en una librería alemana del centro de París un libro alemán editado en Golonia, contestan al cabo de meses que está agotado, y al llegar á Colonia se encuentra aquella edición en el lugar más indicado para buscarla. Buscado inútilmente en las principales bibliotecas de París un determinado tomo de Memo- rias de Sociedad científica, escritas en francés en una de las na- DE HISTORIA NATURAL 531 ciones del Norte, y estando en desgracia también ese tomo en las bibliotecas de Berlín, obtiénese inmediatamente el trabajo de- seado por correspondencia directa con el autor. Leída en un país hispano-americano una referencia á obra española en una revista italiana, demándase dicha obra á varios libreros madrileños, y éstos contestan que la desconocen; demándase en vista de esto no- ticia al autor, y éste comunica la demanda al librero madrileño, y no de los menos conocidos, que la tiene en depósito. La actividad científica de D. José Arechavaleta, no le permitió repetir mucho sus visitas á Europa; pero formó parte de la Comi- sión uruguaya en la Exposición colombina de Madrid, y á pesar de intervenir por mi parte en la instalación de las colecciones del Museo de Madrid, no tuve la fortuna ni el honor de ponerme en relaciones con él. Aprovechó esta ú otra ozasión para visitar su país natal, y tampoco en mis breves estancias en él tuve tal suerte, aunque sí sospecho que oí hablar de él, siquiera fuese en anónimo. En cierta ocasión me hallaba en el monte Gorbea, en una de las excursiones, que si me han servido de gimnasia, aprendizaje y di- namómetro de la voluntad, no me han proporcionado el más pe - queño descubrimiento científico digno de comunicarse á la SocrE- DAD. No sé quién evocó la idea del placer desinteresado en la observación de la Naturaleza, completamente libre de la obsesión de las consecuencias utilitarias Óó vanidosas, en tanto admirába- mos la belleza que desde allí arriba mostraban el Abra y ría de Bilbao y las montañas de Somorrostro, gracias á la visual por en- cima de los humos de las fábricas y á la lejanía que amortignaba la fealdad de color y forma de los enormes descuajes á cielo des. cubierto en las minas de Triano. Ello fué motivo para que el far- macéutico de Villaro recordase con qué alegría entusiasta un na- turalista vizcaíno, indiano de rara especie, trabó conocimiento di- recto en Arratia con la Drosera, que no había tenido ocasión de ver en América, pero conocía teóricamente por los estudios de Darwin sobre las plantas carnívoras; la alegría de aquel natura- lista en tal ocasión, no podía basarse en miras utilitarias propias ni ajenas, ni en las satisfacciones personales de quien se tenga á sí mismo por descubridor de un nuevo hecho para la ciencia, ni menos de la base para una nueva teoría; tampoco era expresión de un goce pedantesco en verse superior á los circundantes en Co- nocimientos, goce que suele encontrar su mayor satisfacción en traducir el francés savant por sabio en primera persona, dando 532 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA pruebas de estar lejos de la verdadera sabiduría; era, sí, la alegría ingenua del naturalista de pura raza. Sin más datos personales creo, sin embargo, poder asegurar que aquel naturalista era D. José Arechavaleta, quien aprovecharía su visita á Europa para ver el lugar donde había nacido; pero ahu- yentado por la devastación que la miseria había causado en la po- blación vegetal de aquél, tendría que refugiarse en las frondosi- dades y placideces de Arralia, para solazar su vista con las predi- lectas de la Scientia amabilis. Valgan como excusa, ya que no como justificación, las prece- dentes consideraciones para explicar las deficiencias de esta ne- crología, y desearé siempre queno se la pueda poner en parangón con la suplantación de personalidad de que adolece la estatua en Bilbao, dedicada al famoso poeta y cuentista Trueba, nacido á menos de dos leguas de distancia del lugar de nacimiemto de don José; estatua que, quienes conocimos personalmente al poeta y quienes han visto sus retratos auténticos, sabemos todos que no le representa verídicamente ni á cien leguas, en tanto que los cro- vistas de la época de la inauguración refieren que el escultor le- vantino, encargado de ejecutarla, pretendió, al ver el hermoso cuadro de Guinea que le representa sentado bajo unos árboles, en- contrarle parecido con su padre, y sin más reparos ni estudios ni reflexiones reprodujo el tipo cranial, las actitudes, el tempera- mento y hasta el modo de atusarse el bigote, tal como veía en su padre y tan antagónicos de como realmente eran en el popular poeta cantábrico. Ni al arte se le deben consentir licencias tan abusivas y tan contrarias á lo que deben ser la estatua de una personalidad conocida en todos sus rasgos, ni en esta necrología quisiera que se deslizasen inconscientemente rasgos psicológicos que, por mi falta de trato directo con él, no puedo estar seguro sean efectivamente de D. José Arechavaleta, ni aunque fueran del autor de mis días, natural de la villa de Arechavaleta en Guipúz- coa, ni farmacéutico ni indiano, ni botánico ni con aspecto legal ninguno de hombre de ciencia. * k + Nació Arechavaleta el 27 de Septiembre de 1838 en Urioste, no precisamente en un rincón abandonado de vías de comunicación, como olvidando diferencia de tiempo y lugar y dejándose llevar DE HISTORIA NATURAL 533 de la hipérbole supone algún allegado, sino á menos de una legua de la ría de Bilbao, en la falda del monte de mineral de hierro, famoso ya desde los tiempos de Plinio, no muy lejos del llamado Desierto por antítesis, pues ya Samaniego dijo, refiriéndose á él, que En el más sano clima de España una fértil colina hermosea y domina al mar y á la campaña, un río tortuoso con las marinas aguas caudaloso le presenta sus naves y le baña. Paisaje más á propósito ciertamente para la génesis de un botá- nico, que no los derrumbaderos y escombreras del actual, creado por la explotación anhelosa de los mineros. Es verdad que el am- biente científico era y tenía que ser muy enrarecido, pero bien sabemos que ni las aptitudes ni la vocación las engendra el am- biente mental del joven, sino que tienen su raíz más allí. Ni el ambiente del Uruguay, ni como dice muy bien su discí- pulo Matías González, sus «farmacias poco numerosas, casi nada tributarias de la industria extranjera y del charlatanismo del es- pecífico en aquel entonces, y que ofrecían el acicate del oro al mercader menos experto y menos preparado; época en que el ta- lento y la dedicación al estudio se consideraban como cosa depri- mente; ambiente estéril para las satisfacciones morales del cientí- fico, y en el que se apagaba la buena voluntad hacia el estudio de la naturaleza», podrían en ninguna manera revindicar la progenie de esta vocación enérgica que «despreciando las riquezas que con facilidad pudiera adquirir á poco de ejercitar su profesión, consa- gra su vida toda á la observación, al estudio y al bien de su pa- tria adoptiva». Mezquina idea tendría de las causas de la botánica quien, al preocuparse y afligirse desde cierta ciudad por el reducido número de los que se prestan á dedicarle su atención activa, considerase condición indispensable la palabra persuasiva en quien hubiese de entusiasmar á sus discípulos y formar escuela: ex nihilo nihal. Tanto menos, si el ambiente desaforadameute mercantil y los egoísmos y vanidades paternales, mejor avenidos con el cohecho que con la verdadera justicia, encontrasen colaboración de esca= 534 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA leras arriba para sofocar la dignificación verdadera de una pro- fesión, necesitada, como la que más, de una justificación inte- lectual, y no de limitación burocrática de agraciados con privi- legio. No sólo cambió el paisaje en Urioste, lugar del nacimiento de D. José, sino también la entidad político-administrativa, y por eso, aunque podemos decir que por su nacimiento, era santurzano, en el homenaje que este año le han dedicado las Corporaciones científicas vizcaínas y el pueblo natal, no ha podido representar á éste el alcalde de Santurce, sino el de Ortuella, segregado de él, y al cual pertenece Urioste. Ni es seguro tampoco que, andando el tiempo, subsista tal nombre de Urioste; este nombre, que en vas- cuence significa Traslavilla (de Portugalete, sobreentendido), pasó del barrio á la plaza, que desde este año se llama de D. José Arecha- valeta, y es de esperar que no ocurra con ello lo que lamenta un sobrino de D. José, de la sustitución por el nombre de un revolu- cionario, del de quien llevó al Uruguay las primeras vacas, ser- vicio que nunca se sabrá agradecer bastante; esperamos que, así como Urtuella no se olvida de D. José, el Uruguay no dé al olvi- do definitino al heroico creador de su riqueza pecuaria, primera y principal de la República. Estudió las primeras letras en San Salvador del Valle, que con Sestao y Santurce formaba los Tres Concejos (los cuales á su vez, con los Guatro Concejos, constituían los siete del Valle de Somo- rrostro), y más tarde asistió á las escuelas de Santurce; practicó la farmacia como mancebo en la Villa le Portugalete, dedicó los pocos ratos libres que le quedaban al estudio del francés y del la- tin, y á los diez y siete años de edad se embarcó en Pasajes para Montevideo, no en busca del vellocino de oro, ni en busca de la vida sin trabas legales, como con demasiada ligereza se suele su= poner de los emigrantes, ni tampoco empujado por la miseria ó el atraso de su país, como con no menor ligereza se suele suponer de otros muchos, sino como tantos compatriotas de estos y otros tiempos, animado de nobles intenciones é inspirado en elevada norma de conducta, arraigada en la propia personalidad con la energía suficiente para resistir el efecto disolvente del enrareci- miento de los lazos tradicionales á través del Océano y el corrup- tor de las bravías luchas por la vida en el ambiente de más arbi- trariedades que cortapisas, propio de las expansiones coloniales. A los cinco años de su llegada y veintidós de edad, se inició DE HISTORIA NATURAL 535 con D. José Ernesto Gibert en el estudio de la entomología, y dos más tarde alcanzó el título de farmacéutico, no á caza de aprensi- vos y desahuciados con pronósticos infalibles en los diarios, ni para colaboraciones sórdidas con curanderos, ni siquiera para mercantilizarse dentro de los límites de lo honesto, sino como instrumento honroso de labor económica y científica á la par, sin esclavizar la segunda bajo las codicias necesidades de la prime- ra, cosa muy difícil donde no haya abnegación familiar. Desde su iniciación entomológica, hasta 1874, mantuvo rela- ciones científicas con los más célebres entomólogos, tales como Lacordaire, Chapuis, Candeze, Farmaire, Putzeys, etc., quienes le dedicaron muchas especies por él descubiertas, principalmente coleópteros, y Putzeys le escribía en 17 de Mayo de 1866: «Gra- cias á vuestra observación sobre el sexo del Barypus speciosus, se ha fijado la atención sobre las diferencias sexuales de todo este grupo, propio de Chile y La Plata; será necesario rehacerlo, y no será lástima, pues está muy desordenado y lleno de incertidum- bres; si se tuviesen en todos los puntos del globo entomólogos tan celosos, tan observadores como usted, la ciencia avanzaría con rapidez.» Como profesional, bueno y cariñoso, hizo todo lo hacedero para la mejora y enaltecimiento de la clase farmacéutica, intentando unir en estrechos lazos de amistad y ciencia á nuestros colegas con la fundación de una Sociedad farmacéutica que no pudo sub- sistir por razones fáciles de compreuder. No por esto se desanimó en sus ansias por el progreso social de la ciencia, sino que á prueba de fracasos, apatías y corruptelas siguió siendo acicate de sus compañeros. En 1867 fué el alma mater de la Sociedad «El Microscopio», y con toda Ja intrepidez de un vasco catequizó al ministro inglés, inglés en el sentido recto y generoso, pues éste la proveyó gratuitamente de los instrumentos necesarios al estu- dio de la micrografía, practicada entonces por primera vez en el Uruguay. Ni tantas y tan innovadoras tareas le impidieron ser uno de los socios más activos de la de «Amigos de la Educación Popular». Fundó la Sociedad de Ciencias Naturales y fué un ele- mento poderoso para el desenvolvimiento de la Dirección general de Instrucción pública. Desde 1874 á 1905 fué profesor de Historia Natural médica en la Facultad de Medicina de Montevideo; en 1881 fué nombrado miembro honorario de la Universidad uruguaya, y cuando en 536 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA 1905 se le confirió el título de profesor honorario, el Dr, Scoseria dijo de él que «en la Facultad de Medicina su actuación como Ca- tedrático se ha señalado principalmente por el carácter práctico de su enseñanza, correspondiéndole el mérito de haber sido el pri- mero que allí se ocupó de microbiología, iniciando la fundación del laboratorio de bacteriología, que sirvió de base al actual Ins- tituto de Higiene experimental. En la evolución de la cultura científica de este país ha sido factor importantísimo el profesor Arechavaleta, de quien puede decirse que despertó con su ense- ñanza, en toda una generación de estudiantes, el amor al estudio de las ciencias de observación, pues en una época en que no se conocían el laboratorio y el microscopio como instrumentos de enseñanza, en que toda ella era teórica y especulativa, fué él quien, haciendo observar y ver á sus alumnos los fenómos funda- mentales de la biología, hablándoles de evolución y haciéndoles traducir á Darwin y 4 Haeckel, determinó de una manera definiti- va la orientación de los estudios de muchos de ellos hacia las ciencias biológicas», Socio activo de la Sociedad universitaria en 13984 y del Ateneo desde su fundación, honorario de la Asociación rural del Uruguay en 1887, premiado con medalla de oro en la Exposición de Barce- lona en 1888, con medalla de plata en el centenario del descubri- miento de América (Madrid) y con medalla de bronce en Norte- América, fué también desde Marzo á Junio de 1890 y desde Abril de 1892 hasta su muerte, acaecida el 16 de Junio de 1912, Director del Museo Nacional, fundado con las colecciones privadas del Dr. Teodoro Vilardebó y que adquirió organización científica y un herbario magnífico con la actuación de Arechavaleta, no de- biendo, en honor á la verdad, olvidar los dos años de cooperación del Dr. Carlos Berg. No sólo dedicaba su laleuto y sus afanes de observación al es- tudio de la flora uruguaya, sino que también dominaba la fauna y la gea, como lo comprueban bien las colecciones de zoología, mineralogía, geología y paleontología del Museo; es más: sus ini- ciativas desinteresadas se extendieron en favor de las bellas artes, numismática, etnografía y arqueología, en que se reveló como un distinguido museólogo; argumento viviente contra cierto refrán más maligno que acertado, pues su alma vizcaína, si no era corta, tampoco era estrecha. Sitio de robles amplios quiere decir Are- chavaleta, y en verdad que espíritu fuerte, amplio y claro el suyo, DE HISTORIA NATURAL 5391 'ni se encerraba dentro de los límites del utilitarismo ni se ponía las antojeras del ideólogo. Iniciador, fundador y organizador in- cansable en el Laboratorio municipal, en el Conservatorio de va- -cuna y en el Laboratorio de microbiología, bases del Instituto de Higiene experimental, en el Museo Nacional no desmintió el ge- nio vasco con su constancia y voluntad puestas al servicio de aquellos sus rasgos característicos. Sentía atracción inmensa hacia todo lo que pudiera interesar «ála salud pública, no como pretexto para burocracias pseudo- científicas, sino mirando únicamente al bienestar general, pre- ocupándose en inculcar en la mente del pueblo los principios fun- damentales de las nuevas teorías higiénicas y profilácticas; publi- cando ante la amenaza del cólera en 1886, junto con su sobrino el Dr. Hormaheche, un folleto de observaciones y sanas adverten- cias preventivas, con una cromolitografía del cultivo del Bacillus Virgula hecho en el extranjero, comparado con el practicado en el laboratorio del brofesor Arechavaleta. No fué ésta la única manifestación de otro rasgo de su espíritu * que inspiró á D. Zoilo Saldías las siguientes frases en el acto del sepelio: «perteneció áesa gloriosa pléyade de sabios modestos, que es un bofetón á la soberbia injusta de las medianías intelec- tuales y un lazo de unión de las masas que piensan apenas y de la ciencia que todo estudia y todo encadena al carro del progre- so». Modesto sin timidez, cosa incomprensible para esas media- nías intelectuales que, sin más ideal sincero que el arribismo, pretenden convertir en propia substancia el adjetivo, empezando por renunciar á la esencia de la personalidad. Lazo de unión con el pueblo ingenuo, al que comprende y ama en su desnudez de pe- dantería, y cuya timidez en justas proporciones es una planta que no hay que confundir con la hipertrofia de ésta á consecuencia del cultivo en la gazmonería villarina sus raíces, en la farsa y descaro capitalinos su ambiente floral, entre las redes de araña de la bu- « rocracia nepotista sus ramas, Al año siguiente de la publicación de aquel folleto se presentó la ocasión de que Arechavaleta, después de su lucha con el atraso y las preocupaciones populares, y como si- las consecuencias di- rectas de la presencia de la epidemia en el país no fueran bastan- te, tuviese que luchar mucho más briosamente á través de las fronteras con el vulgo diplomático, no menos cerrado y obtuso que el popular en muchos casos, mereciendo bien de la patria»y Tomo x11.—Diciembre, 1913. 34 538 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA de la ciencia hermanadas, á pesar de seculares prevenciones, en época verdaderamente crítica para la sanidad, la industria y el comercio. Fué entonces cuando el Brasil cerró sus mercados al tasajo, argumentando que servía de vehículo al microbio del cóle- ra, y D. José Arechavaleta se dedicó serenamente en el laborato- rio municipal á las experiencias que habían de demostrar ser aquella medida inmotivada, pues el Bacillus no podía subsistiren el tasajo; pasó á Río Janeiro como asesor científico de la Comisión, repitió allí sus experimentos y convenció al Gobierno del Brasil, Sus demostraciones científicas consiguieron un éxito que sólo al- canzan en otras ocasiones larguísimos protocolos diplomáticos, y bastaron sus declaraciones y experimentos en los laboratorios de Río Janeiro para que quedaran sin efecto las leyes prohibitivas de la introducción del tasajo del Uruguay y la Argentina en el Brasil. Así salvó á la industria y comercio de ambas repúblicas de una gravísima crisis económica, pues el tasajo era la riqueza fundamental, y ello le valió que los propios hombres de ciencia brasileños le proclamaran el primer bacteriólogo de la América del Sur y que los industriales, que ya creían perdida su industria, le recompensasen regalándole por suscripción la propiedad que habitaba en la calle de Uruguay. Hasta 1892 fué Director del Laboratorio Municipal, en el que estudió diversas cuestiones relacionadas con la higiene pública y privada. En 1888 se había preocupado el Municipio de organizar los servicios de higiene, entre los que se contaba el de inspección y análisis de substancias alimenticias y del agua que consumía la población, y designado Arechavaleta químico municipal, inició los primeros análisis en su laboratorio particular, habilitado por la Junta, v en 13 de Enero de 1889 se fundó el Laboratorio Muni- cipal. El título restringido de químico municipal no limitó su actividad, sino que ésta se extendió á todas las demás ciencias aplicadas á la higiene. Una de las primeras cuestiones que tuvo que informar, y en la que puso á prueba la exactitud y seriedad de sus procedimientos, fué la demostración de que el empleo de las barreduras de las ca- lles en el saneamiento y terraplén de la playa de la Aguada no ofrecía inconvenientes; cuestión de importancia económica para el Municipio, no la tendría científica si no se hubiesen opuesto, precisamente alegando inconvenientes higiénicos, varios técnicos del país. En Marzo de 1889 proponía á la Dirección de salubridad DE HISTORIA NATURAL 539 los procedimientos más perfectos para iniciar la desinfección de los locales y objetos contaminados, proponiendo los aparatos de desinfección que se habían de emplear y planeando las condicio- nes del local respectivo. En Agosto del mismo año presentó los primeros tubos de vacuna preparados en el Laboratorio, y pudo hacer constar, con justo orgullo y sin el menor asomo de petulan- cia, que en adelante estaría habilitado para proveer al público de los tubos de vacuna necesarios, tubos que no teudrían nada que desmerecer de los preparados en otros países. En Diciembre de 1889 emprendió la organización de los servi- cios técnicos de inspección de los corrales de abasto, en cuanto al estado de las carnes destinadas al consumo; inició con este moti- vo estudios especiales sobre las enfermedades de los animales, principalmente el carbunclo y la actinomicosis; proyectó un re- glamento de salubridad para la inspección de las carnes, matanza de los animales y desinfección de los locales; aconsejó en cada matadero un servicio de inspección veterinaria, que se instaló si- guiendo su consejo. En Junio de 1890, proyectó un cuerpo de ordenanzas acerca de las condiciones que debían reunir las substancias alimenticias y bebidas, ordenanzas que se aprobaron en Septiembre del mismo año y siguen en vigor, debiendo considerarse tanto más merito- rias, cuanto que por entonces no abundaban los modelos que imi- tar; ni se contentó con verlas en el papel, como es frecuente en muchos países con apariencias de civilización, sino que su activa fiscalización puso á raya á los falsificadores con las penas más se- veras de la ley. Acompañado de los Doctores Morelli, Solari y Prunes, estudió la tuberculosis bovina, y en Octubre de 1891 dió á conocer los resultados de dicho estudio, comprobando la rareza de esa enfer- medad en la raza criolla. : Al cerrar la Universidad las clases de estudios secundarios pres- tó su valioso concurso al Ateneo, dictando clases de Zoología y Botánica, y en sus Anales publicó: «Apuntes sobre algunos orga- nismos inferiores», 1882; «Las Vaucherias de Montevideo», 1883; «Los amebianos», 1883; «Desenvolvimiento de los vegetales», con- ferencia leida en la Asociación rural, y «Lecciones de Zoología», 1894; en el Album de la República oriental del Uruguay, «El reino vegetal», 1882; en la Revista Universitaria, «Lecciones de Botánica en extracto», 1884-85; en los Anales del Museo «Gramí- 540 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA neas uruguayas», 1897, familia que constituye la base de susten- tación de la ganadería en el país; «Enumeración de las plantas re- cogidas por Otto Kuntz en esta República», 1896; «Contribución al conocimiento de la flora uruguaya»; «Flora uruguaya—Nomi- na vernacularia»; «Citharexylon barbinerve en camino hacia la unisexualidad de sus flores». Pero su monografía más importante fué la «Agrostología uruguaya», 1894, y su principal publicación la Flora uruguaya, de la que en 1901 apareció el tomo primero (ranunculáceas á rosáceas), en 1905 el segundo (saxifragáceas á umbeliferas) y posteriormente el tercero (caprifoliáceas á com- puestas). 42 especies nuevas de gramíneas denomina y describe Arecha- valeta en el tomo 1 de los Anales del Museo, 47 de diversas fami- lias en el tomo 1v, 4 Vaucherias en los Anales del Ateneo, 36 en el 1 de la Flora, 22 en el 11 y 27 en el 11. Envió 4 Europa mu- chas plantas y semillas que han servido para demostrar la rique- za de aquella flora, y el Consejo politécnico de Ziirich le regaló, como distinción, las obras completas de Oswald Heer. En la mo- numental obra de Martins se le cita á cada paso, y el agrostólogo Archel le felicitó por los Anales del Museo nacional, y le expresó el deseo de publicar algunas especies nuevas descubiertas por Arechavaleta, principalmente la más notable de todas, la Stipa que lleva su nombre. En prueba de la estimación que alcanzó entre los entomólogos, fitógrafos y demás naturalistas, basta consignar que su apellido ha venido á ser específico de treinta y tantos insectos (por el ba- rón de Chaudoir-Moscou, Putzeys-Bruselas, etc.), un molusco y 21 plantas de muy diversas familias, desde las edogoniáceas á las compuestas; también hay un género de flacurtiáceas samideas, que le dedicó en 1899 el botánico de La Plata, Carlos Spegazzini, si bien por servir demasiado servilmente alguna regla de la no- menclatura alargó el nombre tanto y Je tal modo, que á los vas- cos nos disuena y falta además á una de las reglas de aquéllas; pues alcanza á siete sílabas, motivo por el cual Otto Kuntze, en 1903, suprimió el añadido en Arechavaletia. Entre los trabajos inéditos se cuenta un análisis químico del Prosapis nigra, distinto del publicado en los Anales, y que prac- ticó á manera de ensayo para iniciar una serie en colaboración con sus hijos; pero tuvo que abandonar esta idea por la falta de recursos de los laboratorios oficiales. Hizo también un estudio DE HISTORIA NATURAL 541 muy detallado de reacciones químicas, cualitativas de las distin- tas partes vegetales y un esbozo de la teoría genésica de la célula, estudiando además la enfermedad de los viñedos, Su última pu- blicación es el capítulo de «Flora», en la obra Impresiones del, Uruguay en el siglo XX. Aun en tiempos en que su salud se hallaba bastante quebranta- da, siempre se sentía dispuesto á realizar excursiones científicas, sin olvidar departamento alguno del territorio, y fué él quien, des- pués de la pasada época de Larrañaga, Vilardebó y Pérez y Cas- tellanos, hizo renacer de sus cenizas, con nuevo vigor, el estudio de la naturaleza uruguaya en todas sus formas, sin que por ello achacase tal modorra científica á idiosincrasia de los hijos del país. «La escasez de obras botánicas», dice en el tomo 1 de la Flo- ra uruguaya «y su precio elevado, la circunstancia de estar escri- tas la mayor parte en idiomas poco conocidos, y lo más grave de todo, la falta de colecciones bien ordenadas y clasificadas en el Museo nacional, hace que para clasificar un objeto cualquiera, una planta de las cercanías, por ejemplo, tengamos que buscarla entre las de todo el mundo, ó bien acudir á la buena voluntad de algún especialista, cuando no á registrar los herbarios del viejo mundo, todo lo cual constituye dificultades capaces de desanimal á cualquiera, y más que á nadie á los principantes. No es de extra- ñar, después de ésto, que en presencia de semejantes obstáculos prefieran dedicarse á cosas, si no de tanto lucimiento, de menor esfuerzo al menos». Este último párrafo, si no es un eufemismo, es de una ingenui- dad que haría sonreir á los mascarones de proa de los berganti= nes científicos al obligarles á descender con su mirada hasta los -pobrecitos botánicos, entomólogos, etc., ocupados en estudiar de veras la Naturaleza, y no puedo resistir á la tentación de glosarlo con la transcripción de otros párrafos de un licenciado, á más de cien leguas de Urioste: «¿cuáles han sido los móviles que me han inducido á esta clase de estudio? Lo diré sin ambajes: el afán de lucro y el proporcionarme una diversión Ó pasatiempo sosegado, honesto y barato; alguien que no nombro díjome que podría ga- nar mucho dinero por la venta de colecciones ó ejemplares ra- ros...; la experiencia demuestra á diario que no hacen falta los «»......... 391 CABRERA (A.)—Una musaraña nueva de MarruecoS ....o.ooooo.o oo... 399 FerNÁNDEZ MarTÍNEZz (F.)—El « SNA 545 Indice alfabético de los géneros y especies mencionados ó descritos em elitbomo mm del BOLETÍN aletas a eee olaa e 19049 Indice de lo contenido en el tomo xn del BOLETÍN ................ 557 ADVERTENCIA Se ha publicado este tomo en cuadernos que han aparecido dentro del mes correspondiente. Lleva, además, trece láminas aparte. Bol. de la R. Soc. Esp. de Hist. Nat. Tomo XIIT, —Lám. I. » » e 3 O Pteranthus trigynus, sp. nov. a, pedúnculo con una flor y un apéndice; /, sépalo mayor de la flor; c, pistilo; d, semilla. Bol. de la R. Soc. Esp. de Hist. Nat. Tomo XIIT.—Lám, IL. C Eseribano, 1 I. Cladothrix aurantiaca: Cultivo en patata.—l a. C/adothrix aurantiaca: Colonia en agar.— Il. C/adothrix versicolor: Cultivo en patata. Bol. de la R. Soc. esp. de Hist. Nat. Tomo XIUL.—Lám. HI. Cliché L. Mengaud, Fic. 1.*—Margas y areniscas del Oligoceno superior en la playa del Sable Merón.—San Vicente de la Barquera (Santander). Cliché E. H.-Pacheco. Fic. 2.2—Caliza de montaña carbonífera cabalgando sobre el triásico, Ribadesella (Asturias). Bol. de la R. Soc, esp. de Hist. Nat. Tomo XIOT[.—Lám. IV, Nemestrinus Escalerai Arias, sp. nov. 1, visto por el dorso; 2, visto por el vientre. Aumento, 1: 3. e a ed Y Vide NS LE 6 Ae A) SN E + "S9)MII SOP SP] U9ÍSISAUO) IPUOP PPENYIS P][Py as 1eqaío ap enaS ep ap e90q e] '293S[8.A 3P 3IION PIDpeT A “NyY"I—"TILX omo "JON 95H 9p “lsH 908 “Y Y] 9p “109 Bol. de la R. Soc. Esp. de Hist. Nat. Tomo XIIT.—Lam. VI. SAT emo JelSaces TU Fic. 1..—Paredilla que obstruía el paso de la primera parte de la oruta A Eo] á la segunda. Frc. 2.2—Paso de la primera parte de la gruta á la segunda. 'EPAUPISPO IP OS] [9P 31890) AJIPA E] DP [LIDUIÍ PISTA Dproq9] “£ 24200 TN A ES 10D QUO L, “EN 51H 9p “ls "DOS *M t[ ap "198 Bol. de la R. Soc. Esp. de Hist. Nat. Tomo XUT.—Lám, IX. Cliché Y. Taboada, Fic. 1.*—Vista general del gran circo de recepción. Cliché $. Taboada, Fic. 2.2 —Morrena frontal y salida del lagos Bol. de la R. Soc. Esp. de Hist, Nat. Tomo XIIT.—Lám. X. Cliché Y. Taboada. Fic. 1.*—Transportes fluvio-glaciares. Cliche Y. Taboáda. Fic. 2.?—Bloque errático. A eS Balneario A . — e a E SS e, E E 0 a” | 0 Pdo 7 y + a ai SA SN o A € a Ññ TS ES Y AU es IO Y EE A * $ e 4 = pa E o E E Se y - ss y o a 2 A r e . .. a O RS MEA ) ; E " RAE + A A FA IRA se e Sur rm ci A - —— Ho ———- - —— =—x r - . i > ( e 4 , ' . - Eo O AMA A TA TA. Oj urna! 4 ANA ERAN Iv y de PU] AR Ti Á A ATI > ur Y A A A a y di ÉS pr 1] / " E y Bol. de la R. Soc. Esp. de Hist. Nat.--Tomo XIII. Lám. XII. Fly. 1* Corte transversal del lago de Castañeda siguiendo la línea de sondajes A B. 11000 Depósitos morrénicos. : Fig.2* A 1:10.000 1:1.0000 Corte longitudinal del lago de Castañeda siguiendo la línea de sondaj A 3 ASS MA E A ? NS A e TA 7 qe ' Bol. de la R. Soc. Esp. de Hist. Nat--Tomo XIII. Lám. XIII. 0 del lago de Castañeda siguiendo la línea de sondajes C D. EN a Cs LA VAL RE 4 y + “QUE SE HALLAN Á DISPOSICIÓN DE LOS SEÑORES SOCIOS Á LOS PRECIOS AQUÍ SEÑALADOS - E : p Ptss. Recuerdos botánicos de Tenerife, por D. R. Masferrer (cuaderno de , 246 páginas, tirada aparte de los ANALES)... ..0.oo.oo--o0..«..oomo. 2 Fac-símile de una carta del Barón de Humboldt (publicada en el to- mo 1 delos ANALES)... o... ..<..- o e O 01 Actas > la Sociedad española de Historia natural (años 1890, 1891, 1895-1900), Cada UnO o onadonroso. PAN RE aa DO Indice ae lo contenido en los veinte primeros tomos (primera serie) ue ls” ANALES, Suda enoja as ena AS E AS A poro de la Biblioteca de la Sociedad española de Historia na- A ES IO ASCER O Anales de la Sociedad española de Historia natural. Treinta tomos. 1872-1901, cada tomo (excepto el 1., 5. y 11.%. ....ooo.o..... A Lb Boletín de la Real Sociedad española de Historia. natural (tomos 1á IENCALA LOMO is ca O O iS Memorias de la Real Sociedad española de Historia natural (tomos ¿I=yD cada: tomo: >. 20s A SES a SS A to det OL - Los Sres. Socios tienen derecho á adquirir por una sola vez un ejemplar de cada uno de los tomos de los AxaLes, del BoLetíN y de las MEMORIAS, á los precios siguientes: - ANALES: 'Tomon.2.03.% 42 12.013, 14,9 10.0, 19 y 20230. 2 209, 9 pesetas; O a O OR IO ES PI RS Pdo .. 25. — NA OA EA AB. PASS AS SIA O A e RA O A EN g9 — BoLETÍN: NOA A ae a a cd oa Borat elato o Saa mao coo Bb. — MEMORIAS: Tomos 1-v1. .e.o...»..o .LODLOLO0 LO... rn... rn... 0010..0.:.o.....0...... q... 8 — -Los cuadernos sueltos, siempre que de ellos haya sobrantes, sin desca- balar tomos, á 2 pesetas La colección completa de la 1.* serie (20 tomos) incluyendo el tomo 1.”, para los socios y por un solo ejemplar (sólo hay disponible un cortísimo número) 250 pesetas. e Entiéndanse en francos estos precios para los extranjeros, compren- diendo en ellos el porte. Los socios vitalicios y perpetuos tienen derecho á recibir gratuitamente á su ingreso en la SooignaD diez volúmenes elegidos entre los anteriores á excepción de los 1.”, 5.* y 11. ADVERTENCIA - Porreciente acuerdo de la Socievap los señores socios que publiquen notas en el BoLeríN podrán obtener gratuitamente cincuenta ejemplares de ellas, siempre que así lo pidan en el manuscrito de su trabajo. De los publicados en las Memorias se entregan siempre igual número de ejemplares aunque no se soliciten. De unos y otros podrán hacerse tiradas aparte que excedan de dicho número á Jos precios consignados en ¡a tarifa corriente. La encuadernación, cubiertas de color y demás gastos se abona- rán con arreglo á la tarifa general para las tiradas aparte Has E A v Lie Ls SUMARIO DEL N.210 y ; 25 NY 4 Sesión del 3 de Diciembre de 1913 Sesión extraordinaria del 28 de Noviembre y ordinaria del 3 de Di- ciembre de 1913. — Admisiones y presentaciones.— Comunicaciones.— Renovación de cargos. —Rendición de cuentas.—Secciones....... ... 489 NOTAS Y COMUNICACIONES Vivan (L. M.)—Nota sobre la presencia del «Dryopithecus» en el mioceno superior del Pirineo cataláD.........oocor+.ocoo.p2... 499 DantíN CERECEDA (J.) — Concepto de la región natural en Geografía... 507 BARRAS DE En (F. de las).—Notas antropológicas ........ 515 BARRAS DE ARAGÓN (F. de las). —Excursiones y notas botánicas por la oe NS E A A A AS 518 ARANZADI (T. de).—Don José Arechavaleta y Balpardo. (27 de Sep- tiembre de Aa 6 de Júnio de 1901 Dior Vs ri ea 528 PabliCACIONES NECIDADAR