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rntrnie. LA PRIMERft^ CENTORL DE U áOMB DE «HLUN

ipS " 1935

5X

BOSQUEJOS

DE LA OBRA DE LA iOLESIA

PRIMERA CENTURIA DE LA

CIUDAD DE CHILLAN

1835-1935

OF Pft/íVCf^

AUG id 1S88

Imp. "San Prancisco" Padre lias Casas

Excmo. Señor Dr. Don Martín Rücker Sótomayor.

Primer Obispo de Chillán.

Escudo de la ciudad, de Chillan

PROLOGO

La Comisión encargada de elaborar ei programa de Homenajes de la Diócesis en el primer Centenario de la ciudad de Chillán, estimó que nada podía ser de utilidad más perenne y manifiesta, para el momento ac- tual y especialmente para la posteridad, que consignar por escrito, en un volumen, las di- versas actividades desarrolladas, dentro de la centuria, por los organismos de la Iglesia, aunque su redacción debiera encuadrarse en el estrecho marco de meros esbozos.

En cumplimiento de este acuerdo, tene- mos el agrado de publicar los presentes Bos- quejos, en los cuales se ha reunido una serie de breves reseñas: una, sobre el Gobierno Eclesiástico, en sus fases progresivas, hasta ocupar el alto rango jerárquico de Obispado, pasando previamente por Gobernación Ecle-

siástica. sometida al Obispado de Concep- ción, y Administración Apostólica, en segui- da, con dependencia directa del Romano Pon- tífice: otra, sobre la Parroquia de Chillan, detallando brevemente la actuación de los Curas que han figurado en el desempeño de ese cargo, durante los cien años que ha vivi- do la ciudad: una tercera, sobre las Ordenes y Congregaciones religiosas, de ambos se- xos, que se han establecido y laborado infa- tigablemente en beneficio de los habitantes de esta extensa región, y por fin, la última, sobre las Escuelas y Colegios, que en bien directo de la niñez y juventud, ha abierto y sostenido la Iglesia, mediante el trabajo in- teligente, generoso y abnegado de sus diver- sas instituciones.

Como notas ilustrativas, se agregan al- gunas fotogi^afías del primer Obispo de Chi- llan, Monseñor Rücker Sotomayor; de dos de sus párrocos, señores Las Casas y Con- tardo, y de los templos de la ciudad.

Dan un realce magnifico de grandiosi- dad a estas páginas, los retratos de San Martín y de los héroes de la Provincia de Nuble, que constituyen el más preciado y be- llo ornamento del Centenario de Chillán, y que la Comisión exhibe, complacida, como un justiciero homxCnaje patriótico, cálido de afectos, que rinden ambos cleros, en esta

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fecha gloriosa y memorable, a los héroes máximos de nuestra querida Patria, tan in- victos como religiosos, puesto que supieron demostrarse siempre como valientes solda- dos de la Patria y de Cristo, su Generalísimo y Soberano Señor.

Creemos, pues, prestar con esta publica- ción un positivo servicio a la ciudad, en las fiestas centenarias, y a la vez echar las ba- ses de la futura Historia Eclesiástica de Chiilán.

L. A. V.

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COMISION ECLESIASTICA

ENCARGADA DE PREPARAR Y REALIZAR EL HOMENAJE DE LA DIOCESIS PRO FIESTAS CENTENARIAS DE CHILLAN

Presidente : Vicario Capitular, Mons. Luis A. Vene- gas H.

Secretario : Rector del Seminario, Pbro. Don Arturo Alvar ez S.

Miembros : Comisario Provincial Franciscano, R. P. Antonio M. Zapata.

Párroco del Sagrario, Pbro. Don Luis A. Palma V.

Párroco de San Vicente, Pbro. Don Clodomiro A. 4cuña F.

Párroco de La Merced, R. P. Juan B. Iglesia. Párroco de Santo Domingo, R. P. Alberto Collel. Rector de Jesuítas, R. P. José Casas. Superior de Carmelitas, R. P. Marcelino de Santa Teresa.

PROGRAMA

Domingo 3 de Noviembre : Misa de Campaña en la Plaza O'Higgins. Discurso patriótico por el Pbro. Don Arturo Alvar ez S.

5 de Noviembre, día centenario : Te Deum solemne en la Catedral. Discurso Patriótico-religioso por el Pbro. D. Luis A. Palma V.

7 de Noviembre : Velada Solemne en el Teatro Mu- nicipal, en Homenaje a los héroes de la provincia.

9 de Noviembre: Desfile nocturno con antorchas y tribuna popular en la Plaza O'Higgins.

Publicación de un folleto descriptivo de la Obra realizada por la Iglesia durante los cien años de la ciu- dad de Chillán.

S

Fachada de San Francisco Magnifica contrucción de cemento armado.

Baldaquino del templo de Santo Domingo

OBISPADO DE

CHILLAN

Introducción

La Jerarquía eclesiástica del territorio que actual- mente ocupa la diócesis de Chillán, ha ido cambiando progresivamente, según las necesidades espirituales de los habitantes de ella. En la fecha de la trasladación de la antigua ciudad al solar que ocupa hoy, pertene- cía a la diócesis de Concepción, existiendo desdo el año de 1835 hasta 1916, en la ciudad de Chillán, la parro- quia en calidad de Iglesia Matriz. De la vasta parro- quia de Chillán se desmembraron las de Coihueco, Pin- to y Chillán-Viejo.

Vamos a emprender una reseña del desarrollo que ha sufrido la jurisdicción eclesiástica, dependiente de esta ciudad principal del gobierno eclesiástico hasta la fecha.

Creación de la Gobernación Eclesiástica de Chillán

Desde el tiempo de la Colonia la ciudad de Chi- llán, tuvo siempre alguna preeminencia sobre las de-

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más parroquias del territorio de las provincias de Ñu- ble y Maule. Fué considerada como una parroquia de importancia y los curas que se han sucedido eran es- cogidos entre los más selecto del clero, precisamente por la importancia civil y religiosa de la ciudad de Chi- llán.

En atención a la importancia de esta región y a la dilatada extensión de la diócesis de Concepción, que tenía sus límites entre los ríos Maule por el Norte y Cautín por el Sur, el limo. Sr. D. Luis Enrique Izquier- do, por decreto del l.o de Marzo de 1916, creó, con au- torización de la Santa Sede, la Gobernación Eclesiásti- ca de Chillán, dándole como territorio de su jurisdic- ción las fértiles y pobladas provincias de Linares, Mau- le y Ñuble. Fué, pues, desde esa fecha, asiento de la nueva entidad eclesiástica la ciudad de San Bartolomé de Chillán. Y su primer gobernador eclesiástico, el. limo. Sr. Don Reinaldo Muñoz Olave, obis^Do titular de Pogla, consagrado, en Concepción precisamente, para que, investido del carácter episcopal, rigiera la nueva, gobernación. Permaneció en el cargo mencionado, has- ta 1920. Durante su gobierno atendió la realización de obras de gran trascendencia religiosa, para la ciudad y para la región. Construyó la actual casa parroquial,, reorganizó el Seminario del Sagrado Corazón, edificó la casa en la que está instalado el Colegio Francés de la Providencia de Grenoble, organizó la curia de la gober- nación y en los ratos libres que dejaban los asuntos cu-^ ríales, escribió la Historia de Chillán, la mejor docu- mentada que existe.

En 1920 el limo. Sr. Muñoz, a causa de su quebran- tada salud, presentó la renuncia del cargo que se le ha- bía encomendado y se trasladó, de nuevo, a Concepción. La sociedad de Chillán y el clero le hicieron en esa oca- sión una solemne despedida, manifestándole así, los:

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afectos, que, en tan corto tiempo, se había captado en- tre nosotros.

Le sucedió el Pbro. D. Zdcarías Muñoz Henríquez que había desempeñado los cargos de Cura Párroco de Temuco y Rector del Seminario de Concepción. Se hi- zo cargo de su puesto en Noviembre de 1920. Los cató- licos de ésta le hicieron un grandioso recibimiento. Co- mo en todos los cargos que antes había desempeñado, dejó marcadas huellas de su celo apostólico y de sus bellas condiciones de gobierno y de carácter. Visitó la Gobernación y se preparaba para emprender grandes obras, cuando le sorprendió la muerte en 1921. Su fa- llecimiento dió ocasión para que la ciudad entera ma- nifestara su sentimiento por el prematuro fallecimiento.

Crobernó, en calidad de gobernador interino, el Cura de Chillán, Pbro. D. Luis Felipe Contardo, hasta el 9 de Mar- zo de 1922, fecha de su fallecimiento. Después de dos meses de suplencia que ocupó el cargo el Pbro. D. Arturo Alvarez Silva, fué nombrado Monseñor Venegas quien ocupó el puesto de gobernador interino hasta el 27 de Enero de 1924, fecha en la que se hizo cargo de la Go- bernación Eclesiástica Monseñor Martín Rücker Soto- mayor, quien, el 25 de Julio de 1923, había sido con- sagrado obispo titular de Mariamés, en la catedral de- Burgos, por el recordado cardenal Benlloc.

A mediados de 1924, el limo. Sr. Obispo de Concep- ción, autorizado por la Santa Sede, separó definitiva- mente las tres provincias que formaban parte de la Go- bernación Eclesiástica, hasta ese entonces dependiente del diocesano de Concepción, para constituir la Admi- nistración Apostólica, con dependencia exclusiva de la Santa Sede.

Creación del Obispado de Chillán

La Administración Apostólica de Chillán sólo duró

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hasta la creación de las nues^as diócesis que se crearoti en Chile, el año de 1925.

Conforme a la ''Bula Notabiliter auto", del 18 de Octubre de 1925, Su Santidad Pío XI creó la diócesis de Chillán, preconizando, como obispo, al limo. Sr. D. Martín Rücker Sotomayor. Dicha Bula se puso en eje- cución el 25 de Abril de 1926, asignándole como terri- torio jurisdiccional, la Provincia de Nuble y los depar- tamentos de Cauquenes, Chanco e Itata, de la Provincia de Maule; al mismo tiempo, se erigía como catedral de la nueva diócesis, la Iglesia Matriz de Chillán, bajo la advocación del que había sido titular de la parroquia y de la ciudad, el Apóstol San Bartolomé.

Con las solemnidades del caso, el limo. Sr. Obispo tomó pesesión canónica el día ya indicado. En la men- cionada Bula se determinaba que los clérigos residen- tes en el territorio de la diócesis de Chillán, quedaban adscritos en las condiciones en que cada uno se encon- trara, es decir, incardinados, los que lo estaban antes en la de Concepción.

El Primer Obispo de Chillán

Monseñor Rücker ha sido el primer obispo de Chi- llán. Nació en Santiago el 26 de Enero de 1867. Hizo sus estudios comerciales en el Instituto Alemán de Val- paraíso. Obedeciendo a la vocación, entró al Seminario de Valparaíso, donde hizo los estudios eclesiásticos, or- denándose de sacerdote el 20 de Diciembre de 1890. Fué Vicario de Tarapacá hasta el año de 1911, pasando a desempeñar el cargo de Vicario General del Arzobis- pado de Santiago, hasta 1915, fecha en que fué nom- brado Rector de la Universidad Católica de Santiago. Desempeñó este cargo hasta principios de 1920. Duran- te los años 18 y 19 fué Decano de la Facultad de Teo- logía, en el Consejo de Instrucción Pública. Consagra-

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do obispo titular de Mariamés, el 25 de Julio de 1923,. desempeñó primero el cargo de Gobernador Eclesiásti- co de Chillán, después el de Administrador Apostólico, 7/ finalmente, Obispo Diocesano, desde el 24 de Abril de- 1926 hasta el 6 de Enero de 1935, fecha de su falleci- miento. Se distingió por el celo infatigable en bien de sus diocesanos; visitó cuatro veces la diócesis; escribió^ varias pastorales, dos o tres por año ; fundó la Sección Eclesiástica del Seminario ; desmembró de la parroquia del Sagrario de Chillán, las parroquias de San Vicente, Santo Domingo y la Merced. Estableció en la ciudad de Chillán la Archicofradía de Madres Cristianas, las Religiosas Oblatas del Santísimo Sacramento, la Fede- ración de Obreros Católicos y la Escuela Taller de San Vicente. Miembro de la Real Academia de Ciencias Mo- rales y Políticas de Madrid, de la Real Academia de Historia de Madrid, de la Real Academia Hispano Ame- ricana, miembro honorario de la Sociedad Colombina de Huelva, de la Arcadia de Roma, de la Sociedad Ar- quelógica Romana, Comendador de la Real Orden de Carlos in, honorario de la Congregación Mariana de- Barcelona y de la Academia de Santa María de Guada- lupe, en Méjico; consagrado todo por entero al estudio^ de las ciencias morales, teológicas y sociales; conferen- cista, escritor y publicista, supo cumplir exactamente con el lema de su escudo episcopal: "In labore requies", ''Descanso en el trabajo*'.

Monseñor D. Luis Arsenio Venegas H.

Sucedió al Excelentísimo señor Rücker, durante la. viudez de la diócesis de Chillán, el Sr. Vicario Mon- señor Luis A. Venegas, designado por unanimidad de^ los Consultores Diocesanos, Pbros. D. José Antonio= Penroz, Pbro. D. Estanislao A. Godoy, Pbro. D. Ma-

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tías Madariaga y Pbro. D. Arturo Alvarez. Monseñor Venegas fué ordenado sacerdote el 18 de Septiembre de 1904. Ha ocupado los cargos de Vice-Rector y Pro- fesor del Seminario de Concepción, Párroco de Consti- tución, Cura Párroco de Chillán, Gobernador Eclesiás- tico Interino, Vicario General, durante el episcopado de Monseñor Rücker, y ahora Vicario Capitular de la dió- -cesis. En todos estos puestos de importancia que lia des- empeñado, se ha caracterizado por sus dotes relevantes de gobierno y prudencia.

Gobierno actual de la diócesis

Vicario Capitular. Monseñor D. Luis A. Venegas Hen- ríquez.

Secretario. Pbro. D. Andrés Canales Fuentes.

Oficial y Contador. Clérigo D. Desiderio Medina.

Tribunal Eclesiástico : Provisor, Pbro. D. Arturo Alvarez Silva.

Promotor y Defensor del Vínculo, el Pbro. D. Luis Palma V.

Tesorero. El Sr. Vicario Capitular.

Consultores diocesanos: Pbro. D. Estanislao Godoy, Pbro. D. José A. Penroz, Pbro. D. Arturo Alvarez y Pbro. D. Matías Madariaga.

Jueces Pro-sinodales: Pbro. D. José A. Penroz, Pbro. D. Andrés Canales, R. P. Vicente Julve.

Junta de Ordenandos: Pbros. D. Arturo Alvarez, D. Andrés Canales, D. José A. Penroz.

Junta de Disciplina del Seminario: Pbros. D. José A. Penroz y D. Luis A. Palma V.

Junta de Administración del Seminario: Pbros. D. José A. Penroz y D. Clodomiro Acuña.

Consejo de Administración de Bienes de la Dióce- sis: D. José A. Penroz, D. Francisco Rojas.

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Frontispicio del Templo de la Merced. CHILLAN Actualmente está terminada la construción de la torre.

Fachada del Templo y Convento de los RR. Padres Carmelitas.- Chillán.

Parroquias del Obispado:

Tiene 23 parroquias: Cauquenes, Sauzal, Chillán- Yiejo, Coihueco, Pinto, Bulnes, San Ignacio, Yungay, Pemuco, El Carmen, San Carlos, San Fabián, Quirihue, Ninhue, Portezuelo, Pocillas, Chanco, Curanipe, San Bartolomé de Chillán, Parroquia de la Merced, de San- to Domingo, San Vicente y Cobquecura.

La más antigua es la de Cauquenes, fundada en 1585, y le sigue en antigüeda 1, la de San Bartolomé de Chillán, del año 1590.

Vicarías Foráneas

Tiene la diócesis las siguientes Vicarías Foráneas: de San Carlos, Bulnes, Cauqaenes, Quirihue y Yungay. Desempeñan esos cargos : En San Carlos, el Pbro. D. Estanislao A. Godoy; en Bulnes, el Pbro. D. Matías Madariaga; en Yungay, el Pbro. D. Oreste Montero, en Quirihue, el Pbro. D. Juan Ramón Alvarez y en Cau- quenes, el Pbro. D. Pedro P. Cañón.

Religiosos que hay en la diócesis

Orden de frailes Menores, en Chillán y Cauquenes ; Dominicos, en Chillán y Caaquenes; Jesuítas, en Chi- llán; Congregación del Santísimo Redentor, en Cauque- nes ; Trinitarios, en San Carlos ; Carmelitas Descalzos, en Chillán y Real Orden de ]a Merced, en Chillán.

Casas de Religiosas en la diócesis

Religiosas de la Purísima, en Chillán; Hermanas de San Vicente, a cargo del Hospital de Chillán; Her- manas de la Inmaculada, a cargo del Hospital y de un Colegio, en Cauquenes; Congregación del Buen Pastor,

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en Chillán y Canquenes; Hermanas Hospitalarias del Sagrado Corazón, en San Carlos, Casa Matriz y Hos- pital; y en Bulnes, el Hospital; Congregación de la Providencia de Grenoble, Colegio Francés en Chillán; Religiosas Siervas de Jesús, en Chillán; Congregación de la Casa de María, el Colegio de Santa Rosalía de San Carlos, y Religiosas Oblatas del Santísimo Sacramen- to, en Chillán.

Clero con que cuenta la diócesis de Chillán

Pbros. D. Juan A. Arriagada, D. Clodomiro Acuña, D. Arturo Alvarez, D. Juan Ramón Alvarez, D. Juan An- drés, D. Andrés Canales, D. Juan Canudas, D. Pedro Pablo Cañón, D. Rolando Escobar, D. Francisco Javier García, D. Exequiel Gatica, D. Pedro Geldrez, D. Es- tanislao Godoy, D. Manuel Godoy, D. Atanasio Gonzá- lez, D. Andrés Gainza, D. Luis Lineros, D, Simeón Lo- renzo, D. Orlando Lymburg, D. Matías Madariaga, Oreste Montero, D. Luis Montecinos, D. Lorenzo Mon- danelli, D. Ensebio Muñoz, D. Carlos Navarrete, D. Luis A. Palma, D. José A. Penroz, D. Domingo Herrera, D. Francisco Riquelme, D. Calixto Sánchez, D. Francisco A. Vistoso y Monseñor D. Luis A. Venegas.

Hay además 12 seminaristas en el Seminario de Chillán, ocho en Concepción y tres en Santiago, y siete estudiantes de teología en el Seminario de Chillán.

Sacerdotes ausentes

Están ausentes de la diócesis : D. Manuel Alarcón, D. Enrique Baduel, D. José Castañer, D. Luciano Cuesta, D. Pablo Merlet, D. Nicolás Marín y D. Carlos Sánchez.

A. A. S.

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LA PARROQULl DE CHILLAN

Y EL CENTENARIO

La Obra del clero secular, en los cien años de vida de la ciudad de Chillán, se puede decir que es la obra social del pueblo, puesto que nada se encuentra que di- ga progreso moral, intelectual y material en que no se vea la mano de la Iglesia, por intermedio de sus repre- sentantes, los sacerdotes.

Por falta de datos precisos, no es fácil determinar, en forma estadística, la labor amplia y fecunda de ca- da párroco de Chillán, durante estos cien años; pero la moralización del pueblo, en sus innumerables institu- ciones adecuadas a los tiempos, de carácter religioso y económico, como ser, sociedades mutualistas, organiza- ciones piadosas, sociedades obreras, establecimientos de educación, de ambos sexos, establecimientos de comuni- dades religiosas, para atender las misiones en las regio- nes rurales apartadas, y edificaciones de templos para el culto divino, etc., han encontrado, en el clero secu- lar, su principal apoyo, y en su casi totalidad, la rea-

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lización de todas ellas. Esbozaremos aquí solamente ]a labor de algunos párrocos, que, por su activo trabajo social religioso, sobresalieron durante esta centuria y que la historia los recuerda con respeto y veneración.

Los párrocos de Chillán, en el orden cronológico, según datos que se han podido recoger, fueron los si- guientes: ''José Antonio Vera, durante el período de 1824 a 1837, abre el primer período de la vida parro- quial en esta ciudad nueva de Chillán; hijo de D. José Vera y de Doña Rosa Alvarado, fué alumno del Semi- nario de Concepción, en donde estudió Gramática, Filo- sofía y Teología, con gran aprovechamiento, desempe- ñando en seguida estas Cátedras en el mismo estable- cimiento. Hizo oposición a Curatos, en la que saliendo plenamente aprobado, no quiso admitir ninguno por continuar la enseñanza de los niños. Fué algún tiempo Capellán del Hospital de San Juan de Dios, y después nombrado Cura Interino de la Doctrina y Plaza de San Carlos, cuyo ministerio desempeñó por dos años, con aplicación y esmero. Se presentó a examen y fué apro- bado por el sufragio de todos. Es de humilde y modera- da conducta, decía el Obispo Diocesano, en 1796, en la terna que enviaba al Presidente para proveer una Pa- rroquia del Sur. Vera trabajó en Purén un altar dedi- cado a Nuestra Señora de Boroa. Poco después pasó Vera a la Parroquia de Castro y de aquí a Ancud, que se formaba ya como ciudad y llevaba camino de ser la capital efectiva de la Provincia.

En San Carlos, trabajó la iglesia parroquial, que se quemó completamente el año 1817.

En 1816 fué propuesto para Cura de Chillán y sir- vió en 1817 : fué uno de los Curas emigrados a Santiíi go en 1818. En 1822 estuvo sirviendo como Cura Coadju- tor, en Ñuñoa ; después, en Melipilla. Vera y varios clé- rigos patriotas de Concepción, se ocuparon en Santiago hasta tanto que se pacificaba la Diócesis, arruinada por

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la larga guerra y desvastada por las incursiones del montonero Vicente Benavide^. Creemos que volvió al Sur en 1823 y que pronto volvió a ser Cura de Chillán, en donde estaba ya en 1824. Vera fué elegido Diputado al Congreso, por Chiloé, en dos legislaturas: murió de cura en Chillán, después de 1836 (datos de Rasgos Bio- gráficos de Monseñor Reinaldo Muñoz).

Sucedióle el Pbro. D. José de la Cruz Rubilar, en el cargo de Párroco de la ciudad de Chillán ; activo, la- borioso y de espíritu apostólico reconocido, impulsó las obras dejadas por su antecesor, siendo nombrado, por la Autoridad competente, miembro de la Comisión en- cargada de proseguir los trabajos difíciles y penosos de la edificación de esta ciudad, sirviendo la Parroquia hasta el año 1849, fecha en que recibió la feligresía su sucesor, el Cura p. Mateo Jara.

Sacerdote de gran preparación intelectual, dentro de su modestia, supo impulsar todas las obras que sig- nificaban progreso local, sin descuidar por un momen- to sus deberes parroquiales. Cuentan las crónicas que este sacerdote era el consultor obligado de toda obra que significara adelanto, tanto económico como social, y fué tan enorme su actividad, durante los seis años que sirvió la parroquia, que se le vió siempre a la cabe- za de toda acción que redundaba en beneficio del pue- blo, de tal manera que el nombre del Cura Jara fué po- pular en esta región, querido y venerado de todos sus feligreses.

Llega el año 1854 y un nuevo sucesor viene a reem- plazar a este gran Párroco, que fué llevado por la au- toridad eclesiástica, a ocupar otro puesto de responsa- bilidad, D. José María Landaeta, que así se llamaba el nuevo Párroco, durante diez años, ejerció su ministerio con verdadero espíritu evangélico, especialmente se en- tregó por entero a las obras de caridad, y fué uno de los primeros mentores para establecer asilos de bene-

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ficencia, que eran pan y abrigo para las clases desva- lidas.

D. Juan de Dios Aguayo, en 1864, continúa, como Párroco de Chillán, la obra benéfica del Cura Landae- ta. Espíritu reposado, ecuánime y laborioso, deja, des- pués de cuatro años, la Parroquia en manos del Pbro. D. Fernando Blait, quien en el lapso de tiempo de cinco años, intensificó en tal forma todas las obras dejadas por sus antecesores. Sacerdote formado según los mol- des del Evangelio, llevó a cabo obras de regeneración social y de alta piedad cristiana que su nombre quedó por mucho tiempo grabado en el corazón de sus feli- greses, quienes, con profundo dolor, lo vieron alejarle de esa parroquia para ir a regir los destinos de la Dió- cesis de Concepción, como Obispo, dignidad que le con- firieron la Santa Sede y el Gobierno de la República, por su talento, gran virtud y por su acendrado patrio- tismo; allí murió, después de algunos meses de eficaz gobierno pastoral en bien de sus feligreses y sacerdo- tes.

En 1874 tomó posesión del Curato de Chillán el Pbro. D. Fernando Cuitiño, sacerdote verdaderamente santo en el sentido estricto de la palabra. Trabajó du- rante dos años con un celo digno de un apóstol. A pe- sar del corto tiempo que ejerció su ministerio como Pá- rroco de la ciudad, su acción fué provechosa y benéfi- ca en el bien de las almas.

D. Gregorio Ampuero, colaborador eficaz del Cura Cuitiño, supo aunar su actividad y celo a la obra cons- tructiva, moral y religiosa de esta ciudad.

Vicente Armando Las Casas (1876-1917). La Pa- rroquia de Chillán tuvo su verdadero auge espiritual y social bajo la asertada dirección de este gran cura. Or- denado sacerdote por el eminente y sabio Obispo, Dr. Hipólito Salas, y nombrado Párroco de Chillán el año 1876, recién ordenado, llegó a esta ciudad en donde en-

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contró un amplio campo en que ejercitar su abnegada labor apostólica. Primeramente comenzó por la casa de Dios. Quiso que el Templo parroquial fuera digna mo- rada del Señor. Con limosnas recogidas en todos los cen- tros sociales, logró refaccionar la iglesia y casi termi- nar su torre.

El Cura Las Casas, compenetrado de que la edu- cación de la niñez y de la juventud, es la base sobre la cual descansa la sociedad en el desenvolvimiento del orden y progreso económico y moral, dio impulso a la instrucción religiosa, prestó su decidido apoyo al esta- blecimiento educacional ''Alberto Magno", que fun- cionaba en el Convento de los Dominicos, hasta crista- lizar sus nobles anhelos, fundando un Seminario que es hoy una hermosa realidad. En esta obra se ve palpa- hlemente el milagro de la Semilla del Evangelio que, convertida hoy en árbol frondoso, abriga y ha dado alimento espiritual a varias generaciones de jóvenes, que en la Política, en el Foro y en la Iglesia, son bellos y fieles exponentes de la formación intelectual y moral que recibieron en las aulas del Seminario del Sdo. Corazón de Jesús, como paternalmente llamaba a su querido colegio que fué pedazo de su alma.

Una de las obras predilectas del Sr. Las Casas fué la caridad. El Hospital carecía en ese tiempo de una atención esmerada para con ios enfermos y fué enton- ces cuando, trasladándose a Santiago, y después de lar- gas conferencias con el Supremo Gobierno y con la Su- perioridad religiosa, logró, por fin, traer a las Hermanas de la Caridad que, desde entonces hasta hoy día, tra- bajan con abnegación y piedad en la obra humanitaria de aliviar física y moralniente a los pobres enfermaos que llegan hasta sus aulas, en demanda de salud.

Fijó su mirada después en la sociedad y vió el tris- te cuadro de muchas almas que se arrastraban en el ca- mino de la perdición y vió también la gran necesidad

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de ayudar a esas pobres almas, devolviéndolas al seno de la familia, después de haber pasado por el ambiente de una vedadera regeneración espiritual. Para dar cima a esta obra, fundó en esta su Parroquia el Convento ''del Buen Pastor "donde un grupo de religiosas, desde el año 1884, hasta hoy, con verdadera caridad de Cristo, enseñan, educan y regeneran a incontables personas.

Con incansable tesón y trabajo, el Cura Las Ca- sas no desmayó en su grandiosa obra parroquial hasta traer a este pueblo a las Siervas de Jesús, verdaderos ángeles tutelares, que sin importarles la inclemencia del tiempo, ni el temor del flagelo, asisten a toda clase de enfermos, de todas las condiciones sociales, sin más re- compensa que el premio del más allá. Vivos aún están los recuerdos de la llegada de las Siervas de Jesús a esta ciudad, que las recibió con los brazos abiertos, y la Iglesia Matriz se hizo estrecha para contener a la multitud, ávida de rendir un homenaje a las Venera- bles Religiosas, y de escuchar la palabra elocuente del Cura Las Casas. Según testigos, la gente lloraba de emoción y bendecían a Dios que les deparaba una nue- va Providencia en los dolores, pregonando, muy en alto, el celo del Cura Las Casas que vivía preocupado en ali- viar las necesidades de sus feligreses.

La acción social católica fué una obra de gran alien- to. El Sr. Las Casas formó Centros de Obreros, Socie- dad San José, Círculo Obrero del Sdo. Corazón. Socie- dad de Artesanos la Unión, etc. a quienes todos los pri- meros Domingos de cada mes los formaba con sus fa- mosos retiros espirituales.

Su celo sacerdotal no tuvo límites y fué así como después de haber atendido a la juventud, a la rdñez, a los enfermos, a los obreros, fundó la sociedad de Bene- ficencia de Señoras ''Hijas de María", la que, aten- diendo primordialmente a la santificación de sus socias, socorre a las ancianitas y desvalidas que hasta hoy día

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viven de la caridad de esta Institución formada desde- hace más de 50 años por el que fué su benemérito Di- rector Sn. Cura Las Casas. Tuvo el Cura Las Casas el dón de la elocuencia; su palabra cálida, sonora y ro- busta se dejaba oír en Chillán y otros pueblos de la República, teniendo acentos verdaderamente proféticos, cuando hablaba de las verdades eternas, y ecos de ver- dadero patriotismo, cuando hablaba de amor a la Pa- tria. Fué considerado muchas veces, por sus hermosos, discursos, que nunca escribió, ya que siempre improvi- saba, digno émulo del Gran Obispo Ramón Angel Jara. Se recuerda aun en esta ciudad que, al inaugurarse el monumento a O'Higgins, llovía torrencialmente y el Cura Las Casas, como gran sacerdote y gran patriota,, se encontraba junto al pedestal; a pedido del pueblo subió a la tribuna y comenzó diciendo: ''Ni la incle- mencia del tiempo, ni la lluvia torrencial, señores, han sido suficientes para apagar el fuego del patriotismo que arde en nuestros corazones de chilenos ... y siguió su bella improvisación, arrancando aplausos y lágrimas de todo el auditorio, que era nada menos que el misma pueblo de Chillán.

Siendo muy extensa su Parroquia, pues comprendía los pueblos de Pinto, Coihueco y Chillán Viejo, buscó cooperadores en las órdenes religiosas y fué así coma recibió 'a la venerable orden Carmelita, que llegó a este pueblo trayendo el amor de la Virgen del Carmen, a quien tanto aman los chilenos. Como apóstol, fué uno de los primeros que extendió en Chile la devoción al Sdo. Corazón de Jesús; y aún parece que vibran sus hermosos discursos, hablando a las multitudes de este amor divino que perdona, redime y salva. Con razón es llamado el Cura Las Casas, el Apóstol del Sdo. Corazón en Chile.

Al finalizar su carrera parroquial, el Prelado de la Diócesis, limo. Sr. Izquierdo, compenetrado de la

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vasta, santa y apostólica labor llevada a cabo por el Sr. Las Casas, quiso premiarlo para que tuviera un corto descanso en los últimos días de su vida y lo nombró Ca- nónigo Penitenciario de la Iglesia Catedral de Concep- ción. El Cura Las Casas no quiso tener descanso y des- de su nuevo puesto siguió trabajando con el mismo celo de antes, por la gloria de Dios y la salvación de las al- mas, hasta que un día, en esta misma ciudad de Chillán, el 19 de Julio de 1920, como obedeciendo a un desig- nio de la Providencia Divina, en medio de los suyos, de los que fueron sus queridos feligreses, entregó su al- ma a Dios, el mismo día de su santo, San Vicente de Paúl, fecha en la cual fué ordenado sacerdote y día de su padre, descansando sus restos en la Iglesia Catedral, Templo que un día él transformara con las erogaciones de todos sus hijos espirituales.

Luis Felipe Contardo Palma (1917-1922). Este sa- cerdote formado en la Universidad Gregoriana de Ro- ma, Profesor del Seminario de Concepción, Periodista, Poeta, Orador y Secretario Episcopal de Concepción, fué nombrado por el limo. Sr. Izquierdo, Cura Párroco de Chillán, en 1917, como digno sucesor del gran Cura Las Casas. Durante el tiempo que fué Párroco, empezó por arreglar el Templo Parroquial en la parte externa, continuar la Torre y edificar la actual Casa Parroquial. Dió impulso a todas las obras piadosas de la parroquia y a todas las instituciones de carácter social, y fundó la sociedad mutualista ''Liga del Trabajo" formada por empleados, obreros y profesionales. Dió vida al cul- to divino, especialmente al bello Mes de María, al cual le imprimió un carácter especial de religiosidad que lo- gró reunir en torno de la Virgen a incontables almas. Orador de fuste, aún se recuerdan sus elocuentes ser- mones y discursos potrióticos pronunciados en ocasio- nes magnas y solemnes. Supo, con su diplomacia y su tino, adentrarse en todas las esferas sociales y no hubo

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•obra de carácter público, de adelanto local y de propa- ganda religiosa que no tuviera como consejero e impul- sador al Cura Contardo. El Supremo Gobierno, conoce- dor de la preparación de este sacerdote, en la hora del Plebiscito, lo llevó a Tacna, en donde con tino, con sa- gacidad diplomática, supo conquistar adeptos para la causa chilena. Desde ahí pasó a Bolivia, llamado por los intelectuales de ese País, y en la Capital de esa Repú- hlica, dió notables Conferencias de Cultura y de Arte, dejando muy en alto el nombre de la Patria. Escribió, en las horas que le dejaba libres el servicio parroquial, hermosas poesías que forman el libro ''Cantos del Ca- mino", destinado a enriquecer la Literatura Chilena y al mismo tiempo a servir de ayuda en sus obras apos- tólicas. Porque el producto de una edición, que se ven- dió rápidamente, lo dedicó al arreglo de su iglesia pa- rroquial. La ciudad de Chillán, reconocida a la Jabor religiosa y patriótica realizada por el Cura Contardo, por intermedio de su Municipio, ha querido perpetuar su memoria, dándole el nombre de ''Cura Contardo" a una de las calles de sus nuevas poblaciones, tal como lo había hecho antes, al perpetuar la memoria de su digno antecesor, llamando a otra calle "Cura Las Ca- sas". Grande en su saber, modesto en su modo de vi- vir, cumpliendo sus órdenes testamentarias terminan- tes, descansan hoy sus restos, en el Cementerio de Chi- llán, en el Mausoleo de la Liga del Trabajo para estar siempre en medio de sus queridos obreros.

Luis Arsenio Venegas Henríquez (1922-1927). Con la muerte del Cura Contardo, la Parroquia de Chillán vió llegar al nuevo Párroco que, nombrado por el Ibnó. Sr. Fuenzalida, venía a continuar la obra de sus dig- nos antecesores. El Sr. Venegas, educado en el Semi ia- rio de Concepción, recién ordenado sacerdote y a pe- dido del que fué Rector y más tarde Obispo, el Tliao Sr. Ricardo Sepúlveda, quien, conociendo la prepara-

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ción, el tino y el criterio del nuevo Sacerdote, pidió que fuera nombrado Vice-Rector de ese Establecimiento, del cual ya era profesor. Durante tres años desempeñó la misión, con aplauso y aprobación de sus Superiores, con la estimación del Profesorado y el cariño de los alu <i- nos. Vacante la Parroquia de Constitución, en dond«> se necesitaba un sacerdote culto, preparado y virtuoso, el limo. Sr. Izquierdo puso sus ojos en el Sr. Venogas que fué nombrado Párroco de esa vasta e importante feligresía. Catorce años de una vida parroquial activa, laboriosa, obra que fué reconocida por todos los secto- des de ese pueblo, sin distinciones de ideologías, hablan muy en alto de la personalidad del nuevo Cura de Chi- llán.

En esta ciudad, primeramente, como el Cura Las Casas, condecoró la parte interior de la Iglesia, dió es- plendor al culto divino, dió impulso a todas las obras de piedad, a las sociedades católicas obreras y a las instituciones de beneficencia. Junto con desempeñar el puesto de Cura Párroco, desempeñó también, interina- mente, el puesto de Gobernador Eclesiástico de las Pro- vincias de Ñuble y Maule, revelando dotes especiales de gran gobernante, desarrollando una vasta labor pa- rroquial, a la cual había dado verdadera coronación, cuando lo encontró el primer Obispo de Chillán, el Excmo. Sr. Martín Rücker (Q. E. P. D.), quien, cono- ciendo las dotes del Sr. Venegas, le llamó a cooperar en su Gobierno como Vicario General de la Diócesis.

Meses antes, el limo. Sr. Obispo Gilberto Fuenza- lida, deseando premiar en parte la obra apostólica del Sr. Venegas, en su viaje a Roma, obtuvo del Santo Pa- dre el Papa, el título de Monseñor para su cooperador en el Gobierno de su Diócesis. Esta distinción habla muy en alto de Monseñor Venegas y de su labor parroquial, pues es el primer Cura de Chillán que ha obtenido esta distinción de la Santa Sede.

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Juntamente con ser nombrado Vicario General de la Diócesis, el año 1927, el limo. Sr. Obispo Martín Rücker, estimando tal vez que sería más provechosa la labor parroquial en esta ciudad episcopal, llegó a divi- dir la centenaria parroquia de Chillán en cuatro Cen- tros parroquiales, correspondiendo solamente dos al clero secular: El Sagrario y la Parroquia de San Vicen- te de Paúl, siendo nombrado Párroco del Sagrario el Pbro. Don Manuel Alarcón Quinteros (1927-1932). Fué alumno del Seminario de Concepción, Profesor más tar- de del mismo establecimiento, Párroco de Lebu y Qui- rihue, dejando en todos estos puestos recuerdos de sa- cerdote inteligente, activo y trabajador. En la Parro- quia del Sagrario de Chillán siguió las huellas de sus antecesores, impulsando todas las obras de piedad y trabajando con tesón en los Centros sociales de su pa- rroquia. Hoy día desempeña con acierto el puesto de Cura de la feligresía de Talcahuano, del Obispado de Concepción. Actualmente es Párroco del Sagrario el Pbro. Don Luis A. Palma V. (1932-1935). Joven y dis- tinguido sacerdote, cuya sólida formación intelectual, literaria y de piedad encontró fuente abundosa y se- lecta en el Seminario Conciliar de Concepción, semille- ro fecundo de verdaderos apóstoles de Cristo, que, co- mo el señor Palma, reúnen a una exquisita cultura y don de gentes, el cultivo silencioso y fundamental de la vida interior.

Llegado a Chillán después de haber desempeñado, con mucho acierto, otras parroquias de importancia, co- mo Yumbel y Talcahuano, ha realizado, en breve tiem- po, obra efectivamente benéfica en las diversas institu- ciones piadosas, societarias y de beneficencia de la lo- calidad.

Las nobles tareas de la enseñanza, lo han contado también como un afortunado modelador y conductor de

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juventudes, y su ascendiente en las diversas esferas lo- cales, es de manifiesta eficacia.

Con razón esperan muchos beneficios aun de su ac- tivo párroco, la Catedral y la feligresía del Sagrario de Chillán.

Parroquia de San Vicente de Paul 1927. Al efec- tuarse la división de la antigua parroquia única de Chi- llán, fué designado Párroco de la nueva parroquia de San Vicente de Paul, el Pbro. Don Clodomiro A. Acu- ña F., quien desempeña hasta hoy dicho puesto.

El Sr. Acuña recibió su formación inicial en el Se- minario de esta ciudad, completándola ventajosamente en el de Concepción.

Le ha correspondido la fundación y atención de una parroquia eminentemente popular: allí tienen cabida las diversas sociedades obreras y la ''Escuela Taller" que ha recibido del señor Acuña modalidades e impul- sos, altamente originales y benéficos para la formación profesional de la juventud de nuestro pueblo, dentro del cual goza de merecido ascendiente y prestigio.

Además, como profesor de Religión en el Liceo de hombres, se tiene conquistado un sitial de honda simpa- tía entre sus colegas de docencia y sus numerosos alum- nos.

Antes de terminar esta ligera reseña de la labor de los Párrocos de Chillán en los 100 años de vida de la ciudad,, se puede decir que no ha habido una obra, ya sea de carácter social, progreso material y moral, en la cual la Parroquia no haya tomado parte activa y el Párroco no haya sido uno de los factores más importantes en la realización de todas ellas. La educación religiosa del pueblo, la moralización de la ciudad, la práctica de las buenas costumbres en la familia, la propaganda de ideas salvadoras y patrióticas en el pueblo, los estable- cimientos de beneficencia para dar paz, abrigo, alimen-

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to y remedio a los pobres, a los desgraciados, a los en- fermos y a todos aquellos que carecen de medios para vivir; la fundación de institutos religiosos para hacer- el bien a la clase desvalida, para propagar la semilla del Evangelio en la conciencia de los hombres; la fun- dación de Templos, ornamentación de la ciudad, Cen- tros literarios y fundaciones de periódicos católicos, en una palabra todo el desenvolvimiento del pueblo en su vida económica, material y moral, han descansado en la iniciativa y laboriosidad de la Parroquia. Por eso la Iglesia, columna de la verdad, en el desarrollo de su Gobierno, ha establecido las Parroquias como célula vi- tal en el florecimiento de las virtudes cristianas, del co- nocimiento del Evangelio, llevando a las almas por la. senda de un bienestar material, subordinado a lo espi- ritual que le asegure su último fin. De aquí se de- duce que la Parroquia es el alma mater de la sociedad ; porque élla regenera al niño, lo forma y lo hace un. miembro útil de la fe de Cristo y de la Patria ; élla san- tifica a la familia, afianza el amor a los padres, y da al moribundo las fuerzas de la esperanza en su última ho- ra, y, con sus Templos que elevan al cielo sus cúpulas,, está mostrando a todos los hombres que pasan por el camino de la vida, el lugar de su eterno destino.

La Parroquia es y será siempre la base inconmovi- ble de la grandeza y felicidad de un pueblo.

Chülán 1935

Por Monseñor Ramón Hamson Obispo de Podalia

LA RIEBCED

EN EL ULTIMO SIGLO DE VIDA CHILLANEJA

Hay deudas que no se pagan jamás. Y la mayor deuda es la que nos obliga a la mano generosa que nos regeneró en Cristo y nos abrió las puerta s de la lírle- sia Católica. Como los individuos, también las ciudades contraen esa deuda con los apóstoles que alzaron sobre sus horizontes el sol esplendoroso de la fe. Esa es la deuda que ata a la ciudad de Chillán con el hijo apos- tólico de la Merced, Fr. Francisco Ruiz, que edificó la primera casa religiosa de esa ciudad y el primer santua- rio en que se celebró la Primera J.íisa que oyó la na- ciente población; adjuirable sacerdote que desempeñó con el celo de un gran apóstol el oficio de primer Cura do Chillan.

Al recordar la actuación de los Mercedarios en la

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Monumento A. Prat, Valparaíso.

C ASA EPISCOLPA.- Chillan.

PLAZA O'HIGGINS.-ChiUán

ciudad de San Bartolomé durante esta última centu- ria, nos hacemos esta reflexión; tres veces destruida y otras tantas reedificada Chillán, el alma de esta vieja ciudad es, no obstante, la misma. Los habitantes de la cuarta ciudad son hijos de la primera; su historia es la continuación de aquella, sus tradiciones son las mismas y sus progresos en el orden espiritual y cristiano, deri- van como de una fuente original, de aquellos primeros trabajos apostólicos del P. Francisco Ruiz, cuyas virtu- des preclaras son un timbre de honor para los chilla- nejos que miran su pasado y pueden repetir lo del li- bro de Tobías: "Somos hijos de un santo".

Por eso no se me arguya que esta gloria pertene- ce a la primera época : no ; porque el apostolado del pri- mer párroco chillanejo derrama la influencia de su lu- minosa acción sobre toda la vida posterior de la men- cionada ciudad. ''Con muy buen acuerdo Ruiz de Gam- boa edificó la ciudad de Chillán en el sitio donde toda- vía hoy se encuentra la población denominada: Chillán Viejo ; lo que hoy es Chillán Nuevo y sus contornos (di- ce el P. Gazulla en su obra: ''Los Primeros Merceda- rios en Chile") eran en aquellos tiempos un conjunto de ciénagos y bosques, donde los indios se reunían para acechar continuamente a los moradores de la Nueva Ciudad ; y tenían motivos para ello ; consolidados allí los españoles, perdían los indios el dominio de la fértil isla que forman los ríos: Chillán; Ñuble, Cato y Digui- llín; desmontadas esas fértiles llanuras, podían abaste- cer de sobra con sus productos a la ciudad de Concep- ción y, robustecidos los conquistadores en esa intere- sante comarca, tenían también asegurado el camino en- tre las ciudades del Sur y la Capital.

He ahí por qué los indios tomaron especial empa- ño en no dejar en paz a los nuevos pobladores, y queda explicada la razón por la cual durante varios años los españoles pasaron ahí trabajos sin cuento".

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El P. Francisco Ruiz presenció la fundación de Chillán y, no habiendo otro sacerdote que se atreviera a vivir en semejantes pelig^ros, desempeñó por más de un año el cargo de Cura y Vicario y fué en consecuen- cia el primer Cura Párroco de la ciudad de Chillán*'.

El P. GazuUa trae preciosas informaciones al res- pecto, y deja establecido que al P. Ruiz, su cura de al- mas, le costó lágrimas de sangre ; que fué un modelo de virtudes sacerdotales, celoso hasta el sacrificio y en- trañablemente amado por todo el pueblo.

El P. Ruiz presidió la fundación de Chillán, echó los cimientos de la primera casa religiosa y de la prime- ra iglesia. Sus manos fueron la fuente de las primeras gracias que inundaron la naciente ciudad. He aquí el origen de la fe chillaneja : nació a los pies de la Virgen de la Merced.

La acción de los Mercedarios durante este siglo de fundación, es solamente ministerial; la casa de Chillán, como casa menor de la Provincia Mercedaria de Chile, tuvo escaso personal dedicado a la administración de los Sacramentos y a la predicación de la palabra divi- na. Hubo años en que funcionó una escuela para niños pobres y de relativa importancia; pero, debido a la mencionada escasez de personal, no encontramos obra de mayor importancia, que la edificación de la Iglesia y del Convento, que más tarde hizo demoler el P. Cayeta- no Mora para reemplazarlos por el actualmente exis- tente.

La Merced de Chillán adquiere importancia en la segunda mitad del último siglo de vida chillaneja. En- tonces el Convento Mercedario de Chillán es la sede de una nueva Vice-Provincia Religiosa, con su Noviciado, su Estudiantado y su vida misional que abarca a pue- blos y ciudades de la Provincia y de afuera.

El Primer Superior de esa Vice-Provincia es el P. Cayetano Mora, y a su lado se congregan las figuras

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de sacerdotes apostólicos y virtuosos que se merecen una interesante y larga narración y de los cuales va- mos a elegir tres en obsequio a la brevedad que se nos exige.

El P. Mora llegó a Chillan por el año 1896. El Ge- neral de La Merced, Rmo. P. Pedro Armengol Valen- zuela, le encomendó la fundación de la Vice-Provincia de su Orden en el Sur de Chile, con los Conventos de Chillán y de Concepción, ambos en un estado semirui- noso.

El P. Mora aceptó la misión que le encargaba la primera autoridad de la Orden y echó los fundamentos de esa Vive-Provincia que hoy cuenta con cuatro casas. Bien elegido para este oficio, porque el P. Mora era un santo, observante hasta la austeridad, modesto, piadosí- simo, amante de su Institución hasta el sacrificio total de su persona, sencillo en su trato y fino en sus moda- les, dulce y recogido, varón de tonsejo y de exquisita sensibilidad, el P. Mora pasó por Chillán embalsamán- dolo todo con el aroma de sus virtudes sacerdotales. Su confesionario fué el consuelo y la luz de sacerdotes y fieles, ricos y pobres; Chillán le amó como algo muy suyo, favoreció la obra del primer Superior de la Vice- Provincia Mercedaria con evidente largueza y cooperó eficazmente a la construcción de la nueva Iglesia que el P. Mora empezó a construir a fin de reemplazar el viejo y ruinoso templo que se le entregó.

El P. Mora gozó en Chillán de muy merecida fama de santidad: fué respetado y amado en vida y llorado después de su muerte. Sus funerales fueron solemnísi- mos y su tumba visitada con profunda veneración, has- ta el día en que sus restos mortales fueron trasladados a la Iglesia de la Merced de Chillán para reposar bajo

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las naves de un templo que soñó ver terminado y entre- gado al servicio de Dios y a la utilidad de los fieles.

El P. Pedro José Ferrada es otra de las figuras prominentes que ha tenido la Comunidad Mercedaria de Chillán. Varón de acrisolada virtud, raro talento y vastísima ilustración, pasó dejando en sus claustros y su ministerio una estela de luz.

El P. Ferrada fué Maestro de Estudiantes y Profe- sor de Ciencias Eclesiásticas, Director Espiritual de va- rias casas de Religión. Profesor de Religión en el Liceo de Chillán, Periodista fecundo e incansable apóstol.

De alta estatura y recia complexión, facciones co- rrectísimas y modales delicados, el P. Ferrada impre- sionaba desde el primer momento. Su trato era afable, pero lleno de dignidad, su conversación elevada y siem- pre interesante, su versación pasmosa; filósofo por vo- cación, manejaba con destreza una lógica inflexible. Su memoria feliz, aún en los postreros años de su vida, re- cordaba la historia con fechas y detalles minuciosos, las nomenclaturas de las ciencias positivas y las definicio- nes de todos los ramos profanos y sagrados, como es- tudiante sobresaliente que acaba de abandonar las au- las.

Sus recursos como hombre de ciencias y de letras, eran inagotables. Poseía un ingenio vivo y una fina ironía que matizaba admirablemente con sus razones de gran peso.

Era sereno y formidable disputador y esa era su pasión dominante. Ya se sabía que si el P. Ferrada ar- güía o defendía una cuestión, su triunfo se daba por descontado.

Varón de ideas muy claras y precisas y de lengua- je muy propio y fácil, empezaba las labores de su cá- tedra y sus mismas discusiones familiares definiendo las

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cosas con una habilidad inobjetable. Era esa una de las más bellas notas de su preclara inteligencia.

Unía a todo esto un amor a la verdad que le habría llevado cien veces al sacrificio. El P. Ferrada era un al- ma rectilínea en su pensar y en su obrar: por eso era un sabio y además un santo.

Curiosas anécdotas salpican los bellos e imborra- bles recuerdos de su vida ; no puede ésta recordarse, sin mencionar algunas que retratan de cuerpo entero las dotes de su personalidad.

Vamos a recordar algunas:

El P. Ferrada era Profesor de Religión en el TjÍcco de Chillán. Aquellos tiempos eran de lucha y más que los actuales. La cuestión religiosa (que en nuestro pue- blo es materia que preocupa más que a los teólogos, al político inhábil que encubre su ignorancia de los pro- blemas contemporáneos y su inhabilidad para afrontar- los, con sus majaderías antireligiosas) imperaba enton- ces con más incultura que hoy.

El P. Ferrada llegó al Liceo con el bagaje de una ilustración superior y de excelsas dotes de carácter, ocultos por la modestia de su estado y la jovialidad de su temperamento.

No sospecharon algunos colegas lo que tenían de- lante de ellos ... y el P. Ferrada tomó sus posiciones y esgrimió sus armas con eficacia desde el primer mo- mento.

''Moisés es un mito*', se dicen dos profesores en la sala de lectura, ''Sí, repiten, Moisés no ha existido jamás; Moisés es un mito como tantos otros más. . . "

El P. Ferrada comprende la intención y la incul- tura y responde con serena ironía: "Tu abuela es un mito'*.

¿Qué dice. Padre. . . ?

Que tu abuela es un mito. ¡Sí, amigo colega, tu abuela es un mito !

Así son los católicos. Cuando no tienen razones para defendei^e apelan al insulto. Todo hombre que existe como yo y como Ud. debe tener abuela. . . "

El P. Ferrada seguía repitiendo con fruición: ''Sí, hombre, tu abuela es un mito". Y enseguida adop- tando un tono magistral, le argüyó de este modo:

Por sus palabras lo tomo, amigo inteligente. Dí- game, sabe Ud. si existe en el mundo el pueblo judío?

Sí, Padre, existe esparcido por el mundo . . .

Pero . . . existe . . . !

—Sí!

Bien hombre ¿ cuál es la abuela del pueblo judío ? No sé. . .

Oh! Ud. no sabe nada. Moisés, hombre, Moisés: He ahí la abuela del pueblo judío. Ya ve Ud. Moisés es tan mito como su abuela. Ud. no sabe historia, ni sabe discurrir ... y sin embargo le gustan ambas cosas !

Así el P. Ferrada les corrigió la plana en más de una ocasión a algunos de sus colegas, agregándoles co- mo razón de su conducta, ésta, sugerida por su acrisola- da honradez: El Estado nos paga para que enseñemos el ramo : si no lo sabemos, hemos de retirarnos por hon- radez y por patriotismo.

Y podía afrontar esas situaciones con autoridad, porque además de ser un Filósofo y Teólogo con cua- renta años de práctica y de estudio, el P. Ferrada po- seía el Francés, el Inglés, el Italiano, el Latín y el Grie- go; hablaba el Catellano con admirable corrección: era un gran matemático, su memoria era un arsenal de his- toria y en esta forma dominaba los demás ramos del Humanismo y de las Ciencias positivas.

El P. Ferrada fué una bella figura del estado sa- cerdotal. Quien ésto escribe no ha encontrado en su ca-

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mino un sacerdote chileno de más amplia cultura y de rasgos más firmes y definidos.

Sus dotes de alma eran majestuosas y serenas como las altas montañas bañadas por el sol; su inteligencia deslumhraba, su virtud atraía y su ejemplo contagiaba.

Los alumnos del P. Ferrada consideraron siempre como un beneficio inmenso de Dios el alto magisterio de aquel varón sabio que abría sus clases con una mo- destia y naturalidad incomparables para fácilmente en- golfarse en las más difíciles cuestiones y hacerlas ame- nas e interesantes a su auditorio.

Qué de veces nos parecían más sólidos y más bellos los argumentos de nuestro maestro que las pruebas del mejor texto. Sabía mucho y eso lo sabía bien.

El P. Ferrada fué todo un maestro, un gran maes- tro!

P. David María Fierro fué otra figura de la Comu- nidad Mercedaria de Chillán, a cuyos desvelos se debe la mayor y más laboriosa parte de nuestra Iglesia de Chillán.

El P. Fierro fué abogado y ejerció su profesión en Tomé y en Concepción. Una terrible enfermedad puso en inminente peligro su vida ; poro la Virgen le conce- dió la salud a raíz de un voto que formularon sus la- bios entre los dolores y fatigas de su cruel dolencia. El abogado Sr. David Fierro le prometió a la Madre de Dios entrar en una Orden Religiosa de origen Mariano, si ella le concedía la salud.

Otorgada la gracia, nuestro joven fué a golpear las puertas de nuestro convento de Santiago y partió a Ro- ma en donde hizo su Noviciado, cursó sus estudios de Teología y se ordenó de sacerdote. Viajó por varios paí- ses del Viejo Mundo y después de prosternarse ante la

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Virgen de Lourdes (Francia) de la cual era devotísi- mo, volvió a Chile en donde ejerció su ministerio.

El P. General de la Orden, Fr. Pedro Armengol Va- lenzuela, más tarde dignísimo Obispo de Ancud, lo des- tinó a Chillán, en donde dejó huellas imborrables de su laboriosidad y celo.

El P. Fierro era un espíritu cultísimo; poseía un alma enamorada de la belleza artística. Su buen gusto era proverbial. Donde él ponía sus manos dejaba el se- llo de su arte exquisito. Aún recordamos con placer sus bellos monumentos de Semana Santa, sus magníficos altares y pedestales de las grandes fiestas y más que todo eso, las primeras grutas de Lourdes que el P. Fie- rro ideaba y realizaba, trasportando a tantos jardines de casas religiosas y de mansiones señoriales, los deta- lles de aquella misteriosa gruta de Masabielle, santifi- cada por las plantas virginales de María.

Al P. Fierro le encomendaron los Superiores la construcción de la Iglesia de Chillán.

Si alguien escribiera la historia de esa construcción tendría que describir cuadros muy edificantes en los cuales campearían las más bellas virtudes de un alma religiosa y sacerdotal : una humildad profunda, una mortificación repetidas veces heroica, ardiente celo por la gloria de Dios y por la salvación de las almas y un amor a la Sma. Virgen, rayano de delirio.

El P. Fierro recorría las calles de Chillán y cru- zaba la plaza de la Merced, llevando bultos y útiles des- tinados a su obra. Había conculcado el respeto humano aquel antiguo abogado que en el mundo tenía fama de elegante, y que amaba con pasión las tertulias y los saraos mundanos .

Los habitantes lo veían pasar alegre, festivo y deci- dor, pero dominado por la idea de su Iglesia monumen- tal que deseaba contemplar un día dominando el popu- loso barrio, como un centinela de la fe y del amor a

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Dios. La quería amplia, sólida y hermosa, y en aras de este proyecto, sacrificaba todas las energías de su al- ma y de su cuerpo.

Bajo la mirada del P. Fierro se echaron los hondos, y sólidos fundamentos de la Iglesia de Chillán y se fa- bricó el ladrillo, fuerte y pulido como una loza, que forma las murallas, arcos y contrafuertes del templo mercedario. Muchas ideas asimiladas en sus viajes, se exteriorizaron en aquel bello edificio.

El P. Fierro no midió el sacrificio, ni el din'?ro en aras de su noble propósito. Más de alguna vez hubo de modificar detalles importantes, otros quedaron incom- pletos ; pero en lo definitivo como en lo frustrado, cam- peó el viielo de un alma soñadora que amaba a Dios, que conocía su inmensa grandeza y sentía el generoso y noble impulso de elevarle entre las criaturas una man- sión menos indigna de Su Majestad.

Porque el P. Fierro era un apóstol. Elevando mv- rallas y estudiando detalles arquitectónicos, su activi- dad tenía un alma. Esa alma y nervio eran el amor de Dios y el bien de las almas. Antes que hábil construc- tor era un buen sacerdote. La actividad de Marta no ahogaba los fervorosos amores de María.

Le vi rezar: oraba como un ángel. Sus visitas al Santísimo eran frecuentes y largas. Arrodillado en el duro suelo y cerca de la Virgen de Lourdes, con los ojos herméticos y las manos sobre el corazón, musitaba con gratísima ansiedad sus largas oraciones sin pertur- barle lo que pasaba a su alrededor. Su ^lisa era piado- sa y bien pronunciada. Se advertía en sus actos de pie- dad aquella dulce consagración de las almas escogidas que hallan su más intenso consuelo en la conversación con Dios.

Era celoso como apóstol. El P. Fierro catequizaba a su^ obreros. Terminadas las faenas del día, el Padre se encerraba con un pobre hombre en su pieza; allí le

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enseñaba a orar, le preparaba a la Confesión de sus cul- pas y a la recepción de la Santa Eucaristía y en segui- da legitimaba uniones ilícitas. Qué de veces sorprendi- mos al P. Fierro durmiendo tirado en un jergón, mien- tras el obrero dormía en su cama!... Eso no lo com- prende la prudencia humana, pero lo entienden los santos.

No se imaginó el P. Fierro que un día había de es- cribir estos recuerdos de su bella vida un muchacho postulante que hoy, por voluntad de Dios, ciñe una mi- tra, y al que reprendió con justicia, en cierta ocasión, diciéndole: ''Quieres ser sacerdote? Entonces debes ser piadoso, humilde, obediente, mortificado y fiel a tus deberes. Si no vienes con estos propósitos, es mejor que te vuelvas a tu casa'\ Porque el P. Fierro era esclavo de su deber, un tanto riguroso y exigente y hasta im- pulsivo cuando veía abusos. Pero su recta intención era indudable y su alto ejemplo daba a su palabra una au- toridad irrefutable. La fortaleza es un don del Espíritu Santo.

No vió terminada su obra. Como Moisés la divisó -de lejos y se durmió en la paz del Señor, después de una jornada laboriosa y ejemplar.

Chillán lo amó y veneró. Fué en su tiempo la figu- ra más popular de la ciudad. Cada pobre le debía un favor y cada rico le hizo una dádiva. Llevó con honor ■su hábito ; fué un caballero en sus maneras y un varón •de Dios en sus actos. Lástima grande que en la Iglesia que tantos sacrificios le aportó, ni una modesta placa re- cuerda a la posteridad la memoria do sus virtudes y sacrificios.

Hemos trazado a grandes razgos la semblanza de tres hijos beneméritos de la Merced, que ejercitaron su

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apostolado en la segunda mitad de esta centuria que celebra la capital del Nuble, sin que eso signifique que hayamos agotado un tema que, por lo reciente, no es desconocido a la actual generación y rico en detalles. La brevedad que se nos exige nos impone el sacrificio de omitir nombres y actividades que merecen la grati- tud y el aplauso de la sociedad y pueblo de Chillán. Los tiempos van esfumando el recuerdo ; pero muchos que nacimos a la vida monacal y sacerdotal en aquellos vie- jos claustros de la Merced de Chillán, miramos con amor hacia aquellos rincones embalsamados con el aroma de sólidas virtudes religiosas y sacerdotales. Fi- guras venerables habitaron aquellas celdas monacales; algunos fueron varones de esmerada ilustración, como el P. Ferrada y el P. Reyes ; honor del pulpito, como el P. Cerda y el P. Salazar ; varones santos, como el P. Mo- ra y el P. Riveros y tantos otros que ejercieron en su medio un intenso y saludable apostolado.

La Orden Merdedaria que sembró la primera semi- lla del Evangelio en la naciente ciudad de Chillán, apa- rece hoy, después de cuatro siglos, continuando su obra espiritual en el corazón de la histórica ciudad.

La torre q-ue altiva se yergue dominando la vieja Plaza de la Merced con su populoso barrio, llama cada tarde a la oración con su lengua de bronce ; pero en sus notas graves y sonoras hay un eco de siglos que viene repitiendo a los habitantes de Chillán una antigua y tierna historia de apostolado y do sacrificio por el bien de sus almas.

-|- Jr. Ramón Harrison A.

Obispo de Podalia

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LOS FRANCISCANOS

EN CHILLAN

No haremos una historia completa de las genera- ciones franciscanas qne han venido sucediéndose, du- rante 100 años, en este Convento Máximo de San Ilde- fonso de Chillán, llamado por la Sagrada Congregación, de Propaganda Fide "La Margarita de Sudamérica" a mediados del siglo XIX. Ni tampoco por la premura del tiempo, nos será dado hacer un cuadro exacto y perfecto de las actividades de toda clase que han des- plegado sus muchos religiosos en el mismo Chillán y es- pecialmente en el sur de Chile. Sólo pasaremos a esbo- zar su existencia y recordaremos, al correr de la plu- ma, las dotes con que se han distinguido algunos de sus prominentes hijos.

Destruida la ciudad de Chillán por el terremoto del año 1835, dispuso el esclarecido presidente de Chile, Dn. Joaquín Prieto, por decreto Supremo fechado el 5 de Noviembre del mismo año, que se trasladara y cons- truyera dicha ciudad en el terreno que actualmente ocu- pa, ordenando al mismo tiempo que se donaran, dentro del radio urbano de la misma, dos manzanas de tierra a los P. P. Franciscanos, con el fin de que edificaran allí el nuevo Convento que debía albergarlos.

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Los muchos y muy valiosos servicios con que había probado el Presidente su predilección a los hijos ehilla- nenses del Patriarca de Asís, lo habían hecho merecedor del título, por demás honorífico, de Patrono del Con- vento, con los privilegios y gracias propias de un ver- dadero religioso, título que le otorgó el R. P. Guardián Fr. Domingo González, cuyo documento se registra en el volumen XV de nuestro Archivo, página 193.

Pero nuestros religiosos no pudieron fabricar in- mediatamente su nueva morada, a causa de la extrema- da pobreza en que los dejó el terremoto, pues consta que sirvió de albergue por mucho tiempo a la Comuni- dad un galpón de tablas superpuestas, por entre las cuales pasaba el viento y la lluvia, y porque la gente de aquella población totalmente destruida, merecía a to- das horas una atención asidua y constante, y a ella de- dicaron los Franciscanos todo el tiempo, sin preocupar- se de mejorar su precaria situación, consagrados nada más que al servicio de sus semejantes, para quienes fueron el paño de lágrimas, el auxilio y socorro vivien- te en medio de tantas necesidades.

Por ahí por los años 1837 o 1838, fecha que des- pués, cuando hagamos un más detenido estudio, ratifi- caremos, se trasladaron los Franciscanos a la mieva ciudad de Chillán, consagrándose los Prelados Regula- res que vinieron sucesivamente gobernando el ''Cole- gio de Misioneros de Propaganda Fide de San Ildefon- so de Chillán", que así se llamó hasta el año 1905, en que se le elevó a la categoría de Provincia, a su refor- ma, engrandecimiento y amplitud de actividades.

Entre esos muy ilustres Prelados constructores no sólo de la formación religiosa, sino de la parte material del Convento mencionaremos a los RR. PP. José María Scpúlveda y Francisco Uribe, los dos dignos de impe- recedera memoria por su labor tesonera y por su mucho prestigio social.

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Y como hermoso fruto de sus planes bien pensados y de sus esfuerzos bien dirigidos, resurgieron bien pron- to con nueva, próspera y robusta vida las estudios ecle- siásticos y con un despliegue de muy santas energías apostólicas.

Establecidos los cursos de humanidades y retórica,, las cátedras de filosofía, teología, derecho, sagrada es- critura y patrística, fueron regentadas hasta hoy en día por profesores muy competentes, tales como Sepúl- veda, Mei, Leonetti, Pardini, Spila, Foglietti, Palavici- no, Venegas, Carrasco, Gacitúa, Mella, Acuña, Lagos y muchos otros intelectuales, quienes han venido instru- yendo a las generaciones de jóvenes llamados por Dio3 a abrazar la carrera del sacerdocio.

Por aquellos años abrió también sus puertas la Es- cuela de San Francisco, a no dudarlo el primer estable- cimiento de enseñanza que funcionó en Chillán, pues fué una continuación de la de Chillán Viejo y su com- plemento. De esta escuela han salido muchos hombres que han figurado en la política, en el gobierno, en el ejército, en la marina, en el profesorado, en el sacerdo- cio. Baste recordar los nombres de los distinguidos se- ñores Manuel Dupret, Vicente Castro, Manuel y Tori- bio Rojas, de los dominicanos Pedro y Ramón Arce, del mercedario Francisco García, del cura colado de Cu- repto don Dionisio González, del canónigo penitencia- rio de la Catedral de Concepción don Julián Jarpa, del párroco de Ninhue don Ramón Jarpa, de los militares ilustres Gregorio y Fidel Urrutia, Orozimbo y Quinti- liano Barbosa, del sargento Juan de Dios Aldea y del padre de éste don Manuel Aldea, que fué después pro- fesor de la misma escuela.

Pero la obra más dilatada y extensa, que constitu- ye uno de los timbres de mayor gloria para los francis- canos de Chillán, ha sido la de un infatigable y fee cri- do apostolado.

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Los sacerdotes obligados a misionar, desde Talca hasta Osorno, especialmente en los pueblos y ciudades, de la en aquel entonces extensísima diócesis do Con- cepción, fueron los franciscanos de Chillán. Salían en partidas de ocho, misionaban por lo regular tres me- ses, regresaban, y salían otros ocho. Los recuerdan niín en muchas partes y hacen encomiásticas referencias de- su gran celo y mucho fruto espiritual.

Aquí mismo fueron ellos los directores espirituales- de casi la totalidad de las familias chillanenses, los con- sultores indicados en los casos más difíciles y fué el Convento no sólo la casa de los amigos y bienhechores,, sino el hogar de los pobres, de la gente desvalida.

Fundado nuestro Colegio de Propaganda Fide de San Ildefonso en la antigua ciudad de Chillán, con el principal objeto de que sus frailes fuesen a cristianizar- y civilizar a nuestros aborígenes, la misma finalidad hubo de continuar realizando al trasladarse a la ciudad que en estos momentos celebra, alborozada, cien años de vida progresista y señorial.

No es extraño entonces que dirigieran los Superio-^ res y demás sacerdotes sus mejores actividades hacia las regiones del sur, a las reducciones y casicatos do los- indios mapuches, donde se les ofrecía una abundante mies de conquista espiritual.

Y fueron con la cruz y el santo Evangelio a las mi- siones de Valdivia y Osorno, a las de Bío-Bío e Impe- rial, a las de Arauco, Tucapel y Santa Bárbara; pues donde había indios sumidos en las sombras de la infi- delidad, llegó la sandalia de los franciscanos de Chillán, quienes estamparon por doquiera el beso del amor de- Cristo sobre las tostadas frentes de los hijos de Caupo- licán y Lautaro.

Y fueron... ; pero no podemos reducir a un gua- rismo exacto los millares de infieles que convirtieron, las poblaciones de indígenas que apaciguaron, las gene-

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raciones de indieeitos que instruyeron, los inmensos sa- crificios que soportaron, la sangre que muchos de ellos derramaron en defensa de la fe que predicaban.

Nos permitimos en cambio hacer una breve memo- ria de algunos de esos abnegados misioneros que han dado tanta gloria a Dios, mucho lustre a nuestra Or- den y salvado tantas almas. Y sea el primero de nues- tros hermanos, cuya existencia pasamos a perpetuar a través del recuerdo, el P. Gregorio Acuña, que pertene- ció a una antigua y muy distinguida familia de Chillán. Su vivo anhelo por la conversión y civilización de los indios lo llevó, siendo muy joven, a misionar con gran fruto en las misiones del territorio de Valdivia, des- pués de varios años se trasladó a las del territorio de Arauco, siendo la conversión de Tucapel como el cen- tro de sus múltiples actividades. x\llí estaba cuando lo sorprendió el decreto del Presidente de la República, Dn. Manuel Bulnes, con fecha 4 de Julio de 1850, por el cual le nombraba Capellán de la colonia penal de Ma- gallanes, donde fué martirizado el año 1850, no por los indios, sino por un militar de baja graduación y malas costumbres, José Miguel Cambiaso, que trató de impe- dirle el ejercicio de su ministerio, el cumplimiento de su deber como Capellán recién nombrado por el Supre- mo Gobierno. El P. Lagos, sacerdote que ha dado tam- bién mucho lustre a nuestro convento de Chillán, en un artículo que publicó el año 1926 en ''Paz y Bien" y que tituló "Un Mártir de Chillán", dice, entre otros de- talles muy importantes, lo siguiente: "Duro, y muy du- ro es el sentir humano, es considerar cómo, de los tres primeros apóstoles de Magallanes, dos rindieron la vi- da en los comienzos civilizadores de aquellas gentes, ciegas a las divinas luces del Evangelio ; el P. Andrés Mariani, en cuya faz brillaban el candor, la piedad y su anhelo por el arte, cae herido por no conocida do- lencia ; el P. Gregorio Acuña, risueña esperanza de sa-

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Don Bernardo O'Higgíns. Nació en Chillan Viejo el 20 de Agosto de 1778

zonados frutos para la religión y la Patria, es víctima de sedicioso tumulto'' fué mártir del deber.

Los Padres Francisco Chavarría y Victoriano Pala- vicino, este último profundo teólogo y filósofo, y exa- minador sinodal durante muchos años de la diócesis de Concepción. Recorrieron los dos muchas veces el terri- torio araucano, reportando abundantísimo fruto en la conversión y civilización de los indios y, en un parla- mento de mapuches celebrado en Purén por el año 1855, estuvieron en capilla para ser martirizados por los in- fieles.

El P. Buenaventura Ortega, quien, al decir del ve- nerable y sabio Deán que fué de la Catedral de Con- cepción, Dn. Domingo Benigno Cruz y Quintanilla (ne- crología que dedicó al P. Ortega el año de su muerte, 1907), ''vivió y murió como viven y mueren los san- tos : haciendo el bien hasta donde alcanzan sus fuerzas, sin buscar jamás las alabanzas de los hombres ni procu- rar la gloria mundana''. Su gloria principal consiste en haber convertido y civilizado poblaciones enteras de infieles y haber sido el pacificador de la Araucanía en la rebelión de 1859, después del fracaso del coronel Barbosa. Para ello escribió entonces el P. Ortega al Presidente Montt, ''proponiéndole la fundación de pueblos, como medio eficaz para efectuar la conquista de Arauco, ofreciéndose el mismo a someter a los in- dios descontentos de toda la Baja Frontera y a influir en los arribanos par.'i que permitieran la fundación de ciudades", "El Presidente Sr. Montt aceptó gustosísi- mo las ideas del P. Ortega y comisionó al coronel Dn. Cornelio Saavedra para que, de acuerdo con dicho misio- nero, procediera a fundar un puerto en Lebu y ciudades en el centro de la Araucanía". Y así fué : se fundó dicho puerto, "luego la ciudad de Cañete, en seguida Mul- chén, Angol, Collipuili, Traiguén, Victoria, Temiico, Nueva Imperial y Lautaro". De esta manera, "la gran-

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de empresa de la rec^jcción de Arauco que inició Pedro de Valdivia, que ej ercitó el heroísmo español duran lo tres siglos, fué al fin llevada a cabo sin derramar una gota de sangre, por sólo el influjo moral y la sagacidad de los dos grandes ciudadanos : Fr. Buenaventura Ortega y el general Dn. Cornelio Saavedra. Termina ti Sr. Cruz su hermosa necrología con estas significativas pa- labras: "Si en nuestra mano estuviera, elevaríamos una estatua al Rvdo. P. Ortega en Cañete, teatro principal de sus trabajos apostólicos. . . "

El P. Miguel Urrutia, hermano mayor del distin- guido general Dn. Fidel Urrutia, jefe que fué de la se- gunda zona militar de Chile, ha pasado a la posteridad franciscana omo un modelo de virtudes monásticas y sacerdotales. De él acostumbraba decir con mucha com- placencia el gran Obispo Salas: ''Tengo en mi diócesis un saquito de oro". De su obra apostólica entre los in- dios podemos estampar que fué el compañero insepara- ble del P. Ortega en su inmensa y civilizadora obra de convertir y apaciguar a los indios de la Baja Frontera. Se captó siempre la voluntad de los caciques y demás mapuches, sobre los cuales tuvo gran influjo, a causa de su desinterés y afabilidad y porque les enseñaba la doctrina y los instruía en su propia lengua.

El P. Benigno Ranise, sacerdote de mucha ciencia y de mucho espíritu seráfico, de oración y contempla- ción altísimas. Misionó entre los indios unos 20 años y fué muy querido de los mapuches por su profunda hu- mildad e inalterable paciencia. El campo de sus princi- pales actividades fué la misión de Angoi. Regentó allí una escuela de naturales con internado y externado y es de tradición que cuando enseñaba a los indiecitos la doctrina cristiana y demás verdades de nuestra fe se elevaba en éxtasis por los aires, que los mapuches al verlo subir le decían: ''No yéndose, Patiru"; que lo es-

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peraban y se mostraban muy alegres con él cuando descendía. Dios le concedió así mismo el don de dirigir almas. Todo el tiempo que le permitían sus ocupaciones y aún hasta muy tarde de la noche, oía confesiones. Su confesionario estaba siempre rjdeado de mucha gente que llegaba en largas hileras de carretas de Los Ange- les, Concepción, Nacimiento y muchos otros pueblos ve- cinos. Su fama de confesor llegó en aquel entonces a todas partes. Y, a propósito de ésto, recuerdo que añ^s atrás me contó una distinguida señora de Concepción, Doña Rosa Hurtado de Gómez, que también había lle- gado a sus oídos, cuando era muy joven, esa fama de eximÍ3 confesor que tenía el padre, pidió permiso a sus mayores para ir a Angol a confesarse con él, que se lo negaron, que en la noche de ese mismo día soñó que se confesaba con el dicho padre, que le hizo las consultas que le urgían hacerle, y que después, en el transcurso de su vida, se cumplieron a la letra todas las prediccio- nes que le hiz) el P. Benigno, hasta la que tendría por director, transcurridos muchos años y cuando ella más lo necesitara, a un P. Franciscano de Santiago que lle- garía allí y que ese sacerdote había sido Fr. José Ma- ría Valenzuela.

El P. Benedicto Spila, engrandeció e hizo más ir se- tífera su mucho celo apostólico con las dotes de gran orador sagrado que Dios le dió y las virtudes con que supo engalanar su alma. Misionó varios años entre los indios y en muchas ciudades y pueblos de la diócesis de Concepción, e hiciéronse muchas veces estrechas las Iglesias para contener la multitud de gente que acudía a oír sus elocuentes e inspirados discursos y sermones. Amó mucho a Chile, decía era su segunda patria, y dió pruebas de su acendrado cariño, defendiendo contra Caivano el honor del ejército y de la armada de nues- tra nación en su inmortal obra: ''Chile en la Guerra del Pacífico". Cuando por enfermedad hubo de regre-

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sar a su patria, Italia, el Romano Pontífice, reconocido de los valiosos servicios que había prestado a la Igle- sia, lo preconizó Obispo de Alatri.

Coadjutores muy eficaces, en las tareas apostólicas que han dado tanto nombre a los franciscanos desde su traslado a este Convento de Chillán, han sido los reli- giosos legos que, en mayor o más reducido número, no han hecho falta en ningún tiempo, entre los cuales ha- cemos gratos recuerdos de: Fr. Gabriel Lagos, primo hermano que fué del prócer chillanense, el general Pe- dro Lagos, y que ejerció el oficio de portero por más de 40 años ; de Fr. Andrés Zapata, muy celebrado por sus conocimientos de Medicina: veía y recetaba, en el convento o a domicilio, a una cantidad de personas prin- cipales y pobres, por gratitud se le llamaba el doctor Zapata; de Fr. Estanislao Valderrama, pariente muy cercano del Presidente Santa María, religioso muy amante de la santa pobreza, y que, ejerciendo durante muchos años el oficio de sastre, se reservó siempre para hacerse sus hábitos y paños menores los recortes que sobraban de los géneros y demás telas que se em- pleaban en la indumentaria de la comunidad; de Fr. Pascual Hernández, austero, mortificado y penitente religioso que, ya estuviese en el convento o fuera de él, dormía siempre sobre la dura tierra y, antes de dormir- se, azotaba todas las noches su cuerpo con ásperas dis- ciplinas, puesto de rodillas ante una tosca cruz de ma- dera que él mismo había fabricado. Se cuentan de él muchos hechos extraordinarios, uno de ellos el haber vuelto a la vida, en la casa de una familia de Cholchol, a un niño muerto.

Y terminamos esta muy incompleta galería que he- mos hecho de algunos de los hombres eminentes con que ha contado siempre para sus actividades de todo género, esta Casa Cuna de los. Franciscanos de Chillán, con el nombre del muy Rvdo. P. Jun B. Gacitúa, su co-

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lumna casi centenaria, pues dentro de poco va a cum- plir los 91 años. Escribir de sus virtudes, no es tiempo todavía, y sólo diremos que el espíritu de los primeros discípulos de San Francisco está en él. Ha sido Guar- dián, Comisario General de Misiones, Capellán de Ejér- cito en la Guerra de 1879.

El P. Julián Lagos acaba de hacer en ''El Plata Se- ráfico con ocasión del fallecimiento del Arzobispo de Buenos Aires, el P. Bottaro, una referencia, en la cual retrata al P. Juan de cuerpo entero. Dice así: ''En los primeros días de Junio del año pasado, lo encontré en el mismo convento (de Chillán) donde, a pesar de sus 90 años, sigue la vida común, sin exceptuar coro, refec- torio, ajoino ni descalcez, a la par de los novicios". "Ya en la primera visita (1904) noté que eran dos al- mas gemelas las del padre Bottaro y padre Gacitúa. No me extraño, pues, que a través de los años y de la dis- tancia, el P. Bottaro, en continuos viajes, y el P. Gaci- túa, siempre en su convento, llevaran paralelos senderos espirituales y en rv'rcunstancias especiales mutuamente se consultaran y estimularan a la continuación valiente de sus empresas *V

P. Antonio M. Zapata Q.

C. Provincial.

Chillán,Septiembre de 1935.

■LOS DOMINICOS EN CHILLAN

Las primeras noticias que tenemos de la actuación dominicana en Chillán se remonta a los años de 1545, en que antiguos cronistas nombran a algunos religiosos que predicaban el Evangelio de Cristo por las comarcas del Tucumán, antigua provincia del reino de Chile, y también por otras regiones, a este lado de los Andes.

Los religosos dominicos, que juntamente camina- ban con los valierJes y esforzados soldados peninsula- res, siempre e5tuvis?ron juntos en las fundaciones de las principales ciudad' s y así vemos que dondequiera se le- vantaba una ciudad, allí se levantaba también un con- vento dominico. Digno consorcio de la cruz y la espa- da: ambas armas indispensables a aquellos titanes que la Madre Patria enriaba, junto con la civilización y la fe, a estas dilatadas y vírgenes tierras.

Así como habían fundado varios conventos los do- minicos desde su llegada oficial a Chile, que podemos decir fué el año 15o7, así también al llegar con los con- quistadores a las orillas del Maule, fundaron su con- vento el año 1580, en los solares que designó el funda-

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dor de la ciudad de Chillán, Don Martín Ruiz de Gam- boa.

El primer Superior de aquel Convento fué el P. Fr. Juan Salguero quien edificó casi del todo el primi- tivo convento, teniendo por compañeros a los padres Fr. Alonso Adame y Fr. Cristóbal de Zamudio, que hasta entonces había hecho de párroco o capellán militar en el fuerte que llamaba de San Bartolomé. La advocación del primer convento fué la misma de la ciudad y duró hasta el traslado de ésta. El templo de los dominicos servía de Iglesia Matriz y así fué que siguieron dichos religiosos siendo los curas vicarios y jueces ordinarios de la ciudad de Chillán.

El ministerio principal de los dominicos fué el de las misiones entro .os infieles, además de ser curas de los españoles y capellanes en sus expediciones milita- res . . .

Destruida por tercera ve¿ la ciudad que fundara el insigne Ruiz de Gamboa por el funesto terremoto del 20 de Febrero de j835, bien pronto se pensó en reedi- ficarla, trasladándola al lugar quo actualmente ocupa, y así el 5 de Noviembre del mismo año, apareció un de- creto del Gobierno tn el cual se hace constar que acce- diendo a los votos ae los habitantes de Chillán, de sus autoridades municipales y del Intendente de Concep- ción, decreta: "Olía los edificios públicos, los templos y la residencia de Ims autoridades de Chillán se trasla- daran al sitio inmediato que propone aquella munici- palidad ' * . . .

En esas fechas ocupaba el cargo de Prior de la Co- munidad dominicana un religioso de relevantes méritos, el Padre Fr. Ramón Arce, quien bien pronto comenzó a poner en práctica el decreto del Supremo Gobierno. Según datos que obran en nuestro archivo, el mencio- nado religioso levantó una capilla provisional después del terremoto, compuesto de dos medias aguas sosteni-

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das en el medio por un orden de pilares. Tenía 25 va- ras de largo por 15 de ancho, con cuatro puertas de dos manos, además de la que comunicaba con la sacristía que también era de dos manos. El año 1837, edificó un cañón de piezas, el cual tenía 25 varas, para vivienda de los religiosos.

El P. Arce fué nombrado obispo cuando prior de Chillán en 1844, pero renunció a tal dignidad. Fué una gran figura en su época y era amigo personal del Pa- pa Pío IX, que fué quien lo nombró Obispo. Intervino eficazmente en la reconciliación de los generales Ca- rrera y O'Higgins cuando estaban listos para entrar en combate "por enemistades personales. El P. Arce, acompañado de dos generales más de la Independencia, se adelantó al campo de O'Higgins y logró convencerle que era mejor que uniera sus fuerzas con Carrera para pelear ambos por la Patria contra el general Osorio, que le tenían a sus espaldas.

Algunos años estuvo en la Recoleta Dominica de Santiago y lleno de celo apostólico proyectó fundar una casa similar en el convento de Chillán, de donde fué Prior vitalicio.

Nómina de los priores de Chillán desde 1835 hasta 1935

Fr. Ramón Arce . . . . Fr. Jacinto Contreras

Fr. José Castro

Fr. José Castro

Fr. Casimiro Besoain . Fr. Domingo Costa . . , Fr. José Miguel Luco . Fr. Manuel Valles . . . Fr. Domingo Soto . . . Fr. José Tomás Valles

1822-1847 1847-1850 1857-1859 1860-1866 1866-1869 1870-1874 1875-1883 1883-1883 1886-1890 1890-1892

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Fr. José Tomás Márquez 1892-1895

Fr. Domingo Soto 1895-1898

Fr. Eduardo Fuentes 1903-1903

Fr. Agustín Book 1906-1910

Fr. Aniceto Casamijana 1910-1913

Fr. Humberto Figueroa 1913-1916^

Fr. Domingo Cabrera 1916-1921

Fr. Humberto Figueroa 1921-1924

Fr. Jordán Revilla 1924-1925

Fr. Ramón Fernández Taseón 1925-1928

Fr. Ramón Fernández Alvarez 1928-193a

Fr. Vicente Julve 1930-1933

Fr. Alberto Collell 1933-1935

Los Dominicos y la instrucción

Desde su establecimiento en Chile, los dominicos acostumbraron enseñar gratuitamente Gramática latina y aún Teología moral en los conventos establecidos en ciudades donde había jóvenes que deseaban dedicarse al estudio de esos ramos.

La primacía de la enseñanza, no sólo de la gramá- tica sino también de otros ramos, a saber Filosofía, Ar- tes, Matemáticas y Teología, es indiscutible que en nues- tra Patria la tuvieron los religiosos de Santo Domingo, Muchos años antes de 1617, fecha en que fundaron di- chos religiosos la primera Universidad chilena, tenían establecidos estudios superiores en los conventos de su Orden. Dignos de mencionarse son los nombres de los religiosos Fr. Cristóbal Núñez, incansable apóstol de la enseñanza que, aunque no fué profesor, fué quien con- siguió toda clase de privilegios a fin de que existiesen estudios en los conventos dominicos de Chile. Fr. Cris- tóbal Valdespino, español, y Fr. Acacio de Na veda, chi- leno, discípulo suyo, fueron los primeros profesores de Teología y Filosofía respectivamente que hubo en el

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Reino. Como estos fueron también los primeros en en- señar gramática y matemáticas los dominicos Fr. Ro- drigo de Gamboa y Fr. Ignacio León de Gabarito. A medida que las necesidades de los pueblos lo pedían, iban los dominicos fundando nuevas casas de estudios en los Conventos de su Orden. Así vemos que entre los años 1719 y 1721 se establecieron estudios en los con- ventos de Buenos Aires y de la Asunción del Paraguay, que pertenecían a la provincia dominicana de San Lo- renzo Mártir de Chile.

En 1740 y 1750 en los Conventos de Mendoza y San Juan de Cuyo también se establecieron estudios. Cons- ta igualmente que desde 1745, el R. P. Predicador ge- neral, Fr. Bartolomé Navarrete se dedicó gratuitamente a la instrucción primaria de la juventud en el Conven- to de Chillán sin interrupción hasta 1790, año en que falleció. Desde 1768 se establecieron escuelas públicas de primeras letras, religión y gramática en los conven- tos de Valparaíso, Quillota y Talca. Estas escuelas fun- cionaron gratuitamente, sufriendo sólo algunas inte- rrupciones a consecuencia de la guerra de la indepen- dencia, hasta que por fin fueron suprimidas del todo en 1824, en que se llevó a cabo por el Gobierno de Chile el secuestro de los bienes de los regulares y la clausura de sus claustros.

La enseñanza dominicana en Chillá.n

El convento dominico de Chillán fué uno de los ba- luartes más firmes de la enseñanza, pues no se contentó con tener sólo estudios, sino que procuró perfeccionar- los cada día más. Cierto que dicho Convento pasó por varias vicisitudes, pero nunca dejó sin instrucción a la juventud chillaneja. En 1806 era Maestro de primeras letras y gramática el P. Fr. Bartolomé Yalenzuela. En 1810 era preceptor de gramática el P. Fr. Valerio Ro-

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dríguez y maestro de primeras letras el P. Fr. Antonio Amatraín. En 1815 era preceptor de gramática el P. Pr. Fernando de Lantaño y maestro de primeras letras el P. Fr. Juan de D. Reyes.

El P. Fr. llamón Arce, a quien tanto debe el pue- blo de Chillán, al fundaj* nuevamente dicho convento, consiguió elevarlo a la categoría de ''casa de observan- cia regular y de estricta vida común". Al dársele per- miso para tal fundación quedó establecido en las Actas provinciales con estas elogiosas palabras: ''La Pro- vincia religiosa de nuestro cargo dice el Provincial desea cooperar por su parte, sin omitir ningún gé- nero de sacrificio al restablecimiento del culto, moral cristiana y educación científica de los pueblos del sur que, con tanto empeño, ha tomado el supremo Gobier- no, y cuyos males causados por la guerra y devastación de los bárbaros hacen altamente recomendable a sus virtuosos vecinos. El P. Fr. Ramón Arce, animado de estos sentimientos, de que ha dado revelantes pruebas con su asidua dedicación a las fatigas del ministerio en aquellas vastas comarcas, ha proyectado y propuesto ai Consejo de la Provincia la fundación de un estableci- miento de enseñanza pública, máxime de facultades eclesiásticas y sagradas en nuestro convento de Chillán, debiendo vivir los religiosos indispensablemente bajo el sistema de vida común, para que separados de las rela- ciones del mundo y contraídos al cumplimiento de su profesión, puedan, con preferencia a cualquier otro ob- jeto, llenar exactamente los deberes que les impone es- te destino, en donde no sólo se forman virtuosos e ilus- trados ministros, sino que también logre educación e instrucción científica aquella juventud".

Tenemos, además, otro elogioso concepto acerca do aquella fundación y es la emitida por el P. Provincial Fr. Antonio Guerrero, al recibir la exposición presen- tada por el P. Fr. Ramón Arce " en la que expone los

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venturosos momentos designados por la Providencia pa- ra que aquella fundación se convierta en casa de ob- servancia regular y de estricta vida común". ''No pode- mos menos dice el citado Provincial que mirar es- ta solicitud como la ocasión más oportuna de dar al mundo un testimonio de los pasos que en todos tiempos ha practicado nuestra Orden en favor de la religión de Cristo, de beneficencia y filantropía para con los pue- blos. Carácter propio de nuestro Instituto, que no con- centra en el interior de los claustros las luces y virtu- des, sino que las difunde en toda clase de personas".

El provecho sacado de aquella fundación se com- prende fácilmente al saber el estado de las Ordenes re- ligiosas de aquel tiempo que atravesaban por el discu- tido período de relajación, o mejor dicho, de la vida privada, pues aunque eran religiosos vivían aislados del todo o con muy pocas obligaciones dentro del claustro.

El P. Ramón Arce, alma y vida del convento de Chillán, había concebido el proyecto de fundar allí una Recoleta Dominica al igual a la que estaba fundada en Santiago, donde él vivió por algún tiempo. Sus ideales eran, como los que mantenían todos los religiosos que deseaban la reforma, es decir, ir propagando la vida común con los nuevos religiosos que fueran saliendo de las casas de observancia y así también hacer resurgir la Orden Dominicana, diezmada considerablemente, en gran parte por las persecuciones de que fué objeto por parte del Gobierno civil de aquel tiempo.

Colegio Alberto Magno

Uno de los adelantos más notables efectuados por los Dominicos en pro de la instrucción en la ciudad de Chillán, fué la fundación del Colegio, llamado Alberto Magno. Célebre plantel educacional que años después

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pasó a ser el que es actualmente Colegio del Sagrado Corazón o Seminario.

En Santiago los dominicos mantenían continuamen- te un brillante establecimiento educacional con todos los adelantos del caso y ni los contratiempos ni los re- veses de la fortuna les hacían cejar en su laudable obs- tinación de mantener la instrucción de la juventud, y así fué reconocida esta brillante labor por el distingui- do sabio Don Andrés Bello, en un discurso pronunciado por dicho educacionista el 29 de Octubre de 1848, fies- ta aniversaria de la Universidad, en que dijo estas pa- labras: ''Un agüero feliz para el porvenir de la noble ble y santa emulación con que las casas religiosas de la capital se han prestado a concurrir a la grande obra de la enseñanza nacional. De tiempo atrás habían dado el primer señalado ejemplo los religiosos de estricta ob- servancia de la Orden de Predicadores, cuyo celo y li- beralidad en este punto son dignos de todo elogio". ''Animado del mismo espíritu se presenta ahora el Con- vento principal de la misma Orden. El Sr. Decano de Teología Monseñor Eyzaguirre formó el plan de estu- dios para esta casa, que ha sido revisado por el Consejo y ha merecido la aprobación del Supremo Gobierno".

Años más adelante el Consejo universitario al reu- nirse para otorgar el premio de educación dijo: "que de los informes de los Visitadores que se han tenido a la vista, resulta que las escuelas recomendadas el año próximo pasado no han desmerecido en el presente y que de aquellas que los Regulares están obligados a mantener, la que aparece en mejor estado es la de la Casa grande de Dominicos de esta capital". El Rector Universitario agregaba por su parte en su informe al ministro de Instrucción "que nuestro colegio es el pri- mero ¿ntre los de igual clase que sostienen los Regu- lares".

Animados del mismo espíritu los dominicos de Chi-

llán concibieron y no tardaron en llevar a la práctica la fundación de im colegio que llenase las necesidades y aspiraciones del pueblo de Chillán.

Para ello contaban con entusiastas cooperadores y con el local apto para dicha fundación.

La fundación del Colegio Alberto Magno se debe al P. Fr. José María de Jesús Ovallc, religioso que por largos años se dedicó a la enseñanza.

Llevóse a efecto la inauguración solemne el 24 de Abril de 1887 con una lucidísima velada literaria a la cual asistió el pueblo y las autoridades, tanto religio- sas como civiles. En aquella ocasión hicieron uso de la palabra el P. Provincial Fr. Domingo Durán a cuyo car- go estuvo el discurso de apertura, el Cura Párroco de la ciudad Don Vicente A. Las Casas, el Vice-Rector del nuevo establecimiento Fr. Tomás Márquez, acerca de la ''Armonía entre la ciencia y la fe", el P. Fr. Justo Pas- tor Urrutia sobre ''La necesidad do la educación cris- tiana". También habló en aquella ocasión el Sr. Darío LTrzúa, miembro de la Academia de Santo Tomás de Aquino.

Mantenían los Padres alumnos internos y extemos y, para estimularlos al estudio, a principios de cada aña por el mes de Enero se hacía la repartición de premios con toda pompa y solemnidad a la cual, como es de su- poner, asistía una numerosa concurrencia.

El primer año tuvo un curso de preparatoria, don- de se enseñaba gramática castellana, geografía, catecis- mo, historia sagrada y aritmética. En las humanidades so enseñaba latín, historia antigua y griega, gramática, aritmética, geografía, historia sagrada, catecismo, fran- cés, inglés, álgebra, historia de la edad media, filosofía, geografía física, historia moderna y contemporánea, de América y de Chile, historia natural, literatura e histo- ria literaria, física química, apologética, etc., etc.

Muchos de los caballeros de la sociedad chillaneja

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han pasado en sus años juveniles por las aulas del Co- legio Alberto Magno, donde, además de adquirir am- plios conocimientos para la vida, pudieron modelar es- espíritu con las altas virtudes de aquellos ejemplares- religiosos, y muchos sin duda conservarán un grato re- cuerdo de su paso por aquel plantel educacional.

Nuesra Señora del Rosario

Se venera en la actual Iglesia de los PP. Domini- cos de Chillán una antigua imagen de la Virgen del Ro- sario cuyo origen e historia constituyen una tradición muy gloriosa para los vecinos de esta ciudad.

De ella vamos a dar alguna idea a continuación, ba- sados en la obra de Monseñor Muñoz sobre ''La Virgen María en la Diócesis de Concepción", lo que nos hará, conocer al propio tiempo la protección especial que so- bre la ciudad de Chillán ha tenido Nuestra Señora del Rosario, protección que en diversas y difíciles circuns- tancias atrajo sobre la devoción profunda que sus- habitantes en todo tiempo le han profesado.

Con verdad puede afirmarse que esta ciudad ha si- do la más rosariana de la Diócesis; lo fué durante la co- lonia y sigue siéndolo parcialmente como luego veremos..

La Virgen del Rosario fué la Patrona de la ciudad y probablemente su imagen ocupó el altar mayor de la primitiva Iglesia. La ciudad duró muy poco en su pri- mitivo estado: los indios no la dejaron tranquila hasta\ que la redujeron a un estrechísimo recinto, junto al fuerte militar, en 1599. Reedificada de nuevo, volvieron los indios al ataque. Largo y penoso para los españoles fué el sitio que a la ciudad pusieron aquellos que tra- bajaban desesperadamente por romper las defensas de los sitiados, mas, prudentes estos y cristianos a las de- rechas, al valor invencible que oponían a la porfía de^

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los enemigos quisieron unir otros auxilios más podero- sos, confiando, en pública oración, su suerte a la Patro- na de la ciudad, el Comandante de la plaza, Don Tom-ls Ríos y Villalobos, bajó de su trono de la Iglesia la Ima- gen de Nuestra Señora del Rosario, y la colocó en la plazuela de San Francisco, muy cerca de las barrica- das. Allí la hicieron fervorosas súplicas rogándola que sostuviera el valor de los españoles y no permitiera el triunfo de los enemigos.

Ayudados los asaltantes por numerosos refuerzos llegados de la Cordillera, intentaron un último y decisi- vo ataque y, llenos de coraje se dejan caer sobre la trinchera de San Francisco. Resistieron los españoles causando graves pérdidas al enemigo que se vió obli- gado a retirarse: por sobre la barricada dispararon sus armas contra algunos soldados que se hallaban a tiro de flecha, y especialmente contra la Imagen de la Vir- gen del Rosario, que quedó con varias flechas en su manto.

Arruinada completamente la ciudad y quemada por los indios en 1655, sus moradores, que ya la habían abandonado, emigraron hacia el norte, estableciéndose en la orilla derecha del río Maule. Llevaban como es- tandarte de peregrinación la Virgen del Rosario.

En 1663 se reconstruyó la ciudad y, según creemos, en la nueva Iglesia se colocó la antigua Imagen de Nuestra Señora del Rosario, Patrona y defensora de la ciudad, según queda dicho más atrás.

El estandarte real que se enarbolaba en la solem- ' ne refundación de Chillán mostraba las reales armas de su Majestad por una banda y por la otra la Imagen de Nuestra Señora del Rosario.

En carta del cura don Simón Mandiola al presiden- te don Domingo Ortiz d^e Rozas, de 29 de Junio de 1751, después de pintar magistralmente los efectos del vio- lentísimo terremoto que el 25 de Mayo del mismo año

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Monumento a O'Higgins En la Plaza de su nombre, en Chillan.

GENERAL DON PÉDRO LAGOS Nació en Chillan, en 1S32.

destruyó completamente la ciudad, y sobre todo el te- rror que se apoderó de todos los habitantes, aun de los esforzados y valientes, añade: solo me puede alen- tar y animar el portentoso milagro de Nuestra Santísi- ma Madre del Rosario que manifestando que era nues- tra abogada e intercesora para con su Hijo preciosísi- mo, mostró su empeño con un sudor tan copioso que du- raría por el espacio de tres horas y media, en cuyo es- pacio se predicaron por las calles cinco sermones, y ce- só de sudar en el último cuando con la Santísima Reina volvimos a depositarla en el claustro del Señor Santo Domingo.

El hecho del sudor de la Virgen es perfectamente histórico y suficientemente comprobado con testigos nu- merosos y fidedignos, como se puede ver a continua- ción.

Luego que se pensó en la reconstrucción de la ciu- dad se suscitó una seria dificultad en cuanto al lugar en que se había de construir. Celebróse un ''cabildo abierto" en que se expusieron las opiniones tan varia- das como curiosas de que se tomó nota en el acta. La más fogosamente expuesta y defendida fué la de don Matías del Rivero que aboga por el antiguo sitio adu- ciendo en su apoyo el portentoso milagro del sudor de la Virgen, arriba descrito, ''que todos, dice él, presen- ciamos ' *.

Nadie contradijo a Rivero : el pueblo testigo del fe- nómeno, falló sin apelación que aquello era un milagro y lo cree hasta hoy, porque la tradición mantiene viva la memoria del singular acontecimiento.

La Virgen del Rosario ganó inmensamente en po- pularidad y su imagen en respeto y veneración. Nueva- mente destruida Chillán con el terremoto de 1835 fué trasladada al sitio actual. En el local antiguo se fué formando un nuevo pueblo, el Chillán Viejo de hoy que

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hizo revivir la antigua devoción rosariana y le devolvió a la Virgen del Rosario sus derechos de Patrona.

Los dominicos consiguieron para su Iglesia actual la imagen milagrosa que no tardó en hacerse popular también en la nueva ciudad por los numerosos favores que dispensara a sus devotos. Hoy día, restaurada, di- cha imagen se conduce en las solemnes procesiones que celebra todos los primeros domingos de mes la numero- sa y cada día más floreciente Asociación del Rosario Perpetuo.

Santuario de Lourdes

La devoción a la Sma. Virgen de Lourdes fué in-^ troducida en Chile por los religiosos dominicos el año 1880, a raíz de un suceso que tuvo por escenario la ciu- dad de Chillán, y en el cual intervinieron el cura de la ciudad don Vicente A. Las Casas y el Prior del con- vento de Santo Domingo Fr. José Miguel Luco.

Gracias a una singular intervención de la Virgen pronto se levantó en dicha ciudad el primer santuario de Lourdes, en Chile, pues el santuario de Santiago, a cargo de los padres Asuncionistas, fué solemnemente bendecido trece años después, el 15 de Agosto de 1893. *'Fué pues, el Santuario de Santo Domingo de Chillán^ el primero que se erigió a Nuestra Señora de Lourdes en Chile. Por consiguiente, motivos de santo orgullo tienen los chillanejos, y especiales razones para recurrir con entera confianza a la Virgen Inmaculada de Lour- des, que eligió esta ilustre ciudad para ser honrada con singular cariño bajo tan dulce advocación" .

El año 1882 se fijó el día 25 de Marzo, para llevar a efecto la primera distribución de la insignia de una Sociedad llamada Hijas de Lourdes" compuesta de piadosas señoras cuyo objeto principal es honrar a la Santísima Virgen con el rezo del santo Rosario.

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A medida que fueron pasando los años fué aumen- tando la devoción y las socias, en vista de lo cual fu6 enriquecida la nueva institución con numerosas indul- gencias y gracias concedidas por señores obispos y aún por el mismo Santo Padre León XIII, en letras expedi- das el 9 de Febrero de 1886.

Celébrase la fiesta principal el 8 de Diciembre de cada año, y no el 11 de Febrero, como está establecido en la Iglesia Universal, por la sencilla razón de que cuando empezó la devoción en Santo Domingo de Chi- llán, no estaba determinado el día, pues el 11 de Febre- ro fué señalado muchos años después por el Papa Pío X el 13 de Noviembre de 1907.

Fray Humberto FIGUEROA

Provincial de los DOMINICOS

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LOS K. P. CARMELITAS

La historia de la existencia de la Comunidad de los Padres Carmelitas Descalzos en Chillán, carece del marchamo borroso que el tiempo imprime a las obras seculares; los Padres Carmelitas somos de ayer en la historia de esta ciudad de Chillán, madre fecunda de héroes; nos hallamos disfrutando de la edad juvenil (y ojalá que florida) en nuestros treinta años de existen- cia. Pero fuerza es reconocer, aunque el reconocimiento venga de la propia casa, que a tan corta edad, la Comu- nidad carmelitana ha llegado al pleno desarrollo de entidad, gracias a la labor inteligente y tesonera que emplearon sus fundadores en la realización de la obra de su edificación moral y material, con tanto ánimo em- prendida.

Una iglesia de indiscutible mérito estético, una ca- se amplia, cómoda y de líneas elegantes, y diversas aso- ciaciones religiosas establecidas en la iglesia, en pleno desarrollo, confirman nuestra aseveración. La simple anotación de estos hechos ya es un elogio cumplido, sin que sean menester nuevas aportaciones de datos histó- ricos en favor de la afirmación formulada. Cumple, sin embargo, hacer una breve reseña histórica de los prin- cipios y desarrollo de esta casa, por el significado que

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ella tiene en el progreso religioso de Chillán, que se tra- ta de historiar con ocasión del primer centenario de la construción de dicha ciudad.

Anhelos Carmelitanos

La ciudad de Chillán ha disfrutado en forma privi- legiada de las gracias divinas, habiéndola dotado Dios abundantemente de casas de oración y de ministros que constantemente ofrendaran al Altísimo el sacrificio in- cruento de la Misa ; pero en medio de esta abundancia, tuvo generosa cabida, debido al clamor del pueblo aman- te de la Virgen del Carmen y solicitud del entonces dig- nísimo Párroco de la Matriz D. Vicente Las Casas, la Comunidad carmelitana. Los hijos de María, en^ su ad- vocación dulcísima del Carmen, no debían faltar en la ciudad cuna del glorioso padre de la patria D. Bernar- do O'Higgins, quien testimonia su devoción a María ba- jo esta dulce advocación, en las siguientes palabras del decreto del 7 de Mayo de 1818: ''La Inmaculada Reina de los Angeles en su advocación de Nuestra Señora del Carmen, fué jurada Patrona de las armas de Chile, pri- mero por el voto general de este pueblo, por haber ex- perimentado su protección en el restablecimiento del Estado". En efecto el 31 de Marzo de 1905 se estable- cía canónicamente en la ciudad de Chillán, en el lugar que actualmente ocupan las Rdas. Madres Oblatas, la primera Comunidad de PP. Carmelitas, bajo la presidencia del R. P. Telésforo de los Apóstoles, con cuatro PP. y dos Hermanos más de conventuales, cum- plidos los requisitos previos y con las debidas autoriza- ciones de la Sagrada Congregación, de nuestro Defini- torio y del Obispo diocesano, en aquel entonces Timo. Sr. Plácido Labarca. Pero ello no sin haber tolerado y vencido las resistencias que se opusieron al estableci-

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miento de la Comunidad carmelitana en esta ciudad, con la ayuda entusiasta del antes mencionado Cura Pá- rroco Don Vicente has Casas y varios miembros del cle- ro secular y regular.

La semilla en el surco

La primera casita donde asentaron sus reales los primeros Padres, no desmerecía mucho de aquellas otras dos que fueron la gloriosa cuna de la Reforma carme- litana : la do Avila, de monjas carmelitas, fundada por Sta. Teresa, y la de Duruelo, de Padres, fundada por S. Juan de la Cruz. De esta última fundación '.lice la gran Santa en sus obras: ^'Como entré en la iglesi- ta, quedéme espantada del espíritu que el Señor había puesto allí. . . El coro era el desván, que por mitad es- taba alto, que podían decir las Horas ; mas habíanse de abajar mucho para entrar y para oír misa. Tenían a los dos rincones, dos ermitillas, adonde no podían estar si- no echados o sentados, llenas de heno..." Estas 'Tan las piezas de dormir de aquellos primitivos moradores de Duruelo, émulos, como dice la Santa, de los del de- sierto. No le atribuyamos tal categoría de pobreza y santidad a la primera casa que los PP. Carmelitas tu- vieron en Chillán; pero, en verdad, que la copia tuvo alguna semejanza con el original, de lo que dan testi- monio los restos que hoy, mejorados, se conservan de dicha casa, en la vivienda actual de la fervorosa comu- nidad que la usufructúa.

Pasados varios años en el goce de aquella santa po- breza y humildad, que tanto agradaba a Sta. Teresa, notáronse los inconvenientes de que adolecía aquella ca- sa y aquel lugar para la expansión futura de la Comu- nidad y para el desarrollo de sus actividades religiosas.

Era preciso ubicar mejor la iglesia para proporcio-

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nar más fácil acceso a ella a los innumerables devotos de la Virgen del Carmen y, a la vez, ampliarla para el mejor acomodo de los mismos. Bien pesadas dichas con- veniencias y los problemas de orden económico que se opondrían a la realización del traslado y de la edifica- ción de una nueva casa e iglesia que respondieran a las aspiraciones universales de religiosos y fieles, se acordó el traslado de la Comunidad, del localcito en la que en- tonces se llamaba. Avenida Poniente, hoy Brasil, al lo- cal en que actualmente se alzan majestuosamente la nue- va capilla e iglesia, iniciándose en poco tiempo más, con poderoso impulso, su construcción.

La ceremonia religiosa de la colocación de la pri- mera piedra, se vió rodeada de singular brillo. Monse- ñor Ramón Angel Jara, Obispo de la Serena y Tercia- ro Carmelita, preclaro florón del episcopado chileno, orador de incomparable elocuencia, cual lo demostró en aquel acaecimiento memorable para la historia religio- sa de Chillán y de la Orden carmelitana, bendijo la pri- mera piedra y la colocó en la honda zanja destinada a ser cimiento del nuevo edificio. ¡Lástima grande que esta breve reseña histórica no pueda ser valorada por las inspiradas frases que en aquella oportunidad brota- ron, más que de los labios, del corazón profundamente carmelitano del ilustre Obispo ! Aquel discurso, que, tal vez fuera flor de elocuencia nacida a la ventura, al bor- de de aquella zanja destinada a dar la espiga florida de un bello templo, sin que la dieran vida horas preñadas de meditación, no se conserva en los volúmenes que guardan los tesoros de elocuencia de aquel sabio y san- to Obispo. Mas los que tuvieron la suerte de oírlo en aquella ocasión memorable, rinden el más fervoroso vo- to de admiración a los conceptos de elevada mariología y de apología carmelitana con que florecieran sus la- bios magistrales.

Séanos lícito agregar al nombre glorioso de Mons.

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Ramón Angel Jara, como presentes al acto, al Sr. Inten- dente de la Provincia, D. Vicente Méndez Urrejola; D. Francisco Rosende, primer juez; Comandante de armas, Narciso Tondreau; Sótero Mardones, Maximiliano Be- navente, Rafael Dueñas, Pedro Solar, el R. P. Comisa- rio de la Merced y varios sacerdotes regulares y secula- res de la ciudad.

La más distinguida sociedad de Chillán y el mismo pueblo humilde, en fraternal lazo de unión, acudieron a la ceremonia que dejó, a no dudarlo, imborrables recuer- dos en su alma, cual lo patentizó más tarde con su ge- nerosidad al erogar para el nuevo templo.

Afanes constructivos

Lanzada la semilla al surco, el labrador no duer- me a la sombra acogedora de su huerto, sino que vela y se afana, asistiendo al desarrollo misterioso d':5 la planta, que lanzara a la entraña de la tierra, con el al- ma en constante apretura. Si bien no es él el que hace germinar la planta, sabe que sin sus desvelos ella se enviciará. Aquella virtud divina encerrada en el insig- nificante grano de trigo, necesita para expandirse de la cooperación humana ; sin ella, no dará el ciento por uno, de la frase bíblica.

Aquella primera piedra de la nueva iglesia carme- litana lanzada al surco, que el humilde obrero laborio- samente abriera, no fué dejada allí, entregada a las fuerzas ciegas de la naturaleza. Creada la piedra esté- ril, estéril hubiera permanecido por siempre, si el soplo creador de la inteligencia humana y el aliento vivifi- cador de una voluntad recia, no la hubieran comunicado virtud pro creatriz. Merced a esta infusión de energías vitales, aquella piedra sintió rebullir adentro de su sus- tancia, savia fecundadora; germinó en un bello proyec- to de puras y esbeltas líneas arquitectónicas y, merced

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a una labor tesonera y ardorosa y a una directiva inte- ligente, produjo una floración de espigadas colum;ias,. de graciosos arcos y atrevidas torres, que en armónico- conjunto, constituyeron un bello templo donde se re- crean el arte y la divinidad en fraterno abrazo.

La ceremonia de la colocación de la primera pie- dra se verificó el día 12 de Diciembre de 1910, y en el mismo año y a principios del siguiente, ya se esbozaban las primeras líneas arquitectónicas que habían de cons-^ tituir la bella planta del nuevo edificio. Los planos de- la iglesia y casa a construir, fueron obra de un humilde hermano donado, Rufo, de notable capacidad en la ma- teria, así como de santidad poco común. Sus aficiones a los ramos de construcción lo habían hecho ascender,, de simple maestro carpintero, a la alta jerarquía de la arquitectura, sin más maestros que su voluntad férrea y su inteligencia despierta y ágil. Colaboradores suyos fueron en la obra que nos ocupa, y otras de no menor aliento en distintas partes del mundo, los Hermanos Ci- ríaco y Cirilo, este último, además de hermano en el há- bito y en el arte, en la sangre. A la notable pericia de estos hermanos, pero sobre todo a su extraordinaria de- dicación al trabajo, al que rendían verdadero culto, nO' dudó un punto la Orden en entregar la delicada tarea de la construcción de la nueva iglesia y el generoso óbo- lo que para tal efecto entregaban las personas piadosas- y amantes de la Virgen. ¡Y en verdad que no se vió defraudada la Orden, ni un punto, en aquella donación de confianza que hiciera en aquellos humildes herma- nos! Puede afirmarse sin jactancia alguna, que si la realización de la obra en referencia hubiera sido entre- gada a manos ajenas, aunque tal vez más peritas, toda- vía no habríamos visto el día de su inauguración. Na- die se imagina los prodigios de economía, los esfuerzos^ de trabajo, las noches de vigilia que se hallan soterra- dos bajo la pesadumbre del cemento y del acero. El pri-

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mer incienso quemado en los altares de ese santo tem- plo a la divinidad, y tal vez el más perfumado, fué sin duda, el del sacrificio humilde y callado de esos buenos hermanos. Y ya que de hermanos hablamos, no omita- mos otro nombre que merece figurar en esta historia : tal es el H. Mariano, hábil carpintero y tallista de nota a quien se deben impox-tantes obras de ebanistería y el altar mayor de la iglesia, de elegante factura y be'las líneas ornamentales.

Merced al empuje brioso que desde el principio de las obras dichos Hermanos supieron imprimir a las obras del nuevo templo y casa, ya el año 1914 podía enorgu- llecerse la ciudad de Chillán de contar con un nuevo edificio de gran envergadura y de singular prestancia en el aspecto artístico.

¡Bello gesto de pujanza que no se repite a menudo en la historia! En cuatro años escasos aquel tosco blo- que de piedra que, envuelto en los amplios pliegues de la elocuencia y adornado de las bellas flores de la fan- tasía, fuera soterrado por el gran Obispo Mons. Ramón A. Jara, llegaba a la madurez del pleno desarrollo, pro- uiisora de abundantes frutos de mies divina.

El día 5 de Julio de 1914, en medio de desencade- nada borrasca, cual si los elementos atmosféricos estu- vieran en rebeldía contra el Dios por quien se ofrecía por primera vez la Victoria Sagrada del Calvario en su nuevo templo, inauguróse éste con pompa religiosa y muchedumbre de concurso asistente. La palabra divina, ungida de fervor, brotó fluida en aquel solemne acto 'de los labios elocuentes del R. P. Ernesto de Jesús, Vica- rio Provincial de los Padres Carmelitas en Chile.

Almas intrépidas y óbolo generoso

''Yo, cuando vi tan buen aparejo, alabé al Señor, y así harían las demás; aunque no sabíamos qué hacer

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•de clavos, ni era hora de comprarlos; comenzáronse a buscar de las paredes; en fin, con trabajo, se halló re- •caudo. Unos a entapizar, nosotros a limpiar el suelo, nos dimos tan buena priesa, que cuando amanecía esta- ba puesto el altar y la campanilla en un corredor, y luego se dijo la Misa. Esto bastaba para tomar pose- sión". Con estas palabras describe la gran santa de Avi- la, Teresa de Jesús, cómo de la noche a la mañana sus rnonjitas, ayudadas de algún hombre de buena volun- tad, encaramándose aquí sobre una alta escalera, ma- nejando allí con airoso garbo la escoba, haciendo acu- llá con ágiles dedos milagros de arte con humildes ta- pices, dispusieron una linda capilla entre cuatro pare- des derruidas, con grande asombro de los habitantes de Medina de Campo, que despertaron acuciados por el tintinear gracioso de una extraña campanilla. La pas- mosa rapidez con que se llevó a buen cabo la construc- ción de la casa y templo del Carmen de esta ciudad, nos hacen evocar nuevamente las grandes empresas acome- tidas por aquella mujer intrépida que contemplaron los siglos con admiración incontenida ; por supuesto que sin atrevidas miras de parangón, que estarían fuera de ca- :so. Las gestas de aquella mujer, milagro de su sexo, co- mo ha sido llamada, se hallan sobre la humana posibili- dad, como que fueron realizadas por divino impulso. Mas, ''servatis servandis", salvadas las distancias, como podría traducirse para el caso dicha frase restrictiva jurídica, alguna inter /ención sobrenatural, y, tal vez, no pequeña, se ha de acordar a la obra cuya realización historiamos ; y no una intervención cualquiera, general, porque se trate de una obra de destino religioso, sino Tina precisa que mueve, impulsa y lleva al éxito.

Tal nos hace creer el breve lapso de tiempo que transcurrió desde la colocación de la primera piedra hasta la colocación del vértice de la bóveda, sin un de- caimiento de ánimo en los que llevaban la responsabili-

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dad de la obra, los superiores y Padres de la Comuni- dad; sin estorpecimientos de ningún género en la di- rectiva de la misma, ni en la realización material do los trabajos; y sobre todo, sin que la Divina Providencia fallara un punto en lo que es el factor esencial de todo éxito: ''los negros dineros'*, como diría la Santa de Avila. Y eso advirtiendo, a fuer de veraz historiador, que dicha obra se emprendió, al igual que las que em- prendía Sta. Teresa, ''sin blanca" en el bolsillo, y se concluyó con insignificantes deudas, dada su magnitud.

¿Cuáles fueron los instrumentos de que la Provi- dencia se valió para realizar tal maravilla de arte y de esfuerzo ?

Del acerbo de Padres beneméritos, de los que debe- remos hacer mención honorífica en su lugar, se debe destacar para su mejor resalte en este párrafo al R. P. Estanislao de S. Juan de la Cruz, sobre quien gravitó la mayor responsabilidad en la obra que reseñamos, quien fué su alma, ardorosa y valiente, como alma de Dios, hecha toda de haces ardientes en divino celo. Ba- jo su magistral dirección la Comunidad carmelitana de aquel entonces, numerosa por otra parte, fué toda ner- vio y acción en la empresa que se habían echado sobre los hombros. La multiplicación de su labor apostólica, realizada en todos los campos de apostolado, confesio- nario, predicación, catcquesis, labor pastoral; y en to- das las latitudes, norte, centro y sur, fué el eco sonoro que despertó en las almas el gesto dadivoso. El óbolo del rico, rumboso y tintineante, la humilde limosna del pobre, dispensada con corazón de oro, no tardó en lle- gar a la, más pobre aún, alcancía del religioso que pe- día para Dios y la Virgen del Carmen. La limosna no cesaba de llegar y la obra de crecer; y si acaso la obra crecía más que la limosna lo exigía, para eso estaba la la confianza en Dios y en S. José, como les enseñaba Sta. Teresa, quienes lo habían de remediar, así como re-

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mediaran de manera estupenda las apreturas de la San- ta, en sus múltiples andanzas de ''monja andariega" en la azarosa tarea de levantar ' ' palomarcicos " de la Vir- gen, hecha Quijote a lo divino.

Almas generosas y abnegadas, cuyos nombres sería imposible catalogar en la presente historia, bien que ellos se hallen registrados en el libro y en el recuerdo, fueron cooperadores insignes en la formidable tarea de allegar los requeridos recursos metálicos, sin los que jriada de empeño se puede emprender ni concluir, con- forme lo dice el refrán: ''a Dios rogando y con el mazo dando ' ¡ Cuánta historia muda de amor y humilde des- prendimiento encierran los folios de aquel cuaderno, que religiosamente se conserva en la biblioteca del con- vento, donde se anotan las limosnas del pobre, con la erogación máxima de un peso ! Ella constituyó el gra- nito humilde de arena que se convirtió en soberbio mon- te de altivas crestas, que desafió al vendaval.

Bello remate y mirada de conjunto

Inaugurada la iglesia en la forma que se ha indica- do más arriba, faltábanle diversos detalles a la obra, que deberían ser como su bello ornamento ; y, sobre todo, faltábale el remate gracioso de las dos ágiles torres que se contemplaban en el plano. No tardaron estas en sur- gir, cual gemelos penachos de ave exótica, a ambos la- dos cimeros de la espléndida fachada, marcando en el espacio, con claro índice, la luminosa cima donde reina la divinidad. El 14 de Marzo de 1923 señala la fecha de la conclusión de las torres, del estuco de la fachada y del interior de la iglesia, que, con la pintura y decora- ción interior, que se hizo algo más tarde, quedó total- mente acabada, a satisfacción del gusto más refinado y comodidad del público más exigente.

Intentemos, aunque legos en la materia, hacer un

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somero bosquejo del plano y bellezas arquitectónicas que la obra que nos ocupa contiene.

Se levanta la iglesia sobre una planta de 43 m. de largo por 18 1/2 de ancho, en espacioso rectángulo que remata en semicírculo hacia el lado del testero, en di- rección oriente-poniente. Sus planos y desarrollo obede- cen a las directivas, graciosas y puras, del estilo góti- co, creación prodigiosa de la espiritualidad cristiana. Una amplia fachada, severa, tal vez, más de lo que el estilo gótico requiere, si bien esta severidad se halla dulcificada por varios motivos ornamentales que la de- coran— se alza acogedora y majestuosa en primer tér- mino ante el devoto del arte que la contempla. Una ga- lería cerrada de gráciles arcos, un bello rosetón con vi- driería artística, enclavado en su punto medio, con ras- gadas ventanas gemelas a ambos lados, que hermosa- mente lo encuadran, y las tres puertas de acceso, de sen- cilla, si bien elegante traza, forman un bello y sobrio conjunto arquitectónico frontal. A los dos lados del án- gulo terminal de la misma, se alza la enhiesta arboladu- ra de las torres, que le dan al templo la prestancia de un buque de alto bordo, que cinizara el océano fluctuan- te de la vida en viaje a la eternidad. Adentrándonos por las puertas acogedoras, una dulce impresión de gra- cia y misticismo invade al alma; hileras de blancas y espigadas columnas, que dan la sensación clara de la fragilidad humana, nos convidan a que las acompañe- mos en su atrevida ascensión a lo alto, en fuga de las humanas vanalidades. Ya en lo alto, al haz de delgados juncos que forman las columnas, florecen en capiteles de variado follaje, que sirven de arranque a los arcos de las naves laterales y a los que marginan los interco- lumnios con puro delineamiento. Sobre las columnas y los arcos otra vez se repite el motivo de la galería de arcadas ciegas, que contemplamos en la fachada, cu- briendo el lienzo de muralla que queda entre los arcos

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y ventanales. Estos, amplios y ajimezados, permiten la entrada de la luz suavemente tamizada por las vidrie- ras, policromadas e historiadas con pasajes y persona- jes gloriosos de la Orden carmelitana. Todo el conjun- to, de aéreas y esbeltas proporciones, corona la bóveda de crucería que produce en el alma sensación de ingra- videz y ausencia de todo lo que es cuerpo y materia.. Y esta dulce impresión de cielo se refuerza grandemen- te al fijar la mirada en el camarín del altar mayor, en el que aparece la Sma. Virgen María, flotando en blan- ca nube sobre las ondas del mar verde-obseuro, en un cielo intensamente azul, matizado con albos mechones,, por entre los que asoman ingenuos y bellos ángeles. Su imagen, hermosamente tallada en madera por el insig- ne escultor español Alfonso Serra, en su trono aéreo, parece una milagrosa aparición surgida del cielo azul; y en su rostro, de expresión maternal, hablan los ojos ternuras infinitas. ¡ Cuántas plegarias fervorosas han es- cuchado sus oídos, y cuántas gracias han derramado» sus manos generosas en las almas suplicantes!

Junto a la belleza arquitectónica de la iglesia, me- rece señalarse la de la casa-convento que se levanta al costado sur de aquella, severa y elegante, amplia y có- moda, formando un cuadrado perfecto, con una distri- bución del todo moderna de líneas, luces y lienzos, en el mismo estilo de la iglesia, con hermoso patio interior- bordeado por una galería y una bonita terraza sobre- puesta a la misma.

Intensa labor apostólica

Reseñada la gesta gloriosa de la erección de la ca- sa e iglesia carmelitanas en esta ciudad de Chillán, obra de gigantesco aliento, sin género de duda, pase- mos a historiar la inmensa labor de apostolado que en ella han desplegado los PP. Carmelitas, y aquella otra

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que, teniendo en esta casa su epicentro, ha llevado sus irradiaciones hasta los puntos más remotos de la Repú- bica. Nos referimos a la labor de evangelización en la ciudad y en el campo, en los valles cordilleranos y has- ta en el lejano Aysén, realizada por los PP. de esta Co- munidad. Labor callada, si se quiere, pero honda y fructífera por demás. Nada más propio, por otra parte, del espíritu teresiano, que este amplio apostolado en el corazón del pueblo americano. Precisamente aquella al- ma caldeada en el fuego del divino amor, que fué San- ta Teresa, tuvo clavada en el corazón la espina de las muchas almas que en ''Indias" se perdían por desco- nocimiento del verdadero Dios, según se lo dijera el buen P. Fray Alonso Maldonado, franciscano, que ha- bía vuelto de las Américas, hacía poco descubiertas, ''Yo quedé tan lastimada, dice la Santa, de la perdición 'de tantas almas, que no cabía en mí; fuíme a una er- mita con hartas lágrimas; clamaba a nuestro Señor, su- plicándole diese medio cómo yo pudiese algo para ga- nar algún alma para su servicio, pues tantas llevaba el demonio, y que pudiese mi oración algo, ya que yo no era para más. . . Pues andando yo con esta pena tan gran- de, una noche estando en oración, representóseme Nues- tro Señor de la manera que suele, y mostrándome mu- cho amor, a manera de quererme consolar, me dijo : Espera un poco, hija, y verás grandes cosas. Quedaron tan fijas en mi corazón estas palabras, que no las po- día quitar de mí; y aunque no podía atinar qué podía ser; quedóme muy consolada, y, con gran certidumbre que serían verdaderas estas palabras. Así se pasó, a mi parecer, otro medio año, y después de este, sucedió lo que ahora diré: "A continuación narra la Santa, con su estilo inimitable; con aquella sencillez y pureza de lenguaje que en aquel siglo de oro de la literatura cas- tellana usaban hasta las viejas, junto al hogar de la amplia cocina, la historia maravillosa de sus funda cio-

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UNIFORME DE O'HIGGINS Museo histórico

Relieve del Monumento a 0*Higgins en Santiago.

(de Carriére Belleusé)

Batalla del Roble. - 17 Octubre 1813. A mi, muchachos. Vivir con honor o morir con gloria!

nes de monjas y frailes, a través de mil peripecias del más puro sabor novelesco; dignas, si no las narrara la Santa, de que el inmortal Cervantes las esculpiera, con el divino cincel de su estido, en el blanco mármol de la "Verdadera historia de un caballero andante a lo divi- no", que, seguramente, obscurecería la lumbre de in- mortalidad que, merecidamente, rodea a su ''Don Qui- jote de la Mancha '\

En la Reforma de la antiquísima Orden del Car- men, realizada por la Santa, vió ella cumplida la pro- fecía en que Jesucristo la auguraba grandes cosas para el porvenir. Aquella pena que sentía de verse mujer y no poder volar, en alas de su ardiente celo, a tierras de infieles para llevar a sus inteligencias obscurecidas la llama de la fe, vióse disipada al ver que de su mano se multiplicaban por España, y luego por el mundo, los conventos de la Reforma, que habían de ser focos de oración y centros de intenso apostolado.

Y cerramos aquí esta digresión que, a más do un lector le habrá parecido fuera de punto y más largo de la cuenta ; pero que en realidad está aquí puesta mu}^ en sazón, y con su poco de filosofía; al menos a nues- tro parecer es que una cita de la gran Santa en ningu- na parte huelga ; y cuanto más larga más sabrosa.

Aquellos infieles que el buen Padre Maldonado -contemplara, con el alma apenada, perdidas en la ma- raña de las selvas americanas, ya no son ni salvajes, ni infieles, sino almas regeneradíis por la Sangre Divina del Salvador; mas ¡cuán ardua es aun la tarea que le incumbe al apóstol de la verdad, que quisiera ver flo- recidas esas almas en exuberancia de virtudes cristia- nas ! Si laboriosa y heroica fué la obra evangeliza do ra de los primeros apóstoles de la fe en el continente ame- ricano, preñado de misterios y de asechanzas, no es me- nos dificultosa la de conservar y fomentar aquella fe primera que le incumbe al apóstol de hoy día, en que

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la ignorancia y la barbarie de aquellos tiempos, se ha- llan contrapesadas por la ciencia fatua y el audaz mate- rialismo.

El fruto práctico del apostolado de los Padres Car- melitas en esta ciudad, aparte del otro más incontrola- ble producido por la predicación, son las sociedades re- ligiosas que florecen en su iglesia:

La Venerable Orden Tercera de la Virgen del Cai> men, que pretende producir, en el seno de la sociedad cristiana, almas selectas que practiquen con la perfec- ción posible los consejos evangélicos; desapego de las riquezas, obediencia a la jerarquía espiritual, renuncia- miento, por voto, de satisfacciones aun lícitas, en una vida de perfecto ascetismo y frecuente oración, consti- tuye una selección de almas, una parte de distinción es- piritual aun entre las demás instituciones religiosas si- milares de la Iglesia católica. Por ello sus miembros son limitados, como toda selección depurada lo es por fuerza.

La Cofradía de la Virgen del Carmen, con la insig- nia del Santo Escapulario como glorioso distintivo, es en importancia la segunda institución religiosa que flo- rece en esta iglesia ; mas en número de tal difusión que difícilmente se hallara pecho cristiano que no ostente esta señal de la predilección especial de María con or- gullo, siguiendo la noble tradición de los piadosos Pa- dres de la Patria, quienes lo usaron como escudo invul- nerable en sus épicas jornadas de independencia. Esta misma Cofradía secular, organizada con diversas obli- gaciones piadosas, además de las generales anejas al Sto. Escapulario y bajo el nombre de la Semana Devo- ta, florece singularmente con más de mil socios, de am- bos sexos, que cumplen ejemplarmente sus deberes reli- giosos.

También la devoción a los misterios de la infancia del Niño Jesús, flor que, en el sentir del insigne P.

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Baber, es exquisito brote de los jardines del Carmelo, tiene numerosos cultores bajo la advocación del Niño Jesús de Praga, de prodigiosa historia en los anales car- melitanos desde que en su santuario de Praga se ma- nifestara de modo tan admirable al V. P. Cirilo Carme- lita. Chile ha recibido la predilección que le dispensa desde su célebre imagen que se venera en Santiago.

A esta flor de infantil belleza debe agregarse esa otra aromática flor que embalsama al mundo con el sua- ve perfume de su candor y el atractivo de su celestial belleza, Sta. Teresita del Niño Jesús, la que pregonó por el mundo las excelencias del caminito de infancia espiritual. Son muchísimas las almas enamoradas de es- ta Santa, que, agregadas a su Pía Unión, intentan se- guir sus caminos de luminosidades ultraterrenas en pos de sus huellas diminutas de niñita entregada a los bra- zos de Dios. De estas almas son legión en esta ciudad de Chillán, todas ellas a realizar en vida, en obras de apostolado y caridad, el ideal con que siempre soñara la Santa ; derramar sobre la tierra, tan pobre en virtudes, el rico perfume de una vida ejemplar.

También el Corazón deifico de Jesús, suave hogue- ra de amor, tiene su archicofradía destinada a darlo el merecido culto en la categoría de excelencia suprema que le compete. Almas reconocidas a los beneficios de su caridad inagotable, le rinden constantemente el ho- menaje de su amor. Séanos perdmitido rendir en estas páginas, en la ocasión solemne del Centenario de esta gloriosa ciudad, un sentido homenaje de gratitud a los respectivos directores de dichas sociedades, por su ab- negada labor al frente de ellas, y consignar sus nom- bres para perpetua memoria.

De la V. Orden Tercera: Sta. Isabel Chávez, Sta. Blanca de la Fuente, Sra. Aurora de Chaparro, Sta. Ju- lia de la Fuente, Sra. Javiera de Villablanca.

De la Semana Devota, sección caballeros: D. Car-

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los Sepúlveda, Julio Quintana, Mariano Medina, Artu- ro Rodríguez, Germán Kehl, Ismael Sandoval, Juan Me- dina, Deligi San Martín.

Sección señoras: Sra. Rebeca P. de Jones, Sra. El- vira H. de Acuña, Elena B. de Mardones, Rosa Pendo- la, Sra. M. Mercedes C .de Jarpa, Sra. Aurora S. de Chaparro, Genoveva S. de Martín, Carmela M. de Con- treras.

De la Archicofradía del N. Jesús de Praga : Sra. Sa- ra Paredes de M., Sra. Deli O de Palma, Sra. Dolores S. de Rodas.

De la archicofradía del Sdo. Corazón de Jesús : Sra. Sara Paredes v. de M., Delia Ovalle de P., Sra. Ester Bórquez de S., Sra. Aurora S. de Chaparro, Sta. Filo- mena Jarpa.

Debe incorporarse con toda razón a las anteriores actividades la obra evangelizadora de los niños, los pre- dilectos de Jesucristo, a quienes se les atiende amplia- mente en un numeroso y bien organizado catecismo, di- rigido por inteligentes catequistas, con una asistencia media de 150 niños, de ambos sexos.

La labor misionera que los PP. Carmelitas han rea- lizado en el campo y en la ciudad, en las más variadas actividades, ha destacado a figuras sobresalientes de la oratoria y del celo apostólico de los que, por no herir la modestia de los aun actuantes, mencionaremos única- mente a los que disfrutan en el cielo del sabroso panal de la más rica miel elaborada por su laboriosidad, y a aquellos otros que lejos ya del campo misionero, degus- tan en su soledad la satisfacción del bien hecho en la patria adoptiva que los recibiera con amor, y al que ahora contemplan por el tamiz del recuerdo desde su patria natural, España. Ellos son el P. Estanislao de S. Juan C, el P. Prudencio de Sta. Teresa, el P. Efrén de la S. F., fallecidos ; P. Nicanor de J., Agustín, Elias, Arsenio, José, Antonio, Manuel María; todos rindieron

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el valioso aporte de ims energías en la fructuosa reco- lección de la mies divina de las almas.

Homenaje de gratitud

Fuerza es dedicarle párrafo aparte en esta historia al que fuera el numen inspirador y alentador de la obra que historiamos, al prebendado Vicente A. Las Casas, cura de la parroquia Matriz de esta ciudad, en un pe- ríodo de casi medio siglo ; figura relevante del clero chileno, párroco celosísimo, educacionista muy estima- ble y orador sagrado de nota. Sus actividades como pá- rroco en predicaciones, retiros fervorosos que dirigió, con notable fruto de las almas, sus triunfos como ora- dor sagrado, su labor educacional en la fundación y di- rección del Seminario del Sdo. Corazón, seguramente serán destacados, cual corresponde, en otra parte de la presente historia eclesiástica de Chillán. Aquí nos in- cumbe la obligación moral de dedicarle profundo ho- menaje de gratitud por haber sido el introductor y el animador de los PP. Carmelitas, en su doble tarea de asentar las bases de la fundación de su casa y en la de llevarla a feliz término. Su recuerdo se conservará perennemente en los corazones de los hijos de aquella santa que decía de misma que ''era tan de natural agradecida, que por una sardina la ganaban completa- mente el corazón". Corría el mes de Marzo de 1905, mes del glorioso Patriarca S. José; y en la Matriz se cele- braba con gran pompa e inusitado concurso de fieles solemne novena al Padre putativo de Jesús. En el púl- pito desplegaba los velos de su amplia oratoria, a la vez que los de su blanca capa carmelitana, cual si entre los pliegues de esta se escondieran los bellos conceptos y las floridas imágenes con que revestía aquella, el R. P. José Antonio de la Purificación; del coro se despren- días melodías del más puro clasicismo musical, ento-

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nadas por un coro carmelitano de muy acordadas vo- ces, en loor del santo Patriarca, que en el Carmelo ha te- nido sus más fervientes cultores desde que su madre Sta. Teresa así lo inculcara a sus hijos. La novedad del pre- dicador y su brillante oratoria; el deleite de una buena música y, sobre todo, el poderoso magnetismo que en el alma chilena ejerce, atrayéndola y cautivándola, aque- llo que de cerca toca a su Madre la Virgen del Carmen, hacían que en aquella novena, predicada por uno de los hijos de María, vestido como Ella, de alba capa, há})ito café y escapulario, milagrosa bandera mariana, se reunie- ra bajo las bóvedas de la Matriz, numerosísimo audito- rio, ungido de fervor. Cantóse el último día, 19, Misa solemne, con panegírico ; y por la tarde salía de la igle- sia parroquial una magna procesión, con las imágenes de la Virgen y S. José, en dirección a la humilde ca- sita, portalito de Belén de la Orden carmelitana en Chi- llán. Una banda militar y una escolta de marcial con- tinente, enviadas por el Sr. Intendente, rendían hono- res a la Generala de los ejércitos de mar y tierra de Chile; y un innumerable concurso de fieles, en apreta- das filas, precedía y rodeaba a las imágenes, con la Co- munidad de PP. Carmelitas y clero, cerrando la mani- festación. Llegada esta a la humilde capilla, llenándola toda y desbordando la ancha vía de la avenida Ponien- te, que la enfrentaba, el insigne D. Vicente Las Casas, ^'dirigió su palabra elocuente, dice un crónica de aquel tiempo a la muchedumbre que se apiñaba en la capilla, patio de la casa y calles adyacentes". Su pa- labra henchida de fervor carmelitano, llegaría a lo hon- do del alma de su auditorio, en aquella providencial conjunción de circunstancias tan propias para avivar el fuego de carmelitanismo que siempre arde en el pe- cho chileno en inextinguible continuidad, en poderoso crescendo. Tal fué el inicio, y la toma de posesión so- lemne que hicieron los Carmelitas de su primera casa

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bajo el auspicio del celoso Pbro. Las Casas, nuestro ilustre protector en esta magnánima ciudad.

El R. P. Estanislao de S. Juan de la Cruz

El 12 de Marzo de 1920 voló al cielo un alma sencilla y elevada, el alma del P. Estanislao de S. Juan de la C. Car. D. "Su paso por la tierra no empañó su limpi- dez y trasparencia. Murió bajo las alas acogedoras del ángel que le cobijó al nacer. Fué la Santísima Virgen María, la que preservó a su hijo predilecto del hálito emponzoñado que se respira en el mundo. En su orden, donde ingresara tan joven, fué siempre un modelo, un espejo donde podían mirarse para su imitación, sus compañeros; fué humilde hasta lo sumo, a pesar de la elevada inteligencia, de que estaba dotado; fué amable con aquella amabilidad sencilla y obsequiosa que se capta las simpatías de todos. Su cargo de superior que ejerció durante varios períodos, no aminoró en nada el tesoro de su bondad. Muy al contrario: sus modales, sus continuas y naturales atenciones para con todos, le grangearon el amor sincero y espontáneo de todos los que estuvieron bajo su > órdenes.

Esto en cuanto a su modo de ser a la sombra de los muros de su convento. En el exterior su vida fué señalada por una actividad reposada. Fué hombre de acción y de contemplación al mismo tiempo. En el pri- mer aspecto deja como prueba de su energía, la hermo- sísima iglesia y convento de Chillán, levantados gracias a sus esfuerzos. En el segundo, las innumerables almas que con él trataron, podrían dar testimonio del tacto exquisito y de la extrema prudencia, con que las lleva- ba a las regiones de la gracia y de la vida interior. Po- seía en alto grado el don de oración y discernimiento de espíritu.

El Señor le mandó toda su vida grandes penas y las

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enfermedades no le abandonaron un momento. Fué, en suma, un hijo distinguidísimo de Sta. Teresa de Jesús en cuyo espíritu de sencillez y oración se empapó para servir a Dios y sus semejantes. Por esto muchos le llo- ran, y el pueblo entero de Chillán exclamaba:

*'Ha muerto el santo '\

*'Vox populi vox DeV\

Con estas expresiones daba noticia de la sensible muerte del P. Estanislao la revista ''El Carmelo y Pra- ga" de Santiago, haciéndose fiel intérprete del alma condolida de todos los que conocieron a este varón ex- traordinario a cuyo inquebrantable tesón y espíritu de empresa, se debió, en gran parte, la inusitada rapidez con que se llevaron a efecto, a tan feliz término, las obras de la iglesia y casa. Su recuerdo todavía perdura loza- no y afectuoso en todos los que comunicaron con su grande alma.

Decor Canneli. Decoro del Carmelo

Sean las últimas palabras de esta breve historia un filial homenaje a la reina incomparable del Carmelo, es- trella señera en el cielo sin nubes de las gestas heroi cas de Chile; inmaculada bandera izada en el asta de su fe. Chillán, la majestuosa reina del sur, sentada ba jo el dosel de su magnífica cordillera, de penachos hu- meantes que ofrendan a la divinidad el incienso de su grandeza, siente arder su corazón en la suave hoguera de una tierna devoción a María, bajo la advocación dul- císima del Carmelo. El bello trono en que Ella se asien- ta con mesura en su santuario del Carmen, se halla cons- tantemente asaeteado por la plegaria y arroyado por las innúmeras lágrimas que las almas afligidas derra- man en sus cuitas. La sienten Madre y la reclaman su maternal amparo.

En una fecha al año esta piedad filial se desborda

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del vaso del corazón, incontenible, a la amplitud del' templo y de la calle en ruidosa algarada de fervor. Ese día, segundo Domingo de Noviembre, el silenciosa templo resuena en vítores y aplausos y la calle repite el eco de mil aclamaciones delirantes, al paso de la » a- rroza de la Reina que sale a reconocer sus dominios y revistar los escuadrones de sus devotos. Su efigie, bella, talla en madera del inspirado escultor español Emilio Molina, de egregias proporciones armoniosamente d.e- lineadas, de finas y expresivas facciones, de mirar puro-- y sonreír maternal, con su niño Jesús en brazos cuaja- do de candor, y a los pies unos angelitos como despren- didos de un lienzo milagroso de Murillo, se adelanta en su artística carroza, pensil florido de ensueño, por las calles de la ciudad, arracimadas de caras ávidas de mi- rar y emocionadas de hondo sentimiento, recibiendo los mensajes que le envían los ojos y las súplicas mudas- que brotan del corazón. ¡Cómo rebosan sus ojos de Ma- dre de ternura y bondad al contemplar tan bello espec- táculo de piedad!

El retorno al santuario es una apoteosis inenarra- ble. Cuando, desmontada la imagen de la carroza, sobre poderosos hombros que se encorvan bajo el dulce pe- so, los bravos soldados de Chile le rinden armas y la banda militar llena el aire con los marciales sones del himno nacional, la multitud, enardecida, canta, viva, pal- motea, reza, Hora, en sublime amalgama y en frenesí de amor, mientras Ella, quedamente, de cara al pueblo, avanza hacia el testero de la iglesia, con majestad de reina. Ya en su trono, una explosión de miles de gar- P"íintas, exultantes, suplicantes, entonan con fervor: ''Salva a tu Chile, Madre adorada*', que resume todas: las aspiraciones del alma chilena.

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LA COMPAÑIA DE

JESUS EN CHILLAN

En los primeros días de Febrero del año 1920 lle- gaban los jesuítas a la ciudad de Chillán, y el 17 de Abril del mismo año, se inauguraba solemnemente, con asistencia de los Excmos. Señores Obispos Don Gilberto Fuenzalida Guzmán, Don Reinaldo Muñoz, Don Ricardo Sepúlveda, de numerosos miembros de ambos cleros y otras distinguidas personalidades, el Colegio-Noviciado del Sdo Corazón, en el mismo local ocupado antigua- mente por el Colegio de las religiosas del Sdo. Corazón.

Los jesuítas volvían después de una larga ausen- sia ! . . . El 26 de Agosto de 1767, antes del amanecer y sin que hubiera precedido notificación de ningún gé- nero, los religiosos jesuítas de Chillán fueron violenta- mente arrancados de su Colegio.

Expulsados de España y sus dominios, atravesaron el océano en una mala embarcación, buscando en el des- tierro el albergue y el pan que les arrebatara un injus- to decreto.

Los jesuítas que en 1920 abrían el Colegio-Novicia- do, eran viajeros que regresaban después de una pro-

longada ausencia, encontrando a los hijos de esta no- ble ciudad animados hacia ellos de los mismos genero- sos sentimientos de antaño.

Como hace notar un di^itinguido historiador de Chi- llán, tenían muy bien ganada su carta de arraigo entre nuestros antepasados. Bastaría recordar como testimo- nio de ello, su vasta labor educacional en los dos co- legios que tuvo a su cargo en esta ciudad: el Real Se- minario de Nobles Araucanos, destinado a influir po- derosamente en la civilización de una raza tan vigoro- sa como esforzada y patriota ; y el colegio para los hi- jos de los vecinos, que se mantuvo siempre en buen pie y alcanzó notable prosperidad.

Añadamos a estas actividades culturales, las de los variados ministerios que ejercieron en la ciudad y en los campos, el apoyo decidido que prestaron a la agricul- tura y a la industria.

Y no olvidemos por otra parte, que muchos de los antiguos jesuítas eran miembros distinguidos de la fa- milia chillaneja, lo que contribuyó a una pérdida doble- mente dolorosa.

Al abrir el Colegio del Sdo. Corazón, los nuevos jesuítas querían dar principio a una serie de obras que se eslabonasen en la cadena de los trabajos de los anti- guos jesuítas de Chillán.

El actual Colegio del Sdo. Corazón, situado en un amplio solar, sobre la avenida que a va a Chillán Vie- jo, tiene un triple aspecto :

1) Es el noviciado de la Vice-provincia chilena de. la Compañía de Jesús. A los pocos años de existencia, ofrece ya como precioso fruto de sus primeros quince años, más de 80 excelentes y bien probadas vocaciones.

El hospital de Chillán, las cárceles, los pueblos ve- cinos por donde han pasado los novicios en peregrina- ción, son testigos de muchos actos de abnegación, de caridad y de espíritu apostólico.

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2) La casa de Chillán es también casa de Estudios. Antiguamente los religiosos, al terminar su noviciado, pasaban a Argentina, para cursar allá los largos estu- dios humanísticos que exige la Compañía. En la actua- lidad se hacen estos estudios en esta casa, destinada por este motivo a constituir un centro de cultura y progre- so para las bellas letras. Se estudian las obras maestras de las literaturas clásicas, se procura el contacto con centros intelectuales de importancia, no se omiten es- fuerzos por elevar el nivel de los estudios humanísticos.

3) Finalmente, junto al Colegio-Noviciado existe una Escuela Apostólica, centro especial de educación, donde todo está combinado para conocer y cultivar la vocación del jovencito que se siente llamado al aposto- lado en la Compañía.

Junto al Colegio existe una Iglesia pública, atendi- da por los Padres, en la que se desarrollan los ordina- rios ministerios de misas, confesiones, etc.

Una obra muy hermosa y fecunda en frutos, es la Congregación Mariana de la Inmaculada y San José, pa- ra caballeros, establecida en esta Iglesia.

Ha funcionado normalmente desde el año 1922, fe- cha en que fué trasladada, de la Iglesia Matriz, en su mayoría profesionales y hombres de prestigio, que han contribuido con su buen ejemplo a mover y despertar iniciativas entre los hombres católicos de la ciudad.

La Congregación tiene a su cargo una sección de ca- ridad, ''Conferencia de San Vicente de Paul'*, que an- tiguam.ente funcionaba en el Seminario.

También existe dentro de la Congregación una sec- ción, ''Visita a la cárcel'*; con frecuencia el Director, acompañado de algunos socios, visita a los pobres en- carcelados, repartiéndoles hojas, folletos y revistas de propaganda católica y socorriéndoles materialmente.

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Los directores que ha tenido la Congregación hasta el presente año, han sido los RR. PP. José López, Ra- món Angla e Ignacio Molíns, que desempeña actual- mente el cargo. Los Presidentes: los SS. Avelino Acu- ña H., Dr. Manuel Quintana y el actual, Sr. J. M. Se- púlveda Palacios.

La Congregación Mariana de jóvenes de la Inmacu- lada y San Luis Gonzaga, fué fundada por el Excmo. Sr. Martín Rücker Sotomayor (q. e. p. d.), en su capi- lla episcopal, y trasladada a la Iglesia de los PP. Je- suítas, en 1930.

Se ha desarrollado juntamente con la de caballe- ros. Como actividad propia, merece consignarse el '^Cír- culo de Estudios", que sigue funcionando dos veces al mes, con excelente resultado.

Directores de esta Congregación han sido : el Excmo. Sr. Rücker Sotomayor, y el R. P. Ignacio Molíns, que la dirige actualmente. Sus Presidentes: los SS. Gustavo Guíñez C, Maximiliano Palma, Miguel L. Guíñez C. y el Dr. Angel Rodas.

Junto a estas dos Congregaciones de hombres, exis- ten otras entidades para señoras y señoritas.

El ''Centro San Luis" de la Asociación J. C. F., cu- yos directores espirituales han sido los RR. PP. Julio JVIontalva, Joaquín Bahí, Carmelo Barone e Ignacio Mo- líns, de la Compañía de Jesús, goza de intensa vida en virtud de sus reuniones mensuales y retiros. Varias son las actividades de este centro. Entre otras pueden men- cionarse: el buscar dinero y ropa para premios de ca- tecismo; el procurar la consagración de las familias al Sdo. Corazón; la enseñanza de la doctrina cristiana; la formación de una buena biblioteca para las socias; la fundación de una asociación de Empleadas de comer- cio, etc.

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El Apostolado de la Oración, bajo la dirección del R. P. Grregorio Martínez, S. J. está en floreciente esta- do, gracias a las reuniones mensuales de celadoras y del consejo, en las que se tratan los asuntos de la Asocia- ción. Con general aceptación el R. P. Director ha veni- do dictando una serie de conferencias apologéticas con crecida asistencia de socias, no obstante lo apartado del local.

Los Padres de este Colegio desempeñan asimismo numerosos ministerios espirituales, asistiendo a los en- fermos, a los reos de la cárcel, hospital, etc. Fructuosas misiones se han dado con frecuencia en los diversos ba- rrios de la ciudad, y en los pueblos vecinos, con notable aprovechamiento de sus moradores.

Otra obra de importancia es la obra de los Ejerci- cios Espirituales tan recomendada por la Iglesia. Mere- cen recordarse los Ejercicios dados al Clero, a caballe- ros y jóvenes, obreros, etc.

En cuanto a la enseñanza religiosa, los novicios y estudiantes del Colegio realizan los días festivos una hermosa labor catequística en los diversos centros esta- blecidos en puntos ya céntricos ya apartados de la ciu- dad. Con frecuencia hay concentraciones y comuniones generales.

Asimismo se propaga con intensidad la obra de la consagración de las casas al Sdo. Corazón. Esta obra ha dado muy buenos frutos.

A unos treinta asciende actualmente el número de los jovencitos que se educan en la Escuela Apostólica; y con los religiosos de la Comunidad (Novicios, Estu- diantes, Profesores, Hermanos Coadjutores y Padres), no dista ya mucho del centenar, el personal de toda la. Casa.

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Rectores del Colegio-Noviciado:

José Giné : 12 de Marzo, 1920. (Vice-Rector)

José López : 16 de Die. 1920. (Rector)

Ramón Angla : 5 de Feb. 1924. (Rector)

Carmelo Barone: 2 de Abril, 1928. (Rector)

Ignacio Molíns : l.o de Enero, 1934. (Vice-Rector)

José Casas: 24 de Junio, 1934. (Rector)

Chillán, Colegio del Sdo. Corazón, 15 de Agosto de 1935..

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MONASTERIO DE

LA PURISIMA CONCEPCION DE CHILLAN

Introducción

El Monasterio de la Purísima Concepción es el con- vento de Monjas más antiguo que cuenta la ciudad y con la característica de ser netamente chillanejo. El per- fume de sus virtudes monásticas ha embalsamado nues- tro ambiente por espacio de más de setenta años. Mere- ce, pues, figurar en esta reseña del centenario con ca- racteres especiales, de relieve y ¡Donderación. No se ha escrito aún la historia de esta santa casa; pero quere- mos acumular aquí, algunos de sus datos más revelantes a fin de contribuir así, a conservar los datos principalc-s que serán, indudablemente, una base para una historia más completa. La ciudad de Chillan debe mirar, a este jardín de vírgenes del Señor, como una familia privile- giada, que en la oración, en el estudio y en el trabajo, ofrecen a Dios el incienso puro y perfumado de sus mís- ticos desposorios con el Cordero Inmaculado.

Grande, fructífera y hermosa ha sido la vida de es-

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Cura Don Luis Felipe Contardo

Parroquia de San Vicente,. Chillán

(Dibujo de Eduardo Videla)

te monasterio de esposas del Señor; orgullo legítimo de la ciudad y perla preciosa de la vida fecunda y san- tificadora de la Iglesia será siempre el Monasterio de la Purísima de Chillán.

El Proyecto de Fundación

Germinó el proyecto de fundar una casa religiosa, en la que se hermanaran la oración y el estudio, en un escogido número de almas privilegiadas, quienes a pe- sar de vivir en el mundo, sentían la atracción por la vi- da del claustro. Figuran entre esas escogidas almas, las respetables Señoras de Chillán, Doña Nieves y Doña María Juana Gregoria Trizar Arrau. Pertenecientes ellas a las más distinguidas y piadosas familias fundadoras de la ciudad, en el solar que ocupa. Habían nacido en Chillán, eran hijas del caballero español Don José An- tonio Irizar y de Doña María Juana Arrau Santa Ma- ría, emparentada con distinguidas y antiguas familias de esta ciudad. Una de sus hermanas la Sra. Clara Arrau Santa María se unió en matrimonio con Don Ma- nuel Zañartu, de donde proceden Don Ramón, Don Ma- nuel y Don Miguel Arturo Zañartu, Las señoras Irizar fueron dirigidas en la concepción y realización del pro- yecto, de fundar un Monasterio, por los religiosos fran- ciscanos Pr. José María Sepúlveda y Fr. Felipe Reme- dí, ambos respetables y santos sacerdotes. Doña Nieves Irizar murió en 1859 de modo que no alcanzó a ver rea- lizado el proyecto que habían concebido con su hermana Doña María Juana Gregoria Irizar.

Bienes para la Fundación

Las hermanas Irizar, principales gestoras de la obra, poseían una cuantiosa fortuna, que lugo pondrían al servicio de la nueva fundación y que le asegurarían una

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vida para el futuro. Eran dueñas por herencia de sus padres de los fundos Chacayal de dos mil cuatrocientas cuadras, Flores de dos mil cuadras y de un pequeño fundo situado en la subdelegacin de Reloca, el único que posee el Monasterio en la actualidad. Como los sa- grados cánones y las Leyes del Patronato exigían antes de la fundación de una casa religiosa la congrua sus- tentación, la Sra. Irizar empezó por hacer la donación de su cuantiosa fortuna para la fundación. Fué así, como por escritura pública donó todos sus bienes a la pro- yectada fundación. Establece, en la escritura de cesión algunas condiciones, entre otras: el que sea recibida en el claustro, cuidar de su sostén en alimentos, habita- ción, vestuario, etc. y en la aplicación, después de su muerte, de cierto número de misas. Religiosamente se cumplieron todas esas condiciones y en la actualidad se cumple fielmente lo relativo a la aplicación de mi- sas, por el eterno descanso de su alma.

La ilustre Municipalidad de Chillán también con- tribuyó a la fundación del Monasterio, cediendo una manzana completa, en la nueva ciudad a dos cuadras de la plaza de armas al oriente, la misma que hoy día ocupa el Monasterio de la Purísima. Dicha cesión fué obra de la Sra. María Magdalena del Pilar Amunátegui que la gestionó.

Construcción de los edificios

La Señora María Irizar se encargó personalmente de la construcción de los edificios, mientras se hacían ante la curia diocesana y el Supremo Gobierno las ges- tiones necesarias, para la definitiva erección de est-a casa religiosa. Se cuenta que diariamente élla en per- sona inspeccionaba las obras, cuyos gastos se hicieron de su propio peculio.

Su santa hermana Nieves había muerto en 1859^

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constituyéndola heredera de todos sus bienes. Para lle- var a efecto la construcción del monasterio la Sra. Ma- ría vendió su fundo Flores a Don Agustín Méndez.

El Monasterio de la Purísima ocupó en sus comien- zos dos manzanas, una que fué donada por la Ilustre Municipalidad, a petición de la distinguida dama Seño- ra María Magdalena del Pilar Amunátegui y la otra que fué comprada en pública subasta por la Sra. Irizar.

En las viejas escrituras del convento encontramos una, en la que se adquiere uno de los sitios de dicha manzana, no resistimos al placer de copiarla, por lo ori- ginal :

*^En la ciudad de Chillán a sinco dias del mes de Octubre de mil ochocientos cuarenta y un años. Reuni- da la Junta de Almoneda con asistencia de los Señores Gobernador, Juez de primera instancia Don José Ma- ría Solar y administrador de fondos públicos mandó se pregonase un sitio con sincuenta varas do frente y se- tenta y cinco de fondo, situados en la cuarta manzana de esta ciudad nueva al Oriente de la Plaza principal y pregonando que fué, compareció Doña María Juana Irizar y ofreció sinco pesos y dos y medio reales al con- tado; y no habiendo ocurrido mas interesados se aper- sivió del remate y se dijo : y por que no hay quien puje, ni quien demás aprecivo de remate, a la una, a las dos, a las tres, que buena, que buena, que buena pro le haga a Doña María Juana Irizar el referido sitio en sinco pe- sas dos y medio reales que dará y pagará en la Tesore- ría de Fondos públicos ; con la condición de que se obli- ga afabricarlo y terminarlo dentro de cuatro meses contados desde esta fecha y caso contrario perderá su derecho y será vendido a otro, devolviéndosele lomis- mo que dió por el, y firma con dicha junta, deque doy fé. María Juana Irizar. Clemente Lantaño. José María Solar. José Antonio Contreras. Ante mi. José Liborio Ruiz. Escribano público'*.

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Siete señoras piden la Fundación del Monasterio

A fin de dar forma y realización, a la feliz idea de fundar en la ciudad de Chillán un Monasterio de Mon- jas, siete distinguidas damas de la localidad, se diri- gieron al limo. Sr. Obispo diocesano de Concepción, ba- jo cuya jurisdicción estaba Chilíán, para solicitarle au- torizara la nueva fundación.

Por decreto de fecha 23 de Noviembre de 1840 el obispo electo de Concepción Sr. Elizondo concedió la debida autorización eclesiástica y permitió que las so- licitantes pudieran ingresar a la nueva fundación.

Autorización del Supremo Gobierno

El Gobierno con fecha 20 de Abril de 1840 expidió el decreto correspondiente para la fundación del Con- vento de la Purísima de Chillán. Este documento no tie- ne otra importancia que la autorización del gobierno para los efectos civiles, pero contiene algunos errores canónicos de extralimitación de facultades de parte del gobierno, cosa, en ese tiempo muy común, por el dema- siado culto que se quería tributar al Patronato y a los privilegios de que antes gozaron los Reyes de España. Dice así:

"Santiago, 20 de Abril de 1840. En conformidad a la ley primera, título tercero, libro primero de Indias, se concede, por lo que respecta al Supremo Gobierno, la licencia que solicita Don Salvador Bustos a nombre de Doña María Magdalena del Pilar Amunátegui, para fundar un monasterio de monjas en la nueva ciudad de Chillán, con el título de Fransicanas observantes de la Purísima Concepción, debiendo sujetarse a las leyes y estatutos de la república y a la inmediata jurisdicción del ordinario eclesiástico; y haciendo constar previa- mente ante el intendente de la provincia tener los fon-

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dos necesarios para la fundación, sin que se reputen por tales las dotes de las religiosas, que deben restituirse a sus respectivas familias después de su muerte, según lo dispuesto por el Senado consulto del 27 de Noviem- bre de 1821. Se prohibe, a fin de evitar la imperfección de la ciudad, que el nuevo monasterio que ha de erigir- se se construya en las dos cuadras o manzanas conti- guas, debiendo ser precisamente en una sola: como así .mismo, que la elección de vicario y capellán de dicho monasterio recaiga en un regular, quienes no pue- den serlo por la ley 24, título 7.o de Indias. Se pre- viene, finalmente, que es innecesaria la confirmacióñ de su Santidad para la creación del monasterio expre- sado. Comuniqúese, anótese y devuélvase. Prieto. Manuel Montt. "

Autorización de la Santa Sade

El limo, señor Elizondo, en conformidad con los sagrados cánones, a pesar de las observaciones del de- creto anterior, acudió a la Santa Sede para la aproba- ción de la nueva congregación. En la petición del Sr. Obispo solicitaba de Roma la facultad para erigirlo ca- nónicamente, bajo la Regla de Santa Clara y con el tí- tulo de la Inmaculada Concepción de la Santísima Vir- gen. El 26 de Noviembre de 1852 el Sumo Pontífice ex- pidió el decreto solicitado. Dice así:

"En la audiencia efectuada por el Pro-Secretario ante el Santísimo Padre el día 26 de Noviembre de 1852, Su Santidad ha concedido benignamente al Obispo de la Santísima Concepción de Chile la facultad de erigir un Monasterio bajo el título antes mencionado y bajo la regla de Santa Clara aprobada por la Santa Sede, con profesión de votos simples, por ahora, y con clausura episcopal; se concede facultad al Arzobispo de Santia- go de Chile para que en el tiempo que a él le parezca

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conveniente y para los efectos de que se trata pueda el obispo solicitante llevar cuatro monjas de un Monasterio de Religiosas de dicha diócesis de Santiago, con las debidas cautelas. Además Su Santidad concede al obispo solicitante la facultad de hacer algunas mutaciones, se- gún se lo dicte su prudencia, cambiando en las Consti- tuciones a modo de experimento aquellas cosas que no sean sustanciales ; de cuyas inmutaciones ha de dar cuenta a la Sagrada Congregación y una vez estudia- das, se curso, si así nos parece. Además, cuando di- cho monasterio tenga ya las entradas suficientes, los convenientes departamentos, con su iglesia respectiva, la clausura y huerto y todos los demás requisitos exigidos por los sagrados cánones y haya un número suficiente de monjas el Obispo solicitante recurrirá a la S .C. y oídas las monjas, nos cuenta de todo lo anterior con el ob- jeto de obtener la aprobación canónica en lo que se re- fiere a la emisión de votos solemnes y a la clausura pa- pal. — No habiendo nada en contrario ... a 26 de No- viembre de 1852.— ''

En virtud, pues, de este rescripto correspondía al obispo de Concepción la facultad de erigir canónica- mente el Monasterio de la Purísima Concepción.

El limo, señor Salas eri^e el Monasterio

Muerto el limo. Sr. Elizondo correspondía al limo. Sr. Salas la erección canónica. Antes de hacerlo se di- rigió a la Santa Sede para pedir las facultades al res- pecto y, en especial, para establecerlo conforme a las reglas de las Religiosas de la Purísima fundadas en Portugal, por la Beata Beatriz de Silva y aprobadas por Su Santidad Julio II.

La Congregación de Obispos y Regulares con fecha 27 de Julio de 1857 concedió al obispo de Concepción la facultad de erigirlo definitivamente.

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El Sr Arzobispado de Santiago, en conformidad a la facultad que le concedía Su Santidad en el rescripto de 1852 concedió que cuatro religiosas del Monasterio de Santa Clara de la Victoria se trasladaran a Chillán, en calidad de fundadoras. Correspondió al Sr. Ariste- gui, gobernador del arzobispado en ese entonces, dar el decreto el día 8 de Noviembre de 1859. En el mismo de- creto se designaba como capellán al Pbro. Don José Ma- ría Ramírez, para que acompañara a las religiosas a la ciudad de Chillán. Llegaron a ésta el día 27 de Noviem- bre del mismo año y el l.o de Diciembre se hizo la so- lemne instalación del nuevo monasterio, en el sitio que actualmente ocupa. La Sra. Irizar lo había preparado todo, casa e iglesia. Hizo el limo. Sr. Salas la erección canónica del Monasterio de la Purísima Concepción, lle- nando así, un vivo deseo, tan acariciado por las distin- guidas damas fundadoras desde el año 41.

Acta de la Fundación

Damos a continuación el acta quo se levantó el día de la solemne erección del nuevo monasterio. Dice así:

^'En la ciudad de San Bartolomé de Chillán, a l.o de Diciembre de 1859. Con asistencia del señor Inten- dente de esta Provincia, coronel de ejército don José Manuel Pinto, y muy ilustre municipalidad de este de- partamento, el limo, señor obispo de esta diócesis, para dar gracias al Altísimo por la instalación en esta ciu- dad del monasterio de las religiosas de la Purísima e Inmaculada Concepción de la Santísima Virgen María, celebró misa solemne de pontifical en la iglesia del con- vento de religiosos recoletos Franciscanos de Propagan- da Fidei de esta misma ciudad, predicó un sermón aná- logo al objeto de la fundación religiosa y concluida la misa el mismo limo, señor obispo, después de haberse cantado el Te Deum, en acción de gracias, con el men-

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eionado intendente, muy ilustre municipalidad, comuni- dad franciscana, sacerdotes del clero secular, y nume- roso concurso de este vecindario se dirigió a la iglesia del citado monasterio, llevando en procesión la imagen de la Purísima Concepción, en pos de la cual marcha- ban las religiosas de la comunidad de Santa Clara de la Victoria: abadesa, Sor Manuela de la Cruz Infanta; Sor Concepción de San Rafael Infanta, Sor María de la Madre de Dios Concha y Sor Mercedes de Santa Ge- ruris Guzmán, todas venidas de la capital de la repú- blica para fundar e instalar el citado Monasterio de la Inmaculada Concepción en esta ciudad y las mismas re- cibieron en la misa solemne la comunión de mano del limo, señor obispo, con excepción de la primera, que no lo hizo por la hora avanzada y por su odad. Acom- pañaban igualmente a las mencionadas religiosas la se- ñora constructora y dotadora del mencionado monaste- rio, doña María Juana Gregoria Irizar. Llegada la pro- cesión a la iglesia del convento e introducidas las fun- dadoras religiosas en la clausura, el limo, señor obispo, en la reja del coro de la iglesia, entregó a la citada aba- desa la regla modificada, conforme a la cual debía regir- se y gobernarse el nuevo monasterio, exhortando a la misma reverenda madre y demás religiosas fundadoras a la puntual observancia de los estatutos monásticos, al valor y constancia para llevar en aledante la obra comenzada a la fe viva en la divina providencia, para vencer los obstáculos y dificultades con que pudiera tropezar su realización. Concluida esta exhortación Su Señoría lima, declaró instalado el antedicho monaste- rio con arreglo a las leyes canónicas y civiles vigentes en la república. Y para constancia de todo se levantó la pre- sente acta, que firmaron los infrascritos concurrentes. José Hipólito, Obispo de la Concepción. José Manuel Pinto, intendente de la provincia. Gonzalo Gazmuri, primer alcalde. Francisco Contreras, 2.o alcalde.

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José Miguel Mieres, municipal. Manuel Jara, munici- pal. — Lorenzo Villarroel, regidor. Manuel M. Pal- ma, regidor. Andrés Sanhueza, juez de letras. Fr. José M. Salvo, guardián del Colegio de Misioneros. Fr. José María Castro, prior. José María Rodríguez, cura de Chillán. Maximiliano Agurto, cura de San Carlos. José María Ramírez, capellán y prelado de las fundadoras. Pelegi'ín Martín, síndico. Fernan- do 2. do Cuitiño, capellán. Raimundo Silva. Agus- tín Barros. Fernando Cuitiño, coronel de ejército. Antonio Lastarria. José María Solano. Fr. Victo- riano Palavicino, rector del Convento San Francisco".

Constituciones que rigen al Monastario

Según lo dejamos anotado más arriba el obispo Eli- zondo fué el primer prelado de la diócesis de Concep- ción que solicitó de la Santa Sede la facultad de erigir canónicamente en la ciudad de Chillán un Monasterio- de Monjas, **bajo la Regla de Santa Clara y con el tí- tulo de la Inmaculada Concepción de la Santísima Vir> gen." A causa del fallecimiento del Sr. Elizondo no se erigió el monasterio en esas condiciones ; correspondió al obispo Salas, de la misma diócesis, realizarlo, pera bajo la Regla de las Religiosas de la Purísima Concep-^ ción, aprobada el 17 de Septiembre de 1511 por Ju- lio II, con algunas variaciones no sust-anciales, confor- me a la autorización de la Santa Sede al limo. Sr. Sa- las. La Sagrada Congregación de Obispos y Regulares- tomó nota de la petición del Sr. Salas y lo autorizó en el decreto del 12 de Septiembre de 1863. Después de haber hecho el Sr. Salas el estudio y la acomodación correspondiente sancionó la Regla para el Monasterio de la Purísima de Chillán el 29 de Octubre do 1864.

Por lo tanto, la Regla que rige al Monasterio de la Purísima Concepción de esta ciudad es la misma de las

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Ileligiosas de la Purísima Concepción aprobadas por Ju- lio II y fundadas en el Portugal por la Beata Beatriz de Silva. Hoy día esas Reglas han sido acomodadas -al nuevo Código por los Presbíteros, Sres. Miguel An- gel Alvear, secretario que fué del obispado de Concep- ción y el Sr. Nicolás Marín de Negueruela, que fué un tiempo capellán del Monasterio de Chillán.

Una de las Obligaciones principales

El limo. Sr. Salas, quiso que una de las obligacio- Tics principales del nuevo monasterio fuera la de la en- señanza. Y así dice en el Cap. XV. ''Es obligación de las religiosas de este monasterio dedicarse a la enseñan- za de las niñas que deben dedicarse en el colegio que se establecerá en el modo y forma que el prelado de la diócesis, oyendo antes el informe de la abadesa y su dis- cretorio, dispusiere'*.

''A ninguna religiosa que fuere nombrada para ejercer el ministerio de la enseñanza o de otros oficios del colegio, le será lícito excusarse de admitirlos, sin faltar a la obediencia". ''Un reglamento particular, dictado por el ordinario diocesano determinará las ma- terias que deben enseñarse en el colegio de niñas, una vez que se haya establecido".

El Sr. Salas, como todos los obispos que le han sucedido en la diócesis de Concepción, Monseñor Labar- ca. Izquierdo y Fuenzalida, han recomendado en sus co- municaciones, la obra de la educación y han bendecido con su aprobación las obras materiales que se han rea- lizado con tal hermoso fin.

El Colegio y la Escuela de la Purísima

Conforme a los deseos del prelado fundador y de los demás obispos de Concepción y Chillán, las reli-

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giosas de la Purísima han cumplido fiel y entusiasta- mente con este fin. La Escuela de la Purísima fué fun- dada el año de 1867, es la más antigua de la ciudad, las familias más distinguidas recibieron en esa escuela su educación. En 1875 correspondió a la R. Madre Adelai- da de San Luis Gonzaga separar la escuela del cole- gio, que hoy día funciona con el nombre de Colegio de la Purísima. Gracias al poderoso impulso que le han da- do sus directoras: R. M. Clara Fernández, María del Perpetuo Socorro Salas, Adelaida de San Luis Gonza- ga, Mercedes Valdés y María Rosa Valdés, hoy el cole- gio cuenta con cerca de trescientas alumnas, con cursos completos de humanidades y preparatorias y con esco- gido cuerpo de profesores. Las religiosas de la Purísi- ma han cumplido, pues, ampliamente con uno de sus principales fines y han dado a Dios N. S. una inmensa gloria.

Las religiosas fundadoras

Volvamos a los comienzos de la obra para contem- plar las virtudes de las santas fundadoras de este mo- nasterio de vírgenes del Señor. Cuatro fueron Jas reli- giosas que vinieron de la capital, del Monasterio de la Yictoria. Sor Manuela de la Cruz Infanta, que fué la primera superiora de la casa, nombrada en el momento de la fundación por el limo. Sr. Salas. Sor Concepción de San Rafael Infanta, que fué la primera Vicaria y lla- mada más tade a suceder a Sor Manuela en el gobierno de la naciente comunidad. Sor María de la Madre de Dios Concha y Sor Mercedes de Santa Gertrudis Guz- mán, las que terminados los diez años que se habían comprometido para dejar establecido el convento de Chillán regresaron a la capital a su antigua casa de las Claras de la Victoria de Santago. A esas santas y ve- nerables religiosas se debe el espíritu de austeridad que

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reina en la observancia de las regias y constituciones de la congregación. Supieron imprimir en esta casa el sello divino de las obras de Dios, con su austeridad y santidad.

Párrafo aparte, merece la primera superiora o aba- desa de esta santa casa.

Sor Manuela de la Cruz Infanta

Santa y edificante religiosa de las monjas Claras de Santiago, que, obedeciendo a la voz de Dios, manifes- tado por sus superiores, se hizo cargo de la expedición de religiosas que el 27 de Noviembre de 1859, llegó a la ciudad de Chillán para iniciar la fundación del Mo- nasterio de la Purísima. La primera superiora o abade- sa de esta casa, fué nombrada por el limo. Sr. Salas el 1.0 de Diciembre de 1859 y el 4 de Mayo de 1841 fué el Señor servido de llevarla a su santo reino. Toda su vida la consagró a Dios N. S. ''fué religiosa observante y se señaló particularmente en las virtudes de la cari- dad y de celo por la salvación de las almas, procuran- do practicarlas como podía, según su estado, y este de- seo fué lo que la hizo emprender un viaje tan penosa para venir a esta fundación.

La camunidad ha conservado fielmente el recuerdo de sus virtudes, procurando guardar, hasta el presente,, las tradiciones de austeridad que su santa fundadora les legara.

Sor María Ana de la Purísima Concepción Irizar

Sor María Ana de la Purísima Concepción Irizar, en el mundo María Juana Gregoria Irizar, fué la verda- dera fundadora del Monasterio de la Purísima. Ella fué la gestora principal, ante la autoridad eclesiástica; la que legó toda su cuantiosa fortuna en beneficio de

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la nueva fundación; la que con sus propias manos, se puede decir, levantó el edificio e iglesia; la primera que en calidad de novicia ingresó a la santa casa y la se- gunda que Dios N. S. llamó a su santo reino, después de la fundación. Así dicen las crónicas que se conser- van: ''Ella fué quien edificó este monasterio a sus ex- pensas. Tomó el hábito el ocho de Diciembre de 1859, año en que se fundó ; pero, a causa de su avanzada edad y enfermedades no pudo profesar sino solo en artículo de muerte, dispensada por el limo. Sr. Salas. Las vir- tudes en que particularmente se señaló fueron la pobre- za y mortificación. Murió de setenta y siete años, el 19 de Diciembre de 1867.

Sor Carmen de Jesús Lagos

Merece una mención especial la vida edificante de Sor Carmen de Jesús Lagos, en el siglo Ninfa Lagos, que en el perfume de sus extraordinarias virtudes em- balsamó el clansTít) del convento de la Purísima. Llama- da, por Dios, a la vida relií^iosa desde los primeros años de su preciosa existencia, se cuenta que ella y una pa- riente próxima dormían en una misma pieza, de repen- te, la compañera do Ninfa despertó sobresaltada y llo- rando inconsolable. ¿Qué había sucedido? La compa- ñera había tenido un sueño, en el que vió que las dos compañeras plantaban cada una un naranjo, mientras que el de Ninfa crecía frondoso y se perfumaba de fra- gantes flores, el otro se secaba. Era como un anuncio de lo que sería en el futuro. En el claustro ''fué una reli- giosa observante y ejemplar y su atractivo era la vida de oración y de recogimiento. Su único deseo era per- manecer siempre delante del Santísimo Sacramento, lle- gando a veces a pasar noches enteras y los m.omentos que le quedaban libres de sus ocupaciones '\

Fué prima hermana del General Pedro Lagos, per-

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tenecieiite a una de las familias más distinguidas de la ciudad. Desde el mundo tuvo fama de santidad y esa fama aumentó más, naturalmente, en el claustro, con una vida de oración y recogimiento. Tenía una unión constante con Dios Nuesto Señor, en la oración y con- sideración del augusto misterio de la Eucaristía.

De esta religiosa se cuenta que, habiendo tenido el cura de Chillán, Pbro. Don Vicente Las Casas una gra- vísima enfermedad, en la que los médicos perdieron to- da esperanza. Sor Carmen Lagos ofreció a N. S. su vi- da por la del Sr. Cura, y en efecto, falleció poco des- pués, durmiéndose en el Señor, el 19 de Julio de 1894. El ejemplo de sus virtudes se conserva intacto hasta el día de hoy y Dios quiera que tenga siempre muchas imitadoras.

Muchas son las santas religiosas que desde la fun- dación hasta el presente han pasado por sus claustros silenciosos y santificados por las más extraordinarias virtudes, en especial, la pureza, la caridad y el espíritu de oración y mortificación.

Tr. otra realizada

La obra realizada por las religiosas de la Purísima en la ciudad de Chillán, en este primer centenario, es una perla más, que se engarza a la corona de esta ma- trona, la ciudad de San Bartolomé de Chillán. En esta vida religiosa, la práctica de las más austeras virtudes ,* en el traabjo, la educación de miles de niñas, tanto en la escuela como en el colegio; en la sociedad, la influen- cia bienhechora de una congregación en la que las vir- tudes perfuman el ambiente; en la iglesia de Dios, una nueva raza de vírgenes del Señor, que ofreciendo al Cordero inmaculado su vida, constituyen un nuevo jar- dín de pureza y santidad.

Bien han cumplido su misión las religiosas de la

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Purísima y han merecido ya, las bendiciones de Dios; como el reconocimiento de esta ciudad que en ellas ve- nera a las Hijas escogidas del Señor.

Lista de Superioras.

Cerraremos esta ligera reseña con la lista de las su- perioras que ha tenido esta casa de Chillán, desde su fundación hasta nuestros días.

R. M. Sor Concepción de San Rafael Infanta ; Sor Mercedes de Santa Gertrudis Guzmán; Sor Concepción Infanta; Sor Rosa Méndez; Sor Adelaida de San LuÍ3 Gonzaga (que vive en la actualidad) ; Sor Rosa Méndez;: Sor Teresa Castro ; Sor Adelaida de San Luis Gonzaga ; Sor Ana Rosa Manríquez; Sor María del Perpetuo So- corro Salas; Sor Ana Rosa Manríquez; Sor Adelaida de San Luis Gonzaga ; Sor María del Perpetuo Socorro p. Sor María Rosa Valdés, que es la superiora en la ac- tualidad. En otra ocasión nos reservaremos hablar de- las virtudes de Sor María del Perpetuo Socorro Salas,, fallecida santamente en Septiembre del año pasado.

Resumeit

Para gloria de Dios y salvación de las almas, vive- con vida próspera el Convento de la Purísima de Chi- llán, cuyos destinos en la vida ciudadana de esta ciu- dad están íntimamente ligados a la suerte de Chillán.. Quiera Dios seguir bendiciendo esta obra para bien de- las almas y de la ciudad de Chillán.

Chillán, 17 de Agosto de 1935.,

Arturo Alvarez Silva

Capellán del Monasterio.

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MONASTERIOS Y

CASAS DE RELIGIOSAS DE MUJERES

Introducción

Vamos a consignar aquí en un corto resumen la historia de los monasterios y casas religiosas de muje- res, establecidos en la ciudad de San Bartolomé de Clii- llán en los cien años que van corridos desde 1835 a 1935.

No pretendemos hacer una historia completa, pues no tenemos a la mano los documentos que serían indis- pensables para una obra de tal aliento ; pero nos con- formaremos con reunir los datos más importantes so bre las fundaciones de cada uno de ellos.

El perfume de las virtudes que han germinado en las casas religiosas y monasterios; las obras de caridad que ellas han realizado en la centuria: el hondo afecto que se han conquistado en los habitantes de la ciudad y sus alrededores ; y el respeto, lleno de profunda ad- miración, que en todo momento, se han conquistado Uis vírgenes del Señor en la ciudad de Chillán, es para la

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SARGENTO ALDEA

Nació en Chillán, en 1852. Héroe de Iquique que siguió a Prat en el abordaje del Huáscar.

Casa donde nació Arturo Prat en el Fundo San Agustín de Puñoal.

Cura Don Vicente A. Las Casas

diócesis, para la iglesia y para los católicos, un legíti- mo orgullo y una solemne y constante apología de la vitalidad y santidad de la Iglesia.

Pedimos a las religiosas que nos perdonen lo des- aliñado do la narración, esperando que nos encomien- den en sus oraciones para que, si Dios lo quiere, pueda alguien más tarde iniciar la empresa de escribir una historia detallada del origen de cada una de las casas religiosas de mujeres con que cuenta nuestra ciudad.

CASA CORRECCIONAL DE MUJERES DEL BUEN

PASTOR

La fundación

En la historia de las fundaciones del Buen Pastor, figura la de Chillán después de la de Los Angeles, rea- lizada el año de 1883.

El alma de esta fundación fué indudablemente el Pbro. Don Vicente A. Las Casas, que movido de ese ce- lo por la gloria de Dios y la salvación de las almas, que le era característico, solicitó esta fundación a fines de 1883, de la Rda. Madre Provincial María San Agustín de Jesús Flemández Concha. Aunque no contaba con todos los medios que exige una fundación, fué acepta- da la petición por la Rda. Madre, en atención a las po- derosas razones que se exponían. El Sr. Vicario Capi- tular de la Diócesis de Concepción, a quien se pidió la autorización canónica, no se creyó facultado para ello y consultó a la Sagrada Congregación de Obispos y Re- gulares, congregación que contestó con fecha* 23 de Oc- tubre de 1884, declarando que el Sr. Vicario Capitular tenía facultades suficientes para hacerlo. Y así fué co- mo el 4 de Junio de 1884, el Sr. Cruz expidió el decreto correspondiente.

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Decreto de erección

Concepción, Junio 4 de 1884.

''Con esta fecha he decretado lo que sigue: ''Aten- diendo a la solicitud anterior, y visto el expediente que precede por el cual consta que el presbítero Don An- tonio José Quezada y Don Diego José Bórquez han ce- dido al presbítero Don Vicente A. Las Casas una cua- dra de terreno, situada en la ciudad de Chillán, con el fin de que se establezca, en la misma ciudad, una casa del Buen Pastor, y constándonos que el dicho presbíte- ro Don Vicente A. Las Casas está dispuesto a ceder con el mismo fin, a la Congregación del Buen Pastor, tan- to la cuadra por él donada, como otra que a continua- ción de la anterior, él ha adquirido. Considerando : l.o que el establecimiento de la Congregación del Buen Pastor será muy útil a los fieles de la ciudad de Chi- llán y aún a otras ciudadei: y pueblos vecinos ; 2. o que no existe en toda la provincia de Ñuble ningún estable- cimiento religioso que se proponga el mismo fin que- tiene en vista la Congregación del Buen Pastor: es a. saber, la conversión y perseverancia de las mujeres pe- cadoras, la preservación de las inocentes, juntamente con la buena educación de las niñas ; 3. o que en la dona- ción de que se ha hecho mérito y con otras oblaciones,, que nos consta que han sido ya hechas con el mismo- fin, hay la suficiente base para comenzar el edificio^ y parece seguro que, con el favor de Dios, habrá tam- l3Íén lo necesario para concluirlo; 4. o que por las mis- mas consideraciones anteriores y atendiendo a la po- blación de las provincias del Ñuble y la piedad de su& habitantes, las religiosas que habiten la casa que se de- sea fundar en Chillári y las personas que allí asistan,, tendrán, como es de esperarlo, los medios necesarios, para su subsistencia. Por estas razones, y en virtud de.-

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la jurisdicción ordinaria que nos corresponde como Vi- cario Capitular de esta Diócesis de Concepción, y te- niendo en cuenta la declaración expedida por la Sagra- da Congregación de Obispos y Regulares, a la que con- sultamos, y que ha sido comunicada de Roma con fe- cha 23 de Febrero de 1884, en la cual se nos reconoce el derecho de aprobar el establecimiento de esta y otras congregaciones religiosas en esta diócesis, prestamos nuestra plena aprobación y beneplácito para que la Congregación de Religiosas del Buen Pastor de An- gérs, cuya casa provincial existe en Santiago de Chile, puedan establecerse y se establezcan a perpetuidad, en la ciudad de Chillán, capital de la provincia de Nuble, para que abran una casa religiosa que se rija por las reglas y constituciones de dicha Congregación, y gocen de todos los privilegios legales y canónicos que, como a congregación religiosa legal y canónicamente estable- cida, le corresponde.

Aceptamos también y conformamos por nuestra parte los nombramientos hechos en Sor María de Santa Inés Soto, para superiora de la nueva casa ; en Sor Ma- ría de la Inmaculada Concepción \^alenzuela, para Asis- tente; y en las demás Religiosas que se expresan, para conventuales. Así lo otorgamos y firmamos con la fe- cha arriba indicada. Transcríbase. Lo que comunico a Y. R. para su conocimiento y fines consiguientes. Dios guarde a V. R. Domingo B. Cruz. Vicario Capitular. A la Rda. Madre Provineiala de ios Monasterios del Buen Pastor.

Medios para la fundación

Aunque los medios para la fundación no eran abun- dantes ; sin embargo, el Pbro. Sr. Las Casas no se arredró. Obtuvo del presbítero Don Antonio Quezada y del dis- tinguido caballero Don Diego S. Bórquez que cedieran

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para la obra proyectada la manzana que actualmente ocupa la casa, en la suma de $ 900. ; pero como se es- timaba insuficiente una sola cuadra, el Sr. Las Casas compró al Sr. Quezada la otra manzana que está más al sur, en la misma suma de $ 900. .A fin de pagar la suma total de las compras, el Sr. Las Casas solicitó la ayuda generosa de sus amigos de Santiago : Kdo. Padre Maillard, de la Congregación de la Misión; Don Pedro y Don Domingo Fernández Concha, Don Maximiliano Errázuriz, Don Luis Peieira, Don Ciríaco Valenzuela, Doña Carmen Lantaño y otros.

Personal de la fundación

Correspondió a la Rvda. Madre General, María de San Pedro Coudenhove, residente en Angers, el nombra- miento del primer contingente que se establecería en Chillán, el 16 de Febrero de 1884, y fueron: Sor María de Santa Inés Soto, superiora ; Sor María de la Concep- ción Valenzuela, Sor María de los Angeles Gatica, Sor María de la Inmaculada Concepción Caso, Sor María de Santa Mónica Bolívar, Sor María de Santa Marta Flores, y Sor María de San Marcos Pozo.

Las Religiosas del Sagrado Corazón cooperan

Mientras se hacían las construcciones del caso, las religiosas del Buen Pastor, presididas por la Rvda. Ma- dre Provincial y la Madre María Rosa de Jesús Carrera Pinto, se hospedaron en la casa de las religiosas del Sa- grado Corazón, que estarán establecidas en la Avenida 0,Higgins, donde tenían un internado se Señoritas. El día 7 de Junio ya pudieron establecerse provisoriamen- te en la nueva casa.

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La primera misa que se celebró

El día 8 de Junio, domingo, se celebró en la casa del Buen Pastor, la primera misa por el presbítero D. Fer- nando Cuitiño. Es de suponer la emoción que experi- mentarían las fundadoras al verse ya en esta casa que con los años había de producir tan preciosos frutos de conversión y de santida 1. El día 13, fiesta de Corpus, se reserv^ó la Eucaristía y se hizo con toda solemnidad la octava del Santísimo Sacramento. Pero la inaugura- ción oficial no se hizo hasta el día 20, como lo había dispuesto el Sr. Vicario Capitular.

Inauguración de la casa oficialmente

El día 20 de Junio, día del Sagrado Corazón, será para siempre inolvidable en la casa del Buen Pastor de Chillán. La fiesta religiosa se hizo en la Iglesia Matriz en atención al enorme concurso de fieles que había de asistir.

Las religiosas fueron recibidas a la entrada de la iglesia por el Sr. Cura Pbro. Don Vicente A. Las Casas y colocadas en un lugar preferente que se les había pre- parado para ellas y para las distinguidas damas que las acompañaban. Durante la misa se ejecutaron hermosos cánticos y el Sr. Las Casas pronunció el sermón de es- tilo, sobre la devoción al Sagrado Corazón, la importan- cia de la obra del Buen Pastor para la ciudad y sobre el fundador de la Congregación, hoy día San Eudes. Terminada la misa, se organizó la solemne procesión ha- cia la casa del Buen Pastor. Un concurso inmenso acom- pañó. Se llevó en procesión, después del Te Deum que se entonó al terminar la misa, la imagen del Sagrado Corazón, para colocarla en la nueva casa, en señal de bendición y protección de la obra que se iniciaba.

Asistieron a la inauguración, religiosos francisca-

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nos, dominicos y lazaristas, sacerdotes del clero secular y un ^ran concurso de fieles.

Primeras vicisitudes

Todas las obras de Dios tienen sus pruebas y la del Buen Pastor de Chillán, no podía estar ajena a esa ley. La estrechez del local y la suma pobreza para su sostenimiento, fueron las primeras vicisitudes con que contaron las santas fundadoras. El vecindario, a pesar del entusiasmo que había manifestado en la inaugura- ción, no correspondió como se esperaba, las limosnas eran insignificantes y hubo necesidad de que las otras casas de religiosas de Chile, las ayudaran. Pero el con- tratiempo mayor fué la estrechez del local. Las asila- das aumentaban cada día, el 27 de Junio eran solo 20; pero muy luego llegaron a 50. ¿Qué hacer? El Sr. Las Casas solicitó del Sr. Intendente, Don Leoncio Tagle, que le vendiera la Junta de Beneficencia un local con- tiguo y que había sido destinado antes a Lazareto. Des- pués de muchas gestiones se obtuvo, por el precio de $ 3,000. Pero en 1885, se repitió en Chillán la peste de viruelas, y la Junta de Beneficencia, en ausencia del Sr. Intendente, exigió a las i eligiosas la entrega de una par- te de la casa. Durante cuatro meses pasaron las religio- sas en continuo sobresalto, y en efecto, la peste conta- gió a algunas de las asiladas y dos de ellas murieron. Gracias a la intervención del Presidente de la Repúbli- ca, Don Domingo Santa IMaría, que ordeno al intenden- te que desalojaran el local y llevaran los pestosos a otra parte, gracias a esta medida y a las fervorosas ora- ciones y rogativas de las religiosas y asiladas, el mal se alejó.

Se establece la sección de las presas

Mediante las gestiones del Sr. Las Casas ant3 el

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Ministro de Justicia, Sr. José I. Vergara, obtuvo del Supremo Gobierno que las mujeres que caían a la cár- cel pública, pasaran a una sección que con tal objeto fundarían las religiosas, a fin de ser atendidas mejor en su regeneración moral. Desde 1885 funciona en esta casa la sección de presas, se le destinó por el respectivo ministerio de justicia la suma de $ 1,000, como subven- ción; subió a $ 2,000 y en 1894 a razón de diez y ocho centavos diarios por presa.

Los ejercicios espirituales

La Casas del Buen Pastor prestó a la ciudad incal- culables beneficios, entre otros, preparó el local para corridas de ejercicios. Se cuenta que el 6 de Octubre de 1885, se dió una numerosa corrida de 600 mujeres. Fue- ron predicados estos ejercicios por el Sr. Cura, R. P. Soto, Dominico, y R. P. Gatica. Los frutos fueron abun- dantes. Así durante muchos años se continuó con esta obra, gracias a la eficaz cooperación de las religiosas del Buen Pastor. * 'Notables, dicen las crónicas de la congregación, fueron las Misiones para el pueblo, de- nominadas ejercicios, que se continuaron predicando por este tiempo (1892) en Chillán". Fué este el período glorias de los ejercicios, período en el que varias veces al año, en este, como en otros locales, el celoso cura pá- rroco, Sr. Las Casas, reunía a los obreros, a los pobres y a los ricos, para estudiar en el retiro el grave proble- ma de la eternidad. Nunca se agradecerá lo bastante la cooperación que la casa del Buen Pastor ha aportado al desarrollo de los ejercicios. Dios premiará a esta casa por esta obra de tanta gloria divina.

La construcción de edificios

Desde 1884 no se descansó un momento para habi-

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litar cada día mejor la casa del Buen Pastor de Chi- llán. Pero solo en 1904 se pudo inaugurar la nueva ca- pilla, que en el terremoto de 1906 y después en 1928 su- frió serios desperfectos.

¿Cómo se mantiene la casa?

El sostenimiento de ella es obra exclusiva de la divina providencia. Los pobres y las familias cariti"' vas que comprenden la obra de regeneración, de salva- ción y educación que realizan las religiosas, son las úni- cas que, con sus limosnas, la sostienen, para dar alimen- to y vestuario a una enorme población que crece prodi- giosamente cada día.

Así en 1892 eran 6 religiosas de coro, 6 de velo blanco, 5 torneras, 80 niñas de preservación, 80 peniten- tes y 20 presas ; en 1905, 9 religiosas de coro, 7 de velo blanco, 6 torneras, 70 preservadas, 106 penitentes y 40 presas, y en 1935, 7 religiosas de coro, 7 de velo blan- co, 2 torneras, 100 preservadas, 80 penitentes y 40 pre- sas. Para alimentar a toda esa gente, han de vivir de la ingeniosa caridad, pues el gobierno las ayuda en for- ma insignificante.

''Una gran fuente de medios, dicen las crónicas, han sido los pobres. Los pobres del Mercado y del Pue- blo Viejo".

Frutos de bendición

En los 51 años que lleva de existencia la Casa del Buen Pastor de Chillán, ha producido preciosos frutos de bendición, en sus tres secciones: preservadas, peni- tentes y presas. Hasta 1923 hemos podido tener la es- tadística de los frutos de conversión: conversión de 10 arrepentidas que han pasado a la sección de Magdale- nas, donde se consagran a Dios por la penitencia y la

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oración; cien de las prisioneras que han pasado a la sección de las arrepentidas, una vez cumplido el tiem- po de su detención, preservando en esta vida de traba- jo y privaciones; cincuenta matrimonios se han efectua- do, restableciendo el orden en cincuenta hogares de pri- sioneras.

''Desde la fundación de la casa hasta 1923 ingre- saron 7,042 en la sección de arrepentidas, 5,026 en la sección de preservación, 3,035 en las prisioneras. En to- tal: 15,153."

Contar, pues, las almas que han subido al cielo,, gracias a la obra de las religiosas de esta santa casa, sería tarea difícil; sólo sabemos que el Señor la ha ben- decido, a pesar de las pruebas que ha tenido que sopor- tar; y hoy día, con sus tres secciones, con sus 250 asi- ladas con una sabiíj, y prudente dirección, de parte de la R. Madre Sor María Virginia Silva, sigue la Casa del Buen Pastor desarrollando su obra, contando siempre con la ayuda de Dios y el cariño de los chillanenses que ven en esta obra la mano misma de Dios.

MONJAS FRANCESAS DE LA PROVIDENCIA DE GRENOBLE

Suceden a las del Sagrado Corazón

''Para comprender el origen de esta fundación, di- cen las crónicas de la casa de Chillán, es preciso dar una mirada hacia el pasado." Las religiosas del Sagrado Co- razón, establecidas en Chillán desde 1874, tenían orden de dejar la casa de esta ciudad. La razón era porque el fin principal para que se habían establecido en ésta, ya no existía : habían venido para regentar una Escuela Nor-

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mal de maestras. Pero el gobierno, habiéndoles quitado el monopolio de dicha enseñanza, y habiendo en otras partes necesidades más urgentes, decidieron, primero la supresión de la Escuela Normal, y más tarde, en 1907, la supresión del Internado de Señoritas, que sostuvie- ron durante largos años. Contribuyó también a levan- tar la casa del Sagrado Corazón de Chillán, el incendio que destruyó la casa de Talca y la orden que la supe- riora recibió de ir a aquella ciudad para reedificar colegio destruido. A pesar de las reiteradas peticiones del Sr. Cura Don Vicente Las Casas, las religiosas en- tregaron la casa a fines de 1907. Fué así, como las reli- giosas de la Providencia de Grenoble, accediendo a los ruegos del piadoso cura, aceptaron fundar en ésta una 'Casa.

Be establece en ésta la casa

A fin de acceder a las reiteradas peticionéis del Sr. Cura que veía la necesidad de que las niñas de la socie- dad de Chillán tuvieran una educación esmerada y cris- tiana, que las apartara del veneno del modernismo y de la moda, el Sr. Izquierdo, de acuerdo con el Sr. Las Ca- sas, se dirigió a la Congregación pidiendo que se hicie- ran cargo del colegio, que pronto dejarían las Madres del Sagrado Corazón. La casa que ellas ocupaban era preciso adquirirla y a la congregación de la Providen- cia de Grenoble le era imposible, pues se estimaba en unos $ 500,000, y está situada en las afueras de la ciudad. Si bien es cierto, que gozaba de buen aire; pero la dis- tancia del centro era una dificultad insubsanable para un numeroso externado. En fin, todo se arregló : el obis- pado adquirió esa casa y se buscó, en el centro de la población, otra con buen número de piezas para insta- lar el externado de señoritas. La Reverenda Madre San León respondió aceptando la fundación.

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Además de las razones manifestadas por el Sr. Cu- ra, la Madre San León tuvo en cuenta la posibilidad de establecer en Chillán el noviciado que estaba entonces en Parral, ciudad de menos importancia. Felizmente, ese mismo año la Reverenda Madre San León hizo su visita a Chile y después de estudiar el asunto con la Madre María Teresa, se resolvió favorablemente en de- finitiva.

Llegan las primeras religiosas

Efectivamente, el 13 de Marzo de 1908 se pusieron en marcha las primeras religiosas que se harían cargo de la fundación en esta ciudad. La Madre María Tere- sa se hizo acompañar de las cuatro primeras fundado- ras : Sor Alphonse, Sor de Santa Eusebia, Madre Lau- rent y la Madre Celestina, con la Srta. Colombe que fué la primera novicia de la casa. La instalación fué difí- cil, pues no contaba con nada; pero la confianza en la divina providencia les daba fuerzas para proseguir. La Madre de San León, con su espíritu de organizaeióu, empezó a dar forma al colegio. Distribuyó a las alum- nas en cuatro cursos. Desde esa fecha hasta el presen- te, la casa de Chillán ha seguido progresando cada día más. El limo. Sr. Muñoz edificó el nuevo colegio, au- mentando así la capacidad para recibir el mayor núme- ro do alumnas.

El Colegio Francés d3 Grenoble

El año 1819 las religiosas se trasladaron definiti- vamente al centro de la ciudad, donde actualmente es- tán ubicadas. La antigua casa de la avenida O'Higgins, fué entregada a los Padres Jesuítas que establecieron en élla el Noviciado de la Compañía de Jesús. Grandes progresos ha conseguido el colegio cada año. Se ha dis-

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tinguido la educación de las religiosas de la Providen- cia de Grenoble, por la delicadeza de los modales y la sólida formación religiosa de sus alumnas. Lo más esco- gido de la sociedad de Chillán ha recibido, en estos úl- timos años, su educación en el Colegio Francés; su in- fluencia se extiende hasta el mismo hogar. Las ex-alum- nas siguen ligadas al colegio con las Congregaciones Hijas de María e Hijas de María Limaculada que tie- nen sus distribuciones los primeros sábados de cada mes. El año en cui^o los estudios del colegio se han puesto de acuerdo con los programas de la enseñanza oficial, a fin de que sus alumnas puedan rendir exáme- nes válidos, ante comisiones universitarias. Es este un gran paso para el porvenir de la obra.

Quiera Dios seguir bendiciendo esta obra de tanta gloria, y que las religiosas puedan siempre continuar formando con tanta perfección el corazón de sus edu- candas.

HERMANAS DE SAN VICENTE DE PAUL

Las hermanas de la Caridad que en todas partes han prestado a la sociedad contemporánea tan señala- dos servicios, sirv^en a esta ciudad desde el año de 1862. Tienen a su cargo el Hospital de Caridad, y además secciones para Huérfanos y Ancianos. Tienen en la actualidad cerca de 150 asilados y 80 ancianos.

Se hace difícil contar los sacrificios que estas san- tas religiosas se han impuesto para dirigir el Hospital de Chillán, que depende de la Junta de Beneficencia y por lo tanto, no gozan ellas de la deseada libertad, para trabajar a la medida de sus generosos deseos.

Sirven con toda abnegación las diversas salas del

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Hospital y el Pensionado, procurando, para los enfer- mos, la mejor atención, y para el personal que está a su cargo, la mejor formación, religiosa y moral.

Tienen en la actualidad 16 religiosas para atender las tres seccionec que están encomendadas a sus desve- los. Es el capellán el Pbro. Don Atanasio González.

RELIGIOSAS SIERVAS DE JESUS

A petición del Pbro. Sr. Las Casas, se establecie- ron en ésta las religiosas Siervas de Jesús, cuyo objeti- vo es el cuidado a domicilio de los enfermos y hospita- les. Este Instituto fué fundado en Bilbao, España, en 1817, por la Sra. María Josefa Sanelio de Guerra, y que, en religión, se llamó Sor María del Corazón de Jesús.

El 30 de Agosto de 1880 obtuvo el Breve, de Lau- dis, de Su Santidad el Papa León XIII, y el 8 de Ene- ro, la aprobación definitiva.

Su fin es la asistencia de los enfermos a domicilio, como medio de santificación propia.

La Madre General reside en Bilbao, con un Conse- jo en esa ciudad y otro en Valladolid.

Se establecieron en Chillán el l.o de Noviembre de 1912, con la aprobación del limo. Sr. Izquierdo, de fe- liz memoria. Se compone la comunidad, de religiosas de coro y de una coadjutora.

OBLATAS DEL SANTISIMO SACRAMENTO

Esta Congregación fué fundada en la ciudad de Iquique el 17 de Octubre de 1911, por Sor María de la Inmaculada de Jesús Hostia Jaraquemada, quien perso- nalmente obtuvo de la Santa Sede la aprobación canó- nica.

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La casa de Chillán la estableció la madre fundado- ra, en Octubre de 1924, siendo obispo de la diócesis Mon- señor Rücker, en una quinta de la Avenida Brasil, per- teneciente al Seminario del Sagrado Corazón de Jesús.

Su objeto, además de la santificación propia por medio de la adoración del Santísimo Sacramento, es la- enseñanza de niñitas pobres. En Chillán han prestado valiosos servicios, preparando primero a los niños para la primera comunión, y después, haciéndose cargo, ba- jo la protección de la Archicof radía de Madres Cristia- nas, de la Escuela Hogar que hoy funciona con gran, provecho para el barrio donde están instaladas.

Han mejorado, dentro de lo posible, el local que ocupan, y es de esperar que con la ayuda generosa de las familias de Chillán, podrán seguir desarrollando ca- da día más el programa do regeneración social de la ni- ñez, que tienen entre manos.

A. A. S.

UNA OJEADA SOBRE LA LABOR EDUCATIVA DE LA IGLESIA EN LA CIUDAD DE CHILLAN

Introducción.

Al cuDiplirse los cien años de vida, de la cuarta ciudad de San Bartolomé de Chillán, nos corresponde hacer, aunque sea a la ligera, una reseña histórica de la intensa labor realizada por el clero regular y secular- en lo referente a la educación. Siempre y en todas par- tes, ha mirado la Iglesia con especial simpatía la obra de la educación; a ella ha consagrado sus mejores ener- gías, a ella ha obedecido su intensa labor civilizadora ; por eso, no es extraño que el clero, tanto regular como secular, en lo que va corrido en estos últimos cien años de vida ciudadana, se haya preocupado con intenso ca- riño de la educación del pueblo y de las clases acomo- dadas. No son muy completos ni abundantes los datos de que disponemos; pero los que daremos serán un en- sayo para la historia que se ha de emprender en el fu-

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turo. Con la reseña que presentamos a nuestros lecto- res rendimos un homenaje sincero de admiración y gra- titud a la Iglesia Católica que, fiel siempre a sus tra- diciones seculares, ha querido que en este apartado rin- cón del mundo americano, fortalezca la semilla del Evangelio y produzca frutos preciosos y abundantes en el corazón abierto de la juventud.

SEMINARIO DE CHILLAN

Iniciaremos nuestra reseña por el Seminario del Sagrado Corazón de Jesús, porque, hoy por hoy, es la obra de mayor trascendencia en el fecundo campo de la educación religiosa y científica de nuestra ciudad. El Seminario, por ser el cenáculo donde se forman los fu- turos sacerdotes de la diócesis, merece no sólo de la dió- cesis, sino que también de parte de los buenos católicos una atención preferente. Conocer su obra, saber sus ne- cesidades, penetrarse de su última obra educadora, es interesante y justo.

Su acta de fundación está consignada en el Decreto del limo. Sr. Dr. D. Plácido Labarca, en aquel enton- ces obispo de la dilatada diócesis de Concepción. Helo aquí :

''Nos Plácido Labarca, por la gracia de Dios y de la Santa Sede, Obispo de la Concepción de Chile.

''El conocimiento que de esta vasta diócesis hemos adquirido por la Visita Pastoral practicada en ella v que hemos venido robusteciendo más y más cada día en su administración, nos ha convencido de la insufi- ciencia de un solo seminario diocesano para atender a la educación y formación del clero que ella exige para un regular servicio religioso... Y después de pensar- lo ante Dios, hemos creído que la fundación de nuevo ; seminarios será medio eficaz de conseguir el indicado fin, y no hemos trepidado en tentar su realización, so-

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COMANDANTE SAN MARTIN Oleo del Club Ñuble. - Chillán.

ARTURO PRAT Nació en la Hacienda de San Agustín de Puñoal, Ninhue» provincia de Nuble el 3 de Abril de 1848.

bre todo, porque al hacerlo, obramos inspirárxdonos en la.s disposiciones de la Santa Sede que indica la funda- ción y mantenimiento de Seminarios diocesanos, como poderoso medio para atender a las necesidades del pue- blo cristiano La Diócesis de Concepción es dilata- dísima y pueden multiplicarse los seminarios con gran provecho de sus intereses religiosos, creando por lo me- nos dos, uno en la región del Norte y otro en la del Sur, que tanta importancia ha tomado con la reciente creación de las nuevas provincias en la región del terri- torio araucano. ''Hemos creído más apropiada, por ahora, ya que no es posible crear a la vez los dos cole- gios indiciados, la región del Norte y designado para su colocación la ciudad de Chillán, la más importante de la diócesis, después de Concepción, y la mejor situa- da de las provincias que van a ser favorecidas con la proyectada fundación. ' '

"Yin atención a los fundamentos expuestos, invo- cando el Santo Nombre de Dios y la protección de la Santísima Virgen María y del glorioso apóstol San Bar- tolomé, Titular y Patrono de la parroquia de Chillán, mandamos que se erija, y en virtud de nuestra juris- dicción diocesana, erijimos y fundamos en la menciona- da ciudad, un Seminario para la educación y formación de jóvenes que aspiren al estado eclesiástico, poniéndo- lo bajo la especial protección del Sagrado Corazón d-'? Jesús, que será el Titular del Colegio... Será Rector del nuevo Seminario el Pbro. Don Vicente A. Las Ca- sas, a quien ya hemos autorizado para que proceda a efectuar los arreglos que exige la instalación del nue- vo colegio, el cual abrirá sus puertas al público en el año escolar que comienza en Marzo venidero."

''Dado en Concepción a veinticinco días del mes de Enero de mil ochocientos noventa y ocho. Plácido La- barca, Obispo de Concepción. Por mandato de Su Se- ñoría lima. Reinaldo Muñoz, Secretario.''

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Funciona el Seminario

Desde Marzo de 1899 empezó a funcionar el Semi- nario del Sagrado Corazón de Jesús. Convenientemente se preparó el local de la calle 5 de Abril esquina Liber- tad, casa que perteneció a la familia Almarza y que fué adquirida por el Pbro. Sr Las Casas para la instalación del Seminario.

El 15 de Abril de ese año se hizo cargo de la Vice- Rectoría el Pbro. Don José Antonio Penroz que durante largos años prestó servicios incalculables en la direc- ción del seminario, hasta el año de 1905.

Distinguidas personalidades de la ciudad prestaron sus servicios en el cargo de profesores. Figuran entre los más conocidos: Don Sótero Mardonez, Don Guiller- mo Viviani, Dr. Miguel Mardonez, Don David Maldo- nado, Pbro. Don José A. Penroz, Pbro. Don Exequiel Gatica, R. P. Flores, mercedario, R. P. Quintana, fran- ciscano, R. P. Roberto Lagos, franciscano, Don Leonoro Rodríguez, Don Rafael Dueñas, Don Bernardino Gazmu- ri, y el escritor Don Tomás Gatica Martínez, a todos los cuales se considera fundadores. El Seminario ha teni- do dos fines: educar cristianamente a la juventud que se le ha confiado y formar a los futuros sacerdotes. D:s- de su fundación se ha consagrado al primer objetivo. Con respecto al segundo, desde 1924 se creó, de una manera firme y definitiva, la Sección Eclesiástica del Seminario Menor. Correspondió esta creación al Exce- lentísimo Sr. Obispo de Chillán Monseñor Martín Rückor Sotomayor.

Ha tenido hasta la fecha dos rectores : el Pbro. Don Vicente A. Las Casas, desde la fundación hasta 1916, y el Pbro. Don Arturo Alvarez Silva, desde 1918 hasta la fecha. El año 17 estuvo en calidad de Director el Pbro. Don Luis María Acuña, ex-alumno del seminario y calificado publicista y escritor.

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Desde el año 18 se ha emprendido en el Seminario lina labor de organización, que ha dado como feliz re- sultado la solidificación definitiva del colegio. En 1923 se estableció en los cursos de humanidades el Sistema Concéntrico, al igual que los demás establecimientos se- cundarios del país, y mereció que se decretara el año 26 la validez de exámenes, ante las comisiones de sus propios profesores, como lo tienen los demás seminarios de Chile.

En la parte material ha avanzado a pasos agigan- tados. Cuenta en la actualidad con un local amplio y conveniente, con todas las instalaciones que requiere la pedagogía moderna. Cuatro patios, salas de clase, salo- nes de dormitorios confortables para setenta y cinco internos. Gabinetes de Física y Química, Sala de Traba- jos Manuales, etc.

Alumnos del Seminario

Más de 20 mil alumnos han pasado ya por sus au- las y muchos de ellos están prestando sus servicios al progreso de la patria, en diversas actividades.

Podemos anotar, así a la ligera, el nombre de al- gunos de sus distinguidos alumnos: Don Ricardo de la Fuente, juez; Don Arturo Bissig, abogado y archivero; Don Ladislao Sepúlveda, administrador de Cajas de Ahorros; Don Jo^é María Merino, abogado; Don Juan eí. Belmar, pedagogo y rector de liceo ; Pbro. Don Ru- decindo Muñoz; Pbro. Don Eugenio Machuca; Pbro. Don Luis Dineros; Pbro. Don Juan A. Arriagada, ac- tual ministro del colegio; Pbro. Don Juan Andrés, pá- rroco ; Pbro. Don Luis Montecinos, capellán ; Pbro Don Clodomiro Acuña, párroco; Pbro. Don Porfirio Solís, párroco ; R. P. Amadeo González, religioso ; Pbro. Don Domingo Herrera, profesor; Pbro. Don Andrés Gainza, profesor; Don Clemente González, farmacéutico; Don

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Juan Lavín, médico ; Don Angel Rodas, médico ; Don Ignacio San Martín, dentista; Don Aníbal Alvarez, far- macéutico; Don Alberto Penroz, dentista; Don Waldo Lagos, ingeniero ; Don Alberto Bahamondes, abogado ; Don Melitón Cerda, farmacéutico ; Don Maximiliano Palma, ingeniero ; Don Sótero Mardones B., ingeniera agrónomo ; etc.

Varias Actividades

Entre las actividades literarias y científicas del Seminario, se anotan: la Academia Literaria, el Ateneo Luis Felipe Contardo, el ateneo Vicente A. Las Casas^ la Academia de Inglés, el Círculo de Estudios Científi- cos y en especial la Revista Escolar, que es la voz del alumnado hace ya 15 años consecutivos. Es digna de todo aplauso la constancia con que los alumnos han man- tenido esta publicación, la más antigua y la más impor- tante de la zona.

Desde hace ya muchos años, mantiene completos seis cursos de humanidades y seis preparatorias, con una asistencia media anual de 300 alumnos.

El Seminario ha tenido, desde el año 1918, un Curso de Teología para la formación del clero diocesano; el Excelentísimo Sr. Obispo Rücker dictó cursos de Socio- logía, Ascética y Acción Católica durante varios años.

Siempre ha contado el Seminario con un escogido cuerpo de profesores que le han sabido dar un sólido prestigio entre los establecimientos de educación secun- daria del país. Prueba de ello es la asistencia de alum- nos hasta de las provincias más australes de Chile.

Profesorado escogido

Ha contado en el elenco de su profesorado, entre otros, a las siguientes personas : Pbro. Don Nicolás Marín Ne- gueruela, erudito escritor español; Don Tomás Gatica

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Martínez, conocido literato de fama nacional; Dr. Don Rafael Dueñas Gazmnri, sabio médico y abogado; Don Ignacio Sáenz de ligarte, distinguido profesor; Don Arturo Alvarez, su actual Rector; Don Luis A. Palma, cura Sagrario de Chillan ; Don Oreste Montero, párroco de Yungay; Don Calixto Sánchez, párroco; Don Pedro Retamal Chávez, distinguido pedagogo; Don Narciso Tondreau, poeta y pedagogo; R. P. Lagos, sabio histo- riador franciscano; Don Andrés Canales, profesor; R. P. Alberto Callel, profesor de Dogma; Don Clodomiro Acuña, párroco; Don Enrique Baduel, etc.

Grande y fecunda ha sido la labor intelectual y material, realizada por el Seminario del Sagrado Cora- zón de Jesús de la ciudad de San Bartolomé de Chillán en los 37 años que lleva de existencia. En todo mo- mento ha sabido comprender la labor educacional que se le ha confiado, en nombre de la diócesis y de la pa- tria. Hoy ya sigue su curso en camino seguro del por- venir y será un hermoso exponente de la labor callada, sacrificada y benéfica de la Iglesia en bien del progre- so intelectual y moral de nuestra patria.

COLEGIO DE LA PURISIMA

El Colegio de la Purísima está a cargo de las Re- ligiosas de la Purísima, fundación diocesana, que se de- dica a la noble tarea de la enseñanza. Las religiosas de la Purísima, desde sus comienzos casi, se dedicaron a la enseñanza. Su primera obra educacional fué la Es- cuela de la Purísima allá por el año de 1867, en el su- periorato de la R. Madre María Mercedes de Santa Gertrudis Guzmán, una de las cuatro religiosas que vi- nieron del Monasterio de la Victoria de la capital, pa- ra ñmdar el Monasterio de la Purísima de Chillán.

Las más distinguidas familias de la ciudad recibie- ron su educación en ese establecimiento, el primero fun-

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dado por religiosas en Chilláii. El año 1872 entra a figu- rar la R. Madre Sor Adelaida de San Luis Arellano, que dió a la escuela toda la improtancia que se merece. Con una clara visión de la enseñanza, la Madre Adelai- da fué la primera en dividir la escuela en cursos se- parados, antes era costumbre que todas las alumnas asistieran a una sola sala, en la que se encontraban con- fundidas las que estudiaban las primeras letras, como las dedicadas ya al castellano y matemáticas.

Esta inteligente innnovación llamó poderosamente la atención en su época, en la que las escuelas del esta- do no estaban más adelantadas.

Correspondió el año de 1875 a la R. Madre Ade- laida separar definitivamente el colegio y la escuela. Dicha religiosa, que aún vive en la actualidad, fué di- rectora del Colegio de la Purísima durante 25 años, con el título de Rectora. Le sucedió en el cargo la R. Madre Sor María del Perpetuo Socorro Salas Menares. De 1908 a 1911 fué directora Sor Ana R. de la Anun- ciación Manríquez, volviendo en 1911 otra vez la Ma- dre Salas. Después han sido directoras : R. Madre Cla- ra Fernández, R. M. Mercedes Valdés, R. M. María Ro- sa Valdés y en la actualidad Sor Mercedes Valdés.

A fin de secundar de la mejor manera posible los planes de la Providencia Divina, la comunidad empren- dió, bajo la dirección del Pbro, Don Nicolás Marín Ne- gueruela, la construcción del magnífico edificio que tiene en la actualidad. Fué inaugurado solemnemente en 1914.

Como se ve, las religiosas de la Purísima, desde el año 1874 hasta el presente, han prestado á la ciudad de Chillán y en especial a las familias católicas, un ser- vicio incalculable, formando en sus aulas numerosas jó- venes que hoy actúan con brillo en nuestra sociedad.

Cuenta en la actualidad con un numeroso interna- do que se hace estrecho para contener a las alumnas

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que de diversas partes de la provinvia de Ñuble acu- den a recibir una educación cristiana. Tienen los años completos de humanidades, las seis preparatorias y han salido ya en estos últimos años muchas alumnas que siguen carreras en la capital. Tiene un total de 263 alumnas, con 72 internas.

El personal que lo rige actualmente es el siguiente :

Directora, R. Madre Mercedes de Jesús Yaldés, Inspectoras: Sor Beatriz Montero y Sor Ana María Pa- rra. Ecónoma, Sol Dolores Quintana, y un cuerpo com- pleto de escogido profesorado.

Cuniple, pues, a las mil maravillas la Congregación diocesana de la Purísima Concepción con uno de los fi- nes de su existencia: la educación cristiana de la Ju- ventud. Su porvenir está ya asegurado y. Dios median, te, ha de seguir en su creciente progreso.

La Escuela sigue su curso bajo la entusiasta direc- ción de Sor Magdalena Carrasco y cuenta con cerca de 300 alumnas. Cuenta con un local propio y confortable.

COLEGIO FRANCES DE LA PROVIDENCIA DE GENOBLE

El Colegio perteneció a las Religiosas del Sagrado Corazón, las cuales en la Avenida O'Higgins, levanta- ron primeramente un grandioso edificio para Escuela Normal, que dichas religiosas regentaron, y después se transformó en un magnífico internado, donde las fami- lias más distinguidas de Chillán y sus alrededores, re- cibieron su educación.

Las Rdas. Madres del Sagrado Corazón figuran allá por el año 1875 ; pero en 1907 recibieron orden de retirarse de esta ciudad, decisión que consternó el cora- zón del gran apóstol del Divino Corazón, el distingui- do Párroco Sr. Vicente A. Las Casas. Inmediatamente, de acuerdo con el Ilustrísimo Sr. Obispo de la Diócesis

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de Concepción, buscó la solución dd conflicto. En reali- dad, era de suma importancia reemplazar el colegio une las Madres dejaban, por otro, ya que era el único esta- blecimiento de educación cristiana existente en Chillán para las jóvenes de la sociedad.

Fué entonces la ocasión en que el Sr. Las Casas solicitó la continuación de la obra educacional, a la Con- gregación de la Providencia de G renoble, venida de Francia en 1902. La Rvda. Madre San León^que dirigía los destinos de la naciente colonia, y su colaboradora, la entusiasta Madre María Teresa, pidieron a Corone el permiso y el personal necesarios. Múltiples sacrificios, y oraciones fervorosas obtuvieron una respuesta favora- ble, y el 3 de Febrero de 1908, llegaba a Parral el ca- blegrama deseado que inundaba de gozo los corazones franceses, tan ardientes cuando se trata de la salvación de las almas. Al principio se pensó en abrir sólo un ex- ternado en el centro de la ciudad; pero el Divino Co- razón abrió a las distinguidas educacionistas las puer- tas del mismo establecimiento dejado por las ya citadas Madres del Sagrado Corazón, y que encerraba, enire sus muros, el perfume de las virtudes que caracterizan a las Hijas de Santa Magdalena Sofía Barat. Fué allí donde llegaron, el 13 de Marzo del mismo año, las cmco primeras Madres que debían echar los cimientos, bajo la dirección de la Rvda. Madre María Teresa. Con una energía sin igual, esta Madre abre las aulas escolares que pronto se ven invadidas por un numeroso grupo d? internas y un escogido conjunto de externas. Qué pe- nas, qué dificultades hubo que vencer en esos primeros años; pero Dios lo quería y, con su ayuda invisible, se avanzó con paso seguro. Pocos meses después viene a reemplazar a la Madre María Teresa, en el Superiorato, la muy santa Madre San León que amaba a Chile, a la par que a la Francia. Tanto lo amó, que Jesús después de haberla llevado a su Patria para que tomara el ti-

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món de la nave como Superiora General durante dos períodos consecutivos, la trajo de nuevo para que deja- ra aquí sus cenizas, que con veneración guardan sus hijas chilenas. Esta Madre con su raro espíritu de or- ganización, su talento para modelar almas, lanzó con intrepidez a las jóvenes chillanejas, hacia Dios. Cómo ella debía ausentarse a menudo para visitar sus diferen- tes casas, colocó como Directora del establecimiento a la emprendedora Madre Eusebia. Alma de iniciativas, de una delicadeza suma, no pudo contenerse en las afue- ras de la ciudad. En el centro de la población había almas de niñas y éstas conquistaron su corazón de após- tol. Incansable en la lucha, toma a su cargo un exter- nado abierto en 1911, primero frente a la Plaza de Ar- mas, más tarde en calle Arauco y por fin trasladado, años después, a Calle Dieciocho. Internado, escuela gra- tuita, y externado, todo está bajo su experta y sabia dirección. En 1919, solicitan de Santiago, la apertura de un Colegio netamente francés. Se cierra entonces el Internado, la escuela gratuita, cediendo a los R. R. P. P. Jesuítas el local de la Avenida O'Higgins, tras- ladándose el personal de Madres, en Febrero de 1920, al lugar que ocupaba el externado. Desde entonces el Colegio funciona en el local anexo, cedido por el Obis- pado de la Diócesis. La ardiente Madre Eusebia parte al Norte y funda en la capital el colegio Ste. Jeanne d' Are que cuenta con una asistencia de cuatrocientas alumnas. Queda como Superiora en Chillán la R. M. María Leoncia. Se continúan las Humanidades ya empe- zadas; se anexan cursos de decoración y corte, como preparación de las jóvenes para el futuro hogar. Viene en seguida la Madre María Dositea que dirige el Cole- gio y la colonia hasta su viaje a Francia. Establece pa- ra las ex-alumnas cursos especiales de Francés, Con- taduría, Taquigrafía y otros. Además un Kindergarten para párvulos.

Como se ve, estas religiosas han educado lo más selecto de la sociedad chillaneja. Su educación se carac- teriza por la intensa labor cultural. Dejan en el alma, femenina ese gérmen de la delicadeza y virilidad que distingue al alma francesa. Por eso las ex-alumnas guar- dan por sus maestras un reconocimiento sincero, que demuestran, trayendo de la mano, esos pedazos ae su propio ser, que son sus hijitos. Hoy día, estas hijitas de cuatro a ocho años, se sientan gozosas en los bancos en que se apoyaron sus mamas y corren alegres a saludar cada día a la actual Superiora del establecimiento, la R. Madre María Cirila que vuelve de Francia una se- gunda vez para educar a la juventud chilena. Entre ias aumnas reina una intensa vida de familia, el más pro- fundo amor por su colegio y más que todo, se siente vi- brar en sus almas ese soplo divino que exhala todo cora- zón de niño que ama a Dios y a su Patria.

Por eso, accediendo a los deseos de numerosos pa- dres de familia, el Colegio Francés ha implantado, des- de el presente año, la validez de exámenes. Para ello cuenta con un competente profesorado con sus títulos pedagógicos o académicos.

NOVICIADO DE LA COMPAÑIA DE JESUS

En el antiguo local que ocuparon en la Avenida O'Higgins las religiosas del Sagrado Corazón y las do la Providencia de Grenoble, se estableció el año desde 1919 el Noviciado de la Compañía de Jesús. Más de 200 años habían pasado desde que los Jesuítas abandonaron la ciudad de Chillán; por tal razón su restablecimicnta ha llenado de regocijo a sus habitantes. El 18 de Abril de 1920 se hizo la solemne inauguración, con todas las ceremonias del caso. En capítulo aparte se hace la re- seña histórica de los 15 años que ya van recoi-ridos. Es- te colegio ha venido a prestar a los jesuítas de Chile

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y con ellos al país y a los católicos, un importante ser- vicio : la formación de nuevos colaboradores para las^- obras de bien que los jesuítas realizan en Chile.

ESCUELA DE LA MERCED

Los reverendos padres mercedarios, que figuran desde las primeras páginas de la historia de Chillán, no han querido dejar de cooperar a la educación cristiana de la juventud y han mantenido en varias ocasiones una Escuela Pública, con muy buenos frutos.

Una de esas escuelas de la Merced funcionó en la. Calle Maipón y ha tenido entre sus directores, entre^ otros, Sr. Oscar Cifuentes, Sr. Urzúa, R. P. Jaque, Her- mano Rubilar, y desde J914 a 1921 el R. P. Iglesias que, con su espíritu emprendedeor, puso a la escuela en un magnífico pie.

Ha mantenido muchas veces colegios de religiosos, para la formación de sacerdotes de la orden. Desde 1895 se cuentan noviciados, estudiantados y postulados, se- gún las necesidades de la provincia mercedaria.

En la actualidad e^tá bajo la vigilancia de los Pa- dres de Nuestra Señora de la Merced, la Hospedería In- fantil que sostiene a sus expensas el Rotary Club de Chillán.

ESCUELA DE SAN FRANCISCO

Según los pocos datos que tenemos a mano, duran- te muchos años funcionó en el Convento Franciscano de- Chillán, una Escuela Pública, primero se llamó '^Sar- gento Aldea" y después ''San Buena ventura ' \ Esta escuela que prestó tan señalados servicios, se cerró en 1925 por falta de medios para sostenerla. Su obra ha sido vasta e importante como lo hemos podido apreciar- la, conversando con varios de sus ex-alumnos que hoy

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ocupan puestos de alguna importancia, en la ciudad y pueblos vecinos. La historia franciscana del pasado, es- tá llena de obras de esta clase, y es de desear que en el futuro siga desarrollando su benéfica labor en bien del pueblo. ¡Lástima grande que se haya suprimido!

LA ESCUELA HOGAR A CARGO DE LAS RELIGIO- SAS OBLATAS

Las Religiosas Oblatas Expiadoras del Smo. Sacra- mento, establecidas en la Avenida Brasil, han desarro- llado en estos últimos años una labor digna del mayor encomio. Se han consagrado al pueblo que tanto necesi- ta del alimento de la divina palabra.

Por su ministerio, ellas se dedican especialmente a la adoración del Santísimo ; pero tienen además, en sus Constituciones, la atención preferente de la Obr-.i de las Primeras Comuniones. Así fué como para dar cumplimiento a esta finalidad, fueron reuniendo, teso- nera y pacientemente, a las niñitas pobres del barrio, a quienes instruían en la doctrina cristiana y prepara- ban para la primera comunión.

La Archicofradía de Madres Cristianas, a indica- ción de su fundador y Director espiritual, Monseñor Rücker, en una sesión de hace dos años, acordó fundar una ''Escuela Hogar", destinada a recoger a las niñi- tas que recorrían la ciudad en demanda de protección.

En conocimiento de la obra de acercamiento al pue- blo que las Religiosas Oblatas venían realizando, esti- maron estas distinguidas señoras de la Archicofradííi, que nada podía ser más oportuno y eficaz, que encomen- dar la Escuela a tan abnegadas religiosas, quienes acep- taron gustosas la petición y felices de poder ampliar su actuación benéfica en favor de las niñitas pobres.

Así nació esta ''Escuela Hogar'*, modesta como na-

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cen de ordinario todas las obras que la Iglesia inspira, bendice y protege.

Con un corto número de asiladas duranc3 ol día, al principio, la obra ha seguido tomando un desarrollo magnífico; de manera que en la actualidad la "Esciio- la Hogar" sostiene, de internas, cuantas asiladas caben en sus reducidas salas dormitorios; y las extemas, que reciben enseñanza y alimento, durante todo el día, pa- san de sesenta niñitas.

Hermosa es en realidad esta obra social que, sin a;>'uda alguna del Gobierno, mantiene la caridad priva- da, gracias a las incontables actividades y sacrii'-^ios de las buenas Madres Cristianas que forman la Archico- fradía, y a la ingeniosa actividad económica de las Re- ligiosas Oblatas.

Tiempo es ya que el Gobierno acuda en auxilio de esta obra de salvación social, a fin de que puedan le- vantarse nuevas construcciones que den amplitud y des- arrollo a esta ''Escuela Hogar" que lleva hoy el nom- bre venerado de su inspirador: ''Martín Rücker Soto- mayor".

COLEGIO ALBERTO MAGNO

En el convento de los RR. PP. Dominicos funcionó durante más de 10 años un gran colegio: el Colegio Al- berto Magno que tuvo sus humanidades completas. Cuan- do el colegio hubo de cerrarse el Pbro. Don Vicente A. Las Casas se hizo cargo de él y lo regentó el año de 1896 y 97, pasando después todos sus alumnos al Semi- nario del Sagrado Corazón de Jesús.

Como se deja ver, en esta ligera reseña todas las •órdenes religiosas han contribuido con su trabajo a la obra educadora de los hijos de Chillán. Al llegar el centenario de la fundación de Chillán en este solar que actualmente ocupa, nos es grato recordar esta obra edu-

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cadora, como un sencillo expolíente de la obra de la Iglesia Católica en todas partes.

Eesumen

Al llegar, pues, a los cien años de vida, la nueva ciudad de Chillán, se puede sentir orgullosa de exponer a la vista de sus admiradores la obra realizada por sus hijos en los diversos aspectos de la vida ciudadana. La obra educadora del clero, t-anto del reblar, como del se- cular ha sido vasta, desinteresada y benéfica.

Las esperanzas para el porvenir son aún más fun- dadas, porque al hacer el balance del pasado se deja ver que hay en este pueblo mucha vida que se ha de desarrollar fecunda y entusiasta en el porvenir.

El clero, como en todos los pueblos de la tierra, es- tá de pie y trabaja con tesón por dar cumplimiento al mandato divino: Id a enseñar a todas las gentes. Esta vs y será su obra predilecta.

Arturo Alvarez Silva.

Rector del Seminario.

Chillán, 14 de Agosto de 1935.

Zxup. "San Francisco" Padre lias Casas

Imp, "SaJi Frandsco".— P. Las Casi