Historic, archived document Do not assume content reflects current scientific knowledge, policies, or practices. is Me JUNG\ 1950 + | US. DEPARTMENT OF AGRICULTURE | LS VOLUME, 11, NUMBER 1 = 4 U. S. DEPARTMENT OF AGRICULTURE FOREST SERVICE TROPICAL FOREST EXPERIMENT STATION RIO PIEDRAS, PUERTO RICO JANUARY 1950 CARIBBEAN FORESTER El “Caribbean Forester’’, revista que el Servicio Forestal del Departamento de Agricultura de los Es- tados Unidos comenz6 a publicar trimestralmente en julio de 1938 es de distribucidn gratuita y esta dedi- cada a encauzar la mejor ordenacién de los recursos forestales de la regidn del Caribe. Su propdsito es éstrechar las relaciones que existen entre los cienti- ficos interesados en la Ciencia Forestal y ciencias afines encarandoles con los problemas confrontados, las politicas forestales vigentes y el trabajo que se viene haciendo para lograr ese objetivo técnico. Se solicitan aportaciones de no mas de 20 pagi- nas mecanografiadas. Deben ser sometidas en el lenguaje vernaculo del autor, con el titulo o posicion que éste ocupa. Es imprescindible también incluir un resumen conciso del estudio efectuado. Los ar- ticulos deben: ser dirigidos al “Director, Tropical Forest Experiment Station, Rio Piedras, Puerto Rico”’. Las opiniones expresadas por los autores de los articulos que aparecen en esta revista no coinciden necesariamente con las del Servicio Forestal. Se per- mite la reproduccién de los articulos siempre que se indique su procedencia. 00000000000 The “Caribbean Forester”, published since July 1938 by the Forest Service, U. S. Department of Agri- culture, is a free quarterly journal devoted to the encouragement of improved management of the forest resources of the Caribbean region by keeping students of forestry and allied sciences :n touch with the specific problems faced, the policies in effect, and the work being done toward this end throughout the region. Contributions of not more than 20 typewritten pages in length are solicited. They should be submit- ted in the author’s native tongue, and should include the author’s title or position and a short summary. Papers should be sent to the Director, Tropical Forest Experiment Station, Rio Piedras, Puerto Rico. Opinions expressed in this journal are not ne- cessarily those of the Forest Service. Any article published may be reproduced provided that reference is made to the original source. 00000000000 Le “Caribbean Forester’, qui a été publié depuis Juillet 1938 par le Service Forestier du Département de l’Agriculture des Etats-Unis, est una publication de distribution gratuite dediée a Ven- couragement de l’aménagement raticnnel des foréts trimestrelle de la région caraibe. Son but est d’entretenir des re- lations scientifiques entre ceux qui s’intéressent aux Sciences Forestiéres, ses problemes et ses méthodes récentes, avec les plus les travaux effectués pour réaliser cet objectif d’amélioration technique. On accepte voluntiers des contributions ne dé- passant pas 20 pages tapées a la machine. Elles doi- vent étre écrites dans la langue maternelle de auteur en précisant son titre ou sa position professionnelle et un résumé de lV’étude. Les articles doivent étre addressés au “Director, Tropical Forest Experiment Station, Rio Piedras, Puerto Rico.” La revue laisse aux auteurs la responsibilité de leurs articles. La reproduction est permise si l’on récise Vorigine. 5 Vou. 11 — No. 1 88 12 Fy JaNvary 1950 the ke. Forester Conients Sumario Reforestation of degraded lands in Puerto Rico wesc 3D José Marrero, Puerto Rico La reforestacion de tierras degradadas en Puerto Rico ........ SG (Traduccion del articulo anterior ) A Spanish-English glossary of forestry terminology, V ......... 25 Carmen Garcia-Piquera, Puerto Rico Notes on the climax forests of Puerto Rico and their destruction and conseryation prior to 1900 www. 38 Frank H. Wadsworth, Puerto Rico Notas sobre los bosques climacicos de Puerto Rico y su destrucci6n y conservaci6n con anteriori- LPL Tan i eee ec ee ae Se ne Se Tee OOO TE. 7 f \Traduceion del articulo anterior) The New Caribbean Forester The limitations of the process used to date im the preparation of Ton CARIBBEAN ForESTER have been evident to the editors for several years. Reproduction of photographs has never been good, and recently, with the depreciation of the equipment, the text itself has not always been satisfactory. A change in format has been overdue, and is made with this issue after It is hoped that the printed CARIBBEAN FORESTER the completion of the first 10 volumes. will prove more satisfactory to the reader. No the published is contemplated, reduction in volume of material THE CARIBBHAN ForEstER is a journal of mternational scope. It has carried articles submitted from or concerning 30 different coun- tries. Nearly 60 percent of the subscribers live outside the United States and its possessions, in 63 different countries. THr CaripBEaNn Forester also serves as the most important organ for the publication. of findings 01 research of international interest at the Trv- Puerto During the past two years, partly be- cause of the increased output of the Station, but also partly because of less outside contri- pical Forest Harperiment Station in Rico. butions, THe CARIBBEAN Forester has been more limited in scope than previously. More participation by outsiders is desirable. We are in need of and solicit articles on forestry any where in the region. o 7) CARIBBEAN F QRESTRE. i 1 | | i | x Innovacion en el ‘‘Caribbean Forester { { | i a My um Conviene precisar aqui que ante los edite- res de esta revista no han pasado desapercibt- das las limitaciones que por varios anos se han dejado sentir en su procedimiento de im- presién. Ia reproduccién de las fotografias nunca ha sido buena y recientemente, debido a desgastes en el equipo impresor, hasta eb aspecto tipogrdfico no siempre puede clasif?- carse como satisfactorio, Hace tiempo que debia haberse hecho el cambio en el formato que se inicia con este nimero, después de ha- berse completado los primeros diez vo wnenes. Esperamos que sean mds satisfactorias al lee- tor las futuras tiradas en imprenta. No sé perfila ninguna reduccién en el volumen det material publicado. La revista CaniBBEAN Forester es de dlcan- ce internacional. En sus paginas se han i- cluido articulos provenientes y relacionades con treinta paises diferentes. Casi el 60 por ciento de sus lectures residen fuera de los Es- tados Unidos y de sus posesiones, en 63 paises diferentes. El CarippeaAN Forester constituye también el 6rgano mas importante para la pu- blicacién de los hallazgos cientificos de inte- rés internacional logrados por la Estacion Tropical de Experimentacion Forestal con sede en Puerto Rico, Durante los ultimos dos anos, en parte debido al incremento en la aportacion de la estacion, pero en parte tam- bién a las decrecientes colaboraciones del ea- terior, el CARIBBEAN Forester ha tenido un alcance mucho mds limitado que anterior- mente. Hs deseable una mayor participacién del caterior. Necesitamos y solicitamos ar- ticulos sobre temas forestales de cualquier parte de la regién caribe. Fam War =e “> Corre Si Reforestation of Degraded Lands i in Puerto Rico eiead which Hae been unsuccessfully farmed ead consequently abandoned is a common sight through- ut=the world. Frequently such abandonment is not gue: to-improper farming practices so much as to the inherent. incapability::of the area to withstand cul- igvationsor to. support: crops. Growing: population pressure, makes the development of.simple methods of: classification. of the.land according to its highest permanent use one of the most important tasks of modern science. Man’s very fate on earth depends t0 @ great de] climax o el grado en que la selvicultura interrumpe la tendencia natural de la sucesion ecolégica conducente al climax es una me- dida aproximativa de los gastos que acarrearia la practica forestal en términos de desyerbos, limpias, cortas de mejora y control de insectos y enferme- dades. El bosque climacico nos ofrece indicios sobre la densidad m4xima de rodal que puede soportar ese terreno en particular y sobre los requisitos micro- ambientales de cada especie arborea. Por muchos siglos el hombre se ha mantenido activo en la destruecién o modificacién de la vege- 48 La vegetacién natural ha sido completamente suprimida de. aquella mitad de Los pastos que cubren otra cuarta parte de la isla son tacion de. Puerto Rico. la isla que hoy se e¢lasifica como laborable. resultantes también de modificaciones ya que si se abandonan retroceden a maleza y bosque. En mu- thos de los bosques de Ja isla son evidentes toco- nes y demfs indicios claros de alteracién. reciente. ua mayoria de los demas rodales, por su juventud ) por la simplicidad de su estructura y su eomposicién, comparados con los bosques imperturbados en am- bientes similares en islas adyacentes, no deja ge- neralmente lugar a dudas de que son secundarios, producto posterior de terrenos previamente talados. ; La descripeién de los bosques c¢limacicos de Puerto Rico es dificil por la sencilla razon de que existen pocas o casi ninguna reliquia o vestigio. Probablemente ninguna especie forestal de las que habia antes ha sido eliminada de la flora pero en la actualidad su abundancia relativa no es un reflejo de las condiciones primitivas. Los bosques talados reconstituyen muy lentamente la estructura y compo- sicion del climax. Un esfuerzo que aqui se ha hecho « por reconstruir el cuadro representativo de los bos- ques precolombinos esté basado en gran parte en acducciones. concebidas siguiendo el modelo del tra- bajo ecolégico realizado por Beard en los bosques de las Antillas Menores (2), estrechamente afines de 168 ‘bosques puertorriquefios, asi como también en la dbra de Gleason vy Cook sobre Puerto Rico (18), dé los informes meteorolégicos locales y de las obser- vaciones derivadas de los bosques atin restantes en Puerto Rico. Te bisqueda de reliquias de bosque climicico en Puerto Rico con fines de estudio es en gran parte, pero no enteramente, un asunto de investigacién so- ase terreno. a climinacién de rodales donde es obvio que hubo alteraciones limita grandemente la bisqueda pero alli donde no existen evidencias de perturbaciones, los trabajos de campo neeesitan el apoyo de datos histéricos en lo relacionado a las cortas forestales y a la conservacion del bosque. El periodo histérico mas importante que nos concier- ne es aquel anterior al 1900, ya que los registros gobre crecimiento de los Arboles (40) indiean que los resultados de la alteracién material en un bosque serian evidentes atn. Por lo tanto, se recopild la evidencia histérica sobre la destruccién y conserva- eién de la vegetacién primitiva de Puerto Rico con anterioridad a 1900. Se tomé especial interés en localizar informacién relativa a las Montafias de Lu- quillo que es la parte boscosa mas extensa de la isla que atin esta cubierta de bosque espontaneo. Los da- tos son muy incompletos y en su mayoria en forma de referencias breves en manuscritos donde se tra- - l6n CARIBBEAN I ORESTER taba primordialmente de. otras materias. Agrade- cemos la ayuda prestada. por Rafael W. Ramirez do Arellano, profesor del Departamento de Historia de la Universidad de Puerto Rico, en la localizacién de los. documentos antiguos. El extinto Armando Mora; les, antiguo Jefe de la Seecién de.Terrenos Pablicos del Departamento del Interior Insular puso a nuestra disposicién los archivos del departamento relaciona- dos con ios antiguos bosques publicos. En este tra- bajo se han usado libremente las cartas e informes hallados en esos archivos sin referencia directa a la fuente. Carmen Garcia-Piquera, de la Estacion de Experimentacién Forestal Tropical, ayuddé en la inter: pretacién de algunos de ellos. lia Vegetacién Primitiva La vegetacién se establecié en Puerto Rieo du- rante el periodo Creticico (18) hace més de un mi- de anos. El voleanismo durante ese periodo no era lo suficientemente acentuado para interferir con la invasién de las plantas y aunque probable- mente habia alguna actividad voleAnica menor dvr- rante la Epoca Terciaria subsiguiente, en ninguna ocasién desde entonces ha estado sumergida toda !a isla. Todo hace pensar que el bosque era la vegetacién dominante en toda la isla en la época en que llegé Colén, con ‘la posible excepcién de algunos pantanos pequefos. El bosque es la formacién vegetativa eli- macica que se ha originado eh otros sitios de elimas y -suelos semejantes a los de Puerto Rieo. En log informes de los exploradores antiguos: Chanea en 1493, Melgarejo en 1582, el “Earl of Cumberland” en 1597 y Abbad en 1788 (1, 15, 23) se’ describe la isla como enteramente cubierta de bosque. Salvo una o dos exeepciones, los pajaros terrestres nativos son to- dos dé habitacién forestal (25). ; " Los bosques precolombinos de Puerto Rico eran exuberantes. En 1500 Oviedo Mega a la conclusién de que los bosques de Puerto Rico no eran distintos a los de Hispaniola (25) (los cuales son afin muy dew+ sos). El estudio de los rodales actuales menos alte rados de Puerto Rico indica que.para la época del deseubrimiento los bosques contenian por lo menos 7,000,000,000 de pies etbicos de madera. Abbad ea 1788 (1) mencioné la gran variedad y superioridad de los Arboles de la altura pero también expuso que en la parte més Arida del sur erecian también mu- chos Arboles valiosos. El ntimero total de especies arbéreas, arbustivas y herbdceas ha sido ealeulado en 3,355 (35), entre los cuales habian 500 Arboles na- tivos pertenecientes a 70 familias diferentes. hs 5 A lo largo de las costas ‘azotadas por los vientos Janvary 1950 0 €recia un arbolado achaparrado, la mayoria de cuyos &rboles eran bajos y de mala forma debido a la ex- posicion. En laderas sécas y rocosas cara a la costa sur el arbolado Titoral asumia la forma de maleza de €4etos. “Sin embargo, en los sitios resguardados, par- ticularmenté en la costa norte, crecian Arboles de ma- deras buenas como maria (Calophyllum antillanum (Jacq.) Britton), ausubo (Manilkara nitida (Sessé & Moc.) Dubard), roble (Tabebuia pallida Miers) y tor- -tugo amarillo (Mastichodendron foetidissimum (Jacq.) Cron.). Una de las especiés mA&s prominentes era la uva de playa (Coccolobis uvifera L.). En las babias, lagunas y estuarios resguardados se deserrollaron densos manglares cuyos Arboles Ile- garoa a adquirir posiblemente hasta 60 pies de al- tura. De las 4 especies presentes, dos producian ma- dera de valor: mangle colorado. (Bhizophora man- gle L.) y mangle botoncillo (Conocarpus erecta L.) En la planicie costanera vy en las faldas de la- deras hasta una elevacién de 500 pies y en las mon- ftatlas occidentales hasta un poco mas arriba ecrecia un bostue xerofitico, en su mayorfa de Arboles peren- nifolios, pero con algunas especies tropéfilas, particu- larmente en la costa sur. Era muy denso y en la costa norte la altura de los Arboles Megaba posiblemente a §0 pies. En las colinas calizas de la costa norte y en la costa sur los bosques eran mas bajos, de 40 a 60 pies de altura. Este bosque constaba de dos es- tratos arboreos, cada cual con sus especies tipicas. El estrato inferior constitufa en si un bosque dentro de otro bosque y su existencia dependia de la protec- ¢ién que le ofrecia el estrato superior. La vegeta- eién variaba segin la localidad y habia alli presen- tes por lo menos unas 200 especies arbéreas. En easi toda esta zona crecian Arboles de maderas buenas, incluyendo ausubo (Manilkara nitida (Sessé & Moe) Dubard), (Calophyllum antillanum (Jaeq.) Britton), (Hymenaea courbaril L.), mari- cao (Byrsonima spicata (Cay. DC.), ‘ Tabebuia pallida Miers), jacana (Lucuma multiflora A. DC.). tortugo (Mastichodendren foetidissimum Jacq.) Cron.)}, moralén (Coccolobis grandifolia Jacq.), higuerillo (Vitex divaricata Sw.), tabloncillo (Masti- chodendron portoricensis (Urban) Cron.), capi blaneo (Petitia domingesis Jacq.), capa prieto (Cordia allio- dora (R & P.) Cham.), guaraguao (Guarea trichilioi- des L.), cedro (Cedrela odorata L.), péndualn (Citha- rexylum fruticosum L.), ticar (Bucida buceras L.), guayacan (Guaiacum officinale L.), mecca (Andira ja- Iaicensis (W. Wright) (Montezuma speciosissima (Scssé & Moc. Dubard), ceiro m=2cho (Hyeronima clusioides (Tul.) Muell.), aceitills (Zan- thoxylum flavum Vahl!l.), cébana negra (Stahtia mo- nosperma (Tul.) Urban), y masa (Tetragastris balsa- mnifera (Sw.) Kuntze). maria algarrobo treble amarilla Urban), maga 5] z 49 Contrario a las demas Antillas Mayores, en los bosques costaneros de -Puerto Rico no habia eaoba (Swietenia mahogani Jacq.). Se dice a menudo que esta especie es nativa de Puerto Rico pero que !0s rodales fueron’ destruidos hace tiempo.. Sin embargo es extremadamente dudcoso que la-caoba haya podido ser exterminada, si vemos que los brinzales y el dise- minado son muy abundantes bajo las plantaciones. re- cientemente establecidas en la isla. Ni atu siquiera aceitillo (Zanthoxylum flavum menos agresiva.) La puede haberse ha desaparecido el Vahl.) ereencia de mis valiosa y que es que la caoba es nativa originado por una confusién al interpretar los docu- mentos histéricos debido a la semejanza de la palabra “eadbana” de los indios que significa “madera roja” (que antes se usaba localmente para designar al cedro espatiol) v la palabra “caoba” (7), de origen indio también. Puede haberse originado también por el hecho de que antiguamenie se usaba caoba importada. Los fabricantes locales de muebles no tratan de disi- par la impresién de que es una madera nativa. A elevaciones entre 500 y 2,000 pies en las mon- taflas del este y hasta 3,000 pies en las mon- tahas centrales, aunque un poco mas arriba en la vertiente sur que en ia vertiente norte, existia cl bosque mis espléndido de Puerto Rico, un bosque plu- vial denso cuyos Arboles aleanzaban hasta 100 y 110 pies de altura. Los darboles mfis grandes alcanzaban hasta § pies de didmetro y habia probablemente unas 170 Tres diversa composicién erecieron juntos aqui, sus arboles entre- cstratos o pisos diferen- especies diferentes. bosques de mezclandose para formar tres tes a diferente nivel del suelo. Con excepeién de al- gunas variaciones locales los mejores Arboles pre- sentes incluian: tabonuco (Daeryodes excelsa Vahl.), motilio loanea berteriana Choisy), jacana (Lucuma multiflora A. DC.), suaraguao (Guarea trichilioides L.). cedro (Cedrela odorata I..), ausubo (Manilkara nitida (Andira jamaicensis maricao (Byrsonima spicata (Cav.) DC.), eapA prieto (Cordia alliodora (R. & P.) Cham.), nuez moscada (Ocotea moschata Mez.), granadillo (Buchenavia capitata (Vahl.) Hichl.) y masa (Tetragastris balsamifera (Sw.) Kuntze). (Sessé & Moc. (Dubard), moca (W. Wright) Urban), (Pavon) Mas arriba del bosque pluvial hasta cerea de las eumbres de los picos habia un bosque montano abierto comparativamente, de arboles de 60 pies de altura, constituido por 60 especies arbéreas diferentes. En comparacion presentes pocas maderas buenas, entre ellas laurel sabino (Magnolia splendens Urhan), jaguilla Magnolia portoricensis Bello), caimitillo (Micropholis chrysophyllioides Pie- tre), caimitillo verde (Micropholis garcinifolia Pierre), nemoc4 (Ocotea spathulata Mez.), (Calycogonium squamulosum (C-gn.) y guayabota eon el anterior habia camasey jusillo 50) (Bugenia stahlii (Liaersk.) MKrug & Urban). La pal- ma de sierra (Euterpe globosa Gaertn.) predominaba En el bosque montano de las montaiias oecidentales crecia la tniea gimnosperma arborescente nativa, la caoba del pais (Podocarpus coriaceus Rich.) en los suelos inestables de esta region. En jos picos venteados, mas arriba de los 2,500 pies de eleyacidu, crecia un bosque enano de arboles de sdlo 20 pies o menos de altura, de unas 20 especies diferentes. Habia’ alli poca o ninguna madera de va- lor comercial. Destruccion Forestal La corta de la masa boseosa de Puerto Rico apor- 46 madera y espacio para cultivar. La corta hecha exclusivamente para proporeionar madera no implica- ba desforestacion ya que sdlo se cortaban los pocos arboles que mejor satisfacian las necesidades del hom- bre y se dejaba para proteger el suelo suficiente can- tidad’ de Arboles de menor valor. Atn las tumbas para obtener lefa y carbon, aunque eliminaban todos los arboles dejaban tras si arbolitos y tocones que se dejaban brotar, de manera que la cubierta forestal reaparecia al cabo de pocos anos. Por el contrario, el desmonte total para efectuar la roturacién destruia todos’ los Arboles, inclusive semillas y raices. En ios donde las tierras totalmente taladas han sido luego abandonadas, la sucesidn ecolégica de vuelta hacia el bosque ha tenido que empezar en un am- biente adverso y los bosques que asi se han originado todavia contienen menor namero de especies fores- tales distintas, que aquellos que nunca han sido des- montados. sitios Uso de la Madera \ Los bosques precolombinos de Puerto Rico eran vitales para el indio. Ellos le proveian albergue (bar- das, maderos, bejucos y yaguas de palmas), alimentos importantes (frutas), parte de sus armas y utensilios, medios de transportacién (canoas), medicinas (hojas, eortezas, raices), tintes, fibras (palmas), sogas (cor- tezas), vasijas para uso doméstico (higuera) y lena. Sin embargo, ain asumiendo que Ja poblacién india hubiese sido tanto como 100,000 (los eéleulos autori- zados (7, 19) son de s6lo 30,000 a 60,000), la utiliza- eién forestal de éstos siempre hubiera sido de menor importancia ecolégica. Si la mayoria de los indios vivia en la costa, como se eree generalmente (1, 11, 16, 25), es muy improbable que influyeran mucho en aquellas partes de la isla donde la vegetacion hoy dia muestra aparentemente menos sefiales de altera- cidn. La utilizacién forestal aumenté con la llegada de los europeos. Los usos a que se han dedicado los pro- ductos forestales desde esa fecha ineluyen: construc- CaribBEAN FORESTER ciones navieras, edificios mejor disehados, muebles, yugos, cercas, pilotes,.traviesas, cajas de cigarros, ‘Ta: pices, decorados, resinas para reparar los bareos y para incienso, partes de maquinarias, puentes, cajas, bastones y estacas para secar tabaco y para tutorar cultivos. Ya para 1047 unas 800 a 900 toneladas de madera habian sido empleadas en construcciones na- vieras (39). ’ El ritmo de corta en los bosques de Puerto Rieo con anterioridad al 1900 estaba determinado por el comercio. Aunque las estadisticas a mano puede que no sean confiables en lo que respecta al volumen to- tal de las exportaciones iniciales, pues aparentemente no ineluyen los envios a la Corona ni reflejan en for- ma alguna lo que parece haber sido un gran comercio clandestino, se sabe que durante el siglo 17 las res- tricciones mercantiles impuestas por los espaioles vir- talmente aislaron a Puerto Rico del resto del mundo. Sé6lo podian entrar a puerto las embarecaciones. espa- flolas y durante un periodo de 11 afios no llegé a la isla embarecacién de ninguna clase (38). Sin embarge, se hizo de conocimiento general la presencia de ma- deras valiosas en los bosques de Puerto Rico y se El valor de las maderas de construecién naval de Puerto Rico encontraban en las primeras exportaciones. era tal que hubo un tiempo en que-el gobierno pro- hibiéd su venta a potencias extranjeras, reservandolas especificamente para uso naval de la Corona (37). En 1765 entre las maderas exportadas de San Ger- méin, Ponee, Coamo y Guayama estaban mora (Chlo- rophora tinctoria (L.) Guard) por valor de $12,900, guayacin (Guaiacum officinale L.) por valor de $5,500 y ticar (Bucida buceras lL.) por valor de $400 (27). En 1778 entre los productos de exportacién de la isla aparecia la goma del almdcigo (Bursera simaruba (.} Sarg.) (26). Sin embargo, el volumen de esas expor- taciones primitivas era pequefio, pues atin en fecha tan posterior como 1803, la exportacién de todos los productos de la isla ascendia solamente a $57,500 (23). Después de econcederse la “Cédula de Gracia” de 1815 que abria a Puerto Rico al comercio mundial, au- menté inmediatamente el mercado y ya para 1830 éste ascendia a $5,600,000 (24), ineluyendo exportaciones de madera por valor de $21,000 (16). Se encontra- ron registradas las exportaciones de 1837, 1833, 1840-1862, 1864, 1867-1891 y 1895 (21, 32). Durante este largo periodo se exportaron los siguientes pro- duetos forestales: Maderas preciosas Aceitillo (Zanthoxylum flavum Vahl) Cedro (Cedrela odorata L.) Nuez moscada (Ocotea moschata (Pavon) Mez) Maderas de construcecién : Capa (Petitia domingensis (Jacq.) Algarrobo (Hymenaea courbaril L.) JANUARY 1950 Ausubo. (Manilkara nitida (Sess & Moe.) Dubard) Cébana (Stahlia monosperma (Tul. Urban) Guayacaén (Guaiacum officinale L.) (4,081 toneladas} Cafia fistula (Cassia fistula L.) Maderas tintéreas Mora (Chlorophora tinctoria (L.) Gaud.) Postes (mixtas) Leia (Mixtas) Tabla de palmas (Roystonea borinquena Cook} Carbén (mixtas) Resina de guayaco (Guaiacum officinale L.) Resina de tabnuco (Dacryodes excelsa Vahl.) Aros de barriles, de pomarrosa (Eugenia jambos L.) (138,000 kg.) Sogas de majagua (Pariti tiliaceum (L.) St. Hill) (2,795 docenas) Las unidades de mensura no eran siempre com- parables, de manera que es imposible sumar los vo- limenes, con excepcién de los pocos productos mas arriba enumerados. Durante este periodo no hay ninguna tendencia definida. Hasta 1885 (registros de 45 aiios) el valor total (Gnico indice de su volumen) de las exportaciones madereras fué de cerea de $1,690, 000 o sea un promedio anual de $37,600. Los produc- tos madereros puertorriqueiios iban a Espafa, Estados Unidos, Alemania, Francia, Inglaterra, Italia, Canada, Islas Virgenes, Cuba, Guadalupe, Barbada y Santo Domingo (32). A principios del siglo 19 aparecen indicios de una ereciente escasez de maderas de buena calidad. Desde 1829 (24), Puerto Rico aparece importando madera (posiblemente pino) de los Estados Unidos. En 1823 Flinter (17) se refiere a desperdiciantes pricticas de corta y utilizacién incompleta como causantes de la escasez de madera que habia en la costa pero expuso gue la madera buena atin abundaba en el interior de Ja isla. En 1834 se aprobé una circular prohibiendo la exportacién de maderas fuertes que sirvieran para hacer embarcaciones y para construcciones, por nece- sitarse en la isla (36). Las estadisticas mercantiles presentadas anteriormente indican sin embargo, qu2 esta circular o fué anulada o no fué puesta en vigor. La importacién de muebles comenzé all4 por el 1835 (13). En 1871 las importaciones de madera ascen- dian a mds de $900,000 (21). Con anterioridad al 1900 Jas Areas costaneras pro- veian la mayoria de los productos forestales de Puerto Rico. La aecesibilidad de los bosques de la costa era un factor importante debido al peso y tamafio de la madera. La Carretera Central no se termin6é hasta 1886 (39). Los productos forestales enumerados entre 5t las exportaciones durante el siglo 19 eran casi todos de especies forestales de la planicie costanera o ds las faldas de las montafias. En 1877 describian los manglares como muy usados para construcciones na- vales, botes de pesca y construccién de casas. La corteza de mangle se usaba como fuente de tanino por lo menos para 1888. A fines del siglo la madera de ausubo (Manilkara nitida (Sessé & Moc.) Dubard), aceitillo (Zanthoxylum flavum Vahl). y guayacain (Guaiacum officinale L.) habia desaparecido virtual- mente. La corta de madera en los montafias de Luquillo empez6 mas tarde que en los demas sitios de la isla. Ese drea estuvo bajo el dominio de indios hostiles, por lo menos hasta 1582 (23). En los primeros cuatro siglos después del descubrimiento hubo alguna acti- vidad en mineria pero las operaciones estaban contfi- nadas en su mayoria a depdésitos aluviales en las mar- genes de los rios, lo cual no daba lugar a ningtin po- blado permanente y probablemente eran pocos log arboles que se cortaban. En la segunda mitad del siglo 19 se otorgaron numerosas concesiones de terreno especificamente para la corta de drboles, pero segin las descripciones para 1875 quedaban atin 24,000 acres densamente pobladas de Arboles en esas montaiias. El gobierno planed cortas en gran escala en las tierras de la Corona durante el periodo 1878-88 pero no se encontr6 constatacién alguna de que éstos se Ileva- Tan a cabo. Ain existen indicios antiguos de arras- taderos en todas las Areas mds asequibles bajo ez eontorno de los 2,000 pies. Las trozas eran arrastra- das por bueyes y exportadas por el puerto de Luquillo (Embarcadero). En 1899, Hill (20) caleulé que res- taban en esas moutafas 8 millas cuadradas de bos- que virgen. Sin embargo un informe posterior (5) indicaba enfaticamente que un Area mayor, posible- mente unas 20,000 acres, era virgen todavia pata en- tonces. El consumo de madera en Puerto Rico desde la primera colonizacién del hombre blanco en 1508 hasta 1900 aumenté probablemente en la misma proporci6én en que aumentaba la poblacién. Asumiendo el con- sumo per capita en 20 pies ectibiecos eifra caleulada en 1923 (41), el consumo total d2 madera en Puerto Rico desde 1508 hasta 1900, basado en los datos poblacionales del pasado (6, 12, 31), seria de alrededor de 1,200,000,000 de pies etibicos. Esta eifra. es alta debido a que el consumo promedio per capita durante los primeros afios fué sin lugar a dudas me- nor que el de 1923. Ademas, las importaciones de maderas, que a fines del siglo diecinueve aparente- mente excedian el volumen de las exportaciones de los primeros aiios, proyeian parte de la madera que- Probablemente la anuales, se consumid durante ese periodo. realidad fué que no se consumié mids de un billén de: Pies ctibicos de madera. Este consumo equivale sola-: 52 BOD yg 4 H Giz 1 2 é meénté ‘a° menos del 15. por cierto-de las existencias BY volame total 1899 se caletlada’s al conienzar el’ periodo. dé" lds existencias: de madera’ de la ‘isla en cAléulé en io mas de un billén de pies etibicos’ (ex- cluyendo los’ Arboles de sombra de café); medidas de Bor! Yo'tanto ‘al consumo dé ma puirsele una ‘pe quena en del deseenso’ cn: Volumen ‘rodal es s que -habian sido aprovechados. dera ‘sélo’ puede atri- que’ tavo™ lugar cn tse -perfodo- “a3 sf c Despoblacién Fovestal «i La: despoblacién forestal efectuada por los indios en! ¢pocas precolombinas .se cree generalmente que afecto sdlo una pequefiia superficie de Puerto Rico youtuye lugar pringipalmente a lo largo de la plani- rasos alrededor de elaros efeetuados por cia: costanera. Huabia pequefios cada aldea, pero casi todos los los: indios eran con propésites agricolas, su ocupacion principal. No- tenian animales que necesitasen pas- tos. Su sistema agricola antes conocido como “kamiku’ y hoy como “eonuco” o agricultura némada reconocia el. valer del bosque como edifi- eante del suelo y reflejaba la gran ecantidad de su- perficie que habia per capita. Esta es aun una Ws 139.8 1 sis- practica comin en algunas partes de la isla. tema consistia en la corta y quema en un predio pequeno donde se eultivaba por 2 6 3 afos hasta el deslave de la mayor parte de su vegetales, lueg» agotamiento o el materia. orginita y nutrimentos abandonando, éste y repitiendo el proceso en predios cercanos. Haas. (19) no consideré improbable que le mayor parte de la isla hubiere sido aclarada una Y Pero eso parece bien aducir en su contra otra vez mediante este proceso. dudoso, aunque s6lo hubiese para la. naturaleza relativamente imperturbada de los bos- antiguos. El ques; segin patente en los. informes climar-himedo prebablemente evité que hubiese gran- des fuegos forestales. Cook (18), hacen eco de la creencia general al exponer que la desfores- pre-colombinas al linpiar log pero de- Gleason y tacion empezé en époe:s predios pequeios para era la poblacién fué aborigenes sembrar, bido a lo es¢cazta que cambio sufrido por la vegetacién. Las talas la Negada - de pacién principal ha sido también la agricultura. La historia del crecimiento poblacional, la conecsién de baldios por la Corona y el uso de la tierra agricola época y naturaleza de las- talas o poco el se esparcieron por toda la isla desde los colonizadores europeos, cuya osu- jindican el ritmo, desmontes. La baja poblacién de la isla en los Si- glos 16 y 17 imposibilité el rapido esparcimiento de la agricultura. O’Reilly (26) en 1765 mencionéd que la falta de brazos impedia el progreso en la tala del bosque y el cultivo de la tierra. Para esa fecha la poblacién, ealeulada en unos 45,000 podia compararse a la que existia probablemente en la époea del arribo basado en CARIBBEAN; b ORESTER, de Golén. Con virtualmente ningén comercio de ex- portacién con anterioridad a 1800:sélo.se ecultivd el area necesaria para la. alimentacién de los habitan- tes. Se ha calculade que para 1800 la poblaecién era de 155, 000 (13). En la primera década del siglo 19 escribe Rojin, “ia isla de Puerto Rico esté aun poco habitada.... persa por 1a Lia habitacién humana aislada y dis- isla, careee de medios de comunicacion entre si. (lo. que. se necesita es), tumbar los arbo- les grandes y vigorosos.” (25). Para 1899..la:pobla- eién Hegaba a 953,000 (31). Ia concesion de terrenos por Ia Corona empezd con la “Ley en 1513, cerca de 170 acres metliznte Primera” aaa er por Fernands V a yi f a otorgando a los colonizadores predios ie cuimplimiento. ‘de ciertos (25). Después de muchos requisitos en cuanto eultivo Para 1759 habia afios de contusion a residencia’ y~ 5,000 fineas debido a que se perdieron’ muchos documentos al quemar 19s holandeses a San Juan en 1625, un decreto real del rey Carlos III del. 14 de enero de 1778 otorg6 la propiedad de las tierras a sus ocupantes y autoriz) al Gobernador General a ven- der tierras de la, Corona a razén de_real, y quarto por. cuerda de tierra laborable y tres cuartos de real. por. cuerda de tierra de apacentamiento (2).,, En; esa, época se nombré una. junta bajo el Gobernador Ge-, todas las tierras publicas atin, por medio de coneesiones de 200 euerdas!. (29). Estas concesiones im-; ponian la condicién de que habia que cultivar el 19 25. Mar. aos y el 100 por ciento después neral para distribuir sin o¢cupar para cada -solicitante por ciento del area en término de un afio, el 2 ciento al cabo de 4 de 10 afios. Esta politica no fué particularmente efectiva-en la distribueién de tierras y muchas par-: celas fueron revertidas por falta de eumplimiento del. requisito. Con la restsuracién de Fernando VII al trono de Espafia después de las Guerras Napolednicas se hi-| esfuerzos por desarrollar la agricultura Rico. En 1818 fué abolida la junti es- “Junta ee Esta junta también estaba autorizada a "ees cieron mas de Puerto tablecida en 1778 y se ered una nueva, la Superior de Composicién y Venta de Terrenos lengos’’. der terrenos 0 a vendérselos a los ocupantes de con- cesiones anteriores que no habian cumplido con las’ condiciones impuestas. La “Junta Superior” estuyo. activa hasta 1876 cuando se decreté que los torrénos: de la Corona podian adjudicarse sélo mediante’ su- basta ptblica al mejor postor, politica que quedé- en efecto hasta la fiola en 1898, El periodo mas activo’ de coneesiones terminacién de la dominacién espa- de.*tieerds. TOI HOT TAT 1, Una cuerda equivale a 0.97 de un acre 0 0.39'de una. heetarea. ae Bony aout JCS} aooF Jude JANUARY 1950 por la Corona fué aparentemente entre 1820 y 185U. En 1828 el cuarenticuatro por ciento de la isla o sea eerca de 1,000,000 de acres pertenecian a la Coron (17). En 1899 quedaban sélo cerca de 132,000 acres o sca que el 6 por ciento de la isla era propiedad de Ia Corona (30). Entre 1850 y 1876 ja junta conce- diéd sélo 147,000 acres y muchas de estas concesiones eran inasequibles: lo cual indica gue casi toda la isla habia sido concedida previamente. Al terminar ia dominacién espafiola en 1898 las tierras que poseia la Corona incluian dreas forestadas en las Montafias de Luquillo, en las cercanias de Maricao y Gudnieca, en los manglares v en la isla de Mona. ~ La mayoria de las primeras talas se efectuaron para dedicar el terreno al pastoreo. En el siglo 15 el rey creéd la “Granja de Toa” una institucién que importaba animales domésticos, plantas alimenticias y frutas (24). Para 1571 habia muchos apacentado- res (22) y para 1778-la isla estzba bien provista de ganado vacuno (26). En 1828 habia 634,000 acres dedicados a pastos (17) y en 1899 habia 1,200,009 acres (31) o sea cerca del 55 por ciento de la isla (30). Con anterioridad al 1900 los cultivos en pleno campo no utilizaban tantos terrenos como el pasto- reo, pero requerian la tala de las laderas mds pen- dientes. Con la introduccién del café en 1736 (8) empezo un cultivo que estaba destinado a ‘adentrarse bien en el interior montanoso de la isla, para aquel entonces densamente forestado. La produccién de eafé aumenté rapidamente después de 1755 (11) y pronto se tornéd en un renglén importante de expor- tacién. En 1828 el d4rea total bajo cultivo eza de 117,000 acres (17), de las euales 17,000 eran de café. Una carta del Gobernador Generai dirigida al Minis- tro Espatiol de Ultramar en 1879 deseribia los bos- ques de la isla en un estado tan lastimoso, particu- larmente en las regiones del sur, que el agua de riego escaseaba, el suelo se estaba erosionando y el clima habia cambiado notablemente. Los bosques eran tumbados y quemados para dedicarlos a cultivos agri- colas, usando practicas atrasadas e improductivas sin tomar en consideracién los efectos que ésto pudiera tener sobre el suelo. En la regién de las Montafias de Luquillo la tala ecomenz6 temprano pero aparentemente no ascendié a la altura hasta pasados muchos afios. Cristébal de Guzman establecié una finca cerca del rio “Loquillo” (hoy Mameyes) en 1509 (4,9). Esta finea fué des- truida por los indios Caribes en 1530 (10). Abbad (1) se refiere a Sebastian Alonso Niebla como posesor de una finea en las “Montafias de Loquillo” 2 principios del siglo 16.- En 1582 Melgarejo (23) expuso que los vaHes de los trios Fajardo, Sabana, Espiritu Santo v Grande fueron abandonados porque los Caribes vivian en las Montafias de Luquillo. En esa fecha una fa- 53 milia persistia viviendo en e] Valle de Mameyes perso su easa fué quemada dos o tres veces. Parece que no hubo concesiones de tierras en las Montafias de Luquillo a individuos particulares hasta 1776, con la posible excepcién de Jas pocas fin- eas dispersas deseritas anteriormente, todas las cua- les estaban localizadas probablemente en las faldas de las colinas mds bajas. En ese afio, com) retri- bueién por servicios militares Carlos TII otorgé 4 “leguas” de terreno en Puerro Rico al duque de Gri- én (Luis des PBalbes de Berton de Quiers) (33). Esto equivalia evidentemente a mis de 20,000 acres. La mayor parte de esta concesién estaba situada en las Montatias de Lugquillo, que constituia la porciéu mayor atin sin ocupar para ese tiempo. En 1792 eF duque tomé posesién de 8,700 cuerdas, de las cuales 4,400 estaban en el municipio de Naguabo, 2,800 en Fajardo y 1,500 en Luquillo. En 1830 se le cedié el resto, incluyendo 2,000 cuerdas en el municipio de Loiza (8), un drea grande en el municipio de Ris Grande y dreas edicionales en las montafias occiden- tales cerea de Lares. Hoy dia no se conocen ni los linderos ni las Areas exactas cedidas al duque en las Montafias de Luquillo pero la parte alta de las Montanas debe haber sido incluida. Indicios actuales dentro del area son los nombres dados a ciertos si- tios como “Pico Duque”, “Colina Duque”, “Barrio Duque” y “Sitio Duque”. La concesién hecha al Duque imponia la condi- cién de que debia cultivarse el terreno en término de 4 afios, requisito que no fué satisfecho. El] propio duque nunca visité la isla y sus herederos no tuvie- ron un representante local hasta 1829. Ni el duque ni sus herederos hicieron nunca nada con el gruesa de esta propiedad y después de una larga encuesta legal entre los herederos y las autoridades de Puerto Rico, en 1859 Isabel IT envio a la isla al Conde Man- fredo Bertone de Sambuy y ordené a los funciona- Trios locales que le dieran posesién de la propiedad. Aparentemente ésto nunca se hizo en las Montafias de Luquillo (33). Las mds accesibles de lo que aparentemente habia sido la concesién del Duque fueron subsiguientemente otorgadas por la “Junta Superior”. areas El duque cedié al Conde Bernardo de Galvez ung parte de su concesién comprendiendo 2,430 acres v situada en el Barrio Rio Blanco de Naguabo. Este predio lo heredé la hija del Conde, Matilde de Galvez, Marquesa de Sonora. Esta a su vez lo leg6 en 1839 a su hija la Condesa Clotilde Capece Minutolo y Gal- _ vez quien sostenia que el Area habia sido deslindada en 1830 y 1831 pero en 1885 ella atin no habia pre- sentado pruebas de los limites. La condesa percibid. Tentas de varias personas que vivian en el 4rea hasta. las postrimerias del siglo 19 pero el tipo de utiliza- 5¥ ¢ién’ a que se dedicala la tierra no se ¢onoee. Este predio puede que se ‘extendiera hacia’ el oeste a lo largo de las laderas del Sur hasta un predio conocido bajo el nombre de “La Condesa” en el borde ceei- dental de la cadena de montanas. En 1923 hubo una reeclamacion- por toda. Ja cited as. Montafias de Luquillo, basandose eu Luis ecdidental de 1 una alegada concesién, Ja “Plantacién de. San de Canévanas” hecha en-1703 a Francisco de los Re- yes Correa, un capitan de la Armada espanola, deféndié a) Arecivo contra los ingleses en L702. evidencia para probar quien Los lerederos nunea encontraron su alegacién de que habian. estado en posesién de. este axea hasta 1896 y-de que habian, cortado madera allt Rasta 1912. 5 el Jia inaeccesibilidad y ja mala calidad del suelo puira fines de 1850 th! concesion de la mayoria de los terrenos de Luqui- flo mas arriba de los 500 pies de elevacioén. Un area de unas 10,000 acres en el centro de las montafas quedé en posesién de la Corona y continud forestad& Rasta el Tratado de Paris en 1898. Las fincas mas menores, pero en su agricolsa retard6 hasta después altas —producian café y frutos conjunto contenian por lo menos unas 10,06 desforestadas para fines i) aeres mas que no habian sido del siglo (5). Para 1900 mas de tres perficie de Puerto Rico habia Gerea de 1,700,000 acres, o sea el 78 por ciento de la jsla estaba comprendida en fincas. De esas, unas 463,000 estaban bajo cultivo, incluyendo 191,000 acres de eafetales (31). Por deduccién puede concluirse que por lo menos el ciento de la isla o sea un Area de unas bierta de bosques y maleza. dbia extendido mis rapidamente que el sistema de carreteras aptas para el transporte de madera, de ma- 1 80 por ciento del bosque primitivo cuartas partes de la su- sido desforestada. veinte por 450,000 El cultivo agricola se acres estaba cu- nera que del 70 habia sido tumbado y quemado cuando atin era ec0- Homicamente inasequible a ningtin mercado. é j j Conservacién Forestal La’ documentacién sobre los esfuerzos hechos por conservar los bosques de Puerto Rico con anteriori- dad al 1900 se conereta casi enteramente a una lista de leyes. a legislacién sobre conservacion apare- eié temprano en la historia de Puerto Rico pero existe poca evidencia de sus resultados. La creciente riecesidad de conservacién forestal fué obscurecida por muchos afios por el facil abastecimiento de pro- ductos forestales provenientes del extranjero. Final- mente se hizo patente cuando los bosques se alejaron tanto que escasearon localmente los espeques y' la lefia y los rios causaban desastrosas inundaciones en la €época lluviosa o desaparecian por completo du- rante la sequia. CARIBBEAN FORESTER - En la “ley primera’’.de' 1513; Fernando: V_ ofreeié; terrenos..:a: la: gente, una» parte de los cuales. debia. plantarse de drboles (28). En 1536 Carlos I.‘ordené. a los colonizadores a quienes: se les habian repartido los terrenos, que tomasen posesidn de los mismos- en un periodo de 3 meses y plantasen arboles a lo largo sus linderos, de mazera que fuera posible usar la; ma- dera (28). Las primeras muestras de interés en” Puerto Rico en lo relacionado a conservacion forestal’ fué la cireu- lar Nim. 493 del sentando la reeomendacién de Miguel de la Torre que gobierno que aparecié en 1824 pre- . 4 e fs) es tt se dejaran fajas arboladas'a lo largo y en las cabe- ceeras de los rios* (36). f _ E129 de agosto de 1839, Isabel IL eae al esta? Pico ento en Puerto Rico de una junta para prote- ger los bosques, peces y vida silvestre (37). El 20 de de 1843 disposiciones: septiembre esta junta aprobdé las siguientes nz BY 1: Todd vecino dra cortar madera para satisfacer sus ‘necesi® dades en Tas tierras de su propiedad” po“ particulares. 2. Se permitira el embarque de maderas para do- minios extranjeros mediante contribucién de un derecho impuesto sobre las maderas. 3. Se prehibe absolutamente la extracecién para! puntos extranjeros de maderas a pEOPASitp an construceion naval, i BED 4. La operacién de corta en las tierras sélo aptas para bosques se verificaré entresacando la ma- dera que se necesite y nunca despojando - un terreno determinado de todo dArbol o planta robusta. operaciones que impidan la reprodueccidn de lo ecortado. OT . Se. cuidara de_no .practicar 6. Se cuidara. de propagar la replantacién de !o: que se corte. ; influjo aS! propagar palmas- por el sobre la electricidad y el: aleja-i Se procurara que tienen miento proporcionado de Jas tempestades a. ciertas distaneias. 8. No se permitiré el corte en las margenes Y, cabeceras dc los rios, tanto en tierras pdabli-, cas como privadas. Oe Para se requiere un’ permiso especial del gobierno. cortar maderas para construccién ‘naval, 10. Las maderas de reserva naval son: tear (Br: - eida buceras L:), capi blanco (Petitia do- mingesis Jacq.), capi prieto (Cordia alliodora, (R. & P.) Cham.), mangle botoncillo (Conocar~ pus erecta L.), mangle colorado (Rhizophora’ mangle I.), maria (Calophyllum antillanum: JanvAny 1950 (Jaeq.) Britten), ausubo (Manilkara nitida (Sessé & Moc.) Dubard), algarrobo (Hymenaea courbaril L.), ecdbana (Stahlia monosperma = 2 (Tul) Urb.), roble (Tabebuia pallida Miers.), laurel (Lauraceae), y cedro (Cedrela odorata ik). 1 ‘he 1844 iy circular Naim. 34 del gobierno de Puerto Rico requeria se plantasen Arboles usando fondos municipales, en los linderos de las tierras de Se prohibia la quema de maleza en todos los terrenos. Una agen- Los alealdes de- bian localizar y determinar e} area en los terrenos pu- blicos comprendidos en su municipio que debia con- la Coronz y a lo largo de las cerreteras. ¢ia forestal publica fué establecida. servarse forestada (36). Por orden real en 1850 todas las tierras conce- didas por J2 “Junta Superior’ que no habian sido ealtivadas de} acuerdo con los términos de la conce- sidn debian volver a manos del gobierno: Entonces, en caso de que los usuarios no Ias comprasen al va- Jor tasado,-cualquier drea apta sdlo para bosques se separaria de las ventas y se pondria bajo la super- visién del ingeniero de montes del gobierno. ~ Una orden real del 1 de junio de 1853 decretaba la preparacion de una ley forestal, la localizacién y demarcacién de terrenos realengos y la recopilaciéu de estadisticas sobre cuantia y métodos de corta. Dos ingenieros de montes vinieron de Espafia en un encomienda de 3 afios para ayudar a encauzar el pro- yecto (37). Una circular en 1857 hacia patente que los terrenos baldios y bosques de la Corona se consi- deraban como sinénimos. Esta circular ordenaba al amojonar y admi- nistrar los terrenos baldios cerca de Utuado. Una circular de 1859 prohibia la corta de los mejores arbo- les para usar como lefia ya que debian dedicarse a 81 utilidad 6ptima (36). ingeniero de montes a deslindar, Un presupuesto para la administracién de bos- ques publicos aparece por primera vez en los docu- mentos de 1860 (34), aunque en la legislacién de 10, ahes antes se hace referencia a la plaza de inge- Esta primera partida consignada en 2,800 pesos° (cerca de $1,700), yun ~ayudante. . Desde niero de montes. el presupuesto fué de para - un. director :-técnico 1861. hasta 1865 se asigné anualmente la suma de 7.300 pesos y de 1866 a 1868. la asignacién-anual fué de 5,600 .pesos. --En 1870. la plaza de -ingeniero de montes fué suprimida por el gobierno local como una medida de economia ya que no se consideraba necesa- Tia’ da: custodia. de los- terrenos piblicos en un pais dende.. nv: habia- -bosques =piblicos-importantes. Casi inmediatamente. grandes -dreas -boscosas pasaron 4 prepiedai : privada,. incluyendo’ el- pico de Guilarte. En 1875 el Gobernador General: firm6-un: decreto pro- 20. hibiendo la tala y abandono de tierras tanto publicas, coma privadas sin previa autorizacién del alealds, respectivo, quien habia de seguir las instrucciones del inspector forestal. En febrero de 1876 una orden real puso fin a las concesiones gratuitas y especificd. que el inspector de montes debia examinar todos los terrenos piblicos antes.de que fueran vendidos para, evitar el paso a manos privadas de la tierra que de- El diez por ciento. ventas de terrenos y de. bia continuar ecubierta de bosque. de los ingresos de dichas productos forestales se usaria para la repoblacion de bosques. existentes. a rasos. y calyeros y para la mejera de los El-21 de abril de 1876 Alfonso XII firm6é uns ley forestal para el establecimiento y proteccion dei reservas forestales (14). Habian de establecérse bos- ques donde fueren necesarios para controlar la ero- sidn, conservar fuentes y manantiales, impedir inun= daciones y como paliativo contra la accién del viento Para eada pueblo en que fuera posible habian de: acotarse tierras que constituirian bosques municipales. Estos montes ‘hebian de ser administrados localmente por los alealdés y todos los demfs por una organiza-! cidn regional bajo la direccién del Gobernador Gene’ ral. El inspector forestal que estaba a cargo de todat la isla era el’ que decidia, junto con’ el alcalde del pueblo y con un aio de antelacién, cuales eran los- arboles que debian cortarse en los bosques municipa-’ les y también hacia los planes necesarios para mée- jorar esos bosques. Tas ventas de madera habian de! hacerse en publica subasta. Los Arboles que habian! de cortarse se sefialaban con la marca real. La corta’ ilegal habia de pagarse al doble del valor en pie para la primera ofensa, triple para la segunda vio” ¥ A los eoloniza~ dores que vivian cerca del bosque se les pérmitia ¢T uso gratuito de la madera para su propio consumo. * lacién y euddruple para la tercera. Una. asignacién forestal especifica fué restable- cida por el gobierno local después de 1876 (34) para, De 1877-78. se. asignaron 3,800 pesos para-el personal siguiente: un. inspector, dos ayudantes, un escribiente y un conserje. d implementar la nueva: ley forestal. Habia una asignacién de 1,600 para deslindes, renta equipo. taba con el-mismo personal pero la asignacién total, fué rebajada a 5,100 pesos. Los manglares,- histéri-+ eamente de v4lor para construcciones. navales,. fue-- de oficinas, libros. y El afio siguiente con-r ron transferidos de la-marina a la Inspeccién de, Montes en 1877 a pesar de la oposicién’de la Marma. Por lo menos de 1877 a 1885 hubo en Puerto Rieo. una Oficina del- Cuerpo Nacional de Ingenieros de, Montes: de.Espaitia. La organizacién forestv? puerto-. rriquena para esa-fecha estuyo-a carzo ‘del “Negociado, de-‘Obras Piblieas, Construcciones Civiles, Montes y. Minas” y se hacia referencia 2 ella-eomo “Inspeccién. 2 56 de Montes de Puerto Rico” o “Servicio de Vigilancia de Montes”. ’ ’ En 1879 el gobierno espaiiol aprob6é una proposi- ¢ién de reforestacién ptbliea basada en el uso del 10° por ¢iento de los ingresos de las ventas de terre- nos y de madera. El programa habia de ineluir to- das las tierras piblicas no aptas para el eultivo o aquellas que se necesitaban para el control de la ero- sidn, de las inundaciones o para la fijacién de Jas mirgenes de los rios. En los casos que fuere posible Ja reforestacion habia de hacerse por diseminaci6n natural o por brotes de cepa. En los demas casos habia de utilizarse la siembra directa y como tltimo recurso, mediante plantacién. Habia una_ partida para viveros y recoleccién de semillas. La primera zona forestal, que comprendia unas 26,000 acres en las montafas de Luquillo y en los mangles del este, ya habia sido establecida para 1885 y, estaba bajo la vigilancia de un guarda. La segunda zona. estaba centralizada aparentemente en Utuado. Cerca, de una docena de casos de transgresiones fve- ron informados al alealde de Luquillo en 1885 y ea muchos de ellos el gobierno logré que resultasen con- victos los acusados. Desde 1877 a 1888 se hicieron planes detallados para la explotacién de bosques pu- blicos, basadog en cAleulos de volumen, clases de edad y turno. En: estos:planes se proyectaba ecortar arbo- les, en, mds de 17,000 acres cada ano pero no se han encontrado los informes sobre estas cortas. Tan va- gas eran las descripeiones de los bosques hechas: por la Inspeecién de Montes en cuanto a Areas, lindes y naturaleza de las especies que ello indies que el. inspector de montes no estaba bien percatado de las condiciones in situ y que los progresos logra- dos iban a la zaga de los planes. En esa primern zona, entre 1885 y 1888 se llevaron a eabo por lo menos 20 subastas piblicas de madera en pie. Algu- nas de las el4usulas de los contratos de venta de moa- dera eran esencialmente iguales a Jas que se usan hoy dia. En algunos contratos se menciona la lefa como presente en el frea de corta, pero no se propone su aprovechamiento por su abundancia y earencia de publicos valor. Evidentemente Puerto Rico tenia una progresiva legislacié6n forestal durante el siglo 19. Aunque en Jos documentos histéricos no esté todo claro, la ex- tension y condicién de los recursos forestales de la isla, segin descritos a fines de ese siglo, testimonian el hecho de que no eran muy efeetivos los esfuerzos tendientes a la conservacién forestal. Esto no es sorprendente en vista de lo exiguo del personal en- eargado de la vigilancia y proteccién de los bosques y los indicios de que el interés por los bosques: tenia su raiz primordialmente en la madre patria de ma mera que en la colonia la conservacién era algo im- puesto por extrafios. | CARIBBEAN FORESTER Conclusiones Este estudio nos lleva a ciertas conclusiones ge- nerales con respecto a Jos bosques climAécicos de Puer- to Rico, su destruccién y su conservaecién. 1. El climax de vegetacién en Puerto Rico era el bosque. Este bosque variaba en estructura Y composicién y eontenia valiosas. especies madereras. ip Probablemente fué poco el efecto alterativo general de los indios sobre los bosques antes de la Negada de los europeos. 3. La tala y roturacién fué mucho mis impor- _tante que la utilizacién forestal como causa de la destruecién de los bosques. Probable- mente se us6 menos del 20 por eciento de la madera que se corté antes de 1900. 4. La mayor parte de la destruccién de la vege- tacién climaciea de Puerto Rico tuvo lugar. en el siglo 19, bo Or . Con anterioridad. al 1900: no fueron muy efec- tivos los esfuerzos: hechos por econservar los bosques. Ni el interés por la econervacioén nm: las autoridades forestales del gobierno logra- ron evitar la conecesién o venta a particulares por parte del gobierno durante la segunda mi- tad del siglo 19 de grandes superficies de te- rreno que eran aptas sdlo para bosques y dondé se encontraban los mejores rodales madereros restantes. Cuando mas, los esfuerzos hacia la conservacidn meramente deceleraron cl ritmo de Ja enajenacién de los terrenos por el gobier- % no. Para 1898 los bosques de la Corona com- prendian solamente unos poeos miles de acres de rodales enmalezados, inasequibles v entre- sacados. 6. Puede que haya attn vegetacién climaécica en unas 8,500 acres, incluyendo unas 5,600 acres en las Montatas de Luquillo y “reas menores en “los bosques piiblicos de Carite, Toro Negro, tuilarte vy Maricao y en algunos picos disper- Estas Jas menos asequibles de la isla. La mayoria de sos de propiedad privada. freas sou estos predios nunea fueron cedidos a partieu- lares y los bosques de muchos de ellos nunen produjeron aparentemente ninguna de Jas ma- deras que en el pasado se consideraban de valor. eTan La estructura y composicion de estos bosques se semeja mucho a la vegeta- cién primatia de las Antillas Menores. Wo hay evidencia de cortas’ vy son comunes Arbo! les maduros y decrépitos. Aqui est4n inclui- dos los bordes altos del bosque pluvial y par- tes de los bosques. montano y enano. Bi (La literatura citada aparece al final del texto en inglés.) bt > e lu ee at | apt 4 cy - pee ' Bs one ee de i. ae ’ oa EN CURRE ims ve Do AG a > U. S. DEPARTMENT OF AGRICULTURE FOREST, SERVICE TROPICAL FOREST EXPERIMENT STATION RIO PIEDRAS, PUERTO RICO APRIL 1950 VOLUME, 11, NUMBER 2 irene Forester El “Caribbean Forester”, revista que el Ser- vicio Forestal del Departamento de Agricul- tura de los Estados Unidos comenzé a publi- car trimestralmente en julio de 1938 es de dis- tribucién gratuita y esta dedicada a encauzar la mejor ordenacion de los recursos forestales de la regién del Caribe. Su propdsito es estre- char las relaciones que existen entre los cien- tificas interesados en la Ciencia Forestal y ciencias afines encarandoles con los proble- mas confrontados, las politicas forestales vi- gentes y el trabajo que se viene haciendo para lograr ese objetivo técnico. Se solicitan aportaciones de no mas de 20 paginas mecanografiadas. Deben ser sometidas en el lenguaje vernaculo del autor, con el ti- tulo o posicién que éste ocupa. Es imprescin- dible incluir un resumen conciso del estudio efectuado. Los articulos deben ser dirigidcs al “Director, Tropical Forest Experiment Station, Rio Piedras, Puerto Rico”. Las opiniones expresadas por los autores de los articulos que aparecen en esta revista no coinciden necesariamente con las del Servicio Forestal. Se permite la reproduccién de los articulos siempre que se indique su proceden- OT The “Caribbean Forester”, published since July 1938 by the Forest Service, U. S. Depart- ment of Agriculture, is a free quarterly jour- cla. nal devoted to the encouragement of improved management of the forest resources of the Caribbean region by keeping students of fo- restry and allied sciences specific problems faced, the policies in effect, and the work being done toward this end throughout the region. in touch wth the « Contributions of not more than 20 type- They should be submitted in the author’s native tongue, and should include the author’s title written pages in length are solicited. or position and a short summary. Papers should be sent to the Director, Tropical Fo- rest Experiment Station, Rio Piedras, Puerto Rico. Opinions expressed in this journal are not necessarily those of the Forest Service. Any article published may be reproduced provided that reference is made to the original source. aS Le “Caribbean Forester”, qui a été publié depuis Julliet 1938 par le Service Forestier du Département de Agriculture des Etats-Unis, est une revue trimestrielle gratuite, dediée a encourager l’aménagement rationnel des fo- réts de la région caraibe. Son but est d’entre- tenir des relations scientifiques entre ceux qui s’intéressent aux Sciences Forestiéres, ses pro- blémes et ses méthodes les plus récentes, ainsi quw’aux travaux effectués pour réaliser cet ob- jectif d’amélioration technique. On accepte voluntiers des contributions ne dépassant pas 20 pages dactilographiées, Elles doivent étre écrites dans la langue maternellé de auteur qui voudra bien préciser son titre ou sa position professionnelle et en les accompag- nant d’un résumé de l’étude. Les articles doi- vent étre addressés au Director, Tropical Fo- rest Experiment Station, Rio Piedras, Puerto Rico. La revue laisse aux auteurs la responsibilité de leurs articles. La reproduction est permise si Von précise Vorigine. Vou. 11 — No. 2 Aprit 1950 the ae Forester Contents Sumario Adiestramiento Forestal en Puerto Rico ~< bajo el programa del “Punto Cuarto” .......... 58 Peng hee NM Ua) RC POLL sesso ee tee se ee craeceesessocsecesesas (OO) Tropical Forest Experiment Station Décimo Informe Anual de la Estacién de de InvestigaciOn Forestal Tropical (Traduccién del articulo anterior) qv (ea) CARIBBEAN [ORESTER Adiestramiento forestal en Puerto Rico bajo el programa del ‘‘Punto Cuarto’’ Bajo el programa del “Punto Cuarto” del Presidente Truman, Puerto Rico ha sido selec- cionado como centro de entrenamiento técnico a individuos de naciones latinoamericanas de menor desarrollo econémico y habra de cubrir amplios campos, con la participacién de casi tedas las agencias del gobierno puertorrique- io, incluyendo la Universidad de Puerto Rico. También han de cooperar las agencias del go- bierno federal en Puerto Rico. Las agencias forestales de la isla han ofre- cido sus servicios para el adiestramiento de la- tinoamericanos en la ciencia forestal. Aunque el personal técnico forestal es limitado, el en- trenamiento de cierto numero de estudiantes es factible. En el pasado se entrenaron seis estudiantes extranjeros. Se consideré como mi- nimo un periodo de 6 meses de entrenamiento para el caso de agronomos graduados (o su equivalente) y 3 meses en el caso de estudian- tes que ya tienen adiestramiento forestal. en materia Puerto Rico ofrece oportunidades de estudio de la ciencia forestal tropical que quizds no sean superadas por ningtn otro pais en este hemisferio, Pueden estudiarse cuatro amplios aspectos de la dasonomia: administracion fo- restal, investigacion forestal, dasonomia de ex- tension e inter-relaciones de la dasonomia con otros usos del terreno. La administracion fo- restal ptiblica Heva en vigor mas de 30 afios en Puerto Rico. El Servicio Forestal de los HWE. UU tiene baio sn administracién el Bosque Nacional Caribe y el Servicio TForestal Insular administra 11 bosques. Ei trabajo de administracion forestal incluye: pro- tecciOn, ordgnacion, reforestacion, selvicultura, ventas de madera, areas ptblicas de recreo vy proteccién de cuencas hidrograficas. La in- vestigacion forestal tiene un historial de 10 anos en la Estacién de Experimentacién Fo- restal Tropical. Los proyectos de investigacién poe 5 SN incluyen estudios de propagacion, plan- facion, crecimiento, aspectos de ecologia forestal, métodos de corta y _ rendimien- tos. La ciencia forestal de extensidn que hoy dia ileva aqui mas de diez anos de desa- rrollo, incluye la distribuci6n de material de viveros forestales entre los agyicultores y ei eptrenamiento de los jovenes de los Clubes 4-H en materia de dasonomia aplicada a la finea. Los cursos de colegio sobre la conservacién de cursos naturales y sobre dasonomia aplicada ala finea serin ofrecidos en el Colegio de Agri- cultura de la Universidad de Puerto Rico du- rante el pr6éximo afio académico. Los progra- mas activos de diferentes agencias guberna- mentales en Puerto Rico tendientes a resolver les problemas de erosién, inundaciones, energia cléctrica, riego vy problemas de abastecimiento de agua para doméstico, todos los cnales son comunes a través de la América La- tina, Hacen pesible el estudio del papel que r- presentan los bosques y la dasonomia en la consumo mejor utilizacion de la tierra. Las tierras forestales de Puerto Rico es- tan situadas a elevaciones que _ fluctian desde el del 1,300 me- la temperatura media fluc- tia entre 20 vy 26°C, la precipitaci6n anual en- tre 0.60 vy 4.50 metros v el suelo varia desde la arena gruesa hasta las arcillas pesadas. Los bosques de Puerto Rico contienen muchas de las mismas especies que se encuentran tam- bien en mas de 100,000,000 de hectareas que se ha caleulado existen en las Indias Occiden- iales y en la vertiente Atlantica de Centro y — ae < = I a D & « a aA na AORN AAWT AM MA Ana am TAME Sun América, Le wer ceenss AU 2eeeevrtc Clb bh UL uo nivel hasta tros de elevacion, mar Rico origina un importante problema que pre- valece cn casi todos los centros mas densamen- te poblados de la América Latina. Los esfuer- z0s hecnos en Puerto Rico por resolver los pro- blemas forestales locales proveen un patr6n que pueden tomar como modelo otros paises latinoamericanos. Ttay disponibles numerosas becas de adies- tramiento en Puerto Rico a través del Progra- ma del Punto Cuarto. Todos los interesados pueden asesorarse con la Embajada de los Es- tados Unidos en sus respectivos paises. APRIL 1950 59 + Tenth Annual Report y TropicaL Forest EXPERIMENT STATION TropicaL REGION Forest SERVICE This report marks the end of 10 years of forest research at the Tropical Forest Expe- riment Station. It is a time for an appraisal of what has been accomplished. The past year has been one of the most productive because of the first fruition of several long-range prc- jects. Fully as important as the new data, however, has been the special effort on the part of the staff to place new knowledge di- rectly in the hands of the practitioner. A DECADE OF PROGRESS Phe establishment of a forest experiment station in Puerto Rico was under considera- tion by the government, and informal forest research was in progress for many years before action was taken. As early as 1912 a bill was submitted to the Insular Legislature for this purpose but failed to pass. In the early 1920’s, with the beginning of the Forest Service tree propagation program for farmers, a number ci studies were Made concerning problems of seeds and nursery practice. The McSweeney- MeNary Act of 1928 authorized the establish- ment of a Federal forest experiment station “in the tropical United States in the West Indies”, but no appropria- tion was made at that time. In 1938 the Southern Forest Experiment Station and the administrative forestry agencies of the island made availabie a small allotment with which a research staff was employed under the tech- nical direction of the Southern Station. Finai- ly, in fiscal year 193940 a direct appropria- tion was made and the Tropical Station was possessions of the formally established. of the responsibilities about as follows: The charter Station outlined its 1. Conduct forest research in Puerto Rico in the following fields: (a) Forest management (1) Seed studies (2) Nuisery studies (3) Planting (4) Growth (5) Yield (b) Forest economics (1) The economic role of forests in Puerto Rico (c) Forest products {1) Timber testing (2) Seasoning (3) Durability (4) Preservative treatment (5) Wood identification (d) Forest influences (1) Forest vs. other crops in erosia and flood control (e) Forest botany (1) Tree identification (2) Succession (3) Soil restoration (4) Species-site relationships 2. Serve as an international center for iropical forestry research. (a) Afford research facilities for visit- ing foresters. (b) Furnish technical advice and assis- tance to other countries. (c) Train students and scientists for other ccantries. (d) Function as a clearinghouse fer tropical forestvy information. (e) Determine regional forestry pro- hlems by international travel. 60 G 3. Serve as a center for forestry education. (a) Prepare teaching materials. (b) Work closely with the Agricultural Extension Service. (c) Give short courses for extension workers and teachers. (d) Encourage graduate students to take advanced forestry training. ie) Aid in the establishment of botani- cal gardens and arboreta. (f) Provide a training center for wood crafts. The accomplishments of the Station to date, presented in accordance with the scheme just outlined, are here briefly described. They include the accumulation of basic information and materials with which to conduct research, the beginnings of long-term investigations, the completion of short-term research projects, and related international and educational werk. The facilities of the Station, which are basic to all work, are a concrete building with an equipped laboratory and a tropical forestry library of more than 5,000 titles. The library currently receives 72 periodicals. The Station has exclusive use of three experimental forests totaling 619 and has access to an additional 76,000 acres of public forest lands with a range from 0 to 4,400 feet elevation, from 25 to 180 inches precipitation annually and from light sand to heavy clay soils. acres, FOREST RESEARCH IN PUERTO RICO Forest research in Puerto Rico has been the major function of the Station during the past 10 vears. Because of the war, appropria- tions did not increase as was anticipated, and they have all been allotted directly for forest management investigations. Nevertheless, in- formal studies have been carried out in related fields as opportunity has permitted. During the first 5 years greatest emphasis was placed on forest regeneration. Since that time studies have concentrated more on the silviculture of naturally and artificially established forests. CARIBBEAN [FORESTER Only the more important positive results appear here. It should be recognized that this, in one sense, is an incomplete picture, since research to date has been no more effective in showing what to do than what not to do. The Station has undertaken 1,533 inves- tigations, studies, and tests concerning about 250 tree species. Of these, 1,120 have been com- pleted, and 413 are under way. These studies are distributed throughout the Island, most of them on public forest lands, as follows: ‘\ NUMBER oF Location ACTIVE STUDIES Caribbean National Forest Luquillo Division 88 Toro Negro Division 41 Experimental Forests St. Just TZ Cambalache 68 Rio Piedras 10 Insular Forests Maricao 43, Rio Abajo 20: Guilarte 14 Carite 10 Guanica 8 Guajataca 4 San Juan 2 Aguirre I Sustia if Other areas 31 Total 413 Forest Management Seed of 181 important or potentially im- portant native and exotic tree species was sub- jected to germination, weighing, and various other tests related to its use in forestry. Satisfactory seed storage practices were developed for 28 species in frequent use.. Twenty-five years of accumulated seed records as to germination, storage, weights, = Aprit 1950 and moisture contents for 294 tree species were summarized and published. One hundred and thirty-two tree species were propagated experimentally to determine the most satisfactory techniques. Such tectii- niques, suited for large scale propagation, were developed for 48 species. The most satisfactory sowing densities were determined for seven of the most commonly propagated species. The proper depth of sowing and kind of seed-bed cover material was determined for 16 important species. The cloudier, cooler, and more humid climate of the zone between 500 and 1,000 feet elevation was found superior to that of the coastal plain for tree propagation. The most successful size and type of nur- sery stock was determined for 12 important species. Local sphagnum moss was found as sa tisfactory for packing as imported moss, saving local nurserymen seyeral hundreds of dollars annuaily. Transplanting of casuarina (Casuarina equisetifolia Forst.) was shown to produce nursery stock superior to seedlings, and this has become a standard practice in all nur- series. Satisfactory cover crop and soil main- tenance practices were developed for the fv- rest nurseries. A total of 194 native and exotic tree species were planted experimentally to deter- mine best practices and site adaptability. Some €0 satisfactory species-site relationships haye been discovered. The discovery of roble (Tabebuia pallida Miers) as an aggresive pioneer species which can be established successfully with wildings has reduced costs of reforestation of many degraded sites to 35 percent. A guide to selection of species, a classi- fication of sites, and planting and plantation maintenance policies for the public forests, but also applicable to private forest lands, 61 were prepared on the basis of detailed survey of 78 plantations including 35 species and co- vering 20,000 acres within the public forests. Tue survey included 227 separate species-site studies and the measurement of 33 temporary sample plots. A survey made at the request of the Puer- to Rico Land Authority covering 2,600 acres of their forest lands reduced to 10 percent the cost of a proposed planting project and resul- ted in successfully established plantations where needed. A successful technique was developed for aunderplanting the forested limestone hiils of the north coast. Underplanting has been found promising in various parts of the island with five species. The tree species which under ideal con- ditions make the most spectacular growth, with few exceptions, have been found unsuited for reforestation where competition with ia- tive vegetation is keen. Direct seeding was tested with 15 species. The discovery that West Indian mahogany (Siwietenia mahagoni Jacq.) can be established on thany sites by direct seeding has reduced costs 90 percent. Seventy-one promising exotic tree species were introduced into Puerto Rico for testing. Seven new species, native and exotic, have an established place in Puerto Rican forest planting as a result of Station research. Lapse of 12 days between lifting and planting was found not detrimental to the ~ survival of six species,, a finding of signifi- cance in tree distribution to farmers. The growth of more than 200 tree species in plantations or in naturally established forest nas been under study. Studies are in progress in 77 permanent plots covering about 65 acres and including 25,600 tagged trees. Plots have been established throughout public forest lands wherever the site and forest re- present a common condition sufficiently uni- form to make possible the study of individual factors and the application of results else- 62 where. Growth measurements were made in six private plantations for which the age was known, The diameter growth of trees in virgin lower montane rain forest was found to aver- age only 0.05 inch per year, which is as slow as in virgin forests of the temperature zone. Detailed study of the growth of individna! trees as related to micro-environment, using a crown classification adapted locally, showed that intolerant those most ra- pid growing in the open, grow more slowly than tolerant species within the forest. Under forest competition the intolerant trees which are dominant grow only slightly. more rapidly than the dominant trees of tolerant species, and in the understory the tolerant trees grow much more rapidly than the intolerants. Even the tolerant trees, however, grow slowly under a completely closed canopy. species, Tree growth was found slow throughout the island in stands of more than 100 square feet of basal area per acre. The height growth of sierra palm (Huter- pe globosa Gaertn.) was found to be less than 1 foot annually, indicating that this species is not the rapid growing invader once believed, and that it can quickly be eliminated by im- provement cuttings. Yields of from 1 to 4 cords of wood per acre per year were measured in five distinct. extensive forest types. One coppice stand yielded 25 cords per acre 8 years after clear cutiing. Total and stemwood cubie foot volume tables were constructed for two types of forest. A density of 60 square feet of basal area per acre was found generally sufficient to pre- vent the invasion of most vines, Rules of general applicability for forest improvement cuttings were prepared for use in both public and private forestry in Puerto Rico. A residual stand density of 80 square feet of basal area per acre, midway between the limit of 60 square feet for vine control and (CARIBBEAN FORESTER 100 square feet for rapid tree growth, was re- commended. Pioneering in community forestry within the Cambalache Experimental Forest showed the potentialities of such a program to be so great that it has served as a basis for present governmental planning with regard to at least 20,000 acres of forest lands on the north coast, Experimental interpretation stereoscopic aerial photo proved that the four forest’ types of the Luquillo Mountains could be map- ped to within 5 percent accuracy, as checked by low-level flying and ground reconnaissance. It was impossible, however, to distinguish in- dividual tree species or heights. to estimate tree A procedure was developed for the classi- fication of lands suited for farming in the public forests and was used as a basis for pre- sent policies of both the Insular and Federal Forest Services. A cruising technique was developed for the segregation of saw timber, polewood, and fuelwood volume, and the coefficient of varia- bility of yield was determined for the Luqui- ile Division of the Caribbean National Forest as a basis for cruising intensity. This forest was cruised in accordance with recommenda- tions of the Station. Cutting cycles were determined for rain forest on the basis of utilization standards and growth data, and the cutting budget cur- wently in use in the Luquillo Division of the \aribhean National Forest was prepared. Forest Economics A socio-economic study of the living cox- ditions of 405 families living within public forest lands showed the standard of living of the people to be one of the lowest in Puerto ‘Rico. The areas farmed were generally sub- marginal, but income was much higher in some areas than others. The dependence of these far- mers on outside employment (preferably with- in the forest) was clearly shown, APRIL 1950 Forest Propucts Six important local species were sent to Duke and Yale Universities for testing, and reports on the results have been published. Four inferior woods were found suited for boxes and crates. The specific gravities of 109 local species were determined. The equilibrium moisture content at Rio Piedras was determined for 84 local woods. The green moisture content was determined for 37 woods. Tests of the native durability of fence posts of 68 species show that few remain ser- yiceable after 18 months. Piling of motillo (Sloanea berteriana Choisy) was found durable for at least 18 months in San Juan harbor. Casuarina (Casuarina equisetifolia Forst.) was found susceptible to hot and cold bath treatment with carbolineum. After 8 hours of treatment and overnight cooling in the so- lution the preservative had penetrated more than 1 inch and the treated posts are sound after 534 years. A collection of the woods of 612 tropical tree species has been accumulated, including gifts from Ecuador and Surinam. All available literature and unpublished information regarding the utility of 240 tree species of the Luquillo Mountains piled and the species were grouped classes for purposes of timber ermise analysis. Was com- in value marking and Forest INFLUENCES A preliminary study in the upper Luqui- jlo Mountains indicates that in the montane thicket zone as much as 65 percent of the rain- fall may run off the surface, even under vir- gin forest. Forest Borany An herbarium of 3,000 specimens of tro- 63 pical trees, including gifts from Costa Rica aud Ecuador, has been built up. Pen and ink sketches were made for 300 trees of Puerto Rico, of which 100, with des- criptions, were published in English and Spanish. A taxonomic key to the identification of the trees of Puerto Rico was extracted from Britton and Wilson’s flora of the island. A se- cond. field key has been completed for abou ¥% of the species. Areas of virgin or relatively undisturbed forest were located within eight forest types and as a result were reserved as natural areas. Detailed measurement and description has been completed within three virgin forest types and one which has been undisturbed for many years. The data show composition and struc- ture of these types. The composition of secondary forests has been determined on six distinct sites. The location of the original forest types of Puerto Rico was approximated from obser- vations in secondary stands and climatic re. cords. An analysis of available climatic records ror the Luquillo Mountain area showed that the transition from lower montane rain forest to montane thicket in this area takes place at about the 73°F isotherm. TNTERNATIONAL FOREST RESEARCH The international scope of tropical fores- try problems and the international applicabi- lity of methods of their solution led to the re- comendation that the Station become an inter- national research center. Puerto Rico’s forest lands are similar in environment and contain many cf the same species as 260,000,000 acres of forest land elsewhere in the West [ndies and on the Atlantic slope of Central and South America. These considerations have influenced the program of the Station throughout the past 10 years. The physical facilities already described 64 are available for the use of visiting scientists. Forest officers from Trinidad, British Guiana, Jamaica, Cuba, have Martinique and Guadeloupe made extended visits to the Station. An average of nine foreign officials visit the Station annually. Surveys of the forests and forest problems of Costa Rica, Ecuador, Chile, and the Virgin Jslands were made under the general adminis- tration of the Station. Staff members parti- cipated in the Costa Rica, Ecuador, and Vir- gin Island surveys. The staff participated at an international conference on the Caribbean forest researc: at Trinidad and seven other international meet- ings on forestry or allied problems within the region, A total of 420 foreign requests (or nearly one per week) for forestry information, seeds, or related assistance have been handled. Du- ring the last year these came from 29 different countries throughout the world, A total of 15 months of technical forestry training was given to six students from Boli- via, Costa Riea, Cuba, Haiti and Venezuela. The Caribbean Forester, a free quarterly technical journal published in English, Spa- nish, and French, has been distributed since the establishment of the Station. To date it has included 175 technical articles totaling more than 3,000 pages concerning forest description, regeneration, silviculture, management, in- and utilization. Articles have been supmitted from or concern 30 different conn- tries. They are translated at the Station. For- ty-nine articles, or more than one quarter of the total, were prepared by the staff. The pre- sent mailing list includes 726 names of people who annually solicit this journal. Of the totat 413, or 57 percent, live in one of the 63 foreign countries included in the list. finences, The preparation of a Spanish-English glossary of forestry terminology is under way. Some 1,800 terms have been defined in English and 400 of these, with their Spanish equiva- lents, have been published. CARIBBEAN [ORESTHR A report of the Trinidad forest research conference “Forest Research Within the Ca- ribbean Area” has been translated into Spanish for republication and wider distribution by the Caribbean Commission. Staff members have made official trips to and have studied forest problems in Costa Rica, Cuba, Dominican Republic, Ecuador, Guadeloupe, Haiti, Jamaica, Martinique, Me- xico, Peru, Trinidad, Venezuela, and the Vir- gin Islands. FORESTRY EDUCATION The educational phase of the Station’s functions includes a variety of projects which in themselves are small but which represent what is believed to be the proper role of the Station in this field, since others are charged with the more direct responsibility of teaching. The erowine. Waportance of these functions has been A list of all governmental publications which might assist in the teaching of forestry and couservation was prepared and distribu- ted to the school teachers of the Island. The Station has prepared 12 press releases on the general subject of farm forestry for pu- blication in the Extension farm page. The staff has participated cooperatively with the Extension Forester in forestry train- ing at three island-wide 4-H conferences and one Seventh-Day Adventist youth camp. The staff has led seven training conferei- ces for extension agents on the subject of farm forestry. The most recent conferences, which also inelnded the field men of the Soil Conger. vation Service, are described in more detail elsewhere in this report. A series of three lectures and four field trips was conducted under the auspices of the University of Puerto Rico for a select group of rural school teachers. Lectures on forestry were given by mem- bers of the staff to the Science Club of the Po- lytechnic Institute at San German, the Jour- nal Club at Mayaguez, the Boy Scouts, the Society of Agronomists, the American Society of Agricultural Sciences, and the Garden Club. Aprit 1950 The director arranged for five graduates oi the University of Puerto Rico to take de grees in forestry at the University of Michi- gan. Four of these have completed their work, two with Master’s degrees. These men have been engaged their return to Puerto Rico. in public forestry work since The Station was instrumental in the de- aication containing nearly 100 native tree species on the campus of the Polytechnic Institute. of a natural arboretum THE PAST YEAR The year 1949 at the Tropical Forest Ex- periment Station was characterized principal- ly by an expansion of growth studies, the com- pletion of an analysis of the cruise of the Lu- quillo Division of the Caribbean National Fo- rest, and the preparation of research results for application to farm forestry. Twenty quarter-acre growth plots were established in natural forest and in plantations approaching the age of their first thinning. to the character of some of these stands. determined from the initial meaxure- ments. are presented eisewhere in this report under the appropriate project. With one excep- tion the Station now has growth plots in all promising plantations within the public forests of the Island. Data as The 1948 cruise of the Luquillo Division of the Caribbean National Forest was designed. by the Station to provide a maximum of basic information of research value. Much of tie data presented in this report regarding the siructure, composition, and effects of impro- zient cuttings in rain forest has come from secondary analyses of the tally sheets. Many of the findings of these analyses are basic to forestry in this area, been available. yet have never before THE APPLICATION OF RESEARCH IN FARM FORESTRY The staff has long recognized that Puerto 65 Rico’s most critical forest problem is the mis- lise 0: private forest lands, nearly all of which are located within small farms. A wide gap exists between forestry knowledge and fores- try practice on lands which should be dedicated to forest production. Fur- ther research can lead indirectly to improved but to date it has also served to widen the gap. The lack of progress in farm forestry appeared to be partly a matter of the transmission of research findings, most of which have been published only in the form of technical articles, to the educators and exten- sion workers dealing directly with landowners. within farms practices, In the belief that the presentation of the results of investigations in a form adapted to the needs of the practitioner is a part of research, the staff went to the practitioner to determine his problems and prepared a guide for his use. The first step was a conference of the ac- iion agencies of the government concerned with farm forestry to determine the nature of the problems. The proceedings of this confe- rence appear in detail in The Caribbean Fo- rester 10:233-238. In brief. it was shown that the need for farm forestry on a large portion of the surface of the island is generally re- cognized. It was also obvious that the field men of these agencies were almost without re- They needed information as to the segregation cf forest and grass, the identification of difficuit sites for forest planting, the tree species best adapted to various sites, the utility of recom- mended tree species, how to improve and har- yest farm woodlots, rates of tree growth, and wood vields to be expected. liable information to give the farmer. As a result of this conference the staff undertook the preparation of a technical guide for farm forestry for extension workers, based all most of which is from studies within public upon information available at present, forest lands. To strengthen this basis and to increase the applicability of the guide for use throughout the island the Station planned an extensive survey of the older private forest plantings. 66 The guide includes a_ classification of farm lands for forest planting and a listing of adapted species, a description of the util- ties of recommended species, recommendations of established woodlots, (different tree as to management and estimates of growth of species. This guide was explained by the staff to the 151 technical field men of the Agricul- tural Extension Service and the Soil Conser- vation Service in four three-day training courses given in different parts of the island. These courses ave: described in detail in The 10 :238-269. One day of field. The res- Saribbean Forester, each course was spent in the ponse included many comments which clarified further the importance of the role which fo- rest research should play in farm forestry. Specifically, the men recommended further in- vestigation of the following: 1. Financial returns from farm forestry. 2. Adaptation of tree species to certain dry sites little studied. 3. Methods of der conditions not yet studied. woodlot management un- 4. Preservative treatment of local woods. 5. Conversion of abandoned coffee plan- tations to productive forest. 6. Suitable species for pasture shade, 7. Simple methods of tree identification. 8. Control of insects and disease in plan- tations. 9. Control of trees. river bank erosion with 10. Regeneration of old casuarina plan- tations. 11. Relationship of moon phases to wood durability, The investigations requested by the field men will be undertaken as rapidly as funds permit. Some of them are already under way. The survey of past private plantings to deter- mine species-site relationships has begun, A list of more than 300 private plantations more than 5 years old has been prepared from the records of the Extension Service, All species CARIBBEAN [FORESTER and sites included in that list will be studied in detail, and results will be incorporated in the guide as soon as available. RESULTS OF PROJECT WORK The formal research projects in progress during the past year were in the fields of sil- viculture, mensuration, and regeneration. Most of the results presented are in the first and last of these fields. SILVICULTURE Silvicultural research, as here defined, concerns only the natural forest. Only a few plantations in Puerto Rico have reached the stage in which their care is no longer related to their establishment. Studies of thinning and and other postplanting culture are reported under “Regeneration”, A large volume of in- formation describing the forest of the Luqui- No Division of the Caribbean National Forest is presented. These data are derived from an of 11,000 within that area, Three forest types are in- analysis of a recent cruise acres montane rain forest), found between 400 and 1,800 feet elevation ; the colorado type (montane thicket) volved, the tabonuco type (lower cn the wet, poorly drained slopes and valleys above 1.800 feet; and the palm type, confined to river courses and steep rocky slopes above 1500 feet Silvicultural described concern two distinct fields: (1) silvies, or the investigations study of the relationship of trees and forests to their environment; and (2) stand improve- ment. Complerity and Heterogeneity of Mixed Forest Complicates Research forests occurrence Numerous reports on tropical have pointed to the scattered of the large valuable trees. Analysis of craise plot data from the Luquillo Division of the Caribbean National Forest has provided a measure of the dispersion of individual species in virgin stands in Puerto Rico which in this AprIL 1950 respect may be very similar to mixed forest cisewhere in tropical America. Forty quarter-acre plots were analyzed in the tabonuco, colorado, avd palm types. The number of species per plot was determine, of the plots, to indicate the number of species per and also for different combinations unit of area. This method tends to exaggerate slightly the number of species since the plots were not contiguous, but is nevertheless, a valuable indicator. The data appear in Table 1. the data to determine the percentages of the 40 plots within which each species was found, Reanalyzing the results appearing in Table 2 were obtained. This tabulation indicates that, despite the 57 large number of tree species present in the forest, only three or four of them can be ex- pected within four out of five quarter-acre plots taken at random. Only about 10 species would be common to 50 percent of the plots. The implication with regard to the propriety of applying research results from one area to another differences in without considering composition is obvious. Virgin Rain Forest Increment Slow The increment of a virgin forest is assumed to be equaled by mortality losses in the long run. In Puerto Rico where hurricanes occasio- nally cause catastrophic mortality it is to be expected that net increment takes place in virgin stands between hurricanes. The first TABLE 1— NUMBER OF SPECIES PER UNIT OF AREA IN THE LUQUILLO FOREST is Number of Species Number of Corresponding Quarter-Acre Ares Plots Tabonuco Colorado Palm Type Type Type No. Acres No No. No. 1 0.25 17 13 V7 2 0.50 25 18 24 4 1.00 33 23 31 8 2.00 46 29 39 20 5.00 60 40 54 40 10.00 73 51 63 TABLE 2.— DEGREE OF PRESENCE OF TREE SPECIES IN THE LUQUILLO FOREST Number of Species Percent of Plots in Which Found | Tabonuco _ Colorada Palm Type Type Type Fo No. No No 81 - 100 3 4 4 61 - 80 i 4 5 41 - 60 7 3 8 21 - 40 15 6 11 2.9 20 44 34 36 0-2 5l/ 95 2/ 2/ 1/ Present in the type but not in any of the 40 plots. 2/ Data not available. 68 indication of the magnitude of this increment was found in five 1-acre plots in the Luquillo Division of the Caribbean National Forest. The data, based upon a 3-year period in Plot TS-1 and 2 years elsewhere, are shown in Table 3. The period is short but the data are presented as they provide the first indication It is seen that in- (80 cubic feet) of growth in these types. crement is less than 1 cord per acre per year. Tolerant Species Outgrow Intolerants in Virgin Rain Forest The determination of diameter growth in a tropical forest is complicated by the absence or unknown periodicity of growth rings in the wood, The only reliable source of such infor- mation is permanent plots in which each tree is so marked that it can be re-identified for TABLE 3,—INCREMENT AND MORTALITY CARIBBEAN FORESTER repeated remeasurement. A tropical rain fo- rest is so mixed that plots generally contain few trees of any one species. The average of growth data for trees of all species by diame- ter or crown classes, because of the heteroge- neity of the mixture, may not represent any other area of the forest, and at any rate does not serve for the appraisal of individual species. Remeasurement of nine plots in the Lu- quillo Division of the Caribbean National Fo- rest containing more than 5,800 tagged trees has begun to indicate relative diameter crowth rates in virgin rain forest for some of the more prominent species. These data, 80 percent of which are based upon 2-year measurements and 20 percent on 6-year measurements, are as They include trees of all sizes, from 2 inches up. The data are inade- shown in Table 4. ciate for segregation by size or crown classes. PER ACRE IN VIRGIN RAIN FOREST | | Initial ata Gross | Net Plot gc Basal te Annual | bene | Annual a | Area Increment | ~ | Increment Sq. Ft. Cu, Ft. Cu _Ft. Cu, Ft. Cub: TS-1 Tabonuco 191 4,620 59 att 44 TS-2 Tabonueo 189 4,460 Be 7 26 TS-3 Tabonueo 181 4,120 45 14 31 CS-3 Colorado 169 2,850 33 12 21 CV-2 Colorado 104 1,680 9 5 4 TABLE 4.—DIAMETER GROWTH OF MORE COMMON TREES IN VIRGIN RAIN FOREST > Type and Species Tabonuco type Ormosia krugii Urban Manilkara nitida (Sessé & Moc.) Dubard Dacryodes excelsa Vahl Sloanea berteriana Choisy Tabebuia pallida Miers Linociera domingensis (Lam.) IKnobl. Didymopanax morototoni (Aubl.) Dene. Colorade type Micropholis chrysophylloides Pierre Micropholis garcinifolia Pierre Calycogonium squamulosum Cogn. Ocotea spathulata Mez Magnolia splendens Urban Number of Mean Annual Trees Measured DBH Growth No. Inches 41 0.26 40) 0.2 131 0.18 61 0.18 106 0.15 37 0.14 54 0.13 139 0.07 213 0.04 143 0.04 41 0.04 38 0.04 AprRit 1950 The natural discrimination against into- lerant species in the climax forest is indicated by the relative position in the list of Tabebuia pallida, Linociera domingensis, and Didymo- panax morototoni. These species, all relatively intolerant, and even tending to serve ecolo- gically as pioneers under some circumstances, grow more rapidly in the open than Manilkara nitida, Dacryodes exrcelsa, and Sloanea berte- riana. The slower growth of the colorado type reflects the inferiority of the site on which it is growing. Roble Stand Develops Rapidly Roble (Tabebwia pallida Miers) has been re- commended as an aggresive pioneer tree species for planting on abandoned farms. Evidence of its capacity to rapidly cover such sites is seen in measurements made in two plots in a natu- rally established stand on a slope in the foot- hills of the Luquillo Mountains. The data, in- eluding all trees from 1 inch d.b.h. up, appear in Table 5. 69 Young Mangrove Coppice Approaches Stagnation Mangrove forest forms very dense coppice thickets after clear cutting. The rapidity with which such stands form has led to the belief that mangrove trees are very rapid growing. Measurement of the development of young coppice of white mangrove (Laguicularia ra- cemosa (lL.) Gaertn.) was made possible by the establishment in 1938 of permanent quar- ter-acre plots in a stand at Piflones (San Juan Insular Forest). The stand data, for all trees 4.5 feet or more in height, are shown in Table 6. The basal areas indicated in this table are much heavier than those of any known upland forests of comparable size. There are indica- tions that this stand has virtually stagnated. The average diameter growth during 11 years based upon 3,075 trees, has been only 0.7 inch. The canopy is so uniform that few clearly do- minant trees are present. No seedlings are found beneath the stand. Tree mortality ap- parently largely due to a beetle (Chrysobothris TABLE 5._ROBLE GROWTH, PER ACRE No. of Trees | Average D. B. H. Basal Area Plas | | 1938 | 1948 | 19ze. | 1949 | 1938 1949 ] i ) No. No. Inches Inches Sq. Ft. Sq. Ft. 5 870 980 2.6 4.5 32 109 5 780 1,100 3.2 4.4 42 116 TABLE 6—MANGROVE STAND DEVELOPMENT, 1938-1949 | Number of Trees = | Basa] Area =e perwaers | Average Diameter Parl Acte | 1938 1949 1938 1949 1938 1949 No. No Inches Inches Sq. Ft. Sq. Ft A 15,600 9,730 1.0 eT 86 148 B 21,100 19,500 0.6 ie 46 170 Co 16,900 11,000 0.8 16 66 147 BK 13,600 9,000 1.0 7 82 its OO 70 tranquebarica Gmelin) and a borer (Psycho- has been high, yet basal area increment has also been rapid. Jt is apparent that in dense coppice stands of white mangrove there is a tremendous waste noctua personalis Grote), ot site capacity used to develop thousands of trees which must later die lefore the stand becomes merchantable. The great uniformity of tree size leads to intense competition which is costly in terms of the diameter growth of the trees which survive. Effect of Improvement Cutting Varies in Montane Forest Rules for timber cutting in the Caribbean National Forest have been directed primarily toward achieying an optimum residual stand. No measure of the results of such cutting on an area basis has been available untii recently. Analysis of “cut and left” tally sheets from a recent cruise shows generally the effects of 1mprovement cuttings as seen in Table 7. Data were curved from 5% quarter-acre plots in the tabonuce type and from 47 plots in the colo- rado type, all in the Luquillo Division of the Carribbean National Forest. Data are for all trees from 4 inches d.b.h. up. TABLE 7.—BASAL AREA PER ACRE BEFORE AND AFTER CUTTING MONTANE FOREST CARIBBEAN FORESTER tain scattered dense groups of young trees in need of thinning. Very dense old stands seldom have adequate regeneration so that an exces- sive basal area must be left in the interest of site protection and seed supply. Luquillo Forest Still Contains Mostly Fuelwood After First Improvement Cut One objective of the cutting policy in the Caribbean National Forest is to increase pro- duction of saw timber and polewood. These more valuable products make up only a small portion of the total volume of present stands. Residual stands in the Luquillo Division of the Caribbean National Forest are composed as shown in table 8, based upon all trees of 4 inches d.b.h. or more in 80 quarter-acre plots in the tabonuco type and 30 in the colorado type. TABLE 8. RESIDUAL STAND VOLUME BY PRODUCTS | Cubic Volume - Percentage Forest Type | Saw timber Polewood Fuelwood . } %o %e % Tabonuco 24. 19 57 Colorado 23 23 54 oe Basal Area After Cutting Basal Area Before Cutting Tabonuco Type Colorado Type Sq. Ft Sq. Ft Sq. Ft. 40 3 31 SO 60 54 120 84 74 160 102 92 200 116 105 300 138 126 The optimum basal area is believed to be about 80 square feet per acre in both types. This. condition is not always possible to achieve with one cutting. Stands which at present average 80 square feet or less generally con- A large percentage of fuelwood volume is inevitable, since part of it is in branches, which are utilized down to the 1-inch point for char- coal. It is certain, however, that saw timber and polewood volume percentages can be in- creased in future cuts as more of the trees of poor form or inferior species are removed. Improvement Cuttings Remove %4 to % of Montane Forest Volume Expression of the effects of improvement cuttings in terms of basal area does not show the yield. Consequently, when volume tables became available cruise data as to trees to be Aprit 1950 eui aud left in the Luquillo Division of the Ca- ribbean National Forest were converted to terms of volume. These data, based upon 672 quarter-acre plots in the tabonuco type and 171 plots in the colorado type, were curved ant appear in table 9. TABLE 9-——EFFECT OF CUTTING ON VOLUME PER ACRE Tota] Basal Volume Volume Percent Area to Crt to leave to Cut Sa. Ft. Cu. Ft Cu. Fe. _% TABONUCO TYPE 40 120 600 WW 80 38C 1,200 25 120 720 1,809 28 160 1,20C 2,500 32 200 1,700 3,200 35 300 4,400 4,300 51 COLORADO TYPE 40 90 390 19 80 300 700 30 120 580 1,100 35 160 910 1,400 39 200 1,300 1,900 4] 300 2,300 3,100 42 In the colorado type the cutting is lighter in percent as well as in volume. This is due largely to the scarcity of reproduction in this type, a fact which makes heavier cutting un- wise. Since stands average 70 to 140 square feet of basal area per acre the cutting removes between % and % of the volume. peat Silviculture Triples Diameter Growth in Luquillo Forest One measure of the effectiveness of silvi- culture is the degree to which it increases tree growth over that in nature. The first indica- tion of this nature, that of growth in improved stands compared with that cf virgin forest, is seen in two-year plet remcasurements in the tabonuco type of the Luquillo Division of the Caribbean National Forest. The growth of ail trees 4 inches 4.b.h. and up in two 1-aere virgin plots and two ¥4-acre improved plceis is compared in table 10. The average basal area per acre in the vir- gin stand was 185 square feet, in the improved stand 79 square feet. The improved stand had 4 percent more trees than the virgin stand. The improved stand had only 58 percent as many dominant and codominant trees as the virgin stand and only 55 _ per- cent as many suppressed trees, but more than twice as many intermediate trees. These in- termediates in the cutover stand are growing more than twice as rapidly as the dominants and codominants in the virgin stand. In the virgin forest the dominants are slower growing than the codominants and intermediates be- cause this group includes many overmature, declining trees. Natural Reproduction Reacts Quickly to Improvement Cuttings Improvemeat cuttings have generally been recommended as a farm forestry practice, but TABLE 10.—ANNUAL DIAMETER GROWTH IN VIRGIN AND IMPROVED FORESTS Virgin Forest } Crown Class | | Cutover Forest | | | Basis Average Basis Average (two acres) Growth (one acre) Growth No. Trees Inches No. Trees Inches Dominant 78 0.06 17 0.26 Codominant 113 0.08 38 0.25 Intermediate 505 0.07 548 0.17 Surpressed 1,012 0.04 281 0.10 Total 1,708 884 Weighted Average 0.05 0.15 [2 almost no locai data have been available to show the effects of such cuttings. The recruis- ig of a pair of 2-acre plots ir the St. Just Hx- perimental Forest indicates the rate of im- provement there during 6 years. At the be- ginning of the period both plots bore a dense, vine-covered, young, mixed, coppice stand. Plot 2 was subjected to annual improvement cut- tings directed toward elimination of the vines and the tree species which do not make good fence posts. All cut material was utilized for posts and fuel. Plot 3 was left as a control. The results appear in table 11. The table shows clearly the rapid reduc- tion in number of trees in the improved stand as compared with the unimproved. The reduc- tion in competition contributed to more rapid diameter growth. Equally significant is the increase in representation of the better species. Not only has their representation increased 50 percent in Plot 2 but it will increase again rapidly with a cutting of about 500 fence posts per acre during the coming year. Plot 3, on the other hand, is still almost impenetrable, and few trees have reached post size. Many of these have been deformed by vines. MENSURATION Research in mensuration during the past year has been chiefly the application of volume JARIBBEAN FORESTER tables recently constructed to past plot data. Most of the results are not yet available. Volume Tables Prepared for Plot Studies The completion of tables showing the to- tal cubic volume of trees in the tabonuco and colorado types of the Luquillo Division of the Caribbean National Forest makes possible for the first time the expression of tree and plot growth in terms of cubic volume. These tables based upon d.b.h. and total height, show all volume in stemwood and branchwood out to the Linch point on each limhb. For application to past plot data where heights have not been measured or where repeated height measure- mnent is difficult because of canopy density, additional tables were prepared, based upon curved average of heights in each d.b.h. class. These average heights were based upon 1,166 trees in the tabonuco type and 878 trees in the colorado type, distributed throughout the Ln- quillo Mountain area. Iuquillo Forest Contains Two Thirds of Original Number of Trees The forests of Puerto Rico are now so li- mited in area and have beea so modified by culting that it is generally difficult to relate present conditions to those of the virgin forest. TABLE 11.—STAND DEVELOPMENT PER ACRE 1/ Plot 1942 1948 Pict 2 Number of trees 8,100 2,990 Average d.b.h., inches 0.8 2.1 Basal area, square feet 26.8 719 Representation of better species 2/, percent 54 72 Piot 3 Number of trees 5,490 4,980 Average d.b.h., inches 0.8 1.5 Basal area, square feet 16.9 61.8 Representation of better species?/, percent 53 56 1/ All trees 4.5 feet and taller. 2/ For fence posts. Aprit 1950 An indication was provided, however, in tue comparison of virgin and cutover stand tables prepared as a result of a recent cruise of the Luquillo Division of the Caribbean National This area, much of which was once privately owned, was heavily culled or cut over years ago. Using virgin stand data collected from 40 quarter-acre plots in each type as 2 basis, the percent of the original number of trees in broad diameter classes was determined from average stand tables, prepared from 691 quarter-acre plots in the tabonuco type and £78 plots in the colorado type. The tabulation foilews: Forest. TABLE 12.—-NUMBER OF TREES IN CUTOVER STANDS, AS COMPARED WITH VIRGIN STANDS Percent of Number of Trees of Virgin Stand Remaining D.B.H Tabonuco Type Colorado Type eee Inches Jo _% 4-6 62 71 8-10 64 79 - 12-18 42 66 20+ 20 56 Weighted Average 58 71 This table shows clearly the heavier cut- isng in the more valuabie and accessible tabo- nuco type forest, as compared with the colo- rado type. Also seen is the heavier cutting of ihe large than the small trees. The reduced stocking resulting from cutting has increased individual tree growth, but because the best trees were removed the representation of in- ferior species has increased. Tuquillo Forest Volume Estimated from Basal Area The lack of volume tables in the past has made it impossible to express forest density in terms other than basal area. Recent volume table construction and cruising has provided data making possible a direct comparison of a | ow basal area and total cubic volume. Using 4 inches as the lower diameter limit, and includ- ing all branchwood to a 1-inch top, the rela- tionship for present stands was found to be nearly linear for the tabonuco and colorado types of the Luquillo Division of the Carib- bean National Forest and not greatly affected by stand history. Curves based on 111 and 54 quarter-acre plots respectively in these two types showed the following relationship: TABLE 13.—BASAL AREA-VOLUME PER ACRE RELATIONSHIP IN THE LUQUILLO FOREST eee ae ee ee Volume Basal Area Tabonuco Type Colorado Type ee ee eS ee Sq. Ft. Cu. Ft. Cu. Fi. 40 720 480 80 1,600 1,000 120 2,500 1,600 160 3,600 2,300 200 4,900 3,200 300 8,700 5,400 REGENERATION hegeneration studies reported here over- lap into the field of siivics, as they are largely concerned with the development of established plantations, Relatively few new plantings were made during the year, and the results of these are not yet conclusive. Seeds of Various Species Studied Seeds of maricao (Byrsonima spicaia (Cay.) Rich.) were found 75 percent viable after 2 years of storage at room temperature. After-ripening continues for several months with this species and viability thereafter is apparently long. A related species, aceituna |Lyrsonima cuneata P. Wilson) minated 10 percent after 4 years I’yesn seeds did not germinate. (Turcz) ger- storage. {ermination of fresh seeds of canelillo 74 (derodiclidium salicifolium W. Grison) and aceitillo (Zanthoxrylum flavum Vahl) from re- cent tests was less than 5 percent. The seeds appeared sound and were free of insects, so this result may indicate a natural characte- vistic of these species. Soil Amendment Needed for Propagation of Gymnoxperms Propagation of pines (Pinus caribaea Mo- reiet, P. tropicalis Movelet, P. rigida Mill. var., (Michx) Loud, and P. virginiana Miller) has proven difficult, apparently be- cause of soil deficiencies. Growth is slow and the stock produced is puorly developed. Tests being made in consultation with Professor Earl Stone of the Soils Department of Cornell University include heavy applications of cal- cium superphosphate to stock of these species and to new sowines of Chamaecyparis lawso- niana (A. Murr.) Parl, Picea sitchensis Trault & Mez., and Sequoia sempervirens Endl, serotina Siash Pine Mortality Continues Slash pine (Pinus caribaea Morelet) plan- tations the island, reported as failing last year, are dis- appearing gradually, apparently due to soil deficiencies. The trees have grown only about 3-6 inches during the two years since plan- ting. They are spindly, and the old needles are yellow. Heavy applications of calcium super- phosphate are being made in an effort to save a few trees If this treatment fails, an attempt will be made *o my- on eight different sites within for future observation. inoculate future nursery stock with corrhiza. Ntatus of Cedar Remains Unchanged Continued observations in recent under- plantings of cedar (Cedrela spp.) show satis- factory development in some areas but only fair results elsewhere. Cedrela mexicana Roem.—A healthy, well-established plantation of this species is CARIBBEAN ForESTER jocated at about 1,500 feet elevation in a poorly drained soil with an annual rainfall of 120 inches (Luquillo Forest). This plantation, now 13 years old, averages 3.5 inches in dia- meter and about 20 feet in height. Dominant trees are growing at the rate of 0.63 inch in diameter per year; codominants, 0.42 inches. The best trees are located along a stream bank. A 6-year old underplanting of this species is located at about 200 feet elevation on a weil- drained slope with about 70 inches of rainfail annually (St. Just Experimental Forest). Openings in the canopy have been maintained above each tree. The average height is about 8 feet, and the tallest tree has just reached the cunopy, at about 25 feet. Tree form is good in spite of vepeated shoot-borer attacks. Growth is more vapid than in an adjacent planting of C. odorata. Cedrela odorata L.—A fair plantation is located at about 3,000 feet elevation in the central mountains (Guilarte Insular Forest) on a well-drained slope which receives about 110 inches of rain annually. The trees were planted in a low brushy stand which has provi- ded little shade. After 3 years they average > feet in height and have suffered from heavy attack. appear to be successfully competing with weeds. shoot-borer The trees An underplanting on a similar site (Toro Negro Forest) was planted on soil mounds to improve drainage. The trees are thrifty and average 3 feet in height after 4 years. A healthy underplanting is located on the lower sitope of a limestone hill at about 500 feet elevation which receives about 80 inches of rainfall annually (Rio Abajo Insular Fo- rest). These trees, now 5 years old, average about 6 feet in height with a maximum of 10 feet. The trees passed through a period of growth stagnation after their first year but now are growing more rapidly. A 3-year-old underplanting near sea level on a limestone slope (Cambalache Experimen- tal Forest) which receives about 60 inches of rainfall annually has nearly disappeared be- cause of drought. Remaining trees have made no growth since planting. APRIL 1950 A very promising underplanting is iocated near the 13-year-old plantation of C. mezica- aa already described, but on a very well- drained granitic soil. After 4 yesrs the aver- age height is 53 feet, with a maximum of 12 feet. The trees, growing under banana shade, are of excellent color. Cedreia toona Roxb.—An excellent under- planting is located near sea level at the base ei a limestone hill receiving about 60 inches ef rainfall annually (Cambalache Experimen- tal Forest). After 4 years the trees average 6 feet high, with the tallest, 10 feet. An underplanting on soil mounds at 3,000 feet, with about 110 inches of rainfall annually ‘Toro Negro Forest) is more vigorous in ap- pearance than an adjacent plantation of C. odorata. The 3-year-old trees average 4 feet in height. An underplanting at about 1,500 feet ele- vation on a loose granitic soil receiving about 120 inches of rainfall annually (Luguillo Fe- rest) shows a clear response to light. This site is subject to more cloudiness than the others. After 3 years the average height is about 6 feet, the maximum, 12 feet. The tallest trees are beneath openings of at least 10 feet in dia- meter in the canopy. Cedar growth in all of these plantings is slow. In part, this is probably due to the in- tolerance of the species. The variability of in- dividual tree growth, however, is not general- ly closel: related to light. It is possible that these trees are passing through a period of reot growth or adjustment to the site such as is characteristic of the closely-related species, Honduras mahogany. Primavera Makes Rapid Early Growth at Catalina Primayera (Tabebuia donnell-smithii Rose). 2 Species from Central America which produces an excellent furniture wood, was introduced for testing in Puerto Rico because of the aday)- tability of other species of this genus. A smal] planting at 500 feet elevation with about 110 . ) inches of rainfall annually (La Catalina nur- SeLy ) attained an average height of 10 feet and some of the trees are 3 inches in years after planting. Another sea level in the has diameter 2 2-year-old plantation near limestone region receiving about 60 inches of rainfall (Cambalache Experimental Forest) has grown more slowly, averaging only about 5 feet in height. Bamboo Grows Slowly at High Elevation Bamboo, reported a year ago as a possible substitute for montane rain forest on adverse sites, has not continued to develop as _ sa- tisfactorily as was previously indicated. A plantation of Bambusa longispiculata Gamble ex Brandis, B. tulda Roxb., and B. tuldoides Munro on a wet. soil at 2,500 feet elevation (Luquillo Forest) has required 2 years to reach a size comparable to plantations at lower elevation after 6 months. The foliage is yellow end the tallest plants are about 15 feet in height. More serious than slow growth itself, however, is the small diameter of the stems, the largest of which are now 1 inch in dia- meter. Even allowing for normal enlargement oi stems with further development, it is doubt- ful that they will be comparable ia size to those of better sites. Muhoe Suffers Wind Damage Mahce (Hibiscus elatus Sw.), a cabinet- wood species native to Jamaica and Cubs, was introduced into Puerto Rico 5 years ago for experimental planting. Its development to date is superior to that of the related native species, maga (Montezuma speciosissima Sessé & Moc.). On limestone slopes with an annual rainfall of 60 to 80 inches (Cambalache Ex- perimental Forest and Rio Abajo Insular Fo- rest) the largest trees are 3 inches in diameter and 35 feet tall 41%4 years after planting and some are bearing flowers. Moreover, the tree has not produced epicormice branches as pro- (6 fusely as maga. During a recent windstorm, however, some of the largest most exposed trees were bent over or broken off. Damage exceeded that suffered by adjacent trees of other species, indicating that mahoe may need the protection of a light overstory until the bole is formed. Casuarina lepidophloia Attacked by Canker Casuarina lepidophloia F.v. M. (?), a species which has been considered more pro- mising than the common C. equisetifolia Forst. because of better form, more rapid growth, and reproduction by root sprouts, has been attacked by what appears to be a_ bacterial eanker. Trees about 3 feet tall are attacked at the bases of branches and elsewhere on the bole. Swelling of the stems, cessation of height growth, and deformation of the needles ensue. The diseased trees are found scattered among healthy specimens which have grown normally to a much larger size. Efforts will be made to identify the pathogen and determine the sig- nificance of the disease. The diseased trees are growing on two sites on the north coast (60- 120 inches of rainfall) where previous plan- tings have made excellent growth. Guaraguao Adapted jor Underplanting Guaraguao (Guarea trichilioides L.), a cabinet-wood species native to most of Puerto Rico has not been widely used in planting. Underplantings at an elevation of 3,000 feet where annual rainfall is 110 inches (Toro Ne- gro Forest and Guilarte Insular Forest) have shown this species capable of high survival. It is better adapted to heavy clay soils in hu- mid areas than Honduras mahogany, and is free of pests and diseases. Its wood is of ex- cellent quality, on a par with mahogany in resistance to dry-wood termites. Height growth is slow at first, 3-year-old trees averaging 3 feet in height, but growth is resumed after a period of “adjustment”, as is evidently cha- racteristic of other Meliaceous species such as cedar and mahogany. CARIBBEAN FORESTER Satinwood Plantation Grows Slowly Satinwood (Zdnthoxylum flavum Vahl.) is one of the most valuable woods of the West indies. Virtually all saw timber of this species in Puerto Rico disappeared long ago. Efforts to regenerate satinwood have generaliy been frustrated by a weevil which destroys the seed. One small planting was established in 1938, however, in a sinkhole within the Guajataca Insular Forest of the limestone region of the north coast (rainfall about 80 inches per year). Re-examination of this plantation showed the trees to average only 2.5 inches d.b.h, after 11 years. Their crowns are small, and the plan- tation probably will not dominate other ve- getation for many years. Because of poor seed quality, wilding stock is being tested on a drier site. Two Coastal Species Grow Well in Mountains Two species native to Puerto Rico’s north coastal plain, maria (Calophyllum antillanum (Jacq.) Britton) and maga (Montezuma spe- ciosissima Sessé & Moc.) have been planted on public forest lands throughout the island. _ Measurements made in the older plantations indicate that their early development is as satisfactory at high elevation as on the coast. Two 15-year-old plantations of maria were compared, one at possibly 500 feet ele- vation in the northwestern limestone hills ai (Ayasatana (vatinfall On Nt LeU a UL (4 a@su1rair OV iacheés aiiGaly), ana the other at about 1,500 feet elevation on the north slopes of the Luquillo Mountains (rain- fall 100 inches annually). Both plantations are on exposed ridges. The soil at Guajataca is rocky, shallow, and very well drained, that at tuaqnillo is deep, very degraded, and only fairiv well drained, The Luquillo site is pro- bably slightly more favorable for tree growth. At Guajataca the average diameter is 2.7 ches, at Luquillo it is 3.6 inches and the co- in- rresponding basal areas are 38 and 50 square feet per acre. un plantio adyvacente de C. odorata. Cedreta odorata L.—Una_ plantaciodn de econdicion reeular esta localizada a cerca de 3,000 pies de elevacion en las montanas centra- les (Bosque Insular de Guilarte) en un lade- ra bien drvenada que recibe una precipitacion de 110 pulgadas anuales. Los arboles fueron piantados en un matorral bajo que les prove- yo muy poca sombra. Al cabo de 3 anos la al tura promedio es de 3 pies y han sufrido un ataque severo del taladrador de renueyos. Les Arboles parecen estar compitiendo con éxito con los yerbajos. Una subplantacion en un sitio similar (Bosque de Toro Negro) se hizo mediante siembra en monticulos, para mejorar el dre- naje. Los aérboles medran y tienen una altura promedio de 3 pies al cabo de 4 anos, Una subplantacion saludable esta situada en la falda de la ladera de una colina caliza a una elevacién de alrededor de 500 pies y la cual recibe unas 80 pulgadas de precipitacion anual (Bosque Insular de Rio Abajo). Estos arboles que ahora cuentan 5 anos de edad tie- nen un promedio de seis pies de altura, con CARIBBEAN IORESTER un maximo de altura de 10 pies. Los arboles han pasado por una etapa de estancamiento en el crecimiento después del primer ano, pero ahora estan creciendo més rapidamente. Una subplantacion de 8 afios casi ai nivel def mar en una ladera caliza (Bosque Experi- mental Cambalache) que tiene unas 60 pulga- gadas de precipitacion anual casi ha desapare- cido debido a la sequia. Los arboles que que- dan no han crecido nada desde que se plan- taron. Una svbplantacion muy prometedora es- ta situada cerca de una plantacion de 13 anos de C. mexicana que ya describimos, pero sobre un suelo granitico muy bien drenado, Después de 4 aftos la altura promedio es de 3 pies con un maximo de 12 pies. Los arboles, que estan creciendo bajo una sombra de plitanos, tienen un color excelente. Cedrela toona Roxb.—Una subplantacién excelente esta situada cerca del nivel del mar en Ja base de una colina caliza que recibe unas 69 pulgadas de precipitacién anual (Bosque Experimentai Cambalache). Al cabo de ¢ atios los Arbc.es tienen una altura promedio de 6 pies v el :nas alto mide 10 pies. Una subplantacion en monticulos situa- da a 3,000 pies de elevacion, con una precipita- cién alrededor de 110 pulgadas al ato (Bosque de Toro Negro) tiene una apariencia mas vi- gorosa que una plantacion advacente de C. odorata. Los arboles de tres anos tienen una al- tira promedio de 4 pies. Una subplantacion a cerca de 1,500 pies de elevacién en un suelo granitico suelto y con una precipitaci6n anual de 120 pulgadas (Bos- que de Luquillo) ofrece claros indicios de reae- eién a la luz. Este medio esta sujeto a mayor nebulosidad que los demas. Al cabo de tres aos la altura promedio es de alrededor de 6 pies, con un maximo de 12 pies. Los Arboles mas grandes estan en sitios donde existen cla- ros de por lo menos 10 pies de diametro en el dosel. En todas esas plantaciones el crecimien- to del cedro es lento. Esto se debe en parte probabiemente a la intolerancia de la especie. Sin embargo, la variabilidad del crecimiento ApriL 1950 individual no esta generalmente relacionada estrechamente con la luz. Es posible que estos arboles estén atrayesando un periodo de cre cimiento de la raiz o un ajuste al medio como es caracteristico de una especie afin, la caoba ce Honduras. Primavera Logra un Ranido Crecimiento Iniciai en Catalina Primavera (Tabebuia donnell-smithti Rose), una especie de la América Central que produ- ce una excelente madera de ebanisteria fué in- troducida en Puerto Rico en escala experimen- tal teniendo en mente Ja adaptabilidad de otras especies de ese mismo género. Un plantio pe- quetio efectuado a 500 pies de elevacién donde hay tna precipitacion «nual de 110 puigadas (vivero de Catalina) ha alcanzado una altura promedio de 10 pies y algunos arboles tienen 3 pnigadas de diametro dos anos después de la plantacion. Otra plantacion de 2 anos cerca del rivel del mar en la zona caliza con precipita- cidn de alrededor de 60 pulgadas al afio (Bos- gue Experimental Cambalache) ha crecido mas leniamente con un promedio en altura de 5 pies. Ei Bamii Crece Despicio a Gran Elevacion El bambtiv que el ano pasado se informé como un posible sustituto del bosque pluvial Mmontanc en sitios adversos, no ha continuado desarroilandose tan satisfactoriamente como se habia indicado previamente. Una pianta- cién de Bambusa longispiculata Gamble ex Brandis, B. 7ilda Roxb. y B. tuldoides Munro en un sitio iiimedo a 2,500 pies de elevacion (Bosque de Luquillo) ha tomado 2 afios para llegar a un tamano comparable a las planta- ciones de 6 meses a menor elevacion. El folla- je tiene un color amarillo y las plantas mas alias sdélo tienen 15 pies de altura. Mas serio aun que el lento crecimiento en si, sin embar- go, es el reducido diametro de los tallos, el mayor de los cuales tiene hoy solamente 1 pul- gada. Atin después del engrosamiento normal de los tallos con el desarrollo futuro es dudo- so que puedan compararse en tamano con los tallos de estas plantas en otros sitios. 99 El Mahoe Sufre Danos por Efectos del Viento El] mahoe, (Hibiscus elatus Sw.) una espe- cie buena para ebanisteria, nativa de Jamai- ca y Cuba, fué introducida en Puerto Rico hace 5 aflos para hacer siembras experimenta- les. Su desarrollo hasta la fecha es superior a aquel de especies nativas afines como maga (Meniesiwna speciosissima Sessé & Moc.). En laderas calizas con una precipitacién anual de 60 a SO pulgadas (Bosques Experimentales In- sulares Cambalache y Rio Abajo) los Arboles mas grandes tienen 3 pulgadas de didimetro y 35 pies de altura al cabo de 4% afios des- pués de la siembra y algunos estén florecidos. Ademas, el arbol no produce ramas epicérmi- cas tan profusamente como la maga, Durante una ventolera que tuvo lugar recientemente, sin embargo, algunos de los arboles mas gran- des y mas expuestos se torcieron 0 cayeron. Sufrieron mas que ninguna otra de las espe- cies adyacentes lo cual indica que el mahoe puede que necesite la proteccién de un dosel o cubierta leve hasta que se forme el bolo. Casuarina lepidophloia Atacada por Ulceraciones Casuarina lepidophloia F. vy. M. (2), una especie que ha sido considerada como mas pro- metedora que la comtn Casuarina equisetifolia Forst debido a su mejor forma, mas rapido crecimiento y reproduccion por sierpes, ha si- do atacada por lo que aparentemente es una ulceracion bacteriana. Los Arboles de alrede- dedor de 3 pies de altura sufren ataques en la base de Jas ramas vy en otros sitios del bolo. El ataque se caracteriza por engrosamiento del tallo, cese en el crecimiento en altura y de- formacion de las aciculas. Los arboles enfer- mos se encuentran dispersos entre los ejempla- res sanos que han crecido normalmente hasta un tamano mayor. Se haran esfuerzos por identificar el agente patogeno y determinar la importancia de la enfermedad. Los arboles en- fermos se encuentran en dos medios estacio- naJes de la costa norte (60-120 pulgadas de precipitacién) donde las plantaciones previas han logrado un desarrollo excelente. 100 El Guaraguao se Adapta a la Subplantacién El guaraguao (Guarea trichilioides LL.) una madera nativa de ebanisteria de casi todo Puerto Rico no ha sido plantada extensamen- te. En subplantaciones a una elevacién de 3,000 pies donde la precipitacién anual es de 110 pulgadas (Bosque de Toro Negro y Bos- que Insular de Guilarte) esta especie es capaz de lograr una elevada supervivencia. Se adap- ta mejor que la caoba de Honduras a los sue- los arcillosos pesados, en Areas htimedas y es- 14 exenta de plagas y enfermedades, Su made- ra es de excelente calidad, de igual a igual con ia caoba en la resistencia al ataque de los ter- mes, Hi] crecimiento en altura es lento al prin- cipio, los arboles de 3 anos tienen un prome- dio de 3 pies de altura, pero el crecimiento acelera después de un periodo de “ajuste’’, ea- racteristica evidente de otras meliaceas como cedro y caoba. Plantaciones de Zanthorylum flavum Crecen Despacio Zanthorylum flavum Vahl es una de las maderas mas valiosas de las Indias Occiden- tates. En Puerto Rico virtualmente toda la madera aserrable de esta especie ha desapa- recido hace tiempo. Los esfuerzos por propa- garla han quedado frustrados por el ataque de un gorgojo que destruye la semilla. Sin embar- go, en 1938 se establecio una pequena planta- cion en un abra en el Bosque Insular de Gua- jataca en la zona caliza de la costa norte (pre- cipitacion alrededor de 80 pulgadas al aio). Re-examinando esta plantacién se encontr6 que los a4rboles tienen un promedio de sdlo 2.5 pulgadas de d.a.p. al cabo de once aiios. Sus copas son pequefas y la plantacion probable- mente no dominara al resto de la vegetacion per muchos afios atin. Debido a ta mala cali- dac de la semilla se esta tratando la propaga- cién en un sitio mis seco, mediante el uso de brinzales, Gos Hspecies Costaneras Crecen Bien en la Montana La maria (Calophylian antillanum (Jaceq.) CARIBBEAN J°ORESTER Britt.) y la maga (Montezuma speciosissima Sessé & Moc.), dos especies nativas de la pla- nicie costanera del norte de Puerto Rico, han sido plantadas en los terrenos forestales pt- blicos a través de la isla. Las medidas efectua- das en las plantaciones mas viejas indican que su desarrolo inicial es tan satisfactorio en la altura como en la costa. Se compararon dos plantaciones de maria de 13 afios, una posiblemente a 500 pies de elevacién en las colinas calizas del noroeste en Guajataca (precipitacién anual de 80 pul- gadas) y otra a unos 1,500 pies de altura en la vertiente norte de las Montafias de Luquillo (precipitacion anual de 100 pulgadas). Ambas plantaciones estan en crestas de cerro expues- tas. IX! suelo en Guajataca es rocoso, somero y muy bien avenado, el de Luquillo es profun- do, muy degradado y el avenamiento es sdélo re- gular. Hl medio estacional de Luquillo es pro- bablemente Hgeramente mas favorable para el crecimiento de los arboles. En Guajataca el diaimetro promedio es de 2.7 y en Luquillo es de 3.6 pulgadas y las areas basimétricas co- rrespondientes son de 88 y 50 pies cuadrados por acre. Una diferencia notable es la altura que en Guajataca es de 10 pies y en Luquillo es de 20 pies. Se hizo una comparacién similar de dos plantaciones de maga. Una tiene once afios y esta situada en un abra caliza a cerca de 600 pies de elevacion cerca de la costa norte en el Bosque Insular de Rio Abajo (precipita- cidn alrededor de 80 pulgadas al ano), La otra tiene 13 aos y esta situada en una ladera a cerca de 2,500 pies de elevacion en el Bosque de Toro Negro en las montaias centrales (pre- cipitacion alrededor de 110 pulgadas al ano). Ambos suelos son profundos, el de Rio Abajo esté degradado. 1 crecimiento en ambas plan- taciones es comparable. 1] diametro promedio en Rio Abajo es de 3.8 pulgadas, comparade con 4.2 pulgadas en Toro Negro. El] area ba- simétrica en Rio Abajo es de 49 pies cuadra- dos por acre, en comparacion con 37 pies cua- drados en Toro Negro. Sin embargo, el creci- miento en la actualidad es lento en Rio Abajo, solamente 0.08 pulgadas al aio, El crecimien- to en altura ha sido més o menos igual, pero Aprit 1950 | ja forma es mucho mejor en Toro Negro. En Rio Abajo cierto nimero de arboles carece de valor porque tienen copas de muchas ramas y la poda invariablemente da como resultado muchas ramas epicdrmicas. En Toro Negro no no existe ninguno de esos problemas. El Crecimiento del Eucalipto es casi Igual que el de la Casuarina Casuarina equisetifolia Forst. crece a ra- zon de casi una pulgada en diametro por afio en la planicie costanera durante los primeros 10 anos después de la siembra. Esta especie crece menos satisfactoriamente sobre 1,000 Fies de eleyacién pero con el eucalipto (£. ro- busta Smith) no es ese el caso. Una plantaci6n de esta especie situada sobre los 2,000 pies de eievacién en el Bosque Insular de Carite (pre- cipitaci6n alrededor de 90 pulgadas al aio) ha crecidc hasta un diametro promedio de 8.3 pulgadas y un area basimétrica de 110 pies cuadrados por acre al cabo de diez afios. El crecimiento anual promedio durante los Ulti- mos 2 aos ha sido 0.7 pulgadas. Otra plantacién de 10 anos en un suelo de drenaje pobre, a 3,000 pies de elevacién cn el Bosyue de Toro Negro en las montatfias cen- trales (precipitaciOn alrededor de 120 pulga- das ai ano) tiene un diametro promedio de 5.7 pulgadas y un area basimétrica de 73 pies cuadrados por acre. 4Tace un afio habia cierto temor debido a que estas plantaciones no dominan el sitio. Tedavia se abriga ese temor. Quizas, seguin pasa Cou la Casuarina, deve emprenderse las subplantaci6n con especies seleccionadas de la etapa sucesional subsiguiente, tan pronto como el eucalipto forme un dosel. La Plantacion de Caoba de Santo Domingo se Cierra a los Doce Anos. La caoba dominicana (Siwietenia maha- goni Jacq.) ha sido plantada extensamente en terrenos publicos en las colinas calizas de la costa norte de Puerto Rico. Una de las mejo- res plantaciones esta situada cerca del fondo de un abra en el Bosque Insular de Guaja- i01 taca (precipitacion alrededor de 80 pulgadas anuales). Las mensuras efectuadas en cuarte- les en esta plantaciOn que tiene hoy 15 afios indican un diametro promedio de 4.2 pulgadas, el ntimero de Arboles 700 por acre y el area ba- simétrica 68 pies cuadrados por acre. El rodal ha formado un dosel completo y pronto es- tara listo para su primer aclareo. La Teca Crece Bien en Tres Medios Estacionales Los esfuerzos hechos por establecer -plan- taciones de teca en Puerto Rico han topado generalmente con el fracaso. la especie re- quiere mejores suelos que los que hay dispo- nibles generalmente. En tres sitios donde se han podido establecer plantaciones, las medi- das tomadas el aio pasado indican que ha ha- bido progreso. Colinas del sur—tUna plantaci6n situada a cerca de 600 pies de elevaci6n sobre aluyién cerca del Rio Patillas en el Bosque Insular de Carite (precipitacién de cerca de 80 pulgadas al ano) ha crecido hasta un diametro prome- dio de 6.0 pulgadas en 13 anos. Los 4rboles més grandes tienen 10 pulgadas de diametro y 50 pies de altura. El area basimétrica fluctua entre 90 y 110 pies cuadrados por acre y pare ce deseable un leve aclareo. Abra caliza en la costa norte—Una plan- tacion situada a cerca de 1,000 pies de eleva- cidn en el piso del valle entre colinas calizas en el Bosque Insular de Rio Abajo (precipitacién alrededor de 80 pulgadas anuales) tiene un dia- metro promedio de 6.6 pulgadas al cabo de 10 anos. La altura promedio fluctta entre 35 y 4() pies vy el crecimiento en altura parece haber bajado rapidamente en anos recientes. Sin embargo, el crecimiento actual en didmetro es rapido pues el aio pasado fué de 0.34 pul- gadas en promedio. El area basimétrica es de 73 pies cuadrados por acre. Colinas del este—Una plantacion a cerca de 900 pies de elevaciOn en una ladera expues- ta, rocosa y bien drenada, situada cerca de Ciénaga Alta en el Bosque de Luquillo (preci- pitacion alrededor de 100 pulgadas al ano) tiene un diametro promedio de 5.3 pulgadas al 102 eabo de once anos, Este sitio es inferior a los otros dos. La altura promedio es de sélo 25 pies y el Area basimétrica 74 pies cuadrados por acre. Esta plantacién acaba de lograr la dominacioén en este sitio. ia Caoba de Honduras Necesita \ Aclararse al Décimo Ano Los estudios hechos en plantaciones de once ahos de caoba de Honduras (Siwietenia avtcrophylla King) en el Valle de Mameyes (cerca de 140 pulgadas de precipitacién anual) indicaron que los arboles han alcanzado de 100 a 115 pies cuadrados de area basimétrica, que ias copas estan en intensa competencia y que la cubierta herbacea en el sotobosque ha desa- parecido casi por completo. I] diametro pro- medio de los 4rboles era de 4.8 pulgadas y ha- bia cerca de 850 arboles por acre. Se aclara- ron 2 cuarteles hasta un area basimétrica de 80 pies cuadrados por acre, en consonancia con los estudios de densidad Optima de roda} en otros sitios. En un cuartel de 100 pies cua- drados de area basimétrica se extrajeron 160 arboles por acre y el diémetro promedio se re- dujo de 5.0 a 4.4 pulgadas. En el otro cuartel con un area basimétrica de 115 pies cuadrados se extrajeron en el aclareo 370 arboles por acre, aumentando el didimetro promedio de 4.6 a 5.1 pulgadas. Muchos de los arboles eran de forma pobre y el aclareo se concentré en la re- mocion de éstos, sin tomar en cuenta su tama- flo. El estado actual de esta plantaci6n indica CARIBBEAN FORESTHR claramente que en sitios buenos esta especie, cuando se planta con un espaciamiento de 6 pies, debe aclararse a no mas tardar en su dé- cimo afio. En un abra en el Bosque Insular de Rio Aba- jo (precipitacion aircdedor de 80 pulgadas por aio) el diametro promedio es mayor que el de la anterior (5.4 pulgadas),debido a un espacia- miento mayor (500 arboles por acre), pero el area basimétrica es sélo 81 pies cuadrados por acre y alin es innecesario el aclareo. El Aclareo en la Maria Mejora el Kodal y Produce Mayor Rendimiento Una plantacién de 25 afios de maria (Ca- lophyllum antillanum (Jacq.) Britton en un suelo serpentina laterizado, en las montaiias del oeste (Bosque Insular de Maricao) alcan- zO un diametro promedio de 5.2 pulgadas y un area basimétrica de 173 pies cuadrados por acre. El crecimiento promedio en la actualidad ha bajado a 0.16 pulgadas al afio. Se aclara- ron dos cuarteles hasta un dérea basimétrica de 80 pies cuadrados. En la tabla nim. 14 puede verse un indicio de la aceleracién en el crecimiento como resultado de les cambios causados por el aclareo en la representacion de las clases segtin la copa. Kn el Cuartel B la corta removié un equi- yalente de 730 arboles por acre con un volu- men de 1,920 pies cubicos. En ei Cuartel C se removieron 596 arboles por acre, con un volu- men de 2,500 pies ctitbicos. Casi todo el rendi- TABLA 14.—REPRESENTACION DE LAS CLASES SEGUN LA COPA ANTES Y DESPUES DEL ACLAREO DE LA MARIA Por Ciento del Nimero Total de Arboles Clases segtin la Copa Cuartel B | Cuartel C Antes de la Después de | Antes de la Después de Corta la Corta Corta la Corta a) To To Te. Dominante 2 ips 3 5 Codominante 14 28 17 44 Intermedio 50 45 44 36 Dominado 34 15 36 15 Totales 100 100 100 100 Aprit 1950 miento fué en forma de postes y espeques. Res- ta casi un volumen igual en pie, lo cual indi- ca que el incremento anual de esta plantacién desde su establecimiento equivale a unos 180 pies ctibicos por acre. Las Plantaciones de Casuarina Parecen Adaptarse.a la Subplantacién Una plantacién de Casuarina (C. equise- tijetia Forst) en un suelo pesado en las fal- das de montafas (Bosque de Luquillo) alcan- z6 en once afios un promedio en didmetro de 6.1 pulgadas y un area basimétrica de 94 pies cuatrados por acre. En los tltimos 2 afios y medio el incremento en area basimétrica fué de 23 pies cuadrados y su crecimiento prome- dio en diametro fué de 0.22 pulgadas. Como es- ta especie no se reproduce espontaneamente en Puerto Rico se ha considerado la subplan- tacion. La otra alternativa seria la reforesta- cién relativamente costosa después de la corta tota.. La sombra que proyecta el leve follaje de esta plantacion no es suficiente para evi- tar ia invasién de numerosas especies agresi- vas, nativas, de manera que el ambiente esta aparentemente satisfactorio para la subplan- tacisn. Se han empezado pruebas con varias especies del género. 103 PRODUCTOS No le han sido asignados fondos a la Es- taciém especificamente para la investigacién en productos forestales pero ciertos estudios en pequefla escala de los problemas mas im- portantes han sido emprendidos cuando se pre- sentaba la oportunidad. Ademas de los resu!- tados que aqui se informan la Estacién ayu- d6 a planear un estudio en gran escala del tratamiento de espeques con preservativos. Para efectuar ese estudio se cortaron espe- ques de 65 especies locales comunes. Los Espeques de Cinco Especies Resisten por Dos Atos el Ataque de los Termes 2 v= Una prueba con espeques de especies diferentes, efectuada en la costa norte (Bos- que Experimental Cambalache) indica que sélo 5 especies han podido conservar sanos duran- te 2 aos 6 de cada 8 espeques de prueba. Los datos obtenidos aparecen en la Tabla 15. De los espeques de las otras 27 especies, los de las 20 especies enumeradas abajo esta- ban todos dafados al cabo de 2 anos. El dete- principalmente al ataque de riore se dehid termes. 15.—_DURABILIDAD DE ESPEQUES PARA EMPALIZADAS TABLA Condicién Especie Periodo a peuple ert Inservibles | Sanos Atacados ; por ataque de mpretoones | los termes Meses Num Num. Nim Thouinia striata Radlkl, 36 6 — 2 Tetrazygia eleagnoides 30 8 = = (Sw.) DC. Citharexylum fructicosum L. 30 72/ = —2 “Jaboncillo” 24 72/ os = Chrysophyllum pauciflornm Lam. 24 if 1 = a ee ee 1/ Erréneamente se informaron inservibles el aiio pasado. 2/ Faltaba un espeqne 104 Randia aculeata L, Hugenia sp. Casearia guianensis (Aubl.) Urban Myroxylon buxifolium (A. Gray) Krug & Urban Acrodiclidium salicifolium (Sw.) Griseb. Vachellia farnesiana (L.) Wright & Arn, Phyllanthus nobilis Muell. “Murta” Colubrina arborescens (Mill.) Sarg. Coccolobis sp. Dipholis salicifolia (L.) A. DC. Nectandra coriacea (Sw.) Griseb. Guasuma ulmifolia Lam. Zanthoxylum martinicense (Lam.) DC. Lugenia jambos L. ‘ Inga. lawrina (Sw.) Willd. Psidium guajeva L. Leucaena glauca (l.) Benth. Sabinea florida (Vahl) DC, Tinociera domingensis (Lam.) Knobl. Los Espeques de Casuarina Previamente Truiados Duran por lo menos 5% aiios La casuarina (C. equisetifolia Forst.), el 4rbol mas popular para arbolados en la finca se usa extensamente para espeques. El trata- miento por 8 horas en bano caliente y frio con carbolina produjo una penetracién de 1 a 2 pulgadas. Los espeques tratados que se pusie- ron en sitio de sombra, en un 4rea con una precipitacion anual de 110 pulgadas (Bosque de Luquillo), no muestran sefiales de deterio- vo al cabo de 5 afios y medio. Los testigos sin tratar fueron destruidos por la podredumbre y los termes en 18 meses. LOS BOSQUES EXPERIMENTALES Los tres bosques experimentales fueron CARIBBEAN FoRESTHR usados para investigaciOn durante el afo. Los resultados de estudios especificos efectuados en ellos ya han sido explicados, Cada afio aumen- ta el valor de estas Areas como sitios de de- mostracién, Durante el pasado afio se le mos- tré e] Bosque Experimental Cambalache a un grupo de 40 técnicos del Servicio de Extensi6én Agricola y del Servicio de Conservaci6n de Suelos en una demostraci6n sobre mejora de arbolados. El] Dia del Arbol unos 300 estudian- tes de la escuela elemental visitaron ese mis- mo 4rea. El arbolado experimental de Rio Piedzas, un area de 9 acres que hace 10 anos esta baio el control de la Estacion ha rendido 7,590 es- pecues, 1,800 estacas y 5 cuerdas de lefia para el uso de la Estacién Experimental Agricola. KE] rendimiento durante el aflo pasado fué de 1,850 espeques. Este 4rea puede considerarse como un arbolado de demostracion para la pro- duceién de espeques. Fl Bosque Experimental de St. Just, ds 20.5 acres y aque también ha estado baio at coutrol de la Estacién por espacio de 10 anes, ha producido 1,055 espeques y 63 cuerdas de lena extraidos de 6 acres. Los espeques han sido usados en empalizadas en los limites del bosque y la leila se repartid entre las 18 fami- lias de la vecindad. Durante el afio pasado se extrajeron 500 espeques y 13 cuerdas de lefa del predio de 6 acres. El Bosque Experimental Cambalache de 589 acres ha rendido un total de $1,795.00 de 280 ventas de arboles a los compradores loca- les durante los ultimos 6 afos, incluyendo 10,360 espeques y postes y 159 cuerdas de le- fla, Ademas, se han regalado a 260 familias de la vecindad, 22,127 haces de lefa equivalentes a 706 cuerdas, Durante el pasado afio 114 fa- milias extrajeron 6,033 haces de lefia, equiva- lentes a 123 cuerdas. Este bosque fué transfe- vido de la Autoridad de Tierras de Puerto Rico al Departamento de Agricultura y Comercio durante el 1949 pero para la Estacion conti- nuara siendo un bosque experimental bajo un nuevo convenio cooperativo. a, a 1s % 7 a . 4 ~~ 7 i - hy - a a i , “ee ia “o a - i Pa r ae - ay ee ‘ Hi omy ? a so ™ @ i+ iy > a ~ “| * a ‘a Py “ies: -, " ~~ 4 ¥ 7 a of th eae weet Ss nN ~ > ys re” © ano ae a 5, wa? a) B —- § 4 od cr: Lin a oe % q ‘ : 7: ; 7 oy > Peel 7 a 5 y Vy 7 i Soa ; y? * oe J i ee. ("4 iv (Ss rer 7, > as & ~ J 7 7 - Ae - ce 7 Pp. -- < | os 5a a ua “€a ‘oe on : me Ms A - lot of . a. (an mad * ¥; s a aa _ 7 sc (@ . a it we ree — A “et ao “hs. 7 cal . On ba re RA ~ Pr _) re ee *< as a -% f ; 1: om vi "Cay, 7 at a ae >». 2 ae , . i Pe 7. +18 @ : e ah Pe ay - a, : a bt i ee ae as yd 4) AE A rs 2 7 rx pal h ~ e a . Ae. oe : | ae ue ON es e.. ca 7 > ny A as * a a ; La 7 4 ae. +4 wag» i oe J 2 , s . 7 ry wv ® Fin gth - a 4 a ; her we — die : aie or. i: > oe * Pte?) tole | a J ~# am - 7 i _ U. S. DEPARTMENT OF AGRICULTURE FOREST SERVICE TROPICAL FOREST EXPERIMENT STATION RIO PIEDRAS, PUERTO RICO JULY 1950 VOLUME 11, NUMBER 3 Caribbean Forester El “Caribbean Forester’, revista que el Servicio Forestal del Departamento de Agri- cultura de los Estados Unidos comenz6 a pu- blicar trimestralmente en julio de 1938 es de distribucién gratuita y esta dedicada a encau- zar la mejor ordenacion de los recursos fores- tales de la regién del Caribe. Su propésito es estrechar las relaciones que existen entre los cientificos interesados en la Ciencia Forestal y ciencias afines encardndoles con los proble- mas confrontados, las politicas forestales vi- gentes y el trabajo que se viene haciendo pa- ra lograr ese objetivo técnico. Se solicitan aportaciones de no mas de 20 paginas mecanografiadas. Deben ser someti- das en el lenguaje vernaculo del autor, con el titulo o posicidn que éste ocupa. Es impres- cindible incluir un resumen conciso del estu- dio efectuado. Los articulos deben ser dirigi- dos al ‘‘Director, Tropical Forest Experiment Station, Rio Piedras, Puerto Rico’. Las opiniones expresadas por los autores de los articulos que aparecen en esta revista no coinciden necesariamente con las del Ser- vicio Forestal. Se permite la reproduccién de los articulos siempre que se indique su proce- dencia. The ‘Caribbean Forester’, published since July 1938 by the Forest Service, U. 8. Depart- ment of Agriculture, is a free quarterly jour- nal devoted to the encouragement of im- proved management of the forest resources of the Caribbean region by keeping students of forestry and allied sciences in touch with the specific problems faced, the policies in effect, and the work being done toward this end throughout the region. Contributions of not more than 20 type- written pages in length are solicited. They should be submitted in the author’s native tongue, and should include the author’s title or position and a short summary. Papers should be sent to the Director, Tropical Fo- rest Experiment Station, Rio Piedras, Puerto Rico. Opinions expressed in this journal are not necessarily those of the Forest Service. Any article published may be reproduced provided that reference is made to the original source. Le “Caribbean Forester’, qui a été publié depuis Julliet 1938 par le Service Forestier du Département de l’Agriculture des Etats-Unis, est une revue trimestrielle gratuite, dediée a encourager l’aménagement rationnel des fo- réts de la région caraibe. Son but est d’entre- tenir des relations scientifiques entre ceux qui s’intéressent aux Sciences Forestiéres, ses problémes et ses méthodes les plus récentes, ainsi qu’aux travaux effectués pour réaliser cet objectif d’amélioration technique. On accepte voluntiers des contributions ne dépassant pas 20 pages dactilographiées. Elles doivent étre écrites dans la langue ma- ternelle de l’auteur qui voudra bien préciser son titre ou sa position professionnelle et en les accompagnant d’un résumé de |’étude. Les articles doivent étre addressés au Director, Tropical Forest Experiment Station, Rio Pie- dras, Puerto Rico. La revue laisse aux auteurs la responsibili- té de leurs articles. La reproduction est per- mise si l’on précise l’origine. “The printing of this publication has been approved by the Director of the Bureau of the Budget (August 17, 1950)”. VoL. 11 - No..3 JULY 1950 ie -Camiboecan Foresicr Gonitents SiGe ee Results of forest planting in the Insular HOGeEStS OL OCLiaeR1CO ae ee eee 107 JOSE MARRERO, Puerto Rico 106 Estudiante Cubano Termina Materia Forestal En junio del afo en curso Arcadio M. Diaz Martinez, agré6nomo graduado de la Escuela Forestal Pozos Dulees de Cuba, termin6d seis meses de adiestramiento en dasonomia avanzada en la Regién Tropical del Servicio Forestal en Puerto Rico. El Secretario de Agricultura de los Estados Unidos le habia conferido al Sr. Diaz, quien es un empleado del Ministerio de Agricultura de Cuba, una beca para un ano de estudios en el Servicio Forestal de Estados Unidos. El adiestra- miento de este estudiante incluy6 6 semanas en un Centro de Orientacién donde tom6 cursos de inglés y de costumbres norteame- ricanas y tuvo ocasi6n de visitar sitios de interés en Washington, Distrito de Colum-. bia y sus alrededores. Después recibié un mes de ensefanza en técnica forestal, fami- liarizandolo con la organizacién central y regional del Servicio Forestal de Estados Unidos; con los tipos forestales; especies forestales; clima; silvicultura; utilizacién; proteccién, ordenacién; planeo de la ordena- cién; pastoreo; caza; hidrologia y dasonomia privada. El resto de los primeros seis meses lo pasé en el laboratorio de Productos Fores- tales y en los bosques del sudeste de los Estados Unidos. En el Laboratorio de Pro- ductos Forestales el sefior Diaz participé en logs estudios de las propiedades fisicas y mecanicas y de la estructura de las maderas. También tuvo ocasién de probar diferentes métodos de preservacién de madera, usando lo ultimo en materia de preservativos. En los Bosques Nacionales de la Regién Sur el senor Diaz abordé los problemas de admi- nistracién forestal, ordenacién de areas de recreo, plantacién y proteccién contra incen- dios forestales. CARIBBEAN FORESTER Curso de Entrenamiento en en Puerto Rico E] senor Diaz pasé en Puerto Rico aproxi- madamente la mitad del afio 1950, partici- pando en varias tareas de oficina y de campo, relativas a administracién forestal, ordenacion e investigacién en la Regién Tro- pical del Servicio Forestal. El pas6 tres meses entre los guardabosques de las dife- rentes unidades participando en la adminis- tracion de areas de recreo, en ventas de maderas y en la inspeccién de plantaciones. Con el Servicio Forestal Insular pas6é una semana efectuando estudios similares y otra semana con el personal de campo de esa agencia, que estaba efectuando un inventa- rio forestal de toda la isla. Durante otra semana el Sr. Diaz asistid al estudio de plantaciones, determinando la adaptabilidad de diferentes especies al medio estacional. Ademas pas6 varias semanas con el perso- nal principal de la Estaci6n de Experimenta- cién Forestal Tropical re-examinando cuarte- les de ensayo, estudiando la mejora de roda- les, la determinacion de existencias, la preser- vacion de postes y la construccién de tablas de volumen. Por espacio de dos semanas estuvo con técnicos del Servicio de Conser- vaciOn de Suelos, aprendiendo los principios de clasificacién de tierras y conservacién de suelos. Al finalizar su curso de entrena- miento el Sr. Diaz preparé un informe para someter al gobierno de Cuba, recomendan- dole un programa de dasonomia publica. Hasta la fecha, la Region Tropical del Ser- vicio Forestal ha entrenado agrénomos de Cuba, Haiti, Costa Rica, Venezuela y Bolivia. Estos cursos de entrenamiento estan consi- derados como una funcién importante de esta oficina y esperamos que otras naciones aprovechen las ventajas de esta oportunidad. JULY 1950 107 Results of Forest Planting in the Insular Forests of Puerto Rico ~ JOSE MARRERO Tropical Forest Experiment Station, Rio Piedras, Puerto Rico In a recent issue-of The Caribbean Forester (9:85-213, 1948) a report on past forest plantings in the Caribbean National Forest was presented as a guide to future planting work. Upon completion of that study a similar investigation was carried out within the public forests of the Government of Puerto Rico. The resu!ts of this investi- gation are reported here. The same order of presentation has been followed, describing in order the enviroment, history of planting, methods of study, findings, and conclusions. The Insular (as opposed to Federal!) Forests of Puerto Rico cover some 45,000 acres, an area about 50 percent larger than that of the Caribbean National Forest. The planted area of about 16,000 acres is three times as large as in the Caribbean National Forest. Many different sites are included. ENVIRONMENT Nine distinct forest areas were studied. Environmental conditions vary so widely that each area is here described separately. The ecological descriptions include the use of Beard’s (1) classification of vegetation. CARITE The Carite Forest contains about 6,300 acres in the southeastern mountains. It ranges in elevation from about 650 to about 3,000 feet. At Carite Reservoir at an eleva- tion of 2,100 feet in the interior of the area the mean temperature is 72°F. and monthly means vary between 65° and 80°. The range in annual rainfall is from 65 to over 100 inches. At Patillas Reservoir, at 240 feet elevation near the south edge of the area the mean temperature is 76° and the monthly means vary between 71° and 86°F. The parent rock is of volcanic origin, in- cluding andesitic tuffs and shales and quartz diorites. Most of the area is covered by deep, acid, heavy clay soil (Los Guineos and Ca- valina series) but a looser granular (Pandu- ra) soil develops over quartz diorite. The soils of the southern slopes are shallow and less acid (Mucara). The forest has at one time been re- moved from nearly all of the Carite Forest area. Small remnants of climax vegetation exist in remote areas. Cutting was partly for the timber but chiefly for farming. Large areas have since become reforested naturally. The forest types represented are montane thicket, lower montane rain forest, and ever- green seasonal forest. GUAJATACA The Guajataca Forest contains about 2,300 acres in the dry western limestone hills of the north coast. Its elevation is about 1,000 feet above sea level. Monthly temperature means range between 71°F and 82°F at nearby weather stations. Annual rainfall is between 70 and 80 inches. Evapo- ration is apparently much higher on the exposed tops of the hills than in the pro- tected sinkholes between them. The parent rock is tertiary limestone. The topogra- phy is rough, consisting of numerous hills and sinkholes. The soils are mostly red or reddish brown clay (Tanama series) from a few inches to 3 feet in depth. Other soil series are probably found in the bottoms of sinkholes. Soil depth varies with topogra- phy, since colluvial deposits accumulate on the lower slopes. The forests of Guajataca have been cut and burned repeatedly. In 1935 when the area was taken over by the government the vegetation was chiefly low brush or grass. 108 Now small areas of secondary forest have developed on the north and west slopes. Most of the sinkhole bottoms bear coffee plantations. Apparently there was consider- able variation between the forests of the hilltops and the sinkholes. The former may have been a dry evergreen forest, and the latter, evergreen seasonal or possibly lower montane rain forest. GUANICA The Gudnica Forest contains about 7,000 acres of low hills along the southwest coast. Elevation ranges between sea level and about 500 feet. The mean temperature is about 77°F with a monthly range be- tween 74°F and 79°. About 30 inches of rainfall are received in an average year. Severe droughts are frequent, chiefly from December to April. The southern edge of the forest is subject to sea blast. The parent rock is tertiary limestone deposited when the area was beneath the sea. The topography is rolling. Except for beach sand the predominating soils are shallow clays (Aguilita and Ensenada series). A short forest is found on most of the area. The canopy is generally only about 20 feet tall, although trees 50 feet tall are found in protected ravines. The shallow rocky soil and light rainfall have precluded cultivation of most of this area. Neverthe- less the forest has been cut for fuelwood. Deforested areas were grazed until forest plantations became established. The original vegetation was probably deciduous seasonal forest. GUILARTE The Guilarte Forest comprises about 2,800 acres in the west central mountains. Elevation ranges between 2,500 and 3,950 feet above sea level. Monthly mean temper- ature ranges from 60°F to 759F. A rain- gage located at 3,000 feet elevation near the area recorded 90 inches of rainfall annually. The mean for the forest is probably slightly higher. CARIBBEAN FORESTER The parent rock is of volcanic origin, chiefly andesites and shales. The dominant soils are yellowish heavy clays (Los Gui- neos and Cialitos) and grayish to purplish friable clays (Alonso and Mucara). Remnants of forest remain within the area. They are of the lower montane rain forest and montane thicket formations. Secondary forests cover a large part of the more accessible areas. MANGROVES The public mangrove forests are located in protected estuaries and bays on all coasts of the island, near San Juan on the north, near Ceiba on the east, near Aguirre and Guanica on the south, and near Boquerén on the west. They aggregate about 8,200 acres. Climate is relatively unimportant. Mean temperature is at least 78°F and annu- al rainfall varies from 30 to 60 inches. All of the mangrove forest is subject season- ally to tidal inundation. The soils are of biological origin, being dark peats and mucks derived from the depo- sition of plant remains. The soils tend to be more or less brackish. The mangrove area is mostly forested since the saline soil is of little value for other uses. Nevertheless, the proximity of mangrove forests to coastal settlements has made them subject to repeated cutting. The removal of the best trees has tended to leave poorly formed, open, or brushy stands. MARICAO The Maricao Forest contains about 9,500 acres in the western mountains. It is generally steep and ranges in elevation from 500 to 2,000 feet above sea level. Mean temperature is about 72°F. Annual rainfall varies from 108 inches at 1,500 feet to about 80 inches at the southern edge of the forest. The underlying rock is chiefly serpen- tine. It gives rise to soils of very low fer- tility and high in iron. Drainage is ex- cessive. Shallow soils, averaging less than one foot in depth are designated Rosario silty JULY 1950 clay, and deeper soils to several feet in depth are designated Nipe clay. The forest is generally scrubby, with only very small remnants of what might be considered primary vegetation. The timber was removed for farming. Secondary stands were burned over repeatedly before the area was put under protection in 1918. The origi- nal forest was probably not rain forest, but a drier evergreen type with numerous small- leaved trees. Mona ISLAND Mona Island is located about 45 miles west of Puerto Rico. It is about 6 miles long and 5 miles wide at the widest point, containing 13,600 acres of public forest land. Is is generally level, with a plateau about 200 feet above the narrow coastal plain. The average annual rainfall is about 40 inches. Most of this is received during the fall of the year. The island is composed of tertiary limestone, and is covered by shallow grayish soils similar to the shallow phases of Ense- nada and Aguilita stony clay. A strip of beach sand is of some importance on the southwest coast. Sandy and sandy loam soils on the coast range to 2 feet in depth. About 85 percent of the island is cover- ed by short forest generally less than 12 feet tall. Past land clearing for agriculture on the coastal plain has left some grassland areas. Most of the forest has been heavily culled for fuelwood. It probably belongs within the province of deciduous seasonal forest. On the exposed east edge of the plateau the vegetation is cactus scrub. Rio ABAJO The Rio Abajo Forest covers about 4,900 acres in the humid limestone hills of the central north coast. The topography is rough, with numerous sinkholes with steep walls. Elevation ranges from 500 to 1,400 feet above sea level. Reliable temperature data are not available, but it is known that the nights are cool, probably as a result of 109 air drainage from the higher mountains to the south. Rainfall averages about 80 inches annually with a low of possibly 70 inches at the northern edge of the forest. The parent rock is tertiary limestone of the Lares formation. The dark soils of the limestone hills are usually less than a foot in depth and are in the Soller and Tanama series. In the few open valleys deep reddish clay soils are present (Camagtiey clay loam and Dominguito, Moca, Lares, Rio Arriba, and Cialitos clays). The vegetation is considerably influ- enced by exposure and soil depth. Apparent- ly that on the hill tops was originally dry evergreen forest, whereas an evergreen seasonal and possibly lower montane forest grew in the sinkholes. Drier conditions are evident near the northern boundary of the forest. Past cutting removed the forest cover from all but the least accessible and forested cliffs and hill-tops. The valleys have all been cleared and intensively culti- vated for tobacco and food crops causing loss of most of the topsoil.. On the lower slopes and bottoms of the sinkholes coffee and bananas have been produced. In the past, fire destroyed secondary growth on many of the hills. Protection from fire during the past 15 years has produced secon- dary growth on most of the slopes. SUSUA The Susta Forest contains about 2,800 acres in the southwestern foothills. It has very rough topography and ranges from 500 to 1,500 feet in elevation. Temperature records are not available, but it is known that there is considerable variation between the hot afternoons and the coolness of the early morning. Rainfall varies considerably from the high northern edge of the forest to the lower southern edge. The average is probably about 60 inches annually. The dry season from December to March is very pronounced. Like Maricao, the Sustia Forest is under- lain largely by serpentine rock. Small areas of shales and tuffs are also present, 110 producing a silty clay soil (Descalabrado). All of the soils are shallow and excessively drained. The vegetation was nearly completely destroyed for cultivation and grazing. Ap- parently the original stand was semi-de- ciduous seasonal forest, varying somewhat with exposure and soil depth. After fifteen years of protection part of the area is cover- ed with low brush. HISTORY OF PLANTING Forest planting was started in the Ma- ricao Forest in 1920 with the beginning of a large-scale program of introduction of exotic tree species and adaptability tests with native species. At Guanica planting began in 1922 and totalled 68,000 seedlings and 5C0 pounds of seed sown directiy during the ensuing 10 years. A second period of planting, from 1934 to 1941, was much more active than the first, and produced 12,600 acres of plan- tations. Unsuccessful earlier plantations were replanted also. Particularly significant to planting in this period was the purchase of large additional areas for public forestry. From 1941 to 1949 the maintenance of the large area of existing plantations took most of the funds available for planting work. A small additional area was planted for the first time, however. In summary, a total of about 16,000 acres were planted in the Insular Forests be- tween 1920 and June 1949. A total of about 13,163,000 seedlings were planted and 91,230 pounds of seeds were sown. Forty-six different species of trees were included. The record of past planting appears in Table 1. Table 1.—Planting Work Done in Insular Forests, January 1936 to June 1949. Total Number Species Seedlings Seed, in lbs. Albizzia procera 22,000 Aleurites trisperma 800 Andira jamaicensis 7,700 Avicennia nitida 44,000 730 Bambusa sp. 8,000 Bambusa tuldoides 1,000 CARIBBEAN FORESTER Table 1, (Cont.) Byrsonima spicata 16,000 Calophyllum calaba 55,800 Castilla elastica 200 Casuarina equisetifolia 402,000 Cedrela,) mexicana 545,000 Cedreia odorata 17,000 Colubrina ferruginosa 524,000 Cordia alliodora 726,600 Dacryodes excelsa 800 Dalbergia sissoo 32,000 Dipholis sintenisiana 260 Eucalyptus robusta 377,000 Eucalyptus sp. 1,267,000 Guarea trichilioides 256,000 Guaiacum officinale 47,000 449 Haematoxylon campechianum 1,000 Hyeronima clusioides 200 Hymenaea courbaril 1,900 Inga punctata 3,000 Laguncularia racemosa 167,000 2,500 Lucuma multiflora 8,900 Montezuma speciosissima 1,071,000 Ocotea moschata 50 Petitia domingensis 674,000 110 Prosopis julifora 2,680 Rhizophora mangle 9,600 Samanea saman 1,000 Sideroxylon foetidissimum 17,000 Stahlia monosperma 100 Swietenia candollei 1,019,000 Swietenia macrophylla 1,593,000 Swietenia mahagoni 3,955,000 520 Tabebuia pallida 25,000 Tamarindus indica 40 Tectona grandis 228,000 Tetragastris balsamifera 7,000 Vitex divaricata 118,000 Zanthoxylum flavum 500 Zizyphus jujuba 200 Total 13,163,300 91,230 PLANTING PRACTICE Planting stock of various types has been used. Experience showed that most species can best be established using sturdy nursery stock. Overgrown nursery stock had to be used at times and was cut back for planting with good results for Swietenia macrophylla, King, Cordia alliodora (R. & P.) Cham, Tec. tona grandis L., Vitex divaricata, Sw. and Guarea trichilioides L. Higher survival was obtained with potted seedings of Swietenia mahagoni Jacq. in dry acreas. Heavy-seeded JULY 1950 species, notably Calophyllum antillanum Britton have been sown directly in the field. Casuarina and Eucalyptus have been trans- planted in the nursery to improve stock quality. Wildings of a few species have been used on a small scale. Ground preparation originally consisted of cutting woody vegetation of inferior species. This proved expensive and to a large extent unnecessary. It was a particularly undesirable practice on adverse, exposed sites where protection was needed. More recently the volunteer trees have been left to grow, and narrow planting lines are open- ed with machetes. A small amount of under- planting has been done, leaving the canopy unchanged except to provide small DEEDES above the planted trees. Planting has always been done with pick-mattocks because of the heavy soils and the presence of rocks and large roots. The spacing, not always regular because of ob- structions has varied bewteen 5x 5 and 8x8 feet, averaging 6 x 6 feet. Underplanting has been done with wider spacings up to 25 feet. Plantings have generally been pure but as a rule have produced mixed stands where re- planting was done with other than the origi- nal species. This was a result of increased knowledge concerning species adaptability. PLANTATION CARE A large investment in plantation care was found necessary subsequent to planting. Weeding has generally been done for from 2 to 4 years, and vine cutting has sometimes been done at least annually for more than 5 years. The length of this period of post- planting care has varied with the nature of the native vegetation and the rapidity of tree growth. In some plantations more weeding was done than was necessary, but more fre- auently plantation care has had to be pe- riodically neglected because of fluctuations in appropriations from year to year. Weed- ing has generally consisted in freeing from vines and herbaceous vegetation a circular area of 2 to 3 feet in diameter around each 111 tree or lines maintained free of vegetation along the lines of trees. Pruning and thinning have been con- sidered only in the older plantations. Early pruning proved undesirable in some plan- tations because of subsequent epicormic branching. The need for pruning has been avoided where possible by retaining densely stocked plantations. Thinning has been practiced on so small a scale as to hardly warrant mention. Only a few plantations are sufficiently large to need thinning. Lib- eration cuttings were made, however, in some areas where old coffee shade had been used as a shelter for plantation establishment. This work was generally not done until the planted trees had reached 10 feet in height. PLANTATION COSTS Planting costs varied widely with a number of factors. Nursery stock averaged about $3.00 per thousand trees. Potted stock cost about $8.00 per year thousand trees. Wilding stock averaged $4.50 or 3 man-days per thousand trees. Seed cost varied from. $0.30 to $1.80 per thousand seeds. Ground preparation was the largest single item of expense connected with planting. Costs of ground preparation averaged 13 man-days per acre, ranging to as low as 6 man-days per acre in the rela- tively open limestone hills and on dry sites with little vegetation. -Planting itself averaged about 10 man- days per acre but for direct seeding required only 3 man-days per acre. Replanting costs, which are a measure of the success of se- lection of species as well as of the planting job istelf, were high. In the humid moutain forests: at Carite, and Guilarte, replanting cost about 15 man-days per acre, and re- flects repeated replanting of poor weedy sites. In the limestone region of the north coast, at Guajataca and Rio Abajo, replant- ing only cost 5 man-days per acre, a result of better species selection and less weed competition. In the dry forests of Sustia and 112 Mona Island where potted seedlings were used extensively replanting cost only 6 man- days. Weeding is the most expensive item of cost in past forest establishment in the Insu- lar Forests. Control of agressive native vegetation has required cleaning more than once each year for at least the first 5 years after planting. During these first 5 years wecding cost 42 man-days per acre in the humid mountains, 16 man-days in the lime- stone region, and 7 man-days in the dry areas. Total costs for the 5 years average 77 man-days per acre in the humid mountains, 38 man-days in the limestone region, and 34 man-days in the dry areas. Of this total cost ground preparation and_ initial planting made up only 32 percent in the humid mountains, 46 percent in the limestone region, and 65 percent in the dry area. Weeding during the first 5 years made up 55 percent in ‘the humid mountains, 42 per- cent in the limestone region, and 21 percent in the dry area. : Weeding costs were affected very ma- terially by the character of the native ve- getation. Tall bunch grasses such as guinea grass (Panicum maximum) must be cut back frequently while the plantation is young. The presence of herbaceous vines notably bejuco de puerco (Ipomoea sp.) greatly prolongs the period during which frequent weedings are necessary. The fact that the native vegetation in the dry areas is less agressive is seen in the lower weeding costs presented. Costs of establishment at Guilarte are lower than elesewhere in the humid mountains because of the presence of a mixture of natural tree growth of partly ac- ceptable species. These established trees assisted in the control of weeds and reduced the need of planting. It is significant that the higher cost of planting potted stock in dry areas was more than offset by lower weeding costs. Planting in mangrove areas was gener- CARIBBEAN FORESTER ally cheaper than elsewhere. Total costs ranged between 3 and 8 man-days per acre except where it was necessary to remove the aggresive fern marunguey (Acrostichum aureum L.) This cost about 20 man-days per acre. Direct seeding and broadcasting were practiced, and no weeding was necessary. Planting costs shown here are for the first 5 years. Total costs will be even higher, since vine cutting is necessary up to 10 years in some of the plantations of species not well adapted to the site. OBSERVED RESULTS PRIOR TO THE STUDY Results began to appear soon after the initiation of large scale planting in the Insu- lar Forests. The planting sites, most of which had been abused by previous culti- vation and were exposed and badly overrun by weeds and vines, proved unsuitable for the establishment of the better species of climax forests. The limitations of a large scale re- forestation program carried on during a relatively short period and initiated with little previous experience resulted in failures in some areas. As a result, replanting costs were high. Lack of information concerning species-site relationships led in some areas to immediate failures or to weeding expenses which proved futile when the trees later died or were to be replaced by better adapted species. These and other findings led to the following major modifications of policy and practice. 1. All but the most aggressive species were eliminated from plans for plant- ing or replanting exposed sites with degraded soils. 2. The better species were limited to the more favorable sites. 3. The number of species used was reduced and preference was given to native species. 4. Large-seeded species were sown di- rectly at the planting site usually with a high survival. JULY 1950 5. On dry sites where high survival was difficult to attain, ball-of-earth plant- ing was practiced, using tar-paper pots. Potted stock was produced in small nurseries near the planting site. 6. Individual planting crews were re- duced to a size which could be ade- quately supervised. Lccal men were selected and trained. . The potentialities of natural repro- duction were better appreciated. Cutting of natural tree growth prior to pianting was minimized and many naturally estabiisned trees were in- corporated into the plantations, re- ceiving the same care as the planted trees. ~] METHODS OF STUDY The objective of the study was to sum up all available evidence regarding the re- lationships between the different tree species planted and their environments. All plan- tations were examined to determine their present condition and the corresponding sites. The data of most value were those col- lected in fully stocked plantations. In such areas the species-site relationships most evident, and growth could be accurately measured. Less information was available in areas of failure because evidence as to the factors responsible for the failure had gener- ally been lost during the several years since planting. Nevertheless, much could be de- duced by careful observation in such a large and varied area. SITE CLASSIFICATION The first requisite to the relating of observed results to site conditions was a classification of the planted areas with re- gard to the site factors which appeared to be of greatest significance to the fate of planted trees. The site factors are considered in four broad groups: climatic, physiographic, edaphic, and biological. The climatic factor of most significance in site differentiation is rainfall. Total annual precipitation varies were 113 from 30 inches at Guanica to over 100 inches at Maricao, Guilarte, and Carite. The differ- ent forest areas are related with regard to rainfall and humidity in ascending order as follews: Guanica, Mona Island, Sustia, Gua- jataca, Rio Abajo, Maricao, Gtilarte, and Carite. Rainfall is considered of comparative- ly little significance in the mangrove areas. The severity of drought is a more reliable index of moisture relationships than mean a- nnual precipitation. Prolonged severe droughts occur annually at Guanica, Mona Island, and Susta. Drought is of some in- fluence also at Guajataca, Maricao, and the lower southern slopes of the Carite forests. The importance of temperature as a site factor is difficult to appraise since change in rainfall are of so much greater magnitude that the influences of temperature are obscured. The significance of temperature alone upon the relative results of reforesta- tion work in different parts of the island is probably minor. Physiographic factors such as _ slope. aspect, exposure, and topographic position af- fect tree establishment only indirectly as they influence microclimate and soil. They are grouped separately because of the diffi- culty of treating their effect separately as climatic and edaphic phenomena. Slope is cf importance because of its influence upon soil losses by erosion, and upon water ab- sorption and retention by the soil. Aspect is significant with respect to both the pre- vailing easterly trade winds and the position of the sun. These effects are most pronounced in the drier forests where evaporation is of major significance. Here the southern and eastern slopes tend to be the most adverse. Exposure, related to slope and aspect, is of importance also because of its relationship to evaporation. Topographic position is a collective term which is probably the most important single site factor in the forests in the rough central mountains and limestone region. Generally valleys and lower slopes are better sites than upper slopes, concave slopes are better than 114 convex slopes, convex slopes are better sites than ridges, and ridges are better than peaks. This relationship is most pronounced in the sinkhole region. This relationship reflects differences in rate of soil erosion, the con- tribution of alluvial deposits, and exposure. A counteracting factor is soil drainage; which on certain heavy soils in rainy forest areas such as at Carite and Guilarte may make lower slopes superior to valleys for the establishment and growth of certain tree species. At Susta and Maricao the effect of topographic position upon the vegetation is less pronounced than elsewhere apparently because of long uniform slopes. The physical soil factors appear to be more important to reforestation than the chemical factors, although it is probably impossible to completely isolate the two. Loose rocky shallow soils tend to accentuate the effects of drought because of their poor water retention. Such soils are of significance to reforestation at Guanica, Guajataca, Rio Abajo, Maricao, Susta, and the drier CARIBBEAN FORESTFR southern edge of the Carite Forest. On the other hand, the heavier clay soils in the humid mountains are so poorly drained in the more level areas as to produce root decay in young planted trees. The effects of modification of soils by past use or abuse can be as significant to tree establishment, at least temporarily, as the inherent physical or chemical properties of the soil. On the heavy soils of the Carite and Guilarte Forests in the central mountains, plantation sucess seems to be more directly related to the history of previ- ous cultivation of the land than to any other factor, in spite of considerable variation in topography. Compacting and loss of top- soil and fertility through erosion and leach- ing are probably largely responsible for this relationship. The biological site factors are the pre- sence of insect pests and diseases and compe- tition from natural vegetation. The import- ance of insect pests and diseases is not yet fully known since the plantations are all still very young. Insects and diseases tend to be Fic. 1.—View of lands being reforested in the Maricao highlands. Ridges are evident in the background, a small valley in the center and uniform slopes with a western exposure between them. JULY 1950 more active on sites which for other reasons are adverse. ; es, Weed and vine growth are important factors in all plantations but chiefly in the humid mountains. Reforestation of open weedy areas may become prohibitive except with the more aggresive species. - Compe- tition from arborescent native vegetation can also be an adverse factor. Properly utilized, however, it may serve to protect the plan- tation from excessive exposure and is a valuable complement to the planted trees. Shade from such an everstory may also con- trol weed and vine growth. The distinct sites on which forest plant- ing has been done are here described brief- ly with reference to the more important site factors. Carite Climate humid to wet, topography rough, soils generally clays, and intense competition from weeds and vines. Topo- graphic features are typical of the Central Mountains. 115 Site Acreage Planted Ridges 903 Uniform slopes 1,439 Lower, or concave slopes and valleys 480 Total 2,822 Guajataca - Climate humid, topography rough, soils generally shallow clays, over limestone, and weed and vine competition not intense. Here site factors are best expressed by topo- graphic description, as follows: Site Acreage Planted Hilltops 397 Lower slopes 1,278 Sinkhole bottoms 529 Total 2,204 Gudanica Climate dry, topography smooth to rolling, soils generally shallow, stony clays or beach sands and weed and vine compe- tition slight. Plantations have been con- Fic. 2.—A 17-year-old stand of eucalipto growing on a ridge at Guilarte. A younger stand is also growing on the slope, foreground. 116 fined to valley bottoms and lower slopes and no sharp site differentiation is evident in the results to date. About 300 acres were planted. Guilarte Climate wet, topography rough, soils generally heavy clays or stony clays, and intense competition from weeds and vines. As at Carite, site differentiation is closely related to topography, as follows: Site Acreage Planted Ridges 148 Uniform slopes 358 Lower, or concave slopes and valleys 197 Total 703 Mangrove Climate humid, topography level, soils saline mucks or somewhat sandy and general- ly no weed or vine competition. Sites are differentiated by the soil level and its char- acter. Areas adjacent to sandy soil (the sea side of lagoons) are different in pro- ductivity from those adjacent to the clayey soils toward the mainland. The soil washed into the mangrove is important to producti- vity, and is much richer on the land side of lagoons. In the only mangrove plantation where sites were classified the land side of the lagoon receiving silt or deposits includes 33 percent of the total area. Maricao Climate humid to wet, topography rough, soils very poor lateritic clay over serpentine and fairly intense weed and vine competition. These sites were differenti- ated, as follows: Site Acreage Planted Valleys and lower concave slopes : 299 Uniform slopes with northern or western aspect 1,441 Uniform slopes with southern or eastern aspect, upper slopes, ridges and degraded Nipe clay soils regardless of aspect Total 1,004 2,714 CARIBBEAN FORESTER Degraded soils had been created by ex- cessive previous cultivation or repeated fires in soils of very low natural fertility. Mona Island Climate dry, topography level, soils sandy, shallow over limestone, and weed and vine competition slight. Only one site, the sandy seashore on the southeast coast, was planted extensively. Plantations there total 420 acres. Rio Abajo Climate humid, topography very rough, and mostly shallow soils over limestone, weed and vine competition intense. Four sites are distinguished, as follows: Site Acreage Planted Open valleys 715 Sinkhole bottoms 228 Lower slopes 182 Cliffs and upper slopes 879 Total 2,004 Little or no planting was done on the cliffs and upper slopes. Only about 42 per- cent of the total area was actually planted. Susua Climate dry, topography rolling, soils very poor lateritic clays over serpentine and shales, except for the colluvial and alluvial soils along the streams, and weed and vine competition slight. The sites are differ- entiated as at Maricao, as follows: Site Acreage Planted Valleys and lower concave . slopes 232 Uniform slopes with northern or western aspect 840 Uniform slopes with southern or eastern aspect, upper slopes, ridges, and degraded Nipe clay soils regardless of aspect. 714 Total 1,786 JULY 1950 PROCEDURE The study began with a review of plan- tation records to determine the history of different plantations, kinds of stock, origin of stock, species, planting distances, weather, and other pertinent details. The field work was carried out by a crew of two men, the leader being a trained forester. Both men were acquainted with the history of the plantations and local conditions. The first phase of the field work was a rapid reconnaissance of all plantations within a forest to determine general con- ditions and to find stands of significance in showing species-site relationships. In such areas a brief “site study” was made, consist- ing of a detailed description of the site and a few measurements of tree diameters and heights. These site studies concerned all species and all sites. With the completion of the reconnais- sance the site study data were reviewed to determine those areas which best indicate site capacities. Temporary quarter-acre circular sample plots were laid out, within which tree diameters were measured, heights estimated, and tree form was record- ed, all to provide an indication of plantation development on an area basis at such lo- cations. Trees classified as of “good form” are satisfactory to form a part of the final crop. FINDINGS This study was made so long after most of the plantations were established that the effects of different techniques could be ap- praised only where results were very marked. Much more information was available re- garding the adaptability of different species to sites. TECHNIQUES The techniques studied were types of planting stock, spacing, mixture of species, weeding and vine cutting, pruning and lib- eration. ; 117 It was learned early that the seasonal nature of Puerto Rico’s rainfall and the wide variation from year to year are of great significance to the success of forest plant- ing. One rainy week during the dry season is generally insufficient to ensure success. Even planting during May, a generally wet month, is risky in the drier forests because June and July are usually dry. A rainless period as short as two weeks inmediately after planting may kill the trees. Planting should be discontinued a month or more be- fore the end of the normal rainy season, which is usually in late December or early January. . The most favorable seasons for planting in the different forests are as follows: Carite.—Early in May to late November, except at low elevation to the south (Patillas) where planting should be discontinued by the middle of November. Guajataca.—Early in May to late in October. Guanica.—Middle of August to middle of October. Guilarte—Early in March to late in November. Mangroves.—Year around depending upon stock availability. Maricao.—Middle of April to late in October. Mona Island.—Early in September to late in October. Rio Abajo.—Middle of April to late in November. . Susua.—Early in August to late in Oc- tober. May is a wet month on the south coast (Guanica and Susta) but is normally followed by dry weather in June and Ju y. so planting should generally be delayed until August at that location. Planting Stock Most plantations were established with bare-rooted seedling nursery stock from 18 to 24 inches tall. Australian pine (Casua- rina equisetifolia Forst) and various species of Eucalyptus are exceptions in that they 118 produce poor stock if not transplanted in the nursery when from 4 to 8 inches tall. This transplanting improves both the root system and the crowns of the trees. Over- grown nursery stock of teca (Tectona gran- dis L.), capa prieto (Cordia alliodora (R. & P.) Cham.) and caoba hondurena (Swietenia macrophylla King) may be cut and planted with satisfactory results. Tabonuco (Da- cryodes excelsa Vahl.), maricao (Byrsonima spicata (Cav-) DC.) and masa (Tetragas- tris balsamifera (Sw.) Kuntze) do not withstand bare-root planting well. Tabonu- co has been successfully established when planted with a ball of earth around the roots. The use of tar-paper pots on dry sites such as Guanica, Susta, and Mona Is- land has proven successful with Dominican mahogany (Swietenia mahagoni Jacq.), as previously described in this journal (12). Wilding stock has been successfully used with guaraguao (Guarea trichilioides L.), roble (Tabebuia pallida Miers.), mangle blanco (Laguncularia racemosa L.), and guama venezolano (Inga punctata Willd). Wilding stock, when obtainable, has been found generally more hardy than nursery stock, because of a better developed root system and the absence of succulent stems. Also wildings do not get easily overgrown as happens to nursery seedlings. Large-seeded species can generally be best established by direct seeding. Many do not transplant well. Direct seeding has been successful with maria (Calophyllum antillanum Britton), jacana (Lucuma multi- flora A. DC.), nuez moscada (Ocotea mos- chata L.) and pomarresa (Eugenia jambos L.). Direct seeding of moca (Andira ja- maicensis (W. Wright) Urb.) and algarrobo (Hymenaea courbaril L.) failed partly be- cause of rodent damage to the seeds. Direct seeding of Dominican mahogany (Swietenia mahogany Jacq.) has been successful on lime- stone soils on the north coast but failed at Guanica, apparently because of drought. Seed of mangle blanco (Laguncularia race- mosa L.) and mangle negro (Avicennia ni- tida Jacq.) were broadcasted, and the CARIBBEAN FORESTER former species was successfully established by this method. Mangle colorado (Rhizo- phora mangle L.) is easily established by “planting” the long pointed radicles or ex- tension of the embryo into the soft mud. Spacing The effectiveness of different spacings was judged on the basis of tree form and the rapidity of canopy formation. A spacing of 6 x 6 feet was most common and is generally satisfactory. A closer spacing of 5 x 5 feet was found desirable for maria (Calophyllum aniillanum Britton), when planted on poor sites where canopy closure is slow and the trees tend to develop low branches. Eucalyptus and casuarina grow very rapidly and do not tend to form low branchy crowns so that a spacing of 8 x 8 feet appears to be satisfactory. Plantations of these two species will form a canopy in 3 to 4 years, yet early thinnings are not re- quired. Mixture of Species Deliberate efforts to establish mixed plantations were rare and have not met with success. Inadequate knowledge as to the adaptabilities and growth rates of different species led to irregular stands in which one species outgrew the other. The result was open-grown dominants with large spreading crowns and suppression of the slower grow- ing species to a degree which precluded de- velopment. Dominican mahogany (Swiete- ma mahagoni Jacq.) for instance, was soon completely suppressed by the spreading crowns of the less valuable but more rapid growing capa blanco (Petitia domingensis Jacq.). No mixture has yet been found in which yield appears destined to exceed that of pure plantations. Nevertheless, all Puerto Rican plantations are so young that religious ad- herence to pure plantings is probably un- wise. Conceivably a slow-growing tolerant species which is of high value for posts or poles could be successfully mixed with a rapid-growing intolerant of value for lumber. JULY 1950 The post species might be removed in thinnings at a greater profit than similar small trees of the lumber species many of which do not produce high quality round- wood. On adverse sites the number of adapt- ed species is so limited that natural suc- cession begins with nearby pure stands of pioneer tree species. This same limitation governs reforestation and generally leads to the selection of one hardy, often shade-in- tolerant species for planting pure. Examples of such species are pino (Casuarina equise- tifolia Forst.), maria (Calophyllum antilla- num Britton), roble (Tabebuia pallida Miers.), and eucalipto (Eucalyptus spp.).- - On better sites, particularly where a forest already exists and has produced a favorable soil condition and a protected en- vironment, it appears desirable to follow nature in maintaining a mixed stand of species which form a part of or lie near the climax. Species such as capa prieto (Cordia alliodora (R. & P.) Cham.), caoba hondu- rena (Swietenia macrophylla King), nuez moscada (Ocotea moschata L.), and guara- guao (Guarea trichilioides L.) are in this class. They apparently can best be establish- ed by underplanting at a spacing of about 25 feet and leaving any natural vegetation around them which does not interfere with their development. Such a planting may lead to a pure stand when the trees are large, but only during the last few years of the rotation. At this time the ultimate result of mixed plantings can only be a matter of conjecture. This practice deserves early and intensive research. Weeding and Vine Cutting The high cost of weeding and vine cutting in the past was largely due to efforts to save plantations of species not adapted to the sites. Tree growth was slow, great- ly prolonging the period during which weeding was necessary. Weeds and vines were generally not the primary cause of plan- tation failures but they were a contributing cause in that frequent weeding over a long 119 period made plantation establishment pro- hibitive and if weedings are delayed tree seedlings might actually be smothered by vines and weeds. In a few locations badly overrun with such vines as Dioscorea sp. re- forestation with most species might be a risky proposition. Weeding and vine cutting costs have recently been greatly reduced as a result of better selection of species. On adverse open sites species such as roble (Tabebuia pallida Miers) and maria (Calophyllum antillanum Britton) are very aggresive and require only two or three weedings. On such sites less aggresive but very rapid growing species can also be established with a minimum of weeding. Pino (Casuarina equisetifolia Forst) and eucalipto (Eucalyptus spp.) are examples. The more sensitive species, those which have required weeding over an excessively jong period in past plantings, can be more cheaply established under a light forest cano- py which prevents heavy weed growth yet provides sufficient light for the young trees. This technique does not eliminate the need for weeding, but reduces the task to two or three cheap treatments. Pruning Pruning has been done on only a very — small scale. -The study indicates that pruning will seldom be very necessary in Puerto Rico if plantations are properly managed. The reason is that dead branches are almost immediately consumed by termites and dis- appear. The control of form then is very largely a matter of spacing. Close spacing assures well formed trees with no low branches, almost regardless of species. Con- servative thinnings need not produce epi- cormic branches. The number of malformed trees in a closed plantation is generally so small that they can all be removed in the first thinning. Liberation Liberation of plantations has been neces- sary in areas where the trees were es- 120 tablished at close spacing beneath a shelter- wood. An outstanding instance is the cao- ba venezolana (Swietenia candollei Pittier) at Rio Abajo, where large trees were elimi- nated by charcoal cutters or by girdling. Girdling, to be successful, requires removal of a ring of bark 6 inches wide. Bananas which had been interplanted had to be cut back repeatedly. A lesson learned was the importance of locating underplanted trees under the openings in the canopy so that a minimum of liberation would be necessary. Great care is needed in lowering a large tree through a planted understory of 10 or 15 foot saplings. Girdling of large trees in the shelterwood is used very often to reduce damage to the underplanted trees. SPECIES ADAPTABILITY Agathis australis (Lamb.) Steud, Kauri pine A few trees planted in the open at Mari- cao on a lower slope in Rosario clay average 4 inches in diameter and 16 feet in height after 10 years. The largest tree was 7 inches inches in diameter and 20 feet tall. They are thrifty and of good form, and show promise for ornamental purposes. Andira jamaicensis (W. Wright) Urban, Moca Moca was direct sown over a large area at Carite on weedy degraded sites. It was a com- plete failure. Germination was fair but the seedlings made no growth and were finally dominated by competing vegetation. At Gua- jataca considerable mortality of seedlings was due to mice. Growth was slow also and CARIBBEAN FORESTER the stand was very irregular. Growth was as shown in Table 2. At Rio Abajo moca was direct seeded in an open valley in a degraded soil. Survival was high after 414 years but the trees were only 2 to 4 feet tall. The failure of moca may well be largely ‘due to an intolerance of the exposed degraded soils where it was sown. It appears to be a species of climax forests. Natural repro- duction is common in closed stands, and moca should be accepted as a satisfactory species in secondary forest. Its growth, even under good forest conditions, is slow, how- ever, so no further trials of artificial regen- eration appear warranted at this time. Avicennia nitida Jacq., Mangle negro Both wildings and seeds of mangle negro were used in reforestation. Wildings gave very low survival. The results of broadcast- ing, which was done many years ago, are no longer evident. Mangle blanco (Lagwncula- ria racemosa L.) is apparently of equal utili- ty and regeneration has been more suc- cessful, so no further work with mangle ne- gro is suggested at this time. Aleurites trisperma Bianco, Tung oil Plantations established at Maricao in a protected lower slope in Rosario clay have produced thrifty trees of good growth. At Rio Abajo. Survival of potted seedlings was satisfactory and the trees outgrew contiguous forest tree seedlings of same age. Trees were thrifty but of a wide crown. Table 2.—Average annual growth of moca at Guajataca D.B.H. Growth Height Growth Site Locations Pvaraze 7 ae Ave. | Max. Ave. | Max. No. Years Inches Inches Feet Feet 0.11 0.22 0.7 1.2 Lower Slope 2 9 JULY 1950 Byrsonima spicata (Cav.) DC., Maricao Maricao has been planted on a small scaie. Germination of the seed in the nursery is slow and erratic. A planting on a slope of degraded clay soils was growing slowly at Carite. In an open valley at Rio Abajo initial survival was 60 percent, later reduced to 48 percent. The trees were thrifty, of good form, and 3 feet tall after 3 years. No insect or disease problems have been noticed. Further research is necessary to reduce mortality. Castilla elastica Cav., Caucho A small planting of caucho was made at Rio Abajo in a valley bottom. Trees grow rapidly and produce abundant natural reproduction. Trees seem to require forested conditions, abundant moisture and good soil. Calophyllum antillanum Britton, Maria Maria has been widely used in reforesta- 121 tion because it is hardy, aggressive and it can be established easily by direct seeding. At Maricao it has proved to be the best species for exposed sites. Average annual growth there is shown in Table 3. A 27-year-old plantation has developed very well on de- graded Nipe clay. The average diameter is 5 inches; the maximum 10 inches. The average height is 40 feet; the maximum 54 feet. A dense part of this plantation had attained 173 square feet of basal area per acre and is in need of a heavy thinning. At Sustia 5-year-old plantations in the valleys and on the lower concave slopes aver- age 1.5 inches in tree diameter, with a maxi- mum of 2 inches. Average and maximum tree heights are 8 and 10 feet respectively. At Guajataca maria was sown on all sites and the results to date are as shown in Table 4. Table 3.—Average annual growth of maria at Maricao D.B.H. Growth Height Growth Site Locations eee Se Ave. Max. Ave. Max. No. Years Inches Inches Feet Feet Valleys and lower concave slopes 2 10 0.25 0.45 1.8 2:2, Uniform slopes with northern 7 10 0.22 0.31 1.0 1.4 or western aspect © Uniform slopes with southern 3 7 0.18 — 0.7 — or eastern aspect, upper slopes, ridges and degraded Nipe clay 122 CARIBBEAN FORESTER Fic. 3.—A 21-year-old stand of maria after being thinned to a basal area of 80 sq. ft. per acre. Plantation growing on a concave slope in the Ma- ricao highlands. Table 4.—Average annual growth of maria at Guajataca ee D.B.H. Growth | Height Growth Site Locations aoe | Se | Ave Max. Ave. | Max. No. Years Inches Inches Feet Feet Hilltops 8 6 0.36 0.43 1.6 212 9 Lower slopes 1 9 0.28 — 2.8 — Sinkhole bottoms 2 6 0.43 0.56 2.9 3.9 Plantation development on a rocky upper slope exposed to the eastern winds at Gua- jataca is shown in Table 5. This 9-year- old pure plantation. The large number of poorly formed trees is partly due to the poor site but could have been lessened by* closer spacing of this plantation. The trees were spaced 6 x 6 feet but many blank spaces resulted. Many trees are flat-topped because of the wind. A heavy pruning made some years ago resulted in epicormic branching since the stand is open. Table 5.—Development of maria plantation at Guajataca Pure—9 years Tree form and number per acre D.B.H. | Good. | Poor | Total Inches No. No. No. 1 8 28 36 2 152 180 332 3 124 76 200 Total 284 284 568 JULY 1950. At Rio Abajo establishment has been suc- cessful on the lower slopes. Plantings were very mixed and do not provide good growth data as yet. In the southern part of the Carite Patel (Patillas) maria has proven better adapted to the lower rocky slopes than any other species*tested. After 7 years maria: trecs were 2 to 3 inches in diameter and 12 to. 15 feet in height. Maria is also growing well on the uniform slopes in the wetter part-of the forest. F . Maria sowings failed on Mona ile ap: parently because the climate is too dry. This species reproduces abundantly and is relatively free cf insect pests and diseases. Its perpetuation after initial establishment should not be difficult. Casuarina cunninghamiana Miguel, Pino’ — Of 8,800 trees planted on a degraded Nipe clay at Maricao in 1924 about 400 remained in 1945. They were from 2 to 5 inches in d.b.h. and 15 to 35 feet in height... This species looks more thrifty than.an adjacent planting of C. equisetifolia Forst but_it-has never formed a closed canopy and seems un- adapted to this poor site. se Casuarina equisetifolia Forst, Pino Austra- liano Pino has been planted. extensively only at Rio Abajo, Maricao and Mona Island. The Rio Abajo plantings have been confined to open valleys which had been degraded by farming. Survival has been satisfactory after an initial low survival. done where necessary. Growth has been very rapid, the trees reaching 8 feet in height in 1 year. After 4 years the average d.b.h was 3 inches and the maximum was 5 inches. Average height was 30 feet. On the degrad- ed red soils of the open valleys (Moca clay) pino rapidly improves the soil. Heavy needle- drop kills out herbaceous vegetation and forms a thick mat, beneath which the soil becomes more porous. Replanting was: 123 At Marieao on a degraded Nipe clay south slope 20-year-old trees averaged only 1 inch in diameter and 6 feet in height. The tallest frees W ere 25 feet in height but form was poor and the trees were chlorotic. The histo- ry of this planting is not weil-known, but it is reported that fire swept through it at least once. Another 20-year-old planting on a west slope had an average diameter of 4 inches and an average height of 30 feet with maxima of 8 inches and 60 feet respectively. The trees were chlorotic and thin crowned. Both of these plantations are considered failures. At Mona Island pino has grown very well on the beach sands. Planting was done with a ball of earth and planted trees were water- ed_oceasionally during the first few months. Twelve-year-old stands were 4 to 10 inches in-diameter and-70 to-80 feet tall. Tree form is good everywhere except in one small area where a combination of. saline soil and sea blast. has. killed back the upper limbs of the trees. Cedrela mexicana Roem., Cedro espanol - Efforts to regenerate cedro espanol have been. made throughout the Caribbean area with generally poor results (3, 4, 5, 6, 7, 8, 11). Between 1923 and 1929 about 140,000 seedlings were planted at Maricao. Still larger plantings were made at Maricao, Ca- rite. and Rio Abajo between 1935 and 1938. With the possible exception of a small stand at Maricao, these plaritations were all com- plete failures, regardless of site. The remain- ing plantation at Maricao, ten years old is located on a lower concave slope on a loose stony Rosario clay. The trees average 5 inches in d.b.h. and 15 feet in height. A clear explanation of the failure of cedar is not at hand. This species is not adapted to degraded soils and might be more success- fully established by underplanting at a wide spacing, selecting carefully a favorable mi- croenvironment for each tree. 124 Cedrela odorata L., Cedro hembra Recent experimental plantings of cedro hembra indicate that this species is as sen; sitive to site as C. mexicana. On a lower slope at Rio Abajo the largest trees in a 5-year-old plantation were 10 feet tail. Growth was variable. At this time it was believed that the trees had passed the usual difficult period of adjustment. On a well- drained uniform slope at Guilarte 3-year- old trees were 3 to 5 feet tall. Shoot borer attack is generally severe in the open, less so under a light shade. Widely spaced un- derplantings should be tested further. Coccolobis grandifolia Jacq, Moralon A 10-year old plantation on an exposed degraded Nipe clay ridge at Maricao aver- aged 9 feet in height, with the tallest trees 15 feet. Diameter varied between 1 and 2 inches. Form is good and the trees are thrifty despite the fact that this site is one of the most adverse in the island. Colubrina arborescens (Mill.) Sarg. Avellue- lo Plantings made from 1937 to 1938 on the best sites at Rio Abajo, Guajataca, Guilar- te, Susta, and Mona Island have all been disappointing. Survival was low, the trees grew slowly, and were of poor form. At Guilarte 6-year-old trees were 1 inch in dia- meter and 6 feet in height. Another plan- tation, however, made with seed collected at CARIBBEAN FORESTER higher elevation near the forest, survived well and grew rapidly, the trees averaging 8 feet in height after 5 years. The trees were luxuriant with large leaves. Previous plantings had been made in all sites with seed from the dry forests at Guanica, where this species is only a small tree and probably a different species or variety. The supe- riority of the larger and faster growing va- riety had not been recognized at that time. Future plantings should be made with the larger type which is common in the more humid sections of the limestone areas. Cordic alliodora R. & P., Capa prieto Capa prieto is one of the most promising species planted to date. It was planted ex- tensively on the better sites at Carite, Rio Abajo, and Guilarte. Survival is generally low but the remaining trees are generally developing well. Capa prieto everywhere grows best on loose soils derived from dio- rites and shales. At Carite a plantation located on a uniform slope and established beneath mixed coffee shade attained an average diameter of 5 inches after 9 years. Average and maximum tree heights were 35 and 45 feet respectively. The trees were vigorous and of good form. They were liberated when 9 years old. Capa prieto is native to Guilarte, and plan- tations there have developed well. The growth of a plantation at Guilarte is seen in Table 6. Table 6.—Average annual growth of capa prieto at Guilarte . D.B.H. Growth Height Growth Site Locations oes eS Ave. Max. Ave. Max. No. Years Inches _ Inches Feet Feet Lower slope 3 6 0.37 0.50 1.9 2.4 JULY 1950 At Rio Abajo 3-year survival was less than 40 percent. Plantings even on lower slop2s gave high initial survival but died because of root rot and defoliation by the Spanish elm lacewing bug (Monanthia montropidia) (13) and leaf spot which was serious during dry years. At Guanica an outstanding early plan- tation developed on a fertile soil in a valley. Trees planted in 1922 had attained an aver- age diameter of 3.5 inches and a height of 15 feet in 10 years. Form was excellent and the stand was very thrifty. Past experience shows the necessity of producing high quality nursery stock of ca- pa prieto. Stock which is subject to leaf spot or is spindly cannot become established rapidly in the field. Cut back nursery or wilding stock the diameter of a pencil or more can give high survival and fast growth. Capa prieto appears suited to underplant- ing. Preliminary tests indicate that it can make rapid early growth under light shade. Underplanting at wide spacing may reduce the severity of insect attack. Cytharexylum fruticosum L., Péndula Plantations of this species were establish- ed only on degraded Nipe clay at Maricao. One plantation which possibly had been subject to fire contained unthrifty trees which had died back several times. The largest trees were 1 inch in diameter, and heights ranged from 3 to 8 feet. Anothcr 10-year old stand on a high ridge ranged from 2 to 10 feet tall and from 1 to 114 inches in diameter. Recent experimental plantings on more favorable sites indicate that further trials would be desirable. germination took place. Dalbergia sissoo Roxb., Dalbergia At Carite, one plantation, established on a slope in a degraded clay soil failed. Sur- vival was low and the remaining trees were killed by weeds and vines or by a type of gummosis. Further tests with this species do not appear warranted. Dipholis sintenisiana Pierre & Urban,, Espe- juelo More than 200 pounds of seed of this “species were sown at Maricao in a dry ex- posed slope in Rosario clay. Little or no Further study of this species is desirable. Eucalyptus sp., Eucalipto A species of eucalyptus until recently be- lieved to be E. resinifera J. E. Smith is now in doubt. It is characterized by thin bark which peels off in long strips, leaving a smooth trunk. It has been identified as EL. kirtoniana which is closely related to E. re- sinifera and has been named also as a varie- ty of the latter. This species survives and grows well in the mountains, even on adverse sites. Ten- year-old trees on a lower slope at Guilarte averaged 14.5 inches d.b.h. and 65 feet in height, somewhat larger than the trees of FE. robusta with which they were mixed. Scattered open-grown trees of the same age growing on the edges of swamps in the open valleys at Rio Abajo are up to 15 inches in diameter 50 to 60 feet tall. A few trees planted on degraded Nipe clay at Maricao have grown as rapidly as the more extensive plantation of H. robusta there. 126 CARIBBEAN FORESTER Fic. 4.—A 12-year-old tree of Eucalyptus sp. along a trail on a uniform slope at Guilarte Eucalyptus robusta Smith, Eucalipto Eucalyptus robusta has proven to be one of the most rapid-growing species in the mountains. Survival is high and the trees are generally of good form. The tree is so shade intolerant that it self-prunes rapidly, and stands admit so much light that a dense understory develops, making difficult the perpetuation of this species but providing a good environment for underplanting. A 22-year old planting on a uniform western slope at Maricao produced trees up to 17 inches in diameter and from 55 to 65 feet in height. When cut, this plantation sprouted vigorously. A four-year-old plant- ing on degraded Nipe clay reached 1.5 to 3.5 in d.b.h. and 8 to 12 feet in height. The trees had clearly dominated weed growth. At Carite on a uniform slope a 10-year old planting had produced trees averaging 8 inches in diameter. The basal area of this planting was 110 square feet per acre and a thinning was desirable. At Guilarte this species proved to be one of the best for planting degraded soils on exposed ridges. On a lower concave slope a 10-year-old plantation had an average di- ameter of 13 inches and an average height of 55 feet. At Rio Abajo on an eroded red soil in an open valley beside a stream 5-year-old trees were 4 inches in diameter and 20 feet tall. Here this species grew much more vigorous- JULY 1950 ly than E. alba, E. propinqua, and E. tereti- cornis. Fraxinus sp., Fresno This species, possibly F. americana, was introduced from Hawaii. It was planted ex- tensively on degraded Nipe soils at Maricao. Only a small area on a protected western slope has developed. After 10 years these trees have average and maximum diametezs of 2 and 5 inches, respectively, and average and maximum heights of 10 to 20 feet. Most of the trees are of poor form, with wide spreading crowns. Grevillea robusta Cunn., Roble de seda Twenty trees were found in a 19-year-old plantation on a uniform western slope at Maricao. The largest trees were 9 inches in diameter and 35 feet tall. These trees were ss heavily attacked by scale insects, that further planting is not recomended. Guaiacum officinale L., Guayacan Both direct seeding and planting of this species were attempted at Gudanica. Direct seeding is not dependable because of low ger- mination or death of young seedlings during dry weather. Planting with bare-rooted seed- lings apparently failed because most of the trees were pot-planted. A 13 year-old plan- tation using potted seedlings established beneath a light overstory of Leucaena glau- ca has grown to an average height of 4 feet and a maximum tree height of 8 feet. The stand is vigorous in appearance and 127 about 600 trees per acre remain. This growth is slow but the site is too adverse for most other species tested. Guarea trichilioides L. Guaraguao Plantings of guaraguao were limited to Carite and Guilarte where it is one of the most satisfactory species. It grows well when underplanted producing trees of good form and free from the shoot borer. Plant- ing in the open generally fails. Average an- nua! growth on a lower concave slope at Guilarte is as shown in Table 7. Haematoxylon campechianum L. che. Campe- A plantation established in a protected valley at Guanica grew to an average dia- meter cf 6 inches in 18 years. The trees were spreading and have not yet produced much dyewood. Natural reproduction is abundant, and the species may become a weed. No further testing seems warranted. Hyeronima clusioides (Tul.) Griseb., Cedro macho Cedro macho, one of the more attractive native furniture wood species, has not been widely planted because of low seed germi- nation. Trees in a 10-year-old plantation on a degraded soil in an open valley at Rio Aba- jo have an average d.b.h. of 3 inches and a height of 20 feet. Form is excellent. This plantation was established with pot-planted stock. The capacity of bare-rooted seed- lings to survive is unknown. Table 7.—The average annual growth of guaraguao at Guilarte. D.B.H. Growth | Height Growth Site Locations see 2S Ave. Max. Ave. Max. No. Years Inches Inches Feet Feet Slope Desc 5 0.28 0.41 1.9 2.8 128 Hymenaea courbaril L., Algarrobo Algarrobo has been Girect seeded at Su- sua on a dry slope of Rosario clay and in the lower southern part of the Carite forest on a humid slope with clay loam soil. Survival was low and growth very slow. In both cases direct seeding was done in the open on a dry hot slope in Susua and with severe competition from brush and weeds on Carite. Experimental direct seeding and planting under an overstory under more favorable conditions have been very satisfactory. Laguncularia racemosa-L., Mangle blanco Plantings on mangrove soils subject to de- position of sand have failed, apparently be- cause such sites are becoming more adverse for mangrove. On the land side of the lagoon where the deposition is chiefly silt and clay a very successful plantation was established at Pinones. Fern and grass growth was cleared and burned and wildings were planted. Survival was fair and at the end of 8 years the average diameter was 3 inches and many trees were being cut for posts. Lucuma multiflora A. DC., Jacana Jacana has been direct seeded in Guaja- taca and in the mountain forests of Guilar- _te- Germination is high and tree form is generally good. It is sufficiently tolerant to withstand underp!anting. Jacana has proven adapted best to lower concave slopes. On exposed sites, especially where the soil has been worn out by farming, jacana be- comes chlorotic and does not grow. In Gui- larte seven-year-old trees on concave slopes were 1-1/2 to 2-1/2 inches in d.b.h. -and 18 to 20 feet tall. This species proved capa- ble of coming through a thick growth of Guinea grass on lower slopes at Guajataca. Magnolia portoricensis Bello, Jaguilla Planting of jaguilla has been limited by low seed germination. A plantation made in an open valley at Guilarte using potted seed- lings shows the desirability of testing un- CARIBBEAN FORESTER derplanting. Survival was high but the trees have grown only to 10 feet in 8 years and they appear to be making practically no growth. Their leaves are thick, yellowish and curled, indicating a need for shade. Montezuma speciosisima Sessé & Moc., Maga colorada Maga, which produces a _ termite-resist- ant furniture lumber, was one of the most widely planted species. The best plantations are located at Rio Abajo in the sinkhole bottoms. A 5-year-old planting has an average diameter of 2.7 inches and an average height of 20 feet. After 9 years the same plantation averaged 3.6 inches in diameter and 58 square feet of basal area per acre. Diameter growth was clearly decreas- ing. The intolerance of the species was indicated by self pruning to 34, of the stem height. On degraded soils in open valleys within the same forest maga becomes chlo- rotic and stops growing after about 3 years. The trees lack vigor and do not appear destined to develop properly. Plantations at Guajataca were generally inferior to those at Rio Abajo in spite of the fact that maga is native to the area. Survival was low due to greater exposure on most sites. In a sinkhole bottom, a 5-year-old widely spaced plantation trees averaged 3 inches in diameter and 20 feet in height. At Carite in the lower river valleys at the southern edge of the forest the best 6-year old stands were 3 to 414 inches d.b.h. and 18 to 25 feet tall. Many trees were of poor form. 2 Poor tree form has been a discouraging factor in maga plantations. Survival is high on good sites but after 3 or 4 years trees adjacent to a failed spot or other opening generally become limby. Pruning of such trees produces an abundance of epicormic branches and swellings on the bole. Ob- jections have been raised to planting maga near cotton producing areas since the pink boll worm (Pectinophora gossypiella) may spend part of its life cycle in maga fruits JULY 1950 (13). The leaves and branches are sometimes heavily attacked by scale insects, often kil- ling twigs and small branches and making the tree very unsightly. Petitia domingensis Jacq., Capa blanco Capa blanco was planted in all of the fo- rests but the largest plantations were at Maricao, Susta, and Guajataca. Twenty- year-oid plantings on degraded Nipe clay at Maricao contained only a few shrubby trees. In a protected location the average d.b.h. was 4 inches and the average height was 18 to 20 feet. Growth in younger plan- tations on lower slopes in this forest was low. Nine-year-old trees in two locations averaged 0.07 inch in annual diameter growth and 0.6 foot in height growth. At Sustia direct seeding failed and even planting was generally unsuccessful. In a valley bottom a 7-year-old plantation aver- aged 4 to 5 inches in diameter and 8 feet in height, with the tallest trees to 20 feet. _ At Guajataca capa blanco has outgrown Dominican mahogany but the trees ‘are ge- neraily poorly formed except on the lower slopes and in the sinkhole bottoms. Average annual growth is seen in Table 8. At Rio Abajo 7-year-old trees on a de- graded soil in an open valley were 2 to 4 inches in diameter and 12 to 15 feet tall. in a sinkhole bottom an 8-year-old plantation averaged 3.5 inches in diameter and 30 feet in height. This is the best plantation in any forest. At Guilarte 9-year-old open plantations on lower slopes were growing 0.35 to 0.65 Table 8.—Average annual growth of capa 129 inches in d.b.h. annually and 2.4 to 3.5 feet in height annually. The trees are poorly formed but vigorous in appearance. Capa blanco generally survives well and competes satisfactorily with vines. Close planting is necessary to avoid branchy crowns. Mixed plantings have not been suc- cessful since the intolerant capa bianco must either dominate or it becomes suppressed and stops growing. In poor sites particu- larly in dry localities trees stagnate and are poorly formed. Capa blanco apparently should not be planted on sites sufficiently favorable for mahogany and other high grade furniture wood species. Ocotea moschata L., Nuez moscada Direct seeding of nuez moscada at lower elevations in Carite is very promising. A plantation establisned on a slope in a humid site of better than average fertility, reached an average diameter of 2 inches and a height of from 8 to 18 feet in 7 years. The trees are thrifty and of excellent form. Prosopis juliflora (Sw.) DC., Bayahonda There is some difficulty in separating planted from naturally established bayahon- da since natural reproduction is generally abundant near plantations. A 20-year-old plantation established by direct seeding was found in a valley at Guanica. Diameters averaged 10 inches, with a maximum of 14 inches and the trees were about 15 feet tall. The trees were very thrifty, and spreading in form. A second planting, located on the blanco in Guajataca D.B.H. Growth Height Growth Site Locations ss =e. Ave. Max. | Ave. Max. No Years Inches Inches Feet Feet Hilltops 1 7 0.43 0.71 post 2.9 Lower slopes 1 5 0.50 0.70 2.0 3.6 130 coastal sand at Guanica, had trees 10 inches in diameter and 15 feet in height after 19 years. Direct seeding has generally resulted in incomplete stocking because of low germina- tion. The pods are attacked by a Bruschid weevil while still on the tree so pods collected on the ground are generally heavily infested, with germination as low as 6 percent. Cattle like the fruits and contribute materially to the natural dissemination of this species. Open-grown 20-year-old trees have been found to grow slowly, much more so than their average growth prior to that age. Ba- yahonda should apparently be managed on a 10-15 year rotation for posts or ties. Rhizophora mangle L., Mangle colorado Mangle colorado is best adapted to the margins of canals or the deeper areas on the exposed edge of the mangrove. On drier areas it does not compete weil with mangle blanco (Laguncularia racemosa L.) or man- gle negro (Avicennia nitida Jacq.). Seed is collected by boat, and the radicles are pushed into the mud. On a favorable site at Pinones trees 5 tc 8 years old were 1 to 2 inches in diameter and 8 to 12 feet tall. Survival was high. Mangle colorado should not be planted in areas subject to sand deposition. Such areas have apparently developed to a stage that is better suited to the other species. Burn- ing of ferns proved a desirable practice where they were dense (9). Sciacassia siamea (Lam.) Britton Cassia de Siam A 5-year-old plantation established in a valley at Gudnica averaged 18 feet in height. Most trees were forked. Stumps from some of the trees which were recently cut sprout- ed vigorously. At Maricao on a lower slope of Rosario clay a 10-year-old plantation reached 10 inches in d.b.h. and 22 feet in height. Average d.b.h. and height was 3 inches and 20 feet respectively. Most trees were poorly formed and not promising. CARIBBEAN FORESTER Sideroxylon foetidissimum Jacq., Tortugo amarillo A plantation established at high elevation at Carite is stunted and the trees are unable to compete with other vegetation. This species is probably better adapted for plant- ing in the limestone region of the north coast where it is native. Swietenia macrophylla King., Caoba hondu- rena Caoba hondurefia has proven unadapted to a large area of degraded soils which had been worn out by farming. Survival is generally high except in dry areas such as Maricao and Sustia. Shoot-borer attack may be severe on poor sites. The roots do not de- velop well on heavy wet soils with the re- sult that many trees are blown over. On protected sites with good soil caoba hendurefa grows rapidly and with good form. The best site found for this species is the sinkhole bottoms at Rio Abajo. On this site bananas or old coffee shade proved bene- ficial for the first few years. After 6 years trees average 3 inches in diameter and from 20 to 85 feet in height. After 10 years di- ameters averaged 4 inches and heights reached 40 to 50 feet. Heavy thinnings were made when the stand was 10 to 11 years old. At Guilarte extensive plantings on de- graded red clays have failed. The trees were spindly and were making no growth after about 10 years. A few trees located on pro- tected concave slopes may eventually pro- duce timber. Failures also resulted from plantings on similar sites at Carite, Maricao, and Susta. In the last two lIcealities dry weather at time of planting contributed to a low survival. A few trees on lower concave slopes at Su- stia averaged 3 to 4 inches in diameter and 12 to 15 feet in height after 9 years. JULY 1950 131 Fic. 5.—An 11-year-old stand of Honduras mahogany on one of the best sites, a sinkhole bottom in Rio Abajo, right after first thinning. Swietenia mahagoni Jacq., Caoba dominica- na Caoba dominicana is best adapted to the relatively dry areas along the northwest, southwest, and south coasts, within annual precipitation ranges of from 30 to 70 inches. Plantations have failed in the central mountains. The best plantations in the Insular For- ests are those established over serpentine or limestone parent material. Within these areas the trees grow best on protected lower slopes. Here growth is rapid and tree form is generally good. At Guajataca tree growth has been as shown in Table 9. It is seen that at Guajata- ta a strong relationship to topography is not evident. Slopes facing the north or west produce taller trees than those exposed to the south or east. Soil degradation as a result of farming is most pronounced in the sinkholes, a fact which tends to offset the beneficial factors found in this protected location. Degradation apparentiy has an important influence upon growth, tree form, and shoot-borer attack. Data from a quarter-acre sample plot in a 6-year-old plantation in a sinkhole bottom Table 9.—Average annual growth of caoba dominicana at Guajataca D.B.H. Growth Height Growth Site Locations ss. Ses Ave. Max. Ave. Max. No. Years Inches Inches Feet Feet Hilltops 10 Ti 0.37 0.53 1.8 2.4 Lower slopes 2 8 0.43 0.57 2.5 2.9 Sinkhole bottoms 5 8 0.44 0.53 1.8 2.2 132 at Guajataca are summarized in Table 10. Table 10 shows 56 percent of the trees to be of poor form. This is due to shoot borer attack and/or site degradation due to previous cultivation of the soil. At Susta pot-planting was required for high survival (12). Growth is somewhat slower than at Guajataca yet this is by far CARIBBEAN FORESTER the best species planted on most of the sites. A summary of growth at Susta is shown in Table 11. At Maricao plantations failed generally on degraded soils. Only in a few protected areas have the trees developed well. Even there, growth is slower than at Susta. Growth rates at Maricao are summarized in Table 12. Table 10.—Six-year-old caoba dominicane piantation at Guajataca Tree Form and Number | D.B.H. OSE ASHE Total Good | Poor | Inches No. No. No. 1 8 8 2 32 120 152 3 192 188 380 4 60 24 84 Total 284 320 624 Table 11.—Average annual growth of caoba dominicana at Susua. D.B.H. Growth | Height Growth : : Age | | : Site | Locations Average | | Ave. | Max. | Ave. | Max. No. Years Inches Inches Feet Feet Valleys and lower concave 8 7 0.33 0.45 1.6 2.0 slopes Uniform slopes with northern 11 7 0.27 0.41 1.3 1.7 or western aspect Table 12.—Average annval growth of caoba dominicana at Maricao. D.B.H. Growth Height Growth Site Locations ire = | BS Ave. Max. Ave. Max. No. Years Inches Inches Feet Feet Valleys and lower concave 1 18 0.17 0.28 1.00 LP? slopes Uniform slopes with northern 2, 8 0.19 0.28 1.25 1.56 or western aspect JULY 1950 At Gudnica survival has been low be- cause of prolonged drought. The use of tar- paper pots has given the best results to date. Low survival has resulted in widely spaced plantings and spreading tree crowns. One plantation 13 years old on a valley bottom had trees 12 to 16 feet tall and was just beginning to form a closed canopy. Shoot- borer attack had been heavy. A sample plot in this plantation is summarized in Table 13. Table 13.—Diameter distribution and condi- tion of caoba dominicana tree at Gudnica D.BH. Good Poor | Total Inches No. No. No. fe 4 4 8 2 16 8 24 3 16 24 40 4 48 20 68 5 80 8 88 6 68 4 72 7 4 — 4 Total 304 236 68 133 Seventy-eight percent of the trees were of good form. Those of poor form are gener- ally the iargest. The smaller trees, some of which are replants have grown straight as_a result of side shade from the larger trees. The average annual diameter growth at 15 years in this plantation is summarized in Table 14. The average growth rate compares favorably with plantations else- where on the island. Table 14.—Average diameter growth of caoba dominicana at Guanica Average annual Crown class Trees DBH growth No. Inches Dominant 5 0.32 Codominant 54 0.34 Intermediate 18 0.26 Total 77 Ave. 0.32 Fic. 6.—A very successful 12-year-old plantation of caoba dominicana on the sandy coastal plain of Mona Island. Trezs are unusually well formed. 134 At Rio Abajo where the soils are more highly leached because of higher rainfall the results of planting caoba dominicana have been very discouraging. Survival was low, never above 30 percent (using bare-rooted stock). After 7 years the trees are 2 inches or less in diameter and less than 10. feet tall. The trees look somewhat better on the warm east and south slopes. Shoot-borer damage is common but apparently is not the primary cause of failure. At Mona Island the trees had to be water- ed until they became established. Seven- year-old plantations on the coastal plain are 4 inches in diameter and 15 feet in height. This is more rapid growth than on most sites in Puerto Rico. Summarizing the éxperience with caoba dominicana, it may be said that degraded open areas should be avoided. Underplant- ing or interplanting with brush or other natural tree growth is desirable as brush or low forest offers favorable ecological condi- tions. A spacing of 20 feet each way can provide a closed stand purely of mahogany late in the rotation. Shoot-borer attack tends to be less in such plantings. The worst pests of caoba dominicana are the shoot borer (Hypsipila grandella Zeller) (13) but its attack can be lessened as al- ready described. Another less important insect pest is the apate borer (Apate mona- chus) (18). . The leaf blight (Phyllosticta swietenia sp. nov.) (1) causes defoliation both in nurseries and in plantations, but is apparently of little importance to tree growth or survival. Direct seeding of caoba dominicana has proven successful in the limestone region of the north coast where about 60 inches of rain falls annually. Preliminary tests fail- ed at Guanica because of extreme drought. Further tests should be made under more favorable conditions since this practice great- ly reduces costs when compared with pot- planting. Tabebuia pallida Miers, Roble Roble, a pioneer species which produces good posts and poles, has only been planted CARIBBEAN FORESTER recently in the Insular Forests and plan- tations were stil! too small to provide growth data of value. On the lower edge of the Ca- rite Forest on a degraded heavy clay slope the use of cuttings gave low survival but produced a few good trees. At Guilarte wild- ing stock has survived well and grown rapid- ly on severely eroded exposed slopes. This species merits more attention for reforesta- tion of adverse sites. Tectona grandis L., Teca Teak was not planted extensively in any forest but a few trees are found in all forests except Guanica. Teak grows best on fertile, well-drained soils at low elevation, where it makes spectacular growth and produces well- formed trees. It has failed in the humid mountains. Young plantations require thorough weeding or intercultivation. No injurious insect attacks or diseases have been found. At Rio Abajo one of the best plantations is located in an open valley (Lares clay) in an area which had previously been cultivated for tobacco and food crops. After 7 years average d.b.h. was 4 inches and average height was 22 feet, and 75 percent of the trees were classified as of good form. After 11 years the average diameter was 4.8 inches and the average height 40 feet. The stand had a basal area of 90 square feet per acre and was thinned to 74 square feet. Another 10-year-old planting in the open valley near a stream had an average d.b.h. of 6.3 inches and an average height of 35 feet. At the lower southern edge of the Carite Forest (Patillas) the best plantation found in the island is located on an alluvial soil. After 10 years these trees average 6 inches in diameter and 45 feet in height. Basal area ranges from 100 to 130 square feet per acre. Tree form is excellent. Nearby, how- ever, on steep slopes 7-year-old trees average 2-14 inches in d.b.h. and 12 feet in height, and they are of poor form. Teak appears to require better soils than Puerto Rico can afford to provide. There- fore, no great expansion of plantations of this species is to be expected in government JULY 1950 forests. In farms where better sites are available and where only few trees are plant- ed it might become a popular species to grow on short rotations for posts and poles. Tetragastris balsamifera (Sw) Kuntze, Masa Only a very small area was planted to masa in the Insular Forests. This was on a favorable slope at lower elevations at Cari- te. All seedlings died, probably because this species does not transplant well without a ball of earth. Further study of this species is needed. Vitex divaricata Sw., Higuerillo Higuerillo, a durable construction timber species, was planted at Carite and Guilarte. At Carite very few trees remain, and these are not thrifty. At Guilarte survival was ap- parently about 40 per cent. Growth has ge- nerally been slow but it is sensitive to to- pographic position. Tree form is only fair, and there are no serious insect pests or diseases, although the foliage is occasional- ly attacked by a leaf roller. Table 15 presents growth data from a favorable site at Gui- larte. - Aceitillo Aceitillo produces the most highly prized furniture wood in the island. Planting work has been limited by limited seed sources and very low germination. Small plantings were made at Guajataca in the sinkhole bottoms. Stock was transplanted with a ball of earth and survival was very high. After 11 years Zanthoxylum flavum Vahl 135 the average and maximum diameters were 2.5 and 4 inches respectively. Heights were 18 and 22 feet respectively. Judging by the thrifty appearance of naturally established trees, this species can be expected to grow well in the lower slopes of the limestone hills. Bare-root planting may also prove successful. The tree forms a small crown, and may be suited to underplanting beneath openings. Underplanting at wide spacing might prove to be the best use of the limit- ed quantity of stock available. Naturally es- tablished trees at Guanica are being killed by an unknown disease. CONCLUSIONS The findings of this study lead to certain definite conclusions regarding the general condition of the plantations, the survival of the different species, the adaptability of species to various sites, factors responsible for losses, and desirable policies for the future. These conclusions are here presented. GENERAL CONDITIONS OF PLANTATIONS The plantations were classified in the field as to stocking, as a basis for estimates of future work. This classification is as follows: 1. Well stocked plantations.—Plantations in which planted trees of good form and satisfactory growth, or such planted trees with natural reproduction of the better species, constitute, or with release could form, an 80 percent of fully stocked domi- nant stand. Table 15.—Average annual growth of higuerillo at Guilarte | | | D.B.H. Growth Height Growth Site Locations Ee ICRLIEE Age | | Ave. Max.» ‘Ave: Max. No. Years Inches Inches Feet Feet Lower slope 2 Ome 0.29 0.48 1.5 PLAS) 136 2. Understocked plantations.—All plan- tations not included in Class-1 above. a. Forested. The satisfactory trees, either planted or natural, forming a minor part of a stand composed chief- ly of poor trees, which provides a com- plete canopy beneath which a shady forest environment exists. . Open.—The satisfactory trees, either planted or natural, not within a closed stand, and therefore on a site where the soil receives little shade and there exists a prominent herbaceous cover. The representation of each of these classes in the different forests is shown in Table 16. The relatively large open areas at Gua- jataca and Rio Abajo are the limestone cliffs and hill tops where plantings have failed and natural reforestation is low. Also includ- ed are some areas where farming is being ‘permitted subsequent to planting failure, Table 16.—Stocking of Plantations in the CARIBBEAN FORESTER swamps, roads, ete. A large area of lime- stone cliffs and slopes is also reforesting na- turally at Rio Abajo. The large forested but understocked area at Guajataca includes mostly forested sinkholes in coffee. Unfavor- able sites in exposed slopes and ridges in Sustia are being rapidly covered by natural reproduction. PLANTING SURVIVAL The different species varied widely in their capacity to survive the first year after being set out in the field. Bare-rooted seedlings of some hardy species survive planting well almost regardless of the site. Large-seeded species generally show the highest survival when direct seeded. Table 17 lists the species according to three broad survival classes, and is based upon all plantations and sites. Variable survival is often due to poor seed quality if direct sown or sensitivity to dry conditions. Insular Forests Understocked Forest Gere d Total | Forested Open Acres Acres Acres Acres Carite 1,923 654 245 2,822 Guajataca 1,321 576 307 2,204 Guanica 190 100 10 300 Guilarte 483 150 70 703 Mangrove (Pinones) 274 — 10 284 Maricao 2,021 653 40 2,714 Mona Island 379 40 — 419 Rio Abajo 2,648 1,180 844 4,772 Sustia 994 7192 — 1,786 Total 10,233 4,245 1,526 16,004 Table 17.—Survival by Species High survival Fair survival | Low survival Algarrobo* Campeche Bambu Caoba dominicana** Capa blanco Caoba dominicana Caoba hondurena Aprin (direct seeded or planted) Avelluelo Bayahonda* Dalbergia JULY 1950 Table 17.—(Cont.) 137 High survival Fair survival Low survival Cassia de Siam Cedro espanol! Capa prieto Cedro macho** Guaraguao Eucalipto Maga Guayacan** Maria* Higuerillo Moca* Jacana* Pino Mangle colorado* Pomarrosa Mangle blanco (wildings) Nuez moscada* Pomarrosa* Roble (wildings) Teca** Caoba venezolana Tortugo amarillo Espejuelo* Mangle negro (wildings) Maricao Masa Saman Tabonuco * Direct-seeded ** Potted seedlings 1 High survival after planting is generally reduced considerably for lack of adaptability to many sites. Overall survival and success in establish- ment can be further indicated by dividing the total number of trees planted and re- planted by the area of plantations. Plant- ing at the usual spacing of 66 feet re- quires 1,210 trees per acre. At 88 foot spacing the number per acre is 681. The suc- cess of potted seedlings on dry sites is shown by the low total number of trees planted, 629 per acre on Mona Island and 963 at Su- sua. At Guanica, on the other hand, where bare-root planting was tried, a total of 2,999 trees per acre were required. The humid mountain forests of Carite, Guilarte and Ma- ricao showed similar overall survival, aver- aging about 1,850 trees per acre. This indi- cates 50 percent replanting, part of which was the replacement of unadapted trees. Survival of bare-rooted planting was highest in the moist limestone forests. Broadcast sowing of mangle blanco and mangle negro in the mangrove required about 26,000 seeds per acre. SPECIES ADAPTABILITY The observations and measurements made in the plantations form the basis for con- clusions as to the adaptability of the species planted to their respective sites. A summa- ry of these conclusions appears in Table 18. Species listed as “promising” appear to be well adapted for planting on the site in question and will yield the best products ob- tainable from the site. Species listed as “doubtful” are less likely to form successful plantations either because adaptability is still in question, as indicated by poor form, low survival, or slow growth or because more valuable species can be raised as for instance eucalipto and roble in the lower slopes and valleys. Species listed as “unsuccessful” did not survive after extensive trials because they are either not adapted to the climate or soil, or are susceptible to attacks of insects, diseases or rodents; or if they sur- vived produced very poor trees. The adaptability of jacana, capa prieto and guaraguao is greater under a shade cover. In the open they require the best sites but under a forest canopy these species do well on slopes and even on ridges. The effect of diseases and insects is variable. Site factors at Rio Abajo are generally favorable for capa prieto yet this species was not recommended because it here suffers from root rot. The very dry weather of Guanica and Mo- na Island makes impractical the planting of species which although well adapted to the site suffer high transplanting losses. An example is caoba dominicana when planted bare rooted. 138 ¢ Table 18.—Species Adaptability CARIBBEAN FORESTER Region Forest Central and Eastern Mts. Guavate (North and West portions of Carite) Site Adaptability of species Promising Doubtful Unsuccessful Lower concave slopes and valleys Uniform slopes Upper convex: slopes and ridges Capa prieto Guaraguao Maga Nuez moscada Capa prieto Guaraguao Nuez moscada Maria (only in lower Guavate) Jacana Roble Eucalipto Eucalipto Maria (only in lower Guavate) Roble Caoba_ hondurena Caoba venezolana Maria Eucalipto Tabonuco Maricao Jacana Higuerillo Roble Higuerillo Tabonuco Maricao Tabonuco Maricao Teca Motillo Cedro espanol Masa Tortugo amarillo Caoba dominicana Dalbergia Moca Teca Motillo Cedro espanol Masa Tortugo amarillo Caoba dominicana Caoba hondurena Caoba venezolana Dalbergia Maga Moca Higuerillo Teca Motillo Cedro espanol Masa Tortugo amarillo Caoba venezolana Caoba hondurena Caoba dominicana Dalbergia Maga Jacana Guaraguao Capa prieto Nuez moscada Moca JULY 1950 Region Table 18.—(Cont.) Forest Lower Patillas (Southern portion of Carite) Upper Patillas (Eastern portion of Carite) Site Lower concave slopes and valleys Uniform slopes Upper convex slopes and ridges Lower concave slopes and valleys Uniform slopes Promising Maria Magia Teca Maria Eucalipto Capa blanco Maria Kucalipto Capa prieto Jacana Maria Kucalipto Roble Capa prieto Adaptability of species Doubtful Japa blanco Casuarina Guaraguao Eucalipto Higuerillo Casuarina Guaraguao Maga Casuarina Roble Algarrobo Maria Kucalipto Magia Capa blanco Higuerillo Capa blanco Algarrobo Maga Higuerillo Jacana Unsuccessful Cedro espanol Caoba dominicana Caoba hondurena Caoba venezolana Cedro espanol Caoba dominicana Caoba hondurena Caoba venezolana Teca Higuerillo Cedro espanol Caoba dominicana Caoba hondurena Caoba venezolana Maga Teca Higuerillo Capa blanco Guaraguao Cedro espanol Tortugo amarillo Jaoba hondurena Caoba venezolana Caoba dominicana Tortugo amarillo Caoba hondurena Caoba venezolana Caoba dominicana Cedro espanol 139 140 Table 18.—(Cont.) CARIBBEAN FORESTER Adaptability of species Region Forest Site Promising Doubtful Unsuccessful Upper convex slopes Maria Capa blanco and ridges Roble Caoba venezolana Eucalipto Caoba dominicana Capa. prieto Algarrobo Maga Tortugo amarillo Higuerillo Jacana Cedro espanol a Caoba hondurena Guilarte Lower concave Capa prieto Avelluelo Teca slopes and valleys Guaraguao Eucalipto Caoba hondurefa Higuerillo Capa blanco Caoba venezolana Jacana Maria Cedro espanol Maga Roble Uniform slopes Capa prieto Maria - Caoba hondurena Guarazuao Maga Caoba venezolana Higuerillo Capa blanco Cedro espanol Jacana (avoid Avelluelo Teca degraded sites) Roble Eucalipto Convex slopes and Roble Maria Teca ridges Eucalipto Avelluelo Caoba hondurena Caoba venezolana Cedro espanol Maga Capa blanco Higuerillo Guaraguao Jacana Capa prieto JULY 1950 Table 18.—(Cont.) 141 Adaptability of species Region Forest Site = = Promising Doubtful Unsuccessful Limestone areas Rio Abajo Open rolling areas Teca Capa blanco Caoba venezolana (This site includes Maria Maga Caoba hondurena a narrow valley of Casuarina Eucalipto (good Caoba dominicana residual erodible Cedro macho along swamps) Cedro espanol red soils that have Capa prieto been intensely cul- Avelluelo tivated and is thus Higuerillo degraded and at . Albizzia present not suited Guaraguao to many species) Bottom of sinkholes | Caoba venezolana Capa prieto Caoba dominicana Caoba hondurena Capa blanco Cedro espanol Maga Eucalipto Avelluelo Guaraguao Cedro macho miguerillo Maria Casuarina Albizzia / Teca Slopes (between Cedro macho Eucalipto Caoba hondurena bottoms and Capa blanco Capa prieto cs Caoba venezolana cliffs ) Guaraguao Casuarina Caoba dominicana Maga Teca Avelluelo Maria Albizzia Higuerillo Cedro espanol Guajataca Bottom of sinkholes Aceitillo Roble Moca Caoba dominicana Maria Capa prieto Caoba venezolana Caoba hondurena Maga Guaraguao Teca Jacana Capa blanco Table 18.—(Cont.) Region Forest Guanica Mona Island Serpentine Maricao Areas Site Slopes (between bottoms and cliffs) Ridges (Top or cliffs separating sinkholes) Valley bottoms, flat soils and sandy soils along the the beach Sandy soils in coastal plain Narrow river valleys and concave slopes, exposure not influential CARIBBEAN FORESTER Adaptability of species Promising Doubtful Unsuccessful Caoba dominicana Teca Caoba hondurena Maria Maga Caoba venezolana Capa blanco Capa prieto Moca Aceitillo Jacana Guaraguao Roble Caoba dominicana Aceitillo : Caoba hondurena Maria Caoba venezolana Roble Teca Maga Jacana Capa blanco Moca Capa prieto Guaraguao Cassia de Siam Campeche Eucaliptc Caoba dominicana Cedro espanol Capa prieto Saman Guayacan Aceitillo Bayahonda Maria Casuarina Caoba dominicana Avelluelo ° Casuarina Caoba venezolana Hucalipto Spanish cedar Caoba hondurena Casuarina Fresno del Hawaii Caoba dominicana Dalbergia Cassia de Siam Maria Jacana Maga Péndula Capa blanco Algarrobo Guaraguao JULY 1950 Region Susta Region Table 18.—(Cont.) Site Slopes with northern and western exposure Slopes with southern to eastern exposure, ridges and degraded high slopes and ridges and degraded phases of Nipe clay. Narrow river val- leys and = concave slopes, exposure not influential Promising Maria Kucalipto Maria Kucalipto Caoba dominicana Maria Adaptability of species Doubtful Capa blanco Guaraguao Caoba venezolana Caoba hondurena Algarrobo Eucalipto Casuarina 14 Unsuccessful Spanish cedar Fresno del Hawaii Cassia de Siam Caoba hondurena Caoba venezolana Magia Casuarina Dalbergia Péndula Caoba dominicana Algarrobo Jacana Cedro espanol } Fresno del Hawaii Cassia de Siam Caoba venezolana Caoba hondurena Jaoba dominicana Dalbergia Algarrobo Jacana Casuarina Péndula Maga Capa blanco qwuaraguao Capa blanco Bayahonda Avelluelo « C3 3 144 Region Forest Table 18.—(Cont.) CARIBBEAN FORESTER Adaptability of species Site Promising Doubtful Unsuccessful Mangrove swamps Slopes with northern or western exposure Slopes with southern exposure high slopes and ridges and de- graded phases of Nipe clay. Sandy soil on sea side of lagoons Muck soils toward the land, constantly re- ceiving fresh silt de- posits. Caoba dominicana Maria Caoba venezolana Caoba hondurena Algarrobo Eucalipto Casuarina species growing satisfactorily on this | | Mangle blanco | Mangle negro Mangle colorado (in the deeper water) Capa blanco Bayahonda Avelluelo None of the species tried are satisfactory for this site. Native site are canelillo and aceituna. Planting of these species has not been tested. Planting is not recommended. JULY 1950 FACTORS RESPONSIBLE FOR LOSSES Only 64 percent of the plantations are uow considered well stocked, and some of these rely partly upon natural vegetation for their cover. Moreover, widespread re- planting has been necessary. These heavy planting losses were caused by a combi- nation of the following factors: 1. The use for planting of large crews re- quired as an unemployment relief measure. Large projects were under- taken rapidly, without previous re- search. 2. Failure to recognize the significance of differences in climate and_ soil throughout the island. 3. Inadequate information as to the degree of degradation of farmed out soils. 4. The unexpectedly long period of plan- tation maintenance required before the planted trees, especially those not well adapted, dominated other vegetation. This factor involved difficulties of as- suring continuity of funds for plan- tation care when these had to come from fluctuating annual appropriations. The difficulties which have been met in reforestation in Puerto Rico seem to be the rule, rather than the exception. It is hoped that this report will help others to recognize the complexity of the problems involved in reforesting bare lands where no experi- mental precedent is at hand. DESIRABLE POLICIES FOR THE FUTURE The application of the findings of this study to future planting work in the Insular . Forests calls for the following policies: 1. Plant the most promising sites first. Poor sites may never warrant plant- ing, and they may reforest naturally. 2. Respect natural regeneration which is becoming established on open areas. It may be wisest to wait until it provides a complete cover and then, if necessary, 145 to underplant better species. If not, merely interplant existing trees. 3. Plant only such areas as can be cared for with certainty. Do not under- stimate the cost of such care. Early weeding is generally necessary even with hardy species, and with others may be required for 5 years or more. 4. Use only the most promising species. A healthy forest of post species is su- perior to an unhealthy forest of saw- timber species. 5. Replant when necessary as soon as planting losses are known, preferably during the first year. 6. In dry areas confine planting to the rainy season and use potted stock as recommended. Small local nurseries are well adapted for these conditions. 7. Space field planting from 5 to 8 feet and underplantings from 20 to 25 feet. 8. Use wilding stock wherever obtainable. 9. Continue investigations of nursery practice, planting methods, adaptabili- ty of new species, light requirements for the development of underplanted trees, weed control by field crop inter- cultivation and thinning of plantations. SUMMARY A recent issue of The Caribbean Forester | (9:85-213, 1948) described the results of reforestation carried out in about 5,800 acres of the Caribbean National Forest as a guide for future planting work. A similar study was carried out on about 16,000 acres within the public forests of the Insular Govern- ment. This report describes the results obtained in the Insular Forests. Four broad regions are included within the Insular Forests: Limestone areas—Rio Abajo, Guajataca, Guanica and Mona Island. Forests with annual rainfall from 30 to 80 inches. Mountainous Interior—Carite and Guilar- 146 te Forests, with annual rainfall of from 80 to 120 inches. Serpentine areas—Maricao and Susua Fo- rests, with rainfall of 60 to 100 inches. Mangrove swamps—Pifones, Ceiba, Agui- rre and Boquerén Forests, where rain- fall is of minor importance. The original forests in these areas includ- ed mangrove swamps, dry evergreen forest, deciduous seasonal forest, evergreen season- al forest, lower montane rain forest and the montane thicket formation. Large scale planting was started in the Maricao Forest in 1920. However, most of the planting was done as a part of emergency programs between 1934 and 1941. To June 1949 a total of 13,163,300 seedlings and wildings and 91,230 pounds of seeds had been planted. About 45 different species were used. Weeding has generally been necessary for from 2 to 4 years and vine cutting sometimes up to the tenth year. The vine and weed problem is most serious in the more humid areas. Weeding and vine cutting costs have been greatly reduced as a result of better selection of species. Sites are variable within each forest, most- ly because of differences in topography and in the degree of past land abuse. Site adap- tability of the different species determined to a large extent the success of the work. The sites in each forest unit are described and the adaptability of all species tested is discussed in detail. The highest survival was ~ obtained with potted plants, but their use is recommended only in the dry areas. Acceptable natural reproduction has complemented artificially established stands so that 64 percent of the plantations are now considered well stocked. Of the remaining understocked area, 72 percent has a forest cover and 28 percent is still open. The cost of establishment and maintenance was high because of heavy replanting and the long period of maintenance necessary. This was particularly so in the humid mountainous interior. Total costs for the first 5 years average 77 man-days per acre in the humid mountains, 38 man-days in the CARIBBEAN FORESTER humid limestone areas and 34 man-days in the dry areas. The factors responsible for losses were the following: 1. The use for planting of large crews re- _quired as an unemployment relief measure. Large projects were under- taken rapidly without previous re- search. 2. Failure to recognize the significance of differences in climate and soil through- out the island. 3. Inadequate information as to the de- gree of degradation of farmed out soils. 4, The unexpectedly long period of plan- tation maintenance required before the planted trees, especially those not well adapted, dominated other vegetation. This factor involved difficulties of as- suring continuity of funds for plan- tation care when these had to come from fluctuating annual appropriations. Based upon the findings of this study, a policy was drawn up for future planting work in the Insular forests. LITERATURE CITED m . ALVAREZ GARCIA, L. A. 1939. A mahogany seedling blight in Puerto Rico. Carib. Forester 1(1) :23-24. . BEARD, JOHN S. 1944. Climax vegetation in Tropical America. Ecology 25:127-158. iw) 3. ————__——_ 1944. A silvicultural technique in Trinidad for the rehabilitation of degraded fo- rest. Carib. Forester 6:1-33. 4, —___—_——— 1942. Summary of silvicultural experience with cedar (Cedrela mexicana Roem) in Trinidad. Carib. Forester 3:91-102. CATER, JOHN C. 1945. The silviculture of Cedrela mexicana. Carib. Forester 6:89-100. 6. FORS, ALBERTO J. 1944. Notas sobre la sil- vicultura del cedro (Cedrela mexicana Roem.) Carib. Forester 5:115-118. ———————, 19AT, forestales en Cuba. 140. Informe sobre plantaciones Carib. Forester 2(38) :138- JULY 1950 8. HOLDRIDGE, L. R. 1943. Comments on the silviculture of Cedrela. Carib. Forester 4:77-80. 9. ———_—_————- 1940. Some notes on the man- grove swamps of Puerto Rico. 1(4) :19-29. 10. MARRERO, JOSE, 1948. Forest planting in the Caribbean National Forest. Past experience as a guide to the future. Carib. Forester 9:85- 214, 411. MARSHALL, R. C. 1939. Silviculture of the trees of Trinidad and Tobago. Oxford Universi- ty Press. London. Carib. Forester - 147 12. MARTINEZ ORAMAS, J. 1942. Planting with tar paper pots on difficult sites in Puerto Rico. Carib. Forester 3:158-163. i3. MARTORELL, LUIS F. 1945. A survey of the forest insects of Puerto Rico. Parts 1 and 2. Journal of Agriculture of the University of Puerto Rico 29:69-608. 14. ROIG Y MESA, JUAN T. 1946. El estado actual de las plantaciones de cedro (Cedrela mexicana) en la isla de Cuba. Carib. Forester 7:93-102. REVIEWS An Index to the Termite-Resistance of Woods Bulletin No. 85 of the University of Puerto Rico Agricultural Experiment Station bearing the above title and just completed by Dr. George N. Wolcott presents a summary. of many years of research on this subject. Several hundred woods of the West Indies, North smerica, Central America and northern South America are listed by common and scientific name with an index resistance number for compa- rison with other woods listed. The relative re- sistance of different woods was determined by the of the (Cryptotermes brevis Walker) under laboratory conditions. preference termites This bulletin should be of great value through- out the large region in which this species of termites is of importance. The bulletin may be procured without charge from the Experiment Station at Rio Piedras, Puerto Rico. The Natural Vegetation of the Indice de Resistencia a la Polilla de Algunas Maderas El epigrafe anterior sirve de titulo en espa- nol al boletin numero 85 publicado por la Esta- cidn Experimental Agricola de la Universidad de Puerto Rico. Este trabajo que acaba de completar el Dr. George N. Wolcott presenta un resumen de muchos anos de investigacioén sobre esta materia. Esta obra enumera varios cientos de maderas de las Indias Occidentales, América del Norte, América Central y la parte norte de la América del Sur, con el nombre cientifico y el nombre co- mun de las especies madereras, junto con un nt- mero de referencia que indica la resistencia de las maderas en comparacién entre si. La resistencia relativa de las diferentes maderas fué determina- da a base de la preferencia de los termes (Crypto- termes brevis Walker) bajo las condiciones de la- boratorio. Este folleto es de gran valor a través de la vasta regién donde el ataque de este termes asu- me caracteres de importancia. El folleto puede ad- quirirse sin costo alguno solicitandolo al editor de la Estacion Experimental Agricola en Rio Piedras, Puerto Rico. Windward & Leeward Islands By J. S. Beard, Oxford Forestry Memoirs No. 21, 1948 192 pp. Illus. Oxford University Press, London, 1949 This well illustrated work presents the results of 8 years of research by one of the most outstand- ing plant ecologists to ever enter Caribbean re- gion. Dr. Beard presents a theory as to the origin of Lesser Antillean vegetation, a physiognomic classification of the important formations, and a description of the vegetation of the islands, based upon measured samples. Dr. Beard’s classification has been perfected since he first presented it in 1944 and appears to be generally acceptable throughout the region. His descriptions of the forests should serve as a basis for forest conserva- tion and additional ecological research. This work is an indispensable reference for plant scientists throughout the West Indies. 148 Reviews (cont.) CARIBBEAN FORESTER Forest Products of British Guiana By D. B. Fanshawe, Parts I & II. Forestry Bulletins Nos. 1 & 2 (New Series) Forestry Dept. British Guiana, 1948. Forest Products of British Guiana is primari- ly the result of several years of research by the author in the interior of the colony. The magni- tude of the task undertaken is indicated in the introduction, which states that approximately 1,000 tree species are known from the near interior. Bulletin No. 1 describes some 200 of the principal timbers. A large amount of taxonomic work was prerequisite to the completion of these bulletins. The descriptions are particularly valuable in that they include important notes as to tree size and form. The practicability of extracting the dif- ferent species is shown very effectively in a ta- bulation of the average number of trees of each species to be expected per 1,000 acres, all segre- gated by the major geographic districts of the colony. Bulletin No. 2 describes minor uses of @ large number of species many of which are common to the Caribbean area. The more im- portant products listed are fibers, tannins, dyes, rubber, balata, chicle, resins, oils, fats, waxes, medicines, insecticides, and foods. Mr. Fanshawe is to be congratulated on a very extensive piece of work in a region where the vegetation is ex- tremely complex and its utility has been little known. These bulletins should contribute material- ly in the development of British Guiana’s forest wealth. Timbers of South America By R. P. Woods, 74 pp. Timber Development Association Limited 75 Cannon St., London E. C. 4, 1949 This booklet is a handy reference of general information on nearly 100 of the more important timbers of South America. It brings together- in brief form what is known regarding the descrip- tion of the woods, their working qualities, and uses. The more common local names are also listed, as are the scientific names. Whereas this booklet is apparently published chiefly for the use of importers in England it should prove also of value in the countries where the timbers are found. bbean Forester Cari oan RIO NMETV ATAN 1 alee Oe Ls? “> ry ¥ Spon oe = q a iy ae, Pr) my tx 2 ¥ 4 ) & 4 - mt na | | “ . \ ay tis vol! ad ie 3 : (Ci. a ‘ = fe ¥ R . in ‘ wat § oO a tee oh) % c et AO ey rar aes Lat aie oe ee Ss — a= SS si BS aa £- rH U. S. DEPARTMENT OF AGRICULTURE FOREST SERVICE TROPICAL FOREST EXPERIMENT STATION RIO PIEDRAS, PUERTO RICO OCTOBER 1950 VOLUME 11, NUMBER 4 Caribbean Forester El “Caribbean Forester”, revista que el Servicio Forestal del Departamento de Agri- cultura de los Estados Unidos comenzé a pu- blicar trimestralmente en julio de 1938 es de distribuci6n gratuita y esta dedicada a encau- zar la mejor ordenacidn de los recursos fores- tales de la regién del Caribe. Su proposito es estrechar las relaciones que existen entre los cientificos interesados en la Ciencia Forestal y ciencias afines encarandoles con los proble- mas confrontados, las politicas forestales vi- gentes y el trabajo que se viene haciendo pa- ra lograr ese objetivo técnico. Se solicitan aportaciones de no mas de 20 paginas mecanografiadas. Deben ser someti- das en el lenguaje vernaculo del autor, con el titulo o posicién que éste ocupa. Es impres- cindible incluir un resumen conciso del estu- dio efectuado. Los articulos deben ser dirigi- dos al “Director, Tropical Forest Experiment Station, Rio Piedras, Puerto Rico”’. Las opiniones expresadas por los autores de los articulos que aparecen en esta revista no coinciden necesariamente con las del Ser- vicio Forestal. Se permite la reproducci6én de los articulos siempre que se indique su proce- dencia. : The “Caribbean Forester’, published since July 1938 by the Forest Service, U. 8. Depart- ment of Agriculture, is a free quarterly jour- nal devoted to the encouragement of im- proved management of the forest resources of the Caribbean region by keeping students of forestry and allied sciences in touch with the specific problems faced, the policies in effect, and the work being done toward this end throughout the region. Contributions of not more than 20 type- written pages in length are solicited. They should be submitted in the author’s native tongue, and should include the author’s title or position and a short summary. Papers should be sent to the Director, Tropical Fo- rest Experiment Station, Rio Piedras, Puerto Rico. Opinions expressed in this journal are not necessarily those of the Forest Service. Any article published may be reproduced provided that reference is made to the original source. Le “Caribbean Forester’, qui a été publié depuis Julliet 1938 par le Service Forestier du Département de Agriculture des Etats-Unis, est une revue trimestrielle gratuite, dediée a encourager l’aménagement rationnel des fo- réts de la région caraibe..Son but est d’entre- tenir des relations scientifiques entre ceux qui s’intéressent aux Sciences Forestiéres, ses problemes et ses méthodes les plus récentes, ainsi qu’aux travaux effectués pour réaliser cet objectif d’amélioration technique. On accepte voluntiers des contributions ne dépassant pas 20 pages dactilographiées. Eiles doivent étre écrites dans la langue ma- ternelle de l’auteur qui voudra bien préciser son titre ou sa position professionnelle et en les accompagnant d’un résumé de l’étude. Les articles doivent étre addressés au Director, Tropical Forest Experiment Station, Rio Pie- dras, Puerto Rico. La revue laisse aux auteurs la responsibili- té de leurs articles. La reproduction est per- mise si l’on précise l’origine. “The printing of this publication has been approved by the Director of the Bureau of the Budget (August 17, 1950)”. VoL. 11 No. 4 OCTOBER 1950 The Caribbean Forester Conteris Sumario Resuitados de la repoblacién foresta! en los Bosques Insulares de Puerto Rico www. 151 JOSE MARRERO, Puerto Rico OCTOBER 1950 151 ~ Resultados de la Repoblacién Forestal en los Bosques Insulares de Puerto Rico JOSE MARRERO Estacion de Experimentacion Forestal Tropical Rio Piedras En un numero reciente del “Caribbean Forester” (9:85-213, 1948) aparecié un in- forme sobre la repoblacion forestal efectuada en el pasado en el Bosque Nacional Caribe, como guia para los futuros trabajos de repo- blacién. Al terminar ese estudio se inicié una investigaciOén similar en los bosques pu- blicos del Gobierno de Puerto Rico. Este informe contiene los resultados de esa inves- tigacion. Se ha seguido el mismo orden de presentacién que en el trabajo anterior, des- cribiendo sucesivamente el medio ambiente, el historial de las plantaciones, los métodos de estudio, los -hallazgos y finalmente las conclusiones. Los Bosques Insulares de Puerto Rico (en comparacion con los Federales) tienen una extension de 45.000 acres o sea alrededor de un 50 por ciento mayor que el Bosque Nacio- nal Caribe. El area bajo siembra forestal in- cluye unas 16.000 acres o sea tres veces mayor que las plantaciones en el Bosque Na- cional Caribe. Esta extensién incluye una diversidad de medios estacionales. MEDIO AMBIENTE Fueron estudiadas nueve areas forestales diferentes. Las condiciones ambientales eran tan distintas que precisa cescribirlas por separado. Se ha usado el sistema de clasificacién ecol6gica de Beard (2) para describir la vegetacion. CARITE El] Bosque de Carite, ubicado en las mon- tanas del sudeste, tiene una extensi6n,de al- rededor de 6.300 acres. Su e@evacion sobre el nivel del mar fiuctia entre 650 y 3.090 . Puerto Rico pies aproximadamente. E] Embalse de Ca- rite, situado en el interior de este area, a una elevacion de 2.100 pies, tiene una tempera- tura media de 72°F. y las medias mensuales tluctuan entre 65° y 80°F. La precipitacién anual fluctia entre 65 hasta mas de 100 pul- gadas. En la Represa de Patillas, situada cerca del ribete sur de este area a una eleva- cidn de 240 pies, la temperatura es de 76° y las medias mensuales fluctian entre 71° y 86°F. La roca madre es de origen volcanico, in- cluyendo tobas y esquisitos andesiticos y dio- ritas cuarciferas. La mayor parte del Area esta caracterizada por un suelo arcilloso, hondo, acido y pesado (de las series Los Guineos y Catalina) excepto en donde la roca madre es diorita cuarcifera sobre la cual el suelo es mas suelto y de textura granular (serie Pandura). Los suelos de las laderas de] sur son someros y de menor acidez (Mut- cara). El bosque primitivo ha sido talado en el pasado en casi todo el area comprendida en el Bosque de Carite. Sdlo en areas remotas existen vestigios pequenos de la vegetacién climacica. La tala del monte se efectué en parte con el propdsito de obtener madera pero mayormente para dedicar el terreno a cultivos agricolas. Grandes extensiones se han reforestado naturalmente. Los tipos forestales aqui representados scn el mato- rral montano, el bosque pluviai pedemon- tano y el bosque estacional perennifolio. GUAJATACA E] Bosque de Guajataca esta ubicado en las colinas calizas secas del noroeste y com- prende alrededor de 2.300 acres. Su eleva- 152 cidn es aproximadamente 1.000 pies sobre el nivel del mar. Las medias mensuales de temperatura fluctuan entre 71°F y 82°F se- gun registradas en estaciones meteorol6gi- cas cercanas. La precipitacién anual fluc- tua entre 70 y 80 pulgadas. El grado de evaporaciOn aparentemente es mucho mayor en las cresterias expuestas de las colinas que en las abras protegidas que las separan. La roca madre es caliza terciaria. La topografia es accidentada ya que consiste de numerosos cerros y abras. Los suelos son en su mayoria arcillas rojas 0 rojo-par- duzeas (serie Tanama) con una _ profundi- dad que varia desde algunas pulgadas hasta unos 3 pies. En el fondo de las abras hay probablemente otras series edaficas. La profundidad del suelo varia con la topogra- fia debido a que en las faldas de las laderas se acumulan depositos coluviales. Los bosques de Guajataca han sido tala- dos y quemados en repetidas ocasiones. Cuando el gobierno se hizo cargo del area en 1935 la vegetacién consistia principal- mente de maleza baja o de pastizales. En el presente en las laderas que miran al nor- te y oeste se han desarrollado pequenas areas de bosque secundario. En la mayoria de las abras hay cafetales. Aparentemente existia considerable variacién entre los bos- ques de cresteria y las abras. ros puede que hayan sido bosques secos pe- rennifolios y los ultimos bosques estaciona- les perennifolios 0 posiblemente pluviales pe- demontanos. GUANICA El bosque de Guanica esta situado a lo largo de la costa sudoeste sobre colinas de poca elevacién y tiene una extensidn de aproximadamente 7.000 acres. La elevacién fluctua entre el nivel del mar hasta cerca de 500 pies sobre dicho nivel. La temperatura media es cerea de 77°F con una fluctuacion | mensual de 74° a 79°F. La _ precipitacién anual total en un ano promedio es de apro- ximadamente 30 pulgadas. Las épocas de sequias prolongadas son frecuentes especial- Los prime-_ CARIBBEAN FORESTER mente de diciembre hasta abril. El ribete sur del bosque esta sujeto al azote indirecto de la marejada. La roca madre es caliza terciaria que se deposit6 cuando el drea estaba sumergida. La topografia es ondulante. Los suelos son ar- cillas someras (series Aguilita y Ensenada), excepto en la costa arenosa. En la mayor parte del drea el bosque tie- ne poca altura. El dosel tiene generalmente una altura de sélo unos 20 pies, aunque aqui y alla en barrancos protegidos se encuentran arboles hasta de 50 pies de alto. En la ma- yor parte de este area el suelo somero y roco- so y la escasez de lluvia han impedido el cultivo agricola de la mayor parte del 4rea. Sin embargo, siempre lo cortaron para ob- tener madera y carbon. Las areas desfores- tadas se usaron para pastoreo hasta que las plantaciones forestales tomaron auge. La vegetacién primitiva era probablemente bos- que estacional caducifolio. GUILARTE El bosque de Guilarte, situado en las montanas del oeste central, comprende unas 2.800 acres. La elevacion flucttia entre 2.500 y 3.950 pies sobre el nivel del mar. La tem- peratura media mensual fluctia entre 60? y 75°F. Un pluvidmetro colocado a una ele- vacion de 3.000 pies sobre el nivel del mar registro una precipitacién anual de 90 pul- gadas, pero la media para este bosque es probablemente un poco mayor. La roca madre es de origen volcanico, Los suelos predominantes son arcillas amarillen- principalmente andesitas y esquistos. tas y pesadas (series Los Guineos y Ciali- tos) y arcillas friables de color de grisaceo a violaceo (series Alonso y Mucura) En los confines del area existen algunos vestigios del bosque primitivo, de las forma- ciones pedemontana pluvial y matorral mon- tano. Gran parte de las areas mas asequi- bles estan cubiertas de bosques secundarios. OCTOBER 1950 ISLA DE MONA La isla de Mona esta situada a cerca de 45 millas al oeste de Puerto Rico. Tiene unas 6 millas de largo con un ancho maxi- mo de 5 millas y los terrenos de bosques pu- blicos constan de unos 13.600 acres. Es de topografia llana, con una meseta de unos 200 pies sobre el nivel del mar, mas arriba de la estrecha faja costanera. La precipita- cidn anual promedio es alrededor de 40 pul- gadas, la cual cae en su mayor parte durante el otono. La isla esta formada por caliza terciaria, con un suelo gris somero similar a las fases someras de la arcilla pedregosa de las series Ensenada y Aguilita. Los mejores suelos se encuentran a lo largo del may en la cos- ta sudoeste. Estos suelos son de textura arenosa y arenoso-lomica y llegan hasta mas de 2 pies de profundidad. Un 85 por ciento de la isla aproximada- mente esta cubierto por un bosque de poca altura, cuyos Arboles generalmente tienen menos de 12 pies de alto. Las roturaciones en el pasado han dado lugar a algunas areas de pastizales. La mayor parte del bosque ha sido intensamente cortado para suminis- trar madera. Probablemente este bosaue pueda catalogarse como bosque estacional deciduo. En el borde expuesto del oeste de la mesete la vegetacion prevaleciente es el cardonal. MANGLARES Los manglares de dominio publico estan localizados en estuarios y bahias al abrigo de vientos y marejadas, a lo largo de toda la costa de la isla, cerca de San Juan en el, norte, cerca de Ceiba en el este, cerva de Aguirre y Gudnica en el sur y cerca de Bo- queron en el oeste. En su totalidad compren- El clima es aqui de La tempe- ratura media es de por lo menos 78°F y la den unos 8.200 acres. relativamente poca importancia. precipitacién anual varia entre 30 y 60 pul- gadas. Todo ¢l manglar esta sujeto peri6- 153 dicamente a la inundacién causada por ia ba- jamar. Los suelos son de origen bioldgico, mar- gas y turbas obscuras derivadas de la acu- mulacion de la materia organica proveniente de los restos de las plantas. Los suelos tienden a ser mas o menos salitrosos. El Area de mangles esta cubierta de bos- ques en su mayor parte debido a que el sue- lo salino no se adapta a otros usos. Sin em- bargo, la cercania de los manglares a las po- blaciones costaneras los hace vulnerables a cortas repetidas. La corta de los mejores arboles ha sido conducente a dejar los roda- les abiertos, mal conformados y enmalezados. MARICAO El bosque de Maricao esta situado en las montanas del oeste y tiene una extensién de aproximadamente 9.500 acres. Es por lo general accidentado y su elevacién fluctua entre 500 y 2.000 pies sobre el nivel del mar. La temperatura media es alrededor de 72°F. La precipitacién anual varia entre 108 pul- gadas a una elevacién de 1.500 pies y 80 pulgadas en el margen sur del bosque. El] subsuelo es principalmente serpenti- noso dando lugar a la formacion de suelos de poca fertilidad y ricos en hierro. El drena- je es excesivo. Los suelos someros con pro- fundidad premedio de menos de un pie se denominan arcilla limosa de serie Rosario y los mas profundos (de varios pies de profun- didad) se denominan arcilla de la serie Nipe. E] bosaue es por lo general matorral con pocos vestigios de lo que pudiera considerar- se como vegetacién primaria. E] bosque fué tumbado para dar paso al cultivo agricola. Los bosques secundarios sufrieron repetidas quemas antes de ponerse‘el area bajo pro- teecién en 1918. Probablemente el bosque pri- mitivo no era del tipo pluvial sino perenni- folio mas seco con abundancia de Arboles de hoja menuda. Rio ABAJO El bosque de Rio Abajo, situado en las 154 colinas calizas humedas de la costa norte central tiene una extensi6n de aproximada- mente 4.900 acres. La topografia es acci- dentada, con numerosas abras entre riscos. La elevacién fluctta entre los 599 y 1.400 pies sobre el nivel del mar. No existen da- tos confiables sobre temperatura pero se sa- be que las noches son frescas debido a las corrientes de aire frio que se originan en las montafnas mas altas hacia el sur. La precipitaci6n promedio es de cerca de 80 pulgadas anuales, con una baja de posible- mente 70 pulgadas en el margen norte del bosque. La roca madre es caliza terciaria de la formacién de Lares. Los suelos obscuros de las colinas calizas tienen por lo regular menos de un pie de profundidad y pertene- cen a las series Soller y Tanama. Los sue- los de los pocos valles abiertos son arcillosos y de color rojizo subido (arcilla l6mica Ca- maguey y arcillas Dominguito, Moca, Lares, Rio Arriba y Cialitos). La influencia ejercida por la exposicién v por la profundidad del suelo sobre la ve- getaciOn es considerable. Probablemente el tips forestal que habia originalmente en Jas cresterias de las colinas era perennifolio seco mientras que en las abras era estacional pe- rennifolio y posiblemente pedemontano. En el lindero norte del bosque son patentes las condiciones de mayor sequia. Las cortas efectuadas en el pasado eliminaron la cu- bierta forestal en todos sitios excepto en los riscos y cresterias forestados menos asequi- bles. Todos los valles han sido talados e intensamente cultivados con tabaco y pro- ductos agricolas lo cual origino la pérdida de casi todo el somosuelo. En las laderas me- nos elevadas y em la parte mas honda de las abras se ha cosechado café y platanos. En muchas de las colinas el fuego destruy6 la vegetacién secundaria, pero la debida pro- teccién contra el fuego que ha tenido lugar ' durante los ultimos 15 afios ha conservado la vegetaciOn secundaria en la mayoria de los cerros. CARIBBEAN FORESTER SUSUA El bosque de Susua esta situado en las colinas del sudoeste y tiene una extensién de 2.800 acres. La topografia es muy acciden- tada y la elevacion fluctia entre 500 y 1.509 pies. No hay disponibles registros de tem- peratura pero se sabe que hay una varia- cién considerable entre el calor de las tardes y las horas frescas de la manana. La preci- pitacién varia considerablemente desde el borde mas elevado del norte hasta el borde mas bajo en el sur, con un promedio anual de cerca de 60 pulgadas. La época de se- quia es muy pronunciada extendiéndose de diciembre a marzo. Al igual que Maricao, el bosque de Sustia tiene un subsuelo primordialmente serpenti- noso. También existen pequenas areas de tobas y esquistos que dan lugar a la forma- cién de un suelo limo-arcilloso (serie Des- calabrado). Todos los suelos son someros y de drenaje excesivo. La vegetacién ha sido casi totalmente destruida para dar paso a cultivos agricolas y pastoreo. Aparentemente el rodal origi- nal era de bosque estacional semi-deciduo con variaciones originadas por la exposicién y la profundidad del suelo. Al estar bajo proteccién por 15 afios parte del area esta cubierta de monte joven. HISTORIAL DE LAS PLANTACIONES EFECTUADAS En el bosque de Maricao se inici6 la re- poblacién forestal en 1920 al comenzar un programa en gran escala de introduccién de especies forestales exéticas y realizacién de pruebas de adaptabilidad usando especies nativas. En Guanica la repoblacién forestal comenzé en 1922 y en los diez afios subsi- guientes se sembré un total de 68.000 pos- turas y se regaron por siembra directa unas 500 libras de semilla. Entre 1934 y 1941 hubo otra época de repoblacién, mucho mas activa que la pri- mera, en la cual se repoblaron 12.600 acres. ‘también se procedié a la replantacién de las OCTOBER 1950 plantaciones que habian fracasado anterio:- mente. En este periodo lo particularmente significativo para la repoblacién fué la com- pra de grandes areas adicionales que se de- dicaron a Ja repoblacién forestal bajo el do- minio publico. Entre 1941 vy 1949 la mayor parte de los fondos de repoblacién se usaron en la con- servaciOn de las plantaciones ya existentes las que eran de amplia extensién. Sin em- bargo, se repobl6 por primera vez una pe- quena area adicional. En sintesis, entre 1920 y enero de 1949 se procedié a la repoblacién forestal de al- rededor de 16.000 acres ubicadas en los Bos- ques Insulares, sembrandose un total apro- ximado de 13.163.300 posturas y 91.230 li- bras de semilla. Se sembraron 46 especies forestales diferentes. En la tabla numero 1 aparecen registradas las siembras a que se ha hecho referencia. Tabla 1.—Repoblacion forestal en los bosques insulares en el periodo comprendido entre enero 1936 y junio 1949 Numero total de | Especies | ; | Semillas | Posturas aqme) Albizzia procera 22.000 Aleurites trisperma 800 Andira jamaicensis 7.700 Avicennia nitida 44.000 730 Banibusa sp. 8.000 Bamibusa tuldoides 1.000 Byrssonima spicata 16.000 Celephyllum calaba 55.800 Castilla elastica 200 Casuarina equisetifolia 402.000 Cediela mexicana. 545.000 Cediela odorata 17.000 Colvbrina colubrina 524.000 Cordia alliodora 726.000 Dacxyodes excelsa 300 Dalbergia sissoo 32.000 Dipholis sintenisiana 260 Eucalyptus robusta 377.000 Eucalptus sp. 1.267.000 Guarea trichilioides 256.000 Guaiacum officinale 47.000 Haematoxylon campechianum 1.000 Hyeronima clusioides 200 Hymenaea coubaril 1.900 Tabla 1.— (Cont.) Inga punctaca 300 Laguneularia racemosa 167.000 2.500 Lucuma multiflora 8.900 Montezuma speciosissima 1.071.000 Ocotea moschata 50 Petitia domingensis 674.000 110 Prosopis juliflora 2.680 Rhizophora mangle 9.600 Samanea saman 1.000 Sideroxylon foetidissimum 17.000 ‘Stahlia monosperma 100 Swietenia candollei 1.019.000 Swietenia macrophylla 1.593.000 Swietenia mahagoni 3.955.000 520 Tabebuia pallida 25.000 Tamarindus indica 40 Tectona grandis 228.000 Tetragastris balsamifera 7.000 Vitex divaricata 118.000 Zanthoxylum flavum 500 Zizyphus jujuba 200 Total 13.163.300 91.230 Practicas de Repoblacién E] material usado en las plantaciones efec- tuadas era de diversos tipos. La experiencia habia demostrado que la mayoria de las es- pecies se propagaban bien usando material de vivero de indole vigorosa. A veces habia que plantar material de vivero pasado el tiempo de trasplante pero se desmochaba y se plantaba con buenos resultados en el caso de Swietenia macrophylla King, Cordia allio- dora R. & P. Cham. Tectona grandis L., Vi- tex divaricata Sw. y Guarea trichilioides L. En la zona seca se obtuvo una superviven- cia mayor con Svwietenia mahagoni Jacq. usando posturas sembradas en macetas. Las especies de semilla pesada en particular Ca- lophyllum antillanum Britton se regaron di- rectamente en el campo. La casuarina y el eucalipto se trasplantaron en el vivero antes de plantarse para mejorar la calidad del ma- terial. Con algunas especies se usaron (en pequena escala) brinzales recogidos en el propio bosque. La preparaci6n del terreno consistia ori- ginalmente de la remocién total de los 4r- boles de especies de inferior calidad. Esta practica result6 ser costosa, en muchas oca- 156 siones innecesaria y en sitios adversos y ex- puestos, donde la proteccioOn era necesaria, result6 especialmente indeseable. Mas recien- temente la practica a seguir ha sido dejar crecer los voluntarios, abriendo estrechas brechas con machetes.. Se ha utilizado la subplantacién en algunos casos, dejando el dosel inalterado, excepecidn hecha de peque- fios claros abiertos encima de los arboles plantados. bs La plantaci6n siempre se ha efectuado con zapapico porque los suelos son en su ma- yoria pesados y por la abundancia de rocas y de raices grandes. El espaciamiento, que no siempre ha sido regular debido a las obs- trucciones, varié entre 5 pies x 5 y 8 pies x 8, con un promedio de 6 pies x 6. La sub- plantaci6n tom6 un espaciamiento mayor, a veces hasta de 25 pies. Las plantaciones han sido por lo regular puras pero por re- gla general han dado como resultado rodales mixtos alli donde la replantacién se ha efec- tuado con especies distintas a las que se usd originalmente. Esta ultima técnica fué deri- vada de mayores conocimientos relativos a la adaptabilidad de las especies. CUIDADO DE LAS PLANTACIONES Posterior a la plantaci6n se encontro que era preciso hacer grandes inversiones para el cuidado de éstas. El desyerbo o escarda se ha hecho generalmente durante 2 a 4 anos y la corta de bejucos se ha hecho a veces por lo menos anualmente durante 10 anos. La duracion de este periodo de cuidados que sucede a la plantacién ha variado segun ia naturaleza de la vegetaciOn nativa y la ra- pidez de crecimiento del arbol. En algunas plantaciones se hicieron mas desyerbos. de los necesarios pero con mayor frecuencia el cuidado de las plantaciones ha tenido que ser desatendido periddicamente debido a las al- tas y bajas de los fondos disponibles de ano en ano. Los desyerbos generalmente consis- tzeron de la iberacién de un area circular d2 2 a 3 pies de didmetro’ alrededor de cada Arbol eliminandole bejucos y yerbas o conservando lineas libres de vegetacién a lo CARIBBEAN FORESTER largo de las hileras de arboles. En las plantaciones viejas fué donde tni- camente se efectuaron podas y entresaques o raleos. La poda en época temprana demos- tr6 ser indeseable en algunas plantaciones debido a la ramificacion prolifica subsiguien- te. Se ha obviado la necesidad de podar, en donde fuere factible, conservando las plau- taciones densamente provistas. El] entresa- que ha sido en tan pequena escala que casi no merece mencion. Sdlo muy pocas plan- taciones son lo suficientemente grandes para necesitar aclareos. Sin embargo, se hicie- ron cortas de liberaci6n en algunas areas donde los arboles de sombra de antiguos ca- fetales se habian dejado para abrigo del re- poblado. Esta liberacion no se efectud, por lo general hasta tanto los arboles plantados no llegaron a 10 pies de altura. COSTO DE LA PLANTACION Los costos de la plantacién han variado ampliamente como resultado de diversos fac- tores. El] costo promedio del material de vivero fué de aproximadamente $3.00 por millar de posturas. El material en macetas cost6 alrededor de $8.00 por millar de postu- ras. El costo promedio de los brinzales sil- vestres fué de $4.50 (o sean 3 jorxadas) por millar de posturas. El costo de semillas va- rid entre $0.30 y $1.80 por cada millar. El renglon sencillo de mayor gasto rela- cionado con la plantacién fué la preparacion del terreno. El] costo promedio de la prepa- raciOn del terreno fué de 13 jornadas por acre, bajando hasta tanto como 6 jornadas por acre en las laderas calizas relativamente abiertas y en los sitios secos con exigua ve- getacion. La plantacion en si llevé un promedio de 10 jornadas por acre excepto en el caso de siembra directa que requiri6 solo 3 jornadas por acre. Los costos de replantacién, que son la medida del éxito alcanzado en la se- lecci6n de especies como también en la efi- ciencia de la siembra, eran bastante eleva- dos. En los bosques de las montanas htime- das de Carite y Guilarte la replantaci6n cost6 QCTOBER 1950 cerca de 15 jornadas por acre lo cual refle- ja la necesidad de repetidas replantaciones en sitios pobres y enmalezados En la zona ealiza de la costa norte, en Guajataca y Rio Abajo, la reposicion de fallas sdlo cost6 5 jornadas por acre, como resultado de mejor seleccién de especies y menor competencia de parte de bejucos y trepadoras. En los bos- ques secos de Susta y de la isla de Mona donde se usaron extensamente las posturas en macetas la reposicién de fallas sdélo cost6 6 jornadas por acre. El] rengl6n mas costoso en el estableci- miento de plantaciones en el pasado en los Bosques Insulares ha sido el desyerbo. El control de la agresiva vegetacién nativa ha requerido efectuar limpias mas de una vez al ano por lo menos durante los 5 primeros anos después de la plantacién. En esos pri- meros 5 anos el desyerbo cost6 42 jornadas por acre en las montanas himedas, 16 jor- nadas en la regién caliza y 7 jornadas en los sectores secos. Los costos totales promedio para los 5 anos son de 77 jornadas por acre en las mon- tanas himedas, 38 jornadas en la zona ca- liza y 34 jornadas en los sectores secos. En las montanas humedas la preparaci6on del te- rreno y la siembra inicial tomaron un 32 per ciento del costo total, en la zona caliza el 46 por ciento y en el sector seco el 65 por ciento. Expresado en porcentaje, el desyer- bo tom6 durante los primeros cinco anos el el 55 por ciento del costo total en las monta- fas himedas, 42 por ciento en la zona caliza y 21 por ciento en el sector seco. La naturaleza de la vegetacién nativa afect6 muy materialmente los costos de des- yerbo. Yerbas altas tales como yerba de Guinea (Panicum maximum Jacq.) deben ser taladas frecuentemente cuando la plan-: tacion esta atin joven. La presencia de be- jucos herbaceos como bejuco de puerco (Ipo- moea sp.) prolonga grandemente el periodo en que se necesitan desyerbos frecuentes. E] hecho de que cost6 menos el desyerbo en la zona indica que su vegetacién nativa es menos agresiva. En Guilarte el costo de establecimiento 157 de las plantaciones es menor que en los de- mas sectores de las montafias himedas debi- do a la presencia de una mezcla de vegeta- cién arbérea natural de especies parcjai- mente aceptables. Estos arboles ayudan a controlar los bejucos y es menor la cantidad de Arboles que es preciso plantar. En las Areas secas el costo mayor de las posturas enmacetadas queda compensado con creces por el menor gasto de desyerbo. Por lo general la plantacion en los man- glares cuesta menos que en los otros sitios. Los costos totales varian entre 3 y 8 jorna- das por acre excepto en los lugares donde se debia eliminar el agresivo helecho marun- guey (Acrostichum aureum L.). En este caso el costo fué de 20 jornadas por acre. La plantacién se efectuo por siembra direc- ta y al voleo y no se necesit6 desyerbar. Los costos de plantacidén que han sido enumerados aqui se refieren solamente a los primeros cinco anos. Los costos totales se- ran atin mayores ya que en el caso de algu- nas especies que no se adaptan bien al me- dio estacional, el corte de bejucos debe pro- longarse hasta mas o menos 10 afios. RESULTADOS OBSERVADOS CON ANTERIORIDAD A ESTE ESTUDIO Poco tiempo después de iniciarse la plan- tacion en gran escala en los bosques Insu- lares comenzaron a verse los resultados. Los medios estacionales que en su mayoria habian sido objeto de utilizacion abusiva en cultivos previos y estaban expuestos y ma- lamente invadidos por trepadoras y bejucos probaron ser ineptos para la repoblacién con las mejores especies de los bosques cli- macicos. Las limitaciones creadas al llevar a cabo un programa de reforestacién de grandes alcances en un periodo relativa- mente corto y sin previa experiencia di6é como resultado el fracaso en algunas 4reas. Por consecuencia, la reposicién de fallas costo mucho. La carencia de informacién sobre relacion de sitio y especie ocasioné fracasos inmediatos.en algunas Areas o gastos en desyerbo que resultaron en vano al morirse los arboles luego o al tener que 158 reemplazarlos por especies de mejor adap- tacion. Estos y otros hallazgos dieron lu- gar a las siguientes modificaciones primor- diales en politica y practica. 1. En los planes de plantacion y repo- sicién de fallas en sitios expuestos y de suelos degradados se usaron aquellas especies de caracter mas agresivo. 2. Las especies mejores se usaron solo en los sitios mas favorables. 3. Se us6 menor numero de especies, dandole preferencia a las nativas. 4. Se uso la siembra directa en el caso de especies de semillas pesadas dan- do como resultado por lo general una supervivencia elevada. 5. En sectores secos de dificil super- vivencia la practica que se uso fué la siembra con cepellon usando ma- cetas de papel embreado. Este ma- terial se preparo en pequenos vive- ros cerca del sitio de siembra. 6. Se redujo el ntimero de individuos por cuadrilla para facilitar la super- vision. Se entreno y selecciono el obreraje entre trabajadores locales. 7. Se apreci6 mejor el valor potencial de la reproduccion natural y se re- dujo a un minimo la corta de arbo- les que crecian naturalmente, los cuales se incorporaron a la planta- cién, recibiendo los mismos cuida- dos que los sembrados. - METODOS DE ESTUDIO El objetivo de este estudio fué recopilar toda la evidencia a mano respectiva a las relaciones entre las especies forestales plan- tadas y su medio ambiente. Se examinaron todas las plantaciones para determinar su condicion actual en los sitios correspondien- tes. Los datos de mayor valor fueron aque- llos recopilados en plantaciones plenamente provistas, ya que en ellas era mas evidente — la relacién especie-medio estacional y el cre- cimiento podia medirse con exactitud. Los datos que podian obtenerse de areas de fra- caso eran menores porque la evidencia de- CARIBBEAN FORESTER mostrativa del factor causante se habia per- dido en el tiempo transcurrido desde la plantacién. Sin embargo, mediante obser- vacion cuidadosa mucho de lo acontecido po- dia deducirse en un area tan extensa y va- riada. CLASIFICACION DE LOS MEDIOS ESTACIONALES El] primer requisito para poder estable- cer una relacion entre los resultados obser- vados y las condiciones del sitio fué clasifi- car las areas de plantaciOn de acuerdo con los factores ambientales que parecian ejer- cer mayor influencia sobre la suerte que co- rrian los arboles plantados. Los factores ambientales pueden dividirse en los siguien- tes grupos amplios: climaticos, fisiografi- cos, edaficos y biologicos. El factor clima- tico de mayor importancia en la diferencia- cidn de los medios estacionales es la precipi- tacion. La precipitacion anual total varia desde 30 pulgadas en Guanica hasta mas de 100 pulgadas en Maricao, Guilarte y Carite. En orden ascendente de precipitacion y hu- medad las diferentes areas forestales pue- den enumerarse como sigue: Guanica, Isla de Mona, Susua, Guajataca, Rio Abajo, Ma- ricao, Guilarte y Carite. En los manglares la precipitaciOn tiene comparativamente po- ca influencia. La prolongacio6n y rigor de la sequia es un indice mas confiable de las condiciones de humedad que la precipitaci6n media anual. En Guanica, Isla de Mona y Sustia hay anualmente periodos prolongados de severa sequia. La sequia cobra alguna importancia también en Guajataca, Maricao y las laderas bajas del sur en el bosque de Carite. La importancia de la temperatura como factor ambiental es dificil de valorar ‘ya que los cambios en precipitacién son de magnitud mucho mayor, obscureciendo la influencia que ejerce la temperatura. La in- fluencia que ejerce la temperatura por si sola sobre los resultados relativos del tra- bajo de reforestacion en las diferentes par- tes de la isla es probablemente de indole menor. Los factores fisiograficos tales como in- OCTOBER 1950 clinacion del terreno, orientacion, exposi- cion y posicion topografica ejercen solamen- te una accion indirecta sobre el establecit miento de las especies forestales, al afectar el microclima y el suelo. Se han agrupado por separado porque es dificil de delinear en- tre su efecto climatico y su efecto edafico. La inclinacion del medio estacional es impor- tante debido a la influencia que ejerce sobre el grado de erosiOn y sobre la absorcion y retencion de agua de parte del suelo. La orientaciOn tiene importancia tanto en re- lacion con los vientos alisios prevalecientes como con la posicion del sol. Estos efectos son mas pronunciados en los bosques mas secos donde la evaporacién tiene gran im- portancia. Las laderas de orientacion sur y este tienden a ser las mas adversas a este respecto. La exposiciOn en relaciOn con in- clinacion y aspecto es importante también debido a que es factor determinante de la evaporacion. La localizacion topografica es un término colectivo que es probablemente el factor que 159 por si solo tiene mayor importancia en las accidentadas montafnas centrales y en la zona caliza. Por lo general los valles y las faldas de las laderas constituyen mejores medios estacionales que la parte superior de las laderas; las laderas cOncavas son me- jores que las convexas; las laderas convexas son mejores que las cresterias y “as creste- rias son mejores que los picoz. Esto es mas pronunciado aun en las areas calizas donde el suelo se acumula en abras y valles. Es- tas relaciones son consecuencia de diferen- cias en el grado de erosion, la contribucién de depositos aluviales y la exposicién. Un factor contrario es el drenaje del suelo, que en ciertos suelos pesados de areas lluviosas, tales como Carite y Guilarte puede tornar las laderas inferiores en mejor sitio que los valles para el establecimiento y crecimiento de ciertas especies forestales. En Sustia y Maricao el efecto de la posicién topografica sobre la vegetacién es menos pronunciado - que en los demas sitios debido aparentemen- te a sus laderas largas y uniformes. as Fic. 1—Vista de las tierras bajo reforestacion en las alturas de Mavicao. En el fondo pueden verse las crestas, en el centro un pequeno valle y entre ambos laderas uniformes de orientacion oeste. 160 Los factores fisico-edaficos parecen te- ner mas importancia que los factores qui- micos en lo que se relaciona a la reforesta- cién, aunque es probablemente imposible aislarles completamente. Los suelos suel- tos, pedregosos y someros tienden a acentuar los efectos de la sequia porque retienen mal el agua. Estos suelos revisten importancia en la reforestacion en Guanica, Guajataca, Rio Abajo, Maricao, Susta y el borde sur mis seco del Bosque de Carite. Por el con- trario, los suelos arcillosos mas pesados de las montafias himedas tienen un drenaje tan pobre en las areas mas llanas que producen podredumbre de ‘Ja raiz en los arbolitos plan- tados. Los efectos de la modificacion de los sue- los originada por el uso o abuso del pasado puede ser tan significativo a la repoblacion forestal, al menos temporalmente, como las propiedades fisicas 0 quimicas inherentes al suelo. En los suelos pesados de los bosques de Carite y Guilarte en las montanas cen- trales, el éxito de las plantaciones parece estar mas directamente relacionado al his- torial de los cultivos anteriores que a cual- quier otro factor, a pesar de la considerable variacion en topografia. Esta relacion se debe probablemente en su mayor parte a la mayor cohesion y pérdidas por arrastre de la capa vegetal y de la fertilidad del suelo, empobrecido por la erosion y el deslave. Los factores biolodgicos estan constitui- dos por la presencia de enfermedades e in- sectos y por la competencia de parte de la vegetacion natural. Attn no se conoce a fondo la importancia que ejercen las plagas de insectos y las enfermedades, debido a que las plantaciones son jévenes atin. Los insectos y las enfermedades estan inclinadas a tener mayor actividad en los sitios que por otras razones resultan adversos. El crecimiento de yerbajos y bejucos es un factor importante en todas las planta- clones pero principalmente en las montafias humedas. forestacioOn en areas abiertas y llenas de yerbajos, excepto usando las especies mas agresivas. También puede ser un factor adverso la competencia ofrecida por la ve- Puede que no sea factible la re-. CARIBBEAN FORESTER getacion arborea nativa. Empero, debida- mente usada, puede servir para proteger la plantaci6n de exposicion excesiva y es un complemento valioso de los arboles planta- dos. La sombra proyectada por esa cubier- ta puede servir para controlar los bejucos yv trepadoras. A continuacion aparecen descritos bre- vemente los diferentes medios estacionales en los cuales se efectuaron repoblaciones forestales, haciendo referencia a los fac- tores ambientales mas importantes. Carite El clima de htmedo a lluvioso, topogra- fia accidentada, suelos generalmente arci- llosos, intensa competencia de parte de be- jucos y trepadoras. Los caracteres son los peculiares de las Montanas Centrales. Medio Estacional Acreaje Plantado Cresterias 903 Laderas uniformes 1.439 Faldas de laderas o laderas con- cavas y valles 480 Total 2.822 Guajataca Clima htmedo, topografia accidentada, suelos generalmente arcillosos someros so- bre caliza, competencia intensa de parte de bejucos y trepadoras. Aqui los facto- res ambientales pueden describirse mejor en términos de topografia, como sigue: Medio Estacional Acreaje Plantado Picos 397 Faldas de laderas 1.278 Abras 529 Total 2.204 Guanica Clima seco, topografia de suave a on- dulante, suelos generalmente arcillas pe- dregosas someras o arenas de playa, esca- sa competencia ofrecida por yerbajos y be- jucos. Se ha confinado la plantacién fo- OCTOBER 1950 restal a los fondos de valles y faldas de co- linas y en los resultados obtenidos hasta la fecha no hay evidencia de diferencias mar- cadas en el medio estacional. Se planta- ron alrededor de 300 acres. Guilarte Clima lluvioso, topografia accidentada, suelos por lo general arcillosos pesados o arcillas pedregosas y los yerbajos y trepa- doras ofrecen competencia intensa. Como paso en Carite, la diferenciacion del me- dio estacional esta estrechamente relacio- nada con la topografia, como sigue: Meaio Estacional Acreaje Plantado Cresterias 148 Laderas uniformes 358 Faldas de laderas o laderas c6n- cavas y valles 197 Total 703 Isla de Mona Clima seco, topografia llana, suelos are- nosos, someros, sobre caliza, escasa com- petencia de bejucos y trepadoras. Se plan- to intensamente solo en un sitio, en las are- nosas costas del litoral sudeste. Las plan- taciones tienen alli un total de 420 acres. Manglar Clima humedo, topografia llana, suelos turbosos salinos, algo ayrenosos, general- mente sin competencia por parte de yer- bajos y trepadoras. La diferenciacién del medio estacional se debe al nivel de suelo y asunaturaleza. Las areas aledanas de sue- lo arenoso (la parte hacia ei mar en las la- gunas) son de productividad distinta a los adyacentes a los suelos arcillosos hacia tie- rra firme. El suelo lavado hacia el mangle es importante en lo que se relaciona a pro- ductividad y es mucho mas rico hacia el la- do de tierra firme en las lagunas. En la Fic. 2.—Rodal de eucalipto de 7-aios de edad que estd creciendo en una cresta en Guilarte. En el frente puede verse un rodal mds joven que esta creciendo en la_ladera. 162 unica plantacién de mangle donde se clasi- fic6 el medio el lado de tierra firme de la laguna que recibe el limo o los deposites in- cluye un 33 por ciento del area total. Maricao Clima de htmedo a lluvioso, topografia accidentada, suelos lateritico-arcillosos muy pobres, sobre subsuelo de serpentina y com- petencia de intensidad regular de parte de yerbajos y bejucos. Estos medios estaciona- les se han diferenciado como sigue: Medio Estacional Acreaje Plantado Valles y faldas de laderas concavas 299 Laderas uniformes con orientacion norte u oeste 1.411 Laderas uniformes con orientacion sur o este, parte superior de las laderas, cresterias y suelos degra- dados de arcilla Nipe no importa su orientacion 1.004 Total 2.714 Los suelos degradados se han originado debido a cultivo previo o a fuegos repetidos sobre suelos de fertilidad natural muy po- bre. Rio Abajo Clima htimedo, topografia muy acciden- tada y en su mayoria suelos someros sobre caliza, intensa competencia de parte de yer- bajos y bejucos. Cuatro medios estaciona- les diferentes, a saber: Medio Estacional Acreaje Plantado Valles abiertos 715 Abras 228 ‘Faldas de laderas 182 Riscos y parte superior de laderas 879 Total 2.004 Se efectu6 muy poca plantaci6n en ris- cos y en la parte superior de las laderas. En realidad solo se plant6 cerea del 42 por cien- to de la extension total del area. CARIBBEAN FORESTER Sustia Clima seco, topografia ondulante, suelos arci.loso-lateriticos muy pobres sobre sub- suelo serpentinoso y de esquistos, excepcion hecha de los suelos coluviales y aluviales a lo largo de los cursos de agua, ligera com- petencia de parte de bejucos y trepadoras. Al igual que en Maricao los medios estacio- nales se han diferenciado como sigue: Medio Estacional Acreaje Plantado Laderas uniformes con orientacion Valles y faldas de laderas concavas 232 norte u oeste 840 Laderas uniformes con orientacién sur o este, parte superior de lade- ras, cresterias y suelos desgrada- dos de arcilla Nipe, no importa la orientacion 714 Total PROCEDIMIENTO El estudio comenz6 con un cotejo de los registros de las plantaciones efectuadas, para determinar el historial de las distintas plantaciones, clase y origen del material usado en la siembra, especies, espaciamien- to, clima y demas detalles pertinentes. Dos hombres llevaron a cabo el trabajo de campo, uno de los cuales era un dasono- mo entrenado y dirigia el trabajo. Ambos conocian el historial de las plantaciones y las condiciones locales. La primera fase dei trabajo de campo fué un rapido recorri- do de todas las plantaciones en el bosque, para determinar las condiciones generales y localizar rodales significativos de buena re- laci6n especie-medio estacional. En tales areas se efectuo un breve “estudio del sitio’, que consistia en una descripcion detallada de éste y algunas mediciones de diametro y altura de arboles. Estos “estudios de sitio” comprendian todas las especies y todos los sitios. Al terminar el estudio se cotejaron los datos para determinar que areas indicaban mejor la aptitud de los sitios. Se estable- cieron cuarteles de ensayo temporeros, con una extension de un cuarto de acre, circu- OCTOBER 1950 1ares, en los cuales se midié el diametro de los Arboies, se determinaron las alturas de 10s arboles, se registr6 la forma del arbol, todo ello para indicar el desarrollo a base de area en determinada locaiizacion. Los arbo- les clasificados como de “buena forma” son aptes para formar parte satisfactoriamente de !a cosecha final. HALLAZGOS Como este estudio se efectud mucho tiempo después de haberse establecido las plantaciones, los efectos de las diferentes técnicas usadas podian evaluarse solamen- te en aquellos casos en que los resultados eran muy marcados. Pero habia mucho mas informacion en lo que re:pecta a la adaptabilidad de las diferentes especies a ios medios estacionales. TECNICAS Las siguientes técnicas fueron objeto de estudio: clases de material de siembra, es- pac:amiento, mezc_.a de especies, desyerbo y corte de bejucos, poda y liberacion. No tard6d mucho en conocerse que en Puerto Rico las lluvias, al variar segtin la época del ano y a su vez ampliamente de afio en ano, eran de gran significacién en cuan- to al éxito de Ja repoblacioén forestal. Por lo general el que ocurra una semana lluvio- sa durante la época de sequia no es sufi- ciente razOn para asegurar el éxito. En los bosques mas secos no deja de ser arriesgado sembrar en mayo, aunque éste sea un mes generalmente lluvioso, porque los meses que siguen, junio y julio, son usualmente secos. Un periodo tan escaso como dos semanas desprovistas de lluvia después de la planta- cidn puede ser lo suficiente para matar los arbolitos. La plantaci6n debe desconti- nuarse un mes o mas con anterioridad a la terminacién de la época lluviosa normal, cue ocurre por lo general a fines de diciem- bre o principios de enero. Los periodos mas favorables para la viantacion en los diferentes bosques son co- mo sigue: Carite——Desde principios de mayo has- ta fines de noviembre, excepto a 163 baja elevacion hacia el sur (Pati- las) donde debe descontinuarse la plantacion parade ediados: de no- viembre. = Guajataca.—Principios de mayo hasta fines de octubre. Guanica.—Mediados de agosto hasta mediados de octubre. Guilarte-—Principios de marzo hasta fines de noviembre. Isla de Mona.—Principios de septiem- bre hasta fines de octubre. Mang!iares.—Todo el afio segtin haya disponible material de siembra. Maricao.—Mediados de abril hasta fi- nes de octubre. ~ Rio Abajo.—Mediados de abril hasta fines de noviembre. Sustia.—Principios de agosto hasta fi- nes de octubre. E! mes de mayo es lluvioso en la costa sur (Guanica y Sustia) pero va seguido nor- ma'mente por una época de sequia en junio y julio, de manera que la plantacién por lo general debe posponerse hasta agosto en esa localidad. Material de Siembra La mayoria de las plantaciones fueron establecidas usando posturas de 18 a 24 pul- gadas de alto, provenientes de vivero. El pino australiano (Casuarina equisetifolia Forst.) y varias especies de eucalipto cons- tituyen la excepcién porque producen un po- bre material de siembra si no se transplan- tan en el vivero cuando tienen de 4 a 8 pul- gadas de alto. Ese trasplante mejora no solo el sistema radicular sino que también las ramas de los arbolitos. El material de vivero de teca (Tectona grandis L.), capa ‘prieto (Cordia alliodora R. & P. Cham.) y caoba hondurefia (Swietenia macrophylla King) que se deja mas tiempo de lo ordina- rio, se desmocha obteniéndose resultados sa- tisfactorios. E] tabonuco (Dacryodes excel- sa Vahl), el maricao (Byrsonima spicata Cav.) DC. y masa (Tetragastris balsamife- ra (Sw.) Kuntze) no resisten bien la siem- bra a raiz desnuda. El tabonuco tiene éxi- 164 to plantandose con cepellon. El uso de en- vases de papel embreado en sitios secos co- mo Gudnica, Susta y la Isla de Mona ha dado buenos resultados con caoba dominica- na (Swietenia mahagoni Jacq.) segun se ha expresado anteriormente en esta revista (12). El material silvestre (brinzales) ha sido usado con éxito en el caso de guaraguao (Guarea trichilioides L.), roble (Tabebuia pallida Miers), mangle blanco (Laguncula- ria recemosa L.) y guama venezolano (Jn- ga punctata Willd.) El material silvestre, caso de obtenerse, es por lo general mas rus- tico que el material de vivero ya que desa- rro!la mejor sistema radicular y no tiene tallos suculentos. También los brinzales no crecen en exceso como las posturas y por lo tanto retienen un tamafio propio para sembrar durante un largo periodo de tiempo. Las especies de semilla grande por lo ge- neral pueden establecerse por siembra di- recta. Muchas de ellas no trasplantan bien. La siembra directa ha tenido éxito en el caso de maria (Calophy lum antillanum Britton), jacana (Lucuma multiflora A. DC.), nuez moseada (Ocotea moschata L.) y pomarrosa (Hugenia jambos L.). La siembra directa de moca (Andira jamaicensis (W. Wright) Urb.) y algarrobo (Hymenaea courbaril L.) fracaso debido en parte a que los ratones se comian la semilla. La siembra directa de caoba dominicana (Swietenia mahagoni Jacq.) ha tenido éxito en la zona caliza de la costa norte pero fracaso en Guanica de- bido probablemente a la sequia. La semilla de mangle blanco (Laguncularia racemosa L.) y mangle negro (Avicennia nitida Jacq.) se regé al voleo y la primera de éstas se estableciO satisfactoriamente por este método. El mangle colorado (Rhizophora mangle LL.) puede establecerse fAcilmente insertando las semillas puntiagudas en el cieno. Espaciamiento La efectividad de los distintos espaci- mientos se juzg6 a base de la forma del 4r- bol y de la rapidez de formacion de la copa. CARIBBEAN FORESTER El espaciamiento que se uso mas comtn- mente fué el de 6 pies por 6 y result6 por lo general satisfactorio. En el caso de ma- ria (Calophylium antillanum Britton) fué mas deseable usar un espaciamiento menor (5 pies x 5) cuando se plantaba en sitios pobres donde el dosel se cierra lentamente y los arboles tienden a ramificar por lo ba- jo. El eucalipto y la casuarina crecen muy rapidamente y no tienen la tendencia de for- mar copas bajas y de muchas ramas, por lo tanto parece satisfactorio un espaciamiento de 8 pies por 8. Las plantaciones de estas dos especies forman un dosel en 3 0 4 afios sin precisar aclareos tempranos. Mezcla de E'species Raramente se hicieron esfuerzes delibe- rados por establecer plantaciones mixtas, las cuales no han tenido éxito. La falta de conocimientos en relacién con la adaptabili- dad de las especies y el compas de crecimien- to de diferentes especies dié lugar a la for- macion de rodales irregulares en donde una especie sobrepasaba a la otra. El resultado fué la produccién de dominantes con copas abiertas y la dominacién de las especies de crecimiento mas lento, hasta tal grado que evit6 su desarrollo. Por ejemplo, la caoba dominicana (Swietenia mahagoni Jacq.) fué completamente dominada por las copas abier- tas de capa blanco (Petitia domingensis Jacq.) especie de menor valor, pero que cre- ce mas rapidamente. No se ha encontrado atin ninguna mezcla que parezca destinada a dar mayores rendi- mientos que las plantaciones puras. Sin embargo, todas las plantaciones de Puerto Rico son atin tan jovenes que probablemente no resulta sabio adherirse religiosamente al sistema de plantaciones puras. Es concebi- ble que una especie tolerante de sombra, de crecimiento mas lento y de aplicacién para _postes o espeques pueda mezclarse con una especie intolerante de rapido crecimiento que sirva para madera. Aquellas especies que en este caso sirvan para postes podrian ex- traerse mediante aclareos con mayor prove- OCTOBER 1950 cho que los arboles de tamano correspondien- te de una especie que aunque produce buena madera aserrable no se presta para emplear- se como madera rolliza. E] ntimero de especies que se adaptan a sitios adversos es tan limitado que la sucesi6n natural comienza con los rodales casi puros de especies forestales agresivas. Esta mis- ma limitaciOn es la que gobierna la refores- tacién y tiende generalmente a la seleccién de una especie rustica intolerante para plan- tar pura. Los siguientes son ejemplos de tales especies, pino (Casuarina equisetifolia Forst.), maria (Calophyllum antillanum Bri- tton), roble (Tabebuia pallida Miers) y eu- calipto (Eucalyptus spp.) En los sitios mejores, particularmente en aquellos donde ya existe un bosque y se ha creado una condicién edafica favorable y un ambiente de proteccién parece deseable se- guir los pasos de la naturaleza conservando un rodal mixto de especies que formen parte del climax o estén cerca de éste. En esta categoria caen las siguientes especies: capa prieto (Cordia alliodora R. & P. Cham), cao- ba hondurena (Swietenia macrophylla King) nuez moscada (Ocotea moschata L.) y guara- guao (Guarea trichilioides L.) Aparente- mente la mejor manera de establecerlas es mediante la subplantacién, con un espacia- miento de cerca de 25 pies, dejandole la ve- getacion natural que tenga a su alrededor y que no interfiera con su desarrollo. Este tipo de siembra puede dar lugar a un rodal puro solamente en los tultimos afios del turno. Hoy dia solo puede conjeturarse con respec- to a lo que habra de pasar en el futuro cuan- do sea un rodal puro. La subplantaci6n mere- ce investigarse pronto e intensamente. E] elevado costo del desyerbo y de ia corta de bejuco en el pasado se debié en su mayoria a los esfuerzos que se hizo para salvar plantaciones de especies que no se adaptaban a los sitios. El crecimiento alli era lento lo cual prolongaba el periodo en que se necesitaba desyerbo. Los yerbajos y las trepadora= no son por lo general la causa pri- mordial del fracaso de las plantaciones pero son un factor que contribuye debido a que 165 los frecuentes desyerbos en largos periodos hacen prohibitivo el establecimiento de plan- taciones y si se retrasan los desyerbos, los yerbajos y bejucos eliminan a los arbolitos. En algunos sitios donde abundan los bejucos tales como Dioscorea sp. la reforestacién (con la mayoria de las especies) es arries- gada. Recientemente los costos del desyerbo V de la corta de bejucos han bajado grandemen- te como resultado de una mejor seleccién de especies. En sitios abiertos y adversos tales especies como roble (Tabebuia pallida Miers) y maria (Calophyllum antillanum Britton) :on muy agresivas y requieren sdlo dos o tres desyerbos. En tales sitios pueden es- tablecerse también con un desyerbo minimo especies menos agresivas pero de crecimento muy rapido, como por ejemplo pino (Casua- rina equisetifolia Forst.) y eucalipto (Huca- lyptus sp.) Las especies mas sensitivas, que en plan- tios efectuados en el pasado han requerido desyerbos por espacio de periodos excesiva- mente largos, pueden establecerse mAs bara- to al resguardo de un dosel forestal ligero, el que evita que los bejucos invadan el sitio y al mismo tiempo les provee a los arbolitos suficiente luz. Esta técnica no elimina Ja necesidad de desyerbar pero reduce esta la- bor a dos o tres tratamientos baratos. Poda La poda se ha efectuado sélo en muy pe- quenia escala. Este estudio demostré que en Puerto Rico la poda no sera muy necesaria si las plantaciones estan debidamente mani- puladas. Ello se debe a que los termes aca- ban con las ramas muertas casi inmediata- mente. Luego, el control de la forma de los arboles depende en gran parte del grado de espaciamiento. No importa cual sea la es- pecie, el espaciamiento estrecho le asegura una buena forma a los Arboles, sin formaci6n de ramas bajas. Los aclareos conservadores no necesariamente han de producir ramifica- cién excesiva. En una plantacién densa el numero de arboles malformados es general- 166 mente tan pequeho que pueden eliminarse todos en el primer aclareo. Liberacion La liberacién de las plantaciones ha sido necesaria en aquellas Areas donde los Arboles se establecieron con espaciamiento estrecho, bajo un monte de abrigo. Un ejemplo so- bresaliente es el de la caoba venezolana (Swietenia candollei Pittier) en Rio Abajo, donde los Arboles grandes del monte de abri- go fueron capados o eliminados por los car- boneros. El] capamiento, para tener éxito, requiere la remocion de una faja de corteza de 6 pulgadas de ancho. Los platanos (gui- neos) que se entreplantaron hubo que entre- sacarlos repetidas veces. Se aprendié una leccién: la importancia de situar los Arboles entreplantados en los claros del dosel de mo- do que solo se requiera una liberacién mini- ma. Es preciso tener mucho cuidado al tum- bar un Arbol a través de un subsuelo de var- dazeos de 10 0 15 pies. Muy a menudo se capan los Arboles grandes del monte de abri- go para reducir el dafio que ocasiona a los Arboles subplantados. ADAPTABILIDAD DE LAS ESPECIES Agathis australis (Lamb.) Steud, Pino Kauri. Unos cuantos Arboles de esta especie que se sembraron en Maricao, en sitios abierto, en la falda de una colina sobre suelo arci- lloso (serie Rosario) tienen al cabo de 10 anos un diametro promedio de 4 pulgadas y una altura promedio de 16 pies. El Arbol CARIBBEAN FORESTER mas grande tiene 7 pulgadas de didmetro y 20 pies de altura. Medran bien, tienen bue- na forman y prometen como ornamentales, Aleurites trisperma Blanco, Tung Las plantaciones establecidas en Maricao en una falda de ladera protegida, sobre suelo arcilloso (serie Rosario), contiene Arboles que medran bien y de buen crecimiento. En Rio Abajo, result6 satisfactoria la supervi- vencia de posturas enmacetadas y los arbo- litos sobrepasaron en altura a los arbolitos contiguos de la misma edad. Los Arboles medran pero tienen copa ancha. Andira jamaicensis (W. Wright) Urban, Moca. En la propagacién de la moca se utilizé6 la siembra directa en una gran extensién en Carite en sitios degradados y enmalezados. Fué un fracaso completo. La germinacién fué regular pero los arbolitos nunca crecie- ron y fueron dominados por la vegetacion. En Guajataca hubo considerable mortalidad de semillones debido a las ratas. También aqui el crecimiento era lento y el rodal for- mado era muy irregular. En la tabla nu- mero 2 aparece el crecimiento logrado. En Rio Abajo se uso la siembra directa para propagar la moca en un valle abierto, sobre suelo degradado. La _ supervivencia fué elevada al cabo de 4 anos y medio pero los arboles tenian sdlo de 2 a 4 pies de al- tura. FE] fracaso de la moca puede que sea de- bido en gran parte a desadaptacién a los Tabla 2.—Crecimiento anual promedio de moca en Guajataca Edad Crecimiento en Medio estacional Localidades eG D.A.P. Altura Prom. Max. Prom. Max. Num. Anos Pulg. - Pulg. Pies Pies Falda de laderas 2 9 0,11 0,22 0,7 1,2 OCTOBER 1950 -suelos expuestos y degradados donde se sem- br6é. Parece que esta especie pertenece a bosques climdcicos. La reproduccion natu- ral abunda en rodales densos y debe acep- tarse como especie catisfactoria en bosques secundarios. Su crecimiento es lento, aun bajo condiciones forestales 6ptimas, por lo tanto al presente no se justifica efectuar mas pruebas de regeneracion artificial. Avicennia nitida Jacq., Mangle Blanco Para la reforestacién con esta especie se usO material silvestre y semillas. La super- vivencia del material silvestre fué muy baja. Ya no pueden evidenciarse los resultados de la slembra al voleo que se efectud hace mu- chos anos. Aparentemente el] mangle blan- co (Laguncularia racemosa lL.) es de igual utilidad y su regeneracion ha tenido mas éxito por lo cual por ahora no se sugiere ningtn trabajo ulterior con mangle negro. Byrsonima spicata (Cav.) DC, Maricao El] maricao se ha sembrado en pequena escala. La germinaci6n de la semilla en el vivero es baja e irregular. En Carite era 167 lento el crecimiento de un plantio en una la- dera de suelo arcilloso degradado. En Rio Abajo en un valle abierto la supervivencia inicial era de 60 por ciento la cual se re- dujo luego a 48 por ciento. Al cabo de tres anos los Arboles medraban, tenian buena for- ma y su altura era de 3 pies. No habia evi- dencia de ataque de insectos 0 enfermedades. Calophy lum antillanum Britton, Maria La maria se ha usado extensamente en rcforestacion por ser rustica, agresiva y porque se propaga facilmente por siembra directa. En Maricao demostréd que es la mejor que se adapta a los sitios expuestos. En la tabla nimero 3 aparece indicado el crecimiento anual promedio de esta especie en Maricao. Una plantacién de 27 anos de edad se ha desarrollado muy bien sobre suc- lo arcilloso degradado de la serie Nipe. El didmetro promedio de esta plantacion es de 5 pulgadas, el maximo 10 pulgadas. La al- tura promedio es de 40 pies, la maxima de 54 pies. Una parte densa de esta planta- cién ha aleanzado un area basimétrica de 173 pies cuadrados por acre y necesita un acla- reo intenso. Tabla 3.—Crecimiento anual promedio de maria en Maricao Medio estacional Crecimiento en Edad | Localidades J DEANE? Altura Promedio . Prom. Max. Prom. Max. Num Afios Pulg. Pulg. Pies Pies Valles y faldas de laderas 2 10 0,25 0,45 1,8 2,2 concavas Laderas uniformes con orienta- 7 10 0,22 0,31 1,0 1,4 cidn norte u oeste Laderas uniformes con orienta- 3 cidn sur 0 este, parte superior de laderas, cresterias y suelos arcillosos degradados, serie Nipe ~l = = 00 168 CARIBBEAN FORESTER Fic. 3.—Rodal de maria de 21 anos después de haber sido aclarado hasta un Grea basimétrica de 80 pies cuadrados por acre. La plantacion crece en una ladera céncava en las alturas de Maricao. En Susta plantaciones de 5 anos de edad medios estacionales y los resultados hasta situadas en valles y faldas de laderas cén- la fecha aparecen en la siguiente tabla. cavas, el didmetro promedio de los arboles En la tabla numero 5 aparece el desarro- Pee llo aleanzado por una plantacién en Guaja- es de 1,5 pulgadas con un maximo de 2 pul- 2 ; taca, en la parte superior de una ladera ex- puesta a los vientos del este. La plantacién es pura y tiene 9 anos de edad. El gran nu- En Guajataca se reg6 maria en todos l»s mero de Arboles malformados se debe en gadas. Las alturas promedio y maxima son 8 y 10 pies respectivamente. Tabla 4.—Crecimiento anual promedio de maria en Guajataca Crecimiento en Medio estacional Localidades Edad D.A.P. Altura promedio —— | Prom. Max. Prom. | Max. Num. Anos Pulg. Puls. Pies Pies Picos 8 6 0,36 0,43 1,6 252 Faldas de laderas 1 9) ' 0,28 — 2,8 -- Abras 2 6 0,43 0,56 2,9 3,9 OCTOBER 1950 parte a medio estacional pobre pero podia haberse aminorado usando un espaciamiento menor. Se us6 una distancia de 6 pies por seis entre los arboles pero se criginaron mu- chos huecos por fallas. Debido al efecto del vierto muchos arboles resultaron achaparra- dos. Por ser abierto el rodal una intensa poda que se hizo hace algunos anos diéd como resultado ramificacién excesiva. Tabla 5—Desarrolic de una plantacion de maria en Guajataca Pura — 9 anos de edad. Porte y numero de arboles por acre D.A.P. | Bueno Malo Total Pulgadas Num. Nim. Num 1 7 8 28 36 2 152 180 332 3 124 76 200 Total 284 284 568 En Rio Abajo el establecimiento de esta especie ha tenido éxito en las faidas de la- deras. Los plantios eran muy heterogéneos y aun no proveen buenos datos sobre cye- cimiento. En la parte sur del bosaue de Carite (Pa- tillas) la maria ha demostrado que se adap- ta a las faldas de laderas pedregosas mejor que ninguna otra de las especies estudiadas. Al cabo de siete anos los arboles de maria alcanzaron un diametro de 2 a 3 pulgadas y una altura de 12 a 15 pies. La maria ve- geta bien en las laderas uniformes de la parte mas himeda del bosque. La siembra directa de maria fracasé en la isla de Mona debido aparentemente a la excesiva sequedad de! clima. Esta especie se propaga abundantemente y esta relativamente exenta del ataque de insectos y enfermedades. Una vez estable- cida inicialmente, su perpetuacién no debe ser dificil. * Casuarina canninghamiana Miguel, Pino De los 8.800 Arboles que se plantaron en 169 Mariaco en 1924 en suelo arcilloso degradado de la serie Nipe sélo aproximadamente 400 Arboles subsistian en 1945. Estos Arboles enian un d.a.p. de 2 a 5 pulgadas y una al- tura de 15 a 35 pies. Esta especie parece vegetar mejor que un plantio adyacente de C. equisetifolia Forst. pero nunca ha logrado formar un dosel cerrado y parece desadapta- da a este medio estacional pobre. Cacuarina equisetifolia Forest., Pino aus- liano El pino se ha plantado extensamente s6- lo en Rio Abajo, Maricao e Isla de Mona. En Rio Abajo la plantacién se limitd a los va- lies abiertos que han sido degradados por cultivos. Después de una supervivencia ini- cial baja el Arbol ha sobrevivido bien. La reposicién de fallas se hizo en los sitios que era necesaria. El] crecimiento ha sido muy rapido ya que los Arboles han aleanzado 8 pies de altura en un afio. Al cabo de 4 afios el d.a.p. promedio era de 3 pulgadas y el maximo 5 pulgadas. La altura promedio era de 30 pies. En suelos rojos degradados (ar- ciila de serie Moca) en valles abiertos, el pi- no rapidamente mejora el suelo. La caida in- tensa de aciculas mata la vegetacién herba- cea y forma un espeso tapiz, bajo el cual el suelo se torna mAs poroso. En Maricao sobre arcilla degradada Nipe en una ladera de orientacién sur los arboles de 20 anos de edad tenian un diadmetro pro- medio de sdlo una pulgada y una altura pro- medio de 6 pies. Los Arboles mas altos tenian 25 pies de altura pero estaban malfor- mados y cloréticos. El historial de esta plantacioén se desconoce pero segtin informes el fuego la ha castigado por lo menos una vez. Otro plantio de 20 afios, situado en una ladera de orientacié6n oeste tenia un did- metro promedio de 4 pulgadas y una altura promedio de 30 pies con mdximas de 8 pul- gadas y 60 pies respectivamente. Los 4r- boles estaban cloréticos y de copas raquiti- cas. Ambas plantaciones se consideran fra- casadas. 170 En la Isla de Mona el pino ha crecido muy bien en las arenas costaneras. Se plan- t6 con cepell6n, regandoles agua ocasionai- mente durante los primeros meses. En ro- dales de 12 anos el diadmetro fluctua entre 4 y 10 pulgadas y la altura entre 70 y 80 pies. El] porte del arbol es bueno excepto en un area pequena donde una combinacién de suelo salino y azote del viento del lado del mar han matado las ramas superiores de los arboles. Cedrela mexicana Roem., cedro espanol Los esfuerzos que se han hecho en la re- gidn del Caribe por regenerar el cedro es- panol han dado por lo general malos resul- tados -(3,4, 5, 6, 7, 8, 11); En Maricao’ se sembraron unas 140.000 posturas entre 1923 y 1929. En Maricao, Carite y Rio Abajo, entre 1935 y 1938 se hicieron siembras aun mayores. Con la posible excepcién de un rodal pequeno en Maricao, todas las planta- ciones fueron un fracaso completo, no impor- ta cual fuere el medio estacional. La plan- taci6n remanente en Maricao que tiene 10 aflos de edad esta situada en la falda de una ladera céncava, sobre arcilla pedregosa suel- ta, de la serie Rosario. Los arboles tienen un d.a.p. promedio de 5 pulgadas y una altu- ra promedio de 15 pies. No hay a mano ninguna explicacion clara de la causa del fracaso. Esta especie no se adapta a suelos degradados y puede que se establezca con mayor éxito subplantandola a mayor espaciamiento y seleccionando con cuidado un micro-ambiente favorable para cada arbolito. Cedrela odorata L., Cedro hembra Los recientes plantios experimentales de cedro hembra muestran que esta especie es tan sensible al medio estacional como C. me- zicana. En Rio Abajo en una falda de lade- ra el arbol mas grande en una plantaci6n de- 5 anos tenia 10 pies de alto. El crecimiento variaba. Para esa fecha se creia que ya los arboles habian pasado el periodo dificil CARIBBEAN FORESTER de ajuste. En Guilarte, en una ladera uni- forme, bien drenada, los Arboles de 3 afios tenian de 3 a 5 pies de altura. Por lo gene- ral el ataque del taladrador de renuevos es severo en sitios abiertos pero es menos seve- ro bajo una sombra ligera. Deben hacerse mas pruebas usando subplantacién mas espa- ciada. Coccolobis grandifalia Jaeq., Moralon En Maricao una plantaci6n de 10 afios en una cresteria expuesta, sobre arcilla degra- dada (serie Nipe) tenia una altura promedio de 9 pies, con maxima de 15 pies. El didme- tro variaba entre 1 y 2 pulgadas. Tenia buen porte y vegetaba bien a pesar de que el medio estacional era uno de los mas adver- sos de la isla. Colubrina arborescens (Mill.) Sarg., Ave- lluelo Las plantaciones de esta especie que se hicieron entre 1937 y 1939 en los’ mejores medios estacionales de Rio Abajo, Guajata- ca, Susua e Isla de Mona se muestran todos desalentadores. La supervivencia fué baja, el crecimiento de los arboles fué lento y el porte pobre. Sin embargo, otra plantacién en la cual se us6 semilla proveniente de ma- yor elevacién cerca del bosque sobreviviéd bien y crecid rapidamente, alcanzando los arboles una altura de 8 pies al cabo de 5 anos. Los arboles eran exuberantes, con hojas grandes. Lag plantaciones anteriores se habian hecho en todos lo medios estacio- nales con semilla oriunda de los bosques se- cos de Guanica, donde la especie es sdlo un arbol pequeno y probablemente de diferente especie o variedad. La superioridad de la otra variedad, de mayor tamafo y rapidez de crecimiento no se habia notado para esa fe- cha. Los plantios futuros deben hacerse con ese tipo mayor que es comtin en los sec- tores mas humedos de la zona caliza, OCTOBER 1950 Cordia alliodora R. & P. Cham. Capa prieto El capa prieto es una de las especies mas prometedoras entre las que se han plantado hasta la fecha. Se planto extensamente en los mejores sitios de Carite, Rio Abajo y Guilarte. La supervivencia es baja por lo general pero los arboles que arraigan gene- ralmente crecen bien. FE] capa prieto logra su crecimiento 6ptimo en suelos sueltos de- rivados de dioritas y esquistos. En Carite una plantacién situada en una ladera uni- forme y establecida bajo una sombra mixta de café alecanzé un diametro promedio de 5 pulgadas al cabo de 9 afios. Las alturas promedio y maxima de los arboles fueron de 35 y 45 pies respectivamente. Los arboles eran vigorosos y de buen porte. A los 9 anos de edad se les hizo una corta de liberacion. El capa prieto es nativo de Guilarte y alli las plantaciones de esta especie se han desarrollado bien. En la tabla nimero 6 aparece el crecimiento alcanzado por una plantacién en Guilarte. En Rio Abajo la supervivencia al cabo de 3 anos fué menos del 40 por ciento. Atn las plantaciones situadas en faldas de lade- ras dieron una supervivencia inicial eleva- da pero murieron debido a la podredumbre de la raiz y a la defoliaciOn ocasionada por Monanthia montropidia Stal. (13) y el man- chon de la hoja que fué severo durante los anos secos. En Guanica una plantacién sobresalien- te se desarrollo en un valle en suelo fértil. Los arboles que se plantaron en 1922 alcan- zaron al cabo de 10 afios un didmetro pro- medio de 3,5 pulgadas y una altura de 15 d 171 pies. El porte era excelente y el rodal me- draba muy bien. La experiencia en el pasado ha mostra- do la necesidad de producir material de vi- vero de buena calidad en el caso de capa prieto. El] material que esté atacado por el manchon de la hoja o que sea ahusado no se establece rapidamente en el campo. El] ma- terial de vivero y el material silvestre des- cabezado y del diametro de un lapiz o mas puede lograr una supervivencia alta y un crecimiento rapido. El capa prieto parece adaptado a la sub- plantacion. Las pruebas preliminares in- dican que puede crecer rapidamente bajo una sombra leve. La subplantacién distan- ciada puede reducir la seriedad del ataque de insectos. Cytharexylum fructicosum L., Péndula Las plantaciones de esta especie se han llevado a cabo solamente sobre suelo arcillo- so degradado (serie Nipe) en Maricao. Una plantaci6n que posiblemente ha sufrido a manos del fuego contiene Arboles entecos que varias veees han sufrido marchitez des- cendiente. Los arboles mayores tenian una pulgada de didmetro y las alturas fluctua- ban entre 3 y 8 pies. Otro rodal de 10 afios de edad sobre una cresta elevada tenia Arbo- les de alturas de 2 a 10 pies y didmetros de 1a 114 pulgadas. Plantios experimentales recientes en sitios mds favorables indican que serian aconsejables mayor numero de pruebas. Tabla 6.—Crecimiento anual promedio de capa prieto en Guilarte Crecimiento en Medio estacional Localidades rye DACP: Altura Prom. Max. Prom. Max Num Afios Pulg. Pulg. Pies Pies Falda de ladera 3 6 0,37 0,50 1,9 2,4 172 Dalbergia sissoo Roxb., Dalbergia En Carite fracas6 una plantaciOn en una ladera de suelo arcilloso degradado. La su- pervivencia fué bien baja y los bejucos y lia- nas o un tipo de gomosis mataron los arboles restantes. No parece justificarse el efectuar mas pruebas con esta especie. Dipholis sintenisiana Pierre & Urban, Espe- juelo En Maricao se sembraron mas de 200 li- bras de semillas de esta especie en una lade- ra seca y expuesta, sobre arcilla de la serie Rosario. La germinacion fué pequena o nu- la. Es deseable efectuar mas estudios con esta especie. Eucalyptus robusta Smith, Eucalipto El Eucaliptus robusta ha probado ser una de las especies de mas rapido crecimiento en las montanas. La supervivencia es elevada y los arboles son por lo general de buen por- te. El] arbol es tan intolerante de la sombra que se desrama por si solo rapidamente y la iluminaciOn creada es tal que se desarrolla un denso sotobosque lo cual dificulta la per- petuaciOn de esta especie pero provee un buen ambiente para la subplantacion. En Maricao una plantacion de 22 afos de edad que estaba creciendo sobre una ladera uniforme de orientaciOn oeste produjo Arbo- les hasta de 17 pulgadas de diametro y de 55 a 65 pies de altura. Cuando se efectuo el aprovechamiento de esta plantacion los toco- nes originaron numerosos vastagos. Los ar- boles de plantios de cuatro afios de edad so- bre arcilla Nipe degradada alcanzaron de 1, 5 a 3, 5 pulgadas de d. a. p. y alturas de 8a12 pies. Los arboles dominaron ostensi- blemente a los bejucos. En Carite en una ladera uniforme un plantio de 10 afios de edad produjo Arboles CARIBBEAN FORESTER de un diametro promedio de 8 pulgadas. El area basimétrica de esta plantacion era 110 pies cuadrados y necesitaba un aclarec. En Guilarte esta especie ha resultado ser una de las que mejor se adaptan a los suelos degradados en crestas expuestas. En la falda de una ladera coéncava una plantacioén de 10 anos tenia un diametro promedio de 13 pulgadas y una altura promedio de 55 pies. En Rio Abajo en un suelo rojo erosiona- do, situado en un valle abierto y cerca de un arroyo arboles de 5 afios de edad tenian un diametro de 4 pulgadas y una altura de 20 pies. En ese sitio la especie crecid con mas vigor que E. alba, E. propinqua y E. te- reticornis. Eucalyptus sp., Eucalipto Una especie de eucalipto que hasta hace poco se creyé era HE. resinifera J. E. Smith esta ahora en duda. La corteza de esta especie es fina y se descorteza en lar- gas hebras, dejando un tronco liso. Ha si- do identificada como EF. kirtoniana, la cual esta estrechamente relacionada con LH. resi- nifera y ha sido denominada también como una variedad de esta Ultima. Esta especie sobrevive y crece bien en las montanas, aun en sitios adversos.. Ar- boles de 10 afios en una falda de ladera en Guilarte tienen un d. a. p. promedio de 14,5 pulgadas y una altura promedio de 65 pies, algo mayor que los Arboles de FH. ro- busta con los cuales estaban mezclados. Ar- boles dispersos de la misma edad que crecian en e! borde de pantanos en valles abiertos en Rio Abajo tienen 15 pulgadas de didmetro y de 50 a 60 pies de altura. Unos pocos arboles que se plantaron en suelo arcilloso degradado (serie Nipe) en Maricao han crecido tan rapidamente como la plantaci6n mas extensa de E. robusta que se encuentra alli. OCTOBER 1950 173 Fic. 4—Avrbol de eucalipto de 12 anos en un sendero de de una ladera uniforme en Guilarte. Fraxzinus sp. Fresno Esta especie, posiblemente F’. americana fué introducida del Hawaii. Se planto ex- tensamente en Maricao en suelos degrada- dos de la serie Nipe. Solo se ha desarrolla- do en un area pequefia en una ladera prote- gida, de orientaci6n oeste. Al cabo de 10 anos estos arboles tienen un diametro pro- medio de 2 pulgadas, con maxima de 5 pul- gadas y una altura promedio de 10 pies, con maxima de 20. La mayoria de estos arbo- les tienen mala forma, con copas abiertas. Grevillea robusta Cunn., Roble de seda En Maricao, en una plantacidn de 19 afios situada en una ladera uniforme de orientacion oeste se encontraron veinte ar- ‘ boles de esta especie. Los Aarboles mas grandes tenian 9 pulgadas de diametro y 35 pies de alto. No se recomienda la siem- bra ulterior de este arbal debido al severo ataque de queresas. Guaiacum officinale L., Guayacan En Gudanica se uso la siembra directa y la plantaci6n para propagar esta especie. No puede dependerse de la siembra directa debido a la baja germinaciOn y a que se mueren los arbolitos tiernos durante la se- quia. La siembra a raiz desnuda fracas6 aparentemente pues la mayoria de los arbo- les sobrevivientes habian sido sembrados en macetas. Una plantacion de 13 afios de edad en la que se us6 material sembrado en macetas pudo establecerse bajo una ligera 174 cubierta de Leucaena glauca Benth. y ha al- canzado una altura promedio de 4 pies con maxima de 8 pies. El rodal crece con un as- pecto vigoroso y quedan unos 600 Arboles por acre. El] crecimiento es lento pero el medio estacional es muy adverso para la ma- yoria de las demas especies que han sido probadas. Guarea trichilioides L., Guaraguao La plantacion de guaraguao se limit6é a Carite y Guilarte, donde constituye una de las especies mas satisfactorias. Crece bien en subplantacion, produciendo arboles de buena forma y exentos del ataque del tala- drador de renuevos. Por lo general la siem- bra a campo raso fracaso. En la tabla nt- mero 7 aparece el crecimiento anual prome- dio en Guilarte en una falda de ladera con- cava. ; Haematoxylon campechianum L., Campeche En Guanica una plantacioén establecida en un valle protegido crecié hasta un dia- metro promedio de 7 pulgadas en 18 anos. Los arboles tenian una forma aparasolada y no han producido ain mucha madera de tinte. El diseminado es abundante y la es- pecie puede convertirse en una cizaha. No se justifica el hacer mas ensayos con esta especie. Hyeronima clusioides (Tul.) Griseb., Cedro macho Cedro macho, una de las especies nativas mas atractivas como madera de ebanisteria no ha sido plantada extensamente debido a CARIBBEAN FORESTER su baja germinacion. En una plantacion de 10 anos situada en un suelo degradado en un valle abierto de Rio Abajo, los arbo- les tienen un d.a.p. promedio de 3 pulgadas y una altura de 20 pies. La forma es exce- lente. Esta plantacién se establecié usan- do material sembrado en macetas. No se conoce la capacidad de supervivencia de los arbolitos sembrados a raiz desnuda. Hymenaea courbaril L., Algarrobo Kn Sustia el algarrobo se planto por siembra directa en una ladera seca de suelo arcilloso de la serie Rosario y en la parte sur mas baja en el bosque de Carite, en una ladera humeda de suelo arcilloso lomico. La supervivencia fué baja y el crecimiento muy Iento. En ambos casos la siembra directa tuvo lugar a campo raso, en Sustia en una ladera seca y calida y en Carite con severa competencia de parte de malezas y bejucos. Los experimentos sobre siembra directa y plantacion bajo cubierta y bajo condiciones mas favorables ha sido muy satisfactoria. Laguncularia racemosa L., Mangle blanco La plantacion ha fracasado en suelos de mangle sujetos a acumulacion de arena, de- bido aparentemente a que tales sitios se ha- cen cada vez mas adversos para el creci- miento del mangle. En Pifiones en el lado de la laguna que da a la tierra, donde la acu- mulacién es primordialmente de cieno y ba- rro pudo establecerse una plantaci6n con mucho éxito. Se limpio el sitio de helechos y gramineas quemando la broza y sembran- . Tabla 7.—Crecimiento anual promedio de guaraguao en Guilarte Crecimiento en Edad | Medi tacional i D.A.P. edio estaciona Localidades arameais ‘ Altura | Prom. Max. Prom. Max. Nim Afios Pulg. Pulg. Pies Pies Ladera 3 5 0,28 0,41 1,9 2,8 OCTOBER 1950 do brinzales silvestres. La supervivencia fué buena y al cabo de 8 anos el diametro promedio fué de 3 pulgadas y se cortaron muchos arboles para postes. Lucuma multifiora A. DC., Jacana En Guajataca y en los bosques montano- sos de Guilarte se ha plantado jacana por siembra directa. La germinacion es alta y la sombra del arbol es generalmente buena. E] arbol es lo suficientemente tolerante para tolerar la subplantacion. La jacana ha de- mostrado una adaptacion optima a las fal- das de laderas cOncavas. En ambientes ex- puestos, especialmente en sitios exhaustos por el cultivo agricola, la jacana se torna clorotica y no crece. En Guilarte Arboles de siete anos de edad y situados en laderas concavas tenian un d.a.p. de pulgada y media a dos pulgadas y media y altura de 18 a 20 pies. En Guajataca esta especie ha demostrado ser capaz de surgir a través de densa vegetaciOn de yerba de guinea en fal- das de laderas. Magnolia portoricensis Bello,, Jaguilla La baja germinacioén de la jaguilla ha limitado su plantacién. En Guilarte, una plantacion que se hizo en un valle abierto, usando arbolitos en macetas sefiala que es deseable probar la» subplantacién. La su- pervivencia fué alta pero los 4rboles han cre- cido solamente hasta 10 pies en 8 afios y practicamente no estan creciendo. Tienen hojas gruesas, amarillentas y abarquilladas lo cual indica que necesitan sombra. Montezuma speciosissima Sessé & Moc., Maga colorada La maga, cuya madera es resistente a la polilla, fué una de las especies que mas se plant6. Las mejores plantaciones estan si- tuadas en Rio Abajo en lo profundo de las abras. Un plantio de 5 afios de edad tiene un promedio de 2,7 pulgadas y una altura promedio de 20 pies. Al cabo de 9 afios esa misma plantaci6n tenia un didmetro pro- 175 medio de 3,6 pulgadas y un area basimétri- ca de 58 pies cuadrados por acre. Por lo tanto, el crecimiento en diadmetro iba decre- ciendo. - La desramazon natural de la espe- cie hasta una altura de 34 partes del bolo indica la intolerancia de la especie. En sue- los degradados en valles abiertos en este mismo bosque la maga se torna clordtica y deja de crecer después que llega aproxima- damente a los 3 anos de edad. Los arboles carecen de vigor y no parecen estar destina- dos a desarrollarse adecuadamente. Las plantaciones de Guajataca eran por lo general de calidad inferior a las de Rio Abajo a pesar de que la maga es nativa de la region. La supervivencia fué baja debi- do a mayor exposicion en la mayoria de los sitios. En una abra una plantacién de cin- co anos de edad, los arboles bastantes dis- tanciados tenian un diametro promedio de 5 pulgadas y una altura de 20 pies. En Cayite, en los valles mds bajos del borde sur del bosque los mejores rodales de seis anos tenian un d.a.p. de 3 a 414 pul- gadas y una altura de 18 a 25 pies. Muchos de los arboles tenian forma pobre. La mala forma del Arbol ha sido un fac- tor desalentador en la siembra de maga. En buenos sitios la supervivencia es elevada pe- ro al cabo de 3 6 4 afios los Arboles cerca- nos a una falla o cualquier otro claro se tor- nan ramosos. La poda de tales Arboles pro- duce abundancia de ramificacién excesiva y abultamientos en el bolo. Ha habido obje- ciones en cuanto a la siembra de maga cer- ca de las plantaciones de algodén porque el gorgojo rosado (Pectinophora gossyphiella Saunders) puede pasar parte de su ciclo vi- tal en los frutos de la maga. A veces las hojas y ramas se ven profusamente ataca- das por queresas que a menudo matan los renuevos y las ramitas, ddndoles al Arbol una apariencia muy desagradable. Ocotea moschata L., Nuez moseada La siembra directa de nuez moscada a poca elevacion es muy prometedora. Una plantacion establecida en una ladera en un medio estacional himedo, de una fertilidad 176 mayor que promedio, aleanzé6 un diametro promedio de 2 pulgadas y una altura de 8 a 18 pies en 7 anos. Los arboles medran y tienen una forma excelente. Petitia domingensis Jacq. Capa blanco Ei capa blanco se sembro en todos los bosques pero las plantaciones mas grandes se hicieron en Maricao, Susta y Guajataca. En plantios de 20 afios sobre suelo degrada- do de arcilla Nipe, habia solamente unos cuantos Arboles achaparrados. En un sitio protegido el d.a.p. promedio era de 4 pulga- das y la altura promedio de 18 a 20 pies. El crecimiento en plantaciones mas jovenes en faldas de laderas en este mismo bosque fué muy lento. El crecimiento anual en diadme- tro de los arboles de 9 afios en dos localidades fué de 0,07 pulgadas y 0,6 pies en altura. En Sustia la siembra directa fracasé y por lo general ni atin la plantacion tuvo éxi- to. En el fondo de un valle una plantaci6n de 7 afios de edad tenia un didémetro prome- dio de 4 a 5 pulgadas y una altura de 8 pies, teniendo los mas altos 20 pies de altura. En Guajataca el capa blanco ha crecido mas que la caoba dominicana pero los arbo- les son de porte pobre excepto en las abras y en las faldas de laderas. En la tabla nt- mero 8 aparece el crecimiento anual prome- dio. En Rio Abajo los arboles de 7 afios so- bre suelos degradados en un valle abierto tenian de 2 a 4 pulgadas de diametro y de 12 a 15 pies de altura. En una abra una plantacion de 8 afios de edad tenia un dia- metro promedio de 3, 5 pulgadas y una altu- Tabla 8.—-Crecimiento anual promedio CARIBBEAN FORESTER ra de 30 pies. Entre todos los bosques ésta es la mejor plantacion de esta especie. Hn Guilarte plantaciones abiertas de 9 anos de edad, en faldas de laderas mostra- ban un crecimiento anual en diametro de 6,35 a 0,65 pulgadas y un crecimiento anual en altura de 2,4 a 3,5 pies. Los arboles tienen una forma pobre pero est4n vigorosos en apariencia. Kl capa blanco por lo general sobrevive bien y compite satisfactoriamente con los bejucos, y lianas. Es necesaria la siembra a poca distancia para evitar copas ramosas. Las plantaciones mixtas no han tenido éxito ya que, por ser intolerante, el capa blanco precisa dominar para poder seguir crecien- do. En sitios pobres, especialmente en lo- calidades secas los arboles se estancan y ad- quieren una forma pobre. Aparentemente el capa blanco no debe plantarse en sitios donde pueda darse favorablemente la caoba u otras maderas de ebanisteria. Prosopis juliflora (Sw.) D. C. Bayahonda En los rodales es algo dificil diferenciar entre la bayahonda que ha sido plantada y la que se ha propagado por si sola ya que por lo general el diseminado abunda cerca de las plantaciones. En un valle de Guani- ca se encontro una plantacién de 20 afios es- tablecida por siembra directa. Los diadme- tros de los arboles tenian un promedio de 10 pulgadas, con maxima de 14 pulgadas y los arboles tenian cerca de 15 pies de altura. Los arboles medraban muy bien y tenian una forma abierta. Otra plantacién, situada en las arenas costaneras de Guanica tenia Ar- de capa blanco en Guajataca Crecimiento en Medio estacional Localidades ae D.A.P. Altura Prom. | Max. Prom. | Max. Nim. Anos Pulg. Pulg. Pies Pies Cerros 1 U 43 Aral 2,1 2,9 Faldas de laderas 1 5 50 ,70 2,0 3,6 OCTOBER 1950 boles de 10 pulgadas de diametro y 15 pies de altura al cabo de 19 anos. La siembra directa ha dado lugar por lo general a una provision incompleta del rodal debido a baja germinacion. Un gor- eojo ataca los frutos de esta especie cuando éstos aun no han caido del arbol y cuando se recogen del suelo las vainas estan tan in- festadas que hay datoz de germinacion tan bajos como el 6 por ciento. Al ganado le gustan las frutas lo cual coadyuva a la dise- minacion natural de esta especie. Aun en sitios abiertos al crecimiento de los arboles se reduce al llegar a los 20 afios. La bayahonda aparentemente debe apvove- charse mediante un turno de 10 a 15 afios para postes o traviesas. Rhizophora mangle L., Mangle colorado La mejor adaptacion del mangle colora- do es en las margenes de los canales o en las areas mas profundas en el borde mas expuesto del manglar. En las areas mas se- cas no compite bien con mangle blanco (La- guncularia racemosa L.) ni con mangle ne- gro (Avicennia nitida Jacq.). La semilla se recoge usando botes pequenos y se siembra incrustando las radiculas en el cieno. En Pi- hones en un sitio favorable los arboles de 5 a 8 anos de edad tenian de 1 a 2 pulgadas de diametro y de 8 a 12 pies de altura. La supervivencia fué elevada. El mangle colorado no debe sembrarse en areas donde se deposita la arena. Aparen- temente esas areas han llegado a una etapa favorable a otras especies. La quema de los helechos result6 ser una practica deseable alli donde eran muy densos (9). Sciacassia siamea (Lam.) Britton, Cassia de Siam Una plantacioén de 5 afios de edad esta- blecida en un valle en Gudnica presentaba una altura promedio de 18 pies. La mayoria de los Arboles eran ahorquillados. Los to- cones de unos arboles cortados recientemen- te brotaron con vigor. En Maricao en una falda de ladera de arcilla Rosario, una plantacién de 10 afios 177 aleanz6 10 pulgadas de d.a.p. y una altura de 22 pies. El d.a.p. y la altura promedios eran de 3 pulgadas y 20 pies respectivamen- te. La mayoria de los arboles tenian una forma mala y no eran prometedores. Sideroxylon foetidissimum Jacq., Tortugo amarillo Una plantacion de esta especie estable- cida en Carite a gran altura se encuentra achaparrada y los arboles no han podido competir con la demas vegetacion. Esta especie se adapta mejor a la zona caliza de la costa norte de donde es oriunda. Swietenia macrophylla King, Caoba hondurena La caoba hondurena ha demostrado no adaptarse a los suelos degradados exhaus- tos por el cultivo agricola. La superviven- cia inicial es alta por lo general excepto en las zonas secas tales como Maricao y Su- sua. En sitios pobres puede ser intenso el ataque del taladrador de renuevos. Las rai- ces no se desarrollan bien en suelos pesa- dos y mojados lo cual facilita la caida de los arboles por accion edlica. En sitios protegidos y de buen suelo la caoba hondurena crece rapidamente y con buena forma. El] mejor medio estacional para esta especie han resultado ser las abras de Rio Abajo. En ese sitio los platanos y la sombra de viejos cafetales result6 bene- ficiosa como cobertura durante los prime- ros anos. Al cabo de 6 anos los arboles te- nian un diametro promedio de 3 pulgadas y una altura de 20 a 35 pies. Al cabo de 10 anos el diametro promedio era de 4 pul- gadas y las alturas eran de 40 a 50 pies. Para esa fecha no habia necesidad de acla- reo en la mayoria de los sitios. En Guilarte han fracasado extensos plantios efectuados en suelos rojos arcillo- sos degradados. Los Arboles aparecian ahi- lados y no crecian después de 10 afios de edad. Algunos Arboles situados en laderas concavas protegidas puede que eventualmen- te sean aprovechables como madera ase- rrable. 178 - CARIBBEAN FORESTER Fic. 5—Rodal de caoba hondurena de 11 anos, poco después de su primer aclareo. Esta situado en Rio Abajo en uno de los mejores medics esta- cionales: el fondo de un abra. En sitios similares en Carite, Maricao y Susta también fracaso. En las dos Uul- timas localidades la época de sequia duran- te la siembra contribuy6 a la baja supervi- vencia. En Sustia algunos Arboles en las faldas de laderas céncavas tenian al cabo de 9 anos un diametro promedio de 3 a 4 pulgadas y una altura de 12 a 15 pies. Swietenia mahagoni Jacq., Caoba dominicana La mejor adaptacion de la caoba domi- nicana es en las areas relativamente se- cas a lo largo de las costas noroeste, suroes- te y sur, con precipitaciOn anual entre 30. y 70 pulgadas. En las montafias centrales fracasaron las plantaciones. En los bosques insulates las mejores plantaciones son las establecidas en sitios con subsuelo calizo o serpentinoso. En esas areas los Arboles crecen mejor en las fal- das de laderas protegidas; donde el creci- miento de esta especie es rapido y la forma de los arboles es genera:mente buena. La ta- bla Nim. 9 muestra el crecimiento de esta especie en Guajataca. Puede verse que no existe una relaciOn evidente entre el creci- miento y la topografia. Las laderas que mi- ran al norte u oeste producen arboles mas altos que los de orientacién sur o este. La degradacion del suelo como resultado del cultivo agricola es mas pronunciada en las abras, hecho que tiende a contrarrestar los efectos beneficiosos con que cuentan estos sitios protegidos. La degradacién del suelo aparentemente ejerce una influencia impor- tante sobre el crecimiento, el porte y la severidad del ataque del taladrador de re- nuevos. OCTOBER 1950 179 Tabla 9.—Crecimiento anual promedio de la caoba dominicana en Guajataca Medio Estacional Localidades Num. Cerros 10 Faldas de laderas 2 Abras 5 Tabla 10.—Plantacion de 6 anos de edad de caoba dominicana en Guajataca Forma y numero de arvoles por acre D.A.P. Buena Mala Total Pulgadas Num. Num Num. 1 8 8 2 32 120 152 3 192 188 380 4 60 24 84 Total 284 320 624 Crecimiento en aes D.A.P. Altura Promedio Prom. | Max | Prom | Max. Anos Pulg. Pulg Pies Pies ti a7 03 1,8 2,4 8 43 7 2,5 2,9 8 44 53 IES 2,2 En la tabla numero 10 aparece un re- sumen de los datos obtenidos en un cuartel de prueba de 14 de acre en una plantacion de 6 anos en un abra de Guajataca. El 56 por ciento de los arboles tenian mala forma debido al ataque del taladrador de renue- vos 0 a la degradacioén del medio estacional como resultado de previos cultivos del sue- lo o a una combinaciOn de ambos factores. En Susta fué necesario emplear mate- rial en macetas para obtener una supervi- , vencia elevada (12). El crecimiento fué algo mas lento que en Guajataca sin em- bargo ésta fué por mucho la mejor especie plantada en la mayoria de los medios esta- cionales. En Maricao las plantaciones fracasaron generalmente en suelos degradados. Los arboles se han desarrollado bien solo en al- gunas areas protegidas y aun alli el creci- miento es mas lento que en Susta. En la tabla numero 12 aparece un resumen del crecimiento logrado por esta especie. Tabla 11.—Crecimiento anual promedio de la caoba dominicana en Sustia Medio estacional Localidades Num. Valles y faldas de laderas 8 conecavas Laderas uniformes con aspecto 11 aspecto norte u oeste | Crecimiento en Edad D.A.P. | Altura promedio | Prom. | Max. Prom. | Max. Anos Pulg. Pule. Pies Pies 7 Be 0,45 1,6 2.9 7 0,27 0,41 113 1,7 180 En Guanica, la supervivencia ha sido baja debido a la prolongada sequia. Los mejores resultados que se han _ obtenido hasta la fecha son usando macetas de papel embreado. La baja supervivencia ha da- do lugar a plantios espaciados y copas apa- rasoladas. Una plantacion de 13 anos de edad en un abra tenia Arboles de 12 a 16 pies de altura y empezaba a cerrar el do- d CARIBBEAN FORESTER habia sido severo En la tabla numero 18 aparece un resumen de un cuartel de en- sayo de 14 de acre en esa plantacion. El 78 por ciento de los arboles eran de buena forma. Por lo general los mas gran des eran los de forma pobre. Los arboles mas pequenos que eran por lo general aque- llos originados por reposicion de fallas ha- bian crecido derechos como resultado de la sel. El ataque del taladrador de renuevos sombra lateral que les proveian los darbo- Fic. 6—Una plantacién excelente de caoba dominicana de 12 aros de edad en la planicie costanera arenosa de la isla de Mona, Notese el buen porte de los arboles. Tabla 12 —Crecimiento anual premedio de la caoba dominicana en Maricao Crecimiento er : : , ; Edad Medio estacional Localidades : D.A.P. | Altura promedio Prom. Max. | Prom. | Max. Nam Anos Pulg. Pulg. Pies Pies Valles y faldas de laderas 1 18 0,17 0,28 1,00 1,22 coneavas Laderas uniformes con orienta- 2 8 0,19 0,28 1,25 1,56 cidn norte u oeste OCTOBER 1950 les mas grandes. En la tabla numero 14 aparece resumido el crecimiento anual pro- medio de esta plantacién a los 15 afios de edad. El crecimiento anual promedio com- para favorablemente con las plantaciones en otros sitios de la isla. Tabla 13.—Disiribucion diamétrica y condi- cion de les arboles de caoba dominicana en Guanica D.A.P. | Buenos | Malos | Total Pulgadas Num. Num. Nim 1 5 4 8 2 16 8 24 3 16 24 40 4 48 20 68 5 80 8 88 6 68 4 72 7 4 = 4 Total 236 68 304 Tabla 14.—Crecimiento anual promedio de la caoba dominicana en Guanica Clase segun lGrccnmicnte anual promedio la copa Arboles en d.a.p. Num. Pulgadas Dominante 4 0,32 Codominante 54 0,34 Intermedio 18 0,26 Total 77 Prom. 0,52 En Rio Abajo donde los suelos estan mas lavados debido a mayor precipitacion los resultados de ia siembra de caoba domini- cana han sido muy desalentadores. La su- pervivencia ha sido baja, nunca ha pasado de 30 por ciento (usando material de raiz desnuda). Al cabo de 7 afios los Arboles tenian 2 pulgadas 0 menos de diadmetro y menos de 10 pies de altura. Los Arboles tie- nen mejor apariencia en las calidas laderas de exposicion este y sur. El ataque del ta- ladrador de renuevos es comtin pero apa- 181 rentemente no es la causa primordial del fracaso. En la Isla de Mona hubo que regar con agua a los arboles hasta que arraigaron. Las plantaciones de 7 anos de edad en la planicie costanera tienen 4 pulgadas de dia- metro y 15 pies de altura. Este crecimien- to es mas rapido que el logrado en Ja ma- yoria de los medios estacionales en Puerto Rico. En sintesis, de las experiencias reco- gidas con respecto a la caoba dominicana puede decirse que debe evitarse la siembra en Areas abiertas y degradadas. La sub- plantacion y la siembra entre maleza y de- mas vegetacion arbustiva es deseable ya que ofrece condiciones ecologicas favorables. Un espaciamiento de 20 pies por todos la- dos puede originar un rodal cerrado de so- lo caoba al final del turno. El ataque del ta- ladrador de renuevos tiende a ser menor en tales plantaciones. La peor plaga de la caoba dominicana es el taladrador de renuevos (Hypsipila grandella Zeller) (13) pero puede reducir- se su ataque segtin se describe anterior- mente. Otra plaga de menor importancia es el taladrador apate (Apate monachus Fa- bricius) (13). La rofia de la hoja (Phyllos- ticta swietenia sp. nov.) (1) causa defolia- cidn tanto en el vivero como en las plan- taciones, pero aparentemente es de poca importancia en el crecimiento y la super- yivencia del arbol. La siembra directa de la caoba domini- cana ha tenido éxito en la zona caliza de la costa norte donde anualmente caen unas 60 pulgadas de lluvia. Las pruebas prelimi- nares fracasaron en Gudnica debido a se- quia extremada. Deben hacerse pruebas ulteriores bajo condiciones mds favorables ya que esta practica reduce grandemente los costos en comparacién con la siembra en macetas. Tabebuia pallida Miers, Roble El roble es una especie agresiva que produce buenos postes y espeques pero ha sido sembrado sdlo recientemente en los Bosques Insulares y las plantaciones son aun 182 muy pequenas para suministrar datos de va- lor en cuanto a crecimiento. En el borde sur del bosque de Carite en una ladera de arcilla pesada y degradada, el uso de espeques did como resultado una baja supervivencia pero produjo algunos arboles buenos. En Qui- larte se uso material silvestre que sobrevivid bien y creci6 rapidamente en laderas expues- tas, severamente erosionadas. Esta especie merece que se la considere mas en la refores- tacion de sitios adversos. Tectona grandis L., Teca La teca no ha sido plantada extensamente en ningtin bosque pero se encuentran algunos Arboles en todos los bosques, excepto en el de Guanica. El mejor crecimiento de la teca se logra en suelos fértiles de buen drenaje, a baja elevacion, donde logra crecimiento es- pectacular y produce arboles bien formados. En las montanas htmedas ha fracasado. Las plantaciones jovenes requieren un desyerbo cuidadoso o en su lugar el cultivo interca- lado. No se le conocen ataques de insectos ni enfermedades. En Rio Abajo una de las mejores plan- taciones esta situada en un valle abierto (ar- cilla de la serie Lares) en un area en la que anteriormente se habia cultivado tabaco y otros cultivos agricolas. Pasados 7 anos el d.a.p. promedio era de 4 pulgadas y la a tura promedio 22 pies. El 75 por ciento de los Arboles eran de buena forma. AI] cabo de 11 afios el didmetro promedio era de 4,8 pul- gadas y la altura promedio 40 pies. El ro- dal tenia un area basimétrica de 90 pies cuadrados por acre y fué aclarado hasta 74 pies cuadrados. Otra plantacion de 10 afios en un vale abierto, cerca de un arroyo te- nia un d.a.p. promedio de 6,3 pulgadas y una altura promedio de 35 pies. En el borde sur del bosque de Carite (Patillas) se encuentra la mejor plantaci6n de esta especie en la isla, sobre suelo de alu- vion. Al cabo de 10 anos estos Arboles tie- nen un diametro promedio de 6 pulgadas y una altura de 45 pies. El area basimétrica fluctua entre 100 y 130 pies cuadrados por acre. La forma del Arbol es excelente. Sin CARIBBEAN FORESTER embargo, en sitios casi contiguos en laderas inclinadas, los arboles de 7 afioz de edad tie- hen’ un promedio de 2% pulgadas de d.a.p., 12 pies de altura y tienen una forma pobre. La teca parece necesitar suelos mejores de lo que Puerto Rico puede dedicar a ese cultivo. Por lo tanto no es de esperarse mayor amplitud de plantaciones de esta es- pecie en los bosques del gobierno. En las fincas privadas donde hay mejores sitios y donde se plantan sdlo algunos Arboles puede que esta especie se torne popular, para ser aprovechada como postes y espeques en turnos cortos. Tetragastris balsamifera (Sw.) Kuntze Ma- sa En los bosques insulares sélo se sembr6 esta especie en un area muy pequena, en una ladera favorable a baja elevacién en Carite. Todos !os arbolitos se murieron pro- bablemente debido a que esta especie no trasplanta bien sin cepellén. Se necesita realizar ulteriores ensayos con esta especie. Vitex divaricata Sw., Higuerillo E1 higuerillo, madera duradera de cons- trucci¢én general, se sembroé en Carite y Gui- larte. En Carite quedan muy pocos Arbo- les, los cuales no prosperan. En Guilarte la supervivencia fué aparentemente un 40 por ciento. Por lo general el crecimiento ha sido lento pero es sensitiva a la situacion topografica. La forma del Arbol es sola- mente regular y no sufre ataques severos de insectos ni enfermedades, aunque ocasio- na:mente es atacada por el acartuchador de la hoja. La Tabla nimero 15 presenta los datos sobre crecimiento en un sitio favo- rable en Guilarte. Zanthoxylum flavum Vahl, Aceitillo E] aceitillo es una de las maderas de eba- nisteria mejor cotizadas en la isla. La re- poblacién forestal con esta especie ha sido limitada por la escasa fuente de semiila y OCTOBER 1950 la germinacioOn muy baja. En las abras de Guajataca se hicieron pequenos plantios. Se us6 material de vivero con cepellon y la supervivencia fué muy elevada. Al cabo de 11 anos el didmetro promedio era de 2,5 pulgadas, con maxima de 4 pulgadas. La altura promedio era de 18 pies con maxima de 22 pies. A juzgar por la apariencia prospera de los arboles de establecimiento natural, esta especie puede que crezca bien en jas faldas de las colinas calizas. Puede que dé resultado la siembra a raiz desnuda. E] arbol forma una copa pequena y puede que se adapte a la subplantacion en los cla- ros. La subplantacién distanciada puede que sea el uso 6ptimo que pueda darse a la limitada cantidad de material de siembra gue hay disponible. En Guanica los arbo- les de repobiaciOn natural estan pereciendo a manos de una enfermedad desconocida. CONCLUSIONES Las aportaciones de este estudio llevan a ciertas conclusiones definitivas con fres- pecto a ja condicién general de las planta- clones, la supervivencia de las diversas es- pecies, la adaptabilidad de las especies a los diversos medios estacionales, los factores responsables de las pérdidas y las politicas deseahies para el futuro. Aqui se esbozan esas conclusiones. CONDICIONES GENERALES DE LAS PLANTACIONES En el campo, las plantaciones se clasi- ficaron de la siguiente manera de acuerdo con su provision, como base para calcular 185 1. Plantaciones bien provista:.—Consis- ten de aquellas plantaciones en que el 80 por ciento del rodal dominante, p!enamente pro- visto esta constituido o constituira mediante liberacion, de arboles que han sido pianta- dos y tienen buena forma y crecimiento sa- tisfactorio o de arboles plantados junto con diseminado natural de las mejores especies. 2. Plantaciones de menor provision.— Todas las plantaciones que no estan inclui- das en la clase anterior. a. Forestadas—Los Arboles satisfacto- rios ya sea plantados o naturales for- man una parte menor del rodal el cual esta compuesto principalmente de arboles pobres que proveen un do- sel completo bajo el cual existe un ambiente forestal umbroso. b. Abiertas—Los arboles satisfactorios va sean plantados o naturales no for- man un rodal cerrado y en el medio estacional por lo tanto el suelo recibe poca sombra y existe una cubierta her- bacea prominente. En la tabla 16 aparece la representaciOn de cada una de estas clases en los diferentes bosques Las areas relativamente extensas en Rio Abajo y Guajataca son los cerros cali- zos donde la siembra ha fracasado y la di- seminacion natural procede lentamente. También estan incluidas algunas areas don- de se ha permitido el cultivo agricola sub- siguientemente al fracaso de la repoblacidén, los pantanos, las carreteras, etc. En Rio Abajo se esta repoblando naturalmente un los trabajos futuros: area grande de cerros y laderas calizas. La Tabla 15.—Crecimiento anual promedio del higuerillo en Guilarte Crecimiento en ; é a Edad Medio estacional Localidades : D.A.P. Altura promedio : Prom. Max. Prom. Max. Nam Anos Pulg. Pulg. Pies Pies Falda de ladera zs 6 0,29 0,48 1,5 ws 184 gran extension forestada pero con provision menor en Guajataca incluye en su mayoria abras forestadas con cafetales. En Sustia los sitios poco favorables en laderas y cres- tas ‘expuestas se estan cubriendo rapida- mente con repoblacion natural. SUPERVIVENCIA DE PLANTACIONES La capacidad de supervivencia después del primer ano de sembradas en el campo vario grandemente segun las diferentes es- pecies. Los arbolitos de algunas especies rusticas sembrados con raiz desnuda sobre- viven bien casi sin importarle el medio. Las especies de semilla grande muestran por lo general la mejor supervivencia usando la CARIBBEAN FORESTER siembra directa. En la tabla 17 aparecen enumeradas las especies de acuerdo con tres amplias categorias de supervivencia y esta basada en todas las plantaciones y todos los sitios. La variacién en la superviven- cia a menudo se debe a mala calidad de la semilla en el caso de la siembra directa o a la sensibilidad a la sequia en el caso de posturas. La supervivencia global y el] éxito en el establecimiento forestal puede indicarse di- vidiendo el nimero total de arbolitos plan- tados y replantados por el Area de las plantaciones. Plantios con espaciamiento usual de 6 pies por 6 requieren 1.210 arboles por acre. Con un espaciamiento de 8 pies por 8 el numero por acre es de 681. Tabla 16.—Provision de las plantaciones en los Bosques Insulares. Sub-provistas Bien Bosque 5 Total provistas Forestadas Abiertas Acres Acres Acres Acres Carite 1.923 654 245 2.822 Guajataca 1.321 576 307 2.204 Guanica 190 100 10 300 Guilarte 483 150 70 703 Isla de Mona 379 40 = 419 Manglar (Pinones) 274 — 10 284 Maricao 2.021 653 40 2.714 Rio Abajo 2.648 1.180 844 4,772 Sustia 994 792 — 1.786 Total 10.235 4,245 1.526 16.004 Tabla 17.—Supervivencia por Especies Supervivencia alta Supervivencia regular Supervivencia baja Aceitillo** Campeche Algarrobo* Bambt q Aprin (Siembra directa o plantado) Caoba dominicana** Capa blanco Cassia de Siam Cedro espanol! Eucalipto Guayacan** Higuerillo Caoba dominicana Caoba hondurena Caoba venezolana Capa prieto Guaraguao Maga Maria* Moca* Avelluelo Bayahonda* Dalbergia Espejuelo* Mangle negro (brinzales) Maricao Masa Saman OCTOBER 1950 185 Pablai——«(Cont.) Supervivencia alta | kes : : | Supervivencia regular Pino Pomarrosa Tortugo amarillo Jacana* Mangie colorado* Mangle blanco (brinzales) Nuez moscada* Pomarrosa* Roble (brinzales) Teca** | Supervivencia baja Tabonuco * Siembra directa == Siembra en macetas. 1 La supervivencia, que es por lo general elevada al principio, se reduce considerablemente después por - desadaptacién a muchos medios estacionales. El] éxito del material en macetas en sitios secos esta demostrado por el bajo numero total de arboles piantados que en la Isla de Mona solo fué 629 por acre y en Sustia 963. Por el contrario, en Guanica, donde se usO material con raiz desnuda, hubo que sembrar un total de 2.999 arboles por acre. Los bosques montafiosos himedos de Carite, Guilarte y Maricao mostraron una supervi- vencia global similar, con un promedio de unos 1.850 arboles por acre. Esto indica un 50 por ciento de reposicion de falias, parte del cual se debio a la substitucion de arbo- les desadaptados. La supervivencia mas al- ta de la plantacion efectuada a raiz desnuda tuvo lugar en los bosques de la zona caliza humeda. La siembra al voleo de mangle blanco y mangle negro en el manglar re- quirio alrededor de 26.000 semillas por acre. ADAPTABILIDAD DE LAS ESPECIES La base en que se fundan las conclusio- nes relativas a la adaptabilidad de las es- pecies a los sitios respectivos es en las ob- servaciones y medidas efectuadas en las plantaciones. En la tabla nimero 18 apa- rece un resumen de esas conclusiones. Las especies enumeradas como “prometedoras” parecen adaptarse bien al sitio en cuestion y rendiran los mejores productos que pue- den obtenerse del sitio. Las especies cata- logadas como “dudosas” tienen menos pro- babilidades de formar pantaciones satisfac- torias bien porque aun es incierta su adap- tabilidad como lo indica su forma pobre, baja supervivencia o crecimiento o porque pueden desarrollarse especies mas valiosas como por ejemplo el eucalipto y el roble en faldas de laderas y en valles. Las especies enumeradas “sin éxito” no _ sobrevivieron después de extensas pruebas debido a des- adaptacion al clima o al suelo 0 porque son susceptibles a los ataques de insectos, las enfermedades o los ratones o, si sobrevi- vieron, originaron arboles muy pobres. La adaptabilidad de jacana, capa prie- to y guaraguao es mayor bajo sombra. A campo raso necesita de los mejores medios estacionales pero bajo un dosel forestal es- tas especies se dan bien en laderas y atin en crestas. Es variable el efecto de enfer- medades e insectos. Las condiciones del medio estacional en Rio Abajo son general- mente favorables al capa prieto sin embargo no se ha recomendado esa especie en ese sitio porque padece alli de la podredumbre de la raiz. En Guanica y en la isla de Mona debido al clima muy seco se hace poco practica la plantacion de especies que aunque se adap- ten bien al medio estacional sufren grandes pérdidas en el trasplante. Un ejemplo es la caoba dominicana cuando se planta a raiz desnuda. eBo0J[ epeosoul Zen oyorad edeg oenserenry eueoer Bde] BId1eq[eq euBvoIUIWOp BqoeDy eueinpuoy eqoeg BUBlOZIUDA Bqoey OT[I1ewWe O6N110, Vesey Jouedse o1psyg OTTO BooL O][L1on.s1y B00 VdeIN BLS19q[eq BUBIOZOUBA BqoeD eueinpuoy eqoeg VUBOIUIWIOp BqoeD O[[IIewe O6n410 J, ese Jouedsa o1peg OTL OTA BdoaL BOOT eis1eqieqd euBolUIWOp Bqorg OT[IAVwWe 0.6N10 J, eset Jouedse orpeag OTTHFO TAL B00, OBdLIB IA, oonuoqey, OVDLIV IAL oonuoge J, OT [I fens1yy 21900 OT [Ions euBder OBVILIVIAL oonuoge T, oydijeony BLIV IAL BULjOZBUDA BVQOVD vuernpuoy eaqoeg 9140" (e78A -@NYX) 9p IOLLayUul 34 -i1ed 8] ue O[OS) Bae] oydiyevong oydipeong 2190 Bueoer (24 -BAeNt) oP AOLIeJUL 94 -1ed 8] Ud O[OS) BITE epeosowl ZonN oenseieny oyettd edeg epedsowl ZanN BSI Ounserens) ojerad vdeo OJIXa WIS sesopng SBVLOPszpOULOI J pepriqeydepy AALSTIOY NVAIIIUVO So[BySa10J Satadse Se, op pepipiqeydepy— gT sey -soia A SWAeoU0d SBOP -e] ep doOltedns o4ieg SOULLOJIUN SB.IopeT sop[ea A seavo -U0d S¥Iape] Op sepleq (eqlreQ ap aysoo A oJLOU Saqted) opeaeny [BUOINeISO OIpPayT enbsog a4so [ep SevuezUOW & sa[eijzueo svuejUuOyy UOI Soy BIBL 98T Jourdsa oapag TUBIIULWLOP BGOVD BuvlozauaA BVqorg BuaiInpuoy eqory OT[LTewUe 0.647.107, BuvoiUulWop Bqorg VuvjozaudA eqoeg euoinpuoy eqordg OT[LteuUe O.6n4.10 7, Jouwdsa oapag ovnsRieny oourlq vdeo O[ [Lond LET ROOT VARIA BULLOZIUDA BQGORD euoinpuoy eqorg CURIIUIWIOP BqoRD Jourdsa ope O] [Lonel fT BOO 1, BULIOZIUDA BORD vuoinpuoy BqorD VUBIIUIWOp BqoRD Jourdso oapay VULIOZIUDA VGOVD vuainpuoy eqorn VUBIIULLOp BORD Jourdso o1pep OVX UI VUBOIBL* O] [Lon ty] VIVIAN OqolIed ly oouelq vdeo oO] [Lond TY oouvlq vdeo BdC IN oydipeonny BLIV AL OqoLed [VW 91q0" vuLTenseg Bde ovenderensy VULIeEnseg O[[L1on.d ty od Ronny ovndBrenry VULIeNSeDO oourlq vdeo svsopnq L8T pepiiqeydepy oyotad vdug a1qo"y oydipvong VLR TAL vuRde i? ojolad vdeg oydipvonny VARA oourlq vdeo oydipvonny VLUCTAL 200,,, BORIN VLAV AL SVLOPOJOULO SOWAOFIUN SBOPLT] . Soypea A SVIOpLV] op Svpleyy Svyso19 A VqLLre SVXOAUOD StAOpery SOULIOJIUN SvAope'T Soyjva A svavo -U0D SVAOpPR] Op Supypeyy [BUOLOeISO OIpoyl (U0) ——"8T BIQRL, (HlIvVy op oyso oyted): VUqlulay SRI (oJLUBVQ ap ans ojivd) oOfeqy seipyeg® anbsog OSG UAIOLOO oyorad eden eueoer oenseieny O][Lton.31yy oouvlq edeg Vd CTA jouvdse open BULlLOZEUDA BqOBD UGLSAYOWY NVadsIuvg euainpuoy eqoep OTENT [PAV oydijeong | seysoro A eqiiaie B00], BlIVyl a qoy SBX9AU0D SeIOpe'] oydipeony e190 (sopep -eIsep SOIJIS SO] oS Boa], OfentjeAy | ~1e}LAe uoqep) BuBoer Jourdse o1xpeg oourlq vdep OT[LONnSIH BULIOZAUDA BqOeD VdeyAl oensereny Buainpuoy vqoe9 BlIvI oyorrd ieee SOULIOJIUN Serpe] e190N BseIN jouedsa o1peg BLIBIA eae BUB[OZOUDA BqOeO oourlq vdep O[[Itonst}y euainpuoy eqoea oydipeongy ovnse1eny) soyjeA A seavouod B00 L ofenT[eaAy oyertd edep seiapel ep sepreq aqaepiny euoinpuoy eqoeg Jouedsea o1peg euvoe rp O[[L19n.s1 fT Oy[Itewe O<6nq107, BOSCIA OqolIes[V ojetrd edey euvdIUIILOp BqoBD ojdipeongy BuBlLOZIUA BqORD) 21908 sejsoro A vqliie oouvlq edeg BILE SBX9AUO0D SBIOPET OJIX9 UG sesopng SBLOPIJoULOIg | ae ie | [BuoINeysa OIpay[ onbsog pepriqeidepy uoLdoy (-qU0D)—'8T FIqBL 88T BOON Jourdsa oapay O] [LIONS ITT LALLA IN O[AN[ [OAV vuRdIULWLOp Bqory VUBIOZIUDA BORD Vuoinpuoy vqory VIZZIGTY OTTLLOM ATE O[ON[[OAV jouvdsa oOapag vuBdIULULOp BqoVD OvVNdBIBNY BIAZIGTY OT[[ LONG TTT O[ON[ [OAV oyortd vdeo Jourdso o1poy VURIIULWULOP BORD vuaInpuoy Vqoeg BUL[OZAUDA VOR) OVIXO UNG 91GOU BOOT, VULIeEnsey ojatad vdeo oydipeonny ROOT, VULIGOSeD OYRUL OLpaD oyd1peonny oounlq vdeo oyortd vdeo (sou -eyurd ap Osaey oT B oueNng) ojdipeonny oouelq vdeg 2d susopn¢ pepriqeydepy oourlq vdrg BUBIBL? BIT, ovendBrlenry BOP Buoanpuoy BVqowy VURLOZAUDA VGORD oyorad vdeo VLAV IAL VUBIIULWLOpP BORD OTTIFTO0V BIAV IA Bd IAL oensBieny oourlq vdeo oYyoeU O.pan VLAR IAL OVNdBAIVNY) BAIA euoinpuoy eqovya VURIOZIUDA BYOB) oYyoeRU O.pIO BULIVNSVO BLAV IA 200], SVLOPOJOWOT ey] SB.LIqBv op OPUoy (svulla sel A opuos Jo 944U90) SBdoperyT SBIqe op OpUuoyy (Soloodsea svt ap svyonut vB opend -opv so ou ojuosead jo uo A opepr.asap vyso OJUBY OT Lod A SOPBAIW[ND oVUoWiVS -udjUL Opis UBY onb So[(VUoIso.o SolTVnp -sea solo sofons ap OYOIIJSo o][[VA un oAnpoUul OLpout 9480) SBILOIQV SvoOIYy [BuolDeISO Opal (WU0D)—'BT BIquy, voeyelenr ofeqy on onbsog VzI[eo BUOT UOLSOY OSGI YALOLOO oenseieny oqoliesly oouelq edeo e[npueg BSI eueoer Bley WIS op BISSeD eld1eqieq BUBOIUIUIOP BqoeRr UVMBP, [Op OUused Ty BuLLeNnsey BuoInpuoy eVqoey Jouedsa otpag oydipeony BUB[OZOUDA BQO’) eulienseg O[ENn[ [PAV BUBOIULWIOp BqoeD eulienseyg BILLET epuoyeseg OT[IJIOOV uvoe sen ueBewUleg ; oyetid edeg jouedsa o1posdg BUBDIUIULOP BqOei) oyd1jeongy ayoedwueg WIG op BISSeD oensereny ojetad eden ed0J oourlq edeo eueoer VSBIL Boo] e190" VUR[OZAUAA Bqoey VlIV]AL eusinpuoy eBqoeD OT[WIE0V BUBOIULWIOp BqoeD 21994 oenseiens euBoe lr OT[IF199V Ro0TN| oyatad edeg oourlq vdep eUBIOZOUDA BQORD ese VlLIV]AL eueinpuoy Beqoeo B09], euBoIULWOp Bqoeg 04Ix9 UIS sesopng SBLOPSOWLOIg peprtiqeydepy AALSTYO,, NVadEIavO < eAN[JUL OU WOLD -@JUdIIO el fseAvo -uod SBi1epel A SOLL ap soyoetysa soal[vA B19ueysod slorlueld 8] Us SOSOUDIB SOTeNsg sefeld S¥] op Od1e] OT ®B sosouete Sofens SOo| A sopunjoid sojfens uod svuvid svore Sd[[VA op sopuog (sB.iqe sel ueiedas enb soo -SII 0 S0O}[¥) S¥BySeID (soostt A sop -UOJ O1]U9) SBIOPeT OvdLIe IL BUOTL Op BIST voluenyy SvuljUuedies ep story [Buolseyso OIpey[ (U0) —'ST PIqBL enbsog 06T I6L vuLdensedg OVA PRON} Ofan[poay OqOLIV B[V epuoyedrg euatnpuoy BqoRdy oourlq veda BuvlozouoA BqOB) ovndereny oouvlq vdeg BAVA vpnpueg vuLrenseg vurBoese OQOLIRS LY BLd.10q [eq VUBOLULUOP BQORD » vuatnpuoy Bqoey BUBIOZIUDA BQORD WeBIg op BISseg T1eMeH [op ousaayy jouedss o1pag vuBoer OqorLved [VW Buvolurutop wqoryg Rpnpuag BILd.LOq [ed VULLENSBO VATA VUB[LOZIUDA BQORD Buamnpuoy BVqowg WIG op BiIssey UVMV]T [OP OUso.cyy fourdso o1pos ovendeieny oourlq vdeo OLxXO UG I svsopnc peprpiqrydepy aAnppuL ou uold -VqUoILO 8] {SBARd VLUC YA -u0d Svsiopey A sold VURIIUIWUOP BQOVD ap soyoatyso so[[rA odiN oLtas vp ap BI[O1e Bl Op seprp -tisop sosey A sey -Soto A SRqye seep -vy ‘oyso O ANS WOLD -Isodx9 UO0d St.lopUy oydpeonyy VILE] oydipeonny BLIL | o}S90 N oyrou UOTD -V{UoLtoO U0d SRAopey SBLOPO} OULOA [eUolVe)|So OLlpo|l ((3U0D)—8T. 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Ademas ha sido necesaria una extensa reposicién de fallas. Estas gran- des pérdidas en plantacion se debieron a una combinacion de los siguientes factores: 1. El uso de grandes cuadrillas para plantar como medida de evitar el de- sempleo. Como consecuencia se lle- varon a cabo proyectos en gran escala y rapidamente sin estar fundamenta- dos en la investigacion preliminar. 2. No se le dio la importancia debida a las diferencias en clima y suelo a tra- vés de la isla. 3. Informacién inadecuada en cuanto al grado de degradacion de los suelos intensamente cultivados. 4. E] largo periodo (imprevisto) de cui- dados que requirieron las plantacio- nes especialmente aquellas cuyos 4r- boles no se adaptaban bien y tendian a ser dominados por el resto de la vegetacion. En este factor estaban envueltas también las dificuitades de asegurar una subvencion continua pa- ra cuidados de las plantaciones, cuan- do ésta venia de erogaciones anuales fluctuantes. Las dificultades con que ha topado la reforestacion en Puerto Rico parecen ser la regla y no la excepcion. Se espera que es- te informe ayude a dar a los demas a co- nocer la complejidad de los problemas ati- nentes en la reforestacion de las tierras des- nudas para las cua@ies no hay a mano un precedente experimental. POLITICAS DESEABLES PARA EL FUTURO Para dar aplicacion a los hallazgos de 193 este estudio en los futuros trabajos de plan- tacion en los Bosques Insulares las siguien- tes politicas son imperativas. 1. Deben plantarse primero los medios estacionales mas prometedores. Pue- de que nunca se justifique la planta- cidn de medios estacionales pobres, los cuales es probable que se fores- ten naturalmente. 2. Debe respetarse la vegetacion natu- ral que se esté desarrollando en areas abiertas. Lo mas sabio podria ser es- perar que ésta provea una cobertura completa y entonces, en caso que fue- re necesario, se procederia a la sub- plantacion de especies mejores. Si éste no fuere el caso, se debe inter- calar meramente otros arboles. 3. Deben plantarse solamente aquellas areas que puedan ofrecérseles los cui- dados necesarios. Nunca deben calcu- larse de menos Jos gastos de los cui- dados culturales. Los desyerbos ini- ciales son generalmente necesarios atin en las especies rusticas y con las demas son indispensables durante 5 anos o mas. 4. Deben usarse solamente las especies mas prometedoras. Un bosque sano de especies que puedan usarse para postes es superior a un bosque enfer- mizo de especies de madera de sierra. 5. Deben reponerse las fallas cuando fuere necesario, tan pronto como se conozean preferiblemente durante el primer ano después de la plantacion. 6. En areas secas la repoblacion debe hacerse sélo en la época lluviosa y si es preciso debe usarse material en macetas. En este proposito son de gran ayuda los viveros locales. ~I El] espaciamiento del repobiado debe ser de 5 a 8 pies y el de la subplan- tacion de 20 a 25 pies. 194 8. Donde fuere asequible debe usarse material silvestre. 9. Deben continuarse las investigaciones de practicas de vivero, métodos de siembra, adaptabilidad de _ especies nuevas, requisitos de luminosidad de los arboles subplantados, control de bejucos mediante cuitivos agricolas intercaladoz y aclareo en las plan- taciones. Resumen En un nimero reciente de esta revista (9:85 - 218, 1948) aparecen descritos los re- sultados de la reforestacion de unas 5.500 acres en el Bosque Nacional Caribe como cuia para las plantaciones a hacerse en el futuro. Un estudio similar se llev6é a cabo en unas 16.000 acres comprendidas en los bosques ptiblicos del Gobierno Insular. Es- te informe describe los resultados obteni- dos en los Bosques Insulares. Loz terrenos que ocupan los Bosques In- sulares pueden subdividirse en 4 regiones amplias: Zonas calizas—Rio Abajo, Guajataca, Guadnica e isla de Mona con precipi- tacion anual de 30 a 80 pulgadas. Interior montanoso—Bosques de Carite y Guilarte, con precipitacion anual entre 80 y 120 pulgadas. Zona serpentinosa—Bosques de Maricao y Sustia, con precipitacién anual en- tre 60 y 100 pulgadas. Manglares—Bosques de Pinones, Ceiba, Aguirre y Boquer6n, donde la preci- pitacién carece de importancia. Los bosques primitivos de estas areas incluian los manglares, el bosque seco pe- rennifolio, el bosque estacional tropofilo, el bosque estacional perennifolio, el bosque ' pluvial pedemontano y el bosque o maleza enana. La plantacién en gran escala comenzo en el Bosque de Maricao en 1920. Sin embar- CARIBBEAN FORESTER go, la mayoria de las plantaciones se efec- tud entre 1934 y 1941 como parte de los programas de emergencia. En junio de 1949 ya se habia sembrado un total de 13.163.000 arbolitos y brinzales y 91.230 li- bras de semillas de arboles forestales. Cer- ca de 45 especies diferentes fueron usadas en esas plantaciones. Por lo general el desyerbo ha sido nece- sario en los primeros 2 a 4 afios y el corte de bejucos a veces llegé hasta el décimo ano. El problema de lianas y bejucos es mas serio en las zonas mas himedas. El costo de los desyerbos y corte de bejucos ha sido reducido grandemente mediante mejor selecciOn de especies. Dentro de cada bosque hay diversidad de medios estacionales, debido en gran parte a las diferencias en topografia y al variable grado de utilizaciOn abusiva en el pasado. El éxito del trabajo estaba deter- minado en gran parte por la adaptabilidad de las especies al medio estacional. En este trabajo han sido descritos en detalle los me- dios estacionales comprendidos en cada bosque y también la adaptabilidad de las especies ensayadas. La mejor superviven- cia se obtuvo con el material en macetas, cuyo uso se recomienda solamente en las zonas secas. La repoblacién artificial complemen- tada por la repoblacion natural ha logrado formar plantaciones de las cuales el 64 por ciento pueden catalogarse como bien pro- vistas. Del area remanente el 72 por ciento tiene una cubierta forestal y el 28 por ciento resta aun abierto. El costo de establecimiento y conserva- cidn fué elevado debido a que fué necesario una gran reposicion de fallas y a un largo periodo de conservacion, particularmente en el interior montanoso. Los costos totales durante los primeros 5 anos ascendieron a un promedio de 77 jornadas por acre en las montafias himedas, 38 jornadas en las zo- nas calizas himedas y 34 jornadas en las zonas secas. A los siguientes factores puede adjudi- carseles la responsabilidad de las pérdidas: OcTOBER 1950 Or = . ALVAREZ GARCIA, L. A. 1939. -. BEARD, JOHN S. 1944. . CARTER, JOHN C. 1945. - FORS, ALBERTO J. 1944. 1. El uso de grandes cuadrillas como consecuencia de ser una medida para evitar el desempleo. Proyectos gran- des y rapidos que no se fundamenta- ban en la investigacion previa. i) . Ausencia de reconocimiento de la im- portancia de las diferencias de clima y suelo a través de la isla. 4. El periodo inesperadamente prolon- gado que preciso el cuidado de las plantaciones en vista de que los 4r- 195 boles, especialmente los desadaptados, precisaban ayuda para lograr domi- nar al resto de la vegetacion. A este factor se sumaban las dificultades de lograr continuidad en los fondos pa- ra el cuidado de las plantaciones cuando éstos tenian que provenir de apropiaciones anuales fluctuantes. A base de los hallazgos de este estudio se delined una politica a seguir en los fu- turos trabajos de plantacién en los bosques insulares de Puerto Rico. LITERATURA CITADA A mahogany seedling blight in Puerto Rico. Carib. Forester 1(1) :23-24. Climax vegetation in Tropical America, Ecology 25:127-158. 1944. A silvicultural technique in Trinidad for the rehabilitation of degraded fo- rest. Carib. 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Investigations of . seeds, germination, erowth of seedlings, and nursery practice are being made in the three forest nurseries ope- rated by the Forest Service. Artificial regeneration is being studied on bare areas with taungya. Experimental underplanting of virgin and secondary forest is also being done. Species used in these planting experiments, in addition to several natives, include Pinus caribea, Eucalyptus, Albizzia falcata, Swietenia mahagoni, and Ochroma bicolor. A number of pulkications needed for research in this field have been acquired. Further information regarding forestry developments in Surinam are to be found in “Worestry in Dutch Guiana” by Christopher Swabey in Empire Forestry Review 29:125- 1311950: CARIBBEAN FORESTER UNA NUEVA ESTACION DE INVESTI- GACION SELVICULTURAL EN MIJN- ZORWEG, GUAYANA HOLANDESA En la Guayana Holandesa, el Servicio Fo- restal ha establecido una nueva estacién de investigacion selvicultural en Mijnzorgweg, a cerea de 15 kilometros de Paramaribo. Me- diante correspondencia con la Oficina del Conservador de Bo:ques hemos sabido que esa estacion tiene planes para emprender un amplio programa de investigacion forestal. La tarea mas importante de la nueva es- tacion es el mejoramiento de .as antiguas plantaciones Gongrypp. Estas plantaciones, la mayoria de las cuales tienen de 30 a 35 anos de edad y comprenden mas de 1.000 acres e.tuvieron abandonadas durante 1925 a 1947. Las limpias y entresaques han co- menzado ya y se estudiara su futura rege- neracion y desarrollo. Se estan haciendo in- vestigaciones sobre semillas, germinacion, crecimiento de posturas y practicas de vivero en los tres viveros foresta.es que funcionan bajo la direccién del Servicio Forestal. Se esta estudiando la regeneracion artifi- cial en areas desnudas, usando el sistema taungya y también Ja subplantaciOn experi- mental del bosque virgen y del bosque secun- dario, usando entre otras las siguientes es- pecies (ademas de varias nativas): Pinus caribaea, Eucalyptus, Albizzia falcata, Swie- tenia mahagont, y Ochroma bicolor. Han ad- quirido diversas publicaciones sobre investi- gacion forestal. : Para mayor informaci6n sobre el desarro- lo del programa forestal en Ja Guayana Ho- lande-a refiérase al articulo de Christopher Swabey ‘Forestry in Dutch Guiana” pubii- cado en “Empire Forestry Review” 29 :125- VSH: L950: