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CARTAS

DE

SANTA TERESA DE JESÚS

PARÍS. T I P . G A R'N I E R HERMANOS

CARTAS

DE

SANTA TERESA DE JESÚS

OTROS ESCRITOS Y DOCUMENTOS

REFERENTES Á ESTA GRANDE Y SANTA MADRE

REFORMADORA DE LA ORDEN CARMELITANA

Y FUNDADORA

DE LA ORDEN DE RELIGIOSOS Y RELIGIOSAS DESCALZOS DE NUESTRA SEÑORA DEL CARMEN

Nueva edición

PARÍS GARNIER HERMANOS, LIRREROS-EDITORES

6, RUÉ DES SALNTS-PÉRES, 6 1893

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ADVERTENCIAS

Y

OBSERVACIONES PRELIMINARES

Á MANERA DE PRÓLOGO

Son las cartas, por lO general, muy poco apreciadas por aquellas personas á quienes se las dirige, mientras que existe en este mundo aquel que las escribe, y es muy raro que se conserven todas tilas. Estos escritos que, por su naturaleza son cortos, ligeros, no y forman un cuerpo sólido, compacto ó exclusivo de una materia especial, ni aún capítulos que guarden ilación ó sean connexos entre sí, se asemejan á los hojas desprendidas de un árbol que, por frondoso que sea, no deja por eso de esparcirlas el viento, llevándolas en sus ráfagas y arremolinados torbellinos á puntos bien diversos.

Sucede, sin embargo, que cuando la persona que es- cribe estas cartas llega á hacerse notable, á llamar la atención, sea por su saber, por su virtud, ó por cualquier otro concepto, entonces empieza á darse importancia á sus escritos, y las personas que han recibido cartas suyas las guardan, y conservan, ó como un testimonio de aprecio, ó como una reliquia, ó como un cariñoso re- cuerdo. Pero aquí que, llegado aquel caso, esto es, el de la importancia que ha adquirido el sujeto, se observa una especie de reacción en sentido inverso, y la indife- rencia con que hasta entonces se hablan mirado sus

VI PROLOGO

escritos es reemplazada por el interés más vivo; interés que llega hasta el extremo de fabricar cartas apócrifas, de falsificar escritos que nunca existieron y que se quieren hacer pasar como dimanados de aquel sujeto.

El recoger estas hojas muertas y esparcidas, el colo- carlas, por su orden, el formar con ellas un ramillete ó un arbolillo siquiera pequeño, cuya vista recree, es una obra tan penosa como difícil, y esto tanto más teniendo que examinar todas estas hojas, con minuciosidad, para poderlas distinguir y apreciar y saber si todas ellas proceden del mismo árbol de que se desprendieron, para separar, en fin, lo apócrifo de lo falso y dejar lo cierto y verdadero. El trascurso del tiempo hace más dificultosa esta tarea, y es imposible, moralmente im- posible elvolverárecogertodas esas hojas sueltas y espar- cidas. Esto es, precisamente lo que ha sucedido con las cartas y otros escritos de santa Teresa, si bien, por dicha, han podido conservarse los más importantes y un crecido número de epístolas. Pero ¿ ^on las que se han podido reunir y coleccionar todas las que escribió la Santa Ma- dre ? No por cierto. Y esto mismo es lo que sucedió con los Santos Evangehos.

La Santa Iglesia Católica ofrece en sus venerandos libros del Nuevo Testamento muchas cartas de lo& Santos Apóstoles. ¿ Serán, sin embargo, estas cartas todas ó las únicas que escribieron los miembros del sagrado Aposlóhco Colegio?

Las de santa Teresa han sufrido todas las vicisitudes ordinarias á que están sujetos los escritos de esta natu- raleza. Las cartas de una pobre monja tuvieron escasa importancia en un principio, así es que apenas hubo alguna que otra persona que las conservase, siendo la más antigua que se conoce la que aparece como pri- mera en esta colección, la que conservó su cariñoso her- mano, escrita en io62, y después de esta carta, por cuyo

PROLOGO VII

contesto mismo se colige no ser verdaderamente la pri- mera que escribió lo Santa, y que otras muchas ó va- rias por lo menos, la hablan precedido, hay un largo intervalo de seis años, sin que se haya podido encontrar ninguna de las que debe suponerse, positivamente con fundados motivos, que escribió en este tiempo. Guando ya esa humilde y oscura rehgiosa salida de un pobre convento de Avila empezó á ser conocida y á llamar la atención por sus virtudes, por sus fundaciones, y hasta por las persecuciones de que fué objeto, entonces, se empezaron á estimar sus cartas y á conservarse como preciosos escritos. Por esta razón es por la que, según fué entrando en años, y acercándose á su bienaventurado tránsito, se conservan muchas más cartas suyas de esta época que de la anterior de su vida.

II

Mucho tiempo hacía ya que las personas devotas y los literatos mismos deseaban poseer una edición correcta, metódica y tan completa como fuera posible, de las obras de SANTA Teresa, obra más que magna, obra casi impo- sible atendidas las vicisiitudes por las que ha pasado España desde prinsipios de este siglo con guerras extran- jeras y civiles, y más particularmente con las exclaustra- ciones de los religiosos, la supresión de monasterios y conventos, y la laceración y dispersión de sus ricas bi- bibliotecas y archivos ; el robo de sus alhajas, la profana- ción de sus reliquias, la pérdida de autógrafos venerandos de un valor inestimable y la muerte natural ó violenta de muchos religiosos así ancianos como jóvenes instrui- dos y versados en obras de esta naturaleza, hacía aquella obra mucho más difícil.

La divina Providencia sin embargo, en sus alta« é

VIII PROLOGO

incomprensibles, miras ha dispuesto las cosas de distinta manera, haciendo que haya sido, sino fácil, realizable, por lo menos, lo que parecía imposible, sirviendo los des- pojos dispersos de un riquísimo archivo, para restaurar las cartas de la Santa Fundadora, para encontrar otras nuevas, y poderlas publicar con uniformidad y método.

Siendo las cartas de santa Teresa aquellos de sus escritos que más vicisitudes han sufrido, es difícil el saber el cuándo y el porqué las escribió, segcn la con- fusión y falta de orden y claridad con que se hablan pubhcado algunas de ellas.

La más antigua, como hemos dicho, que figura como la primera de esta publicación tiene la fecha del último dia del año de 1561, pues aunque hay dos consultas diri- gidas á San Pedro Alcántara y á otro de los directores que tienen las fechas de lo60y 1561, no se las considera como cartas : ¡ y cosa bien rara ! ¡singular coinciden- cia ! trecientos años justos han trascurrido y se han em- pleado en coordinar y publicar sus cartas. Tres siglos, desde que empezó sus fundaciones y emprendió la Re- forma de la orden, cuya obra subsiste hoy dia, segun.se ve por esta carta primera dirigida á su hermano que coincide con su primera fundación del convento de San José, de la cual habla en ella, así como de toda su familia.

Entre esta carta y la siguiente media un espacio de seis años y cinco meses ; carta escrita al concluir la fun- dación del convento de Malagon que era el tercero que fundaba, Con tal motivo, muchas otras debió escribir durante este tiempo, como así lo dice ella misma en sus Fundaciones hablando de la fundación de Medina del Campo ; pero ni de estas cartas, ni de las que dirigió á Doña Luisa de La Cerda ó sus agentes para llevar á efecto la fundación de aquel convento, no se tiene noticia.

Ya desde el año de 1568, la correspondencia es más seguida. La Santa Fundadora iba adquiriendo honra

PROLOGO IX

é importancia, y sus cartas se guardaban y conservaljan con mayor esmero. La última que escribió fué el 5 de Setiembre de 1582, dirigida al Capellán de las monjas de Alba deTórmes, treinta y nueve dias antes de su muerte. De modo que dejando aparte la de 1562, las cartas que se publican en este tomo abrazan un período de catorce años, tres meses y veinte y tres dias, habiendo cartas de todos estos últimos quince años de su vida.

No todas las cartas que escribió en este tiempo han podido conservarse, ó si existen, no setieneporlo menos noticia de su paradero. El P. Gracian dice que conser- vaba un tomo de cartas del grosor de tres dedos. Una gran parte de estas cartas la dejó en 1607 á su hija espi- ritual Doña Beatriz Ramirez de Mendoza condesa del Gas- telar, fundadora del convento de Religiosas descalzas de Corpus Christi de Madrid (llamadas las Carboneras.) La priora del convento de Sevilla María de San José, hija predilecta de la Santa, guardó otru tomo de sus cartas. Ésle ha podido conservarse, pero el del P. Gracian ha desaparecido, excepto algunas cuantas de las que la con- desa del Gastelar dejó en el convento de las Carboneras de Madrid y en otro que fundó de Carmelitas descalzas en Alcalá de Henares, Pasaban de cincuenta las que las Car- boneras tenían, entre ellas había treinta y cuatro dirigidas alP. Gracian, varías copias de mano de santa Teresa de las dirigidas al Nuncio, al General, al Señor Yelázqtiez, así como la correspondencia que siguió con los PP. Je- suítas, cuando el P. Salazar quiso pasarse á los Des- calzos. Pues bien^ de todas estas cartas hoy dialas Car- boneras no tienen más que la copia de una carta dirigida á Felipe ÍI por la Santa; de modo que de aquella rica colección del P. Gracian sólo existen diez cartas en el convento de Alcalá de Henares.

De la colección hecha por la venerable madre María de San José íe conserva mavor número. Cuando fué á

X PROLOGO

fundar el convento de Lisboa se las llevó consigo, pero consecuencia de la persecución que sufrió por haber salido á la defensa del P. Gracian, se vio precisada á inutilizar algunas de estas cartas, pero tuvo la precau- ción de que un notario le diese testimonio fehaciente de algunos trozos de otras. En la extrema pobreza en que se vio, se sirvió de estas carias para llevar cuentas en ellas y hacer anotaciones. Ademas, como santa Teresa no acostumbraba poner fecha precisa en sus cartas, esta venerable religiosa la puso de su letra según lo que ella se recordaba, si bien no siempre con exactitud.

El año de 1588 estuvo en Lisboa el doctor Sobrino Morillas, letrado de cámara del príncipe cardenal y su capellán de honor , el cual recogió cestas artas, las entregó á suheramanoeldoctorDon Francisco Sobrino, Obispo que fué después de Valladolid que se ocupabev en recoger es- critos originales de santa Teresa, y más tarde las entregó á las carmelitas Descalzas de Valladolid en cuyo con- vento habia dos hermanas suyas religiosas, María de San Alberto y Cecilia del Nacimiento.

La madre María de San Alberto hizo en estas cartas varios arreglos de foliación por orden cronológico, y formó el índice de ellas, del cual resulta que el número de cartas de que constaba esta colección era cincuenta y seis. Todavía vivían en aquella época algunas de las primeras religiosas que dieron noticias importantes sobre muchas cosas.

La tercera colección importante de cartas de santa Teresa es la que poseen las Carmelitas Descalzas de Sevilla, colección que existia ya en 1610 y que aumentó el P. Gracian con algunas cartas suyas, siendo priora de aquel monasterio su hermana la Madre Juhana de la Madre de Dios, habiendo hecho él mismo la portada y el índice de esta colección.

También posee aquel convento el libro original de

l'HOLOGO XI

las Moradas, manuscrito de la Santa, que hizo cubrir con planchas de plata la Duquesa de Béjar Doña Juana de Mendoza siendo novicia el año 1618 en aquel con- vento.

En 1760 se hallaban encerradas estas cartas en un libro de cabritilla encarnada dorada con muchos dibu- jos y que se cerraba con manecillas de plata. Tenian ademas, las religiosas otras dos cartas en tres hermosos relicarios de plata, y hacía juego con estos otro cuarto relicario con una patente de San Juan de la Cruz, para dar una profesión. Habia, ademas, una carta original del venerable Fr. Domingo de Jesús María (Ruzola), y dos de la venerable Ana de san Bartolomé.

En la portada del libro se leía : « Libro de cartas de nuestra Santa Madre Teresa de Jesús, fundadora de los Descalzos y Descalzas carmelitas. Hanse juntado las que están aquí con mucho trabajo y dificultad, y así pide la madre Juliana de la Madre de Dios, priora de este convento del glorioso San José de Descalzas Carmelitas de Sevilla, que es la que las ha procurado, á todas la^^ que le sucedieren, que procuren aumentarlas, y no dis- minuirlas. »

Ademas de estas tres colecciones, hay otra multitud de cartas originales de Santa Teresa distribuidas en otros muchos Monasterios, en algunas Iglesias y en poder de personas distinguidas, sin contar otras muchas copias. Los Garmelitos descalzos de Madrid y las Carmelitas descalzas de Santa Ana poseían también un gran número de cartas, y entre las de santa Teresa, una carta ori- ginal de San Pedro Alcántara dirigida á esta Santa.

En Salamanca, Calahorra, Consuegra, Guadalajara. Zaragoza y la Cartuja cerca de esta ciudad se hallan igualmente cartas y escritos de la Santa; otra en Egea de los Caballeros, y otra en Boltaña.

XII PROLOGO

III

Las cartas de santa Teresa están escritas en folio,, esto es, sin doblar el papel en cuartillas como se usa hoy día. En las que se conservan enteras, se ve el sobrescrito y el sello, en la cuarta página.

Todas ellas principian con el nombre de Jesús en cifra {Jhs), el cual no sólo lo emplea como un signo de devo- ción, sino como una palabra ó principio de la carta, seguida de las de : sea con vuestra reverencia, pa- ternidad, merced ó ilustrísima según era la persona á quien escribía. Algunas veces, sin embargo, pone la cifra de Jhs. aislada, y entonces empieza la carta di- ciendo : La gracia del Espíritu Santo sea con vuestra reverencia. Unas veces se firma solamente Teresa de Jesús , y otras añade : cai^melita añadidura ó sobrenombre que expresaba en ella, ó sumisión y humildad, ó respeto y deferencia, ó necesidad de darse á conocer, indicando quién era; así es que se halla en las cartas dirigidas á Flipe II, á Don Teutonio de Braganza, al obispo Don Alvaro de Mendoza y á otras personas de la nobleza.*

Los sellos con que cerraba sus cartas eran dos : uno

el de Jesús, y otro el de la Calavera sostenida por los

huesos puestos en aspa, rodeado de un filete ó cordo-

nillo. La cifra del sello de Jesús, es la misma que la que

f usan los Jesuítas con la cruz sobre la h (j h s), rodeada

de un cordoncillo, y el modo de cerrar las cartas era doblándolas de manera que no pudiese verse nada de su contenido, sujetándolas después con una tirill i de papel larga y estrecha cuyas puntas se introducían dentro de la carta y poniendo el sello encima de esta abertura, y en esta tirilla se ponía el sobrescrito, 6 alguna pos- data y el precio estipulado del porte que habia de darse

PROLOGO

xm

al conductor, el cual recibía la mitad, del que escribía la carta, y la otra mitad del que la recibía.

Santa Teresa no solía, por lo general, poner más fecha en sus cartas que la del dia, raravez la del mes, y sola- mente la del año en las que escribía para América. Lo más común era el citar el Santo ó festividad del dia. Nunca usó números arábigos : los que se ven en sus cartas los puso María de San José al coordinar las car- tas, y después María de San Alberto al retocarlas.

Otra cosa notable en sus cartas son los seudónimos con que designa á varias personas, especialmente en los años de 77 al 79 que fué la época de las persecuciones que sufrió. aquí la clave :

José ,

Angela, Lop.eniia..

Ángel Mayor.. .

Angeles

Águilas

Aves nocturnas..

Cuervos.. Cigarras.

Gatos

Ardapilla

.Carrillo. Esperanz.v.

Elíseo, Pablo.. . .

Elías, Clemente. .

(ilLBEÍVrO . . . .

Joannes

KFANTE.,

N. S. Jesucristo por ser Sau José su padre putativo.

Ella misma. Loroncia como hermana de Don Lorenzo Cepeda, ó por estar abrazada con el fuego del amor divino.

El Cardenal Quiroga, Inquisidor General.

Los Inquisidores, en general. Los Carmelitas Descalzos por su mucha contem- plación en la que miraban á Dios fijamente.

Los Calzados que, por el contrario, viviau en la oscuridad.

Los Jesuítas, ó los Calzados.

Las Carmelitas Calzadas, por hablar mu- cho, y tratar con las gentes del siglo.

Algunos clérigos seglares ó regulares.

El Licenciado Paüilla, Comisario para la Reforma de los Regulares.

El P. Salazar, jesuíta, que esperaba ser Carmelita Descalzo.

El P. Gracian. Pablo por los trabajos que padecía, y por su celo en predicar. Eliseo por hijo y heredero del celo del profeta Elias.

Fr. Elias de San Martin.

Se cree que alude al Rey con este nombre.

Con este nombre designaba algunas veces al Lie. Juan Calvo de Padilla ; pero en una de sus Cartas indicaba ser el general Fr. Juan B. Rúbeo, por que las patentes prin- cipales empezaban por la palabra Joannes.

Fr. Juan de ias Infantas.

XIV '• PRÓLOGO

SIariposa^ Las Carmelitas Descalzas, por su sencillez

y pureza de alma.

Macario Fr. Antonio de Jesús Heredia.

Matusalén El Nuncio : Monseñor Ormaeto pnmero ;

y después Monseñor Sega.

Melquisedec. ... El Sr. Covarrubias, presidente del Con- sejo, Obispo dimisionario de Segovia.

Pausado (el).. . . El Sr. Pazos, sucesor del Sr. Covarrubias; hombre flemático.

Peralta Fr. Jerónimo Tostado, Carmelita Calzado

gran perseguidor de los Descalzos.

Roque. . .... Roque Huerta.

Santelmo El P. Olea, Jesuita.

Séneca, Sene^ulta. . San Juan de la Cruz, por su carácter aus- tero y sentencioso ; y el diminutivo por su poca estatura.

Santa Teresa sólo se servia de amanuense para cartas de confianza, pues en aquella época era una grave descortesía el que un inferior, al escribir á un superior, lo hiciese por medio de escribiente.

Siempre se ha citado á la veverable Ana de San Barto- lomé al hablar de las amanuenses de santa Teresa, pero aquella no lo fué, sino en los últimos años de lavida de la Santa, cuando, después de las persecuciones, ésta salió para hacer las fundaciones de Castilla la Yieja. Con este motivo es digno de referirse el milagro ocurrido con esta religiosa en aquella época, de haber aprendido á escribir de repente, en una sola noche por obediencia y mandato de Santa Teresa, según es tradición en la orden.

aquí como lo cuenta Fr. Grisóstomo Enriquez, cronista de la Orden de San Bernardo, y biógrafo de la venerable Ana de San Bartolomé.

« Vióse una vez muy vencida (santa Teresa), dice, é imposibilitada de responder á todos los que la habian escrito.... Mirábala muy compadecida de sus trabajos Ana. Bien quisiera ayudarla, pero ni podia, ni sabía hacerlo. Culpaba su ignorancia, y quisiera en esta oca- sión haber aprendido á escribir para servir de secre- taria á su santa Madre. Parece que en el rostro la leyó

PROLOGO XV

el pensamiento, y así como saliendo á lo mismo quo deseaba la dijo : Mucho me holgara, hermana, que supiera escribir 'para ayudarme en semejantes ocasiones; aquí replicó ella : No me fuera difícil á mandádmelo vuestra reverencia, pues el obedecer facilit cosas más arduas, y yo estoy dispuesta á hacer cuanto me ordenare la obe- diencia. Esta prontitud y devoción agradó á la santa Madre, y como ella tenía la misma confianza en la virtud de la obediencia, no por probar á su discípula,- pues le constaba bastante cuan obediente era, sino para que los que tuviésemos noticia de este caso, aprendiése- mos á seguir en todo y por todo la voluntad de nuestros superiores, con una santa autoridad la dijo : Pues tome la pluma y escriba. \ Caso maravilloso! Tomó la pluma y puso delante de una carta escrita por la misma Santa y empezó á formar los caracteres, imitando la letra de SANTA Teresa, y desde aquel punto, sin aprender más ni hacer otra diligencia escribió cartas y todo lo que se ofrecía. Y aunque es verdad que su letra es mal legible, no deja de ser el caso menos milagroso, antes encierra en mayor misterio porque es la misma forma que la de la letra que hacía la Santa. Este milagro, que atribuía la ve- nerable Ana á los méritos y santitad de su maestra, se lo oyeron muchísimas personas que hoy viven, de la propia boca, y es muy célebre y notorio en toda la religión.... » En la colección de Yalladolid se conservan cartas de letra de Ana de San Bartolomé.

IV

Ya queda dicho que, por el contexto de la primera y más antigua carta de Santa Teresa, se colige que habia escrito antes otras á sus hermanos. Éstas y otras muchas se han perdido.

XVI PROLOGO

El P. Gracian dice que las que él tenía formaban un tomo del grosor de más de dos dedos, y las solas ochenta que se conocen no podían abultar tanto.

Faltan muchas de las que dirigió la Santa alas prioras de Yalladolid, Toledo, Medina, Segovia y otras varias con las que sabe que se siguió una activa correspondencia.

No se ha encontrado ninguna de las muchas que di- rigió á San Juan de la Cruz, lo cual es muy notable ; car- tas que debian encerrar mucha doctrina espiritual. aquí lo que sobre este particular refiere su biógrafo Fr. Marcos de San Francisco en el capítulo xxvidesu vida:

« Luego que fué preso San Juan de la Cruz, dice, « acordándose de que se habia dejado en la hospedería « del convento de la Encarnación las cartas de Santa Te- « RESA se escapó de la sacristía, donde le tenían preso y « fué apresuradamente á su cuarto donde rasgó y hasta « masticó las cartas de la santa que tenía en su poder. »

En la vida del Santo escrita por Fr. Juan de la Resur- rección, nada se dice de esto; Fr. x\ntonío de San José en una nota puesta á la Carta XL del tomo VI de las edi- ciones anteriores dice : « Es mucho de notar que en « todo este celestial epistolario no hallamos una carta « escrita á este gran padre é hijo amado de la Santa. « Es el caso que las estimaba tanto que todas las « llevaba siempre consigo, juntamente con la Biblia, « metidas en un pobre zurrón ; éste era en los caminos « su mayor ajuar. Hizo escrúpulo del consuelo que reci- « bia de aquellas cartas, tan espirituales y discretas, y « por darse entero á la Cruz las quemó todas de una vez. »

Sea lo que quiera de estas dos versiones, que ambas á dos pueden ser ciertas, no es creíble que durante los últi- mos cuatro años de su vida, en los que San Juan de la Cruz se ocupaba tanto de las cosas de la Reforma, y habiendo dirigido él la fundación del convento de Gra- nada, y tenido que intervenir en asuntos de las Des-

PROLOGO XVII

calzas, no ]e hubiese dirigido Santa Teresa ni una sola carta en esos cuatro años.

Dos solas cartas se han encontrado dirigidas al padre Doria. Esto da lugar á suponer, ó que la influencia de este padre no era tan grande como la que le han atri- buido los émulos del P. Gracian, durante la vida déla Santa, ó que las cartas que le dirigió se han perdido, ó no se cuidó de conservarlas,

Teniendo en cuenta todo esto y las alusiones que hace Santa Teresa en muchas de sus cartas refiriéndose á otras, debe conjeturarse que las que poseemos, apenas vendrán á ser una tercera parte de las que escribió, de- biendo atribuirse una gran parte de la pérdida y desa- parición de estas cartas á la veneración con que se las mirava y á la devoción indiscreta con que se las trataba, pues sucedía muchas veces que se recortaba ó la firma ó un trozo de carta para llevarla á los enfermos, aplicár- selas sobre el cuerpo y aún administrarle interiormente bebidas y medicinas confeccionadas con ellas.

En la época de las persecuciones, así el P. Gracian como otros muchos se vieron obligados á destruir varias, según la misma Santa Teresa lo encargaba.

Después de esto, hay que agregar á todas estas causas el que varias personas, j'^or devoción, se han apropiado muchas de estas cartas, poco menos que robándolas, prevalidos de su posición, de los apuros en que la pobreza ponía á las religiosas, y de algunos favores que las dis- pensaban.

Las cartas de aquella humilde y pobre monja de Avila de quien en un principio nadie hacía caso, son aprecia- das hoy dia de bien distinta manera, puesto que se ofre- cen cuatro y seis mil reales por una carta déla Santa Re- formadora del Carmelo, por corta é insignificante que sea.

Délas que reconocían, en los siglos xvn, y xvni se han hecho numerosas copias. La primera colección se hizo

XVIII PROLOGO

hacia los años de 1620, y se halla en la Biblioteca Na- cional en un tomo iv de 580 páginas, en el que se lee por fuera : f Caxon de nuestra santa Madre, número 36. Traslado de las cartas del tomo I á la Santa : otras cosas suyas. Esta obra fué hecha por el P. Fr. Juan de Jesús María, primer cronista de los Carmelitas Descalzos. En esta colección se hallan las relaciones á San Pedro Alcán- tara y las contestaciones de éste, del venerable maestra de Ávila y de Saii Luis Beltran; pero tiene el defecto de haberse incluido en ella las cartas apócrifas de la Santa.

Hay otra segunda colección hecha á mediados del siglo xvn por encargo del General de los Carmelitas Descalzos, en la que, ademas de la copia fiel é íntegra de as cartas, contiene un interesante extracto de las decla- raciones dadas en el expediente de beatificación ; y hay también otra tercera hecha hace cien años que contiene las copias auténticas y fehacientes autorizadas por nota- rios apostólicos, y por mandato de los respectivos ordi- narios, de las colecciones de Yalladolid, Sevilla, Sala- manca y otros puntos de Castilla la Yieja. Es un Tomo en folio de 416 hojas dobles. Una y otra se hallan también en la Biblioteca Nacional.

Después de haber trascurrido más de un siglo desde la muerte de Santa Teresa, sin que nadie pensara en im- primii sus cartas, ya porque unos les daban poca impor- tancia, y ya porque otros no querían que se revelasen ciertos dictámenes de la Santa, el P. Fr. Diego de la Visitación, General de la Orden Descalza, que habia mandado reunirías colecciones, remitió la primera serie de ellas al obispo de Osma, el venerable Palafox que era uno de los más fecundos escritores ascéticos del siglo xvii, el CLial después de haberlas anotado, las devolvió al General con una extensa carta en la que le decia : « Con » gran consuelo he leido las epístolas de Santa Teresa que » V. P. Rema, quiere dar á la estampa para pública utih-

PROLOGO XIX

» dad de la Iglesia, porque en cada una de ellas se desca- » bre el admirable espíritu de esta virgen prudentísima » á la cual comuncío el Señor tantas luces para que con » ellas después ilustrase y mejorase á las almas

« Ninguno lee los escritos de la Santa que no busque » luego á Dios; y ninguno busca á Dios, que no quede » devoto y enamorado de la Santa. Y esto no sólo creo )) yo que es gracia particular de estilo y fuerza maravi- » llosa del espíritu, que secretamente lo anima, sino pro- » videncia de Dios : porque ama tanto á la Santa que á ') los que hace perfectos con la imitación de sus virtudes )) é ilustra con la luz de sus tratados espirituales quiere » asegurar con la fuerza poderosa de su intercesión.

)) Bien me parece á que se admirarían y alegrarían » los ángeles de ver la fuerza y eficacia de la gracia )) mirando á la discípula, enseñando á su maestro, á la » hija á su padre, y á la religiosa al Obispo.

» De esto se nos ofrece un clarísimo ejemplo en lo que^ )' sucedió con uno de mis predecesores el Illmo. Sr. » Don Alonso Yelázquez, docto, pío, y prudente : Cujus )) non swn dignv.s corrigiam calceamentorum ejus solvere )) El cual habiendo sido su confesor en Toledo, le envió )^ á rogar á la Santa que le enseñase á orar; y esta ad- » mirable maestra de espíritu obedeciendo rendidamente » á su confesor, como si en la carta que le escribió le pusiera en la mano la cartilla espiritual, comenzó á

» enseñarle y á que conociese las primeras letras ¿Y

)) á quién enseñaba la Santa este abecedario espiritual? )) A un Obispo doctísimo y piísimo, padre de pobres. » consuelo de afligidos y maestro de las almas de su » cargo. Al que después de haber gobernado la Iglesia « de Osma con inimitables virtudes, fué presentado por )) el señor rey Felipe II á la metropolitana de Santiago^ » y habiendo servido algún tiempo con grande espíritu

XX PROLOGO

» aquella Santa iglesia, la dejó y se retiró á morir á la » soledad. Al que era tan rígido consigo que visitaba á » pié su Obispado, como lo dice la Santa en sus Funda- » clones.' k Obispos que sabían servir y dejar los Obispa- » dos, enseña Santa Teresa, y les enseña á servirlos y á » dejarlos. »

Desde 1657 empezaron á darse á la imprenta las Cartas de Santa Teresa, pero en ediciones todas incom- pletas y defectuosas. Los Carmelitas Descalzos tenian preparada una edición más correcta que no pudieron publicar, portas desgraciadas circunstancias delae'poca. En 1832 se ha hecho una edición más completa de las Obras de Santa Teresa, por los hermanos Castro Palo- mino ; y en las ediciones económicas que hicieron así estos editores, como la librería religiosa, solamente se incluyeron algunas cartas de las más notables, y á pro- pósito para fomentar la piedad cristiana.

Deseosos los PP. Carmelitas Descalzos de epurary restaurar las obras de Santa Teresa, así el General de la Orden como el Deíinitorio nombraron serios correctores encargados de examinar y compulsar los escritos origi- nales de la Santa ó las copias auténticas, y de hacer todas las investigaciones posibles para descubrir otros nuevos documentos ; encargo y comisión cuyo desempeño exigía el tener que ir á aquellos lugares en que se halla- ban depositados. Mucho trabajo les costó á estos buenos religiosos el desempeñar su encargo, porque en vez de auxilio y protección, no encontraban, muchas veces, sino oposición, y despego aún por parte de aquellos mismos que debían ayudarlos. Fr. Pablo de la Concep-

PROLOGO XXI

cion General que era de los Descalzos de España en 1757 fué el primero que dio aquella comisión en 23 de Junio de aquel año á los PP Fr. Andrés de la Encarnación y Fr. Manuel de Santa María. No habiendo podido desem penar su encargo Fr. Andrés, el Deünitorio nombró en Mayo del 58 á los PP. Fr. Agustin de la Concepción de- finidor, y Fr. Agustin de la Concepción, y el General nombró á otro padre de Sevilla Fr. Tomás de Aquino. También se ocupó en estos trabajos Fr. Antonio de San Joaquín, autor del Año teresiayio.

El que más contribuyó con su cooperación, y el que más tuvo que sufrir y padecer en el desempeño de su encargo fué el P. Fr. Manuel de Santa María. Este santo deligioso escribía el 16 de Febrero de 1761 desde Alba de Tormes una carta muy curiosa á su compañero Fr. Andrés de la Concepción dándole cuenta en el seno de la amistad, de sus investigaciones y de los apuros en que se hallaba, refiriéndole la malevolencia de algunos priores que no sólo no le secundaban en sus investigacio- nes, sino que le contrariaban. Dícele que con doscientos reales podría hacer las diligencias necesarias para las copias é informaciones jurídicas en Salamanca, Peña- randa, Ávila, Duruelo y Mancera. Y para hacer frente á todos estos gastos no tenía más que ¡ cien reales ! y pedia que le enviasen otros ciento. ¡Tal era la escasez y po- breza con que tenían que hacer operaciones tan impor- tantes los Religiosos Delcalzoseu aquella época ! ¡Pobre y santo religioso que con ¡Doscientos Reales! con una bolsa de escapularios y medallas, y un gran caudal de resignación y de paciente constancia, teniendo que ir desde Alba de Tórmes á aquellos lugares, viendo malas caras, sufriendo desprecios y contrariedades, mal comido, peor calzado, calculaba que podría subvenir á tantos gastos y llevar á cabo una obra tan piadosa, al par que literaria y tan interesante, pidiendo sólo por recom-

XXII PROLOGO

pensa que le dejaran ir á morir al desierto de las Batuecas!... ¡Doscientos reales! ¿De qué servida hoy dia esa cantidad para ejecutar una obra tan magna? Bien digno es este santo religioso y excelente corrector de que se haga de él una especial mención, y que el nombre de Fr. Manuel de Santa María, Carmelita Descalzo, cor- rector de las obras de Santa Teresa, que hasta ahora era desconocido é ignorado, quede en la historia consignado.

Varias han sido las traducciones que se han hecho en todos los idiomas de las obras de Santa Teresa. El pri- mero que tradujo en francés las cartas fué el doctor Pellicot de la Universidad de Salamanca, y limosnero de la reina de Francia ; traducción que fué impresa en Paris en 1660, pero con muchas mutilaciones según lo hace notar Francisco Joppens en la edición que publicó en Bruselas en 1661. Hízose otra traducción en francés por el P. Fr. Pedro de la Madre de Dios publicada en 1698, y la madre Maupean, Abadesa de San Dionisio, hizo también otra.

El P. Valero hizo otra en italiano publicada en Flo- rencia el año de 1775.

En 1840 el abate Migne publicó las Obras de santa Te- resa en dos tomos parecidos á los de la biblioteca de AUTORES españoles ; y últimamente el P. Bouix, Jesuíta, ha dado á luz en 1861 una edición muy completa y apreciable en la cual se insertan algunos documentos muy curiosos é inéditos ; si bien el P, Bouix desgracia su obra y echa un gran borrón en ella, con los destemplados, injustos, y malsonantes insultos que lanza contra el ve- nerable Obispo de Osma Sr. Palafox, contra los editores de las obras de santa Teresa, y contra los Españoles.

En esta edición que publicamos se han puesto las cartas por el orden cronológico de los años en que se escribieron ; pero siendo ésta una edición abreviada y

PRÓLOGO XXIll

económica, nos hemos visto obligados á omitir algunas de las cartas que nos han parecido menos interesantes, y muchas notas que hemos hallado repetidas, ó de escaso valor.

Hemos conservado exactamente, así la ortografía, como el lenguaje, uniformándolo, y se han eliminado las prolijas notas del venerable Palafox y de Fr. An- tonio de San José, dejando solamente las históricas, y eruditas y las que pueden ayudar á comprender el texto, porque si hien algunas pueden ser interesantes para el crítico que tiene derecho para indagar el porqué de todas las cosas, no tienen ningún interés para el vulgo, y el común de los lectores.

En todas las cartas se ha puesto en su encabezamiento no sólo la fecha, sino un ligero extracto de su conte- nido, lo cual facilitasu busca en el índice.

Y, finalmente, se completa este tomo con varios Apén- dices que comprenden : un suplemento á las Cartas de SANTA Teresa ; otros documentos notables relativos á ella y á la Reforma, y, varias informaciones de perso- najes célebres, en el expediente de su beatificación.

Muchos frutos de santidad ha producido la lectura de las obras de santa Teresa, en todos tiempos, y si hu- bieran de citarse casos y ejemplos raros, podrían escri- birse numerosos volúmenes. Sin hablar de las innume- rables hijas é hijos suyos que pueblan los monasterios de la Orden, practicando la virtud y siguiendo por el camino del cielo que les indicó su Santa Madre Funda- dora, nos limitaremos á referir un caso muy notable de conversión que causó la admiración á mediados del siglo XVIÍ ; caso mencionado por el venerable Palafox, y escrito por Don Duarte de Braganza á su hermano Don Teutonio el Arzobispo.

« El año de 1639, dice el venerable Palafox, sólo con leerlas obras de la Santa, uno de los más doctos herejes

XXIV PRÓLOGO

de Alemania, á quien no pudieron rendir, ni seducir las plumas de las más sabios católicos sóloeUeer ;as cartas desta divina maestra, que él tomó en las manos para querer impugnarlas, por el contrario, fué deltas tan alumbrado, vencido y triunfado que habiendo quemado públicamente sus libros y abjurado sus errores, se hizo hijo de la Iglesia. Y escríbelo con las siguientes palabras á su hermano el Señor Don Duarte de Braganza.

« Estando para firmar esta carta, le dice, se me acor- daron dos cosas que acontecieron los dias pasados en Breme, en el ducado de Witemberg, ciudad muy nombrada en Alemania, de donde salen los mayores herejes que hay aquí. Era rector della, habia muchos años, unodestos, queteniadado en qué entender consus libros, á todos los letrados destas partes. Oyendo decir mucho de santa Teresa, envió á buscar un libro de su vida, para lo reprobar y confutar. Escribió tres años sobre ella; quemando en un mes lo que en los otros escribía. Resolvióse, en fin, que no era posi- ble, sino que aquella Santa seguia el verdadero camino de la salvación, y quemó todos los libros. Dejó el oficio y todo lo demás, y en breve se convirtió, el dia de la PurificoLcion pasado, en que le vi comulgar con tanta devoción y lágrimas, que se veía era grande la fe que tenía. Yive como quien se quiere vengar del tiempo perdido. Escribe ahora sobre las epístolas de San Pablo, refutando lo que sobre ellas tenía perver- samente escrito. Dicenes grande obra. >>

LOS EDlTORrS

CARTAS

DE SANTA TERESA DE JESÚS

CARTA PRIMERA.

Al señor Lorenzo de Cepeda y Ahumada, su hermano (1). Desde Avila 31 de

diciembre de 1561.

Sobre unos dineros que envió este desde Indias para su familia. Con los que tocaron a Santa Teresa hizo, en gran parte, la fundación de San José.

JESÚS.

Sea el Espíritu Santo siempre con vuestra merced, amén ; y páguenle el cuidado, que ha tenido de socorrer á todos, y con tanta diligencia. Espero en la majestad de Dios, que ha de ganar vuestra merced mucho delante de Él ; porque es ansí cierto, que á todos los que vuestra merced envía dineros, les vino tan á buen tiempo, que para mi ha sido harta conso- lación ; y creo que fué movimiento de Dios el que vuestra merced ha tenido para enviarme tantos ; porque para una monjuela, como yo, que ya tengo por honra, gloria á Dios, andar remendada, bastaban los que habían traído Juan Pe- dro de Espinosa, y Varona para salir de necesidad por algu- nos años.

Mas como ya tengo escrito á vuestra merced bien largo, por muchas razones y causas, de que yo no he podido huir, por ser inspiraciones de Dios, de suerte, que no son para carta,

(1) Esta Carta escribió la Santa á su hermano el señor Lorenzo de Cepeda, cuando asistia en las Indias Occidentales en la América, que laman Meridional quL- es el Perú, en la ciudad de los Reyes, por otro nombre Lima.

1

2 CARTAS

solo digo, que á personas santas y letradas les parece estoy obligada á no ser cobarde, sino poner lo que pudiere en esta obra, que es, hacer un monasterio, en donde ha de haber solas trece, sin poder crecer el número, con grandisimo en- carecimiento, ansi de nunca salir, como de no ver sino con velo delante del rostro, fundadas en oración y mortificación, como á vuestra merced mas largo tengo escrito, y escribiré con Antonio Moran, cuando se vaya.

Favoréceme esta señora doña Yomar, que escribe á vuestra merced. Fué mujer de Francisco de Avila de los de la Sobra- lejo, si vuestra merced se acuerda. nueve años que murió su marido, que tenia un cuento de renta : ella por si tiene un mayorazgo, sin el de su marido ; y anque quedó de veinte y cinco años, no se ha casado, sino dádose mucho á Dios. Es espiritual harto. mas de cuatro, que tenemos mas estrecha amistad que puedo tener con una hermana ; y aunque me ayuda, porque da mucha parte de la renta, por ahora está sin dineros ; y cuanto toca á hacer y comprar la casa, hágolo yo con el favor de Dios. Hanme dado dos dotes, antes que sea, y téngola comprada, aunque secretamente ; y para labrar co- brar cosas, que habia menester, yo no tenia remedio, Y es ansí, que solo confiando (pues Dios quiere que lo haga Él me proveerá) concierto los oficiales. Ello parecía cosa de desatino : viene su Majestad, y mueve á vuesa merced para que la pro- vea ; y lo que mas me ha espantado es, que los cuarenta pesos, que añadió vuesa merced, me hacían grandísima falta ; y san José (que se ha de llamar ansí) creo hizo no la hubiese ; y que lo pagará á vuese merced. En fin, anque es pobre y chica, más lindas vistas y campo tiene. An esto se acaba.

Han ido por las Bulas á Roma ; porque anque es de mi mesma Orden, damos la obediencia al obispo. Espero en el Señor, será para mucha gloria suya (si lo deja acabar que sin falta pienso será), porque van almas, que bastan á dar gran- dísimo ejemplo, que son muy escogidas, ansí de humildad, como de penitencia y oración. Vuestra merced lo encomiende á Dios, que para cuando Antonio Moran vaya, con su favoi', estará ya acabado.

Él vino aquí, con quien me he consolado mucho ; que me pareció hombre de suerte y de verdad, y bien entendido ; y

DE SANTA TERESA DE JESÚS. 3

de saber laii particul armen Le d.(! vuestra merced, que cierta una de las grandes mercedes, que el Señor me ha hecho, es, que le han dado á entender lo que es el mundo, y se hayan querido sosegar, y que entiendo yo que llevan camino del cielo, que es lo que mas deseaba saber ; que siempre hasta- ahora estaba en sobresalto. Gloria sea al que todo lo hace. Plega á Él siempre vaya vuestra merced adelante en su ser- vicio : que pues no hay tasa en el galardonar, no ha de ha- ber parar en procurar servir á el Señor, sino cada dia un po- quito siquiera ir mas adelante, y con fervor, que parezca, como es ansí, que siempre estamos en guerra, y que, hasta haber vitoria, no ha de haber descanso ni descuido.

Todos los con quien vuesa merced ha enviado dineros, han sido hombres de verdad, anque Antonio Moran se ha aventajado, ansí en traer mas vendido el oro, y sin costa (como vuestra merced verá) como en haber venido con harto poca salud, desde Madrid aquí, á traerlo, aunque hoy está mejor, que era un accidente ; y veo que tiene de veras volun- tad á vuestra merced. Trajo también los dineros de Varona, y todo con mucho cuidado. Con Rodríguez vino también acá, y lo hizo harto bien. Con élescribiré á vuestra merced, que por ventura será primero. Mostróme Antonio Moran la carta, que vuestra mercedle habia escrito. Crea, que tanto cuidado, no solo creo es de su virtud, sino que se lo ponía Dios.

Ayer me envió mi hermana doña María esa carta. Cuando la lleven estotros dineros enviará otra. A harto buen tiempo le yino el socorro. Es muy buena cristiana, y queda con hartos trabajos ; y si Juan de Ovalle le pusiese pleito, seria destruir sus hijos. Y cierto no es tanto lo que él tiene entendido, como le parece ; anque harto mal lo vendió todo y lo destruyó. Mas también Martin de Guzman llevaba sus intentos (Dios le tenga en el cielo) y se lo dio la justicia, aunque no bien : y tornar ahora á pedir lo que mi padre (que liaya gloria) ven- dió, no me queda paciencia. Y lo demás como digo, tenia mal parado doña María mi hermana ; y Dios me libre de interés, •que ha de ser haciendo tanto mal á sus deudos ; anque por acá está de tal suerte, que por maravilla hay padre para hijo, ni hermano para hermano. Ansí no me espanto de Juan de •Ovalle ; antes lo ha hecho bien, que por amor de mí, por

4 CARTAS

ahora se ha dejado de ello. Tiene buena condición ; mas en este caso, no es bien fiarse de ella, sino que cnando vuestra merced le enviare los mil reales, vengan á condición, j con escritura, que el dia que tornare el pleito sean quinientos ducados de doña María.

Las casas de Juan de Centura aún no están vendidas, sino recibidos trescientos mil maravedís Martin de Guzman de ellas, y esto es justo se le torne. Y con enviar vuestra merced estos mil pesos, remedia Juan de Ovalle, y puede vivir aquí, y tiene ahora necesidad ; que para vivir contino no podrá, si de allá no viene esto, sino á tiempos y mal.

Es harto bien casada, mas digo á vuesa merced, que ha salido doña Joana mujer tan honrada, y de tanto valor, que es para alabar á Dios, y un alma de un ángel. Yo salí la mas ruin de todas, y á quien vuestra merced no habia de conocer por hermana, según soy : no como me quieren tanto. Esto digo con toda verdad. Ha pasado hartos trabajos y llevádolos harto bien. Si sin poner á vuestra merced en necesidad, pu- diere enviarle algo, hágalo con brevedad, aunque sea poco á poco.

Los dineros que vuestra merced mandó, se han dado, como verá por las cartas. Toribia era muerta, y su marido á sus hijos, que los tiene pobres, ha hecho harto bien. Las misas están dichas ; (dellas creo antes que viniesen los dineros) por lo que vuestra merced manda, y de personas las mejores que yo he hallado, que son harto buenas. Hizome devoción el in- tento por qué vuestra merced las decia.

Yo me hallo en casa de la señora doña Yomar en todos estos negocios, que me ha consolado, por estar mas con los que me dicen de vuestra merced. Y digo mas á mi placer, que salió una hija de esta señora, que es monja en nuestra casa, y mandóme el Provincial venia por compañera, á donde me hallo harto con mas libertad para todo lo que quiero, que en casa de mi hermana. Es á donde hay todo trato do Dios y mucho recogimiento. Estaré hasta que me mande otra cosa,, aunque, para tratar en el negocio dicho, está mejor estar por acá.

Ahora'vcnganios á hablar en mi querida hermana la señora doña Joana, que aunque á la poslro, no lo está en mi volun-

DE SANTA TERESA DE JESÚS. O

lad : que es ansí cierto, que en el grado que á vuestra mer- ced la encomiendo á Dios. Beso á su merced mil veces las ma- nos por tanta merced, como me hace. No con qué lo servil-, sino con que al nuestro niño se encomiende mucho á Dios, y ansi se hace, que el santo fray Pedro de Alcántara lo tiene mucho á su cargo, que es un fraile Descalzo, de quien he es- crito á vuesa merced, y los teatinos ("1), y otras personas á quienes oirá Dios. Plegué á su Majestad lo haga mejor que á los padres, que aunque son buenos, quiero para él mas. Siempre me escriba vuestra merced del contento y conformi- dad que tiene, que me consuela mucho.

He dicho que le enviaré, cuando vaya Antonio Moran, un traslado de la ejecutoria, que dicen no puede estar mejor ; y esto haré con todo cuidado. Y si de esta vez se perdiere en el camino, hasta que llegue la enviaré, que por un desatino no se ha enviado, que porque toca á tercera persona, que no la ha querido dar, no lo digo, y unas reliquias, que tengo, tam- bién se enviarán, que es de poca costa la guarnición. Por lo que á mi envia mi hermano le beso mil veces las manos ; que si fuera en el tiempo que yo traya oro, hubiera harta envi- dia á la imagen, que es muy linda en extremo. Dios nos guarde á su merced muchos años, y á vuestra merced lo mesmo, y les buenos años ; que es mañana la víspera del año de MDLXII.

Por estarme con Antonio Moran, comienzo á escribir tarde, que aun dijera más, y quiérese ir mañana, y ansi escribiré con el mi Jerónimo de Cepeda, mas como he de escribir tan presto, no se me da nada. Siempre lea vuestra merced mis cartas. Harto lie puesto en que sea buena la tinta. La letra se escribió tan apriesa, y es como digo tal hora, cjue no la puedo tornar á leer. Yo estoy mejor de salud, que suelo. Désela Dios á vuestra merced en el cuerpo y en el alma, como yo deseo. Amén. A los señores Hernando de Ahumada y Pedro de Ahu- mada, por no haber lugar no escribo ; harélo presto. Sepa vuestra merced, que algunas personas harto buenas, que sa-

(1) Los teatinos que nombra son los padres de la Compañía de Jesús, á los cuales, cuando vinieron de Italia, por equivocación de otra fundación que hizo el üb.spo de Teati, que después fué Paulo 111, y tenían semejante prefesion, llaniaban en España Teatinos.

6 CARTAS

ben nuestro secreto (digo del negocio) han tenido por mi- lagro el enviarme vuestra merced tanto dinero á tal tiempo. Espero en Dios, que cuando haya menester de mas, aunque no quiera, le pondrá en el corazón, que me socorra.

De vuestra merced muy cierta servidora. Doña Teresa DE Ahumada (1). .

CARTA II.

a doña Luisa de la Cerda. Desde Malagon á 18 de mayo de 15GS.

Sobre la fundación del convento en aquel pueblo, y la remisión del libro de su Vida al venerable maestro Juan d.e Avila.

JESÚS

Sea con V. S. Yo quisiera Lener mas espacio para alargarme aquí y pensando tenerle hoy de escribir, helo dejado hasta el postrer dia, que me voy mañana, que son XIX de mayo, y he tenido tanto que hacer, que no me ha quedado lugar. Con ei Padre Pablo Hernández escribiré ; aunque yo no he sabido de él cosa después que se fué de aquí, diréle lo que V. S. manda. He alabado á nuestro Señor de que el camino haya sucedido también : harto se lo suplicamos acá. Plega á su Majestad sea ansí todo lo demás.

Voy buena, y cada diamijor con esta villa ; y ansí lo están todas : no hay quien ya tenga ningún descontento, y cada dia me contentan mas. Yo digo á V. S., que de las cuatro que vi- nieron, las tres tienen gran oración, y an mas. Ellas son de suerte, que V. S. puede estar sigura, que anque yo me vaya,, no faltará un punto deperfecion, en especial con las personas

que les quedan Dios le tenga muchos años aquí, que yo

voy bien descuidada de todo con él y el cura. Besa las manos de V, S. ; porque es tan no cómo que no le envia enco- miendas : yo con la comisión c[ue tengo de V. S. se las di : es cosa grande lo que le debemos.

Yo no puedo entender por qué dejó V. S. de enviar luego mi recaudo á el maestro Ávila. No lo haga por amor del Se-

(l)Es notable esta firma, pues por ella se ve que antes de pasar al convento- ne San José, Santa Teresa firmaba, no solo con su apellido, sino ademas antepo- niendo el tratamiento, como era costumbre entre las monjas del convento de Itt Encarnación.

DE SANTA TERESA DE JESÚS. 7

ñor, sino que á la hora con un mensajero se le envié, que me dicen hay jornada de un dia no mas: que ese esperar a Sa- lazar es dislate, que no podrá salir, si es retor, á ver á V. S. cuantimás ir á ver al padre Avila. Suplico á V. S. si no le ha enviado, luego le lleven, que en forma me ha dado pena, que parece el demonio lo hace ; y con el señor licenciado me tenté mucho, que le habia yo avisado, que le llevase cuando fuese, y creo el demonio le pesa de que le vea ese santo : la causa no

la alcamo Suplico á V. S. desde luego lo envié, y haga lo

que supliqué á V. S. en Toledo : mire que importa mas de lo que piensa. Indina sierva de V. S. Teresa de Jesús.

CARTA III.

A la misma señora doña Luisa de la Cerda. Desde Avila, 25 de Junio de 1668.

Sobre la fundación del convento d.e Malagon, y el libro de su Vida. (Es continuación de las tres anteriores.)

JESÚS

Sea con V. S. Es tanta la priesa de el mensajero, que an esto no como lo digo, sino que la voluntad me ha hecho tener tiempo, j Oh señora mia, qué ordinario me acuerdo de V. S. y de sus trabajos ! y ansí con cuidado se encomienda á nuestro Señor. Plega á su Majestad se sirva de dar tan presto salud á esos señores, que no me vea yo tan lejos de V. S., que ya con verla en Toledo me parece estarla contenta. Estoy buena, gracias á Dios. Iré de aquí á Yalladolid pasado San Pedro.

Mire V. S., pues le encomendé mi alma ('I), que me la envié con recaudo lo mas presto que pudiere, y que no vengan sin carta de aquel santo hombre, para que entendamos su pare- cer, como V. S. y yo tratamos. Tamañita estoy cuando ha de venir el presentado fray Domingo, que me dicen ha venir por acá este verano, y hallarme ha en el hurto : por amor da nuestro Señor, que V. S. en viéndole aquel santo, me le en-

(1) El libro de su Vida, que lo entregó en Toledo para que se lo diese á revisar al venerable maestro Juan de Avila.

i5 CARTAS

vie, que tiempo le quedará á V. S. para que le veamos, cuando yo, torne á Toledo.

En su monesterio de V. S. me escriben les va muy bien, y con gran aprovechamiento, y ansí lo creo yo. Han tenido to- dos acá por tan gran ventura quedarles tal confesor (1), que le conocen, que se espantan, y yo también, que no cómo lo guió el Señor, creo para bien de las almas de aquel lugar, según el provecho dicen que hace ; y ansí le ha hecho adonde quiera que ha estado. Crea V. S. que es varón de Dios. Tienen por acá por mucha cosa la casa de Malagon, y los frailes están muy contentos. Mañana es dia de San Juan : encomendaré- mosle mucho á nuestra Patrona y fundadora y Patrón.

Indina sierva de vuestra señoría. Teresa de Jesús.

Aquí vengan encaminadas las cartas de V. S. y el recaudo, si no quiere pase adelante la superiora.

CARTA IV (2).

Para Alonso Ramírez, vecino de Toledo. Desde Avila en junio de 15GS. Sobi^e la fundación del convento do Toledo.

JESÚS.

La gracia del Espíritu Santo sea con vuestra merced. Para ese negocio me tenían vuesas mercedes mas cerca, que en mayo me partí de aquel lugar (3) para este. Nuestro Señor, que lo ordenó ansí, debía ver ser mijor. Puestas todas las co- sas en sus manos, sus deseos de vuestras mercedes y los niios, pues todos van guiados para gloria suya, ordenará se pongan por obra, como convenga mijor. Yo envío con este mensajero á suplicar al señor licenciado Juan Bautista, que es cura de este lugar y lo que estuve en él en todo me hizo merced y ayudó ansí en lo espiritual, como temporal (que le dio nuestro Se- ñor talentos para ello), que vaya á vuestra merced y entender

(1) El padre Carleval.

(2) Esta Carta es inédita ; el original de ella está en el convento de religiosas Franciscas de Méjico, llnmado de Santa Isabel ; por lo menos allí estaba en el siglo ]iasado, y allí la copianm los padres Carmelitas para incluirla en la nueva edición del tomo vi de las Obi-as de Sania Teresa, de donde se ha copiado para esta.

(3) De Mal;>gon.

DE SANTA TERESA DE JESÜS. 9

bien todo su intento y dar aviso de nuestro modo, que él, como quien nos ha confesado, lo sabe todo, para que, en ne- 1,'ocio tan importante, no andemos sin luz : creo no dejará de hacer esta caridad.

Con su merced podrá vuestra merced tratar todo lo que sea servido, como quien tiene entendidos mis intentos en todo, y ansí se puede creer lo que dijere y concertare de mi parte como SI lo dijese yo. En todo ponga nuestro Señor sus ma- nos, y á vuestra merced haga tan siervo suyo, como de aquí adelante yo á su Majestad suplico ; que las nuevas, que me ha dado el padre guardián, de las obras que nuestro Señor hace por medio de vuestra merced me obligan á ello. También queda vuestra merced mas obligado á encomendar á nuestro Señor al padre guardián... Hecha en Avila en el monesterio de San Josef... (1).

Indina sierva de vuestra merced. Teresa de Jesús.

CARTA V.

Desde Avila a 28 de junio de líiGS, a Cristóbal Rodríguez de J.loya (2).

Responde a lo t¡uc este la había propuesto de fundar en Segura de la Sierra Murcia) un monasterio de monjas Descalzas, en el cual entrarían dos hijas suyas, con tal que estuviesen sujetas á la Compa~ia. de Jesús.

Junta nuestro Señor personas en estas casas que me tienen espantada y hacen harta confusión, puesto que se han de escoger personas, que sean de oración y para nuestro modo, y áino, no las tomamos : dales Dios un contento y alegría tan ordinaria que no parece sino paraíso en la tierra. Eslo es así como se podrá vuestra merced informar de muchas per- sonas, en especial si acertasen á ir por ahí algunos de la Com- pañía de Jesús, que han estado por acá, y á me conocen, y lo han visto, porque ellos son mis padres, y á quien después de nuestro Señor debe mi alma todo el bien que tiene, si es

(1) Lo restante no se lee, como tampoco el dia de la fecha.

(2) EstaCartala trae el padre Alcázar en su Historia de los Jesuítas de la pro- i:incia de Toledo, tomo n, década Ilí, año IX, capitulo i, § 2. De ella dice : « En esta sazón escribió Cristóbal Rodríguez a la Santa Madre Tekksa, que se hallalii evitonces en Avila, y le respondió a 28 de junio del mismo año de ioGS una lar; a «arta, de 1 1 cual copia;i!os aquí un capítulo, etc. »

1.

10 CARTAS

alguno ; y una de las cosas que me han aficionado á esas seño- ras, es saber han tratado con estos Padres, y á servir á vuestra merced en todo lo que pudiere, porque no todas las personas espirituales me contentan para nuestros monasterios, si no son las que estos Padres confiesan ; y asi casi todas las que están en ellos, y no me acuerdo ahora estar ninguna de las que he tomado, que no sea hija suya, porque son las que nos convienen, que como ellos hablan criado mi alma, hame hecho et Señor merced, que en estos monasterios se haya planteado su espíritu : y asi si vuesa merced sabe de las Reglas,, verá que en muchas cosas de esas nuestras Constituciones conformamos, porque traje yo Breve del Papa para poderlas hacer : y ahora cuando nuestro reverendo general vino por aquí, las aprobó y mandó se guardasen en todos los monaste- rios que yo fundase, y dejó mandado que los padres de la Compañía predicasen, y que ningún prelado se lo pueda estorbar, y si ellos quieren confesar también lo pueden nacer,, sino que tienen una Constitución que se lo quita, y si no es alguna vez, no le podemos acabar con ellos : así que nos tratan y aconsejan muy ordinariamente y nos hacen harto provecho. El mismo deseo que esas señoras tienen, tuve yo de sujetar esta casa á estos padres y lo procuré. muy cierto que no admttirán monasterio, aunque sea de la princesa, que ya ten- drían muchos en el reino, y así no es cosa posible. Alabo á nuestro Señor que de ninguna Orden se podria tener la liber- tad, qae nosotras tenemos de tratarlos y jamas se nos quitará ni quita (1).

CARTA VI.

Para el ilustrísimo y reverendísimo señor don Alvaro de Mendoza (2), Desde Avila 6 de Julio de 1568.

Con varias noticias.

Todas estas hermanas besan las manos de V. S. muchas veces. Ahora un año estuvimos esperando vernia V. S. aiiaí á

(1) Hasta aquí trae el padre Nieremberg. Si esta Carta es auténtica, no se ha publicado tal cual S.\nt.4 Teresa la escribió. Los Carmelitas Descalzos la debían suponer apócrifa, pues no la incluyeron nunca en el Epistolario de Santa Teresa.

(2) vSu original se conserva en las seiioras religiosas de San Bernardo de U

DE SANTA TERESA DE JESÚS.

ver á mi señora doña María, que nos lo certificó el señor don Bernardino, y estábamos harto alegres. No lo quiso nuestro Señor, Plegué á su Majestad a donde no ha de tornar á haber ausencia vea yo á V. S. Los salterios se rezaron este año el mesmo di a, y ansí se hará siempre con mucha voluntad. Nues- tro Señor tenga á V. S. siempre de su mano, y le guarde mu- chos años para su mayor servicio.

El señor fray García (1) está muy bueno, gloria á Dios. Siempre nos hace merced, y cada dia mas siervo suyo. Tomó un oficio, que le mandó el Provincial, de maestro de novicios, que para su autoridad era cosa bien baja ; anque no se le dio, sino porque su espíritu y virtud aprovechase á la Orden, criando aquellas almas conforme á él. Tomóle con tanta hu- mildad, que ha edificado mucho. Tiene harto trabajo. Son hoy Vi dias de julio.

Indina sierva de V. S. Teresa de Jesús.

Hame de hacer V. S. merced de despachar con brevedad á este padre. Podrá ser que carta de V. S. sirva.

CARTA VII.

A la señora doña Luisa de la Cerda. Desde Valladold 13 de diciembre de 15G8 Sobre los preparativos para la fundación de Toledo.

JESÚS

Sea con V. S. Ni lugar, ni fuerzas tengo para escribir mucho; porque á pocas personas escribo ahora de letra. Poco escribí á V. S. Yo me estoy ruin. Con V. S. y en su tierra me va mejor de salud, aunque la gente de esta no me aborrece,

villa de Yepes, en el reino de Toledo. Escribióle la Santa en Avila, en aquellos años que precedieron a la fundación de los demás conventos de su reforma^ des- pués del primitivo de San José, por lo menos antes que se fundase el de Valla- dolid, por la memoria que en el § 1.° hace de don Bernardino, que fué aquel dichoso caballero que debió su salvación al ol'recer una casa para aquella fun- dación, como lo escriba la Santa en el libro de sus Fundaciones.

(1) Era fray García de Toledo, aquel nobilísimo dominico, hermano, como se ha averiguado, del excelentísimo duque de Alba, don Fernando, fundador y primer prior del convento de Dominicos de la Madre de Dios de Alcalá, en compañía del padre Bañez, como consta de los libros de aquella religiosísima casa. De él habla la Santa en el capítulo xxxiv de su Vida desde el número 4, y esta averiguado en las antiguas relaciones. [Fr. A.)

12 CARTAS

gloria á Dios. Mas como está allá la voluntad, ansí lo querria estar el cuerpo.

¿ Qué le parece á V, S. como lo va ordenando su Majestad tan á descanso mió ? Bendito sea su nombre, que ansi ha que- rido ordenarlo, por manos de personas tan siervas de Dios, que pienso se ha de servir mucho su Majestad en ello. V. S., por amor de su Majestad, ande intentando haber la licencia. Pa- réceme no nombren al gobernador, que es para mí, sino para casa de estas Descalzas, y digan el provecho que hacen donde están, al menos por las de nuestro Malagon no perderemos, gloria á Dios, y verá V. S., que presto tiene allá esta su sierva, que parece quiere el Señor no nos apartemos. Plegué á su Ma- jestad sea ansí en la gloria, con todos esos mis señores, en cuyas oraciones me encomiendo mucho. Escríbame Y. S. cómo le va de salud, que muy perezosa está en harcerme esta mer- ced. Estas hermanas besan á V. S. las manos. No puede creer los perdones y ganancias, que hemos hallada para las funda- doras desta Orden; son sin número. Sea el Señor con V. S. Es hoy dia de Santa Lucía.

Indina sierva de V. S. Teresa de Jesüs, carmelita.

CARTA VIII.

A Francisco de Salcedo, caballero de Avila (1). Desde Valladolid a fines de

setiembre de 1568.

Recomendando á san Juan de la Cruz. JESÚS

Sea con vuestra merced. Gloria á Dios, que después de siete, ú ocho cartas, que no he podido excusar de negocios, me queda un poco para descansar de ellas en escribir estos renglones, para que vuestra merced entienda, que con los suyos recibo mucho consuelo. Y no piense es tiempo perdido escribirme, que lo he menester á ralos, á condición, que no me diga tanto de que es viejo, que me da en todo mi seso pena ; como si en

(1)E1 caballero don Francisco Salcedo en un personaje de Avila, a quien por sus virtudes ll;ini:'.l)an el Caballero santo ; coiitiibiiyó mucho a la luiidacion del convento do S.in José, y Santa Tkrf.sa. le correspondió durante toda su \ida con una santa amistad.

DE SANTA TERESA DE JESÚS. 13

la vida de los mozos hubiera alguna siguridad. Desoía Dios, hasta que yo me muera, que después, por no estar alia sin él, he de procurar lo lleve nuestro Señor presto.

Hable vuestra merced á este padre, suplícoselo, y favorézcale en este negocio, que anque es chico, entiendo es grande en los ojos de Dios (i). Cierto él nos ha de hacer acá harta falta, por- que es cuerdo, y propio para nuestro modo, y ansi creo le ha llamado nuestro Señor para esto. No hay fraile que no diga bien de él, porque ha sido su vida de gran penitencia, anque poco tiempo. Mas parece le tiene el Señor de su mano, que anque hemos tenido aqui algunas ocasiones en negocios, y yo, que soy la mesma ocasión, que me he enojado con él á ratos, jamas le hemos visto una imperfecion. Animo lleva ; mas como es solo menester, lo que nuestro Señor le da, para que lo tome tan á pechos. Él dirá á vuestra merced cómo acá nos va.

No me pareció poco el encarecimiento de los seis ducados, mas harto mas pudiera yo alargarme en dar, por ver á vuestra merced. Verdad es que merece mas precio, que ¿una monjilla pobre quién la ha de apreciar ? Vuesa merced que puede dar aloja y obleas, rábanos, lechuga, que tiene un huerto, y es él el mozo para traer manzanas, algo mas es de apreciar. La dicha aloja (2) diz que la hay aqui muy buena; mas como no tengo á Francisco de Salcedo, no sabemos á qué sabe, nilleva arte de saberlo.

Plega al Señor vaya adelante la mijoria de ese caballero des- posado. No esté vuestra merced tan incrédulo, que todo lo puede la oración ; y la sangre que tiene con vuestra merced podrá mucho. Acá ayudaremos con nuestro cornadillo. Hágalo el Señor, como puede. Cierto que tengo por más incurable la

(1) San Juan de la Cruz, cuando iba desde Valladolid á cortijo de Duruelo, para dar principio a la reforma de las Carmelitas descalzándose.

Dice Santa Teresa, que san Juan de la Cruz era chico, no por la edad, sino por la estatura ; pues, en efecto, era bajito. Por eso Santa Teresa por aquella ppoca solia decir que para la reforma de los Carmelitas tenia fraile y medio, aludiendo a fray Antonio de Jesús y san Juan de la Cruz, fundadores de la reforma en Duruelo.

(2) La aloja era el refresco con que se contentaban, no solamente nuestros antepasados, sino nuestros mismos padres, cuyos cafés llevaban los modestos nombres de alojerías y botillerías.

A esta clase de bebida alude Santa Teresa, diciendo que la habia buena en Valladolid, pero que no estaba allí el caballero Salcedo, que sin duda se la solia proporcionar en Ávila.

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eafermedad de la desposada. Todo lo puede remediar el Señor» A Mari-Díaz (1), ala ñamenca (2), á doña María de Avila (3) (que la quisiera harto escribir, que á buen siguro que no la olvido), suplico á vuesa merced diga, de que las vea, me encomienden á Dios, y eso del monesterio. Su majestad me guarde á vuestra merced muchos años, amén ; que, ausadas sea dicho, si pasa este sin que yo torne á ver á vuesa merced, sigun da la priesa la Princesa de Ébuli.

Indina sierva, y verdadera de vuestra merced. Teresa de Jesús, carmeliti,

CARTA IX.

A doña Inés Nieto, en Madrid. Desde Valladolid 28 de diciembre di 1563. Sobre admisión de una monja en el convento de Valladolid, recién fundado^

JESÚS.

La gracia del Espíritu Santo sea con vuestra merced. Anque no he hecho esto antes de ahora, puede vuestra merced estar cferta, que no la olvido delante de nuestro Señor en mis pobres oraciones, y que rae ha dado contento el que vuestra merced tiene : plega á nuestro Señor la goce muchos años en su servi- cio, que yo espero en su Majestad no impidirá nada á vuestra merced para esto, anque haya estorbos. Todas las cosas, que llaman bienes en esta vida miserable, lo son ; y ansí le apro- vechará á vuestra merced mucho haber estado los años pasa- dos, empleada en Dios, para que á cada cosa su valor, y^ como lo que ha de acabarse tan presto, no lo estime.

La señora Isabel de Córdoba ha tratado muchos dias con la priora de esta casa, y tiénela por muy sierva de Dios, y ansí yo procuré hablarla. Díceme es muy deudo del señor Al- bornoz, que fué causa para que yo desease su entrada aquí ; anque como esta casa está por hacer, y la señora doña María

(1) La célebre Mari-Diez, una de las mujeres mas santas de aquel tiempo, era natural de Bita, en el obispado de Avila. A ella alude también Santa Tehesa en una de las últimas cartas que escribió. Escribieron acerca de ella el venerable padre Luis de la Puente en la Yid.a del Padre Baltasar Alvarez, capítulo x, §2.0, y Gil Gonzales Davila en el Teatro Eclesiástico de Avila.

(2) La flamenca era doña Ana Wastels, mujer de Matías de Guzman, que des- pués entró religiosa y se llamó la madre Ana de San Pedro.

3 Doña María de Avila era hija de esta señora.

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do Mendoza la fundó, es menester ayudar con alguna limosna para recibirla. Gomo me dijo, que el señor Albornoz la habia prometido para ayuda á ser monja, yo le dije que creia, que su merced lo baria de mijor gana para serlo en esta casa. Por- que cierto, anque yo quisiese de otra suerte, no podría; ansi por la señora doña Maria, como por las monjas, que, como es- tan poco el número y hay tantas que lo pretendan, y, como digo, tienen necesidad; banales agravio en que no tomasen, las que las pueden ayudar. Hágame vuestra merced merced de no olvidarme en sus oraciones. nuestro Señor á vuestra merced todo el bien espiritual, que yo le suplico. Amén. Es boy dia de los Inocentes.

Indina sierva de vuestra merced. Teresa de Jesús, car- melita.

CARTA X.

A Diego Ortiz, cuidadadano de Toledo (1). Desde Valladalid á 9 de eiicro

de 1569.

Sobre la fundación de su convento de Toledo.

El Espíritu Santo sea siempre en el alma de vuestra merced y le su santo amor y temor, amén. El padre dotor Paulo Hernández me ha escrito la merced y limosna, que vuestra merced me hace, en querer hacer casa de esta sagrada Orden. Por cierto yo creo, nuestro Señor y su gloriosa Madre, Patrona y Señora mía, han movido el corazón á vuestra merced para tan santa obra, en que espero se ha de servir mucho su Majes- tad, y vuestra merced salir con gran ganancia de bienes espi- rituales. Plega á Él lo haga, como yo y todas estas hermanas se lo suplicamos, y de aqui adelante será toda la Orden. Ha sido para mi muy gran consolación, y ansí tengo deseo de co- nocer á vuestra merced, para ofrecerme en presencia por su sierva, y por tal me tenga vuestra merced desde ahora.

Es nuestro Señor servido que me han faltado las calenturas. Yo me doy toda la priesa que puedo, á dejar esto á mi con- tento, y pienso, con el favor de nuestro Señor, se acabará con brevedad ; y yo prometo á vuestra merced no perder tiempo^

(1) Diego Ortiz era un vecino de Toledo de quien habla Santa Teuesa en sus Fundaciones, capítulo xv, página 213 del tomo i.

46 CARTAS

ni hacer caso de mi mal, anque tornasen las calenturas, para dejar de ir luego, que razón es, pues vuestra merced lo hacn todo, haga yo de mi pártelo que es nada, que es tomar trabajo alguno ; pues no hablamos de procurar otra cosa los que preten- demos seguir á quien, tan sin merecerlo, siempre vivió en ellos.

No pienso tener sola una ganancia en este negocio, porque (según mi padre Paulo Hernández me escribe de vuestra mer- ced) serálo muy grande conocerle, que oraciones son las que me han sustentado hasta aquí ; y ansí pido, por amor de nues- tro Señor, á vuestra merced, no me olvide en las suyas.

Paréceme, si su Majestad no ordena otra cosa, que á mas tardar estaré en ese lugar á dos semanas andadas de Cua- resma ; porque como voy por los monesterios, que el Señor ha sido servido de fundar estos años (anque de aqui despachare- mos presto) me habré de detener algún día en ellos. Será lo menos que yo pudiere, pues vuestra merced lo quiere, anque en cosa tan bien ordenada, y ya hecha, no terne yo mas que de mirar y alabar á nuestro Señor. Su Majestad tenga á vues- tra merced siempre de su mano, y le la vida y salud y aumento de gracia, que yo le pido, amén. Son hoy IX dias de enero.

Indina sierva de vuestra merced. Teresa de Jesús, carmelita.

CARTA XI.

A Alonso Ramírez, ciudadano de Toledo. Desde Valladolid á 19 de febrero

de 1560.

Sobre la fundación de su convento de Toledo.

jesús. Sea con vuestra merced el Espíritu Santo ; y pague á vuestra merced la consolación, que me dio con su carta. Vino á tiempo en que yo andaba con harto cuidado con quien escri- bir, para dar cuenta á vuestra merced de mí, como á quien es razón no haga ninguna falta. Poco mas tardaré de lo que dijo en mi carta, porque yo digo á vuestra merced que no parece que pierdo hora; y ansí, an no he estado quince días en nues- tro monesterio, después que no pasamos á la casa ; que fué con una procesión de harta solenidady devoción. Sea el Señor por todo bendito.

DE SANTA TERESA DE JESÚS. 17

En lo de las licencias. Ja del rey tengo por fácil con el favor del cielo, anque se pase algún trabajo, que yo tengo expirien- cía, que el demonio puede sufrir mal estas casas, y ansí siem- pre nos persigue : mas el Señor lo puede todo, y él se va con las manos en la cabeza.

Aquí habemos tenido una contradicion muy grande, y de personas de las principales que aquí hay : ya se ha todo alla- nado. No piense vuesa merced que ha de dar á nuestro Señor solo lo que piensa ahora, sino mucho más ; y ansí gratifica su Majestad las buenas obras, con ordenar como se hagan mayo- res, y no es nada dar los reales, que nos duele poco. Cuando nos apedreen á vuestra merced y al señor su yerno y á todos los que tratamos en ello, como hicieron en Avila casi, cuando se hizo San Josef, entonces irá bueno el negocio, y creeré yo, que no perderá nada el monesterio, ni los que pasa- remos el trabajo, sino que se ganará mucho. El Señor lo guie todo, como ve que conviene. Vuestra merced no tenga ninguna pena. A me la ha dado falte de ahí mi padre : si fuere menester, procuraremos que venga. En fin comienza ya el demonio. Sea Dios bendito, que si no le faltamos, no nos faltará.

Por cierto yo deseo harto ver ya á vuestra merced, que me pienso consolar mucho, y entonces responderé á las mercedes, que me hace en su carta. Plega á nuestro Señor halle ya á vuestra merced muy bueno, y á ese caballero yerno de vues- tra merced (1), en cuyas oraciones me encomiendo mucho, y en las de vuestra merced. Mire que lo he menester para ir por esos caminos, con harto ruin salud, anque las calenturas no me han tornado. Yo temé cuidado, y le tengo, de lO que vues- tra merced me manda, y estas hermanas la mesmo. Todas se encomiendan en las oraciones de vuestra merced. Téngale nuestro Señor siempre de su mano, amén. Hoy sábado XIX de febrero. Hecha en Valladolid.

Indina sierva de vuestra merced. Teresa de Jesús, car- melita.

(1) Diego Ortiz, yerro de Alonso Tlamirez, para quien era la Carta anterior

18 CARTAS

CARTA XII (1).

A doña María de Mendoza y Sarmiento, condesa de Rivadavia. Desde Toledo

por marzo de 1369.

Sobre la fundación del convento de Carmelitas Descalzas de Toledo.

JESÚS.

Sea con V. S. el Espíritu Santo. En forma he traído mucha pena este camino. Siento alejarme tanto de es elugar y sobre esto escríbeme el señor obispo, que tiene V. S. un gran trabajo, y no me dice qué. A no estar en víspera de venirme procurara no venir con esta pena : ha aprovechado mucho de haberla encomendado mucho á nuestro Señor. No como he dado en pensar si es cosa del administrador contra mi señora la aba- desa : esto me ha consolado algo, porque, anque sea traba- ada, por ventura lo permite Dios porque haya mayores rique- zas en el alma. Su Mujestad ponga en todo sus manos, como yo le suplico.

Harto contenta estaba, que me decían tiene V. S. mucha mas salud. ¡ Oh si tuvif-se un señorío interior como lo tiene exterior, que en poco ternia ya V. S. estos que acá llaman tra- bajos ! Que el miedo que tengo es, el daño que hacen en su salud. Suplico á V. S. mande escribirme (qae hartos mensa- jeros habrá para esta tierra) muy particularmente, que ha sido esto, que cierto me tiene con harto cuidado. Yo llegué aquí buena la víspera de Nuestra Señora. Hase holgado en extremo la señora doña Luisa. Hartos ratos gastamos en hablar de V. S. que no me es poco gusto, que, como quiere á V. S. mucho, no se cansa.

Yo le digo á V. S. que por aquí está su fama como plega al Señor sea su obra, que no hacen sino llamar á V. S. santa, y decirme alabanzas suyas de todo tiempo. Sea el Señor alabado que se les da tal ejemplo. ¿ Y con qué piensa Y. S. ? Con pade-

(1) El original de esta Carta, según allí se dice, estaba en el convento de Car- melitas Descalzos de Parma, habiendo pertenecido antes á la serenísima señora María Magdalena, princesa de la casa de Farnesio. La escribió Santa Teresa durante la Cuaresma de lo69, recien llegada de Valladolid a Toledo, para pro- curar la fundación del convento de Carmelitas Descalzas de aquella ciudad.

DE SANTA TERESA DE JESÚS. lí>

cer tantos trabajos, que ya con esto comienza nuestro Señor, á que el fuego que pone en su alma de amor suyo vaya encen- diendo á otras. Por eso vuestra merced se me esfuerce : mire lo que pasó el Señor este tiempo. Corta es la vida, un mo- mento nos queda de trabajo. ¡ Oh, Jesús mió, y como le ofrezco yo estar sin Y. S. y no poder saber de su salud, como querría !

Los mis fundadores de aquí están muy de buen arte : ya an- damos procurando la licencia. Quisiera darme mucha priesa, y si nos la dan presto creo se hará muy bien. Nuestro Señor me tengo á V. S. de su mano y la guarde muchos años, amén.

De V. S. indina sierva y súdita. Teresa de Jesús, car- melita.

CARTA XIII

Al señor Lorenzo de Cepeda, hermano de la Santa. Desde Toledo á 17 d&-

enero de 1570.

Dándole noficias de la familia, j acerca de la inversión del dinevo que la ha.bict

enviado.

JESüS.

Sea el Espíritu Santo siempre con vuestra merced, amén. Ya escribí á vuestra merced, que son seis los conventos, que están ya fundados, y dos de frailes, también Descalzos de nuestra Orden (1) ; porque van muy en perfecion, y los de las monjas, todos como el de San José de Avila, que no parecen sino una cosa : y esto me anima, ver cuan de verdad es alabado nuestra Señor en ellos, y con cuánta limpieza de almas.

Al presente estoy en Toledo. Habrá un año por la víspera de nuestra Señora de marzo, que llegué aquí; anque desde aquí fui á una villa de Rui Gómez, c|ue es príncipe de Ebuli, á donde se fundó un monesterio de frailes y otro de monjas,. y están harto bien. Torné aquí, por acabar de dejar esta casa puesta en concierto, que lleva manera de ser casa muy princi-

(1) Los conventos que para entonces llevaba fundados eran : San José do Avila,. Medina del Campo, Malagon, Valladolid, Toledo y Pastrana. Los de frailes eran, los de Duruelo y Pastrana.

20 CARTAS

pal. Y he estado harto mijor de salud este invierno ; porque el temple de esta tierra es admirable, que á no haber otros in- convenientes (porque no lo sufre tener vuestra merced aquí asiento por sus hijos) me da gana algunas veces de que se es- tuviera aquí, por lo que toca al temple de la tierra. Mas, lugares hay en tierra de Avila, donde vuestra merced podrá tener asiento para los inviernos, que ansí lo hacen algunos. Por mi hermano Jerónimo de Cepeda lo digo, que antes pienso, cuando Dios le traya, estará acá con mas salud. Todo es lo que su Majestad quiere. Creo que cuarenta años que no tuve tanta salud, con guardar lo que todas, y no comer carne nunca, sino á gran necesidad.

Habrá un año tuve unas cuartanas, que me han dejado mi- jor. Estaba en la fundación de Valladolid, que me mataban los regalos de la señora doña María de Mendoza, mujer que fué del secretario Cobos, que es mucho lo que me quiere (1). Ansí, que cuando el Señor que es menester para nuestro bien, da salud, cuando no, enfermedad. Sea por todo bendito. Pena me dio ser la de vuestra merced en los ojos, que es cosa penosa. Gloria á Dios, que hay tanta mijoría.

Ya escribió Juan de O valle á vuestra merced, como fué á Sevilla de aquí. Un amigo mió lo encaminó tan bien, que el mesmo dia que llegó sacó la plata. Trájose aquí, á donde se darán los dineros, á fin deste mes de enero. Delante de mi se hizo la cuenta de los derechos que han llevado : aquí la enviaré, que no hice poco yo entender estos negocios, y estoy tan bar.- - tona y negociadora, que ya de todo, con estas casas de Dios y de la Orden : y ansí tengo yo por suyos los de vuestra merced y me huelgo de entender en ellos.

En desocupándome de aquí, querría tornarme á Avila, porque todavía soy de allí priora, por no enojar al obispo, que le debo mucho, y toda la Orden. De no qué hará el Señor, si iré á Salamanca, que me dan una casa; que aunque me canso, es [tanto el provecho que hacen estas casas en el pueblo que están, que me encarga la conciencia haga las que

(1) La ilustre doña María de Mendoza, de las virtuosas y ejemplares, que conocian aquellos tiempos, mujer del secretario Cobos, gran valido en su ocu- pación del Señor emperador Carlos V, y aun del señor rey Felipe II, y su secretario de Estado, quien hizo la casa de Camarasa, por sus grandes y seña- Jados servicios. Después se ha unido a la de Riela y otras. (F. P.)

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pudiere. Favorécelo el Señor de suerte, que me anima á mi.

Olvidüseme de escrebir en estotras cartas el buen aparejo que hay en Avila, para criar bien esos niños. Tienen los de la Compañía un colegio, á donde los enseñan gramática, y los confiesan de ocho á ocho dias, y hacen tan virtuosos, que es para alabar á nuestro Señor (1). También leen filosofía, y des- pués teulogía en Santo Tomás (2), que no hay que salir de allí para virtud y estudios; y en todo el pueblo hay tanta cris- tiandad, que es para edificarse los que vienen de otras partes ; mucha oración y confesiones, y personas seglares que hacen vida muy de perfecion.

Ya he escrito á vuestra merced, cuan á buen tiempo hizo la merced á mi hermana, que yo me he espantado de los traba- jos de necesidad que la hadado el Señor, y halo llevado tan bien, que ansila quiera dar ya alivio . Yo no la tengo de nada^ sir.o que me sobra todo; y ansí lo que vuestra merced me en- vía en limosna, de ello se gastará con mi hermana, y lo de- más en buenas obras ; y será por vuestra merced. Por algunos escrúpulos que traya, me vino harto á buen tiempo algo de ello ; porque con estas fundaciones, ofrécenseme cosas algunas,, que aunque mas cuidado trayo, y es todo para ellas, se pudiera dar menos en algunos comedimientos de letrados, que siem- pre para las cosas de mi alma trato con ellos : en fin en na- derías; y ansí me fué de harto alivio, por no los tomar de nadie, que no faltaría. Mas gusto tener libertad con estos señores, para decirles mi parecer. Y está el mundo tal de inte- reses, que en forma tengo aborrecido este tener. Y ansí no terne yo nada, sino con dar á la mesma Orden algo, quedaré con libertad, cpie yo daré con ese intento; que tengo cuanto se puede tener del general y provincial, ansí para tomar monjas, como para mudar, y para ayudar á una casa con lo de otras.

Es tanta la ceguedad que tienen en tener crédito de mí, que yo no cómo ; y tanto el que yo tengo, para fiarme mil y

(1) Los jesuítas fundaron en Avila el año 1353.

(2) El convento de Santo Tomás de Avila fué fundado en 1482 por los Reyes Católicos don Fernando y doña Isabel, siendo obispo de aquella ciudad don fray Hernando de Talayera.

En su iglesia se ve todavía el magnífico sepulcro del malogrado infante don Juan, hijo de los Reyes Católicos. El eonvento ha sido enajenado por el gobierno.

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dos mil ducados. Ansí, que á tiempo que tenia aborrecidos dineros y negocios, quiere el Señor, que no trate en otra cosa, ■que no es pequeña cruz, Plega á su Majestad le sirva yo en •ello, que todo se pasará.

En forma, me parece he de tener alivio con tener á vuestra merced acá, que es tan poco el que me dan las cosas de toda la tierra, que por ventura quiere nuestro Señor tenga ese, y que nos juntemos entramos, para procurar mas su honra y gloria, y algún provecho de las almas ; que esto es lo que mucho me lastima, ver tantas pérdidas, y esos indios no me •cuestan poco. El Señor los luz, que acá y allá hay harta desventura; que como ando en tantas partes, y me hablan muchas personas, no muchas veces qué decir, sino que somos peores que bestias, pues no entendemos la gran dinidad de nuestra alma, y como la apocamos con cosas tan apocadas, como son las de la tierra. Denos el Señor luz.

Con el padre fray García de Toledo, que es sobrino del TÍrey, persona que yo echo harto menos para mis negocios, podrá vuestra merced tratar. Y si hubiere menester alguna €osa del virey, sepa, que es gran cristiano el virey y fué harta ventura querer ir allá. En los envoltorios le escribía. También enviaba en cada uno reliquias á vuestra merced para el ca- mino : harto querría llagasen allá.

No pensé alargarme tanto. Deseo que entienda la merced que le hizo Dios en dar tal muerte á la señora doña Juana (1). Acá se ha encomendado á nuestro Señor y hecho las honras en todos nuestros monesterios; y espero en su Majestad, que ya no lo ha menester. Mucho procura vuestra merced desechar €sa pena. Mire, que es muy de los que no se acuerdan de que hay vida para siempre sentir tanto á los que van á vivir, salidos de estas miserias. A raí hermano el señor Jerómino de Cepeda me encomiendo mucho, que tenga esta por suya. Mucho me alegra decirme vuestra merced, que tenia dada orden, para que se pudiese venir de aquí á algunos años, y querría, si pudiese, no dejase allá á sus hijos; si no que nos juntemos

(1) Alude á la mujer de don Lorenzo de Cepeda, llamada doña Juana de Fuentes y Espinosa, hija legítima de Francisco de Fuentes y Bárbara Espinosa, vecinos de Trujillo, en el Perú.

DE SANTA TERESA DE JESÚS. 23

acá, y nos ayudemos para juntarnos para siempre. Son hoy decisiele de enero. Año de MDLXX.

Indina sierva de vuestra merced. Teresa de Jesús, car- melü I (i).

De las misas están dichas muchas, y se dirán las demás. Una monja he tomado sin nada, que an la cama la quería yo dar, y ofrecídola á Dios, porque rae traya á vuestra merced bueno, y á sus hijos. Encomiéndemelos. Otra ofresco por el señor Jerónimo de Cepeda. Hartas tomo ansi, de qué son espirituales; y ansi tray el Señor otra, con que se hace todo.

En Medina entró una con ocho mil ducados, y otra anda por •entrar aquí, que tienen nueve mil, sin pedirles yo nada; y son tantas, que para alabar á Dios. En tiniendo una oración, no •quiere otra cosa, sino estas casas, á manera de decir, y no es el número mas de trece en todas ; porque como no se pide para nosotras, que es costitucion (sino lo que nos trayn al torno comemos), no se sufre ser muchas. Creo se ha de holgar mucho de ver estas casas. De todo lo que se da ni nadie pide cuenta, ni tiene que ver, sino yo, y ansi es mas trabajo.

CARTA XIV (2).

Al muy reverendo padre fray Antonio de Segura, guardián de los Franciscos Descalzos del Convento de Cadahalso. Desde Toledo por la Cuaresma de 1570.

Quejándose del olvido cuque la tenia

JESÚS.

Sea con vuestra merced el Espíritu Santo, padre mió. No qué me diga de lo poco que hay que hacer caso de cosa de este mundo, y cómo no lo acabo de entender. Digo esto, porque

(1) Sin duda Santa. Teresa pensó concluir aqui la Carta, paro habiendo podido continuarla en los dias siguientes añadió lo restante de ella.

(2) Esta Carta debemos á la Santa en su original, pero á la singular providen- cia de Dios, en su hallazgo y conservación. Nuestro convento de religiosas de Avila guarda el original con mucha veneración ; ya por ser prenda apreciable de su Santa Madre ; ya por el modo raro con que llegó á sus manos tan precioso tesoro. Referiré brevemente su maravillosa invención, por ceder muy en crédito de este epistolario celestial.

El año de 1614 determinó la rehgion mudar aquel convento á otro sitio, porque el de San Segundo, donde habia permanecido catorce años, por estar á orillas del rio Adaja, era muy enfermizo. Escogió cierto prelado, por dictamen partí-

24 CARTAS

nunca pensé que vuestra merced olvidara tanto á Teresa de Jesús ; y como está tan cerca, no puede ser tener memoria, pues tan poco se parece, que, an habiendo vuestra merced estado aquí, no viese y echase la bendición á esta su casa. Ahora me escribe el padre Julián de Avila (1), que está vuestra merced por guardián ahí en Cadahalso, que con harto poco acuerdo, que vuestra merced tuviera, supiera de alguna vez. Plega el Señor no me olvide ansí en sus oraciones, que con esto lo pasaré todo; lo que yo no hago, anqae miserable.

Escríbeme también, que mi sobrino viene ahí, anque de paso. Si ya no es ido, suplico á vuestra merced que haga que me escriba largo, de cómo le va interior y exleriormente, que, ssgun le ejercítala obediencia en caminos, ü muy aprovechado ú distraído estará : Dios le fuerzas, que no se han con él como yo pensé se hiciera por ser cosa mía. Si es menester que procure favor de los perlados, vuestra merced me avise, que qaien tiene ala señora doña María de Mendoza, y á otras per- sonas semejantes, fácil será, para que se tenga cuenta con dejarle siguiera sosegar un poco (2).

cular, para hacer la nueva fábrica, unas casas que estaban fuera de la ciudad, las cuales, habiendo sido de moriscos, que cuatro años antes expelió de España el católico celo de Felipe IIl, estaban todas las puertas cerradas, y llegando a una que parecía mas capaz, con algunas llaves de la casa vieja, la primera que probaron se ajustó á la cerradura, como si de propósito se hubiera hecho para ella. Entraron en el portal, y derribando un tabique, á fin de darle algún en- sanche a la pieza que se ideaba para iglesia, hallaron en el hueco de él esta Carta. Estaba cerrada con oblea, y como escondida de intento entre algunos trastos de poca importancia. La tierra de las tapias viejas, el combate de los ratones, y la invasión de otros insectos y sabandijas tenian destruidas las demás alhajuelas ; mas ninguno de estos enemigos tan domésticos se atrevió a la Carta de Santa Teresa, porque aquel Señor, que dijo faltaría primero el cielo y la tierra que una letra de sus palabras (Marcos : xiii, 31) extendió por gracia este privi- legio a las que en esta escribió su fiel esposa. Demostración, sin duda, que hizo el ciclo para intimarnos el justo aprecio y veneración de sus cartas y doctrina.

Nótese de paso, que no tuvo efecto la fundación en aquel sitio, sino en fa casa misma donde nació la Santa; con que el haber empezado allí la nueva fabrica, parece casualidad misteriosa. Todo esto persuade á creer coa piedad religiosa. que quiso Dios hacer en la invencio de esa Carta un agregado de maravillas. {Fr. A.)

Escribió en Toledo por Cuaresma del año 1570, esta Carta para el padre fray Antonio de Segura, una de las principales columnas sobre que fundó el estático padre fray Pedro de Alcántara el edificio admirable de su penitente reforma. Era entonces guardián de Cadahalso, y fundador después de San Gil de Madrid.

(1) Capellán del convento de San José de Avila, clérigo muy ejemplar y com pañero de Santa Teresa en muchas de sus peregrinaciones.

(2) Empeña, pues en este número á este grave religioso, su confesor, a fin de

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Si á vuestra reverencia se le hiciere camino, mire que no me debe dejar de ver esta su casa. El Señor nos encamine para el cielo. Yo estoy buena, y vamos bien, gloria á Dios. Porque no si estará ahifray Juan de Jesús no le escribo. El fuerzas interiores, que bien lo ha menester, y sea con vuestra merced. Nuestro padre fray Bartolomé de santa Ana está toda esta Cuaresma con la señora doña Luisa en Paracuellos (1).

Indina sierva de vuestra reverencia y hija. Teresa dk Jesús, carmelita.

CARTA XV.

A doña Isabel de Jimena, en Segovia (2). Desde la Encarnación de Avila »

principios de 157^.

Sobre la toma do habito por dicha sonora. JESÚS,

El Espíritu Santo sea con vuestra merced siempre, y le gra- cia para entender lo mucho, cjue vuestra merced debe al Señor ; pues en peligros tan peligrosos, como son poca edad y haciendcE y libertad, le da luz para querer salir de ellos ; y lo que á otras- almas suele espantar, que es penitencia y encerramiento y po-- breza, ha sido ocasión para que vuestra merced entienda el valor de lo uno, y el engaño y pérdida, que de seguir lo pri- mero le podia venir. Sea el Señor por todo bendito y alabado.^ Ocasión ha sido esta, con que fácilmente me pudiera vuestra

que intervenga, para que los prelados no ejerciten tanto en negocios exteriorcs- a su sobrino, y le dejen vivir en su retiro.

La hermana Juana de Jesús depuso en las informaciones de Salamanca : Qua cuando iba la Santa á las fundaciones, Uceaba a(jua bendita, un niño Jesús, uiv reloj do arena, y una campanilla, con que lania á las horas de oración; y entonces, aun los que iban en su co'mpaTiia, i/nardaban silencio. Que en las posadas escoyia un aposento, en que se encerraba con sus hijas, y señalaba portera, que recibia los recados cubierta con su velo.

Mas como no todos los andan como Ja Santa, temia en su sobrino la distrac- ción, que regularmente ocasionan. {Fr. A.)

(I) Fray Bartolomé de Santa Ana fué uno de los primitivos y más austeros Descalzos. Habiendo entrado para lego le hicieron los suiíei iares corista y fué dos veces provincial de la provincia de San José.

{-). lilsta señora, á quien escribe la Santa sobre su vocación, la logró muy dicliosamente, y se entregó a y á sus cosas á Dios, entrándose carmelita Oes- calza en et convento de Salamanca. Llamóse en la religión ls;ihel ile Jes:is, y fué muy verdadera sierva de Dios; y siguió a la Santa a la fundación de Segovia, su patria, y de alli la llevó por priora a la de Patencia. {V. P.)

26 CARTAS

merced, persuadir á que es muy buena y capaz para hija de nuestra Señora, entrando en esta sagrada Orden suya. Plega á Dios, que vaya vuestra merced tan adelante en sus santos deseos y obras, que no tenga yo que quejarme del padre Juan de León, de cuya información estoy satisfecha, que no quiero otra, y tan consolada de pensar que ha de ser vuestra merced una gran santa, que con sola su persona quedara muy satis- fecha.

Pague el Señor la limosna que tiene determinado á hacer á -donde entrare, que es mucha, y puede vuestra merced tener mucho consuelo, pues hace lo que el Señor aconseja, de darse á si, }'■ á lo que tiene á los pobres por su amor. Y para lo que vuestra merced tiene recibido, no me parece cumplía con menos, que lo que hace ; y pues hace todo lo que puede, no iiace poco, ni será pagado con poco precio.

Pues vuestra merced ha visto nuestras Gostitucionesy Regla, no tengo que decir, sino que, si va adelante vuestra merced con esta determinación, se venga á donde mandare, y á donde quisiere de nuestras casas, que en esto quiero servir á mi padre Juan de León, en que su merced escoja. Verdad es, que querría tomase el hábito á donde yo estuviese ; porque, cierto, deseo conocer á vuestra merced. Todo lo guie nuestro Señor, cDmo mas le ha de servir, y ha de ser para gloria suya, amén.

Indina sierva de vuestra merced. Teresa de Jesüs, carmelita.

CARTA XVI.

A la ilustrísiraa señora Doña María de Mendoza. Del convento de la Encar- nación de Avila, 7 de marzo de 1372.

Sobre admisión de dos novicias en el convento de Valladolid, que no convenian.

JESÚS. .

La gracia del Espíritu Santo sea siempre con V. S., amén. Harto me he acordado de V. S. en este tiempo, y tenido miedo si su reciedumbre habia de hacer daño á V. S : ansi me parece que no ha dejado de hacerle. Sea Dios bendito, que hemos de ver eternidad sin mudanzas de tiemqos. Plega á su Majestad se pase este de manera, que podamos gozar de tan gran bien.

DE SANTA TERESA DE JESÚS. 27'

A nií me ha probado la tierra de manera (1), que no parore nací en ella : no creo he tenido mes y medio de salud al prin- cipio, que vio el Señor, que sin ella ne se podia asentar en- tonces nada : ahora su Majestad lo hace todo. Yo no entiendo sino en regalarme ; en especial tres semanas há, que sobre las cuartanas me dio dolor en un lado y esquinancia. El uno- de estos males bastaba para matar, si Dios fuera servido ; mas no parece le ba de haber que llegue á hacerme este bien (2). Con tres sangrías estoy mejor. Quitáronseme las cuartanas; mas la calentura nunca se quita, y así me purgo mañana. Esto ya enfadada de verme tan perdida, que si no es á misa, no salgo de un rincón, ni puedo. Un dolor de quijadas, que- cerca de mes y medio que tengo, me da mas pena.

Cuento á V. S, todos estos males, porque no me culpe si no he- escrito á V. S. ; y porque vea, que son las mercedes, que el Señor me hace, en darme lo que siempre le pido. Cierto, á me parecía imposible, luego que aquí vine, poder hacer mi poca salud y ílaco natural tanto trabajo : porque los negocios son; muy ordinarios de cosas que se ofrecen en estos monesterios, y de otras hartas cosas, que an, sin esta casa, me trayan can- sada : para que vea, que todo se puede en Dios, como dice san Pablo. Dame tan en un ser poca salud (y que con esto lo- haga todo, yo me rio algunas veces) y déjame sin confesor, y" tan á solas, que no hay con quien tratar cosa para algún alivio,, sino todo con miramiento, anque para lo que toca al regalo del cuerpo, no ha faltado harta piedad, y quien tenga cuidado ; y en el lugar me han hecho harta limosna, que de la casa solo^ para comer, y an eso no quisiera. Acábasenos ya la limosna que nos dio doña Madalena, que hasta ahora hemos dado con ella una comida, y con la ayuda á la mas limosna que da su. señoría y algunas personas, á las mas pobres.

Como ya las veo tan sosegadas y buenas, pesarme ha áe- verlas padecer, que cierto lo están : es para alabar á nuestra Señor la mudanza que en ellas ha hecho. Las mas recias están

(1) El clima de Avila, que, rodeado de altas sierras, es bastante frió casi en- lodo tiempo, con respecto al de los otros puntos de Castilla la Nueva, por donde- antes había andado Santa Tkresa en sus fundaciones.

(fi) Santa Teresa consideraba como un bien el morir ; por eso decia :

Y tan alta gloria espero. Que muero porque no muero.

28 CARTAS

ahora mas contentas, y mijor conmigo. Esta Cuaresma no se visita mujer ni hombre, anque sean padres, que es harto nuevo para esta casa. Por todo pasan con gran paz. Verdade- ramente hay aqai grandes siervas de Dios, y casi todas se van mejorando. Mi Priora (1) hace estas muravillas. Para que se «entienda que es esto ansí, ha ordenado nuestro Señor, que yo €sté de suerte, que no parece vine sino á aborrecer la peni- tencia, y no entender sino en mi regalo.

Ahora, porque de todas maneras padezca, , me escribe la madre priora de esa casa de V. S., que quiere V. S. se tome •en ella una monja, y que está V. S. desgustada, que se lo han dicho, porque yo no la he querido tomar, que le envié licencia para recibirla, y otra que tray el padre Ripalda. Pensado he que la han engañado : darmehia pena, si fuese verdad; pues N. S. me puedo reñir, y mandar ; y no puedo yo creer, que si no es por librarse V. S. de ellos, esté de mi desgustada, sin decír- melo, sino que por esto V. S. lo muestra. Si esto fuese asi, daríame mucho consuelo, que con esos padres de la Compañía yo me avenir, que no tomarían ellos á nadie que no convi- niese á su Orden, por hacerme merced. Si V. S. lo quiere mandar determinadamente, no hay para qué hablar mas en ello; que está claro, en esa casa y en todas puede V. S. man- dar, y ha de ser obedecida de mí. Enviaré á pedir licencia al padre visitador, ú al padre general, porque es contra nuestras Costituciones tomar con el defeto que tiene (2) , y no podré yo dar la licencia contra ellas, sin el uno de ellos ; y ellas depren- derán bien á leer latin, porque está mandado no se reciba nenguna sin saberlo.

(1) Era esta gran priora la soberana Madre de Dios, cuya sagrada imagen puso la Santa en el asiento prioral del coro, y en sus manos las llaves del con- vento. Fué tan acertada esta acción, que la misma serenísima Reina se la aprobó con estas palabras : Bien hiciste de ponerme aquí. Yo acudiré á las alabanzas fjuc se /tacen a mi hijo, ij se las presentaré. Y en otra ocasión la aseguró cui- daria de la casa y de sus almas. Tales salieron estas con tal patrona y prelada, que no es mucho diga la Santa : Verdaderamente Jiay aqui f/randes siervas de Dios.

Aun declaró mas su virtud en otra ocasión, pues cuando en la Encarnación se la quejaban que para sus iundaciones Descalzas despojaba aquei convento de las mejores religiosas, llegó a decir : Quedaban mas de cuarenta, que podía cada una fundar una religión : ij ent^e estas catorce, que si las hubiera cuando Dios destruyo el mundo por agua, no le destruyera. Asi consta de un üocu mentó antiguo manuscrito de aquel gravísimo convento. {Fr. A.)

(2) La recomendada del padre Ripalda se dice que era una tuerta.

DE SAA'TA TERESA DE JESÚS. 29

Por descargo de mi conciencia no puedo dejar de decir ü V. S. lo que en este caso yo iiiciera, después de haberlo en- comendado á el Señor. Dejo aparte, como digo, el quererlo V. S., que, por no enojarla, á todo me he de disponer, y no hablaré en ello mas. Solo suplico á V. S. que lo mire bien, y ([uiera rnas para su casa (1) ; que cuando V. S. no vea le está muy bien, le ha de pesar. A ser casa de muchas, puédese me- jor sobrellevar cualquier falta ; mas adonde son tan pocas, de razón habian de ser escogidas, y siempre he visto á V. S. con esa intención, tanto, que para todos cabos hallo monjas, y á esa casa no he osado enviar nenguna, porque deseaba fuese tal, que tan cabal, como para ahila quisiera, no la he hallado. Y ansí, por mi parecer, nenguna de esas dos alii se recibiera ; porque ni santidad, ni valor, ni tan sobrada descricion, ni talentos yo no los veo, para que la casa gane. ¿ Pues si ha de perder, para qué quiere V, S. que se tomen ? Para remediar- las hartos monesterios hay, y donde, como digo, por ser mu- chas, se sobrellevan mejor las cosas; que ahi la que se tomase, cada una había de ser para ser priora, cualquier oficio, que se la ofreciese.

Por amor de nuestro Señor, que V. S. lo mire bien, y ven, que siempre se ha de mirar mas al bien común, que al paríi- cular; y que, pues están alli encerradas, y han de hacer vida unas con otras, y llevar sus faltas, con otros trabajos de la Orden; y este es el mayor, cuando no aciertan, que V. S. liv^ favorezca en esto, como en iodo nos hace merced. Líbremelo V. S. á mi, si manda; que, como digo, yo me averné con ellos (2). Si es que todavía V. S. lo quiere, base de hacer lo que V. S. manda, como he dicho, y á cargo de V. S. sera, sino suce- diere bien. Esa que dice el padre Ripalda no me parece mal para otra parte : para ahí están á los principios, que se ha de mirar no desdorar la casa. Ordénelo el Señor, como mas sea

(1) Llama su casa al convento de Carmelitas Descalzas de Valladolid, deque í-ra fundadora y patrona aquella señora, y siguen siéndolo sus descend¡ent<'s los condes pe Rivadavia.

(2) No es de extrañar que Santa Teresa ofreciese a la patrona de Valiadoliil entenderse con los jesuítas.

Nota sobre esto el padre fray Antonio de San José que el señor Manso, obispo que fué de CáláhoFra, solia decir, estando de prebendado en Burgos : Que ynas quería argüir con cuantos teólogos había, que con la madre Teresa.

9

yo CARTAS

para su gloria, y á V. S. luz, para que haga lo que con- viene, y guárdenosla muchos años, como yo le suplico, que de esto no me descuido, anque mas mala estoy.

A mi señora la duquesa heso las manos de su excelencia,, muchas veces, y de mi señora doña Beatriz, y de mis señoras la condesa y doña Leonor. Escríbame V. S. (digo que lo mande V. S.) lo que en todo es servida que haga, que creo con. dejarlo en la conciencia de V. S. asiguraré la mia, y no pienso hago poco en esto, que en todas nuestras casas no se hallará monja con tan notable falta, ni yo la tomara por cosa. Paré- cerne mortificación contina paralas demás, por andar siempre tan juntas, y como se quieren tanto, siempre les hará lás- tima. Basta la buena Madalena (1) que ahí tienen; y plugiera á Dios fueran ansí. Son hoy siete de marzo.

Indina sierva y súdita de V. E. Teresa de Jesüs, carmelita..

La madre supriora besa las manos de V. S. muchas veces. Bien me va con ella.

CARTA XVII

Ala ma madre Inés de Jesús, priora de Medina del Campo. Desde la Encar- nación de Avila, fecha incierta (2).

Sobre una encrgumena que iba á, curar san Juan de la Cruz.

Mi hija : mucho me pesa de la enfermedad que tiene esa. hermana (3}. Ahí les envió al padre fray Juan de la Cruz para que la cure, que le ha hecho Dios merced de darle gracia para echar los demonios de las personas que los tienen. Ahora

(1) Las palabras de letra cursiva están tachadas en el origii.al, quiza de mana de doña María de Mendoza.

(2) Ignórase cuándo escribió Santa Teresa esta Carta ; pero habiéndola escrito desde Avila y en la época en que san Juan de la Cruz estaba allí, y a merced de Santa Teresa, debió ser siendo ella priora en la Encarnación, donde nquel se sabe que estaba de capellán a fines de 1372. Por este motivo se fija entre las á^ aquel año.

(3) La madre priora de Medina, Inés de Jesús, prima hermana d ^ Santa Teresa, tenia en su comunidad una religiosa con recelos de estar energúmeiia, de Jo que avisó á la Santa, que se hallaba de priora en San José de Avila. Y esta, con la experiencia del poder milagroso que manifestó el Santo en la misma ciudad sobre los espíritus malignos, se lo envió juntamente con esta Carta ó esquela. Pasando san Juan de la Cruz á Medina, examinó a la paciente y conoció que su dolencia se reducía á una fuerte melancolía, tristeza ó amargura, aue regularmente andan juntas, y no pocas veces privan de la raz')n. [Fr. A).

DE SANTA TERESA DE JESÚS. 3f

acaba de sacar aquí en Avila tres legiones do demonios, y les mandó en virtud de Dios le dijesen su nombre, y al punto obedecieron.

CARTA XVIII

Al prudentísimo señor el rey Felipe II (1). Desde Avila á 11 de junio- de 1573!

Pidiéndole favo7^ sobre ciertos asw^tos reservados de su Orden. JESÚS.

La gracia del Espíritu Santo sea siempre con vuestra majestad.. Amén. Bien creo tiene vuestra majestad entendido el ordinario cuidado que tengo de encomendará vuestra majestad á nuestro- Señor en mis pobres oraciones. Y aunque esto, por ser yo tan- miserable, sea pequeño servicio ; en despertar para que lo ha- gan estas hermanas de monesterios de Descalzas de nuestra Or- denes, alguno ; porque que sirven á nuestro Señor : y en esta. casa, que estoy, se hace lo mesmo, junto con pedir para la reina, ahora nuestra señora, y el príncipe, á quien Dios muy larga vida. Yeldiaquesu alteza fuéjurado, se hizo particular oración. Esto se hará siempre : y así, mientras mas adelante fuere es-ta Orden, será para vuestras majestades mas ganancia.

Y por esto me he atrevido á suplicar á vuestra majestad nos favorezca en ciertas cosas, que dirá el licenciado Juan de Pa- dilla, á quien me remito. Vuestra majestad le crédito. Ver su buen celo me ha convidado á fiar de él este negocio : por- que el saberse sería dañar en lo mismo que se pretende, que-

(1) El sobrescrito de esta Carta decia así : A la S. C- C. M. del re// nuestro- seTior. Quiere decir : A la sacra, cesárea, católica majestad del rey nuestro señor. original se conserva con veneración en un devotísimo relicario de los padres Capuchinos de Jerez de la Frontera. Escribióse en Avila á 11 de junio de 1573,. y es la primera de las que se hallan escritas por la Santa al gran monarca Felipe II, pues aunque sabemos haberle escrito otras, las ha desaparecido el tiempo que todo lo consume.

Es cierto que cuando la Santa llegó á Madrid, año de 1569, de paso para la fundación de Toledo, envió por escrito al rey, por mano de la señora infanta doña Juana, ciertos avisos muy convenientes para el bien de sus mas secretos pensamientos. Decíale, entre otras clausulas, estas notables palabras : Que se acordase, que el rey Saúl habia sido escogido y ungido. A la verdad, era mu- cho decir de una monja a un rey, a no ser de parte de Dios, Pero era Santa Teresa embajadora de la corte celestial, legada a latere del soberano Empera- dor, nuncia del Rey supvemo : Regis superni nuntia. Con que no podia dejar de iiacer su legacía con toda fidelidad. {Fr. A.)

3^ CARTAS

es todo para gloria y honra de nuestro Señor. Su divina Ma- jestad le guarde tantos años como la cristiandad ha menester. Harto gran alivio es que para los trabajos y persecuciones que hay en ella, que tenga Dios nuestro Señor un tan gran defen- sor y ayude para su Ilesia, como vuestra majestad es. De esta casa de la Encarnación de Avila XI de junio de MDLXXTtI.

Indina sierva y südita de vuestra majestad. Teresa de Jesús, carmelita.

CARTA XIX

A! padro Grdoñez.. de la Compañía de Jesús (1). Desde Avila 29 de julio

de 1573.

Sobre la fundación de un colegio de doncellas pobres en Medina del Campo.

JESÚS.

La gracia del Espíritu Santo sea con vuestra merced. Quisiera tener mucho lugar y salud para decir algunas cosas que importan, á mi parecer. Y he estado tal, an después que

(i) El original de esta Carta conservan con filial devoción nuestras religiosas Carmelitas Descalzas de Toro.

Para inteKgencia de esta Carta, es necesario tener noticia de la historia sobre que habla, la cual, sacada de varios documentos de la religión, es como sigue : Habiendo fundado nuestra Santa madre el convento de Medina del Campo, segundo de la Descalcez, muchas señoras nobles, movidas del ejempl.> de su santa fundadora, determinaron dar al mundo libelo de repudio, y entrar en el nuevo convento. Fueron las principales doña Elena de Quiroga, sobrina del cardenal Quiroga, arzobispo de Toledo, recien viuda de don Diego Viílarroel, y su hija doña Jerónima de Viílarroel y (juiroga, dama ele grandes esperanzas.

Conociendo doña Jerónima, a la luz del desengaño, que las riquezas de esta vida son basura, se abrazó con la pobreza de Cristo, que es la verdadera riqueza. Como era grande y cuantiosa la hacienda que dejaba, trataron ella y su madre de fundar en Medina del .Campo un colegio de doncellas recogidas, que bajo ki instrucción y magisterio de las Carmelitas Descalzas se criasen en recogimiento V virtud hasta tomar estado. Agradó mucho a nuestra santa Madre este noble pensamiento. Su e,ecucion quedó a la disposician del padre visitador fray Pedro Fernandez, célebre dominico, y a la del padre Ordoñez, insigne jesuíta, y el patronato en la prelada de Carmelitas Descalzas de Medina.

!Mucho deseaba la santa este colegio, donde las doncellas tiernas, retiradas de los peligros de la libertad, se criasen con la leche casta de la virtud. Ofreció lu'go, que de buena gana daria monjas hijas suyas para un fin tan santo y agradable a Dios: p-^ro no cuajó la fundación por el motivo que expresó el padre Gracian diciendo : Tenia tanto celo de las almas j/ estaba tan fcn-orosa en este ministerio, y deseosa de él, que no solamente en aquella villa, sino en todas las ciudades 1/ villas de España, r/nstara se hiciese otro tanto. Y sin duda hubiera cuajado aquella fundación, si el abad, de Valladolid (don Alonso Mendosa) no instara en que las Carmelitas, que habian de administrar las doncellas, habían d: ■^■■itar ^njdas a su obe licncia, lo cual la Madre líunca consintió.

DE SANTA TERESA DE JESÚS. 33

se fué el mozo, sin comparación, peor que ; nte?, que, haré harto en lo que diré : y soy lan pesada, qne por mucho <jne quiera acortar, irá largo. Esta casa de la Encarnación so ve notablemente harcerme gran mal : plegaá Dios s meerezca ;i l^o.

Como este nuestro negocio parece vayadesueríe de acabars(í, hame dado mucho mas cuidado, en especial desp:iesquevi lioy \r carta del padre visitador, que lo remite al padre maestro Fray Domingo, y á ; y escríbele una carta, ne que para esto nos da sus veces, porque siempre soy (imida en cosa que yo he de tener algún voto : luego me parece lo he de errar todo. Verdad es, que antes lo he encomendado al Señor, y por acá lo han hecho.

Paréceme, padre mió, que hemos menester mucho mirar todos los inconvenientes ; porque ú no salir bien, á vuestra merced y á mi ha de cargar la culpa Dios, y el mundo, no dude ; y ansi no se le á vuestra merced nada, que se con- cluya quince dias mas á menos. Conlentádome ha lo que vuestra merced dice en su caria, de que la priora, para solas esas dos cosas, tenga que hacer en ello ; porque crea, que es menester mucho hacerse de manera, rpie por hacer una buena obra, no se quite de otro, como vuestra merced dice.

Cuanto al ser tantas, como vuestra merced decia, siempre me descontentó ; porque entiendo es tan diferente enseñar mu- jares, y imponerl :s muchas junt :s, á enseñar mancebos, como de lo negro d lo blanco ; y hay tantos incovenientes en ser mi;- chas, para no se hacer cosa buena, que yo no los puedo ahon», decir, sino que conviene haya número señalado, y cuando pasare de cuarenta, es muy mucho-, y todo baratería : unas á otras se estorbarán, para que no se haga cosa buena. En Toledo me he informado que son treinta y cinco, que no pueden pasar de allí. Yo digo á vuestra mercd, que tantas mozas y tanto ruido, C[ue no conviene en ninguna manera. Si por esto no quisieren algunos dar limosna, vayase vuestra merced su poco á poco, que no hay priesa, y haga congre- gación santa, que Dios ayudará, y por la limosna no hemos de quebrar en la sustancia.

ísSerá también menester, que para elegir las que han de en- trar, que convengan, haya otros dos votos con la priora. Esto se mirará mucho. Si lo quisiese hacer el prior de San An-

34 CARTAS

drés, no seria malo, y algún regidor, ü entramos regi- dores, y para que tomen las cuentas del gasto, que no ha de entender la priora en esto, ni verlo ni oiiio, como desde luego dije. Será menester ver las calidades, que han de tener las que han de entrar, y los años que han de estar : eso allá se verá entre vuestra merced y el padre maestro, y todo lo que fuere á él ha de estar consultado, con el padre provincial de la. Compañía, y con el padre Baltasar Alvarez.

Serán menester otras cosas hartas. Allá tratamos algunas, en especial no salir : mas las que me parece que importan en gran manera, son las dos primeras ; porque tengo expiriencia de lo que son muchas mujeres juntas : ¡ Dios nos libre !

Suplico á vuestra merced mucho mis encomiendes al señor Asensio Galiano (1) y le á leer esta. Siempre me hace merced en todo, que harto me he holgado que mis cartas estén ya en siguridad. Esta mi ruin salud me hace caer en muchas faltas. En pasando mañana me voy, si no me da otro mal de nuevo, y ha de ser grande, cuando me lo estorbe. Ya llevaron todas las cartas á San Gil ; an no han traido repuesta : mañana, martes, se procurará. En las oraciones de mi padre retor me encomiendo.

Indina sierva, y hija de vuestra merced. Teresa de Jesüs.

CARTA XX

Para Pedro de la Vanda, caballero de Salamanca (2). Desde Salamanca 2 de- agosto de 1573,

Sobre la compra de una casa de este caballero, para hacer convento.

JESÚS.

La gracia del Espíritu Santo sea siempre con vuestra mer- ced, amén. Yo he venido á este lugar con deseo de poner luego por obra dejar en buena parte estas hermanas, Trayo pocO' tiempo, y ansi por esto, como porque se pasa el que han de de- sear para hacer paredes, me ha dado pena no hallar á vuestra merced aqui. Han traido la cédula del rey, y conviene se haga luego la probanza. Suplico á vuestra merced me la haga de^

(i) Era un asentista de Medina del Campo, muy devoto de la Santa. [Fr. A.) (2) El original de esta Carta se conserva con veneración ea nuestro colegio

de Salamanca, donde la escribió la Santa el año de 75, a 2 de agosto, como

consta de su fecha.

DE SANTA TERESA DE JESÚS. 35

venirse presto, pues es negocio de tanta importancia, que yo espero en Dios no se averna vuestra merced mal conmigo : guíelo todo el Señor, como sea servido, y á vuestra merced tenga siempre de su mano.

La casa me parece bien, anque ha menester mas de qui^ nientos ducados para entrar en ella. Con todo estoy con- tenta, y espero en nuestro Señor le dará á vuestra merced en ver su casa tan bien empleada. Guarde el Señor á vuestra merced muchos años. Mire vuestra merced, que es gran ne- gocio para haber de comenzar con buen tiempo, que se pasen estos dias. Por amor de Dios vuestra merced nos haga merced de que se venga vuestra merced presto ; y si vuestra merced tarda, le suplico tenga por bien comencemos á hacer las ta- pias, que son menester mas de docientas, que esto ningún daño se hace á la casa : anque en eso faltase después de con- cluirse (lo que yo espero en Dios verná presto), llevamos nosotras la pérdida. Con venir vuestra merced se remediará todo, y á vuestra merced su Majestad muy larga vida, para que siempre vaya ganando para la eterna. Son TI de agosto.

Indina sierva de vuestra merced, que sus manos besa. Indina Teresa DE Jesús.

CARTA XXI (1)

Al muy reverendo padre maestro fray Domingo Bañez. Desde Salamanca á principios del año 1574.

Sobre las vejaciones do la princesa do Éboli á las monjas de Pastrana, y los asuntos de la Padilla (2).

JESÚS.

La gracia del Espíritu Santo sea con vuestra merced y en mi alma. No cómo no le han dado una carta bien larga, que escribí estando no buena, y envié por lavia de Medina, á donde

(1) El original de esta Carta le tenia en 1632 doña María de Beamonte, noble ■señora de Tudela de Navarra. El sobrescrito decia : Para mi jjadro y mi señor el maestro fray Domingo Banez. Enviaron copia auténtica de ella el pi'ior y cla- varios del Convento.

(2) El padre Bañez, de quien varias veces se ha hecho mención, y que defen- ■úió á la Santa en medio de la persecución que se levantó contra ella al fundar el convento de San José, estaba entonces en Valladolid, á donde pasó de regente del insigne colegio de San Gregorio, después de haber sido lector de él.

38 CARTAS

decia de mi mal y de mi bien (1). Ahora también quisiera alar- garme, mas he de escrebir muchas cartas, y siento un poco de frió, que es dia de cuartana. Habíanme faltado, ü medio faltado, dos ; mas como no me torna el dolor que solía, es todo nada. ■■> Alabo á nuestro Señor de las nuevas que oye de sus sermones, y he harta envidia; y ahora, como es perlado de esa casa, dame úran gana de estar en ella. ¿Mas cuándo lo dejó'de ser mió ? Con que vea esto, me parece que me diera nuevo contento ; mas como no merezco sino cruz, alabo á quien me la da siempre.

En gusto me han caído esas cartas del padre visitador con mi padre, que no solo es santo aquel su amigo, mas sábela mostrar ; y cuando sus palabras no contradicen las obras, hácelo muy cuerdamente. Y, anque es verdad lo que dice, ñola dejará de admitir, porque de señores á señores va mucho.

La monja de la princesa de Ebuli era de llorar (2) : la de ese ángel puede hacer gran provecho á otras almas ; y mientras mas ruido hubiere, mas ; yo no hallo inconveniente. Todo el mal que puede suceder es salir de ahí; y en eso habrá Señor hecho, como digo, otros bienes, y por ventura movido- alguna alma, que quizá se condenara si no hubiera ese medio. Grandes son los juicios de Dios, y quien tan de veras le quiere estando en el peligro, que toda esta gente ilustre está, no hay para que le negar nosotras, ni dejar de ponernos en algún trabajo de desasosiego, á trueco de tan gran bien. Medios hu- manos y cumplir con el mundo me parece detenerla y darla mas tormento : que en treinta días está claro, que aunque se arrepintiese no lo ha de decir. Mas si con eso se han de apla- car y justificar su causa bien, y con vuestra merced, de dete-

(1) Esta Carta se ha perdido, pues las dos para el padre Bañez, no coinciden con lo que aquí' dice. Una de ellas, que habla de los grandes males que le aqueja- ban por entonces, es bastante breve. También se ha perdido la que escribió al padre fray Pedro Fernandez, pidiéndole permiso para la fundación de Segovia, cuyo contenido compendia ella misma en el capítulo xxi de Las Fundaciones^ p.igina 215 del tomo i.

(2) Puede referirse a una monja agustina, que deseaba pasar á las Carmelitas Descalzas, por recomendación de la princesa de Eboli, á lo cual se oponía Sant\ Teresa. Los correctores opinan que alude Santa Tf.resa a la misma princesa de Eboli, que habia estado de novicia eu Pastrana, aunque con el noviciado bastante miti(jado.

La otra a quien llama eso ángel, era doña Casilda de Padilla, de cuya entrada en el convento de Valladolid trata en los capítulos x y xi del Libro de las Fundaciones, pagina 196 y siguientes, describiendo allí las dificultades, que hubo de vencer, y a las que alude en esta Carta.

DE SANTA TERESA DE JESüS. 37

nerla (anque, como digo, todos serán días de detención), Dios sea con ella, qne no es posible, sino que pues deja mucho, le ha de dar Dios mucho, pues se lo da á las que no dejamos nada. Harto me consuela que esté vuestra merced ahí, para lo que toca al consuelo de la priora, y para que en todo acierte. Bendito sea Él, que todo lo ha ordenado ansí. Yo es- pero en su Majestad que se hará todo bien. Este negocio de Pedro de la Yanda nunca se acaba : creo me tengo de ir antes á Alba, por no perder tiempo, porque hay peligro en el negocio, que es contienda de entre él y su mujer.

He gran lástima alas dePastrana : anque se ha ido á su casa la princesa, están como cativas ; cosa que fué ahora el prior de Atocha allá, y no las osó ver. Ya está también mal con los frailes, y no hallo por qué se ha de sufrir aquella servi- dumbre. Con el padre Medina me va bien : creo si le hablase mucho se allanarla presto. Está tan ocupado que casi no le

veo Deciame doña María Cosneza, que no le quisiese como

á vuestra merced Doña Beatriz está buena; el viernes pa- sado ofreciéndoseme mucho que hará, mas ya yo no he me- nester que haga nada, gloria á Dios. Dijome los regalos que vuestra merced la ha hecho. Mucho sufre el amor de Dios, que si hubiera algo que no lo fuera, ya fuera acabado. No parece sino que la dificultad que vuestra merced tiene en ser largo, tengo yo en serlo. Con todo me hace mucha merced, porque no me entristezca cuando miro el pliego y no veo letra suya. Dios le guarde, no parece que va esta carta detener... Ple- gué á Dios, que allá no se tiemple con el de vuestra merced.

De vuestra merced sierva y hija. Teresa de Jesús.

CARTA XXII

Al ilustrisimo señor don Alvaro de Mendoza, obispo de Avila (1). Sobre el asunto de la Casilda de Padilla.

JESÚS.

La gracia del Espíritu Santo sea siempre con Y. S. Dios sea bendito, que tiene Y. S. salud : plega á su Majestad vaya ade-

[i] Esta Carta es para el ilustrisimo señor don Alvaro de Menduza, amparo de

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38 CARTAS

lante siempre como yo se lo suplico. Diérame consuelo tener tiempo para alargarme en esta, y tengo tan poco, que no la querría comenzar. María Bautista dará á V.S. cuenta de mí, ya que yo aquí no puedo en esta. Ella me la da de V. S. cuando me escribe, y las nuevas que yo deseo, gloria á Dios : con esto puedo pasar estar tanto sin ver letra de V.S. Algunas he escrito : una ya que no la dieron á V. S. por cierta causa; de las demás no entiendo qué se han hecho. Sola una he recibido de V. S., después que estoy aquí ; en Salamanca digo que la recibí.

Ya dije ala duquesa lo que V. S.me mandó (1). Ella me contó el negocio, y dice que nunca ella pensó V. S. habia entendido en lo postrero : cierto merece que no se pierda su amistad. A mi señora doña María tampoco puedo escribir. Beso ásu seño- ría las manos muchas veces ; y que mijor me parece defiende nuestra Señora sus hijas, que no su señoría sus süditas, sigun me dicen ha callado en estos negocios (2). El Señor ayude á aquel angelito, que cosa bien nueva es ahora en el mund,o lo que nuestro Señor hace por ella. Pienso que por eso ha ordenado que la dejen sola, para que mijor se entienda, y tenga tales combates : harto me hace alabar á su Majestad.

Ya, señor, como V. S. tiene muchas santas, va entendiendo las que no lo son, y ansí me olvida; con todo creo que en el cielo ha de ver V. S. que debe mas á la pecadora que á ellas. De mejor gana diera á mi señora doña María y á mi se- ñora la condesa el parabién de otro tanto, que de el despo- sorio (3) ; anque ya me he consolado se haga tan presto.

1 1 reforma al nacer, y al criarse después de nacida, fué escrita en Alba de Tormes a principio del año de 1574.

El original se venera en nuestras religiosas de Santa Ana de Madrid. Escribióse, a lo que de ella se colige, el año de 74 en Alba, cuando la Santa pasaba desde Salamanca á fundar a Segivía, y á loque parece, estando en Valladolid el señor obispo, que lo era de Avila por ese tiempo. [Fr. A.)

(I) Parece habla de la señora duquesa de Alba, en cuyo negocio, como secret) entre el obispo y la Santa, nu podemos hablar : que para guardar bien un .secreto ia mejor llave es el silencio. {Fr. A.)

{"1) Habla del asunto de la entrada de Casilda de Padilla en el convento de Valladolid, a que también hace referencia en la Carta anterior. liama subditas suyas a las religiosas de Valladolid, ya por su decorosa atención, ya porque era doña María fundadora y patrona del convento, y por talla tocaba defender sus derechos. [Fr. A.)

(3) Habla sin duda de la condesa de Rivadavia, aunque no se ha podido averi- guar con claridad quiénes eran varias señoras de esta ilustrísima casa, que

DE SANTA TERESA DE JESÚS. 39

Plega á nuestro Señor sea para su servicio, y lo goce V. S. y mi señora doña María muchos años. A mi señora doña Beatriz, y á mi señora la duquesa beso las manos muchas veces. Tenga nuestro Señor á V. S. siempre de las suyas.

Indina sierva y síildila de V. S. Teresa de Jesús.

Suplico á V. S. me mande avisar si se recaudó la licencia del padre visitador, para estar yo en San José algún dia ; la priora me lo escribirá.

CARTA XXIII (1).

A la madre Ana de la Encarnación, priora de Salamanca Desde Albu de

Tormes.

Sobre su estancia en Alba y recuerdos de varias personas de Salamanca.

JESÚS

Sea con vuestra reverencia. Hágame saber cómo está, y todas, y déles mis encomiendas, que bien quisiera poder gozar de las de allá y de las de acá. Creo he de tener menos em- barazos, y tengo una ermita, que se ve el rio, y también á donde duermo, que estando en la cama puedo gozar de él, que es harta recreación para mi. Mejor me he hallado hoy que suelo. Doña Quiteña con su calentura, dice las ha echado menos ; sepa que han llevado de aquí un médico para la se- ñora doña Jerónima, que se está todavía mala. Encomién-

nombra repetidamente en sus cartas , sólo se sabe que don Juan Hurtado de Mendoza, conde tercero de Rivadavia, y doña María Sarmiento tuvieron varios hijos é hijas, que sucedieron unos a otros en el estado. Don Bernardino, el que refiere la Santa, salió del purgatorio por el servici > que hizo a la Virgen y á su Orden, fué, según parece, el cuarto ; don Alvaro de Mendoza, fué otro ; ■doña Leonor de Castro fué la sexta condesa murió año de 1586, y está en- terrada en San Pablo de Valladolid. El quinto poseedor no se saba ; la señora doña María fué la séptima condesa, y entró a serlo después de doña Leonor, €omo consta de escrituras : muy posible es fuese ella la condesa, que men- ciona la Santa en esta y otras cartas.

El desposorio sería el de la señora doña María Sarmiento, de cuyo honroso casamiento, que se efectuó por el año de 78, dio la Santa la enhorabuena a este prelado. Con igual oscuridad nos hallamos en orden a la doña Beatriz que dice, y la señora duquesa, si es que no era esta la señora desposada. [Fr. A.)

(1) El original esta en las Carmelitas Descalzas de Salamanca.

Escribióse, según su contexto, en Alba, cuando pasaba de Salamanca la Santa para la fundación de Segovía, y lo pru ba el acompañamiento, que su- pone, de doña Quiteria, carmelita calzada que la iba asistiendo, desde que salió la Santa de la Encarnación.

40 CARTAS

denla á Dios allá, que ansí hacemos acá : con cuidado me . tiene. Tenga Dios á vuestra reverencia de su mano.

Esa trucha me envió hoy la duquesa : paréceme tan buena, que he hecho este mensajero para enviarla á mi padre el maestro fray Bartolomé de Medina (1) : si llegare á hora de co- mer, vuestra reverencia se la envié luego con Miguel, y esa carta; y si mas tarde, no se la deje tampoco de llevar, para ver si quiere escribir algún renglón.

Vuestra reverencia no me deje de escribir cómo está, y no deje de comer carne en estos dias : digan al dotorsu flaqueza, y denle mucho mis encomiendas. En todo caso sea Dios con vuestra reverencia siempre, amén. A mi padre Osma me en- comiende, y que harto menos le echaré acá. A Juana de Jesús que me haga saber cómo está, que tenia muy chica cara el dia que me vine. Es hoy miércoles, después de las doce, y yo de vuestra reverencia. Teresa de Jesús.

Cómo está la condesa (2) y la del corregidor envié á saber de mi parte, y díganmelo : yo escribiré cómo estuviere su her- mana, que, hasta saberlo, no quise enviar á Navarro, porque también le envié algo. Llevará este los diez y seis reales, si se me acuerda mañana, que hoy también se me olvidó. Si algo

(1) Según el ilustrísimo Manrique, en la Vida de la venerable Ana de JesuSr ronoció la Santa á este padre maestro en este penúltimo viaje, que hizo á Salamanca, quedando trasformado de fiscal riguroso en panegirista perpe- tuo.

Confírmalo la misma venerable Ana de Jesús, diciendo en su deposición : « AI maestro Medina, que mofaba de ella, le estimó tanto, que procuró (la Santa) que eJ comisario apostólico fray Pedro Fernandez le diese sus veces, y en algunas ausencias le dejase por superior de ella. Mas, en tratándola, vio cuan engañado había andado, y decía a todos no habia tan gran Santa en la lierra. Y a mi misma, porque una vez al torno se la nombré a él, diciendo solo : La madre Teresa, me riñó porque la nombré con tan poca reverencia ; mandándome, quo otro dia no dijese menos de : Nuestra madre fundadora. »

Esto es de la dicha venerable Ana, la cual, prosiguiendo en su deposición, dice : V Y contándoselo yo a ella, se le encendió el rostro mucho, diciendo : ¡ Que no merezca yo que me dure el tenerme estos en poco ! ¡ Que aunque me he confe- sado generalmente con él, y dicho la que soy, no lo acabe de entender! Alia se lo hava nuestro Señor, que yo no puede mas, para que vean que soy nada. »

{Fr. A.)

(2) En la posdata nombra con cariño y estimación á la condesa, que sin duda fué la de Wonlerc y, cuya devoción consiguió licencia de los prelados para que, cuando la Santa volviese a Salamanca, se apease en su casa. Hízolo la Santa, pagando el lio<pc(i;ijo con sanarle una liija de poca edad, y tan a lo último de su vichi, (|ue por lioras esperaban su muerte. Sanó, vivió y fué en adelante aquella coicíjiada mujer dd conde de Oli\arcs. {Fr. A.)

DE SAMA TERESA DE JESÚS. 41

pidiere Lescano, dénselo, que yo lo paf^aré, que dije, que si hu- biese menester algo, que vuestra reverencia se lo daria : bien creo no lo pedirá.

CARTA XXIV (1).

Al mismo padre maestro fray Domingo Bañez, De ícchl incierta. Sobre sus padecimientos interiores.

JESÚS.

Yo le digo, mi padre, que ya mis holguras á mi parecer no son de este reino, porque lo que quiero no lo tengo, lo que tengo no lo quiero ; que es el mal que lo que solia holgarme con los confesores, ya no es : ha de ser mas que confesor ; me- nos que cosa que sea como alma que no hinche su deseo. Por cierto que me ha aliviado escribir esta : déle Dios á vuestra merced siempre en amarle.

Diga á esa su poca cosa, que está muy puesta en si las her- manas darán voto ü no, que es tomar mucha mano, y tener poca humildad ; que lo que á vuestra merced y á los que mi- ramos el bien de esa casa nos pareciere bien una monja, que mas nos va que á ellas. Es menester cosas semejantes dárselas á entender (2). De que vea á la señora doña María, encomién- demela mucho, que lo que no la escribo : harto es estar mejor con tan grandes hielos. Creo son tres de diciembre; y yo hija y sierva de vuestra merced. Teresa de Jesüs.

CARTA XXV.

A la madre María Bautista, priora de Valladolid, y sobrina de la Santa. Desde Segovia 14 de mayo de 1574.

Sobre asuntos del convento de Valladolid : pi^eludios acerca de lo^ desacuerdos

con los Calzados.

jesús

Sea con ella, hija mia. Es tan gran andador ese su criado, que pensé viniera mañana de Madrid, que le envié allá, por no

(1) El original de esta estaba en el coavento de Carmelitas Descalzas de Se- i-illa. Hoy dia sólo queda un traslado de ella. Hay copia auténtica en el manus- crito de ia Biblioteca Nacional., número 1, folio 409.

(2) Según el anotador, alude aquí Santa Teresa á que María Bautista temía

42 CARTAS

saber de quien fiar estos negocios, y vino hoy jueves, y junto se responderá á cartas de Avila, y ansí no se podrá despachar iasta mañana á mediodía, porque mis ojos, ni mi cabeza no están para ello, y an plegué á Dios se vaya mañana. Quisiera escribiría jnuy despacio, y á la señora doña Maria. Ya estoy casi buena, que «1 jarabe que escribo á nuestro padre, me ha quitado aquel tormento de melancolía, y an creo la calentura de el todo.

Un poco me hizo reír la carta de su letra, como estaba ya sin aquel humor : no lo diga al padre fray Domingo que le escribo muy graciosamente, quizá le mostrará la carta; y cierto me hol- gué mucho con la suya y con la de vuestra reverencia, y con esta postrera muy mucho, de saber que está en descanso aquella Sania, y ver tal muerte : yo me espanto cómo le puede pesar á nadie de su gran bien, sin haberla envidia. Pena tengo del gran trabajo que habrá tenido, hija mía, y tiene con tan gran- des negocios; y tantos, que en lo que cay, mas no creo ter- nia mas salud, sino menos, si se estuviese en la quietud que dice, y esto tengo por muy cierto, porque la conozo la com- plexión, y ansí paso porque trabaje, que de alguna maner^ha de ser santa; y ese desear soledad le está mejor que tenerla.

¡Oh si viese la baraúnda que anda, aunque en secreto, en favor de los Descalzos ! Es cosa para alabar al Señor, y todo lo han despertado los que fueron á la Andalucía Gracian y Ma- riano. Tiémplame harto el placer la pena que le ha de dar á nuestro padre general, como le quiero tanto (1) : por otra parte veo la perdición en que quedamos : encomiéndenlo á Dios. El padre fray Domingo le dirá lo que pasa, y unos pape- les que le envió; y lo que me escribiere, no lo envié ansí, sino con persona cierta, anque se esté allá algunos dias. Harta falta nos es estar el padre visitador tan lejos, que hay nego- cios, que, aunque mas sea, creo le habré de enviar mensajero, que no basta el perlado que es, ó para lo que es. Séalo él mu- chos años.

que lás monjfts la reelig-iesen priora. Quería darle á entender Santa Teresa, que si la relegian, debía conformarse y aceptar el cargo con humildad, sin andar en cavilaciones sobre la elección.

(i) Aparecen aquí ya los preludios de los grandes desacuerdos entre los Cal' zados y Descalzos, de que se hablara en lo sucesivo, y que constituyen el fondo de la correspondencia de Santa Ti rtKSA.

DE SANTA TERESA DE JESÚS. 43

De lo del padre Medina, aunque sea mucho mas, no haya miedo me alborote, antes me ha hecho reir, mas sintiera de media palabra de fray Domingo, porque ni esotro me debe nada, ni se me da mucho, que no me tenga esa ley. El no ha tratado estos monesterios, y no sabe lo que hay, ni habia de igualarse con lo que fray Domingo los quiere, que es cosa propia, y los ha sustentado á la verdad. Harta baraúnda han tenido ahi de negocios, mas también los tomara cualquiera para su casa.

Son hoy catorce de mayo. A mi buena María de la Cruz tengo harto deseo ver, digamela mucho, y á Estefanía. Vino espantado Pablo Hernández de ella, y tiene razón.

Suya. Teresa DE Jesús.

CARTA XXVI.

A la misma madre María Bautista. Desde Segovia en junio de 1574.

Con varían noticias, y sobre la dirección de las monjas del convento de

Yalladolid.

JESÚS

Sea con vuestra reverencia, mi hija, el Espíritu Santo. Con pena estuviera con pensar era falta de salud el no escribir tanto há, si no me hubiera escrito la priora de Medina, que está buena vuestra reverencia. Sea Dios bendito, que en gran manera le deseo la salud. Esotras estén malas en hora buena, si Dios es servido : así ternán en qué merecer.

Sepa que Isabel de los Angeles, que es la de las contiendas de Medina, se la llevó el Señor ; y una muerte, que si hubiera quién la pasara como ella, se tuviera por santa. Cierto ella se fué con Dios, y yo me estoy acá hecha una cosa sin provecho. He tenido tres semanas un romadizo terrible con hartas indis- posiciones. Ya estoy mejor, anque no quitado bien, alegre da las nuevas que escribo al padre fray Domingo ; y den gracias á nuestro Señor, que ansí lo hemos hecho acá. Sea por todo bendito.

Esa carta envié á la priora de la Madre de Dios, que le envió ahí una medicina, que creo me aprovechó. Harta pena me da su mal, como le he pasado tanto estos años : es sin piedad ese

44 , CARTAS

dolor. ¡Qué obra pasa A. en enviarme escorzonera! y casi no lo he comido, que me ha quedado terrible hastío de cosas dul- ces : con todo he tenido en mucho el cuidado de lo que envia para ellas, y á Isabel, que ya parece persona de comedimiento, ü amor del todo hecha.

¡ Qué boba es en las satisfaciones que me envia sobre lo de las manos y en lo demás! hasta que nos veamos no oso decirla el intento que tengo en todo. Sepa que cada dia estoy con mas libertad, y que como esté sigura de ofensa de Dios de esa per- sona, que no son otros mis temores, porque he visto grandes caldas y peligros en este caso, y quiero esa alma mucho (que parece me ha dado Dios ese cuidado} y mientras mas sencilla, mas la temo: y ansí gusto mucho de que guste en parte si- gura : anque cierto en esta vida no la hay, ni es bien nos asi- guremos, que estamos en guerra, y rodeados de muchos ene- migos.

Mire, mi hija, cuando yo estoy sin tan grave mal, como aquí he tenido, un poquito de primer movimiento en una cosa me espanta mucho. Esto sea para sola ella ; porque á quien no acaba de entenderme, es menester llevarle conforme á su hu- mor. Y es verdad que si alguien en ella me hace esto poco, es á quien lo escribo : mas lo poco siente mucho un alma libre y quizá quiere Dios que lo sienta, para asigurar la parte que es menester para su servicio. ¡ Oh hija mia, que estamos en un mundo, que anque haya mis años, no le acabará de entender! Yo no para qué escribo esto, sin tener persona cierta que lleve la carta : porné buen porte.

Todo lo que hiciere por doña Yomar es bien hecho, que es mas santa que se entiende, y llena de trabajos. Harto ha sidí» salir esotra tan en paz. Plega á Dios que mejor nos suceda con la que hemos tomado, y con harto miedo mió : porque estas de sus casas no se acaben de hallar en las nuestras ; an- que ahora no parece ha de ir mal. Isabel se lo escribirá... Hasla aquí tenia escrito, y no he hallado mensajero ; ahora me dicen le hay, y que luego envié las cartas.

I

DE SANTA TERESA DE JESÚS. 45

CARTA XXVII.

A i.i mií^ma iiuidre María Bautista. Desde Segoviii 16 de julio de 1574. Sdlirc aMJiníos del convento de Valladolid, y fundación del de Setjovia (1).

JESÚS

Sea con ella, hija mia. En gracia me ha caido sa enojo, pues yo le digo que no es para mi mucho favor dejarla de ver; antes lo es tanto, que me ha parecido no era perfecion tratar yo de ello, como no veo necesidad que fuerce; porque adonde está el padre maestro, ¿ qué falta puedo yo hacer? Ansí, que si rae lo mandan, iré, y si no, no lo hablaré. Bien me parece que alguna cosa aprovecha á donde voy, aunque parezca no hay qué hacer ; mas como ella es tan prudente, quizá ahí no haré mas do holgarme : ya no debo de ser para otra cosa.

En eso de la freila no hay que hablar, pues está hecho : mas yo le digo que es cosa bien recia tres monjas, como dicen, tener tantas freilas : harto sin camino es. Creo se habrá de procurar con el padre visitador, haga número, como de las monjas. No qué me diga de que no me dice cuan mala está, y dame harta pena : es granbobería andar miirando perfeciones en cosa de su regalo, pues ve lo que va en salud. No qué hace ese mi padre : mire que me enejaré mucho si no obedece á María de la Cruz en este caso (2).

Yo estoy muy discreta en cosas semejantes : á la verdad siempre tuve poca perfecion, y ahora pareceme que lengo ma»

(i) El sobrescrito de esta dice así : Para mi hija la madre María Bautista, priora de la Concepción.

Escribióse en Segovia el año de 1574, á 16 de julio. Paite de su original se \enera en nuestras religiosas de Soria, en dos aseados relicarios, que al es- cribir esto, tengo la dicha de adorarlos en la celda. Toda ella es discretísimír, como lo fué ia madre María Bautista, que a cada uno hablaba la Santa en su engua.

(2) Esta religiosa, que menciona, la Santa estaba en servicio de doña Guioniarde UUoa, cuando la Santa la admitió por una de las cuatro columnas sobre que furidó su primer casa de Avila. {Historia : tomo ii, liijro viii, capitulo iv.) Fué ejemplar entre las primitivas, y la llevó la misma Santa a la fundación de Valladolid donde esperando vigilante al divino Esposo con la lampara encendida de la caridad, y ardientes ansias de verle, entró con él a las bodas ciernas a 23 de febrero de 1588, asistida de la Reina del cielo, que bajó a subir su fcli/ alma coB grande aconapañamiento. (Fr. ii.)

46 CARTAS

ocasión, según estoy vieja y cansada, que se espantará de verme. Estos dias trayo un relajamiento de estómago, que vi- nieron bien las nueces, aunque de las que aquí me han en- viado, aun habia : muy buenas están. Coma ella las que allá quedan, por amor de mi, y un gran recaudo de mi parte á la condesa de Osorno.

i Oh qué melancólica viene la carta de mi padre ! Sepa vuestra reverencia luego, si es por escrito el poder que tiene del padre visitador, que me trayn cansada estos canónigos, que ahora piden licencia del perlado, para que nos obligue- mos al censo. Si mi padre la puede dar, ha de ser por escrito, y por notario, que vea la que él tiene ; y si esto puede, enviár- mela luego por caridad, si no quiere que me hundan, que ya estaríamos en la casa, sino por estos negros tres mil marave- dís que son, y quizá me quedarla tiempo, para que manda- sen ir allá : aun por ver qué cosa es esa su monja, lo querria.

No deje de tratar al retor, que yo le digo, que quizás sea mas su amigo que ninguno ; y en fln aprovechan estos padres» El retor de aqui hizo la compra, y ha ido al cabildo, y lo hace harto bien : hágale Dios á vuestra reverencia, hija mia, y no se enoje conmigo, que ya le digo lo que hay en querer ir : seria mentira decir, que no quiero. Harto, pues, me ha de cansar, si voy, tanta señoría y baraúnda; mas todo lo pasaré por verla.

Suya. Teresa de Jp:sifb.

CARTA XXVIIÍ.

A la madre María Bautista. Desde Segovia a fines de setiorTibre de 1574, Conclusión de la fundación de Segovia : preludios de la fundación de Veas (1).

JESÚS

Sea con vuestra reverencia, hija mia, el Espíritu Santo. Pa- rece que me ha consolado en la pena que me da irme sin verla, la que ella tiene de lo mesmo. Ahora, en fin, en bre- ve puede el Señor hacer las cosas, como ahora entendemos,

(1) El original de esta Carta se halla en nuestras religiosas de Consuegra, y se escribió el año de 74, en los últimos meses que estuvo la Santa en la fundación ue Segovia. {Fr. A.

DE SANTA TERESA DE JESÚS. 47

para ir de mas espacio (que cierto en lo que he estado aquí no ha podido ser mas) y este vernos para poco es gran cansancio : todo se va en visitas, y en perder sueño por parlar; y no fal- tará alguna palabra ociosa, sigun lo habia gana. Mas muchas rosas que gustara decir, no se sufren en carta : la una es el ({iierer no desgraciar al maestro Medina. Crea que llevo mis liiies, y que ya he visto algún provecho de ello : por eso no le deje de enviar la carta, ni se le nada, anque no sea tan amigo, que ni él lo debe tanto, ni importa nada lo que dijere de mí; ¿por qué no me lo dice?

Sepa que dije al padre provincial, que bien hablan negociado para llevarnos á la Samanú. ¿Sabe qué veo? que las quiere Dios pobres honradas, que les dio á Casilda que lo es, y vale mas que todos los dineros. Parece que reparó en ello el padre visitador, y me quiso dar discuento : al menos á Orellana dis- culpó mucho, y ansí creo que ella lo quiso. Ya me enfado de hablar en esta bendita.

Una carta le escribí con un teatino, ú no con quien, des- pués de esta, á que responde. No era sino con el que las suele t'Qviar á la priora de la Madre de Dios, y la decia como había- mos hallado los dineros, y está todo acabado, gloria á Dios (1). Harta priesa doy á que nos pasemos antes que me vaya; no si la desembarazarán. Hay poco que hacer, que es junto á esta : eso no le pena : Dios le pague los consejos. Lo borrado creo entendí. Sepa que no es Veas en el Andalucía, sino cinco leguas mas acá, que ya que no puedo fundar en el Anda- lucía.

Llevo para priora á Ana de Jesús (2), que es una que toma- mos en San José, de Plasencia, y ha estado y está en Sala- manca. No veo aliora otra que sea para allí. Y sepa que de una de aquellas dos í n^as que le fundan, dicen maravillas de su santidad y humildad, y entramas son buenas ; y es menester no llevar á quien les pegue irnperfeciones, que está aquella casa, á donde ha de ser principio para mucho bien, á lo que dicen : dígolo por esa su monja.

Otra se hará placiendo á Dios presto : mas quien no cabe con ella, malos principios hará en fundación, que harto qui-

(1) Esta Cíii-ta de Santa. Teresa se ha perdido.'

(2) La célebre fundadora de Granad;i, Madrid y otros puntos.

48 CARTAS

siera llevársela. De las de Pastrana han de ir cuatro, y aii son pocas; porque con dos que ahora presto entrarán (la de los mil y quinientos ducados entra el sábado, y tiene á todos es- pantados su hervor, no en qué parará; las que están acá yo las aseguro son extremadas) estaremos aquí veinte y dos, idas seis, y Ja priora, que no es de aquí, y la supriora, queda razo- nable. Están á la verdad cuatro freilas extremadas. Por fuerza se han de sacar mas monjas, porque entiendo que habrá aqui muy buenas que entrar. Mire como se podia dejar ahora lo de Veas ; y an otro monesterio es menester. ,, Ella, mi hija, piensa que me hacia gran honra en que no fuese : este invierno será, porque lo ha hecho Dios; porque no como pasara en estas tierras frias, según el mal me ha- cen, que no piense que es ansí como quiera lo que aqui he pasado. Podra ser que como... (1).

V CARTA XXIX.

A Antonio Gaitan, caballero de Alba en Salamanca (2). Desde Segovia en

junio de 1574.

Sobre compra do casa para la fundación de Segocia, y algunos consejos para

la oración.

'• ' JESÜS.

Sea con vuestra merced el Espíritu Santo, hijo mió. No tengo dicha de tener tiempo para escribirle largo ; pues yo le digo, que lo es la voluntad, y an el contento que me dan sus cartas, y saber las mercedes que le hace el Señor, que cada dia son mayores. Ahora le paga lo que por acá trabaja.

Vuestra merced no se canse en querer pensar mucho, ni se

(1) Palta el resto de la Carta.

(2) Esta Carta, cuyo original se halla en nuestras religiosas de Toledo, es para Anto: io Gaitán, aquel dichoso caballero de Alba, d^ quien la Santa hace varias veces honorífica mención rn el hbro de sus Fundaciones. Vivió algún tiempo enlazado en vanidades, pero abrió los ojos al desengaño y rompió los lazos en que I tenia enredado el mundo. Para vengarse de él y restaurar el tiempo per- dido, se dedi humilde a servir a la Santa y a sus hijas en la gloriosa empresa de 'sus fundaciones. Hacíalo tan de veras, que, como diée la Santa, no había criado que asi hiciese cuanto era menester, esmaltando con este acto de heroica humildad la joya de su nobleza. Lo mucho que en este virtuoso empleo atesoró de riquez^iN del cielo, bien lo pondérala Santa en el lugar citado y lo da a entender eu esta Carta.

DE SANTA TEHESA DE .lESTS. ¡49

le de nada por la meditación, que si no se le olvidase i.artas veces le he dicho lo que ha de hacer, y como es mayor mevced del Señor esa, y se andar siempre en su alabanza ; y querer que lodos lo hagan, es grandísimo eleto de estar el alnia ocupada con su Majestad. Plegué á Él, que le sepa vuestra merced servir, y yo también algo délo que debemos, y nos mu- cho en qué padecer, anque sean pulgas y duendes y caminos.

Antonio Sánchez nos venia ya á dar la casa, sin hablarme mas, mas yo no dónde tuvieron los ojos vuestra merced y el padre Julián de Avila, que tal querían comprar. Harto fué no quererla vender. Ahora andamos en comprar una cabe San Francisco, en la calle Real, en lo mejor del arrabal, cabe el Azogüejo : es muy buena. Encomiendémoslo á Dios. Todas se le encomiendan mucho. Estoy mejor, iba á decir buena, porque cuando no tengo mas de los males ordinarios, es mu- cha salud. El Señor la á vuestra merced, y nos le guarde.

De vuestra merced sierva. Teresa de Jesús.

CARTA XXX.

Al ilastiisimo señor don Teutonio de Braganza, arzobispo que fué de Ebora, en Salamanca. Desde Segovia a principios de Julio de 1574.

Sobre asuntos de la fundación de Segovia, y el proyecto de fundar un convento de Carmelitas Descalzas en Portugal.

JESÚS.

La gracia der Espíritu Santo sea con V. S. y venga muy en hora buena con salud, que ha sido nano contenió para mi, au- que para tan largo camino, corta se me hizo la carta ; y an no me dice V. S. si se hizo bien á lo que V. S. iba. De que estará descontento de si, no es cosa nueva, ni V. S. se espante, de que con el trabajo del camino y el no poder tener el tiempo tan ordenado, tenga alguna tibieza. Corao V. S. torne á su so- siego, le tornará á tener el alma. Yo tengo ahora alguna sa- lud, para como he estado ; que, á saberme quejar tan bien como V. S., no tuviera en nada sus penas. Fué extremo los dos meses de gran mal que tuve ; y era de suerte, que redundaba en lo interior, para tenerme como una cosa sin ser. De esto inte- rior ya estoy buena; de lo exterior, con los males ordinarios, bien regalada de V. S. Nuestro Señor se lo pague, que ha ha-

50 CARTAS

bido para y otras enfermas (que lo vinieron harto algunas de Pastrana, porque la casa eramuy húmeda), mejores y muy bue- nas almas, que gustariaV. S.de tratarlas, en especial la priora.

Ya yo sabia la muerte del rey de Francia. Harta pena me da ver tantos trabajos, y como va el demonio ganando almas. Dios lo remedie, que, si aprovechasen nuestras oraciones, no hay descuido en suplicarlo á su Majestad, á quien suplico, pague á V. S. el cuidado, que tiene en hacer merced y favor á esta Orden. El padre provincial ha andado tan lejos (digo el visitador) que an por cartas no he podido tratar este negocio. De lo que V. S. me dice de hacer ahí casa de estos Descalzos, seria harto bien, si el demonio, por serlo tanto, no lo estorba; y es harta comodidad la merced que V. V. nos hace ; y ahora viene bien, que los visitadores se han tornado á con- firmar, y no por tiempo limitado ; y creo, que con mas auto- ridad para cosas, que antes, y pueden admitir monesterios ; y ansi espero en el Señor lo ha de querer : V. S. no lo despida, por amor de Dios. Presto creo estará cerca el padre visitador : yo le escribiré; y dícenme irá por allá. V. S. me hará merced de hablarle, y decir su parecer en todo. Puede hablarle V. S. con toda llaneza, que es muy bueno, y merece se trate ansí con él ; y por V. S. quizá se determinará á hacerlo. Hasta ver esto, suplico á V. S. no lo despida. Mande V. S. decir al padre retor, que tenemos cuidado de pedir al Señor su salud, y que me va bien cOn el padre Santander, aunque no con los frailes Francis- cos ; porque compramos una casa harto á nuestro propósito, y es algo cerca de ellos, y hannos puesto pleito : no en qué parará.

Indina sierva y súdita de vueseñoría. Teresa de Jesús, carmelita.

CARTA XXXI.

Al venerable padre maestro fray Luis de Granada, de la Orden de Santo Do- mingo (1). De fecha incierta.

Elogiando sus escritos y virtudes, y pidiéndole oraciones. JESÚS.

La gracia del Espíritu Santo sea siempre con vuestra pater- nidad, amén. De las muchas personas que aman en el Señor

(1) Ignórase el paradero de esta carta y el punto desde donde se escribió; pera

DE SANTA TERESA DE JESÚS. 51

á vuestra paternidad, por haber escrito tan santa y provechosa doctrina, y dan gracias á su Majestad, y por haberle dado á. vuestra paternidad para tan grande y universal bien de las almas, soy yo una. Y entiendo de mi, que por ningún trabajo liubiera dejado de ver á quien tanto me consuela oir sus pala- bras, si se sufiiera conforme á mi estado, y ser mujer. Porque sin esta causa, la he tenido de buscar personas semejantes, para asigurar los temores, en que mi alma ha vivido algunos años. Y ya que esto no he merecido, heme consolado de que el señor don Teutonio me ha mandado escribir esta ; á lo que yo no hubiera atrevimiento. Más fiada en la obediencia, espero en nuestro Señor me ha de aprovechar, para que vuestra pa- ternidad se acuerde alguna vez de encomendarme á nuestro Señor ; que tengo dello gran necesidad, por andar con poco caudal, puesta en los ojos del mundo, sin tener ninguno para hacer de verdad algo de lo que imaginan de mi.

Entender vuestra paternidad esto, bastarla á hacerme mer- ced y limosna, pues tan biien entiende lo que hay en él, y el gran trabajo que es, para quien ha vivido una vida harto ruin. Con serlo tanto, me he atrevido muchas .veces á pedir á nues- tro Señor la vida de vuestra paternidad sea muy larga. Plegué á su Majestad me haga esta merced, y vaya vuestra paternidad creciendo en santidad y amor suyo. Amén.

Indina sierva y südita de vuestra paternidad. Teresa de Jesús, carmelita.

El señor don Teotonio, creo es de los engañados en lo que me toca. D íceme quiere mucho á vuestra paternidad. En pago de esto, está vuestra paternidad obligado á visitar á su señoría, no se crea tan sin causa.

siendo preciso darle alguna colocación, se la pone arbitrariamente al fin del año 1574, en pos de las que dirigió Santa. Teresa a don Teutonio de Braganza, a quien alude en ella.

Esta Carta es para el venerable padre maestro fray Luis de Granada, honra de la religión sagrada de Santo Domingo y gloria de España, y aun de la universal Iglesia, que tanto puede alegrarse con un tan ilustre hijo.

A este espiritual varón escribe Santa Tekesa, porque siempre se buscan los buenos, y lo han menester para defenderse de los que siempre se buscan y los persiguen, los malos (F. P.)

52 CARTAS

CARTA XXXII.

' A don Alvaro de Mendoza, obispo de Avila. Desde Veas H de mayo de 1575. Sobre la fundación de Sevilla, donde la mandaba ir el padre Gradan,

JESÚS.

La gracia del Espíritu Santo sea siempre con V. S. Cada dia entiendo mas la merced que me hace nuestro Señor en tener entendido el bien que hay en padecer para llevar con quietud el poco contento , que hay en las cosas de esta vida, pues son de tan poca dura. Sepa V. S., que ya que me estaba dando mucha priesa para tener buen verano este, en Avila íi Valladolid, vino aquí el padre Gracian, que es provincial del Andalucía por comisión del nuncio, que le envió después del Contra-Breve. Tiene partes ¿an buenas, y es tal, que yo me hol- garía harto que él besase á V. S. las manos, para ver si me engaño, pues deséalo mucho, como yo le he dicho la merced que V. S. siempre hace á la Orden : harto me he consolado de ver en ella un hombre tan bueno.

En fin, nos partimos para allá la semana que viene, el lunes (1) : hay cincuenta leguas. Bien creo que él no me hiciera fuerza, mas teníalo tanta voluntad, que á no lo hacer, yo quedara con harto escrúpulo, que no cumplía con la obe- diencia, como siempre deseo. Por me ha pesado, y an no ^usiado mucho de ir con este fuego á pasar el verano en Sevilla ;

Desde allí dicen habrán los mensajeros, que en este lugar han faltado, que está muy retirado, y escribiré á V. S. El pa- dre Julián de Avila hace lo mesmo ; ayúdame muy bien : besa las manos de V. S. muchas veces. Harto tenemos á V. S. pre- sente, y la casa de San José, y el descanso que allí tuviera :

(1) La Crónica de la Orden dilata su partida hasta el miércoles.

En lo que prosigue nos dio singular ejemplo de obediencia, ya porque obe- deció, no solo al mandato, sino al gusto del prelado.

Sabiendo el padre Cracian el soberano orden, la dijo pasados dos ó tres dias : « ¿ Cómo vuestra reverencia hace contra una revelación cierta, sujetándose á mi discursi) falible ? » A que respondió lo que merece estar escrito en letras de oro. diciendo : « Padre, ni esta revelación ni cuantas hay me ase/juran ianto de la voluntad de Dios como lo que el prelado me manda, porque en obodecer nu puede haber yerro y en las revelaciones sí. » {Fr. A.)

DE SANTA TERESA DE JESÚS. o3

sírvase de todo el Señor, y guárdeme á V. S. mucho mas que á mí. Es hoy víspera de la Acencion.

Indina sierva y súdita de V. S. Teresa de Jesús.

Salud he tenido aquí, y la tengo mas que suelo mucho, gloria á Dios.

CARTA XXXIII.

Para el reverendísimo general del Carmen fray Juan Bautista Rúbeo de Ra- vena (1). Desde Sevilla á 18 de junio de lo75.

Dándole cuenta de las últimas fundaciones, y disculpando á los Descalzos.

JESÚS.

La gracia del Espíritu Santo sea con V. S. siempre. La se- mana pasada escribí á V. S. largo, por dos partes, todas de un tenor, porque deseo llegue la carta á sus manos. Ayer que fueron XVII de junio, me dieron dos cartas de V. S. que tenia bien deseadas : la una era hecha de otubre, y la otra de enero. Anque no eran de tan fresco como yo quisiera me consolé con ellas muy mucho, y con saber tenia V. S. salud. Désela nuestro Señor, como todas sus hijas suplicamos, que esto es muy con- tino, en estas casas de V. S. Cada día se hace particular ora- ción en el coro, y, sin eso, todas tienen cuidado, que, como saben lo que yo á V. S. amo, y no conocen otro padre, tienen á V. S. gran amor, y no es mucho, pues no tenemos otro bien en la tierra; y como todas están tan contentas, no acaban de agradecer á V. S. su principio.

Escribí á V. S. la fundación de Veas; y como en Caravaca se pide otra, y que habían dado la licencia con tal inconve- niente *** (2). También escribí á V. S. las causas por qué vine á fundar á Sevilla (3) : plega á nuestro Señor, que el fin, que

(1) El original de esta Carta se halla en el convento de Carmelitas Descalzas de Santa Teresa do Roma; y aunque, por varios destrozos que en él ha hecho el tiempo, se pierden algunas líneas, en lo que ha perdonado reverberan no pocas luces de la discreción, prudencia y cordura de la Santa.

(2) Aquí se hallan destrozadas en el orrginal como cuatro líneas [eso significan las estrellas), y de algunas clausulas quebradas que han quedado, se colige decia no habia admitido esta fundación, porque se decia en la licencia no habían de estar sujetas a la religión, y que se detenían hasta que la volviesen á dar, como está la de Veas ; que estén sujetas á V. S.

(3) Debe notarse que el original que se venera en Roma, solamente contiene hasta aquí, según advierten los correctores.

Esta Carta es una de las mas interesantes de Santa Tebesa por los datos que

54 CARTAS

es allanar estas cosas de estos Descalzos, y á que no den enoJL> á V. S. me haga Dios merced que yo lo vea. Sepa V. S. que yo me informé mucho cuando vine á Veas, para que no fuese An- dalucía, porque en ninguna manera pensé venir á ella. Y es ansí que Veas no es Andalucía, mas es provincia de Andalu- cía. Esto supe después de fundado monesterio con mas de un mes. Como yo ya me vi con monjas en ella, también me pare- ció no quedase aquel monesterio desamparado, y fué alguna parte también pora venir aquí ; mas mi principal deseo es lo que á y. S. escribí de entender este negocio de estos padres, que, anque ellos justifican su causa, y verdaderamente no en- tiendo de ellos sino ser hijos verdaderos de V. S. y desear no enojarle ; no los puedo dejar de echar culpa. Ya parece van en- tendiendo, que fuera mejor haber ido por otro comino, por no enojar á V. S. Harto reñimos, en especial Mariano y yo, que tiene una presteza grande, que Gracian es como un ángel ; Y á estar solo, se hubiera hecho de otra suerte; y su venida acá fué por mandárselo fray Baltasar, que era entonces prior de Pastrana. Yo digo á Y. S. que si le conociese, que se holgase de tenerle por hijo, y verdaderamente entiendo lo es, y an el Mariano lo mismo (1).

Este Mariano es hombre virtuoso y penitente, y que se hace conocer con todos por su ingenio ; y crea Y, S. cierto, que solo le ha movido celo de Dios y bien de la Orden, sino que, como yo le digo, ha sido demasiado y indiscreto. Ambición no en- tiendo que la hay en él, sino que el demonio, como Y. S. dice, revuelve estos negocios, y él dice muchas cosas por donde se entiende. Yo le he sufrido hartas algunas veces, y, como veo que es virtuoso, paso por ello. Si V. S. le oyera, no dejaría de satisfacerse. Este dia me dijo, que hasta que se ponga á los pies de Y. S. no ha de parar. Ya escribí á Y. S. como entramos me han rogado escriba á V. S. que ellos no se atreven, y sus

contiene acerca de la fundación de Sevilla y el origen de las persecuciones. Por ella se ve que Santa. Teresa no consideraba del todo inocente la conducta de Gracian y Mariano cou los Calzados de Sevilla.

(1) No se pierda de visto que Santa Tebesa, conforme á una revelación que habia tenido, propendía por la fundación de Madrid, y no por la de Sevilla. A pesar de eso Gracian le mandó ir a fundar en Sevilla, y si Santa Teresa hizo muy bien eu obedecer aquello, quiza no lo hizo Gracian en mandarlo, sabiendo el espíritu (le la Santa.

DE SANTA TERESA DE JESÚS. 35

disculpas; y ansi no diré aqui sino lo que me parece estoy obligada, pues ya lo he escrito.

Primero entienda V. S., por amor de nuestro Señor, que todos los Descalzos juntos no tengo yo en nada, á truecQ de lo que toca en la ropa á V. S. Esto es ansí, y que es darme en los ojos, dar á V. S. ningún desgusto. Ellos no han visto, ni verán estas cartas, anque he dicho á Mariano, que V. S. como ellos sean obedientes, que habria misericordia. Gracian no está aquí. Y crea V. S. que á verlos yo inobedientes, que no \o veria ni oiria mas ; ni puedo yo ser tan hija de V. S. como ellos se muestran.

Diré yo ahora mi parecer, y si fuere bebería, perdone V. S^ Cuanto á la descomunión, lo que ahora escribió á Mariana Gracian, de la corte, es esto ; que el padre provincial fray Ángel le dijo no le podia tener en casa, que estaba descomul- gado, y se fué á casa de su padre ; y como lo supo el nuncio,, envió á llamar á fray Ángel, y riñóle mucho, y dice que está afrentado, que estando aquí por su mandado, se diga están descomulgados : que quien tal dijere los ha de castigar; y luego se fué áelmonesterio, y allí está, ypredica enla corte.

Padre y señor mío, no están ahora las cosas para esto, que este Gracian tiene un hermano, que está cabe el rey, secretario suyo, á quien quiere mucho ; y el rey, según he sabido, na está fuera de que tome la reforma. Los Calzados dicen, que no saben como á hombres tan virtuosos V. S. los trata ansí, y que ellos querrían tratar los contemplativos, y ven su virtud,. y que V. S. con esta descomunión se lo tiene quitado. A V. S. dicen uno, acá dicen otro. Van al arzobispo, y dicen que na osan castigar, porque luego se van á V. S. Es una gente ex- traña. Yo señor mió, veo lo uno y veo lo otro, y sabe nuestro Señor que digo verdad, que creo son los más obedientes, y la han de ser, los Descalzos. V. S. no ve allá lo que acá pasa : yo lo veo y lo digo, porque bien la santidad de V. S., y cuan amigo es de virtud.

Algunos me han venido á ver á mí, en especial el prior es harto buena cosa. Vino á que le mostrase las patentes con que habia fundado. Quería llevar traslado : no se lo quise dar, porque no armasen pleito, pues él vía podia fundar. Porque en la patente que V. S. me envió en latín después que vinieron

56 CARTAS

los visitadores, da licencia, y dice que pueda fundar en todas partes, y ansí lo entienden los letrados ; porque ni señala V. S. casa, ni reino, ni se dice ningún cabo, sino que en todas parte». Y an viene con preceto, que me ha hecho esforzar á mas de lo que puedo, que estoy vieja y cansada. An el cansan- cio, que pasé en la Encarnación, todo no se me hace nada. Cada diame hace Dios mayores mercedes, sea por todo bendito.

En esos frailes que han tomado, ya lo dije á Mariano : dice que ese Peñuela por engaño tomó el hábito; que fué á Pas- trana, y.dijo se le habia dado Vargas el visitador de aquí; venido á saberse, le tomó él mismo. Dias que andan por echarle, y ansí lo harán : el otro ya no está con ellos. Los monesterios se hicieron por mandado del visitador Vargas, con la autoridad apostólica que tenia ; porque por acá tienen por la principal reformación, que haya casa de Descalzos : ansí el nuncio dio licencia como reformador, cuando mandó á fray Antonio de Jesús visitase, para que fundasen moneste- rios ; mas él hizolo mejor, que no hacia sino pedirla á V. S. : y si acá estuviera Teresa de Jesús, quizá se hubiera mirado mas esto; porque no se trataba de hacer casa, que no fuese con licencia de V. S., que yo no me pusiese muy brava, y en esto hizolo bien fray Pedro Fernandez el visitador de allá, y débole mucho en lo que miraba no desgustar á V. S. El de acá ha dado tantas licencias y facultades á estos padres, y rogá- doles con ellas, que si V. S. ve las que tienen, entenderá no tienen tanta culpa ; y ansí dicen que á fray Gaspar nunca le han querido admitir ni tener su amistad, que harto los ha ro- gado, ni á otros ; y que la casa, que tenian tomada á la Or- den, luego la dejaron ellos. Y ansí dicen hartas cosas para su descargo, por donde veo no han ido con tanta malicia, y cuando miro los grandes trabajos que han pasado, y la peni- tencia que hacen, que realmente entiendo son siervos de Dios, dame pena se entienda que V. S. los desfavorece.

Verdaderamente, que ellos viven bien y con gran recogimento, y en los que han recibido hay mas de veinte que tienen cursas(l), ó no cómo se llaman, y que son muy santos y de buenos

(1) Qucrria decir cursos ó carrera literaria, según parece como probarlo el decir luego que eran de buenos inf/cnios.

DE SANTA TERESA DE JESÚS. 57

ingenios. Y entre esta casa, y la de Granada y la Peñuela dicen que hay mas de setenta, me parece que he oido. Yo no entiendo qué lia de ser de todos estos, ni qué pareceria ahora á todo el mundo, estando en la opinión que están, sino que quizá lo verniamos á pagar todos ; porque con el rey están muy acreditados, y este arzobispo dice, que solos ellos son frailes. Ahora salir de la reforma que V. S. no quiere que los haya ; créame que anque tenga toda la razón V. S. del mundo, no ha de parecer ansí : pues dejar de tenerlos Y. S. debajo de su amparo, ni ellos lo querrán, ni V. S. es razón que lo haga, ni nuestro Señor se servirá de ello. Encomiéndelo V. S. á su Majestad, y, como verdadero padre, olvide lo pasado : y mire Y. S. que es siervo de la Yirgen, y que ella se enojará de que Y. S. desampare á los que, con su sudor, quieren aumentar su Orden. Están ya las cosas de suerte, que es menester mucha consideración (1). Indina hija y súdita de Y. S. Teresa de Jesús.

CARTA XXXIY.

Para Antonio Gaitan, caballero de Alba (2). Desde Sevilla á 10 de julio

de 1575.

Sobre las fundaciones de Sevilla y Caravaca.

JESÚS.

La gracia del Espíritu Santo sea con vuestra merced, mi buen fundador. Hasta ayer no ha venido el recuero. Plega á Dios, que el licenciado lo envié á recaudo, que harto me lo ha

(i) Para la mejor inteligencia de esla Carta, una de Ifts mas interesantes de Santa Teresa, y primera de las que escribió acerca de las persecuciones de su reforma, conviene tener á la vista la noticia de la fundación del convento de Sevilla, escrita por la venerable María de San José, que esta en el tomo i, pági- nas 55o y 56, número i7.

(2) El original de esta Carta se venera en Salamanca, en el muy religioso con- vento de los padres de San Pedro Alcántara. Es para aquel devoto caballero de Alba, Antonio Gaitan, que acompañó a la Santa á las fundaciones de Veas y Sevilla, y fué, como su comisario, a disponer la de Caravaca, por lo cual con razón le llama la Santa en su principio mi buen fundador.

Escribióse en Sevilla el año de 75. a 10 de julio, como un mes después que este piadoso caballero partió para Caslilln con Julián de Avila, según dice la Santa en sus Fundaciones, pues como se colige de la Carta LTV de este tomo, lo ejecu- taron alrededor del dia 4 de junio. [Fr. A.)

El convento de San Pedro Alcántara de Salamanca, llamado allí de Caharistas, ya no existe.

58 CARTAS

prometido. Yo le tornaré á avisar, que harto cuidado he te- nido. En el envoltorio envió una pieza de á dos á la priora, y á decir que pague lo demás. Ya estamos ricas ; y á la verdad nunca nos ha faltado, sino cuando yo mas lo quisiera, que «ra cuando se habia de ir.

El arzobispo vino acá, y hizo todo lo que yo quise, y nos da trigo y dineros y mucha gracia (1). Con la casa de Belén y iglesia nos ruegan : no lo que haremos. Muy de arte va ya la cosa, no tengan pena; digalo á mis monjas y á mi hermana, que, hasta que le envié alguna buena nueva de los hermanos, no la quiero escribir. Vuestra merced no deje de escribirnos, pues sabe lo que me consuelo.

Estoy buena, y todas las hermanas y priora. Calorcita hace, mas mejor se lleva que el sol de la venta de Albino, que tene- mos un cielo en el patio, mucha cosa. Ya le escribí como la licencia de Caravaca está dada, como la de Veas : pues vuestra merced dio su palabra, algún medio. Yo le digo, que si los fundadores no llevan las monjas de Segovia, que se esté ansí. Hasta ver en lo que paran los negocios de la corte, no pode- mos hacer nada. Harto bien lo hace nuestro buen amigo don Teutonio ; y á lo que parece, se negociará bien. Encomiéndelo ú Dios y a mí. A la madre priora, á Tomasina y á san Fran- cisco de mis encomiendas.

Escríbame cómo halló á nuestra sabandijita y qué tal halló su casa, si estaba caida,y su ama. A quien le pareciere mis enco- miendas, y quédese con Dios, que ya le tengo deseo de ver, aun- que me costase otro pedazo de trabajo. Hágale su Majestad tan santo, como yo le suplico, amén. Son hoy diez dias de julio.

Indina sierva de vuestra merced. Teresa de Jesús.

Allá dijo el nuncio de la carta, que le habia escrito pidiendo frailes, no le pasa por pensamiento darlos. Véame vuestra merced por caridad á la señora marquesa, y escríbame cómo •está, y á sus hermanas y á doña Mayor.

(i) Lo mismo escribe en sus Fimdacinncs. capítulo xxiv, nómero 8. Al fin el señor Rojas, dignísimo arzoliispo di' Sevilla, (avoreció mucho a la Saiitaj aun antes do ronocoi'la, y ampiral)a a su familia. Mas cuando su^io que sin su licen- ■cia hal)ia entrado en Sevilla, S(? mojí) un |ior]iiito, y uiurtilicó algunos (lias ala Santa; nntigado su enojo con el i-endimiento y íiunii'dad que ajilaca y rinde lu mas so!)"rano, fué á ver a la Santa, y quedando cautivo de aquel imán del cielo \\víQ ctianlo quiso. [Fr. A.)

DE SANTA TERESA DE JESÚS.

CARTA XXXV.

Al rey Felipe II. Desde Sevilla 19 de julio de 1375.

Suplicándole interponga su mediación para formar los Descalzos provincia

aparte.

JESÚS.

La gracia del Espíritu Santo sea siempre con vuestra majes- tad. Estando con harta pena encomendando á nuestro Señor las cosas de esta sagrada Orden de nuestra Señora, y mirando la gran necesitad, que tiene, de que estos principios, que Dios ha comenzado en ella, no se cayan, se me ofreció, que el medio mejor para nuestro remedio es, que vuestra majestad entienda en lo que consiste estar ya del todo asentado este ediñcio, y an remediados los Calzados con ir en aumento. cuarenta años que yo vivo en esta Orden, y miradas todas las cosas, conozco claramente, que si no se hace provincia aparte de Descalzos, y €on brevedad, que se hace mucho daño, y tengo por imposible, que puedan ir adelante. Gomo esto está en manos de vuestra majestad, y yo veo que la Virgen nuestra Señora le ha querido tomar por amparo, para el remedio de su Orden, heme atre- vido á hacer esto, para suplicar á vuestra majestad, por amor de nuestro Señor y de su gloriosa Madre, vuestra majestad mande se haga; porque al demonio le va tanto en estorbarlo, que no porná pocos inconvenientes, sin haber ninguno, sino bien de todas maneras.

Harto nos haria al caso, si en estos principios se encargase á un padre Descalzo, que llaman Gracian, que yo he conocido ahora ; y anque mozo, me ha hecho harto alabar á nuestro Señor lo que ha dado á aquel alma, y las grandes obras, que ha hecho por medio suyo, remediando á muchas; y ansí, creo que le ha escogido para gran bien en esta Orden. Enca- mine nuestro Señor las cosas de suerte, que vuestra majestad quiera hacerle este servicio y mandarlo.

Por merced que vuestra majestad me hizo en la licencia para fundar el monesterio en Caravaca, beso á vuestra majestad muchas veces las manos. Por amor de Dios suplico á vuestra majestad me perdone, que ya veo soy muy atrevida ; mas con-

60 CARTAS

siderando que oye á los pobres el Señor, y que vuestra majes- tad está en su lugar, no pienso ha de cansarse. Dios á vuestra majestad tanto descanso y años de vida, como yo con- tino le suplico y la Cristiandad ha menester. Son hoy XIX de julio.

Indina sierva, y südita de vuestra majestad. Teresa de Jesús, carmelita.

CARTA XXXVI.

Al padre fray Jerónimo Gradan de la Madre de Dios. Desde Sevilla á 27 de

setiembre de 1575.

Sobro la comisión de visita que se le kabia dado el dicho padre por el nuncio.

JESÚS.

La gracia del Espíritu Santo sea con vuestra paternidad, padre mió. Porque de razón estará ya vuestra paternidad de camino para acá, y no le hallará ya esta en Madrid, no me alargaré. Ayer estuvo acá el padre provincial de los del Paño, con un maestro, y luego vino el prior, y después otro maes- tro (1). El dia antes habia estado acá fray Gaspar Nieto. A todos hallo determinados á obedecer á vuestra paternidad y ayudarle en lo que sea quitar cualquier pecado, como no sean extremos en otras cosas. Yo les aseguro, lo que entiendo de vuestra paternidad, que lo llevará con suavidad, y les digo lo que me parece.

No me ha descontentado la respuesta que han dado á lo del Motu. Espero en nuestro Señor se ha de hacer muy bien todo. El padre Elias está mas sosegado y animado. Yo digo á vues- tra paternidad, que comenzándose sin ruido y con suavidad, que creo se ha de hacer mucha labor, que no se ha de querer en un dia. Yerdaderamente me parece hay gente de razón : ansi la hubiera por allá. Sepa, que Macano está tan terrible,

(1) El seño- nuncio Hormaneto, examinado su gran talento y virtud, le hizo prelado superior de todos los Descalzos y visitador apostólico de los Observantes de Andalucía, con breve despachado á 3 de agosto de este año 73. (Historia : libro in, capítulo xli, número "..) Avisó Gracian de esta su comisión a los padres •andaluces para si tenían qué oponer ó alegar. Juntáronse al parecer los padres maestros, que menciona la Santa, con el padre provincial, que era fi'ay Agustín Suarez, y el prior íi-ay Vicente de la Trinidad, determinando por entonces obe- decer al breve y a Gracian, aunque después recalcitraron, mostrando la in- constancia de la fragilidad humana. (7>. A.)

DE SANTA TERESA DE JESÚS. 6t

según me dice ,que me ha dado harta pena, por lo que toca á su alma. Escríbenme había de ir ahora á Toledo. He pensado si se quiere ir á su guarida, como ya esta visitada, por no encontrar con mi Elíseo (1), y no me pesarla, hasta que esté mas puesto en razón. Cierto me hace temer ver almasbuenas tan engañadas.

Llamóse al doctor Henriquez para lo de Teresica, que es de los mejores letrados déla Compañía (2). Dice, que entre otras cosas que le enviaron de el Concilio, declaradas de una junta que le enviaron los cardenales para declararlas (3), fué esta : Que no se puede dar hábito de menos de doce años : mas criarse en el monesterio sí. También lo ha dicho fray Baltasar el Dominico. Ya ella esta acá con su hábito, que parece duende de casa, y su padre que no cabe de placer ; y todas gustan mucho de ella : y tiene una condicioncita como un ángel, y sabe entretener bien en las recreaciones, contando de los in- dios y de la mar, mejor que yo lo contara. Holgádome he, que no les dará pesadumbre. Ya deseo que vuestra paternidad la vea. Harta merced la ha hecho Dios, y bien lo puede agradecer á vuestra paternidad. Creo se ha de servir de que esta alma no se crie en las cosas del mundo. Ya veo la caridad que vuestra paternidad me ha hecho, que, dejado de ser grande, el ser de manera que no quede con escrúpulo, ha sido muy mayor.

Ahora me ha parecido, que tengo alguna caridad, porque,, con serme tan penosa la ausencia de vuestra paternidad, á trueque de que se remediara la Encarnación, gustara se detu- viera un mes mas, y le encargaran aquella casa : y aun ocho dias bastara, con dejar allí á fray Juan por vicario (4), y yo en el término que están las cosas, que como vean cabeza, se rinden presto, aunque al principio gritan mucho. Gran lás-

(1) Elíseo era el padre Gradan. Santb Teresa le designaba con este seudó- nimo por considerarle heredero del celo y de la capa del profeta Elias, como aquel.

(2) Trata en este número de la entrada de su sobrina en el convento, no para novicia, pues habiendo nacido á 21 de octubre de 6G, aun no tenia diez años chraplidos, sino por devoción y mejor educación. María de San José escribe, que repugnó mucho laSantala entrada de su sobrina, y que ella la convenció. {Fr. A.)

(3) La Congregación de Intérpretes del concilio de Trento, creada por Pió IV en 1564, y ampliada por Sixto V.

(4) ¿ Quién puede dudar que San Juan de la Cruz, reformador de su antigua Orden, sería muy apto, si lo dejasen, para reformar aquel venerable monas- terio ? En el poco tiempo qué lograron las religiosas de su dirección, fueron admi- rables los progresos que tuvieron en el camino de la \irtud. (Fr. A.)

4

62 CARTAS

tima me hacen, y para hacer una gran obra el nuncio, con •este hecho lo habla de hacer. Remedíelo Dios que puede.

No hay remedio de tener Lorencia en el grado que solia á los confesores, y como en eso solo tenia alivio, ya está sin nin- guno (1). / Qué delicadamente mortifica nuestro Señor ! por- que el confesor que se le da, tiene miedo, que con tantos em- barazos le ha de gozar poco. Acá hace ahora la calor, que allá en junio, y aun mas. Bien ha hecho vuestra paternidad en de- tenerse. Al buen Padilla he escrito esto de la Encarnación. Suplico, á vuestra paternidad lo diga á mi padre Olea y le un gran recado mió. Tres cartas le he escrito ; sepa vuestra pa- ternidad si las ha recibido. ¡ Oh Jesús, y con qué poco se po- drían remediar tantas almas ! Espantada estoy, como ahora deseo esto, que es una de las cosas que mas he aborrecido ver á vuestra paternidad en aquel trabajo. Ahora se me hace mas fácil. Hágalo Dios, y guarde á vuestra paternidad. Son hoy veinte y siete de setiembre.

indina sierva y súdita de vuestra paternidad. Teresa de ■Jesús.

CARTA XXXVII.

•Para Rodrigo de Moya, caballero de Caravaca. Desde Sevilla á 19 de febrero

de 1576 (2).

Sobre la fundación rccicn hecha de aquel convento. JESÚS.

La gracia del Espíritu Santo sea con vuestra merced. Gran consuelo me ha dado la carta de vuestra merced, que es bien

(1) Lorencia era la misma Santa Teresa. En las Cartas sigui"=ntes se la verá usar este seudónimo y el de Angela. Como habia hecho el voto de obediencia al padre Gradan, en abril de aquel año (véase la Relación VI á la pagina 160 del tomo i), no hallaba ya con los antiguos el consuelo qu? con el padre Gracian. Así es que en lo sucesivo apenas se halla Carta para ningún director.

(2) El original de esta Carta se conserva parte en la sacristía de nuestro con- vento da Madrid, y part3 en Ids padres Oratarienses de Granada. Era este una ( opia con que se quedó de su letra la Santa, como se deja ver, y se conoce de la aceleración y menos cuidado con que esta escrito, comenzando en la llana so- i;unda del pliego y continuando en la tercera, contra todo el método de las demás suyas.

El contexto de la Carta da á entender se escribió á los principios de la fun- dación ; y según parece, el mismo año de 76, en que cayó domingo de septua- .gésima a 19 de febrero, cuando aun estábala Santa en Sevilíii {Fr. A.)

DE SANTA TERESA DE JESÚS. 63"

diferente de lo que por acá se habia entendido. Sea Dios por todo bendito, que harto me espantaba de la madre priora {i), y enojara de que hiciera cosa contra voluntad cde. vuestra merced. Poco mas á menos entiendo lo que le debia m>over á quien lo dijo, para pensar trataba verdad. A se me hacia bien diñcultoso de creer, y por eso envié á suplicar á vuestífa merced lo que vio ; porque la madre priora me dice siempre la que debe á vuestra merced, y el consuelo que en esto tiene, y la merced que le hace en todo.

De el precio de la casa no estoy descontenta, ni vuestra merced lo esté ; porque, á trueco de tomar buen puesto, jamás miro en dar la tercia parte mas de lo que vale, y aun la mi- tad rae ha acaecido dar; porque importa tanto tenerle un mo- nestvírio, que seria yerro mirar en ello. El agua y vista lomara yo en otra parte, con mucho más de lo que costó, muy de buena gana : gloria á Dios, que ansí se ha acertado.

En la del provisor no tenga vuestra merced ninguna pena,, que, como vuestra merced dice, no es lo primero (2). El mo- nesterio está fundado con licencia del Consejo de las Or- denes y mandado del rey; que á no lo mandar su majestad (porque en esto me hace mucha merced, por el gran crédito que tiene de estos monesterios) doce años habia andado, la rpie fundó á Veas, procurando la licencia para hacerlo de otra Orden (que no habia venido á su noticia esta) y no lo habia podido hacer. Y no se deshace un monesterio después de fun- dado tan ligeramente ; no hay en eso qué temer. Ahora creo se llevara todo despacho, sino por lo que digo en la carta

(1) Era la priora de Caravaca la madre Ana de San Alberto, religiosa tan excelente, que dice de ella la Saiita en el capítulo citado de Las Fundaciones r Es harto mejor que yo. Perdónenos la Santa esta vez, y haga su humildad á sus hijos mas favor.

Otra prueba tenemos en abono de e^^ta insigne religiosa. Sin duda la mayo? (pues el dicho de la Santa es exageración propia de su humildad), que es haber sido la madre Ana hija muy espiritual de san Juan de la Cruz, quien la escribió algunas cartas para su dirección. La cuarta y quinta, entre las impresas del santo, declara bien su desnudez y alteza de espíritu, como las mercedes que recibía de Dios. [Fr. A.)

(2) Hay en Caravaca dos jurisdicciones eclesiásticas : una del Consejo de Ordenes, por pertenecer a las encomiendas de Santiago ; olra del obispo de Cartagena, teniendo ambas sus rcspccti\os vicarios en la villa. F^ta du])licacla jurisdicción pudo motivar el descuido de que no se solicitare Ja licencia del opispo (que era á la sazón don Gómez Zapata) teniendo la del Consejo, y .sor ocasión para que el provisor levantase sobre el convento alguna dificultad. [Fr. A.)

64 CARTAS

del señor Miguel Caja ; mas yo le enviaré presto : y si no le enviare es que el obispo, como hoy dice en una carta, ha de ir allá : mas irá de suerte que le admita luego, porque es muy buen caballero, y tiene deudos y personas, que me harán toda merced; y ansí no hay en esto qué dudar.

El yerro ha sido no me lo decir luego, que, como yo habia escrito tantas veces que no le fundarla sin licencia del Ordi- nario, cierto pensé la habia, que no me viniera descuidada. Menester será, porque he yo dicho acá que tienen setecientos ducados de renta, como me lo escribe la madre priora; y ansí se lo han escrito, que halle ser verdad; y aunque se re- ciba alguna monja no con tanto dote, porque se cumpla, si ahora no lo está. Ello se hará todo bien, no tenga vuestra merced pena, que quiere nuestro Señor padezcamos algo. Antes me ponía sospecha esa fundación, porque se habia hecho tan en paz ; que en todas las casas, que nuestro Señor se ha de servir mucho, como al demonio le pesa, siempre es ansí. Mucho me he holgado de la mejoría de luestra hermana y señora. Plegué á Dios que sea por mu- chos años, y guarde á vuestra merced y á la señora doña Constanza : las manos de sus mercedes beso muchas veces. 2s hoy domingo de la Septuagésima.

Indina sierva de vuestra merced. Teresa de Jesús.

CARTA XXXVIII.

Al reverendísimo padre maestro fray Juan Bautista Rúbeo de Rávena, general de la Orden de nuestra Señora del Carmen. Desde Sevilla a principios del año 1576.

Respondiendo á los cargos que se hadan contra ella, 1/ procurando disculpar al

Padre Gradan.

jesús.

La gracia del Espíritu Santo sea siempre con V. S., amén. Después que llegué aquí á Sevilla, he escrito á V. S. tres ú cuatro veces; y no lo he hecho mas, porque me dijeron estos padres, que venían del Capítulo, que no estaría V. S. en Roma, que andaba á visitar los mantuanos. Bendito sea Dios, que se acabó ese negocio. También allí daba á V. S. cuenta de

DE SANTA TERESA DE .lESLS. 65

los moiiesLerios, que se han fundado este año, qnc son tres, en Veas, en Caravaca y aquí. Tiene V. S. súditas en ellos harto siervas de Dios. Los dos son de renta, y el de este lugar de pobreza. Aun no hay casa propia ; mas espero en el Señor se hará. Porque tengo por cierto, que algunas destas cartas habrán llegado á manos de V. S., no le doy mas particular cuenta en esta de todo.

Alli decia, cuan diferente cosa es hablar á estos padres Des- calzos (digo al padre maestro Gracian y á Mariano), de lo que por allá yo oya ; porque cierto son hijos verdaderos de V. S., y, en lo sustancial, osaré decir, que mnguno de los que mucho dicen que lo son les hace ventaja, Gomo me pusieron por me- dianera, para que V. S. los tornase á su gracia (porque ellos ya no lo osaban escribir) suplicábalo á V. S. en estas cartas, con todo el encarecimiento que yo supe, y ansi se lo suplico ahora, por amor de nuestro Señor, que me haga V. S. esta mereed, y me algún crédito, pues no hay jtor qué yo no trate sino toda verdad ; dejado, que tenia por ofensa de Dios no la decir, y á padre que yo tanto quiero, anque no fuera ir contra Dios, lo tuviera por gran traición y maldad.

Guando estemos delante de su acatamiento, verá V. S.lo que debe á su hija verdadera Teresa DE Jesús. Esto solo me consuela en estas cosas ; porque bien entiendo debe haber quien diga al contrario ; y ansi, en todo lo que yo puedo, lo entienden todos, y entenderán mientras viviere, digo los que están sin pasión.

Ya escribí á V. S. la comisión que tenia el padre Gracian el nunciu, ^ como ahora le habia enviado á llamar. Ya sabrá vuestra paternidad, como se la tornaron á dar de nuevo, para visitar á Descalzos y Descalzas, y á la provincia de Andalucía. Yo muy cierto, que esto postrero rehusó todo lo que pudo, aunque no se dice ansi ; mas esta es la ver- dad ; y su hermano el secretario tampoco lo quisiera, porque no se sigue sino gran trabajo. Mas ya que estaba hecho, si me hubieran creído estos padres, se hiciera sin dar nota á nadie, y muy como entre hermanos, y para esto puse todo lo que pude ; porque, dejado que es razón, desde que estamos aqu- nos han socorrido en todo ; y como á vuestra paternidad esi cribl, hallo aquí personas do buen talento y letras ; y quisiera yo harto las hubiera ansi en nuestra provincia de Gastilla.

4.

66 CARTAS

Yo soy siempre amiga de hacer de la necesidad virtud^ como dicen, y ansí quisiera, que cuando se ponian en resistir,, miraran si podrian salir con ello. Por otra parte, no me es- panto, que están cansados de tantas visitas y novedades, como por nuestros pecados ha habido tantos años, Plega al Señor nos sepamos aprovechar de ello, que harto nos despierta su Majestad; anque ahora, como es de la mesma Orden, no pa- rece tan en deslustre de ella; y espero en Dios, que si V. S.. favorece á este padre, de manera que entiendan está en gracia de V. S., que se ha de hacer todo muy bien. El escribe á V. S.,. y tiene gran deseo de lo que digo, y de no dar á V, S. ningún disgusto, porque se tiene por obediente hijo suyo.

Lo que yo torno en esta á suplicar á V, S., por amor de nues- tro Señor y de su gloriosa Madre quien V, S, tanto ama, y^ este padre lo mesmo ; que por ser muy su devoto entró en esta Orden), que V. S. le responda, y con blandura, y deje otras co- sas pasadas, aunque haya tenido alguna culpa, y le tome por muy hijo y súdito ; porque verdaderamente lo es, y el pobre Ma- riano lo mesmo, sino que algunas veces no se entiende. Y no me espanto escribiese á V. S. diferente de lo que tiene en su voluntad, pomo saberse declarar, que él nunca confiesa haber sido, en dicho ni en hecho, su intención de enojar á V, S. Como, el demonio gana tanto en que las cosas se entiendan á su propósito, ansí debe haber ayudado á que, sin querer,, hayan atinado mal á los negocios.

Mas mire V. S. que es de los hijos errar, y de los padres- perdonar y no mirar á sus faltas. Por amor de nuestro Señor suplico á V. S. me haga esta merced. Mire, que para muchas cosas conviene, que quizá no las entiende V. S. allá, como yo que estoy acá ; y que, anque las mujeres no somos buenas para consejo, alguna vez acertamos. Yo no entiendo qué daño pueda venir de aquí ; y, como digo, provechos puede haber muchos, y ninguno entiendo que haya en admitir V. S. á los que se echarian de muy buena gana á sus pies, si estuvieran presentes, pues Dios no deja de perdonar ; y que se entienda tíusta vuestra paternidad de que la reforma se haga por súdito hijo suyo, y que á trueco de esto, gusta de perdonarle.

¡ Si hubiera muchos á quien lo encomendar! mas pues a! parecer no lo hay con los talentos, que este padre tiene (que

DE SANTA TERESA DE JESÚS. 6T

cierto entiendo, si V. S. lo viese, lo diria ansi) ¿ por qué no ha de moslrar V. S. que gusta detenerle por súdito, y deque en- tiendan todos, que esta reforma (si se hiciere bien) es por medio de V. S. y de sus consejos y avisos ? Y con entender V. S. gusta de esto, se allana todo. Muchas mas cosas quisiera decir en este caso. Suplico á nuestro Señor á entender á V. S. lo que esto conviene ; porque de mis palabras dias V. S. no le hace. Bien segura estoy, que si en ellas yerro, no yerra mi voluntad.

El padre fray Antonio de Jesús está aqui, y no pudo hacer menos ; aunque también se comenzó á defender como estos padres. El escribe á V. S., quizá terna mas dicha que yo, que Y. S. crea como conviene, para todo esto que digo. Hágalo^ nuestro Señor, como puede y ve que es menester.

Yo supe la acta que viene del Capitulo general, para que ya no salga de una casa. Habíala enviado aqui el padre provincial^ fray Ángel, al padre ülloa, con un mandamiento que me no- tificase. El pensó me diera mucha pena ; como el intento de estos padres ha sido dármela en procurar esto, y ansí se lo tenia guardado. Debe haber poco más de un mes, que yo procuré me lo diesen ; porque lo supe por otra parte.

Yo digo á V. S. cierto, que, á cuanto puedo entender de mí,, que me fuera gran regalo y contento, si V. S. por una carta meló mandara, y viera.yo era doliéndose de los grandes tra- bajos, que para (que soy para padecer poco), en estas fun- daciones he pasado; y que por premio me mandaba V. S. des- cansar. Porque, an entendiendo por la via que viene, me ha dado harto consuelo poder estar en mi sosiego.

Como tengo tan gran amor á V. S., no he dejado, coma regalada, de sentir, que como á persona muy desobediente, viniese de suerte, que el padre fray Ángel pudiese publicarlo en la corte, antes que yo supiese nada, pareciéndole se me hacia mucha fuerza ; y ansí me escribió, que por la Cámara del Papa lo podía remediar, como si no fuera un gran des- canso para mí. Por cierto, aunque no lo fuera hacer lo que Y. S. me manda, sino grandísimo trabajo, no me pasara por pensamiento dejar de obedecer; ni me Dios tal lugar, que ••oiitra la voluntad de Y. S. procure contento ; porque puedo decir con verdad (y esto sabe nuestro Señor) que si algan alivio

68 CARTAS

tenia en los trabajos, desasosiegos, afliciones y mormura- ciones, que he pasado, era entender hacia la voluntad de V. S., y le daba contento ; y ansí me lo dará ahora hacer lo que V. S. me manda. Yo lo quise poner por obra : era cerca de Navidad, y como el camino es tan largo, no me dejaron, entendiendo, que la voluntad de V. S. no era aventurase la salud, y ansí me estoy todavía aquí, anque no con intento de quedarme siempre en esta casa, sino hasta que pase el in- vierno ; porque no me entiendo con la gente de Andalucía. Y lo que suplico mucho á V. S. es, que no me deje de escribir á donde quiera que estuviere, que, como ya ro tengo negocios (que cierto me será gran contento), he miedo, que me de olvidar V. S., anque yo no le daré lugar para esto; porque anque V. S. se canse, no dejaré de escribirle por mi descanso.

Por acá nunca se ha entendido, ni se entiende, que el con- cilio y Motu propio quita á los perlados, que puedan mandar, que vayan las monjas á casas, para bien y cosas de la Orden, que se puedan ofrecer muchas. No lo digo esto por mí, que ya no estoy para nada (y no digo yo estarme en una casa, que me está tan bien tener algún sosiego y descanso ; mas en una cárcel, como entienda doy á V. S. contento, estaré de buena gana toda la vida), sino porque no tenga vuestra paternidad escrúpulo de lo pasado ; que anque teníalas patentes, jamás iba á ninguna parte á fundar, que á lo demás, claro esta que no podía ir sin mandamiento por escrito á licencia del per- lado ; y ansí me la dio el P. Fr. Ángel para Veas y Caravaca, y e P. Graciau ptira venu- aquí , porque la mesma comisión tenia entonces del nuncio, que tiene ahora, sino que no usaba de ella ; aunque el padre fray Ángel ha dicho vine apóstata y que estaba descomulgada : Dios le perdone. V. S. sabe y es testigo, de que siempre he procurado esté V. S. bien con él, y darle contento (digo en cosas que ne eran descontentar á Dios) y nunca acaba de estar bien conmigo.

Harto provecho le haría, si tan mal estuviese con Valde- moro (1). Como es prior de Avila quitólos Descalzos de la En- carnación, con harto gran escándalo del pueblo ; y ansí traya aquellas monjas (que estaba la casa, que era para alabar á

(1) El prior de los Carmelitas Calzados de AviJi, cn}iiiigo do Santa Tehbsa y perseguidor de san Juan de la Cruz.

DE SANTA TERESA DE JESÚS. 69

Dios), que es lástima el gran desasosiego que trayn, escri- benme, que por disculparle á él, se echan la culpa ú sí. Ya se tornaron los Descalzos, y, según me han escrito, ha mandado el nuncio no las confiesen otros ningunos, que los del Car- men.

Harta pena me ha dado el desconsuelo de aquellas monjas, que no les dan sino pan ; y por otra parte tanta inquietud : háceme gran lástima. Dios lo remedie todo, y á vuestra pater- nidad nos guarde muchos años. Hoy me han dicho, que viene acá el general de los Dominicos. ¡ Si me hiciese Dios merced, que se ofreciese el venir V. S. ! anque por otra parte sentiría su trabajo ; y ansí se habrá de quedar mi descanso para aquella eternidad, que no tiene fin, á donde verá V. S. lo que me debe.

Plega al Señor, por su misericordia, que lo merezca yo. A esos mis reverendos padres, compañeros de V. S., me enco- miendo mucho en las oraciones de sus paternidades. Estas süditas y hijas de vuestra paternidad, le suplican les eche su bendición, y yo lo mesmo para mi (1).

CARTA XXXVX

íí la madre María Bautista, priora de Valladolid. Desde Sevilla, 29 de abri

de 1576.

Sobre la persecución que sufrió en Sevilla. JESÚS.

La gracia del Espíritu Santo sea con ella, hija mia. Mañana se va el correo, y no la pensaba escribir, porque no había cosa buena que le decir. Esta noche, poco antes que cerrásemos la puerta, me enviaron á decir, que ya el que es- taba en la casa tiene por bien que nos vamos pasado mañana, que es día de San Felipe y Santiago, por donde entiendo, que va ya el Señor queriendo aplacar en los trabajos.

Esta envíe á la madre priora de Medina luego en pudiendo, que estará con pena de una que le escribí, y estuve bien corla

(1) El manuscrito de la Biblioteca Nacional, número 5, dice : « Toda esta Carta esta de letra de la Santa, pero sin firma, que se echa de ver ser traslado de la que envió. »

70 CARTAS

en encarecer trabajos. Sepa que después de la fundación de" San José, ha sido todo nonada en comparación de los que aquí he pasado. De que lo sepan, verán que tengo razón, que es misericordia de Dios si salimos con bien de ellos ; y ya se puede decir que si. Las injusticias que se guardan en esta tierra, es cosa extraña, la poca verdad, los dobleces. Yo le digo, que con razón tiene la fama que tiene. Bendito sea el Señor, que todo se saca bien : y yo de ver tantos juntos he es- tado con un contento extraño. A no estar aqui mi hermano^, cosa de la vida se pudiera hacer.

El ha padecido harto, y con ánimo en gastar, y llevarlo todo, que nos hace alabar á Dios. Bien con razón le quieren^ estas hermanas, que ninguna ayuda han tenido, sino darnos- mas trabajo. Ahora está retraído por nosotras : y fué gran ventura no le llevar á la cárcel, que es aqui como un infierno,, y todo sin ninguna justicia, que nos piden lo que no debemos^ y á él por fiador. Acabarse ha esto en yendo á la corte, que e& una cosa sin camino, y él ha gustado de pasar algo por Dios. En el Carmen está con nuestro padre; que lo que llueve sobre él de trabajos, es como granizo. En fin, que harto tengo ya que deshacerle los nuestros, que estos son los que mas le han. atormentado, y con razón.

Porc[ue entiendan algo. Ya saben las cosas, que las escribí- nos habia levantado aquella que se fué : pues no son nada, para lo que nos fué á acusar (ya lo entenderán) y venir á des- hora, sin saber á qué (y no una vez sola) á los que lo dijo : por la persona á quien llamaron, vimos claro ser eso. De mi le digo, que me hizo Dios una merced, que estaba como en un deleite. Con representárseme el gran daño, que á todas estas- casas podia venir, no bastaba, que excedía el contento. Gran C3sa es la siguridad de la conciencia y estar libre.

La otra se entró en otro monesterio. Ayer me certificaron,, que está fuera de juicio, y no de otra cosa, sino de que se fué de acá. Mire que grandes son los de Dios, que responde por la verdad; y ahora se entenderá ser todo desatinos. Y tales eran los que decia por ahí ; que atábamos las monjas de pies y manos, y las azotábamos; y plugueira á Dios fuera todo como- esto. Sobre este negocio tan grave, otras mil cosas, que ya veia yo claro que quería el Señor apretarnos, para acabarlo todo-

DE SANTA TERESA DE JESÚS. 71

1)1611,7 ansí lo quiso. Por eso no tengan pena ninguna; antes espero en el Señor nos podremos irpresto, pasadas á la casa ; porque los Franciscos no han venido mas, y que vengan, to- mada la posesión, es todo nada.

Grandes almas son las que aquí están : y esta priora tiene xm ánimo, que rae ha espantado, harto mas que yo. Paréceme que como me tienen aquí, ha sido ayuda; que á vienen los golpes. Ella tiene harto buen entendimiento. Yo le digo, que «s extremada para el Andalucía, á mi parecer. ¡ Y cómo, si ha sido menester traerlas escogidas ! Buena estoy, anque no lo he estado mucho ; este jarabe me da la vida. Nuestro padre anda achacoso ; mas no con calentura. No sabe de esta. Encomién- delo á Dios, y que nos saque bien de todos estos negocios. creo hará. ¡ Oh qué año he pasado aquí !

Vengamos á sus consejos. Cuanto á lo primero de Dones, lodos los que tienen vasallos de Indias se lo llaman allá. Mas, ^n viniendo, rogué yo á su padre no se lo llamasen, y le di razones. Ansí se hizo, que ya estaban quietados y llanos, cuando vino Juan de Ovalle y mi hermana, que no me bastó razón ; no si era por soldar el de su hijo, y como mi her- mano no estaba aquí, ni estuvo tantos días, m yo con ellos, •cuando vino dijéronle tanto, que no aprovechó nada.

Lo que dijo Padilla que era visitador, debia ser burlando. Ta le tengo conocido. Con todo eso ayuda mucho, y le debe- mos mucho. No hay nadie sin falta. ¿ Qué quiere? Holgádome he de que esté contenta la señora doña María, con esa licen- cia, mucho.

No olvide de enviar esta á la madre priora de Medina, y que •ella la envié á la de Salamanca, y sea para todas tres. Dios me la haga santa. Yo confieso que esta gente de esta tierra no es para mí, y que me deseo ya ver en la de Promisión (1), si Dios es servido ; anque si entendiese lo era mas aquí, que me esta- ría de gana. El Señor lo remedie. Es hoy Dominica in albis.

De vuestra reverencia. Teresa de Jesús.

A María de la Cruz, y á la superiora me encomiende. A mi María de la Cruz lea vuestra reverencia esta, todas nos en- comienden á Dios.

(1) Llama tierra de promisión á Castilla.

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CARTA XL

Al padre fray Mariano de San Benito (1). Desde Sevilla á 9 de mayo de i576.

Con una descripción muij curiosa del edificio, que acababa de adquirir para aquel convento : también trata de los desacuerdos con los Calzados.

JESÚS.

La gracia del Espíritu Santo sea con vuestra reverencia. j Oh, válame Dios, y qué aparejada condición tiene para tentar! Yo le digo, que debe ser mucha mi virtud, pues hago esto ; y lo peor es, que he miedo ha de pegar á mi padre, el señor licenciado Padilla, algo de su condición ; pues no me escribe, ni envía unas encomiendas, también como vuestra reverencia. Dios los perdone ; aunque estoy tan adeudada del señor licen- ciado Padilla, que, por mucho que se descuide, no podré yo descuidarme de su merced, á quien suplico tenga esta por suya.

Guando considero en las marañas que vuestra reverencia me dejó, y cuan sin acuerdo está de todo, no que piensa^ sino que maldito el hombre, ecétera. Mas, como se ha de dar bien por mal, he querido hacer esto, para que sepa vuestra reverencia, que el dia de Santiago tomamos la posesión, y los frailes han callado como unos muertos. Nuestro padre habló á Navarro, y él creo es el que los hizo callar.

La casa es tal, que no acaban las hermanas de dar gracia*" á Dios. Sea por todo bendito. Todos dicen que fué de balde ; y ansi certifican, que no se hiciera ahora con veinte mil duca- dos. El puesto dicen es de los buenos de Sevilla. El buen prior de las Cuevas ha venido acá dos veces (está contentísimo de la casa) y fray Bartolomé de Aguilar una, antes que se fuese, que ya escribí á vuestra reverencia iba á Capítulo. Ha sido una dicha harto grande topar tal casa. Con el alcabala tenemos harta contienda. En fin , creo se abrá de pagar toda. Mi

(1) El original de esta Carta, bastante larga, está escrito en un pliego entero y si:s cuatro planas guardadas en dos relicarios de plata, con cristales por los dos lados, según el testimonio que dieron los notarios de Sevilla, cuando la copió en 1759 fray Tomás de Aquino, en el convento de las Carmelitas Descalzas de Sevilla, donde se guarda.

DE SANTA TERESA DE JESÚS. 73

hermano nos lo habia de prestar, y anda en la obra, que me quita de harto trabajo. En el escribano fué el yerro de lo del alcabala. Nuestro padre está, contentísimo de la casa, y todos. El padre Soto dice grandes concetos (ahora ha estado aquí), y que porque vuestra reverencia no me escribe, no le ha de escribir. Hácese la ilesia en el portal, y quedará muy bonita. Todo viene como pintado. Esto es cuanto á lo de la casa.

Cuanto a lo del Tostado, ahora vnio un fraile, que le dejó en marzo en Barcelona, y tray una patente suya (que él era conventual de aquí) y pónese vicario general de toda España. Cota vino ayer. Está en casa de don Jerónimo ascendido, esperando que ha de venir hoy fray Agustín Suarez, se^un dicen. Las dos cosas primeras son verdad, que yo vi la pa- tente, y que está aquí estotro. Esto del provincial se dice por cierto, y que viene á tornar á su oflcio, y tray un Motu del Papa, que no hay mas que pedir para el propósito de los Cal- zados, según dicen ; y an el prior me dijo hoy, que de uno, que ellos hacen conñanza, lo sabe cierto.

Pareció á su ilustrísima señoría de nuestro buen arzobispo, y á el asistente y ftscal, que nuestro padre les hurtase el cuerpo, para que no le notiflcasen nada, hasta saber del ilus- trísimo nuncio lo que manda, por muchas razones, que á ellos les ha parecido; y ansí se va por allá, no visitando, sino por diferente camino ; porque visita con estos no hay ahora lugar, que están alborotadísimos. Dios perdone á quien tanto bien ataja ; anque yo creo cierto es traza del Señor para mayor bien. Plega á su Majestad que estos merezcan remedio ; que de que han de dejar de ir muy adelante los Descalzos nenguno tengo, sino que todo lo ordena el Señor para mayor bien. Dejó nuestro padre por vicario provincial al padre prior del Carmen, Evangelista, que está esperando ahora este golpe : aunque yo le digo, que á él, como no es cabeza, no le notifica- rán nada. Buen ánimo tiene, y el asistente está muy á punto para socorrer si hubiere algo.

Mañana va el prior, y el suprior de los Remedios á tím- brete, que los envió á llamar el arzobispo, que está allá. Si éstos no trayn, que no valga lo que ha hecho el padre visitador (lo que pienso no Irayrán) harto queda hecho. El Señorío enea-

74 CARTAS

mine todo para su servicio, y á vuestra reverencia libre del canto de la serena, y á mi padre el señor licenciado Padilla,, cuyas manos besa muchas veces mi hermano, y las de vuestra reverencia. Harto le quisiera tener acá yo infinito, porque creo se holgara mucho de ver este buen suceso.

Tres dias venimos antes que se fuese el tiniente : quedamos grandes amigos, y de su mujer. Todos nos dieron bien de de comer, y nos mostraron harta gracia. Dice el tiniente, que no hay mejor casa en Sevilla, ni en mejor puesto. Paréceme no se ha de sentir en ella el calor. El patio parece hecho de alcorza. Ahora todos entran en él, que en una sala se dice misa hasta hacer la ilesia, y ven toda la casa, que el patio de mas adentro del servicio hay buenos aposentos, adonde esta- mos mejor que en la otra casa. El huerto es muy gracioso, las vistas extremadas. Harto nos ha costado de trabajo : mas todo lo doy por bien empleado, porque an no pense era cosa tan buena. La madre priora y todas las hermanas se enco- miendan mucho en las oraciones de vuestra reverencia, y de^ mi padre Padilla. Yo en las del padre provincial fray Ángel (1), que me he espantado, como está tan presto ahí, Plega á Dios, que el Capítulo sea para su servicio ; que, si se hace como vuestra reverencia dice, si será. Dios le guarde con todas sus faltas, y haga muy santo. Son hoy IX de Mayo.

Mande vuestra paternidad avisarme de lo que pasare ; pues ve que no está aquí nuestro padre, y que no terne cómo saber cosa. No querría vuestra reverencia saliese de ahí,, hasta ver (2) en qué paran estas cosas. Yo le digo, que echo bien menos á vuestra reverencia que las entiende ; y andare- mos acá todos ahora á tiento y con cuidado (3). Al padre fray

(1) Fray Ángel Salazar, el provincial de los Carmelias de Castilla.

(2) En las ediciones anteriores : « Hasta saber. »

(3) Era muchas veces madre de este gran hijo ; pues ella le ganó para ks Orden en Madrid, ella le cosió el habito en Pastrana, ella se lo puso en el oratorio del príncipe Ruy Gómez, ella asistió á su profesión, haciendo largo viaje a este fin; y como las madres quieren con todas sus faltas a los hijos, no es mucho quiesiese la Santa con las suyas á Mariano.

En el número octavo muestra el talento de este gran varón, diciendo que le echa de menos a su lado, por la destreza con que sabía jugar los lances, pene- trando las máximas de los contrarios, que es arte muy apredabb. Era sin duda muy hábil Mariano; y el Concilio de Trento se valió de su comprensión para algunos negocios conducentes al bien de la Iglesia universal. {F>\ A.)

DE SANTA TERESA DE JESÚS. 75^

Vincente mis encomiendas (1), y que sea en hora buena profeso.

Indina «ierva de vuestra reverencia. Teresa de Jesús, carmelita.

¡Oh, las mentiras que acá andan! Es cosa que desvanece. Ahora me acaban de decir, que está en Carmena el su visi- tador de los del Paño (2), que ansí le llaman, y que le han obedecido en muchos conventos. Con todo tengo miedo estas cosas de Roma, que me acuerdo de lo pasado, anque no le tengo de c[ue ha de ser por mal nuestro, sino todo para mejor. Ellos algo deben tener, que no serian tan necios, que se vinie- sen aquí, que an no saben es partido nuestro padre : piensan está aqui. Andan grandes parabienes : el barrio muy reguci- jado ; querría ver hecho nuestro negocio de Descalzos, que en fin no ha de sufrir el Señor tanto á estos, que fin han de haber tantas desventuras (3).

CARTA XXXIX

Al padre fray Jerónimo Gracian de la Madre de Dios (4). Desde Malagon el dia 13 de junio de 1576.

Con noticias de su viaje desde Sevilla, y acerca del mal estado convento de

Malagon.

Paracuellos, hasta que aqui la haga, que está tres leguas de- Madrid, y dos de Alcalá, á lo que me parece, y muy sanO' lugar, que allí quisiera yo harto hiciera el monesterio, y nunca quiso. Harto mas querría que no saliesen de aqui, ya

(1) Fray Vicente, á quien escribe el parabién, de su profesión sería alguno de los padres observantes ; pues de los Descalzo.-;, sólo se halla con ese nombre uno que el año siguic;;to profesó en Mancera. {F7\ A.)

(2) Los Carmelitas Calzados.

(3) En las ediciones anteriores : « que en fin han de tener tantas desventuras. »

(4) El original de esta Carta se halla en el colegio de Carmelitas De^^calzas do Guadalajara (sujeto al Ordinario) que llaman de Nuestra Señora do la Fuente ; y parte d3 ella en unos cuadernos de María de San José, hermana del niiímo venerable padre Gracian. Suplíanse en ellas al principio las palabras siguientes) por conjeturas : « Jesús, La gracia del Espíritu Santo sea con vuestra paterni- dad, mi padre. A doña Luisa escribí so podían pasar estas monjas á su casa de Paracuellos. » Era de más de pliego, y la falta la primera hoja, y las siguientes a a? que se conservan. Escribióse el año de 7G, recién llegada la Santa á ^lala- gon, de vuelta de Sevilla, donde á Ja sazón se hallaba el padre Gracian. {Fi\ A.

7fi CARTAS

que están, por ser lugar tan pasajero : mas, á mas no poder, plega á Dios haga esto, y vuestra paternidad lo tenga por bien, que no aguardaremos licencia, porque creo si terna, y no hay otro remedio; y deshacer el monesterio, como el de Pastrana, por ninguna manera se sufre. En fin, si ahora no responde bien, iré á Toledo, para que la hablen algunas personas, y no saldré de allí hasta que de una manera ú de otra se remedie esto. Vuestra paternidad no tenga pena.

La madre priora se encomienda mucho á vuestra paterni- dad. Dice que por no cansarle no le escribe. Levantada anda ; y como es tan amiga de andar en todo, y tan aliñosa, ha de ser inconveniente para no sanar tan presto. Guando vuestra pa- ternidad fuere á nuestra casa, regáleme mucho á san Gabriel, que quedó muy penada, y es un ángel en sencillez, y espíritu harto bueno, y débola mucho.

Mande vuestra paternidad que no den á comer á nadie en el locutorio en ninguna manera ; porque ellas se inquietan mucho, y si no es con vuestra paternidad (que esto no ha de entrar en cuenta cuando fuere menester) hácenlo de muy mala gana, y yo la tengo peor de que lo hagan, y ansí se lo dejé dicho, y hay muchos inconvenientes. Y basta que no ternán ellas que comer si lo hacen, porque las limosnas son pocas, y no lo dirán, sino quedarse han sin comer, y esto es lo menos. Guando yo estaba ahí, via no les faltase, y no se gas- taba del convento. Todas las cosas son como se principian, y es un principio que puede venir á mucho mal : por eso vuestra paternidad entienda que importa mucho, y que á ellas les dará gran consuelo saber que vuestra paternidad quiere que se guarden las atas que hizo y confirmó del padre fray Pero Fernandez. Todas son mozas ; y créame, padre mió, que lo más siguro es que no traten con frailes. Ninguna cosa he tanto miedo en estos monesterios como esto : porque anque ahora es todo santo, en lo que verná á parar, si no se i'e- media desde luego, y esto me hace poner tanto en ello. Perdó- neme, padre mió, y quédese con Dios (1).

(i) Faltan la firma y quizá el resto de la Carta.

DE SANTA TEÍUÍSA DE JESüS 77

CARTA XL.

A la madi'o Jlaría do San José, priora de las Carmelitas Descalzas del convento di"- San José de Sevilla. Desde Malagon la misma fecha que la anterior.

Los 7nismos asuntos que en la precedente. JESÚS.

La gracia del Espíritu Santo sea con vuestra reverencia, hija mia. i Oh ; cómo quisiera escribir muy iargo ! sino como escribo otras cartas, no tengo lugar. Á el padre fray Gregorio he dicho escriba largo de todo el camino. El caso es, que hay poco que contar, porque venimos muy bien, y no con mucha calor; y llegamos buenas, gloria áDios, el segundo dia de Pascua. Hallé ala madre priora mejor, anque no está del todo buena. Tengan mucho cuidado de que la encomienden á Dios. Holgádome he mucho con ella. Por caridad la pido, que no deje de escribir por Toledo, que yo avisaré á la priora las envié con tiempo, y an quizá me deterné allí algunos dias, que he miedo ha de ser trabajo hasta concluir este negocio con doña Luisa. Encomién- denlo allá á Dios, y á la madre supriora me encomiende mu- cho y á todas Jas hermanas. Mire que me regale á San Ga- briel, que estaba muy boba en mi venida. Diganos del pleito, y de todo, y mas de nuestro padre, si ha ya llegado. Yo le escribo muy encargado, que no consienta coma ahi ninguna persona. Mire que no haga principio, si no fuere para él, que tiene tanta necesidad, y se podrá hacer sin que se entienda, y ya que se entienda, hay diferencia de un perlado á südito ; y vanos tanto en su salud, que todo es poco lo que podemos ha- cer. La madre priora enviará algún dinero con el padre fray Gregorio para esto, y lo que se ofreciere haber menester, que de veras le quiere mucho, y ansí lo hace de gana. V es bien que él entienda esto ; porque yo le digo, que ternán poca limosna, y que ansi podrá ser que se queden sin comer, si lo dan á los otros. Yo deseo mucho, que ellas no tengan inquie- tud en nada, sino que sirvan mucho á nucslro Señor. Plega á su Majestad que sea ansi como yo se le suplicaré. A la hermana San Francisco, que sea buena historiadora para lo que pasare de los frailes.

Año de 1576 De vuestra reverencia, Teresa de Jesús.

78 CARTAS

CARTA XLI.

Á la misma madre María de San José, priora de Sevilla. De.>de Toledo á li de julio de 1576.

Sobre asuntos del convento de Seoilla y otros de la Orden en general

JESÚS

Sea con vuestra reverencia. No dirá que no la escribo á me- nudo, que ya llegará esta primero, que otra que le escribí, tresú cuatro días creo que há. Sepa que me quedo por ahora aquí, que antyer se fué mi hermano, y hícele llevar á Teresa, porque no si me mandarán que vaya con algún rodeo, y no quiero ir cargada de muchacha.

Pena me ha dado su mal, y ese purgarse en tal tiempo no me parece bien. Avíseme de su salud. Désela nuestro Señor, como yo deseo, y á esas mis hijas. Á todas me encomiendo mucho. Holguéme con sus cartas. Á las unas ya tengo respon- dido : ahora á mi Gabriela y á San Francisco, que bien saben encarecer ; plega á Dios que no mienta ; y que otra vez, que lo que me contare la una, no lo cuente la otra, que la Otava del Santísimo Sacramento, digo la fiesta, todas tres me la con- taron, y con todo no me enfadé, que me holgué mucho se hi- €iese tan bien. Dios se lo pague á nuesLro padre Garci Alvarez. Déle mis besamanos. Estotro dia le escrbt. De que se haya con- certado el alcabala nos hemos holgado mucho mi hermano y yo. Es cosa extraña lo que las quiere, y á se me ha pegado. También me he holgado de los libros que les han enviado, y lo que las regala mi santo prior. Dios se lo pague.

Muy por menudo quisiera me contará lo que hacen esos po- bres frailes, digo, si hay algún medio de apaciguarse, y lo de los Franciscos. No hay memoria de hacerse el monesterio de aquí ; porque Juan Diaz se torna á Madrid. Á nuestro padre ha mandado el rey que acuda para estas cosas de la Orden al presidente del Consejo real, y á Quiroga. Plega á Dios, que suceda bien. Yo le digo que ha menester harta oración. ¡ Oh qué bien me va con las túnicas que hice de las sabanas !

DE SANTA TERESA DE JESÚS. 79

■dicen por acá que és como traer lienzo. Dios me las haga santas, y á vuestra reverencia salud. Mire mucho por sí, que mas vale regalarse que estar mala. Son hoy XI de julio. De vuestra reverencia sierva. TEiiesA de Jesús.

AVISO o MEMORIA

•qui la Santa dio á su hermano Lorencio de Cepeda, cuando se despidió de ella, que quedaba en Toledo, para ir á Avila donde llevaba su hijo don Francisco de Cepeda, que era niño.

No cperria vuestra merced olvidase esto, y por eso se lo pongo aquí. Yo tengo gran miedo, cjue si no hay desde ahora pran cuenta con esos niños, que se podrán presto entremeter con los demás desvanecidos de Avila ; y es menester que desde luego vuestra merced los haga ir á la Compañía (que yo es- cribo al retor (1) como vuestra merced ahi verá), y si al buen Francisco de Salcedo, y al maestro Daza les pareciere, pón- ííanse bonetes (2). Su hija de Rodrigo de seis tuvo solo un liijo, y bien para él, y siempre le ha tenido al estudio, y an ahora está en Salamanca; y otro hijo de don Diego del Águila andaba ansí. En fin, allá entenderán lo que se sufre. Plega á Dios no los trayan muy desvanecidos mis hermanos.

No podrá vuestra merced ver mucho á Francisco de Salcedo, ni al maestro, si no va vuestra merced á sus casas, porque vi- ven lejos de Peralvarez, y estas pláticas es bien sean á solas. No olvide vuestra merced de no tomar ahora confesor señalado. y la menos ííente en su casa que se pudiere sufrir : mas vale que vaya tomando que dejando. Ya escribo á Valladolid para que venga el paje : anque anden sin él (pues son dos y pueden andar juntos) no va mucho, algún día : Vuestra merced es inclinado y aun está mostrado, á mucha honra : es menester que se mortifique en esto, y que no escuche á todos, sino que tome el parecer de estos dos en todo, andel padre Muñoz déla Compañía, si le pareciere, anque estotros dos bastan para cosas

fl) La Carta para el rector se ha perdido.

(2) Entonces los estudiantes usaban bonetes, aunque no fuesen clérigos : tam- bién los colegiales habían principiado á usarlos en vez de cubrirse coa la ca- . pilla, que llevaban al extremo de la beca.

80 CARTAS

mas graves, y se esté en eso. Mire que se comienzan cosas qae no se entiende luego el daño ; y que ganará mas en tener para hacer limosnas con Dios, y an con el mundo, que ganarán sus hijos. Por ahora no querria comprase muía, sino un cuartago,, que aprovechase para caminos y servicio. No hay ahora para que se paseen esos niños sino á pié ; déjelos estudiar.

CARTA XLII.

Para las religiosas Carmelitas Descalzas de Veas. Desde Toledo en 1576 (i). Combatiendo su proijecto de trasladarse á Granada.

Paréceme es poca confianza en nuestro Señor pensar que nos ha de faltar lo necesario ; pues su Majestad tiene cuidado hasta del mas mínimo animalico de proveerle de sustento. Hi- jas mias, pongan su cuidado y diligencia en nuestro buen Jesús, y procuren servirle, que yo aseguro que no nos falte, ni nos desampare. También, habiendo tan poco que se fundó esa casa, no parecerá bien arrancarla de ahí : aguarden algunos años : y si nuestro Señor no diere remedio, será señal que es su voluntad que se mude, y entonces se podrá hacer, como les pareciere á los prelados.

(1) Este capítulo so halla en una Carta de una religiosa antigua de Veas, que conserva nuestro archivo, y en ella refiere su ocasión diciendo : que llegando el año de 7G el padre Gradan a visitar aquel convento, y viendo las descomodi- dades que padocian, trató con Añade Jesús y las demás religiosas que pasaran a íjranada, y conviniendo todas en la traslación, hicieron un propio á la Santa, que al parecer estaba en Toledo, y las respondió entre otras cosas este docu- mento.

Siempre ha fatigado la pobre/a á aquella venerable comunidad, y tanto, que los prelados, muchos años después, determinaron que se desamparase; y para peder repartir sin tanta it;comodidad las i-eligiosas, esperando que muriesen algunas antiguas que iiabia, dieron orden que no se recibiesen novicias. Así sr> ejecutó por muchos años, sin que muriese ninguna de las que habia al liümpc» del decreto en lodos ellos: tanto, que haciéndose reparable, vieron l'>s prelados la voluntad de Dios, y revocaron su determinación. Y el mismo dia que llegó el decreto, llegaron don<:e¡l;is huidas de casa do sus padres a pedir el habito; v luego que cntrai'on éstas, empezaron a morir de las antiguas. Todo consta de los libros y tradición de aquella comunidad. [Fr. A.)

DE SANTA TEIU'SA DE JIÍSLS. 81

CARTA XLIII.

Al padre ro.y Jerónimo Gracian do la Madre de Dios. Desde Toledo : e:i la segunda mitad del año 157G (I),

Sobre la elección del señor Yelázquez para director de su alma en Toledo

JESÚS

Sea con vuestra paternidad, mi padre. Ahora quiero decir á vuestra paternidad una cosa, pues es el mensajero con quien puedo. Ya sabe como Angela tomó por confesor al prior de la Sisla, porque, crea que para muchas cosas no se puede estar sin quien consejo, ni acertarla en ellas, ni ternia sosiego. El dicho solíala ver muchas veces, y después que esto comenzó era casi nunca. No podíamos entender la causa la priora y yo. Estando la negra de Angela hablando una vez con Josef, dí-

(l) Esta Carta es de las más preciosas de este dulce Epistolario, pues con- tiene una historia muy graciosa que pasó á Santa Teresa con su confesor el señor Yepes y el doctor Velasquez, que lo había de ?er.

Quedará clara su inteligencia con lo que al número 9 escribe el dicho autor- diciendo así : « Sábese ciertamente, que durante la vida de la Santa estuvo oculto este misterio al señor Yepes, y que después se le notició el reverendísimi> maestro fray Diego Yanguas, como la contesta la excelentísima señora doña María Eniiquez de Toledo y Colona, duquesa de Alba, en las informaciones que se hicieron para beatificación de nuestra santa Madre, donde depone esta excelen- tísima : Que habiendo venido a ver la incorrupción déla Santa el padre Yanguas y el señor Yepes, estando en su presencia, lastimándose el último que una vez que le envió a llamar la Santa en Toledo no había ido, y que por tres veces que salió se lo habian estorbado, respondió el padre Yanguas, que ¿qué le daria y le sacaría de aqnella pena? Y á su instancia y de la señora Duquesa dijo, que la santa Madre le había dicho que, quejándose á nuestro Señor en aquella ocasión, se le apareció, con quien tiernamente se regaló y consoló, dicíéndole : ¿, Por qué, oh buen Pastor, me tenéis en tanto aprieto sin ministro vuestro que me ayude, y no viene éste que llamo, pudiendo vos hacerle venir? A lo que respondió su Majestad : Antes, /tija, le detengo, porque quiero te confieses con el doctor Velazquez. Infiere la señora Duquesa era esto para hacer santo á este señor. » Hasta aquí el citado autor, que diee bien es un chiste ce' ostial de los mas gra- ciosos que pueden ofrecerse en asunto de espiritual filiación.

El padre Yanguas en las informaciones de la misma Santa dice que ésta le escribió desde Toledo, que con quién se confesaría. Y él !a escribió desde Segovia, que con fray Diego Yepes, prior entonces de la Sisla. Prosigue después refiriendo el lance de esta Carta, y añade la dijo el Señor que rogase por el doctor Velaz- quez, en que veria grandes cosa*.

Al reflejo de estas luces eslá llano y liso el contexto de la Carta, con sólo advertir los significados de los nombres con que disíniza las personas. En el de José entiende la majestad de Cristo, su principal director ; en el de Angela, á la misma Santa; y en el de Pablo al padre Gracian. {Fr. A.)

5.

82 CARTAS

jola, que él era el que le detenia, porque quien mejor le estaba era el dolor Velazquez, que es un canónigo harto letrado, y muy gran letrado de aquí ; que con este ternia algún alivio, que él haria con él que la oyese y entendiese (porque se ponia duda por ser muy ocupado) y como Josef es persona tan grave, como vuestra paternidad sabe, y cuando le ha aconsejado cosas semejantes, no sabia qué se hacer, por estar ya comu- nicado estotro, y debérselo tanto : por otra parte temió enojar á Josef.

En esto estuvo algunos dias, y érale trabajo no poder tomar parecer de vuestra paternidad, y también temia no la desa- sosegase, y tratar con tantos. En esto vino aquí el padre Sa- lazar, y determinóse de hacer lo que le dijese; anque la mu- danza se le hacia de mal, y aína se quejara de Josef, porque no se lo habia avisado antes. Díjole al padre Sal azar todo lo que pasaba, y otra vez que habia estado aquí, elle habia aconsejado lo déla Sisla. Es el padre Salazar, como vuestra paternidad sabe, con quien se puede tratar todo, porque lo sabe ya. Díjole que hiciese lo que decia Josef, y ansí se ha hecho, y se va bien cumpliendo lo que dijo Josef; lo uno, en que vino acá el prior, j diciéndole la madre, ¿ que cómo lo hacia así ? le dijo, que no sabia qué era esto, que con no haber cosa que mas de- sease, y que via muy bien que lo habia de llorar después, no era señor de en este caso, ni podia mas ; que estaba muy espantado, que no podia mas consigo.

Estotro no se hizo sino decírselo un dia, y decir, que anque mas ocupaciones tuviese, vernia cada semana, con un contento como si le dieran el arzobispado de Toledo ; ni le tuviera él creo en tanto, según es bueno. Fray Hernando de Medina dirá á vuestra paternidad lo que es : no deje de proguntárselo. Para que vea cómo lo toma, le envió ese billete, que le envié yo á llamar por algunas dudas, que por ser cosa larga no las diré : no eran de oración.

Ansí, mi padre, que ella está muy contenta, que se ha con- fesado con él ; y el mayor que tiene, es, que después que vio á Pablo, con ninguno tenia alivio, ni contento su alma. Ahora, anque no es tanto como con él, tiene asiento y satisfacción, y siente el alma sujeta á obedecerle, que es grandísimo alivio para ella, que con la costumbre, que toda la vida tiene á esto,

DE SANTA TERESA DE JESÚS. 83

€0 eslando sin Pablo, ni nada le satisface de lo que hace, ni le parecía que acertaba, ni anque quería sujetarse á otro no podía. Crea, que el que hizo lo uno, hizo lo otro ; que tam- bién anda ella espantada de esta novedad, como el prior de estar atado, para no hacer lo que quería.

Yo digo á vuestra paternidad, que se puede alegrar mucho si desea dar algún alivio á. Angela, porque basta que no le tenga como con Pablo, digo el contento, sin que ande sin alivio el alma. Él no estaba ignorante de la amistad que con ella tenia Josef, que harto había oído, ni se espanta ; como es tan letrado autoriza con sagrada Escritura. Es grandísimo alivio para la pobre, c[ue de todas maneras la tiene Dios desterrada de todo lo que ama : sea bendito por siempre (i).

Ahora queda no nos desavenir con estotro, de manera que entienda nada, sino que por su tardanza se hará algunas ve- ces con estotro la confesión (2), y que vuestra paternidad me diga que haga lo que la dijere, como si vuestra paternidad se lo dijese, para que ande el alma con mérito ; que yo le digo, que los deseos son tan grandes, que tiene esta mujer, y los ím- petus de hacer algo por Dios, que ya que no puede en cosas grandes, es menester buscar en que le contentar mas en lo que puede.

Indina sierva y hija de vuestra paternidad. Teresa de Jesüs.

CARTA XLIV.

Para r I ] adre Gradan de la Madre de Dios. Desde Toledo á mediados del

a~io 1576 (i).

R'cclajion sobre las persecuciones que ibaá sufrir la reforma del Carmen.

Anoche estuve leyendo la Historia de Moysen, y los trabajos

( 1) Muy al intento depuso la venerable Ana de Jesús, que la escribió la Santa de Toledo que tenía gran consuelo con el señor Velazquez, porque con gran imperio !a sujetaba, y mandaba cuanto había de hacer ; y tan en particular y por moñudo la gobernaba en todo lo que se ofrecia en ausencia del prelado, que hasta lo que habla de callar y hablar, y leer y rezar, todo se lo tenía señalado. {Fr. A.)

(2) Para la inteligencia de estas palabras debe tenerse en cuenlaquc no es lo mismo director que confesor. A este se dicen únicamenlc los pecados que se someten á su absolución, al otro se le declaran todas las interioridades del alma. Podia Santa Tebesa confesarse con el padre Ycpes, sin perjuicio á^ la dirección del señor Velazquez.

(oj Listos documentos, que parecen praféticos, escribió la Santa estando en

84 CARTAS

que daba á aquel rey con aquellas plagas, y á todo el reino, y como nunca tocaron en él ; y en forma me espanta, y alegra ver, que cuando el Señor quiere, no hay naide poderoso de dañar. Gusté de ver lo de el mar Bermejo, acordándome cuanto menos es lo que pedimos. Gustaba de ver aquel santo en aquellas contiendas, por mandado de Dios. Alegrábame de ver ámiEliseo en lo mismo. Ofrecíale de nuevo á Dios. Acordá- bame de las mercedes que me ha hecho, y ha dicho Josef : an mucho mas está por ver, para honra y gloria de Dios. Desha- cíame por verme en mil peligros, por su servicio. En esto y otras cosas semejantes se pasa la vida. Y también he escrito esas boberias que ahí verá. Ahora comenzaré lo de las fun- daciones, que me ha dicho Joséf que será provecho de muchas almas. Si Dios ayuda, yo lo creo ; anque sin este dicho ya yo tenia por de hacerlo, por habérmelo vuestra paternidad mandado (1).

CARTA XLV.

Al padre fray Jerónimo Gracian de la Madre de iJios. Desde Toledo a G de

setiembre de 1576.

Sobre los desacuerdos con los Carmelitas Calzados, y arreglo del convento d'}

Malagon.

JESÚS.

Sea con vuestra paternidad. Ahora acaba de venir el que esta lleva, aunque me da bien poco lugar, ansí no diré mas. Alabo al Señor, que vuestra reverencia llegó bueno. Ya le he escrito por dos partes como Peralta (2) se partió para Por- tugal, el mesmojueves que vuestra paternidad vino aquí. San-

Toledo, en el verano de 76, cuando volvió á conlinuar las fundaciones, para lo que tuvo mandato de Dios y del padre Gracian. Estaba entonces Gracian conti- nuando su visita, remediando a sus hermanos y favoreciendo el pequeño pueblo de su Descalcez. Pedia sin duda a Di s le sacase a salvo, como hizo al antiguo pueblo de Israel. La madre María de San .losé, la de Sevilla, en un tratado qui^ nos dejó que intitula Ramillete de mirara, dice : « Vi un papel de letra de nuestra santa Madre que enviaba al padre Gracian, en que le decia como habia visto una gran tempestad de trabajos, y que, como los Egipcios perseguian a los hijos de Israel, habíamos de ser perseguidos ; mas que Dios nos pasarla á pie enjuto, y ios enemigos serian envueltos en las olas. » [Fr. A.)

(1) Ignórase lo que decia el resto de 'a Carta v el paradero del original, {■■r] El Tostado.

DE SANTA TERESA DE JESÚS. 85

lelmo (1) me ha escrito hoy (y aun llevará la carta) que no tenemos qué temer, que cierto está Matusalén muy determi- uaclo de cumplir nuestro deseo de apartar las águilas, que bien ve que conviene.

De Sevilla me han escrito hoy la baraúnda que allá pasa del contento y publicación con Peralta, y diciendo por todo el pueblo habian de sujetar las mariposas (2). Cierto convenia lo que el Señor ha hecho : bendito sea por siempre. Infante me vino á hablar : queria carta para Pablo. Yo le dije no baria nada por mí, que le hablase él : no se halla en cosa culpado. Vo creo, que si tuviera esperanza de la vuelta de Peralta no viniera tan sujeto.

De lo que vuestra paternidad dice déla priora de Malagon, (3"^ ya le he escrito sobre ello á vuestra paternidad. Mas cosa tan grave no la ha de dejar en mi vuestra paternidad, que ni se sufre, ni yo tengo conciencia para estorbarlo, viendo que vuestra paternidad lo quiere ; y ansí le suplico haga lo que le pareciere mejor, y vea quien será buena para ahí, que mas ha de ser, que para supriora. Yo no hallo otra sino la priora de Salamanca, que la que vuestra paternidad dice no la conozco y es muy nueva ; y aun estotra hinchirá harto mal el lugar de la priora. Con harta pena me tiene. Vuestra paternitad lo en- comiende á Dios, y deje ordenado lo que mandare. Harto re- cia coyuntura es para llevar y traer monjas. El Señor lo enca- mine, que á necesidad no hay ley. Y son hoy Vi de setiembre, jueves. Á mi padre fray Antonio no tengo lugar de escribirle, ni decir mas.

Sierva, y hija de vuestra reverencia. Teresa de Jesús.

(1) Olea, que se mostraba por entonces mas favorable que en otras ocasiones, la escribió no tenían qué temer ; porque el nuncio {Matusalén) estaba muy determi- nado de apartar las á'-juilas, esto es, separar los Descalzos. [Fr. A.)

il) Llamaba Santa. Terfsa mariposas a las monjas. Sobre la persecución atroz que les hicieron sufrir en Sevilla, véase en el tomo i, paginas 555 y siguientes.

(•]) La madre Brianda de San José ; de su mucha penitencia enfermó, pues se e rompió una vena y fué preciso trasladarla a Toledo, mas adelante.

CARTAS

CARTA XLVI.

A la madre María de San José, priora de Sevilla. Desde Toledo á '7 üc se- tiembre de 1376

Sobre asuntos económicos del convento de Sevilla. JESÚS

Sea con vuestra reverencia. Yo le digo, que me huelgo tanto con sus cartas, que las estoy deseando. No qué lo hace, que amor particular tengo á esa casa y á las que están con ella, si €s como pasé ahí tantos trabajos. Ya estoy buena, gloria á Dios, que las calenturas pararon en un gran romadizo. Yo via bien el trabajo, que temían con esos dichos y hechos de los padres : por acá no han faltado. Mas como nos ha li- brado Dios del Tostado, espero en su Majestad, que ha de ha- cernos en todo merced. No debe levantar nada de como venia contra los Descalzos y contra mí, que buenas muestras dio de -ello. Siempre es menester mucha oración, para que Dios nos libre de estos hombres á nuestro padre y les luz, y para que asiento en estas cosas ; que mientra el general reverendí- simo está ansí desgustado, yo le digo, que ha de haber bien en qué merecer. Porque de nuestro padre lo sabrá todo, de eso no digo ahora nada, sino que la ruego, por caridad, tenga mucho cuidado de escribirme lo que pasa, cuando nuestro pa- dre no pudiere, y de darle mis cartas y recaudar las suyas : ya ve qué se pasa, an estando ahí, de sobresaltos, ¿ qué será estando lejos ? que el correo mayor, que es de aquí, es primo de una monja, que tenemos en Segovia. Hame venido á ver y por ella dice que hará maravillas : llámase Figueredo. Es, €onio digo, el correo mayor de aquí. liémonos concertado, y dice, que si allá ha.y cuidado de dar las cartas al correo mayor, que casi á ocho dias podría saber de allá, j Mire qué ^^ran cosa seria ! Dice, que con poner una cubierta sobre mi envoltorio, que diga, que es para Figueredo, e] coreo mayor de Toledo, cuando en ellas fuere mucho, ninguna se puede perder. Todo es trabajo de vuestra reverencia ; mas yo que otros mayores lomará por mí, que ansí lo tomarla yo por ella. Sopa que me dan á veces deseo de verla, que parece c[ue no

DE SANTA TERESA DE JESÚS. 87

"tengo otra cosa en qué entender : esto es verdad. Allá se in- forme, si le ha de poner manífiGO, ú cómo. Él harta buena suerte tiene. Por esto me he holgado de quedarme ahora aquí, que en Ávila hay mala comodidad para esto, y an para otras cosas. Solo por mi hermano me pesa, que lo siente mucho. Mal hace de no escribirle alguna vez. Por esta carta suya verá cuan mal le va de salud, anque alabo á Dios, que no tiene ca- lentura. Nunca se me acuerda de guardaí las cartas, que me escriben de Teresa. Á todas dicen las tray confusas de ver su perfecion, y la inclinación á oficios bajos. Dice, que no piense que por ser sobrina de la fundadora, la han de tener en mas, sino en menos. Quiérenla mucho : hartas cosas dicen de ella. Para que alaben á Dios (pues ellas le dieron á ganar este bien) les digo esto : harto me huelgo de que la encomienden á su Majestad. Mucho la quiero y á su padre ; mas cierto la digo estoy consolada de estar lejos. No acabo de entender la causa ; si no es, que los contentos de la vida, para son cansancio : debe de ser el miedo, que trayo, de no me asir á cosa de ella ; y ansí es mejor quilar la ocasión. Anegue ahora al presente, por no desagradecer á mi hermano lo que ha hecho, quisiera estar allá, hasta que asentara algunas cosas, que aguarda para esto.

No dejen de avisarle de lo del alcabala, y á mí, conforme á €se papel que verá. Yo veo bien que le han de faltar dineros y por eso he andado tratando esto de Nicolao, porque se los dieran á la hora los cuatrocientos ducados, ya que lo habia despedido, porque me dicen tiene no qué señal , me es- cribió otra vez esa carta Nicolao. Nuestro padre dice que no es para ello. Con todo no la he tornado á despedir, porque en tal necesidad se pueden ver, que sea bien probarla. Quizás será buena. Trátelo allá con nuestro padre, si se viere en necesidad y infórmese de las faltas que tiene, que yo no le hable sino poco en ello, que veo tienen allá mal recaudo, que me ha es- pantado no ser mas de mil y quinientos ducados los de su madre de Beatriz, anque ella es tal, que sin nada se gana mu- cho . Me he holgado de las calzas y granjerias : como se ayuden las ayudará Dios,

Respondiendo á lo que dice de pagar los censos y vender esos, está claro, que seria muy gran bien ir quitando cargas.

88 CARTAS

Si se juntase el dote de Bernalda, digo de Pablos, v llegasen á tres mil ducados no los dejaría de tomar : háblenle primero personas de autoridad. Cuando pusieron esa condición me dijo el padre Mariano, que no iba nada, que anque se pusiese lo hablan de tomar, porque no era justicia otra cosa. Infórmese de todo, antes que quitado el censo se quede con el dinero en casa. Hable con unos y con otros el padre Garci Alvarez y trátenlo con nuestro padre, que, estando él allá, no tiene que acudir á con nada, sino á él. Plega á Dios que en lo de Leonor no se desminuya ; dígame cómo anda, que yo no estoy nada satisfecha de su entendimiento, y qué se hace de suparte.

En lo de Fanegas (1) harto reo' o es tomar ahora sin nada á nenguna ; solo se puede sufrir tomándola por solo Dios, que no se ha tomado ahí ninguna de limosna, y Él nos ayudará ; y quizá trayrá á otras, porque se haga esto por Él. Esto es, cuando á nuestro padre importunaren mucho, y lo dijere á vuestra reverencia: ella no hable palabra ; y mire, amiga, muy mucho en esto de no se arrojar á tomar monjas, que le va la vida en entender las que son para nosotras. Esa de Nicolao no debe ser mas de bonita.

Todo lo que se gastare en portes, ponga por memoria, para que se desquite en los cuarenta ducados, que enviaron de San Joséf de Ávila ; y mire que no haga otra cosa, que no será co- medimiento, sino boberia ; que por algo se lo digo. ¡ Cómo presume ya de enviar dineros ! En gracia me ha caído, para estar yo acá con tanto cuidado de como elias se han de valer. Con todo, vino á buen tiempo, también para pagar portes : Dios se lo pague, y el agua de azahar, que vino muy bueno^ y á Juana de la Cruz el velo. Coa todo no presuman de hacer esas cosas otra vez, que cuando yo quisiere algo, se lo avisaré cierto ; y á mi parecer, con mas llaneza y gana, ú tanta como adonde están de las que mas fio, porque creo que esto lo hará vuestra reverencia de gana, y todas.

fl) La que Santa Ti iiesa llama Fanegas se llamaba propiamente Vanegas, del apellido de su madre. Quiza Santa Teresa pronunciaba muy correctamente la V para distinguirla de la B, en cuyo caso aquella se confunde algo con la F, que también es labial. Tomó el habito poco tiempo después y profesó en 10 de no- viembre do 1377. Sin duda la tomaron con muy corto dote para pagar a un acreedor pobre, a quien urgia satisfacer. Llamóse en el claustro Mariana de los S;(nlos. y e? !:• pcvla profesa.

DE SANTA TERESA DE JESÚS. 80

La de la buena voz nunca mas tornó. Harto cuidado travo, si viere cosa, que les está bien.

¡ Oh qué deseo tengo que les den el agua I Tanto lo querría, que no lo creo. Alguna confianza me da, que podr<á el padre Mariano, ú nuestro padre, algo con fray Buenaventura, pues- está por mayor de los Franciscos. Hágalo el Señor, que gran descanso seria. Bien creerán ellas, ahora que va nuestro pa- dre, que me le diera mas estar allá, que acá, anque pasara algún mal rato con el obispo. Espantada estoy ir á ellas con ese contento. Mejor lo ha hecho Dios : sea por todo bendito. Pomo la dar pena, no le querría hablar en la que tengo por la nuestra priora de Malagon, anque de menos la hizo Dios. Dejado lo que la quiero, es terrible la falta que hace á tal tiempo. Aquí la hubiera traído ; sino que me dice este dotor que nos cura, que si ha de vivir un año, no vivirá un mes. El Señor lo remedie. Encomiéndesela mucho. Bien desahuciadíri está, que dicen que es tísica. Guárdense de beber el agua de la zarzaparrilla, aunque mas quite el mal de madre (1). La priora y las hermanas se le encomiendan. Harta pena me ha dado el mal de mi santo prior (2) : ya le encomendamos á Dios. Hágame saber de él, y encomiéndeme á todas las que viere conviene, y á todos ; y quédese con Dios, que bien me he alargado, y holgado de saber que están buenas, en especial vuestra reverencia, que trayo miedo estas prioras, hija mia. De Caravaca y Veas tengo aquí algunas veces cartas. No fal- tan trabajos en Caravaca ; mas espero en Dios se remediará. Son hoy VH de setiembre, año de 1576. 77 (3).

De vuestra reverencia. Teresa de Jesús.

(1) « Es mal de estómago. » ¡ Escrúpulos tontos ! ¿ qué tiene departiculai- la en- fermedad, que siempre se ha llamado en buen castellano inal de madre, para que se vengan con tapujos y adulteraciones ? ¿ Los que hicieron la enmieiidik querrían pasar por más pudibundos que Santa Tkbesa ?

(2) El de la Cartuja de las Cuevas de Sevilla.

(3) Traigo miedo á estas prioras.

90 CARTAS

CARTA XLVl

A la madre María de San José, priora de Sevilla. ^ Desde Toledo á 9 tle se

tiembre de 1576 (1).

Los mismos asuntos quo en la anterior. JESÚS.

La gracia del Espíritu Santo sea con vuestra reverencia, hija mia. Yo le digo de verdad, que me hacen tanto consuelo sus cartas, que, como leí una, y no pensé que había njas, cuando hallé la otra, me lo dio, como si no hubiera visto nenguna, de manera, que yo me espanté de mí. Por eso entienda que siempre me serán recreación sus cartas.

Siempre me envié en una cédula á lo que la he de respon- der por sí, porque no olvide algo.

Cuanto á lo de las monjas, ya dejó dicho nuestro padre, á mi parecer, entrase su madre de Reatriz, y yo me holgué mu- ■cho, y ansí hace bien de tomaría, y le puede dar el hábito mucho de en hora buena, que me es particular contento; y dígale, c{ue yo le tuviera de estar á donde ella está. La profe- sión á Beatriz ya yo le he escrito que se la dé, que yo lo diré á nuestro padre, y cncomiendemela mucho, 3^ que no me olvide aquel día.

En lo délas primas de Garci-Alvarez no si se le acuerda que me dijeron, que la una había estado lan en extremo me- lancólica, que habia perdido el juicio, no creo os la doña Cos- tanza, trátelo con llaneza. De la sobrina no nada; cualquiera cosa suya nos estará mejor, si es para nosotras. Infórmese bien, y envíe á pedir licencia á nuestro padre, cuando esté del lodo enterada, que en Admodóvar (2) estará ahora, como

(1) Su original se conserva en la colección de Cartas que poseen las religiosas Carmelitas Descalzas de Valladolid. Por desgracia, una devoción estúpida (por no darle nombre mas fuerte), profanó la Carta, mutilando tres lineas de olla para llevarse la íirma.

(2) Este Capítulo, que se juntó a 8 de setiembre de este mismo año de 70, un dia antes do escribirse esta Carta, tien:; la gloria, ni si)lo de ser el ])rimero de la Descalcez, sino también de la aprobación que aquí le dio su santa Madre. El motivo de su junta fué otro Capitul » que a 14 de mayo del mismo aña los padres observantes celebraron cu San Pablo de la Moraleja, (Iruulc, sin faltarla la cari- daJ, antes con sana intención, determinaron hacer guerra a la Dscalcez. {Fr. A.)

DE SANTA TERESA DE JESÚS. 91

allá sabrá que se hace Capítulo de Descalzos, que es harto bien.

Tornando á lo de las monjas, una que la escribí de buena Toz, nunca ha tornado : otra se trata, que ruega mucho por ■ella Nicolao, y el padre Mariano dice, que ha de hacer tanto Nicolao por esa casa. Esta llevará poco mas de cuatrocientos ducados y ajuar; mas daránse luego, que eso es lo que yo procuro, porque den los réditos, y no anden fatigadas, y an para el alcabala, como se trataba (1), Harto me pesa de que no quedase concluido : cuando esotro se murió quizá es 'por mejor (2).

Siempre esté advertida, que será mejor el concierto, y esto no se le olvide ; porque me escribió nuestro padre, que un gran letrado de la corte le habia dicho, que no teníamos jus- ticia, y aunque la tuviéramos, es recia cosa pleitos : no ol- vide esto.

Esta monja me han dicho que és muy buena; harto tengo encomendado á Juan Díaz que la vea ; y que si es fealdad, no qué señal, que dicen tiene en el rostro, que no se tome.

En lo qiie dice de los sermones, bien es ahora, pues hay esas ocasiones, haga lo que le dicen : después no se sufre, sino guardar nuestras atas, anquemas se enojen.

Tornóle á decir que no querría que fuesen vendiendo los •censos de esa hermana ; sino que busquemos por otra parte ; porque nos quedaremos con la carga, y eso es gran golpe para darlo junto por paga con lo de Pablo y quedarán muy ali- viadas.

¡ Oh, lo que nos ha caido en gracia la carta de las mis hi- jas! Yo le digo que viene extremada. Encomiéndenmelai^

mucho, que por escribirá nuestro buen Garci-Alvarez Harto

me huelgo que sea de ese humor. Con todo, anden recatadas, que es tan perfeto, que quizá lo que pensamos le hace devo- ción le escandalizará. No es tierra esa de mucha llaneza.

(1) Los réditos que la daban tanto cuidado eran cuatrocientos ducados que pa- gaban por seis mil que costó la casa ea que dejó á sus hijas de Sevilla. La alca- , bala era de la compra de esta misma casa, que por yerro, al hacer la escritura, recayó en las pobres monjas. ¡ Válgate Dios que todo ha de recaer sobre los po- bres ! Dícela, pues, la sabia Madre, que sera mejor el concierto; pues aun cuando tuvieran justicia, es recia cosa pleitos.

(i) Esta en el original subrayado de mano de Santa Teresa, como lambien ia ífrase : es recia cosa pleitos.

92 CARTAS

Hoy he escrito á Madrid, para que el conde de Olivares es- criba allá. Harta dicha seria esa : Dios lo haga. Yo haré lo que pudiere en ello : plega á Dios pueda algo. Gran consuelo me da que sea la casa fresca : á trueco de eso me huelgo yo de estar en calor. No me envien ninguna cosa, por caridad, que cuesta mas que ello vale. Algunos membrillos vinieron buenos, pocos : las tollas buenas. En Malagon se quedó el atún, y quede en hora buena (1). Porque de allá escribirán, no digo de sus trabajos y poca salud, anque la sangre se ha cesado, gloria á Dios. El me las guarde, mis hijas, y haga santas. 76 (2).

CARTA XLVUÍ.

A la misma madre María de Sun José (3). Desde Toledo 22 de setiembre

de lo7G.

Sobro, asuntos del convento de Sevilla. JKSÜS

Sea con vuestra reverencia. Dos dias qne escribí á vues tra reverencia por la via del correo mayor, y ansí ahora no tengo qué decir, sino que mi hermano está ya bueno (que se me olvido) y que la estameña no la quierentan cara. La de quese- hacen las sayas por acá, es como las que se hacían á Teresa, y mas grosera ; y cuanto mas grosero lo hallaren, será mejor. Por candad que tenga cuenta con hacerme saber de nuestro padre, por la via que la escribí en la carta, que llevó su paterni- dad. Tengo gran deseo de saber si llegó bueno, y cómo le ha ido. Ya ve, si estando cerca estaba con tanto cuidado, ¿ qué será ahora ?

Mucho querría, que tuviese gran cuenta con no henchir la casa de monjas, si no fuere quien sea para ello, y ayude á pa- garla. También querría que se hubiesen concertado con el alcabala. Yo le digo, que me da harto cuidado ver ios que ahí

(1) Las tollas, más comunmente tollos, son un pescado pobre, llamado vul- garmente lixa ó mclgacho

(2) Faltan el final de Ja Carta, fecha y firma. Los núnuros araljigos son parte de los que habia puesto María de San José.

(3) El original de Ja Carta se venera en nuestro convento da ruli^^iosas de Cartagena.

DE SANTA TERESA DE JESÚS. í)3

vuestra reverencia tiene : plega á Dios la vea yo ya sin nin- guno, y con salud que deseo. Á todas las hermanas me enco- miendo, y á la mi enfermera, que al menos las noches no le olvido. Á nuestro padre no torno á escribir ahora, porque como digo, escribí largo á su paternidad antyer, y creo estará tan ocupado, que es bien no le ocupar con cosas no necesa- rias : harto le encomendamos á Dios : allá no se descuiden ; y al padre fray Gregorio un gran recaudo mió, porque no me dice si está ya bueno. Fué ayer dia de san Mateo.

\o soy de vuestra reverencia. Tkresa de Jesu?.

Buejias estamos.

CARTA (1) XLIX.

AI padre fray Juan de Jesús, carmelita descalzo. Desds Toledo á fines de se- tiembre de 1576.

Sobre los desacuerdos con los Carmelitas calzados y el Capitulo de Almodóvar.

JESÚS.

La gracia del Espíritu Santo sea con vuestra reverencia, padre mió. Está tan atrasmano esa casa, que anque quiero, no tengo con quien responder, y ansí he aguardado á la ida de estos padres. De la del padre fray Antonio quizá nos hizo Dios merced, porque entiendo tenia gran melancolía, que con nuestras comidas viniera á mucho mal. Dios sea con él, que cierto mas me parece falta de salud, que de buena alma, lo que tiene. No puede dejarse de saber, porque han de proveer de predicador en Almodóvar. Plega á Dios se torne á su Orden; que en irse ni en venirse ninguna cosa pierde la nuestra (2).

Yo pensé vuestra reverencia tornara por aquí : poco rodeo se lo quitó. No debe ser mucho el deseo de hacerme merced, que cuando aquí estuvo vuestra reverencia púdele hablar muy poco. Sepa que ansí lo puedo, y muy poquísimo en lo que vuestra reverencia me escribe déla ida de Roma, que días que lo pido, y an una carta nunca he sido poderosa de que se

{i) El original de esta Carta se venera en nuestras religiosas de Consuegra.

(2) Fray Antonio (de la Madre de Dios), predicador do Almodóvar y antes reli- gioso Jerónimo, que se volvió a la madre pareciéndole muy rígida la reforma, liien que esta ida duró tan poco, que a la mañana siguiente se volvió a su amada íieicalcez.

94 CARTAS

escriba á quien tanta razón es ; que, como hagamos lo que- debemos, suceda lo que sucediere. Y no va en nuestro padre visitador, que ya que lo tiene hecho, hay tantos que aconsejen diferentemente, que valgo yo poco. Harto me pesa de no po- der mas. Pensé quedara determinado en este caminó, que ansí me lo habian dicho. Hágalo Dios; y vuestra reverencia^ por caridad, no deje de dar priesa, que mas podrá que yo.

Ya envié las cartas á Sevilla y Almodóvar; anque el padre prior creo era ya venido á Madrid (anque fueron luego) y allá está. También envié la de Garavaca, que fué dicha, que ya se iba un mensajero, y hay pocos para aquella tierra.

Nuestro padre me ha escrito que llegó bueno, y que se ha- bian ido algunos padres del paño, y él habia satisfecho á el cabildo. Entonces no habia habido mas de que están blandos aquellos padres, y le echan rogadores. Si Dios nos le guarda, creo ha de hacer mucho bien. Á lodos esos padres me enco- miendo : la priora á vuestra reverencia, á quien haga nuestro Señor tan santo como yo le suplico. Amén.

Indina sierva de vuestra reverencia. Teresa de Jesús.

CARTA L.

A la misma madi^e María de San José. Desde Toledo ¿mediados de octubre-

de 1576 (i). ■- ,. .

Sobre asuntos del convento de Sevilla y con vainas noticias de Toledo:-

JESÚS.

Sea con vuestra reverencia, hija mia, el Espíritu Santo. Ya he respondido á sus cartas, que muy bien vinieron por el correo, y me holgué harto con ellas, sino qire estoy con pena de su mal. Por caridad me escriba presto de su salud, y de lo que supiere de nuestro padre. Envidia la he tenido la confesión general, digo el ver que noteniatantoqueconfesarcomoyo, que no la hiciera tan fácilmente. Benendito sea Dios que quiere á todos. Mi hermano me dijo en una carta hoy, como la habia escrito y enviado poder allá para el tercio : bueno está, y ya está la compra efetuada : no libran mal las monjas de San Josef. Ahí escribe Teresa : el anues dey sortijas parecieron,

(1) El original de esta Carta se venera en nuestras religiosas de Yalladolid.

DE SANTA TERESA DE JESÚS. 93

gloria á Dios, que me dieron cuidado al principio. Yo estoy buena, y dará la una, y así no me alargaré. Deseo saber del mi buen prior de las .Cuevas. El atún enviaron la semana- pasada de Malagon, crudo, y estaba harto bueno, bien nos ha sabido. Yo no he quebrantado dia de ayuno después de la Cruz. Mire si estoy buena. La nuestra priora de Malagon, que me escribió estaba mejor, hácelo la santa por no me dar pena, que no era nada la mejoría. Hoy he tenido carta suya, y está harto mala, y con gran hastío, que es lo peor para tanta fla- queza. Harto la encomendamos á Dios, sino que mis pecados son grandes. Allá ya veo, que no hay que encomendar esto, que en todas partes lo encargo. Doña Yomar se ha velado hoy. Mucho se huelga de saber que le va bien á vuestra reverencia y doña Luisa, que nunca tanto me quiso, y tiene cuidado de regalarme, que no es poco : encomiéndelas á Dios,, que se lo debe, y encomiéndeme á todas las hermanas muv mucho. Gran cuidado trayo de estos monesterios, que nueslro padre tiene á cargo, ya le convido con Descalzas, y de muy buena gana convidara conmigo. Yo le digo que es gran lás- tima, ya me dice lo que le regalan. Dios me la guarde, y aví- sele no coma con esos frailes, por caridad. Yo no para qué se va allá, sino para darnos á todas trabajos (1). Ya he dicho^ á vuestra reverencia que lo que gastare ponga por cuenta de lo que nos enviaron de San José. Mire que es bebería hacer otra cosa, y yo me entiendo, y pagarlo han sin sentirlo. No haga otra cosa. Tenga cuenta de esto la buena supriora, que no será mucho contar el agua (2) : ansí se lo diga, y á la mi Gabriela grandes encomiendas. Dios sea con ellas. Dése mucha priesa á pagar eso que tiene la hermana, y lo masque pudiere allegar á los de la casa, porque no tengan tanto que pagar de

réditos, que es cosa recia, que anque no quieran

. . , (3) año de -1576.

(1) Se ve por estas palabras el temor de que envenenasen al padre Gracian. Téngase esto en cuenta para ver cuan infundados eran los comentarios de fray Antonio de San José que daremos más adelante.

(2) Esta preciosa la Santa con aquella esmerada supriora, que contaría hasta el agua. Era María del Espíritu Santo, a quien por su ingenuidad y verdad llamaban Clarencia en aquella comunidad. Concluye con que paguen a los que compraron la casa de lo que habia dejado la hermana (según parece) Beatriz de la Madre do Dios, que poco antes hizo su profesión. {Fr. A.)

(3) Falta el otro medio pliego en que estaba la conclu'ion de la Carta.

Í)G CARTAS

CARTA LI(1).

W padre fray Jerónimo Gradan de la Madre de Dios. Desde Toledo 21 de oc- tubre de 1576.

'Sobre los desacuerdos con los Carmelitas Calzados, y el proyecto ó.e fundar convento de Descalzos en Salamanca.

JESÚS.

La gracia del Espíritu Santo sea con vuestra paternidad, ^yer le escribí cuan asentados y apaciguados estaban estos padres, que yo alababa á Dios. Sepa, que an no les habia leido 2l mandamiento y moLu (2). Yo temía harto lo que ha sido, y aoy ha estado uno conmigo, y me dice se han alterado extrañamente : pareciéndoles tienen algún color, está claro iian de saltar. Dicen lo que yo dije harto al padre Mariano, Y an no si lo escribí á vuestra paternidad, que mandar como perlado, sin haber mostrado la autoridad por donde manda, está claro jamás se hace. Á lo que vuestra paternidad decia •en la carta del padre Mariano, las causas por qué no enviaba el breve, por cierto, si hay alguna en que dudar, mijor sei-ia ^ntes. Ojalá estuviese de suerte, que quitasen á vuestra pa- ternidad de ese trabajo, y nos lo dejasen á Descalzos y Des- calzas.

El padre Padilla dirá á vuestra paternidad, como Mel- chisedéf3) dice no puedo fundar por el Concilio, y que Jo declara nuestro reverendísimo. Mucho querría que viese vuestra paternidad, si es posible, esta declaración. Á lo que dice llevo monjas siempre, es con licencia de los perlados. Aquí ten<ío ;la que el mesmo Melchisedé me dio para Veas y Caravaca,

(1) Esta Carta estaba en el convento de religiosas Jerónimas de Corpus Christ de Madrid, donde las depositó el padre Gracian.

(2) Habla d 1 breve del señor nuncio Ilorman^to, en el cual, el año de loTo, a 3 de agosto, confirió al padre Gracian plena facultad apostólica para visitar, corregir, castigar y reformar en lo conveniente á nuestros padres observantií- de Andalucía. Esta bula y disposición, al parecer tan favorable a la reforma, fuero:i Jos materiales del fuego que después brotó contra ella mayores llamas ; porque represadas por algún tiempo con el asilo del rey, con el amparo del nuncio y el mando superior de Gracian, brotaron después con mayor actividad

(3) Y a la declaración que la oponen, y es la de Pió V sobre las licencias que para ello han de obtener, responde : que allí tiene las patentes y licencias que la dio el padre fray Ángel, que aquí llama Mclcfíiscicc dos veces. [Fr. A,

DE SANTA TERESA DE JESÚS. 07

para que llevase iDonjas, ¿Gúiiio no lo miró cnloiices, que ya estaba acá esa declaración? Ojalá me dejasen descansar. Dios á vuestra paternidad, padre mió, el descanso que yo deseo. Quizá estos echarán ahoi-a la ponzoña, y estarán mejo- res, anque á mi parecer, estaban muy en obedecer. No me ha parecido mal esta refriega, antes guslo de tanta contradicción, que es señal se ha de servir á Dios mucho.

Por lo que envió á vuestra paternidad esa carta, es por eso de Salamanca, que me parece lo han escrito á vuestra pater- nidad. Yo le escribí no era aquel negocio de frailes Dezcalzos ; que para ponerlas allí sí, mas no para ser vicarios ; que no me parece quieren otra cosa; y par^ii esto es poco dos meses, y no los pide á ellos el obispo, ni tampoco los quieren enviar, ni son para semejantes negocios. Querría yo apareciesen allí los Descalzos, como gente del otro mundo, y no yendo y vi- niendo á mujeres. El obispo ganado le tenemos sin esto ; antes quizá se perderá por ahí. El buen don Tontonio no si hará algo, que tiene poca posibilidad, y no es muy negociador. Á estar yo por allá, que lo bullera, bien creo se hiciera bien; y an quizá se hará ansí, si á vuestra paternidad le parece. Todo esto les escribí. La mi Isabel está buena y bien agradable, y la señora doña Juana y su casa 1 amblen. Al señor fiscal y al arzobispo algunas veces encomiendas mias, por caridad. Quede vuestra paternidad con Dios, que es muy tarde. Es hoy dia de mi padre san Hilarión.

Sierva, y südila de vuestra paternidad. Teresa de Jesús.

CARTA Ul (i).

Al mismo padre fray Jerónimo Gradan de la Madre de Dios. Desde Toledo á 31 de octjbra de 137G.

Sobre la conclusión del libro do Las Fundaciones : repulsas de dos novicias.

JESÚS.

La gracia del Espíritu Santo sea con vuestra paternidad. Las

(1) Lástima es que el tiempo nos haya privado de muchas líneas de esta Carta, pues á la verdad es de las concisas, discretas y bien escritas que nos dejó aquella celestial pluma. No se puede dudar que también los Santos tenían días para hacer y decir ; y según mas ó menos templado soplaba el Fabonio del na- tural, corria más ó menos elegante y conceptuoso el aire de sus plumas.

98 CARTAS

Fundaciones van ya al cabo (1). Creo se ha de holgar de que las vea, porque es cosa sabrosa'. jMire si obedezco bien ! Cada vez pienso, que tengo esta virtud, porque de burlas que se me mandase una cosa, la querría hacer de veras, y lo hago de mejor gana, que esto de estas cartas, que me mata tanta baraúnda. No cómo me ha quedado tiempo para lo que he escrito, y no deja de haber alguno para Josef (2), que es quien da fuerza para todo.

También ayuno yo, que en esta tierra es poco el frió, y ansí no me hace el mal que por otros.

Si así tomara Santelmo el negocio de su monja, como Ni- colao, no me hubiera costado tanto. Yo le digo, que no qué me diga, que no acabamos de ser santos en esta vida. Si viese las cosas que la otra tiene para tomarla, y como para, estotro á la priora. Plegué á Dios, mi padre, que solo á Él ha- yamos de menester. Al menos aprovecharla poco conmigo^ viendo que es contra conciencia, como lo veo, aunque se hundiese el mundo ; y con todo dice, que no le va mas que por uua que pasa por la calle. Mire qué vida; y ¡ qué hiciera si le fuera ! Miedo he de haber de tomar cosa suya. Á Ma- riano tiene espantado, y, porque pienso lo escribirá á vuestra paternidad, lo he yo dicho, para que no se le nada ; pues- le ha hecho mas de lo que se debia. En fln verná á entender la verdad, y sino, poco va en ello. En lo que va todo mi descanso es, en que me guarde Dios á vuestra paternidad con mucha santidad. Es hoy víspera de Todos Santos. En dia de las Animas tomé el hábito (3). Pida vuestra paternidad á

(1) Habla del precioso libro de sus Fundaciones, del que dioe : Van ya al cabo. Víspera de San Eugenio a 14 de noviembre de este año de 76 acabó de escribir las que hasta este dia estaban efectuadas, como lo afirma la misma escritora ce- lestial. {Fr. A.)

Una hija suya empezó la narrativa para aliviarla algo del trabajo grande de escribir ; mas porque halló la Santa que usaba de algunas exageraciones aquella historiadora, reprobó su narración, temerosa de que no se rozara un ápice con la verdad. Es tan ingenua la que trata la Santa en este prodigioso libro, como lo certifica por estas palabras en su prólogo : Puédese tener por cierto, que se dirú con toda verdad, sin ningún encarecimiento á cuanto yo entendiere, sino con- foi^nie a lo que ha pasado. (Fr. A.)

{-2) José es nuestro Señor Jesucristo : así le llamaba enigmáticamente por entonces. .-3

(3) Con lo cual confirma la puntual cronología que á este felicísimo suceso señala nuestro historiador general ; pues aunque el padre Ribera, que no vio esta Carta, y por él otros, la señalan diferente dia, mes y año, de ella y de otros

DE SANTA TERESA DE JESÚS. 99

Dos que me haga verdadera monja del Carmelo, que mas vale larde que nunca.

Sierva indina y verdadera súdita de vuestra paternidarl : bendito sea Dios que lo seré siempre, venga lo que viniere. Teresa DE Jesús.

CARTA Lili (1).

Al padre fray Aitibrosio Mariano. Desde Toledo á mediados de octubre de 1576. Sobre asuntos relativos á los desacuerdos con los Calzados.

JESÚS.

Sea con vuestra reverencia el Espíritu Santo, y pagúele las buenas nuevas, que me ha dado de la salud de nuestro buen padre el señor licenciado Padilla. Plega á Dios sea por mu- chos años. ¿ Ahora rae intitula de reverenda y señora"? Dios le perdone, que parece vuestra reverencia y yo nos hemos tornado Calzados. En gracia me ha caido la amistad del re- verendo, que fué á pedir á vuestra reverencia favor: con-» migo lo trató en Ávila, y mejor salud le Dios, j Ah, qué doce horas hay en el dia! Quinzá estará mudado.

Sepa, que me han dicho, y es ansí, que el Tostado ha en- viado un correo aqui al provincial con cartas, y él quiere en- viar allá un fraile. Muchas diligencias me parecen. Pena me da de que se venga el padre fray Buenaventura, dejando el provecho que es en esa. Si también le suceden los disbara- tes que hacen, todos después dirán que á él Dios le hace merced : y no me dice qué se hace por aquel desgarro pa- sado, i Oh Jesús, y qué de cosas consientes !

Harto deseo ya ver tomada esta casita; que esotro después se hará, si Dios quiere. \ Ah ! que hasta las paredes no qui- siera ver de quien tan poco nos quiere. Ya he dicho, que con

fieles documentos consta fué á 2 de noviembre de 1S36, á los veinte y uno de su edad, para tanta gloria de Dios. {Fr. A.)

A pesar de lo que dice aquí el anotador he preferido seguir la Cro' ología de los padres Bolandistas (párrafo 81 de la Vida de Santa Teresa), que ponen su ingreso en el convento de la Encarnación el dia 2 de noviembre de ltf33, como se puso en las tablas cronológicas (tomo i, página ti).

(1)1 Veneran su original las religiosas Carmelitas Descalzas de la villa de Zumaya. Según su contexto se escribió en Toledo el año de 76, estando al pa- recer el padre Mariano en Madrid. [Fr. A.)

100 CARTAS

una letra del señor nuncio es acabado. Mi padre, démonos priesa á lo que pudiéremos, y vuestra reverencia si puede, trate esto de la provincia ; que no sabemos lo que está poi venir, y en esto no se pierde, sino que se gana mucho. Poi caridad, que en sabiendo nuevas de nuestro padre vuestra re- verencia me las escriba, que estoy con cuidado. Al señor li- cenciado Padilla mis encomiendas, y al padre fray Baltasar. La priora lo mismo, y á vuestra reverencia. Holgádome ha de que esté ahi este bendito padre: sea Dios con él, y cotí vuestra reverencia siempre. Indina sierva de vuestra reverencia. Tebesa de Jesús.

CARTA LIV(l).

Al padre fray Ambrosio Mariano de San Benito, carmelita descalzo. Desde Toledo a 21 de octubre de 15TG.

Sobre la repulsa de dos novicias : proyecto de fundación de convento do Da- ^ calzos cu Madrid y Salamanca, y otros asuntos.

JESÚS.

La gracia del Espíritu Santo sea con vuestra reverencia. Bien parece que no tiene vuestra reverencia entendido lo que debo y quiero al padre Olea, pues en negocios que haya tra- tado ó trate su reverencia, me escribe vuestra merced. Ya creo sabe, que no soy desagradecida; y ansí le digo, que si en este negocio me fuera á perder descanso y salud, que ya es- tuviera concluido : mas cuando hay cosa de conciencia en ello, no basta amistad ; porque debo mas á Dios, que á nadie. Plu- guiera á Dios que fuera falta de dote, que ya sabe vuestra reverencia, y sino infórmese de ello, las muchas que hay en estos monesterios sin nenguno, cuanti mas que le tiene bueno, que le dan quinientos ducados, con que puede ser monja en cualquier monesterio. Como mi padre Olea no conoce las monjas de estas casas, no me espanto esté incrédulo : yo que que son siervas de Dios, y conozco la linbieza (2) de sus

(I) Esta Carta original se conserva en las Carmelitas Descalzas de Sevilla.

{i) Así dice en el original en \oz de limpieza : es muy posible que los moriscos, que no ])ronunc;al)an la p y la trocaban en b, hubieran intx'oducido en el vulgo e-te (M-ubio de pronunciación.

DE SANTA TERESA DE JESÚS. 101

almas, no creeré jamás, que ellas han de qnilar á nenguna el hábito, no habiendo muchas causas; porque el escrú- pulo, que suelen tener en esto ; y cosa, que ansí se determi- nan, debe de haber mucha; y como somos pocas, la inquietud que hacen, cuando no son para la relisiou, es de suerte, que á una ruin conciencia se le baria escrúpulo pretender esto, cuanti mas á quien desea no descontentar en nada á nuestro Señor. Vuestra reverencia me diga, si no le dan los votos, ¿ cómo puedo yo hacerles tomar una monja por fuerza, como no se los dan, ni ningún prelado ? Y no piense vuestra reve- rencia que le va á el padre Olea nada, que me ha escrito que no tiene mas con ella, que con uno que pasa por la calle; sino que mis pecados le han puesto tanta caridad en cosa que no se puede hacer, ni yo le puedo servir, que me ha dado harta pena. Y cierto, anque pudiera ser, á ella no se la hacen en quedar con quien no la quiere. Yo he hecho en este caso an mas de lo que era razón, que se la hago tener otro año, harto contra su voluntad, para que se pruebe mas, y porque si cuando yo fuere á Salamanca voy por allí, informarme me- jor de todo. Esto es por servir al padre Olea, y porque mas se satisfaga ; que bien veo, que no mienten las monjas, que an en cosas muy livianas sabe vuestra reverencia cuan ajeno es de estas hermanas esto ; y que no es cosa nueva irse mon- jas de estas casas; que es muy ordinario, y nenguna cosa pierdan en decir, que no tuvo salud para este rigor ; ni he visto nenguna, que valga menos por esto.

Escarmentada de esto, he de mirar mucho lo que hago de quí adelante; y ansí no se tomará la del señor Nicolao, an- que á vuestra reverencia mas le contente ; porque estoy in- formada por otra parte, y no quiero, por hacer servicio á mis señores y amigos, tomar enemistad. Extraña cosa es, que diga vuestra reverencia, que ¿ para qué se hablaba en ello ? Desa manera no se tomaría monja. Porque desea' a servirle, y me dieron otra relación de lo que después he sabido ; y yo que el señor Nicolao quiere mas el bien de estas casas, que de un particular; y ansí estaba allanado en esto. Vuestra reverencia no trate mas de ello, por amor de Dios; que buen dote la dan, que puede entraren otra parte; y no entre donde para ser tan pocas hablan de ser bien, bien escogidas. Y si hasta

6.

102 CAUTAS

aquí no lia liabido tanto extremo en esto con alguna, anque son bien contadas, hanos ido tan mal, que le liabrá de aquí adelante, y no nos ponga con el señor Nicolao en el desaso- siego, que será tornarla á echar. En gracia me ha caido el decir vuestra reverencia, que en viéndola la conocerá. No so- jfiios tan fáciles de conocerlas mujeres, que muchos años las eonflesan, y después ellos mesmos se espantan de lo poco que íian entendido; y es porque an ellas no se entienden para decir sus faltas; y ellos juzgan por lo que les dicen. Mi padre, cuando quisiere que le sirvamos en estas casas, denos buenos talentos, y verá como no nos desconcertaremos por el dote : cuando esto no hay, no puedo hacer servicio en nada.

Sepa vuestra reverencia, que yo tenia por fácil tener ansí íina casa, á donde se aposentaran los frailes, y no me parecía mucho, sin ser monesterio, que les dieran licencia para decir misa, como la dan en casa de un caballero seglar; y ansí le envié á decir á nuestro padre. El me dijo, que no convenia; porque era dañar el negocio; y paréceme que acertó bien; y vuestra reverencia sabiendo su voluntad, había de no deter- minarse á estar tantos, y como si tuviera la licencia, aderezar la ilesia, que me ha hecho reir. ¡ An casa no compraba yo, hasta tenerla del Ordinario ! En Sevilla que no hice esto, ya ve lo que costó. Yo dije á vuestra reverencia harto, que hasta tener letra de el señor nuncio, en que diese licencia, que no se haría nada. Cuándo don Jerónimo me dijo, que venía á rogarlo á los padres, me quede adarvada (1) ; y por no pare- eerme á vuestras reverencias en fiar tanto de ellos, al menos ahora, no estoy en hablar á Valdemoro ; que tengo sospecha, que amistad para hacernos bien que no la terna, sino para ver si coge algo de que avisar á sus amigos ; y esta mesma querría tuviese vuestra reverencia, y no se confiase de él, ni por tales amigos quiera hacer ese negocio. Deje á cuyo es, que es de Dios, que su Majestad lo hará á su tiempo, y no se tanta priesa, que eso basta á estragarlo.

Sepa vuestia revereneía, que don Diego Mejía es muy buen caballero, y que él hará lo crue dice; y pues se determinan á

(1) Espnntaia ; quiere decir la palabra adarvada, quedarse hecha un adarve, petrificada.

DE SANTA TERESA DE JESÚS. 103

decirlo, entendido debe de tener de su primo que lo hará; y crea, que lo que no hiciere por él, que no lo hará por su lia; ni hay para qué la escribir, ni á nenguna persona, que son muy primos, y el deudo y amistad de don Diego Mejia es mucho de estimar. Y también es buena señal decir el arce- diano, que él daria la relación por nosotras; porque si no lo pensara hacer bien, no se encargara de esto. El negocio está en buenos términos, vuestra reverencia no lo bulla ahora mas, que antes será peor. Veamos qué hace don Diego y el arce- diano. Yo procuraré por acá entender, si hay quien se lo rue- gue; y si el deán puede algo, doña Luisa lo hará con él. Todo esto ha sido harto á mi gusto, y hacerme mas creer, cjue se sirve mucho Dios de esa fundación; y ansí ni lo uno ni lo otro no ha estado en manos de nosotros. Harto bien es que tengan casa, que tarde ú temprano habremos la licencia. Á haberla dado el señor nuncio ya estuviera acabado. Plega á nuestro Señor de darie la salud, que ve habernos menester. Yo le digo, que el Tostado no está nada desconfiado, ni yo segura de que dejará de hacer por él quien lo comenzó.

En eso de Salamanca, el padre fray Juan de Jesús está tal con sus cuartanas, que no qué pueda hacer, ni vuestra re- verencia se declara en qué han de aprovechar. Lo que toca al colegio alli, comencemos de lo que hace al caso, que es, que el seíior nuncio licencia, y con esta que hubiese dado, ya estaría hecho ; porque si los principios se yerran, todo va borrado. Lo que el obispo pide, á mi parecer, es (como ha sa- bido que el señor Juan Diaz (1) está ahí de la manera que está) quien allá pueda hacer otro tanto, y no yo, si se sufre en nuestra profesión estar por vicarios : no me parece conviene, ni que harán al caso dos meses, cuando esto fuese, sino para dejar al obispo enojodo. Ni cómo saldrán con ese gobierno esos padres ; que querrán quizá que lleven mucha perfecion, y para esa gente no conviene, ni si el obispo gustará de

(1) Trata de la fundación del religiosísimo colegio de Salamanca, ejemplo de aquella Universidad, y de una proposición que habia hecho el señor obispo de Salamanca, de que fuesen sicarios aquellos padres primeros de un convento de„ Recogidas, de que cuidaba un sacerdote, llamado Juan Diaz, que, como dicela Santa en este número, estaba detenido en Madrid ; y ellos pat-ece que se incli- naban a abrazarlo, para poner el pié en aquella ciudad y harer de paso ese ser vicio a Dios. No aprueba el modo la Santa. {V. P.)

104 CARTAS

frailes. Yo dií?o á vuestra reverencia que hay mas que hacer de lo que piensa; y que por donde pensamos ganar, quizá perderemos. Ni me parece para autoridad de nuestra Orden, que entren con ese oficio de vicarios (que no los quiere para otra cosa), gente que cuando les viesen, se habia de mirar como ermitaños contemplativos, y no de aqui para allí con mujeres semejantes; que fuera de sacarlas de su mal vivir, no si parecerá bien. Pongo los inconvenientes, porque allá los miren, y hagan vuestras reverencias lo que les pareciere, que yo me rindo : acertarán mejor. Léanlos al señor licen- ciado Padilla, y al señor Juan Diaz, que yo no masque esto que digo. La licencia del obispo siempre estará cierta. Sin eso no estoy tampoco muy confiada de ser gran nego- ciador el señor don Teulonio : de que tiene gran voluntad, si; posibilidad poca. Yo aguardaba á estar allá para bullir ese ne- gocio ; que soy una gran baratona (1) ; si no digalo mi amigo Valdemoro, porque no querría que se dejase de hacer por no acertar en los términos ; que aquella casa es lo que mucho he deseado, y esa. Del quitar (2), hasta que haya mas comodi- dad la de Ciudad (3) Real me he holgado; por que nenguna ma- nera hallo que se pueda salir bien. Harto mejor es en Malagon, mal por mal ; que doña Luisa tiene gran gana, y hará buenas comodidades, andando el tiempo, y hay muchos lugares grandes á la redonda : yo entiendo no les fallará de comer. Y porque llevase algún color el quitar de esotra casa, la pue- den pasar allí: y ahora no entiendan que se deja del todo, sino que hasta tener hecha casa; porque parece poca autori- dad hecha un dia y quitada otro.

(1) Mujer que anda en tratos y baraterías : lo dice por los machos negocio? en que tenía que entender con motivo de Jas fundaciones.

En Aragón lie oído usar la palabra faciUton y fncilitnnn, para indicar una persona que iodo lo meto abarato : con ioán no la hallo cu ningún Diccionai-io.

(2) En las ediciones anteriores : « y esa quitar, liasla que haya mas comodi- dad. » Hay aqui una alteración completa del original y del pensamiento de Santa Truesa. En aquel liay una raya vertical » he »le«e:ulo y esa del quitar, » qae marca clausula distinta. Con respecto al ])ensamicnto hay también alteración, pues Santa Tehksa qiicria decir que las casas de Carmelitas Descalzos que mas deseaba por entonces ver fundadas eran las de Salamanca y Madrid, puesíicababa de hablar de la que habia querido Mariano arreglar en Madrid donde el estaba.

(3) En las ediciones anteriores : « de la vecindad real. » Esta altei ación era también importante, pues sobre no hacer sentido, privaba do un dato histórico, cual era el proyecto de fundación en Ciudad Real.

DE SANTA TlíRESA DE JESÚS. 10o

La caria para don Diego Mojía di á don Jerónimo, y él se la dehia de enviar con otra, que enviaba para el conde de Oliva- re?. Yo le tornaré á escribir, cuando vea que es menester : no le deje vuesira reverencia olvidar; y otra vez digo, que si él dijo que lo daria llano, que lo trató con el arcediano, y que lo tiene por hecho, que es hombrq de verdad.

Ahora me ha escrito por una monja, que pluguiera á Dios tuvieran las que dejamos las parles que ella, que no las de- jái-a de tomar. Su madre de el padre visitador se ha infor- mado de ella. Ahora diciendo esto, me parece será bien, en achaque de decir algo á don Diego de esta monja, liablarle de esotro negocio, y tornárselo á encargar, y ansí lo haré. Mande vuestra reverencia darle esa carta, y quédese con Dios, que bien me he alargado, ¡ como si no tuviese otra cosa en que entender ! Al padre prior no escribo, por tener ahora otras muchas cartas, y porque esta puede tener su paternidad por suya. Á mi padre Padilla muchas encomiendas. Harto alabo á nuestro Señor de que tiene salud. Su Majestad sea con vuestra reverencia siempre. Yo procuraré la cédula, an- que sepa hablar á Valdemoro, que no lo puedo mas encare- cer; porque cosa no creo que hará por nosotros. Es hoy dia de las Vírgenes.

Indina sierva de vuestra reverencia. teresa de Jesús.

Otras cartas me han dado hoy de vuestra reverencia antes que viniese Diego. Con el primero envié vuestra reverencia esa carta á nuestro padre, que es para unas licencias. Nen- guna cosa le escribo de esos negocios : por eso no se lo deje vuestra reverencia de escribir. Porque vea si son paramas mis monjas, que vuestras reverencias, le envió ese pedazo de carta de la priora de Veas (d). ¿ Mire si ha buscado buena casa á los de la Piñuela ? En forma me ha hecho gran placer. Ausadas que no lo acabaran vuestras reverencias tan presto. Han recibido una monja; que vale su dote siete mil ducados. Otras dos están para entrar con otro tanto, y una mujer muy principal tienen ya recibida, sobrina del conde de Tendilla; que vale mas las cosas de plata, que ya ha enviado, de can- dileros, vinajeras, otras muchas cosas, relicario, cruz de cris-

(!) í^a venerable Ana i'c Ji,:-;.i-.

Í06 CARTAS

tal : seria largo de decir las eosas que ha enviado. Y ahora se les levanta un pleito, como verá en esas cartas. Mire vues- tra reverencia lo que se puede hacer, que con hablar á ese don Antonio, seria lo que hiciese al caso; y decir cuan altas están las rejas, y que á nosotras va mas; que á ellos no les dan pesadumbre. En fin vea lo que se puede hacer.

CARTA LV (i;.

A la madre María Bavitista, priora de Valladolid. Desde Toledo 2 de no- viembre de 1576.

Sobre asmitos del convento de Vafiadolid y otros muy interesantes.

JESÚS.

La gracia del Espíritu Santo sea con ella. Si alguna vez quisiese creer lo que le digo no verniamos á tanto mal. Es verdad, que poco la rogué el otro dia en una carta, que no se sangrase mas. Yo no qué desatino es el suyo, anque lo diga el médico. Harta pena me ha dado su mal por ser en la cabeza. ¿ Pues qué á Catalina ? harto tiene que acordar que la encomienden á Dios, y no porque quiere ir allá, con saber la voluntad que la tienen. Yo le digo que es gran cosa esta mujer, y plega á Dios que no pague ella ahora el tener trato con ella, que me ha pasado por pensamiento y porque se arrepienta se lo digo (2) .Todas sus cartas he recibido, y vienen í>ien por aquí; y no hay para qué enviar para porte, que yo lo tengo : mi hermano me lo da, que de todas maneras le debo mucho (3). El padre visitador está bueno, que dos dias que me dieron carta suya. Tiene gran cuidado de escri- birme, y hasta ahora le va muy bien con aquella gente ; mas él lo lleva coa mucha discreción y suavidad grande. Ya

. (l) Esta Carta original se conserva en el convento de religiosas Dominicas de Poitaceli, en Valladolid. Esta muy destrozado y aun incompleto.

[i) Casi todo este trozo es inédito. En las ediciones anteriores solamente decia : « alguna vez quisiese creer lo que le digo, no verniamos a tanto mal. Harta pena m^ ha dado el suyo por ser en la cabeza. Todas sus cartas recibo : bien vienen jjor aquí. El padre visitador, » etc.

^3) También casi todo este trozo es inédito.

DE SANTA TERESA DE JESÚS. 107

dias que jiasú eso de los Franciscos, y no mataron al visil.a- dor (1). Eso del obispo Quiroga es verdad de que nos hemos holgado harto, porque está en extremo bien con nuestro pa- dre. Está ahora muy malo el obispo, y el nuncio (2). Enco- miéndenlos allá á Dios, que nos harian miícha falta, y an á todo el reino el obispo. También encomienden á Dios á don Juan de Austria, que ha ido disimulado á Fiándes, por criado de un ílamenco (3). La cuenta, que dice que tiene para mi hermano, me envié, porque la que me dio la señora doña Ma- ría de Mendoza le di yo á él, y esotras también me envié, y con sus memorias todas ; y cuando esté para ello una relación de Estefanía, como me la envió á Ávila, que estaba muy bien, y sea de buena letra, para que no tenga yo acá qué trasladar. Y no lo fie de Juliana, que las boberías y desatinos que decia en la relación de Beatriz de la Encarnación (4) eran intolera- bles, por encarecer; si no de que vuestra reverencia esté muy buena, que escriba ahora aquello que sabe, que me lo mandó, el provincial. Buena estoy, gloria á Dios. No hay con ella po-

(1) También esta clausula falta en las ediciones anteriores, y eso que era muj significativa, pues el dia que fué Gracian por primera vez a visitar la casa grande de ios Carmelitas de Sevilla, corrieron también voces de que le habían matado, y la misma Santa Teresa se alarmó.

(2) Esta noticia, como también las siguientes relativas á la enfermedad del obispo Covarrubias y Leiva, presidente del Consejo de Castilla, y del nuncio Hor- iiianeto. y también a don Juan de Austria, hablan sido omitid. s en las ediciones uiiteriores, no se sabe por qué.

Ambos murieron al año siguiente 1577, en setiembre el primero y en junio el nuncio.

(3) Según refiere el doctor Luis de Babia {Historia pontifical y católi:a, ter- cera parte, capitulo xxviii, al año de 1576), don Juan de Austria se tino la barba j el cabello en A^alladolid, para mayor cisimulo, y marchó por la posta como criado de Octavio Gonzaga, hermano del príncipe de Malfeta.

(4) Ya entonces se principaba a presentar el espíritu exagerador y mentiroso^ que llenó de patrañas y embustes, milagros apócrifos y revelaciones soñadas la historia eclesiástica de España de fines del siglo xvi y todo el xvn. Causa horror la plaga de embustes que hubo en aqueUa época. Algunas vidas de los siervos de Dios están llenas de patrañas y hasta de ridiculeces, en su mayor parte, salvas aquellas que la Iglesia ha depurado en su rigidísimo criterio, por medio de los expedientes de beatificación, que con tanto rigor se vio precisado a plantear Urbano VIII.

Habiendo encomendado Santa Teresa a una monja de Toledo que le ayudase a escribir. Las Fundaciones, hubo de rasgar todo lo escrito, porque exageraba. Esta otra de Valladolid escribía boberías y desatinos intolerables por encarecer. Si esto sucedía a vista de S'.nta Teresa, tan veraz, sencilla y enemiga de fic- tiuues, ¡ qué sería después, cuando aumentó la plaga ele embustes en el siglo .xvn, y cuando faltaban tan rígidos censores i

108 CARTAS

der acabar que tome ese jarabe- del Rey de los Medos {[), cuando haya de tomar purga, que me ha ciado la vida y nin- gún mal la puede hacer. No envié cuentas con el ordinario correo, ni por pensamiento, si no fuere con el recuero, anque sea tarde, que no llegará acá cosa.

De eso que dice interior, mientras mas tuviere, ha de hacer menos caso dello, que se ve claro que es flaqueza de la imagi- nación y mal humor ; y como esto ve el demonio, debe de ayudar su pedazo. Mas no haya miedo, que san Pablo dice, que no primite Dios seamos tentados mas de lo que podemos sufrir; y anque le parezca consiente, no es ansí; antes sacará de todo esto mérito. Acabe ya de curarse, por amor de Dios, y procure comer bien, y no estar sola, ni pensando en nada. Entreténgase lo que pudiere y como pudiere. No qué se ha de hacer de esa novicia ciega : yo le digo que es harto trabajo. Muy de veras buen amigo es Pradano ; bien hace de tratar con él ; anque ahora mudaran el prepósito. Si tornasen ahi al padre Domeneque (2), harto lo querría por ella. Escríbame presto como está, y quédese con Dios, Es hoy dia de las Animas, y yo de vuestra reverencia. Teresa de Jesüs.

CARTA LVI.

Al padre fray Ambrosio Mariano de San Benito. Desde Toledo a 3 de no- viembre de lo7C.

Sobre unas pretensiones del padre Yaldemoro. JESÜS

Sea con vuestra reverencia. Hoy ha estado acá el buen Valdemoro (3), y creo dice de verdad lo de la amistad, porque le está ahora bien. Díceme mucho de lo que san Pablo per-

(1) Ignórase qué clase de medicamento fuera el que designaban con este nombre retumbante la farmacopea ó el empirismo del siglo xvi.

(2) El padre Pradanos, tercer confesor de la Compañía que tuvo Sakta Teresa. El padre Domenek, también jesuíta, la confesó en Toledo : quiza fuera «I padre Pedro Domenek, de quien habla Cíenfuegos en la Yida de san Francisco de Borja, libro iv, capítulo xx.

(3) Este buen padre creo fué quien quitó en Medina ima prioía que puso la Santa, y hizo retirar a la Santa y a la prjora a su convento de AvUa. Aquí prendió ■é nuestro santo padre (san Juan de la Ci'uz). {Fr.A.)

DE SANTA TERESA DE JESÚS. 109

siguió á los cristianos, y lo que hizo después. Con que él hai^a de diez parles la una, por Dios, lo que san Pablo, le perdona- remos hecho y porhacer. Dicemc que pida á vuestra reverencia reciban á su hermano. Por cierto á ser verdad que es como él dice, si^uu la necesidad tienen de predicadores, provecho liaria; sino que he miedo, que como nuestro padre espele á los que están de otras Órdenes en la visita, que no ha de querer admitirle en la suya. En lo que le pienso servir la amistad, es en encomendarle á Dios : allá verán lo que mas conviene.

Harto le suplicamos por la salud de esos señores. Désela Dios, como ve la necesidad. Con harto cuidado estoy de los trabajos de nuestro buen padre Padilla. Á tan grandes obras no ha de dejar el demonio de hacer guerra. Déle Dios fortaleza y salud, y á vuestra reverencia y al padre maestro haga muy santos. No he sabido mas de los negocios : pienso que allá lo sabrán primero. Mañana he de dar una carta para vuestra reverencia á Valdemoro, que va allá : si le suplicare en ella por sil hermano, mi postrimera volvutad es, que hagan lo que fuere mas del servicio de Dios. Estos frailecitos me han pare- cido unos santos : gran consuelo es ver tales almas, para pasar cuantos trabajos nos pudieren venir. Son iij dias de noviembre.

De vuestra reverencia. Teresa de Jesús.

CARTA LVÍI (1).

A la madre Alaría de San José, priora de Sevilla. Desde Toledo á 19 de no- viembre de 1376.

Sobre asuntos de varios conventos y de la Orden, y en particular sobre el hábito y calzado de las religiosas.

JESÚS.

Sea con vuestra reverencia el Espíritu Santo, hija mia. La carta suya, hecha á iij de noviembre, recibí. Yo le digo que nunca me cansan, sino que me descansan de otros cansancios. Cayóme harto en gracia poner la hecha por letras. Plega á Dios no sea por no se humillar á no poner el guarismo.

Antes que se me olvide, muy buena venia la del padre

(1) EJ origiual se conserva en Valladolid, y con arreglo á él se da en esta edici:^ ,

no CARTAS

iMariano, si no trajera aquel latin. Dios libre á todas mis hijas de presumir de latinas. Nunca mas le acaezca, ni lo consienta» Harto mas quiero que presuman de parecer simples, que es muy de santas, que no tan retóricas. Eso gana en enviarme sus cartas abiertas. Mas ya, como se ha confesado con nuestro padre, mas mortiflcada estará. Dígale que casi me confesé generalmente estotro dia, con quien le he escrito, y no me di6 de veinte partes de pena la una, de cuando me habia de confesar con su paternidad. Mire qué negra tentación es esta. Encomienden á Dios este mi confesor, que me tiene muy consolada, que no es poco para mi contentarme. ¡ Oh qué bien ha hecho en no llamar al que ahi me atormentaba, para que en ninguna cosa tuviese contento en ese lugar ! Que el que tenia con nuestro padre ya ve con cuántas zozobras era; y vuestra reverencia, que me le diera, si ella quisiera, porque me cay en gracia, no quería. Yo me huelgo entienda ahora mi voluntad. Pues la otra de Garavaca, Dios la perdone, que también le da ahora pena. Esa fuerza tiene la verdad. Este dia me envió un hábito de una jerga, la mas á mi propósito que he traido ; que es muy liviana y grosera. Harto se lo agradecí, que estaba el otro muy roto para el frió ; y para camisas y todo lo han hecho eJlas, anque acá no hay camisas, ni por pienso, en todo el verano, y mucho ayuno. Ya me voy haciendo monja : rueguen á Dios que dure. Ya envié á decir á mi hermano como tiene el dinero. Con el recuero de Ávila enviará él por ello. Bien hace de no lo dar sino carta suya. Tenga cuidado de acordar á nuestro -padre, que se haga la diligencia que él dice con el duque, porque con tantos negocios- y tan solo no adonde le han de bastar fuerzas si no se las da Dios por milaglo. No me ha pasado, creo, por pensamiento decir que no coma allá (porque veo que es grande la necesidad) sino que, cuando no fuere á eso no vaya muchas veces, porque no se mire y se quite todo ; antes me hacen tanta caridad en el cuidado que tienen de regalar á su paternidad, que nunca se lo pagaré. Dígalo á las hermanas, que también presume a mi Gabriela decírmelo en su carta. Encomiéndemela mucho y á todas y todos mis amigos, y envíenme un recaudo grande al padre fray Antonio de Jesús, que aquí encomendaremos á Dios aproveche la cura, que haría pena me ha dado, y á la

DE SANTA TERESA DE JESÚS. IH

priora : á fray Gregorio y fray Bartolomé también me enco- miende (1). La madre priora de Malagon an está mas mala que suele ; pues algo estoy consolada, que dice la llaga no es en los pulmones, y que no está hética, y que Ana de la Madre de Dios, la monja de aquí, dice que estuvo ansi, y sanó. Dios lo puede hacer. Yo no qué me diga de tanto trabajo, coma aíli ha dado Dios, y con los males gran necesidad ; que ni tienen trigo, ni dineros, sino el mundo de deudas. Los cuatrocientos ducados, que las deben en Salamanca, y teníalos para esa casa, que ya lo habia dicho nuestro padre, an plega á Dios que basten para que se remedien. Ya he enviado por parte de ellos. Han sido muchos los gastos, que allí han tenido, y de muchas maneras. Por eso no querría yo las prioras de las casas de renta muy francas, ni ninguna, que es venirse á perder del todo. La pobre Beatriz ha cargado sobre ella, que ha sido la que ha andado buena, y tiene cargo de la casa, que se la encomendó la madre priora, á falta de hombres buenos, como dicen. Harto me huelgo que ahi no les faltc No sea boba en dejar de poner los portes y lo que le digo, que tanto se perderán, y es bobería. Pena me ha dado que sea el compañero fray Andrés, que creo no sabe callar, y mas me la da que coma en el Carmen. Por amor de Dios le avise siempre y se vaya á los Remedios en acabando ahi, que parece es tentar á Dios. Su Majestad me la guarde, que tengo mucho que escribir, y á todas me las haga santas. Son hoy XIX de noviembre.

De vuestra reverencia. Teresa de Jesús.

Vuelva la hoja (2).

Las cartas á donde venian las de las Indias y de Ávila ycL le he dicho las recibí. Querría supiese quién se las dio para responder, y cuándo se va el armada.

Huélgome de que lleven tan bien la pobreza, y las provea

(1) Fray Antonio de Jesús era el venerable padre Heredia, que con san Juan de la Cruz principió la reforma en Duruelo, Los otros eran fray Gregorio Nacian- ceno y fray Bartolomé de Jesús. La priora de Malagon era Brianda de San José, ya otras -veces citada.

(::;) Tiene esta Carta en su original dos posdatas : la primera esta al margen y principia con las palaVjras « Las cartas; « la segunda, mas larga, principia con las palabras « Hiulgomes. »

Esta primera posdata es'taba omitida en las ediciones anteriores.

112 CARTAS

ansí mi Dios. Bendito sea por siempre. Muy bien hizo de dar las túnicas á nuestro padre, que no las he menester. Lo que mas hemos de menester todos es, que no le dejen comer con esa gente, y que ande su paternidad avisado en ello, pues nos hace Dios tanta merced de darle salud con tantos trabajos. Lo de lino y lana junto mas quiero que trayan lienzo, cuando lo hayan menester, que es abrir puerta para nunca cumplir bien la costitucion, y con traer lienzo con necesidad la cum- plen. Esotro dará casi tanta calor, y ni se hace lo uno ni lo otro, y quedarse hati con ello. Esto que dice de que sean las calzas de estopa ú jerga, nunca se guarda y dame pena (1). Avíselo á nuestro padre un dia, para que á donde dice calzas no señale mas de qué han de ser, sino que diga de cosa pobre, y avísemelo; ú no diga de qué, sino solo calzas, que mejor es, y no se le olvide. Deténgale en ir á visitar la provincial que no pudiere, hasta que se vea en qué paran algunas cosas. ¿No ve que gracia tray la carta para Teresica de su paternidad? No acaban de decir de ella y de su virtud. Julián dice maravillas, que es mucho. Yea la carta que escribe mi Isabel á su paternidad.

CARTA VIH (2).

A la madre María de San José, priora de Sevilla. Desde Toledo a 26 de no- viembre de 157G.

Sobre el pi'incipio de la segunda persecución de Sevilla. JESÚS

Sea con ella, hija mia. Dos cartas suyas me dieron dia de la Presentación de nuestra Señora, con las de nuestro padre. Nunca me deje de decir nada, porque su paternidad me lo

(1) En efecto, las constituciones primitivas de Santa Teresa decían: « el calzado alpargatas y por la honestidad calzas de sayal ó de estopa. » (Véase la pa- gina 274, tomo I.)

Siguiendo la indicación que hace Santa Teresa en esta interesante Carta, el p>adre Gracian, en las constituciones de Alcalá, puso : « El calzado alpargatas, y por la honestidad calzas de sayal ó de estopa ó cosa semejante. » (Ibidem, co- lumna 2.3, nota 4.)

Se ve, pues, que el padre Gracian aceptó el pensamiento de Santa Teresa pi- niendo : ó cosa semejante, donde aquella decia : ó cosa pobre.

(2) Esta Carta era ia LXXXIV del tomo iv en las ediciones anteriores. El oor piñal se conserva en la colección de Valladolid.

DE SANTA TERESA DE JESÚS. 113

escribe, que no lo hace, y de lo que mo escribo me espanlo, según tiene que hacer. No han venido las que envió por Madrid; á donde venia el memorial ú cédula, que dice, sobre la baraúnda que ha pasado. Creo no se ha perdido caria, si no es el primer pliego, a donde decia, como babia tomado el bábilo la mi Isabeliía (1), y lo que me babia holgado con su madre; que por ir allí carta déla priora y hermanas, con algunas preguntas á nuestro padre (que, como no ha dicho nada, pienso se perdieron), dígamelo con el primero. Decia, que cuando la pregunté riendo ¿si era desposada? me dijo muy en su seso, que sí. Yo la dije que con quién. Díjome, que con nuesfro Señor Jesucristo, muy de presto.

Mucha envidia he habido á las que fueron á Paterna, y no por ir con nuestro padre; que con ver que era ir á padecer, se me olvidó esotro. Plega á Dios s?a para principio de que se sirva de nosotras. Allí con tan pocas, creo no han de pasar mucho, si no fuera de hambre, que me dicen no tienen qué comer. Dios sea con ellas, que harto se lo pedimos por acá. Envíeles esa carta muy á recaudo, y envíeme algunas, si tiene suyas, para que vea cómo les va : siempre las escriba, anime y aconseje. Harto trabajo tienen en quedar tan solas. En ninguna manera me parece habían de cantar nada, hasta ser mas, que es para infamarnos á todas. Mucho me he holgado de que tengan buenas voces las de Garci-Alvarez ; con lo que tuvieren las babia de tomar, según la soledad le queda.

Espantada me tiene tan gran desatino de querer que el confesor Iraya el que él quisiere. Buena costumbre seria. Como no he visto el papel de nuestro padre, no puedo decir nada, que pensado he escribir á Garci-Alvarez, y pedirle, que cuando hubiere de comunicar algo, se deje de maestros de espíritu, y busque grandes letrados, que estos me han sacado de muchos trabajos. No me espanto de eso del padecer, que harto pasé yo, que me decian era demonio. Yo le escribiré como véalo c{ue digo, y le enviaré la carta abierta, y para que las vea el padre prior de las Cuevas. Cuando pudiere tratar

(l) Habla de su hermana (del padre Gradan) que llama mi Isabelita, á quien de ocho años dio el habito en Toledo. A esta niña hizo la Santa la pregunta gra- I ciosa de si estaba desposada. [Fr. A^

114 CARTAS

con Acosta creo será el mejor. Vea esa carta y envíeseía. No será poco bien si el retor de ahí se quisiese encargar, como dice, y ansí para muchas cosas ¿eria gran ayuda. Mas quieren que les obedezcan, y ansí lo haga, que, anque alguna vez no nos esté tan bien lo que dicen, por lo mucho que importa tenerlos es bien pasarlo. Busque cosas que les preguntar, que son muy amigos de esto ; y tienen razón, que si se encargan de una cosa, de hacerlo bien ; y ansí lo hacen adonde toman €ste cuidado. Ahi importa mucho en ese mundazo, porque Tenido nuestro padre quedan muy solas. Nunca me pasó por pensamiento querer que se tomase la de Nicolao, sino por parecerme habia de tener mucha necesidad de dineros. Si esos mil de las de Garci-Alvarez fuese en dinero, buenos son. Bien es que esperen, anque no se han de dejar por eso á m parecer (1). En gracia me ha caido la ocasión con que me envían á las Indias. Dios los perdone, que lo mejor que pueden hacer, es decir tanto junto, porque no les crean nada. Ya le he escrito no envié los dineros á mi hermano, hasta que él se lo escriba. Procure que nuestro padre haga lo que dice Acosta, eon el que viniese por retor de la Compañía, que será presto. Yo encomendé á Salazar (que está aquí, que va á Granada de asiento y dice que quizá irá por allá) que hablase al provincial de ahí : si fuere, muéstrele mucha gracia, y hable con él lo que quisiere, que bien puede, que muy de buen arte está (2).

La madre priora de Malagon está mejor, gloria á Dios, y yo harto mas confiada de su salud, que me ha dicho un médico, que aunque tenga llaga, como no sea en los pulmones, que vivirá. Dios lo haga como ve la necesidad; no dejen de pe- dírselo. Encomiéndeme á todas, y quédese con Él, que tengo mucho que escribir. Otro dia escribiré á mi prior de las Cuevas, que harto me he holgado de su mejoría. Dios nos le guarde, y á ella, mi hija, que no acaba de decirme que está buena, y dame harto cuidado. A Delgado me un recado, y á todos. Son XXVI de noviembre.

Su sierva. Teresa de Jesús.

(1) Falta todo este párrafo en las ediciones anteriores, desde donde dice : « Cuando pudiere tratar con Acosta. »

(2j Falta en las ediciones anteriores todo esta trozo desde donde dice : « Procure que nuestro padre haga lo que dice Acosta. »

DE SANTA TERESA DE JESÚS. Ho

CARTA LIX *

A Luis de Cepeda, sobrino segundo de la Santa (1). Desde Toledo á 26 de no- viembre de 1576.

Sobre asuntos familiares. JESÚS.

La gracia del Espíritu Santo sea siempre con vuestra merced, amén. Recibo las cartas de vuestra merced y los cuatro ducados : esta semana se llevarán. Pague nuestro Señor á vuestra merced el cuidado que tiene de la nuestra hermana de la Encarnación, que es la que tiene mas necesidad. La hermana Beatriz de Jesús tiene ahora cuidado del gobierno de la casa de Malagon, por el mal de la priora, y con hartos trabajos : hácelo en extremo bien, gloria á Dios, que no pensé era para tanto (2).

Vuestra merced no se espante de no andar muy recogido con tantos embarazos, que no podrá ser : con que cuando se acaben se torne á su buen gobierno, me contentaré. Plega á Dios que sea muy bien ; y vuestra merced, por poco mas ú menos, no se le mucho, pues anque lo sea lo que le quedare, se ha de acabar todo presto. En las oraciones de

(1) El original de esta Carta se venera en el real monasterio de señoras de Orden de Santiaso de Sania Fe de la ciudad de Toledo. Su sobrescrito dice : Al muy maní/ico señor Luis de Cepeda, mi señor, en Torrijos.

Era este caballero sobrino segundo de la Santa, por hijo de Francisco de Ce- peda, hijo del señor Francisco Alvarez de Cepeda, hermano de su santo padre. Casaron dos hermanos, Francisco y Diego de Cepeda, en el reino de Toledo, trasplantando á él la gloriosa estirpe de la Santa ; Diego de Cepeda la llevó con otras nupcias á ]a ciudad de Osuna, en Andalucía ; y hoy permanece su descen- dencia, descollando como cedro en aquella nobilísima villa ; siendo el último que continúa la sucesión don José de Cepeda y Toro, t ausando envidia á toda aquella augusta nobleza con las irrefragables ejecutorias, que goza del parentesco de la Santa.

Francisco de Cepeda la continuó en Torrijos por Luis de Cepeda, para quien es esta Carta, la cual se escribió en Toledo, según se infiere de su contexto, á 26 de noviembre del año de 76. {Fr. A.)

(2) La Beatriz de Jesús, que nombra con elogio, fué esta venturosa religiosa que, estando aún en la Encarnación, asistió á aquel memorable espectáculo, en que halló arrobados a la Santa y nuestro padre san Juan de la Cruz, y una de las que después salieron de aquel glorioso solar para seguir los pasos arduos de su santa tia en la Descalcez.

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esas señoras me encomiendo. La madre priora en las de vuestra merced. Son hoy sxvi de noviembre. Indina sierva de xuestra merced. Teresa de Jesús.

CARTA LX (1).

A l;i madre María de San José. Desde Toledo a 3 de diciembre de lo76 Sobre asuntos á varios conventos y personas.

JESüS.

La gracia del Espíritu Santo sea con vuestra reverencia, mi hija. Poco que respondí á sus cartas, que no me vienen lautas, como van á vuestra reverencia mias. Cianea me ha escrito la orden de la visita que hizo nuestro padre (1) : hágalo por caridad. Plega á Dios que salga con la traza, que dice nuestro padre, que da el visitador del arzobispo y su pater- nidad para sus monjas, que harto provecho seria : no es posible, pues lleva tan buen celo, sino que su Majestad le ayude. Harto deseo saber de las mis monjas de Paterna : creo que les ha de ir muy bien, y con las nuevas, que le dirá nuestro padre, que hay, de no admitir el Tostado (2), no parará en solo ese monesterio la reformación de las Descalzas. Dios le guarde, que cosa parece de milagro de la manera que van las cosas.

Mucho me ha contentado el papel que escribió, para que viese Garci-Alvarez, c[ue no hay mas que decir que lo que en él está. No se ha sabido quien va por retor : plega á Dios que quiera lo que dice el padre Acosta. Porque estotra vez le escribí, no lo hago ahora, ni digo mas que no c|ué. De la priora de Malagon no he sabido mas de lo que escribí, que me dijeron entonces estaba mejor, y de Alonso Ruiz, que habia tornado á recaer ; mas creo, si fuera muerto, ya lo supiera. A todas esas mis hijas me encomiende mucho, y

f I) El original de esta Carta se venera en el convento de nuestras religiosas de Calahorra.

íi) Sabría ya la Santa la intención del rey y sus ministros. En 2-i de novieml r.> diíspacharon cédula real, manilando al Tostado, que dentro de quince dias mn»;- t.-ase su comisión y poderes. I'oro él, llevado del celo, bueno a su parecer, i;o tanto en la realidad, sobre no hacerlo, usó de e'los, como consta de otra cédula e.l que con la primera se guarda en nuestro archivo. [Fr. A.)

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quédese con Dios, qae no tengo mas decir. Esa carta la invio pura que sepa nuevas de su Teresa, porque la encomienden á Dios. Su Majestad me la guarde.

Alberta ha escrito á doña Luisa, y enviádola una cruz (1) : ella aun no a ha escrito. Es cosa grande lo que huelga con cualquiera cosa de sus monjas nuestra doña Yoniar, que es ya casada. No sea ingratilla, y quédese con Dios. Son hoy iij de diciembre.

Su sierva. Teresa de Jesús.

CARTA LXII (2).

Al padre Jerónimo Gracian. Desde Toledo á fines de noviembre, ó principios

de diciembre de 1576.

Sobre la reforma del convento de Paterna, y otros asuntos del de Sevilla, y de la Orden en general.

JESÚS.

La gracia del Espíritu Santo sea siempre con vuestra paternidad, mi padre, y me le guarde muchos años, amén. Yo le digo, que á no me dar Dios á entender, que todo el bien que hacemos viene de su mano, y lo poco que podemos nosotros, que no fuera mucho tener alguna vanagloria de lo que vuestra merced hace. Sea por siempre bendito y alabado su nombre por siempre jamas, amén; que basta para enton- tecer las cosas que pasan : y como vuestra paternidad las hace con tanta paz es lo que mas me admira, y dejando amigos los enemigos, y hacer cj^ue ellos mesmos sean los autores ú ejecutores, por mejor decir.

' La elecion del padre Evangelista me ha caido en gracia : por caridad le vuestra paternidad mis encomiendas, y al padre Pablo, que Dios le pague la recreación, que nos ha

(l) Ana de San Alberto, priora de Carayaca, envió á doña Luisa de la Cerda alguna de aiiuellas santas cruces tocada a la milagi'o-a de Caravaca, que se dice ser toda del árbol de nuestra redención, y que trayéndola por pectoral el pa- triarca de Jcrusalen se la tomó un ángel, y la trajo á España, para que el santo sacerdote Gincs prosiguiese la misa que quoria oir el rey bárl)aro de aquella villa, y él no se atrevia a continuar poi* faltarle la santa cruz. [Fr. A.)

{2} El original de esta Carta se conserva en la capilla de Santa Teresa de la par- roquia de San José de Madrid, que fué de los padres Carmelitas Descalzos.

7.

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dado con sus coplas y la carta de Teresa, holgándome de que no sea verdad lo de las cigarras (1), y de la ida de las mari- posas. Espero en Dios se hará mucho provecho y creo que para allí bastarán. Hartas envidiosas tienen, que en esto de padecer todas traemos deseos : en la obra nos ayude Dios.

Trabajo fuera si fuera mal espíritu. ¡Ahora ve qué lástima es la gente espiritual de esa tierra! Sea Dios bendito que ha estado vuestra paternidad allí para esas baraúndas : ¡qué hicieran esas pobres ! con todo son venturosas, pues aprovechan ya de algo y tengo por muy mucho lo que vuestra paternidad me escribe del visitador del arzobispo (2). No es posible sino que ha de hacer gran provecho esa casa, pues tan caro nos costó : paréceme que no es nada lo que pasa Pablo ahora, para lo que se pasó con el miedo de los Angeles.

Harto en gracia me ha caido su andar á pedir, y no acaba de decirme quien es el compañero. Dice vuestra paternidad que enviaba en estos pliegos la carta de Peralta, y no viene. El que venia por el padre Mariano no me le han dado, ni él me escribe letra. Mucho que no me escribe. Una carta de vuestra paternidad me envió este dia, y no me escribió, y quizá se quedó con esotra, y el papel de Garci-Alvarez, y CJivióme una carta ú dos para Segovia : yo pensé eran de vuestra paternidad, anque no eran los sobrescritos de su letra ; después vi que no. Las nuevas de acá son, que Matusalén está- muy mejor (gloria á Dios), y aii sin calentura. Es cosa ex- traña cual estoy, que cosa que suceda me puede turbar, sigua ya tengo arraigado el buen suceso.

El dia de la Presentación tuve dos cartas de vuestra pater- nidad, después una muy siquilla, que venia con otra para doña Luisa de la Cerda, que no está poco contenta ella con la caria. Venia en un pliego de estos la licencia para Casilda : ya la envié.

¡ Oh qué de buena gana diera á comer Angela, según me dice, á Pablo cuando estaba con esa hambre que dice ! Yo no

(I) Las religiosas Calzadas do Paterna, á quienes levantaron un feo testimonio.

(2j El visitador del arzobispo era uno que, viendo el señor Rojas el fruto que hacía Graciau con sus visitas, nombró para ■visitar y reformar las religiosas puertas a su dignidad. Todo se dei)ia a Santa Tiíiíesa, que envió el cielo para re- leí mar a to;Io d mundo.

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para qué busca mas trabajos de los que Dios le da en andar á pedir : parece tiene siete alnaas, que en acabando una vida, lia de haber otra. Vuestra paternidad le riña por caridad, y le agradezca de mi parte la merced que me hace ■en tener tanto cuidado de escribir : sea por amor de Dios. Tkresa de Jksus.

Lo que pasa ahora es, anque ya creo lo habrá dicho Esperanza

CARTA LXII (1).

A la madre María de San José, priora de Sevilla, Desde Toledo 7 de diciem- bre de 1376.

Sobre asuntos relativos al convento de Sevilla y al padre Gracian.

JESÚS

Sea con vuestra reverencia. Hoy víspera de la Concecion me cnvia las cartas el arriero, y gran priesa por la repuesta : ansí me habrá de perdonar, mi hija, ser tan corta, que no lo querria ser con ella en nada ; pues la voluntad es tan larga, que cierto la amo mucho ; y ahora me obligan tanto con el cuidado que me dice nuestro padre tienen de regalarle, que me ha puesto an mas amor ; y de que se haga con ese aviso, «stoy muy contenta; porque creo yo ahora, ni nunca habrá otro con quien ansí se pueda tratar. Porque como le escogió el Señor para estos principios, y no los habrá cada dia, ansí pienso no habrá otro semejante ; porque todo lo que fuere abrir puerta, y para mas mal, que podrá pensar, cuando los perlados no son tales. Mas tampoco habrá tanta necesidad, que ahora, como tiempo de guerra, hemos menester andar con mas cuidado. Dios pague á vuestra reverencia, mi hija, el que tiene de las cartas, que con esto vivo. Esta semana me han dado todas las tres, que dice que ha escrito, que anque ven- gan juntas no son mal recebidas. Devoción me ha puesto esta carta de San Francisco, que se podia imprimir ; y las cosas como las hace nuestro padre, no parecen creederas. Bendito sea el que le dio tanto talento. Harto querria ser para darle

(1) Esta Carta original se conserva en las religiosas de Valladolid.

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gracias, por las mercedes que nos hace, y por la que nos hizo en dárnosle por padre.

Yo veo acá, mi bija, el trabajo que tienen y la soledad. Plaga á Dios no sea nada el mal de la madre supriora, que an por el mas trabajo de vuestra reverencia me pesaria. Harlo me be alegrado le haya hecho provecho á vuestra reverencia la sangría. Si ese médico la ha entendido, no querría se curase con otro. Dios lo provea. Esa carta me han traido hoy de la priora de Malagon, harto es no estar peor. Todo lo que puedo hacer por su salud y contento lo hago ; porque, dejado se lo debo bien debido ; vame mucho en su salud, mas mucho mas en la de vuestra reverencia, y esto crea cierto : mire si desearé que la tenga.

Por ese papel verá como recibió Mariano su carta. La que dice de mi hermano, ya he escrito en una á vuestra reverencia, (¡ue á vuelta de otras la debí arresgar, cjue estaba an abierta, y esto debia ser. Harto me pesó y me costó buscarla, porque venia muy buena. Ahora me ha escrito, que escribió á vuestra reverencia con el recuero de allá, y ansí no digo mas de él, de que auda el alma bien aprovechada en oración, y hace mu- chas limosnas. Siempre la encomienden áDios, y á también, y quédese con Él, mi hija. Harto mas me ha pesado de que no ^laga ese prior bien su oficio, que de la pusilanimidad. Ha- bíale de espantar también nuestro padre con decirle cuan malo es en él ; y hará, á usadas. A lodos me encomiende, y á fray Gregorio mucho, y á Nicolao, si no es venido, y á esas mis hijas. Con las cartas de Gabriela encomiéndemela y á la supriora. ¡Oh quién pudiera darle monjas de las cjue por acá sobran ! Mas Dios se las dará. Ya le encomiendo lo de la Hola, que bien veo el trabajo que hay ahí, que con harto cui- dado me tiene; mas espero en Dios que lo remediará todo, como tenga salud. Su Majestad me la guarde, y haga muy santa, amén. Harlo me he holgado vaya entendiendo lo cpie ahí en nuestro padre. Yo desde Veas lo entendí. De allá y de Caravaca me han dado hoy unas carias. La de Caravaca envió aquí, para que la lea nuestro padre, y vuestra reveren- cia también ; y con este mesmo recuero me la torne á enviar, (|üe para lo que me dice de esos dotes, la he menester. En la ijuc escribe á la priora, se queja harto de vuestra reverencia.

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Ahora lie de enviar á Carayaca una imagen de nuestra Señora, que les lengo harto buena y grande, no vestida, y un san Josef me están liaciendo, y no les ha de costar nada. Muy l)ien hace su oficio, y muy mas que bien ha hecho vuestra reverencia en avisarme de los pecilgos (1), mañas que quedaron de la En- carnación (2). Son hoy, ya lo he dicho : año de 1576.

Y yo de vuestra reverencia. Teresa de Jesús.

A todo me ha respondido muy bien nuestro padre, y en- viado las licencias cjue pedí. Bese por las manos á su pater- nidad.

CARTA LXIII.

AI padre fiaj^ Jerónimo Gracian de la Madre de Dios. Desde Toledo á 7 de

diciembre de 1576.

Sobre varios jmntos interesantes de su visita y reformas. JESÚS

Sea con vuestra paternidad, mi padre. Cada vez que veo cartas de vuestra paternidad tan á menudo, querría besarle de nuevo las manos, porque me dejó en este lugar, que no qué hubiera hecho sin este remedio ; sea Dios por todo bendito. El viernes pasado respondí á algunas cartas de vuestra pater- nidad, otras me han dado ahora (las que escribió en Paterna y en Trigueros) : esta tan llena de cuidado, y con mucha razón.

(1) Pecilgos por pellizcos. Sin duda en el convento de la Encarnación, antes que S.4TJTA Teresa, lo reformará, usaban algunas religiosas menos austei'as estas lamiliaridades de pegarse y pellizcarse mutuamente por diversión ó liroma. Poi- ese motivo en sus Constituciones iiTÍmíü\ns dice : « Ninguna hermana abrace .t otra, ni la toque en el rostro ni en las manos. » (Tomo i, pagina 270.) Véase lu Carta CXI, pagina 100 de este tomo.

En las ediciones anteriores falta toda esta cláusula desde donde dice : y muy mas que bien.

(Ü) Una parte del original la tenía en Roma, el año de 1678, el duque de Scr- moneta, de cuyo poder pasó al de Carmelitas Descalzas de Parma. Publicóse por primera vez en el año citado por apéndice al tomo i de las cartas traducidas al itidiano por monseñor Horacio Quaranta, en Venecia, imprenta de Pablo Baleonio.

El trozo de Parma contiene los cuatro números primeros. En las ediciones an- tíM'iores se habia omitido un párrafo importante.

El resto de la Carta constaba en copias autenticas que habia en el archivo de la Orden, al tenor de las cuales se hicieron las correcciones en el manuscrito. Biblioteca Nacional, número 3. Creo que estas las tomarían los correctores de manuscrito de la Biblioteca Nacional, número o, donde está íntegra aquella Carta a la pagina 285. Al margen de ella hay una nota que dice : « Desde aquí comienzan las cartas que están en Corpus Christi de religiosas Descalzas de

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Con toda la qae vuestra paternidad tenia en el quedarse, vista la carta del Ángel,, tan encarecida, quisiera yo, anque fuera á costa de su trabajo, que no dejara de ir, en cum- pliendo con esos señores marqueses; porque anque él no acertara, por cartas comunicanse mal estas cosas ; j debé- rnosle tanto, y parece que le ha puesto Dios para nuestra ayuda, que el yerro nos saldría á bien, por su parecer. Mire, mi padre, no le enoje por amor de Dios, que está ahí muy solo de buen consejo, y darme ya mucha pena.

También me la ha dado, qiie ese Santoya dice la priora que no hace bien su oflcio, harto mas que de que tenga poco ánimo. Por amor de Dios que vuestra paternidad se lo diga de arte, cjue entienda también habrá para él justicia, como para otros.

Escribo esta tan apriesa (1), que me vino una visita forzosa, ja que la queria comenzar, y es muy anochecido, y hanla de llevar el recuero, y por ser cosa tan cierta no quiero dejar de tornar á decir lo que ya tengo escrito, que es, que han dado provisión el Consejo real para que no visite el Tostado en las cuatro provincias, por cosa c[ue dijo el mesmo la habla visto (el que la escribió) y leíanme la carta. Con todo, no lo tengo por muy verdadero al que la leía (2), mas creo en esto lo era> y, por algunas causas, no tenia por cjué mentir. De una ma- nera ú de otra, espero en Dios* que se hará todo bien, pues ansí va haciendo á Pablo encantador. Cuando yo no tuviera por c¡u6 servir á su Majestad, bastara por esta merced. Por cierto que es cosa de admiración como se van haciendo las cosas. Sepa que muchos dias que no me loaba Esperanza á Pablo, y ahora envióme á decir maravillas, y que le echase mi bendición : ¿ qué hará desque sepa como se ha hecho lo de Paterna? Por cierto que me admira y ver como va el Señor entremetiendo penas con contentos, que es propio camino derecho de sus trazas. Teresa de Jesús (3).

Sepa, mi padre, que en alguna manera me es gran regalo, cuando me cuenta trabajos,' anque aquel testimonio (4) me

(1) Desde aquí principia un largo párrafo omitido en las ediciones anteriores.

(2) En electo, liabia algo de exageración en lo que dijo a Santa Teresa.

(3) Hasta aquí el trozo inédito. Santa Teresa, como escribía de priesa, temió quizá no poder concluir la Carla y por esc motivo lirmó aquí.

(A) Habia en la villa de Paterna un convento de Carmelitas Calzadas, á quien

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ofendió mucho, no por lo que locaba á vuestra paternidad, sino por la otra parte : como no hallan quien sea testigo, buscan quien les parece no hablará, y será mas que todas las del mundo su defenderse y á su hijo Eliseo.

Ayer me escribió un padre de la Compañía, y una señora de Aguilar de Campo, que es una buena villa cabe Burgos, XII leguas : es viuda, y de sesenta años, y sin hijos. Dióle un gran mal, y queriendo hacer una buena obra de su hacienda (que son seiscientos ducados de renta, y mas buena casa y huerta), díjola él de estos monesterios : cuadróle tanto que en el testamento lo dejaba todo para esto : en fin, vivió, y ha quedado con gran gana de hacerle, y ansí me escribe que la responda. Paréceme muy lejos, anque quizá quiere Dios se haga. También en Burgos hay tantas que quieren entrar, que es lástima no haber dónde. En fin, no lo despediré, sino como que me quiero informar mejor, y ansí lo haré de la tierra y todo, hasta que vea vuestra paternidad lo que manda, y si podrá admitir monesterios de monjas con su Breve ; que anque yo na vaya, puede vuestra paternidad enviar otras. No olvide de decirme, qué manda que haga en esto. Yo tengo en Burgos bien de quien me informar; si lo da todo (que lo dará), bien deben ser nueve mil ducados, y mas con las casas, y desde Valladolid allá no hay mucho. La tierra debe de ser muy fria; mas dice que hay buenos reparos.

¡ Oh, mi padre, y quién pudiera hallarse en esos cuidados con vuestra paternidad ! ¡ Y qué bien hace de quejarse á

un desalmado levantó un feo y horrible testimonio. Estando la Santa aún en Sevilla, instó al padre Gracian averiguase la verdad, para que hallando ino- centes alas religiosas, hiciese un ejemplar castigo con quien tuvo avilantez para imputar tanta maldad a las hijas de la Virgen. Para este fin, y el de reformarlas, jjuso Gracian, como visitador, por priora en aquel convento á Isabel de San Fran- cisco, carmelita descalza de Sevilla, a quien acompañó Isabel de San Jerónimo, y después se le juntó Margarita de la Concepción, de velo blanco.

En este tiempo, que allí estuvieron, se declaró la inocencia de aquellas reli- giosas, y se castigó públicamente al impostor. Padecieron no poco las Descalzas, pero dejaron en mucha estima y religión á sus hermanas. Una y otra conservan hoy, trasladada al convento de la señora Santa Ana de Sevilla, uno de los pre- ciosos relicarios de aquella opulenta ciudad. En lugar de las Carmelitas entraron en aquel convento de Paterna religiosas de la esclarecida Orden de San Juan, en quienes compite con su nobleza su gran religión. En pago de la inocencia que descubrió, le levantaron a Gracian otro testimonio, como el mismo nos refiere en sus manuscritos, y de este y de otros muchos que intervinieron en aquellas pe- nosas turbulencias habla la Santa. (/'>. A.)

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-juien tanto le han de doler sus penas ! Y qué en gracia me <ay verle ían metido con cigarras (1) ! Gran fruto se ha de nacer ahi : 3^0 lo espero en Dios, que Él las proveerá, anque •ean pobres. Yo le digo, que me escribe una caria la San I mncisco, harlo discreta. Dios sea con ellas, y lo que quieren :\ Pablo, me cay harto en gracia; y que las quiera él bien, rne alegro, anque no tanto. Mas á esas de Sevilla yo me las niieria mucho, y cada dia las quiero mas, por el cuidado que 7:enen de quien con el mió le querría estar siempre regalando V sirviendo. Sea Dios alabado, que le da tanta salud. Mire no ^e descuide en lo que como por esos monasterios, por amor de Dios (2). Buena estoy, y contenta de que de vuestra pa- í-^rnidad tan á menudo Su Majestad me le guarde y haga ían santo, como le suplico, amén. Es hoy víspera de la Con- cecion de nuestra Señora. Indina hija de vuestra paternidad. Teresa de Jesús.

CARTA LXVÍ (3).

Al i.iismo padre fray Jerónimo Gracian de la Madre de Dios. Dssda Toledo á mediados de diciembre de 1376.

Sobrí' la reforma de las Calzadas de Paterna y otros asuntos nlatívos en su mayor marte al convento de Sevilla.

JESÚS

Sea con vuestra paternidad, mi padre. ¡ Oh qué buen dia

(I) Habla délas religiosas Calzadas de Paterna, pues la San Francisco, que nombra, era la prelada de allí, llamada Isabel de San Francisco. Llámalas cigarras, y vínoles nacida la metáfora, porque así como esta avpcilla se esfuerza u cantar y alabar á su Criador, aun en los rigores del sol, así lo hacían esas reli- giosas en el fuego de la insinuada tribulación. (Fr. A.)

{-1} Alude, ó al recato con que en las monjas debía comer, ó al veneno ó ponzoña que los émulos le querían dar. Dijéronselo al padre Gracian, bajo el sigilo de la c mfesion, y lo expuso y alegó al arzobispo Quiroga, deseosa de renunciar la visita, lo cual pretendió también con el rey y el nuncio ; mas no queriendo ellos c )ndescender, á pesar de su humildad, la hubo de proseguir.

La Santa, cuidodosa de su peligro, le dio en Toledo una piedra bezar, que s'empre traia al cuello Gracian, según dice - ^estro elocuente historiador (tomo vi, l'bro XXIll, capítulo lii, número 2). mas]!, ¡a virtud de quien se la dio, que por 1 ) natural que attribuyen a la tal piedra los filósofos. Pensión antigua es de los <l!ie reforman el exponer su vida en pago de sus desvelos. No tienen otro consuelo que mirara su ejemplar, que por reformar al mundo perdió la vida en una cruz. [Fr. _A.)

(3) El original de esta Carta se conservaba en las Carmelitas Descalzas de Alcalá de Henares.

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lie tenido hoy, que me ha enviado el padre Mariano todas sus cartas de vuestra paternidad ! No lia menester decírselo, que él lo hace, que se lo he regado ; y anque vienen larde, me consuelo mucho. Mas todavía me hace vuestra paternidad mucha caridad en decirme la sustancia de las cosas que pasan, porque, como digo, vienen estotras tarde, anque cuando á su poder viene alguna para mí, no, que luego me las ha enviado. Estamos muy grandes amigos.

Hame hecho alabar á nuestro Señor de la manera v con la gracia que vuestra paternidad escribe, y sobre todo, con la perfecion. ¡ Oh, padre mió, qué majestad tienen las palabras que tocan en esto! ¡Y qué consuelo dan á mi alma ! Guando no fuéramos fieles á Dios por el bien que se nos sigue, sino por el autoridad que da (y mientras mas, mas) nos será gran- dísima ganancia. Bien se le parece á vuestra paternidad, que le va bien con su Majestad. Sea por todo bendito, que tantas mercedes me hace, y tanta luz le da y fuerzas : no cuándo se lo he de acabar de servir. Yo le digo, que venia de arte la carta, que escribió desde Trigueros, sobre el Tostado, y el romper las que le fueron á mostrar para pedirle. En fin, mi padre, le ayuda Dios y enseña á banderas desplegadas, como dicen : no haya miedo que deje de salir con gran empresa. I Oh, la envidia que tengo á los pecados, que se dejan de hacer por vuestra paternidad y el padre fray Antonio ! Y estoime yo aquí solo con deseos.

Hágame saber en qué se fundó el testimonio de la monja virgen y parida, que me parece grandísima necedad levantar una cosa como esa. Mas ninguna llega á la que él otro dia me escribió. ¿Piensa que es pequeña merced de Dios llevar vues- tra paternidad estas cosas como las lleva? Yo le digo, que le va pagando los servicios que ahí le hace. No será esa sola.

Espantada estoy de tanta mala ventura como hay, en especial eso de esas misas, que me fui al coro á pedir á Dios remedio para esas almas. No es posible consienta su Majestad, que pase tanto mal adelante, ya que lo ha comenzado á descubrir. Cada dia voy entendiendo mas el fruto de la oración, y lo que debe ser delante de Dios un alma, que por sola su honra, pide remedio para otras. Crea, mi padre, que creo se va cum_ piiendo el deseo con que se comenzaron eslOs monesterios

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que fué para pedir á Dios, que á los que tornan por su honra y servicio ayude, ya que las mujeres no somos para nada. Cuando yo considero la perfecion de estas monjas, no me espantaré de lo que alcanzaren de Dios. Holgádome he de ver ia carta que escribió á vuestra paternidad la priora de Pa- 'terna, y la maña que le da Dios á vuestra paternidad en todas las cosas. Espero en Él, que harán gran l'ruto, y hame puesto codicia de que no cesen las fundaciones.

Ya escribí á vuestra paternidad de una, y sobre esa misma me escribe esa carta la priora de Medina ; no son mil ducados aOS que da, sino seicientos; ya puede ser se quede ella ahora con lo demás. Traté con el dotor Velazquez este negocio, por- que an tenia escrúpulo de tratar en ello contra voluntad del general. Ha puesto mucho en que procure con doña Luisa escriba al embajador, para que lo alcanzase del general. Dice que él dirá la información que se ha de dar, y si él no la diere, lo pidan al Papa, informándole como son espejos de España estas casas. Ansí lo pienso hacer, si á vuestra paterni- dad no le parece otra cosa. Ya escribí al maestro Ripalda (1), que ha sido retor ahora de Burgos, para que se informase (que es mi gran amigo de la Compañía), y para que me in. formase, y que yo enviarla, si fuese conveniente, allá quien lo viese y lo tratase ; y ansí podra ir, si á vuestra paternidad le pareciese, Antonio Gaytan y Julián de Avila ; como venga el buen tiempo. Enviaráles vuestra paternidad un poder ; ellos lo concertarán, como lo de Caravaca, y sin ir yo allá se podrá fundar ; que anque vayan mas monjas á reformaciones, para todo hay, como se queden pocas en los conventos, anque sean como ahí. Paréceme que en otros, que sean mas que ahí, no conviene ir solas dos, y an ahí no me pesara tuvieran una freila, que las hay ; ¡ y qué tales !

Yo bien tengo entendido, que ningún remedio tienen mo- nesterios de monjas, si no hay de las puertas adentro quien guarde. Está la Encarnación, que es para alabar á Dios. ; Oh qué deseo tengo de ver las monjas todas quitadas de la suje- ción de Calzados! En viendo hecha provincia he de poner la

(1) El padre Jerónimo Ripalda, de la Compañía do Jcsu?, uno de los princi- pales y mas queridos directoi-es de Santa Tebesa, por cuyo mandato escribió el .libro de Las Fundaciones.

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vida en eslo, porque de aquí viene lodo su mal, y es sin reme- dio. Porque, anque otros moneslerios están relajados, no es en tanto extremo, digo los sujetos á los frailes, que á los Or- dinarios terrible cosa es. Y si los perlados entendiesen lo que 'cargan sobre si, y tuviesen el cuidado que vuestra paternidad, de otra manera irian ; y no seria poca misericordia de Dios haber tantas oraciones de buenas almas para su Ilesia.

Muy bien me parece lo que dice de los hábitos, y de aquí á un año los puede poner á todas. Hecho una vez, hecho se queda, que todo es grita unos dias ; y con castigar á unas, callarán las demás, que ansí son mujeres, temerosas por la mayor parte. Esas novicias no queden ahí, por caridad, pues llevan tan malos principios. Vanos mucho en salir bien con ese monesterio, que es el primero. Yo le digo, que si eran sus amigas, que se lo paga bien en las obras.

Gaido me ha en gracia el rigor de nuestro padre fray An- tonio : pues entienda, que con alguna no fuera malo, que in- finito importa, que yo las conozco. Quizás se quitara mas de un pecado en sus palabras, y aun estuvieran ahora mas ren- didas ; que de blandura y rigor ha de haber, que ansí nos lleva nuestro Señor, y esas muy determinadas no tienen otro remedio. Y torno á decir, que están muy solas las pobres Des- calzas, que si alguna está mala, será gran trabajo. Dios las dará salud, pues ve la necesidad.

A todas sus hijas de vuestra paternidad, las de por acá, les va bien, sino que en Veas las matan con pleitos; mas no es mucho padezcan algo, que se hizo muy sin trabajo aquella casa. Nunca terne mijores dias, que los que allí tuve con mi Pablo. En gracia me cayo, que me escribió su hijo querido, \ y cuan de presto dije, estando sola, que tenia razón ! Mucho me holgué de oirlo, y mas me holgaría de ver eso en tan buenos términos, que diese por lo de acá vuelta, que espero en Dios ha de venir á sus manos.

Mucha pena me da el mal de esa priora, que se hallarla mal otra como ella para ahí. Hágala vuestra paternidad tratar bien, y que tomase algunas cosas para esa calentura contina. > ] Oh qué bien me va con el confesor ! que, para que haga alguna penitencia, hace que coma cada día mas de lo que suelo, y me regale. La mi hija Isabel está aquí, dice, ¿ que cómo le

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hace vuestra paternidad tantas burlas de no la responder?

Dábale de un melón, dice que está muy frió que le atruena la garganta. Yo le digo que tiene dichos gustosísimos j una ilegria ordinaria y una blandura de condición, que se parece harto á mi padre. Dios me le guarde, amén, amén.

Sepa que ahí tienen un miedo extraño á la priora, y tam- bién costumbre de no decir cosa adecuada á los perlados. Eso de los estudiantes que las sirven es menester mirar. Guárdele Dios mucho mas que á mí.

Indina sierva y súdita de vuestra paternidad. Teresa de Jksus.

CARTA LXV.

Al p.idre fray Ambrosio Mariano de San Benito. Desde Toledo a 12 de di

ciembre de 1576.

Declarando varios puntos de las constituciones, y dándole noticias de algunos asuntos délos que por entonces oeui'rian.

JESÚS

Sea con vuestra reverencia. Estas cartas á donde venia la de la priora de Paterna he recibido. Las muchas que me dice me vernán quizá mañana, que es jueves, siguras vienen por esa via; no se perderán. Muy mucho me ha holgado con estas, y con la de vuestra reverencia también. Sea Dios bendito por todo. ¡ Oh padre mió, y qué es la alegría que viene á corazón, cuando veo por alguno de esta Orden (donde tanto ha sido ofendido) se haga alguna cosa para su honra y gloria, y se quiten algunos pecados ! Solo me da una pena grande y envidia de ver lo poco que yo valgo para esto; que quisiera andar en peligros y trabajos, para que me cupiera parte de estos despojos, de los que andan las manos en la masa (1). Algunas veces, como soy ruin, alegróme de verme aquí sose gada : en viniendo á mi noticia lo que por allá trabajan (2), me estoy deshaciendo, y habiendo envidia á estas de Paterna.

(1) Santa Teresa miraba la Orden del Carmen como una sola, y alude á los al)usos y relajación de los Calzados. No tendría a estos en gran concepto cuando crcia capaces a algunos de ellos de evenenar al padre Gi'acian. Por otra parte, el trato inliumino que dieron a san Juan de la Cruz en Toledo, hace ver cuanto i-ia Dios ofendido por algunos de ellos, aún cuando por otra parte hubiera en la Orden otros sujetos santos y virtuosos, como sucede generalmente en todos lo» nstitutos religiosos, pues son mucho m''nos los relajados.

DE SANTA TERESA DE JESÚS. 129

Tiéneme alegrísima, que comience Dios á aprovecharse de las Descalzas, que muchas veces, cuando veo almas tan ani- mosas en estas casas, me parece que no es posible darlas Dios tanto, sino para algún fin; aunque sea no mas de lo que han estado en aquel monesterio (que al fin se habrán excusado ofensas de Dios), estoy contentísima; cuanto mas, que espero en su Majestad que han de aprovechar mucho. No olvide vuestra reverencia que se ponga en la declaración de los frailes también, que pueda dar licencia para fundar de mon as. Sepa que me confieso aquí con el dotor Velazquez, que es canónigo de esta ilesia, j gran letrado y siervo de Dios, como se puede informar. No puede sufrir que no se funden monesterios de monjas, y hame mandado, por via de la señora doña Luisa, con el embajador, procure se alcance del general, y si no del Papa. Dice, que le digan que son espejos de España, que él dará la traza. Ya envió á vuestra reverencia á decir de una fundación que se ofrece : respóndame á estas dos cosas. Coa este billete que me envió, me he consolado mucho. Dios se Jo pague á vuestra reverencia anque bien asentado está en mi corazón lo que dice. ¿Cómo no me dice nada del padre fray Baltasar? Déles á todos mis encomiendas.

Lo que dice el padre fray Juan de Jesús de andar descalzos, lie que lo quiero yo, me cay en gracia ; porque soy la que siempre lo defendí al padre fray Antonio, y hubiérase errado, si tomara mi parecer (1). Era mi intento desear que entrasen buenos talentos, que con mucha aspereza se habían de espan- tar, y todo ha sido menester, para diferenciarse de esotros. Puede ser que yo haya dicho, que tanto frío habrían ansí, como descalzos del todo. En lo que decia parecerse eso, es, que tratamos cuan mal parecían descalzos, y en buenas muías, que no se había de consentir, sino para largo camino y

(l) En las constituciones hechas por el padre Gracian, el año de 7o, se orde- naba, al capítulo X, que nuestros religiosos anduviesen descalzos del todo ó coa alpargatas de cáñamo. Esta divisiva de la constitución ocasionó sin duda la devota contienda entre aquellos primitivos padres, sobre cual de los dos extr.^- raos se habria de elegir. Nuestros venerables padres fray Juan de la Ci"uz, fray Antonio de Jesús Roca y otros de los mas alentados, defendían la total descalce, como se vio en los principios ; el padre Roca alegaba ser csíe el dictamen de la santa Madre, á lo cual responde en este niimei'o : Que nunca la pasó por el pensamiento. Con esta respuesta y dictamen de la Santa, admitió la Orden dsede este tienpo el uso délas alpargatas. (Fr. A.)

130 CARTAS

grande necesidad : que no venia bien lo uno con lo otro, que han venido por aquí unos mocitos, que parece andando poco y con algún jumento, pudieran venir á pié (1). Y ansí lo tornó á decir, que no parece bien estos mocitos descalzos, y en muías con sus sillas. Esotro no me ha pasado por pensamiento, que demasiado de descalzos andan. Avise vuestra reverencia que no lo hagan, sino lo que solian, y escribalo á nuestro padre. En lo que yo puse muy mucho con él, fué que hiciese les diese muy bien de comer; porque trayo muy delante lo que vuestra reverencia dice, y muchas veces me da harta pena (y no mas que ayer ú hoy, antes que viese su carta, la tenia), pareciéndome, que de aquí á dos dias se habia todo de acabar, por ver de la manera que se tratan. Tórneme á Dios á consolarme, porque Él que lo comenzó, dará orden para todo ; y ansí me he holgado de ver á vuestra reverencia en este parecer.

La otra cosa, que le pedí mucho, es, que pusiese los ejer- cicios, aunque fuese hacer cestas, ú cualquier cosa, y sea la hora de recreación, cuando no hubiere otro tiempo ; porque, á donde no hay estudio, es cosa importantísima. Entienda, mi padre, que yo soy amiga de apretar mucho en las virtudes, mas no en el rigor, como lo verán por estas nuestras casas» Debe de ser, ser yo poco penitente. Mucho alabo á nuestro Señor de que á vuestra reverencia tanta luz en cosas tan importantes. Es gran cosa en todo desear su honra y gloria. Plega á su Majestad nos gracia para morir por esto mil muertes, amén, amén. Es hoy miércoles xii de diciembre.

Indina sierva de vuestra reverencia. Teresa de Jesús.

Mucha caridad me hace de enviarme estas cartas, porque escribe brevísimo nuestro padre, cuando me escribe ; y no me espanto, áates se lo suplico. En fin, alabo al señor cuando las leo, y vuestra reverencia está muy obligado á lo mesmo ; pues fué principio de aquella obra. No deje de hablar mucho al arcediano. También tenemos al deán y á otros canónigos, que ya voy tiniendo otros amigos.

(1) Es de notar la modestia en corregir, pues no menciona á los proyectos, ancianos, ni viejos, sólo habia de los mocitos ; porque sabía la prudentísima virgen que reprender a los mocitos era doctrinar a todos, como quien dice : » Diciéndolo yo a los mozos, se darán por entendidos los viejos. » [Fr. A.)

DE' SANTA TERESA DE JESÚS. 131

CARTA LXVI.

A la madre María de San José. Desde Toledo 13 de diciembre de 157& Sobre asuntos del convento de Sevilla.

JESÚS.

Sea con vuestra reverencia, hija mia, el Espíritu Santo^ Hasta que me escriban que está sin calentura, me tiene con mucho cuidado. Mire no sea ojo, que suelo acaecer en sangres livianas. Yo con haber tan poca ocasión, he pasado en esto mucho. El remedio era unos sahumerios con erbatun y culantro, y cascaras de huevos, y un poco de aceite, y poquito- romero, y un poco de alucema, estando en la cama. Yo le digo que me tornaba en mí. Esto sea para sola ella; mas no me parecía mal que lo probase alguna vez. Casi ocho meses tuve calenturas una vez, y con esto se me quitó.

No me harto de dar gracias á Dios de que se hubiese que- dado ahí Blasico la noche de la buena vieja. Nuestro Señor la tenga consigo, como acá se lo hemos suplicado. Paréceme, que no habrá que consolar á su hermana ni sobrina. Déles mis encomiendas, que tienen razón de estar contentas, que se haya ido á gozar de Dios : mas no Beatriz de desearlo, que- mire no haga algún pecado con esa bobería. Mucha caridad me hizo de escribírmelo tan por entero, y harto me he hol- gado de que tengan tan buena herencia. Paréceme que no la ha apretado ahí el demonio con la pusilanimidad que á mí, que ahora veo que era él, que acá me he tornado á lo que antes. ¿ Qué es esto , que el buen prior de las Cuevas escribe al padre Mariano de que les procure una paja de agua? No entiendo cómo, anque me holgaría harto. Por cierto él pone en ello, como si fuese para sí. Bendito sea Dios que está bueno : ahí le escribo. Encomiéndeme mucho á todas, y á la mi Gabriela que me huelgo harto con sus cartas. Hágame saber hace buena tornera, y nunca se le olvide de dar mis encomiendas á la Delgada; y dígame si está buenO' fray Bartolomé de Aguilar. No cómo está mala, tinienda

i 32 CARTAS

ahí ú nuestro padre. Cada diada [Dios á dos, etc. (1). En el Perú es á donde está mi hermano, anque ahora ya creo ha pasado adelante. De Lorenzo lo sabré. Mas para lo qué allá les toca no tiene ese asiento, que an no es casado, y hoy está en un cabo y mañana en otro, como dicen. A nii hermano Lorencio envié la carta de vuestra reverencia. Si le dijeran en la tierra que está ese hombre, quiza conocerla á quien lo enco- mendar. Infórmese de ello, y escríbamelo. Bien seria que por Beatriz se pagase la casa, pues ella fué parte, á lo que creo, para llevarnos ahí. Santa Lucía. Fecha año de 1576.

De vuestra reverencia. Teresa de Jesús,

Por esa carta verá cómo esta la priora de Malagon ; qué es del médico.

Lea esas dos cartas ; porque no haga lo que aviso á San Francisco, se la envió abierta : ciérrelas. Si el padre prior le diere las estampas, no me tomen nenguna, que allá les dará cuantas quiera.

Sobre. Para la madre priora María de San Joseph lita.

(Sello, el de la calavera.)

CARTA LXVII (2).

A la madre Briamla de San José, priora de Malagon. Desde Toledo á OneS de diciembre de 1576.

Sobre admisiones y profesiones de monjas. JESÚS.

§ea con vuestra reverencia el Espíritu Santo, hija mia, y déle estas Pascuas un grandísimo amor suyo, para que no sienta tanto el mal. Sea Dios bendito, que á muchos las pare-

(1) Debía ser algún adagio vulgar por aquel tiempo, pues la Santa no lo concluye.

Trata de pagar lo que debia aquella casa con lo de Beatriz, que era la primera novicia de Sevilla, de cuya vocación heroica habla la Santa en el capítulo xxvi de sus Fandaciones, aludiendo aquí a la Providencia como profetica, que escribe en el número 6 de haber visto aquel venerable anciano vestido de carmelita, que santiguándola tres veces, y diciéndola : Beatriz, Dios te haga fuerte, íuc parte ó anuncio maravilloso de aquella fundación. Fue el gran padre Elias, que sin duda bajó del paraíso á reclutar gente para su renovada religión. {Fr. A.)

i'2) El original de esta Carta le conservan nuestras religiosas de Loeclics ; ;iunqii(> tan destrozado, que no se pueden leer bien algunas c'.aus',;las.

DE SANTA TERESA DE JESfJS. I,']:}

,cerá las tienen muy buenas con salud y contentos y regalos, y serán malas para el dia que hayan de dar la cuenta á Dios. De esto puede vuestra reverencia ahora estar bien descuidada, ciue está ganando en esa cama gloria y mas gloria. Muy mucho es no esler peor con tan recio tiempo. De la flaqueza lio se espante vuestra reverencia, que mucho que pasa mal. La tos debe de ser algún frió que le ha dadD, y por rela- €Íon, sin que se vea de que procede, no se sufre dar nada desde acá. Mas vale que lo digan los médicos de allá.

De la monja yo no tengo ninguna que quiera que entre, sino como las via con necesidad, decia, que seria bueno tomar una que está en Medina : muy buena dicen que es. Mas, pues vuestra reverencia dice que con estos cien ducados se remedia, mejor es no tomar ninguna hasta que tengan casa.

Ya me escribe Beatriz que está buena (3), y que no tiene trabajo : como ella vea lo quiere vuestra reverencia, aunque esté mala, le parecerá que está buena, que no he visto tal cosa. Yo estoy buena, yplega al Señor, hija, mia,lo esté vues- tra reverencia muy presto, amén. El ajuar que tenia Beatriz era tan poco, que me enviaron el memorial, y he dicho que trayan siquiera las mantas y dos sábanas, y unos arambeles para la cama, y creo costará mas el traer que ello vale. Acá lo pagaré, si manda vuestra reverencia. Los colchones y otras naderías me envia á pedir su hermana (i).

CARTA LXVIIL

Al padre fray Jerónimo Gracian de la Madre de Dios. Desde Toledo á 23 de

octubre de 1570.

Dándole al padre Gracian vanos avisos espirituales para la oración y preci- niéndole contra varios ardides del demonio y de algunas ilusas.

JESÚS.

La gracia del Espíritu Santo sea con vuestra paternidad, padre mió. Yo he recibido tres cartas de vuestra paternidad por la via del correo mayor, y ayer las que traya fray Alonso. Bien me ha pagado el Señor lo que se han tardado. Por siem-

(1) Falta el resto de la Carta.

134 CARTAS

pre sea bendito, que está vuestra paternidad bueno. Primera me dio un sobresalto, que como dieron los pliegos de la priora, y no venia letra de vuestro paternidad en uno, y en otro, ya ve lo que habia de sentir. Presto se remedió. Siempre me diga vuestra paternidad las que recibe mias, que no hace sino no responder á cosa muchas veces, y luego olvidarse de poner la fecha.

Mucho he alabado al Señor de cómo van los negocios, y hanme espantado las cosas que me ha dicho fray Antonio que decian de vuestra paternidad. Válame Dios, qué necesaria ha sido la ida de vuestra paternidad : anque no hiciese mas, en conciencia me parece estaba obligado, por la honra de la Orden. Yo no cómo se podian publicar tan grandes testi- monios. Dios les su luz, y su vuestra paternidad tuviera de quien se flar, harto bueno fuera hacerles ese placer de poner otro prior; mas no lo entiendo. Espantóme quien daba ese parecer, que era no hacer nada. Gran cosa es estar ahí quien no sea contrario para todo ; y harto trabajo, que, si fuera bien, lo rehusase el mesmo. En fln, no están mostrados á desear ser poco estimados.

No es maravilla, que teniendo tantas ocupaciones Pablo pueda tener con Josef tanto sosiego; mucho alabo al Señor. Vuestra paternidad le diga, que acabe ya de contentarse de su oración, y no se le nada de obras de entendimiento, cuando Dios le hiciere merced de otra suerte, y que mucho me con- tenta lo que escribe. El caso es, que en estas cosas interiores del espíritu la que mas aceta y acertada es la que deja me- jores dejos, no digo luego al presente muchos deseos ; que en esto, anque es bueno, á las veces no son como nos los pinta nuestro amor propio. Llamo dejos, confirmados con obras, y que los deseos que tiene de la honra de Dios, se parezcan en mirar por ella muy de veras, y emplear su memoria y enten- dimiento en cómo le ha de agradar y mostrar mas el amor que le tiene.

¡ Oh, que esta es la verdadera oración ! y no unos gustos para nuestro gusto no mas : y cuando no se ofrece lo que he dicho, mucha flojedad y temores y sentimientos de si hay falta en nuestra estima. Yo no desearía otra oración, sino la que me hiciese crecer las virtudes. Si es con grandes tenta-

DE SANTA TERESA DE JESÚS. 135

ciones y sequedades y tribulaciones, y esto me dejase mas humilde, esto ternia por buena oración; pues lo que más agradarse á Dios, tenia yo por mas oración. Que no se entiende, que no era el que padece, pues lo está ofreciendo á Dios, y muchas veces mucho mas, que el que se está quebrando la cabeza á sus solas, y pensará, si ha estrujado algunas lágrimas, que aquello es la oración.

Perdóneme vuestra paternidad con tan largo recaudo, pues el amor que tiene á Paulo lo sufre, y si le pareciere bien esto que digo, dígaselo, y si no, no ; mas digo lo que querria para mi. Yo le digo que es gran cosa obras y buena con- ciencia.

En gracia me ha caido lo del padre Joanes ; podría ser querer el demonio hacer algún mal,y sacar Dios algún hiende ello. Mas es menester grandísimo aviso, que tengo por cierto, que el demonio no dejará de buscar cuantas invenciones pu- diere, para hacer daño á Elíseo, y ansí hace bien de tenello por patillas. Y aun creo no seria malo dar á esas cosas pocos oídos, porque es por que haga penitencia Joanes, hartas le ha dado Dios, que, lo que lo fué, no fué por solo, que los tres que se lo debían aconsejar, presto pagaron.

Lo que José dij o entonces por cierto fué, que Clemente " estaba sin culpa, que tenía falta será por la enfermedad y que en aquella tierra que le enviaron tenia descanso, y antes que se intentase á darle trabajo se lo dijo Josef. De Lorencia no supo nada de Josef, sino por otras partes lo que decía el vulgo. No me parece dirá Josef sus secretos de esa suerte que es muy avisado. Para tengo que se lo levantan, y mientras mas entiendo que habla de otra parte, que no lo pudo ella saber, mas me parece invención de patillas. Ya me ha caido en gra- cia por donde va ahora á echar sus redes. ¿A qué fin había de librarlo en las beatas por vía del provecho de esa alma ? Bien es pedir esa libertad á el Ángel aunque yo holgaría que se procurase echar patillas de esa casa, con los remedios que se suelen tomar para eso. Vayase con aviso que dará muestra de quién es. Yo lo encomendaré á Dios, y Angela dirá en otra lo que hubiere sobre este caso pensado. Harto buen aviso fué tratar debajo de confesión de ese negocio.

De la San Jerónimo será menester hacerla comer carne al-'

i3í3 CARTAS

gunos dias. y quitarla la oración, y mandarla vuestra pater- nidad que no trate sino con él, ó que me escriba, que tiene ílaca la imaginación, y lo c[ue medita le parece que ve y oye; bien que algunas veces será verdad, y lo ha sido ; que es muy buen alma.

De la Beatriz me parece lo mesmo, anque eso que me es- criben del tiempo de la profesión, no me parece antojo, sino harto bien : ha menester ayunar poco. Mándelo vuestra paternidad á la priora, y que no las deje tener oración á tiem- pos, sino ocupadas en otros oficios, porque no vengamos á mas mal; y créame, que es menester esto.

Pena me ha dado lo de las cartas perdidas; y no me dice si importaban algo las que parecieron en manos de Pe- ralta. Sepa que envió ahora un correo. Mucha envidia he tenido á las monjas, délos sermones que han gozado de vues- tra paternidad. Bien parece que lo merecen, y yo los trabajos ; y con todo me Dios muchos mas por su amor. Pena me ha dado el haber de irse vuestra paternidad á Granada : querría saber lo que ha de estar allá, y ver como le he de escribir, ú á donde. Por amor de Dios lo deje avisado. Pliego de papel confirma no vino ninguno : envíeme vuestra paternidad un par de ellos, que no creo serán menester, que ya veo el tra- bajo que tiene, y hasta que haya alguna mas quietud, querría quitar alguno á vuestra paternidad. Dios le el descanso, que yo deseo, con la santidad que le puede dar, amén. Son hoy XXI ij de otubre.

Indina sierva de vuestra paternidad. Tersa de Jesús.

CARTA LXIX.

Al padre Jeróiiiiiio Gracian. Desde Toledo : fecha incierta. Acerca de una beata embustera de Sevillas.

En forma, aunque me ha dado harta pena, por otra parte me hace gran devoción, como con el tiento, que vuestra paternidad ha ido, y tantas infamias : yo le digo que le quiere Dios mucho, mi padre, y que va bien á su imitación : esté muy alegre, pues le da lo que le pide, que son trabajos, que

DE SANTA TERESA DE JESÚS. 137

Dios tornará por vuestra paternidad, que es justo (i). Sea])en- dito por siempre.

En lo que toca a esotra doncella ú dueña, mucho se me ha asentado, que no es tanto melancolia, como demonio, que se pone en esa mujer, para que haga esos embustes (2), que no es olra cosa, para si pudiese en algo engañar á vuestra pater- nidad, ya que á ella tiene engañada; y asi es menester andar con gran recato en este negocio, y no ir vuestra paternidad á su casa en ninguna manera, no le acaezca lo que á santa Ma riña (creo era), que decian era suyo un niño, y jpadeció mu cho. Ahora no es tiempo de padecer vuestra paternidad en este caso. De mi pobre parecer, pártese vuestra paternidad de ese m^gocio, que otros hay que ganen esa alma, y tiene vuestra palernidad muchas á quien hacer provecho.

Advierla, mi padre, que si esa carta no le dio debajo de con- fesión, ú en ella, que es caso de Inquisición, y el demonio tiene mil enriedos. Ya otra murió en ella por lo mismo, que vino á mi noticia. Verdad es que yo no creo que ella se la dio al demonio, que no se la tornará á dar tan presto, ni todo lo ({ue ella dice, sino que debe ser alguna embustera (Dios meló perdone) y gusta de tratar con vuestra reverencia. Quizá se la levantó ; mas yo querría ver á vuestra paternidad fuera de donde está, para que mejor se atajase.

i Mas qué maliciosa soy ! Todo es menester en esta vida. En ninguna manera vuestra paternidad trate de remediar eso de cuatro meses. Mire que es cosa muy peligrosa : allá se lo ha- yan. Si hay algo de que denunciar de ella (digo fuera de con-

(1) En este número toca la Santa dos puntos muy doctrinales. El primero de la tolerancia en los testimonios, que levantaban al venerable padre Gracian, a quien alienta con razones bien poderosas a padecer, siguiendo las pisadas y ejemplos de Cristo. Engañador y embustero le llamaban, dice San Agustín, para consuelo de sus siervos. Seductor Ule. Hoc apellahatiu- nomine DominiLS Jesús Christus, ad solatium servorron sunrwn, guando dicuntur seductores. Alé- grese, pues, Gracian, y alégrense todos los siervos de Jesús con la dicha de ser copias de tan divino adorable original. {Fr. A.)

(2) El segundo punto que toca la Santa con magisterio es respondiendo á la consulta sobre una solemne embustera. Por tal la reputó Santa Teresa, y basta su calificación para que no la hagamos injuria.

De cualquiei"e que fuese, las advertencias y doctrinas de la Santa son como de gran teólogo. Pero las cierra con Ja llave de oro diciendo : Ya veo que es boberia ctn vuestra paternidad se lo sabe. Mas no es bebería, sino sabiduría ael cielo. Pues sólo cu las aulas del ciclo podía aprender una niiijor sin estudios tdntas advertencias, precaiic:or:os y avlíos sojcraiio.-. (/'V. A.)

ÍSS CARTAS

fesion) esté advertido; porque temo no ha de venir á mas publicación, y echarán á vuestra paternidad después que di- gan que lo supo, y calló mucha culpa. Ya veo que es bobería, que vuestra paternidad se lo sabe.

- Yo digo, mi padre, que será bien que vuestra paternidad duerma. Mire que tiene mucho trabajo, y no siente la flaqueza hasta estar de manera la cabeza, que no se puede remediar, y ya ve lo que importa su salud. Sígase en esto por otro parecer, por amor de Dios, y déjese de trazas, por mas necesarias que sean, y de oración, las horas que ha de dormir. Mire que me haga esta merced, que muchas veces el demonio cuando ve hervor en el espíritu, representa cosas de gran importancia, al servicio de Dios, para que ya que no puede por un cabo, por

o!ro ataje el bien

Por la via de el correo de aquí escribí la semana pasada, á donde respondí á Pablo sobre aquello de las lenguas ; y tra- tando con Josef me dijo, que le avisase que tenia muchos ene- migos visibles y invisibles, que se guardase. Por esto no querría que se fiase tanto de los de Egito (vuestra paternidad se lo diga) ni délas aves noturnas (1).

Ahora torné á leer la carta de Pablo, adonde dice que deja de dormir por trazar cosas; y creo lo dice por embebeci- miento de la oración. No acostumbre dejar tan gran tesoro. Dígaselo vuestra paternidad, si no fuere para no quitar el sueño que menester el cuerpo, porque son grandísimos los bienes, que ahí da el Señor ; y no me espantaría los quisiese quitar el demonio. Y como esa merced no se tiene cuando se quiere, liase de preciar cuando Dios lo da, que en un momento representará su Majestad mejorestrazas paraservirle, que bus- que el entendimiento, dejando por eso tan gran ganancia. Y créame, que le digo verdad; salvo á tiempo de concluir algún gran negocio ; aunque entonces con los cuidados no verná el sueño ; y si viene, ratos hay en el tiempo para pensar lo que

(1) Lo que dice la Santa de las lenguas, fué que en Sevilla habla una mujer que hablaba muchas lenguas, y aunque la examinaron muchos, no se acabó de entender de espíritu era. Tratólo la Santa con José, y le envió el aviso que dice.

DE SANTA TERESA DE JESÚS. 1.39

conviene. Dice un libro que yo leí, que si dojamos ;i Dios cuando él nos quiere, que cuando le queremos, no le ha- llaremos.

CARTA LXXI (1).

Al señor Lorenzo de Cepeda, hermano de la Santa. Desde Toledo 2 do

enero de 1577.

Sobre asuntos espirituales y familiares de aquel caballero. JESÚS

Sea con vuestra merced. Da tan poco lugar Serna, que no querría alargarme, y no acabar, cuando comienzo á escribir á vuestra merced ; y como nunca viene Serna, es menester tiempo.

Cuando yo escribiere á Francisco, nunca se la lea vuestra merced, que he miedo traj^ alguna melencolia, y es harto de- clararse conmigo. Quizá le da Dios esos escrúpulos, para qui- tarle de otras cosas, mas, para su remedio, el bien que tiene es creerme.

El papel claro estaba no lo habia enviado, anque yo hice mal en no decirlo. Dilo á unahermana que lo trasladase, y no le ha podido mas hallar. Hasta que de Sevilla envien otro tras- lado, no hay remedio de llevarle.

Ya creo habrán dado á vuestra merced una carta, que es- cribí por la via de Madrid ; mas, por si se ha perdido, habré de poner aquí lo que decia, que me pesa harto de embara- zarme en esto. Lo primero, que mire que esa casa de Hernán Alvarez de Peralta, que ha tomado, me parece decir tenia un cuarto para caer : mírelo mucho.

Lo segundo, que me envié el arquilla, y si algunos papeles mas mios fueron en los líos, que me parece fué una talega con papeles, venga muy cosida. Si enviare doña Quiteria con Serna un envoltorio (2), que ha de enviar, dentro verná bien. Venga mi sello, que no puedo sufrir sellar con esta muerte, sino con quien querría que lo estuviese en mi corazón, como

(1) Esta Carta era la XXXI del tomo iii en las ediciones anteriores. El origi- nal le tenian Jas religiosas de Santa Ana hacia el año IGjG.

(2) Doña Quiteria de Avila, prima de la marquesa de Velada y religiosa del convento de la Encarnación de Avila, compañei'a de Santa Teresa en algunos de sus viajes.

140 CARTAS

en el de san Ignacio. No abra nadie la arquilla (que pienso está aquel papel de oración en ella) si no fuere vuestra merced, y sea de manera, que cuando algo viere, no lo diga á nadie. Mire que no le doy licencia para ello, ni conviene : que, anque á vuestra merced le parece seria servicio de Dios, hay otros inconvenientes, por donde no se sufre ; y basta, que si yo entiendo qiie lo dice vuestra merced, guardaré de leerle nada (1).

Hame enviado á decir el nuncio, c¡ue le envié traslado de las patentes, con que se han fundado estas casas, y cuantas son, y á donde, y cuantas monjas, y de donde, y la edad que tienen, y cuantas me parece serán para prioras; y están estas escrituras en esa arquilla, ú no si talega : en fin he menes- ter todo lo que ahí está. Dicen que lo pide para quiere hacer la provincia. Yo he miedo, no quiera que reformen nuestras monjas otras partes, que se ha tratado otra vez, y no nos está bien ; que ya en los monesterios de la Orden súfrese. Diga eso vuestra merced á la supriora, y que me envíe los nombres de las que son de esa casa, y los años de las que ahora están y lo que que son monjas, de buena letra, en un cuadernillo de á cuartilla, y firmada de su nombre.

Ahora me acuerdo que soy priora de ahí : y que lo puedo yo hacer; y ansi no es menester firmar ella, sino enviarme lo demás, anque sea de su letra, que yo lo trasladaré. No Jiay para qué lo entiendan las hermanas. Mire vuestra merced cómo se envia, no se mojen los papeles, y envié la llave.

Lo que digo está en el hbro, es en el del Pater nosfer (2). Allí hallará vuestra merced harto de la oración que tiene, anegue no tan á la larga como está en el otro. Paréceme está en Adveniat renun tiiun. Tórnele vuestra merced á leer, al mecos el Pater noster, quizá hallará algo que le satis- faga.

Antes que se me olvide : ¿ cómo hace promesa, sin decír-

(1) Santa Teresa no timti inconveniente en que las personas espirituales leyesen sus escritos docti-inules, pero rec:it:il)a miic.io Ins históricas, y sobro todo estis Relaciones, en quo se contenian los favores espirituales que rtcibia, y que solo pudiera confiar ni padre Gracian.

(I) lil Camino de per facción. Ya para entóneos habla varias copias de 61, ademas de los dos originales escritos por la misma Santa Teresa.

DE SANTA TERESA DE JESÚS. 141

luelo ? Donosa obediencia es esa (1). Hame dado pena, anque conleaío la {lelerminacion, mas me parece cosa peligrosa. PregúnLek) : porque de pecado venial, podría ser mortal por la ])r(»mesa. También lo preguntaré yo á mi confesor, que es íxvan Iclrado : y bobería me parece, porque lo que yo tengo prometido, es con otros aditamentos. Eso no lo osará yo pro- ineter, porque que los Apóstoles tuvieron pecados venia- les (2). Solo nuestra Señora no los tuvo. Bien creo yo que ha- brá tomado Dios su intención ; mas paréceme cosa acertada ({ue se lo comutasen luego en otra cosa. Si con tomar una bula se puede hacer, hágalo luego : este jubileo fuera bueno. Cosa tan fácil, que an sin advertir mucho se puede hacerlo. Dios nos libre ; pues Dios no puso mas culpa en ello, bien conoce nuestro natural. A mi parecer conviene remediarse luego, y no le acaezca mas cosa de promesa, que es peligrosa cosa. No me parece es inconveniente tratar alguna vez de su oración con los que se confiesa ; que en ñn están cerca, y le advertirán mejor de todo-, y no se pierde nada.

El pesarle de haber comprado la Serna, hace el demonio ; porque no agradezca á Dios la merced que lo hizo en ello, que fué grande. Acabe de entender, que es por muchas partes mejor, y ha dado mas que hacienda á sus hijos, que es honra. Nadie lo oye, que no le parezca grande ventura. ¿ Y piensa que en cobrar los census no hay trabajo ? un andar siempre con ejecuciones (3), Mire que es tentación : no le acaezca mas, sino alabar á Dios por ello, y no piense, que cuando tuviera mucho tiempo, tuviera mas oración. Desengá- ñese de eso, que tiempo bien empleado, como es mirar por la hacienda de sus hijos, no quita la oración. En un momento

(1) Don Lorenzo habia ofrecido obediencia á su hermana ; por eso esta le reprende el haberse propasado a hacer otro voto de perreccion sin consultarlo pri%'iamente con ella.

(2) Por estas palabras % por lo que dice de que su voto era con otros adita- mentos se infiere la naturaleza del que habia hecho don Lorenzo de Cepeda.

(3) Parece por este pasaje que don Lorenzo estaba arrepentido de tener ha- c'enda, y que hubiera preferido invertir su c-ipilal en censos y juros. Por i'f'prension tan justa que le da aquí su hermana se ve, que esta entendía de economía más que aquel. En esta y en otras cartas se echa de ver que Santa. Teresa odiaba los censos, teniendo, hasta en esta materia, ideas avanzadas a las de su siglo, pues los censos fueron una de las causas del atraso y decadencia d& Kspaña, y sobre todo desde entonces.

142 CARTAS

da Dios mas, hartas veces, que con mucho tiempo ; que no se miden sus obras por los tiempos.

Luego procure tener alguno en pasando estas fiestas, y en- tienda en sus escrituras, y póngalas como han de estar. Y lo que gastare en la Serna, es bien gastado, y cuando venga el verano, gustará de ir allá algún dia. No dejaba de ser santo Jacob, por entender en sus ganados, ni Abraham. ni san Joa- quín, que como queremos huir del trabajo, todo nos cansa (1) ; que ansí hace á mi, y por eso quiere Dios, que haya bien en que me estorbe. Todas esas cosas trate con Francisco de Salcedo, que en eso temporal, yo le doy mis veces.

Harta merced de Dios es, que le canse lo que á otros seria descanso. Mas no se hade dejar por eso, que hemos de servir áDios como Él quiere, y no como nosotros queremos. Lo que me parece que se puede excusares esto de granjerias ; y por eso me he holgado en parte, que se lo deje á Dios en esto de estas ganancias ; que, an para eso del mundo, se debe perder algún poco. Creo vale mas irse vuestra merced á la mano en dar, pues Dios le ha dado para que pueda comer y dar, an- que no sea tanto. No llamo granjerias, lo que quiere hacer en la Serna, que está muy bien, sino en estotro de ganancias. Ya le digo, que en todas estas cosas siga el parecer de Fran- cisco de Salcedo, y no andará en esos pensamientos ; y siem- pre me le encomiende mucho, y á quien mas quisiere, y á Pedro de Ahumada, que bien quisiera tener tiempo para es- cribirle, porque me respondiera, que me huelgo con sus cartas.

A Teresa diga vuestra merced que no haya miedo quiera á ninguna como á ella : que reparta las imágenes, y no las que yo aparté para mi, y que alguna á sus hermanos. Deseo tengo de verla. Devoción me hizo lo que escribió vuestra mer- ced de ella á Sevilla, que me enviaron acá las cartas, que no se holgaron poco las hermanas, que las leyeron en la recrea- ción, y yo también ; que quien saca á mi hermano de ser galán, será quitarle la vida, y como es con santas, todo le pa- rece bien. Yo creo lo son estas monjas. En cada cabo me ha- cen confusión.

(1) Pone aquí Santa. Teresa el dedo en la llaga. El motivo de preferii- los censos ádla propiedad rústica era la holgazanería, verdadera causa de la ruina de Esaña, más que las otras que suelen alegarse.

DE SANTA TERESA DE JESÚS. 143

Gran fiesta tuvimos ayer con el nombre de Jesús : Dios se lo pague á vuestra merced. No qué le envié por tantas como me hace, si no es esos villancicos, que hice yo, que me mandó el confesor las regocijase, y he estado estas noches con ellas, y no supe cómo, sino ansí. Tienen graciosa tonada, si la aliñare Francisquito para cantar. Miro si ando bien apro- vechada. Con todo me ha hecho el Señor hartas mercedes es- tos dias.

De las que hace á vuestra merced estoy espantada. Sea ben- dito por siempre. Ya entiendo por lo que se desea la devo- ción, que es bueno. Una cosa es desearlo y otra pedirlo ; mas crea que es lo mejor lo que hace, el dejarlo todo á la vo- luntad de Dios, y poner su causa en sus manos. El sabe lo que nos conviene, mas siempre procure ir por el camino que le escribí : mire que es mas importante de lo que en- tiende.

No será malo, cuando alguna vez despertare con esos ím- petus de Dios, sentarse sobre la cama un rato, con que mire siempre tener el sueño, que menester su cabeza, que anque no se siente, puede venir á no poder tener oración, y mire, que procure no sufrir mucho frió, que para ese mal de ijada, no conviene. No para qué desea aquellos terrores y miedos, pues le lleva Dios por amor. Entonces era menester aquello.

No piense, que siempre estorba el demonio la oración, que es misericordia de Dios quitarla algunas veces; y estoy por decir, que casi es tan gran merced, como cuando da mucha, por muchas razones, que no tengo lugar de decir á vuestra mer- ced. La oración que Dios le da, es mayor sin comparación, que el pensar en el infierno, y ansí no podrá, aunque quiera, que no hay para qué.

Hecho me han reir algunas de las repuestas de las her- manas. Otras están extremadas, que me han dado luz de lo que es ; que no piense que yo lo sé. No hice mas que decírselo acaso á vuestra merced sobre lo que le diré, de que le vea, si Dios fuere servido.

La respuesta del buen Francisco de Salcedo me cayó en gracia. Es su humildad por un término extraño, que le lleva Dios de suerte, con temor, que an podría ser no le parecer bieu

144 CARTAS

hablar en estas cosas de esta suerte. Hémonos de acomoilar con lo que vemos en las almas. Yo le digo que es santo ; mas no le lleva Dios por el camino que á vuestia merced. En fin, llévalle como á fuerte, y á nosotros como á flacos. Harto para su humor respondió.

Torné ahora á leer su carta. No entendí el quererse levantar la noche que dice, sino sentado sobre la cama. Ya me parecía mucho, porque importa el no faltar el sueño. En ninguna manera se levante, anque mas hervor sienta, y mas si duerme : no se espante del sueño. Si oyera lo que decia fray Pedro de Alcántara sobre eso, no se espantara, an estando despierto.

No me cansan sus cartas de vuestra merced, que me con- suelan mucho, y ansí me consolara poderle escribir mas á menudo ; mas es tanto el trabajo que tengo, c[ue no poilrá ser mas á menudo ; y an esta noche me ha estorbado la ora- ción. Ningún escrúpulo me hace, si no es pena de no tener tiempo. Dios nos le para gastarle siempre en su servicio, amén. La esterilidad de este pueblo en cosas de pescado, que es lástima á estas hermanas ; y ansí me he holgado con estos besugos. Creo pudiera venir sin pan, sigun hace el tiempo. Si acertare haberlos, cuando venga Serna, ú algunas sardinas frescas, vuestra merced á la supriora con que nos las envié, que lo ha enviado muy bien. Terrible lugar es este para no comer carne, que an un huevo fresco jamas hay. Con todo pensaba hoy que años que no me hallo tan buena como ahora ; y guardo lo que todas, que es harto consuelo para mí. Esas coplas que no van de mi letra no son mías, sino que me parecieron bien para Francisco, que como hacen las de San José de las cuyas, esotras hizo una hermana. Hay gran cosa de eso estas Pascuas en las recreaciones. Es hoy segundo dia del año.

Indina sierva de vuestra merced. Teresa de Jesús.

Pensé c[ue nos enviara vuestra merced el villancico suyo ; porque estos ni tienen pies ni cabeza, y todo lo cantan. Ahora se me acuerda uno que hice una vez, estando con harta oración, y parecía que descansaba mas. Eran (ya no

DE SANTA TERESA DE JESÚS. -145

si eran ansí), y porque vea que desde acá le quiero dar recreación.

¡ Olí hermosura, que ccodeis A todas las hermosuras ! Sin herir, dolor hacéis ; Y sin dolor, deshacéis El amor de las criaturas,

¡ Oh ñudo, que ansí juntáis üos cosas tan desiguales! No por qué os desatáis : Pues atado, fuerza dais, A tener por bien los males.

Quien no tiene ser, junta: n Con el ser que no se acaba : Sin acabar, acabáis : Sin tener que amar amáis : Engrandecéis nuestra nada.

No se me acuerda más. j Qué seso de fundadora ! Pues yo h: digo c{ue me parecia estaba con harto, cuando dije esto. Dios se lo perdone, que me hace gastar tiempo : y pienso le ha de enternecer esta copla y hacerle devoción ; y esto no lo diga á nadie. Doña Yomar y yo andábamos juntas en este tiempo. Déla mis encomiendas.

CARTA LXXII.

Al padre fray Jerónimo Gracian de la Madre de Dios. Desde Toledo 9 óc

enero de 1577.

Dándole consejos pai^a regular su celo, JESÚS. .

La gracia del Espíritu Santo sea con vuestra paternidad, mi .padre. ¡ Oh qué de bendiciones le ha echado esta su hija vieja., con esta carta, que me envió hoy el padre Mariano, que sonix de enero ! Porque habia recibido la víspera de los Reyes la que venia con el recaudo de Caravaca, que desde á <los dias iba mensajero cierto, que me holgué harto. La de vuestra paternidad, con cuanto se templaba en decirme de su mal, me tenia bien afligida. Rendito sea Dios, que tanta mer- ced me hace en haberle dado salud : iuégo he escrito á los monesterios que he podido, para que me le encomendasen á Dios : habré de tornar á dar la buena nueva, que no otro c^emedio. Harto grande bien ha sido venir estotra carta tan

9

146 CARTAS

presto : cada dia me tiene vuestra paternidad con mayor obligación, por el cuidado que tiene de mi contento, ansí espero en Dios se lo ha de pagar.

Yo le digo que me ha caido harto en gracia, como si no tuviese nenguno, ocuparse ahora en hacer confisionario (1) : cosa harto sobrenatural me parece. Con todo no hemos de- pedir á Dios milagros, y es menester que vuestra paternidad mire que no es de hierro, y que hay muchas cabezas per- didas en la Compañía, por darse á mucho trabajo; que en lo que dice de la perdición de esas almas que entran para servir á Dios, dias que lo lloro. Lo que ha de hacer gran provecho es, si les dan buenos confesores ; y si para los- monesterios que han de ir Descalzas, no busca vuestra pater- nidad remedio de esto, yo miedo que no se hará tanto- fruto ; porque apretarlas en lo exterior, y no tener quien en lo interior las ayude, es gran trabajo : ansí le tuve yo hasta que fueron Descalzos á la Encarnación, Ya que vuestra pater- nidad lo quiere hacer solo por remediar almas, sea de hecho, y procure quien las ayude en este caso, y poner un manda- miento, á donde hay monesterio de frailes, qne no vaya allá nenguno que las inquiete. En Antequera me parece está Millan, quizá será bueno ; al menos sus cartas son de harta recreación para mí, las que escribe á vuestra paternidad : plega á el Señor que lo encamine todo, amén.

¡ Oh cómo me contenta con la perfecion que escribe vuestra paternidad á Esperanza ! porque cartas que se han de ver, es- bien venir ansí, y an para él mesmo. ¡ Y cómo tiene vuestra paternidad (en lo que dice que es menester para la Reforma) grandísima razón, que no se han de conquistar las almas á fuerza de armas, como los cuerpos ! Dios me le guarde, que

(1) Debia de ser aquella ocupación alguno de los muchos tratados, que escribió aquel sabio padre, que siempre estaba pensando en asuntos graves de la gloria de Dios y bien de las almas ; con todo, le procura moderar la Santa su nimio- trabajo, dieiéndole que no quiera milagros. A esto alude aquel sobrenatia-al, como que parece cosa milagrosa, que estando enfermo pueda dedicarse á estudiar- y a escribir. {Fr. A.)

En la capilla de Santa Teresa de la parroquia de San José de Madrid, y ha- ciendo juego oon la Carta CXVI de esta edición, hay una carta autógrafa del padre Gracian, fecha en Valencia, á 3 de julio de 160G, en que habla de la impresión de sus obras que trataba de hacer allí, por ser más barata la impre- sión en aquel punto.

DE SANTA TERESA DE JESÚS. 147

harto contenta me tiene. Para encomendarle mucho á Dios querría ser muy buena ; digo para que me aproveche lo& deseos y ánimo : nunca le hallo cobarde, gloria á Dios, si no es en cosas de Pablo. ; Oh pues lo que se regala Angela con el sentimiento que muestra en una plana después de escrita una carta que le envió ! Dice, que le quisiera besar muchas veces las manos, y que le diga á vuestra paternidad, que bien puede estar sin pena, que el casamentero fué tal, y dio el nudo tan apretado, que solo la vida le quitará (1) y an después de muerta estará más firme, que no llega á tanto la bobería de la perfecion, porque antes ayuda su memoria á alabar al Señor, que esta libertad que solia tener le ha hecho guerra. Ahora ya le parece mayor la sujeción que en esto tiene, y muy agradable á Dios, porque halla quien le ayude á llegar almas que le alaben, que es un tan gran alivio y gozo este, que á mi me alcanza harta parte. Sea por todo bendito.

Indina hija y súdita de vuestra paternidad. Teresa de Jesús.

CARTA LXXIII.

Al padre fray Ambrosio Mariano de San Benito. Desde Toledo á principios^

de 1577.

Con advertencias sobre varios negocios de la Orden. JESÚS.

Sea con vuestra reverencia. ; Oh qué gran contento me ha dado saber está bueno ! Sea Dios bendito para siempre, que me ha tenido con pena estos dias. Mire por sí, por amor de Dios, que como esté bueno, todo, se hará bien. Es verdad que en viéndole malo ó con pena, entiendo lo mucho que le quiero en el Señor. Antes que se me olvide : en ninguna manera trate vuestra reverencia ahora de que venga Nicolao, que hará malísima obra de aquellas monjas, hasta que haya entrado aquella viuda, que me escribe la priora, como anda el demonio por estorbarlo, y que Nicolao entiende en ello muy

(1) Creo que alude á la merced que, recibió de Dios por aquel tiempo, y de que habla en la Relación IX tomo i, pagina 168, cuando Je dijo el Señor : Ya sabes el desposorio que hay entre ti y Mi. Por eso quiza dijera, que el Casa- mentero dio el nudo tan apretado.

148 CARTAS

de veras. Anque ella gran voluntad tiene, mas otros le ponen escrúpulos ; v ve lo que les importa, que pagan con ella la casa.

Mucho me he holgado del buen arzobispo que nos ha dado Dios aquí (1). De esos dichos de frailes nenguna pena tengo, que será como las demás cosas, que le han levantado : ha- llado han al codicioso. Gomo hoy vi la carta de vuestra reve- rencia, luego envié á el arcediano la suya : yo creo no hará nada, y quisiera acabáramos de dar pesadumbres, que anque no sea sino por tener ya arzobispo, he pensado si seria cosa, que, pues está ya público, procurásemos con él que lo dijese á los de aqui.

Agradezca vuestra reverencia á Nicolao lo que hace por los monjas; y déjele por caridad, si Dios le llama á negocios mayores que los del arzobispo, que Dios le proveerá de otro. Anque cierto me pesa de cualquier trabajo que le venga : y no ^s mucho, que es muy mucho lo que le debemos. Dias que tengo y por cierto serlo de aquí el inquisidor mayor : harto bien nos está, y anque en cosas parece no están

CARTA ÍAXIY.

A la madre María de San José, priora de Sevilla, r- Desde Toledo n 17 de

enero de 1577.

Sobre la reforma del convento de Paterna, y la marcha de Seoilla del padre

Gradan (2).

JESÚS.

Sea con vuestra reverencia. ¡ Oh mi hija, qué carta me

(1) Fué el ilustrísimo señor don Gaspar de Quiroga, que de obispo de Cuenca é inquisidor general subió a la silla de Toledo a 6 de Setiembre de aquel mismo año.

Al fin de la Carta insinúa una profecía de lo que sucedió, a cuyo asunto depuso en Lisboa María de San José. Vio un papel de la Santa en que tenia escrito, que el Señor Quiroga habia de ser arzobispo de Toledo, y que esto lo escribió muchos aúos antes que lo fuese. Con que no es mucho diga hacia dias tenia por cierto lo sería el inquisidor mayor, y que se alegra de ver provista la dignidad en quien el cielo tenía hecha la elección. Es verdad que la dio mucho que merecer con su entereza, ya para la entrada de su sobrina en la Orden, ya en las dilaciones de la fundación de Madrid. Pero esto sin duda fué porque ^cpamos que hasta del celo y entereza de los buenos se vale Dios pura lu!)r:ir ía corona á los Santos. [Fr. A.)

(2) El original de esta Carta cslaba en Valkulolid. La comunidul '.a \\'a'i en

DE SANTA TERESA DE JESÚS. 149

envia llena de buenas nuevas, ansí de su salud, como de esa monja, que nos hace tan buena obra, como será pagar la casa ! Plega á Dios no haya algún desmán ; harto se lo suplico, que me daría grandísimo contento verlas descan- sadas. Si entrare, sobrellévela por amor de Dios, que todo lo merece. Yo quisiera harto tener luga, para escribirla largo ; mas helo hecho hoy á Avila y Madrid y otras partes, y está la cabeza cual la mala ventura. Sus cartas he recibido, las que dice.

Envíeles esta, para que sepan que estoy buena, y que me holgué con su carta, y de saber van Margarita y confesor : que no se espanten no estén luego como nosotras, que es un desatino ; ni pongan tanto en que no se hablen, y otras cosas, que de suyo no son pecado ; que gente acostumbrada á otra cosa, harálas hacer más pecados, que les quita (1). Es menes- ter tiempo, y que obre Dios, que será desesperarlas. Harto se lo pedímos acá.

El sufrirlas que. la baldonen es malo ; salvo si no es pudiendo hacer que no lo entiende. Es menester que entiendan las que gobiernan, que dejado el encerramiento, lo demás ha de obrar Dios, y llevarlo con gran suavidad. Él sea con ella, hija mía, y me la guarde, y á todas, y las mis encomiendas.

Yo estoy buena : la madre priora de Malagon como suele. Dígame si llevaba nuestro padre dinero para el camino, que he entendido que nó. Envíele esa carta muy á recaudo y con brevedad, por caridad ; mas sea con persona cierta. Harto me pesa quue se vaya el fiscal de ahí. Parece quiere Dios, que El solo se vea que lo hace. Al prior del Carmen vuestra reverencia mis encomiendas, y á mi buen fray Gregorio que me escriba.

Son hoy xvij de enero, año de 1577, y yo de vuestra reve- rencia sierva. Teresa de Jesús.

En gracia me han caído sus Maitines. Yo creo irian bien,

IToO al padre fray Manuel de la Virgen, siendo procurador general de los Carmelitas Descalzos en Roma, y luego csv "" mismo padre la regaló al Papa lienedicto XIV, el cual a su vez la dio al convento de Carmelitas Descalzas de Doiouia, su patria, con una carta muy erudita.

(1) Alude a que no era posible llevar a las Carmelitas Calzadas de Paterna f^xx toilo ol rigor y austeridad que si fueran Descalzas.

150 CARTAS

-qae siempre ayuda el Señor á la mas necesidad. No me deje de escribir, anque no esté ahí nuestro padre. Yo no lo haré tantas veces, anque no sea sino por los portes.

CARTA LXXV.

A su hermano don Lorenzo de Cepeda, Desde Taledo á 17 de enero de 1577. Con varios consejos muy interesantes para la dirección de su alma.

JESÚS

Sea con vuestra merced. Ya dije en la que llevó el de Alba, ■Cjuelas sardinas vinieron buenas y los confites á tiempo, anque quisiera yo mas se quedara vuestra merced con los mejores : Dios se lo pague. De ninguna cosa me envié ya nada, que cuando yo lo quiera lo pediré. Mucho en hora buena se pase á nuestro barrio. Todavia lo mire mucho esto del cuarto que digo, que sino se remedia estaba peligroso, ysi habia qué. (i} A esto mucho con todo se mire.

Cuanto á lo del secreto de lo que me toca, no digo que sea -de manera que obligue á pecado ; que soy muy enemiga de ^sto,y podríase descuidar : basta que sepa que me dará pena. Lo de la promesa ya me habia dicho mi confesor que no era válida, que me holgué harto ; que me tenia con cuidado. También de la obediencicL, que me tiene dada, le dije, que me ha parecido sin camino. Dice que bien está; mas que no sea promesa á mí, ni á naide ; y ansí no la quiero con promesas, y aun lo demás se me hace de mal ; mas por su consuelo paso por ello, á condición que no la prometa á nadie. Holgádome he, que vea que le entiende fray Juan, como tiene expiriencia, y an Francisco tiene algún poco, mas no lo que Dios hace con vuestra merced. Bendito sea por siempre sin fin. Bien está con entramos ahora.

Bueno anda nuestro Señor. Paréceme que quiere mostrar su grandeza en levantar gente ruin, y con tantos favores, que no qué mas ruin que entramos. Sepa que mas de ocho días, que ando de suerte, que, á durarme, pudiera mal acudir á Laníos negocios. Desde anles que escribiese á vuestra merced

(1) Todo este párrafo primero es inédito.

DE SANTA TERESA DE JESÚS. IT)!

me han tornado los arrobamientos, y hame dado pona; poi- <|ue es (cuando han sido algunas veces) en público, y ansi me ha acaecido en Maitines. Ni basta resistir, ni se puede disi- mular. Quedo tan corridísima, que me querria meter no donde. Harto ruego á Dios se me quite esto en público; pída- selo vuestra merced, que tray hartos inconvenientes, y no me parece es mas oración. Ando estos días como un borracho en parte : al menos entiéndese bien, que está el alma en buen puesto ; y ansí, como las potencias no están libres, es penosa cosa entender en mas que lo que el alma quiere.

Habia estado antes casi ocho dias, que muchas veces ni un buen pensamiento no habia remedio de tener, sino con mm sequedad grandísima. Y, en forma, me daba en parte gran gusto; porque habia andado otros dias antes como ahora, y €s gran placer ver tan claro lo poco que podemos de nosotros. Bendito sea el que todo lo puede, amén. Harto he dicho. Lo demás no es para carta, ni an para decir. Bien es alabemos á nuestro Señor el uno por el otro ; al menos vuestra merced por mí, que no soy para darle gracias las que le debo, y ansí he menester mucha ayuda.

De lo que vuestra merced me dice que ha tenido, no qué le diga, que cierto es mas de lo que entenderá, y principio de mucho bien, si no lo pierde por su culpa. Ya he pasado por esa manera de oración, y suele después descansar el alma, y anda alas veces entonces con algunas penitencias. En especial, si es ímpetu bien recio, no parece se puede sufrir, sin emplearse el alma en hacer algo por Dios ; porque es un toque, que da al alma de amor, en que entenderá vuestra merced, si va cre- ciendo, lo que dice no entiende de la copla; porque es una pena grande y dolor, sin saber de qué, y sabrosísima. Y anque, en hecho de verdad, es herida que da el amor de Dios en el alma, no se sabe adonde, ni cómo, ni si es herida, ni qué es, sino siéntese dolor sabroso, que hace quejar, y ansí dice:

Sin herir, dolor hacéis, Y sin dolor deshacéis El amor de las criaturas.

Porque cuando de veras está tocada el alma de este amor de Dios, sin pena ninguna se quita el que se tiene á las criaturas,

152 CARTAS

digo de arte qae esté el alma atada á ningún amor, lo que no se hace estando sin este amor de Dios; que cualquiera cosa délas criaturas, si mucho se aman, da pena ; y apartarse de ellas, muj mayor. Como se apodera Dios en el alma, val a dando señorío sobre todo lo criado, y anque se quita aquella presencia y gusto (que es de lo que vuestra merced se queja) como si no hubiese pasado nada, cuanto á estos sentidos sensuales, que quiso Dios darles parte del gozo del alma, no se quita de ella, ni deja de c|uedar muy rica de mercedes^ como se ve después, andando el tiempo, en los afetos.

De esas tribulaciones después, de que vuestra merced me da cuenta, ningún caso haga ; que anque eso yo no lo he tenido, porque siempre me libró Dios por su bondad de esas pasiones (1), entiendo debe de ser, que como el deleite del alma es tan grande, hace movimiento en el natural. Iráse gastando con el favor de Dios, como no haga caso de ello. Algunas personas lo han tratado conmigo. También se quita- rán esos estremecimientos; porque el alma, como es novedad, espántase, y tiene bien de cpie se espantar : como sea mas veces, se hará hábil para recibir mercedes. Todo lo que vuestra merced pudiere, resista esos estremecimientos y cualquier cosa exterior, porque no se haga costumbre, que antes estorba que ayuda.

Eso del calor, que dice que siente, ni hace ni deshace: antes pudra dañar algo á la salud, si fuere mucho; mas también r[uizá se irá quitando, como los estremecimientos. Son esas cosas lo que yo creo) como son las complexiones : y como vuestra merced es sanguíneo, el movimiento grande de espíritu, con el calor natural, que se recoge á lo superior y llega al corazón, puede causar eso; mas, como digo, no es por eso mas la oración.

Ya creo he respondido al quedar después como si no hubiese pasado nada. No si lo dice ansí san Agustín : Qtic pasa ti I .^p ir lili de Dios sin dejar señal, como la saeta, que no la deja en el aire. Ya me acuerdo que he respondido á esto ; que ha sido multitud de cartas las que he tenido después que recibí las de

(1) Cuando algunas religiosas acudian á ella pidiéndole consrjos, por liallarse cejadas coi' tentaciones sensuales, ilociali:'s Santa Tiiiesa « que en e.sc punto no l»o;lia aconsejarlas, pues por la misericordia de Dios no sal>ia L> que ei'an ».

DE SANTA TERESA DE JESÚS. 153

Tueslra merced v an tengo ahora por escribir hartas, por no haber tenido tiempo para hacer esto.

Otras veces queda el alma, que no puede tornar en en muchos dias : sino que parece como el sol, que los rayos dan calor, y no se ve el sol : ansí parece el alma tiene el asiento en otro cabo, y anima al cuerpo, no estando en él, porque está alguna potencia suspendida.

Muy bien va en el estilo que lleva de meditación, gloria á Dios, cuando no tiene quietud digo. No si he respondido á todo ; que siempre torno otra vez á leer su carta, que no es poco tener tiempo, y ahora no, sino á remiendos la he tornado á leer. Ni vuestra merced tome ese trabajo en tornar á leer las que me escribe. Yo jamás lo hago. Si faltaren letras, pónga- las allá, que ansí haré yo acá á las suyas, que luego se en- tiende lo que quiere decir, que es perdido tiempo sin propó- sito.

Para cuando no se pudiere bien recoger, al tiempo que tiene oración, ú cuando tuviere gana de hacer algo por el Señor, le envió ese silicio, que despierta mucho el amor, á condición, que no se lo ponga después de vestido, en ninguna manera, ni para dormir. Puédese sentar sobre cualquiera parte, y ponerle que desabrimiento. Yo lo hago con miedo. Como es tan sanguíneo; cualquiera cosa podria alterar la sangre, sino que es tanto el contento que da (aunque sea una nadería como esa) hacer algo por Dios, cuando se está con ese amor, que no quiero lo dejemos de probar. Como pase el invierno, hará otra alguna cosilla, que no me descuido, Ji,scríbame como le va con esa niñería. Yo le digo, que cuando mas justicias queramos hacer en nosotros, acordándonos de lo que pasó nuestro Señor, lo es. Riéndome estoy, como él me envia conOtes, regalos y dineros, y yo silicios.

Sepa que está concertada de entrar en el su monesterio de

Sevilla una muy buena monja, y tiene seis mil ducados sin

ningún embarazo, y antes que entre ha dado unos tejuelos de

oro, que valen 4os mil ; y pone tanto en que se comience á

pagar la casa de ellos, que la priora lo hace, y escríbeme que

pagará ahora tres mil. Mucho me he alegrado, que era gran

cárgala que tenian. En fin, como profese se pagará luego toda,

yan quiza antes. Encomiéndelo vuestra merced á Dios, y déle

9.

454 CARTAS

oración, que ansi acaba la obra, que vuestra merced comenzó.

Nuestro padre visitador ha andado en los conciertos : bueno está y visitando las casas. Es cosa que espanta cuan sosegada tiene la provincia, y lo que le quieren. Bien le lucen las ora- ciones y la virtud y talentos, que Dios le dio. Él sea con vues- tra merced y me le guarde, que no acabar cuando hablo con él. Todos se le encomiendan mucho : yo á él.

Indina sierva de vuestra merced. Teresa de Jesús.

Al obispo envié á pedir el libro, porque quizase me antojará de acabarle, con lo que después me ha dado el Señor, que se podria hacer otro, y grande, y si el Señor quiere acertase á decir, y si no poco se pierde.

CARTA LXXVI.

Al señor Lorenzo de Cepeda, hermano de la Santa. Desde Toledo á 10 de

febrero de 1577.

Dándole consejos espirituales y noticias sobre algunos asuntos de su Orden,

JESÚS

Sea con vuestra merced. Ya estuve buena de la flaqueza del otro dia, y después, pareciéndome que tenia mucha cólera, con miedo de estar con ocasión la Cuaresma para no ayunar, lomé una purga, y aquel dia fueron tantas las cartas y nego- cios, que estuve escribiendo hasta las dos, y hízome harto daño á la cabeza, que creo ha de ser para provecho; porque ha mandado el dotor, que no escriba jamás, sino hasta las doce, y algunas veces no de mi letra. Y cierto ha sido el trabajo ecesivo, en este caso, este invierno, y tengo harta culpa; que por no me estorbar la mañana, lo pagaba el dormir; y, como era después el escribir del vómito, todo se juntaba. Aunque este dia de esta purga ha sido notable el mal ; mas parece que voy mij orando ; por eso no tenga vuestra merced pena, que mucho me regalo. Helo dicho, porque, si alguna vez viere allá vuestra merced alguna carta no de mi letra, y las suyas mas breves, sepa ser esta la ocasión.

Harto me regalo cuanto puedo, y heme enojado de lo que me envió, que mas quiero que lo coma vuestra merced, que cosas dulces no son para mí, anque he coniido de esto y lo

DE SANTA TKHI'SA 1>E JESÚS. 155

<'omeré; mas no lo haga otra vez, que me enojaré mucho. ¿ No basta que no le regalo en nada?

Yo no qué Pater nostres son esos que dice toma de diciplina, que yo nunca tal dije. Torne á leer mi carta y vc- rálo ; y no tome más de lo que allí dice en ninguna manera, salvo que sean dos veces en la semana. Y en Cuaresma se pondrá un dia en la semana el silicio; á condición, que si viere le hace mal se lo quite : que como es tan sanguíneo, temóle mucho; y por ser malo para la vista tomar mucha dicipHna no le consiento mas, y an porque es mas penitencia (1) darse tan tasadamente, después de comenzado, que es quebrar la voluntad. Hame de decir si se siente mal con el silicio, de que se le ponga.

Esa oración de sosiego, que dice, es oración de quietud, de lo que está en ese librillo. En lo de esos movimientos sensua- les, para probarlo todo se lo dije ; que bien veo no hace al caso, y que es lo mejor no hacer caso de ellos. Una vez me dijo un gran letrado, que habia venido á él un hombre afligi- dísimo, que cada vez que comulgaba venia en una torpeza grande, mas que eso mucho; y que le habían mandado que no comulgase, sino de año á año, por ser de obligación. Y eslc letrado, anque no era espiritual, entendió la flaqueza ; y dí- jole, que no hiciese caso de ello, que comulgase de ocho á ocho días, y como perdió el miedo, quitósele- Ansí que no le haga vuestra merced caso de eso.

Cualquiera cosa puede hablar con Julián de Ávila, que es muy bueno. Díceme que se va con vuestra merced, y yo me huelgo. Véale vuestra merced algunas veces; y cuando le qui- •siere hacer alguna gracia, puede por limosna, que es muy po- bre, y harto desasido de riquezas, á mi parecer, que es de los buenos clérigos que hay ahí, y bien es tener conversaciones semejantes, que no ha de ser todo oración.

En el dormir vuestra merced digo, y an mando, que no sean

(1) Este pasaje estaba mutilado en las ediciones anteriores, ocultando la opi Ilion de Santa Teresa contra la excesiva flagelación. Se les figuró sin duda á los remendones de Santa Teresa, que ésta pudiera ser acusada de laxa, y con todo, su doctrina es la de san Francisco de Sales y otros maestros de espíritu, que encargan no se hagan tales mortificaciones indiscretamente y sin anuencia del director, en especial por las personas que viven en el siglo, como suqedia a don Lorenzo de Cepeda. Santa Teresa no condena aquí la mortificación, sino el exceso en ella, en ciertos casos, y por algunas personas.

1,jC car'i.".o

menos de seis horas. Mire que es menester los que hemos ya edad llevar estos cuerpos, para que no derruequen el espíritu, que es terrible trabajo. No puede creer el disgusto que me da estos dias, que ni jo oso rezar, ni leer, anque, como digo, estoy ya mejor; mas quedaré escarmentada, yo se lo digo; y ansí haga lo que le mandan, que con eso cumple con Dios. I Qué bobo es, que piensa que es esa oración, como la que á mino me dejaba dormir! No tiene que ver, que harto mas hacia yo para dormir, que por estar despierta.

Por cierto que me hace alabar harto á nuestro Señor las mercedes que le hace, y con los efetos que queda. Aquí verá cuan grande es, pues le deja con virtudes, que no acabara de alcanzarlas con muclio ejercicio. Sepa que no está la flaqueza dt" la cabeza en comer, ni en beber : haga lo que le digo. Harta merced me hace nuestro Señor en darle tanta salud. Plega á sil Majestad que sea muchos años, para que la gaste en su servicio.

Este temor, que dice, entiendo cierto debe ser, que el espí- ritu entiende siente el mal espíritu y anque con los ojos corpora- les no le vea, débele de ver el alma ü sentir. Tenga agua ben- dita junto á sí, que no hay cosa con que mas huya. Esto me La aprovechado muchas veces á mí. Algunas no paraba en solo miedo, que me atormentaba mucho, esto para solo. Mas, si no le acierla á dar el agua bendita, no huye ; y ansí es me- nester echarla alrededor.

No piense le hace Dios poca merced en dormirían bien, que sepa es muy grande. Y torno á decir, que no procure que se le quite el sueño, que ya no es tiempo de eso.

Mucha caridad me parece querer tomar los trabajos, y dar los regalos; y harta merced de Dios, que pueda an pensar en hacerlo. Mas por otra parle es mucha bebería y poca humil- dad, que piense él que podrá pasar con tener las virtudes que tiene Francisco de Salcedo, ú las que Dios da á vuestra mer- ced sin oración. Créame, y dejen hacer al Señor de la viña, que sabe lo que cada uno menester. Jamas le pedí traba- josinle riores, aunque Él me ha dado hartos, y bien recios en osla vida. Mucho hace la condición natural y los humores, ]>ara estas aíliciones. Gusto que vaya entendiendo el de ese ¿^anto, que querría le llevase mucho la condición.

DE SANTA TEHESA DE JESIS. 157

Sepa, que pensé Jo que liabia de ser de la sentencia, y que se liabia de sentir; mas no se sufría responder en seso ; y si miró vuestra merced no deje de loar algo de lo que dijo ; y á la respuesta de vuestra merced, para no mentir, no pude de- cir otra cosa. Yo lo digo, cierto, que estaba la cabeza tal, que aun eso no como se dijo, según aquel dia habían car- gado los negocios y carias, que parece los junta el demonio algunas veces, y ansí fué la noche, que me hizo mal, de la purga. Y fué milagro no enviar al obispo de Cartagena una carta, que escribía á la madre del padre Gracian, que erré el sobrescrito, y estaba ya en el pliego, que no me harto de dai" gracias á Dios ; que le escribía sobre que han andado con las monjas de Caravaca su provisor, y (nunca le he visto) parecía una locura. Quitaron les dijesen misa. Ya esto está remediado, y lo demás creo se hará bien, que es, que admita el mones- terio. No puede hacer otra cosa : iban algunas cartas de favof con las mias. ¡Mire qué bien fuera! j Y el haberme yo ido de aquí !

Todavía traemos miedo á esle Tostado, que torna ahora á la curte: encomiéndelo á Dios. Esa carta de la priora de Se- villa lea. Yo me holgué con la que me envió de vuestra mer- ced, y con la que escribió á las hermanas, que cierto tiene gracia. Todas besan á vuestra merced las manos, muchas veces, y se holgaron harto con ella, y mi compañera mucho, que es la de los cincuenta años, digo la que vino de Malagon con nosotros, que sale en extremo buena, y es bien enten- dida. Al menos para regalo es el extremo que digo ; por- que tiene gran cuidado de mí.

La priora de Valladolíd me escribió como se hacia en el ne- gocio todo lo que se podía hacer, que estaba allá Pedro de Ahumada. Sepa que el mercader que en ello entiende creo lo hará bien: no tenga pena. Encomíéndemelo, y á mis niños, en especial á Francisco : deseo los tengo de ver. Bien hizo en que se fuese la moza, anque no hubiera ocasión, que no hacen sino embarazarse, cuando son tantas. A doña Juana, á Pero Alvarez, y á todos me diga siempre muchos recaudos. Sepa, que tengo harto mijor la cabeza, que cuando comencé Ja carta ; no Jo hace lo que me huelgo de hablar con vuestra merced.

lo8 CARTAS

Hoy ha estado acá el dolor Velázquez, que es el mi coi>- fesor. Trátele lo que me dice de la plata y tapicería que desea dejar, porque no quema, que por no le ayudar yo, dejase de ir muy adelante en el servicio de Dios; y ansí, en cosas, no me fio de mi parecer, anque en esto era él mesmo. Dice, que eso no hace ni deshace, como vuestra meda procure ver lo poco que importa, y no estar asido áello; que es razón, pues hade casar sus hijos, tener casa como conviene. Ansí, que ahora tenga paciencia, que siempre suele Dios traer tiempos para cumplir los buenos deseos, y ansí hará á vuestra merced. Dios me le guarde, y haga muy santo, amén. Son x de fe- brero.

Y yo sierva de vuestra merced. Teresa de Jesús.

CARTA LXXVIl

Al señor Lorenzo de Cepeda. Desde Toledo a 27 y 28 de febrero do 1377. Sobre su oración y mortificaciones, repitiéndole algunos consejos espirituales.

JESÚS

Sea con vuestra merced. Antes que se me olvide, como otras veces, mande vuestra merced á Francisco que me envié unas buenas plumas cortadas (1), que acá no las hay bue- nas, y me hacen disgusto y trabajo ; y nunca le quite que me es- criba, que quizá lo ha menester, y con una letra se contenta, que •eso no me hace nada. Creo ha di ser este mal para bien, que me comienzo á mostrar á escribir de mano ajena, que lo pu- diera haber hecho en cosas que importan poco : quedarme he €on esto. Harto mijor estoy que he tomado unas pildoras. Creo mo hizo daño comenzar á ayunar la Cuaresma, que no era solo la cabeza, que me daba en el corazón. De esto estoy mucho mejor, y an de la cabeza lo he estado dos dias, que es lo que me daba mas pena, que no es poco : que mi miedo ha

(1) Su sobrino, Iiijo de doa Lorenzo.

En el monasterio del Escorial so conserva, coa los originales de la Santa, su modesta escribanía, que se reduce á una cajita en forma do Breviario, con iiu tintero V salvadera : un majadero, tan sacrilego como estúpido, robó una pluma, liarto pobre, que en ella se conservaba, y cuyo paradero so ignora, perdiéndose por su culpa la última pluma de Santa Tkresa.

DE SANTA TERESA DE JESÚS. lo!j

sido si me h ibia de quedar inhabilitada para todo, que ora- ción seria {.ran atrevimiento procurarla, y bien ve nuestro Señor el daño que me seria; porque ningún recogimiento so- brenatural tengo, mas que nunca los hubiera tenido, que me espanta harto, porque no fuera en mi mano resistir. Ko tenga vuestra merced pena, que poco á poco iré tomando luerza en la cabeza. Yo me regalo todo lo que veo es menes- ter, que no es poco, y an algo mas que acá usan. No podré tener oración. Tengo gran deseo de estar buena. Ello es á costa de vuestra merced, por eso téngolo por bien, que es tal mi condición, que, para no traer pesadumbre, es menester ansí, y como tan mal carnero, que siempre he menester ave á comer, porque lodo el negocio de él es Üaqueza, como he ayunado desde la Cruz de setiembre, y con el trabajo y edad, en fin ser yo para tan poco, que es enojo, que siempre este cuerpo me ha hecho mal y estorbado el bien. No es tanto, que deje de escribir á veesLra merced de mi letra, que esa moi- lificacion no se la daré ahora, que por veo que será mucha.

La de que no se ponga el silicio habrá de perdonar, por- que no se ha de hacer lo que él escoge. Sepa que han de ser tan cortas las diciplinas, que se siente tanto mas, y hará menos mal. No se muy recio, que va poco en eso, que pen- sará que es gran imperfecion. Porque haga algo de lo que quiere le envió ese silicio, para que traya dos dias en la se- mana : entiéndese desde que se levanta, hasta que se acuesta, y no duerma con él. En gracia me ha caido el contar de los dias tan cabalmente. Uso nuevo es, y no creo han alcanzado esa habilidad las Descalzas. Mire que nunca se ponga esotro : ahora, estése guardado. A Teresa envío uno y una diciplina, que me envió á p.edir muy recia : mándesela dar vuestra merced, y mis encomiendas. Muchas cosas buenas me es- cribe de ella Julián de Ávila, que me hace alabar al Señor. Él la tenga de su mano siempre, que gran merced la ha he- cho, y á las que la queremos bien.

En forma había deseado estos dias tuviese vuestra merced alguna sequedad, y ansi me holgué harto cuando vi su carta, anque esa no se puede llamar sequedad. Crea que para mi:- chas cosas aprovecha mucho. Si ese silicio llegare á toda la

160 CARTAS

cintura, ponga un pánico de lienzo al estómago, que es muy dañoso : y mire, que si sintiere mal en los ríñones, que ni eso, ni la diciplina no lo tome, que le hará mucho mal, que mas quiere Dios su salud, que su penitencia, y que obedezca. Acuérdese de lo de Saúl, y no haga otra cosa. No hará poco si sabe llevar á esa persona la condición, porque tengo para mí, que todos esos grandes trabajos y penas es melancolía, que le sujeta bravamente; y ansí, ni hay culpa, ni de qué nos espantar, sino alabar al Señor, que no nos da ese tor- mento.

Tenga gran cuenta con no dejar de dormir, y hacer cola- ción bastante, que no se siente hasta que está ya hecho el mal, con el deseo de hacer algo por Dios. Y yo le digo, que he de quedar escarmentada para y para otras. El silicio cada día es menos en parte, porque con la costumbre de traerlo no se hace la novedad, que vuestra merced dice, y no habia de apretarse tanto el hombro como suele. En todo mire no le liaga mal. Harta merced le hace Dios en llevar tan bien la falta de oración, que es señal que está rendido á su volun- tad, que este creo es el mayor bien, que tray consigo la ova- ción.

De mis papeles (1) hay buenas nuevas. El inquisidor mayor mesmo los lee, que es cosa nueva. Débenselos de haber loado, y dijo á doña Luisa, que no habia allí cosa que ellos tuviesen que hacer en ella, que antes habia bien que mal; y díjola : ¿ c|ue por qué no habia yo hecho monesterio en Madrid? Está muy en favor de los Descalzos : es el que ahora han hecho arzobispo de Toledo. Creo que ha estado con él allá en un lugar doña Luisa, y llevó muy á cargo este ne- gocio, que son grandes amigos, y ella me lo escribió. Presto verná, y sabré lo demás. Esto diga vuestra merced al señor obispo, y á la supriora, y á Isabel de San Pablo (en mu- cho secreto, para que no lo digan á nadie y lo encomien- den á Dios), y no á otra persona. Harto buenas nuevas son. Para todo ha aprovechado el quedar aquí, aunque no para mi cabeza, que ha habido mas cartas qu en otro cabo.

(I) llal)l;i (li'l liliro de su Vida, que estaba examinándose en el santo tribunal de la Inquisiriíin, y por esto medio granjeó la gran estimación que de él hizo el señor inquisidoi* general don Gaspar de Ouiroga. {Fr. A.)

DE SANTA TICHKSA DE JESÚS. 1(1 1

Miiclio me lio holgado, y con esa caria de Agustín (I), que no fuere allá.

Ue lo ([ue dice del agua bendita, no mas el por rjué, de la experiencia que tengo. Dicho loheá algunos letrados, y uo lo contradicen. Basta tenerlo la llesia, como vuestra merced dice. Con todo lo que va mal á las de la reformación, excusan hartos pecados.

Dice mucha verdad Francisco de Salcedo de lo de Ospedal, al menos que soy yo como ella en este caso. Dele un gran recaudo de mi parte, y á Pedro de Ahumada, que no quiero escribir mas, de que mire, si pudiere dar para comprar al- gunas ovejas Juan de Ovalle, que será mucha ayuda para ellos y harta limosna, si se puede hacer sin perder vuestra merced.

Bueno está el padre visitador. Ahora torna el Tostado, según dicen, cosa que es para conocer el mundo estos nues- tros negocios, que no parece sino una comedia. Con todo^ deseo harto verle quitado de ellos. Hágalo el Señor, como ve es menester.

Indina sierva de vuestra merced. Teresa de Jf.sub.

(1) Agustín de Cepeda, su séptimo hermano, valerosísimo capitán de (.Ihi'e y vencedor de diez y siete batallas, de quien dice : Harto me pesa verle en csa.f cosas todania ; esto es, en sus pretensiones. Importunado san Francisco Javier de un su bienhechor, sobre que le diese carta de empeño para Portugal, la escri- bió diciendo al padre Simón : « El dador es un hidalgo gran bienhechor de l;i Compañía ; me suplica os empeñéis para su favorable despacho. Lo que os diga es que hagáis lo posible para que no lo consiga ; pues los que vienen bien des- pachados para Indias, vienen bien despachados para el infierno. »

Confirmación puede ser de esta temible expresión la revelación que tuvo ]:i Santa de que si su hermano conseguía un empleo en Indias, y moría en él, se liabía de condenar. Así se lo escribió al Perú, lo cual fué causa para que desis- tiese de la pretensión de un gobierno que tenía en buen estado por sus seña- lados servicios. Estando en otra que le rentaba diez mil pesos, recibió una carta de la Santa, en que le decía dejase el gobierno y se saliese del lugar no quería perder la vida y la alma. Obedeció el temeroso caballei-o, y dentro de pocos días saquearon los enemigos aquel lugar, pasando á cuchillo á sus enimigos v al gobernador que le sucedió.

Murió este caballero en la ciudad de los Reyes, antes de tomar posesión di? otro gobierno en la provincia de Tucuman, que le dieron después de muerta 1 1 Santa, la cual asistió en su muerte, hasta ponerlo en la presencia de su Esposo, como lo testifica en las informaciones de su canonización el padre Luis de Va!- divía, de la Compañía de Jesús, que lo confesó para morir. Dichoso hei-maiia que tal hermana lo dio el cíelo. [Fr A.)

162 CARTAS

CARTA LXXVIII

Al padre fray Ambrosio Mariano. Desde Toledo á 15 de marzo de 1577 (1).

Dándole muy sabios consejos acerca de la conducta, que debia observa)' en

Madrid.

JESÚS

Sea con vuestra reverencia, mi padre. No por qné me dejó de escribir con este carretero, y decir que habia recibido la respuesta del Consejo, que este otrojuéves les envié. Deseo •saber cómo se está vuestra reverencia en ese lugar, sin estar con los frailes (digo en el Carmen), habiendo puesto tanto en ello el Nuncio, que es razón no le descontentar en nada, ni nos conviene por ninguna via. Yo quisiera harto poder hablar con vuestra reverencia, porque hay cosas que se pueden decir y no escribir. Hasta ahora, con estar esperando tener casa ahí, parece se sufria estar como quiera, mas estar tanto, y cuatro frailes Descalzos, crea, mi padre, que á naide parece bien, y que se mira harto, y no solo de los del Paño, que no hay que hacer caso ; y en las cosas que llevan color, querría quitásemos la ocasión, que del decir á vuestra reverencia el marqués, que no se enojaría el nuncio, no hay que hacer caso. También suplico á vuestra reverencia hable con mu- cho tiento, si tiene queja del uno, que he miedo se des- cuida en esto, como es tan claro, j an solo, y plega á Dios que no venga á sus oidos. Mire que nos hacen guerra todos los demonios, y es menester esperar el amparo solo de Dios, y esto ha de ser con obedecer }' sufrir, j entonces Él toma la mano.

Y ternia por muy acertado, que vuestra reverencia y los demás, venida la Dominica in Pasión, se fuesen á Pastrana ú á Alcalá, pues no es tiempo de negocios ; y an que los ha3'a,

(1) Esta Carta era la XXXVI del tomo vi en las ediciones anteriores. Su original i;e conserva en el célebre convento de las monjas de la Imagen, a de Alcalá de llenares, acerca de cuya fundación véase el tomo i, paginas lOG y 254. Está muy bien conservada y colocada en un liermoso relicario de plata, con cristales por ambos Jados, que permiten leer ambas planas de la Carta. Se lia confrontado para •esta edición la Carta impresa coa el original mismo, y enmendado algunas •variaiilcs.

DE SANTA TERESA DE JESÚS. 163

l>asta estar el señor licenciado Padilla para los nuestros, €omo lo ha estado siempre ; y esos dias no son para estar relisiosos fuera de su monesterio, ni á naide parecerá bien, y muy menos á el nuncio, que es tan recatado. Yo me conso- laría mucho en esto : vuestra reverencia lo piense bien, y crea que conviene, ú estar con los frailes del Paño, y esto tengo por peor. De hablar con el arzobispo mucho se guardií vuestra reverencia, si una vez le ha informado, que no con- viene, anque mas cabida tenga de hablar con él. Él tiene el negocio á cargo; y hecho esto, el mejor negocio es callar y hablar con Dios. Esta carta va escrita con harta advertencia, y no sin a%una y harta ocasión, y no puedo decirla : mas veo que conviene muy mucho que se haga lo que á vuestra reverencia pido, y que de esto ningún daño nos puede venir, y de lo demás podría mucho, y en las cosas que vemos razón, no es menester ocasiones. Nuestro Señor nos da hartas en que merecer Ya veo las que vuestra reverencia ahí ha tenido y tiene, que yo me espanto lo que sufre su cólera: mas ahora es menester la prudencia, y asi la da Dios, como hizo en la cuestión del obispo. Sea por todo bendito, que en fin favorecerá su obra. El Tostado dicen cierto viene por el Andalucía : tráyale ya Dios, sea como fuere : creo seria mejor contender con él, que con quien hemos hasta aquí contendido. Dios nos luz, y á vuestra reverencia guarde y á esos padres. Un poco estoy mejor. Son hoy xv de marzo.

De vuestra reverencia. Teresa de Jesús.

CARTA LXXÍX (1).

A la madre María de San José, priora de Sevilla. Desde Toledo á 6 de r.iuvo

de 1377.

Sobre asuntos particulares del convento de Sevilla. JESÚS

Sea con vuestra reverencia, y le pague tantos y tan lindos regalos : todo vino muy sano y bueno. Porque con el recuero

(1) Esta Carta era la LXXXIX del tomo iv en las ediciones anteriores. Su ori- ginal secnservac en las Carmelitas Descalzas de Valladolid.

iG4 CARTAS

diré de esto mas y en esta solo diré las cosas que importan, A ese ángel he habido envidia ; sea Dios alabado ; que tan presto mereció gozar de Él, que cierto yo no lo dudo (1). De todas ]as demás cosas crea que fué frenesí bien conocido : ningún caso haga de ellas, ni las diga, ni de lo que dijo Beatriz tampoco. De su mucha caridad he yo hecho mucho. Encomiéndemela, y agradézcaselo de mi parte, y á su madre y á todas me encomiende.

En lo que dice del enterrarse sepa, que está muy bien hecho. En la claustra las enterramos acá, y ansí he de pro- curar con nuestro padre lo mande, que es de monjas muy abierlas lo demás; ansí que tuvo gran razón el padre Garci-Alvarez. Déle mis encomiendas, y en el entrar á cdu necesidad tand:)ien : que esotro no, que seria mejor ser s'iempre el padre Garci-Alvarez, que el monesterio está lan lejos, que no cómo ha de ser, y an tengo por mejor á el padre Garci-Alvarez, pues es el que es, y las confiesa siempre. Yo lo trataré ahora con nuestro padre, y ie enviaré una licencia, que antes de Pascua le veré, sienro Dios ser- vido; porque ya le ha enviado á llamar el nuncio que vei gi, y buenos parece que van los negocios. Mire qué alegre estaré. Ha ido á Caravaca, y á Veas : esa carta le envió de

(I) Esta feliz religiosa hermana Bernarda, se llamaba de San José. Habiendo ido ai convento el dia de este glorioso patriarca, para asistir a la fiesta que le hacían las religiosas de Sevilla, enamorada de su devoción, no quiso volver a su casa. Diósele luego el hábito, estando allí la Santa. Los seis primeros meses de su noviciado pasó con gran consuelo, alegría y salud ; pero los seis restantes con impondei\ibles aflicciones, tentaciones y tormentos, causados de los demonios, envidiosos de su bien. Procuraba siempre andar arrimada á la priora, porque decía, que sólo la dejaban de atormentar cuando estaba asida a la cinta de la prelada.

Al fin, al año siguiente, el día mismo de San José, la dio un frenesí, de qu volvió para recibir los santos Sacramentos y hacer su profesión ; y murió el sábado siguiente, con mucha paz, consuelo y quietud. Todo lo reüere por m;is extenso i.i venerable madre María de San José ; y concluye diciendo : Murió sábado, y ctuti- pliós'j lo que tantas veces hahia dicho, que moriria jjrofesa, mas no con icio (negro). Quedó su cuerpo y rostro con grandísima hermosura, que no nos hartá- bamos de besarle sus manos y pies.

La prelada debió de escribir a la Santa alguna cosa extraordinaria qC visión ó revelación, que debió de haber, así en la enferma como en su enfermera Beatriz la Madre de Dios, primera novicia de aquella casa, que las tuvo muy particulares. Pero la prudentísima Madre, en medio de que las virtudes de una y otra la hacían muy craible, todo lo desluice, diciendolas, que ni lo crean ni lo digan, porque sería conocido frnnesi, para desasir a sus hijas de visiones y revelaciones, en quj puode haber grandes peligros. iFr. A.)

DE SANTA TERESA DE JESÚS. 105

Alberta, para que sepa cómo están; an no acabamos con aquel monesterio : encomiéndenlo á Dios .y á las de Veas, que me tienen con harta pena de sus pleitos. Luego tuve ayer, que recibí su carta, con quien la enviar á nuestro padre : ahora le pagaré el cuidado que ha tenido con las mías, en lo que estuviere acá. La freila tome, y an plega á Dios se puedan con sola ella valer, que ya dije á nuestro padre se lo escribiría que la tomase.

En lo que toca á la renunciación de la buena Bernarda, esté advertida, que como tiene padres, no hereda el mones- terio, porque heredan ellos : si ellos murieran antes que ella, heredaba el monesterio (1). Esto es cierto, que lo de buenos letrados; porque padres y agüelos son herederos for- zosos; y á falta de ellos el monesterio. A lo que estarán obli- gados es á dotarla, y si no saben estotro, por dicha alabarán á Dios de que se quieran concertar con ellos. Al menos si diesen conforme á la fianza, que tenían hecha para pagarlo, seria gran cosa. Allá verá lo que puede hacer en esto, que dejar de dar algún dolre, no conviene. El padre Nicolao verá lo mejor. Encomiéndemele mucho, y á el padre fray Gre- gorio, y á quien mas mandare, y quédese con Dios, que anque estoy algunos días harto mejor de la cabeza, ninguno sin harto ruido, y háceme mucho mal escribir. Son hoy vj dias de mayo. Año de 1577.

Indina sierva de vuestra reverencia. Teresa de Jesús.

CARTA LXXX.

A la misma madre María de San José, priora de Sevilla. Desde Toledo á 15 de

mayo de 1577.

Sobre los mismos asuntos tratados en la anterior, JESÚS

La gracia del Espíritu Santo sea con ella, hija mia. Harto mas quisiera saber que tiene salud, que todos los regalos,

(1) La difuula Bernarda de San José habia hecho la renuncia a favor de la comunidad : su padre Pahlos Matías, hombre rico, habia salido fiador en la com- pra de la casa, en que vivian las religiosas, coa que las exliorta a que se com- pongan amigablemente para excusar pleitos y contiendas. {Fr. A.>

166 CARTAS

que me envia, anque son como de reina. Nuestro Señor se lo pague. El azahar es muy lindo y mucho, y vino á harto buen tiempo : infinito se lo he agradecido ; y los corporales son galanísimos. Parece la despierta Dios, porque me habia enviado la priora de Segovia una palia, que desde que estaba ahí, si se le acuerda, se lo envié á rogar que me la hiciesen. Es toda de cadeneta, con aljófar y granatillos : de manos dicen valdrá treinta ducados, y con los corporales, que hizo Beatriz, y la crucecita,y faltaban otros para hinchir la caja ; y son tan lindos éstos, que para mi gusto me parecen mejor que todo. El agua vino muy buena, y harto hay ahora. A usadas que lo puso ella, que venia muy bien. Yo no querría sino pagar en algo le que me envia, que en fin es muestra de amor ; y en mi vida he visto cosa mas seca que esta tierra, en cosa que sea de gusto. Como venia de esa, ha sido hacér- seme an mas estéril. Acá he dado orden para que se paguen por acá, por ahora, los cien ducados, que ahí me dieron libranzas de Asensio Galiano. No si se le acuerda, que los cincuenta fueron para Mariano, de lo que habia gastado en esa casa, cuando fuimos, y los otros cincuenta para pagar la del alquiler, que, como se murió, he tenido cuidado de pagarle, y ansí le tengo, hasta verla del todo sin estos cuida- dos. Bastan los trabajos que el Señor la da, que harto penada me tiene ahora á principio de verano su mal y el de la su»- priora. Dios lo remedie, que no qué han de hacer. Ya la escribí con el correo que tomase la freila, y que se estuviese el cuerpo de esa santica á donde está en el coro, que en la claustra nos hemos de enterrar y no en la ilesia. También la escribí como tiniendo padre y madre esa santa, anque renun- ciase en la casa, ellos heredan. Si ellos murieran primero que ella, heredaba la casa. Mas están obligados á dar la dote competente. Per eso iguálese como pudiere: si fuese por lo que fió seria gran cosa, y déjese de esa perfecion : porque aunque mas hagamos, no dirán que no tenemos codicia (1). En fin,

(1) No ha muchos años, referia un varón espiritual, que cierta Reina de España daba unos blandones de plata de gran valor á una de sus comunidades. Resis- tióse el prelado a recibirlos, diciendo los tendrían por codiciosos. Rindióse la piadosa Reina, y los dio a la catedral de aquella ciudad. Pero dijo discreta al pre- lado : Vosotros os quedaréis sin los blandones, y con la fama de codiciosos. Como si dijera : Vosotros os quedaréis sin los blandones, pero no sin los bal-

DE SANTA TERESA DE JESÚS. t6T

\o que nuestro padre mandare se ha de hacer. Escríbaselo, y regáleseme mucho por amor de Dios.

Ya sabrá como el nuncio ha enviado á llamar á nuestro padre. Bien parece que van los negocios, encomiéndenmelo á Dios. Su Majestad me la guarde y haga muy santa. Envidia he habido á la buena Bernarda : harto se ha encomendado á Dios en estas casas, anque creo no lo ha menester. Es hoy víspera de la Acension. Año de 1577.

De vuestra reverencia. Teresa de Jesús.

CARTA LXXXÍ.

A la madre Ana de San Alberto, fundadora del convento de Caravaca (1). Desde Toledo a 2 de julio de 1577.

Sobro asuntos particulares de convento y algunas noticias acerca de los asuntos- de la Orden.

JESÚS.

Sea con vuestra reverencia, mi hija. Gran consuelo me ha dado que sea tan fresca la casa, y no hayan de pasar lo que ahora un año. Harto me holgara de verme ahí algunos con ella (si Dios fuere servido), que no me hallaran los negocios y cartas tan á mano, y por estarme cabe esas anaditas y agua,, que deben de parecer ermitañas : no lo merezco, mas hartO' me alegro, que lo goce vuestra reverencia por mí. Sepa que no pensé que la quería tanto, que me da mucha gana de verla : quizá lo ordenará Dios ; harto se la ofrezco, y tengO' acá una satisfacion de que la ha de ayudar en todo ; que nin- guna pena me da pensar ha de ayudar á esas almas á que sean muy perfetas ; mas esté advertida, q ue no las ha de llevar á todas por un rasero ; y esa hermana á quien dio nuestro padre el hábito llevarla como á enferma, y no se le nada que vaya con mucha perfecion : basta que haga

dones. Os excusáis de admitir los blandones de plata, pero no os excusaréis de recibir los baldones de codicia. Habló la Reina como una Santa Teresa, porque hablaba Santa Teresa como una reina. [Fr. A.)

(1) El sobrescrito de esta Carta dice : Jesús. Para la madre Ana de San Al- berto. Escribióse en Toledo, a. 2 de Julio de 77, según se colige del número ter- cero. Su original se conserva en el convento de Caravaca, donde fué fundadora y priora esta gran religiosa.

!G8 CARTAS

buenamente, como dicen, lo que pudiere, y que no ofenda á Dios.

En cada cabo se pasa harto, en especial cuando se comienza : porque hasta fundar la casa, tomamos las que podemos, si tienen, porque haya para las otras. En especial €sa que lo comenzó era razón : llévela, mi hija, como pudiere. Si el alma tiene buena, considere que es morada de Dios : cada vez le alabo de cuan contento envió á nuestro padre. Para que ella lo haga le digo, que dijo que era de las muy buenas prioras que habia : como está solilla ayúdala su Ma- jestad. De lo de Malagon no tenga pena, basta enviarlo cuando pudiere.

Píuestro padre está bueno, gloria á Dios, y con hartos tra- bajos ; porque, sepa que murió el nuncio, y el Tostado está en Madrid, que es el vicario general, que envia nuestro reve- rendísimo. Anque hasta ahora no ha querido el rey que visite, no sabemos en qué parará. La comisión de nuestro padre no acabó, anque murió el nuncio ; y ansi es visi- tador, como antes : en Pastrana creo está ahora. Es menester mucha oración, para que se haga lo que sea mas servicio de Dios, que ansi se hacen por acá, y procesiones hemos hecho : no se descuiden, que es ahora grande la necesidad ; anque á lo que parece, ha de hacerse bien.

Con todos los trabajos, que ha tenido nuestro padre, no ha dejado de entender en ei negocio de esa casa, y ha hablado dos veces á el obispo. Mostróle mucha gracia, y dijo, que lo baria muy bien, y ansi lo escribió á aquella señora. Estotra semana me envió aquí una carta, sino que aguardaba no qué. Bien contento está nuestro padre, que dice se hará muy bien : no se les nada que se tarde un poco, que yo le digo que habido harto cuidado : ya se satisfizo de la renta, y no hay que tener pena, que presto se hará.

Si esas le contentan (digo las hijas de la vieja) no tiene mas que hacer de darlas profesión, anque tengan algún achaque, ue no se halla mujer sin él. El de mi cabeza está un pocao mijor, anque no para escribir mucho de mi mano, que á nin- qgun monesterio escribo sino de ajena, si no es alguna eos particular, y ansi se acabará ésta.

¿ Qué le diré de la baraúnda de poca salud que hay por

DE SANTA THUKSA 1>K .IICSIS. KiO

acá, en especial en Sevilla? Aquí se lo contarán. De Encarua- cion me pesa (1), anque son males que con la edad se van menoscabando : encomiéndemela, y á todas muy mucho, en especial á la supriora y fundadoras.

La presidente de Malagon se llama Ana de la Madre de Dios, y es muy buena relisiosa, y hace muy bien su oficio, sin salir un punto de las costiluciones. En Sevilla están con mu- chos trabajos, y la supriora oleada, y la priora anda con rali.'ntura, y así no hay ahora qué las pedir. Acuérdese que le hizo la costa desde Sevilla : ahora tomarán monjas, y se las pagarán.

El traer el pescado es cosa de burla, si no invia vuestra reverencia por ello ; que traerlo aquí seria gran costa. En lo que toca á las sayas de paño, qué dice nuestro padre, vayanse deshaciéndose de ellas poco á poco : si no tienen para comprar ahora junto para todas, hasta que no quede ninguna; véndalas lo mejor que pudiere. Hayase muy bien en todo con doña Catalina de Otalora, y procure darla en todo contento, pues ve lo que se le debe, que no parece bien la ingratitud. Si escribiere alguna monja, déle las cartas, y haga que le responda. Nuestro señor la haga muy santa. La madre Brianda se le encomienda á vuestra reverencia : ansí S3 está ruin. Son de Julio dos. Su madre de vuestra reveren- cia y hermana estás buenas.

Indina sierva de vuestra reverencia. Teresa de Jesús.

CARTA LXXXIL

A la madre María de San José, priora de Sevilla. Desde Toledo por el mes, de juJlo del año de 1577.

Sobre asuntos del convento de Sevilla. JESÚS

Sea con ella, mi hija. De qu? me dice que está algo mejor,

(1) Era la insigne madre Ana de la Encarnación, natural de Pamplona, hija de los vireyes de Navarra, que se crió en el palacio de Felipe II, fundadora de varios conventos ; y últimamente acabó su carrera en Granada, habiéndolo profetizado antes que volverla de Sevilla a morir a aquella casa. También profetizó á Fran- . cisca de Jesús, una de las fundadoras de Caravaca, que volverla al habito que dejó por sus achaques, y que sería gran monia.

iO

170 CARTAS

parece lo llevo lodo de buena gana : plega el Señor vaya adelante, y lo pague á ese médico, que en forma se lo he agradecido. Gran cosa ha sido tener hasta ahora vida la supriora. Bien quede el que la hizo darla salud, pues la dio ser de nonada. Bien la ejercita en padecer, y á todas, desta hecha, quedan personas para ir á Guinea, y an mas ade- lante. Con todo, lo querría ya ver pasado, que con haría lástima me tiene : porque á la madre Brian da dije escribiese lo que por acá hay que decir, no diré yo mas de lo que hace al caso. Las estampas que decia para doña Luisa ni la carta^ no vinieron, ni me' dice si recibió el lienzo, y los crucifijos; avísemelo otra vez, y encomienden á Dios á Briajida, que estoy muy alegre de verla tan mejor.

La monja tome en hora buena que no es mal dote el que dice que tiene. Esa viuda querría que entrase ya. El otro dia la escribí, que tome la negrilla en hora buena, que no les hará daño, y la hermana. Tampoco me dice si ha recibido esta carta. Del mal de Garci-Alvarez me ha pesado : no olvide de decirme cómo está, y si va adelante le mejoría de vuestra reverencia. Los cocos recibí : es cosa de ver. Yo lo enviaré á doña Luisa. El que viene para está muy aliñosO: Nuestro padre, que le ha de partir mañana. En lo de Paterna, dice, que no hay que hablar, hasta que él vaya (que harto le hemos hoy dicho sobre ello), que seria alborotarlos á todos,, pensando no es visitador, y tiene razón.

Dios pague á vuestra reverencia tanto regalo como me hace. Débese de soñar alguna reina, y enviar el porte. Por caridad, que mire mucho por y se regale, que en eso le recibiré yo. Las hermanas se holgaron mucho de ver el coco,, y yo también. Bendito sea el que lo crió, que cierto es de ver. Gayme en gracia como con todos sus trabajos Liene aliento para eslas cosas : bien sabe el Señor á quien los da. Ahora hablé á nuestro padre sobre la monja del arzobispo, que me tiene muy desgustada verlo que ponen en importunarle, y lo poco, que á él le va. Dice nuestro padre, que piensa es una beata melencólica, de lo que habíamos de estar escarmen- tadas, y será peor echarla después : que procure hablarla algunas veces, y entender qué cosa es; y si ve que no es para nosotras, no me parece que seria malo que hab|e pl

DE SANTA TERESA DE JESÚS. 171

padre Nicolao á el arzobispo, y le diga la mala dicha que tenemos con esLas beatas, ó irlo entretiniendo. Al padre fray Gregorio liá mucho que escribí esa carta, y enviéla á nuestro padre que la enviase, y ahora tórnamela. Sin tiempo va; mas no la deje de leer, para que no les torne tentación tan desatinada como dejar esa casa. Pena me da el gran trabajo que ternán con esa hermana, y lo que la pobrecita padece, me lastima. Dios lo remedie. A todas mis enco miendas, y á lodos. Harto consuelo me diera verla ; porque hallo pocas tan á mi gusto, y quiérola mucho : todo lo puedo el Señor. Al padre Garci-Alvarez muchas encomiendas, y á Beatriz, á su madre y las demás, y que han menester ser muy perfetas, pues comienza el Señor con ellas esa funda- ción, pues les ha quitado el ayuda, que yo no entiendo cómo se puede valer. Verdad es que peor le fuera con tener Calzadas, como en otras partes han tenido, que esas, en fin, se irán por donde les dijeren. Lo peor es haber de trabajar vuestra reverencia con poca salud, que ya yo lo he probado; que á tenerla, todo se pasa. Désela Dios, hija mia, como JO deseo y le suplico, amén. Son hoy xj du julio. Aiio de 1577.

Yo de vuestra reverencia. Teresa de Jesús.

mo nuestro padre estaba.. abrió el pliego y dióme

las cartas y quedóse con las estampas y debíasele olvidar, que acaso lo supe hoy, que él y el padre fray Antonio esta- ban en contienda sobre ellas : dos vi y son lindas.

CARTA LXXXII.

Al licenciado Gaspar de Villanueva, capellán de las religiosas de Malagon, ■— Desde Toledo a principios de julio de 1577.

Sobre los desacuerdos que traían las religiosas de aquel convento con la pre

sidenta.

JESÚS.

La gracia del Espíritu Santo sea con vuestra merced. Harta pena me han dado sus cartas de vuestra merced, porque pen- sar que en ninguna de estas casas andan las cosas peor, que las délas Calzadas del Andalucía me es una muerte. He tenido

172 CARTAS

poca dicha en esa. Yo no qué males les hace la presidente para que estén, como vuestra merced dice en la carta de la madre priora, que bastaba lo que las dijo un tal perlado, como es nuestro padre, para que se hubiesen allanado. Pare- céseles bien el poco entendimiento que tienen ; v no puedo dejar de echar culpa á vuestra merced, porque que puede tanto con ellas, que si pusiese lo que ponia, cuando se tenta- ban con la madre Brianda, estarian ya de otra manera. Lo que han de sacar de aquí es no verla mas, anqne Dios la salud, y quedarse sin vuestra merced, que ansí paga Dios á quien mal le sirve, y vuestra merced verá en lo que para gente tan contendiosa, y que tal vida me da siempre ; y ansí le suplico se lo diga de mi parle á esa Beatriz (1). Estoy de arte con ella, que no la quisieria oir mentar. Suplico á vues- tra merced le diga, que si se mete en contradecir á la presi- dente, ni en cosa que se haga en casa, y yo lo sé, que la cos- tará muy caro (2).

Enséñelas vuestra merced, como siempre lo ha hecho, por amor de Dios, á abrazarse con Él, y no andar tan desasose- gadas, si quieren su sosiego. ¿Teme vuestra merced que habrá otras, como Ana de Jesús? Por cierto mas las querría yo ver peor que ella estuvo, que no desobedientes; porque para ver que ofende á Dios ninguna, no tengo paciencia; V para todo lo demás veo que me da el Señor mucha. En poder comulgar Ana de Jesús (3), es bien cierto que se ha mi-

(1) Era esta Beatriz soljrina de la Santa. Habia sido monja de la Encarnación : siguió después a su tia en la Descalcez. Fué religiosa de gran virtud. Y lo que aquí la aprehende culpada, lo satisface en otra carta su santa tia. [Fr. A.)

(2) Débese advertir, para inteligencia de esto, que mientras la madre Brianda estuvo en Malagon las monjas tuvieron algunos desacuerdos con ella. Agraván- dose su enfermedad, la sustituyó por algún tiempo la madre Beatriz, con harta siirpresade Santa Teresa, que dice en una de las anteriores, que no la creiapara I 'Hito; pero en otras aplaude su gobierno. Eligióse después presidenta ala madre Ana de la Madre de Dios, y sin duda la madre Beatriz, a pesar de su virtud, llevó con algo de impaciencia este postergamiento, censurando las disposiciones de la nueva superiora.

;{) Esta fue una religiosa que entró hechizada en el convento, y la ejercitó el demonio algunos años interior y exteriormente con mucho trabajo de aquella comunidad. Para el cual previno Dios a la Santa, revelándole el caso antes que su.-ediera, y ella a la madre priora Jerónima del Espíritu Santo, para que viviese sobi-e aviso de tan peligroso ardid, que es buena prueba de la perfección de aqu;;Ila obscrvantísima comunidad ; púas tanta ojeriza tuvo contra ella el demonio y de tantas maneras la pi'ft-ncii/) turbar. (Fv. A.)

DE SA\TA TEKKSA IH-: .IICSCS. 17'J

rado bien ; y que ahora que pudo, estése arisi un mes ¡i Y;\r cómo le va. En esto me remito á lo que escribe á vuesira merced la madre priora. El no lo avisar á vuestra merced l'ué muy mal hecho ; harto hizo en dársele, no sabiendo mas.

En lo que toca al cura, por eso lemia yo la ida de írav Francisco, porque ni el provincial quiere que se confiesen siempre con un confesor, ni á mi me parece bien. Ya yo le dije á vuestra merced de la mucha comunicación me pesa; yo lo avisaré, porque hay mucho que mirar. Sobre cierla cosa me dijo estotro dia la presidente, que no se habia vues- tra merced tan bien con ella. Dio á entender, que no creia vuestra merced le trataba con llaneza. El no la tener con vuestra merced me parece muy mal. Yo la escribo sobre ello y otras cosas, de manera que no entenderá se me ha escrito nada. Bien seria que le hablase vuestra merced con llaneza, y se quejase de lo que hizo con Ana de Jesús; porque si vuestra merced no desmaraña lo que el demonio ha comen- zado á urdir, ello irá de mal en peor, y será imposible sufrirlo vuestra merced con sosiego en el alma; y anque me pesará mucho de que falte de ahí, veo que está mas obligado á su quietud, que á hacerme merced : dénosla el Señor, como puede, amén. A esos señores beso muchas veces l.is manos.

Dicen, que aunque murió el nuncio, no se acabó su comi- sión, que se queda visitador, que en parte me ha pesado harto.

Indina sierva de vuestra merced. Teresa de Jesús.

CARTA LXXXIV

Al ilustrísimo señor don Alvaro de Mendoza, obispo de Falencia Desde Avila a 6 de setiembre de 1577.

Dándole la enhorabuena por el casamiento ae su sobrina, y las f/raetas por una

limosna.

JESÚS

Sea siempre con V. S. Mucho contento me ha dado el cas-i- miento de la señora doña María (1), y es verdad, que de la

(1) Doña María Sarmiento, sobrina de su ilustrísima, que este año casó con d 'Uique do Sosa, don Gonzalo Fernandez de Córdova (/'""/•. A.)

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174 CARTAS

mucha alearia que me dio, no acababa de creerlo del todo; V ansí me ha sido gran consuelo verlo en su carta de V. S. Sea Dios bendito, que tanta merced me ha hecho, que estos dias, en especial, me ha traído bien desasosegada y cuida- dosa, y con gran deseo de ver quitado á V. S. de tan gran cuidado, y^^tan á poca costa (sigun me dicen), que es casa- miento bien honroso. En lo demás, no puede ser todo cabal : harto mas inconveniente fuera ser muy mozo. Siempre son mas regaladas con quien tiene alguna edad; en especial lo será quien tantas partes tiene para ser querida. Plega á nuestro Señor sea muy en hora buena, que no qué me pudiera venir al presente, que tanto me holgara.

Pague nuestro Señor á V. S. la limosna, que ha venido á muy buen tiempo ; porque ya no teníamos á qué acudir, anque no me daba mucha pena. Á Francisco de Salcedo le había dado mas que á nosotras, que siempre confiamos en Dios. Díjome este otro día, que quería escribir á V. S. y solo decir en la carta Señor, pan no tenemos. Yo no le dejé, porque tengo tanto deseo de ver á V. S. sin deudas, que de mejor gana pasaré porque nos falte, que no por ser alguna parte para acrecentar costas á V. S. Mas pues Dios le da tanta caridad, espero en su Majestad, que lo acrecentará por otra parte. Plega á Él de guardar á V. S. muchos años, y llevarme á á donde le pueda gozar.

. Mu/ determinado está el padre Gracian de no me dejar ir á la Encarnación. Mas á Dios es el que temo ; con que no hay cosa que al presente peor nos esté. Harto me huelgo de que V. S. vaya atendiendo á su condición tan generosa, para qui- tarse de ocasiones, como es la feria. Plega á Dios le aprove- che, y á V. S. me guarde mas que á mí. Son hoy vj de setiembre.

Indina sierva y súdita de V. S. Teresa de Jesús.

Teresa besa á V. S. las manos, y hace lo que V. S. le manda y, á su querer, bien se iria con V. S.

DE SAJVTA TERESA DE JESÚS. 175

CARTA LXXXV

Al prudentísimo señor, el rey Felipe II. Desde Avila a 13 de setiembre de 1577. Dofcndiendo al padre Gradan dando quejas contra los Carmelitas Calzados.

JESÚS.

La gracia del Espíritu Santo sea siempre con vuestra majestad, amén. A. mi noticia ha venido un memorial, que han dado á vuestra majestad contra el padre maestro Gra- cian, que me espanto de los ardides del demonio, y de los padres Calzados ; porque no se contentan con infamar á este siervo de Dios (que verdaderamente lo es, y nos tiene tan edificadas á todas, que siempre me escriben en los moneste-. rios que visita, que los deja con nuevo espíritu), sino que procuran agora dislustrar estos monesterios, á donde tanto se sirve á nuestro Señor; y para esto se han valido de dos Des- calzos qne el uno, antes que fuese fraile, sirvió á estos mones- terios, y ha hecho cosas, á donde da bien á entender, que muchas veces le falta el juicio; y deste Descalzo, y otros apasionados contra el padre maestro Gracian (porque ha de ser el que los castigue), se han querido valer los frailes del paño, haciéndoles firmar desatinos, que si no temiese el daño que puede hacer el demonio, me daría recreación lo que dice que hacen las Descalzas ; porque para mi hábito seria cosa monstruosa. Por amor de Dios suplico á vuestra majestad, no consienta que anden en tribunales testimonios tan infa- mes; porque es de tal suerte el mundo, que puede quedar alguna sospecha en alguno (anque mas se pruebe lo contra- rio) si dimos alguna ocasión, y no ayuda á la reforma poner mácula en la que está, por la bondad de Dios, tan reformado, como vuestra majestad podrá ver, si es servido, por una pro- banza, que mandó hacer el padre Gracian, destos moneste- rios, por ciertos respetos, de personas graves y santas, que á estas monjas tratan. Y pues de los que han escrito los memoriales se puede hacer información de lo que les mueve, por amor de nuestro Señor, vuestra ma,jestad lo mire, como cosa que toca á su gloria y honra ; porque si los del paño

176 CARTAS

ven, que se hace caso de sus testimonios, por quitar la visita, levantarán á quien la hace, que es hereje ; y á donde no hay mucho temor de Dios será fácil probarlo.

Yo he lástima de lo que este siervo de Dios padece, y con la rectitud y perfecion que va en todo; y esto me obliga á suplicar á vuestra majestad le favorezca, ó le mande quitar de la ocasión destos peligros, pues es hijo de criados de vues- tra majestad, y él por no pierde ; que verdaderamente me ha parescidü un hombre enviado de Dios, y de su bendita Madre, cuya devoción, que tiene grande, le trajo á la Orden para ayuda mia; porque mas de decisiete años, que pade- cía á solas con estos padres del paño, y ya no sabia como lo sufrir, que no bastaban mis fuerzas Hacas. Suplico á vuestra majestad me perdone lo que me he alargado, que el grande amor que tengo á vuestra majestad, me ha hecho atreverme, considerando, que pues sufre el Señor mis indiscretas quejas, también las sufrirá vuestra majestad. Plega á Él oya todas las oraciones que en esta Orden ¿e hacea de Descalzos y Des- calzas, para que guarde á vuestra majestad muchos años, pues ningún otro amparo tenemos en la tierra. Fecha en San Josef de Avila, á xviij de setiembre de mil y quinientos y setenta y siete años.

Indina sierva, y súdita de vuestra majestad. Teresa de Jesús, carmelita.

Sospecho, que mientras el Tostado está como agora, no aprovecharán en la visita, sino que será mucho daño, en especial como se ha llegado á él ese predicador, que antes fué calzado; de cuya vida suplico á vuestra majestad mande ser informado, y si fuere menester todas las monjas Des- calzas juraremos que nunca le oimos palabra, ni se ha vislo en él cosa, que no sea para edificarnos, y cu no entrar en los monesterios ha tenido tan gran extremo, que en los Capítulos, que parcsce forzoso entrar, ha hecho por la red ordinariamente.

DE SANTA TKIÜ'.SA DI-: Ji:SUS. 177

CAUTA T.XXXVÍ

Al sefior Juan de Ovallc, cuñado de la Sania (1). Deíde Avila 10 de oeíultre

de 1577.

Sobre asiintos familiares, avisándole para que ewpremliese vn viaje á Toledo

JESÚS

Sea con vuestra merced. Ya noche me dieron una carta del padre maeslro Gracian, en que me dice que son venidas las bulas del arzobispo de Toledo (2), y que cree está ya en Toledo, y estará, porque será ido á tomar la posesión. Ahora luego hallé este hombre, que lo he tenido á mucho. El martes a mediodia dice que dará la carta : es hoy domingo, creo que son decinueve de otubre. Por ser tan noche no digo mas, ni envié á decir nada á mi hermano de que va éste, porque no tema que querer : díle tres reales, y acá le daré otros dos, den allá dos con que se torne, que por siete me va, que se me hace un poco de escrúpulo darlas acá todos, hasta que lo pregunte.

¡Oh qué trabajo estos atamientos de nuestra pobreza! Plega á nueslro Señor, pues que yo no puedo hacer nada, lo remedie por otra parte como puede : yo terne escrito, por- ([ue vuestra merced no se detenga aquí, que será gran cosa hallarle en Toledo. Ayer torné á escribir allá, y suphcar á la señora doña Luisa no se olvidase, y á la priora se lo acordase mucho : si Dios quiere, bastantes diligencias y favor hay : Iraya bestia que ande bien, y no alto que le brume.

Las monjas se están sin oir misa, y no hay cosa nueva, ni en los demás negocios, anque van bien. Manden decir á la priora de este mensajero, por si me quisiere escribir : mi hermana tenga esta por suya, y á Beatriz me encomiendo.

(l) El original de esta Carta se conserva en la parroquia de San Juan de Avila, puerta feliz por donde con el bautismo entró la Santa en la Iglesia.

^2) Es apreciable la noticia que da de las bulas del señor Quiroga para el arzobispaiio de Toledo, como digna de que la tengan presente los que quisieren :iiustar ;:i cronología de las acciones de aquel eminentísimo. Previniendo que el pudre Gracian, que la comunicaba, por cierta pretensión favorable a Juan de Ovallr, estaba no lejos de la corte, y la Santa en Avila ; por lo que no juzgamos fuese atrasado el aviso. [Fr. A.)

178 CARTAS

A ser adivinos, á buen tiempo fuera vuestra merced á Toledo de aquí, anque no pierde sazón : el Señor lo haga, y por ser tan noche, no mas. Indina sierva de vuestra merced. Teresa de Jesús.

CARTA LXXXVII

A la muy excelente é ilustrísiraa señora duquesa de Alba. Desde Avila a 2 de diciembre de 1577 (1).

Felicitándola por el desposorio de su hijo y pidiéndole protección para la re- forma del Carmen.

jesús.

La gracia del Espíritu Santo sea con vuestra ecelencia siem- pre, amén. Por acá me han dicho unas nuevas, que me tienen harto regucijada, de que está efetuado el desposorio del señor donFadrique, y de mi señora doña María de Toledo (2). Enten- diendo yo el contento que será para vuestra ecelencia, todos mis trabajos se me han templado con este contento : aunque no lo de personas á quien yo pueda dar del todo crédito, mas de que dicen muchos indicios. Suplico á vuestra ecelencia se sirva de avisarme, para que yo del todo esté alegre. Plega á nue-tro Señor, que sea para mucha honra y gloria suya, como yo espero que será, pues tanto que se le suplica.

Acá me han dicho la merced que su ecelencia nos hace á todos. Yo digo á vuestra ecelencia, que es tanta, que . .

Si su escelencia nos favorece en esto, es como librarnos de la cautividad de Egito. Hanme dicho, que su ecelencia ha man- dado venga á este negocio el padre maestro fray Pedro Fer-

(1) Sogun se coligo de su contexto, se escribió en Avila el año de 1577.

(2) intentó el duque don Fernando de Toledo el casamiento de su liijo con doña María de Toledo, su prima hermana, hija de don García Alvarez de Toledo, virey de Sicilia, y de dona Violante Colona, marqueses de Villafranca, para dar sucesión a su gran casa 6 impedir el matrimonio que pretendía con don Fadrique otra señora de palacio de calidad no igual. Por solo intentar el de su prima, ó resistir al de la otra dama, le pusieron preso en Tordesillas. Salióse don P'adrique de esta prisión, efectuó el matrimonio con su prima, y se volvió al castillo mas ]ireso que habia salido, que también es vínculo el matrimonio. Por esta acción mandó el Rey que también su padre, como cómplice, fuese preso a Uccda, hasía que le sacó de l.is cadenas para la conquista de Portugal. Este es el famoso dos posorio de que ti'ata la Santa en esta Carta. [Fr. A.)

DE SANTA TERESA DE JESÚS. 179

nandez. Es todo el bien que nos puede venir, porque conoce á los unos y á los otros. Parece traza venida del cielo. Piega á nuestro Señor guarde á su ecelencia para remedio de pobres y aíligidos. Muchas veces beso á su ecelencia las manos, por tan grande merced y favor, y á vuestra ecelencia suplico me Iiaga merced de poner mucho en esta venida del padre fray Pedro Fernandez á esa corle, y dar calor en ello. Mire vuestra ecelencia, que este negocio toca á la Virgen nuestra Señora, que menester ser ahora amparada de personas semejantes en esta guerra que hace el demonio á su Orden ; y pues muchos y muchas entraran en ella, si pensaran estar sujetas á quien ahora las ponen. Ahora esta- mos muy mas consoladas, después que gobiernan nuestros padres; y ansí espero en nuestro Señor ha de. haber buen suceso. Plega á su Majestad nos guarde á vuestra ecelencia muchos años con la santidad, que yo siempre le suplico, amén. Fecha en San José de Ávila á ij de diciembre. Sierva de vuestra ecelencia. Teresa de Jesús.

CARTA LXXXVIll

Al rey don Felipe II. Desde Avila 4 de diciembre de 1577.

Implorando su protección contra los Calzados y querellándose de la tropelía, que acababan de cometer con san Juan de la Cruz.

JESÚS.

La. gracia del Espíritu Santo sea siempre con vuestra majestad, amén. Yo tengo muy creido, que ha querido nues- tra Señora valerse de vuestra majestad, y tomarle por amparo para el remedio de su Orden ; y ansí no puedo dejar de acudir á vuestra majestad con las cosas de ella (1). Por amor de nuestro Señor suplico á vuestra majestad perdone tantos atrevimientos. Bien creo tiene vuestra majestad noticia de £omo éstas monjas de la Encarnación han procurado lle-

(1) Se ve por estas palabras y por todo el contexto de la Carta, que esta tiene por objeto interponer utí verdadero recurso de protección k favor de los Des- calzos, y contra las tropelías de los Crnielitas Calzados ó del paño. La noche de antes hablan prendido estos a' san Juan de la Cruz y a fray Germán do Santo Matía. capellanes de la Encarnación. Por este motivo tenía derecho a interponer aquel remedio jurídico, mucho más^<i'aiitdo el mismo Dios se lo mandaba.

180 CARTAS .

varme allá, pensando habrá algún remedio para librarse de los frailes, que cierto les son gran estorbo para el recogi- miento y relision, que pretenden. Y de la falta de ella que ha habido allí en aquella casa, tienen toda la culpa. Ellos están en esto muy engañados, porque mientras estuviesen sujetas á que ellos las confiesen y visiten no es de ningún provecho mi ida alli ; al menos que dure, y ansí lo dije siem- pre al visitador dominico, y él lo tenia bien entendido. Para algún remedio, mientras esto Dios hacia, puse alli en una casa un fraile Descalzo, tan gran siervo de nuestro Señor, que las tiene bien edificadas, con otro compañero, y espan- tada esta ciudad del grandísimo provecho que allí ha hecho, y ansí le tienen por un santo, y en mi opinión lo es y ha sido toda su vida. Informado de esto el Nuncio pasado, y del daño que hacian los del paño, por larga información que se le llevó de los de la ciudad, envió un mandamiento con desco- numion, para que los tornasen allí; que los Calzados los hablan echado con hartos denuestos y escándalo de la ciudad, y que, so pena de descomunión, no fuese allá ninguno del paño á negociar, ni á decir misa, ni á confesar, sino los Des- calzos y clérigos. Con eslo ha estado bien la casa, hasta que murió el Nuncio, que han tornado los Calzados ; y ansí loma la inquietud, sin haber mostrado por donde lo pueden hacer.,

Y ahora un fraile que vino á asolver á las monjas las ha hecho tantas molestias, y tan sin orden y justicia, que están bien afligidas, y no libres de las penas, que antes tenían, según me han dicho. Y sobre todo hales quitado éste los con- fesores, que dicen le han hecho vicario provincial, y debe ser porque él tiene mas partes para hacer mártires, cfue otros, y tiénelos presos en su monesterio y descerrajaron las celdas, y tomáronles en lo que tenian los papeles. Está todo el lugar bien escandalizado, cómo, no siendo perlado, ni mos- trando por donde hace es'.o (que ellos están sujetos al comi- sario apostólico) se atreven tanto, estando este lugar tan cerca de donde está vuestra majestad, que ni parece temen que hay justicia, ni á Dios. A mime tiene muy las! imada verlos en sus manos, que ha dias que lo desean, y tuviera por mejor que estuvieran entre nioros, porque quizá tuvieran

DE SANTA TERESA DE JESÚS. 181

mas piedad (1). Y este fraile tan siervo de Dios está tan tlaco de lo mucho que ha padecido, que temo su vida.

Por amor de nuestro Señor suplico á vuestra majestad, mande, que con brevedad le rescaten, y que se orden como no padezcan tanto con los del paño estos pobres Des- calzos todos; que ellos no hacen sino callar y padecer, y ganan mucho ; mas dase escándalo en los pueblos, que este mesmo que está aquí, tuvo este verano preso en Toledo á fray Antonio de Jesús, que es un bendito viejo, el primero de todos, sin ninguna causa (2), y ansí andan diciendo los han de per- der, porque lo tiene mandado el Tostado. Sea Dios bendito, que los que hablan de ser medio para quitar que fuese ofen- dido, le sean para tantos pecados y cada dia lo harán peor.

Si vuestra majestad no manda, poner remedio, no en qué se ha de parar, porque ningún otro tenemos en la tierra. Plega á nuestro Señor nos dure muchos años. Yo espero en Él, que nos hará esta merced, pues se ve tan solo de quien mire por su honra. Continuamente se lo suplicamos todas estas siervas de vuestra ma,j estad y yo. Fecha en San José de Ávila á iv de diciembre de mdlxxvij.

Indina sierva y südita de vuestra majestad. Teresa dk Jesús, carmelita,

CARTA LXXXIX.

A la madre María de San José, priora de Sevilla. Desde Ávila 10 de dicieir-

bre de 1577 (1).

Acerca de los sucesos de la Encarnación, y prisión de san Juan de la Cruz : advertencias acerca de varios asuntos del convento de Sevilla.

JESÚS

Sea con ella, hija mia. ¡Oh, que que no veo carta suya, y qué lejos parece que estoy acá ! Anque estuviera cerca,

(1) Es inédito este trozo, desde donde dice : « y tuviera por mejor » hasta las palabras « mas piedad. » Y, en efecto, cuando el Padre Gracian cayó cautivo en poder de los moros, no le trataron éstos peor que los Calzados de Toledo a San Juan de la Cruz.

(2) La prisión la Yerificó el padre Maldonado, prior de Toleio, al regresar aquél con el padre Gracian de acompañar a Santa Tehesa de Toledo á Ávila.

(1) Esta Carta era la LXXVII del tomo y en las ediciones anteriores. Su ori- ginal se conserva en Valladolid : faltan en él cuatro líneas, que quizá cortaron cuando se sacó esta Carta para el expediente de beatificación de san Juan de la Cruz, Afortunadamente quedaron copias auténticas y antiguas de ella.

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para escribir yo, estos dias ha habido tantas baraúndas, como aquí le contarán: yo le digo que me deja el Señor poco ociosa. Antes que se me olvide : en lo que toca á el Anues Dex quisiera yo estuviera guarnecido de perlas. Cosa que á vuestra reverencia gusto, no ha menester pedírmela, que á me le da que le haya contentado. Quédese muy en hora buena.

Mucho querría hubiese entre estas baratas (que me dicen eslá tornada á levantar la provincia), dádose priesa á traer las de Paterna, que lo deseo en extremo. Nuestro padre me escribió que habia escrito á vuestra reverencia lo hiciese con parecer del arzobispo. Sépalo granjear antes que haya otra cosa que lo estorbe. Aquí me están acordando la pida un poco de caraña, porque me hace mucho provecho : ha de ser bueno, no se olvide por caridad. Á Toledo lo puede enviar muy envuelto, que me lo envien; ú de que vaya el hombre de acá, hasta. No deje de poner mucha diligencia en eso de Paterna, que, dejado por ellas, por vuestra reverencia lo querría, que no cómo se han podido pasar : ahora dirá la historia de los trabajos mi compañera. Sepa vuestra reve- rencia, que á las monjas de la Encarnación las han asuelto después de haber estado'casi dos meses descomulgadas, como ya vuestra reverencia sabrá, y tenídolas muy apretadas : mandó el Rey que el nuncio las mandase asolver. Enviaron el Tostado y los demás que le aconsejan un prior de Toledo á ello y asolviólascon tantas molestias, que seria largo de contar, y dejólas más apretadas que de antes y más desconsoladas, y todo porque no quieren por priora á la que ellos quieren, sino á mí, y quitáronles los dos Descalzos, que tenian allí pues- tos porel comisario apostólico, yporel nuncio pasado, y hanlos llevado presos, como á malhechores, qne me tienen con harta pena, hasta verlos fuera del poder de esta gente, que mas los quisiera verlos en tierra de moros. El dia que los prendieron dicen que los azotaron dos veces, 3^ que les hacen todo el mal tratamiento que pueden. Al padre fray Juan de la Cruz llevó el Maldonado, que es el prior de Toledo, á presentar al Tostado, y al fray Germán llevó el prior de aquí á san Pablo de la Mo- raleja, y cuando vino dijo á las monjas, que son de su parle, que á buen recaudo le dejaba aquel traidor, y dicen que iba

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echando sangre por la boca. Las monjas lo han sentido y sien- ten mas que todos sus trabajos, anque son hartos: por caridad que las encomiende á Dios, y á eslos santos presos, que haya ocho dias mañana, que están presos: dicen las monjas que son unos Santos, y que en cuantos años que están allí, que nunca los han visto cosa que no sea do unos apóstoles. No en qué han de parar los disbarates desta gente : Dios por su misericordia lo remedie, como ve la necesidad.

CARTA XC(d)

A la ilystrisima señora doña María Mendoza y Sarmiento, condesa que fué de Rivadavia. Desde Avila a fines de 1577.

Sobre admisión de una monja en Valladolid, y consolándola en sus cuitas.

JESÚS.

El Espíritu Sanio sea siempre con V. S,, amén. Como ayer escribí á V. S., ésta no es para mas de que sepa V. S. que hoy me han traído cartas de la duquesa de Osuna, y del dotor Ayala, dando priesa para que se reciba una de aquellas doncellas; y un padre de la compañía, que fué á eso, me escribe buena relación de la una. La otra debíala de espan- tar el rigor ; por esto es bien que las hable quien se lo diga bien : no tratan cosa de ella. Yo escribí, que bien podían lle- varla luego, que ya habia escrito á V. S. lo que se había de hacer, para darle luego el hábito ; que avisasen á V. S. en estando en Valladolid. Escribo á nuestro padre visitador, di- ciendo la voluntad que V. S. tiene de recibirla, y suplicando á su paternidad envié con esta carta la licencia. Creo que lo hará, }' si no Y. S. torne á escribir luego á su paternidad, y lo ordene de manera que no piensen hubo en ello engaño; porque, á lo que yo puedo entender, no dejará el padre visi- tador de dar á V. S. contento, en lo que pudiere. Dénos nuestro Señor el que ha de durar para siempre, y á Y. S. tenga siempre de su mano, y me la guarde.

Hoy me envió á decir el señor obispo, que estaba mijor,

(1) Esta Carta era la VII del tomo iv en las ediciones anteriores. El original se conserva en las religiosas Capuchinas de Toledo.

184 CARTAS

que venía acá : no tenga V. S. pena. ¿ Cuándo he yo de ver á V. S. más libre? Hágalo nuestro Señor. Verdad es que hemos menester ayudarnos. Plega á Él que halle yo á V. S., de que la vea, más señora de sí, pues tiene ánimo aparejado para serlo. Creo haria provecho á V. S. tenerme cabe sí, tam- bién como estar yo cabe el padre visitador; porque él, como perlado, díceme verdades; y yo, como atrevida y mostrada á que V. S. me sufra, haria lo mesmo. En las oraciones de mi señora la duquesa me encomiendo : estas hermanas se acuer- dan harto en las suyas de V. S.

Indina sierva, y súdita de V. S. í. Teresa de Jesüs, car^ melita.

Nunca me dice V. S. cómo le va con el padre fray Juan Gutiérrez; algún día lo diré yo. Déle V. S. mis encomiendas. No he sabido si hizo su sobrina profesión. El padre visitador dará licencia para las que la hubieren de hacer. Mande V. S. avisar á la madre priora, que se me ha olvidado.

CARTA XCl

Al ilustrísimo señor don Teutonio de Braganza, arzobispo electo de Ebora. Desde Avila a 16 de enero de 1578.

Alentándole á trabajar en su nueva dignidad, y manifestándole la imposibilidad de fundar en su diócesis convento de Descalzas, por las persecuciones que estaba padeciendo la reforma del Carmen.

JESÚS.

La gracia del Espíritu Santo sea con vuestra ilustrísima señoría, amén. Una carta de V. S. recibí, mas de dos meses, y quisiera harto responder luego, y aguardando al- guna bonanza de los grandes trabajos, que desde agosto he- mos tenido Descalzos y Descalzas, para dar á V. S. noticia de ello, como me manda en su carta, me he detenido, y hasta ahora va cada dia peor, como después diré á V. S. Ahora no quisiera sino verme con V. S. ; que por carta podré mal decir el contento que me ha dado una que he recebido esta se- mana, por la via del padre retor, anque con más claridad tenía yo nuevas de V. S., mas de tres semanas, y después me las han dicho por otra parte, que no cómo piensa V. S.

DE SANTA TFÍRESA DE JESl S. 185

ha de ser secreta cosa semejante. Plega á la divina Majestad que sea para santa gloria y honra suya, y ayude á ir V, S. creciendo en mucha santidad, como yo pienso que será. Crí.i V. S., que cosa tan encomendada á Dios y de ahnasque solo train delante que sea servido en todo lo que le piden, que no las dejará de oir : y yo, anque ruin, es mny contino el su- plicárselo, y en todos estos monesterios de estas siervas de V. S., á donde hallo cada dia almas, que cierto me train con harta confusión. No parece sino que anda nuestro Señor es- cogiéndolas, para traerlas á estas casas, de tierras á donde no quién les da noticia. Ansí que V. S. se anime mucho, y no le pase por pensamiento pensar, que no ha sido orde- nado de Dios (que yo ansí lo tengo por cierto), sino que quiere su Majestad, que lo que V. S. ha deseado servirle, lo ponga ahora por obra; que ha estado mucho tiempo ocioso, y nuestro Señor está muy necesitado de quien le favorezca la virtud; que poco podemos la gente baja y pobre, si no des- pierta Dios quien nos ampare, anque mas queramos no querer cosa, sino su servicio; porque está la malicia tan subida y la ambición y honra, en muchos (que la habían de trair debajo de los pies) tan canonizada, que an el mesmo Señor parece se quiere ayudar de sus criaturas, con ser poderoso, para que venza la virtud sin ellas ; porque le fal- tan los que había tomado para ampararla, y ansí escoge las persogas, que entiende le pueden ayudar.

V. S. procure emplearse en esto, como yo entiendo lo hará, que Dios le dará fuerzas y salud (y yo lo espero en su Majestad) y gracia, para que acierte en todo. Por acá servi- remos á V. S. en suplicárselo muy contino : y plega al Señor le á V. S. personas inclinadas al bien de las almas, para que pueda V. S. descuidar. Harto me consuela, que tenga V. S. la Compañía tan por suya, que es grandísimo bien para todo.

Son tantas las cosas y las diligencias, que ha habido para desacreditarnos, en especial al padre Gracian y á (que es á donde dan los golpes), y digo á V. S. que son tantos los testimonios, que desde hombre se han dicho, y los meme- riales que han dado al Rey, y tan pesados, y destos monas- terios de Descalzas, que le espantaría á V. S., si lo supiese.

186 CARTAS

de cómo se pudo inventar tanta malicia. Yo entiendo se ha ganado mucho en ello. Estas monjas con tanto regucijo, como si no les tocara : el padre Gradan con una perfecion, que me tiene espantada. Gran tesoro tiene Dios encerrado en aquella alma, con oración especial por quien se los le- vanta, porque los ha llevado con una alegría, como un san Jerónimo. Como él las ha visitado dos años, y las conoce, no lo puede sufrir, porque las tiene por ángeles, y ansí las llama. Fué Dios servido, que de lo que nos tocaba, se desdi- íeronlos que lo hablan dicho. De otras cosas que decian del padre Gracian, se hizo probanza por mandado del Consejo, y se vio la verdad. De otras cosas también se desdijeron, y vínose á entender la pasión de que andaba la corle llena. Y crea V. S. que el demonio pretendió quitar el provecho que estas casas hacen.

Ahora dejado lo que se ha hecho con estas pobres monjas de la Encarnación, que por sus pecados me eligieron, que ha sido un juicio, está espantado todo el lugar de lo que han pa- decido y padecen, y an no cuándo se ha de acabar; porque ha sido extraño el rigor del padre Tostado con ellas. Las tu- vieron cincuenta y mas dias, sin dejarlas oir misa; que ver á nadie tampoco ven ahora. Decian que estaban descomulga- das; y todos los teólogos de Ávila, que nó; porque la desco- munión era, porque no éhgiesen de fuera de casa (que en- tonces no dijeron que por la ponían), y á ellas les pareció, que como yo era profesa de aquella casa, y estuve tantos años en ella, que no era de fuera : porque, si ahora me qui- siese tornar allí, podía, por estar allí mi dote, y no ser pro- vincia apartada; y confirmaron otra priora con la menor parte. En el Consejo lo tienen las penitenciadas : no en lo que parará.

He sentido muy mucho ver por tanto desasosiego y escán- dalo déla ciudad, y tantas almas iuquietas, que las descomul- gadas eran mas de cincuenta y cuatro. Sólo me ha consolado, que hice todo lo que pude, porque no me eligiesen; y certifico áV. S., que es uno de los grandes trabajos, que me pueden venir en la lierra, verme allí; y ansí el tiempo que estuve, no tuve horade salud. Mas, anque mucho me lastiman aquellasalmas, que lashaydoniuy mucha perfecion, y liase parecido encóm<>

DE SANTA TERESA DE JESÚS. 187

han llevado los trabajos; lo que he sentido muy mucho, es, que por mandado del padre Tostado mas de un mes que prendiéronlos dos Descalzos, que las confesaban, los del paño, con ser grandes religiosos, y tener edificado á todo el luaar, cinco años que que están allí, que es lo que ha sustentado la casa en lo que yo la dejé. Al menos el uno, que llaman fray Juan de la Cruz, todos le tienen por santo, y todas, y creo que no se lo levantan : en mi opinión es una gran pieza, y puestos allí por el visitador apostólico dominico y por el nuncio pa- sado, y estando sujetos al visitador Gracian es un desatino que ha espantado. No en qué parará. Mi penaes, que los lleva- ron, y no sabemos á dónde : ma« témese que los tienen apre- tados, y temo algún desmán : allá anda en Consejo también esta queja. Dios lo remedie.

V. S. me perdone, que me alargo: tanto gusto que sepa y. S. la verdad de lo que pasa, por si fuere por allá el padre Tostado. El nuncio le favoreció mucho en viniendo,, y dijo al padre Gracian, que no visitase ; y anque por esto no deja de ser comisario apostólico (porque ni el nuncio habia mostrado sus poderes, ni, á lo que dice, le quitó), se fué luego á Alcalá, T allí y en Pastrana se ha estado en una cueva, padeciendo, como he dicho, y no ha usado mas de su comisión, sino os- lase alli, y todo suspenso. Él desea en gran manera no tornar á la visita, y todos lo deseamos, porque nos está muy mal, si no es que Dios nos hiciese merced de hacer provincia, que si nó, no en qué ha de parar. Y en yendo allí me escribió, que estaba determinado, si fuese á visitar el padre Tostado, de obedecerle, y que ansí lo hiciésemos todas. Él ni fué allá, ni vino acá. Creo lo detuvo el Señor, porque según la mala voluntad, que después ha mostrado, creo nos estuviera harto mal. Con todo dicen los del paño, que ello hace todo, y pro- cura la visita, que esto es lo que nos mata. Y verdaderamente no hay otra causa de lo que á V. S. he dicho ; que en form he descansado, con que sepa Y. S. toda esta historia, anque se canse un poco en leerlo, pues tan obligado está V. S. á favorecer esta Orden : y también para que vea V. S. los incon- venientes que hay, para querer que vayamos allá, con los que ahora diré, que es otra barabúnda.

Como yo no puedo dejar de procurar, por las vias que

188 CARTAS

puedo, que no se deshaga este buen principio (ni ningún le- trado que me confiese me aconseja otra cosa) están estos pa- dres muy desgustados conmigo, y han informado, ánuestro pa- dre general, de manera, que juntó un capitulo general, que se hizo, y ordenaron y mandó nuestro padre general, que ninguna Descalza pudiese salir de su casa, en especial yo ; que escogiese la que quisiese, so pena de descomunión (1). Vese claro, que es porque no se hagan mas fundaciones de monjas, y es lástima la multitud deltas que claman por estos mones- terios ; y como el número es tan poco, y no se hacen mas, no se puede recibir. Y anque el nuncio pasado mandó, que no dejase de fundar después desto, y tengo grandes patentes del visitador apostólico para fundar, estoy muy determinadaá nolo hacer, si nuestro padre general, ü el Papa, no ordenan otra cosa ; porque, como no queda por mi culpa, háceme Dios merced, que estaba ya cansada ; puesto que para servir á V. S. no fuera sino descanso, que es recia cosa pensar de no verle mas; y si me lo mandasen, darianme gran consuelo. Y, anque esto no hubiera del capitulo general, las patentes que yo tenia de nuestro padre general, no eran sino sólo para los reinos de Castilla, por donde era menester mandato de nuevo. Yo tengo por cierto, que por ahora no lo dará nuestro padre general. Del Papa fácil seria, en especial si se llevase una probanza, que mandó hacer el padre Gracian, de cómo viven en estos monesterios, y la vida que hacen, y provecho á otros á donde están, que dicen las podran por ella canonizar, y de personas graves. Yo no la he leido, porque temo se alarguen en decir bien de mí; mas yo mucho querría se acabase con nuestro padre general, se hubiese de ser y se pidiese, para que tu- viese por bien se funde en España, que, sin salir yo, hay mon- jas que lo pueden hacer; digo, hecha la casa, enviarlas áella, que se quita gran provecho de las almas. Si V. S. se cono- ciese con el Protetor de nuestra Orden, que dicen es sobrino del Papa, él lo acabarla con nuestro padre general; y en- tiendo será grao servicio de nuestro Señor, que V. S. lo pro- cure, y hará gran merced á esta Orden. Otro inconveniente hay (que quiero esté avertido Y. S. de

(1) Santa Teresatio hablaaquí, ni habló nuncn, de prisión. Tóngasp esto en nuí^n- ta para las cartas apócrifas, en que se hace hablar a Santa Teresa de su p¡'ió-iüíi.

PE SANTA TERESA DE JESÚS. i 89

todo), que el padre Tostado está admitido ya por vicario {ge- neral en ese reino, y seria recia cosa caer en sus manos, en especial yo; y creo lo estorbaría con todas sus fuerzas, que en Castilla, á lo que ahora parece, no lo será; porque como ha usado de su oficio, sui haber mostrado sus poderes; en especial en esto de la Encarnación, que ha parecido muy mal; lianlo hecho dar los poderes, por una provisión real, al Consejo (y otra le habia notificado el verano pasado) y no se los han tornado á dar, ni creo se los darán. Y tam- bién tenemos para eslos monesterios cartas de los visita- dores apostólicos, para que no seamos visitadas, sino de- quien nuestro padre general mandare, con que sea Descalzo. Allá, no habiendo nada de esto, sujetos á los del paño, presto irá la perfección por el suelo, como por acá comenzaban á hacernos gran daño, si no vinieran los comisarios, Y. S. verá cómo se podrán remediar todos estos inconvenientes, que buenas monjas no faltarán para servir á V. S., y el padre Ju- lián de Ávila, que parece está ya puesto en el camino, besa las manos de V. S.Está harto alegre délas nuevas, que él las sabia antes que yo se las dijese, y muy confiado que ha Y. S. de ganar mucho con ese cuidado, delante de nuestro Señor. María de San Jerónimo, que es la que era supriora de esta easa, también besa las manos de Y. S. Dice, que irá de muy buena gana á servir á Y. S., si nuestro Señor lo ordena. Su Majestad lo ííuie todo, como sea mas para su gloria, y á Y. S. guarde con mucho aumento de amor suyo.

No es maravilla, que ahora no pueda Y. S. tener el reco- gimiento, que desea, con novedades semejantes. Daráie nues- tro Señor doblado, como lo suele hacer, cuando se ha dejado por su servicio, anque siempre deseo, que procure Y. S. tiempo para sí, porque en esto está todo nuestro bien. De esta casa de San Josef de Ávila, á xvj de enero.

Suplico á Y. S. no me atormente con estos sobreescritos, por amor de nuestro Señor.

Indina sierva y súdita de Y. S. I. Teresa de Jesús.

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190 CARTAS

CARTAXGTI (i).

Al padre Juan Suarez, provincial de la Compañía de Jesús, de Castilla. Desde Avila 10 de febrero de 1578.

Sohre las p-retensiones del padre Salazar, para pasarse de la CompaTna de Jesús á la reforma del Carmen.

JESÚS.

La gracia del Espíritu Santo sea siempre con vuestra pater- nidad, amén. Una carta de vuestra paternidad me dio el pa- dre retor, que, cierto, á me ha espantado mucho, por de- cirme vuestra paternidad en ella, que yo he tratado que el padre Gaspar de Salazar deje la Compañía de Jesús y se pase á nuestra Orden del Carmen ; porque nuestro Señor ansí lo quiere y lo ha revelado.

Cuanto á lo primero, sahe su Majestad, que esto se hallará por verdad, que nunca lo deseé, cuanto mas procurarlo con él. Y cuando vino alguna cosa de esas á mi noticia, que no fué por carta suya, me alteré tanto y dio tan grande pena, que ningún provecho me hizo para la poca salud, que á la sazón tenía; y esto tan poco, que debí de saberlo harto depues que vuestra paternidad, á lo que pienso.

Cuanto á la revelación que vuestra paternidad dice, pues no había escrito, ni sabido cosa de esa determinación, tam- poco sabria si él había tenido revelación en el caso.

Cuando yo tuviera la desvelacion, que vuestra paternidad dice, no soy tan liviana, c[ue por cosa semejante había de querer hiciese mudanza tan grande, ni darle parte de ello ; porque, gloria á Dios, de muchas personas estoy enseñada del valor y crédito, que se ha de dar a esas cosas ; y no creo yo, que el padre Salazar hiciera caso de eso, si no hubiera mas en el negocio ; porque es muy cuerdo.

En lo que dice vuestra paternidad, que lo averigüenlos per- lados, será muy acertado, y vuestra paternidad se lo puede

(1) Esta Cartí era la XX del tomo iii en las ediciones anteriores. En las Carme- itas Descalzas de Salamanca habla una copia, cuyo primer renglón era de letra de Santa Teresa, y el resto do ella de letra de la monja que le servia de ama- Inuense. Quiza Santa Teresa hubo de quedarse con copia de la Carta, como sella hacer, cuando alguna de ellas trataba de asuntos delicados v comprometidos.

DE SANTA TEMESA DE JESÚS. 191

mandar; porque es muy claro, que no hará él cosa, sin licen- cia de vuestra paternidad, á cuanto yo pienso, dándole noticia de ello. La mucha amistad, que hay entre el padre Salazar y mí, y la merced que me hace, yo no la negará jamas; an- que tengo por cierto, le ha movido mas, á la que me ha he- cho, el servicio de nuestro Señor y su bendita Madre, que no otra amistad; porque bien creo ha acaecido en dos años no ver carta el uno del otro. De ser muy antigua, se entenderá, que en otros tiempos me he visto con más necesidad de ayuda; porque tenia esta Orden solo dos padres Descalzos, y mejor procurara esta mudanza que ahora, que, gloria á Dios, hay, á lo que pienso, mas de docientos, y entre ellos personas bas- tantes para nuestra pobre manera de proceder. Jamás he pen- sado, que la mano de Dios estará mas abreviada para la Or- den de su Madre, que para las otras.

Á lo que vuestra paternidad dice, que yo he escrito, para que se diga que lo estorbaba, no me escriba Dios en su libro, si tal me pasó por pensamiento. Súfrase este encarecimiento, á mi parecer, para que vuestra paternidad entienda, que no trato con la Compañía, sino como quien tiene sus cosas en el alma, y pondría la vida por ellas, cuando entendiese no desir- viese á nuestro Señor en hacer lo contrario. Sus secretos son irlandés ; y como yo no he tenido mas parte en este negocio do la que he dicho, y de esto es Dios testigo, tampoco la querría tener en lo que está por venir. Si se me echare la culpa, no es la primera vez que padezco sin ella; más expe- riencia tengo, que cuando nuestro Señor está satisfecho, todo lo allana; y jamás creeré, que por cosas muy graves permita su Majestad, que su Compañía vaya contra la Orden de su Madre, pues la tomó por medio para repararla y renovarla, cuanto mas por cosa tan leve, y, si lo permitiere, temo que será posible, lo que se piensa ganar por una parte perderse por otras (1).

(1) En estas palabras parece que previo Santa Teresa lo que ha sucedido de resultas de las desavenencias, que por espacio de dos siglos han agitado a los dos institutos con mutuas y mezquinas rivalidades : lo que pcnsm^on ganar por una parte lo han perdido por otra, pues tales rivalidades no han servido de edifica- ción para los fieles. Mas no seré yo, y menos ahora, quien remueva el cieno de estas discordia?, muy buenas para olvidadas, antes bien, creo conveniente repro- ílucir el precioso comentario siguiente del venerable señor Palafo.v, a propósito de

192 CARTAS

De este Rey somos lodos vasallos. Plega á su Majestad, que los del Hijo y de la Madre sean tales, que, como soldados esforzados, solo miremos á doade va la bandera de nuestro Rey, para seguir su voluntad; que si esto hacemos con verdad los Carmelitas, está claro, que no se pueden apartar los del nombre de Jesús, de que tantas veces soy amenazada (1). Plega á Dios guarde á vuestra paternidad muchos años.

Ya la merced que siempre nos hace, y, anque miserable, le encomiendo mucho á nuestro Señor ; y á vuestra pater- nidad suplico haga lo mesmo por mi, que medio año que no dejan de llover trabajos y persecuciones sobre esta pobre vieja; y ahora este negocio no le tengo por el menor. Con todo, doy á vuestra paternidad palabra de no se la decir, para que lo haga, ni á persona que se la diga de mi parte, ni se la he dicho. Es hoy diez de febrero.

Indma sierva y südita de vuestra paternidad. Teresa DE Jesús.

este desacuerdo entre Santa Teresa y el provincial de la Compañía de Jesús en Castilla la Vieja.

(1) Con este suceso se quieten los corazones de los imperfectos, que extrafian qu3 en la Iglesia de Dios haya diferencias entre las religiones, ni con las reli- giones, ni entre los prebéndalos y obispos, ni con los prebendados y obispos ; porque si la hubo entre ángel;s buenos, el del pueblo de Dios y el de Pcrsia, como lo dice el profet i Daniel .Daniel, x, versículo 13) ; ¿ por que quieren que no las haya en rj hombres, aun jue sean angeles, y mas quedándose siempre en la esfera da los hombres ?

San Pedro y san Pablo, so ire las Legales {Galat., ii, versículo 2), tuvieron diferencia de sentir, y se amaran. A san Pablo y a san Bernabé unió el Esi^iritu Santo, diciendo : Se(jrc:¡ate mi i Paulum et Bamabam in opus, ad qiiod assui'ap.ii eos {Act., XIII, veríiculo 2). Y des^jues permitió el Espíritu Santo que, amandusí' siempre, se desuniesen sobre no recibir san Pablo a Marcos en su compañia, que san Bernabé quiso que se recibiese ; y con eso, escogió otro compañero san Pablo, que fue Sila ; y san Bernabé por otro camino se fue con san Marcos {Act., xv, versículo 37). Con la unión convirtió Dios por estos apóstoles gran parte de la Siria, y con la desunión divididos, otras innumerables provincias.

Las diferencias de san Jerónimo y san Agustin, de san Juan Crisóstomo y san Lpifanio, ¿. no tuvieron en atención a la iglesia de Dios ? ¿ Que religiones han nacido juntas, que no iiaya también nacido con ellas alguna natural emulación ? A la religión augusta de san Benito no pudo emularla otra alguna, porque es la madre y la mar de las religiones en el Occidente ; pero entre aquellas celebres congregaciones hijas suyas, Cluniacense y Cisíerciense, digan el venerable Pedro, abad cluniacense, y el gloriosísimo y santísimo Bernardo, hasta dónele llegó su santa y perfecta emulación. La apostólica de santo Domingo y la serafua de san Francisco tuvieron a sus princijjios algunas diferencias, que, habiéndolas desper- tado el celo, las consumió y allanó muy aprisa la caridad. {Y. P.)

DE SANTA TERESA DE JESÚS. 193

CARTA

del padre Suarez al rector de la Compañía de Jesús en Avila, para entregar a

Santa Teresa de Jesús (i).

JESÚS.

Si llegara d mi noticia, que un religioso de otra Orden quería entrar en la Compañía, en esta provincia, donde hay veinte y seis casas y colegios, y yo juzgara que no convenia recibirle, á todos los superiores de las casas y colegios, que tuvieran facili- tad para recibirle, ayudándome nuestro Señor, dentro de un día tuviera despachado para todas partes que ninguno le recibiera^ y en las mas de ellas estuviera el aviso dentro de ocho dias, y en todas dentro de quince. Pues, si la madre Teresa de Jesús juzga que conviene, que no se reciba en su Orden al padre Sa- lazar, que escriba una carta, de veras, al superior de su Orden, que la comunique con los demás, ó eon escribir al superior de cada casa una, podrán estar todos avisados dentro de quince dias, y más de quince dias, que lo supieron la madre Teresa // la madre priora de aquí. Esta fuera diligencia eficaz, con la ayuda de Dios. Suarez.

CARTA

del padre Gonzalo de Avila, rector de la Compañía de Jesús en Avila, remitiendo a Santa Teresa la Carta anterior (2).

JESÚS

Sea con vuestra merced. Ayer recebí una carta del padre pro- vincial. Dice le ha dado pena la que entiende recibió con su carta, y que suplica á cuestra merced la lea cuando se le haya pasado la pena presente, y verá que li puede entender en mejor sentido y recebir con me ¡or sentimiento y escrebir al padre Salazar y al superior ó superiores déla Orden, que pueden recibirle ó no

(1) De esta Carta se habia publicado un trozo en las notas de las ediciones ante- riores. Para mejor inteligencia de la Carta siguiente de Santa Teresa, se da aquí integra, copiándola del manuscrito de la Biblioteca Nacional número 6, pagina 182.

d) Se copió esta Carta del mismo manuscrito que la anterior, pues aparecen ambas juntas en él.

194 CARTAS

recihirle con razones bastantes para impedirlo ; queel p:idre pro- vincial se contenta con haber hecho su oficio en avisar a las partes lo que luego supo, porque, si sehiciere y las culparen, no se quejen del, que lo supo y ñolas avisó, y que pide d vuestra merced, por amor de nuestro Señor , le encomiende á su Majestad en sus sanias oraciones; que presto, placiendo d Dios, será por acá, y se Ira tara de palabra si otra cosa conviniere hacer de esto.

Esto dice el padre provincial, el cual me envió á en parti- cular este papel, qui envió á vuestra merced, á quien pido, por amor de nuestro Señor, de mi parte se haga esa diligencia de esc papel con veras, y con las mismas escriba vuestra merced al padre Salazar, como se lo suplica el padre provincial, que como á vuestra merced yo dije este dia, temo que no iba la carta que vuestra merced le escribió este dia, tan eficaz como convenia, y no hay que temer de escrebir esto al padre Salazar y á los supe- riores Descalzos, advirtiéndoles, d él que no lo haga, y d ellos que no lo reciban, si no trajere expresa licencia de Su Santidad^ o de su general, que desto yo estoy seguro, que no solo no se de- sagradará nuestro Señor, pero que se agradará mucho.

Mande vuestra merced volverme ese papel y avisarme lo que piensa hacer, que creo no le va poco á vuestra merced en hacer lo ([ue le pedimos, en caridad. Las cartas de vuestra merced se die- ron en su mano al hermano Bartolomé Sicilia.

CARTA XCIII.

Al padre Gonzalo de Ávila, rector de la Compañía de Jesús en Avila. Desde Avila por febrero de 1578.

En contestación á la Caria anterior del provincial de la Compañía sobre el asunto del padre Salazar.

JESÚS.

6ea con vuestra merced el Espíritu Santo. Yo he tornado á leer la carta del padre provincial, mas de dos veces, y siem« pre hallo en ella tan poca llaneza para conmigo, y tan certi- ficado lo que no me ha pasado por pensamiento, que no se espante su paternidad que me diese pena. En es(o va poco, que si no fuese tan imperfeta, por regalo habia de lomar, que su paternidad me morlificase, pues como á súdita suya lo

DE SANTA TERESA DE JESÚS. 195-

puede hacer. Y pues lo es el padre Salazar, ofréceseme, que seria mijor remedio atajarlo por su parte, que no escribir yo,, á los que iio son mios, lo que vuestra merced quiere ; pues es oficio de su prelado, y ternian razón de hacer poco caso de lo que yo les dijese (1). Y, cierto, que no entiendo otra cosa, ni alcanzo estas véias con que vuestra merced dice que escriba; porque si no es decir, que me ha venido nueva del cielo, para que no lo haga, otra cosa no me ha quedado por hacer. An- qiie como á vuestra merced dije, no es razón dar cuenta de todo, que es hacer mucho agravio á quien debo buena amis- tad; en especial estando cierta (como á vuestra merced dije) que á lo que él dice, y yo entiendo, no lo hará sin que lo sepa el padre provincial; y si no lo dijere ü escribiere á su paternidad, es, que no lo hará. Y si su paternidad se lo puede estorbar, y ixO darle licencia, agravio haria yo á una persona tan grave y tan sierva de Dios, en infamarla por todos los monesterios (an cuando hubieran de hacer caso de mi), que liarla infamia es decir, que quiere hacer lo que no puede, sin ofensa de Dios.

Yo he hablado con vuestra merced con toda verdad, y, á mi parecer, he hecho lo que estaba obligada en nobleza y cristiandad. El Señor sabe que digo en esto verdad ; y hacer mas de lo que he hecho, parece iria contra lo uno y lo otro.

Ya he dicho á vuestra merced, que haciendo en una cosa lo que me parece debo, que me dio Dios ánimo para con su ayuda pasar todos los malos sucesos que vinieren : al menos no me quejaré de falta de estar profetizados, ni de que he de- jado de hacer lo que yo he podido, como he dicho. Podrá ser que tenga vuestra merced mas culpa en habérmelo mandado^ que yo la tuviera si no hubiera obedecido.

También estoy sigura, que si no fuese el negocio, como vuestra merced quiere, que quedaré tan culpada, como si no hubiera hecho nada, y que hasta haberse hablado, para que se empiecen á cumplir las profecías (2). Si son trabajos para

(l) La réplica de Santa. Teresa es cohcluyente. Los jesuítas tenían que obedecer al padre Suarez, su provincial en Castilla ; psro ella no era provincial de los Car- nu'litas Descalzos, ni éstos tenían obligación de obedecerla.

I i) No se sabe cuáles eran, pero por la Carta anterior se 'entiende, que tanto Sania Teresa, como el Padre Salazar, habían tenido revelaciones soln-e el asunto.

196 CARTAS

mí, vengan en hora buena. Ofensas tengo hechas á Ja divina Majestad, que merecen mas que pueden venir.

También me parece no merezco yo á la Compañía dárme- los, aun cuando fuera parte en este negocio ; pues ni hace, ni deshace, para lo que les toca. De mas alto vienen sus funda- mentos. Plega el Señor sea el mió no torcer jamás de hacer su voluntad, y á vuestra merced siempre luz para lo mesmo. Harto me consolara viniese acá nuestro padre pro- vincial, que mucho tiempo que no ha querido el Señor que yo me consuele de ver á su paternidad.

indina sierva y hija de vuestra merced. Teresa de Jesús.

CARTA XCIV (1).

Al padre fray Jerónimo Gradan de la Madre de Dios. Desde Avila 16 de fe- brero de 1578.

Sobre el asunto del Padre Salazar, remitiéndole á Gradan las cartas delpro- ■vincial y rector de la Compañía.

JESÚS.

La gracia del Espíritu Santo sea con vuestra paternidad, mi padre, y le la salud, esta Cuaresma, para lo que tengo delante que ha de trabajar. Pienso si ha de ser de lugar en lugar. Por amor de Dios, que mire no caiga en esos caminos; que des- pués que tengo este brazo ansi, me da esto mas cuidado. To- davía está hinchado y la mano, y con un socrocio que parece de arnés, y ansí me aprovecho poco de él. Hace ahora acá muchos hielos, lo que no ha hecho, si no fué al principio del invierno, si no tan buen tiempo, que harto mas frió hacía en Toledo, al menos para : no si lo hace, que la puerta que vuestra paternidad dejó dicho se hiciese en le piececilla, que estaba cabe la que dijo fuese enfermería, se hizo, y ha quedado como una estufa. En fin me ha ido en este caso de trio en extremo bien. Siempre acierta vuestra paternidad en mandar. Plega á el Señor, que ansí acierte yo en obedecerle.

Ahí envió á vuestra paternidad una carta, que me escribió

(1) Esta Carta era la XIII del tomo v en las ediciones anteriores. El original se conserva en el convento de Santa Ana de Madrid.

DE SANTA TERESA DE JESÚS. 197

el provincial de la Compañía, sobre el negocio de Carrillo (1)> que me disgustó harto, tanto, que quisiera responderle peor de lo que le respondí, porque que le había dicho, que yo no había sido en esta mudanza, como es verdad, que cuando lo supe me díó harta pena, como á vuestra paternidad escribí, y con gran deseo de que no fuese adelante. Le escribí una carta cuan encarecidamenle pude, como en esa que respondo al provincial se lo juro; que están de suerte, que me pareció, si no era con tanto encarecimiento, no lo creerían, y importa mucho lo crean por eso de las desvelaciones, que dice, no piensen que por esa vía le he persuadido, pues es tan gran mentira. Mas yo digo á vuestra paternidad, que tengo tan poco miedo á sus fieros, que yo me espanto de la libertad que me da Dios; y ansí dije al padre retor, que en cosa que entendiese se había de servir, que toda la Compañía ni todo el mundo sería parte, para que yo dejase de llevarlo adelante, y que en este negocio yo no había sido ninguna, ni tampoco lo seria en que lo dejase. Rogóme que, anque esto no hiciese, le escribiese una carta, en que le dijese lo que en esa le digo, de que no lo puede hacer sin quedar descomulgado.

Yo le dije ?si sabia él estos Breves ?

Dijo mejor que yo.

Dije pues yo estoy cierta de él, que no hará cosa, en que entienda es ofensa de Dios.

Dijo que todavía, por la mucha afición, se podía engañar y arrojarse ; y ansí le escribí una carta, por la vía que él me escribe esa.

Mire vuestra paternidad qué sencillez; que por indicios he entendido claro, que lo vieron ; anque no se lo di á entender. Y díjele en ella, que no se fiase de hermanos, que hermanos eran los de José : porque que habían de verla, porque sus mesmos amigos le deben haber descubierto, y no me espanto, porque lo sienten mucho en demasía. Deben temer no se haga principio.

Yo le dije ;. si no había algunos de ellos Descalzos?

El dijo que sí, Franciscos; mas que los echaron ellos primero, y después les dieron licencia.

(l) Aquí se ve claramente que por el stjulónimo de Carrillo eiitcnrlia al padre Salazar.

198 CARTAS

Dije que eso podiari ahora hacer : mas no están en eso, ni yo en decirle que no lo haga, sino avisarle, como hago en esa carta, y dejarlo á Dios, que si es obra suya ellos lo quer- rán, que de otra suerte (como ahí le digo) helo preguntado, y cierto no se debe de poder hacer, porque esos se deben llegar al derecho común, como otro legista, que me persuadía á mi, cuando la fundación de Pastrana, que podia tomar la Agustina, y engañábase. Pues dar el Papa licencia no lo creo, que le ternán tomados los puertos. Vuestra paternidad tam- bién se informe, y le avise, que me daria mucha pena, si hiciese alguna ofensa de Dios. Bien creo entendiéndolo, no lo hará.

Harto cuidado me da; porque quedarse entre ellos, después que' saben la gana que tiene de estotro, no terna el crédito que suele : quedar acá, si no es pudiéndose hacer muy bien, no se sufre ; y póneseme delante lo que debemos siempre á la Compañía; que el hacernos daño no entiendo los dejará Dios para eso. No le recibir pudiendo, por miedo de ellos, hácesele mala obra, y págasele mal su voluntad : Dios lo en- camine, que Él lo guiará, anque miedo tengo no le hayan movido esas cosas de oración, que dice que les da demasiado crédito. Hartas veces se lo he dicho, y no basta.

También me da pena, que esas de Veas le deben haber dicho algo de eso, según la ganaque mostraba Catalina de Jesús. Ei bien de todo es, que él cierto es siervo de Dios, si se en- gaña, es pensalido que Él lo quiere, y su Majestad mirará por él. Más en ruido nos ha metido ; y, á no entender yo lo que escribí á vuestra paternidad de Josef, crea, que hubiera puesto todo mi poder en estorbarlo. Mas, anque no creo tanto como él estas cosas, háceme gran contradicion estorbarlo. ¿ Qué yo, si se estorba algún gran bien de aquella alma ? Porque crea vuestra paternidad que, á mi parecer, no lleva el espíritu de adonde está : siempre me ha parecido.

Entre este negocio me escribió Ardapilla, que procurase escribiesen á Joanes los cuervos, diciéndole mandase venir aquí á conocer de esta causa. Yo me holgara harto, si no fuera por mi mano ; mas representáronseme muchos incon- venientes, y así me desculpé lo mejor que pude. Ya veo lo hacia por hacernos bien : mas crea vuestra parternidad, que

DE SANTA TERESA DE JESÚS. 19í>

si no viene de raíz, que no están las cosas para remediarse de otra suerte, si no es por las manos de Pablo. Hágalo ef Señor, que harto lo deseo, y me da cuidado ver que soy el estropiezo por donde todos padecen : que, como he dicho algunas veces, como á Jonás, quizás seria remedio me crliasen en la mar, para que cesase la tormenta, que quizás es por mis pecados.

Lo más apriesa que vuestra paternidad pudiere, envié esa carta al padre Salazar, por via del prior de Granada, que se la á solas, y encargúeselo mucho, porque temo no me torne á escrebir por la Compañía á ú á alguna de estas hermanas, y sus cifras vienen bien claras : ya por la via de la corte, con encomendarla mu ho á Roque y poner buen porte y que la al mesmo arriero, irá sigura. Mire, mi padre, no se descuide, que conviene enviársela, para que no- haga alguna cosa, si ya no la ha hecho, y vuestra paternidad se vaya deteniendo en dar la licencia, á mi parecer, porque todo es para mas bien suyo. Désele Dios á vuestra reverencia, mi padre, como yo deseo, amén. Es primero domingo de Cuaresma. Esa carta del padre provincial y la respuesta podrá hacer al caso alguna vez. No las rompa, si le parece.

indina sierva y hija de vuestra paternidad. Teresa de Jesús.

CARTA XGV (1)

Al padre fray Jerónimo Gradan de la Madre de Dios. Desde Avila 2 de marzo-

de 1578.

Dándole varios consejos sobre su vida interior y exterior. Trata igualmente del asunto del padre Salazar, y del viaje á Roma.

JESÚS

Sea con vuestra paternidad, mi padre, el Espíritu Santo .. Dos cartas de vuestra paternidad he recibido poco há, la que escribió el dia de Carrastol leudas y otra á donde venia la del pastor para las hermanas. Plega á Dios le vistamos tan bien como él lo pinta ; más harto mas creo será lo que nos da,, que lo que daremos. El cuadernito también está muy bueno.

(1) Esta Carta era la XKV del tomo vi en las ediciones anteriores. El orifíinal se conserva en las Carmelitas Descalzas de Sevilla.

200 CARTAS

No cómo dice Pablo que no sabe de uniones ; que aquella escuridad clara y ímpetus da á entender lo contrario ; sino que después como se pasa, y no es lo ordinario, no se acaba de entender (1). Harta envidia tengo las almas que ha de aprovechar; y lástima de verme aquí, sin hacer mas de comer y dormir, y hablar en estos padres, nuestros hermanos, porque siempre hay ocasión, como verá en ese papel, que he dicho á la hermana Catalina, que le escriba lo que pasa, por no me cansar, que es tarde, y tenemos sermón esta tarde del maestro Daza, harto bueno : los Dominicos nos hacen mucha caridad, que predican dos cada semana, y los de la Compañía uno : harto se me acuerda de los de vuestra paternidad, y no qué tentación le da á irse de lugar en lugar, que en forma me ha dado pena eso que levantaron. Dios le guarde, mi padre ; mas andan los tiempos tan peli- grosos, que es harto atrevimiento andar de lugar, pues en todas partes hay almas. Plega á Dios lo que parece mucho celo, no sea alguna tentación, que nos cueste caro ; que en ese lugar bastaba un gato, y Dominicos y Franciscos, que creo hay, anque no acabo de pensar que predica ese bendito bien : déle mis encomiendas, y hágame saber si le oyen. ¡ Mire qué curiosidad! no me lo diga, y rompa esta, no tope con ella por malos de mis pecados. ¡ Y comer en hospital, y sus negras empanadas de abadejo, que nos ha hecho reir ! mas eso que dijeron de vuestra paternidad me tiene con deseo de que no ande tan descuidado. Bien dice Carrillo, que tengo poco ánimo, que me ha respondido á la carta primera que le escribí, diciéndole era demonio, y otras hartas cosas. Dice que le hizo reir, y que poco ni mucho le mudó. Dice que parezco ratón que ha miedo de los gatos, y que tiniendo el Santísimo Sacramento en las manos se lo prometió : que todo el mundo no será parte para quitárselo. Yo le digo que me espanta, que dicen sus hermanos que él y quien le diere aquel veslido están descomulgados. El dice que ya tiene

(1) Los que desean saber la esencia, cualidades y efectos de esta sabrosa unión, vean a la Doctora seráfica en el libro de su Vida, capítulo xvi, y en la Carta XVI í I del tomo i, número 6, y al mismo doctor san Juan de la Cruz en la Subida d^'l monte Carmelo, libro ii, capitulo v, y en la Llama de amor vioa, Canción III, párrafo 3, donde explican con magisterio que es unioc de sola la voluntad, como la que es de todas las potencias. [Fr. A.)

DE SANTA TERESA DE JESÚS. 201

licencia del su provincial, y que vuestra paternidad Je escribió una carta, que anque teme como hombre, escribe como ángel ; y tiene razón, que tal iba ella. Cosa recia piden los suyos en que no se tome : debe de ser porque creen que no se puede hacer. Yo creo habrán ya escrito á vuestra paternidad, para que avise á los conventos, según la diligencia train. A me han apretado tanto, que les dije lo habia escrito á vuestra paternidad. Por cierto, si ello ha de ser, y se puede hacer como él dice, que valiera harto mas tenerlo hecho, antes que por acá hubiese tanta baraúnda de avisarnos, que no cómo lo ha de hacer vuestra paternidad ; porque si ello se puede hacer, parece conciencia no le admitir. Yo bien creo, que de la manera que lo pinta, nenguno se lo estorbará; y ansí sería mejor detenerse si no está hecho ya. El Señor lo encamine, que mientra más ponen, más me parece que se ha de servir Dios, y que el demonio lo quiere estorbar. Deben temer que no ha de ser solo, y ellos son tantos, que les harán poca falta, anque fuesen los que dice vuestra paternidad.

En lo que me escribe de los escrúpulos, que tray Pablo, si puede ü no puede usar de su poder, paréceme estaba cuando escribió aquella carta, ú cuando los tiene, con alguna melan- colía, porque en las mismas razones que él dice se ve claro ; y ansí no lo he querido preguntar de nuevo; y porque, según dice Ardapilla, durarán poco estas dudas, que dice ya está dado de Gilberto lo del Ángel mayor, y cada dia lo esperan. Gustado he de los temores de Elias sobre su ausencia : todo es de temer á quien anda en estos pasos. Plega el Señor que libre á Pablo de ellos, que es tanta la ceguedad, que no me espantaré de cosa que hagan; mas me espanto de quien no lo teme, y se anda de un cabo á otro sin grandísima ocasión. Tornando á lo que decia, ya escribí á Pablo mucho há, que un gran letrado dominico, contándole yo todo lo que habia pasado con Matusalén, creo me dijo, que ninguna fuerza tenía, que habia da mostrar por dónde hacía lo que hacía : ansí que en eso no hay ahora que hablar.

Queria enviar á vuestra paternidad la carta de la priora de Valladolid, en que dice la baraúnda, que ha pasado sobre lo de Carrillo : ello en fin están ya diz que muy satisfechos de y de las Descalzas: ello me parece todos los fieros de

202 CARTAS

manera que no han de ser nada. En lo que yo reparo mucho, y me hace temer, y querría vuestra paternidad lo viese y •quedase muy llano, que se pueda hacer lo que él dice sin ofensa de Dios ni descomunión; que si es verdad lo que estotros dicen, vuestra paternidad en ninguna manera lo puede hacer ; y yendo el conde de Tendilla, y (anque no vaya) haciendo él la relación que hace , cierto creo le dará licencia (1). Mucho me he holgado de la buena dicha de ir él áRoma, porque vayan con él los frailes. El Señor le encamine, y me guarde á vuestra paternidad, que no si respondo á todo, que no tengo lugar, ¿mas qué poco he sido corta para no tenerle? Son hoy ij dias de marzo.

Indina sierva verdadera hija de vuestra paternidad.

¡ Y cuan verdadera! ¡ Qué poco me. hallo con otros padres ! Teresa de Jesús.

CARTA XCVI.

Para Roque de Huerta. Desde Avila 9 de marzo de 1578 (2),

Sobre el recurso de fuerza y protección interpuesto por las monjas de la Encar- nación, contra las demasías de su provincial.

JKSUS

Sea con vuestra merced siempre, amén. Mañana lunes hace ocho dias, que escribí á vuestra merced con un carretero de aquí, avisándole de lo que habia pasado con el provincial Madaleno, y envié la provisión y notificación que seie hizo : no he sabido si lo ha recibido vuestra merced, querría miicho me lo avísase, porque estoy con cuidado. Lo que después ha sucedido verá vuestra merced por estos billetes. Harta lástima me hacen estas monjas ; y tanto, que no qué me diga, sino pensar que Dios las quiere mucho, pues tantos y tan largos trabajos las da.

(1). Parece que el conde de Tendilla, grao devoto de la Santa y su f-iniilia, iba a Roma, ó se pensó que fuese, y por su medio quería allanar la dificultad con la licencia del general ó del Papa.

(2) El original de esta Carta se venera en el aseado camarín de nuestra iglesia tic Madi'id.

Es para Roque de Huerta, noble y diclioso cortesano, á quien escribió la Santa

varias cartas. El sobrescrito de ellas decía : .4/ muij marjnifico señor Roque de

Huerta, guarda mayor de los montes. Otras veces le llama mayordomo mayor do

los montes de Madrid. Fué también secretaria') del Consejo Real, doodc acUió

arios instrumentos en favor de la Descalcez {Fr. A.)

DE SANTA TERESA DE JESÚS. 203

Todos estos diez días, que que está aquí el provincial y Valdemoro, no han hecho sino hacer dihgencias y amena- zarlas, y huscar personas, que las dijesen los castigos que las liabian de hacer, si no obedecían, y votaban en contra de lo que habían hecho y firmado para Consejo. Mucha priesa se •da ahora, después que ha hecho lo que ha querido, á irse á esa corle : entiéndese, que para presentar en Consejo las firmas de las monjas. Por caridad suplico á vuestra merced haga de manera, que se entienda la verdad y como ha sido fuerza, que será gran bien para estas pobres monjas; que en Consejo no piensen que es verdad lo que esos padres infor- masen, pues ha sido todo tiranía : y si el señor Padilla pudiese ver estos billetes, vuestra merced se los muestre.

Acá ha dicho el Madaleno, por muy cierto, que traya pro- visión real para que si aquí le hallara, que se le mandaban prender, y que dos leguas de Madrid venia, cuando le llamaron para mandárselo, y que el Tostado tiene ya poderes para Calzados y Descalzos, y qu?e al padre fray Juan de la Cruz, que ya le ha enviado á Roma. Dios le saque de su poder, por quien él es, y á vuestra merced su santa gracia. Son de marzo ix.

Indina sierva de vuestra merced. Teresa de Jesús.

Por amor de Dios suplico á vuestra merced, que con breve- dad procure, que esos señores del Consejo sepan la fuerza, que éstos han hecho á las monjas, que será gran cosa para todo, y no hay quien se duela de estas mártires.

Esta tres dias que está escrita, y todavía queda aquel provincial atormentando las monjas.

CARTA XCVIl.

Al mismo padre fray Jerónimo Gracian de la Madre de Dios, Desde Avila 10 do

marzo de 1578.

Sob)^e la persecución de las monjas de la Encarnación : le da cuenta de los apuros de algunos conventos demonjas.

JESÚS •, . '

Sea con mi padre, y le libre de esta gente de Egito, que yo le digo me tienen espantada las cosas que han hecho con

204 CARTAS

estas pobres (1). Yo lie procurado con ellas que obedezcan, porque era ya mucho el escándalo, y así pareció por acá, en especial á los Dominicos, que me ha dado sospecha se ayudan unos á otros, que con esta reforma todos se han juntado, y yo estaba harta de oir sus clamores. A la verdad mucho que padecen ; y con todo, si no les enviara parecer de que no perjudicaban su justicia, no creo lo hicieran.

Después que faltaron de alli los Descalzos, base dado poca priesa á su causa : y á la verdad lo escribí á Roque, y á Padilla, que si lo que locaba á los Descalzos no se hacia bien, y quedaban visitadores, que no se diesen priesa en el negocio en Consejo ; porque me pareció cosa desatinada, anque saliera por ellas, ir allí, y pareciera muy mal no ir y dejarlas, habiendo pasado tanto. Con todo, cero no me excusaré, por mas que veo no lleva camino, y que el Señor ha de buscar alguno para remediar estas almas. Harta lástima las tengo, que están afligidas, como verá por esos billetes. Por caridad los envié al padre Germán; para que las encomiende á Dios. Bien está fuera. De fray Juan tengo harta pena, no lleven alguna culpa mas contra él. Terriblemente trata Dios á sus amigos : á la verdad no les hace agravio pues se hubo ansí con su Hijo.

Acá en esla casa andan en habla dos monjas, con mii y quinientos ducados, de Burgos ; y son, dicen, muy buenas, y harto menester para la obra, y cercarla, que con otra monja se acabará todo. vuestra paternidad licencia.

Mucho siento ya de estar tanto que no me confieso con

(1) Trata de los trabajos que padecían las religÍLsas de la Encarnación, sobre llevar adelante la elección de prioni. que hicieron en la Santa, la cual, aunque tan acertada en cuanto á la persona elegida, se vieron precisadas a defender con ruidoso pleito, en el Consejo Reai..,

No obstante que la dependencia estaba en el tribunal secular, a donde acu- dieron las religiosas por \ia de fuerza, usaban los prelados del fuero regular. Habían concurrido por este tiempo á Ávila el padre provincial Magdaleno, con el maestro Valdemoro, á hacerla que llamaban información. Intentaban dar por nula la elección, que aunque fuese por la parte mas sana y mayor, no la quisieron con- firmar. Concebirían aquellos padres 7noiivos justos, que, como vivimos tan lejos, no alcanzamos. [Fr. A.)

Es posible también, que para golpear á fray Germán hasta liacerle echar sangre por la boca, y destrozarle las espaldas á san Juan de la Cruz, a fuerza de azotes. « concibieran aquellos padres motivos jo.stos, que, como vivimos tan lejos, no lacanzamos. »

DE SANTA TERESA DE JESÚS. SOÍ-

vuestra paternidad, que aquí no hallo lo que en Toledo para esto, que es harto trabajo para mí. Esto escribí ayer, y ahora, me dicen tantas cosas de las sinrazones que hacen á estas monjas, que es gran lástima. Yo pienso, que las de esta casa están algunas temerosas si han de venir á sus manos ; y no me espanto lo teman, porque es para temer. Dios las remedie, y á vuestra paternidad guarde, que es muy de noche, y se va. el mensajero mañana. Son hoy xj de marzo.

Indina sierva de vuestra paternidad. Teresa de Jesús.

CARTA XCVIII.

A la madre María de san José, priora de Sevilla. Desde Avila 28 de marzo- de 1578.

Haciéndole fllfinnas encargos, y dándole algunos consejos para la dirección ic

cu[uel convento.

JESÚS

Sea con elia, hija mia, y déle tan buenas Pascuas, y á todas- SUS hijas, como yo le suplico. Para ha sido mucho consuelo- saber que tienen salud : yo estoy como suelo, el brazo harto ruin, y la cabeza también : no qué se rezan. A la verdad,, esto debe de ser lo mejor para mí.

En lo que dice de las hermanas de fray Bartolomé, me cay en gracia la falta que las halla; porque anque acabara de- pagar la casa con ellas, era intolerable. En nenguna manera,, si no son avisadas, tome nenguna, que es contra costitucion, y mal incurable. Muy poca edad es trece años (para esotra digo), que dan mil vueltas. Allá lo verán, crea que todo lo que les está bien yo se lo deseo.

Antes que se me olvide, no estoy bien en que esas hermanas escriban las cosas de oración; porque hay muchos inconve- nientes, que quisiera decirlos. Sepa, que anque no sea sino gastar tiempo, y que es estorbo para andar el alma con libertad, y an se pueden figurar hartas cosas. Si me acuerdo^ yo lo diré á nuestro padre, y si no dígaselo ella. Si son cosas de tomo, nunca se olvidan ; y si se olvidan, ya no hay para, qué las decir. Guando vean á nuestro padre, basta lo que se acordaren. Ellas van seguras, á mi entender, y si algo las-

12

206 CARTAS

puede dañar, es hacer caso de lo que ven ú oyen. Cuando es cosa de escrúpulo, díganlo á vuestra reverencia, que yo la tengo por tal, que si la dan crédito, Dios le dará luz para guiarlas. Porque entiendo los inconvenientes que hay en andar pensondo en que han de escribir, j lo que las puede poner el demonio, pongo tanto en esto. Si es cosa muy grave, vuestra reverencia lo puede escribir, an sin que lo sepan. Si yo hubiera hecho caso de cosas de lahermana San Jerónimo, nunca acabara; y con parecerme algunas ciertas, an me lo callaba,y créame que es lo mejor alabar al Señor que lo da ; y pasado, pa- sarse por ello, que el alma es la que ha de sentir la ganancia.

Bueno es eso de Elias ; mas como no soy yo tan letrera como ella, no qué son los asirlos (1). Encomiéndemela mucho, que harto la quiero, y á Beatriz, y su madre también : mucho me huelgo cuando me dice* de ella, y de las buenas nuevas que me dan de todas. Dios los perdone a esos frailes que tales nos paran.

Y no crean todo lo que allá dicen, que por acá mejores esperanzas nos dan : con ellas nos alegramos, anque en escuro, como dice la madre Isabel de San Francisco. Con el mal del brazo traigo el corazón harto malo algunos dias; envíeme un poco de agua de azahar, y sea de manera que no se quiebre en lo que viniere, que por eso no se lo he pedido antes. Esotro de ángeles era tan lindo, que me hizo escrúpulo gastallo, y ansí lo di para la ilesia, que me honró la fiesta del glorioso San Josef. Es hoy viernes de la -j-. Envié muy poca agua de azar, hasta ver como viene.

De vuestra reverencia. Teresa de Jesús.

Es la secretaria Isabel de San Pablo, sierva de vuestra reve- rencia y de toda esa casa.

Madre mía, ahora se me acuerda, que he oído decir que hay ahí unas imágenes de papel grandes y muy buenas, que Julián Ddvila las loaba. Díceme nuestra madre, que pida á vuestra rererencia un san Pablo : dcslas me le envía vuestra reverencia, que sea mug lindo, g perdóneme, mas ha de ser cosa que me huelgue de mirallr.

(1) Este dicho festivo de Santa Teresa ha quedado en proverbio entre los lite- ratos españoles, cuando se ve que alguno hace alardes inoportunos do onont:i- lisrao, ú de noticias antiguas.

DE SANTA TERESA DE JESi;S. 207

CARTA XGIX.

Al padre fray Jerónimo Gracian de la Madre de Dios. Desde Ávila 15 de abril

de 1578.

Consultando con él acerca do los mediospara conseguir la división de provincia.

JESÚS

Jesús sea con vuestra paternidad, mi padre : después que se fué el padre prior de Mancera he hablado al maestro Daza y al dotor Rueda sobre esto de la provincia; porque yo no querría que vuestra paternidad hiciese cosa, que nadie pudiese decir que fué mal, que mas pena me darla esto,, anque después sucediese bien, que todas las cosas que se hacen mal para nuestro propósito, sin culpa nuestra» Entramos dicen, que les parece cosa recia, si la comisión de vuestra paternidad no trata alguna particularidad para poderse hacer, en especial el dotor Rueda, á cuyo parecer yo me allego mucho, porque en todo lo veo atinado : en fin, es muy letrado. Dice, que como es cosa de jurisdicion, que es dificultoso hacer elecion ; porque si no es el general, ú el Papa,. que no lo puede hacer, y que los votos serian sin valor, y que no habrían menester mas estotros para acudir á el Papa, y dar voces, que se salen de la obediencia, haciéndose supe- riores en lo que no pueden ; que es cosa mal sonante, y que tiene por mas dificultoso confirmarlo, que dar licencia el Papa para hacer provincia ; que con una letra que escriba el Rey á su embajador, gustará de hacerlo ; que es cosa fácil, como se lo diga, cuales estotros los trayan á los Descalzos. Podria ser, que si con el Rey se tratase, gustase de hacerlo ; pues an para la reforma es gran ayuda, porque estotros los ternian en mas, y descuidarían ya en que se han de deshacer.

No si seria bueno que vuestra paternidad lo comunicase con el padre maestro Chaves (1) (llevando esa mi caria, que

(1 j El padre maestro Chaves, que nombra en este número, debía ser aquel gran varón y maestro de confesores de los reyes, fray Diego de Chaves, que lo fué del señor rey Felipe 11 y de la Santa, religioso de la Orden sagrada de Santo Do- mingo, sugeto de alto espíritu y valor.

De este esclarecido varón se refiere, que habiendo entendido por diversas-

208 CARTAS

envié con el padre prior), que es muy cuerdo ; y haciendo ■caso de su favor, quizá lo alcanzaría con el Rey ; y con car- tas suyas sobre esto, habian de ir los mesmos frailes á Roma {los que está tratado) que en ninguna manera querría se dejase de ir; porque, como dice el dotor Rueda, es el camino y medio reto el del Papa ú general. Yo le digo, que si el pa- dre Padilla y todos hubiéramos dado en acabar esto con el Rey, que ya estuviera hecho ; y an vuestra paternidad mesmo se lo podría tratar, y á el arzobispo ; porque, si eleto el pro- vincial se ha de confirmar y favorecerlo el Rey, mejor puede hacerlo ahora ; y si no se hace, no queda la nota y la quie- bra, que quedará, si después de eleto no se hace, y queda por borrón ; y porque se hizo lo que no podia y que no se entendió, pierde vuestra paternidad mucho crédito.

Dice el dotor, que an si lo hiciera el visitador dominico ú otro, mejor se sufría, que hacer ellos perlados para si : y que en estas cosas de jurisdicion, como he dicho, se pone mucho, y es cosa importante, que la cabeza tenga por donde lo pueda ser. Yo. en pensando que han de echar á vuestra paternidad la culpa con alguna causa, me acobardo ; lo que no hago cuando se las echan sin ella, antes me nacen mas alas ; y ansí no he visto la hora de escribir esto, para que se mire mucho.

¿Sabe qué he pensado? Que por ventura, de las cosas que he enviado á nuestro padre general, se aprovecha contra nosotros (que eran muy buenas) dándolas á cardenales ; y líame pasado por pensamiento no le enviar nada, hasta que

quejas que habian acudido á él de los negociantes y pretendientes, que cierto gran ministro era áspero é incontratable con ellos, avisó de ello a su majestad, encargándole la conciencia para que lo reformase. Y aunque el señor rey Felipe 11 dio orden de moderarlo, viendo su confesor que no se enmendaba, enviado á llamar de su majestad para que le confesase, respondió : « Que no podia irle á confesar, pues no se atrevía a absolverle, si no reformaba a este ministro, por ser daño público. » Y añadió : Y temo, que no se ha de saloar vuestra majestad, si no lo remedia. A que respondió aquel prudentísimo y religiosísimo príncipe «ou grande gracia y paciencia : Venid á confesarme, que todo se remediará ; y espero que me he de salvar, pues padezco lo que me escribís y hacéis.

Y no se acabó aquí el valir de este grande confesor, ni la cristiandad y mode- ración de este esciarecido príncipe ; porque no se quietó esta materia, hasta que obligó a su majestad, y su majestad al ministro, que hiciese una obligación lirmada de enmendarse en la condición, la cual envió este ministro á su majestad, y su majestad la entregó su confesor, que la guardó para en caso que no se en- «nendase fuese reformado del todo. (/'>. A.)

DE SANTA TERESA DE JESüS. 209

estas cosas se acaben ; y ansí seria bien, si se ofreciese oca- sión, dar algo al nuncio. Yo veo, nni padre, que cuando vues- tra paternidad está en Madrid, baco mucho en un dia; y que, hablando con unos y otros, y de los que vuestra paternidad tiene en palacio, y el padre fray Antonio con la duquesa, se podria hacer mucho, para que con el Rey se hiciese esto, pues él desea que se conserven ; y el padre Mariano, pues habla con él, se lo podia dar á entender, y suplicárselo, y traerle á la memoria lo que que está preso aquel santico de fray Juan. Én fln, el Rey á todos oye : no por qué ha de dejar de decírselo y pedírselo el padre Mariano en especial.

Mas qué parlar hago, y qué de boberías escribo á vuestra paternidad, y todo me lo sufre. Yo le digo, que me estoy des- liaciendo, por no tener libertad para poder yo hacer lo que digo que hagan. Ahora, como el Rey se va tan lejos, querría quedase algo hecho. Hágalo Dios como puede.

Con gran deseo estamos esperando esas señoras; y estas hermanas muy puestas en que no han de dejar pasar á su hermana de vuestra paternidad, sin darla aquí el hábito. Es cosa extraña lo que vuestra paternidad las debe. Yo se lo he tenido en mucho; porque están tantas, y tienen necesidad; y, con el deseo que tienen de tener cosa de vuestra paterni- dad, no se les pone cosa delante. ¡U qué Teresica , las co- sas que dice y hace! Yo también me holgara; porque esta, k donde va, no la podré ansí gozar, y an quizá nunca, que está muy á trasmano. Con todo queda por mí, y las voy á la mano; porque ya está recebida en Valladolid, y estará muy bien, y seria darles desgusto mucho, en especial á Casilda. Quédase acá para Juliana (anque yo no les digo nada de esto de Juliana) porque ir á Sevilla, háceseme muy recio para la señora doña Juana ; y an quizá, de que sea grande, lo sen- tirá, j Oh qué tentación tengo con su hermana, la que está en las Doncellas ! que por no lo entender, deja de estar re- mediada, y mas á su descanso que está.

Mi hermano Lorencio lleva esta carta, que va á la corte, y desde allí creo á Sevilla. Tenga vuestra paternidad por bien, que entre en el monesterio á ver un hornico, que ha hecho la priora para guisar de comer, que dicen del mara- villas, y si no es viéndole no se podrá hacer acá, y si es tal,

12.

210 CARTAS

como dice, para frailes j monjas todas valdrá un tesoro. Ya escribo á la priora le deje para esto entrar. Si á vuestra pater- nidad no le parece es causa avísemelo, que en Madrid ha de estar algunos dias. Mas, si viese lo que escriben del, que no se espantarla de que aquí lo deseasen : dicen que es mejor que el machuelo de Soto, que no lo pueden mas encarecer. Dios me le guarde, mi padre, y haga tan santo, como yo le suplico, amén, amén. Mejor se va parando el brazo. Son hoy XV de abril.

Indiaa sierva, y hija de vuestra paternidad. Teresa de. Jesús.

CARTA G (1)

Al mismo padre frav Jerónimo Gracian de la Madre de Dios. ^- Desde Avila 17 de

abril de 1578.

Dándole varios consejos para precaver qun no le prendieran los Calzados, en

sus viajes.

JESÚS

Sea con vuestra paternidad, mi padre. Ya yo tenia respon- dido á la carta que llevó el padre prior de Mancera, á algu ñas cosas de las que vuestra paternidad me da que le diga; que, en forma, me ha mortificado en hacer tanto caso de mi, sino lo que á vuestra paternidad le pareciere, que eso será lo acertado.

Yo estoy tan medrosa, después que veo que de todo lo' bueno saca el demonio mal, que, hasta que pase la hora de estos padres, no querría que hubiese ocasión para mas dichos y hechos ; que, como he dicho otras veces, con todo se salen ; que ansí no me espantaré de cosa que hagan. Ellos no les parece que van contra Dios, porque tienen de su parte los perlados. Del Rey no se les da nada, como ven que calla con todo lo que hacen, j, si por ventura se atreviesen á algo con vuestra paternidad, es malísima coyuntura ; porque, dejada la pena grande y aÜicion, que seria para todos, quedan desa- nimados y perdidos. Dios nos libre, y creo hará, mas quiere nos ayudemos. Esto con las demás cosas, que á vues-

(i) Este Carta original se conserva en las Carmelitas Descalzas de Sevilla.

DE SANTA TERESA DE JESÚS. 211-

Ira palernidad escribí, me hace fuerza á no le suplicar que venga por acá, con cuanto lo deseo..

La priora de Alba está muy mala, que era donde mas ne- cesidad habia de ir vuestra paternidad. Yo querría fuese con mas sosiego, que ahora puede traer, y que no se alejase de allá, hasta que las cosas estuviesen con mas asiento, y fuese ido ese Peralta. Veo, que con enviar el Rey á llamar al padre- Mariano, lo que hicieron, anque en Madrid menos se atreve- rán que por acá (1). Por otra parte se me hace recio, que no se pueda dar contento á mi madre, y tal madre ; y ansí no qué me diga, sino que no se puede vivir ya en el mundo.

A lo que vuestra paternidad dice, de que si seria mejor ir por otra parte, porque por aquí se rodea, digo, que harto deseo ver á esas señoras; mas, que si vuestra palernidad ha de ir con sus mercedes, es mas secreto ir por allá, porque no hay monesterios de estos benditos ; mas no siendo esto, cosa recia seria, por ocho leguas que se rodean, dejarme de hacerme esa merced, y descansar aquí algún día, y darnos este contento, que tanto todas estas hermanas esperan, como escribí á vuestra paternidad con mi hermano, que se ha par- tido hoy á Madrid.

Con mi hermano le escribí, cuan dificultosa cosa se le hace al dotor Rueda y al maestro Daza el elegir prioras, sin man- darlo Papa ó general, por ser cosa de juridiccion; y porque escribí largo sobre esto, no mas de que lo mire, por amor de el Señor. Harto trabajo tiene con tanto mirarlo todo. Dios trairá otro tiempo. Ahora, mi padre, hemos de andar como Dios le guarde. La priora y supriora escribieron con mi her- mano. Si han menester algo del oidor Covarrubias es menes- ter lo avisen, que es mucho de mi hermano. Sea el Señor con vuestra paternidad, y guárdemele muchos años y con mucha santidad. Son hoy xvjj de abril.

Indina hija de vuestra paternidad. Teresa de Jesús.

(1) Aquí se descubre que acaso lo prendieron, ó lo intetitaron, en ocasión que hasta ahora ignorábamos. Es cierto que hubo mucha variedad de sucesos en a,5uella ruidosa controversia de Calzados y Descalzos, que como no habla de haber otra en muchos sigloF *'ué asria. {Fr. A.)

212 CARTAS

CARTA GI

Al mismo padre fray Jerónimo Gradan. Desde Avila 7 de mayo de 1578.

Sobre la toma de Jtábito de la hermana de él : refiere tambicn la segunda cura

de su brazo.

JESÚS

Sea con vuestra paternidad, mi buen padre. Antier supe como la señora doña Juana (1) habia llegado buena á Valla- dolid, y la víspera, ú dia de sant Ángel, daban el hábito á la señora doña María. Plega á Dios sea para honra suya, y la haga muy santa. También en Medina me escribe la priora se le dieran de buena gana, si ella quisiera; mas no me parece está en eso. Como á vuestra paternidad escribí, mucho sintie- ron en Valladolid el no ir vuestra paternidad. Ya les he dicho será presto, con el favor de Dios, y cierto es harto menester; é ido el Tostado, no hay ya que temer.

Al padre Mariano escribo, procure, si viniere con el sici- liano, que venga también vuestra paternidad, porque si algo se ha de concertar, de lo que él dice en esta carta, es me- nester ansí. Yo digo á vuestra paternidad que si es como dice este fraile, que lleva mucho camino á acabarse por esta via los negocios con nuestro padre general, que todo lo demás me parecen grandes largas, y hecho esto, si viésemos no nos estaba bien, ahi se queda el tiempo. El Señor le encamine.

(1) La señora doña Juana era doña Juana Dantisco, hija del embajador de Po- lonia, en la corte de España, mujer de Diego Gradan, secretario de Felipe II. v madre feliz del padre Gracian. Dotóla Dios con la hermosura de Raquel, con la fecundidad de Lia, y con la virtud de ambas. Por fruto de su matrimonio tu\o veinte hijos, seis dio á nuestra Orden, aunque el uno a los once meses de habito hui)o do salir por falta de salud.

La señora doña María, que nombra aquí la Santa, fué la séptima en el glorioso catalogo de hijos, que menciona nuestro historiador, de esta Ariadna do su siglo. (iV. Historia: libro xxni, capítulo l, número 13.) Tomó el habito en Vadadolid a 5 de mayo de este año de 78, dia de san Angelo mártir. Llamóse María de San José ; profesó a 10 de dicho mes, el año siguiente de 70, y floreciendo en toda virtud, la trasplantó la religión á Madrid. Allí perseveró algunos años, siendo espejo de perfección. En el de lo97 la llevaron por fundadora de Consuegra. Fw varias veces prelada do aquella cusa ; porque las religiosas, experimentando su acierto, procuraban continuase su gobierno. Allí murió el año de 1611, con cr.'- dito de especial virtud, y con fama de muy favorecida de Dios ; con que cinsi- guió la Santa lo que deseaba, de que plegué á Dios sea para mayor honra suya, V la har/n muy sania.

DE SANTA TERESA DE JESÚS. 2! 3

Yo querría, si este padre no viene por acá, vuestra paternidad se viese con él. Para todo creo es menester hablarnos, anqne 1;) que vuestra paternidad hiciere será lo acertado. Poco que escribí á vuestra paternidad largo, y ansí ahora no lo soy ; porque me han traído hoy cartas de Caravaca, y he de responder, y también escribo á Madrid.

j Oh, mi padre, que se me olvidaba ! La mujer vino á curarme el brazo (1), que lo hizo muy bien la priora de Me- dina en enviarla, que no le costó poco, ni á el curarme. Tenia perdida la muñeca, y ansí fué terrible el dolor y Ira- bajo, como habla tanto que caí. Con todo, me he holgado por probar lo que pasó nuestro Señor en algún poquito. Parece que quedo curada, anque ahora, con el tormento, poco se puede entender si lo está del todo ; mas menéase bien la mano, y el brazo puedo levantar á la cabeza ; mas an tiempo hay para estar bueno del todo. Crea vuestra paternidad, que si tardara un poco mas, quedaba manca. A la verdad, no tenia mucha pena, si Dios lo quisiera. Fué tanta la gente que acudió á ella, que no se podían valer en casa de hermano. Yo le digo, padre, que después que vuestra paternidad se fué de aquí, que ha andado bueno el padecer de todas maneras. A veces parece se cansa el cuerpo, y tiene alguna cobardía el alma, cuando viene uno sobre otro, anque la voluntad buena está, á mi parecer. Esté Dios con vuestra paternidad siem- pre. Estas sus hijas se le encomiendan. Es hoy víspera de la Ai^ensíon. Doña Guiomar anda mejor, aquí se está.

Indina hija de vuestra paternidad. Teresa de Jesús.

CARTA CU

Al mismo [jíidrc fray Jerónimo Gracian. Desde Avila 9 de ma\o de iíí'/8. Sobre los desacuerdos de las monjas de Malagon con In presidenta.

JESÚS

Sea con vuestra paternidad. Depues de escrita la que va con esta, hoy día de la Acension, me han traído sus cartas

(I) Rompióselo la noche de Navidad 1377, y habiéndoselo curado en falso, fué (ireciso repetir la cura cuatro meses después, como aquí refiere.

214 CARTAS

por la via de Toledo, que me han dado harta pena. Yo lo» digo, mi padre, que es cosa temeraria. Rompa vuestra patei- nidad luego esta. Ya ve que seria con todas las quejas que de tiene, que me tiene harto cansada; porque anque le quiero mucho, y muy mucho, y es santo, no puedo dejar de ver, que no le dio Dios este talento. ¿Ahora, no ve en cuánto ha creido á aquellas apasionadas, y sin mas información quiere hacer y ; deshacer? Yo bien entiendo que ella tiene falta para gobierno; mas no serán sus faltas que deshónrenla Orden, sino que se pasan en casa. Ya yo les habia escrito, que vuestra paternidad iria allá, y se remediarla todo ; y en eso de las tentaciones, que lo tratasen con el confesor y no con ella. Querer que gobierne Isabel de Jesús, y hacerla su- priora, es disbarate grande ; que unos dias que le tuvo, mien- tra fué Brianda, tenian las mesmas monjas mas cuentos y risa, que no acababan, y no la ternán en cosa de la vida.. Ella buena es, mas no para eso ; y quitar el gobierno á Ana de la Madre de Dios por dos dias, que según la priesa da por Brianda, la llevará presto, es desatino : y llevarla háceseme cosa bien recia; porque, si no es para tornarla á sacar presto, si se hace algunSí fundación, yo temo mucho verla en aquel lugar, estando allí el que está (1).

Lo que dice que no hace por los Descalzos, es el manda- miento que vuestra paternidad tiene puesto : mormurar por lo demás, yo no lo creo, ni que á ella le pesará de lo que se haga conmigo, porque yo la conozco, y no es nada apretada,.

(1) Era la presidenta la madre Ana de la Madre de Dios : ésta fué aquella novicia que recibió la Santa en la fundación de Toledo, y llevaba tanta ropa y alhajas, que la dijo la Santa : Hija, no me traiga mas cosas, que juntamente con alias la echaré de casa. (N. Cron. : libro n, capítulo xxv, número 3.)

En el siglo se llamó esta memorable mujer Ana de la Palma ; fué casada, y estando un dia poniéndose un tocado de oro, según el estilo ó moda de su tiempo- y esfera, se le volvió sierpe en la cabeza, con cuya espantosa transformación dejó la vanidad y se entregó a la virtud ; quedó viuda a^^í de la misma edad que la an- tigua Ana, hija de Phanuel, de veinte y un años.

Nuestra santa Madre, estando en casa de doña Luisa de la Cerda, la fué á visi- lai', y aficionándola con su trato y conversación, se la trajo a la Reforma. [Fun- il aciones : capítulo xvi, número 1.) Dióla el habito en Toledo, y profesó allí á 15 de noviembre de 1570. Fué muy ejemplar en la religión, como lo habia sido en el siglo ; y murió felizmente en Cuerva, a 2 de noviembre de 1610, con que vino a vivir en la religión como cuarenta años, y si tenía otros cuarenta cuando entró, como dice la Santa en sus Fundaciones, ya se acercaba á la edad de la otra Ana de Phanuel

DE SANTA TERESA DE JESÚS. 215

•sino muy franca. Contarle han las palabras unas por otras. Ya sabe vuesira paternidad que me escribió Brianda la man- dase no diese nada á ningún Descalzo ; y otra monja, que mas se habia gastado con ellos, que con todas las enferme- dades, que fueron aquel año muy muchas. A me parece, mi prdre, que anque vaya alli Santa Clara (estando el que está, y la tema que ellas tienen) hallarán hartas faltas.

En lo de no regalar las enfermas, es gran testimonio, que es mucha su caridad. Yo me vi apretadísima, mi padre, con la pasada, porque todo no es nada, cuando no llega á honra, y allí que es un paso del mundo. Eso que dicen de la honra, •es torcedor, que ella vino por dicho de los médicos para su salud. Yo no qué haga vuestra paternidad en esto, cierto. En gracia me cay hacer caso el padre fray Antonio, en que no tomasen en la boca á Brianda, que era lo mijor que podia hacer. Vuestra paternidad lo mire mucho por caridad. Si ello fuere hacer lo que conviene, habíase de llevar alli tal, como Isabel de Santo Domingo, con una buena supriora, y quitar algunas de esas. Menester es vuestra paternidad escriba con l3revedad al padre fray Antonio, para que no haga mudanza, hasta que vuesira paternidad lo mire mucho. Yo le escribiré, que no puedo hacer nada hasta ver lo que vuestra paternidad manda, y desengañarle he de algunas cosas.

Vuestra paternidad se informe, y haga lo que el Señor le diere á entender, que eso será lo mas acertado. Yo le supli- caré dé luz á vuestra paternidad, mas mucho es menester advertirle luego de ello, y que el padre fray Antonio no mar- tirice aquella santa, que cierto lo es. Sea Dios con vuestra paternidad siempre.

Indina sierva de vuestra paternidad. Teresa de Jesús.

CARTA CIII

Al mismo padre fray Jerónimo Gracian. Desde Avila 22 de mayo de 1578.

'Be algunas rencillas con motivo del asunto del padre Salasar, y algunos otroi negocios de la Orden.

JESÚS

Sea con vuestra paternidad. Vase de camino esle padre, y así no me podré alargar. Harto me pesa no me avisasen ano-

246 CARTAS

che de su ida. Yo estoy mejor, y el brazo lo está. En lo que toca á que vuestra paternidad pasó con el Cato, me tiene- espantada tan mal arte de hablar en Esperanza. Dios le per- done, que si fuera tan malo como dice, á buen seguro, que no hubieran puesto tanto en no perderle. Bien me huelgo no enviase vuestra paternidad la carta á Sevilla, porque tengo por mejor haberse con ellos con toda humildad, que verda- deramente se les ha debido mucho, y á muchos de ellos se les debe. A ese padre tengo por poco avisado en las cosas que he visto, y ansí no querría se alargase mucho con él.

También de Toledo me han escrito se quejan mucho de my y es verdad, que todo lo que pude hacer, y aun mas de lo justo hice : y asi, la causa que hay de quejarse de vuestra paternidad y de mí, he pensado es el haber tanto mirado nc les dar disgusto ; y creo, que si solo se hubiera mirado á Dios, y héchose por solo su servicio lo que pedia tan buen deseo^ que ya estuviera pacíQco, y mas contentos, porque el mesmo Señor lo allanara; y cuando vamos por respetos humanos, el íin que se pretende por ellos nunca se consigue ; antes al revés, como ahora parece. ¡Como si fuera una herejía lo que quería hacer, como yo les he dicho, sienten que se entendía f Cierto, mi padre, que ellos y nosotros hemos tenido harto de tierra en el negocio. Con todo, me da contento se haya hecho- así : querría se contentase nuestro Señor.

Ya escribí á vuestra paternidad lo que ponen los padres de la Compañía de aquí, porque venga el padre Mariano á ver una fuente (1) : mucho lo importunan. Ahora escribid vernia en todo este mes. Suplico á vuestra paternidad le es- criba, no deje de hacerlo en todo caso, y no se le olvide.

Espantada estoy de este encantamiento de fray Juan de la Cruz (2), y de lo que se tardan estos negocios. Dios lo reme- cí) Es muy de notar la gran prudencia de la Santa : pues por si la Carta üegaho. a otras manos, acabando de hablar de los padres de la Compañía, como si nunca los hubiera tomado en boca, ni los hubiera mencionado, los saca aquí r>n su propio nombre, sobre el empeño de llevar el agua a su fuente por nuestro- pidre Mariano (tomo n, Carta XXVf, número 4.) Fué este insigne hombre gra» .üquitecto, de quien se valió en varias maniobras Felipe II. Mucho deseaba la S.inta servir a la Compañía, aun cuando la Compañía mortificaba a la Santa, :M)icho deseai)a llevarles el agua, pues repite el empeño cuando menos en tres Cíirtas. (/'/•. ^1.)

,1) Ignoraban todos, inclusa Santa Teiiksa, el paradero de san Juan de la Cruz.

DE SANTA TERESA DE JESÚS. 217

die. De Toledo me escriben es ya ido el Tostado, anque no lo creo. Dicen deja á fray Ángel en su lugar. No qué me dig.i, de este no venir por acá vuestra paternidad. veo que tiene razón*, mas vásenos el tiempo sin enviar á Roma, y estámonos todos perdidos con esperanzas, que duran miJ años. Yo no lo entiendo, ni por que causa se deja de ir Nicolao, que esto no impide á estotro. Ya yo veo, que vuestra paternidad tiene más cuidado que nadie; mas para ninguna- cosa puede dañar el cumplir con el General, y es ahora buen tiempo ; y si esto no se hace, no tengo por durable todo lo demás. Las diligencias nunca son malas por ser mu chas.

Harto acertado será llamar San Josef á ese colegio. Dios lo pague á vuestra paternidad, y aquel negocio que se trata de él, que seria harto gran cosa para la Orden. Lo de Toledo está muy entero, y la priora muy boba en decir, que si querrá vuestra paternidad que se pida por pleito, siendo de la casa, y tanta la cantidad. Ese padre siente la diferencia que deben de hacer en Guadalajara de él á Pablo, porque lo es muy grande la que hay en las personas, y este natural tiene fuerza. Mucho querría la tuviese vuestra paternidad en mos- trarle gracia, que le considero con algún brio en las palabras que dice, y llevar á cada uno con su flaqueza, es gran cosa. De- nos Dios la fortaleza, que es menester, para contentarle, amén.

Dijo acá Antonia tantas cosas, que vuestra paternidad habia mandado, que nos escandalizó á todas ; y ansí se lo envié á preguntar. Crea, mi padre, que estas casas van bien, y no han menester más cargas de cerimonias ; que cualquiera cosa se les hace pesado ; y no se le olvide á vuestra paternidad esto por caridad, sino siempre apretar en que se guarden las costituciones, y no más; que harto harán si bien se guardan. En cosa que toque á estas monjas, puédeme vuestra paterni- dad dar crédito, que veo en lo que acá pasa, lo de allá ; y por poco que sea lo que se manda, se hace muy pesado, y á mi seria la primera, salvo si no fuese vuestra paternidad, que

Hallábase éste preso en el convento del Carmen Calzado de Toledo, y tratado inhumanamente. Escapóse al fin casi milagrosamente, descolgándose de una ven- tana, por medio de una sabana, no sin grave riesgo de la vida, pues la ventana era muy alta y la sabana no alcanzaba al suelo ni con mucho.

13

218 CARTAS

]o manda en nombre de Dios : Él le guarde muchos años. Son hoy xxrj de mayo.

Indina sierva y hija de vuestra paternidad. Teresa de Jesús.

CARTA CIV.

Al muy reverendo padre maestro fray Domingo Bañoz, del Orden de Santo Domingo. Desde Ávila 28 de julio de 1378 (1).

Manifestándole sus deseos de verle y consultarle. JESÚS.

Sea con vuestra merced el Espíritu Santo, mi padre.

Una carta de vuestra merced recibí, y con ella la merced y caridad que siempre; adonde me la hace vuestra merced tanta, que no qué me decir, sino suplicar á Dios lo pague, con las demás. En lo que toca á la venida aquí de vuestra merced, yo le digo, que me dio tanta pena verle ir con quien le daba tanta pesadumbre, y la poca salud que acá tuvo, que á no tener yo mucha necesidad, por hacerme merced, yo no le suplicara tenga vacaciones tan á su costa : yo ahora no tengo ninguna, gloria á Dios, y ocupaciones y trabajos nunca' faltan, para no me dejar tomar el consuelo que querría ; y ansí, antes suplico á vuestra merced no venga, sino que mire adonde podrá tener más contento, y ahí vaya, que harto le ha menester quien trabaja todo el año : y si el padre visitador acierta á venir, estando vuestra merced acá, podréle gozar poco.

Crea, mi padre, que tengo entendido, que no quiere el Señor tenga en esta vida sino cruz y más cruz, y lo que peor es, que á todos los que me la desean dar les cabe parte, que veo me quiere dar el tormento por esta vía : sea por todo bendito.

Harto siento el desmán del padre Padilla, porque le tengo por siervo de Dios : plega á Él muestre la verdad, que quien tiene tantos enemigos tiene harto trabajo, y todos andamos en esa aventura : mas poco es perder la vida y la honra per

(1) El original de esta Carta conserva como un gran tesoro en la ciudad de Orduña, capital del señorío de Vizcaya, don Bernardo Cristóbal Jiménez Bretón, cura y beneficiado de las paroquias unidas de aquella ilustre república.

DE SANTA TERESA DE JESÚS. 219

amor de tan buen Señor. Vuestra merced nos encomiende siempre á Él, que yo le digo, que anda todo bien arrebujado : yo razonable de salud; anque el brazo se está ruin, que no me puedo vestir, va mejorando, y yo querria irlo en amar á Dios. Su Majestad guarde á vuestra merced, y le toda la santidad, que yo le suplico, amén. Son hoy xxviij de julio. Indina sierva y verdadera hija de vuestra merced. Teresa de Jesús.

CARTA GV.

Al padre fray Jerónimo Gradan de la Madre de Dios. Desde Ávila 8 de agosto

de 1578.

Le da consejos para preca ccrse de las persecuciones de los Calzados ; y noticias acerca del brecc, ca que el nuncio les mandaba someterse á su jurisdicción.

JESÚS

Sea con vuestra paternidad, mi padre. Ayer le escribí por la via de Mancera, y envié al suprior la carta, que supiese si estaba vuestra paternidad en Peñaranda, como me escribe, y que no lo supiese ninguno, anque fuese fraile, sino él ; y enviaba dos cartas de Roque, adonde pone mucho en que vuestra paternidad vaya luego allá ; y anque dice, que le escribe á vuestra paternidad, travo miedo se toman las cartas, y así le escribo yo lo que pasa ; y por si no ha ido vuestra paternidad adonde me escribió, torno á hacer mensajero para ahí, y por avisar á la madre priora lo que ha de responder; que pone mucho Roque en que no se diga otra ■cosa, que será destruirnos, y me envia por escrito lo que la envió. Yo he avisado á otras partes. Plega á Dios no se i menester, que es gran lástima ver estas almas con quien no las entienda. Con todo, solo el mi Pablo es el que me da cuidado y pena ; ¡ y si yo lo veo libre ! Cierto no la causa; que aunque quiera, no la puedo tener de lo demás. El Señor lo hará, y si vuestra paternidad se guarda por acá, yo estaría contenta, y que no fuese allá : mas trayo gran miedo, porque en ir y venir á decir misa, no puede dejar de haberpeligro (1).

(1) No eran vanos sus recelos, pues según escriben el mismo Gracian y Roca, •estando con fray Bartolomé de Jesús y fray Tomás de la Concepción en la casa de

220 CARTAS

Espantada estoy de cómo se hace, y ya lo querría ver ido de ahí, y que esté en una parte donde estemos ?ei uros ; y avise vuestra paternidad donde está por caridad, ande tonta, cuando le quiero avisar algo ; como lo estoy con las cifras que vuestra paternidad muda, sin haberme avisado de ellas. Mucho queria que estuviese con compañero, anque fuese un lego.

Ayer estuvo acá el prior de Santo Tomás. No le parece mal que vuestra paternidad espere la repuesta de Joanes, y en lo que para esto, antes que vaya á la corte, y al retor le parece lo mismo, y an á mi hermano (de que les he dicho que ha escrito á Joanes), y pues llevan los Breves al presidente, no yo, por qué dan tanta priesa. Solo lo que me hace á mi querer que vaya, son dos cosas, la una miedo grande de que han de coger á vuestra paternidad por acá ; y, siendo osto (Dios le libre), seria mejor irse : la otra, que antes que fuese al rey, viésemos qué hace el nuncio con vuestra pater- íiidad, que todavía hará al caso estar él presente.

Esto escribí ayer á vuestra paternidad. Allá lo verá, que yo creo que el Señor le dará luz para esto, pues le da paz para llevarlo, que ya he visto sus pláticas con él. Lo que pasa es, que el domingo pasado, que fueron tres de este, notificaron al padre Mariano un Breve, que, según entiendo, es el que allá llevaban; aunque se declaró poco Roque. Solo dice, que está muy copioso, y que renuncia lo que ha hecho el nuncio pasado, y debe de ser lo que vuestra paternidad dice, sino que no lo entienden; y dice que es del Papa, y no debe de ser sino del nuncio ; pues dice en su respuesta, que se obedece lo que su señoría manda.

Dice que le mandan el que no tenga á vuestra paternidad

San Al'jO, fiifson de noche los émulos con gente a prenderlos, capitaneados del antiguo descalzo fray Hernando de Medina.

Intenlando derribat- las puertas, para la viol-nta prisión, acudió al ruido don Jerónimo »le Tobar, y se comenzó a acuchillar con los seglares que iban de escolta, con que S3 hizo famoso el lance en la villa, que lo era < nlónces Valla- dolid. No se hallaba en esta refriega Gracian, porque, noticioso del atentado, se quedó aquella nofhe en casa de cierto relator su pariente. Mientras la pendencia saltaron lis tapias los tres religiosos, y se fueron por aquellos campos, hasta que don Alvaro de Mendoza y su hermana doña ]\Iaría los enviaron a buscar con hachas y los r'icogieron en su casa. El notario, que columbró desde la puerta a los religiosos, comenzó a entonar el breve, y lué¿;o dio testimonio (que llegó al Duncio) de habérselo intimado en su perdona.

DE SANTA TERESA DE JESÚS. L'i2í

por perlado, y que no obedezca sino al nuncio, y no á olra persona. Do esto me he holgado, y quizá no jes dará tan la mano ú estos padres, como ellos piensan; y en fin, querrá contentar al rey. De creer yo lo que vuestra paternidad dice, que andan en quitar las reformas, no dudo, ni habrá mayor contento para mí, que ver á vuestra paternidad libre de eso, que después lodo se hará bien. Aquí no nos han notificado nada, ni en Mancera, porque el provincial no ha salido de aquí : algo deben de esperar. Dice Roque, que se ha de notificar en todos los monesterios, y no dice si fueron frailes ü no. Ya escribí á Alba, para que la priora tenga aquella hermana, y á Teresa de Laiz, que lo tenga por bien. Con- suélome tanto de la merced que Dios hace á vuestra pater- nidad, en darle algún rato de contento en tanto- trabajos, que no cómo tengo pena.

Aquí llegaba cuando llega á la puerta el reverendo padre Riqja con un notario á notificar el Breve. No me llamaron á mí, sino á la madre priora : y á lo que entiendo del Breve, es el mesmo que debian de llevar allá, que dicen está en el proceso. Dios me lo perdone, que aun no puedo creer, que el nuncio mandó tal cosa, digo aquel estilo. Á no haber vuestra paternidad segaídose por parecer de tantos letrados no me espantara que tuviera mucha pena; mas como todo ha ido con tanta juticia, y como se estuvo casi un año sin visitar, hasta que supo que el nuncio decia, que no se lo habia quitado, no cómo ahora se puede decir eso. En forma, anque me da harta pena, por otra parte me hace gran devo- ción, como con el tiento que vuestra paternidad ha ido, y tantas infamias. Yo le digo, que le quiere Dios mucho, mi padre, y que va bien á su imitación. Esté muy alegre, pues le da lo que le pide, que son trabajos, que Dios tornará por vuestra paternidad, que es justo. Sea bendito por todo.

Los letrados de por acá todos dicen, que anque el nuncio lo mandase á vuestra paternidad, que, como no muestra por dónde, no estaba obligado á obedecer. ¡ Oh qué buenos tesoros estos, mi padre ! No se compran por ningún precio, pues por ellos se gana tan gran corona. Cuando me acuerdo, que el mismo Señor nuestro y todos sus santos fueron por este camino, no me queda sino haber envidia á vuestra

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paternidad, porque ahora ya no merezco padecer, sino es sentir lo que padece quien bien quiero, que es harto mayor trabajo.

Mañana concertaremos cómo se vaya esotro dia Julián de Ávila 4 Madrid, á conocer por perlado al nuncio, y hacernos mucho con él, para suplicarle no nos á Calzados, y, á vueltas, escribiré á algunas personas, para que le aplaquen con vuestra paternidad, dándole algunas razones, y diciéndole lo que estuvo sin hacer nada, hasta que supo lo que él decia ; y como á él de buena gana le obedeciera siempre, si no estuviera de por medio saber, que el Tostado nos venia á destruir. Y, cierto, con verdad le puedo mostrar contento; porque, á trueque de no estar sujetas á estos del Paño, todo lo daré por bien empleado.

Pedirle ha licencia Julián para las cosas que son menester en estos monesterios, de licencias de oficiales y cosas asi : porque me han dicho, luego queda por prelado, como sea obedecido. El Señor nos su favor, que, como no pueden hacer que le ofendamos, el santo Pablo en casa se me queda, y no me puede nadie quitar de lo que tengo prometido á este santo. Estas hermanas han sentido más el Breve que todo, por lo que dicen de vuestra paternidad, y se le enco- miendan mucho : harta oración se hace. No hay Cj[ue temer, mi padre, sino que alabar á Dios, que nos lleva por donde fué. Su Majestad me guarde á vuestra paternidad, y sea servido que le vea yo sin estas contiendas. Es hoy víspera de san Lozenzo.

Indina sierva, y verdadera hija de vuestra paternidad. Teresa de Jesús.

CARTA CVI.

Al padre fray Jerónimo Gracian. Desde Avila 14 de agosto de 1578.

Dándole algunos consejos acei^ca de lo que se dcbia Jiacrr pai'a evitar los peligros de la pei'secucion en que se hallaban.

JESÚS.

La í^racia del Espíritu Santo sea con vuestra paternidad, mi padre. A no haber venido por aquí vuestra paternidad hubiera merecido poco en estos trabajos, porque era casi ninguna la pena; mas después la pagué por junto. Yo le

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(ligo, que fué tanta mi ternura de ver á vuestra paternidad, ([ue todo ayer miércoles estuve del corazón, que no me podia valer de verle tan penado, y con tanta razón ; por hallar en todo peligro, y andar, como malhechor, á sombra de tejados : mas la confianza del buen suceso no se me pierde un punto. El caso es, mi padre, que ha buscado el Señor buen término, para que yo padezca, en querer que se den los golpes donde me duela mas que á mi.

Hoy víspera de nuestra Señora me envió el buen Roque el Iraslado déla provisión, que nos hemos consolado mucho; porque ya que el Rey lo toma de tal manera, libre estará vuestra paternidad de peligro, que es lo que á todas nos ha atormentado, que para todo lo demás veo buen ánimo en estas hermanas. Poco ha querido el Señor que me dure la pena, y vino bien ir vuestra paternidad, al tiempo que ha ido, y por el Escurial.

Con este mensajero, que es Pedro (1), me dirá lo que allá dasó y pasa en todo : y mande avisar á Valladolid, que están allá con pena; y vino el mensajero, porque han sabido lo que pasa del padre fray Juan de Jesús. Y á vueltas no se olvide, si se puede hacer algo de fray Juan de la Cruz y de avisarme si es bien que enviemos al Nuncio : porque parezca alguna obediencia en los Descalzos, ya que lo hemos obedecido. También se tratará acá en esto lo que mejor pareciere, y eso haremos, si vuestra paternidad no estuviere ahí; que para la justicia nuestra, después de haber obedecido, no debe de hacer al caso.

Mi padre, un poco de cuidado me da, que esta provisión y baraúnda no suena ningún visitador, sino mi padre Gracian, que no querría de Roma viniese algo contra él. Y así me parece que vuestra paternidad se acuerde de la luz que viú

(1) El mensajero Pedro, que tuvo la dicha de entrar por criado de la Santa en Toledo, y después de ser su hijo, habiéndole profetizado la Santa que seri;i religioso, y lo fué tal, con nombre de hermano Pedro de i. risto, que viniendo á la tarde de 71 años a la viña de la Religión, mereció el denario de aquellos pri- meros obreros, por medio de una muerte feliz, á los 89 de su edad.

Hizo muchos viajes con la Santa, y en uno, que con licencia de mozo de camino dijo cierta chanza, le corrigió con estas suaves y proféticas palabras : No diga eso, Pedro, que ha de ser religioso. [Historia, tomo v, libro xx, capítulo 38.) No tenía por entonces el buen Pedro tales pensamientos; pero cuando vio cómo Dios lo dispuso, veneró el vaticinio. [Fr. A.)

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Paulo, que parece se confirmó con la de Angela ; y apárcese vuestra paternidad lo que pudiere de este fuego, como no enoje al Rey, por mas que le diga el padre Mariano, porque su conciencia de vuestra paternidad no es para andar en estas cosas de contrario parecer; pues an de lo que no hay que temer anda atormentado, como lo ha andado estos dias, y á todo el mundo le pareciera bien : allá se avengan en sus contiendas. De que esté todo muy firme y seguro, harto hará en ponerse al peligro, sin andar en escrúpulos. Yo le digo cierto, que la mayor pena que he tenido en estas baraúndas, es tener acá, no donde, metido miedo de que no se ha de quedar sin esta visita. Cuando el señor lo quisiere, El le guardará, como lo ha hecho hasta aquí, mas yo no estaré sin tormento.

Para esto, que he dicho, de apartarse, es menester la cordura de vuestra paternidad, para que no parezca miedo, sino de ofender á Dios, pues ello es ansi. Y si vuestra pater- nidad hablare al nuncio, justifiqúese en este caso, si le quisiere oir, dándole á entender, que gustará siempre de su obediencia; mas, que por saber que el Tostado había de atajar un principio como este, y que se puede informar como va, y cosas de esta suerte. Y vuestra paternidad trate de la provincia, por todas las vias que pudiere, y con las condi- ciones qiie quisieren; porque en esto está todo; y an de la Reforma. Y esto se habia de tratar con el Rey y presidente, arzobispo y todos, y darles á entender los escándalos y la guerra, que hay, por no estar hecho : en especial con estos de Castilla, como no hay para ellos visitador ni justicia, hacen cuanto quieren. Vuestra paternidad lo sabrá mejor decir ; que harto boba soy de ponerlo aquí, sino que con otros cuidados quizá se le olvidará. No si será Pedro el que lleve ésta, que no halla muía; al menos será mensajero cierto. De todo me avise, por caridad, anque tenga poco lugar, y de cómo está el padre Mariano.

Es víspera de nuestra Señora de agosto. En fin, en sus dias vienen los trabajos (1) y los descansos, como cosa propia.

Indina súdita y hija de vuestra paternidad. Teresa de Jesús.

(I) Alude á los que padeció en Sevilla, año de 7o, dia dr^ la Presentación de la Fm^^eratriz de los Angeles, orijinado^ de haber intimado Gracian el bre>e de su

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CARTA GVIl,

A mesmo padre fray Jerónimo üracian. Desde Avila 10 di; ¡i^s^osto de i57s. Sobre varios asuntos de la reforma, con motivo de lo. sumisión al nuncic.

JESÚS.

La gracia del Espíritu Santo sea con vuestra paternidad, rni padre. Mucho nos hemos holgado con la carta que trajo Pedro, tan llena de buenas esperanzas, y al parecer no dejarán de ser ciertas. Hágalo nuestro Señor, como mas ha de ser servido. Con todo, hasta que sepa que Pablo ha hablado á Matusalén, y cómo le ha ido con él, no estoy sin cuidado. Por caridad, que viniendo á su noticia de vuestra paternidad me lo escriba.

Mucho me ha lastimado la muerte de tan católico rey, como era el de Portogal, y enojado de los que le dejaron ir á meter en tan gran peligro (1). Por todas partes nos da á entender el mundo la poca siguridad que hemos de tener de ningún contento, si no le buscamos en el padecer. De todas las maneras posibles, ú como se quisiese, con cualesquier con- diciones procure vuestra paternidad lo de la provincia, que, anque no faltarán otros trabajos, es gran cosa estar ya en siguridad. Si ahora los del Paño también apretasen con el nuncio para ello (que creo lo harán de buena gana) sería gran cosa. No querría se dejase esto de intentar, que, como el nuncio no vea contradicion, lo hará de mejor gana. En harta gracia nos ha caido lo que respondió á los Calzados, para la

comisión, porque estando ese dia Ja Santa muy atribulada, pidiendo al Señor el ?-eraod¡o, la dijo : / Oh mujci^ de poca fe! sosiégate, que muy bien se va haciendo. Con qué, trabajos y sosiego tuvo aquel dia, que desde entonces propuso celebrar con fiesta particular en sus conventos de monjas esta gran merced. [Fr. A.)

(1) Lo que debemos presumir es, que fué católica su intención, y que por enar- bolar en Áfríci las banderas de Cristo, perdió li vida á 4 de agosto de 1578. Mas de veintes años antes del suceso vio la Santa un ángel cnn una espada muy s;in- grieata sobre el reino de Portugal, dándola a entender la mucha sangre que se derramaría de aqu día valerosa nación. Y cuando se cumplió la profecía, aílígién- •loso la Santa dela-ite de nuestro Señor por tanta pérdida, la respondió su Ma- je-lad : Si yo los .'lallé dispuestos para traerlos á rni, ¿de qué te afliges tú? Fr. A.)

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obra que ellos meten ya en Medina, y como persuaden á las monjas que obedezcan al provincial del paño. Está allí Valdemoro por vicario, que no tuvo votos para prior, y dejóle el provincial por vicario, para que remediase aquella casa, y él, desde lo de marras, está muy mal con la priora Alberta. Andan diciendo que las han de servir y mucha cosa. Las otras muertas de miedo de él. Ya las he asigurado.

Cuando vuestra paternidad entienda, que es bien hacer algún reconocimiento con el nuncio, nos avise,y muy presto, cómo le ha ido con él, por caridad, que hasta esto estaré con cuidado, anque espero en el Señor han de aprovechar tantas oraciones, para que se haga todo bien. Mucho me he holgado tenga vuestra paternidad tan buena posada : todo lo ha habido menester, sigun los trabajos que habia pasado. Quisiera que se fuera vuestra patarnidad con el conde de Tendilla á ver al nuncio la primera vez. Si quiere excusar vuestra paternidad harta disculpa tiene de todo lo que le ponen. Yo le digo que tengo por cierto, que si alguna persona grave pidiese á fray Juan al nuncio que luego le mandarla ir á sus casas con decirle que se informe de lo que es ese padre, y cuan sin justicia le tienen. No qué ventura es que nunca hay quien se acuerde de este santo. A la princesa de Ebuli que lo dijese Mariano lo baria.

Gran priesa dan los padres de la Compañía por la venida del padre Mariano, que tienen mucha necesidad. Si allá no es mucha la falta, por caridad, suplico á vuestra paternidad lo procure, que ha mucho que andan con él que venga. Ahora envian una carta al nuncio, para que le licencia. Todo es cinco ú seis dias de ida y de venida, que para estar acá^ basta medio dia, ó uno : no se le olvide á vuestra paternidad á vuelta de esotros negocios. Mire que bien viene el encar- garle ésle, que al parecer importa poco, y acá tiénenlo en muy mucho.

No con qué paguemos á don Diego lo mucho que se le debe para tanta caridad : de arriba ha de venir la paga. Déle vuestra paternidad un gran recaudo de mi parle, y que suplico á su merced no me deje á vuestra paternidad hasta ponerle en salvo, que me tienen espantada estas muertes de los caminos. Dios libre á vuestra paternidad por su divina bondad.

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Sepa vuestra paternidad ffue escribió nuestro padre gene- ral una caria á doña Quiteña, como verá por esa. Dios le perdone á quien tan mal informado le tiene. Si su Majestad nos hace merced de que se haga provincia, luego es razón enviar allá, qae creo hemos de venir á ser los más queridos suyos. Seámoslo de su Majestad, y venga lo que viene. Él nos guarde á vuestra paternidad, amén. Son hoy xxiv de agosto.

Indina sierva y hija de vuestra paternidad. Teresa de Jrsus.

CARTA GVIII.

Al mismo padre fray Jerónimo Gracian. Desde Avila á fines de Agosto de 1578.

Dándole varios consejos acerca de la conducta que dcbia observar en la corte, y alentándole en la persecución que sufría.

jesús

Sea con vuestra paternidad, padre. Para quien habia mucha gana de escribirle larga, aquella carta que me es- cribió llena de cerro y melancolía, que quisiera responder, se me ha hecho bien ofrecerse estotras, que ya la cabeza no puede gatear. Mande poner ese sobrescrito al nuncio, que por no errar, no le pongo : una de esas señoras le porná, la que mas parezca á mi letra.

Cuanto á lo primero, está Pablo muy bobo con tantos escrúpulos. Vuestra paternidad se lo diga. Á vuestra pater- nidad no hay qué decir. Todos los letrados dicen, que hasta que le notiíic{uen el breve está con muy buena conciencia ; y ponerse á manos del nuncio, hasta que le allane el presidente, seria desatino, y habíale de hablar vuestra paternidad la pri- mera vez, ser pudiese, delante de él.

No ande profetizando tanto con sus pensamientos, por cari- dad, que Dios lo hará bien. Ahora entiendo lo que me dijo Josef (1), cuando la ausencia de Ardapilla, que convenia para nuestros negocios; y si está tan mal quisto, no dudo. De esotros ermitaños no hay que hacer caso, que ansí como Dios quiere se descubra el mal, descubre el bien. Á la misa no está obligado : yo lo he preguntado, y él se lo sabe. Procurar

(1) Nuestro Señor Jesucristo en alguna revelación.

228 CARTAS

estar ahi, con mucho secreto, si : este es el cuidado que yo tengo. Si con tan buena vida tiene ese cerro, ¿ qué hubiera hecho con la que ha tenido fray Juan (1) ?

No hay cabeza para más, mi buen padre, quédese con Dios. Teresa de Jesús.

CARTA CIX

Al mismo padre Jerónimo Grncian. Desde Toledo á fines de agosto de 157S.

Sobre los trabajos de san Juan de la Cru: en la prisión de Toledo, de que

acababa de huir.

Yo le digo que trayo delante lo que han hecho con fray Juan de la Cruz, que no cómo sufre Dios cosas semejantes : que an vuestra paternidad no lo sabe todo. Todos nueve meses estuvo en una carcehlla, que no cabia bien, con cuan chico es, y en todos ellos no se mudó la túnica, con haber estado á la muerte. Tres dias antes que saliese, le dio el su- prior una camisa suya y unas diciplinas muy recias, y sin verle nadie. Tengo una envidia grandísima. Á osadas que halló nuestro Señor caudal para tad martirio, y que es bien que se sepa, para que se guarden más de esta gente. Dios les perdone, amén

Información se habia de hacer para inostrar al nuncio lo que esos han hecho con ese santo de fray Juan, sin culpa, que es cosa lastimosa. Dígase á fray Germán, que él lo hará, que está en esto muy bravo.

Haría pena me ha dado la vida, que ha pasado fray Juan, y que le dejasen, estando tan malo, ir luego por ahí. Plega á Dios que no se nos muera. Procure vuestra paternidad que lo regalen en Almodóvar y no pase de allí por hacerme á merced, y no se descuide de avisarlo : mire no se olvide. Yo le digo, que quedan pocos á vuestra paternidad como é!, si se muere.

(1) San Juan de la Cruz. Sin duda para entonces ya sabía la Santa su paradero á los trabajos que habia pasado.

DE SANTA TERESA 1»K Ji:SÜS. 229

CARTA ex.

Al mismo padre fray Jerónimo Gradan. Desde A\ila 29 de setiembre de 1578, Insiste en que se envíen comisionados á Roma.

Todo seria gran cosa, y cuando no el

uno; mas mejor serian juntos. Amos son mucho de la Com- pañía, que no baria poco al caso para negociar. En Lodo caso me escriba vuestra paternidad luego, y no estenios ya mas en esperanzas, por caridad. Todos se espantan cómo no tenemos allá quien negocie, y ansi hacen esotros todo lo que quieren. Llevarán memoria de si podrían los Descalzos tomar protetor por si.

Helaqui á donde es menester brevedad; y hay tan poco tiempo como vuestra paternidad ve. De allá me puede avisar si es ya tarde, porque anque mas priesa se quiera dar, parece es menester este mes. Riéndome estoy, como si tuviese á punto los que han de ir, y el con qué : mas si no se comienza, nunca se hará, que desde que obedecimos el breve se habia de haber comenzado.

Quéjase fray Antonio de que no le hablamos dicho nada, LerriblemcnLe, y tiene razón. Yo me espanto de Roque, ha- biendo de ahi á Granada tantos mensajeros. Dijele que lo debia de hacer vuestra paternidad, porque, mientra no sabia nada, usaba más sin escrúpulo de sus poderes. No qué se me ha hecho la carta ; la hallo, enviarla he á vuestra pater- nidad. Yo le digo que me ha pesado de que tenga vuestra paternidad tales Descalzos, que tengan tan poca ley : por el que se fué con fray Baltasar lo digo. Mejor la han tenido los carceleros de los Calzados. Plega á Dios no haga de las suyas de que se vea libre, que, por lo demás, mejor está fuera.

Miedo he si tienen preso los del paño á fray Juan de la Mi- seria, que después que ellos dicen que le vieron, no ha pare- cido más. El Señor lo remedie todo, y nos guarde á vuestra paternidad, como yo y estas sus hijas se lo suplican, amén. Razonable estoy de salud. Ya me escribió la priora de Sala-

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manca, que había escrito á vuestra paternidad el recibo de la monja. Es boy dia de San Miguel.

Indina sierva de vuestra paternidad y hija. Teresa de Jesús.

. CARTA CXI.

Al padre Pablo Hernández, de la Compañía de Jesús Desde Avila 4 de

octubre de 1578.

Pidiéndole que interponga su valimiento con el nuncio, para contrarrestar las calumnias con que habian desacreditado á los Descalzos en el concepto de aquél.

JESÚS

La gracia del Espíritu Santo sea con vuestra merced, padr£^ mío : habrá ocho días que recibi una carta de la priora de Toledo, Ana de los Ángeles, adonde me dice está vuestra merced en Madrid : hame dado gran consuelo, por parecerme ha traído Dios á vuestra merced ahi para algún alivio de mis trabajos ; que yo digo, á vuestra merced, que son tantos, desde este agosto pasado hizo un año, y .de tantas maneras, que me fuera harto descanso poder ver á vuestra merced, para descansar, contándole algunos, que todos seria imposible. Para remate de ellos, estamos agora de la manera que dirá á vuestra merced quien lleva esta carta, que es per- sona que, por tenernos amor, le cabe mucha parte, y de quien nos podemos fiar.

El demonio no puede sufrir cuan de veras estos Descalzos y Descalzas sirven á nuestro Señor, c¡ue yo digo á vuestra mer- ced se consolase de entender con la períecion que van. Hay ya nueve casas de Descalzos, y muchos buenos sejetos en ellas. Como no está hecha provincia por sí, son tantas las molestias y trabajos, que se tienen con los del paño, que no se puede escribir. Está ahora todo nuestro bien ú mal, des- pués de Dios, en manos del nuncio ; y, por nuestros pecados, hanle informado de manera los del paño, y él dádoles tanto crédito, que no en qué se ha de parar. De mi le dicen, que soy ULia vagamunda y inquieta, y que los monesterios que he hecho, ha sido sin licencia del Papa ni del General (1). Mire

(i) Por cierto son graciosos los epítetos que dio el nuncio a la Santa. Viendo •jllrajada su madiHí, habló el padre Roca al nuncio con tal viveza y valor á favor

DE SANTA TERESA DE JESÚS. 2'jl

vuestra merced, que mayor perdición ni mala cristiandad podia ser. Otra muchas cosas, que no son para decir, tra- tan (le esos benditos, y del padre nuestro Gracian, que ha sido el que los ha visitado. Es cosa de lástima los tes- timonios tan incomportables ; con que certifico á vuestra merced, que es uno de los grandes siej^vos de Dios, que he tratado, y de mas honestidad y limpieza de conciencia ; y crea vuestra merced que digo en esto verdad. En fin, criado en la Compañía todo su vida, como puede vuestra merced saber (i). De Alcalá ha venido la cosa, que está el nuncio malísimamente con él por ciertas causas, que si le oyesen, tiene bien poca culpa ú nin- guna, y conmigo lo mismo, sin haber hecho cosa contra su servicio, sino obedecido un breve, que aquí envió, con toda voluntad, y escrítole una carta con la mayor humildad qu& yo pude.

Pienso que viene de arriba, que quiere el Señor que pa- dezcamos, y no hay persona que torne por la verdad, y diga alguna buena palabra por mi. Con verdad digo á vuestra merced, que ninguna turbación ni pena me da por lo que á toca, antes particular contento, sino que me parece, que si se averiguase no ser verdad lo que dicen de esos padres, quizá no creyera lo que dicen del padre nuestro Gracian, que es lo que más nos va; y así envió traslado de las patentes, que tengo autorizadas, porque dice que estamos en mal estado, por estar fundadas las casas sin licencia. Yo entiendo, que el demonio pone todas sus fuerzas por desacre- ditar estas casas ; y ansí, querría hubiese siervos de Dios que tornasen por ellas. ¡ Oh mi padre, que hay pocos amigos al tiempo de la necesidad !

Dícenme, que quiere mucho á vuestra merced el presidente, que está ahí vuestra merced por su causa. Yo creo, que él

(le su inocencia y santidad, que mostró bien era Roca de bronce. Hizo muy bien : porque no hay hijo que no defendiera a su madre en lance semejante, a no tener enlra.ias d.> un Nerón. {Fr. A.)

(1) Pasa la Santa a manifestar el concepto que tenía formado del padre Gracian. Grandes s ervos de Dios trató Sant.^ Teresa en aquel siglo de oro, con que las minas fecundas de España enriquecieron el cielo : san Francisco de Borja, san Luis Beltran, san Pedro de Alcántara, san Juan de la Cruz, con otros varios, que esperamos coloque la Iglesia en las Dípticas de los Santos.

Pues si tal era el padre Gracian, ¿cómo ua nuncio apostólico le comparó con el rebelde y obstinado Lulero ?

232 CARTAS

está informado de el nuncio de todo esto, y más. Haríamos mucho al caso, que vuestra merced le desengañase, pues puede como testigo de vista, pues lo es vuestra merced de mi alma. Creo que liará un grian servicio á nuestro Señor ; y le diga vuestra merced lo que importa ir adelante estos princi- pios de esta sagrada Orden, pues como vuestra merced sabe, estaba tan caida. Dicen es Orden nueva y invenciones : lean nuestra primera regla, que solo es que la goardamos sin miti- gación, sino en el rigor que la dio el Papa la primera vez, y no se crean sino de lo que vieren, y sepan cómo vivimos y viven los Calzados, y no los escuchen ; que no de dónde sacan tantas cosas que no son, y con ellas nos hacen la guerra. Y también suplico á vuestra merced, que de mi parle hable al padre que confiesa al nuncio, y le mis encomien- das, y vuestra merced le informe de toda la verdad, para que ponga al nuncio en conciencia, que no publique cosas tan per- judiciales hasta informarse ; y le diga, que anque soy ruin mucho, no tanto que me atreviese á lo que dicen. Esto si á vuestra merced le pareciere, y si no, no.

Podrále mostrar, si á vuestra merced le parece, por donde he fundado, las patentes, que la una es con preceto que no deje de fundar. Y en una carta me escribió nuestro padre general, pidiéndole yo no me mandase fundar más ; que quer- ría fu idase tantos monesterios, como tengo pelos en la cabeza. No es razón se desacrediten tantas siervas de Dios, por testimonios ; y pues en la Compañía me han, como dice, criado y dado el ser; razón seria á mi parecer, declarar la verdad, para que persona tan grave, como el nuncio, pues viene á reformar las Órdenes, y él no es de esta tierra, fuese informado de á quién ha de reformar, y á quién de favorecer, y castigase á quien le va con tantas mentiras.

Vuestra merced verá lo que ha de hacer. Lo que yo le su- plico, por amor de nuestro Señor y de su preciosa Madre; que pues vuestra merced ha favorecídonos dende que nos conoce, que lo haíía en esta necesidad, que ellos se lo pagarán muy bien, y vuestra merced lo debe á mi voluntad, y á tornar por la verdad, de la manera que mejor viere que conviene; y su- plico á vuestra merced me avise de todo, -y principalmente di' su salud: la mia ha sido m.uy posa, que de todas maneras n\*-

DE SANTA TERESA DE JESÚS. 233

ha el Señor apretado este año ; mas lo que me toca poca pena me daria, sino que me la da ver que, por mis pecados, pade- cen estos siervos de Dios. Su Majestad sea con vuestra merced y le guarde. Hágame saber, si ha de estar muy de asiento en ese lugar, que me han dicho que sí. Es hoy dia de San Franciso. Indina sierva y verdadera hija de vuestra merced. Teresa de Jesús, carmelita.

CARTA GXU

Al padre fray Jerónimo Gracian. Desde Avila 15 de octubre de 1578. Sobre el proyecto de enviar comisionados á Roma, para pedir la separación.

JESÚS.

Sea con vuestra paternidad el Espíritu Santo, mi padro. Como le veo quitado de esas baraúndas, báseme quitado la pena de lo demás, venga lo que viniere. Harto grande me la ha dado las nuevas, que me escriben de nuestro padre ge- neral. Ternísima estoy; y el primer dia llorar que llorarás, sin poder hacer otra cosa, y con gran pena de los trabajos que le hemos dado, que cierto no los merecía ; y si hubiéra- mos ido á él, estuviera todo llano. Dios perdone á quien siempre lo ha estorbado, que con vuestra paternidad yo me aviniera, anque en esto poco me ha creído. El Señor lo trairá lodo á bien ; mas siento lo que digo, y lo que vuestra pater- nidad ha padecido ; que cierto son tragos de la muerte lo que me escribió en la carta primera, que dos he recibido después que habló al nuncio.

Sepa, mi padre, que yo me estaba deshaciendo, porque no daba luego aquellos papeles, sino que debe ser aconsejado de quien le duele poco lo que vuestra paternidad padece. Huélgome, que quadará bien experimentado, para llevar los negocios pOr el camino que han de ir, y no agua arriba, como yo siempre decía : y á la verdad ha habido cosas por donde lo impedían todo, y ansí no hay que tratar de esto, porque or- dena Dios cosas para que padezcan sus siervos.

Ya quisiera escribir más largo, y han de llevar esta noche las cartas, y casi lo es ya, que lo he sido con el obispo de

234 . CARTAS

Osma para que trate con el presidente y con el padre Mariano lo que le escribí, y dije enviase á vuestra paterninad. Ahora he estado con mi hermano y se le encomienda mucho. Todos estamos acá en que no vayan frailes á Roma,, en especia], si es muerto nuestro padre general, por estas causas, la una, porque no se hace cosa secreta, y antes que sal- gan de por acá quizá los cogerán los frailes, y es ponerles á morir y que se pierdan los recaudos y dineros, y porque no están experimentados en ios negocios de Roma, y porque cuando lleguen allá, si falta nuestro padre general, los han de coger como á fugitivos, que en fin andan por las calles, y que- dan sin remedio, como digo al padre Mariano. Guando acá con todo el favor no pudimos remediar á fray Juan, ¿ qué será allá ? Á todos les parece acá mal enviar frailes, en es- pecial á mi hermano, que está muy lastimado de cómo lo& tratan. Acá dicen vaya quien solicite el negocio : en especial á mi hermano, que sabe de ellos, le parece que importa mucho, y que vaya encaminado todo á la persona, que á vuestra merced escribí. El dotor Rueda está tan confiado de él, que le parece no hay necesidad ninguna.

Mírelo vuestra paternidad mucho todo. Y si le parece á vuestra paternidad y al padre Mariano, envien un mensajero á Almodüvar, que no concierten la ida de frailes, y con brevedad me envié recaudo. El que ha de ir de aquí, harto bueno es, solo el ser mas costa ; mas como ahora se provea^ después cada convento lo ha de dar.

Estéme bueno, mi padre, que todo lo hará Dios bien. Plegué áÉl,que nos conformemos alguna vez, y no se haga ahora otra cosa, por donde nos martiricen los frailes, que es cosa terrible, cómo anda ahora todo, y el demonio ayudando á éstos. Yo le digo, que hizo buen hecho para si, cuando nos quitó á el Ángel mayor, por el Pausado que ahora está. Yo no cómo fué este desatino ; y creo, que si estuviera por acá Ardapilla, en estas cosas se hubieran hecho mayores. Yo veo, mi padre, cuan mártir ha sido vuestra paternidad, según andaban en contra-

(I) Siente la Santa sucediese aquel lance, muerto el señor Covarruvias, ángel mayor, que lo fué de la Reformn, por lo mucho que la patrocinó : ni lo fué menos de España por su gobierno singular. Por el pausado, dice, hablando de su sucesor don Mauricio l'azos. Nótale de pausado, como a í'adilla de fogoso, (Fr. A.)

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rio parecer; que si le dejaran, bien se ve le guiaba Dios. Todas esleís hijas se le encomiendan mucho. Contenta estoy de que ha dicho no hablen á nadie. Vamonos despacio, y hágase esto de Roma, que el tiempo allana las cosas, y allá se avengan, como vuestra paternidad dice : solo quisiera estar cerca, donde nos viéramos á menudo, y se consolara mucho mi alma : no lo merezco, sino cruz y mas cruz. Gomo esté vuestra paterni- dad sin ella, venga norabuena.

Razonable estoy, anque esta mi cabeza se está harto ruin. Esté Dios con vuestra paternidad siempre. No se canse de es- cribir nmcho por caridad. Harto me he holgado no hagan provincial, que según lo que vuestra paternidad dice, es muy acertado : anque como me dijo fray Antonio, que so pena de pecar, no podia hacer otra cosa, no le contradije. Pensé, que quedaba hecho todo acá ; mas si han de ir á Roma por la confirmación, también irán por la provincia. De todos envien recaudos de lo que se ha de hacer, si han de ir por aquí. Son hoy XV de otubre.

Yo de vuestra paternidad súdita y hija. Teresa de jesus»^

CARTA CXIII (1)

Para Roque de Huerta. Desde Ávila á últimos de diciembre de 1578. (Al

parecer inédita.)

Avisándole acerca de las extorsiones hechas por los Calzados al notificar un breve á las monjas de San José de aquella ciudad.

JESÜS.

La gracia del Espíritu Santo sea con vuestra merced. Aqiií va una carta para el padre maestro Chaves (2). En ella le digo que vuestra merced le dirá en el estado en que están los negocios. Procure coyuntura para hablarle y dár- selas : y dígale vuestra merced cuáles nos paran estos bendi- tos. Creo será de algún efeto esa carta, porque le suplico mucho hable á el Rey, y le diga algunos de los daños que nos

(1) Esta Carta es inédita. Su original estaba á fines del siglo pasado en ia Car- tuja de la Concepción de Zaragoza.

(2) El padre maestro fray Diego Chaves, fraile dominico, director que habia sido de Santa Teresa, y á la sazón confesor de Felipe II ; hombre recto y graa protector de la reforma del Carmen,

236 CARTAS

han venido á nosotras cuando les estábamos sujetas. Dios los perdone, que tanto trabajo dan á vuestra merced, que no adonde tiene fuerzas. La costa ya entiendo ser mucha ; y pésame tanto de no poder hacer lo que querria, por la mucha que acá tengo ; que anque querría aj^udar á esos padres para la ida de Roma, no veo cómo; porque estos monesterios han de pagar por la via que yo envió; que no será poco si se acaba ; y todo lo daré por bien empleado, que, si tuviéremos sosiego, podríase hacer, con quien hay tanta obHgacion, lo que yo deseo.

En esa información verá vuestra merced lo poco que apro- vecho para estos padres provisión real : ni á el mesmo Rey no si ternian respeto, porque como están mostrados á salir con cuanto quieren, y les va bien por aquí, yo digo á vuestra merced, que es la más peligrosa sirte que debe haber ahora para tratar con ellos. Gomo me dice vuestra merced que obedecieron en Pastrana y en Alcalá, y no respon- diéronlo que nosotras, avíseme por caridad, que nuestro padre no me escribe nada de eso : no debía haber ido.

Todos los recaudos de vuestra merced recibí. Para estotras casas vinieron tarde. Háganos saber de qué nos pueden apro- vechar, si no mandan á las justicias, que los destierren, ú alguna cosa. Ha sido una mañana de juicio : todos iban es- pantados, justicias y letrados y caballeros, que estaban allí, de su poca manera de religión ; y yo con harta pena ; que de buena gana los dejara oír... sino que no osábamos ha- blar.

Crea vuestra merced, que con verdad ellos no pueden decir, que acá vieron hacíamos nada, porque Pedro estaba á la puerta, y en viéndoles fué á decirlo á mi hermano. De que viniese él con el corregidor me pesó ámí, maspoco aprovecha, que sus imaginaciones por ventura se creerán más c¡ue nuos-- tras verdades. Por caridad, que envíe vuestra merced á decir á nuestro padre todo lo que ha pasado, que no hay lugar de escribirle, y me avise vuestra merced cómo están.

Sepa que dicen que rae han de llevar á otro monesterio : si fuese de los suyos cuan peor vida me darían que á fray Juan de la Cruz. Yo pensé si me enviaban hoy alguna descomu- nión, que traya con el otro papel uno pequeño. No merezco

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tanto como fray Juan, para padecer tanto. En extremo me he lioIf¡;aclo que fuese á tan buen tiempo aquel (I)

CARTA GXIV (2)

A dofi.i Jii uiii il':* Antisco, madre del padre maestro Jerónimo Gracian. Desde Avila 28 de diciembre de 1578.

Consolándola en los trabajos de su hijo.

Señora mia : Sepa vuestra merced que mucho tiempo que toda su oración era pedir á Dios trabajos con grandes deseos : yo via que era disponerle su Majestad para los que le habia de dar, ¡ y qué tales han sido ! Bendito sea su nombre. Ah Ta se ha de hallar con tanto aprovechamiento en el alma, que no se conozca. A todos nos ha hecho bien merecer. Harto delante he tenido la pena de vuestras mercedes, mas también habrán sacado ganancia. Como yo vea libres también á los que quedan, que si veremos, porque no ternán tantos acusa- dores, estaré del todo contenta, porque, como he dicho, el ne- gocio principal, tengo cierto, terna nuestro Señor particular cuidado de él, pues son tantas las almas buenas que se lo su- plican, y hará lo que sea más para su gloria y servicio. Su Majestad tenga á vuestra merced de su mano y la guai»de, y á el señor secretario, cuyas manos beso, y de todos esos se- ñores. Estas hermanas besan las de vuestra merced: harto contentas están con lo que se ha hecho ; yo muy mucho de lo que tengo dicho ; anque todas haremos alguna penitencia, porque siempre eran de provecho las cartas de nuestro padre para nuestras almas, y como unos sermones se leyan juntas todas : an esto nos quiere quitar el demonio : Dios es sobre todo : es hoy dia de los Inocentes.

Indina sierva de vuestra merced. Teresa de Jesús.

1. Faltaba el resto de la Carta.

(2) El original de esta Carta se conserva en la iglesia de San Vicente Mártir de Huesca, qu3 fué de los padres de la Compañía de Jesús. Está en el altar mayor en un modesto relicario de madera, haciendo juego con otro igual en que se guarda una carta de san Francisco de Sales.

238 CARTAS

CARTA GXV

Al padre Gonzalo Dávila, de la Compañía de Jesús, confesor de la Santa. Sobre asuntos de su espíritu, y modo de inanejarse en sus grandes ocupaciones.

JESÚS

Sea con vuestra merced. Dias que no me he mortiñcado lanto como hoy con letra de vuestra merced, porque no soy tan humilde, que quiera ser tenida por tan soherhia ; ni ha de querer vuestra merced mostrar su humildad tan á mi costa. Nunca letra de vuestra merced pensé romper de tan buena gana. Yo le digo, que sabe bien mortificar, y darme á en- tender lo que soy, pues le parece á vuestra merced, que creo de mi puedo enseñar (1). ¡ Dios me libre! ]\o querría se me <icordase. Ya veo que tengo la culpa ; anque no si la tiene más el deseo que tengo de ver á vuestra merced bueno ; que (le esta flaqueza puede ser proceda tanta boberia como á vuestra merced digo, y del amor que le tengo, que me hace hablar con libertad, sin mirar lo cpie digo ; que, aa después, quedé con escrúpulo de algunas cosas que traté con vuestra merced, y á no me quedar el de inobediente, no respondiera alo que vuestra merced manda; porque me hace harta con- tradicion. Dios lo reciba, amén.

Una de las grandes faltas que tengo, es, juzgar por en estas cosas de oración ; y ansí no tiene vuestra merced que hacer caso de lo que dijere ; porque le dará Dios otro talento, que auna mujercilla como yo. Considerando la merced que nuestro Señor me ha hecho de tan actualmente traerle presente, y que, con todo eso, veo cuando tengo á mi cargo muchas cosas que han de pasar por mi mano, que no hay persecuciones, ni trabajos, que ansi me estorben, Si es cosa en que me puedo dar prisa, me ha acaecido, y muy de ordinario, acostarme á la una y á las dos, y más tarde, porc[ue no esté el alma de-

(1) Hallábase, pues, este santo religioso con el trato exterior del gobierno,

menos sazonado para el de Dios. Comunicó su trabajo con la Santa, haciéndose

discípulo de quien le tenía por maestro, y mandóla que le enseñase el modo de

portarse en las ocupaciones' cxteriore?, de suerte que no dañase a lo interior.

V.P.)

DE SANTA TERESA DE JESÚS. 239

pues obligada á acudir á otros cuidados^ mas que al que tiene dresente. Para la salud harto mal me ha hecho, y ansí debe de ser tentación, anque me parece queda el alma mas libre ; como quien tiene un negocio de grande importancia y nece- sario, y concluye presto con los demás, para que no le impidan en nada á lo que entiende ser lo más necesario ; y ansí, todo lo que yo puedo dejar que hagan las hermanas, me da gran contento, anque en alguna manera se baria mejor por mi mano ; mas como no se hace por ese fin, sn Majestad lo suple, y yo me hallo notablemente más apro- vechada en lo interior, mientras más procuro apartarme de las cosas. Con ver esto claro, muchas veces me descuido á no lo procurar, y^ cierto, siento el daño, y veo que podría hacer más y más diligencia en este caso, y que me hallaría mejor.

Nose entiende esto de cosas graves, que no se pueden excu sar, y en que debe estar también mi yerro ; porque las ocu- paciones de vuestra merced sonlo, y sería mal dejarlas en otro poder, que ansí lo pienso, sino que veo á vuestra merced malo, querría tuviese menos trabajos. Y, cierto, que me hace alabar á nuestro Señor, ver, cuan de veras toman las cosas, que tocan á su casa, que no soy tan boba, que no entiendo la gran merced que Dios hace á vuestra merced, en darle ese talento, y el gran mérito que es. Harta envidia me hace, que quisiera yo ansí mi perlado. Ya que Dios me dio á vuestra merced por tal, querría le tuviese tanto de alma, como de la fuente (1), que me ha caído en harta gracia, y es cosa tan necesaria en el monesterío, que todo lo que vuestra merced hiciere en él, lo merece la causa.

No me queda más que decir. Cierto que trato como con Dios toda verdad; y entiendo, que todo lo que se hace para hacer muy bien un oficio de superior, es tan agradable á Dios, que en breve tiempo da lo que diera en muchos ratos, cuando se han empleado en esto ; y téngolo también por experiencia, como lo que he dicho, sino que, como veo á vuestra merced tan ordinario tan ocupadísimo, ansí por junto me ha pasado

(1) Por agosto de aquel año proyectaban los Jesuítas de Avila traei* li fuente á su casa, y pedían viniera para ello el padre Mariano. Infiérese de aquí que esta Carta se escribió probablemente en la segunda mitad del año 1378.

240 CARTAS

por el pensamiento lo que á vuestra merced dije ; j cuando más lo pienso, veo cfue, como he dicho, hay diferencia de vuestra merced á mi. Yo me enmendaré de no decir mis pri- meros movimientos, pues me cuesta tan caro. Gomo vea yo á vuestra merced bueno, cesará mi tentación. Hágalo el Señor como puede y deseo.

Servidora de vuestra merced. Teresa de Jesús.

CARTA GXVI.

A la priora y comunidad de Veas, Fecha incierta : al parecer de fines de 1578. Recomendando á san Juan de la Cruz con gran elogio.

Certificólas, que estimara yo tener por acá á mi padre fray Juan de la Cruz, que de veras lo es de mi alma, y uno de los que mas provecho le hacia el comunicarle. Háganlo ellas, mis hijas, con toda llaneza, que aseguro la pueden tener, eomo conmigo mesma, y que les será de grande satisfacion, que es muy espiritual y de grandes experiencias y letras. Por acá le echan mucho menos las que estaban hechas á su do- trina. Den gracias á Dios, que ha ordenado le tengan ahi taa cerca. Ya le escribo les acuda, y de su gran caridad, que lo hará en cualquiera necesidad que se ofrezca.

CARTA CXVH

Para la venerable madre Ana de Jesús, priora del mismo convento. Fech:i incierta : al parecer de fines do 1578.

Lo mismo que la anterior.

En gracia me ha caido, hija, cuan sin razón se queja, pues tiene allá á mi padra fray Juan de la Cruz, que es un hombre celestial y divino ; pues yo le digo á mi hija, que después que se fué allá, no he hallado en toda Castilla otro como él, ni que tanto fervore en el camino del cielo. No creerá la soledad que me causa su falta. Miren, que es un gran tesoro el que tiene allá en ese santo, y todas las de esa casa traten y comu niquen con él sus alma^, y verán qué aprovechadas están, y

DE SANTA TERESA DE JESÚS. 241

se hallarán muy adelante en lodo lo que es espíritu y perfe- cion : poique le ha dado nuestro Señor para esto particular üracia.

CARTA CXVIII (i).

Al ilu-;lre y muy reverendo señor mió don Herniindo, prior de las Cuevas, mi señor, en Sevilla. Desde A\ila a 31 de enero do 1379.

Recomendándole á un mozo de Avila que pasaba á Sevilla, ij suplicándole que proteja á las Carmelitas Descalzas en la persecución que estaban su- friendo.

.JESÚS.

La gracia del Espíritu Santo sea con vuestra paternidad, padre mió : ¡ qué le parece á vuestra paternidad de la ma- nera que anda aquella casa del glorioso San Josef ! ¡ Y cuáles lian tratado y tratan á aquellas sus hijas, sobre lo que muchísimo tiempo, que padecen trabajos espirituales y descon- suelos con quien las habia de consolar ? Paréceme, que si mucho los han pedido á Dios, que les luce ; sea por todo ben- dito (2). Por cierto, que por las que están allá, qiie fueron con- mifro, yo tengo bien poca pena, y algunas veces alegría, de ver lo mucho que han de ganar en esta guerra que las hace el donionio. Por las que han entrado ahila tengo ; que, cuando habían de ejercitarse en ganar quietud y deprender las cosas de su Orden, se les vaya todo en desasosiegos ; que, como á almas nuevas, les puede hacer mucho daño. El Señor lo reme- die. Yo digo á vuestra paternidad, que hartos dias, que anda el demonio por turbarlas. Yo habia escrito á la priora comunicase con vuestra paternidad todos sus trabajos. No debe haber osado hacerlo. Harto gran consuelo fuera paramípoder yo hablar á vuestra paternidad claro ; mas, como es por papel, no oso ; y si no fuera mensajero tan cierto, an esto no dijera. Este mozo vino á rogarme, si conocía en ese lugar quien pu- díes 3 darle algún favor, (3) con abonarle para que entrase á ser-

fl) Esta Carta era la KVII del tomo iii en las ediciones anterioreí y anotada por el venerable señor Palafox. En esla edición se publica conforme ai original. que se conserva en las Carmelitas Descalzas de Sevilla.

(2) En las ediciones anteriores : « Sea Dios bendito. Mejor estaca como lo escribió la Santa, pues acababa de nombrar á Dios, no habia para qué i'epetirlo. También se hacía a continuación un párrafo aparte, que no hay en el original.

(3) « Quien le pudiese dar algún favor. »

1*

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>YÍr ; porque por ser esta tierra fria y hacerle mucho daño, no puede estar en ella, anque es natural de aquí, Á quien ha servido, que es un conómigo de aquí amigo mió, me asigu- ra, que es virtuoso y fiel : tiene buena pluma de escribir y contar. Suplico á vuestra paternidad, por amor de nuestro Señor, (l)sise ofreciere cómo le acomodar, me haga esta mer- cid y servicio á su majestad: y en abonarle de estacosas que he dicho, si fuere menester, que de quien yo las sé, no me dirá sino es toda verdad.

Holguéme cuando me habló, por poderme consolar con vuestra paternidad, y suplicarle orden, como la priora pasada lea esta carta mia,('2) con las que son de poracá,queya sabrá vuestra paternidad como la han quitado el oficio, y puesto una de las que han entrado ahí, y otras muchas per- secuciones que han pasado, hasta hacerla dar las cartas, que yo las he escrito, que están ya en poder del nuncio. Las po- bres han estado bien faltas de quien las aconseje ; que los letrados de acá están espantados de las cosas que las han hecho hacer, con miedo de descomuniones. Yo le tengo de que han encargado harto sus almas : debe ser sin entenderse, porque cosas venían en el proceso de sus dichos, que son £^randísima falsedad ; porque estaba yo presente, y nunca tal pasó. Mas no me espanto las hiciesen desatinar ; porque hubo monja, que la tenían seis horas en escrutinio ; y alguna de poco entendimiento firmaría todo lo que ellos quisiesen. Ha- nos acá aprovechado, para mirar lo que firmábamos, y ansí no ha habido qué decir.

De todas maneras nos ha apretado nuestro Señor, año y •medio há, mas yo estoy confiadísima, que ha de tornar nues- tro Señor por sus siervos y siervas; y que se han de venir á des- cubrir las marañas, que ha puesto el demonio en esa casa, y el glorioso san Josef ha de sacar en limpio la verdad, y lo que son esas monjas, que de acá fueron ; que las de allá no las

(1) « Por amor de Dios. » En otras muchas cartas se observa igualmente la ■mania de poner Dios donde S\nta Teresa habia escrito nuestro Señor, y v'ice versa. Dos veces se halla hecha tal alteración en esta Carta.

(2) Llama priora pasada á la venerable María de San José, á quien Santa TtBKSA d?jó por priora. Los Carmelitas Calzados le quitaron ol priorato con malas arte.-í. Véase sobre esto lo que escribió ella misma, y se puljücó en el tomo i, pagina ooo.

DE SANTA TERESA DE JESÚS. 243^

conozco ; mas que son más creídas de quien las traía, que ha sido un gran daño para muchas cosas.

Suplico á vuestra paternidad, por amor de nuestro Señor, no las desampare, y las ayude con sus oraciones en esta tri- bulación, porque á solo Dios tienen ; y en la tierra no ha.y ninguno con quien se puedan consolar. Mas su Majeslad, que las conoce, las amparará, y dará á vuestra paternidad caridad,, para que haga lo mesmo.

Esa carta envió abierta, porque si las tienen puesto pre- ceto, que den las que recibieren mias á el provincial, vues- tra paternidad orden como se la lea alguna persona, que po- drá ser darles algún alivio ver letra mia. Piénsase las querían echar del monesterio el provincial : las novicias se querían ve- nir con ellas. Lo que entiendo, es, que el demonio no puede sufrir haya Descalzos ni Descalzas, y ansí les da tal guerra ; más yo fio en el Señor le aprovechará poco. Mire vuestra pa- ternidad, que ha sido el todo para conservarlas ahí ; ahora, que es la mayor necesidad, ayude vuestra paternidad al glo- rioso san Josef. Plega la divina Majestad guarde á vuestra pa- ternidad, para amparo de los pobres (que ya la merced que ha hecho vuestra paternidad á esos padres Descalzos) muy muchos años, con el aumento de santidad, que yo siempre le- suplico, amén. Es hoy postrero de enero.

Indina sierva, y súditadevuestrapaternidad, Teresa de Jesús.

Si vuestra paternidad no se cansa, bien puede leer esa carta- que va para las hermaaas.

CARTA CXJX (1)

A las religiosas Carmeiftas Descalzas del convento de San José de Sevilla. Desde Ávila a 31 de enero de 1579.

Alentándolas á sufrir con resignación y alegría la persecución que estabzyx-

padeciendo.

JESÚS

La gracia del Espíritu Santo sea con vuestras caridades, hi- jas y hermanas mias. Sepan que nunca tanto las amé, como ahora, ni ellas jamás tanto han tenido que servir á nuestro^

(I) i'ista Carta era la Ll del tomo ni en las ediciones anteriores. Escribióla jun- lamcntc con la anterior, remitiéndola con ella al prior de Ja Cartuja de Sevilla

2Í4 CARTAS

Señor, como ahora, que Jas hace tan gran merced, que puedan gustar aígo de su cruz, con algún desamparo de el mucho, que su Majestad tuvo en ella. Dichoso el dia que en- traron en ese lugar, pues les estaba aparejado tan venturoso tiempo. Harta envidia las tengo, y es verdad, que cuando supe todas esas mudanzas (que bien encarecidamente se me sinificó todo, y que las querían echar de esa casa, con otras algunas paiticularidades), que en lugar de darme pena, me dio un gozo interior grandísimo, de ver, que sin haber pasado la mar, ha querido nuestro Señor descubrirles unas minas de tesoros eternos, con que, espero en su Majeslad, han de que- dar muy ricas y repartir con las que por acá estamos ; porque estoy muy confiada en su misericordia, que las ha de favo- recer á que todo lo lleven sin ofenderle en nada ; que, de sen- tirlo mucho, no se aflijan, que querrá el Señor darles á en- tender, que no son para tanto como pensaban, cuando estaban tan deseosas de padecer. Ánimo, ánimo, hijas mias. Acuér- dense, que no da Dios á ninguno mas trabajos de los que puede sufrir ; y que está su Majestad con los atribulados. Pues esto es cierto, no hay que temer, sino esperar en su mi- sericordia, que ha de descubrir la verdad de todo ; y se han de entender algunas marañas, que el demonio ha tenido en- cubiertas, para revolver ; de que yo he tenido más pena, que tengo ahora de lo que pasa. Oración, oración, hermanas mias ; y resplandezca ahora la humildad y obediencia, en que no haya ninguna que mas la tenga á la vicaria que han puesto, que vuestras caridades, en especial la madre priora pasada. ¡ Oh qué buen tiempo para que se coja fruto de las determinaciones que han tenido de servir á nuestro Señor ! Miren que muchas veces quiere probar si conforman las obras con ellas y con las palabras. Saquen con honra á las hijas de la Virgen y hermanas suyas en esta gran persecución, que,

para que la enseñas ' a las monjas fundadoras. sL para ell;» lograba alguna bu na coyuntura.

El origin il, bastante deteriorado, se conserva en las Carmelitas Descalzas de Sevilla, y c informe a él se da en esta edición.

El venerable señor Palafox dijo acerca de olla lo siguiente : « Esta Carta es de las mas santas y fervorosas, elocuentes y espirituales que hay en este Epistolario, y taJ. que es lastima deslucirla con las notas, porque toda ella es noti.b!e, con que le sobi an la- notas. »

DE SANTA TERESA DE JESÚS. 245

se ayudan, el buen Jesús las ayudará ; que anque duoniif en la mar, cuando crece la tormenta, hace parar los vientos. Quiere que le pidamos; y quiérenos tanto, que siempre busca en qué nos aprovechar. Bendito sea su nombre para siempre, amén, amén amén.

En todas estas casas las encomiendan mucho á Dios : y ansi espero en su bondad, que lo ha de remediar presto todo, Por eso procuren estar alegres y considerar, que bien mirado, todo es poco lo que se padece por tan buen Dios, y por quien tanto pasó por nosotros, que an no han llegado á verter san- gre por Él. Entre sus hermanas están, y no en Argel. Dejen hacera su Esposo, y verán como antes de mucho se tragará el mar á los que nos hacen la guerra, come hizo al rey Faraón, y dejará libre pueblo, y á todos con deseos de tornar á padecer, según se hallarán conganancia de lo pasado.

Su carta recíbi, y quisiera no hubieran quemado lo que te- nían escrito ; porque hubiera hecho al caso. Las mías que se dieron, se pudiera excusar, según me dicen los letrados de por acá ; mas poco va en ello. Pluguiera la divina Majestad, que todas las culpas cargaran sobre mi, anque las penas de los que han padecido sin culpa, harto han cargado.

Lo que me la ha dado mucha fué, venir en el proceso de la información, que ahí hizo el padre provincial, algunas cosas, que yo son gran falsedad, porque estaba yo entó.ices ahi. Por amor de nuestro Señor se miren mucho, si por miedo ú turbación, alguna lo dijo : porque cuando no hay ofensa de Dios, todo no es nada ; mas mentiras y en perjuicio, mucho me ha lastimado; anque no acabo de creerlo, porque saben lo- dos la limpieza y virtud, con que el padre maestro Gracian trata con nosotras, y lo mucho que nos ha aprovechado y ayudado á ir adelante en el servicio de nuestro Señor. Y, pues eslo es, anque las cosas sean de poco tomo, es gran culpa levantarlas. Adviértanselo, por caridad, á esas herma- nas ; y quédense con la santísima Trinidad, que sea en su guarda, amén. Todas estas hermanas se les encomiendan mucho. Están esperando como, cuando se acaben estos nu- blados, lo ha de saber relatar todo la hermana San Francisco. Es mañana víspera de nuestra Señora de la Candelaria.

Indina sierva de vuestras caridades. Teresa de Jesús.

246 CARTAS

CARTA GXX.

Al iDadre fray Jerónimo Gradan. Desde Avila 20 de febrero de 1379.

Dándole varios consejos acerca de los encargos que so debían hacer á los que habían ido en comisión á Roma.

.•••••••••••••• ••

Con la gana que tenemos de negociar, no querría se ofre- ciese cosa que no se pueda muy bien cumplir. También es me- nester advertir, si será bien hacer casa en Roma, anque haya, ahora aparejo, hasta que estemos más fortalecidos ; porque, si los de allá toman enemistad con los Descalzos, estanda cerca del Papa, seria terrible yerro para todos. Mas, si en- viase la carta á el canónigo de el Rey, es menester vuestra re- verencia le escriba á quien han de nombrar por provincial.

Por ahora yo no querría vuestra reverencia hiciese esta jornada, pues se lleva tan buen aparejo, que parece no hay necesidad, que no se han de quedar acá todos penitenciados sin nadie. Y cuando hubiese de ir, seria muy acertado á el Capitulo general, si ha de ir el provincial, como ha de ir, si Dios nos le da; y con los que ahora van, que aguardasen, pa- recerían personas que nos sacasen de vergüenza. Todo lo guie nuestro Señor, como mas sea su gloria, y á vuestra reveren- cia guarde con aumento de santidad.

Su Majestad nos haga fuertes para morir por Él, que cierto ha sido misericordia suya esta refriega. Son hoy xx de febrero.

Indina sierva de vuestra reverencia. Teresa de Jesús.

Mas que propia de vieja poco humilde va esta, llena de consejos. Plega á Dios que en alguno acierte, y si no, tan amigos como antes.

CARTA CXXI.

Al padre fray Jerónimo Gracian de la Madre de Dios. A principios de abril

de 1579.

Sobro la conclusión do las persecuciones y preparativos de viaje, para prestar la obediencia al general de los Carmelitas.

JESÚS

La gracia del Espíritu Santo sea con vuestra reverencia, mi

(1) El original de esta Carta se conserva en el convento de Carmelitas Descalzas- de Corpus Christi de A'cilá.

DE SANTA TERESA DE JESÚS. 247

padre, y le pague el consuelo que me ha dado, con la espe- ranza que puedo tener de ver á vuestra reverencia ; que, cierto, será muy grande para mi ; y ansi pido á vuestra reve- rencia, por amor de nuestro Señor que orden en cómo sea ; porque cuando esta pérdida de tener un contento no da tanta pena, que falte como cuando se espera ; yo creo que se servirá su Majestad en ello. Con esta alegría he pasado bien la elevación del nuevo perlado. Plega á nuestro Señor que lo goce pocos dias ; no digo faltándole la vida ; que es ea lin el que tiene mas talento entre ellos, y para con nosolros será muy comedido, en especial que es tan cuerdo, que enten- derá en lo que ha de parar. En parte se les hace á estos pa- dres tan mala obra como á nosotros. Para personas perfetas, no podíamos desear cosa mas á proposito que á el señor nun- cio, porque nos ha hecho merecer á todos.

De que esté el padre fray Gregorio ya en su casa, alabo á nuestro Señor ; y si vuestra reverencia sale con que la priora de Sevilla se torne á su puesto, haré lo mesmo ; porque cierto conviene ; y si no ella, Isabel de San Francisco ; porque la que está es cosa de burla y para destruir la casa. El Señor lo guie como mas se sirva, y pague á vuestra reverencia el cuidado que tiene á mirar por aquellas pobres estranjeras. Como no las mande el provincial del paño estarán con gran, alivio, que podrán escribir cartas. Por la via del prior de las Cuevas las he escrito, y no me pasaría que viniese la carta á manos del provincial, que con ese intento fué escrita.

Ya va el caminante muy puesto en orden , y mientras más le tra- to, más esperanza tengo lo ha de hacer muy bien. Acabemos es tadoencontiendas,porque yo quería se hubiese duplicado la car- ta del Rey, para que con el primer correo se enviase á el canó- nigo Montoya, con un pliego que ahora se le lleva, que yo envió á su madre ; y le escribo á él se llevará esta carta ahora, y si no que la llevarán dos padres, que van á dar la obediencia á nuestro padre el vicario general (1) ; y paréceme,. que negocio tan grave es bien ir por dos partes, porque no es- tamos ciertos del buen suceso del camino ; y seria recia cosa, estando como estamos, aguardar otro camino; y también, ya

(1) El nuevo general de los Carmelitas, que estaba en Italia, y sucesor de difunto fray Juan Bautista Rúbeo, llamábase el padre Cafardo.

248 CARTAS

que el canónigo se ha puesto en esto, es bien no le echar por de fuera, que para muchas cosas, andando el tiempo, será buen amigo. Y no es negocio tan fácil, que hará daño ; y ter- nia por mejor que él lo negociase, yestos padres se fuesen de- rechos á el padre vicario general, porque yo fio poco de que ha de haber secreto; y si andan negociando con uno y con otros y lo viene á saber, quizá se desgustará de que no acudieron á él primero, lo que no lugar con el canónigo.

El padre fray Juan dice, que si él negocia, que para qué ha de ir ; y hay tanto para qué, que quiza será menester lo uno y lo otro ; y ojalá lo hallase negociado, que no hacía poco en que conocieran allá relisiosos que sean demásre- lision y tomo, que los que por allá han visto, y den razón de todo al padre vicario general. Parécete también es que os... (1)

CARTA CXXII.

Al pudre lr;iy Jerónima Gracian la Madn de Dirs. Desde Avila 21 de

abril de 1570.

Sobre la ferminacion de las perseeiicimes y la pr^ife-ion de /a hermana el

padre Gracian.

JESÚS

Sea con vuestra paternidad, mi padre. Ese pliego tenia es- crito, cuando recibí las de vuestra paternidad, á quien haya dado nuestro Señor tan buenas Pascuas, como yo deseo y todas estas sus hijas le suplican. Sea Dios bendito, que va haciendo los negocios de manera, que saldremos de estas au- sencias, y podrá la pobre Ángela tratar de su alma; que des- pués que vuestra paternidad ancla en estas ausencias, no ha podido tralar de ella cosa' que le alivio. Á la verdad, de todas maneras ha Iiabido bien en qué nos ocupar con penas. Paréccmc que vuestra palernd.id ha llevado la mejor parte, pues tan presto le ha pagado nuestro Señor con que haya aprovechado tantas almas. (2)

(i) Falta el resto de la Caria.

(2) Fe'.ipe II, siempre devoto á la Santa, siempre padre de su reforma, señaló al nuncio Seg'a cuatro asistentes jiara examinar impaicial y decidir con rect'tud las causas déla Descalcez. Los asistrnlps le inliirmaron bien : ami^iraton la viitud, y á primero de abril de este año de 79 eligieron por ^ icario g^ioral de la re-

DE SANTA TRUESA 1»E JESÚS. M\\

La señora doña Juana me escribió ahora una carta sobre el negocio de nuestra hermana María de San Josef, sin nom- brar á vuestra paternid-i/., anque dice su merced escrihia de priesa ; mas no basta para que yo me deje de quejar de esto. A la priora de Valladolid escribí para que luego se hiciese la profesión en cumpliendo el año.

Con algún alivio estoy de lo de Sevilla, de que ya no tiene que ver los Calzados con ellas. Escribióme el arzobispo, que caando fueron los recaudos eslaban muy apretados los Des- calzos, y se holgaron muy mucho. Van á confesar las monjas y dice el vicario fray Ángel que de qui á un mes irá Nicolao y se dará voz y lugar á San Josef y harán elecion. De las cartas que me escribe el padre Nicolao, entiendo que deben de tener mucha cordura, y que han de ser de provecho para la Orden. Antes que vaya me ha de ver. Es necesario para entender mejor lo que allí ha pasado, y darle ciertos avisos que á San Josef, si la tornan á elegir (1).

Gayme en gracia saber, que ahora de nuevo tiene vuestra paternidad deseo de trabajos. Déjenos, por amor de Dios, pues no los ha de pasar á solas. Descansemos algunos dias. Yo bien entiendo que es manjar, que quien le gustare una vez de veras, entenderá que no puede haber mejor sustento para el alma. Mas, como no si se extiende á masque á la mesma persona, no lo puedo desear. Quiero decir, que de padecer uno en sí, ú ver padecer á su prójimo, debe haber harta dife- rencia. Contienda es esta, para que cuando vea á vuestra pa-

forma al padre fray Ángel de Salazar, que fué el ángel de paz en aquella ocasión.

Con el benévolo aspecto de suceso tan fe iz determinaron su partida para Roma los dos comisarios ó agentes de la pretensión de provincia separada, que fu non el padre fray Juan de Jesús Roca y el padre fray Diego de la Trinidad, asegu- rados de los ministros del Rey se les enviarían ella los despachos, como se hizo. A todo 1 ) cua!, y demás que se dirá aluJe la Santa, alabando a Dios, que iban bien los negocios. {Fr. A.)

(1) Habla del fin dichoso que tuvo la tribulación de las religiosas de Sevilla, y de su prelada la madre María de San José, a quien privaron los padres Calzados de voz y lugar, y del oficio de priora por una siniestra información que contra ella se hizo, la cual, vista y examinada por el nuevo vicario peneral, juntamente oon el nuncio y sus cuatro asistentes, descubrieron la falicdad del proceso, reconocieron la ÍLOcencia de las religiosas y Descalzos, que también padecieron no poco en su crédito y reputación; dieron por nula la privación de ¡a prelada. y la restituyeron a su d-^bido honor y oficio. Consta todo de la patente despachada en este particular pijr el padre fray Ángel de Salazar, su data en Madrid, a 28 de junio de 1579. (F?'. A.)

250 CARTAS

ternidad me la declare. Plega á nuestro Señor que acertemos á servirle, sea por donde Él quisiere, y guarde á vuestra pater- nidad muchos años, con la santidad que yo le suplico, amén. Indina sierva, y hija de vuestra paternidad. Teresa de Jesús.

CARTA CXXIII

f'ara la rtJ'.dPA Isabel de San Jerónimo y para la nriadre María de San José, en las- Descalzas de Sevilla, carmelitas. Desde Ávila 3 de mayo de Jo70.

Sobre la conclusión do las persecuciones do aquel convento : d,a á las monjas antiguas consejos discretísimos acerca de la conducta benigna, que deben guardar con las culpables.

JESÚS.

La gracia del Espíritu Santo sea con vuestra reverencia» hija mia. Su carta recibí y las de mis hermanas antier. ¡ Oh Jesús ! y qué gran consuelo fuera para mi verme yo ahora en esa casa, y ansí me le hubiera dado estar antes á participar de los tesoros tan en abundancia, que les ha dado nuestro Señor. Sea bendito por siempre, amén (1).

En extremo se me ha doblado el amor que las tenia, anque era harto, y á vuestra reverencia, porque ha sido la que más ha padecido; mas sepan cierto, que cuando supe que la ha- blan quitado voz y lugar, y el oflcio, que me dio particular consuelo ; porque, anque veo que mi hija Josefa es harto ruin, tengo entendido que teme áDios, y que no habría hecho cosa contra su Majestad, que mereciese tal castigo.

Una carba las escribí por la via de mi padre el prior de las^ Cuevas, para que diese orden cómo se la diesen : deseo saber si la recibió su paternidad, y otra para él y á quien la dio, á que torne á escribir : como supo el padre Nicolao lo que habia pasado con la de su hermano, la rompió. Débele vuestra re- verencia muy mucho : más engañado le tiene que al padre Garci-Alvarez. Pesádome ha de que no diga allá misa, anque lodo es perder esa casa, que á él antes se le quita un gran trabajo. Cierto es mucho lo que le debemos, mas yo no qué

(1) Conservase su original en dos pliegos, todos de mano de la Santa, en eV muy religioso convento de Carmelitas Descalzas de Boadilla del Monte, que es1:i cjeto a la dignidad del ilustrísimo arzobispo de Toledo. Escribióse el año de 1579.

DE SANTA TERESA DE JESÚS. 251

medio se tenga, porque si el reverendísimo arzobispo no lo ha hecho por el prior de las Cuevas y el padre Mariano, no por quién lo hará. Enojádome han en parte eslos billetes del padre Mariano, de que le pase por pensamiento que en esa casa se habia de procurar tal cosa, cuanto mas ponerlo en práctica. Ello es, que como el demonio ha andado con tanta luria, en todo nos ha querido apretar, en especial en lo que nos hacen... mayor tormento de todos. Yaparece que nuestro Señor no le quiere dar tanta licencia, y espero en su Majestad irá ordenando se descubran las verdades : en esta casa ha habido poca, y esto me áió á mucha pena, cuando supe los dichos del proceso que trajeron, y de algunas cosas que sabia yo eran gran falsedad, por ser del tiempo que yo ahí estuve : ahora que he visto lo que pasa de esas hermanas, he dado muchas gracias á nuestro Señor, que no les dio lugar para que levantasen más.

Estas dos almas me tienen fatigada, y es menester que todas hagamos particular oración, porque Dios las luz. Desde que andaba así el padre Garci-Alvarez traya yo temor de lo que ahora veo ; y si vuestra reverencia se le acuerda, en dos cartas la escribí que creía salia de casa : ya la nombré á la una, que en Margarita nunca caí (1) para que anduviese con aviso, porque á la verdad jamás estuve satisfecha de su espí ritu, anque algunas veces me parecía era tentación, y de ser yo ruin : ya lo traté con el padre maestro Gracian, para que, €omo la habia tratado tanto, advirtiese en ello, y ansí ahora no me he espantado mucho, y no porque yo la tenía por mala, sino por engañada y persona de flaca imaginación, apare- jada para que le hiciese el demonio trampantajos, como lo ha hecho, que sabe muy bien aprovecharse del natural y poco entendimiento, y ansí no hay que la echar tanta culpa, sino haberla gran lástima: y en este caso me han de hacer caridad vuestra reverencia y todas de no salir de lo que yo ahora les diré, y crean que es á mi parecer lo que conviene, y alaben mucho al Señor, que no permitió al demonio tentase tan re-

(1) Las dos culpables eran Beatriz de la Madre de Dios, natural de Triana, primera profesa de Sevilla, cuyo ingreso refirió Santa Teresa en sus Fundaciones^ Y la hermana Margarita de la Concepción, natural de Sevilla, que habia ingresado en el convento hacia el año 1 373.

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ciamente á ninguna de ellas, que como dice san Agustin, que pensemos hiciéramos cosas peores. No quieran, hijas mias, perder lo que han ganado en este tiempo : acuérdense de santa Catalina de Sena, lo que hizo con la que le había levantado que era mala mujer, y temamos, temamo?, hermanas mias, (|ue si Dios aparta su mano de nosotras^ ¿qué males habrá que no hagamos ? Créanme, que ni esa he. .lana tiene ingenia ni talento para tantas invenciones como ha hecho; y ansí ordenó el demonio darle esotra compañía, y él debia ser cierto el que la enseñaba : Dios sea con ella»

Lo primero digo, que tomen muy ft pechos encomendarla á su Majestad en todas sus oraciones, y cada momento, si pu- diesen, que ansí lo haremos por acá, para que nos haga mer- ced de darla luz, y que la deje el demonio, despertar de ese sueño en que la tiene : yo la considero como una persona fuera de en parte. Sepan, que se ve algunaspersonas (anque no de estas casas) de ñaca imaginación, que todo lo que les viene el pensamiento les parece verdaderamente que lo ven, porque el demonio las debe ayudar, y la pena que tengo es, que á esa hermana le debe haber hecho entender, que ve lo que á él le parecía que convenia para echar á perder esa casa, y quizá ella no tiene tanta culpa como pensamos; ansí como no la tiene un loco, que verdaderamente, si se le pone en la imaginación que es Dios Padre, no se lo quitará nadie : aquí se ha de parecer, mis hermanas, el amor que tienen á Dios en haber mucha compasión de ella, ansí como la hubieran, si fuera hija de sus padres, pues lo es de este verdadero Padre, á quien tanto debemos, y á quien la pobrecita ha deseado servir toda su vida : oración, hermanas, oración por ella, que también cayeron muchos Santos, y lo tornaron á ser : quizá ha sido menester, para humillarla, que si Dios nos hiciese mer- ced que se entendiese y se desdijese de lo que ha hecho, todos hemos ganado en padecer, y para ella podria ser lo mismo ; q;ie sabe el Señor sacar, de los males, bienes.

Lo segundo, que no les pase más por pensamiento, por ahora, que ella salga de esa casa, porque es un desatmo muy £íi','inde, y en ninguna manera conviene, que mientras más pensaren que es quitar peligros, caerán en ellos : dejen pasar k,s tiempos, que ahora no lo es de esa mudanza, por machas

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razones q^e pudiera dar ; y espantóme yo no las entender vuestra reverencia: piense en ello, que Dios se las deseburirá, y fie de su Majestad y de los que miraremos de lo que con- viene á esa casa mas de espacio. Ahora de tomarlo en boca se guarden, ni an el pensamiento, si pueden.

Lo tercero es, que no se les muestre ningún género de desa- mor, antes la regale más la que estuviere por mayor, y todas le muestren gracia y hermandad, y á esotra también : pro- curen olvidar las cosas, y miren lo que cada una quisiera se hiciera con ella, si le hubiera acaecido. Crean que esa alma estará bien atormentada, anque no esté conocida, porque el demonio lo hará de que no salió con más. Podria ser hacerla que haga un mal recaudo de si, con que pierda el alma y el seso, que para esto postrero quizá habrá menester poco, y todas hemos ahora de traer delante esto, y no lo que ha he- cho. Quizá le hacia entender el demonio que ganaba el alma, y servia muy mucho á Dios : ni delante de su madre se hable palabra, que la he habido lástima. ¿Cómo no me dice ninguna €Ómo han llevado estas cosas todas, y qué la decia? que lo he deseado saber, y si ha entendido sus tramas.

Yo lie miedo, que ahora las ha de poner el demonio otras tentaciones de nuevo de que las quieren mal, y las tratan mal, y enojarmehia muy mucho, si las diesen ninguna oca- sión para ello. Ya me han acá escrito, que á los de la Compa- ñía les parece mal que la traten mal. Estén muy sobre aviso.

Lo cuarto es, que con ninguna persona la dejen hablar sin tercera, y que sea la tercera que esté con aviso, ni confesar sino con Descalzo ; éste, el que ella quisiere de todos, pues los ha mandado el padre vicario general el que las confiesen, ni ninguna tampoco : tráyase cuenta con que no se hablen mu- cho estas dos con desimulacion : no las aprieten en nada, que somos flacas las mujeres, hasta que el Señor las vaya cu- rando : y no seria malo ocuparla en algún oficio, como no sea €n ninguna manera de cosa que haya trato con los de fuera, sino de dentro de casa ; porque la soledad, y estarse pen- sando, la hará mucho daño, y ansí se estén con ella á ratos las que vieren la pueden hacer provecho.

Yo creo, antes que por allá vaya el padre Nicolao, nos veremos : yo querría fuese presto, y hablaremos más en

i:

254 CARTAS

todo. Hagan ahora esto que les digo, por caridad : en todo caso, las que de veras tienen deseo de padecer, no les queda resabio con quien las hace mal, antes más amor : en esto se verán si salen aprovechadas de el tiempo de cruz. Espero en nuestro Señor que se remediará todo presto, y se quedará la casa como antes estaba, y an mejor, que siempre da su Majestad ciento por uno.

Mire que les torno á rogar muy mucho, que en ninguna manera se hable más en lo pasado unas con otras, que ningún provecho puede haber, y daños muchos. En lo por venir es menester andar con gran cuidado, que, como he dicho, tengo temor no haga el demonio á esta pobrecita de Beatriz, que haga el mal recaudo (que an de esotra tengo menos temor, que sabe mas), no la tiente en que se vaya. Tengan gran aviso, en especial de noche, que como el demonio anda por desacreditar estos monesterios, lo que parece imposible hace posible algunas veces.

Si esas dos hermanas se deshermanasen, y hubiese alguna ocasión para desabrirse la una con la otra, sabríanse más de raíz las cosas, y abría puerta para que se desengañasen. Vuestra reverencia se sabrá, como que mientras estuvieren muy amigas la una y la otra, más se ayudarán á hacer enredos. Las oraciones pueden mucho, y ansí espero en el Señor las dará luz : con harta pena me tienen.

Si les da consuelo escribir todo lo pasado, no será malo para tomar aviso con la experiencia, pues no es en cabeza ajena, por mis pecados : mas si la hermana San Francisco fuere la historiadora, no encarezca, sino muy sencillamente lo que ha pasado. La letra de mi hija Gabriela. A todas quisiera escribir ; no tengo cabeza. Muchas bendiciones les he (3chado, la de la Virgen señora nuestra les caya, y de toda la Santísima Trinidad : ú toda la Orden han obligado, en especial las c|ue no han hecho profesión, quedan bien probadas que son hijas suyas; y para serlo muy mucho, me las encomiende, y á las que me escribieron tengan esta por suya, que anque va para la madre María de San Josef, y la madre vicaria, parti- cularmente para todas ha sido mi intención.

Dios las fuerzas para más y más padecei', que ahora no han derramado sangre por el que toda la suya vertió por

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ellas : yo le digo que por acá no hemos estado ociosas. Es hoy dJadelaCruz. Indina sierva de vuestra reverencia. Teresa de Jesús.

CARTA CXXIV (1)

A ]a misma madre María de Bautista. Deste Ávila 9 de junio de 1579. Dándole gracias por el dinero que hahian jirestado para los negocios de Roma.

JESÚS.

Sea con vuestra reverencia el Espíritu Santo, y la pague, y á todas esas hermanas, las buenas Pascuas que me dieron^ con dar de tan buena voluntad la carta de pago ; y vino á tiempo que an no era ido el mensajero de Madrid, que me es- cribien (2), dándome priesa por ella, que lo tuve á grandísima dicha. Yo le digo, que si estos dineros fuesen para comér- melos yo todos, no lo tuviese en más. Ellas lo han hecho como generosas, y muy á favor. El Espíritu Santo se lo pague. Yo le digo que Dios les mucho más por aquello. Léame este capitulo alas hermanas. Á todas me encomiendo muy mucho. Gomo lo dijeron lo escribí á Madrid, para que vean lo que tienen en ellas.

He hoy escrito tanto y es tan tarde, que podré aquí decir poco. Cuanto á lo primero, por caridad, que se regale, parB que si Dios me lleva por allá, la halle buena ; que ya me lo ha medio dicho en una carta el padre vicario fray Ángel alguna esperanza ; mas es tan de paso, que yo no lo querría, porque es ir muchas leguas, para mas pena de dejarla tan presto. Escríbeme estas palabras u que lo que tiene pensado es que merezca con una confirmación que me enviará para Malagon, porque mereceré mas que si le fundase; y de camino que vaya á consolar esos señores, porque se lo piden » ; y envíame la carta del obispo, y que luego me venga por Salamanca, y compre la casa. Y sepa, hija mia,. que es la mayor necesidad que allí hay, y callan como unas muertas, que me obligan más. j Mire ella ahora la pobre vejezuela, y luego á Malagon! Yo le digo que me ha hecho-

(1) El original de esta Carta se halla en nuestras religiosas de Sevilla.

(2) Asi dice el original.

256 CARTAS

reir, y ánimo tengo para más. Dios lo encamine. Podrá ser que antes que acabe lo de Salamanca, venga nuestro recaudo, y mi pudiese ir ahí más de espacio ; que lo de Malagon otra Jo puede remediar. No faltan sospechas de que los frailes Calzados quizá gustan de que esté tan lejos, y an indicios hay para ello, y á su paternidad no le debe pesar de que lo esté de la Encarnación. Y ahí para eso de esos monesterios es menester tiempo, y no hay tanta ocasión de mormurar mi i Ja, como ir ahora para nonada. El Señor lo guie como yo más le sirva.

Dice en la carta, que esto que ahora me dice tome como por rascuño de la pintura : que lo ha de tratar primero con el padre fray Pero Fernandez, y si hasta esto no y que tomar. En esa carta que escribe á el señor obispo se declarará más. El en todo desea hacerles placer; y verdaderamente no sabe decir de no, que tiene bonísima condición.

El colegio admitió de los Descalzos ; el monesterio de las monjas no; y no quedó por él, sino que á fray Antonio de Jesús, y al prior de la Roda les pareció no convenia. Heme holgado harto, porque yo lo he rehusado mucho, por estar ocho beatas, que querría mas fundar cuatro monesterios.

El padre fray Pero Fernandez pone mucho en que hasta que tengamos provincia, no se funde monesterio, anque licencia, y da buenas razones : ahora me lo escribieron ; porque como el nuncio está tan vidriado, y hay quien le parle, podríanos venir daño : pensarse üa todo bien.

CARTA CXXV.

Al padri fray Jerónin^o Gracian. Desde Avilíi^iO do jumo de i579. Sobre los mismos asun'os que en la anterior.

JESÚS.

i^a gracia del Espíritu Santo sea con vuestra paternidad, mi padre, y le haya dado esta Pascua tantos bienes y dones suyos, que pueda con ellos servir á su Majestad lo mucho que le debe, en haber querido que, tan á su coita de vuestra paternidad, vea remediado su pueblo. Sea Dios por todo

DE SANTA TCRESA DE JESÚS. 257

alabado, que cierto hay bien que pensar, y que cscrebir deesla historia. Anque no las particularidades de cómo so ha concluido, entiendo debe de ser muy l)ien ; íi lo menos, si el Señor nos deja ver provincia, no se debe de haber iiecho en Kspaña con tanta autoridad y examen, que da á entender (juiere el Señor á los Descalzos para mas de lo que pensamos. Plega su Majestad guarde muchos años á Pablo, para que lo goce y trabaje ; que yo desde el cielo lo veré, si merezco este lugar.

Ya trajeron la carta de pago de Valladolid. Harto me huelgo vayan ahora esos dineros. Plega ai Señor ordene que se concluya con brevedad; porque anque es muy bueno el perlado que ahora tenemos, es cosa diferente de lo que conviene, para asentarse todo como es menester, que en fin es de prestado.

Por esa carta verá vuestra paternidad lo que se ordena de la pobre vejezuela. Según los indicios hay (puede ser sospecha), es mas el deseo que estos mis hermanos deben de tener de verme lejos de sí, que la necesidad de Malagon. Esto me ha dado un poco de sentimiento; que lo demás, ni primer movimiento, digo el ir á Malagon; anque el ir por priora me da pena, que no estoy para ello, y temo faltar en el servicio de nuestro Señor, Vuestra paternidad le suplique, que en esto esté yo siempre entera, y, en lo demás, venga lo que viniere, que mientras mas trabajos mas ganancia.

Yo he escrito al padre vicario los inconvenientes que hay para ser yo priora, de no poder andar con la comunidad, y en lo demás, que ningima pena me dará : iré al cabo del mundo, como sea por obediencia ; antes creo, mientras mayor trabajo j'uese, me holgaría mas de hacer siquiera alguna cosita por este gran Dios, que tanlo debo : en especial creo ps más servirle, cuando sólo por obediencia se hace; que con el mi Pablo, bastaba para hacer cualquiera cosa con contento, el dársele. Hartas pudiera decir, que le dieran contento, sino que temo esto de cartas, para cosas del alma en especial. Para que vuestra paternidad se ria un poco, le envió esas coplas que enviaron de la Encarnación, quemas es para llorar, como está aquella casa : pasan las pobres entreleniéndose. Como gran cosa han de sentir verme ir de

■258 CARTAS

aquí, que an tienen esperanza (y yo no estoy sin ella), de que ■se ha de remediar aquella casa.

Con mucha voluntad han dado los ducientos ducados las de Valladolid, y la priora lo mesmo, que si no los tuviera, los buscara; j envia la carta de pago de todos cuatrocientos, Helo tenido en mucho ; porque verdaderamente es allegadora para su casa ; ¡ mas tal carta le escribí yo ! Fué ayer postrer dia de Pascua : la mia, an no ha llegado.

Indina sierva de vuestra paternidad. Teresa de Jesús.

CARTA CXXVI (1).

A la madre Ana de la Encarnación, priora del convento de Salamanca (2). Desde Ávila 18 de junio de 1579.

Avísale la licencia, que ya tenia, para visitar aquel convento y el de Valladolid.

JESÚS.

La gracia del Espíritu Santo sea con vuestra reverencia. Hoy dia del Corpus-Chrisli me envió el padre vicario fray Ángel esa carta para vuestra reverencia, y un mandamiento, con preceto para que vaya á esa casa. Plega á Dios no sea urdiembre de vuestra reverencia, que me han dicho se \o pidió el señor don Luis Manrique. Mas como sea para hacer yo algo que aproveche en su descanso, lo haré de buena gana, y quisiera fuera luego; mas manda su paternidad que vaya primero á Valladolid : no debe haber podido hacer otra €0sa, que cierto yo no he ayudado, antes he hecho lo que buenamente he podido para no ir (esto para con vuestra reverencia), porque me parecía por ahora se podia excusar : mas quien está en lugar de Dios, entiende mas lo que con-

(1) Ksta Carta original estaba en el convento de Carmelitas Descalzos de la Bañeza.

(2) Es para la madro Ana de la Encarnación, prima hermana de la Santa. Fué la madre Ana la primera priora del convento de Salamanca; desempeñó

<?1 oficio con tanto ncierto, que la obligai'on a continuarlo, con aprobación común, por trece años. Decia la Santa, alabando su prudiTcia y discreción : Que ninguna priora la alioiaba tanto en sus trabajos y cuidados como la madre Ana. Era su vida tan ejemplar, y su doctrina tan eficaz, que pegaba á las almas calor y luz en el camino de la perreccion. Por lo cual, nuestra gloriosa madre la solia decir : Dios se lo pague, Ana, que tan buenas /tijas ine cria. Tan buenas se las crió, <iuc las mas salieron á fundar nuevos conventos. {Fr. A.)

DE SANTA TERESA. DE JESÚS. 259

viene. Diré su paternidad, que esté poco allí, y por poco que sea, será el mes que viene, y plega á Dios baste. Paréceme que para lo de allá no hace mucho al caso esta tardanza. Es menester que vuestra reverencia lo tenga secreto por Pedro de la Vanda, que luego nos matará con conciertos; y lo que mas conviene es que no haya ninguno. Si algo se ofreciere, puédeme vuestra reverencia escribir á Valladolid. Las cartas no vinieron, antes anda á buscar al estudiante su padre. No le á vuestra reverencia pena, que ahora voy cerca de donde está el padre Baltasar Alvarez. El obispo de ese lugar me dicen está ya bueno, que me he holgado.

Á la hermana Isabel de Jesús (t), que me pesa harto de su mal, no la querria hallar flaca : la salud del cuerpo la deseo, que la del alma contenta estoy. Vuestra reverencia se lo diga, que espera el que esta lleva, y ansí no puedo decir mas, sino que Dios la guarde, y á todas me encomiende. Es hoy dia de Corpus-Christi.

De vuestra reverencia sierva. Teresa de Jesús.

CARTA CXXVU (2).

A la madi'e María de San José. Desde Avila 24 de junio de 1579.

Obligándole á que vuelva á aceptar el priorato de Sevilla, de que le hablan

despojado .

JESÚS.

La gracia del Espíritu Santo sea con vuestra reverencia, hija mia. No cómo callan tanto, en tiempo que por momentos querria saber cómo les va. Yo les digo, que no

(I) Esta feliz religiosa, que acompañó ala Santa en varios viajes y conventos fué la que siendo novicia cantó en unas Pascuas aquella devota copliiia :

Véante mis ojos, Dulce Jesús bueno : Véante mis ojos, V inuóraine \o luego;

á cuyos dulces ecos acometió a la Santa tan fuerte arrobamiento, que estuvo para morir de pena de no ver á Dios. Sobre lo que escribió a su confesor un papel, ■<]ue traen sus liisloríadores Ycpes (Yepes : libro iii, capitulo xxiii, Año Tcrcsiano, dia 2 (le abril, número 7) y Ribera, en que descubre un nuevo misterio de la teología mística. {Fr. A.)

(2)' Esta Carta original se conserva en las Carmelitas Descalzas de Valladolid.

260 CARTAS

callo yo por acá en lo que toca á esa casa. Sepa que está aquí el padre Nicolao, que ya es prior de Pastrana, que me vino á ver, con quien me he consolado muy mucho, y alabado á nuestro Señor, de que nos haya dado tal sujeto en la Orden, y de tanta virtud. Parece que su Majestad lo tomó por medio, para el remedio de esa casa, según lo que ha tra- bajado y le cuesta : encomiéndenle mucho á nuestro Señor, que se lo deben.

Y vuestra reverencia, hija mia, déjese ahora de perfeciones bobas, en no querer tornar á ser priora. ¡Estamos todos deseándolo y procurándolo, y ella con niñerías, que no son otra cosa! Este no es negocio de vuestra reverencia, sino de toda la Orden ; porque para el servicio de Dios conviene tanto, que ya lo deseo ver hecho ; y para la honra de esa casa y de nuestro padre Gracian ; y anque vuestra reverencia no tuviera nenguna parte para este oficio, no convenia otra cosa, cuan- timás, que á falta de hombres buenos, como dicen, etc. Si Dios nos hiciere esta merced, vuestra reverencia calle y obedezca, no hable palabra; mire que me enojará mucho. Basta lo dicho, para que entendamos, que no lo desea, y á la verdad, para quien lo ha probado, no es menester decirlo, para entender que es pesada f. Dios la ayudará, que ya la lempestarl se ha acabado por ahora.

Mucho deseo saber, si esas monjas se conocen, ó contra- dicen en algo, que me tienen fatigada por lo que toca á sus almas, ú como están.

Ya me llaman para el padre Nicolao, y mañana me parlo paya Valladolid, que me ha enviado un mandamiento nuestro padre vicario general, para que luego vaya allá, y de ahí á Salamanca. A Valladolid habia poca necesidad; mas hánselo podido la señora doña María y el obispo. En Salamanca tienen harta, que están en aquella casa, que es bien enferma, y pasan mucho trabajo con el que la vendió; que la vida que los da, y los desafíos que cada dia les hace, y lo que han posado con él, ha sido liaito, y pasan cada dia. Supliquen á ntiestio Señor se compre buena y barata. Y su Majestad me la ijiiardo. bija mia, y me la deje verántesque me muera. Son hoy 2i de junio, de 1^19 años.

Parlóme mañana. Tengo tanta ocupación, que no puedo

DE SANTA TERESA DE JESÚS. 261

escribir á esas mis bijas, ni decir mas. Hágame saber st recibieron una carta mia. Año de 1579.

Indina sierva de vuestra reverencia. Teresa dk Jesús.

CA.RTA CXXVIII.

Al padre fray Jerónimo Gracian. Desdo Valladolid á 7 de julio de 1579.

Sobre varios asuntos de la orden y de los conventos do Valladolid, Alba y Salamanca : esperanzas que fundaba en el padre Doria, para que ayudase al padre Gracian.

JESÚS,

La gracia del Espíritu Santo sea con vuestra paternidad, mi padre. Yo llegué aquí á Valladolid cuatro dias y buena, gloria á Dios, y sin ningún cansancio, porque el tiempo hizo muy fresco. Es cosa que me espanta lo que estas monjas se han holgado conmigo, y estos señores, yo no por qué. Todas se encomiendan en las oraciones de vuestra pater- nidad, y la priora de aquí dice no le escribe ; porque como tiene tanto pico, no puede hablar con mudos. Á la mi María de San José he hallado muy buena y contenta, y á todas con ella. Holgádome he de verla, y de ver cuan bien van estas casas, y consideraba la pobreza con que comenzaron. Sea. el el Señor alabado por siempre.

Ahora ha tomado aquí el hábito una de buena parte y latentes. Casi vale veinte mil ducados lo que tiene; mas pensamos dejará poco á la casa, para lo que pudiera hacer, porque está muy asida á hermanas que tiene. Con todo, será razonable, j con lo que la priora tiene allegado, les faltará poco para tener bastante renta, pues quieren todos la tenga.

Cuanto á ir Pablo á Roma es un disbarate, que no hay que hablar en ello, ni para qué nos pasar por pensamiento. Mas miedo tengo yo de que si es provincial, habrá de ir por fuerza al Capítulo general, que en esto de el Consejo queda ese padre tan resoluto, sin decir á qué, ni cómo : no hay que tratar, sino alabar al Señor, que ha guiado los negocios de suerte, que no sea menester. No nos faltaba ahora otro trabajo para remedio de los pasados : ni aun en el pensa- miento querría lo tuviese un momento vuestra paternidad.

El padre Nicolao estuvo conmigo en Ávila tres ú cuatro dias.

262 CARTAS

Heme consolado mucho de que tiene ya vuestra palernidad alguna persona con quien pueda tratar cosas de la Orden, y le pueda ayudar, que á me satisfaga ; que ha sido mucha la pena que me daba verle tan sólo en esta Orden de esto. Cierto me ha parecido cuerdo y de buen consejo, y siervo de Dios, anque no tiene aquella gracia, y apaciblimiento tan grande, como le dio Dios á Pablo, que á pocos da junto tanto; mas cierto es hombre de substancia, y muy humilde y penitente, y puesto en la verdad, y que sabe ganar las voluntades ; y conocerá muy bien lo que vale Pablo y está muy determinado de seguirle en todo, que me ha dado gran contento : porque para muchas cosas (si Pablo se aviene bien con él, como creo lo hará, anque no sea sino por darme á contento) será de gran provecho estar entramos siempre de un voto, y para mí, grandísimo alivio. Porque cada vez que pienso lo que vuestra paternidad ha pasado en sufrir á los que le habían de ayudar, le tengo en parte por uno de los grandes que ha tenido. Así, mi padre, que vuestra pater- nidad no se extrañe con él, que ó yo estoy muy engañada, ó ha de ser de gran provecho para muchas cosas (1). De hartas hablamos y trazamos. Plega á el Señor venga ya tiempo, para que se puedan poner en ejecución, y se ponga muy en orden este ganado de la Virgen, que tanto le cuesta á Pablo.

Yo no lo que estaré aquí, porque estoy con cuidado de lo de Salamanca, anque para mi contento me hallo bien (si con verdad puedo decir, que tengo descontento en alguna parte), que creo que procuraré todo lo que pudiere, no estar aquí mas de este mes. porque no haya algún desmán de salir quien compre la casa que nos dan en Salamanca, que es extremada, aunque cara : mas Dios lo ha de proveer.

Nunca he querido dar parte á vuestra paternidad de cuan sin poderse sufrir es la hija del licenciado Godoy, que está en Alba, por no le dar pena. Yo he hecho cuanto he podido, porque se pruebe de todas maneras, y de ninguna se puede

(1) Es muy nota ble este párrafo de Santa Teresa, en que describe tan magis- tralmente el caráct er del padre Doria, y parece descubrir ya el antagonismo que habia de resultar entre Gradan y él, a consecuencia de sus tan opuestos ca- racteres .

DE SANTA TERESA DE JESÚS. 263

sufrir; que como falta el entendimiento, no se llega á razón, y debe estar descontentísima, porque da grandes gritos. Dice es mal de corazón; yo no lo creo. Habia escrito á la priora me escribiese alguna cosa de las muchas, que me dice de ella, para que la mostrase al licenciado, y escribióme esa : y hame parecido después, que es mejor, que no la vea, sino que por junto entienda, que no es para acá. Haría pena me da, por ser tanto lo que le debemos ; mas en ninguna parte se podrá sufrir. Ahora iré por allí, y lo entenderé todo ; mas creo será de poco provecho, porque con las cosas que me han escrito, muy de quien no tiene razón, que con su padre como le teme, debe de ser donde mejor estará. An no le he visto. Díceme en una carta, que me escribió á Ávila, que se esté allí hasta que le busque otro remedio : ansí se hará. Siempre temí el tomarla, por lo mucho que habia de sentir el verla ir. Ya se ha hecho lo que se ha podido : plega á Dios él lo •entienda así.

Á vuestra paternidad guarde el Señor con la santidad que yo le suplico le conserve. Hoy siete de julio.

De vuestra paternidad verdadera hija. Teresa de Jesüs.

CARTA GXXIX (1).

A la madre María de San José. Desrle Valladolid á 22 de julio de 1579. Dándole algunos consejos después de su reposición en el priorato de Sevilla.

JESÚS.

La gracia del Espíritu Santo sea con vuestra reverencia, liija mía; ¡ y con cuánta razón la puedo llamar ansí! porque, •arique yo la quería mucho, es ahora tanto mas, que me espanta; y ansí me dan deseos de verla y abrazarla mucho. Sea Dios alabado, de donde viene todo el bien, que ha sacado á vuestra reverencia de batalla tan reñida con vitoria. Yo no lo echo á su virtud, sino á las muchas oraciones, que por acá se han hecho en estas casas por esa. Plega á su Majestad,

(1) Esta Carta original estaba en Valladolid, pero la aieron las monjas en 1742, ■con permiso de los prelados, al excelentísimo señor bailío don Francisco de Frías y Ilaro, recibidor de la orden de San Juan y embajador de Malta, donde ia dejó, y se colocó en el oratorio del gran maestre. Ignórase su actuTl pradero

2G4 CARTAS

que seamos para darle gracias de la merced que nos ha hecho.

El padre provincial me envió la carta de las hermanas, y el padre Nicolao la suya, por donde he visto, que está ya vuestra reverencia tornada á su oficio, que me ha dado gran- dísimo consuelo ; porque todo lo demás era no acabar de quietarse las almas. Vuestra reverencia tenga paciencia, pues la ha dado el Señor tanto deseo de padecer, alégrese de cumplirle en eso, que yo entiendo no es pequeño trabajo. Si hubiésemos de andar á escoger los que queremos, y dejar los otros, no seria imitar á nuestro Esposo, que, con sentir tanto en la oración del Huerto su Pasión, el remate era : Fiat voluntas tua. Esta voluntad hemos menester hacer siempre, y haga Él lo que quisiere de nosotros.

Á el padre Nicolao he pedido á vuestra reverencia los avisos, que entiende que conviene, porque es muy cuerdo y la conoce; y ansí me remito á lo que su reverencia la escri- biere. Solo le pido yo, que procure el menor trato que ser pueda fuera de nuestros Descalzos (digo, para que traten esas monjas, ni vuestra reverencia sus almas). No se le mucho de que les hagan falta alguna vez, no siendo las comuniones tan á menudo : no se le nada, que mas importa no nos ver en otra como la pasada. De los frailes, si quisieren mudar algunas veces, ü alguna monja, no se lo quite.

Creo no han de poder dejar de tomar á la hija mayor de Enrique Freyie, porque se le debe mucho. Hará en esto conforme á lo que la dijere el padre Nicolás, á quien lo remito. La mas chica, en ninguna manera conviene ahora, ansí por la edad, como porque en ningún monesterio están bien tres hermanas juntas, cuantimás en los nuestros, que son de tan pocas. Váyalo eníretiniendo, diciendo qae por la edad : no los desconsuele. Escríbame largo de todo, en especial de esas dos pobrecitas, que me tienen con mucho cuidado. Muéstreles gracia, y procure por los medios que le pareciere, si pudiese se viniesen á entender. Yo me partiré de aquí dia de santa Ana, Dios queriendo. Estaré en Salamanca algunos de asiento. Pueden venir sus cartas á Roque de Huerta. Todas estas hermanas se le encomiendan mucho, y á todas, liarlo las deben.

DE SANTA TERESA DE JES(TS. 26i>

Están esíos monesterios, que es para alabar á el Soñor, df todo. Encomienden á su Majestad lo de Malagon, y el negocio á que voy á Salamanca, y no olviden á todos los que debemos, on estos tiempos en especial. Es hoy dia de la Madalena. Las ocupaciones de aquí son tantas, que an no como he escrito es!a. Dígame cómo está nuestro buen padre el prior de las Cuevas, para que vea como le he de escribir en estos negocios. Año de 1579.

De vuestra reverencia sierva. Teresa de Jesús.

CARTA CXXX fl).

Al ilus!rís¡mo señor don Tcutonio de Braganza, arzobispo de Ebora. Des:i Valladolid Í22 de julio de 1)79 (1).

Remitiéndolo una copia del Camino de perfección, ?/ la vida do San Alborto para darlos á la estampa, é interesándole á favor de Felipe II en sus pre- tensiones á la corona de Portugal.

JESÚS.

La gracia del Espíritu Santo sea siempre con vuestra ilustrísima señoría, amén. La semana pasada escribí á V. S. largo, y le envié el librillo (2), y ansí no lo seré en esta, porque solo es por habérseme olvidado de suplicar á V. S. que la vida de nuestro padre san Alberto, que va en un cuadernillo en el mismo libro, la mandase V. S. imprimir con él, porque será gran consuelo para todas nosotras, porque no la hay sino en latin ; de donde la sacó un padre de la Orden de Santo Domingo, por amor de mí, de los buenos letrados que por aquí hay, y harto siervo de Dios; aunque él no pensó se habia de imprimir, porque no tiene licencia de su provincial, ni la pidió : mas mandándolo V. S. y con- tentándole, poco debe de importar esto.

Allí, en la carta c|ue digo, doy cueiila á V. S. de cuáu bien van nuestros negocios, y de coma me han man- dado ir á Salamanca desde aquí, á donde pienso eslnr

(1) El original de esta Carta so venera en nuestras religiosas do Jíurcia.

(2) El libro que onvial)a á este ihisliísimo, y él dio a pública luz en llbnra, año do 83, aunque con las licencias y aprobaciones del año de 80, es c' Camino de perfección, que on esta elección do su santa niaelro puedo gloriarse entro todos los suyos de ser el primogénito en el tealio del mundo.

266 CARTAS

-algunos (lias : desde allí escribiré á V. S. Por amor de nuestro Señor no deje V. S. de hacerme saber de su salud, siquiera para remedio de la soledad que me ha de ser no hallar á V. S. en aquel lugar, y V. S. me mande hacer saber, si hay allá alguna nueva de paz, que me tiene harto afligida lo que por acá oyó, como á V. S. escribo : porque si, por mis pecados, este negocio se lleva por guerra, temo grandi- rsimo mal en ese reino, y an á éste no puede dejar de venir 45ran daño. Dicenme es el duque de Braganza el que la sus- tenta, y en ser cosa de V. S. me duele en el alma, dejadas .las muchas causas que hay sin ésta. Por amor de nuestro Señor, pues de razón V. S. será mucha parte para esto con :í5U señoría, procure concierto (pues sigun me dicen hace nuestro rey todo lo que puede, y esto justifica mucho su ■causa) y se tenga delante los grandes daños que pueden venir, como he dicho : y mire V. S. por la honra de Dios, ■como creo lo hará, sin tener respeto á otra cosa.

Plega á su Majestad ponga en ello sus manos, como todas se lo suplicamos; que yo digo á V. S. que lo siento tan tier- namente, que deseo la muerte, si ha de permitir Dios que venga á tanto mal, por no lo ver. Él guarde á V. S. con la santidad que yo le suplico muchos años para bien de su Ylesia, y tanta gracia que pueda allanar negocio tan en su servicio. Por acá dicen todos que nuestro rey es el que tiene la justicia, y que ha hecho todas las diligencias, que ha po- dido, para averiguarlo. El Señor luz para que se entienda la. verdad, sin tantas muertes como ha de haber si se pone á riesgo ; y en tiempo que hay tan pocos cristianos, que se acaben unos á otros es gran desventura.

Todas estas hermanas siervas de V. S., á quien conoce, están buenas, y, á mi parecer, van rúas aprovechadas sus almas. Todas tienen cuidado de encomendar á V. S. á Dios. Yo anque ruin lo hago contino. Es hoy dia de la Madalena : de esta casa de la Concepción del Carmen en Valladolid.

Indina sierva y súdita de vuestra ilustrísima señoría. Teresa de Jesús,,

DE SANTA TERESA DE JESÚS. 267

CARTA CXXXI. (i;

Al padr.i fray Jerónimo Gracian. Desde Malagon 12 de diciembre de 1579.

Sobre varias fundaciones nuevas que se proyectaban, ¡j sobre admisiones de religiosas y otros asuntos.

Lo del monasterio de Villanueva (2), ahora que me informé bien de él, es el mayor desatino del mundo admitirle, y el padre fray Antonio de Jesús ha dado en que se ha de hacer. Yo los encargué harto la conciencia, no lo que harán.

También traya otro negocio de doña Isabel Osorio, que es la hermana de la que él metió en Toledo : mas esto ya estaba negociado entre ella y y Nicolao : mejor me pareció, que suele, y una sencillez grande en algunas cosas, que me espantó.

En lo de ser difmidor, según me escribe el padre vicario, fué por hacer gran honra á los Descalzos : al menos da á entender algo de esto ; y no yo qué daño les puede por ello venir, ni qué culpa tiene él, si le eligieron, lo que tienen muy secreto. Le dijo don Luis Manrique, como hablan ya partido los despachos á Roma. Yo le dije ¿si era para que estuviesen allá para el Capítulo ? Dijome, que pidiéndolo el Rey, no aguardarían eso. No estuvo mas de un día, que pensó estaba en Toledo, y como no me halló, vino acá.

En gracia me cay la soberbia de Pablo ; á buen tiempo. No haya miedo que eso me pena, ni piense le hace daño, porque seria gran bobería, y esa no la tiene, si no se acor- dase de esta noria de arcaduces, que tan presto están llenos, como vacíos. Harto me acordaba por el camino de Toledo á Avila, de cuan bueno le tuve, y como no me hizo ningún mal. Gran cosa es el contento : ansí parece me descansó ahora esta su carta del trabajo. Vuestra paternidad se lo agradezca.

Creo no habrá lugar de estar aquí todo enero, aunque

(1) Esta Carta original estaba en el convento de San José de Carmelitas Des- calzas de Zaragoza. Esta incompleta, pues le falta el medio pliego del principio.

(2) El convento de Villanueva de la Jara. Santa Teresa confiesa también en el liÍ3ro de Las Fundaciones, que repugnó mucho el fundario ; pero despucs se alogró de haberlo fundado.

268 CARTAS

para iió es mal puesto éste, que no me hallan tantas cartas y ocupaciones. Tiene tanta gana el padre vicario de que se funde lo de Arenas, y que nos juntemos allí, que creo me ha de mandar acabe aquí presto ; y á la verdad lo mas está hecho. No puede vuestra paternidad creer lo que le debo. Es extremo la gracia que me muestra, "^^o le digo, que le quedo bien obligada, anque se acabe su olicio.

Vea esa carta del buen Velasco, y advierta mucho si i o tianen gran gana su hermana, y es para ello, de no lo tratar, que me daria gran pena si nos sucediese algo, que le quicio mucho, y donde es. A él, y al padre maestro fray Pedro Fer- nandez, y á don Luis creo son á los que debemos todo el bien que tenemos. Dios le á vuestra paternidad, mi padre, como yo se lo suplico, y le guarde muchos años, amén, amén. Son hoy xi de diciembre. Las Pascuas de Dios á vues- tra paternidad con el aumento de Santidad que yo deseo.

De vuestra paternidad verdadera hija y súdita. Teresa drJi:sus.

CARTA CXXXIL

Al mismo padre fray Jerónimo Gradan. Desde Malagon 18 de diciembre

de 1579 (1).

Sobre el resta^jlccimitnto de la calma en aquel convento. Consejos sobre el -poco trato de religiosas con nadie.

JESÚS.

La gracia del Espíritu Santo sea con vuestra paternidad. Muy poco escribí á vuestra paternidad por la via de To- ledo largo, y ansí ahora no lo seré ; porque me dicen tarde, que se va, antes que amanezca, quien lleva ésla, que es el cuñado de Antonio Ruiz. Bien quisiera rae trujera alguna letra de vuestra paternidad, anque sin ella me ha dado gran contento las nuevas que me da de su salud de vuestra pa- ternidad, y de cuan bien les va en ese lugar con su doctrina. Hame dicho de el sermón de san Eugenio. Sea Dios alabado, de donde viene todo el bien. Harta merced hace á quien toma por medio para aprovecharlas almas.

Olvidóseme de escribir á vuestra paternidad, como Ana do

(1) El origiiKil lie esta Carta se venera en las religiosas Carmelitas Dcscal/as de San Sebastian. [Fr. A )

DE SAA'TA TKHKSA DE JESüS. 2Gí>

Jesús eslá muy buena, y Jas demás harlo sosegadas y con- tenías, á lo que parece : no consiento que liable á ninguna aquella persona, ni la confiese : en lo demás la muestro mucha gracia, porque conviene ansí : yo le hablo muchas veces. Hoy nos ha predicado, y cierto que es buena cosa, y que con malicia no perjudicará á nadie : mas tengo bien enten- dido, que anque sean santos, les está mijor en estos mones- lerios el tratar poco con ninguno, que Dios las enseñara, y si no es en el pulpito, anque sea Pablo (1), tengo visto mucho trato no aprovecha, antes daña por bueno que sea, y hace en parte perder el crédito, que es razón se tenga de persona tal. ¡ Oh, mi padre, qué penas he pasado sobre esto algunos ratos ¡ ¡ Oh, cómo me acuerdo estos dias de la noche de ^Navidad, que me hizo pa- sar una carta de vuestra paternidad ahora un año ! Sea Dios alabado, que ansí mejora los tiempos. Cierto ella fué tal, cjue anque tuviera muchos años de vida, no se me olvidará, No estoy peor que suelo ; antes estos dias me hallo con mas salud. Bien nos va en la casa nueva, será muy buena si se acaba, y an ahora hay harto en que vivir. La priora y todas las hermanas se encomiendan mucho en las oraciones de vuestra paternidad, y yo en las del padre retor. Que ano- chece ya; y ansí no mas de que fuera harto buena Pascua para oír los sermones, que vuestra paternidad hará en ella. Désela Dios, y otras muy muchas, como yo deseo. Es hoy dia de nuestra Señora de la O, y yo de vuestra paternidad hija y súdita. Teresa de Jesús.

CARTA CXXXYI

Al padre fray Nicolás de Jesús María, Doria 2). Desde Malagon 21 de di.

ciembre de 1579.

Dándole noticias del arreglo do aquel convento 'y adoertenAas para el de Scoilla.

JESÜS.

La gracia del Espíritu Santo sea con vuestra reverencia.

(1) El mismo padre Gracian. Es cuanto puede encarecer Santa Teresa; de donde se infiere la verdadera opinión de aquélla de que sus monjas tratasen poco con clérigos, pero también poco aun con los mismos Descalzos.

(2) El original de esta Carta se conserva en nuestras religiosas de Ubeda. Es Cieclente, y sembrada do admirables máximas de gobierno.

Í270 CARTAS

"Hoy dia de santo Tomé llegó aquí Serrano. Fué Ja carta de -\-ueslra reverencia muy bien recibida de mí, porque deseaba saber cómo liabia llegado. Sea Dios bendito que tanta merced nos hace : plega á Él que ansí suceda á la vuelta, que no será •con tanta gana, que mucho ayuda para hacerse poco el tra- 'bajo. Ya pensé hubiera vuestra reverencia recibido dos cartas mias, al menos la una, que escribí casi luego que llegué aquí, cpie fué el dia de santa Catalina : entramas las envié al señor 'Francisco Doria.

El dia de la Concecion fué Dios servido que nos pasamos á la casa nueva, anque me costó harto trabajo, que había que liacer mucho en ella para poder venir : y ansí estuve aquí ocho dias, antes que ellas viniesen, bien cansada: todo lo he -dado por bien empleado, porque, aunque falta mucho por acabar, se hallan muy bien. Lo demás ha hecho el Señor mejor que yo lo merezco.

Estoy espantada el estrago que hace el demonio por un mai gobierno, y el temor que tenia puesto en estas monjas, ó el embaimiento, que cierto son todas buenas alñías, y deseosas de perfecion ; y en lo que habia falta, las mas de ellas, y an ■casi todas, trayan gran desasosiego, y no vian cómo lo reme- diar. Ellas están bien desengañadas, y creo cierto no habría nenguna que quisiese otra cosa, sino lo que ahora tiene, ^nque fuese la hermana de Brianda, que ella se holgó harto •de que no viniese.

Yo digo á vuestra reverencia, mi padre, c{ue es menester mirar mucho en quien se ponen estos oficios, porque las monjas están tan rendidas, que el mayor desasosiego que trayan, era el escrúpulo de que les parocia mal lo que hacía su perlada, siendo de suyo no bueno. Ellas están con- tentísimas con su priora, y tienen razón. Lo que deben haber sentido dos ü tres (que otras se han holgado mucho, creo todas las demás) es el quitarles el confesor, que luego les dije no trayamos licencia para que se confesase ninguna con él : las demás se han holgado mucho. He procurado c[ue sea con toda disimulación, y tratado con él muy claro ; y verda deramente entiendo que es alma de Dios, y que en él no ha habido malicia en nada. Gomo estamos lejos, y él tiene que 'hacer, sin ninguna nota se ha hecho ; y yo he procurado nos

DE SANTA TERESA DE JESÚS. 271

predique, y le veo algunas veces. Todo está ya llano, iiloria á Dios.

De lo que tengo pena es de las muchas deudas que tienen. Está estragado todo, como tanto que hay mal gohierno : bien lo entienden ellas que lo había de tener, mas dábaseles poca cuenta de nada. Como habia tan poco que era monja, no debia saber más. Este ser determinadas en fiarse de su parecer hace gran daño.

Avise vuestra reverencia á la que ahora lo ha de tornar á comenzar, para que se entere mucho en lo que está obligada según Orden, y en que se guarde y las costituciones, que con esto no podrán errar; y cuando otra cosa hacen, las mesmas mas amigas suyas quiere Dios sean sus acusadores, y que no piensen pueden hacer y deshacer, como hacen los casados, y muéstrele vuestra reverencia esta carta. Algunas veces me da enojo con ella, y las demás que llevé de aquí, como nunca me avisaron palabra ; bien que entonces no habia pasado mucho de lo que hubo después.

Y esto de que cuando alguna se quisiere confesar con otro padre que el ordinario, que deje vuestra reverencia señalado, se le den, como sea de los Remedios, el que á vuestra reve- rencia pareciere, que hasta en eslo tenian aquí gran tor- mento. Mucho han padecido las almas, y de mala digis- tion.

Hanme dicho, que de allá escribían las monjas á las de acá, que estuviesen fuertes en pedir á Brianda, que como elhis habían salido con ello, saldrían. vuestra reverencia una buena penitencia á la priora, que habia ella de ver quo no soy tan mala cristiana, que habia de poner tanto sin muy grandes causas ; y no habia de causar tanto gasto por lo que me iba lan poco, como en la compra de la casa. Yo les per- dono lo que en esto debían juzgar : perdónelas Dios. Plu- guiera á su Majestad que yo viera no les estaba mal, que también procurara la tornaran, como lo procuraré, alií. Digo íi vuestra reverencia que si tornara, que fuera destruir del todo la paz de esta casa, dejado lo demás. En cosa lan pesada no se habia de hablar desdo lejos contra lo quo hace quien daría su descanso por el bien y sosiego de un alma.

De Pastrana supe días como estaban malos. No he sa-

-272 CARTAS

bido más. Ya deben estar buenos, no tenga vuestra reve- rencia pena, ni por eso deje de hacer allá lo que conviene anque lo que no estuviere acabado para los Reyes, mucho asiento habrá menester, y por lo de Roma, si Dios lo tray, no conviene dejar de estar acá con tiempo.

Aquí vino antes de la Concecion el prior de la Roda, fray Gabriel, á verme. Dio á entender, que venia por el negocio de doña Isabel Osorio. Yo la detengo hasta ver si con lo que tiene puede ayudar á la fundación de alli; porque me dijo la señora doña Luisa que no daría licencia el arzobispo, si no era teniendo renta, y no cómo se ha de hacer, anque ella todo lo que tiene, porque habia de haber quien nos lo diese con esa siguridad de cfue lo dará, pues ella antes que entre no puede. Acá trataremos de ello.

Gayóme en gracia el secreto en enviar el recaudo á Roma. El me lo dijo, que era ya partido, y que se lo habia dicho don Luis. Bien entendido tiene, que pidiéndolo el Rey verná con brevedad, y que no aguardarán á Capitulo. Plega á Dios sea ansí. Yo rae hice de nuevas. Harto dice se huelga, y debe hacer : para la vista quede lo demás.

De lo que me dice vuestra leverencia del arzobispo me es gran consuelo. Harto mal hoice en no le dar muchos recaudos mios : déee^os ahora. Bien le puede decir, que particular- mente cada dia, en comulgando, le encomiendo á nuestro Señor. Su Majestad guarde á vuestra reverencia y le traya muy bueno, que no haya miedo le deje ir de aquí tan presto. La priora se encomienda mucho á vuestra reverencia. Las demás algunas desean su venida.

Indina sierva de vuestra reverencia. Teresa de Jesús.

El padre fray Felipe lo hace muy bien. Á el mi fray Gre- gorio muchas encomiendas de mí, y su hermana : es harto buena, y no cabe de contento. Mire vuestra reverencia que converná ahora que la maestra de novicias sea la priora ; por- que, como ha habido lantas mudanzas, no se reparta el amor sino que le tengan todas á la perlada. Ella puede tener quien la ayude á enseñarlas. Y en esto de los interiores de la ora- ción y tentaciones la avise vuestra reverencia no ponga mas de lo que la quisieren decir, como está en lo que vuestra re- verencia hizo firmar, que importa. De que haya quedado sa-

DE SANTA TERESA DE JESÚS. 273

tisfecho el padre prior de las Cuevas me he holgado mucho. Gran cosa es la verdad. Déle vuestra reverencia mis enco- miendas.

CARTA CXXXIIl (1).

Para la priora y Carmelitas Descalzas de Sevilla. Desde Malagon á principios

de enero de 1580.

Dándoles varios consejos y haciendo advertencias á algunas de ellas.

JESÚS.

La gracia del Espíritu Santo sea con vuestras caridades, hermanas y hijas mias. Con sus renglones me consolé mucho, y quisiera harto responder á cada una por sí, largo, mas el tiempo me falta, porque las ocupaciones me embarazan, y ansí perdonarán y reciban mi voluntad. Harto me consolara de conocer á las que han profesado y entrado ahora. Sea mu- cho de enhorabuena el estar desposadas. Plega á su Majestad las haga tales, como yo lo deseo y lo suplico, para que en aquella eternidad, que no tiene fin, se gocen con Él.

Á la hermana Jerónima, que se firmó de Muladar, digo, que plega á Dios no sea en solo la palabra esa humildad ; y á Ja hermana Gabriela que recibí el san Pablo, que era muy lindo, y como se parecía á ella en chiquito, me cayó en gusto. Espero en Dios la ha de hacer grand'e en su acatamiento. A la verdad, á todas parece quiere su Majestad mejorarlas de las de por acá, pues les ha dado tan grandes trabajos, si no los pierden por su culpa. Sea por todo alabado, que tan bien han acertado en su elecion. Harto consuelo ha sido para mí.

Hallamos por acá por expiriencia, que la primera, que pone el Señor en una fundación por mayor, parece la ayuda y da mas amor, con el provecho de la casa y coa las hijas,

(1) Esta Carta era la LlI del tomo ni en las ediciones anteriores. E\ original estaba en la colección de Valladolid. pero la donaron aquellas religiosas a las de Santiago, según testimonio que quedó en el mismo códice, del que aparece que la dor.acion se hizo en 14 de setiembre de iT4S, con pei'miso del padre provinfíial y comunidad, habiéndose dado á la supriora María Teresa de San Josef y Ra- faela de la Ascención, para que, como fundadoras de aquel con\ento, la llevasen alia á condición de no poder enajenarla y devolverla al de Valladolid, si aquel convento se suprimía.

274 CARTAS

que á las que vienen después : y ansi aciertan á aprovechar las almas. De mi parecer, mientras no hubiere cosa muy no- table en la perlada que comienza, de mala, no la habian de mudar en estas casas ; porque hay mas inconvinienles de lo que ellas podrán entender. El Señor les luz, para que en todo acierten á hacer su voluntad, amén.

Á la hermana Beatriz de la Madre de Dios, y á la hermana Margarita, pido yo lo que antes de ahora he rogado á todas, ([ue no traten mas en cosas pasadas, si no fuere con nuestro Señor, ú con el confesor, para si en algo anduvieron engaña- das, informando no con la llaneza y caridad, que Dios nos obliga ; que se miren mucho para tornar á tratar con clari- dad y verdad. Lo que fuere menester satisfacion, que se haga, porque si no andarán desasosegadas, y nunca dejará el demonio de tentar. Gomo tengan contento á el Señor, no hay que hacer ya caso de todo; que el demonio ha andado tal, rabiando y procurando que estos santos principios no fuesen adelante, que no hay que espantar, sino del mucho daño que no ha hecho en todas partes.

Hartas veces primite el Señor una caida, para que el alma quede mas humilde. Y cuando con retitud y conocimiento torna, va después mas aprovechando en el servicio de nuestro Señor, como vemos en muchos santos. Ansi que, mis hijas, todas lo son de la Yírgen, y hermanas, procuren amarse mucho unas á otras, y hagan cuenta que nunca pasó. Con todas hablo.

Yo he tenido mas particular cuidado de encomendar á Dios á las que piensan me tiene enojada, y mas he estado lasti- mada y lo estaré, si no hacen esto, que por amor del Señor se lo pido. Á mi querida la hermana Juana de la I* he traido muy delante de los ojos, que la figuro ha andado siempre mereciendo, y que si tomó el nombre de f, le ha caido buena parte : que me encomiende á nuestro Señor; y crea que por sus pecados, ni los mios (que son harto mayores) no diera á todas la penitencia. Á todas vuestras caridades pido lo mesmo, que no me olviden en sus oraciones, que me lo deben muchO' mas que las de por acá. Hágalas nuestro Señor (an Santas^ como yo deseo, amén.

Año de mili quinientos y ochenta.

De vuestras caridades sierva. Teresa de Jesús, carmelita.

DE SANTA TERESA DE JESUG. S7.>

CARTA CXXXIV

Al padre fray Nicolás de Jesús María, en Sevilla (1). Desde Malagon 13 ái

enero de 1580.

Dificultaa do comunicaciones para alr/imos asuntos de los conventos, y en espe- cial sobre el proyecto de nombrar provincial.

JESÚS.

La gracia del Espíritu Santo sea con vuestra reverencia. Tres 11 cuatro dias há, que recibí una de vuestra reverencia hecha de xxx de deciembre, y antes habia recibido las que trajo Serrano, y respondido á ellas muy largo, y á la madre priora, y también escribía á el padre Rodrigálvarez. Dílas á Serrano, y él las encargó : y después me han dicho que cierto se dieron á el correo. Sin estas, he escrito á vuestra reveren- cia otras dos veces, después que vine aquí, y enviádolas á Toledo al señor Oria, para que las enviase á vuestra reve- rencia. En forma me ha dado desgusto ver que todas se pier- den. Plega á Dios no haga ansí ésta, que la envió por la via de Velasco.

Vuestra reverencia se remite en todo á la madre priora de ahí, y ella no me dice palabra. Como esté buena, en lo demás yo creo cj[ue en todo dejará vuestra reverencia puesto concierto, en especial con tal mayordomo. ¡ Qué hace el amar á Dios !' pues quiere tener cuenta con hacer merced á esas pobres. En las oraciones de su merced me encomiendo mucho. ¿Por qué no me dice vuestra reverencia de la nuestra Lucrecia ? Dele un gran recaudo de mi parte.

Vuestra reverencia crea que está este lugar tan desviado,, que no hay que hacer mas caso de que yo puedo avisar de nada, que si estuviese en Sevilla (y an ahí lo podían hacer muy mejor), que an para Toledo, por donde podain ir, hay muy pocos mensajeros, y también veo se pierden. Dígolo, porque dice vuestra reverencia, que le haga saber cuando fuere me- nester venirse, y lo que hay. Á Velasco lo avisé, que mientras

(1) El sobrescrito de esta Carta dice : Para mi padre fray Nicolás de Jesús María, prior de Pastrana, en Seoilla. Su original, con otros, se conserva en nuestras religiosas de Consuegra. [Fr. A.)

27G CARTAS

yo estuviere aquí no hay que hacer caso de mi ; y si vuestra reverencia se está mucho, podria ser no me hallase aquí, porque creo se hará la fundación de monjas de Villanueva, la que está cabe la Roda, y será posible ir yo con las monjns; porque si en alguna ha habido necesidad, será allí. Es lauta la baraúnda del padre fray Antonio de Jesús y del prior, y ya tanto que importunan, que no se podrá hacer menos : débelo nuestro Señor de querer. An no esto cierto : mas si es, será antes de Cuaresma mi ida. Pesarme hia de no hablar á vuestra reverencia, que ese alivio pensé tener en Malagon.

Hallóme bien de salud; y en lo que toca á esta casa va todo tan bien, que no me harto de dar gracias á Dios de haber venido ; porque en lo espiritual va muy bien, y con mucha paz y contento, y lo temporal se va reparando, que estaba per- dido. Sea por todo bendito.

Lo que vuestra reverencia dice del reverendísimo me ha contentado tanto, que ya lo querría ver hecho, y ansí lo he escrito á Velasco, y á el de la cueva. Solo he reparado en que no haya alguna duda, si vale ú no ese sustituir, porque cuando murió el nuncio andaba en opiniones si valia ü no la comisión, que había dado al padre Gracian, y estamos hartos de pleitos. Y ansí, por ú por no, seria bien, si Dios nos hace merced de que venga bien, darse priesa á hacer lo que con- viene, en vida de quien es el principal. Todas las razones que vuestra reverencia me dice me parecen muy bien, y mas que yo entiendo ; ansí que en esto no hay que detener.

En el esperar vuestra reverencia allá podria hacer falta, si no viene todo á nuestro propósito. Esto escribo á Velasco, á cuyo parecer me remito. En esto, si no fuera por el trabajo de vuestra reverencia, como no está en la mano el venir con tanta brevedad, anque hubiera de tornar, lo tuviera por me- jor, que, anque es verdad que donde está Velasco parece se puede pasar, y ansí se lo escribo á él, mucho va platicarse las cosas entre entramos. Cosa podria suceder que hiciese gran daño el ausencia de vuestra reverencia : al menos le do- lerá mas, por mucho que nos quieran los amigos ; y anque nuestro padre Gracian esté libre, no conviene tratar esto, por- que si después se hace lo que pretendemos, dirán por eso que

DE SANTA TERESA DE JESÚS. 277

entendía lo había hecho ; y anque en esto va poco, es bien quitar la ocasión.

He pensado, que no ha de ser provincial el de la cueva, si se le diese esotro cuidado, que seria bueno fray Antonio de Jesús (ya que se nombró), porque tiníendo superior, cierto lo haría bien : ya se probó cuando se le encomendó el de Sala- manca, en especial llevando buen compañero, y' acabaríamos con esta tentación, y an con este bandillo, le hay, que es mucho mas mal, que no la falta que en serlo podría haber. Digo ahora esto, porque no cuándo podré tornar á escribir ú vuestra reverencia, según es la dicha de estas cartas. Esta envío harto encomendada.

Quisiera saber ¿de qué nació ahora esa maraña que se comenzaba? Plega á Dios acaben con ella en esa tierra, y á vuestra reverencia guarde, que estoy cansada, que he escrito mucho. Anque ando con mas salud, que por allá solía traer, la cabeza nunca me deja. Á el padre prior de Almodóvar, si está ahí, vuestra reverencia muchas encomiendas de mi parte, y que harto hago por sus amigos, que á cada uno tomo una monja, que plega á Dios me lo agradezca. Es á Juan Váz- quez, y al de Cantalapiedra la que salió de Veas, que me dicen su reverencia está muy bien con ella.

La priora se encomienda á vuestra reverencia. Todas le encomendamos á nuestro Señor, en especial yo, que nunca se me olvida. No dejo de toner alguna sospecha, que con cual- quier ocasión para estarse en Sevilla se holgaría : se lo levanto. Dios me lo perdone. Su Majestad le haga muy santo, y le guarde muchos años, amón. Son hoy siij de enero.

Indina sierva de vuestra reverencia. Teresa de Jesús.

CARTA CXXXV (1)

^ la madre María de San José, priora de SevilLi. Desde Malagon, al parecerá mediados de Enero de 1580.

Reprendiéndole varias cosas que había hecho desacertadamente. JESÚS.

La gracia del Espíritu Santo sea con vuestra reverencia,

(1) Esta Carta era la LXII del tomo iii en las eluciones anteriores. Su original so halla en Valladoüd.

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278 CARTAS

hija mia. En la carta de mi padre fray Nicolao me he alargado en algunas cosas, que no diré aquí, porque vuestra reverencia las verá. La suya viene tan buena y humilde, que merecía larga repuesta. Mas vueslf-a reverencia ha querido escriba al buen Rodrigálvarez y ansí lo hago, y no hay cabeza para mu- cho mas. Dice Serrano dará estas á quien las lleve á recaudo, Plega á Dios sea ansí. Holgado me he con él, y pesádome de que se viene. Tengo tan agradecido lo que hizo en tiempo de tanta necesitdad, que no habia vuestra reverencia menester acordármelo. De procurar tengo se torne allá, que es mucho, para en esa tierra, haber de quien se fiar. En esta no me hallo tan mal de salud, como por otras. De la poca que me escribe la hermana Gabriela, que tiene vuestra reverencia, me ha pesado mucho. Los trabajos han sido tantos, que anque fuera de piedra el corazón, le hubieran hecho daño. Yo qui- siera no haber ayudado á ellos. Vuestra reverencia me per- done á mí, que con quien bien quiero soy intolerable, que querría no errase en nada. Ansí me acaeció con la madre Brianda, que le escribía cartas terribles, sino que me aprove- chaba poco. Cierto que en parte tengo por peor lo que el demonio traya urdido en esta casa, que lo de esa; lo uno, porque duró mas, y lo otro, porque fué el escándalo de los de fuera muy mas perjudicial, y no sé, si quedará tan sano, como esotro : creo que no, anque se ha remediado, para el que habia dentro, y la inquietud. El Señor lo ha allanado. Sea él bendito, porque las monjas tenían poca culpa. De quien mas enojada he estado, es de Beatriz de Jesús porque jamás ha díchome una palabra, ni an ahora, con ver que todas me lo dicen y que yo lo sabia. Háme parecido harta poca virtud ú discreción. Ella debe pensar es guardar amistad, y á la ver- dad es asimiento grande que tiene; que la verdadera amistad no se ha de ver en encubrir lo que pudiera haber tenido remedio, sin tanto daño. Vuestra reverencia, por^amor de Dios, se guarde de hacer cosa, que, sabido, pueda ser escán- dalo. Librémonos ya de estas buenas intenciones, que tan caro nos cuestan, y eso de que comió allá ese padre de la Compañía, no lo digan á naide, anque sea á nuestros Descal- zos, que, según es el demonio, hará que haya sobre ello ruido, entre ellos, si lo saben. No piensen me cuesta poco estar ahora

DE SANTA TERESA DE JESÚS. 27?^

mas blando el relor, y por acá lo están lodos; que harto he puesto, hasla escribir á Roma, de donde creo ha venido el remedio. Grandemente he agradecido á ese santo de Rodrigál- varez lo qae hace, y a el padre Soto. Déle mis encomiendas, y dígale, que me parece que es mas verdadero amigo en hacer las obras, que las palabras ; pues nunca me ha escrito ni en- viado siquiera unas encomiendas.

No como dice vuestra reverencia, que el padre fray Nico- lao la ha revuelto conmigo, porque no tiene otro defensor mayor en la tierra. Decíame él la verdad, para que, coüio entendía el daño de esa casa, no estuviese engañada. ; O mi hija, qué poco en disculparse tanto, para lo que á me loca ! porque verdaderamente le digo, que no se me da mas que hagan caso de mí, que no, cuando entendiese aciertan ;; hacer lo que están obligadas. El engaño es, que, como á me parece, que miro lo que les toca con tanto cuidado y amor, paréceme que no hacen lo que deben, si no me dan crédito. y que me canso en balde. Y esto es lo que me hizo enfadar de suerte, que lo quisiera dejar todo, pareciéndome, como digo, no aprovecha nada, como es verdad. Mas es tanto el amor, que en siendo de algún efeto, no pudiera acabarlo conmigo, y ansí no hay que hablar en esto.

Serrano me ha dicho, que se ha tomado ahora una monja; y, conforme á las que él piensa que hay en casa (porque me dice cree son veinte), ya estará el número cumplido; y si lo está, nadie puede dar licencia para que se tome, que el padre vicario no puede hacer otra cosa contra las atas de los Apos- tólicos. Mírese mucho por amor de Dios, que se espantaría el ■daño, que es en estas casas ser muchas, anque tengan renla y de comer. No cómo pagan tanto censo cada año, pues tienen con qué lo quitar. Harto me he holgado de eso que YÍene de las Indias : sea Dios alabado.

En lo que dice de la supriora, tiniendo vuestra reverencia tan poca sakid, no podrá seguir el coro ; y es menester quien lo sepa muy bien. El parecer niña Gabriela, importa poco; que mucho, que es monja, y las virtudes que (iene son las que hacen al caso. Si en el hablar con los de fuera hubiere alguna falta, puede ir con ella San Francisco. Al menos es obediente, que no saldrá de lo que vuestra rcvcncia quisiere, y tiene

280 CARTAS

salud (que es mucho menesler no faltar del coro) y San Jeró- nimo no la tiene. Conforme á conciencia, á quien mejor se puede dar, es á ella. Y pues ya tuvo el coro en vida de la negra vicaria, verian si lo hacían bien; y ansí le darán de mejor gana el voto; y para supriora mas se mira en la habilidad, que en la edad.

Ya escribo á el padre prior de Pastrana lo de la maestra de novicias, que bien me parece lo que dice : querría hubiese ya |)0cas, que para todo es gran inconveniente, como he dicho, y no hay por donde se vengan á perder las casas, sino por aquí.

Gran cosa es la limosna que hace el santo prior de las Cuevas, del pan. Con eso que tuviera esta casa pudieran pasar, que no qué se han de hacer.

En esto de esta casa (pues ya lo ha entendido) puede tomar expiriencia, que cierto le digo, que querría el demonio hacer algún salto ; y que á me tenían espantada algunas cosas de las que vuestra reverencia escribía, haciendo caso de ellas. ¿ A dónde estaba su entendimiento? ¿Pues qué san Fran- cisco? i O, válame Dios, las necedades que traya aquella carta, lodo para conseguir su fln ! ¡ El Señor nos luz ; que sin ella, no hay tener virtud, sino para mal, ni habilidad!

Yo me huelgo que vuestra reverencia esté tan desengañada; porque le ayudará para muchas cosas, porque para acertar, aprovecha mucho haber errado, cjue ansí se toma expiriencia. Dios la guarde, que no pensé poderme alargar tanto. De vuestra reverencia sierva. Teresa de Jesús.

CAUTA CXXXVI.

AI padre fray Jerónimo Gracian. Desde Malagon á 14 de enero de 158ü.

Proyectos sobre elección de provincial : habla también acerca de sus libros y

del duque de Alba.

.lESL'S.

La gracia del l-lspirilu Sanio sea con vuestra paternidad. Una caria recibí poco liá de la señora doña Joana, que cada

(I) Ksla Carla era la XXX.III tlcl lomo ii. Su original estaba en el convento do religiosas .lonuiimas de Corpus Christi, on Madrid, pero ya no tienen ni aún copia de ell.i.

DE SANTA TERESA DE JESÚS. 281

dia esperan eslé pasado esle silencio de vuestra paternidad. Plega á Dios, que cuando esla llegue, esté hecho lo de Toledo y Medina. El padre fray Felipe vino pintado, porque ha ve- nido de un extremo á otro, que no habla mas de confesar. Harto buen hombre es. ¡ Oh, los regocijos de Medina, que les dijeron estaba ya vuestra paternidad sin silencio! Extraña cosa es lo que debe á estas monjas. Una freila está aquí, que ha tomado cien diciplinas por vuestra paternidad. Todo debe de aprovechar, para que haga tanto bien á las almas.

Ayer me dieron esa carta del padre JNicolao. Heme holgado mucho de que se pueda hacer lo que dice, porque algunas veces me daba cuidado lo de Salamanca, sino que no via olra cosamijor, y ahora tiene bien en qué entender; que claro está ha de acudir mas á lo propio, que á lo ajeno. Yo dije al pa- dre Nicolao, en Toledo, algo del inconveniente que habia, y no todos los que yo sé. Resurtió mucho bien. Creo que el re- verendísimo hará todo lo que nos estuviere bien. Solo me queda una duda, y es, que cuando murió el nuncio, ya ve vuestra paternidad los poderes que habia dado, que no valia el poder que habia dado, y cosa tan importante andar en pa- receres, seria harto trabajo. Dígame lo que le parece, que yo no hallo otro inconveniente, sino que me parece vendria de el cielo, que entre nosotros, como ahí dice, se concertase todo. Hágalo el Señor como puede.

En el estarse allá esperando el padre Nicolao (si no viene todo como lo queremos), no si es bien, que queda muy á solas todo. Verdad es que hará mucho Velasco; mas todavía no se pierde en tener ayuda, y que vuestra paternidad no ha- blase en esto, porque no le achaquen, cuando se haya de hacer lo que dicen, que por eso lo procuró. En todo es menes- ter andar con aviso, para quitar ocasiones, en especial mientras dura Matusalén, que harto embarazo me hace para tener oficio Pablo : mas no se puede hacer menos.

Otro inconveniente se me acuerda ahora, y es, que si que- dando con ese cargo podria ser provincial, anque en esto no me parece va mucho, pues era serlo todo, y habría un bien, si se pudiese hacer á Macario, y acabaríamos para que muriese en paz, ya que ha dado qn eso la melencolla, y cesarla este baniillo, y hacíase lo que era razón, ya que estuvo nombrado.

Í6.

282 CARTAS

porque Uniendo superior no podría hacer daño. Dígame vues- tra paternidad en esto, por caridad, lo que le parece, que ya este es negocio de lo por venir ; y cuando sea de ahora, no hay que tener escrúpulo. Por esa carta de fray Gabriel verá la tentación que tiene conmigo, y no le he dejado de escribir, cuando he tenido con quién, y miro qué es la pasión, que dice ahí, que por las cartas que envia raias ha visto, que no lo he hecho. Harto me holgara que estuviera acabado su negocio fie vuestra paternidad, cuando ésta llegue, porque me escriba largo.

Olvidábaseme de los duques (1). Sepa que la víspera de año nuevo me envió la duquesa un propio con esa, y otra carta sola á saber de mí. En lo que dice le dijo vuestra paternidad que quería mas al duque, no lo consentí ; sino dije, que como vuestra paternidad me decía de él tantos bienes, y que era espiritual, debía pensar eso ; mas que yo á solo Dios que- ría por mesmo, y que en ella no vía por qué no la querer, y la debía mas voluntad. Mijor dicho iba que esto.

Paréceme que ese libro, que dice le hizo trasladar el padre Medina, es el grande mío (2). Hágame vuestra paternidad saber lo que sabe en este caso, que no se le olvide, porque me holgaría mucho, que ya no hay otro, sino el que tienen los ángeles (3), porque no se pierda. Á mi parecer le hace ventaja el que después he escrito ; al menos había mas expi- riencia, que cuando le escrebi. Ya yo he escrito al duque dos

(1) Los excelentísimos duques de Alba, don Fernando Alvarez de Toledo y doña María Enriquez, afectísimos suyos y de su religión, como es notorio al

mundo

. . . Estaba a la sazón el Duque preso en Üceda, a dond^ fué la Duquesa a asistirle. Desde allí envió esta señora un pi'opio á visitar a la Santa luógo que l¡o;,'ó 3 Malagon, demostración no pequeña de lo mucho que la estimaba. (/'>. A.)

li) El padre fray Bartolomé Medina, del Orden de Santo Domingo, catedrático <!o Prima de la universidad de Salamanca, aunque al principio tuvo algún recoló del espíritu de la Santa, después que se confesó generalmente con él y L^ entrega) el libro de su Vida, como dice el ilustrísimo Yepes, lo apreciaba tanto, que hizo un traslado para los duques de Alba ; y de este traslado habla aquí la Santa.

En el tiempo que estuvo el Duque preso, leyó este libro ó traslado. Con su ec- tura recreaba el ánimo en sus trabajos, mas bien que Julio César en la Iliada de Homero : Decía al padre Gradan, que no habría cosa que mas gustase, que ver n la madre Teresa, aunque anduviese para ello muchas leguas. De aquí dimanó por ventura la embajada del número antecedente y los celos entre el Duque y Du- <;uesa por el amor á la Santa. (Fr. A.)

(3) Así llamó por cifra a los señores inquisidores, en cuyo contraste de Ja verdad •I crisol de la fe, donde mereció la decorosa calificación que arlolaTUc veremos.

DE SANTA TERESA DE JESÚS. ^83

veces, / mucho mas que lo que vuestra paternidad me dice. Diosle guarde, que para tener alguna cosa, queme diese con- tento, deseo ya ver á Pablo. Si Dios no quiere que le tenga, sea enhorabuena, si no cruz y mas cruz.

Indina sierva, y verdadera hija de vuestra paternidad. Teresa de Jesús.

CARTA GXXXVII.

Ai padre fray Jer(3nimo Gracian de la Madre de Dios. Desde Malagon á 15 de

enero de 1580 (1).

Sobi^e las prioras que crcia mas convenientes para algunos conoentos.

JESÚS.

- Sea con vuestra paternidad, mi padre, el Espíritu Santo. €omo veo mensajero tan cierto, como este hermano, no he querido dejar de escribir estos renglones, anque lo hice ayer, bien largo, con Juan Vázquez el de Admodóvar.

Ha estado aquí fray Antonio de la Madre de Dios, y predi- cado tres sermones, que me han contentado mucho, y él me parece buena cosa. Harto me consuelo, cuando veo semejantes personas en nuestros frailes, y me ha pesado de la muerte del buen fray Francisco : Dios le tenga en el cielo.

¡ Oh, mi padre, y con qué cuidado me tray (si se hace esto de Villanueva) no hallar priora, ni monjas que me contenten ! Esta santa Isabel de aquí me parece tiene buenas partes al- gunas, como escribí á vuestra paternidad, mas como está criada siempre en las libertades de esta casa, temóme mucho (dígame vuestra paternidad qué le parece) y es muy enferma. La Beatriz no me parece tiene las partes que yo queria, an- que con paz ha tenido esta casa. Ya que habia acabado con el cuidado de aquí, me aprieta estotro.

Para Arenas me parece será buena la Flamenca, que está muy sosegada, después que remedió sus hijas, y tiene harto buenas partes. Para si Dios quiere que se haga lo de Madrid, tengo á Inés de Jesús. Encomiéndelo vuestra paternidad á su Majestad, que importa mucho acertar en estos principios, y dígame lo que le parece, por caridad. Nuestro Señor le

(1) Esta Carta era la XXXII del tomo iv en las ediciones anteriores.

284 CARTAS

fitiarde con la sanlidad fiue yo le suplico, amén. Son hoy xv (le enero.

Indina hija, y súdiLa de vuestra paternidad Teresa de

Jesús.

CARTA CXXXVIII(l).

A i i misma madre María de San José, priora de Sevilla. Desde Malagon, 1.» de

febrero de 1580.

Haciéndole varias reconvenciones y advertencias sobre alyunos asuntos de aquel convento.

JESÚS.

i.a gracia del Rspíiita Santo sea con vuestra reverencia, mi hija. Hoy víspera de Nuestra Señora de la Trasíiguracion recibí la carta de vuestra reverencia, y las de esas mis her- manas. Hérae holgado mucho, y no qué es la causa, que con cuantos desgustos me da vuestra reverencia, no puedo sino quererla mucho : lueg) se me pasa todo. Y ahora, como esa casa ha si 'o la mejorad i en padecer en estas refiegas l:i quiero mas. Sea D:o> alabado, que ansí se ha hecho lodo también : y vuestra reverencia debe de estar algo mejor, pues no la lloran sus hijas, como suelen. El vestirse túnica á el verano es cosa de disbarate, si me quiere hacer placer, en llegando esta, se la quite, anque mas se jnortifique, pues todas entienden su necesidad, no se desedificarán. Con nues- tro Señor cumplido tiene, pues lo hace por ; y no haya otra cosa, que ya yo he probado el calor de ahí, y vale mas estar para andar en la comunidad, que tenerlas todas enfermas. An por las que viere que tienen necesidad, también lo digo. Alabado he á nuestro Señor de que se hiciese tan bien la ele- cion, pues dicen, cuando es de esa suerte, interviene el Espí- ritu Santo. Alégrese con ese padecer, y no lugar á que el demonio la inquiete con descontento de ese oficio. \ Bien es que diga ahora, se holgaría en saber, que la encomiendo á el Señor ! Pues un año que, no solo yo, mas en los mones- terios, hago que lo hagan; y ansí por ventura se ha hecho lodo tan bien. Su Majestad lo lleve adelante.

(1) Esta carta era la LXIII del tomo ni en las ediciones anteriores. Su oiiginal co:isarva en ValLidolid, ca la cobjcioQ de las Carmelitas D.'sjalz.is.

DE SANTA TERESA DE JESÚS. 285

Ya yo sabia, que yendo el padre fray Nicolao se habia do hacer lodo riiuy bien. Mas, poco ánles que vuestra reverencia lo pidiera y se lo mandaran, nos echaba á todos á perder; porque vuestra reverencia miraba sola su casa, y él estaba ocupado en negocios de toda la Orden, que dependía de su reverencia. Dios lo ha hecho como quien es. Yo quisiera que estuviera allá y también acá, hasta ver del todo concluido cosa lan iniporLante. HarLo quisiera hubiera venido á licnipo, que nos hubiéramos podido hablar. Ya no podrá sor: porque, sepa vuestra reverencia que habrá cinco días, que me envió una patente el padre vicario, para que vaya a Villanuevade la Jara á fundar un monesterio, que es cerca de la Roda. cuatro años casi que nos importuna el ayuntamiento de allí, y otras personas, en especial el Inquisidor de Cuenca, que es el que estaba ahí por fiscal. Yo hallaba hartos inconvenientes para no lo hacer. Fué allí el padre fray Antonio de Jesús y el prior de la Roda : han hecho tanto que han salido con ello. Son veinte y ocho leguas de aquí. Por harta buena dicha tu- viera, pudiera hacer camino el ir ahí, por ver á vuestra reve- rencia, y hartarme de reñir con ella, y an por mejor decir, de hablarla, que ya debe estar hecha persona con los tra- bajos.

He de tornar antes de Pascua aquí, si Dios fuere servido, que no llevo mas licencia, que hasta el diade San Josef. Dígalo á el padre prior, por si se le hiciere camino de verme allí. He escrito á su reverencia por via de la corte, y de aquí lo hubiera hecho mas veces, y á vuestra reverencia ; como pensé se per- dían las cartas, no he osado. Harto me he holgado de que las mías no se hayan perdido, porque allí escribía lo que me parecía de supriora, anque mejor entenderá vuestra reveren- cia lo que conviene á su casa; mas yo le digo que es gran disbarate tener priora y supriora poca salud. Y también lo es, que no sepa bien leer y del coro la supriora y vase contra costitucion. ¿ Quién quita á vuestra reverencia, que si hubiere algún negocio envié la que quisiere ? y si estuviese muy mala, entiendo yo que no saldrá Gabriela de lo que vuestra reve- rencíala dijere, y como vuestra reverencia le autoridad y la acredite, ella tiene virtud para no dar mal ejemplo ; y ansí me holgué de ver á vuestra reverencia inclinada á ella. Dios or-

286 CARTAS

dene lo mejor. En gracia me cay (iecir vuestra reverencia que no se ha de creer todo lo que dijere San Jerónimo, habiéndo- selo yo escrito tantas veces. Y an en una carta, que iba á Garci-AIvarez, que vuestra reverencia rompió, decia harto, para que no se creyese su espíritu. Con todo, digo que es buen alma, y que, si no está perdida, no hay por qué la comparar con Beatriz, que errará por falta de entendimiento; mas no por malicia. Ya puede ser que yo me engañe. Con que no la deje vuestra reverencia confesar sino con frailes de la Orden es acabado ; y si alguna vez fuere con Rodrigálvarez, dígale vuestra reverencia en la opinión que la tengo, y siempre me le encomiende mucho.

i Oh mi hija, quién tuviera lugar y cabeza, para alargarme .en esta, sobre las cosas que han pasado en esta casa! para que vuestra reverencia tomara expiriencia, y an pidiera á Dios perdón de lo que no me avisó, que he sabido, estaba presente á algunas cosas, que osaré apostar que en toda España no han pasado en monesterios muy relajados. La intención salvaría algunas; otras no bastaba. Tome vuestra reverencia escar- miento, y vayase llegada á las constituciones, pues tan amiga es de ellas, si no quiere ganar poco con el mundo y perder con Dios.

¡ Oh mi madre, que está el mundo con tanta malicia, que no se toma nada á bien! Si con la expiriencia que hemos ahora tenido, no nos miramos, todo irá de mal en peor. Vuestra reverencia se haga vieja en mirarlo todo ya, pues le ha cabido tanta parte, por amor de nuestro Señor, que yo haré lo mesmo. He mirado, cómo no me envían nengun vil'nncico, que á usadas no habrá pocos á la elecion, que yo amiga soy que se alegren en su casa con moderación, que si algo dije, fué por algunas ocasiones. Llevo por supriora á Santángel, y de Toledo la priora, anque no estoy determi- nada cuál será. Encomienden mucho á el Señor se sirva do esta fundación, y á Beatriz la encomiendo, que es de haber mucha lástima. El recaudo de Margarita me contenta ansí queda allá. El tiempo lo irá allanando, como vean amor en vuestra reverencia. Espántame lo que debemos á el buen padre prior de las Cuevas. Vuestra reverencia le envié un gran recaudo de mi parte. Haga que todas me enccniienden

DE SANTA TERESA DE JESÚS. 287

al Señor, y vuestra reverencia lo haga, que anclo cansada y estoy muy vieja.

Indina sierva de vuestra reverencia. Teresa de Jesús.

CARTA CXXXIX

Al padre fray Jerónimo Gracian (1). Desde Malagon, al parecer, á principios

de febrero de 1580.

Soúre asuntos de la Reforma, y alguno^ ligeros desacuerdos con motivo del se- gundeo Capitulo de Almodóvar.

JESÚS

Sea con vuestra paternidad. Sepa, que el padre fray Ambrosio está aquí esperando, para hablar á fray Gabriel, que ha de ser el que ha de venir por nosotras, y cierto, mi padre, que me ha parecido hombre de bien y de entendi- miento ; no porque yo con él me haya declarado cosa chica ni grande, sino c¡ue me voy en todo con gran aviso, por ú por no : mas digo, que me he holgado de entender, que estos bandos, que se pensaba an habia, si hubo algo, están ya deshechos. Por fray Juan de la Cruz yo juraré que no le ha pasado por pensamiento, antes ayudó á los romanos, con lo que pudo, y morirá si fuere menester por vuestra pater- nidad, esto es sin falta verdad.

Es le fray Ambrosio tiene celo grande del bien de la Orden, y ansi no creo hará cosa que no deba. Él viene de Sevilla, y ha visto lo que allá pasa, y el padre Nicolao no ha pasado poco con aquella gente.

2

Hallé á la mi Isabel muy gordila, con unos colores que es para alabar á Dios. También están buenos en Madrid, y la señora doña Juana, su hermana de vuestra paternidad, que poco que lo supe. No me deje de enviar licencia para la niña de Antonio Gaitan (3). Por cierto que enojo me hace el

(1) El original se venera en nuestro convento de Larrea, á donde la donó, con otras alhajas preciosas, su fundador don Juan de Larrea, secretario que fué del señor Carlos II y de Felipe V.

[t) Hay aquí dos líneas que no se pueden leer en el original por estar rozadas.

(3) Pídele la licencia para admitir a la hija de Antonio Gaitan, que entró nina en Alba y profesó allí con profecía de la Santa, y se llamó Mariana de Jesús.

28b CARTAS

padre Mariano de no me enviar los papeles, que vaeslra paternidad me envía : Dios le perdone. La priora y todas se encomiendan en las oraciones de vuestra paternidad. El Señor me guarde á vuestra paternidad, y le dé, por la mer- ced que nos hace, lo que mas le convenga, y mucha gracia en tanta baraúnda, amén.

Hija de vuestra paternidad indina. Teresa de Jesús.

CARTA CXL.

A la madre María de San José, priora de Sevilla. Desde Malagon 8 de febrero

de 1580 (Ij.

Dándole varios consejos y advertencias para el buen gobierno do aquel con- vento, y sobre la compra de otra casa.

JESÚS.

La gracia del Espíritu Santo sea coa vuestra reverencia, hija mía. Hoy, que son viij de febrero, recibí la carta pos- trera, que vuestra reverencia me ha escrito, que era la hecha de xxj de enero. Hame dado grandísima pena el mal de nuestro santo prior, y si se muere por tan gran desmán, me la dará mayor, que si por su edad ü enfermedad Dios le llevara, no creo lo sintiera tanto. Ya veo que es boberia, que mientras mas padeciere, le está mejor; mas cuando me acuerdo de lo que le debo, y el bien que siempre nos ha hecho, no advierto en mas de sentir mucho, que falle un santo de la tierra, y vivan los que no hacen sino ofender á Dios. Su Majestad le lo que mas conviene para su alma, que cslo hemos de pedir los que tanto le debemos, y no acor- darnos de lo que esa casa pierde. Harto le encomendaremos todas á Dios, y tengo pena también, que no por dónde me podrá escribir vuestra reverencia á la Roda, ú Villanueva de la Jara (que es junto) de su salud. Milagro será si Dios nos le deja acá,

Eu lo que le parece cortedad no la haber escrito de los luonesterios, eso es manera de cumplimiento que habíamos de excusar. Mas sepa que lum tenido gran cuidado de enco-

(1) El oiiginal de csla Carla se conserva en las Caniiclilas Descalzas de ilaiiolid.

DE SANTA TERESA DE JESÚS. 2^d

mendarlas á Dios, y estado harto laslimadas : conio yo les he dicho lo que el Señor ha hecho de estar ya remediado, se han consolado mucho; mas an han sido tantas las oraciones, que creo han de comenzar en esa casa á servirle muy de nuevo, que siempre aprovecha.

Pesádome ha del mal de la supriora nueva, que pensé estaba tan sana cumo so lia, y eso me hizo también querer lo fuese, porque quitase á vuestra reverencia de trabajo. Mucho aprovecha por acá (sabido de buen médico) beber, cuando ansí está, cuatro ü cinco tragos de agua rosada. Á gran provecho me hace, y de azahar mucho daño, y oler lo de azahar provecho al corazón, mas no beberlo. Encomiénde- mela vuestra reverencia mucho. Con todo, espero en Dios lo ha de hacer bien. Siempre la dé' autoridad, y castigue si en su ausencia de vuestra reverencia no la obedeció sen, como á su persona, que esto la ha de dar autoridad, y es muy necesario. Siempre he tenido un poco de sospecha de esa Leonorica. Bien hace de andar con aviso, digo sospecha, de que acudirá á su parienta. La vieja me parece muy sana, á quien he tenido mas lástima. Encomiéndemela mucho.

Con Serrano tengo escrito á vuestra reverencia largo, que me dijo se partirla presto para allá, que no se puede á hacer acá : mire por él, que el licenciado me ha dicho que le he dicho, que quiere pasar á las Indias, y pesarme hia, que es un disbarate ; y nunca le acabaré de agradecer la ley que ahí las tuvo en tiempo de tanta necesidad. También escribí con él á el padre Nicolao, y no creo an debe ser partido, quisiera tener aquí las cartas. Ya he escrito á vuestra reverencia mas largo esto de esta fundación á que voy.

En una escribí, creo, á el padre prior, que no se trate de tomar casa, sin que vucsira reverencia la vea, y remire mucho primero, que para esto hiego dará hcencia el perlado. Acuér- desele de lo que ahí pasó, y cuan mal entienden estos padres lo que nos toca á nosotras en este caso. Todas las cosas quie- ren tiempo; y bien dicen, que quien adelante no mira... Siempre traya por delante de los ojos lo que ha puesto el demonio por destruir esa casa, y lo que nos ha costado de trabajo, para no se mover sino con muchos pareceres, y á cosa muy pensada. De el prior, que está ahí, yo fiarla poco

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Í93 CARTAS

en cosa de negocios; y nunca le pase por pensamiento, que liabrá ninguna persona que tanto se huelgue de que ellas estén muy bien, como yo. Y siempre advierta, que es menes- ter vistas, mas que estar en buen puesto, y huerta si pudie- ren. Las Descalzas franciscas de Valladolid pensaron hacían mucho en tomar casa cabe la Chancillería, y mudáronse de otras; quedaron y están muy adeudadas y afligidísimas, que están como metidas en una sima, y no saben qué se hacer, ni se pueden bullir, sin que las oyan. Yo, cierto, la quiero mas de lo que piensa vuestra reverencia, que es con ternura, y ansí deseo que acierte en todo, en especial en una eosa tan grave. Es el mal, que mientras más amo menos puedo sufrir ninguna falta. Yo veo que es necedad, y que errando se viene á tomar expiriencia; mas si el yerro es grande, nunca le cubre pelo, y ansí es bien andar con temor. Harto la he lástima de que tenga que pagar réditos, que es gran cansancio, y nunca provece cosa. Mas, pues á el padre prior le parece, debe ser lo mejor. Plega el Señor lo remedie presto, que es inquietud grande. Harto quisiera yo que mi hermano se pudiera sufrir, y si la viera en necesidad, bien entiendo que, anque tuviera mucha, lo hiciera. Pues eierto que nunca le he dicho que les trajeron ninguna cosa de Indias. Él ha tomado hartos censos, y vendido de los que ahí le dan mil ducados, en Valladolid, que le dan ya menos üien ducados, y ansí se ha ido á el lugarcillo, ü término que compró, á vivir : gasta mucho, y como está mostrado á que le sobre, y no tiene condición para pedir á nadie, congójase. Dos veces me ha escrito aquí sobre ello. Harto me he holgado de lo que vuestra reverencia hace, que an él no pedia sino que, siquiera la mitad, si podia, le diese. Encomiéndole á e\ padre prior mucho. Generosa ha estado en lo que ha dado para la Orden : Dios se lo pague. En ningún cabo han lle- gado á tanto, sino en Valladolid, que dieron cincuenta mas; y viene á harto buen tiempo, que no sabia qué hacer con estos que están en Roma, que dicen lástimas extrañas, y es ahora el tiempo en que mas serán menester alla^ Sea Dios

(1) « Agrader.o la Santa por toda la Orden lo que aquella comunidad dio para ios nef,oi ios de la Ordi^n. Todos los conventos de monjas conlnhiiycron sogun su ^sihilidail, siempre menos que su voluntad, pura los gastos de los p¡ocu;\idores

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por todo alabado. Á el padre Gracian envié las carias. Él escribe al padre Nicolao sobre ello, según me ha escrito. Harto alivio me ha dado de que podamos siquiera escribirle (1). De que vaya allá, mire» mi hija, lo que hace, y que hay eE casa quien la mire, y en el peligro que hemos estado, por estos descuidos con buenas intenciones, y si no quedásemos enmendadas no que sería, pues nos cuesta tan caro; y, por amor de Nuesíro Señor, le pido que no haya otra cosa. Pues ya no es visitador para temer, no es menester lo que cuando era.

No cómo dice que adevino los corporales que hace, que vuestra reverencia me lo escribió en la carta que trajo Ser- rano. No me los envié, hasta ver si son menester. Dios la guarde, que de todo tiene cuidado, y la haga muy santa. No estorbe, ni le pese si se viniere el padre prior, que hasta es- tar acabado lo que es de tanta importancia, no es razón mi- remos nuestro provecho. Son hoy ix de febrero. Año de 1580.

De vuestra reverencia sierva. Teresa de Jesús.

CARTA CXLIII.

Al padre frav Jerónimo Gracian. Desde Malagon 12 de febreto de 1580 (2).

Sobre las fundaciones de Villaniieva y Madrid. JESÚS.

La gracia del Espíritu Santo sea con vuestra paternidad, m padre. Hoy han venido por nosotras el padre fray Antonio y el padre prior de la Roda. Trayn un coche y un carro, y, á las nuevas que dan, creo ha de estar bien aquella funda- ción. Encomiéndelo vuestra paternidad á nuestro Señor. No puede negar el buen fray Antonio el amor que me tiene, pues con toda su vejez viene ahora acá. Yo siento alejarme : ya

que fueron a Roma á deread3r la causa común de la Descalcez, y á pretender se- paración de provincia aparte.

(1) Alude a que el nuncio Sega privó á dicho padre de poder escribir ni recibir cartas. A tanto llegaron las aguas de la contradicción, para probar en sus amargas corrientes la virtud déla Santa y de Gracian. {Fr. A.}

(2) El original veneran con filial devoción nuestras religiosas de Santa Teresa, de Madrid.

292 CARTAS

escribí á vuestra paternidad la causa. Bueno viene el padre fray Antonio y gordo: paréceme que este año engordan con trabajos.

Al señor Velasco diga vuestra paternidad, que recibí sus cartas, y quisiera responder á ellas : no si terne tiempo, porque estoy muy ocupada. Que pague Dios á su merced la que á todos nos ha hecho de quedar libres, para poder tratar con vuestra paternidad : harto le encomiendo á nuestro Señor, y todas (deseo tengo de conocer á quien nos ha hecho tanto bien), que si entre su merced y el señor don Luis Manrique se pudiese dar traza para alcanzar del arzobispo licencia para fundar ahí un monesterio, que á la ida de esta fundación le podria fuudar bien apriesa, sin que ninguno lo entendiese hasta estar hecho, porque ya tengo quien me para la casa ; y si lo quiere el arzobispo de renta, ya sabe vuestra paterni- dad que entrarán luego las hijas de Luis Guillamas, que tie- nen cuatrocientos mil maravedís cada "año, que para trece monjas bastan ; que el padre vicario luego me dará licencia. Quizá esos señores conocerán algún amigo del arzobispo, que lo acabe con él. No deje vuestra paternidad de tratarlo, por ú por no, si le parece ; y si por acaso se sacase, era me- nester avisarme luego. Y vuestra paternidad procure con quien me podrá escribir, para que yo sepa de su salud. Déla nuestro Señor á vuestra paternidad, como puede, y yo le su- plico. Son hoy xij de febrero.

Indina sierva de vuestra paternidad y hija. Teresa de Jesús.

CARTA CXLIV (1).

A la misma madre María de San José, priora do Sevilla. Desde Toledo 3 de

abril de 1380.

Dándole cuenta del estado da las cosas de la Orden, y algunos consejos acerca, del gobierno de aquel convento.

JESÚS.

La gracia del Espíritu Santo sea con vuestra reverencia, hija mia. Bien puede creer que me holgara estar para escri-

(1) Esta Carta era la XCVI del tomo iv en las ediciones anteriores. El original se conserva en las Carmelitas Descalzas de Vall.idolid.

DE SANTA TERESA DE JESÚS. 293

birla muy largo, mas ando estos días con muy poca salud. Parece que pago lo que he estado buena en Malagou y Villa- nueva y por los caminos, que muchos dias, y an creo años, que no me hallé con tanta salud. Harta merced fué de nues- tro Señor, que ahora poco va que no la tenga. Desde el jueves de la Cena me dio un acídente, de los grandes que he tenido en mi vida, de perlesía y corazón. Dejóme (hasta ahora no se me ha quitado) calentura, y con tal dispusicion y fla- queza, que he hecho harto en poder estar con el padre Nico- lao á la red, que está aquí dos dias há, con quien me he holgado mucho. Al menos vuestra reverencia no ha estado olvidada. Espántame cuan engañado le tiene : ya yo le ayudo á ello, porque me parece no hará daño estarlo á esa casa. Lo peor es, que también parece se me pega á su engaño. Plega á Dios, mi hija, que no haga algo por donde se me quite, y que la tenga de su mano. Holgádome he mucho del bien que me dice de esas hermanas : harto las quisiera cono- cer : dígaselo, y encomiéndemelas mucho, y haga que enco- mienden á Dios estos negocios de Portogal, y que suce- sión á doña Yomar (1), que es lástima cual están madre y hija de que no la tiene, y tómenlo muy á cargo, que bien se lo deben, y es muy buena cristiana ; mas esto tómalo con gran fatiga. Algunas cartas de vuestia reverencia he recibido anque la que trajo el padre prior de Pastrana es la mas larga. Hol- gado me he mucho de cuan bien deja todos los negocios de esa casa, y ahora con la ida del padre Gradan no les faltará cosa. Mire, mi hija, pues hay quien diga mas de lo que hace que quite todas las ocasiones. Á la verdad él creo lo lleva bien á cargo (2). Espantado me han algunas cosas de las que me ha dicho el padre Nicolao. Hoy me dio los papeles : leerlos he poco á poco. Con harto temor me tray esa alma. Dios lo remedie. Bien me parece la traza que se ha dado, de como se ha de haber con ella. Nunca ande muy descuidada tam- poce con esotro.

(1) Doña Guiomar Pardo, hija de doña I^uisa do la Cerda.

(2) El halier comido el padre Gracian algunas veces en el locutorio ue 1 s monjas, como encargaba la misma Santa TíLhesa se hiciese, por temor de que !•■ envenenaran, fué interiin'tado en nial sentido durante la persecución. Por q?^(^ mo- tivo encarga que no se hiciera en lo sucesivo, ni ningun;i otra cosa análoga.

294 CARTAS

Díjome cuan generosamente lo ha hecho en depositar para los negocios de la Orden. Dios se lo pague, que no sabia yo ya quehacer por acá: lo mas está hecho ; que cada dia están esperando el despacho, que ha llegado allá, y hay muy bue- nas nuevas. Den gracias á nuestro Señor. Porque el padre prior lo escribirá largo, no digo aqui mas.

En lo que toca á esa casa que les venden, mucho me la ha loado, y en tener vistas y huerta, que para nuestra manera de vivir es gran negocio, en especial tiniendo renla, como la van teniendo. El estar tan lejos de los Remedios, me parece cosa áspera, habiéndolas de confesar ; que lejos del lugar no me dice que está, sino junto por una parte. De cualquiera manera que sea, vuestra reverencia no trate de comprar nin- guna, sin verla primero ella y otras dos monjas, de las que le parece entienden mas, que cualquier perlado que sea dará licencia para ello, ni de ningún fraile, ni de nadie no se fie : ya ve la burla que nos hubieran hecho. Otra vez se lo he es- crito, no si ha llegado allá la carta. La respuesta de la que escribió á mi hermano va aquí. Abrila por yerro, mas no lei mas del principio ; de que no era para mi, luego la torné á cerrar. Encomiéndenme á Dios. Beatriz de Jesús dirá lo de la madre Brianda.

De vuestra reverencia sierva. Teresa de Jesús.

CARTA CXLV (1)

A. doña Isabel Osorio. Desde Toledo 8 de abril do 1580.

Sobijo la fundación qn,c proyectaba nn Madrid.

Jesús,

La gracia del Espíritu Santo sea con vuestra merced, se- ñora mi a. Yo llegué aquí á Toledo la víspera de Ramos, y, anque eran treinta leguas de donde vine, no traje cansancio, sino mas salud que suelo. Depues acá he tenido bien poca : creo no será nada.

(1) Esta Carta era la LIX del tomo iv en las ediciones anteriores. El origina lo posee ahora el conde de Berverana, en Burgos. En el siglo pásalo lo tenía doa Cayetixno Airiaga.

DE SANTA TERESA DE .lESI.S. 205

Heme holgado mucho de las nuevas, que a(|uí me han dado, de la mijoría de vuestra merced. Una carta suya habia reci- bido, donde me dice vuestra merced, que no han bastado los males, para quitar el buen propósito que tenia : sea Dios por todo alabado. Espero en su Majestad, que cuando vuestra merced esté del todo buena, para ponerlo por obra, estará hecho lo que yo á vuestra merced he dicho ; y cuando no lo estuviese, se dará otra orden, para que su santo deseo de vues- tra merced no se deje de efetuar. Tengo por cierto, si Dios me da salud, que antes de mucho pasaré por ese lugar de Ma- drid; anque querría no lo supiese naide: no qué orden tengamos para verme con vuestra merced, que yo la daré aviso de secreto á donde paro : vuestra merced me lo escriba, y no olvide de encomendarme á nuestro Señor, y dar mis sa- ludes al padre Valentin, anque á ninguno quiero vuestra merced noticia de esta mi ida por ahí.

Dícenme estará ahí presto, si no lo está ya, un provincial, que ahora han hecho en esa provincia de la Compañía. Sepa vuestra merced, que es de los mayores amigos que tengo:: hame confesado algunos años, pri care vuestra merced ha- blarle, que es un santo, y hacerme merced, en viniendo, darle esa carta mia en su mano, que no por donde la pueda guiar mejor. Guie nuestro Señor á vuestra merced en todas sus cosas, amén.

Indina sierva de vuestra merced. Teresa de Jesús.

CARTA CXLYII.

Al padre fray Jerúnhiio Gracian de la Madre de Dios. Desde Tolcilo o de iriaj*

de 1580.

Sobre varios asuntos de la Orden, en que principiaba á entender este padrtí, por comisión de fray Ángel Salazar.

JESÚS.

La gracia del Espíritu Santo sea con vuestra paternidad. Ayer recebí las cartas de vuestra paternidad. Vinieron des- pués que la del negocio del retor del Alcalá. Ya le he tratado con la señora doña Luisa, y acá con el licenciado Serrano, j rí^spondió lo que aquí va.

296 CARTAS

Cuanto á las contiendas, que dice, de las opiniones, me he holgado mucho que vuestra paternidad haya sustentado lo mijor que, anque esos padres ternán bastantes razones, mas terrible cosa es en aquella hora no hacer todo lo que es mas sigun^, sino acordarse de puntos de honra, que ya allí se acaba la del mundo, y se comienza á entender lo que nos importa solo mirar la honra de Dios (1). Quizá temieron mayor daño con la alteración de la enemistad. Verdad es que Dios provee con la gracia, cuando nos determinamos á hacer por solo Él una cosa. Vuestra paternidad no tiene de qué tener pena en ese caso : mas será bien que alguna razón en disculpa de esos padres. Mas la tenia yo de ver andar á vuestra paterni- dad entre esos tabardillos.

Bendito sea Dios, que está bueno, que mi mal ya no es nada, como á vuestra paternidad he escrito. Sólo hay fla- queza : porque he pasado terrible un mes, anque he pasado en pié lo mas ; que, como estoy mostrada á padecer siempre, anque sentia gran mal, parecíame se podia pasar ansí. Cierto pensé que me moria, anque no lo creia del todo, ni se me daba mas morir, que vivir. Esta merced me hace Dios, que la tengo por grande, porque me acuerdo del miedo que en otros tiempos solia haber.

Holgado me he de ver esta carta de Roma, porque, anque no venga tan presto el despacho, parece está cierto (2). No entiendo que revoluciones puede haber cuando venga, ni por qué. Bien es qué vuestra paternidad aguarde al padre vica- rio fray Ángel, anque no hubiera oira ocasión, porque no pa- rezca, que en dándole esa comisión, no vio la hora de ir con

(1) Da á entender que el padre Gradan tuvo en Alcalá cierta disputa con al- gunos religiosos, que defendían una opinión poco segura para la hora de la maoríe, a que se opuso, no con menos valor que razón. Y consultó á la Doctora (le la Iglesia, título que le han dado su heroica santidad, sus admirables escritos y los sumos pontífices Gregorio XV y Urbano VIII.

Según se colige de su respuesta, la cu stion fué : ¿ Si el ofendido estaba obli- gado en la hora dj la muerte a reconciliar-e con el ofensor ? Y con ser esta una dilicultad, en cuya resolución gastaría el mas docto mucho papel y tiempo, la de- termina en dos palabras la doctora resoluta por la parte afirmativa. Para su prueba da una raz-n tan sólida como suya : Porque es terrible cosa, dice, no hacer en aquella hora lo más seguro, sino acordarse de puntos de honra con pc- liíjros de la salvación. [Fr. A.)

(i) El breve de la separación df^ ¡a provincia, que se despachó en Tloma, á 22 de junio de 1580. {Fr. A.)

DE SANTA TERESA DE JESÚS. 297

ella, que todo lo mirará, Sepa, que yo escribí á Veas y á fray Juan de la Cruz, corno irá vuestra paternidad por allá, y la comisión que lleva, porque me lo escribió á mi el padre fray Ángel, como la había dado á vuestra paternidad, y anque ad- vertí un poco en callar, me pareció, que, diciéndomelo á mi el padre vicario, no había para qué. Harto quisiera no se pa- sara tiempo ; mas, á venir presto nuestros despachos, sin comparación es mijor aguardar ; porque se hará todo con mas libertad, como vuestra paternidad dice.

Anque no me haya de venir á ver, he tenido por mucho regalo que diga vuestra paternidad que si quiero verná. Harto lo fuera para mí; mas temo lo notaran estos nuestros hermanos, y el cansancio de vuestra paternidad, que harto le queda que caminar. Contentarme he con que no puede de- jar de venir por aquí ; y querría tuviese algún día despacio, para tenerle mi alma de alivio en tratar cosas de ella con vuestra paternidad.

En estando un poco mas esforzada procuraré hablar al ar- zobispo ; y si me da la licencia para eso de Madrid, sin com- paración seria mejor que llevarla á otra parte, que sienten tanto estas monjas, si no es lo que ellas quieren, que me atormentan; y hasta ver si esto se hace, no he escrito ala priora de Segovia, ni hablado aquí de veras sobre que la re- ciban; que creo, que anque la priora no gusta de ello, que todas lo querrán, y háceseme tarde, porque, sigun lo que me ha escrito el padre vicario, no podré estar mas aquí, de que como esté para caminar, que se me hace escrúpulo ; y en Segovia están muchas, y otra que ahora quieren recibir, an- que, estando de prestado, poco les hace. Si todavía le parece escribiré á la de Segovia, y vuestra paternidad también la dirá le hará placer en ello, que hará mucho al caso ; y aquella casa ha ayudado poco, ó casi nonada en todos estos negocios. Y como se le diga lo que se le debe á Velasco, hará mucho; que aquí han pagado ahora quinientos ducados, por San Josef de Ávila, que se lo he yo rogado. Fué una maraña, que contaré á vuestra paternidad, sin culpa de nadie que ya yo lo hubiera tratado. A la verdad, hasta hablar al arzobispo, no si será bien tratar de esto en Segovia. Vuestra paterni- dad me avise luego lo que manda, que hartos carreteros vie-

17.

298 CARTAS

nen, con poner buen porte; que llevarla sin que las monjas lo sepan y ]o quieran no se sufre ; y la licencia que me envió el padre fray Ángel, que ya la tengo, viene con esa condi- ción. No le dije quien era : yo le digo, que lo deseo yo harlo mas, que vuestra reverencia. Á lo que creo, entiendo es lo mejor hablar al arzobispo en su casa. Entrar por una ilesia, á donde oye misa, estando yo para ello, lo porné por obra, y avisaré á vuestrg, paternidad. Ahora no digo mas de que Dios me le guarde, y lo que yo le suplico. Son v de mayo, indina sierva de vuestra paternidad. Teresa de Jesús.

CARTA CXLYII.

A la ilusti'ísima y excelentísima señora doña María Henriquez, duquesa de Alba (i). Desdé Toledo 8 de mayo do 1580.

Con motivo de haber salido el duque de su reclusión, y i'ecomendándolc los je- suítas de Pamplona.

JESÚS.

La gracia del Espíritu Santo sea siempre con vuestra exce- lencia. Macho he deseado hacer esto, depues que supe estaba vuestra excelencia en su casa. Y ha sido tan poca mi salud que, desde el jueves de la Cena, no se me ha quitado calen- tura, hasta habrá ocho dias : y tenerla era el menor mal, se- gún lo que he pasado. Decian Jos médicos, se hacia una pos- lema en el higado : con sangrías y purgas ha sido Dios servido de dejarme en este piélago de trabajos. Plega á su divina Ma- jestad se sirva de dármelos á sola, y no á quien me ha de doler mas que padecerlos yo. Por acá ha parecido, que se ha hecho muy bien el remate de los negocios de vuestra exce- lencia (2).

Yo no qué decir, sino que quiere nuestro Señor, que no

(I) Ksta Carta la escribió la Santa en Toledo el año de 1580. Y parece para la escclcntísima duquesa de Alba, mujer del gran duque don Fernando de Tolctio, grande en todo con eminencia,

(i) V\ fin que dice la Santa fué sacarlo de su prisión, para que fuese a allanar con un grande ejército las diferencias de la ;igreg;;cion de Portugal a esta corona; y bo oidn decir, que aceptando esta orden y empresa, respondió : Que obcde- cia, porque so dijese que tenia su majestad vasallos que ai-rastrando cadenas le adquirían reinos. {V. P.)

DI-: SANTA TERESA DE JESÚS. 29ÍÍ

cocemos de contento, sino acompañado de pena ; que ansí creo la debe vuestra excelencia de tener, en estar apartada de quien tantc cj[uiere ; mas será servido, que su excelencia ;íane ahora mucho con nuestro Señor, y después venga todo junto el consuelo. Plega á su Majestad lo haga como yo se Id suplico y en todas estas casas de monjas, que con grandísimo cuidado se hace. Solo este buen suceso las he encargado to- men ahora muy á su cuenta: y yo, anque ruin, ordinaria- mente le trayo delante ; y ansí lo haremos, hasta tener las nuevas que yo deseo.

Estoy considerando las romerías y oraciones, en que vues- tra excelencia andará ocupada ahora; y como muchas veces le parecerá, era vida mas descansada la prisión. ¡ Oh, válame D"os, qué vanidades son las de este mundo! ; Y cómo es lo mejor no desear descanso, ni cosa de él, sino poner todas las cjue nos locaren en las manos de Dios, que Él sabe mejor I0 que nos conviene, que nosotros lo pedimos!

Una merced me ha de hacer ahora vuestra excelencia ea todo caso, porque me importa se entienda el favor, que vues- tra excelencia me hace en lodo, y es, que en Pamplona de Navarra se ha fundado ahora una casa de la Compañía de Jesús, y entró muy en paz. Después se ha levantado tan graa persecución contra ellos, que los quieren echar de el lugar^ Hanse amparado del Conde-Estable, y su señoría los ha ha- blado muy bien, yhecho mucha merced (1). Laque vuestra ex- celencia me ha de hacer es, escribir á su señoría una carta, agradeciéndole lo que ha hecho, y mandándole lo lleve muy adelante, y los favorezca en todo lo que se les ofreciere.

Como ya sé, por mis pecados, la aflicion que es á relisiosos verse perseguidos, helos habido lástima ; y creo gana mucho con su Majestad quien los favorece y ayuda; y esto qucnia yo ganase vuestra excelencia, que me parece será de ello tan

(1) Escribe la Santa, á esta gran señora... solicitando qiu' el «oñor condestable de Navarra, su cuñado (de quien entró, sogun creo aquella ilustre ca«a de los Beamontes en la de Alba), amparase a estos padres en su fundición. V pílele ardientemente la Santa, porque ardientemente amaba a esta religión fervorosa, retornándola en sus lundaciones lo que sus Iiijos le ayudaron a olla ou las suyas y con vivas razones suplica, que no sea de cumplimiento la intercesión, marifcs- tando que no era de cumplimiento su amor y deseo. (V. P.)

Son notables estas palabras del venerable señor Palal'ox, en los lillirii'i- .-iños de su vida, en el gio df. los jesuítas.

300 CARTAS

servido, que me atreviera á pedirlo también al duque, si es- tuviera cerca. Dicen lostíel pueblo, que lo que ellos gastaren, ternán menos ; y hace la casa un caballero, y les da muy buena renta, que no es de pobreza ; y cuando lo fuera, es harto poca fe, que un Dios tan grande les parezca, que no es poderoso para dar de comer á los que le sirven. Su Majestad guarde á vuestra excelencia, y la dé, en esta ausencia, tanto amor suyo, que pueda pasarlo con sosiego ; que sin pena será imposible.

Suplico á vuestra excelencia, que á quien fuere por la res- puesta de ésta, mande vuestra excelencia dar ésta, que le suplico. Y ha de ir, que no parezca carta ordinaria de favor, sino que vuestra excelencia lo qui r j. ¡ Mas qué importuna estoy ! De cuanto vuestra excelencia me hace padecer, y ha hecho, no es mucho me sufra ser lan atrevida. Son hoy vui <le abr^l. De esla casa de San José de Toledo. Quise decir, de mayo viiij.

Indina sierva de vuestra excelencia, y südita, Teresa de

JlíSUS.

CARTA CXLYÍII

Al padre fray Jerónimo Gracian, Desda Toledo 30 de mayo de 1380. Sobre la admidon de una monja en Scjovia, y preparativos de viaje.

JRSUS.

Sea con vuestra paternidad, mi padre. Después que ayer, dia de la Santísima Trinidad, envié la carta para vuestra pa- ternidad, recibí la que decia me habia esiTito con la del pa- dre Nií olao : hoy las demás. B en ha sido menester eslar ellos á do ide están, sigua ha habido la baraúnda. Bendito sja el que lo ordena. Po"que vuestra paternidad no tenga pena de que se han p:;rdido, escribo ésla, y pésame de que l)aguc tantos paites la señora doña Juana. En las oraciones de su meri ed me encomiendo.

También lie recibido hoy carta de la priora de Segovia, en (|ue me ti ce vaya Juana López conmigo, q¡ie todas holgarán (lo ello; mas de lal manera se los escribí yo, que no podían hacer mjnos. l"'ara la priora poco era menester, que tiene voluntad d'í liaccr placer á vuestra paternidad y á mi. Ben-

T)E SANTA TERESA IIK .IKSCS. 301

di lo Dios, que se acaban ya las necesidades de haber yo me- nester negociar estas cosas, y lo demás que se ha ofrecido ; que le digo, mi padre, que ha sido menester harta industria, porque cada priora quiere para su casa, y le parece que e:i Jas otras se ha de cumplir. Bien será menester que esté apa- rejada cama ; porque esta no se podria excusar, ni dineros para el ajuar (1). Yo quisiera harto reservar de todo esto, mas estoy pobrísima ahora, por lo que diré á vuestra pater- nidad, de que le vea. Si le parece que no es bien tratar de esto ahora, buscaremos otro medio ; anque, cierto, por el presente, para esto no lo veo. Mejor se hará en lo que toca al dote, si se hace esa fundación (2),

Para muchas cosas creo no se puede perder nada venirse vuestra paternidad aquí, para Gorpus-Christi, é irémonos juntos.

De vuestra paternidad sierva. Teresa de Jesús.

CARTA CXLIX

'A fin'.lre fray Jerónimo üracian. Desde Toledo 3 de junio de 1580. Sobre los prepaiatioos de su xiaje « Scgovia.

Jesús.

].a gracia del Espíritu Santo sea con vuestra paternidas, mi padre. No qué pretende nuestro Señor en que haya tantos desvíospara salirde aquí, yhablar á este ángel (3). Hoy le he escrito una manera de petición, que les ha parecido lo haga, y veremos en qué concluye, para irme si no, que hay luego otro estorbo, que es temer yo que hemos de errar al padre fray Ángel en el camino, que ha escrito en pasando las fiestas

(1) Para prueba del que profesaba en el servicio de su rey el liermano de Ju:ina López, es calificado testimonio el que nos da aquí la Santa, paes dice, que por hallarse pobrisima, no puede suplir lo que quisiera. Y así, que ya que no lleve dote, lleve siquiera su cama y ajuar. Un qujrido, allegado y privado de Felipa II, no tenía para un triste dote, ni para un pobre ajuar. ¡Oh témpora! j Oh mores! [Fr. A.)

(2) La fundación del convento de religiosas en Madrid, que tanto d3seaba.

'3) El eminentísimo señor Quiroga, arzobispo de Toledo é inquisidor general. Quería hablarle Santa Tehesa acerca de la fundación de Madrid y del libro de su ViJa, que estaba en la Inquisición. Al cabo logró hablarle en compañía del padre Gracian, y oir el elogio de su libro.

302 , CARTAS

se vernia á Madrid, anque, concluyendo lo del arzobispo, n<> creo nos deternemos por esto, sino que partiremos el martes que viene.

Aquí está el padre fray Hernando del Castillo (1). Dijeron estaba la princesa de Kbuli en su casa en Madrid : abora di- cen está en Pastrana. No lo que es verdad : cualquiera de estas cosas es harto buena para ella. Yo lo estoy, gloria á Dios.

De vuestra paternidad sierva. Teresa de Jesús.

CARTA CL.

A la madre María de San José, priora de Sevilla. DesJe Segó v 'a 4 de julio

de i580.

Avisándole la muerte de su hermano don Lorenzo, y dándole varios consejos acerca de las monjas que habían promovido allí la persecución.

JESÚS.

Sea con vuestra reverencia, madre mia, el l'spíritu Santo. Paréceme no quiere nuestro Señor pase mucho tiempo, sin que yo tenga en qué padecer. Sepa que ha sido servido en llevar consigo á su buen amigo y servidor Lorencio de Cepeda. Diúle un flujo de sangre tan apresura- damente^ que le ahogó, que no duró seis horas. Habla comulgado dos dias habia, y murió con sentido, encomen- dándose á nuestro Señor. Yo espero en su misericordia se fué á gozar de Él; porque estaba ya de suerte, que si no era Iratar en cosas de su servicio, lodo le cansaba, y por esto holgaba de estarse en aquella su heredad, que era una legua, de Ávila ; decia que andaba corrido de andar en cumpli- mientos. Su oración era ordinaria, porque siempre andaba

(i) El muy reverendo padre fray Hernando del Castillo, gravísimo historiador del Orden de Predicadores, el Tito Livio de su esclarecida religión, y muy favo- recedor de nuesira Descalcez. También hace mención de la princesa de Eboli, viuda del príncipe Ruy Gómez, la cual fundó el convento de religiosas de Pas- trana y se entró en él, aunque luego se salió.

El lance parece fué, que por cierto disgusto que intervino con el Rey, la mandó prender. Estando presa en el castillo de San Torcaz, obtuvo el padre Gracinn licencia del Rey para poderla hablar. Era poderosa esta gran señora, y por lo mismo tenía émulos poderosos ; por lo cual necesitó todo su tiento el padre Gra- ciaii para tratarla y consolarla, sin que tanto poder lo llegase a sentir. {Fr. A

DE SANTA TERESA DE JESÚS. .líK'í

en la presencia de Dios, y su Majestad le hacia tantas mercedes, que algunas veces me espantaba. Á penitencia tenia mucha inclinación, y ansí hacia mas de la que yo- quisiera; porque todo lo comunicaba conmigo, que era cosa extraña el crédito, que de lo que yo le decia tenia, y procedia del mucho amor que me habia cobrado. Yo se lo pago en liolgarme, que haya salido de vida tan miserable, y que esté ya en siguridad. Y no es manera de decir, sino que me da gozo, cuando en esto pienso. Sus hijos me han hecho- lástima; mas por su padre pienso los hará Dios merced. He dado á vuestra reverencia tanta cuenta, porque que le ha de dar pena su muerte (y cierto se lo debia bien, y todas esas^ mis hermanas), para que se consuelen. Es cosa extraña lo que él sintió sus trabajos, y el amor que las tenia. Ahora es tiempo de pagárselo, en encomendarlo á nuestro Señor, á condición, que si su alma no lo hubiera menester (1), como- yo creo que no lo ha (según nuestra fe lo puedo pensar), que se vaya lo que hicieren por las almas que tuvieren mas necesidad, porque se aprovechen de ello. Sepa que poco antes que muriese, me habia escrito una carta, aquí á San Josef de Segovia, que es á donde ahora estoy (que es once leguas de Ávila), en que me decia cosas, que no parecía sino que sabia

10 poco que habia de vivir, que me ha espantado. Paréceme, mi hija, que todo se pasa tan presto, que mas

habíamos de traer el pensamiento en cómo morir, que no en cómo vivir. Plega á Dios, ya que me quedo acá, sea para servirle en algo, que cuatro años le llevaba, y nunca me acabo de morir : antes estoy ya buena del mal que he tenido,^ anque con los achaques ordinasios, en especial el de la cabeza. Á mi padre fray Gregorio, que haya esta por suya, y se acuerde de mi hermano (que harto habia sentido ios trabajos de la Orden), y que ya yo veo el que su reverencia

1) Doña Orofrisia de Mendoza y Castilla, nuera del difunto don Lorenzo Cepeda, y por consiguiente sol)iina de Santa. Teresa, declaró en la información que se hizo en Alcalá para la beatificación de Santa Teresa (artículo 81) : « Digo que le oi contar á don yrancisco de Cepeda, mi marido, que la Santa Madre le había dicho, como estar.do un dia en Segovia con sus monjas, de repente se le . representó su hermano muerto, y que al punto dejó la labor y "^e fué al coro, y tras ella sus mon;as, y puesta en oración le mostró nuestro Seiíor como su her- mano sólo hahia pasad'> por purgatorio, p^ro que ya estaba gozr-.Qdo de Él, y así

1 1 dijo ;) todas las monjas. »

304 CARTAS

debe tener con ese oficio; mas que tenga paciencia (y vuestra reverencíalo mesmo) ; que cada día esperamos ^1 despacho de Roma; y ándase entreteniendo nuestro padre por acá, porque conviene no estar ausente. Bueno está, gloria á Dios. Aquí ha estado visitando, con el padre vicario fray Ángel, esta casa, y tornará pasado mañana á irse conmigo á Avila. No lo que será necesario estar allí, para ver como queda lo que se ha de dar á Teresa, que ha perdido la pobre harto en su padre (que la quería muy mucho) y la casa lo mesmo. nios lo remedie. Vino su carta de vuestra reverencia á mis manos tan tarde, que en este caso no creo verná á sazón, porque no cuando irá esta. La de vuestra reverencia me dieron la víspera de San Pedro, y era la hecha en mayo, creo á quince ; y ansí no qué me diga. Mas aguardar á que el padre Gracian vaya para eso, era un desatino, que lo mejor es que antes tenga dicho y desdicho todo lo que ha mentido * ue no parezca que él la persuadió á ello. Yo me espanto noo qcaer vuestra reverencia en esto. Para si esa ha levantad cosas, que en algún tiempo puedan hacer daño, es menester que mi padre Rodrigo Alvarez vea lo que se ha de hacer, y que, firmado de su nombre, esa se desdiga. Plega á Dios, mi hija, que ello sea de suerte que satisfaga á Dios, y esa alma lio se pierda. Su Majestad consuele á ese pobre de Pablo : buen hombre debe de ser, pues Dios le da lautos trabajos. ¿Piensa que es poco tener casa á donde puedan ver esas galeras? Por acá las tienen envidia : que es gran calidad para alabar á nuestro Señor. Yo le digo, que se ven sin ella, que ellas la echen menos.

Ahora me han dicho, que los moriscos de ese lugar de Sevilla concertaban alzarse con ella. Buen camino llevaban para ser mártires. Sepan lo cierto de esto, y escríbaiiolo la madre supriora. Holgádome he de su salud, y dado pena la poca que vuestra reverencia Iray. Por amor de Dios vuestra reverencia se mire mucho. Dicen que es bueno para eso de la orina, cogidos u.ios escaramojos cuando eslún maduros y secos, y hechos polvos, y tomar cantidad de medio real ú las mañanas. Pregúntelo á un médico, y no esté tanto sin escri- birme, por caridad.

A todas las hermanas me encomiendo mucho, y á San

DE SANTA TERESA DE JESÚS. 305

Francisco. Las de acá y la madre priora se les encomiendan. Linda cosa les parece estar entre esas banderas y baraúndas, si se saben aprovechar y sacar espíritu de tantas novedades, como allí deben de oir; que han bien menester andar con harta advertencia, para no se distraer. Gran gana tengo de que sean muy santas. Mas ; qué seria, si se hace lo de Portogal! que me escribe don Teotonio el arzobispo de Ébora, que no hay mas de cuarenta leguas desde ahí á allá. Por cierto para seria harto contento. Sepa que ya que vivo, deseo hacer algo en servicio de Dios; pues ha de ser ya poco, no lo gastar tan ociosamente, como he hecho estos años, .que todo ha sido padecer en lo interior, y en lo demás no hay cosa que luzgan. Pidan á nuestro Señor, que me fuerzas, para emplearme algo en su servicio. Murió mi hermano el domingo después de San Juan. Téngame vuestra reverencia cuidado, por caridad, cuando venga el armada. Vuesira reverencia me tenga gran cuidado de procurar informarse de los que vienen de la ciudad de los Reyes si es vivo Diego López de Zúñiga ú muerto. Y si fuere muerto, hacer que se un testimonio delante de escribano, y enviármele muy á recaudo. Y si fuere posible, que haya dos ú tres testigos (en fin, como pudieren), porque á ser muerto, luego compramos unas casas para las monjas de Salamanca, que estoy concartada con quien las hereda, muerto él. Es este caballero de Salamanca, y muchos años que vive en la ciudad de los Reyes, digo el Diego López de Zúñiga. Mire que es negocio éste de mucha importancia, que es menester tomarlo con mucho cuidado. Él habia setenta y cinco años y mas, y muy enfermo : de razón ya estará en el cielo. Su Majestad me la guarde, y haga lo que vo deseo. Son hoy iiij de Julio. De vuestra reverencia sierva. Terksa de Jesús.

308 CARTAS

CARTA CU.

A la madre María de San José, priora de Sevilla. Desde Medina del Campo 6 de agosto de 1380.

Sobre varios asuntos de la testamentaria de su hermano don Lorenzo, y otros-

de la Orden.

JESÚS.

La gracia del Espíritu Santo sea con vuestra reverenciiu hija mia. Ya habrá recibido una carta mia, á donde la decia, como habia llevado Dios consigo á mi buen hermano Lorenzo de Cepeda, v como yo iba á Ávila, para mirar por Teresa y su hermano, que tienen harta soledad. Ya estoy en Medina del Campo, de camino para Valladolid, á donde me mandan ir ahora : allí me podrá vuestra reverencia escribir hartas veces, porque hay ordinario : ya sabe lo que me huelgo con sus cartas : trayo conmigo á don Francisco mi sobrino, porque se han de hacer unas escrituras en Valladolid,. y hasta ver cómo ha de quedar, que yo le digo que no le faltan trabajos, ni á mi tampoco, que á no me decir se sirve Dios mucho, en que yo los ampare, según trato de mala gana en estos negocios, ya lo habria dejado todo : es harto virtuoso. Vuestra reverencia me ha de ayudar á lo que por allá se ofreciere en Indias; y ansi le pido por amor de Dios, que en viniendo la flota, tenga cuenta de Informarse, si trayii algún dinero para mi hermano, que haya gloria, y avisár- melo, para que se ponga cobro en ello, y no se ha de des- cuidar, y saber si Irayn cartas, y también informarse de lo que le he escrito, si es muerto Diego López de Zúñiga que estaba en la ciudad de los Reyes. Para hacer una capilla en San José de Ávila deja mi hermano lo que en esa casa se debe, para enterrarse en ella. Ya dije á vuestra reverencia, que de las libranzas que habia enviado, hay tan mal cobro, que no si se ha de cobrar algo al menos. La de Toledo que yo dejo encomendado, creo se dará poco á poco y larde, si diere algo, que dice el que lo debe, que se han de hacer no qué cuentas, que él por otra parte tiene cartas, ú no qué dice, de que le tenia pagado parte, y es tan grave, que u<>

DE SANTA TERESA DE JESÚS 30T

iiahrá qiiiea le quiera apremiar en nada. Lo que se (Jfbe en- V.illadolid sabré ahora si el padre Nicolao me envía los ivraudos : como soy testamentaria, habré de procurar se ubre, anque no quiera : por eso vuestra reverencia alguna ('u'íJen, y para lo que ha dado para la Orden y esto, no seria malo tomar una monja, si la halla buena. Esta carta que va jKira el su presidente de la contratación de su lugar, es del obispo de Canaria, que es su amigo, para que si vinieren dineros de las Indias, los tenga á recaudo : mire que se en- su mano con persona cierta, y que lo haga muy bien todo, mi hija, en albricias de lo que le quiero decir. Sepa que ha cinco- (lias que recibió una carta nuestro padre fray Jerónima (lracian(que está ahora aqui, y ha venido estos caminos con- migo, y héchome harto provecho en estos negocios) de Roma de fray Juan de Jesús, en c|ue le dice que ya está el breve- dado al embajador del rey de nuestros negocios, para que s& le envié, y que le trairá el correo con que él escribe, y ansí tenemos cierto que está ya en poder del Rey. Escribe la sustancia que tray, y es muy copioso. Sea Dios alabado, que tanta merced nos ha hecho : bien pueden darle gracias. El padre Nicolao está bueno, gloria á Dios. Yo ando razonable- de salud con hartos cuidados y trabajos, sino que de todo se- me da poco. Su Majestad sea con vuestra reverencia y me la guarde. Tengo en tanto tenerla ahi para estos negocios de las Indias, que me parece se ha de hacer bien todo. También me escriba, si enviando poder, cuando viniese algo, á vuestra reverencia, si lo podría cobrar y guardar en esa casa. De su salud me escriba muy largo, désela Dios como yo deseo, y ve la necesidad, amén. Es hoy día de la Trasfiguracion. Tiuiina sierva de vuestra reverencia. Teresa dk Jesús.

CARTA CLII (I).

De?(lt' M' (linn 7 de agosto de 158). A la hermana Teresa de Jesús, sobrina da- Sa-sta Teresa, carmelita descalza en San José de Avila.

'"■• n varios consejos espirituales sobre las sequedades del alma JESÚS.

La gracia del Espíritu Santo sea con vuestra caridad, hija mia. Mucho me holgué con su carta, y de que le den contento

308 CARTAS

las mias lo es harto para mi, ya que no podemos estar juntas. En lo que toca á las sequedades, paréceme que la trata ya nuestro Señor como á quien tiene por fuerte ; pues la quiere probar, para entender el amor que le tiene, si es también en la sequedad, como en los gustos. Téngolo por merced de Dios muy grande. Ninguna pena le dé, que no está en eso la perfecion, sino en las vritudes. Cuando no pensare, tornará la •devoción.

En lo que dice de esa hermana, procure no pensar en ello, sino desviarlo de si. Y no piense que en viniendo una cosa á e\ pensamiento, luego es malo, anque ella fuese cosa muy mala, que eso no es nada. Yo también la querria con sequedad á la mesma, porque no si se entiende, y por su provecho podemos desear eso. Cuando algún pensamiento malo le viniere, santigüese ú rece un Pater noster, ú dése un golpe en los pechosy procure pensar en otra cosa; y ántesserá mérito, pues resiste.

Don Francisco está como un ángel y bueno. Ayer comulgó y sus criados. Mañana vamos á Valladolid : desde allá le escribirá, que ahora no le he dicho de este mensajero. Dios os me guarde, mi hija, y haga tan santa, como yo lo suplico, amén. Á todos me encomiendo. Es hoy dia de san Alberto. Teresa de Jesús.

CARTA CLIII (1).

Desde Valladolid á O de agjsto de 1580. Para doña Juana de Ahun-.:ida su

hermana.

Consolán Aula con motioo del fallechniento de su hermano don Lorenzo, ij avi- sándole los proyectos de boda de su sobrino.

JKSUS.

La gracia del Espíritu Santo sea con vuestra merced. Muchos años dio á pena acordarme de la que vuestra merced terna. Sea Dios alabado, que de tantas maneras nos hace mercedes. Crea, hermana mia, que es grande la del padecer. Considere qnc lodo se acaba laii pronto como ha visto, y tenga ánimo : mire que la ganancia no tiene fin.

Harlo sien lo Iralar de casamientos : ahora av'^abo de fatigas

(1) Esta Carla fs inódita. I.u lorian para publirarla los padres correctores.

DE SANTA TRHKSA DE JESÚS. 309

y de negocios, anque lo debia todo al que eslá en gloria, y me dicen es servicio de Dios. Vuestra merced le pida acertemos. Yo avisaré de lo que acá se hiciere : á mis sobrinos me encomiendo mucho y lo encomiendo á Dios, que es quien puede darles le que merecen, que confiar en las criaturas es de poco lomo. Su Majestad sea con vuestra merced y me la guarde. Indina sierva de vuestra merced. Teresa de Jesús.

CARTA CLIV.

41 ilustn'simo señor don Diego de Mendoza del Consejo de Estado de su Majestad. Desde Valladolid 31 de agosto de 1380.

Dándole gracias por los favores y protección que dispensaba á aquella

comunidad.

jesús.

Sea el Espíritu Santo siempre con V. S. amén. Yo digo á V. S. que no puedo entender la causa, porque yo y estas hermanas, tan tiernamente nos hemos regalado y alegrada con la merced, que V. S. nos hizo con su carta, porque anque haya muchas, y estamos tan acostumbradas á recibir mercedes y favores de personas de mucho valor, no nos hac- esla operación, que alguna cosa hay secreta, que no entene demos. Y es ansí, que con advertencia lo he mirado en estas hermanas y en mí.

Sola una hora nos dan de término para responder, y dicen se va el mensajero ; y á mi parecer ellas quisieran muchas ; porque andan cuidadosas de lo que V. S. les manda, y en su seso piensa su comadre de V. S., que han de hacer algo sus palabras. Si conforme á la voluntad con que elia las dice fuera el efeto, yo estuviera bien cierta aprovocháran ; mas es negocio de nuestro Señor, y solo su Majestad puede mover; y harta gran merced nos hace en dar á V. S. luz de cosas y deseos; que en tan gran entendimiento imposible es sino que poco á poco obren estas dos cosas. Una puedo decir con verdad, que fuera de negocios que tocan al señor obispo no entiendo ahora otra, que roas alegrase mi ahiia, que ver á V. S. señor de si. Y es verdad que lo he pensado, que á

310 CARTAS

persona tan valerosa solo Dios puede hinchir sus deseos; y •ansi ha hecho su Majestad bien, que en la tierra se hayan descuidado los que pudieran comenzar á cumplir alguno. V. S. me perdone, que voy ya necia. Mas que cierto es serlo los mas atrevidos y ruines; y en dándoles un poco de favor tomar mucho.

El padre fray Jerónimo Gracian se holgó mucho con el recaudo de V. S., que yo tiene el amor y deseo, que es •obligado, y an creo harto mas de servir á V. S. y que procura le encomienden personas de las que trata (que son buenas) á nuestro Señor. Y él lo hace con tanta gana de que le apro- veche, que espero en su Majestad le ha de oir; porque, según me dijo un dia, no se contenta con que sea vuestra señoría muy bueno, sino muy santo. Yo tengo mas bajos pensa- mientos : contentarme hia con que V. S. se contentase con solo lo que ha menester para si solo, y no se extendiese á tanto su caridad de procurar bienes ajenos; que yo veo, que si V. S. con su descanso solo tuviese cuenta, le podia ya tener y ocuparse en adquirir bienes perpetuos, y servir á quien para siempre le ha de tener consigo, no se cansando de "dar bienes.

Ya sabíamos cuando es el santo, que V. S. dice. Tenemos •concertado de comulgar todas aquel dia por V. S., y en él •saldremos de deuda porque le holgaremos bien por V. S. y se ocupará lo mejor que pudiéremos. En las demás mercedes, •que V. S. me hace, tengo visto podré suplicar á V. S. muchas, si tengo necesidad; mas sabe nuestro Señor, que la mayor, -que V. S. me puede hacer, es estar á donde no me pueda hacer ninguna de esas, anque quiera. Con todo, cuando me viere en necesidad, acudiré á V. S. como á señor de esta ^asa.

Estoy oyendo la obra que pasan María, Isabel, y su <;oniadre de V. S. para escribir, y á Tsabelita, que es la de Sau Judas, como nueva calla ; en el oficio no qué dirá. Determinada estoy á no enmendarles palabra, sino que V. S. las sufra, pues manda las digan. jEs verdad, que es poca mortificación leer necedades, ni poca prueba de la humildad de V. S. haberse contentado de gente tan ruin! Nuestro Señor nos haga tales, que no pierda V. S. esta buena obra, por no

DE SANTA TERESA DE JESÚS. 311

sabor nosotras pedií" á su Majestad la pague á V. S. Es hoy domingo, no si xx de agosto.

Indina sicrva, y verdadera hija de V. S. Ticresa dic Jesús.

CARTA CLV(l).

A la madr ' priora y religiosas del convento de San Jo«é de Avila. - Desde Va- lladolid 7 de octubre de 1580.

Disposiciones acerca del testamento de su hermano don Lorenzo, y las obras que se habían de hacer á expensas do él.

JESÚS

Sea con vuestras reverencias, amén. Yo me veo con poca •salud, y anque tuviese mucha, no es razón tener siguridad en vida, que tan presto se acaba: ansí me ha parecido escrebir á vuestras reverencias esta relación de lo que se ha de hacer, si es Dios servido que don Francisco profese.

Las escrituras están acabadas, que tocan á la herencia de ■esa casa, con mucha firmeza (2). Sabe Dios el cuidado y tra- bajo que me ha sido, hasta verlo en este punto. Sea Dios bendito, que ansí lo ha hecho : están firmísimas. Guárdanse ahora en el arca de tres llaves en esta casa : porque las he menester algunas veces, no las envió ahora. Está con ellas el testamento de mi hermano, que haya gloria, y todo lo demás, que para aprobarlas ha sido meuester. De aquí se llevarán, porque en ninguna manera conviene, sino que estén en esa cfisa muy guardadas en el arca de las tres llaves.

Si hiciere profesión don Francisco, háse de saber el testa- mento que hace, y darle de la renta del año todo lo que, estuviere por gastar ; porque él no puede testar, si no es en 3a renta de año, y creo en el mueble.

(1) Esta Carta era la LXXIV del tomo iv en las ediciones anteriores. El original lo tenía, hacia el año ItíSO, fray Alonso de Jesús María, general de los Carme- litas Descalzos : lo copió Fr. Jerónimo de San Josef para el archivo de la Orden Las correcciones se han hecho al tenor de las que tenían los padres Carme- litas, en el manuscrit) de la Biblioteca Nacional número 3.

'rl) Don Lorenzo de Cepeda se mandó enterrar en la iglesia do las religloras de San José de Avila, a quienes dejó parte de su hacienda para que le hiciesen una capilla de san Lorenzo, donde descansa cuerpo; y la capilla mayor do la iglesia principal, si su hijo don Lorenzo, que e taba en Indias, muí iesc sin sucesión, y todo lo demás que la Santa declara en esta Carta. (Fr, A.}

312 CARTAS

Luego se ha de partir la hacienda entre don Lorencio y Teresa de Jesús. Hasta que haga profesión puede ella mandar lo que quisiera de ella. Está claro que hará lo que vuestra reverencia la dijere ; y es razón se acuerde de su lia doña Juana, pues tiene lanía necesidad. En haciendo ella profesión queda todo á la casa.

La parle de don Lorencio terna el mesmo mayordomo, dando cuenta de todo lo que se gastare á parte. Cómo se ha de gastar, no tiene mas que hacer de irse la priora y monjas, cumpliendo lo que dice el testamento.

Lo primero se ha de hacer la capilla que manda mi her- rtiano, que haya gloria. Lo que faltare de los cuatrocientos ducados, que deben en Sevilla, se ha de gastar de la parte de don Lorencio, y hacer retablo y rejas y todo lo que es me- nester. Ya me ha enviado á decir la priora, que al menos los. docientos ducados enviará presto.

Paréceme dice el testamento (que no me acuerdo bien), que en distribución de estos frutos de doa Lorencio haga yo en algunas cosas lo que me pareciere. Digo yo, que porque entiendo de la voluntad de mi hermano, que era hacer el arco de la capilla mayor (como todas vieron que le tenia trazada) por ésta, firmada de mi nombre, digo que es mi voluntad,, que cuando se hiciere la capilla de mi hermano, que haya gloria, se haga el dicho arco de la capilla mayor, y una reja de hierro, que no sea de las muy costosas, sino vistosa y bien bastante.

Si Dios fuere servido de llevar á don Lorencio sin hijos, entonces se haga la capilla mayor, como manda el testa- mento. Miren que no se fien mucho del mayordomo, sino que procuren, que de los capellanes que tuvieren, vayan á menudo á mirar eso de la serna, para ver si se granjea bien ; porque esa hacienda será de valor; y si no se tiene mucho cuidado perderse ha muy presto, y en conciencia están obligadas á no lo dejar perder.

¡ Oh, mis hijas, qué cansancio y contienda trayn consigo estas haciendas temporales ! Siempre lo pensé, y ahora lo tengo visto por expiriencia, que á mi parecer todos los cuidados, que he traido en las fundaciones, en parte no me han desabrido ni cansado tanto como éstos : no-

DE SANTA TERESA DE JESÚS. li\li

si lo ha hecho la mucha enfermedad, que ha ayudado. Vuestras reverencias rueguen á Dios, que se haya servido de ello, pues son la mayor parte por donde lo he tomado tan á pechos, y encomiéndenme mucho á su majestad, que nunca pensé las queria tanto. Él lo guie todo, como mas sea para su gloria y honra, y que la riqueza temporal no nos quite la pobreza de espíritu. De otubre hoy siete, año de mil quinien- tos y ochenta.

De vuestras reverencias sierva. Teresa de Jesús.

Guárdese esta memoria en el arca de las tres llaves.

CARTA GLVI (i).

A la madre Mana de San José, priora de Sevilla. Desde Valladolid á Í25 d&

octubre de 1580.

Dándole cuenta de su convalecencia y haciéndole algunos encarr/os particu- lares y de la urden.

JESÚS.

La gracia del Espíritu Santo sea con vuestra reverencia^ mi hija. Sus cartas recibí y la de la madre supriora, y anque eran harto añejas, me holgué de ver letra suya; mas bien se templó con ver su poca salud. Una que vuestra reverencia escribió á el padre Nicolao, de primero de otubre, me ha consolado mucho, porque dice en ella está mijor. Plega á Dios vaya muy adelante. No piense que esas hinchazones son siempre hidropesía, que por acá las tienen y han tenido, y están ahora buenas, y otras se andan ansí (2). Con todo no deje de curarse, y guardarse de lo que dice el médico le hace daño, anque no lo haga sino por darme á con- tento, y no añidir á los trabajos que por acá hay. Ámí no me han faltado de poca salud, después que estoy en Valladolid. Esta ha sido la causa de no la haber escrito. Todadía estoy

(1) Esta Carta era la LXXXI del tomo v en las ediciones anteriores. El origina se conserva en las Carmelitas Descalzas de Valladolid. No es toda de letra Santa Teresa.

(2) Procedía la dolencia de una general epidemia causada de un aire corrupto, que corriendo de polo a polo, apenas dejó en el mundo reino en que no hiciese grande estrago. Por lo cual llamaron aquel año de 80 el año del catarro. [Hia- toria : tomo i, libro v, capítulo iv, número 3.)

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3i4 CAUTAS

tan flaca la cabeza, c¡ue no cuando podré escribir de mi letra ; mas la secretaria es tal, que podré fiar lo que de mi. Sepa, que el mal ha sido tanto, que no pensaron que viviera. "Ya estoy sin calentura dias há,y no para qué me deja Dios, sino para ver muertes este año de siervos de Dios, que me es liarlo tormento. De la del padre Soto no me lia pesado mucho : mas pena me da lo que pasa el padre fray Gregorio, y en los Remedios. Ello ha sido general esta tormenta, y ansi no hay de qué nos espantar, sino alabar á Dios, que anque ha habido hartos trabajos en estos monesterios, no lia muerto ninguna Descalza.

Lo que me dice de el padre prior de las Cuevas pasado, me ha hecho mucha lástima Gomo veo que el padre prior 4e Pastrana las quiere tanto, que no las dejará de escri- bir á menudo las cosas de por acá, dame mucho con- suelo.

En lo que toca á Beatriz, vuestra reverencia acertó muy bien en quemar aquel papel, y acertará en no hablar en elio ■con ella, ni con naide. Si Dios fuere servido de hacernos mer- ced de ver hecha esta provincia, entonces se determinará lo que se ha de hacer de esa hermana, que como se lo he dicho otras veces, no es bien que se quede sin castigo.

Aunque no me escriba de su letra, no se le nada, que todo se puede fiar de la supriora. De otubre á '20, año ■dr 1580.

De vuestra reverencia sierva. Teresa de Jesús.

Jesús, María.

La madre me envió esta carta abierta : leidola he y reniñóla á vuestra reverencia con otra que me escribe d mí, para que vea lo •que hay de negocios. De lo que dice de don Francisco, hijo del señor Lorenzo de Cepeda, no hay que hacer caso, porque ya se volvió á la madre. Oración por nuestros negocios y pedir la vida de fray Pero Fernandez, que aunque seria milagro, es tan necesaria, y la Virgen lo puede hacer tan fácilmente, que no ■desconfío de ello, si ellas, que profesan ser sus hijas, se lo ro-

DK SANTA li-.ür.SA DK .ll^SdS. 315-

(jaren de veras. Y porque de Madrid le escrebí l.írrrjo, y ayorn estoy en Postrema, dlu de Todos Santos , no me alarrjo. Siervo de vuestra reverencia. Fray Nicolás.

CARTA CLVII.

AI padre fray Jerónimo Gracian de la Madre de Dios. Desde Valladolid 20 de- noviembre de I08O.

Sobre haber desistido su sobrino don Francisco del deseo de entrar fraile.

JESÚS.

La gracia del Espíritu Santo sea con vuestra paternidad. No va ésta de mi letra (1), porque he esciito hoy áÁvila mucho, y tengo cansada la cabeza ; y ayer á vuestra paternidad, por la via de la señora doña Juana de Antisco, y antes Iiabia es- crito otra por esta via, bien larga. Plega á Dios haya llegado mejor allá, que acá las de vuestra paternidad, si las ha es- crito, que estoy con harto cuidado, hasta saber si llegó bueno. Esta escribo ahora, para que sepa, que hay correo para este jugar desde ése, y no me deje de con él. Estoy buena, gloria k< Dios.

Lo que decia en la de ayer es la historia de don Francisco,, que nos tiene espantadas á todas. No parece, sino que le han deshecho y tornado á hacer. Gomo anda con sus parientes no me espanto ; mas espántame, como deja Dios ansí una cria- tura, que le deseaba servir. \ Grandes son sus juicios ! Harta lástima me ha hecho verle. Está gran nogociador de su ha- cienda, y amigo de ella, con tanto miedo de tratar Descalzos ni Descalzas, que no creo nos querría ver, y á la primera. Dicen que dice, que ha miedo, que le ha de tornar el deseo que tenia. En esto se ve la gran tentación.

Suplico á vuestra paternidad le encomiende á Dios, y le haga k'istima. Trata de casarse mas no fuera de Ávila. Ello será haito pobre, porque no le falten duelos. Harta ocasión debia ser dejarle solo tan presto vuestra paterniclnd y el padre Nicolao ; y aquella casa de Pastrana no debe estar codiciosa. Á mi parecer se me ha cpjitado una gran carga.

(1; Por estar fatigada la Santa escrii)ió la Carta su secretaria por milMgru, la venerable Ana de San Bartolomé.

Sin CARTAS

Lo de la capilla torna ahora á andar, que ayer me escribió el padre fray Ángel sobre ello. Todo me tiene harto cansada. Él nunca ha ido á Madrid, que viene ahora á San Pablo de la Moraleja. Dice, que le ha enviado el general las atas del Capí- tulo. El padre fray Pedro Fernandez no es muerto ; estáse muy malo. Acá están las mas buenas, y con deseo de saber de vuestra paternidad y la secretaria le besa la manos, y la madre Inés de Jesús.

Maitines, y víspera de nuestra Señora de la Presentación, dia que no se me olvidará (porque fué en este el rebate de cuando vuestra paternidad presentó el breve en el Carmen de ahí). Dios lo guarde, y haga tan santo como yo se le su- plico, amén (1).

Indina sierva y hija de vuestra paternidad. Teresa de Jesús.

CARTA CLVIIl (2).

Desde Valladolid 21 de noviembre de 1580. A la madre María de San José,

priora de Sevilla.

Felicitándola por la estancia del padre Gradan en Sevilla. JESÚS.

La gracia del Espíritu Santo sea con vuestra reverencia, mi hijo, amén. Con harto deseo estoy de saber de la salud de vuestra reverencia : por amor de Dios que mire mucho por ella, que me tiene con cuidado. Avíseme qué tal se siente y qué tan consolada está ahora con nuestro padre Gracian (S), que yo lo estoy de entender el alivio, que á vuestra reveren- cia le será tenerle ahora allá, para todo. Yo estoy mijor, gra-

(1) « Y le haga tan santo como yo le suplico. Amén. »

Sobre el suceso a que alude en la fecha, véase el final de la Relación IX, tomo IX, pagina 170.

(2) Esta Carta era la XCVIl del tomo iv en las ediciones anteriores. El original sa conserva en las Carmelitas Descalzas de Valladolid. La primera mitad de la Carta es de letra de la religiosa que le servia en Valladolid de amanuense. La segunda mitad es de letra de la misma Santa. Imprímese conforme a la copia -auténtica del manuscrito de la Biblioteca Nacional número 1. Las correcciones «on poco importantes.

(3) En las ediciones anteriores « con nuestro padre Gracian. Yo lo estoy de entender el alivio que vuestra reverencia le sera ahoi'a alia. » El padre Gracian habia sido elegido prior de los Remedios en l'J de febrero anterior.

UE SANTA TF.RESA DIÍ JESÚS. 317

cias á Dios. Voy tornando en mi, aunque no falla en qué padecer con mis continas enfermedades y cuidados, que no me faltan. Encomiéndenme á Dios, y escríbame qué lengo de hacer de estos papeles que me envió, pues no valen nada para cobrar. Mire el remedio que ha de haber, y procure vuestra reverencia alguna monja, para pagar ese dinero, parala capilla de mi hermano, que no se puede excusar de comenzarla ya (1). Yo no lengo por acá ningún remedio, que harto me pesa ; mas no puedo mas de encomendarlo todo á Dios, que ponga el remedio que puede. De los negocios de la Orden no hay ahora cosa nueva que decir; cuando la haya cíe nuestro padre Gracian lo sabrá. Á todas las hermanas me encomiende mucho. Plega á Dios estén con la salud que yo las deseo (2).

Ya la escribí, que el que le debe los dineros en Toledo, da hartas largas, y él es oidor del arzobispo, y no cómo se ha de sacar de él, si no es por bien. Si el padre Nicolao, cuando vaya, quisiere estar alli algún dia, y averiguarlo con él, quizá se haria algo. Yo pensé, si fuera adelante el propósito de re- lision de Francisco, poder hacer algo en eso : todo se me des- hace. Hágalo Dios como puede, y déla la salud que yo le suplico. Pues hay ordinario para este lugar, no deje de es- cribirme con él, y avisar á nuestro padre que lo haga, y dígame la madre supriora, como les va con él (3), y si está bueno, y escríbame de todo largo, porque no se canse vues- tra reverencia. Por caridad que estén con mucho aviso, pues hay en casa quien le parezca (4), lo que no es nada, mucho; y dígame cómo eslá esa pobre, y el padre prior de las Cue- vas,

Haga á nuestro padre que le vaya á ver, y envíele un gran recaudo de mi parte (5), y al padre Rodrigo Alvarez también, que me holgué con el suyo. Mi cabeza no da lugar á escri- birle. Dígame cómo está San Jerónimo : á ella, y á la her-

(l) « De comenzarla. Ya no tengo. »

(:i) « Plegué a Dios que estén con la salud que yo les deseo. » ilasta aquí es de letra de la amanuense.

(o) « Y avisar a nuestro padre lo haga. Dígame la madre supriora cómo le con él. »

(4) « Por caridad que esté con muciio aviso, pues hay en casa quien lo parece. » (o) « Que lo vaya a ver, y eninc un gran recado, »

318 CARTAS

mana San Francisco mis encomiendas. Es hoy dia de la Pre- sentación de nuestra Señora de 1580.

Indina sierva de vuestra reverencia. Teresa de jesús.

Hagan mucha oración por los negocios de la Orden.

CARTA GLIX.

A don Lorenzo de Cepeda, sobrino de la Santa, en el Perú (1). Desde Valla- dolid por diciembre de 1580.

Avisándole la muerte de su pad.re y casamiento de su licrmano. JESÚS.

La gracia del Espíritu Santo sea con vuestra merced, raí hijo. Bien puede creer que me da harta pena las malas nue- vas, que á vuestra merced he de escribir en ésta. Mas consi- 'derando que lo ha de saber por olra parte, que no le podrán dar tan buena relación del consuelo, que puede tener en tam gran trabajo, quiero mas que la sepa de : y si considera- mos bien las miserias de esta vida, gozarnos hemos del gozo> que tienen los que están ya con Dios. Fué su majestad ser- vido de llevar consigo á mi buen hermano Lorencio de Cepeda, dos dias después de San Juan, con mucha brevedad,, que fué un vómito de sangre ; mas habíase confesado, y comulgado el dia de San Juan, y creo fué regalo para su con- dición no tener mas tiempo ; porque, para lo que toca á su alma, yo bien contino le hallarla aparejado, y ansí ocho dias antes me habia escrito una carta, donde me decia lo que había de vivir, anque puntualmente no sabia el dia.

Murió encomendándose á Dios y como un santo ; y ansí,, según nuestra le, podemos creer estuvo á poco, ú nonada en purgatorio. Porque, anque siempre fué (como vuestra merccdl sabe), siervo de Dios, estábalo, ahora de suerte, que no qui- siera tratar cosa de la tierra, y sino era con las personas que trataban de su Majestad, todo lo demás le cansaba en tanto extremo, que yo tenia harlo que consolarle ; y ansí se habia ido á la serna, por tener mas soledad, á donde murió, ú

(1) Esta Carta, cuyo original veneran nuestras religiosas de Peñaranda de Bracamente, es para don Lorenzo Cepeda, iiijo segundo del señor Lorenzo de Cepeda, v sobrino de la Santa, casado en el Perú con doña María Hinojosa.

DE SANTA TKIiKSA DE JESrS. ^[^

comenzó á vivir, por mejor decir. Porque si yo pudiera escri- l>ir algunas cosas particulares de su alma entendiera vuestra merced la gran obligación que tiene á Dios, de haberle dado tan buen padre, y de vivir de manera que parezca ser su hijo. Mas en carta no se sufre mas de lo dicho, sino que vuesLr.i merced se consuele, y crea, que desde donde está le puede hacer mas bien, que estando en la tierra.

Á mi me ha hecho gran soledad, mas que á nadie, y á la buena Teresita de Jesús (1) ; anque la dio Dios tanta cordura, que lo ha llevado como un ángel, y ansi lo está, y muy buena monja, y con gran contento de serlo. Espero en Dios se ha. de parecer á su padre. A mi no me han fallado trabajos, hasta ver á don Francisco, como ahora está; porque quedó con mucha soledad, que ya ve vuestra merced los pocos- deudos que hay.

Ha sido tan codiciado para casarse con él, en Ávila, que yo estaba con miedo si habiade tomar lo que no le convenia^ Ha sido Dios servido, que se desposó el dia de la Concecion con una señora de Madrid, que tiene madre, y no padre. La madre lo deseó tanto, que nos ha espantado ; porque, para quien ella es, pudiérase casar muy mijor; que anque el dote es poco, con ninguna en Ávila, de las que pretendíamos, le- podían dar tanto, anque quisieran. Llámase la desposada doña Ororrisía(an no quince años, hermosa y muy dis- creta) : digo doña Orofrisia de Mendoza y de Castilla. Es prima hermana la madre del duque de Alburquerque, sobrina del Infantazgo, y de otros hartos señores de titulo : en fin, de- padre y de madre, dicen, no la hará ninguna ventaja en España. En Avila es deuda del marqués de las Navas, y del de Velada, y de su mujer de don Luis el de mosen Rubí, mucho.

Diéronle cuatro mil ducados. El me escribe que está mur ontento, que es lo que hace al caso. Á mi me le da, que doña Beatriz, su madre, es de tanto valor y discreción, que los podrá gobernar á entramos, y que se acomodará, á lo que dicen, á no gastar mucho. Tiene doña Orofrisia solo un hermano mayorazgo y una hermana monja. Á no tener hijo

(1) Su hermana y sobrina de Santa Tcresa.

320 CARTAS

el mayorazgo, le hereda ella ; cosa posible podría ser. Yo no veo otra falla aquí, sino lo poco que don Francisco tiene, que está la hacienda tan empeñada, que, á no le traer presto lo que deben de allá, no cómo ha de poder vivir. Por eso, vuestra merced lo procure, por amor de Dios, y ya que Dios les va dando tanta honra, no falte con qué la sustentar.

Ha salido hasta ahora muy virtuoso don Francisco, y ansí espero en Dios lo será, porque es muy buen cristiano. Plega Él oya yo estas nuevas de vuestra merced. Ya ve, mi hijo, que se acaba todo, y que es eterno y para sin fin el bien, ú el mal, que hiciéremos en esta vida. Pedro de Ahumada está bueno, y mi hermana y sus hijos; anque con grandísima ne- cesidad, porque les ayudaba mucho mi hermano, que haya gloria. Poco que estuvo aquí don Gonzalo, su hijo. Mucho quiere á vuestra merced, y otras personas, que dejó enga- ñadas en la buena opinión que le tienen, que yo mejor le quisiera ver. Plega á Dios que ahora lo sea, y le su Majes- tad la virtud y santidad, que yo le suplico, amén. Al mones- terio de Sevilla, de las monjas, podrá vuestra merced enviar las cartas, que se es priora la que era cuando yo estaba allí; y todas las contiendas se han acabado muy biín, gloria áDios. Esta escribo en nuestro monesterio de Yalladolid. La priora de él besa ú vuestra merced las manos, y yo las de esos se- ñores y señoras, nuestros parientes. Teresa de Jesús.

CARTA CLX.

Al |i;iJrc fray Jerónimo Gracian de la Madre de Dios. Fecha inciera, de Unes

de loSO; al parecer.

Con carias consejos acerca de los locutorios, y otras adoertnncias, para el viaijor 7'ceato de las religiosas.

JESÚS.

Sea con vuestra reverencia, amén. Por esa carta verá vuestra reverencia lo que en Alba se pasa con su fundadora. Hanla comenzado á tener miedo, y hécholas tomar monjas, y deben de pasar harta necesidad, y veo mal remedio para llegar á razón : menester ha vuestra reverencia informarse de lodo.

DE SANTA TFJtESA DE JESÚS. 321

No olvide vuestra reverencia dejar mandado lo de los velos «n todas partes, y declarado por qué personas se ha de en- tender la costitucion, porque no parezca las aprieta mas, que yo temo mas, que no pierdan el gran contento, con que nues- tro Señor las lleva, que esotras cosas ; porque lo que es una monja descontenta, y mientras ellas no dieren mas oca- sión de la que hasta ahora han dado, no hay por que las aprieten en mas de lo que prometieron.

Álos confesores no hay para qué los ver sin velos jamás, ni A los frailes de ninguna Orden ; y muy menos á nuestros Descalzos. Podríase declarar, como si tienen un tio, y no tienen padre, y aquél tiene cuento de ellas, ú personas de muy jnucho deudo, que ello mesmo se lleva razón ; ú si hay du- quesa, ú condesa, persona principal. En fin, donde no pueda haber peligro, sino provecho ; y cuando no fuere de esta suerte, que no se abra : ú si otra cosa se ofreciere, que sea duda, que se comunique con el provincial, y se pida licencia; y si no, que jamás se haga. Mas yo he miedo no la el pro- vincial con facilidad. Para cosa de alma parece que se puede tratar sin abrir velo. Vuestra reverencia lo verá.

Harto deseo les venga luego alguna que traya algo, para pagar lo que se ha gastado en la obra. Dios lo guie como Ja necesidad. Aquí están bien, que todo les sobra, digo cuanto á lo exterior, que para el contento interior poco hará esto : mejor le hay en la pobreza. Su Majestad nos lo á enten- der, y haga á vuestra reverencia muy santo. Amén.

Indina sierva, y súdita de vuestra reverencia. Teresa dh Jesús.

CARTA CLXI.

Para una religiosa de otra Orden, que pretendía entrar carmelita descaira. Fecha incierta, al parecer de ílnes de I08O.

Le da consejos para perfeccionarse en su convenio, sin necesidad de mudar de

instituto.

JESÚS

Sea con vuestra merced. En lo principal que vuestra merced manda, no la puedo servir en ninguna manera por tener cos- titucion, pedidu por mí, de no tener monja de otra Orden en

322 CARTAS

estas «asas, porque eran tantas las que quisieran venir á eVa» j quieren, que, anque alguna nos diera consuelo tener, há- llanse inconvenientes para no abrir puerta en esto, y ansí en ello no tengo que decir mas, porque no se puede hacer, ni sirve de mas de tener yo deseo de servir á vuestra merced en en este caso, que de darme pena.

Antes que fuesen comenzados estos monesterios estuve veinte y cinco años en uno, donde habia ciento y ochenta monjas, y porque estoy de priesa solo diré, que á quien ama á Dios, como vuestra merced todas esas cosas le sei án cruz, y para provecho de su alma, y no tocarán en dañarla. Si vues- tra merced, anda con aviso de considerar que solo Dios y ella están en esa casa; y mientras no tuviere oficio, que la obligue á mirar las cosas, no se la nada de ellas, sino procurar la virtud que viere en cada una, para amarla por ella, y apro- vecharse y descuidarse de las faltas que en ella viere.

Esto me aprovechó tanto, que siendo las monjas con quien estaba muchas en número, no me hacian mas al caso que si no hubiera ninguna, sino provecho. Porque en fin, señora mia, en toda parte podemos amar á este gran Dios. Bendita sea Él, que no hay quien pueda estorbarnos esto.

CARTA CLXIII.

Fecha incierta. Para unas señoritas de Avila, que pretendinn entrar carme- litas descalzas.

Dando lai^gas á su pretensión. JESÚS.

La gracia del Espíritu Santo Sea en sus almas de vuestras, mercedes, y se la dé, para cjue les duren lan buenos deseos. Paréceme á mi, señoras, c{ue mas ánimo ha tenido doña Ma- riana, su hija de Francisco Suarez, pues casi seis años, que padece disgustos de padre y madre, y metida jíos mas de ellos en una aldea, que diera mucho por la libertad que vues- tras moi^ced es tienen de confesarse en San (lil ; y no es cosa tan fácil, como les parece, tomar el hábito de esa suerte; que anque ahora, con este deseo, se determinen, no las teni^O'

DF. SANTA TERESA DE JESÚS. 323

por tan santas, que no se fatigaran después de verse en des- gracia de su padre. Y por esto vale mas encomendarlo ú nues- tro Señor, y acabarlo con su Majestad, que puede mudar los •corazones, y dará los medios ; y cuando mas descuidadas estemos, ordenará como sea gusto de todos, y ahora debe convenir la espera.- Sus juicios son diferentes de los nuestros. Conténtense vuestras mercedes con que se les terna guar- dado lugar, y déjense en las manos de Dios, para que cumpla su voluntad en ellas, que esta es la perfección, y lo demás podria ser tentación. Hágalo su Majestad, como viere que mas conviene ; que cierto, que si á sola mi voluntad es- tuviera, yo cumpliera luego la de vuestras mercedes : mas hanse de mirar muchas cosas, como he dicho. Su Majestid las guarde con la santidad qne yo le suplico, amén.

CARTA CLXIIL

Para una señora desconocida. Fecha incierta (1). Ponicndose á su disposición para cuando quiera venir á visitarla.

JESÜS.

La gracia del Espíritu Santo sea siempre con vuestra mer- ced. No he habido menester ver á vuestra merced para reci- birla muy grande, en querer vuestra merced dar lugar á que yo le bese las manos, porque, después que he entendido cuan bien entiende vuestra merced lo bueno, hubiera procu- rado este contento, si pudiera. Y ansí, suplico á vuestra merced entienda, que cuando me la hiciere en venir acá, será muy grande ; y mientras fuere á hora que pueda durar mas tiempo, será mayor. Habia tan poco el dia de Santo Tomé, que yo me holgué hubiese ocasión para que vuestra merced lo dejase para otro dia. En lo que vuestra merced dice, antes fuera acrecrentar el contento que impedirlo; porque no habia lugar para tratar cosas de alma,

(i) Esta Carta es de las bien escritas y cortesanas que la Santa nos dejó; está llena de laconismos. Conserva su original en Valladolid el muy ¡lustre señor don José Laso de Mendoza, vizconde de Valeria.

Ks en rigor billete íaniiliar para una señora de clase, a lo que se colige de las •discretas expresiones de la Santa.

324 CARTAS

y en todas las demás fuera acrecentar mucho. Ansí lo debe vuestra merced hacer en el servicio de nuestro Señor, pues goza de tan buena dotrina. Bien parece que lo- merece vuestra merced. Plega á nuestro Señor no pierda en esta ruin servidora que quiere tomar. Por eso mire vuestra merced lo que hace, porque una vez recebida por tal, está obligada á si mesma á no pedirla. En todas las cosas se gana mucho en mirar en los principios, para que los fines sean buenos. Para mi no lo puede dejar de ser; y ansí, el dia que vuestra merced mandare, y á la hora que fuere servida, será mucha merced para mí. Sea nuestro Señor siempre luz y guia de vuestra merced. indina sierva de vuestra merced. Teresa de Jesús.

CARTA CLXV.

Para otro confesor. Fecha incierta. Cnn varias advertencias, en especial sobre las torneras.

JESÚS.

La gracia del Espíritu Santo sea con vuestra merced. A I.i recien velada vea vuestra merced un dia, y le hable muy des- pacio, y pida me encomiende al Señor, y estos negocios de la orden.

Extraña mortificación me es ver la forma que hay de nues- tra pobreza, y estar muy regaladas nosotras, que como los hermanos dirán, cierto que lo estamos cuanto á el comer, y bien acomodadas. Algunas cosillas faltan : mas yo temo nos ha de sobrar todo, que harto nos dan, y enviámoslo á los hermanos.

Yo creo que ha de sacar Beatriz á vuestra merced con honra, pues tanto pone en su aprovechamiento. Harto me consuelo, que vuestra merced dice, y la madre priora, que no les da pena. Dlceme su reverencia, que es al torno corta de razones. Dígala vuestra merced que se me olvidó que la dejé con eso, que es mucha virtud para portera de estas ca- sas. Acá he yo quilado á Alberla, que lo es, el hablar pala- Ijra, sino es oir y responder, y si otra cosa le dicen, úpregun-

DF<: SANTA TERESA DE JESÚS. .*i2.J

(aii,dice que no Liene licencia. Con cslo seedi(icanmas,quecüii ínuchoparlar. Porque ala madre priora escribo muy largo, que lie (enidoá diciía estar sinotras carias hoy, por poderlo hacer, y ella dirá á vuestra merced lo que aquí falta : no digo mas de suplicarle no deje de escribir alguna vez, que me consuelo mucho. Dios á vuestra merced el que deseo, amén.

Indina sierva, y hija de vuestra merced. Teresa deJesu?, carmelita.

CARTA GLXIII.

A la madre Ana de la Encarnación, priora de San José de Salamanca. Desde Falencia a principios de enero de 1581.

Sobre asuntos del convento de Salamanca y de la fundación de Falencia.

JESÚS

Sea con vuestra reverencia. Harto me pesa á que se trayan de esa casa las que á vuestra reverencia dijeron, mas no puede ser menos, y pues se quita la queda desgusto, tenga paciencia y encomiéndenlas á Dios, para que acierten á hacer bien á lo que vienen, porque no pierda esa casa el buen crédito de las que salen de ella. Espero liarán, porque les quedarán muy buenas monjas, con ellas. Paré- ceme que todavía anda vuestra reverencia con sus indis- pusiciones. Harto es que nos haga Dios merced que esté en pié : mírese por amor de Dios. Plega El me deje verlas ya fuera de esa casa, que yo le digo me tray con harto cuidado. Debe c[uerer su Majestad que vuestra reverencia padezca de todas maneras; sea por todo alabado, y pagúele su Majestad las limas, que yo habia estado el dia antes tan ruin, que me holgué en ellas y con el velo, porque el que traya tocado habia hecho para encima, y son muy lindos lob que vuestra reverencíame da. Con todo me haga caridad de, hasta que yo se lo pida, no enviarme nada : más quiero que lo gaste en su regalo. En esta fundación nos va tan bien en todo, que no en qué se ha de parar. Pidan á nuestro Señor nos buena casa, que ya no queremos la ermita. Hartas hay y buenas, y hartos que tengan cuidado de ello, y el obispo no cesa de ha- cernos merced. Encomiéndenle á Dios, por caridad, y á los que nos ayudan.

i9

325 CARTAS

Eseriba vuestra reverencia un billete á fray Domingo, si yo no le escribiere, porque sepa de esta fundación, anque pro- curaré hacerlo : sino díganle un gran recaudo de mi parte. En gusto me ha caido cuan cumplidamente lo ha hecho en proveerá-las hermanas, que no lo hacen todas, y es haría razón; en especial por Isabel de Jesús, que se le debe todo : contenta parece que está. Porque ella y las demás dirán lo que hay que decir, y yo tengo que escribir otras cartas, no mas de que nuestro Señor me la guarde, y toda santidad, cjue yo le suplico, amén. Los misales son muy buenos que manda ; son tanto, que no cuando se lo hemos de pagar.

Yo de vuestra reverencia sierva. Teresa de Jesús.

CARTA CLXIV

AI padre fray Juan de Jesús, carmelita descalzo, en Pastrana (1). Desde Pa.«- lencia 4 de enero de 1581.

Dándole noticias de la fundación de Patencia, y otras que proyectaba.

JESÚS.

Sea con vuestra reverencia el Espíritu Santo. Harto con- tento me da cada vez, que vuestra reverencia que está bueno. Sea Dios alabado, que tantas mercedes nos hace. Yo quisiera servir á vuestra reverencia en procurar la carta c[ue dice del arzobispo, mas sepa que no he hablado poco ni mucho á su hermana, ni la conozco, y ya sabe vuestra reverencia el poco caso que hizo el arzobispo de mi carta, cuando vuestra reve- rencia me mandó le escribiese, cuando iba á Roma, y soy

(1) El original de esta Carta conservan nuestras religiosas de Sevilla; escribióse en Palencia á 4 de enero l"i81. Es para el padre fray Juan de Jesús, llamado comunmente el padre Roca, apellido suyo en el siglo por parte de madre, con el <;ial se levanto en la religión; porque fué en ella una roca fortisima y muro de jji'once para resistir a las furiosas olas y desmedidas contradicciones que la com- liatieron.

Santa Teresa hizo tanta confianza de su talento > virtud, que le eügió para que- fu'se a Roma ó agenciar la separación. Llamóle a Avila cuando estaba prior de ManceiM, manifestóle su parecer, y rindióse Roca dócil a su madre. Para disirau- lir la persona cuando hubo de partir, se vistió de seglar, cuyo traje y disfraz celebró con gracia la Santa, pues al verlo con peluca y espadín, dijo : ¡ Ay, y como ■parece hombre: Fué a Roma con el padre fray Diego de la Trinidad, y acreditó ?I acierto de la elección ; pues consiguió el breve, y volvió a España con brevedad.

Db SANTA TERESA DE JESÚS. 327

muy enemiga de cansar, cuando no ha de aprovecljar, en es- pecial que no pasará mucho sin pedirle licencia para la fun- dación de Madrid. Harto quisiera yo que se hiciese más que eso por quien tanto se debe ; mas cierto que no veo cómo. En lo que vuestra reverencia me dice de las costituciones, el padre Gracian me escribió, que le hablan dicho lo mesmo que á vuestra reverencia, y él las tiene allá de las monjas. Lo mas que se hubiera de advertir es tan poco, que presto se podrá avisar, y era menester comunicarlo primero con vues- tras reverencias ; porque lo que para una cosa me parece que conviene, para otras hallo muchos inconvenientes, y ansí no me acabo de determinar. Harto necesario es tener eso muy á punto, para que por nuestra parte no haya detenimiento en nada. Ahora me escribe el señor Gasademonte, como está mandado, de quien puede, que no consienta entender á el Tostado en ninguna cosa con Descalzos, que es harto bueno. Es cosa extraña el cuidado que tiene este amigo de vuestra reverencia de darnos cualquier buena nueva y de todo : cierto se le debe mucho. Lo que vuestra reverencia me escribe tiene esa hermana, me parece poco, por estar en hacienda, que quizá, cuando se venda, será mucho menos, y pagado tarde y mal, y ansi no me determino vaya á Villanueva, porque allí tienen más necesidad de dinero, que de monjas tienen más délas que yo querría. El padre fray Gabriel me ha escrito de una parienta suya, que anque no tiene tanto, es más razón lomarla, porque se la debe muy mucho. Guando escribí de esa hermana, no me hablan dado la carta, en que dice de estotra. Vuestra reverencia no trate mas de ello, que por allá hallarán quien las haga mas al caso, para haber de cargar mas la casa, y es mejor del mesmo pueblo. ' Partimos de Valladolid el dia de los Inocentes para aquí, á esta fundación de Patencia. Dijose la primera misa el dia del rey David, con mucho secreto, porque pensamos pudiera ha- ber alguna contradicion ; y elbuen obispo de aquí, don Alvaro? lo tenia tan bien negociado, que no solo no la habido, sino que ninguna persona de esta ciudad trata sino de holgarse, y que ahora les ha de hacer Dios mercedes, porque estamos aquí. La cosa es mas extraña que he visto. Tuviéralo por mala señal, sino que creo ha sido ntes la ácontradÍLÍon, de

328 CAUTAS

ios muchos que les parecía por allá no estaría bien aquí (i), y ansí yo he eslado muy remisa en venir, hasta que el Señor me dio alguna luz y mas fe. Creo ha de ser de las buenas casas que están fundadas, y de mas devoción. Porque com- pramos la casa junto á una ermita de nueslra Señora, en lo mejor del lugar, y á donde todo él y la comarca tienen gran- diisma devoción, yhanos dejado el cabildo qae tengamos rejas á esta ilesia que se ha tenido en mucho. Todo se hace por el obispo, que no se puede decir lo que le debe esta Orden, y el cuidado que tiene de las cosas de ella. Danos el pan que hu- bieren menester. Ahora estamos es una casa que había dado un caballero á el padre Gracian, cuando aquí estuvo : presto, con el favor del Señor, nos pasaremos á la nuestra. Yo les digo, que se han de holgar cuando vean la comodidad que aquí hay. Sea Dios por todo alabado.

Ya me dio el arzobispo licencia para fundar en Burgos. En acabando esto de aquí, si el Señor es servido, se fundará allí, que es muy lejos para tornar acá desde Madrid, y también temo no dará licencia el padre vicario para ahí, y querría viniese primero nuestro despacho. Verná bien estar el tiempo frío á donde tanto hace y la calor á donde es mayor, para padecer algo, y después mormurada del padre Nicolao, qué en forma me ha caído en gracia, como le sobra la razón. Por caridad le vuestra reverencia ésta, porque vea esta funda- ción, y alaben á nuestro Señor que ¡ si contara lo mucho que hay aquí, porque les hiciera devoción ! sino que me canso. Tiene dos misas cada día dotadas la ermita, y oirás muchas (jue se dicen. La gente, que ordinario va á ella, es tanta, que lo hallábamos por dificultad. Por caridad, vuestra reve-

(1) Habiendo concluido la fundación de Soria con toda bonanza, cuando volvía a Avila, se cayó del carro en que iba; dijo entonces muy al gre y contenta : Gracias á Dios que siquiera me he caído, y liecko harto mal. (Tomo m. capí- tulo L.VXXIl).

Pero, a la verdad, ni en Falencia faltó a la Santa su poco, y ánn su mucho de contradicción. Kl corregidor no quería dar su licencia, listaba inexorable para prestar su consenliniienlo. A cuantos intercedieron se negó. Fué el padre Gracian V no dc'-paclió mfjor; fué segunda vez con recado do parte de la Santa, y como si le hubieran embargado la libertad para negarse, tlijo : Vai/a, pairo, y hágase laéíjo lo que lo que piíl''», que la madre Ti:iu:s.\ dk Ji-sus debe de traer en el seno alijuna procision del Consejo Real de Dios, con que aunque no queramos /temos de hacer lodos lo que ella quiere. Aunque dijo oslo como enojado el buen corregidor d ■spues asistió á todo con mucha gracia y humanidad. (/•>. A.)

DE SANTA TERESA DE JESÚS. 32i>

rcncia tuviere para allí mensajero paia Villanueva, les nuevas de como esto se ha hecho. La madre Inés de Jesús ha trabajado harto ; yo no esto ya para nada, sino solo para el ruido que /lace Teresa de Jesús. Sírvase Él de todo, y guarde á vuestra reverencia. Encomiéndasele mucho la madre Inés; yo á todos esos mis hermanos. Es mañana víspera de los Reyes. Tres canónigos han tomado la mano en ayudar, en es- pecial eluno esun santo,quese llamaReynoso ; encomiéndehí á Dios por caridad, y á el obispo. Todn la gente principal nos favorece muclio. El caso es, que en general es el contento extraño de toJos. No en qué ha de parar.

De vuestra reverencia sierva. Teresa dk Jesús.

CARTA CLXY.

Al sefior don Jerónimo Reinoso, canónigo de Falencia (1). Desde Falencia, por

enero de 1581.

Sobre la compra de casa pi^ra aquel concento. JESÚS.

La gracia del Espíritu Santo sea con vuestra merced. Suplico á vuestra merced diga á quien lleva esta letra, cómo ha estado esta noche, si está vuestra merced muy cansado : yo no lo vine, sino muy contenta; y mientras más pienso en la casa, más enterada estoy en que no nos conviene !a otra; porque solo el corral nos será de provecho, y si la otra casilla se nos vendiese, pueden pasar muchos años bien, y harto bien. Suplico á vuestra merced se intente luego esto de la casilla, y si no se vendiese, que nos la diesen por alquiler por algunos años; porque para la mujer que nos sirve es menester.

Á Tamayo se le podrá decir que tomando su casa sola, se le dará mas por ella, y que juntas no podremos pagar tanto, hasta andando el tiempo. Porque, si á vuestra merced le parece, es mejor que no entienda nos descontentó, sino que piense, que en algún tiempo se le puede comprar. Una

(1) El original se venera en un aseado relicario i!e nuestras religiosas de Ca lahorra.

330 CARTAS

hermana ha estado donosa con decir, que la semana sania se tornarán á hacer amigos, y que asi se habia de concluir desde luego. La priora y ellas besan las manos de vuestra merced, porque les ha buscado tan buena casa : están muy contentas y tienen razón, que para nosotras está todo muy á propósito, y el ver que se pueden ir ensanchando en tomar mas campo, es gran cosa. Harto lo seria, que en pasando Pascua se comenzase á derribar paredes. El Señor lo haga, y .guarde á vuestra merced, como todas le suplicamos. indina sierva de vuestra merced. Teresa de Jesús.

CARTA GLXVl (1).

Al padre fray Jerónimo Gracian de la Madre de Dios. Desde Falencia 21 de

febrero de 1581.

Remitiéndole varias observaciones acerca de varios puntos que se habían de arreglar en el Capitulo de Alcalá.

JESÚS.

Sea con vuestra paternidad el Espíritu Santo, mi padre. La •carta que me escribió desde Alcalá he recibido, y holgádome harto de todo lo que me dice en ella, en especial de que tiene salud. Sea Dios alabado, que harta misericordia me hace, después de tantos caminos y tantos trabajos. Yo estoy buena. He escrito á vuestra paternidad por dos partes, y -enviado mis memoriales por parecer persona. Habíaseme olvidado lo que ahora escribo en esa carta al padre comisario. Vuestra paternidad la lea, que por no me cansar en tornarlo á decir aquí la envió abierta, y la selle con el sello, que parezca al mió, y se la dé. .

Eso de tener libertad para que nos prediquen de otras partes, me advirtió la priora de Segovia, y yo por cosa averiguada lo dejaba. Mas no hemos de mirar, mi padre, á

(1) Esta Carta original estaba en el convento de Carmelitas Descalzos de Guada- laja : Hay una copia de ella en el manuscrito déla Biblioteca Nacional número o, p;igina 438; por ella se ve que los Nicolaistas mutilaron esta Carta, quitando un interesantísimo párrafo que hasta de ahora la estado oculto, y que manifiesta ser apócrifos todos los testimonios que se levantaron contra el padre Gracian.

Este párrafo inédito, y hallado al cabo de cerca de trescientos años de oculta- ción, pone toda la Acrdad en claro. ¿ Sería casual la omisión?

DE SANTA TERESA DE JESÚS. .i.) I

los que ahora viven, sino que pueden venir personas :i s( i perlados, que en esto y mas se pongan. Por eso vucstr.-i paternidad nos haga caridad de ayudar mucho, para que esto, y lo que el otro dia escrebi, quede muy claro y llann ante el padre Comisario, porque, á no lo dt^jar él, se habin de procurar traer de Roma, según lo mucho que entiendo, importa á estas almas y á su consuelo, y los grandes des- consuelos, que hay en otros monesterios, por tenerlas tan atadas en lo espiritual, que un alma apretada no puede servir bien á Dios, y el demonio las tienta por ahí, y cuando tienen libertad, muchas veces ni se les da nada ni lo quieren.

Yo querría que, si puede el padre Comisario enmendar costituciones, y poner en las que se hiciesen unas bien puestas, que quitasen y pusiesen lo que ahora pedimos; v esto no lo hará ninguno, vuestra paternidad y el padre Mcolao no lo toman muy á pechos, y como vuestra pater- nidad dice, y yo creo que se lo escribí á vuestra paternidad en mi carta, en nuestras cosas no hay que dar parte á los frailes, ni nunca las dio el padre fray Pero Fernandez. Entre él y pasó el concertar las atas que puso, y ninguna cosa hacía sin decírmelo : esto le debo. Si se pudieren hacer de nuevo las costituciones, ü quitar, advierta vuestra paternidad €n lo de calzas de estopa, ú sayal, que no se señale, ni diga mas de que puedan traer calzas, que no acaban de traer «scrúpulos. Y adonde dice, tocas de sedeña, diga de lienzo : si le pareciere cosa de quitar la ata del padre fray Pero Fernandez, adonde dicen, no coman huevos, ni hagan colación con pan, que nunca puede acabar con él, sino que las pusiese, y en esto basta que se cumpla con la obligación de la Ilesia, sin que se ponga otra encima, que andan con escrúpulo, y les hace daño, porque no creen tienen necesidad algunas que la tienen.

Hannos dicho, que se han ordenado ahora en Capítulo general muchas cosas en el rezado, y que trayn dos ferias cada semana; si fuese cosa, poner que no quedásemos obligados á tantas mudanzas, sino á como ahora rezamos. También se acuerde vuestra paternidad los muchos incon- venientes que hay en donde hay monesterios de la Orden, posar siempre los Descalzos con ellos; si se pudiese, decir

332 CARTAS

que cuando hubiese parte adonde con toda edificación pudiesen estar, que no fuesen con ellos.

En nuestras costiluciones dice, sean de pobreza, y no puedan tener renta. Como ya veo que todos llevan camino de tenerla, mire si será bien se quite esto, y todo lo que hablare en las costituciones de esto, porque á quien las viere, no parezca se han relajado tan presto; ü que diga el padre Comisario, que pues el Concilio da licencia, la tengan.

Yo querría imprimiésemos estas costituciones, porque andan diferentes, y hay priora, que, sin pensar hace nada, quita y pone, cuando las escriben, lo que le parece. Que pongan un gran preceto que nadie pueda quitar, ni poner en ellas, para que lo entiendan. En estas cosidas todas liará vuestra paternidad lo que le pareciere. Digo que trate !o que nos toca. También el padre Nicolao, porque no parezca es vuestra paternidad solo, y an el padre fray Juan de Jesús creo mirará lo que nos toca. Yo me quisiera alargar mas; sino que es casi de noche, y han de llevar las cartas, y escribo á los amigos.

Devoción me hizo lo que dice vuestra paternidad, qué será de las Descalzas : á lo menos será verdadero padre, y cierto que se lo debe bien, y á vivir vuestra paternidad para siempre, y no tratar ellas con otros, bien excusado era algunas cosas de las que pedimos : ¡ü qué ansias tienen porque salga provincial! creo no les ha de contentar otra cosa. Dios nos le guarde; todos se le encomiendan. Son hoy xxj de febrero.

Yo de vuestra paternidad verdadera hija. Teresa de Jesús.

Esos memoriales me han traído; en trayendo los otros. Jos enviaré : no si van bien, que harto fué necesario decir vuestra paternidad viniesen á mi poder : Dios le guarde. Solo el de su amiga Isabel de Santo Domingo venia bien, que s el mesmo que va.

DE SANTA TERESA DE JESÚS. 333

CAUTA CLXVIl.

AI padre fray Jerónimo Graoian. Desde Falencia 27 de febrero de 1581. C'iii varias advertencias para el Capitulo, que se iba á celebrar en Alcalá.

JESÚS

Sea con vuestra reverencia, mi padre. Ya veo habrá poco lugar ahora para Jeer cartas : pJega á Dios sepa ser breve en ésta. Aqui van los memoriales que fallan. Bien hizo- vuestra reverencia en decir viniesen acá primero y sus peticiones, que los que dicen en san Josef de Ávila querrían se hiciesen, son de manera, que no les fallaba nada para quedar como la Encarnación [{). Espanlada estoj de lo que hace el demonio, y tiene casi toda la culpa el confesor, con ser tan bueno ; mas siempre ha dado en que coman todas carne, y esta era una de las peticiones que pedían. ¡Mire qué vida! Harta pena me ha dado ver cuan estragada está aquella casa, y que' ha de ser trabajo tornarla á su ser, con haber muy buenas monjas; y para ayuda piden al padre pcovincial fray Ángel, que puedan tener algunas, que tienen poca salud, algo en sus celdas para comer; y dicenselo de suerte, que no me espanto se la diese. ¡Mire quién tal iba á pedir á fray Ángel I Ansí poco á poco se viene á destruir todo. Por eso en la ata que se pusiere (que yo pedi para que los perlados no puedan dar licencia para que posean nada) es menester traya alguna fuerza, y anque estén enfermas, sino que la enfermera tenga cuidado de dejarle de noche, si algo hubiere menester; y de esto hay mucho y gran caridad, si es la enfermedad que lo requiere.

Esto se me ha olvidado, mas otras, que me lo escriben,

(1) El Señor, que le habla dicho á la Santa era este convento el jard'n de sus delicias, cuidó tanto de su remedio, que estando después la Santa en la fundación de Soria, con animo de pasar ala de Burgos, le mandó, que dejada aiuella fun- dación por entonces, fuese á cuidar de su convento de Avila, necesitado de su asistencia en lo espiritual y en lo temporal. Fué este mandato tan apretado, que dijo la Santa se iria a pie si no hallaba otro avío. Obedeció al precepto soberano; fué á Avila, V con su entrada cobró aquell.i casa salud, como la de Zaqueo con la entrada de Cristo. Desde entonces la ha conservado tan entera en la o'oservancia regular, qu; es consuelo de los prelados verla constante en su primitivo lervor

19.

334 CARTAS

me acuerdan, que quede en su Capítulo determinado lo que han de rezar por cada monja que se muera. VuesTa pater- nidad reverenda lo procure, que conforme á lo que hicieren, haremos nosotras, que no hacen sino rezarlos, y creo hasta -ahora no nos dicen misa. Lo que acá se hace es, su misa cantada, y un oficio de finados el convento. Creo es de las <íoslituciones antiguas, porque asi se hacia en la Encarna- ción. No se le olvide esto ; y también se mire si hay obligación de 2;uardar el motu-propio de no salir á la ilesia ni á la puerta á cerrar. Ello se ha de hacer, en habiendo comodidad; porque es lo mas siguro, anque no lo mandara el Papa. Mas vale que quede determidado ahora, y adonde no fuere posible, por ser comienzo de casas, que se ha de hacer; y creo en todas lo será, como ya sepan no se puede hacer otra cosa. i\o deje de quedar hecho por caridad. Ya en Toledo han xíerrado la puerta que salia á la ilesia, y en Segovia, y an sin decírmelo, y estas dos prioras son siervas de Dios y reca- ladas; y ansí, ya que yo no soy para ello, quiero que me despierten. En fin, en cuantos monesterios encerrados hay se hace ansí.

En lo que pedí, que las que salieren á fundar se queden, si no fueren elegidas en sus casas, queda muy corto. Hágame vuestra paternidad poner ú por otra causa que sea notable necesidad. Ya creo he escrito á vuestra reverencia, que si pudiesen quedar todas juntas las atas de los visitadores apostólicos y las costituciones, que fuese todo uno, seria bien; porque como se contradicen en algunas cosas, andan tontas las que poco saben. Mire, que anque tenga mucho que hacer, tome tiempo para dejar esto muy llano y claro, por amor de Dios; que como lo he escrito en tantas par- tes, pienso no se embeba en las letras, y se le olvide lo mijor.

Como vuestra reverencia no me ha escrito que lo ha reci- bido, ni carta mía, háme dado tentación, si urdiese el demo- nio que no hayan llegado á sus manos lo principal de sus apuntamientos, y las cartas, que he escrito á nuestro padre Comisario. Si por dicha fuere esto, haga vuestra reverencia luego un propio, que yo le pagaré, que seria recia cosa. Bien creo es tentación, porque el correo de aquí es nuestro amigo, y las ha encargado mucho

DE SANTA TERESA DE JESÚS. '¿X\

Sepa, que me han avisado, que algunos de los que han de votar van deseosos de que salga el padre Macario. Si í)io^ lo hiciere, después de tanta oración, eso será lo mijor : Juicirts suyos son. Á alguno de los que ahora dicen esto le vivo bien inclinado al padre Nicolao, y si se han de mudar será á él. Dios lo encamine, y á vuestra reverencia guarde. Por mal que sucediese, en fln, queda hecho lo principal. Sea Él ala- hado por siempre.

Hija de vuestra paternidad. Tkresa de Jesús.

(juerria que vuestra reverencia apuntase en un papelillo las cosas de sustancia que le he escrito, y quemase mis car- tas ; porque con tanta baraúnda podríase topar con alguna, y seria recia cosa. Todas estas hermanas se encomiendan mucho 4 vuestra reverencia, en especial mis compañeras. Es mañana postrero del mes. Creo es hoy xxvíj. Bien nos aquí y cada ■dia mijor. Una casa en muy buen puesto traemos en habla. Ya querría verme desocupada de por acá, por no estar tan lejos.

Mire que no ponga inconveniente en lo de San Alejo, que, para de presente, anque sea un poco lejos, no hallará tan buen puesto. Contentóme mucho cuando pasé por allí; y tié- oelo comprado á lágrimas aquella mujer. Este monesterio querria fuese el primero, y el de Salamanca, que son buenos lugares. No piense para tomar posesión andar á escoger, pues íio tienen dinero. Después lo hace Dios, y en Salamanca es á peso de oro las casas, qne no sabemos qué remedio tener de hallarla para las monjas. Créame en esto, por caridad, que tengo expiriencia ; que, como digo, Dios lo viene todo á hacer bien, Anque sea en un rincón, en partes semejantes, es gran cosa tener principio. Su Majestad en todo el fin, que es menester para su servicio, amén.

Harto querria se hiciese luego esto de San Alejo, dejado lo principal, porque se acercase por acá; y no han de venir hasta tener negociada la licencia con el abad, que el obispo €stá ya mijor con él, y su hermana la recaudará. Dígalo de mi parte á esos padres que lo trataren, que si mucho andan á escoger, á los principios, en buenos lugares, que se quedarán sin nada.

333 CAUTAÍ!

CARTA CLXVITI.

Al padre Jerónimo Gracian. Desde Falencia por febrero de 1381.

Va>-iiis advertencias acerca ele cosas que se habían de tratar en el Capitulo de Alcalá, y consignar en las constituciones.

Ponga vuestra paternidad lo del velo en todas partes por caridad : diga que las mismas Descalzas lo han pedido, como es verdad, aunque hay recogimiento.

En c[ue perpetuamente no sean vicarios de las monjas los confesores, pongo mucho : porque es cosa tan impértanle para estas casas, que con serlo tanto el confesarse con los frailes, como vuestra paternidad dice y yo veo, antes pasarla por que se esté como se está, y no lo puedan hacer, que por- que cada confesor sea vicario. En esto hay tantos inconve- nientes, como yo diré á vuestra reverencia de que le vea. Eu esto suplico, fie de mí, porque cuando se hizo San José, se miró mucho, y fué una de las cosas, por que parecía á algu- nos y á mí, que estaba bien sujeta al ordinario, porque no viniese á esto. Hay grandes inconvenientes, que he yo sabido, donde los tienen, y para uno basta que tengo bien visto : que si el vicario se contenta de una, no puede la priora quitar que parle lo que quisiere con ella, porque es superior ; y do aquí vienen mil desventuras.

Por lo mismo es también necesario, y por otras hartas co- sas, que tampoco estén sujetas á los priores. Acierta uno á saber poco, y mandará cosas cjue las inquiete á todas, porque no obra ninguno como mi padre Gracian, y hemos de mirar los tiempos por venir, pues ya hay tanta expiriencia, y quitar las ocasiones, porque el mayor bien, que pueden hacer á estas monjas, es, que no haya mas plática con el confesor, de oirsus pecados; que, para mirar el recogimiento, basta ser confesores, para dar aviso á los provinciales. Todo esto he dicho, por si ú alguno le pareciere otra cosa, íi al padre Comi- sario; lo que creo no hará, que en muchas parles confiesan las monjas, y no son vicarios en su Orden. Vanos todo nues- tro ser en quitar la ocasión, para que no haya estos negros

DE SANTA TliRESA DE JESÚS. 337

devotos destruidores de las esposas de Cristo, que es menester- pensar siempre en lo peor que pueda suceder, para quitar esta ocasión, que se entra sin sentirlo por aqui el demonio : solo esto, y lomar mucho número de monjas, es el medio que siempre temo que nos lian de dañar, y ansí, suplico á vuestra paternidad, ponga mucho en que queden estas dos cosas en jas cosliluciones muy Armes ; esta merced me haj^a á mi.

Por amor de Dios, procure vuestra paternidad haya lim- pieza en camas y pañizueíos de mesa, aunque mas se gastr, que es cosa terrible no la haber : en forma quisiera fuera poi- costitucion ; y an creo no bastará, según son.

I Oh qué pena me dan estos sobrescritos con reverenda ! por- que querria vuestra paternidad lo quitase á todos sus síiditos : pues no es menester para saber á quien va la carta. Es cosa sin propósito entre nosotros, ámi parecer, honrarnos, y pala- bras que se pueden excusar.

Ahora tratemos de lo que vuestra reverencia dice, de que no le elijan ü confirmen : yo escribo al padre Comisario. Sepa mi padre, que cuanto al deseo que yo he tenido de verle libre, entiendo claro, que obra mas el mucho amor que le tengo en el Señor, que el bien de la Orden, y de este pro- cede una Üaqueza natural, de sentir tanto, que no entiendan todos lo que deben á vuestra reverencia y lo que ha trabajado, y por no oir una palabra conlra él, que no lo puedo llevar : mas venido á el efeto, todavía han podido mas el bien general.

Plega á Dios, mi padre, que no les venga tanto mal á estas casas, que se hallen sin vuesira paternidad, que mucho es menester muy menudo gobierno para ellas, y quien entienda lo uno y lo otro. Sus siervas son, su Majestad mirará por ellas.

CARTA CLXIX.

Al [i:idre fray Jerónimo Gracan de la Madre de Dios. Desde Falencia por

lebrero de 1581.

FiaíjmoYito de otra Carta sobre la elección de provincial en el Cajñtulo de

Alcalá.

Anque andando vuesira reverencia siempre con el padre Ni-

(1) Este es un fragmento de las instrucciones, que remitió Santa Tip.fsa al padre

338 CARTAS

•colao, si le eligiesen, me parecía se hacia lo uno y lo olio. Mas bien entiendo que esta primera vez seria para todos muy mejor tenerlo vuestra reverencia á su cargo, y ansi lo digo al padre Comisario. No siendo esto, el padre Nicolao, andando vuestra reverencia por su compañero, por la expiriencia que tiene, y el conocer los sugetos de los frailes y monjas: esla ■expiriencia le digo que tenemos de no ser para ello Macario. iEn todo le doy buenas razones, y digo que lo entendía ansí el padre fray Pero Fernandez, que harto quisiera tuviera go- bierno, por las causas que habia para hacerlo ; mas ; el daño que haria ahora 1

También metí allá á el padre fray Juan de Jesús, porque no pareciese me resumía en dos solos, anque le dije la ver- dad, que no tenia este don de gobierno, como á mi parecer .no le tiene; mas, que trayendo por compañero uno de los mIos, se podia pasar, porque era llegado á razón, y tomaría parecer ; y ansí lo creo, que, como anduviese vuestra pater- nidad con él, no saldría de lo que le dijese en nada, y ansí lo haria bien. Mas yo estoy segura que no terna votos. El Señor le encamine como sea mas para su gloria y servicio, que es- pero sí bará, pues ha hecbo lo mas. Harta lástima.

CARTA CLXX.

Al padre ray Jerónimo Gracian. Desde Falencia por febrero de 1381.

<Continuacion de las advertencias dadas al padre Gracian para el Capitiilo de separación en Alcalá.

No como dice callemos ahora en esto de confesar los frailes, pues ve cuan atadas estamos en la costilucion del pa- ílre fray Pero Fernandez, y contra no haber necesidad de ello (1). Ni tampoco porqué no ha de bablar vuestra revo-

Cracian, para el Capítulo de separación que se tuvo en Alcalá de Henares. i:l original se conserva en las Carmelitas Descalzas de Corpus Christi en dicha po- blación. %

(1) Quiza el padre Gracian, contestando al párrafo inédito de la Carta de 21 de febrero (la Cl.XVI de esta Colección), decia, que no convenía tocar aquel punto. Se ve, pues, que el padre Gracian lo puso contra su diclamen, y por exigirlo Santa

Tl.l;; lA.

DE SANTA TERESA DE JESÚS. 339

rencia en lo que nos toca á nosotros. Yo le digo que va tan encarecido en mi carta el provecho que hace cuando vuestra reverencia nos visita, (1) como es verdad, que puede bien tratar lo que quisiere para hacernos merced, que bien lo debe á es- las monjas, que hartas lágrimas les cuesta. Antes no querría yo hablase otro sino vuestra reverencia y el padre Nicolao ; pues nuestras Gostituciones, ú lo que ordenare para nosotras, no es menester tratarlo en Capítulo, ni que lo entiendan ellos, que solo consigo y conmigo lo trató el padre fray Pero Fer- nandez (que haya gloria) y anque le parezca á vuestra reve- rencia algunas de esas ocho cosas (que pongo al principio) de poca importancia, sepa que son de mucha; y ansí quería no quitasen ninguna, porque en esto de monjas puedo tener voto, quo he visto muchas cosas por donde se vienen á des- truir, pareciendo de poco momento.

Sepa, que quería enviar á suplicar al padre prior y Comi- sario, que hiciese maestros y presentados, á los que tenían le- tras para ello, de vuestras reverencias : porque para algunas €osas es necesario, y porque no tuviesen que ir al General, y como vuestra reverencia dice que no tray comisión, sino para asistir al Capítulo y hacer costituciones, lo he dejado.

Paréceme que no concedieron lodo lo que se pidió, que harto bien fuera para no tener que ir á Roma en algunos años. Menester será que escriba á el General, dándole cuentas de lo que pasa, una carta muy humilde, y ofreciéndose por sus súditos, que es razón : y vuestra reverencia también es- criba á fray Ángel, que se le debe, agradeciéndole lo bien que lo ha hecho con él, y que siempre lo ha de tener por hijo ; y mire que lo haga.

( l) Se ve por estas palabras que año y medio antes de su muerte, Santa Teresa estaba por la libertad de confesores ; y qae lejos de considerar a sus monjas desaprovechadas coa las visitas del padre Gracian, decia Santa Teresa lo con- trario de lo que luego se quiso hacer decir á la venerable Ana de San Baríolomé. ¿Hubra sido quir.i por eso el haber ocultado esta Carta?

340 CAUTAS

CARTA CLXXL

A la ilustrísiraa señora doña Ana Enriquez (1). Desde Palencia 4 de marzo

de 1581.

Consolándola en sus trabajos, y dándole alrjunas noticias acerca de los asuntos de separación de provincia.

JESÚS,

Sea con vuestra merced el Espíritu Santo. Si conforme á el deseo que lie tenido de hacer esto, lo hubiera hecho, no esperara á la merced, que vuestra merced me hizo con su carta, porque hubiera escrito algunas ; mas han sido tantas estos dias y los negocios, con este de la provincia, junto con mi poca salud, que nos como he tenido cabeza. La madre priora María Bautista me ha escrito lo que vuestra merced se holgó de la merced, que Dios nos ha hecho en esto; y no era menester, que ya yo que, anque no tocara á las que so- mos tan siervas de vuestra merced, bastaba ser negocio de Dios para gustar de él, como persona de su casa y reino. Yo digo á vuestra merced, que me ha sido harto alivio, que pa- rece habrá paz de aquí adelante, que es gran cosa, y no estar impedidos los que han comenzado este camino con tan dife- rentes perlados, sino que entiéndanlo que han de hacer : sea por todo bendito.

No cuando tengo 3^0 de ver á vuestra merced con alguna cosa que le contento. Paréceme que todo lo quiere Dios guardar, para que sea mayor el que ha de tener en aquella eternidad, que no tiene fin, y la poca salud que vuestra mer- ced tiene no es el menor trabajo. Ahora, como venga el buen tiempo, quizá habrá alguna mejoría : hágalo su Majestad como puede. Después de este dolor de el lado me he hallado yo con ella : no ]o que durará.

Aquí nos va muy bien, y cada dia se entiende mas cuan acertado fué hacer aquí ésta: es gente de caridad y llana, sin

(1) El original de esla Curta se conserva en nuestras religiosas do San Cle- mente. Escril)ióse en Palencia año de 81, á 4 de marzo, dia feli/ pa m la Reforni:i, en que se juntaron sus primitivos prelados, a celebrar el dosendo ('.;i¡iitii!o <!■> la separación

DE SANTA TERESA DE JESÚS.

doblez, que me da mucho gusto ; y el obispo (Uíos le guarde) ]ja hecho mucho al caso, porque es cosa extraña lo que nos favorece. Suplico á vuestra mercad se acuerde algunas veces de encomendarle á nuestro Señor. La imagen de vuestra merced nos ha honrado mucho, que está sola en el altai- mayor, y es tan buena y grande, que no hacen falla otras. Hemos traído aquí una priora muy buena, y monjas, que á nu parecer Jo son, y ansí está ya la casa, que parece mu- cho que se fui.dó. Con todo para cosas del alma hallo sole- dad, porque no hay aquí nenguno de la Compañía, de los que conozco. Á la verdad, en todo cabo la hallo, que con estar lejos nuestro .santo, parece me hacía compciñía, porque an por cartas podia comunicar algunas cosas. En fin, estamos en destierro, y es bien sintamos que lo es.

¿ Qué le parece á vuestra merced qué honradamente salió fray Domingo Bañes con su cátedra ? plega á Dios le guarde, pues ya poco mas me ha quedado : trabajo no le faltará en ella, que honra harto costosa es.

Nunca acabamos de comprar esta casa; y cierto lo deseo, porque, si Dios es servido, querría, pues ya viene el buen tiempo, ir á Burgos, para dar presto la vuelta, y estar con vuestra merced mas de espacio : hágalo su Majestad como puede, y á vuestra merced este tiempo santo mucho con- suelo espiritual, pues tan lejos parece tiene el temporal. Á el señor don Luis beso las manos de su merced : suplico á Dios Je haga muy santo. De esta casa de San Josef. Son hoy iv de marzo.

Indina sierva y südita de vuestra merced, Teresa dic Jesús.

CARTA CLXXIL

Al padre tray Jerónimo Cracian de la Madre de Dios. Desde Falencia 34 de

marzo de 1581.

Congratulándose de su nombramiento para provincial, y dándolo cuenta del estado de la funJacion de Falencia, y de los deseos do san Juan do la Cruz- de venir á Castilla.

JESÚS

Sea con vuestra paternidad, y le pague el consuelo que me ha dado con estos recaudos, en especial haber visto im

342 CARTi^S

rimpido el breve. No faltaba, para estar todo cumplido, sino que lo estuviesen las costituciones (1). Dios lo hará, que va veo debe de haber costado mucho. Á vuestra paternidad no le habrá costar'o poco poner en orden todo esto. Bendito sea el que le da laata habilidad para todo. Parece este negocio cosa de sueño ; porque, anque quisiéramos mucho pensarlo, no se acertara á hacerlo tan bien, como Dios lo ha hecho. Sea por todo alabado por siempre. Yo an no he leido casi nada; por- que lo que está en latin no lo entiendo, hasta que haya quien lo declare, y pase este santo tiempo, que ayer miércoles de Tinieblas me dieron los recaudos, y por tener cabeza para ayudar á ellas, como somos pocas, no osé apnemiarme para mas de las cartas. Deseo saber donde piensa vuestra paterni- dad ir desde Madrid, porque habré menester saber siempre á donde está, para cosas que se pueden ofrecer.

Sepa vuestra paternidad, que he andado y ando buscando casa aquí, y no se halla ninguna, sino muy cara, y con hartas faltas, y ansí creo iremos á las que están cabe Nuestra Se- ñora, anque las tengan; que, dando unos grandes corrales el ■cabildo, como andando el tiempo haya con qué los comprar, ■se hace buena huerta, y está hecha la ilesia con dos capella- nías, y de la costa han bajado cuatrocientos ducados, y creo bajarán mas. Yo digo á vuestra paternidad que me espanta la virtud de este lugar : mucha limosna hacen ; y como solo haya de comer (que la costa de ilesia es mucha), creo será de las buenas casas que vuestra reverencia tiene. Con quitar unos corredores altos, dicen quedará el claustro claro. Morada mas tiene que es menester. Dios se sirva en ella, y guarde á vues- tra paternidad, que no es dia para alargarme mas, que es viernes de la cruz.

Olvidábaseme de suplicar á vuestra paternidad una cosa en hornazo : plega á Dios la haga. Sepa que consolando yo á fray Juan de la Cruz (2) de la pena que tenia de verse en el

(1) Imprimiólas el padre Gracian aquel mismo año (1381), en Salamanca, con . ■una tierna dedicatoria a Santa Teresa.

(2) Aboga la Santa por su hijo, y padre nuestro san Juan de la Cruz, que siempre vivió en cruz, y murió sin quererla dejar ; pero ella le pagó su amor, co- locándolo en lis alturas de la gloria, y en los altares de la Iglesia. Es mucho de notar, que en todo este colf<tial epistolario no hallamos una Carta escrita á estu ^ran padre, é hijo amado de la Santa. Es el caso, que las estimaba tanto, que

d:-: santa teresa de jesús. 313

Andalucía (que no puede sufrir aquella gente) antes de ahora, de dije, que como üios nos diese provincia, procuraría se vi- niese por acá. Ahora pídeme la palabra, y tiene miedo que le han de ele^^ir e:i Baeza. Escríbeme, que suplica á vuestra pa- ternidad que no le confirme. Si es cosa que puede se hacer, razón es de consolarle, que harto está de padecer. Cierto, mi padre, que deseo se tomen pocas casas en Andalucía, que creo nos han de dañar á las de acá.

Esta priora de san Alejo diz que está loca de placer. Lo f|ne •ella baila y hace, me dicen es cosa donosa, y todas cslas Descalzas no acaban de alegrarse con tener tal padre. Hales sido el gozo cumplido : Dios nos le á donde no se acabe, y vuestra paternidad muy buenas Pascuas, y á esos señores las de mi parte, que buenas las teman, si vuestra paternidatl está ahí. Todas se le encomiendan mucho, en especial las compañeras. Lo demás me remito á la carta del padre Nico- lao. ¡ Oh que me he holgado harto tenga vuestra paternidad tan buen compañero 1 Deseo saber qué se hizo el padre fray J3artolomé. Bueno es para prior de una fundación.

De vuestra reverencia hija y südita. Teresa de Jesús.

CARTA CLXXIII

iPara Antonio Gaitan, caballero de Alba. Desde Falencia 28 de marzo de 1581.

Sobre el falso testimonio levantado á su sobrina doña Bcatris, y el ingreso de una niña, hija de Gaitan, en el convento de Alba.

JESÚS.

La gracia del Espíritu Santo sea con vuestra merced. Una carta de vuestra merced he recibido, y yo hubiera hecho esto mas veces, si mirara á ??ii voluntad; mas han sido tantos los trabajos y negocios de estos años, que he tenido bien q^e hacer en cumplimientos : gloria á Dios, que nos ha sacado de lodo con bien. Como la madre priora dirá á vuestra merced,

todas las llevaba siempre consigo, juntamente con la Biblia, metidas en un pobre zurrón; éste era en los caminos su mayor ajuar. Hizo escrúpulo del consuelo, que •recibía de aquellas cartas tan espirituales y discretas; y por darse entero a la cruz, las quemó todas de una vez. [Fr. A.)

(1) Esta Carta original se conserva en las Carmelitas Descalzas de Salamau-.a.

344 CARTAS

de que tenga lanto contenió con el estado que le ha dado, le alabo. Plega á Él sea para su servicio, que como también hay en él Santos, como en otros, si vuestra merced no lo pierde por su ctdpa, será. La queja que en los demás negocios pudiera tener de vuestra merced es, no me haber avisado desde que lo supo : quizá se pusiera medio en los descuidos, para que no viniera á tanto mal, como el demonio ha hecho, en dar á entender le hay; y cuando fuera verdad todo lo que esa señora ha imaginado, en ley de ser quien es, se habia de haber llevado de otra suerte, y no infamado tan á rienda suelta. En el juicio de Dios se entenderá lo'que acá no podemos juzgar sin gran ofensa suya; pues, á donde habia tan gran amistad y de tanto tiempo, si no hubiera malicia, no habia para qué condenarlo á tanto mal. La condición de mi hermana es con todos tan blanda, que, anque quiera, no parece puede tener asperezca con nadie, que lo tiene de na- tural, ni nunca entendí tanta desenvoltura en su hija, que la hubiese menester, sino mucho sosiego.

Á la verdad yo las he tratado poco ; mas hame cabido mu- cha parte de pena, por las ofensas que se deben haber hecho á Dios, en quien tanto lo ha maleado. Mucho me jura que es testimonio, y creólo; porque no es mi hermana mentirosa, ni naide en ese lugar la debe tan mal tratamiento, sino que la pobreza es ocasión para que todos la tengan en tan poco; y Dios lo primite para que de todas maneras padezca, que verdaderamente es mártir en esta vida : Dios la paciencia. Yo digo á vuestra merced, que si estuviera en mi mano, anque sea testimonio, yo quitara las ocasiones, m«5 puedo tan poco, que solo de encomendarlos á Dios pudiera, si fuera algo; mas como soy tan ruin, no les luce mas de lo que vuestra merced ve, ni á me ha lucido ser su servidora, para que vuestra merced, como he dicho, tratara este negocio desde luego con- migo. El decir que yo no lo soy como solia, no por donde lo puede vuestra merced juzgar, que ninguna cosa que lo loque, me ha dejado á de tocar, y hacer con palabras lo que no puedo por obras, diciendo lo que vuestra merced merece, y esto es toda verdad. Vuestra merced es quien se ha extrañado de mí, de manera que me tiene espantada. A la verdad no merezco más.

DE SANTA TERFSA DE JESLS. IW^

La mndie priora me escribió la habla vuestra merced dicho habi i concertado conmigo el dote de ese angelito, que tienen en casa : si fué, á no se me acuerda mas, de que me dijo vuestra merced que todo lo que tenia quería para ella, y que libres le podia dar setecientos ducados; y acuer- dóme de esto, porque, con la gana que yo tenia de servir á vuestra merced, me holgué fuese tan bueno el dote; porque quisiese dar la licencia el padre visitador, que era entonces el padre Gracian, y así se lo escribí, y puse en ello todo lo que pude; porque si no ha sido Casilda y Teresica y otra hermanita del padre Gracian, no ha entrado niña en estas casas, ni yo lo consintiera. En todas no puedo ya lo que solia, porque van las cosas por sus mesmos votos, por las costitu- ciones que están hechas. Hasta que haya doce años no se le puede dar el hábito, ni la profesión hasta diez y seis ; y ansí ahora no hay para qué hablar en eso. Vuestra merced procure librarles los alimentos en algo, porque como tiene otras cosas en que gastar, no se los podrá dar cuando quiera, y dícenme que no cuanto que no se los da, y ansí pensarán ha de ser el dote. Cierto, si yo pudiera, diera á vuestra merced poco trabajo en eso. Déle nuesiro Señor el descanso^ que yo deseo, amén. De San Josef de Patencia, pos- trero de Pascua.

De vuestra merced indina sierva. Teresa de Jesús.

CARTA GLXXIV.

_A1 ^jiStrisirao señor Velazquez, obispo de Osma (1). Desde Patencia 28 de

marzo de 1381.

Sobre la fundación del convento de Soria. JESÚS.

La gracia del Espíritu Santo sea con V. S. Con desear escribir largo, ha sido mi dicha, de no tener tiempo. De todas maneras me hace V. S. merced. Por otra via he escrito, que ya creo terna V. S. la carta : ahora no hay cosa nueva, mas

(1) El original de esta Carta lo venera, y posee en Madrid, doña Moría jNico- tasa del Valle Arredondo Santos de San Pedro, condesa viuda d? Moblejas.

346 CARTAS

de un- enriedo de una casa, que he miedo me ha de detener aquí este verano.

En el negocio que V. S. me escribe, anque nos está bien á lodos, no si desee verle en los trabajos que se ofrecen de estas cosas, que son terribles. Encomiéndelo al Señor : su Majestad lo encamine. Buena estoy, y bien parece van los nego- cios. Plega el Señor lo estéV. S. siempre. Danme tanta priesa,, que no puedo decir más. Es hoy martes de la Semana Santa.

Indina sierva y südita de V. S. Teresa de Jesús.

CARTA CLXXV.

Para un señor obispo, que se dice ser el señor Velazquez. Dudosa y de feciía-

incierta.

Lti da varias advo'tencia^ acerca del modo con que ha de proceder en la oración

JESÚS.

Reverendísimo padre de mi alma. Por una de las mayores mercedes, que me siento obligada á nuestro Señor, es por darme su Majestad deseo de ser obediente; porque en esta virtud siento mucho contento y consuelo, como cosa que mas encomendó nuestro Señor.

V. S. me mandó el otro dia, que le encomendase á Dios : yo me tengo en esto cuidado, y añadiómele mas el mandato- de V. S. Yo lo he hecho, no mirando mi poquedad, sino ser cosa que mandó V. S., y con esta fe espero en su bondad, ([ue V. S. recibirá lo que me parece representarle, y recibirá mi voluntad, pues nace de obediencia.

Representándole, pues, yo á nuestro Señor las mercedes que le ha hecho á V. S. y yo le conozco, de haberle dado humildad, caridad y celo de almas, y de volver por la honra de nuestro Señor; y conociendo yo este deseo, pedile á nuestro Señor acrecentamiento de todas virtudes y perfe- cion, para que fuese tan perfeto, como la dignidad en que nuestro Señor le ha puesto pide. Fuéme mostrado, que le faltaba á V. S. lo mas principal que se requiere para esas vTtudes ; y faltando lo mas, que es el fundamento, la obra se deshace, y no es íirme. Porque le falta la oración coa lámpara encendida, que es la lumbre de la fe; y perseve-

DE SANTA TERESA DE JESÜS. 347

rancia en la oración con fortaleza, rompiendo la falla do- unión, que es la unción del Espíritu Santo, por cuya falta viene toda la sequedad y desunión que tiene el alma.

Es menester sufrir la importunidad del tropel de pensa- mientos, y las imaginaciones importunas é ímpetus de movimientos naturales, ansí del alma, por la sequedad y desunión que tiene, como del cuerpo, por la falta de- rendimiento, que al espíritu ha de tener. Porque aunque á nuestro parecer no haya imperfeciones en nosotros, cuando Dios abre los ojos del alma, como en la oración lo suele hacer, parécense bien estas imperfeciones.

Lo que me fué mostrado del orden que V. S. ha de tener en el principio de la oración, hecha la señal de la cruz, es : acusarse de todas sus faltas cometidas después de la con- fesión, y desnudarse de todas las cosas, como si en aquella hora hubiera de morir : tener verdadero arrepentimiento de las faltas, y rezar el Salmo del Miserere, en penitencia deltas. Y tras esto tiene de decir : Á vuestra escuela, Señor, vengo d aprender, y no d enseñar. Hablaré con vuestra Majestad, aun- que polvo y ceniza y miserable gusano de la tierra. Y diciendo : Mostrad, Señor, en vuestro poder, aunque miserable hormiga de la tierra. Ofreciéndose á Dios en perpetuo sacrificio de holocausto, pondrá delante de los ojos del entendimiento, ó corporales, á Jesucristo cruciñcaclo, al cual, con reposo y aíecto del alma, remire y considere parte por parte.

Primeramente considerando la naturaleza divina del Yerbe eterno del Padre, unida con la naturaleza humana, que de no tenia ser, si Dios no se le diera. Y mirar aquel inefable amor, con aquella profunda humildad, con que Dios se deshizo tanto, haciendo al hombre Dios, haciéndose Dios hombre; y aquella magnificencia y largueza, con que Dios usó de su poder , manifestándose á los hombres , haciéndoles participantes de su gloria, poder y grandeza.

Y si esto le causare la admiración, que en una alma suele causar, qnédese aquí; que debe mirar una alta tan baja, y una baja tan alta. Mirarle á la cabeza coronada de espinas, á donde se considera la rudeza de nuestro entendimiento y ceguedad. Pedir á nuestro Señor tenga por bien de abrirnos os ojos del alma, y clarificarnos nuestro entendimiento co.'.

348 CARTAS

Ja lumbre de la fe, para que, con humildad, entendamos quien es Dios y quien somos nosotros; y con este humilde conocimiento podamos guardar sus Mandamientos y con- sejos, haciendo en todo su voluntad. Y mirarle las manos clavadas, considerando su largueza y nuestra cortedad; con- íiriendo sus dádivas, y las nuestras.

Mirarle ios pies c'avados, considerando la diligencia con que nos busca, y la torpeza con que ie buscamos. Mirarle aquel costado abierto, descubriendo su corazón, y entrañable amor con que nos amó, cuando quiso fuese nuestro nido y refugio, y por aquella puerta entrásemos en el arca, al íiempo del diluvio de nuestras tentaciones y tribulaciones. Suplicalle, que como Él quiso que su costado fuese abierto, en testimonio del amor que nos tenia, orden que se abra el nuestro, y le descubramos nuestro corazón, y le manifes- temos nuestras necesidades, y acertemos á pedir el remedio y medicina para ellas.

Tiene de llegarse V. S. á la oración con rendimiento y sujeción, y con facilidad ir por el camino que Dios le llevare, fiándose con seguridad de su Majestad. Oya con atención la lección que le leyere ; ahora mostrándole las espaldas, ó el rostro, que es cerrándole la puerta y dejándoselo fuera, ó tomándole de la mano y metiéndole en su recámara. Todo lo tiene de llevar con igualdad de ánimo, y cuando le re- prendiere, aprobar su recto y ajustado juicio, humillán- dose.

Y cuando le consolare, tenerse por indigno dello : y por otra parte aprobar su bondad, que tiene por naturaleza manifestarse á los hombres, y hacerlos participantes de su poder y bondad. Y mayor inju ia se hace á Dios, en dudar de su largueza en hacer mercedes, pues quiere mas resplan- decer en manifestar su omnipotencia, que no en mostrar el poder de su justicia. Y si el negar su poderío para vengar sus injuiias, seria grande blasfemia, mayor es negarle en lo que Él quiere mas mostrarlo, que es en hacer mercedes. Y no querer rendir el entendimiento, cierto es querer enseñarle en la oración, y no querer ser enseñado, que eí^ á lo que allí se va ; y seria ir contra el fin y el intento con que allí se ha de ir. Y manifestando su polvo y ceniza, tiene de guardar

DE SANTA TERESA DE JESÚS. 319

las condiciones del polvo y ceniza, que es de su propia natu- raleza estarse en el centro de la tierra.

Mas cuando el viento le levanta, liaría contra naturaleza, si no se levantase ; y levantado, sube cuanto el viento lo sube y sustenta : y cesando el viento, se vuelve á su lugar. Ansí el alma, que se compara con el polvo y ceniza, es necesario que tenga las condiciones de aquello con que se compara; y ansí ha de estar en la oración sentada en su conocimiento propio, y cuando el suave soplo de Espíritu Santo la levantare, y la metiere en el corazón de Dios, y allí la sustentare, descu- briéndole SLi bondad, manifestándole su poder, sepa gozar de aquella merced con liacimiento de gracias, pues la entrañiza, arrimándola á su pecho, como á esposa regalada, y con quien su Esposo se regala.

Seria gran villanía y grosería, la esposa del rey quien él escogió, siendo de baja suerte) no hacer presencia en su casa y corte, el dia que él quiere que la haga, como lo hizo la reina Basti, lo cual el rey sintió, como lo cuenta la Santa Escri- tura. Lo mesmo suele hacer nuestro Señor con las almas, que se escjuivan del ; pues su Majestad lo manifiesta, diciendo : Que sus regalos eran estar con los hijos de los hombres. Y si todos huyesen, privarían á Dios de sus regalos, según este atributo, aunque sea debajo de color de humildad, lo cual no sena sino indiscreción y mala crianza y género de menosprecio, no recibir de su mano lo que Él da; y falta de entendimiento del que tiene necesidad de una cosa para el sustento de la vida, cuando se la dan, no tomarla.

Dícese también, que tiene de estar como el gusano de la tierra. Esta propiedad es, estar el pecho pegado á ella, humillado y sujeto al Criador y á las criaturas, que aunque le huellen, ó las aves le piquen, no se levanta. Por elhollar se entiende, cuando en el lugar de la oración se levanta la carne contra el espíritu, y con mil géneros de engaños y desasosiegos, representándole, que en otras partes hará mas provecho; como acudir á las necesidades de los prójimos, y estudiar para predicar, y gobernar lo que cada une tiene á su cargo. Á lo cual se puede responder, que su necesidad es la primera y de mas obligación, y la perfeta calidad empieza d9 mesmo. Y que el pastor, para hacer bien su oficio, se

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350 CARTAS

tiene de poner en el lugar mas alto, de donde pueda bien ver toda su manada, y ver si la acometen las fieras ; y este alto es el lugar de la oración.

Llámase también gusano de la tierra; porque aunque los pájaros del cielo le piquen, no se levanta de la tierra, ni pierde la obediencia y sujeción, que tiene á su Criador, que es estar en el mesmo lugar que Él le puso. Y ansí el hombre ha de estar firme en el puesto que Dios le tiene, que es el lugar de la oración; que aunque las aves, que son los demonios, le piquen y molesten con las imaginaciones y pensamientos importunos y los desasosiegos, que en aquella hora trae el demonio, llevando el pensamiento, y derra- mándole de una parte á otra, y tras el pensamiento se va el corazón; y no es poco el fruto de la oración sufrir estas mo- lestias y importunidades con paciencia. Y esto es ofrecerse en holocausto, que es consumirse todo el sacrificio en el fuego de la tentación, sin que de alli salga cosa del, porque el estar alli sin sacar nada, no es tiempo perdido, sino de mucha ganancia; porque se trabaja sin interés, y por soJo la gloria y honra de nuestro Señor, que aunque de presto le parece que trabaja en balde, no es ansí, sino que acontece á los hijos, que trabajan en las haciendas de sus padres, que aunque á la noche no llevan jornal, al fin del año lo llevan todo.

Y esto es muy semejante á la oración del Huerto, en la cual pedia Jesucristo nuestro Señor, que le quitasen la amargura y dificultad, que se hace para vencer la naturaleza humana. No pedia que le quitasen los trabajos, sino el dis- í^usto con que los pasaba; y lo que Cristo pedia para taparte inferior del hombre, era, que la fortaleza del espíritu se comunicase á la carne, en la cual se esforzase pronta, como lo estaba el espíritu, cuando le respondieron, que no convenia, sino que bebiese aquel cáliz; que es, que venciese aquella pusilanimidad y flaqueza de la carne; y para que entendiése- mos, que aunque era verdadero Dios, era también verdadero hombre, pues sentia también las penalidades, como los demás hombres.

Tiene necesidad el que llega á la oración de ser trabajador, y nunca cansarse en el tiempo del verano y de la bonanza

DE SANTA TERESA DE JESÚS. Xá\

•(como la hormiga) , para llevar mantenimiento para el tiempo del invierno y de los diluvios, y tenga provisión de que se sustente, y no perezca de hambre, como los otros animales desapercibidos; pues aguarda los fortísimos diluvios de la muerte y del juicio.

Para ir á la oración, se requiere ir con vestidura de boda, que es vestidura de Pascua, que es de descanso, y no de trabajo : para estos dias principales todos procuran tener preciosos atavíos; y para honrar una fiesta, suele uno hacer grandes gastos, y lo da por bien empleado, cuando sale como él desea. Hacerse uno gran letrado y cortesano, no se puede hacer sin grande gasto y mucho trabajo. El hacerse corte- sano del cielo y tener letras soberanas, no se puede hacer sin alguna ocupación de tiempo y trabajo de espíritu.

Y con esto ceso de decir mas á V. S., á quien pido perdón ■del atrevimiento, que he tenido en representar esto, que aunque está lleno de faltas é indiscreciones, no es falta de celo, que debo tener al servicio de V. S., como verdadera oveja suya, en cuyas santas oraciones me encomiendo. Guarde nuestro Señor á V. S. con muchos aumentos de su gracia, Amén.

Indina sierva, y súdita de V. S. Teresa de Jesús.

CARTA GLXXVI.

Al illnstrísimo señoi" don Alonso Velazquez, obispo de Osma. Desde Paloncia por el mes de mayo de 1581.

J)alc cuenta la Santa del estado de su alma, como á confesor suyo antiguo.

JESÚS.

¡Oh quién pudiera dar á entender bien á V. S. la quietud y sosiego con que se halla mi alma ! porque de que ha de gozar de Dios tiene ya tanta certidumbre, que le parece que ya le ha dado la posesión, anque no el gozo; como si uno hubiese dado una gran renta á otro, con muy firmes escri- ituras, para que la gozara de aquí á cierto tiempo, y llevara

(I) Esta Carta érala IV del tomo iv en las odiciones anteriores. Conservan dos iio/ns do olla las Carmolitas Descalzas de Santa Ana de Madrid. Queda copia antigua <le ella en el manuscrito la Biblioteca JVacional número 5, página 334

352 CARTAS

los frutos ; mas hasta enlónces, no gozaba sino de la posesión, que ya le han dado, de que gozará esta renta; y con el agra- decimiento que le queda, no la querria gozar, porque le parece no ^o ha merecido, sino servir, anque sea padeciendo mucho; y an algunas veces parece, que de aquí á la fin del mundo seria poco para servir á quien le dio esta posesión: porque á la verdad, ya en parte no está sujeta á las miserias del mundo, como solia; porque anque pasa más, no parece que es sino como en la ropa ; que el alma está como en un castillo con señorío, y ansí no pierde la paz. Anque esla seguridad no quita un gran temor de ofender á Dios, y quitar todo lo que le puede impedir á no le servir, antes anda con mas cuidado. Mas anda tan olvidada de su propio pro- vecho, que le parece ha perdido en parte el ser, sigun anda, olvidada de en esto. Todo va á la honra de Dios, y como haga mas su voluntad y sea glorificado.

Con que esto es ansí, de lo que toca á su salud y cuerpo, me parece se tray mas cuidado, y menos mortificación en comer v en hacer penitencia ; no los deseos, que tenia mas al parecer. Todo va á fin de poder mas servir á Dios en otras cosas, que muchas veces le ofrece, como un gran sacrificio, el cuidado del cuerpo, y cansa harto, y algunas se prueba en algo ; mas á todo su parecer no lo puede hacer sin daño de su salud, y púnesele delante lo que los perlados la mandan. En esto, y el deseo que tiene de su salud, también debe entremeterse harto amor propio; mas, á mi parecer, entiendo me daría mucho mas gusto, y me le daba cuando podia hacer mucha penitencia ; porque siquiera parecía hacía algo, y daba buen ejemplo, y andaba sin este trabajo, que da el no servir á Dios en nada. V. S. mire lo que en esto será mejor hacer.

í.o de las visiones imaginarias ha cesado, mas parece que siempre se anda esta visión inteletual de estas tres personas y de la Humanidad, que es, á mi parecer, cosa muy mas subida: y ahora entiendo, á mi parecer, que eran de Dios las que he tenido, porque disponen al alma para el estado en (|ue alio -a está, sino que como tan miserable y de poca for- inleza, íhale Dios llevando como vía era menester; mas, á mi parecer, son de preciar, cuando son de Dios, miirho.

DE SANTA TERESA DE JESÚS. 353

Las hablas interiores no se han quitado, que cnando es menester, me da nuestro Señor algunos avisos; y ahora en Falencia se hubiera hecho un buen borrón, aunque no de pecado, si no fuera por esto.

Lo ates y deseos no parece llevan la fuerza que solían, que, anque son grandes, es tan mayor la que tiene en que se haga la voluntad de Dios, y lo que sea mas su gloria, que como el alma tiene bien entendido que su Majestad sabe lo que para esto conviene, y está tan apartada de interese propio, acá- banse presto estos deseos y atos, y, á mi parecer, no llevan fuerza, üe aquí procede el miedo que Iraya algunas veces, anque no con inquietud y pena, como solia, de que está el alma embobada, y yo sin hacer nada, porque penitencia no puedo, atos de padecer y de martirio y de ver á Dios, no llevan fuerza, y lo mas ordinario, no puedo. Parece vivo solo para comer y dormir, y no tener pena de nada, y an esto no me la da; sino que algunas veces, coni) digo, temo no sea engaño ; mas no lo puedo creer, porque á todo mi pa- recer, no reina en con fuerza asimiento de ninguna cria- tura, ni de toda la gloria del cielo, sino amar á este Dios, que esto no se menoscaba, antes, á mi parecer, crece, y el desear que todos le sirvan.

Mas con esto me espanta una cosa, que aquellos senti- mientos tan ecesivos y interiores, que me solian atormentar, de ver perder las almas, y de pensar si hacia alguna ofensa á Dios, tampoco le puedo sentir ahora ansi, anque, á mi parecer, no es menor el deseo de que no sea ofendido.

Ha de advertir Y. S. que en todo esto, ni en lo que ahora tengo, ni en lo pasado, puedo poder mas, ni es en mi mano servir mas (si podría si no fuese ruin), mas digo, que si ahora con gran cuidado procurase desear morirme, no po- dría, ni hacer los atos como solia, ni tener las penas por las ofensas de Dios, ni tampoco los temores tan grandes, que traje tantos años, que me parecía si andaba engañada; y ansí ya no he menester andar con letrados, ni decir á nadie nada, solo satisfacerme si voy bien ahora, y puedo hacer oigo. Y esto he tratado con algunos, que habia tratado lo demás, que es fray Domingo, y el maestro Medina, y unos de la Compañía. Con lo que V. S. aliara me dijere acabaré,

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ffiF el eran crédito que tengo de V. S. Mirelo mucho por amor de Dios. Tampoco se me ha quitado entender están tn el cielo algunas almas, que se mueren, de las que me l€»can; otras no. ¡La soledad que me hace pensar no se puede éuT aquel sentido á el que mama los pechos de mi madre, la ida de Egito!

La paz interior, y la poca fuerza que tienen contentos ni áescontentos para quitarla (de manera que dure) esta pre- sencia, tan sin poderse dudar de las tres personas, que parece claro se experimenta lo que dice san Juan, que har<á Hiorada en el alma, esto, no solo por gracia, sino porque quiera dar á entender esta presencia, y tray tantos bienes, que no se pueden decir en especial, que no es menester andar á buscar consideraciones, para conocer que está allí Dios. Esto es casi ordinario, si no es cuando la mucha enfer- Hiedad aprieta : algunas veces parece quiere Dios se padezca sin consuelo interior, mas nunca, ni por primer movimiento, íuerce la voluntad de que se haga en ella la de Dios. Tiene tanta fuerza este rendimiento á ella, que ni la muerte ni la TÍda se quiere, si no es por poco tiempo, cuando desea ver á Dios; mas luego se le representa con tanta fuerza estar presentes estas tres personas, que en esto se ha remediado la pena de esta ausencia, y queda el deseo de vivir, si Él quiere, para servir mas; y si pudiese ser parle, que siquiera im alma le amase mas, y alabase por mi intercesión, que aunque fuese por poco tiempo, le parece importa mas que í-s ar en la gloria. '

Indina sierva y hija de V. S. Teresa de jesús.

CARTA CLXXVIÍ (1)

A\ padre fray Jerónimo Gracian déla Madre de Dios. Desde Falencia, liária el 24 de mayo de I08I.

Manifestándole el sentimiento que le causaba que no la hubiese acnmpañadc á la fundación de Sona.

JESÚS.

Sea con vuestra reverencia el Espíritu Santo, mi padre. ¿Ahora no ve qué poco me ha durado el contento? que

DE SANTA TERESA DE JESÚS. 355

•estaba deseando ya el camino, y creo que me pesara cuando se acabara, como ha hecho otras veces, que iba con la com- pañía, que ahora pensé. Sea Dios alabado, que ya me parece ■comienzo á cansarme. Yo le digo, mi padre, que en fin la carne es enferma, y que ansí se ha entristecido más de lo que yo quisiera, porque ha sido mucho. Al menos hasta dejarnos en nuestra casa, se pudiera escusar la ida de vues- tra reverencia, que ocho días más á menos baria poco al caso. Harta soledad ha hecho acá, y plega á Dios el que fué ocasión de llevar á vuestra reverencia lo haga mejor de lo lo que yo pienso. Dios me libre de tales priesas, ¡y después dirá de nosotras! Á la verdad, yo no diré ahora cosa bien dicha, que tengo poco gusto para decirla. Solo hay un alivio, que es el temor que pudiera tener y tenía, que me han de tocar en este Santa Santorum, que yo le digo, que es tenta- ción harta la que en esto tengo ; y á trueco de que no se haga esto, pasaré con que todo llueva sobre mi, que harto llueve. Ahora lo he sentido, v bien desgustado se me ha de hacer todo, que, en fin, el alma siente no estar con quien la gobierne y alivie. Sírvase Dios de todo, y como esto sea, no hay de qué nos quejar, anque mas duela.

Sepa, que cuando acá estuvo vuestra reverencia dejé de comunicar con él (para cuando tornase, que lo ternía yo más encomendado á á Dios) un negocio del padre Juan Díaz, que me encomendó muy mucho, y háme pesado harto, después que vuestra reverencia no viene, porque no vino acá á otra cosa. Ello es, que está casi determinado de mudar estado en nuestra Orden, ú en la Compañía; y dice, que de unos dias acá se inclina mas á esta Orden, y quiere el parecer de vuestra reverencia y el mío, y que le encomendemos á Dios. Lo que yo en este caso siento y le dije, es, que á él le estaría muy bien, si perseverara; y que si no, seria mucho daño perder crédito para las impresiones en que él anda, y ansí lo digo ahora, anque algo más estoy sin temor de esto, por- que há mucho que sirve á nuestro Señor, y él acabaría bien. Dice, que dará todo lo que tiene del maestro Ávila á donde entrare, que, á mi parecer, si es como un poco que me dio á leer, serian de gran provecho los sermones, á los que no saben tanto como vuestra reverencia, y hombre es, que á

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donde quiera dará ediíicacion. Macho habia que dar, y tomnr en esto : con el padre fray Nicolao lo trataré. Helo dicho aquí á vuestra reverencia, para que si él ya no le ha hablado en ellO; me haga caridad de dar á entender que lo traté con vuestra reverencia, porque terna razón de quejarse de mi de no lo haber hecho, y vuestra reverencia lo encomendará á Dios; y pues le conoce mijor que yo, entenderá lo que con- viene responder, y de eso me avise, si hay por donde, que an éste ha de ser otro trabajo.

Aquí va la carta que me envió el obispo de Osma, y un papel que tenia escrito, que no he tenido lugar para mas. A mi parecer no habia vuestra reverencia de ir á Alba sin el padra fray Nicolao, para que entienda estas marañas y cuen- tas de la limosna, que dejó el beneficiado. Haría merced me hizo vuestra reverencia de inviarle (ya que no se pudo mas) ; porque era menester no ser mocito, sino quien pueda hablar, y parecer mas. ¡Oh, mi padre! Alabe á Dios que le hizo tan agradable con los que le tratan, que nadie parece hinche ese vacío. ¡U, que á la pobre Lorencia todo le cansa! Enco- miéndase mucho á vuestra reverencia. Dice que no hay apa- ciguar ni sosegarse su alma sino con Dios, y con quien como vuestra reverencia la entiende. Lo demás le es tanta cruz, que no lo puede encarecer. San Bartolomé se ha quedado muy triste. Encomiéndase mucho á vuestra reverencio. Éche- nos la bendición, y encomiéndenos mucho á su Majeslad. El le guarde, y téngale de su mano, amén. Sepa, que ahí tie- nen un miedo extraño á la priora también, y costumbre de nunca decir cosa de nada á los perlados. Eso de los estu- diantes que las sirven es menester mirar. Guárdele Dios.

Indina sierva y hija de vuestra reverencia. Teresa oe Jesús,

DE SANTA TEDESA \m Ji:SUJ. 3o7

CARTA CLXXVIII.

Al i»;ulrt; IVay Jerónimo Griiciun de la Madre de Dios. Desdo Palencüi, hacia el 29 de Mayo de 1581 (1).

Sob/c la irasiacion á la casa comprada en Palonea para convento.

JESÚS.

La gracia del Espíritu Santo sea con vuestra paternidad, mi padre. Estoy cansada, y es muy noche; y ansi no diré mas de que el obispo vino ayer, y hoy se ha concertado la procesión para mañana, que no ha sido poco : es por la tarde, con toda la autoridad que se ha pedido ; vamos de aquí á San Lázaro. Ellos no hacen mañana la fiesta, sino para tomar de alli el Santísimo Sacramento : creo entrare- mos por Santa Clara, que está en el camino (2). Todo fuera bueno, si mi padre viniera acá; ansi no qué me diga.

También vinieron esta mañana de Soria por nosotras : mas creo habrán de esperar hasta el lunes : buena estoy. El obispo ha estado acá toda la tarde, con una gana de hacer por esta Orden, que es para alabar á Dios : su Majestad sea con vuestra reverencia. Encomiéndeme á el padre Juan Díaz.

Todas estas hermanas se encomiendan^ mucho á vuestra reverencia. El padre Nicolao está bueno, 3' yo lo mesmo : líanos hecho hoy una buena plática. Con fray Juan de Jesús me holgué. Cada vez que veo el amor que tiene á vuestra reverencíame hace quererle bien. No le muestre desgracia, que es de tener en mucho un buen amigo el dia de hoy.

De vuestra reverencia sierva y hija. Teresa de Jesús.

La hermana Isabel de Jesús lleva ésta; muéstremela mu- cha gracia por caridad.

(Ij El oiiginal de esta Carta se conserva en el real monasterio de las señoras de las Huelgas de Bútgo?, donde la grandeza compite con la devoción, v la de- voción sirve a la grandeza de esmalte v ejemplar, escribióse en Falencia, año de Si. {Fr. A.)

íi) Esto es, que no liacian aquel dia la fiesta djl Santísimo los señores canó- nigos, sino que, acompañando a su buen prelado y a la Santa con sus hijas, le trasladaron a la nue\a casa. San Lázaro es una parroquia de aquella ciudad : Santa Clara, convento de religiosas, hijas de aquella santa tan protectora y amiga de la nuestra, quo entrando con la procesión en su iglesia quiso niaaifeslarki su gratitud y devoción. (/'V. .1.)

;5S CARTAS

CARTA CLXXIX.

Al eminentísimo señor don Gaspar de Qniroga, arzobispo de Toledo y cardenal de la santa iglesia de Roma. Desde Paiencia 16 de junio de 1581 (2).

Siipíicániole permiso para fundar convento de Descalzas en Madrid.

JESÚS.

La gracia del Espíritu Santo sea con vuestra ilustrisima señoría siempre. (3) Esperando lie estado respuesta de vues tra ilusirísima señoría sobre la merced que en una carta mia (que dieron á vuestra ilustrisima señoría la semana santa, ú poco después, sigun me dijeron) suplicaba á vuestra ilustrisima señoría me hiciese mierced de la licencia para un monesterio en Madrid, de cuya fundación me dijo vuestra ilus- trisima señoría gustaba, y me ta dejo de dar entonces por cierto inconveniente, que ya nuestro Señor ha quitado. No si á vuestra ilustrisima señoría se le acordará, y como me^ dijo, pasada aquella coyuntura me haría esta merced: y ansí, tiniéndola yo por cierta, he ido dispuniendo algunas cosas para esta fundación, porque habría mejor comodidad para hacerse, antes que su majestad viniese á Madrid, por hallar casa mas barata.

Ahora estoy en ^oria á donde se ha fundado un moneste- rio; que el obispo de este lugar envió por mí, y está acabado muy bien, gloria á Dios, No querría salir de este pueblo hasta que vuestra ilustrisima señoría me haga esta merced, porque seria rodear muchas leguas ; y como dije á vuestra ilustrisima señoría, hay algunas personas que esperan en aquel lugar, que se les hace muy de mal. Y pues vuestra ilusirísima íieñoría siempre ayuda á los que quieren servir á nuestro Señor, y, á loque entiendo, lo será en estaobra, y gran pro- vecho para esta Orden, suplico á vuestra ilustrisima señoría lio dilate más el hacerme esta merced, si es servido de ello.

(1) Esta Carta era la II del tomo vi en las ediciones anteriores.

(2) Su original se venera con religioso y majestuoso adorno en la santa iglesia de Cádiz, a quien la dejó en su testamento, año de 1067, don Mateo ao. Guevra, arcediano de Medina-Sidonia. dignidad db aquella santa iglesia, como se dice *>n una inscripción que tiene al pié del ébano. í/'r. A.)

(3) Santa Teresa, en su gran sencillez é ignorancia de las cosas del mundo, ignoraba el tratamiento que se da á los cardenales.

DK SANTA TERESA DE JESÚS. 359

Mi señora doña Elena se está en su propósito ; mas hasta tener licencia de vuestra ¡lustrísima señoría aprovechará poco. Está tan santa y desasida de todo, que me dicen gus- laria de entrar en el monesterio de Madrid, á la verdad, con esperanza de ver á vuestra ilustrisima señoría alguna vez : no me espanto. Esle deseo siempre le^ tengo yo, y cuidado muy particular cada dia de encomendar á nuestro Señor á vuestra ilustrisima señoría, y hacer que en estos moneste- rios se haga. Plega Él de oírnos, y guardar á vuestra ilustri- sima señoría muy muchos años con el aumento de santidad que yo le suphco, amén. Hecha en Soria en esta casa de la Trinidad de el Carmen, á xvi de junio.

Indina sierva y súdita de V. I. S. Teresa de Jesús.

CARTA CLXXX (1).

Al padre fray Jerónimo Gracian. Desde Soria 27 de junio de 1581. Acerca de las fundaciones de nuevos conventos que por entonces se erigían

JESÜS

Sea con vuestra paternidad, mi padre, y mucho de su amor. Si fuese menester ir ahora á Ávila (2), y se queda estotro, es quedado para siempre, á el parecer; y ofréceseme que estando fray Gregorio, y yo priora, anque no esté allí, se puede pasar algunos meses. Harto quisiera tener á vuestra reverencia más cerca, para cuando esto se haya de determi- nar : plega á Dios que vaya presto ésta, que por Ávila me puede vuestra reverencia responder, que el padre Nicolao me dijo me haria mensajero, y también por Patencia y Valla- dolíd, que anque tardan me escriben. No se deje lo uno poí lo otro. Plega á Dios esté vuestra reverencia bueno, que tan mal aposento con calores cosa recia : el estar cabe el rio le he envidia. Siempre me pareció era buen sitio, al menos para tomar la posesión. Acá hace harto calor á ratos, en

(1) ¡"sta Carta original se conserva en el relicario de la sacristía de la sania iglesia catedral de la Seo de Zaragosa.

(2) Fué por cierto m3nester; y, como se dijo en otra p;irto, se lo manió el Señor por la gran decesidan á que llegó aquella casa en lo espiritual y teniijoral.

(Fr. A.)

300 CARTAS

especial cuando esta escribo; mas mañanas y noches hace bueno : todas lo están. La priora lo hace harto bien. Esta señora en extremo. Dios le lleve adelante, que al parecer se ha acertado en esta fundación, y nos guarde á vuestra pater- nidad, amén. Son hoy xxvij de junio. De este convent >. Teresa de Jesús.

CARTA CLXXXIII

Al padre fi'ay Jerónimo Gi^aciun. Desde Soria á 14 de julio de 1581.

Sobre las fundaciones, que se proyoctaban en Madrid y Biirr/es ; advertencias al padre Gracia?^, á fin de que no licencia para que profesen algunas religiosas, que por entonces no conven'.an.

JESÚS,

El Espíritu Santo sea con vuestra reverencia, mi padre. Una carta suya recibí, la fecha del dia de San Juan, y des- pués la que venía con la del padre Nicolao, que una que dice vuestra reverencia me escribía muy largo, no ha llegado acá : mas, anque estas eran bien cortas, no lo fué el contento que me dieron, por saber tiene vuestra reverencia salud, que estaba con cuidado. Désela nuestro Señor como puede. Yo he escrito á vuestra reverencia algunas : una, á donde le supli- caba no diese licencia á doña Elena para ser monja, no quer- ría se hubiese perdido. Ahora me dicen es muy cierto este mensajero para Valladolid, á donde, según vuestra reveren- cia me dice, pienso estará. Allá por ser tan cerca San Alejo, me ha parecido enviade esas cartas de Toledo, para que vea cuan pesadamente lo toma el arzobispo, y entiendo no nos conviene tenerlo por enemigo, en ninguna manera.

Y dejado eso, jamás se habla en esta entrada, que no me hace gran contradicción, porque á donde está madre y hija, y otros hartos deudos, con lo que se entiende de esta señora, temo ha de haber mucha inquietud, y ella tener poco con- tento; y así, ánles que yo hablase al arzobispo, tenia robado al padre Baltasar Alvarez se lo estorbase, y él me lo habla prometido, que estaba á lo mesrao que yo, y la conocía bien. IMire qué talle de haberla yo persuadido! yo le he escrito al cardenal que avisaré á vuestra reverencia, y que esté desrui- (,!ailo (]ue no se recibirá, y darmehia mucha pena, si ansí

DE SANTA TERESA DE JESÚS. 361,

DO se hiciese. Ya sabe vuestra reverencia el secreto que pide esa carta : en todo caso la rompa vuestra reverencia, y no. entienda nadie que por él se deja, sino porque ú ella y á sus hijos no les está bien, como es verdad : ya tenemos harta expe- riencia de estas viudas. Antes que se me olvide, miedo tengo que nunca se han de acabar estas costituciones de imprimir : por caridad que no descuide vuestra reverencia de ello, mire que importa mucho, que ya seria imprimida una gran his- toria.

Ahora vengamos á lo de Burgos : ahi envió la respuesta, y estoy espantada de los que tienen parecer de que me fuese yo allí, sin mas ni mas. He respondido al obispo, que vuestra reverencíame ha mandado que no vaya á Búrgt s, en tiempo que haya de estar el invierno, por mis enfermada des, como una vez me lo escribió vuestra reverencia, ni poniendo duda en lo del arzobispo, porcjue no queden mal él y el obispo de Patencia, y al de Burgos que pereque me parecía le seria can- sancio, si la ciudad no lo hiciese como yo creía, haria poco caso de mí, lo dejaba hasta tenerlo averiguado con la ciudad. No debe ser llegada la hora de esta fundación : primero me parece llegó la de fray Baltasar. ¡ Ansí anda el mundo !

La de Madrid es la que ahora conviene, y creo que con ver el arzobispo que se hace lo que él quiere la ha de dar presto, y el obispo de aquí, que va allá para setiembre, me dice la recaudará. Yo habré acabado aquí con el favor de Dios, me- diado agosto : en pasando nuestra Señora, si á vuestra reve- rencia le parece, me podré ir á Ávila, que no me parece han andado claras con el padre Nicolao, que aquí ninguna cosa tengo que hacer; mas á no ser mucha la necesidad, harto consuelo me dará no quedar por priora, que ya no estoy para ello, y es hacer mas de lo que pueden mis fuerzas, y andar con escrúpulo. Si queda allí el padre fray Gregorio Nacian- ceno, como he escrito á vuestra reverencia, la priora basta, pues no hay allí otra ; y anque digo que basta, creo miento, porque para lo de dentro es no tener á nadie. Ahá verá vuestra reverencia lo mejor, que, según el cuidado trayo de aquella caSíi, cualquier trabajo por salir de él es poco, y no dejará de aprovechar algo, mientras Dios ordene lo de Madrid, estar allí, anque el natural no deja de sentir estar en aquel

21

3Q2 CARTAS

lugar, faltando los amigos y hermano, y lo peor es haber quedado los que quedan.

En lo que toca á la ida de Roma, ya veo es harto ne- cesario, aunque no se tema nada, ir á dar la obediencia al general, y para estotros, que no lo hicieran acá tanta falta : mucha le hará á vuestra reverencia el padre Nicolao, aunque fuera el que mas lo allanara todo, que si hay algo mas, entiendo, que con ver obediencia y algún comedimiento de tiempo á tiempo, en señal de sujeción, que no habrá nada : esto es muy necesario, que entienda el general que son súdi- tos, y ellos que tienen prelado, no sea como lo pasado, ni el gasto tampoco, que será gran trabajo para las casas.

Olvidüseme decir lo que me he holgado de el concierto de la capilla, que está harto bien ; gloria á Dios que tanto ha aprovechado detenerse. Con aquella hija de la flamenca temo ha de haber trabajo toda su vida, como con su madre; plega á Dios que no sea peor. Crea, que á una monja descontenta yo la temo mas que á muchos demonios. Dios la perdone á quien tornó á tomar. No vuestra reverencia licencia para su profesión, hasta que vaya yo, si Dios quiere. Al padre escribo que me avise, si hay allá aparejo de en que me ir, que acá no veo mucho. Ordénelo Dios todo como mas sea servido .

Plega á Él vuestra reverencia haya podido hacer algo en ese negocio de Beatriz, que dias que me tiene con harta pena : á ella y á su madre escribí unas cartas, que bastaban para alguna enmienda, diciéndolas cosas terribles ; porque anque estuviesen sin culpa, yo les puse los peligros que podia haber delante de Dios y del mundo. Para mi no están &in ella y sus padres más, porque ella los manda á ellos : es cosa perdida, y creo, si no quitan del todo la ocasión, ha de venir á mas mal, si le puede haber, que harto hay agora cuanto á La honra, y ésta perdida, y bien paso por ella, aunque me pesa : las almas querría no perdiesen, y véolos tan sin ser á padres y á hijos, que no hallo remedio : Dios le ponga y á vuestra reverencia gracia para que en esto algún corte. Ninguno veo sino meterla en un monesterio; esto no cómo, según la poca posibilidad tienen. Á poder estar en Ávila fuera gran cosa. Suplico á vuestra reverencia me

DE SANTA TERESA DE JESÚS. 363

escriba lo que se ha hecho, y si se determina de que vaya á Ávila desde aqui, que según hay pocos mensajeros, y vuestra reverencia escribe corto, es menester escribir con tiempo. Dios le guarde con la santidad que yo le suplico, amén, amén. Son hoy xiv dias de julio.

El obispo se partió de aqui á diez, sin hacer sinodo. La fundadora me dice diga mucho á vuestra reverencia : délo por recibido, que estoy cansada y buena, que las de todas.

Indina sierva y südita de vuestra reverencia.

¡ Qué de buena gana digo esto ! Teresa de Jesús.

CARTA CLXXXII.

Píira el licenciado Dionisio Ruiz de la Peña, capellán del Rey, limosnero y con- fesor del cardenal Quiroga (1). Desde Soria 30 de junio de 1581.

Disculpándose acerca del ejnpeño, cjve tenia la sobrina del arzobispo de entrar

monja.

JESÜS.

La gracia del Espíritu Santo sea con vuestra merced. Un dia después que habia despachado un propio , con quien escribió mi señora doña Luisa, me dieron la de vuestra mer- ced. Pesóme harto, porque quisiera responder luego á ella; y, como no hay ordinario en este lugar no cuando podrá ir ésta. Querría fuese presto, para que vuestra merced esté enterado de la poca culpa que tengo, ú por mejor decir, nin- guna; y esto es tanta verdad, que por tener respeto á ser deudo, quien vuestra merced me escribe, de su ilustrisima señoría, no le he dicho diligencias, que en este caso tengo hechas, para estorbar la entrada de su merced en estas ca- sas. Si fuera vivo el padre Baltasar Alvarez, que era provin-

(1) Esta Carta es de las mas discretas y bien escritas que nos dejó aquella pluma celestial de la Santa. EscriÍ3Íóla al licenciado Peña, respondiendo y satis- faciendo a ciertas quejas del Arzobispo cardenal, que el dicho Peña avisaba á la Santa.

Don Vicente de Ovalle, caballero de la ciudad de Astorga, conserva con estima y veneración su original, y con él una minuta, con que se quedó aquel devoto capellán, que se reducía su contenido a noticiar lo sentido, enojado y desabrido que estaba el Cardenal, juzgando que la Santa influía y promovía la entrada en religión de su sobrina doña Elena de Quiroga, á que satisface la Santa en la pri- mera de las Cartas, y en ésta, rebosando en todo su gran discreción, prudencia sabiduría mas que de mujer. [Fr. A.)

364 CARTAS

cial de la Compañía en esa provincia, fuera buen testigo, á quien tenía suplicado se lo estorbase, por ser á quien tenía mas respe lo esta señora, que á ninguno, y ansí me lo había prometido.

Ya algunos años que lo defiendo, y esto no crea por pen- sar que su ilustrísima señoría no lo quería, sino por temor no nos acaeciese lo que con otra señora, que entró en un monasterio de los nuestros, dejando bijas ; anque no por mi voluntad, que estaba yo lejos de aquella ciudad cuando entró. Yo digo á vuestra merced, que se han pasado diez años de inquietud (que tantos que entró), y trabajos bien grandes, y es harto sierva de Dios, sino que como no se lleva el orden que la caridad obliga, pienso que permite Dios que ellas lo paguen, y las monjas también; y de tal manera tengo dicho esto en los monesterios, que cierto que la priora de Medina siente harto cada vez que piensa ha de ser. Mire vuestra merced como siendo esto verdad, ha el demo- nio inventado que me levanten lo contrario.

Suéleme nuestro Señor hacer merced de alegrarme con los testimonios, que no han sido pocos en esta vida; y éste en forma me ha dado pena, porque cuando no debiera otra cosa á su ilustrísima señoría, sino la merced y favor, que me hizo cuando ahí le besé las manos, bastaba : cuanto mas que son muchas, y algunas que no piensa su ilustrísima señoría que yo las sé; y habiendo yo ya entendido su volun- tad en este negocio, si no estuviera sin juicio, no consin- tiera ahora tal cosa. Es verdad que algunas veces, como esta señora llora tanto, cuando le digo hartas cosas para estor- bárselo, algunas le debo de haber dado buenas esperanzas para entretenerla, y de aquí quizá ha pensado que lo quiero, aunque particularmente no me acuerdo.

Yo amo mucho a su merced, cierto, y se lo debo bien, y ansí dejado lo que nos toca á nosotras, por si por mis peca- dos sucediese lo que digo, deseo en gran manera que acierte en todo. Ayer me dijo la priora de esta casa, que es del monasterio de Medina, y con quien mucho comunicaba esta señora, que la había dicho, que el voto que había hecho habia sido con condición de entrar cuando pudiese; y que si la dijesen era mas servicio de Dios que no entrase, que lo

DE SANTA TERESA DE JESÚS. 365

dejaría. Paréceme á mí, que an teniendo su merced Lijos por remediar, y su nuera tan niña, que an no puede. Si á vuestra merced le parece, diga esto á su ilustrísima señoría, para que tenga entendido cómo es el voto. Algunos letrados, con quien habla, la inquietan y con poco que digan á quien tiene tanta necesidad, basta.

Á venir su carta de vuestra merced, antes de una que me escribió la señora doña Luisa, me diera mucha pena, en que me decía está ya su ilustrísima señoría desengañado de cuan sin culpa estoy en este caso. Bendito sea Dios que tanta merced me hace, en que sin yo entenderlo, se haya avisado la verdad : porque en toda mi vida yo tornara de mí, como quien tan libre estaba de esta culpa. Beso á vues- tra merced las manos por el aviso que de esto me daba, que lo he tenido por muy particular merced, y obligado de nuevo á servir á vuestra merced con mis pobres oraciones, con mas cuidado, anque hasta ahora no he dejado de hacerlo.

En lo que toca á la licencia para la fundación de Madrid, yo lo he suplicado á su ilustrísima señoría, por parecerme se servirá nuestro Señor, y por la importunación de Descal- zos y Descalzas, que dicen conviene mucho tener alli casa para lo que toca á todos. Mas como su ilustrísima señoría ^stá en lugar de Dios, cuando no le pareciese es bien que se haga, ninguna pena me dará; que creeré es eso mas servicio de Dios, como no quedo por rehusar yo el trabajo; que yo digo á vuestra merced, que se ofrece harto en cualquiera fundación.

Lo que me la daria muy grande seria, pensar no está su ilustrísima señoría muy satisfecho de lo que me han levantado, porque amo tiernamente á su señoría en el Señor: anque en esto no le va nada, consuélome yo lo tenga enten- dido; pues tampoco le importa á nuestro Señor ser amado, y con solo esto se contenta; porque, á la verdad, si lo hay, luego se parece en las obras y en procurar no salir de su voluntad. En estas no puede yo servir ásu ilustrísima señoría en nada, mas de no salir de ella en lo que yo entendiere: esté vuestra merced seguro, y no me olvide en sus santos sacrificios, pues quedamos en esto concertados. Porqi. .- de

366 CARTAS

la madre priora de ahí sabrá vuestra merced de mis caminos, no lo digo . Aqiii estoy ahora con mas salud que suelo, glo- ria á Dios. Harto me consuelo cuando sé, que su ilusLrisima señoría la tiene. vuestra merced la Dios con la santidad que yo le suplico, amén. De Soria de este monasterio de la Trinidad, postrero de junio. Indina sierva de vuestra merced. Teresa de Jesús,

CARTA GLXXXIII.

Al señor don Jerónimo Reinoso, canónigo de Patencia. Desde Soria 13 de julio

de 1581.

Manifestando los inconvenientes que ofrecía la fundación de Burgos,

JESÚS.

La gracia del Espíritu Santo sea con vuestra merced.

Por la carta que escribo á Catalina de Tolosa, que digo á la priora Inés de Jesús la muestre á vuestra merced, para que vea aquellas razones públicas ; anque diré ya á vuestra merced y la madre priora las demás; que dice vuestra merced, que quisiera saber las ocasiones que hay en ir yo ansí, y dice muy bien. Á ser cosa que tocara tanto á la Orden como hacer la provincia, con todas se pudiera romper; anque no hay pocas, que por no tener mucho tiempo no me alar- garé; y si fuera rodear una jornada no mas, aun sufriérase; mas ir tantas leguas en aventura, no puede mi ingenio hallar razón para ello, no estando esta Orden tan caida, ni necesi- tada de ésa.

Después que aquí estoy, me han escrito ya dos, que tam- poco pienso ir : la una es de Ciudad-Rodrigo y la otra en Orduña. Fiar ya de lo que hará el Arzobispo, á mi juicio, no conviene ; porque sin ser sospechosas, hemos visto claro razones para ello; y quien, viniendo el gran bien que ha venido de el alboroto que hubo en Ávila, cuando el primer monasterio, dice que se acuerda mucho de esto, y que por el hábito que tiene está obligado á quitar la ocasión de que no le haya (que así me lo escribe el canónigo Juan Alonso) ¿qué se puede esperar? Y de ver que teme lo que quizá no será, cuando el demonio levantase un gran alboroto, está

DE SANTA TERESA DE JESÚS. 367

muy claro que no daria la licencia, y que ternian por gran liviandad haberme yo puesto en ello.

También dijo á uno de la Compañía que no era con consen- timiento de la ciudad; y sin él ú con renta, que de ninguna manera daria la licencia. Ya me han dicho dos personas de crédito, que tiene el natural muy encogido; y siendo esto ansí, será ponerle en mas aprieto, y en fin no hacer nada, como ahora lo ha hecho, que para cosa que no es ofensa de Dios, con lo que el obispo de Falencia ha hecho en esto, se habia de aventurar á todo.

Yo, mi padre (^), hablo por mis razones, que ya que esto se ha de procurar, si se lia de hacer con la ciudad, vale mas negociarlo de lejos y de espacio, que como es cosa que no se puede hacer en ocho dias, ni quizás un mes, estar una negra fundadora en casa de un segiar, que no puede dejar de ser alguna gran nota, y tengo por mejor andar después muchas leguas y volver acá, que los inconvenientes que pueden suceder.

Las ordenaciones del Señor no las entendemos, y puede ser conviene mas ir yo ahora á otra parte ; porque tanta resistencia en el Arzobispo, que creo cierto que lo desea, algún misterio hay. No he dicho nada de esto al obispo de aqui; porque está tan ocupado, que no ha podido verme estos dias. Rácenme tan gran repunancia, que no lo he habido menester; antes me ha espantado hubiese quien le pareciese bien, pasando lo que ha pasado al obispo de Falencia. No digo cosa de estas, sino como cosa que tengo por cierta. Solo ponga la frialdad de Burgos y el daño que haiá á mi salud ir á principio de invierno. Al arzobispo digo, que no quiero ponerle en ese ruido, hasta tener negociado con la ciudad, y agradézcole la merced que me hace. El Señor haga lo que sea mas su servicio.

Agradezca vuestra merced á este santito del racionero lo que hace, que gusta él mucho de que yo lo diga á vuestra merced. No debe ser conocida esta alma, que tanta humildad no puede estar sin mucha riqueza. De mejor gana me dará

(1) Llama mi padre á Reinoso como á confesor, a lo que alude en su graciosa, firma, diciéndole : aunque le pese. [Fr. A.)

368 CARTAS

vuestra meiced licencia que acabe, que yo la diera á vuestra merced. Una cosa le suplico, que con toda llaneza me haga saber, qué le parece de la priora, y cómo lo hace, y si es menester darla algún aviso, y como le va á vuestra merced ■con ella, que ella no acaba de decirme lo que debe á vuestra merced. iNuestro Señor le guarde, y me le deje ver otra vez si fuere servido. Buena estoy. Son hoy xiij de julio.

Indina sierva de vuestra merced y hija ¡aunque lépese! Teresa de Jesús.

CARTA CLXXXiyi.

Para doña Juana de Ahumada, su hermana. Desde Segovia, 2G de Agosto de

ioSl.

Avisando su regreso á Avila y suplicando á su hermana y sobrina vengan á verla.

JESÚS.

La gracia del Espíritu Santo sea con vuestra merced. Yo llegué aquí, á Segovia, víspera de San Bartolomé, buena,

.gloria á Dios, anque harto cansada, por ser malo el camino.

X ansí estaré aquí seis ó siete días descansando y luego me partiré para Soria, si Dios fuere servido. No seria mucho me hiciese merced el señor Juan de Ovalle de dar licencia á vues- tra merced y á su hija, para que me fuesen á ver anque hu- biesen allá embarazos, y se hubiese- de quedar su merced á cuidar la casa que otro dia me la podía hacer de verme, si- quiera porque vengo de tan lejos. Vuestra merced se lo im- portune, y tenga esta carta por suya.

Escribo, porque mucho querría me hiciese este regalo, que con Pedro Ahumada se pueden venir áposar, quean me habré de tornar áalejar, y en ninguna maneralo querría sin verlos-. Porque estoy conüada no se hará otra cosa, no mas que para la víspera de Nuestra Señora los estaré esperando. Al señor

(1) Esta Carta es inédita, pero se daba noticia do ella on hi no'.a final de la Carta XLII del tomo vi. Cosa csti-afakiria (como ya iie noiado otras veces) omitii- cartas enteras interesantes, en el tomo donde se rocogiaii y liacinaban fragnienlos de cosas ya impresas. J.os corr ctores de fines del si^io pasado, mas eiilondidos, la tenian preparada j)ara pu'ilicarli íntegra, y se lia copiado para esta edición, del manuscrito de la Diblioteca Nacional número O, donde tenia el número o'i.

("2) Su objeto principal, bajo las appariencias do una última oiitrevisla, era sacar a su sobrina l>L'alri/. de Alija de Toi'mes, y dejarla en Asila, [tara quitarla de ocasiones, ó mas bien de chismes lugareños.

DE SANTA TERESA DE JESÚS. 309

don Pedro, y á la señora doña Beatriz muchas encomiendas. Dios los guarde, y á vuestras mercedes higa tan santos, como yo lo suplico, amén. Son hoy xxvi de agosto.

Indina sierva de vuestra merced. Teresa de Jesús.

Porque espero en Dios nos veremos presto, no mas. A la señora doña Mayor muchas encomiendas, y á quien mas mandare.

CARTA CLXXXV.

Al pídre fray Jerónimo Gracian. Desde Ávila 26 de octubre de 1381.

Sobre vatHos asuntos de los conventos de San José de Avila y de Villanuexm : carácter del señor Castro.

JESÚS.

La gracia del Espíritu Santo sea con vuestra reverencia. Dejada la soledad, que me hace haber tanto que no de vuestra reverencia, es cosa recia no saber á donde está : para si algo se ofreciese, seria trabajo ; mas sin eso me le da. Plega á Dios esté bueno : yo lo estoy, y hecha una gran priora, €omo si no tuviese mas en que entender (1). Ya están hechos los cuadernillos, y todas gustan de ellos.

Sepa, que como dije á la hija de Ana de San Pedro, que no se tuviese por profesa tácita, y ella me vio determinada de que no hiciese profesión sino de la regla mitigada, y que después se podia estar aquí (que en fin en esto veníamos su madre y yo, y que diese acá un dote, y en la Encarnación otro, porque quien mas me decia, que no era para aquí, era su madre) ha sentido muy mucho, y dice que quiere que la prueben cuantos años quisieren, y que ella pasará con los confesores que la dieren ; y que si la quisieren llevar luego fuera de aquí, que holgará de ello. En fin, ha dado una

(l) Luego que llegó la Santa á Avila renunció la madre María de Cristo el oficio de priora, con lo cual sus hijas primitivas lograron la ocasión de elegir por pre- lada a la que era madre, maestra y ejemplar de todas. La elección se hizo á 10 de setiembre, con tod.os los votos, dice el acuerdo original de aquella casa, firmado de la Santa y Gracian.

Eu unas adiciones al padre Ribera, qne habia trabajado el mismo Gracian, folio 215, dice así: Cuando la eligieron, ella con la mayor gracia del mundo, nos estaba riñendo á todas, porque no la dejábamos descansar ; y queriendo dar razones para que se eligiese otra priora, yo la mandé poner la boca en el suo!o, y postrada, comenci a cantar el Te JDeum laudamus. [Fr. A.)

370 CARTAS

vuelta, que nos tiene á todas espantadas, anque son pocos dias, que no ha mas de quince, y parece anda con mas lla- neza. Por caridad la encomiende vuestra reverencia á Dios. Algunas veces he pensado si la deja sabia el demonio, sin Lodo aquello, para engañarnos, j que quedemos después con ella y con su madre atormentadas; anque la madre buena anda ahora.

Querría deshacer la escritura, y mandar acá mas, y ro- góme la dejase hablar al dotor Castro, anque no me dijo para qué, que él me lo dijo, y vio ]a escritura, y dice (jue está muy fuerte. Ella le pidió parecer, y él no se lo quiso dar ; sino dijola, que era amigo de los de la Compañía, y de esta casa también, y que á entramas partes estaba bien ; que lo pidiese á otro.

Dígame vuestra reverencia qué cosa es este hombre (1), y qué se puede flar de él; que me contenta harto su entendi- miento, gracia y romance. No si es algo de que es tan de vuestra reverencia. Ha venido acá algunas veces. Un día de la otava de todos Santos nos predicó. No quiere confesar á nadie ; mas á mi parecer gustaría de confesarme á mí; y lo que sos- pecho (sigun es enemigo de hacerlo), que es por curiosidad. Diz que es enemiguísimo de revelaciones, que an las de santa Brí- gida dice que no cree. No me dijo esto á mí, sino á María de Cristo lo había dicho ; y si fuera en otro tiempo luego procu- rara tratar con él alma, que á los que sabia tenian esta opinión me aficionaba, pareciéndome me habían de desen- gañar, si iba engañada, mijor que otros. Ya, como estoy sin esos temores, no lo apetezco tanto, sino algún poco ; y si no tuviera confesor, y á vuestra reverencia leparecieralo hiciera; anque con ninguno trato ya mucho, como estoy sosegada, sino es con Jos pasados.

Acá he puesto, que cuando hubiere alguna enferma, que no la visiten las hermanas por junto, sino que en entrando una, se vaya la otra, si no fuese en enfermedad que fuese

(l) Ll ¡lustrísinio señor don Pedro Castro y Ncro, natural de la villa de Anipn- dia, y obispo dignísimo de Scgovia. Era sugelo docto, y experimentado, y por Jo mismo detenido en aprol)ar revelaci.mos ; por lo cual decia por hipérbole, que ni las de santa Brígida creía, para explicar el tiento y madure/ con que proiedia ea la materia.

DE SANTA TERESA DE JESÚS. 371

menester ; porque de este juntarse muchas haj hartos incon- venientes, ansí en el silencio, como en andar la comunidad desconcertada, como somos pocas, y an algunas veces puede haber mormuracion. Si le parece bien mándelo allá, y sino avíseme.

¡ Oh, mi padre, qué desabrido anda Julián (O! Ala Mariana no está para negársele cada dia que le quiere, sino para rogarle con él. Todo es santo ; mas Dios me libre de confesores de muchos años. Ventura será si esto se acaba de desarraigar. ¿ Qué hiciera si no fueran tan buenas almas ? Después que habia escrito ésla, he pasado aquí con una algunas cosas, que me ha disgutado harto, y ansí he dicho esto, y no pensé hablar en ello. El remedio será (si se hace esto de Madrid) sacar de aquí las dos, que anque es santo, no lo puedo llevar. Dios haga á vuestra reverencia tal, como yo le suplico, amén, y nos le guarde. Es hoy víspera de San Vicente: mañana vís- pera de los dos Apóstoles.

Indina sierva, y súdita de vuestra reverencia, Teresa de Jesús.

CARTA CLXXXVI.

Al einineatísimo señor cardenal y arzobispo de Toledo don Gaspar de Quiroga. Desde Avila 30 de octubre de 1581.

Avisándole que habla tomado el Jiábilo su sobrina doña Elena. JESÚS,

La gracia del Espíritu Santo sea siempre con vuestra ilus- trísima señoría. Dos cartas de vuestra ilustrísima señoría he recibido, que ha sido gran consuelo y favor para mí. Beso las manos de vuestra ilustrísima señoría, muchas veces. Ya he obedecido lo que vuestra ilustrísima en ellas me mandaba, de dar el hábito á nuestra carísima hermana Elena de Jesús, como vuestra señoría ilustrísima verá por esta carta suya, que aquí va. Espero en nuestro Señor ha de ser para mucha gloria suya, y bien de esta sagrada Orden de su gloriosa Madre y que servirá mas á vuestra ilustrísima señoría con sus ora-

(1) El capellán de las monjas de San José, que, á pesar de su gran virtud y fervor, no llegaba a cemprénder el espíritu de la Reforma de S.»nta Teresa, miti- gándola demasiado. Sucedía con él en Ávila lo que con Garci-Alvarez en Sevilla,

372 CARTAS

ciones ; pues mientras mas creciere en santidad, mas acetas serán delante de Dios (1).

Muchas gracias doy á su Majestad, de saber que tiene salud vuestra ikistrísima señoría ; plega á El sea por muchos años, como todas estas süditas de vuestra ilustrisima seño- ría le suplicamos. En ellas tengo confianza de que -nos ha de hacer esta merced, que entiendo son buenas almas, que de mi confio poco por ser tan ruin, anque trajo bien presente á vuestra illustrísima señoría, en especial cada dia, cuando me veo en su presencia. El padre provincial nuestro fué á dar el hábito, y me escribió el gran contento, que le habia sido. De Ávila, de esta casa de San Josef á XXX de otubre.

. Indina sierva y südita de vuestra ikistrísima señoría. Teresa de Jesús.

CARTA CLXXXVÍ doble.

El líceaciado Marlin Alonso de SalÍEas, canónigo de la santa iglesia de Falencia. Desde Ávila 13 de noviembre de 1581 (1).

Sobi'e el proyecto de fundar en Burgos, y la licencia para hacerlo,

JESÚS.

La gracia del ílspíritu Santo sea con vuestra merced. Para descansar de otras ocupaciones cansosas, seria bien vuestra merced no dejase de escribirme alguna vez, que, cierto, cuando veo su letra, me es gran merced y alivio, anque se me re- nueva el sentimiento de ver á vuestra mer.^ed tan lejos, y á con tanta soledad en este lugar. Sea Dios por todo ala- bado, Dóile muchas gracias, que tiene vuestra merced salud, y que esos caballeros, hermanos de vuestra merced, vinieron con ella. Pues sus mercedes están ahora en Burgos, no me

(1) Resistió el Cardenal con tal tesón la pretensión de su sobrina doña Elena, que quiso entrar carmelita descalza en JMedina el año de 1^67, que en mas de doce años de deseos no pudo ablandar su enlercza.

A su vista tambieo la Santa mostró tan heroico desinterés, que rehusó admitir novicia tan calificada, hasta que el misino Cardenal, mitigando su tesón y ce- diendo la púrpura a la santidad, la escribió con amorosa instancia, para que se sirviese de admitirla. [Fr. A.)

(2) Esta Carta original se conserva en la villa de la Bañeza.

DE SANTA TERESA DE JESÚS. 'M'.]

parece, si vueslrM merced es servido, ffiie se deje ahora de poner todo calor, pues Dios le pone en esa señora doña Cala- lina. Quizá liay algún misterio. Ella me ha escrito, y ahora la respondo, y escribo á quien me mandó. Suplico á vuestra merced escriba la carta, que la madre priora dice, y las de- más que vuestra merced viere que han de hacer al caso, que por ventura es miedo el que tenemos ; porque dice doña Ca- talina, que después que esto se trata, ha dado la ciudad li- cencia para fundar otros monesterios. No por qué han de poner tanto en trece nmjeres, que harto poco es el número, sino por pesarle mucho á el demonio. Inconveniente me pa- rece lo que vuestra merced dice; mas no faltarán otras des- pués. Si es obra suya, y si lo quiere Dios, en fin, le aprove- chará poco. Su Majestad lo guie, como sea su servicio, y á vuestra merced guarde, con la santidad que yo cada dia le suplico, anque miserable. Por tener tantas cartas que escribir, no me alargo lo que quisiera. Estoy con mas salud que suelo y los frios no siento hacerme mal, anque hay harta nieve. De esta casa de San Josef de Avila á xiij de noviembre. Indina sierva de vuestra merced. Teresa de Jesús.

CARTA CLXXXVII(l).

Al señor don Juan de Ovalle, su cuñado, en Alba de Termes. Desde Avila 14 de noviembre de 1381.

Aconsejándole saque de Alba á su hija, por huir d.c la maledicencia y dándole noticias de sus parientes en Indias,

JESÚS.

La gracia del Espíritu Santo sea con vuestra merced. Bien creerá vuestra merced, que no estoy sin cuidado, ni estaré mientras supiese que se está vuestra merced en Alba ; y ansí deseo saber qué se hace en esto, y que vuestra merced no se descuide en ponerlo por obra, porque no estañada muerta la ocasión. Por amor de nuesti'o Señor, que vuestra merced no se descuide pu9s ya está el iuvierno tan dentro,

(l) Esta Carta es inédita : sa origlaal se eacaeníra en el canvento de Santa Teresa de Madrid.

374 CARTAS

que no le estará mal ir á donde tenga buenas lumbres, como vuestra mercedlo suele hacer ; porque el demonio crea que no duerme, según lie sido avisada. Esto es verdad, y ansí tengo bario miedo, que cuandoqueramos no se ha de poder reme- diar; y el callar de esa, no lo tenga por bueno.

Y cierto, señor, dejadas estas cosas tan importantes, que no se pueden encarecer mas, el medio que está dado, con- viene para el remedio de su hija de vuestra merced ; que ese estar con sus padre no puede ser para siempre. Si pordiclia J. calla, no da su casa, no podrán excusar de irse á Galin- duste, para desde allí venir aquí, como está concertado. De una manera ü de otra, por amor de Dios, que acaben ya de matarme. Á mi hermana me encomiendo. Yo estoy razo- nable.

Sepan vuestras mercedes que han venido cartas de las In- dias, y no dineros ; porque ya que los euviaban, supieron la muerte de mi hermano, que haya gloria, y piden ciertos des- pachos para enviarlos. Agustín de Ahumada dice que verná de aquí á un año, y no rico, sino á que le haga merced el Rey. Dicen se las hará, porque ha servido mucho, y terna el favor del virey, que es venido. Do a Lorencio se casó con una hija de un oidor; porque le diesen los indios, de que el Rey le había hecho merced. Hánselos dado tales, que dicen tiene cerca de siete mil ducados de renta, y ella muy de buen arte, y él dicen que está muj^ cuerdo y de hombre de bien. En la carta de su hermano se encomienda á vuestras mercedes y á la señora doña Beatriz.

Dice que por estar ahora muy gastado no les envia nada ; que él lo hará otra armada con Agustín. Plega á Dios sea algo, que, por poco que sea, hará provecho. Yo se lo encar- garé nmcho, de que le escriba. No será mucho le escriban el eflhorabuena, y me envíen la carta. Al señor don G. me enco- miendo mucho, y que mire lo que me prometió ; y á la señora doña Beatriz mis encomiendas ; que no cuando me ha de pagar lo que la encomiendo á Dios. Su Majestad sea con vues- tras mercedes, y los haga tan santos como le suplico. Son hoyxiiij de noviembre.

De vuestra merced sierva. Teresa de Jesús.

DE SANTA TERESA DE JESÚS 375

CARTA GLXXXVIII.

Al ilustrísimo señor don Pedro de Castro, obispo que después fué de Segovin, siendo canónigo de Avila (1). En Avila 19 de noviembre de 1581.

Congratulándose del juicio que había formado aquél acerca del libro de su vida^

JESÚS.

Sea con vuestra merced. La merced que vuestra merced me hizo con su carta, me enterneció de manera que di pri- mero las gracias á nuestro Señor con un Te Deum laudamuSy que á vuestra merced, porque me pareció la recibia de las manos que otras muchas. Ahora las beso á vuestra merced infinitas veces, y cjuisiéralo hacer mas que por palabras. ¡ Qué cosa es la misericordia de Dios ! que mis maldades han hecho bien á vuestra merced, y con razón, pues me ve fuera del infierno, que mucho que tengo bien merecido ; y ansí intitulé ese libro Be las misericordias de Dios.

Sea por siempre alabado, que nunca pensé menos de esta que ahora me ha hecho : y con todo me turbaba cada pa- labra de desmán. Ya no querría decir mas en papel, y ansí suplico á vuestra merced me vea mañana víspera de la Pre- sentación, para presentar á vuestra merced un alma, que se ha deshecho muchas veces, para que haga vuestra merced en ella todo lo que entendiere conviene para agradar á Dios, que espero en su Majestad me dará gracia para obedecerlo toda mi vida, que no pienso el ausencia me dará libertad, ni ]a quiero, porque he visto novedades en desear esto, que no es posible sino que la ha de venir gran bien por aquí, si vuestra merced no me deja, y no hará : para prenda de esta pienso guardar este billete, anque otra tengo mayor (2).

(1) La santa iglesia de Córdoba venera el original de esta Carta ó billete en la capilla magnífica de la Santa, obra del eminentísimo Salazar, uno de los mas cordiales apasionados que ha tenido, de quien se presume fué dadiva dicho ori- ginal, como lo fué nuevo viril, que atesora el coracou de la Santa en Alba, y ez fama que la vio en aquel celestial espejo, como lo han visto otros muchos devotos. Fuélo tanto este purpurado a la Santa, que haciendo se formase en dicha capilla, f'rigida a su honor, un retablo con los patriarcas de las religiones, dio entre ellos el primer lugar a esta singular y seráfica virgen. {Fr. A.)

{-2) Créesj que alude a la revelación que había tenido para que le escogiese por su director.

376 CARTAS

Lo que suplico á vuestra merced por amor de nuestro Señor es, que siempre se le ponga delante la que soy, para no hacer caso de las mercedes que me hace Dios, si no es para tenerme por mas ruin, pues tan mal la sirvo, que está claro es recibir y quedar mas adeudada; sino que vengue vuestra merced á este Señor de mi, pues su Majestad no quiere castigarme sino con mercedes, que no es pequeño cas- tigo para quien se conoce.

De que acabe vuestra merced esos papeles, le daré otros, que viéndolos no es posible sino aborrecer á quien habia de ser otra de la que soy : creo le darán á vuestra merced gusto ; désele nuestro Señor de Si, como yo le suplico, amén. Nin- guna cosa ha perdido vuestra merced conmigo en el estilo de sus cartas ; por mi tenia de decir á vuestra merced de la ga- lanía de él : todo aprovecha para Dios, cuando la raiz es por servirle. Sea por todo bendito, amén, que no he tenido tan gran contento como esta noche. Por el título beso á vuestra merced muchas veces las manos, que es muy grande para mí.

Mi señor el dotor Castro y Ñero (1).

CARTA CLXXXIX.

Al mismo señor don Pedro Castro. En Avila por noviembre de 1381. Dándole gracias por un sermón que habia predicado aquel mismo día.

JESÚS

Sea con vuestra merced y pague su Majestad el contento, que hoy me ha dado, y ayudado, junto á mi deseo, que si vuestra merced no hace de su parte lo que pudiere para cumplírmelo, creo me fueía mejor no haberle conocido, se- gún lo he de sentir ; y es el trabajo, que no me contento yo de que se vaj-a vuestra merced al cielo, sino que ha de ser mucha cosa en la Ilesia de Dios (á). Harto le he pedido hoy

(1) No firmó la Santa este billete, aunque es todo de su letra. (/•>. A.) (-) Así lo efectuó el ilustrisimo Castro, pues de la prebenda de Avila pasó á la de Toledo, de esta sul)ió a la silla de Lugo, y el año de 1003 a la de Segovia, y fue uno de los grandes prelados que han servido á la Iglesia, y veneró España en su tiempo.

Últimamente, el señor rey don Felipe III le presentó para el arzobispado de

DE SANTA TERE SADE JESÚS. 377

que no consienta emplear vuestra merced ese entendimiento tan bueno, en cosa que no sea para esto.

Estas hermanas besan á vuestra merced las manos, y hanse consolado mucho. Hágame saber si fué cansado, y cómo está, y no por letra ; porque con todo que me alegro en ver la de vuestra merced no querría cansarle, sino lo menos que pu- diese, que no dejará de ser harto. Yo lo estoy esta tarde con un padre de la Orden, aunque me ha quitado enviar mensa- jero á la Marquesa, que va por Escalona. La carta va á Alba muy cierta ; y yo lo soy hija y sierva de vuestra merced. Teresa de Jesús.

CARTA CXC

Al mismo señor don Pedro Castro. En Avila por noviembre de 158),

Acerca de un sermón, que se negaba á predicar, para la profesión de una

religiosa.

JESÚS

Sea con vuestra merced. No liega á tanto mi saber, que, ni por imaginación, llegó á el no, que vuestra merced ahora dice. Anoche harto mas fué el de vuestra merced en caer y en estorbar esa pena á esta pobrecita, que cierto pasó un dia trabajoso ; y no ha sido solo, sino muchos. Con su madre no tengo mas que hablar, sino hacer lo que vuestra merced manda, que esto es ser súdita ; y cuando no lo fuera, es tan repunante á mi condición pedir cosa en que pena, que hiciera lo mesmo.

Ahora me dicen, que ha enviado Ana de San Pedro á don Alonso, para que no deje de ir á suplicarlo á vuestra merced. Esto era antes que viniera su billete, porque no lo consintiera yo en ninguna manera después. Quédese sin sermón, si no viniere el padre provincial, que, anque ve no se pedirá á quien no le haya de hacer á gusto, parecerles ha peor falta, que el dañarse las perdices, y no lo que harán. Haga nues-

Valencia ; y antes de las bulas, le llegó la muerte á 28 de octubre del año 1611, con universal sentimiento, especialmente délos pobres, de quienes fué tan padre, que diciéndole un dia el corregidor de Segovia que minorase las limosnas, porque con su mucha largueza estaba la ciudad llena de gente holgazana, le respondió :

Señor corre;jidor. á vuestra merced toca la parle de la justicia, y á mi la de la misericordia. {Fr. A.)

378 CARTAS

tro Señor á vuestra merced tan santo, como yo lo suplico. Porque va este antes que don Alonso, que an un punto no quiero que piense vuestra merced voy contra su voluntad, no mas de que me tiene harto enfadada esa armandija. Hija y sierva de vuestra merced. Teresa de Jesús.

CARTA CXCI (1)

Al padre fray Jerónimo Gradan. Desde Avila 29 de noviembre. Sobre la fundación de Granada.

JESÚS .

Sea con vuestra reverencia. Hoy se han ido las monjas, que me ha dado harta pena, y dejado mucha soledad. Ellas no la llevan, en especial María de Cristo, que es la que ha puesto mucho en irse. Estaba ya publicado, y esotra no era para ello, como vuestra reverencia sabrá. Con todo, tenía harto escrúpulo, como vuestra reverencia me lo había es- crito. El dotor Castro me lo quitó.

Harto quisiera fray Juan de la Cruz enviar á vuestra reve- rencia algún dinero, y harto contaba, si podía sacar de lo que traya para el camino, mas no pudo (2). Creo lo procurará enviar á vuestra reverencia. Antonio Ruiz vino aquí tres ó cuatro días há, que en todo su seso pensaba irse conmigo. Con harto deseo esperaba á vuestra reverencia y le escribe, y me dio dos piezas (creo son de cuatro escudos) para que las enviase á vuestra reverencia : hasta tener mensajero cierto no se lo envío. Harto hago en no me quedar con ello, que, según andan las cosas, no será mucho que me ten- tación de hurtar.

(1) Esta Carta se escribió en Avila, el dia que partieron de allí las fundadoras de Granada, que fué a 20 de noviembre de 81. como afirmó el padro Ribera.

(Fr. A.)

(2) Vino el santo á Avila, no por las monjas, ni por interventor de la fundación de Granada con el provincial, sino por la Santa. Consta esta verdad de la patente, que le dio vicario provincial de Andalucía fray Diego de la Trinidad, firmada a 13 de no\icnibre de aquel año. que entre otras clausulas dice : Jijando debajo de precepto al reverendo jiadre fray Juan de la Cruz, rector del colegio de San Basilio de Bffcza. vaya a Avila, y traiga a nuestra muy reverenda y nniy religiosa madre Tfhes.v de Jksus, fundadora y priora de San Josó de Ávila, á la fundación, con el regalo y cuidad.) que á supersotia y edad conviene.

DE SANTA TERESA DE JESÚS. 37 í>

Esa carta me envió Inés de Jesús con otras suyas, mas de- masiado de presto se irá, si es después de Pascua. Ya lo he escrito ; y con decir que vuestra reverencia ha de ir allá se entretendrán. Esta bendita lo debe hacer, como ve esas seño- ras ahora con tanto calor : por eso no prometa vuestra reve- rencia sermones allá, en cumpliendo el Adviento, que acá habrá donde los ejercite. El dotor Castro desea se venga vuestra reverencia á estar la Pascua en su casa, y yo tam- bién : mas poco se cumplen mis deseos. Ahora creo no se- excusa llevar á Teresica, que al letrado le ha parecido muy bien, y an ella siente tanto mi ida, como Se han ido estotras^ que creo ha de ser necesario; porque anda tristecilla, que si con esto le viene alguna ocasión, no lo que hará, y á me ha parecido darle alguna esperanza, anque lo siento harto. Gloria á Dios, que todo quiere llueva sobre mi.

Harto voy mirando en quien dejar aqui, y no acabo en quien determinarme : porque, cada vez que me acuerdo cuan público ha estado el quererse ir Ana de San Pedro, quedar ahora por mayor, no lo puedo llevar, que es cosa ter- rible ; que en lo demás bien me parece. Esta Mariana creo lo baria bien, que tiene muchas partes para ello, si no estuviera Julián de por medio, anque él anda bien apartado ahora, y sin entremeterse en nada. Dios dará á vuestra reverencia luz, y acá se platicará todo.

El velo se puso ayer : madre y hija están como locas de placer. Harto cansada he estado con todo, y acostándome á las dos. Las que señalé fueron las tres de acá, y otras tres do Veas con Ana de Jesús, que va por priora, y otras dos de Sevilla, y dos freilas de Villanueva, que son harto buenas, sino que me habia escrito la priora que convenía, porque son cinco hermanas, y tiene razón, y es la de ayudar aquella casa, pues de estotra de Granada cuentan tanto. De mal se le ha de hacer á Ana de Jesús, como lo quiere mandar todo. Si á vuestra reverencia le parece bien, esté entero en que se haga ; porque no se hallarán otras mejores ; y si no, haga lo que mandase, y, quédese con Dios, que como rae acosté á las dos, y me leyanté de mañana, está la cabeza cual la mala ventura. De lo demás razonable ando.

El inconveniente que ahora se me representa puede haber

380 CARTAS

para lo de Teresa, es, si esotra Beatriz hubiese de llevar, que no se sufria por ninguna manera ir entramas. Esto, como que me daría trabajo, que an estotra, como reza bien, algún alivio seria. Por eso no la diré nada : mas Beatriz se guar- dará de darme ese trabajo. Y á mi parecer no conviene venir vuestra reverencia con Tomasina.

Indina sierva y súdita de vuestra reverencia. Teresa de Jesús.

CARTA CXCII

Al mismo padre Gradan. Desde Avila 1." de diciembre de 1381. Remitiéndole unos dineros : también tirata de la compra de casa en Salamanca.

JESÚS .

Los ocho escudos que me dio Antonio Ruiz, que enviase á vuestra reverencia, lleva el padre fray Ambrosio. Yo le saqué dos por buenas razones, no pude mas. Parece que me voy mostrando á pedir, cosa bien nueva para mi, y no me morti- fico nada : verdad es que como son personas de la Orden, no hago mucho. Haga nuestro Señor á vuestra reverencia santi- simo, como yo le suplico, amén. Á la madre priora vues- tra reverencia muchas encomiendas. Si esos padres han mucho frió en la casa que compran, ¿ qué harán ellas? Su fe las salvará, que yo poca teogo, cierto, en lo que toca á esa casa. Es primero de diciembre.

Hágame saber cómo está de los pies, que buen frió debe sufrir; pues ahora tiene frieras (1), c[ue no es otra cosa ese mal. Yo ando razonable, anque cansada. Todas se encomien- dan en las oraciones de vuestra reverencia : en especial Teresa está harto contenta con su diurnal, y la otra con sus libros.

De vuestra reverencia sierva y súdita y hija. Teresa de Jesús.

(i) Sabañones en los calcañares.

DE SANTA TERESA DE JESLS. . 381

CARTA CXCm .

Al mismo padre fray Jerónimo Gradan (2). -- Desde Avila por el mes de diciembre

de 1581.

Ma¡iifestá)idole los deseos que tenia de verle, y comunicctndole algunas noticias acerca de los parientes de ella.

JESÚS .

Sea con vuestra reverencia, padre mió. Harto me holgué con su carta, que me dieron esta noche, con lo demás de escapularios, j de ver ya á vuestra reverencia tan determi- nado á que yo le vea presto : plega á Dios le traya con bien, mi padre. Si algo faltare de las costituciones, déjelo enco- mendado, y, por caridad, que si predicare el postrer dia de Pascua, que no se parta hasta otro después, no le haga mal; que no adonde tiene fuerzas. Sea bendito el que las da. En gracia me cay, qué rico se hace, hágale Dios á vuestra reverencia grande de riquezas eternas.

Ahora no entiendo algunas santidades : por el que no es- cribe á vuestra reverencia lo digo, y estotro, que dice se haga todo por su parecer, me ha tentado. ¡ Oh Jesús, qué poco hay cabal en esta vida ! Porque se va ya este mensajero, no me alargaré, que acabo de escribir una carta, que lo ha sido á la marquesa de Villena, que la espera un propio. Creo que será bien, que vuestra reverencia me le haga en estando mi hermana en Alba si le parece que envié por ella, anque, si aquella moza se ha de tomar, como se viene, ninguna gana me da que venga acá, ni para qué, sino para cansarme, porque esto de quedar en la Encarnación, es cosa de burla, que no creo le está bien, y el gasto es terrible. Dios sea con ellas, que tal vida me dan. Teresa está buena ya, y creo po- demos tener seguridad de ella, que se ha declarado mucho, como vuestra reverencia sabrá : yo estoy razonable.

(1) El original de esta Carta se conserva con religiosa veneración en nuestro convento de Larrea, á donde la envió entre otras reliquias insignes su fundador don Juan de la Rea, siendo secretario de Carlos 11, estimándola por una de las alhajas mas preciosas con que adorí'^^u piedad aquel santuario. (Fr. A.)

382 CARTAS

La Duquesa me ha tornado á escribir con un capellán ; yo la respondí breve, y la dije le babia escrito largo por la via de vuestra reverencia : digolo porque la envié Ja carta, que si es por lo que digo de na ir vuestra reverencia con ella, poco va. Esa mande enviar á mi hermana si le parece, quizá venida disporná Dios mejor á Beatriz, si no lo está á ir : á estarse siempre en el aldea, poco se me daria, mas venido el verano, se tornarán á Alba, y es comenzar de nuevo.

Pasado mañana van á Madrid : enviar^ los recaudos de vuestra reverencia. Bien de edificación van los escapularios, que ponen devoción. Don Francisco envió á pedir á su her- mana uno : lástima me hace. Torno á acordar á vuestra re- verencia, que si es menester avisarme algo, para que venga esa gente, que lo haga. Quédese con Dios, qiie es muy noche. Sepa que le tenemos hecho un aposentico ; mas no creo lo consentirá el dotor Castro. Vame muy bien con él, dile la parte que tenia acá de ese libro, que estotro no acaba de decir el pravecho que le ha hecho, y á mi ser amigo de vues- tra reverencia, para caer todo en gracia. Creo que para en- tenderme un confesor, y no andar con miedos, que no hay cosa mejor que vean uno de esos papeles, que me quita de gran trabajo. Dios á vuestra reverencia el descanso que le suplico, y le guarde, amén, amén.

De vuestra reverencia sierva y súdita. Teresa de Jesús.

CARTA CXCIV

A don Lorenzo de Cepeda, sobrino de la Santa, en Indias. Desde Avila 15 de diciembre de 1581 (1).

Dándole cuenta del estado do toda la familia, y felicitándoel por su casamiento.

JESÚS.

La gracia del Espíritu Santo sea con vuestra merced, hijo mió. Su carta de vuestra merced recibí, y á vueltas del gran contento, que me ha dado la buena dicha, que nuestro Señor ha dado á vuestra merced, me renovó la pena ver la que

(I) El original de esta Carta le venera con Toledo doña Teresa María Cano Mucientes sobrina del emincntísinn cardenal Asturga.

DE SANTA TERESA DE JESÚS. 383

vuestra merced tenía, y con tanta razón. Porque de la muerte de mi hermano, que liaj^a gloria, escribí á vuestra merced muy largo, no quiero renovarle mas penas. Á me que- daron liarlas de ver ir las cosas bien diferentes de lo que yo quisiera ; anque el haber acertado don Francisco tan bien, como á vuestra merced escribí, me uió gran alivio ; porque dejado quien es su esposa, que de todas partes es de lo prin- cipal de España, tiene tantas buenas en su persona, que bas- taba. Vuestra merced la escriba con toda la mas gracia que pudiere, y se la haga en algo, que lo merece. Yo le digo, que anque tuviera don Francisco muchos cuentos de hacienda, estaba muy bien casado ; mas con las mandas que su padre (que haya gloria) hizo, y el remedio de Teresa, y deudas, hale quedado tan poco, que* si Dios no lo remedia, no cómo ha de vivir.

Sea alabado por siempre, que tanta merced ha hecho á vuestra merced, pues le ha dado mujer, con que pueda tener mucho descanso. Sea mucho de enhorabuena, que harto con- suelo es para pensar que le tiene. A la señora doña María beso siempre las manos muchas veces : aquí tiene una ca- pellana y muchas. Harto quisiéramos poderla gozar ; mas si había de ser con los trabajos, que por acá hay, mas qaiero que tenga allá sosiego, que verle acá padecer.

Con la hermana Teresa de Jesús es la que tengo alivio : está ya mujer, y siempre crece en virtud. Bien puede tomar sus consejos, que me ha hecho reir cuando vi la carta que le escribe, que verdaderamente habla Dios en ella, y obra bien lo que dice : Él la tenga de su mano, que á todas nos edifica. Tiene buen aviso, 3^ creo ha de tener valor para todo, No deje de escribirla, que está bien sola ; y para lo que la quería su padre, y los regalos que le hacía, háceme gran lástima, que no hay quien se acuerde de hacerle ninguno : don Francisco harto la quiere, mas no puede más.

Diego Juárez se alargó más que vuestra merced ni mi her- mano, en decirnos las partes de la señora doña María, y los demás buenos sucesos de vuestra merced, que escribe muy corto para estar tan lejos. Harta misericordia de Dios ha sido topar tan bien, y haberse casado tan presto, etc.

Esta casa está ahora en gran necesidaJ, porque murió

384 CARTAS

Francisco de Salcedo, que haya gloria, y dejó aquí una manda, que es poco para tener de comer, que an para cenar no hay, y luego quitaron casi toda la limosna, anque an- dando el tiempo nos irá mejor, que hasta ahora no se ha lie- vado nada, y ansí se padece harto. Con el dote de Teresa será mucha ayuda, si Dios la deja profesar : ella harto deseo lo tiene.

Yo ando á ratos con mas salud que suelo. Ha fundado Dios, después que vuestra merced se fué, un monesterio nuestro en Falencia, y otro en Soria, y en Granada, y de quí, pasada Navidad, voy á fundar otro en Burgos : piénsome tornar aquí presto, si Dios fuere servido.

Ahora espero aquí á mi hermana y á su hija : es tan grande la necesidad que tienen, que las habría vuestra mer- ced gran lástima. Yo la tengo grande á doña Beatriz, que, anque quiere ser monja, no tiene con qué. Harto gran li- mosna será, cuando vuestra merced pueda, enviarles algo, que, por poco que sea, será mucho. Yo soy la que no he" me- nester dinero, sino que ruegue á- Dios me deje cumplir su voluntad en todo, y me los haga muy santos, que todo lo demás se acaba presto. Las de casa todas se le encomiendan muy mucho, en especial la madre San Jerónimo, y le enco- mendamos á Dios. Mire, mi hijo, que pues tiene nombre de tan buen padre, tenga las obras.

Cuando ésta llegue, según me escribe, estará mi hermano Agustín de Ahumada en el camino : plega á Dios le traya con bien. Si no fuere venido, vuestra merced le envíe ésta, por- que no tengo hoy la cabeza para escribir mucho. Yo le digo á vuestra merced, que si no tray qué comer, que tenga harto trabajo, que no habrá quien le comer, y para lo será, de lo no poder remediar, grande. Ya es venido el virey, y el padre fray García bueno está (1), anque no le he visto. Recia cosa es en tanta edad ponerse á tan peligroso camino por hacienda, que ya no habíamos de entender sino en apare- jarle para el cielo. Dios nos le dé, y á vuestra merced haga tan sanio, como yo le suplico, amén, amén. O todos esos

(I) Fraj' García de Toledo, fraile dominico, hijo de aquel virey; fué director y fran favorecedor de Santa Teresa.

DE SANTA TERESA DE JESÚS. 385

señora y soñcfi ¡^s beso siempre las manos mucho, y no digo mas, sino remílome á la carta de Teresa de Jesús, que con lo que ella dice que vuestra merced haga, yo quedaré con- tenta. De esta casa de San Josef de Avila á xv de diciembre^ año de mdlxxxj.

De vuestra merced sierva. Teresa de Jesús

CARTA GXGV (1)

A la madre priora y religiosas Carmelitas Descalzas déla Santísima Trinidad de Soria. Desde Ávila 28 de diciembre de 1581.

Dándoles gracias por una limosna hecha al convento de San José de Avila, y noticias acerca de los trabajos de éste y de los preparativos de viaje para Burgos.

JESÚS .

La gracia del Espíritu Santo sea con vuestra reverencia y con todas vuestras caridades, hijas raias. Bien creerán que quisiera yo escribir á cada una por si ; mas es tanta la ba- raúnda, que llueve sobre mi, de cartas y negocios, que an tengo en harto poderlas escribir juntas estos renglones : en especial, como andamos en víspera de partirnos, an hay menos lugar. Pidan á nuestro Señor se sirva de todo, en es- pecial de esta fundación de Burgos.

Mucho me consuelo con sus cartas, y mas de entender por obras y palabras la mucha voluntad, que me tienen. Bien creo, que an quedan cortas en pagar lo que se debe á la mia; anque en el socorro, que ahora me han hecho, han estado muy largas. Como era grande la necesidad, helo tenido en muy mucho. Nuestro Señor les dará el premio, que bien pa- rece le sirven, pues han tenido para poder hacer tan buena obra á estas pobres monjas. Todas se lo agradecen mucho, y las encomendarán á nuestro Señor. Yo como lo haga tan contino, no tengo que ofrecer.

Heme holgado mucho, que les vaya tan bien en todo, en es- pecial de que haya alguna ocasión, sin haberla dado, para que las mormuren, que es muy linda cosa; porque han te-

(1) El original se encuentra en las Carmelitas Descalzas de Pamplona. Al sacar su copia auténtica en 1758, se vio que le faltaba ya la ürma.

22

388 CARTAS

nido pocas en que merecer en esa fundación. De nuestro pa- dre Vallejo no digo mas, de que siempre nuestro Señor paga los servicios grandes, que hacen á su Majestad, con crecidos trabajos ; j como es tan gran obra la que en esa casa hace, no me espanto quiera dar en que gane mas, y mas mérito.

Miren, mis hijas, cuando entre esa santa, que es razón la madre priora y todas la sobrelleven con comedimiento y amor ; que adonde hay tanta virtud, no es menester apretar en nada, que basta ver lo que ellas hacen, y tener tan buen padre, que yo creo podrán deprender. Plega á Dios las guarde y salud, y tan buenos años, como yo le suplico.

De que la madre supriora esté mejor, me he holgado mu- cho. Si hubiere menester siempre carne, poco importa que la coma, anque sea Cuaresma ; que no va contra la regla, cuando hay necesidad, ni en eso se aprieten. Virtudes pido yo á nuestro Señor me las dé, en especial humildad y amor unas con otras, que es lo que hace al caso. Plega á su Majes- tad, que en esto las vea yo crecidas ; y pidan lo mesmo para mi. Víspera del rey David. Es hoy el dia que llegamos á la fundación de Falencia. Á las mis niñas den muchas enco- miendas, que harto me huelgo tengan salud, y sean tan bo- nitas, y á los señores dotores. De la mijoria de la madre María de Cristo estoy muy contenta, y de que tengan tan buenos aderezos, ya en tan poco tiempo.

De vuestras caridades sierva. Teresa de Jesús.

CARTA CXCVI

Al licenciado Peña, capellán de la capilla real, en Toledo. Desde Medina del Campo 8 de enero de 1382.

Dándole aviso del bienestar de doña Elena de Quiroga, para que lo avisara al

Cardenal, su tio.

JESÚS.

La gracia del Espíritu Santo sea con vuestra merced siem- pre. Yo llegué aquí á Medina del Campo, un dia antes de la

(1) Esta Carta era la LXI del tomo iv en las ediciones anteriores. El original se repartió en el siglo xvii entre el cardenal infante y el conde de Benavente. Ignórase gu paradero actual.

DE SANTA TERESA DE JESÚS. 38T

víspera de los Reyes, y no he querido pasar adelante sin avi- sar á vuestra merced adonde voy, si para algo me quisiere mandar, y suplicar á vuestra merced, de mi parte, bose las manos á su ilustrísima señoría, y diga como lie hallado bue- nas á nuestra hermana Elena de Jesús, y á las demás. Es tan grande su contento, que me ha hecho alabar á nuestro Señor : ansí ha engordado. Es tan en extremo el contento, que tienen todas, que se parece bien ser su vocación de nues- tro Señor : sea por siempre alabado. Besan á su ilustrísima señoría las manos muchas veces ; y yo y las demás tenemos particular cuidado de encomendar á su ilustrísima señoría á fiuestro Señor, para que le guarde muchos años.

Harto me consuela las buenas nuevas, que por acá oyó de su ilustrísima señoría. Plega á su divina Majestad vaya siem- pre creciendo su santidad. Está tan hallada la hermana Kena de Jesús (1), y vale tan bien con las cosas de la reli- sion, como si lo hubiera sido muchos años. Téngala Dios de su mano, y á las demás deudas de su señoría ilustrísima, que cierto son de estimar tales almas.

Yo no pensé salir de Ávila en ninguna manera, hasta ir á la fundación de Madrid. Ha sido nuestro Señor servido, que algunas personas de Burgos tenían tanto deseo que se hiciese allí un monesterio de éstos, que han alcanzado licencia del arzobispo y la ciudad, y ansí voy con algunas hermanas apo- nerlo por obra, que lo quiere ansí la obediencia, y nuestro Señor que me cueste mas trabajo ; porque estando tan cerca, como está Patencia, no fué servido se hiciese entonces, sino después que estaba en Ávila, que no es pequeño trabajo an- dar ahora tanto camino. Suplico á vuestra merced pida á su Majestad sea para gloria y honra suya, que como esto sea, mientras más se padeciere es mejor ; y no deje vuestra mer- ced de hacerme saber de la salud de su ilustrísima señoría, y

(l) La que en el siglo habia sido ejemplar de doncellas, de casadas y viudas, io fué en la religión de religiosas fervorosas. Su obediencia fué tal, como lo indican estas dos sentencias, que en frente de donde trabajaba, en su celda, tenía escritas : No quiero mas ciencia, que la obediencia El superior para nos es un visible Dios.

Las relijio^as ái T.d'í.lo, pagadas de su virtud y talento, la eligieron por pr3- lada, por los años de 1586. Gobernó aquella comunidad coa singulares cjempljs de virtud y prudencia.

388 CAUTAS

de la de vuestra merced, y es cierto, que mientras mas mo- nesterios, mas súditas tiene su ilustrisima, para que le enco- mienden á Dios nuestro Señor. Plega á sa Majestad le guarde, como hemos menester. Partimos para Burgos ma- ñana. Á vuestra merced tanto amor suyo, como yo le su- plico, y estas hermanas. Vuestra merced no me olvide en sus santos sacriñcios, por amor de nuestro Señor, y me haga merced, de que vea á mi señora doña Luisa de la Cerda, decir á su señoría que voy buena, que no tengo lugar de decir mas. Son hoy viij de enero. Indina sierva de vuestra merced. Teresa de Jesús.

CARTA CXGVII.

A la hermaBa Leonor de la Misericordia, carmelita descalza en el convento de la Santísima Trinidad de Soria (2). Desde Burgos a principios del año 1382.

Con varias advertencias importantes, acerca de las sequedades espirituales, y sobre mejoras en el convento de Soria.

JESÚS.

Sea con vuestra merced el Espíritu Santo, mi hija. ¡ Oh cómo quisiera no tener mas cartas que escribir sino ésta, para responder á vuestra merced á la que vino por la Com- pañía, y á ésta ! Crea, mi hija, que cada vez que veo carta de vuestra merced me es particular regalo : por eso no la ponga el demonio tentaciones para dejarme de escribir. En la que vuestra merced tray de parecerle anda desaprovechada, ha de sacar grandísimo aprovechamiento (el tiempo le doy por tes- tigo) ; porque la lleva Dios, como á quien tiene ya en su pa- lacio, que sabe no se le ha ya de ir, y quiérela ir dando mas y mas á merecer. Hasta ahora puede ser que tuviera mas ternuritas, como la quería Dios ya desasir de todo, y era menester.

Heme acordado de una santa, que conocí en Ávila, que cierto se entiende lo fué su vida de tal. Habíalo dado todo por Dios cuanto tenía, y habíale quedado una manta con que se cubría, y diola también; y luego dale Dios un tiempo de grandísimos trabajos interiores y sequedades, y después que- j abásele mucho y decíale Donoso sois, Señor, ¿después

DE SANTA TERESA DE JESÚS. ^189

que me habéis dejado sin nada os me vais? Ansí que, hija mia, de éstos es su Majestad, que paga los ^irandes servicios con trabajos, y no puede ser mejor paga; porque la de ellos es el amor de Dios.

Yo le alabo, que en las virtudes va vuestra merced apro- vechada en lo interior. Deje á Dios con su alma, y esposa, que Él dará cuenta de ella, y la llevará por donde mas la conviene ; 3^ también la novedad de la vida y ejercicios parece hace huir esa paz, mas después viene por junto. Ningún apego tenga. Precíese de ayudar á llevar á Dios la cruz, y no haga presa en los regalos, que es de soldados civiles querer luego el jornal. Sirva de balde, como hacen los grandes al Rey : el del cielo sea con ella. En lo de mi ida respondo á la señora doña Beatriz lo que hace al caso.

Esta su doña Josefa es buena alma, cierto, y muy para nosotras ; mas hace tanto provecho en aquella* casa, que no si hace mal en procurar salir de ella; y ansí se lo defiendo cuanto puedo, y porque he miedo habernos de comenzar ene- mistades. Si el Señor lo quiere, ello se hará. A esos señores hermanos de vuestra merced, que yo conozco, mis enco- miendias. Dios la guarde, y haga la que yo deseo.

De vuestra merced sierva. Teresa de Jesús.

Olvidéme decir cuan contento iba nuestro padre de vuestra caridad : no acaba de loarla, y de decir á la madre priora, que como no baja el refitorio abajo , que con estrados estará bien, y es para las que dan de comer mucho trabajo subir leña y agua y lo demás, que usándolo me pareció estaba buena comodidad.

CARTA GXCVIII.

A la ilustre señora doña Beatriz de Mendoza y Castilla (1). Fecha incierta; a parecer de principios de 1582.

Acerca de la transacción de la desavenencia sobre el testamento de don Lorenzo de Cepeda, su hermano.

Jesús. La gracta del Espíritu Danto sea con vuestra merced siempre. Paréceme que lo que yo supliqué á vuestra merced

(1) El original de esta Carta se venera en nuestras religiosas de Guadabjara,

22.

390 CARTAS

no me escribiese, fué en estos negocios ; que dejar de recibir merced con sus cartas de vuestra merced es desatino decirlo, que bien entiendo cuan grande es, cuando vuestra merced me la hace. Mas dame mucha pena, cuando se tratan cosas, que conforme á mi conciencia no puedo hacer; y algunas en que entiendo, conforme á lo que dicen, que tampoco le está bien á don Francisco hacerlas; y como á vuestra mer- ced dicen otra cosa, no puede dejar de andar sospechosa de mi voluntad, que es harto penoso para mí, y ansí deseo ver concluidas ya estas cosas, en extremo : hágalo nuestro Señor, conforme á lo que mas ha de ser para su servicio, que esto mismo es lo que vuestra merced pretende ; y por primer movimiento jamás me pasó tener otro deseo, y siempre de- sear el descanso de vuestra merced, y ver lo mucho que merece la señora doña Orofrisia.

En lo que dice escribí á su merced, que nuestro Señor la daría hijos, ahora lo torno á decir, y espero en su Majestad los terna. Yo hice siempre poco caso de querer Pedro de Ahumada pretender lo que decia, y an ahora le hago, j estoy tan cansada de meterme en nada, que si no me lo pu- siesen en conciencia, todo lo dejarla, y ansí lo tenía deter- minado, sino que me dijo Peral varez, que á vuestra merced le parecía desacierto, porque era negocio que tocaba á San Josef. Gomo mis pecados me hicieron ahora priora de allí, veo que vuestra merced liene razón. Y también que la casa acuda con su derecho, porque se acabe mas breve, que lo que me dije- ron algunos letrados : anque sus hijos de mi hermano, que haya gloria, no dieran por bueno el testamento; tiene tanto derecho, por no poder saber quien le rompió ; que quedaban hartos pleitos. Vuestra merced tiene razón en que se declare todo, porque es cosa terrible y gasto grande andar en ello letrados. Hágalo nuestro Señor como puede, y guarde á vuestra merced muchos para remedio de sus hijos, amén.

Indina sierva de vuestra merced y súdita. Teresa de Jesús.

La hermana Teresa de Jesús besa las manos de vuestra

Es para doña Beatriz de Mendoza y Castilla, suegra de su stibrin.:) aon Francisco y de la calificadi nobleza que, escribiendo á otro sobrino, nos dijo la Santa.

{Fr.A.)

DE SANTA TERESA DE JESÚS. 391

merced. Espero en Dios, que antes de muchos dias las besa- remos entramas á vuestra merced : ella yo nos encomenda- mos mucho al señor don Francisco.

CARTA CXCIX.

Al padre fray Nicolás de Jesús María. Fecha incierta, al parecer de principios-

del año 1382.

Sobre varios puntos de gobieimo, y procurando templar los desacuerdos que- principiaba á tener con el padre Gradan.

JESÚS.

Sea con vuestra reverencia, mi padre. Trabajo es andar en lugares tan apartados, y sin vuestra reverencia, que me ha dado harto desabor. Plega á Diosle salud. Harta necesidad debia de haber en esa casa, pues apartó nuestro padre a vuestra reverencia de si. Harto contentó la humildad de su carta de vuestra reverencia, auque no pienso hacer lo que dice, porque se enseñe á padecer. Mire, mi padre, todos los principios son penosos, y ansí le será á vuestra reverencia por ahora ése.

De eso que dice que trayn consigo las letras, harta mala ventura seria, que en tan pocas se entienda ya esa falta. Valdrá mas que no tenga ninguna, quien tan presto da mues- tra de eso. Vuestra reverencia no piense que está el negocio del gobierno en conocer siempre sus faltas, que es menester que se olvide de muchas veces, y se acuerde está en lugar de Dios, para hacer su oficio, que Él dará lo que le falta, que ansí lo hace á todos, cjue no debe haber ninguno cabal; y no se haga mogigato ni deje de escribir á nuestro padre todo lo que le pareciere. Poco que envié otro pliego á su reve- rencia por via de la señora doña Juana. Dios guarde á vuestra reverencia y le haga tan santo, como yo le suplico, amén.

De vuestra reverencia sierva. Teresa de Jesús.

392 CARTAS

CARTA ce.

A Catalina de Tolosa, en Burgos. Desde Falencia 16 de enero de 1582. Avisándole su próximo arribo á la primera do aquellas dos ciudades.

JESÚS.

La gracia del Espíritu Santo sea con vuestra merced. En llegando á Valladolid, procuré la madre priora de allí lo hiciese saber á vuestra merced. Detüveme allí cuatro dias, por estar muy indispuesta, que, sobre un catarro grande que me dio, acudió un poco de perlesía. Con todo, en estando algo mijor me partí; porque he miedo á vuestra merced, y á esas mis señoras, cuyas manos beso muchas veces. Y suplico á sus mercedes no me culpen por la tardanza, y á vuestra merced lo mesmo, que si supiese cuales están los caminos, quizas me culparían mas de haber venido. También estoy ahora algo ruin; mas espero en nuestro Señor no será parte para dejarme de ir con brevedad, si el tiempo mejora un poco, que dicen es el camino desde aquí á ese lugar muy penoso, y ansí no si querrá el padre provincial partirse, hasta verme mijor, anque lo desea harto, y besa á vuestra merced las manos y tiene harto deseo de conocerla. Está muy obligado á encomendar á Dios á vuestra merced por la que á la Orden hace en todo. Si es menester darnos vuestra merced algún aviso, hágamela de hacer un propio,- que acá le paga- remos, que por cosas semejantes importan poco los gastos que se hicieren, porque podria ser (si el tiempo abona como hoy) partirnos el viernes de mañana, y no verná á tiempo la carta del ordinario. Si vuestra merced no hubiere enviado, ú nos vamos, llevarse ha esta orden. Su paternidad no quiere qiio dejemos de ver el Crucifijo de ese lugar; y ansí, dicen, que antes que cntremps se ha de ir allá, y desde alh avisará vuestra merced ú algo antes, y entrar en su casa con la mayor disimulación que ser pudiere, y, si es menester, aguardar á que sea noche, é ir luego nuestro padre á que nos la bendición el arzobispo, para que otro dia se digala primera misa, que hasta estar hecho, crea vuestra merced

DE SANTA TERESA DE JESÚS. 303

que es lo mejor que no lo sepa naide. Siempre lo acostumbro liacer ansí lo mas ordinario. Cada vez que pienso cómo Dios lo ha hecho, me espanta, y veo ser oraciones : sea por siempre alabado. Plega áÉl á vuestra merced guarde, que muy gran premio por tal obra siguro le tiene.

No pienso he hecho poco en traer conmigo á Asunción, según la resistencia ha habido. Ella viene contenta, á mi parecer. Su hermana queda buena. Ya la dije se la tornarla mu}'' presto. La priora de aquí besa á vuestra merced las manos, y las que vienen conmigo. Son cinco para quedar ahí, y mis dos compañeras y yo. En fin, que vamos ocho. Vuestra merced no tome pena de camas, que como quiera cabremos hasta acomodarnos. Estos ángeles hallo buenas y alegres. Dios las guarde, y á vuestra merced muchos años, y ninguna pena tenga de mi indisposición, que hartas veces estoy ansí, y se suele quitar presto. Es hoy víspera de San Antón.

Indina sierva^ de vuestra merced. Teresa de .Jesús.

CARTA CCI (1).

A la madre María de San José, priora de Sevilla. Desde Burgos 6 de febrero

de 1582.

Avisándole su llegada á Burgos y las contradicciones que principiaban á

experimentar.

JESÚS

Sea con vuestra reverencia, hija mia, y me la guarde, amén. Esta escribo desde Burgos, adonde estoy ahora. Doce días que lie^u';, y no se ha hecho cosa de la fundación, porque hay algunas contradiciones : un poco va al modo de lo que ahí pasó. Yo voy viendo lo mucho que se ha de servir Dios en este monesterio, y todo lo que ahora se ofrece será por mejor, y para que más se conozcan las Descalzas, que como este Jugar es un reino, quizá no se tuviera memoria

M) Esta Carta era la CU del tomo iv en las ediciones anter'ores. Las correc-

clonnes se han hecho por la copia auténtica del manuscrito de la Biblioteca

- Nacional número 1, folio 168, inferior, vuelto. La ortografía de la venerable San

Bartolomé era per que la de Santa Teresa, pues escribe liberta, temeridar, etc.

Su original, que es de letra de la venerable San Bart jlomé liasta la posdata,

qae es de mano de la Santa, se halla en nuestras i'eligiosas de Valladolid. {Fr. A.

394 CARTAS

de nosotras, si entráramos callando, mas este ruido j con- tradicion no hará daño, que ya andan algunas monjas movidas para entrar, anque no está hecha la fundación. En- comiéndelo vuestra reverencia á Dios, j las her^^anas. El que dará á vuestra reverencia esta carta es un hermano de una señora, que nos tiene en su casa y ha sido el medio para que vengamos á esta ciudad. Débesele mucho, y tiene cuatro hijas monjas en nuestras casas, y otras dos que tiene creo harán lo mesmo. Digo esto, porque vuestra reverencia le muestre mucha gracia, si fuere ahí : llámase Pedro de To- losa. Por esavia me puede responder, y an me puede vuestra reverencia enviar los dineros; y, por caridad, que en esto ponga cuanto pudiere, y que vengan todos, porque tengo hecha escritura de dallos en este año. No me los envié por la via que los otros, que me enojaré con vuestra reverencia. Por la via que dije de Pedro de Tolosa vernán seguros, y con dárselos, él los podrá librar acá. Si pudiere hacerle gracia en alguna cosa, por caridad que lo haga, que no perderemos nada, y débesele á su hermana.

Nuestro padre se ha hallado aquí, y ha hecho harto al caso, para todo lo que se ofrece. Está bueno su reverencia,. Dios le guarde, como es menester* También traigo á Teresita conmigo, que me dijeron que la querían poner en liberta sus parientes y no la osé dejar. Está muy bonita de perfecion» Encomiéndanse á vuestra reverencia y á todas las hermanas. De las diga mucho, y que no me dejen de encomendar á Dios. Las hermanas, que he traído aqpií, se le encomiendan. Son harto buenas monjas, y con harto espíritu llevan los tra- bajos. En el camino se nos ofrecieron hartos peligros ; por- que hacía el tiempo tan recio, que iban los arroyos y rios, que era temeridar. A me debia hacer algún daño, que desde Valladolid vine con un mal de garganta (y me le tengo) harto malo, que, anque me han hecho remedios, no se me acaba de quitar. Ya estoy mejor, mas no se puede comer cosa mazcada. No les pena, que con la ayuda de Dios, presto se quitará, y como ellas me encomienden á Dios : por esta causa no va esta de mi letra. La hermana que la escribe pide á vuestra reve- rencia en caridad que la encomienden á Dios. Él me guarde á vuestra reverencia y haga santa, amén. Son seis de febrero.

DE SANTA TERESA DE JESÚS. 395

Indina sierva de vueslra revei^eneia. Teresa de Jesús.

xiño de 1582.

Mire que me responda largo, con quien le diere ésla lo puede hacer, que liá mucho que no vi letra suya. Á la madre SLipriora y á todas mis encomiendas.

CARTA CCII(l).

Al licenciado Martin Alonso de Salinas, canónigo de la santa iglesia de Falencia. Desde Burgos 1.° de marzo de 1582.

Sobre las contradicciones que sufrían en Burgos, y los tratos para comprar

casa.

JESÚS.

La gracia del Espnñtu Santo sea con vuestra merced. Bien nos va en el hospital, gloria á Dios (2). Aquí me acuerdo de lo mucho, que vuestra merced merece en el suyo. Gran cosaos tratar en semejante obra. Bendito sea Dios, que ansí se acuerda de los pobres : en forma me consuela. El arzobispo me ha enviado á ver, y á decir si mando algo. Para mi con- suelo dice, que por el obispo de Patencia y por y los que se lo han rogado, que en fin dará la licencia, como tengamos casa ; que tornar á donde estábamos es excusado. Esto hace sospechar que se lo han pedido.

Estos padres se defienden mucho (3) y se quejan de mí, porque lo escribí á el señor canónigo, que nunca tal han liecho : no quién se lo pudo decir, anque á se me da poco. Agora han ido á ver á Cal aliña de Tolosa, de que no- sotras salimos de su casa, y me enviaron á decir, que no me

(1) Esta Carta era la XLI del tomo v en !as ediciones anteriores. El original estaba antiguamente en Duruelo. Hoy lo ijü<í^c el excelentísimo señor don Mau- ricio Carlos de Onís, en Madrid.

(2) Era el de la Concepción, que antes ¡lamaban de Vernuí, como dice el liijro de aquella fundación, y añade : que habian estado antes en el huerto del Rey donde se arguye estaba la casa de Catalina de Tolosa. En este santo iiospital se conserva hoy con devota memoria la celda y tribuna en que oi'aba y oía misa la Santa, blasonando los caballeros de aquella ciudad el haber consagrado Santa Teresa con sus virginales plantas aquel hospital, de que cuida su devoción : aña- diendo este esmalte precioso de i^iedad a los de su antigua nobleza. {Fr. A.^

(3) Tres religiones concurrían á fundar en aquel tiempo en Burgos : nuestros padres Observantes, los Basilios y los Mínimos Pudo suceder alguno de lo?- «ncueutros, qne ni suelen faltar entre los Santos. [Fr. A.)

396 CARTAS

cansase yo de procurar nos viesen ; que si el general de Roma no se lo manda, no lo harán hasta que tengamos monesterio ; que no quieren que piensen es su Orden y la nuestra toda una (! mire vuestra merced qué talle !) y que anda revuelta media Falencia por lo que yo escribí. He dicho esto para que lo vea el Señor canómigo Reinoso, y suplicar á vuestras mer- cedes que no me hagan merced en este caso. Ellos se deben entender : otro dia vernán aquí otros, que estén de otro humor.

El caso es, que si queremos fundar, hemos de tener casa, y así estamos esperando las renunciaciones de esas hermanas paradla: porque, anque quiera Catalina de Tolosa, no puede si no es ansí : an acá nos regala harto y tiene gran cuidado. Agora andamos tratando de una, que dicen darán en dos mil ducados, y es harto de balde, porque está muy bien labrada, que no han menester hacer nada casi en ella en muchos años. Harto mal puesto es. Llámase Hulano de Mena cuya es. Mas no deben querer vernos muy en público ; y hay aquí tanta falta de sitios, que anque este tiene algunas, le deseamos harto.

Esto tenía escrito cuando me enviaron á decir, que sin los dos mi] ducados habíamos de pagar nueve mil de censo, que son menester seiscientos ducados para redimirle, que nos ha desanimado, anque, si hubiese para darlo, es gran cosa, que nunca en muchos años es menester gastar nada en ella, y hecha linda ilesia. Dígame vuestra merced su parecer, y qué tal está, que, como estaba mostrada á ver carta de vuestra merced á menudo, ya no me hago. El señor canónigo Rei- noso tenga esta por suya. Á vuestra merced me guarde nues- tro Señor, como yo le suplico, amén. Es hoy primero de fe- brero.

Indina sierva de vuestra merced. Teresa de Jesús.

DE SANTA TEIIESA DE JESÚS. 397

CARTA GCIII.

Al padre Fray Ambrosio Mariano. Desde Burgos 18 de marzo de 15 '1.

■Soiiciíando consiga licencia de la Nunciatura para decir misa en la casa recién

comprada alli.

JESÚS.

Sea con vuestra reverencia el Espíritu Santo, mi padre. Poco que escribí á vuestra reverencia, y nuestro padre le habrá dado relación de lo que aquí había pasado con el ar- zobispo, como dijo comprásemos casa. Gloria á Dios, que ya la habemos comprado, y harto buena, y querríamos salir de este hospital, porque tenemos harta apretura, y por ir enten- diendo en qué ha de parar este negocio. La casa ha dicho el arzobispo que es buena, y se contenió (1); mas la sospecho •de todos es, que no ha de hacer mas que hasta aquí, y ansí quería que tuviésemos licencia del nuncio para decir misa en casa: con esto aguardaríamos bien estas largas; y ansí es- cribo á la Duquesa una carta, que va con ésta, para que nos una carta de favor. Vuestra reverencia la lea, y se la en- vié por caridad, cerrándola primero, y ponga diligencia en recaudar repuesta, y envíela vuestra reverencia á Madrid á f ! padre Nicolao ü á Juan López, y escriba lo que han de hacer para que con brevedad se recaude esa licencia. Mire que nos hará grandísima caridad, porque anque está cerca una iglesia, es recia cosa haber de salir de casa para oir misa. Si á vuestra reverencia le parece lo haría el Duque pi- diéndoselo en mi nombre, hacerse hia con mas brevedad ; y entiendo es cosa fácil ; porque como dije en esa carta de la Duquesa, tiene la casa una capilla, á donde no ha servido de otra cosa, sino de decir misa: mas también había estado el

(1) Esta Carta era la XXXVÍÍ del tomo vi en las edicioKes anteriores. El origina «sta en la colección de Sevilla.

(2) En fin compró la casa favorecida de sus amigos que menciona en esta fun- dación, y del reverendísimo fray Cristóbal de Santotis, agustino y teólogo del Concilio Tridentino, qnien declaró en la información de Burgos, que ayudó a la Santa en aquella fundación, y acabó con dos sobrinos suyos, Jerónimo del Pino y doña Magdalena Solorzano, la dejasen la casa en que vivian, que llamaban da Maresino, y es á donde está ahora el monasterio. [Fr. A.)

23

398 CARTAS

Santísimo Sacramento en la que queríamos fundar, catorce años que estuvo la Compañía, y nunca nos consintió decirla en casa. Y si oyese vuestra reverencia las buenas palabras, y el decir lo que lo desea, no hay mas que pedir. No parece es en su mano, que cierto á el demonio le pesa mucho de esta fundación, y así no es razón salga con ello, tiniendo nosotras casa ; y mientra podíamos estar mucho tiempo, y de cansado vernia á dar la licencia. Harto deseo saber si dio vuestra re- verencia mis cartas á esos señores, y se hizo algo. Anque se hiciese, no se pierde nada hacer esta diligencia. Por caridad vuestra reverencia no se descuide de hacerme ésta merced.

Tiéneme con tanta pena el proceder del padre fray Anto- nio, que me he determinado de escribirle la que va con ésta. Si á vuestra reverencia le parece no se tentará mucho, ciér- rela, y esotras, y envíeselas ; porque ya no otra vía por donde se las enviar. Dios Je guarde y haga tan santo, comci yo le suplico. De Burgos xviiij de marzo.

De vuestra reverencia sierva. Teresa de jesús.

CARTA CCIV (1).

A las hermanas María de San José y Isabel de la Trinidad, hijas de Catalina (i*? Tolosa, que estaban novicias en Falencia. Desde Burgos por el mes de marzo de 1582.

Dándole gracias por la renuncia que habían hecho de sus bienes, para comprar

casa en Burgos.

JESÚS.

Sea con vuestras caridades el Espíritu Santo, hijas mías (2). Su carta recibí y la escritura. Siempre que me escriba será

(1) Esta Carta original se venera en nuestras religiosas de Ycpes.

(2) Fuei'on estas amadas hijas de Santa Tekesa dos hijas de la insigne Catalina de Tolosa, que aún estaban novicias en Palcncia, y profesaron a 22 de abril. De la piñmera sólo hace un breve resumen de su vida el tomo iii, :il lii)ro .\i, capí- tulo IV, número 4. Allí refiere, que al recibir el santo li;il)ito on ['aloncia, reliu- caba su humildad el ser corista, hasta que nuestia santa Madre, mirándola al rostro, la dijo : Advierta, hija, que quiere nuestro Señor sea corista, porque la guarda para priora. Cumplióse el oráculo en Zaragoza; despaos en Calatayud y TarazoQív, donde murió año de 1013, habiéndola visto uno untos su venerable hermana Casilda, en el ciclo. Añaden las relaciones de l'aloncia, que como pusiesen en la cárcel a Inés de Jesús porque no quería admitir el oficio de priora, dijo esl.a novicia que no queria profesar; y preguntándola por qué, respondió : que pcr-iae no la hiciesen priora, y no la trajesen como a la madre Inés. [Pr. A.

DE SANTA TERESA DE JESÚS. 309

consuelo para : el responder lo fuera, si no hubiera tan- las ocupaciones y con éstas no podré todas veces.

Heme holgado que sean ya fundadoras ; porque cierto les digo, que á no acudir en esta necesidad, que yo no qué remedio se pudiera tener para comprar casa (1) ; que, an- que la señora Catalina de Tolosa quisiera, no puede hacer mas de lo que hace ; y ansí fué ordenación de Dios, que pu- diesen vuestras caridades hacer esto; porque no quiriendo el arzobispo dar licencia sin tener casa propia, y no habiendo principiado con que la comprar, miren qué fuera. Con esto, an- que no se luego sino poco, se comprará buena con el fa- vor de Dios. Alábenle mucho, hijas mias, que son principio de una obra tan grande, que no todas merecen esta merced, que ha hecho á madre y á hijas. No tengan pena de lo que- aquí hemos pasado, que en esto se ve lo que le pesa á el de- monio, y es para mas autoridad de esta casa. Espero en Dios^ que con tenerla propia dará el arzobispo licencia. Nunca, mi hija, le pese de que padezcamos, pues hay tan gran ganancia.

Sepa que Elenita de Jesús ha de ser una gran monja (2) i con nosotras está, y nos tiene muy contentas. Teresa está mejor, y se les encomienda mucho, y la madre Tomasina y todas, y les agradecen muy mucho lo que han hecho, y las encomendarán á Dios. Su Majestad me las guarde, amén, y las haga santas.

De vuestra caridad. Teresa de Jesús.

CARTA CCV

Al ilustrísimo señor don Alvaro de Mendoza, obispo de Falencia. Burgos 13 de

abril de 1582.

Dándole gracias por haber contribuido con su influencia á terminar las dificul tades que se oponían á la fundación.

JESÚS,

La gracia del Espíritu Santo sea con V. I. S. Holgóse tanto el arzobispo con la caria de V. S. que luego dio mucha priesa

(1) Ambas renunciaroa sus legítimas, paterna y materna, á favor de la funda- ción de Burgo?, y su escritura es lo que agradece la Santa. [Fr. A.)

(2) Hermana de las otras dos monjas, cual, á pesar de ser niña, quiso seguir a Santa Tküesa y se fué con ella al hospital de la Concepción, ('onde estaban las- monjas por entonces.

400 CARTAS

á que se acabase este negocio antes de Pascua, sin pedírselo nadie, y quiere él decir la primera misa, y bendecir la igle- sia. Á esta causa se habrá de quedar lo que creo) para el postrer día de Pascua, por ser todos estos ocupados. Ya se hacen las diligencias que pide el provisor, casi ninguna falta : todas son bien nuevas para mí. Han citado la primera parroquia, á ver si les venia perjuicio. Ellos dijeron, que antes harían por nosotras cuanto pudiesen : ello se tiene ya por acabado ; y ansí he enviado á dar las gracias al arzo- bispo. Sea Dios alabado, que parecía cosa imposible á todos, anque no á mí, que siempre lo tuve por hecho ; y ansí soy la que menos ha padecido.

Todas besan á V. I. S. las manos muchas veces, porque las ha sacado de tan gran trabajo. Han sido sus alegrías y ala- banzas á nuestro Señor, que gustará las viera V. S. Sea siem- pre alabado, que dio á V. S. tanta caridad, que bastase para forzarse á escribir aquesta caria al arzobispo ; y como el de- monio vía lo que había de aprovechar, hacía mas contradi- -cion ; mas aprovechóle todo poco, porque nuestro poderosí- simo Dios ha de hacer lo que quiere.

Plega á su Majestad que haya dado á V. S. salud estos días para tanto trabajo, que harto delante lo he traído, y suplicá- doselo mucho todas. Anque lo sea hacer síaodo, hace V. S. muy bien, que él dará fuerzas para todo. Para las hermanas es harta ganancia tener á V. S. ahí ; mas no faltan envidio- sas, y de la buena Pascua que ternán, me huelgo. Délas nuestro Señor á V. S. tantos años, y con tanta salud, como toda esta Orden lo menester, amén. Es hoy viernes de la €ruz. El postrer dia de Pascua se dirá la primera misa, con el favor de Dios. Y si puede el arzobispo, quizá antes.

Indina sierva, y súdita de V. S. I. Teresa de Jesús.

DE SANTA TERESA DE JESÚS. 401

CARTA CGVI.

A don Fadrique Alvarez de Toledo, duque de Huesear, que después lo fue d& Alba (1). Desde Burgos 18 de abril de 1582.

Dándole el parabién por el próximo alumbramiento de su esposa. JESÚS .

La gracia del Espíritu Santo sea con V. S. I. Del contento de V. S. me ha cabido tanta parte, que he querido que V. S. lo entienda ; porque cierto ha sido mucha mi alegría. Plega á nuestro Señor me la del todo, con alumbrar á mi señora la Duquesa, y guarde á V. S. muchos años, con mucha salud, Á su ecelencia beso mil veces las manos, y suplico no tenga miedo, sino mucha confianza, que nuestro Señor, que nos ha comenzado á hacer merced, la hará del todo muy cumplida. De pedir esto á su Majestad terne yo muy paiticular cuidado, y estas hermanas (2).

Los trabajos y poca salud, que he tenido después que no he escrito á su ecelencia, y saber por otras vias de la salud de vuestras ecelencias, será ocasión que me tengan por descui- dada ; y es verdad que no lo he estado en mis pobres ora- ciones, sino con mucho acuerdo, valgan lo que valieren, y ansí lo haré siempre, y sus enfermedades de V. S. he sentido muy tiernamente. Plegá á Dios sean ya acabadas, y la ilus- trisima persona de V. S. guarde muchos años. De Burgos á xviij de abril.

Indina sierva de V. S, I. Teresa de Jesús.

(1) Es para el excelentísimo señor don Fadrique Alvarez de Toledo, duque do Huesear, título del heredero de la gran casa de Alba, en cuya posesión cnlró ocho meses después de escrita ésta. Fue hijo de aquel valeroso capitán, Hércules español, el gran duque don Fernando Toledo, de quien heredó, no sólo sus grandes listados, sino también su animo marcial. [Fr. A.)

(2) Cuando se acerraba el l¡cm[io, pidieron oraciones a la Santa, Hando de su presencia el mayor aliento y consuelo de la Duquesa. Esta fué la causa porqué !a Santa no lii/o su último viaje en dorechura dosilc Burgos a Avila, a donde cami- naba; porque a mogos de la Duíjucsa la mandó el prelado tomar el camino para Alba

Antes de llegar a Alba la avisaron con propio, como la Duquesa babia salido de peligro, (lamió a luz, ron rcllciilail. al Duque de Huesear don Fernando, üida noticia tan dcsoaila, dijo con su acoslundjrada gallardía : Oradas d Dios, que ya un será necesaria esla sania. {Fr. A.)

402 CARTAS

CARTA CGVTI.

-Al iluí.trísimo señor don Pedro Manso, canónigo de la santa iglesia de Burgos. y después obispo de Calahorra (2). Desde Burgos á principios de mayo de 1582.

Sobre la marcha del padre Gradan á Soria, y la elección de capellán para las

monjas.

JESÚS .

La gracia del Espíritu Santo sea con vuestra merced. Nues- tro padre provincial mandó dijese á vuestra merced, como le habia venido una carta de que su padre, que va á Roma, venia á hablarle á Soria, y no se podia detener ; y ansi se hubo de ir esta mañana, que quisiera liarlo ver á vuestra merced, y ayer estuvo tan ocupado que no pudo. Suplica á vuestra merced le encomiende á Dios. Hemos quedado harto solas, por eso suplico á vuestra merced entienda de aquí ade- lante que tiene hijas, y yo tan ruin, que ha menester no olvi- darme. La madre priora besa las manos de vuestra merced y todas.

El viernes dicen será el hábito : dale el ilustrísimo. Dios nos á mesmo, para que no se sientan estas ausencias, y á vuestra merced guarde con mucho aumento de santidad. Antes que vuestra merced trate con clérigo, sobre el estar aquí, es menester me hable ; anque no descuidar si viese ■alguno.

Indina sierva y súdita de vuestra merced. Teresa de Jesús.

CARTA GGVII doble

A la madre Leonor de la Misericordia, novicia del convento de Soria. Desde Burgos por mayo de 1582 (1).

Aconsejándala aproveche el paso del padre Gradan por Soria, para tratar con él las cosas de su alma.

JESÚS. . .

La gracia del Espíritu Santo sea con vuestra caridad, hija mia. Anque dará la una de la noche, cuando hago esto, no

(1) El sobrescrito de esta Carta dice : Para la hermana Leonor de la Misen-

DE SANTA TERESA DE JESÚS. 403

quise dejar de escribir á vuestra caridad esta letra. Con deseo he estado de hallar mensajero para ese lugar, y escrito ; y no qué se hacen las cartas, y allá hay bien poco cuidado de escribirme. Ahora es tal el que esta lleva, que dará á vuestra caridad cuenta de lo que acá pasa. Yo querría que vuestra reverencia (1) la diese á su padre de su alma, y se consolase mucho con él con toda llaneza, porque de todas maneras sabe dar alivio. Heme holgado vuestra caridad le conozca.

Pues ha de tornar el mozo que lleva, por caridad, vuestra reverencia me avise cómo le va de contento y de todo (harto la ofrezco á nuestro Señor), y me diga qué ha hecho el señor don Francés, que me dijeron an no estaba determinado en no se casar, que me ha espantado mucho, y deseo que acierte en servir á nuestro Señor (2).

La hija doña María de Veanionte está mala dias : vues- tra merced la escriba, y á la señora doña Juana. Agradézcales la caridad, que nos han hecho, y quédese con Dios, que ya la cabeza no está para mas. Al padre Vallejo me vuestra ca- 1 idad im gran recaudo, y que lo que le pareciere hay que enmendar en esa casa, que le suplico lo diga á nuestro padre.

De vuestra reverencia sierva. Teresa de Jesüs.

eordin. Soria. Su original le conservan en Tudela los señores Marqueses de San Adrián, parientes de la casa de la misma madre Leonor, para quien se escribió, y la trajeron de Guindulain, donde antes estaba.

(i) Como era una señora distinguida y poco tiempo antes la había visto Santa Teresa como tal, unas veces la llama de merced, otras reoerencia y otras su caridad.

(2) El caballero que nombra era el que fué marido de esta señora, y alguno dijo que pasó a segundas nupcias y que tuvo sucesión. Todo pudo ser, pues se probó que permaneció virgen doña Leonor mientras vivió con él : Son adora- bles los juicios de Dios, que quiso conservar en ocho años de casada la entereza de la que tenía escogida para esposa suya.

Para que todos tengan mas noticia de quién y cuál fué esta nobilísima señora, no sera fuera del intento copiar aquí algunas clausulas del padre Gracian, que en sus manuscritos dice : « Doña Leonor de Ayans la dijo (a la Santa) en Soria deseaba ser religiosa, y nuestra madre la abrazó con mucho amor, y la dijo : Calle, mi hija, que presto sera monja nuestra; y sucedió de allí á poco revolverse las cosas de tal modo, que el señor obispo hizo divorcio y ella tomó nuestro habito. Tenía mucha virtud y raro primor en escribir, pintar, saber latin y las demás labores y ejercicios de mujeres. Era un serafín de condición y alma, y en lo exteiior un ángel de rostro y buena gracia, junto con una prudencia varonil. Por haber oído la había alabado el virey de Pamplona de buen parecer, se vino a Soria con su tía doña Beatxiz ». Sólo esta fuga y su causa bastan para acroJ.- tarla de valerosa v heroica.

404 CARTAS

Con nuestro padre puede vuestra reverencia tratar lo de Pamplona (1). El Señor lo guie, si ha de ser para su servicio. En caso que se haya de labrar de principio, paréceme no conviene.

CARTA GGVÍTI

A don Jerónimo R««.)oso, canónigo de la santa iglesia de Falencia (1). Desde? Burgos a 20 de mayo de 1582,

Sobre la oposición que se hacia al convento por un instituto religioso.

JESÚS .

La gracia del Espíritu Santo sea con vuestra merced. Siem- pre que veo carta suya rae consuela, y da pena no poder des- cansar muchas veces con hacer esto. Ya que vuestra mer- ced lo'tiene entendido, y con todo me pesa de no poder mas.

Por esa carta, que ahí va, que amosará á vuestra merced la madre priora, que escribo al padre retor Juan del Águila ; era vuestra merced algo de lo que pasa de la Compañía, que verdaderamente parece comienzan enemistad formada, y fúndala el demonio con echarme culpas por lo que me ha- bían de agradecer, con testimonios bien grandes, que de ellos mesmos podrían dar testigos en algunos todo va á parar en estos negros intereses !) que dice, que quise, y que procuré ; y harto es no decir que pensé ; y como yo creo que

(1) En la posdata se ve fué la madre Leonor la que promovía la fundación de Pamplona, y después una de las primeras piedras de aquel santuario.

En esta fundación dispuso nuestro padre Gracian se hiciese solemnísima entrada, saliendo los caballeros y los del Consejo a su recibo, llevando a las religiosas a la catedral, y de allí con procesión solemne á su convento, donde puso el Santísimo Sacramento el ilustrísimo, celebrando de pontifical. Atendió en esto á que los luteranos de Francia tuviesen noticia del obsequio que se hacía en España a las vírgenes y almas consagradas a Dios para confusión de sus errores.

Aprobólo nuestra santa Madre desde el cielo, aunque ordenando que se hiciej'a lo contrario en Madrid en un aviso que por la venerable Catalina de Jesús envi('> al provincial, en que le dijo : « Que la fundación de Madrid se procure por todos los medios posibles, y que no se haga con el ruido que se hizo en Pamplona ; porque allí convino así, y se sirvió mucho nuestro Señor por ser reino extraño, y tan cerca de luteranos ; pero en Madrid se ha de hacer con diferente estilo, que hay mucho mundo ; y se ha de hacer guerra con su contrario, de la manera qu.í Cristo en el mundo, con humildad y pobreza. » {Fr. j\..)

(2) El sobrescrito de esta carta dice : Al ilustre señor el canónigo Reinoso, mi señor : Falencia. Su original se conserva con particular custodia y veneración ea la santa iglesia de Palencia, en el relicario de la capilla de San Joróuimo.

DE SANTA TERESA DE JESÚS, 405

ellos dirán menlira, veo claro que el demonio debe andar en este enredo.

Ahora dijeron á Catalina de Tolosa, que porque no se les pegase nuestra oración, no querían tratasen con las Descalzas. Mucho le debe ir á el demonio en desavenirnos, pues tanta prisa se da. También la dijeron que venía acá su general, que era desembarcado. Heme acordado que es amigo del señor don Francisco : si por aquí se pudiese deshacer esta trama, y poner silencio, con enterarse en la verdad, seria gran servicio de Dios ; porque para gente tan grave tratar de niñerías de tal suerte, es lástima. Vuestra merced lo verá, y conforme á lo que le pareciere, porná remedio.

Ya ternán á vuestra merced bien cansado esos papeles : suplico á vuestra merced me los envié, en hallando cosa muy segura en todo caso, y me encomiende á nuestro Señor. Su Majestad guarde á vuestra merced, como yo le suplico, amén. Son hoy xx de mayo. Al señor don Francisco y á esas señoras tías de vuestra merced beso las manos de sus mercedes.

Indina sierva de vuestra merced. Teresa de J^isus.

CARTA CCIX (1).

A la madre priora y religiosa del convento de San José Je Granada. Desde Burgos 30 de mayo de 1582.

Reprendiéndoles varias faltas en que habían incurrido al tiempo de hacer aquella

fundación.

JESÚS .

Sea con vuestras reverencias el Espíritu Santo. En gracia me cay la baraúnda que tienen de quejarse de nuestro padre provincial, y el descuido que han tenido en hacerle saber de sí, desde la carta primera adonde le decían que habían fun- dado ; y conmigo han hecho lo mesmo. Su paternidad estuvo aquí el dia de la -j-, y ninguna cosa había sabido mas de lo que le dije ; qae fué lo que vi por una carta que me envió la priora de Sevilla, en que le decían compraban casa en doce

(1) Esta Carta era la LXV del tomo n: en las ediciones anteriores, y una de las mas interesantes de este Epistolario. El original se conserva casi todo en la Colección de las Carmelitas Descalzas de Sevilla.

23.

406 CARTAS

mil ducados. Á donde habia tanta prosperidad, no es mucho fuesen patentes tan justas. Mas allá se dan tan buena maña á no obedecer, que no me ha dado poca pena esto postrero, por lo mal que ha de parecer en toda la Orden, y an por la cos- tumbre que puede quedar en tener libertad las prioras, que tampoco le faltarán disculpas. Y ya que hacen vuestras reve- rencias tales á esos señores, ha sido gran indiscreción haber estado tantas, que, como tornaron á enviar á esas pobres tantas leguas acabadas de enviar (que no que corazón bastó), pudieran haber tornado á Yeas las que vinieron de allá, y an otras con ellas, que ha sido terrible descomedi- miento estar tantas, en especial sien tiendo daban pesadum- bre, ni sacar las de Veas, pues sabian ya, que no tenian casa propia. Cierto me espanto de la paciencia que han tenido. Ello se erró desde el principio ; y pues vuestra reverencia no tiene mas remedio del que dice, bien es se ponga medio an- tes que haya mas escándalo, pues se tiene tanta cuenta, si entra una hermana mas, que por eso le ha de haber. En lugar tan grande mucha menudencia me parece. Reídome he del juiedo que nos pone, que quitará el arzobispo el monesterio. Ya él no tiene que ver en él : no para qué le hacen tanta parte. Primero se moriria que saliese con ello. Y si ha de ir, como ahora, para poner principios en la Orden de poca obe- diencia, harto mejor seria no le hubiese ; porque no está nuestra ganancia en ser muchos los monesterios, sino en ser santas las que estuvieren en ellos. Estas cartas que ahora vie- nen para nuestro padre, no cuando se le podrán dar. miedo no será de qui á mes y medio, y an ent 'nces no por donde irán ciertas ; porque de aquí fué á Soria, y de allí á tantas partes visitando, que no se sabe cosa cierta á donde estará, ni cuando sabremos de él. Á mi cuenta, cuando llega- sen las pobres hermanas, estarla en Yillanueva ; que me ha dado haría pena la que ha de recibir, y el corrimiento ; por- que el lugar es tan pequeño, que no habrá cosa secreta, y hará harto daño ver tal disbarate ; que pudieran enviarlas á Veas hasta avisarle, pues no tenía tampoco licencia para donde tornaron, que ya eran conventuales de esa casa, por su mandamiento, y no tornárselas á los ojos. Parecía habia al- gunos medios, pues se tiene vuestra reverencia toda la culpa

DE SANTA TERESA DE JESÚS. 407

de no haber avisado las que llevó de Veas, ó si ha lomado alguna freila, .«'iio no haber hecho mas caso dél, que si no tu- viese oficio.

Hasta el invierno (según me dijo y lo que tiene que hacer) es imposible ir allá. El padre vicario provincial plega á Dios esté para ello ; porque me acaban de dar unas cartas de Se- villa, y escríbeme la priora que está herido de pestilencia (que la hay allá, anque anda en secreto) y fray Bartolomé de Jesús, que me ha dado harta pena. Si no lo hubieren sabido, encomiéndenlos á Dios, que perderla mucho la Orden. El pa- dre vicario dice en el sobrescrito de la carta, que está mejor, anque no fuera de peligro. Ellas están harto fatigadas, y con razón ; que son mártires en aquella casa de otros trabajos que esa, anque no se quejan tanto; que adonde hay sa- lud, y no les falta de comer, que estén un poco apretadas, no es tanta muerte. Muy acreditadas con muchos sermones, no de qué se quejan, que no habia de ser todo pintado. Dice la madre Peatis de Jesús al padre provincial, que están espe- rando á el padre vicario, para tornar las monjas de Veas y Sevilla á sus casas. En Sevilla no están para eso, y es muy lejos, y en nenguna manera conviene. Guando tanta sea la ne- cesidad, nuestro padre lo verá. Las de Veas es tan acertado, que si no es por el miedo que tengo de no ayudar á hacer ofensas á Dios con inobediencia, enviara á vuestra reverencia un gran preceto ; porque para todo lo que toca á las Descalzas, tengo las veces de nuestro padre provincial.

Y en virtud de ellas digo y mando ; que lo mas presto que pudiere tener acomodamiento de enviarlas, se tornen á Veas las que de allá vinieron, salvo la madre priora Ana de Jesús ; j esto anque sean pasadas á casa por si; salvo si no tuviesen buena renta para salir de la necesidad que tienen, porque para ninguna cosa es bueno comenzar fundación tantas juntas, y para otras muchas conviene. Yo lo he encomendado á nues- tro Señor estos días (que no quise responder de presto á las cartas), y hallo que en esto se servirá á su Majestad; y mien- tras mas lo sintieren, más ; porque va muy fuera del espíritu de Descalzas nitigun género de asimiento, anque sea con su priora, ni medrarán en espíritu jamás. Libres quiere Dios á sus esposas ; asidas á sólo Él ; y no quiero que comience esa

408 CARTAS

casa á ir como ha sido en Veas, que nunca me olvido de una carta, que me escribieron de alli, cuando vuestra reverencia dejó el oficio, que no la escribiera una monja Calzada. Es principio de bandos, y de otras hartas desventuras, sino que no se entiende á los principios ; y por esta vez no tengan pa- recer sino el mió, por caridad ; que después que estén mas asentadas, y ellas mas desasidas, se podrán tornar, si convi- niese. Yo verdaderamente que no quien son las que fueron, que bien secreto lo han tenido de mí, y de nuestro padre ; ni pensé vuestra reverencia llevara tantas de ahí; mas imagino, que son las muy asidas á vuestra reverencia. ¡ Oh espíritu verdadero de obediencia, cómo en viendo una en lugar de Dios, no le queda repunancia para amarla ! Por Él pido á vuestra reverencia, que mire que cria almas para esposas del Crucificado ; que las crucifique en que no tengan voluntad, ni anden con niñerías. Mire que es principiar en nuevo reino, y que vuestra reverencia y las demás están mas obligadas á ir como varones esforzados, y no como mujercilJas.

¿ Qué cosa es, madre mia, en si la pone el padre provincial presidente, á priora, á Ana de Jesús ? Bien se entiende, que si no estuviera por mayor, no tenía para qué ía nombrar mas que á las demás, porque también han sido prioras. Á él le han dado tan poca cuenta, que no es mucho no sepa si eligeron ú si no. Por cierto que me he afrentado, que á cabo rato miren ahora las Descalzas en esas bajezas ; y ya que miren, lo pongan en plática, y la madre María de Cristo haga tanto caso de ello. U con la pena se han tornado bobas, ú pone el demonio infernales principios en esta Orden. Y tras esto loa á vuestra reverencia de muy valerosa, como si eso le quitara el valor. Désele Dios de muy humildes y obedientes y rendidas ¿ mis Descalzas, que todos esotros valores son principio de hartas imperfeciones, sin estas virtudes.

Yo bien creo que vuestra reverencia terna hartas penas en ese principio. No se espante, que una obra .tan grande no se ha de hacer sin ellas, pues el premio dicen que es grande. Plega á Dios, que las imperfeciones con que yo lo hago, no merezcan mas castigo que premio; que siempre ando con este miedo. Á la priora d-j Veas escribo, para que ayude á el gasto del camino : ¡ hay ahí tan poca comodidad ! Yo le digo, que

DE SANTA TERESA DE JESÚS. 409

si Ávila esluviera tan cerca, que me holgara yo liarlo de tor- nar mis monjas. Podráse hacer, andando el tiempo, con el favor del Señor; y ansí puede decir vuestra reverencia, que en fundando, y no siendo menester allá, se tornarán á sus casas, como hayan tomado monjas ahí.

Cada vez se me olvida eslo. Dijéronme que en Veas, an des- pués del Capítulo, sallan las monjas á aderezar la ilesia. No puedo entender cómo, que an el provincial no puede dar li- cencia : porque es un motu propio del Papa con recias des- comuniones, dejado de ser costitucion bien encarecida. Luego, luego se nos hacía de mal ; ahora nos holgamos mu- cho. Ni salir á cerrar la puerta de la calle, bien saben las her- manas de Ávila, que no se ha de hacer : no por qué no lo avisaron. Vuestra reverencia lo haga por caridad, que Dios deparará quien aderece la ilesia, y medios hay para todo.

Dios nos luz, que sin ella poco se puede acertar, y guarde á vuestra reverencia, amén. Hoy treinta de mayo.

De vuestra reverencia sierva. Teresa de Jesús.

Á la madre priora de Veas escribo sobre la ida de las mon- jas y que sea lo mas secreto que pudiere : y cuando se sepa,, no va nada. Ésta vuestra reverencia, que la lea la madre supriora y sus dos compañeras, y el padre fray Juan de la Cruz, que no tengo cabeza para escribir mas.

CARTA CCX (1).

AI licenciado Peña, capellán de la capilla real en Madrid. Desde BúrgoS 4 de

junio de 1582.

Recordándole su solicitud de fundar convento de Descalzas en Madrid.

JESÚS.

La gracia del Espíritu Santo sea con vuestra merced, y le esta Pascua mucha plenitud de su amor, como yo se lo suplico, y pague á vuestra merced la que me hace con sus cartas, que es muy grande, y ansí lo fué ésta para mí; y seria harto contento (ya que vuestra merced está en Madrid) que

(1) Adviértese allí que el original fué don. ido por el licenciado Peña al genovés Jerónimo Scorza, de quien pasó al relicario de las Carmelitas Descalzas de Genova.

410 CARTAS

ordenase Dios esa fundación, para poderle comunicar mas, y estar cerca de su señoría ilustrísima. Harto me he holgado no espere las calores en Toledo, y alabo á nuestro Señor, que da salud á su señoría. Plega á Dios nos le guarde muchos años, que, en fundándose una casa, se encomienza á hacer oración por esto. Ésta está ya acabada," gloria á Dios. Siempre be tenido poca salud en este lugar; con todo no querría salir •de él hasta ir á ése. Ansí lo escribí á su ilustrísima señoría,¡y, ^i Dios fuere servido, no andar ya mas, que estoy muy vieja y cansada (1).

Por acá dicen algunos, que el Rey se quiere ya venir ahí, otros que no verná tan presto : para el negocio mas parece que convendría estar ya fundado cuando viniese, si el carde- nal fuere servido. Yo confio dará su Majestad á su ilustrísima luz de la que es mejor, y que desea hacerme merced, y ansí no querría cansar; sinoque como su señoría ilustrísima tiene tantos negocios, y éste entiendo es para servicio de nuestro Señor, no querría quedase por no poner yo diligencia, y ansí lo acuerdo á su señoría, estando muy cierta, que le dará Dios luz para que se haga lo mejor, y á mejor tiempo (2). Su Majestad guarde á vuestra merced como yo le suplico, amén. De Burgos, y de esta casa de San Josef, segundo dia de Espí- ritu Santo.

Indina sierva de vuestra merced. Teresa de Jesús.

(L) Diferia la fundación su eminencia, hasta que el señor rey Felipe II volviese de Portugal, a donde habia pasado á tomar posesión de aquel reino ; pei-o llegando antes la muerte de la Santa, no la pudo ejecutar por misma. [Fr. A.)

(2) Luego que el señor Yepes y el licenciado Laguna refirieron al señor Quiroga la milagi'osa incorrupción del cuerpo de la Santa, que vieron en Avila, le hizo tal devoción, que acordándose como la Santa le habia pedido en vida licencia para fundar ea Madrid, dijo : Se hiciesp- en hora buena. Con que logró la Santa desde el cielo, lo que tanto solicitó en el suelo, ya por medio de su milagrosa incorrupción, y por influjo de la venerable madre Catalina de jesús, a quien se apreció en Veas, y mandó dijese al padre provincial se diese priesa en negociar esta fundación ; y ya finalmente, por medio de la venerable madre Ana de Jesús, que en compañía de san Juan de la Cruz salió de Granada ; y sirviéndola el cielo con milagrosos faroles contra la oscuridad de la noche, entró en Madrid a ponerla por obra, como lo ejecutó á 17 de setiembre de 1586, cuatro años dopues del transito feliz de la Santa. íFr. A.)

DE SANTA TERESA DE JESÚS. 411

CARTA CCXÍ (1).

Al padre fray Jerónimo Gracian. Desde Burgos 25 de junio 1582.

Sobre la necesidad de traer á Búr(/ns un fraile, que sirviera de capellán : apuros de las monjas de Salamanca y de la priora de Toledo.

JESÚS.

La gracia del Espíritu Santo sea con vuestra reverencia, mi padre. An no tengo repuesta de las que envié á vuestra reverencia con mensajero propio, y deseóla harto por saber do su salud. Algo me consuela que hasta hoy ha hecho acá muy continuado frió. Espero que quizá no será allá tanta la calor como suele. Hágalo Dios como ve la necesidad, que yo digo cj^ue es cosa recia andar vuestra reverencia con este tiempo, que no podamos saber del mas á menudo. Harto quer- ría no se detuviese, ni le pase por pensamiento ir á Sevilla, por necesidad que haya, que cierto hay pestilencia. Por amor de nuestro Señor, que no le alguna tentacíou de ir para echarnos á perder á todos, al menos á mi, que, anque Dios le salud, el peligro de la suya es para quitármela á acá. Está la casa de suerte que holgaría de verla.

parte. Y no he de tener poca en buscar dineros para el gasto porque ella le quiere muy cumplido, y su hermano por ahora no dará nada. Mire qué aliño para la pobreza con que anda- mos todos. Si hallare en Malagon quien nos preste cincuenta ducados (digo c[ae los haya la priora) los tomaré de buena gana, pues para tantas monjas no es mucho. Lo principal es que aquí, mi padre, nunca pienso les ha de faltar. Por ahora -será algún trabajo. En esto de quien nos diga misa, no halla- mos remedio. Será por ahora necesario, y á todos los amigos les parece ansí traer algún fraile. Como vuestra reverencia me escribió esto, holgámonos todas mucho. Yo no hallo nen-

(1) Esta Carta puede considerarse como inédita, pues de los cuatio párrafos d' <liic con?tal)a. solamente se habla publicado el tercero. Consérvase el original en las Carmelitas Descalzas de San Lúcar la Major, pero muy mal tratado y en muchos parajes ilegible.

412 CARTAS

guno como fray Felipe, que que está ahi afligidísimo y no hace sino enviarme cartas, por donde no se sufre tenerle ahí mas desconsolado (1). Viniendo él se terna quien nos confiese^ y él estará mejor que ahí (2)

Sepa, mi padre, que la priora de Toledo me escribe está muy mala, y cierto que se me hace conciencia lo que allí pasa, que verdaderamente la mata la tierra. He pensado (si á vuestra reverencia le parece, que anque allí la elijan (que dejarla de elegir será un juicio), que se la llevase vuestra pater- nidad á Ávila, y hácense dos cosas. La una. que se prueba su salud. La otra deja la presidente que quiere, y no siendo priora veráse como lo hace. Harto embarazo será para Ávila, á estar tan mala; mas también, si está buena, hará mucho provecho, y débenselo bien, que ocho ducados dan por ella cada año después que se hizo San Josef. Hartas dificultades hay para eslo ; mas ha trabajado mucho en la Orden, y cierto se me hace de mal dejarla morir. Allá verá vuestra reveren- cia lo mejor; y advierta que le ha dado tentación de pensar no está vuestra reverencia bien con ella, y la carta que le escribió, que no llegasen á los dineros, piensa la tiene por gastadora. Ya yo le escribí al intento, como quiere vuestra reverencia tengan renta, y hagan poco á poco la ilesia. Tra- bajo tiene mi padre con estas monjas; mas bien se lo debe, que harto han sentido los suyos, y en especial en Toledo. .

(i).

porque según el mal aparejo hay de casas, á no se hallar, cuando dicen, quedaremos que no saber que se haga del monesterio,y el peligro es grande quegastenlo que tiene para comprarla. En fin, les he escrito que no despidan á Cristóbal Juárez, hasta que vuestra reverencia vaya, que lo verá todo, como conviene, mejor. Las tapias se van acabando : sola una es tapia, la mas alta, las otras de cal y canto. Dios me guarde

(1) Fray Felipe de la Purificación, que estaba de confesor de Jas monjas de Malagon, pasó a Granada de subdito de san Juan de la Cruz.

(2) Hay aquí otra media plana ilegible. Principia luego la única parte de la Carta que antes se imprimía.

(3) Falta aquí otro gran trozo en el original. Desde aquí hasta el final es inédito Habla del convento de Monjas en Salamanca.

DE SANTA TERESA DE JESÚS. 413.'

á vuestra reverencia que no quisiera acabar. Yo ando la gar- ganta como suele, y no peor, que es harto. En lo demás buena,. y todo va bien, gloria á Dios. Esto no le pena, que para lo que debo á su Majestad y las mercedes que me hace, cada dia, bien es padecer algo. Esto del fraile le suplico, y si no- fuere él, sea otro que se /e parezca, que están estas almas- harlo buenas y sosegadas. Son hoy xxv de junio. Ayer fué dia de San Juan. Los amigos están buenos. De vuestra reverencia sierva y súdita. Teresa de Jesús.

CARTA CCXII (1).

A la madre María de San José, priora de Sevilla, Desde Burgos G de julio

de 1382.

Manifestándoles el cuidado en que vivía, por la epidemia que habia en aquella, población. Habla de las fundaciones de Granada y Burgos.

JESÚS.

La gracia del Espíritu Santo sea con vuestra reverencia,, amén, amén. Ayer recibí una de vuestra reverencia, que,, anque son pocos ringlones, me he holgado con ella muchísimo, porque me tenia con harta pena, de que me decían que se- mueren tantos; harto las encomiendo á Dios, y en todas estas casas lo hacen, que se lo envió ápedir. Con hartos sobresaltoshoy me tienen cad credo de verlas entre tantos trabajos.. Ya yo sabia la muerte del padre fray Diego, y he alabado á Dios de que quede el padre fray Bartolomé, 'que me pesaba mucho de que se muriese, por la falta que le hacia á vuestra reve- rencia. Sea Dios alabado por todo lo que hace. Yo quisiera que me hubieran dicho esto antes, porque fuera de mi letra ; mas dicenmelo cuando se quiere ir el hombre, y yo estoy de la cabeza muy cansada, que he estado escribiendo toda la tarde; mas anque no sea de mi letra, no la quise dejar de escribir estos ringlones.

No he dicho á vuestra reverencia cuan en gracia me ha caldo la queja que tiene de la madre priora de Granada, y

(i) Esta Carta era la CIII del tomo iv en las ediciones anteriores. Su original se conserva en la Colección de las Carmelitas Descalzas de Valladolid. Es toda de íetra de la venerable Ana de San Bartolomé, excepto la firma y el sobrescrito.

414 CARTAS

con íanat razón ; porque antes se lo habia de agradecer lo que hizo, y el enviallas con tanta honestidad, y no en unos borri- quillos, que las viera Dios y todo el mundo : ¡an si fuera litera! y an no lo tuviera yo á mal no habiendo otra cosa. Dios me la guarde, mi hija, que ella lo hizo muy bien; y á quien no le pareciere ansí, no le pena, que son melindres, y estarla desabrida, como no se hacían en la fundación las •cosas como las llevaban trazadas : mas yo creo se hará todo bien, que aunque haya algún trabajo, no por eso es peor. Esta casa queda muy buena, y muy asentada y pagada, y sin nece- sidad de labrar nada en hartos años, y ansí creo me iré acer- cando presto á Ávila. Encomiéndenme á Dios. Dios la tenga de su mano, y á vuestra reverencia me guarde, y haga muy santa. Destacasa de San Josef de Burgos, y julio seis. De vuestra reverencia sierva. Teresa de Jesús.

CARTA CCXIÍI.

A la madre María de San José, priora de Sevilla. Desde Burgos 14 de Julio

de 1582.

Consolando á las monjas de aquel convento, con motivo de la epidemia que habia en aquella población, y dándole noticias suyas y d.e los padres Gradan y Doria.

JESÚS.

Sea el espíritu Santo con vuestra reverencia, mi hija, y me la guarde de todas esas tribulaciones y muertes. Harto consuelo me dio en su carta, de que me dice que no están malas, ni an les duele la cabeza. No me espanto, que, según la rezan en todas las casas, estén buenas, y aun santas habían de estar con tantas rogativas como tienen. Yo al menos tengo siempre un cuidado de ellas, que no se me olvidarán. Créanme que no deben estar aparejadas, pues no se mueren entre tantos como lleva Dios desa ciudad. El me las guarde, y á vuestra reverencia en particular, que cierto que me daría mucha pena. Harta me ha dado el padre vicario, y mas me diera si

(1) Esta Carta era la CIII del tomo iv en las ediciones iinteriores. Su original se conserva en la colección de las Carmelitas Descalzas de Valladolid. En su mayor paptc es d<3 letra de la veneral)le Ana de San Bartolomé.

DE SANTA TERESA DE JESÚS. 415

fuere el padre fray Bartolomé, por la falta que haria á esa casa. Sea Dios alabado por todo, que de todas maneras nos obliga. Una carta de Pedro de Tolosa leí, que me la dio su her- mana, en que dice, que va mejorando esa ciudad, que me dio mejores nuevas que la de vuestra reverencia. También he dicho á su hermana, que le agradezca lo que hace por esa casa, de mi parte. Encomiéndenle mucho á Dios, y á su hermana Ca- talina de Tolosa, que toda la Orden lo debemos hacer; que, después de Dios, por ella se ha hecho esta casa, y pienso que se ha de servir mucho Dios en ella. Guando vaya allá, dígale mucho de mi parte y encomiéndeme á Dios. De salud me va como suele.

Creo que, siendo Dios servido, me pienso partir en fin deste mes para Falencia, que dejó dada allí la palabra nuestro padre, para que estuviese un mes en aquella casa, y luego me habré de ir á dar la profesión á Teresa, que se cumple ya el año, y (■Halo desea ya ver cumplido. Vuestra reverencia y todas la en- comienden á Dios este tiempo, con mucho cuidado, que la Dios su gracia. Miren que lo ha de menester, cjue anque es bonita, es niña en fin.

Ya envié la carta de vuestra reverencia al padre fray Pedro de la Purificación que está en Alcalá por viceretor, c[ue ahora le dejó nuestro padre cuando pasó por allí, y creo que le hace harta falta. Ahora me han dicho que está en Daimiel : ya estará en Malagon, y bueno anda, gracias á Dios.

Sea Dios bendito, y á vuestra reverencia su gracia, amén.

Son catorce de julio (1).

Una carta he recibido del buen padre Nicolao, que me ha dado contento. Está ya en Genova, y muy bueno, que le fué muy bien por la mar, y tiene nuevas de que nuestro revendí- simo padre general viene allí de aquí á x dias, á donde tratará todos los negocios, y se volverá sin pasar adelante. Hame dado gran contento. Encomiéndenlo á Dios y á su Madre (que se había muerto) que lo encarga mucho, y dében- selo bien en esa casa. Por caridad no deje de escribirme corno les va, que ya ven con el cuidado que estoy, que de aquí me enviarán las cartas. Plega á el Señor me haga merced vaya

(1) Hasta aquí es de letra de la venerable San Bartolomé. El resto hasta el final es de letra de Santa Teresa,

416 CARTAS

adelante la salud, y á ella en especial, me la guarde. Todas las de aquí están buenas, y les va bien, y se le encomiendan, Al padre fray Bartolomé me le un gran recaudo. De vuestra reverencia sierva. Teresa de Jesús.

CARTA CCXIV.

A la madre Tomasina Bautista, priora de Burgos. Desde Falencia 3 de agosto (1).

Dándole noticias dtl convento de Falencia, y advertencias para el de Burgos avisa igualmente el buen despacho de los negocios confiados al padre Doria.

JESÚS

Sea con vuestra reverencia, mi madre, y lahagasanLa. Con la de vuestra reverencia me holgué mucho, como si no la hu- biera visto dias há. Dios la salud, y me la guarde, y á la hermana Beatriz de Jesús, que me ha pesado harto de su mal. Ya la encomiendo á Dios. Dígaselo vuestra reverencia, y déla mis encomiendas.

En lo c[ue tpca á el locutorio, en yéndose Catalina de Tolosa, le cierre vuestra reverencia por donde se abrió cuando el dilu- vio (1). Y si Catalina de Tolosa se estuviere ahí, estése en tanto, y no consienta vuestra reverencia que entre ahí otra criatura fuera dellas. Ycomo digo, si después se quisiere volver ahí, poco hay que quitar (un tabique), y darle una pieza, si la quisiere : mas han de hacer una ventana de manera, que no se pueda señorear la huerta, que ya basta lo que nos han visto.

Yo me hallo mejor de la garganta, que no me he sentido tan buena dias há, pues como sin tener casi pena en ella, y con ser hoy lleno de luna, que lo tengo á mucho. El aposento está muy fresco y bueno, y toda la casa me ha parecido mejor que pensé. Está todo tan aseado, que no puede parecer mal.

(1) El original ds esta Carta se halla en nuest.as religiosas de la ciudad de Biijalanco. E\ párrafo final es de letra de la Santa; todo lo demás de la venerable Aliado San iJa rtolornó. {Fr. A.)

(•1) 1.0 que insinúa dol diluvio, sucedió dia déla Ascensión, a 24 de mayo, en que se inundó la ciudad, y se comenzaron a dcspoldar los conventos de monjas, tcmicMuio perecer en la inuiHlacion. Persuadian lo mismo a la Santa; mas ella se acogió a mejor puerto: pues ¡untando sus hijas a una pieca alta donde adorasen «•I Santísimo Sacramento, y pidiesen el remedio, cedió ei agua y cesó la angustia. Kl s.-*Moi- arzold. po v muchos dijeron, que por estar allí la santa Madre, dejó Dios (lo huiidi.- a<|uclla ciudad. [Fr. A.)

DE SANTA TERESA DE JESÚS. 417

Teresa se encomienda á vuestra reverencia. No parece anda lan bonita como allá. Todas las hermanas están, buenas, y Ja madre priora : encomiéndanse á vuestra reverencia. Yo á la madre siiprioray á todas, y á la señora Catalina de Tolosa, y á Beatriz y Lesmitos, y á doña Catalina y su madre, y á todos los amifíos, y San Bartolomé á vuestra reverencia y á todas mucho, y á las sus mozuelas. En esto de cumphr con los ami- gos lo haga vuestra reverencia siempre ; anque yo no se lo diga, le doy licencia que cumpla por mi.

He mirado cómo lavan acá, no tiniendo mas de dos herma- nas, y que podria ser que allá se pueda hacer, entrando María, y les fuese mas barato : mirelo vuestra reverencia bien, que yo no ando sino por lo que sea mas provechoso. El agua de ahí es harto buena; y también les aprovecharla Isabel, para ayudar á lavar á esotra María.

Una carta he tenido del padre fray Nicolás, y dice de como vino el general luego á los diez dias que habla dicho en la otra, y húbose muy bien con él, y dlóle el despacho, áque Iba, con mucha gracia y voluntad; y muéstralo bien, porque le hizo procurador* suyo para toda la provincia de los Descalzos y Descalzas, y que vaya todo por su mano, y consejo lo que ai general hubiere de ir.

Sus hermanos del padre fray Nicolás lo han hecho muy bien con el general, y ansí le enviaron bien contento. Los Calzados como vieron al padre fray Nicolás que se fué á posar á su casa, pensaron que se quería tornar Calzado ; y dijeronle que se quedase en aquella casa, que le harían prior \ para el que no lo puede ver ! Podrá ser esté ya en esta tierra, que luego dice se quería partir, si hallaba recado en los navios. Encomiéndele mucho á Dios, y denle gracias por tanta merced como nos ha hecho au Majestad de quedar tan en gracia del general. Hagan alguna procesión, y diga algo al Señor en hacimlento de gracias, que ya no nos falta nada, sino ser muy santas, y servir á Dios estas mercedes : El sea con vuestra reverencia y la su gracia. Son tres de agosto.

De vuestra reverencia. Teresa de Jesús,

118 CARTAS

CARTA CCXV.

A doña Teresa de Laíz, fundadora de Alba (1). Desde Falencia 6 de agosto

de 1582.

Sobre las turbaciones é inquietudes de algunas monjas de Alba de Tormos, á las cuales se "propone corregir.

JESÚS.

La gracia del Espíritu Sanio sea con vuestra merced. Su carta recibí de vuestra merced, mas puedo, en lo que había dicho, hacer muy poco ; porque en tratándolo con la madre Tomasina Bautista, se pone tal, que dice, que desde los pies hasta la cabeza se turba de pensar tornar á esa casa ; y ella da tales razones de que conviene para el sosiego de su alma, que no habrá perlado que se lo mande. Ella le tiene ahora grande, y muy buena casa, y está á su placer. Si vuestra merced la quiere bien, de esto se habia de holgar, y no querer á quien no quiere, estar con vuestra merced. Dios la perdone, que deseo yo tanto el contento de vuestra merced, que quisiera fuera posible dársele en todo. Por amor de Dios, que no tenga vuestra merced pena, que hartas monjas hay en la Orden, que podrán suplir las faltas de la madre Tomasina. Si vuestra merced la tiene de pensar ha de quedar por priora la madre Juana del Espíritu Santo no la tenga; porque ella me ha escrito, que por cosa de la vida no tornará á tomar ese oficio. No qué me diga de esas monjas : temo qué no ha de durar ahí priora, porque todas huyen. Á vuestra merced suphco, mire que es su casa, y que con la inquietud no se puede servir Dios; y ansí con- viene mucho, que vuestra merced no las favor para nada,

(1) El original de esta Carta se conserva al presente en nuestro noviciado de Valladolid, de donde se ha sacado copia testimoniada. Es pnra doña Teresa Laiz (no Lariz), fundadora de nuestras religiosas de Alba. Una religiosa de aqur I tiempo y convent , dice, que en uno de los dias antes de morir la Santa, vieron las religiosas de Alba, como á las diez del dia, pasar dos rayos á raíz de la ventana de la enferma, el un;) como un cristal muy grande, y de mucha claridad y her- nlosura, el otro no tanto. Después se entendió, que el grande era la S:nita, que murió luego, y el pequeño Teresa Lv?.. que a pocos dias la siguió, aparcciéndola a Santa, y llamándola, como ella misma declaró a muchos. (Murió Teresa Laiz €11 19 d ccncro de 1583.)

DE SANTA TERESA DE JESÚS. Ai9'

que si eilas son las que han de ser, ¿ qué les puede hacer ninguna priora? sino que son niñerías, y asimientos, bien fuera de lo que han de tener las Descalzas, ni de lo que tienen en ninguna de estotras casas ; y poco más á menos yo atino en las que son las que inquietan á las otras ; y si Dios me da salud, procuraré ir allá en pudiendo, á saber estas marañas : porque estoy muy penada, que he sabido por ciarlo que se da cuenta á frailes de otra Orden de cosas bien excu- sadas, y anda en plática de- seglares fuera de ese pueblo. Bien es, que por sus niñerías é imperfeciones hagan tanto perjuicio á la Orden, de que piensen son como ellas todas estotras. Suplico á vuestra merced se lo diga, y procure- haya sosiego, que presto irá nuestro padre por allá : y esta merced me haga á mí, pues cualquiera que fuere ha de servir á vuestra merced. Yo le digo, que si yo hubiera sabido- algunas cosas, que ahora me han dicho, que antes se hubiera remediado, y que ahora he de hacer todo lo posible para ello. Suplico á vuestra merced muestre esta carta al padre Pero- Sánchez, y le mis besamanos, para que reprenda á las que son, y no las deje comulgar tan á menudo. No deben pensar que es nada inquietar un raonesterio, y tratar con los de fuera cosas tan perjudiciales á las que el mundo tiene ahora puestos los ojos por buenas. ¡ Ah señora, cónio adonde hay verdadero espíritu van las cosas de otra suerte ! Dios se- le dé, y á vuestra merced nos guarde muchos años, con la salud que yo deseo. Es hoy día de la Trasfiguracion. Indina sierva de vuestra merced. Teresa de Jesús.

CARTA CCXVl.

A la madre Tomasina Bautista, priora del convento de Burgos. Desde Falencia

9 de agosto de 1582.

Prohibiéndole pida limosnas, y dándole sus recuerdos pai^a varias personas- de allí.

JESÚS.

El Eopírilu Santo sea con vuestra reverencia, hija mia. De lo que dice del pedir de la limosna, lo he sentido- mucho ; y no para qué me pregunta qué quiero quo haga \

,420 CARTAS

pues íanlas veces las dije allá, que no nos convenia supiesen no había renta, cuanto mas pedir. (1) Y an la coslilucion dice mi parecer) que sea mucha la necesidad que les haga pedir. Ellas no la tienen, pues la señora Catalina de Tolosa me dijo, que de las ligítimas las iria dando. Si se supiese que no tienen renta, norabuena. Ellas no lo digan ; y de que se pida para ellas por ahora, las libre Dios, que no ganarán nada, y lo que por una parte se ganare, se perderá por mu- chas ; sino que hable á esos señores, de mi parle, y se lo diga. Ya la he escrito que siempre les mis encomiendas, y que desde ahora doy por dicho lo que ella les dijere por raí de recaudos, y ansí no es mentira.

Acá hace terrible calor, anque esta mañana hace un poco de fresco, y me he holgado por la enferma, que también lo hará allá. Diga al licenciado Aguiar, que anque entra allá ■cada dia, ya verá cuan de mal se me hace no le ver : que me liolgué harto con su carta; mas porque creo él se holgará de no tener ocasión de tornarme á escribir lan presto, no lo bago ; y á el mi dolor Manso diga otro tanto, (2) porque es ansí, y siempre le mis encomiendas, y me escriba de su salud, y

(1) Ei señor arzobispo de Bárgos, don Cristóbai Vela, no consintió se fundase este convento Iiasta hacerle constar que tenía la Santa casa propia y bastante renta. Esta se obügó á dar la buena Catalina de Tolosa, su fundadora, imitán- dola a sus hijos, por remediar las esposas del Señor, con escritura autentica de su obligación. Pero la Santa, que estaba tan enseñada a fiar en Dios, y habia fundado sin renta otros conventos, hizo que la comunidad, con licencia del pro- vincial, renunciase por otra escritura legal la renta que la señaló, disponiéndolo con cautela y secreto, para que no lo supiese el arzobispo. Y como en la ciudad estaban en la opinión de que tenian renta, no las socorrían con limosna con que se quedaron las religiosas sin limosna y sin renta, con solos veinte maravedís que les dejó la Santa cuando se partió.

Supuesto lo dicho, una señora muy noble, llamada doña Catalina Manrique de Santo Domingo, hermana del ilustrísimo señor don fray Ángel Manriquez, obispif de Badajoz, que en la flor de su lozanía habia renunciado al mundo, vestida de Ama pobre jerga, cuidaba de los pobres, se encargó de pedir limosna para las i'oligiosas, que también eran pobres, y pobres de solemnidad, que no podian, como las demás, andar por las puertas. Pero la Santa dice : Lo he sentido muclio, manifestando su grande entereza en punto de religión y observancia puntual de sus leyc=. Pues aun en caso tan i pretado no les consiente a sus hijas rozarse con la constitución que les ordena, que no pidan limosna, sino que fien en Dios, y se sustenten del trabajo do sus manos, á imitación del Apó 'ol, si no es con mucha necesidad. (Z'V. A.)

(¡2) VA señor don Pedro Manso, magistral entonces de Burgos, y despucs obispo (lij;fiísimo (lo Calaliorr.i, sujeto de prendas tan aventajadas, que la Santa le cjliuiú nuiclio, y lo eligió paia su confesor, y le profetizó que habia de ser olnspo.

DE SANTA TERESA DE JESÚS. 421

al padre maestro Mata lo mesmo. Harta envidia les han acá de tal confesor. Sepa que el clérigo de Arévalo no era lo que pensábamos, que an el que es todavía dice que irá. Ayer le hablé, y me pareció bien. Quédese con Dios, hija mía, y guárdemela su Majestad con la santidad que yo le suplico, amén, amén. Es víspera de San Lorencio. Nuestro padre me ha escrito desde Almodóvar está bueno ; mas nece- sidad hay de encomendarlo á Dios no vaya á Andalucía, que no está fuera de ello.Díceme, que que rria fuese á Alba y á Salamanca, antes que á Avila, y he escrito á Alba, que quizá estaré allí este invierno, como podrá ser ; y yo su sierva sin duda ninguna. Teresa de Jesús.

CARTA GGXVII.

Al ilustrísimo señor dou Sancho Dávila, en Alba de Tormes. lícsde .Falencia, 12 de agosto de 1582.

Sobre varios asuntos 2^articidares. JESÚS.

La gracia del Espíritu Santo sea siempre con vuestra merced. Si supiera que estaba vuestra merced en ese lugar, antes hubiera respondido á la carta de vuestra merced, c{ue lo deseaba mucho, para decir el gran consuelo que me dio. Pagúelo la divina Majestad á vuestra merced con los bienes espirituales, que yo siempre le suplico.

En la fundación de Burgos han sido tantoslos trabajos, y poco salud, y muchas operaciones, que poco tiempo me quedaba para tomar este contento. Gloria sea á Dios, que ya queda acabado aquello, y bien. Mucho quisiera ir por donde vuestra merced está, que me diera gran contento tratar algunas cosas en presencia, que se pueden mal por cartas. En pocas quiere nuestro Señor que haga mi voluntad : cúmplase la de su divina MajcsLad, que es lo que hace el casu. La vida de mi señora la marquesa deseo mucho ver. Debió de recibir tarde la carta mi señora la abadesa su hermana, y, por leerla su merced, creo no me la ha enviado. Con mucha razón ha que- rido vuestra merced quede por memoria tan santa vida.

24

422 CARTAS

Plega á Dios la haga vuestra merced de lo mucho que haj en ella que decir, que temo ha de quedar corto.

¡Oh señor ! ¡y qué es lo que padecí, en que sus padres de mi sobrina la dejasen en Ávila (1) hasta que yo volviese de Burgos ! Como me vieron tan porfiada, salí con ello. Guarde Dios á vueslra merced, que tanto cuida de hacerles merced en todo ; que yo espero, que ha de ser vuestra merced su re- medio. Guarde Dios á vuestra merced muchos años, con la santidad que yo siempre le suplico, amen. De Patencia, xij de agosto de 1582.

Indina sierva, y súdita de vuestra merced. Teresa de

JESÜS.

CARTA CCXYII.

A la madre Ana de los Angeles, priora de Toledo. Desde Valladolid, 26 da

agosto de 1582.

Subrc varios asuntos de aquel convento, y en especial de la obra de la casa,

JESÚS

á vuestra reverencia su gracia. La de vuestra reverencia recibí en Patencia, y á tiempo que no pude responder. Ahora lo hago y con harta prisa, porque se quiere ir el obispo que lleva ésta. Por caridad si fuere allá, que todas le muestren mucha gracia, y que le haga vuestra reverencia enviar á visitar á menudo, que todo se lo debemos.

En lo que toca á la casa, me parece muy bien lo que quiere hacer Diego Ortiz ; y la traza que da, si compra esa casa, estará harto bien ; y mas le va á él esa condición que á nosotras en no cumplir esa condición de no nos tomar la casa. De su pena no se le á vuestra reverencia nada, que siempre lo tiene él. Entreténgale vuestra reverencia lo mejor que pudiere.

(1) Su sobrina doña Beatriz, á quien hablan levantado un testimonio en Alba de Tormes por celos de otra señora.

El venerable señor Palaíox expresa con este motivo, que alcanzó a conocer en Madrid a dicha doña Beatriz, siendo ya carmelita descalza, y que le dio un cruci- fijo que llevaba hacía diez y siete años. Murió en Madrid con opinión de santidad en 1G30. Su cuerpo se conserva incorrupto en el coro de las señoras comenda- doras de la Orden de Santiago, en Madrid, donde están hoy dia las Carmelitas Descalzas de Santa Ana

DE SANTA TERESA DE JESÚS. 423

En lo que toca á la hermana de la madre Brianda de San Josef, ni para freila, ni para monja no será, no porque no tiene ella muy buen entendimiento, y buena razón y sosiego, que me pareció á mi harto bien ; mas ya no está ella para otra cosa mas de lo que tiene, que está muy f^astada. Y á lo que ella dice, no la eslorban de que se á Dios, y rece todo lo que quieye, que para esto dice que tiene la vida pintada. Que haya algunos trabajos, á do quiera los hay y mayores.

De mi ida ahora por allá no cómo pueda ser, porque se espantarían los trabajos que por acá tengo, y negocios que me matan; mas todo lo puede Dios hacer. Encomiéndenlo á su Majestad. Á todas me den muchas encomiendas, que por la prisa no me alargo mas (y esto mesmo hace el que no vaya esta de mi letra). Son hoy xxvi de agosto.

Al fin de este mes, si fuere servido, estaré en Ávila. Mucha pena me ha dado esta ida del padre provincial á tal tiempo : Dios sea con él. Yo he enviado un propio á el padre fray An- tonio de Jesús con las patentes. Si lo aceta y quiere ir ahí, podráse hacer todo bien.

Digo que me contenta mucho la traza que dan, smo que no dice vuestra reverencia con qué han de ayudar á Diego Ortiz para comprar la casa : mas cualquier cosa será bien em- pleada, como sea con moderación ; por quedar la ilesia libre es en extremo mejor traza que la pasada ; y ansí se podrá Iratar luego; y anque se vaya poco á poco detiniendo en hacer la iglesia con los réditos, que es lo que quiere el padre provincial, gustará él de ello, porque todo el bien de esa cásale va á él mucho. Esto después se verá : una por una, no me parece que se deje de comprar la casa para la iglesia, y des- pués en esotro se averna bien; mas hase de mirar primero lo que la ha de dar, que sea bastante.

De todo me avise muy esparcidamente. Estaré aquí hasta pasada Nuestra Señora de Setiembre : y luego, lo que falta del mes, en Medina. Á estas dos partes me puede escribir. Á todas me encomiende, que estoy muy de priesa.

De vuestra reverencia sierva. Teresa de Jesús,

424 CARTAS

CARTA CCXIX.

A la madre Tomasina Bautista, priora del convento de Burgos. De.de Valla- dolid 27 de ag'osto de 1582.

Dándole varias advertencias ])ara la buena dirección de aquel convento.

JESÚS

á vuestra reverencia su gracia, y me la guarde, y faerzas para tantos trabajos como la da el Señor. Yo la digo, mi madre, que la tratan como á fuerte ; sea Dios alabado por todo. Yo estoy razo nable y mejor que suelo. No creo que estaré aquí, muchos dias, que en viniendo un mensajero, que aguardo, me iré. Encomiéndeme á Dios, que harto me pesa de alejarme desa casa, y de vuestra reverencia. De Catalina de la Madre de Dios no la pena, que es tentación, ella se le quitará. No la deje escribir á nadie. Si á mí, üá Ana lo quisiere hacer, nora- buena, más á otro no, y si por consolalla Jo hiciere no les envié Jas cartas. De que haya ido allá el retor me huelgo; muéstrele agasajo, y confiésese alguna vez con él, y pídales sermones.

De Catalina de Tolosa no se espante vuestra reverencia que ella está tan trabajada, que antes es menester consolalla, y y anque ahora dice eso, otro dia no lo hará. Harto me obliga el licenciado de todas maneras. Dios le guarde. ¿Por qué no dice á esas monjas lo que sabe de mi padre ?que me dice la madre supriora que desea saber do está.

No si podré escribir á el licenciado, que como le quiero tanto, por recreación lo tomarla, si hubiese tiempo : dígale mucho de mi parte, y á el señor dotor que le hago saber, que esto}^ harto llena de trabajos de mil maneras ; que me enco- miende á Dios. Yo digo á vuestra reverencia, que, anquc me libré del que me diera verlas enfermas, que no me laltan. De

(1) Esta ora la CVI del tomo iv en las ediciones anteriores. Su original está en las Carmelitas Descalzas de Peñaranda de Bracamonte, pero hasfaiito deteriorado, a lo cual se atribuye que no se publicara el final de la Carta sumamente curioso c interesante, y que ha estado medito hasta el presento.

(2) Hasta aquí es de letra de la venerable San Bartolomé. Desde aquí hasta el fi.í es de mano de Sa.nta Terksa.

DE SANTA TERESA DE JESÚS 425

ue tenga lugar la escribiré algunas. Mire que no estaré mas aquí lo que me parece) de hasta Nuestra Señora, y que lian de venir los libros ú tiempo á la priora de Falencia, que le haya para enviármelos. Dios me la guarde, que no tengo lugar de mas de pedir á vuestra reverencia. Siempre tenga aviso de no apretar á las novicias con muchos oficios, hasta que las entienda hasta donde llega su espíritu. Por esa Cata- lina lo digo, que lo andaba tanto, que no me espanto piense no lo podrá llevar. Y es menester piedad en las palabras, y vuestra reverencia piensa que todas han de tener su espíritu y engáñase mucho ; y crea que, anque me hace ventajas en la virtud, que se las hago en la expiriencia. Por eso algunas cosas que la advertí querria no las echase en olvida. Dios me la guarde, que pues van dichas como á mi alma, querria en- lendiese no son sin causa. Son hoy xxvij de agosto. Ce vuestra reverencia sierva. Teresa de Jesús.

CARTA CGXX.

Al pidre fray Jerónimo Gracian de la Madre de Dios. Desde Valladolid i.' dc setiembre de 1582 (3).

Lamentándose de su ausencia, y dándole cuenta y advertencias acerca de varios asuntos generales de la Orden, y en especial del convento de Salamanca.

JESÚS.

La gracia del Espíritu Santo sea con vuesira reverencia. No basta escribirme á menudo para quitarme la pena ; anque mucho me ha aliviado saber está vuestra reverencia bueno, y la tierra sana ; plega á Dios vaya adelante. Todas sus cartas he recibido (1).

Las causas para determinarse á ir no me parecieron bas- tantes, que remedio hubiera desde acá para dar orden en los estudios, y mandar no confesaran beatas, y por dos meses pudieran pasar esos monesterios, y dejar los de acá puestos en orden. Yo no la causa; mas de manera he sentido esta ausencia á tal tiempo, que se me quitó el deseo de escribir á vuestra reverencia, y ansí no lo he hecho hasta ahora, que

(1) Esta Caria escribió la Santa en Yalladolid á primero de setiembre ae 1582, recien llegada de la fundación de Burgos.

2i.

4ii0 CARTAS

no lo puedo excusar, y es en dia de luna en lleno, que he sentido la noche bien ruin, y ansí lo está la cabeza. Hasta ahora mejor he estado, y mañana creo (como pase la luna) se acabará esla indisposición. La de la garganta está mejor, mas no se quita.

Aquí he pasado harto con la suegra de don Francisco, que es extraña, y estaba muy puesta en poner pleito, para que no valga el testamento; y, anque no tiene justicia, tiene mucho valor, y algunos la dicen que si; y me han aconse- jado, que para que don Francisco no se pierda del todo, y nosotras no íiastemos, que haya concierto, Ello es en pérdida de San Josef ; mas espero en Dios, que como quede segura la pretensión, que él lo verná á heredar todo. Harto podrida me ha tenido, y tiene, anque Teresa anda bien. ¡ Oh, lo que ha sentido el no venir vuestra reverencia ! Hasla ahora se lo hemos tenido encubierto. En parte me huelgo, para que vaya entendiendo qué poco hay que fiar, sino es de Dios ; y an á mi no me ha hecho daño.

Aqui va una carta del padre fray Antonio de Jesús, que me escribió. Espantádome ha, que pues torna á ser mi amigo la verdad, siempre lo he hallado por tal), como nos comuni- quemos, todo se hará bien. Auque eso no fuera, no se sufria nombrase á otro para las eleciones en ninguna manera; no como vuestra reverencia no advertía en esto, ni en que no es ahora tiempo de hacer casas en Roma ; porque es grande la falta que vuestra reverencia tiene de hombres, aun para las de acá ; y Nicolao la hace á vuestra reverencia mucha, que tengo por imposible tan á solas poder acudir á tantas cosas. Fray Juan de las Cuevas me lo decia, que le hablé algunas veces. Es mucho lo que desea vuestra reverencia acierte en todo, y lo que le quiere, que en foraia me ha obli- gado. Y an me dijo, que iba vuestra reverencia contra las ordenaciones, que hablan sido, que en faltándole el compa- ñero (no si dijo con parecer de priores) ehgiese otro ; y que tenia por imposible podarse valer; que Moisés habia tomado paia su ayuda no cuantos. Yo le dije como no habia nin- guno, que an para priores no hallaba : dijo, que esto era lo principal.

Después que vine aquí, me han dicho, que notan á vues-

DE SANTA TERESA DE JESÚS. 427

tra reverencia, que no gusta de traer consigo persona do lomo. Ya veo que es por no poder más; mas como viene ahora el Capitulo, no querría que hubiese cjué achacar á vuestra reverencia. Mirelo por amor de Dios, y cómo pre- dica en esa Andalucía. Jamás gusto de ver á vuestra reve- rencia mucho allá ; porque como escribió este dia de los que habían tenido trabajos, no me haga Dios tanto mal, que le vea yo : y como dice vuestra reverencia el demonio no duerme. Al menos, crea, que todo lo que estuviere por allá, he yo de estar bien deshecha. Y no á qué propósito se ha de estar tanto vuestra reverencia en Sevilla, que me han dicho no verná hasta el Capítulo que acrecentó harto mi pena, an mas que si tornase á Granada. El Señor encamine lo que sea mas servido, que harta necesidad hay de un vicario para ahí. Si lo hace bien fray Antonio, acá podrá estar vuestra reverencia á la mira, para encomendarle eso. No piense hacerse ahora andaluz, que no tiene condición para entre ellos. En esto del predicar, suplico mucho otra vez á vues- tra reverijncia, que anque predique poco, mire lo que dice muy bien.

De lo de por acá, no tenga vuestra reverencia pena, que lo del fraile no fué tanto como parecía, y Dios le remedió muy bien : no se supo nada. La priora escribe á vuestra reverencia cómo están malos, y por lo que no se da á fray Juan de Jesús la patente, que seria cosa de inhumanidad dejarlos, que es el que está bueno, y lo provee todo. Por aquella casa me vine, y me pareció harto bien, y harto acre- ditados están en este lugar.

En el negocio de Salamanca hay bien que decir. Yo digo á vuefcra reverencia, que me ha dado malos ratos, y plega á ^}ios se acabe de remediar. Por esta profesión de Teresa no lia sido posible ir allá; porque llevarla conmigo no se sufre, y dejarla, menos, y es menester mas liempo para ir allá, y á Alba, y tornar á Ávila, y ansí fué dicha que acertó á estar aquí Pedro de la Vanda y Manrique, y alquilé la casa para otro año, porque se sosiegue la priora, y plega á Dios que aproveche. Yo digo á vuestra reverencia que me tiene encan- tada. Es tan mujer, que como si tuviera, ya la licencia de vuestra reverencia, ni más ni menos negocia, y á el retor dice

428 CARTAS

que es por mi orden todo lo que hace, anque no sabe de su compra, ni la quiere, como vuestra reverencia sabe : á mi, que el retor lo hace por orden de vuestra reverencia. Es una maraña del demonio, y no en qué se funda, que ella no mentirá; sino que la gran gana que tiene de esta negra casa, la desatina. Ayer vino el herpaano fray Diego de Salamanca (uno que estuvo aqui con vuestra reverencia á la visita) y me dijo que el retor de San Lázaro habia andado por fuerza en este negocio por amor de mí, hasta decirla, que de cada vez que entendia en ello, se reconciliaba, por ser cosa tan contra Dios; sino que por las importunidades de la priora no podia mas; y que toda Salamanca murmuraba de tal compra, y que el dotor Solís le habia dicho que con concien- cia no la podia poseer, que no es sigura, y tal priesa han á efetuarlo, que, á mi parecer, han andado con maña, por- que no lo sepa yo; y por esa carta verá como con la alca- bala llega á seis mil ducados. Todos dicen que no vale dos mil y quinientos, y que monjas pobres ¿ cómo dan tanto dinero perdido? Y lo peor es, que no lo tienen, sino que á mi parecer es para deshacer el monasterio este artificio del demonio; y ansí, lo que ahora procuran es tomar tiempo para irlo deshaciendo poco á poco (i).

Escribí á Cristóbal Juárez que le suplicaba no se tratase mas dello, hasta que yo fuese, que seria en fin de octubre ; y Manrique escribió al maestre-escuela lo mesmo, que es su amigo mucho. Yo dije á Cristóbal Juárez, que querría ver de donde se ha de pagar (porque me habían dicho era fiador), y que no quería le viniese daño, dándole á entender, que no habia de donde le pagar. No me ha respondido. Con el padre fray Antonio de Jesús también le escribo lo vaya desbara- tando. Dios ha hecho que tuviesen prestados los dineros á

(1) Nuestro padre fray Agustín de los Reyes depone en las informaciones para su beatificación, que iiabiendo ido á Alba a visitar a la Santa, trabajó cuanto pudo para templar su enojo con las religiosas sobre la compra de esta casa. No pudiéndola ablandar ni convencer, la dijo al fin, que pues no tenía remedio por estar ya hecho, consolase á sus hijas, y no las afligiese. A lo cual respondo la Santa estas formales palabras : ¿ Está hecho, hijo ? Pues no está hecho, ni pon- drán pié en la casa, pues no es voluntad de Dios. Tan de Dios fueron estas palabras, tan maravilloso su éxito, que depone dicho padre rector, que á los ocho dias estaba tan desbaratado el negocio, como si nunca se hubiera hablado de él, habiéndolo tratado cuatro ó cinco años.

DE SAMA TERESA DE JESÚS. 429.

vuestras reverencias, porque ya estuviera dado, y los do An- tonio de la Fuente; mas ahora acabo de recibir olra, donde me dice la priora, que Cristóbal Juárez ha buscado los mil ducados, hasta que los Antonio de la Fuente, y estoy con miedo que los han depositado ya. Encomiéndelo vuestra reverencia á Dios, que toda la diligencia posible se hará

Y otro daño, que para ellas se pasen en casa de Cristóbal Juárez se han de pasar los estudiantes á la casa nueva de San Lázaro, que es para matarlos. Ya escribo al retor que no lo consienta, y yo terne cuidado dello. De los ochocientos ducados que deben á las monjas, no tenga pena, que don Francisco los dará de aquí á un año ; y lo mejor de todo es no los haber ahora para darlos. No haya miedo que yo los procure. Mas importa que los estudiantes estén acomodados, que no ellas tengan gran casa. ¿De dónde han de pagar atiora censo? A me tiene este negocio embobada. Porque si vuestra reverencia les ha dado licencia, ¿cómo me lo remite á mí, después de hecho? Si no se la ha dado, ¿cómo dan dineros? que han dado quinientos á la hija del cuñado de Monroy. ¿Y cómo lo ti-enen por tan hecho, que me escribe la priora que no se puede deshacer? Dios lo remedie, que si hará. Vuestra reverencia no tenga pena, que haráse todo lo que se pudiere hacer. Por amor de Dios, que mire vuestra reverencia alíalo que hace. No se crea de monjas, que yo le digo, que si una cosa han gana, que le hagan entender mil; y vale mas que tomen una casita como pobres, y entren con humildad (que despuespuedan mejorarse) que no quedar con muchas deudas. Si algún contento me ha dado esta ida de vuestra reverencia alguna vez, es por verle quitado destos embarazos, que mucho mas los quiero pasar á solas.

En Alba les ha hecho mucho al caso escribirlas yo cuan enojada estoy, y que cierto iré allá. Bien será, con el favor de Dios, estaremos en Ávila al fin deste mes. Crea que no con- venia traer mas de un cabo á otra esta muchacha. ¡Oh, mi padre, qué apretada me he visto estos dias ! Al padre fray Juan de la Cruz mis encomiendas. San Bartolomé las envia á vues- tra reverencia. Nuestro Señor le guarde, como yo le suplico, y libre de peligros, amén. Es hoy primero de setiembre. De vueslra reverencia siervav súdita. Teresa de Jesús.

-Í30 CARTAS

CARTA CGXXI (1).

A la madre Ana de los Angeles, priora de Toledo. ^- Desde Volladolid 2 de

setiembre dtí 1582.

Sobre los mismos asuntos que le habia indicado en la Carta de 26 de Agosto.

JESÚS

á vuestra reverencia su gracia. La de vuestra reverencia recibí en Falencia j á tiempo que no pude responder, por- que estaba de caniino. Hícelo desde aquí y porque pienso que no darán la carta (que la envié al obispo, cuando se que- ría ir para que la enviase á vuestra reverencia, mas como van tan llenos de abaratos (2) no será mucho olvidarse) aquí diré todo lo que en la otra iba (3). Lo primero le ruego que me envié á ver al obispo, y muchas veces, en tanto que ahí estu- viere, y si fuere allá todas le muestren mucha gracia, que todo se lo debemos.

En lo que toca á la casa me parece muy bien lo que quiere hacer Diego Ortiz, y la traza que da, si compra esa casa, estará harto hien; y mas le va á él en no cumplir esa condi- ción de no nos tomar la casa, que á nosotras.

En lo que toca á la hermana de la madre Brianda de San Josef ni para freila ni para monja no será, no porque no tiene ella muy bien entendimiento y buena razón y sosiego, que me pareció á harto bien, mas ya no está ella para otra cosa mas de lo que tiene, que está muy gastada. Ya lo que ella dice no la estorban de que se á Dios y rece todo lo que quiere, que para esto dice que tiene la vida pintada. Que haya algunos trabajos, do quiera los hay y mayores.

De mi ida ahora por allá no como pueda ser, porque se espantarían los trabajos que por acá tengo y negocios que me

(1) Esta Carta es inédita. Su original se conserva en el convento de Carmelitas Descalzas de Cuerva, juntamente con e! otro de 2(5 de agosto a la misma, pues temiendo Santa Teresa que aquella se le extraviara al obispo de Paláncia, don Alvaro de Mendoza, escribió ésta, que repite el coatenido de aquella y la remitió por conducto del padre Cuevas.

(2) La veneral)le San Bartolomé debia pronunciar algunas palabras á lo morisco, pues escribia quijera por quisiera, y abarato por aparato, y otras palabras a este tenor.

(3) Aquí expresa la causa por qué repite la Carta de 20 de agosto.

DE SANTA TERESA DE JESÚS. 431

matan : mas lodo lo puede Dios hacer. Encomiéndenlo á su Majestad. Á todas me den muchas encomiendas, que por la prisa no me alargo mas, y esto mesmo hace el que no vaya esta de mi letra (1). Valladolidy dos de setiembre.

Yo estoy razonable y creo me iré el lunes después de Nues- li'a Señora. Estaré de paso en Medina, por llegar á tiempo á Avila, y tengo para mi, podré estar poco alli, porque habré de ir á Salamanca, que andan arrebujadas con la compra de la casa. Harto necesaria es mi ida allá. Dios lo remedie y á vuestra reverencia me guarde, amén. Teresa se encomienda á vuestra reverencia mucho, y San Bartolomé.

De vuestra reverencia. Teresa de Jesús.

El portador de esta es el padre fray Juan de las Cuevas. Muéstrele vuestra reverencia mucha gracia, que me dijo iria allá.

CARTA CCXXIl (2).

A Pedro Sánchez, capellán de las monjas de Alba de Tormes. ^- Desde Valiadolid D de setiembre de 15S2.

Agradeciéndole a el cierto con que procedía en la dirección de aquellas religiosas

JESÚS.

La gracia del Espíritu Santo sea siempre con vuestra mer- ced, mi padre. Mucho me consoló su carta de vuestra merced. Dios le guarde, que por su parte no perderá la casa ninguna cosa. Vuestra merced harto lo disculpa, y no me parece mal que haga vuestra merced, en todo, el oñcio de padre; que todo se lo debe vuestra merced á las hermanas, que hartas cosas me dicen de vuestra merced. Al fin son buenas almas, y anque el domonio las inquiete con las ocasiones, no las deja Dios de su mano. Sea su nombre bendito, que en todo tiempo usa de misericordia con sus criaturas. Vuestra mer-

(1) Hasta aquí es de la venerable San Bartolomé; el resto es de Santa Teresa

(2) El original de esta Carta le tenía en el siglo pasado, por el mes de setiembre de 1783, don Jacinto García de Herrera y Lorenzana, señor de las TÜlas de Villa- dangos, Celadilla y Sandos de Duero, regidor perpetuo de la ciudad de León, y sobrino del cardenal Lorenzana. Hizo sacar copia de ella fray Manuel de Santa María, y se le dio por el notario mayor del tribunal eclesiástico de León, en toda forma, y por mandato del provisor don Tomas Sanz Carpintero.

El padre Bouix la publicó el año pasado (1861), en el tomo iii de su traducción. El original se halla en las Carmelitas Descalzas de Burgos, hoy dia.

■432 CARTAS

ced me la ha hecho muy grande en quitarme del trabajo en que me tenía esa casa ; que, como vuestra merced las con- fiesa, mas me satisface lo que me dice que todo lo demás. Siendo Dios servido, yo iré por allá presto, y nos hablaremos despacio (1). Encomiéndeme vuestra merced á Dios, que ando harto alcanzada de tiempo, con muchos negocios, que aquí se me han ofrecido. Á la señora Teresa de Laiz vuestra merced mis saludes, que no creo habrá lugar de escribirla. Puédela vuestra merced decir, que me holgué con su carta, y que todo se hará bien, siendo Dios servido. El á vuestra merced su gracia. Valladolid y setiembre cinco.

Indina sierva y hija de vuestra merced. Teresa de Jesús (2).

CARTA CCXXTII (3).

A madre Catalina de Cristo, priora de las Carmelitas descalzas de la Santísima Trinidad de Soria. Desde Medina del Campo, 17 de setiembre de 1582.

■Dándole adoertencias sobre asuntos particulares de aquel convenio, y sobre los proyectos de fundación en Madrid y Pamplona.

JESÚS

Sea con vuestra reverencia, hija mia, y me la guarde. Sus cartas de vuestra reverencia he recibido, y con ellas mucho contento. En lo que toca á la cocina, y refltorio, bien me hol- garía que se hiciese ; mas allá lo vean mijor, hagan lo que

(1) Son muy notables estas palabras, que pudieran pasar por proféticas. Al mes cabal de escrii)ir estas palabras estaba su cuerpo en Alba de Tormes, y su a'ma volaba al cielo.

(2) Al casarse el señor Lorenzana con doña Teresa de Navia y Rivera, hija del señor Marqués de Perrera, le regaló éste a su hija la Carta que aquí se inserta, quedándose con la firma y el sobrescrito, que colocó en dos relicarios de su ora- tario portátil, en A>¡lés, donde quizá se hallen. Así es que on la copia testi- moniada en Leen nada se dice de sobrescrito, firma ni anteOrma. Pero el padre fray Manuel de Santa María averiguó que el sobrescrito decia : Para mi padre Pero Sánchez confesor de las carmelitas. Es mi padre. Alba. Así lo dice la copia que le enviaron de Aviles, rectificando el apellido de Sanclicz, que primero habían leido Fernandez.

Era este virtuoso sacerdole confesor de doña Teresa de Laiz y de las monjas, y i)eneíiciado de la parroquia de San Andrés de aquella \¡1Im.

La antefirma no esta a. enguada. Se pone según la conjetura de fray Andrés de Santa María.

(3) Esta Carta era XLII del tomo ni en las ediciones anteriores. Su original se halla en las Carmelitas Descalzas de Barcelona; mas, por desgracia, mutilado, y

uizá no de buena fe por quien lo hiciera.

DE SANTA TERESA DE JESÚS. 433

quijeren. De la hija de Roque de Huerta me huelgo que sea honita, y en lo de la profesión desa hermana bien me parece se detenga, haslalo que vuestra reverencia dice, que niña es y no importa. Ni se espaute vuestra reverencia de que tenga algunos reveses, que de su edad no es mucho. Ella se hará, y suelen ser mas mortificadas después, que otras. Á la her- mauaLeonor de la Misericordia, que eso y mas, deseo yo hacer en su servicio. ; Ojalá pudiera yo ir á su profesión, que lo hiciera de buena gana, y me diera mas gusto, que otras cosas

que tengo por acá (1) ! Dios se lo cumpla si se ha de servir

de ello.

En lo de la fundación, yo no me determinaré á que se haga, si no es con alguna renta ; porque veo ya tan poca devoción, que habemos de andar ansí, y tan lejos de todas estotras casas no se sufre, sino hay buenas comodidades; que ya por acá unas con otras se remedian, cuando se ven en necesidad.' Bien es que haya estos principios, y que se trate, y se vaya descubriendo gente devota; que si ello es de Dios, él los mo- verá con mas de lo que hay al presente.

Yo estaré poco en Avila; porque no puedo dejar de ir á Salamanca (2), y allí me puede vuestra reverencia escribir; anque si se hace lo de Madrid (que ando en esperanzas de ello) mas lo querria por estar mas cérea de esa casa : enco- miéndelo vuestra reverencia á Dios. En eso de esa monja, que vuestra reverencia me escribe, si quijese venir á Falencia me holgaría; porque la han menester en aquella casa.

Ala madre Inés de Jesús lo escribo, para que vuestra reve- rencia y ella se concierten. Y en los de los Teatinos, me he holgado haga vuestra reverencia lo que pudiere con ellos, que es menester, y el bien, y el mal, y la gracia que les mos- traremos en , (3). Á la señora doña Beatriz le diga vuestra

(1) Falta aquí un gran trozo cortado en la Carta. La cláusula siguiente no está en las ediciones anleriore-;.

(2) Por estas palabras se ve claramente que Santa Teresa, no sabía á punto fijo la fecha de su muerte, camo han qui3ri;io suponer los anotadores. Si le constaba profeticame;¡te la feí-hi dij su muerte, no podia decir con verdad : estaré poco en Avila, pues ya no hahia de ir a!li ])i)co ni mucho. Igualmente lo de la fundación de Madrid, que esi)eraba en vida suya, para estar mas cerca del convento de Soria, indica que no creía qu3 solamente le restaban diez y nueve dias de vida.

(3) Es chocante que falte un t oz ) en que Santa Teresa hablaba de los Jesuítas y poco antes de morir. El ocultar la pa.abra Teatinos sustituyéndola con la de

25

434 CARTAS

reverencia todo lo que le pareciere de mi parte, que harto la quisiera escribir á su merced, mas estamos de camino, y con tantos negocios, que no de mi. Dios se sirva de todo, amén.

Y no piense vuestra reverencia que le digo, que se aguarde la profesión mayoría ni menoría de una ni de otra, que esos son unos puntos de mundo, que á me ofenden mucho, y no querría que vuestra reverencia mirase en cosas semejan- tes; mas por ser niña me huelgo, y porque se mortifique mas ; y si otra cosa se entendiese en ella si no ésta, luego le mandaría dar la profesión; porque la humildad que en ella profesamos, es bien que se parezca en las obras. Á vuestra reverencia lo digo. Habíalo dicho primero, porque entiendo de la hermana Leonor de la Misericordia, que su humildad no mira en uno, ni en otro de estos puntos de mundo. Y siendo ansí, bien me huelgo se detenga esa niña mas tiempo en profesar.

No me puedo alargar mas, porque estamos de camino para Medina. Yo ando como suelo. Mis compañeras se enco- miendan á vuestra reverencia. No mucho escribió Ana lo que había por acá. Á todas me encomiendo mucho. Dios las haga santas, y á vuestra reverencia con ellas. Valladolid, y quince de setiembre (1).

De vuestra reverencia sierva. Teresa de Jesús.

Ya estamos en Medina, y tan ocupada, que no puedo decir mas de que venimos bien. El detener la profesión á Isabel, sea con disimulación, que no entiendan es por mayoría; pues no es eso lo principal, porque se hace.

esos padres, me hace sospechar mala fe en el mutilador, pues sin duda temió que si los Jesuítas se veian citados, tratasen de indagar lo que allí decia Santa Teresa, y levantaran polvareda. Por otra parle, las altercaciones que se hicieron en el Kbro de la Vida de Santa Teresa poco tiempo después de la muerte de ésta, ocul- tando lo que decía en elogio de aquclios, indica que hubo en los años siguientes a la muerte de Santa Teresa una mano falsaria, sacrilega y mal intencionada en estas materias. Las calificaciones sen duras, pero justas.

Si e-ta Carla no se hubiera mutiludo, se hubiesen aliorrado probablemente todos los delirios que se escribieron en el siglo pasado con motivo de la Carta de Falencia al scfior Reinoso,

(1) IIa?ta aquí es de letra de la venerable San Bartolomé. La firma y la posdata son de Santa Teresas. Probablcmonle la escribirla al otro da de llegar a Medina y por tanto lo mas pronto el día 17 de setiemljre.

APÉNDICES

APÉNDICE NÚMERO l.«

SUPLEMENTO Á LAS CARTAS DE SANTA TERESA

CARTA I (1).

A doña Luisa de la Cerda, en Toledo. Desde Valladolid 2 de noviembre

de 1368.

Avisándole el recibo del libro de su Vida ij dándole sus recuerdos para vainas

personas.

JESÚS

Sea con V. S. mi señora y amiga.

Que aunque mas ande esta doña Luisa mi señora, lo es, Á Antonia he dicho escriba á V. S. todo lo que pasa, asi de mi poca salud como de lo demás, por tener yo tal la cabeza, que aun esto sabe Dios como lo escribo, sino que me he conso- lado tanto de saber viene V. S. y esos mis señores buenos, que no es mucho me esfuerce. Sea el Señorbendito por todo, que harto se los he ofrecido. También me consuela mucho lo esté V. S. de su monesterio. Y veo tiene gran razón, porque entiendo se sirve áallí nuestro Señor muy de veras. Plegué á

(1) Debiera ser esta Carta la VII de esta edición. No se halla en ninguna de las anteriores, ni la tenian anotada los correctores para proceder á su impresión.

Según dice el padre Bouix en la nota primera, con que la publica, a la página 96 en el tomo i de su traducción de las Cartas de Santa Teresa, la dio a luz por primera vez Francisco Pelicot, en el tomo de la traducción de éstas, que publicó en 1660.

El padre Bouix publica el texto español á la página 510 del tomo citado, y de allí se toma para esta edición, no habiéndola logrado á tiempo para darle cabida en su paraje correspondiente.

Se han rectificado en ella algunas palabras, poniéndolas á estilo de Santa Teresa, como tray, monesterio, plega, en vez de írae, monasterio y eplugc.

436 APÉNDICES

Él sean ellas para servir á Y. S. lo que la deben, y rae la guarde nuestro Señor, y deje tornar á ver antes que me muera.

Lo del libro tray V. S. tan bien negociado que no puede ser mejor ; y ansí olvido cuantas rabias me ha hecho. El maes- iro Ávila me escribe largo, y le contenta todo ; solo dice que es menester declarar mas unas cosas y mudar los vocablos (le otras, que ésto es fácil. Buena obra ha hecho V. S. : el 'ieñor se lo pagará con las demás mercedes y buenas obras, [ue V. S. me tiene hechas. Harto me he holgado de ver tan l)uen recaudo, porque importa mucho, bien parece quien aconsejó se enviase.

Á mi padre Pablo Hernández quisiera harto escribir, y cierto que no puedo ; creo le haré mayor servicio que no me haga mal. Suplico á V. S. le digalo que acá pasa para que me encomiende al Señor y todos estos negocios; que ansí hago yo á su merced, y también suplico á V. S. envié la carta de la hermana Antonia á la priora de Malagon, y esta si V. S. mandare ; y sino, mándele escribir V. S. que en el negocio, que escribí con Miguel, que no trate nada, porque me ha tor- nado á escrbir el general y parece que deben ir mejor las cosas ; y mire V. S. que importa darle este recaudo mucho.

Al señor don Juan y á esos mis señores beso las manos de sus mercedes muchas veces, y sean muy bien venidos y V. S. también ; que alegrado me ha, torno á decir. Al señor don Hernando, y á la señora doña Ana me diga V S. mucho, y á Alonso de Cabria y á Alvaro de Lugo. Ya sabe Y. S. que conmigo ha de perder del señorío y ganar de la humildad : plega el Señor me deje verá V. S. que ya yo lo deseo. Mejor me va en esa tierra de salud y de loilo que por acá.

En eso de mudar el si lio es menester mirar mucho sea sano, porque ya ve Y. S. cuales andamos ahora por no lo ser, con estar casa bien deliciosa.

Holgado me he que haga Y. S. esa limosna con doncella : para lo que Y. S. mandare, no hay acabar lugares, pues es suyo todo. La señora doña iMaría de Mendoza besa las ma- nos de Y. S. muchas veces : antes que yo leyese lo que Y. S. me manda le diga, me lo dejó muy dicho ; ahora no está en casa, yo le diré lo que Y. S. manda, que bien se lo debe.

APÉNDICES "437

Á nuestro padre licenciado Velasco me diga V. S. lo que ve que conviene, y quédese con Dios. Él la haga la que yo de- seo, amén. I\s lioy un dia después de Todos Santos, indina sieiva de V. S. Teresa de Jesús.

CARTA II (i).

Para doña Catalina Hurtado, vecina de Toledo. Desde Avila, á 31 de octubre

de i570.

Dándolo gracias por unos regalos hechos á la Comunidad. JESÚS.

La gracia del Espirilu SaiiLo sea con vuestra merced y me la guarde, amén ; y le pague el cuidado que tiene de rega- larme. La manteca era muy linda, como de mano de vuestra merced que en todo me la hace, y ansí la recibiré en que, cuando la tuviere que sea buena, se acuerde de mí, que me hace mucho provecho. También eran muy lindos los mem- brillos : no parece que tiene otro cuidado que regalarme. Á me lo es ver la carta de vuestra merced y saber está bue- na : yo no lo estoy ahora mucho, que me ha dado un mal de quijadas y se me ha hinchado un poco el rostro, y por esta ocasión no va esta de mi letra. No creo será nada (2).

Encomiéndeme vuestra merced á Dios, y no piense se me da poco contento teaer tal hija como la he tenido hasta aquí y la terne siempre y no me olvidaré de encomendarla á Dios y las hermanas hacen lo mesmo. Todas las de esta casa be- san a vuestra merced las manos, en particular la madre su- priora, que la debe á vuestra merced mucho. Encomiéndela á Dios, que no anda con salud. El Señor me guarde á vues- tra merced y la su santo Espíritu. De otubre postrero del mes (3).

(1) Esta Carta es inédita en par'e.

Encontrado posteriormente el manuscrito de la Biblioteca Nacional número 9, se halló también íntegra esta Carta.

En el manu?( ri.o citado se dice que el original le tenía, á fines del siglo pasado, don Juan de la Palma Hurtado, alguacil mayor de Toledo.

(4) Hasta aquí lo inédito.

(3) Hasta aquí es de la venerable Ana de San Agustín, al parecer. Lo restante de letra de Santa Teresa.

438 , APÉNDICES

En las oraciones de esas señoras sus hermanas me enco- miendo mucho. Á el enfermo Dios la salud, que yo le su- plicaré y á vuestra merced, mi hija, lo mesmo.

Indina sierva de vuestra merced. Teresa de Jesús.

CARTA III (I).

Para el señor Maldonado Bocalan. Desde el convento de la Encarnac;on de Avila, i.° de febrero de io7o.

Avisando haber recibido una limosna de sesenta y dos aves para el convento.

JESÚS.

La gracia del Espíritu Santo sea siempre con -vuestra mer- ced, y le pague con la caridad y cuidado que cumple la li- mosna que el señor don Francisco hace. Plega á nuestro Señor guarde á su señoría muchos años y le lleve adelante la mejoría que comienvaá tener. Por no haber sabido por donde guiar la caria, no habia enviado á suplicar á vuestra merced, me enviase las aves. Es tanta la necesidad de esta casa y las enfermas, que han sido bien menester. Yo le he estado harto, aunque estoy ya buena. Me he consolado harto con la limosna que ahora nos viene de nuevo. Sea Dios bendito por todo. Muy bien lo ha hecho quien las trajo.

Por esta digo que recibí hoy, víspera de nuestra Señora de laPurificacion año mdlxxiii, sesenta y dos aves. Y porque es ansí lo firmo de mi nombre. Tenga nuestro Señor á vuestra merced siempre de su mano, y déle su Majestad tanto bien como puede, amén.

Sierva de vuestra merced. Teresa de Jesús, priora.

Ya escribí al señor don Francisco el cuidado que vuestra merced tiene y cuan buenas vinieron las aves,

(1) Esta Carta es inédita, y no se halló á tiempo pai\a colocarla en el número que le correspondía entre las Cartas do cst i Colección. Se lia copiado del ma- nuscrito (le la t5il)lioteca Nacional número O, donde la tcniaii copiada los padres correctores para la nueva edición que proyectaban.

Si'gun expresan allí mismo, el original estaba a fines del siglo pasado en el oratorio del cxccleniisimo señor Duque de Abi-antcs. Cuando se sacó la copia, giiai daban la Carta en casa del cxcelentisimo señor Man]ucs de Sarria, por estar nlli el señor D'KJUC en tutela. (Jui/.a no haya vuelto a la casa, i)ues ningunx noticia hay acerca de ella en la familia del señor Duque actual.

APÉNDICES 439

CARTA IV (1).

Para mi ]Tadre el "maesti'O fray Jerónimo Gracian de la Madre de Oio'í, en nuestra casa de los Remedios, en Sevida. Desde Toledo 5 de octubre de 1576.

JESÚS.

La gracia del Espíritu Santo sea con vuestra paternidad, mi padre. A no haber venido la carta que vuestra paternidad envió por ]a corte, buena estuviera yo, que es boy un dia después de San Francisco, y no ha venido fray Antonio, ni yo sabia si vuestra paternidad habia llegado bueno, hasta que v su carta. Bendito sea Dios que lo está, y Pablo también, y con quietud interior. Cierto, parece cosa sobrenatural, porque mucho hacen para humillarnos y conocernos semejantes co- sas. Harto pedia yo acá al Señor esa bonanza, por parecerme bastaban otros trabajos que tiene ; vuestra paternidad se lo diga de mi parte. Yo estoy ahora sin ninguno ; no en qué ha de parar, porque me han dado una celda apartada como una ermita y muy alegre, y tengo salud, y lejos de parientes, anque todavía me hallan por cartas ; solo el cuidado de por allá tengo que me pena. Yo digo á vuestra paternidad, qué para estar á mi placer, que acertó bien en dejarme aquí, y an de esta pena, que digo, estoy mas asegurada que suelo. Anoche estaba leyendo la historia de Moisén, y los trabajos que daba á aquel Rey con aquellas plagas, y á todo el reino, y como nunca tocaron en él ; que en forma me espanta y alegra ver, que cuando el Señor quiere no hay nadiepoderoso de dañar. Gustaba de ver lo del mar Bermejo, acordándome cuan menos es lo que pedimos. Gustaba de ver aquel santo en aquellas contiendas por mandado de Dios. Alegrábame de ver á mi Elíseo en lo mesmo : ofrecíale de nuevo ú Dios. Acordábame de las mercedes que me ha hecho, y ha dicho Josef : Aun mucho mas está por ver para honra y gloria de Dios.

(1) El original de esta Carta, cuyo paradero se ignoi'aba, se halla en los Carmel litas Descalzos de Trévcris, y lo ha publicado el padre ¡Marcelo Rouix en el lomo u «le su traducción de las Cartas de Santa Teresa, insertando el fcxlo castellano % la pagina 479 de dicho tomo. iJc allí se copia, sin mas que rectificar algunas palabras tal cual las cscribia Santa Tehesa y estarán indudablemente en el original.

440 APÉNDICES

Deshacíame por verme en mil peligros por su servicio. E¡i esto y en otras cosas semejantes se pasa la vida. Y también he escrito esas boberias que ahí verá. Ahora comenzaré lo do las fundaciones, que me ha dicho Josef que será provecho de muchas almas. Si Dios ayuda, yo lo creo, anque, sin esle dicho, ya yo tenia por mi de hacerlo, por habérmelo vuestra paternidad mandado (1). Holguéme mucho de que diese tan larga cuenta en cabildo : no como no se afrentan de lo que han escrito en contrario. Harto bien es que se vayan yendo ele su gana los que quizá se fueran sin ella. Nuestro Señor me parece va disponiendo los negocios ; plega á su Majestad se acaben para gloria suya, y provecho de esas almas. Harto bien hará vuestra paternidad de mandarlo que hubiere de hacer, desde su monesterio, y no teraán que mirar si va á coro, ü si no; yo le digo que todas las cosas se hagan mejor. Por acá no faltan oraciones, que son m3Jores armas, que de las que usan esos padres. Por la via del correo mayor escribí largo á vuestra paternidad, y, hasta saber si las recibe, no he escrito mas por ahí, sino por M idrid. Sobre el negocio de David yo creo que él ha de embaucar á el padre. Esperanza como suele; que ya están juntos, y su hermano era partido ; anque harto hará estar de por medio fray Buenaventura; que como ya saben el negocio entramos, que fué harta dicha. Dios me lo pardone, que quisiera se tornara á su piimer llamamiento, que temo que no ha de hacer sino embarazar. No he sabido mas después acá.

De vuestra paternidad hija y sierva. Teresa de Jesús.

CARTA V (2).

A mi padre el dotor fray Mariano de San BenitD, en Madrid : en su propia mano. Desde Toledo, 19 de mayo de 1377.

JESÚS

Sec con vuestra reverencia, mi padre, y le pague las bue- nas nuevas que me escribió, que, á lo que parece, son bien

(1) Hasta aquí lo publicado; de aquí hasta el final es inédito.

1 2) Esta Carta es la II de las que pu!jlii;ó el abate M>ne, sin dar el texto castellano, ni decir su procedencia. Ambas cosas ha publicado el padre Marcelo Boiiix, en su traducción francesa de lis Cartiis de Sant.v Teresa, a la pagina 485 del tomo segundo, de donde se ha tomado para esta Colección.

APÉNDICES 4 H

á nuestro propósito por muchas razones : luego se partió el muchacho. Dios lo encamine como sea mas para su gloria, pues no pretendemos otra cosa lodos. Huélgome que le vaya á vuestra reverencia tan bien con esos padres : al menos no están descuidados en estorbar, que dícenme que el padre fray Ángel escribió á el obispo de Salamanca sobre que no diese la licencia para fundar y hanlo hecho pleito, como el de aquí, ni mas ni menos. ! Oh, mi padre, y qué mal saben hacer estos negocios, que aquello se estaba hecho, si se su- piera guiar, y no ha servido sino de infamar álos Descalzos ! Crea que las cosas sin tiempo nunca tienen buen suceso. Por otra parte pienso que es ordenación del Señor, y que tiene gran misterio. Ello se dirá; que si se hace lo que vuestra reverencia me dice, dicho se está. Dios le pague el buen cré- dito que tiene de mi parecer : plega á Él que dure. Paréceme, que adonde los hay tan buenos, de hay poco caso que hacer . Harto consuelo me da que vayan los negocios por tan buenas manos. Bendito sea el que lo hace, amén. ¿ Cómo nunca me dice del padre fray Baltasar ? que no adonde eslá, y déle vuesira reverencia mis encomiendas y a padre mió Padilla y á el padre Juan Díaz. La priora de aqui y la de Malagon, Brianda, se encomiendan á vuestra reveren- cia. Mejor habia estado después que vino ; esta noche ha es- tado mas mala. Alguna esperanza hay de su vida : Dios se la dé, como va que es menester, y á vuestra reverencia guarde.

Mire, mi padre, que esté siempre advertido, que podrían ser estas amistades forzosas, para no se descuidar en nada. El verdadero am'go, de quien hemos de hacer cuenla, es Dios, y procurando siempre hacer su voluntad no hay que temer. Mucho querría saber aquella respuesta y aun quisiera se pudieran estar vuestra reverencia y el padre maestro adonde creyeran los tienen de buena gana. No ha de faltar cruz en esta vida, aunque mas hagamos, si somos del bando del Crucificado.

En lo que toca á Antonio Muñoz está engañado, que no te- nemos por monja á doña Catalina de Olalora, ni nunca lo fué, sino viuda, que ayudó á aquella fundación, y ahora no creo está allí, ni yo la conozco ; ni tampoco es de mi profe- sión tratar de eso : vuestra reverencia se lo diga. Antes me

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ha puesto escrúpulo de que pedí á vuestra reverencia en este caso ; porque como yo conozco poco á ese caballero (esto para con vuestra reverencia) que, aunque es tanto el deudo, solo una vez le he visto, y no yo qué cargo estarla bien á su alma ; y ansí suplico á vuestra reverencia, que por mi pa- recer en este caso no haga nada, sino conforme á lo que viere en su persona. De esto no le diga vuestra reverencia nada, porque no se desconsuele, que le he lástima, sino dele mis encomiendas, y que por tener mala la cabeza no le escribo, que todavía me la tengo harto ruin, y á la señora doña Bea- triz, su mujer, escribí este día, y dígale esto, que no es monja esa señora que dice. Guarde Dios á vuesta reverencia como lo hemos menester, amén.

Indina sierva de vuestra reverencia. Teresa de Jesús.

CARTA VI (1)

Al patlre Ambrosio Mariano de San Benito, en Madrid. Desde Toledo 16 de- febrero de 1577.

JESüS.

La gracia del Espíritu Santo sea con vuestra reverencia, mi padre.

No me espanto de que esté malo, sino cómo está vivo se- gún lo que ahí debe haber pasado interior y exteriormente. Dióme infinita pena como me dijeron estaba en la cama, por- que conozco á vuestra paternidad. Gomo no es mal de peli- gro, aunque es penoso, me he mucho consolado. He pen- sado si es algnn resfriado; como ha andado tanto. Envíeme vuestra reverencia muy particularmente á decir cómo está, por amor de Dios, que aunque sea de la letra del padre Mi- seria, me contentaré, y si ha menester algo ; y no tenga pena de nada ; que cuando mejor parece que van las cosas, suelo yo estar mas descontenta que ahora estoy. Ya sabe que siempre quiere el Señor que veamos, que es su Majestad el

(I) El original de esta Carla se conserva en las Carmelitas Descalzas de París (?'He d'En/cr), lo mismo que la anterior.

El p:ulrc Marcelo Bciuix, inserta el texto castellano del original, a la pági..a 482 del tomo segundo, tal cual se reproduce aquí.

APÉNDICES ^543

que hace lo que nos conviene. Para que mejor esto se en tienda, y se conozca que es obra suya, suele permilir mil re- veses. Entonces es cuando mejor sucede lodo. De mi padre Padilla no ms dice nada; que me ha dado pena, ni él me escribe ; querría tuviese salud para mirar por vuestra reve- rencia. Pues se ha de ir el padre fray Baltasar, plega á nues- tro Señor se sirva de que tenga vuestra reverencia presto sa- lud. Á esos mis padres escribo lo que se ha hecho, que parece nova este mensajero á otra cosa. Sepa, mi padre, que he considerado que nos ha de hacer mucha falta el buen nuncio, porque es siervo de Dios, y ansí me da pena harta si se va, y pienso que lo que deja de hacer, es porque quizá le

tienen mas atado de lo que pensamos ; y he gran miedo

se negocia en Roma ; que como está allá quien continuo lo hace, ha de tener trabajo. Acuerdóme que decia el buen Ni- colao (1), cuando pasó por aqui, que habian de tomar [los Descalzos un cardenal, que fuese su protector. Este dia hablé con un pariente, que es muy buena cosa ; me dice que tiene en Roma un procurador curial y avisado ; que, como se lo paguen, hará cuanto quisiéremos. Ya le dije para lo que de- seaba que hubiese allá quien con nuestro padre general trate algunas cosas. Mire si será bien le pida algo para los Descalzos el embajador.

Sepa que ha estado aqui el padre fray Pedro Hernández- Dice que si no tray el Tostado poder sobre los visitadores, que valdrían las atas ; mas que si le tray, no hay que hablar, sino obedecer y buscar otro camino, eonque le parece que no pueden hacer provincia, ni definidores los comisarios, si no jienen mis autoridad que ellos tenian, y ansí es bien que nos valgamos por otra parte. Válganos Dios que lo ha de ha- cer todo, y di mu}^ presto salud á vuestra reverencia, por su misericordia, como todas se lo suplicamos. Este mensajer no va á otra cosa sino á ver la que quieren que haga, y á sa- ber de vuestra reverencia.

Por caridad, que diga al padre Juan Díaz como ha de dar unas carias al padre Olea, que me importan mucho, ó le en-

fl) Aunque el texto impreso dice Nicolás, supongo que el original dirá Nicolao, quo es com > lo es.'i'ibe constantemente Santa Teuesa, poniendo una línea verlica entre las d>/S vocales úllimas, como si quisiera escribir Nicolaho.

444 APÉNDICES

víe vuestra reverencia á llamar, y se las en mucho secreto, si de olra suerte no se pudiere hacer. Son hoy xvi de fe- brero.

Indina sierva de vuestra reverencia. Teresa de Jesús.

APÉNDICE NÚxMERO 2.°

ADVERTENCIA SOBRE LAS CARTAS Y DOCUMENTOS NOTABLES RELATIVOS Á SANTA TERESA Y SU REFORMA

Contiene esta sección varios documentos, y en especial car- tas, sobre los asuntos de la Uelorma de Santa Teresa. Casi todas son de personas notables po?^ más de uu concepto, y á quienes aquella sabia escritora se refiere en las suyas.

Muchos de estos documentos conviene tenerlos á la vista para inteligencia, no solamente de las Carlas de Santa Teresa, sino también de las notas aclnraLorias, entre las cuales no convenia incluirlos por su demasiada extensión.

Algunas tienen la circunstancia especial de ser dirigidas á la misma Santa Teresa. ¿ Pero que se ha hecho de las mu- chas é importantes que le escribió el padre Gracian? ¿ Cuánto no podrían servir para enri piecer é ikistrer esta Colección ? ¿ Sería posible que Santa Tekesa y sus hijas las inutilizaran todas ? ¿. Habrá alcanzado á ellas la persecución dirigida con- tra la persona del autor?

Paia compli'tar estos dalos, se pondrá una lista de los su- jetos más célebres á quie u s alude Santa Teresa en sus escri- tos, y algunos ligeros datos biográficos acerca de ellos, y final- mente la lista de los co ivtnios que llego á tener este Insti- tut ) en España y fue a de ellas, y la relacio.i de las cere- monias de su canonizarlo j.

APÉNDICES 445

NÚMERO 1.

Carta del general del Carmen á Santa Teresa de Jesús, para la fundación del convento de Medina. Desde Roma, año 1569 (i).

Reverendísima hija de nuestra obediencia en Jesucristo muy querida, muchos grados de perfecion. Con la ocasión de un señor Martin Alonso, escribano del número, que ha hecho rogar le haga una merced, no dejaré de enviarle la bendición de nuestra Orden, suplicando á la santísima Madre de Dios, señora nuestra, alcance muchas gracias por vuestra alma y por las demás hijas suyas y nuestras. La reverenda madre Teresa de Jesús nos ha escrito todo el negocio, la grande hon- ra que tenéis en aquella ciudad, y el gran contenlamiento della de vuestra presencia. Doy infinitas gracias á la divina Majestad de tanto favor concedido á esta religión por la dili- gencia y bondad de la nuestra reverenda Teresa de Jesús. Ella hace mas provecho á laÓrdenque todos los frailes Carmelitas de España. Dios le largos años de vida. Os amonesto á to- das á obedecer á la susodicha Teresa, como á verdadera pre- lada y piedramuy de ser preciada por ser preciosa y amica de Dios. Acuérdese del primer capitulo de la Regla, á donde so manda la obediencia del de su primero prelado y, pastor. Y esto es el mas importante grado de perfecion y espedamiento de toda nuestra edificación. Deseo saber qué estén aca- bados los dos monasterios de Carmelitas Contemplativos, para sevirles sus casas y de nuestras monjas en el espíritu. Por amor de Dios nos encomiende á las oraciones de todas monjas benditas de aquella casa, habitación de ángeles. Agora le digo lo que me se pide, y es que suplican que yo mande á vuestra merced que pueda entrar en monasterio dos veces al año la mujer del susodicho Martin (llámase Ana del Campo) para visitar una hermana suya, monja nuestra, y acompañada con unas ó dosparientas. Yo he escuchado lo que me han pedido, y juntamente he respondido que si aquel mo- nasterio tiene la clausura de San Josefde Ávila, que seráimpo-

(1) Libio II, cniíiíulo viii de la Crónica dcí Cármrn.

446 APÉNDICES

sible ; mas porque no en qué forma se ha reducido el dicho monasterio, que escribiré de buena gana, como escribo y digo, que estando el monasterio en principio y no tenga clau- sura ordinaria y estrecha, aun se permite á otras mujeres que visiten sus parientas ; que á mi nombre, en casos de necesi- dad, se haga la misma gracia á esta Ana del Campo, mujer del señor Martin Alonso. Mas no entrando otras, que tam- bién con ella se guarde la clausura de vuestra profesión y or- denación. Concluyendo : lo que se puede hacer, hágase ; y lo^ que no es bien, no se haga en alguna manera, ni mas desto quiero escribir. Dios os haga tales cuales son las que sienten unión y familiaridad con su Majestad. De Roma y enero 156Í) año y ocho dias. En Jesucristo padre vuestro muy aficio- nado, Fray Juan Bautista, general de la Orden de Nuestra So- ñora del Carmen.

NÚMERO 2.

Carta del padre maestro fray Domingo Bafiez, desde Salamanca 23 do abril 1572, A la muy reverenda madre mia mi señora Teresa de Jesús.

Sobj'c los desaciertos de un maestro de novicios (1). JESÚS.

Sea con vuestra merced. Bien sabe vuestra merced, que aunque yo soy ruin, me huelgo que los otros sean buenos y perfetos, y que para ayudar á los que siguen perfecion con mis palabras y defender sus ejercicios no suelo ser corto, que he padecido algunas mortificaciones y aun obras ruines por

(1) El maestro de novicios de quien aquí se trata, fué el padre fray Ángel ¿a San GalDriel, que ejerció aquel c>;rgo en la casa de Paslrana. Habia puesto todo su conato en el rigor y aspereza, exteriores, y en su estimación era preterido, no el de mayor talento ú espíritu, sino el de mayores rigores. Introdujo que los reli- giosos, novicics ó profesos, saliesen a enseñar doctrina a los pueblos : que dentro del convento hubiese mortificaciones extraordinarias y púljlicas para los pueblos, llenas de novedad, y aquello escogia por mojor que mas espantaba. FucHpn tantas, que presto perdieron, la admiración y se trocaron en risa y llegaron a mofa.

San Juan de la Cruz pasó de orden superior a este convento, d JsJe el de Alcalá, para arreglarlo, muy a los principijs del año 72, y uno de sus primeros actos fue quitar el oficio a este buen padre. A título de mayor devoción empezó éste a desacreditar lo hecho y a quien lo hizo. Apeló en fin a Sant\ Teresa, a quien todos respetaban : escribióle una carta, y aunque ella apr.jbó desdo luego la conducta de san Juan de la Cruz, quiso fundar su respuesta consultando al padre Bañez, (Libro ii, capitulo l.)

APÉNDICES 4i7

favorecer lo que lleva espíritu de virtud, y no estoy arrepen- tido sino de no haber sufrido mas y de no haber purificad í> mi intención en semejantes negocios. No tengo yo por menor,, sino por mayor, la ignorancia de los que con celo de virtud pecan, que la que tienen otros porpasion y ruines obras claras^ porque si aquellos caen son menos corregibles, porque han asentado en su corazón que quien los contradice persigue ia virtud, ó tiene poca experiencia de cosas de espíritu, ó envi- dia, ó semejantes faltas, para no recibir corrección de nadie. Y lo peor es que se fingen que son perseguidos por la virtud, y no entienden que no, sino por su ignorancia ; y paréceles- que ya son algo, pues son perseguidos por la virtud ; y secre- tamente se cria en el centro del corazón un idolillo de su pro- pia estima, que aunque á ratos parece se humillan en sus- pensamientos y palabras, pero hien mirado son humillaciones hechas, no ante la majestad de Dios, con sumo temor de ofenderle, sino ante el secreto y disimulado ídolo de su pro- pia estima. Vístese el amor propio de vestido virtuoso, y luego quiere ser adorado de mismo y de todo el mundo. Y si alguno no adora su estatua, luego le juzgan ser perse- guido de la virtud, de manera que hacen regla de virtud sus trazas y sus obras.

Este padre maestro de novicios, que parece hombre de buen celo y de buenos deseos, pues quiere luz, no es razón negár- sela. Désela Jesucristo y enséñele la suma de la perfecion. Biscite á me qida mitis sum et humilis corde. Un corazón manso y humilde está tan colgado de la misericordia de Dios, co- nociendo el abismo de su propia miseria, que parece que le sobra el aire que respira y la tierra que pisa para lo que él merece ;y está temblando de la justicia de Dios, sospechando siempre que hay en faltas por donde le ofendió. Mucho va- len para ganar esta humildad los ejercicios y mortificaciones exteriores; mas han de ser con prudenciado Dios, y esta con- siste en la obediencia de lo que está escrito, como el Salva- dor se humilló y caminó obedeciendo á lo escrito. No es mor- tificación prudente, que el fraile que ha profesado tanto recogimiento, como es el de la primera regla, salga á pere- grinar sin otra necesidad. Mucho menos vestirse en figura de pobre dejando el hábito y andar a buscar amo, y si esto ha-

M8 APÉNDICES

cen los profesos, están descomulgados por dejar el hábito en público. Ni es manera de criar novicios en mortificaciones de libertad, pues su profesión ha de ser recogimiento. Querer imitar en esto á los Padres Teatinos, es hacer otra religión que no es del Carmen. Ellos no tienen hábito seña- lado; su profe.«ion no es de recogimiento ni de silencio, ni ayunos, ni coro perpetuo ; han de andar familiares entre el pueblo enseñando la doctrina cristiana : no es mucho se ejer- citen en eso poco. El fraile y monje no tiene necesidad de buscar ejercicios ajenos; siga su profesión y calle; que sin que el mundo vea sus mortificaciones sera santo. Muy presto me parecen esos celos de edificar al prójimo. Lo que dicen de san Francisco que le tenian por loco y se desnudó y vistió como pobrísimo, yo lo adoro, porque fué de impela de Espí- ritu Sanio ; y querer imitar estos hechos raros, sin aquel ímpetu, es cosa de farsa. San Francisco no tenia entonces liábilo, ni Orden, ni profesión; al conlrario, hizo lo que en él era prudencia. Si dice ese padre que siente que hay espiriUi para hacer esos ejercicios, querría yo lo experimentase en otros ejercicios mas canotiizados. Ayunen como los santos, velen como ellos. No podrán, y tienen razón, porque no tie- nen lanío espíritu como tuvieron : pues crean cierto, qiu- cuando el alma ha de salir á ejercicios de tanto extremo con espiíitu de Dios, que primero han de tener experiencia de si en los ejercicios de ayuno, vigilia y oración.

Cáeme en gracia que, habiendo de comer á las once, dice ese padre, que comen un bocado á las nueve, porque es tarde la comida, Aquí querría yo el espíritu. Los sanios en el yermo una vez al dia, y muy larde, comian, y muy poco. San Bernardo, con recogimiento y con hojas de hayas criaba sus novicio.s, y con mucha oración. P^n silencio y esperanza será nuestra fortaleza, dice Dios por unprofela.

No me conteníalo que dice ese padre que le tomará me- lancolía sí le niegan loque quiere. Muy resuello cslá para ser como dice lan nuevo y sin experiencia. busra niorlifica- cion, ésla lo es de veras, creer que se engaña. Vuesira mer- ced le consuele y aconseje haga su ohciliencia y calle, que Ireinla años y mas calló el Señor y dos predicó. No deje vues- tra merced de enviarle esla caria y rogarle agradezca mi de-

APÉNDICES 449

seo de servir á su buen celo. Nuestro Señor nos á lodos luz de su gracia y guarde á vuestra merced en ella. De San Esteban de Salamanca, á 23 de abril de 1572. Siervo de vuestra merced eu Cristo, Fray Domingo Bañez.

NÚMERO 3.

Carta del visitador Vargas al Rey. Desde Sevilla 15 de marzo de 1574. Dándole cuenta de la visita de los padres Gradan y Mariano de San Benito.

Nuestro muy Santo Padre, á instancia de vuestra majestad, me encargó la visita de los frailes Carmelitas de esta provin- cia de Andalucía, en la cual yo he entendido cuatro años con toda la diligencia á mi posible, por ser cosa tan del servicio de Dios y de vuestra majestad, y hallé que el total remedio para esta reformación eranfrailes Descalzos délos de Pastrana, los cuales envié á llamar y están en esta dicha ciudad de Se- villa el padre Mariano y el padre maestro fray Jerónimo Gra- cian y otros padres, los cuales con su vida y dotrina edifican mucho esta ciudad, aunque por parte deles padres Calzados no les faltan persecuciones. He querido avisar á vuestra ma- jestad para que en todo lo que se ofreciere les favorezca, para que la obra tan santa que han comenzado vaya adelante y los otros enmienden sus vidas, que bien lo han menester, como mas largo escribo al nuncio de Su Santidad. El licen- ciado Juan de Padilla, que la presente lleva, informará, á quien vuestra majestad dará el crédito, como de su persona tiene ya conocido. Guárdenosle nuestro Señor con vida de nuestra señora la Reina, Príncipe é Infantes. Desta ciudad de Sevilla, quince de marzo de mil quinientos setenta y cuatro. Y de su menor vasallo y siervo. Fray Francisco de Varga?, Ordinis Praedicatoriim,

450 APÉNDICES

NUMERO 4.

CONSTITUCIONES HECHAS POR EL PADRE FRAY JERÓNIMO DE LA MADRE DE DIOS PARA LOS DESCALZOS CARMELITAS

CAPÍTULO 1. Que se guarde el santo Concilio de Trento y la Regla primiüv» y las Constituciones de la Orden. '

Primeramente : recibid y guardad todo lo que manda e! Concilio Tridentino en la sesión 25 de reforrnatione, y vuestra Regla primitiva y las Constituciones de la Orden, declarando que si hubiere algunas actas, constituciones, ordedanzas, usos^ costumbres ó permisiones contrarias á lo que el santo Conci- lio ahora ha hecho y ordenado, queden desde ahora derogadas y de ningún velor y efeto.

CAPÍTULO IL De la elección de prior, y que todo se haga y pase por su mano

ítem : ordenamos que el prior sea elegido entre vosotros por votos secretos, por cuya mano pase todo cuanto se hade hacer en casa ; y ninguno reciba ni envié carta ni billete ni otro recaudo, ni salga á hablar con seglares sin licencia del prior ó á quien él diere sus veces.

CAPÍTULO III. De recibir los novicios y cuáles han de ser.

Ítem : ordenamos acerca de recibir los novicios, cjue no se- reciba alguno sin avisar primero al provincial. Y no se pueda recibir ningún lego que no sepa oficio ó no alguno, sea apto para fácilmente lo aprender. Y que procuréis que sean tales en vida, costumbres y salud del cuerpo, que puedan llevar adelante el rigor y aspereza de la Regla primitiva.

CAPÍTULO IV. Que no S8 hábito á beatos y se pueda dar el escapularii> pequeño y admitir á la hermandad.

Ttem: ordenamos que no se use entre vosotras dar el hito á beatas con profesioa de tres votos y vestidura religiosa Aunque bien se os permite darles un escapulario pequeño

APÉNDICES 45!

l)end¡lo, comunicándoles las gracias y hermandad delaÓrdert á las personas que quisiéredes.

CAPITULO V. Del recogimiento y clausura de los religiosos.

ítem : ordenamos, cuanto á la clausura y recogimiento de ¡os religiosos que manda la Regla, que ninguno pueda salir de casa, excepto el procurador y el predicador cuando fuelle á predicar, ó en algún caso grave y raro, y no de otra manera, aunque sea á enterrar, ni á visitas de parientes ó enfermos, ni aun con titulo de irlos á confesar. Y para mayor recogimiento, que no pueda haber entre vosotros quien ande por las calles pidiendo en bacinetas, ni con al- forjas por las eras, ni de otra cualquier manera, que sea ocasión de distracción y vaguear, sino lo que os dieren en vuestras casas tomad con alegría, y procurad con el trabaja de vuestras manos ayudaros para vuestra comida.

CAPITULO VL De la santa pobreza y modo de acudir á los religiosos de las

oficinas comunes.

ítem : ordenamos, para que mejor se cumpla con la santa pobreza, que ningún religioso pueda tener propio de cual- quier calidad que sea, ahora sean muebles, ahora raices. Y que ningún superior niegue á ninguno de sus subditos nada de lo que hubiere menester, asi de comida como de vestido, libros, medicinas y regalos, según lo que la pobreza de la casa pudiere. Yno pueda decir búscaos vos vuestra túnica ó há- bito, etc. Y para que esto mejor se cumpla, hágase librería co- mún. Y hagas eroperia común, despensa común, enfermería co- mún, y de allí se provea á cada uno según lo hubiere menester. Y haya tanto rigor en esto, que ni aun el mismo prior pueda guardar cosa alguna, aunc[ue sen una caja de conserva, so la misma pena.

CAPÍTULO vil. Del oficio divino.

ítem: ordenamos acerca del oficio divino, que se guarde con mucha diligencia lo que mandan las rúbricas del Bre- viario y Misal. El canto sea en tono y sin punto, guardando empero la diversidad de pausas, según fuere la festividad que se celebra. Y en ninguna festividad, por grande que sea, po-

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dais hacer regocijos ó cantar cantares, que huelan á siglo, donde el espíritu se distraiga é inquiete.

CAPÍTULO VIII. - Del recibir las misas.

ítem : ordenamos acerca de las misas, que no se puedan tomar adelantadas mas pitanzas de las que muy en breve tiempo se pudieren ir diciendo, según el número de los sa- cerdotes que hubiere. Y en todo se cumpla con las memorias y aniversarios qae dejaren.

CAPITULO IX. Del cuidado con los enfermos, pobreza é igualdal en elrefetorio(

ítem : ordenamos, que atento que según la Regla primi- tiva no se puede comer carne, para que esta aspereza se pueda llevar adelante ; que el superior tenga gran cuenta del regalo y buen tratamiento de los enfermos y convalecientes, dándo- les carne ó lo que viere ser necesario para la salud. Y ningún enfermo ó convaleciente pueda comer fuera de la enfermería ó refetorio. Y en el refetorio no se sirvan con manteles, ni vasos delicados ni curiosos. Ni álos religiosos en particular se les ponga desiguales manjares, sino que de la mesma manera y la mesma cantidad que comiere el uno, coman todos.

CAPÍTULO X. Del vestido de los hermanos.

Itera : cuanto al vestido de los hermanos ordenamos que se guarden las Constituciones de la Orden. Y reprobando cun- lesquier abuso declaramos, que el hábito sea de color buriel, la túnica y saya llegue hasta la garganta del pié, y no mas bajo, las mangas no muy anchas, la capilla corta y angosta, el escapulario un palmo mas corto que el hábito, y la capa blanca otro palmo mas corta ; y que todo esto sea de sayal ó jerga, ó si no se hallare sayal, del paño mas basto que se hallare, la cinta ancha y pelosa, los pies del todo descalzos, ó con alpargatas abiertas, de cáñamo ó esparfo, y no haya ningún genero de seda, ni gala, ni cosa de color, así en el vestido como en las camas, ni se pueda traer camisa de lienzo, ni usar de sábanas, ni pañizuelo del, si no es por en- termedad ó necesidad urgente. Y si para alguna cosa fuere necesaiij lienzo, sea cáñamo ó estopa ó cosa semejante que muesU'e pobreza y humildad.

APÉNDICES 453

. CaPÍTUF^O XI. Del memorial de las culpas.

Ítem : ordenamos que fuera del Capítulo conventual que habéis de tener cada domingo, según la Regla, haya también cada noche, después de cenar, un memorial de las culpas livianas de los hermanos. Y para que mejor se sepan j casti- guen, se nombre cada semana por oficio de tabla un celador, el cual ponga con caridad las culpas á quien las tuviere. Y al que se las pusieren, luego se postre en el suelo y no se le- vante de allí, ni replique, ni se disculpe, hasta que el supe- rior le haga señal, so pena de una disciplina de profundis.

CAPÍTULO Xni. Del andar á pié.

ítem : ordenamos que cuando fueren los religiosos camino, siempre vayan á pié ; y si la necesidad y largura del camino requiere que vayan á caballo, huyan de todo género de fausto y procuren que sea en bestias humildes de albarda, antes que de silla.

CAPITULO XIII. Do la oración mental y disciplina de la comunidad.

ítem: ordenamos acerca de la oración mental y ejercicios en actos de virtud, que cada dia, después de maitines, tengáis una hora de oración mental y otra después de completas en invierno Será la oración en el coro estando todos juntos, precediendo después del Veni sánete Spiritus, un poco de lección á ella, y en los tres dias de la semana, que son, lunes, miércoles y viernes, habrá disciplina que dure espacio de un Salmo de Miserere con dos ó tres oraciones.

CAPITULO XIV. De la honesta recreación después de comer.

ítem : ordenamos para recreación de los trabajos espiri- tuales de la Regla, que cada dia, después de comer, se junten como espacio de una hora á recrearse y hablar unos con otros. En esta recreación no se permita algún género de juego, ni palabras ó cosas de mundo, ni burlas pesadas, ni motejarse unos á otros, ni se deje hablar en secreto con otros asólas, porque se corte toda murmuración, sino todos juntos con el superior, que les sea de gusto y provecho.

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CAPITULO XV, De la humildad del prior y de todos Jos religiosos.

Itom : ordénanos acerca de la humildad, que manda la Regla al prior y á todos los religiosos, que de aquí adelante, por ningunas excepciones ó privilegios que haya, ninguno de Jos graduados presentados ó maestros se eximan del coro, refetorio ni de las demás obligaciones de la Regla ; y que se haga la tabla con toda igualdad, no se reservando á cualquier maestro ó superior del barrer y fregar, y los demás oficios hu- mildes. Á ninguno llamen merced, ni señor, ni don, ni maestro, ni paternidad. Á solos sacerdotes llamen de reve- rencia, y á los demás hermanos caridad. Y ningún superior llame á otro inferior de vos, ni tú, ni palabras cualesquiera 4e desigualdad de oficio.

Estas Constituciones dejó sentadas el padre Gracian cuando visitó los conventos de Castilla en 157o, en virtud de breve del nuncio.

NÚMERO 5.

Carta de Felipe II al Arzobispo de Sevilla. Desde el Escorial á 6 de enero

de 1575.

Para recoger á los Carmelitas Calzados un breve de Su Santidad.

Muy reverendo en Cristo, padre Arzobispo de Sevilla, del nuestro Consejo. Habiendo entendido por aviso del Conde de Barajas que á vos y á él ha parecido que no se podia haber el breve, que los frailes del Carmen han traido de Su San- tidad, sino dando orden que el provincial fray Francisco de Vargas, como comisario apostólico, trate de visitar el con- vento de esa ciudad ; qué haciéndolo así es verosomil que se querrán eximir con su breve, y que entonces se les podría to- mar ; y lo he tenido por buen remedio para el fin qae se lleva : y así escribo y envió á mandar al dicho provincial, que venga luego ahi, y que haga lo que vos le mandáredes sin declararle la particularidad, como lo veréis por mi carta que irá con ésta, para que, mostrándola al aíjistcnte, de común acuerdo de ambos, se use della cómo y cuándo con- venga : y en virtud della advertiréis al dicbo provincial del

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término que debe guardar en el efecto de lo que se pretende, y para elJo le haréis el favor y asislenLencia que fuere me- nester, que lo mismo hará el asistente por su parte, como yo se lo envió á mandar ; y avisaréisme del suceso, que este ne- gocio tuviere, que guiado por vos será bueno.

Del monasterio de San Lorenzo, á 6 de enero de 1575. Ye KL Rey. Por mandado de su majestad, Gabriel de Zayas.

NUMERO 6.

Dictamen presentado á Felipe II por el nuncio monseñor Sega y los asistentes, acerca de la separación de los Carmelitas Descalzos, En Madrid a 15 de jiilio de 1379.

S. G. R. M.

Filipo, obispo de Plasencia, nuncio apostólico en estos reinos de vuestra majestad, digo, que entendiendo con cuanto cuidado y celo del servicio de Dios vuestra majestad procura el bien de las religiones y su observancia regular, y viendo lo mucho que para esto importa que los religiosos de buenos deseos y celosos de la observancia de su perfecion sean favorecidos y tengan prelados que los animen ; con oca- sión de remediar á los desasosiegos, bandos y alborotos que han pasado entre los religiosos mitigados y Descalzos en la Orden del Carmen, he hecho diligencias en entender la reli- gión y modo de proceder que tienen los sobredichos Descalzos para poder referir á vuestra majestad lo que conviene acerca de su gobierno, y si es bien que se les provincia aparte distinta de los mitigados y provincial de su misma Regla, como ellos pretenden. Para ver lo que esto importa y la dife- rencia que hay de los Descalzos á los que no lo son, se ha de advertir que la religión de Nuesira Señora del Carmen co- menzó á sus principios con mucho rigor y penitencia. Des- pués, por algunas consideraciones, Eugenio IV, de felice re- cordación, mitigó la Regla de la dicha Orden y permitió que los religiosos della tuviesen dispensación en la abstinencia perpetua, que tenian, de no comer carne, y en los ayunos y en otras algunas observancias, en estos reinos de vuestra ma- jestad. — Cerca del año de mil quinientos sesenta y ocho, poco más ó menos, algunos religiosos de la dicha Orden, de

456 APÉNDICES

buen espíritu y deseos, con licencia de su general, que á la sazón se hallaba en España, comenzaron á fundar en la pro- vincia de Castilla algunos monasterios de frailes y monjas, como de Recoletos, en que se guardase debajo déla obediencia del provincial de los mitigados la primitiva Regla de su Or- den, con toda la observancia y rigor. Y después, con aproba- ción de los visitadores apostólicos que ha habido en la dicha religión, han guardado los dichos religiosos desde el princi- pio de su fundación ciertas ceremonias de mucha mortifica- ción y de edificación del pueblo. Elos visitadores apostólicos de la Orden de Predicadores que ha habido en Castilla y An- dalucía, viendo la mucha religión y observancia destos religio- sos, han favorecido su fundación de suerte, que en este dia hay veintidós conventos de frailes y monjas que profesan la primitiva Regla, en los cuales hay casi trecientos reÜ-giosos y cerca de docientas monjas.

Habiendo oído muchas veces á los religiosos mitigados y Descalz>^s eu si convenia que fuesen todos de una misma provincia, ó que se hiciesen provincias distintas, consultadas las razones y causas que para esto hay, una vez y mas veces, con don Luis Manrique, limosnero mayor de vuestra majestad, y con los maestros fray Lorencio de Villavicencio, fray Hernando del Castillo, predicadores de vuestra majestad, y fray Pedro Fernandez, provincial pasado de la provincia de Castilla de la Orden de Predicadores, y visitador que fué por comisión apostólica de los religiosos y religiosas miti- gados y Descalzos de la dicha Orden del Carmen en la provincia de Castilla ; subsistiendo nuestro parecer al de vuestra majestad, nos pareció de común acuerdo y consen- timiento que conviene para servicio de Dios y aumento de la observancia regular, paz y quietud de los religiosos primitivos y mitigados, que vuestra majestad pida y suplique á Su Santidad que sea servido mandar, que de todos los religiosos y religiosas Descalzos, que profesan la primiüva regla de la dicha Orden, se haga una provincia distinta de los mitigados, cuyo distrito sea Castilla y Andalucía. La cual provincia esté sujeta al general de la Orden como las demás, y se gobierne por provincial Descalzo elegido por la dicha pro- vincia, conforme al estilo aue en las demás orovincias se

APÉNDICES 45'í

eligen los provinciales, en forma canónica, como lo dispone el santo Concilio. Filipo. obispo de Plasenela, nuncio de Su Santidad. Don Luis Manrique. Fray Fernando del Castillo. Fray Lorencio de Villa vicencio. Fray Pedro- Fernandez. Fué acordado todo lo sobredicüo en Madrid, á ([uince de julio demil quinientos setenta y nueve años, ante- I ai el notario infrascrito. Ita est. Lorenzo Bautista, notario apostólico.

NÚMERO 7.

Carta de don Luis Manrique al padre Gracian. Desde Badajoz 11 de octubre- de 1580.

Anunciándole el nombramiento del padre fray Pedro Fernandez para presidir el Capitulo de separación.

Muy reverendo padre mió : El despacho que se esperaba de Roma para la buena ejecución del breve llegó aquí antes de ayer. Viene cometido al padre fray Pedro Fernandez, que de acá fué nombrado por su majestad. El cual ha de convocar Capitulo en el lugar que á él le pareciere, y asistir en él y á las constituciones que se hubieren de Lacer. Y porque se entienda que conviene la brevedad, su majestad ha mandada que luego se escriba al nuncio y se le envié una copia para que le conste de lo que Su Santidad manda, y diga su parecer en lo del breve primero y del de ahora ; que como ha estado malo, aunque se le envió el primero, luego como vino, no ha respondido. Ahora responderá á todo y es cierto que se Jiabrá contentado. Y su majestad ha sido servido de mandar que se esta cuenta al señor nuncio, porque era mucha razón que se hiciese así. Convendría mucho que vuestra ] everencia se llegue luego á Salamanca, porque el padre fray Pedro Fernandez tendrá necesidad de entender algunas cosas y de platicar en lo de las constituciones y procurar tenerlo todo muy á punto, para que no haya ocasión de dilaciones en el Capitulo; que senliria mucho su majestad de que por esta causa se ofreciese algún revés ó dificultad que alargase estos negocios. También vea vuestra reverencia si están ya quitados todos los impedimentos de las sentencias que dio el íjeñor nuncio, porque conviene que lo estén, advirliéndome

458 APÉNDICES

desto y de cualquier otra cosa que sea menester. majestad está bueno y ya tres dias que se levanLa á las tardes de la cama. Va convaleciendo. Vuestras reverencias pidan á nuestro Señor le la salud y vida que todos habernos menester. Y que de su santa mano acabe de com- poner y asentar estos negocios de Portugal, como mas con- venga á su servicio y al bien espiritual y corporal destos reinos y de toda la cristiandad. Nuestro Señor guarde en su santo servicio la muy reverenda persona de vuestra reveren- cia, y lo haga muy bienaventurado. En Badajoz, once de otubre de mil quinientos y ochenta. Besa las manos de vuestra reverencia su servidor. Don Luis Manrique.

NUMERO 8.

'^Carta de Felipe II á fray Juan de las Cuevas, cemisario apostólico, para presidir el Capítulo de separación. Elvas 24 de enero de ISSi.

Venerable y devoto padre : He visto vuestra carta de diez y siete del presente y he holgado de entender la buena voluntad con que habéis acetado la comisión que Su Santidad os envió sobre el negocio de los frailes Descalzos de la Orden de Nuestra Señora del Carmen, que ha sido como de vos se esperaba. Y tengo por acertado que se celebre el Capítulo en Alcalá de Henares, por las causas que decís. Y porque podáis llevar mas particular noticia de lo que ha pasado en este •negocio, será bien que os informéis del maestro fray Jerónimo Gracian, rehgioso de la dicha Orden, que ésta lleva; por- que lo tiene entendido desde su fundación, y es tan docto v celoso del bien della, que le podéis dar entero crédito y aprovecharos de sus advertimientos en lo que se hubiese de hacer, así ahora como adelante. El obispo de Plasencia, nuncio de Su Santidad, que al presente se halla en Madrid, ha tratado este negocio con muy buen celo, y visto la bula original que está en vuestro poder. Y así será justo que á la pasada por allí le veáis y deis mi carta que irá con ésta, y cuenta de vuestra comisio;i para que lo sepa y os asista en lo que fuere necesario. También daréis al presidente del mi Consejo otra carta que aquí irá para él, y le entregaréis la

APÉNDICES Ao9'

bula original para que la vea y ordene se haga el despacho que para la ejecución dello fuere necesario. Y si adelante ocurriere alguna cosa que lo requiera, tendréis recurso á él que hará proveer todo lo que convenga. Tamlñen he mandado escribir al reior de la Universidad de Alcalá, para que sepa cómo vais á él y por mi orden, y favorezca el negocio en lo que fuere menester su asistencia. Y avisaréisme á su tiempo el suceso que tuviere, que holgaré de saberlo. De Elvas 24 de enero de 1581. Y'o el Rey. Por mandado del Rey, nues- tro señor, Gabriel de Zayas.

NÚMERO 9.

Lista de los coaventos de Carmelitas Descalzos y Descalzas de la Congregacioiv de San José, en España, á fines del siglo pasado (1).

PROVINCIA DE SAN ELIAS.

Conventos de religiosos.

Pueblos donde están. Advocaciones.

Alba San Juan de la Cruz.

Ávila Santa Teresa de Jesús.

Duruelo NLra. Sra. del Carmen.

La Bañeza Ntra. Sra. del Carmen.

Medina del Campo Corpus Christi.

Honliberos San Juan de la Cruz.

Padrón San José.

Palencia Ntra. Sra. del Carmen.

Rioseco NLra. Sra. del Carmen.

Salamanca San Elias.

Segovia Ntra. Sra. del Carmen,

Toro Ntra. Sra. de la Encarnación^

Valladolid Ntra. Sra. del Consuelo.

Desierto de las Batuecas San José.

Conventos de religiosas d la provincia.

Alba La Encarnación.

Ávila San José.

(1) Copiase esta lista de la que se publicó en el Teatro unioersal de España, por üarnia, tomo ii, pagina 314.

460 APÉNDICES

Pueblos donde están. Advocaciones.

Medina del Campo San José .

Falencia San José.

Peñaranda de Bracamonte .... La Encarnación.

Rioseco San José.

Salamanca San José.

Segovia San José.

Toro San José.

Valladolid La Concepción.

Conventos de religiosas al ordinario. Plasencia Ntra. Sra. del Carmen.

PROVINCIA DEL ESPÍRITU SANTO.

Conventos de religiosos.

Alcalá de Henares San Cirilo Constantinopoli-

tano.

Almodüvar Ntra. Sra. del Carmen.

Budia , La Concepción.

Ciudad Real San Angelo.

Cogolludo Ntra. Sra. del Carmen.

Guadalajara La Epifanía.

Madrid San Hermenegildo.

Ocaña San Alberto.

Pastrana San Pedro.

Talayera La Descensión de Nuestro

Señor.

Toledo El Espíritu Santo.

Desiertos de Bolarque Ntra. Sra. del Carmen.

Conventos de religiosos d la provincia.

Alcalá de Henares Corpus Christi.

Ciudad Real San Antonio.

Consuegra San José.

Cuerva San Antonio.

(juadalajara San José.

Loechcs San Ignacio mártir.

APÉNDICES 461

Pueblos donde están. Advocaciones.

Madrid Santa Ana.

ídem Sania Teresa.

Malagon San José.

Ocaña San José.

Talayera San José.

Toledo San José.

Yepes San José.

Conventos de religiosas al ordinario.

Alcalá de Henares La Concepción.

Bobadilla La Encarnación.

Guadalajara Ntra. Sra. del Carmen.

Madrid La Natividad de Ntro. Señor.

PROVINCIA DE SAN ANGELO.

Conventos de religiosos.

Alcaudete La Encarnación.

Antequera iNlra. Sra. de Belén.

Baeza San Basilio.

Benameji Nlra. Sra. de los Remedios.

Gausin La Santa Vera-Cruz.

Granada San Cosme y San Damián.

Jaén San José.

La Mancha Real La Concepción.

La Peñucla San Juan de la Cruz.

Málaga San Andrés.

Úbeda San Miguel.

Velez-Málíiga San José.

Desierto de Junquera Ntra. Sra. de las Nieves.

Conventos de religiosas d la provincia.

Antequera San José.

Baeza La Encarnación.

Granada San José.

Jaén Santa Teresa.

Málaga San José.

26.

462 APÉNDICES

Pueblos donde están. Advocaciones.

SabioLe San José.

Ubeda La Concepción.

Veas San José.

Velez-Málaga Jesús, María y José..

PROVINCIA DE SAN JOSÉ,

Conventos de religiosos.

Balaguer , Santa Teresa

Barcelona San José.

Barcelona Ntra. Sra. de Gracia^

Gerona San José.

La Selva San Rafael.

Lérida , San José.

Matarú San José.

Réus San Juan Bautista.

Tarragona San Lorenzo mártir.

Tortosa Nlra. Sra. del Milagro.

Vich San Jerónimo.

Desierto del Cardón San Hilario.

Conventos de religiosas d la provincia.

Barcelona La Concepción.

Lérida San Anasl asió .

Mataró La Concepción.

Réus La Concepción.

Tarragona San José y Santa Ana^

Convento de religiosas al ordinario. Vich Jesús, María y José»

PROVINCIA DE SANTA TERESA.

Conventos de religiosos.

Boltaña El Espíritu Santo.

Galatayud San José.

Engra San José.

APÉNDICES 403*

Pueblos donde están. Advocaciones

Huesca San Alberlo.

Nules La Familia Sacra.

Sos Ntra. Sra. de Valenluniaua^

Tamarite Nlra. Sra. del Carmen.

Tarazona Sania Teresa.

Teruel San José.

Torre San Elias.

Valencia San Felipe.

Zaragoza San José.

Desierto de las Palmas Santa Teresa.

Conventos de reJigiosas á la provincia.

Gaiatayud San Alberto.

Huesca Santa Teresa.

Tarazona Santa Ana.

Valencia San José.

Za: agoza San José.

Conventos de religiosas al ordinario.

Caudiel Santa Teresa.

Maluenda San José.

Nules San Joaquín y Santa Ana^

Palma Santa Teresa.

Tarazona San Joaquín.

Teruel San José y Sania Teresa..

Valencia Corpus Christi.

Zaragoza Santa Teresa.

PROVINCIA DE SAN JUAN BAUTISTA.

Conventos de religiosos.

Aguilar. Ntra. Sra. del Carmen.

Andújar Ntra. Sra. del Carmen.

Hujalance Ntra. Sra. del Carmen.

Carmona San José.

Conil San Miguel.

464 APÉNDICES

Pueblos donde esfán. Advocaciones.

Córdoba Sau José.

Écija La Concepción.

Espejo La Concepción.

Guadalcázar Ntra. Sra. de la Caridad.

Lucena San José. ^

Monloro San Juan de la Cruz.

Paterna Ntra. Sra. de las Virtudes.

Puente de Zuazo San Joaquín.

San Lúcar de Barrameda Nlra. Sra. del Carmen.

San Lúcar la Mayor Santa Teresa.

Sevilla Ntra. Sra. de los Remedios.

ídem El Ángel Custodio.

Desierto del Cuervo San José.

Conventos de religiosas á la provincia.

Aguilar San José.

Bujalance Santa Teresa.

Córdoba Santa Ana.

Écija San José.

Lucena San José.

San Lúcar de Barrameda Santa Teresa.

San Lúcar la Mayor San José.

Sevilla San José.

Conventos de religiosas al ordinario.

Badajoz Ntra. Sra. de los Ángeles.

Talayera la Real La Concepción.

Zafra Santa Teresa.

Al prior de San Marcos de León, Orden de Santiago. Fuente de Cantos Jesús María.

PROVINCIA DE SAN JOAQUÍN.

Conventos de religiosos.

Burgo de Osma Ntra. Sra. del Carmen.

Bíii'gos r Ntra. Sra. dd Carmen.

APÉNDICES 465

Pueblos donde están. Advocaciones.

Calahorra Ntra. Sra. del Carmen.

Gorella Ntra. Sra. del Carmen.

Larrea San Juan Bautista.

Lerma Sania Teresa.

Lezcano Santa Teresa.

Logroño San José.

Marquina Ntra. Sra. del Carmen.

Pamplona Sania Ana.

Peñaranda de Duero San José.

Tudela San José.

Valmaseda Ntra. Sra. del Carmen

Desierto de Bilbao San José.

Convenios de religiosas á la provincia.

Burgos San José .

Calahorra San José.

Corella Ntra. Sra. de Ara-Coeli.

Lerma La Encarnación.

Logroño . . . . , Ntra. Sra. del Carmen.

Pamplona San José.

Soria La Santísima Trinidad.

Conventos de religiosas al ordinario.

San Sebastian Santa Ana.

Zumaya San José.

PROVINCIA DE SANTA ANA.

Conventos de religiosos.

Carayaca Nlra. Sra. del Carmen.

Cartagena San Joaquín.

Criptana Santiago el Mayor.

Cuenca El Ángel Custodio.

Daimiei San José.

Lietor San Juan de la Cruz.

Manzanares Ntra. Sra. de Alta-Gracia.

Murcia Santa Teresa.

466 APÉNDICES

Pueblos donde están. Advocaciones.

San Clemente Santa Teresa.

Uclés Ntra Sra. del Carmen y Sais

José.

Yillanueva de la Jara Ntra. Sra. de las Nieves.

Desierto del Cambrón San Joaquín.

Conventos de religiosas á la provincia.

Carayaca Ntra. Sra. del Carmen.

Cuenca San José.

Daimiel .• NLra. Sra. de la Paz.

San Clemente San José.

Villanueva de la Jara Santa Ana.

Convento de religiosas al ordinario. Villarrabledo Ntra. Sra. del Buen Conseja.

PROVINCIA DE PORTUGAL, ERIGIDA EN 1588.

Conventos de frailes.

Aveiro. Ntra. Sra. del Carmen.

Adollalba La Encarnación.

Braga Ntra. Sra. del Carmen.

Busay Desierto de Santa Cruz.

Cascáes Ntra. Sra. de la Piedad.

Carnide San José.

Coimbra Colegio de San José.

Ébora Ntra. Sra. de los Remedios.

Figueras Nlra. Sra. del Carmen.

Lisboa Ntra. Sra. de los Remedios.

Lisboa Corpus Christi.

Oporto Ntra. Sra. del Carmen.

Sanlarem Sania Teresa.

Setubal Santa Teresa.

Viana Ntra. Sra. del Carmen.

Angola (África).

Babia (Brasil).

Fernambuco , (Brasil).

APÉNDICES 467

Pueblos donde estún. Advocaciones.

De monjas.

Aveiro , San Alberto.

Carnide , . . . . Santa Teresa.

E'.iora San José.

Lisboa San Alberto.

ídem La Concepción.

Oporto Ntra. Sra. del Carmen.

PROVINCIA DE MÉJICO, ERIGIDA EN 1588.

Antequera Santa Teresa.

Adisco Ntra. Sra. del Carmen.

Cuyocan

Caldas * . . . . Santa Ana.

Guadalajara La Concepción.

Latacunga

Méjico San Sebastian.

<3rizaba Sania Teresa.

Puebla Nlra. Sra. de los Remedios.

Popayan

Querétaro Santa Teresa,

Tacuba San Joaquin.

Toluca San José.

Santa Fe Desierto de S. Juan BaT.iti sta

Salvatierra Santangel.

Valladolid Ntra. Sra. del Carmen.

2elaya Ntra. Sra. del Carmen.

De monjas á la Orden. La Puebla Los Dolores.

Al ordinario.

Arequipa. Guadal ajara.

Badajoz. Guamanga,

Boj^otá. Habana.

Cuenca. Latacunga.

468

APÉNDICES

Cuzco.

Lima (dos).

Córdoba.

Méjico (dos).

Cartagena.

Popayan.

Charcas.

Potosí.

Chile.

Quito.

Guatemala.

Trujil .

Resumen de los convento* de la Congregación de Italia ó de San Ei/as, hasta íiní»

(iel mismo siglo (1).

PROVINCIA DE GENOVA (Santa Ana), erigida en 1017.

Monasterios de hombres . « 8

monjas 4

provincia ROMANA (Santa María), en 1617»

Frailes 12

Monjas 7

POLONIA (Sancii Spiritus), en 1617.

Frailes 49

Monjas 8

LOMBARDÍA (Sant-Argelo), en 1617.

Frailes 19

Monjas 11

AviÑON (Santa Teresa) , en 1617.

Frailes 12

Monjas 13

BRABANTE (San José), en 1617.

Frailes 6

Monjas 11

ñapóles (La Madre de Dios), en 1620,

Frailes 17

Monjas. ..... 8

(1) Siendo menos importante esta lista paranosotros, se da solamente en exiracto

APÉNDICES 469

«OLONiA (Saalísimo Sacramento), en 1626.

Frailes 4

Monjas 6

SICILIA (San Alberto), en 1632.

Frailes . i2.

Monjas 14

parís (Todos Santos), en 1635.

Frailes 9

Monjas 19

IRLANDA (San Patricio), en 1638. Casas sin agregar á provincia 6

AQüiTANiA (Jesús María y José)^ en 1041.

Frailes 12

Monjas 18

piAMONTE (San Mauricio), EN 16o3.

Frailes. 7

Monjas 3

BORGOÑA (San Claudio), EN 1653.

Frailes 7

Monjas . 5

FRANCIA. BÉLGICA (María y José), en 1605.

Frailes 9

Monjas 6

venecia (San Juan de la Cruz), en 1677.

Frailes 10

Monjas 2

27

470 APÉNDICES

WALLO. BÉLGICA (San Garlos), en1G81.

Frailes 4

Monjas 3

NORMANDÍA (Santísima Trinidad), en 1686.

Frailes 10

Monjas 12

TOSCANA (La Anunciación), en 1695.

Frailes 5

Monjas 1

AUSTRIA (San Leopoldo), en 1701.

Frailes 12

Monjas 6

LiTüANiA (San Casimiro), en 1734.

Frailes 10

Monjas. ...... 4

BAVIERA (Sania Cruz), en 1740.

Frailes 5

Monjas 1

LORENA (San Nicolás), en 1740.

Frailes 6

Monjas o

FLÁNDES (San José y NLra. Sra. de la Paz), en 176L

Frailes 5

Monjas 6

MISIONFS en EUROPA.

Holanda. Residencias 4

Inglaterra y Escocia. Residencia ... 1

APÉNDICES 471

MISIONES DE ASIA..

Vicariato de Pcrsia. Hospicios y residencias 7

de Turquía. Monaslerios y residencias. . . 9'

de Siria 6

del Malabar . 8

del Mogol H

En China. Residencia i

En África. Residencia 4

APÉNDICE NUMERO 3.°

INFORMACIONES Y CARTAS DE VARIOS PERSONAJES CÉLEBRES- ACERCA DE LAS VIRTUDES Y ESCRITOS DE SANTA TERESA^ EN EL EXPEDIENTE DE SU BEATIFICACIÓN.

NÚMERO 1.

Dtclaracion del padre maestro fray Domingo Bañez, en las inforaiacioues de nuestra santa Madre, hecha en Salamanca año de 1591.

Al tercer artículo digo, que ninguno puede saber me- jor que yo los particulares favores y mercedes, que nuestro Señor hizo á ia madre Teresa de Jesús, por cuanto la confesé muchos años y examiné en confesión y fuera de ella, é hice della grandes experiencias, mos- trándome áspero y muy riguroso con ella, y cuanto más la humillaba y menospreciaba, tanto más se clonaba á tomar consejo conmigo, pareciéndole que tanto más segura iba ella, cuanto más miedo tenía á su confesor, al cual tenía por hombrf. de letras, por ser yo entonces Presentado en mi Orden y Ljctor de Teología en Santo Tomás de Ávila. Y des- pués que ine vio un poco más seguro, me dijo : Por amor de Dios, padre, que no esté tan sin miedo, que me le hace tomar á de nuevo : mire que no querría engañarle. Y tengo por cierto que una de las causas por que persever6 tanto conmigo informándose de mí, era por verme tan puesto

47 á APÉNDICES

-en la ley, en el discurso de la razón, como hombre creado toda mi vida en leer y disputar. Y en esta parte hay tantas particularidades, que, si no fuese haciendo un nuevo libro, no se pueden decir por vía de testimonio ordinario, y podrá ser que siendo necesario, haga yo algún tratado donde se pueda entender por cuan cierto camino fué la madre Teresa de Jesús, muy al contrario de los espíritus burladores que en nuestros tiempos se han descubierto (1).

ítem digo : que en la primera fundación tuvo grandes con- tradiciones, asi de toda la ciudad como de las religiones, y entonces sóJo ámí me tuvo de su parte, sin haberla hasla en- tonces conocido ni visto, sino solamente por ver que ella no liabia errado ni en la intención, ni en los medios en fundar aquel monesterio, pues lo habla ejecutado por orden de la Sede Apostólica.

ítem : que todos los monesterios, que ha fundado, han ■sido con licencia de los generales y perlados de su Orden, es- pecialmente con la del padre fray Juan Baptista Rúbeo, que vino alli á Ávila, y mandó que hiciese la dicha madre Teresa LE Jesús tantos monesterios, eomo pelos tenia en la cabeza.

ítem digo : que yendo á fundar los monesterios, iba siem- pre acompañada con dos compañeras, por lo menos, con una de mucha autoridad, y con sacerdotes de notoria virtud y edad competente, y á veces con algún padre carmelita.

ítem digo : que en todo el tiempo que la traté jamás vi en ella cosa contraria á virtud, sino la mayor sencillez y humil- dad, que jamás vi en otra persona. Era mucha la confianza que tenía de la providencia de Dios, poniendo ella los medios que Dios le mandaba. Fiaba mucha de la intercesión de los «antos, especialmente de san Josef y de santo Domingo, del cual me dijo que se le había aparecido en la oración y dí- chole que se esforzase, que él la ayudaría, y después de algu- nos años vi por experiencia lo que el santo le prometió por ministerio de sus hijos.

ítem digo : que habiendo llevado su cuerpo á Ávila des- pués de tres años, poco más ó menos, estaba entero, salvo

(1) Alude á la priora de Lisboa y algunas otras embusteras célebres de aqu 1 tiempo.

APÉNDICES AIS-

un poco maltratado el pico de la nariz, y la conocí corno si estuviera viva ; y con mi propia mano toqué en la planta de un pié y se hundió la carne y se tornó á levantar, como si estuviera viva, y que el olor de todo el cuerpo era bueno, pero vehemente, que encendía el cerebro de los que cerca estaban, y que desde lejos era más suave el dicho olor, y que por la parte del hombro por donde hablan cortado el brazo,, que había quedado en Alba, estaba tan fresca la carne, y el unto á par de ella, eomo pudiera estar de una persona, que de repente hubieran cortado un brazo.

NUMERO 2.

Declaración del padre doctor Enrique Enriquez, de la Compañía de Jesús, en información que hizo en Sa amanea, año 1591.

Á la octava pregunta digo, que yo y el padre Diego Alvarez examinamos muchas veces de propósito las revelaciones y al- tos sentimientos de oración que la dicha Teresa de Jesús de- cía haber tenido, y que tuvimos muchas experiencias de su humildad y caridad y admirable oración, y de la gran dis- creción y experiencias que tenía en cosas espirituales, y así perdimos el demasiado recato y lemor que teníamos de sus cosas, para probar si en ellas había lazo y engaño del de- monio ; y que la dicha Teresa de Jesús, conmigo y con el padre fray Bartolomé de Medina, catedrático c¡ue fué de prima de Salamanca, comurjicó muchas veces las dificultades y razones de dudar que tenía, y de camino nos ponía á gran deseo de la perfección religiosa, y nos daba modo como tuviése- mos provechosa y acertada med tacion y oración, y para esto tenía unas palabras tan vivas, y las decía con tal fuerza y sentimiento, que pegaba espíritu y gran deseo de mejorarse á los que con ella trataban.

Ítem digo: que supe del padre Gaspar de Salazar de la Compañía de Jesús (el cual sabe muchas cosas de la dicha Teresa de Jesús) que distando muchas leguas de donde él estaba, en su aposento cerrado, le apareció, antes que mu- viese, la dicha Teresa de Jesús, y le dijo ciertos avisos y amo- nestaciones, y después yo le pregunté á la dicha Madre, la

474 APÉNDICES

cual con una humilde modestia mostró haber sido así, por particular urden de Dios, nuestro Señor, para ciertos. efectos saludables.

Ítem digo : que estando yo algo incrédulo, pedí á la Madre me alcanzase de Dios un íntimo y señalado don de contrición, y aquel dia recogiéndome á oración en mi aposento, sentí un suavísimo y no usado guslo en los actos que los santos dicen, que pertenecen al don de penitencia y contrición, y con mu- chas j fervorosas lágrimas duré en esto gran espacio de tiempo, y me acordé que alcanzaba esta misericordia de Dios por intercesión de aquella santa.

NUMERO 3.

¿declaración del obispo de Segovia, don Pedro de Castro, «nías informaciones do

Segovia, año 1610.

En cuanto á la oración y demás cosas particulares, que en este articulo se preguntan, tengo por cierto ser así como en la pregunta se contienen. Porque aunque yo no me hallé presente á semejantes raptos, pero la alteza de la oración de esta sierva de Dios se echa bien de ver por los libros que es- cribió, los cuales la dicha santa madre Teresa me los dio es- critos de su mano, con el intento que ella tenía en todas sus cosas, para que yo viese y considerase atentamente si habia en ellas, ó en el modo de proceder y vida de esta Santa al- guna cosa que se desviase y desdijese de la sinceridad de la verdad de nuestra santa fe y Religión, y después de haberíos leído con toda la atención que pude, hallé á mi parecer que no habia en ellos cosa que desdijese ni desviase de la sobre- dicha verdad y sinceridad, antes en cuanto yo pude alcanzar, resplandece en los dichos libros un grande espíritu y alteza de oración.

Y lo mismo eché de ver en la comunicación que tuve con esta santa, ansí en confesión, como fuera de ella, porque ha- blando conmigo algunas de sus hijas religiosas en el mones- terio de San Josef, fundado por ella en Ávila, á donde yo fui canónigo, y en particular hablando con la priora del dicho monesterio, me dijo algunas cosas de la virtud y religión de

APÉNDICES 47 .'i

€sía santa Madre, que á la sazón estaba ausente en sus fun- daciones, y no la habiendo yo hablado hasta allí, y diciendo la dicha priora algunas cosas tocantes á las revelaciones de la santa iMadre, yo le dije : De la santidad, humildad otras virtudes de la santa madre Teresa de Jesús, dígame mucho ; de las revelaciones muy poco, porque soy yo menos inclinado á creerlas. Y aunque esta palabra le dije, no tanto porque de ellas dudase, cuanto por juzgar que así conviniese para mujeres, cuanto quier que sean religiosas, ir en esta parte <íon mucho límite, porque ellas no se arrojen á creer por re- velación lo que no lo es, y porque en el embarcarse en creerlas no haya alguna demasía, y esta fué la ocasión para que yo dijese aquellas palabras ; y porque se vea el miramiento y deseo que ésta tenía de acertar en todo cuanto trataba interior y exteriormente (1). Esta misma palabra tomó por ocasión después de haber vuelto á su monesterio de Ávila y haberle referido sus monjas este coloquio, para comunicar conmigo y hacer instancia para que la confesase. Y habiéndola confesado, me dijo algunas veces, que por aquellas palabras habia de- seado comunicar conmigo todas sus cosas, porque no hubiese €n ellas alguna cosa de engaño, y que ella gustaba mucho de comunicar con personas que no fuesen fáciles en creer, y por esta misma razo a habia comunicado al padre fray Bartolomé de Medina, catedrático de prima en Salamanca.

ítem digo : para los que no conocieron ni trataron á esta Santa, y qne tan solamente han leido sus libros, les quiero adverlir de camino de una cosa, y es, que si los han leido ó leyeren, pueden hacer cuenta que oyen á esta santa Madre, porque no he visto dos imagines ó dos retratos tan parecidos entre sí, por mucho que lo sean, como son los libros y escri- tos, y el lenguaje y trato ordinario de la santa Madre. Aquel enmendarse en algunas ocasiones y decir que no sabe si lo dice como lo ha de decir, y otras cosas á este tono, son todas suyas. Y si yo no la hubiera tratado y comunicado en vida, dudo de si acabara de creer que aquel modo de decir de los libros tan alto y tan extraordinario, podía ser ó era de mujer, por eso me ha parecido certificar á los que los leyeren, y no

(1) A Santa. Teresa le dijeron que este señor habia dicho que en cuanto a revé Liciones de monjas, no creía ni aun las de santa Bi-ígida.

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trataron á esta Santa en vida, que pueden hacer cuenta (y será cierta) que la oyeron hablar, porque, como he dicho, no he visto cosa más parecida.

NUMERO 4.

Declaración de don Pedro Manso, obispo de Caíatiorra, en las informaciones hechas allí, año 1610.

Digo que sé, que en los dos meses que estíivo la madre TERESA en Burgos, hizo gran provecho espiritual en todos los demás moneslerios de monjas de la dicha ciudad de Burgos, ansí con la grande fama de su santidad, religión y aspereza de vida, como con su trato y conversación celestial, y esto fué público y notorio en la dicha ciudad de Burgos. Y particular- mente sucedió esto en el monesterio real de las Huelgas de San Bernardo de la dicha ciudad, porque de sola una vez, que entró en él la dicha madre Teresa de Jesús, con sólo la dicha visita, yo que se reformó casi todo el monesterio de las dichas monjas Bernardas de las Huelgas; y esto lo porque siendo á la sazón canónigo magistral de la catedral de la ciudad de Burgos, trataba y comunicaba á las personas más graves y rehgiosas del dicho convento de las Huelgas, y les decir lo que tengo dicho y otras muchas cosas, en confirma- ción de esto. Y demás de esto por la misericordia de Dios hizo en mi grande provecho el trato y la comunicación con la dicha bienaventurada madre Teresa de Jesús, porque como la tenía en opinión de tan grande santa y favorecida de Dios, yéndola á visitar la primera vez ; luego como llegó á la dicha fundación en casa de Catalina de Tolosa, donde se fué ú posar con sus religiosas, y estando la dicha madre Teresa DE Jesús en la cama enferma de sus continuas enfermedades y de grandes trabajos, que habia pasado en el camino, le hablé por una ventana con su reja que caia á un corredor y echado un velo negro en cada reja como si estuviera en su convento, y por la parte de adentro tenía su cama jurlo á la dicha reja, y allí le hablé sin verla; y llegué con tanto temor y respeto, que bien juzgué llegaba á hablar á una gran santa y amipa de Dios, y se me conniovieroi) las ciilrafias y espe-

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|Uzaron los cabellos de miedo y reverencia, y desde allí buedó en mi muy asentado, que la dicha madre Tehes.v de Jesús liaMa de ser gran pilar en la Iglesia de Dios.

NUMERO 3.

Al artículo li digo, que para la estimación que se debe tener á esta sierva de Dios, no es menester otro milagro que ver que una sola mujer, á pura virtud de santidad y fuerzas cumunicadas del cielo, hubiese siJo autora de tan insgine re- formación, no sólo en los monesterios de monjas, mujeres como ella, sino también en los de frailes tan doctos é graves de la mesma reformación y Orden, y que en tan breve tiempo haya sido tan copioso el fruto de su reformación, ansí en el número de las casas como en la santidad de vida, que res- plandecen en esta santa Orden, hallándose tan extendida en tan breves años, que no bastara industria humana por sus medios, aunque muy estudiados, para hacer tan grande pro- greso, y así tengo esto por evidente y conocido milagro.

NÚMERO 6.

Delaracion de doña Juana de Velasco, duquesa de Gandía, año 1609.

Al artículo cxv digo, que he oido alabar mucho al Duque de Gandía, digo, padre Francisco de Borja, que fué general de la Compañía de Jesús, el espíritu, vida y santidad déla madre Teresa de Jesús, y al padre Baltazar Alvarez, de la misma Compañía, y al señor obispo de Tarazona, personas de grande espíritu, los cuales comunicaban la dicha madre Teresa de Jesús, y que la veneraban como á santa. Y asimismo vi que la Duquesa de Frías, mi cuñada, que fué mujer del Condes- table de Castilla, que tenía por santa á la dicha Madre y como á tal la invocaba y tenía en su cama una imagen suya ; y es- tando enferma de la enfermedad de que murió, invocaba á ia madre Teresa de Jesús diciéndole : « Mirad que habéis sido mi amiga, y lo habéis de ser agora. »

27.

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Ítem digo: que he visto y que las reliquias de la dicha madre Teresa de Jesús han sido y son veneradas por de santa, de las personas mas graves y de letras, de prelados y reli- giosos ; y he oido, que de un brazo que ]a corlaron á la di- cha Madre para dejar en Alba, salió sangre ó aceite.

NUMERO 7.

Declaración de don Juan Hurtado de Mendoza, duque del Infantado, año 1609

Al artículo xcvii digo, que he visto tres veces el cuerpo, en Alba, de la madre Teresa de Jesús, el cual está incorrupto, y sale del gran fragancia de olor, y olio en abundancia ; no sólo de su cuerpo, mas de cualquier parte del mana tanto, que cala cualesquier paños y dobleces, y es en tanta manera la entereza del cuerpo de la dicha Santa, que habiéndolo yo tocado se hunde y se levanta la carne haciendo hoyo primero. Y cuando vi el dicho cuerpo me movió tanto, que si no fuera cristiano, fuera causa para convertirme solo el verle ; y cuando vi el dicho cuerpo la íiUima vez, que era muerla la dicha Madre Teresa de Jesús veinte años, poco menos, y la dicha incorrupción es pública y notoria.

NUMERO 8.

Carta de Francisco de Mora, aposentador del palacio del rey don Felipe 1(1, y su arquitecto y trazador mayor, escrita debajo de juramento (1).

Acerca de la fábrica de la iglesia de San Josef en Avila.

Como yo estuviese en el servicio del Rey, nuestro Señor, se ofreció haber de ir á Sevilla por su mandado, para hacer un ingenio de labrar moneda al uso de Alemania, y envió en mi compañía (con otros alemanes que hablan venido) al padre Mariano, á quien la madre Teresa de Jesús dio el há- bito en Pastrana, que por ser este padre grande ingeniero,

(1) Esta Carta es muy curiosa é interesante, y será apreciada, no solamente de las personas piadosas, sin también de los artistas y literatos, por las muy curiosas noticias que contiene. Mora fué muy querido de Felipe II y III.

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mandó su majestad que fuese con nosotros. Ofrecióseme en otra ocasión haber de ir á Ocaña, á donde traté en un con- vento de monjas de Santo Domingo, Descalzas, y por algu- nas buenas obras que les hice, me cobró tanta voluntad la priora, que la dicha madre Teresa dejó para sus religiosas me encomendaba á Dios ; y porque deseaba mucho mi salvación, me dio un libro escrito de mano, que compuso la dicha madre Teresa (que se intitula Las Moradas), para que ya lo leyese y me aprovechase de lo que allí dice, aunque no lo hice, pues no me sirvió, de más de saber que habia una mujer que se llamaba Teresa de Jesüs, que habia sido fun- dadora de las Descalzas Carmelitas. Otra vez, estando en Sa- lamanca, como ya tenia alguna noticia de esta Santa y habia oido decir muchas cosas della, y sabiendo que su cuerpo es- taba en Alba, me determiné de ir á verle. Llegado, hablé a la priora, que era Inés de Jesús, la cual me respondió con grande sentimiento, que el cuerpo lohabian llevado á Ávila, pero que me enseñarla un brazo que allí había. Volví á la tarde, y por la ventanilla del comulgatorio me lo sacó en- vuelto en un tafetán carmesí : cosa maravillosa, que con haber cuatro años que era muerta, no parecía sino de un cuerpo vivo, por lo cual alabé á nuestro Señor : al fin, ánles de envolverlo, sin que lo viesen, con las uñas le quité un pe- dacito del tamaño de un garbanzo, y envuelto en un papelito, lo metí en unas horas, quedándome los dedos bañados en olio. La priora me dio para la Infanta un pedacito de la tú- nica con que enterraron á la Santa, que lo estimó mucho, y otro para mí. Y por el grande deseo que tenía de ver el cuerpo de la Santa, me determiné de ir á Ávila y dióme la priora una carta para que me lo enseñasen. Era tanto el deseo que tenía de llegar á ver el santo cuerpo, que en medio <le los calores caminaba, y con tal priesa, que los criados no me podían seguir. Traía, por descansar, la una pierna encima del arzón de la silla, y el pié izquerdo en el estribo, y el guardasol. En esta ocasión tropezó ia niulay caí ai lado iz- quierdo, y anduvo Ja muía á mi parecer más ¿e cincuenta pasos, y yo colgado del arzón de la silla, de la rodajuela de la espuela, y á mi parecer venía como sustentado de alguno, tanto, que miraba á un lado y otro á ver lo que era ; pero,

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sin saber cómo, me hallé en el suelo en pié, sin daño alguno ; y aunque enlónces no reparé, pero después he echado de ver que la santa Madre me favoreció.

Llegado, pues, á Ávila, fuime con aquella ansia á apear al monesterio de San Josef, di mi carta á la priora llamada Ma- ría de San Jerónimo, la cual me respondió que era imposible ver el cuerpo de la Sania, porque estaba en el Capitulo muy encerrado. Yo, desconsolado, me despedí. Fuíme al Escurial, á donde estaba el Rey y la Infanta, á quien di la reliquia, la cual, delante su padre, besó con mucha reverencia con los ojos y boca.

Dióme un conocido mió dos libros de la sania Madre, ya impresos; yo comencé á leerlos, y fué el Señor servido, que luego fui abriendo los ojos de mi descuido y á concertar mi desconcertada vida, sintiendo notablísimo probrecho (sic) en leer en elios. Estando una vez con su majestad en el Escurial^ acertaron á sacar los libros, que allí tiene originales, con uno de san Agustín (1) en un cüjon, y mandó su majestad que no los volviesen á cerrar, sino que se los llevasen á su aposento : yo los llevé, y su majestad los iba leyendo, y cuando salia fuera, yo procuraba leer también en ellos. Pe- dile licencia para que me dejase trasladar el de Las Fundaeiones, que no estaba impreso ; diómela, y yo lo hice escrebir luego. Sucedió, pues, que, teniendo un criado mió, vizcaíno, lla- mado Domingo, un gran dolor de muelas, hi2ose sacar una, y estaba tan fuerte, que juntamente con ella le levantaron un pedazo de las encías, de que vivia atormentado con recios dolores : llámele un día y bice que se pusiera de rodillas, diciéndole que tuviese mucba fe, que aquel libro era escritc por mano de una gran sania, y que ella le curaría. ¡ Oh ma- ravillas de Dios! apenas le apliqué el libro á la parte del dolor, cuando dijo: Síñor, no me duele ; ni le dolieron mas, de que yo a'abé á Dios muchos años.

En estos originales hallé que la santa Madre se dejó en blanco una boja, y á la esquina de abajo puso de su letra : Esta hoja quedó en blanco : pase adelante, Yo lo corté y guardé muy bien, porque como no hacía falta al libro, por

(1": Todavía se conserva en el Escor'al este cótlice, que se dice ser de san Agus in, con los libros oiiginales de Santa Tchiísa.

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eslar ambas planas que se carean, blancas, Jas pegué una á otra, y me quedé con las palabras dichas (1). Pues como con- linuase con mi lección, mi vida se iba ordenando de dife- rente manera. Vuelto á Madrid traté de buscar un confesor ; hállelo muy bueno y gran siervo de Dios. Infórmele, después de confesarme, del provecho que sentía con estos libros, mandóme que continuase en su lección ; y él hasta entonces no los habia visto, por lo cual yo Je envié uno, y me dijo que. para conocer Ja santidad de la santa Madre, él no habia me- nester mas de ver que habia sido fundadora de una religión. Empezó á leer el libro, que le di, con tanto afecto, qu^ , yén- dole yo á ver, le hallaba siempre embebido en su lección. Dijome un dia : Oh, señor Fulano ! ¿ Y qué libro es este ? De todos cuantos he leido en mi vida, que ha sido toda la Sagrada Escritura, santo Tomás y otros libros de santos, to- dos ellos no me han movido tanto como éste ; y tanto, que si hoy no fuera religioso, solo por lo que he leido del, me me- tiera en religión.

Vino á mis manos una carta de la santa Madre, y yo la trasladé : y á la última palabra me dio un frió muy grande y vómitos : al fin vino á parar en cuartanas. Yo aquellas letras de la santa Madre me las ponia encima del estómago, cuando me habia de venir el frió; y con ser invierno ó entrada del, y decir los médicos, que tenía muy buena capa para pasarlo, á la quinta cuartana se me quitaron. En levantándome fui á confesarme, y dijome el confesor sin yo decirle nada : Aquella limosna que habia de hacer para la canonización de la santa Midre, envíesela á las monjas, que eslán con gran necesidad y no con obligación alguna, sino de limosna. Y riéndose dijo : Ella se está harto canonizada ; haga lo que lo digo. Díjome él esto, porque antes de todo eslo dije que quería enviar un poco de dinero para ayudar á la canoniza- ción de la santa Madre; yo escribí á la madre priora lo que mi confesor me habia dicho (que no le escribí yo quién era), y envié luego el dinero; la cual me respondió, que el confesor que me habia dicho aquello, que no creyese que era hombre, sino algún ángel, porque jamás aquella casa se

'!) En ofecto, recuerdo bien haber visto, ni hacer las confrontaciunes coa el original, peíalas las dos hojas, coni5 las describe Mora.

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habia visto eti lan grande necesidad, como cuando llegó -aquella limosna. Otro dia, volviéndome á confesar, me dijo mi confesor, como al descuido : En San Josef de Ávila hay ■líos almas á quien el Señor ama mucho, y en gran manera; la una se llama Fulana, y otra compañera suya. Sepa de un -criado del Rey que de limosna hace labrar la iglesia de San Josef. Á lo cual respondí : Ya quién es; llámase ;€uillamas. Ése dice es, y la obra que van haciendo no va 'huena, y no le contenía al Señor, que iglesia á donde su Majestad ha de obrar tantas grandes maravillas, vaya como va, ni la cubierta sea de madera, sino de bóveda, y que vaya imuy bien hecha. Es menester que hable como de suyo á fíuillamas, y en presencia de su mujer (esto dijo, porque la mujer le incitaba á que la hiciese de madera), buscando buena ocasión, les diga que adviertan que la Santa no dice -en sus libros que las iglesias sean de maderas y toscas, sino las casas de la habitation, porque sean éstas humildes, que no hagan ruido al caer el dia del Juicio, y que la iglesia, en todas maneras, la hagan de bóveda ; y hecho esto es menes- ter que se llegue á Ávilla y traza como la iglesia se haga iDÍen, y en todo caso sea de bóveda. Yo le repliqué que •era Cuaresma y dias de sermones ; á lo cual respondió : Buen sermón se oye haciendo lo que Dios manda: no ipide la obra dilación, que van con ella muy adelante, y no va bien; procure hacer lo que he dicho y ir luego. Y como hay diferentes caminos, le pregunté por el que iria, y me ¡respondió : Vaya por do quisiere, que el Señor irá con él ; no tema el camino, que él le dirá lo que ha de hacer, y tén- gase por muy dichoso en que Dios le haya escogido, entre jniílares, para esta obra suya, y tiene librada su salvación en ■este servicio que le ha de hacer. Mire no lo pierda por su culpa; y en aquella casa, y aun en la religión, ha de haber memoria suya para siempre. Al fin me despedí del, y por estar Guillaraas enfermo le fui á visitar á su casa, y así tuve ocasión para decirles á los dos juntos lo de la obra, que mi confesor me Jijo, y que por ser obra de la madre Teresa de Jesús, quería yo ir allá á verla y trazarla, y mandar para esta obra lodos los seiscientos ducados que me debia, por- que habia sabido que sobre lo viejo de la iglesia habían car-

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gado lo nuevo, que no valia nada, y ella, admirada, me dijo :

Á fe, señor, que eso no lo dice vuestra merced. Partíme, fí)ues, y en el camino me determiné que la obra

se echase loda en tierra, hasla los cimientos. Detúveme tres dias en hacer plantas, perfiles y monteas, con tr3s capillas mas de las que iban hechas, que las dos dejó, la una hecha la santa Madre y enterrado en ella un hermano suyo, y la otra un clérigo llamado Julián de Ávila, su confesor y com- pañero en las fundaciones. Estas dos quedaron, y otra que iba haciendo Guillamas para si, que con las que yo añadí en la traza son seis, y por la pobreza que habia, le pareció al licenciado Mena (que es qaien me acompañaba) que enton- ces no se hiciese mas de la iglesia. Vinimos en eslo, y con- certado todo fué forzoso entrar otra vez al convento á ense- ñarles las trazas y decirles lo que habia. En estando juntas las monjas les dije : Madres, esta iglesia se ha de echar por tierra toda y se ha de hacer de nuevo, conforme á esta traza, porque va errada, y es menester que se alargue más, va que no se puede ensanchar, y que se le haga un pórtico muy hermoso, y la bóveda lo mejor que se pudiere, y no de madera : todas respondieron que estaba muy bien. Solo la priora reparó y dijo : Señor, ¿ de dónde se hade hacer esto, que no hay una blanca? yo le dije : Madre, no tenga cuidado, que Dios lo proveerá; y si no, venderemos un par de monjas, con que rieron mucho ; y por saber si mi con fesor tenia alguna correspondencia con las monjas, les dije :

Madres, ¿ hales escrito sobre esta obra un fraile de tal Orden ? ellas me dijeron que no, y ni le conocían, ni aun á muy pocos de su Orden ; con que yo quedé un poco sus- penso. Al fin les dije con mucha confianza ; No hay sino que comencemos á derribar la iglesia luego, que Dios nos ha de ayudar, y todos pediremos limosna. Con esto me des- pedí y volví á Madrid. En llegando, fui luego á ver á mi con- fesor, V por ser tarde no me dijo otra cosa, sino que nada quería ver ni tratar aquella noche, sino que al otro dia vol- viese y llevasi^ las trazas : paréceme que debió de tener mu- cha oración sobre el caso, como abajo diré. Volvi al otro dia y dlle cuenta de mi jornada, y como quedaba la obra derri- bándose, y que se habia de hacer toda de sillería, sacando los

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cimientos, díjome : Está bien todo asi. Lo que ahora ha de hacer es ir á Guillamas, y en presencia de su mujer de- cirle como conviene esta iglesia hacarla ansí, y que será costosa, y hacerles un requirimiento, una y dos veces: que si no la quieren hacer ansi, que se la dejen toda, que él la hará, y ofrézcales algo por que se la dejen á él sólo; y si se la de- jan, bienaventurado hombre (esto dijo poniéndome las ma- nos en los hombros). Más ha de hacer, dijo, sino se la dejan : ha de ayudar á pedir la limosna, pídala al Rey, á la Reina y al Duque, á los grandes y caballeros de la corte (nombrán- dome algunos), y al Obispo de Ávila, al Marqués de Velada ; y él sobre los seiscientos ducados, que ha ofrecido, cúmplalos á mil, y tome un papel y vaya escribiendo en el orden que fueren dando, lo que da cada uno, y él escríbase también ({ue da mil ducados para la obra sin lo dado (y esto de que escribiese sin lo dado, me lo dijo dos veces; que lo pusiese ansíjdíjolo por los doscientos ducados que di á las monjas), y que como de mió dijiese a Guillamas que él también diese limosna, y también lo escribiese, y que al Rey no le pidiese hasta la postre; de manera, que coa su limosna, se echase la clave á la bóveda y se acabase. Díjome con un grandí- simo afecto : Que el Señor 1. braba su salvación, do todos cuantos diesen limosna para la obra, en este servicio que le habían de hacer de darla, y esto aunque la limosna fuese muy poca ; y más, que en la iglesia no ha de haber armas ni le- trero ninguno. Esto de las armas me lo dijo cuando me iba, como reconociendo su memoria, y que se habia olvidado de decírmelo. Y* le dije : Y las de la santa ? respondió :

Ésas sí. Contéle al Rey todo lo que pasaba acerca de aquella obra, y que se habia de volver á hacer y pedir li- mosna para el'a; que á su majestad no se la pediría hasta la postre; respondió : Nora buena, pedid. Con esto se fué; y quedándome pasando con el conde de Nieva, me dijo :

¿Dónde habernos estado es 'os días, señor Fulano? Res- pondile lo que pasaba, y que con la limosna de su señoría y los demás habíamos de volver á edificar aquella iglesia. Dijom^í : No se niela en eso, que anda todo muy alcan- zado; — y con eslo volvió las espaldas, con lo cual quedé un poco triste, por ver que a! primer lance que di me salió tan

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mal; pero apenas dio Ires ó cuatro pasos cuando volvió á con gran fervor, y dijo : Para esa obra yo quiero ser el pri- mero, — y asi en sus gajes me libró mil reales, y que Guil- lamas me los diese (como pagador mayor que era), con lo- cual quedé consolado. Antes que el Rey comiese le enséñelas trazas, que él gustaba de verlas mucho. Este dia, en so!o la mitad del, cogí casi cuatrocientos ducados, que no fué mai principio. Fui pidiendo á los grandes y señores; unos me- dieron en d ñero á quinientos ducados; otros, en sus gajes^ á mil.Dióme la Reina quinientos, y la camarera mayor tres- cientos ; el duque de Lerma quinientos, y todos los iba asen- lando.

Yendo, pues, pidiendo las limosnas me acaecieron cosas- harto maravillosas. Mi mismo confesor, con ser religioso^ pobre, y que no sale de su celda ni puede tener dinero,, quiso ganar este premio, pues me dio mil doscientos reales en piala, enviándome con un billete á un amigo suyo para que me los diese. Otras personas religiosas, asi frailes como, monjas, también me han dado limosna, que con decirles que era para la primera iglesia que fundó la madre Teresa, cada uno me daba lo que podia.

Ofrecióseme ir á Lerma, y de allí fui á Ávila, á ver la dicha obra. Hablé con la priora y las demás, y en esta ocasión hablé con la religiosa que mi confesor me dijo, porque la madre priora habia sacado licencia del provincial, para que las pu- diese hablar á todas; las cuales estaban muy coníentas por ver ya su obra que se iba haciendo. Estuve una tarde tres horas con la religiosa dicha, hablamos muy largo, contán- dome muchas cosas, todas correspondientes á lo que mi confesor me dijo, que alabé a Dios. Pregúntele por su com- pañera; dijome cómo se llamaba y que era religiosa lega y muy sencilla para las cosas del mundo, y para las de Dios gran persona, y que recebia del grandes mercedes, que en- tre ellas fué una darle parte cuando se hacia la iglesia mal hecha, que no se habia de acabar ansí, y que ella lo veria; y lo mismo habia dicho á su compañera, y otras cosas mara- villosas, y en todas deshaciéndose ella y remitiéndolas á la religiosa lega. Dijome también que ella no era, sino como lengua de la otra, que por estar ocupada hablaba y escribía

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por ella. Díle el recado de mi confesor que la otra vez no pude; recibiólo y dijo se lo daría á su compañera, y que le liabia dicho que ya en la oración habia tenido noticia del, y que le dijese, que su comopñera era muy devota de san An- tonio de Padua, y que él habia alcanzado de nuestro Señor, que su reverencia, entre millares de su Orden, fuese el que entendiese en servir á su Majestad en esta obra. Y entre otras cosas que me dijo á mi, de parte su compañera, que no son para aquí, me dijo una, que fué que enmendase mi vida y qae fuese muy humilde, y después de mucha conversación me fui á la posada. Partíme luego por la mañana á donde •estaba el Rey, que era en San Lorenzo, y estando hablando con su majestad, me dijo la Reina : ¿ Por qué les habéis deshecho la iglesia á las pobres monjas ? y yo le res- pondí : Por estas causas ; y aunque estaba con algún enojo, me respondió : Según eso, bien hicisteis. Y -vuelta al Rey le dijo : Señor, ¿ no da vuestra majestad limosna á Mora para esta iglesia ? que yo ya se la he dado. Respondió : Él dice que no me la quiere pedir hasta la postre; pero, sin que me la pida, yo se la mando. Agra- decílo mucho á su majestad, y le dije que yo le avisarla ■cuando hubiere necesidad.

Partíme á Madrid, y luego procuré irme á confesar, y dije á mi confesor lo que la religiosa me habia respondido, y por probarle le pregunté é imporluné me dijese como se lla- maba la compañera de esta religiosa, aunque yo ya lo sabia, y respondió : Llámase Fulana de tal, con que yo quedé •espantado, por ver que sin conocerse ni escrebirse tuviese tanta noticia della. Y sin decille yo cosa alguna de lo que me habia pasado con la priora y Mena, me dijo : Tome una capilla de las de esta iglesia para su entierro, y lábrela, y sea la más cerca al quicial de la puerta. Respondí: Padre, ¿ no sabe que tengo capilla de esta manera, y en ella enter- rados á mis padres ? Díjome : Déjelo todo y haga lo que le digo; mire no se le adelante otro á tomar el siüo que le digo ; y más querría yo estar enterrado en esta iglesia, que en el Sagrario de Toledo. Tiempo verná que se tenga por bienaventurado el que alcanzare á enterrarse junto al quicial •de la puerta ó en el cimenterio de esta iglesia; mire que ha

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<le obrar Dios grandes maraviílas en ella; no dudo en lo- marla. — Preguntóme de la priora si estaba incrédula di- ciendo : ¡Oh mujer de poca f e ! Y diciéndole yo que ya estaba mejor en ella, respondió : No, no, muy incrédula está en esta obra. Fuíme á mi posada, y unas joyas que tenía para esta otra capilla, las compuse dentro de una caja y las envié á Ávila, para que el licenciado Mena se las diese á la priora, sin decille quien las enviaba, sino que se las da- Mnde limosna, y que en lo de la capilla me habia resuelto de tomarla, y que fuese la que estaba más cercana á la puerta; y que, en habiendo licencia del general ó provincial me lo avisase. Respondióme que esta capilla ya él la habia elegido para si; pero que, pues yo gustaba della que fuese, muy en hora buena, y que aquel sitio era donde estaba el Capitulo á los principios de la fundación de la Orden, y á donde habia tenido la santa Madre sus primeros Capítulos; y •que todo el tiempo que estuvo el cuerpo de la Santa después de muerta en Ávila, habia estado allí, y envióme la licencia del provincial. Yo le respondí dándole poder para que se •obligase por á darles á las monjas por el sitio cuatro mil maravedises de renta perpetua, y que todas las capilas que se fuesen obrando por mi cuenta, para que se acabasen con la iglesia, ó por mejor decir, por la de Dios, que sea alabado para siempre ; pues lo ha hecho tan bien, que hoy están casi acabadas y se está cerrando la bóveda de la iglesia de una piedra hermosísima, que es jaspe blanco y colorado, y toda la iglesia de piedra de sillería, y el pórtico de otra más fina; toda de berroqueño, que es para alabar á Dios, y están gastados hasta hoy nueve mil ducados : esto sin un santo' •que hay encima el pórtico, que es san Josef con el niño, de piedra mármol de Genova, que la dio el Rey de limosna, y cuesta solo de manos (sin la sierra y diadema y vara que han de ser de bronce dorado), seiscientos ducados, que puesto, como ha de estar, costará ochocientos; y la iglesia, después de acabada, sin rejas, ni retablos, ni ornamentos, llegará el coste á doce mil quinientos ducados. Las puertas se hacen de madera de Angelix (que es incorruptible) traída de la India de Portugal, con su clavazón de bronce dorada. Todo esto he dicho para que se alabe á Dios, que es el que

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lo hace, y se vean sus trazas, que mil veces me he acordado de aquellas palabras que dice la Santa al fm del libro de su Vida, que son estas : « Esto era todo en San Josef á Ávila, á donde tan bieu entendí : tiempo vendrá que en esta iglesia se hagan muchos milagros : llamarla han la Iglesia santa. Esto entendí en San Josef de Ávila año 1571 ». Y muchas ve- ces me ha dicho esto mi confesor, y él no la llama por otro nombre sino la iglesia santa. Avísele á su majestad de la li- mosna, y me mandó dar veinte mil ducados, y tiene grande devoción con esta Santa y su Orden. Mi confesor de todo esto está muy gozoso, y me dice que el Rey ha de hacer muchas cosas en el servicio de esta Santa, y que yo lo veré, y que enmendase mi vida, que tenía más obligación que otros, porque no me quitase el Señor la joya que me habia dado y la diese á o.ro. Dijele en una ocasión que por qué no decía el su dicho para la canonización de la Santa, á lo cual me res- pondió : No conviene que ofrezca yo para esto mi corna- dillo, porque la diligencia que agora se hace es una ceremo- nia santa; pero no es el fundamento en que estriba su santa canonización, que para ello verán su aspereza de vida, pa- ciencia, y la continua contemplación, revelaciones y milagros hechos por sus merecimientos; por tales tengo á cada cual de sus monesterios, hijos y hijas, santos á sus dichos y li- bros, y vayan á las aprobaciones de sus libros de los hom- bres más graves y eminentes de España, y trasladen al pié déla letra sus palabras, más divinas que humanas, que ellas darán suficiente testimonio de las prerogativas y aventajados grados de gloria de que goza esa gloriosa Patriarca. Esto me respondió por escrito, porque yo se lo pregunté por un billete ; y hablando los dos de esta materia me dijo : Con lo que á esta Snnla le sobra para su canonización, se podían canozízar muchos santos.

NUMERO 0.

Declavaoion de María de San Francisco, de Medina, en los informes de aquella

ciudad.

Digo que le oi decir á nuestra sania Madre, que estando una vez confusa de ver que acostumbrando nuestro Señor á

APÉNDICES 48Í)

hacerle mercedes cuando fundaba,. y darle avisos de lo que habia de hacer, y en esta de Medina no le habia dicho nada, le respondió : Qué quieres que le diga, hija, de esta casa, sino que toda ella se ha hecho por milagro.

Digo, siendo yo novicia me hallé en el Capitulo, que hizo el maestro fray Pedro Fernandez, visitador apostólico, estando €n este convento de Medina, qne á la sazón gobernaba en él nuestra santa Madre, le mandó que se saliera del Capitulo, diciéndola que era priora del convento de la Encarnación de Ávila, y estaba absuelta del priorato deste convento, de lo €ual se afligió mucho, y se salió del dicho Capítulo con las novicias entre las cuales iba yo; como la viese muy llorosa y afligida, me quedé con ella, y luego se arrojó en mis brazos, haciendo una exclamación á Dios nuestro Señor, en esta manera : Señor Dios de mis entrañas y de mi alma : véisme aquí, vuestra soy ; la carne como flaca siente, mas mi alma está pronta, /iaí voluntas tua; y con esto se quedó ■arrobada en mis brazos, poniéndose su rostro tan encendido y hermosísimo, que se parecía en lo de afuera el Señor, que estaba dentro de su alma ; y cuando volvió dijo : Oh, hija, y .que flaqueza de corazón tengo, tráigame unos tragos de agua; y luego, dentro de pocos días, fué á hacer el oñcio.

Digo que seque escribió nuestra santa Madre cuatro libros, el de su Vida, el de Camino de perfección, Las Fundaciones y Las Moradas, los cuales se los vi yo escrebir. Especialmente vi una vez, estando escribiendo el de Las Moradas y entrando yo á darle un recado, que estaba muy embebida, de suerte que no me sintió, y la vi con un rostro inflamadísimo y her- mosísimo y después de haber oído el recado dijo : Mi hija, siéntese un poco, déjeme escrebir esto, que me ha dado el Señor, antes que se me olvide; lo cual iba escribiendo con gran velocidad y sin parar.

Digo, que yo me hallé á su muerte y á lo demás que en ella sucedió, y me dijo el padre fray Domingo Bañez, y lo predicó en un sermón de las honras de nuestra santa Madre, como ocho años' antes profetizó su muerte, y que habia de ser en Alba de Tomes. Lo mismo supe del padre Mariano, y delante de mi el padre fray Antonio de Jesús, acabando de confesar á nuestra santa Madre, puesto de rodillas, la dijo : Madre,

490 APÉNDICES

pida al Señor no nos la lleve ahora, ni nos deje tan presto; ti lo cual respondió : Calle, padre ¿y has de decir eso? ya no soy menester en este mundo; y desde entonces co- menzó á dej ar cuidados y tratar de morirse. Á las cinco de la tarde, víspera de San Francisco, pidió el Santísimo Sacra- mento, y estaba ya tan mala, que no se podia revolver en la cama, sino que dos religiosas la volviesen, y mientras que no- venía el Viático comenzó á decir á todas las religiosas, puestas las manos, y con lágrimas en sus ojos : Hijas mias y seño- ras mias, por amor de Dios las pido tengan cuenta con la guarda de la Regla y constituciones, que si la guardan con la puntualidad que deben, no es menester otro milagro para canonizarlas, ni miren al mal ejemplo que esta mala monja las dio y ha dado, y perdónenme; y en este punto acertó á llegar el Santísimo Sacramento, y con estar tan rendida, se levantó encima de la cama, de rodillas, sin ayuda de nadie y se iba á echar della si no la tuvieran; y poniéndosele el rostro con grande hermosura y resplandor, é inñamada en el divino amor con gran demostración de espíritu y alegría, dijo al Señor cosas tan altas y divinas, qué á todos ponia gran devoción; entre otras le decir : Señor mió y esposo mio^ ya es llegada la hora deseada; tiempo es ya que nos veamos, amado mío y Señor mío, ya es tiempo de caminar; vamos muy en hora buena; cúmplase vuestra voluntad; ya es llegada la hora en que yo salga deste destierro, y mi alma goce en uno de vos que tanto ha deseado. Y si el perlado no la es- torbara, mandando en obediencia que callara, porque no la hiciera mas mal, no cesara de aquellos coloquios. Después de haber recebido á nuestro Señor le daba muchas gracias, por- que la liabia hecho hija de la Iglesia y porque moria en ella. Muchas veces repetía : En fin. Señor, soy hija de la Iglesia. Pidióle con mucha devoción perdón de sus pecados, y decía : Que por la sangre de Jesucristo habia de ser salva; Y á las religiosas pedia la ayudasen mucho á salir del purgatorio, iiepitia muchas veces aquellos versos : Sacrificiwn Deo spiritus contribulatiis, cor conlriliim, ete. Ne i^rojicias me a facie tua, etc. Cor mundumcrea in rae, Deus,y le volvia en romance. Pregun- tándole el padre fray Antonio de Jesús si querrict que lleva- sen su cuerpo á Ávila, respondió : Jesús ¿eso hase de re-

APÉNDICES /l9Í

guntar, padre mió? ¡Tengo detener yo cosa propia! ¿aquí no me harán caridad de darme un poco de tierra? Toda aquella noche repitió los dichos versos, y á la mañana, dia de San Francisco, como á las siete, se echó de un lado como pintan á la Madalena, el rostro vuelto hacia las religiosas con un Cristo, el rostro muy bello y encendido con tanta hermo- sura, que me pareció no se la habia visto mayor en mi vida,, y no á donde se escondieron las arrugas, que tenía hartas, por ser de tanta edad y vivir muy enferma. Desta suerte se estuvo en oración con grande quietud y paz, haciendo algu- nas señas exteriores, ya de encogimiento, ya de admiración,, como si la hablaran y ella respondiera, mas con gran sereni- dad todo, y con maravillosas mudanzas de rostro de encen- dimiento é inflamación, que no p^recia sino una luna llena, y á ratos, dando de grandísimo olor, y perseverando en la oración, muy alborozada y alegre, como sonriéndose,. dando tres suaves y devotos gemidos, como de una alma que está con Dios en la oración, que apenas se oían, dio su alma al Señor, quedando con aventajada hermosura y resplandor su rostro como un sol encendido. Antes que muriera, llegó á la Santa Isabel de la Cruz, que padecía gran dolor de cabeza. y mal de ojos, y cogiéndole las manos á la Santa, ella misma se las puso sobre la cabeza y al punto quedó libre de todo su mal. Luego que murió besando sus píes Catalina Baptista, cobró el olfato, que había perdido, y sintió gran fragancia en. los píes de la Santa. Todo esto vi.

NÚMERO 10.

Declaración de María Evangelista, en Medina, en los nformes de aquella ciudad.

Preguntando yo á algunos de los religiosos antiguos, que qué era la causa que las religiosas no tenían piojos, me dijeron que nuestra santa Madre lo había alcanzado de nues- tro Señor, porque las inquietaban mucho en la oración ; y replicando que por qué no gozaban de ese privilegio los reli- giosos, respondieron que habiéndoselo preguntado á nuestra santa Madre, dijo, ellos hombres son que lo podrán llevar mejor. Lo cual contar á dos prioras de este convento^

492 APÉNDICES

Jlamadas Inés de Jesiis y Ana de la Encarnación, ambas hermanas y primas de nuestra Santa, y que salieron con ella de la Encarnación.

NUMERO i 1.

Oeclaracion de Ana del Sacramento, en Medina, en los informes do aquella

ciudad.

Digo, que liabia un hombre llamado Francisco Ramos, vecino de Rueda, aldea de esta villa, que le curaban de ende- moniado, porque el demonio le incitaba á que se echase en un pozo, y otros males muy escandalosos. Yo rogué que le tra- jesen á nuestro convento, para ponerle una reliquia de nues- tra santa Madre ; y habiendo venido mezclé un poco de agua con una reliquia de la carne de la Santa, y luego que la bebió quedó bueno y sano, lo cual dijo á dos religiosas de este ■convento, y que luego que bebió el agua se le habia quitado un gran peso que tenia acuestas, y habia quedado libre de los malos pensamientos, con que el demonio le provocaba, y ha seis años que está bueno, y en señal de agradecimiento nos ha traido algunas veces un corderillo y otras cosas de menor cantidad, Lo misino me sucedió con o Ira mujer llamada Magdalena, que habiéndola hecho muchos exorcismos nada bastó, y decian los que la conjuraban que tenia siete legiones de demonios. Pues dándole yo á la portera deste convenio, llamada Francisca de Jesús, un poco de agua y en elle deshecha una poquita carne para qué se la diese, y luego que la bebió, quedó sana y libre, y lo estuvo toda su vida.

NÚMERO 12.

í>eclaracion de Juana de la Trinidad, en Medina, en los informes de aquella

ciudad.

Digo, que hay en este convento un sudario de nuestra santa Madre, y algunos paños manchados con el óleo que sale de su carne ; los cuales dan suavísimo olor y en mucha abun- dancia, y lo que más he notado es en un pedacico de carne de la Santa, de la cual sale una grandísima fragancia, y especialmente en algunos dias de algunos santos partciu-

APÉNDICES 493

lares, como el de san Agustín, de quien fué muy devola, y el de san Josef, que quiso la Santa tanto : en estos dias, y oíros, de esta manera sale el olor y fragancia mucho mayor, que los demás dias ordinarios.

NÚMERO 13.

Declaración de Ana de Sacramento, en Medina, en los informes del aqu Ha ciudail.

Digo, que vi que en vida tenía nuestra santa Madre un olor, que no se semejaba á los de acá de la tierra, sino á los del cielo ; lo cual sé, porque yéndole yo á hablar una vez, le salió del pecho, un olor de tan grande fragancia, que excedía á todos los olores de acá, el cual me confortó de tal manera, que hoy me dura la memoria del y me consuela grandemente : otra vez lavé la ropa de la Santa, como es túnicas y tocas, y fué tan grande el olor que de ellas salió, que me dejó á con un grande olor, al modo del que sale agora de sus reli- quias, el cual olor me duró en mis manos y vestidos, por espacio de seis dias, sin que se me quitase, aunque me lavaba las manos y acudía á otros ejercicios corporales : también en la cama, que dormía la Sania, había siempre suavísimo olor, el cual gozaron todas las religiosas, porque lo iban á oler, para certiñcarse de la verdad. Habiéndose ido desta casa nues- tra santa Madre, una de las mantas que tenia en su cama me dieron á mi, y fué tan grande la fragancia que echaba, que no es decible, y duró por más de dos ó tres meses, hasta que después de muerta mandaron que se recogiesen sus cosas.

NUMERO 13.

Declaración de la madre María de San Francisco, en Medina, en los informes de

aquella ciudad.

Digo, que el tiempo que no gastaba nuestra santa Madre en oración y cosas forzosas, lo pasaba en lección ; y los libros, que' especialmente leía, eran los morales de san Gregorio, y las obras del Cartujano, y el Abecedario de Osuna en la subida del monte, en las obras del padre fray Luis de Granada, Arte de servir á Dio&y contemptus mundi, y las vidas de los sanios.

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40i APÉNDICES

Tratando de la pureza de nuestra santa Madre, decir á Iqs. santos obispos don Alvaro de Mendoza j don fray Diego de^ Yepes y al padre Mariano Yaiíguas, al padre doctor Francisco de Ribera y al padre Julián de Ávila, los mas de los cuales hablan sido confesores de la Santa, que nunca habia man- chado su alma con pecado mortal, á sabiendas.

Estando en Alba, enferma de la enfermedad que murió nuestra santa Madre, sucedió, que mandaron los médicos se le echase una melecina de aceites de la botica, todos de malí, simo olor, y al tiempo de recebirla se derramó toda por la cama de la Santa, y en este punto acertó á llamar la señora Duquesa de Alba, la vieja, que se decia doña María Enriquez, que, como la tenía por santa, venía muy á menudo, á visi- tarla y darle la comida de su mano. Congojóse mucho la Santa por ver que venía á tan mal tiempo, por causa del mal olor, y yo le dije : No tenga pena, madre, que antes huele como si hubiera rociado con agua de ángeles. Y era así, que oliiB- con gran fragancia, y la Santa respondió : Alabado sea Dios, hija; cubra, cubra, porque no huela mal y ofenda ala Duquesa, que harto me holgara, qne acá no viniera. En entrando la Duquesa se sentó luego, y comenzó á abrazar á nuestra santa Madre, y juntarle la ropa, y ella la dijo : - No haga vuestra excelencia eso, que huele muy mal, con unos remedios que aquí me han hecho la cual respondió : No huele sino muy bien, y antes me pesa, que le hayan echado aquí olor, que no parece sino que se ha derramado aquí agua de ángeles, y le puede hacer mal. Y como yo se lo decir á su excelencia, reparé en ello, y me pareció que era milagro : pues habiéndose derramado aceites pestíferos de olor, no lo hubiese malo, sino antes tal como se ha dicho.

Digo, que lo contenido en estos dos artículos lo sé, cómo y de la manera que en ellos se contiene, porque coiiocí muy bien á doña Guiomar de UUoa, y á Juan de Ovalle, y á doña Juana de Ahumada, padre y madre de don Gonzalo de Ovalle, sobrino de nuestra santa Madre, y resucitado por ella,* lo cual me refirieron muchas y diversas veces los susodichos, afirmán- dolo por una verdad muy asentada, que el dicho don Gonzalo, siendo niño, habia muerto de la ocasión que se refiere en el dicho artífídlo, y que nuestra santa Madre le habia resucitado,

APÉNDICES 495

<:omo también en él se refiere, y que diciendo la dicha doña •Guioraar á la Santa, cómo ha hecho esto, viéndole resucitado, porque la dicha doña Guiomar se lo liabia puesto muerto en sus brazos, respondió : Calle, no sea boba, ¿qué quiere ella saber? no tiene que saber en eso. Y dándole le dicha Santa á su madre el niño, que estaba muy ansiada, la dijo :

Tome allá su hijo, que tan muerto estaba ya, y tanta baraúnda habia por él. Todo esto supe, porque los dichos me lo contaron, y el dicho niño me solia decir : Señora María de San Francisco, diga vuestra merced á mi lia, que tiene mucha obligación de pedir á nuestro Señor me libre de ofenderle y me la salvación, pues me la quitó cuando la podia yo conseguir. Y siendo yo sacristana en Alba, me dijo el dicho don Gonzalo, siendo gentil hombre del Duque de Alba, que llamase á su tia (que entonces estaba aquí), y delante de le dijo con mucho afecto : Madre y tia mia, encomiéndeme á Dios y pídale que no le ofenda, y que me salve, que está muy obligada á hacerlo, pues me quitó que no gozase de mi salvación en mi tierna edad. Y dijo otras palabras muy tiernas puestas las manos, y entre ellas muy afectuosamente : ¡Oh Madre ! cuántos años hubiera que osLuuiera yo gozando de Dios, si no me lo hubiera estor- bado ! Todo lo cual vi.

Preguntándole yo á nuestra santa Madre, que cómo no gozaban del previlegio de no tener piojos los religiosos, como nosotras, me dijo : Galle, hija, que ellos son hombres.

Era tan grande el olor, que echaba de el cuerpo de nues- tra Santa, después de muerta, que teniendo la puerta reglar abierta, y estando allí todas las religiosas con nuestros velos j velas blancas, y después de haber besádole los pies el señor don Sancho de Ávila y caballeros, eclesiásticos, cou los reli- giosos y Órdenes, j la gente del pueblo, y mirándole los pies se decían unos á otros (porque los tenia resplandecientes ■como un nácar) : Señores, esto es cosa del cielo; ¿ no notan este olor tan divino que sale de esta Santa ? Lleguen, lleguen j huelan. Á este punto llegó un simple hombre, criado de nuestra casa, y después de haberla besado los pies, delante •de todos, alzó la voz, y dando palmadas con las manos, dijo :

¡ Yálgame Dios, señores, y cómo huelen los pies de esta

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Santa á zamboas, á limones, á cidras, á naranjas y á. jazmines ! -7- con que quedamos todos admirados de ver, qu^e hubiese advertido lanío aquel simple.

Digo, que estando yo mala en la cama, y muy triste y afligida, porque nuestro Señor se habia llevado al licenciado Salazar, colegial y catedrático que fué de la Universidad de Salamanca, confesor que fué de nuestra santa Madre y del convento de Alba, hombre de grande opinión de santidad y letras; y estando yo en esta tristeza, por parecerme no tenía quien guiase á mi alma, y ayudase á mi aprovechamiento, se me apareció la dicha nuestra santa Madre, á la cual vi; si fué con los ojos corporales ó .del alma, no lo ; mas que la vi distintamente, y que venía con ella el licenciado dicho, á los cuales conocí muy bieá, porque nuestra Santa venia con su mismo hábito, como le acostumbraba traer, mas traía alrededor del, y en todas las orillas del escapulario, una orla de piedras preciosas y perlas finísimas muy resplande- cientes, que deslumhraban, y la misma orla traía en la capa alrededor de ella ; y desde las dos puntas de ella hasta el cuello, y en lugar de botón con que la solemos cerrar, traía una broche {sic) tan grande como la palma de la mano, de una piedra preciosa, blanca, á manera de diamante, cuya claridad deslumhraba : el color blanco de la capa era de color de plata, con unos fondos nacarados, y el velo negro era nubado, á manera de como cuando á una nube negra en el cielo la hiere el sol, que el negro de la nube queda muy vistoso y resplandeciente, y así traía el dicho velo, y también orlado de perlas y piedras preciosas, y su rostro bellísimo, despi- diendo de grandes resplandores de gloria, con semblante muy apacible y risueño : en la cabeza traía una corona de tanta diferencia de perlas preciosas y resplandecientes, labra- da, que despedía de tantos resplandores y luz á todo el cuerpo y vestido, y á la celda á donde esto acaeció : en la m.mo traía una cruz de maravillosas labores hechas como al tomo, cristalina, y de piedras preciosísimas, y junto á ella, al lado derecho, venía el licenciado Salazar, vestido con ornamentos sacerdotales de tan grande riqueza y hermosura, guarnecidos de perlas y piedras preciosas, y otras cosas, que exceden nuestra habla y no se pueden explicar, con rostro

APÉNDICES 407

resplandeciente, agradable y risueño, tan bien abierta la corona con su coma, que parecía de hilos de oro. Todo esto vi clara y dislinlamente, que era como á media noche, liabrá cosa de veinte y siete años, poco más ó menos, estando muy despierta y atenta á lo que pasaba. Y nueslra santa Madre hizo cortesía al dicho sacerdote para que me bendijese, y él se empachó y no lo quiso hacer, rogando á la dichci Madre que lo hiciese; y habiendo porfiado dos ó tres veces, vencida como de la obediencia del sacerdote, que siempre la dicha Santa lo reverenció, me bendijo con la dicha cruz, diciéndome con palabras vivas, claras y eficaces, distintas y de tierno amor: ¿Qué te parece cómo te he venido á consolar, mi hija, y te he traído á tu confesor, que te consuele con ver la ífloria de que goza? Y el dicho mi confesor me echó la bendición, y dijo : Demasiada ha sido tu tristeza y senti- miento que has tenido ; acábese con esta visita. Y luego se volvió nueslra santa Madre á hablarme, y me dijo con gran- dísima suavidad y dulzura algunas imperfecciones y faltas, reprendiéndome blandamente y dándome saludables avisos para enmendarme, que quedaron estampados en mi alma. Tornóme á echar la bendición, y con esto desaparecieron, quedando yo con muy buenos efectos de la visión, la cual no he dicho anadie hasta ahora, que lo hago conjuramento, por servicio de Dios y de nuestra santa Madie, á quien me parece que he sentido me lo ha traído á la memoria para que lo dijese, comunicándolo antes con el confesor.

NUMERO 14.

Declaración de la madre Catalina de Jesús, en lljdina.

Digo, que en cuarenta y tres años poco más ó menos, que que estoy en la religión, nunca he visto que ninguna religiosa tenga piojos, y que las que del siglo entran reli- giosas, y que allá los criaban, acá no los crían ni tienen ; y vi á una novicia deste convento, que se llamaba Bernardina de Jesús, muy principal en ei mundo, que se comenzó á tentar para salirse de la religión, y luego que tuvo la dicha tentación la dio una gran plaga de piojos, que la duraron

28.

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por espacio de mas de seis meses, hasta que al fin se salij oeste convento; y con andar cargada de ellos y lavar su ropa con las demás del convento, vi y reparé, que nunca se pegaron á las otras, y tengo por muy universal este milagro.

NÚMERO 15.

Doeíaracion de la madre María Evangelista, en Medina.

Digo, que habrá treinta y un años, poco más ó menos, que Begando nuestra santa Madre á este convento, estaba en él widL religiosa llamada Ana de la Trinidad, que tenia el rostro tan malo de una isipela (sic) y otras hinchazones, que ios médicos temian se le hablan de cancerar las narices, y habían acordado hacerle dos fuentes en ambos brazos, porque el mal era muy grande, y con calentura continua, y ftsío lo padecía desde su tierna edad ; la cual, tomando la ieiidicion de nuestra santa Madre, y viéndola asi tan fati- gada, la dijo tocándole el rostro con las manos : Jesús, hija, ¿qué es esto? Y dándole cuenta larga de su enfer- medad, y tocándole el rostro con las manos la Santa, le dijo : Fie en Dios, hija, que Dios la curará. Y luego la didia monja quedó sana de la dicha enfermedad, sin que la Tolviese en toda su vida. Todo esto vi yo y me hallé á ello.

Viniendo otra vez nuestra santa Madre á este convento, estaba la madre priora, Alberta Baptista, en la cama, con grande calentura y gran dolor en un lado, que decian ser de costado ; y subiendo á visitarla la Santa, la dijo : Jesús, hija, ¿y estando yo aqui está ella mala? Ande, levántese y feíje á cenar conmigo. La cual obedeció al punió; y locándola nuestra santa Madre con sus manos, y abrazándola ea la misma cama, al punto se vistió y levantó sana y buena y sin calentura, y cenó con la dicha Sania y acudió á otras obligaciones de su oficio. Viniendo el médico á visi)aila, que era el doctor Polanco, la halló buena, de que se ;idmiró ; y esto, y lo de la madre Ana de la Trinidad, pubüi'.iba por líiilagro, y decía como esas so;i las cosas que liaiá la madre Tjbrbs.^, teniéndola por santa. También á es;o m>; hallé presente.

APÉNDICES Add

Digo, que echaba nuestra sania Madre de sí, en vida, suavísimo olor, y después de muerta todas sus cosas hacen lo mesmo, en tanto grado, que un sudario que hay en este convento en que estuvo envuelto su cuerpo, y está man- chado de aceite, acaeció que llevándoselo á un enfermo á petición suj'^a, se lo pusieron y vistieron encima de las carnes; y con los untos y otras cosas que le hacían, quedó todo man- chado y mal tratado ; trajéronlo y entregáronmelo á mí, y viéndole así le lavé, y después de lavado quedó con las manchas del olio y aceite oloroso que el dicho sudario tenía, despidiendo de muy fragante olor, sin que fuese bastante el haberle lavado para quitárselo, habiendo quitado el aceite y manchas asquerosas, que traía del enfermo.

NUMERO 15.

Declaración de la madre Isabel de la Asunción, supriora en Malagon, en las informaciones de dicha villa.

Digo, que siendo yo novicia en este convento de Malagon. pasó por aquí nuestra santa Madre, viniendo de Sevilla, y vio otras dos ó tres novicias que habia, y desde aquí pasó á Toledo, desde donde escribió á la madre Brianda de San José (que era aquí priora), que despidiese tal novicia, que no era á propósito para la religión, porque habia de ser muy enferma. Esto fué en ocasión, que la dicha novicia estaba muy buena, y acudía á todas las cosas de la religión : para obedecer á la Santa, aunque con pena de todo el convento, por ser muy agradable, la despidieron ; la cual, en aquel mismo año, padeció mucho de dolor de corazón, y se hizo hidrópica. Y así lo he tenido esto por cosa milagrosa en ma- teria de profecía. Asimismo decir á nuestra santa Madre, que no cerrasen una puerta, que sale hacia el olivar deste monesterio (y esto lo dijo á la madre Jerónima del Espíritu Santo, priora jue era entonces, para que lo dijera á las demás que vinieran después de ella, y animismo avisasen á los padres provinciales para que no lo mandasen), porque habia devenir tiempo, que Dios moviese alguna persona á que les cercase el dicho oUvar y les hiciese ermitas dentro de

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la dicha cerca; y así se tuvo cuidado de no cerrarla con cosa fuerte ni deshacerla. Ahora, en este présenle año, ha sido nuestro Señor servido se cumpliese lo que dijo la Santa, porque el capitán Francisco de Valverde, vecino desta villa hace á su costa la cerca, y dentro de ella dos ermitas, con que se echa de ver fué esto profecía.

NUMERO 16.

Declarncion de la madre Isabel de la Encarnación, «upriora en Daimiel, en las informaciones de dicha villa.

Digo, que estando unas personas religiosas, con un confesor de nuestra santa Madre, que no me acuerdo del nombre, les dijo, que habia oido decir á la Santa, que estando en un con- vento de Salamanca una novicia para morir, se juntaron las religiosas en su celda, como es costumbre, y entre ellas nuestra santa Madre, que se acertó á hallar aquí, y vio á Cristo nuestro Señor en la cabecera de la enferma, que le tenía la cabeza ; con la cual visión la Santa se recogió á lo interior, 3^ suplicando á Ciislo nuestro Señor se sirviese de hacer aquel favor y merced de hallarse presente, como entonces estaba, á la hora de la muerte de sus hijas, y que Cristo nuestro Señor se lo habia ofrecido, siendo las religiosas perfectas en la observancia de su Regla y constitu- ciones. La cual revelación contó el dicho confesor en nuestro convento de Salamanca, delante de las madres Isabel de Jesús, Juana de Jesús y María de San Angelo, á las cuales se lo he oido yo contar.

NÚMERO 17.

Declaración del padre maestro fray Cristóbal de Santotis, de la Orden de San Agustín (vicario general que fué de e'Ia en las provincias de Flamles y Colonia, y que asistió por teó.ogo en el santo Concilio de Trento), en las informaciones de Burgos.

Al LVi artículo digo, que he leido los libros de la santa Madre, y que es su dotrina, á mi parecer, tan alta, que es más que adquirida por industria humana, y asi entiendo por su santidad y excelencia de su doctrina, que tuvo particular

APÉNDICES 501

alumbramiento de Dios, por medio de la oración, para escre- birla ; y que su doctrina es muy sana, católica y prove- chosa á la Iglesia, y que de ella se han seguido y siguen muy gran provecho á las almas, y que muchos religiosos leen los dichos libros, y yo los he leido, como escritos por una Santa, á quien tengo en grande veneración por haberla tratado muchas veces.

NUMERO 18.

Df-claracion del padre maestro fray Juan de Miranda, lector de Teología en el colegio de San Nicolás, de la Orden de San Agustín, en Burgos, en las infor- maciones de aqu3lla ciudad.

Al Lvi artículo digo, que la doctrina de la santa Madre escrita en sus libros, á lo que yo entiendo, es de las más subidas y altas que tiene la Iglesia de Dios, y que excede á todo ingenio humano, en muchas cosas ; de suerte que parece más infundida por don particular de Dios, que adqui- rida por las fuerzas de un ingenio de una flaca mujer, y aun del de un hombre ejercitado en estudios largos de Teología y espíritu, y esto por haberlos leido muchas veces ; y que no tan solamente es la dotrina de los dichos libros santa y católica, más de las más provechosas, que al presente tiene la Iglesia de Dios, porque que todos cuantos hombres la leen salen aprovechados en virtud, y asimesmo, que en las religiones (particularmente en la mia de San Agustín), no hay hombre que desee aprovechar en el estado de per- fección, que no tenga por norte los dichos libros : y he oido decir á muchos religiosos, que tratan de espíritu, que con ningún libro se les aviva y enciende mas que con la dotrina destos, y por tenerse experiencia de este aprovechamiento general, e'^ costumbre, ya muy recebida en todos los novi- . ciados de las religiones observantes, y principalmente en la mia, leerse de comunidad los dichos libros, y procurar que ningún novicio en particular esté sin ellos. Y también conocí á la madre Teres.v de Jesús, y según -el padre maestro fray Agustín Antolinez, de mi sagrada religión (catedrático que al presente es de prima de Teología, en Salamanca, hombre de

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eonocida virtud y letras), que es tan grande la fe que tiene en la santidad de la santa Madre, que la ha escogido por particular advogada.

NÚMERO 18.

Seclaracion del padre don fray Francisco de Astudillo, prior de la Cartuja de Miraflores, en las informaciones de Burgos.

Lo que acerca del artículo lvi sé, es, que la dotrina de los libros de la santa Madre es tan excelente y soberana, que si no es por dictamen del Espíritu Santo, no se pudiera alcanzar por otra diligencia ni estudio. Y que ha hecho grande pro- Techo á muchas personas, y que ninguna deja de alabarla; y JO veinte años que tengo los libros de la dicha Santa por «nía y maestro en los ejercicios de oración ; y asi con parti- cular afición la llamo Maestra y Madre, y me han dado- jBttucha luz para algunas almas que he tenido á mi cargo, y fambien grande ánimo para romper con las dificultades que sentía á los principios, en el ejercicio de la oración, y después que los leo he sentido notable enmienda en mi vida, y ánimo para perseverar en la oración, y brío para alcanzar las vir- lodes, y algunas veces, en su lección, se regala mi alma é interrumpo en lágrimas con mucha suavidad. Y asi digo, que BO sólo tengo la dicha dotrina por santa y católica, mas muy provechosa á la Iglesia, y que se han seguido maravillosos frutos y mudanzas de costumbres. Y si todo el mundo me persuadiera lo contrario, no lo creería.

Al artículo lxxxvi digo, que habiendo oído decir á un reli- gioso desta Cartuja, que con una reliquia que se había puesto de la madre Teresa de Jesús, con esperanza de que por su mano permitiría nuestro Señor no criase piojos, y que habiéndola traído dos años no había sentido ninguno ; y yo eon la misma fe, otra reliquia que tenía, me la puse en un lado, y he hallado cierta la relación del religioso ; porque, eon criar muchos, especialmente en el silicio que traemos, habrá ocho meses poco más ó menos que la traigo, y no los he criado.

APÉNDICES 50S

NUMERO 19.

Declaración del padre fray Antonio de Molina, cartujo, en la dicha casa de Mira- flores, prior que fué de la orden de San Agustín, en las informaciones de Burgos.

Al artículo ci digo, que es pública voz en toda España tener á la santa madre Teresa de Jesús por madre y fundadora de la nueva reformación de Carmelitas, así frailes como monjas, sin que en esto haya contradicion alguna, la cual reforma cion tengo por obra milagrosa, y que no se pudiera haber hecho por industria ni fuerzas humanas, aunque se juntaran muchos príncipes y hombres poderosos y sabios á hacerla, si no interviniera particular favor y gracia de nuestro Señor, como en esta obra parece haber intervenido, y así se echa de ver por el efecto que ha hecho y hace, porque consta con evidencia haber redundado en gran utilidad de la religión y aumento y provecho de la santa Iglesia, por hacerle, como hacen, muy grande los dichos religiosos con su virtud, ejemplo y dotrina, y otros ministerios de mucha utilidad para el pueblo cristiano, y este es generalísimo concepto de todos los que juzgan piadosa y prudentemente. En cuanto al artículo cví, que trata de la dotrina do los libros de la santa Madre, digo, que siempre he juzgado della lo que juzgó el bienaventurado san Bernardo de los que escribió la bienaventurada santa Hildegardis, de los cuales dijo, que le pareció no estar escri- tos con invención ni ingenio humano, sino inspirados por espíritu divino, y esto mismo he juzgado de los de la santa Madre, habiéndolos leido muchas veces y que no se pudieran cscrebir, ni se escribieron, con ingenio humano, aunque se juntaran para ello muchos hombres muy sabios y de grandes ingenios, sino que se escribieron con sabiduría infundida de Dios y particular inspiración suya, y tengo por verdad lo que la misma Santa dice, que no estudiaba ni premeditaba lo que habia de escribir, sino que lo escrebia como se le iba ofreciendo, y estando muchas veces ocupada en cosas que requerían atención. Y asimismo digo, que la dotrina de los dichos libros, no solamente es santa, pía y católica, .siíio que

504 ArÉiNDlCES

tiene particular eficacia para mover á devoción, piedad, deseo de virtud j perfección á los que la leen, de lo cual he visto muchos efectos en mismo y en otras personas, que expe- rimentan notable provecho y devoción con su lectura, que parece los inflama en el amor de Dios j los alienta, para, aficionarse á la oración y á perseverar en ella, á la mortifi- cación y desprecio del mundo, y á padecer trabajos por amor del Señor, de todo lo cual hay innumerables experiencias.

NÚMERO 20.

T)eclaracion de don Alonso Mani*ique, arzobispo de Burgos, en las informaciones

de esta ciudad.

Al artículo lvi digo, que leyendo las obras de la santa madre Teresa de Jesús, siempre me ha parecido que usó Dios con ella de la misma grandeza, que con algunos santos, á (juien la Iglesia venera por doctores, y se honra con sus escritos y dotrina, sin haber estudiado ni profesado letras, supliendo la falta de los estudios la grandeza de la luz del cielo y continuación de oración y trato con Dios, porque me parece imposible que con industria ni ingenio humano pudiese esta Sarita haber alcanzado lo que enseñó en sus obras, sino que tuvo asistencia muy particular de Dios en ellas, y la tomó por particular instrumento suyo, para enseñar y dotrinar almas. Y así siempre que leo sus obras ú otro papel de la Santa es con la reverencia, que se debe á escritos en que el Espíritu Santo puso toda la suficiencia en su autor, como si fueran obras de san Bernardo ó de otros santos.

NÚMERO 21.

Declaración de la madre Josefa de la Encarnación, en las informaciones de Alcalá.

Al artículo xlvi digo, que pasando nuestra santa Madre por Villanueva, con siete religiosas y dos religiosos de la mesma Orden, que venían á fundar el convento que hoy hay fundado allí, posaron en casa de mi padre ; y estando delante de nuestra santa Madre, voy otras dos hermanas, nos dijo,

APÉNDICES 505

que habiamos de entrar monjas y profesar en aquel con- vento ; y diciendo mi padre que la mayor podia ser que lo fuese, respondió nuestra santa Madre : ¿La mayor no más ? Todas tres lo han de sert, como he dicho, y esto no hay que dudar. De alli á cuatro ó cinco años entró la hermana mayor, que se llamó Isabel de Jesús ; y luego, en profesando ésta, entró Francisca de San Eliseo ; y aunque me acuerdo que mis hermanas tuvieron alguna resistencia, yo la tuve muy mayor, por aborrecer muchísimo el ser monja, porque mi padre era muy rico y tuve muchos casamientos, y yo deseaba casarme. Pero al cabo de siete años, yendo con mi madre al convento, á ver á mis hermanas, estaba la puerta reglar abierta, porque metían una cal dentro. La dicha mi madre se llegó allá, y estando allí comenzó á llorar, y yo dije : Mi madre llora, y es porque me meta monja, pues no lo verán sus ojos. Y llegándome yo á la dicha puerta tan fuera de ser monja como he dicho, me sentí en un punto tan trocada para serlo, que estuve grande rato como fuera de mí, cosa que se me echó bien de ver. Vuelta en mí, sin decir palabra á mi madre, ni volver la cabeza, me entré dentro de la clausura, sin que me pudiesenjamás sacar las monjas. Avisaron al pre- lado de ello, y de lo que nuestra santa Madre habla dicho, y luego mandó darme el hábito, con que quedó cumplido lo que nuestra Santa había dicho.

NUMERO 22.

Declaración del padre Francisco Rodríguez, de la Cohipañía de Jesús, en las informaciones de Alcalá.

Al Lvi artículo digo, que he leído muchas veces los santos libros que escribió la santa Madre, y no sabré decir lo mucho que de ello siento. Lo primero su dotrina es catoli- císima ; y quien de lo contrario la tachare será por igno- rancia de las altas materias que trata, como sucedió en Roma, que hallándome yo en ella, envió un fraile grave desde España á la suprema Inquisición de los Cardenales un pro- cesillo, contra la dotrina deste libro, notándole algunas pro- posiciones, el cual fué visto y reprobado, y su autor dado por

29

506 APÉNDICES

ignorante, y la dotrina del libro por santa y sana, como lo es. Y esto sé, porque pasó por mis manos y me hallé presente á ello. Y en '1 mismo procesillo decia el fraile, que en la Inquisición de España habia dado otro traslado del ; y pues el libro, no obstante esto, anda y es tenido en tanta estima, señal es que la de España sintió lo mismo que la de Roma. Y digo más, que tengo por imposible que ingenio alguno, por más aventajado que fuera en lo natural, y ma& adelantado en todas las ciencias, que con humano estudia se granjean, pudiese tratar las altas materias que la santa Madre en estos libros trata, con la claridad y estilo tan famihar, por lo cual tengo por certísima verdad lo que la dicha santa Madre algunas veces dice, que su Señor y Maestro Jesucristo le decia lo que habia de escrebir, y cómo lo habia de escrebir, y así con estos ojos venero y estimo los dichos libros, los cuales, en España y en Roma, he visto ser estimadísimos, y así los lengo por útilísimos sobre todos cuantos he leído, y a firmo que de todos ellos no he sacado tanto provecho como de solos éstos de la dicha santa Madre^ y ningunos me enseñan y mueven como éstos.

NUMERO 22.

Declaración de doña Orofrisa de Mendoza y Castilla, en las informaciones de

Alcalá.

Al artículo lxxxi digo, que le contar á don Francisco de Cepeda, mi marido, que la santa Madre le habia dicho, como estando un día en Segovia, con sus monjas, en la labor, de repente se le representó su hermano muerto, y que al punto dejó la dicha labor y se fué al coro, y tras ella sus moujas, y puesta en oración, le mostró nuestro Señor, como su hermano sólo habia pasado por purgatorio, pero que ya estaba gozando del, y que así lo dijo á todas las monjas. Y luego escribió dando orden de lo que habia de hacer su sobrino : y cuando llegó al dicho sobrino esta carta, llegó también á la Santa un mensajero, en que le daba cuenta de la muerte de su padre.

También le contar al dicho don Francisco, que le habia

APÉNDICES 507

dicho la santa Madre, que queriendo un dia coinulgar, y trayéndole el Santísimo Sacramento del altar al comulga- torio, vio que lo venian alumbrando, á un lado san José, y al otro Lorenzo de Cepeda, hermano de la Santa, y padre del dicho don Francisco.

Asimesmo le oi decir al dicho don Francisco, que á él y á su padre les habia contado la santa Madre, que estando ellos en Indias deseaba mucho verlos; y suplicando á nuestro Señor le hiciese este favor, se halló en espíritu en la ciudad de Quito, donde ellos residían, y que los vio sentados al fuego, y á don Francisco en los brazos de su ama, y á otro hijo del dicho Lorenzo de Cepeda alJi junto, y que oyó pala- bras señaladas, que entre marido y mujer pasaron ; y echán- dolos la bendición se despidió de ellos. Y después, cuando vinieron á España, se lo contó la santa Madre.

Asimismo sé, que pidiéndole Pero Álvarez Cimbrón, mi primo, á la santa Madre, que encomendase á Dios ciertos negocios, á lo cual respondió la Santa no tuviese pena, que no era nuestro Señor servido que fuese rico, porque impor- taba para su salvación ; y entonces tenía muy bien con que pasar el dicho mi primo.

También digo, que estando una criada mia, llamada Beatriz de Estrada, enferma, le apretó de manera, que se le quitó el habla ; y habiéndole hecho muchos remedios (porque no se- habia confesado) no aprovecharon : y llevándole yo un retrato de la santa Madre, y diciéndole yo se encomendase á ella, lo besó y luego habló y quedó buena, sin que le vol- viese jamás aquel acídente.

MÚMERO 23.

Declaración de la madre Inés de Jesús, priora de Segovia, en las informaciones- de dicha ciudad.

Digo, que yendo yo muy afligida á nuestra santa Madre, sobre cierta pena interior que tenía, habia mas de tres, años, me dijo : No tenga pena, mi hija, que yo comulgaré mañana á esta intención, y espero en el Señor que nos ha de ayudar. Hízolo, y desde entonces nunca más la he sentido.

308 APÉNDICES

Y me dijo muchas cosas, que me habian de suceder, y después me han sucedido. Particularmente me dijo, vién- dome asida á una persona con demasiado amor, porque recibid de elJa mucho provecho mi alma, y era mi perlada, que aunque era verdad que aquel amor era tan puro, pero que era Dios tan celoso, que habia de tomar Dios aquella misma persona por medio para que yo tuviese muchas aflic- ciones ; lo cual me sucedió asi. Y hallándome un dia muy afligida, siendo ya muerta nuestra santa Madre, habria como tres años, se me apareció una noche, después de mai- tines, con mucha gloria, y especialmente tenia muchísimo resplandor en los ojos, é interiormente me dijo : Ea, Inés, no desmayes, que pues te avisé y no quisiste enmendarte, justo es que lo pagues ; mas des ta yo te ayudaré para que seas libre, con condición que; quedes escarmentada ; porque no pienses que depende el bien de tu alma, sino de sólo Dios. Con lo cual quedé consoladísima, y con traer, á mas de mis aflicciones, calentura siempre, desde este punto quedé libre de todo.

Otra vez, en vida, me dijo, que habia de ser maestra de novicias en una fundación, y que me habia de ver con una en mucho aprieto, y que habia de ser priora de la casa de Se- govia. Todo lo cual se ha cumplido.

. Era nuestra santa Madre tan agradecida, que me dijo que en un lugarejo le dio un hombre, estando con mucha sed, un jarro de agua, que hasta aquel dia minea se habia olvidado de encomendarle á Dios. Partiéndose de ebte convento un año antes de su muerte, me d'jo : Ya no nos veremos más en este mundo, que poco me falta para mi destierro. Procure guardar todo lo que la he aconsejado, que yo la prometo que delante de Dios le sea yo mas madre que nunca.

Estando yo una vez en el coro, me vino una gran imagina- ción, de que era muerta nuestra santa Madre, ó estaba muy mala, no porque supiera cosa ninguna de elJa ; y estando en esto sentí una voz interior que me dijo : Hija, no muero, sino vivo en eternidad ; con la cual palabra tuve por cierto que era muerta, y un dia después vino carta en que nos lo docian, con que yo me afligí mucho ; y de allí á diez dias, acabando de comulgar, la vi interiormente muy gloriosa, y

APÉNDICES oOÍ>

me dijo algunas cosas, que habia en esta casa, que yo no sa- bia, y que advirtiese á cierta religiosa de una' cosa, que tenia que enmendarse ; y babiéndoselo diclio me dijo que era asi,. y desde entonces le conocí, que le hizo grande provecho aquel aviso.

Otra vez, comunicándole yo algunas cosas interiores, par- ticularmente una, que me daba mucha pena ; y un dia, des- pués de haber comulgado, me preguntó : ¿Cómo le ha ido, mi hija, hoy? Y le dije : Bien, Madre, gloria á Dios ; y me replicó si habia tenido lal pensamiento aquel dia; y yo, estando olvidada ya del, le dije que no ; y ella me volvió á decir : ¿ Pues hoy, cuando estaba en refetorio, no lo tuvo ? Y después conocí haber sido verdad.

Otra vez me dio ciertas coplas de devoción, para que tras- ladase ; y pareciéndome que eran cosas impertinentes para una mujer como ella, al fin, estándolas escribiendo y en estos pensamientos, llegó á la puerta de mi celda, y con mucha gracia, me dijo : Todo es menester para pasar esta vida ; no se espante. Con lo cual me postré en tierra muy con- fundida. Otra vez estando en este dicho monesterio, ocho años antes de su muerte, muy mala, y viéndonos á todas afligidas, dijo : No tengan pena, que no me he de morir hasta desde aquí á ocho años. Y cotejando después el tiempo, hallamos ser como lo dijo.

NÚMERO 24

Declaración del licenciado Muñoz de Godoy.

Digo, que estando en Alba, traté mucho con las madr(3S Descalzas y las confesaba muchas veces, y oi grandes cosas de los milagros que hacía el cuerpo de la santa Madre. Espe- cialmente sucedió, que un dia me llamó la madre priora, y por la ventanilla del comulgatorio me dio el brazo de la dicha Santa, para que lo diese á adorar á un religioso de San Fran- cisco de la dicha villa, llamado el padre Baeza, que venía á visitarle, el cual tenía gran dolor de oidos y sordez y le ma- naba materia. Tomando el brazo el dicho padre, lo adoró, y estuvo rezando un poco espacio con muchas lágrimas y devo-

'MO APÉNDICES

cion, poniendo los oidos encima del brazo, con lo cual se fué. Y de allí á pocos dias volvió con grande alegría diciendo, que la Santa le habia sanado aquella misma noche que adoró el brazo.

El padre fray Juan Callejo de la Orden de Santo Domingo, dice, que oyó decir al padre fray Diego de Yánguas, que le kabia dicho la santa Madre, que estando una vez muy afli- gida, se le habia aparecido Cristo Señor nuestro, y le habia dicho : Hija, compasión me hace verte con tanta aflicion ; y que le dio ciertos bocados ; con que quedó muy conso- lada y confortada.

NÚMERO 25

íDeclaracion del padre maestro fray Hermenegildo de Medina, prior del Carmen Calzado, en las informaciones de Toledo.

Yo traté muchas veces á nuestra santa Madre, y me dijo muchas cosas, que me hablan de suceder, que después las he visto cumplidas ; especialmente me dijo un dia : ¿Por qué 10 acaba, padre, de meterse con nuestros hermanos los pa- dres Descalzos? Pues yo le prometo que lo ha de hacer, aun- que no quiera, y que me le han de dar tal persecución, que ¿e ha de ir á ellos ; y mire que estando allá ha de convertir una alma para Dios. Lo cual todo fué así ; porque movido de cierta persecución, me fui á Sevilla, y en los Remedios es- tuve con hábito de descalzo. Y un dia, viniendo de predicar ■de la iglesia Mayor, al pasar del rio para irme al convento, vi una galera, en la cual habia muchos moros, y les hice una plática, y se convirtió uno de ellos, con que quedó cumplido lo que me dijo nuestra santa Madre.

Cuando fué la Santa á ser priora de la Encarnación, la reli- giosa que mas se aventajó á decirle pesares fué doña Teo- dora N., y después me dijo la Santa : Esta doña Teodora ha de ser santa. La cual murió y vivió en opinión de tal.

APÉNDICES 511

NÚMERO 26

Declaración de la madre María del Nacimiento, en las informaciones de Madrid.

Estando yo un dia en Toledo con nuestra santa Madre, en ia reja del coro, estaba la iglesia bien aderezada, y entró una niña en ella, y dijo luego en entrando : Bendito sea Dios, qué lindo está esto. Y habiéndolo oido nuestra santa Ma- dre, dijo : Ahora doy por bien empleado cuanto he traba- jado en esta casa, por sola esta alabanza que á Dios dio esta niña.

La hermana Ana de San Bartolomé me dijo, que estando nuestra santa Madre con muy grandes calenturas, se le puso de sed la lengua muy gruesa y negra ; y que diciéndole ella, que por qué no tomaba un poco de agua, respondió, que por no cansarla en que fuese por ella : tanto era el sufrimiento •áe la Santa y lo que sentia dar pena á nadie. Estando en To- ledo mala nuestra Santa, le mandaron los médicos comiese carne, lo cual ella repugnó mucho ; y al fln, convencida, dijo que no la comerla si no era dándole licencia primero su con- fesor, que era el padre fray Diego de Yepes, y estaba media legua de allí, y al fin le hubieron de traer.

También dijo el padre Gracian, que quiso hacer un dia prueba de la humildad y paciencia de nuestra Santa ; y ha- biéndola reconciliado, puso forma para comulgarla ; y es- tando ya para dársela en la ventanilla, le dijo : Quítese de ahí ; y llamó á otra religiosa, que también habia confe- sado, y le dio la forma. Y diciéndole el dicho padre después, que por qué no habia insistido en comulgar, respondió que por obedecer, y porque entendía que aquella hermana estaba mejor dispuesta para ello.

Era tan amiga de la pobreza, que estando en Toledo, que aun no tenían para dormir un jergón, le envió una tia niia ua paño ya viejo, y la Santa, por parecerle que era bueno, no lo quiso recebir. En este tiempo entró monja la madre Ana de la Madre de Dios, que ahora está en Cuerva, la cual era viuda, y llevando algunas alhajas le pareció á nuestra santa Madre, que con aquello se perdía algo la pobreza, le dijo : No mo

512 APÉNDICES

traiga mas cosas, qne juntamente con ellas la echaré de casa» En esta misma ocasión dio el hábito á una novicia muy po- bre, pero muy honrada, con la cual estaba tan alegie, y me dijo : Con esta y otras tales monjas me paga Dios lo que trabajo en estas fundaciones. En Cuerva habia en nuestra convento una mandadera, que no el nombre, la cual tenía para perder un brazo ; y habiéndose juntado los médicos^ para hacer una gran cura en ella, la madre Isabel de San Je- rónimo le dio un poco de tierra del sepulcro de nuestra santa Madre, y habiéndoselo aplicado al brazo le creció mucho mas el dolor, y así se la quitó. Habiéndose ido las religiosas á re- coger, se quedó la dicha mandadera junto al torno, y oyó que le dijeron desde adentro : Hermana, no sea boba, póngase esa tierra ; y habiéndosela vuelto á poner se quedó ador- mida, y en despertando llamó al torno y dijo que le llamasen á la madre Teresa de Jesús, y diciéndole que ya era muerta y que la tierra que le habían dado era de su sepulcro, res- pondió : ¿Cómo puede ser muerta, si agora poco estuvo conmigo, y dijo me pusiese la tierra? Al fin se halló el brazo bueno. Y viéndolo los médicos se quedaron espantados. Todo lo cual se lo he oído contar á ella misma, y á la madre Ana de los Ángeles, priora de aquel convento.

NÚMERO 27

Declaración del padre Gil Gonzales de A^ila, en las informaciones de Madrid.

Digo, que estando la santa Madre en la Encarnación de Ávila, la traté muchas veces, y me acuerdo que un dia me co- municó y preguntó : Padre, ¿ qué baré ? porque siempre que me recojo dentro de mí, veo como acá en el mundo-se pueden ver las tres personas de la Santísima Trinidad, que me acompañan y asisten á la dirección de mis cosas.

También que redujo al bien á muchos religiosos perdi- dos y estragados, y particularmente me dijo un dia que á I odas las personas que veía de letras, que andaban distraídas y aviesas, procuraba mucho confesarse con ellos, porque de esta manera redujo á algunos.

También que encargaba mucho la santa Madre á sus

APÉNDICES 513

monjas, y en sus libros lo dice, que procurasen tratar con gente docta y de muchas letras, y por esta razón las aficio- naba á la religión de Santo Domingo, por la seguridad de la dotrina, que profesa esta sagrada Religión.

NUMERO 28

Declaración de doña Joana de Castro, marquesa de Almenara, en las informaciones

de Toledo.

Digo, que decir en Valladolid por muy cierto, que di- ciendo un clérigo misa en las Descalzas Carmelitas, después de haberla oído la sania Madre, envió á llamar al dicho clé- rigo, y venido le reprendió mucho, diciendo, que cómo se habia atrevido á celebrar, estando en pecado mortal ; y es- pantado el clérigo de aquello, y compungido él propio, lo dijo después por qué.

NUMERO 29

Decl;iracion de la madre María de San José, en las informaciones de Lisbo\.

Digo, que conocí y traté á nuestra santa Madre por espacio de veinte y dos años, y que que fundó el convento de San José de Ávila y otros, y que en todos padeció muchos traba- jos, y que después de fundado el dicho convento lo sujetó al señor Obispo, por no haberlo admitido el provincial de los padres Calzados, y que le dio para hacer las dichas funda- ciones el reverendísimo general fray Joan Baptista de Rúbeo tres patentes : la primera, á 27 de abril de 62, en Ávila; la segunda, á 10 de mayo de 67, en Madrid; la tercera, el año de 71, en Roma, á 6 de abril. Asimismo digo que se ofreció un cierto negocio de importancia, que ciertas personas graves y religiosas pedían á la Santa, y no queriendo ella difluir ni venir bien en ello, por algún justo respeto, le escribieron que si no lo hacia la hablan de dejar y desamparar (y esto en oca- sión c[ue la dicha santa Madre tenía mucha necesidad de ellos), pero respondió : Para que me aparte de esta opi- nión, me han de decir, que es ofensa de Dios tenerla yo, porque de otra suerte todas las amenazas y cosas del mundo

514 APÉNDICES

no me harán apartar de ella. Esto vi yo en una carta es- crita de mano de la Santa.

También digo que sé, que nuestra santa Madre tenia mu- chos arrobamientos, y que el cuerpo se levantaba de tierra, especialmente un dia estando en San José de Ávila en el coro diciendo vísperas delante de todas, se quedó en éxtasis le- vantada de tierra, y cuando volvió en sí. fué tanto lo que lo sintió por haberla visto todas, que le pidió á nuestro Señor se los quitase, y desde entonces no los tuvo más.

Era tanta su humildad, que cuando iba á comulgar todos ios dias (por habérselo mandado sus perlados) llevaba cuando una, cuando otra religiosa consigo, pareciéndole que por la compañía de aquella hermana, nuestro Señor la perdonarla el atrevimiento de recibirle cada dia.

Era tan amiga de la lección que se lee en la Comunidad, qué cuando por ocupaciones no podia ir á primera mesa al refetorio, hacía que trajesen el libro, y ella se leia lo que ha- bían leido en ella.

Solia decir nuestra Santa, que antes que se castigase á una persona, se debia procurar persuadirla á que le convenía el castigo, para que recibiéndolo de esa manera, mereciese ; y así, siempre que ella castigaba ó reprendía, era con mucha blandura.

Nunca en sus trabajos se le vio impaciencia ; mas lo que decía era : Dejemos, hijas, pasar esta tormenta y perse- cución, que nuestro Señor permite que nos venga. En Sevilla tomó el hábito una mujer principal y tenida en el pueblo por santa, y por no poder llevar nuestra vida se salió ; y para disculparse de ello y recuperar el crédito que tenia, nos acusó á la Inquisición, y vino un inquisidor á informarse de las cosas que nos acumulaba, por lo cual estábamos muy afli- gidas; pero nuestra santa Madre, era tanto el deseo que te- nia de padecer, que para consolarla en su pena, le dije : Cierto que creo, según corren los negocios, que la han de lle- var á vuestra reverencia á la Inquisición. Con lo cual re- cibió tanto consuelo, que dijo, que me afirmaba que habia quedado sin pena, con el gusto que tenía de pensar se habia de ver en semejante paso.

Era tan amiga de la pobreza, que habiéndola hecho ir á

APÉNDICES o! 5

Toledo para fundar el convento de Descalzas por haber de- jado para ello un mercader rico doce mil ducados, y no con- certándose (por ciertos respetos) con las personas á cuyo cargo estaba el hacerlo, se alegró muchísimo, y dijo : Agora que veo derribado el Ídolo del dinero, mas esperanza tengo que se ha de hacer la fundación.

NUMERO 30.

Declaración de doña María lüiriquez, duquesa de Alba.

Al artículo xiv digo, que trató conmigo, para mi consuelo y aprovechamiento, la santa Madre muchas revelaciones, que de nuestro Señor tenía, y que las tres imagines de la Santí- sima Trinidad, que en tal modo se le mostraban, las tuve en mi poder, y que cuando se pintaban borraba la santa Madre con su mano lo que el pintor no acertaba á conformar, co:i las que en la oración ella había visto. Y asimismo digo, que el excelentísimo señor don Fernando Álvarez de Toledo, <luque de Alba, mi suegro, dijo que pensaba habia acertado á ganar el reino de Portugal y á tener oración mental en me- dio del ruido de las armas, porqiíe á la sazón tenía una imagen, que era la de Cristo nuestro Señor, y queriéndola después copiar un pintorbueno, no acertó.

Digo que habiendo venido á ver la incorrupción del cuerpo de la santa Madre el Obispo de Tarazona y el padre fray Diego de Yánguas, estando en mi presencia, hablando de la Santa, dijo el padre fray diego de Yepes, que jamás se le qui- taría la pena que tenía por haber sido tan grosero, que en- viándole la Madre á llamar al convento suyo, en Toledo, para confesarse con él, no habia ido, porque tres veces que salió para ir, se lo habían estorbado. Respondió el padre Yanguas, que qué le daria, y le sacaría de aquella pena : al fin, por instancia que los üos hicimos, dijo, que la santa Madre le habia dicho, que quejándose á nuestro Señor en aquella ocasión, se le apareció, con quien tiernamente se regaló y :onsoló diciéndole : ¿Por c[ué, oh buen Pastor, me tenéis Bn tanto aprieto sin ministro vuestro que me guie, y no viene éste que llamo, pudiendo vos hacerlo venir; á lo cual J

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respondió su Majestad : Antes, liija, le detengo, porque quiero que te confleses con el doctor Velázquez (que era entonces canónigo de la santa iglesia de Toledo). Consolóse la Madre en esta ocasión y el santo fraile. Y lo que resultó de aquella providencia divina, fué, hacer santo al dicho dotor Yelázquez, que, comunicando á la Madre, le dio Dios grande espíritu de oración, y la ayudó con sus letras, y des- pués en una fundación de las que hizo la santa Madre, tuvo la Santa grande espíritu de pobreza, en muchas ocasiones, que yo la vi, especialmente siendo priora de la Encarnación, monesterio pobre y de muchas religiosas ; no teniendo con qué alimentarlas ni yo dinero para darle, mandé á una criada, que con disimulación escondiese en un envoltorio de la dicha Madre parte de una cinta de pedrería y gruesas perlas que yo traía puesta aquel dia, y con la misma disimulación la dicha Madre la tornó á dar á la criada.

También digo, que está en mi poder lo que escribió la dicha Madre sobre los Cantares, porque esta copia me dieron en el convento de Alba, cuando el padre fray Diego de Yánguas mandó que lo recogiesen todo y lo quemasen, no por malo, sino por no le parecer decente que escribiera una mujer^ aunque tal, soi)re los Cantares.

NÚMERO 31.

Declaración de Catalina Bautista, en las informaciones de Alba.

Estando yo una noche, antes que muriese nuestra santa Madre, en oración delante de una cruz, que habia en un corral, que estaba dentro de esta casa, alzando los ojos al cielo vi una estrella mucho mayor que suelen ser las ordinarias, la cual, con mucha luz, fué bajando hasta ponerse encima de la capilla mayor de esta iglesia, lo cual me causó mucha admi- ración, y con ella lo conté á otras religiosas deste convenio.

Guando murió nuestra Santa estaba yo habia cuatro meses de todo punto privada del sentido del olfato; y diciéndome las reUgiosas el grande olor qu-i despedía de el cuerpo de nuestra Santa, y que era en tanto grado, que fué necesario abrir la ventana de la celJa por la grande fragancia que en

APÉNDICES 517

ella había; y aunque yo no olía nada, llegué á besarle los pies, y al mismo punto olí un suavísimo olor, como (odas las demás; y hasta hoy, gloria á nuestro Señor, tengo el sentido del olfato muy en su punto.

Preguntándole á labora de la muerte á nuestra santa Madre el religioso que allí estaba, que era el padre provincial, y L\ madre Ana de San Bartolomé, si quería que la ^llevasen á enterrar á Ávila, respondió . ¿Por ventura aquí no me darán una poca de tierra? Y diciéndole otra religiosa : Dice muy bien, Madre, que nuestro Señor no tuvo casa pro- pia; — respondió la Santa : ¡Qué bien me dice, madre! mucho me ha consolado con eso.

NÚMERO 32.

Declaración de Constanza de los Angeles, en las infoi'maciones de Alba.

Digo, que estando el día de San Lúeas del año de 85, todas las religiosas juntas en recreación, en la celda que nuestra santa Madre murió, se oyeron en el torno de la sacristía, que cae al coro bajo, donde estaba enterrada la dicha nuestra santa Madre, tres golpes, los cuales dieron tres veces, que fueron todos nueve, pasando un poco despacio de un espacio al otro, con lo cual nos turbamos todas creyendo si había alguno en la iglesia; miráronlo, y no había nadie. Luego, el día de Santa Catalina, vino el padre fray Gregorio Nacianceno provincial que entonces era, y el padre fray Jerónimo. Gracian para llevarse el cuerpo, y contándoles aquel ruido de los golpes, nos dijeron que en aquel tiempo que los oímos se estaban firmando las patentes, para sacarlo de aquí y llevarlo á Ávila, por donde venimos á pensar que era aviso de nuestra santa Madre. Esto dicen también otras religiosas.

NÚMERO 33.

Declaración de la madre Catalina de San Angelo, en las informaciones de Alba.

Digo, que conocí muy bien á nuestra santa Madre, y vi resplandecer en ella todas las virtudes, y particularmente la

518 APÉNDICES

caridad, porque no dejaba de hacer todos los actos que podía, pertenecientes á esta virtud. Guando yo andaba pard tomar •el hábito me detuvo la Santa sin dármelo tres años, probán- dome deseos y vocación; y enviándole á decir un dia muy en- carecidamente que me diese el hábito á mi para freila, y con mi dote recibiese á otra amiga mia, que era pobre y de bue- nas partes; ella tuvo tanta caridad, que á entrambas nos recibió para el coro, y ala dicha mi amiga sin dote ninguno. También decir á una rehgiosa desta casa llamada Catalina •de la Concepción, que habia visto, al tiempo que espiró nues- tra santa Madre, entrar en su celda una procesión de perso- nas vestidas de blanco, muy resplandecientes ; y otra religiosa dijo habia visto salir de la boca de la dicha santa Madre, al tiempo de su muerte una paloma muy blanca, y yo también vi, con otras religiosas, que delante de la celda de nuestra santa Madre estaba un campecillo, en el cual habia un arbo- lillo, y amaneció, la mañana que amaneció muerta nuestra Santa, cubierto de flor, lo cual nos admiró á todas, por no ser tiempo en que suelen tener los árboles flor, y él estar seco y maltratado.

NÚMERO 34

Declaración de la venerable Ana de San Bartolomé, compañera de Santa Teresa acerca de los trabajos de ésta, en los últimos dias de su vida.

<( No es nada lo que pasó en Burgos, que fué la postrera fundación que hizo. La pobreza fué tanta, que nos faltaba la comida }■ las cosas necesarias. Un dia, me acuerdo que es- tando con harta flaqueza la Santa, no tuve que la dar sino un poco de pan mojado en agua, porque habia crecido tanto el rio, que no nos podian socorrer los del lugar, ni nosotras ■enviar por nada, que estaba la casa fuera del lugar y arri- mada á una ribera, que creció tanto la agua que se entró en la casa, y ella era vieja, y á cada ondeada del rio se estaba meneando, como que se iba á caer (1). El aposento de nuestra Santa era tan pobre, que se veia la luz del cielo por el techo y las paredes todas hendidas y hacia harto frió, que lo es muy grarde en aquella ciudad. EnLrósenos el rio en la casa

(l) Fué la inundación, dia de la Ascensión

APÉNDICES 510

hasta los primeros suelos, y como estábamos en este peli- gro subimos el Santísimo Sacramento en lo alto de la casa, j á cada hora pensábamos ser anegadas y estábamos diciendo letanías, y desde las seis de la mañana hasta la media noche estuvimos en este peligro, sin comer ni sosegar, que todo lo que teníamos se habia anegado. Nuestra Santa estaba la mas afligida del mundo, que se acababa de fundar la casa, \ dejóla el Señor á solas, que no sabia si era bien nos estuviésemos quedas, ó si salir, como hacían otras religiones en este tiempo. Estábamos todas tan turbadas, que no nos acordamos de dar nada á nuestra Santa. Ya muy tarde me dijo : Hija, mira si no ha quedado un poco de pan : déme un bocado, que me siento muy flaca. Esto me par- tió el corazón, y hicimos entrar una novicia, que era fuerte, á sacar un pan de debajo del agua, que la daba á la cintura, y de acjuello la dimos, que no habia otra cosa, y si no entra- ran unos nadadores pereciéramos; mas parece que fueron ángeles de Dios, que no sabíamos como habían venido, y entraron debajo de la agua, y quebraron las puertas j^de la casa y empezó á salir la agua de las piezas; mas quedaron tan anegadas y llenas de piedras, que se sacaron mas de ocho carros de lo que la agua habia traído. Andá- base meneando la pieza de la Santa para caer. Como he dicho, era tan pobre que el sereno la mataba. Yo, tenía dos cuberturas en nuestra cama y la una colgaba de noche sobre ella y la otra por los lados de la cama, de manera, que ella no sentía que yo lo quitaba, que no lo sufriera. Yo de que se dormía, me arrimaba á par de su cama sentada, y cuando me llamaba hacía que venía de nuestra cama y decíame la Santa : ¿Cómo, hija, vienes tan presto? Otras veces la dejaba durmiendo y me iba á lavar sus paños, que, como estaba enferma, tenía yo consuelo de darla limpio. Era muy agradable á ella la limpieza. Estábame muchas veces sin dormir y no me hacía falta el sueño por darle contento. »

« A la mañana nos partimos, sin llevar ninguna cosa para el camino, y la Santa iba mala del mal de la muerte, y todo este día por el camino no pude hallar ninguna cosa para darla de comer ; y una noche estando en un pobre lugarcillo, no se halló cosa que comer y ella se halló con gran flaqueza,

520 APÉNDICES

y díjome : Hija, déme si tiene algo, que rae desmayo; y no tenia cosa sino unos higos secos, y ella estaba con ca- lentura. Yo di cuatro reales que me buscasen dos guevos, costasen lo que costasen. Cuando vi que por dinero no se bailaba cosa, que me lo volvian, no podian mirar á la Santa sin llorar, que tenía el rostro medio muerto. La aflicción que yo tuve en esta ocasión no la podré encarecer, que me parecía se me partia el corazón, y no hacia sino llorar de verme en tal aprieto, que la veía morir y no hallaba cosa para acudiría. Y ella me dijo con una paciencia de un ángel : No llores, hija, esto quiere Dios agora. Como se acer- caba labora de su dichoso tránsito de todas maneras la ejer- citaba el Señor, mas ella lo llevaba como siempre, como santa. Yo padecía más, como menos mortificada, que era menester que la Santa me consolase, y me decia que no habia de qué tener pena, que ella estaba contenta con un higo que habia comido.

NÚMERO 35

Carta del señor obispo de Salamanca á Clemente VIII.

Beatísimo Padre : Así por razón de mi oficio, como por entender será gloria de nuestro Señor, y particular consuelo de vuestra Santidad, me hallo obligado á dar á vuestra Bea- titud parte de una gran misericordia, entre otras, que nuestro Señor ha hecho á esta diócesi, en que en ella esté el cuerpo, y mucho más los ejemplos de la bienaventurada Madre Teresa de Jesús, la cual fué una mujer santísima, y vivió una vida purísima; y tal, como vuestra Santidad verá por las informaciones hechas por mis predecesores. Fundó una nueva religión, ó reformación de religiosos Descalzos y Dos- calzas de Nuestra Señora del Carmen, que con gran ejemplo de virlud y penitencia florece agora en nuestra España. Escribió unos libros, cuya doctrina sobrepuja el talento de mnjer, y aun de hombres muy aventajados, y que da buen testimonio del espíritu de Dios, que en ella vivía : sus virtu- des fueron admirables, y por ellas, y por otras cosas mara- villosas que obró en su vida, fué estimada comunmente por santa. Ahora, después de muerta, ha confirmado nuestro

APÉNDICES 52t

Señor con nuevos milagros su santidad. Entre otros, es uno bien manifieslo, que es la incorrupción de su cuerpo, y la fragancia juntamente con óleo suavísimo, que de él sale. Á esta causa, es visitado su sepulcro de muchos fieles, que vie- nen de diversas partes, con mucha devoción á pedir su inter- cesión en sus necesidades y trabajos. No sólo en esta diócesi. Beatísimo Padre, es su santidad conocida, sino que en toda España es grande la fama que hay de ella, y la singular devoción con esta Santa, juntamente con el deseo de verla canonizada. Yo, de mi parte, por los méritos que he sabido de ella, por la devoción que la tengo, y por cumplir con mi oficio, suplico humildemente á vaestra Santidad, sea servido mirar las informaciones, que en este obispado y en toda España se han hecho, y se digne de dar sus remisorias, para que se comience á tratar de su canonización ; porque espero en nuestro Señor, que será de mucho servicio suyo, y de ¿¿rande utilidad para su Iglesia. Para cuya protección y am- paro guarde su majestad á vuestra Santidad. De Salamanca dO de Marzo de 1602. Santísimo Padre. Humildísimo siervo de vuestra Santidad, Don Pedro, obispo de Salamanca (1).

NUMERO 36

Carta del rey de Francia Luis XIII á Paulo V.

Santísimo Padre : La santa vida de la madre Teresa, y los milagros que Dios ha obrado en crédito de sus merecimien- tos y ejemplar virtud, siendo á todos notorios, y llegado á tal reverencia entre nuestros vasallos, que hay ya en este nuestro reino fundados muchos monasterios de su instituto, hemos juzgado, que vuestra Beatitud, certificada por noso- tros, como ya lo ha sido de los buenos efectos que se han seguido, aceptará con gusto la súplica, que le hacemos, de su canonización, con eficaces ruegos de que vuestra Bealitud confirme, en memoria de las buenas obras de esta piadosa matrona, lo que su dicho instituto ha dado ya á la posteri- dad; lo cual tanto más se incitará á la devoción, é imitación

(1) Las Cartas siguientes están tomadas de diferentes tomos del Año Tcrcsiano.

^22 APÉNDICES

de sus virtudes, cuanto vuestra Santidad contribuya lo qu es de la autoridad de la Santa Sede, y su particular afecto á la exaltación de la gloria de Dios, y su Iglesia santísima, á que quedaremos muy agradecidos; y así se lo hemos man- dado al marqués de Treynél, nuestro embajador, se lo insi- nué, y represente á vuestra Beatitud, al cual remitiéndonos, rogamos á Dios, Santísimo Padre, se digne de mantener, guardar, y preservar á vuestra Santidad en el buen gobierno j administración de nuestra santa madre la Iglesia. Escrita en Paris el último dia de enero de 1615. Vuestro devoto hijo <el rey de Francia y de Navarra, Luis.

NÚMERO 37.

Carta del conde-duque de Olivares al conde de Oñate, embajador del Rey católico en Roma, para que solicitase con el papa Urbano VIII la bula de la confirma- ción del patronato de nuestra santa madre Teresa de Jesús en España.

Dos veces ha votado el reino junto en Cortes por su patrona y abogada á la santa madre Teresa de Jesús, y serále de gran consuelo que su Santidad lo confirme. Ofrécense algunas contradiciones, en que quizá el cielo no será menos pío ; pero como es casi universal la devoción de estos reinos á tan gran Santa, justamente podemos seguirla, y asentarla con nuestros oficios. Escribo sobre esto á los señores cardenales Pió y Tor- res ; pero V. S. lo ha de favorecer en todas partes, como de- voto de la Santa, y señor mió. Suplicólo á V. S. muy de veras, y quiero que sepa, que casi desde que nací la tengo por abo- gada, y gran confianza en su protección ; y que por lo menos, ya que de mi cosecha no puedo ofrecerle cosa buena, he de poner á cuenta de la Santa, lo que debiere á V. S. en esta ■ocasión, que ella es tal, que nos pagará bien á todos. Y yo es- timaré esta deuda con particular reconocimiento. Dios guarde á V. S. como deseo. Madrid 27 de marzo de 1627.

De letra del-conde. El Rey es hijo de Santa Teresa, y to- dos sus esclavos. Con que V. S. me solicitará á mí, si yo me descuidare, que no haré. Don Gaspar de Guzman.

APÉNDICES 523

NÚMERO 38.

Breve del papa Urbano VIII declarando el patronato de Santa Teresa en España. Urbano, Papa VIII, para perpetua memoria.

Teniendo Nos en la tierra, aunque indignos, las veces de nuestro Señor Jesucristo, que corona con premio de gloria eterna á sus siervos y siervas en el cielo ; por el oficio pasto- ral que nos está encargado, nos corre obligación de procurar ■que se acreciente más cada dia en la tierra la honra y vene- ración debida á los mismos siervos y siervas de Jesucristo, y que sea Dios alabado en sus Santos. Por tanto, para que los ruegos de los fieles de Cristo, que se acogen el patrocinio de los mismos Santos, consigan el efecto deseado, de buena gana les hacemos gracia de oir sus peticiones, y con íntimo afecto les comunicamos las partes del dicho nuestro oficio, según que vemos convenir saludablemente en el Señor. Los ama- dos hijos procuradores de los reinos de la corona de Castilla, ahora de nuevo nos hicieron relación, que considerando ellos atentamente los innumerables beneficios, que la Divina Ma- jestad les ha hecho, y hace cada dia, por los méritos é inter- cesión de santa Teresa de Jesús, y cuan ilustrados están los dichos reinos con la santidad de su vida, con los grandes mi- lagros que se ha dignado el Señor de obrar por ella, con la fundación de tantos monasterios de hombres y mujeres de la Orden de Nuestra Señora del Carmen de Descalzos, y en que tanto florece la observancia de la regla primitiva de la dicha Orden, de cuya reformación ella fué la autora : por esto, y por la gran devoción que tienen á la misma Santa Teresa, en las últimas Cortes délos dichos reinos, la eligieron porpatrona j abogada de los reinos de la tal corona, como consta del decreto hecho sobre esto, donde más á la lar^ía nos dicen se pone el hecho. Y porque, como la dicha relación anadia, los dichos procuradores de Cortes tienen gran deseo, para que la dicha relación sea firme y perpetua, que le apliquemos el pa- trocinio nuestro, y de esta Santa Sede apostólica : Nús, ala- bando mucho en el Señor, la piedad y acuerdo presente de los dichos procuradores, y queriéndoles hacer especiales fa-

524 APÉNDICES

vores y ^Tacias, y absolviéndoles á ellos, y á cada una de sus personas, para efecto de conseguir tan solamente la presente gracia, de cualesquiera sentencias, censuras y penas eclesiás- ticas, de escomunion, suspensión, entredicho, y otras cuales- quiera por derecho ó especial persona, con cualquiera oca- sión, ó causa puesta, si acaso están con ellas ligados : incli- nándonos á los ruegos, que de nuevo humildemente se nos han propuesto, así en nomhre de nuestro muy amado hijo en Cristo Philipo, católico rey délas Españas, como délas dichas Cortes, de consejo de nuestros venerables hermanos los car- denales de la Santa Iglesia de Roma, deputados páralos sacros Ritos, aprobamos, y confirmamos, con autoridad apostólica, la dicha elección, y decreto sobre ella hecho, y le damos fuerza de firmeza apostólica, y suplimos todos, y cualesquier defectos, así de hecho, como de derecho, si acaso alguno por algún camino en ello hubiese habido. Y estatuimos, y con precepto mandamos, que de aquí adelante, para siempre ja- más, todas las personas de los dichos reinos, así seglares, y ecclesiáslicas, como regulares, tengan, y reputen á la dicha Santa Teresa por tal patrona, con todos, y cada uno de los privilegios, gracias, é indultos competentes á tales patronos, ó que de otra manera se acostumbra concederse, y que así lo deben observar aquellos á quien toca, sin 'perjuicio, ó innova- ción alguna del patronato de Santiago apóstol en todos los reinos de España. Y juntamente declaramos por irrito, y de ningún valor cualquiera cosa, que de otra manera, acerca de esto, con cualquiera autoridad, á sabiendas, ó con ignorancia, acaso por alguno fuere intentada : no obstante otras cuales- quiera constituciones y ordenaciones apostólicas en cortrário. Y queremos, que á los traslados de las presentes, aunque sean impresos, firmados de mano de algún notario público, y au- torizados con sello de alguna persona constituida en dignidad eclesiástica, se les en todo la misma fe, que se diera á las presentes, si se exhibieran, y mostraran. Dado en Roma en Santa María la Mayor, con el Anillo del Pescador, á 21 de ju- lio de 1627, en el año cuarto de nuestro Pontificado. Vul-

PIO TEATlNEiNSE .

APÉNDICES 525

NÚMERO 39.

C&Tta. del Papa Clemente XIV (Ganganeli). Desde Roma a 19 do junio do 17i9. A una religiosa Carmelita, que le Jiabia consultado en materias de espíritu.

Santa Teresa, vuestra ilustre relbrmaclora, es una délas al- mas más grandes que ha suscitado Dios para bien del Cristia- nismo. Es un padre de la Iglesia con sus luces y con sus es- critos, y un modelo de penitencia en sus austeridades. No hay ni un pequeño lunar que oscurezca en la cosa más leve sus acciones. Siempre con Dios para oirle, siempre con los fletes para instruirlos, y siempre en un mismo grado de perfec- ción : es un prodigio de sabiduría y santidad.... V. mi reve- renda madre, no necesita otras instrucciones que las de esta gran Santa. Todo lo dijo, todo lo previo, y lo enseñó todo. Las religiosas no pueden elegir mejor director ; y á este han de dirigirse, si su piedad está despojada de aquellos afectos extremadamente sensibles que perjudican la verdadera devo- ción. Consulte, pues, V. á Santa Teresa, y no á fray Ganga- neli, que es el sujeto de menos importancia que yo conozco. Yo no hago más que rebuscar, después que todos han reco- gido abundantes mieses.

NUMERO 40.

Informes de varios gravísimos y sapientísimos varones de todos estados.

El gran dominicano fray Jerónimo Bautista de Lanuza, obispo de Barbastro, y seguidamente de Albarracion, predi- cando á labeatiñcacion de la Santa, dijo de su sabiduría entre otras cosas : « El Hijo de Dios, que es sabiduría eterna....

aunque mostró su valor haciendo sabios á unos hombres

idiotas, pescadores y pobres ; pero en alguna manera más la mostró, dando tal sabiduría á una mujer, que quedase hecha maestra de predicadores, religiosos y religiosas, aventajada en la ciencia divina ; llamándola más adelante muchas veces maes- tra y dotora de celestial y espiritual dotrina «.

í)26 APÉND.CES

El Aiüverendísimo padre maeslro iva.} Diego ce Vángias, confesv^r de la Santa, dijo al padie fray Jt'aii de Lma.del Ór- de Predicadores tambion : (í) « Que la Sania Madre sa.^ía co- sas de la Sagrada Escritura, que habia muchos teúlogc s que no las alcanzaban. »

El ilustrisimo señor fray Ángel Manrique, cistercionse, obispo de Badajoz, llegó á decir del saber profundo de la Santa : « Que confesaba se agotaba el entendimiento en su doctrina, y que era menester para entenderla grai.de oración y grande unión con Dios, »

El gravísimo padre maestro fray Luis de León, de la Orden de San Agustín, decia : « Que dudaba que en lengua española hubiese escritura que con sus libros se igualase. Y qvie siem- pre que los admiraba de si; porque en muchas partes de ellos, le parecía que no era ingenio de hombre el que lo habia escrito.»

El reverendo padre maestro fray Juan de Miranda, lector de Teología de San Agustín de Burgos, dijo ■: « Que la doctrina de la santa Madre escrita en sus libros, es de las más subidas y altas que tiene la iglesia de Dios. »

El padre maestro fray Diego de Guevara, déla misma reli- gión, rector de Alcalá y visitador de la provincia de Gastilia, llegó en su deposición á decir : « Quien i'ee estos libros, lee €q ellos palabras del Espíritu Santo. )>

El maestro fray Gaspar de Villaroel, del mismo Instituto, insigne comentador,m Lib. Judie, autorizando el pensamiento de un sermón con diferentes Padres de la Iglesia, continuó de este modo : « Pero cuando esta sentencia no tuviera tan gran- des Santos por sí, y san Jerónimo no nos la enseriara, á me la persuadiera aquel asombro de santidad, aquel portento de saber, santa Teresa de Jesús, que lo debÁó de oir de la boca del mismo Dios, » etc. Añadiendo por úllimo : « Y por- que no hago más aprecio de las palabras de sau Agustín que da las suyas, quiero dedrlas; que no me ariastian tinto para esta opinión las de san Jerónimo, «etc., e.tc

(1) Afortunado concurrente cuando la recíproca ■visita de la Santa al patriarca santo Domingo, y de éste a la Santa en su venerable cueva de Santa Cruz de Sc-^ovia, a quien cupo la suerte de celebrar la Misa, dar a la Santa la comunión, y, ásu tiempo, de comer, de orden del mismo Yanguas, con quien se habia antes confesado, y era actual prior de la Comunidad.

ArÉiNDlCES 527

El reverendo padre fray Jerónimo de Guevara, lector de Sa- lamanca, de la religión misma, en una aprobación : u Lo que de estos libros me parece (dijo) es no ser otra cosa que unas- minas de oro, unos pedazos de cielo, y unas fuentes de luz de Dios ; porque en mis ojos es un sol cada uno de estos libros. Es el estilo de lodos puro y fácil, acompañado de una grande elegancia, » etc.

El venerable padre don Antonio de Molina, de la Cartuja de Miraflores de Burgos, depuso de esta manera : « Siempre he juzgado de la doctrina de estos libros lo que san Bernarda délos de santa Hildegardis, de los cuales dijo, que le pare- cía no estar escritos con invención ni ingenio humano, sino- inspirados por espíritu divino. Y que lo mismo juzga de los de la santa Madre, que no se pudieron escribir con ingenio humano, anqne se juntaran muchos hombres muy sabios y de grandes ingenios ; sino que se escribieron con sabiduría infundida de Dios. «

El señor don Luis de Quintana-Dueñas, abad de Cervatos, dignidad de la santa iglesia de Burgos, y antes juez en las informaciones ordinarias de la Santa, dijo : « Que después de la Sagradas Escrituras, no habialeido libros, anque fuesen de otros Santos, que le fuesen de más provecho, y pocos de tanto.»

El doctor Antonio de Santa Cruz, presbítero y catedrático de Medicina de Valladolid, aplicando lo que dijo Juan XXII de santo Tomás, que cada artículo era un milagro : « Ansí le parece (depuso) que cada hoja de los libros que la santa Madre dejó escritos es un milagro, y cada monasterio de los-

que fundó es un milagro Que sus libros son de tan grande

eminencia y de tan excelente doctrina, que habiendo él tratado muchos varones doctos y espirituales de estos reinos, que ansimismo hablan leido los dichos libros, el juicio de todos era de decir, que en ellos estaba la más alta Teología y doctrina espiritual que jamás hablan visto; y que les parecía merecían ser colocados y numerados entre los más aproba- dos libros de los Santos. »

El venerable padre fray Blas de San Alberto, vicario gene- ral de la religión Carmelita primitivo y muy santo : « Le- parece (dijo en la materia) que quiso Dios poner á la santa

o28 APÉNDICES

iMadre por doctora universal del mundo de la virtud de la oración. Y así declara, que estando muy sembrado por el mundo un temor del santo ejercicio de la oración, por casos

que sucedieron con la dicha santa madre Teresa de Jesús,

como con un divino sol, se desterraron las tinieblas y temores tan grandes, que el demonio tenia sembrados, y la santa Madre hizo este camino fácil. Y ansí por su medio parece haber vivificado Dios el trato de oración y espíritu de ella en todas las religiones, y otras personas particulares. )>

El reverendísimo Vallejo, maestro Carmelita observante, leyendo una vez estas obras, cerró el libro admirado, y le oyeron decir : « Cierto que entiendo que santo Tomás no alcanzó á entender tanto de precisión de actos interiores, como esta mujer. »

El sabio y reverendísimo Ignacio Larreguera (Apéndice, tomo IV, Misterio teológico, párrafo o, número 28), se explicó de esta suerte : Santa Teresia á Jesii veré áureo cálamo recon- ditiora Mysticse arcana reseravit in siiis libris. Nihü non cons- picuum in illis, nihü non securissimum.

El reverendísimo padre .fray Pedro de Vitoria, lector de la religión de San Francisco, llegó á decir también en las infor- maciones : « Que le parecía, que si algún hombre docto qui- siese añadir á lo que ella hizo alguna cosa, sería quitar y dis- minuir la obra heroica de sus libros. »

Un sapientísimo confesor de los augustos reyes de España, en escrito presentado á uno de sus tribunales supremos, no 5e detuvo en pronunciar que : « Santa Teresa escribió con pluma de plata y tinta de estrellas. »

El Señor don Jerónimo Maldonado, maestrescuela de la Santa Iglesia de Coria, y comisario del Santo Oficio, llegó á ex- plicarse de esta suerte, también en las informaciones: « Que el estilo de su decir le parece excede á toda la retórica y modo de hablar humano, y siempre le haparecido estilo del cielo. ^>

El erudito Mayans, en sus Etisayos uralorios, confirmando esto mismo, se arrojó á decir : u Dejo aparte á Santa Teresa DE Jesús, porque si los ángeles hablaran, no hablarían do otra suerte. )>

APÉNDICES o2íí

NUMERO 41.

Relación de las ceremonias y singularidades, con que se celebró la canonización de nuestra Madre santa Teresa de Jesús.

Aquel dia señalado para esta canonización, que fué el 12 de marzo, habiendo dado ya las nueve, y estando prevenido en la dicha iglesia, encendidas las hachas que rodeaban la sacrosanta imagen de nuestro Salvador; las que hablan de arder en el Sagrario donde se adora la sagrada Lanza, y ante las demás reliquias de Santos, bajó nuestro santísimo señor Gregorio XV, Pontífice Máximo, desde su palacio Vali- cano, que está en San Pedro, antecediendo los ilustrísimos señores Cardenales, y trayéndole sentado en su silla á hom- bros con aparato solemne. Apeóse junto al altar y se hincó de rodillas á los pies del sitial. Allí dio principio á su ora- ción, pidiendo á Dios que le diese acierto en aquella función, •que para gloria de su Majestad y honra de los cinco biena- venturados pretendía ejecutar canonizándolos. Habiendo ora- do y vuelto á sentarse en su ponliíicio trono, fueron llegando los ilustrísimos señores cardenales para adorarle, y con la reverencia debida, dar la obediencia á su Santidad. Concluido esto, y habieado ya tomado todos sus asientos, parecieron delante de su Beatitud, asistidos del maestro de ceremonias, ■e\ ílustrísímo señor cardenal Ludovísio, nepote del Papa, procurador' de los cinco bienaventurados, y su abogado elreve- Tendísimo señor Zambecario, ambos señalados, para que por parte del señor Emperador, de los reyes y príncipes cris- tianos, hiciesen al Sumo Pontífice la primera súplica, en la conformidad siguiente : « Beatísimo Padre. El cardenal Ludo- visio, que aquí se presenta á vuestra Santidad, le suplica con lodo aprieto en nombre ele la majestad cesárea, de los reyes y príncipes católicos, tenga por bien de declarar, qae isidro Labrador, Ignacio de Loyola, Francisco Javier, Teriísa DE Jesús y Felipe Neri, deben ser escritos en el catálogo de los Santos de nuestro Señor Jesucristo; y que como á tales deben ser reverenciados de todos los fieles. »

A Cuya primera petición el secretario del Papa respondió en

530 APÉNDICES

nombre del santísimo Padre, así : « No hay vez alguna en que se deje ver en el aire algún resplandecienle cometa, que no juzguen entre alborozos los simples, y guiados solamente de la apariencia que sus ojos miran ser algún desusado aslro que de nuevo nos ha querido dar á entender, que reside en- tre los dos que adornan estos cielos. Mas ios astrólogos ex- pertos válense de instrumentos varios, siguen los pareceres de hombres cientiflcos, tantean una y muchas veces, siempre con solicitud grandísima, el rumbo que sigue aquella nueva luz, huyendo ante todas las cosas de asegurar que es estrella de las que están en el firmamento, lo que puede ser no más que una leve exhalación que se encendió en el aire. Á este Diodo podemos fliosoíar que sucede en la Iglesia llamada Reina de los Cielos. Sucedió tal vez resplandecer entre las oscuri- dades de nuestro siglo la virtud de algún sujeto, con especial singularidad, entre el rostro de los demás : ¿ no habéis no- tado la facilidad grande con que el vulgo, llevado de la pie- dad, le encarece hasta las nubes, y ya le da por Santo ? Pero la Iglesia, en quien solamente se halla la suprema autoridad para decidir estas causas, no pasa por indicios tan inciertos. Siendo constante, que no ya los ínfimos vapores de la tierra se revisten de tales luces que parecen estrellas, sino que aun los demonios mismos se transfiguran en ángeles de luz. Por cuyo respecto está determinado, con acierto grande, que para declarar á alguno por santo, se hayan de examinar sus acciones con averiguaciones diligentísimas, se tome jura- mento á los testigos, se pida dictamen á los príncipes de la Iglesia, y aun los milagros, siendo así, que parezcan ser tes- timonios divinos y oráculos celestiales, también se averi- guan mucho. Y, por último, valiéndose de ayunos, limosnas y oraciones, se solicita que el mismo Dios, que tiene conta- das las estrellas y puesto su especial nombre á cada una de ellas, tenga por bien de descubrir la verdad, y señalar cuál debe ser el resplandor de virtudes de aquellos sujetos que en el estrellado cíelo de la santa madre Iglesia merezca lucir por todas las eternidades. Gozoso está nuestro santísimo Señor de que ya todas estas diligencias, siguiendo á los an- tecesores padres, estén ya cumplidas exactamente de calidad, que con aprobación de los hombres y enseñanza del divino

APÉNDICES 531

espíritu, está averiguada la virtud de estos cinco, á quienes desean ver con los honores y llaman con nombre de Santos el emperador, reyes, príncipes y repúblicas. Pues ¿ quién pondrá la menor duda en los méritos de algunos de ellos ?

Isidoro, Labrador triunfante y excelentísimo, así por el culto que le tributan los reyes, como por el amparo que él mismo ofrece á las provincias, el cual, en fuerza de su po- breza, arando, sembró tesoses de divma gracia, para com- prar la dignidad de príncipe en la gloria.

Ignacio de Loyola, en cuya meditación ardió el fuego di- vino que su pecho atesoraba, abrazando con su afecto cuan- tas provincias se extienden con el mundo, y cuantas edades cuentan los siglos para extender la Cristiandad en todos tiempos y en todas partes, fué instituidor de la Compañía, que, armada de virtud y letras introdujera en los gentiles el nombre de Jesús, y desbaratara, sin sentir, las malvadas má- quinas de los herejes.

Á mas allá de lo que se extiende el mundo se habrá de dilatar el que quisiere numerar las alabanzas que Francisco Javier merece, por el bien que hizo á las naciones ; porque habiendo alumbrado con las luces evangélicas las oscuridades del Oriente, se reconoció deber los indios mayores beneficios á los caritativos empleos de los sacerdotes cristianos que á los benévolos influjos de sus astros ; y que aquel cielo, que canta la Igloria de Dios ó la Iglesia Católica, es de donde se descubrió el sol de justicia á los gentiles, que habitaban en medio de mortales tinieblas.

Teresa, coronada de virginales azucenas, y quebrantando en su propio cuerpo las armas de los apetitos con mortifica- •ciones voluntarias, triunfó perpetuamente en la Iglesia mili- tante de las valentías de los demonios. Tuvo familiares colo- quios con la Sabiduría eterna, y descubrió los secretos divinos Hubiera logrado la palma de mártir, si el soberano Esposo, enamorado del sacrificio de su virginal pecho, no la hubiera reservado, para que sin derramar su roja sangre, restituyese sus antiguos verdores al Carmelo.

Por último, el sosiego pacífico é inexpugnable de Felipe Neri, ¿ á qué triunfos conseguidos á costa de batatallas no el aventaja ? Apenas se atrevía el infernal enemigo á om-

532 APÉNDICES

íiatir con sus sacrilegas armas corazón tan defendido de Dios y de sus ángeles; porque teniéndole por un castillo de for- taleza celestial, desesperaba de vencerle, y temia que, conti- nuándose las victorias de Felipe, se veria precisado á rendirle nuevos triunfos.

Pues como todos estos, cuando aun vivian en el mundo, moraban con sus espíritus en la soberana Patria, ahora que reinan en la Gloria, dan con maravillas que todos los días repiten, á entender al mundo que aun viven en él y le patro- cinan. Por cuya causa, inclinado nuestro santísimo Señor á los ruegos de toda la Cristiandad, imagina que el dia pre- sente (clarísimo con los resplandores de san Gregorio) ha amanecido digno de eterna memoria, porque en él parece que el Rey de la Gloria que á estos bienaventurados los tenia mucho tiempo entre sus cortesanos celestiales, gusta de que ya públicamente se propongan á todos los mortales, para que con autoridad apostólica los reverencien y sigan sus ejemplos. Mas siendo los juicios de Dios unos multiplicados abismos, ni aun la virtud querúbica se atreve á mirar dere- chamente la inmensa luz del Todopoderoso. Y asi, ahora, particularmente, es cuando se debe acudir con toda instancia al Señor, que tiene el principado de los Santos, para que con- curriendo las súplicas de la beatísima Virgen y de todos los bienaventurados, y principalmente favoreciendo esta causa los ruegos de los Santos Apóstoles (cuyos cuerpos se reveren- cian públicamente en esle templo donde mora la recta Reli- gión) para que la luz divina califique el entendimiento de nuestro beatísimo Padre, y se concluya cabalmente entre aprobaciones de cielos y de tierra este negocio, de quien de- pende la gloria del linaje humano, el acrecentamiento del divino cullo, y aun los gozos de la bienaventuranza. Esto es en substancia lo que me mandó responder nuestro santísimo Señor. »

Dichas estas razones bajó su Santidad, teniendo puesta la tiara, se hincó de rodillas junto al sitial, y oró un rato, can- tándose en el coro las letanías de los Santos y otras depreca- ciones, que, concluidas, se restituyó á su trono el Sumo i'oiilincc. Knlónccs el sobredicho Cardenal, y abogado, pro- pusieron la segunda súplica, en la conformidad misma que

AI»ENDICES 5t{3

lo liabian ejecutado la primera. Á los cuales responfli(') el propio secretario lo sií?uiente :

« No es otra cosa decretarse con autoridad pontificia acla- maciones festivas y renombres de Santos, que publicarlos por príncipes de la gloria y abogados del mundo, haciendo pa- tentes los divinos secretos, las llaves apostólicas. Lo cual es un negocio de tan grandísima importancia, que habiendo de concluirlo presto nuestro santísimo Señor, juzga su Santidad que se deben repetir las oraciones de lodo este principado odesiástico, y ayuntamiento agregado de varias gentes para implorar la luz del espíritu divino. Así me ordenó nuestro santísimo Señor que respondiese. » En acabando de dar esta 1 espuesta, segunda vez bajó de su silla el Papa, y puesta la liara, se acercó al sitial, donde el cardenal Esté, qae servia de diácono, se volvió al pueblo, y en alta voz dijo : Orad. Y quitando de la cabeza al santísimo Padre la tiara, se arro- dilló su Beatitud, y acompañado de lodos los señores carde- nales y de los demás, hizo oración mentalmente. Luego, el mismo Cardenal diácono, dijo : Levantaos. Lo que, ejecutado, trajeron los Cardenales asistentes á su Santidad el ritual, y en alta voz entonó el himno : Yeni Creator Spiritus, que oyeron de rodillas todos, hasta que la música cantó el pri- mer verso. Dicho este, tomó el Papa su asiento, y prosiguió el coro el himno, perseverando lodos en pié ; y después del verso Emiíte spiritum tuum, etc., dijo su Santidad la oración Dgusf qui corda fidelium, etc., y sentóse.

Al punto hicieron tercera instancia los que al principio, proponiendo su embajada y razones, como las dos veces an- lecendetes. Á que el referido Secretario del Pontífice respon- dió como se sigue : « Cielos, escuchad lo que voy á decir, y atiéndala tierra mis palabras. Nuestro santísimo Señor, ani- mado con espíritu divino, determina desde esta elevadísima cátedra de la sabiduría cristiana (constituida por Dios, para oráculo de la verdad en el mundo) concederlos honores ce- lestiales á estos cinco bienaventurados, y que Isidoro Labra- dor, Ignacio de Loyola y Francisco Javier, españoles, Felipe Nerijílorentin, sean escritos en el número de ios Santos con- fesores; Teresa DE Jésus, española, en el de las santas vírge- nes. Sin mas tardanza, el mismo cardenal Ludovisio, acom--

30.

534 APÉNDICES

pañándole el referido Abogado, dando á su Beatitud las de- bidas y muy honoríficas gracias, dijo asi : « Beatísimo Padre : E! cardenal Lubovisío, que presente se halla, recibe en nom- bre de la majestad Cesárea, de los reyes, y príncipes católi- cos, la oferta qae vuestra Santidad acaba de hacer porloque Je rinde gracias inmortales ; y en nombre de los mismos le ruega tenga por bien de despachar, en orden á la efectuada canonización, sus apostóJicas letras ; y á todos, y á cada uno delosproto-notarios y notarios, que aquí se hallan, se lespide, que para perpetua memoria, formen instrumentos ó instrumen- tos públicos, en que se testimonio de esta solemne canoniza- ción. » Entonces su Santidad, bendiciéndolos con la cruz, que hizo con su mano derecha, respondió : Así lo decretamos. instantáneamente uno de aquellos prelados asistentes, en voz alta leyó la sentencia y decreto que su Santidad hacía sobre la canonización.

Decreto del santísimo señor nuestro y padre en Cristo, Gregorio XV, tocante ala canonización de los santos Isodoro, Ignacio, Francisco Javier. Teresa de Jesús, virgen, Felipe Neri, confesores, celebrada a 12 de marzo de 1622.

Á honra de' la santa é individua Trinidad y exaltación de ía Fe Católica y aumento de la Religión cristiana, con la autoridad del mismo Dios Todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo, y de los Santos Apóstoles Pedro y Paulo y nuestra ; habiendo tomado consejo de nuestros hermanos, determinamos y definimos que los sujetos de buena memoria, Isidoro Labrador, patrón de Madrid; Ignacio de L oyóla, del lugar Vizcaíno, de Azpeitia, fundador de la Compañía; Francisco Javier, de la misma Compañía de Jesús; Teresa DE Jesús y Ahumada, natural de Ávila, fundadora de la Orden de Carmelitas Descalzos; y Felipe Neri, ílorentin, fundador de la Congregación del Oratorio, son Sanios dignos de ser escritos en el catálogo de los Santos, y como á tales los escribimos en dicho catálogo; determinando, que lodos los años, el dia del tránsito de Isidoro, Ignacio, Francisco y Felipe, como á confesores, no pontífices; y en el de Teresa, como á solamente virgen, celebre la universal Iglesia sus oficios devota v solemnemente. Y sobre esto, valiéndonos de

Al'ÉNDICES 535

la misma autoridad, á lodos los que, verdaderamente peni- tentes y confesados, visitaren devotamente los sepulcros de los dichos cualesquiera Sanios en los dias de sus festividades, concedemos un año y cuarenta dias de indulgencias; y á los que hicieren esta diligencia en las octavas de sus fiestas, con- cedemos cuarenta dias.

Al acabar de leer esto, regocijándose todo el concurso y sonando los instrumentos músicos, todo era dar voces de alegría y hacer reverencia á los nuevos Santos. Sin detención alguna hicieron fuera de la iglesia señal las chirimías, las campanas y muchísimas trompetas. Entonces también los soldados suizos, de que se formaba la guardia de su Santidad, hicieron salva con repetidos disparos, principalmente en el castillo de San Angelo se disparon muchas piezas de artillería en señal de la canonización de los cinco Santos. También se oía por toda la ciudad el sonido alegre de las campanas. Y de todo resultaba excitarse mucho los corazones de cuantos fieles había, á alabar y bendecir á Dios en sus Santos. Luego que empezó esta alborozada armonía, entonó su Santidad el Te Deum laadamiis, que, prosej^^uido, finalizado por las suavísimas voces de la capilla, el señor Cardenal, que hacía oficio de diácono, entonó este versículo : « Orad por nosotros, santos Isidoro, Ignacio, Francisco, Teresa, Felipe. » Y respondió el coro : « Para que seamos dignos de las promesas de Cristo. » Y concluido el verso dijo el Sumo Pontífice la oración propia de los cinco Santos. Después el cardenal diácono dijo la confesión, y en los lugares que les tocaba nombró á los Santos nuevos diciendo : Atque Beato Isidoro, Ignatio, Francisco, Theresiae. Fhilippo, et ómnibus sanctis, etc. Hecho esto, comenzó su Santidad la Tercia; y mientras la proseguía el coro, fué revistiéndose con las ceremonias acostumbradas para celebrar la misa solemne. Ésta fué de San Gregorio, doctor de la Iglesia, con la segunda oración propia de los cinco Santos. Fuese prosi- guiendo hasta el ofertorio, y entonces sentóse el Pontífice : unos señores Cardenales, que estaban prevenidos para la función, fueron tomando sus ofrendas y presentándoselas á su Santidad, observando la atención de besar primero el don aquél que lo ofrecía, y, al darle, besar la mano y las

536 APÉNDICES

rodillas de s'a Beatitud. Los dones fueron, como ahora diremos, y verdaderamente misteriosos y merecedores de toda reflexión. Diez cirios grandes, muy hermosamente dispuestos y adornados, así con los escudos de los Santos, como con los del Papa, y Rey Católico. De calidad, que un par de ellos se ofrecía por cada uno de los Santos; cinco canastillos dorados, y en cada uno dos blancas tórtolas cubiertas con unas redecillas de seda, en nombre de cada Santo cada canastillo. Diez grandes panes, los cinco pla- teados, y dorados los otros cinco, de calidad, que un pan de esta diferencia se ofreció en honor de cada Sanio. Otros cinco canastillos plateados, que, cubiertos con sus redes de seda, guardaban un par de palomas blancas cada uno, dedicándose en la misma conformidad. Diez pipas de madera llenas de vino, y plateadas las cinco, y las restantes doradas, que se presentaron con el orden que los panes. Otras cinco cestiilas muy pintadas y adornadas de plata y oro, que debajo de redecillas de seda aprisionaban grande copia de pajarillos. En recibiéndolos, su Santidad los dio libertad, y volando a lo superior del templo alborozaron á los pre- sentes.

Los señores Cardenales, por cuyas manos pasaron estas ofrendas, fueion los que se siguen : conviene a saber : por san Isidro, ofreció los dos cirios el señor cardenal de Moute; el cardenal Pereto los dos panes; el cardenal Madrucio, las dos pipas de vino. Por san Ignacio ofrecieron los correspon- dientes dones los cardenales Millino, Lenio y Cresencio. Por san Francisco Javier, los cardenales Muto, Sabellio y Valerio. Por Santa Teresa, los cardenales Zollorens, Gherardo y Sca- glia. Y por san Felipe, los cardenales Pignalelli, Scrato y Go- zadino. Asistentes para las ceremonias, fueron : el cardenal de Monte, obispo Portuense, Boncompaño y Aldobrandino. Los abogados que asistieron con la incumbencia de cuidar de la función, fueron : por san Isidoro, el abogado Gafarella,_ Por los santos Ignacio y Francisco, el reverendísimo señor Zambecario. Por Santa Teresa el abogado Millino ; y por san Felipe, el abogado Spada. Maestros de ceremonias, fueron : el señor Paulo y señor Juan Bautista Alaleoni, señor Carlos Anlonio Vicario v señor Pedro Ciammarucano. Concluido el

APÉNIJICES 337

ofertorio se prosiguió la misa con las acostumbradús .ceremo- nias, y habiéndose terminado, nuestro s-xntisimo Soñor echó la bendición ; y después de publicar indulgencia, precediendo los señores Cardenales, fué llevado en su silla y restituido fes- tivamente á su palacio.

f IN

ÍNDICE

DE LAS CARTAS DE SANTA TERESA

Y DE OTROS DOCUMENTOS

CONTENIDOS EN ESTE LIBRO

Pág.

AdVEKIENCIA y OBSERVAflONES PRELIMINARES . . i ... 1

Carta prl>iera. Al Señor Lorenzo Cepeda y Ahumada (31 de

diciembre de 1561) 1

II. Á Doña Luisa de La Cerda (18 de mayo de 1868). 6

III. Á la misma Señora (25 de junio de 1568). . , 7

IV. Para Alonso Ramírez (junio de 1558) 8

V. Á Cristóbal Rodríguez de Moya (28 de junio de

1568) 9

VI. Al Illimo. Sr. D. Alvaro de Mendoza (6 de julio de

1568) 19

VII. A Doña Luisa de La Cerda (13 de diciembre de

1568). 11

VIII. Á Francisco de Salcedo (setiembre de 1568). . 12

IX. Á Doña Inés Nieto (28 de diciembre 1568). ... 14

X. Á Diego Ortiz (9 de enero de 1569) 15

XI. Á Alonso Ramirez (19 de febrero 1569) 16

XII. Á Doña María de Mendoza (marzo de 1569). . 18

XIII. Al Señor Lorenzo de Cepeda (17 de enero de

1570) 19

XIV. Al M. R. P. Fr. Antonio de Segura (cuaresma

de 1570) 23

XV. Á Doña Isabel de Jimena (principios de 1572). . 25

XVI. Á la Illma. Doña María de Mendoza (7 de

^ marzo de 1572) 26

XVII. A la Madre Inés de Jesús (fecha incierta). . . 30

XVIII. Al Prudentísimo Señor Rey Felipe II (11 de

junio de 1573) 31

XLX. Al P. Ordoñez de la Compañía de Jesús (29 de

juho de 1873) 32

XX. Para Pedro de la Vanda (2 de agosto de 1573). . 34

540 ÍNDICE

Carta XXI. Al M. R. P. Maestro Fr. DoLpingo Baiiez. (prin- cipios de 1374). 33

XXII. Al lUmo. Sr. D. Alvaro de Mendoza (sin fecha). 31

XXllI. Á la Madre Ana de La Encarnación (sin fecha) 39

XXIV. Al P. Fr. DoiiiiDgo Bañez (fecha incierta) . . 41

XXV. Á la Madre María Bautista (14 de mayo de

1874).. . 41

XXVI. Á la iDisma (junio de 1574) 43

XXVII. Á la misma (16 de julio de 1574) 45

XXVIll. Á la misma (fines de setiembre de 1574). . . 46

XXIX. Á Antonio Gaitan (junio de 1574) 48

XXX. Al Illmo. Sr. don Teutonio de Braganza (julio

de 1874). 49

XXXI. Al Venerable P. Maestro Fr. Luis de Granada

(fecha incierta) 50

XXXII. Á don Alvaro de Mendoza (11 de mayo de

1575) 52

XXXIII. Al Remo. General del Carmen (18 de junio

de 4575; 53

XXXIV. Para Antonio Gaitan (10 de julio de 1575). . 57

XXXV. Al Rey Felipe II (19 de julio de 1575). ... 59

XXXVI. Al P. Fr. Jerónimo Graciau (27 de setiembre

de 1575) 60

XXX Vil. Para Rodrigo de Moya (19 de febrero de

1576). . 62

XXXVIII. Al Rmo. P. M. Fr. Juan Bautista Rúbeo

(ano de 1576) 64

XXXIX. Á la Madre Maria Bautista (29 de abril de

1576) 69

XL. Al P. Fr. Mariano de San Benito (9 de marzo

de 1576) 72

XLI. Al P. Fr. Jerómino Gracian (15 de junio de

1576) 75

XLII. ÁlaMadreMaríadeSanJosé(15de juniodel576) 77

XLII (doble). Á la mis^á (11 de julio de 1576). . . 78

Aviso ó Memoria de la Santa á su hermano Lo- rencio de Cepeda 79

XLIII. Para las Religiosas Carmelitas Descalzas de

Veas (1576) 80

XLIV. Al P. Fr. Jorónímo Gracian (2^ mitad del año

1576) 81

XLV. Para el mismo (mitad del año 1576) 83

XLVI. Para el mismo (6 de setiembre de 1576). . . Si

XLVII. Para la Madre María de San José (7 de se-

tiembre de 1576) SG

XLVIil. Para la misma (9 de setiembre de 157G). . . 90 XLIX. Parala misma (22 de setiembre de 1576). . . 92

ÍNDICE 541

Pag.

Carta L. Al P. Fr. Juau de Jesús (.i fines de setiembre de

1576). 93

Lí. Á la Madre María de San José (mediados de octu-

bre de 1576) 94

LII. Al P. Fr. Jerónimo Gracian (21 de octubre de

1576) , , . 96

LT I. Al mismo (31 de octubre de 1576) 96

LIV. Al P. F. Ambrosio Mariano (mediados de octu-

bre de 1576) 99

LV. Al mismo (21 de octubre de 1576) 100

LVÍ. Á la Madre María Bautista (2 de noviembre de

1576) 106

LVII. Al P. Fr. Ambrosio Mariano (3 de noviembre

de 1576) 108

LVIII. Á la Madre María de San José (19 de noviem-

bre de 1576) '. 109

LIX. Á la misma (26 de noviembre de 1576). ... 112

LX. Á Luis de Cepeda (26 de noviembre de 1576). . 115

LXI. Á la Madre María de San José (3 de diciembre

de 1576) 116

LXII. Al P. Fr. Jerónimo Gracian (fines de 15'76). . . 117

LXIII. Á la Madre María de San José (7 de diciembre

de 1576). 119

LXIV. Al P. Fr. Jerónimo Gracian (igual fecíia que

la anterior) 121

LXV. Al mismo (mediados de diciembre de 1576). . 124

LXVI. Al P. Fr. Ambrosio Mariano (12 de diciembre

de 1756) 128

LXVII. Á la Madre María de San José (13 de diciem-

bre de 1576). . 131

LXVIII. Á la Madre Brianda de San José (fin de di-

ciembre de 1576) 132

LXIX. Al P. Fr. Jerónimo Gracian (2o de octubre

de 1576) . 133

LXX. Al mismo (fecha incierta) 136

LXXI.AlSeñor Lorenzo de Cepeda(2 de enero de 1577) 139

LXXIL Al P. Fr. Jerónimo Gracian (9 de enero de 1577). 145

LXXIIL Al P. Fr. Ambrosio Mariano (principio de

^ 1577) 147

LXXIV. Á la Madre María de San José (17 de enero

de 1377) 148

LXXV. Al Señor Lorenzo de Cepeda (igual fecha). . 150

LXXVL Al mismo, hermano de la Santa (10 de fe-

brero de 1577) 154

LXXVIL Al mismo Señor (27 y 28 de febrero de 1377) 158

LXXVIIL Al P. Fr. Ambrosio Mariano (15 de marzo

de 1577) ,,..,.... 162

31

Si2 ÍNDICE

Pag. Carta LXXIX. Á la Madre María de San José (6 de mayo

de 1577) \ 163

LXXX. Á la misma (15 de mayo de 1577) 165

LXXXI. Á la Madre Ana de San Alberto (2 de julio

de 1577) 167

LXXXII. Á la Madre María de San José (julio de 1577) 169

LXXXIII, Al Licenciado Gaspar de Yillanueva (julio

de 1577) 171

LXXXIV. Allllmo. Sr. D. Alvaro de Mendoza (6 de

setiembre de 1577) 173

LXXXV. Al Prudentísimo Señor, el rey Felipe II

(13 de setiembre de 1577) 175

LXXXVL Al Sr. Juan de Ovalle (19 de octubre de

^1577) 177

LXXXVIL k la muy excellente Sra. Duquesa de Alba

(2 de diciembre de 1577) 178

LXXXVIII. Al rey Don Felipe II (4 de diciembre de

1577) 179

LXXXIX. Á la Madre María de San José (10 de di-

ciembre de 1577) 181

XG. Á la Illima. Sra. Doña María Mendoza (fines de

1577) 183

XGI. Al Illimo. Señor D. Teutonio de Bragauza (16 de

enero de 1578) 184

XGII. Al P. Juan Suarez, de la Gompañia de Jesús

(10 de 'febrero de 1578) 190

XGIII. Del P. Suarez al Rector de la Gompañia de

Jesús . 193

XGIV. Del P. Gonzalo de Ávila, Rector de la Gompa-

ñia de Jesús 193

XGV. Al P. Gonzalo de Ávila (febrero de 1578). . . 194

XGVI. Al P. Fr. Jerónimo Gracian (16 de febrero de

1578) 196

XGYII. Al mismo (2 de marzo de 1578) 199

XGVIII. Para Roque de Huerla (9 de marzo de 1578). 202

XGIX. Al P. Fr. Jerónimo Gracian (10 de marzo de

1578). 203

G. Á la Madre María de San José (28 de marzo de

1578) 205

Al P. Fr. Jerónimo Gracian (15 de abril de 1578). 207 GIL Al mismo (17 de abril de 1578) 210

Gilí. Al mismo (7 de mayo de 1578). , 212

GIV. Al mismo (9 de mayo de 1578) .213

GV. Al mismo í 22 de mayo de 1578) . 215

GVI. Al M. R. P. M. Fr. Domingo Bañez (28 de julio

de 1578) ' 218

CVil. Al P. Fr. Jerónimo Gracian (8 de agosto de 1578) 219

ÍNDICE 543

Pag.

222 99;

Carta CVIII. Al mismo (14 de agosto de 1378). . . .

GIX. Al mismo (19 de agosto de 1578) -¿¿.y

ex. Al mismo (ñnes de agosto de 1578) 227

CXI. Al mismo (fines de agosto de 1578) 228

CXIÍ. Al mismo (29 de setiembre de 1578) 229

CXIII. Al P. Pablo Hernández (4 de octubre de 1578). 230

CXIV. Al P. Fr. Jerónimo Gradan (15 de octubre de

1578) ! 233

CXV. Á Roque Huerta (últimos de diciembre de 1578. 235

CXVI. Á Doña Juana de Antisco (28 de diciembre de

1578) .237

CXVn. Al P. Gonzalo Dávilas, confesor de la Santa. 238

GXYHI. Á la Priora y comunidad de Veas fines de

1578) 24a

CXIX. A la venerable Madre Ana de Jesús (fecha in-

cierta) 240

CXX. Al Ilustre y Muy Rdo. Sr. Don Hernando, Prior

de las Cuevas (31 de enero de 1579). . . . 241

CXXI. A las Religiosas Carmelitas de San José de

Sevilla (31 de enero de 1379) 24-S

CXXII. Al P. Fr. Jerónimo Gradan (principios de

abril de 1579) 24&

CXXIH. Al mismo (21 de abril de 1579) 248

CXXIV. Para la Madre Isabel de San Jerónimo (3 de

mayo de 1579) 25C

CXXV. Para la Madre María de Bautista (9 de junio

de 1579) 253

CXXVI. Al P. Fr. Jerónimo Gradan (10 de junio de ~

,1379) 25&

CXXVll. Á la Madre Ana de la Encarnación (18 de

junio de 1579) 238

CXXVIll. Para la Madre María de San José (24 de

junio de 1579). . . 259

CXXIX. Al P. Fr. Jerónimo Gradan (7 de julio de

1579). 261

CXXX. Á la Madre María de San José (22 de julio de

1578) 263

CXXXI. Al Illmo. Señor Don Teutonio de Braganza

;22 de julio de 1579) 265

CXXXII. Al P. Fr. Jerónimo Gradan (12 de diciembre

de 1579) 267

CXXXIII. Al P. Fr. Jerónimo Gracian (18 de diciem-

bre de 1579) 268

CXXXIV. Al P. Fr. Nicolás de Jesús Maria Doria

(21 de diciembre de 1579) 269

CXXXV. Para la Priora y carmelitas Descalzas de Se-

villa (enero de 1580) 273

544 ÍNDICE

Pág.

Carta CXXXVI. Al P. Fr. Nicolás de Jesús María (13 de

enero de 1S80) 275

GXXXVII. Á la Madre María de Sau José (enero de

1380) 277

CXXXVIII. Al P. Fr. Jerónimo Gracian (14 de enero

de 1580) 280

CXXXIX. Al mismo (13 de enero de 1580) 283

CXL. Á la Madre María de San José (1.° de febrero de

1580) 284

CXLI. Al P. Fr. Jerónimo Gracian (febrero de 1580). 287

CXLII. Á la Madre María de San José (8 de febrero de

1580) 288

GXLIII. Al P. Fr. Jerónimo Gracian (12 de febrero de

1580) 291

CXLIV. Ala Madre María de San José (3 abril de 1580). 292

CXLV. Á Doña Isabel Osorio (8 de abril de 1380).. . 294

CXLVI. Al P. Fr. Jerónimo Gracian (3 de moys de 1580) 293

CXLVII. Á la Illma. Sra. Doña María Henriquez (8 de

mayo de 1580). 298

CXL VIII. Al P. Fr. Jerónimo Gracian (30 de mayo de

1580) "^ . . 300

CXLIX. Al mismo (2 de junio de 1580^ 301

CL. Á la Madre María de San José (4 de julio de

1580) 302

CLI. Ala misma (6 de agosto de 1580) 306

GLII. Á la hermana Teresa de Jesús (7 de agosto de

1580) 307

CLIII. Para Doña Juana de Ahumada, su hermana

. (9 de agosto de 1580) 308

CLIV. Al Illmo. Sr. Don Diego de Mendoza (31 de

agosto de 1380) ^ . . 309

CLV. A la Madre Priora y Religiosas de San José de

Ávila (7 de octubre de 1380) 311

CLYI. Á la Madre María de San José (23 de octubre

de 1380) 313

CLVII. Al P. Fr. Jerónimo Gracian (20 de noviembre

de 1580) 315

CLVIII. Á la Madre María de San José (21 de no-

viembre de 1380) .316

CLIX. Á Don Lorenzo de Cepeda, sobrino de la Santa

(diciembre de 15S0) 318

CLX. Al P. Fr. Jerónimo Gracian (fecha incierta). . 320

CLXl. Para una Religiosa de otra Orden (fecha in-

cierta) 321

GLXII. Para ana Señorita de Ávila (fecha incierta). 322

CLXIII. Para uua Señora dcscoDOcida (fecha iu-

ric-¡a) 323

ÍNDICE 545

l'ág.

•Cauta CLXIV. Para oLro Confesor (fecha incierta) 324

CLXV. Al SiM~ior D. Jerónimo Reinoso (enero de I08I). ?,20

CLXVI. Al P. Fr. Jerónimo Gracian (21 de febrero de

1581) 330

CLXVII. Al mismo (27 de febrero de 1581) 333

CLXVllI. Al mismo (febrero 1581} . . 336

CLXIX. Al mismo (igual fecha) - . 337

CLXX. AI mismo (igual fecha) ;;;] ;

CLXXI. Alalllma. Sra.DouaAuaEur¡quez(4 de marzo

de 1581) 310

CLXXII. Al P. Fr. Jerónimo Gaitau (31 de marzo de

1581) ^ 3 ti

CLXXIII. Para Antonio Gracan (28 de marzo do 1581). 343

CLXXIV. Al Illmo. Sr. Velázquez (igual fecha) . . . 345

CLXXV. Para un Señor Obispo (fecha incierta). . . 346

CnXXVI. Al Illmo. Sr. Velázauez (mayo de 1581). . 351 GLXXVIT. Al P. Fr. Jerónimo Gracian (24 de mayo

de 1581) ' . 354

CLXXVIII. Al mismo (29 de mayo de 1581) 357

CLXXIX. Al Emmo. Sr. D. Gaspar de Qulroga (16 de

.lunio de 1581). 3oS

CLXXX. Al P. Fr. Jerónimo Gracian (27 de junio de

15Si) 359

CLXXXI. Al mismo (14 de julio de 1581) 360

CLXXXII. Al Licenciado Ruiz de la Peña (30 de junio

de 1581) 383

CLXXXIII. Al Señor D.Jerónimo Reinoso (13 de julio

de 1581) 366

CLXXXIV. Á Doña Juana de Ahumada (26 de agosto

de 1581).. 368

CLXXXV. Al P. Fr. Jerónimo Gracian (26 de octubre

de 1581) 369

CLXXXVI. AI Emmo. Cardenal Quiroga (30 de oc-

tubre de 1581) 371

CLXXXVI (doble) 372

CLXXXVII. Á D. Juan de Ovalle (14 de novicmlíre de

1581) 373

CLXXXVIII. AI Illmo. Sr. D. Pedro de Castro (19 de

noviembre de 1581) 375

CLXXXIX. Al mismo (noviembre de 1581) 376

CXC. Al mismo (noviembre de 1581) 377

CXCI. A] P. Fr. Jerónimo Gracian (29 de noviembre

de 1581) 378

CXCII. Al mismo (1.0 de diciembre de I.jSI). . . . 3%

CXClll. Al mismo (diciembre de 1581) JSl

CXCIV. Á D. Lorenzo de Cepeda (1." de diciembre de

1581^ 382

546 ÍNDICE

Pág.

Carta CXGV. Á la priora y religiosas Carmelitas de Soria

(28 de diciembre de 1581) 385

CXGVI. Al Licenciado Peíáa (8 de enero de 1582). . . 386

CXCVII. Á la hermana Leonor de la Misericordia

(enero de 1582) 388

CXCVin. Á Doña Beatriz de Mendoza (fecha incierta). 389

CXCIX. Al P. Fr. Nicolás de Jesús María (fecha in-

cierta) 391

ce. Á Catalina de Tolosa (16 de enero de 1582). . . 392

CCL A la Madre Maña de San José (6 de febrero

de 1582) 393

CCIL Al Licenciado Martin Alonso (1.° de marzo de

1582) 395-

CCin. Al P. Fr. Ambrosio Mariano (18 marzo de 1582). 391

CCÍV. Á Maria de San José (marzo de 1582). . . . 39R

CCV. Al Tilmo. Sr. D. Alvaro de Mendoza (13 de abril

de 1582) 399

CCVL A Don Fadrique Alvarez de Toledo, Duque de

Huesear (18 abril de 1582] 401

CCVII. Al Illmo. D. Pedro Manso (mayo de 1582).. . 402 CCVII (doble). Á la Madre Leonor de la Misericor- dia (mayo de 1582) 402

CCVin. Á D. Jerónimo Reinoso, canónigo de Palen-

cia (20. de mayo de 1582) 404

CCIX. Á la priora y Religiosas de San José de Gra-

nada (30 de mayo de 1582) 405

CCX. Al Lie. Pena, Capellán de la Capilla real de

Madrid (junio de 1582) 409

CCXL Al P. Fr. Jerónimo Gracian (25 de junio de

1581) 411

CCXIL Á la Madre María de San José, priora de Sevilla

(6 de julio de 1582). 413

CXIIL Ala misma (14 de julio de 1582) 414

CCXIV. Á la Madre Tomasina Bautista, Priora de Bur- gos (3 de agosto de J 582) 416

CCXV. Á Doña Teresa de Laiz, Fundadoia de Alba

(6 de agosto de 1582) 418

CCXVL Á la Madre Tomasina Bautista (9 de agosto

de 1582) 4l9-

CCXVn. Al Illmo. Sr. Don Sancho Dávila (12 de

agosto de 1582). . 421

CCXVIIL Á la Madre Ana de los Ángeles, priora de

Toledo (20 de agosto de 1582). ..... 422

CGXIX. Á la Madre Tomasina Bautista (27 de agosto

de 1582) 424

CCXX. Al P. Fr. Jerónimo Gracian (1.° de setiembre

de 1582) 425

Carta CGXXI. Á la Madre Ana de los Ángeles (2 de setiem- bre de 1:í82) 4:30

GCXXII. Á Pedro Sánchez, Capellas de las Monjas de

Alba í") de setiembre de 1582) 431

CGXXIII. Á la Madre Catalina de Cristo, priora (17 de

setiembre de 1üS2) 432

APÉNDICE NÚMERO 1.»

SUPLEMENTO Á LAS CARTAS DE SANTA TERESA

Carta I. Á Doña Luisa de La Cerda (2 de noviembre de

1S68) , 435

IL Á Doña Catalina Hurtado (31 de octubre de 1570). 437

III. Para el Sr. Maldonado Bocalan (1.° de febrero

de 1573) 43S

TV. Para el P. Fr. Jerónimo Gracian (5 de octubre

de 1570) :3a

V. Para el P. Fr. Mariano de San Benito (19 de mavo

de 1577) " . ¡40

VI. Al P. Ambrosio Mariano de San Benito [ib de

febrero de 1577) 442

APÉNDICE NÚMERO 2.°

Avertencias sobre las cartas y documentos notables relativos

á Santa Teresa y su Reforma.. 444

Numero 1. Carta del General del Carmen á santa Teresa (año

de 1569) . 445

2. Caria del P. Fr. DomiDgo Bañez á Santa Teresa.. 446 3. Carta del visitador Varff I í al Rey 449

4. Constituciones hechas 11(1 1- el P. Gracian 450

5. Carta de Felipe II al ;ir/.ohÍ3po de Sevilla. . . . 454

6. Dictamen presentado á l'^olinc ít por el Nuncio

Monseñor Sega 455

7. Carta de D. Luis Manrique al P. Gracian. . . . 457

8. Carta de Felipe -' Fr. Juan á.\ .-is Cuevas.. . . 458

9. Lista de los Conventos de Carmelitas Descalzos y

Descalzas. \ 459

APÉNDICE NÚMERO 3.»

Informaciones y Cartas de varios personajes célebres. 471

Carta del Obispo de Salamanca á Clemente VIH. . 522

del rey de Francia Luis XIII á Paulo V.. . . 51®

548 ÍNDICE

Carta del Conde Duque de Olivares al embajador del

rey en Roma 522

Breve del papa Urbao VIII, declarando el patronato de

santa Teresa en España. 523

Informes de varios sapientísimos varones de todos

estados 525

Relación de las ceremonias de la canonizaciou de

santa Teresa 529

J/P.creto de Gregorio XV sobre la canonliacion de

los Santos Isidoro, Ignacio, Francisco Xavier,

Teresa DE Jesús y Felipe Neri 5'Vi

FIN DEL ÍNDICE

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