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REMISTAAE ISTRADA
ls. Y CIENCIAS
DIRECTOR PROPIETARIO
FERNANDO FERRARI PÉREZ
SECRETARIOS DE LA REDACCION Y TRADUCTORES,
GREGORIO TORRES QUINTERO Y JOSE P. RIVERA
TOMO I
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LIBRARIES
TACUBAYA, D. F., MEXICO
IMPRENTA Y FOTOCOLOGRAFÍA DEL «COSMOS»
COSTADO DEL EX-ARZOBISPADO NÚM. 1
1892
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INDICE RAZONADO
Academia de Ciencias de Paris, dispone no exa-
minar las soluciones que se le envien de la cua-
dratura del circulo, 1.
Africanos, formación de los numerales, 318.
Agua cambiada en vino, 86.
Agua Hedionda, análisis y aplicación médica de
las aguas de ese nombre, en Morelos, 971.
Agujas flotantes de Mayer, juguete cientifico, 110.
Aire, el problema de su resistencia, y Jas opinio-
nes de diversos autores, Sl.
—Factores que entran en su fuerza, 97.
—Equivalencia de su fuerza dinámica, fórmula
general, 98.
—Atributos y cireunstancias que influyen cn los
cambios de su resistencia, 9).
—Partes esenciales de que se compone el estudio
de su resistencia y fórmula general, 100.
—Lo que debe entenderse por resistencia del aire
y comnotación y división general del estudio de
esta resistencia, 101.
—Resistencia de los planos inclinados. 105.
—Comparación entre la resistencia del aire y las
corrientes eléctricas, 144.
—LkRelación entre la resistencia del aire y la super-
ficio de los cuerpos, 161.
—El poder angular como elemento de la resisten-
cia del aire, 162.
—Asociación de la ley de intensidad del aire á la
ley de las resistencias pasivas angulares, 164.
—Hipótesis de NEWTON € hipótesis actual acerca
de la acción del aire sobre los planos inclina-
dos, 16».
— Aplicación de la ley del poder angular, 167.
—Resultante de las acciones y de las reacciones
del viento sobre un plano normal primero, é in-
clinado después, 179.
—Curva de los centros de presión, 179.
—Poder extensional, definición y estudio, 193.
—Poder ponderal, id., id., 195.
Alacrán de alcanfor, física recreativa, 239.
Alambre, Trabajo Manual, 344.
Albaricoques, id., id., 979.
ALBERTONI, influencia de la alimentación, 60.
—Importancia que tiene la solución científica de
la cuestión social, 70.
Alcohol, su significación primordial, 10.
—Extraeción y propiedades según ARNALDO DE
VILLENEUVE, 12.
Alcoholes, nombre que se les deberá dar según lo
aprobado en el Congreso Internacional de Qui-
mica de Ginebra, 309.
Alfabeto griego, es modificación del semítico, 333.
o perforado con una aguja, fisica recreativa,
Alfiler giratorio, fisica recreativa, 224.
Alimentación, suinsuficiencia en la clase pobre, 59.
—Simil entre las clases sociales y el reino ani-
mal, 70.
—Su importancia en el ejército según FEDERICO
EL GRANDE, NAPOLEÓN 1 y MOLTKE, 10.
—Su influencia según MOLESCHOTT Y ÁLBERTO-
NI, 60.
—Cuándo favorece el desarrollo de los órganos,
66.
-—Su relación con la producción del trabajo, 68.
—1d. con la reproducción. 69.
Alumbre, procedimiento para conocer su presen-
cia en el pan, 64.
Amigeno, definición de este grupo según el Con-
ereso Internacional de Quimica de Ginebra, 510
—Discusión habida en el mismo Congreso acerca
de este grupo, 326.
Anatomista, lo que debe aprender según HuxLry,
Dl.
Ano=kato, juguete cientifico, 325.
ANtTIRÓN, su método para dividir el circulo, 29.
Antigiiedad de la letra griega 7 como valor ma-
temático, 5.
Aparador, ZPrabajo Manual, 254,
Arabes, como consideraban el problema de la cua-
dratura del circulo, 36.
Arado, á quienes atribuyen su invención los di-
versos pueblos, 49. '
—$Su origen más probable, 49.
—Antigúedad y periodos de evolución, 50.
—Tríplex 6 arado CHÁvez, 50.
ARISTÓTELES. caracteres del vino, 10.
—Transformación del alcohol en agua, 11.
—Preparación que se le atribuye del elixir de lar-
ga vida, 19.
Aritmética, nombre de los números y su escala en
diversas tribus, 282.
—Empleo de los dedos de las manos para la nu-
meración, 292.
—Medio mnemotéenico usado en la India para re-
cordar los números, 316.
—Formación de los numerales sin recurrir á los
dedos, 317.
—Transformación de aleunas palabras en nume-
rales en naciones civilizadas € inferiores, 332.
—El alfabeto y la numeración, 333.
Armarios para desaparecer, física recreativa, 122.
ARMSTRONG, MITCHELL y Co., cañón expuesto en
la Naval Esposition de Londres, 44.
ARMSTRONG. proposición en el Congreso Interna-
cional de Química de Gincbra para designar los
carburos de cadena cerrada, 320.
ro para servilleta, Trabajo Manual, 200.
Al AN DIAR
ARQUÍMEDES, sus cálculos para la solución de la
cuadratura del circulo, 29.
—Imposibilidad de la realización de su prover-
bio, 74.
—Se le atribuye la idea de los logaritmos, 155.
Atavismo, definición, 259.
Atlantosauro, su magnitud, 11.
AUBERT, la desinfección por el ácido sulfuroso no
altera el contenido de las habitaciones, 167.
AXAYACATL, manda labrar la piedra conocida con
el nombre de calendario azteca, 290.
Azufre, procedimiento para desinfectar las habi-
taciones, 167.
Azul de metilo, su empleo en el tratamiento del
:áncer, 320.
Babilonios, cómo consideraban el problema de la
cuadratura del circulo, 27.
Bacteriología, su importancia, 354.
Bayer, adopción de un nombre oficial en la no-
menclatura química, 325.
BAILLE y CORNU, cifra media de la densidad de la
Tierra, 77.
BAILLY, id. id. id., 71.
Barx, persistencia del movimiento mental, 21.
—Valor de la inducción y de la deducción combi-
nadas, 101.
Balance animal, 58.
BALFOUR STEWART, diferencia entre los movi-
mientos individuales y los sociales, 188.
—Importancia relativa del descubrimiento de JEN-
NER, 240.
Banasta, Trabajo Manual, 547.
Banco, id. id., 361.
Baratilleros, manera de que se valian los del
Oriente para entenderse secretamente en los
mercados, 291.
Barco, Trabajo Manual, 118.
—Doble, id. id., 120, 135.
—De vela, id. id., 153.
Bario, precio de este metal, 44.
BEARD, consumo de carne de cerdo en la alimen-
tación, 61.
BEccarr, de Bolonia, sus ideas acerca de la cons-
titución del cuerpo, 58.
BECQUEREL EDMUNDO, sus experimentos para fi-
jar fotográficamente los colores del espectro
solar, 78.
—Causa de que fracasaran sus experimentos, 139.
—Poder magnético del oxigeno, 149.
BeLa Welz, el precio de los granos y la mortali-
dad, 65.
Bellota, Trabajo Manual, 364.
Berilo, precio de este metal, 41.
BERNSTEIN, ilusión del sentido del tacto, 45.
BERTHELOT, traducción de un párrafo de la Map-
pe clavicula relativo al método hidrostático pa-
ra la determinación de los pesos, 141.
BESSEMER, su batidor para metales fluidos, 104.
Bibliotecas públicas de Paris, concurrencia que
asiste, 63.
Bon, valor que le da á 7, 32.
Bomba de bujia y máquina correspondiente, ju-
guete cientifico, 51.
Boomerang, juguete cientifico, 62.
—Arma arrojadiza usada por los australianos, 62.
Bota, Trabajo Manual, 317.
Botella, llenarla de vino, física recreativa, 208.
—1d., Trabajo Manual, 376. :
BouGueEr, PEDRO, lugar de su nacimiento y fecha
de éste y de su muerte, 76.
—Sus trabajos acerca de la desviación de la plo-
mada, 76.
Bourges, procedimiento recreativo para demos-
trar que esta ciudad se halla en el centro de
Francia, 256.
BoYD DANKINS, origen del rinoceronte peludo, 267.
BrADLEY, calendario perpetuo, 47.
BricGas, Hexry, aplicación de los logaritmos á la
división del círculo, 155.
Bronce, origen de esta palabra, 145.
Brontosauro, sa magnitud después de restaura-
do, 71.
BROUNCKEL, representación del valor de 7. 53.
Brysox, de Heráclea, su tentativa para resolver
la cuadratura del círeulo, 29.
Buey, Trabajo Manual, 214.
BurroN, el impuesto sobre la sal, 61.
BuxGE, su ley relativa al consumo de la sal en la
alimentación, 61.
ByrGÉ, debe asociarse su gloria respecto á loga-
ritmos con la de Naprer, 156.
Caballete, Trabajo Manual, 361.
Cadenas, id. id., 345.
Caja simple, id. id., 118.
—Cuadrada ó rectangular id. id., 199, 253.
—Con tapa, id. id., 199.
—De paredes oblicuas, id. id., 2341.
Cajas para desaparición, fisica recreativa, 121.
Calendario azteca, naturaleza de la piedra de es-
te nombre, 237.
—Distintas opiniones acerca de su significado, 274.
—Fecha en que se le encontró 274.
—Rey tenochea que lo mandó grabar, 290.
Calendario perpetuo, gregoriano y juliano, 46.
—Arreglo de ROBELO para un procedimiento mne-
motécnico, 209, 241.
CALMBETTE, ALBERTO, procedimiento para estu-
diar la neutralización del veneno de la naja tri-
pudians, 269. *
Calor, fuente de toda actividad, 265.
Camisa, Trabajo Manual, 135.
Campana de buzo, fisica recreativa, 169.
Canasta, Trabajo Manual, 135, 314.
Cancer, último tratamiento instituido, 320.
Cañonazo, fisica recreativa, 207.
Caracol de Pascal, curva así denominada, 150.
CARDAN, antigiiedad de esta suspensión, 143.
Carroza de fantasia, Trabajo Manual, 347.
Cartera, id. id., 119.
—Mágica, fisica recreativa, 121.
CAVENDISH, Henry, lugar de su nacimiento y fe-
cha de éste y de su muerte, 77.
Centavo perforado, fisica recreativa, S6.
Cera, procedimiento usado en el siglo X para mol-
dear objetos hechos con esta substancia, 145.
Cerezas, Trabajo Manual, 361.
Cerillera, id. id., 199, 234.
Cesta, con asa, id. id., 199.
—Hexagonal, id. id., 254.
—Oval, id. id., 239.
—Para cocer huevos, id. id., 346.
—Para fruta, id. id, 347.
Cestería, id. id., principales útiles que deben em-
plearse, 312.
Cestos, de labor, para pan y para papeles, id. id.,
03108
CeuLEy, LuboLr Van, valor que le da á 7, 38.
Cilindro, su construcción, Trabajo Manual, 233.
Circuitos asociados, su definición, 19.
Cireulación del cuadrado, problema indou, 35.
Circulo, origen de la división centesimal según
distintos autores, 154. z
—1Íd. de la división sexagesimal, 155.
—Substitución de la división decimal 4 la división
sexagesimal, 156.
Circulos estraboscópicos, ilusión de óptica, 297.
Cirujia antiséptica, su punto de partida, 355. *
Civilización americana, su antigiiedad, 296.
CLERGBT, base de su solución de la cuadratura
del circulo, 52.
Clima, donde pudo comenzar uno apropiado para
la vida primitiva, 190.
,
ÍNDIC
RAZONADO
VII
Clima, consecuencia de su transformación de frio
en templado, en los polos, 192.
Cobra capel, lo mismo que raja tripudians, 261.
Color, su origen, 78.
—Definición, 94.
Colores complementarios, fisica recreativa, 211.
Combustión animal, 68.
Conciencia, pr oducción de estados y producción
de corrientes inducidas, 18.
—Asociación de estados, 19.
Coxborcer, utilidad de las ciencias, 48.
Congelador de WoLLASTON, 31.
Congreso Internacional de Quimica de Ginebra,
miembros que lo formaron, 305. |
—Cuestiones discutidas -
—Principios seguidos, 306.
Cono, su construcción, Trabajo Manacal, 233.
Corazón, estudio de sus movimientos por medio
de la Fotocronografía, 989.
CorNU Y BAILLE, cifra media de la densidad de |
la Tierra, 77.
Corrientes adreas y marinas, su velocidad en vir-
tud de la rotación de la Tierra, 195. |
CorsoNIcH, valor que le da 4 7, 52.
Craxz, la numeración de los grocnlandeses hace
un siglo, 293.
CroLz, acción de los agentes climatéricos, 266.
—Los lechos carboniferos del polo, 267.
—Unidad de un clima determinado cerca del po-
lo, 267.
Cuadrado de la hipotenusa, demostración recrea:
tiva de este teorema, S».
Cuadrado, dividirlo en cinco cuadrados iguales, id.
id. id, 110.
Cuadratriz, inventada por Hippias, 28.
—Su relación con la cuadratura del círculo, 28.
Cuadratura del circulo, antigúcdad de este pro-
blema y alicientes para resolverlo, l.
—Naturaleza del problema, 3.
—Bases del problema, 4.
—Son inútiles las aproximaciones constructivas,
92.
Cubo, su construcción, Trabajo Manual, 231.
Cuchara—reflector, fisica recreativa, 212.
Cuerpos químicos de función complexa, discusión
acerca de su nomenclatura en el Congreso In-
ternacional de Química de Ginebra, 327.
Cuna, Trabajo Manual, 120, 154.
CUSA, NICOLAUS DE, su pretendida resolución de
la cuadratura del circulo, 37.
Cuvier, utilidad de la Zoología, 16.
Cuzco, centro militar del Perú, 276.
CHavero, interpretación de la piedra conocida
con el nombre de Calendario azteca, 290.
Cuávez, arado de su invención, 50.
—Supuesta demostración de que la resistencia del
aire es proporcional al seno del ángulo que la
superficie herida forma con la dirección del vien-
to, $3.
—Anemodinamómetro, su principio y descripción
como aparato meteorológico, 115.
—Td. id. como anemómetro, 129.
—Id. id. como aparato de determinación experi-
mental de los valores parciales de que se com-
pone la resistencia del aire, 145.
Chinos, valor que le daban á 7,36.
—-Base de su numeración, 570.
Dados, Trabajo Manual, 315.
Dana, años transeurridos desde la edad siluriana, |
190.
—Consecuencias del frio del periodo glacial, 192. |
—Por qué puede haber tenido el Globo áreas no
solidificadas, 266.
—Arboles que existieron en el polo durante el pe-
riodo micceno, 266.
Deriv
Darwix, es permitido inventar hipótesis en las
inv estig aciones cientificas, 266.
DAVANNB, NUCyo pr ocedimiento para verificarlas
proyecciones estereoscópicas, 238.
DAwsoN, no es irracional investigar los primeros
vestigios de vida en el periodo laurenciano in-
ferior, 266.
Densidad media de la tierra, 77.
ados aromáticos, su clasificación según lo
aprobado en el Congreso Internacional de Quí-
mica de Ginebra, 32 A.
DERRECAGAIx, comprobación deloslogaritmos, 158.
Dervaz, crítica de las cifras dadas por los que han
hecho experimentos acerca de la resistencia del
Qro, S2. :
DeEsarIxs y PREVOSTAYB, aparato para estudiar los
anillos coloridos de NEwToN, 107.
Descuieys, bugías de azufre para desinfectar ha-
bitaciones, 168.
Desinfección, procedimientos que comprende, 167.
DEwAR, experiencia para demostrar el magnetis-
mo del oxigeno, 149.
—Procedimiento para liquidar el aire atmosférico,
279.
Diatómeas, ilusión óptica que producen las estrias
de su concha, JUL
Didimo. precio de este metal, 44.
DIÓDORO DE SICILIA, elixir de larga vida, 12.
Dominó. Trabajo Manual, Sas
DrAPER JoHy W., las etapas del desarrollo son las
mismas en toda. la humanidad, 295.
—Analogia entre las sociedades humanas y las de
animales, 295.
—El crimen de España en América, 296.
Educación, cómo debe darse en la escuela, 343.
—Entre los obreros, 382, 383.
Egipcios, .divinizaban á los mónstruos, 6.
—Inventores delos aparatos para destilación, 11.
—Cómo consideraban el problema de la cuadratu-
ra del círculo, 27.
—Conservación de los cadáveres, 59.
—Base de su numeración, 370.
Ejercicios con papel plegado, Trabajo Manual,
200-202, 218215.
con papel recortado y pegado, id. id., 215-917.
Elafina, alcaloide contenido en el veneno de la na-
ja tripudians, 261.
Electro-psicogénesis, teoría, 22.
Elefante, Trabajo Manual, 215.
Enrejado, id. id., 344.
Enverjados, id. id., 362, 363.
Equilibrio de un lápiz, fisica recreativa, 48,
—De un plato, id. id., 48, 144.
—De una taza, id. id., 125.
—De un cucharón, id. id., 198.
—De un huevo, id. id., 144.
—De una botella, id. id., 160.
-—De dos lápices, id. id., 168.
Escala decimal, su aplicación á la división del dia,
154.
Escalera, Trabajo Manual, 360.
Escuela Normal de Profesores de México, condi-
ciones que deben llenar los libros de texto, 319.
Espartanos, inmolaban á los mónstruos, 6.
Espectros vivos, fisica recreativa, ST,
Espejo, Trabajo Manual, 155.
Espejos, juguetes cientificos, 95.
Espiritu (aleohoD, primera significación de esta pa-
labra, 10.
Estrella nueva, 11£.
Estuche para plumas, Trabajo Manual, 118.
Eter, cabida de cnergía que hay en un pié cúbi-
co, 250.
Eteres óxidos, discusión habida en cl Congreso Io-
ternacional de Quimica de Ginebra acerca de su
denominación, 325,
vii
ÍNDICE RAZONADO
EUucLIDES, omisión en sus “Elementos” de la cua-
dratura del círculo, 29.
Excitación fisica y excitación psíquica, 22.
Experiencia, valor que tiene, 359.
Eyck, SIMÓN VAN, valor que le daba 4 7, 37.
FArADAY, su raciocinio acerca de la circulación
de una corriente eléctrica en un alambre enro-
llado en una barra de acero, 109.
Fenoles, elasificación que se deberá adoptar se-
gún lo dispuesto en el Congreso Internacional
de Química de Ginebra, 309.
Fibras nerviosas, su carácter donde las facultades
del espiritu son más delicadas, 20.,
Figuras mágicas, física recreativa, 256. y Ñ
Figuras magnéticas flotantes, juguete cientifico,
109.
Fisiologia, su relación con la cuestión social, 5
Flor desileno, Trabajo Manual, 380.
Fonógrafo, base de este aparato, 94.
Fotocronografia, 25.
—$Su utilidad, 26.
FoviLLE, variación de los precios en Francia res-
pecto de la propiedad raiz y delas mercancias, 66.
Fracaso humano, su por qué, 15.
FRANK, PEDRO, por qué deben economizarse las
fuerzas psiquicas, 68.
Frasco de Bolonia, juguete cientifico, 43.
FRESNEL, teoría de la luz, 91.
—Ampliación de esta teoría, 92.
—Experiencia de los dos espejos, 105. id
FRIEDEL, su opinión en cuanto á la adopción de
un nombre oficial en la nomenclatura química,
323.
Fuelle, Trabajo Manual, 135.
7
(E
GALILEO, empleo de la balanza hidrostática para
determinar las pérdidas de peso de una masa
metálica, 140.
GALTON, proporción entre el hombre de talento y
el de genio, 176.
Gama, interpretación de la piedra conocida con
el nombre de Calendario azteca, 289.
Gamuza, Trabajo Manual, 215.
Gancho para papeles, id. id., 345.
Garitón de Arlequin, fisica recreativa, 123.
Garitones, Trabajo Manual, 235, 317.
Gato, id. id., 380.
Gavión, su definición en cesteria, 313.
Felatino-bromuro de plata, ventajas obtenidas con
la invención de este procedimiento fotográfico,
23.
GrIssLER, tubo auto-excitador, juguete cientifi-
co, 223. h
GELLIBRAND, HENRY, continuador del trabajo de
BRIG6s, 105.
GEOFFROY SAINT-HILAIRE, su influencia en el es-
tudio de los mónstruos, 6.
—Lo que debe entenderse por anomalia, 6.
—Clasificación de mónstruos, 6.
Glucinio ó berilo, precio de este metal, 44.
Godete, Trabajo Manual, 376.
Góndola, id. id., 136.
GOTTENDORF, ilusión óptica, 15.
Gracus, Marcus, método para hacer arder el vi-
no, 11. : A
-—ld. para preparar el agua ardiente, 11.
(GHRAMMATBUS, HENRICUS, precisa las observacio-
nes de ARQUÍMEDES respecto de los logaritmos,
156.
Gravedad, variación de su intensidad, 16.
GrEGoRY, valor de la cuarta parte de 7, 53.
Griegos, cómo consideraban el problema de la
cuadratura del circulo, 28.
GRoOs8, 8u procedimiento para descomponer el
azufre, 254.
Gudiano, (manuscrito) reglas para la cuadratura
del círculo, 35. e
GUIDONIS, preparación del elixir de larga vida,
12.
GUILLAUME, cuadro de las abreviaturas de las
unidades métricas y de las unidades mecánicas
y eléctricas, 34.
HAUGHTON, estimación de la edad geológica, 190.
Hebilla, Trabajo Manual, 246.
HENSSEN, aseo del obrero americano, 59.
Herencia, definición, 229.
HERróN, de Alejandria, valor que ledaba á 7, 30.
HERRERA Y GUTIERREZ, teatro de su invención,
225.
HERSCHELL, continúa los experimentos de SEE-
BECK, (8.
Hervidor de FRANKLIN, juguete cientifico, 30,
Hesse, valor que le daba á z, 52.
Hidrocarburos, clasificación adoptada por el Con-
egreso Internacional de Química de Ginebra,
308.
HIERÓN, el problema de la corona, 140.
Higiene, su aplicación en la desinfección, 396.
Higrómetro, juguete científico, 42.
HiPócrATES, de Chio, su tentativa para resolver
la cuadratura del circulo, 9.
HipPsICLES, antigiiedad de la división del círculo,
154.
Historia Natural, deficiencia de esta expresión y
primera aplicación que se le dió, 205.
HoBBEs, valor que le daba 47, 51.
Hoja sensitiva, juguete cientifico, 43.
Hojas, Trabajo Manual, 379.
Horas, las que existen actualmente en Europa,
348.
Huevos de pájaro, Trabajo Manual, 364.
HUMBOLDT, su opinión acerca de los caminos mi-
litares del Perú, 262. S
—Naturaleza de la piedra conocida con el nom-
bre de Calendario azteca, 278.
—No debe admitirse una distinción neta en nacio-
nes bárbaras y naciones civilizadas, 291.
—Origen de los numerales actuales, 316.
Hurto, densidad de la Tierra según los traba-
jos de MASKELYNE, 76.
HuxLey, en qué reposa el fundamento de la doec-
trina de la evolución, 228.
—Los restos de animales y de plantas indican el
sitio en que unos y otros vivieron, 267.
HUYGENs, su demostración de los teoremas de
SNELL, 38.
—8Su discusión con GREGORY acerca de la impo-
“sibilidad de resolver con la escuadra y el com-
pás el problema de la cuadratura del círculo, 39.
Imágenes, su utilización en la enseñanza, 244.
Imán permanente, juguete cientifico, 109.
Inducción asociada, su definición, 19.
—Asociada y estados de conciencia, 21.
—"Fisica é inducción psiauica, 21.
-——Voltaicaó electromagnética, 18.
Influencias que obran sobre los habitantes de ca-
da Estado, 67.
Insecto, etimología de esta palabra, 127,
Tridio, precio de este metal, 44.
Is1s, diosa egipcia inventora del elixir de larga vi-
da, 12.
Jardinera, Trabajo Manual, 134.
Kaleidoscopio, partes de que se compone y pro-
ducción de la imágen, juguete cientifico, 108.
Krr, AxpL, condiciones de salud en los alumnos
de las escuelas de Suecia y Dinamarca, 68.
KocHANsky, su procedimiento para rectificar el
círculo, 52
INDICE RAZONADO! IX
KocHr, RoBERTO, ventajas de la negativa fotográ-
fica sobre el ojo humano, 188.
Laboratorio fotográfico,
blecimiento, 335.
LACORDAIRE, error zoológico de SwAMMERDAM,
239.
LAGRANGE, recomienda abolir la división sexage-
simal del circulo, 156.
Lágrimas batávicas, juguete cientifico, 45.
LamBBRT, demostró que 7 no era número racio-
nal ni raiz cuadrada de un número racional, 54.
LanGLer, fotografía de la parte invisible del es-
pectro solar, 33,
LAVERRIBRD, deseripdión de las ruinas de Tlal-
manalco (México), 258.
Lectura, periodos en que puede dividirse su en-
señanza, 920.
Lkerorr, opinión que le mereció el trabajo de Pro-
NY, 157.
LEIBNI1z, valor de la cuarta parte de 7, 53.
LENORMANT, origen de la división del círculo, 154.
Lente de agua, juguete científico, 94.
LETRONNE, origen de la división del circulo, 154.
Leyes, del cambio ó de la relatividad, 17.
—De los anillos coloridos de Newton, 107.
—Del comienzo de la vida, 190.
—De la concordancia, 19.
—De la contigiidad, 19.
—De la distancia entre dos planos nodales conse-
cutivos 6 entre dos planos ventrales consecuti-
vos, 91.
—De la inducción, 20.
—De la intensidad del viento, 103.
—De LeNz acerca de las corrientes inducidas, 20.
—De Onm, procedimiento mnemotécnico para que
nose vacile al aplicarla, 336.
—De las resistencias pasivas angulares, 164.
Libro, Trabajo Manual, 375.
LIEBEN, principios para denominar á los hidrocar-
buros saturados, 325.
LrEBIG, el impuesto sobre la sal, 61.
Liebre, Trabajo Manual, 215.
LiGeR, su opinión acerca de la cuadratura del
circulo, 52. e
Limón, Trabajo Manual, 3719
LINDEMANN, de Koenigsbere, demostración de la
irresolubidad de la cuadratura del circulo por
medio de la regla y el compás, 3.
—El valor de 7 no es algebráico, 152.
Lineas horizontales iguales, ilusión de óptica, 15.
LIPPMANN, principio en que se basa su descubri-
miento de la reproducción del color, 124.
—Elección de las placas sensibles, 124,
—Aparato para fotografiar el espectro y tiempo
de exposición, 125.
—Interposición de pantallas coloridas, desarro-
llo y fijación, 126.
—Reproducción de los colores complexos, 197.
—Aplicaciones que pueden hacerse de su deseu-
brimiento, 138.
Locomotora, Jugncte cientifico, 15
-—Eléctrica, 1d. 1d., 225
LoDGE, cómo considera á la electricidad, 250.
Logaritmos, los obtenidos por el método de Pro-
NO
—Publicación de las tablas, 157.
—Contenido de las tablas de MENDIZÁBAL Tam-
BORRÉLL, 159.
LONGOMONTANO, valor que le daba á 7, 38.
LuBBocK, Jony, dificultad que hay para estudiar
los órganos sensoriales de los animales, 23
Ludión, juguete cientifico, 14.
Luro, RaImuxDo, destilación del agua ardiente,
14.
Lurricn, Franck Von, su obra acerca de la cua-
dratura del circulo, 37.
importancia de su esta-
LO.
Luz, su velocidad por segundo, 91.
—Coloressimples y colores complementarios, 92.
—Colores complexos, 93.
.—Interferencias en la reflexión normal, 106.
—$Su acción mecánica, 227.
Luz zodiacal, explicación de su origen, 227.
Lluvia, cambios biológicos que produce su varia-
ción, 173.
MACHIx, sus series para obtener el valor de la
cuarta parte de 7, 53.
Magnetismo, experimento de Fisica, 16.
Malayos, cómo designan á sus hijos, 317.
MALTHUS, principios acerca de la existencia hu-
mana y su multiplicación, 69.
Manómetro, descripción del establecido en ia To-
rre MirreL, 9.
MANTEGAZZA,importanciade la alimentación azoa-
da, 67.
Manzana, Tr abajo Manual, 378.
Marry, relaci ión entre las cuestiones cientiflcas y
los problemas económicos, SO.
—La acción del aire y el mecanismo: del vuelo, 81.
—La esencia de los experimentos en Física, 8),
—Cree probado que la resistencia del aire es pro-
porcional al seno del ángulo que la superficie
herida forma con la dirección del viento, 82.
Marfil artificial, procedimiento para prepararlo, 70.
Margarita, Trabajo Manwal, 381.
Maromero. chino, principio á que obedece este ju-
guete cientifico, 143.
Martillo de agua, juguete cientifico, 14.
MAasixo, informe acerca de la alimentación en el
distrito de Turin (Italia), 159.
MASKELYNE, su procedimiento para determinar la
densidad de la Tierra, 76.
Masrio, el nuevo elemento asi llamado, 274.
MATHULON, premio ofrecido al que resolviera la
cuadratura del círculo, 52.
Mazos, Trabajo Manual, ¿60
Media manzana, id. id., 379.
Memoria, su poder, 17.
MENDIZÁBAL TAMBORRELL, contenido de sus ta-
blas de logaritmos, 159.
Mercurio vegetal, á qué se llama, 12,
—Bicloruro de, inconvenientes de su uso en la
desinfección de las habitaciones, 167.
Mesas, Trabajo Manwal, 119, 135, 360.
MuprI su descubrimiento acerca de la relación
En 16 ”
3559:118.03 my, 97.
Métodos de contar, el de gestos y eldepalabras,370
México antes de la Conquista, su sistema político,
231.
—Religión, clerecia y ceremonias, 259 y 261.
—Condición literaria, 260.
—División del tiempo, 260.
— Industria y artes, 260.
MITCHELL, ARMSTRONG y Co, cañón expuesto en
la Naval Exposition de Lóndres, 44.
Mircueuo, Jony, idea fundamental de su aparato
y de su procedimiento para determinar el peso
de la Tierra, 77.
Mitra, Trabajo Manual, 118.
MoLESCcHorTr, influencia de la alimentación, 60,
Molino, Trabajo Manual, 120, 235.
Moneda escapada, física recr cativa, 234.
—lId. aspirada, id. id., 240.
Moónstruos, su veneración en la India, 6.
—Suinmolación por los pueblos de Occidente, 6.
—Origen que se les atribuia en los pueblos no ci-
vilizados, 6.
— Clasificación de GROFrROY Sarvr- HiLArRE, 6.
—Intluencia de las creencias religiosas, 6.
—Rareza de la monstruosidad doble parasitaria,
familia de los polimelianos, tipo gastromeles, 6.
Montañas Rocallosas, su importancia paleontoló-
gica, 11.
XxX ÍNDICE RAZONADO
Motor eléctrico, juguete cientifico, 222.
Museos, su origen y su carácter en la antigiiedad
y en la Edad Media, 205.
—Contenido del de South-Lambetb, 204.
—Id. del de Oxford, 204.
—Clasificación del de Bloomsbury, 205.
—Condiciones que deben satisfacer, 217.
—Defectos de que adolecen los actuales, 219.
—Cómo deben estar colocados los objetos, 220.
Naja tripudians, (cobra capel), nacionalidad de
esta serpiente y poder venenoso, 267.
—Forma y grueso de las glándulas productoras
del veneno y carácter de este, 265.
—Sintomas de la mordedura, 268.
—Propiedades fisico-quimicas del veneno, 269.
—Su neutralización por medio del cloruro de oro,
270.
Najina, alcaloide contenido en el veneno de la na-
jatripudians. 267.
NAPIER, prioridad de los logaritmos respecto de
BykrGE, 156.
NEwTON, su opinión acerca de la cuadratura del
circulo por medio de la regla y del compás,
39.
—Valor de la cuarta parte de 7, 53.
—$Su experiencia del espectro solar, 92.
—Anillos coloridos, 106.
—Leyes, de estos anillos, 107.
—Hipótesis acerca de la reflexión del viento des-
pués de haber herido una superficie oblícua,
165.
Nickel, su peso atómico, 359.
Nido de pájaro, Trabajo Manval, 364.
NoNIUs, PEDRO, demuestra la imexactitud delacua-
dratura de ORONTIUS, 57.
Notaciones quinaria, decimal y vigesimal, su ori-
gen, 390.
Núcleo químico, definición, 307.
Nudos, Trabajo Manual, 246.
—De amarre, id. id., 265.
—De áncora, id. id., 265.
—De botero, 1d. ¡id., 240.
—Completo, id. id., 240.
—Corredizo de gaza, id. id., 246.
—Derecho con ajuste en cola de vaca, id. id., 247.
—Id. con presilla, id. id., 246.
—Id. de gaza, 247.
—TEn forma de bonete turco, id. id., 264.
—De galera, id. id., 249.
—Medio nudo, id, id., 249.
—De muñeca, id. id., 262.
—De puerco, id. id., 247.
—Sencillo, id. id., 246.
—Id. con presilla, id. id., 248, 249,
Numeración griega, 370.
Numerales, derivados de palabras deseriptivas,
332. y
—Mezela de expresiones nacionales y extranjeras,
367 y 3653.
Número gramatical, su expresión cn las lenguas
antiguas, 992.
Onm, mnemotecnia de su ley, 336. '
Ondas sonoras, mecanismo de su transmisión, SO.
Ondulaciones, velocidad de su propagación, 719.
—Movimientos vibratorios, 19.
—Longitud de la onda y duración de la vibración,
80.
—Reflexión del movimiento ondulatorio, 90.
— Interferencia de la onda directa y de la onda
reflejada, Y0. l
Oro, cloruro de, sn empleo en el tratamiento de la
mordedura de la naja tripudians, 210.
OroNtTIUS FIN-PUS, su pretendida resolución de la
cuadratura del circulo, 37.
Orozco Y BERRA, MANUEL, qué fueron probable-
mente las ruinas de Tlalmanalco (México), 258.
Orozco y Berra, MaxurL, estilo arquitectónico
de estas ruinas comparado con el de otras de la
época de la conquista, 258.
PAGLIARI, cuadro eráfico relativo al crecimiento
individual y al aumento de peso según las cla-
ses sociales, 6».
—Id. id. id. á la capacidad vital y á la fuerza mus-
cular según id: id., 66.
Pájaro mecánico de PENAUD. juguete cientifico, 62.
PaLemo, Reuxto Fanxnio, valor de la diferencia
entre las pérdidas de peso en el agua, de una
onza de oro y otra de plata, 142.
—Procedimiento para determinar la composición
de un objeto comparando gu peso y el de un vo-
lumen igual de cera, 142.
Palomar, Trabajo Manual, 235.
Palomas viajeras, experimento de comunicación
aérea, »7.
Pantalón, Trabajo Manual, 135.
Paquete que se transforma, juguete cientifico,
191.
Paralelipipedo rectangular, su construcción, Tra-
dajo Manual, 231
Parrilla rectangular, id. id., 345.
Pato, id. id., 380.
Películas de celuloide, fenómeno eléctrico que
presentan al ejecutar la revelación, 348.
Pera, Trabajo Manual, 378, 319.
—Cortada, fisica recreativa, 160.
Perreras, Trabajo Manual, 234, 31.
Perro, id. id., 215.
Perú, peculiaridades veográficas, 261.
—Agricultura, 261, 294.
—Caminos militares y recursos guerreros, 262, 278.
—El Inca era Señor del Imperio, 276.
—Religión y ceremonias, 217.
—Sistema social, 277.
—Literatura, 278.
—El gran acueducto de Condesuya, 293.
Pesas, Trabajo Manual, 376.
PriLipPoN, nueva interpretación de los experi-
mentos de PauL Brkr, 390.
Picado de papel, Trabajo Manual, 300, 304.
Pieles rojas, inmolación de los monstruos, 6.
Pirámide de base cuadrada, su construcción, T1a-
dajo Manwal, 222,
Platino, precio de este metal, 44.
Plato, Trabajo Manual, 264.
PLayrarr, densidad de la Tierra, 76.
Pr1ixI0, propiedad del vino de Falerno, 11.
Plomo, su solubilidad en el aceite de algodón, 176.
PLUTARCO, la ociosidad, 67.
Población, antigúedad de las medidas para mode-
rar su aumento, 69.
—$Su aumento es un factor de mortalidad infantil
y de prostitución, 70.
Pocillo, Trabajo Manual, 3717.
Poder dieléctrico, su coexistencia con la condue-
tibilidad electrolítica, 384.
Polinesios, formación excepcional de las expresio-
nes numéricas, 317.
Poliprisma, juguete cientifico, 94.
Polos, situación de sus superficies respecto de las
masas de hielo, 191.
—Consecuencias de la transformación de su clima
tórrido en templado, 192.
Porta-pantalla, Trabajo Manual, 346. -
Porta—pastel, id. id., 346.
Porta-planchas triangular, id. id., 545.
Id. id. hexagonal, id. id., 345.
Pórtico, id. id., 361.
Presilla, id. id., 246.
PREVOSTAYE y DESAINS, aparato para estudiar
los anillos coloridos de NEwWtToN, 107.
PRrISCIANO, se le atribuyen los procedimientos de
REMNIO FANNIO PALEMO, 142.
Prisma, juguete cientifico, 94.
ÍNDICE RAZONADO XI
Prisma triangular, su construcción, Trabajo Ma-
nual, 232.
—Pentagonal, id. id. id. id., 335.
Problemas geométricos, condiciones para resol-
verlos, 3.
Proxy, construcción de la tabla de los senos, 156.
Proyecciones estereoscópicas, físico que primero
las describió y procedimiento para verificarlas,
187.
—Procedimiento para verificarlas por medio de
cristales de colores complementarios, 258.
PTOLOMEO, valor que le daba á í, 30.
7, raiz de una ecuación, 5.
PTOLOMEO SOTER, primer fundador demuseos, 205.
Purera, Trabajo Manual, 134.
Radical químico, su definición, 307.
Radicales, su denominación según lo adoptado en
el Congreso Internacional de Quimica de Gine-
bra, 321.
Radiómetro, juguete científico, 3520.
Rasks, preparación que se le atribuye del elixir
de larga vida, 12.
Rastra, Trabajo Manual, 360.
Rastrillos, id. id., 362.
Ratonera doble, id. id., 347.
Reetángulo de cartón blanco, ilusión óptica, 64.
—Id. id. con colores blanco y negro, id. id., So.
Rectificación y cuadratura constructivas, 4.
Re1lcH, cifra media de la densidad de la Tierra, 77.
Reloj, estadistica de su marcha, 331.
Relojera, Trabajo Manual, 234.
RENARD, insuficiencia de los experimentos acerca
de la resistencia del aire á determinados planos,
Silla a
Residuo quimico, definición, 307.
RiccroL1, origen de la división del circulo, 154.
Riqueza, su consideración desde el punto de vista
de la Higiene, 66.
RoBELO, CEcIL10, aplicación del procedimiento de
AZEVEDO al arreglo mnemotécnico de un calen-
dario perpetuo, 209.
-—Id. id. de PERROUX para id. id., 241.
Rocio, cambios biológicos que produce su varia:
ción, 173.
Rododendrón, Trabajo Manual, 381.
ROLLMANN, primero que describió las proyeecio-
nes estereoscópicas, 187.
ROMANUS, ÁDRIANUS, su cálculo para la circunfe-
rencia de un poligono regular circunscrito, 38.
Rosa, Trabajo Manual, 381.
Rousseau, sus ideas acerca de la prevención de
las enfermedades, 67.
RuseLL WaALLaAce, relación entre los animales y
la vegetación, 266.
—Clima de las regiones árticas durante el periodo
mioceno, 266.
Sacrificios humanos europeos y americanos, 296.
SAIGEY, sus resultados acerca de la desviación de
la plomada, 76.
Salero, Trabajo Manual, 134.
SAPORTA, origen del hombre y dirección de sus
emigraciones, 267.
SAVART, experimento que demuestra la existencia
de las interferencias, 91.
SCALÍGER, Josh, pretendida resolución de la cua-
dratura del círculo, 37.
SCHOBBENS, procedimiento para verificar las pro-
secciones estereoscópicas, 187.
SEEBECK, intenta fijar fotográficamente sobre ca-
pas sensibles los colores del espectro solar, 78.
SERRES, OLIVERIO DE, su procedimiento para re-
solver la cuadratura del circulo, 52.
e ABRAHAM, determinación del valor de 7,
Dd.
Sifón común, juguete científico, 14.
Silla, Trabajo Manual, 135, 360, 562.
SNELL, teoría para resolver la cuadratura del
circulo, 38.
Soldado, Trabajo Manual, 380.
Sombras chinescas, fisica recreativa, 250.
—Vivas, id. id., 280.
Sombrero, Trabajo Manual, TL.
—De gendarme, id. id., 318.
SPENCER, HERBERT, qué prueban las conversacio-
nes de sobremesa, 189.
—Universalidad de la tendencia de las razas hu-
manas para ocupar tierras de otros, 266.
—Es limitada la acción de la alteración de un cli-
ma, 266.
Stegosauro, origen de este nombre y animal que
lo lleva, 72.
STUART MiLL, bases de la Aritmética, 281.
Sustención, definición y adopción de este término
en Mecánica, 195.
SYNBSIUS, describe el alambique, 11.
Tabaco, afecciones producidas por su abuso, 16.
Tablilla de chocolate, Trabajo Manual, 375.
Tang, fatalidad de las leves naturales, 205.
—Valor de la invención, 288.
—Conciencia del derecho propio, 288.
Tajín, ruinas así denominadas, 369.
TanNery, PAUL, origen de la división del circulo,
135.
Tapones de corcho, modo de hacer que floten ver-
ticalmente, fisica recreativa, 280.
Tarjetero, Trabajo Manual, 118.
Tarius, AquiLes, origen de la división del cireu-
lo, 154.
Taza, Trabajo Manual, 376.
Tejido, ejercicios con papel, id. id., 150, 153, 169,
172, 185, 187, 199, 200.
Tejido doble de estera, id. id., 199.
TEOorRrAsto, propiedades del vino, 11.
Termómetro de aire, juguete cientifico, 15.
-—Quiímico, id. id., 43.
TrsLa, su procedimiento para la producción de
luz eléctrica, 251.
Tetraedro rectangular, su construcción. Trabajo
Manual, 252.
TrHomsoN, WILLIAM, sus resultados acerca de las
moléculas de agua, 52.
—Estimación de la edad geológica, 190.
Tierra, procedimiento para pesar este planeta, 75.
—Diversas cifras obtenidas, 77.
—Fué un globo incandescente, 175.
—Importancia de su topografía para la emigra-
ción as la vida y condiciones que favarecieron
á esta, 197.
—Irradiación de calor y proporción de éste, 176.
— Id. id. en relación con la superficie de los polos
y con el diámetro ecuatorial, 189.
—5Su peso en kilogramos, 78.
Tintero, Trabajo Manucl, 376.
Tio Chepe, id. id., 380.
Torniquete hidráulico, física recreativa, 182, 255.
—Sifón, id. id., 270.
Torre ErrreL, aplicaciones cientificas del monu-
mento, S.
—Experiencias manométricas, 10.
Trabajo, su relación con la salud, 67.
—Cerebral, ventajas é inconvenientes, 68.
—Perjuicios que produce su exceso, 6
—Manera de remediar esos perjuicios, 69.
—Muscular, su medición, 67.
Trabueo neumático, juguete cientifico, 14.
Transmisión nerviosa, 19.
Trenzas, Trabajo Manual, 285.
—De cinco y de nueve cordones, id. id., 285.
—De cuatro, id. id., 286.
—De ocho, de diez y de diez y ocho, id. id., 286.
—De paja con tres y cuatro hilos, id. id., 287, 298,
Trenzas de paja de cinco y de siete hilos, Zraba-
Jo Manual, 299.
—Sus aplicaciones, id. id., 300.
Triángulos isóseeles y rectángulos, ilusión de ópti-
ca, 32.
Triceratops, origen del nombre dado á este ani-
mal y su aspecto después de restaurado, 12.
Tripié, Trabajo Manual, 360.
Trompo aéreo, juguete cientifico, 62.
—Coral, id. id., 14.
—Magnético, id. id., 100.
Tronadora, Trabajo Manual, 119. |
Unidades métricas, sus abreviaturas, »4.
—Mecánicas y eléctricas, id. id., 34.
Unificación de simbolos y abreviaturas, su impot-
tancia, 32,
Varror, su procedimiento para la antropoplastia
galvánica, 39.
Vaso patriota, fisica recreativa, 185.
Velocipedo, su aplicación en la milicia, 337.
Vesubio, su erupción, fisica recreativa, 155.
Vida, es migratoria ó nómada, 173. |
—Dónde comenzó la de tierra firme, 115.
—Duración que exige el movimiento de N. á $. y
consecuencias que se desprenden, 190.
—Leyes relativas á su comienzo, 190.
—Por qué se inutilizaron los polos para su exis-
tencia, 192.
_ ÍNDICE RAZONADO
—Su relación con la irradiación de calor verifica- |
da en las superficies polares, 189.
A AS
Vida, importancia de la topografía de la Tierra
respecto de su desarrollo, 107.
—Cambios efectuados, 209.
—Conclusiones que se deducen de esas Iismas
pruebas, 257.
—Ikivolución y degeneración, 254.
—El hombre, 254.
—Tropical, pruebas de su existencia, y exámen de
esas pruebas, 236.
-—Unidad de origen, 252
Viera, procedimiento para aproximarse al valor
de 7, 39.
VILLENEUVE, ARNALDO DE, extracción del alcohol,
12.
—Propiedades del alcohol, 12.
VILLENEUVE, HUREAU DE, crítica de los experi-
mentos acerca de la resistencia del aire, Sl.
Viruta, ejercicios de tejido, Trabajo Mamual, 199,
VirruB1o, valor que le da á 7. 55.
| —Procedimiento de ARQUÍMEDES para analizar
una liga sin descomponer el objeto tratado, 140.
Vuela-vuela, juguete científico, 62.
WaLzts, representación de la cuarta parte de í,
Se
Worrr, de Zurich, método para determinar el va-
lor de 7, d4.
Zaxzo, á qué se llama en cestería, 315.
Zoótropo, juguete cientifico, 109.
Zóz1MO, su agua blanca, 13.
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REVISTA ILUSTRADA DE ARTES Y CIENCIAS
GS E S-
Dirzcror proprerarto, FERNANDO FERRARI PÉREZ
Tomo I
Tacunaya, D. F., 1% pe Exero me 1892
Núm. 1
LA CUADRATURA DEL CÍRCULO !
BOSQUEJO HISTÓRICO DE ESTE PROBLEMA
DESDE LOS TIEMPOS MÁS REMOTOS HASTA NUESTROS DÍAS
I
Hace dos mil quinientos años que tanto las
inteligencias privilegiadas como las que no
lo son, se han esforzado vanamente por re-
Interés univer SOlver el problema conocido con
del problema. el nombre de la cuadratura del cír-
culo. Ahora que los geómetras han logrado
darnos, por fin, una demostración rigurosa
de la imposibilidad de resolverlo con la re-
gla y el compás, nos parece conveniente y
oportuno dar una ligera idea de la naturaleza
é historia de tan antiguo problema, y se ve-
rá que nuestro intento es uno de los más jus-
tificados, si se tiene en cuenta que la cuadra-
tura del círculo, á lo menos de nombre, es
conocida de casi todo el mundo.
Los Comptes Rendus de la Academia Fran-
cesa correspondientes al año de
Resolución de la a . A
AcademiaFran- 1775, contienen en la página 61 la
$5 resolución de no examinar, en lo
futuro, ninguna de las llamadas soluciones
de la cuadratura del circulo. La Academia se
vió obligada á tomar esta determinación por
la multitud de soluciones del famoso proble-
ma que se le enviaban día con día,—solu-
clones que por supuesto eran un testimonio
constante de la ignorancia y pretensiones
de sus autores, y todas ellas estaban inficio-
nadas, además, de una misma enfermedad:
la de ser erróneas. Desde entonces todas las
soluciones del problema que recibía la Aca-
demia, encontraban seguro refugio en el ces-
to de los desperdicios, y allí permanecían pa-
ra siempre sin contestación. El cuadrador
del círculo, sin embargo, creía encontrar so-
Traducido de “The Monist,” de Chicago 1891; pp.197—228,
lamente en este imperioso proceder la envi-
dia de los grandes hacia su gran descubri-
miento intelectual; no quiere permanecer 1g-
norado, y en consecuencia, acude al público,
Los periódicos deben procurarle el mérito
que las sociedades cientificas le han negado,
y todos los años el antiguo dragón de las
matemáticas se recrea más de una vez en las
columnas de nuestros diarios, porque un Sr.
N. N.ó6 P. P. ha resuelto el problema de la
cuadratura del circulo.
¿Pero qué clase de gente son estos cuadra-
dores del círculo cuando se los exa- eN
mina atentamente? Casi siempre ral de los cua,
se encuentra que son personas de ei
poca ilustración y cuyos conocimientos ma-
tematicos no exceden de los de un estudian-
te recién salido del colegio, Pocos son los
que conocen la naturaleza y requisitos del
problema, ninguno sabe sus dos mil qui:
nientos años de historia, y no tienen ningu-
na idea de las importantes investigaciones
que se han hecho ni de los resultados á que
han llegado los grandes y verdaderos mate-
máticos de todos los tiempos.
Pero por grande que sea su ignorancia, la
vanidad y pretensiones con que sa- RL
zonan su obra, son todavía mayo-
res. No es necesario ir muy lejos para de-
mostrarlo. Tenemos á la vista un libro im-
preso en Hamburgo el año de 1840, cuyo
autor da gracias al Todopoderoso, cada dos
páginas, porque lo ha elegido á él y no á
otro, para dar la solución del problema fe-
nomenal de las matemáticas, «por tanto tiem-
po buscada, deseada con tanto anhelo y es-
perada por todo el mundo.» Después de que
este modesto autor se proclama él mismo el
corrector de la impostura de Arquímebes, di-
ce: «Nuestra madre naturaleza se ha compla-
cido en ocultar á la investigación humana
2 COSMOS
——
esta joya matemática; pero al fin ha creído
conveniente revelarla con toda su sencillez.»
Esto puede bastar para poner de manifies-
to la gran pretensión del autor; pero no bas-
ta para probar su ignorancia. No tiene ni
siquiera idea de la demostración matemática;
toma por concedido que las cosas son así,
porque así le parecen á él. Errores de lógi-
ca abundan también en su libro. Pero apar-
te de estos defectos, veamos en dónde está
el punto principal de su falacia, aunque es di-
fícil encontrarlo á través del lenguaje tan hin-
chado y pomposo estilo con que encubre sus
conclusiones. Pero es éste: el autor inscri-
be un cuadrado á un círculo, circunscribe
otro al rededor, luego dice que el cuadrado
interior está formado por cuatro triángulos
congruentes, en tanto que el circunscrito tie-
ne ocho; de aquí, viendo que el círculo es
más grande que uno de los cuadrados y más
chico que el otro, deduce la valiente conclu-
sión de que el círculo es igual en superficie
á seis de dichos triángulos. Apenas se con-
cibe que un sér racional pueda inferir que
algo que es más grande que cuatro y menor
que ocho, necesariamente ha de ser igual á
seis. Pero para un hombre que cree en la
cuadratura del círculo, este raciocinio es po-
sible.
De un modo semejante, en todas las de-
más soluciones del problema, hay sofismas
lógicos ó violaciones contra la aritmética
ó geometría elementales, sólo que no slem-
pre son de naturaleza tan trivial como las
del libro antes mencionado.
Pero veamos de dónde proceden ese amor
por la cuadratura del círculo y los esfuerzos
que se hacen para resolverlo.
Ante todo debemos llamar la atención so-
Alcientesdelpro. DY€ la antigúedad del problema.
blema,
En Egipto se intentó una cuadra-
tura 500 años antes del Éxodo de los israe-
litas. Entre los griegos este problema nunca
dejó de representar un papel que influenció
randemente los progresos de las matemáti-
cas. Y en la Edad Media también, la cuadra-
tura del círculo aparece por aquí y por allá
como la piedra filosofal de las matemáticas.
Así, el problema nunca ha dejado de preocu-
par los ánimos. Pero no es por la antigúe-
dad del problema por lo que los cuadrado-
res del círculo se ven excitados, sino por el
aliciente que en todas partes se ejerce, y
por la esperanza de sobresalir de las masas
y ceñirse la corona de laurel de la celebridad.
La ambición aguijoneó á los antiguos grie-
gos y todavía es ella quien impulsa á los hom-
bres en los tiempos modernos á alcanzar es-
Si son ó
no competentes para ello, no es aquí opor-
te fruto matemático tan codiciado.
tuno decirlo. Consideran la cuadratura del
circulo como el premio mayor de una lotería,
que bien pueden alcanzar ó ver en poder de
ajenas manos. No se acuerdan de que: La
inmortal sabiduría exige el trabajo antes de
los honores, y de que se requieren años de
continuo estudio para adquirir las armas ma-
temáticas necesarias para atacar el proble-
ma, armas que en las manos de los más dis-
tinguidos estratégicos matemáticos no han
bastado para apoderarse de la fortaleza.
¿Pero cómo es, preguntamos, que la cua-
dratura del círculo y no otro pro-
blema matemático no resuelto, ha-
Único problema
que conocen los
. o ignorantes.
ya merecido que se consagren a
resolverlo personas que no saben nada de
matemáticas? La contestación está dada por
el hecho de que, al menos de nombre, la cua-
dratura del círculo es el único problema ma-
temático que conocen los profanos. Entre
los griegos sucedía lo mismo. A los ojos del
griego ignorante, como ahora para muchos
de sus modernos hermanos, ocuparse de es-
te problema era considerado como el asunto
más esencial é importante de los matemáti-
cos, y tenían una palabra especial para de-
signar ese género de actividad, llamándole
zerpaovigsty, que quiere decir ocuparse de
la cuadratura. También en los tiempos mo-
dernos muchas personas ilustradas, aunque
no sepan matemáticas, conocen el problema
por el nombre y saben que es irresoluble,
ó al menos, que no obstante los esfuerzos de
los más famosos matemáticos, no se ha resuel-
to todavía. De ahí la frase: «ocuparse de la
cuadratura del círculo» para significar el tra-
bajo inútil é imposible.
Pero además de la antigivedad del proble-
ma y del hecho de que es conoci-
do por el mundo profano, aun hay
un tercer factor que contribuye á ai
inducir á las gentes á encariñarse con la cua-
dratura del círculo. Es la especie que se ha
extendido en el extranjero, hace cien años,
de que las Academias, la reina de Inglaterra
y algunas otras personas influyentes, han ofre-
Creencia en el o.
frecimiento de
COSMOS 3
cido un gran premio al que primeramente re-
suelva el problema. La esperanza de obte-
ner este gram premio, en dinero, es sin duda
el incitante principal que mueve 4 muchos
cuadradores del círculo. Y el autor del libro
ya mencionado, suplica á sus lectores le pres-
ten su ayuda para obtener el premio ofrecido.
ceneralmente
S
que los matemáticos de profesión
Aunque los profanos creen
El problema en-
trelosmstemá- se ocupan todavía de resolver el
2 problema, ésto no es cierto, sino
que por el contrario, desde hace dos siglos
próximamente, muchos de los verdaderos ma-
temáticos se han empeñado en demostrar, con
exactitud, que el problema es irresoluble. Y
asi-ha sucedido que no obstante el empleo
de los métodos más extensos y variados de
las matemáticas modernas, hasta hace algu-
nos años no se había logrado suministrar la
9
deseada demostración de la imposibilidad del
problema. Por fin el Profesor LiNDEMAxNx,
de Kónigsberg, en Junio de 1882, demostró
—y fué la primera demostración —que es im-
posible construir un cuadrado matemática y
exactamente igual en superficie á un círculo
dado, con el empleo exclusivo de la regla y
el compás. Por supuesto que esta demos-
tración no tiene por apoyo los antiguos mé-
todos elementales; si así fuera, con toda se-
guridad habría sido dada hace ya muchos si-
glos; hubo necesidad de recurrir á métodos
suministrados por la teoría de las integrales
definidas y á operaciones de alta algébra,
descubiertas en las últimas décadas; en una
palabra, fué indispensable la preparación di-
recta é indirecta de muchos siglos para ha-
cer finalmente posible una demostración de
la imposibilidad de resolver el histórico pro-
blema.
Por supuesto que así como la resolución
de la Academia Francesa de 1775, esta de-
mostración no hará desaparecer de la super-
ficie de la tierra la raza fecunda de los cua-
dradores del círculo. En lo futuro, como en
lo pasado, habrá gentes que no sepan nada
ó no quieran” saber nada de esta demostra-
ción, creyendo que pueden tener éxito en un
asunto que ha sido fatal para otros; y que han
sido escogidos por la Providencia para resol.
ver el famoso enigma. Pero desgraciadamen-
te, esa pasión por resolver la cuadratura del
círculo tiene su lado serio.
Los cuadradores del círculo no siempre son
tan pretensiosos como el autor del libro que
hemos mencionado. Ven con frecuencia ó al
menos adivinan las dificultades insuperables
que tienen que vencer; y el conflicto que se
produce entre sus aspiraciones y su empre-
sa, la conciencia de que es necesario resol-
ver el problema, pero que para ello son in-
capaces, obscurecen su espíritu y, perdidos
para el mundo, se convierten en casos inte-
resantes de psiquiatria.
TI
Si tuviéramos un círculo á la vista, fáci
nos sería determinar la longitud del diáme-
tro y del radio, y después, la primera cues-
tión que se presenta, sería encon- yaturidez del
problema. Rec-
tificación numé-
el radio ó el diámetro, que es el vicr
trar el número de veces que cabe
doble del primero, en la circunferencia, que
es la longitud de la línea circular. Del he-
cho de que todos los círculos tienen la mis-
ma forma, se sigue que esta proporción se-
orandes
S
ó pequeños. Ahora bien, desde el tiempo de
rá siempre la misma en todos ellos,
ArquímeDes, todas las naciones civilizadas que
han cultivado las matemáticas, designan el
número que denota cuántas veces es más
grande la circunferencia de un círculo que
su diámetro, con la letra 7,—letra griega
inicial de la palabra periferia. Buscar el va-
lor de z es, por consiguiente, calcular cuántas
veces la circunferencia de un circulo es más
grande que su diámetro. Este cálculo se lla-
ma «la rectificación numérica del circulo.»
Después del cálculo de la circunferencia,
el del contenido superficial de Un 5a cuadratura
circulo por medio de su radio ó de "weica
su diámetro es quizá más importante, y con-
siste en saber cuantas veces cabe en el cír-
culo una superficie conocida. Este calculo se
llama «la cuadratura numérica.» Depende,
sin embargo, de la rectificación numérica de
la circunferencia, ésto es, del cálculo de la
magnitud de z. Y se demuestra en geome-
tría elemental que la superficie de un círcu-
lo es igual al área del triángulo que resulta:
de trazar un radio, levantar en el extremo
una tangente—que en este caso es una per-
pendicular—de igual longitud que la cireun-
ferencia, y de unir después los extremos li-
bres por medio de otra línea. Se deduce de
ésto que el área de un círculo es tantas veces
4
COSMOS
mayor que el cuadrado de su radio, como lo
indica el número 7.
Hay que distinguir la rectificación y cua.
dratura numéricas, basadas en el
cálculo de la magnitud de z, de
aquellos problemas que requieren
una línea recta igual en longitud á la circun-
ferencia de un círculo ó al perímetro de un
cuadrado de área igual á la del círculo, pro-
ducida constructivamente sin tomar en consi-
deración su radio ó su diámetro; problemas
Rectificación y
cuadratura
constructivas.
que propiamente podrían llamarse «rectifica-
ción constructiva» y «cuadratura constructi-
va.» Aproximativamente, por supuesto, em-
pleando un valor aproximado de estos
problemas son fáciles de resolver.
T,
Pero resolver en geometría un problema
de construcción, quiere decir resolverlo con
exactitud matemática. Si el valor de z fue-
se exactamente igual á la relación de dos nú-
meros enteros, la rectificación constructiva
no presentaría dificultades. Por ejemplo, su-
pongamos que la circunferencia de un círcu-
lo fuese exactamente 31/, veces mayor que su
diámetro; podría entonces dividirse éste en
siete partes iguales, lo cual podría ser fácil
ejecutarlo con regla y compás mediante los
principios de planimetría; agregaríamos á una
de estras partes una línea recta exactamente
tres veces mayor que el diámetro, y obten-
dríamos así una línea recta exactamente igual
á la circunferencia del circulo. Pero de he-
cho, y como se ha demostrado últimamente,
no existen dos números enteros, por gran-
des que fueran, cuya relación represente exac-
tamente el número 7. Por consiguiente, una
rectificación como la que acabamos de indi-
car, no satisface el objeto deseado.
Podría preguntarse aquí, sien vista de que
el número z no es igual á la relación de dos
números enteros, por grandes que sean, no
se sigue inmediatamente que es imposible
construir una línea recta exactamente igual
en longitud á la circunferencia de un círculo;
así se demostraría de una vez la imposibili-
dad de resolver el problema. No podemos
menos que responder negativamente. Por-
que hay en geometría muchos pares de líneas
en los cuales puede construirse una, valién-
dose de la otra, no obstante el hecho de que
no puedan encontrarse dos números Enteros)
que representen la relación entre las dos lí-
neas. El lado y la diagonal de un cuadrado
por ejemplo, se hallan en este caso. Es ver-
dad que la relación entre estas magnitudes
es próximamente de 5 á 7; pero esta propor
ción no es exacta, y de hecho no hay dos
números que representen esa relación con
exactitud. Sin embargo, cualquiera de estas
dos líneas puede construirse fácilmente con
ayuda de la otra por el solo empleo de la
regla y el compás. También podría ser éste
el caso de la rectificación del círculo; y por
consiguiente, de laimposibilidad de represen-
tar la relación por dos números enteros, no
es inferible la imposibilidad de la rectifica-
ción de la circunferencia.
La cuadratura del círculo descansa y se
desprende del problema de la rectificación.
Está basada en la verdad antes mencionada
de que el círculo es igual en área á un trián-
gulo rectángulo, en el cual un cateto es igual
al radio del círculo y el otro á la circunfe-
rencia, Supongamos, según ésto, que la cir-
cunferencia del círculo fuese rectificada; po-
dríamos entonces construir el triángulo ya
sin dificultad. Pero todo triángulo, como se
sabe en planimetría elemental, puede, con
ayuda de la regla y del compás, convertirse
en un cuadrado equivalente. Así pues, su-
puesto que la rectificación de la circunferen-
cia de un círculo fuese llevada á cabo con éxi-
to, podríamos construir un cuadrado que fue-
se, en área, exactamente igual á un círculo
dado.
La dependencia íntima que existe entre los
tres problemas: cálculo de la magnitud de 7,
cuadratura del círculo y su rectificación, nos
obliga, al hablar de la historia de la cuadra-
tura, á detenernos un momento sobre las in-
vestigaciones que se han hecho respecto al
valor de 7, lo mismo que sobre los esfuerzos
para rectificar el círculo, como de igual im-
portancia, y considerarlos luego en sus rela-
ciones mutuas.
Hemos usado repetidas veces en el curso
de esta discusión las palabras cons-
truir con regla y compás. Es pues
necesario explicar lo que quere-
mos significar al hacer la especificación de
estos dos instrumentos. Cuando en geome-
tría se exigen ciertas condiciones dadas para
Condiciones de la,
resolución geo-
métrica.
COSMOS 5
construir alguna figura, porque la construe-
ción sólo puede hacerse dadas esas condicio-
nes, esta exigencia se llama problema de
construcción, ó simplemente problema.
Cuando un problema de esta especie se
presenta para ser resuelto, es necesario re-
ducirlo á problemas más sencillos, que ya se
conocen como solubles; y como éstos depen-
den á su vez sucesivamente de otros más sen-
cillos, llegamos finalmente á ciertos proble-
mas fundamentales, sobre los cuales están
basados los otros; pero que ya no pueden
simplificarse más. Estos problemas funda-
mentales son, por decirlo así, las piedras an-
gulares del edificio de la construcción geo-
métrica. En seguida, es necesario saber qué
problemas deben considerarse como funda-
mentales propiamente; y así se ha venido en
conocimiento de que la solución de un gran
número de problemas que se presentan en
planimetría elemental, descansan sólamente
sobre la solución de cinco problemas origi-
nales. Son:
1% Construcción de una línea recta que
pase por dos puntos dados.
2 Construcción de un círculo cuyo cen-
tro sea un punto dado y el radio una longi-
tud dada.
3” Determinación del punto de encuentro de
dos líneas rectas que pueden prolongarse tan-
to como sea necesario, —en el caso de que di-
cho punto (punto de intersección) exista.
4 Determinación de los dos puntos de
encuentro de una línea recta y un círculo
dado,—en el caso de que dichos puntos (pun-
tos de intersección) existan.
3" Determinación de los dos puntos de en-
cuentro de dos círculos dados,—en el caso
de que dichos puntos comunes (puntos de
intersección) existan.
Para la solución de los tres últimos de es-
tos cinco problemas basta el ojo, en tanto
que para la solución de los dos primeros,
además del lápiz, tinta ó gis, se necesitan otros
instrumentos especiales: para resolver el pri-
mero lo que se usa más generalmente es una
regla, y para la solución del segundo, un
compás. Pero debe recordarse que no es in-
cumbencia de la geometría indicar los ins-
trumentos mecánicos que han de emplearse
en la solución de los cinco problemas men-
cionados. La geometría se limita simplemen-
te á presuponer que estos problemas pueden
resolverse, y considera un problema compli-
cado como resuelto, si en la especificación
de las construcciones en que consiste la so-
lución, no se requieren otras bases que las
cinco mencionadas.
Así, puesto que la geometría no se da la
solución de estos cinco problemas, sino que
más bien los exige, se los ha llamado pos-
tulados 1. No todos los problemas de pla-
nimetría se reducen únicamente á estos cin-
co. Los hay que pueden resolverse tomando
como solubles otros problemas que no es-
tán incluidos en los cinco dados; por ejemplo,
la construcción de una elipse, conociendo su
centro y sus dos ejes, mayor y menor. Mu-
chos problemas, sin embargo, tienen la pro-
piedad de resolverse con la ayuda sólo de los
cinco postulados que hemos formulado, y
entonces se dice que se construyen con regla
y compás, ó que son de construcción elemen-
tal.
Después de estas observaciones generales
sobre la solubilidad de problemas de cons-
trucción geométrica, que hacía indispensa-
blemente necesarias una buena comprensión
de la historia de la cuadratura del círculo,
el significado de la cuestión de si la cuadra-
tura del círculo es ó no soluble, ésto es, so-
luble elementalmente, se hace inteligible.
Pero sólo gradualmente es como esta con-
cepción aparece con claridad; y encontramos
tanto entre los griegos como entre los arabes,
esfuerzos felices, bajo ciertos conceptos, di-
rigidos á la resolución de la cuadratura del
circulo valiéndose de otros medios que de los
cinco postulados dichos. Tomaremos en con-
sideración estos esfuerzos, especialmente
porque ellos, no menos que las infructuosas
tentativas para la solución elemental, han
hecho avanzar la ciencia de la geometría y
contribuido mucho al esclarecimiento de las
ideas geométricas.
HeErMANN SCHUBERT.
(Continuará.)
<=
1 Comúnmente los geómetras sólo mencionan dos postulados (Núms. 1y 2);
pero como á la geometría propiamente dicha le es indiferente el que sea necesario
Dada más el ojo 6 instrumentos mecánicos especiales, el autor ha considerado más
correcto, en punto á método, admitir cinco postulados,
6 COSMOS
UNA NIÑA DE CUATRO PIERNAS
Los monstruos ofrecen la particularidad de
llamar la atención de cuantos tienen opor-
gen al mis-
mo tiempo, á las ideas más heterogéneas. En
tunidad de observarlos, dando ori
épocas remotas algunos de ellos fueron vene-
rados en la India, y elevados á la categoria de
divinidades entre los egipcios; pero en cam-
bio casi todos los pueblos de occidente los
inmolaban sin piedad, por considerarlos pre-
cursores de desgracias y calamidades. Hay
que exceptuar, sin embargo, á los espartanos
(y en América á los pieles rojas) que también
los inmolaban, pero no lo hacían impulsados
por la misma superstición, sino porque era]
obligatorio entre ellos, por deber patriótico,
sacrificar á todos los recién nacidos que no
reunían, en su concepto, las condiciones de
vigor y belleza que su raza y costumbres re-
querian.
Influyeron indudablemente de un modo po-
deroso, en estas maneras tan distintas de tra-
tar á los monstruos en los pueblos de orien-
te y de occidente, las creencias religiosas: los
primeros aceptaban la más lata metemsícosis,
es decir, creían que las almas podían tras-
migrar de un sér humano á cualquier animal
ó vegetal, y á esa causa se debió sin duda el
respeto que profesaban álos monstruos; mien-
tras que los segundos no creían en ella ó no
la hacían extensiva á los animales y vegeta-
les, dando con ésto margen á que sus legis-
laciones los condenasen á muerte.
Es asimismo digno de mención el orisen
S
que por lo regular les asignaban: los atri-
buían á la unión de séres de diferentes es-
pecies ó bien á la intervención directa de Sa-
TANÁS; y en general, casi todas las ideas que
prevalecían sobre ellos eran poco más ó menos
tan absurdas como éstas, hasta que por fin
EsreBaN E Isiboro GrorrroY Sarvt-HiLarrE,
sobre todo el segundo, hicieron un estudio
profundo y científico, publicando el último
en 1836, su inmortal Historia General y Par-
ticular de las Anomalías de la Organización.
Según Istboro GrorrroY Sarvr-HiLarre toda
desviación del tipo especifico ó toda particu-
laridad orgánica que presenta un individuo
cualquiera, comparado con la gran mayoría
de los individuos de su especie, edad y sexo,
constituye lo que se llama una anomalía.
Y para facilitar el estudio de todas las ano-
malías que pueden presentar los séres orga-
nizados, las dividió en las cuatro grandes ra-
cuiente cuadro
S
sinóptico, dándole á cada una la designación
mas que se indican en el si
que se expresa:
ligeras ó poco graves desde el punto
Hemiterias.
| en apariencia desde el punto de vis-
Simples 5 Ea
e vista anatómico
ta anatómico, complexas, pero que no
entorpecen el cumplimiento de ningu-
na función y no son aparentes al ex-
Heterotaxias.
complexas en la conformación de una
terior
ó varias partes del cuerpo, que hacen
que los machos se asemejen á las
hembras de su especie, d vice-versa,
ó bien reunión más d menos comple-
Graves
ta, en algunos individuos, de las con-
Anomalías
diciones orgánicas correspondientes ú
Hermafrodismos.
muy complexas, que imposibilitan ó
ambos sexos
dificultan el cumplimiento de una 6 va-
rias funciones, 6 producen en el indi-
viduo afectado una conformación vi-
pan ciosa, congenial y aparente al exterior,
muy diferente de la que presenta por lo
común laespecie Monstruosidades.
El caso que representamos en la lámina
17, Figs. 1, 2 y 3, entra indudablemente en la
última categoría, y según todas las aparien-
cias, es un monstruo doble parasitario de la
familia de los polimelianos y del tipo de los
pigomeles. Este tipo es bastante interesan-
te, pues según el autor citado «esta mons-
truosidad, caracterizada por la existencia de
uno ó dos miembros pélvicos accesorios, es
rara en el hombre y los mamíferos, pero co-
mún en las aves *.» Los dos miembros super-
numerarios parecen insertados en medio de
los normales, habiendo dado margen á la
formación de dos órganos sexuales femeni-
nos y dos anos, caso que ya se había obser-
vado en animales. Las cuatro extremidades
están afectadas de pie de piña ó pateta (pied-
bot) y uno de los supernumerarios, además
parece tener solamente dos dedos (Fig. 3).
No nos ha sido dado hasta hoy el poder
examinar directamente este monstruo que su-
ponemos vive todavía, y pudiera muy bien
suceder que al practicar un estudio sobre el
1, Ismmoro GEOFFROY SAINT-HILAIRE, Histoire générale et particuliére des
Anomalies de l'organisation chez l'homme et les animaux, t. HI p. 264,
COSMOS
ejemplar, resultara
que no pertenece al
tipo pigomeles, sino
que más bien fuera un
monstruo doble auto-
sitario de la familia
de los monocefalianos
y del tipo de los tora-
delfos, caso excesiva=
mente raro; pero con
la simple inspección
de la fotografía, no
creemos posible el
afirmar nada con cer-
teza.
Las negativas que
nos sirvieron para im-
primir las fotocolo-
grafías de nuestra lá-
mina, fueron hechas
con una cámara de
mano (detective) en la
Hacienda del Espíiri-
tu Santo, Estado de
San Luis Potosi, el
año de 1887, por el
Sr. Enrique QuINTA=
NILLA; estas negativas
fueron después á po-
der del Sr. ManueL
Bury Áñab, á quien
damos las gracias por
haber tenido la dele-
rencia de cedérnoslas.
Ninguno de dichos
señores tiene otro da=
to sobre tan intere-
sante monstruosidad,
que las tres negati-
vas. Tan luego como
nos sea posible estu-
diarlo directamente,
lo que esperamos se
realice pronto, am-
pliaremos esta corta
noticia.
F. Ferrari Pérez.
i
!
Fic. 1.—EL LABORATORIO. Bomba de compresión que sirve para hacer subir el líquido en el tubo
8 COSMOS
Fic. 2.—Lectura de las presiones
EL MANÓMETRO
DE LA TORRE EIFFEL
La construcción de una torre de trescien-
tos metros, al presentarla ante los ojos del
mundo entero convocado en la Exposición
Universal, no tenía solamente por objeto
poner de manifiesto el grado de perfección
á que ha llegado en Francia el arte del in-
geniero: se tuvo también intención de utili-
zarla ulteriormente para experiencias cienti-
ficas. Mientras duró la construcción, este fin
no se perdió de vista; y así como las insta-
laciones del vértice fueron adaptadas á la
meteorología, hoy se continúa montando otros
aparatos que permiten hacer experiencias,
imposibles en otro tiempo con los medios de
COSMOS
9
que se dispone en los laboratorios comu-
nes.
El primero de estos aparatos que se acaba de
terminar, es el gran manómetro de aire libre
construido según las indicaciones de M. Car
o
LLETET, Mmiem-
bro del Institu=
to, y ofrecido ge-
nerosamente á
laciencia por M.
ErrFEL, que lo
mandó cons-
truir en sus ta-
lleres.
Elinstrumen=
to se compone
de un tubo de a=
cero de 300 me-
tros de altura
que se puede
llenar de mer-
curio, para te-
ner una presión
directa próxi-
mamente de...
400 atmósferas.
La base de este
tubo llega al pi-
lar Oeste de la
torre, en el cual
se instaló el la-
boratorio desti-
nado a las ob-
servaciones y
que representa
las lo 181
mercurio está
contenido en el
recipiente re-
presentado en
el centro de
nuestro graba-
do y en cuyo
fondo termina
la extremidad
del tubo de 300
metros; la parte superior de este recipiente
está en comunicación con una bomba impe-
lente, representada á la izquierda. Basta ha-
cer funcionar la bomba, para comprimir agua
sobre el mercurio, y obligarlo así á elevarse
E sol 1390)
poco á poco en el tubo hasta lo alto de la
torre. Alcanzado este resultado, la bomba
' E
At DD
Eh:
[TAC
en
LL
as AS
¡ASS
Fic. 3.—Disposición del tubo manométrico en la torre
cesa de funcionar. Se sabe que una colum-
na de mercurio de 76 centímetros represen-
tauna atmósfera; así pues, al pié de la torre se
tiene 300-0"76,
ó sean 395) at-
mósferas. Claro
esque puede ob-
tenerse cual-
quiera presión
intermedia, ha-
ciendo subir el
mercurio hasta
cierta altura;
pero siendo el
tubo de acero,
la observación
del nivel del
mercurio en el
tubo se hace im-
posible.
Se vence esta
dificultad de la
manera siguien-
te: De tres en
tres metros, po-
co más ó menos,
en toda la altu-
ra del tubo, se
han dispuesto
tubos de vidrio
verticales, que
pueden ponerse
á voluntad en
comunicación
con el de acero
por medio de
llaves. Todos
estos tubos son
accesibles con
facilidad, pues-
to que van por
las escaleras de
la torre. No po-
día disponerse
el tubo de acero en línea recta vertical par=
tiendo del vértice; se necesitaba que lo sopor-
tasen los pilares de la torre, y éstos son in-
clinados. La Fig. 3 representa la disposición
que se adoptó para instalarlo.
10
COSMOS
Cuando se quiere hacer una experiencia
con una presión determinada, una persona
sube á la altura correspondiente, Fig. 2;
abre entonces la comunicación de que aca-
bamos de hablar, entre el tubo de acero y
el tubo de vidrio, y espera á que el mercu-
rio llegue. Lleva consigo un teléfono que si-
gue al tubo en toda su longitud y que está
puesto en comunicación con el laboratorio.
Observa la subida del mercurio en el tubo
de vidrio, que está graduado cuidadosamen-
te, y por medio del teléfono guía al operador
que hace funcionar la bomba para detenerlo
en el momento oportuno. Si por casualidad
se inyectara más mercurio que el que puede
contener el tubo de vidrio, el excedente vuel-
ve al laboratorio por medio de un tubo es-
pecial de fierro.
Se han tomado todas las medidas necesa-
rias para que las operaciones se hagan con
facilidad y precisión. Una de las principales
aplicaciones de este manómetro será la gra-
duación directa de los manómetros de alta
presión.
G. MarEscHAL.
(E Mlustration, XCV1I, 1891, p. 344.)
SOBRE EL DESCUBRIMIENTO
DEL ALCOHOL
Me propongo reunir algunas citas relati-
vas al descubrimiento del alcohol, á fin de
señalar los nombres originarios de esta subs-
tancia, los hechos que han sugerido su des-
cubrimiento y la época en que, por autores
de fecha cierta, está comprobado con preci-
sión: puntos que habiendo dado lugar en otro
tiempo á confusiones y errores, se han veni-
do repitiendo después.
Desde luego, para la inteligencia de las ci-
tas, importa definir los nombres originarios.
El nombre mismo de alcohol, reservado á los
productos de la destilación del vino, es mo-
derno. Hasta fines del siglo XVIII, esta pa-
labra significaba un principio cualquiera, ate-
nuado por pulverización extrema ó por su-
blimación. Por ejemplo, se aplicaba no sola-
mente á nuestro alcohol, sino también al
polvo de sulfuro de antimonio, empleado
para ennegrecerse las pestañas y para otros
usos. :
En el siglo XI! y aun en el XIV, no he
hallado ningún autor que aplique la palabra
alcohol al producto de la destilación del vino.
La palabra espíritu de vino ó espíritu ar-
diente, aunque más antigua, tampoco era co-
nocida en el siglo XIII; pues se reservaba
en esa época el nombre de espíritu, única-
mente á los agentes volátiles capaces de obrar
sobre los metales para modificar su color y
sus propiedades 1.
En cuanto á la denominación de agua de
la vida (eau-de-vie), la encontramos desde su
origen en ÁrxauD DE VILLENEUVE, NO COMO
nombre específico, sino como resultado de
la asimilación del producto de la destilación
del vino con el elíxir de larga vida, que lle-
vaba entonces propiamente hablando el nom-
bre de agua de la vida. Daré en seguida de-
talles más circunstanciados sobre este punto,
que ha ocasionado más de un error en los
historiadores de la ciencia.
Al principio nuestro alcohol aparece en la
ciencia bajo la denominación de agua ar-
diente (eau ardente), es decir, inflamable.
Detallaremos un poco el origen mismo del
descubrimiento.
Los antiguos habían ya observado que el
vino podía suministrar alguna cosa inflama-
ble. En efecto, se lee en AnistórrLES (Me-
téorologiques, edición Didot, t. HI, p. 622,
(a,
1. 23): «El vino ordinario posee una ligera
exhalación; por eso emite una llama ?.» El
griega que se traduce
aquí por llama, la admiten todos los traduec-
sentido de la palabra
tores latinos; y se confirma por la significa=
ción que esa palabra presenta en las siguien-
1. En aquella época, la palabra espíritu se apli-
caba únicamente ¿ las substancias volátiles suscep=
tibles de combinarse con los metales (llamados cuer-
pos), tales como el mercurio, el azufre y los sulfuros,
los compuestos arsenicales y ciertos óxidos metáli-
cadmias (Introd.
cos sublimados, llamados tucias 6
á la Chimie des Anciens, ete., p. 248-249.)
Más tarde fué cuando la palabra espíritu ha sido
aplicada ú las esencias y al alcohol. Al principio,
tenía un sentido más particular y más preciso, el de
agente metalizador, representando un papel esencial
en las trasmutaciones.
2. “O zuyov S'otvos puxpav Eyer Oupulaciy 810
, 12 '
avufor phoy
COSMOS
11
tes líneas del texto, donde se aplica á subs-
tancias combustibles.
Se lee también en Teorrasto, discípulo in-
mediato de Arisróreies (De fgne, 67):
«El vino vertido sobre el fuego, como pa-
va las libaciones, produce un resplandor»
(Exhápe:); es decir, produce una llama bri-
llante.
Priwio contiene una frase más decisiva aún;
nos enseña (Hist. Nat., L. XIV, 6) que el
vino de Falerno producido por el campo
Faustien «es el único vino que mantiene la
llama: solo vinorum flamma accenditur.» Lo
que sucede en efecto para ciertos vinos muy
ricos en alcohol.
Al mismo género de ensayos se aplica el
texto siguiente, que he encontrado en el ma-
nuserito latino 197 de la Biblioteca Real de
Munich, manuserito escrito hacia el año...
1438, pero que contiene escritos más anti-
guos. El texto actual sigue inmediatamente
áuna copia del Liber ¿gniun de Marcus Gru-
cus, obra del siglo XII 6 XUL.
«Se puede hacer arder el vino en una va-
sija del modo siguiente: poned vino blanco
ó rojo en una vasija, cuya parte superior es-
té un poco elevada y provista de una cubier-
ta agujerada en el centro. Cuando el vino
se haya calentado, entrado en ebullición
y salido el vapor por el agujero, acercad una
candela encendida; inmediatamente el vapor
se enciende y la llama dura en tanto que el
vapor sale.» (Ms. latino 197 de Munich, f'
76, verso.)
No obstante el conocimiento de estos he-
chos, no fué aislado el alcohol por los anti-
guos, aunque supiesen ya condensar algunos
líquidos vaporizados. Así, en las Metéorolo-
giques de AristóreLES (L. H, C. II) se lee:
«La experiencia nos ha enseñado que el agua
del mar reducida á vapor se hace potable, y
el producto vaporizado, una vez condensado,
no reproduce el agua del mar..... El vino
y todos los líquidos, una vez vaporizados, se
convierten en agua.» Parecía, pues, que la
9
evaporación cambiaba la naturaleza del cuer-
po vaporizado.
Por otra parte, estas indicaciones deben
referirse á la condensación del líquido ca-
lentado en un vaso, realizada, ya en la su-
perficie de una cubierta superpuesta; pro-|
cedimiento referido por DroscórIpES (en el
primer siglo de la era cristiana), para con-=
densar el vapor del mercurio; ya en copos
de lana, como Privio lo indica para la esen-
cia de trementina. Pero no: conocemos nin-
gún texto análogo para el vino.
Los aparatos destiladores propiamente di-
chos fueron inventados en Egipto, en los pri-
meros siglos de la era cristiana, y descritos
en el Tratado de una mujer alquimista, lla-
mada CLeopaTra. He reproducido los dibu-
jos de estos aparatos (Introd. á la Chimie des
Anciens, p. 132), aparatos que han condu-
cido, por sus transformaciones, al descubri-
miento del alambique, descrito hacia el fin
del siglo IV de nuestra era por Syxéstus ([n-
trod., etc., p. 164).
Pero no encontramos en los alquimistas
griegos ninguna indicación precisa concer-
niente al alcohol. Los arabes, que conoce-
mos por textos traducidos al latín, no hacen
respecto á nuestro asunto ninguna mención
especial; lo que es contrario á una aserción
errónea de Harer, de que ya tendré ocasión
de hablar. El texto más antiguo que habla
del alcohol, es probablemente el que sigue,
que se encuentra después del tratado de Mar-
cus Gracus en el Ms. latino 197 de Munich
(fol. 75 v.), suponiendo que ese texto sea,
como lo creo probable, tan antiguo como el
mismo Tratado de Marcus Grxcus: está com-
prendido en la misma colección de recetas
técnicas que ese tratado. En todo caso, he
aquí la traducción:
«El agua ardiente se prepara así. Tomad
vino añejo y bueno, de no importa qué co-
lor; destiladlo á fuego suave, en una cucúr-
bita y un alambique de ¡unturas bien em-
betunadas. El producto destilado se llama
agua ardiente. He aquí su virtud y su pro-
piedad. Mojad un trapo de lino y prended-
gran llama. Cuando se
apaga, el trapo queda intacto, tal como es-
lo: se producirá una
taba antes. Si os mojáis el dedo en esta agua
y lo metéis al fuego, arderá como una can-
dela, sin experimentarse daño alguno. Si
gua una candela encendida,
mojáis en esta ag
no se apaga.
“Notad que el agua que destila primero,
sobre todo, es activa é inflamable; la última,
es útil en medicina. Con la primera se ha-
COSMOS
ce un excelente colirio para las enfermeda-
des de los ojos.»
El primer autor conocido nominalmente,
que haya hablado del alcohol, es Arxaup DE
ViLLENEUvE. Ordinariamente se le considera
como el autor del descubrimiento, preten-
sión que nunca abrigó él, pues se limitó á
hablar del alcohol como de una preparación
conocida en su tiempo y que lo maravillaba
en alto grado. Su obra se llama: De conser-
vandá juyentute, obra escrita hacia 1309,
según M. Haurrau (Hist. littéraire de la
France, t. XXVII.
He aquí los textos, tales como estan im-
presos en las Opera omnia Arnaldi Villano-
vant (Bale, 1585), p. 1699, E.: “Se extrae
por destilación del vino, ó de sus asientos,
el vino ardiente, denominado también agua
de la vida. Es la porción más volátil del vi-
»”
no.
En otra parte (p. 832) ensalza sus virtudes:
“Discurso sobre el agua de la vida. Algunos
la llaman agua de la vida. Algunos moder-
nos dicen que es el agua permanente,! ó bien
el agua de oro, á causa del carácter sublime
de su preparación. Sus virtudes son muy cono-
guida enumera la enfermeda-
9
des que cura. Luego, ““Prolonga la vida y
cidas.” En se
gua de la vida. Se
debe guardar en un vaso de oro; cualquier
por ésto debe llamarse a
otro vaso, excepto los de vidrio, da sospe-
chas de alteración.... En razón de su sim-
plicidad recibe toda impresión de gusto, olor,
y cualquiera otra propiedad..... Cuando se
le han comunicado las virtudes del romero
y de la salvia, ejerce una influencia favora-
>,
ble sobre los nervios, etc.
El pseudo Rarmuxpo LuLro, autor más mo-
derno que Árxaun DE VILLENEUVE, habla del al-
cohol con el mismo entusiasmo (Theatrum
chemicum, t. 1V, p. 334). Describe la desti-
lación del agua ardiente, sacada del vino, y
sus rectificaciones, repetidas si es necesario
siete veces, hasta que el producto arda sin
dejar vestigio de agua. ““Se le llama, añade,
mercurio vegetal.”
Se ve que los alquimistas, al principio del
siglo XIV, tuvieron tal admiración por el
descubrimiento del alcohol, que lo asimila-
ron al elíxir de larga vida y al mercurio de
los filósofos.
Pero es preciso no tomar cualquier texto
donde se hable de ese mercurio ó de ese elí-
xir, como aplicable al alcohol. El elíxir de
larga vida es un viejo sueño del antiguo Egip-
to. Diónoro pe SiciLia (1, 25) habla de él ba-
jo el nombre de'Abavcias edpyoroy, ““reme-
dio de inmortalidad;” cuya invención se atri-
buía á Isis. GaLeno (citado por H. Érirxe,
Thesaurus, edición Didot) da también la fór-
mula. Este fue también el sueño de toda la
Edad Media. Este elíxir de larga vida se re-
putaba al mismo tiempo susceptible de cam-
biar la plata en oro 1. Á este orden de ideas
se refiere un texto, de fecha incierta por otra
parte, que se encuentra en las traducciones
de algunas obras árabes, atribuidas ? ya á
Rasks (Ms. 6514, f” 124, recto) ya a Arisró-
TELES (De perfecto magisterio, Theatrum che-
micum, t. TI, p. 104; y de nuevo con más
detalles, p. 124). Este texto, del que conoz-
co tres versiones, no habla del vino: emplea
la palabra fermentari, que entonces se apli-
caba á toda reacción química lenta. He aquí
la tradución 3: “Preparación del agua de la
vida, simple. Toma la cantidad que quieras
de piedra secreta 4; muélela bien hasta con-
sistencia blanda; déjala fermentar por un día
y una noche. Ponla entonces en un vaso des-
tilatorio bien embetunado y destilala por me-
gua y cenizas. Cohoba
S
el agua destilada, ó su residuo, y repite es-
dio de un baño de a
1. Guidonis Magni de Monte Tractatulus (Th.
chem., t. VI).
“Tú podrías también preparar el grande elíxir de
vida; pues yo quiero que tú sepas que tomando el
mercurio rojo y añadiéndole mercurio fijado y que
ha sido pasado sobre la tucia y el vitriolo para en-
rojecerlo y hacerlo aceitoso, no perderás tu trabajo.
En efecto, una lámina de plata, enrojecida y apaga-
da en este licor, se pone amarilla.”
2. La atribución de este texto ¿ ARISTÓTELES Cs
evidentemente falsa. Las obras químicas del preten-
dido ARISTÓTELES árabe, no se remontan probable-
mente más allá del siglo XI!I, 6 á lo más hasta el
siglo XII. La atribución á RasÉs es tan incierta co-
mo la anterior. La única fecha segura es la del ma-
nuscrito mismo, escrito hacia el año de 1300.
3. Según el Theatrum chemicum, t. YI, p. 104.
El texto del Ms. 6514 no difiere sensiblemente.
4. La versión de la página 124 añade después de
lapidis occulti, la palabra elíxati, es decir, lexivia-
1 Es decir, que no puede solidificarse ó fijarse. ¡da ó hervida con agua.
COSMOS
tas destilaciones tres veces. En muchos li-
bros no se habla de volver á destilar el re-
siduo, sino solamente hacer dos destilaciones,
y estará hecha !. Entonces destilará un agua
blanca como la leche; guárdala para tu uso.”
Este pasaje es muy vago para que se pue-=,
da decir exactamente qué substancia desig-
na. En realidad, de ninguna manera se trata
8
del pino, lo repito, ni del agua ardiente, si-
no de un líquido lechoso, análogo al agua
blanca de ZosmmzE ?, agua derivada de un po-
lisulfuro y capaz de teñir superficialmente
los metales. Harer ha creido ver aquí la pri-
mera alusión del alcohol. Pero esta opinión
- me parece tener poca solidez y reposa so-
bre una confusión que resulta de los senti-
dos múltiples de la palabra agua de la pi-
da 3,
Se ve por estos detalles cuán delicados
son los problemas relativos al origen de los
descubrimientos químicos, en razón de los
sentidos múltiples de las palabras, y también
porque los descubrimientos han tenido lu-
gar con frecuencia poco á poco, y por los
cambios insensibles de los detalles y la in-
terpretación de las operaciones.
BerTHELOT,
Del Instituto de Francia.
(Annales de Chimie et Phystque, Sexta serie, 1891.
TT, XXIIL, pp. 469-475.)
JUGUETES CIENTÍFICOS!
El que conoce todas las nociones cientifi-
cas que pueden aprenderse por medio de los
juguetes, es con seguridad un estudiante 1Ns-
truido, puesto que apenas hay una rama de
la física que no esté representada de alguna
manera por juguetes, y hasta cuesta trabajo
algunas veces el distinguirlos de los instru-
mentos cientificos. Al reflexionar sobre la
4. Toda esta frase falta en el Ms. 6514.
2. Colection des Alchimastes grecs, Traduction, p.
144.—Véase también p. 165, no 16.
3. Eau-de-yie, también significa en francés aguar-
diente.
4. Traducido del Scientific American, 1887, LVI,
p. 25, ;
definición aceptada de la palabra juguete, á
saber: una cosa de entretenimiento, pero no de
valor real, algunos prácticos exagerados cla-
sificarían la mayor parte de los instrumen-
tos de física como meros juguetes, en tanto
que, por otra parte, el juguete más sencillo
tendría, en la estimación de un hombre de
ciencia, un gran valor para ilustrar algunos
hechos cientificos.
La colección de juguetes que ilustramos,
no es de ningún modo tan extensa como de-
bería ser; pero es más que suficiente para
hacer comprender que gran parte de los co-
nocimientos cientificos pueden adquirirse por
el estudio de estas cosas al parecer insigni-
ficantes.
La locomotora representada en la Fig. 4
sirve para ilustrar la propiedad de la iner-
cia, la acumu-
lación de fuer-
za, la trasmi-
sión de la fuer=
za por el fro-
tamiento, y la
conversión del movimiento circular en rec-
tilineo. El volante A está montado en el ár-
bol B, que descansa sobre las ruedas moto-
ras C. Larueda A se enreda con una cuerda,
lo mismo que un trompo. En virtud de su
inercia, la rueda A tiende á conservar su mo=
vimiento de rotación. Si no sufriese influen=
clas exteriores, se movería indefinidamente;
pero el roce de sus chumaceras y del arre,
la gravedad y el magnetismo
terrestre, combinados todos,
pronto anulan su movimien-
to. La fuerza comunicada y
acumulada en la rueda Á se
gasta en hacer voltear las,
ruedas €, venciendo el ro-
zamiento éimpulsando lamá-
quina hacia adelante.
La compresión y la elastici-
dad de los gases, la produc-
ciónde calorpor compresión,
la trasmisión de la fuerza
por medio de un cuerpo ga-
seoso, el poder de ruptura
del aire comprimido, y el
Fig. b.—TRABUCO USADO CO-
MO JERINGA NEUMÁTICA,
ESLABÓN DE AIRE
choque del aire sobre el aire,
se demuestran por el senci-
14
COSMOS
llo juguete conocido con el nombre de tra-
buco (popgun). ?
El trabuco representado en la Fig. 5 es tal
vez el mejor que puede conseguirse para nues-
tro objeto; pero puede utilizarse cualquiera
otro de buena construcción. Se comienza
pegando un pedazo de papel fuerte en la boca
del cañón; pero con el fin de desarrollar una
fuerte presión y también para permitir al
operador mirar el interior del tubo, se susti-
tuye el papel con un pedazo de mica gruesa.
Cuando la boca del trabuco se coloca con-
tra la pared y se empuja el émbolo, dismi-
nuye considerablemente el volumen del aire
contenido en el cañón. Si el émbolo se suel-
ta, retrocede inmediatamente hacia el punto
de partida; el aire encerrado y comprimido
manifiesta su elasticidad obrando como re-
sorte, y hace retroceder al émbolo.
Cuando el aire está confinado por la lámi-
na de mica, si el émbolo se introduce brusca
y fuertemente, puede encenderse un pedazo
de yesca puesto en el fondo del trabuco, que
desempeña entonces el papel de eslabón de
atre.
Cuando se retira de la pared la boca del
trabuco y se reemplaza la mica primitiva por
otra lámina más delgada, una presión con-
siderable es capaz de romper la mica, de-
mostrando que la fuerza aplicada al émbolo
se ha trasmitido por el aire contra la lámina.
El choque del aire exterior y del que ex-
pulsa repentinamente el trabuco, produce un
sonido semejante al que cau-
san dos cuerpos sólidos al
encontrarse con fuerza.
El llamado trompo coral,
Fig. 6, representa de un
modo notable la acción de
la fuerza centrifuga. Cuan-
Fig. 6 —TROMPO CORAL
do el trompo baila, el aire,
entrando por los agujeros superiores, es ex-
pulsado al través de los del ecuador por la
acción centrifuga. El arre, al entrar por arri-
ba, pasa por una serie de tubitos que entran
en vibración y producen sonidos musicales
agradables.
Hay otro trompo que ilustra la acción de
la fuerza centrifuga por medio de un liquido.
El juguete hidrostático conocido con el
do, de fondo cerrado
7, ilustra las diversas condiciones de la flota=
tación, Inmersión y
suspensión en equi-
librio. En un tubo de
vidrio, alto y delga-
y casi lleno de agua,
8
se pone una figura
de porcelana ó vidrio
Fig. 7.—DIABLILLO CARTESIANO
que tenga un globo
de cristal en la cabeza. El globo tiene un
agujerito en el fondo, y se llena parcialmen-
te de agua y en parte de aire, siendo la pro-
porción de aire y agua tal, que el globo flote
libremente. Para tapar la boca del tubo, se
le amarra un pedazo de tela de goma elás-
tica. La presión de los dedos sobre la tela se
comunica, á través del agua, sobre el arre con-
tenido en el globo; le obliga á ocupar me-
nor espacio, y aumenta el peso del globo en
proporción al agua que se ve obligada á en-
trar. Ásí que el peso del globo aumenta, el
diablillo desciende, y cuando se quita el de-
do de la cubierta elástica del tubo, el aire
recobra su volumen normal, y el globo, ha=
ciéndose más ligero, sube á la superficie del
líquido.
Los juguetes del globo de hidrógeno y el de
alre caliente se conducen en la
atmósfera del mismo modo que
el globo lleno de aire en el agua.
El sifón común, Fig. 8, resu-
me todos los principios de la hi-
dráulica. Es una bomba en que
el agua misma obra como émbo-
lo permanente, pues es un ém-
bolo que de continuo se renue-
va. Demuestra la fuerza de pro-
yección del agua é ilustra las ri5.0-orós
condiciones diversas de elevación y presión
del agua y su conducción por las cañerías.
El martillo de agua, Fig. 9, consiste
en un tubo donde se ha hecho el vacio,
lleno en parte de agua ú otro líquido. Un
movimiento brusco del tubo hacia abajo y
hacia arriba, obliga al líquido á abandonar
el fondo cuando el tubo baja, y á golpearlo
fuertemente cuando el tubo sube. El líquido
no encuentra resistencia, y al golpear pro-
duce un sonido seco, metálico, como de vi-
nombre de diablillo cartesiano ó ludión, Fig. | drio que se rompe.
COSMOS
15
Este tubo demuestra en peque-
ña escala lo que sucede en los
tubos de vapor, cuando dan los so-
nidos agudos y detonantes que se
oyen tan á menudo en los tubos
de los caloríferos. El vapor, con-
densándose, produce un vacio,
sobre el cual se precipita el agua
con gran velocidad, y al no en-
contrar ninguna resistencia de al-
re, produce un sonido que recuer-
Fig, 9. —MARTILLO
DE AGUA
Cuando el tubo se invierte, como se ve en
da la ruptura de los tubos.
B, y se coge la porción globular con la ma-
no, el calor de ésta hace que el líquido se
evapore rápidamente, lo cual origina una pre-
sión; y el vapor sale por el cuello del tubo,
formando burbujas sobre la parte principal
del líquido, y se condensa ya sea p
encima del fluido ó abajo. Algunas
veces, cuando el tubo se constru-
ye con este fin, contiene la figura
de un diablillo que la ebullición
del líquido agita con violencia.
El termómetro de aire, que con-
siste en un globito lleno de aire
A, Fig. 10, y un tubo capilar B,
sumergido en un líquido colori-
do, muestra los cambios de volu-
men que experimenta el aire, de- E
bidos á los cambios de temperatura, aero oe arme
por la elevación ó descenso de la columna del
líquido colorido en el tubo capilar. Es un ter-
mómetro sensible; pero de poco valor prac-
tico, á causa de la variabilidad del volumen
del aire, que tiene lugar a consecuencia de los
cambios barométricos.
G. M. H.
ILUSIONES ÓPTICAS
M. Gorennorr, de Maisons-Laffitte, nos da
á conocer una curiosa ilusión de óptica pu-
blicada en un periódico inglés. Tomad una hi
lera de caracteres mayúsculos y números:
SSSSSSXAXXXXX333333888899
Parece que están divididos en dos partes
iguales. Miradlos con cuidado y veréis que
la mitad superior de los caracteres es un
poco más pequeña que la mitad inferior; pe-
ro es tan poca la diferencia, que es casi ina-
preciable. Ahora, si volteáis el papel de ma-
nera que el texto quede invertido, veréis
facilmente que esta diferencia de tamaño ces
muy exagerada, y que la verdadera parte
superior de la letra es mucho más pequeña
que la mitad inferior.
(Nouvelles Scientifiques de «La Nature», 1891,
p- 38.)
*
*
Varias veces hemos dado ejemplos curio-
sos de ilusiones producidas por el efecto de
líneas oblicuas inclinadas en distintas direc-
ciones. He aquí uno nuevo y curioso. De es-
7
Fig. 11.—Ilusión óptica
tas dos líneas horizontales (Fig. 11), ¿cuál es la
más grande? Debe dársenos la respuesta, mi-
diendo. Ambas tienen la misma longitud.
(La Nature, 1891, 11, p. 158.)
PORQUE FRACASAN LOS HOMBRES
Pocos hombres son los que alcanzan éxi-
to. Unos fracasan por timidez ó debilidad.
No quieren luchar para vivir y caen por te-
mor del deber: les falta ánimo. Otros fraca-
san por imprudencia, falta de discreción, de
cuidado ó de juicio. Estiman más lo futnro,
construyen castillos en el aire, se ilusionan,
y caen. Otros por falta de aplicación y per-
severaneia: comienzan bien las cosas, resuel-
tos; pero pronto se fatigan; cambian de ca-
mino, creyendo que en otra cosa estarán
mejor; emplean mal su vida, y nunca tienen
éxito en nada. Otros gastan su tiempo y su
dinero y fracasan por falta de economía.
Muchos fracasan por sus hábitos ruinosos:
el tabaco, el whisky y la cerveza los alejan
COSMOS
de los negocios, sus clientes también se ale-
jan, y todo en torno se disipa. Algunos caen
por falta de seso, educación 6 formalidad en
sus negocios; no tienen conocimiento de la
naturaleza humana é ignoran lo que mueve
á los hombres; no están preparados para vi-
vir: les falta educación práctica. —School Su-
pplement.
- ANO —
EXPERIENCIA DE MAGNETISMO
(Del Scientific American, LVI, 1887, p. 312.)
Útiles: un imán en forma de herradura y
una aguja común para coser. Se enhebra la
aguja con hilo delgado, se anuda y se corta
el hilo, dejando una sola hebra de 6 4.8 pul-
gadas. Se coloca la herradura en una mesa
con los polos
tencia del hilo; las mismas causas hacen que
la aguja no caiga sobre el polo negativo.
GUILLERMO SALISBURY.
*
*
Ilustramos con un grabado esta experien-
cia tan importante, que puede realizarse con
un imán pequeño; uno de dos pulgadas sir-
ve perfectamente. Si se usa un imán peque-
ño, debe despuntarse la aguja para reducir
Debe cogerse el hilo bastante
cerca de la aguja, una pulgada de distan-
Sale mejor la expe-
riencia y es de más efecto, cubriendo el imán
su longitud.
cia es muy suficiente.
con un pliego de papel para ocultarlo.—La
REDACCIÓN.
—_—NA—A
UTILIDAD DE LA ZOOLOGIA
Cuenta Cuvier haber tenido una visión en
la cual se le pues el diablo con cabeza
de buey y piés
de caballo.
al frente, y se
El gran na=
imana la agu-
uralista, de-=
ja frotándola
varias veces
en una mis-
ma dirección
sobre uno de
safiando al
Espiritu de
las tinieblas,
le apostrofó
los polos del
en los si-
imán, tenien-
do cuidado
de levantar la aguja después de cada toque.
Cójase el hilo por la extremidad entre el
pulgar y el índice, y suspéndase la aguja so-
bre el polo que la atrae de modo que la pun-
ta quede como á un cuarto de pulgada del
imán; entonces, haciendo con la mano un mo-
vimiento circulatorio y conservando la punta
en su posición, déjese caer el ojo de la aguja
sobre el otro polo.
Si se ejecuta ésto con cuidado, la aguja
tomará una posición horizontal, en la que
permanecera, flotando ó en suspensión, todo
el tiempo que se tenga firme el hilo. Parece
ser que las fuerzas magnéticas que produ-
cen este efecto, son, primero, la atracción
que ejerce el polo negativo sobre la punta
de la aguja; segundo, la repulsión del polo
positivo sobre la misma punta; y tercero, la
atracción de este último polo sobre el ojo
de la aguja, que está destruida por la resis-
F1c. A E en La alre.
guientes tér-
minos:
—Tienes los piés de un solípedo y los
cuernos de un rumiante; no eres, pues, car-
nicero, y por más que abras tu horrible ho-
cico, no podras devorarme.
ANDAR _ >= A
EL CIGARRO
En el año de 1886 fueron encerrados mu-
chisimos jóvenes en el Asilo de locos del
Estado de Michigan y se observó que la ma-=
garros en
No cabe duda que, en muchos ca-
yor parte de ellos fumaban ci
exceso.
sos, el cigarro es la causa de la demencia.
Se dice también que un ¡joven de Detroit,
perteneciente á la alta sociedad, y gran fu-
mador, quedó sordo á consecuencia del uso
del cigarro.—Nesw York Sun.
AT TA LONAS IN
*C.OSMOS>
Tomo 1 Lámixa 22
REA >
F. Ferearr Pérez, For. FoTOCOLOGRAFÍA DEL COSMOS
GRUTA DE CACAHUAMILPA
PRIMER SALÓN Ó SALA DEL CHIVO
REVISTA ILUSTRADA DE ARTES Y CIENCIAS
1 A Ss ESA
DrrecTOR PROPIETARIO, FERNANDO FERRARI PEREZ
Tomo I
Tacunara, D. F., 15 me Enero DE 1892
Núm. 2
ELECTRO-PSICOGÉNESIS
La electrogénesis de los órganos de la vi-
da de relación y en general las manifesta-
ciones eléctricas de los diversos estados de
la conciencia, aun no se han explicado; y
es necesario guardar en el estudio de estas
manifestaciones, toda la circunspección y to-
da la reserva prudente que entraña una cues-
tión de este género.
Si yo me atrevo, sin embargo, á aventu-
rar una opinión á este respecto, es que me
ha impresionado la grande semejanza que
existe entre dos fenómenos, ó mejor dicho,
entre dos categorías de fenómenos conside-
radas hasta hoy como-distintas.
Daré desde luego algunas explicaciones
sobre la primera de estas categorías, después,
sobre la segunda, y pasaré finalmente á su
comparación, tratando de mostrar las rela.
ciones que las ligan, sin pretender jamás sa-
lir, por supuesto, del terreno de la hipótesis.
PARTE PSICOLÓGICA
LEY DEL CAMBIO
En el campo tan vasto de las relaciones del
individuo con el mundo exterior, es decir,
desde elPacto más elemental hasta el acto más
complexo de la conciencia, donde todo pa-
rece desemejante; desde la sensación de tem-
peratura, la percepción de una distancia, ete.,
hasta las concepciones más elevadas de la
inteligencia; en medio de esa multitud de
fenómenos cuyo conjunto parece inextrica-
ble, existe, sin embargo, la gran ley funda-
mental de la psicología contemporánea, /a
ley del cambio.
Esta ley, que se aplica generalmente á la
relatividad de los conocimientos y que se de-
signa bajo el nombre de Ley de la relatividad,
dice que todo conocimiento es doble; que las
nociones calor y frío, luz y obscuridad, pla-
grande, movimiento
y reposo, alto y bajo, recto y curvo, etc.,
cer y dolor, pequeño y
son inseparables; que conocer una cosa es co-
nocer al mismo tiempo la cosa que le hace
contraste; que conocemos el calor por opo-
sición al frío, el placer por oposición al do-
lor, ete.; en suma, que afirmar una cosa es
negar la cosa opuesta; que conocer una co-
sa es compararla, asimilarla á todas las que
se le parecen y distinguirla de todas las
que difieren de ella; es decir, que todo cono,
cimiento implica y comporta en su desarro-
llo una multitud de cambios correlativos de
semejanza y de diferencia.
El poder de la memoria, bajo la doble re-
lación de la retentividad y de la reyiviscen-
cia, retiene los conocimientos, las ideas, y
los despierta ó los revive en el momento
oportuno.
Todos los estados de la conciencia, todos
los cambios, retenidos y latentes en el espí-
ritu al estado de potencia pasiva, son los ele-
mentos de la razón y de las combinaciones
subsecuentes del pensamiento. Estos estados
se manifiestan en todas las operaciones de la
contigúidad y de la similitud, desde los
más rudimentarios hasta los más elevados
de la inteligencia humana; en el poder de la
asociación compuesta, como en el de la aso-
ciación constructiva y en el feliz encuentro
de semejanzas ocultas, de semejanzas lejanas
6 de las brillantes concepciones del genio.
Todos están de acuerdo en decir que todo
es relativo; éste es el argumento supremo, es la
base de todo lo que se dice y de todo lo que
se hace. Ahora bien, esto equivale á decir
| que todo está sujeto á cambio; solamente que
18
COSMOS
es preciso tener en cuenta la naturaleza par-
ticular de cada cambio.
Sentir, querer, pensar, es cambiar. Para
que haya conciencia, es preciso que haya
cambio en la impresión; una sensación per-
manente de una cosa cualquiera no produ-
ce conciencia; cuando nos bañamos, por
ejemplo, la sensación de diferencia de tem-
peratura que experimentamos, va perdiéndo-
gradualmente hasta el punto de desapa-
8
recer la conciencia de calor ó de frio. ¡Cuántas
se
veces no buscamos el sombrero que tenemos
en la cabeza! Un placer muy vivo como un
dolor muy intenso determinan muy pronto
la insensibilidad; la renovación de un acto
de la conciencia es la renovación misma de un
cambio en el estimulante que la excita ó en
el individuo que la experimenta.
PARTE FÍSICA
LEY DEL CAMBIO
Ocupémonos ahora de la parte de la Fiísi-
ca designada con el nombre de inducción, á
fin de establecer la ley general que preside
á la formación de las corrientes inducidas.
Refirámonos á las conocidas experiencias
de la inducción voltáica y electro-magnética.
Sean desde luego (Fig. 13) a, PB, 3, y, el
circuito inductor, compuesto de la pila y del
alambre grueso del carrete central, y a, 0,
el circuito inducido formado por el ca-
d, 8,
Fic. 13.
rrete del alambre fino y por el galvanóme-
tro; y representa la pila, 3, una llave ó con-
mutador y g el galvanómetro.
Se sabe que si se cierra la llave 3, la agu-
ja del galvanómetro se desvía para volver en
seguida á cero y quedar allí mientras dure
el paso de la corriente de la pila; si luego
se abre la llave, la aguja del galvanómetro
se desvía aún para orientarse de nuevo. No
hay, pues, inducción, sino en el momento del
envío y de la interrupción de la corriente.
Dejando la llave 3 cerrada, la inducción se
variar la intensidad de la corriente ó la re-
sistencia que hay que vencer.
Asímismo, quedando uniformemente igua-
les la intensidad de la corriente y la resis-
tencia, si se disminuye ó si se aumenta por
el desalojamiento del carrete interior la
distancia entre el circuito inductor y el cir-
culito inducido, habrá también inducción en el
momento del alejamiento ó de la aproxima-
ción de los dos circuitos.
Sabemos, pues, que el estado permanente
de la corriente no produce inducción; para
que la inducción voltaica tenga lugar, es pre-
ciso que sobrevenga un cambio en el circui-
to inductor: que éste se acerque ó se aleje,
que la corriente se envie Ó se interrumpa,
en fin, que la intensidad de la corriente ó
la resistencia aumenten ó disminuyan.
Los mismos efectos se producen si se reem-
plaza por un imán z (Fig. 14) la corriente
inductora de una pila; la presencia constan-
te éinvariable del campo magnético del imán
Fic. 14.
no determina inducción, en tanto que á ca-
da desalojamiento del imán, el galvanómetro
revela la presencia de una corriente induci-
da, que es tanto más intensa cuanto más
brusco es el movimiento impreso al imán.
La experiencia puede hacerse de diversas
maneras, pero todas se reducen á cambiar el
número de líneas de fuerza del campo mag-
nético.
Que se trate, pues, de los cambios del cir-
cuito inductor en la indución voltáica (Fig.
13), 6 de los cambios del campo magnético
en la inducción electro-magnética (Fig. 14),
los dos casos están sometidos á la ley gene-
ral siguiente: Toda corriente inducida impli-
ca un cambio; de otro modo: Para que haya
inducción, es preciso que se produzca un
cambio.
COMPARACIÓN
Hay que observar que la ley de producción
producirá igualmente, siempre que se haga | de los estados de conciencia, es la misma que |
COSMOS
19
la de las corrientes inducidas; y hasta parece
que hasta aquí no nos hemos ocupado sino
de la sola inducción bajo diferentes nombres:
inducción electro-mag-
nética, inducción electro-fisiológica ó psico-
inducción voltaica,
fisiológica; es decir, inducción dinámica psi-
quica y física.
Sin embargo, como el valor de una com-
paración depende de la importancia de los
puntos de semejanza de las cosas que se com-
paran y del número de esos puntos de se-
mejanza, vamos á proseguir rápidamente el
estudio de la comparación bajo este doble
aspecto.
Las corrientes inducidas pueden, como se
sabe, producir á su turno y por su propia
influencia, nuevas corrientes inducidas de di-
versos órdenes sobre circuitos cerrados cer-
canos é independientes.
S1 tenemos por ejemplo, una serie de cir-
cuitos cerrados cercanos, aislados unos de
Otros, €, C2 C3 €. ... 2, (Fig. 15), y uno cual-
quiera de ellos es inductor (v. g.c;), todos
los otros circuitos se asocian en la inducción
y se tiene lo que se podría llamar la ¿nduc-
ción asociada; es decir, que el circuito in-
ductor c; induce al circuito secundario co;
éste induce á su turno el circuito c, y así su-
cesivamente.
guir,
naremos bajo el nombre de ¿inducción aso-
En la exposición que va á se desig-
ciada un sistema cualquiera de corrientes in-
ducidas de diversos órdenes, y bajo el nom-
bre de circuitos asociados la serie n de cir-
cuitos cerrados, cercanos é independientes, de
la inducción asociada.
Ahora bien, en el organismo de los séres
vivientes y en el sistema nervioso, «los ner-
«vios, dotados durante la vida, de un poder
«electro-motor, trasmiten, bajo la forma de
«corrientes, las impresiones y las excitacio-
«nes ó stímuli de una parte del sistema ner-
«VIOSO
Los
compuestos de un numero infinito de fibras;
a la otra». He aquí los conductores.
cordones y centros nerviosos están
«el número de fibras nerviosas de la substan-
cia blanca del cerebro, debe contarse por
centenas de millones». He aquí un número
inmenso de conductores: Cj, Co, Co... €
n
«Cada fibra se continúa sin solución de
continuidad, con independencia completa, des-
de el centro hasta la extremidad periférica».
He aquí un gran sistema de circuitos asocta-
dos. ñ
Un cambio basta para que la inducción
asociada se presente y con ella la asociación
de los estados de la conciencia correlativos.
Quien dice asociación de los estados de la
conciencia, dice contigúidad y similitud; es
decir, retentividad y semejanza. Si agrega-
mos a estos dos modos de asociación el cam-
bio ó6 relatividad, tendremos el cuadro com-
pleto del espíritu: la distinción, la memoria
y la concordancia. :
Para convencerse de que la asociación de
los estados de la conciencia se reduce en el
sistema nervioso á fenómenos de inducción
asociada según la teoría que proponemos,
9
basta citar las leyes de contigitidad y de si-
militud.
gún Ha-
MILTON, «aquella en virtud de la cual una de
La primera de estas leyes es, se
las partes de un todo evoca las otras partes».
En lo que concierne á las corrientes indu-
cidas de diversos órdenes, ó de una serie n
de circuitos inducidos, se dirá: Uno de los
circuitos de la serie induce á los otros circui-
tos.
La expresión más general de la ley es ésta:
«Las acciones, las sensaciones, los estados
«de sensibilidad, que se presentan al mismo
«tiempo ó uno inmediatamente después del
«otro, tienden á unirse estrechamente, á ad-
«herirse entre sí, de tal manera que cuan-
«do uno de ellos se presenta al espíritu, los
«otros son susceptibles de evocarse por el
«pensamiento.» !
La expresión equivalente de la inducción
asociada sería:
Los cambios que se presentan en un siste-
ma de circuitos asociados, tienden á unirse
estrechamente, «4 adherirse entre sí en la in-
ducción, de tal suerte que cuando uno de
ellos se presenta, los otros se presentan tam-
bién.
La segunda ley, la ley de la concordancia
ó similitud parece ser la misma: que la de
la contigúidad; para comprenderla bien, y
1. Esta ley, lo mismo que varias expresiones que
aquí empleamos, están sacadas de la obra del emi-
nente filósofo y psicólogo inglés ALesANDRO BAIN,
intitulada «Los sentidos y la inteligencia.»
20
COSMOS
desvanecer toda duda, sería preciso apoyar
su explicación con ejemplos. Pero como no
puedo hacerlo aquí, me limitaré á señalar la
obra de ALesanDro Barx de que se ha habla-
do en una nota anterior. Diré solamente
que la similitud no es más que la repro-
ducción de diversos estados de concien-
cia contiguos que son similares; es el acuer-
do total ó parcial de las asociaciones conti-
guas; por esto es tan importante desde el
punto de vista del conocimiento.
Para apreciar bien toda la significación, la
paridad y extensión de la ley expresada en
los términos de la inducción asociada, es ne-
cesario, además, fijar los puntos siguientes:
Las corrientes inducidas de diversos órde-
nes tienen todas una constitución análoga
cada vez más complicada.
Si ya no tomamos uno solo, sino varios
circuitos inductores en una serie n de cir-
cultos asociados, habrá entonces una serie
muy complicada de acciones y de reacciones
sucesivas.
Supongamos la Fig. 15 compuesta de fibras
y de celdillas nerviosas, y en lugar de un
solo sistema de circuitos asociados, una mul-
titud de sistemas entremezclados de mil mo-
dos. Representémonos desde luego el todo;
es decir, la constitución com-
plicada de las corrientes in-
ducidas de diversos órdenes,
sus acciones y reacciones re-
cíprocas, la confusión múl-
Etc. 15. tiple y extremadamente va-
riada de numerosos sistemas
de circuitos asociados; la extensión y la na-
turaleza de los cambios que se producen en
el campo inmenso de la inducción asociada
del sistema nervioso, y pasemos á la expre-
sión de la ley en cuestión, que extenderemos
á la asociación constructiva ó invención.
Los cambios presentes de un conjunto
multiple y variado de induccio-
nes asociadas, reproducen los cambios
pasados y pueden producir á4 su turno nue-
VOS cambios en otros circuitos asociados.
No se puede negar que esta ley, así ex-
presada, establece de una manera muy clara
la distinción que conviene hacer entre la
contigitidad, la similitud y la invención, y
posee además, sin perder su generalidad, to-
da la precisión deseable.
Continuemos el estudio de nuestro para-
lelo entre las corrientes inducidas y los fe-
nómenos del espiritu bajo otros aspectos, as-
pectos que, para ser menos generales, no son
menos importantes, y que vendrán aún en
apoyo de lo que hemos dicho respecto de las
semejanzas de una y otra categoría de fenó-
menos.
Según las leyes de la inducción, la dife-
rencia de potencial de la corriente inducida,
es proporcional á la resistencia del circuito
inducido que recorre. Ahora bien, es preci-
samente allí donde las facultades del espíritu
son más delicadas, donde las fibras nerviosas
son más finas, «en las capas superficiales del
«cerebro y en los nervios de sensibilidad es-
«pecial.» «La condición física de la delicade-
«za 6 facultad de discriminación muscular,
«por ejemplo, es la abundancia de elemen-
«tos nerviosos, fibras y celdillas.»
Existen fibras nerviosas de tal manera te-
nues, que su diámetro no alcanza 0,”"0011,
Reflexionad cuál podrá ser la extrema sen-
sibilidad de sistema nervioso para corrientes
aún muy débiles. Si «la intensidad de la co-
«rriente producida por un teléfono Br,
«para una vibración correspondiente al la nor-
«mal, es igual á la de la corriente que suminis-
«traría un solo elemento DanteL en un circui-
«to telegráfico que diera 290 veces la vuelta á
«la tierra», cual será la corriente producida en
el sistema nervioso por una reminiscencia
de la misma vibración!
La ley de Lewz sobre las corrientes indu-
cidas podría tener igualmente importantes
aplicaciones. Unida á la inducción asociada
de los estados de la conciencia, nos da la
clave de un gran número de hechos, entre
los cuales se pueden citar los de la persis-
tencia de la impresión después de la supre-
sión del agente externo; los relativos á las
condiciones mismas de la retentividad ó me-
moria y en particular /a repetición, de la
cual /a. concentración es el corolario que se
refiere al principio de la transformación de
la fuerza.
La ley en cuestión dice: «El sentido de la
«corriente es tal que se opone al movimien-
«to que la produce.» En la hipótesis del
campo magnético, la misma ley se expresa
asi: «La corriente inducida es inversa, si
COSMOS
21
«el número de líneas de fuerza aumenta; di-
«recta, si disminuye.»
En otros términos, cuando el inductor co-
mienza á obrar, la inducción es inversa; cuan-
do el inductor cesa de obrar, la inducción
es directa.
Ahora bien, todos los estados de la con-
ciencia demandan un esfuerzo de acomoda-
ción que varía con los individuos y con la
naturaleza del trabajo psicológico. Las ex-
presiones familiares: encontrar el hilo, es-
tar sobre la vía, etc., se derivan justamen-
te de esa dificultad que siempre se experi-
menta al comenzará hacer alguna cosa y de la
inducción nerviosa que se produce al prin-
cipio de toda inducción. Después de los
primeros momentos, al contrario, la acción
tiende á continuarse por si misma. «Debe-
«mos hacer llamarla atención, dice Bar,
«sobre un hecho del sistema nervioso que
«se relaciona con la facultad mental de la
«memoria de las sucesiones de las imágenes:
ES
«el movimiento mental, una vez comenzado,
«tiende á continuarse y mantenerse por sí mis-
«mo. Podemos notar que el ojo tiene una
«tendencia á persistir en un movimiento una
«vez comenzado, como por ejemplo, para se-
«guir un proyectil, ó recorrer el borde del
«horizonte. Viendo el principio de una línea
«recta, ó una parte de un círculo, nos sen-
«timos inclinados á concebir las otras partes
«que la vista no abraza.»
Ahora bien, si «una vez comenzados, los
movimientos del espíritu persisten natural-
mente» y si el ejercicio del órgano perfec-
8
ciona su funcionamiento, resulta que así co-
mo la renovación de una coriente inducida
es la renovación del cambio que le motiva,
igualmente la renovación del mismo acto de
la conciencia, exige la renovación de sus
cambios: He aquí la condición de la repeti-
ción.
Si otros cambios distintos se producen,
nuevas corrientes se producen también, y
como estos cambios provocan la inducción
asociada en otros sistemas asociados, se sl-
gue que en lugar de fortificar las primeras
ligas de la asociación primitiva, la inducción
gana entonces en generalidad lo que pierde
en concentración: He aquí el corolario de la
concentración 0 atención,
Se puede decir, en fin, que el asunto es ina-
gotable.
Para terminar, nos limitaremos á resumir
en el cuadro que sigue, las dos categorías
de fenómenos que comparamos, añadiendo
solamente algunos hechos nuevos; y tratare-
mos de hacer al mismo tiempo una especie
de sintesis,
PARTE FÍSICA
Para que haya induc-
ción, es preciso que haya
cambio.
En otros
La presencia de un nú-
mero invariable de líneas
de fuerza, no produce in-
ducción.
Mientras más poderoso
es el inductor, más enérgi-
ca eslainducción, 0 mien-
tras más grande es la di-
ferencia de potencial de la
corriente inductora, más
intensa es la corriente in-
ducida.
La intensidad media de
la corriente inducida está
en razón inversa del tiem-
po que dura la inducción.
La diferencia de poten-
cial de la corriente indu-
cida es proporcional á la
resistencia del circuito in-
ducido que recorre,
==
CORRIENTES DE DIVERSOS ÓR-
DENES Ó INDUCCIÓN ASO-
CIADA.
Las corrientes induci-
das pueden ser, á su tur-
no, inductoras de nuevas
corrientes inducidas.
Los cambios que se pre-
sentan en un sistema de
circuitos asociados, tien-
den ¿unirse estrechamen-
te, á adherirse entre sí
de tal
suerte, que cuando uno
en la inducción,
de ellos se presenta, los
PARTE PSÍQUICA
Para que haya concien=
cia, es preciso qua haya
cambio.
términos:
La presencia de un a-
gente que obra de una
manera constante, no pro-
duce conciencia.
Mientras el cambio es
más grande, más grande
es también la conciencia,
0 mientras más grande
les el contraste, más enér-
gica es la conciencia.
Mientras más súbito es
el cambio, la conciencia
es más viva.
Las fibras nerviosas
son largas y extremada-
mente tenues. La condi-
ción física de la discrimi-
nación muscular, por
ejemplo, es la abundan-
cia de elementos nervio-
sos.
—=o—
ESTADOS DE CONCIENCIA DE
DIVERSOS ÓRDENES Ó ASO-
CIACIÓN DE LOS ESTADOS
DE CONCIENCIA.
Los estados de concien=
cia pueden producir, 4 su
turno, nuevos estados de
conciencia.
Ley de contigiidad:
«Los estados de concien=
cia que se presentan al
mismo tiempo ó uno in-
mediatamente después
del
unirse estrechamente, á
otro, tienden á
adherirse entre sí, de
22
COSMOS
otros se presentan tam-
bién.
Los cambios presentes
de un conjunto múltiple y
variado de inducciones a-
sociadas, reproducen los
cambios pasados, y pue-
den producir á su turno,
nueyos cambios en otros
circuitos asociados, si es-
tos cambios se presentan
en condiciones mejores
para la inducción.
En un vasto sistema de
inducciones asociadas,
donde todos los circuitos
pueden sufrir cambios,
ja inducción es general.
Las partes más favorables
á la inducción son natu-
- ralmente las más ¿mpor-
tantes.
La corriente inducida
que comienza, es inversa.
La corriente inducida
que concluye, es directa.
tal manera que cuando
uno de ellos se presenta
al espíritu, los otros son
susceptibles de evocarse
por el pensamiento.»
Ley, de similitud; a-
sociación constructiva:
«Los estados de concien-
cia presentes, tienden á
recordar las impresiones
ó estados del espíritu que
les son semejantes.»
«Por medio de la aso-
ciación, el espíritu tiene
el poder de formar nue-
vas combinaciones d agre-
gados, que difieren de ca-
da uno de los que se han
presentado durante el cur-
so de la experiencia.»
El cerebro no es un
Ccensortum.
Todos los estados de
conciencia demandan un
esfuerzo de acomodación.
«Una vez comenzado el
movimiento mental, tien-
de á continuarse por sí
mismo.»
EXCITACIÓN
Lainducción puede ser
en condiciones favorables
auto-excitadora.
La excitación puede ser
independiente.
La excitación indepen-
diente puede ser parcial,
ó total.
El individuo puede re-
cibir su propia influencia
y extender considerable-
mente, (hasta á la misma
acción involuntaria) la es-
fera de sus propios esta-
dos de conciencia.
El individuo puede re-
cibir del exterior la exci-
tación de sus estados de
conciencia.
El individuo recibe en
general, su propiainfluen-
cia y la de los cambios
exteriores.
El individuo, en cier-
tas condiciones especia-
les, (sueño hipnótico) re-
cibe la excitación total ó
independiente.
Se ve que en esta teoría, hastalos fenómenos
del hipnotismo aparecen naturalmente y son
susceptibles de adquirir una claridad de ex-
plicación tal, que desaparece su lado miste-
rioso.
Una persona indiferente á una cosa, con-
serva cierto equilibrio de sus acciones recí-
procas interiores. Desde el momento en que
se encuentra, por una circunstancia cualquie-
ra, bajo la influencia de una idea, de un de-
seo, de una pasión, está bajo la influencia
de sus propios cambios; de su propia induc-
ción; tiene entonces su campo magnético ó
mejor dicho, su campo psicodinámico; es
susceptible de recibir sus propias influencias
interiores y de trasmitirlas ó de recibir otras
influencias exteriores. En otros términos, el
individuo se encuentra bajo la influencia más
ó menos poderosa de la asociación de sus
propios estados de conciencia, de las fuer-
zas de la contigitidad y de la similitud: nue-
vos cambios interiores y exteriores lo esti-
mulan, su propia inducción se extiende más,
la esfera de su campo magnético se aumen-
ta. He aquí lo que sería por ejemplo en
la inducción animal ó psico-inducción, el
juego de la plena actividad humana en la
jerarquía de sus manifestaciones superiores.
Considerando así la electrogénesis de las
funciones de la vida de relación y sin pre-
tender remontarnos á la causa última de los
fenómenos, ¿qué tendría de extraño ó de sor-
prendente el grandioso y sublime espectácu-
lo de un sér que siente, que quiere y que
piensa?
Tal es el resumen extremadamente sucin-
to de lo que se podría llamar la teoría de la
electro-psicogenests.
Acustín M. Chávez.
=>
ANÁLISIS DE LOS MOVIMIENTOS
POR MEDIO DE LA FOTOGRAFÍA
Cuando Muysri1ncE, de San Francisco, lo-
gró fotografiar veinticuatro actitudes suce-
sivas de un caballo al galope, adquirió la
ciencia un método preciso para analizar los
movimientos del hombre y de los animales.
|El célebre fotógrafo americano hizo ver, él
COSMOS
Fic. 16. —Hosición E G sucesivas que toma en el espacio un bastón que se lanza haciéndolo
- girar (24 imágenes por segundo).
mismo, las aplicaciones que podrían hacer-]las imágenes, han recibido de M. Awscuutz,
se de su método para el conocimiento de
la andadura de lós caballos
des cuadrúpedos, y para el de los principa-
les movimientos del hombre;
en fin, disponiendo en un zoó-
tropo las imágenes corres-
pondientes á las fases suce-
sivas de un movimiento pe-
riódico, llegó á dar á la vista
la ilusión de ese movimiento
mismo. El ciclo de las apli-
caciones de la fotografía á los
estudios fisiológicos quedó
trazado por completo.
Pero como nada llega á la
perfección desde el primer
momento, el método de Muy-
BRIDGE tenia algunos defectos
y en su aplicación presenta-
ba serias dificultades.
La invención de-las placas
al gelatino-bromuro de pla-
ta permitió muy pronto ob-
tener, con exposiciones de
poca duración, imágenes bien
modeladas, en lugar de las
simples siluetas que daba el
colodión húmedo. Los inter-
valos de tiempo que separan
las imágenes sucesivas, se
hicieron más iguales, condi-
ción indispensable para la
determinación de las fases
del movimiento. En fin, los
aparatos zootrópicos destina-
dos á reproducir la aparien=
cia de los movimientos, que
eran bastante imperfectos y
deformaban sensiblemente
ó de los gran-
o)
Frec. 17.—Caballo al trote desunido
(5 imágenes por segundo)..
de Lissa, importantes perfeccionamientos.
Conserva, sin embargo, el método de Muv-
BRIDGE un defecto que particularmente dismi-
nuye sus aplicaciones cien-
tíficas, y es la necesidad de
emplear muchos objetivos.
Esa larga fila de.aparatos fo-
tográficos abocados sobre un
animal en movimiento, es
comparable á una serie de ob-
servadores colocados en una
misma línea, y por consi-
guiente, cada uno de ellos
viendo al animal bajo un as-
pecto diverso.
Los cambios en la pers-
pectiva son poco sensibles si
los aparatos son de pequeña
dimensión y si se Opera so-
bre un animal de gran talla
colocado muy lejos. Si por
ejemplo, los veinticuatro apa-
ratos, bien alineados, no ocu-=
pan en su conjunto más que
una longitud de dos metros y
se dirigen á un caballo coloca-
do á una distancia de cincuen-
ta metros, el error debido á
la perspectiva es poco impor-
tante; si un animal
pequeño, un pájaro por e-
jemplo, se pone á una corta
distancia de los aparatos, la
diferencia de perspectiva ha-
pero
rá el análisis del movimiento
enteramente imposible.
Era pues necesario,
para
que la fotografía fuese apli-
- cable á los estudios fisiológi-
24
COSMOS
Fic. 18.—Brinco á lo alto. Imágenes sucesivas de un hombre que se lanza, que franquea
un obstáculo y cae.
Fic. 19.—Esgrima francesa, 24 imágenes sucesivas, á razón de 15 imágenes por segundo.
(La sucesión de las imágenes se lee de abajo arriba
en cada una de las tres columnas y éstas se cuentan de izquierda á derecha.)
COSMOS 25
Fic. 20.—Esgrima española, 20 imágenes sucesivas obtenidas en dos segundos. (Estas imágenes se leen
de abajo arriba en cada una de las cuatro columnas, y éstas se cuentan de izquierda á derecha.)
Fic. 21.—Movimientos de una mosca que corre agitando las alas.
cos, no emplear mas que un objetivo, á fin
de que el objeto en movimiento pudiera ser
observado desde un mismo punto de vista.
A lograr este perfeccionamiento me he con-
sagrado desde hace varios años, y he descri-
to,bajo elnombre de fotocronografía, diversos
medios de obtener, con exposiciones de muy
corta duración é intervalos de tiempo igua=
les, imágenes sucesivas correspondientes á
fo)
las diferentes fases de un movimiento,
26
COSMOS
En algunos casos, se dirigía el objetivo
sobre un animal de color blanco, expuesto
á la luz del sol y colocado delante de un
fondo obscuro. Una serie de iluminaciones,
producidas á intervalos de tiempo iguales,
formaba sobre la placa sensible una serie de
imágenes más ó menos separadas, según la
velocidad del animal. Otras veces, se foto-
grafiaban las imágenes sobre una larga ban-
da de película sensible, animada de un mo-
vimiento de traslación rápido; pero detenién-
dose, durante un tiempo muy corto, cada
vez que debía recibir una nueva imagen.
La realización de este movimiento rápido
ha presentado muy grandes dificultades; pe-
ro el resultado obtenido tenia gran impor-
tancia. En efecto, la fotocronografía sobre
una película que se mueve, se aplica sin li-
mitación á toda clase de estudios. Ya no hay
necesidad de operar sobre animales blancos
ó de color claro, colocados al sol y creando
detrás de ellos una perfecta obscuridad, co=
mo la que existe en la boca de un túnel pro-
fundo y de paredes ennegrecidas: con tal
que el objeto estudiado se destaque clara-
mente sobre un fondo cualquiera, la imagen
será pura. Podemos, pues, ir á cualquier
parte en busca de asuntos de estudio, y ope-
rar sobre un fondo obscuro ó luminoso.
Ciertas experiencias en vía de ejecución
me permiten afirmar que podemos sorpren-
der por medio de este método, el movimien-
to de los pequeños séres que se agitan en
el campo del microscopio.
El mecanismo del aparato debe estar en
posibilidad de adaptarse á hacer variar la
duración de las iluminaciones y su frecuen-
cia, según la naturaleza del movimiento
que se estudia. Imágenes poco frecuen-
tes y tiempos de exposición relativamen-
te grandes bastan para el análisis de los
movimientos lentos; mas al contrario, imá-
genes muy frecuentes (40 á 50 por segundo)
y duraciones de iluminación muy pequeñas
0 A 57 de segundo), cuando se deben estu-
1000
diar movimientos muy rapidos, como los de
las alas de un pájaro y sobre todo, de las de
un insecto que vuela.
Una vez que se han llenado estas condi-
ciones, el aparato se presta á las aplicacio-
nuestros lectores por los ejemplos siguien=
tes. $ :
Las fotocronografías sobre placa inmóvil-
exigen que se coloque uno delante de un
campo obscuro y que se opere sobre un ob-
jeto vivamente iluminado y de pequeña su-
perficie. Por medio de la figura 16 po-
demos seguir el doble movimiento de rotación
y de traslación de un bastón blanco lanzado
sobre un campo obscuro.
La Fig. 18, como la precedente, ha sido
obtenida sobre placa inmóvil en campo obs-
curo. Pero como las imágenes del saltador
presentan bastante superficie, tienden á so-
'breponerse, yen consecuencia, aconfundirse.
Esto se produce cuando la velocidad de tras-
lación del objeto fotografiado es insuficien-
te, como se ve en esta figura, en el momento
de la caida que sigue al salto. Asímismo la
confusión tiende á producirse á medida que
aumenta la frecuencia de las imágenes, ó bien
si operamos sobre un animal de gran lon=*
gitud, como un caballo. En este caso, se ne-
cesita recoger las fotografías sobre una suú-
perficie sensible en movimiento.
Es lo que pasa en la Fig. 17, donde es-
tán representadas las actitudes sucesivas de
un caballo al trote.
Con este método, se puede operar en to-
da especie de fondos, luminosos ú obscuros;
permite 1r á estudiar allí donde se producen
les movimientos que importa conocer. Po-
demos pues ir á las fábricas a sorprender los
movimientos profesionales de los diferentes
obreros, de los corredores y gimnastas en el
campo de sus ejercicios, de los animales de
toda especie en los corrales, casas de fieras
ó jardines zoológicos.
Para los movimientos del hombre, la fo-
tocronografía permitirá útilescomparaciones,
diciéndonos con precisión cómo se carac-
terizan los buenos ó malos modos de ejecu-
tar los diferentes trabajos ó los ¡ejercicios
del cuerpo.
Recientemente, la casualidad me ha sumi-
nistrado ocasión de comparar entre sí dos
escuelas de esgrima que presentan grandes
diferencias. Una es la escuela francesa mo-
derna, otra es la antigua escuela española,
cuyas tradiciones guardan algunos profeso-
o)
nes más variadas; de ello podrán juzgar | res napolitanos, “Todos pueden observar á
COSMOS
27
la primer mirada cuán diferentes son las ac-
titudes de los tiradores de una y otra escue-
la; un adepto á la esgrima que siguiese
sobre estas figuras la sucesión de los movi-
mientos del cuerpo y de los miembros, ha-
llaría todos los elementos necesarios para juz-
gar de la corrección y rapidez de estos
movimientos.
En estos últimos ejemplos, el método de
Muysr1pGE habría podido emplearse con bas-
tante precisión, puesto que se operaba so-
bre objetos de grandes dimensiones coloca-
das á distancia considerable. La fotocrono-
grafía sobre una banda de película presenta
sin embargo, además de la ventaja de supri-
mir las diferencias de perspectiva entre las
imágenes, la de permitir desarrollarlas to-
das á un tiempo, poniendo en el baño reve-
lador la banda impresionada. De aquí resul-
ta una igualdad mayor entre las imágenes,
respecto de intensidad y de modelado.
- Pero si se trata, como en la Fig. 21,
de seguir los movimientos de una mosca que
corre agitando las alas, será nesesario em-
plear indispensablemente un objetivo único
dirigido sobre el insecto á corta distancia.
Espero que el análisis de los movimientos
pueda hacerse muy pronto en el campo del
microscopio !; así se aplicará un mismo mé-
todo sin límites, al estudio de los movimien-
tos en toda la serie de los séres vivos.
J. Mary.
(«Paris-Photographe», 1891, núm. 1, pp. 5412.)
LA CUADRATURA DEL CÍRCULO?
BOSQUEJO HISTÓRICO DE ESTE PROBLEMA
DESDE LOS TIEMPOS MÁS REMOTOS HASTA NUESTROS DÍAS
1001
En la obra más antigua sobre matemáti-
cas que poseemos, hallamos una regla que
nos indica el modo de construir un cuadra-
La cundratura en LO 1gual en área á un círculo dado.
Feo Este célebre libro, el Papiro Rhind
1. Después de escritas estas líneas, M. Marex
ha logrado fotografiar los animales microscópicos
con muy grande aumento (1000 diámetros) y con
gran frecuencia en la sucesión de las imágenes (40 á
60 por segundo).
2. Continúa. Véase Cosmos, p. 1.
del Museo Británico, traducido y explicado
por Ersentomr (Leipsic, 18897), se escribió,
como se asienta en la obra, en el año trigé-
simo tercero del reinado de Ra-a-us, por un
escriba de este monarca llamado Anumes. La
composición de la obra corresponde, según
ésto, al período de las dos dinastías de los
Hixsos, que se halla comprendido entre...
2000 y 1700 años A. J. C. Pero hay otra
circunstancia que la hace más interesante.
Ammes menciona en su introducción que ha
compuesto su obra según el modelo de anti-
guos tratados, escritos en tiempo del rey
Rarnmar; de donde se infiere que los origi-
nales de las ideas matemáticas de ÁHmes se
remontan quinientos años más que el men-
cionado Papiro Rhind.
La regla para obtener un cuadrado igual
á un círculo, dada en este papiro, determina
que el diámetro del círculo debe acortarse
un noveno de su longitud, y se construye el
Por
supuesto, el área de un cuadrado construido
cuadrado sobre la línea así obtenida.
de este modo, es sólo aproximadamente igual
á la de un círculo. Puede formarse una idea
del grado de exactitud de esta cuadratura
primitiva y original, si consideramos que el
diámetro del círculo en cuestión tiene un
metro de longitud; en cuyo caso el cuadrado
que se supone igual al círculo, es mayor
que éste un poco menos que medio decímetro
cuadrado, aproximación que no es tan exac-
ta como la calculada por ARQUÍMEDES; pero
que sí es mucho más correcta que otras que
se han empleado después. No sabemos có-
mo Ánumes ó sus predecesores llegaron á esta
aproximación de la cuadratura; pero lo cierto
es que se trasmitió en Egipto de siglo en si-
glo, y que en los últimos tiempos se la ha
visto aparecer repetidas veces.
Fuera de los egipcios, y cuando Grecia
Cuadraturas
bíblicas
bra de la autigúedad, hallamos en- Y *otónicas.
estaba obscurecida aún por la som-
tre los babilonios una tentativa del cálculo
del círculo. No es una cuadratura; pero tien-
de á una rectificación de la circunferencia.
Los matemáticos de Babilonia habían descu-
bierto que si el radio de un círculo se lle-
vaba sucesivamente sobre la circunferencia,
á modo de cuerda, después de la sexta ins-
cripción se llegaba al punto de partida; de
28
COSMOS
donde concluían que la circunferencia de un
circulo debe ser un poco más grande que
seis veces la longitud del radio ó que tres ve-
ces la del diámetro. Un reflejo de este méto-
do de computación babilónico lo pode-
mos encontrar aún en la Biblia, porque en el
libro 1% de los Reyes, cap. VII—23, y en el
2% de las Crónicas, cap. IV—2, está descri-
to el gran aguamanil, que con el nombre de
mar fundido constituía un ornamento del
templo de SaLomón; y se dice de esta vasija
que medía diez codos de borde á borde y
treinta al rededor. El número 3 como rela-
ción entre la circunferencia y el diámetro, se
da más plenamente en el Talmud, donde se
lee que lo que mide tres longitudes en circun-
ferencia, mide una al trayés.
Respecto á los primeros matemáticos grie-
La cuadratura en 805, —como ThuaLes y Prráconas,
Grecia.
sabemos que adquirieron en
Egipto la base de sus conocimientos matemá-
ticos. Pero no nos ha llegado nada que muestre
que conocían la antigua cuadratura egipcia, ó
que tuvieron que ver al menos con el pro-
blema. Pero la tradición nos dice que sub-
secuentemente el maestro de EurípInEs y Pe-
RICLES, el gran filósofo y matemático ÁAnaxá-
GORAS, á quien tantos elogios prodiga PLaróN,
«se ocupó de la cuadratura del círculo» en
la prisión, el año de 434. A ésto se refiere
Prurarco en el capítulo XVII de su obra De
Exilio. No nos dice el método empleado por
Awxaxácoras para la supuesta resolución del
problema, y tampoco si fué intencional ó
casual el descubrimiento de la solución apro-
ximada, al modo de la de Ames. Pero de
cualquier modo, á Axaxácoras pertenece el
mérito de haber llamado la atención sobre
un problema que produjo tan grandes frutos,
incitando á los griegos a dedicarse á la geo-
metría, haciendo así que la ciencia avanzara
cada vez más.
Se refiere también que el matemático Hir-
La cunaratriz do Plas de Elis inventó una línea cur-
Eurrías de El? yg que podía servir para un doble
propósito; primero, para triseccionar un án-
gulo, y segundo, para cuadrar el círculo. Es-
ta línea es la teroywvíscovsa tan mencionada
por los últimos matemáticos griegos, y que
A Parpus
debemos un conocimiento exacto de la na-
]os romanos llamaron cuadratriz.
turaleza de esta curva; pero basta á nuestro
objeto asentar que no es un circulo ni por-
ción de círculo; por consiguiente su cons-
trucción no es posible por medio de los
postulados enumerados en la sección prece=
dente; de donde resulta que la solución de
la cuadratura del círculo fundada en la cons-
trucción de la cuadratriz, no es una solu.
ción elemental en el sentido que la hemos
discutido. Podemos, sin embargo, concebir
un mecanismo para trazar esta curva, como
se traza un círculo con el compás, y con
la ayuda de este mecanismo resolver la
cuadratura del círculo con exactitud. Pero
si fuese permitido emplear en una resolución
un aparato ad hoc, mo habría problema sin
resolución. Propiamente hablando, la inven-
ción de la curva de Hirrías no hace más que
cambiar una dificultad insuperable en otra
igualmente insuperable. Algún tiempo des-
pués, por el año 350, el matemático Dinós”
TRATOS demostró que la cuadratriz podía tam-
bién servir para resolver el problema de la
rectificación, y desde entonces, entre los ma-
temáticos griegos, este problema representa
casi el mismo papel que la referida cuadra-
tura del circulo.
Como estos problemas fueron conociéndo-
se poco á poco por los no matemá- — sotución de los
ticos de Grecia, surgieron tenta- “ts
tivas de resolución que son dignas de com-
pararse con las soluciones de los aficiona-
dos á cuadrar el círculo de la época actual.
Los sofistas, especialmente, se creyeron
competentes por su dialéctica seductora,
para apoderarse de una fortaleza que por
tanto tiempo había desafiado los ataques de
los más grandes matemáticos. Con hermosa
verbosidad, amontonando puerilidades, se di-
jo que la cuadratura del círculo dependía del
hallazgo de un número que representase á
la vez un cuadrado y un círculo; un cuadra-
do, por ser número cuadrado; un círculo por
el hecho de acabar con un número igual á su
raíz. El número 36, según ésto, era, como
creian, el que entrañaba la solución del fa-
moso problema.
Contrastaban con este tejido de palabras
las especulaciones de Brysón y AntIiFÓN, am-
bos contemporáneos de SócrATES, que aun-
que inexactas, son en alto grado interesan-
COSMOS
29
tes. Antirón dividió el circulo en cuatro arcos
Tentativa de as Iguales, y uniendo los puntos de
mrós. división, obtuvo un cuadrado; lue-
go dividió nuevamente cada arco en dos par-
tes iguales y así obtuvo un octágono inserl-
to; después inscribió un dodecágono, y per-
cibió que la figura así inscrita se acercaba
Vien-
do ésto, se dijo, que prosiguiendo así, se
cada vez más á la forma del círculo.
llegaría á inscribir al círculo un polígono,
cuyos lados, por razón de su pequeñez, coin-
cidirían con el circulo. Ahora bien, este po-
lígono podía, empleando los métodos ense-
ñados ya por los pitagóricos, convertirse en
un cuadrado de igual superficie; y fundándo-
se en este hecho, Anrtirón consideró resuel.
ta la cuadratura del círculo. Nada puede
decirse de este método en contra, sino que
el resultado debe quedar todavía aproxima-
do, por lejos que se lleve la bisección de
los arcos.
La tentativa de Brysóx de Heráclea fué
mejor aún; porque este sabio no
Bnryaóy
de Heráier se limitó á buscar un cuadrado que
fuese muy poco menor que el círculo, sino
que obtuvo, por medio de polígonos cir-
eunscritos, otro cuadrado muy poco mayor
que el circulo. Pero Brysón cometió el error
de creer que el área de un círculo era un
medio aritmético entre dos polígonos de igual
número de lados, uno inscrito y circunscrito
el otro. Sin embargo de este error, perte-
nece á Brysón el mérito, primero: de haber
introducido en las matemáticas, por la nece-
sidad de un cuadrado más grande y otro más
pequeño, la concepción de los límites má-
ximo y mínimo en las aproximaciones; y
segundo: por su comparación con el círculo
de polígonos regulares, inscritos y circuns-
eritos, el mérito de haber indicado á Ar-
QUÍMEDES el modo de obtener para z un valor
aproximado.
No mucho tiempo después de Awrirón y
Brysón, Hipócrates de Chio consi-
HIPÓCRATES
“emo deró el problema,—que se había
hecho ya más y más famoso,—desde un
nuevo punto de vista. HirócraTEs no se satisfi_
zo con igualdades aproximadas, y buscó figu-
ras planas limitadas por curvas que fuesen ma-
temáticamente iguales á una figura plana
S
limitada por rectas, y por consiguiente ca-
paces de convertirse con regla y compás en
un cuadrado igual en superficie. Primera-
mente, Hirócrates encontró que la figura
plana en forma de media luna, producida por
el trazo de dos radios perpendiculares en un
círculo y describiendo luego sobre la cuerda
que une las extremidades, un semicírculo,
es exactamente igual enfárea al triángulo que
está formado por la cuerda y los dos radios;
y partiendo de esta base, el infatigable sabio
trabajó ardorosamente en convertir un circu-
lo en una media luna. Naturalmente no pu-
do alcanzar su objeto; pero descubrió mu-
chas verdades geométricas nuevas; entre otras,
el teorema mencionado, que hoy lleva el nom-
bre de Lunule Hippocratis, las lunas de Hi-
PÓCRATES. Esto pone de manifiesto con toda
claridad que los problemas irresolubles ha-
cen adelantar la ciencia de que dependen,
porque incitan á los investigadores á dedi-
carse con persistencia al estudio; y así son-
dean sus profundidades.
Después de Hirócrares, entre los grandes
geómetras griegos aparece el siste- Orión del: pro
mático EucLIDES, cuya rigurosa ex- por FuEniDes.
posición de los principios geométricos ha
quedado clásica hasta el día. Sin embargo,
los Elementos de EucLipes no contienen na-
da que se refiera á la cuadratura ó á la com-
putación del círculo. No cabe duda que se
encuentran en el libro comparaciones de su-
perficies relativas al círculo; pero en ningu-
na se ve una computación de la circunferen-
cia 6 del área de un circulo. ArquímeDeES,
el más grande matemático de la antigiiedad,
fué quien llenó este palpable vacío en el sis-
tema de EucLipes.
ArQquÍMEDES nació en Siracusa el año 287
A. J. C., y dedicó toda su vida á
las ciencias físicas y matemáticas, “+ Arbrmors.
Cálculos
que enriqueció con valiosísimos descubri-
mientos. Vivió en Siracusa hasta la toma
de la ciudad por Marcezo, año 212 A. J. C.,
día en que murió á manos de un solda-
do romano, á quien había prohibido destru-
yese las figuras que había dibujado sobre la
arena. Indudablemente pertenece á Anquí-
MEDES la gloria del feliz cálculo del número
7. Como Brysón, tomó como punto de parti-
da los polígonos regulares inscritos y cir-
cunscritos. Demostró que era posible, co-
30
COSMOS
menzando por el perímetro de un exágono
inscrito, que es igual á seis radios, obtener
por medio del cálculo el perímetro de un
dodecágono regular, y luego el perímetro de
una figura de doble número de lados que
la precedente.
Haciendo lo mismo con los polígonos cir-
cunscritos, y procediendo con ambas series
de polígonos hasta llegar á un polígono re-
gular de 96 lados, percibió, por una par-
te, que la relación entre el perímetro del
poligono inscrito de 96 lados y el diámetro,
era mayor que 6336: 20173, y por la otra
que la relación correspondiente respecto
del polígono circunscrito de 96 lados era
menor que 14688: 46733. De aquí con-
eluyó que el número z, relación entre la
circunferencia y el diámetro, era mayor que
la fracción 6%6/,737 y menor que 1%088/, .-. 7.
Simplificando los dos límites así encontra”
dos para el valor de 7, Arquímenes demos-
tró entonces que la primera fracción era más
grande que 3; y que la segunda era más pe-
queña que 37; de donde dedujo con certeza
que el valor buscado para 7 se halla com-
30
a El mayor de estos
prendido entre 37 y
dos valores aproximados es el único que ge-
neralmente se aprende y usa. Lo que más
nos llena de asombro en este cálculo de Ar-
QUÍMEDES, es, en primer lugar, la gran exac-
titud que campea en todos los detalles, y
después la incansable perseverancia que debió
poner en actividad para hacer el cálculo de
los límites de sin las ventajas del sistema
arabe de numeración y de la notación deci-
mal, porque debemos considerar que este
cálculo exige á cada paso lo que llamamos
nosotros extracción de raices, y que Arquí-
MEDES sólo por operaciones en extremo fas-
tidiosas podía obtener relaciones que apro-
ximadamente expresaran las raices de las
fracciones y números dados.
Respecto á los matemáticos de Grecia que
Los últimos ma-
temáticos de
Grecia.
siguieron a ÁrquímEDEs, todos em-
plean y se refieren al valor aproxi-
mado de 3% para z,sin contribuir con algo
esencialmente muevo ó adicional para los
problemas de la cuadratura y de la ciclome-
tría. Así Herón de Alejandria, el padre de
la agrimensura, que floreció por el año 100
A. J. C., con objeto de sus medidas prácticas,
emplea algunas veces el valor 32 para 7 y
otras aun la más burda aproximación de...
r=3. El astrónomo ProLomro, que vivió en
Alejandría por el año 150 de la era eristia-
na, y famoso por ser autor del sistema pla-
netario reconocido universalmente como ver-
dadero hasta el tiempo de Copérnico, fue el
único que dió un valor más exacto; él lo de-
signaba, en el sistema sexagesimal de que-
brados que empleaba, por 3, 8, 30,—que es
3 y 5» Y zm» 0 como ahora decimos 3 grados,
8 minutos (partes minute prime,) y 30 se-
gundos (partes minute secuudie.)
De hecho la expresión
3 + 60H ao 9
representa el número z con más exactitud
que dn pero, por otra parte, es más emba-
razosa en razón de la magnitud de los nú-
meros 17 y 120, comparada con los núme-
ros 1 y 7.
HermMmANN ScHUBERT.
(Continuará.)
JUGUETES CIENTÍFICOS!
10
El tubo hervidor, Fig. 22, se debe á Fran-
kLIN. Consiste en dos globos de vidrio que
se ponen en los extremos opuestos de un
tubo acoda-
do dos veces
en angulo
El
sistema se
recto.
Fiz. 22.—HERVIDOR DE FRANKLIN
llena parcialmente de alcohol ó éter y se ex-
pulsa el atre por medio de la ebullición del
líquido, antes de cerrar el tubo. Cuando el
globo que contiene el líquido se coge en la
mano, y se coloca el tubo en posición hori-
zontal, la rápida evaporación del fluido por el
calor de la mano, origina una presión que
obliga al líquido á transportarse hacia el glo-
bo más frio. La súbita evaporación del lí-
quido adherido «¿ los lados del globo que
ahora está vacío, aumenta la presión, y da
lugar á una rápida ebullición del liquido en el
tubo lleno; y al mismo tiempo se roba el ca-
lor á tal grado, que produce una sensación
de frio. Cuando el tubo se coge con una incli-
1. Continúa. Véase Cosmos p. 13.
COSMOS
31
nación de 40? próximamente, el líquido va de
un globoal otro. La expulsión del líquido del
globo que se tiene en la mano, produce un
frío que desaparece pronto; y cuando se res-
tablece el equilibrio, el líquido contenido en
el tubo condensa el vapor del globo vacio,
y entra á éste para ser expulsado como an-
tes.
El instrumento
opera indefinida-
mente y con mucha
regularidad cuan-
do se pone hori-
zontalmente sobre
una mesa, con uno
de sus globos en la
proximidad de una
lámpara, esto es,
a ocho ó diez pul-
gadas de la flama, y
poniendo el otro
globo lo más lejos
que se pueda y en
la sombra.
El crióforo ó congelador de WoLLastoN,
Fig. 23, es semejante al hervidor de Fran-
KLIN; la única diferencia consiste en que el
tubo que lleva los globos es más grande,
para evitar la obstrucción del tubo, cosa que
con toda seguridad ocurre cuando el tubo
es de pequeño diámetro, pues el vapor de agua
que se dirige al globo vacio (del modo que
se va á decir) se condensa y congela sobre
las paredes del tubo hasta obstruirlo com-
pletamente.
El crióforo en vía
de construcción, se
llena parcialmente
de agua, la cual se
hierve en los glo-
bos antes de cerrar
el tubo, con obje-
to de expulsar el
alre. Cuando el
Fig. 24,—BOMBA DE BUJÍA
globo vacio del apa-
rato se coloca en una mezcla refrigerante,
de hielo y sal marina por ejemplo, la eva-
poración del agua en el globo lleno, debida
al enfriamiento y condensación de vapor en
el globo vacío, es tan rápida que hay una
F1G, 23.—CRIÓFORO Ú CONGELADOR DE WOLLOSTON
agua se congele. En vez de emplear la mez-
cla refrigerante, un rocío de éter ó de bisul-
furo de carbono proyectado sobre el globo va-
cío, produce iguales resultados.
Esta es una experiencia muy interesante,
que ilustra el principio de congelación por
evaporación. Es la opuesta á la experiencia
del trabuco, que ya describimos. Aquella da
calor por compre-
sión; ésta da frío
por rarefacción.
La bomba de bu-
jía, Fig. 24, pone
D:
en evidencia de un
modo preciso, el
poder explosivo del
vapor. Consiste en
un globito de vidrio
lleno de agua y ce-
y
a
a
y
>
rrado. Cuando se
pone en la flama de
una vela ó de una
lámpara, por medio
de un aro de alam-
bre, estalla violentamente 1. La máquina me-
nos dispendiosa para aplicar al trabajo me-
cánico la fuerza dada á conocer por la bom-
ba de bujía, es la má-
quina de cincuenta cen-
tavosrepresentada enla
Fig. 25. Es una máqui-
na pequeña y sencilla,
pero mucho más per-
fecta que las máquinas
de vapor de nuestros
abuelos. Da fácilmen-
te de 800 á 1000 revo-.
luciones por minuto.
Es una muestra admi-
rablemente económica
Fig. 25.—MÁQUINA DE Á CINCUENTA
CENTAVOS
del mayor poder motor
que hay en el mundo.
Su construcción es tan conocida, que no
necesita descripción.
"El radiómetro, Fig. 26, es uno de aquellos
instrumentos que bien pudieran clasificarse
entre los aparatos científicos, pero que con
toda propiedad puede llamarse juguete. Es
1 Cuando se experimente con bombas de bujía,
es necesario cubrirse con alguna cosa para evitar
desaparición de calor suficiente para que el| algún accidente.
32
COSMOS
una máquina de calor,
notable por su sensibi-
lidad y al mismo tiem-
po por su grande senci-
llez. Ilustra una clase
de fenómenos compli-
cados descubiertos por
CrookeEs, que es muy
difícil explicar breve-
mente y en un lengua-
je que esté al alcance
5 de todos.
Consiste el instru-
Fig. 26.—RADIÓMETRO
mento en una especie
de veleta, formada de dos varillas de aluminio
cruzadas y muy ligeras, que llevan cada una
en sus extremos una lámina de mica muy
delgada ennegrecida por un lado y plateada
9
por el otro.
Esta veleta está provista de una joya que
descansa sobre la punta de una aguja delicada
puesta en el centro del globo de vidrio. La
veleta está retenida en su pivote por un tubi-
to que baja de la parte superior del globo.
Cuando se coloca 4 la luz del sol ó de la
flama de una lámpara de gas, la veleta co-
mienza á girar rápidamente. Crooxrs expli-
ca así este fenómeno: «Estando el interior
del globo vacio, la luz 6 el haz luminoso
que cae sobre el lado ennegrecido de las
aspas, se absorbe, y por consiguiente se ele-
va la temperatura del lado negro. Esto causa
una excitación extraordinaria de las molé-
culas de aire que están en contacto con él,
y se origina una presión, que da por resulta-
do el movimiento giratorio de la veleta.»
G. M. H.
— A _—_—.
TAMAÑO DE LAS MOLECULAS DE AGUA
El distinguido físico inglés Sir WiLLram
Tuomson ha obtenido un resultado muy digno
de mención referente al tamaño de las mo-
léculas del agua. Supone el ilustre pensador
que se agranda una gota de agua hasta dar-
le las dimensiones del planeta que habitamos,
y que las moléculas que la forman, crecen
proporcionalmente á esta amplificación. Pues
bien, hechos todos sus cálculos, deduce la
conclusión de que, en estas condiciones, el
tamaño de la molécula no sería mayor que
el de un grano de munición.
_—__—_——
ILUSIONES ÓPTICAS
La Fig. número 27 representa dos peda-
zos de papel ó de cartón recortados en for-
ma de arcos de círculo y numerados con las ci-
Fic. 27
fras 1 y 2. ¿Cuál es más grande de los dos?
Seguramente se contestará que el número 2,
Pues bien, si se coloca el número 1 debajo
del número 2, no se podrá menos que decirque
el número 1 es el mayor. Estas dos figuras
son exactamente del mismo tamaño, como
es facil asegurarse midiéndolas. Si se re=
producen en cartones que se sobrepongan,
se apreciará más facilmente el hecho. Cuan-
do se aproximan 1 y 2 hasta tocarse, la ilu-
sión es más considerable aún.—La Nature,
1888, II, 254.
*
**
Recibimos del Sr. Dr. Féz, médico direc-
tor del 11% cuerpo, en Nantes, la comunica=
ción siguiente:
«La figura número 28 da lugar en cuanto
á la equidistancia de los cinco puntos, á un
error de apreciación que me ha parecido
curioso. Desearía que pudiera interesar 4
vuestros lectores como me han interesado a
mí, suscriptor viejo, tantas comunicaciones
género.» —La Nature, 1888, 11,
del mismo g
287.
ld
x
Pa
F. FERRARI Pérez, For.
COSMOS
GRUTA DE CACAHUAMILPA
EL TRONO
LámINA 32
FoTocOLOGRAFÍA DEL COSMOS
REVISTA ILUSTRADA DE ARTES Y CIENCIAS
AS E ASAS
Director pPropIETarIo, FERNANDO FERRARI PÉREZ
Tomo I
Tacunaya, D. F., 1% pe Febrero DE 1892
Núm. 3
LA UNIFICACIÓN DE LOS SÍMBOLOS
Y DE
LAS ABREVIATURAS
Es indudable que la unificación de los
simbolos y las abreviaturas que usan los au-
tores de diferentes nacionalidades, traería
consigo un gran desarrollo en el progreso
de las ciencias. Puesto que hoy ningunalen-
gua artificial puede extenderse por el mun-
do y estando muy lejos de la épeca en que
guas vivas se hable
o
universalmente, las fórmulas unificadas cons-
alguna de nuestras len
tituirían un lenguaje científico universal,
que haría los trabajos de todo idioma acce-
sibles á todos los hombres, con un mínimo
de esfuerzos y algunas nociones muy elemen-
tales de los idiomas extranjeros. En parti-
cular, todos esos cuadros que acompañan á
las memorias, resumiendo conjuntos y escla-
reciendo los puntos esenciales, serían legi-
bles por todos los sabios.
En Química, puede decirse que se ha al-
canzado ya este resultado por la unidad re-
lativa de los simbolos y construcción de las
[órmulas. Pero la generalización tan desea-
ble del sistema métrico, no dará todas las
ventajas que de él pueden sacarse, sino con
la condición de que las unidades métricas
de longitud, superficie, volumen, capacidad
y masa, se representen por abreviaturas bien
determinadas. Eu fin, las ciencias físicas,
entre las cuales la electricidad progresa tan
rapidamente é implica aplicaciones indus"
triales tan múltiples, reclaman con urgencia
una nomenclatura uniforme de las unidades
mecánicas y eléctricas.
Varios congresos, varias publicaciones
científicas han tratado ya esta cuestión de
uniformidad de las nomenclaturas y han dis-
cutido los principios de esta unificación; en-
tre otras, esta cuestión ha sido tratada últi-
mamente para la Zoología con un cuidado
muy particular. Pero queda aún muchísimo
que hacer. Daremos aquí á conocer, relativa-
mente á este orden de ideas, un importante
ensayo de M. Cu. Ep. GuiLLaume, publicado
enlos Archives des sciences physiques et natu-
relles (número del 15 de Nov. de 1889) y en
el cual el autor expone el estado actual de la
cuestión, indica los puntos sobre los cuales
cree difícil la uniformidad, y completando.
la obra trunca de sus predecesores, propo-
ne todo un sistema de notaciones y abrevia-
turas. p
Los que deseen conocer los caracteres ti-
pográficos que se han de emplear, los múl-
tiplos y los submúltiplos por adoptar, el
principio y la manera de escribir las nota-
ciones abreviadas, pueden consultar el artí-
tículo de M. GuiLaume; sólo nos referimos
á dos cuadros que creemos merecen cono-
cerse y cuya generalización sería ventajosa.
El primero de estos cuadros se refiere á
las abreviaturas de las unidades métricas
adoptadas por el Comité Internacional de
pesos y medidas, desde 1879. Está basado
esencialmente en el principio de las inicia-
les y de los prefijos. Da significa deca; el gra-
mo se llama masa, y las unidades de volu-
men están separadas de las de capacidad.
Como lo hizo notar O. J. Brocn, en 1880,
conviene en efecto, para distinguir el volu-
men de agua pura, al máximo de densidad,
del volumen del decímetro cúbico deducido
directamente del prototipo del metro, desig-
nar el primero por la palabra litro, cuyo va-
lor depende del kilogramo y no del metro.
-Por otra parte, las millonésimas de las uni-
COSMOS
34
les bastan, pues,
as inicia
letras diferentes. L
para distinguirlos. Ohm es la única excep-
y)
ción; por una parte la o es muy incómoda
por otra, la letra y ha entrado ya en el uso,
a eiciaror a Puta PLC puro
OOO *quorno”) ox “quwo[noso[IN IN
O O ARO [O SIN
coso odo dury es > cox9dueo[y e
Da EAN ALO AOS
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OOOO 00 AS IN AM 00 “"JPEMOJIM AMA]
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ORO OWIPIBIOO (] [9 “*OMIDUIO| ¿UU *O91NI OMIWITIA| ¿WUP * OPvapeno 07999 (J|wuur * +09
PA “QUISO! [Pp :O0MIL9I(| ¿UY O9IGNI O1J9ULUO () ¿u ****0pe1peno O039]A| uo ***01J9UUI)
O OuIvaSo[rM| [300 cc00431UT| ¿Up 091qn9 OXjauo(] moco Ray op“: o49unos q
“*OD1IJQUL [eyuno [*p “coMmIne99q q eoogeesas O119ISH E] Peoooooosos POP JD oo OMA
135355 Bpe [ono | 14 “01099 H| ¿UL ****091qN9 OO] ¿UY *Opepeno O]9UOTIM| WA ** *OJQUOTIM
SVSYIW SIAVAIDVAVO SANAWLIOA SULDIIMAINS SHAUALIDNO'T
SVOIALAMN SHAUYVAINA SVT HA SVUALVIATIAAV
dientes á las iniciales de las unidades, y se
deducen del sistema de prefijos adoptado por
el autor. Faltan algunos intermediarios para
agotar las combinaciones de las iniciales y de
O
YNn o
a - 3)
(dy [77]
>)
0
. E
O E
>
eS a
a
a
— ¿7
SO
==
5 3
Y
(77)
H
los prefijos; pero no habría inconveniente
El segundo cuadro se refiere á las abre-
en servirse de tales abreviaturas, como hn
tricas. M. GuiLLaume expone las considera-
ó dag para designar el hectómetro ó el de-
viaturas de las unidades mecánicas y eléc-
ciones siguientes:
adoptadas hace algunos
cagramo.
cuanto á la a, que designa al área | en el
sistema métrico, no hay que temer que se pres-
te á confusión, si se adopta también para el
ampére, siendo estas dos magnitudes tan
extrañas entre sí, que casi nunca se las en-
cuentra juntas.
Las unidades mecánicas y eléctricas están
muy lejos de poderse representar material-
mente, y su adopción data de tan pocos años,
que no ha habido tiempo de introducir se-
riamente los múltiplos intermediarios á las
potencias de 1000. Podemos pues todavía
impedir su adopción, y en todo caso, no de”
signar en abreviatura más que los múltiplos
contenidos en las potencias de 1000.
Los prefijos deducidos de este sistema son:
mega, kilo, mili y micro; el segundo y el
tercero tienen ya por abreviaturas k ym; pero
es preciso crear las otras. Lasletras My y. se
presentan naturalmente al espíritu. Es cier-
to que la primera sale del sistema, puesto
que es mayúscula; mas precisamente por este
motivo, tiene la ventaja de evocar la idea de
algo grande. Estando siempre seguida de una
minúscula romana, no puede confundirse con
el signo de una magnitud. En fin, la letra y.
o
recuerda el micrón y obliga á pensar en el
prefijo que reemplaza. No recargan pues la
memoria estas abreviaturas, y deben com-
prenderse inmediatamente, hasta sin explica-
ción.
Llamamos la atención de nuestros lecto-
res sobre las ventajas que resultarían de
adoptar este sistema de notaciones y abre-
viaturas, que son sencillas é introducen en
suma, pocos elementos nuevos. La Repue (y
el Cosmos) recibirán con gusto las observa-
ciones que se le hagan á este respecto.
(Revue Scientifique, 1890. XCV, pp. 116-117.)
-
LA CUADRATURA DEL CÍRCULO?
BOSQUEJO HISTÓRICO DE ESTE PROBLEMA
DESDE LOS TIEMPO3 MÁS REMOTOS HASTA NUESTROS DÍAS
IV
En ciencias matemáticas, más que en nin-
guna otra, los romanos no fueron más que
1. En México se ha acostumbrado decir ara en
vez de drea; pero como ara significa altar, hemos
creído conveniente emplear la palabra propia se-
gún el Diccionario de la Academia.
2. Continúa. Véase Cosmos, p. 27.
COSMOS 35
herederos de los griegos, sin hacer nada
por su parte. Respecto á la ciclo-
metría no sólo no añadieron nada ia
a los descubrimientos hechos en Grecia, sino
que demostraron no conocer el hermoso re-
sultado á que llegó ArquímeDeEs ó al menos no
supieron apreciarlo. Por ejemplo, Vrrruvio,
que vivió en tiempo de Aucusto, calculó que
una rueda de 4 piés de diámetro debía me-
dir 127 piés de circunferencia; en otros
términos, hacia ==37. Y de un modo se-
mejante, un tratado de agrimensura, llega-
do hasta nosotros en el manuscrito gudiano
de la biblioteca de Wolfenbúttel, contiene las
siguientes reglas para cuadrar el circulo:
Divídase la circunferencia del círculo en cua-
tro partes y levántese un cuadrado sobre una
de estas partes. Este cuadrado será igual en
superficie al circulo. Aparte de que la rec-
tificación del arco de un círculo es indis-
pensable en la construcción de un cuadra-
do de esta especie, la cuadratura romana,
en vista de este cálculo, es la más inexacta
de todas, porque su resultado es ;=4.
Los conocimientos matemáticos de los in-
dos no sólo fueron más grandes que
8
los delosromanos, sino que en cler-
India.
to modo, hasta superaron á los de los griegos.
En la fuente más antigua de las matemáti-
cas que conocemos en la India, el Culpasu-
tras, que data de una fecha un poco ante-
rior á nuestra era, no hallamos, es verdad,
tratada la cuadratura del círculo, pero sí el
problema opuesto, que pudiéramos llamar
La mitad de
un lado del cuadrado propuesto se prolonga
un tercio del exceso de longitud que hay
la circulación del cuadrado.
entre media diagonal y medio lado, y la lí-
nea así obtenida se toma como radio del cír-
culo que ha de ser igual en área al cuadrado.
El modo más sencillo de obtener una idea de
la exactitud de esta construcción, es calcu-
lar cuál sería en este caso el valor de z, si
la construcción fuese exactamente correcta.
Descubrimos que el valor de 7, sobre el
cual los indos basaban la circulación del
cuadrado, es cerca de 5 6 6 centésimas me-
nor que el valor verdadero, mientras que el
valor aproximado que obtuvo ARQUÍMEDES,
312, es sólo de una á dos milésimas mayor,
y el antiguo valor egipcio excede al verda-
36
COSMOS
dero de una á dos centésimas. Muy proba-
blemente la ciclometría hizo grandes pro-
to)
gresos en la India en los primeros cuatro
ó cinco siglos de nuestra era; pues ÁRrYa-
puarra, que floreció por el año 500 después
de Cristo, establece que la relación de la
cireunferencia al diámetro es 62832:20000,
aproximación que, tocante a exactitud, va aun
más allá que la de Proomo. El resultado
indo da para = un valor de 31416, en tan-
to que z realmente se halla entre 3141592
y 31141593. Cómo obtuvieron los indos es-
ta excelente aproximación, nos lo dice Ga-
NEcA, comentador de Buaskara, escritor del
siglo XI. Gaxeca dice que el método de
AnquímeDes fué llevado aún más lejos por
los matemáticos indos; que continuaron do-
blando el número de lados hasta llegar á
un polígono de 384 lados, y que por com-
paración de las circunferencias de los poli-
gonos inscritos y cireunseritos de 384 lados,
encontraron que = era igual a 3927: 1250.
Se ve que este valor dado por Bmaskara, es
idéntico al dado por Aryammarra. Es, ade-
más, digno de observación, que el primero
de estos dos matemáticos no menciona ni
1
el valor 32
7
z0
120
de Arquímenes ni el valor 3
de ProLomeo; pero el segundo conoce am-
bos valores y especialmente recomienda el
de ArquímeDEs como el más usual enlas apli-
caciones prácticas. Es extraño que la buena
aproximación de ÁrYABHATTA nO se encuen-
tre en Bramacupra, el gran matemático de
la India, que floreció al principio del siglo
VII; pero hallamos en este autor la curiosa
observación de que el área de un círculo es
raiz cuadrada de 10,
El valor de
exactamente igual a la
cuando el radio es la unidad.
valor ma-
7 que se deriva de esta fórmula,
yor que el verdadero en dos ó tres centési-
ha nacido ineuestionablemente en el
mas,
suelo indo, pues no se le encuentra en nin-
gún matemático griego; y los autores arabes,
que estaban en mejor situación que nosotros
para conocer la literatura matemática de Gre-
cia y de la India, declaran que la aproxima-
ción que hace á z igual á la raíz cuadrada
de 10, es de origen indo. Es posible que el
pueblo indo, que era más adicto que ningu-
no otro al misticismo numeral, haya tratado
de encontrar en esta aproximación alguna co-
nexión con el hecho de que el hombre tiene
10 dedos; y en efecto, 10 es la base de su
sistema de numeración.
Analizando los resultados de los indos con
relación al problema de la cuadratura, nos
vemos inclinados á reconocer que este pue-
blo, que sobresalió más haciendo cálculos nu-
méricos, que estudiando las relaciones de es-
pacio, perfeccionó como ninguno el lado pu-
9
ramente geométrico del problema; y que les
corresponde el mérito de haber llevado el
método arquimediano mucho más lejos y de
haber obtenido por este medio un valor mu-
cho más exacto, —cireunstancia explicable,
cuando se considera que los indos son los
inventores de nuestro actual sistema de nu-
meración, y que poseían un medio con el que
fácilmente sobrapujaroná ÁrquíMEDES, quien
empleó el torpe sistema de los griegos.
De los chinos sabemos que en los tiempos
antiguos empleaban el valor babi-
O China.
lonio de z,
ó sea 3; pero tenían
conocimiento del valor aproximado de Arquí-
MEDES, á lo menos desde fines del siglo VI.
También encontramos en varios tratados de
matemáticas un valor aproximado, peculiar
y propio de los chinos, en que ==35,;
NES
lor que no obstante hallarse escrito con nú-
meros más grandes, no es mejor que el de
Anrquímenes. No hay entre los chinos tenta=
tivas de una cuadratura constructiga del cir-
culo.
Mayores son los méritos de los arabes en
los progresos y desarrollo de las A
os árabes.
matemáticas; y especialmente en
virtud de haber preservado del olvido tanto
las matemáticas griegas como las indas, trans-
mitiéndolas á los países cristianos del Oeste.
Los árabes distinguieron expresamente el va-
lor arquimediano y los dos indos:la raiz cua-
drada de 10 y la relación de 62832:20000.
Esta distinción se presenta también en Muna-
mmeD ly Musa ALcHivarizM1, el mismo sa-
bio que al comienzo del siglo noveno, trajo
de la India los principios de nuestro actual
sistema de numeración, introduciéndolo en
el mundo mahometano. Los árabes, sin-
embargo, no sólo estudiaron la cuadratura
numérica del círculo, sino también la cons-
tructiya; como, por ejemplo, lex ÁLHAITAM,
que vivió en Egipto por el año 1000 y cu-
COSMOS 37
yo tratado sobre la cuadratura del círculo |BoviLrus anunciando de nuevo — Bovxws
O e E Oh y Orowrius Fr-
se conserva en un códice del Vaticano, que la construcción de Cusa; pero pa- NEUS.
desgraciadamente no se ha publicado.
La civilización cristiana, á la que vamos
ahora á pasar, produjo hasta la
Tiempos cristin-
DOS,
segunda mitad del siglo XV, re-
sultados matemáticos en extremo insigniflican-
tes. No tenemos más que una obra importan-
te que mencionar, la obra llamada de Franxos
Vox Lurrich sobre la cuadratura del círeu-
. . . |
lo, publicada en seis libros, pero de la cual |
sólo se conservan fragmentos. El autor, que.
vivió en la primera mitad del siglo XI, fué
probablemente discípulo del papa SiLves-
TRE IL, quien para su tiempo fué un nota-
ble matemático y quien escribió también
el más célebre libro sobre Geometría de su
época.
Revisten el mayor interés las matemáticas
yl cardenar nico £M general, pero especialmente el
mas »EC0ss problema dela cuadratura del cir-
culo, en la segunda mitad del siglo XV, cuan-
do las ciencias comenzaron á renacer. Este
interés fué promovido especialmente por el
cardenal NicoLaus be Cusa, hombre altamen-
te estimado por sus estudios sobre Ástrono-
mía y el calendario. Pretendió haber des-
cubierto la cuadratura del circulo por el
empleo solamente de la regla y el compas,
con lo cual llamó la atención de los sabios
hacia el histórico problema. Todos ereye-
ron en el famoso cardenal y se maravillaron
de su sabiduría; hasta que RecIOMONTANO, en
unas cartas que escribió en 1464 y 1465 y
que se publicaron en 1533, demostró con
extrema exactitud que la cuadratura del car-
denal era incorrecta. La construcción de Cu-
cue: El radio de un círculo
S
se prolonga una distancia igual al lado del
sA era Como: si
cuadrado inscrito; la línea que asi se obtiene
se toma como diametro de un segundo elrcu-
lo y en éste se describe un triángulo equi-|
látero: el perímetro de este triángulo es igual
á la circunferencia del círculo original. Si
esta construcción, que su autor consideraba
exacta, la mirásemos como aproximada, ve-
ríamos que es aún más inexacta que la que
se obtiene haciendo á z=3;, pues por el
método de Cusa, z es de 5 4 6 milésimas
menor que el valor verdadero.
A principios del siglo XVI aparece un tal
só inadvertido. Mas á mediados de este mis-
mo siglo, se publicó un libro que en un
principio los sabios de la époea recibieron
con interés. Llevaba el pomposo título De
Rebus Mathematicis Hactenus Desideratis. Su
autor, Orontrus Fiveus, pretendía haber
vencido todas las dificultades que estorba-
¡ban el camino de la investigación geométri-
(a
ca; é incidentalmente comunicaba al mundo
la perdadera cuadratura del circulo. Su fa-
ma fué de poco tiempo, pues poco después,
en un libro intitulado De Erratis Orontit, el
portugués Pepro Noxrus demostró que la cua-
dratura de Oroxrius, como todos sus demás
pretendidos descubrimientos, era incorrecta.
Después de este período viene un núme-
ro tan crecido de cuadradores del
SIMÓN Vay EycE.
círculo, que tendremos que limi-
tarnos solamente á aquellos que los mate-
máticos reconocen.
Se mencionacon particularidadá Simón Van
|Excx, quien al concluir el siglo XVI publicó
una cuadratura, la cual era tan aproximada,
que el valor de z que de ella derivaba, era
más exacto que el de ArquímeDes; y al desa-
| probarlo, el matemático Peoro Mertus se vió
obligado á buscar un valor aun más perfec-
[to que 37. La errónea cuadratura de Van
Eyck dió pues lugar al descubrimiento de
Merrus, y á su relación 355: 113, 6 3%, que
difería del valor verdadero en menos de una
millonésima, eclipsando, por consiguiente,
S
á todos los valores hasta entonces obtenidos.
Por otra parte, se demuestra por la teoría
de las fracciones continuas, que admitiendo
números hasta de cuatro cifras nada más,
no hay otros dos números que representen
con más exactitud el valor de 7, que 355 y
3,
También fué refutada la cuadratura del gran
filólogo José ScaLrcer. Como casi.
JusÉ ECALIGER.
todos los cuadradores del círculo
que creen en sus descubrimientos, ScALIGER
estaba también poco versado en Geometría
elemental. Resolvió, no obstante, al menos
en su propia opinión, el famoso problema, y
publicó un libro en 1592 que ostentaba el
pretencioso título Noya Cyclometria y en el
cual escarnecía el nombre de ArquímeDes,
38
COSMOS
La insignificancia de su supuesto descubri-
grandes
matemáticos de su tiempo, como Viera,
miento le fué demostrada por los
Abriano RomaAnus y CLavrus.
De los cuadradores del círculo que flore-
Loscomosrayo, Cieron en la mitad del siglo XVII,
JUAN PORTA Y
GREGORIO S, VI-
CENTE,
otros tres merecen particular men-
ción —LoNGOoMONTANO de Copen-
hague, que prestó grandes servicios á la Ás-
tronomía, el napolitano Juan Porra y Grr-
GORIO DE S. Vicente. LoNGOMONTANO hizo á
y estaba tan convencido de la exac-
1300 000» )
titud de su resultado, que daba gracias a
Dios fervorosamente, en el prefacio de su
obra Inyentio Quadrature Circuli, por ha-
berle concedido en su ancianidad fuerzas
para vencer las dificultades del célebre pro-
Juan Porta siguió la iniciativa de
HirócrATES y creyó que había resuelto el
blema.
problema por la comparación de las lunas.
GreEGORIO DE S. VICENTE publicó una cuadra-
tura, cuyo error era muy difícil de averiguar,
pero que al fin fué descubierto por Descar-
TES.
De los famosos matemáticos que tuvieron
que ver con nuestro problema du-
Pebro Merius Y
VIETA.
ante el periodo trascurrido desde
los últimos años del siglo XV hasta la época
de Newrox, aparece en primer lugar Peoro
Merrus, ya mencionado, que logró encontrar
en la fracción 395:113, la mejor aproximación
del valor de z con números pequeños. El pro-
blema recibió un impulso diferente en ma-
VieETA
fué el primero á quien se le ocurrió repre-
nos del célebre matemático VirrTA.
sentar á 7 con exactitud matemática por me-
dio de infinitas series de operaciones conti-
nuas. Comparando polígonos inscritos y cit-
cunscritos, Viera encontró que nos acercamos
más y más el valor de z, si ejecutamos ope-
raciones de extracción de la raíz cuadrada
de ¿, y de adición y de multiplicación alter-
nadas de cierto modo, y que 7 debe resul-
tar exactamente, si estas series de operacio-
nes pudieran continuarse indefinidamente.
Viera encontró de este modo que si un diá-
metro mide 10,0001000,000 de unidades, co-
rresponden á la circunferencia de..... oe
31,4151926,535 á 31,4151926,536 unidades
de la misma longitud.
Pero más lejos que Viera, fué el holandés
ADRIANUS ROMANUS agregando cin- Abraxvs Roma:
NUB, LUDOLF
VAN CEULEN.
co cifras decimales á las diez del
primero. Para llegará ésto, calculó, con inex-
plicable trabajo, la circunferencia de un po-
lígono regular circunscrito de 1,0731741,824
lados. Este número es la trigésima potencia
de 2. Si grande fué el trabajo de AbrIawus
Romanus, el de Luvpor Van CeuLeN fué to-
davía mayor; pues usando el procedimiento
arquimediano, logró obtener para z un nú-
mero con 35 cifras decimales, que difiere del
valor verdadero menos de una mil quintillo-
nésima, grado de exactitud que apenas si se
puede concebir. Luporr publicó las cifras
del tremendo cálculo que le condujo a este
resultado. Este cálculo fué examinado cui-
dadosamente por el matemático GRIEMBER=
GER y declaró que era correcto. LupoLr se
enorgulleció con justicia de su obra, y si-
guiendo el ejemplo de ArquímeEDEs, encargó
en su testamento que el resultado de su tra-
bajo matemático más importante, el cálculo
de z con 35 cifras decimales, se grabara
sobre su tumba; encargo que, según se dice,
se llevó á cabo. En honor de LunoLr, 7 se
llama hoy en Alemania el número ludolfiano.
Sin embargo de que por el trabajo de Lu-
S bargo de que p l trabajo de Lu
grado de exac- Nuevo método de
titud para las operaciones ciclo-
DOLF, se alcanzó un
SNELL. Su
verificación por
HuYGENS.
métricas más que suficienté en
cualquiera aplicación práctica, niel problema
dela rectificación ni el de la cuadratura cons-
tructiyas avanzaban teóricamente bajo nin-
gún sentido. Las investigaciones hechas por
los célebres matemáticos y físicos HuYGrExs
y SELL, á mediados del siglo XVII; desde
el punto de vista matemático, fueron más
importantes que la obra de Lunorr. En su
libro Ciclometricus, SxELL afirma que el mé-
todo por comparación de polígonos inventado
por Árquímebes y empleado por LupoLr, no es
deningún modo el mejor método paraalcanzar
el fin deseado; y logró, por el empleo de pro-
posiciones que establecen que ciertos arcos
de un círculo son más orandes ó más peque-
8
ños que ciertas lineas rectas conexas con el
circulo, obtener métodos que hacen posible
alcanzar resultados como el ludolfiano, con
menos trabajo de cálculo. Los bellos teore-
mas de SwNELL fueron demostrados por se-
gunda vez, y mejor demostrados, por el cé-
COSMOS
39
lebre promovedor de la óptica científica, el
danés Huycews (Opera Varia, pág. 365 y
Theoremata De Circuli et Hyperbole
SsIg.;
S
Quadratura, 1651), así como perfeccionados
en muchos puntos. SxeLL y HuYcExs creye-
ron firmemente que habían hecho avanzar
nada más el problema de la cuadratura numé-
rica, y no la cuadratura constructiva. Por lo
que toca a Huycewns, no cabe duda á este res-
pecto, en vista de la vehemente discusión que
sostuvo con el mátemático inglés James GrE-
GORY.
Esta controversia tiene alguna significa-
Controversia en- ción en la historia de nuestro pro-
tre HUYGENs
y Guecoer blema, porque GrrecorY inten”
tó por la primera vez demostrar que la cua-
dratura del círculo con regla y compis
es imposible. El resultado de la controver-
sia, de la cual poseemos muchos estimables
tratados, fué que HuyceEns demostró á GreE-
GorY, de una manera incontrovertible, la 1n-
corrección de su prueba de imposibilidad,
añadiendo que él también era de opinión
que la solución del problema con regla y
compás era imposible; pero que, sin embar-
go, él no se creía capaz de demostrar ese
hecho. Newrox se expresó, después, de una
manera semejante. Y de hecho, ha sido ne-
cesario llegar al período más reciente, que
abarca unos 200 años, para que los más gran-
des matemáticos adelantaran lo suficiente, y
suministraran una rigurosa demostración de
la imposibilidad del problema.
HERMANN ScHUBERT.
(Conclutrá.)
LA
ANTROPOPLASTIA GALVÁNICA
En todos los tiempos se han visto inclina-
dos los hombres á rendir un culto particu-
lar á los muertos; y sin embargo, nunca han
demostrado mucho interés en la conserva-
ción de los cadáveres. Verdad es que los
egipcios aseguraban muy escrupulosamente
la conservación de los muertos. DauBeNntoN
y más recientemente CzerMarkK nos dan lu-
ces á este respecto. Había en elantiguo Egip-
to oficinas especiales donde se sometía á los
cadáveres á manipulaciones más ó menos
complicadas: los cuerpos eran sumergidos
en baños antiputrescibles, y después en-
vueltos por los parientes con millares de ven-
das. Pero se puede afirmar que el embalsa-
miento egipcio era, por decirlo así, una ex-
cepción: solamente los ricos podían realizar-
lo. En nuestro tiempo, no ha hecho grandes
progresos el arte de embalsamar; hoy to-
dos se contentan, generalmente, con hacer
en las arterias del cadaver una inyección es-
terilizante, cuya composición varía, y nadie
se preocupa de lo demás. Por otra parte, lo
mismo que en Egipto en tiempo de ProLo=
MEO, este modo de conservación es también
excepcional.
¿Dependerá de la imperfección de nuestros
procedimientos el poco gusto que manifesta-
mos por la momificación ó el embalsamien-
to? ¿Obedecemos fatalmente á alguna ley de
la naturaleza, á aquella ley formulada por las
palabras del evangelio: pulpis es et in pulye-
rem reverteris? El Dr. Varior, uno de los
médicos más distinguidos de los hospitales.
de París, responde á estas dos preguntas
proponiendo á sus contemporáneos el em-
pleo de los procedimientos galvanoplásticos
para obtener momias indestructibles. El Dr.
Varior metaliza nuestro cadáver enteramen-
te; lo encierra en cubierta de bronce, de co-
bre, de níkel, de oro ó plata, según los ca-
prichos ó la fortuna de los que nos sobre-
viven. Ya no hay putrefacción, ya no hay
polvo. ¿Excita vuestra atención este descu-
brimiento? ¿Queréis saber cómo procede el
Dr. VarriorT?
Mirad los dibujos que hemos hecho eje=
cutar en el laboratorio donde M. Varior ha-=
ce sus investigaciones. En un doble marco
de cuatro montantes, reunidos arriba y aba-
jo por tablas cuadradas, veis el cuerpo de
un niño (en nuestro primer dibujo, el cua-
dro esta dispuesto bajo una campana neumá-
tica; en el segundo en un baño de sulfato
de cobre). El cuerpo del niño ha sido per-
forado por medio de una varilla metálica.
Una de las extremidades de esta varilla ter-
mina contra la bóveda del cráneo, en tanto
que la otra penetra, a modo de pivote, en un
mango de metal perteneciente al aparato y
situado en el centro de la tabla inferior del
40 COSMOS
==Á
|
hi
t
E
Fic. 29, —La metalización de los cuerpos
COSMOS
41
marco. El marco soporte es un marco con-
ductor de la electricidad. Los montantes y
los hilos conductores han sido cuidadosa-
mente aislados con caucho, guta ó parafina.
Una pequeña batería de tres pilas termo-eléc-
tricas CHaupron suministra la corriente eléc-
trica. Un contacto métálico dentellado, en
forma de corona, desciende de la tabla supe-
rior y se apoya ligeramente sobre el vértice del
cadáver; la cara plantaria de los pies y la
palma de las manos reposan sobre dos con-
tactos. Además, se han escalonado contac-
tos en los
cuatro mon-
tantes me-
tálicos del
marco, para
aplicarlos
vacío por medio de una trompa de agua, y
en seguida se hacen penetrar vapores de fós-
foro blanco, disuelto en sulfuro de carbono.
Es una operación peligrosa, como todas las
operaciones en que el fósforo en disolución
interviene de un-modo ú otro. Los porme-
nores de esta operación están representados
fielmente en nuestro primer dibujo. A la
derecha, un mozo del laboratorio vigila el
funcionamiento regular de la trompa. A la
¡izquierda del operador, se ve una especie de
.marmita de hierro, de gruesas paredes, y
en la cual
la solución
de fósforo
se ha some-
tido, por
medio de u-
en los pun-
tos desea-
dos, pudién-
dolos
rar a volun-
tad.
Antes de
sumergir
reti-
este aparato
en el baño
galvano-
plástico, es
necesario
hacer al ca-
dáver buen
conductor
de la elec-
tricidad.
Con este ob-
jeto, el ope-
rador baña
la piel del cuerpo con una solución de nitra-
to de plata, ó mejor aún, pulveriza esta solu-
ción en la superficie cutánea por medio de un
instrumento muy conocido: el pulverizador,
amables lectoras, de que os servís para per-
fumaros. Hecha esta operación, la sal de
plata penetra hasta el dermis y la piel se
vuelve de un negro opaco. Pero es preci-
so reducir la sal de plata; es decir, se-
pararla de su óxido. Esto se logra con mu-
cha dificultad. El doble marco se coloca de-
bajo de una campana en la cual se hace el
Fic. 30.—Inmersión del cuerpo en el baño galvánico
na pequeña
lámpara de
gas, -á una
temperatu-
ra bastante
elevada pa-
ra vapori-
zarla.
Cuando
los vapores
fosforados
han reduci-
do la capa
-de nitrato
de plata, la
piel del ca-
dáver que-
da de: un
blanco agri-
sado; el ca-
dáver pare-
ce una estatua de yeso. Ya no hay más que
proceder prontamente á la metalización. Con
ce en el
S
baño de sulfato de cobre. No tenemos que
este fin, el doble marco se sumer
describir esta operación que todo el mundo
conoce. Bajo la influencia de la corriente
eléctrica, el depósito metálico se hace de
una manera no interrumpida; las moléculas
del metal vienen á depositarse sobre la piel
del cadáver, y forman muy pronto una capa
continua. El operador debe arreglar con mu-
cho cuidado las fuentes de electricidad, á fin
42
COSMOS
de evitar un depósito metálico granoso y sin
] 8 )
coherencia. Mudando convenientemente los |
contactos, se sustituirá a la piel una capa de
cobre amoldada sobre todas las partes sub-
yacentes. Vigilando atentamente el espesor
del depósito que va sobre la cara, las manos,
y entodas las partes delicadas del cuerpo, se
obtendrá un molde fiel, que recordará exac-
tamente los detalles de conformación y los
rasgos de la fisonomía. Un buen depósito
S
de 1/, á ?/, de milímetro de espesor ofrece
una solidez suficiente para resistir al dobla-
miento y á los choques exteriores. El espe-
sor de 1/, á 9/, de milímetro se recomienda
especialmente como límite, tratándose de las
cubierta metálica de la cara y de las manos, las
cuales quedan así rigurosamente amoldadas.
En el tronco, el abdomen, las primeras por=
ciones de los miembros y el cuello, la con-
servación integra de las formas plásticas no
es tar importante; y si se juzga útil, puede
llevarse el espesor hasta 1 ó 11/, milímetros
para consolidar la momia metálica.
¿Qué porvenir está reservado á este pro-
cedimiento de momificación que el Dr. Va-
rIoT llama antropoplastia galvánica? No po-
demos adivinarlo.
Es muy probable que los cadáveres me-
talizados figurarán en muy corto número
en nuestras necrópolis, y que por mucho
tiempo, muchisimo quizá, sufriremos el pe-
so de esa ley de la naturaleza que recor-
damos al principio: pulvis es et in pulverem
reyerteris. ¡Somos polvo y volveremos al
polvo!
Por otra parte, el inventor de la an-
tropoplastia concede muy poca importancia
Su ob-
jeto es, sobre todo, dar á los museos y á
á la metalización total del cadáver.
los laboratorios de nuestras facultades de
medicina, piezas anatómicas en perfecto es-
tado de conservación, piezas muy fieles, muy
exactas, más bien que disputar nuestros ca-
dáveres á los gusanos de la tumba.
MarceL Enpanr.
(L'lllustration, Vol. XCVII, 1891, pág. 40).
—_—_—_— A _—_—_—_—_—.
JUGUETES CIENTÍFICOS!
1001
El juguete del higrómetro sirve para mos-
trar aproximadamente el estado higrométri-
co del aire. Una de las varias formas que se
le dan, está representada en la Fig. 31. Un
tubo perforado de metal, que sale por de-
trás de la figura, con-
tiene una cuerda de
tripa, qce se ha fija-
do en la parte poste-
rior del tubo, aplas-
tando las paredes de
éste.
Elextremo opuesto
de la cuerda sale por
delante de la figura
y se une al brazo del
Fig. 31. —HIGRÓMETRO
niño. En la mano del
brazo así sostenido, está sujeto un paraguas.
Cuando el aire está seco, la cuerda se con-
serva torcida, y el brazo tiene el paraguas
fuera de la posición de uso; pero cuando el
aire se humedece, la cuerda se engruesa
ligeramente y se destuerce, y entonces el
niño levanta el brazo y lleva el paraguas so-
bre su propia cabeza y sobre la de su com-
pañera.
Otra forma de la misma invención consis-
te en una casa que tiene dos puertas y dos
figuras: un hombre con un paraguas y una
mujer vestida con traje de calle; las figuras
están sostenidas en los extremos opuestos de
una varilla, que una cuerda de tripa sostle-
ne por el centro. Cuando la cuerda esta des-
torcida por la acción de la humedad, sale
el individuo del paraguas; cuando la cuerda
se seca, el hombre entra y aparece la mu-
jer.
Estos juguetes sencillos, agradables é ins-
tructivos, ilustran la acción de la humedad
sobre ciertos cuerpos porosos, y son de in-
terés, aunque no de uso inmediato para el
¡observador meteorológico.
La acción de la hoja sensitiva, Fig. 32,
se debe también á la expansión producida
por la absorción de la humedad. La hoja
consiste en un pedazo de oro volador, de
papel cubierto de gelatina, ó un pedazo de
1, Continúa. Véase Cosmos p. 30.
COS
43
MOS
gelatina sola, en que se ha impreso algún
dibujo fantástico. Se escoge generalmente la
sirena. Cuando la hoja se pone sobre la pal-
ma de la mano, la humedad de ésta es ab-
Fig. 32.—HoOJA SENSITIVA
sorbida por un lado de la hoja, y en unos lu-
gares más que en otros, á causa del contae-
to imperfecto que existe entre la hoja y la
mano. Las partes humedecidas se hinchan
rápidamente, y la hoja se encorva y se tuer-
ce en todas las direcciones posibles, como
si estuviese dotada de vida. Como la hoja
es muy delgada, muy pronto se seca; por lo
cual todas las contorsiones se suceden rápi-
damente.
El termómetro químico, Fig. 33,
se hace encerrando herméticamen-
te en un tubo nna solución de eclo-
ruro de cobalto en alcohol diluido.
Cuando se sujeta el tubo á una tem-
peratura de 5% á 10% C., la solución
se pone rojiza, color de clavel, y si
la temperatura sube á 30% ó 400, pasa
por una serie de matices de púrpura,
hasta que finalmente se pone azul. Fis 53.—ren-
La misma sal aplicada á una flor iS
artificial, por ejemplo una rosa, la hace vi-
siblemente higroscópica. Cuando el aire está
húmedo, la rosa tiene color de clavel; y cuan-
do el aire está caliente y seco, la rosa se
pondrá púrpura ó azul. Una de las tintas
simpáticas está constituida por una solución
de la misma sal.
¡ La rosa luminosa,
Fig. 34, está repre-
sentada en el mismo
vaso acompañando á
la rosa higroscópica;
es un hermoso ejem-
A
Fig. 31—Rosas HIGROSCÓP: CA
Y LUMINOSA
plo de la propiedad
maravillosa que tie-
nen algunos cuerpos de acumular la luz. Es-
ta propiedad se le comunica á la rosa por
.
medio de una capa de pintura luminosa, cu-
ya base es el sulfuro de calcio. Si esta rosa
se expone á una luz fuerte durante el día, se
hará luminosa por la noche.
No se conoce la naturaleza exacta del cam-
bio que tiene lugar en la substancia fosfo-
|¡rescente mientras está expuesta á la luz. Se
supone que es debida á alguna acción mo-
dificadora de la luz, más bien que á una ac-
¡ción química. Se ha asegurado que la fosto=
¡rescencia tiene lugar tanto en el vacío como
en el aire.
| Laslágrimas batávi-
¡cas, Fig. 35, muestran
de un modo notable,
cómo un cuerpo, por
una fuerza interior su-
ficiente, puede ence-
rrar elementos de des= "ls 95 Lácmaas parávicas
trucción. Estas lágrimas tienen una forma
oval y alargada, y por un extremo se adel-
gazan formando una curva más ó menos pro-
nunciada. Se fabrican haciendo gotear vi-
drio fundido sobre agua; se enfría rápida-
mente la capa exterior del vidrio, y al con-
traerse comprime fuertemente la parte in-
terior.
Puede golpearse la parte más voluminosa
de la lágrima con un martillo, sin que se
quiebre; pero rompiendo la punta, destru-
yendo asi el equilibrio en un lugar, el vidrio
se hace pedazos instantáneamente. Es la
destrucción tan completa, que los fragmen-
tos quedan como arena fina.
El frasco de Bolonia, Fig. 36, es de la
misma naturaleza que las lágrimas batávicas.
Fiz, 36,—FRAsco DE BOLONIA,
44
COSMOS
Es un frasco de vidrio no recocido, de fon-
do grueso, y que tiene una gran tensión.
Puede recibir el frasco un golpe fuerte sin
quebrarse, y aun puede dejarse caer dentro
de él una bala de plomo sin producir nin-
gun efecto; pero si se deja caer un cristal
de cuarzo, ó se raya de cualquier otro mo-
do la superficie interior del frasco, en el
fondo, el frasco se hace pedazos. Esta acción
puede compararse á la destrucción de un
edificio de albañilería, cuando se debilita ó
se destruye la clave del arco que lo sostiene.
Un ejemplo común de una acción de esta
especie, se ve en las bombillas, que se rom-
pen sin causa aparente. Los ingenieros en-
cuentran tubos de vidrio que resisten la pre-
sión del vapor; pero si se rayan, aun cuan-
do sea imperceptiblemente, en la superfi-
cie interior, se quiebran.
G. M. H.
PRECIO DE LOS METALES RAROS
- El iridio, que es un metal muy denso per-
teneciente al grupo del platino, y que debe
su nombre á la irisación de algunas de sus
soluciones, y muy conocido por su uso en
las puntas de las plumas de acero, puede
comprarse aproximadamente á 720 pesos la
libra. El precio actual del platino, que es
de los metales maleables, blancos y dúctiles,
el mejor conocido, pero casi infusible, corre
parejas con el del oro: vale 350 pesos libra.
Pero generalmente su valor oscila entre los
de sus hermanos más populares, la plata y
el oro.
El metal más raro
y lo es tanto que su
reciente descubrimiento arroja dudas sobre
su caracter elemental
es el didimio, y su
precio actual, si es que puede cotizarse un
artículo que nunca aparece en el mercado,
es de 4,500 pesos la libra.
Sigue el metal más costoso, después de
éste, que es el bario, elemento pertenecien-
te al grupo de los alcalino-terrosos; su va-
lor EA 3,750 pesos.
El berilio ó glucinio, substancia metálica
encontrada en el hermoso berilo. se cotiza
en 3,375 pesos.
(Scientific American.)
El cañón de 110 tone-
ladas exhibido en la Vayal
Exposition de Londres,
por Sir W. G. ÁrustTroxNG,
MircmeLL y Comp., tiene
¡una carga completa de...
434 kg. de pólvora more-
na prismática, cuyo valor
¡es de 2000 francos; el pro-
yectil de acero pesa 815
¡kg, y cuesta 2125 francos;
¡lo que hace un precio to-
¡tal de 4400 francos, com-
| prendiendo los accesorios
(espoletas, ete.), para ca-
|
| AAA
¡da tiro á plena carga, con
l . n
¡proyectil para perforar
) 1
¡las corazas. Se cree que
| EE E
¡la duración de una pie-
za de este género corres-
¡ponde a 75 tiros á ple-
na carga, 125 á tres cuar-
tos de carga y 250 á media
carga. Se concibe que es
(a
necesario usar poco estas
costosas máquinas entiem-
[po de paz, para que pue-
dan utilizarse en tiempo
de guerra.
La velocidad inicial, con
la carga de pólvora y el
¡proyectil arriba indicado,
es de 642m por segun-
S
do, y la energía total de
7,632 toneladas métricas.
La fábrica de Elswick, ha
puesto al lado del cañón,
un dibujo de tamaño na=
tural, que señala los elec-
tos obtenidos sobre un
blanco, por un proyectil
lanzado con una pieza de
110 toneladas del Sans-
paretl.
El blanco se dispuso co-
mo sigue: una placa com-
pound de 0'506m de es-
pesor, detrás una contra-
placa de fierro de 0'202m,
BALÍSTICA
3'35m
1'52m
6'10m
0'586m 0'202m
FiG. 37.—Efecto de la bala
un cañón de 110 toneladas
Hormigón
Granito
Encino
Placas compound Fierro
COSMOS
45
fija en un armazón fuerte de fierro, en segui-
da un espesor de 6,10m formado de vigas
de encino, después 1,52m de granito, 3,35
de hormigón, y para terminar 1,52m de mam-
postería de ladrillo. El proyectil, dando en el
centro de la placa de coraza con una veloci-
dad inicial de 634m por segundo, atravesó
el metal, la madera, el granito y el hormi-
detuvo solamente en el muro
gón, y
de ladrillos á una distancia de 12,5m de
se
la cara exterior de la placa de coraza, em-
pujando por el otro lado, bajo forma de án-
gulo, una parte considerable de la mampos-
teria.—(Cosmos, de Paris, XXIL, pp. 2-3.)
EE A
ILUSION DEL SENTIDO DEL TACTO
Cuando cruzamos el dedo índice y el de
enmedio y palpamos con ellos un chícharo
puesto sobre la mesa, creemos firmemente
que tocamos dos chicharos. Y aun cuando se
mire y se convenza uno que no hay más que
un chícharo, es muy dificil alejar la primera
impresión. Sobre todo, la ilusión es muy in-
tensa cuando se hace rodar el chicharo entre
los dedos.
¿Cuál es la causa de esta ilusión? Se debe
con toda evidencia á que hemos dado á las
superficies sensibles de la piel una posición
que no es común ni ordinaria. Si hubiése-
mos cogido el chícharo entre el índice y el
medio en su posición natural, sabríamos por
experiencia que no se trataba más que de un
solo chicharo. Pero si eruzamos los dedos,
la experiencia nos abandona, y hasta nos en-
gaña respecto á la sensación que experimen-
tamos.
La causa de la ilusión es en efecto una ex-
periencia ya hecha por el cerebro, la cual se
ha impregnado en él por
el ejercio y que nos indu-
ce á errar en un caso se-
mejante. Cuando cruza-
mos los dedos, ponemos
en contacto del chicharo
los bordes exteriores de
los dos dedos. Pero en los
actos habituales, estos dos
bordes están, por el con-
trario, separados uno del
otro, y cuando en esta po-
Fig. 38.—ILUSIÓN DEL TACTO
sición se tocan al mismo tiempo, sabe el
cerebro, por experiencia, que ese contacto
no puede ser el producto sino de dos cuer-
pos diferentes.
Esta experiencia se convierte en regla pa-
ra el cerebro en cualquiera circunstancia y
en cualquier posición que se dé á los dedos.
Si cruzamos los dedos y tocamos un glóbu-
lo, el sentido del tacto del cerebro creerá que
los dedos están, sin embargo, en su posición
natural, y transformamos en nuestra concep-
ción la posición cruzada en posición natu-
ral. Hecho ésto, nuestra concepción debe
también transformar en dos el único chícha-
ro que tocamos.
Por este fenómeno vemos que la imagen
de nuestro cuerpo esta sólidamente impresa
en el cerebro. El cerebro conoce perfecta-
mente la posición natural de todas las par-
tes del cuerpo y el lugar de cada punto sen-
sible, y este conocimiento lo: ha adquirido
por largos años de observaciones y ejerci-
cios. Ademas, está en aptitud de estimar
exactamente la mayor parte de los movimien-
tos de las diversas partes del cuerpo.
Cuando paseamos la mano por la super-
ficie de un objeto, la ponemos en diferentes
situaciones relativamente á nuestro cuerpo,
y sin embargo, nos formamos, al palpar así,
una imagen exacta del objeto, puesto que
por experiencia hacemos intervenir la posi-
ción de la mano como factor de nuestro cál-
culo.
No podemos formarnos una idea exacta
de las diversas posiciones y de los diver-
sos movimientos del miembro que palpa, sin
haber experiencia suficiente y ejercicios re-
petidos. Pero desde el momento que pone-
mos nuestros miembros en una posición que
no es común ni ordinaria, sobre la cual no po-
seemos nociones adquiridas, la apreciación
exacta de nuestras sensaciones del tacto nos
abandona y ya no podemos localizar con cer-
teza los objetos palpados.
J. BeErNSTEIN.
(Les Sens, pp. 33-35.)
46 COSMOS
CALENDARIO PERPETUO
GREGORIANO Y JULIANO
7
En el calendario ju- [FEB.o| | En el calendario gre-
liano, los años múlti- | EN.o [ABR. [SEPT. | | goriano, los años múl-
plos de 4 son bisiestos. JUN. MAR. AGOS|MAY.| tiplos de 4 son bisies-
Este calendario toda- | OCT. | JUL. | DIC. | | tos, salvo los años múl-
vía se emplea en Ru- NOV. | tiplos de 100. Estos no
Sn. son bisiestos sino cuan-
Alemania lo abando- ¡| do son múltiplos de...
nó en 1700 é Inglaterra 1 9 3 4 5 6 7 400, Este calendario
en 1752. 319 10 11 12 13 14 existe desde 1582.
15 16 17 18 19 20 21
22 23 2% 745) 26 27 28
SIGLOS JULIANOS 29 30 31 | | SIGLOS GREGORIANOS
Sáb. ¡Dom.o Lunes Mart. Miérc. Juev. Vier. | 14 | 18 | 22| 26 | 30
Vier. | Sáb. Dom.o Lunes! Mart. Miérc.| Juev.
| | | | | |
Jueves Vier. | Sáb. Dom.*¡Lunes Mart. Miére.
|
Miérc. Juev. Vier. | Sáb. Dom.o Lunes Mart. |
| | | | z
Mart. ¡Miérc. Juev. | Vier. Sáb. Dom.” Lunes|
Lunes Mart. Miére. Juev. | Vier. Sáb. Dom.o|
Dom.? Lunes| Mart. Miére. Juev. | Vier. | Sáb. i
¿En qué día de la se- AÑOS DEL SIGLO ¿En qué día cayo el 16
mana consumo Hernán ——__—_—= A RR de Septiembre de 18102
Cortés la Conquista de | | La intersección de la
México (13 de Agosto 1 | 2 Sp ep € B) 6 columna horizontal que
de 1521)? ¿ ISS O) 10 11 12 contiene al siglo 19 gre-
Como es una fecha 12 13 Tara 4 16 16 17 "| goriano, con la colum-
anterior á la reforma 18 19 20 MO AA A 23 na vertical que contie-
gregoriana, se busca la 21 ZE A AO 28 28 ne al año 10, indica que
intersección de la co- 29 30 | 31 2 1 22 A este año comienza en
lumna que contiene el 35 36 | 36 37 138 39 40 Lunes. á
siglo 16 juliano, y la co- 40 (AT 14D) 43 Ple ll RA AS Lunes debajo de Sep-
lumna quecontieneal a- [46 47 48 48 TR E tiembre dá la línea ho-
ño 21: este año comien- 52 52 El E E eS rizontal de los días de
zaen Martes. Martes de- 55 HQ 5 pci A la semana, correspon-
bajo de Agosto indica la ES | Da EA 80 00 61 | 62 dientes ¿ las fechas del
6 g al: ¡cz == > á las fecha
línea horizontal de los 68 | +0 7 7d Ba 66 Ed BS mes de Septiembre de
días de la semana co- = de SEC II 73 1810, El 16 de Sep-
rrespondientes úlas fe- ÓN ao Med 77 78 79 tiembre de 1810, fué
chas del mes de Agos- $5 | En | 81 82 83 SA | 8% pues un
to de 1521. Los días 6, 91 | ES 27 $8 | 88 89 90 DOMINGO
13,20 y 27 fueron Mar- se Le 92 93 94 95 96 El centenario; es decir
Q 96 95 Q A .
tes. Luego el 13 de A- z | Ely 98 99 100 100 4 el 16 de Septiembre de
gosto de 1521 fué | 3 | 1910, será
—_—————————_ _—
MARTES VIERNES
ADVERTENCIAS.—Para las fechas anteriores á Jesucristo, réstese el año de 2201, lo que dá
una fecha después de Jesucristo, que se cuenta en el calendario juliano.
Así, el año lll antes de Jesucristo tiene el mismo calendario que el año juliano 2198 después de
JESUCRISTO.
Cada año bisiesto se encuentra en dos columnas, de las cuales, la primera es para Enero y Febre-
ro, y la segunda para los otros diez meses.
COSMOS
47
NUEVO CALENDARIO PERPETUO
Tenemos hoy el gusto de dar ¿á conocer
á los lectores del «Cosmos», el calendario
perpetuo de BraADLEY, por muchos títulos
curioso é interesante. Es notable por su sen-
cillez; puede imprimirse con los tipos de im-
prenta ordinarios, y sobre todo, no tiene
ninguna parte móvil. Contiene seis cuadros
arreglados en cruz, que, designados con las
letras -a, b, c, d, e, f, toman esta disposi-
ción:
El cuadro a es de los doce meses del año;
b, de los 31 días del mes; e, de los días de
la semana; d, de los años del siglo; e, de los
siglos julianos, y f, de los gregorianos.
Los cuadros c, d, f, tienen por objeto dar
a conocer el día de la semana correspondien-
te al primero de Enero de cualquier año.
Este se halla en la intersección de las colum-
nas que contienen, una, el siglo, y la otra,
el año del siglo. Por ejemplo, el primero de
Enero de 1892, año actual, es un Viernes,
porque se encuentra en la intersección de la
primera columna que contiene á 92 (por ser
bisiesto) y la que contiene al siglo 19 gre-
Soriano.
En todo año común, hay 52 fechas que
caen el mismo día de la semana que el pri-
mero de Enero. Basta arrojar una mirada
sobre los cuadros a y b, para ver que estas
fechas fijas, con su mes, están en la misma
columna vertical. Los ejemplos son muy fá-
ciles: si un año común comienza en Domin-
go y se quiere saber en qué fechas caen los
Domingos del mes de Abril, por ejemplo,
no hay más que ver la misma columna ver-
tical de los cuadros a y b, que nos dá las
fechas 2, 9, 16, 23 y 30. El año de 1892
comenzó en Viernes. ¿En qué fechas caerán
los Viernes del mes de Noviembre? Si fue-
ra común, en los días 5, 12, 19 y 26; pero
como es bisiesto, y se trata de un mes poste-
rior á Febrero, hay que rebajar un día, y
quedan las fechas 4, 11, 18 y 25.
Dicho ésto, veamos cómo está dispuesto el
cuadro c. Comprende siete líneas horizon-
tales con los días de la semana; cada línea
comienza con un día diferente, y como un
año cualquiera no tiene más que siete mo-
dos distintos de empezar, resulta que siem-
pre se puede hallar en el cuadro c una lí-
nea de los días de la semana que, para un mes
dado, corresponda á las fechas del cuadro 5.
Sólo nos resta decir, para completar es-
tas explicaciones, que los últimos diez me-
ses de todo año bisiesto se consideran como
pertenecientes á un año ficticio común que
comience el 2 de Enero. Para el año actual,
los diez meses últimos, Marzo, Abril, Mayo,
Junio, etc., se consideran como si el año hu-
biera empezado en Sábado.
Pondremos un ejemplo más: ¿En que día
de la semana descubrio CoLón la América
(12 de Octubre de 1492)?
Teniendo en cuenta que 1492 es año bi-
siesto, anterior á la reforma gregoriana, y
que en el cuadro d hay dos columnas, la
primera para Enero y Febrero, y la segun-
da para los otros diez meses, como se ha
dicho en una advertencia, se busca la inter-
sección de la columna que contiene al siglo
15 juliano, y la segunda que contiene al
año 92, y se encuentra Lunes. Lunes deba-
jo de Octubre dá la línea de días de la se-
mana, correspondientes á las fechas de ese
mes. En Octubre de 1492 fueron Lunes los
días 1, 8, 15, 22 y 29. Por lo cual, es muy
fácil saber ahora que CoLón descubrió la
América el Viernes 12 de Octubre de 1492.
La sustracción que se encuentra indicada
para las fechas anteriores á Jesucristo, tie-
ne por objeto el suprimir tablas especiales,
que casi no tendrían uso ninguno.
S
crean que son deficientes los cuadros e y
pueden agregarles los siglos que quieran.
Este es el calendario que damos hoy á
Los que
conocer a nuestros lectores, inventado hace
treinta años poco más ó menos, por Mr.
BrapLeY, actualmente magistrado de la Su-
prema Corte de los Estados Unidos.
Grecorio Torres QUINTERO.
SA
48
COSMOS
LA CIENCIA DIVERTIDA
PARAR DE PUNTA UN LAPIZ Y QUE SE SOSTENGA EN
EQUILIBRIO
Nuestro dibujo resuelve, sin necesidad de
explicaciones, el problema de parar de pun-
ta un lápiz y que se sostenga en equilibrio.
Basta clavar la hoja de una navaja en el lá-
Fic. 39
piz, cerca de la punta, y cerrarla un poco,
variando su abertura hasta obtener el equili-
brio.
El conjunto del lápiz y la navaja se man-
tiene en equilibrio de acuerdo con las leyes
de la Física. El centro de gravedad del sis-
tema está situado abajo del punto de apoyo
(el dedo, el borde de la mesa, ete.), lo cual
produce un equilibrio estable.
Variando la abertura de la hoja, podéis dar-
le al lápiz inclinaciones diversas; y cuando
el centro de gravedad del sistema venga á
colocarse en la prolongación del eje del lá-
piz, tendrá éste una posición perfectamen-
te vertical.
A
A
EL PLATO SOBRE UNA AGUJA
En los cireos, todos hemos visto equili-
bristas que hacen girar en la punta de un
palo, platos, ensaladeras y otros utensilios
del hogar; generalmente estos objetos son
de madera ó de metal, y su equilibrio, debi-
do nada más á la fuerza centrifuga, cesa Jue-
go que el movimiento de rotación no es bas-
¡tante fuerte para vencer la acción de la gra-
vedad.
e aquí un medio para mantener un pla-
to en equilibrio estable sobre la punta de una
aguja, y hasta para imprimirle un movimien-
to de rotación sobre tan delicado eje:
Dividid dos tapones en el sentido de su
eje, y en la extremidad de las cuatro mita-
des obtenidas de esta manera, clavad cuatro
tenedores de modo que formen, con la cara
¡plana que habéis hecho, un ángulo algo me-
nor que el recto. Colocad los cuatro tapo-
nes así preparados, al rededor del plato y á
igual distancia entre si, cuidando de que
los dientes de los tenedores se apoyen en
los bordes del plato para evitar que balan-
¡|ceen.
Así dispuesto el sistema, podrá mante-
nerse en equilibrio sobre la punta de una
aguja, cuya cabeza se haya clavado en el ta-
pón de una botella; y procediendo con cui-
dado para evitar un resbalamiento, podéis
imprimimirle un movimiento de rotacion á
vuestro plato, que girará por mucho tiempo,
es casi nulo en el
aguja.
puesto que el frotamiento
punto del contacio con la
Tox rr.
AA] 0 GORRA
De que cien medinnías hagan versos o cultiven la
literatura y las lenguas, no le resulta á nadie niu-
gún provecho; pero si veinte se divierten en hacer
experiencias y Observaciones, probablemente añadi-
rán alguna cosa á la masa de los conocimientos; y el
mérito de una utilidad real, honrará sus laudables
pasatiempos.—CoNDORCEr.
OATHO TEL NQIVS TAL VLINOVIVISA NV4O
VITAVAHVIVO HA VLAHO
SONSOD 144 VJAVUDOTONOLO A. 'LOY ZANJA TAVAUIJ CL
vy VNIMy"] ] OO L,
:£€SOWSO 9%
- REVISTA ILUSTRADA
DE ARTES Y CIENCIAS
DirEcTOR PROPIETARIO, FERNANDO FERRARI PÉREZ
Tomo 1
Tacuraya, D. F., 15 ne Feorero De 1892
Núm. 4
UN ARADO NACIONAL
La invención del arado se pierde por com-
pleto en la noche de los tiempos; y si bien
los egipcios la atribuyen á Ostrrs, los chi-
nos a Giy Hoano, los fenicios á Dacon, los
persas á HuscHeNk, los hebreos 4 TunaL-
gos a TriproLeEmO, etc., lo más
3
probable es que aun la forma más primi-
Cary, los grie
tiva que conocemos, no se deba á un solo
hombre, sino al concurso colectivo de mu-
chos ingenios primitivos estimulados eficaz-
3
mente por las reducidas necesidades del
hombre semi-salvaje. ¿En dónde tuvo su ori-
gen? Es imposible dilucidarlo ahora con los
datos que poseemos, y lo más probable es que,
como las razas humanas y la civilización, ha-
¡ya tenido varios orígenes. Según el eminen-
[te pensador americano J. W. Drarer 1 la
¡civilización comenzó á desarrollarse en aque-
grí-
cola, donde escaseaban las lluvias, pero que
¡llos lugares de privilegiada situación a
)
tenían la ventaja de que regaran natural y
S
periódicamente sus terrenos las corrientes
que los cruzaban. Cita como centros prin-=
cipales que reunieran estas condiciones, el
Fic. 41.—Arado Tríplex, sistema Chávez
Egipto, el Perú y la costa del Pacífico en
México, siendo de admirar el que á pesar de
ser regiones tan apartadas, las mismas causas
fisicas originaran en ellas tres vigorosos cen-
tros de civilización. Teniendo ésta en esos
grícola, es
decir, debiéndose á las comodidades que
proporcionaba un rendimiento raro de la tie-
lugares un origen enteramente a
rra, que no requería, por decirlo así, culti-
vo ninguno, es muy natural suponer, aun
cuando nuestro distinguido autor no diga
nada sobre el particular, que los arados tu-
vieron su origen en alguno de esos lugares
ó en todos á la vez, pues es cosa sabida que
medios semejantes engendran productos aná-
logos.
Siendo anterior el arado á la edad del bron-
ce y á la del fierro, los primeros que se usa-
ron fueron necesariamente de madera ó cuer-
no y de forma muy rudimentaria, adaptada
al uso directo por el hombre mismo, en te-
rrenos que por su flojedad no exigían ni
gran trabajo ni fuerza considerable. Más tar-
de se domesticó el toro, y acrecentada la po-
1. History of the Intellectual development of Eu-
rope, 1 p. 85-86.
¿
50 COSMOS
blación no era posible encontrar siempre te- | con las aproximaciones del regulador á la
rrenos blandos; lo que obligó sin duda á reja, sin que sea necesario aumentar la fuer-
perfeccionar el instrumento y á aplicar el|za de tracción por decimetro cuadrado de
buey á su tracción. Es muy difícil, por falta sección de tierra labrada.
de datos, poder seguir las modificaciones El regulador, como se ve en la parte an-
que se le fueron haciendo. Lo que sí sabe- terior de la Fig. 4l, consiste en una espe-
mos con certeza es que desde hace dos mil | cie de estribo fijo en una barra horizontal
años el arado tenía ya todas las piezas de que tiene varias perforaciones circulares y
que se compone actualmente; es decir, la una cuadrangular; las primeras sirven para
reja, mancera, timón, cuchillo, pertedera y fijar el gancho del tiro y la última pare re-
hasta las ruedas, estando ya bosquejados recibir el avantrén. Este regulador puede
también el talón y el regulador, aunque sin fijarse en cualquier punto del timón, con lo
ser piezas distintas 6 separables, como pasa cual se obtienen las variaciones de profun-
en la actualidad. didad que se quieran. Esta particularidad,
Hoy podriamos decir que el arado, en su| que es peculiar del arado Cuávez, reduce á
evolución, ha pasado por dos periodos ó épo- | su más simple expresión los órganos de que
cas pincipales: la primitiva que abarca el pe- constan todos los reguladores. Para variar
la anchura de los surcos, basta simplemen-=
ríodo que hemos bosquejado á grandes ras-
gos ú sea el de invención y constitución del | te insertar el gancho del tiro en el agujero
arado en sus Órganos fundamentales y el mo= | correspondiente al ancho que se necesite.
derno 6 de perfeccionamiento aislado 6 dela otros reguladores (siempre fijos á la
detalle de los órganos que lo forman, perfec-
¡cabeza del timón), sólo hay dos movimien-
cionamientos en que tanto sobresalieron Wat= tos: horizontal para los cambios de anchura
mer Bern, Árpuranor, JeFrERSON, LAMBRUS-
y vertical para los de profundidad; en el que
cminr, DombasLE, GRANDVOINNET, Cte. ¡nos ocupa, además de éstos, hay el de aproxi-
Y últimamente tuvimos oportunidad de exa-
mación á la reja cuando se
minar el arado perfeccionado de nuestro cola- aumenta la profundidad; mo=
borador el Sr. Ing”. Acustíx M. Cuávez y vimiento que porserconcomi-
nos sorprendieron tanto las ventajas practi- tante é inseparable de ésta,
ticas que resultan de su uso, sobre todo cuan- compensa el exceso de es-
do se las compara con la aparente pequeñez | fuerzo de tracción que se
de las modificaciones introducidas en las más necesitaría hacer, si no exis-
perfectas formas conocidas del arado, que |tiera. A estos tres movimien-
no hemos podido resistir á la tentación de tos debe el arado el nombre
darlo á conocer á los lectores del Cosmos. |de tríplew, que le ha dado
El arado Cnávez, Fig. 4l, difiere esen-|su autor.
Fic, 42
cialmente de todos sus antecesores por la| Las figuras 42 y 43 dan una idea completa
disposición especial del timón, del regula- | del avantrén, de una y dos ruedas, así como
dor y del avantrén. de la sencilla manera
La reforma fundamental radica esencial- | de fijarlos al regula-
mente en la inclinación que se le ha dado al dor. Su ventaja con-
timón. En todos los arados conocidos, el ti- siste en la solidaridad
món es horizontal ó de inclinación acciden- de movimientos con
tal muy ligera, que no se ha aprovechado en este último órgano, so-
beneficio del trabajo que debe ejecutar la lidaridad que ha veni-
máquina; en tanto que en el actual, el timón! do a producir el ines-
tiene una inclinación de treinta grados, que! perado efecto de que
fueron los indicados por el cálculo y aconse- trabajando el triplex
con avantrén requiera
un 10.26%/, menos de
¡ados por la practica, para conseguir que |
dicho timón se convirtiera en un graduador
de profundidades. Estas pueden aumentar fuerza en la tracción,
»
que cuando se le usa como arado simple.
Este efecto no se verifica en ninguno de los
avados conocidos, pues todos requieren ma-
yor esfuerzo cuando se emplean con avan-
trén.
Como corroboración de todo lo anterior,
reproducimos en seguida un extracto del
certificado original expedido por la Estación
de Ensayos de máquinas agrícolas del Mi-
nisterio de Agricultura de la República Fran-
cesa, pues los números que contiene, dan
idea cabal de lo que puede esperarse del tra-
bajo del tríplex.
Resultados de las experiencias di-
namométricas efectuadas en Lian-
court(Oise), en tierra arcillosa muy
fuerte.
L0—TRABAJO DE LA MÁQUINA COMO ARADO SIMPLE
Dimensiones del
Anchura de 07,24 4 01,30
Profundidad .. de 0,19 á 0,21
Tracción media por decímetro cuadrado de
surco
sección del surco
«La posición del regulador, por unidad de see-
ción del surco, no influye sobre la tracción del ara-
do.»
«El modo de regulación es eficaz.»
20— TRABAJO DEL ARADO CON AVANTRÉN DE UNA RUEDA
del(Anchura.... de 07,29 4 0m,318
/| Profundidad. de 07,16 á4 01,167
Tracción media por decímetro cuadrado de
Dimensiones
surco
sección del surco 43k. 900
«Con una rueda, la tracción de la máquina, por
unidad de sección del surco, es de 43k. 9 en lugar
de 48k. 915 (cuando funciona como arado simple);
esta diminución se debe á que el labrador, teniendo
necesidad de obrar con menos energía sobre las man-
ceras, ocasiona de ese modo menos resistencia.»
«ha tracción del ¿rado provisto de la rueda es
un 10,26 0/, menor que la de la máquina funcionan-
do como arado simple.»
DU TRABAJO DEL ARADO CON AVANTRÉN DE DOS RUEDAS
Dimensiones del¡Anchura.... de 0,31 á 01,32
| Profundidad . de 02,17 4 00,175
Tracción media por decímetro cuadrado de
sección del surco 43k.780
«Con dos ruedas, la tracción, por unidad de su-
perficie de sección del surco, es la misma que con
una rueda; pero el arado, teniendo más estabilidad,
se conduce más regularmente solo.»
COSMOS
40 — TRABAJO DEL ARADO SIMPLE CON RASTRILLO
MÁQUINA MONTADA COMO
ARADO SIMPLE
—__ —__—_>
Con rastrillo Sin rastrillo
Pracción media por decímetro
cuadrado de sección del sur-
48k.410 46k.
«El rastrillo exige una tracción suplementaria de
5,23 0/.; está compensada por la calidad del trabajo
obtenido: no queda ninguna yerba en la superficie
del surco.»
«El rastrillo es muy recomendable para los últi-
mos trabajos.»
Certificado y fechado en París el 16 de Julio de 1891.
El Director,
Firmado: M. RINGELMANN.
Nos hemos extendido, quizá demasiado,
sobre el arado Cnávez, porque ha sido gran-
de la satisfacción que hemos experimentado
al yer que nuestros compatriotas inteligen-
tes comienzan á dedicarse, con resultado
práctico, á trabajos que contribuirán eficaz-
mente al engrandecimiento moral y material
de México.
F. Ferran Pérez.
AR
LA CUADRATURA DEL CÍRCULO”
BOSQUEJO HISTÓRICO DE ESTE PROBLEMA
DESDE LOS TIEMPOS MÁS REMOTOS HASTA NUESTROS DÍAS
Vv
Antes de proceder á considerar la pode-
rosa influencia que la invención de los cál-
culos integral y diferencial tuvo sobre nues-
tro problema, enumeraremos siquiera algu-
nos de los cuadradores que se han sucedido
sin interrupción y que, desde el tiempo de
Newrox al presente período, han divertido
al mundo con los frutos de su ingenio; pero
por una piadosa y sincera consideración ha-
cia el mundo contemporáneo, no hablaremos
aquí de los cuadradores del círculo de nues-
tro tiempo.
El primero queaparece, es el célebre filó-
sofo inglés Hosses. En su libro 5. eusaratora de
De Problematis Physicis, enel que "e
se propone principalmente explicar el fenó-
meno de la gravedad y de las mareas, se
1, Concluye. Véase Cosmos, p. 35.
52
COSMOS .
refiere también á la cuadratura del círculo y
da una construcción muy trivial que en su
opinión resuelve definitivamente el proble-
ma, haciendo á ==33. En vista de la impor-
tancia de HorzBes como filósofo, dos matemá-
ticos, Huycexs y WaLtis, creyeron conve-
niente refutar lo dicho por Hors; pero
éste defendió su opinión en un tratado es-
pecial, en el que, para sostener al menos la
apariencia de tener razón, puso en duda los
principios fundamentales de la Geometría y
el teorema de Prrácoras; de suerte que los
matemáticos no tienen para qué tomarlo en
consideración.
En el siglo pasado, Francia especialmen-
Cuadradorestran- te fué muy rica en cuadradores.
silo XVII | Mencionaremos a OLIVERIO DE SE-
RRES, que por medio de un par de balanzas
determinó que un circulo pesaba tanto co-
mo un cuadrado construido sobre el lado de
un triángulo equilátero inscrito en aquél,
de donde dedujo que debían tener la misma
área; experimento en que z es igual á 3;
MarnuLón, que ofreció en forma legal un
premio de mil pesos a la persona que le se-
ñalara un error en la solución de su proble-
ma, y que fué obligado por los tribunales á
pagar el dinero; BassELIN, que creyó que su
cuadratura debía ser correcta, porque con-
venía con el valor aproximado de Arquíme-
DES, y que anatematizó á sus ingratos con-
temporáneos, en la confianza de que la pos-
teridad le glorificaría; L1cer, que probó que
una parte es mayor que el todo, y para quien
por consiguiente, la cuadratura del circulo
era un juguete de niños; CLerGET, que basó
su solución en el principio de que un círcu-
lo es un poligono de un número definido de
lados, y que calculó también, entre otras
cosas, la magnitud del punto de contacto de
dos circulos.
También Alemania y Polonia prestaron su
contingente para engrosar las filas
Alemania y Po-
lonia.
del ejército de los cuadradores del
circulo. El teniente coronel CorsoxicH dió
á conocer una cuadratura en que z era igual
á3L, y prometió cincuenta ducados á la per-
sona que le probara que estaba equivocado.
Hesse de Berlín escribió una Aritmética el
año de 1776 en que también da á conocer
una nueva cuadratura, siendo 7 exactamen-
te igual á 35. Por el mismo tiempo, el pro-
fesor Biscnorr de Stettin defendió una-cua-
dratura publicada previamente por el capi-
tán Lersrxer, el predicador MerxkeL y el
maestro de escuela Bomm, en la cual se ha-
cía implícitamente a ==(i)? con lo cual no se
alcanzaba ni la aproximación de Arquímr-
DES.
También hubo quienes trataran de dar cons-
trucciones aproximadas, enlas que — aproximación
constructiva,
EULER.
KocHANsKY.
el autor no pretendió encontrar
una construcción matemáticamen-
te exacta, sino nada más una aproximación.
El valor de una construcción semejante de-
pende de dos cosas: primero, del grado de
exactitud de su expresión numérica, y segun-
do, de que la construcción pueda hacerse
más ó6 menos facilmente con la regla y el
compás. Hace muchos siglos que tenemos
construcciones de esta clase, simples en la
forma y aun suficientemente exactas para los
objetos de la práctica. El gran matemático
Ever, muerto en 1783, no creyó fuera de
lugar buscar una construcción aproximada
de esta clase. Una construcción relativa á la
rectificación del círculo, muy sencilla y que
ha pasado por muchos libros de texto, es la
que publicó Kocnaxsky el año de 1685 en
el Leipziger Berichte. Es como sigue: «Le-
vantense perpendiculares en los extremos del
diámetro de un círculo; con el centro como
vértice, márquese sobre el diametro un án-
gulo de 30% búsquese el punto de intersec-
ción de la última línea que se ha trazado y
la perpendicular; y únase este punto de in-
tersección con un punto que diste 3 radios del
p1é de la otra perpendicular y colocado sobre
esta misma línea. La línea de unión es con
mucha aproximación igual a la mitad de la
circunferencia del círculo dado.» El cálculo
demuestra que la diferencia entre la verda-
dera longitud de la circunferencia y la línea
asi construida es menor que q del diáme-
tro.
Aunque tales construcciones de aproxima-
Imutilidad de las
aproximaciones
ción sean muy interesantes en sí
mismas, representan, sin embar- constructivas.
go, un papel muy secundario en la historia
de la cuadratura del círculo; pues por una
parte, con ellas nunca se puede alcanzar
una exactitud mayor que la de las 35 cifras
COSMOS
K9
1973)
decimales de Lupozr, y por la otra, no son!
propias para hacer avanzar la cuestión de |
posibilidad de la exacta cuadratura con re-.
gla y compás.
Sin embargo, Newrox y Leimxrrz, hicie-
Investizaciones TOM adelantar considerablemente
iaa el lado numérico del problema por
y Brovsexer- Jos nuevos métodos matemáticos:
perfeccionados, llamados comúnmente cál-
culos diferencial é integral. Y á mediados
del siglo XVII, poco tiempo antes de que
Nuwrox y Lerwrrz representasen á = por!
series de potencias, los matemáticos ingle-|
ses WaLLis y Lord Brouxcker, en cierto mo-
do predecesores de Newrox, lograron repre-'
sentar á 7 valiéndose de una serie infinita de
números combinados por medio de las pri-
meras cuatro reglas de la aritmética. Así se
inició un nuevo método de cálculo. WarLis
descubrió que la cuarta parte de z se repre-
senta con más exactitud por el producto re-
gular de
/ 8
GE
FX PX FXEXó A
si se continúa la multiplicación lo más lejos
que se pueda; y que el resultado es menor que
el verdadero si nos detenemos en un que-
brado propio, y mayor si en un quebrado im-
propio. Lord BrouxckEr, por otra parte, re-
presenta el valor en cuestión por una frac-
ción continua en que todos los denomina-
dores son iguales á 2 y los numeradores
números cuadrados impares. WazLris, á quien
Brouxcker había comunicado su hermoso re- |
sultado sin prueba alguna, lo demostró en
su Aritmética de los infinitos.
La determinación de z, por medio de es-
tos resultados, podía haberse llevado más
lejos que como la llevaron LupoLr y otros;
pero, por supuesto, por un camino más la-
borioso. Sin embargo, las series de poten-
cias obtenidas con ayuda del cálculo diferen-
cial de Newron y Le1Bx1Tz, suministraron un
medio de hacer el cómputo de = con cien-
tos de cifras decimales.
Grecory, Newrox, y después Leipwrrz, |
|
encontraron que la cuarta parte |
Otros cálculos. |
de z era igual exactamente á
1
MA Le AT
57 Í 5 CE g 3
3 7
si concebimos á esta serie, llamada leibnit-
ziana, continuada hasta el infinito. Induda-
blemente que esta serie es maravillosamente
sencilla; pero no es adecuada á la determi-
nación de Ty porque se necesita tomar en
| cuenta muchas [fracciones para obtener pocas
cilras decimales. No obstante, la fórmula
original, de donde la serie se deriva, da otras
fórmulas que se adaptan excelentemente á la
actual determinación. Esta fórmula es la se-
rie general:
a E a
=P == ¡Ll
A AS
en que y es la longitud de un arco perte-
neciente á un angulo central de un círculo,
cuyo radio es 1, y en que a es la tangente
áesteángulo. De ésta se deriva la siguiente:
en que 4, DIC 01 tangentes de augu-
los cuya suma es de 45%. Determinando, se-
gún ésto, los valores de a, hb, c..., que son
c
iguales 4 pequeñas y fáciles fracciones, y
que llenan la condición mencionada, obte-
nemos series de potencias que son aplicables
á la determinación de z. El primero que
añadió por medio de estas series descritas,
nuevas cifras decimales á las antiguas 35,
fué el aritmético inglés ÁBrAHam Sharp, quien
siguiendo las instrucciones de Harry, de-
terminó en 1700 el valor de = con 72 cifras
decimales. Poco después, Macmix, profesor
de Astronomía en Londres, obtuvo 100 ei-
fras decimales poniendo en las series da-
das arriba,
D d:
(4 C:
1
5 239?
lo que equivale á emplear la siguiente serie:
E E l 1 1 A
o e
lea tes mt)
2 , |
e (2309 39393 + 5.3395 )
El año de 1819, Lacxy, de París, fué más
lejos que Macmix, obteniendo de peterminación
dos modos diferentes 127 decima- 7 comme
chas cifras deci-
males,
les de 7; Veca, obtuvo después,
COSMOS
140; y el aritmético hamburgués Zacarías
Dase, 200 cifras decimales. Este último no
usó en su cálculo la serie de Machix, simo
la que se produce haciendo en la serie ge-
neral dada arriba,
a,
Finalmente, en una fecha reciente, el valor
de 7 se ha llevado hasta 500 cifras decima-
les.
La determinación de 7 con tantas cifras
decimales puede ilustrarnos sobre la exce-
lencia del método moderno, comparado con
los antiguos; pero no tiene valor teórico ni
práctico. Que el valor de z con 15 cifras
decimales es más que suficiente para las más
sutiles exigencias de la práctica, puede acla-
rarse con un caso concreto. Íma-
¡lea de la exacti-
tud que puede
obtenerse con los
valores apro- lin por centro y que la circunfe-
ximados de 7
ginese un circulo que tenga a Ber-
rencia pase por Hamburgo; cal-
cúlese luego la circunferencia, multiplican-
do el diámetro por el valor de z con 15 el-
[ras decimales, y supóngase medida ese cir-
cunferencia directamente. La diferencia con
grande,
apenas podría llegar á la 18 millonésima
la verdadera longitud, en círculo tan
parte de un milímetro.
Apenas nos podemos formar idea del gra-
do de exactitud producido con 100 cifras de-
cimales. Pero el siguiente ejemplo puede
tal vez hacérnoslo concebir. Imagínese una
esfera con la tierra por centro y la superfi-
cie pasando por Sirio, que dista de nosotros
unos 134) millones de millones de kilóme-
tros. Imagínese también que llenamos esta
esfera enorme con microbios, —de los cuales
caben en cada milímetro cúbico, millones de
millones. Concíbase ahora que sacamos á es-
tos diminutos animalitos y los formamos en
línea recta, poniéndolos unos de otros á una
distancia igual á la de aquí á Sirio; es de-
cir á 1347 millones de millones de kilóme-
tros. Concibase esta larga línea, formada por
los microbios, como el diametro de un cír-
ginese que calculamos su
8
circunferencia multiplicando el diámetro por
culo, y luego ima
el valor de z con cien cifras decimales. Áun
en el caso de un círculo de tan enorme mag-
nitud, la circunferencia así calculada, no dile-
riría de la circunferencia real en un milloné-
simo de milímetro.
Este ejemplo puede ser suficiente para de-
mostrar que el cálculo de z con 100 6 500
cifras decimales es enteramente inútil.
Antes de cerrar este capítulo sobre la va-
luación de 7, debemos mencionar Método curloso
el método, menos interesante que al
curioso, que el Profesor WoLrr de Zurich
empleó hace varios años para determinar el
valor de z con tres cifras decimales. Se di-
vide el piso de un cuarto en cuadrados igua-
les de manera de figurar vastísimo ajedrez,
y luego se arroja al azar una aguja de lon-
gitud exactamente igual al lado de cada uno
de los cuadrados. Si ahora se calculan las
probabilidades que tiene la aguja de caer en-
teramente dentro de uno de los cuadrados,
ésto es, que no se cruce con ninguna de las
líneas paralelas que los forman, el resultado
de este cálculo de probabilidades es exacta-
mente igual a 7=3. Por consiguiente un
gún la ley de los
)
números máximos, debe dar un valor aprox1-
gran número de tiradas, se
mado de z. Como hecho probado, el Profe-
sor Wozrr, después de 10,000 tiradas, ob-
tuvo el valor de z con tres cifras decimales
de un modo correcto.
Por fructuosos que hayan sido los cáleu-
los de Newroy y de LermNirz pa Pos votemiti
cos tratan ahora
de demostrar que
ra la evaluación de 7, no por eso
el problema no
se ha avanzado en la resolución de tiene resolución.
nuestro problema. WaLLis, Newrox, Lerb-
Nrrz y sus continuadores inmediatos lo re-
conocieron así. Podría no resolverse la cua-
dratura del círculo; pero también podría no
probarse que el problema es irresoluble con
regla y compás, aunque todos estén conven-
cidos de que no puede resolverse. Sin em-
bargo, en matemáticas sólo se justifica una
convicción cuando descansa en una prueba
incontrovertible, y en vez de esfuerzos he-
chos para resolver el célebre problema, aho-
ra se hacen para probar la imposibilidad de
su resolución.
El primer paso, pequeño en verdad, dado
Concurso de
en este sentido, pertenece al ma-
temático francés LambBrerT, que 0er
probó en 1761 que z no era ni número ra-
cional ni aun raiz cuadrada de un número
racional; esto es, que ni z ni el cuadrado de
COSMOS
-D0)
z pueden representarse exactamente por un
quebrado, cuyo numerador y denominador
sean números enteros, por grandes que fue-
'an. La prueba de Lamserr demostró, indu-
dablemente, que la rectificación y la cuadra-
tura del círculo podían no ser realizables
del modo particular según el cual se demos-
tó su imposibilidad, pero no se excluyó to-
davía la posibilidad de que el problema fuese
soluble de otro modo más complicado, y sin
exigir para eso más medios que la regla y
el compás.
Procediendo con lentitud, pero con se
cu-
gu
Condiciones dela Yidad, se trató en seguida de des-
. demostración.
cubrir las propiedades distintivas
y esenciales que separan á los problemas so-
lubles con regla y compás, de los problemas
cuya construcción elemental es imposible,
esto es, por el solo empleo de los postula-
dos. La menor reflexión bastó para ver que
un problema de resolución elemental, debe
siempre poseer la propiedad de tener las lí
neas desconocidas de la figura relativa á él,
estrictamente relacionada con las líneas co-
nocidas por medio de una ecuación, para la
solución de la cual sólo son necesarias ecua-
ciones de primero y segundo grado, y que
pueden disponerse de tal modo, que las me-
didas comunes de las líneas conocidas sean
números enteros. De aquí se concluyó, que
guien-
te su rectificación tuviesen resolución ele-
si la cuadratura del circulo y por consi
mental, el número z, que representa la re-
lación entre la circunferencia desconocida y
el diámetro conocido, debe ser raiz de cier-
ta ecuación, de un altísimo grado quizá; pe-
ro en que todos los números fuesen núme-
ros enteros; esto es, tendría que existir una
ecuación, compuesta completamente de nú-
meros enteros, que sería correcta si'su 1n-
cógnita resultase igual á 7.
Desde el principio de este siglo, por con-
Éxito nal del secuencia, los esfuerzos de un gran
Profesor a OO aO
número de matemáticos se diri-
LINDEMANN.
no es al-
Te
gieron á probar que el valor de
gebraico, esto es, que no puede ser raiz de
ninguna ecuación que tenga por coeficientes
números enteros. Pero las matemáticas te-
nían que avanzar muchísimo para que se lle-
garan á tener los medios de dar esta demos-
tración. Después de que el Profesor HMermrre,
académico francés, hubo prestado interesan-
tes bases preparativas en su tratado Sur la
fonction Exponentielle, publicado en el vo-
lumen 77% de los Comptes Rendus, el Profe-
sor LixpemanN, entonces de Freiburg y aho-
'a de Konigsberg, logró por fin, en Junio
de 1882, demostrar rigurosamente que el
número z no es algebraico 1, proporcionan-
do así la primera prueba de que los proble-
mas de la rectificación y de la cuadratura
del círculo, por medio solamente de instru-
mentos algebraicos, como regla y compás,
son irresolubles. La prueba de LIxDbEMANN
apareció sucesivamente en los Informes de
la Academia de Berlín (Junio 1882), en los
Comptes Rendus de la Academia Francesa
(Vol. 115, págs. 72 4 74), y en los Mathe-
matischen Annalen (Vol. 20, págs. A
DS
1. Para beneplácito de nuestros lectores matemáti-
cos, indicaremos aquí los puntos más importantes de
la demostración de Livbemany. M. HermrTE para de-
mostrar el carácter trascedental de
l añ a =P 7 an En ar 2264
desarrolló relaciones entre ciertas integrales defi-
nidas /Comptes Rendus de la Academia de París,
Vol. 77,1873). Partiendo de las relaciones así esta-
blecidas, el Profesor LrxpemaxN demostró primero
(1 ==
la siguiente propoposición: Si los coeficientes de
una ecuación de n grado son todos números enteros
reales 4 complexos, y las raices n de esta ecuación
0...
31» -) Ey difieren de cero, y entre sí, es im-
posible para
o » > y
ser igual á :eY , en que (dy b son números enteros
ko) ' .
reales 4 complexos. Se demuestra después que tam-
bién entre las funciones
e 4 + a e BL ONE: a
en que r denota un número entero, ninguna ecuación
lineal puede existir con coeficientes racionales dife-
rentes de cero. En fin, resulta el hermoso teorema:
Si z es la raíz de una ccuación algebraica irreduci-
ble, cuyos coeficientes son números enteros reales
ó complexos, entonces e2 no puede ser igual á un
aL
número racional. Ahora en realidad es
igual á un número racional, 4 saber, —1. Por consi-
guiente, ay, Y F mismo, no pueden ser raíz de
una ecuación de n grados que tenga números enteros
por coeficientes, y en consecuencia de ninguna ecua-
ción que tenga coeficientes racionales. Sin embargo,
la propiedad mencionada en último lugar, la tendría
T, si la cuadratura del círculo, con regla y compás»
fuera posible,
56 COSMOS
Es imposible construir con regla y compás | dradores del círculo, desconociendo esta sen: ;
vereaicto ars UN cuadrado igual en área á un tencia de las Matemáticas, que son el más in-
wutemáticis. — ozreulo dado. Estas son las pala- |falible de los árbitros, no morirá mientras
bras de la determinación final de una contro- | vivan en estrecho consorcio la ignorancia y
versia que es tan vieja como la historia del la sed de gloria.
espiritu humano. Pero la raza de los cua- HermMANN SCHUBERT.
IU
Fic. 44.—Una liberación de palomas en la torre ErrreL, experiencia hecha
por la Sociedad Columbófila de París
COSMOS
E
97
UNA LIBERACIÓN DE PALOMAS
La sociedad columbófila La Boussole ha-
biía convidado el segundo Lunes de Agosto
del año pasado, á los numerosos represen-
tantes de las sociedades columbófilas de Fran-
ela, para hacer interesantes experiencias de
comunicación aérea por medio de palomas
viajeras.
Se trataba de determinar la altura del vuelo
de las diferentes especies de palomas men-
sajeras y presentar ejemplares especialmen-
te educados á elevarse á muy grandes alti-
tudes, para poder trasmitir por este medio
despachos en tiempo de guerra, sin temor
de que el plomo enemigo las detenga en el
camino.
La tercera plataforma de la torre Eiffel,
que se había escogido á este electo, simula-
ba, en cierto modo, la canastilla de un glo-
bo cautivo destinado á enviar á tierra las
señales, y permitía seguir más fácilmente la
marcha aérea de las mensajeras.
Se había hecho una selección especial en-
tre las diversas razas de palomas. Las palo-
mas que se soltaron, se lanzaron efectivamen-
te en el espacio y, elevándose en seguida rápi-
damente y muy alto, tomaron la dirección
de sus palomares. :
Las sociedades de Saint-Sever, de Orleans,
de Villers-Cotterets, de Montrouge, de Saint-
Ouen, habían enviado los representantes más
aprovechados de sus palomares, y en el mo-
mento de la liberación general, trescientas
palomas próximamente se elevaron en con-
junto, para separarse en seguida en grupos
bien distintos, tomando cada uno una direc-
ción diferente en el aire libre.
Después se trató de estudiar el peso que
una paloma adulta puede llevar en su vuelo,
y varias de estas aves se han elevado llevan-
do en la extremidad de la cola tiras de pa-
pel delgado, bastante largas, y pequeños glo-
bos inflados con aire.
Aunque visiblemente incomodadas al prin=
cipio á causa de este exceso de peso, casi
orande esfuerzo
3
unirse á sus compañeras y viajar de concier-
250 gramos, pudieron sin
to con ellas.
M. PrroLLer, Secretario de la Boussole, y
á quien se debe la inciativa de estas experien-
cias, ha prometido presentar muy pronto una
especie de coracita, con la que fácilmente
se cubrirán las palomas, y que podrá con-
tener en dos bolsillos laterales, los despachos
y aun las órdenes que se deben firmar en
tiempo de guerra.
A las dos en punto, las numerosas cestas
'acias descendían de la torre Eiffel, desper-
tando la curiosidad de los touristas que vi-
sitaban el Campo de Marte á esa hora ma-
tinal y que no se habían sorprendido poco
al ver girar sobre sus cabezas y bajar á sus
8
piés un cantidad insólita de globitos de co-
lores y paracaídas que habían servido para
determinar la fuerza aproximativa del vien-
to y de las corrientes aéreas.
(LTllustration, XCVII, 1891, p. 133.)
LA FISIOLOGÍA
Y LA CUESTIÓN SOCIAL !
Hoy como ayer, uno de los problemas de
mayor gravedad y que más preocupa a los
espiritus, es el del pan y el trabajo.
El pueblo pide trabajo. -
Ninguna reclamación, en verdad, es más
sagrada ni más digna de llamar la atención.
Consolémonos por el progreso que indica, y
temamos que mañana sea sustituida por otras
reclamaciones más amenazadoras.
Preciso es recordar que el pueblo de Ro-
ma, fuerte y virtuoso en tiempo de los pri-
meros reyes y de los primeros cónsules, pe-
día la división de las tierras; es decir, pedían
pan con y por medio del trabajo, y más tar-
de, desmoralizado, no pedía mas que pan y
juegos; que los Gobiernos y los Estados han
perecido al oir este grito: ¡Pan!; que los in-
tereses de la sociedad no pueden estar en
oposición con las necesidades fisiológicas
del organismo, pues de otro modo, á menos
que sean héroes ó mártires, los hombres se
ven arrastrados á las revueltas y al crimen.
En frente de esta cuestión social que se
resume brutalmente en estas palabras: pan
y trabajo, la Fisiología tiene el derecho y el
deber de dar sus consejos, puesto que, sien-
do su objeto el estudio de los fenómenos del
organismo humano y de las leyes que lo ri-
1 Lección inaugural en la reapertura de las facul-
| tades de la Universidad de Bolonia.
59
gen, esta en el caso de establecer las leyes
de la alimentación y del trabajo del hom-
bre.
Creo de mi deber recordar aquí lo que
hace algún tiempo escribí en la publicación
consagrada al primer centenario de nuestra
Universidad.
La cuestión social, decía yo, debe resol-
verse con ayuda de la Fisiología, porque és-
ta establece el balance alimenticio del hom-
bre y su capacidad física para el trabajo.
Todas las gentes generosas admiten que
8
la sociedad debe asegurar á cada uno el ali-
mento indispensable á sus necesidades y el
trabajo adecuado á su fuerza y su valor.
Así como el desorden ó el exceso aislado
en el ejercicio de una función perjudica al in-
dividuo, así también cada extravío individual
es nocivo á la sociedad. Ya en el orden po-
lítico, la persuasiva fábula de Mexento Ácri-
PA había demostrado cómo, del examen de
las funciones del cuerpo, se puede sacar un
excelente modelo de una constitución polí-
tico-social.
Aunque se acuse, y con razón, á nuestra
época de conceder g
las cosas puramente materiales de la vida,
tan preponderancia á
en oposición á las tendencias espiritualistas
de las épocas precedentes, es sensible sin
embargo, que lo que sabemos sobre los fun=
damentos materiales de nuestra existencia,
se tengan todavía en tan poca consideración.
El ideal y la verdad no deben marchar
separadamente, y ambos nos inducen á bus-
car en el estudio de las condiciones de la
vida, una base cientifica y positiva de la cues-
tión social, de un socialismo sano y verda-
dero.
El organismo humano posee, como una ad=
ministración financiera, INYYCSOS Y CLTesos.
Los primeros están representados por los
alimentos y las bebidas; y podemos recor-
dar aquí que Beccart, de Bolonia, emitió por
primera vez la idea de que el cue "po del
animal esta constituido por las msimas subs-
tancias que componen su subsistencia, idea
que Prevost y Dumas demostraron después
con exactitud.
mones se escapa el humo de los materiales
quemados; por los orimes, las escorias y los
desechos de la máquina. En el equilibrio
realizado del Debe y el Haber residen la fuer-
za y la salud. Pero el balance animal esta
dotado de una gran elasticidad, gracias á la
aptitud que posee el organismo de regula-
rizar sus gastos, aumentándolos cuando hay
exceso de materiales introducidos, disminu-
yéndolos, al contraio, cuando hay escasez.
go, limites variables con
los individuos, y que no podrán traspasarse
Existen, sin embar
sin ver aparecer perturbaciones orgánicas:
las enfermedades.
Por medio de métodos y procedimientos
de investigación diversos, experiencias mul-
tiplicadas, ha podido la Fisiología determi-
nar esos límites generales, precisando lo que
el hombre debe absorber según las condi-
ciones en que se halla, y fijando también el
balance de la alimentación humana.
El hombre que ejecuta un trabajo mode-
rado debe introducir en el organismo, por
períodos de 24 horas, para mantener su pe-
so en equilibrio:
Albúmina....... Deo eS tal)
Gris ocon os OE . Qe
Substancias amiláccas
y azucaradas....... 450
S1 come menos, debe trabajar menos ó
sacrificar una parte de su propia substancia.
En efecto, es verdad que por un tiempo li-
mitado, un hombre puede vivir con un sis-
tema nutritivo inferior al indicado más arri-
ba, ejerciendo un trabajo fatigante y penoso,
como lo demuestran. entre otras, las obser-
vaciones que se hicieron sobre la g
cuardia
móvil durante el sitio de París.
Entre nosotros, hay algunos que consumen
ciertamente una cantidad de alimentos su-=
perior á sus necesidades; pero éstos se ven
castigados por las afecciones diversas que se
procuran con sus excesos, y correspondería
á una buena legislación social poner un tér-
mino á ese despillarro de fuerza, á esa subs-
tracción de materiales nutritivos, para ase-
gurar una repartición más justa y dar á todos
una alimentación suficiente.
Porque es evidente que otra parte del pue-
Los ingresos son incesantes. Por los pul- blo sulre por la insuficiencia de una buena
COSMOS
59
alimentación. No tenemos mas que consul-
tar los datos oficiales de la estadística So-
bre las condiciones materiales de la vida de
los campesinos en las diversas regiones de
Italia !.
En el distrito de Turín, que es el prime-
ro que se cita, el relator M. A. Masivo dice
que el gasto de alimentos de una familia de
trabajadores rurales, de diez personas, se
eleva 4 948 francos. En esta alimentación
el maíz representa la mitad, y la otra mitad
la forman el trigo, el centeno y un poco de
queso. Un calculo muy sencillo basta para
demostrar que esa familia, con sus 948 fran-
cos, está en la imposibilidad de procurarse
los alimentos suficientes para sus necesida-
des fisiológicas.
El precio de 100 kilogramos de maiz es
por término medio 15 francos, ó sea 0,*15|
senta 100 gramos
)
dl
el kilogramo. Este repre
592 de
de substancia azoada, 4 EA ooo
po
S
656,* 5 de hidrocarburos. Teniendo en cuen-
gún las experiencias he-
chas por MaLrarrr sobre la asimilación de
ta las pérdidas, se
DAO nm V
la polenta, se debe admitir que 60 gramos
solamente de substancias azoadas son asimi- |
ladas por el organismo. Para encontrar los
70 gramos de substancias albuminoides que
faltan y tomando la substancia más econó-
mica, es preciso añadir á la ración de maíz,
200 gramos de queso magro.
Al precio, pues, de 1,%20 el kilogramo,
es un gasto cotidiano de 0,124 por per-
sona, sean 866 francos anuales para una fa-
milia de diez personas. Admitiendo que to-
dos los miembros de la familia consuman
como adultos, es un gasto total de 1,413
francos el que esa familia debería realizar
gurarse la ración alimenticia fisioló-
gica, y hemos visto que este gasto no es, en
pa Pa ase
realidad, sino de 948 francos. Y todavía no
es ésta una cifra elevada, porque los prome-.
dios muestran que el gasto cotidiano de los
campesinos de los alrededores de Turín, es
próximamente de 0,%39, en tanto que en
el ejército se concede 0,*62 para el alimen-
to del soldado.
Las condiciones sociales no son peculia-
res del distrito de Turín, y como lo demues- |
1 Bodio, Annali dí statistica, 1879, vol. VII, p.
125.
tran los datos oficiales, ninguna parte de
Italia se exceptúa de esta regla. Y sin em-
bargo, la abundancia y la buena calidad de
los alimentos es uno de los factores más 1m-
portantes del bien público, así como uno
de los mejores indicios de su estabilidad y
de su seguridad.
Francia tiene la ventaja de poseer una re-
partición más uniforme del uso de la carne,
sobre todo en su población rural.
En Sajonia el consumo de la carne de buey
y de puerco, en 1875, igualaba al consumo
total de carne en Francia.
En la Gran Bretaña, el consumo anual de
carne y de cereales alcanza una cifra supe-
rior á todos los demás paises de Europa, y
esta superioridad queda marcada, aun cuan-
do se tenga en cuenta el clima.
En los Estados Unidos, escribe M. Rask-=
ri, la cantidad de substancias alimenticias
gastadas por cada individuo, alcanza una ci-
fra enorme. La carne, el pescado fresco, el
pan blanco, las frutas, son de un uso uni-
versal. Además, en las familias obreras rei-
na una gran limpieza, y HrexseN afirma que
jamás ha encontrado un obrero que, antes
de sentarse á la mesa, no se asee escrupu-
losamente.
Pero veo que se suscitan dudas y objecio-
nes que parecen formidables.
Contra esta afirmación de la insuficiencia
¡alimenticia de nuestros campesinos, se pre-
senta, es verdad, una objeción fácil y natu-
ral: los campesinos trabajan mucho y desa-
rrollan mayor fuerza que otras gentes. La
explicación es fácil, sí consideramos que en-
tre los campesinos y los obreros, las subs-
tancias albuminoidas son las insuficientes, y
que consumen por el contrario un exceso de
feculentos y algunas veces grasas. Y bien,
para producir trabajo en la máquina animal
como en las máquinas de vapor, es preciso,
sobre todo, quemar carbón. Debemos com-
parar nuestro campesino á una maquina; en él
la preponderancia adquirida sobre la acción
muscular por el ejercicio y la alimentación,
¡hace casi nula su actividad psíquica.
No sólo la cantidad insuficiente de albumi-
¡noides influye sobre la energía individual,
sino también la naturaleza de su combina-
|¡ción. La clase pobre saca casi todos sus ali-
60
COSMOS
mentos albuminoides del reino vegetal, mien-
tras que la carne está reservada casi exclu-
sivamente á las clases acomodadas; pues los
alimentos de origen animal han sufrido, en
la segunda mitad del siglo actual, un au-
mento de precio de 140 %/,, en tanto que la
alimentación de origen vegetal no ha sufri-
do sino una elevación de 30 9/,.
Sucede en las clases de la sociedad lo que
en el reino animal: los amos, los domina-
dores, son carnívoros; los criados, los do-
mésticos, son hervíboros. El halcón, el águi-
la, son animales valientes, orgullosos, viven
en la independencia; en tanto que el buey y
el caballo se someten dócilmente al yugo ó
á la silla.
El Estado y la sociedad ya han reconoci-
do implícitamente y rendido homenaje al axio-
ma fisiológico de que la salud, la fuerza y la
energía de las masas dependen de todas las
condiciones del medio que las rodea y, en
primer lugar, de la alimentación. Así es co-
mo en todos los ejércitos, precisamente allí
en donde la acción gubernativa es más direc-
ta, la alimentación está basada en las exi-
gencias fisiológicas, como lo demuestra el
cuadro siguiente, que representa en gramos
la composición de la ración alimenticia de
los soldados.
Italia Francia Alemania Austria Rusia Ingl*
1 Wboo00s0000 919 1000 875 750—1000 122 8680
PE y 180220 1) b 5 205 4
Carme 0omoo.. o] y 15 de grasa 309 190—420 150—500 205 240
ATTOZ + 0ooco.o 150 " 105 90—170 " "
Legumbres ... " 100 121 " " "
WU Ooos000990 250 500 " " " "
Es de notar que los grandes capitanes
concedían una importancia esencial á la ali-
mentación del soldado. Fenerico EL GRANDE
escribía: «Cuando se quiere una base sóli-
da para la buena organización de un ejérci-
to, es preciso comenzar por ocuparse del
estómago. »
NapPoLEóN Í decía:
«El soldado tiene el
valor en el vientre,» y M. ve MoLrkkg: «En
campaña, ninguna ración alimenticia es cos-
tosa, con excepción de la que es mala.» Los
filósofos antiguos habían presentido bien la
relación que existe entre las costumbres de
los pueblos y su régimen alimenticio, así
como la ley secreta que, según la alimenta-
ción, arregla los destinos y la vida política
de muchas naciones,
Los jefes religiosos, al prescribir la abs-
tinencia de la carne animal, querían obte-
ner y obtuvieron, en efecto, de los dicipulos
una obediencia pasiva, una débil resistencia.
En los tiempos modernos, FrexerBach, el fi-
lósofo del humanismo, ha dicho: «El hom-
bre es lo que come (Der Mensch ist was er
genio adivinador,
había visto que las revoluciones toman su
isst.)» NAPOLEÓN, con su
origen en el vientre. Un fisiólogo que ha he-
cho un estudio profundo de la alimentación
humana, MoLeschorT, ha descrito así su in-
fluencia: q
«El valor, la buena voluntad y la actividad
gran parte de una nutrición
8
sana y abundante. El hambre vacía el cora-
dependen en
zón y la cabeza.
«Ninguna fuerza de voluntad es capaz de
suplir la acción de una sangre pobre, dé un
músculo mal alimentado ó de un nervio ago-
tado.
«Los pueblos que principalmente se ali-
mentan de vegetales, son dominados fácilmen-
te por aquellos que comen carne.»
Esto no significa que yo quiera negar la
gía moral. Es cierto que hombres mal
alimentados, debilitados, pueden desplegar
un valor y una altísima inteligencia; mien=
ener
tras que otros, colocados en buenas condi-
ciones materiales, son incapaces de entusias-
mo y de actos valerosos. Pero la necesidad
fisiológica es la palanca de las facultades hu=
manas, y no podemos esperar mas que es-
fuerzos fugaces y pasajeros en un organismo
mal alimentado.
Si afirmamos la preponderancia de los ele-
mentos exteriores y económicos, no por eso
desconocemos la obra de la voluntad y de
la libre energía en la historia humana; pero
la vida intelectual y moral está, sin embargo,
fatalmente sometida á las condiciones fisio-
lógicas; debemos, pues, velar con cuidado
sobre éstas para conservar lo que el hombre
tiene de más precioso: el carácter y el sen-
timiento del deber.
Aunque los irlandeses en los Estados Uni-
dos y los italianos en la República Argenti-
na hayan cambiado su primitivo modo de
ser, creemos que existe una influencia en la
energía moral de la raza, á causa de la trans-
8
misión de las modificaciones hereditarias.
COSMOS
61
Si se admite manifiestamente que la indus-
tria y el comercio deben sufrir la influencia
de las grandes leyes de la alimentación, no
está por demás citar algunos ejemplos.
Béarp, que ha escrito un excelente libro!
sobre la filosofía médica cantemporánea, re-
fiere una observación interesante sobre el
consumo y el comercio de cerdos.
Entre los efectos señalados de la civiliza=
ción sobre el sistema nervioso, las digestio-
nes difíciles, dice, son uno de los más co-
nocidos y de los que primero se han obser-
vado. La historia de la elevación y luego de
la caida del cerdo como artículo de consu-
mo, es á este respecto una de las más ins-
tructivas. En América, el puerco, como el
indígena, huye ante la civilización. En todas
las grandes ciudades orientales de los Esta-
dos Unidos, en la clase de gentes que tra-
bajan con la cabeza, muy pocas veces se ve
aparecer la carne de puerco en la mesa, por-
que el estómago que trabaja cerebralmente,
no puede digerirla. En la generación pasa-
da, cada día, y con frecuencia tres veces por
día, la carne de puerco, en todas sus formas,
servía de alimento á nuestros padres, que
la comían hasta la saciedad, sin preguntar-
se si era fácil ó no de digerir. Esta deca-
dencia de la carne de cerdo ha producido y
produce aún, en América, efectos desastro-
sos, porque no se ha podido todavía susti-
tuirla con otro alimento tan rico en grasa.
Los hermosos trabajos de Buxcr han demos-
trado que el consumo de otra substancia tam-
bién está subordinado á ciertas leyes fisioló-
gicas. Por medio de sus investigaciones et-
nográficas, ha llegado á formular esta ley:
que, en todos los tiempos y en todos los
lugares, los pueblos que han hecho única-
mente uso de alimentos animales, no cono-
cían la sal, ó la desdeñaban cuando conocie-
ron su uso; en tanto que aquellos que se
alimentaban principalmente de vegetales,
tenían una pasión irresistible por la sal y
la consideraban como una substancia nece-
saria é indispensable para la conservación
de la vida.
No era, pues, posible que la fortuna son-
riera á los que querían llevar el comercio de
la sal al seno de los pueblos carnívoros.
Con justa razón el impuesto sobre la sal
ha encontrado siempre serias dificultades, y
por ésto la abolición ó al menos la diminu-
ción de ese impuesto, ha sido siempre uno
de los puntos importantes en los programas
de los hombres políticos, de los filósofos y
de los reformadores. Todavía nos acordamos
de la viva agitación que se produjo reciente-
mente en Italia á este respecto.
El argumento que se presenta y que es ri-
gurosamente cierto, es que esa contribución
grava al pobre, porque se alimenta sobre
todo de substancias vegetales y no tiene mas
condimentos que la sal, la cebolleta y la sal-
via. Debemos repetir con el gran naturalis-
¡ta Burron: «El impuesto sobre la sal es un
delito que echa por tierra los beneficios de
¡la naturaleza,» y con un gran químico, Lre-
BIG: «El más odioso, el más absurdo de to-
dos los impuestos, es el de la sal.»
M. P. ALBERTONI.
(Concluirá.)
A AA
JUGUETES CIENTÍFICOS!
IV
El poder ascencional del aire caliente se
nos manifiesta en el tiro de cualquier chi-
menea. Se ve también en la mongolfiera y
en la tendencia á subir que tienen las llamas.
Es el principal factor del poder propulsor
de uno de los motores antiguos: el molino
de viento; pues el viento no es otra cosa que
el aire que se precipita hacia adelante para
ocupar el lugar que el aire caliente ha de-
jado vacio. El aire enrarecido por el calor,
sube.
El poder que directamente se deriva de
una columna ascedente de aire calentado, no
se ha utilizado sino como motor en algunos
1. Continúa. Véase Cosmos p. 42,
COSMOS
juguetes mecánicos, 6 cuando más para ha-
cer funcionar pequeñas muestras mecánicas.
El juguete motor que representa la Fig.
45, es tan familiar que no necesita descrip-
ción. Se pone generalmente sobre una bom-
billa ó al lado de un tubo de estufa, donde
el aire caliente que sube con mucha veloci- |
dad, puede tropezar contra las aspas. El
aire, obrando sobre las aspas según
tan conocida del plano inclinado, produce
un movimiento lateral de cada aspa, y como
estas están sujetas en el centro de la rueda
AV libres en sus extremos exteriores, se ven
obligadas á moverse circularmente.
El trompo aéreo, Fig. 46,
es el reverso del juguete que
acabamos de describir. En
vez de hacerlo girar por elec-
to de una columna ascen-
dente de aire, se le hace su-
bir en una columna de aire
por electo de su propio mo-
vimiento giratorio.
Substancialmente es de la
misma forma que el motor de aire caliente,
Fig. 46.—TRroMPO AÚREO
pero es mucho más pesado, con objeto de
que pueda adquirir suficiente velocidad pa-:
ra elevarse en el aire. Con la aplicación de
suficiente cantidad de fuerza, este trompo
sube hasta una altura de 150 a 200 piés. No
puede llamarse propiamente
una máquina voladora, por-
que no lleva su propio mo-
tor. En la Fig. 47, sin em-
ba rgo 5 representamos una
cierto modo, lleva su propio
poder; ésto es, potencia acu-
mulada.
Consiste en un marco li-
Fig. 47.—EL VUELA-VUELA
gero que tiene en un extremo un arco de ca-
ña delgada, incluido
en una bolsita de pa-
pel de seda, la cual
forma una especie de
timón cuando el vue-
la-vuela asciende y
se abre como para-
guas cuandodescien-
de, formando un pa-
'acaldas, que retar-
da mucho el descen-
la ley |
máquina voladora que, en|
Fig. 48.—PÁJARO MECÁNICO DE PENAUD
so. En el atravesaño del extremo opuesto está
insertada una pequeña flecha de alambre que
tiene en su extremo interior un anillo para
recibir unas cuantas tiras de goma elástica,
las cuales estan sujetas por el otro extremo
del marco. Al extremo exterior de la flecha
está asegurado un pedazo de corcho. en el
cual están insertadas dos plumas inclinadas
en ángulo con relación al plano de rotación
de la flecha, y puestas una en frente de la
otra.
Dando vueltas á la rueda propulsora que
así queda formada, se tuercen las tiras de
¡goma elástica, y se acumula en ellas el po-
der suficiente para hacer girar la rueda pro-
[pulsora en sentido opuesto al que se nece-
¡sitó para darle cuerda, y lanzan de este modo
Lel juguete en el aire.
| Otro ingenioso aparato que se acerca to-
¡davía más al ideal de la máquina voladora,
está representado en las Figs. 48 y 49. La
¡Fig. 48 es una perspectiva del pájaro ente-
ro, v la Fig. 49 otra perspectiva amplifica-
|
| Fig. 49
¡da de las partes que funcionan. Se conoce
¡con el nombre de pájaro mecánico de Pr-
NAUD:
Es un bonito juguete que imita muy bien
¡el vuelo de un pájaro. Vuela por algunos
“segundos, y luego es preciso volverle á dar
cuerda. Dos soportes en forma de Y, sujetos
en una varilla que representa el espinazo del
“aparato, sostienen en sus extremos superio-
res dos alambres, so-
bre los cuales están
dispuestas dos alas
de seda ligera. Elar-
mazón de las alas es
muy ligero y está uni-
do por los ángulos
interiores al espina-
zo. En los soportes
en Y está insertada
una flecha en forma
de manubrio, la cual lleva en su extremo
anterior un alambre transversal, que forma
una especie de volante y sirve también co-
mo llaye para dar cuerda. El extremo in-
terior de la flecha está provisto de un anillo
al cual están unidas tiras de goma elástica,
que á su vez están aseguradas en un alam-'
bre situado en el extremo posterior del apa-
rato. Dos varillas engarzadas en el manu-
brio, están unidas por medio de goznes al
brazo más corto de las palancas de las alas.
El extremo posterior del espinazo está pro-
visto de un timón. |
Se tuercen las tiras de goma elástica ha-
ciendo girar la flecha por medio del alam-
bre transversal. Cuando se suelta la flecha, |
las tiras de goma elástica la hacen dar vuel
tas en sentido opuesto, lo cual causa un mo-
vimiento oscilatorio de las alas, que hienden
el atre de un modo muy natural, y propio pa-
ra mover el aparato hacia adelante. Aquí es-
tá comprendido el principio del plano ineli-
nado; pero este plano en lugar de girar co-
mo en los casos arriba mencionados, obra
ejecutando movimientos alternativos de as- |
censo y descenso. |
El juguete del boomerang |, que es, en
O
cierto modo, semejante al verdadero instru-
mento, no puede realizar todos los efectos
que se le atribuyen; pero puede arrojarse y
hacerse volver casi por el mismo camino.
Este juguete,
Fig. 50, se ha-
ce de un peda-
zo de cartón,
cortado según
una curva para-
bólica, como se
ve en el graba-
do, siendo un
brazo del boo-
MErang un poco
Fig, 50.—BOOMERANG
más largo que el
1 No hemos podido encontrar traducción á la pa-
labra boomerang. Según WerkstEr, esta palabra de-|
signa un arma arrojadiza, muy singular, usada por
los naturales de Australia. Se hace de madera dura,
tiene generalmente de veinte á treinta pulgadas de
longitud, dos 4 tres de ancho y de media á tres
cuartos de pulgada de espesor. Está doblada por el:
medio formando un ángulo de 1009 4 1400, y describe
en el aire curvas muy notables. |
COSMOS
otro. Cuando se pone en una superficie in-
elinada, como se ve en el dibujo, y se gol-
pea bruscamente con un lapiz, el boome-
rang, 4 consecuencia del golpe, toma un
movimiento de rotación rápido, y como al
mismo tiempo recibe impulso hacia adelan-
te, la primera parte de la trayectoria resul-
ta prácticamente en la continuación del pla-
no de donde el boomerang partió; pero cuando
se acaba la fuerza que lo impulsa, el Loome-
rang sigue dando vueltas y conserva su mis-
mo plano de rotación, de tal manera, que
¡cuando comienza á caer, en lugar de des-
eribir la trayectoria de los proyectiles ordi-
¡narios, vuelve por el mismo camino, ó qui-
zá por camino diferente, al punto de partida.
El aplanamiento ó curvatura del Loome-
rang y la forma de sus aristas, así como la
posición que se le da al tiempo de golpearlo,
y la velocidad y modo de partida, todo tie-
ne influencia para determinar la ida y la
vuelta del proyectil.
G. M. H.
o o—
BIBLIOTECAS PUBLICAS DE PARIS
En un informe rendido por el Prefecto del
Sena sobre las bibliotecas públicas de Pa-
rís y sus suburbios, se dice que ascienden
a 64, y que todas están anexas á las dife-
rentes casas consistoriales y escuelas del mu-
nicipio. Se dieron á leer el año pasado. ...
1.385,642 libros, siendo de éstos 690,105
novelas. Los artesanos, que son los que más
usan estas bibliotecas, devuelven escrupulo-
samente los libros, pues la pérdida anual no
¡llega al medio por ciento, y cuando los li-
¡bros no son devueltos, más bien se debe á
descuido que á fraude. La gran preferencia
por las novelas indujo á la admininistración
lá recomendar á los bibliotecarios interpu-
sieran toda su influencia 4 fin de dar á los
lectores más obras serias é instructivas; pe-
ro el único resultado de esta medida fué un
descenso inmediato en el número de los lee-
tores. En consecuencia, se revocó el acuer-
do, prefiriendo la administración que el pú-
blico leyese novelas en vez de nada.
(Scientific American.)
áíl——_—_—_ —.-
64
COSMOS
LA CIENCIA DIVERTIDA
ILUSIONES DE OPTICA
I
Tomad tres tiras de papel blanco de la
misma longitud y una de ellas de la mitad
Cruzad en for-
del ancho de las otras dos.
ma de X las tiras y
del mismo ancho y
colocad vertical-
mente en su inter-
sección la más an-
gosta: ésta Os pare-
cerá más larga,
siendo necesario de-
mostrar con el com- É
pás que las longitu- E
des de las tres tiras
son rigurosamente
iguales, para que los
espectadores se rin-
dan á la evidencia.
Esta ilusión,
sensible para el que
mire nuestro dibu-
muy
jo, lo será mucho
más con pedazos de papel blanco puestos
sobre un fondo de papel ó de paño negro.
Si hacéis ahora con vuestras tres tiras una
figura que tenga la forma de la letra H, po-
niendo la tira angosta de rasgo horizontal,
y luego hacéis girar ésta como si tratarals
de figurar una N, entonces 0s parecerá Más
corta que las dos ti-
ras verticales, á pesar ,
de tener exactamente f
la misma longitud.
Así pues, una tira £
de papel que tiene si
exactamente la misma +
longitud que las otras
dos, Os parecerá oraf
más grande, ora más
pequeña, según la po-
sición que le hayáis da-
do con relación á las
otras; y eso á causa de
la curiosa ilusión de óptica de que todo mun-
do podrá fácilmente ser juguete.
¡0
Transformad una tarjeta en una especie|
Fic. 52
de parrilla de atravesaños paralelos, como
lo indica el dibujo, y haced girar detrás de
esta parrilla una tira delgada de papel ó de
cartón, cuyos bordes sean perfectamente rec-
tilíneos, alrededor de un alfiler como eje,
que se clavará en una de las esquinas de la
tarjeta. Cuando la
tira móvil sea casi
perpendicular á los
de la
parrilla, parecerá li-
por líneas
rectas, pero á medi-
da que la pongáis
más oblicua con res-
pecto á los atrave-
atravesaños
mitada
saños, revestirá la
apariencia, más pro-
nunciada cada vez,
de estar compuesta
de lineas pequeñas
que no se encuen-
tran en la prolon-
gación unas de las
Fic, 51
otras.
Es ésto muy notable, sobre todo, en la
posición de la izquierda de nuestro dibujo,
y solamente aplicando una regla en las dos
líneas que la limitan, podréis rectificar la
ilusión óptica que acabamos de señalaros, y
convenceros de que estas dos líneas son per=
fectamente rectas.—Tom Trr.
Modo eficaz de conocer
la presencia del alumbre en el pan
Nuestro amigo el Dr.
Schumacuer-Korr ha
hecho conocer (Zeit-
schrift fúr angew Che-
mie) un procedimien-
A to rápido para demos-
trar la presencia del
alumbre en el pan.
Este procedimiento
consiste en humedecer el pan sospechoso en
un extracto acuoso y reciente de madera de
Lima. Si hay alumbre aparecerá una colo-
ración roja. En lugar de la madera de Li-
ma se puede hacer uso de una solución alco-
hólica de alizarina al 10 %/,.
*COSMOS*
Lámina 52
F. FERRARI PÉREZ, For.
FoTOCOLOGRAFÍA DEL COSMOS
GRUTA CARLOS PACHECO (CERCA DE CACAHUAMILPA)
ESTALACTITAS DE LA ENTRADA
REVISTA ILUSTRADA DE ARTES Y CIENCIAS
DireEcTOR PROPIETARIO, FERNANDO FERRARI PÉREZ
Tomo Il Tacupaya, D. F.,
1% pe Marzo pe 1892
LA FISIOLOGÍA
Y LA CUESTIÓN SOCIAL !
Si dejando á un lado los impuestos y el
comercio, examinamos los demás fenómenos
sociales, se ve que el mayor número de de-
litos que se producen contra la propiedad,
son un efecto de la miseria;—que hay relación
entre el precio de los granos y el número
de matrimonios;—que es preciso admitir un
paralelismo entre el precio de los artículos
alimenticios y la mortalidad, por mucho que
la facilidad de los cambios tienda á anular
Acomodados Sd EA pal Eloded
Pa ña
160 |
a MAR
CO ABREN
120
124 4
207)
1461
8 9 10 M1 12 19 14 15 16 17 18 49
Fic. 53.—Gráfico que muestra el crecimiento com-
parativo de la talla en individuos de 8 á 19 años,
pertenccientes ¿las clases acomodadas y ¿las cla-
ses pobres de la ciudad de Turín.—(Tomado de
la memoria de M. Pacurant: Ánnali de statisticct,
1878.)
los efectos de las carestías. El profesor Br-
LA Weisz, que recientemente ha hecho inte=
1, Concluye. Véase Cosmos, p. 57.
Acomodados
Fic. 54.—Gráfico que indica el aumento de peso
en los individuos de 8 á 19 años en las clases aco-
modadas y pobres.
resantes investigaciones estadisticas, llega á
esta conclusión: el precio de los granos, y
principalmente el del trigo, ejerce influen-
cia sobre la mortalidad de la población. Es=
ta influencia es bastante fuerte para poder-
se distinguir con claridad en medio de los
hechos múltiples que influyen sobre la mor-
talidad. 1
Por otra parte, desde este mismo punto
de vista, el estudio de la mortalidad y de la
duración de la vida media en las diversas
clases sociales, es todavía más significativo.
La clase pobre tiene siempre una morta=
lidad superior.
No cabe duda que una buena alimentación,
á igualdad de condiciones, debe influir so-
bre el desarrollo físico. Y sin embargo, exis-
ten á este respecto preocupaciones que se
apoyan en hechos contradictorios en apa-
riencia. Basta mirar los graficos compues=
1 Bria Weisz, Die Ehe-Frequenz in ¿hrer Abhan-
gigkeit von den Getreidepreisen.
66
COSMOS
tos por PAGLIANI sobre el crecimiento del
hombre por estado, por sexo y según las
condiciones sociales. Se construyeron esos
cuadros con medidas tomadas en niños de
los dos sexos, pertenecientes á las clases aco-
modadas y pobres de una misma región (Tu-
rin).
En estos cuadros, el hecho más notable,
es que la curva del peso, la talla y la capa-
cidad vital de la clase acomodada es siem-
pre superior á la de las clases pobres, lo que
quiere decir que el peso medio, la talla me-
dia y el aire medio respirado son más ele-
vados en el primer grupo (Figs. 53, 94 y
55).
Otra curva que merece igualmente tomar-
se en consideración, representa la fuerza
muscular. Permite reconocer la grande y
feliz influencia del ejercicio. A cualquiera
edad, el niño del campo presenta una fuer-
za muscular superior al de la ciudad, sea
pobre ó rico (Fig. 56).
La alimentación no favorece el desarrallo de
los órganos, sino cuando va asociada con un
ejercicio activo de esos órganos. Asi es co-
-mo vemos desarrollarse los músculos de un
cargador, mientras que los de un gran se-
Pobres (Ciudad)
Acomodados Pobres (Campo).
150 |] EAS
40
aaa pura
ama aa:
ouro used doo
100
aa
a 00 Gus
pea
EA Amada!
Jus 2S00
EN
8 9 19 41 12 143 19 15 160 17 18 19
Exc. 55.—Gráfico de la capacidad vital en las clases
pobres y acomodadas (ciudad de Turín).
for, ocioso, quedan magros y débiles, á pe-
sar de estar mejor alimentado.
_ La buena salud es el resultado de cierta
comodidad.
Desde el punto de vista de la higiene, la
riqueza puede ser tan nociva como la pobre-
za: una expone el organismo a gastarse por
to)
Acomodados Por a ere Cindad
Capacidad Vita)
ul AL
10 020
A
PITT L fiin!
8 9 40 44 42 13 16 45 16 17 18 19
Fic. 56.—Gráfico que indica la fuerza muscular en
las clases pobres y acomodadas de la ciudad y de
la clase pobre de los campos.
el exceso, y la otra por falta de lo necesa-
rio. La principal ventaja de la pobreza resi-
de en que inspira el deseo de substraerse á
sus golpes y de desarrollar aptitudes que de
otro modo quedarían latentes. Pero pocos,
muy pocos, salen victoriosos en esta lucha
desigual. Los salarios, las obras de benefi-
cencia aumentan sin duda, y todos los hom-
bres de corazón, por la iniciativa privada ó
por la oficial, se consagran á aliviar la mi-
seria; pero parece, no obstante estos esfuer-
zos, que la adquisición de los medios indis-
pensables para la existencia, se hace cada
vez más difícil.
M. Dz FovintkE en su trabajo sobre la va-
riación de los precios en Francia, muestra
gul-
do estas variaciones: toda la propiedad raiz,
que los precios de las mercancías han se
un aumento real de 137 por 100; los alimen-
tos de origen animal, un aumento de 142
por 100; las bebidas indígenas, un aumento
de 109 por 100; en fin, los productos de la
industria, una diminución de 25 á 62 por
100. Resulta de estas cifras la tendencia
|ascensional de los precios de los productos
COSMOS
67
agricolas, indispensables á la existencia, y la
o
tendencia decreciente de los productos in-
dustriales.
El descubrimiento que haría más servicios
á la humanidad, sería aquel que permitiera
suministrar azoe fácilmente asimilable. Uno
de nuestros sabios más simpáticos, ManrE-
GAZZA, hace ya tiempo escribió: «Dar átodas
las clases pobres de Europa ázoe bajo una
forma que no repugne al paladar, es arran-
carlas de la miseria, acrecentar las fuerzas
de todas las naciones, y aumentar la vida
media del país.»
TI
El segundo término del problema social
es el trabajo. Ganarás el pan con el sudor
de tu frente. La Fisiología muestra con evi-
dencia la necesidad y la moralidad del tra-
bajo. Hace mucho tiempo que ya PLurarco
había dicho: «El que quiere conservar la sa-
lud viviendo en la ociosidad, es tan insen-
sato como aquel que tratara de perfeccionar
su voz por medio del silencio.» Al antiguo
proverbio: la ociosidad es madre de todos los
picios, podemos agregar este otro más her-
moso y más consolador: el trabajo es el pa-
dre de todas las virtudes.
Los presos se elevan moralmente por el
trabajo, y nada es más eficaz y saludable en
los asilos de enajenados, para los pobres lo-
cos, que un trabajo regular y bien apro-
piado.
La conservación de la salud reposa en un
justo eqilibrio entre las entradas y las sali-
das, entre el trabajo y la alimentación. Sino
ejercitamos suficientemente nuestros órga-
o)
guínea y los cambios
intersticiales se debilitan, se suspenden, la
nos, la circulación san
vida languidece. En efecto, la vida es un
trabajo, y la naturaleza no conoce el repo-
so absoluto; aun cuando parezca entregado
al reposo más completo, el sér viviente está
obligado á consagrarse al trabajo para ase-
gurar su circulación y su respiración. El
cambio de los materiales, en economía ani-
mal como en economía social, es más activo
allí donde se trabaja. El trabajo desarrolla
los órganos y la ociosidad los atrofia; la im-
portancia de ellos en el organismo está en
razón directa de la actividad de su función.
Salvo en los casos de parasitismo, la molé-
cula nutritiva se distribuye en los elemen-
tos anatómicos en razón de su actividad fun-
cional y reproductora.
No puede considerarse bien ordenada una
ganan-
8
cias no se reparten proporcionalmente al tra-
sociedad en donde la riqueza y las
bajo consumido, debiendo al menos las ga-
nancias representar el equivalente necesario
para reparar el gasto fisiológico producido
por el trabajo.
La riqueza, que bien podemos considerar
en gran parte como trabajo acumulado, de-
be utilizarse, como un patrimonio común,
en favor de los quo no se hallan en las con-
diciones requeridas para proporcionarse la
alimentación necesaria; es decir, de los ni-
ños, los ancianos y los enfermos.
Puede medirse ahora el trabajo muscular
con precisión rigurosa, merced á las nocio-
nes que se han adquirido sobre el equiva-
lente mecánico del calor. Ahora bien, en to-
das las máquinas, solamente una parte (9 á
10 por 100) se transforma en trabajo, el res-
to se pierde. El organismo humano tiene un
rendimiento superior, y para una misma can-
tidad de carbón quemado, da más trabajo.
El calor y el trabajo mecánico se derivan
de las fuerzas contenidas al estado de ener-
gía latente en los alimentos. En todos los
ación de guerra es más rica
8
que la ración de paz. Los alemanes atribu-
ejércitos, la
yen, en parte, su buen resultado en la últi-
ma guerra, á la excelente alimentación de su
ejército.
Está todavía muy generalizada la opinión
fundada en la idea de J. J. Rousseau, quien
pretendía que el ejercicio, el aire libre y las
costumbres sencillas bastaban para prevenir
las enfermedades. Estas serían indudable-
mente excelentes condiciones de salud, si
no fuesen destruidas por el exceso de tra-
bajo é insuficiencia de alimento.
Exceso de trabajo, transpiración profusa,
insuficiencia de sueño y de alimento: tales
son las influencias que obran sobre todos
los habitantes de cada Estado. Las mujeres
del campo trabajan, transpiran, duermen mal
y comen insuficientemente, como los hom=
bres, y tienen además, los embarazos, los
68
COSMOS
cuidados y el amamantamiento de sus hijos.
Es una existencia de destrucción.
Los materiales que continuamente absor-
ben los músculos en trabajo, no pueden lle-
gar por esta causa al cerebro, que se hace
vada vez menos impresionable y más y más
perezoso. Únicamente las imperiosas excl-
taciones de las necesidades orgánicas pue-
den determinar una reacción; las otras ex-
citaciones son impotentes.
Aun antes de que poseyéramos los datos
exactos de hoy, se sabía desde hace mucho
tiempo que, en igualdad de condiciones, la
calidad del régimen ejerce una gran influen-
cia sobre la producción del trabajo. Ejem-
plo: el tantas veces citado de los obreros
empleados en el ferrocarril de Ruan el año
de 1814. Los ingenieros ingleses, encarga-
dos de la construcción, habían observado que
los obreros ingleses que habían traido de su
país, suministraban más trabajo que los obre-
ros franceses; y sustituyeron con carne de
res asada el régimen vegetal de los france-
ses. Rápidamente se observó que éstos pro-
ducían tanto trabajo como los ingleses.
El trabajo nervioso se acompaña de una
combustión muy activa, sobre todo de subs-
tancias albuminoides, y aunque nuestros co-
nocimientos sobre los cambios nutritivos del
tejido nervioso sean.aun poco precisos, se
sabe que la reparación es más lenta y recla-
ma una elaboración más completa de los ma=
teriales nutritivos.
Los músculos, como los nervios, se fati-
gan después de algún tiempo de excitación,
y deben reposar para recuperar su actividad
funcional; bajo la influencia de diversos ex-
citantes, pueden todavía funcionar por más
tiempo; pero la reparación se hace con me-
nos facilidad. Un reposo regular propor-
cionado al trabajo, es una necesidad fisioló-
gica.
La salud no puede conservarse mas que
por un ejercicio moderado y equilibrado de
todos los órganos; el funcionamiento exce-
sivo del estómago ó de los músculos no pue-
de producirse sino á expensas del cerebro,
y recíprocamente.
Es evidente que el trabajo intelectual pro-
cura más bienestar, más satislacción, más
independencia y más riqueza.
Los trabajadores cerebrales alcanzan una
edad más avanzada; pero también el uso exa-
gerado del sistema nervioso no carece de in-
convenientes; y la civilización contemporá-
nea tiende á aumentarlo.
El fisiólogo sueco ÁxeL Key, muy conoci-
do por sus investigaciones sobre higiene es-
colar, ha dirigido al Congreso de Berlín una
comunicación interesante sobre este punto.
Las condiciones de salud de los niños que
frecuentan la escuela, durante la pubertad,
en Suecia y Dinamarca, son de las más tris-
tes: 40 por ciento de los niños examinados
estaban atacados ó se temía que lo estuvie-
ran, de enfermedades crónicas; 14 por cien=
to sufrían dolores de cabeza habituales, y
13 por ciento estaban cloróticos.
65 por 100 de los niños pertenecientes á
las clases acomodadas estaban más ó6 menos.
enfermos, 36 por 100 eran anémicos con ce-
fáleas frecuentes, 10 por 100 tenían desvia-
ciones de la columna vertebral, y el 5 9,
estaban escrofulosos. AxeL Key atribuye en
gran parte estos males á los pupitres dema-
siado elevados que se emplean en las clases.
En Suiza, los alumnos de las clases supe-
riores, trabajan de once á doce horas, al-
gunas veces catorce, y no hay tiempo sufi-
ciente para el reposo y el sueño. AxeL Key
termina su comunicación con estas palabras
del padre de la higiene escolar, Penro FrANk:
«Cuidad bien vuestras fibras, economizad
vuestras fuerzas psíquicas, no agotéis en el
niño las fuentes del hombre futuro.»
En todos los salvajes, la miopía, la locura,
la neurasthenia, la histeria, las dispepsias
nerviosas, son: casi desconocidas.
La vida sedentaria, la tensión cerebral,
las preocupaciones de examen, de éxito, los
temores al público, determinan facilmente
los desórdenes digestivos.
La nutrición del cerebro sufre; la memo-
ria, la percepción, la ideación se hacen me-=
nos faciles, y rehusa el cerebro obedecer
a las órdenes de la voluntad. La tristeza y
la inquietud sobrevienen, el sueño y la cir-
culación se alteran, y pueden resultar tam-=
bién una infinidad de perturbaciones nervio-
sas.
En la antigitedad, los hombres que se de-
dicaban a la ciencia, merced á su vida tran-
COSMOS
69
quila, excentos de preocupaciones exagera-
das por la prioridad de sus trabajos y de
sus descubrimientos, pocas veces eran pre-
sa de las neurosis; al contrario, hoy en nues-
tros jóvenes profesores y estudiantes, esta
enfermedad hace rápidos progresos, y así
se ve aniquilada la potencia intelectual del
hombre en la mañana de la vida.
La ley de la armonía en el orden físico,
como en el orden moral, reaparece sin ce-
sar. La pobreza intelectual y el recargo es-
colar son dos enfermedades contemporáneas,
que se han desarrollado á nuestra vista des-
de hace algunos años. La satisfacción, lle-
ada demasiado lejos, de una necesidad de
las más nobles, se hace para los individuos
como para la sociedad, el origen de un cú-
mulo de males.
Todos amamos la instrucción; pero si es-
ta mal dirigida, origina lo que Bismark ha
llamado la pobreza intelectual, y de aquí na-
cen las enfermedades de los nervios.
Para luchar contra el primero de estos
males sería preciso, repartiendo mejor las
funciones y la población, disminuir los gra-
vamenes de la agricultura para contener la
emigración hacia las ciudades; el antídoto
del segundo se le halla en un justo medio
entre las funciones nerviosas y musculares.
Es necesario llamar bien la atención so-
bre el hecho de que los estudiantes alema-
nes é ingleses saben luchar con sus múscu-
los lo mismo que con su cerebro, y que toda
Inglaterra observa atentamente las regatas en
que los alumnos de Oxford y Cambridge se
disputan el honor de la victoria y los apa-
sionados aplausos de un público tan grande.
111
Los alimentos y el trabajo son de un modo
fatal, proporcionales al número de individuos
entre los cuales deben repartirse. Y aquí
surge el gran problema sexual.
La necesidad de reproducción es esencial-
mente fisiológica. Aparece con la pubertad;
pero su satisfacción regular se retarda y en-
cuentra obstáculos en razón de las condicio-
nes sociales. El matrimonio es fácil solamen=
te para los pobres.
El aumento de la población no está so-
metido a las solas leyes naturales; sobre él
reinan en el orden económico dos principios
diferentes.
Según uno de ellos, el número de los in-
dividuos y la cantidad de alimentos dispo-
nibles están ligados en una relación íntima,
debiendo aumentar necesariamente la pro-
ducción alimenticia, cuando la población au-
menta. El segundo principio, aunque ya for-
mulado antes de MaLtmus, ha sido resumido
por éste en tres proposiciones y lleva su
nombre:
1* La existencia de los hombres no es po-
sible sino cuando hallan los medios necesa-
rios á su subsistencia; es preciso pues, en
todo caso, que el número de hombres se
equilibre con los medios de subsistencia.
oran tenden-
S
cia á multiplicarse; para mantener el equi-
2% La especie humana tiene
librio entre los dos factores mencionados,
sería pues necesario que los víveres crecie-
sen en las mismas proporciones.
3" Pero ese equilibrio tiende á romperse,
precisamente porque el aumento de la po-
blación sigue una marcha más rápida que
el aumento de los artículos alimenticios.
Esta cuestión es grave y la primera entre
todas; superabundancia de hombres y défi-
cit de víveres, decía el Nestor de los eco-
nomistas italianos, Ferrara; he aquí la causa
intima, expresada bajo la forma más senci-
lla, que ha hecho pensar á los pueblos, bien
ó mal, heroica ó cobardemente, desde las
riberas del Támesis hasta las del Mississipí,
desde los tiempos más remotos hasta nues-
tros días.
Ya Licurco, ArisróreLeSs y PLarón, habían
indicado medidas destinadas á moderar el
go, el
número de los hombres ha continuado cre-
aumento de la población; sin embar
ciendo más allá de lo que pensaban; y sólo
Francía se espanta en su riqueza, al ver que
su población ya no aumenta con regularidad.
En Inglaterra v Alemania, al contrario, una
escuela numerosa combate la excesiva pro-
liferación de las clases pobres, pensando que
es poco moral que la miseria aumente con
el número de los desgraciados. En China la
extrema densidad de la población no es po-
sible sino por la extrema parsimonia de los
chinos, los cuidados religiosos que consa-
70
COSMOS
gran á la agricultura y la suavidad de los
impuestos públicos.
Las proposiciones formuladas por Mar-
THus se derivan de consideraciones científi-
cas de tal peso, que, para mí, no dan lugar
á duda. El poder de multiplicación de la
raza humana es tal, que si no encontrara
obstáculos, hace mucho tiempo que los ali-
mentos fueran ya insuficientes. En los ani-
males, la reproducción está sometida á una
verdadera auto-regulación.
La fecundación es un acto volutario, y son
conocidos desde la antigúedad los medios
de restringirla. Francia, en el apogeo de la
riqueza y de la civilización, no ve aumentar
sus habitantes, á causa de los medios artifi-
ciales empleados para limitar la producción.
Hay un precepto que domina en todas las
familias que habitan las ciudades: tener dos
hijos á lo más.
Dejando á un lado estas consideraciones
y sin abandonar el terreno fisiológico, po-
demos afirmar que el aumento de población
es inevitable, y que si no es proporcional á
las subsistencias, se originan muchos males.
Esta es la primera causa de la mortalidad
de los niños en algunos países y en ciertas
clases sociales; y del deterioro físico y moral
de la mujer y de los progresos de la prostitu-
ción.
El empleo de los medios destinados á li-
mitar la población puede, en muchos casos,
aprobarse, si nos colocamos ante este dile-
ma: diminución de nacimientos ó6 mortali-
dad extraordinaria de niños y sacrificios de
la madre. Pues semejante al salmón que con-
sume sus músculos poderosos para preparar
la hueva, la mujer pobre da su carne en el
parto y el amamantamiento.
No quiero prolongar por más tiempo este
estudio de fisiología social, y debo repetir
lo que ya he escrito: «Espero que nuestra
juventud universitaria reflexione sobre esta
solución cientifica de la cuestión social, y yo
me felicitaría de haber hecho nacer este de-
seo. Pedid que la ganancia sea á lo menos el
equivalente de la pérdida fisiológica sufri-
da en el trabajo. Pero siempre acariciad un
ideal y combatid valerosamente por él. Guar-
daos de la apatía que enerva el cuerpo y el
espíritu; que la crítica os guíe y os corrija,
pero que no os espante.»
M. P. ArpeErtoN1.
(Revue Scientifique, 1891. XL VII, pp. 225-232.)
A a
MARFIL ARTIFICIAL
Se ha intentado muchas veces producir un
efecto artificial capaz de sustituir al marfil.
Hasta aquí ninguno ha tenido éxito. En es-
tos últimos días se ha concedido patente á
un procedimiento basado en el empleo de
aquellos materiales de que está compuesto
el marfil que, como es sabido, son: fosfato
gnesila,
tribásico de cal, carbonato de cal, mag
alúmina, gelatina y albúmina.
En este procedimiento, ante todo, se
trata la cal viva con agua suficiente para
convertirla en hidrato; pero antes de que se
haya hidratado completamente ó apagado,
se le agrega una solución acuosa de ácido fos-
fórico; y al mismo tiempo que se agita la
mezcla, se le adiciona á la vez en pequeñas
cantidades el carbonato de cal, la magnesia
y la alúmina, y por último se le incorpora la
gelatina y la albúmina disueltas en agua.
Todos los esfuerzos deben dirigirse á ob-
tener un compuesto suficientemente plástico
y mezclado con la mayor perfección posible.
Se deja entonces en reposo para que el
ácido fosfórico complete su acción sobre la
cal. Al siguiente día, todavía cuando está
plástica, la mezcla se pone en los moldes de-
seados y se deja secar en una corriente de
aire de 150% de temperatura.
Con el fin de completar la preparación de
este producto artificial, se guarda por 3 6 4
semanas, después de lo cual queda perfecta-
mente duro. He aquí las proporciones de la
mezcla, que puede teñirse con algún color
á propósito:
Cala e 100 partes
bl 00309992900. Pe SS 300 .,,
Solución de ácido fosfórico .. ES
Carbonato de cal..... A los
MA IZ
Alúmina precipitada ........ ap
Gelatina....... St tala As
(Scientific American, 1891, LXV, p. 167.)
COSMOS
71
EXCURSIÓN
LASM ONTAÑAS ROCALLOSAS
Acaba de tener lugar en Washington un
S
Congreso Internacional de Geología. Des-
pués del Congreso, se organizó una excursión
geológica á las Montañas Rocallosas; ochen-
ta y nueve personas tomaron parte en esta
excursión; las dos terceras partes eran sa-
bios venidos de diferentes puntos de Euro-
pa. Es la primera vez que un número tan
considerable de hombres de ciencia visita
una región lejana.
Por todo el tiempo estuvo á nuestra disposi-
ción un tren especial. Cuando pasaba por
un lugar interesante, se detenía; descendían
los geólogos armados de martillo, luego se
volvían á montar, y así sucesivamente. De
Washington llegamos á Chicago, luego á 5.
Pablo, donde nos enseñaron documentos in-
teresantes para la historia de los periodos
glacial y post-glacial. En seguida, en las Mon-
tañas Rocallosas, llegamos al Parque Na-
cional; visitamos sus curiosidades geológi-
cas: las mesas de travertino de Mammoth
Hot Springs, la costa brava de obsidiana,
geysers, de los cuales se elevan
8
varios a grandes alturas y depositan por to-
los númerosos
das partes concreciones silíceas, y el lago y
el cañón de Yellowstone, cuya formación es
todavía un problema. Luego fuimos más allá
de las Montañas Rocallosas, sobre la vertien-
te del Pacifico, para ver las minas de plata
de Butte-City; de allí nos dirigimos á la ciu-
dad del Gran-Lago-Salado, capital de los
mormones. Después de haber estudiado la
antigua extensión del Gran-Lago-Salado, cos-
teamos las escarpaduras de las mesas cretá-
ceas, donde las erosiones han producido una
sucesión indefinida de cortaduras extrañas
que simulan torres, murallas, castillos arrui-
nados.
Atravesamos de nuevo las Montañas Ro-
callosas hacia los 39% de latitud, pasando por
Newcastle, donde se explota el “carbón de
piedra en el cretáceo; por Glenwood, por Ca-
non-City, donde vimos los vestigios de los
vertebrados más antiguos (peces silurianos.
del horizonte de Trenton) y las capas de
Atlantosauros; por Leadville, centro de gran-
des minas; por Manitou, donde visitamos el
Jardín de los Dioses y tomamos un ferroca-
rril que nos condujo hasta la cumbre del
Pike's Peak, á 4,300 metros de altura. En
Denver se separaron los excursionistas; unos
fueron á ver el gran cañón del Colorado,
otros se volvieron á Nueva York pasando por
el Niágara. Así hicimos 2,500 leguas en te-
rritorio americano. Con las dos travesías del
Atlántico, es un total de 5,500 leguas. Si en
nuestras reuniones geológicas, hace treinta
años, se hubiera hablado de una excursión
semejante, habría parecido muy extraordi-
naria. Hábitos nuevos se introducen en la
ciencia con gran provecho suyo, pues el cam-
bio de ideas con los hombres de los diferen-
tes países del mundo, no pueden menos que
engrandecer al espíritu.
Las Montañas Rocallosas tienen un inte-
rés especial para los paleontólogos. Cuando
los americanos hicieron los ferrocarriles que
las atraviesan, encontraron en espacios 1n-
mensos, restos de creaturas fósiles muy ex-
traordinarias. Entre las colecciones de esos
ejemplares, hay dos que son particularmen-
te importantes: la del Profesor Marsm, de
New-Haven, y la del Profesor Cork, de Fi-
ladelfia.
mientos son mas numerosos que nunca. Mr.
En estas momentos los descubri-
MarsH me ha dado los dibujos de algunas
restauraciones de los fósiles más curiosos de
las Montañas Rocallosas, que estudia en este
Están á la vista de los lectores.
He aquí desde luego (Fig. 57) la restaura-
momento.
ción del Dinosauriano que él llama el Bron-
tosaurus, es decir el Sauriano del rayo. La
pequeñez de la cabeza contrasta con la gran-
deza del cuerpo que, se dice, tendría 15
metros de longitud. El At/antosaurus, aso-
ciado con él en el mismo terreno, era toda-
grande; se ha pretendido que tenía
8
24 metros de longitud. Aun disminuyendo
vía mas
un poco esta cifra, podemos creer que es el
animal más poderoso que haya jamás vivido
en los continentes. El esqueleto del elefan-
te de Durfort, que impresiona por sus di-
mensiones á todos los visitadores de nues-
tra galería de Paleontología, no tiene ni 7
metros de longitud; el Megatherium tiene
5%, 50; el mastodonte de Sansán tiene próxi-
mamente 4 metros.
La Fig. 58 representa la restauración del
72 COSMOS
Stegosaurus, llamado así, á causa de las|na bestia actual puede darnos una idea de
grandes piezas que lleva en la espalda; la | tal disposición. Como en el Brontosaurus, se
cola está armada de fuertes espinas. Ningu-|admira uno de la pequeñez de la cabeza.
Fic. 57.—Brontosaurus excelsus, Marsm.—Jurásico Superior de las Montañas Rocallosas
Mr. Marsn ha tomado los moldes del encéfa- | proporción del desarrollo de la substancia
lo y de la médula espinal en la región sacra; | nerviosa, es preciso creer que en estos ani-
esta última es mucho más voluminosa; si|males era más grande en la parte posterior
pues se supone que la energía vital está en! del cuerpo que en la cabeza. El Brontosau-
Fic. 58.—Stegosaurus ungulatus, Marsm.—Jurásico Superior de las Montañas Rocallosas
rus y el Stegosaurus eran sin duda muy es-| El 7riceratops del fin del cretáceo es aún
túpidos. Estos animales vivieron al fin del | más extravagante, como se puede juzgar por
jurásico. el ensayo de restauración representado en
COSMOS
Fic. 59.—Triceratops prorsus, Marsm.—Cretáceo Superior de las Montañas Rocallosas
la Fig. 59. Debe su nombre á que tiene tres
cuernos: uno mediano, formado por los hue-
sos nasales, y dos laterales, colocados arriba
de los ojos como en varios rumiantes.
La cabeza tiene próximamente 2 metros de
longitud. Un hueso está añadido al inter-
bió tener hacia adelante un pico córneo co-
mo los pájaros; y atrás, dientes como la ma-
yor parte de los reptiles; pero estos dien-
tes tienen raíz doble como los de los ma-
miferos. En su parte posterior el cráneo
presenta la mayor rareza: los huesos parie-
maxilar; Mr. Marsn le llama el rostral. De-|tales y escamosos se adelgazan (Véase la Fig.
, Fic. 60.—Brontops robustus, MarsnH.—Mioceno de las Montañas Rocallosas.
(Reproducciones reducidas de los dibujos comunicados por Mr. Marsm á M. Argerro Gaubry, del Insti-
tuto. Se han agregado personajes á los dibujos para dar una escala aproximativa.)
74
COSMOS
60) y se prolongan muy lejos para constituir
sobre el cuello una especie de capucha, cu-
yas primeras vértebras, sin duda inmovili-
zadas, se han anquilosado. Los bordes pos-
teriores de la capucha llevan espinas. Mr.
Marsu clasifica el Triceratops entre los rep-
tiles dinosaurianos. Los mamiferos tercia-
rios de las Montañas Rocallosas ofrecen tam-
bién singularidades. He hablado, en otra oca-
sión, del Dinoceras eoceno, del cual hizo Mr.
Mansn una restauración qua cedió al Museo
de París. La Fig. 61 representa una restau-
ración del Brontops mioceno; es un animal
de cuernos como el Dinoceras, pero es muy
diferente del género eoceno.
Podría citar aún otras creaturas dadas a
conocer por Mr. MarsH y otros sabios ame-
ricanos. Las restauraciones que acabo de re-
producir, bastan para dar una idea de la
importancia de los descubrimientos que se
han hecho en las Montañas Rocallosas ó en
sus cercanías; estos descubrimientos, obte-
nidos á costas de grandes sacrificios, indi
can una rara energía en sus valientes au-
tores.
ALBERTO GAUDRY,
Del Instituto de Francia.
(La Nature, 1891, IL, pp. 403-406.)
CURIOSIDADES CIENTIFICAS
La palanca de Arquímedes
Casi en todas partes, en la escuela, en la
tribuna, en la calle, se oye decir con frecuen-
cia que ArquímeDEs, profundamente maravi-
llado por las propiedades de la palanca, ex-
clamó en un momento de entusiasmo: Dadme
un punto de apoyo y levantaré al mundo!
Si Arquímenes dijo efectivamente lo ante-
rior, fué contando sin duda con la imposibi-
lidad que había, hay y habrá de poder pro-
porcionar el punto de apoyo que solicitaba;
pues era demasiado inteligente y sabio para
ignorar que no le habría sido dado cumplir
su ofrecimiento en caso de ser posible en-
contrar el deseado punto de apoyo. Para pa-
tentizar esta imposibilidad, vamos á hacer
algunas consideraciones y pequeños cálculos,
que nos darán una idea del viaje que habría
tenido que ejecutar Arquímenes, en el caso
de haber sido factible el proporcionarle, no
solamente el soñado punto de apoyo, sino
también la palanca á que se refería. Esta
palanca es una de las que los físicos llaman
de primer género; es decir, de las que tie-
nen el' punto de apoyo entre la resistencia
y la potencia, las cuales, en nuestro caso son
el planeta que habitamos y la fuerza de Ar-
químeDEs. En estas palancas, como es bien
sabido, para que haya equilibrio, es necesa-
rio que los pesos colocados en sus extremos
estén en razón inversa de las longitudes de
los brazos de palanca.
Supongamos que se había conseguido el
punto de apoyo á 10 metros de distancia del
lugar en que debiera colocarse la Tierra, y
que ArquímeDEs tenía una fuerza de 100%;
en este caso, para determinar la longitud
del brazo de palanca en que debía ejercer su
acción, estableceríamos, en virtud del prin-
cipio asentado anteriormente, la proporción
que sigue: el peso de la Tierra (que supon-
dremos igual a 1) es a la fuerza de Arquí-
MEDES (que representaremos por A), como
la longitud del brazo de palanca, en cuya
extremidad debía colocarse ArquímeEDEs (lon-
gnaremos por X), es á la
longitud del brazo de palanca en cuya ex-
gitud que desi
tremidad debía ponerse la Tierra (10 metros
gún el supuesto); ó bien
seg
INEA O
Sustituyendo el valor de Á, que supusi-
mos igual á 100*s, y aplicando la propiedad
que tienen las proporciones de que el pro-
ducto de los extremos es igual al de los me-
dios, tendremos
USO = XX 5 100
De donde se deduce que
E Tx 10"
00
64002 163*990967*860591 1560240 x 10
E 00
600 2163399096? 786059 1156024 metros
poniendo en lugar de T el valor encontrado
COSMOS
75
en otro lugar ! para peso de la Tierra y eje-
cutando las operaciones indicadas. Para lle-
gar ÁrquímeDEs al punto en que debiera utili-
zar sus 100' de fuerza que le supusimos, era
necesario recorrer antes esta distancia del
brazo de palanca. Suponiendo que hubiera
dispuesto de un tren expreso de ferrocarril
que caminara á razón de 100% por hora,
habría necesitado para llegar al extremo (re-
duciendo á kilómetros y dividiendo por 100)
63002 16329909671860591 horas,
cantidad que dividida por 24 horas que tie-
ne un día, nos produce
250090? 1662901327 524 dias;
los cuales convertidos en años, dividiendo
por 365, nos dan
6852? 1785371781719 años,
que son los que habría tenido que caminar
AkrquímepeEs en tren expreso para llegar á su
destino.
Arquímebes probó plenamente, durante su
vida, que era hombre de genio superior; de
modo que podríamos suponer que disponien=
do de los elementos científicos actuales, hu-
biera inventado, para salvar su compromiso,
alguna manera de viajar en un rayo de luz
ó con la velocidad de ésta. La luz, como es
bien sabido, camina á razón de
300000 km por segundo
181000000 ,, ,. minuto
10801000000 ,, ,, hora
259201000000 ,, ,, día y
924608001000000 ,, ,, año de 365 días.
Dividiendo los kilómetros de la longitud
del brazo de la palanca que tenía que reco-
rrer, por esta última cantidad, encontrare-
m0Os
631442457 años!
tiempo que habría necesitado emplear para
recorrerlo, montado sobre un rayo del astro
rey que caminara á plena velocidad!
Pero concedamos que ÁrquÍMEDES, por me-
dio de cualquier procedimiento desconocido,
1 Cosmos, p. 78
había llegado ya al extremo de su palanca,
donde debía de utilizar su fuerza. Calcule-
mos ahora la longitud del arco que habría
necesitado hacer que recorriera la extremidad
de su brazo de palanca para que la Tierra
se moviera un milímetro solamente. Basta
cue:
para ésto establecer la proposición que sig
10:600216 399096 786059156024: :0.001:X
ó sea X=63002 16329909671860591 km
que dividos por 9%4608001000000, que son
los kilómetros que recorre un rayo de luz en
un año, nos producen
634,424 años.
Este sería el tiempo necesario que debía
emplearse en recorrer el arco enorme de cír-
culo descrito por la extremidad del brazo de
potencia, para poder desalojar ála Tierra un
solo milímetro de su posición actual.
Vemos, pues, por todo lo anterior, que la
tan conocida y usada frase atribuida á Ar-
QUÍMEDES, ho pasa de ser una exageración in=
mensa, propia nada más para sorprender la
buena fé de las personas que no tienen la
paciencia de hacer el sencillo calculo ante-
rior.
Peso del planeta en que vivimos
Pesar la tierra nos es absolutamente im-=.
posible, siempre que pretendamos aplicar al-
guno de los procedimientos directos usuales;
pero el genio humano ha encontrado otros
medios indirectos para lograr ese objeto.
Cuando se conoce el volumen de un cuer-
po cualquiera y su densidad, basta multipli-
car el uno por la otra para obtener el peso
de dicho cuerpo. Considerando á nuestro
planeta como un elipsoide de revolución, con
un radio ecuatorial de 61378,233" y un ra-
dio polar de 61356,558*, su volumen será
igual á
£ Xx 61378233 X (61356 558)*=
=1079252589726560901034 454”
el valor 3'141593. Bas-
tará, pues, multiplicar esta cantidad por la
adoptando para 7
76
COSMOS
densidad de la Tierra, ó sea la densidad me-
dia de todas las substancias que la forman,
para obtener su peso. Siendo de grandísima
importancia la determinación de esta densi-
dad, vamos á indicar los procedimientos más
apropiados a este fin, bosquejando algo de
su historia.
El distinguido matemático [rancés Pebro
Boucuer ! fué elegido en 1731 por la Aca-
demia de Ciencias de París, para 1r al Perú
en compañía de Goin y La CoNDAMINE, con
objeto de tomar algunas medidas necesarias
para determinar la figura y dimensiones de
la Tierra. Durante el curso de sus trabajos
le ocurrió la idea de confirmar experimen-
talmente la célebre ley que formuló Newron
en 1687 sobre la atracción universal, obser-
vando si las grandes montañas desviaban de
una manera sensible la plomada de su di-
rección normal á la superficie de la Tierra,
en virtud de la atracción que ejercieran so-
bre ella. Hechas sus experiencias con el
Chimborazo, cerca de Quito, confirmó ple-
namente las ideas de Newrox, encontrando
una desviación de 7” 5 (?) en la dirección de
la plomada á causa de la acción de la mon-
taña. Como la verticalidad de la plomada ó
más bien su dirección normal a la superfi-
cie de la Tierra en el punto que se observe,
se debe á la atracción total que ejerce sobre
ella el planeta; conociendo la desviación pro-
ducida en esa verticalidad por una montaña,
podría tenerse una idea bastante aproxima-
da de la densidad media de la Tierra, cal-
culando la densidad de la montaña y hacien-
do una. comparación de los volúmenes de
ambas. Dificultades inherentes á las cireuns-
tancias en que trabajaba Boucugrk, hicieron
que el resultado obtenido se alejara mucho
de la realidad.
El físico escocés MaskeLyNe, estimulado
por la Sociedad Real de Londres, se consa-
gró en 1774 á hacer una serie de experien-
cias con el fin de determinar la densidad de
1 Pero BouGuEr nació en Croisic (Bretaña), el
16 de Febrero de 1698 y murió en París el 15 de
Agosto de 1758.
(2) Posteriormente SarceY escogió las mejores ob-
servaciones de estrellas que Boucuer llevó á cabo,
y haciendo nuevamente todos los cálculos, encontró
“que la desviación era de 19”, resultado más confor-
me con la verdad,
la Tierra por este método. Determinó la
desviación producida en la plomada por la
montaña Shehallien de Escocia, montaña
enteramente aislada, de constitución geoló-
gica bien conocida, cuyo
podía considerarse como
centro de gravedad
determinado y cu-
ya masa valuó MaAskeLYNE con la mayor apro-
ximación posible. Hurron hizo todos los
calculos necesarios para obtener un resulta-
do práctico con las observaciones anteriores,
y después de un trabajo inmenso, encontró
que, tomando como unidad la densidad del
agua, la del planeta debía ser de 4, 5.
Desgraciadamente apreció en menos de lo
que debía el peso especifico de la montaña,
por lo cual fué necesario repetir todos los
cálculos, cuyas operaciones hizo con la colo-
boración del profesor PLayrarr, quedando
entonces representada la densidad de la Tie-
rra por el número 5; resultado. que, como va-
mos á ver, es todavía inferior á la verdad.
La intensidad de la gravedad varía con la
latitud del lugar en que se hagan las obser-
vaciones, siendo menor en el ecuador y au-
mentando progresivameute hacia los polos;
estas variaciones se deben al aplanamiento
de la Tierra en los polos y á la fuerza cen-
trifluga que resulta de su movimiento sóbre
si misma. Independientemente de la latitud,
la intensidad de la gravedad varía también
con la distancia que existe del punto que se
considere al centro de la Tierra, demostran-
dose en Fisica que esta variación se verifica
en razón inversa del cuadrado de la distan-
cia del lugar al centro. Y como es sabido,
cuando sacamos un péndulo de su posición
de equilibrio, las oscilaciones que ejecuta se
deben precisamente á la acción de la grave-
dad, variando su número en un tiempo de-
terminado, con la intensidad de aquella. Es-
to sentado, si tomamos un péndulo de longi-
tud invariable y contamos el número de os-
cilaciones que ejecuta en la cima de una mon=
taña elevada, en el Citlaltepetl por ejemplo,
y elegimos después otro lugar situado pró-
ximamente á la misma latitud, ó sea en el
mismo paralelo, encontraremos que nuestro
péndulo oscilará un número de veces distin-
to en el mismo espacio de un segundo. Por
otra parte, el cálculo nos permite determinar
el número de oscilaciones que daría un pén-
COSMOS
17
dulo al nivel del mar, en el lugar de obser-
vación, conociendo las que da á una altura
cualquiera; de modo que si hacemos las ope-
raciones necesarias con la observación del
Citlaltepetl, comparando el número así ob-
tenido con el que se observó directamente
en la otra estación, se encontrará una dife-
rencia que permitirá valuar la acción ejerci
da por la masa de la montaña. No quedaría,
pues, mas que calcular el volumen de ésta
para compararlo con el de la Tierra y ob-
tener así una idea de la densidad de la
última. Este método lo emplearon por pri-
mera vez Boucuer y La Conpamixe haciendo
observaciones en Pará, Quito y la cima del
Pichincha; pero los resultados obtenidos no
fueron satisfactorios.
Viendo el sabio inglés Juax Mrrcmeuz las
dificultades, casi insuperables en la práctica,
que presenta la determinación exacta de la
composición mineralógica, volumen y cen-
tro de gravedad de cualquiera montaña por
aislada que se encuentre, condiciones indis-
pensables para la aplicación de cualquiera
de los métodos anteriores, ideó un aparato
especial que permitía obtener los mismos
resultados con mucha mayor exactitud.
Por desgracia MrrcHELL murió antes de po-
der hacer todas las experiencias necesarias;
pero conociendo la importancia del asunto,
legó su aparato á Francis-Juow-Hyoe Wo-
LLASTON, Célebre Profesor de Cambridge,
quien no teniendo tiempo para utilizarlo, se
lo cedió á su vez á CAveNDIsH ! que ya en-
tonces era reputado como uno de los prime-
ros físicos de Inglaterra. Con el nombre del
ceneralmente cono-
S
cido el aparato, y con bastante frecuencia se
último físico citado, es
le atribuye todo el mérito de la invención.
Vamos á bosquejar Ta idea fundamental en
que se basan el procedimiento y el aparato
de MrrcmeLL. Si en lugar de una montaña
gran bola metálica, de 3 me-
tros de radio por ejemplo, es claro que és-
se usara una
1. EnrIqueE CAveNDIsH, ilustre físico y químico in-
glés, nació en Niza el 10 de Octubre de 1731 y mu-
rió en Clapham-Common cerca de Londres, el 24 de
Febrero de 1810. Entre los numerosos problemas
importantes que resolvió, colocaba en primera línea
el de no desperdiciar ni un minuto ni una pala- |:
bra.
ta no desviaría nada la plomada de su direc-
ción vertical, ó más bien, su acción pasaría
enteramente desapercibida para nuestros me-
dios de observación, puesto que apenas po-
demos notarla cuando es producida por gran-
des montañas. Pero si en lugar de una plo-
mada cuya dirección vertical se debe á la
acción de la gravedad, le presentáramos á
la esfera metálica y al nivel de su centro,
una palanca horizontal bien equilibrada y
perfectamente móvil, es claro que debería
atraerla hacia su centro, haciéndola girar,
puesto que entonces la gravedad no podría
contrarrestar su acción; y si en vez de una
bola se usaran dos, de modo que obraran si-
multáneamente sobre las dos extremidades
de la palanca, se duplicaría el efecto. La
palanca horizontal viene á ser, pues, una es-
pecie de péndulo, cuyas oscilaciones se de-
ben á la atracción combinada de las dos bolas,
del mismo modo que el péndulo común os-
cila debido á la atracción de la Tierra. Com-
parando las oscilaciones de ambos péndulos
y los volúmenes de la Tierra y las esferas
del aparato, se puede, sin dificultades insu-
perables, llegar á una determinación mucho
más exacta de la densidad media del plane-
ta, que por cualquier otro de los métodos
conocidos.
La descripción detallada del aparato de Mrr-
CHELL, así como la de los perfeccionamien-
tos que se le han hecho posteriormente, nos
llevaría demasiado lejos, por lo cual vamos
á limitarnos á indicar los resultados obte-
nidos. CavenbisH obtuvo en 1798 el núme-
ro 5,48 para densidad media de la Tierra;
Reicn en 1837, obtuvo 5,44, después 5,49
y por fin (en 1849) 5,58; Bay en 1843, por
un promedio de más de 2000 experiencias,
sacó 5,67; por último los físicos franceses
Corxu y Bare, haciendo modificaciones
y perfeccionamientos considerables al apa-
rato, y rodeándose de toda clase de precau-
ciones, obtuvieron en 1873 el número 5,56.
Aplicado el cálculo de probabilidades á la
determinación del error probable de esta ci-
fra, encontraron que no podía ser mayor de
= 0,01; por lo cual 5,56 será la que adop-
temos para nuestro cálculo.
Puesto que según esto, un litro de mate-
ria media terráquea pesa 5*,56 y un me-
78
COSMOS
tro cúbico de la misma, 5560* toda la Tie-
rra pesará
107935258972656 0901034454” * x5 560*
Ó sean
64002 163990 967? 860 5911560 240 kg.
F. Ferrarr Pérez.
E A
FOTOGRAFÍA DE LOS COLORES
PQREL METODOINTERFERENCIAL
DE M. LippmanN !
I
ALGO DE HISTORIA
No es nuestra intención recordar en deta-
lle todas las tentativas hechas con objeto de
fijar fotográficamente sobre las capas sensi-
bles, los colores de los objetos. Tendríamos
qua escribir una larga é interesante obra so-
bre este asunto. Sin embargo, es imposible
pasar en silencio algunos nombres ilustres
que marcan las etapas de este escabroso ca
mino,
Ya en 1810, Sreseck, profesor en Jena,
había abordado la cuestión y tratado de 1m-
presionar, por medio de un espectro solar,
un papel cubierto con una capa de cloruro
de plata. Sus experiencias tuvieron poco eco
y fué preciso llegar hasta el año de 1841
para verlas de nuevo tomadas en considera-
ción seriamente por Juax HerscHkEL, quien
puso en obra, no solamente el cloruro de pla-
ta, sino también el bromuro y el yoduro del
mismo metal, así como algunos productos
naturales, como la raíz de guayacán.
Aunque pasajeramente, algunos colores pa-
recieron dibujarse sobre sus papeles sensi-
bles. Ya estos eran resultados que anima-
ban á los investigadores, teniendo en cuenta
que se estaba entonces en la infancia de la
Fotografía; pero estos resultados fueron in-
feriores á los de M. Enmunpo BEcquerrL.
En 1848, este sabio logró, por el empleo
de una lámina chapeada de plata y cubierta
de una capa de sub-cloruro de plata violeta,
1 Photographie des Couleurs par la méthode in-
terférentielle de M. LiprmanN.—Par ALbuonse Ber-
GET, Docteur es Sciences, Attaché au Laboratoire
Paris,
des Recherches (Physique) de la Sorbona,
Gaurmier-ViLLars et Fils, 1891.
obtener, sobre esa capa, la impresión de to-
dos los colores del espectro solar. Desgra-
ciadamente los colores así realizados, se bo-
rraban si se exponía el clisé á la luz; y si
se trataba de fijarlos en un baño fijador cual-
quiera, toda coloración desaparecía.
La impresión de todos los colores espec-
trales era un gran paso dado hacia adelan-
te; pero la falta de éxito respecto á la fija-
ción, falta de éxito que no habían podido
vencer la ciencia y habilidad experimental
de M. Enmunpo BrcoukreL, era el obstácu-
lo contra el cual, desde entonces, debían es-
trellarse todos los que abordaran la Fotocro-
mía por el método de la impresión directa.
De 1861 á 1866, Nierce De Sarnt- Victor
efectuó numerosos y notables ensayos con
objeto de fijar los colores, por medio de una
substancia química; en 1855, Tesrup DE
BraurecarD obtuvo también interesantes re-
sultados; en fin, en 1865, Porrevix indicó
un procedimiento fotocrómico sobre papel,
del cual nosotros hemos podido ver todavía,
durante algunos instantes, pruebas cuidado-
samentente conservadas al abrigo de la luz;
pues como todos sus predecesores, Porrevin
nunca pudo fijar sus pruebas.
Todos lor ensayos precedentes, y muchos
otros aún, se hacian por el método químico:
se buscaban siempre substancias susceptibles
de impresionarse cromáticamente bajo la in-
fluencia de los colores correspondientes; 4
priori, este es un problema irrealizable.
Los procedimientos análogos al de Ch.
Cros, que reproduciían los colores por tira-
das sobrepuestas, no son métodos directos,
y por lo mismo no me ocuparé de ellos.
En suma, si los ensayos anteriores fueron
seguidos de falta de éxito por lo que toca á
la fijación de las pruebas obtenidas, era que
la cuestión no había sido abordada en su
verdadero aspecto.
La Física nos enseña, en efecto, que los
colores son el resultado de un movimiento
vibratorio. La prueba está en las magníficas
tintas de las burbujas de jabón, producidas,
en el espesor de una laminilla líquida per-
gracias á
un mecanismo que veremos mas lejos. La
fectamente incolora por sí misma,
solución más racional consistía pues en bus-
car si no sería posible encontrar, entre las
COSMOS
79
propiedades de los movimientos vibratorios
que se estudian en óptica, la que produce
en nuestra retina la sensación del color.
Esto es lo que ha hecho M. Liermanx.
Antes de exponer sus experiencias decisi-
as, vamos á recordar en los capítulos siguien-
tes los puntos esenciales de la teoría de las|
ondulaciones luminosas que es indispensa-
ble conocer para la inteligencia del nuevo |
descubrimiento.
TI
LAS ONDULACIONES
Velocidad de propagación.—Todo el mun-
do ha observado esas estrías circulares con-
céntricas que se forman en la superficie del
agua tranquila cuando se ha dejado caer so-
bre ella un guijarro; parecen salir de su cen-
tro común y se propagan lentamente produ-
ciendo arrugas en cuyo contorno el agua
se levanta y se deprime alternativamente.
La distancia recorrida por esas ondas líqut-
das en la unidad de tiempo, se llama pelo-
cidad de propagación del movimiento ondu-
latorio. Esa velocidad, por otra parte, de-
pende únicamente de la nuturaleza del me-
dio.
Es preciso no creer que el agua se trans-
porta en el sentido de la propagación de
las ondas: es facil convencerse de ello ha-
ciendo flotar en la superficie una partícula
de madera, que se baja y se eleva alterna-
tivamente, pero sin estar animada de ningún
movimiento de traslación.
Es preciso, pues, admitir, para explicar
esas ondulaciones, que las moléculas suscep-
tibles de trasmitirlas, están dotadas de elas-
ticidad como las bolas de marfil del aparato
representado en la Fig. 61.
Si una de estas bolas, perfectamente elás-
tica, recibe un choque de la precedente, tras-
mite á la que sigue la totalidad del movi-
miento recibido; de suerte que si se separa la
primera bola A hasta A” y se la deja caer,
no se empujara, hacia la derecha, como po-
dría esperarse á primera vista, el conjunto
de las bolas: solamente la última bola B es
la repelida. El movimiento se ha propagado
pues progresivamente de la primera á la úl-
tima, sin que las bolas intermediarias hayan
hecho otra cosa que trasmitir ese movimien-
to.
Fic. 61
Las moléculas de un cuerpo cualquiera se
comportan como las bolas de marfil de nues-
tra experiencia: reciben un movimiento de
la molécula precedente y lo trasmiten inte-
gralmente á la molécula que sigue, quedan-
do todas inmóviles por separado; de suerte
que toda conmoción que afecta á una molé-
cula de un medio elástico, se terasmitirá a las
moléculas contiguas á la primera; éstas la
trasmitirán á las que la siguen, y así suce-
sivamente.
Movimientos vibratorios.—Entre las diver-
sas conmociones que pueden producirse en
un medio dado, hay unas más interesantes
que otras: son las periódicas, es decir, las
que se reproducen de la misma manera des-
pués de intervalos de tiempo iguales.
Una lámina de acero sujeta en un torni-
llo por una de sus extremidades, nos ofrece
un ejemplo: cuando se separa la extremidad
de la posición que ocupa en reposo, tiende
a volver al mismo punto, ejecutando una se-
rie de oscilaciones que duran sensiblemente
el mismo tiempo. En una palabra, la lámina
vibra.
Se concibe que si una lamina semejante
se coloca sobre la superficie de un líqui-
do, de modo que venga a tocar un punto,
o
siempre el mismo, en cada una de sus os-
cilaciones, las ondas se producirán alrede-
dor de ese punto sin interrupción, y el mo-
vimiento ondulatorio será continuo como en
el primer caso, con la diferencia de que, en
el caso de una sola conmoción, las vibracio-
nes de un punto del medio, guardando la
SO
COSMOS
misma duración, tienen amplitudes que van
decreciendo sin cesar, mientras que, sí la
conmoción se repite periódicamente, conser-
van siempre su amplitud primera: el movi-
miento ondulatorio representa entonces un
fenómeno cuya intensidad queda constante.
Longitud de la onda. —Duración de la pi-
bración.—Hemos visto que todo movimien-
to ondulatorio se trasmite, en un medio de-
terminado, con una velocidad constante que
se llama su velocidad de propagación: ésta
es el espacio recorrido por la onda en la uni-
dad de tiempo.
Cuando las ondas provienen de un movi-
miento vibratorio, hay todavía una longitud
más interesante que considerar: es la lon-
gitud del camino recorrido por la onda, ya
no en la unidad de tiempo, sino en la dura-
ción de una vibración: esta longitud se lla-
ma longitud de la onda, y es la que desem-
peña en el estudio de los fenómenos físicos
el papel más importante.
De ésto resulta que la velocidad de pro-|
pagación puede considerarse desde dos pun-
tos de vista; ó bien es el camino recorrido
por la onda en la unidad de tiempo, duran-
te un segundo, por ejemplo; ó bien es el
S
espacio recorrido por esa misma onda en el
tiempo que pone una oscilación del cuerpo
vibrante en efectuarse completamente.
Ondas sonoras.—Por el mecanismo pre-
cedente se trasmite el sonido, el cual es el
resultado de un movimiento vibratorio.
Todo cuerpo vibrante emite un sonido, ya
que este cuerpo sea un sólido como el acero,
yaun líquido como el mercurio ó un gas como
el aire; y recíprocamente, á todo sonido co-
rresponde un movimiento vibratorio situado
en alguna parte. Así pues, el estudio de las
propiedades de los sonidos mos suministra
el modo más sencillo y más demostrativo de
estudiar las ondulaciones.
El cuerpo sonoro M
(Fig. 62) siendo un centro
de vibraciones, se hace
e también un centro de on-
dulaciones. Si el medio
propagador es homogé-
neo, las ondas son esféri-
al
tiempo, el movimiento vi-
:abo de cierto
cas;
Fic, 62
bratorio se ha propagado hasta todos los
puntos de la superficie de una esfera A, B, C.
Cada uno de esos puntos se convierte, á su
vez, a cada instante, en un centro de on-
igualmente
esférica. Estas nuevas ondas, A”, B”,C?, son
dulaciones, y emite una onda
iguales entre sí, y tienen por envolvente una
esfera más grande que se ve dibujada en
la figura: sobre esta esfera es a donde lle-
ga el sonido al cabo de un tiempo dado.
Pero nosotros no tendremos que conside-
rar como fuente vibrante un punto único.
Este caso hipotético nunca se realiza en la
práctica, puesto que los puntos materiales
tienen siempre dimensiones apreciables. Su-
pongamos, pues, que se conmueven á la vez
una serie de puntos A, B, C, D, E (Fig. 63),
situados en una misma superficie plana y en
línea recta. Cada uno de ellos, siendo un
centro de conmoción, se hace el centro de
W
una onda esférica; pero todas esas ondas
siendo iguales y muy próximas,
3
mismo radio
esféricas,
tendrán el al fin del mismo
tiempo; tendrán, pues, por envolvente el pla-
no A”, B”, €”, D', E” que toca todas las
esferas de la onda. En una palabra, la onda
se propaga como si su superficie fuese tam-
bién un plano.
ALroNso BrrGET.
(Continuara.)
Las cuestiones cientificas están íntimamen-
te ligadas á los problemas económicos, ó por
mejor decir, los dominan. Un pueblo que
cuida de conservar su rango, debe tener más
solicitud por la buena utilización de sus fuer-
zas intelectuales que por la organización de
su trabajo y de su industria, pues en el or-
den material, el progreso se suspende si la
ciencia no le abre sin cesar caminos nuevos.
E. J. Marry,
Del Instituto de Francia,
AOS
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F. FERRARI PÉREZ, For.
C.OSMOS*
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GRUTA DE CACAHUAMILPA
LA LIRA
Lámixa 62
FoTOCOLOGRAFÍA DEL COSMOS
COSMOS
REVISTA ILUSTRADA DE ARTES Y CIENCIAS
[ASES AS
DirrcToR PropIEraRIO, FERNANDO FERRARI PÉREZ
Tomo I
Tacunaya, D. F., 15 pe Marzo pe 1892
Núm. 6
ENSAYO DE APLICACION DEL METODO LOGICO
AL ESTUDIO
DE LA RESISTENCIA DEL AIRE
Y PROYECTO DE UN APARATO
PARA DETERMINAR EXPERIMENTALMENTE
LOS VALORES PARCIALES
DE DICHA RESISTENCIA
PRELIMINARES
1. Importancia y estado de la cuestión.—
El problema de la resistencia del aire es uno
de aquellos cuya resolución está llamada á
prestar los mayores servicios y, en razón de
su misma importancia, ha sido desde hace ya
mucho tiempo el objeto de las más serias
investigaciones.
Desgraciadamente la insuficiencia ó la
inexactitud de los resultados obtenidos por
los experimentadores no han permitido es-
tablecer con precisión el valor de la acción
resistente del aire.
2. Opinión general de los autores.—To-
dos los autores que han abordado el estu-
dio de la resistencia del aire reconocen de
acuerdo, que este estudio necesita aun de
nuevas experiencias, No será supérfluo re-
cordar aquí algunos párrafos interesantes
que copiamos de muy recientes publicacio-
nes y que resumen las diversas opiniones
emitidas por algunos de estos autores acer-
ca de la cuestión que nos ocupa.
3. Opinión de M. Marey.—«El conoci-
miento de la acción del aire sobre las super-
ficies delgadas inclinadas bajo diferentes án-
gulos, dice el eminente profesor M. Manex,
es muy importante para la inteligencia del me-
canismo del vuelo; pero es éste un punto aun
no dilucidado suficientemente. La mayor par-
te de los autores que se hán ocupado de la
locomoción aérea han comprendido bien que
| z o . .
son todavía necesarias nuevas experiencias
acerca de este asunto; sin embargo la difi-
cultad para realizarlas ha impedido con mu»
cha frecuencia su ejecución.» 1,
4. Opinión del Sr. Comandante Renard,
—En una comunicación que presentó el Sr.
Comandante Rexaro á la Sociedad Francesa
de Física, dijo que la resistencia del pire ¿4
los movimientos rectilíneos de los planos
delgados normales ú oblicuos al curso aéreo
¡y relativo, y la resistencia de las carenas aéreas
«han sido objeto de numerosas experiencias
y sin embargo el conjunto de los resultados
obtenidos es aun muy insuficiente.» Y más
adelante: «En cuanto á los planos oblícuos
hay confusión completa.» ?..
5. Opinión de M. Hureau de Villeneupe,
—Además, en un informe que publicó el Dr,
AneL Hurzau DE VILLENEUVE, Secretario de la
Comisión del Congreso de Aeronáutica, des»
cribe el aparato que han empleado todos los
experimentadores para determinar la varia-
ción de presión que un plano sufre en el aire
al avanzar bajo ángulos variables, y agrega:
«Se debia, a priori, encontrar que la
paleta que se presenta normalmente, es
decir, de cara á la corriente de aire, debía
encontrar el máximo de resistencia y que á
medida que se aproximara á la horizontal, la
resistencia debia disminuir. Pues bien, co-
sa singular, no es eso lo que ha demostra=
do la experiencia, sino quese ha observado
este hecho: extraño una paleta inclinada á
60% sobre la horizontal, soporta una presión
más considerable que si estuviera á 90% es de=
cir, de cara á la corriente.» 3
1. Margx, Le vol des otseaux, p. 231,
2. L'Aéronaute, Abril 1889, pp. 73-74,
3. L' Aeronaute, Agosto 1889, pp. 189-190,
-S2
COSMOS
_6. Opinión de M. Derval.—Finalmente el
Sr.
«Las cifras dadas por los experimentado-
Ingeniero DenvaL se expresa asi:
res que se han ocupado de la resistencia del
aire difieren demasiado para que se pueda
g |
establecer de una manera cierta el valor de
.Las
fórmulas que se encuentran en la mayor patr-
los coeficientes que conviene adoptar...
te de las publicaciones que tratan de la ae-
rostación son completamente erróneas y no
reposan en ningun dato formal, sobre todo
en lo que se refiere á la famosa ley del se-
no del ángulo de inclinación, sobre el valor
del cual no se ha llegado nunca á un acuer-
do; de tal modo que lo vemos figurar bajo
todas las formas que es susceptible de to-.'
mar:
vsen.? 1
I+senti"4-3 sen.
: 9: 3; 2 sen.i
sen.,1sen.*1,sen.%1,
etc.
para no hablar más que de las expresiones
más sencillas, expresiones que nos cuidare- |
mos de discutir hasta que experiencias se-|
“rias hayan dilucidado la cuestión !.»
7. Confirmación.—Se ve por las citas que
preceden, que son en efecto indispensables
nuevas experiencias, porque el problema de
la resistencia del aire, lejos de estar resuelto
parece que lo complican fenómenos en apa-
riencia inexplicables y cuyo descubrimien-
to se debe á las experiencias anteriores.
8. La experimentación sola es insuficien-
e.—Mas para llegar á establecer un lazo en-
tre las diferentes partes que hacen del es-
tudio de la resistencia del aire un problema
tan complexo, es necesario, en nuestra opi-
nión, que las experiencias tengan por ba-
se el estudio previo y razonado de todas
estas partes; en una palabra, que se funden
en un análisis minucioso del fenómeno. Es-
te análisis permitirá no solamente allanar
numerosas dificultades, sino tambien fijar
de antemano las condiciones de la experimen-
tación, de acuerdo con los principios de la
inducción. ? 2
En su interesante obra sobre el vuelo de
las aves, dice M. Marey que «la esencia de las
1. DervaL, Etude sur la nayigation aérienne,
pp. 190. :
2. Le damos aquí á la palabra ¿inducción el sentido
en que la emplea la Filosfía deductiva é inductiva.
experiencias de Física es simplificar las con-
diciones de los problemas y alejarse, por
consecuencia, de lá extrema complexidad de
los fenómenos de la Naturaleza.» Ahora bien,
esta simplificación no es posible sino cuando
las experiencias reposan en un conocimien-
to profundo de todas las circunstancias que
¡acompañan á la producción del fenómeno
que se estudia.
9. La experimentación sola, puede llegar á
ser aso contrario,
causa de error.
sucede con frecuencia que las mismas expe-
riencias, lejos de producir el resultado que
se espera, son la fuente .de. nuevos exrores
que dificultan más la investigación científica.
La experimentación viciosa á que-voy á
referirme ó más bien, la conclusión ilegítima
deducida de ella, ha sido sancionada por la
mayor parte de los autores desde hace va-
rios años. El profesor Mare la expresa en
estos términos:
Pro-
Dinroy, ete., han demostrado
«Vixce, Hurron, TiimauLr, Borpa,
BERT, Monay,
con sus experiencias que la resistencia” del
aire decrece más y más á medida que el
angulo formado por el plano con sú trayee-
toria se hace mas pequeño. Esta resisten-
cia, dirigida normalmente al plano. puede
"descomponerse en dos Íuerzas, de las cuales
una será opuesta á la dirección del movi-
miento, en tanto que la otra es perpendi-
cular á esta dirección y tiende á desviar al
plano de su curso.
«Sean (Fig. 64) cinco planos rectangulares
inclinados diversamente y cuyas secciones
sean las visibles para el observador bajo la
YA
forma de líneas 1, 2, 3, 4 y 5, más ó me-
nos inclinadas.
gún la
dirección de las flechas representadas en la
figura. Estas flechas, al moverse todas, para-
lelamente entre sí y á distancias iguales unas
«Supongamos que el viento sopla se
de otras, representaran las series de molé-
culas de aire cuyo movimiento E el
|yiento.
«Se ve claramente que cada uno de los
cinco planos inclinados chocará con un núme-
ro de flechas, es decir, de moléculas de aire,
tanto menor cuanto más pequeño sea el án-
gulo que este plano forme con la dirección
del viento. Así, el plano 1, muy..inelinado,
COSMOS
83
no recibe más que dos séries de moléculas,
mientras que el plano 2 recibe tres, y el
plano 5, casi vertical, recibe seis.
«Empero, si se considera que la presión del
atre es producida por la fuerza piva de las
moléculas en movimiento, es natural admi-
tir que esta presión debe ser tanto mayor
cuanto más numerosas sean las moléculas
que tropiezan con el plano; dedúcese de aquí.
que la resistencia del aire contra cada uno
de los cinco planos inclinados tendrá valo-
res crecien-
tes á medida
que sea más
abierto el án-
gulo. Esto es
1 2
Fs. 64.—Figura teórica con la cual
lo que se ex-
presa dicien-
do que la re-
sistencia del
aire es proporcional al seno del ángulo que
la superficie herida forma con la dirección
del viento.» !
A primera vista, esta conclusión parece
absolutamente racional é irrefutable, cual-
quiera que sea el punto de vistaen que uno
se coloque; sin duda esto es lo que le ha valido
la sanción que los autores le han dado desde
hace tiempo; sin embargo, es fácil conven-
cerse de que es errónea.
Es cierto que si con la expresión resisten-
cia del aire ? se hubiera querido designar
la intensidad
¿lafuerzadel
piento, lacon=
clusión debe-
ría ser admi- :
tida; pero co-
mo esta últi-
estos planos.
ma se apoya,
riencia, como podremos demostrarlo fácil-
mente.
1.—El error cometido es un sofisma de no
obsergación que consiste en no haber consi-
derado un elemento importante: la sección.
En efecto, notamos en la experiencia dos
circunstancias de variación, á saber: la sec-
ción del viento y la inclinación del plano; to-
do cambio de inclinación hace variar la sec-
ción. Ahora bien, cuando en una experiencia
tencia del aire á un plano inclinado, es proporcional al seno del án-
gulo que este plano forma con la dirección del movimiento.
Fic. 65.—Figura con la cual se podría demostrar que la resistencia del
aire, en los planos inclinados, es independiente de la inclinación de
¡existen dos circunstancias de yartación, no
hay razón
para que los
resultados ob-
tenidos sean
atribuidos á
3 $
se pretende demostrar que la resis-
L
una de estas
circunstan-
cias mejor
que á la otra,
9 4 las dos al mismo tiempo. Aun puede suce-
der muy bien que procediendo de esta ma-
nera, seatribuya á una deellas una influen-
cia que no está ejercida exclusivamente sino
por la otra de las dos circunstancias en cues-
tión. Es lo que tiene lugar en el caso que
acabamos de citar, como será facil conven-
cerse más adelante, cuando lo presentemos
con toda claridad ($$ 29, 30 y 31).
I1L.—£l criterio sobre que se apoya la con-
clusión precedente, permite también concluir
de una manera completamente opuesta. Pa-
ra hacer com-
prender me-
- jorelerroren
que se ha in-
currido, mo-
2
difiquemos
los planos 1,
2, 3,4y5 de
entre otras cosas, sobre consideraciones re- | la Fig. 64, como aparece en la Fig. 65; es de-
lativas a la fuerza viva del viento, la idea cir, de tal manera que todos estos planos es-
que se desprende es que la expresión de téncomprendidos exactamente en una misma
que se trata no puede aplicarse sino al tra- sección de viento y apliquemos á este nuevo
bajo resistente del aire sobre planos inclina-
dos, de lo que resulta que la conclusión |
que se acaba de leer es lógica sólo en apa-
1. Marey.—Le vol des oíseaux, pp. 224-225.
2. Nos ocuparemos más adelante ($$ 15,24 y 25)
de la ambigiiedad de esta expresión.
caso el criterio del caso anterior.
Puesto que la presión del aire es produ-
cida por la fuerza viva de las moléculas en
movimiento y puesto que esta presión es tan-
to mas grande cuanto mayor es el número
de moléculas de aire que hieren al plano, es
claro que la presión será constante cuando
!
84
sea producida por un número constante de
moléculas.
“Pero la Fig. 2 nos muestra que los pla-
nos 1, 2, 3, 4 y 5 reciben ahora, cualquiera
que sea el grado de inclinación de que se tra-
te, las presiones de un número igual de molé-
culas en movimiento. Concluiremos, pues,
forzosamente, que estas presiones son igua-
les entre sí y por lo tanto, llegaremos á for-
mular una conclusión del todo opuesta á la
anterior, á saber: la presión del viento sobre
los planos inclinados es independiente de la
inclinación de estos planos.
Es supérfluo agregar que esta conclusión
“es, naturalmente, tan falsa como la primera.
Se comprenderá ahora más fácilmente la
importancia de lo que decíamos desde las
primeras líneas de este estudio: para hacer
una aplicación juiciosa del método lógico,
es indispensable analizar préviamente con
tanta minuciosidad como sea posible los fe-
nómenos que se trata de estudiar.
Vamos á exponer, pues, los resultados de
nuestro análisis, reservandonos, no obstan-
te, responder más adelante á la objeción
que pudiera surgir con la introducción en
nuestra experiencia de un nuevo elemento
de variación; queremos hablar del aumento
de superficie que hemos tenido que darle a
los planos á medida que se inclinaban más.
Es cierto, en efecto, que para determinar de
una manera exacta la verdadera influencia
de la inclinación de un plano sobre la resisten-
cia que este plano opone al viento ($$ 57,
59 IV, 61 VII, 62) sería necesario eliminar
convenientemente todas las circunstancias
susceptibles de producir una variación en el
efecto.
Diremos en tiempo oportuno ($$ 20, 55 y
56) cómo puede hacerse esta eliminación.
10. División fundamental de este estudio.
—Ha llegado el momento de indicar la mar-
cha que nos proponemos seguir en el curso
del presente estudio y establecer la división
fundamental del problema que vamos á exa-
minar.
19. Parte teorica.—Hablaremos desde lue-
go del viento, es decir, de la fuerza en ac-
ción; veremos en seguida cómo obran el
plano, la superficie ó el cuerpo sometidos á
esta acción. La fuerza del viento y la resis-
COSMOS
tencia de la superficie que son los dos ele-
mentos constitutivos del problema de la re-
sistencia del aire, pueden estudiarse sepa-
rada é independientemente uno de otro.
Cuando conozcamos la fuerza con sus var
riaciones y también la resistencia bajo sug
diversos aspectos; en otros términos, cuando
conozcamos ““el poder motor y las circuns-
tancias en las cuales puede obrar este poder
motor” nos esforzaremos en aclarar las re.
laciones que ligan invariablemente sus accior
nes recíprocas.
20. Parte práctica. —El establecimiento
de las /eyes secundarias que presiden á la
producción de los fenómenos de que nos
ocupamos, corresponde á la parte inductivo-
concreta de nuestro ensayo. Conforme á los
preceptos generales de la teoría, trataremos
en la parte práctica de la determinación ex-
perimental de la fuerza del viento, asi como
de la que se relaciona con los cuerpos en
particular desde el punto de vista de /as di-
ferentes especies de resistencia que le ofrecen
al viento.
Acustín M. Chávez.
(Continuará.)
LA CIENCIA DIVERTIDA
I
EL CUADRADO DE LA HIPOTENUSA
(DEMOSTRACIÓN DEL TEOREMA POR MEDIO DE UN JUEGO DE DOMINÓ
Levanta un cuadrado
En la hipotenusa;
Verás que equivale
A toda la suma
De los dos cuadrados
Que después construyas
En los dos catetos:
No te quepa duda. !
Nada de pizarrón, nada de papel: un sim-
ple juego de dominó nos va á servir para
esta demostración aplicada á un triángulo
1. El enunciado del teorema es el siguiente: el
cuadrado construido sobre la hipolenusa de un tridn=
gulo rectangulo es equivalente d la suma de los. dos
cuadrados construidos sobre los catetos.
COSMOS 85
rectángulo cuyos lados miden respectivamen- | binación de 24 dominós escogidos especial-
te 3, 4 y 5 unidades. mente; sumad los puntos de los dominós del
Observemos que cada dominó tiene la for-l cuadrado grande y hallaréis 75; los de los
ma de un rectangulo compuesto de dos cua- | otros dos cuadrados os dan, por una parte,
drados. Cons- 27 y por otra
truyamos el 48 puntos.
Ahora bien,
27 y 48 son
justamente 7o,
cuadrado dela
hipotenusa y
contemos los
cuadraditos suma de los
puntos del cua-
drado grande.
Y aquí po-
demos decir
que contiene.
Son 24, pues-
to que hemos
necesitado 12
también:
Que es lo
que se quería
dominós; más
un vacio equi-
valente á uno
de estos cua- demostrar:
draditos: total
25 cuadraditos
cd 1 y Fic. 66
iguales que
tienen, cada uno, la superficie de un medio | Ll
dominó. ILUSION DE OPTICA
Hagamos lo mismo con los cuadrados cons- A
truidos sobre los otros dos lados. Sobre el: Mirad la tira de papel representada á la
lado 3 hemos emplea- izquierda de nuestro
¡dibujo (Fig. 67) y mar-
cada con el número 1Í,
do cuatro dominós, lo
que nos da8 cuadrados,
más un vacío: total, 9 teniendo cuidado de
cuadraditos iguales. colocaros á 3 metros
En fin, sobre el lado
4, tenemos S dominós,
de distancia. Esta ti-
ra presenta un tinte
lo que hace 16 cua- degradado que va del
draditos iguales. Pues negro al blanco, y tie-
bien, estas cifras 9 ne la forma de un rec-
cuadrados y 16 cuadra- tángulo muy alargado.
dos nos dan, sumán- Aunque los dos la-
dolas, la cifra 29, que dos más largos sean
es exactamente el nú- rigurosamente parale-
mero que habiamos en- los, la ilusión de óp-
contrado para el cua- tica que hoy ofrecemos
drado construido so- ánuestros lectores, nos
la hará parecer más
bre la hipotenusa.
Que es lo que se que- ancha en la parte blan-
ria demostrar. SSISSS ca y más estrecha en
Aquello es para los e la extremidad negra,
E 1G. 67
matemáticos. Es pre- y, en lugar de presen-
ciso que los jugadores de dominó hagan ltársenos á la vista como un rectángulo, nos
también su cuenta, y á ellos me dirijo ahora: | parecerá que tiene la forma de un trapecio.
La pequeña figura, que está á la izquier- | ¿Queréis rectificar este error de la visión?
da de nuestro dibujo, os muestra una com-| Colocad esta pequeña tira sobre otra más
86
COSMOS
ancha (marcada con el número 2) que esta-
rá pintada como ella, pero á la inversa, de
tal suerte, que la parte blanca de la tira pe”
queña esté colocada sobre la parte sombrea”
da de la tira ancha. La ilusión de óptica se
destruye inmediatamente y la tira pequeña
toma ante vuestros ojos, su forma verdade-
ra de. rectángulo,
TIL
EL AGUA OAMBIADA EN VINO
No se trata aquí de reproducir el milagro
de las bodas de Canaán, sin embargo, la ex-
periencia que presento tiene gran interés
para los aficionados.
Tomad dos copas de diámetro igual, que
designaré con las letras A y B para facilitar
mi demostración, y sumergidlas en un cubo
de agua teniendo una parada é
otra; cuando estén ambas completamente lle-
nas de líquido, sin que les quede una sola
burbuja de aire, ponedlas en contacto, bor-
de con borde, manteniendo verticales sus
ejes, de modo que la copa inferior, Á, que-
de parada y la otra, B, invertida. Sacadlas,
en esta posición, del cubo de agua, y des”
invertida la
pués de dejar que se escurran en un plato
y de secarlas bien, os cercioraréis de que
B está llena de líquido, aun desalojando li-
geramente su borde, de manera de dejar en-
ES tre ella y A un
pequeño inter-
valo cuyo ob-
jeto veremos
después. So-
bre el pié de B
colocad una co-
pa más chica €
que contenga vi-
nO rOjO, y anun-
ciad que sin lo-
car ninguna de
las tres copas y
aún sin cubrir
el conjunto con
el tradicional
pañuelo de los
prestidigita do-
res, pats á hacer
que pase, á vista
del público, el pi-
node C á B siínque una sola gota de ese vino
penetre en la copa A. Como se ve, la opera-
ción es doble: es necesario, 1%, hacer salir el
vino de la copa menor y, 2%, hacerlo que pe-
netre en la copa B que está invertida. Una
hebra de lana mojada en el vino de la copa
chica y cuyas extremidades cuelguen hacia
afuera, constituirá por su capilaridad, un si-
fón excelente y en cada extremidad de la he-
bra de lana veremos formarse una gota de
vino que crecerá, poco á poco, hasta caer
sobre el pié de B y de ahi, desbordándose,
sobre los lados de esta copa. El vino escu-
rrirá, así, muy suavemente, hasta los bor-
des superpuestos de las dos copas grandes,
pero una vez allí, en lugar de continuar
descendiendo bajo la acción de la gravedad,
lo veremos, cosa rara, aspirado por entre
los dos bordes. E
Este fenómeno se debe á la capilaridad y.
recuerda la experiencia de un líquido que
sube entre dos láminas de vidrio que se han
aproximado bastante entre sí, ó en el inte-
rior de un tubo de diámetro muy pequeño.
Veremos que nuestro vino, ya dentro de las
copas, sube en forma de hilillos rojos a la
parte superior del agua de B, tiñéndola de
un color más y más intenso que se degrada:
hacia el borde. Prolongando la experiencia
que, comó se ve, se hace automáticamente,
se llegará al resultado final siguiente: la co-
pa Á estará llena de una agua límpida, la B
de un líquido rojo y en fin, la € completa-
mente vacia.
IV
EL CENTAVO PERFORADO CON UNA AGUJA
Perforar un centavo con una aguja pare-
ce, á primera vista, un problema insoluble
sobre todo si es fina la aguja; sin embargo,
es muy sencillo.
Basta introducir la aguja en un tapón ha-
ciendo que sobresalga un poquito la punta
y cortar, con unas tenazas, la parte de la
cabeza que no queda cubierta del otro lado.
Golpead, entonces con fuerza sobre el ta-
pón con un martillo, después de haber co-
locado el centavo y el tapón como lo indica
COSMOS
87
nuestro dibujo ó colocado sencillamente, el
centavo sobre una tabla de madera poco dura.
No pudiendo flexionarse la aguja en nin-
gun sentido gracias al tapón que la guía de
Fic. 69 .
una manera rigida, atravesara el centavo, 6
cttalquiera otra moneda del mismo espesor,
con la mayor facilidad, puesto que sabemos
que el acero de que se compone la aguja,
es más duro que el bronce del centavo.
Tom Trr.
x_—__—A ——————
ESPECTÁCULOS CIENTÍFICOS
LOS ESPECTROS VIVOS
Los espectros vivos formaron la reputación
de un teátrillo situado en el boulevard del
Temple, durante los últimos años del Impe-
rio y que todos conocieron con el nombre
de Teatro Robin.
Las piezas de espectros representadas, ya
en ese teatro, ya en otros, tenian por objeto
mostrar en la escena, en un momento dado
una figura cuyas formas eran perfectamente
distintas; esta figura, este espectro, despren-
dido del suelo, suspendido en el espacio,
se movía, ejecutaba movimientos, tenía ges-
tos; en una palabra, parecia vivo; no obstan-
te, dejábase penetrar por los objetos, por
los personajes de la pieza; dejábase atrave-
sar por una espada, por-un bastón, por un
sable y sólo por esta particularidad, los es-
pectadores adivinaban que tenían delante del
sí una forma inmaterial. |
Algunos ejemplos harán comprender me-
jor el género de estas piezas fantásticas. Eran
casi siempre pantomimas. En unas, el genio
de Pacaniwr viene bajo la forma de un dia-
blillo rojo que revolotea en el aire, á to-
av el violín, colocándose cerca del cuerpo
del gran músico; en otras, un joven ve. en
un ensueño bacantes que le dan de beber,
tiende su copa y el público advierte una ba-
cante-espectro que desde una ánfora hace
caer un chorro de vino-espectro en la copa
real.
En una pieza representada en 1868 en el
Teatro del Ambigú, la Czarina, pieza que
tenía la particularidad de haber estado á car-
go del célebre Ronerro Hounix, se veía en
el desenlace la escena siguiente: Tratábase
de desenmascarar á un impostor que se hacía
pasar por el Czar Pbro III. ... «Un sarcó-
lago sale de una roca !, se endereza, se abre
8
y deja aparecer á un fantasma cubierto con
una mortaja. La losa cae y el espectro que-
da de pié.... la parte superior de la mor-
taja desciende y vense los rasgos lividos del
ex-soberano. El falso Czar tira de su espa-
da y con un solo tajo le corta la cabeza que
rueda por tierra con estrépito. Inmediata-
mente después aparece en el cuerpo del fan-
tasma la cabeza viva de Peoro III; el falso
Czar, enloquecido, se precipita sobre el es-
pectro cuyo cuerpo vuelve á caer dentro del
sarcófago, pero cuya cabeza queda en el mis-
mo lugar suspendida y con los ojos fijos en
los del usurpador. Éste hiere á la cabeza
con el sable; pero el sable pasa á través de
ella. Entonces, bajo de esa cabeza se pre-
senta repentinamente el cuerpo de Prbro
III vestido con su traje de gala y con sus
El falso Czar confuso, confie=
sa sus crimenes y el fantasma desaparece.»
Insignias. ...
El escenario á que se refiere nuestro gra-
bado consiste en lo siguiente: un jóven con
el traje elegante de los petimetres ve apa»
recer una forma blanca que, dibujándose
poco a poco, muestra á una niña encantado-
ra. Cae él á sus piés, quiere apoderarse de
la mano que le presentan, pero no encuentra
nada; vacila, retrocede, y la visión desapa-
rece. Cambia entonces la escena, surge otra
1. Magte et physique amusante de RoperT HoupIx,
p. 98. -
88
COSMOS
forma blanca como la anterior; pero al vol-
verse distinta, el jóven percibe á un horro-
roso espectro, descarnado, cubierto con un
sudario y que se adelanta á él amenazándo-
le; el jóven coje su espada, traspasa al es-
pectro y ve que la espada penetra á través
del cuerpo de éste. Tal es la escena que re-
presenta nuestro grabado.
Obtiénense estas ilusiones por medio de
espejos. El principio ha sido expuesto ya en
La Nature, | pero lo recordaremos en dos
palabras.
Sucede diariamente que al pasar frente á
un establecimiento cerrado por grandes eris-'
tales sin estañar, se
advierte en ellos la re-
flexión de objetos que
la
calle, al mismo tiem-
se encuentran en
po que se distinguen
perfectamentelas per-
sonas que están en el
almacen. Este fenó-
meno tiene lugar con
tanta mayor intensi-
dad cuanto más ilu-
minados están los ob=
jetos exteriores; en la
noche, en el crepús-
culo, por ejemplo, se
tical por medio de dos grandes libros colo-
cados en una de sus extremidades; detras
de este cristal se coloca de pié, un naipe y
delante otro naipe apoyado, como el an-
terior, en un alfiler grueso. Cerca del eris-
tal se sitúa una luz; aproximándola ó aleján-
dola, es decir, arreglando el alumbrado de
las dos cartas y merced á un lijero tanteo se
llegará á colocar un espectro bien distinto
de la segunda carta cerca de la imagen de
la primera. >
El juguete llamado ombrascopio permite
hacer con facilidad esta experiencia. Si se
reemplazan los naipes por muñecos se podrá
tener títeres espectros.
En los teatros, cuan-
do se producen es-
pectros, la sala está á
obscuras y la escena
muy poco iluminada;
ésta se halla separada
del público por un
gran cristal sin esta»
ñar, inclinado unos
20* poco más ó menos,
según la disposición
de las butacas de la
sala. Frente á la es-
cena hállase una gran
abertura que da á la
ve que las farolillas de
los carruajes pasan
por el fondo de los
almacenes cuyas lám-
paras de gas no han
sido encendidas; fué
este fenómeno, ob-
servado por el físico inglés Perrer, el que
le sugirió, en 1863, la idea de producir es-
pectros en los teatros; de allí los espectros
vivos, las Pepper's ghosts (sombras de Peerrn)
que es el nombre con que se las designa ge-
neralmente en Inglaterra.
Cada uno puede hacer en su casa una pe-
queña experiencia que le permita, por si sola,
comprender bien todas las condiciones á que
debe atenderse para que los espectros den
la ilusión de la realidad: se toma un cristal
común que se puede poner en posición ver-
1. 1880. Tom. 1I, p. 184.
Fic. 70.—Experiencia de espectro luminoso ejecu-
tada con naipes y un cristal *
parte inferior del tea-
tro; allí, sobre un ca-
rro cubierto con una
tela negra y que mue-
ve el maquinista, está
el personaje que apa-
rece en la escena en
forma de espectro; debe estar inclinado pa-
ralelamente al cristal para que su imagen
aparezca vertical.
La luz de una poderosa limpara oxi-hi-
drica ó eléctrica, lo sigue en sus movi-
mientos. Se comprende que basta cerrar el
obturador de la lámpara para que el espec-
tro desaparezca instantáneamente de la vis-
ta del espectador.
Según las leyes de la reflexión, la figura
reflejada aparece tras del espejo á una dis-
tancia igual á la que la separa de él: los espec-
tros aparecen, pues, ante el público, no so-
bre el cristal ni en el delantero de la escena,
F:6 71.—Experiencia de los espectros en el escenario de un teatro
sino más bien en medio de ésta y parecen no(tá en escena no ve al espectro que debe
tocar á nada, Este hecho aumenta la rareza. agradarle, ó más á menudo horrorizarle; asi,
Detalle digno de notarse: el actor que es- para que no haya equivocaciones por su par-
v
Fic. 72.—Corle del escenario que demuestra la disposición de la experiencia
COSMOS
te, el-escenario ha de estar perfectamente
arreglado y los sitios que el actor y el es-
pectro tienen que ocupar, marcados cuida-
dosamente en el piso.
Cuando el teatro por su disposición no
permite que el actor que hace de espectro
se coloque abajo, puede situársele entrebas-
tidores: entonces el espejo debe estar ver-
tical, pero de través respecto de la escena.
En este caso los efectos están más limitados
que en el primero; sin embargo, este proce-
dimiento se emplea en algunas fantasma-
gorías y mediante él se pueden hacer apa-
recer y desaparecer instantáneamente ha-
das y genios, así como darle forma á las vi-
siones y á los ensueños. Para estos últimos
están completamente indicadas las pistas di-
solventes (dissoloying-spectres), que consisten
en la aparición sucesiva y no interrumpida
de diversos objetos que se transforman á la
vista de los espectadores. De esta mane=
ra obtuvo M. Roserro Houbiy muy curio-|
sos efectos. Las vistas disolventes se obtie=.
nen colocando un objeto en la escena para
que se le vea directamente, y otro abajo que
ha:de ser visto por reflexión, é 1luminando,.
gradualmente el unoy no el otro. La imagen.
ménos alumbrada desaparece, dejando en su
lugar en el mismo punto, á la del ubjeto que
2 »
recibe en ese instante toda la luz.
Tal es el secreto de los espectros; es de-
cir, el de una de las más hermosas aplica-
ciones de un principio de óptica para di-
versión de los espectadores.
G. KerLus.
(La Nature, 1883, I, pp. 167-170.)
> ho
FOTOGRAFÍA DE LOS COLORES
PORELMÉTODOINTERFERENCIAL
DE M. Lippmany 1
MI
LAS INTERFERENCIAS
Reflexión del movimiento ondulatorio.—
Imaginemos una onda que tenga por origen
un centro de conmoción Á (Fig. 73). Si es-
ta onda se propagara libremente, el movi-
miento vibratorio, después de cierto tiempo,
habria llegado a la superficie de una esfera
1. Continúa, Véase Cosmos p. 78.
D D¡; más tarde estaría sobre una esfera de
¡radio más grande E E,, y así sucesivamente;
¡pero no sucedería lo mismo si la onda, al
| propagarse, encontrara un obstáculo fijo M M'
¡(una su
AS
perficie plana, por ejemplo, como la
¡cara reflectora de un espejo pulido). En este
[caso, la onda cambia su dirección de propa-
gación, se refleja, y al cabo del tiempo en que
el movimiento haya llegado primitivamente
a DD,, llega á todos los puntos de una es-
lera D D', simétrica de la primera con rela-
ción al plano del espejo; en otros términos,
todo pasa como si el centro de conmoción,
en lugar de estar en Á, estuviese situado en
un punto A”, al otro lado del plano MM”, á
la misma distancia que el punto Á. Esta
nueva onda realmente no existe entera: so-
lamente la porción desviada por el: espejo
le,
tiene una existencia real; se la llama onda
reflejada, mientras que la primera se llama
onda directa. :
En particular, se puede hacer reflejar una
onda plana sobre un obstáculo plano. En es-
te caso, la dirección de propagación de la
onda directa y la dirección de propagación
de la onda reflejada hacen con el espejo án-
gulos iguales, absolutamente como la bola
de billar, después de haber tropezado con la
¡banda, se refleja formando un ángulo de re-
flexión igual al ángulo de incidencia.
Interferencia de la onda directa y de la
onda reflejada.—Como caso particular, po-
demos hacer caer la onda incidente, una on-
da sonora por ejemplo, perpendicularmente
en la superficie reflectora. En este caso, la
cue exactamente el camino
onda reflejada sig
É COSMOS
91
inverso, y se eruza, al volver, con la onda
incidente que llega sobre el espejo. ¿Qué es
lo que entonces va ú pasar?
No olvidemos que cada punto del medio
situado adelante del espejo participa del mo-
vimiento ondulatorio y vibra ejecutando os-
cilaciones al rededor de su posición de equi-
librio. Desde entonces, un punto cualquie-
ra se encontrará solicitado á la vez por dos
movimientos ondulatorios: el movimiento di-
recto y el movimiento reflejado. Si este pun=
to está en condiciones tales que las dos ve-
locidades que lo solicitan por efecto de estos:
dos movimientos, tengan en un instante dado:
la.misma dirección, estas velocidades se aña-
dirán la una á la otra y resultara un acre=:
centamiento en la vibración propi del pun-
to: considerado; pero si estas dos velocidades
son, en el mismo instante, iguales y de sen=
tidos contrarios, los dos movimientos se anu-
larán, y el punto considerado quedará en
reposo. Si se trata de: una onda sonora, ha-
brá en este punto extinción de todo ruido,
habrá silencio.”
El estudio de los movimientos vibratorios
conduce, pues, á esta consecuencia notable:
sónido añadido á sonido. puede producir,
ya un acrecentamiento ctel movimiento so-
noro, ya una anulación de este movimien-
to. Una experiencia célebre, hecha por el
Coronel NaroreóN Savart en 1839, ha dado
á este enunciado una brillante confirmación
experimental. Delante de un gran muro, es-
te oficial había colocado un timbre que ha-
cia vibrar golpeándolo con un martillo. El
timbre se hacía el centro de una onda direc-
ta que se propagaba hasta el muro y allí se
reflejaba. Pues bien, paseando el oído por
la límea recta que iba del timbre al múro,
demostró la existencia de puntos equidistan-
tes en que el sonido se extinguía completa-
mente; estos puntos estaban separados por
otros, igualmente equidistantes, en que el
sonido estaba enérgicamente reforzado. - La
existencia de las interferencias está, pues, de-
mostrada de una manera irrefutable.
El estudio de los tubos sonoros, como los
tubos de un órgano, y el de la vibración de
S
las cuerdas de violín, muestran también que
hay puntos en que la vibración es nula, en
que el movimiento se extingue, en tanto que
en otros puntos se refuerza. Los primeros
se llaman nodos y los segundos vientres.
Diremos, pues, que delante de una super-
«ficie plana sobre la cual cae una onda pla-
na, hay una serie de planos equidistantes en
los que todo movimiento se extingue: estos
son los planos nodales y están separados por
planos paralelos en que el movimiento se
refuerza: estos son los planos ventrales.
La distancia entre dos planos nodales con=
secutivos ó6 entre dos planos ventrales conse-
secutivos, es siempre igual á una semi-lon-=
gitud de la onda.
IV
LAS ONDAS LUMINOSAS
El eter:luminoso.—Los principios prece--
dentes tienen una verificación contínua en el
estudio de los fenómenos sonoros que cons-
tituyen la parte de la Física llamada Acústica...
El honor de dar la primera teoría racional
de la luz, considerándola como resultado de
un movimiento ondulatorio, estaba reserva=
do á un sabio francés: FrEsNEL.
Por una concepción de genio, el ilustre
físico imaginó que todo punto luminoso era
un centro de vibraciones muy rapidas, y que '
estas vibraciones se trasmitían á través de un
medio especial. Este medio no debía ser un
gas, puesto que la luz se trasmite en el vacío.
FresxeL le dió el nombre de eter, y admitió
que llenaba todo, aun los espacios interpla=
netarios. Las moléculas de este medio, do-
tadas de una elasticidad perfecta, desempe-
ñan en esta hipótesis el papel de las bolas
de marfil de la experiencia que hicimos al
principio de esta exposición; se trasmiten
mútuamente, sin moverse de sus lugares res- -
pectivos, el impulso recibido por la prime=
ra de ellas.
Velocidad de la luz.—Esta trasmisión del
movimiento vibratorio, de molécula en mo-
lécula, se hace en el eter con-una velocidad
considerable.
Se ha podido medir por experiencias di-
rectas, pertenecientes unas á la Astronomía
y otras á la Fisica pura, la velocidad con la
cual se propaga una onda luminosa; todas las
experiencias han estado sensiblemente de
acuerdo y han dado el resultado siguiente:
La luz se propaga con una velocidad de
TRESCIENTOS MIL KILÓMETROS por segundo,
92
Asi, para dar una idea de la 'apidez de
esta trasmisión, diremos que un rayo lumi-
noso emplea ocho minutos en franquear la
distancia que separa la Tierra del Sol. Pues-
to que, por otra parte, hemos admitido que
la luz tiene por origen un movimiento vi-
bratorio, este movimiento se trasmitirá en
el eter, por ondulaciones, como el sonido en
el aire.
Cada onda es una esfera, que aumenta
rápidamente de diámetro, como un globo
que se inflara con bastante rapidez para que
su radio ereciese 300,000 kilómetros por se-
gundo.
8
to de partida, una porción pequeña de esta
A una distancia infinita de su pun-
superficie esférica es sensiblemente plana.
Luz blanca. Colores simples.—A Nuwron
se debe el descubrimiento de la complexi-
dad de la luz blanca, instituyendo la expe-
riencia clásica del espectro solar.
Por una abertura muy pequeña S (Fi
hizo penetrar en un cuarto obscuro un rayo
horizontal de luz solar. Este rayo, si se le hu-
biese dejado caminar libremente, habría ido á
dibujar en una pantalla una imagen brillan-
te y redonda D. Newron colocó en el tra-
yecto un prisma de vidrio de aristas vertica-
les, en la posición indicada por la figura. In-
mediatamente el haz incidente se desvió de
su dirección primitiva y al mismo tiempo se
extendió y vino á formar en la pantalla, no
ya una imagen redonda, sino una faja alar-
gada que presentaba todos los colores del:
arco-iris, dispuestos en el orden siguiente:
Violeta, índigo, azul, verde, amarillo, na-
ranjado y rojo.
El violeta es el color más desviado, y se
COSMOS
encuentra en una de las extremidades de
este espectro colorido, en tanto que el rojo,
menos desviado que los otros, se encuentre
en la otra extremidad.
La luz blanca se había, pues, descompuesto
en colores simples por medio de un prisma.
Recibiendo este espectro en un espejo que
giraba lentamente y mirando el espejo en
una dirección fija, Newrox veía sucesiva-
mente todos los colores del espectro; pero
si la velocidad del espejo se aceleraba, el
ojo veía todos los colores simultáneamente,
y de esta sobreposición de las impresiones
resultaba la sensación de la luz blanca. Ha=
bía. pues, reconstituido, por una experiencia
inversa, la luz blanca con ayuda de los co-
lores simples.
Colores complementarios.-—Ocultemos, por
medio de un cuerpo opaco, una parte de
los rayos del espectro, y' examinemos los
tintes restantes con avuda del espejo gira-
torio animado de un rápido movimiento; co-
mo nos faltan colores ya no obtendremos pues,
el blanco, sino otro color A. Hagamos la mis-
ma experiencia, pero esta vez ocultando los
colores precedentemente examinados, y exa=
minando en el espejo los que habíamos ocul-
tado, tendremos otro color resultante B.
¿videntemente los colores A y B mez-
clados, reproducirán la luz blanca: y se lla-
man por ésto colores complementarios.
Teoría de Fresnel.—¿Cómo explicar, en la
teoría de las ondulaciones, las diferencias
de coloración de las diversas partes del es-
pectro?
FresweL ha logrado encontrar esta expli-
cación, asimilando los colores simples á las
notas musicales de la gama.
Hemos visto que todo sonido era produ-
cido por un cuerpo vibrante, engendrando
una onda que llegaba hasta nuestro oído
para producir allí la sensación sonora. Pe-
ro no son idénticos todos los sonidos, y sa-
bemos distinguir muy bien una nota aguda
de una nota grape. Los fisicos han estudia-
gravedad
8
de los diversos sonidos, y han llegado á la
do este caracter de la agudeza y
conclusión experimental de que los sonidos
emitidos por un mismo cuerpo vibrante eran
tanto más elevados cuanto más rápidas eran
las vibraciones, cualquiera que fuese la na-
COS
MOS 93
turaleza del cuerpo vibrante. Á cada sonido
corresponde pues una longitud de onda que
le es propia.
Pero entonces, diréis ¿los sonidos agudos
se trasmiten en el aire con mayor veloci-
dad que los sonidos graves?
De ninguna manera; recorren con mayor
velocidad la distancia que separa un nodo |
de otro nodo, pero como estos nodos son
más numerosos, el espacio total recorrido
en un segundo por un sonido, cualquiera que
sea su altura, es siempre el mismo: la ve-
locidad del sonido en el aire es de 330 me-
tros por segundo.
Además, tenemos una prueba material de
ésto, siempre que escuchamos una orques-
ta á distancia; la melodía y la armonía nos
llegan y nos dan, con intensidad menor, la
sensación exacta del trozo ejecutado: lo que
no tendría lugar si los sonidos agudos de
los violines y de las flautas caminasen con
mayor velocidad que los sonidos graves del
violoncelo y de los contra-bajos, y, en vez
de una sensación agradable, no oiríamos
más que una espantosa cacofonía, cuyo des-
agrado crecería con la distancia.
FresneL ha asimilado los colores simples
á los sonidos simples.
Ha admitido que el número de vibracio-
nes efectuadas en un segundo por un punto
luminogo que emite luz roja, no era el mis-
mo que el que corresponde á la luz amari-
lla, Resulta de aquí, á la inversa, que la
longitud de la onda será diferente para es-
tos distintos colores. El Cuadro siguiente da
los números de vibraciones efectuadas en
un segundo por un punto luminoso que
emite los diversos colores.
1.—Nuúmero de vibraciones correspondien-
tes á los diversos colores:
2.—Longitudes de onda de los colores sim-
ples.
Rojo......... 620 diez mils. de milímetro
Naranjado.. 583 E e
Amarillo.... 551 pe de
Verde....... 512 SN SS
JN7AWloovacacos 475 E SA
Índigo....... 449 E 2
Violeta...... 423 ,
El rojo corresponde, pues, á las notas gra-
ves de la escala musical, y el violeta á las
notas agudas.
Los colores complexos.—¿Cómo explicar
ahora los colores complexos, no ya los del
espectro qué son simples, sino los de los
cuerpos naturales?
Recurriremos todavía á las propiedades
de los movimientos vibratorios, y una com-
paración con los fenómenos sonoros nos fa-
cilitará la apreciación de la teoría de los co-
lores.
Muchos movimientos vibratorios pueden
sobreponerse unos á otros. Asi, cuando una
cuerda está tensa sobre una caja sonora, co-
mo la cuerda de un violoncelo, podemos ha-
cerla vibrar toda entera, Sus dos extremida-
des estarán inmóviles, serán dos nodos, en
tanto que su mitad vibrará con la amplitud
máxima: será un pientre. Pero se puede he-
rir esta cuerda con el arco de manera que,
vibrando toda en conjunto, cada una de sus
mitades vibre individualmente, según los
contornos punteados representados por la
Fig. 75. En estas condiciones, realizamos
Rojo 497 mil millones por segundo
Naranjado.. 528 4% as
Amarillo... 529 sn y
Verde...... . 601 BL de 500
Azul........ . 648 ds e | pi =( a
Indigo...... 686 2 bo Frc. 75
Violeta..... 728
; |
Hé aquí ahora el Cuadro que da las lon-
gitudes de onda correspondientes á los di-
versos colores simples:
la sobreposición de los dos movimientos vi-
bratorios: el de la cuerda entera y el de sus
dos mitades vibrando aisladamente. De aquí
resulta un sonido complexo, formado del so-
COSMOS
nido fundamental y del sonido armónico so-
brepuesto; esta sobreposición da al oído las
sensaciones del timbre de los diferentes so-
nidos.
El /onógrafo es un instrumento basado en
este principio: las vibraciones de una sola
membrana pueden reproducir varios movi-
mientos vibratorios sobrepuestos, repetir la
palabra humana y registrarla por medio de
picaduras en un cilindro maleable.
Los colores complexos, tales como el cas-
taño, los diferentes matices del verde, ete.,
se explican por un mecanismo análogo. Re-
sultan de la sobreposición de varios movi-
mientos vibratorios simples.
Coloración de los cuerpos.—Digamos á es-
te propósito lo que se entiende por color de
los cuerpos.
El color resulta de la difusión de los ra=
yos que iluminan un cuerpo. Este cuerpo
absorbe algunos y refleja otros cuya mezcla
produce en el ojo la expresión de un tinte
determinado. Un tapiz nos parece rojo por-
que refleja sobre todo la luz roja y absorbe
los otros colores.
Los cuerpos que reflejan todos los rayos
solares, cualesquiera que sean, nos parecen
blancos; los que los absorben todos, al con-
trario, nos parecen negros.
Es evidente, según ésto, que el color apa-
rente de un cuerpo para nuestro ojo, debe
variar con la naturaleza de la luz que lo
alumbra; no es el mismo á la luz del día ó
á la luz eléctrica, que son luces blancas que
contienen todos los rayos, que á la luz ex-
clusivamente amarilla del gas. Con una luz
monocromática, tiene por fuerza el tinte mis-
mo de esa luz.
(Continuaraá.)
ALronso BeErGET.
= =
JUGUETES: CIHENTÍ FICOS!
V
Entre los muchos ¡juguetes que ilustran
el fenómeno de la luz, el más sencillo es la
lente de agua. Ñ
Consiste, Fig. 76, en un globito lleno de
agua y provisto de un brazo de alambre pun-
1. Continúa. Véase Cosmos, p- 61.
tiagudo destinado á sostener el objeto que
se va á examinar. Es una lente Coddington
que carece de diafragma
central. Funciona muy bien:
como mieroscopio de poco
aumento, é ilustra el prin-
cipio de la refracción como
lo presentan las lentes. Re-
cibe los rayos divergentes
Fig. 76.—
del objeto colocado en el
foco, y los refracta, haciéndolos converger
en el lado opuesto del globito; pero no todos
los rayos convergen exactamente en el mis-
mo punto, por lo cual la imagen, salvo en
el centro del campo, está deformada y es po-
co clara. Esto es efecto de la aberración es-
férica.
El prisma, Fig. 77, se halla tanto en la
lista de los ju-
guetes como en
la de los instru-
mentos cientifi-
COS.
Descompone
la luz y recombi-
na el rayo dis-
Fiz. 77.— y PRISMA
y persado forman-
do de nuevo luz blanca. Cuando se pone
á la luz del Sol, da un hermosiísimo es-
pectro. Hasta puede dar un prisma común,
varias lineas de Fraunnorer, poniéndolo en
frente de una estrecha abertura al través de -
la cual éntre un rayo de luz á un cuarto
obscuro. Uno de los lados del prisma que
sirve en este experimento, debe disponerse
de modo-que haga un ángulo muy pequeño
con el rayo incidente. El espectro contendrá
cierto número de líneas negras delgadas,
S S >
conocidas con el nombre de líneas de Fraun-
HOFER.
Estas líneas
nos enseñan la
constitución
del Sol.
El principio
que ilustra es-
te experimen-
to es la base
del espectros-
Fig. 78.—Pot1PRISVA
copio.
Un vidrio plano convexo que tiene cierto
COSMOS == QÍ
número de facetas formadas en su cara
convexa, constituye el juguete conocido
con el nombre de poliprisma, Fig. 78.
Las facetas forman ángulos ligeramente
diferentes con la cara plana del vidrio,
por lo cual los rayos se refractan dife-
rentemente en cada faceta, produciendo
una imagen. Un hombre visto al través
de este instrumento, aparece multipli-
cado. Una moneda se reproduce tantas
veces como lacetas hay, y una estula se
ve como una ciudad que es presa de las
llamas.
. El espejo cilíndrico, Fig. 79, da la
imagen de un objeto ordinario, muy
contraída en el sentido de la horizontal.
e”
Las estampas que acompañan a estos
Fig. 79.—1. ESPEJO CILÍNDRICO CONVEXO
2. FIGURA DEFORMADA QUE DEBE VERSE EN EL ESPEJO
espejos, están deformadas de tal modo
que el objeto es inconocible mientras
no se mira en el espejo, el cual corrige
la imagen.
Trazando el rayo incidente de un pun-
- to de la estampa hacia el punto corres-
pondiente de la imagen en el espejo, y
_ trazando el rayo reflejado del mismo
¿punto del espejo hacia el ojo, se verá
que en este punto; como en todos los
espejos, se aplica la sencilla ley de la
reflexión; esto es, que el ángulo de in-
cidencia es igual al angulo de refle-
: xión.
El espejo cilindrico-cóneavo, es en
sus electos el reverso del espejo ya des-
erito.
Fig. 80.—EsPEJO CILÍNDRICO:CÓNCAVO, CAUSTICO.
Produce una imagen ensanchada lateralmen-
te de un objeto estrecho, y mientras el es-
pejo cilíndrico convexo dispersa la luz de
¡un foco lejano, el espejo cóncavo la hace
convergente; pero como en el caso del mi-
eroscopio de agua, los rayos reflejados no
ComCUren en un solo punto, sino que se
| eruzan formando curvas cáusticas. Estas cur-
¡vas pueden verse parando un espejo cónca-
vo cilíndrico ordinario, sobre una superficie
blanca, y poniendo una pequeña luz, una
vela por ejemplo, a corta distancia del es-
¡pejo, como se ve en la Fig. 80. No es ne-
¡cesario un espejo cóncavo para este experl-
¡mento. El mismo fenómeno puede presen-
¡tarse observando un vaso lleno parcialmente
¡de leche, dispuesto en relación conveniente
—
SS
Fiz. S1.—EsPEJO ESFÉRICO
con la luz. La superficie interior del vaso
sirve de espejo, y la superficie de la leche
sirve para el mismo propósito que el papel
blanco. Un anillo cilíndrico de servilleta
muestra las curvas en condiciones semejan-
tes. De hecho, una superficie cilíndrica cón-
cava brillante presentará el mismo fenómeno.
El espejo esférico convexo, Fig. 81, de-
forma las imagenes á un grado notable. Un
globo de vidrio plateado cogido en la mano,
da una imagen del experimentador algo se-
mejante á la que se ve en la Fig. 81.
Las partes que están más próximas al es-
pejo se han exagerado considerablemente,
mientras que las otras partes han disminui-
do con mucha desproporción.
La imagen en un espejo convexo está apa-
rentemente detrás
de la superficie re-
flejante, y siempre
es más pequeña que
el objeto mismo.
El espejo esféri-
co cóncavo, Fig...
82, produce efectos
que son inversos de
los que se acaban
de describir; y aun-
que en este caso Cco-
COSMOS
dadera; y unos cuantos libros pueden servir
para ocultar el ramillete.
Dos libros empastados de negro se pa-
ran y arreglan en ángulo, y un tercer libro
se pone horizontalmente sobre los prime-
ros.
El ramillete se cuelga invertido en el
ángulo de los libros, y se pone un vaso en
el libro superior, sobre el ramillete colgan-
te. El espejo cóncavo se dispone de modo
que la prolongación de su eje biseccione el
angulo formado por líneas trazadas desde la
parte superior del vaso y de la parte supe-
rior del ramillete suspendido, y se aleja del
ramillete y del vaso á una distancia próxima-
mente igual á su radio de curvatura.
Una pequeña experiencia determinará la
posición correcta
del espejo.
Cuando se haya
conseguido la colo-
cación apropiada,
una imagen real del
ramillete aparece
admirablemente en
el aire del
vaso. Con un buen
espejo y colocación
arriba
propia, la ilusión es
mo en el otro, la
muy completa. Ls-
imagen virtual apa-
rece detrás del es-
gen está
aumentada. La ima
pejo, la ima
gen real que aparece en
frente del espejo cóncavo, puede ser más
grande ó más pequeña que el objeto mismo,
según la posición que tenga el objeto relati-
vamente al espejo y al observador.
Una vela colocada entre el centro de cur-
vatura del espejo y el foco principal, forma
en el aire una imagen invertida, que es más
grande que ella misma.
El ramillete fantasma, Fig. 82, que es una
ilusión óptica interesante y muy hermosa, se
produce colocando un manojo de flores (na-
turales ó artificiales) en posición invertida,
detrás de algún objeto que lo oculte, y pro-
gen en el aire por medio
8
de un espejo cóncavo.
yectando su ima
Una lente manual de aumento basta para
este propósito, si estáaá la longitud focal ver-
Fig. 82.—ESPEJO CÓNCAVO
tando el ramillete
invertido, la ima-
gen está derecha.
En el grabado se representa un modo de
iluminar el ramillete, con muy buenos re-
sultados, debido al Profesor W. Le Conrk,
de Brooklyn.
cerca y á cada lado del ramillete y detrás de
Se hace colocando una vela
los libros.
Y además, coloca todo el aparato en una
tabla que descansa en un pivote, para que
se mantenga en posición horizontal, permi-
tiendo al fantasma el ser visto por muchos
espectadores.
Este sencillo experimento ilustra el prin.
cipio del telescopio rellejador de Herscner.
En este instrumento la imagen del objeto
celeste se proyecta en el aire por reflexión
y es aumentada por las lentes del ocular.
G. M. IT,
Tomo 1 LámMINA 72
FoTOCOLOGRAFÍA DEL COSMOS
F. Ferrari PÉrez, For.
GRUTA CARLOS PACHECO (CERCA DE CACAHUAMILPA)
FONDO DEL ÚLTIMO SALÓN
REVISTA ILUSTRADA DE ARTES Y CIENCIAS
A EDS E
Direcror ProprIeTaRIO, FERNANDO FERRARI PEREZ
Tomo I
Tacunaya, D. F., 12 be Anrin pe 1892
ENSAYO DE APLICACION DEL MEYODO LOGIC)
AL ESTUDIO
DE LA RESISTENCIA DEL AIRE
Y PROYECTO DE UN APARATO |
PARA DETERMINAR EXPERIMENTALMENTE |
LOS VALORES PARCIALES |
DE DICHA RESISTENCIA '
PARTE TEORICA
FUERZA DEL VIENTO
11.-—Examen de los factores de la fuerza
del piento.—Según las diversas cireunstan-
cias que examinaremos dentro de un momen-
to, el viento tendrá una energía más ó me-
nos grande cuyo valor nos será facil estimar
aplicando los principios de Mecánica.
Para ésto, sea AB, Fig. 83, una corrien-
te de aire cualquiera que se desaloja de A.
hacia B- con una velocidad determinada que
llamaremos (o
Esta corriente no es otra cosa que el mo-
vimiento simultáneo de un sistema de pun-
tos materiales homogéneos, una especie de
ejército de moléculas de aire más ó menos
aproximadas unas á otras; pero siempre equi-
distantes entre sí para un mismo viento y
que se adelantan todas en el mismo sentido.
Dividamos la corriente en cuestión AB
en una serie de secciones paralelas 0, 0,, 0»,
ete., normales á la dirección del viento.
Es claro que todas estas secciones están for-
madas del mismo número de moléculas de
alre, poseyendo cada una de estas últimas |
|
1. Continúa. Véase Cosmos p. 81.
la misma masa y la misma velocidad; por
consecuencia, lo que se diga de la fuerza de
una molécula cualquiera a, podrá decirse
también de la molécula b, de la molécula ce,
ete.; y lo que se diga de la fuerza viva de
cualquiera de las secciones 0, en el instan-
te 1, se aplicará igualmente á las demás y á
la fuerza del viento por completo, en el mis-
mo instante /.
No perdamos de vista la circunstancia del
tiempo, porque además de las confusiones
que podrían producirse relativamente á la
medida de la masa, nos expondríamos á no
hacer ninguna diferencia entre la manera
de estimar la medida del efecto y la medida de
la causa.
Ahora que ya está establecido que la fuer-
za viva del viento no es distinta de la de una
sección normal á la dirección de este vien-
to, cxaminemos una sección cualquiera, 0,
por ejemplo.
Si llamamos m la masa de una molécula
de atre, su fuerza viva será:
my
A]
Considerando en su conjunto el sistema de
moléculas a, a, 4,..... rn formado por la
gual
a la suma de las fuerzas vivas de los diferen-
sección 0, la fuerza viva del sistema es 1
tes puntos que lo componen; y, como la fuer-
za viva de cada punto es la misma, se dedu-
ce que la mayor ó menor fuerza viva del sis-
tema no depende sino del número más ó
menos grande de moléculas que contenga.
De suerte que si llamamos 2 el número de
moléculas, la fuerza viva en cuestión será;
eP?mn
2)
98
COSMOS
Ahora bien, es evidente que la masa total
mn depende, por una parte, de la densidad
de cada una de las moléculas ó, lo que es lo
mismo, de la densidad del aire, y, por otra
parte, del tamaño ó magnitud de la sección;
porque no hay duda de que á una sección más
ó menos grande, corresponde un número
más ó menos grande de moléculas. De ma-
nera que llamando d á la densidad del aire,
el producto mn equivale al producto 0d; de
donde:
20d
a) 0
mn;
12. — Fórmula general. —Por consecuen-
cia, si llamamos / la intensidad ó energía
dinámica de la fuerza del viento tendremos:
¡4% (1)
13.—Coeficiente de 1.
do se haya convenido en dar á p, 0 y d, va-
Es claro que cuan-
lores determinados se tendra el coeficiente
de /, es decir, la unidad de intensidad bajo
la unidad de velocidad, de sección y de den-
sidad.
14.— Consideraciones sobre la obtención y
la significación de la formula general. —Es-
te coeficiente no es, como se ve, más que el
valor de la fuerza de una sección normal y
determinada de un viento que tenga una ve-
locidad y una densidad fijas. La determina-
ción abstracta del valor de / ha sido tanto
más facil de obtener cuanto que han sido
eliminadas todas las causas de complicación
y cuanto que se encuentra así desprendida de
toda resistencia particular.
En efecto, no olvidemos que hemos obte-
nido la expresión (1) basándonos pura y sen-
cillamente en consideraciones relativas á la
fuerza del viento; nos da únicamente, como
se dice en la dinámica moderna, una cuali-
dad del viento: su aptitud para vencer los
obstáculos que puedan presentársele; pero
no nos hace presentir nada referente a estos
obstáculos, cuerpos ó planos que reciban la
acción del viento; 0 es, pues, como lo ha-
bíamos dicho, la sección del viento conside-
rada; pero no podría representar en mane-
ra alguna la superficie de los cuerpos some-
tidos á la acción del arre. Nos ocuparemos
en tiempo oportuno de la resistencia que los
cuerpos oponen al viento y diremos también
lo que, en nuestra opinión, conviene enten-
der especialmente por las palabras resistencia
del aire ($$ 24 y 25).
15.
cia del aire.— Consecuencias .— Esta
Ambigúuedad de la expresión resisten-
expre-
grada por el uso, es am-
bígua. En efecto, se ha confundido bajo la
sión, aunque consa
denominación resistencia del aire, por una
parte, dos cosas muy distintas: la fuerza del
viento y la resistencia que le oponen los cuer-
pos sobre los cuales se aplica esta fuerza; y
por la otra, dos clases de resistencias: la
resistencia util y la resistencia pasiya. De
allí procede el desacuerdo que se nota en
los autores respecto de la fijación del ó de los
coeficientes de la resistencia del aire. Ade-
más, esta fijación no puede ser sino posterior
á la del valor de /,-porque antes de cono-
cer la naturaleza y la cantidad de la fuerza
en acción, no es posible saber en que se
transforma esta fuerza después de haber obra-
do.
Pero la confusión principal sobre la cual
queremos insistir especialmente, es la que
se refiere á las dos partes ya citadas del es-
tudio de la resistencia del alre y que se pro-
duce entre la fuerza 6 el viento, cuyos ele-
mentos son independientes del cuerpo que
recibe la acción, y el cuerpo mismo cuyos
elementos son independientes de la velocidad
y de la cantidad del viento.
La confusión de que se trata ha tenido lu-
gar con mucha frecuencia y de diversas ma-
neras: por ejemplo, la cantidad, elemento
del viento, ha sido confundida con la ¿ncli-
nación, elemento de la superficie expuesta
á la acción del viento; la sección del piento
con la superficie del cuerpo 6 aun con la ¿n-
clinación de esta superficie, ete.
Pero mejor se comprenderá más adelante
la razón de lo que acabamos de decir. Con-
tinuemos ocupándonos de la expresión
fi 0d
16.
mentos de la densidad d del aíre.—5Se sabe que
Fórmula de 1 en función de los ele-
la densidad d del viento varía: 1%, con la
temperatura; 2%, con la altura á que se con-
COSMOS
99
sidera este viento; 3%, con el estado higro-
métrico de la atmósfera. p
De ésto resulta que para dar á la expre-
sión de / toda la connotación de que es sus-
ceptible y para poder aplicarla así á todos
los casos, teniendo en cuenta las circunstan-
clas de variación, se debe sustituir el valor
de d en función de las cantidades ya men-
cionadas. Este valor de d, tomado de la Fí-
sica es:
1
I+at
fórmula en la que 1 +1 es el binomio de
la dilatación, M1 la presión atmosférica, F la
tensión del vapor saturado á t grados y e
H=2Fe
d=1* 293 GON
el estado higrométrico.
Haciendo la sustitución indicada y redu-
ciendo, se tiene para valor final de / la fór-
mula de aplicación inmediata:
291 293(8H—5 Fe)
12160 (L+at)
17.—El efecto de 1 depende de los valores
positivos y negativos de la resistencia total.
— Habiéndose obtenido este resultado se sa-
be, por otra parte, que el efecto de / 6 la
variación de la potencia viva depende de las
variaciones de la suma algebráica de los tra-
(2)
bajos de las fuerzas resistentes interiores y
exteriores del sistema considerado. Siendo
estos trabajos, en realidad, los valores posi-
tivos y negativos de la resistencia total, los
daremos á conocer en el capítulo siguiente, |
después de haber procedido al análisis de |
dicha resistencia; sin embargo, para abreviar |
y generalizar la exposición de ideas, usare-
mos solamente la fórmula (1) en el curso de
este trabajo.
RESISTENCIA
QUE LOS CUERPOS PRESENTAN Á LA ACCIÓN DEL VIENTO
18.—División de los atributos y de las cir-
cunstancias que influyen en los cambios de
resistencia.— Clasificación.—La resistencia
que los cuerpos oponen a la acción del vien-
to es muy variable porque depende de cir-
cunstancias muy diversas y que cambian con
la naturaleza de estos cuerpos.
Estas diversas circunstancias son las que
vamos á examinar.
l
Dividamos desde luego los cuerpos en dos
grandes grupos: los cuerpos regulares y los
cuerpos irregulares, y cada uno de estos gru-
pos en tres categorías: cuerpos de superfi-
cie plana, cuerpos de superficie curva y cuer-
pos de superficie mixta.
Los cuerpos de superficie plana reunen
cinco elementos fundamentales que son: 1,
la forma ó figura del plano; 2, su inclina-
ción con respecto á la dirección del viento;
3, su extensión ó área; 4, el estado de la
superficie; y 5, el peso del cuerpo.
Los cuerpos regulares de superficie curva
contienen los mismos elementos que los an-
teriores con excepción, sin embargo, de la
inclinación que está comprendida en la re-
gularidad misma de la superficie curva de
estos cuerpos ($ 54).
De igual manera, los cuerpos regulares de
superficie mixta no tienen elemento distin-
to de los que acabamos de enumerar.
En fin, los cuerpos irregulares de cual-
quiera superficie, no ofrecen igualmente en
su examen sino elementos semejantes á los
que hemos indicado ya, porque la irregula-
ridad del conjunto puede reducirse á una
regularidad convencional de partes más ó
menos pequeñas donde se encuentran sepa-
radamente los elementos en cuestión.
guiente resume la clasificación
El cuadro si
que precede:
7
|
forma.
inclinación.
plana... < área.
estado dela superficie.
Y peso.
ñ ) / forma.
[ regulares con superficie. .... ( inclinación
Curva... ( área.
| estado dela superficie.
Cuerpos .... “ peo:
mixta,
irregulares con superficie cualquiera.
19.— Variaciones fundamentales de la re-
sistencia total.—Esta variedad y esta com-
plexidad en los elementos de la resistencia
de los cuerpos, son menores de lo que pa-
recen á primera vista, si se recuerda sobre
todo que lo que se relaciona en general con
el estudio de los cuerpos regulares, se aplica
igualmente al estudio de los cuerpos irre-
gulares.
En resumen, las variaciones fundamenta-
les que deben estudiarse se reducen á las
100
cinco siguientes, que nos limitaremos á de-
signar en lo sucesivo por medio de las letras
colocadas entre paréntesis:
ELEMENTOS PARCIALES DE LA RESISTENCIA TOTAL (;r)
1% forma 6 poder marginal... (m)
2% estado de la superficie ó po-
UA? SQPORÍCIO oa asoaoncoaco (s)
3% inclinación ó poder angular... (la)
4% área ó poder extensional.... (e)
9” peso 6 poder ponderal...... (p)
bien entendido que la palabra forma no
se aplica aquí sino á las figuras diversas que
puede aléctar una superficie plana cualquie-
ra.
20.— Idea general del método de expert:
mentación.— Yodos los elementos parciales
de la resistencia total, así como lo veremos
más adelante, deben y pueden felizmente es-
tudiarse aislados y en el orden de su senci-
llez relativa. El método general consiste en
operar sobre cuerpos en los cuales no se ha-
ga variar más que á aquellos elementos que
se trate de determinar, quedando iguales los
demás. Por ejemplo, la influencia de la for-
ma en el valor total de la resistencia debe-
rá buscarse por medio de cuerpos de diver-
sas formas (polígonos, círculos, elipses) pe-
ro que tengan todos igual inclinación, igual
área é igual estado de superficie; de la mis-
ma manera se llegará á conocer la influen-
cia de la inclinación, sirviéndose de cuer-
pos de igual forma, de igual área y de su-
perficie idénticas, pero cuyas inclinaciones
de superficie sean distintas y así sucesiva-
mente.
En un capítulo próximo daremos algunas
explicaciones importantes acerca de la esti-
mación de los valores de e y de a.
RELACIÓN ENTRE-LA FUERZA DEL VIENTO
Y LA RESISTENCIA DE LOS CUERPOS QUE RECIBEN'SU ACCIÓN
21.—Maneras diversas de considerar es-
ta relación—WVamos ahora á examinar en su
conjunto las dos partes esenciales que com-
ponen el estudio de la resistencia del aire.
general
que nos permita establecer después la ma-
A fin de llegar á una expresión
nera de resolver los casos fundamentales de
que hablamos anteriormente, imaginemos
COSMOS
por una parte, el viento en acción; por la
otra, un cuerpo cualquiera sometido á esta
acción.
»
Pueden presentarse tres casos:
L% El piento es activo 6 el aire se desaloja.
2% El viento es pasivo ó el cuerpo se des-
aloja.
3% El viento y el
cuerpo se desalojan
V en el mismo sentido.
:« en sentido contrario.
formando un ángulo.
Se comprende sin esfuerzo que, confor-
me al principio de la igualdad de la acción
y de la reacción, el estudio del primero de
estos tres casos comprende el de los otros dos.
Este primer caso es, pues, el único de que
nos ocuparemos aquí, basándonos en las con-
sideraciones generales siguientes.
22. — Fórmula general. —Cuando una su-
perficie libre cualquiera, recibe la acción del
viento, participa del moyimiento de este yien-
to y absorbe una parte de la fuerza motriz,
en virtud de las resistencias pasivas ó reac-
ciones que tienen lugar entre la acción del
viento y la superficie en cuestión; de suer-
te, que la fuerza del viento se emplea: 1%,
en mover la superficie; 22, en vencer las re-
sistencias pasivas, es decir, las resistencias
debidas al frotamiento de las moléculas de
alre sobre esta superficie.
Ahora bien, si consideramos (tal como
general
miento de la superficie como un trabajo útil
conviene considerarlo, en ) el movi-
y los frotamientos ó resistencias como un
trabajo pasivo, reconoceremos que la fuerza
del viento en movimiento es igual á la suma
de estos trabajos resistentes; sea, llamando
u el movimiento de la superficie y emplean-
do las notaciones establecidas:
I[=u ER (3)
23.—Eupresión de R.—El trabajo util «
se determina multiplicando el peso del mo-
vil sometido á la acción del viento por la ve-
locidad de este movil; pero como ya cono-
cemos el valor de la intensidad /[(1) p. 98]
deduciremos de la fórmula (3) el valor de R,
es decir, el trabajo debido á los frotamien-
tos:
Ó (4)
COSMOS
Tal es, á nuestro juicio, la expresión gene- |
ral de la resistencia del atre, y la manera de
considerar á / que no es en realidad sino |
un trabajo pastvo.
24.—Significación de la expresión ““resis-
tencia del aíre”.— Como se ve, la resistencia '
del aire comprende, por una parte, la resis-
tencia debida á los frotamientos, y por otra,
la resistencia debida al trabajo util.
Con objeto de conservar en los términos
general y evitar toda ambi-
gitedad en su empleo, llamaremos resisten- |
su acepción más
cia del aíre en particular, á la resistencia
debida á los [rotamientos, es decir, al con-'
junto de las resistencias pasivas.
25.—Connotación y división general del
estudio de la resistencia del aire.—Para dar |
mayor claridad á la división del estudio de
la resistencia del atre, así como á las expre-
siones empleadas en este trabajo, hemos ereí-.
do util establecer el cuadro siguiente:
/ el estudio de la intensidad
6 fuerza del viento (1);
El estu-
tlio de lare-
sistencia
del aire en
1” en resistencia útil.
2" en resistencia / la figura ó márgen del
general | elestudio de lare- | pasiva total (R) 6 MENO )o0oduuoadacio (m)
comprende || sistencia del cuer- | resistencia del ai- | el estado de la super-
po; éstase divide ( re, propiumente Ad (s)
ele dicha, la que com- ( el ángulo de inclina- |
prende á su vez ción del plano...... (a) |
las resistencias | 1n extensión de ln su-
parciales debidas | perficie...0oocooo. (e)
de el peso del cuerpo.... (p)
De “os > . .
26 estón de u.—Estas explicacio-|
nes muestran que la fórmula (4), completa-
mente general, no nos da más que el valor
de la resistencia total de los diversos Írota-.
mientos que tienen lugar entre el viento y
el movil, frotamientos que varían, según di-
jimos, con la forma, la inclinación, el área,
el estado de la superficie y el peso del mo-
vil referido. Nada nos dice aún de las re-
sistencias parciales cuyo conocimiento nos.
permitirá determinar el trabajo util del vien-:
to para cada caso en particular, empleando |
la misma ecuación bajo esta lorma:
| causas que son y,
101
contramos, asi como lo hemos visto, plura-
¡lidad de causas y mezcla de efectos.
Sabemos ya que / (el poder motor, la fuer-
¡za del viento) depende de una pluralidad de
d; á su vez, d es pro-
ducida por diversos antecedentes variables:
H, e, a. Por otra parte, la resistencia en
general se compone de la resistencia útil «
y de la resistencia pasiva total: R, la cual re-
sistencia /i es un efecto homogéneo compues-
to de la mezcla variable de diversos efectos
parciales que son: m, s, a, e, p. El estudio
precitado exige, por consecuencia, un nuevo
contingente de conocimientos que tratare-
¡mos de adquirir con el precioso concurso
¡de
la experimentación y de la deducción
combinadas
| EXPLICACIONES Y DEDUCCIONES PRELIMINARES RELATIVAS AL ES-
TUDIO EXPERIMENTAL DE LOS VALORES PARCIALES DE _R
28.—m, s y p no ofrecen dificultades.—
Sin embargo, antes de ocuparnos de algún
30, 8
aparato, vamos á dar todas las explicaciones
preliminares que exige el estudio experi-
mental de los valores parciales de
Veremos más adelante que el estudio del
elemento m no olrece dificultades; basta es-
¡tudiar Ri desde luego en cuerpos lijeros de
igual inclinación, de igual extensión ó área y
y La "
3
cuyo estado de superficie sea idéntico, pero
de diferentes formas. Se procede de una ma-
nera análoga para el estudio de los elemen-
tos s y p-
In estos tres casos, la sección del viento
¡en acción queda invariable, puesto que la in-
clinación y el área de las superficies no su-
fren modificaciones
1. «La inducción y la deducción combinadas, re-
presentan el método científico aplicado con su ma-
yor fuerza á la solución de los problemas más com-=
| plicados. La inducción sola, la deducción sola, son
¡igualmente impotentes cuando se trata de grandes
problemas, aun en el mundo inorgánico. La in-
¡ducción, tomada aisladamente, no es más que el em-
1/
|pirismo; la deducción, si no se apoya en fundamen-
(ia PE; PE (5)
¡tos reales, si no busca su base y su comprobación
[en los mótodos inductivos no es sino una vana feo-
zo A a
ría en el peor sentido de la palabra.»—«El acuerdo
27.—Pluralidad de las causas y mezcla
de los efectos. —Pero el estudio detallado
de estas resistencias parciales debe referir-
se dl casos muy diversos en los cuales en: |
Sguque,
¡de la deducción y de la inducción es el arte más
elevado que la inteligencia humana puede practicar,
no sólo para probar las proposiciones difíciles, sino
para inspirar las proposiciones nuevas.» —Barx, Lo-
t. IL, pp. 153 y 620. (24 edición).
102
COSMOS
En cuanto á los elementos « y e, su estu-
gran parte casi, la mis-
dio no presenta, en g
ma facilidad.
29.—Examen del elemento a. Influencia
de la sección. —Examinemos desde luego la
inclinación «a.
Sea el plano ab, Fig. 84, que supondre-
mos visto de perfil.
Hagamos girar el plano al rededor del
punto b, de manera que tome sucesivamen-
te las posiciones intermedias a,b, ab, ayb...
y conduzcamosle hasta ab donde el plano
recibe normalmente la acción del viento V.
Supongamos, además, que este plano sea
el rectángulo abcd, que hacemos girar aho-
ra sobre su lado ab á fin de ponerlo de fren-
te. En el movimiento precedente, el plano
giró en realidad sobre el lado be.
Para hacer más clara la explicación, re-
presentaremos la sección 6 del viento por el
producto de dos líneas que llamaremos m
y n; es decir, (=MX n.
En su posición a,b; ésto es, cuando está
colocado en la dirección del viento, el pla-
no no presenta á la corriente sino el borde
ad, de suerte que la sección del viento es
casi nula. Cuando llega á ocupar la posición
ab, el plano recibe la acción de una sec-
ción de viento igual al área misma del rec-
tángulo, ó mXn, sección del viento, igual
a abXbc, área del rectángulo.
En las posiciones intermedias ab, azb,
doo oaos el área del plano no cambia, pero
no sucede lo mismo con la sección del vien-
to. Tan fácilmente como en las posiciones
anteriores, reconoceremos que esta sección
aumenta á medida que el plano forma con
su posición primera a,b un ángulo de in
elinación más abierto. Podemos concluir des-
de ahora que cuando un plano recibe la ac-
cion del viento y se inclina con relación á la
inclinación de este, el valor. de la sección
moxn y, por consecuencia, el palor de la in-
tensidad del viento es cada yez más grande
dá medida que aumenta el ángulo de inclina-
cion.
30.—Ley de variación de 1.—Veamos aho-
a cual es la relación que existe entre el au-
mento de la intensidad / y el aumento de los
angulos de inclinación 7,, la, 13)...
Cuando el plano a,b pasa sucesivamente
por las posiciones 4,b, azb, ajb...... - las
seccciones del viento en acción son respec-
tivamente begc, bhjc, bklc....... es decir,
una serie de rectángulos en los cuales el la-
do bc es común y los lados be=cg, bh=cj,
son cada vez mayores. Llame-
mos á estos lados m,, m,, M;... La medida
de las secciones respectivas será entonces:
RAM) RAXMy, NX Marcos
Pero
> » 1
M¡=4) dl.» MI—=43 4 > M¿—3M, QU cu...
Por otra parte
pes . DS . M9 .
PSA Da MS Uy DA == Ds os
Por consecuencia
n XX m,==n X sen.
n X my,=N)X Sen.
n XmMmj=NX Sena...
Los valores, pues, de las intensidades res-
pectivas del viento para cada una de las po-
siciones a,b, azb, ayb... del plano a,b, se-
rán, llamando /,, £, /;.... las intensidades
en cuestión
*P?nsenti,d
L.= B) = >
> ENE
q nsent ly d
l o ,
5) o.
yn sentia d
AR
etc.
L=
COSMOS
103
Establecido ésto, podemos precisar como
sigue, la ley de variación de / que expresa-
mos más arriba:
Cuando un plano recibe la acción del pien-
to y se inclina con relación á la dirección de
éste, el palor de la intensidad del viento es
proporcional al seno del ángulo de inclina-
ción del plano.
31.—Resistencia de los planos inclinados.
—Llamemos ahora £i,, Ri), Aiz,.... las resis-
tencias pasivas del viento correspondientes
á las inclinaciones Ly L, L,..... y
Uzy=«... al trabajo util respectivo. Puesto
Uli, Uy
que conocemos ya los valores de las inten-
sidades £,, L,, Li, ..... debidas á los cam-
bios de sección, es evidente que las fórmu-
las: (fórmula (4) p. 100.)
, e? nsent d
Ri A
> p
vn sen z,d
li >= == y o
E 2
v?nsent, d
(=> === llo o 6
Nos DAN SIN DIFICULTAD, NO OBSTANTE LOS
CAMBIOS DE SECCIÓN, LOS VALORES DE LAS RE-
SISTENCIAS DEL VIENTO SOBRE LOS PLANOS OBLI-
CUOS.
Rendiímiento.—Por otra parte, comparan-
do entre sí los valores de las resistencias tútl-
les y los valores de las intensidades del vien=
to correlativas para dipersas inclinaciones,
podemos determinar las mejores condicio-
nes de utilización de la fuerza del viento
sobre los planos inclinados, es decir, el ren-
dimiento del movil para cada caso particular
de inclinación, siendo absolutamente com-
parable á una máquina, el dicho movil ó
cuerpo sometido á la acción del viento.
Aplicaciones. —Es claro que después de
esta comparación de rendimiento, tendre-
mos una serie de valores, (diremos más ade-
lante cómo pueden obtenerse numéricamente
por la experiencia estos valores) cuyo cono-
cimiento servirá de base para numerosas é
importantes aplicaciones. El mayor de es-
tos valores indicará cuál debe ser, por ejem-
plo, la inclinación que conviene dar exacta-
mente d los brazos de las hélices para ob-
tener el mejor rendimiento de estas últimas;
el valor mínimo de la serie es de gran uti-
lidad en muchos casos, y sobre todo para
buscar la solución del problema de la nave-
gación aérea. Hé aquí en que consiste la
aplicación del valor del rendimiento mínimo
de los planos inclinados.
Supongamos que el movil ó la máquina
sea un aeróstato cualquiera. En este caso,
para que el rendimiento (77) sea un mínimo,
Tm/
es decir, para que el trabajo util del viento
considerado, esté reducido á su más simple
expresión, se debe aumentar hasta donde
sea posible la resistencia del aeróstato. Se-
gún la fórmula (5),
==;
vemos que esta diminución puede obtenerse
de dos maneras que consisten en disminuir
a /ó en aumentar a £.
Pero /, 6 la intensidad del viento, es una
fuerza de la Naturaleza que la mano del hom-
bre no podría modificar; Ai, al contrario, es,
como lo sabemos, una cantidad cuyo valor
depende de los valores parciales m, s, a, e
y P, y que nos es posible variar á voluntad.
En efecto, si aumentamos el valor del
elemento parcial a, por ejemplo, el valor
de Ri se encontrará aumentado igualmente.
3
Mientras más grande sea Xi, más pequeña será
u; podemos, pues, decir que el valor de «
ó la resistencia util, será tanto menor cuan-
to mayor sea la resistencia pasiva parcial »
ó cuanto más pequeño sea el rendimiento
de los planos inclinados.
A primera vista, lo que acabamos de de-
cir del aumento de Ai parece comprender
el mayor sofisma que pueda cometerse, por-
que nadie ignora que todos los que se ocu-
pan de la solución del problema»de la nave-
gación aérea, se esfuerzan, al contrario, en
disminuir la resistencia que los aeróstatos
presentan á la acción del viento con el fin de
neutralizar lo más que les sea posible esta
acción.
Pero, en realidad, el sofisma no existe;
desde luego preséntase en el espíritu á cau-
sa de la ambigiedad de la expresión rests-
tencia del aíre, ambigúedad que hemos pre-
tendido hacer cesar, fijando de antemano el
sentido de esta expresión y no empleándola
sino para designar la resistencia pasiva, es
104
decir, la resistencia debida á los frotamien-
tos.
De manera que no hay ya que temer nin-
guna confusión, ni puede subsistir ninguna
duda acerca de los valores que se le deben
dar á Ai; porque es evidente que mientras
más obedezca un globo á la acción del vien-
to, mayor es el trabajo util ó la resistencia
util, y, por consecuencia, menos considera-'
ble es la resistencia pasiva; al contrario,
mientras menos obedezca el globo á la ac-|
ción del viento (y ésto es precisamente lo que
importa obtener), menos considerable será
Fic. 85.— Láminas batidas directamente
BATIDORES DE METAL FLUIDO
DE BESSEMER
En un escrito que leyó recientemente Sir
HewrY Bessemer ante el British fron and
Steel Institute, describe un laminador por me-
dio del cual se pueden producir hojas y lá-
minas maleables de hierro y de acero, di-
rectamente del metal fluido.
Este batidor, como puede verse en la Fig.
35, es un perfeccionamiento al que patentó
él en 1857 y que no había sido mejorado a
causa de las dificultades que presenta la fa-
COSMOS
el trabajo util y más grande, por el contra-
rio, será la resistencia pasiva.
Teníamos, pues, razón para decir lo que
hace un momento parecía paradójico: que en
circunstancias iguales, el viento mueve tan-
to menos los areóstatos, cuanto mayor es la
resistencia que éstos presentan á su acción.
| Ocupémonos ahora del elemento e.
|
Acustíx M. Chávez.
(Continuará.)
1
==
del hierro 6 del acero fluidos
¡bricación del acero. Los rodillos consisten
¡en dos tambores huecos L y M, en cada uno
de los cuales hay un eje tubulado de acero
por el cual corre el agua necesaria para man-
tener fríos los rodillos,
Los brazos que sostienen uno de los ro-
dillos están fijos, mientras que los del otro
son movibles, pudiéndoseles estrechar con
una máguina hidráulica que está en comu-
nicación con un acumulador, por medio del
cual, si la cantidad de metal es excesiva,
uno de los rodillos impedirá que haya un
aumento de presión, resultando únicamente
como defecto, un ligero aumento de espesor
en ese punto de la hoja, lo que puede reme-
diarse con una batida subsecuente.
Los rodillos deben tener, de preferencia,
de tres á cuatro piés de diámetro y un bor='
de, sólo en una de las orillas, para que for-'
men cuando estén en posición, una cañería
de paredes cerradas por donde corra el me-
tal fluido; para que el escurrimiento de és-
te se haga de una manera regular, se em-
lea un pequeño recipiente de hierro que
p I
tiene una abrazadera en cada ángulo, por
medio de las cuales se sostiene sobre el ar-
mazón. Este recipiente cuya construcción
aparece en las Figs. 85, 2 y 3, está revestido
en el fondo con plombagina ó con tierra re-
lractaria, y tiene además de diez á veinte
agujeros de un cuarto de pulgada, poco más
ó menos, de diámetro, alineados, con una
forma cónica y hechos con bronce. El reci-
piente ha de estar perfectamente seco y sus
superficies deben calentarse al rojo antes de
que se usen; una vez que se encuentren en
este estado, se les coloca en posición hasta
que la primera carga de metal esté á punto
de verificarse. El surtidor Ri es enviado al
recipiente sobre rieles y tiene una ó más vál-
vulas para regularizar la corriente.
Una cantidad casi constante, de metal, es-
curre asi entre los rodillos, sin salpicar,
por las varias aberturas del recipiente; las
corrientes no caen directamente entre los
rodillos, sino en un pequeño estanque for-
mado entre las películas que se solidifican con-
tra la superficie fría de los rodillos, quedan-
do el metal libre de escorias flotantes.
La velocidad de los rodillos es uno de los |
medios de que se puede disponer para apre- |
ciar la cantidad de metal que ha quedado
retenido entre ellos.
Al salir la hoja de metal de los rodillos,
pasa por entre dos superficies curvas, $ >
T, en una de las cuales está ajustada la cu-
chilla U; la pieza, después de cortada, pasa!
por entre dos rodillos más V V y de allí, por
entre un tercer par Y IV de los que va á
una mesa ó desliza en una cuba llena de
agua.
La construcción permite el enfriamiento
y la reunión de las hojas sin ningún tra-
bajo:
COSMOS
105
| El espesor de las láminas depende de la
¡anchura de los eilindros y se estima que ci-
¡lindros de diez ó doce piés de diámetro, pue-
¡den producir hojas de tres cuartos de pul-
gada de grueso.
En la producción va descrita, la expost-
¡ción:á la influencia oxidante de la atmósfe-
lva, antes de su inmersión en el agua, es tan
¡corta que no merece mencionarse; y puesto
que no hay envoltura en los batidores, la
¡pérdida de metal es insignificante.
(Scientific American, LXV, p. 343.)
FOTOGRAFÍA DE LOS COLORES
POREL MÉTODOINTERFERENCIAL
De M. Lippmaxx |!
y
INTERFERENCIAS DE LA LUZ
Experiencia de los dos espejos. —FRESNEL
había considerado los fenómenos luminosos
como producidos por vibraciones. La luz de-
be. pues, presentar las particularidades de
todos los movimientos ondulatorios, y debe
ser posible producir interferencias con dos
ondas luminosas.
A este electo, se toman dos espejos que
lormen entre sí un pequeño ángulo: un pun”
to luminoso colocado por delante da, detrás
de los espejos, dos imagenes muy próximaS
que pueden considerarse cada una como el
centro de una onda distinta. )
Si estas ondas, al llegar á un punto, son
¡tales que hayan recorrido caminos diferen-
¡tes y su diferencia de marcha sea, ó una se-
¡mi-longitud de onda, ó un número impar de
¡semi-longitudes de onda, ese punto tendrá
“¡en un mismo instante dos velocidades igua-
les y de signos contrarios: habrá, pues, anu-
¡lación de movimiento vibratorio; es decir,
¡obscuridad. Por el contrario, habrá acrecen-
¡tamiento de luz en todos los puntos en que
¡las dos ondas hayan, ó recorrido el mismo
camino, ó recorrido caminos cuya diferen-
¡cia sea un número entero de longitudes de
| onda.
| 1, Continúa, Véase Cosmos p. 90.
1
106
COSMOS
Si se ha tenido cui-
dado de operar con
una luz perfectamen-
te monocromática, se
tendrá, sobre una pan-
talla colocada en fren-
te de los dos espejos,
una serie de franjas,
alternativamente bri-
llantes y obscuras, pa-
ralelas á la intersec-
ción de los dos espe-
jos, como lo represen-
ta la Fig. 86.
Si hemos operado
Fic. 86
reemplazamos por luz
con luz amarilla y la
más refrangible, luz violeta por ejemplo, las
franjas parecerán estrecharse.
Si, en fin, empleamos luz blanca, el elec-
to producido será la resultante de los efectos
parciales que se obtendrían con cada uno de
los colores simples separadamente: se ten-
drán, pues, franjas irisadas, que presentan
los diferentes colores del espectro.
Interferencias en la reflexión normal.—
La experiencia anterior es muy brillante y
lacil de repetir: nos prueba claramente la
existencia de las interferencias luminosas.
Podemos, pues, estar ciertos de que cuando
una onda directa y una onda reflejada se en-
cuentren, podrán y deberán interferir.
En particular, y ésto es de una importan-
cia capital para el asunto que nos ocupa,
cuando se hace caer luz perpendicularmen-
te sobre la superficie de un espejo plano, la
onda reflejada interferirá con la onda direc-
ta, dando nacimiento delante del espejo, á
una serie de planos paralelos, alternativa-
mente brillantes y obscuros: los planos obs-
curos corresponden á las interferencias, y la
vibración luminosa se extingue allí; por el
contrario, se duplica en los planos lumino-
sos. Dos planos obscuros consecutivos (dos
planos rodales, como se dice en Física) es-
tán separados por un intervalo de una semi-
longitud de onda. Sucede lo mismo para dos
planos pentrales consecutivos.
Este fenómeno se produce siempre que
una onda se refleja sobre un espejo; vamos
á ver lo que tiene lugar cuando la luz en-
cuentra una lamina delgada.
Anillos coloridos de Nuwrox.—Las inter-
ferencias nos van á servir ahora para expli-
car uno de los fenómenos naturales más in-
teresantes: quiero hablar de los colores que
presentan las láminas delgadas.
Todo el mundo ha visto esos tintes mara-
villosamente puros que presentan las burbu-
jas de jabón. Examinándolas, se reconocen
fácilmente los tintes simples del espectro.
Desgraciadamente se prestan mal al estudio,
á causa de su naturaleza fugitiva y voluble.
El genio de Newrox había presentido la
causa del fenómeno: el ilustre fisico la veía
en la delgadez misma de la lámina líquida
que forma la burbuja. Quiso entonces re-
producir el fenómeno con mayor regulari-
dad, y hé aquí la disposición que adoptó.
Sobre una lámina de cristal rigurosamen-
te plana, Fig. 87, se pone por su cara eslé-
rica una lente plano-convexa ADBE, que to-
ca por un solo punto, el punto £, á la lámi-
na. Á partir de este punto, las dos láminas
0
5555555555555
Fic. 97
están separadas por una capa de aire tanto
más gruesa cuanto más;lejana esté del pun-
to de contacto.
En estas condiciones, hé aquí lo que se
observa:
Si se ilumina este sistema de los dos vi-
drios asi sobrepuestos con luz monocromá-
tica (como la luz amarilla que resulta de la
combustión de una lámpara de alcohol sala-
do), se ve por reflexión una mancha negra
central rodeada de anillos concéntricos al-
ternativamente brillantes y obscuros. Estos
anillos no están equidistantes: se estrechan
tanto más cuanto más lejanos se hallan del
centro negro correspondiente al punto de
contacto de los dos vidrios.
Empleando una luz de naturaleza diferen-
en
de los anillos, según que la longitud de on-
se ve aumentar ó disminuir el diámetro
da de la luz empleada sea más grande ó más
pequeña.
COSMOS
107
Resulta de éso, que si se ilumina el apa-
rato con luz blanca, se tendrá la sobreposi-
ción de los efectos obtenidos con las diver-
sas luces simples. Los colores no coinciden;
por consiguiente no se tendrá un sistema
de anillos alternativamente negros y blan-
cos, sino anillos matizados con los colores
del arco-iris, absolutamente como lo están
las franjas de interferencias en los espejos
de FresveL cuando se emplea la luz blanca.
Pero no es ésto todo. En lugar de mirar
el sistema de nuestros dos vidrios por re-
flexión, lo podemos ver por transparencia,
es decir, interponerlo entre nuestro ojo y
la luz difusa. En este caso, se observan aún
anillos, pero son inversos de los preceden-
tes: allí donde ha-
bía un anillo blan-
co, observamos un
anillo obscuro v re-
ciprocamente. Por
ejemplo, el centro
que era obscuro y
formaba una man-
negra cuando
S
se miraba el siste-
cha
ma por reflexión,
modamente con ayuda de un anteojo. Los
dos vidrios están sobre una pieza movil que
puede hacerse mover á lo largo de una re-
gla dividida por medio de un tornillo mi-
crométrico, el cual le imprime desalojamien-
tos tan pequeños como se quieran y conoci-
dos muy exactamente. Se alumbra el todo
con luz amarilla.
Midiendo así con el mayor cuidado los
diámetros sucesivos de los diversos anillos,
se ha podido enunciar la siguiente ley:
Los espesores de los anillos obscuros son
iguales á los muúltiplos pares sucesivos del
cuarto de la longitud de onda de la luz em-
pleada.--Los espesores de los anillos brillan-
tes son iguales á los múltiplos impares de la
an er misma cantidad.
Teoría de los a-
nillos de Nr wroN.
—Hay pues, una
relación entre las
propiedades de los
anillos y la longi-
tud la onda.
Las propiedades de
de
las interferencias
van aho pal permi
se vuelve brillante
tirnos explicar el
fenómeno.
cuando se le obser-
Representem os
'a por, transparen-
cla, y, si nos ser-
una lámina delga-
de la luz
vimos da transparente,
blanca, los anillos Fic. 88 ABCD (Fig 89; li-
que se observan del mitada por dos
segundo modo, tienen exactamente los co- | superficies muy vecinas AB y CD: por ejem-
lores complementarios de los que se habian
observado en primer lugar.
Leyes del fenómeno.—Newrox estudió más
de cerca esta admirable experiencia.
Ponía su ojo en O, en la vertical ODE;
tomaba con un compás los diámetros sucesi-
vos de los diversos anillos y medía en seguida
la separación de las piernas del compás por
medio de una regla dividida.
Dos sabios franceses, Di La PrEVvOSTAYE y
Desarws inventaron, para estudiar los anillos
de Newrox, un aparato muy preciso que es el
que representa la Fig. 88.
El sistema de los dos vidrios, lente y cris-
tal, se ve en la figura con los anillos que se
producen y que se pueden observar más có-
plo, una capa de aire comprendida entre dos
láminas de vidrio. Lancemos sobre el apa-
rato un rayo luminoso S/: antes de conti-
nuar su camino á través de la capa de aire,
una porción de este rayo se reflejará sobre
la primera lámina de vidrio, según A; la
otra porción llegará hasta la segunda lámi-
na CD, sobre la cual se reflejará según S7M.
Los dos rayos reflejados /A y TM han re-
corrido caminos diferentes: el segundo ha-
brá recorrido, además del camino recorrido
por el primero, la línea quebrada /57T; ten-
drá, pues, un retardo respecto del primero.
Según que este retardo sea un múltiplo
impar ó par de la semi-longitud de onda, los
dos rayos reflejados interferirán ó darán un
COSMOS
aumento del color que | caso presente, son seis las imágenes, si el ob-
tenga la misma lon-|jeto e se cuenta por una.
gitud de onda. Las imágenes adyacentes al objeto están
Las láminas delga- | formadas por las primeras reflexiones del
das permiten, pues, objeto. Las imágenes en los segundos see-
tener la sensación de [tores están formadas por las segundas refle-
FiG. 89 los colores, aunque es-
tén formadas de una substancia perfecta-
mente transparente.
Los colores de las láminas delgadas, por
otra parte, no toman la forma de anillos,
sino 4 causa de la disposición de la lente
sobre la lámina de cristal. Si las dos caras
reflejantes son paralelas, se tienen franjas.
rectilineas ó poco curvas, que se parecen a ===
a E o o | Fiz. 91.—LaAÍrIGURA
las franjas de la experiencia de los dos es-
genes coincidentes en el
constante, se tendría un color uniforme. sector diametralmente opuesto al objeto, es-
pejos. Si el espesor fuese rigurosamente |xiones, v las dos ¡má
ALFoNso BrErGET. tán formadas por las terceras relloxiones.
(Continuardá.)
JUGUETES CIENTÍFICOS!
VI
lkaleidoscopio, Figs. 90 v92,cs uno de los
Elkaleid pio, Figs. 90 y 92 lel
juguetes ópticos más hermosos y económi-
pl UD de
rriente en emco ó diez centavos. Algunas; US LEI EA
cos. Puede comprarse un kaleidoscopio co-
veces esta montado cuidadosamente en un En la mayor parte de los kaleidoscoptos
soporte y provisto de objetos especialmente | se añade un tercer espejo que multiplica los
preparados. Consiste en un tubo que con-. efectos.
El zoótropo, Fig. 93, 6 rueda de la ve
da, es un juguete óptico, común, pero 1n-
S teresante. Se funda en los curiosos elec-
tos de la persistencia de la visión. Consis-
te en una caja de cartón, montada en un
Flg. 90.—PARTES DEL KALEIDOSCOPLO pivote, y que tiene cerca de su borde su-
; 2 perior unas aberturas estrechas, que son
tiene dos espejos largos, que comunmente. LA
, e S 3 paralelas á su eje.
son tiras de vidrio corriente, dispuestos en 5 ,
> OA a Contra la superficie interior de la pared
un angulo de 60%, con un vidrio plano en el ¿ ] ,
: . [de la caja, está colocada una tira de papel
extremo de los espejos, luego un espacio y +A y
A : : que lleva un número de imágenes del mismo
estrecho y un vidrio exterior que sirve de a o exe
; a s objeto, arregladas en otras tantas posicio-
londo. El espacio se llena en parte de peda- q iS) ES 2 MES
S Eje Ei : nes diferentes, diferenciándose cada imágen
citos de vidrio quebrado, vidrio torcido, te- z ADS
ligeramente de las imáge-
la metálica, etc. Los espejos pueden arre-' A
E A nes adjuntas, de modo que
glarse en cualquier ángulo que sea parte pe : (
3 z a E as posiciones sucesivas de
alícuota de 360%. Cuando los espejos ab es- a - EN h
NA : 2% as diversas Imágenes sean
tán inclinados en angulo de 60, como en el SO j
tales, que completen un
1. Continúa. Véase Cosmos, p. 94. | movimiento entero ú series
Fiy. 93.—ZoórkorPo
COSMOS
de movimientos. Cuando se ven estas estam-
pas al través de las hendiduras, al hacer girar
la caja, el ojo mira rápidamente las figuras en
sucesión, y retiene la imágen de cada una du-
rante el tiempo del eclipse ocasionado por el
papel que queda entre las aberturas y hasta
que aparece la siguiente figura. De este mo-
genes se combinan y la figura
produce las apariencias de la vida
do, las imá
El zoótropo ha sido objeto de estudios
muy Interesantes producidos con avuda de
la fotogralía instantánea.
Teniendo en cuenta los progresos recientes
E =>
Tiz. 94.—CURVAS MAGNÉTICAS
de la ciencia de la electricidad, es notable
que se haya concedido tan poca atención á
los juguetes magnéticos y eléctricos. Sin
embargo, bastante se ha producido en este
sentido con objeto de suministrar material
para mucho estudio y experiencia.
Un juguete común, sencillo, y al mismo
tiempo maravilloso, es el imán permanente.
Iananay lo hizo objeto de investigación y
estudio, y a su habilidad como investigador
debemos el gran descubrimiento de la in-
ducción, el cual ha hecho po-
sible todas las empresas elée-
VARADAY
tricas modernas.
raciocinó de este modo:
puesto que la circulación de
una corriente eléctrica en un
alambre enrollado al rede-
dor de una barra de acero,
hace magnética la barra, la
una barra
introducción de
magnética de acero dentro
de un alambre enrollado, de-
be producir una corriente
eléctrica en el rollo. La ex-
periencia corroboró este
raciocinio, y el mundo se
Fig. 95 Dux Y 2ueDa) enriqueció más con el des-
109
magnética de acero atrae y repele. Su in-
fluencia se ejerce á distancia, atrayendo otros
objetos dentro de su campo magnético.
El solo hecho de coger su armadura
Fig. 96.—TromMPO MAGNÉTICO
con tanta tenacidad, exita siempre un senti-
miento de admiración, aún en aquellos que
conocen bien el fenómeno.
La dirección tomada por las líneas de
fuerza que emanan de los polos del imán,
pueden presentarse á la vista por medio del
antiguo y bien conocido experimento, que
consiste en espolvorear limadura de fierro
en un vidrio plano colocado sobre los polos
del imán, como se ve en la Fig. 94.
Estas curvas muestran donde es más fuer-
te el campo.
La armadura giratoria, Fig. 95, aplicada
á un largo imán en U, manifiesta la persis-
tencia con que una armadura se adhiere a
un imán. La rueda, en la armadura ciliíndri-
ea, adquiere fuerza al bajar por los brazos
del imán, el cual la hace pasar por las ex-
tremidades polares y la impulsa á subir por
el otro lado.
Ultimamente se ha hecho una modifica-
ción muy bonita de este juguete. Se compo-
ne de un trom-
po, Fig. 96,
que tiene un
eje magnético,
y
bres de fierro
unos alam-
curvos y rec=
tos. El trom-
po se baila con
los dedos, co-
GNÉTICAS FLOTANTES
mo es común,
y uno de los alambres se pone contra el lado
de la punta del eje. La fricción del eje hace
que el alambre tome un movimiento de un
lado á otro, muy curioso, semejante al de
una lanzadera. La punta del trompo rueda
cubrimiento de la inducción. Una barra|primero á lo largo de un lado del alambre
110
COSMOS
CA
Fig. 98.—AGUJAS FLOTANTES DE MAYER
y luego á lo largo del otro. El pescado, el
pato, el ganso, el barco, ete., magnéticos,
comunes, son ejemplos de imanes flotan-
tes, que muestran de un modo muy agrada-
ble la atracción y repulsión de un imán. La
barrita ¡manada que acompaña á las figuras
magnéticas, Fig. 98, sirve como vara mági-.
ca para reunir ó dispersar las figuras flo-.
tantes; 6 puede servir como anzuelo en las
manos de un niño experimentador.
El Prof. A. M. Maxer ha ideado un arre-.
glo de agujas magnéticas flotantes que ma-
nifiestan muy bien la repulsión mútua de los
cuerpos imanados de una manera semejante.
Varias agujas gruesas ¡manadas fuerte-
mente se insertan en taponcitos de corcho,
como se ve en la Fig. 98.
Cuando flotan, estas agujas se arreglan
solas en grupos simétricos, variando las for-
mas de los grupos con el número de las
agujas.
Un polo de una barra magnética puesto
sobre el centro de una vasija que contiene
las agujas flotantes, las dispersa, mientras
que el otro polo las reune.
G. M. II
==
EA CIENCIA DIVERTIDA
PERFORAR UN ALFILER CON UNA AGUJA
Se fija el alfiler en un tapón en que se
han clavado, en dos lados opuestos, dos na-
vajas del mismo peso. (En el caso de que
no pesaran lo mismo las dos navajas,
sería necesario variar la abertura de
sus hojas.)
Colocad la cabeza del alfiler en la
punta de vuestro dedo y cercioraos,
variando á cálculo la posición de las
navajas, de que el alfiler guarda una
posición horizortal.
Ponedlo, entonces, en la punta de
una aguja cuya cabeza se haya clavado
en el tapón de una botella.
Soplando sobre el tapón que tiene
las navajas, ponéis el sistema en mo-
vimiento y girará sobre la punta de la
aguja.
Entonces, siendo la aguja más dura
¡que el alfiler, que es de cobre, al cabo de
[cierto tiempo llegará á hacer un agujerito
Fic. 99.—Perforar un alfiler con una aguja
en el alfiler y aun lo atravesará completamen-
te, si la experiencia se prolonga bastante.
DIVIDIR UN CUADRADO ENCINCO CUADRADOS IGUALES
|
Si diera á ustedes un cuadrado de papel
| encargandoles que lo divieran en cuatro cua-
¡drados iguales, la proposición no dejaría de
¡hacerlos sonreír; pero si pidiera que lo di-
¡vidiesen en eimco cuadrados iguales, más de
¡uno de mis lectores habría de preocuparse,
¡máxime si no tenía á su disposición regla
¡mi lápiz.
He aquí lo que debe hacerse: pléguese
¡el cuadrado de papel ABCD en cuatro, lo
| que dará los dos pliegues GA y FE marcados
)
en la figura 100 con líneas de puntos: Desdó-
blésele y háganse en seguida los dos plie-
gues FA y DE, después los pliegues GC y
BH. Estos cuatro últimos pliegues están in-
dicados en nuestro dibujo por líneas llenas,
y siguiendo estas cuatro líneas es como de-
be cortarse el papel. Se obtendrá así un pe-
queño.cuadrado, marcado con el número 1
en el dibujo, y otras ocho porciones com-
guales y cua-
8
tro triángulos rectángulos iguales entre sí,
puestas por cuatro trapecios 1
y numerados 2, 3, 4 y 5.
2
Nótese que el trapecio 2 forma un cua-
drado perfecto, si le agregamos el triángu-
S
lo 2, poniendo la hipotenusa BF sobre su
lado BG; estas dos líneas son iguales, y tie-
S
nen las dos como tamaño el del semi-lado
del gran cua-
drado primiti-
vo. Hágase lo
mismo con los
trapecios 3, 4
y 5, a los que
deben agre-
garselostrián-
3,4, 5, y seob-
tendrán cua-=
tro cuadrados,
compuestos
de
cada uno
dos fragmen-
COSMOS
y
sición con todo cuidado. El dia 5, un telegrama de
Mr. PicxerinG, Director del Observatorio de Cam-
bridge (Estados Unidos) hacía saber que la estrella
en cuestión estaba indicada desde el 19 de Diciem-
bre en las fotografías que se toman del cielo en ese
observatorio, siempre que está claro el espacio. En
esta fecha la estrella tenía un debil brillo, el 10 es-
taba brillante y el 20 llegó á su máximum de bri-
llantez. Precede á 26 de Auriga en 6" 38%. En el
momento de su descubrimiento, el 19 de Febrero,
era de sexta magnitud y tenía un tinte amarillento.
Su espectro era idéntico al de la nueva estrella de
1866. La línea C era muy brillante, y veíase muy
bien marcada, una línea amarilla cerca de D; había
cuatro fajas brillantes muy visibles, en el verde; y,
finalmente, se notaba con facilidad una hermosa lí-
nea en el violeta.
> oo
UNA ILUSION DE LA VISION
En un artículo acerca de las diatómeas,
que vió la luz pública en el núm. 85 de
La Nature (16 de Enero de 1875 p. 102),
menciona el autor las medidas de sepa-
ración de las
estrías que se
encuentran so-
bre la cubierta
silicea de esos
raros organis-
mos; explica
él, como todos
los naturalis-
tas, que están
formadas por
hexágonos,
visibles sola=
mente cuando
se examina el
tos que tienen
el
maño que el
mismo ta-
Fic
cuadrado núm. 1. Este cuadrado núm. 1 se
puede descomponer en un triángulo y enun
trapecio semejantes a los anteriores; después
mézclense los diez trozos de papel y entré-
guénsele á algún amigo, encargándole que
reconstituya el gran cuadrado primitivo.
Este será un rompe-cabezas de nuevo gé-
nero, y que lo hará trabajar, quizá durante
algún tiempo.—Tom Tir.
UNA NUEVA ESTRELLA
A fines de Enero, el director del Observatorio de
Edimburgo, M. A. CoreLanpD, recibió una carta and-
nima en la cual se le anunciaba que á dos grados al
S. de y de Auriga, en la Vía Láctea, se hallaba una
nueva estrella. Comprobado inmediatamente el des-
cubrimiento en el Observatorio, se dió aviso tele-
gráfico el 19 de Febrero á los demás observatorios
del mundo. El mismo 1% de Febrero, en la noche,
el nuevo astro quedó fotografiado en el Observato-
rio Real de Greenwich, siendo determinada su po-
00 objeto con un
microscopio
¡cuya potencia es relativamente considerable.
Desde hace mucho tiempo me había preo-
cupado la apariencia hexagonal de los pun-
tos que constituyen las estrías en cuestión.
¿Por qué-se velan hexágonos y cómo po-
drían no ser éstos sino la base visible de
pirámides pequeñas muy próximas las unas
á las otras, y en este caso, por qué no se
veía el vértice de las aristas superiores de
estas pequeñas piramides? 6 ¿se estaba fren-
te á una estructura análoga á la de los ojos
de los insectos? En este caso, el carapacho
no sería otra cosa que una superficie per-
forada por aberturas poligonales.
La última hipótesis era seductora y habría
explicado muchas cosas; pero algunas buenas
observaciones con objetivos de inmersión
2
11
muy poderosos y corregidos por completo de
cualesquier defectos, me demostraron que es-
tos hexágonos eran puntos redondos; lo con-
trario de lo que decían en sus descripciones,
los micrógraflos. Estas observaciones corro-
boradas por fotografías micrográficas de Lac-
KERBAUER, el dibujante tan sentido por los
sabios, y del coronel Woobwarn, de Wash-
ington, no dejaban duda alguna; no obs-
tante, faltaba averi-
guar por qué, inevita-
blemente, se veían he=
xagonos allídonde ha-
bía círculos.
Para dilucidar es- 0
te hecho era nece-
sario encontrar la ma-
nera de reproducir
artificialmente lo que
la naturaleza ha he-
cho con tanta precisión en la superficie de
las diatómeas.
Después de varias tentativas infructuosas
COSMOS
¡bada heliográficamente según la Fig. 101. Allí
los puntos blancos parecen destruir á los es-
pacios negros y aproximarse tangencialmen-
te unos á otros: la irradiación es tan intensa
que los círculos blancos parecen mucho más
o
o)
son del mismo diámetro. En:todo ésto, hay
randes quelos negros de la Fig. 101, aunque
algo que puede interesar no solamente á los
naturalistas micrógrafos sino también á los
En
a las diatómeas, ori-
artistas. cuanto
gen de este estudio,
lalta por saber si los
(5) (>) -) círculos que cubren
es039? su carapacho siliceo
O o son la proyección de
pequeños hemisferios
ó la sección de aber-
turas practicadas en
el espesor de la en-
voltura; sin embargo, algunas experiencias
parecen demostrar que se trata de hemis-
ferios; el hecho puede ser tanto más cierto
dispuse un cliché formado con puntos finales, | cuanto que está confirmado por una fotogra-
muy aproximados los unos a los otros y fía microscópica de la colección de Lacker=
que tenían la disposición de un rombo, |naurr, aumentada hasta 3,000 veces de diáme-
Fig. 101.
El resulta=
do tuvo más
éxito del que
esperaba: el
efecto pro-
ducido era
exactamente
el delos pre=
tendidos he=
xagonos de
la
mas
diatómea
hermo-=
sa, la Pleuro-
sigma AUNZU=
Fic
lata.
S1 se ven a distancia estos clichés, con
un solo ojo, queda uno convencido de que
tiene á la vista polígonos hexag
inutil dar largas explicaciones con una figu-
ra de suyo tan explicativa: tratase puramen-
te de un electo de contraste y de oposición
del negro al blanco, en la sensación retinia-
na.
do, en la Fig. 102, fotografía negativa gra-
conales. ls!
Este efecto llama la atención, sobre to=.
tro, fotogra-
fía en la cual
aparece en el
centro de ca=
da circulo un
punto negro
central: ima=
“gen cierta
de la fuen=
te luminosa,
reproducida
enel foco de
cada una de
las pequeñas
semi- esferas
. 102 E
que constl-
ltuirian la decoración del cuerpo de las diató-
meas.
El mierospio que, de progreso en pro-
oreso, ha dejado ver sucesivamente, primero
estrias, luego hexágonos y después super-
¡ficies redondas, dilucidará de seguro esta
¡cuestión algún día.
A. Nacuer.
¡(La Nature, 1875, L, pp. 191-192.)
4
£COSMOS*.
Lámina 82
FOTOCOLOGRAFÍA DEL COSMOS
F. FERRARI PÉREZ, For.
GRUTA CARLOS PACHECO (CERCA DE CACAHUAMILPA)
PRIMER SALÓN
REVISTA ILUSTRADA
DE ARTES Y CIENCIAS
=> —- ITA AO NAAA
DirEcTOR PROPIETARIO, FERNANDO FERRARI PEREZ
Tomo I
TacunaYa, D. F., 15 De AbriL De 1892 Núm. 8
ENSAYO DE APLICACION DEL MEYODO LOGICO
AL ESTUDIO
DE LA RESISTENCIA DEL AIRE
Y PROYECTO DE UN APARATO
PARA DETERMINAR EXPERIMENTALMENTE
LOS VALORES PARCIALES
DE DICHA RESISTENCIA”
32.—Examen del elemento e.—1.—La sec-
ción varía al mismo tiempo que el elemento
e,—Lo mismo que los cambios de inclina-
ción, los cambios de extensión ó de area de
los cuerpos provocan otras tantas variacio-
nes en la sección del viento.
Pero como conocemos ahora las variacio-
nes de la sección, podemos aplicar al ele-
mento e, el sistema de experimentación que
hemos empleado para la determinación del
elemento a; sin embargo, el estudio de e
puede hacerse de dos maneras según que el
plano sea normal á la dirección del viento
ó que esté inclinado.
IL.
Ye presentan dos casos.—1%—8S1 el
plano es normal á la dirección del viento,
la sección es igual al area 6 extensión del
plano; 22, si el plano es inclinado, el area
05 mayor que la sección, pero ésta es siem-
pre proporcional á la inclinación y hay lu-
gar por lo mismo, para buscar, desde lue-
go, el valor de la inclinación. Por esta cir-
eunstancia creímos deber prelerir el estudio
de la inclinación al estudio del aire.
33.—No puede haber un coejeciente único
de la resistencia.—Abordaremos dentro de
un momento la parte experimental propiamen-
te dicha; mas para la mejor inteligencia de és-
ta nos permitiremos hacer aun algunas con-|
sideraciones generales.
. * a e Y Es . ,
“Debido á la combplexidad y á la heteroge-
Ad Continúa. Véase¿Cosmos pp. 81 y 97,
|
'¡neidad del estudio de la resistencia del aire,
así como á causa de la presencia ó de la au-
|
| y B ; z
¡sencia de los diversos elementos que influ-
yen sobre esta resistencia, es facil reconocer
¡que no puede haber un coeficiente único de
lla resistencia, sino que es necesario deter-
| minar coeficientes ó, mejor dicho, unidades
¡diversas para la intensidad del viento (de lo
¡cual nos ocupamos ya), para la forma de los
planos, el estado de la superficie, la incli-
nación, etc. Decimos unidades diversas por-
que cada uno de los elementos distintos (7,
ls, a, € y p) pasa por valores diferentes cu-
¡yo máximo y mínimo se puede tomar. Pa-
va el estado de la superficie, por ejemplo,
se experimentará sobre telas diversas, sobre
revestimientos de diversas substancias y so-
bre una misma substancia con grados dife-
rentes de superficie lisa ó de pulimento. De
todos los valores de s, así obtenidos, no re-
tendremos más que dos, el máximo y mí-
nimo prácticos, que llenan las mejores con-
¡diciones de baratura, duración, facil empleo,
lete.; cualidades que, naturalmente, se tra-
¡tará de combinar con tanta ventaja como
sea posible.
Lo que hemos dicho antes ($ 31) demues-
tra la importancia del procedimiento que
consiste en tomar dos unidades: una grande,
launque se aparte un poco del máximo teó-
rico, y otra pequeña que sea un mínimo
práctico.
Entre los numerosísimos casos en que la
teoría de la resistencia del aire recibe su
aplicación, hay algunos en que conviene dar
a u el mayor valor posible; en otros al con-
trario, es indispensable que u sea nulo ó
muy pequeño; y ya hemos visto que según
¡la fórmula u=/=R, R será tanto mayor
cuanto más pequeño sea u y recíprocamente.
y
114
En lo que concierne á la inclinación, pue-
de suceder que algunos planos inclinados á
menos de 90” opongan al viento resistencias
mayores que si se presentaran normalmente
á la corriente de aire (el ángulo de 60% pare-
ce ofrecer esta particularidad. $ 5), y que
otros, al contrario, comprendidos entre 0”
y 30% de inclinación, opongan al viento resis-
tencias negativas, es decir, inferiores á las de
un plano inclinado á 0% ($$ 59-11 y 62). Los
valores máximos y mínimos son los que de-
berán tomarse para unidades de inclina-
ción.
Lo que acabamos de decir de los coefi-
gualmente á
los otros elementos de variación de £?.
34.
to de vista de la existencia de los coeficien-
cientes de s y de a, se aplica 1
Comparación parcial, desde el pun-
tes diversos y distintos, entre el estudio de
las corrientes eléctricas y el estudio de la
resistencia del aire.—Para dar una idea más
precisa de lo que precede, relativamente a
. » |
los coeficientes 6 unidades así como del ca-
racter y de la fisonomía del presente estu-
dio, estableceremos una rápida comparación
entre el estudio de las corrientes eléctricas
y el de la resistencia del aire. No podría
ser nuestro pensamiento hacer una asimila-
ceneralización de fenómenos;
to)
(queremos nada más hacer resaltar que hay
ción ó una
en la manera con que tratamos algunas par-
tes de la cuestión de la resistencia del aire, |
una especie de semejanza con los procedi-
mientos empleados para el estudio de las
corrientes eléctricas, semejanza por otra
parte puramente filosófica, y nada más des
de el punto de vista del método.
El estudio de las corrientes eléctricas se
divide en dos partes fundamentales, donde
se encuentran, por un lado el generador,
por el otro el conductor; aquí, la pila; allá,
el circuito. Esta división implica la de la
fuerza y la de la resistencia.
En el presente estudio, encontramos la
misma división: por una parte el viento; por
la otra los cuerpos que reciben la acción.
En otros términos: la fuerza v la resisten-|
cia.
En los circuitos eléctricos, la resistencia
depende de circunstancias muy diversas: na-
turaleza, longitud, sección, diámetro y es-
COSMOS
tado molecular de los conductores; tempe-
ratura, etc.
La resistencia que las superficies ofrecen
al viento dependen á su vez, como lo vi-
mos ya, de circunstancias diversas y múlti-
ples: forma, estado de la superficie, exten-
sión Ó área, inclinación, peso.
eléctrica
La intensidad de la corriente
es la cantidad de electricidad que pasa por
el conductor en la unidad de tiempo.
|-—La intensidad de la corriente aérea es la
cantidad de viento que- pasa en la unidad
de tiempo.
Hay una unidad práctica de intensidad de
llas corrientes eléctricas. (ÁMPERE).
| Dijimos ya que se puede establecer una
unidad práctica de intensidad de viento.
Las unidades prácticas de intensidad y de
cantidad tienen además la misma significa-
ción en los dos casos.
Cuando uno de los elementos del cireul-
¡to cambia, la resistencia se modifica; au-
menta si el diámetro del conductor dismi-
nuye, si la longitud aumenta, etc.
De igual manera, cuando uno de los ele-
mentos del cuerpo sometido á la acción del
viento sufre un cambio, la resistencia pasi-
va se modifica también; aumenta (en ciertas
proporciones) si el ángulo de inclinación
disminuye, si aumenta el área, ete.
[No se pueden determinar los cambios de
uno de los elementos del circuito eléctrico
sino en tanto que se mantienen invariables
la corriente y los demás elementos del cir-
culto.
Este mismo método es el que hemos se-
S
resistencia del aire.
uido para determinar los elementos de la
La comparación podría llevarse mucho
más adelante aun; pero, según nuestra creen-
cla debemos detenernos en este corto para-
lelo.
Diremos solamente que la determinación
experimental de las leyes de variación de la
resistencia de las corrientes, según los cam-
¡bios de naturaleza, de sección y de longitud
¡de los circuitos, se hace por medio del reós-
tato de WurarsroNk. De igual manera, el
estudio experimental de la resistencia que
los cuerpos ofrecen al viento puede hacerse
¡por medio de un aparato análogo que nos
COSMOS 115
servira para establecer los valores parciales |la inclinación, del área, y, en fin, del peso
de R para todos los casos particulares de|del cuerpo sometido á la acción del viento.
forma, estado de la superficie, inclinación, | Tales son los resultados que esperamos
área y peso de los cuerpos. obtener con el anemodinamómetro, á cuya
Intentaremos describir este aparato en la | descripción y funcionamiento vamos á con-
parte que sigue. ¡sagrar la última parte de este trabajo.
Desde luego, no se limitan aquí las ven-
¡tajas de este aparato, que en virtud de las
PARTE PRACTICA A ; y A
pa ¡modificaciones que le haremos sufrir según
ANEMODINAMÓMETRO el caso, nos dará, además de la medida de
35.— Principio. —Podemos decir desde la resistencia del aire, la solución de otras
ahora que el aparato que designamos con el | varias cuestiones importantes.
nombre de anemodinamómetro es una espe- | 36.—Aplicaciones.—Hé aquí cuales son
cie de balanza que sirve para medir la fuer- las principales aplicaciones.
za del viento. Reposa en este principio: opo-| El anemodinamómetro es un aparato:
ner á la fuerza del viento una fuerza equi- 1% De observación meteorológica de la fuer-
valente que pueda valuarse numericamente 34 del viento.
en unidades de peso. 22 De determinación de la velocidad del
Según la expresión ¡ptento.
3" De investigación experimental de los pa-
lores parciales de que se compone la resis-
R=IZ=
vemos que A es igual á / cuando u es igual tencia total del piento.'
á cero, es decir, cuando el trabajo util es| 4 De comprobación experimental de las
nulo; basta conocer la intensidad del viento | leyes del movimiento uniformemente acelera-
- para conocer igualmente la resistencia que do, sin la intervención de la grayedad.
ofrece el cuerpo; lo que se reduce en la prác- 5% De medida para el rendimiento prácti-
tica á obtener el reposo del cuerpo someti- | “0 de las hélices.
do á la acción del viento ó, en otros térmi-| Nos ocuparemos aquí nada más de las tres
nos, el equilibrio de las fuerzas R é /. primeras aplicaciones, porque las otras dos
La realización de este principio es en ex- [se apartan del cuadro de este trabajo.
tremo ventajosa, en el sentido de que la ex-
presión algebráica de la resistencia del aire :
, . , h . ne o I.—EL ANEMODINAMÓMETRO
está reducida á sus más simples términos y COMO APARATO DE OBSERVACIÓN METEOROLÓGICA
que_su aplicación puede alcanzar toda la pre-
cisión de que es susceptible el cálculo de las 37.—Descripción.—El anemodinamóme-
tro como aparato de observación meteoroló-
fuerzas. 4
ra gica se compone de las partes principales
siguientes (Fig. 103):
AB, ventilador manométrico.
podemos determinar experimentalmente a /| TT”, tubos de escape.
z E A ; > PJ, fiel.
y á u, nos será facil hacer variar á- 4, por z
4 2 » GT, veleta.
ejemplo, de manera que se obtengan para yy órganos de orientación.
una misma intensidad diversos valores de Ri. 00”, pedestal de madera sobre el cual está al
R=I—u
Además, si Af no representa más que las va- | aparato
riaciones de uno de los elementos 7n, s, a, el Describiremos en particular cada una de
y p, tomados separada y sucesivamente, es |estas partes.
claro que siguiendo el procedimiento de ex-
El ventilador manométrico consiste en un
perimentación de que ya hablamos, tendre-
ventilador común A, que se comunica por
mos todos los elementos necesarios para co- | medio de un tubo € (provisto de una llave
nocer separadamente las leyes de variación
de doble conducto) con un manómetro muy
de la forma, del estado de la superficie, de | sensible de Bournow, B, es decir, con un
116
manómetro cuyo tubo es muy largo y del-
gado, de transmisión indirecta y graduado
comparativamente con un manómetro de 1é
quidos menos densos que el mercutio. El
ventilador entra en movimiento por medio
del manubrio D.
Los tubos de escape son dos; el tubo 7
del ventilador y el tubo opuesto 6 antago-
nista 7”, del mismo diámetro que el prime-
ro y colocado sobre la prolongación de éste.
A alguna distancia de la extremidad del
tubo 7” se halla interpuesta una placa P
COSMOS
entre el viento y las demás partes del ane-
modinamómetro con el objeto de limitar la
acción del viento á la acción de la corrien-
te que pasa en el interior del tubo.
El fiel consiste en un disco ó placa cireu-
lar P, de mica, suspendido por medio de una
ligera varilla de acero de forma cónica. La
suspensión del fiel es idéntica á la del fiel
de una balanza muy sensible. La placa está
provista, en su parte inferior, de una aguja
indicadora cuya punta está dirigida hacia
abajo é indica, por su coincidencia con la
punta de otra aguja fijada en el pedestal, el
punto en que el disco está equidistante de
las aberturas de los tubos de escape y para-
lelo á estas aberturas.
Frc. 103.—Anemodinamómetro
La veleta C, es una veleta común, extre-
madamente ligera, bien equilibrada y soste-
nida en suspensión á la Carpan, es decir,
reune todas las condiciones posibles de sen-
sibilidad y de precisión. Su centro de mo.
vimiento debe encontrarse en la prolonga-
ción del eje común a los dos cilindros de
escape.
La orientación del aparato se hace por
medio de una articulación que consiste en
una esfera de metal M engastada en sus tres
cuartas partes en un casquete esférico cor-
tado verticalmente y cuyas dos mitades yux-
tapuestas pueden aproximarse Ó separarse Al
voluntad con un tornillo de presión ?. Es
esencial que esta esfera esté colocada de tal
manera que mantenga el aparato en equi-
librio, cualquiera que sea la posición que
ocupe.
Finalmente un montánte $ sostiene todos
los órganos que acabamos de enumerar.
38.— Funcionamiento.—Es facil compren-
der cual es el funcionamiento del anemodina-
mómetro cuando se quiere determinar la
presión del viento.
Por medio del tornillo £ se regula el apa-
rato de manera que el eje de los tubos esté
colocado muy exactamente en la dirección
del viento, lo que está, además, indicado
por la veleta. El aire, al entrar entonces li-
COSMOS
117
bremente por el tubo 7” obra sobre la pla-
ca y le imprime un movimiento hacia la 1z-
quierda. En este momento se debe hacer
girar el ventilador á fin de que mueva á la
placa en sentido inverso; cuando ésta ocupa
el medio del espacio que separa los tubos,
es decir, cuando la coincidencia de las agujas
tiene lugar (w es entonces nula), los dos
vientos son de igual intensidad (A=/) y el
manómetro indica en unidades de peso la:
luerza del viento que se trata de conocer.
Esto se explica ficilmente puesto que se
está en presencia de dos fuerzas contrarias:
por una parte, la del viento propiamente
dicho (1), que obra en el sentido de la fle-
cha e, Fig: 103, sobre una de las caras de la
placa P; por otra parte, la del viento del:
ventilador que obra como resistencia (A), |
en el sentido de la flecha e sobre la cara
opuesta. Es evidente que cuando la placa
ocupe el medio del espacio comprendido en-
tre las aberturas de los tubos y esté mante-
nida en equilibrio por la acción de las dos
fuerzas, es decir, cuando ru sea nula, estas
fuerzas serán iguales. Bastará ver en estos
momentos el manómetro: el grado de in-
tensidad ó de resistencia del viento (A) pro-
cualmente el
ducido por el ventilador, será 1g
9
to (/) propiamente dicho.
El simple examen de la Fig. 103, que
representa el aparato, permite comprobar:
1:% que este aparato no tie ne ningún punto
de semejanza con cualquiera de los apara-
tos giratorios; 2.” que la presión del viento
se obtiene directamente sobre una placa cu-|
ya posición de reposo es la condición de.
equilibrio de las fuerzas, es decir, el mo-
mento. durante el cual debe, precisamente,
leerse enel manómetro. No sólo el movimien-|
to giratorio está suprimido, lo que evita los
errores debidos á la fuerza centrifuga , sino
que hay también ausencia completa de mo-
vimiento.
El anemodinamómetro está funlado, lo
repetimos, en el equilibrio de dos fuer zas
antagonistas y podría llmarse: balanza pa-
ra la fuerza del viento; la placa es el equi-|
valente del fiel y los vientos son los e qui-
valentes de las pesas colocadas en los pla-
tillos. A propósito de la tercera aplicación
orado de intensidad ó resistencia del vien-|
del aparato se verá más claramente aun la
exactitud de esta comparación.
Es evidente que el anemodinamómetro se-
rá tanto más sensible, cuanto más grande sea
y cuanto permita, por consecuencia, some-
ter á la acción de los vientos, superficies
más extensas.
Acustíx M. Chávez.
(Continuara.)
EL TRABAJO MANUAL
EN LA ESCUELA Y EN EL HOGAR 1
PRIMERA SERIE
| PLEGADO
1.—ÚTILES Y MATERIA PRIMA
Todos los ejercicios de plegado que siguen se
hacen con papel. Se pueden emplear las planas
viejas, los forros y las páginas de los cuadernos
terminados; pero es preferible comprar papel de
color.
Nos parece que las mejores dimensiones son,
¡para el rectángulo, 9 centimetros sobre 12; para
el cuadrado, 10 centimetros por lado.
2.— EJERCICIOS PREPARATORIOS
Algunos ejercicios deben familiarizar desde luc-
go al niño con la práctica del plegado. Se le hará
construir, por ejemplo, el techo de una casa (cua-
drado 6 rectángulo plegado en dos); un banco,
una mesa (cuadrado ó rectángulo plegado en tres);
un aparador, una persiana (cuadrado 6 rectán-
gulo plegado en cuatro, cinco ó seis partes).
Asi mismo se le puede decir que confeccione cu-
curuchos, estuches, ete. Estos pequeños trabajos
no ofrecen ninguna dificultad, y nos abstendre-
|
|
| mos, por lo mismo, de describirlos.
| 3.—FORMAS DERIVADAS DEL RECTÁNGULO
| Sombrero de gendarme
| Dóblese el rectángulo en dos, colocando el lado
| .
¡a.sobre el lado b, Fig. 104.
l,
Fic. 105
Fic. 104
1. Le travail manuel á l'école et dans la famille par MM. Er
BERTRAND, 'TOUSSAINT et J. GOMBERT. —Dessins de Y. LAINE
París, 1890. LECENE, OuDIN et Cre, Edite urs. 17 rue BONAPARTE
17.
— Dóblese otra vez el nuevo rectángulo, con obje-
to de obtener la linea mn que le divide en dos!
partes iguales, y desdóblesele en seguida, Fig. 105.
Dóblense sucesivamente las dos puntas, una ha-
cia adelante y la otra hacia atrás, Figs. 106 y 107.
Fic. 106
Fic. 107
Levántense los dos bordes libres del papel, Fig, |
108. |
Fic. 108 ; |
Repléguense hacia fladentro los ángulos salien- |
tes, Fig. 109. |
Mitra |
|
Dóblese una de las puntas del sombrero de gen-|
|
|
darme é introdúzcasela en la abertura de en me-
dio, Fig. 110.
|
|
Fic. 110
Igual operación con la otra punta que se reple-:
gará hacia el lado opuesto, Fig. 111. |
Estuche para plumas
Pléguese un rectángulo de papel cuatro ó cinco |
veces sobre si mismo, Fig. 112. |
1
|
|
|
AAA A NA
IU LOU IIA III nr ro cenamos
PA IA
A A
Fic. 112
Dóblense ligeramente los ángulos, Fig. 113.
Fic. 113
Introdúzcase cada extremidad en una mitra, for-
mada como se dijo arriba, Fig. 114.
COSMOS
Tarjetero
Hágase un sombrero de gendarme, Fig. 115.
Abrase el sombrero y eolóquese la punta b so-
bre la punta a, Fig. 116.
Dóblese la punta b, lo cual da el tarjetero, Fig.
117.
Barco
Dóblese igualmente la punta a, Fig. 118.
Abrase el sombrero asi obtenido y repléguesele
¡como en la Fig. 105, Fig. 119.
Fic. 119
Tirese de las puntas « y b para obtener el bar-
co, Fig. 120.
Caja simple
Pléguese el rectángulo en dos, Fig. 121.
FriG. 122
Fic. 121
Llévense los ángulos a y b hacia adentro, Fig:
122, ]
COSMOS 119
Dóblense dos de los lados sobre el centro, por | Sáquese una de las puntas retenidas en el inte-
delante, y los otros dos por atrás, Figs. 123 y 124. | rior, Fig. 132.
|
| Tronadora
| Pléguense las cuatro esquinas como para hacer
| la cartera, Fig. 135.
|
a
Dóblense los bordes libres como para el sombre- |
ro de gendarme, Fig, 12, |
|
|
AÑEN
PA
d. b.
Fic. 125 Fic. 126
Sepárense los lados de la caja, y fórmese el fon- |
do doblando el papel según líneas muy rectas, y
paralelas á los bordes a, b, e, d, Fig. 126.
|
|
| Fic. 133 Fic. 134
| Pléguese en seguida el papel en el sentido de la
| longitud según ab, Fig. 134.
|
|
Cartera |
Dóblense las cuatro esquinas del rectángulo, |
Fig. 127. |
Etc. 136
Frc. 135
Dóblense las puntas « y b sobre sí mismas,
Fig. 135.
Pléguense en dos, de adelante d atrás, aplican-
do d sobre c, Fig. 136.
|
Fi6. 137
Repléguense las puntas a y b sobre si mismas,
Fig. 128. | : is 1017
: : : ¡por los extremos a y b reunidos, Fig. 137.
Dóblese la parte superior de la figura sobre la |
parte inferior, Fig. 129. 4.—FORMAS DERIVADAS DEL CUADRADO
Sacúdase con fuerza la tronadora, teniéndola
Mesa simple
| —Dóblese el cuadrado en cuatro según sus diago-
|nales, y desdóblesele después, Fig. 138.
Fic. 129 FrG. 130
|
Dóblense además las dos extremidades c, d, so- |
bre el centro y por detrás, Fig. 150.
Fic. 138 - Fic. 139
Repléguense en seguida sobre el centro los cua -
Fic. 132 tro lados y desdóblesele de nuevo, Fig. 139.
Hágase un doblez siguiendo la línea ef, Fig.130,| Voltéese la hoja, dóblense los cuatro ángulos so-
para obtener la Fig. 131. | bre el centro y desdóblese una vez más, Fig. 140
120
COSMOS
Voltéese el papel y las cuatro puntas "a, be, d,
al centro del cuadrado, Fig. 141.
coseno.
Fic. 140
Fórmense bien los pliegues para obtener la me-
sa invertida, Fig. 142, y cámbiese la posición para
Fic. 142
Fic. 143
que resulte la mesa derecha, Fig. 143.
Barco doble
Fórmese una mesa como en el ejercicio prece-
dente y llévense los piés de adentro hacia afuera,
Fig. 144.
Fic. 145
Fic. 144
Repléguense las dos partes de la figura, la una
sobre la otra, de adelante hacia atrás, y se obtie-
ne el barco doble, Fig. 145.
Molino
Doblando en ángulo recto las puntas opuestas
¿y d de la Fig. 143, se obtiene el molino,” Figs.
146 yv 147.
FrG. 146
"Cuna
EEVoltéese el niolino y dóblesele en dos, según la
inea mn, Fig. 146.
Fic. 148
Hágase salir el ángulo b que forma el cuerpo de
la cuna, Fig. 148, y terminese doblando d sobre c,
Fig. 149. > ¡
BErRRTAND, 'TOUSSAINT Y GOMBERT.
(Continuará.)
ESPECTÁCULOS CIENTÍFICOS!
LOS ARMARIOS PARA DESAPARECER
Los aparatos por medio de los cuales se
puede producir en los espectadores la ilu-
sión de que desaparecen los objetos que en
esos aparatos se coloquen, tales como una
tarjeta, una ave, un niño, una mujer ó un
hombre, representan un gran papel en las
funciones de los prestidigitadores y también
en las pantomimas y fantasmagorias. Entre
ko)
estos aparatos, hay algunos que reposan en
combinaciones mecánicas ingeniosas, mien-
5
tras que otros estan basados en efectos óp-
ticos.
Examinemos algunos:
La cartera mágica.-—-Mace algunos años
pudo vérsela exhibida en las plazas y calles
por un físico ambulante. Éste, hacía que un
espectador sacase una tarjeta, la ponía entre
las cuatro hojas de papel que, cubriéndose
en eruz, formaban la cartera y en seguida
cerraba; cuando la abría de nuevo, algunos
instantes después, la tarjeta había desapare-
cido 6 se había transformado. El industrial,
entonces, se aprovechaba de la sorpresa pro-
ducida en los espectadores v les ofrecía su
cartera mágica al precio de cinco centavos
las pequeñas y diez las grandes.
La cartera en cuestión estaba formada por
dos cuadrados de cartón reunidos por cua-
tro hilos y éstos, fijados de tal modo, que
abiertos y yuxtapuestos en dos cartones, el
borde exterior de cada uno de ellos, estaba
unido al borde interior del otro, lo que
constituía, en cierto modo, una doble bisa-
gra que permitía abrir la cartera por dos
partes. Sobre uno de los pares de estos-hi-
los estaban pegadas dos hojas de papel, dor-
so con dorso, que al replegarse formaban
las secciones de la cartera. Bastaba, pues,
abrir ésta en un sentido ó en otro para hacer
1. Continúa Véase Cosmos p. 87.
COSMOS 121
y [
posible la abertura únicamente de una ú otra| Se compone de varias hojas de diversos colo-
sección. La cartera mágica permite ejecutar res quese plegan unas sobre otras. Puesta una
un gran número de escamoteos, puesto que tarjeta en la hoja del medio y plegadas las
todo objeto puesto en una de las secciones, siguientes, desaparece cuando el paquete se
como una tar- abre de nue-
jeta, una foto- vo. El secreto
grafía, una es muy facil
imagen, una
moneda, ete.,
de compren-
der: una de las
desapareceri hojas del me-
óÓ se trans[or- dio, la segun-
mará a volun- da por regla
tad del presti- general, es do-
digitador. ble; al ple-
El paquete
garse forma
que se trans- dos comparti-
forma. —Este mientos que
paquete, cu- están dorso
vo vendedor Fic. 150. —Cartera mágica, paquete que se transforma y Cajas con dorso bas-
E de desaparición de los prestidigitadores : :
se encuentra ta abrir uno u
siempre en algún punto de los malecones, | otro para hacer desaparecer ó para trans-
es una simplificación de la cartera mágica, | formar los objetos que se habían colocado.
ATA
¡
a ——— === ==
O
Fic. 151.—Armario de desaparición, en el cual se hace desaparecer instantancamente á la persona
que se encierra en él
(Fig. 150). Esta sencilla combinación per- destreza y que repite diariamente centena-
mite á su autor ejecutar una serie de esca- | res de veces.
moteos muy curiosos que hace con mucha Las cajas para desaparición.— Hay va-
k
rios sistemas de cajas para desaparición, se-
gún el tamaño de los objetos que se quie-
ren hacer desaparecer. Así, no hay nadie
que no haya visto á un prestidigitador, meter
a una ó dos tortolitas en el cajón de algu-|
no de estos aparatos, cerrarlo, abrirlo ins-
tantes después, y mostrarlo vacío: las torto-|
litas han desaparecido. Los aparatos de este |
género, contienen, como lo deja ver el gra-
bado “Fig. 150) un doble cajón, el cual si:
está corrido se confunde con el primero;
basta, pues, abrirlo ó dejarlo en el fondo de |
la caja para hacer visibles 6 para escamotear
á las dos aves que se encerraron.
Para hacer desaparecer objetos más pe-'
queños, los prestidigitadores emplean con
(frecuencia un colre para joyas, en el cual co-
locan el objeto que quieren escamotear, una
sortija por ejemplo. Tomando, entonces, el.
cofrecillo, le ordenan
á alguna persona que
lo tenga, suplicándo-
le que lo envuelva en
varias hojas de papel;
pero este simple mo-
vimiento hace que la
sortija calga en ma-
nos del prestidigita-
merced a
dor, una
pequeña abertura que * Fc.
se encuentra debajo
del cofrecillo. A pesar de ésto, cuando lo
agitan, el público cree oír el ruido de la sor-
tija que choca contra las paredy es no es una
ilusión: el ruido que se escucha proviene de
un martillito oculto en el espesor de la cu-
bierta,
Cuando el prestidigitador oprime la cha-
pa,
bajo la chapa.
inmoviliza el martillo;
ocún
mismo, agitar el cofrecillo sin que ning
ruido se produzca y el público cree que el;
ruido cesa porque el objeto desapareció va.
Las cajas de doble fondo son demasiado
conocidas para que haya necesidad de des-
cribirlas; unas veces el doble fondo está
disimulado en la tapa, y otros en alguno de |
los costados.
Estas cajas permiten la desaparición 6 la
substitución de objetos poco gruesos,
una imágen 0 una
Los armarios en que se desaparece, —Es-
como una carta, tarjeta.
152.—Plano explicativo del armario de des-
aparición
puede, por lo |
tales |
COSMOS
tos armarios son en cl lerto modo grandes Cad-
jas de escamoteo que, gracias á sus dimen-
| o)
siones, permiten escamotear una ó varias
| personas, con la misma facilidad con que un
|[titiriter ro hace que desaparezca un esferita
¡de corcho.
Se ha podido ver un ejemplo de ésto el
año pasado en un teatro de los arrabales y
¡más antes con algunos prestidigitadores co-
mo Roberto Hospo.
He aquí una de las escenas que pueden
¡presentarse:
Después de que se levanta el telón, se ad-
vierte en medio del teatro un gran armario
de color obscuro, adornado con molduras y
¡montado sobre piés un poco más altos que
los de los armarios comunes, todo ésto con
¡objeto de quitar toda idea de comunicación
posible con el sub-suelo del escenario. Los
plés tienen carrreti-
llas.
El prestidigitador,
haciendo girar sobre
sí mismo á este ar-
mario, da á compren-
el exterior
der que
no presenta nada
anormal; en seguida
pide que suban algu-
nos espectadores, los
obliga á examinar el
interior del armario, que está completamen-
te vacío, no habiendo dentro de él más que
una barra de madera, sobre la cual se apoyan
las hojas de la puerta, cuandose las cierra.
ni escondite
No hay doble fondo alguno.
Cuando los testigos están bien seguros de
este hecho, se sientan en el escenario y al-
gunos de ellos consienten en quedar detrás
del armario, ó lo que es lo mismo, consien-
tenen no ver nada de la experiencia. Rodea-
do así el aparato por todas partes, y pudien-
do verse por debajo, parece imposible todo
fraude.
¡En esos momentos llega una joven vestida
de bailarina, entra en el armario (Fig 151)
y el prestidigitador cierra las puertas. Cuan-
do al cabo de algunos instantes las abre, el
mueble está vacio, la joven ha desaparecido.
¡Cierra de nuevo, abre, y la bailarina reapa-
Al final de la ex-
así sucesiva mente.
rece y
periencia los testigos examinan de nuevo el
mueble mágico y como no encuentran nada
cambiado se justifica su estupelacción.
Hay otro sistema en el cual no se ve ba-
rra ninguna, pero se nota en las paredes in-
teriores, casi á un metro, una tira de made-
ra y en la parte superior una especie de de-
partamento que no ocupa el interior del mue-
ble. Este sistema permite hacer algunas ex-
periencias más de las que acabamos de enu-
merar. Así, cuando la mujer ha desapareci-
MO 0 . |
do, el prestidigitador hace entrar al armario
á un joven que desaparece en tanto que re-
aparece la bailarina. Hay, pues, una sustitu-
ción muy sorprendente.
El garitón en el cual se refugia Arlequín
y que parece vacío cuando Pierrot ó Casan-|
dra levantan la cortina que cubre la entra-
da, es también un armario de desaparición.
En una serie de conferencias dadas hace
algunos años, en el Polytechnic Institution
de Londres, un profesor de Física descubrió
el secreto de algunas suertes empleadas en
el teatro para producir ilusiones, y muy es-
pecialmente el secreto de estos armarios. El
conferentista después de haber presentado
el armario y hecho desaparecer á un indi-
viduo, cerradas las puertas repetía la misma
experiencia con el armario abierto; pero la
desaparición era tan rápida que, aún en el
segundo caso, los espectadores no podían
darse cuenta de cómo se producía la ilusión.
¿ista es el resultado de efectos de espejos.
En el primer sistema, el representado en
la Fig. 151, cuando el que exhibe cierra las
puertas, la joven atrae á sí dos espejos de-
signados en nuestro dibujo explicativo (Fig.
gl
'anen 0 O y vienen á aplicarse sobre la
152) con las líneas G G. Estos espejos
barra P, ocupando las posiciones G G.
Cuando se abre de nuevo el armario,
la bailarina colocada en A queda cubierta
por los dos espejos cerrados sobre ella; pe-
ro el aspecto del interior no cambia, por-
que en cada uno de estos espejos, ven los
espectadores reflejarse la pared interior del
mismo lado, la que parece ser el fondo del
armario. La ilusión es completa.
Cuando concluye la experiencia y los es-
pejos quedan aplicados sobre los dos lados
G G, el público no ve más que el respaldo
COSMOS
123
cubierto con madera; el mueble está, pues,
vacio y nadie se da cuenta de la modifica -
ción que se produjo en el interior durante la
desaparición aparente de la bailarina.
En el segundo sistema, cuyo corte verti-
cal representa la Fig. 153, el joven se co-
loca en el departamento
que está en la parte superior
del armario, apoyándose en
la tira de madera 7, de que
ya hablamos y deja caer el
espejo bc, que está fijo en
el techo del ropero, este es-
pejo inclinado á 45” refleja
el techo y el público cree
ver el fondo de la parte del
del
compartimiento, tal como en
armario situada arriba
FiG. 153,—Corte explicativo
del garitón de Arlequín
lel caso anterior.
El garitón de Arlequin reposa exactamen-
te en el mismo principio. El interior está
tapizado con papel de rayas alternativamen-
te azules y blancas. Cuando Arlequín se re-
refugia allí, se coloca en uno de los ángu-
los y atrae hacia él, dos espejos que lo cu-
bren completamente; los espejos reflejan el
lado opuesto del garitón y el espectador cree
percibir el fondo. En este caso uno de los
angulos del fondo no es aparente; pero las
'ayas le impiden al espectador que lo note.
Se ve por estos ejemplos que el empleo
de los espejos para la desaparición de las
personas es un procedimiento muy fecundo,
susceptible de recibir inmensas aplicaciones.
G. KerLus.
(La Nature, 1883, L, pp. 315-318.)
FOTOGRAFÍA DE LOS COLORES
POREL MÉETODOINTERFERENCIAL
De M. LipermanyN !
VI
LA FOTOGRAFIA DE LOS COLORES
Principio de la experiencia de M. Lxer-
MANN. — Adquiridas ya estas nociones nece-
sarias, vamos á exponer el principio de la
experiencia de M. Lipemann.
Consideremos un espejo plano metálico,
1. Continúa. Véase Cosmos p. 105,
y supongamos que su cara reflectora haya
sido cubierta, por medio de los procedi-
mientos ordinarios de sensibilización, con
una capa impresionable formada de albúmi-
na ó de colodión al cloruro ó6 bromuro de
plata. Supongamos, además, que esta ca-
pa sea (ransparente, contínua y sin gra-
no. Hagamos caer sobre ella un ravo de una
luz colorida, cualquiera, que tenga una lon-
gitud de onda determinada y que ocupe por
consiguiente un lugar determinado en el es-
pectro: los rayos incidentes atravesarán la
capa sensible y transparente, se reflejarán
en la superficie pulida, y volverán sobre sus
pasos; pero encontrarán al volver los rayos
que llegan. Tendremos entonces dos ondas
luminosas: una onda directa y una onda re-
flejada, que van á producir interferencias.
El espacio del frente del espejo estará, pues,
lleno de planos paralelos, alternativamente
brillantes y obscuros; dos planos brillantes,
consecutivos, cualesquiera, están separados
por una distancia igual á una semi-longitud
de onda; es decir, á la cuatro milésima par-
te de un milímetro. Habra, por consiguien-
te, muchos de esos planos situados en el es-
pesor mismo de la capa sensible.
_ Solamente los planos brillantes impresio-
narán á esa capa, y esta impresión vendrá
en negro en el desarrollo; mientras que las
capas correspondientes á los planos obscu-
ros, no serán impresionadas.
Si pues, ponemos la placa desarrollada en
el hiposulfito de sosa, toda la materia sen-
sible-á la luz y no alterada va á disolverse,
y no quedarán sino telas infinitamente del-
gadas de plata reducida, allí donde había
planos brillantes. De aquí resulta que todo
el espesor de la capa fotográfica estará di-
vidido por planos de plata metálica, parale-
gual á la
semi-longitud de onda de la luz que ha im-
los y separados por una distancia 1
presionado la placa.
Pero dos de esos planos constituyen una
lámina delgada, y precisamente una lámina
delgada de espesor tal, que según la teoría
de los anillos de Newrox, los rayos refleja-
dos sobre sus dos caras, dan, interfiriendo
entre sí, la sensación del color correspon-
diente.
Por consiguiente, cuando se mire por re-
COSMOS
flexión la placa fijada y seca, se verá repro-
ducido el color mismo de la luz que se ha
hecho caer sobre la placa.
Elección de las placas sensibles.—Tal es
el principio de esta maravillosa experiencia,
tan sencilla y tan cientifica en su esencia.
Pero esta sencillez exige una gran preci-
sión al realizar la experiencia: desde luego,
gelatino-
bromuro ó al gelatino-cloruro que se hallan
será preciso excluir las placas al
en el comercio, y cuya capa sensible es una
emulsión. Vista al microscopio, una capa co-
mo esa, presenta un grano muy. aspero, que
proviene de las partículas sólidas de la ma-
teria sensible. Las partículas de ese grano
tienen dimensiones considerables con rela=
ción á la semi-longitud de la onda: obstrui-
rían, pues, completamente la capa, defor-
marían los planos reflectores é impedirían
toda manifestación del fenómeno cromático.
Las placas del comercio son, por otra par=
te, opacas, y no serían susceptibles de ser
atravesadas por la onda directa y la onda re-
flejada, lo cual es un segundo motivo de ex-
clusión. Será preciso, pues, recurrir de pre-
lerencia á las capas sensibles de colodión ó de
albúmina, que tienen la ventaja de ser con-
tínuas y transparentes. Se prepararán esas
capas por el método ordinario, y no con=
tendrán emulsión pero estarán sensibiliza-
das por el baño de plata, como en los an-
tiguos procedimientos del colodión. Las ca-
pas mixtas de albúmina y colodión que cons-
tituven el procedimiento Taurexor han da-
do excelentes resultados. M. Lieemany ha
hecho uso también de placas gelatinadas,
sensibilizadas por el baño de plata, como el
vidrio colodionado.
En suma, con tal que la capa no tenga
grano, ó por lo menos, con tal de que.el gra-
no sea de dimensiones despreciables con re-
lación á la semi-longitud de onda, todas las
preparaciones sensibles se podrán emplear.
Exposición de la placa.—Quedaba por
realizar la yuxtaposición: de la capa sensible
en un espejo plano.
La idea que se presenta naturalmente al
espíritu, es platear un vidrio de caras pa-
ralelas, pulir el depósito de plata y aplicar
directamente la placa sensible sobre el es-
pejo metalico así obtenido,
COSMOS
Por desgracia, esta idea no es útilmente
realizable. Cualquiera que sea la variedad
de fórmulas de albúmina y de colodión sen-=
sibles, tienen de común el contener todas
iodo libre: resulta de ésto que la capa de
plata se alteraría rápidamente y se empaña-
ría por la capa de ioduro de plata que se
formaría en su superficie.
He aquí la disposición ingeniosa á que ha
llegado M L1ipbemanx.
Sensibiliza un vidrio “corriente, y forma.
con este vidrio G la pared anterior de una
cajita rectangular (Fig. 154) cuyas paredes
laterales están constituidas por un marco de
ebonita y cuyo fondo es una placa de vi-
drio. Los dos vidrios G y Y están adheri-
dos al mareo por medio dle pinzas de latón
del vidrio sensible, un pequeño cuadro des-
pulido cuyo lado mate está vuelto hacia el
interior de la pequeña cuba, y se afoca con
ayuda de la cremallera:de que suponemos)
provista la cámara (Toda cámara 13<18 tre-
ne dimensiones sufici entes para esta opera-=:
ción).
Habiéndose conseguido el afocamiento, se
-aflojan las pinzas 2, se quita el pequeño vi-
drio despulido, que se reemplaza por el vi-
drio sensibilizado, se instala esta última con
la capa sensible vuelta hacia el interior de'
-la cuba; se hace el llenamiento y se puede
comenzar la exposición.
La Fig. 155 representa la manera como el
PP. Se vierte entonces mercurio en la caji-
Como la capa sensibilizada del vidrio es-
tá volteada hácia el interior, se halla directa-
mente en contacto con el mercurio que, si
ha sido vertido con ayuda de un embudo lar-
go y fino que descienda hasta el fondo de
la cajita, la llena sin dejar burbujas de aire;
y forma, detrás de la capa impresionable, un
espejo perfecto: este aparatito, que todo el
¡mundo puede construlr fácilmente en unos
instantes, realiza pr acticamente todas las con-
|
¡diciones impuestas por la teoría.
Para alocar, se pone la cajita en un so-
porte de pinzas, análogo á los que se en-
¡cuentran en los laboratorios de Química, y
¡se coloca en el fondo abierto de una cá-
Lmara fotog: ráfica común; se
pone en lugar
¡didura en la cual la luz se concentra por
¡medio de una lente; después de esta hendi-
dura sigue una segunda lente que vuelve á
tomar la luz y forma un haz paralelo; P es
el prisma de visión directa que descom-
pone la luz blanca y produce el espectro
¡O es el objetivo de la cámara fotográfica C,
|
y en fin-E representa la cuba de mercurio
precedentemente descrita y que soporta á la
|
placa sensibilizada.
Tiempo de exposición. Interposición de
¡pantallas coloridas. — La cuestión de tiempo
¿de exposición es capital para el buen resul-
tado de la experiencia; exige e algu-
nos tanteos. :
M. LirrmanxN se ha servido, cono fuente
¡luminosa para reemplazar la luz del Sol, de
¡una lámpara eléctrica de arco, sistema CAN-
cz, de una potencia de 800 bujias. Obtenía
profesor M. Lipemawy ha dispuesto, en su así un espectro muy brillante. Este espec-
Laboratorio de Investigaciones físicas de la tro contiene una extremidad roja que es la
Sorbona, la experiencia de la Fotografía de que se trata de fotografiar. -Ahora bien,
los colores del espectro. En esta figura, L |todos conocen la poca actividad química de
representa la lámpara eléctrica, Ff' una hen- los rayos rojos: impresionan-las placas con
J A
126 COSMOS
bastante lentitud para que se pueda emplear! Desarrollo. —5Si se ha empleado un vidrio
|
: | :
cas al gelatino bromuro de plata. Todos los se sabe, valiéndose de dos procedimientos
fotógrafos saben muy bien que los objetos distintos: de un desarrollo ácido ó de un
rojos vienen en negro sobre las positivas: desarrollo alcalino.
no impresionan, pues, la placa negativa ex- Si se emplea el desarrollo ácido (ácido
la luz roja para revelar sin peligro las pla-|albuminado, se le puede desarrollar, como
puesta en la cámara, por más sensible que gálico, por ejemplo), será preciso emplear
sea. una exposición poco mayor y llevar el des-
También, no obstante el brillo del espec- arrollo á fondo; si nos servimos de un des-
tro solar, la exposición que ha de producir arrollo alcalino, será preferible una exposi-
el rojo, deberá ser forzosamente muy larga: ción de menos tiempo, á causa de la mayor
ha variado, según que se emplee colodión 6 actividad del desarrollo.
albúmina, de AN how 4 dos home. En todo caso, deberá conducirse la ope-
Pero aquí se presenta una dificultad. Si ración con la idea de que se debe producir
el rojo viene lentamente, por el contrario, | plata reflejante en el espesor mismo de la
el azul y el violeta son colores activos por ex-: placa. Si se juzga insuficiente la prueba, se
celencia, y solarizarán completamente la pla-, puede, antes de la fijación, reforzarla por
casi se les deja obrar por todo el tiempo ne- | medio del ácido. Es necesario evitar siempre
cesario á la buena impresión del rojo. Será el insistir demasiado en este reforzamiento,
preciso, pues, encontrar un medio de dejará causa de los empastamientos que podrían
obrar el rojo solo por mucho tiempo y no producirse en la capa y ocultar los fenóme-
permitir al verde, más activo, sino una du- NOS de reflexión metálica sobre las láminas
“ación de impresión de algunos minutos, de plata destinadas a reproducir los colo-
que se reducirá á algunos segundos para el és.
azul y el violeta. Fijación. Aparición de los colores.—El
M. Lieemany ha llegado a este resultado | fijador empleado ha sido siempre el hiposul-
interponiendo en el travecto del haz lumi- fito de sosa á la dósis de 500% por litro. La
noso, durante toda la exposición del rojo, fijación es muy rápida 4 causa del poco es-
una pequeña cuba llena con una solución pesor de las capas de colodión ó de albú-
de heliantina roja. Esta substancia absorbe | mina empleadas.
completamente las radiaciones verdes, azu- Durante el desarrollo y la fijación, no son
les y violetas, y no deja pasar más que los | visibles los colores; pero comienzan á apa=
'ayos rojos y amarillos. Se puede pues, gra-|recer en el secamiento; pues las capas de
cias á esta pantalla colorida, dejar obrar el | plata se colocan entonces á la distancia que
rojo durante todo el tiempo necesario, sin tenían cuando fueran producidas por la ac=
riesgo de solarizar las regiones verdes y ces de las interferencias de la luz sobre la
azules. ¿placa sensible que estaba seca al tiempo de
Cuando el rojo ha obrado suficientemente la exposición.
se reemplaza la cuba de heliantina con otra Para verlos en las más ventajosas condi-
cuba que contiene una solución de bicroma- | ciones, es preciso mirar por reflexión el vi-
to de potasa, que deja pasar el verde y el 'drio iluminado por la luz difusa; sea la del
rojo, pero detiene los rayos azules: en estas día, sea la que proviene de la cara interna
condiciones se impresiona cómodamente la de un reflector blanco. En ningún caso se
parte de la placa que corresponde al verde debe, si se quiere Je de la vista comple=
del espectro; el rojo continúa obrando du- ta del fenómeno, mirar la placa alumbrada
rante este tiempo. ¡directamente por una fuente luminosa.
lón fin, para obtener el azul, se descubre > Los colores tienen un aspecto del que no
completamente el objetivo durante algunos |nos podemos formar una idea sin haberlos
segundos, sin interposición de ninguna eu- visto: tienen una especie de brillo metálico
baz:el azul y el violeta obran 4: su vez, y que les da una vivacidad extraordinaria. Es
queda terminada la exposición. casi inútil insistir sobre la inalterabilidad ab-
COSMOS
soluta de la prueba así obtenida: el color,
en electo, no es producto de un pigmento
cualquiera susceptible de alterarse á la luz:
resulta de la realización de una propiedad
mecánica del movimiento vibratorio que cons-
tituve á la luz. Esta inalterabilidad es tal
(que se pueden provectar sobre una pantalla
las imágenes de esos espectros, vivamente ¡lu-
minados por una luz eléctrica intensa, sin|
alterar los colores en lo más mínimo.
El buen éxito de estas pruebas demuestra.
también de un modo irrefutable la delicade-
za de la impresión fotográfica; en el momen-
to de la impresión el vidrio está seco, y el
soporte de gelatina, de albúmina ó de colo-
dión tiene cierta consistencia, bien determi-
nada en cada caso. Durante las operaciones
del desarrollo, de la fijación y del lavado,
la capa se sumerge en baños de naturaleza
diversa, que hinchan y modifican su estrue-|
tura, la cual no vuelve á su estado normal
sino después de seca. Puesto que en estas
condiciones, los colores vienen a sus luga-
res respectivos, es prueba de que los planos
de plata reflectores han vuelto rigurosamen-
te á su lugar; y como la distancia de dos de
esos planos es, por término medio, de un
cuatro milésimo de milímetro, se puede ¡uz-
gar por ésto la precisión verdaderamente
sorprendente realizada por la Fotografía.
Reproducción de los colores comple.ros.—
La experiencia de la Fotografía de los colo-
res del espectro es decisiva, pues, como en
él se encuentran todos los tintes simples, el
problema de la reproducción de un color
simple cualquiera, está resuelto de una ma-='
nera definitiva.
Pero se puede preguntar: ¿Qué sucederá
cuando se quiera reproducir un color com-
plexo, como los de los objetos naturales?
Se puede prever á priori que el problema
es resoluble de la misma manera, pues si se
estudian algebráicamente las propiedades de
127
¡verde, alumbrados por trasparencia con ayu-
da de la luz eléctrica. Estos vidrios, proce-
dentes de los talleres de M. Cm. CmHampIG=-
NEULLE, habían sido tomados al azar y esta-
ban muy lejos de ser colores simples, puesto
| que, vistos al espectroscopio, dejaban pasar
sensiblemente todos los colores, en propor=
ciones variables: contenían, pues, todas las
longitudes de onda, y realizaban á maravi-
¡Ma dos colores complexos.
La prueba obtenida ha sido muy satis[fac-
toria y ha reproducido los dos colores con
mucha exactitud. Se puede, pues, afirmar
que la solución encontrada por M. LippmANN
es absolutamente general y se aplica 4: to-
dos los casos.
ÁLFoNso BErGET.
(Concluira.)
A IS
Insecto es la traducción literal de la pala-
¡bra latina ¿nsectum, derivada por síncopa de
¡intersectum (entrecortado): esta última pala-
¡bra á su vez, no es más que una traducción
de la de ¿vzopov (éntomon) que, en griego,
¡expresa la misma idea y que combinada con
,
Byoc
NS
ll .
[el sustantivo A (lógos) discurso ha dado
nacimiento á la palabra Entomología ó cien-
cia que estudia los animales articulados. —
Th. LAcorDAIRE.
ás _—_——
PACTENCADIERCUDA
EL TERROR DE LAS AMAS DE LLAVES
Se os propone sostener una taza cafetera
¡sobre la punta de un cuchillo. Los accesorios
¡son muy sencillos y se encuentran á- vues-
¡tro alcance cuando estais en la mesa: un ta-
¿pón y un tenedor, he ahí todo lo que nece-
| sitais!......sin olvidar, por supuesto, una
¡poca de destreza.
Meted el tapón en la asa de la taza cafe-
un movimiento vibratorio, se puede, por me- tera, con bastante fuerza pata que se deten=
dio de la aplicación de un notable teorema ga sólidamente en ella; pero con mucho cui-
debido á Fourier, demostrar que los movi- dado á fin de evitar que se quede sin su asa.
mientos periódicos pueden sobreponerse ¡Clavad el tenedor en el tapón montado so-
dando nacimiento á un movimiento periódi- | bre la asa, con dos dientes para un lado y
co único. ¡dos para el otro é inclinado ligeramente el
M. Lirrmaxx expuso delante de su apara-.
|
to dos vidrios de colores, uno azul y otro la taza.
4
mango del tenedor hácia la parte inferior de
128
Bajado, de este modo, el centro de gra-.,
vedad del sistena, colocareis vuestra taza so-
bre la punta de un cuchillo y encontrareis, |
por medio de tanteos, el punto exacto en que
puede mantenerse en equilibrio. ¿Istando es-
maltada, por lo general,.la parte inferior de
las tazas, evitad el temblor de la mano que
tiene el cuchillo, porque no tardaría en res-
balarse la taza. Al comenzar, conservad la
mano derecha cerca del mango del tenedor,
de modo de poderlo agarrar violentamente
en caso de caída, evitando, así, la de la taza.
156
BiGS
EPS |
Recomendación última: bebed vuestro ca=|
, AE A |
fé antes de hacer la experiencia, sí no que-|
reis exponeros a perderlo.
EQUILIBRIO DÉ UN CUCHARON
PIIMERA POSICIÓN
El cucharón que tienen todas las cocine-=!|
ras va á permitirnos ejecutar cierto número.
de experiencias de equilibrio, cuando se tra="
te no solamente de bajar el centro de gra=
vedad, sino tambien de trasladarlo del lado
del punto de suspensión.
Colocad una navaja grande, entreabierta,
sobre la orilla de una mesa, como lo indica
nuestro dibujo; enganchad el cucharón en el
angulo que forman la hoja y el mango, de
modo que el interior de la cuchara quede
[rente á la mesa, y abandonad el sistema a
sí mismo: oscilará la navaja y se balancea-
rá el cucharón hasta que encuentre la posi-,
COSMOS
| sayadla y
157
¡ción de equilibrio estable. Si cargais con
arena el cucharón, lejos de caer el cuchillo
se levantará más, continuando lo mismo mien-
¡tras el centro de gravedad del sistema se en-
cuentre detrás de la orilla de la mesa. E
SEGUNDA POSICIÓN
Aquí esta enganchado el cucharón en el
¡nacimiento de la hoja; pero se ha tenido
cuidado de cerrar su gancho de modo que
¡no pueda resbalarse y de que haga con el
¡mango en el sentido vertical un ángulo de
¿45% próximamente. Conseguireis” mantener
en equilibrio este sistema, colocando la ex-
tremidad del mango de la navaja en la ori-
lla de una mesa, sobre vuestro dedo 6 sobre
el borde"de un vaso lleno de agua, para que
tenga más estabilidad.
Parece imposible la experiencia; pero en-
os sorprendereis de la facilidad con
¡que se ejecuta.
|
Tom Trr.
*COSMOS*
Tomo 1
Lámina 92
F, Ferrarr Pérez, For. FoOTOCOLOGRAFÍA DEL COSMOS
GRUTA DE CACAHUAMILPA
LA TORRE CHINESCA
REVISTA ILUSTRADA
DE ARTES Y CIENCIAS
RA IIS ANA
Director prorrerarto, FERNANDO FERRARI PEREZ
Tomo l
Tacunaya, D. F., 1% pe Mayo pe 1892
Núm. 9
ENSAYO DE APLICACION DEL MEYODO LOGICO
AL ESTUDIO
DE LA RESISTENCIA DEL AIRE
Y PROYECTO DE UN APARATO
PARA DETERMINAR EXPERIMENTALMENTE
LOS VALORES PARCIALES
DE DICHA RESISTENCIA”
11.—EL ANEMODINAMÓMETRO COMO ANEMÓMETRO
39. —Idea general. —Esta aplicación es,
por decirlo así, el corolario de la prece-
dente.
Por medio de la simple adición de una:
llave y de un contador, el aparato que nos!
sirvió para determinar la presión del vien-
to va á servirnos ahora para determinar la.
velocidad.
Este resultado puede obtenerse de dos
maneras: 1” por el cálculo, después de ha-
ber determinado la densidad del viento; 22
directamente, agregando al anemodinamó-.
metro un contador de las vueltas y de las
fracciones de vuelta de las alas del venti-
lador. :
En el primer caso, es necesario recoger
el aire en el momento de la experiencia, de-
terminar experimentalmente su densidad y.
despejar 4 p de la fórmula (1):
de
pp
So
En el segundo caso, se debe conocer de
antemano la relación que existe entre la ve-
locidad del viento y la de las alas del ven-
tilador, de manera que no se tenga más que
ver el contador del aparato para conocer
esta velocidad, como no hay más que leer
las indicaciones del manómetro para cono-
cer la presión.
1. Continúa. Véase Cosmos pp. 81 y 113.
[
| 40.—1*. método ó método del globo.— De-
¡terminación de d.—Para recoger el aire, co-
loquemos una llave de tres tubuladuras C
en el tubo del anemodinamómetro que hace
comunicar el ventilador con el manómetro
guida al conducto » un
¡globo de vidrio provisto de una llave que
ly adaptemos en se
hacemos girar de manera que el ventilador,
el globo y el manómetro comuniquen entre
si. (Figs. 159 y 160).
Repitamos ahora la experiencia de la de-
¡terminación de la intensidad del viento. En
virtud del principio de PascaL, según el cual
los líquidos y los gases transmiten igualmen-
¡te en todos sentidos las presiones que se
¡ejercen en un punto cualquiera de su masa,
es evidente que la densidad del aire del glo-
bo de vidrio, aumentara siempre en las mis-
mas proporciones que la densidad del aire
que contienen el ventilador y el tubo de es-
cape.
Por consecuencia, si cerramos la llave del
globo de vidrio en el momento en que ob-
tenemos el equilibrio de la placa 2, la can-
tidad de aire que almacenamos así, tendrá
una densidad igual á la del viento que obra
sobre la placa en sentido inverso. Nos fal-
tará entonces nada más quitar el globo de
vidrio y determinar la densidad del aire que
contiene, por los procedimientos conocidos
130
en lisica bajo el nombre de «Método de
RecxauLr», por ejemplo.
11.—Cálculo de v.—En la primera aplica-
ción del anemodinamómetro, vimos que cuan-
do la placa 2 está en equilibrio se tiene:
lE==/R
es decir que en ese momento el trabajo mo-
tor es 1gual al trabajo resistente Li. Por. otra
parte, como los dos vientos (el viento pro-
ducido por el ventilador y el viento propia-
mente dicho) son de igual intensidad y como
todas las demás circunstancias (0, 1, e y H)
son las mismas, resulta que las velocidades
v las densidades respectivas son iguales.
Ahora bien, sabemos que
“od
==
fórmula en la cual se encuentran los valores
conocidos £, 0, y d. ! Nos basta pues des-
pejar ás para conocer la velocidad del viento:
EN: 2 1)
bd
22 metodo o metodo del contador.—
| ¿== 2
Para conocer la relación que existe entre la
velocidad de las alas del ventilador y la del
viento que circula en el tubo de escape, de
manera que se pueda determinar ésta por
aquella por medio de un contador, es pre-
ciso conocer previamente una y otra de es-
tas velocidades por casos distintos, escogi-
dos convenientemente. Según que la rela-
ción sea simple 6 complicada, se la expresará
bajo la forma de ley ó de tabla que sirva
para la determinación de la velocidad del
viento propiamente dicho, en los diferentes
casos que pueda presentar la práctica.
¿sta relación puede obtenerse de dos ma-
neras muy diferentes que serán, naturalmen-
te, la prueba y la comprobación una de otra.
1* experiencia.—Los diferentes valores de
y se determinan como en el primer metodo;
las velocidades de las alas, por medio del
l [es el producto de la presión por centímetro
cuadrado que nos da el manómetro, por el número
de centímetros cuadrados de la placa P; 0 6 la sec-=
ción del viento, es la sección misma de los tubos de
escape puesto que el viento hiere normalmente la
placa P; finalmente d 6 la densidad del viento que
pasa por los tubos (la cual debe ser superior á la
del aire ambiente) se determina como lo hemos in-
dicado.
COSMOS
contador.—Esta primera experiencia es muy
sencilla y consiste en substancia en repetir
la experiencia del primer método, salvo que
en lugar de servirnos del viento propiamen-
te dicho que entra por el tubo de escape,
nos serviremos del viento artificial de otro
ventilador cuya velocidad de alas pueda mo-
dificarse á voluntad y de una manera metó-
dica, como la serie de los números 1, 2, 3,
4, por ejemplo.
Operando como lo hicimos en el primer
método, es decir, por medio de la fórmula
se determinara la velocidad del viento co-
¡rrespondiente á cada una de las diferentes
¡velocidades de las alas y se establecerá asi
La relación buscada.
Para que el anemodinamómetro funcione
también como anemómetro bastará colocar
lun contador de vueltas sobre el «ventilador
A para determinar, al mismo tiempo que la
presión del viento por el manómetro, la ve-
locidad del viento por la velocidad de las
alas del ventilador acusada por el contador.
Las condiciones que requiere el ventila-
dor con que sustituimos al viento natural
son desde luego faciles de realizar. Se ob-
tienen las velocidades crecientes por medio
de un motor de peso; la uniformidad de mo-
vimiento correspondiente á cada velocidad
por medio de un regulador; finalmente, la
velocidad de las alas por medio de un con-
tador.
Nos ocuparemos de los detalles de un ven-
tilador semejante al tratar de la segunda ex-
periencia.
2% experiencia.—Los valores de y se de-
terminan de una manera distinta; las pelo-
cidades de las alas, por el contador.—Esta
experiencia consiste en aprovecharse de la
fuerza misma del viento constante cuya ve-
locidad se trata de determinar, para mover
un cuerpo M y deducir en seguida del mo-
vimiento acelerado de este cuerpo, el movi-
miento uniforme del viento.
El aparato que emplearemos y que está
representado en la Fig. 160, es una especie
de máquina de Arwoo»p muy especial, en la
cual la acción del viento constante repre-
1
COSMOS 131
=== === ==
|
senta el papel de la gravedad; una placa ó. 4.—Ventilador cilíndrico de metal.
movil M, el de los pesos iguales y el del pe- 1 bo de escape AS más de un me
tro de longitud, de paredes interiores perfectamen-
so adicional; un hilo fino de acero tendido Ñ E : ,
te lisas, al cual se articula el ventilador como lo in-
horizontalmente el del hilo de los pesos Y ( dica la figura:
el de la polea; finalmente, los contactos RK.—Mecanismo de reloj compuesto de:
eléctricos y un aparato electro-cronográfico | LK.—Motor de pesos variables K, compuestos de
el de las placas de detención de caída y el | placas de diferentes pesos;
de reloj de segundos. | rr" .—Sistema de engranes que sirven para multi-
ondaa D rato pues plicar el número de vueltas de las alas del venti-
> p p pue
lador;
de reducirse á la simple enumeración de las fi —Romledes de Morana del meemieno de
partes de que se compone y que son (Fig. | reloj;
160 detalles I y II): ) —C.—Contador de vueltas y de fracciones de vuel-
Fic. 160
ta de las alas del ventilador, articulado al sistema (zar á frotamiento muy suave. Esta placa debe ser
de engranes; ¡más gruesa en el centro que en los bordes; la cara
D.—Manómetro diferencial de M. Krerz, en comu- | vuelta hácia el lado del ventilador es plana y per-
nicación con el ventilador. ¡pendicular al hilo, mientras que la cara Opuesta es
uv.—Hilo de acero muy ligero y perfectamente | ligeramente cónica. Además, la placa está provista
pulido, tendido en la dirección del eje del tubo, sol- | en el centro, de un pequeño rodete, ligeramente sa-
dado en u á otro hilo transversal que se fija á las lliente sobre la cara anterior y en la cual se halla
paredes del tubo en dos puntos diametralmente luna ranura circular; en esta ranura penetra la pun-
opuestos, por medio de dos tuercas de ebonita m ¡ta de una aguja 22” que puede retirarse á voluntad
yHM. por medio del botón 3 situado al exterior del tubo;
w.—Tornillo que recibe la extremidad libre del | el pequeño agujero practicado en la pared del tubo
hilo de acero y que sirve para restirarlo convenien- | para el paso de la aguja, lleva una guarnición de
temente. |ebonita.
M.—Placa ligera y pequeña d disco de metal, del 540,8 ¿heosos —Pequeñas agujas de cobre que
un peso determinado y perforado en el centro para | se colocan á lo largo del tubo en la dirección de
dar paso al hilo uy á lo largo del cual puede desli- una misma generatriz y que se terminan por una
Q
132
especie de escoba pequeña, hecha con algunos hilos
muy finos de platino, cuyas puntas vienen á tocar
ligeramente á la placa al paso, cuando ésta circula
á lo largo del hilo uy que le sirve de riel. En la ex-
tremidad opuesta á la que lleva esta pequeña esco-
ba, se fijan las pequeñas agujas en una regla de me-
tal V, colocada en el tubo mismo y que el detalle
Il nos muestra fuera de su posición normal y con
la cara inferior vuelta hácia arriba. En esta cara,
que debe ajustarse perfectamente á las paredes 1n-
teriores del tubo, está marcada una escala en milí-
metros y hay agujeros practicados á intervalos de
5 mm para permitir la introducción de las agujas a,
Do Er Chaos
¿1 .—Botones que sirven para colocar la regla en
el espacio que le está reservado; el botón (sirve
además de tornillo límite. y
P.—Pila eléctrica.
".—Aparato electro-cronográfico que permite
apreciar por el simple examen de una lira de papel |
cuadriculado, el tiempo transcurrido entre la pro-|
ducción de dos señales consecutivas.
mP.—Eléctrodo positivo que comunica con la pla-
ea M por intermedio del hilo-ricl us.
PFt.—Parte del circuito formado por el polo nega- |
tivo, el aparato electro-cronográfico, el eléctrodo
negativo, la regla t'' y los contactos a, b, e, Alo
HH'.—Amillo y pié que sostienen la extremidad li-
bre del tubo.
OS'.—Soporle de metal fundido que reposa sobre
cuatro piés con tornillos niveladores y que consiste |
en un gran marco rectangular sobre cuyos lados |
puede deslizar el ventilador
E.—Tuerca que sirve para fijar sólidamente el
ventilador en un punto cualquiera del marco.
Veamos ahora cómo funciona el aparato.
Para ésto, pongamos en movimiento por
medio del botón z, el mecanismo de reloj.
Después de los primeros instantes, el siste-
ma toma una velocidad uniforme y la fuerza
del viento producido por el ventilador se
vuelve constante. Levantemos en este mo-
mento el botón ¿ y como la placa M no es-
tá ya retenida, recorrerá toda la longitud del
hilo «p con un movimiento uniformemente
acelerado bajo la impulsión igual y constan-|
te del viento; pero tropezará en su curso con
las escobas en que terminan las agujas a y
b, cerrando así cada vez, durante un tiempo
muy corto, el circuito eléctrico formado por
la pila, la parte recorrida del hilo zp, la:
placa misma, la escoba ó aguja en contacto,
la regla de puntos y, finalmente, el aparato
cronográfico F, cuya tira de papel se desen-
rolla con una velocidad uniforme y sobre la
cual recogeremos las dos señales que corres- |
ponden á los contactos a y b.
COSMOS
Es evidente que si la placa M se moviera
con una velocidad igual á la del viento su-
ministrado por el ventilador, la medida de
la velocidad de este viento sería facil: bas-
taria establecer una comparación entre el
tiempo transcurrido en el intervalo de pro-
ducción de dos contactos y el espacio reco-
rrido durante el mismo intervalo, espacio
que está indicado por las divisiones de la
regla (1; pero no sucede así: siendo unifor-
¡me el movimiento del viento, el de la placa
es más ó menos acelerado según la intensi-
dad del viento y el peso de esta placa
¡de donde resulta que el viento gasta un tiem-
¡po más largo que el movil para recorrer el
¡mismo camino y por consecuencia, la dife-
|
¡rencia entre los tiempos empleados por el
movil y por el viento en franquear el mismo
espacio, será tanto menos sensible en con-
diciones iguales, cuanto más aproximadas
¡estén una á otra las agujas a y 6.
Ahora bien, gracias al empleo de la elec-
¡tricidad, el aparato nos permite obtener de
¡conformidad con la teoria,
v =lim (25)
límite práctico de la velocidad media en un
¡espacio ab (Ae) correspondiente á un inter-
¡valo de tiempo muy corto (AZ) que nos bas-
¡tará para determinar con una aproximación
¡suficiente en la práctica, la velocidad uni-
¡forme del viento
Para obtener esta velocidad por la expe-
[riencia, bastará aproximar suficientemente
¡los puntos a y b, después leer el espacio ab
¡sobre la regla ¿ y el intervalo de emisión de
¡dos contactos en la tira del aparato F.
En cuanto á la relación que existe entre
¡la velocidad del viento y la del ventilador,
¡será suministrada por los diferentes pesos
Ye procediendo de una manera análoga á la
¡de la primera experiencia.
42.—Otra manera de obtener el valor de
¡[.—Agreguemos que se puede llegar á co-
| z
COSMOS
nocer de una manera diferente, por medio
del mismo aparato, la intensidad ó fuerza del
viento.
Se puede hacer fácilmente la prueba de lo
que acabamos de decir más antes, á saber,
que el movimiento de la placa 6 movil 3 es
uniformemente acelerado. Si ésto es cierto
en efecto, y si se colocan varias agujas sobre
la regla de espacios 1t” con intervalos regu-
lares que varien como la serie de los núme-.
ros 1, 3, 5, 7, los tiempos marcados en la:
tira del aparato cronográfico deben ser igua-
les entre sí.
Por otra parte, como la aceleración y del
movimiento es conocida (puesto que es igual
al doble del espacio recorrido en la prime-
'a unidad de tiempo) y como el peso de la
cualmente, la intensi-
placa M es conocido ig
dad 6 fuerza del viento se deducirá de la!
fórmula:
IM
Estas experiencias son importantes por-
que además de que terminan en un mismo!
resultado no obstante los distintos procedi-
miestos, dan un medio excelente de com-
probación.
k Acusríx M. Cuávez.
(Continuará.)
EA
EL TRABAJO MANUAL.
EN LA ESCUELA Y EN EL HOGAR 1
PRIMERA SERIE
PLEGADO
Fuelle
Fórmense en el cuadrado de papel 8 triángulos
iguales de lamanera siguiente: dóblese hacia atrás
asobre d, luego c sobre b, y desdóblese, Fig. 161-
Fio. 162
Fic. 161
Dóblese por delante ab sobre cd, luego ac sob1e
qa, y desdóblese aun, Fig. 161.
1 Continúa. Véase Cosmos p. 117.
133
| Aproximense los cuatro ángulos « y d,b yc,
|
Fijo. 162.
Háganse en cada cara Cos pliegues que se cru-
cen, doblando Jos lados sobre el eje, Fig. 165.
Pic. 164
Fic. 163
Fórmense en seguida las puntas del fuelle do-
blando las alas según la línea de puntos 1, 2, 3, 4,
Fije. 163. La fig. 164 muestra una de las puntas así
¡obtenicas.
Fic. 165 AT
| ; Fic. 166
Concluido el fuelle, Fig. 165. para hacerlo fun-
|[cionar, manténgense de cada lado dos puntas reu-
Imidas, luego tírese y empújese alternativamente.
Barco de vela
Llévense los cuatro ángulos al centro del cua-
drado, Fig. 166.
| Repléguense, sobre el medio ma, dos de, los la-
dos aa del nuevo cuadrado obtenido de este mo-
do, Fig. 167.
Fic. 167
Repléguense igualmente los lados bb haciendo
resaltar los ángulos, Fig. 168.
Pléguense en dos, de adelante atrás, para obte-
ner el barco doble, Vig. 169.
|
del interior para formar
Levántese una punta
¡una vela, ig. 170.
La segunda punta levantada da el barco doble
de dos velas, Fig. 171.
Purera y Salero
Llévense los cuatro ángulos al centro, como se
dijo para el barco de vela, Fig. 172.
Voltéense de nuevo los cuatro ángulos al centro
del cuadrado obtenido, pero para atrás, Fig. 173.
Fic. 1
o
/3
Dóblense las cuatro puntas «, b, c y d que for-
man los piés, Fig. 174.
Sepárense con cuidado los lados de la purera,
Fig. 175.
Dóblense hacia afuera las esquinas salientes y
se obtendrá el salero, Fig. 176.
Jardinera
Empléese una vez más el cuadrado (Fig. 112)
del ejercicio precedente y dóblense por tercera
vez los ángulos, de la misma manera, Fig. 177.
FiG.
Voltéese el papel, Fig. 178.
Abranse las esquinas que deben formar canas-
tillo, levantando las puntas «a, bd, e y d, Figs. 179
y 180. :
Fic. 179 Fic. 180
Levántense también, pero sin abrirlas, las pun-
tas de abajo para formar los piés de la jardinera,
Fig. 181.
Otra cuna
Continúese usando el cuadrado (Fig. 177) del
ejercicio precedente; pléguesele sobre sí mismo es-
tirando hacia afuera las dos puntas a y db, Figs.
182 y 183.
Frc. 182
Despléguense completamente los otros dos án-
gulos, Figs. 184 y 185.
Fic. 183
Fic. 184
| Lléveseles en seguida hacía abajo, plegándolos
á la mitad de su altura, Fig. 186. :
Me
Fic. 185
Repléguense por dentro las dos puntas que que-
dan abiertas, para dar más gracia á la cuna, Fig.
187.
Fic. 186
-
Fic. 187 Fic. 188 -
COSMOS 135
Camisa
Tómese de nuevo la fig. 180 de la jardinera,
Tig. 188.
Pléguense, para formar las mangas, dos de los
lados, Fig. 189. |
: 2, |
Ii. MO
Elévense los ángulos a, boy «sobre el centro, lo
que da un cuadrado. Repléguese entonces la mi-
: tad superior del cuadrado sobre la parte inferior
F1G. 189 FrG. 190 para obtener la Fig. 195,
Pantalón
Levantando la parte inferior b de la figura pre- |
cedente, sobre la parte superior a, se obtiene el
pantalón, Fig. 190. ñ
Silla Fic. 195
Cuando se quiere hacer la silla, basta despleyar. Desdóblese igualmente el otro lado del barco do-
la parte inferior de la fig. 189 y llevarla adelan- | ble, y repléguese como se ba dicho arriba: se ob-
te para formar el tercer pié, Fig. 191. tiene la caja de música, Fig. 196.
Canasta
Estírense los lados para obtener una caja, Fig.
197.
Fi. 191 |
d Péguese un «sa para acabar de formar /a ca-
ES nasta, Fig. 198.
Desplegando igualmente la parte superior «que
forma el respaldo de la silla, se obtiene el cuarto
pié de la mesa, Fig. 192.
Fic. 192
Barco doble Espejo
A A A h - Wuélvase á tomar la fia. 197 de la canasta y re-
Inviértase la mesa, bájense Jos piés y el barco, A AS E
> iS ¡pléguense sobre sí mismos dos lados de la caja,
doble $e forma naturalmente, Fig. 195. | pS . S
como lo indica la fig. 199.
Caja de música Frc. 199
Desdoblese completamente uno de los lados del Llévense las partes e y d por debajo de la caja,
bareo doble de la figura precedente, Fig. 194. [con objeto de reunirlas, Fig. 200.
J
136 COSMOS
que ese medio cuerpo ó esa cabeza apare-
recen aislados en un escenario absolutamen-
te vacío, distantes algunos metros del suelo,
de las paredes ó del techo, produciendo la
ilusión de una de esas cabezas de hule que
se ven suspendidas de un hilo muy fino en
Fic. 200 las Jugueterias; ¡Imagínese que está viva esa
Apriétense fuertemente los lados para que se |
e h ; cabeza y podrá uno darse cuenta de la 1lu-
distingan el espejo y su marco, Fig. 201. y
sión que resulta con la suerte del busto ais-
lado y la sorpresa que causa en los espec-.
tadores. : ENE
En cuanto al busto, lo mismo puede ser
el de Sócrates que el de Pierrot. Roberto
'¡Houb1x, el autor, presentó el primero á sus
|¡óvenes espectadores: y .en. una barraca de
¡feria, se exhibió el segundo, en provincia,
E hace algunos años. Naturalmente, puede em-
su ao AS 'plearse así una cabeza de clown como un
A a A | busto de mujer. El busto aislado que repre-
¡senta nuestro grabado (Fig. 204) es el de
Pierrot: un rostro blanco y vestidos también
¡blancos que reciben una gran cantidad de
luz. sE
Se distinguen perfectamente el piso, el
|
|
l
¡fondo, los dos lados y el techo, que están
|
Estirense los lados ef, (Fig. 202) lo cual da la | cubiertos con un mismo tapiz: éste ha de
góndola, Fig. 203. ¡ser de color neutro, gris ó moreno, para
¡que haga resaltar el rostro blanco. Puede
¡usarse también un lienzo rayado.
El busto demuestra estar vivo: cuando es
el de Pierrot, no: solamente hace lorribles
la
cual asegura que era éste un personaje mu-
do-—cantando alguna jácara ó respondiendo
muecas, sino que derrota á la tradición
BERTRAND, TOUSSAINT Y GOMBERT. , ,
Ad p ¡á las bromas y á las preguntas burlescas del
(Continuara.) | - tas
: payaso que le presenta el público.
Cuando aparece el busto de Sócrates, es
BES Ac UOSIIÉN ICO SE lun ateniense el que replica y el diálogo va
¡de acuerdo con la gravedad de los persona-
EL BUSTO AISLADO UE
AA, ¡Llama mucho la atención el efecto que se
A Ñ L E ¡obtiene con este busto aislado: ese rostro
En la suerte de la mujer viva, ó en las x :
, $e: ¡blanco suspendido en el aire, que resalta,
de los diversos decapitados parlantes que : Ss - ,
. . + [luminoso, sobre un fondo sombrío y que
ya hemos descrito, el cuerpo de la mujer ó ,
_ E : aparece más cerca de los espectadores de lo
la cabeza del decapitado reposan sobre una z e ;
; . [que está realmente, semeja una especie de
mesa 6 sobre un plato, y por consecuencia E o
Ñ a CE -. ¡espectro grotesco, de cuya vitalidad, sin em-
están en relación con el piso por los piés
; bargo, no puede dudarse; esta mezcla de
de la mesa, ó con el techo por las cadenas
realidad y de fantasmagoría destruye por
o)
¡completo las suposiciones del público, so-
que á él sujetan el plato; pero supóngase
1. Concluye. Véase Cosmos, pp. 87 y 120. ¡bre todo del público que acude á las ferias,
)
COSMOS
acerca de los medios empleados para obte- | pejo PM debe formar con la línea del techo
ner ese electo. MI/ un ángulo igual al que forma con la lí-
La ilusión del busto aislado se debe á una nea del fondo M£ ó dicho de otra manera,
combinación de espejos. la línea del espejo PM debe ser la bisec!riz
El busto que se percibe es real y se le ve del ángulo /M£; pero en virtud del princi-
directamente: pero el cuerpo está disimula- pio de óptica que recordamos ya al hablar
do de la ma- de los espec-
nera siguien- tros vivos:
te: en nues- «un objeto
tro dibujo ex- que se refleja
plicativo, en en un espejo
el que repre- aparece de-
senta el corte trás de ese es-
álolargo de la pejoá una dis-
escena, Fig.
205, la línea
PMres el cor-
te deun gran
tancia igual ad
fa en que se
separa»; cual-
quier punto
de la línea M/
alreflejarse
espejo -esta-
ñado, que
partiendo. de
en el espejo
la linea de te-
PM aparece-
lón P sube rá situado en
la línea ML.
Así pues,
para el espec-
tador coloca-
hasta la parte
superior del
fondo en MM.
Este espejo
tiene el ancho Fic. 204—Experiencia del busto aislado do en O, el
de la.escena. punto e al re-
Casi en la parte media presenta una abertu- ' fljarse en C” parecerá estar en el punto C,
“apor la cual un:actor en traje de Pierrot, | siendo la distancia cC” igual á CC”. El pun-
pasa la parte superior de su.cuerpo, el bus- to / al reflejarse en £L” parecerá ser £; y lo
to, que los espectadores deben mirar: los mismo con todos los puntos intermedios.
pliegues. del vestido El espectador cree-
ocultan los bordes de rá ver, pues, la línea
la abertura. ML, cuando en reali-
El espejo divide, dad no ve mas que la
reflexión de M/. O, ceo-
mo acabamos de decir-
pues, la escena en do s
partes. casi iguales:
una que es visible para lo, eréerá ver el fon.
el público, es decir la G:
/3
parte anterior; y otra
do de la escena, cuan-
do no percibe otra
que le está oculta, ó cosa que la reflexión
sea la en que se en- Fic. 205.—Diágrama explicativo del fenómeno del techo en el espejo.
cuentra el cuerpo del De igual manera, la
actor. Ahora bien, como el público. no se, da (reflexión de la parte anterior de éste, le pro-
cuenta de esta separación cree ver directa- | ducirá la ilusión del piso de la escena.
mente el piso y el fondo de la escena, cuan-) Es de notarse que el quidam que le con-
do en realidad no ye más que la reflexión testa al busto puede encontrarse delante del
del techo en el espejo. espejo, sin que su imagen se refleje hacia
ara que se obtenga el resultado, él es- llos espectadores. Este hecho contribuye 4
aumentar la ilusión porque el público no se
da cuenta de la diferencia que existe entre
la disposición del lugar donde aparece el
busto y la del lugar donde camina el que
le habla.
Siendo el busto aislado un espectáculo que
para conservar su interés no ha de durar si-
no algunos minutos y necesitando así mismo
una instalación muy delicada y muy larga.
conviene más á los gabinetes de Física y á
las barracas de las ferias donde el público
se renueva constantemente, que a los gran-
des teatros; pero aún en éstos si las dispo-
siciones están bien tomadas y el alumbrado
bien arreglado, constituye una de las ilusio-
nes de óptica más hermosas y más Intere-
santes.
/ G. KenLus.
(La Nature, 1883, I, pp. 367-368.)
>
FOTOGRAFÍA DE LOS COLORES
PORELMÉTODOINTERFERENCIAL:
DE M. LipprmMawnN |!
Aplicación.—¿Qué falta para hacer abso-
lutamente usual el procedimiento fotocró-
mico de M. LipPmMANN?.
Disponer de aparatos que permitan la ex-|
posición facil, en la cámara obscura, de pla-
cas de grandes dimensiones: esta es una
cuestión material que no embarazará á nin-
guno de nuestros hábiles constructores. En-
COSMOS
¡lamente la venida del rojo exige tiempos de
¡exposición tan largos; las otras partes del
¡espectro vienen en algunos minutos; y aún
en algunos segundos el violeta y el azul.
Algunas placas empleadas en ensayos re-
cientes, han permitido reducir á cinco mi-
nutos la exposición del rojo: éstos casi son
tiempos de exposición normales.
tan grande
apariencia, del gelatino-bromuro de plata,
Ademas, la sensibilidad, en
no existe sino para los objetos azules ó vio-
letas: la Fotografía ordinaria no da más que
las partes azules ó violetas de los objetos
que reproduce. La experiencia diaria esta
alli para probarlo: los árboles vienen siem-
pre, en todos los clisés ordinarios, en ne-
gro sombrio, así como las praderas; los ama-
rillos, que son sin embargo, tintes claros en
la naturaleza, vienen en negro; los rojos,
los bermejos, por escarlatas que sean, dan
genes sombrias, absolutamente
como si fuesen negros. Al contrario, los co-
siempre imá
¡lores violetas y azules, naturalmente obscu-
ros, sombrios y poco visibles, impresionan
¡vigorosamente las placas, y producen, sobre
los clisés, partes blancas que dan una sen-
sación contraria á la del objeto.
¿Quiere ésto decir que el gelatino-bromu-
ro es impotente para impresionarse bajo la
acción única de los rayos rojos? No. Es
¡siempre posible, si se trata de un objeto
¡rojo escarlata sobre fondo negro, obtener
|
¡de este objeto, como es racional, una prue-
contrar substancias más sensibles que las Co- | ha elara sobre fondo obscuro: pero será pre-
nocidas hasta hoy, y que permitan por con- ciso para ésto, exposiciones de varias horas,
siguiente reducir con grandes proporciones durante las cuales la placa deberá proteger-
la duración de exposición, sobre todo para | se de la luz difusa actínica que contiene ra-
el rojo, es un asunto difícil de resolver; yos azules.
pero: no Iasolltioo. l , E : En este orden de ideas M. Lirpmann ha-
2 Basta neleninse á la historia de la Fotogra- | bía publicado desde 1889, un procedimiento
Ha ordinaria [Pers as una verdadera revolu- | de Fotografía ortocromática, cuyas pruebas
crón operada por el O que |figuraron en la Exposición de 1889 en los
pes obtener E un centeno de segundo, l aparadores del Ministerio de Instrucción
el clisé que hubiera exigido Eva el colodión Pública. Este procedimiento consiste en di-
seco, diez minutos de exposición: es Pues vidir el tiempo de exposición en tres perio-
un aumento de sensibilidad en la relación'
de 60,000 á 1.
Por o parte es preciso observar bien | objeto que se va á reproducir: algunos se-
que, aún con las placas albuminadas 6 colo-' gundos bastan, interponiendo un vidrio azu?
eenets empleadas pos Ml [usas 50! delante del objeto. En el segundo período,
dos: en el primero, no se impresiona la pla-
ca sino con los rayos violetas y azules del
1. Concluye. Véase Cosmos pp. 78—123. se pone delante del objetivo un vidrio per-
de, que detiene los rayos azules: es necesario
conceder varios minutos á esta exposición
del verde, haciendo variar naturalmente la
gún el brillo del
objeto. En fin, en el tercero y último perio-
duración de exposición se
do, estando cubierto el objetivo con un vi-
drio rojo que detiene completamente los rayos
azules y verdes, se impresiona la placa por
las partes rojas del objeto; pero esta última
fase es muy larga; á menudo son necesarias
varias horas para obtener una prueba sufi-
ciente. Se ve, pues, por este ejemplo, que
la Fotografía de los colores no es más lenta
que la Fotografía común, cuando se exija
á ésta ser fiel, es decir, que reproduzca las
partes claras del objeto, comprendiendo las
partes rojas. ]
Se puede decir que desde hoy el método
de M. LiprmMANN permite las reproducciones
de vidrieras y de objetos muy iluminados,
con un tiempo de exposición que no es na-
da exagerado.
Naturalmente, todas las pruebas obteni-
das son sobre vidrio; pero se concibe facil-
mente la posibilidad de desprender la capa
de gelatina y transportarla sobre papel. Es-
te transporte es hoy cosa familiar á los fo-
tógrafos, y no ofrecerá ninguna dificultad
práctica en manos ejercitadas:
Causa de las faltas de éxito en las inves-
tigaciones antiguas. —Abhora que M. Lrer-
MANN ha hecho conocer la teoría de la re-
producción fotográfica de los colores, es facil
explicar por qué la notable experiencia de
M. Ebmunvo BecouerreL no ha dado resulta-
dos definitivos: en una palabra, por qué la
prueba del espectro que había obtenido, no
era susceptible de fijarse.
Este sabio había constituido su capa sen-
sible por medio de una capa de sub-cloru-
ro de plata violeta, extendida en la cara pu-
lida de una lámina reflectora de chapa de
plata. En estas condiciones, los planos no-
dales y los planos ventrales, que son el ór-
gano mismo de la reproducción física de los
colores, se producían en el espesor de esa
capa, y el ojo tenía bien la sensación de los
colores espectrales. Pero, si se coloca la
placa impresionada en el hiposulfito de so-
sa, destinado á fijar la imagen obtenida, las
partes comprendidas entre los planos ven-
COSMOS
139
trales, que eran los únicos activos, se di-
solverán. Como estas partículas constituían
el único soporte que mantiene los planos
reflectores á distancia de una semi-longitud
de onda, faltando este soporte, los planos
reflectores se desplomaban unos sobre otros
y desaparecía toda coloración: esto es lo que
sucedía. Si ahora, en lugar de fijar la placa,
se la expone de nuevo ¿ la luz del día, obra-
rá ésta sobre las partes todavía sensibles
que están situadas en el intervalo de los pla-
nos ventrales y las impresionara á' su vez:
toda la materia quedará, pues, alterada de
una manera uniforme y la imagen desapáte-
cerá también.
En la experiencia de M. Lirpmana, al con-
trario, la materia sensible “se impresiona
en la masa de una substancia transparente:
colodión, gelatina, albúmina, que le sipve
de soporte. Esta substancia no se disuelve
por el fijador, el cual no disuelve sino el
cloruro no impresionado que aquella encie-
rra: sirve, pues, de armazón al edificio de los
planos paralelos reflectores, para mantener
invariable la distancia que los separa y que
es necesaria á la producción de los colores
por medio de las interferencias.
CONCLUSION
Se puede decir que ahora la Fotografía
ha franqueado la última etapa que le quedaba:
la solución general del único problema que
aun estaba por resolver, se ha encont vado y
es definitiva, porque es científica y racional.
En estas investigaciones, proseguidas duran-
te tres años, nada ha quedado abandonado
al azar: todo, al contrario, ha sido buscado
en la vía de la experiencia por medio de un
métudo esencialmente fisico. Asi, el éxito
brillante obtenido por M. LippMaNN, es un
triunfo para la Ciencia pura. '
Es también un triunfo para la Ciencia
francesa, pues este modo de reproducción
de los colores del espectro con ayuda de las
láminas delgadas limitadas por planos de
plata, constituye una materialización, reali-
zada por un sabio francés, de esas ondas lu-
minosas concebidas primeramente por el ge-
nio poderoso de otro francés ilustre: AGus-
TÍN FRESNEL.
ALFONSO BERGET,
APUNTES PARA LA HISTORIA |
DE LA BALANZA EN MICA
Y DE ALGUNOS OTROS APARATOS
Y PROCEDIMIENTOS CIENTIFICOS
|
1*,—Se conoce el problema de la corona |
de Hierox, relativo al análisis de una liga!
de oro y de plata por un método puramen-
le físico. El rey había confiado á un plate-
ro cierto peso de oro para fabricar una co-
rona, Entregado el objeto, bajo una forma.
artística, se sospechó un fraude. Se había.
devuelto el mismo peso del metal, pero ¿er:
oro? ¿Había sustituido el artista á una parte
del oro, un metal menos precioso, la plata ó:
el cobre, por ejemplo?
Los antiguos poseían desde esa época, —
por medio de la copelación, combinada con
el empleo del azulre y de los sulfuros me-
tálicos, ó bien con la cementación en pre-!
sencia de las sales de hierro y del cloruro.
de sodio —procedimientos propios para ana-
lizar las ligas de oro y plomo, cobre y aún
plata,
Pero estos procedimientos exigían la re-
fundición del metal, y por consiguiente, la
destrucción del objeto de arte: analizar la
liga sin alterar el objeto, parecía un proble- |
ma irresoluble. Sin embargo, fué resuelto
por Arquiímepes, y dió en cierto modo la:
primera ilustración del principio célebre so-'
bre que reposa la Hidrostática. En esta oca-
sión fué, se dice, cuando el geómetra grie-;
go pronunció la palabra tan conocida y re-
petida Edonxx, «he encontrado.»
Vrrruvio es el autor conocido, más anti- |
guo, que expone detalladamente la solución, |
tal como él la comprende. ! Según este au- |
tor, ArquímeDES había introducido sucesiva-.
mente pesos iguales de oro y plata en un:
agua. Habría
medido el agua derramada en los dos casos,
no directamente, sino según la cantidad de
vaso lleno completamente de
agua que fuera preciso cchar de nuevo en el]
vaso, para llenarlo exactamente, después de |
haber sacado la masa metálica. Conociendo
estas dos cantidades, así como el peso del agua:
desalojada de la misma manera por un peso
igual de la liga desconocida, Anquímeoes ha-
bría concluido, por una regla que es facil!
1 De Architectura, L. IX, Ch. 3.
COSMOS
establecer. la proporción relativa de los dos
metales en la liga, sin que fuese necesario
destruir la corona, ni hacerle sufrir ningu-
'na alteración. i
Ala verdad, ésto supone que la plata nada
¡más había sido empleada por el falsificador
ide ovo. Pero cualquiera que sea el metal
¡sustituido, el método empleado sería siem-
¡pre eficaz para acusar el fraude, siendo “el
oro, de todos los metales conocidos en su
época, el que ocupa menor volumen bájo un
peso dado: es, pues, el metal que desaloja
¿Menos agua, v todo exceso a este respecto
acusa el fraude.
Observemos aquí que el descubrimiento
del platino y de los metales congéneres, más
¿densos que el oro, haría defectuoso este mé-
todo, pues permite fabricar, ligando el pla-
tino con un metal más ligero, ligas de la
misma densidad que el oro, y los falsifica-
dores modernos han empleado en efecto es-
te procedimiento. Pero el platino era des-
conocido por los antiguos.
Sea lo que fuere, limitándonos á conside-
“ar las ligas de oro y plata, el método ex-
puesto por Vrrruvio es correcto en principio;
con tal, bien entendido, de que se suponga
¡—lo que hacía implicitamente Arquímenes
¡—que no hay dilatación ni contracción, al
¡formarse la liga. Pero el procedimiento (i-
sico que pone este método en práctica, es
¿de una exactitud mediana, porque el llenado
de un vaso de boca grande, vaso necesario pa-
¡ra la inmersión de una corona es difícil de
definir, y la medida de la cantidad de agua
derramada en estas condiciones es poco pre-
cisa,
Esto es lo que GaLiro hizo observar con
razón, | y presentó otro procedimiento me-
nos grotesco, fundado en el empleo de la
balanza hidrostática. Dijo que * este em-
pleo respondía mejor al genio de Anquime-
pEs, que sin duda debió usar algún artifi-
cio análogo. ln la balanza hidrostática, en
efecto, se determinan las pérdidas de pe-
so de una masa metálica suspendida y pe-
sada sucesivamente en el atre y en el agua,
1. Obras de GaLiLgo, edición de ArsErr, t. XI, p.
21; 1854.
2. La misma obra, t. XIV, p. 201.—BiLAxcerTa,
Edición Nacional, t. [, p. 215; 1890,
operación susceptible de muy grande pre-
cisión.
Esta suposición de GaLiLEO era más ver-
dadera de lo que quizá creía él; á no ser que
haya tenido conocimiento de los procedi-
En
electo, citaré pasajes que muestran que la ba-
mientos de oficio que voy á recordar.
lanza hidrostática se empleaba, para analizar
una mezcla
de la Edad
de oro y plata, por los plateros
Media, y que su procedimiento
se remonta á la antigúedad.
Citaré primero un texto perteneciente á la
Edad Media, que da una expresión numéri-
ca más aproximada que ninguna otra para la
composición de la liga. Se encuentra en un
tratado técnico, relativo á la Platería y á la
Pintura, tratado intitulado Mappz clayicula.
Poseemos de él varias copias: una, del si-
glo XUL, ha sido publicada por Way en el
tomo XXXII de la Archeología, colección de
la Sociedad Arqueológica de Londres.
COSMOS
4
141
te trozo, es preciso observar que la frac-
ción indicada al principio: ¿+5 es la di-
ferencia entre las pérdidas de peso, en el
agua, de masas iguales de oro y plata.
1 kilogramo de oro, por ejemplo, per-
derá según la densidad conocida del metal
—(sea 19.26): 51%. 9
Y 1 kg. de plata perderá según la densidad
¡eomeaida del metal —(sea 10. 51) : 95%. 1.
La diferencia es 43%. 2
Ahora bien, (5, +3) de 1 kg.==45%. 8.
Los números son tan aproximados como po-
| mw)
1
dría esperarse dados los procedimientos de
purificación de los metales conocidos, en la
Edad Media.
La proporción relativa del oro y de la
plata,
|
|
en una liga sometida á la misma prue-
ba, se calcula fácilmente: siendo y la pérdi-
da de peso del oro, p” la de la plata, e” la
de la liga, la fracción x del oro que encie-
¡rra será
Voy á dar este pasaje entero, traducido á
y pasa
nuestra lengua.
de la Archeología (t. XXXII, p. 225).
Toda muestra de oro puro, cualquiera que sea su
peso, es más densa que toda muestra de plata igual- |
mente pura y del mismo peso, y ésto en la propor-
ción de un veinticuatroavo más un docientoscua-|
rentavo. Se puede probar como sigue: comparemos |
bajo el agua una libra de oro puro con una libra
de plata igualmente pura, y encontraremos que el oro
pesa más que la plata, ó que ésta pesa menos que
aquel once dineros, es decir, la veinticuatroava más
la docientascuarentava parte de su peso.
Y es la razón por qué, si teneís un objeto fabri-
cado, en el cual el oro parezca mezclado con la pla-
ta, y desecis saberla cantidad que tiene de oro y la
cantidad de plata, tomad oro ó plata, bajo una ma- |
sa igual; luego colocad un peso igual de uno ó del
otro metal, lo mismo que la masa en cuestión (to-
mada bajo el mismo peso) en la balanza, y sumer-
gidla en el agua. Si la masa es de plata, se levan-
tará, en tanto que el oro se inclinará; habiéndose
bajado el lado del oro la misma cantidad que se ha
elevado el de la plata. Con el objeto mismo, pesa-
do bajo el agua, todo aumento de peso (con rela-
ción á la plata) pertenece al oro;
(con relación al oro) debe corresponder á la plata,
Y para hacernos entender mejor, debeis considerar
que bajo la relación del exceso de peso del oro,
como el de ligereza de la plata, once dineros repre- |
sentan una libra, así como se ha dicho más arriba.
El empleo del método hidrostático está:
descrito aquí con mucha claridad. Para en-|
tender con toda exactitud el sentido de
Cerresponde al núm. 194
toda disminución |
(CO
9 '—y es lo que el autor expresa por once
¡dineros para una libra. Para comprender
|
¡es
ta expresión, conviene saber que el au-
¡tor usa libra de doce onzas, valiendo cada
onza veinte dineros; once dineros haeen,
pues, precisamente ¿-+;,, del peso de la.ma-
57
sa metálica puesta en experiencia.
Este procedimiento de análisis de las li-
¡gas de oro y plata por medio de la balanza
hidrostática, estaba muy extendido entre los
plateros de la Edad Media, pues se encuen»
tra el mismo texto en un manuscrito del
siglo XII, que contiene un tratado técnico
muy conocido,
Cap. :
nos exactas en cuanto á los valores numé>-
el de Eraciio (Libro III,
23); pero con variantes un poco me-
1
0
ricos. El autor indica la fracción ;, (es de-
cir 50%. en lugar de 45%. 8) para repre-
sentar el exceso de la pérdida de peso de-
'bida al oro
12 dineros como número característico. Aho-
sobre el de la plata, y el valor
ra bien, estas variantes numéricas existen,
así como el texto mismo, según lo he com-
probado en el manuscrito latino 12,292 de
1. Se desprecia la pérdida de peso en el aire, que
no afectaría sino á Ja última decimal.
la Bibloteca Nacional de Paris, l en el pri-
mer folio escrito en el siglo X.
El pasaje de la Mappe Clayicula es, pues,
el más exacto y probablemente el que res-
ponde á la más vieja tradicción, que debe
ser la más precisa. Hácia los siglos X ó6 XII
no se les ocurría ni tenían posibilidad de
rectificar los datos transmitidos por los sa-
bios de la antigitedad.
Algunos modernos, principalmente el edi-
tor del Tratado de Eraciio en los Quellen-
schriften fur Kunstgeschichte und Kunsttech-
nik des Mittelalters (Viena. 1873, p. 141),
han pensado que el procedimiento descrito
por el autor no se ha transmitido directa-
mente desde la antigúedad, sino que ha ve-
nido á Europa, como tantos otros resultados
cientificos, por conducto de los árabes. Se
sabe que los árabes mismos no han hecho, en
materia de Física y de Matemáticas, más que
que traducir á los sabios griegos. Parece
probable, según ésto, que la balanza hidros-
tática viene de los griegos, si es que no de
ARQUÍMEDES mismo.
Añadiré que la indicación del procedimien-
to en los manuscritos del siglo X, es decir,
anteriores á la influencia árabe, demuestra
que se había conservado en Occidente por
una transmisión técnica directa y no inte-
rrumpida.
Que la balanza hidrostática se remonta á
la antigúedad clásica, lo demuestra efectiva-
mente la lectura de un pequeño poema lati-
no sobre los pesos y medidas, atribuido por
a O. Remnio
Fannio PaLemo. ste poema, escrito en tiem-
unos a Prisciano y por otros
po del Imperio Romano, hacia los siglos IV
ó V de nuestra era, ha sido publicado en los
Poeta latini minoris. El empleo de la balan-
za hidrostática para resolver el problema de
la corona, se describe allí ¿mpliamente y
se atribuye á Arquimees (HuLrscu, Metrol.
reliquize, t. IL, p. 95).
La diferencia entre las pérdidas de peso
en el agua, de una onza de oro y de plata,
está fijada en este poema en tres dracmas,
es decir, en z,, aceptando la valuación de la
libra ática en 75 dracmas, según los versos
anteriores del mismo poema. Esta fracción
1 Ancien Fonds Saint Germain 852,
COSMOS
es un poco inferior, según lo que precede,
pero siempre se aproxima á la verdad.
En resumen, el empleo de la balanza hi-
drostática para analizar las ligas de oro y
plata, reposa en una tradición cierta, ates-
tiguada por pasajes auténticos y transmitidos
á la Edad Media desde el tiempo de los grie-
gos y de los romanos.
2"—El mismo poema latino, contemporá-
neo del Imperio Romano, contiene la des-
cripción del areómetro, instrumento del que
habla también detalladamente Siwesto, en
una Carta á Hiparía, publicada en sus obras.
3—En fin, el poema sobre pesos y medi-
das expone un procedimiento para determi-
nar la composición de un objeto formado con
una liga de oro y plata, según su peso y el
de un volumen igual de cera, medidos di-
rectamente: lo que es todavía más notable.
El procedimiento consiste en tomar desde
luego los pesos de un mismo volumen de
oro, de plata y de cera, y después el peso
del objeto y el peso de una reproducción de
¡cera, ejecutada por medio del mismo objeto.
| La comparación de estos diversos datos per-
mite calcular la proporción relativa del oro
+ . . . .
y la plata, en la liga arriba indicada.
Este procedimiento se deriva evidentemen-
te de la práctica de los plateros de vaciar sus
| plezas en cera, perdida hoy y de la cual voy .
á hablar ahora.
4'—Se observará que, en los procedimien-
tos anteriores, no se calculan las densidades
propiamente dichas de los metales, si bien
las experiencias suministran todos los datos
necesarios. La densidad es una noción abs-
tracta, que hasta muy tarde ha venido á acla-
rarse y definirse completamente. Sin embar-
go, las relaciones numéricas entre las den-
sidades de los metales eran conocidas de
hecho, al menos aproximadamente; pues re-
sultan de una receta señalada en un manus-
erito de la Mappe clavicula, que existía en
Schlestadt, escrita en el siglo X. M. Giry,
que la ha descubierto y cotejado, tuvo á bien
comunicarme su cotejo; ha encontrado dos
transcripciones de la receta que voy á dar.
Esta receta me parece, lo repito, que se re-
fiere al moldeo de objetos de cera, práctica
¡olvidada hoy, é indica los pesos relativos de
los metales susceptibles de reemplazar en el
molde, un peso dado de cera. Yo he encon-
trado un pasaje análogo en el manuscrito
latino 12,292, manuscrito del siglo X ya ci-
tado (p. 480), pasaje que allí figura bajo el
título:
De mensura cere et metalli in operibus fu-
silibus: «De la medida de la cera y del me-
tal en las obras ejecutadas por fusión ».
En la fusión, he aquí los pesos de caza metal que |
deben corresponder al peso de la cera. *
l onza de cera (20 dineros) es reem-
plazada durante la fusión por 8
onzas y 16 dineros de bronce ?*.... 176
9 onzas y 3 dineros de cobre ?...... 185
T onzas y 17 dineros de estaño...... 157
10 onzas y 12 dineros de plata....... 212
1 libra y 6 dineros de plomo........ 246
1 libra, 7 onzas y 8 dineros de oro *. 388
se admite para la densidad de la cera
el valor conocido 0,96, las cifras que ante-
ceden, darían para los metales, las densida-
des siguientes:
Bronce........ OS O UNA 8,4
COLT a tao 8,8
ENA aas 1,0
Is e car 10,2
AN o NERO MOSSOS 11,5
Dane 18,6
¿stas cifras se acercan bastante á las den-
sidades de los metales puros, tales como hoy
sabemos prepararlos. Se referirían á los me-
tales solidificados, más bien que los á meta-
les en fusión; pero las condiciones del moldeo
son muy complicadas para permitir acercar
más, semejantes aproximaciones.
5%,—He tomado esta relación para recor-
dar un nuevo texto relativo al origen del
nombre del bronce, texto más decisivo aun
que los precedentes que he sañalado. ? Yo
había referido este nombre al de la ciudad
de Brundusium habiendo hecho Brundustum
lo mismo que es Cyprium, cobre. Sin vol-
ver á las pruebas que habia dado, diré hoy
1 En varios de estos pasajes, después de haber
dado los pesos de las materias que reemplazan á una
onza de cera, el autor ha creído necesario presentar
una segunda tabla en que da los pesos que reempla-
zan á una libra de cera; pesos proporcionales á los |
precedentes.
2 Eris albe, ms. 12,292.
3 Lris Cypril, ms. 12,292.
4 19 onzas y 9 dineros en uno de los pasajes: lo
que corresponde á oro un poco más fino.
5 Introd. a U'étude de la Chimie des anciens, pp.
COSMOS
143
|
que se leen, efectivamente, en una receta de
amalgama de la Mappe clavicula (Num. 89),
las palabars: Brundisini speculi tusi et cri-
¡bellati; es decir «Metal para espejos de Brin-
¡des, molido y cribado.» Se trata, pues, del
metal que servía para fabricar aquellos es-
pejos de Brindes, de que nos habla Primo
en dos lugares, | y que me parecen el ori-
gen del nombre moderno del bronce.
Pero yo he tratado esta cuestión más am-
¡pliamente en la Revue archéologique (1891),
a la cual remito al lector.
6.
clayicula la descripción de una invención
Se encuentra también en la Mappe
menos importante, pero que no carece de
interés ni de aplicación, la del sistema de
circulos concéntricos, llamado de CaArDan;
sistema muy conocido, con ayuda del cual
un objeto colocado en el centro, conserva
una posición invariable, cualesquiera que
sean los movimientos impresos al sistema.
Pues bien, éste era conocido en el si-
glo XII, porque figura en la Mappe clasi-
cula, entre una serie de recetas de magia 6
prestidigitación, profesiones ejercidas enton-
ces por los mismos individuos. He aquí en
qué términos:
Sean cuatro circulos concéntricos, que se desli-
cenlosunos sobrelos otros, por una disposición con-
veniente de sus diámetros; si se suspende un vaso
en el interior, de cualquier modo que se les voltee,
nada se derramará.
No es dudoso que en los procedimientos
secretos de la magia, á la que no era extra-
ño, haya encontrado CARDAN su invención,
que es probable se remonte hasta los físi-
cos griegos.
Según una carta que M. Le Myxrk oe Vi-
LERSs me ha hecho el honor de escribirme,
la suspensión á la Caran se ha empleado
igualmente en el extremo de Asia, probable-
mente desde tiempo inmemorial, pues los
chinos no cambian sus procedimientos: sin
embargo este punto exigiría nuevas luces.
7%.—Es oportuno recordar aquí que el
principio del maromero chino, es decir, el
¡empleo del mercurio en un cuerpo hueco
| cuya presencia desaloja el centro de grave-
dad durante la serie de movimientos que
io en contacto de un soporte sólido, era
| A e 5
¡ 1 La misma cita, p, 279,
144
ya conocido y utilizado por los saltimban-
quis de la antigiedad, como lo atestigua un
pasaje de FiLipo, autor cómico, citado por
ARISTÓTELES !.
8”.— Hago observar, por fin, que he de-
mostrado en la presente Compilación ?, la
filiación an'igua de algunas recetas de la
Mappe Clayicula, sacadas del estudio de las
ligas metálicas y congéneres. En efecto, va-
rios artículos que las describen, están tradu-
cidos palabra por palabra de los textos grie- |
gos contenidos en el papiro egipcio de Lei |
de y otros artículos están traducidos de un
modo semejante de algunos textos, pertene-
cientes á los más viejos alquimistas grieg
que yo he publicado. Esto prueba una trans-
misión directa de los conocimientos téeni-:
cos de la antigiedad, por la vía de los pro-=
cedimientos tradicionales en los talleres de
Egipto á Italia y de la época del Imperio
Romano hasta el corazón de la Edad Me-
dia.
BeErTHELOT.
(Del Instituto de Francia).
¡Annales de Chimie et de Physique, 1891, pp. 47
y 485).
- LA CIENCIA DIVERTIDA
EQUILIBRIO DE UN PLATO
El cucharón, modesto emblema de las co-
ñ
cineras, nos ha servido para ejecutar dos
curiosas experiencias de equilibrio, que pa- |
recen contrariar las leves de la gravedad.
Fic. 206
Anexémosle á su hermana la espumadera y
estos dos utensilios reunidos nos permitirán
colocar la orilla de un plato invertido so-
1 Introduction a la chimie des anciens, p. 257.
2 63 serie, Tomo XXII, p. 145.
COSMOS
DOS, |
]
bre el borde de un vaso ó la boca de un
botellón, en donde se mantendrá en equili-
brio estable.
Enganchad el cucharón en la orilla del
plato interponiendo una rodajita de corcho,
(una rebanada de tapón) de manera de evi-
tar, por medio de la presión así producida,
el que pueda oscilar á derecha ó izquierda
el cucharón. Golocad el plato sobre el bo-
¡tellón con la mano izquierda, enganchad con
¡la derecha la espumadera y después de al-
cunos tanteos, haciendo avanzar ó retroce-
|
S
¡der el plato, encontraréis el punto en que
¡permanecerá en equilibrio.
EL HUEVO PARADO SOBRE LA BOTELLA
Clavad en dos lados opuestos de un ta-
1
¡pón, dos tenedores de igual peso; ahuecad
¡ligeramente, la extremidad inferior de di-
¡cho tapón, de manera que se aplique exac-
tamente en uno de los vértices del huevo;
colocad el otro extremo enel borde de una
botella, pero teniéndolo muy derecho, y des-
pués de algunos tanteos, os convenceréis
¡de que el conjunto permanece en. equilibrio
lá causa de haber bajado el centro.de grave-
dad. SNE os ES
y e, ñ A z
Pou Trr.
£C.OSMOS*s
Lámina 10%
Tomo |
K, FerrarI Pérez, For. FoTOCOLOGRAFIA DEL COSMOS
GRUTA CARLOS PACHECO (CERCA DE CACAHUAMILPA)
EL MONJE
REVISTA ILUSTRADA DE ARTES Y CIENCIAS
=> RATAS IA NT
Director PROPIETARIO, FERNANDO FERRARI PÉREZ
Tomo Í
]
TacunaYa, D. F., 15 be Mayo pe 1892
Núm. 10 e
ENSAYO DE APLICACION DEL MEYODO LOGICO
AL ESTUDIO
DE LA RESISTENCIA DEL AIRE
Y PROYECIO DE UN APARATO
PARA DETERMINAR EXPERIMENTALMENTE
LOS VALORES PARCIALES
DE DICHA RESISTENCIA?
EL ANEMODINAMÓMETZ20 COMO APAPATO
DE DETERMINACIÓN EXPEZIMENTAL DE LOS VALORES PARCIALES
(m, a, a, e, p) DE QUE SE COMPONE LA RESISTENCIA
43. Deseripcióon.—En esta nueva aplica-|
ción como en la precedente (2* experiencia
del 2% método) el anemodinamómetro debe|
tener una gran precisión y una gran sensi-
bilidad. Las principales modificaciones que
se le han de hacer sufrir para la presente
aplicación, son las siguientes:
El tubo de escape adaptado al ventilador
manométrico Á es aquí más pequeño que en
la Fig. 160 y esti desprovisto del hilo inte-
rior (Fig. 208).
Un segundo ventilador absolutamente idén-
tico al ventilador A y colocado en frente de
éste, tiene por objeto sustituir al viento pro-
piamente dicho, una corriente artificial cuya
intensidad se puede variar á voluntad por
medio del peso adicional K. Hemos emplea-
do ya, por otra parte, esta disposición en
la primera experiencia del 2% método ($ 41).
El mismo soporte de metal fundido OS de
la Fig. 160 lleva además un marco OIPS
de metal fundido también que sirve par sus-
pender el fiel 4G. Las modificaciones hechas
al fiel son poco más ó menos las mismas
que las que hacen de una balanza corriente,
una balanza de sensibilidad y precisión; no
nos ocuparemos, por otra parte, de estos de-
talles que pertenecen sobre todo al dominio
de la construcción.
1. Continúa. Véase Cosmos pp. 81 y 129.
¿n lugar de una sola placa, ó para expresar-
nos en términos más generales, de un solo.
cuerpo P (Fig. 160) tenemos ahora dos, P y
P” (Fig. 208) fijos en las extremidades de una.
ligera varilla de acero d'e”. Esta varilla de ace-
ro forma parte de un marco muy ligero d'dee”
| z A
tambien de acero. Un travesaño // asegura
la invariabilidad de forma del sistema.
La varilla dese prolonga de cada lado, detal
manera que sea In" 6 Hii=ee' 6 dd"; leva?
en sus extremidades dos platillos m y n. Se
ve en /la sección del cuchillo de suspen-
sión del fiel. Dos pequeños agujeros oblon-
g'os, perforados en el sentido de la longitud so-
bre la varilla 77, dan paso á las varillas dd' y;
¡ee” y permiten las libres oscilaciones del fiel..
Finalmente, una aguja larga y muy ligera bg
cuya punta está dirigida hacia el suelo, com-:
pleta el conjunto de los órganos que desig-.
namos bajo el nombre genérico de fiel.
Como la mesa OS está nivelada conve-
nientemente por medio de tornillos que, pa-
ra el efecto, están colocados en los piés, la.
aguja DG del fiel tiene que estar rigurosa-
mente vertical, y las varillas de y d'e*, soli-
darias en sus movimientos, deben ser hori-
zontales. Además, la varilla d'e” debe estar
colocada en la dirección del eje de figura de
los tubos de escape; finalmente, se coloca en
el suelo otra aguja Q, lastrada en su base,
y cuya punta coincide exactamente con la
de la gran aguja del fiel.
Describiremos á medida que la necesidad
se haga sentir, en el curso de la experiencia,
los organos de este aparato que se podría
llamar anemodinamómetro diferencial, por
las razones que se verán más adelante.
Al accionar los dos ventiladores sobre los
cuales se han colocado los pesos iguales KK,
las dos fuerzas opuestas deben equilibrarse
siempre y la coincidencia de las agujas debe
por lo tanto persistir; mas aun, la igual-
dad de presión en los manómetros no de-
jara de tener lugar si uno y otro están cons-
truidos y graduados idénticamente,
Pasemos, en fin, á la determinación expe-
vimental de los valores parciales (1, s, a, e
v:p) de la resistencia total A, determinación
respecto de la cual hemos hecho va algunas |
consideraciones generales (p. 101),
44. Definición de los poderes.—Hemos de-
signado bajo el nombre de poderes los va-
lores precitados ó circunstancias de varia-
ción de la resistencia total, porque en efecto
vada uno de estos valores representa una
parte del poder pasivo total A, estando for-
mado en realidad este último valor por el
conjunto de las diversas circunstancias de
forma, estado de la superficie, inclinación,
etc., propias á cada cuerpo en particular,
es decir que
R==m+s+a+e+p.
Dentro de poco daremos la definición de
los poderes parciales de que se compone el
poder pasivo, resistente, total de los cuerpos.
Cuando tratemos cada uno de los poderes
en particular se comprenderá mejor la ra-
zón de las definiciones respectivas.
Se llama:
la longitud de sus períme
ep s
SN AN tros 6 márgenes;
la propiedad que tienen las | el estado de unión, de pu.
Y + superficial | superficies ó los cuerpos de limento 6 de lisura de |
presentar 4 la sección del la superficie;
E viento una resistencia pa- | el ángulo constante d varía.
1 AS siva más 0 menos grande ble que forman con la
direción del viento;
su extensión ó Arca;
| au peso,
serán
extensional
ponderal
45. Variación de circunstancias.—la ven-
taja que presenta el aparato de poder apli-
carse de diversas maneras al estudio de un
mismo caso, 6 para decirlo mejor, de repe-
tir la misma experiencia en condiciones di-
lerentes, nos permitirá emplear el procedi-
miento que la Lógica inductiva llama paria-
ción de las circunstancias.
Podemos operar, sea con uno de los ven-
tiladores, sea con los dos. Si empleamos
uno, la experiencia puede hacerse de dos
maneras: con presión manométrica constan-
te y con peso variable del fiel, ó bien, á la
COSMOS
ES Y
Inversa, con peso constante y con presión
variable.
PODER MARGINAL m
EL poder marginal se divide en poder
marginal curvilineo, en poder marginal rec-
tilineo y en poder marginal anguloso.
46. Contornos curvilíneos,—1* Experien-
¡cila.—Determinación completa de R=l-u.
Tomemos desde luego un solo ventilador, A
por ejemplo, Y OPEREMOS CON PRESIÓN CONS=
TANTE SOBRE EL MANÓMETRO DE ESE VENTILA=
[DOR Y CON PESO N VARIABLE DEL FIEL mn”,
Comencemos por el estudio de la influen-
¡cia de los cambios de forma (m), es decir,
lla influencia que los cambios de figura en
¡las superficies planas ejercen sobre la resis-
tencia pasiva que estas superficies presentan
|
|
al viento. Veremos más adelante que el es-
¡tudio de las superficies curvas queda com-
¡prendido en el caso de la inclinación.
Dijimos ya que era esencial en el estudio
¡de los diversos elementos que influyen sobre
la resistencia total que los cuerpos ofrecen
al aire, operar siempre en las mismas con-
¡diciones de presión ó de fuerza del viento
[y no hacer variar entre eslos diversos ele-
mentos más que á aquel cuya influencia se
quiere determinar; además es necesario, como
¡vamos á verlo, que se hagan metódicamente
los cambios que sufre el elemento al cual se
estudia.
Tomemos, para el estudio del elemento »»,
¡una serie de placas de metal cuyas condicio-
nes de pulimento, de área y de peso, sean
¡idénticas y á las cuales daremos la misma
inclinación con respecto al eje de figura del
tubo de escape, es decir, á la dirección del
viento. Estas placas no difieren entre si sino
¡por la figura que afectan; pueden fijarse su-
|cesivamente por su cara posterior y por el
¡punto que corresponde á su centro de figura,
¡en una de las extremidades 2 6 2 de la va-
'rilla del fiel que llamaremos varilla porta-
objeto. (En el caso presente, la extremidad
le de esta varilla es la que utilizaremos.)
Cada placa se fija sólidamente en la extre-
¡midad «+ del porta-objeto, apretando un bo-
ltón e que desempeña el doble papel de tuer-
¡ca y de contra-tuerca (Fig. 208). De esta
| suerte, las placas forman un ángulo constan-
¡te de 90% con la dirección del viento. En la
1
208
[ESSE
Fic.
extremidad opuesta, z, de la varilla porta-¡en cuestión, placas de igual área, pero de
objeto, se coloca una esferita de metal, lle- | formas más ó menos alargadas sin que éstas
na, y que tenga un peso igual al de la placa, | dejen de estar comprendidas enteramente en
á fin de que el fiel permanezca horizontal. |la sección del tubo, y, por consecuencia, de
Supongamos que la placa en experiencia P | recibir la corriente de aire en todasu exten-
(Fig. 208) sea un disco circular. "sión.
Debe ponerse mucho cuidado en que el| Si en estas condiciones se aprieta el bo-
área de este disco sea inferior á la sección |tón z, al obrar libremente entonces la acción
del tubo de escape T; no es inútil tomar es- | de la gravedad sobre los pesos K, pondrá en
ta precaución que nos permitirá substituir, movimiento al mecanismo de reloj y, por lo
dentro de un momento, á la placa circular|tanto, al ventilador. Il viento vendrá á he-
148S CO
)
riv la placa que comenzará á desalojarse en
dirección de la flecha para alcanzar su des-|
viación máxima cuando la fuerza del viento
se haya vuelto constante. Entonces, se deja-
rá caer poco á poco limadura de hierro en
el platillo 2 hasta que se restablezca el equí- |
librio del fiel en el punto de coincidencia de|
las agujas Gy OQ y se podrá en este momen-
lo expresar numericamente la fórmula gene-!
ral:
I=R— u.
lin efecto, se tendrá: /, intensidad ó pre-
sión indicada por el manómetro; u, trabajo
de movimiento del viento ó trabajo util, re-
presentado por el peso de la limadura de
hierro, necesario para hacer volver á la pla:
ca P.á su posición primera de equilibrio 1;
linalmente, Ri ó la resistencia, será la dife-
rencia entre la presión manométrica y el pe-
so de la limadura, puesto que ik =/—u.
Por consecuencia, el anemodinamómetro
determina el valor exacto de todos los e'e-|
mentos de que se compone el estudio de la
$ 35).
2% experiencia.— "Tomemos nota del núme-
resistencia del aire (
ro de gramos y de fracciones de gramo que
representan el trabajo util u y prosigamos
la experiencia reemplazando la placa circu-
lar con una placa ligeramente elíptica. Pro-
cediendo así, desde luego, por grados poco
sensibles, se reunirá un mayor número de|
elementos de comparación.
Esta nueva experiencia que debe natural-
mente hacerse de la misma manera y con la
misma presión manométrica que la prece-
dente nos dará á conocer si el peso de la!
limadura de hierro que colocamos en el pla-+|-
tillo es el mismo en uno y otro caso, ó si es
diferente.
Nosotros creemos que este peso debe ser
menor para un plano elíptico que para un
plano circular, basándonos para ésto en las ob-
servaciones de M. Marey relativas á las pér-
didas marginales ó diminución de la resis-
tencia total en los bordes de los discos, di- |
minución que es relativamente mayor cada
L Para determinar el peso de la limadura, se sus-
penderá la acción del viento y se restablecerá la ho-
rizontalidad del fiel por medio de pesos marcados y
colocados en el otro platillo, como en una balanza
común;
o
SMOS
vez que las superficies son más pequeñas,
porque entonces sus bordes tienen relativa-
mente una extensión más grande. '
Pérdida marginal. —De que el perímetro
de un plano circular sea más pequeño que el
perímetro de un plano elíptico, de igual su-
| e Z
perficie, parece deber resultar que la resis-
¡tencia util será más pequeña para éste que
para aquél.
La experiencia presentara, pues, dos ven-
tajas, a saber:
Primera ventaja: La diferencia de peso
¡comprobada entre el primer caso y el segun-
do, el ]
marginal.
será valor exacto de la pérdida
Sccunda ventaja: La pérdida ó diminución
marginal de la presión en una superficie no
¡se conocerá solamente con relación á una
¡superficie más grande 6 más pequeña; que-
¡dará determinada exactamente para. super-
¡ficies Ó áreas iguales entre sí,
¡que sean sus perímetros 0
cualesquiera
la longitud de sus
¡ bordes.
Llamaremos en lo de adelante, resistencia
y pasiva marginal, á la pérdida ó diminución
¡de presión de que acabamos de hablar.
Experiencias sucesivas.-—Manera de esta-
¡blecer la ley del poder marginal cursilíneo.
—Para darnos perfecta cuenta de esta re-
sistencia, repitamos la experiencia anterior
con una tercera placa, después con una
¡cuarta, luego con una quinta, etc., todas
AOS pero de forma siempre más alar-
gada, teniendo cuidado de anotar cada vez
lel peso de la limadura de hierro con la cual
es necesario cargar el platillo.
Aún convendría operar con placas cuyos
perimetros, conocidos de antemano, tuvieran
¡entre si relaciones en progresión aritmética,
¡por ejemplo. La comparación de estos pe-
rímetros con los números que representan
las diferencias de peso de la limadura entre
los diversos casos, permitiría sin duda for-
mular la ley de aumento de la resistencia
¡Pasion marginal de una misma superficie se-
¡gun el crecimiento del perímetro.
47.—Contornos rectilíneos y angulosos.—
Manera de establecer los poderes margina-
les correspondientes. —No hemos hablado
hasta ahora más que de las superficies de
contornos curvilíneos. Al experimentar siém-
COSMOS
40)
|
pre con placas de igual extensión ó área!
2 , . . |
y pulidas á un mismo grado que las prime-
“as; pero cuyos contornos fueran triangu-|
lares, cuadrangulares, etc., y al estable- |
cer la comparación entre los aumentos de la
resistencia pasiva marginal de vada una de
estas placas entre sí, se determina cierta- |
mente la influencia relativa de cada una de.
¡
Í
ll
I
estas categorías de contornos curvilineos y!
rectilineos, así como la influencia de los con-.
tornos angulosos. Un cuadrado y diversos |
rectángulos indicarían la variación corres.
pondiente al crecimiento del contorno rec-|
tilíneo sin aumento de angulos. Diversos!
poligonos cóncavos regulares, escogidos con- |
venientemente, y con un número de lados
cada vez más grande, harán conocer la in-
fluencia de los ángulos. 1
3 : a 9 a
Se ve que el estudio del elemento 2, es
decir, de la figura de las superficies planas,
reduce en realidad
se al estudio de los
contornos 6 márgenes de estas superficies. :
Hemos empleado desde el principio para
designar el elemento m el nombre general
de figura; las expresiones perímelro, mar-
gen y contorno completan la idéa de la no-.
ción m como elemento parcial de la resis-
tencia total; pero se comprende fácilmente,
“después del estudio que acabamos de hacer
de esta noción, que la expresión más apro-
piada y más general es la de poder margi-
nal.
49. —E.uperimentación con peso constan.
y con presión variable.—Después de que las
experiencias hayan sido hechas así con un
solo ventilador á presión constante y con:
pesos variables, se las repetirá sin modificar
en nada el peso de la limadura; pero hacien-
do variar para cada uno de los casos la pre-
sión manométrica. Lo que hemos dicho an-
teriormente basta para establecer la marcha
o
to)
rrespondiente.
que ha de se uirse en la experimentación co:
1 Este estudio arrojará quizá alguna luz sobre mu-
chos hechos, principalmente sobre aquellos que se
refieren á la forma y á los contornos de las plumas '
y de las alas de los pájaros, porque las grandes
resistencias pasivas marginales que se producen en-
tee los bordes de las grandes plumas consecutivas
del ala, cuando ésta se inclina, constituyen acaso la
explicación de la debil resistencia que se opone al:
movimiento del ala durante su periodo de cleva-
ción.
49.—Experiencia por medio de dos venti-
ladores idénticos. —Finalmente, se podran
comprobar los resultados obtenidos emplean-
do dos ventiladores 4 y 4 Fig. 208. In
este caso, se colocará en cada parte de la
¡experiencia la primera placa 6 placa-tipo, en
una de las extremidades de la varilla porta-ob-
¡¡eto y todas las demás placas sucesivamente
len la extremidad opuesta. Se vigilará con
¡cuidado, entiéndase bien, que la presión ejer-
cida sobre la placa-tipo sea siempre uniforme
y, de esta manera, las diferencias de presión
¡indicadas por los dos manómetros, repre-
sentarán el valor de las resistencias pasivas
margina!es.
Se ve, pues, que el nombre de anemodi-
namómetro diferencial puede darse, en efee-
to, al aparato que hemos descrito, cuando se
le aplica al estudio de los valores parciales
de la resistencia total.
50.—Ventajas propias de cada método e.-
perimental.—Es tan importante. como ven-
tajoso hacer la experiencia de diferentes ma-
neras; además de que ésto permite estudiar
la correlatividad de acción que existe en-
tre cada una de ellas y seguir, por decirlo
asi, paso ád paso, el juego de los elementos
Lu y R, que constituyen la fórmula
li=l=W)
¡cada una de las maneras que hemos indica-
¿do tiene ventajas propias: la primera es más
precisa, la segunda es menos laboriosa (pues-
to que no hay que pesar) y la tercera, final-
mente, establece por si misma la comparta
¡CiÓn.
Acustís M. CHávez.
(Coutinuara.)
A
— ATA
EL MAGNETISMO DEL OXIGENO
Se sabe, desde Fanavar, que el oxigeno
es un gas magnético. Ev. BecouereL ha de-
¡mostrado que en nuestra atmóslera es 2,660
gnético que el hierro; de
donde esta inducción: si el enfriamento, la
veces menos mi
presión, el cambio de estado, no modifican
su magnetismo, el oxigeno liquido debe, a
¿masa igual, mostrarse mas magnético que el
hierro.
M. Dewar hizo recientemente, acerca de
150
OSMOS
esta cuestión, una experiencia tan sencilla
como notable: colocó entre los polos del gran
electro-imán de Farapay, una cápsula de sal
gema que contenía oxigeno liquido; este lí-
quido, expuesto á la presión común de la
atmósfera, se encontraba pues, 4 —181* €
No mojando la pared de sal gema, estaba al
estado esferoidal. l
rriente atravesó el solenoide, el oxigeno se
levantó bruscamente y se dirigió á los po-
los, donde permaneció suspendido hasta
completa evaporación. Este resultado es
fecundo en consecuencias, pues ha he-!9
cho algo más que acusar, bajo una for-!'
- Tan pronto como la co-;
lo menos doce centimetros por lado, dividido en 30
tiras bien paralelas. Esta hoja se llama urdimbre;
20 Una serie de tiras pequeñas, de la misma an-
chura que las de la urdimbre, pero siempre de co-
lor diferente; es la trama;
30 Una varilla de madera (15 em. por 1 em. de
anchura y */, cm. de espesor) Y á facilitar
El paso de las tiras.
' Los maestros pueden cortar el papeln necesario
para todos los ejercicios que siguen; pero es pre-
ferible comprar las. urdimbres y las tiritas ya pre-
paradas. ¡ Mito 113%
Estas deben juntarse á medida que se las en-
trelazan, si se quiere obtener un tejido muy re-
gular y sólido. (Fig. 209.) :
Cuando se deseen conservar los sio termi-
¡ nados, se pegarán por el contorno solamente, sobre
ma extremadamente sensible la propiedad! una hoja de papel cualquiera.
magn ética
que ya se le
conocía: nos
demuestra
por primera
vez la conti-
nuación de
esta propie-
dad desde el
estado ga-
seoso hasta
el estado lí-
quido, lo
que induce á
considerarlo
como atómi-
co.
Hay en és-
to, sl nó una
idea entera-
mente nue-
va, por lo menos, el primer paso hacia la:
solución del problema.
EL TRABAJO MANUAL
EN LA ESCUELA Y EN EL HOGAR 1
SEGUNDA SERIE
TEJIDO
1.—ÚTILES Y MATERIA PRIMA
Los niños deberán tener para todos los ejerci- |
cios de tejido:
10 Una hoja de papel coloreado que tenga por
1 Continúa. Véase Cosmos pp. 117 y 133.
1
|
1!
¡
1
|
1
|
Es muy im-
portante esco-
ger conve-
nienteméente
los colores-pa-
ra obtener un
conju nto de
aspecto agra-
dable.
- En general,
los fondos
gris, azul-cla-
ro, verde-cla-
ro, salmón,
madera, se ar-
-monizan bien
- con los mati- -
ces A A-
zul marino, a
ul celeste, ro-
jo amapola,
rojo solferino,
vermellón,
madera vieja,
obscuros, ete.
ABREVIATURAS
a significa.........- arriba;
d A O debajo.
Ejercicios de tejido But
E AS
la Linea. 1d, la y asi sucesivamente.
2 la, 1d, id.
3a —,- Comoenla primera.
DE Cómo en la segunda.
Fic. 211
la Línea. 1d, la, y asi sucesivamente.
AS la, 1d, id.
3. 1d, la, id.
da Como en la tercera línea - -
Estas cuatro primeras tiras constituyen el dibu-
jo que se repite hasta el fin.
1 E
Ja
Ca
Linea.
"”
"
Fic, 212
da, 3d, ete.
la, 1d, etc,
Como en la la línea,
2d, 3a, etc.
1d, la, etc.
Como en la de línea.
Vuélvas: á tomar como en lg 12
- linea,
12
6
a
su
Linca.
”
"”
Fic, 213
la, 1d, la, 1d, la, 3d,
la, 1d, la, 1d, la, 3d,
la, 1d, la, 1d.
2d, la, 7d, la, 7d, la,
ld,
Como en la y] rimera.
1d, la, ete.
la, 3d, ete.
3d, 3a, 5d, 3a, Hd.
Como en la ¿9
y €n la áz.
Estas ocho líneas constituyen el
dibujo,
li Linea,
Gu
”
"
”
"
Linea.
”
añ0
on
Fic, 214
la, 2d, 2a, 1d, 2a,
la, 2d, 2a, 1d, 2a,
2d, 2a, 3d, 2a, 3d,
3d,2a, 1d.
1d, 2a, 2d, la, 2d;
1d, 2a, 2d, la, 2d,
la, 3d, 3a, 3d, la, 3d,
Ba, 3d.
3d, 2a, 1d, 2a, ód, 2a,
1d, 2a, 2d,
2d, 2a, 3d, 2a, 3d, 2a,
3d, 2a, 1d.
Se repite entonces la
da línea en que co-
mienza de nuevo el
dibujo,
2d,
2d.
2a,
Ya,
2a.
Fic. 215
1d, 3a, 3d, 3a, 3d, 3a,
3d, la.
2a, 1d, 2a, etc.
la, 3d, la, 1d, la, 3d,
la, 1d, la, 3d, la, 1d,
la, 1d.
Semejante á la 21.
id. á la la,
da, 1d, ete,
Esta última línea forma la sepa-
ración entre los dibujos. Se vuelve
á comenzar el tema hasta el fin.
ja
Ja
Ñ
yA
Linea.
"”
"
Fic.
216
da, 1d, etc.
3a, 1d, la, 3d, 3a,
la, 3d, 3a, 1d.
2a, 2d, ete,
1d,
COSMOS
A
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Fic. 211
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7
Fic.
214
da
Ga
_——
Linea.
Linea.
a Linea.
la, 3d, .3a, 1d, la, 3d,
3a, 1d, la, Bd,
4d, 1a, etc.
Como en la 44 linea.
IAN
"y enla ££ ,,
"en la
Fic, 217
la, 5d, 2a, 2d, la, ód,
2a, 2d.
1d, la, 3d, la, 2d, la,
2d, 1a, 3d, la, 2d, la,
1d.
2d, la, 1d, la, 4d, la,
2d, la, 1d, 1a, 4d, la.
3d, 2a, 1d, la, 2d, la,
3d, 2a, 1d, la, 2d, la.
4d, la, 2d, 2a, 5d, la,
2d, 2a, 1d.
1d, 2a, 2d, la, Td, 2a.
2d, la, 4d.
la, 2d, la, 1d, 2a, 3d,
la, 2d, la, 1d, 2a, 3d.
la, 4d, la, 1d. la, 2d,
la, 4d, la, 1d, la, 2d.
1d, la, 2d, la, 3d, la,
2d, la, 2d, la, 3d,
la, 1d.
2d, 3a, 5d, la, 2d, 2a,
5d, la.
Como en la primera sa
repite el dibujo.
Fic. 218
3d, la, 1d, la, 3d, la,
1d, la, 3d, la, 1d,
lar2d.
4d, 2a, ete.
3d, 3a, etc.
la, 1d, la, 3d, la, 1d.
la, 3d, 1n, 1d, la, 3d,
la, 1d.
1d, 2a, 4d, 2a, 4d, ete.
3a, 3d. ete.
Semejante á la prime»
ra, repetición del dí-
hujo.
Fic. 219
6d, la, 9d, la, 3d.
1d, la, 3d, 3a, 3d, la,
3d, 3a, 2d.
3a, 1d, 2a, 1d, 2a, 1d»
3a, 1d, 2a, 1d, 2a, 1d,
, 1d, 3a, 3d, da, 1d,
3a, 3d, 2a.
Semejante á la Ja.
id. á la 2a,
id. á la la, y
vuelve á comenzar
el dibujo.
TÍ
Min 10
11] Oa
MT] sl
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CU 7] a.
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Fic: 215 se
ga
Ja
a
ja
Ja
Fic. 216
a
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E EJE 1 7
l
ja
Fic. 217 3a
Sl
Frc. 218 E
1Ca
Linea
Linea.
Linea.
COSMOS
Fic. 220
3d, la, 6d, la, 6d, la, 2d.
2d,3a,1d,32,4d,3a,1d.
ld, 2a, 1d, 2a, 2d, 2a,
1d, 2a, 2d, 2a, 1d, 2a.
2a,3d, 4a,3d,4a,3d, la.
la, 2d, la, 3d 2a, 2d,
la, 2d, 2a,2d, la, 2d.
Semejante á la 4a.
id. á la 3a,
id. á la Ya.
id. á la la y
vuelve á comenzar
el dibujo.
Fic. 221
la, 2d, la, 2d, la, 3d,
la 2d, la, 2d, la, 3d.
24/32, 9d) la; 3d, da;
3d, la, 1d.
1d, 2a, 1d, 2a, 1d, da,
1d 2a, 1d, 2a, 1d, 3a,
2a, 3d, 3a, 1d, 3a, 3d.
3a, 1d, la.
Semejante á la £u.
id. á la 22.
id. álal3, vuel-
veá comenzar el di-
bujo.
Fic. 222
5a, 2d, la, 2d, 5a, 2d,
la, 2d.
la, 3d, la, 1d, la, 1d,
la, 1d, la, 3d, la, 1d,
la, 1d, la, 1d.
la, 1d, la, 1d, 2a, 3d,
2a, 1d, la, 1d, 2a, 3d,
la.
Semejante á la 24
id. ála la.
2d, la, 2d, da, 2d, la,
2d, da.
1d, la, 1d, la, 1d, la,
3d, la, 1d, la, 1d, la,
1d, la, 3d, la.
la, 3d, 2a, 1d, la, 1d,
2a, 3d, 2a, 1d, la, 1d,
la.
Semejante á la Ta.
id. á la 63.
id. álala, vuel-
veá comenzar el di-
bujo.
Fic. 223
1d, 3a, 1d, 2a, etc.
3a, 3d, da, 3d, da, eS
2a, 2d, la, 2d, Sa, 2
la, 2d, 3a, 2d.
- Semejante á la 2%.
id. ála la.
16.224
a
a
ga
Ya
pe
FS
Línea.
Linea.
Linza.
Línea.
2d, 34, 3d, da, 3d, 24.
ada 2d la 2d;
29, 2d, la, 2d, la.
Semejante á la 6a,
id. ála la, vuel-
ve á comenzar el di-
bujo.
2d. Sa, 2d, la, 2d +
Alai 20,
Vd 20 1d Sa, 9d, 20,
1d, 2a, 3d, 2a, 1d.
21) ML, Mer Mel, Pe 1.
al, Ma” le, 2,
al 22 el, Ma
3a, ld, 2a, 1d, etc.
Semejante á la la,
vuelve á comenzar
el dibujo.
la,
Fic. 225
1d', 3a, 1d), 3a, etc:
3d, la, ld, la, 3d), la;
al, Ta, Sul, e. dla
la; 2d:
nl, SE Ml EE 1
da, ld, 3a, 1d, da,
ld, la.
1d, la, 5d, la, 5d, la,
3d, la.
Semejante á la 31
id. ála 2a:
1d. ála la vuel-
ve á comenzar el di-
hujo.
Fic. 226
3a, 1d,
la, 1d, la, ld, la, 1d,
la, 1d, la, 2d, la, 1d»
la, 1d, la, 1d, la, 1d,
la.
da, 1d, 2a, 2d, la,
2d, la, 14d, la, 2d.
Semejante á la la.
id. ála La,
3a, 1d, a, 2d, da,
3a.
2, 2) 1 Gal,
3d, la, 3d.
Semejante á la la.
lada 3d la, 2d,
la, Sl, dle, Sul) a
Semejante á la 102.
id. ála la,
sa 1d, da, 1d,
1d,
1d,
la,
¿ELSUOS
ME pa
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e pl men 11 10)
11) bd 110
228
Fic.
oda
JM AU
o
A
PERICIA
Al
Ln
NDA! er MES
E MEN ml
ms E
UA
1
153
123 Linea. Semejante á la Sa.
Ma id ála Ta,
3 E id ála 63,
asi sucesivamente.
Fic. 227
11 Linea. 1d, la, etc.
a la, 1d, etc.
A 1d, la, ete.
A 2d, la, 1d, la, 3d, la
1d, la, 3d, la, 3d.
A 3d, la, dd, la, 5d, la.
4d.
EE y Semejante á la 4u,
AA id ála 33,
3 id álaa vuel-
veá comenzar el di-
bujo.
Fic. 228
iu Línea. a, 3d, etc.
A 1 1d, 5a, 1d, ña, ld,
da, 1d.
o Semejante á la lu.
A 1d, la, 2d, la, 2d, la
A, la 2, ME A)
Ta, 2d, la.
DU 1d, la, ete.
CU Semejante á la de.
US id álala vuel-
ve ácomenzar el di-
bujo.
Fic. 229
1* Linea. 1d, 3a, 1d, la, 1d, la.
1d, la, 1d, 3a, 1d
la, 1d. '
a a, 1d, la, 3d, la, la,
Da.
A dd, 2a, 3d, 2a, dd, Ya,
1d.
22 Semejante á la £2*.
A 11 á la 1r.
6a y 123 da, 3d, la, 1d, la, 1d,
la, 1d, la, 1d, la
3d, la, 1d, la, la, 1d.
7e y dla 1d, 3a, 1d, la, 1d, la.
ld, la, 1d, la, 1d.
3a, 1d, la, 1d, la.
ga, Ya y 16a la, 3d, la, 1d, 2a, 1d,
Y%a, 1d, la, 3d, la,
1d, 2a.
IB Semejante á la 1*,
vuelve á comenzar
el dibujo.
BERTRAND, TOU8SAINT Y GOMBERT.
(Continuara).
—a——
COS
!
LA |
DIVISIÓN DECIMAL DEL CÍRCULO
Se conocen los felices resultados de la
introducción de la división decimal en nues-
tro sistema métrico: los cálculos reducidos
á la más extrema sencillez por el estable-
cimiento de una armonía perfecta entre la:
hase de ese “sistema y el de nuestra nu-
meración,
“traen una economía considera-
ble de tiempo y fastidio para toda la so-,
ciedad.
Ahora bien; entre las diversas medidas,
los ángulos son los que casi únicamente no
hán sacado beneficio de esta reforma, y la:
mayoría de calculadores continúa emplean-:
do para el círculo la antigua graduación
sexagesimal..
Esta irregularidad se debía principalmen-
te á dos causas que obraban la una sobre
la otra; por una parte, la rareza y la eos
modidad de las tablas existentes en el siste-
“ima decimal, no animaban á los calculadores |
a adoptar este método; por la otra, debido á
una especie de círculo vicioso, la poca dili- |
gencia de los calculadores en servirse de la:
división decimal, no inducía á la iniciativa
privada á arriesgar los gastos necesarios al
cálculo y á la impresión de trabajos tan im-
portantes.-*>
- . .p . , 1
Ya no existe esta dificultad, gracias á dos.
notables obras con que el Servicio Geográ=.
fico del Ejército acaba de enriquecer al mun-
do sabio. !
Ís pues quizá interesante rehacer hoy la:
historia de la cuestión, recordar las causas |
que han hecho adoptar en el pasado la di-: |
visión sexagesimal del circulo, los esfuerzos |
intentados desde hace tres siglos para sus- |
tituir la división centesimal del cuadrante, y
1 Service géographique de Varmée.
lo Tables de logarithmes a 8 décimales des nom- |!
bres entiers de 1 á 120,000 et des sinus et tangentes
de 10 secondes en 10 secondes d'arc, dans le syste=
me de la division centésimale du quadrant, publiées
par ordre du Ministre de la guerre. ¡
29 Nouvelles Tables de logarithmes 45 décimales
pourles lignes trigonométriques dans les deux syste- |
mes de la division centésimale et de la division se-
xagésimale du quadrant et pour les nombres de 1 a
12,000, suivies des memes tables a 4 décimales et de |
diverses tables et formules usuelles.
Tpibrairie GAUTHIER- VILLARS,
“controvertidos y sobre
¡año solar y
MOS
los obstáculos que se han opuesto hasta el
día, á la adopción definitiva de un sistema
único para la medida de todas las magnitu-
des (La división del tiempo está en parte
ligada á la de la circunferencia; se sabe, ade-
más, que la aplicación de la escala decimal
lá la medida del día, votada el 4 frimario,
año II, fué revocada el 11 ventoso, año III,
sin haber sido puesta en práctica jamás).
Si es preciso creer á GosseLiw, 1 la divi-
¡sión centesimal del cuadrante se empleó por
la primera vez para la circunferencia de la
Tierra, y sirvió de base á las primeras me-
didas itinerarias. Esta aserción nos parece
que reposa sobre hipótesis más bien que
sobre hechos. Lo seguro es que desde el
siglo Il antes de la Era Cristiana, la di-
visión del circulo en 360% estaba ya esta-
blecida, como lo prueba el tratado de Hir-
SICLES (Avagoor55), que es un poco anterior
a Hiparco. ?
¿Por
división?
qué se adoptó de preferencia esta
¿La tomaron los griegos de los cal-
deos, á quienes debieron sus primeros co-
nocimientos matemáticos? Estos son puntos
los cuales es dificil
¡llegar á la certeza, siendo los datos del pro-
blema, lo más á menudo, textos alterados ó
de una interpretación dudosa.
Aquites Tarrus * atribuye la división del
¡círculo en 360% á la partición del año en 360
días (antes de la adición de los 5 epagómenos);
según RiccroLr + esta cifra 360 fué escogida
¡como término medio entre la duración del
la del año lunar; Lerronxe ? ha
hecho remontar su origen á la creencia an-
tigua de que el Sol oia .en el espacio
una curva cuya longitud era igual a 720 ve
[ces el diámetro de este astro, principio del
¡cual nació una división de 720 partes que
¡fué transmitida á los alejandrinos con las
observaciones caldeas y que Hirarco y otros
matemáticos redujeron á 360 por conside-
raciones geométricas; Fr. LexorManT % es-
l Mémotres de l'Institut (Académie des ¿nscrip-
- VI).
2 M. PauL Tannery, la Geométrie des Grecs.
$ 26.
4 Almagest. nor. astron., t. 1, 1. 19, cap. Y.
5 Journal*des Sayants (Diciembre 1817).
6 Essai sur un document mathématique chaldeen,
e et belles lettres, t
3 Introduction aux phéenomenes d'Aratus,
¿COSMOS
tá persuadido que antes de los astrónomos
de la escuela de Alejandría, los. :asirio-cal-
deos ya empleaban esta división-de 360% no
solamente para el Zodiaco, sino para el cir-
culo en general; M.:PauL Tanneny ! cree que
los, astrólogos. de Caldea tenian para la «di-
visión del Zodiaco: varias unidades, que-una
«de :ellas. correspondía bien: á la ,;, parte
del círculo de: la :eclíptica,
haya sido transportada por ellos á-otros cir-
culos; cree, al contrario, que «su aplicación
al cirgulo abstracto se, debe ;¿d-HipParco,. y
que el empleo anterior del codo astronómi-
co: (55 de, la circunferencia) no ha carecido
de influencia sobre su adopción por los: grie-
gos.
ln cuanto á la división de cada grado sé-!
gún una escala de fracciones sexagesimales,
“vino de la propiedad que tiene el número
:60 de contener ún gran número de diviso-
“res, y que no fué más que un caso particu-
lar del sistema que los babilonios pusieron
constantemente en' práctica en todos los ór-
denes de cantidades y de medidas para ex-
presar los valores inferiores á la unidad.
¿La remota: antigúedad de este sistema es-
“tá atestiguada por varias inscripciones cu-
neiformes, entre otras por las que Fx. Le-
NORMANT ha descifrado: én
Senkéreh. 2: 270
Los griegos lo heredaron, y les prestó tales
el tablero: de
_servicios, que lo adoptaron no solamente pa-
ra la medida de los arcos, sino también pa-
ra la de los radios. Simplilicaba, en efecto,
sus Operaciones aritméticas, disminuyendo
-Jla incomodidad de-las fracciones comunes
á las que estaban limitados, puestó que su
modo de numeración no implicaba ni: nota-
“ción ni medio de calaulo paña las fracciones |
decimales
Lal división sexagesimal' ha tenido, pus su
utilidad en los” tiempos antiguos.
“Para nosotros ha tenido lugar lo eoñtra- |
rio, contando con la escritura aritmética que
“nos han transmitido los árabes y gracias ála
cual basta avanzar una cifra hacia la izquierda
para hacer su valor diez veces mayor. Efec-
1' La Coudée astronomique et la division du cer-
cle. NE í j z
pero no le pa-:
wece, que esté demostrado: que esa división |
tuando una operación cualquiera en el sis»
tema sexagesimal, podemos darnos cuenta
de la pérdida -de tiempo considerable que
este modo de contar ocasiona a los que ha-
cen uso habitual de los ángulos, por la ne-
cesidad constante de convertir los grados en
minutos y en segundos, ó vice versa; mien-
¡tras que con la-escala decimal no habría, en
la- mayor parte de los casos, más que «des-
alojar una coma, Es preciso no olyidar á es-
te respecto que, cuando se trata de una.lar-
ga serie de. cálculos, toda operación suple-
¿mentarla, por sencilla que sea, se convierte
en causa de fatiga y de error cuando se re-
ViETE y SIMÓN STEVIN pedian ya,
hace
¡trescientos años, el empleo parcial de la-pro-
|¡gresión decimal; es decir, que ¡aconsejaban
| conservar la división del circulo .en 360%,
pero dividiendo en seguida el grado en par-
Sr
MóN Srevin anunciaba en su Práctica de
tes de diez en diez veces más pequeñas.
y
¡Aritmética, que apareció en Amberes el año
de 1585, la intención que tenía de emplear
esta notación en sus obras posteriores.
La aparición” del cálculo logaritmico es-
tuvo Al punto de traer pos consecuencia la
adopción de esta proposición.
¡En efecto, cuando Enriquk Bric6s se re-
solvió ú establecer las primeras tablas de
logaritmos comunes se decidió ¿para la divi-
sión del circulo, por el término”medio reco-
mendado cuarenta años antes, de modo que
la Trigonometría britannica, en la cual tra-
bajó hasta su. muerte y que Enr1queE GEL-
LIBRAND terminó y publicó en 1633, contie-
ne los senos y tangentes, tanto naturales como
logarítmicos, y las secantes naturales por
centésimas de grado. AJO
Además, el momento era el más propicio
para tentar una reforma, puesto que, gra-
Lo)
cias á la creación del poderoso instrumento
ide trabajo debido al genio de NAPIER, llas
L z E -
1 Algunos autores han creído poder remontar 4
dos mil años-la idea primera de los logaritmos. Es
verdad que en el. Arenario, ArquímeDes demuestra
cómo se puede encontrar, entre los términos de una
progresión geométrica, el producto de dos de ellos
cualesquiera que sean, lo que sería la base de los
logaritmos, y aún utiliza ese lema para determinar,
por medio de la progresión
1 10 100
1000 AS ma
7
156
tablas numéricas precedentemente calcula-
das, tales como las de Ruéricus, se hacían
súbitamente inútiles, é indudablemente esa
reforma se hubiera realizado, si Ab. VLaco
no hubiera publicado casi en la misma épo-
ca su Trigonometría artificialis, que, más
completa que la obra de los dos profesores
de Gresham, la hizo olvidar.
Ciento cincuenta años más tarde, Lacnan-
E, todavía director de la Academia de Cien
cias de Berlin, volvió á ocuparse del asunto
de una manera completa, y recomendaba, no
solamente sustituir la división sexagesimal
del grado con la división decimal, sino tam-
bién abolir la división del círculo en 360* y
establecer una progresión decimal, partien-
do del cuadrante, de manera que se consi-
derara el ángulo recto como unidad funda-
mental, á la cual se referirían todas las otras.
Hacia 1790, Bora introdujo este princi-
pio en el reloj astronómico de que se sir-
un límite superior de los productos que hay que
efectuar (aproximación que, por otra parte, le es
suficiente para el fin que se propuso en esta obra).
Es igualmente cierto que en el siglo XVI, MrcueL
StirELS (Artthmetica integra; Nuremberg, 1544),
precedido en esta vía, á decir de ScHerBEL, por Henx-
RICUS GRAMMATEUS, dió una precisión nueva á la ob-
servación fecunda de Arquímebes, estableciendo la
relación constante que existe entre los términos co-
rrespondientes de las dos progresiones
l 2 Ss 16 32
0 4 3 4 3
4
2 E)
una aritmética y la otra geométrica; pero ni el geú-:;
metra siracusano, ni los matemáticos alemanes sa-
caron de ese principio todas las consecuencias que
contenía, completando sus progresiones por la in-
serción de promedios en número ilimitado y no pre-
vieron que su observación pudiese utilizarse de un
modo corriente en los cálculos.
La manera con que NarIER concibió sus logarit-'
mos y describió su generación, lo pone al abrigo de
la imputación de no haber hecho más que perfeccio-
nar la idea de otro.
La fecha (1614) en que publicó su Mirifici loga-
rithmorum canonts descriptio le asegura igualmente
la prioridad sobre ByrGE, á quien se ha querido,
equivocadamente, oponerle, puesto que la Arihme-
tische und geometrische progresse tabulen de este
último, no apareció sino en 1620. Pero es equitati-
vo admitir que ByrsE no pudo, en seis años, haber
tenido conocimiento en Alemania de la obra del gen-
til-hombre escocés, haber tenido el tiempo de estu-;
diarla y de calcular más de 30,000 logaritmos, pues- ;
to que su tabla está dispuesta de una manera espe-
cial, y en consecuencia, se le debe asociar á la gloria
de NApIER.
COSMOS
vió, con Cassist, para determinar la longitud
del péndulo de segundos, y en los círculos
repetidores que emplearon DeLambrE y Mk-
CHAIN para la medida de la meridiana.
Por otra parte, en esa época, la Acade-
mia de Ciencias consideraba la reforma pro-
puesta, como el complemento natural de la
que se iba á introducir en nuestro sistema
de pesos y medidas, y, á fin de facilitar su
aplicación, decidió la construcción de tablas
trigonométricas establecidas según la nueva
división, más completas que ninguna de las
que ya existían, y de una exactitud que no
dejara que desear.
Proxy fué encargado, el año IL, de esta
misión, en el cumplimiento de la cual de-
mostró la claridad de talento que ya le ha-
bía hecho distinguir en su doble carrera de
ingeniero y de matemático. ;
El método seguido hasta entonces en los
trabajos de esta nataraleza, consistía en cal-
cular directamente todas las líneas trigono-
métricas 6 sus logaritmos y en deducir de
estos resultados las diferencias que servían
para comprobar la exactitud de los cálculos
y para interpolar.
Esta manera de operar exige el empleo
exclusivo de calculadores que estén versados
en la práctica del análisis.
ProxY hizo que se procediera de un mo-
¡do absolutamente inverso: para construir, por
¡ejemplo; la tabla de los senos, se calculaba
cierto número de senos, ya naturales, ya lo-
garítmicos, con sus diferencias de todos ór-
denes, hasta aquel que era necesario para que
la interpolación tuviese la precisión busca-
¡da; luego, por medio de la fórmula conoci-
da al efecto, se partía de las últimas dife-
¡renclas, para formar, por adiciones y sus-
tracciones sucesivas, todas las diferencias de
orden superior hasta llegar á las cantidades
mismas, que eran objeto de todos esos cál-
culos. De este modo fué posible dividir el
trabajo entre algunos geómetras distingui-
dos, bajo la divección de Lecesore, y un
gran número de operadores que no conocían
más que la adición y la sustracción.
Asi fué como el eminente ingeniero pudo
¡suministrar el medio de subsistir a modes:
¡tos artesanos que el rigor de los tiempos
había reducido á la miseria, y según la ex-
COSMOS
presión de Araco “hacer á la vez un traba- su vista, tablas de más modestas ! dimen-
jo muy util y una buena acción”. siones.
Los cálculos se hicieron por duplicado y| La muerte le impidió terminar este traba-
sin ninguna comunicación mientras duraron jo, al que había consagrado la mayor parte
las operaciones, con el objeto de tener todas | de su fortuna; pero DeLamBRE le dió la últi-
las garantías de exactitud. 'ma mano y lo publicó en 1801.
Se obtuvieron asi dos manuscritos 1 no. Por otra parte, los Srs. HoserT é [DELER
copiados el uno del otro y que formaban | componían al mismo tiempo en Berlín un
cada uno, sin contar los anexos, 17 volúme- manual todavía más portátil que el de Bor-
nes en folio que comprenden:
1%. Una introducción;
20, a 1000
calculados hasta 19 decimales y los de los
números de 1000 á 200,000 calculados con
14 decimales y 5 columnas de diferencias;
Los logaritmos de los números 1
3%. Los senos naturales para cada diez mi-
lésima del cuarto del círculo, calculados!
hasta 25 decimales y con 7á 8 columnas!
de diferencias;
4%. Los logaritmos de los senos para ca-
da cien milésima del cuarto del círculo, cal-;
culados hasta 14 decimales con 5 columnas!
de diferencias;
5%. Los logaritmos de
sen a
2
para las primeras 500 cien milésimas del
cuarto del círculo, calculados hasta 14 de-:
cimales con 3 columnas de diferencias;
6”. Los logaritmos tangentes correspon- |
dientes á los logaritmos senos;
7%. Los logaritmos
tang 2
ES
correspondientes a los logaritmos
sen a
Se hizo un contrato con la Tipografia lin-
MIN-Dipor para el estereotipado de una edi-
ción, según los procedimientos que ese es-
tablecimiento acababa de crear; pero los.
obstáculos financieros en medio de los cua-.
|
> : har en esa époc: iga- ; :
les se tuvo qué luchar en esa EUA: obliga | tro, asi llamadas porque Proxy era ya director del
ron á renunciar á ese proyecto cuando la
composición iba ya muy avanzada.
Felizmente Borba había hecho calcular á
1 Se depositó un ejemplar, desde cl principio, en
los Archivos del Observatorio; y el otro, conserva-
do por la familia de Prowx hasta 1858, fué ofrecido |
en esa época á la Biblioteca del Instituto.
DA.
Los extranjeros comenzaban, en efecto, á
| interesarse también en la reforma que aca-
¡bábamos de iniciar; y aún J. SvanbERG se
¡adhirió á ella en las operaciones que ejecu-
¡tó para la medida del grado de Suecia; pe-
¡ro en Francia es donde siempre se han preo-
cupado más para hacer que tuviera éxito.
¡Así, la nueva división, bien merece llamar-
se división francesa, como la han llamado en
¡los demás países.
LarLace, Bror, Le Verrien, la emplearon
¡en sus investigaciones; la Comisión nombra-
da en 1817 para determinar las reglas de
ejecución de la triangulación general de
Francia, confiada al depósito de guerra, pres-
cribía también su empleo, que desde esa
época se ha hecho tradicional en el Cuerpo
¡de Estado Mayor Francés.
En fin, á esta última circunstancia se de-
be la publicación de las tablas del catastro,
reclamadas tantas veces desde hace ochenta
años.
En 1887, las últimas ediciones de la obra
de Borpa estaban casi agotadas. El Minis-
¡tro de Guerra, á propuesta del general Pr-
RRIER, entonces Director del Servicio Geo-
¡gráfico, decidió que extractaran del manuscri-
to de Proxy, tablas destinadas no solamen-
¡te á reemplazar las de Bona, sino á servir
lá los cálculos de precisión, para los cuales
¡se habían hecho insuficientes estas últimas.
Se fijó en 8 el número de decimales?.
1 La edición proyectada de las Tablas del catas-
catastro cuando se le encargó su construcción, de-
¡bía dar los logaritmos con 12 decimales y tres co-
umaas de diferencias, y contener por esta causa
1200 páginas en folio.
| 2 En un estudio muy profundo, publicado en 1858
¡(Annales de | Observatoire, parte teórica, t. IV),
| M. F. Lerorr se expresaba así, hablando del manus-
| erito de Proww: “Pero parecería más deseable uti-
COSMOS
La: sección de Geodesia se: encargó de es-
te trabajo, que acaba de terminarse y que|c
ha tenido por resultado la publicación de
las dos obras cuyos títulos hemos dado más.
arriba. La más importante de -estas: obras
comprende los logaritmos de los números
|
de 1 a 120,000; los de las línéas trigono-
métricas de diez en diez segundos centesi-
males en todá la extensión del cuadrante,
ó dicho de otro modo, por cada cien milé-
sima del cuarto de círculo; en los cinco
primeros grados, los logaritmos de |
sen a tang a
DAA Ac |
indispensables para los cálculos de los ar-
cos pequeños; una tabla para. convertir los
logaritmos vulgares en logaritmos. neperlas
nos y reciprocamente; en fin, otra tabla pa-
ra la transformación de los grados sexagesi-
males en grados centesimales y viceversa.
_Lo mismo que en algunas tablas, como
las de BannAGe y de Scmrox, se han indica:
do con un signo particular los. logaritmos
que tienen forzada su última cifra; esa no-
tación. _permite evaluar la exactitud de la
última cifra en una suma de logaritmos. Tam-
bién se han sustituido las características ne-
gativas con las características positivas com-
leete.
El estudio de F. LerorrT habia ea. re-
saltar la presencia, en los manuscritos de
PronY, de algunas inexactitudes que se ha-
bían escapado al examen de la Comisión
nombrada el año IX por el Instituto para
proceder á su rectificación. Era pues de to-
da necesidad no solamente evitar los erro-|
res de impresión, sino someter á un regis-
tro riguroso el ejemplar de que se copiaba.
__En el prefacio de la obra que acaba de
aparecer, el general Derrécacarx, bajo cuya
dirección ha sido terminada por el tenien-
te coronel Bassor, después de la muerte del |
general Perniern, indica en los- siguientes!
términos cómo cada logaritmo ha sido ob-:
¡Srs. de ViLLeEDEUIL y 1'
jeto de dos comprobaciones independientes.
“Sobre esqueletos del tamaño de la impre-'
lizarlo en primer lugar para imprimir tablas de 8 |
decimales. Además, estas tablas pueden hacerse de
un tamaño cómodo y, cómo no necesitarían el em-
pleo dé diferencias segundas, serían tablas manuales
de un úso precioso. :
sión, se copiaron «primero: las tablas del
atastro reduciéndolas 4 ocho decimales; es-
ta «copia «sirvió para la: composición. Las
primeras pruebas se cotejaron por duplicado,
de'un modó independiente, sobre.el manus-
crito mismo de Proxy, por dos grupos de
lectores; las correcciones, hechas por cada
uno de estos grupos, se examinaban en se-
guida por un calculador. Cuando se“obte-
nía una prueba sin errores, idéntica entonces
á este manuscrito, se, procedía al. clisaje.
Cada página clisada ha dado lugar á las com-
probaciones .sIguientes: qa sobre cada co-
lumna vertical, se hace la suma de. los logs
ritmos, por grupos de. cinco; obtenidas ;
las sumas y probadas en el sentido horiaó6-
tal y transcritas las unas debajo de las otras
por grupos de diez, se formaban las dife a
rencias sucesivas: éstas, en cada grupo, de-
berían ser idénticas con dos ó tres unidades
de diferencia, en más ó en menos, en la úl.
tima cifra, -no pudiendo pasar de cinco uni:
dades la desviación máxima; esta operación
tenía especialmente por. objeto: poner en
evidencia los errores de cifras que hubie-
¡ran podido observarse en el cuerpo mismo
de los logaritmos; 2* se han formado las
diferencias sucesivas de los. logaritmos mis:
mos, siguiéndolos en el orden: horizontal;
¡esas diferencias debían ser constantes - con
una unidad de diferencia en lá última cilra
para cada línea. horizontal y crecer ó decrecer
de un modo contínuo de arriba á “abajo de
la página. Esta segunda rectificación com-
pleta la primera y asegura definitivamente
la exactitud de Ta última cifra. En las líneas
trigonométricas, para las tangentes y co-
tangentes inscritas en la misma página, los
dos modos de comprobación deben dar ade-
más números idénticos para los arcos: que
son complementarios uno de otro”
Estas comprobaciones-se hicieron por los
HoPITAL..+ <= 308:
La Imprenta Nacional ha consagrado un
cuidado extremo á la ejecución tipográfica,
¡cuya importancia es capital «para una Obra
de este género; el tipo de:los caracteres, su
dlcpactalen en los números, todo, hasta el
color del papel, ha sido estudiado con el fin
de hacer las investigaciones fáciles y segu-
ras y disminuir la fatiga del calculador.
COSMOS
Asi se encuentra realizado, si no en toda
su extensión, á lo menos en gran parte, el
proyecto concebido hace un siglo para tra-
tar de generalizar el empleo de la división
decimal del cuadrante, poniendo á la dis-
posición de los astrónomos y de los geóme-
tras, tablas trigonométricas establecidas se-
gún este sistema y tales que sus cualidades
hagan buscar su empleo.
Pero las circunstancias ya no son tan fa-
vorables como en aquella época. Las inno-
vaciones que presentaban un carácter pu-
ramente cientifico, se aceptaban entonces en
Francia con la misma facilidad que las que te-
nían un fin político ó social, pues se trataba de
poner»por todos los medios, una separación
muy clara entre el pasado y el porvenir. Ca-
si se podría decir que toda idea de cambio se
acogía con tanto más favor cuanto más radi- |
cal era, y este sentimiento favoreció entre nos- |
otros muchas reformas, unas fecundas en
resultados felices, como la del sistema de pe-
sos y medidas, que la mayor parte de las
otras naciones nos han tomado después; otras
inútiles, como la del calendario, que fué
abandonada después de: un corto ensayo.
Ahora ya no existe esta exaltación, y es pre-
ciso, muy al contrario, contar con las cos-
tumbres adquiridas.
Por otra parte, se han formado desde en-
tonces dos corrientes de opiniones muy dis-
tintas entre los partidarios de la substitución
de la escala sexagesimal por la decimal. Mien-
tras que algunos sabios continúan admitien-
do que debe escogerse el cuadrante como
unidad angular, otros estiman, al contrario,
que sería preferible adoptar como tal el cir-
culo entero, es decir, dividir á éste en 10...
100...., 1000.... partes alícuotas en lugar
de 40..., 400...., 4000.
apoyan su opinión en consideraciones astro-
Unos y otros
nómicas y matemáticas, de las que resulta
que cada sistema presenta sus ventajas y sus
inconvenientes particulares, si bien parece
que no está próximo á establecerce el acuer-
do entre ellos ?.
1 Mémotres de-U' Institut (Académie des Sciences,
1 sem., 1870).
2 M. ve MenpizáñaL TAmborRELL, de México, ha
aaa en una de las últimas sesiones dela So-
|
En: estas condiciones, á- menos que un:
congreso cientifico internacional intervenga
para transar la cuestión, esta incertidumbre
hará que se establezca la reforma sólo por
una evolución lenta debida á una sucesión de
iniciativas privadas.
Es poco probable, además, que este per-
leccionamiento se extienda á todas las “ra-
mas de las ciencias en que se hace uso de
los angulos.
La ventaja que se sacaría de su aplicación
á las investigaciones astronómicas, para las
cuales las observaciones anteriores represen-
tan un papel considerable, no parece tener
relación con la nportanciacdel trabajo que
exigiría la refundición de un número consi-
derable de documentos establecidos en todos
los tiempos según la división sexagesimal,
sin contar las fuentes de errores que.resul-
tarían de esta recomposición y el disgusto
para los observadores actuales de modificar
los instrumentos á que están acostumbrados.
Pero esta objeción, particular á la Astro-
nomía de observación, no puede dirigirse á
los cálculos de Mecánica celeste, de Geode-:
sia, de Física, y en general. á todas las: de-
terminaciones matemáticas en las que los
angulos no son más que intermediarios” des-
tinados á conducir á otros resultados por
medio de operaciones numéricas que sapos
ta abreviar y simplificar !.
Llegamos á esta conclusión ya propuesta
á la Academia de Ciencias y á otras socieda-
des cientificas, que la división sexagesimal
ya no tiene razón de ser sino en ciertos tra-
bajos astronómicos, y que podría ser util
conservarla en los observatorios, pero que,
en todos los otros órdenes del cálculo, im-
portaría adoptar la única división que está en
armonía con nuestro sistema métrico. Nues-
de las tablas.que está publicando y que contendrán,
entre otras cosas, los logaritmos de las funciones
circulares de micrógono en micrógono, parte con. 8
decimales, parte con 7 (siendo el gono el a que
mide la circunferencia). 1 - :
1 Según las experiencias hechas en el Dia
de Guerra, el empleo de la división decimal hace
ganar sobre las observaciones y los cálculos de una
triangulación las 2/7 partes del tiempo necesario pa-
ra hacer el mismo trabajo con la división sexagesi-
mal.
1 La publicación de las Tablas del Sr. MESDIZABAL está ya conelulda y el
“Cosmos” publicará, próximamente, un estudio comparativo entre e y las del
ciété Mathématique de France los primeros pliegos | servico Geográfico Panteón — (Nota del "Cosmos".
160
COSMOS
tros cuerpos docentes podrían ayudar E
rosamente para obtener este precioso resul-
tado, favoreciendo el empleo del método
decimal en los ejercicios prácticos !.
ALBerTO HATzFELD.
¿Revue Scientifique, XL VIM, 1891, II, pp. 655-659).
EXCIENCIA DIVERTIDA
LA BOTELLA ACROBATA
= |
Se trata de hacer que una botella se sos-
tenga en un hilo atravesado en el cuarto. Co-
mo lo indica nuestro dibujo, (Fig.
Fra.
230
tará introducirle, en la boca, la extremidad
de un paraguas de mango encorvado. Para
evitar resbalamientos desagradables podéis
untarle creta á la parte del hilo que reciba
la botella, del mismo modo que los acróba-
tas untan brea en las suelas de sus cal-
zados.
La figura que está á la derecha, muestra
como podría decantarse una botella de buen
vino, sin necesidad de sacudirla. Bastaría
reemplazar el paraguas anterior por un cu-
charón, colocar nuestra botella sobre una
poco
sacudidas, vertiendo agua, gota á gota,
cinta ancha é inclinarla, á poco y sin
en
un recipiente suspendido en la otra extre-
midad del cucharón.
Inútil me parece añadir que esta indica-
ción es enteramente teórica; haced la ex-
periencia con una botella de vino corriente
y no confieis á la cinta vuestra botella de
vino añejo.
1 Permitasenos « este proposito una corta obser
vación sobre los nombres adoptados cn las nue-
vas tablas para expresar las partes del cuadran-
te. Conservando los nombres de minutos y de se-
gundos, ¿no hay riesgo en establecer una confusión,
entre el antiguo y el nuevo sistema? ¿Y no sería |
preferible escoger términos diferentes, t tales como
prima, grado, etc., como lo ha propuesto M. HoueL?
La experiencia cola al principio de este siglo para
las otras unidades, ha probado que era necesario
crear nombres nuevos para las divisiones nuevas,
|
|
1
230), bas-
|
*
**
LA PERA CORTADA
¿Qué hacer para colocar un cuchillo deba-
jo de una pera, con bastante exactitud para
que ésta, colgada en el techo lo más alto
posible, venga á cortarse en la hoja luego
|
¡que se queme el hilo con que está suspen-
¡dida? No se necesita plomada para eso, bas-
¡tará mojar la pera en un vaso de agua que.
quitaremos luego: algunas gotas de líquido,
lal desprenderse de la pera, caerán en un
mismo punto de la mesa ó del suelo, pun-
to que marcaremos con cuidado. Estos pre-
¿parativos deberán hacerse en secreto y de
modo que las personas que lleguen después,
¡encuentren colgada la pera sin conocer el
“artificio de la g
Llegado el momento, colocaréis el cuchi-
ota de agua.
¡llo en el lugar marcado y la pera viene in-
laliblemente á cortarse en dos, en la hoja.
Podéis disponer también la experiencia
como lo indica la Fg. 231, y encontrar, por
medio de tanteos, haciendo caer de la pera
varias gotas de agua, en qué punto, exacto,
50)
y
Pis:
deben cruzarse los dos cuchillos. La pera
se cortara entonces en cuatro pedazos que
recogeréis en un plato colocado debajo de
los cuchillos.
Tom Trr.
A)
É“COSMOSs
Lámina 112
Tomo Í
F. Fereart PÉrez, For. FoTocoLOuKArTA DEL COSMOS
GRUTA CARLOS PACHECO (CERCA DE CACAHUAMILPA)
EL CENTINELA
COSMOS
REVISTA ILUSTRADA DE ARTES Y CIENCIAS
SEA RA
DireEcTOR PropbIETARIO, FERNANDO FERRARI PEREZ
Tomo I
Tacunaya, D. F., 1% De Junio pe 1892
Núm. 11
ENSAYO DE APLICACION DEL MEYODO LOGICO
AL ESTUDIO
DE LA RESISTENCIA DEL AIRE
Y PROYECTO DE UN APARATO
PARA DETERMINAR EXPERIMENTALMENTE
LOS VALORES PARCIALES
DE DICHA RESISTENCIA”
PODER SUPERFICIAL s
bl. Clasificación y elección de las super-
ficies.—Si se comparan entre sí las superfi-
cies de los cuerpos, se reconoce desde lue-
go que estas superficies son muy diferentes.
Una fruta, una tela cualquiera, una hoja de
papel, una placa metálica más 6 menos pu-
lida y barnizada, etc., presentan, en efecto, |
grados muy diversos de lisura 6 de pulimen- |
/ Naturales de pro-
cedencia.
Superficies más ó me-
nos lisas,tersas ó pu-
lidas, divididas en
superficies. ........
Artificiales de
| procedencia..../
|
De todos estos cuerpos, los más impor-
tantes, desde el punto de vista en que nos
colocamos, son los que pertenecen á las dos
últimas categorías, porque son los que se
emplean más generalmente en la construec-
1, Continúa, Véase Cosmos pp. 81 y 145.
to. Conviene, pues, antes que todo, clasif-
car los cuerpos desde el punto de vista del
estado de sus superficies, en un orden apro-
piado para que se facilite la comparación de
los poderes pasivos que les corresponden
en el valor parcial s de la resistencia total R.
Desde este punto de vista todos los cuer-
pos están comprendidos en los dos grandes
grupos siguientes: cuerpos de superficie na-
tural y cuerpos de superficie artificial, se-
o
gún que el estado de la superficie sea obra
de la naturaleza ó de la mano del hombre.
Pueden ser, además, de procedencia orgáni-
ca ó6 de procedencia mineral.
Siendo suficiente esta división, dispondre-
mos como sigue la clasificación:
Ñ
|
AS
y
hojas. .......
Ut
plumas. ......)
superficie libre
de los líquidos
en general...
Orgánica... 1* categoría
mineral..... 2* categoría
maderas......
telas...
papel... 2.....
barnices secos
y extendidos..
Orgánica. ... 3* categoría
piedras y meta- |
mineral.....
les en general
4% categoría
ción de los techos, de las aspas de molino,
de las velas, de los aeróstatos, etc.
52. Experimentación.—Para determinar ex-
perimentalmente la resistencia pasiva debida
al estado de la superficie de las maderas, de las
telas, de los metales, etc., y para estudiar el
poder relativo de cada superficie se proce-
162
COSMOS
derá como para el poder marginal teniendo
en cuenta, entiéndase bien, las condiciones
especiales de experimentación.
N
PODER ANGULAR a
53. Importancia del poder angular.—Es-
te elemento de la resistencia pasiva total del
viento es, desde diversos puntos de vista, el
más importante de todos.
reclama teóricamente, el cuidado más rigu-
roso y la más estricta observación del mé-
todo, está caracterizado por el número y por
la variedad de sus aplicaciones prácticas.
Así lo demuestran desde luego, el estudio
del vuelo de los pájaros, el estudio de la lo-
comoción acuática, la propulsión de los bu-
ques de vela, el rendimiento de las aspas de
un molino de viento ó el de las hélices de los |
buques y sin duda también la navegación
aérea, cu-
ya solución
práctica no
se ha encon-
trado aun,
pero queto-
dos los au-
tores reco-
nocen como
ligada ínti-
mamente al
estudio de
la resisten-
cla del aire.
54. El poder angular comprende dos ca-
tegorías de poderes.—Dijimos ya, que se lla- |
ma poder angular (a) la propiedad que tie-
nen las superficies de presentar á la acción
del viento una resistencia pasiva más ó me-
nos grande, según el ángulo de inclinación |
variable ó constante que forman con la di-
rección del viento. Agreguemos que el po-
der angular puede ser simple, constante ó de
primer grado; ó bien compuesto, variable 6
de segundo grado, tal como vamos a expli-
carlo.
Sean dos superficies cuyas proyecciones
A y B están expuestas (Fig. 232) á la ac-
ción del viento. Á es una superficie plana,
B, una superficie curva.
El angulo de inclinación que el plano 4
forma con la dirección del viento es el án-
Además de que!
'
Frc.
gulo /oA. Cualquiera que sea la parte del
plano que se considere, a, por ejemplo, for-
ma con la dirección del viento un angulo
F ao igual a foA. La superficie A, es de las
que se designan en Matemáticas con el nom-
bre de superficie de primer grado.
| No sucede lo mismo con la superficie £.
¡En efecto, si suponemos esta superficie con-
formada por una infinidad de pequeñas par-
tes planas y si consideramos varias de estas
partes b,, b,, 0,.... por ejemplo, vemos que
sus ángulos de inclinación respectivos son
los ángulos que los planos tangentes mn,
. forman con la dirección del
man, mon
viento. De suerte que tendremos
ete.
| "bom >fbm; PF "bom" > bum...
2 gunos 3 2
y así sucesivamente mientras nos alejamos
del punto b,
ya sea de un
lado de este
punto, ya
del otro
El ángulo
de inclina-
ción no es,
pues, cons-
tante en la
superficie
B,es varia-
ble; la in-
[clinación no es simple sino compuesta de
232
una serie de inclinaciones cuyo conjunto es
la definición misma de la superficie ó forma
que se considera. Por consecuencia, la su-
perficie curva B es de las que se llaman de
segundo grado.
Tal es la razón de la distinción que he-
mos creido deber establecer entre el poder
angular simple y el poder angular compues-
to. Es también por lo que hemos compren-
dido el estudio de la forma de las superfi-
cies curvas en el estudio de la inclinación.
¡En virtud de lo que acabamos de decir
dividiremos el estudio del poder angular ó
inclinación de las superficies en dos partes
que designaremos y definiremos como sigue:
1%. Poder angular simple, de primer gra-
do, 0 constante.-—Es la propiedad que tie-
nen las superficies planas de presentar á la
COSMOS
163
acción del viento una resistencia pasiva más
ó menos grande, según el ángulo constan-
te que formen con la dirección del viento.
2*. Poder angular compuesto, de segun-
do grado, 6 variable.—Es la propiedad que
tienen las superficies curvas de presentar á
la acción del viento una resistencia pasiva
más ó menos grande según la ley de varia-
ción elemental de la superficie considerada.
El estudio del poder angular simple y el
estudio del poder angular compuesto se ve-
rifican de la misma manera por médio del
anemodinamómetro, colocando los cuerpos
en uno y otro caso, sobre la varilla porta-
objeto. Bastará, pues, ocuparnos del poder
fundamental simple que es notoriamente el
más importante.
55. Poder angular simple.—Experimenta-
cion en general.—En una de las extremida-
des del porta-objeto del anemodinamómetro
diferencial (Fig. 208) se adapta un plano
que, desde luego normal ó perpendicular al
viento, pueda moverse á voluntad al rededor:
del punto » y tomar posiciones diversas; de
tal manera que formen diferentes angulos
con la dirección del viento, quedando ese.
plano siempre perpendicular al plano ideal
vertical que pasa por el mismo punto y com-
prendido en la dirección del viento.
La Fig. 233 da el detalle de esta dispost-'
ción. Se gradúa de antemano la varilla por-
ta-objeto, á fin de saber por la posición del
2
|
l |
Fic. 233 L
A 6 A |
plano. Si se le dan sucesivamente áú este,
plano inclinaciones más y más grandes con
relación á su posición normal y si se opera!
anillo a cuál es el angulo de inclinación del |
con un solo ventilador á presión constante
y con peso variable del fiel, se llegará á de-
terminar numéricamente, como lo hicimos
con el poder marginal, la ley de variación
del poder angular simple, aplicando para
cada experiencia la fórmula general
R=lL-u
56. Variación concomitante de la sección.
—No ha de olvidarse que en este caso la
sección del viento cambia y que como lo di-
jimos anteriormente, la intensidad del vien-
to que obra sobre los planos inclinados es
proporcional, en igualdad de condiciones,
al seno del ángulo que forma la dirección
del viento con la superficie del plano ($30,
p- 102).
Para fijar bien las ideas, supongamos que
el plano en experiencia sea un cuadrado y
examinemos lo que sucede en cada una de
las posiciones que ocupa.
1* experiencia.—Cuando el plano es nor-
mal, sabemos que la sección del viento es
igual al área de este plano.
Sean p la presión por centímetro cuadra-
do que nos indica el manómetro, y m el la-
do del cuadrado medido en centímetros; su
área será
mi=
De suerte que ($$ 30 y 31, pp. 102-103)
0d
2
u, es igual al peso de la limadura colocada
== =pm=u, +R;;
en el platillo y RA, ó la resistencia pasiva
del plano normal, debe expresarse bajo esta
forma:
R,=!I,— y =pm—u =p XmXm—uy, (1)
2* experiencia.—Cuando el plano se in-
| clina bajo el ángulo z,, la sección del vien-
to cesa de ser igual al área del cuadrado pa-
ra volverse igual á 7 multiplicada por una
S
cantidad menor que m. Según la ley de va-
riación de la intensidad del viento sobre los
planos inclinados, esta cantidad menor que
m es el seno del ángulo de inclinación 7,;
por consecuencia 6<)
Vemos, pues, que el valor de R va au-
mentando al pasar por los valores:
u os u es posi-
R=pX m(sen i—
pxm) to;
ISLAN e cuando u es tol
R=pXm (senie, == a
R será igual á u cuando sen i, sea igual 4
cero; pero como en ese momento / será nu-
lo, se tendrá:
R=u=/(
IV. Resumen de la discusión.—Resumien-
do: la inclinación de los planos con relación
al viento, en ángulos cada vez más peque-
ños que 90%, ofrece las particularidades si-
guientes:
1*.—Las resistencias pasivas son cada vez.
mayores.
2*.—Las intensidades relativas del viento ;
son cada vez más pequeñas y están en razón |
directa del seno del ángulo de inclinación del|
plano.
3*.—Los trabajos 6 resistencias 1tiles son
también cada vez menores dentro de mayo-
res límites, pasando sucesivamente por una
serte de valores positivos, después por un ya-
lorigual á cero, y, finalmente, por una serie
de valores negativos.
Aplicación.—No hay, pues, nada sor-
165
a ha quedado destruida con la expe-
riencia. y
TI. Hipotesis actual.—Actualmente todos
los autores consideran la acción del aire so-
bre los planos inclinados como dirigida nor-
malmente al plano.
| «Esta resistencia normal se descompone en
¡ E - ,
seguida en dos fuerzas, una opuesta á la di-
¡rección del movimiento, en tanto que la otra
cuando u es nega- [es perpendicular á esta dirección y tien-
¡de á desviar al plano de su camino.
| «Esta resistencia cuyo valor total varía se-
¡Ben el ángulo que forma el plano con la di-
¡rección del movimiento, da lugar por sí mis-
¡ma á dos impulsos: uno vertical y otro ho-
'rizontal cuyos valores dependen también de
¡este mismo ángulo».
TT
¡determinación.—Esta segunda hipótesis no
es más sostenible que la primera. En efecto,
se reduce, en substancia á descomponer una
¿fuerza en más de dos distintas y situadas en
La hipotesis actual se reduce á la ín-
un mismo plano; es lo que se llama en Mecá-
o un problema indeterminado, es decir,
que admite una infinidad de soluciones para
da una de las cuales se puede proceder
ide dos maneras «tan arbitrarias una como
otra» según cada uno sabe.
P
prendente en que los planos inclinados al
pasar por diferentes grados de inclinación
ofrezcan al viento resistencias muy variadas
y á primera vista inexplicables. Al contra-
rio, ésto es muy racional y está de acuerdo:
con la teoría, puesto que el valor de la re-
sistencia útil angular es sucesivamente po-
sitivo, nulo y negativo.
60. Descomposición de la fuerza del vien-!
to en los planos inclinados.—La ley del po-'
der angular adquiere aun mayor claridad si:
examinamos cómo se descompone la fuerza
del viento en los planos inclinados.
L. Hipótesis de Newrox.—NEWTON suponía
que el viento después de haber herido una
superficie oblicua, se reflejaba formando con
la dirección normal, un ángulo de reflexión
igual al ángulo de incidencia; pero esta hi-
e)
Vamos á explicarnos.
Sean P (Fig. 234) el plano inclinado y £
¡la fuerza del viento que se trata de descom-
¡ poner; esta fuerza obra sobre el plano fora
; mando con este último el ángulo FOP. Según
la hipótesis admitida hoy, se considera que
la fuerza F' obra, no siguiendo su dirección
real FO, sino siguiendo la dirección F'Onor-
mal al plano y ésto, cualquiera que sea la
inclinación de dicho plano. En seguida esta
fuerza F'O se descompone en otras dos: una
1 Marer, Le vol des OÍseauz, pp. 224-225,
166
COSMOS
F”O, que es el impulso vertical; otra F”0,
que está opuesta á la dirección del movi-
miento. Se ve, pues, que la hipótesis con
que se ha substituido la de Newrox conclu-
ye en la indeterminación.
IV. Componente de acción y componente
de reacción.—Veamos ahora cómo debe con-
siderarse según nosotros y de acuerdo con
la ley del poder angular, la fuerza del vien-
to sobre los planos inclinados. Esta cues-
tión se presenta, por otra parte, bajo un as-
pecto completamente nuevo, después de las
hermosas y sencillas experiencias de H. Mu-
LLER, que han contribuido de una manera
poderosa á explicar el avance horizontal en
el mecanismo del vuelo de las aves.
«Estas ingeniosas experiencias hacen ma-
terialmente demostrable la acción del ala
sobre el aire: prueban que este fluido com-
presible no recibe un choque, propiamen-
te hablando, nique sus moléculas son proyec-
tadas según el sentido del movimiento del
ala; sino que el aire se comprime y, al
rozar el plano del ala, se escapa siguiendo
el borde posterior. Este soplo, como el
de los gases que salen de un cohete, produ-
ce una reacción cuyo efecto tiende á llevar
hacia adelante el borde anterior del ala y,
con ella, el cuerpo entero del ave; pero an-
tes de transmitirse á la masa del ave, la re-
acción del aire obra desde luego sobre el
ala y la lleva hacia adelante, tal como lo han
demostrado las imágenes fotográficas.» !
Consideremos el plano UN (Fig. 235) cómo
si recibiese normalmente la acción del vien-
to A. Según lo que precede, el viento, des-
pues de haber chocado con el plano, se des-
liza y pasa por los bordes en una infinidad
de direcciones a, b, c, d,... que determi-
nan sobre estos bordes un número igual de
reacciones iguales y contrarias que se neu-
A a
Fic. 235
1 Maregy, Le yol des oiseaux, pp. 261-262.
tralizan dos á dos y producen por conse-
cuencia, el equilibrio de las fuerzas al rede-
dor del centro de presión O. En estas con-
diciones, el plano se mueve siguiendo la
direción misma OA del viento.
Si colocamos ahora el plano en una po-
sición inclinada, es evidente que el equili-
brio de las fuerzas a, b, c, d,... de que
acabamos de hablar quedará destruido.
Sea MN (Fig.236) la posición del plano.
Fic. 236
El viento F, después de haber chocado
con el plano inclinado, desliza sobre la
superficie de este plano y se escapa casi com-
pletamente por los bordes inferiores en la
dirección VA, ejerciendo sobre el plano MA
una reacción VA” igual y contraria á la fuer-
za de escape del viento. Asi es como ca-=
da punto del plano, el punto O por ejem-
plo, está sometido en realidad al impulso de
dos fuerzas, una que es la fuerza misma del
viento y que obra en el sentido de su pro-
pia dirección OF”; y otra que es la reacción
del escape del viento y que obra en el sen-
tido de OR”. El plano MN, no pudiendo se-
guir estas dos direcciones á la vez, toma una
intermedia, OK por ejemplo, dada por la
resultante del paralelógramo construido so-
bre las dos fuerzas en cuestión.
Podremos pensar, por consecuencia, que
las componentes OF” y OR” son las compo-
nentes del viento. Ahora bien, como sus di-
recciones, para cualesquiera inclinaciones,
son siempre la del viento, por una parte, y
la de su reacción sobre el plano, por la
otra, llamaremos á estas componentes ó im-
pulsos del viento: á la 1*. componente de ac-
ción 0 de la dirección del viento; á la 2%.
componente de reacción o de la inclinación
del plano.—Acustín M. Chávez.
(Continuara.)
COSMOS
LA DESINFECCIÓN DE LAS HABITACIONES
¿Cómo debe operarse el saneamiento de
una habitación contaminada por la perma-
nencia ó por la muerte de un enfermo?
Muchas personas, confundiendo la desin-
fección con la desaparición del mal olor,
creen que con lavar la habitación con agua
de Javel, fenol diluido, ó cualesquiera lí-
quidos aromáticos, y quemar después pas-
tillas del serrallo ó papel perfumado, ya
se llevó á cabo la operación necesaria; es-
tos son procedimientos infantiles, doblemen-
te peligrosos porque dejan intactos todos
los gérmenes morbosos y porque inspiran
una seguridad engañosa.
La desinfección de una habitación com-
prende la destrucción completa, científica,
de todos los microbios que viven en ella y
que es preciso ir á buscar lo mismo en el
fondo de las grietas de las paredes y del pi-
so, que en los muebles, los tapices y aún en
medio de los colchones.
Son tres los procedimientos que se usan
en la actualidad:
1*. El vapor recalentado.
2%. Los lavados y pulverizaciones de lí-
quidos antisépticos (sublimado corrosivo,
sulfato de cobre).
3%. Elácido sulfuroso (combustión del azu-
fre).
Las estufas de vapor recalentado prestan
importantes servicios en los hospitales y en
los grandes establecimientos, para la desin-
fección de los lechos, de las ropas de cama
y de los vestidos; es un procedimiento infa-
lible, pero no es posible calentar á 115” los
muebles ó una récamara entera. linalmen-
te, no se encuentran estas estufas ni en las
ciudades pequeñas ni en el campo.
Los lavados y las pulverizaciones de líqui-
dos antisépticos, muy especialmente el bi-:
eloruro de mercurio, tan alabados en Ale-
mania, son en extremo peligrosos, necesitan
aparatos y operadores especiales y, en fin,
no penetran por todas partes como puede
gaseoso.
-El empleo del azufre, al contrario, está
hacerlo un desinfectante
al alcance de todos y no origina grandes gas-
tos, trastornos ó pérdida de tiempo; tiene la
ventaja de que destruye el mal en el sitio
167
donde se encuentra, desinfectando: a la vez
en una sola operación el continente y el con-
tenido.
Las propiedades microbicidas del ácido
sulfuroso han quedado definitivamente con-
sagradas por un gran número de trabajos
ly de experiencias á los cuales están unidos
los nombres de Pasteur, DusarDin-Brau-
Merz, Roux, Áusert, de Prerra-SanTa, Du-
BIEF, Brun, etc. Basta quemar en un espa-
cio hermeticamente cerrado, 20 gramos de
azufre por cada métro cúbico para destruir
todos los gérmenes infecciosos.
¿El ácido sulfuroso altera en estas condi-
ciones los muebles y los tapices? Las minu-
closas experiencias del Dr. Auserr, médico
mayor de primera clase, responden á este
temor. 1
El Dr. Auberr, relata entre otras desin-
fecciones, la que practicó él, personalmente,
en dos piezas. Contenían éstas, camas de ma-
dera y de hierro, roperos con espejos, col”
chones, sábanas, cobertores, plumazones de
salón azules y amarillas, diversos muebles,
cortinas y además, á título de experimenta-
ción, objetos de seda, de lana, de algodón,
de terciopelo, de raso y de rasillo de diver-
sos colores; objetos metálicos como cande-
leros de cobre, piezas de ruolz y de bron-
ce dorado, etc. Después de cuatro días de
exposición á los vapores sulfurosos, el Dr.
AuberT comprobó que «los distintos tejidos
que habían permanecido en esa habitación
no experimentaron la menor alteración, lo
mismo respecto del color que de la estrue-
tura;» y que «los objetos metálicos de bron-
ce, de cobre, de ruolz y de acero estaban
ligeramente empañados 6 ennegrecidos; pero
que recobraron su coloración normal des-
pués de una simple fricción con un trapo de
llana».
Para practicar la desinfección por medio
del azufre, es necesario tapar cuidadosamen-
te todas las hendiduras por las cuales po-
dría escaparse el gas sulfuroso; se pegarán,
pues, tiras de papel al rededor de las ven-
tanas, de las puertas, y sobre todo, de la
cortina de la chimenea (se humedecerá el
piso con una esponja) y en seguida se que-
1 Bulletin Général de Thérapéutique, 30 de Enc-
ro de 1890.
168
marán 20 gramos de azulre por cada metro
eúbico
fra de
que tenga la pieza. Aunque la ci-
20 gramos baste por regla general y
sea la adoptada por la Prefectura de poli-
cía, es preferible aumentar la cantidad y
usar 30 gramos.
Se puede quemar este azulre en un crisol
de barro refractario, en un recipiente metá”
lico ó sobre una placa de hierro fundido ro”
deada de arena. Esta operación no es siem-
pre muy cómoda para las personas no acos-
tumbradas á las: manipulaciones.. Además
del peligro de incendio sucede á veces que
por una colocación defectuosa 6 por haber
encendido mal, la combustión es incomple- |
ta y al cabo de 24 horas cuando se cree que
la operación está ya concluida, es preciso
comenzar de nuevo.
Para evitar este in-
conveniente M. Des-
CHIENS, Ingeniero del
Laboratorio de Higie”
ne del Hospital Co-
chin, ha hecho fabri-
car gruesas bugías de
azufre que pesan 500
gramos, que pueden
dividirse en dos par-
tes y que bastan pa-
ra la desinfección de
una habitación co-
mún.
Estas bugías, repre
sentadas en la Fig:
FiG. 237.—BUGÍA SULFUROSA DESINFEC-
TANTE.—A, cilindro de azufre quími-
camente puro, de 250 gramos, colocado
dentro de la tela metálica B.—C, agu-
jero que atrae el aire y que permite
una combustión completa y rápida.—
de gruesos cartuchos
de tela metálica; se
colocan en un plato
D, mecha.
lleno de ceniza, bas-
tando encender la mecha para que en el es- |
pacio de tres horas y sin peligro alguno, la
combustión sea completa. Este pequeño apa-
vato, empleado en los hospitales, es prácti-
co en extremo y por otra parte lo preseri-
ben.en la ciudad muchos médicos.
Después de que se haya verificado la sul-
furación debe quedar la pieza hermética-'
mente cerrada por espacio de 24 horas.
DR UL
(La Nature, 1, Tomo XX pp. 238-239.)
A
” . |
237 tienen el aspecto |
COSMOS
LA CIENCIA DIVERTIDA
LOS LAPICES EN EQUILIBRIO
Esta experiencia, dedicada á los señores
estudiantes, consiste en mantener en el es-
pacio, dos lápices en equilibrio; uno que
debe permanecer horizontal apoyado por su
|
Fic. 238
punta en una aguja ó suspendido por la mis-
ma de la extremidad de un hilo, y el otro
que debe mantenerse vertical con su punta
hacia la extremidad del lapiz anterior. Los
lectores están bastante familiarizados con
¡nuestras experiencias anteriores de equi-
¡librio para que nos sea necesario insistir de-
masiado sobre la disposición de la actual:
¡los dos cuchillos de igual peso, que mantie-
¡nen horizontal el lapiz, recuerdan la expe-
riencia del alfiler
¡perforado por una aguja; y en cuanto al
¡equilibrio del lapiz mantenido vertical por
medio de dos porta-plumas, es una experien-
cia muy conocida; pero la combinación de
indicada anteriormente
ambos equilibrios nos ha parecido bastante
original y digna, por lo mismo, de figurar
[aquí.
Si nuestros jóvenes lectores han dispues-
¡to con cuidado su aparato, podrán hacerlo
girar al rededor de su punto de suspensión,
y una vez dado el impulso, verán continuar
movimiento de rotación durante
po.
el la rgo
¡tiem
LA ERUPCION DEL VESUBIO
|
| Colocad en el fondo de un frasco de bo-
¡ca ancha un frasquito lleno de vino tinto,
|
tapado con un corcho que tenga una peque-
ñita perforación longitudinal. Sabemos que
a causa de la diferencia de densidad entre
ambos líquidos, el agua penetrará en el fras-
quito, expulsando el vino que se escapará
en forma de hilillo rojo, extendiéndose des-
pués, en la superficie del agua.
He aquí un medio pintoresco de presen-
tar esta conocida experiencia: con yeso Ó sim=-
plemente con tierra, figurad una montaña en
el fondo de vuestra vasija, montaña que ser-
virá para ocultar el frasquito. y en la parte
superior de la cual haréis un agujero pe-
queño que figurará el erater y servirá para
darle salida al hilillo de vino.
Tened cuidado de agitar el agua de la va-
sija á fin de que el penacho que la atravie-
sa figure el humo rojizo que mueve el vien-
Fic. 239
to al salir del volcan y habréis dado, así, á
los espectadores una reproducción bastante
exacta de la erupción del Vesubio.
CES
LA CAMPANA DEL BUZO
Cuando sumergimos en el agua una copa
invertida, percibimos que el nivel del agua
en la copa está más bajo que el nivel del
agua exterior, Este conocido fenómeno va á
permitirnos dar una demostración divertida
del funcionamiento de la campana del buzo,
en la cual pueden los obreros respirar y
trabajar cómodamente á pesar de encontrar-
se debajo del nivel del agua.
Para hacer visible la experiencia á todos
vuestros espectadores disponedla como se va
a indicar.
, COSMOS
169
El vaso que contenga el agua será la ta-
240
pa invertida de una quesera y sostenida por
Fic.
un frasco de boca ancha en el interior del
cual penetre el botón de la tapa. Tendréis así
un vaso transparente que permitirá ver lo
que pasa en su interior. Si sumergís aho-
ra una copa invertida en esta agua, compro-
baréis que el nivel del agua, en la copa,
está mas bajo que el nivel exterior.
Apoyándose en este principio se puede
proponer la experiencia siguiente: Sumer-
gir en el agua un trozo de azucar sin mo-
jarlo. Bastará colocar el azucar sobre un
tapón de mostaza y cubrir éste con la co-
pa invertida. Cuidese de sumergir la copa
muy verticalmente á fin de evitarle una ma-=
roma al corcho, y manténgase el borde de
la copa en el fondo de la tapadera todo el
tiempo que se quiera. Al sacar la copa, y
por consiguiente el azucar y su soporte, to-
maréis el pedazo de azucar enteramente se-
co puesto que el aire contenido en la copa
impidió que el agua lo tocara.
Tom Trr.
=>
EL TRABAJO MANUAL
EN LA ESCUELA Y EN EL HOGAR 1
3 SEGUNDA SERIE
TEJIDO
Fic. 241
a Línea. la, 1d, etc.
2a E 1d, la, ete.
A Semejante á la 12.
ga ES ld, la, 7d, 2a, 7d, la, 1d, la.
Ba La, 1d, la, 5d, la, 2d, la, 5d, la, 1d.
CU Semejante á la 41.
za be la, 1d, La, 3d, 3a, 2d, 3a, 4d, la, 1d:
1 Continúa. Véase Cosmos pp. 117 y 150,
1Kol, ey Echo ler, all, len
2d, la, 1d, la, 3d,
da, Ulla,
la, 1d, la, 1d, la, 1d,
3a, 2d, 3a, 1d, la
2d, 1d, la.
104 o a dad ta
ul La, 3, la, Mal,
Za, Ld, Ta.
ga "
f1a . ta, 1d, 2a, 1d, la, 34,
20, Bal, Ta, ly Ma,
ld, la, 1d.
12 dÍ ld, la, 2d, la, 1d, 3a,
2d, 3a, 1d, la, 1d,
eE 1d, la.
13u ñ e lll) Ter Dilo de Mal,
la, 2d, la, 1d, la,
£d, la, 1d.
L4a 4 ld, la, 4d, 3a, 2d, 3a,
3d, la, 1d, la.
15a e la, 1d, la, 6d, %a, 7d,
la, 1d.
161 0 1d, la, 6d, la, 2d, la,
5d, la, 1d, la.
AGN Semejante á la 153,
Para las tres últimas lineas si-
gase el dibujo.
Fic. 24)
la Linea. 2d, 2a, 5d,
2d:
de 1d, £a, 3d, la, 2d, la,
3d, 4a, 1d.
2a, 5d, 2a,
$ 2a, 2d, 2a, 8d, 2a, 2d,
2a.
pa só 2a, 2d, 2a, 3d, 2a, 3d,
22, 2d, 2a.
E ld, 4a, 3d, 4a, 3d, 4a,
ld.
ba Se 2d, 2a, 3d, 2a, 2d, 2a,
2d, 2a, 2d.
A 6d, 2a, 4d, 2a, 6d.
A 5d, 2a, 2d, 2a, 2d, 5d.
Ya A ld, la, 2d, 2a, 2d, £a,
2d, 2a, 2d, la, 1d.
LO la, 2d, 2a, 2d, 2a, 2d,
2a, 2d, 2a, ld.
A Semejante á la 101,
Las nueve últimas lineas son se-
mejantes á las 9 primeras, comen-
zando por la 9: es decir, de abajo
hacia arriba, puesto que acaban el
dibujo. Asi sucederá para muchos
de los dibujos que van á seguir;
por lo mismo, para la explicación
citaremos la 222 con el signo *
>
243
Fic.
la Linea.. 2a, 2d; +a, 3d, 4a, 3d
Za.
2a E la, 2d, la, 4d, la, 1d,
a, +d, la, 3d, la.
COSMOS
e
am lr (TS Ile
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Linea.
Linea.
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2d, la, 2.1, la, 2d, la,
Ld, La, 2d, 1a, 2d, Las
31.
dal lo, 291, ln. dl, 21,
Aly Dn el, e Al
illa Z40lo
la, 2d, La, 11d, La, 2d,
la, 1d.
Aaa a
la, 1d.
Es 2 la 4 la, Dl
¡leño Palo Er, all
La, 24, la, 4d), La, 1d:
la, 4d, la, 1d.
(4, 2a, 1d; La, 1d, La,
1d, la, 4d, 2a, 2d,
61, la, 1d, la, 1d, la,
1d, la, 7d.
Semejante á la 92 *,
Fic. 244
la, 1d, la, 1d, la, 4d,
la, 4d, la, 1d, la,
1d, la, 1d.
1d, la, 1d, la, 4d, 3a,
£d, la, 1d, la, 2d.
21, la, 4d, la, ld, la,
1d, la, 4d, la, 3d.
7d Da, Sal
7d, la, 1d, la, 1d, la»
8d. :
6d, la, 1d, 3a, 1d, la,
7d.
5d, la, 1d, la, 3d, la,
ld, la, 6d.
2d, 3a, 1d, la, 5d, la,
1d, 3a, 8d.
1d, la, 1d, la, 1d, la,
74,1a, 1d, La, 1d, la,
E
ba, 34, La, 3d, 6a, 1d.
Semejante á-la 9 $.
Fic. 245
2a, Zd, Za, 7d, 2a:
lada 2d Las 7d:
la. .
Sd, la, 2d; La, 8d.
PULSE AS ZA
4d.
3d, La, 2d, La, ld, La,
2d, la, 1d, la, 2d, la,
3d.
2d, la, 4d, la, 4d, la,
4d, la, 2d.
Semejante á la 5a.
41, 2a, 2d, la, 2d, la,
2d, 2a, 4d.
1d, 2a, 4d, la, 4d, la
£d, 2a, 1d.
101
lla
Ja
163
112
Linea.
la, 2d, ta, 5d, 2a, 5d,
la, 2d, la.
Semejante á la 103%,
246
7d, Sa, 8d.
1d, 2a, 3d, la, 31, la
4d, 2a, 1d.
11, 2a,2d, la, 1d, la
1d, la, 1d, la, 1d, la.
3d, 2a, Ld.
4d, la, 1d, 3a, 1d, 3a,
1d, la, 5d.
Sl 0, 116L 20 UL 0,
1d, 2a, 4d.
2d, la, 1d, la, 1d, 2a,
1d, la, 1d, 2a, 1d, la,
1d, la, 3d,
1d, la, ld, 4a, 5d, ta,
1d, la, 2d.
la, 1d, 2a, 11d, 2a, 1d,
la, 1d,
la, 2d, 2a, 3d, la, 1d,
la, 3d, 2a, 2d, la, 1d.
la, td, la, 1d, 2a, 3d,
la, 3d, 2a, 1d, la, 1d,
la, 1d.
Semejante á la 92 $,
FiG. 247
Sa, 3d, Sa, 1d.
7a, sd, 7a, 1d.
6a, 3d, la, 3d, 6a, 1d.
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la, 1d. :
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Fic.
254
¿d.
BERTRAND, TOUSSAINT Y GOMBERT.
(Continuara).
—_a_—
El estudio de la distribución de las plan-
tas y de los animales ha ocupado por largo
tiempo la atención de numerosos y distingui-
dos investigadores capaces y perseverantes.
Mucho tiempo y trabajo se ha gastado simple-
mente en observar y describir los modos
diversos con que se han trasladado de lu-
gar en lugar. Los métodos y modos por me-
dio de los cuales las semillas de las plantas
se trasladan y depositan en nuevas locali-
dades, la parte que toman los insectos, las
aves y otros animales en su distribución, no
menos que sus propios é ingeniosos medios
para flotar en el viento y en las olas, y para
adherirse á cualquier objeto en movimiento,
todo ha sido observado cuidadosamente y
dado á conocer con exactitud.
La primera verdad importante que recibe
fuerza con estas observaciones, es la de que
toda la vida orgánica de la Tierra, en sen-
tido genérico, es migratoria ó nómada. Los
individuos pueden arraigarse ó estacionarse,
pero la tribu es errante; deja constantemen-
te los viejos campos y los lugares próximos pa-
'a dirigirse á otros nuevos, unas veces ex-
pulsados en masa, otras debilitados y ham-
brientos, algunas estimulados por otros, pe-
ro siempre en movimiento; tanto los in-
dividuos como la especie, van á una nue-
ya localidad, mejor acondicionada, tomando
todo en consideración, para satisfacer nece-
sidades apremiantes, y para desarrollarse y
levantarse en la escala de la vida.
Otra gran verdad, deducida del examen de
los métodos de estos movimientos y del es-
tudio de las causas de este incesante viaje
de la vida orgánica, esla de que ciertos elemen-
tos esenciales de la localidad misma también
se transportan ó se adelantan un poco á las
especies emigrantes. En otros términos, las
líneas pluviosas é isotermas, las condiciones
climatológicas y Otras indispensables para
la vida, están cambiando constante y lenta-
mente en relación con la localidad, pero de
1 Where DID LIfE BEGIN? —A brief enquiry as to
the probable place of beginning and the natural cour-
ses of migration therefrom of the flora and fauna of
the Earth.—A monograph by G. HiLrox ScrIBNER.—
New York.
¿EN DÓNDE COMENZÓ LA VIDA? |
COSMOS
|
173
hecho están en movimiento. Se ha observa:
do con frecuencia que ciertas especies, que
ocupan en un momento dado algún terreno
particular, al poco tiempo y por tales cam-
bios, se ponen en estado de expulsar en mra-
sa á otros habitantes del "mismo territorio,
que á su vez serán expulsados indudable-
mente por cambios y medios semejantes.
Todas las especies de plantas y animales
que han permanecido en una localidad hasta
perder los medios de movimiento y que no
pueden ó no quieren viajar, tarde ó tempra-
no degeneran, primero, y luego son exter-
minadas.
Por ejemplo, una faja de lluviaó una área de
rocío cambia de dirección lenta, pero constan-
temente del Norte hacia el Sur; un suelo ári
do se hace fertil y un suelo fertil se torna
árido; el pasto y las plantas floríferas de in-
finita variedad se mueven con la faja de ro-
cío 6 de lluvia; los venados siguen al pasto
y los lobos á los venados; mil variedades de
insectos siguen á las plantas florileras, y las
aves insectívoras y otros animales, herbívo-
ros y carnívoros, vienen después, y asi, átravés
de todas las exigencias de la vida, el cam-
[bio de una sola condición esencial, el movi-
miento de una variedad, causan una pertur-
bación y un movimiento en toda la localidad,
De aquí viene toda esa actividad incesante
de emigración en la flora y fauna de la Tie-
rra.
Todo este orden de cosas indicaría la po-
sibilidad, á lo menos, de que en nuestro
planeta, la vida de tierra firme comenzó en
alguna área favorecida y de allí se extendió
sobre la superficie del globo, excitada por los
cambios del medio, escaseando las condiciones
favorables de su desarrollo en el lugar de
su principio, y siempre atraída por las con-
diciones más favorables de los distritos ad-
yacentes. Como no hay plantas y animales,
con excepción del hombre, y probablemente
su compañero el perro y su calamidad la
rata,-que puedan desarrollarse en casi to-
das las latitudes donde la vida es posible,
es evidente que las plantas v animales, co-
mo ahora los vemos, no pudieron hacer su
advenimiento sobre la Tierra, universal ó si-
multáneamente. Todos los hechos geológi-
cos contradicen las dos suposiciones. Por
174
otra parte, para decidirse por cualquiera de
las dos, es preciso aducir, primero, que to-
das las partes de la Tierra se hicieron ha-
bitables para alguna forma de vida al mismo
tiempo, lo que es apenas posible; y segun-
do, tales razones harían á un lado la impor-
tante cuestión de distribución, harían su-
perfluos la mayor parte de los modos de
movimiento, y resultaría absurdo hablar del
tiempo, métodos y caracter de la distribu-
ción de lo que desde un principio babía si-
do completamente distribuido. Es mucho
más probable que la vida hizo su primer |
advenimiento sobre este globo en alguna lo-
calidad favorecida, y no en todas partes a
la vez.
Si fuera posible en ciencias naturales pre-
sentar proposiciones axiomáticas, sería una
de ellas la que asentara que la vida debió
hacer su primera aparición en aquella parte
de la Tierra 6 en aquella parte de un plane-
ta en vía de desarrollo, que por condiciones
climatológicas y otras condiciones concu-
rrentes, fué preparada antes que otra, si no
para originarla, á lo menos para recibirla y
mantenerla. Nada puede ser más cierto que
ésto, pues no podría haber hecho su prime-
'a aparición en aquella parte ó en una de
aquellas partes que careciera de estas con-
diciones.
Por condiciones concurrentes de clima y
temperatura—donde quiera que use esta [ra-
se—quiero significar las corrientes aéreas y
oceánicas, la evaporación y condensación
del agua, la desintegración de rocas, los cam-
bios eléctricos y químicos, las nuevas com-
binaciones y los fenómenos y movimientos
que están sujetos á la influencia del clima y
la temperatura, 6 que cambian con ellos,
juntamente con todos los electos secunda-
rios y remotos que son sus consecuencias.
Y al hablar de la primera aparición de la
vida, no importa, para mi modo de ver, si
fué creación, desenvolvimiento ó trasplanta-
ción, si fué un liquen sobre una roca ó una mó-
nada en el mar; una celdilla única primordial
y solitaria, ó
mica en cualquiera parte. No investigo las
causas, métodos, carácter 6 extensión de la
primera vida; me limito á indagar simple
y sencillamente su probable primus locus,
una molécula de materia plás-
COSMOS
Situviésemos la fortuna de descubrir dón-
de comenzó la vida en la Tierra, habría bas-
tante seguridad para apoyar la aserción que
una gran parte, sino toda la vida actual so-
bre la Tierra, es su legítimo resultado y con-
secuencia.
l
¿Hay pues, alguna fecha, algunos hechos
aceptados, relativos al estado de nuestro
globo, anteriores al advenimiento de las plan-
tas y de los animales, que nos puedan po-
ner en estado de comparar su pasado con
su presente, y que bajo leyes conocidas, in-
diquen qué porción de la superficie de la
Tierra, por la temperatura, clima y demás
condiciones concurrentes, fué la primera que
se hizo propia para la vida? ¿Puede descu-
brirse alguna causa razonable, probable y
todavía existente, en esa porción habitable
antes que otra, que haya podido dispersar
toda la vida vegetal y animal y enviarla en
igual distribución por todos los mares y to-
dos los grandes continentes, tan luego como
otras porciones de la Tierra se hubieron he-
cho, por temperatura, clima y demás condi-
ciones concurrentes, capaces de recibirla y
mantenerla? ¿Hay alguna localidad que co-
rresponda á estas condiciones, y de la cual
pudiera decirse, con mayor razón que se di-
jo de Roma, que todos los caminos iban á
ella y venian de ella; no solamente caminos
reales que pudieran dirigirse 4 cualquier
parte del mundo, sino que permitiesen el
uso de vehículos, vagones cargados de se-
millas, que fueran constantemente en direc-
ción de la distribución más favorable y á las
más remotas regiones de la Tierra? ¿Alguna
localidad dispuesta de tal modo respecto a
¡la topografía de toda la Tierra, que hiciese
esos movimientos dispersivos de las plantas
y animales en todas las direcciones imagina-
bles y á todas las distancias, no sólo fáciles
y probables, sino conformes con la distri-
bución actual? ¿Hay alguna semejanza en la
lorma, anatomía, estructura, talla, color, ali-
mentación, costumbres, lugar de habitación,
longevidad, modo de propagación, término
de gestación, y capacidad para los cruza-
mientos entre cierta flora y fauna de los con-
tinentes orientales y occidentales que pu-
COSMOS
175
diese sugerir que muchas especies y varle-
dades, hoy tan lejanas, han podido venir en
su origen de la misma localidad y de los
mismos antepasados? ¿Las plantas y los ani-
males se han perfeccionado siempre, des-
guir un
camino mejor que otro? ¿Las corrientes do-
arrollado y hecho prolificos, al se
minantes, aéreas y oceánicas tenían una di-
rección favorable á esos movimientos? ¿Son |
casos de exterminio y de degeneración el
resultado de un movimiento opuesto ó un
obstáculo que impida ese movimiento favo-
rable?
Hay muchos hechos y consideraciones que
pueden presentarse en abono de la solución
de estas cuestiones, y para contestar del to-
do algunas de ellas.
Consideremos, en primer lugar, el estado
probable de la Tierra antes del advenimiento |
de cualquier especie de vida en su superli-:
cie. Muchos de los que á la luz de la inves-
tigación y del pensamiento moderno, han da-
do inteligentes opiniones acerca de la cosmo-
gonía, creen y sostienen muy firmemente
que la Tierra fue en un tiempo un globo in-
tensamente caliente, sin duda una masa (ui-
da, que en el transcurso del tiempo, se en-|
|
¡da que negarlo.
frió por radiación hasta su actual tempera-
tura. No es del todo necesario para el obje- |
to del presente estudio, examinar la llamada
teoría de las nebulosas, ni indagar cuándo
ó cómo se calentó tanto nuestro globo, ni
cuánto se ha enfriado hasta hoy, ni necesi-
tamos inquirir si la Tierra no es ahora mas
que una masa fluida cubierta con una costra
comparativamente delgada, ó si se ha en-
friado y endurecido hasta el centro. Es im-
portante, sin embargo, tener entendido des-
de luego, que los hechos y consideraciones
que aquí presentamos, se dirigen á aque-
llos, solamente á aquellos que han compren-
dido y aceptado la conclusión de que nuestro
globo, en un tiempo del proceso de su for-
mación y desarrollo, pasó por terribles orda-
lias, que las rocas primitivas fueron de forma- |
ción ignea, y que hay otras muchas condi-
ciones existentes y hechos sensibles, que no
pueden explicarse sino apoyándose en la hi-
pótesis de que toda la Tierra fué masa flu1-
da en una época.
Aun después de estas admisiones, se pre-
senta una dificultad, pero que felizmente no
afecta el argumento, á saber:
Las inferencias concebibles, los hechos y
lenómenos que se pueden suponer en el des-
arrollo é historia de la Tierra, se han discu-
tido y analizado de un modo tan completo,
á la luz de esta brillante masa fluida primi-
tiva, por escritores tan capaces y distingui-
dos, que parecería presunción en estos últi-
mos días aventurar alguna nueva deducción,
ó dar una nueva conclusión radicalmente im-
portante, respecto de esta materia; pero si con
relación de lascausa á efecto, ya han sido
expuestas antes las ideas que aquí se pre-
sentan, el autor no ha tenido la fortuna de
encontrarlas, y puede decir con seguridad
¡que si son correctas, su significación co-
mo factor de otros problemas, no será pues-
ta en duda por lo menos.
No es necesario que estas ideas hayan si-
do demostradas inductivamente como verda-
deras; pero hay ciertos hechos y fenómenos
que conducen directamente á conclusiones
definidas que más adelante se citan, las cua-
les estoy seguro que todos aceptarán creyen-
do que es más facil y racional admitir que
la Tierra fué en otro tiempo una masa flui-
Considerando, pues, á la Tierra como un
globo que estuvo en alguna época intensa-
mente caliente y desprovisto en absoluto de
vida orgánica, una de las precisas é indis-
pensables condiciones para la existencia de
las plantas y de los animales, fué con toda
evidencia, la irradiación en el espacio de ese
calor tan excesivo y destructor. El cumpli-
miento de ésto, unido á los efectos concu-
rrentes que debieron seguir, ó por lo menos
la reducción gradual de la temperatura, fué
todo lo necesario para hacer que la Tierra
fuese un lugar propicio para el sostenimien-
to de la vida vegetal y animal. Bajo cual-
quier concepto, esto es precisamente lo que
ha sucedido desde el comienzo de la edad
azoica y es lo que sucede todavía en algunos
puntos de la costra terrestre, cosa visible
y facil para cualquier observador.
Nuestro trabajo, entónces, queda reducido
á esta cuestión: ¿Qué lugar ó qué lugares
de la superficie de la Tierra fueron los pri-
meros que se enfriaron por irradiación á tal
7
punto que permitieron la existencia de las
plantas y de los animales?
Una suposición puede ayudarnos á obte-
ner una respuesta satisfactoria. Áceptemos
que la Tierra fué en una época una masa
fluida, que giraba en su órbita tan cerca del
Sol que la cantidad de calor que recibía era
igual á la que perdía por irradiación. En
estas condiciones se habría enfriado hasta
que el Sol se enfriara, ni más ni menos. Esto
indica que el calor recibido por la Tierra
está y ha estado siempre en equilibrio: el
valor que llega es igual al que se pierde por
irradiación. La pérdida de calor durante un
tiempo determinado puede formularse de la
siguiente manera: del calor que la Tierra
pierde durante un tiempo determinado, sus-
tráigase el calor recibido del Sol durante ese
mismo tiempo, y el resultado equivaldrá al
calor de la Tierra 6 á la pérdida actual de
éste. Notomaremos en consideración el calor
de procedencia estelar por ser relativamen-
te infinitesimal, y aún cuando fuere consi:
derable no tiene gran importancia para no-
sotros desde el momento en que cae ¡gual-
mente sobre toda la Tierra.
Es evidente, supuestas las condiciones ac-
tuales de la superficie de la Tierra que en
la época en que fué una masa fluida y aún
mucho tiempo después, irradió calor en el
espacio en mucha mayor cantidad que el que
podía recibir del Sol; pero, no obstante, el
calor del Sol está y ha estado siempre en
equilibrio respecto del que se pierde por
irradiación y del que llega durante un mis-
mo tiempo.
Pero este calor del Sol, este equilibrio de
irradiación no ha sido recibido igualmente
por toda la Tierra. El anillo ecuatorial, ó
sea la zona tórrida, ha obtenido más por pié
cuadrado en proporción a su área. Los dos
intermedios, es decir, las zonas templadas
han recibido por pié cuadrado una cantidad
menor á la de la zona tórrida y mayor que
la de los polos, pero siempre proporcional á
su área; en tanto que los polares, ó las zonas
(rígidas, han recibido la parte menor en cada
pié cuadrado, también en relación á las áreas.
Si la suma de ese calor solar recibido en el
ecuador fuera como 1000, corresponderían
975 ala zona tórrida, 757 á las zonas tem-
COSMOS
pladas y 454 á las frígidas, ó lo que eslo mis.
mo, menos de la mitad que en la zona tórrida
y menos que las dos terceras partes de queen
las zonas templadas. Entiéndase que se ha-
bla aquí, y así lo haré en lo de adelante,
de las zonas geográficas.
Siendo en igualdad de circunstancias en
el ecuador, como ya hemos visto, donde se
recibe mayor cantidad de calor y donde es
menor la pérdida por irradiación, y dismi-
nuyendo esta proporción más y más a medida
grado hácia el N. 6 hácia
el S., y habiendo recibido durante este tiem-
que se avanza un
po las zonas frígidas la menor cantidad de
calor solar—la menor compensación para su
propia pérdida de calor por irradiación—
¿no debe deducirse que fueron estas las pri-
meras partes de la Tierra que se enfriaron
suficientemente para mantener la vida vege-
tal y la animal?
La inferencia parece inevitable.
G. HiLrox ScriBNER
(Continuard.)
—_—__-__—_—_—--
SOLUBILIDAD DEL PLOMO EN EL ACEITE DE ALGODON
El Mining and Scientific Press, señala una
propiedad curiosa del aceite de algodón. Si
se vierte un galón (4 '.54) de aceite en un
recipiente de hierro en cuyo fondo se en-
cuentren 20 libras inglesas (9*.) de plomo
fundido, y se agita durante algún tiempo y
después se decanta y se pesa el plomo que
queda, no se encontrarán más que diez y
siete libras: se han disuelto, pues, tres en
el aceite.
Si se repite esta misma operación cuatro
veces, se advertirá que la mitad del plomo
ha desaparecido.
El aceite así modificado se aplica como
una capa de pintura común y dícese que
evita muy eficazmente el que se oxiden las
superficies metálicas.
- -—_——__—
Nos dice Mr. GaLrox que solamente de uno
en cadacuatro mil, se puede esperar que al-
cancen distinguirse; y que nada mis uno en
cada millón participa de esa intensidad deap-
titudes instintivas, de esa insaciable sed por
excelencia que se llama genio.
Thomas H. Huxukey,
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A
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Tomo 1
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Escala de 1:250000-—
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152250 metros
101 [104
SECRETARÍA DE ESTADO Y DEL DESPACHO DE FOMENTO
COMIAIÓN UROORÁFICA DE 0UE NT
Bajo la dirección del Sr. Ing? AGUSTÍN DÍAZ
COORDENADAS GEOGRÁFICAS DETERMINADAS
AA A AAKAKX2/
00 ía
Constr. oy” R.BANDOVAL
DIb Merit. E. Patrada
Kscr y config. O. T ALVANEZ
TRABAJOS TOPOGRÁFICOS INCLUIDOS
A
LÍNEAS DE ITINERARIOS
,
SEE
REVISTA ILUSTRADA DE ARTES Y CIENCIAS
A O E EE A SA
Director PROPIETARIO, FERNANDO FERRARI PEREZ
Tomo l
'Tacunaya, D. F., 15 De Junio De 1892 Núm. 12
SE - =— qn En
ENSAYO DE APLICACION DEL METODO LOGICÓ y de la intensidad de la resultante.—4. Pro-
AL ESTUDIO
DE LA RESISTENCIA DEL AIRE ¡cedimientos; convenciones.
La aplicación de
Y PROYECTO DE UN APARATO ¡la ley del poder pasivo angular y de la in-
PARA DETERMINAR EXPERIMENTALMENTE |
a ¡tensidad correspondiente del viento, á casos
ñ J y . . . .
E ci diversos de inclinación de un plano, nos
permitirá fijar convenientemente la propie-
Gl, Determinación teórica de la dirección dad de estas expresiones, así como la direc-
a
Commngorrs 00 ecc om
E OTAZZIO
ción y la intensidad aproximativas de la|resultante de las dos fuerzas componentes.
| y ..
1. Continúa. Véase Cosmos pp. 81 y 161. Sean ad' el plano y mn la sección del
178
viento correspondiente á la posición normal
de este plano (Fig. 256). Hagamos girar
aa” al rededor de una recta que pase por el
centro de figura O, y paralelo á los lados
cuyas proyecciones son los puntos a y a.
Sea ay aa aa TAS A pOSICIOS
nes sucesivas del plano, de 10 en 10 grados,
á partir de la posición normal aa”. Supon-
amos que para esta última posición, el va-
lor de la intensidad del viento mn sea igual
a Oay,
II. Valores de las componentes de acción.
es decir, Oa¿=1.
—Sabemos que para cada una de las post-
ciones indicadasa, 4/”,09 49, Az Ag yo... ete.,
los valores de la intensidad decrecen pro-
porcionalmente á los senos de los ángulos
de inclinación, es decir en razón directa de
las perpendiculares bajadas de los puntos
Ay, A, az, -..... sobre la recta Oay, ó lo que
es lo mismo, en razón directa de los tama-
ños Oa, Ob, Oc,..... que son los cosenos
de los complementos. Llevemos estos tama-
ños sobre la recta Oay. Las distancias Oa,”,
Oa,”, Oaz”,..... Oag”, nos representarán
los valores de las componentes de acción
correspondientes á los ángulos de 10%, 20%;
AP oooor0. ADS
II. Examen, ley y valor de las compo-
nentes de reacción. —En cuanto á la compo-
nente de reacción, hemos visto ya que su
valor es nulo cuando el plano forma con la
dirección del viento un angulo de 90”; pero
que el equilibrio del escape del viento por|
los'bordes del plano se rompe desde el ins-:
tante en que éste se inclina.
Es claro que esta ruptura de equilibrio
del escape del viento es tanto más sensible
cuanto más se inclina el plano; alcanza su valor
máximo cuando el plano está horizontal por-
que en ese caso no hay ya obstáculo al es-
cape del viento si suponemos inapreciable
la resistencia del corte. La componente de
reacción comienza, pues, por 0 y llega á un
valor máximo igual á 1 cuando el ángulo de.
o)
inclinación es nulo, mientras que la compo- |
nente de acción disminuye desde 1 hasta U
durante el mismo movimiento del plano.
No ha de olvidarse que la componente de
reacción es relativa á la acción misma del:
viento y, por consecuencia, al seno del án-
gulo deinclinación; no hay allí una fuerza dis-
COSMOS
inta de la intensidad del viento que obra
sobre el plano, sino más bien una parte de
la misma intensidad de este viento, que re-
presenta una fracción cada vez más grande
de la acción, es decir, de una fuerza que va
disminuyendo y cuyo valor debe, por lo mis-
mo, multiplicarse por el seno del angulo de
inclinación correspondiente.
¿Cual es la ley de variación de la compo-
| nente de reacción?
Es facil preverla basándonos en las consi-..
deraciones que hemos establecido ($59 p. 164..
Desde luego, es seguro que la componen:
te de reacción es una fuerza antagonista de
la componente de acción, puesto que mien--
tras ésta tiende á mover el plano en el sen-
tido de la dirección del viento, aquélla tien-
de á moverlo en el sentido de la inclina-
ción de dicho plano. La componente de
reacción es, pues, al mismo tiempo uná
uerza antagonista del trabajo util del viento
y esta fuerza no es, en cierto modo, más que
una transformación del sentido de una par-
te de la fuerza del viento. *
Si el trabajo util decrece entre mayores
limites que la intensidad del viento ($ 59-11
| p- 164), es decir, entre límites mayores que
los del seno del ángulo de inclinación, la
componente de reacción debe crecer, rela-
tivamente a su unidad respectiva, entré ma-
yores límites que el seno en cuestión.
Por otra parte, sen 30%=1/,; luego compo-
nente de reacción correspondiente á 30%>1/,
de este seno. Y como el valor total máximo
de esta componente es igual á- 1, se de-
duce de las mismas leyes de la intensidad y
¡del trabajo util, que los crecimientos deben
convertirse en decrecimientos á partir de
30%,
En otros términos, cuando el ángulo de
inclinación del plano disminuye gradualmen-
te desde 90% hasta 0, la componente de reac-
ción crece desde luego hasta 30% de incli-
nación, para decrecer en seguida hasta 0.
En el primer caso alcanza un valor mayor
que */, y en el segundo llega hasta la uni-
dad.
Los demás valores de la componente de
¡reacción para diferentes inclinaciones, se
obtienen, aproximadamente, interpretando
¡de una manera análoga la ley del poder pasi-
COSMOS
vo angular y de la intensidad correspondien-
te del viento.
IV. Intervención de la ley de JusseL.—Pro-
cediendoasiscobtienen valores cuyarepresen
tación analitica recuerda, ó para decirlo me
jor, sugiere inmediatamente, relaciones bien
definidas con la ley de JesskL relativa al
desalojamiento del centro de presión en fun
ción del angulo.
Esta ley, obtenida después de numerosas
experiencias, corrobora y facilita inductiva-
mente por sus datos la fijación de los valo-
res de la componente de reacción.
Más adelante indicamos el procedimiento
experimental de que conviene hacer uso pa-
ra descubrir la relación numérica que exis:
te entre las componentes de reacción. Lo
que hemos dicho anteriormente, unido á las
experiencias de JasskL acerca de los cen-
tros de presión, nos basta por ahora para
determinar aproximadamente la dirección y
la intensidad de la resultante de la luerza
del viento sobre los planos inclinados.
Sean Ob, Ob,, Obj..... Ob, (Fig. 256),
los valores de las componentes de reacción
00;
transporlemos estos tamaños sobre las di-
para los ángulos de 80% 70%, 60%......
recciones correspondientes del plano.
1)
V. Valores de las dos componentes (acción
y reacción) de 10) en 10 grados.—Tendre-
mos entonces como valores de las dos com-
ponentes, los valores que siguen:
ano ice OS
900 Oay=1 MM =0
FO) Da Obz
700 Oa”, Ob.
VI. Paralelogramos de las componentes
Ógra-
respectivas.—Construyendo los paralel g
mos en cada uno de estos pares de fuerzas, |
las resultantes serán:
Lp O EEE
MN
ER
Y
RR,
¿A 2
que tienden a mover el plano en las diree-
clones:
+0r,, +0rg, +0r,, +0r¡, +0Or;,, +0r), |
¿4 Ory, —Ora, —Or,, —Or.
179
VII. Variaciones de la dirección, de la in-
'ensidad y del signo de la resultante.—Po-
demos decir, pues, que cuando un plano es
rwumal á la dirección del viento y se incli-
1a en seguida, con relación á esta dirección,
'ormando ángulos cada vez más pequeños
entre 90% y 0% la resultante de las acciones
y de las reacciones respectivas del viento so-
bre el plano son:
1%. Positiva entre 90% y 30% (aproximada-
mente), cada yez menor, y tiende á moyer
el plano en todas las posiciones correspon-
dientes d un cuadrante, con acción prepon-
¡derante de la componente de acción.
2%. Negativa entre 30% y 0% (aproxima-
damente), cada vez mayor, y llega asíá ser
igual y contraria á la acción del piento. Tien-
de á mover el plano en todas las posiciones
correspondientes á un cuadrante, con acción
preponderante de la componente de reacción.
| O más brevemente:
¡El viento mueve los planos inclinados, sea
¡irectamente, sea en sentido opuesto a la-
corriente; directamente, entre 90% y 302,
contra el viento entre 30% y 0%.
62. Trabajo del viento en los planos in-
cl nados.
Lo que precede equivale á decir
¡que el trabajo del viento sobre los planos
inclinados es un trabajo motor entre 90% y
30% y un trabajo resistente entre 30% y 00.
¿n electo, en los primeros 60% de ineli-
nación, las direcciones de movimiento del
¡plano Ory, Orj..... forman con la dirección
¡de la fuerza un ángulo agudo, mientras que
para las inclinaciones comprendidas en los
130% restantes, las direcciones correspon-
¡dientes forman un ángulo obtuso con la
¡misma dirección.
63. Cura de los centros de presión.—Se-
gún la ley de JasseL, cuando el plano aa”
lentra en movimiento, el centro de presión
¡abandona el centro de figura con el cual
coineidia en el momento en que este plano
¡ocupaba la posición normal, y se aproxima al
borde inferior a' hasta un punto p' que se en-
¡cuentra a !/ de la longitud total del plano
¡para un ángulo de inclinación infinitamente
| pequeño.
| De suerte que O y p son las posiciones
¡extremas del centro de presión. Las posi-
|
¡ciones intermedias de los centros de presión
180 COSMOS
|
correspondientes á cada una de las posicio- | carse sobre el eje de la varilla 20; el plano
nes del plano Oaz, Oa;,..... se obtienen |se encontrará entonces en una posición de
ligando el punto a” con el punto p y tra- equilibrio inestable y el más ligero desalo-
zando paralelas á ap por los puntos /,, 6, ¡jamiento de abajo hacia arriba lo hará bas-
e alcoi : las intersecciones de estas rectas cular. : des
con las posiciones correspondientes del pla- y Debido 4 una disposición especial la va-
no, dan los centros de presión buscados: pls ab traza sobre la parte posterior del
120 JD Ja Ligando ahora estos pun- ¡plano una serie de líneas paralelas que indi-
odiosos lg a st
tos entre sí obtendremos la curva conocida, Can las diferentes posiciones que ha ocupa-
Ad E MS
con el momibire de eoracol de PNser. do; la última de estas líneas // (Fig. 259)
Antes de terminar esta parte de nuestro | pasara, pues, por el centro de presión.
l
|
|
estudio que se refiere á la inclinación, dire- | Coloquemos ahora las varillas ab y cd eo-
|
|
A IO Malal
mos cómo pueden obtenerse facilmente , por la M0 lo indica la Fig. 258, es decir, paralela
experiencia, el centro de presión, la direc- mente á los bordes MD y LN, pero sin mo-
o
ción y la intensidad de la resultante y, pon QuE la posición del pla- A
deducción, en virtud de las relaciones que "9: Repitiendo la expe-
ñ AR DA tee m el
existen entre la resultante y las componen- "encia precedente er '
senti dl, Fig. 258
tes, los valores de la componente de reac- $S tido de tí, Fig ida
o la varilla ab ocupará una
a A E : eva serie de posiciones 25
64. Determinación experimental del centro "UY p E ua ES
sucesivas, y el movimiento de báscula se
de presión.—I. Principio.—Merced á un pro-
EE - producirá en po, por ejemplo (Fig. 259).
cedimiento un poco análogo al que se apli-;
: pco a | El centro de presión p se encontrará si-
ca á la determinación experimental del cen-
'tuado, evidentemente, en el punto de inter-
tro de gravedad de los cuerpos, podemos >? ) !
sección de las lineas 4 y pp.
obtener el centro de presión de un plano! % :
IL Descripción del aparato.—l.as figuras
inclinado. ASIS ¿ Qe
260 y 261 dan una idea del aparato que permite
realizar prácticamente esta experiencia asi co-
mo la que consiste en determinar la dirección
y la intensidad de la resultante. Este aparato
¡podría llamarse: compás de la resultante de
¡la fuerza del viento sobre los planos inclinados.
Los órganos comunes a las dos figuras están
N
¡representados por las mismas letras.
Exc. 257 Fic. 258 Mn T. Tubo de escape del ventilador del anemodina-
Sea MEND un plano delgado y ligero,
mometro.
A. Anillo 6 armadura de latón que se adapta al
(Fig. 257) inclinado con relación á la o [tubo 7 y que se fija por medio de un tornillo A
ción del viento Vp y sea p el centro de pre- ¡en la posición que se quiera, la cual está indicada
|
sión. Sean además ab y cd, dos varillas de ¡ORCOS MATOS pequotas es > La amadina A sosíte=
. 6 ne todos los órganos que son:
acero muy ligeras, colocadas horizontalmen-
, RR”. Regla acanalada que se fija por medio de los
te, contra las cuales aplicamos el plano. tornillos ¿t'. Una regla semejante está colocada si-
%
Es claro que si el esfuerzo del viento Vp
es bastante intenso relativamente al peso de [. Semi-limbo graduado en grados y enfraccio-
nes de grado, cuyo centro esta en (0) ay que sirve para
métricamente del otro lado de la figura.
la placa que constituye el plano, quedará... E E
d :d E bei indicar la abertura de los ángulos de inclinación
ésta mantenida en equilibrio sobre las va- | qel marco BR.
rillas ab y cd, en tanto que el centro de pre-| BB. Armazón porta-plano de forma cuadrangular
sión p esté situado en el intervalo que se- fijo en las extremidades de las reglas AR por la par-
para las dos «millas en enestión. te media de dos lados opuestos. Dos tornillos de
> : unión aseguran la estabilidad de posición del marco
Pero si elevamos el plano gradual y para- z
1 Ñ , para una misma inclinación.
lelamente á los lados MZ y DN, llegará un
ri?, Extremidades de dos cilindros pequeños y es-
momento en que el punto p vendrá á colo- triados ó con ranuras, destinados á detener el plano,
Ú
COSMOS
131
El cilindro /” está provisto de un botón (visible en [ una desus estrías trace una línea sobre la parle pos-
la figura 261) al cual basta hacer girar para que se| terior del plano en experiencia. Sobre la última lí-
mueva lentamente el plano. Se entinta de antemano ¡ nea trazada se encuentra el centro de presión. Los
el otro cilindro ó varilla 1, con objeto de que cada! dos cilindros son de acero, muy ligeros, de un mis-
[ ;
mo diámetro y pueden colocarse, sea en rr”, sea en|
hh.
Fic. 260
DD. Dinamómetro que sirve para buscarla inten-
¡sidad y la dirección de la resultante y que desliza á
cc”. Dos anillos pequeños que pueden deslizar á | [rotamiento suave entre las dos placas ó superficies
frotamiento duro sobre los cilindros, impiden el¡de acero del limbo, tal como una alidada. En el
desalojamiento del plano
en el sentido de la lon-
gitud de estos cilindros.
Los órganos, cuya des-
cripción sigue, pertene-
cenespecialmente al com-
pás de la resultante.
SS". Contra-tuerca del
tornillo CC.
HH. Limbo graduado,
fijo sólidamente enel ani-
llo CC que está d su vez
atornillado al tubo ó ar-
mazón 4. La coinciden-
cia de dos líneas peque-
ñas ss' indica la posición
que debe ocupar la coro-
na HH á fin de que su
plano comprendido en cl
eje del tubo 7, sea per-
pendicular á los cilindros
11? que detienen el plano
en experiencia. La coro-
na 6 limbo se compone
de dos láminas paralelas
entre las cuales puede deslizar á voluntad una pieza
I
Fic. 261
tubo o estuche del dina-
mómetro, graduado de an-
le mano en gramos Y en
fracciones de gramo, se
encuentra un resorte que
se comprime por medio
del botón D'. Una agu-
ja dequeña a, da á cono-
cer la intensidad de las
presiones ejercidas s0-
bre el resorte.
Después de lo que
hemos dicho acerca
del principio que sir-
ve de base para la de-
terminación del cen-
tro de presión, y des-
pués de la descripción
que acabamos de ha-
cer, bastará tomar un
ejemplo para que se
conozca la función del
aparato.
III. Función.—Supongamos que se trata
DD cuyo uso va á indicarse; de estas láminas está| de saber, por ejemplo, cuál es el centro de
graduada una ssolamente,
¡presión de un plano inclinado a 60% y cual
==
LS
COSMOS
es la dirección y la intensidad de la cule liámetro de vuestro popote. Haced en una
|
É |
tante respectiva. ¡avellana dos agujeros: uno en la parte pla-
Por medio del limbo £ se coloca el arma ¡na y gris opuesta á la punta, y el otro, más
zón BB á 60% de inclinación y se entinta E pequeño, hacia un lado, y extraed á la ave-
'arilla estriada 7. Después, por medio de llana su almendra con un alambrit> dobla-
las reglas AR se hace coincidir el punto o do en forma de gancho, Haced, de la mis-
con el punto p, centro de figura de la coro- ma manera, otros dos agujeros en otra ave-
na HH, y se hace retroceder el botón P'
del dinamómetro para que la punta D no!
venga á ser un obstáculo en esta parte de
la experiencia.
Se pone el ventilador en movimiento, de:
tal manera que se produzca un viento cuya
intensidad sea bastante fuerte, y cuando la
uniformidad del movimiento esté ya estable-.
cida,
(que puede ser una hoja de cartón compri-
se coloca el plano ó la placa ligera
mido, por ejemplo) delante de los cilindros:
rr. En seguida se hace girar el cilindro!
ri por O del botón; el plano se desalo. |
ja y su centro de presión se aproxima más;
y más al cilindro entintado. Finalmente. el!
movimiento de báscula se produce cuando
alcanza á este cilindro, y por consecuencia,
la última línea trazada por éste sobre la cara.
posterior del plano pasa por el centro de
presión.
Se repite á continuación la misma expe-
viencia después de haber colocado los cl:
lindros rr” perpendicularmente á su posi:
ción primera sobre el marco.
presión buscado estará situado en la inter-
sección de las dos últimas líneas trazadas:
por el cilindro entintado á cada parte de la
experiencia.
Acustín M. CHaAvez.
¿Conclutra.)
LA CIENCIA DIVERTIDA
TORNIQUETE HIDRAULICO
HECHO CON UNA NUEZ Y DOS AVELLANAS
Un popote grueso, una nuez y dos ave-
llanas, es todo lo que se necesita para cons-
truir el aparato.
Cortad el lado de la nuez opuesto a la |
extremidad puntiaguda, vaciadla, comedia
si gustals, perforad luego,
opuestos y cerca de la puuta, dos agujeros.
muy redondos que tengan exactamente el
El centro de!
en dos lados!
¡llana y vreunid las dos avellanas con la nuez
¡por medio de dos pedacitos de vuestro po-
pote, de 10 centímetros de longitud próxi-
'mamente, metidos por un lado en los agujeros
Fic.
|
ás la nuez y por el otro en los que estan en
pl a parte plana de las avellanas. En los agu-
¡jeros laterales de las avellanas poned dos
[petalos de popote de dos centimetros de
longitud y de diámetro menor que los tu-
ES principales.
Hecho ésto, colocad la punta de la nuez
sobre el tapón de una botella, en donde se
mantendrá el sistema en equilibrio, y si en
leste momento vertís en la nuez un chorrito
de agua, esta agua escurrirá por los dos po=
| potes á las avellanas de donde se escapara,
lal exterior, por las dos alargaderas latera-
les, produciendo la rotación del aparato á
a de la reacción del agua contra las ca-
vas de las avellanas opuestas á los orificios
Este es el conocido fenómeno del
de salida.
torniquete hidráulico que se ve en todos los
COSMOS
tratados de Fisica; pero la construcción rús-
tica que damos hoy nos ha parecido diga
de ser indicada á nuestros lectores.
Para hacer los agujeros en la nuez y las
avellanas es necesario tomar algunas pre-
auciones para no romper las cáscaras y, So-
bre todo, para no quebrar la punta de la na-
vaja; lo mejor es tomar un alambre enro-
jecido en la lumbre, el cual permite ensan-
char gradualmente los agujeros hasta que
tengan el diámetro requerido.
Cualquiera que sea el procedimiento que
se escoja, se requiere una poca de habilidad
y de paciencia; pero recordemos que á pro”
pósito de una nuez dijo el fabulista:
Sin algún trabajo no puede haber placer.
+
Ex
EL VASO PATRIOTA
Todos sabemos que sí vertimos con pre-
caución vino sobre“agua, el vino flota en la
superficie. Esta experiencia es demasiado
conocida para que nos sea necesario insistir
en ella ¡pero hoy nos proponemos colocar el |
vino en el fondo del vaso y el agua encima
sin que se mezclen los dos líquidos. Se
utiliza para ello la desigual densidad entre|
el agua fria y la caliente.
Poned agua hirviendo en un vaso (esco-'
gedlo de vidrio templado para evitar su rup-'
tura) y después, por medio de un embudo|
que llegue hasta el fondo (Etc. 263), vertid |
vino que habreis enfriado todo lo posible por!
y E , |
medio del hielo. Operando con cuidado ve-
183
vels formarse en el fondo del vaso una ca-
ya roja bien definida. Quitad suavemente
«l embado y vertid en la superficie del agua
un líquido azulado más ligero que ella, por
] mplo, alcohol teñido con tinta (Fic. 263).
Obtendreis así la capa azul superior que
completará el paso patriota, el cual os per-
mitirá proyectar en la pared, por medio de
una luz, los tres colores de la bandera fran-
cesa.
Eso es para la ¿luminación; hé aquí, aho-
ra, lo que debe hacerse para los fuegos artifi-
Ú
ciales. Si dejais enfriar el agua del vaso
si, para proceder con mayor rapidez, colo-
cais el vaso en un recipiente que contenga agua
fria, vereis subir el vino por el agua del
vaso en forma de hilillos rojos análogos a
cohetes (Fic. 263.) Se mezclarán los diferen-
tes líquidos, y las columnas azules que ba-
suben, 0s proporcionarán un espectáculo
an, mezcladas con las columnas rojas que
curioso: el de fuegos artificiales en un va-
so de agua,
Tom Trr.
EL TRABAJO MANUAL
EN LA ESCUELA Y EN EL HOGAR 1
SEGUNDA SERIE
TEJIDO
Fic. 264
elias Un, Hals dle Sal) ME Ml UE. 10, Meno
1d, la, 1d, la, 1d.
da ñ Lal, da, del, la), 216 ala, mal, o, dal,
la, 1d, la, 2d.
ga ES la, 1d, la, 1d, la, 1d, la, 5d, la,
ld, la, 1d, la, 1d, la, 1d.
A 1d, la, 1d, la, 21, 2a, 34, 2a, 3d,
la, 1d, la, 21.
Di Sn la, 1d, la, 3d, la, 1d, la, 1d, la, *
SQL Ma, dal, Me, Lol, an, Jal
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1d, Ta, 2d, la, 2d, La, 1d:
Yu . ta, 3d, £a, 1d, la 1d, 4a, 3d, la, 1d.
108, La, 7d, 3a, 7d, la, 1d.
Ml Semejante á la Ya *,
1] Continúa, Véase Cosmos pp. 117 y 169.
18%
12 Linea.
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5
ya
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Linea.
Linea.
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Fic. 265
10d, la, 9d.
2d. 2a, 2d, 3a, 1d, 2a,
2d.
la, 6d, 2a, 1d,2a, 5d:
“la, 1d.
ld, la, 6d, la, 3d. la,
5d, la, 1d.
8d, la, 11d.
dd, 2a, 1d, la, 1d, 6a»
Ad.
2d, la, 2d, la, 6d,
la, 4d.
7d, la, 6d, la, Td.
2d, 2a, 1d, la, 1d, 4a,
1d, la, 1d, óa, 1d.
1d, 2a, 2d, la, 6d, la,
5d, 2a.
Ya, 3d, 1a, 2d, 1a, 3d,
la, 2d, la, 3d, la
1d, 2a, 5d, la, 6d, la,
2d, 2a, etc. sigase
el dibujo para las
líneas siguientes.
Fic. 266
1d, 3a, 11d, 3a, 2d.
da, 9d, ba, 1d.
2a, 1d,3a, 7d, 3a, 1d,
Ya, 1d.
%a, 1d, lla, 1d,
2a, 2d.
4d, 2a, 1d, la, 1d, la,
1d, la. 1d, 2a, 5d.
Td. id. id
3a, 1d, la, 1d, la, 1d,
la, 1d, 3a, 4d.
3d, 2a, 2d, la, 1d, la.
1d, la, 2d, 2a, 4d.
2d, 3a, 4d, la, 4d. Sa,
3d.
2d,%a, 1d, 3a, 1d, la,
1d, 3a. 1d, 2a, 3d.
1d. 2a, 1d, 5a, 1d, da,
1d, 2a, 2d.
1d, 5a. 3d, la, 3d, da,
2d, ete., sigase el
dibujo para las lí-
neas siguientes.
1d,
Fic. 267
ña, 1d, 6a, 1d. da.
la, 3d, la, 1d, la,
4d, la, 1d, la, 3d,
la.
la, 1d, 6a,
1d, la.
la, 1d, la, 1d, la, 1d,
la, 4d, la, 1d, la,
1d, la, 1d, la.
Semejante á la 12.
2d, la, 12d, la, 2d.
2d, 6a,
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la, 1d, la, 1d, la, 2d,
la, 2d, la, 2d, la,
ld, la, 1d, la.
la, 3d, la, 1d, la, 1d,
%a, 1d, la, 1d, 1d,
3d, la.
Semejante á la a.
Nota.— Hay que advertir que,
para este dibujo, bastan 18 tiras
tanto para el ancho como para el
largo,
12 Linea.
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Ja ñ
JA
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12 Linea.
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Fic. 268
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Ja, 2d, Ja. 2d, la, 6d,
la, 2d, la, 2d, la.
la, 2d, la, 2d, la,
2d,2a,2d, la, 2d,
la.
Ta, 2d, 2a, 2d, Ta
3d, la, 5d, 2a, 5d-
la, 3d.
3d, la, 12d, la, 2d.
Semejante á la 1:.
la, 5d, la, 6d, la.
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Semejante á la Se.
la, 1d, ¿a, 1d, la,
2d, 2a, 2d, la, 1d,
3a, 1d, la.
Semejante á la 102.*
269
la, 3d, la, 2d, 4a, 2,
la, 3d, la.
1d, la, 1d, la, 2d,
la, 4d, la, 2d, la.
ld, la, Hd.
1d, 3a. 1d, 2a, 1d,
Ya, 1d, 2a, 1d, 3a,
Lal.
Semejante á la 22.
Semejante á la 14.
24. la 120, la. 24,
ete. Sigase el di,
bujo para las de-
más líneas.
Semejante á la 91. *
KrG.
Nota.— Este dibujo no contiene
más que 18
dos.
Fic.
la Linea.
Za ”
Ja ”
de "
ya
tiras en los dos senti-
270
1d, Ta, 2d, Ta, 1d.
la, 6d, la, 2d,
6d, la.
la, 1d, 14a, 1d, la.
la, 1d, 1a, 4d, la, 2d,
la, 4d, la, 1d, la.
la, 1d, La, 1d, 2a, 1d,
la,
ia 2Xolo Malo Ol 2,
Illes la1
la, 1d, la, ld, 10a,
1d, la, 1d, la, ete,
Sigase el dibujo
para las demás lí-
neas.
102 an Semejante á la 92.
Nota.— Este dibujo no contiene
más que 18 tiras en los dos senti-
dos.
a Linea.
Frc. 271
12 Línea. 6d, 2a, 3d, 2a, 6d.
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2d, la, 51.
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4d, 4d.
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2d.
1d, la, 3d, la, 3d. la,
3d, la, 3d, la, 1d.
Ta in la, 5d, la, 2d, la, 2d,
la, 5d, la.
Su si la, 6d, 5a, 6d, la.
ga vi 1d, la, 5d, 2a, 1d, 2a,
3d, la, 1d.
10a ón 2d, 6a, 1d, la, 1d,6a,
2d.
JNE Semejante á4 la Sa *,
Nota.—Este dibujo no contiene
más que 19 tiras.
Fic. 272
la Línea. 4d, %4a, 1d, 2a, 1d,4a,
4d.
Ja de 1d, la, 3d, la, Jal, la,
4d, la, 1d. la, 3d,
la, 1d.
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2a, 2d.
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3d, 2a, 2d.
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la, 3d, la.
Ga ñ a, 2d, la, Sd, la, 2d,
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la, 1d, la, 2d, La,
ld, la, 1d, la, 1d,
la, 1d, La.
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Fic. 273
lx Linea. 6d, 8a, 6d.
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2d, 2a, 2d, 2a, 1d, 2a»
1d, 2a, 2d, 2 2a, 2d-
6d, 2a, 1d, 2a, 1d,2a,
6d.
5d, la, 6d, 3a, 5d.
lla, 1d, 2a, 1d, 5a.
2a, 1d, 2a, 4d, 2a.
2a, 1d, etc.
2a, 4d, 2a, 1d, 2a:
Td, 2a.
da, 1d, 2a, 1d, lla.
5d, 4a, dd, la, 5d.
Semejante á la 14,
274
3a, 1d, 12a, 1d, Sa.
la, 1d,la,1d, la, 10d,
la, 1d, la, 1d, la.
5a, 1d, La, 6d, la, 1d,
da.
2d, la, 4d, 6a, 4d, la,
2d.
3a, 1d, la, 2d, la, 4d.
la, 2d, la, 1d, Sa.
La, 4d, 3a, 1d, 2a, 1d,
3a, 4d, la.
La, 1d, La, 2d, la, Sd,
la, 2d, la, 1d, la.
La, 2d, 3a, 1d, 6a, 1d,
3a, 2d, la.
la, 2d. 1a, 3d, la, 4d,
la, 31, la, 2d, la.
la, 2d, la, 1d, la, de
la, 1d, 2a, 1d,
1d, la, 1d. la, Sa
la.
Semejante á la 16.4
Fic. 275
3a, 1d,3a, 1d, da, 1d,
3a, 1d, ga.
E Ds 3a, 1d, 2a, 20
, 1d, 3a, 1d, la.
24, a 2a.
ld, la, 1d, la, 3d la,
1d, 2a, 1d, la, 3d.
la, 1d, la, 1d.
Ya, 2d, 4a, 1d, 2a, 1d,
ha, 2d, 2a
la, 3d, 2a, 1d, la, 4d
la, 1d, 2a, 3d, la.
2a, 2d, la, 1d, 3a, 2d,
3a, 1d, la, 2d, 2a.
ld, la, 1d, 4a, 1d, la,
9d, la, 1d, 4a, 1d,
la, 1d.
%a, 4d, 3a, 2d, 2a, 4d,
2a.
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- 1d, da, 1d. más que 1) tiras en los dos senti-
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41, la, 3d. MATA? MT Erc. 280
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1d, 5a, 1d. a 2d, ña, 4d, da. 3d
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Ec. 278 Eu 3a, 9d. s da. 2d.
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Za y 192 8d, da, Sd. LE 10 Ya, 4d, 2a, 1d.
a y 182 7d, %a, 2d, 2a, Td. GU 3a. 2d, la, 14. Sa. 2d.
de y 172 6d, 2a, 4d, 2a, 6d. %a, 1d, la, 2d, 3a.
e y 162 6d. la, 6d, la, 6d. qa mn 2d. ?2a.1d, 4a, 2d, 4a.
52 Linea. 6d, la, 13d. Sa A NAAA
E 3d, 3a, 1d, la, 1d. 1 COCO +1, 2a, 9, la, 1d,
9a, 3d. AAN A la. 1d.
ga de 2d, 2a, 2d, la, 9d. Fic. 277 Io 2d, 3a, 109, 3a, 2d.
2a, 2d. , 10% a 3d. la, 1d, la, Sd, la,
Ya y 122 1d,%a,3d, la, 2d,%a. , 1d, la, 3d.
21, 1a, 3d, 2a, 1d lides A 3d, a. 1d, 2a, 10
l0x y 11e %a, 4d, la, 1d, La. 21, Zn, al, La, Sl:
la, 1d, la, 4d, %a. 12a Én al, Las e. (fs Mo
132 Línea. 2d, 2a, 9d, la, 2d, 21, 4d.
Lalo 2 le 13a 5% ad, Za, 4d, da. dd.
La 3d, Ya, 1d, la, 1d, tb E de Ga, Td.
22 Bl, 17 pe 3, La, 8d.
ao. 131, la, 6d. 163 191 y 202 ca 2a, 9d.
1 Semeiante á la 12. 172 Linea. 5d, la, 2d, la, 2d,
la, 21, la. dd.
181 a Ga, 2a, 4d, 2a, 6d,
Fic. 279
la Línea. 9d, la, 9d.
COSMOS
Fic. 282
12 Linea. 1d, 3a, etc
2a y 54 2a, 1d, 3a, 1d, 3a, 1d, 3a, 1d
3a, 1d, 3a, 1d, la.
3a y da 1d, la, 1d, la, etc.
62 Linea. Como en la primera.
7a En 20d.
ga > 1d, 3a,2d,2a, 2d,3a,2d,4a, 1d.
ga ño 2d, la, 21, 2a, 4d, la, 5d, la,
2d.
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la, 2d.
IZA e ll La 20 En, 20, ¿0 EQ
3a, 1d:
14a E 211, etc. Sigase el dibujo ya
ra las demis lineas.
BerrrAND,
¿Continuard).
LAS PROYECCIONES ESTEREOSCCPICAS
La idea de mos rar las imagenes en relie-
ve por medio de proyecciones estereoscópi-
cas es ya muy antigua.
mera vez dlosale 1853 por un fisico alemán,
RorLmaxx., en los ¿nales de Poggendor/].
Ignoramos por qué razones no se ha di-!
fundido este procedimiento; una de ellas es,
sin duda, el alto precio y la dificultad rela=
tiva que se experimentaba en aquella época
para obtener vistas estereoscópicas bien he-
chas y baratas. Hoy que la Fotografía se ha
vulgarizado considerablemente y ha simpli-
dl sus procedimientos en proporciones
inesperadas, sería util emprenderlas de nue-
vo y aplicarlas, ya
fica, ya —y ésto presenta un interés prac-
tico mayor—como procedimiento de ense-
a |
ñhanza para mostrar en los cursos públicos |
y privados, fotografías en relieve de apara-
tos de mucho costo ó muy voluminosos.
Tomamos los elementos de la descripción
del procedimiento de proyecciones estereos- |
cópicas, de una reciente comunicación pre-
sentada por el Dr. Scuomnexs, de Amberes,
ante la sección de la Sociedad Belga de Fo-|
tografía que esta radicada en esa ciudad.
El procedimiento propuesto primero por!
RoLLMANN, después por otros, y realizado |
experimentalmente por el Dr. ScuoBBExs,
está fundado en dos principios ópticos
Toussaint Y GOMBERT*
Fué descrita por pri- |
PORN
como curiosidad cientí- |
282
muy conocidos: el de: la estereoscopia y
el de la absorción de los colores por los
vidrios coloreados. Estos dos principios
son tan conocidos de nuestros lectores que
nos parece superfluo describirlos conten>
tindonos con indicar cómo es posible apli-
carlos á las proyecciones estereoscópicas,
Se comienza haciendo, por el procedimien-
¡to común, las vistas estereoscópicas de los
¡objetos que se quieren mostrar en esa pro-
ta y se proyectan estas dos vistas sobre
lla p antalla de modo que queden superpuestas
les imagenes, pero teniendo cuidado de in-
| te erponer un vidrio verde delante del obje-
tivo de una linterna y un vidrio rojo delante
¡del objetivo de la otra linterna.
La proyección que resulta de esta super-
as dos imágenes vueltas mono-
|cromáticas de este modo, está desprovista de
| LEO
¡posición de |
coloración especial, á pesar de que aparece
una verde y roja la otra, interponiendo una
¿pantalla en el travecto de cada una de las
¡¡mágenes. Proveamos ahora á cada obser-
vador con anteojos que tengan un vidrio ver-
|
¡de y otro rojo: un ojo solo verá la imagen
¡verde y el otro la roja nada más, y la su-
¡| perposición de estas dos imagenes diferentes
“al verificarse distintamente sobre cada uno
de los ojos que deben impresionar, produ-
cirán una sóla imágen sin coloración, pero
que presentará con nirehá claridad el relieve
¡estereoscópIco. Como disminuye mucho la
188
intensidad de la luz á causa de las observa=
ciones producidas por los vidrios colorea-
dos puestos delante de los objetivos y de
los ojos, es necesario usar una fuente lu-
minosa enérgica tal como la luz oxihídrica ó
la luz eléctrica; debido á la superposición
de las dos imágenes en un mismo punto de
la pantalla, el afocamiento del ojo y la con-
vergencia necesaria se hacen naturalmente,
sin esfuerzo ninguno, y todas las condicio-
nes de la estereoscopia se encuentran satis-
lechas naturalmente.
Pero los vidrios coloreados no son puros:
el verde deja pasar algo de rojo y el rojo
algo de verde, á no ser que se tomen vi-
drios muy gruesos, lo cual sería perjudi-
ctal para la buena disposición y brillo de
las imágenes.
M. ScHosBENS advierte que esta imper-
lección da por resultado el permitir nada
más el uso de fotografías esteoroscópicas
hechas con aparatos que no estén muy se-
parados: sin esta precaución las imagenes
serían defectuosas en ciertas partes ó dema-
siado delectuosas para que las diferencias
no saltaran á la vista y pudieran ocultarse
por los vidrios imperfectos de los anteojos.
Sin embargo, M. Scuossess ha podido
presentarle á sus colegas algunas negati-
vas cuyos resultados son satisfactorios, y que
ofrecen algunas particularidades curiosas,
como, por ejemplo, el desalojamiento apa-
rente de la proyección esteoroscópica cuan-
do cambia de posición el observador.
Nos causaría gran placer que, para perlec-
cionarlas, volvieran á ocuparse de estas in-
teresantes experiencias de proyecciones es-
tereoscópicas, tan hábilmente renovadas por
M. ScHorBExs; estamos convencidos de que
podrían prestar los mayores servicios a la
enseñanza desde el momento en que se sim-
plificaran lo bastante para que pudiesen en-
trar en la práctica común de las proyeccto-
nes.
Sería posible, tambien, utilizando el prin-
ceipio del praxinoscopio unido al de las pro-
yecciones estereoscópicas, el darle á estas
proyecciones observadas a través de anteojos
de vidrios coloridos, la ilusión completa de
un aparato en movimiento en el espacio, y
mostrar, de este modo, en actividad, las lun-
COSMOS
ciones de ciertos órganos de maquinas cuya
aplicación, aún con figuras explicativas nu-
merosas, no es siempre de las más sencillas
ni su comprensión de las más faciles.
La Nature, 1890, IL, 809.
A _—
En tanto que los individuos ofrecen el es-
pectáculo de una gran libertad de acción y
de una gran complicación de movimientos.
las leyes que rigen al resultado final á que
llega la sociedad son relativamente senci-
llas. —BaLrourR STEWART.
a —
FOTOMICROGRAFÍA
La importancia de la Fotografía moderna
respecto de los objetos microscópicos ha sa-
lido á plena luz, vigorosamente, debido á las
siguientes observaciones del Profesor Ro-
serTO Kocu, el eminente bacteriologista, que
emplea la Fotografía con gran éxito para apro-
vechar las partes más pequeñas de los cuer-
pos orgánicos é INOrgánicos. E
El Profesor Kocu compara la lámina de
la negativa á un ojo humano no deslumbra-
do por una luz penetrante ni fatigado por
exámenes muy continuados.
«La negativa, dice el Profesor Koch,
muestra frecuentemente partes y cuerpos
muy finos, que después se descubren con el
microscopio sobre el objeto mismo; pero só-
lo después de muchísimo trabajo y bajo las
mejores condiciones de luz, cte.
«Las medidas exactas de los objetos visi-
bles, pero débiles y obscuros, se hacen ca-
5 imposibles en el microscopio; pero eu la
negativa ya concluida, la tarea es relativa-
mente facil.
«El retrato lotográfico de un gran número
de objetos es con lrecuencia de más impor-
tancia que el objeto mismo.
«Si doy ¿alguna persona un ejemplar pre=
parado para que vea ciertas partes del mis-
mo en el microscopio; por ejemplo, vasos
linfáticos que contengan bacterias, no estoy
seguro de que encuentre el punto en cues-
tión, y si lo encuentra, creo que no ve el
punto bajo la misma luz y condiciones que
yo.
go, da el re-
trato microscópico exactamente en la misma
«Una lotogralta, sin embar
COSMOS
|
a |
luz, el mismo aumento, ete., como se vela
al tiempo de afocarlo.
«Es muy sencillo explicar el fotograma 4
un grupo de personas a la vez, puesto que
una puede apuntar con el dedo un punto
particular, ó medirlo con el compas, ó com-
pararlo con otras fotografías semejantes pues-
tas al lado; en resumen, se puede hacer ca-
si todo aquello que es necesario para es-|
clarecer un punto dudoso.»
—— OA
Las conversaciones de sobremesa prueban
que de cada diez individuos, nueve leen lo
que les divierte ó lo que les entretiene, más
bien que lo que les instruye, y que lo últi-
mo que leen es lo que les dice verdades des-
agradables ó disipa esperanzas infundadas.
—HenBerRT SPENCER.
A LU
¿EN DÓNDE COMENZÓ LA VIDA?!
Mi
Pero hay otros factores que conducen á
la misma conclusión y que son tan eviden-:
tes como los ya citados. Nadie ignora que
la Tierra está achatada en los polos y en-|
sanchada en el ecuador, como si hubiera
res una área superior de superficie irra-
diante y un aumento proporcional de pér-
rra irradió más, y tal sucedió siempre, por
los lados polares que por cualquier otro!
¡las primeras que se enfriaron, tuvieron en
a COLa Coi, | ,
punto, y ésto en un límite extremo evitó que |
las regiones polares se enfriaran más pron-
to que la región ecuatorial.
Otro efecto de la misma causa y que con-
duce á un resultado idéntico es el siguiente:
el diámetro ecuatorial de la Tierra es casi
26 millas más largo que el delos polos.
Esta condición favorece tambien el mayor|
enfriamiento ártico y antártico. ln primer
lugar, la Tierra es más delgada en los po.
los que en el ecuador y por lo tanto, hay
menos masa por pié cuadrado que se enfríe
por irradiación polar que por ir 'adiación
1 Continúa. Véase Cosmos p. 173.
189
ecuatorial; en segundo lugar, esta diferen-
cia de diámetros equivale á que hubiera ha-
bido una capa de materia fluida por enfriar
al rededor de la Tierra, de 13 millas de es-
pesor en el ecuador, y disminuyendo hasta
nulificarse un poco más allá del N. del tró:-
pico de Cáncer y del S. del trópico de Ca-
pricornio, merced al enfriamiento del exce-
so de materia fluida por la irradiación po-
lar, ésto habría tendido a mantener las re-
Setentific American, 1891, LXV, p. 369.
giones polares en un adelanto constante de
enfriamiento respecto de las demás partes
¡de la Tierra.
Además de ésto, es obvio que la forma
de la Tierra á causa de estos diámetros di-
lerentes—el achatamiento de los polos—dis-
minuira un tanto los angulos de incidencia
y de reflexión de los rayos solares en las
regiones del polo, lo cual minoraría su efec-
to y reduciría la compensación de la pér-
dida del calor por irradiación en esas mis-
mas zonas.
¿Puede dudarse, pues, que las zonas frí-
gidas fueron las primeras que se enfria-
¡ron lo suficiente para mantener la vida en
la Tierra tal como la vemos hoy?
Resumiendo brevemente: las regiones po-
lares recibieron menos calor solar, tenían
menos superficie que enfriar é irradiaron ca-
¡lor de una manera proporcional más rápi-
sido en alguna vez una esfera líquida en re-|
volución: ésto da á las extremidades pola-'|
damente, dado su espacio, que el anillo ecua.
torial ó que cualquier otra parte de la su-
¡perficie terrestre. A la luz de estos hechos,
¡me parecen innegables las siguientes con-
dida de calor. Así, es evidente que la Tie-'
clusiones:
Primera. Las zonas polares que fueron
cambio todas las temperaturas, climas y con-
diciones climatéricas que han tenido y ten-
drán las zonas tórrida y templadas, con la
diferencia de que tendrá períodos de tem-
peratura frígida, mayores que cualesquiera
de las dos.
Segunda. Por lo tanto, sea en una época,
sea en otra, las regiones polares de la 'Tie-
rra gozaron de todas las varias temperatu.
ras y condiciones climatéricas necesarias pa.
[ra mantener en buena situación las infinitas
formas de la vida, ya vegetal, ya animal, que
existieron ó6 que han existido en nuestro
planeta.
A riesgo de ser difuso, confirmaré esta
cuestión considerándola desde otro punto de
vista.
El globo entero fué en una
sa fluida demasiado caliente
época una ma-
para permitir
la vida; las regiones polares eran demasia-
do ardientes para este efecto. Estas mismas
regiones son ahora demasiado frias para man-
tener la vida tal como la encontramos en|
otros lugares de la Tierra. Nada, pues, se-
rá más obvio de admitir que la temperatu-
ra de estas zonas hoy frigidas, por el paso |
gradual del calor extremo al frio intenso,
les irracional, sin embargo, el pretender, en
deben de haber pasado lentamente por todos
los grados de temperatura y condiciones
climatéricas á los que siguieron exactamen-
te en un tiempo ó en otro, todas las varie-;
dades de plantas y de animales que viven
ó que vivieron en la Tierra.
No se puede escapar á esta conclusión, á
no ser que alguien dijera que las condicio-
nes usuales de clima y de temperatura no
siguieron en este caso á la diminución de la
temperatura; pero ésto no sólo no sería una
objeción formal sin base en un hecho, sino
que también perturbaría, contradeciría é in-
vertiría el orden de las cosas. Ciertamente
al que invocara esa suposición no podría
quedarle más que el onus probandi.
La primera pregunta que surge en estas
cuestiones es la de si hubo tiempo suficien-
te para que se desarrollaran los organismos.
sente, demostrarán que hubo tiempo su-
después de que las zonas polares se torna-
ron propicias para la vida y antes de que las
demás partes de la Tierra alcanzaran la mis-
ma temperatura y las mismas condiciones
climatéricas. Pues bien, el tiempo. es un
factor infinito en cálculos de este género.
COSMOS
La naturaleza, la razón y la observación di-:
cen de acuerdo que «es ilimitable y omnipo-
tente». Á no dudarlo, hubo tiempo y lo ha-'
brá para todo.
cha mayor extensión á los períodos de la
historia de la vida; por ejemplo, según el
Prof. Daxa el mínimo de tiempo trascurri-
do desde el comienzo de la edad siluriana
es de 48.000,000 de años; en tanto que Sir
WiLLtam Tnomson estima la edad geológica en
100.000,000, Havcrrox en dos veces este pe-
riodo, y otros muchos, en miles de millones.
Ahora bien, sin pretender que ésto se aprue-
be, y sin que haya necesidad tampoco de
averiguar |
—puesto que los datos son tan insuficientes
a época en que comenzó la vida
y las conclusiones sumamente distintas-—no
vista de ellos y de otros cálculos aceptados,
y en lo que concierne al tiempo como fac-
tor, que un clima susceptible de permitir la
vida primitiva pudo comenzar en alguna par-
¡te y caminar en todos sentidos (y todas cla-
ses de organismos tuvieron
él siguiendo las naturales vías de comuni-
que viajar con
cación) en un globo que sólo tenia 25,000
millas de circunferencia, moviéndose nada
más, a razón de una milla en diez milenios.
Por otra parte al comenzar cerca del pelo
Norte una zona de elima tórrido, al rodear-
lo y al dirigirse de allí al ecuador con pa-
so muy lento, hubo tiempo sobrado para que
las formas complexas se desprendieran de
las más sencillas, dado que todos los orga-
nismos se movían en sus límites isotermos.
Las consideraciones que mis adelante pre-
ficiente de que disponer para que se verifica-
ra el vasto y elevado desarrollo de los di-
versos órdenes de vida en las zonas (ria y tem-
plada antes de que hubiese movimientos,
quizá antes de que la faja ecuatorial se en-
friava lo bastante para permitir la vida é
indudablemente antes de que el primer elr
ma tórrido cerca de los polos se tornase tan
¡frío que la impidiera.
Si el primer anillo isotermo, incluyendo:
los mayores grados de calor en que es po-|
y 8 [ poz
sible la vida, se movió hacia el S. á razón de |
una milla inglesa por milenio, necesitaria
6.000,000 de años para llegar del polo N.
Podemos. pues, coneluie con toda con-
fianza, si las leves naturales han sido siem-
pre las mismas:
Primero: que la vida comenzó cn aquellas
¡partes de la Tierra que primero estuvieron
al Ecuador. Este lapso de tiempo parece |
| po TÍ
muy suficiente para que se desarrollaran en
esazona todas las formas de la vida. Sé muy
bien que geólogos eminentes le dan mu-
preparadas para el efecto; forzosamente, no
pudo haber comenzado en otra parte.
Segundo: que como toda la Tierra estuvo
en alguna época demasiado caliente para que
la vida pudicse existir, las comarcas en que
ésta principió, fueron aquellas que se en-
friaron primero.
Tercero: que aquellas partes que recibían
menos calor del Sol y en las cuales había
al mismo tiempo una irradiación mayor, pro-
porcionalmente á la masa y siendo ésta, á
su vez, más delgada, fueron las que primero
se enfriaron.
Cuarto: que las porciones de superficie
terrestre, únicas que corresponden a estas
condiciones son las zonas ártica y antártica.
Quinto: que como estas zonas estuvieron
en otras edades demasiado calientes y algu-
nas de ellas están ahora demasiado frias, has:
ta el punto de impedir la vida tal como exis-
te en las porciones calientes de la Tierra;
estas regiones hoy frías, digo, al pasar del
calor extremo al frío intenso, deben de ha-
ber disminuido lentamente de temperatura,
siguiendo estos cambios con entera exacti-
tud, las distintas plantas y animales que vi-
ven ó que vivieron en la Tierra.
Sexto: si las condiciones concurrentes que
acompañan generalmente á los descensos de
temperatura, acompañaron á los cambios de
elima en este caso, la vida en la Tierra de-
bió comenzar dentro de una ó ambas de cier
tas de las zonas que rodeaban á los polos
y que giraban lo bastante para recibir la
menor cantidad de luz solar necesaria para
la vida vegetal y para la animal.
Casi parece superfluo decir que aquellas
partes de la Tierra que se enfriaron prime-
ro lo suficiente para mantener la vida, tu-
vieron un clima más cálido en esa época que
el que nosotros llamamos ahora tórrido: fué
esa, pues, una época, y probablemente una
época muy larga, en que hubo una gran can-
tidad de calor, pero compatible con la vi-
da.
" Estambien muy obvio, teniendo en cuenta
las consideraciones precedentes, que así co-
mo las zonas templadas han recibido siem-
pre más calor del Sol y tenían por cada pié
cuadrado mayor masa enfriable, en propor
ción á la superficie irradiante, que las zonas
polares; así tambien, por otra parte, han
recibido siempre menos calor del Sol y tenían
menos masa enfriable en proporción á
la.
COSMOS
191
superficie irradiante, que la zona tórrida; en
suma, cuando Jas zonas árticas perdieron
su clima tropical para transformarse en lo
que denominamos clima templado, las zonas
templadas descendieron á la temperatura que
desiguamos ahora con el nombre de clima
tórrido, permaneciendo la porción ecuato-
rial, porsu excesivo calor, inhabil para cual-
quiera forma de existencia. Así, el descen-
so de la temperatura, los cambios climaté.
ricos, y en una palabra, la vida que brotó
en estas zonas cercanas á los polos, descen-
dió paulatinamente, parí passu, de estas re-
giones polares al ecuador. Sin duda alguna,
á través del tiempo geológico, tras de cada
cambio de clima, las correspondientes for-
mas de la vida, incluyendo las especies ex-
tinguidas desde la más remota antigúedad,
desde el laurenciano hasta el aluvión, desde
el eozon hasta el mamífero, cuyas historias
todas, escritas en las rocas, han dado ori-
gen á las épocas; las correspondientes for-
mas de la vida, repito, siguiéronse una á otra,
sucesivamente, desde la originaria y prolifi-
ea zona polar hasta la zona ecuatorial.
00
Consideremos ahora la condición actual
de la Tierra y la vida que en ella se osten-
ta; veamos hasta qué punto concuerdan los
hechos con las conclusiones á que hemos
llegado; pero, antes, sería bueno no olvidar
dos consideraciones preliminares.
Según una teoría muy importante Ó cuan-
do menos muy plausible y que va ganando
terreno más y más, debido á la excentricidad
de la órbita de la Tierra y por otras cau-
| sas demasiado numerosas para citarlas aqui,
los hemislerios Norte y Sur quedan sumergi-
dos en las vastas acumulaciones de hielo ó re-
tirados de ellas, alternativamente, primero
respecto de un polo y después respecto del
otro, lo que produce un ligero cambio en el
centro de gravedad de la Tierra: en un caso
es encuentra al N. del plano del ecuador y en
el otro al S.; verificándose cada uno de es-
tos cambios en un extenso periodo de años
que teóricamente equivale a unos 26,000,
pero que de una manera práctica y atendien-
do al movimiento inverso de la precesión de
192 CO
los equinoccios, es poco más ó menos de...
25,000 años comunes.
Si ésto es así, si cuando tuvo lugar el
primer brote de vida sobre la Tierra, el con-
tinente Sur hoy sumergido en los hielos,
estaba retirado de ellos, y el continente Nor-
te cubierto; ó si éste se encontraba libre
y aquél sumergido como en la actualidad,
es asunto que no debe inquietarnos para
vuestras pesquisas; lo cierto es que con la
cantidad de agua que hoy cubre á la Tierra,
sería necesario para sumergir los continentes.
del hemisferio N. hasta el nivel de los ocea-
Sur, conducir al hemisferio meri-
dional grandes porciones de tierra y darle
nos del
al polo de éste una extensión de superficie
igual á la que hoy tiene el polo ártico. Se-'
mejante estado de cosas, mantendría á la!
vida en una constante emigración norte y!
sur, y casi de polo á polo; esto es, de una
zona fría á la otra.
Desde el momento, pues, en que no hay
diferencia—supuesto el fin que nos propo-
nemos en nuestras investigaciones
haya habido estos cambios alternativos; y
también para evitar que la atención
traiga fijandonos primero en un polo y des-
pués en otro, consideraremos el asunto como |
silos continentes y los oceanos hubiesen per-
manecido siempre en el estado en que hoy
los contemplamos, y dedicaremos nuestra
atención, mejor que á las dos zonas frígidas,
á la región ártica que ha sido la más explo-
rada.
Como puede comprenderse facilmente, es- |
tas regiones árticas que fueron las primeras
que se enfriaron lo suficiente para mantener
la vida, por las mismas causas fueron las pri-
meras que alcanzando un [rio intenso, se inu-'
tilizaron para ese efecto; y este frio se pre-
sentó al principio como en un elima templa-
do cerca y en torno del polo; es decir, en
el centro de una zona suficientemente apar-
tada del polo para que pudieran combinarse!
la influencia del Sol y el enfriamiento pro-
pio, hasta dar lugar al establecimiento de:
la vida.
¿ste frio central al crear un clima templa
do, dió lugar á la primera y omnipotente
causa de dispersión y distribución de plan-
tas y animales tropicales de una á otra zona
SMOS
en que
|
se dis-|
| (Continuará. )
¡hacia el S. apartándose más y más del polo,
á medida que el enfriamiento hacía posible
la vida. Más aun, presentándose este clima
(rio en el centro, debe de haber obligado á
la vida á dispersarse en todas direcciones;
asi, sí la primera zona habitable estuvo 1n-
¡cluida en la porción más al N. de los gran-
des continentes que rodean al polo N., la dis-
¡persión del aumento de frío al norte de ca
¡da uno de ellos, hizo que emigraran al S.
lantas y animales de origen y antepasados
PP ) 4
comunes, para poblar toda la extensión de
¡la Tierra, salvo probablemente Australia cu-
ya flora y fauna son en verdad anómalas y
acaso indigenas.
He considerado al frío como la causa om-
nipotente en punto á dispersión rumbo al S.
de plantas y animales Para aquellos que
admitan la causa, pero que duden del efec-
to, transcribiré un parrafo del admirable li-
bro del Prof. Daya, «The Geological Story
Briefly Told» en donde dice, hablando de
la época glacial, p. 224:
«Debe de haber habido algunos exterminios
¡como consecuencia del frio del periodo gla-
elal y de los hielos de las altas latitudes;
muchas plantas fueron empujadas hacia el
$. por la llegada del frío, esc apando así á la
Udestr ucción; algunas de éstas vigen ahora en
ea Washington y otras cuúspides eleva-
das de la región templada de Norte-Amert-
ica. Las aves deben haber acortado sus emi-
¡graciones hacia el N. aumentandolas hacia
tel S.
merced á lo cual han de haber esca-
pado en su mayor parte de la catástrofe; los
¡animales de presa, los ganados y otros gran-
des mamiferos de las latitudes frías, d su
vez, y en gran número, deben de haberse mo-
vido hacta los trópicos tan pronto como prin-
cipiaron á hacerse sentir los rigores del frio.»
St la llegada relativamente rapida, del pe-
a todas
y
¡víodo glacial empujó hicia el S.
las plantas y animales del hemisferio N,
unos y otros ocuparon grandes áreas, es evi:
¡dente que fué mucho más adecuado para el
mismo efecto, el descenso gradual de la tem-
peratura durante los remotos é inmensos
periodos históricos de la vida de la Tierra.
G. HiLTON ScRrIBNER.
eo
“ONIGOINI OdIL THA A SONVINOSONON SOIL 4d VIUIAVA VI Hd SOTAVLISOLOV SHATHOA SONALSNOM
“LOA ZUJ A MAYA CA
»E] VNIXy] ] OO L,
SOWSODs*
REVISTA ILUSTRADA DE ARTES Y CIENCIAS
A A ES A
DIRECTOR PRorrETARIO, FERNANDO FERRARI PÉREZ
Tomo Í Tacunaya, D. F., 1% pe Juro pe 1892 Núxm. 13
ENSAYO DE! APLICACION DEL METODO LOGICO 'á la dirección de la resultante, así como la
AL ESTUDIO |
DE LA RESISTENCIA DEL AIRE | y , >
Y PROYECTO DE UN APARATO ¡tensidad de la dicha resultante suponiendo,
PARA DETERMINAR EXPERIMENTALMENTE por el momento, que el peso de la placa PP
“LOS: VALORES PARCIALES
DE DICHA RESISTENCIA” E : E >
pea Diremos cómo puede determinarse la in-
presión acusada por la aguja a será la in-
¡pueda descuidarse.
65. Determinación experimental de la di fluencia del peso en el estudio que nos que-
rección y de la intensidad de la resultante. da aun por hacer del último de los elemen-
Así determinado el centro de presión del | tos de la resistencia del aire.
plano, se llegará á conocer la dirección y la e
intensidad de la resultante por medio del
dinamómetro DD”. Al efecto, se colocará de
nuevo el plano sobre las varillas rr? como
lo muestra el puntuado de la figura 260 y de
66. Causas de error.—Presencia inelimi.
nable de los elementos de variación m ó a y
m.—Hemos dicho que el poder extensional
(de extensión, tamaño ó área) es la propie-
manera que el centro de presión p esté si- o :
¿ a (q l / dad que tienen las superficies de presentar
tuado exactamente en el lugar de rozamien-
to de la punta D sobre el plano. En estas
condiciones, la aguja pequeña a está en el
a la acción del viento una resistencia pasiva
más 6 menos grande según la extensión de
estas superíicies,
cero de la escala del dinamómetro; el pla-
] iy Aunque el estudio del poder extensional
no PP está, por decirlo así, comprimido y
parezca más sencillo que el de los otros po-
retenido por el viento contra las varillas 77”. deres, es el que reclama más cuidados y mien:
Q , >,
Agreguemos que el dinamómetro DD” se h ción en uiitaal de las numerosas bamero da
colocado de antemano en la dirección aproxi- error que trae consigo. Las dificultades no
Saa ares 7 S A a- 9 o o o
mativa de la resultante ($ 61 p. 177). Sellega-| residen en la experimentación misma cuya
y
Ad Jyminar la di :1lÓn exacta A O :
rá á determinar la dirección exacta de estal marcha es casi idéntica á la de las experien-
> > A Oo h Ss con- o a a
resultante después de algunos tanteos con cias que se aplican á los otros poderes; con-
Si S a A es ; Sr "SE : 5 o on ono
sistentes en buscar cuál es, de las diversas sisten esencialmente en la imposibilidad para
posiciones que pueda ocupar el dinamóme-
: : estudiar el poder extensional en condicio-
tro DD' sobre el limbo 44H, la que corres-
>| nes tales que todas las demás circunstancias
ponde al CEMEnO maximo que es MecesarlO! de variación de la resistencia sean invaria-
ejercer en D” para igualar la fuerza del vien- bles
to que obra sobre el plano; la aguja peque-| Las cireunstancias sobre las cuales influ-
ña a : strará «a esle respe e : : a
ña «a nos suministrará a este respecto las yen inevitablemente las variaciones del ele-
indicaciones necesarias. Cuando se hava en- |
mento e son las siguientes:
contrado esta posición, es claro que la di- | [* Si el plano es normal, m varía al mis
1 A a La > a al el a
visión del limbo en que se detenga el dina- mo tiempo que e.
mómetro, indicará el ángulo que corresponde| 91 gi el plano es inclinado, m y a varían
1. Concluye. Véase Cosmos pp. 81, 97, 113, 129, al mismo tiempo que e.
145, 161 y 177: 67. 1% caso.—Hemos visto, y ésto se cons
COSMOS
cibe además fácilmente, que cuando el pla-
no es normal á la dirección del viento, la
extensión ó área de este plano es igual a la
sección del viento ($29, p. 102).
IL. Sofisma que. podría resultar.—Esta so-
la consideración puede dar nacimiento á un
grave error que consiste en extender la
igualdad e=0 á la totalidad de dos cosas
muy distintas de las cuales una parte so-
lamente es la que está representada por
estos simbolos.
En otros términos, siendo la sección 0 uno
de los diversos elementos de la fuerza del
viento, y la extensión e del plano, uno de
los diversos elementos de la resistencia pasi-
va, la igtaldad de los elementos 0 y e no
podrá implicar en manera alguna la igual.
dad de la fuerza y de la resistencia; estas
dos últimas no tienen de común entre sí
más que los límites cuantitativos de la ex-
tensión sobre lá cual se manifiestan.
Quizá se considere esta aclaración como
supérflua, pero tiene Importancia según va-
mos a verlo.
IL. Ejemplo. —Supongamos que P-sea la|-
presión por centímetro cuadrado que mar-
que el manómetro en el momento:de la expe-
riencia, y 0 la sección correspondiente del
viento. La intensidad del viento será
PX0.
¿Cuál será el valor de la resistencia ó de la
fuerza antagonista que el plano oponga al
viento en razón de su extensión?
Siendo igual la sección del viento al área
“del plano, se podría creer evidentemente,
á- primera vista, que esta resistencia es tam-
bién
PX0
pero no puede ser así porque e, ó el poder
extensional, no es más que una parte de la
resistencia pasiva total R, la cual está for-
mada, como sabemos, de diversas resisten-
cias parciales que son únicamente cuando
el plano es normal
R=m>+.ec.
«En cuanto á los otros elementos (s, 4 y
p) son:
-s, constante en las diversas experiencias
puesto que el estado de la superficie de los
diferentes planos puede tornarse en unifor-
me para todos estos planos.
a, nulo, puesto que los planos son nor-
males. 225.
Pp, netraulizado, estando sostenidos los
planos por el porta-objeto del fiel.
IM. Valores de la resistencia e y estable-
cimiento de la ley del poder extensional de
los planos normales.—De suerte que Si (y,
Uy Uz,...... representan los pesos de la li-
madura colocada en el platillo », (Fig. 208)
en cada experiencia y 0¡, 0,, 03, -... las sec-
ciones respectivas del viento, correspondien-
tesá cada una de las extensiones ey, €, €3)-..-
de los planos, tendremos, de acuerdo con
la fórmula general
: R=I—u
los valores de R¡, Mo, Ry, --... como sigue
R¡=PX0, —4, a etc. S
Por otra parte
R =mM1 +1 R=m3+ €, etc.
Sustituyende y despejando ey, €, .... se
tendrá
e, =(P +0, —1)—m,,
e,=(P +0, —U3) —M, ete.
Estas últimas ecuaciones nos darán los va-
lores de los poderes extensiunales puesto
que se conocen de antemano las demás can-
tidades.
La comparación de estos valores entre sí
nos dará, á su vez la: ley de los poderes en
cuestión.
IV. Observación.—Queda entendido que
como lo dijimos para los demas poderes, se
tratará de dar á los planos, extensiones cre-
cientes según una relación simple 1/;,?/5,*/;,
4/;.... por ejemplo. Si las dimensiones del
anemodinamómetro lo permitiesen, sería más'
ventajoso y por consecuencia preferible, ser-
virse de planos que tuvieran extensiones cre-
cientes en la relación de los números 1, 2,
iia
68. 2% caso.—Después de lo que acaba-'
mos de decir á propósito del primer caso,
nos queda poco que agregar. Se compren-
de que cuando los planos estén inclinados
COSMOS
195
no tendremos que examinar más que el ele-
mento de variación a, además de los prece-
dentes. Este elemento no da lugar á consi-
deraciones distintas de las que se aplican al
elemento 72.
PODER PONDERAL p
60 El ate A al AOS al traba-
ado bajo el
jo de SUsl g
OE de sustención 1 la. acción de soste-
Sea
que se trate de un aeróplano animado, sea
nerse en el aire por medios mecánicos.
que el movimiento del aire mismo desarro-
lle solo el trabajo. de sustención, es seguro
que en igualdad de circunstancias este tra-
bajo será tanto mayor cuanto más pesado
sea el acróplano.
Ilemos llamado poder ponderal á la pro-
piedad que tienen los cuerpos de presentar
a la acción del viento una resistencia más ó
menos orande según su peso. Por Cconse-
3 9
cuencia, la determinación del poder ponde-
al se reduce á la del trabajo de sustención.
Recordaremos para la mejor inteligencia
del ¡Presente caso, lo que dijimos desde el
principio, a saber, que Ss E es pasivo
o Pa 101).
70. El trabajo de e enciól varía según
6 el aire se desaloja ($ 2
el cuerpo considerado y la posición de este
cuerpo con relación al iento. —Dados cuer-
pos. del mismo peso y un viento de intensi-
dad fija, el trabajo de sustención varía con
gu-
lar simple Ó compuesto de estos cuerpos,
la inclinación, es decir, con el poder-an
según que sean de superficie plana Ó no.
Para Ana or claridad supongamos un vien-
to de una intensidad cualquiera é imagine-
mos al mismo tiempo un aeróplano y un ae-
ro-elipsoide, de pesos iguales, sometidos
los dos al impulso de ese viento: es cla-
ro que el trabajo de sustención del aeró-
plano, cuando éste corte al viento normal ó
transversalmente, no es el mismo que cuan-
do lo hienda oblicua ó longitudinalmente;
de un modo semejante, el trabajo de susten-
ción viiría para el elipsoide según que el
1 La palabra sustención, propuesta por la Comi-
sión de organización del Congreso Internacional de
Aeronáutica de 1889, quedó adoptada en la sesión
general. de clausura (3 de Agosto de 1889).
viento hiera á este último sobre el diámetro
más grande ó sobre el más pequeño.
De suerte que podemos ya dividir como
sigue el poder ponderal.
11. División del estudio del poder ponde-
ral.
Í' con inclinación constante.
con inclinación variable.
/
Ce los cuerpos planos .....
Poder ponderal (1)
de los cuerpos no planos. . Í' con Inclinación constante.
con inclinación variable.
mi
Experimentación en general Al ¡para-
to
cada una de estas dos subdivisiones del po-
imental de
der ponderal, insistimos sobre'la observa-
ción que hicimos al estudiar los poderes an-
gulares simple y compuesto ($ 54, p. 162).
El aparato que ha de servir para determi-
nar el poder ponderal es el mismo que se
aplica á la determinación del centro de pre-
sión. ?
3%
clinación constante.—Para determinar el tra-
Poder ponderal de los planos con tn-
bajo de sustención cuando el plano es nor-
mal á la dirección del viento, se usarán di-
de igual forma,
de igual extensión, etc., ($20, p. 100) y de
versos planos Py, Pa, Pa: > --
pesos desiguales pero cuyas diferencias, co-
283
Fr6.
nocidas de antemano, tengan entre sí una
relación simple. Con cada uno de ellos se
repetirá la experiencia que vamos á indicar.
(1) Aun suponiendo que el poder ponderal no ya=
riase con las condiciones diversas que hemos indi-
cado,
que tendrá por lo menos la ventaja de fijarnos acer-
no dejaríamos de establecer esta distinción
ca de la cuestión de saber si el poder ponderal es.
,
independiente ó no de las circunstancias de varia-
ción que Je hemos asignado.
2 Esta es la razón por la cual se ha colocado al
último al estudio del poder ponderal,
196 COS
Sea el plano p, elo (Fig. 383),
que colocamos delante de las varillas ó ci
por
lindros r,” de manera que el centro de pre-
sión quede situado entre estas varillas, y sea
t el tubo de escape. Los cilindros rr” que
eran estriados cuando se trataba de deter-
minar el centro de presión del plano, son
ahora perfectamente lisos.
Supongamos que al principio de la expe-
riencia el viento es bastante intenso para
mantener el plano p, en la posición en que
lo hemos colocado, pero que la intensidad de
este viento vaya disminuyendo poco á poco
(más adelante diremos cómo puede obtener-
se este resultado). Es evidente que el plano
abandona la posición representada en la fi-
gura 283 y caerá en el momento en que el
viento cese de ser lo suficientemente fuerte
para hacer equilibrio á la acción de la gra- |
vedad que solicita incesantemente al cuerpo
o
según la dirección py g-
Por consecuencia, la presión acusada por
el manómetro en el instante preciso en que:
el cuerpo desliza sobre los cilindros rr”, nos |
indicará el trabajo de sustención p0. dl
Se puede obtener Í fácilmente la disminu- |
ción insensible de la intensidad del viento
208) del |
284) de
forma cilindro-cónica en el cual se vierte sea
sustituyendo a los pesos K (Fig.
ventilador, un receptáculo C (Fig.
mercurio, sea limadura de plomo ó de hie-|
rro. Este recep-
táculo lleva en su |
parte inferior u-
na abertura pe-
queña por la cual
se hace lentamen-
te el escurrimien-
to del liquido ó
del polvo metáli-
co que contiene;
resulta un alige-
Pa miento más y
más grande del
peso del motor
que obra sobre las alas del ventilador.
714. Poder ponderal de los planos con in-
clinación variable.
Lo que acabamos de de-
cir respecto de los planos con inclinación
constante y lo que se refiere á la determi-
nación de los centros de presión sobre los
1
MOS
planos inclinados nos dispensa, según cree-
mos, de indicar las experiencias que se de-
ben hacer para determinar el poder ponde-
ral de los planos con inclinación variable;
no puede subsistir á propósito de ellos nin-
guna duda.
75. Poder ponderal de los cuerpos no pla-
nos.—De igual manera, en lo que concier-
ne al poder ponderal de los cuerpos no pla-
nos, están ya del todo indicadas las expe-
riencias.
76. Observación general.—Diremos, sin
embargo, y ésto se aplica en general á to-
idas las experiencias de que se ha hablado
en el curso de este trabajo, que según la na-
turaleza y las dimensiones de los cuerpos
considerados, convendrá rodearse de mayo-
res Ó menores precauciones, aproximar ó se-
parar los ór
ganos, etc....
proporciones del anemodinamómetro, siem»
y aún aumentar
pre que se quiera eliminar de una manera
más completa las causas de error, inherentes
á todos los aparatos de pequeñas dimensio-
nes.
. Conclusión. —Tal es el ensayo de inves-
tigación cientifica á que nos ha conducido el
¡deseo de aplicar el método positivo al estu-
dio tan interesante como trascendental, de la
resistencia del aire.
No tenemos que recordar aquí las venta-
jas reconocidas de ese método que evita por
la bondad de los procedimientos eminente-
mente analíticos y sintéticos de prueba y de
descubrimiento que posee, los inconvenien-
tes que presenta el debil poder de la inteli-
gencia, expuesta siempre á perderse en el
complicado laberinto de la pluralidad de las
causas y de la mezcla de los electos,
Empero, si nos hemos esforzado en obser-
var los grandes preceptos de la generaliza-
ción cientifica, no tenemos la presunción de
creer que nuestra observación haya sido petr-
lecta bajo todos conceptos y menos aun que
hayamos dicho la última palabra sobre la
materia.
Podemos afirmar solamente que hemos
hecho lo que nos era posible hacer en con-
diciones en que por razones del todo inde-
pendientes de nuestra voluntad, no nos per-
mitían realizar las nuevas experiencias que
| reclamaba nuestro estudio y que nos hemos
COSMOS
tenido que limitar á indicar: éste es el gran
'acio de nuestro trabajo.
Acustín M. Cuávez.
WA
¿EN DÓNDE COMENZÓ LA VIDA?”
IV
Veamos ahora cuan admirablemente dis-
puesta está la Tierra, por la formación de
su superficie y por su topografía, para una:
emigración salida hacia el Sur, de alguna
zona que rodeó el polo N. Desde luego, en
casi toda la superficie de la Tierra, con es-
pecialidad el hemisferio N., se encuentran |
alternativamente continentes y mares pro-
fundos que se extienden de polo á polo.
Ambos continentes, el oriental y el occiden- |
tal, se extienden por medio de conexiones
terrestres no interumpidas desde la zona
ártica al través de la templada del N., la
tórrida, la templada del Sur y casi hasta la
antártica. Entre estos grandes continentes
se hallan dos profundos oceanos cuyos ál-
veos ocupan muchos grados de latitud N. 6
S.; las grandes corrientes aéreas y marinas
corren hacia el N. 6 hacia S.; las cordille-
ras del continente occidental y muchas del;
oriental, siguen una direción de N áS. ó
vice-versa; casi todos los rios del hemisferio
septentrional se dirigen hacia el N. ó hacia:
el S.: supuesto lo anterior, para una emi-
gración meridional, ó en otros términos, |
para una emigración de las regiones árticas
hacia el ecuador, estas peculiaridades topo-
gráficas, esta situación de los continentes y
cordilleras, estas corrientes marinas y sus
guías y
socorros; en tanto que para una emigración
lechos, son caminos y vehículos,
de E. 40. 6 a la inversa, estas mismas
circunstancias no solamente son obstáculos!
y dificultades, sino en muchos casos barre-'|
ras insuperables.
Que la infranqueabilidad de las montañas |
es un hecho para muchas plantas, lo demues-
tra la circunstancia de que notables varieda- |
des, así por el número como por las dis-.
tintas especies, ocupan la parte oriental de.
las Montañas Rocallosas, de Sierra Nevada,
de los Alleghanis y de otras montañas mu-
1 Continúa. Véase Cosmos p. 173 y 189.
197
cho menos altas, en tanto que no se presen-
¡tan en la parte occidental y vice-versa. Tal
condición de cosas, incompatible con una
emigración oriental ú occidental, está de
“acuerdo en absoluto con un movimiento sep-
¡tentrional ó meridional. Por lo que respec-
'ta á las condiciones climatéricas, especial-
| mente las lluvias, que son tan distintas en
Ñ
11
as vertientes opuestas de cada cordillera,
a misma variedad dividida ó separada por
las extremidades septentrionales de estas
cordilleras, al dirigirse á lo largo de los la-
¡dos E. ú O. y al encontrar esas condiciones
distintas, pudo producir á través del tiem-
po y merced á las leyes de adaptación, di-
lerentes variedades y acaso diferentes espe-
cles.
¿s éste el momento oportuno para que exa-
minemos las condiciones que debieron favo-
recer este movimiento. Siendo el aire caliente
más ligero que el frío, el viento tórrido del
¡anillo ecuatorial tuvo que levantarse y pasar
siempre en una corriente superior, al diri-
¡girse hacia el polo norte; mientras que las
corrientes frías y pesadas, procedentes del
N., al correr hacia el S. rozaron la super-
¡ficie de la Tierra cargadas de polen, gér-
menes pequeñísimos, esporos y semillas ala-
¡das de plantas, inclinaron á las yerbas, ar-
¡bustos y árboles hacia el S. y por pequeños
incrementos anuales, movieron todo el rei-
¡no vegetal á través de los valles y á lo lar-
¡go de las montañas, hacia la parte inferior
¡delos grandes continentes, moviéndose siem-
pre; pero sin cruzar jamás en otra dirección
estas grandes y acerdentadas superficies, No
es necesario añadir que todos los insectos y
los animales herbívoros tuvieron que seguir
á las plantas, lo mismo que las aves y los
animales carnívoros tuvieron que seguir a
¡los insectos y á los animales herbívoros. De
¡Igual manera, las corrientes del oceano que- -
¡daron establecidas de acuerdo con leyes se-
mejantes: como quiera que el agua caliente
J 3
¡es más ligera que la fría, se formaron gran-
des corrientes en ambos oceanos, Atlántico
y Pacífico, las cuales se dirigieron del ecua-
¡dor á las regiones árticas; en tanto que las
|corientes más [rías y más pesadas que pro-
¡cedían del N. bañaban el lecho de uno y
votro oceano, de ribera á ribera y con di-
)
198
rección de N. á S. trayendo consigo, desde
el polo hasta el ecuador, todas las varieda-
de la vida marina.
A este respecto podría mencionarse otro
hecho que se relaciona muy ¡íntimamente
con las corrientes que se dirigen del polo
al ecuador, trátese del aire ó del oceano.
En virtud de la rotación de la Tierra sobre
su eje, un punto dado de su superficie y ¿
1000 millas al S. del polo N., se mueve ha-
cia el O. á razón de unas 260 millas por
hora, mientras que otro punto en el mismo
“meridiano y en el ecuador se movería hacia
el E. á razón de unas 1000 millas por hora;
así pues, cada yarda cúbica de aire ó de
agua que corre en el fondo de una corrien-
te, dirigida de las regiones polares al ecua-
dor, debe adquirir antes de llegar á este
último punto, una velocidad hacia el E. de
casi 750 millas por hora: por lo tanto, la
tendencia de todos los fondos de corrien=
tes, aéreas ú oceánicas, que se muevan al
S. es empujar al O. todos los obstáculos que
encuentren en su camino, y el resultado, así
para las corrientes como para todo lo mo-
vible que se ponga en contacto con ellas, se-
rá dirigirse hacia el SO.
Ahora bien, hay una extraña coincidencia,
si no es que algo más, en que las costas
orientales de todos los continentes, tengan
S
un declive SO., estén llenas de bahías, en-
tradas y bajos, como si se levantara el lecho
del oceano contra de las mismas costas; en
:ambio, las occidentales son más abruptas
y estrechas, alcanzan aguas más profundas,
3
como si los levantamientos de las tierras
fueran arrollados constantemente por el mar
a lo largo de toda la costa.
No obstante todos estos indicios de un
movimiento hacia el S. ó hacia el SO., des-
de que la emigración de las plantas y de
los animales llamó la atención por primera
vez, los que se dedican á las ciencias natu-.
“ales, los observadores cuidadosos, los 1n=:
vestigadores capaces, casi de común acuer-=|
do, se han fijado en las partes orientales |
y occidentales de estas grandes accidenta-
ciones N. y S. que son tambien barreras
naturales que obstruían los senderos de sus
jornadas é investigado á lo largo de cada
paralelo de latitud; á través de las altas cor-
COSMOS
dilleras, de los grandes y profundos oceanos
¡y delas corrientes marinas, indistintamente;
ly si acaso se fijaron en el N. ó en el S. fué
sólo buscando un medio de transporte en
las masas de hielo ó un vado, que facilita-
sen el paso de la: flora 6 de la fauna de uno
á otro continente. Así pues, es evidente que
muchas especies y variedades distribuidas
proceden de una misma localidad y tienen
origen y antepasados comunes. Mi
¿No es evidente que las plantas y los ani-
males (como tribus) cuyas emigraciones han
producido la dispersión son mucho más an-
tiguos sobre la Tierra que los hielos y las
nieves, puesto que se requiere tiempo para
¡que por el descenso proporcional de la tempe-
ratura en una gran área, se transforme en
[rio un clima tropical?
ara dar una idea de este inmenso lapso
de tiempo mencionado antes, puede decirse
que las rocas cristalizadas son peores con-
ductores de calor que las rocas fundidas; asi
pues, cuando las zonas fría y templada, que-
daron cubiertas por rocas del primer géne-
ro, el escape del calor de la Tierra conti-
nuaba verificándose por el anillo ecuatorial
que, de seguro, recibía la misma cantidad
de calor que ahora; así debe de haber per-
manecido, en igualdad de cireunstancias, du-
rante un inmenso é incalculable périodo de
tiempo, antes de que se verificase lá com-
pleta inerustación; por lo tanto, estas co-
rrientes de aire y de agua que poseían un
grado de calor tan intenso, produjeron en
las regiones polares un clima tórrido que
duró mucho tiempo.
G. HiLroN ScriBNER.
(Continuard.) ei
> o—
EL TRABAJO MANUAL
EN LA ESCUELA Y EN EL HOGAR 1.
SEGUNDA SERIE
TEJIDO
Doble tejido de estera
Para este género de tejido, se usan tiritas de
papel ó de viruta de una longitud de 39 0 40
centimetros. Se doblan por la mitad: de alí el nom-
bre de doble tejido.
5]
1 Continúa. Véase Cosmos pp. 117 y 183.
COSMOS 15%)
Tómense cuatro tiritas que se colocarán en cruz |
de manera que cada una de ellas se sujete cn el |
doblez de la otra (Fig. 235); continúese en segui- |
_
Fic. 285
da como en el tejidosimple. Apriétense, tirando de | 116. 288
: A . 200
ellas, las puntas libres a, b, e y d, Fig. 236. l
y 7
CON
el
Le ZA
Fic. 289
Cesta con asa :
La cesta difiere del ejercicio precedente en
y que el asa se agrega cuando la caja está ter-
Fic. 286 minada, Fig. 290.
Caja cuadrada ó rectangular
á S |
Téjase una estera doble, suficientemente Seno |
de para que forme el fondo y los costados. |
Levántense los costados verticalmente y con-
clúyase haciendo pasar los bordes libres en cada
esquina, como lo indica la Fig. 287.
Cenillera |
La cerillera es una modificación del trabajo an-'
terior. Se construye del mismo modo. (Fig. 288).
Caja con tapa
La caja y la tapa se hacen por separado. Se de-
jan puntas libres para que sirvan de bisagras
(Fig. 239).
|
Aro para servilleta |
Téjase una estera rectangular de 16 em. por 6
em. próximamente; redondeésela y ciérresela con
ayuda de las puntas libres. Córtense en seguida
las tiritas sobrantes, Fig. 291.
Se construirá igualmente una cesta redonda y!
todas las pequeñas medidas de capacidad.
TERCERA SERIE |
RECORTADO, ENCARTONADO Y PEGAMENTO |
1.— MATERIAL DE TRABAJO |
Para el recortado se emplean al principio los |
mismos cuadrados de papel que sirvieron €n el;
plegado. Pero, debe escogerse papel más delgado |
para los ejercicios difíciles.
La enseñanza del recortado es esencialmente |
práctica. Sin embargo, es bueno hacer que los ni-
ños sepan de antemano el efecto que ha de produ-'
cir una incisión hecha en uno de los bordes do-'
blados ó en uno de los bordes libres del papel.
El recortado de cartoncillo se hace según los
patrones preparados por el maestro. Para el en-
colamiento se emplea la cola del comercio llama-
da «cola fuerte en frio»; es decir, que no es pre- |
ciso calentarla, ó de una solución de goma arábi-:
sa. Para los forros de papel delgado ó para las
tiritas de color, el engrudo hecho eon almidón ó.
arroz da los mejores resultados.
En el recortado, las tijeras son el único util ne- |
cesario. Es preciso escogerlas que tengan la pun-
ta redonda con objeto de evitar accidentes. Eno
muchos casos puede dejarse á un lado el uso de
este instrumento y romper el papel con los dedos. |
TORMAS DERIVADAS DEL TRIÁNGULO RECTÁNGULO
Plegado de papel
Cuadrado doblado por la mitad según la diagonal:
se obtiene un triángulo rectángulo, Figs. 292 y 203. |
Fic. 292
COSMOS
Triángulo doblado por la mitad según la altura
ab: se obtiene un nuevo triángulo rectángulo,
Fig. 234.
Fic. 294 Fr. 295
Este triángulo doblado de nuevo porda mitad,
3 E
según la altura bd, da todavia un tridngulo rec-
,
tángulo, Fig. 295.
Fic. 296
La Fig. 296 representa el triángulo en la posi-
| ción que ocupa por la huella de los ejercicios que
siguen.
E
Fic.
Primer Ejercicio
Córtense los ángulos de la derecha y la izquier-
¡da (Fig. 297) desdóblese y se obtendrá la figura
98.
Segundo Ejercicio
Cortando los tres án julos (Fig. 239) se obten-
drá la forma 300.
COSMOS : 201
|
Quinto Ejercicio
I
| Las seis cortaduras de la Fig. 305 dan, despues
de desdoblar, la forma 306.
Fié. 300
Tercer Ejercicio
Hávanse las cuatro cortaduras indicadas en la:
Ke) y
Fig. 301 para obtener, al desdoblax, la forma 362
Ñ
AS 8
Flc. 301
Fic. 306
Sexto Ejercicio
¿Con dos cortaduras hechas con mucha regula:
'ridad (Fig. 307) se obtiene otra composición 308:
|
Fic. 307
Fic. 302
Cuarto Ejercicio
Haciendo las cortaduras de otra manera, (Fig. :
303) se obtiene el desarrollo 304.
Fic. 308
Séptimo Ejercicio
Se han de hacer siete cortaduras (Fig. 509) pa-
ra obtener el dibujo; fig. 310.
eS
Y
Fic. 304 | Fic. 309
Décimo Ejercicio
La Fig. 315 representa un trabajo de recortado
en líneas curvas que exige mucha delicadeza: li-
bélulas y mariposas; (Fig. 316).
-Fro. 310
Octavo Ejercicio
Las seis cortaduras (Fig. 311) deben hacerse
con el mayor cuidado. El menor descuido defor-
maría completamente la estrella 512.
A
.»
| A
BerTAND, TOUSSAINT Y GO3ÍBERT.
(Continuará. )
LOS MUSEOS DE HISTORIA NATURAL *
Todo el mundo admite que entre los me-
dios empleados por una asociación como la
nuestra, para justificar su nombre y su ob-
jeto, se deben colocar la recolección y la con-
servación de los objetos indispensables para
AN ¡la investigación, para los estudios v para la
Fic. 312 | to) JR
e A enseñanza; en una palabra, la formación de
Noveno Ejercicio : :
Las cortaduras en lineas curvas (Fig. 313) dan,
después de desdoblar, la forma 314. medios más importantes desde el punto de
lo que hoy se llama un museo es uno de los
vista práctico. Por ésto me parece que el
asunto es digno de ocupar nuestra atención
en estos momentos. Por otra parte es ésta
SEntocoa d. una materia que ha constituido la ocupación
Fic. 313 principal de mi vida, y según creo, pensa-
reis como yo que la manera más util de
satisfacer el encargo que habeis tenido á
¡bien confiarme, es la de que os exponga
¡el resultado de mis estudios personales.
La primera institución que con el nombre
¡de museo, templo ó mansión de las musas,
menciona la Historia, fué fundada por Pro-
i
|
|
|
1 Discurso de inauguración pronunciado por su
autor en la Asamblea General de la Asociación Bri-
tánica para el adelanto de las ciencias, en Newcas-
Fic- 314 |
IG. D14 Ue.
COSMOS
EoMEo Soren en Alejandría, 300 años antes
«de Jesucristo, poco más ó menos. No era
“aquél un-museo en el sentido que hoy: le
damos á esta palabra, sino más bien, de acuer-
do con la etimología, un lugarrapropiado
«para el estudio-de hu:ciencia y frecuentado
por una reunión, ó academia de «sabios que
203
soberanos que encontraban en ello una sa-
tisfacción personal. En todo caso, estos mu-
seos no servían más que para el goce de sus
poseedores ó para el de los amigos de éstos,
y raramente ó nunca fueron útiles para el
público, ó lo instruyeron.
Uno de los primeros catálogos conocidos
«consagraban su existencia á los estudios fi-
«losóficos y al adelimto de los conocimientos
«útiles.
No hay trazas ni recuerdos de colecciones
antiguas, permanentes 'ó públicas, de pro-
ductos naturales, aunque algumos grandes
:Avcusto en Roma, hayan hecho gala de gus- |
to artístico: y ostentado su magnificencia,
,reuniendo'en sus palacios objetos raros ve-
nidos de diferentes puntos del: globo; así,
cuéntase que FeLtee y ALesaxoro manifesta-
ron su liberalidad para con ArIstóTELES SU-
ministrándole abundantes materiales para |
sus trabajos. Se encontraría quiza el pri
mer brote de semejantes colecciones :en las
nuestras admirablemente conservadas y que
se asociaron algunas vetes:á una veneración
supersticiosa y aún á leyendas extravagan-
tes, que se han' ballado en templos consa-
grados al culto religioso. Las pieles de go-
rilas que el navegante Haxxo descubrió en
un templo de Cartago, son un ejemplo muy
“conocido.
El gusto por las colecciones, innato en
que de un museo semejante se haya impreso,
es el de SamurL QuickeLoErG, de Amsterdam»
Le : e e
y que fué publicado el año de 1565 en
Munich. En ese mismo año Conrapo: (GÉss-
ser, publico un catálogo de la colección de
¡Juán Kewrmanx médico de Torgau, Sajonia:
: 3 , | ente ¡ ; principal:
monarcas, como Satomóx en Jerusalem y [2% PUseo contenía 1600 objetos; princip:
mente minerales, conchas y animales mari-
nos. Poco después vemos al emperador de
Alemania, RovoLro LL, esforzarse en reunir
los tesoros que sirven hoy de base a. los
magníficos museos que distinguen á la: ca-
pital de Austria. ¿
¿n Inglaterra, los primeros colecciona-
dores de renombre fueron Juan 'TrADESCANT,
padre é hijo; este último publicó en 1656
un opúsculo intitulado Museum Tradescan-
danum 6 colección de las curiosidades con-
servadas en South Lambeth, cerca de Lon-
dres. La ¡asombrosa variedad y la yuxta-
posición heteróclita de los objetos conteni-
dos en esa colección hacen que sea muy di-
vertida la lectura de ese catálogo. En el
primer capítulo consagrado á las dipersas
especies de aves, á sus huevos, picos, plumas,
garras Y uñas, encontramos: Especies diver-
gran número de personas de todas naciona-
lidades en distintos periodos de la historia,
reapareció vigorosamente en la Edad Media
«con el renacimiento de las ciencias, é indi-
“viduos ricos, de cultivado talento, -estable-
cieron la moda de adornar sus casas con co-
leciones de objetos variados (creando así los
museos de antigúedades y de Historia Natu-
al), 4 las que agregaban con frecuencia ga-
lerías de pintura y de escultura.
Las primeras colecciones conocidas, com-
parables á nuestros museos, fueron creadas
y sostenidas á expensas de algunos particu-
lares; algunas veces eran médicos que mer-
ced á sus estudios, adquirieron el gusto por
la Biología, y con mas frecuencia, mercade-
res, los cuales en virtud de sus relaciones
comerciales podían hacer venir de países
sas de hueyos de pato, dado uno por hueyo
de dragón; huevos de pascua del Patriarca
de Jerusalem; dos plumas de la cola del fé-
O
| 3
¡algunos autores, puede levantar un elefante.
nixw; una garra del pájaro rock, que segun
¡En el número de las aves se halla el famoso
Dodar de la isla Mauricio, que no puede vo-
¡lar porque es demasiado grande. Tal -es' el
¡primer tipo y la base de lo que fué después
¡el Ashmolean Museum y luego el museo de
¡la Universidad de Oxford; pero lo que no
sabemos es qué haya sucedido con la garra
del rock, con la cola del fenix y el huevo
del dragón. La falta de tiempo me impide
mencionar los objetos maravillosos que con-
tenía el capítulo de los vestidos, tunicas, há-
bitos y adornos, 6 el de las máquinas, obras
de arte, grabados, objetos torneados, semt-
extranjeros, colecciones de curiosidades; ó
llas y pinturas; el de los guantes tejidos de
204
Eduardo el Confesor y el famoso traje de
Pohatan, rey de Virginia, bordado con con-
chas 6 Roanoke; pero según sabemos, per-
manece aun en el museo de Oxford, á juzgar
por la reciente descripción de Mr. TayLon,
el hueso de cereza sobre el cual están perfec-
tamente grabados de un lado San Jorge y el
Dragon, y del otro, los rostros de 88 empera-
dores, así como otro hueso de cereza que
contiene diez docenas de peines de carey ta-
llados por Ebuarbo GimnoNs. Ántes de con.
cluir con las colecciones privadas no puedo
pasar en silencio, como un ejemplo de los
grandes servicios que prestan los museos al
adelanto de las ciencias, la deuda contraída
por Liseo en sus primeros estudios, para
con el importante museo zoológico que con-
tribuyó á reunir la pasión dominante que
por la Historia Natural tuvieron algunos re-
yes y reinas de Suecia.
Como ejemplos de museos fundados por
individuos constituidos en sociedad para el
adelanto de la ciencia, y que consideraron
esta fundación como inherente á sus funcio-
nes, citaré en primer lugar entre las de
nuestro pais, el museo de la Sociedad Real,
en Cranecourt, del cual publicó Grew un
atálogo ilustrado en 1681.
La idea de que el estalecimiento de un |
museo formaba parte de los deberes del
Estado ó de las instituciones municipales,
no: se le ocurrió á nadie sino hasta princi-
pios del siglo pasado. Los mismos grandes
cuerpos de enseñanza, tales como las uni-
versidades, procedieron con mucha lentitud
para adquirir colecciones; pero es justo te-
ner en cuenta que los conocimientos con-|
siderados entoncés como los más esenciales
para la instrucción que esas universidades da-
ban, no exigían como complemento los ob-
jetos que pueden reunirse en un museo. Las
universidades italianas, donde la Anatomía
se enseñó como ciencia desde un principio
y más completamente que en cualquiera
otra parte de Europa, comprendieron bien
pronto la necesidad de crear colecciones:
de modelos conservados, y el arte de pre-
pararlos alcanzó un alto grado de perlec-
ción en Padua y en Bolonia, hace dos si-|
glos; pero estas colecciones pertenecían, en
general, á los profesores, como casi todas
COSMOS
las colecciones que sirven para enseñar la
Anatomía y la Patología, en nuestra patria,
tal como lo recuerdan varios de nuestros
contempo 'ANCOS.
No obstante la multiplicación de los mu-
seos públicos en nuestra época y los grandes
recursos y ventajas que poseen algunos de
éstos, excluyendo las colecciones privadas
que no pueden igualárseles, el gusto por las
colecciones entre los particulares no ha des-
aparecido felizmente, bien que de una mane-
'a general sigue direcciones distintas á las
de las pasadas épocas. Los museos genera-
les ú colecciones de objetos variados y an-
tiguos han quedado ahora á los gobiernos
garan-
S
tía de permanencia y de utilidad pública,
y a las instituciones que ofrecen más
gozan de ocios
y de medios que rinden servicios admira-
mientras que los particulares
bles á la ciencia al dedicarse á algún objeto
especial y al amasar materiales que les sir-
ven para proseguir estudios de detalle, sea
por si mismos, sea empleando á los que
tienen cualidades para hacerlo; sus coleccio-
nes, cuando llenan el fin que se han propues-
to, pasan más tarde por donación ó por
compra á alguno de las museos públicos y
sirven entonces para la educación de la na-
|
ción ó más bien para la del mundo entero.
Sería pasar los límites del tiempo conce-
dido á este discurso, así como el fin de esta
asociación, abordar los diferentes asuntos
que han ejercitado las facultades de los co-
leccionadores y que han servido para la re-
unión de los materiales que constituyen hoy
los museos. Los resultados de los diversos
procedimientos empleados por el hombre
para reproducir las formas de los objetos 6
para reprensentar las imágenes creadas por
su fantasia, desde las figuras más grotescas
talladas por los salvajes en los huesos ó las
más sencillas disposiciones de las líneas em-
pleadas para adornar los utensilios más co-
munes, hasta las más graciosas combinacio-
nes de lormas y de colores á que han llegado
en la actualidad la escultura y la pintura, ó
hasta el modelado del metal y del barro, todas
esas producciones se conservan en los mu-
seos para instrucción nuestra y para la his-
toria del pasado que sirve de enseñanza pa-
ra el porvenir.
Me limitaré aquí á examinar las coleccio-
nes consagradas al objeto que constituye á
nuestra Asociación, es decir, á las ciencias
de la Historia Natural; pero lo que diga de
estas colecciones será más ó menos aplica-
ble á los museos en general.
Las expresiones Historia Natural y Natu-
ralista están profundamente arraigadas en
nuestro lenguaje, pero carecen de una con-
cepción bien definida de su significado ó:
del sentido de su aplicación. La Historia
Natural se aplicó en su origen al estudio de
todos los fenómenos del universo que son
independientes de la acción del hombre; des-
pués el sentido de la expresión se redujo
gradualmente en la mayor parte de los es-
píritus. Se dieron títulos adecuados á algu-
nas de sus subdivisiones como la AÁstrono-
mía, la Química, la Geología, ete.; pero en
estos últimos tiempos aun no se le había
a , , |
dado nombre especial á esa parte de la cien-
cia que trata de los seres vivos.
Aún después de esta separación, la Botá-
nica quedó dividida gradualmente en varias
partes y los términos naturalista y zoólogo
se volvieron sinónimos, bien que irracional-
mente. La feliz introducción de la pala-
bra Biología, aceptada generalmente á pesar
de las objeciones fundadas en la etimología,
reunió el estudio de los. organismos dota-
dos de vida y eliminó del lenguaje cientifi-
co la expresión vaga é indeterminada de Mis-
toria Natural. Como es seguro, por otra
parte, que este último término se quedará
en el idioma común, propondria yo que se
le devolviera su significación primitiva y
real que forma contraste con la historia del
hombre y sus obras, y con las modificacio-
nes que su intervención ha producido en el
UNIVErso.
En este sentido fué determinada la línea
de demarcación de las clases en el Museo
britanico de Bloomsbury, separando los pro-
ductos naturales de las creaciones del arte: |
las primeras comprenden las materias pro-
ducidas por las fuerzas naturales, no modi-
ficadas por la acción del hombre. Los salo-
nes dedicados á estos productos llevaron el
nombre de salas de Historia Natural y el
nuevo edificio que las comprendía fué deno-
minado Museo de Historia Natural.
COSMOS
205
> z - NR
| Es importante que nos detengamos algún
tiempo en considerar el valor de esta divi-
¡sión porque sobre ella reposan la clasifica-
¡ción y la administración de la mayoría de
los museos.
Se pueden dar muchas razones en apoyo
¡de esta división, por más que se haya he-
cho la objeción de que se divide al hombre
en dos.
| Los modelos de estructura del cuerpo hu-
mano son evidentemente del resorte del zoó-
¡logo. Las graduaciones ligeras de forma,
de proporción y de color que distinguen á
las diferentes razas humanas no pueden apre-
clarse sino por el anatomista que ha apren-
dido á estimar el valor de estos caracteres
al estudiar las variaciones de las formas ani-
males; por consecuencia, es preciso ir á bus-
car los modelos de esta especie en las co-
lecciones de Zoología.
Además, la Antropología, relativamente
|joven, abraza no solamente la estructura (í-
sica del hombre sino también el desarro-
llo de su inteligencia, sus usos, costum-
bres, trajes, tradiciones y lenguas. Los mo-
delos de sus obras de arte, los utensilios
domésticos y las armas de guerra, forman
una parte esencial de este estudio. De he-
cho, es imposible decir donde concluye.
Comprende todo el pasado y el presente del
hombre con todas sus obras. No se puede
tirar ninguna línea de demarcación entre las
armas groseras de silex y los instrumentos
de destrucción más perfectos que salen de
nuestros talleres; entre cl boceto de la'ima-
gen del mammouth grabado en uno de sus
colmillos por un contemporaneo de él y las
admirables reproducciones de nuestros ar-
tistas. Una colección antropológica, para ser
lógica y racional, debe comprender no sólo
todo el antiguo Museo Británico, sino también
el Museo de South Kensington y la Galería
Nacional. La noción de una Antropología
que considere á los salvajes y á los hombres
prehistóricos como si estuvieran aparte de
la humanidad, puede satisfacer ciertas con-
veniencias al limitar la especie humana; pe-
ro esta concepción nada tiene de cientifieo
y pierde de vista todo el valor del estudio
que da cuenta del perfeccionamiento gradual
de nuestra complicada organización y de
206 COS
MOS
nuestras costumbres según los hábitos pri-
mitivos de nuestros antepasados.
Por otra parte, la primera clasificación
que hemos indicado, es tan definida, tan ló-
gica y tan científica como puede serlo una
división semejante. Presenta, es cierto, va-
rios inconvenientes en razón de la capacidad
del local necesario para contener todas las
subdivisiones de objetos tan diferentes unos
de otros, pero tan unidos por sus carac-
teres antropológicos, somáticos y psicoló
gicos; pero estas dificultades no pueden do-
minarse sino reuniendo en una gran insti-
tución las variadas colecciones. nacionales
que representan las distintas ramas de la
ciencia y del arte, disponiéndolas y agru-
pandolas bajo, un orden tal que resalten sus
relaciones mútuas y que las propiedades de
cada una sirvan para dilucidar todas las de-
más. Aún no se ha establecido una institución:
de este género, pero nuestro antiguo Museo
Británico podrá realizar algún día esta or-
ganización ideal.
-Un museo consagrado exclusivamente á ea
Historia Natural rada pues, una colec- |
ción de objetos que representaran todos los
productos de la Tierra y que comprendiera,
en su sentido más vasto y más verdadero,
todas las ciencias que se ocupan de los fe-
nómenos. naturales en tanto que pueden re-
presentarse por medio de muestras de mu-
seos. Estas dificultades únicamente, reales
Ó imaginarias, para representar con mode-
los la Astronomía, la Física, la Química y
la Fisiología,
dido ¿ocupar los salones de nuestro Museo
son las que les han impe-
Nacional de Historia Natural, en tanto que
se ha admitido la introducción de otras cien-
la la
cias como la Mineralogía, Geología,
Botánica y la Zoología.
Las ciencias experimentales y las que es-
tudian las leyes que gobiernan el Universo,
más bien que los materiales de que está com-
puesto, no han despertado mucho hasta aho-
ra el gusto de los coleccionadores, ni hecho
servir los museos para su enseñanza; sin (10d
bar go, cada año se reconocen más y más las.
grandes ventajas que resultarian de colec- |
cionar los, diversos instrumentos que sirven
para proseguir el estudio de estas ciencias,
así como, los modelos de los métodos em-
¡detalles de cada asunto se multiplica,
¡cales,
pleados para su aprendizaje. Los museos de
aparatos cientificos forman hoy parte inte-,
orante de todo establecimiento de educación
5
bien organizado; hay en el Museo de South.
Kensington, bajo la denominación de Cien-
cia y Árte, salas que contienen una colec=
ción nacional de enseñanza para aquellas ra-
mas de Historia Natural que no tienen. re-
presentación en el Museo Británico. La im-
portancia de esta colección ha crecido de tal
manera que han tenido que ocuparse de si-
tuarla convenientemente y di en pri-
mera línea.
Es natural encontrar anomalías como Esta
en el estado actual, casi naciente, de la Cien-
cia, por más que ella crezca rápidamente.
Es cierto que ninguna institución científica
o
o)
ción puede estar,
que exige cierta colo de Organiza,
salvo en el momento. de su
nacimiento, á la altura de las ideas más avan-
zadas de su época, en particular relativa á
las líneas que la subdividen y á la repre,
[sentación proporcional de las diferentes ra-
mas de conocimientos que comprende. ,
Se reconoce más y más la necesidad de
introducir subdivisiones en el estudio: de una
ciencia a medida que el conocimiento de los,
sin,
que el poder del espíritu humano para reco-
jer y asimilarse estos detalles aumente en
la misma proporción.
Las líneas de división se acentúan propor
cionalmente y exigen que se las revise con
frecuencia. Podria creerse que tal revisión”
¡habría de conformarse con la dirección se>
guida por el desarrollo natural de las rela-
cionés que existen entre las diferentes ras
mas de la Ciencia y las concepciones más
exactas que se han formado de estas relacio-
nes; pero no sucede siempre asi: 'contínua-
mente se clevan barreras artificiales que
mantienen á estas líncas de separación en la
direceión que tomaron desde un principio;
surgen dificultades de reorganización no só-
lo de los obstáculos materiales causados por
las dimensiones y la distribución de los lo-
de las facilidades concedidas á la ad-
|quisición de las variadas especies de colec-.
ciones, sino, principalmente, de los nu-
merosos intereses personales que se des-.
arrollan y extienden en forma de red al, re-:
dedor de estas instituciones,
»
- COSMOS
Se instala y subvenciona á los profesores
y. á los conservadores de tal ó cual división
de la Ciencia y éstos se oponen con tenaci-
dad á toda usurpación respecto de sus pro-
piedades, ó á todo ensanchamiento importan-
te de los límites del asunto que han empren-
dido enseñar ó ilustrar. Por esta razón, so-
bre todo, es por lo que las fases transitorias |
de los conocimientos científicos se han que-
dado eristalizados ó al estado fósil en insti-
tuciones en que menos podía haberse espe-
rado tal fenómeno. Podría citar algunas uni-
versidades de Europa y grandes museos en
donde la Zoología y la Anatomía Comparadas
se consideran como asuntos” distintos y las
enseñan profesores diferentes; en las cua-
les, en razón de la clasificación de las colec-
ciones que de ellas dependen, la piel de un
animal que es del resorte de la Zoología”
y su esqueleto y sus dientes que pertenecen
á la Anatomía, quedan clasificados en distin-'
tos locales del establecimiento, y, con fre-
cuencia, muy alejados unos de otros.
La organización defectuosa de nuestros
museos es en gran parte, responsable de es-
ta sensible separación de la Paleontología y
de la Biología, la cual separación sobrevivió
evidentemente á las antiguas condiciones de
la enseñanza cientifica y á la persistencia en-
la integridad de ese compuesto heterogéneo
de ciencias reunidas hoy con el nombre de:
Geología. Mientras más. pronto se. puedan
reorgrnizar los museos para borrar y des-
truir esta línea fija de demarcación, adopta-
da universalmente, entre los seres actuales
y los. que vivieron en otra época (esa sepa-
ración tan profundamente arraigada en el
espíritu público y que es tan difícil de ex-
tirpar aún del espíritu del estudiante cien-
tífico), más pronto también se realizarán los
progresos de una sana enseñanza biológica.
. Empero, el progreso no depende princi-
palmente de la reforma de estas burdas ano-
malías y de estas imperfecciones, que exi-
gen métodos heróicos para enderezarlas ya
que se las ha dejado crecer; depende, sobre
todo, de ciertos defectos menores que exis-
ten en la organización de casi todos los mu-
seos y que medios administrativos, relativa-
mente fáciles, pueden hacer desaparecer.
De esos ¿procedimientos quiero hablaros
ahora. No puede negarse que recientemente,
se han realizado grandes progresos, bajo mu-
chos conceptos, en diversos museos de nues-
tra patria, en el Continente europeo y es-
pecialmente en América. Este asunto ha lla-
mado, felizmente, la atención de los que tie-
nen á su cargo la dirección de los museos,
y aún ha despertado la atención del público
en general. De aquí que con la esperanza
de guiar ó con la de ayudar en cierto modo
á este movimiento, me permita hacer las no-
tas que siguen.
W. MH. Fiower.
(Continuará. )
LA CIENCIA DIVERTIDA
EL CANONAZO
- ¿Quereis tener en la mesa la emoción de-
un cañonazo, oir la detonación que tanto
asusta.á las personas nerviosas, ver desfilar
la granada con la rapidez del relámpago. y.
asistir, por fin, al fenómeno del retroceso de
las piezas de artillería?
Podeis responder valerosamente que «sí»
porque la experiencia que os propongo es
de las 'más inocentes, como vais á verlo.
Tomad una botella vacía de vidrio grue-
so (la
cada)
de champaña está naturalmente indi-
y echadle agua hasta la tercera parte.
de su altura. Disolved en esta agua un poco
de bicarbonato de sosa, contenido, como sa-
beis, en los paquetitos que venden para fa-
bricar agua de Seltz. Poned el polvo del otro
paquete (el ácido tártrico) en una baraja arro-
llada en forma de cilindro formando así un
tubo que tapareis por un lado, con un tapón
de papel secante.
Colgad, ahora, vuestro cartucho fabricado
así, del tapón de la botella que está parada
en la mesa, clavándole un alfiler en que
amarrareis.un hilo; la abertura del tubo de-
be estar hacia arriba y después de haber
arreglado la longitud del hilo de modo que
no toque el liquido la parte inferior del tu-
bo, tapad bien la botella con el tapón.
He aquí cargada nuestra pieza; sólo falta
disparar. Basta, para ésto, colocar horizon=
talmente la botella sobre los lápices dispues-
208
1
tos paralelamente sobre la mesa, imitando |tapándole momentáneamente la boca con el
la cureña. Penetra el agua en el tubo de | dedo, invertid la botella y sumergid su cue-
¡llo en el agujero del barril; retirad vues-
¡tro dedo y dejad por algunos instantes la
'botella en esta posición, como lo indica la
figura 318, y vereis que el vino, más ligero
que el agua, lo reemplazará insensiblemen-
te y al fin de la operación, la botella que
¡estaba llena primitivamente de agua, lo es-
¡tará de vino puro.
|
| *
>»
LA ROTACION DE LA TIERRA
Cuando comals en su cascaron huevos pa-
Fic. 317
sados por agua, no olvideis ensayar la expe-
riencia siguiente que siempre da resultado
artón, Ls aly l ácido tártric e AS oo o .
cartón, disuelve el ácido tártrico y el ga oa tada
4el 'arbón1 > 'oduce r ina= |" :
icido carbónico que se produce repentina | Humedeced ligeramente el contorno de
>, lanza ín con una vi a ex-! Oe
mente, lanza el tapón con una violenta ex vuestro plato, dibujad conola yema les
|
|
16 y a ll o 6 o a
plosión, en tanto que, por efecto de la reac ¡vo (ya veis que el color no está lejos) un
ción, la botella rueda hacia atrás sobre los:
dos lápices, imitando exactamente el retro-'
ceso de una pieza de artillería. |
EL BARRIL Y LA BOTELLA |
Se os dan un barril lleno de vino y una
botella y se os propone llenarla de vino por
el agujero del barril, sin emplear más apa-=
rato que la misma botella.
He aquí la solución: Estando el barril bien
Fic. 319
lleno de vino, llenad de agua la botella y
sol de rayos dorados en el centro de dicho
plato, y ya teneis un aparato que bastará
¡para explicarle á un niño el doble movimien-
¡to de nuestro planeta, que gira sobre sí mis-
¿mo al girar al rededor del sol. Solo ten-
¡dreis que poner vuestro pedazo de cascarón
'en la orilla del plato que inclinareis conve-
'nientemente por medio de un pequeño mo-
¡vimiento del puño y entonces vereis al cas-
carón ponerse á girar rápidamente sobre sí
' mismo, desalojándose al mismo tiempo al-
rededor de plato.
La ligera cohesión producida por el agus
¡que moja el plato, impide que el cascarón
se escape hacia afuera impulsado por Ja fuer-
¡za centrifuga.
Fic, 318 | Tom Prr. >
4
¿SHAH INO ALS VO OdIL “Hd A SONVITHNITOd SOT HA VIUNVA VI 44 OLAVLISVUVdA HTLEOA ONULSNOIN
SOWNSOD THU VIAVADOLODOLO “LO Y ZAUJA AVUI CH
ep] VNIMy'] | OKO J
REVISTA ILUSTRADA DE ARTES Y CIENCIAS
A RA IRSA NAAA
Direcror propreTarro, FERNANDO FERRARI PEREZ
Tomo I
Tacunaya, D. F., 15 De Juro pe 1892
EL CALENDARIO PERPETUO
Y LA MNEMOTECNTA
I
Hojeando un tomo de La Nature, esa pre-
ciosa revista de las ciencias y de sus aplica-
ciones á las artes y á la industria, redacta-
da en París hace diez y nueve años, por el
sabio Gastón TISSANDIER, tropezaron mis
ojos con un opúsculo que tenía por epígrafe
el mismo que he dado á este artículo.
Aficionado como soy ¿4 los estudios cro-
nológicos en su atingencia con el Calenda-
rio, y lleno de pasión por todo lo que se
relaciona con el arte de ayudar 4 la memo-
ria, ó sea la Mnemotecnia, devoré, que no
lei, el contenido de aquel interesante á la
par que curioso eserito.
Sawriaco BErTILLON, su autor, refiere que
M.
mnemotécnico para llevar, no en la bolsa,
Azuveo le había enseñado un medio
sino en la memoria, un calendario perpétuo.
Agrega el citado autor que AzkveDo te-
nía una memoria admirable que le permitía
almacenar en su cerebro una cantidad in-
creible de fechas, de cifras y de sucesos de
todo género; y que esa prodigiosa memoria
era enteramente artificial, pues la había ad-
quirido con el auxilio de la mnemotecnia,
inventada por su amigo M. Arvk París. Des-
pués de este preámbulo dice BertIiLLON que
un día, discutiendo con Azeveno las venta-
jas del Arte, le hizo tomar un lapiz y un
papel y escribir algunas palabras y varios
números combinados con tal artificio, que!
fueron bastantes para inculcarle en breve es-|
pacio de tiempo las nociones del Calendario
Universal.
De tal manera están vinculados los artifi-
elos de la mnemotecnia con la estructura de
las palabras de cada idioma, que las reglas
que se dan para uno son inútiles y aún ca-
recen de toda significación en cualquier otro.
Sería, pues, estólido traducir el artículo fran-
cés de La Nature. Empero, empleando el
método de ÁzeveDO, que con tanta razón en-
comia BertiLLox, puede exponerse el medio
mnemotécnico inventado por él, adaptándo-
lo al idioma castellano. Tal es el objeto del
presente artículo.
á un amigo
S
mío, un papel y un lápiz; voy á enseñaros
—Tomad, le dije una noche
el almanaque, y os prometo a fé mía, que
no lo olvidareis jamás. Escribid:
Enero..... CONV ACN cero.
Hebreo cOn Ote tres.
Manzo eRLO SR OSEA tres.
¿Molle oc dice el refrán que os purguéis seis.
Mayo..... salta el gacuno..ooo.o..... uno.
Junio del año anfiteatro ......... cuatro.
TU a la Francia aplaudiréis... seis.
Agosto.... murio la madre de Dios.... dos.
Septiembre por Hidalgo brinco ........ cinco.
Octubre... último aguacero .......o.o.o.. cero.
Noviembre. acaba por San Andrés..... tres.
Diciembre. me abrigo con ahúnco...... cinco.
—¿Qué diablos me haceis escribir? me di-
jo mi amigo. ¿Qué quiere decir todo ésto?
—No os enfadeis, todavía no llegamos al
fin. Os he hecho escribir Enero, compadre-
ro, porque en Enero hay un ¡jueves que se
llama de los compadres, en cuyo día se ce-
lebra un baile, y los concurrentes á él bus-
can en el sexo opuesto un compadre ó una
comadre. Os hice escribir cero porque com-
padrero es consonante de cero. Luego Ene-
ro, compadrero, cero.
Febrero sólo tiene 28 días, es el mes mas
pequeño, el corto mes, y mes es consonante
de tres. Luego Febrero, corto mes, tres.
Marzo es el mes josefino, porque el día 19
210
COSMOS
celebra la iglesia á Josí, el esposo de María,
y el mundo felicita á los que llevan ese nom-
bre. Luego Marzo, de los Josés, tres.
Abril es el mes propicio para purgarse,
porque dice el refrán: «cursos en Abril ó
Mayo, salud para todo el año.» Abril, pur-
Quels, sets.
Mayo es el mes en que se inicia el tem-
poral de las lluvias: los animales, y parti-
cularmente el ganado vacuno, saltan y brin-
can en las praderas luego que oyen en Mayo
los primeros truenos del cielo: Mayo, salta
el yacuno, uno.
Junio es el sexto mes del año, lo dimidia,
y en el último día de este mes se ven, como
en un anfiteatro, los seis meses corridos á
un lado, y los seis por venir al otro: Junto,
del año anfiteatro, cuatro.
Julio es el mes de la Toma de la Bastúlla,
cuyo suceso solemniza la Francia el día 14,
hace 103 años, y lo aplaude todo el que cree
que allí está la primera etapa de la Liber-
tad: Julio, á la Francia aplaudireis, sets.
Agosto es el mes en que se celebra el
tránsito ó muerte de la Virgen ó sea la ma-
dre de Dios: Agosto, murió la madre de Dios,
dos.
Septiembre fué el mes en que HimaLco
dió el grito de independencia, y en cada
año, la noche del 15 de ese mes hasta saltan y
brincan los mexicanos por tan fausto su-
ceso: Septiembre, por Hidalgo brinco, cinco.
—Pero todo lo que me estais diciendo no
tiene sentido común, me dijo muy azorado
mi amigo.
—¡Tanto mejor! Os digo que no lo olvi-
daréis jamás. Pero dejadme continuar.
Octubre es el mes en que acaba el tem-
poral de las lluvias; en los primeros quince
días cae generalmente el último aguacero:
Octubre, último aguacero, cero.
Noviembre es llamado por el vulgo «di-
choso mes», porque empieza por Todos San-
tos y acaba por San Anbrís: Noviembre,
San ÁnDRís, 17es.
Diciembre es el mes en que se sienten más
los rigores del invierno, y se abriga uno
con ahinco para entrar en calor: Diciembre,
me abrigo con ahínco, cinco.
Sabiendo ésto (y luego que lo hayáis re-
pasado dos ó tres veces, no lo olvidareis
jamás), sabeis todo el almanaque, al menos
el del año corriente. Veamos ahora el modo
de servirse de él.
La semana, como todos sabemos, tiene
siete días, y comienza por el lunes, que de-
signamos con el número 1; el martes lleva
el número 2, y así sucesivamente.
Es necesario que tengais presente el día
en que comienza el año y yo os enseñaré
una regla para que lo logréis sin esfuerzo.
En 1862 el primer día del año fué miér-
coles (3% de la semana). De este número se
quita 1, quedan 2. El número 2
mero del año de 1862.
Siendo así, supongo que quereis saber
en qué día de la semana cayó el glorioso 5
de Mayo de 1862: haceis la adición siguien-
te:
es el nú-
60 aha do MENO. oo000doVVoVnooooroooo dosooso 5
Número del mes (Mayo, yacuno, uno)...... 1
Número cal WO ooococobvonocnoonocvonaroso 2
Totaloosooooooo 8
De este total sustraed el mayor múltiplo
de 7 (sea 7), queda 1, ó sea lunes, primer
día de la semana. El 5 de Mayo de 1862
fué, pues, un lunes.
Tal fué la conversación que tuve con mi
amigo.
Pocos días despues me buscaba presuroso,
y al encontrarme me dijo: «Ya aprendí las
doce fórmulas que me parecieron tan dispa-
ratadas; os vengo á dar las gracias por vues-
tra enseñanza y á deciros el día de una fe-
cha que me propongais.»
—¿Qué día de la semana, le pregunté,
fué el 19 de Junio de 1867?
—¡Ah! el día en que fusilaron á Maximr-
LIANO.
Como aun no sabía mi amigo el método
para buscar el número del año, le dije, que
el de 1867 era 2.
—Haré pues, la adición siguiente:
199 día de Junio 19
Número del mes (Junio, anfiteatro, cuatro) 4
Número del año disminuido de una unidad. 1
Total. oosvsoconos
Sustralgo de esta suma el mayor múltiplo
de 7, ó6 sea 21, quedan tres, ó sea miérco-
les. El 19 de Junio de 1867, fué miércoles.
—Ya veis, le dije á mi amigo, qué facil
COSMOS
211
es el método; si lo ejercitais algunos días,
hareis la adición con tal presteza que halla-
reis una [echa con más prontitud que una
persona con el calendario á la vista.
—La única dificultad consiste en conocer
el número que corresponde al año; pero la
mnemoteecnia os prestará su ayuda. Con ese
arte maravilloso M. AzeveDo enseñó en un
cuarto de hora á M. BerrinLoN todos los al-
manaques presentes, pasados y futuros, tan-
go0-
to del calendario juliano como del greg
riano.
so, sera
La nueva lección que dí á mi amig
el objeto de un segundo artículo.
TI
—Me habeis ofrecido, me dijo mi amigo,
enseñarme en un cuarto de hora todos los
calendarios presentes, pasados y futuros, el
goriano.
—Sií, y aprovecharé esta ocasión para
juliano y el gre
enseñaros los principios de la mnemotec-
nia.
Un diputado, de esos que sólo van á dor-
mir en un sillón del hemiciclo de Iturbide,
decía hace pocos días á un ¡efe político ami-
go suyo:
—$i tu no me reeliges, ¡que felpa!
El ¡efe político que no ha podido averiguar
si la /elpa envuelve una lamentación ó una
amenaza, no ha podido olvidar la tal frase,
oinación.
S
Yo tambien os aconsejo que la grabeis en
y la tiene estereotipada en la ima
vuestra memoria, porque las diez letras con
que comienzan las sílabas de las palabras
que contiene esa frase, indican en la mne:
moteenia el valor numérico de las conso-
nantes.
VALOR MNEMOTÉCNICO DE LAS CONSONANTES
S primera letra de Sí significa O
ñ tú A
A no a
e me A
ñ ree Ñ
$ li 7
ges "”"
de que A
" fel "
" pa "
¡IO SS
O0NJOVJAmN-
Puedo aseguraros que éste es el único
punto convencional que hay en mnemotec-
nia, y tambien el único llamamiento que se
le hace á la memoria. Además, esta con-
vención no es tan arbitraria como parece,
pues reposa en algunas analogías:
S tiene el valor de O, y en efecto una $ manuscrita
tiene una forma redonda como la del cero.
t, que tiene el valor de 1, está formada con una
jamba ó un solo palo.
N, que tiene el valor de 2, está formada con dos
palos.
Mm, que tiene el valor de 3, está formada con tres
palos.
r, que tiene el valor de 4, tiene, aunque grosera-
mente, la forma de cuatro cuando está ma-
nuscrita.
manuscrita, se parece á una de las formas del 5,
tiene alguna semejanza con un 6 invertido.
tiene menos semejanza con un 7 mal escrito.
manuscrita, tiene dos ojos como el 8,
tiene la forma de un 9 invertido.
Ds>+tom—
En nuestro alfabeto hay más de diez con-
sonantes, y una de dos, ó se han de quedar
sin significación muchas de ellas, ó se ha de
ensanchar el cuadro de las representativas.
Esta dificultad desaparece estableciendo diez
articulaciones ó consonantes principales y
las restantes equivalentes.
He aquí el valor numérico de todas las
consonantes:
traduce por S, C, Z, Ch, x.
traduce por t, d.
traduce por n, ñ.
traduce por m.
traduce por r, rr.
traduce por l, 11.
traduce por g, j.
traduce por q, K.
traduce por f, v.
traduce por p, b.
ON JDOPON—O
En mnemotecnia sólo las consonantes tie-
nen valor. Las voces entre las que se cuen-
ta la y no tienen valor alguno.
Establecido lo que va dicho, ya podre-
mos aprender la fecha de muchos hechos
históricos.
El descubrimiento de América por Cnis-
TOBAL CoLón en 1493.
Ame rica mujer, y sufrí duras bromas.
(Amé rica=América.—du—=1; ras=4;
bro=9; mas=3. O sea 1493).
El asesinato de Don MeLcHor Ocameo en
1861.
¡Oh campo tan fragante! (Oh campo=
Ocamro.—tan=1; fra=8, gan=5; te=l.
O sea 1861.
Fundación del imperio azteca ó mexica-
no en 1325.
Hazte capa con tamaño lío. (Hazte ca=
3; ño=2; lío
Azteca. —ta=1:; ma 5. O sea
1325).
Con estas fórmulas ya sabemos lo bastan-
te para comprender las relativas al calenda-
rio perpétuo, ya sea el juliano ó6 el grego-
vano.
Estas son de dos especies, las que se
refieren al siglo, que son cuatro, y las rela-
tivas particularmente al año, que son diez.
FÓRMULAS DEL SIGLO
. Sincero (0) te quiere Dios (d=1).
Un (1) alumbrado nocivo es el del gas (g=6).
4)
. Gaspar (2) fué uno de los magos reyes (r=14).
O)
Tres (3)es el segundo non (n=2).
FÓRMULAS DEL AÑO
Sincero (cero) elogio tributó la Europa á la con-
desa Cinchona luego que donara la gran qui-
NA. DO 7 102456 7
2
1. Alguno (uno) ha dicho de Morelos que tenia ma-
los jaques. 38 72.12 8
(0.7
Los dos (dos) esposos lloraban, y él pregunta-
ba: ¿Lemeraás la guadaña, Maruja?
e L£ 36 32 3£6
3. Los sastres (tres) que tiíñen y relujan, que no
MUeran. 7 1-2 456 EZ
e
4. En un cuartel (cuatro) cantaba un soldado: los
que tienen molleja que duerman. 5
Z 12 35860 7 1 3
5. En la religión de Noé murio el gran Quintín (cin-
456 IL S IA 6 JE
co, quinto).
6. No paseis (seis) ni releguers al que numere Lu-
2 4 7) lA
que. 36 7 236. 5
Si he tenido (siele) vestido de una mala jaque-
ta amarilla. 10. 2:.3.39:07
1.345
Ochoa (ocho) al grande numen rogó que tronara.
O 123 66.7 192
Nuevecito (nueye) es el refrán: lego que no ma-
rra lo quita Anaya. 007.28
2D DY
09
lle aquí las fórmulas por absurdas que os
parezcan. No basta leerlas para saberlas; es
necesario repetir dos ó tres veces cada una
de ellas, por mañana y tarde, durante dos ó
tres días, y ya no se olvidarán jamás.
A la simple lectura, todo lo que precede
puede parecer pueril y ridículo. Pero no es
esa la cuestión, sino saber si con esas fór-
mulas se llega al propósito de aprender el
1) COSMOS
calendario de una manera indeleble yen muy
poco tiempo de estudio.
MODO DE USAR LAS FÓRMULAS
Supongo que se quiere saber en qué día
de la semana murió MoreLos, que fué fusi-
lado el día 22 de Diciembre de 1815. Se
tomará el número 18 (con que comienza...
1815), y de él se sustraerá el mayor múlti-
plo de 4; quedan 2. Se recurre entonces á
la fórmula del siglo que corresponde á esta
cifra; es la de Gaspar fué uno de los magos
/
reyes (r=4).
Se escribe el 4.
Después se observará la cifra de las dece-
nas del año dado; es 1. Se recurre entonces
á la fórmula del año que le corresponde. Ls
la de «Alguno ha dicho de MorrLos, etc.»
Al fin de esta fórmula hay diez cifras (Mo-
RELOS que tenía malos jaques). Si se trata-
ra del año 1810, se tomaría la primera ci-
fra Mo (=3). Si se tratase del año 1811, se
tomaría la segunda cifra re (=4). Se trata
del año 1815; se tomará, pues, la sexta
(S5+1) cifra que es nía (=2). Para saber
qué día de la semana fué el 22 de Diciem-
bre de 1815, se hará la siguiente adición:
A A lo A
A dr e 2
Mes de Diciembre (me abrigo con ahínco). 5
Días recorridos del mes.....o.ooo.o.o....o.. 22
Mot 33
Quitemos el mayor múltiplo de 7, quedan
De
Fué un ezernes el día en que fusilaron á
MorkBLos.
En este género de cálculo, que en breve
tiempo se llega á hacer con una rapidez in-
creible, hay que desconfiar de los años bi
siestos. Para reconocerlos facilmente se ten-
drán presentes estas dos reglas:
I. Si las dos últimas cifras del año son
divisibles por 4-, sin que haya resta, el año
es bisiesto.
II. En los años seculares se suprimen los
dos ceros de la derecha, y si la cantidad
que queda es perfectamente divisible por 4,
el año será bisiesto.
El calendario juliano ! utiliza las mismas
fórmulas de la manera siguiente. Supongo
1 El calendario gregoriano comenzó ¿ usarse en
el año de 1582,
que se quiere saber qué día de la semana
fué el 1% de Julio de 1520.
Primero se toman en consideración las dos
primeras cifras del año, que son las que mar-
ca el siglo (15). Pero en lugar de recurrir
á las fórmulas del siglo tales como se han
expuesto, se calculará la cifra que añadida
al número del siglo dé el múltiplo de 7 in-
mediatamente superior, disminuido en 1.
(El múltiplo de 7 inmediatamente superior
á 15 es 21; disminuido en 1, quedan 20.
De 20 quitad 15, quedan 5.) Escribimos el
5. Asíse procede para buscar el número del
siglo en el calendario juliano. |
Para el año se procede exactamente como |
en el calendario gregoriano. Siendo 2 la ci-
fra de las decenas en el ejemplo dado, vecu-|
rrimos á la fórmula 2* de «Los dos esposos, |
etc.», y siendo O la cifra de las unidades
tomamos la primera sílaba (0+1) del fin de:
la fórmula. Los dos esposos lloraban y él
preguntaba: ¿temerás.......?) Escribimos
pues 1.
Siendo el año bisiesto, y la [echa poste-
rior al mes de Febrero, añadiremos otro 1,'
y haremos la adición siguiente:
MO NOAA 5)
O ro 1
Día suplementario por ser el año bisiesto... 1.
Mes de Julio (4 la Francia aplaudiréis).... 6 |
Días recorridos del mes. ..........0.0...... 1
MOM 14
Quitemos el mayor múltiplo de 7, queda
7. El 1” de Julio de 1520 es un domingo.
¡Ah! sí, es un domingo, el más horrible de
todos para los conquistadores de México, es
el domingo de la Noche Triste. |
Crciio A. RobrLo.
(Correspondiente de la Academia Española.)
A
Cuando se quiere apreciar el alcance del
espíritu en una persona, cl mejor medio es
observar cuál es, en sus discursos, la pro-
porción de las generalidades á las persona-
lidades; hasta donde las verdades simples
que conciernen á los individuos están reem-
plazadas por las verdades abstractas, dedu-
cidas de numerosas experiencias sobre los
hombres y sobre las cosas.—H. Srexcer.
———__—_A—_—_—_—_— |
213
EN LA ESCUELA Y EN EL HOGAR 1
TERCERA SERIE
RECORTADO, ENCARTONADO Y PEGAMENTO
FORMAS DERIVADAS DEL TRIÁNGULO ISÓCELES
(Ángulo de 609 en el vértice)
Plegado de papel
Pléguese el cuadrado (Fig. 320) según una dia-
gonal para obtener el triángulo (Fig. 321).
Fic. 320
321
Repléguense los dos ángulos agudos, con obje-
Fic.
¡to de formar seis triángulos sobrepuestos (Fiv.
1322).
Erc. 322
Córtense siguiendo la línea de puntos para ob-
[tener triángulos equiláteros (Figs. 323 y 324).
Fic. 324
Fic. 323
Advwertencia.—El ángulo de 6C* es precisamoen
te igual á un ángulo del centro del hexdágono re:
gular. Por ésto la forma hexagonal domina en to-
dos los ejercicios siguientes:
Primer Ejercicio
Cortando los tres ángulos (Fig. 225) se obtiene
la Fig. £25 compuesta de hexágonos regulares
1 Continúa. Véase Cosmos pp. 117 y 195.
214 COSMOS
Las celdillas de las abejas presentan esta disposi-
ción.
d
e
LN
A Ñ
a ,
UA
Fic. 335
Fic. 336
Fic. 326
. El último ejercicio exige mucha atención: por
Segundo Ejercicio : sE A
m medio del recortado, es bastante dificil obtener el
“corte POE 7 “or 297 A NU 2 , 2 S
os cortaduras en V (Fig. 327) dan después de hexágono estrellado perfectamente regular,
desdobladas la Fig. 328,
Séptimo, Octavo y Noveno Ejercicios
El primer modelo no contiene más que cortadu-
ras en línea curva (Fig, 337), Al desdoblar se ob-
tiene la forma 338.
Fic. 328
Tercer Ejercicio
Las seis cortaduras de la Fig 329 dan la forma
estrellada 330. El hexágono del centro es siempre
muy regular, si el doblez del papel ha estado bien
Fic. 338
poo: Los dos últimos son combinaciones de líneas
rectas y líneas curvas (Figs. 339, 340,314 y 342),
Aqui todavía los desarrollos no son regulares sino
en tanto que los cortes se hacen con precisión.
Fic. 329
Fic. 330
Cuarto, Quinto y Sexto Ejercicios 6
"uo y Fic. 339
Seis cortaduras de formas y de tamaños dife-
rentes (Figs. 331,333 y 339) dan los desarrollos
332, 334 y 336.
E EN
z iS
RECORTADO DE ANIMALES
Buey
Tómese un rectángulo de papel próximamente
de 12 á 13 centímetros de longitud, por 10 de al-
tura.
Dóblesele por la mitad, en el sentido de la lon-
gitud, y trácese con lápiz la forma dada por la
= Fig. 343. Si es necesario, puede emplearse papel
Fic. 334 cuadriculado.
Fic. 333
COSMOS 215
los cuernos replegados desde un prin-
cipio por el interior. Hásase en se-
guida un pliegue en el nacimiento del
cuello para levantar la cabeza (Fig.
348).
REE
Fic. 343 Fic, 347
Córtese siguiendo bien el trazo, y hágase una
abertura por donde pasen los cuernos replegados
por la parte interior.
Fic. 348
Perro
Hágase una cortadura para bajar la cabeza y
un pliegue para levantar el cuello (Figs. 349 y
UN | 350).
Fic. 344
Hágase una cortadura en el cuello para dará
la cabeza su posición natural. Bájese también la
cola haciendo un pequeño pliegue (Fig. 344).
Elefante
La cortadura del cuello (Fig. 345) permite ba-
jar la cabeza y figurar al mismo tiempo las orejas.
Los colmillos están replegados casi verticalmente
(Fig. 346).
Fic. 350
Liebre
Debe hacerse una cortadura en el cuello,
pero la cabeza está un poco replegada como
se ve en la Fig. 352.
pr Fic. 352
RECORTADO DE SUPERFICIES
Fic. 346 Y PEGAMENTO DE TIRITAS DE COLOR
Gamuza Ejercicios preparatorios
La cortadura del cuello tiene una pequeña vuel-| Los niños deben dibujar en el cartoncillo, con
ta hacia adelante (Fig. 347). Allí se introducen | ayuda de patrones, un cuadrado, un rombo, un
rectángulo, un paralelóyramo, 0 un hexágono re-
gular, por ejemplo.
AS Fic.
Fic. 353
Han de ejercitarse, en seguida, en untar con co-
la Ó engrudo tiritas de colores variados y en apli-
Fic. 355
carlas en los bordes de las superficies recorta-
das (Figs. 395, 354, 355, 396 y 357).
Fic. 357
Fic. 356
Nota.—No ha de olvidarseíque, en cuanto sea pe-
sible, es necesario asociar, para los trabajos de es-
te género, los colores llamados complementarios:
amarillo y violeta, rojo y verde, azul y naranja-
do, por ejemplo.
PEGADO
DE TIRITAS PARA PRODUCIR DIBUJOS VARIADOS
Primera serie de Ejercicios
Dibújense primero con lápiz las figuras que se
desca obtener. Los niñospueden servirse venta-
Josamente para ésto, del papel cuadriculado.
Fic. 358
Fic. 359
Dóblense las tiritas, sin pegarlas —siguiendo
cxactamente el trazo del dibujo—y póngase un
punto de goma en los lugares donde se eruzan.
COSMOS
1 Cuando un doblez, asi obtenido, esté determina-
do y todas sus partes se hallen bien adheridas, se
Fic. 360 Fic. 361
untan de goma y se aplica con mucha exactitud
sobre el dibujo (Figs. 358, 399, 360, 361 y 262),
Fic. 362
Segunda serie de Ejercicios
Las Figs. 363, 364, 365, 266, 367 y 368 dan una
idea suficiente de los numerosos dibujos que se
pueden crear en este género.
Fic. 363 Fic. 364
Sin embargo, la dificultad aumenta un poco; pa- -
ra que tengan gracia estos pequeños trabajos, se
Fic. 365 Fic. 366
necesita que los cortes d escuadra ú en ¿nglete de
las tiras, estén bien hechos.
Aqui sobre todo se necesita redoblar las pre-
cauciones de aseo. Cualquiera que sea el pega-
AS
FiG.368
mento empleado, ha de ponerse en muy poca can-
tidad para evitar que se formen rebabas.
PEGADO DE PEDAZOS DE PAPEL QUE REPRESENTEN
EJERCICIOS
DE ENSAMBLADURA Y EMBALDOSADO
Tercera serie de Ejercicios
Los miños deben trazar, bajo la dirección del
maestro, las lincas principales de construcción, con
ayuda de las cuales se van á pegar los pedazos de
papel.
Fic. 369 Fic. 370
En seguida se les distribuyen cuadrados, trián-
gulos equiláteros 6 hexágonos regulares: son éstos
los únicos polígonos regulares que se pueden em-
plear exclusivamente en el embaldosado (Fio. 369,
370 y 3710.
Fic. 371 Fic. 372
Más tarde, ellos, por si mismos, combinarán va-
rias especies de polígonos regulares y obtendrán
así muevas disposiciones (Figs. 372 y 373).
Fic. 373
n fin se pueden combinar poligonos regulares
con otros que no lo sean (Fig. 374).
Nota.—La suma de todos los ángulos reunidos
al rededor de un punto debe ser siempre igual á
cuatro ángulos rectos.
Fic. 374
BERTRAND, TOUSSAINT Y GOMBERT.
(Continuará.)
>= L 9 ===
COSMOS
217
LOS MUSEOS DE HISTORIA NATURAL +
La primera consideración que se tiene en
cuenta al fundar un museo, grande ó peque-
ño, en una ciudad, en una institución, en
una sociedad ó en una escuela, es darle un
objeto definido ó un fin que satisfacer; y la
segunda es que los medios sean suficientes
no sólo para establecer, sino para mantener
el museo de una manera tan conveniente
que permita llenar los fines propuestos. Hay
muchas personas tan ligeras que creen que
un museo es un establecimiento que tiene
tal valor por sí mismo que basta proveerlo
de un edificio y de armarios, de un cierto
número de modelos escojidos sin estudio
previo, para llenar esos armarios y que ya
con ésto se alcanzó el fin: la verdad es que
entonces la obra ha comenzado. Lo que im-
porta realmente para el éxito y para la uti-
lidad de un museo no está constituido ni
por el edificio, ni por los armarios, ni aún
por los modelos, sino por el conservador:
él es quien le da vida á la institución, de
él depende todo su valor, y sin embargo,
en muchos museos y aún en la mayor parte
de ellos, es él en lo último que se piensa.
Los cuidados, la conservación, la clasifica-
ción de lo expuesto quedan á la iniciativa
privada (excelente, con frecuencia para las
colecciones particulares y para un tiempo
limitado, pero siempre insuficientes para
una organización permanente) ó bien se le
encargan á un empleado mal retribuido y,
| por consecuencia, poco instruido, el cuida-
do de poner en orden, de limpiar, de des-
empolvar, de arreglar, de poner nombres
y de clasificar de manera que se contribuya
al adelanto de la ciencia, las colecciones
que comprenden en extensión casi todos los
ramos de los conocimientos humanos, desde
el aspecto de un antiguo carricoche inglés
hasta la última ave del paraíso encontrada
en Nueva Guinea.
Algunas veces llegan muestras de valor
á museos así organizados. Los donantes, ce-
losos del bien público, creen firmemente que
sus obsequios serán bien cuidados y útiles
para todos en manos de semejante institución,
1 Continúa. Véase Cosmos p. 202,
218
COSMOS
Lejos de ésto, desgraciadamente, su suerte
es completamente distinta: sucios, descui-
dados, sin etiqueta alguna, pierden su mar-
ca de identidad y concluyen devorados por
los'insectos ó relegados á las tablas de de-
sechos, para dejarle lugar á un nuevo obse-
quio hecho por un benefactor más reciente
de la institución. Sería preferible que jamás
se hubiesen fundado semejantes museos:
son trampas en que caen objetos preciosos,
á menudo de un precio inestimable para que
se destruyan; y lo que es peor, estos esta-
blecimientos desacreditan todas las institu-
ciones parecidas y tornan á la palabra museo
en un objeto de irrisión y de reproche que
hace retroceder en lugar de adelantar, el
momento en que se reconozca el valor de
esta institución como agente del gran movi-
miento educativo de nuestra época.
Un museo es semejante á un organismo
vivo: exige cuidados atentos y constantes.
Debe desarrollarse ó perecer; y los gastos
y labor necesarios para mantener su vitali-
dad no se han realizado por completo en
ninguna parte, lo mismo en los grandes es-
tablecimientos nacionales que en las más
pequeñas instituciones locales.
«Dícese á menudo, y yo no cesaré de re-
petirlo, que al formar una colección de una
especie cualquiera (salvo el caso de que se
encuentre placer en la adquisición simple-
mente, lo que algunas veces es el único mo-
tivo para las colecciones privadas) y al so-
meterla á la organización de los museos, el
verdadero fin que se pretende alcanzar pre-
senta dos fases, dos indicaciones completa-
mente distintas una de otra y algunas veces
Opuestas.
La primera, hacer que progresen ó se
desarrollen los conocimientos en un asunto
dado. Este es generalmente el movil del co-
leccionador privado, al cual la experiencia
le ha demostrado qué poderosos recursos
cuando tiene á su alcance los
materiales necesarios á sus estudios, para
formarse ideas exactas al conducir sus tra-
encuentra,
bajos en cierta dirección: puede tener, en
efecto, los objetos á la mano, examinarlos
y compararlos, tomarlos ó dejarlos á volun-
tad; pero á menos que la materia no sea
muy limitada ó que sus medios sean muy
extensos experimenta bien pronto la nece-
sidad de consultar colecciones más comple-
tas que la suya. Pocas personas tienen idea
de la multiplicidad de ejemplares necesarios
para resolver aún los problemas más sen-
cillos de la historia de la vida de las plan-
tas ó6 de los animales. El naturalista, con
frecuencia, tiene que recorrer todos los mu-
seos públicos y privados de Europa y de
América para llegar á componer la mono-
grafía de un sólo género común ó aún de
una especie, de tal manera que queden com-
prendidas todas las cuestiones de variación,
de cambio según las estaciones y bajo los
diferentes climas, todas las condiciones de
su existencia y la distribución de todas sus
modificaciones á través del tiempo y del es-
pacio. Á menudo se ve obligado á confesar
que se frustraron sus trabajos por falta de
los materiales indispensables para sus pes-
quisas. De seguro, ésto no debía suceder,
y algún día no sucederá, pero todavia esta-
mos muy distantes de esa época.
Todos conocemos el refrán de que la pa-
sión de adquirir aumenta con la riqueza.
Este adagio es verdadero en cierto modo,
para las colecciones científicas, reunidas con
el propósito de hacer adelantar la ciencia:
mientras más ricas son, más se nota lo que
les falta y más se desea colmar los vacios
que nos impiden extraer la historia comple-
ta que debieran darnos.
Además, tales coleciones están destinadas
solamente para el estudiante instruido, ya
al corriente de los elementos de la ciencia
y que, por los conocimientos adquiridos,
por su cultura intelectual, por sus facultades
de raciocinio y de observación, se halla en
posibilidad de aprovechar estos materiales
para hacer avanzar su estudio más allá del
punto en que lo comenzó.
Pero hay otra clase de hombres, mucho
más Numerosos, para quienes los museos
son, 6 debieran ser, un poderoso medio de
adquisición deconocimientos. Puédense com-
prender en esta clase á los que comienzan
los estudios superiores; pero yo aludo, prin-
cipalmente, á esa clase mucho más nume-
rosa que, como puede esperarse, formará
cada año una proporción mayor relativamen-
te á la población total del país; á esa clase
COSMOS
219
que carece de tiempo, de ocasión y de me-
dios para estudiar á fondo una rama cual-
quiera de la ciencia, y que, sin embargo,
ve con gran interés sus progresos, desea co-
nocer algo del mundo que la rodea y de los
principales hechos que se han comprobado,
ó cuando menos, adquirir una parte de es-
tos conocimientos. Cuando los museos estén
organizados y arreglados convenientemente,
se beneficiará á esta clase y en un grado
que apenas se puede realizar hoy.
La segunda parte del finá que han de
tender los museos es la difusión de los co-
nocimientos entre las personas de esta clase.
En mi concepto la causa principal de lo
que pudiera denominarse el defecto de la
mayoría de los museos, especialmente los
museos de Historia Natural, para llenar las
funciones que se tiene dereho á esperar de
ellos, se debe á que confunden casi siempre
los dos objetos distintos que están llamados
a satisfacer, y á que intentando combinar
estos dos objetos en una misma exposición,
no realizan, en verdad, ni uno ni otro.
Para allanar los dos desiderata, que se
pueden condensar en estas dos palabras:
investigación é instrucción, y que constituyen
el fin definitivo de los museos, se debe ha-
cer en principio la primera clasificación con-
formándola al estudio á que está dedicado
cada ejemplar.
Los objetos clasificados para las pesquisas,
para el avance de la ciencia, para las inves-
tigaciones laboriosas acerca de la estructura
y del desarrollo ó para mostrar las distin-
ciones minuciosas que han de establecerse
al estudiar los problemas relativos á las va-
riaciones de especie, según la edad, el sexo,
la estación ó la localidad, así como para fi-
geográfica
Se0%3
ó para determinar la edad geológica, no de-
jar los límites de la distribución
ben ser numerosos únicamente, sino que se
les ha de presentar de tal manera que per-
mitan examinarlos y compararlos de cerca
y facilmente.
No obstante, si todos los ejemplares in-
dispensables á la extensión de límites de la
Botanica y de la Zoología tuvieran que ex-
ponerse de modo que cada uno ellos hubie-
ra de ser visto distintamente por el que re-
corriese las galerías públicas de un museo, |
la extensión y los gastos de un estableci-
miento semejante estarían en absoluto, fue-
ra de proporción con su utilidad; los objetos
mismos serían del todo inaccesibles al exa-
men de cuantos pudieran aprovecharlos, y
en razón del efecto nocivo de una exposición
contínua á la luz, la mayoría de los produc-
tos naturales conservados perderían una gran
parte de su valor intrínseco. En realidad, las
colecciones de este género han de ser tra-
tadas como los libros de una biblioteca, que.
no deben servir sino para que se les consulte
y para suministrar datos á los que son ca-
paces de leerlos y de apreciar su contenido.
Exigir, como se hace por ignorancia, que
todes los modelos de nuestros museos na-
cionales, por ejemplo, estén expuestos en
casilleros y en galerías públicas, equivaldría
á exigir que los libros de una biblioteca, en
vez de estar cerrados y guardados en arma-
rios para que se les consulte cuando sea
preciso, tengan cada una de sus páginas,
bajo de cristal, en cuadros colgados de la
pared, para que el más humilde visitante,
al pasar por alguna galería, abra los ojos
y se sacie con la literatura de todas las eda-
des y de todos los países, sin necesidad de pe-
dirle al conserje que le facilite el libro. Tal
arreglo sería evidentemente irrealizable; la
idea de exponer todas las aves, insectos, con-
chas ó plantas que existen en cualquiera de
nuestros grandes museos de instrucción, da-
ría un resultado semejante.
En el arreglo de las colecciones destina-
das á las investigaciones, y que deben en-
cerrar todos esos preciosos ejemplares lla-
mados «tipos», y que servirán en todo tiem-
po para determinar la especie que recibió
un nombre en su orígen, hay que observar
los principales puntos siguientes: preserva-
ción de los objetos de todas las influencias
nocivas, especialmente del polvo, de la luz
y de la humedad; identificación- muy exacta.
y agrupación de todas las circunstancias de
su historia que necesiten conocerse; clasifi-
cación tal que cualquiera de ellos pueda en-
contrarse sin dificultad ó pérdida de tiempo;
y desde el punto de vista del gasto y de la
facilidad de acceso, los objetos deben ocu-
par el espacio más reducido, compatible con
estas exigencias. Los museos deberán estar
220
provistos de salones que tengan mesas apro-
piadas y bien iluminadas y han de estar á
la mano los libros necesarios para consultar
lbs asuntos á que se refieren los modelos.
Además, los salones estarán situados de tal
manera que los empleados del museo ayu-
den, cuando llegue el caso, y vigilen á los |
que estudian sin molestarlos por ésto en
sus trabajos; y si los modelos están coloca-
dos en un mismo departamento es evidente
(que más se podrán aproximar los de un mis-
mo grupo y mayores serán las facilidades
para los que estudian y para los conserva-
dores, porque habrá pocos establecimientos
donde sea posible formar cada serie según
una escala tal que quede completamente in-
dependiente de la otra.
1
Por otra parte, en una colección dispues-
ta para la instrucción del público que cons-
tituye á los visitantes, las condiciones de
disposición de los ejemplares deben ser com-
pletamente distintas. Desde luego, su núme- |
ro tendrá que ser estrictamente limitado,
según la natuuraleza del asunto de que se
trate y según el espacio disponible. Ningu-
no ha de estar colocado demasiado alto 6
demasiado bajo para la facilidad del examen.
No hay que hacinar los objetos uno tras de|
otro, todos deben estar muy á la vista con
un espacio libre al rededor. Imaginad una
galería de pintura en la cual la mitad de
los cuadros, á lo largo de los muros, estu- l
vieran ocultos, enteramente ó en parte, por
otros que estuvieran colgados delante de
ellos: la idea parece irracional, sin embargo, |
no es otro el arreglo adoptado para los ejem-
plares en la mayor parte de los museos pú-
blicos. Si un objeto merece estar expuesto, |
es preciso que se le pueda ver. Cada ejem- |
plar exhibido debe ser perfecto en su géne-
ro y tienen que emplearse todo el cuidado
y toda la destreza posibles para conservarlo
y para hacerlo susceptible de dar la lección:
que de él se espera. |
No puedo dejar de decir aquí algunas pa-|
labras á propósito del arte dela taxidermia,
tan tristemente descuidado, que continúa
llenando los armarios de la mayor parte de |
nuestros museos con miserables y repulsivas
caricaturas de mamiferos y aves, las cuales
están fuera de todas las proporciones natu- |
COS
MOS
rales, unas veces arrugados, otras hinchados
y en actitudes que jamás tomaron durante
su vida.
Felizmente, á este respecto por ejemplo,
aficionados de gusto estético y con buena
instrucción en Historia Natural han demos-
trado que un animal puede tomar después
de su muerte, mediante la aplicación feliz de
la taxidermia, una apariencia de vida que
represente al original perfecto en cuanto á
forma, proporciones y actitud, y que tenga
tanto valor en datos, desde “este punto de
vista, como el mismo animal vivo. De hecho,
la taxidermia es un arte que se asemeja á la
pintura ó más bien á la escultura, exige ge-
nio natural lo mismo que una gran cultura
8
intelectual, y no podrá hacer progresos per-
manentes en tanto que no renunciemos al
titulo inferior y poco renumerado de empa-
jador de pájaros, que es absolutamente im-
propio para que un hombre de mérito haga
de él su profesión.
Haciendo á un lado esta digresión, diré
que cada ejemplar exhibido ha de tener un
fin determinado y que no se deben admitir
los duplicados en ningún caso. Más que to-
do, el objeto de la exposición, del modelo
y la lección principal que de él ha de obte-
nerse, deben estar indicados distintamente
en las etiquetas que se fijen al frente de las
divisiones variadas de las series y en los
diferentes ejemplares. Se ha definido un
museo de educación bien organizado como
una colección de etiquetas instructivas ex-
plicadas por modelos bien escogidos.
¿Cuál es ó cuál debe ser el orden que pre-
sida á la clasificación de una parte de un mu-
seo público? No se trata, como sucede muy
frecuentemente, de poner en seric, casi al
azar, una cantidad de modelos ni de estre-
charlos lo más que sea posible en un arma-
rio demasiado pequeño para contenerlos, te-
niendo pocas consideraciones respecto á su
orden y á la posibilidad de verlos distinta-
mente. Desde luego, como ya dije, se debe
tener un conservador: éste tiene que consi-
derar con atención el objeto del museo, la
clase v el saber de las personas para la ins-
trucción de las cuales ha sido fundado, y el
¡espacio disponible para alcanzar ese fin.
Entonces, dividirá en grupos el asunto de
COSMOS
221
enseñanza, considerará sus proporciones re-
lativas y deducirá en consecuencia su plan.
En seguida, preparara grandes etiquetas pa-
ra los principales encabezamientos, como si
se tratara de los capítulos de un libro, y
luego otras más pequeños para las variadas
subdivisiones; agregará, en estilo abreviado,
preciso y conciso, algunas observaciones en
que comente la estructura, la clasificación,
la distribución geográfica, las costumbres ó
las evoluciones de los seres expuestos. En
último lugar vendrá el ejemplar explicativo
que habrá sido arreglado, preparado y co-
locado en el sitio que le corresponda. Como
no siempre es facil procurarse los modelos
en el momento en que se les necesita, que-
darán algunos vacios; pero, utilizáandolos
convenientemente con dibujos ó con etique-
tas, estos vacios podrán ser tan útiles, casi,
como si estuviesen ocupados realmente por
los ejemplares.
Una exposición pública para ser instruc-
tiva é interesante no debe estar nunca re-
cargada. Ni hay verdaderamente razón para
que suceda así. Una exposición semejante,
hecha en una escala grande ó6 pequeña no
puede contener sino series que representen
ejemplares escogidos en vista de las necesi-
dades de la clase especial de personas que
debe visitar las galerías, y el número de los
modelos ha de ser proporcionado al es-
pacio disponible. Hay raramente escusa pa-
ra recargarlo de tal modo que impida la vis-
ta completa de cada ejemplar expuesto. Una
galería hacinada, salvo circunstancias excep-
cionales, es la condenación inmediata del
conservador porque el remedio generalmen-
te está en sus propias manos. Para evitar
este inconveniente no hay más que eliminar
con severidad todos los modelos menos im-
portantes. Si algunos presentan caracteres
de un interés histórico ó cientifico por el
cual merezca conservársele, es menester co--
locarle en las colecciones reservadas; de lo
contrario no hay motivo ninguno para guar-
darle.
Sin embargo, el museo público ideal del
porvenir exigirá mucho más espacio para la
exposición que se ha necesitado hasta ahora,
porque aunque el número de los modelos
exhibidos pueda ser más pequeño de lo que |
se piensa hoy generalmente, cada uno de
ellos exigirá más espacio, si se satisfacen las -
condiciones antes enumeradas, y sobre todo,
si se desea presentarlo de modo que cada
visitante se dé cuenta en parte de la mara-
villosa complexidad de las proporciones que
tiene cada especie en relación con el medio
que las rodea. Las reproducciones artísticas
de la naturaleza ambiente, las ilustraciones
de los caracteres especiales de la vida, to-
dos estos accesorios exigen mucho mayor
espacio para llamar la atención como con-
viene. Este método de exposición, donde quie-
ra que se le sigue concienzudamente, es á
la vez instructivo y atrayente, y se le debe
difundir.
Las guías y los catálogos son complemen -
tos útiles cuando se les ha compuesto con
el fin de completar los datos de las etique-
tas y puede llevárseles para estudiarlos en
los intervalos de las visitas al museo, pero
no deben reemplazar nunca á las etiquetas.
El que está habituado á visitar las galerías
de pintura, donde los nombres de los artis-
tas y el asunto figuran en el cuadro, y los
que están obligados á buscar, en cada caso,
sus informes en el catálogo, podrán apreciar
la superioridad, la comodidad y la economía
del primer sistema.
Como la comparación efectiva de los di-
ferentes ejemplares es la base de los traba-
jos botánicos y zoológicos, y como todo tra-
bajo hecho con materiales imperfectos es ne-
cesariamente defectuoso por si mismo, el
mejor sistema es concentrar en un pequeño
número de grandes instituciones centrales
cuyo número y situación haya de determi-
narse por la cifra de la población y por los
recursos de la comarca, todas las coleccio-
nes y, en particular, las que contienen los
ejemplares de que ya hablé, los cuales, por
ser tan importantes para el naturalista sis-
temático, se designan bajo el nombre de ti-
pos de los autores. Estos tipos son en elec-
to indispensables para buscar los orígenes.
Es mucho más ventajoso para el investiga-
dor frecuentar una colección semejante y es-
tablecerse temporalmente en el lugar en que
está situada, durante todo el tiempo de sus
trabajos, teniendo así a la vez á mano todos
los materiales requeridos, que viajar de lugar
222
COSMOS
en lugar, y rebuscar por piezas los detalles
que necesita sin tener la oportunidad de
comparar directamente los ejemplares entre
lei
No quiero decir con ésto que las coleccio-
nes para estudios especiales y aun para las
pesquisas del orígen, no deban en algunas
circunstancias particulares y en ciertos li-
mites, estar formadas en museos distintos
á las instituciones nacionales centrales ó que
no deba conservarse nada en los museos de
provincia, exceptuados los materiales que sir-
van para la enseñanza directa ó que sean de
una naturaleza elemental. Una colección lo-
cal que explique la flora y la fauna del dis-
trito tiene que formar parte de cada uno de
estos museos; y, en este caso puede com-
prender hasta los menores detalles, bien que
en muchas ocasiones sea muy inoportuno
exhibirlos todos. Se puede exponer una co-
lección de los objetos más importantes, ba-
jo las condiciones ya dichas y conservar el
resto preciosamnte, en los departamentos
reservados para los estudios de los especia-
listas.
Sería tambien muy de desearse que hu-
biera en todos los museos una serie suple-
—mentaria de modelos comunes, los cuales
podrían reemplazarse fácilmente cuando se
deterioran, para uso de los profesores y de
los alumnos; de esta suerte se movería lo
“henos posible á los modelos expuestos y sa-
tisfarían siempre el fin para que están des-
tinados. Es preciso no olvidar que el inves-
tigador cuidadoso y el conservador concien-
zudo, son frecuentemente terribles antago-
nistas: uno se esfueza en sacar de un ejem-
plar todo el saber que puede darle sin preo-
cuparse por su destino ulterior, aun cuando
“él sea el único que se aproveche; el otro
queda satisfecho si no se ve más que una
parte del modelo, con tal que sea visible
para todos hoy y siempre.
Tal es pues, el primer principio a que
debe someterse el arreglo de todo museo:
la separación distinta de los dos objetos en
vista de los cuales se hacen las coleccio-
nes.
La sala expuesta al público no será nunca
un lugar privado ó un almacén, sino que
estará organizada de modo que un visitante
cualquiera pueda comprender yaprovecharse;
y la colección para los estudiantes se arre-
glará de tal manera que ofrezca toda clase
de facilidades para el examen ó para las
investigaciones. Los perfeccionamientos que
se pueden hacer en estos dos géneros son 1li-
mitados, pero el tiempo no nos permite en-
trar en el detalle de estas consideraciones.
W. H. FLower.
(Concluira.)
JUGUETES CIENTÍFICOS !
vil
Un motor eléctrico de á cincuenta centa-
vos es quiza tan notable como la máquina de
vapor de igual precio.
Este motor está representado en la Fig.
375. Contiene todos los rasgos esenciales de
los grandes motores y generadores eléctri-
COS.
El eje vertical que lleva la armadura, es-
ta insertado por su extremo inferior en la
mitad del imán en U, y por el extremo su-
perior en un travesaño de latón unido á los
polos del imán. La armadura consiste en un
brazo cruzado de hierro dulce, liado con 4
ó 5 capas de alambre fino. Los extremos
terminales del alambre de la armadura es-
tán conectados con un conmutador bipartido
que lleva el eje, y tocados por dos resortes
conmutadores, sostenidos por alambres cla-
vados en la base. Un montante de metal, que
Fic. 375.—MOTOR ELÉCTRICO
se levanta en la base, está conectado con
uno de los resortes conmutadores, y provis-
to á los lados de una cubierta aisladora,
mientras que su extremo superior está des-
está coloca-
cubierto. Sobre el montante
do un aro de carbón, tocado en su super-
ficie exterior por un resorte conectado con
el resorte conmutador permanente.
1 Continúa. Véase-Cosmos pp. 13 y 108.
COSMOS
El aro forma uno de los elementos de la
batería. El otro elemento consiste en una
barra de zinc provista de una abertura cen-
tral para recibir el extremo superior del
montante, y que tiene sus extremos in-
clinados hacia abajo. El aro se llena con
una solución acuosa de bisulfato de mer-
curio. Al reducirsela sal por la acción quí-
mica, se produce una corriente que hace
tomar al motor un alto grado de velocidad.
El motor está adaptado á una rueda ó lá-
mina para recibir discos de color, seme-
jantes á los que acompañan al bien conocido
trompo camaleón.
El juguete de la locomotora eléctrica (Fig.
376) ya es cuestión de algún gasto. Tiene dos
electro-imanes con sus polos frente á fren-
te. Entre los polos de los imanes se co-
loca una flecha provista de una armadura
que tiene va-
rios brazos.
Sobre la fle-
cha y su arma-
dura está colo- É
cado un con
mutador en
forma de es-
trella, que in-
Fic. 376.—LOCOMOTORA ELÉCTRICA
terrumpe e
circuito en cada revolución tantas veces co-
mo brazos tiene la armadura. La flecha-ar-
grana en una
rueda dentada sobre el eje de la rueda mo-
triz.
madura lleva un piñón que en
Las ruedas de un lado de la locomo-
gas
tocadas por resortes que conducen la co-
rriente al conmutador. La corriente pasa de
tora están aisladas y provistas de man
los imanes por el marco de la locomotora y
por las ruedas motrices al lado opuesto. Los
polos de la batería están conectados con los
rieles. La máquina puede caminar en cual-
quier dirección.
Un juguete que presenta algunos de los
fenómenos de electricidad estática, está di-
bujado en la Fig. 377. Ha recibido el nom-
bre de ano-kato, pero solamente es un simple
electróforo formado de una caja brillante,
revestida con una hoja de estaño, cubierta
con un pedazo de vidrio corriente y que
contiene unas cuantas figuras de médula de
sauco.
Me
Fic. 377.—ANO-KATO
—JAubY
Frotando el vidrio con un cojín de cuero
cargado con un poco de bisulfuro de estaño,
(oro musivo) se perturba el equilibrio eléc-
trico y las figuras ejecutan toda clase de
ejercicios gimnásticos.
El tubo de GrrssnER auto-excitador, Fig.
378, es de un hermoso efecto en un cuarto obs-
curo. El efecto eléctrico se produce por la
fricción del mercurio en la superficie inte-
rior del tubo cuando éste se invierte ó se
agita. El tubo que es de vidrio Y está vacío,
está ideado de una manera tan ingeniosa que
no se quiebra cuando el mercurio cae contra
los extremos, al mismo tiempo que aumen-
ta el efecto del espectáculo, por medio de
dos tubos concéntricos, de los cuales el in-
terior tiene una forma anudada ó de rosa-
rio y está provisto de pequeñas prominen-
cias que amortiguan la caída del mercurio.
El tubo interior está soldado con el ex-
Fic. 378.—TuBO DE GErSsSLER AUTO-EXCITADOR
224
terior cerca de un extremo. En el tubo in-
terior, á corta distancia de la soldadura, se
ha practicado una abertura que determina
la cantidad de mercurio que debe retenerse
entre los dos tubos cuando antes de usarlo
el tubo está invertido, pues todo el mercu-
rio que se halla entre los dos tubos y arriba
de la abertura, se deslizará a través de ésta
hasta el extremo inferior del tubo. De esta
manera, el mercurio se divide igualmente,
de modo que cuando el tubo se. invierte, la
mitad del mercurio corre por el tubo inte-
rior, y la otra mitad baja por entre los dos.
El efecto es completo sólo cuando el mer- |
curio se deja correr rápidamente de un ex-
tremo á otro del tubo; pero cualquier agi-
tación del mercurio en el tubo produce al-
guna luz fosforescente.—G. M. H.
LA CIENCIA DIVERTIDA
LA MONEDA ESCAPADA
Escogereis una copita de forma cónica cu-|
yo diamétro, en el borde, sea un poco más
grande que el de una moneda de 5 francos
(un peso). Colocad en el fondo una mone-
dita de 50 céntimos (10 centavos) y encima
la moneda de 5 francos, que sólo debe en-
trar un poco en la copita, y que se co-
.locará horizontalmente como una especie de
tapa. Entonces podeis anunciar que sin to-
car la copita, ni el peso, vais á sacar la mo-
neda de 10 centavos. Basta para eso soplar
con: fuerza contra una orilla del peso, el cual
379
oscila alrededor de su diámetro y se coloca
ErG.
verticalmente; al mismo tiempo el aire que
vuestro soploha comprimido bajo la moneda
de 10 centavos, la hace saltar fuera de la co-
pa y en seguida la de un peso vuelve á su
posición horizontal. Con un vasito para vi-
no madera puede realizarse tambien esta ex-
periencia; pero la forma cónica es preferible.
*
* o
EL ALFILER GIRATORIO
Tomad un resorte de botín y atravesadlo
con un alfiler doblado como se indica en la
figura 380. Torciendo las dos extremidades
del caucho, que se mantendrá verticalmente
entre el pulgar y el índice de cada mano, y
Fic. 380
[separando éstas en seguida a fin de restirar
el resorte, se le imprime un movimiento
¡bastante rápido para producir la imagen de
un objeto de vidrio. Esta ilusión es más
completa si el alfiler esta vivamente ilumi-
nado y se destaca sobre un fondo obscuro.
En nuestro dibujo se ha supuesto que el
operador se encuentra en un cuarto obscu-
ro, y que cae sobre el alfiler un rayo de
sol que penetra por un agujerito de la ven=
tana. Con una poca de habilidad pueden re-
producirse con alfileres los objetos más diver-
sos: queseras, acuarios, [loreros, copas cham-
| pañeras, etc. En el caso de que la forma del
alfiler tendiera á darle la posición horizon=
tal en virtud de la fuerza centrifuga, debe
amarrarse su extremidad al resorte con un hi-
lito blanco que no perjudica en nada el as-
pecto general en el movimiento de rotación.
Tom Trr.
E
ES
AUS
Y
él
A
no
«DONIHAEOYOA VOLLAO HLVIA,,
OULVAL OAJHAN THA TVNIGATIONOT HLIOD A HOTHHLX8H VLSIA
SOWSOO TIA VIAVUDOT DA > “LOA 'AVUY NUNT “
*C] VNIMy7] | OKOJ,
£SOWSO DO
REVISTA ILUSTRADA DE ARTES Y CIENCIAS
RAS PORT
DirecToR PROPIETARIO, FERNANDO FERRARI PÉREZ
Tomo I Tacunaya, D. F., 1% pe Acosto DE 1892 Núm. 15
É
UN NUEVO TEATRO ¡acaba de inventar un teatro basado en un
¡plan y en un sistema completamente distintos
!
Nuestro compatriota, el reputado pintor¡ide los conocidos hasta hoy, que se exhibirá
4 . ODA . .
escénografo D. Jesús Herrera Y Guriérrez, ¡en la próxima Exposición Colombina de Chi-
SEUA
[PAra]
COMETEN
5
OTAN
En
e. 3 j ; DO
Frc. 381, Corte transversal del nuevo teatro « Viaje Óptico Foro-Férico» '' *
cago, y al cual, le ha dado el nombre unjen los Estados Unidos de Norte-ÁAmérica y.
tanto extraño de «Viaje óptico foro-férico».j en las principales naciones de Europa, es de
De esta invención, patentada ya en México, la que vamos á ocuparnos en el presente ar-
226
COSMOS
tículo, con el objeto de que nuestros lectores
conozcan, siquiera en compendio, los deta-
lles.
El caracter principal del invento del Sr.
Herrera Y Gutiérrez radica en que los es-
pectadores no tienen necesidad de moverse
de sus asientos para asistir ¿á una serie de
representaciones que tienen lugar en los di-
versos escenarios de que consta el nuevo tea-
tro, lo cual se realiza haciendo girar la pla-
taforma en que están colocados esos mismos
asientos.
Para mayor claridad acompañamos á este
artículo los grabados explicativos correspon=
dientes. El primero, tirado en lámina apar-
te (Lámina 15*) representa, en una mitad la
vista exterior del edificio, y en la otra el cor-
te longitudinal; el segundo, incluido en el
cuerpo del periódico, da á conocer el cor-
te transversal (Fig. 381).
En este último, son:
A, A, A, A, A. Pared exterior del edifi-
cio, el cual puede ser circular ó de la for-
ma que se quiera, siempre que esté en re-
lación con el arreglo interior y circular del
mismo edificio.
0, 0, 0, 0, O, O Post-escenio circular
y fijo.
H, H, H, A, H, H, H. Plantas del post-
escenio que equivalen a otros tantos escena-
rios.
CRCRCACHE:
giratoria central destinadas á la concurren-
Divisiones de la cámara
cla.
C 1. Asientos para el público.
D, D, D, D, D. Antesalas para la entrada. |
NN, NN, NN, NN, NN.
munican á las divisiones C, C,.... de la cá-
Pasillos que co-
mara giratoria con las antesalas de entrada
D, D,.... y con el vestíbulo.
A 1. Vestíbulo.
BB, BB. Puertas que dan acceso del ves-
tíbulo á la cámara giratoria,
E, E. Escaleras que conducen á los cuar-
tos de los artistas, á las bodegas y á las de-
más dependencias de la escena colocadas so-
bre el vestíbulo y sobre el vomitorio.
S. Vomitorio.
ele ie dl l, l, I, [. Espacios situados en el
post-escénio y destinados á los actores, á los
operarios, á las vistas, etc.
NANA NANA EN NN ENS
Pasillos que unen el vestíbulo y las antesa-
las, las dependencias del post-escenio entre
sí y el post-escenio con el exterior.
G,G,G,G,G,G, G. Proscenios.
L. Departamento en que-puede colocarse
una maquinaria de la forma que se crea
más conveniente para mover las secciones
ocupadas por el auditorio.
JJ, JJ, Puertas del vomitorio.
CONCO)
Las líneas de puntos indican la división
Puertas de salida.
entre las cámaras ó salas escénicas y no
son más que la continuación de las líneas
de las paredes laterales de los salones de la
concurrencia. Sus lados corresponden á los
de las respectivas salas de escena; por lo
tanto dan al espectador la debida distan-
cia ó el alcance visual necesario, regulari-
zado todo por el movimiento de los salones
del auditorio.
A fin de que se comprenda con entera
precisión cómo funciona este nuevo teatro,
debemos advertir que las plantas están mar-
cadas con los números correspondientes del
l al 10, procediendo de derecha á izquier-
da, ó lo que es lo mismo, comenzañido en
el vestíbulo A 1, siguiendo: los a
OR
y 8, el vomitorio 9, y el sitio paña la ma-=
10. ES: Ea
Las salas para la concurrencia y las án=
tos señalados con las cifras 2,
quinaria,
tesalas de entrada están numeradas también
del 1 al 10, sólo que en este caso la nume-
ración corre de izquierda á derecha.
La parte giratoria del edificio puede co-
locarse sobre ruedas y unirse por medio de
U .
bandas ó de cadenas con cualquier género
de motor.
Después de explicado lo que antecede, pa-
ra que se comprenda mejor el mecanismo,
pondremos un ejemplo.
Supongamos que la sala de auditorio C
1 coincide con el vestibulo 41, en los mo-
mentos en que va á comenzar el espectá-
culo. Una vez que comienza á girar la pla-
taforma, la sala núm. 1 se halla frente á la
escena núm. 2; se verifica una detención
por el tiempo que se juzgue conveniente
para que los espectadores contemplen lo
que pasa en el escenario. En virtud del pri-
COSMOS
2217
mer movimiento, el espacio angular D2,
ha sido llevado al yestibulo y, por conse-
cuencia, puede entrar á este espacio un nue-
vo auditorio atravesando por el pasillo V de
la derecha hasta el salón G.
Trascurrido el tiempo que se haya deter-
minado, la sala l se mueve y queda frente
á la escena 3 por otro tiempo igual al ante-
rior, y la sala 3 frente al vestibulo, de donde
resulta que pueden entrar nuevos especta=
dores.
oundo intervalo, la sala
5
3 llega al escenario 2 y la 4 al vestíbulo, y
Al concluir el se
así sucesivamente.
De todo ésto se desprende que, mientras
el público presencia los espectáculos de cada
uno de los escenarios, entra constantemen-
te una concurrencia distinta.
Cuando la sala 1 ha recorrido todas las
escenas se detiene ante $, que es la salida,
para permitir que los espectadores se diri-
jan al exterior. Lo que se dice de la sala 1
es aplicable á todas las demás.
Finalmente, debe tenerse en cuenta que
el número de las salas, el tamaño del edifi-
cio, el caracter ó el género del asunto es-
eogido, el tiempo de duración, ete., pueden
variar según el gusto del propietario ó el
del público, sin que se afecte la naturaleza
propia del nuevo teatro.
Basta lo expuesto para que se aprecie li
novedad del invento así como su comodi-
dad y sus múltiples aplicaciones, circuns-
tancias todas que harán de él, sin duda al-
guna, uno de los principales atractivos del
gran Certamen Internacional de Chicago.
——__—
LAS ACCIONES MECANICAS DE LA LUZ
Nadie ignora que todos los cuerpos se
atraen según la gran ley descubierta por
NewToN; pero su acción mutua no se limita
allí, la irradiación luminosa ú obscura que
se envían el uno sobre el otro, ejerce una ac-
ción repulsiva que puede, en algunos casos,
tener una parte importante en la acción que
resulta.
FresxeL había entrevisto ya el origen de
esta fuerza, MaxwkezL dió más tarde su ex-
presión, después algunos físicos encontra-
ron diversos hechos que nos obligan á ad-
mitirla, y, últimamente, un físico ruso, jo-
ven todavía, Leseoer, ha calculado algunos
de sus efectos, bastante inesperados.
Notemos, desde luego, que la fuerza de
atracción es proporcional á las masas, es
decir, al cubo de las dimensiones, mientras
que la fuerza de repulsión varía con las su»
perficies, es decir, con el cuadrado del ra-
dio.
Allí se produce ese eterno combate de los
cuadrados y de los cubos, en el cual estos
últimos quedan vencidos cuando las dimen-
siones llegan á ser muy débiles.
La enorme irradiación del Sol no ejerce
sobre la Tierra ninguna acción apreciable,
junto á la atracción del astro central, supe-
rior al esfuerzo que podría soportar un ta-
llo de acero de 10,000 kilómetros de diá-
metro.
No sucede lo mismo con la materia ténue
que constituye la cauda de los cometas; en
tanto que la atracción prepondera sobre el
núcleo, la repulsión puede aumentar de in-
tensidad en la cauda, cuando no está abri-
gada por un cuerpo relativamente opaco,
porque es preciso notar que hay una dife-
rencia en la manera con que accionan estas
dos fuerzas: la atracción se ejerce—así se
erce por lo menos—á través de todos los
cuerpos; la repulsión se debilita á medida
que la irradiación se absorbe por una pan-
talla.
Así es como la Física confirma esa hermo-
sa teoría de la cauda de los cometas expre-
sada por M. Faye hace más de diez años.
De igual manera se explica la luz zodia-
cal, tan misteriosa. La Tierra, exactamente
como un cometa, posee una cauda—análoga
en su formación a los remolinos que se ob-
servan hacia abajo del pilar de un puente—
que está opuesta al Sol, pero es tan debil
que se la advierte solamente cuando esta ma-
sa de polvo cósmico se presenta en su ma-
yor longitud.
Los diversos meridianos de la Tierra pa-
san sucesivamente en su media noche deba-
jo del origen de esta cauda que se vuelve
así visible en la dirección opuesta al Sol.
(La Nature, WM, t. XX, p. 11.)
A
228
LOS MUSEOS DE HISTORIA NATURAL h
Advierto que no he abordado aun ciertos
asuntos á propósito de los cuales debeis es-
perar en estos momentos algunas palabras.
Quiero referirme á esos grandes problemas
relativos á las leyes que presiden á la evo-
lución de los seres organizados, problemas
que agitan á los biólogos de la época ac-
tual y cuya solución espera con avidez una
vasta agrupación, agrupación que de hecho
coincide con la inteligencia y la instrucción
del mundo. Dentro de algunos dias se pre-
sentarán en las reuniones de esta Asamblea
algunas comunicaciones referentes á estos
problemas, y tendremos la ventaja de oírlas
de los labios mismos de los que, en virtud
de sus estudios especiales y del conocimien-
to entero de estas cuestiones, son los más
competentes para hablar de ello con auto-
ridad. Para mí, es éste, desde luego, un
asunto muy delicado de abordar.
Creo que puedo afirmar con seguridad
que son pocos los biólogos, si es que hay
algunos, que al estudiar los orígenes en una
de
las ramas de esta ciencia, tengan dudas
formales acerca de la verdad de esta doctri-
na general: todas las formas existentes de la
vida, se han derivado de otras formas por un
progreso natural de descendencia que trae
consigo modificaciones; y se acepta general-
mente que es á los archivos del pasado de
la vida sobre la Tierra, donde hemos de
ocurrir para encontrar la confirmación de
una doctrina que está de acuerdo tan exac-
tamente con todo lo que sabemos en punto
á la historia de los seres que viven actual-
mente.
El Prof. HuxreY dijo en 1875:
fundamento perfectamente seguro de la doe-
«El único
trina de la evolución, reposa en la evidencia
histórica . ó más bien arqueológica de que
los organismos. particulares se han desarro-
llado por la modificación gradual de sus pre-
decesores, dá los cuales conocemos por sus
restos fósiles. Esta evidencia aumenta cada
día En magnitud Y en import ancia y es pre-
, esperar que las comparaciones de la ge-
nealogía actual de estos organismos con pa
fenómenos de su desarrollo podrá suminis-
1 Concluye. Véase Cosmos p. 217.
revelan continuamente,
COSMOS
trar algún criterio que atestigúe de una ma-
nera satisfactoria la validez de las conclu-
siones filogénicas que se han deducido so-
lamente de los hechos de la Embriología».
No obstante, la Paleontología, como sabe-
mos todos, no deja que se penetren lácil-
mente sus secretos. Nada puede obligarnos
mejor á reconocer esta verdad que la noticia,
anunciada hace tres meses apenas por el
Prof. Marsn,
rosos restos de mamiferos en las formacio-=
del descubrimiento de nume-
nes del periodo cretáceo: la ausencia de es-
tos fósiles había sido hasta: ahora una cons-
tante fuente de dificultades para todos los
zoólogos. Cuán grandes esperanzas arroja
este descubrimiento respecto de los del por-
venir y que completo descrédito arrojaría, st
no fuera ya innecesario, sobre el valor de la
negación en estas materias.
Con la conciencia del estado imperfecto
de los documentos que están 4 nuestra dis-
posición, creo que ninguno de los que siguen
8
con imparcialidad los progresos recientes:
de los descubrimientos paleontológicos pon-
drá en duda que la evidencia á favor de la mo-
dificación gradual de las formas vivas crece
regularmente cada día. No se puede contar,
en efecto, con una ocasión de tal modo ex-
cepcional y con un concurso tan favorable de
circunstancias, que series regularmente pro-=
gresivas de cambios de estructura se hayan
conservado por completo en perfecta colm-
cidencia con los cambios traídos por el tiem-
po; pero los anillos más 6 menos perfectos
de muchas series de .esta naturaleza se nos
y el descubrimiento
de una sola forma intermedia ofrece á me-
indica
nudo un inmenso interés, puesto que
gulr tal modifi-
cación de forma brotada de otra que era
el camino que ha podido se
distinta en apariencia.
Aunque se pueda ocurrir á la Paleontolo-
gía para apoyar la conclusión de que se han
producido modificaciones á través del tiem-
po, ésta puede apenas dar algún apoyo pa-
ra resolver los problemas más difíciles que
se relacionan siempre con el modo según
el cual se han verificado estas modificacio=
nes.
Es cierto que desde la publicación de lo
que se ha considerado con justicia como /a
COSMOS 229
creación de la Historia Natural moderna, comprenderá que estas fuerzas opuestas ofre=
me refiero á la obra de Danwix, £l origen |cen ancho campo á la especulación. Final-
de las especies, se ha producido un gran|mente, aún cuando se hayan dado muchas
número de controversias para saber cómo |teorías de la variación, creo que nadie tie-
las modificaciones de las formas vivas podían ¡ne fundamento alguno para asegurar que es-
estar de acuerdo con el principio de la se- ¡tamos ya en posesión de este asunto,
lección natural ó con la conservación de las| Si aceptamos, como lo hacemos todos,
variaciones mejor adaptadas á las condicio-|que hay una tendencia de variación indivi=
nes del medio, 6 si no había otros factores | dual muy positiva, falta conocer los agentes
que hubieran intervenido en el curso de la |que intervienen en ella ó6 que la dirigen,
evolución orgánica. para producir esas modificaciones permanen-
No se puede decir, en verdad, que se ha- (tes, en realidad ó en apariencia, de las es»
ya llegado 4 un acuerdo. Ciertamente, cuan- |tructuras orgánicas que nos rodean. La su»
tos están al corriente de la literatura cienti- | perpipencia del más fuerte, 6 la conservación
fica saben que el ruido de las discusiones por la selección natural de las variaciones
en la última reunión anual de nuestra Áso- mejor adaptadas al medio (lo que constitu-
ciación repercutió en todas partes y que ye la esencia de la teoría de Darwin, y me-
apenas acaba de apagarse el eco de ese rui- jor aun de la de WaLLace) ¿son los únicos
do. ó siquiera los principales de estos agentes?
En estos últimos meses, también, han apa- | ¿Sería el aislamiento, por un retroceso á las
recido dos obras importantes en nuestro país ideas de Lamarck, sobre la acción directa
que presentan bajo una forma accesible y|del medio 6 los efectos de la costumbre y
popular, varios de los datos sobre los cuales | de la falta de ésta, acumulados á través de
están basadas las principales consecuencias |las generaciones? ¿Es una causa sola ó su
de este asunto. combinación lo que puede dar cuenta de
El primer libro lleva el título de Darwi- todo? O bien ¿es necesario invocar el auxi-
nismo.—E.xposición de la teoría de la selec- lio de uno de los numerosos métodos secun-
ción natural, con algunas de sus aplicaciones, | darios de selección que se han sugerido co-
por Arrreobo RusseL WatLace, uno de los|mo factores para resolver el gran problema?
cooperadores del maestro. Quien haya seguido de cerca estas discu-
El segundo, es una traducción. al inglés siones, especialmente las que se refieren
del notable Ensayo sobre los problemas bio- más á lo que la generalidad considera como
lógicos de la herencia y la selección natural] el factor de mayor importancia en la evolu-
la selección natural 6 la superpivencia
por Á. Wrismaxw, y se trata en él de la tras- | ción
misión 6 de la no trasmisión al niño de|del más fuerte—no dejará de haber notado
los caracteres adquiridos por los padres du- el»llamamiento constante que se hace á la
rante su vida. ventaja, á la utilidad, y, por otra parte, á
Se está de acuerdo en reconocer como uno | los órganos especiales ó á las modificaciones
de los elementos principales del darwinismo, | de los órganos y de la estructura de los
así como de cualquiera otra teoría de la evo- | seres. Los que están convencidos de la apli-
lución, que hay en cada sér organizado una | cación universal de la doctrina de la selec-
tendencia innata á apartarse del tipo de sus | ción natural, sostienen que cada detalle de or-
predecesores, pero que esta tendencia se en- | ganización 6 de modificación de órgano de-
cuentra contrabalanceada por la influencia |be ser util para la planta ó para el animal
de la tendencia opuesta, que es la de ase-|que los presenta ó para algún antepasado
mejárseles: esta fuerza es lo que se llama |de la planta 6 del animal, porque de otro
herencia y atavismo. Si se consideran, por| modo no se habrían producido esas modifica-
una parte, las causas de la tendencia inicial | ciones; y no hacen más que una sola ex-
á variar; y por la otra, las circunstancias | cepción para los casos explicados por el prin-
que favorecen esta tendencia á expensas de | cipio designado por Darwrx, correlación de
la influencia coexcitiva de la herencia, se | crecimiento. En ese momento el seleccionis-
230
COSMOS
ta natural más avanzado y el teólogo de la
escuela más vieja están á punto de enten-
derse.
Además, pretenden algunos que seencuen-
tran en la naturaleza numerosos órganos 6
modificaciones de estructura que ostensible-
mente carecen de utilidad; aún se asegura,
de una manera confidencial que existen al-
gunos nocivos para los que los poseen, y
que por consecuencia no pueden resultar
evidentemente de la acción de la selección
natural ni de las variaciones favorables. Es-
te defecto se señala particularmente, en los
órganos 6 en sus modificaciones, cuando se
encuentran al estado naciente; pero, desde
este punto de vista, paréceme que invocamos
constantemente un criterio para probar teo-
rías que no conocemos todavía suficiente-
mente, y este es el punto que muchos con-
sideran como el más fuerte y que en realidad
es el más debil de la discusión.
Comenzamos á saber algo de la forma y
de la estructura de los cuerpos organizados.
Nuestros museos cuando sean más comple-
tos y estén mejor dispuestos, nos enseñarán
mucho más; nos demostrarán las modifica-
ciones infinitas, admirables y caprichosas en
apariencia, de forma, color y textura que
caracterizan á cada una de las partes más
pequeñas de la organización de las innume-
rables criaturas que pueblan la Tierra; nos
mostrarán ejemplos de disposiciones delica-
das de órganos y de tejidos maravillosamen-
te complicados, de los cuales consideramos
á algunos como pertenecientes á grupos de
seres que son los más inferiores y los más
imperfectamente organizados que conoce-
mos.
En cuanto á la utilidad de todas estas for-
mas en la economía de las criaturas que los
poseen, no me es posible decir nada: nues-
Si el
tiempo lo permitiera, podría citaros nume-
tros museos nos lo dirán sin duda.
rosos ejemplos tomados de los animales que
nos son más familiares. Sus costumbres y
sus acciones son objeto de observación dia-
ria y conocemos la historia de su vida casi
tan bien como la nuestra; pero la explica-
ción de su organización es aun dudosa para
nosotros. Otro tanto sucede para muchas de
las: partes que entran en la composición de|
nuestro cuerpo. ¿Cómo entonces podremos es-
perar obtener la resolución de tales cuestio-
nes, cuando se relacionan con animales que
no conocemos sino por ejemplares muertos
ó por las más ligeras observaciones hechas
en el animal vivo, en estado libre ó confi-
nado en las condiciones más anormales? A
ésto, sin embargo, es á lo que se reduce el
estado actual de nuestros conocimientos acer-
ca de la gran mayoría de las miriadas de seres
vivos que habitan en la Tierra.
¿Cómo podríamos con muestro limitado po-
der de observación y con la estrecha capa-
cidad de nuestra inteligencia, avanzar una
opinión acerca de la conveniencia 6 de la
inconveniencia de los accesorios complexos
de alguna modificación particular de estrue-
tura encontrada en un animal desconocido,
retirado á los abismos del oceano, ó que
pasa su vida en el retiro obscuro de alguna
selva tropical, cuando no tenemos ningun
medio para ponernos en un contacto cual-
quiera con las condiciones esenciales de su
existencia?
Cuán ciertas son las siguientes palabras
de Jomy LubBock: «Encontramos en los ani-
males órganos sensoriales complexos y abun-
O
dantemente provistos de nervios, cuyas [un-
ciones no podemos explicar debido á nues-
tra impotencia; puede haber en ellos cin-
cuenta especies de sentidos, tan diferentes
de los nuestros como lo es el oído de la vis=
ta, y aún en los límites de nuestros propios
sentidos puede haber una multitud de soni-
dos que nosotros no estamos en posibilidad
de oir y colores tan distintos como lo es el
rojo del verde y de los cuales no tenemos
la menor idea. Esta cuestión y otras mil
quedan sin solución; el mundo familiar que
nos rodea puede tener un aspecto totalmen-
te diverso para los demás animales; quizá
tenga sonidos que á nosotros no nos es da-
do oír, colores que no nos es permitido ver
y sensaciones que no sabemos concebir».
El hecho es que casi todas las tentativas
para asignar fines á las variadas organiza-
ciones de los animales no son otra cosa que
simples hipótesis. Los naturalistas del co-
mienzo de este siglo que á cada por qué
quieren responder con un porque, abundan
en conjeturas que una ciencia más desarro-
COSMOS 231
llada ha demostrado como insostenibles. Mu-
chos argumentos en pro ó en contra de la
selección natural basados en la utilidad ó
en la inutilidad supuestas de los órganos
de los vegetales y de los animales, no son
ya presentables; el hecho de decir que tal
ganismo de una planta ó de un
S
animal, ó tal hábito ó instinto de que está
parte del or
dotado carece de utilidad, ó aún es nocivo,
me parece una presunción que nadie está
autorizado á tener en el estado actual de la
ciencia. La luz se hará con el tiempo, pero
son indispensables una paciencia y un tra-
bajo infinitos para que nos encontremos en
situación de discurrir dogmáticamente á pro-
pósito de estos misterios de la naturaleza.
Es fuerza trabajar no sólo en los museos,
en los laboratorios y en las salas de disec-
ción, sino que tambien en las habitaciones
de los animales mismos, espiando y anotan-
do su porte y sus acciones en los medios
naturales: es asi únicamente como podremos
penetrar los secretos de la historia de su
vida; pero en tanto llega este tiempo y sin
que ésto signifique que desesperamos, la
franca confesión de nuestra ignorancia será
nuestro guía más seguro y, en verdad, la
única actitud honrada que podemos tomar
en un tema semejante.
No olvido cuán difíciles son de explicar
todos los defectos aparentes de la organiza-
general,
sus costumbres crueles y salvajes; pero de-
ción de los seres en y sobre todo,
bo confesar que cuando mie esfuerzo en mi-
rar más allá del cuadro de la naturaleza or-
gánica y si quiero formarme alguna idea
del plano según el cual fué edificada toda
la diversidad de este mundo, encuentro las
razones más poderosas en apoyo de la cre-
encia de que la selección natural ó la su-
pervivencia del más fuerte, satisfizo con los
demás agentes, el papel más importante en
la formación del mundo orgánico conside-
rado en su estado actual, y que una fuerza
activa, universal y bienhechora tiende cons-
tantemente á la perfección del individuo,
de la raza y de toda la creación.
W. H. FLowex.
EL TRABAJO MANUAL
EN LA ESCUELA Y EN EL HOGAR
TERCERA SERIE
RECORTADO, ENCARTONADO Y PEGAMENTO
RECORTE
Y PEGADO DE ALGUNOS SÓLIDOS GEOMÉTRICOS
Cubo
Los desarrollos de los sólidos geométricos se
cortan también con ayuda de patrones prepara-
dos de antemano. Sin embargo, los niños llegan
pronto á trazarlos por si solos en papel cuadricu-
lado (El maestro hace primero el trazo en el pi-
Zarrón).
Fic. 382
Téngase cuidado de dejar los rebordes necesa-
rios para el pegado (Fig. 382).
Fic. 383
Úntense de cola esos rebordes y acérquense las
dos caras 1 y 6. Cuando las dos primeras caras es-
tén exacta y fuertemente ajustadas, pásese á una
tercera, y asi sucesivamente (Fig. 383).
Parelelepipedo rectángulo
Las observaciones hechas para la construcción
del cubo se refieren á la del paralelepipedo rec-
tángulo (Figs. 384 y 585).
VNota.— Algunos autores aconsejan reunir las
caras por medio de papel engomado: esto es muy
defectuoso, á no ser que se peguen en seguida ti
1 Continúa. Véase Cosmos pp. 117 y 213.
232 COSMOS
l
Fic. 384
ritas de color á lo largo de las aristas; pero este |
es un trabajo muy largo y muy dificil.
Fic. 385
Tetraedro regular
Después de haber recortado los cuatro triángu-
los, que se dejan adherentes, es preciso a
Fic. 386
los bordes hacia el interior, encolarlos, y acercar |
las caras (Figs. 386 y 387).
Fic. 387 '
Pirámide de base cuadrada
Igual construcción que la anterior: el cuadrado
que forma la base se pega al último (Figs. 388 y!
389).
t
Fic. 388
Fic. 389
Prisma triangular
La construcción está indicada por el desarrollo
Fic. 391
COS
MOS 39
anterior. Las bases no se pegan sino hasta que
las caras se adhieren bien (Figs. 390 y 391).
Prisma pentagonal
Téngase cuidado de replegar los rebordes en án-
ic 992
gulo recto, antes de pegarlos, para que las bases
se adapten fácilmente á ellos. El encolamiento
FrG.
de las bases es la parte dificil de la construcción
(Figs. 392 y 393). : :
Cilindro
Acérquense y péguense los lados a y b. Re-
pléguense los rebordes en ángulo recto, póngase-
Les cola y colóqueseles las dos bases (Figs. 394 y
395).
ie. ¿05
1 Cono
Teual construeción que la anterior (Figs. 396 y
391).
Fic. 397
Nota.—Para todos estos ejercicios y para los
[que van á seguir, será bueno autorizar, á los ni-
«ños que trabajen por parejas, es decir de dos en
dos.
RECORTE Y PEGADO DE OBJETOS DIVERSOS
Caja rectangular (Fig. 398)
Para construir este objeto pequeño, se necesita:
Fic. 394
234
COSMOS
lo, recortar con cuidado los contornos teniendo
cuidado de dejar los rebordes que han de recibir
la cola (Figs. 399 y 400); 20 no pegar más que dos
Fic. 400
Fic. 399
caras á la vez; 30 cuando éstas se adhieran bien,
pasar á la siguiente. Evitese manchar el objeto al
poner la cola sobre los rebordes.
Caja de paredes oblicuas (F1G. 401)
Dóblense las cuatro caras, para hacerlas tomar
Fic. 402
la inclinación que deben tener, y reúnaselas como
se ha dicho ya (Fig. 402).
Cerillera (Fig. 403)
La construcción es de las más sencillas, y el tra-
Fic. 403
bajo es muy sólido, si los rebordes se dejan como
indica el desarrollo (Fig. 404)
Relojera (Fic. 405)
Córtense separadamente la pieza pequeña (Fig,
406) y el cartón del fondo (Fig. 407),
Fic. 405 Fic. 407
Para poner la pieza pequeña, se introducen los
rebordes en las aberturas preparadas. Péguese
fuertemente.
Aparador (Fic. 408)
Igual construeción que para la relojera (Figs.
409 y 410).
Fic. 408 Fic. 410
Cesta hexayonal( FIG. 411)
Deben dejarse los rebordes necesarios para el
AGO
Fic. 411
pegado, con objeto de que los lados tomen bien
la forma que han de tener (Fig. 412).
Lo demás como para las otras construcciones.
Perrera (Fic. 413)
Se cortan separadamente el cuerpo de la pe-
rrera y el techo (Figs. 414 y 415).
Téngase cuidado de no ajustar el techo sino
COSMOS
8)
35
después de asegurarse que las paredes de la pe-
rrera están bien pegadas.
ro. 413 Fic. 414
: AS
Ai:
EFrc. 415
Garitón (Fics. 416, 417 y 418)
La construcción es semejante á la de la perrera.
Ei.
417
Fic. 416
>
Fic. 418
Palomar (FiG. 419)
Esta construcción comprende 4 partes principa-
les, que se cortan separadamente.
Fic. 419
El pié, Fig. 420; el soporte, Fig. 421; la jaula,
propiamente dicha, Fig. 422; el techo, Fig. 423.
TO
naaa nn
A A
a
Fic. 423
Aqui el.empleo de la cola fuerte es absoluta-
mente necesario.
Molino (Fic. 424)
Esta construcción exige igualmente el empleo
de la cola fuerte para que queden pegadas las di-
ferentes partes.
Fig. 425 el pié;
:. 496 el soporte;
Fic. 427
Fic. 424
Fig. 427 el cuerpo del molino;
Fig. 428 el techo;
Fig. 429 las aspas.
426
Fic.
. 42
a Fic. 429
El eje puede ser un pedazo de cartoncillo en-
rollado en forma de cilindro pequeño, ó un peda-
zo de madera.
BERTRAND, TOUSSAINT Y GOMBERT.
( Continuard.)
E _E AA
236
¿EN DÓNDE COMENZÓ LA VIDA?»
y
Aludamos ahora, brevemente, á los pocos
hechos y cireunstancias relativas á la flora
y á la fauna actual del hemisferio norte, ei]
los restos de su pasado y á su situación pre-=|
sente, que están completamente de acuerdo
con las ideas aquí expresadas y en total con-
tradicción con cualquiera otra causa de dis-
persión, emigración ó6 distribución sobre la
superficie de la Tierra.
Son innumerables las pruebas de que hu-
bo una vida tropical, así para los animales
como para las plantas, en la zona templada
y en los límites, cuando menos, de las re-
giones árticas. Basta mencionar los restos
que del elefante peludo, del rinoceronte, del
mammouth, del plátano, de la palma y de la
magnolia, se han encontrado en las reglo-
nes de las nieves perpétuas. Es cierto que
se dice que los restos de elefantes pertene-
cen á la época posterciaria, lo cual es pro-
bable; pero ¿ha de deducirse de ésto que
ellos ó sus antepasados abandonaron un cel
ds
ma tropical cualquiera para dirigirse á las
nieves y á los hielos donde perecieron? Es
mucho más probable que un clima nocivo
cuyas desventajas fueron aumentando, como
sucedió en el período glacial, los hayan ex-
terminado allí donde se encontraron sus
restos.
Se ha querido probar con algunas teorias
que esos restos fueron acarreados y deposi-
tados en ese lugar; en unas segundas se in-
voca la desviación del eje terrestre; finalmen-
te, en otras se asegura que hubo levantamien-
tos, sumersiones y corrientes marinas distin=
tasá las actuales, que produjeron condiciones
de habitabilidad en un tiempo dado. Si du-
rante el proceso del enfriamiento terrestre,
los mares y tierras del polo*estuvieron, en
alguna época, tan calientes como era nece-
sario para mantener la vida tropical ó cual-
quier otro género de vida, parece supérfluo,
aún decirlo solamente, dados los descubri-
mientos que de los restos de semejante exis-
tencia se han hecho en nuestros días; parece
supérlluo, digo, suponer levantamientos y
sumersiones que apartaran de su curso á in-
mensas y tórridas corrientes marinas y las
1 Continúa. Véase Cosmos pp. 173 y 197.
COSMOS
difundieran para.que vivificasen en períodos
posteriores y más frios, lo que ya estaba vi-
vificado con mucha anterioridad y según el
orden natural de las cosas.
Pero es un hecho visible que cualquiera
que sea el medio imaginado para conservar
4
"el calor en las regiones árticas, sele ha su-
tpuesto siempre como una condición que ex-
plique el fenómeno, en tanto que el fenóme-
no mismo permanecía en la condición su=
puesta, y mi la condición ni el fenómeno han
sido necesarios en ningún tiempo para ex-
plicar si este globo pasó realmente por to-
dos los grados de una baja temperatura, des-
de masa hirviente hasta su situación actual;
por lo tanto, es perfectamente justo supo-=
ner que estas formas tropicales vivieron en
los climas árticos cuando éstos les fueron
propicios y que murieron allí donde se han
encontrado sus restos; con mayor razón to-
davía, puesto que no se ha descubierto nada
que pruebe lo contrario y sí mucho que co-
rrobore con entera evidencia la conclusión
á que hemos llegado.
Así mismo, es un hecho perfectamente
bien establecido que los elefantes siberianos
tenían la piel cubierta con pelos extremada-
mente largos y abundantes y de una gruesa
capa lanosa que le servía de abrigo. No es
| menos exacto que continuaron viviendo en las
regiones árticas hasta el principio del primer
período glacial (el comienzo de la época cua-
ternaria) 6 edad del hombre, y que fueron ex-
terminados por el frio. ¿Será cierto que los
antepasados de estos elelantes peludos emi-
oraron a las regiones árticas? Si ésto fué
S 3
así, venían de climas más cálidos, pues to-
¡dos los demas climas son y han sido siem-=
pre mas cálidos; debían proceder de ante-
pasados sin vello, pues todos los demás ele-
fantes carecen de él y aún ellos mismos han
de haber llegado desnudos; debieron, tam-
bién, venir de tierras donde los alimentos
eran mejores y mas abundantes que en las
regiones polares, pues no habrian sido más
escasos en cualquier otro lugar situado al
S. de las tierras árticas y en que habitaran
elefantes. ¿Seria posible que animales que
no tenian enemigos ni seres que les fueran
S
| superiores desde el punto de vista de la con-
| quista, emigraran de tierras que les eran (a-
COS
MOS
vorables y donde el clima no exigía que es- | partes más ardientes brotan aun sus formas
tuviesen cubiertos, a regiones donde los ali- | empobrecidas?
mentos no abundaban y en los cuales era
preciso una cubierta protectora? Es más racio-
nal y está más de acuerdo con las leyes de
la vida, suponer que los elefantes del N.
permanecieron en la mansión primitiva de los
elefantes y que llegaron á adquirir pelo y
lana merced á una larga lucha con una tem-
peratura descendente, mientras que los que
se dirigieron al S. siguiendo las meridiona=
les líneas isotermas carecieron de pelo por-
que sus antepasados no los tuvieron y porque
ellos mismos no los necesitaban. Si los ele-
fantes peludos y los animales que en la ac-
tualidad son del trópico, insinúan ó sugieren
por sus restos que en las regiones árticas hu=
bo alguna vez un: clima tórrido, los restos
de la vida vegetal lo testifican.
«El árbol vace donde cae». Los lechos
carboníferos que se han descubierto recien-
temente en las comarcas del polo, prueban
que las plantas carboniferas florecieron alli
en abundancia, y al florecer es porque hubo
condiciones climatéricas favorables; más aun,
los fósiles de estos lechos carboniferos y mu-
chas de las especies de plantas que los com-
ponen son idénticos á los de Europa y AÁmé-
rica, demostrando así no sólo que hubo una
temperatura igual para todos, sino que tam-
bién un parentesco y un origen comunes.
Estas mismas plantas, los helechos arbo-!
rescentes y los licopodios, por ejemplo, tor=
nádos en raquíticos y pequeños por el frío |
de nuestros actuales trópicos, que son, no
obstante, los únicos lugares en que se les
encuentra con el tamaño de unos cuantos!
piés y sin exceder de la estatura de un hom-
bre, florecieron en los remotos y. ardientes |
climas del N. alcanzando las proporciones
de 50 a 75 piés de altura.
¿No es verdad que los restos de estas plan-|
tas encontrados en los yacimientos árticos
y en los de ambos continentes, nos dicen que
El simple hecho de que las formaciones
carboniferas a través de estos residuos de
vida, están á nuestra vista en los trópicos y
yacen bajo las montañas de nieve de los po-
los, es en mi concepto evidencia de muchas
cosas y prueba positiva de dos: 1* que, á no
ser que esta formación concluyera donde co-
menzó, lo que parece ser el colmo del ab-
surdo, comenzó donde primero concluyó, se-
o
o)
lidad estuvo, sin disputa, en las reglones
da
ún acontecen los hechos, y que esta loca-
árticas; que como « estas plantas se las
ha encontrado ahora en los trópicos y vi-
vieron alguna vez en las comarcas polares,
se deduce, salvo el caso de que su origen
estuviese en las comarcas ya dichas, que tu-
vieron que retroceder, viajando á través de
los territorios comprendidos entre el trópi-
co y los polos; y que para el caso, debe ha-
berse también movido con ellos un clima
calido que les fuera benéfico, ó6 que en la
época de su movimiento hacia el N. el eli
ma de los polos debió ser más caliente que
el de los trópicos para que lo aprovecharan,
lo cual supone una serie de fenómenos des-
usados y dos improbabilidades para lo que
es absolutamente facil de resolver según el
orden natural de las cosas y sin que haya
necesidad de recurrir á otros medios.
¡| Parecen, pues, inevitables, una de estas
¡dos conclusiones, á juzgar por los casos en
que se han encontrado restos de formas
idénticas en localidades distantes unas de
otras: ó uno de los dos se dirigió de la pri-
mera localidad á la segunda, ó ambos tuvie-
ron antepasados comunes que vivieron en
algún otro lagar. En ambos casos las espe-
¡cies han de haber viajado tan lejos, al me-
nos, como lo indican las distancias que hay
entre los lugares donde se han encontrado
los restos, y si tuvieron antepados comunes
que habitaron en un lugar cualquiera, ex-
en todo el hemisferio N. irradió en alguna
¡cepto la línea recta que comprende el es-
época un clima uniforme que ellos siguie-|pacio situado entre los dos lugares donde
ron con toda exactitud? ¿No atestiguan tam=|los restos se han hallado, la distancia agre-
bién que el clima del polo fué en otro tiem= gada de sus viajes tiene que ser mayor.
po benéfico para ellos, que en otro lo fué la |
temperatura del N. y que en un tercero más | diversos restos de plantas de la misma
posterior el de la zona tórrida, en cuyas|pecie encontrados en los yacimientos
Apliquese este principio al caso de los
Cu
de
COSMOS
carbón de la región ártica y en los de Penn-
sylvania y se deducirá, primero, que la dis-
tancia total entre estos yacimientos tan se-
parados uno de otro, según puede compren-
derse á primera vista, ha sido atravesada, en
el sentido de tribu, por muchas especies;
segundo, si las plantas de Pennsylvania no
vinieron de las comarcas polares, entonces
las plantas árticas tienen que haber salido
de Pennsylvania, ó de alguna otra localidad
más cálida que aquéllas (pues todas las
demás, excepto las antárticas, son y han sido
siempre más cálidas), para habitar un terri-
torio cuyo clima fué en un periodo previo,
favorable para ellas; pero que en la época de
su llegada era ya demasiado frío, á no ser
que el calor de la Tierra se debiera en aque-
llas épocas remotas á medios radicalmente
distintos de los actuales y que las regiones
polares y el anillo ecuatorial tuvieran el
mismo clima. Afirmar tales proposiciones es
dar al mismo tiempo material para la me-
jor refutación.
La conclusión más razonable que puede
presentarse de estos hechos es esta: todas
las plantas cuyos restos se ham encontrado
en los yacimientos árticos vivieron en esas
latitudes cuando el clima fué apropiado y
como no hubo obstáculos, ni los ha habido
nunca para una emigración al S., todas las
especies semejantes que se han encontrado
en los lechos carboníferos de Europa y Ámé-
rica, vinieron genéricamente de la misma
localidad N. y de los mismos antepasados;
pero como la región ártica es ahora dema-
siado fría para esas plantas y el trópico no,
parece tan exacto, como la generalidad de
las deducciones geológicas, concluir que el
clima propicio vino con ellas y mejor aun
que las plantas vinieron con el clima.
Por otra parte, lo que es cierto para el ca-
mino de estas plantas tiene que serlo para
todas las que vivían en las mismas condi-
ciones, y como los animales se mueven siem-
pre junto con ellas y las siguen puesto que
las alimentan, es innegable que toda la flora y
la fauna del hemisferio N. verificó un vasto
movimiento meridional, desde el polo hasta
los continentes oriental y occidental, duran-
te la emigración de las plantas carboniferas,
5
de la misma manera que lo verificaron es-
tas plantas; finalmente, lo que es cierto pa-
ra la emigración de las plantas y la de los
animales en esa edad bajo leyes, causas y
condiciones uniformes, debe serlo también
para las emigraciones de todas las edades.
G. HiLtToN ScrIBNER.
(Continuará. )
ÁS AAA AA A AAA —Á
PROYECCIONES ESTEREOSCOPICAS
M. Davaxxe presentó en la Sociedad de
estimulo (Societe d'encouragement), un tra-
bajo acerca de las proyecciones estereoscó-
picas por medio de vidrios de colores com-
plementarios, por M. MoLtexr (arreglo de
d'Arurrna). En el mes de Abril último el
Sr. Dr. ScuoLnrur hizo experiencias en Ám-
beres, sobre las proyecciones de pruebas
estereoscópicas, recordando que un físico
alemán, Roman, había descrito en 1853
una experiencia del mismo género en los
Anales de Poccennorr; después, d'ÁLMEIDA,
profesor de Física, realizó proyecciones es-
tereoscópicas ante los concurrentes á sus
cursos en las condiciones siguientes que M.
MorLrex1 se ha servido repetir con la mayor
amabilidad.
Para aislar las dos imágenes confusas que
un aparato doble de proyección envía sobre
la pantalla, se utilizan las propiedades de
los vidrios de colores complementarios de
manera que no se vea con cada uno de los
ojos sino la imagen que le corresponde.
En el paso de los rayos luminosos que
van á formar estas dos imágenes sobre la
pantalla, se interpone un vidrio verde para
una, y para la otra uno rojo; las vistas co-
loreadas aparecen de un modo confuso to-
davía; pero si se las mira con anteojos arma-
dos de los mismos vidrios y temiendo cuida-
do de hacer que correspondan los colores de
los vidrios de los anteojos con los colores
de las imágenes y no alternándolos, se ten-
drá inmediatamente la sensación del relieve.
En efecto, nulificando el vidrio rojo el color
verde, sólo deja llegar al otro ojo la imagen
colorida en verde y estas dos vistas de colo-
res complementarios, superponiéndose en el
acto de la visión, producen una imagen úni-
COSMOS 239
ca de tinte neutro con su electo de relieve.
Si se invierten los anteojos transportan-
do los colores, cada ojo percibe la imagen
destinada al otro yen lugar del efecto es-
tereoscópico se obtiene el efecto pseudoscó-
pico que traspone los planos y hace que
los últimos vengan á desplomarse sobre los
primeros. M. Davanxe añade que este mé-
todo de proyecciones estereoscópicas no de-
be ser el único y que el recordarlo provo-
cará, sin duda, otras comunicaciones sobre
este asunto.
(Cosmos, XVIIL, 1890, 56.)
SS
Uno de los anatómicos más gran-
des que ha existido, Swaxmmerbam, al em-
plear la metamórfosis como base de la cla-
sificación de los insectos, comprendió entre
éstos á un animal vertebrado, la rana, en
atención á que antes de llegar á su último
estado, pasa por el de renacuajo. Si pudo
cometerse un error tan craso, júzguese en
cuántos se podrá incurrir al comparar, entre
si, animales de una misma rama.
Th. LacorDAIRE.
LA CIENCIA DIVERTIDA
EL ALACRAN DE ALCANFOR
Colocad en la superficie del agua conte-
nida en una cubeta, pedazos de alcanfor de
diferentes tamaños, de manera que vepro-
duzcan la forma de cualquier animal, por
ejemplo, la de un alacrán. Al cabo de cier-
to tiempo el alacrán comienza á moverse en
el liquido y lo veis agitar sus patas como sl
quisiera nadar, y replegar convulsivamente
la cola.
Esta divertida experiencia es muy senci-
lla y poco costosa, puesto que el alcanfor se
encuentra en todas las casas, y á pesar de
esta aparente sencillez vais á ver que puede
ser para nosotros, objeto de algunas obser-
vaciones interesantes.
1* Nuestro alacrán náda sobre el agua,
pero casi sumergido, lo cual nos prueba que
la densidad del alcanfor es menor que la
del agua, pero que se le aproxima mucho; en
electo, esta densidad es 0.995 tomando la
del agua por unidad.
2* El animal no se funde en el líquido, lo
que nos indica que el alcanfor es insoluble
en el agua. Si lo hubiéramos puesto en al-
cohol, habriamos comprobado, por el con-
trario, que el alcohol disuelve el alcanfor.
Fic. 430
3* Los diversos pedazos que forman nues-
tro alacrán permanecen yuxtapuestos en el
lugar en que los colocamos y parecen estar
pegados los unos á los otros; es que están
unidos entre sí, por la fuerza conocida con
el nombre de cohesión.
4* En fin, si el alacrán ejecuta en el agua
los movimientos tan curiosos de que acaba-
mos de hablar, se debe á la conocida pro-
piedad del alcanfor de desalojarse en la su-
perficie del agua en que flota. Sabemos, en
efecto, que un pedacito de alcanfor colo-
cado en un vaso de agua posee, al cabo de
algunos instantes, movimientos de traslación
y rotación sobre sí mismo, debidos según
unos, al rechazo producido por un despren-
dimiento de vapores, y según otros, á una
fuerza misteriosa llamada tensión super ficia!
y que reside en la superficie de los líqui-
dos.
*
. o
EL TITERE EN EL ESPEJO
He aquí un juego que no requiere prepa-
rativos y que está al alcance de todo el mun-
do. E
Colocaos como lo indica el dibujo, al la-
do de un ropero que tenga espejo, de tal
manera que la mitad de vuestro cuerpo que-
240
de oculta y la otra mitad sobresalga hacia
adelante del ropero. La persona colocada á
vuestro frente, á cierta distancia, parecera
que os ve por completo, puesto que la mitad
visible de vuestro cuerpo se refleja en el
espejo, produciendo la ilusión del cuer-
po entero.
Si levantais ahora el brazo visible, el es-
pectador vera levantarse en el espejo otro
brazo simétrico al primero, dándoos la apa-
riencia de tener los dos brazos levantados
(en el aire), lo cual nada tiene de extraordina-
rio, puesto que no es dificil levantar ambos
brazos á la vez; pero no será lo mismo sl
levantáis la pierna que está delante del es-
pejo, porque entonces éste nos dará la ima-
gen de una segunda pierna que se levanta
al mismo tiempo, de modo que presentando
vuestro cuerpo la apariencia de haber aban-
donado supuñto de apoyo, ofreceréis la ima-
> levanta las dos
gen de una persona que
Fic. 431
piernas al mismo tiempo, como un titere al
cual se tira de un hilo.
*
»
- LA MONEDA ASPIRADA
x
Es sabido que cuando vemos un objeto
sumergido en el agua, aparece a catisa del
COSMOS
fenómeno de la refracción, más arriba de la
posición que realmente ocupa. Por eso es
Fic. 432
¡por lo que parece quebrado un bastón in-
troducido en el agua.
He aquí una experiencia basada en este
principio.
Poned una moneda en el fondo de una
vasija lena de agua y rogadle á alguno que
ise baje hasta que su ojo, el borde de la vasi-
ja y el punto del contorno de la moneda, que
¡está de un lado, se encuentren en la misma
¡línca. En este momento no ve ya la mone=-
¡da misma, sino una imagen suya creada por
¿la refraccion. No dejando que la persona que
ve la moneda, se mueva de su posición, anun=
lciadle que vais á hacer desaparecer la mo-
¡neda, aspirándola. Os basta para eso extraer
el líquido de la vasija aspirándolo con un
(tubo ó con una jeringa.
Una vez quitado el líquido, la persona no
[verá ya la moneda, porque se la oculta la
pared de. la vasija. Volved á poner el líqui-
do y la moneda reaparecerá inmediatamen-=
te.
Tom Trr.
O
Gracias a Jenner sabemos que la vacuna
detiene los estragos de la viruela; pero en
leste caso no es mejor nuestra situación que
la de una banda de cautivos que hubiera
¡descubierto el medio de mutilarse á fin de
| pe
FOUR STEWART.
rder su valer ante sus enemigos.-—BaL-
“COSMOS
Tomo 1 Lámina 162
F. FERRARI PÉrez, For, ForocoL
ANTIGUEDADES MEXICANAS
AEIA DEL COSMOS
(MUSEO NACIONAL)
REVISTA ILUSTRADA DE ARTES Y CIENCIAS
-E DS EA A. AS
DIRECTOR PROPIETARIO, FERNANDO FERRARI PEREZ
Tomo l
Tacunara, D. F., 15 pe Acosto pr 1892
Núm. 16
¿QUÉ DÍA ES.....? '
En una reunión oí hacer esta pregunta:
—¿Qué día fué el 16 de Septiembre de
1810? ¿Lunes, martes......?
-—Fué un domingo, respondió un joven.
Poco tiempo después se quiso saber en
qué día había dado Hidalgo /a batalla del
Monte de las Cruces, que fué librada el 29
de Octubre del mismo año, y el mismo jo-
ven contestó con presteza: fué un lúnes.
—Pero este joven, dijo una vieja de la
reunión, es un verdadero calendario del año
de 1810.
—Mejor diga vd., replicó el joven, que
soy un calendario perpétuo de todos los años
pasados y futuros de la era cristiana. Em-
pleo un procedimiento muy sencillo «que
voy á enseñar d ustedes, y luego que lo ha-
yan aprendido serán tan sabios como yo.
*
**
Cada año está representado por un nú-
mero que llamaré número anual, los meses
por un número mensual, los días por un
número diario. Después diré cómo se retie-
nen en la memoria estos tres datos. Pondré
primero un ejemplo,
¿En qué día caerá el 18 de Julio de 1893,
aniversario de la muerte de Juárez?
El número anual de 1893 es 6.
El número mensual de Julio es 6.
A estos dos números se añade el día del
mes, 18.
6+6+18=30
La suma es 30. Se busca el residuo de la |
1 Este artículo ha sido escrito con vista de otro,
publicado en francés por M. JuLes Perroux, en el que
plantea y resuelve bajo otra forma los problemas
- contenidos en el presente artículo.
|
división por 7 de esta suma. En 30 hay 4
veces 7 y quedan 2. El 2 es el número dia-
vio que corresponde al martes. El 18 de
Julio de 1893 será un martes.
Se adivina cuál es la regla y la formularé
después. Aprenderemos primero á retener
las tres especies de números.
Los numeros diarios son los siguientes
que no se pueden olvidar:
DA e aci 0
UA e do e OOO!
Mante Rd 2
Miércoles a UN 3
TUN e UI A 4
NACLn ES Os Ea AOS 6)
Sábado 6
Los números anuales son los mismos y se
suceden en el mismo orden; basta por con-
siguiente retener el que corresponde á un
año determinado. Pero debe advertirse que
alos años bisiestos les corresponden dos nú»
meros; el primero sirve hasta el 29 de Fe-
brero inclusive; el segundo se emplea des.
pués hasta el fin del año. El cuadro siguiente
nos lo hará comprender:
VES IAA de eo ree Alar set ce qe bares Dir dee pd A 1)
100r | del 19 de Enero al 29 de Febrero........ 4
+ | del Lo de Marzo al 31 de Diciembre....., 2
MAT io lO IN Y
MAI IA E ONO e 4
ARE a
; del 19 de Enero al 29 de Febrero........ 6
ES | delo de Marzo al 31 de Diciembre...... 0
MO E a os o dl
LO O EA arca e an 2
LIMA e ed o 8)
1090 | del 19 de Enero al 29 de Febrero....... .d
2 | del 19 de Marzo al 31 de Diciembre...... 5
MIO a a Ea 6
Los numeros mensuales se encuentran en
el cuadro siguiente:
¡NERD poooao 0 (laos. s09000 1 | Septiembre... 5
Febrero 3 | mmvo” ..0000 lA | Octubre..... 0
Marzo 3 | Julio , 6 | Noviembre.. 3
Abril... 6 | Agosto...... 2 | Diciembre... 5
A primera vista parece dificil conservar
en la memoria estos números, pero se pue-
de retener por un procedimiento mnemotéc-
nico 1 ó encontrarlos matemáticamente.
Para el procedimiento matemático debe
tenerse presente la siguiente observación:
Cada número es igual al resíduo que se
obuene dividiendo por 7 la suma de los días
del:mes anterior y del numero de este mes.
Así Enero tiene 31 días: el numero men-
sual es 0,
SL O=%
el residuo de la división de 31 por 7 es 3,
número mensual de Febrero.
Febrero tiene 28 días: el número mensual
es 3,
SILO
el resíduo de la división de 31 por 7 es 3,
número mensual de Marzo.
Noviembre tiene 30 días: el numero men-
sual es 3, .
2013=%
el residuo de la división de 33 por 7 es 5,
número mensual de Diciembre.
"Ahora sí ya se puede enunciar la regla
que se había prometido.
"Se suma el día del mes, el numero men-
sual y el número anual; el resíduo que se
obtiene, dividiendo por 7 la suma encontra-
da, es el numero diario.
Terminaré esta primera parte con dos ejem-
plos:
¿Que día será el 1% de Enero de 1901, 6
sea el primer día del siglo XX?
Diadema Ne 4
Número mensual.............. 0
Número anual ...... ....... AE!
Esta cifra representa un martes.
¿En qué día cae el centenario del Grito
de Dolores? (15 de Septiembre de 1910)
SOS aida
1 Véase El Calendario Perpétuo y la Mnemotec-
nia, «Cosmos», p. 209.
242 COSMOS
DA 15
Número mensual............. 5
Nac 5
SUMA odas ro ao 25
Reside lA
El 15 de Septiembre de 1910 será un jue-
ves. E
Con este método puede proponerse otra
investigación. Sucede que al tiempo de fe-
char una carta no se acuerda uno del día del
mes y sí del de la semana. Por ejemplo, sé
que hoy es sábado, pero no me acuerdo a
cuántos estamos. Es el mes de Octubre y
me acuerdo que ya paso el día 15. Por el
método expuesto averiguo que el 15 fué un
domingo, y diré mentalmente: domingo 15,
lunes 16, martes 17, miércoles 18, jueves
19, viernes 20, sábado 21.
Una hermosa joven que contaba cinco lus-
tros interrumpió al adivinador de fechas, y
con voz melíflua y asomando el rubor á su
semblante, le preguntó si podría decirle
cuántos viérnes 13 tuvo el año de 1889.
El joven adivinador le contestó que á tí-
tulo de curiosidad podría resolverse con su
método ese problema; pero que siendo ne-
cesario plantear y resolver una ecuación muy
complicada, se abstenía de exponer la apli-
cación; y después de trazar unos cuantos
números y letras en una hoja, le dijo á la
joven que en 1889 cayeron en piernes el 13
de Septiembre y de Diciembre.
Alguien que estaba á mi lado me hizo sa-
ber que imploraba por la intercesión de San
Francisco de Paula, un nopio que la llevara al
altar; que una beata le había hecho creer
que el Mínimo de Dios querido sólo conce-
día á sus devotos esta gracia en los años que
tenían tres piernes 13 y que lo que trataba
deaveriguar era si habria algún año próximo
to)
que tuviera esta condición.
Luego que supe la causa de la aflicción
de la joven, me apresuré á preguntarle al adi-
vinador si podría darme una fórmula con la
que, generalizando el problema, pudiera ave-
riguarse en qué años habría viernes 13.
El joven escribió la siguiente ecuación:
13+x + y=mult. 745
6+x+y=mult. 7+5
x +y=mult. 7 —1
x + y=mult, 776
COSMOS
243
Esta ecuación nos da á conocer, añadió el
joven que los números anual y mensal de-
ben sumar 6.
Si el número El número mensual
¡anual es: serás
DIA 6=Abril, Julio.
Md ¿=Septiembre, Diciembre.
AS ¿=Junio.
e 3=Febrero, Marzo, Noviembre.
de 2=Agosto.
AS 1—Mayo.
NS Ea 0=Enero, Octubre.
En un año común ó no bisiesto, el míni-
mum de viernes 13 es uno, el máximum
es 3.
Luego que la joven devota de San Francis-
co-oyó esta última palabra, con ansiedad mal
contenida preguntó: ¿qué año tiene tres vier-
nes 132 El adivinador, sin comprender la
intención de la pregunta, contestó friamen-
te: el año de 1891. La joven exhaló hondo
suspiro.
—Y la tabla anterior ¿sirve para todos los
años? le pregunté al joven-calendario.
—No señor, para los bisiestos se hace uso
de una tabla-que sg obtiene borrando des-
pués del prímer número anual los meses
posteriores 4 Febrero, y, al frente del se-
gundo, los meses anteriores a Marzo.
—Hela aquí:
"Y escribió la tabla siguiente:
n Septiembre, Diciembre.
Junio.
(1884)
N-
1
Í
)
]
Í
)
S + Marzo, Noviembre.
> 0
Marzo, Noviembre, Agosto.
r
)
Ol
UMayo.
a L Octubre.
E ;
(1888) y
p Enero, Abril, Julio.
Por último, debo advertir que el ciclo com-
pleto. de los calendarios es de 28 años.
Transcurrido este número de años, los nú-
meros anuales se suceden como antes, tan-
to en los años bisiestos como en los comu-
nes:
ler. año.. 0 [ 4
20 E A 1 .. E ES
3er. , LE 2 479, ea i
Lo O y A 180 ” 0
LE IS 1
Se 5 la
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aa EA aos dido lc 2
| ño
120 6 | 25 y E
" Es po O ia
SR 1 280 ! 5
Ao 2 alo
A 3 2 0
“Esta observación puede servir para encon-
trar rápidamente el número correspondien-
te á un año lejano. Asi, el año 1860, tenía,
como 1888 por número anual 6 y 0.
Mas no se crea por ésto que el número
anual de 1916 (1888428) será también 6 y
0, porque el año 1900 no será bisiesto sino
en Rusia, si esta nación sigue repugnando
la reforma gregoriana.
CeciLio A. RobELo.
(Correspondiente de la Academia Española.)
AHD KA
LAS IMAGENES EN LA EDUCACIÓN
gen en sus diversas formas de es-
tampa, de grabado ó cuadro, se ha utiliza-
La ima
do con frecuencia y con mucho fruto en la
educación.
Nos ofrece desde luego un medio de en-
señar al niño á examinar, á analizar lo que
tiene frente á sus ojos. Se le muestra, por
ejemplo, una imagen que representa una ac-
ción sencilla, apropiada á su desarrollo in-
telectual y capaz de interesarlo, una escena
del mundo infantil, y se le invita luego á
describirla. Lo que se ye en una imagen:
así se designa este ejercicio, del que se sa=
ca un partido excelente para enseñar al niño
á darse cuenta de sus impresiones y á ex-
244
presarlas. Aquí, como en todo, importa no
olvidar nuestro objeto, ni desentendernos
de los límites de la capacidad intelectual del
niño; es preciso no pedirle que vea sino lo
que puede ver, no exigirle más finura ni más
penetración que las propias de su edad, pues
tanto equivaldría á querer que nos hiciera
la crítica de una obra literaria.
Las imágenes pueden utilizarse también
como procedimiento de enseñanza en la ju-
ventud; son á modo de descripciones ó re-
latos á la vista. Así es como pueden ense-
ñarse los principales hechos históricos, los
rasgos importantes de la vida de los hom-
bres célebres, por la representación de esos
hechos ó de esos rasgos, acompañados de
una explicación sumaria. Igualmente se pro-
cederá para dar á conocer los principales
detalles de la fabricación de las cosas usua-
les, los procedimientos de algunos oficios.
Estas representaciones explicadas cautivan
al niño mejor que las descripciones; y éste
retiene también más fácilmente lo que ha
visto que lo que ha oido. Mas tarde, bajo la
forma de ¿lustraciones en los libros, y de
proyecciones en las clases orales, viene la
imagen como un complemento util y agra-
dable de la enseñanza en general. Impresio-
nar al espíritu por dos sentidos, es impre-
sionarlo dos veces y fortificar mútuamente
las impresiones; y comprendemos más facil-
mente y retenemos mejor lo que hemos ad-
quirido por la acción combinada de aque-
llos dos sentidos que más particularmente
sirven al espíritu. Agreguemos que la ima-
gen, por ser agradable, determina una aten-
ción más sostenida,
Por medio de las imágenes se llega á
despertar el sentimiento de lo bello. Desde
luego, sirviéndonos para decorar las pare-
des de la escuela, de composiciones artisti-
cas, de gusto puro y ejecución correcta: és-
to constituye el museo escolar. Digamos de
paso que sería de desear que tales museos
se fundasen en todas las localidades peque-
ñas y particularmente en aquellas que están
lejos de los grandes centros. Estos museos
no son costosos; podrían hacerse los gastos
por un bienhechor de la comunidad; el lo-
cal podría ser una sala del Ayuntamiento.
En ésto hay, así lo creemos nosotros, un
COSMOS
medio de levantar el gusto y de hacer co-
nocer á las masas algunas de nuestras obras
maestras. Pero más bien que el ornamento
de la escuela y la elección de modelos, la
enseñanza del dibujo es la que está llamada
á formar el gusto de los niños. Sus ojos se
acostumbrarán á la pureza de las formas así
como en la enseñanza musical su oido se
acostumbrará á la afinación de los sonidos.
Al cabo de cierto tiempo, experimentarán
por los dibujos de mal gusto ó mediocres,
la impresión desagradable ó aún penosa que
resiente el músico por los sonidos falsos ú
discordantes.
No se limitan á ésto las aplicaciones de
las imágenes. Ejercen en el niño un efecto
moral, una influencia análoga á una suges-
tión. Todos recordamos las impresiones, re-
cibidas en la infancia que nos han ocasiona=
do los cuadros suspendidos en los muros de
la casa paterna, y de los cuales conserva-
mos un recuerdo no menos vivo que per-
sistente, análogo á los que nos han dejado
las primeras lecturas. Más tarde, no nos
cuidamos de haber sentido tales emociones;
pero no por eso ha dejado de producirse el
efecto, ni la vista de esos cuadros ha deja-
Es
pues profundamente sensible mirar el per-
do de contribuir á nuestra educación.
fecto descuido que ponen algunos padres,
respecto á losasuntos delos cuadros con que
adornan sus moradas. El mérito artístico ó
la moda deciden de la elección, y en tanto
que no dejarían en manos de sus hijos li-
bros que el gusto y la decencia condenan,
no obstante su valor literario, no temen ex-
poner á sus miradas escenas que se les de-
be ocultar.
La representación de una escena produce
casi el mismo electo que la acción misma.
Algunas veces la impresión es más fuerte
que una narración, porque la imaginación
de los niños es tan fecunda y tan viva, que
fácilmente anima la inmovilidad y el silencio
de los personajes. Para los niños todo co-
bra vida y animación; aún miran lo que no
está representado, y al mismo tiempo conci-
ben el prólogo y el desenlace. Las figuras ha-
blan y accionan: el cuadro vive. El cuadro
está siempre expuesto á sus miradas; es un
libro que nunca se cierra y se lee sin cesar.
A cada mirada, renace la impresión, pues la
saciedad no se produce, gracias á las contí-
nuas intermitencias.
Las imágenes nos permiten, pues, dar una
enseñanza moral; podemos hacer de ellas una
escuela de inspiraciones honradas y de bue-
nas resoluciones, una especie de colección
de trozos escogidos de moral, un curso de
moral práctica. Y ésto sin perjuicio de las
otras ventajas y aplicaciones que ofrecen.
Quizá se ha pensado en esta aplicación de
las imágenes, pero se ha hecho sin método
y Casi por instinto, lo que no ha permitido
obtener todo el provecho posible. La Histo-
ria suministrará fácilmente asuntos propios
para despertar en el espíritu del niño, sen-
timientos delicados, impulsos generosos, ten-
dencias valerosas; en una palabra, todas las
cualidades ó virtudes que constituyen un
título de gloria en la especie humana. He-
cha la elección, hay que establecer el orden
segun el cual deben sucederse los cuadros
y el modo de utilizarlos.
Además de esta enseñanza general, apli-
cable indistintamente á todos los alumnos,
cualesquiera que sean sus defectos, hay otra
destinada á un pequeño número de niños,
de defectos graves ó inveterados. Es como
una especie de tratamiento moral, como una
sugestión por medio de la imagen. Tome-
mos ejemplos: presentamos á la vista de un
niño perezoso escenas que representen el
trabajo, ó las consecuencias de la pereza,
imágenes en que se haya representado á un
hombre enérgico, en lucha con las dificul-
tades de la vida; pero triunfando de ellas con
su trabajo; ó un hombre de condición hu-
milde que se ha elevado por su mérito y
sus esfuerzos; un episodio de La Ramész,
mostrándole cuando, devorado por la sed de
saber, estudiaba por las noches á la luz de
una lámpara humeante, después de haber
cumplido sus deberes de sirviente; otro de
la vida de LixcoLN, que fué sucesivamente
obrero, abogado, diputado, presidente de la
República de los Estados Unidos, y que,
después de haber impedido la división de
su pais, dió libertad á cuatro millones de
esclavos. La infancia del general Drovor
proporcionará asuntos análogos: hijo de un
COSMOS 240
donoroso y valiente; como se sabe, se hizo no-
table por su aplicación al trabajo.—Expo-
nemos á la vista de un niño cobarde, tímido,
irresoluto, escenas que representan rasgos
de audacia, de valor, de firmeza, actos he-
róicos: D'Assas que grita al sucumbir «¡A mí,
Auverntal»; Vialia que da hachazos al ca-
ble que retiene los pontones realistas y mue-
re acribillado de balas; Juan Barr, próximo
á hacer volar el navío inglés en que estaba
prisionero por sorpresa. Al niño orgullo-
so, vano, pretensioso, convendría presentar-
le episodios de la vida de Tunewnxe, cuando
el ilustre soldado daba á un niño el conse-
jo de no acercarse demasiado á los caballos
ó á4 Catinar dando una lección de. cortesía
á un joven fatuo que le había dirigido la
palabra de una manera descomedida y sin
quitarse el sombrero.
La imagen provocará en el alma del niño
un estado en armonía con la escena repre-
sentada. Al principio muy debil, la impre-
sión se hará más viva; á cada mirada, habrá
una acumulación de impresiones, seguidas,
continuadas, como los golpes de un marti-
llo sobre un «clavo.
Y no sólo se produce ésto; esa disposi-
ción del espiritu repercute en el cuerpo,
que la manifiesta á su turno por actitudes y
gestos. La concordancia es completa; al mis-
mo tiempo, el cuerpo obra sobre el espíritu
y le fortifica. Un ejemplo nos permitirá ha-
cernos comprender mejor: supongamos que
asistimos á una ceremonia religiosa, y al leer
los textos sagrados arrodillándonos, res-
pirando el incienso, escuchando los himnos y
las notas del órgano, experimentamos una
impresión del conjunto muy propia para des-
pertar en nosotros el sentimiento religioso
ó fortificarlo si ya existe.
Por el contrario, el sentimiento religioso,
si existe en nostros, nos predispone a to-
mar la actitud y hacer los movimientos de
la persona que reza; es decir, á ponernos
de rodillas, á ¡untar las manos, á orar mental-
mente. Es una serie de acciones y de reac-
ciones análogas á aquellas por las que las
diversas partes de un mismo mecanismo,
se equilibran mútuamente y aseguran su es-
tabilidad.
¡ > .
honrado panadero de Naney, y soldado pun, Con razón decia Pascal: «Primero reza,
246
COSMOS
la fé vendrá después». Los sacerdotes exi-
gen de sus fieles las prácticas religiosas, y
desconfían de una fé que no se afirma con
actos; saben que los actos de piedad son el
principio de la fé y que el espíritu seguirá
al cuerpo. Asimismo, si alguien no tie-
ne desarrollado su sentido moral, y se le
hace cumplir actos de. bondad, de abne-
gación y de desinterés, se le habituará á
practicar estos actos, y á su turno, el hábito
del bien despertará en su espíritu el deseo |
dehacer el bien, el gusto y el amor del bien; á
fuerza de hacerle practicar la virtud, lo ha-
bréis hecho virtuoso. Sugestionad al niño con
las imágenes, haced quetenga el deseo de imi-
tar las buenas acciones representadas, y asi,
imitando al niño que trabaja, se hará labo-
.rioso; esforzándose en llevar á cabo actos de
valor, se hará valiente. Es un procedimien-
to análogo á aquel por el cual se enseñaría
una ciencia, comenzando por la práctica y
acabando por la teoria.
Fénix Hémenr.
Reyue Scientifique, 1890. t. XLVI, pp. 51-53.
EL TRABAJO MANUAL
EN LA ESCUELA Y EN EL HOGAR i
CUARTA SERIE
NUDOS Y TRENZAS
Primera parte: nudos
Presilla
La palabra presilla, en el sentido que aqui le
damos, designa una cuerda replegada sobre si
Fic. 433
misma, sin que los cabos se crucen, que forma una
especie de ojal, Fig. 433.
Hebilla
La hebilla es otro repliegue de la cuerda, de
forma casi circular, en el cual uno de los cabos
está cruzado sobre el otro, Fig. 434,
1 Continúa, Véase Cosmos pp. 117 y 231.5 —g
Nudo sencillo
El nudo sencillo es el más elemental de todos
los nudos: es una hebilla cuyos eabos están entre-
cruzados, Fig. 435. j
10 Dóblese la cuerda en hebilla; voltéese una de
las puntas al rededor de la otra, con objeto de ha-
cerla pasar por la hebilla.
2o Apriétese, estirando las dos puntas de la
cuerda.
Fic. 435
El mudo sencillo es, con la presilla y la hebilla,
el principio de todos los nudos. Se usa para impe-
dir que una cuerda se deslice en la mano, para
acortar prontamente las correas de un tiro, para
hacer que tengan igual longitud las cuerdas de
un aparato ó máquina cualesquiera.
Nudo sencillo con presilla
El nudo sencillo con presilla es un nudo senci-
llo en el que uno de los cabos de la cuerda forma
presilla, Fig. 436.
Fic. 436
1o Dóblese la cuerda en hebilla; fórmese una
prestilla con el cabo b y pásesela por la hebilla.
20 Apriétese, estirando el cabo a y la presilla b.
El nudo sencillo con presilla se forma y se de-
sata con la mayor facilidad. Se usa para fijar una
cuerda en un objeto. Asi es como los carreteros
amarran por lo común sus caballos del abarcón.
Se puede tirar impunemente del cabo a; pero la
menor tracción hecha en el cabo b basta para des-
hacer el nudo.
Nudo corredizo de gaza
Este nudo se forma de una gaza por la cual se
pasa la extremidad libre de la cuerda.
AS
_—
Fic. 437
COSMOS
247
10 Hágase un nudo sencillo con presilla (Fig.
436), cójase la punta b con la mano derecha; báje-
sela hacia atrás al rededor del cabo a y déjese por
dentro en nudo sencillo.
20 Apriétese, estirando con la mano izquierda
los cabos a, b, y la gaza con la mano derecha,
Fig. 437.
El nudo corredizo se emplea para fijar una cuer-
da ámna argolla, para apretar fuertemente un bul-
to de mercancias, para sujetar Jas patas de los
caballos á los cuales se va á herrar, ete.
Nudo de puerco
Este nudo forma una cabeza ó botón. Sólo difiere
del nudo.sencillo en que uno de sus cabos pasa
dos veces por la hebilla.
Fic. 438
lo Hágase un nudo sencillo; vuélvase 4 pasar
el cabo db por el interior del nudo sencillo, Fig. 438,
%o Estirese vivamente con lamano izquierda el |
cabo a, empujando el nudo con la derecha, Fig.
439.
El nudo de puerco impide la desunión de los hi- |
los de la cuerda. Los vaqueros hacen generalmen-
te un nudo de este género en el extremo libre de
la cuerda con que conducen á los animales.
Nudo derecho
Esternudo se compone de dos presillas absolu-
tamente idénticas, cada una de las cuales abraza
los dos cabos de la otra.
Fic. 440
lo Póngase la cuerda b sobre la cuerda a; cója-
se b entre los dedos indice y del medio de la:ma-
no derecha, Fig, 40.
2 Hágase que b ejecute un movimiento en tor-
no de a y llévese en seguida b sobre a, Fig. 441.
30 Por medio del indice de le mano izquierda
hágase todavía girar b sobre a, con objeto de in-
troducirla en la presilla formada por a.
4 N
Fs. 441
4o Apriétese estirando fuertemente las dos cuer-
das, Fig. 442,
Frc. 442
Otro modo dE
lo Fórmese una presilla con el extremo b y pá-
sese por ésta el extremo a. ,
20 Abrácese con una vuelta del cabo a la pre-
silla formada por 0 y vuélvaselo en seguida á pa-
sar por la presilla, Fig. 443.
30 Apriétese estirando las dos cuerdas, Fig. 449.
Fic. 443
Es el más seguro de todos los nudos. Los alba-
ñiles, los carpinteros, y los constructores de techos
lo emplean de preferencia.
El nudo derecho tiene la gran ventaja de po-
derse desatar fácilmente: basta para ésto empujar
la hebilla de fuera hacia adentro aproximando vi-
sorosamente las manos.
Nudo derecho con ajuste en cola de vaca
El ajuste en cola de vaca consiste en introducir
el extremo libre de cada una de las cuerdas entre
los hilos de la otra.
Lo Ábranse, por medio de los dedos, ó de una es-
pecie de punzón Jlamado pasador, los hilos de a.
20 Introdúzease en la abertura, el extremo libre
de la hebilla.
b
y
==
ISS
3o Hágase lo mismo con la cuerda b y apriétese
estirando a y b, Fig. 444:
Cuando se hace un nudo derecho por medio de
cuerdas un poco voluminosas, se aumenta su $0-
lidez si se forma un ajuste en cola de vaca.
248 COSMOS
Vudo derecho con presilla Nudo de tejedor
Este nudo, llamado vulgarmente «nudo de cor-
bata», es una especie de nudo derecho en el cual
eada cabo está reemplazado por una presilla.
Este nudo se compone de una gaza formada por
una de las cuerdas que entrelaza á una presilla
formada por la otra.
Fic. 448
lo Póngase la cuerda bd sobre la cuerda a, Fig.
448.
20 Levántese a, volteándola de adentro á afue-
FiG. 445
lo Hágase un nudo sencillo.
'" Déjese deslizar la mano izquierda y repléguese
la cuerda bd en forma de presilla, Fig. 445.
20 Levántese el cabo b, y désele vuelta, de fue-
ra hacia adentro, al rededor de la presilla d.
ra, de tal manera que quede esta cuerda entre los
dos extremos libres, Fig. 449.
30 Hágase con b. una presilla que abrace á la
cuerda q.
Fic. 446
Empuújese vivamente a en la gaza 0, por medio
«del pulgar de la mano derecha, Fig. 446.
3o Cójase en seguida, con la mano izquierda, la
presilla nuevamente formada a, y apriótese esti-
rando fuertemente las dos presillas, Fig. 447.
Fic. 450
4o Apriétese estirando fuertemente a, mientras
que la mano izquierda retiene la presilla db, Fig.
450.
Otro modo
lo Fórmese una presilla con el extremo b é in-
trodúzcase en ella el extremo «.
HE 20 Voltéese este último extremo al rededor de la
Fic. 447 presilla, para hacer una hebilla que la abrace en-
Este es el nudo por excelencia de tocador: las | teramente.
corbatas, los delantales, los botines, etc., se detie-| 30 Apriétese estirando los cabos a y d, Fig. 451.
nen 6 fijan?con un nudo de este género. Este nudo, como lo indica su nombre, sirve muy
A a
particularmente á los tejedores para amarrar los
hilos que se rompen. Lo emplean también los en-
Na
Fic. 451
euadernadores. Es tan fuerte como el nudo dere-
eho, y al mismo tiempo es menos voluminoso.
Medio nudo
El medio nudo se forma de una hebilla en la cual
pasa el extremo libre de la cuerda.
1o Hágase una hebilla que abrace el objeto por
amarrar.
20 Métase el extremo b en el interior de la he-
billa.
30 Aprictese, estirando fuertemente a y d, Fig.
452.
Este nudo, asi como todos los que van á seguir,
no se hace en la práctica más que con los cables.
Sirve para sujetar los objetos de poco peso cuan-
do se van á elevar ó á embarcar. Se emplea tam-
bién como nudo corredizo.
Nudo completo
Difierc del medio nudo en que los cabos y la
hebilla están enlazados dos veces.
lo Hágase un medio nudo.
20 Voltéese el cabo b al rededor de a y métase
una vez más en la hebilla.
COSMOS
Apriétese, empujando la gaza con la mano de-
recha, y poniendo tirante el cable con la mano iz-
quierda, Fig. 453.
El nudo completo se emplea para sujetar los
fardos de peso considerable. Igualmente puede
servir de nudo corredizo.
Nudo de galera
El nudo de galera es un nudo sencillo con pre-
silla; en ésta se pasa una palanca.
lo Hágase una hebilla, dándole al cabo « una
longitud suficiente.
20 Voltéese a al rededor de b para formar una
presilla en el interior de la hebilla.
3o Colóquese la palanca entre la hebilla y la
presilla a.
Apriétese estirando á la vez a y 0, Fig. 454.
Fic. 454
El nudo de galera sirve para unir el cordaje á
una palanca. Se mueve ó se quita con la mayor
facilidad tan pronto como cesa la tracción.
Nudo de botero
Este nudo se forma con dos hebillas, puestas una
sobre la otra, por las cuales se pasa el objeto don-
de se quiere fijar el cordaje.
lo Hágase una hebilla, llevando el cable a sobre
Dd, Fig. 455.
2% Lácese el madero p y apriétese estirando la
extremidad b (el nudo hecho asi, á medias, se des-
liza fácilmente).
30 Hágase nuevamente con b una hebilla; enlá-
cese por segunda vez el madero de modo que los
COSMOS
dos hilos queden colocados interiormente entre las
hebillas, Fig. 456.
Fic. 456
Munténgase b fuertemente: el nudo se aprieta y
cesa de deslizarse á causa de la tracción del ho-
bo, Fig. 457.
El nudo de botero sirve para amarrar un bote
en la ribera. Su principal ventaja estriba en que
no produce una detención súbita.
BERTRAND, TOUSSAINT Y GOMBERT.
(Continuará.)
o
EL ÁTOMO ELÉCTRICO
En el último bamquete de la Institución de
Ingenieros Electricistas de Londres, el Pre-
sidente, Profesor Guinermo CrookeEs, dijo:
Felizmente, hemos destruido la absurda
idea de que la investigación en algún ramo
de la ciencia es sólo pérdida de tiempo.
Hoy se admite generalmente que la ciencia
pura, lejos de las aplicaciones prácticas, be-
neficia al investigador mismo y enriquece á
la vez grandemente á la colectividad. «El
bendice al que da y al que recibe». Entre
la temblorosa pierna de la rana sobre la me-
sa de trabajo de GaLvaxt, y el telégrafo 6
el teléfono, existe una filiación directa. Sin
la una no podriamos haber tenido el otro.
Sin embargo, sabemos poco respeto al
agente de la electricidad; los substancialis-
tas dicen que es una especie de materia;
otros lo consideran no como materia, sino
como una forma de energía y otros rechazan
ambas opiniones. El profesor Lopck lo con-
sidera cuna forma, ó mejor, un modo de
manifestación del eter». El profesor NikoLa
Testa se opone á la opinión del profesor
Lop6k, pero piensa que «nada hay de segu-
ro en llamar electricidad al eter asociado
con la materia ó eter confinado. Autores com-
petentes no han podido todavía convenir en
si tenemos una electricidad ó dos clectrici-
dades opuestas; el único modo de vencer la
dificultad consiste en perseverar en la ex-
periencia y la observación: si nunca sabre-
mos lo que es la electricidad, si vida ó Mma-
teria, si permanece como entidad desconoci-
da, seguramente descubriremos más acerca
de sus atributos y de sus funciones.
La luz que el estudio de la electricidad
arroja sobre una variedad de fenómenos
quimicos—comprobados tanto en nuestros
pequeños laboratorios como en los vastos
laboratorios de la Tierra y el Sol—no puede
ser menospreciada. La antigua teoría elec-
tro-quíimica de BerzeLrus se ha vuelto inutil,
y una nueva teoría más amplia comienza
a aparecer. Los hechos de electrólisis no
están de ningún modo averiguados ó coor-
dinados completamente; se inclinan á la gran
probabilidad de que la electricidad es ató-
mica, que un átomo eléctrico es una canti-
dad tan definida como un átomo químico.
La atracción eléctrica entre dos átomos quí-
micos, siendo un trillón de veces más gran-
de que la atracción de la gravedad, es pro-
bablemente la fuerza son que la química
está más en relación.
Se ha calculado que en un solo pié cúbi-
co del éter que llena un espacio, hay ence-
rradas 10,000 toneladas de energía que has-
ta aquí se han escapado a la observación.
Abrir este almacén ilimitado y ponerlo al
servicio del hombre, es una tarea que es-
pera á un electricista del porvenir. Las úl-
timas investigaciones dan fundadas esperan-
COSMOS 251
zas de que este vasto almacén de poder, no
es inaccesible; antes de hoy conocíamos
sólamente un campo muy estrecho de vibra-
ciones etéreas, desde el extremo rojo por
un lado hasta el ultra violeta por el otro,
es decir, desde 3 diezmillonésimas de milí-
metro á 8 diezmillonésimas de milímetro.
Dentro de este campo relativamente limita-
do de vibraciones etéreas, y el campo igual-
mente estrecho de vibraciones sonoras, he-
mos estado hasta aquí limitados á recibir y
comunicar todo el saber que poseemos en
compañía de los demás seres racionales; si
las vibraciones del eter, más lentas que las
que nos afectan como luz, pueden no estar
constantemente en trabajo en torno de nos-
otros, hasta estos momentos es cosa que
nunca hemos inquirido seriamente. Pero las
investigaciones de Look en Inglaterra, y de
Hertz en Alemania, nos dan un campo cas
infinito de vibraciones etéreas ó rayos eléc-
tricos, desde ondas de una longitud de mi-
llares de millas, hasta de unos cuantos piés.
Aquí se nos descubre un universo—nuevo
y admirable—que es difícil concebir si es
impotente para transmitir y comunicar la in-
teligencia.
Los experimentadores han reducido la lon-
gitud de las ondas de los rayos eléctricos.
Con la diminución en tamaño de los apara-
tos, la longitud de las ondas se hace más pe-
queña, y si pudiéramos construir botellas de
Leyden de dimensiones moleculares, los ra=
yos caerían dentro de los estrechos límites
de la visibilidad. No sabemos todavía como
podría hacerse funcionar una molécula co-
sin embargo, no es
8
improbable que la luz fosforescente discon-
mo botella de Leyden;
tinua, emitida por ciertos cuerpos raros,
cuando están excitados por una corriente de
alta tensión en un gran vacio, es realmente
una producción artificial de estos rayos eléc-
tricos, suficientemente pequeños para afec-
tar nuestros órganos visuales. Si tal luz
se pudiese producir con mayor facilidad y
regularidad, sería mucho más económica que
la luz de una llama ó de un arco, pues muy
poca energía se gasta en forma de rayos de
S
calor. De esta producción de luz, la natu-
raleza nos suministra ejemplos con los gusa=
nos luminosos y con las luciérnagas; su luz
aunque suficientemente enérgica para que
peeda ser vista á distancia, no está acom-
pañada de ningún desprendimiento de ca-
lor capaz de ser apreciado por nuestros ins-
trumentos más delicados.
Por medio de corrientes que se alternan
con mucha frecuencia, el Prof. NikoLa Testa
ha logrado pasar por inducción al través del
eristal de una lámpara, la energía suficiente
para tener un filamento en estado de in-
candescencia sin el uso de alambres conec-=
tadores. Llegó á iluminar un cuarto en con-
diciones tales, que en cualquier parte podría
hacerse una aplicación de su alumbrado, sin
necesidad de conectar eléctricamente con
nada. Ha producido la condición requerida
creando en el cuarto un poderoso campo
electrostático que se sucede con mucha ra-
pidez. Suspende dos hojas de metal, cada
una conectada con los extremos del ani-
llo; si se lleva un tubo vacío á donde quie-
ra entre estas hojas; ó puesto en cualquier
parte, permanece siempre luminoso.
llasta dónde sea prácticamente provecho-
so este método de iluminación, solamente
las experiencias pueden decidirlo. En todo
caso, se ha extendido el conocimiento pro-
fando de las posibilidades de la electricidad
estática, y la máquina eléctrica ordinaria ce-
sará de ser considerada como juguete.
Las corrientes alternantes tienen una re-
putación dudosa, pero se sigue de las in-
vestigaciones de Testa que si la rapidez de
la alternación aumenta, no se hacen más pe-
ligrosas, sino menos; además, aparece que
ahora puede producirse una verdadera llama
sin necesidad de la química, una flama que
da luz y calor sin consumo de material y
sin proceso químico. Á este fin requerimos
métodos adelantados para producir en ex-
ceso frecuentes alternaciones y enormes po-
tenciales. ¿Seremos capaces de obtenerlos
dando salida al eter? Si así es, podemos ver
con indiferencia el agotamiento de nuestros
campos de carbón; resolveremos á un mismo
tiempo la cuestión del humo y anularemos
todos los yacimientos posibles de carbón.
La electricidad parece destinada á anexarse
no sólo el campo entero de la óptica, sino
que también probablemete el de la termo-
logía.
252 COSMOS
Los rayos de luz no pasarán al través de
una pared, ni de una densa neblina, como
lo sabemos perfectamente; pero los rayos
eléctricos, cuyas ondas sean de una longitud
de uno á dos piés, traspasarán tales medios,
que serán transparentes para ellos.
Hay otro hermoso campo para las inves-
tigaciones, apenas atacado por los pioncers,
que espera la exploración; aludo á la ac-
ción mutua de la electricidad y la vida. Nin-
gún hombre de ciencia que esté en su cabal
sentido, admite la aserción de que «la elec-
tricidad es la vida», ni aún podemos aven-
turarnos á hablar de la vida como una de
las variedades ó manifestaciones de la ener-
gía. Sin embargo, la electricidad tiene una
influencia importante sobre los fenómenos
vitales, y á su turno es puesta en acción
por el sér viviente, animal ó vegetal. Tene-
mos peces eléctricos, uno de ellos el proto-
tipo del torpedo del arte militar moderno.
Hay la babosa eléctrica que encontramos en
los jardines y caminos cerca de Hornsey-
rise; hay también una escolopendra eléc-
trica. En el estudio de tales hechos y rela-
ciones, el electricista científico tiene ante
sí un campo infinito de investigación.
Las vibraciones más lentas á que me he
referido, revelan la posibilidad incierta de
obtener la telegrafía sin alambres, postes,
cables, ó de cualquiera otra de nuestras
aplicaciones costosas. Es en vano querer
hacer una pintura de las maravillas del por-
venir; el progreso, como lo observó el Dean
SwirT puede ser muy ráapidu para el sufri-
miento; para esta generación son suficien-
tes las maravillas que nos asombran.
Scientific American, 1891, LXV, p. 369.
O
¿EN DÓNDE COMENZÓ LA VIDA?
vI
Hay una gran variedad de opiniones y
muchas teorías interesantes para dar cuen-
ta de la similitud de las especies y los gé-
neros en los continentes oriental y occiden-
tal. Si, como lo hemos pretendido, hubo
una zona en torno del polo y ésta estuvo
suficientemente alejada para recibir una in-
1 Continúa. Véase Cosmos pp. 173 y 236.
fluencia mínima del Sol, es decir, la apro-
piada para las vidas animal y vegetal, nece-
sarlamente, merced á la evolución climaté-
rica, pudo mantener sucesivamente todas las
formas de vida que existieron siempre so-
bre la Tierra; y si una región de frio cre-
ciente rodeada por esta zona, dispersó estas
variadas formas de vida, arrojándolas en to-
das direcciones á los continentes asiático,
europeo y norte-americano y rumbo al ecua-
dor; si estas hipótesis son ciertas en verdad,
y sistodo ocurrió así, deberemos encontrar,
naturalmente, una marcada semejanza á tra-
vés de todos los continentes, entre la flora
y la fauna del hemisferio N. Precisamente
ésto es lo que vamos a encontrar.
Requiérense pocos conocimientos cientifi-
cos para concluir que el mammut, el mas-
todonte, el elefante, el búfalo, el bisonte,
el tapir, el ciervo, la liebre, el carnero, el
lobo, el zorro, la comadreja, el martín, el
castor, la nutria, el oso, el tigre, la pante-
ra, el león, el puma, el gato montés, el co-
codrilo, el caimán, la rana; que el salmón,
la perca, la trucha y otros muchos peces de
agua dulce; que las mariposas, las abejas,
to)
la langosta é innumerables géneros de hor-
8
migas y escarabajos, que las innumerables
tribus de pajarillos terrestres; que el roble,
el olmo, el arce, el abedul, la haya, el cas-
taño, el alerce y muchos pinos, más las plan-
gos, los helechos, los cés-
pedes y los innumerables arbustos que viven
tas floridas, los mus
ó que vivieron en todos los continentes del
hemisferio N. casi indistintamente, tienen
mútuas relaciones y, respectivamente, unos
mismos antepasados y un origen común.
Ni las teorías indígenas ni cualquiera otra
hipótesis, á este respecto, podrán explicar la
semejanza mucho más marcada entre ciertos
animales y plantas de los continentes orien-
tal y occidental que la similitud de los que
los rodeaban, y las condiciones anteriores
de su vida.
Esta notable paridad de las formas de la
vida en comarcas tan separadas y en medios
tan diferentes es posible y solamente posi-
ble en el caso de que emigraran del mismo
lugar; puede decirse, 4 mayor abundamien-
to, que si hay alguna localidad de donde
| pudieran emigrar y ésta no lué una zona
norte, como se dijo antes, no se ha descu-
bierto todavía; y aun sapotiéndo la existen-
cia de otra localidad, indudablemente per-
manecieron una parte de su vida en esa zo-
na norte para alcanzar su condición actual.
La hipótesis de que hubo una emigración
septentrional y otra meridional para pasar
de continente á continente, da origen, en
mi concepto, a este dilema: suponer que los
animales y las plantas siguieron rutas lar-
8
gas é intrincadas con el definido propósito
de llegar á nuevos campos y continentes,
es tanto como atribuirles la previsión é in-
teligencia de un Cristobal Colón, por ejem-
plo; en tanto que pretender que fueron ex-
pulsadas y conducidas por circunstancias
favorables, equivale á asegurar que todas
las condiciones de esta larga ¡jornada sep-
tentrional—á fin de hallar un paso favorable
y después de un viaje meridional igualmen-
te largo para llegar á su residencia de hoy—
debieron ser, si hubo una especie de uni-
lormidad en el sistema termal de la Tierra
de un opuesto caracter, y por lo tanto, si
en un caso fué favorable á la emigración,
en el otro debe haberle sido desfavorable;
pero las plantas no se mueven nunca y los
animales, raramente, en contra de condicio-
nes que les son desfavorables dentro de
ciertos límites.
Es cierto, hasta donde se refiere á la sim-
ple dirección, que en el caso excepcional
de la vuelta de los hielos al final del perio-
do glacial, las plantas y los animales em-
pujados al S. por el frio, volvieron al N.
con el movimiento excepcional semejante de
un clima cálido hacia al N.; pero ambas ex-
cepciones son precisamente de aquellas que
confirman la regla. En cada caso el movi-
miento total de la vida orgánica en cl he-
misferio N. fué originado por un movimien-
to semejante de las líneas isotermas y de
las condiciones climatéricas, y mientras en
un caso fué de S. á N., los fenómenos que
indicamos nada más al considerarlos en co-
nexión con sus causas excepcionales y anó-
malas, que el movimiento general no se ha-
bía verificado en dirección opuesta, el hecho
de que las olas de las mareas se levanten á
cientos de millas en los grandes ríos indica
que sus principales corrientes no se diri-
COSMOS 253
gieron siempre y constantemente al mar.
Se admiten atrevidamente dos opiniones:
que la vida orgánica se movió de las regio-
nes polares á los trópicos ó vice-versa, pues
si hubiera comenzado en algún sitio situado
entre estos dos extremos no habría podido
seguir los dos caminos, toda vez que la tem-
peratura, el clima y las demás condiciones
septentrionales y meridionales de cada loca-
lidad son y han debido ser siempre tan
disímbolas que si favorecían el movimiento
en una dirección, lo perjudicaban en otra.
Ahora bien, como los movimientos hacia el
E. y hacia el O. son imposibles en gran
extensión, y como las condiciones favorables
á una forma de vida son por regla general
favorables á todas, despréndese que el mo-
vimiento general de toda la vida orgánica
en la Tierra se verifica, y así sucedió siem-
pre, de las porciones más calientes á las
más frias ó de las más [rias á las más calien-
tes, y ésto tambien de un extremo á otro.
En mi opinión, el movimiento de la parte
más fría á la más caliente, del N. al S. de
nuestro hemisferio, parece no sólo del todo
razonable, sino que los hechos lo prueban de
una manera positiva y la conclusión es ¿ne-
v table.
Es un hecho bien reconocido y digno de
mencionarse en este asunto que todas las
plantas y los animales movidos por el hom-
bre unos cuantos grados del N. hacia el S.
de nuestro hemisferio se mejoran y se des-
arrollan con más amplitud, y se vuelven,
con el cambio, más prolíficos y más vigoro-
sos; así como con un movimiento semejan-
te en opuesta dirección, y en grado pro-
porcional á la distancia, se producen efec-
tos contrarios como son la esterilidad y la
degeneración. Así, este movimiento meri-
dional añadido á todas las demás probabi-
lidades está de acuerdo en línea recta con
la evolución y desarrollo: más latos de las
plantas y de los animales.
A la luz de estos hechos preguntemos
qué cambios se produjeron probablemente
en aquellos animales que se retardaron en
las zonas árticas cuando las especies á que
ellos pertenecían se habían dirigido ya al
S., y que permanecieron allí en tanto que
su clima tropical se tornaba primero en
254
COSMOS
templado y después en (rigido. Estos re-
tardados, en la lucha por la adapiación á las
nuevas condiciones de frio progresivo y des-
pués de pasar por los. climas templado y
frígido, han de haber perecido ó sufrieron
degeneraciones como la ballena y la vaca
y león marinos, así como la entera tribu
marina de las regiones árticas de la actua-
lidad que han retrocedido lentamente á la
vida acuática y de sangre fria, de la cual
proceden verosímilmente todas las formas
de la vida animal.
Estas mismas degeneraciones prueban que
en las regiones árticas hubo alguna vez un
elima tórrido; proceder de otro modo equi-
vale á afirmar que sus antepasados buscaron
un clima favorable en el cual pudieron, úni-
camente, escapar al exterminio por. la de-
gene vación y acudieron á las aguas para su
subsistencia. Creo más racional decir que
buscaron ese clima favorable y que ence-
rrados en un clima que no lo era, fueron
degenerando más y más en su terrible lu-
cha por la vida.
La evolución y la degeneración en el mun-
cánico son, en una fase al menos, re-
3
sultado de los cambios en las relaciones en-
do or
contradas entre el gasto y la demanda. Siem-
pre que en los Organismos, yen cuanto les es
S
util, el gasto excede a la demanda, aun cuan-
do sea en grado muy pequeño, las antiguas
) 8
necesidades y capacidades se ensanchan y
otras nuevas surgen en la existencia; ade-
más, los viejos ór
ganos se mejoran en tanto
que se desarrollan otros nuevos para asegu-
9
rar y hacer más propia la defensa, la lucha
y- la competencia; así, el organismo adquie-
re variados apetitos, la actividad aumenta,
se dividen las aptitudes, la sensibilidad au-
menta, se amplía el genero de vida, de suer-
te que por tales cambios pasan de las for-
mas y funciones más simples 4 las más com-
plexas, que es lo que constituye la evolución.
Por otra parte, cuando la demanda es mayor
que el gasto. necesario, se suprimen las ne-
cesidades sobrantes, de donde resulta que
los órganos y las capacidades, precisos pa-
ra una función, dejan de usarse, se atrofian
y el organismo cayendo en una actividad
restringida; en funciones más limitadas y en
un género de vida estrecho, retrocede de
las formas y funciones más complexas á las
más sencillas, qué es á lo que se llama de-
generación. Todo ello es el resultado de las
relaciones variables entre el gasto y la de-
manda; en último análisis, para cada caso—
y ésto no es más que una sospecha mia
—en que la vida brota en un cierto géne-
ro de calor, es la demanda; y todo calor
que es consecutivo á esa especie de vida, el
gasto.
Estos casos de degeneración en los dife-
rentes órdenes son más numerosos de lo que
pudiera suponerse. De hecho, fueron tan fre-
cuentes como los éxitos constantes de una
al limitar sus necesidades—en su
especie
lucha por la adaptación á un medio adverso,
el cual hizo disminuir continuamente la va-
riedad y cantidad de gastos y aún cambió
con tal lentitud sus condiciones desfavora-
bles que no produjo el exterminio de las
especies.
A este respecto, el hecho citado nos su-
giere otras consideraciones. Si es verdad
que junto con muchas plantas y animales,
el antepasado del hombre—algún animal
con dedo pulgar, y teniendo en cuenta la
posibilidad de las cosas—vivió en esta man-
sión septentrional, este origen: común é 1n-
mensamente remoto, puesto que es anterior
en muchas épocas al período glacial, sería
una prueba posible para los que sostienen
la unidad de origen del hombre y también
una razón para explicar la ausencia de su
inmediato predecesor en la Tierra. Á su pro-
genitor en las primeras filas de esta gran
3 . 8
emigración hacia el S. antes de la época
cuaternaria—periodo durante el cual el hom-
bre habitó probablemente en la Tierra—lo
empujó desnudo el implacable y siempre
progresivo (rio, llevándolo en el movimien-
to hacia el S. en busca de un clima tropical,
á los distintos continentes del Este y Oeste,
hasta que llegó con el tiempo al anillo ecua-
torial, siempre á la cabeza de los seres, en
virtud de este movimiento y de su progre-
so, adelantó lo bastante, bien que con gra-
do lento, para fabricar el luego, vestirse,
hacer herramientas y, acaso, domesticar ani-
males, por lo menos el principal y más util
para el hombre primitivo, como el perro;
preparado así para todos los conflictos y pa-
va todos los climas, se dirigió hacia atrás
á los límites de las nieves perpétuas, some-
tiendo ó exterminando, primero á sus pro-
pios antepasados, que eran sus rivales mas
próximos, pero ya mis debilitados, los cua-
les por una permanencia tardía y en virtud
de la lucha por la vida en un clima cuya
temperatura fria no cesaba de aumentar, de-
generó forzosamente, hasta el extremo, y
quedó á propósito para que se le venciera,
sino para que se le exterminara, por el clima
mismo, dejando así como semejante más cer:
cano al hombre y hasta como el más remoto
en relación entre él y sus antepasados, las
posteriores tribus de cuadrumanos antro-
poides que se desarrollaron cerca del Ecua-
dor, de los más bajos animales que lo acom-
en su emigración meridional.
3
Esta última proposición, sin embargo, no
pañaron
es más que una vaga suposición deductiva
cuya posibilidad ó cuya simple probabilidad
nada demuestra todavía. Esto no obstante,
para sostener las principales conclusiones ya
establecidas, con todos los resultados y de-
ducciones quede ella se deriven, paréceme
que es necesario probar únicamente lo que
puede admitirse de una manera general, 4
saber: que toda la Tierra estuvo en alguna
época demasiado caliente para que pudiese
existir la vida y que no se han descubierto
causas 6 hechos que señalen una diferencia
menor entre la temperatura de los trópicos
y la polar de otra época, de la que existe
hoy. Una condición y una diferencia de tem-
giones del
polo, primero un clima tropical y la vida
correspondiente; después, un clima templa-
peratura tales, produjeron en las re
do y la vida apropiada, y cada una de éstas
por una época inmensa antes de que el
anillo ecuatorial hubiera estado en condi-
ciones de habitabilidad para cualquier orga-
nismo conocido.
G. HiLtTON ScrIBNER.
(Concluira.)
A ———
Las cosas tienen leyes y estas leyes son se-
veras: Operan contra el hombre ó a favor
suyo, á su elección; pero no es él dueño de
cambiarlas, las sufre y padece por ellas ó se
acomoda á ellas y las aprovecha. En las co-
sas morales como en las fisicas el contra-
COSMOS
255
golpe es seguro; 4 nosotros toca el adver=
tirlo; nos destrozará si lo provozamos y-lo
esperamos.—H. Tarne.
—_——_A _——
LA CUENCIA DIOS GUaDyS
EL TORNIQUETE DE POPOTE
Se ahuecará un tapón, de los más grandes
que se encuentren, de modo que se forme
un recipiente pequeño para el líquido; le ha-
reis un agujero en el fondo, en el cual fija-
reis la extremidad de un popote de centeno
de 40 centímetros de longitud, próximamen-
te. En la otra extremidad de este popote,
en A (véase la figura que está a la derecha
del dibujo), pegareis, con un poco de lacre,
otro pedazo transversal, provisto en su me-
dio de otro agujero que lo pondra en comu-
nicación con el tubo vertical. Las extremi-
dades de este tubo transversal se taparán con
cera y se le harán, en dos lados opuestos,
dos agujeros que correspondan á dos pe-
dacitos de popote de dos centímetros de lon-
gitud pegados con cera y que servirán de
apéndices (ajoutages). Cortad en forma de
bisel las extremidades de estos apéndices
para facilitar la salida del alre y, por con-
siguiente, el escurrimiento del líquido.
Unid vuestro tapón á un disco pequeño
de metal (por ejemplo, un botón) por medio
de tres hilos adheridos á sus bordes; sus-
pended el botón, por su centro, de un hilo
vertical y ponedlo bajo un chorrito de agua:
ésta saldrá por los dos apéndices y como
están dispuestos en lados opuestos, todo el
aparato girará en el sentido de las flechas,
con gran velocidad por efecto de la reacción
Sl
de que hablamos en el «Torniquete hidráu-
lico hecho con una nuez y dos avellanas.»
Para evitar las dificultades de las uniones
con cera, podeis hacerlas por medio de tres
corchitos como lo indican los cortes figura-
dos en medio de nuestro dibujo. El tapón de
en medio, con dos perforaciones en ángulo
recto, recibirá el popote vertical 4” y dos
popotes transversales y horizontales B”. Dos
taponcitos menores servirán para unir los
apéndices con los dos tranversales B”.
En fin, si el popote no os parece bas-
tante sólido podremos reemplazarlo por un
tubo delgado de cobre, como, por ejemplo,
256
COSMOS
el que sirve para las cortinas llamadas de ba y Mlenad de agua la figura dibujada, lo
corredera. La extremidad del tubo que pe-|que será facil haciéndolo con cuidado: las
netra en el recipiente superior se cortará y | líneas húmedas que limitan vuestro dibujo,
doblará como se ve en C* y se colgará de Fig. 459, (un triángulo por ejemplo) impe-
Fic. 458
un alambre en que girará el conjunto del
aparato. Podeis poner cuatro tubos trans-
versarles en lugar de dos, y doblando lige-
ramente sus extremidades, como lo indica
el dibujo, suprimireis los apéndices. Colgad
el aparato, así modificado, sobre la mesa,
despues de haber apagado la lámpara; vertid
ron caliente en la salserilla formada por el
tapón; encended, al salir, los chorritos de
líquido que saldrán en torbellino luminoso
y caerán en forma de lluvia de fuego sobre
el plum-pudding 6 la tortilla de huevo que
se habrá colocado debajo, y vereis el efecto
que causa en vuestros convidados esta piro-
tecnia de nuevo género!
*
*
LAS FIGURAS MAGICAS
Dibujad en un cuadradito de papel blanco
común, ó de papel de cartas, una figura geo-
métrica cualquiera: cuadrado, rectángulo,
triángulo, polígono, etc., usando para tra-
gua.
Poned á flotar sobre el agua de una cu-
zarla, un lápiz mojado en a
beta vuestro papel, con el dibujo para arri-
¡dirán que el líquido salga de entre las líneas
|
¡ trazadas.
Tomad, ahora, un alfiler y colocando la
punta en un lugar cualquiera del triángulo,
¡de manera que esta punta penetre en el
agua, pero sin que toque el papel, y vereis
¡que el papel se pone en movimiento en cier-
¡ta dirección, hasta que el centro geométrico
del triángulo venga dá colocarse exactamen-
¡te debajo de la punta de vuestra alfiler.
Os es facil determinar de antemano el
|
|
¡punto A, centro de figura del triángulo, y
¡comprobar que el papel caminará en el sen-
tido de la flecha hasta que A venga á colo-
carse debajo de la punta del alfiler. El pa-
pel se detiene por sí mismo en ese momento.
Repetid la experiencia con un cuadrado ó
un rectángulo y comprobareis que el punto
que se encuentra debajo de la punta es,
exactamente, el punto de intersección de
¡las dos diagonales. Si habeis dibujado en
vuestro papel el contorno de la carta de
Francia, teniendo cuidado de mojar vuestro
lápiz, y haceis flotar este papel, cubriendo
de agua la superficie de la carta, vereis, co-
locando el alfiler en un punto cualquiera,
que la carta se pondrá en movimiento hasta
que cierto punto venga á ponerse debajo del
alfiler. Marcad este punto y comprobareis
que corresponde en la carta á la ciudad de
Bourges. He aquí una curiosa manera de de-
mostrar que la ciudad de Bourges está en el
centro de Francia.
Tom Trr.
pe
Is
2
USAN
(ODIXTAL HA OU VLSI-OYIVHO HT OMILAVO
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SOWS0D TIA VIAVADOTODOLO Y “LON 'ZAMYA y HL ISO
eL] VNIMy7] ] OwOJ,
£SOWSO 0%
REVISTA ILUSTRADA DE ARTES Y CIENCIAS
RT TERRA IAO NAAAT
DrrEcTOR PROPIETARIO, FERNANDO FERRARI PÉREZ
Tomo 1
Tacumaya, D. F., 1% pe Serriembre DE 1892
Núm. 17
RUINAS DE TLALMANALCO
Tlalmanaleo, pueblo cabecera de munici-
palidad, del partido de Chalco en el Esta-
do de México, esta situado á la falda de la
Sierra Nevada, á dos leguas al E. de Chal-
co; antiguamente era cabecera de alcaldía
mayor y contaba un buen convento de reli-
giosos franciscanos y un hospital de bethle-
mitas, fundado por el Lic. D. MicueL bEL
MoraL. El temperamento es frio, cl terreno
feraz, el aspecto hermoso; los habitantes se
ocupan en la agricultura.
De las ruinas que dan motivo á este artícu-
lo y la estampa representa, (Lám. 17* !)
no he encontrado noticia alguna, no obstan-
te haberme dirigido á personas inteligentes.
Importantes como lo son, su memoria se
había perdido; eran tal vez conocidas de al-
gunos curiosos, pero en manera alguna del
público.
Quien primero llamó la atención acerca
de ellas, fué el distinguido joven M. Ju-
LIO LAverrIERE, miembro de una de las co-
misiones encargadas de explorar el Valle de
México: en su muy importante trabajo acer-
ca del Popocatepetl, se encuentran los pá-
rrafos siguientes:
«Á legua y media de Chalco se presenta
una costa que pasa cerca de la hermosa fá-
brica de Miraflores, establecimiento de hi-
1 El Renacimiento publicó como ilustración de
este artículo una estampa litográfica, y en su lugar
reproducimos nosotros una magnífica negativa he-
cha en 1889 por el hábil fotógrafo Sr. José Ma. PÉ-
REz; estando en vidrio esta negativa y deseando que
perdiera lo menos posible en la impresión, nuestra
lámina ha quedado invertida; ésto es, que lo que
aparece á la derecha, está en el original sá la iz-
quierda y vice=versa,
lados de algodón, perteneciente á los Sres.
Martínez DeL Rio, en cuya consolidación se
han empleado grandes caudales, inteligen-
cia y perseverancia, y que ocupa varios cen-
tenares de operarios indígenas, entre quie-
nes hay muchos que han adquirido mucha ha-
bilidad. Á mayor elevación, semejante á una
ciudad fortificada, se ve Tlalmanalco con su
¡iglesia moderna muy insignificante y flanquea-
da por ruinas muy notables. Estas son los
restos de un convento de franciscanos, cuya
construcción principió después de la con-
quista. Por razones que no he podido ave-
riguar, este monumento no se elevó más
que al alto de los primeros arcos, y así se
quedó, lo cual es de deplorarse por el arte
arquitectónico; pues puede juzgarse de lo
que hubiera sido el monumento, por lo po-
co que de él se ve.
«Figúrese unos tres arcos de bóveda co-
mo de ocho metros de altura, separados uno
de otro por macizos cubiertos de multitud
de arabescos, de figurines y de follaje en re-
lieve. La cantería, de un hermoso color obs-
curo, parece haber sido amoldada en moldes
hechos á voluntad y retocada después con
cincel, según la mucha limpieza que se ad-
vierte en los contornos, sin que se note nin-
gún recargo de mal gusto. Los adornos es-
tán distribuidos con aquella ciencia parti-
cular propia del renacimiento, que no sacri-
ficaba las líneas mayores á favor de los por-
menores, y que no obstante daba, por decir-
lo así, un valor especial á cada piedra. Los
arcos no tienen esa forma aplastada, ni esas
proporciones desagraciadas que á menudo
se notan en los pórticos de los conventos en
México. Haállanse de una figura larga y están
rodeados de cordones salientes de una ele-
gante cinceladura. ;
258
COSMOS
«Lamento el no poder dar una descripción
más exacta de esta muestra preciosa de ar-
quitectura americana. Mi deseo hubiera sido
poder sacar un dibujo de ella; pero entre nos-
otros ninguno se halló capaz de reproducir
correctamente unas bellezas tan grandes, re-
presentando la fantasía morisca, grabada en
las magestuosas proporciones del arte del re-
nacimiento. Si lo poco que digo de ésto, in-
vitare á los artistas á visitarlo, mi objeto se
habrá llenado. Por lo que hace al templo, no
es más que un montón de piedras embadur-
nadas de amarillo, que al lado de aquellas
ruinas tan brillantes, no obstante las injurias
de siglos, hacía una figura muy lastimosa por
el color rechinante del blanqueado de cal que
nos deslumbraba con su reflejo de tal ma-
nera, que nos quitó el deseo de visitarla.»
Antes de pasar adelante es preciso adver-
tir que el original de la relación del Sr. La-
VERRIERE está escrito en francés, una traduc-
ción de la cual, que no me parece muy
cuidada, se publicó en el Boletín de la So-
ciedad de Geografía y Estadística, de donde
he copiado los párralos antecedentes. Con-
tinuemos.
Por desgracia lo que acaba de leerse es lo
único que encuentro acerca de las ruinas,
habiendo registrado en balde los libros que
pudieran contener algunas noticias relativas;
por otra parte, yo no he tenido la oportu-
nidad. de visitar á Tlalmanalco, no conozco
de vista inmediata el monumento, y lo que
diga está únicamente fundado en lo que pre-
senta á los ojos la estampa que se publica y
en los informes que el Sr. LaverrierE tuvo
la bondad de proporcionarme.
Lo que existe de las ruinas no suministra
suficiente luz para juzgar del objeto que iba
á tener el edificio; podría apropiarse á un
templo, pudiera también pertenecer á un pa-
tio como el que se encuentra siempre en los
claustros de los religiosos: esto segundo pa-
rece lo más verosímil, atendida la portada
que al frente se presenta. Si se considera
con atención, se descubre de luego á luego
que el edificio no pasó de la altura que ahora
presenta; lo prueba, que en toda su exten-
sión el muro sigue una misma línea hori-
zontal; que hay colocadas el mismo número
de hiladas de sillares, y que las caras supe-
riores de las piedras no llevan señal alguna
de la argamasa, ni rastro de haber perdido
su Jabor: si el tiempo ú otra causa hubiera
derribado la construcción, indicios queda-
rían, y la línea superior no guardaría su re-
gularidad.
Lo verdaderamente exquisito de esta mues-
tra arquitectónica, es el estilo. Los haces de
columnillas, la disposición de las labores,
traen una reminiscencia del arte morisco, y
no sé qué del gótico; el pensamiento de ne-
cesidad era español y venía acompañado de
los recuerdos de la Alhambra de Granada y
de la Catedral de Burgos. La parte orna-
mental lleva el carácter del gusto mexicano,
rico, complicado, caprichoso, fantástico, me-
dio simbólico. El arquitecto, pues, venía
del antiguo mundo; del nuevo, eran los
obreros que ejecutaban, y la obra sacaba el
sello de la mezcla de ambas civilizaciones.
Única muestra de su especie; pues nada se
le parece de lo que aún subsiste del siglo
XVI entre nosotros.
Los templos construidos en esa época tie-
nen el doble aspecto de casa de oración y
de fortalezas. Paredes fuertes, reforzadas
por gruesos estribos, sobre la bóveda un
parapeto con almenas para servir á los ba-
llesteros, y garitones con troneras para los
gi
arcabuceros; la torre, completamente sepa-
rada como en Tlaxcala, ó en ángulo como
en Tepeaca, en Tula y otros, con la entrada
interior haciendo oficio de caballero alto; el
atrio delante con parapeto, almenas y aun
fortines encubiertos, bajo el título de capi-
llas; en el interior, los'muros desnudos, se-
vero el aspecto de la construcción. En los
claustros que ¡unto á los templos se ponían,
los arcos son pequeños, los tránsitos angos-
tos y sombríos, las piezas chicas; pero todo
fuerte, macizo, sin adornos de ninguna cla-
se: parecian parte de un castillo habitado,
como era verdad, por ascéticos castellanos.
Nada de ésto se mira en los restos de Tlal-
manalco; en ellos hay gusto, elegancia, va-
lentía; el arquitecto no tenía las aprensio-
nes de un levantamiento de los naturales, y
en amor del arte dejaba libre su ingenio pa-
ra producir una obra primorosa. Si el cari-
ño por las cosas de mi país no me ciega, creo
que nuestros artistas deberían estudiar es-
COSMOS ;
259
tas ruinas. Es un error, es un grave error
decir que la antigua civilización azteca no
ha dejado para nuestros días cosa notable,
digna de la atención de la ciencia. Consúl-
tense los dibujos que poseemos de las rui-
nas esparcidas en Yucatán, de las del Pa-
lenque, de Mitla, de los otros monumentos
mexicanos, y digase con inparcialidad si no
son obras sorprendentes: chocan al 1gno-
rante las fantásticas figuras simbólicas, y
desdeña lo demás sin tener en cuenta la no-
vedad y la hermosura que en el resto de la
ornamentación se encuentra. A nuestra Áca-
demia Nacional de San Carlos, toca la tarea
de hacer ese estudio. Asi tal vez obtendre-
mos en arquitectura un estilo nuevo, her-
moso, que podamos decir pertenece ú4 Mé-
xICO.
ManueL Orozco y Brrra.
(El Renacimiento, t. 1, 1869, pp. 65-66.)
o
LA CIVILIZACIÓN DE MÉXICO
Y EL PERU
ANTES DE LA CONQUISTA
La condición social de América en la épo-
ca de su descubrimiento, demues-
El progreso del E Ñ
tra que ideas y usos semejantes
hombre en el
Nuevo Mundo
es el mismo que
en el Viejo.
aparecen espontáneamente en los
progresos que hace la civilización
en diferentes países, y prueba cuán poco
dependen esos usos y esas ideas de los ac-
cidentes y cuán estrechamente ligados están
con la organización, y por consecuencia,
con las necesidades del hombre. Es tan no-
table el paralelo entre los aborígenes ame-
ricanos y los europeos que, si descendemos
de las ideas superiores á los más insignifi-
cantes detalles de la vida doméstica, pres-
cindimos con dificultad de la creencia de
que Jhubo alguna vez comunicación entre
ambas regiones; sin embargo, en cada una
se verificó un progreso aislado y espontáneo,
y aún lo que constituye en sí el cuadro de
la vida en el Nuevo Mundo corresponde al
del Viejo Continente. El monarca de Méxi-
México, su siste- CO Vivía en medio de una pompa!
mapolítico. bárbara, llevaba en las sienes una
corona de oro resplandeciente por la pe-
drería;
miento
prestábanle ayuda en el cumpli-
de sus deberes un consejo privado; '
y los grandes señores cuidaban de sus do-
minios en virtud de la obligación del servi-
cio militar. En él residía el poder legisla-
tivo, por más que estuviese sujeto á las leyes
del reino. Eran independientes de él las
oficinas de los jueces y carecia de poder pa-
ra removerlos. Las leyes estaban reducidas
á lo escrito que, aún cuando se limitaba al
sistema de jeroglíficos, llenaban tan bien su
objeto que los españoles se vieron obligados
á admitirlas como válidas en sus juicios y á
fundar un colegio para perpetuar el conoci-
miento de ellas.
El matrimonio era considerado como un
importante compromiso social; el divorcio
se conseguía con dificultad; la esclavitud se
aceptaba tratándose de prisioneros de gue-
rra, de deudores 6 de criminales; pero en
México ningún hombre nacía esclavo. No se
permitía la distinción de castas. Las órde-
nes del Gobierno y la correspondencia pú-
blica se trasmitían por medio de un bien or-
ganizado sistema postal de correos capaces
de caminar doscientas millas en un día. La
profesión de las armas era la vocación re-
conocida de la nobleza; sosteníanse á los
establecimientos militares, ya estuvieran en
activo servicio en el campo, ya de guarni-
ción en las grandes ciudades, por medio de
contribuciones impuestas á los productos y
á las manufacturas. Los ejércitos estaban
divididos en cuerpos de diez mil hombres y
los cuerpos en regimientos de cuatrocientos.
Usabanse estandartes y banderas, las tropas
ejecutaban sus movimientos al son de músi-
cas militares, y estaban provistas de hos-
pitales, cirujanos de ejército y cuerpo mé-
dico. En los colmenares humanos de Asia,
Europa y América, estaban arregladas las
abejas de una misma manera é, instintiva-
mente, fabricaban sus panales de un modo
idéntico.
El estado religioso refleja el de Europa y
el de Asia. El culto estaba cons=
Religión, clerecía
y ceremonías,
tituido por imponentes ceremo-=
nias; el pueblo bajo tenía una mitología de
muchos dioses, pero las clases elevadas eran
estrictamente unitarias, puesto que acepta-
ban á un Creador invisible y omnipotente.
De las deidades populares, era la principal
el dios de la guerra: nació de una virgen y
260
COSMOS
fué concebido misteriosamente con un globo
formado de plumas brillantes que flotaba en
el aire; los sacerdotes le administraban el
bautismo á los niños con objeto de borrar
sus pecados, y les enseñaban que había re-
compensas y castigos en una vida futura, un
paraíso para los buenos y un infierno obscuro
para los malvados. La jerarquía descendía
por grados precisos del primer sacerdote
que en autoridad era casi igual al soberano,
hasta el más humilde de los sirvientes ecle-
siásticos. Les era permitido a los sacerdotes
el matrimonio; tenían instituciones monas-
ticas y los que en ellas estaban, rezaban tres
veces en el día y una en la noche; celebra-
ban abluciones y vigilias y se flagelaban ó
se picaban con espinas de maguey. Obliga-
S
ban al pueblo á la confesión auricular y, ad-
vertido de las penas, le daban la absolución.
Su sistema eclesiástico alcanzó una fuerza
á que nunca llegó en Europa, puesto que
la absolución dada por el sacerdote en ma-
teria de ofensas civiles era una sentencia
absolutoria á los ojos de la ley. Era doctri-
na aceptada que los hombres no pecaban
por su propia espontánea voluntad sino por-
que á ello los impelían las influencias pla-
netarias. Con cuidadoso celo los sacerdotes
absorbían la enseñanza pública para con-
servar así bajo su dominio a la sociedad.
Escribían en lienzos de algodón, en piel 6
en papel extraido del maguey. En la época
y Jl
o)
de la conquista existían grandes
8
colecciones de este género de lite-
Condición litera-
ria.
ratura; pero el primer arzobispo de México
quemó, según se afirma, una montaña de
estos manuscritos en la plaza del mercado,
creyendo que esos rollos eran obra del dia-
blo. Casi en la misma época y bajo circuns-
tancias semejantes, el cardenal Jimenez que-
mó en Granada un gran número de manus-
eritos árabes.
En cuanto al calendario, la situación de
la Astronomía en México, era tan
División del tiem- ;
po, Semana, Alustrada como la de Egipto. El
mee” año constaba de diez y ocho me-
ses, y el mes de veinte días; para completar
los trecientos sesenta y cinco, añadían al
último cinco días complementarios; el mes
tenía cuatro semanas y cada una de éstas,
cinco días; el último, en lugar de dedicarse
á fines religiosos, era el día del mercado.
Suplían las seis horas adicionales del año
agregando doce días y medio cada cincuenta
y dos años. En la época de la conquista el
calendario mexicano era superior al español.
Como en otras naciones, los sacerdotes. te=
nían una división lunar del tiempo para el
arreglo de sus fiestas religiosas; el día cons-
taba de diez y seis horas y principiaba al
salir el Sol; usaban relojes solares para de-
terminar la hora é instrumentos para los
solsticios y para los equinoccios. Conocían
la forma esferoidal de la Tierra y la oblicui-
dad de la Eclíptica; la conclusión del año
quincuagésimo segundo era celebrada con
grandes ceremonias religiosas, se apagaban
todos los fuegos y los nuevos se encendían
frotando maderos. Su agricultura era supe-
S
rior á la de Europa; nada había
Vida privada, ar-
en el Viejo Continente compara-
tes mecánicas,
ble á las casas de fieras y á los parade
jardines botánicos de Huaxtepec, Chapulte-
pec, Ixtapalapam y Tetzcoco. Ejecutaban
con rara habilidad las obras mecánicas más
delicadas, como las de joyería y esmalte.
Del maguey obtenían alfileres, agujas, hilo,
cuerdas, papel, alimento y una bebida em-
briagante. Fabricaban utensilios de barro,
sabían barnizar la madera y emplear la co-
chinilla para producir el color rojo; eran
habilísimos tejedores de telas finas y se dis-
tinguían en los trabajos de pluma: sus bri-
llantes colibríes suministraban el material
necesario para ese efecto. En Metalurgia
estaban más atrasados que en el Antiguo
Continente puesto que no conocían el uso
del hierro; pero como lo había hecho antes
el mismo Antiguo Continente, empleaban
el bronce en su lugar. No les era desconó-
grandes masas
de rocas: la enorme piedra de su calendario
cida la manera de mover las
era de pórfido, pesaba más de cincuenta to-
neladas y había sido traída desde una dis-
tancia de muchas millas. Las transacciones
comerciales no se verificaban en estableci-
mientos, sino en mercados ó ferias que te-
nían lugar cada cinco días. Empleaban como
moneda, polvo de oro, piezas de estaño y
sacos de cacao. En cuanto á la vida domés-=
tica, era permitida la poligamia, pero la
acostambraban generalmente los ricos. Las
COSMOS
261
mujeres no trabajaban fuera del hogar, sino
que se ocupaban en bordar, coser y hacer
trabajos de pluma y de música. Las ablu-
ciones se hacían antes y después de las co-
midas; los perfumes se usaban en el tocador.
Los mexicanos le hicieron conocer á Europa
el tabaco, el rapé, el pavo, el chocolate y la
cochinilla. Como nosotros acostumbraban en
sus lestines platos sólidos, con apropiados
Lujo delas clases CONdimentos, jugos, salsas y pos-
o tres constituidos por pasteles, con-
fituras y frutas frescas ó conservadas. Usa-
ban braserillos de oro y plata. Como noso-
tros conocían el uso de bebidas embriagantes;
como nosotros no dejaban de tomarlas [re-
cuentemente con exceso, y, finalmente, co-
mo nosotros, celebraban sus festividades con
bailes y músicas. Tenían espectáculos tea-
trales y pantomímicos; en Tetzcoco había
un concejo musical que extendía sus facul-
tades hasta ejercer la censura en materias
científicas como la Astronomía y la Historia;
en esa ciudad norte-americana la civilización
llegó á su cúspide; el palacio real era una
obra de arte maravillosa; dícese que para
su construcción se emplearon 200,000 hom-
bres. El harem estaba adornado con mag-
nificas tapicerías de plumajes, en cl jardín
había fuentes, cascadas, baños, estatuas, mo-
numentos de alabastro, bosques de cedros,
selvas y una gran variedad de flores. En un
lugar visible de la ciudad se elevaba un
templo cuya cúpula era de marmol negro
pulido y cuyas paredes se hallaban cubiertas
de estrellas de oro, á imitación de las del
cielo. Estaba dedicado al Dios Omnipotente
Allí no se ofrecían sacrificios,
El senti-
miento religioso y predominante está expre-
é invisible.
sino flores perfumadas y resinas.
sado en los sentimientos de uno
Su monoteismo y
sw sentimien- de los reyes, sentimiento que, por
tos filosóficos.
otra parte, ya había sido en-
salzado, por uno de ellos, en expresiones
poéticas. «Aspiremos al cielo, dice, donde
todo es eterno y a donde no llega nunca la
corrupción». Le enseñó á su hijo que no
confiara en los ídolos, sino que les tributa-
ra únicamente una adoración exterior por
respeto á la opinión pública.
A la pintura anterior de la condición so-
cial de México, añadiré una breve noticia se-
mejante de la del Perú, pues las conclusio-
nes que se deduzcan del paralelo a
nocido para Mé-
xico,
entre el proceso espontáneo de ci-
vilización de estos dos paises y
el de Europa, son de gran importancia si
se quiere tener sun juicio exacto del des-
arrollo del género humano. Los autores más
competentes declaran que los mexicanos y
los peruanos ignoraban sus existencias res-
pectivas.
La posición del Perú, es importante des-
de un punto de vista especial. Presenta ana-
logías con el Alto Egipto, esa CU= su pecultarida:
na dela civilización del Viejo Mun- e errites:
do, en este sentido: sus costas arenosas son
regiones en que no llueve. Esta costa are-
nosa tiene casi sesenta millas de extensión
y está limitada al E. por una gran cordille-
ra cuya altura disminuye á medida que' se
aproxima al istmo de Panamá; la longitud
del Imperio peruano era casi de 2,400 millas,
y se extendía desde el N. del Ecuador hasta
lo que se conoce hoy con el nombre de Chile.
La latitud variaba según los diversos puntos;
el viento del E. procediendo del Atlántico,
viene cargado de humedad y al subir, debi-
do á la elevación del continente sud-ameri-
cano, y muy especialmente á la de la cordi-
llera de los Andes, tiene que dejar la mayor
parte de su hume edad, la cual desciende al
Atlántico en esos prodigiosos rios que hacen
de la región oriental de los Andes, la más
regada del mundo; pero tan pronto como el
viento cruza por sobre la COXdI= > vn pars siniuvía
llera y baja por la vertiente occi=. sel
dental se transforma en un viento seco; si
humedad y por lo tanto las comarcas que
corresponden al Pacífico tienen corrientes
muy insignificantes. ¿sta disposición de la
cordillera puede parecer imade= su distema de
cuada para el éxito de MAC
tura; pero el estado de la civilización perua-
na queda demostrado cuando se diga que
estas vertientes se tornaron en jardines, que
donde quiera que fueron necesarios se cons-
truyeron inmensos terrados y que la irriga-
ción se verificaba en una escala mayor que
la de Egipto, por medio de acueductos y ca=
nales gigantescos. Se aprovechaban las ven
tajas de las diferentes temperaturas medias
en las distintas alturas para conseguir el
262
COSMOS
cultivo de diferentes productos, pues la di-
ferencia de altura corresponde topografica-
mente á la diferencia de latitud geográfica,
y así en un espacio estrecho tenían los pe-
ruanos todas las variedades de temperatura,
desde la que poseen las porciones más cá-
lidas de la Europa Meridional hasta las de
la Laponia.” En las montañas del Perú, como
ya se dijo gráficamente, el hombre ve «todas
las estrellas del cielo y todas las familias de
plantas». En las mesas á gran elevación so-
bre el nivel del mar había aldeas y aun
ciudades. La planicie en que se levanta Quito,
arriba del Ecuador, está á la altura de diez
mil piés casi; tan industriosos eran los pe-
ruanos que tenían huertas y jardines arriba
de las nubes y conservaban grandes rebaños
de llamas en lugares cercanos al límite de
las nieves perpetuas.
Cruzaban la longitud entera del Imperio
dos grandes caminos militares: uno en la
Susgrandes cami Altiplanicie y otro en la ribera.
nos militares,
construcción de
éstos.
El primero, de unas dos mil mi-
llas poco más ó menos, atravesa=
ba sierras cubiertas de nieve y barrancas 6
penetraba á través de túneles perforados en
la roca. Mediante escaleras ascendía los pre-
cipicios más escarpados; donde fué posible,
los huecos de las montañas se habían relle-
nado con obras de mamposteria para que
el camino siguiese, y donde ésto no había
podido hacerse acostumbrábanse puentes col-
gantes cuyos cables estaban fabricados según
S
guey.
Dicese también que algunos de estos cables
tenían el grueso de un hombre y doscientos
piés de largo; donde no podían tenderse
se dice, con mimbres ó fibras de ma
tales puentes y había una corriente en el
fondo de algún valle montañoso, se electua-
ba el paso en barcas ó almadías. En cuanto
al camino mismo, tenía veinte piés de an-
chura, estaba cubierto con losas embetuna-
das y de trecho en trecho veíanse mojone-
ras.
Tratándose de estas construcciones es-
pléndidas nuestra admiración aumenta al
recordar que se hicieron sin el auxilio del
hierro y de la pólvora. Las orillas del ca-
mino estaban embanquetadas, cercadas y con
arboledas; donde las circunstancias lo exi-
glían se usaban postes; los correos estaban
establecidos en cada cinco millas. Los co-
rreos públicos podían caminar, ee IO:
como en México, si era necesario
hasta doscientas millas en un día. Hablando
de estos caminos, dice HumboLDT que son
los más estupendos y los más maravillosos
que ha construido la mano del hombre; no
es necesario decirle al lector que no triunfó
tanto en España la habilidad; dadas las cir-
eunstancias de que no tenían animales do-
mésticos, como el caballo ó el dromedario,
la amplitud de estos caminos era suficiente
puesto que solo transitaban individuos á pié.
Jomy W., Drarrr.
(Continuará.)
NDA
EL TRABAJO MANUAL
EN LA ESCUELA Y EN EL HOGAR 1
CUARTA SERIE
NUDOS Y TRENZAS
Nudo de muñeca
Este nudo difiere del nudo de botero, propia-
mente dicho, en que la cuerda abraza con tres vuel-
tas la muñeca (poupée) del bote.
Fic. 461
lo Hágase una hebilla que abrace la muñeca po-
niendo el extremo libre encima del cabo largo,
Fig. 460.
Fic. 462
1 Continúa. Véase Cosmos pp. 117 y 246.
29 Enróllese db una segunda vez para obtener
una nueva vuelta, Fig. 461.
Llévese en seguida debajo del cabo largo.
Jo Hágase con b una hebilla, con el extremo li-
bre debajo, y lácese la muñeca con esta hebilla;
apriétese, estirando el cabo hb; Fig. 462.
Nudo de amarre
El nudo de amarre se compone de dos hebillas
reforzadas por dos repliegues del cabo libre, que
se llaman semi-trabales.
Fic. 463
Voltévse h al rededor de a, para obtener el pri-
mer semi-trabal, Fig. 465.
> > NV IN
EAS
QA RUSS
as
Fic. 464
20 Fórmese un segundo semi-trabal llevando de
nuevo bal rededor de a.
30 Unanse a y bh por medio de una cuerdita e
llamada rebenque, Fig. 461.
El nudo de amarre sirve, como el precedente,
para sujetar un bote en la ribera 6 para fijar sóli-
damente un cordaje en una estaca.
Nudo de áncora
Es un verdadero nudo de amarre hecho en la
argolla de una áncora.
Fic. 465
COSMOS
|
263
lo Dénse dos vueltas de cable en el anillo, Figo
465.
20 Pásese 5 en la doble hebilla asi formada de
modo que se haga una especie de semi-trabal.
30 Fórmese el segundo semi-trabal, como para
el nudo de amarre.
Fic. 466
do Sujétense los dos cabos por medio de un cor-
delito de rebenque, Fig. 466.
Nudo de andamio
Este nudo sirve para unir piezas de madera con
cuerdas para obtener un armazón ó para cons-
truir puentes volantes.
19 Colóquense en cruz las piezas de madera y
lácense por medio de una media vuelta de la cuer-
da, la cual ha sido replegada sobre si misa.
Fic. 467
2» Introdúzcase en seguida el cabo bh en la he-
billa, y estirense fuertemente a y b, Fig. 467,
>
)
2»
SS
SN
ES
a
TESSS
RS
“>
Fic. 468
3v Rodeense de nuevo las vigas con una vuelta
del cabo a; lévese Db para delante, y amárrense
264
_——
las puntas libres por medio de un nudo derecho,
con presilla ó sin ella, Fig. 468.
En la industria constructora, en general, se em-
plean frecuentemente los andamios. Se constru-
yen éstos amarrando las vigas en los travesaños
sostenidos por montantes variables en fuerza y
altura.
Ajuste
El ajuste sirve para empalmar una cuerda con
hilos.
otra, entrelazando los
Fic. 469
10 Destuérzanse las cuerdas y pónganse como
en la figura 469, reteniéndolas, si es necesario, con
un hilo.
Fic. 470
2o Levántese con el pasador (especie de pun-
ta de hierro) una hebra a de una de las cuerdas y
pásese por ahi la hebra correspondiente bh de la
otra, Fig. 470.
30 Hágase lo mismo con las otras hebras, Fig.
471.
so MR
Fic. 471
4o Repitase la operación con las hebras de la
cuerda opuesta que han quedado libres. Se tiene
asi el ajuste sencillo ó corto, Fig. 472.
Fic. 472
El ajuste largo se obtiene entrelazando por se-
gunda y hasta por tercera vez las hebras, como se
ha dicho más arriba.
Con el ajuste se puede también formar una he-
billa en la extremidad de una cuerda.
Este nudo se emplea para enlazar las cuerdas
de las cabrias, garruchas y otras máquinas del
COSMOS
mismo género. El ajuste presta igualmente gran-
des servicios en la confección de los aparatos de
gimnástica y de salvamento.
Bonete turco
Es el más dificil de todos los nudos y el que exi-
ge más tiempo. Se ha llamado asi á causa de su
semejanza con el peinado de los orientales.
Fic. 473
lo Colóquense las dos cuerdas en cruz, atrave-
sando el cable de parte á parte, Fig. 473.
Fic. 474
20 Póngase a debajo de b; b debajo de d, Fig.
474, € introdúzcase en seguida d debajo de la he-
billa formada por a, Fig. 475.
Fic. 477
Fic. 475 Fic. 476
3o Llévese entonces a detrás de d; luego todos
los otros cabos, Fig. 476, hasta el último d, que se
pasa en la gaza formada por a, Fig. 477.
40 Todos los cabos se vuelven hacia abajo. Se
les desliza de izquierda á derecha, bajo la hebilla
formada por el cabo siguiente. Cuando todas las
cuerdas han sido empleadas, las hebillas inferio-
res son dobles, Fig. 478.
59 Ahora se voltean los cabos hacia arriba. Se
COSMOS
les vuelve á pasar de izquierda á derecha, bajo
las hebillas ya formadas, para doblarlas también
Fig. 479. E
Fic. 478 Fic. 479
Fic. 480
60 He aquí ahora los cabos vueltos otra vez
abajo. Se vuelven á pasar debajo de las hebillas
ya hechas, para hacerlas triples. Y así sucesiva-
mente, Fig. 480.
Sólo queda cortar las puntas libres.
El bonete de turco se emplea en la confección
de escalas de cuerda. Sirve para cubrir y conso-
Jidar los ajustes que forman hebillas, y, en gene-
ral, á todos los nudos de enlace.
BERTRAND, TOUSSAINT Y GOMBERT.
(Continuara.)
q_ AAA:
¿EN DÓNDE COMENZÓ LA VIDA?»
VII
He dado, pues, una idea de la causa in-
mediata—el probable poder motor—de esta
variada, complexa y vasta naturaleza y emi-
gración de vida. Hemos podido contemplar
á la distancia y discutir los resultados de
este poder llegando á una descripción par-
cial de los métodos que se han manifestado
en la conducción de la vida y en los traba-
jos de eliminación, descubriendo por qué
medios la vida apareció, se desarrolló, se dis-
persó y se distribuyó; siguiendo los sende-
gran-
des zonas ó anillos que rodearon á la Tierra
ros y examinando los efectos de las
y los cuales han estado situados desde los
polos hasta el ecuador, uno después de otro
y edad tras de edad, á través de perio-
dos tan extensos, tan incomprensibles que
aún las épocas de que se componen nos pa-
recen casi grandes eternidades. Coloquémo-
nos más cerca, y observemos y definamos
con mayor solidez esta fuerza maravillosa
1 Concluye. Véase Cosmos pp. 173, 189, 197,236 y 252.
que si es excesiva apaga la vida, si deficien-
te la destruye y que si no existe la hace im-
posible.
El calor es la causa próxima de toda ac-
tividad; con él la vida surge y se difunde,
y su desaparición, que es lo que llamamos
«frío» es la muerte. El frío inmoviliza las
móleculas de todas las substancias conocidas;
la vida no puede invadir sus dominios, y así
como el frio dispersa á las plantas y á los
giones polares, de la mis-
ma manera establece barreras que impiden
su vuelta. Cada elevada montaña tiene una
línea frígida, arriba de la cual nada subsis-
te. La Tierra se va enfriando á medida que
animales de las re
transcurren los tiempos; el astro más cer-
cano á nosotros, la Luna, se halla en la ac-
tualidad frio y sin vida, aun cuando reciba
una gran proporción de calor solar. Es que
cierto grado ó ciertos grados de calor no
constituyen solamente el poder motor de to-=
da la vida; pero ¿no parece probable que el
descenso constante de temperatura en la
Tierra, la pérdida, tambien constante de ca-
lor durante su existencia histórica unido a
los efectos concurrentes haya sido directa ó
indirectamente el grande y omnipotente Cx-
extinguidas?
El calor y el frio son, por supuesto, tér-
terminador de las especies
minos comparativos; pero no obstante, co-
mo quiera que todo el globo estuvo en una
época demasiado caliente, y algunas porcio-
nes están ahora demasiado frias para que la
vida pueda existir, dedúcese en conclusión,
que hay un límite definido de temperatura,
un número fijo de grados de calor que cons-
tituyen la gama de la vida. Ningún orga-
nismo puede subsistir por un solo instante
arriba ni abajo de él; las numerosas subdi-
visiones en la escala de la existencia, origi-
nan y definen las conclusiones más favora=
bles para el desarrollo de las diversas espe-
cies y variedades de plantas y animales; pe-
ro una parte de estas subdivisiones, á saber:
las más elevadas líneas de calor de este gé-
nero de vida han pasado de la Tierra para
siempre 6, mejor dicho, la Tierra ha pasado
á través de ellas, destruyendo de tiempo en
tiempo esas especies extinguidas que esta-
ban formadas sólo para los climas más ca-
lientes, en tanto que las subdivisiones más
(rias, las líneas más bajas de calor en esta
gama de la vida, son las que nosotros atra-
vesamos, y las que constituyen ahora, como
orandes
3
zonas de temperatura—las líneas insotermas
en un tiempo sus predecesoras, las
que circuyen el globo y que se mueven len-
tamente de los polos al ecuador, conducien-
do, desarrollando y levantando con ellas, en
la escala de los seres, sus formas peculiares
de vida.
La accidentada costra de la Tierra nos re-
vela los comienzos de la vida, y nuestra pro-
pia época nos da múltiples indicios de su
final. Las rocas laurencianas asistieron al
nacimiento del primer sér, y hoy la línea
mortifera que rodea los polos, donde la vi-
da comenzó, guarda con sus inaccesibles y
blancas pirámides de hielo, el cementerio
de las edades que fueron. La última vida so-
bre la Tierra será tan remota en el miste-
rioso futuro como lo fué en el sombrío pa-
sado; pero según todo lo indica, es en las
regiones polares donde tenemos el comienzo
de nuestro fin.
Asi, las zonas árticas que fueron las pri-
arado
S
de calor impropio para la vida, se tornaron
meras en enfriarse y en alcanzar un
después en fertiles, produjeron la vida y
dispersaron á su progenie sobre la Tierra.
De igual manera y merced al orden univer-
sal de las cosas, fué la primera que llegó á
la madurez, la primera que pasó por todas
las subdivisiones de los climas para la vida,
por el grado más inferior para esa misma
vida y, finalmente, ellas fueron las prime=
ras á que hirieron la esterilidad, la vejez, la
degeneración y la muerte. Hoy, helada y
sin vida, envuelta en su mortaja de nieve,
la que fué en un tiempo madre de cuanto
existe, yace en el frio recinto de un eterno
sepulcro de hielo.
APENDICLE
En las investigaciones científicas es permitido in-
ventar hipótesis, y si explican varias clases, am-
plias é independientes, de hechos, se eleva á la ca-
tegoría de teoría bien cimentada.—CárLos Darwin.
—Animals and plants under domestication, vol. 1.
p. 9.
El globo, cuando su área continental llegó 4 ser
en la parte principal erra firme, puede haber teni-
COSMOS
do, ¡or esta razón, otras grandes áreas no solidi-
ficadas.—DAna's, Manual of Geology.
La tendencia que vemos en las razas humanas
para recorrer y ocupar cada una tierras de otros, lo
mismo que las habitadas por seres inferiores, es
una tendencia que presentan todas las clases de or-
ganismos, en todas las variedades de medios.—HEr-
BERT Spencer. —Principles of Biology, t. VII, p.
315.
Cualquiera alteración en la temperatura de un eli-
ma 6 su grado de humedad es poco probable que
afecte simultáneamente el ¿rca entera ocupada por
una especie; y, más aún, puede apenas dejar de suce=
der que la adición 6 la sustracción de calor ó de
humedad dé á una parte de alguna ¿rea adyacente
un clima semejante á aquel 4 que han estado habi-
tuadas las especies. —HERBERT Srencer.—Principles
of Biology, t. 1, p. 428.
Desde que sabemos que en los demás periodos,
la vida estuyo presente donde estuvieron presentes
las condiciones que se requerían para su desarrollo,
no esirracional investigar las primeras trazas dela
vida en esta formación (el laurenciano inferior) en la
cual encontramos por primera vez la realización de
esos arreglos que hacen posible la vida en formas ta=
[les como las que se encuentran en nuestro planeta.
—Dr. J. W. Dawsox.—Reliring address as Prest-
dent of the American Asocialion for the advancement
of science, 1883.
Como muchos animales dependen de la vege-
tación, los cambios de ésta afectan inmediatamente
su distribución.—ALrreD RusseL WarnLace.—Distri-
00
bution of animals, 1. 1, p. 33.
Creo que hay pocos queal reflexionar sobre cl asun-
to, no se inclinen á admitir que si en lo referente á
los grandes cambios fisicos que se verifican en la
superficie del globo 6 en lo que se relaciona con el
crecimiento y la distribución de las vidas vegetal y
animal, los agentes elimatéricos comunes son los
verdaderos agentes de esa Obra y que comparados
con ellos todos los demás parccen insignificantes.—
CroLL's, Climate and Time.
Hasta en las zonas ¿rticas hubo en las grandes
selvas del periodo mioceno, robles, ¿lamos, noga-=
les, magnolias, abedules y otros. —James D. Dana,
Ll. D.—The Geological Story briefly told, p 200.
En la misma época (periodo mioceno) 6 tal vez
en otro más anterior se extendió un clima templado
en las regiones árticas y se produjo una magnifica
vegetación de arbustos y árboles de los cuales al-
gunos siempre estuvieron verdes, y que florecieron
ádoce grados del polo.—ArLrreD RuseeLL WALLACE.
—Distribution of animals, t. 1, p. 41.
Los lechos de carbón del período carbonifero es-
tín desarrollados muy extensamente en las regio-
COSMOS 267
nes árticas. —James CroLL's, Climate and Time, p.
198.
El rinoceronte peludo puede considerarse, por
otra parte, como una forma del norte, desde cl mo-
mento en que se le encuentra con abundancia en las
regiones árticas de Siberia lo mismo que en las de
Europa, sin que se le halle al S. de los Alpes y de
los Pirincos.—W. Box Dawxiws, M. A., F. R. S.|
¡indígenas por efecto de la inundación, mor-
F. G. S —Cave Hunting, p. 400.
Que un clima de condición uniforme se extendió
cerca del Polo N., está probado por el hecho de
que hay en las regiones árticas vastas masas de ca-
lizas carboniferas que tienen todos los caracteres
de la caliza de las montañas de Inglaterra.—James
CrozL's, Climate and Time, p. 297.
Lo escrito en las páginas de la Tierra consiste en
restos de animales y de plantas que, enla gran ma-
yoría de los casos, vivieron y murieron en el mis-
mo lugar donde los encontramos, ó cuando menos
en su inmediata cercanía.—Th. HuxLeY.—Origín of
species, p. 42.
Dedúcese.... que el hombre al brotar de una re-
gión madre, todavía indeterminada, pero que in-
numerables “consideraciones indican que debió es-
tar al N. irradió en distintas direcciones y que sus
emigraciones fueron constantemente del N. al S.—
M. le marquis G. de Sarorta. — Popular Science
monthly Octubre, 1883, p. 753.
G. HiLTON SCRIBNER.
OGG
NEUTRALIZACIÓN
DELVENENO DE LA COBRA CAPEL
El Dr. Angerro CaLmerTE acaba de pu-
blicar en los Annales de l'Institut Pasteur
una memoria muy interesante de la cual re-
producimos para conocimiento de nuestros
lectores, los principales detalles.
Es de desearse que este trabajo sirva de
punto de partida para las investigaciones de
aquellos que desean ganar el premio pro-
puesto por la Academia de Medicina de Pa-
ris para el que llegue á instituir un método
racional para neutralizar los efectos produ-
cidos por la penetración en el organismo
del veneno de los reptiles de nuestras co-
marcas. No sería raro que el tratamiento
preconizado por el Dr. CaLmerre pudiera
experimentarse útilmente á este respecto.
Hé aquí cuál es el resumen del trabajo del
autor,
Una ciudad de los alrededores de Bace-
Lieu (Cochinchina) fué asaltada el año de
1891, en la época de las lluvias, por una
banda de serpientes venenosas de la fami-
lia de la Vaja tripudians ó cobra capel. Estos
animales, rechazados hasta las casas de los
dieron á cuarenta individuos, de los cuales
cuatro murieron casi en seguida. Un ana-
mita pudo capturar y encerrar dentro de un
barril á diez y nueve de estas cobras, de las
que sólo llegaron vivas catorce al laborato-
rio de la circunscripción, donde algunas
fueron sacrificadas inmediatamente á fin de
que se les pudiese: extraer más facilmente
las glándulas productoras del veneno.
La naja tripudians es la serpiente más
temible de todas las especies venenosas.
En cuanto á su poder destructivo, supera en
mucho á los erótalos y á los trigonocéfalos
del Nuevo Mundo; en la India inglesa causa
anualmente una mortalidad de veinte mil
personas.
En Cochinchina la temen mucho los ana-
mitas, pero aun cuando sea bastante co-
nocida, se oye hablar raramente, por lo me-
nos en los alrededores de Saigón, de acci-
dentes mortales ocasionados por sus morde-
duras. La variedad más extendida en estos
lugares lleva en la parte superior de la di-
latación del cuello una impresión circular
blanca, en forma de monóculo, en lugar de
la forma en espejuelos que es más común en
la India, sobre todo, en Ceylán. Los demás
caracteres zoológicos son iguales para las
dos variedades y no tienen nada que envi-
diarse una á otra en punto a la intensidad
de su veneno. ,
M. A. Gautier pudo estudiar, en Francia,
la composición química de estos venenos y
algunas de sus propiedades fisiológicas. Pre-
paró en 1881 con veneno auténtico de naja
y de trigonocéfalo, dos alcaloides nuevos, la
najina y la elafina que presentaron las reac-
ciones habituales de las ptomainas, pero que
no constituían la parte más peligrosa de es-
tos venenos: no hacen sucumbir á los ani-
males, á lo más les dan una poca de sofoca=
ción ó de atontamiento; algunas veces les
producen somnolencia. La parte esencialmen-
268
COSMOS
te activa del veneno es azoada, pero no alca-
lóidica; más aun, la composición centesimal
del veneno se aproxima singularmente á la
de la parte incristalizable extractiva de las
orinas normales.
La naturaleza del principio activo de los
venenos no es, pues, desconocida, pero su
acción fisiológica y la disposición anatómica
de las glándulas que la secretan dan lugar
á suponer que existe una analogía entre ellas
y la saliva parotidea. Las glándulas de las
najas corresponden exactamente á las paró-
tidas de los demás animales, y, aun al esta-
do normal, la saliva de los vertebrados su-
periores como el hombre, contiene substan-
elas tóxicas. M. A. Gautier ha obtenido de
ella un extracto, venenoso para las aves y
según él, el veneno de las serpientes difiere
de nuestra saliva más por la intensidad de
los efectos que por la naturaleza íntima.
Comparando estos datos con experiencias
personales, el autor ha encontrado un mé-
todo que permite detener con seguridad el
envenenamiento si está en su principio y
siempre que no se hayan manifestado los
síntomas de parálisis bulbar. Este método
ha sido eficaz para los animales en el labo-
ratorio y aunque no ha habido todavía la
ocasión de aplicarlo al hombre es permitido
creer que conservará su eficacia para él.
II
Las glándulas productoras del veneno en
el naja adulto tienen la forma y el grueso
de una almendra descascarada. El líquido
que escurre de ellas cuando se las comprime
es transparente é hilante, mezclado al aire
forma burbujas muy persistentes como una
emulsión hecha con clara de huevo. Cada
glándula suministra treinta gotas poco más
ó menos y se puede estimar en tres gramos
á lo sumo el veneno contenido en todo el
aparato secretor de veneno de un naja adulto.
La picadura no es muy dolorosa, está carac=
terizada por el entumecimiento que sobre-
viene en la región picada, entumecimiento
que se propaga en todo el cuerpo y que
produce sincopes y desfallecimientos; la bo-
“ca se contrae, se vuelve babosa, la lengua
se hincha, los dientes se cierran, después
el herido cae en el estado comatoso más
profundo y expira en algunas horas. La mor-
dedura de cobra no siempre es mortal, la vi-
rulencia depende de la cantidad inoculada y
de la cireunstancia ocasional de que la ser-
piente esté en ayunas ó acabe de morder á
una presa. Si el veneno se introduce en una
región muy vascular ó en una vena directa-
mente, mata casi fatalmente. Al contrario,
si el dermis está herido apenas, ó si los ves-
tidos han podido ejercer una acción protec-
tora, la absorción del veneno será casi nula.
Se advierten aquí los mismos factores de
gravedad que para las mordeduras hechas
en el hombre por los animales atacados de
hidrofobia.
Los mamiferos, los monos, los perros, los
conejos de Indias y las ratas sucumben más
ó menos rápidamente según la dósis inocu-
lada; solamente la cobra y otra serpiente
colubriforme, no venenosa, se han mostrado
refractarias á la intoxicación. Por otra pat-
te, es imposible calcular con alguna preci-
sión la dósis mortal para cada animal: es
imponderable puesto que una sola gota de
la maceración de ocho glándulas en 300 gra-
mos de agua destilada, introducida en la ve-
na de un conejo, lo mata en cinco minutos.
La primera señal aparente de la absorción
del veneno es una especie de cansancio ge-
neral, después se entre-cierran los párpados,
el animal parece buscar un lugar favorable
para el reposo, se levanta en seguida, ca-
mina con paso vacilante, sus miembros- lo
sostienen trabajosamente; bien pronto le aco-
meten las nauseas, los vómitos y la ansie=
dad del aparato respiratorio; apoya la cabe-
za sobre el suelo, la endereza como si qui-
siera-aspirar el aire, y lleva las manos á la
boca como para arrancar un cuerpo extraño
de la faringe. Vacila sobre sus miembros y
se acuesta de lado con la cara sobre el sue-
lo; la ptosis se acentúa y la asfixia completa
sobreviene en pocos momentos; el corazón
continúa latiendo cinco minutos por lo me-
nos después de que la respiración ha cesado y
luego se detiene en duástole; la rigidez ca-
davérica se presenta muy tápidamente y per-
siste largo tiempo, aún al principio de la
putrefación; durante los últimos momentos .
de la vida la pupila queda muy impresio-
nable; la excitabilidad eléctrica de los mús-
culos de la cara persiste, pero la de- los
COSMOS 269
miembros y la de los músculos del tronco
queda casi totalmente abolida; los esfínteres
de la vejiga y del ano, se relajan después
de algunos espasmos y dejan escapar la ori-
E
na y las materias fecales.
Es, pues, evidente, que la acción tóxica del
veneno se manifiesta por síntomas bulbares.
La ptosis, síntoma del principio, indica la
lesión de la substancia gris del piso del cuarto
ventrículo y la de los núcleos de origen de
La
parálisis bulbar progresa rápidamente y cuan-
los nervios motores oculares comunes.
do alcanza á los núcleos de origen de los
nervios neumo-gástricos, el animal muere
en estado de asfixia.
La rapidez de la «bsorción del veneno en
losanimalesinoculadosesincreíble, aun cuan
do se le haya depositado simplemente deba-
jo de la piel. El veneno es, pues, muy di-
fusible, lo cual explica la ineficacia casi
absoluta de los tratamientos locales más enér-
gicos instituidos contra las mordeduras de
las serpientes. Ni las incisiones amplias, ni
la cauterización con el hierro al rojo, ni las
inyecciones de permanganato de potasa, ni
la ligadura del miembro mordido bastan pa-
ra detener los progresos del mal: á lo sumo
estos medios los retardan un poco. Esto es
siempre un resultado útil porque permite
intervenir á tiempo para neutralizar el ye-
neno introducido ya en la circulación ge-
neral.
Daremos algunos detalles acerca de las
propiedades lisico-químicas del veneno:
El veneno de la cobra es perfectamente
neutro al papel de tornasol. Se disuelve
muy fácilmente en el agua y en el alcohol
diluido. El alcohol fuerte, el eter, el amo-
niaco, el tanino y el iodo lo precipitan, pe-
ro el precipitado que se forma se redisuel-
ve en el agua. No se adhiere á los precipi-
tados de fosfato de cal, á la inversa de lo
que se observa con las toxinas de la difte-
ria y del tétanos. Tratado por VaClá 109/0,
después por la solución saturada de sulfa-
to de sosa, el veneno no forma ningún pre-
cipitado aparente. La acción del calor le
hace perder mucho más difícilmente sus
propiedades virulentas al veneno de la co-
bra que á las toxinas micróbicas ó á las dias-
tasas en general. Se le puede calentar im-
punemente hasta 4-90% por espacio de una
hora sin que pierda su actividad. No obs-
tante, la virulencia del veneno se destruye
exactamente entre 497% y +98” y no re-
siste á una ebullición prolongada.
00!
Las investigaciones que tuvieran por ob-
jeto neutralizar el veneno debían limitarse
necesariamente al ensayo de substancias que
fuera posible introducir debajo de la piel
sin provocar lesiones ó accidentes de enve-
nenamiento. Se ha precedido de dos mane-
ras:
Lo Se ha inyectado á los animales la mez-
ela de una dósis mortal de veneno con la
substancia que se ensayaba.
2% Se ha inoculado á los animales el ve-
neno puro después, y al rededor de la heri-
da de inoculación, la substancia que se en-
sayaba.
El ácido fénico, el bicloruro de mercurio
en solución á ?1/¡pp, el sulfato de cobre, el
agua naftolada, el nitrato de plata á 00
no destruye la virulencia del veneno, ni aún
retardan la aparición de los síntomas de
envenenamiento, cuando estos antisépticos
se inyectan bajo de la piel al mismo tiempo
que el veneno. Sucede otro tanto con el clo-
ruro de sodio, con el carbonato y con el sul-
fato de sosa, con el ioduro de potasio, con
el iodo, con el alcohol, con el cloroformo y
con el eter.
Las esencias de sándalo, de romero, de
clavel y de limón no han dado mejores re-
sultados.
El permanganato de potasa, considerado
actualmente como el mejor neutralizador del
veneno de los ofidios, desde los trabajos
de Lacerna, forma con el veneno de la na-
ja un coágulo albuminoso, negro é insoluble
en el agua. Los animales á los cuales se les
ha inyectado una parte de veneno mezclado
previamente con diez partes de la solución
de permanganato de potasa al centésimo, han
resistido en tanto que otros inoculados con
la misma cantidad de veneno puro, han
muerto. Si en un animal que tenga alguna
resistencia, como el conejo ó la gallina, se
practica una inyección intramuscular de ve-
neno á dosis mortal y á continuación una
COSMOS
inyección de permanganato de potasa en el
trayecto mismo de la primera inoculación,
el animal, por regla general, no sucumbe.
Sin embargo, si se tarda en llevar el per-
manganato al sitio en que se ha depositado
el veneno, aunque no sea sino por breves
instantes se produce el envenamiento. Los
animales pequeños, en los cuales la absor-
ción es casi inmediata, sucumben siempre
ganato.
Poseyendo la mayor parte de los alcalói-
des fisiológicos de los tejidos animales, la
propiedad de formar con los cloruros de oro
y de platino, sales evristalizables, seria inte-
por más que se emplee el permanb
resante estudiar la acción de estos cuerpos
sobre el veneno. El cloruro de platino en
solución al centésimo produce un precipita-
do gelatinoso, blanco, que introducido de-
bajo de la piel, es absorbido muy pronta-
mente y mata al animal casi con tanta rap
dez como el veneno puro. El eloruro de oro,
al contrario, da un precipitado de aspecto
semejante, pero insoluble. La mezcla de es-
ta substancia, aún en proporción muy debil,
con el veneno, quita á éste todo su poder
tóxico: hay en ésto una reacción comparable
á la de la albúmina de huevo en presencia
de las sales de mercurio. Se pueden inyee-
tar cantidades considerables debajo de la
piel, en los músculos ó en las cavidades se-
rosas como el peritoneo, sin que aparezca
el menor accidente. Los tejidos impregna-
dos recientemente con una solución debil
de cloruro de oro, quedan imposibilitados
para absorver el veneno.
Variando las experiencias y acercándose
á las condiciones en que se encuentra el
hombre más comunmente, el autor ha lle-
gado siempre á la demostración de este he-
cho: el cloruro.de oro, introducido en can-
tidad suficiente en los tejidos de un animal
inoculado con una dosis mortal del veneno
de la cobra, aun fuera del punto de ino-
culación de este peneno, impide el envene-
namiento del animal, con tal que se inter-
venga antes de que se hayan manifestado
los síntomas de la asfixia bulbar y con tal
de que se oponga, hasta donde fuere posi-
ble, á la absorción del veneno, interrum-
piendo la exrculación venosa entre la mor-
dedura y el corazón, por medio de una li-
gadura elástica, que podrá quitarse después
de que se hayan efectuado las inyecciones.
Este tratamiento aplicado al hombre, da
probablemente los mismos felices resultados
que se han obtenido experimentando con
los animales. Es también probable que su
eficacia se extienda'á las mordeduras de to-
das las serpientes venenosas, porque las di-
versas equidninas no presentan entre sí si-
no lijeras diferencias de acción fisiológica,
y es un hecho, aceptado generalmente, que
el veneno de la cobra es el veneno más ac-
tivo que producen los ofidios exóticos. Los
sintomas de envenenamiento por las morde-
duras de los viperídeos, no tienen los mis-
mos caracteres que los producidos por las
mordeduras de serpientes colubriformes.
El veneno de las daboía (viperideos) por
ejemplo, provoca convulsiones precoces, des-
truye menos pronto la función respiratoria
é impide la coagulabilidad de la sangre des-
pués de la muerte, mientras que el veneno
de las najas no hace más que modificarla.
Cualesquiera que sean estas divergencias,
poco considerables, los efectos locales y ge-
nerales de todos los venenos, son casi idén=
ticos y no difieren sino por la intensidad:
es racional suponer que el cloruro de oro
deberá netraulizarlos igualmente.
(Le Mercure Scientifique, suplemento al
Moniteur Seientifique du Docteur Quesxevi-
Lp, de Junio de 1892, VI, pp. 86-88.
LA CIENCIA DIVERTIDA
EL TORNIQUETE SIFON
Un popote central metido en un tapón
ancho de mostaza, sostiene otro popote trans-
versal del mismo grueso; los dos popotes
que cuelgan son más delgados. Están uni-
dos por medio de junturas de cera B, por
una parte con el popote horizontal superior
y por la otra con dos pequeños apéndices
(ajoutages) representados en la Fig. 481.
Las dos puntas de los dos popotes que cuel-
gan y dos del popote transversal están ta-
padas con cera.
El aparato construido de este modo, cree-
mos que realiza una novedad científica de
las más interesantes, porque reune las pro-
piedades del torniquete y las del sifón. Des-
pués de colocar el tapón sobre el agua con-
tenida en un vaso, lo cual hace que entre en
el líquido la extremidad del popote central,
Fic. 481
aspiran una persona por cada uno de los
apéndices y luego que comienza el escurri-
miento comienza á girar todo el aparato va-
ciando, poco á poco, el vaso, hasta que el
popote transversal descienda lo suficiente
para apoyarse en el borde del vaso.
Alimentando con agua este vaso, de una
manera contínua, para que el nivel perma-
nezca constante, el aparato funciona indefini-
damente. Este principio podrá prestarles
grandes servicios á los hidráulicos para ob-
tener efectos de agua sin mecanismo ningu-
no. Se puede, como lo hemos indicado pa-
ra un aparato anterior, hacer las ensambla-
duras por medio de tapones A”, £”, para
reemplazar la cera; también se pueden reem-
plazar los popotes, demasiado frágiles, con
tubos de cobre muy delgados encorbados co-
mo lo indica la figura que está á la derecha
de nuestro dibujo, y metidos en el mismo
tapón. Esta disposición permite emplear
un número cualesquiera de tubos y la mis-
ma persona puede cebarlos todos sucesiva-
mente. Si adoptais el popote, cortad en for-
ma de bisel las extremidades de los apén-
dices para facilitar la salida del aire, y si
preferís el metal achatad ligeramente los
orificios de salida del líquido para dismi-
COSMOS
271
nuir la acción y la velocidad del escurri-
miento.
*
**
LOS COLORES COMPLEMENTARIOS
I—EL DIABLO VERDE
Colocad una pantalla vertical frente á dos
bujías encendidas é interponed entre la pan-
- ¡talla y las bujías un objeto opaco, por ejem-
plo, un diablito recortado en cartón, y pro-
ducirá en la pantalla dos sombras corres-
pondientes á las dos bujías. Si interponeis
ahora, delante de la bujía de la derecha y
del lado de la pantalla, un pedazo de vidrio
rojo ó simplemente una copa con agua en-
¡rojecida, vereis la sombra de la derecha co-
¡lorida de rojo, y la de la izquierda habrá
¡desaparecido; pero mirando atentamente,
¡observarcis que está reemplazada por la ima-
gen de un diablo verde pálido, complemen-
tario de la luz roja que ilumina la pantalla.
Poned cerveza en vuestra copa en lugar del
agua enrojecida, y este diablo os parecerá
violeta, color complementario del amarillo
de la cerveza; llenad por fin la copa con
agua débilmente colorida con el azul que
usan las lavanderas, y el diablo de la izquer-
¡da parecerá naranjado. Las sombras de la
¡derecha serán siempre del mismo color que
el líquido contenido en la copa.
Fic. 482
Invirtamos la experiencia y pongamos en
la copa ajenjo, agua mezclada con tinta vio-
leta y por fin curazao; el color del diablo de
la pantalla será sucesivamente rojo, amari-
llo y azul.
*
.* z
II—LA ESTRELLA TRICOLOR
Tomad una hoja de cartón, un calendario
por ejemplo, y dobladlo un poco en el sen-
272
COSMOS
tido de su línea media. En una de las hojas
obtenidas de esta manera, recortad una es-
trella de cuatro puntas, de modo que una de
sus diagonales sea vertical y por consecuen-
U ' da TT 0 ' : a
ll /
l m0
% A
| A
Wa ha
Al
Ml
Fic. 483
cia, horizontal la otra. Abatid sobre la otra
hoja que tiene la otra abertura, de manera
de poder trazar en ella el contorno de la
estrella por medio de un lapiz, encontrad
el centro del dibujo por medio de la intersec-
ción de las diagonales y haced de este cen-
tro el de la otra estrella de cuatro puntas
también, pero cuyas diagonales formen un
ángulo de 45” con las de la estrella anterior.
Después de trazar esta nueva estrella, la
recortaréis con cuidado y colocaréis el cartón
horadado, como se indica en el dibujo,
Fig. 183 sobre una mesa en donde estén dos
bujías encendidas, del mismo tamaño, frente
á una hoja de papel blanco fijada en la
pared y que servirá de pantalla. Arreglaréis
el ángulo formado por las dos hojas de car-
tón, de modo que las proyecciones laminosas
de las estrellas se superpongan en medio de
la sombra que proyecta, la cual producirá
en la pantalla una estrella luminosa de ocho
puntas. Si cubrís ahora una de las dos aber-
turas con vidrio colorido, verde por ejem-
plo, obtendréis una estrella tricolor: las pun-
tas exteriores serán rojas y verdes alterna-
tivamente y aparecerá en el centro de la
imagen una estrella octogonal blanca. El vi-
drio de color puede reemplazarse, como se
ve en el dibujo, por una copa que contenga
líquidos diversamente coloridos, y las puntas
de la estrella presentarán alternativamente
la coloración misma del líquido ó el color
complementario.
k
**
LA CUCHARA-REFLECTOR
¿Queréis en caso de enfermedad iluminar
vivamente la boca de vuestro hijo? He aquí
un medio rápido de tener á mano una luz
muy intensa. Aplicad una cuchara contra
una bujía de modo que la parte hueca que-
de volteada hacia la llama y tendreis así un
excelente reflector que os permitirá concen-
trar los rayos luminosos y producir, en el
fondo de la garganta que vais á examinar,
un alumbrado suficiente.
Una cuchara de plata os permitira estu-
diar también las curiosas propiedades de
los espejos curvos. Presentad la parte hue-
ca ante vuestra cara y os vereis con la cabe-
za para abajo en este espejo cóncayo; voltead
la cuchara, y la parte aboyedada constituyen-
do un espejo conpe.ro, os mostrará una cara
muy alargada, derecha ahora, pero seme-
jando caricatura; aproximando la cara pro-
gresivamente á la cuchara, vereis á vuestras
naricestomarlas proporciones más divertidas,
Tom Trr.
COSMOS
Tomo 1 Lámina 182
a »
CALENDARIO AZTECA O PIEDRA DEL SOL.
EN EL MES DE DICIEMBRE 'DEL AÑO DE 1790
AL PRACTICARSE LA NIVELACION PARA EL NUEVO.
EMPEDRADO DE LA PLAZA MAYOR DE ESTA CAPITAL
FUE DESCUBIERTO ESTE MONOLITO Y COLOCADO
DESPUES AL PIÉ DE LATORRE OCCIDENTAL DE LA
CATEDRAL POR EL LADO QUE VE AL PONIENTE
DE CUYO LUGAR SE TRASLADO A ESTE MUSEO
NACIONAL EN AGOSTO DE 1885.
F, Ferrari Pérez, For. FOTOCOLOGRAFIA DEL COSMOS
CALENDARIO AZTECA O PIEDRA DEL SOL
(MUSEO NACIONAL)
REVISTA ILUSTRADA DE ARTES Y CIENCIAS
ASS A >
DirecrTor ProbIETARIO, FERNANDO FERRARI PÉREZ
Tomo I
- Tacuraya, D. F., 15 De Sreriembre DE 1892
Núm. 18
EL CALENDARIO AZTECA
De entre los monumentos pertenecientes
á la civilización méxica y que han llegado
hasta nosotros, acaso no haya otro más im-
portante que el conocido con el nombre de
Calendario Azteca; é indudablemente, nin-
guno ha producido controversias más intere-
santes, ni dado origen á estudios de ma-
yor trascendencia.
En electo, es muy arduo deducir sólo del
exámen de la piedra, puesto que los datos
históricos no son tan abundantes como se-
ría de desearse, cuól fuera el empleo que
se le daba; y sobre todo, adquirir por medio
de una descifración justa y correcta, su ver-
dadero significado, es tarea de suyo tan la-
boriosa y dificil que no extrañan los diver-
sos resultados que han obtenido, así los ar-
queólogos extrangeros, como los nacionales.
En nuestro concepto, y sin que ello signi-
fique que vemos con desdén los trabajos
publicados hasta la fecha, el problema que
encierra ese monolito de pórfido no ha sido
resuelto aun de una manera satisfactoria; que
ni las interpretaciones se hallan exentas de
críticas, ni los trabajos mismos, considerados
cada uno aisladamente, son de lo más com-
pleto y acabado.
Empero, á fin de que el lector tenga un
conocimiento lo más aproximado posible del
estado en que se encuentra la cuestión y con
objeto de que juzgue por sí mismo la di-
versidad de opiniones, expondremos breve-
mente lo que estimamos de mayor mérito
de cuanto se ha dicho acerca del particu-
lar, no sin referirnos antes á algunos deta-
lles referentes á la historia y a la construc-
ción del ya mencionado calendario.
«La naturaleza de esta piedra no es cal-
cárea como lo afirma Gama sino de pórfido
trapeano, de color gris negruzco con base de
wacke basáltico. Examinando con cuidado
algunos fragmentos, encontré anfíbola, mu-
chos cristales muy alargados de feldespato
vitreo y, lo que es muy notable, partículas
de mica. Esta roca, hendida y llena de ca-
vidades pequeñas, se halla desprovista de
cuarzo, como casi todas las rocas de forma-
ción de ¿rapp. Como su peso actual es to-
davía mayor de cuatrocientos ochenta y dos
quintales (24,400') y como ninguna de las
montañas que rodean la ciudad hasta ocho 6
diez leguas de distancia no pudo suminis-
trar un pórfido de este grano y de este co-
ES)
lor, se comprenderá fácilmente las dificul-
tades que experimentaron los mexicanos pa=
ra conducir una masa tan enorme al pié
del Teocallí. La escultura en relieve es tan
acabada como todas las que se encuentran
en las obras mexicanas: los circulos concén=
tricos, las divisiones y las innumerables
subdivisiones están trazadas con una exac-
titud matemática; mientras más se examinan
los detalles de esta escultura, mejor se des-
cubre el gusto por la repetición de las mis-
mas formas, ese espiritu de orden, ese sen-
timiento de la simetría, que, en los pueblos
semi-civilizados, reemplaza al sentimiento de
lo bello». 1
En cuanto á su historia, mencionaremos
por el momento, cómo fué encontrada y su
destino ulterior, porque en lo que se rela-
ciona con la época anterior á la conquista
tendremos oportunidad para hablar, cuando
demos cuenta de la opinión de D. ALrreDO
CHAvERO.
1 ALEJANDRO DE HumBoLDrT, Sites des Cordilleres
et monuments des peuples indigenes de U Amérique,
pp. 241-242,
274
COSMOS
Al empedrar la plaza principal de México
el año de 1790, y cuando rebajaban el piso
de la plaza, el 7 de Diciembre de ese mismo
año, se descubrió á media vara de profun-
didad y á distancia de ochenta metros, al
Poniente de la entonces segunda puerta de
Palacio y á treinta y siete al Norte del por-
tal conocido todavía con el nombre de las
Flores, la piedra de que nos ocupamos con
la cara anterior vuelta hacia el suelo. El
Dr. D. José Uxrimk, canónigo penitenciario
y el prebendado Dr. José Gamboa, Comi-
sarios ambos de la Santa Iglesia Catedral,
la pidieron al Virrey, quien la cedió con la
condición de que fuese puesta en un lugar
público para que se la conservara y todos
la conociesen como una muestra de la ci-
vilización indígena.
Los mencionados Comisarios dispusieron
que se la colocara al pié de la torre que
correspondía al Callejón del Arquillo, lo que
es hoy extremidad E. de la calle del Cinco
de Mayo, y allí estuvo hasta Agosto de 1885
en que se la trasladó al Museo Nacional.
Hasta aquí, la historia de la piedra. Vea-
mos ahora, por órden de antigiedad algunas
de las diversas explicaciones que se han da=
do. Una de ellas es la de D. Axroxio LEóN
y Gama quien la considera como un Calen-
dario Mexicano, explicación que ha prevale-
cido, ya por lo fecha en que se dió, ya por
la notoriedad del autor y de la cual tomó el
nombre que hasta hoy conserva dicho mono-
lito; es otra la de D. Aurrebo CHavero por
lo cual se la estima como monumento votivo al
Sol y sobre la que se hacían sacrificios hu=
manos: cuenta como principal argumento los
antecedentes históricos; y según una tercera
que pertenece á D. Dronisro AñapIaxo, el
monolito en cuestión, acompañado del cuau-
wicalli de Tizoc,—monolito encontrado el
17 de Diciembre de 1791, en donde estuvo
la esquina de la cerca del cementerio de
Catedral y las tiendas de cerería del Empe-
dradillo—no es más que un libro astronó-
mico, histórico y cronológico de los aztecas.
Cuál sea de estas opiniones la más veraz;
cuál se acerque siquiera, á la verdad, es
materia que nosotros no pretendemos dilu-
cidar. Ni podriamos hacerlo aún cuando lo
deseáramos: la Arqueología Mexicana está
todavía en sus principios; la descifración
jeroglífica, no obstante los esfuerzos de Ra-
mirEz (D. José Ferxaxbo), de Orozco Y Br-
rra y de Mexpoza (D. Gumersinoo y D. Ev-
FemMIo) no ha dicho su última palabra, y por
lo tanto, conceptuamos aventurado cuanto
pretenda establecerse como verdad incon-
trastable.
Josí P. Rivera.
(Continuará. )
nd
UN NUEVO ELEMENTO
EL MASRIO
En una de sus últimas sesiones, la Che-
mical Society recibió la comunicación del
descubriento de un nuevo elemento, descu-
brimiento que hicieron dos químicos del la=
boratorio khedival del Cairo, MM. H. Droor
RicHmoxb y Orr.
El mineral donde se encuentra el masrio,
que tal es el nombre propuesto para el nue-
vo metal, fué recogido en 1890 en una pe-
queña localidad del Egipto superior por
Lewa-Jomysox-Pacma y enviado al laborato-
rio del Cairo para que se le examinara.
Un primer examen demostró en esta subs-
tancia, llamada al principio johnsonita y más
tarde masrita, sin duda á causa de la pro-
ximidad de un molino de aceite, en arabe
masra, la presencia del cobalto, hecho tanto
más interesante, cuanto que á este metal
no se le había hallado en Egipto. Se en-
contró también una
gran
manganeso. Estos ensayos preliminares hi-
proporción de
cieron que MM. Droor Ricumon» y Orr tra-
taran en el laboratorio unos 150 kilogramos
de masrita. En el transcurso de estas ope-
raciones fué cuando lograron aislar un óxido
cuyas propiedades no pertenecían á ningun
elemento conocido y que bastaban para ca-
acterizar al masrio como un nuevo elemen-
to, aun cuando no hubieran sido determi-
nadas todavía sus constantes principales.
La masrita se encuentra en el antiguo le-
cho de un rio desecado en la actualidad, pe-
ro del cual se hace mención en inscripcio-
nes que se remontan, poco más ó menos, á
6,000 años. El nombre actual de la locali-
COSMOS! 275
dad es «Bahr-bela-Ma»
La constitución mineral de la región
es por sí misma bastante notable. Se hallan
es decir: rio sin
agua.
varias fuentes en cuyas aguas predomina la
8
potasa sobre la sosa en la proporción de
2.54 1. A lo largo del lecho vacío del an-
tiguo rio hiay algunos lagos pequeños eono-
cidos por los habitantes á causa de sus vir-
tudes curativas. Las aguas de uno de estos
lagos abundan en oe de magnesia, de
sosa y de potasa; son muy laxantes. Las
aguas del otro, según se dice,
8
las telas teñidas de rojo de alizarina (ro-
ennegrecen
jo turco), debido, sin duda, al carbonato de
hierro de que están cargadas. ln opinión
de los indígenas, las aguas de un tercer la-
go curan la blenorragia.
El análisis completo ha conducido á los
resultados que se resumen en el cuadro, si-
guiente:
¿NV o 00000 000 GnoDsoVacooDa boo 40.39
O ES 10.62
Oxeclo de mentos. cosooonrcooosos 1.63
Oxido de masri0.......ooo.ooo.... 0.20
Óxido de manganeso (protóxido).. 2.56
Óxido de cobalto... 1.02
Óxido de hierro (protóxido)...... 4.23
Acido salio. concovenduocason 36.78
El mineral disuelto en el agua y adicio-
nado de ¿cido acético, fué tratado por una
corriente de hidrógeno sulflurado para se-
parar el cobalto. En lugar del precipitado
negro de sulfuro de cobalto que se espera-
ba, pudo advertirse que se formaban desde
grumos blancos que se reco-
gieron antes de llevar más adelante la acción
del 41?S.
Lavado este precipitado con ácido clorhi-
un principio,
drico diluido para quitar el sulfuro de hierro
arrastrado, se le disolvió en el agua regia.
8
A la solución, enfriada y separada, por me-
dio de la filtración de una pequeña cantidad
de sulfato de cal (?) se le agregó un exceso
de amoniaco. Formóse un voluminoso pre-
cipitado blanco que se lavó varias veces por
decantación y que se disolvió en un ligero ex-
ceso de ácido sulfúrico. A la solución con-
centrada á consistencia siruposa, se agregó
se formó en segul-
da un precipitado cristalino del que se ob-
su volumen de alcohol;
tuvo una nueva porción, evaporando las aguas
madres. Una nueva cristalización del sulfato
tenido y considerado como puro,
dió un producto exento casi de hierro. Estos
cristales se disolvieron en el agua y se
trataron por un exceso de sosa cáustica que
precipita y redisuelve el óxido de masrio y
deja las últimas huellas de hierrro; despues
de filtrado el licor alcalino se le adicionó
sal el óxido se separó; se le
volvió a tratar por ACI, se le precipitó una
vez más por AzH1* y, con el hidrato así ob-
“amoniaco:
se hicie=
"ron los ensayes siguientes:
El hidrato se disuelve á saturación en el
acido clorhídrico.
En una parte de este licor se precipita el
hidrato de masrio por el amoniaco, se re-
coge en un filtro, se lava, se le calcina y se
le pesa.
En una segunda porción se determina el
ácido clorhídrico por la adición del nitra-
to de plata.
Una tercera se trata por el amoniaco en
presencia de un exceso de fosfato alcalino.
Se recoge el precipitado, se lava, se calci-
na y se pesa.
Los resultados obtenidos permiten calcu-
Se ad-
quirió la seguridad de que en cada preci-
lar el equivalente del nuevo metal.
pitación el óxido de masrio estaba comple-
tamente separado al ensayar el licor filtrado
por el hidrógeno sulfurado que precipita al
masrio lo mismo en un licor alcalino que
en un medio acético.
Por otra parte, se precipitó una cantidad
determinada de la solución del cloruro neu-
tro por medio del oxalato de amoniaco. Ll
oxalato insoluble, lavado y secado á 130%,
fué analizado. Se le calcinó en un tubo de
combustión cuya parte anterior estaba llena
de óxido de cobre, y se pesaron el agua y
el ácido carbónico lo mismo que el residuo
de óxido de masrio. El resultado fue el si-
guiente:
AO O nabo 55.70 olo
Acido oxálico (anhidro) ....... LD
IED nl oo rola olaa AO MZA
102.82
Del conjunto de estos análisis se calculó
aproximativamente, el equivalente 114; peso
atómico para Ms, bivalente, 228. Hasta ahora
se ha obtenido solamente un óxido MsO,
276
El cloruro MsCl? se obtiene por evaporación
en seco de la disolución clorhidrica del
óxido y ligera calcinación del resíduo. El
nitrato Ms (Az03) se obtiene cristalizando
en alchol á 50 0/,; contiene agua de crista-
lización. El sulfato MsSO*+8H?O0 cristaliza
mal en el agua, fácilmente en el alcohol
diluido. Forma un alumbre y otra sal doble
con el sulfato de potasa. El oxalato Ms.C?
01.8H20 es soluble en el ácido acético y en
un exceso de cloruro de masrio.
Los caracteres analíticos del metal lo
aproximan al grupo del aluminio:
El ácido clorhídrico no precipita.
El hidrógeno sulfurado no precipita en
licor acidulado por ACI ú otro ácido mi-
neral, pero precipita en presencia del ácido
acético (¿un sulfuro ó un óxido?).
El amoniaco separa el hidrato, precipitado
blanco voluminoso, insoluble en un exceso
de reactivo. 4
El fosfato de amoniaco precipita en gru-
mos blancos, insolubles en un exceso de
reactivo y en el amoniaco.
El carbonato ó el sulfhidrato de amoniaco
dan precipitados gelatinosos igualmente in-
solubles en un exceso de reactivo.
Con los álcalis cáusticos se obtiene un
precipitado soluble en un exceso de reac-
tivo.
"El ferrocianuro de masrio es insoluble en
el agua, en un exceso de ferrocianuro alca-
lino y en el ácido clorhídrico diluído, so-
luble en un exceso de cloruro de masrio.
El ferricianuro no precipita.
El acetato de amoniaco precipita en ca-
liente, pero el precipitado se redisuelve por
el enfriamiento.
El cromato de potasa da un precipitado
soluble en un.exceso de cloruro de masrio.
El tartrato de potasa da un precipitado
blanco soluble en un exceso de reactivo. El
amoniaco no separa el óxido del licor adi-
cionado con un exceso de tartrato.
"Todavía no se ha podido aislar al metal.
Se ha ensayado, sin éxito, reducir el cloru-
ro por el sodio bajo una capa de cloruro
de sodio fundido.
Los ensayes por reducción galvánica, del.
cianuro no han concluido aún. Por falta de
COSMOS
aparatos no ha sido posible verificar el ex-
men espectroscópico.
(Moniteur Scientifique du Docteur Quesneville, t.
VI, 22 parte, pp. 514-515.)
LA CIVILIZACIÓN DE MÉXICO
Y EL PERU
ANTES DE LA CONQUISTA'*
En Cuzco que era la metrópoli hallábase
la residencia imperial del Inca y el templo
del Sol. Contenía edificios que cusco era el con-
excitaron la admiración de los *emtltar
mismos aventureros españoles, calles, plazas,
puentes, fortalezas almenadas, galerías sub-
terráneas por medio de las cuales podia al-
canzar la guarnición partes importantes de la
ciudad; y, á decir verdad, los grandes ca-
minos de que hemos hablado, podían con-
siderase como porciones de un inmenso sis-
tema de obras militares, extendidas por to-
do el Imperio y que tenían su centro en
Cuzco.
La dignidad imperial era hereditaria, des-
cendiendo de padres á hijos. Al
. . El Inca ora el 8e-
igual de lo que sucedía en Egip= sor del tmpe:
to, las hermanas del monarca *”
eran, con frecuencia, sus esposas. La dia-
dema que ceñía su frente consistía en una
franja escarlata con borlas y adornada con
plumas. Llevaba zarcillos de gran valor;
su vestido de piel de llama estaba teñi-
do de escarlata y tenía incrustaciones - de
oro y piedras preciosas; todo el que se le
acercaba llevaba un ligero fardo sobre los
hombros en señal de servidumbre é iba des-
calzo. El Inca era no solamente represen=-
tante del poder temporal sino que también
del espiritual; era algo más que el supremo
pontífice, puesto que descendía del Sol que
era el dios de la nación; dictaba leyes, im=
ponía contribuciones, levantaba ejércitos, y
nombraba ó removía jueces, todo según su
voluntad; viajaba en un palanquín adornado
con oro y esmeraldas; se barrían los cami-
nos antes de que él pasara, se les regaba
de flores y se les perfumaba. Los españoles
describen su palacio de Yucay como un lu-
- 4 Continúa. Véase Cosmos p. 259;
COS
MOS 277
E1 palacio mueto- Sar hermosisimo. Veíanse en él
ño obras del arte indio, los nichos
de las paredes estaban cubiertos con imá-
genes de animales y de plantas, había un
laberinto interminable de lujosas recámaras
y aquí y allá criptas sombrias para un reti-
ro tranquilo. Sus baños eran grandes tinas
de oro situadas en medio de selvas artifi-
ciales. Las damas imperiales y las concubi-
nas pasaban su tiempo en habitaciones her-
mosamente adornadas ó en jardines llenos de
cascadas y fuentes, de grutas y de glorietas;
fué aquella una de las pocas comarcas que
pueden vanagloriarse de poseer una región
templada en medio de la zona tórrida.
heligiónder pero, Mente en la adoración del Sol,
susestableci-
mientos y cere-
Imonlas,
emancipado de una asociación tan
material y reconocían la existencia de un]
Dios omnipotente é invisible. Creian en la
resurrección del cuerpo y en la continuación
del alma en una vida futura. Aceptaban que
en el mundo futuro sus ocupaciones se pa-
recerían á las que habían tenido en la Tie-
rra. Lo mismo que los egipcios, que habían
llegado á unas ideas semejantes, los perua-
nos practicaban el embalsamamiento: las mo-
mias de sus Incas eran colocadas en el tem-
plo del Sol en Cuzco, los reyes á la derecha,
las reinas á la izquierda, vestidos con su
traje de ceremonia, con las manos cruzadas
sobre el pecho y sentados en sillas de oro,
esperando el día en que las almas volvieran
á reanimar los cuerpos. A las momias de
los personajes distinguidos se las enterraba,
sentadas, bajo túmulos de tierra. Sólo un
templo estaba dedicado al Sér Supremo,
templo que se elevaba en un valle sagrado
y al cual se hacían peregrinaciones. En la
mitología peruana, el cielo estaba arriba del
espacio y el infierno en el interior de la
Tierra, siendo la residencia de un espíritu
maligno llamada Cupay. La semejanza ge-
neral de estas doctrinas con las egipcias nos
da á comprender forzosamente que se trata
de ideas que se presentan necesariamente
en el pensamiento humano, á medida que se
verifica su desarrollo intelectual. Como en
todos los demás países, la parte educada te-
vía un adelanto muy superior á las masas
pero las clases elevadas se habían]
populares, las cuales se hallaban sumergi-
das en el fetiquismo é incurrían en las lo-
curas de la idolatría y del culto al hombre.
No obstante, el gobierno creyó oportuno
apoyar las supersticiones vulgares y, en ver=
dad, el sistema político, de hecho, estaba
basado en ellas; pero á este respecto, los
peruanos estaban más adelantados que los
europeos, puesto que no perseguían á los
que habían emancipado á su conciencia,
Además del Sol, que era la deidad visible,
se adoraba á otros cuerpos celestes, bien
que de una manera subordinada. Se supo»
nía que había espíritus en el viento, en el
| rayo, en el trueno y genios en las montañas,
La religión peruana consistía ostensible-|
en los rios, en las fuentes y en las grutas.
En el gran templo del Sol situado en Cuzco
hallábase colocada una imagen de la deidad,
de tal manera, que recibía los rayos del Sol
al salir; en el Serapión de Alejandría se ha-
bía practicado un artificio semejante. En
la isla de Titicaca había también un templo
dedicado al Sol, y dicese que en Cuzco había
de trescientos á cuatrocientos templos de
menor categoría. Estaba adscrito al templo
mayor un número de sacerdotes que no era
menor de cuatro mil, y mil quinientas vir-
genes vestales cuya obligación era cuidar
el fuego sagrado. Entre estas vírgenes se
escogían las más hermosas para el serrallo
del Inca. La creencia popular tenía un ritual
y un ceremonial espléndidos para la gran
fiesta nacional que se celebraba en el sols-
ticio de verano. Se concentraban los rayos
del Sol en un espejo cóncavo y por este me=
dio se encendia de nuevo el fuego, ó fro»
tando dos maderos.
En cuanto á su sistema social, la poliga-
mia estaba permitida, pero prác-
ticamente sólo se aprovechaban
de ella las clases privilegiadas.
La subordinación .social se extendía á to=
do.
El Inca Tupac Yupanqui decía: «Los conós
Su sistema social,
la nobleza y el
pueblo.
cimientos no deben difundirse entre el pue-
blo, sino entre los de sangre noble solamen-
te». La nobleza era de dos clases, los des-
cendientes poligámicos de los Íncas que eran
el principal sostén del Estado, y los nobles
adoptados de las ciudades que habían sido
| conquistadas. En cuanto al pueblo, en nín=
278
guna otra parte del mundo entero fué ob-
jeto de una vigilancia tan estrecha.
Estaba diyidido en grupos de diez, de
cincuenta, de cien, de quinientos, de mil,
de diez mil y sobre el último estaba coloca-
cado un Inca noble. Mediante este sistema
se obtenía una rígida centralización y el
Inca era el eje en que giraban todos los ne-
gocios nacionales. Era aquél un absolutis-
mo digno de la admiración de muchas nacio-
nes europeas actuales. El territorio, estaba
dividido en tres partes: una pertenecía al
Sol, otra al Inca y la tercera al pueblo. En
organización aa Punto á fórmula, la subdivisión se
al hacia anualmente; sin embargo, en
la práctica, como resultado quizá de estos
procedimientos agrarios, las reparticiones se
renovaban continuamente. El pueblo cultiva-
ba todas las tierras de la manera siguiente:
primero las del Sol, después las de los pobres
ya las de los inválidos, en seguida! las su-
Al Sol y al In-
ca pertenecían todos los carneros, cuya | lana
yas y al fin las del Inca.
después de trasquilada, se repartía. entre el
pueblo ó se le daba algodón en su lugar.
Los oficiales del Inca ica que “dios
tejieran y que ninguno estuviera OCIOSO,
Anualmente se hacía un levantamiento en
todo el país, «de las tierras de labor y de.los
productos minerales, se formaba 1n,inven-
tario y se le trasmitia al gobierno. .Se,lle-
vaba un. registro de los nacimientos y de
las defunciones y. periódicamente ¡se.forma-
ba el censo. general. El Inca que, era 4-la
vez emperador .y papa podía, .en: virtud
de esta doble capacidad, ejercer-un.riguro-
so gobierno patriarcal sobre su. pueblo, el
cual era tratado como menor de. edad: no
se le Oprimía, pero sí se le obligaba á es-
tar ocupado. Debido á una profunda sabi-
duría, como no la presenta ninguna otra na-
ción, si el trabajo .egra considerado en el
Perú como un medio, también era conside-
rado como un fin. Allí nadie podía mejorar
su condición social, pues, merced á estos re-
finamientos de legislación, se producía una
posición absolutamente estacionaria. No se
podía llegar á ser ni más rico ni más po-
bre; pero' era la vanagloria del sistema que
todos viviesen exentos de sufrimientos socia=
les, que todos tuvieran lo necesariog.
COSMOS
El ejército constaba de 200,000 hombres.
Sus armas eran arcos, lanzas, hon-
Sistema 1uilitar;
Yecursos guerre”
TOS.
das, mazas y espadas; sus medios
de defensa: escudos, broqueles,
yelmos y trajes de algodón acolchonado, Ca-
da regimiento tenía su bandera propia, y el
estandarte del imperio, el emblema nacio=
nal, era el arco-ivis, descendiente del Sol.
Las espadas y muchos utensilios domésticos
eran de bronce, las puntas de las saetas,
de cuarzo, hueso, oro ó plata. En las mar-
chas se mantenía la disciplina más estrie-
ta, y los graneros y los depósitos estaban
situados á distancia conveniente en los ca-
minos. Bajo la vigilancia más estrecha se
transportaban á Cuzco los dioses de. las co-
marcas conquistadas, y á los vencidos se les
adorar al Sol;
obligaba á sus hijos tenían
que aprender forzosamente el idioma del
Perú para lo cual el gobierno les daba los
maestros correspondientes. Á manera de es-
tímulo, este conocimiento era indispensable
para ejercer un cargo público. Para amalga-
mar los territorios debelados, sus habitantes
eran separados en grupos de diez mil y trans:
portados á diferentes partes del imperio,
no para que trabajasen como esclavos hasta
su muerte, según sucedía en el Viejo Mun-
do,
un número igual de nativos era enviado en
sino para que se volviesen peruanos;
lugar de los extradicionados, y se les con=
cedía privilegios extraordinarios que recom-
pensaban esa remoción. La policía del im
perio, servía, ¿para mantener. la mayor. dran-
quilidad. en el. interior ya la, guerra, perpétua
en las [ronteras.
El adelanto filosófico de los, péruaños se
retardó mucho por «su imperlecta método
de escritura, método del todo IM= puteratira perié
ferioral de los egipcios. .Una cuer-- ¿Rei
da de hilos coloridos, llamados quipos, ser-
via indiferentemente para la numeración, sin
que fuera en modo alguno igual á los ¡ez
roglíficos como método de expresión gene=
As
pesar de este atraso poseían una, literatura
ral de hechos. Tal. era su único sistema:
consistente, en poesías, composiciones: dra=
máticas y las semejantes. Sus alcances cien=
tificos eran inferiores á los de los mexicaz
nos. El año estaba dividido en meses y los
meses en semanas. Tenían gnómones para
COSMOS
indicar los solsticios: uno, que tenía la for-
ma de obelisco y se elevaba en el centro de
un circulo donde estaban marcadas las lí-
neas oriental y occidental, indicaba el equi-
noccio. Estos guómones fueron destruidos
por los españoles creyendo que respondían
a algún propósito idolátrico, pues en las fies-
tas nacionales era costumbre adornarlos con
hojas y con flores. Desde el momento en
que la religión nacional se basaba en el culto al
Sol, es de suponerse que Quito, dada su
posición sobre el ecuador sería un lugar sa-
grado.
JoHx W. Draper.
(Concluirá.)
———— A —
LA LIQUEFACCIÓN
DEL AIRE ATMOSFÉRICO
La sesión que celebró el Instituto Real
de Londres el 10 de Junio del corriente, se
contara ciertamente entre los acontecimien-
tos científicos más importantes del año, y los
concurrentes a la memorable conferencia
del Prof. Dewar, el digno sucesor de los
TywnaLL y de los Faranay, conservarán el
recuerdo de ella porque vieron por primera
vez al mismo tiempo que una pinta de oxí-
geno líquido, la liquefacción del aire atmós-
férico á la presión ordinaria de 76 centí-
metros de mercurio. Nos felicitamos al se-
ñalar esta memorable experiencia que puede
citarse como el complemento de los hermo-
sos trabajos de nuestro sabio compatriota M.
CAILLETET.
El procedimiento de Mr. Dewar para li-
quidar el aire es el siguiente: se une un tu-
bo que contiene oxígeno líquido con una
bomba aspirante, de donde resulta que el
Oxígeno se evapora á una temperatura más
y más baja. En esas condiciones un tubo de
vidrio hundido en este oxigeno y dejado abier-
to al aire, se llenó en poco tiempo de aire
líquido que presentaba todos los caracteres
del aire atmosférico y ninguna de las pro-
piedades del oxígeno líquido.
Según hizo notar el feliz y habil experi-
mentador, parece curioso á primera vista
que los dos cuerpos que constituyen el aire
se liquiden al mismo tiempo y no primero
279
el ázoe y después el oxígeno. Esto se debe
á las diferentes presiones á que se encuen-
tran los dus gases: el ázoe ocupa los cuatro
quintos del volumen del aire y el oxígeno
un quinto solamente; una vez liquidado, el
aire atmosférico se porta de un modo muy
distinto: el ázoe entra primero en ebullición
porque el punto de ésta es de 10% €. menor
que el del oxígeno.
Inmediatamente después de su formación,
el aire líquido no ofrece ninguna de las pro-
piedades del oxígeno, pero á medida que el
azoe se evapora, el líquido restante aumenta
más y más en oxigeno, cuyos caracteres pre-
senta entonces: inflama y abrillanta el fós-
loro incandescente, etc.
Colocado entre los polos de un poderoso
electro-imán, el aire atmosférico, nuevamen-
te liquidado, obra como el oxígeno líquido:
toda la masa viene á adherirse á uno de los
polos tan pronto como se excita al electro-
1mán.
La experiencia ha demostrado que el aire
líquido, aunque conteniendo los cuatro quin-
tos de su volumen de ázoe, no modifica en la
oran resistencia eléc-
8
trica especifica del oxígeno líquido.
menor proporci ón la
No podemos por ahora hacer otra cosa que
señalar los notables experimentos del Prof.
Dewark, según las pocas noticias que han pu-
blicado los periódicos ingleses; pero nos pa=
reció interesante decir desde ahora algunas
palabras acerca de la memorable sesión en
la cual el sabio inglés pudo mostrar por pri-
mera vez á su auditorio una pinta inglesa
(567 centímetros cúbicos) de oxígeno líqui-
do y un vaso de vino (sic) de aire liquidado
á la presión atmosférica.
(La Nature, 1892 , 1, p. 62.)
LA CIENCIA DIVERTIDA
HACER QUE FLOTEN
VERTICALMENTE TAPONES DE CORCHO
Una cubeta de agua y siete tapones cons-
tituyen todo el material necesario para esta
experiencia; espero que no por eso será me-
nos interesante para nuestros lectores, á
quienes propongo hacer flotar estos tapones
en el agua, pero manteniéndolos en posición
280 COS
MOS
vertical. Todos sabemos que la forma de los
tapones, que es la de un cilindro alargado,
los obliga, cuando flotan, á quedar en el
líquido con el eje del cilindro en posición
horizontal; ¿qué haremos pues para hacer
que se queden parados?
Parad enunamesauno
de los tapones y rodead-
lo de los otros seis, pa-
rados también; tomad el
conjunto con una ma-
no y sumergidlo en el
agua (Fic. 485) de mo-
do de mojar comple-
tamente los tapones; sa-
cadlos un poco del agua
y soltadlos.
El agua que ha pene-
trado por capilaridad,
entre los tapones mo-
jados, los mantendrá ad- .
heridos entre sí y, aun- SE:
que cada tapón esté en equilibrio inestable,
el conjunto obtenido de este modo será es-
table, porque la base de nuestra improvi-
sada almadía es mayor que el alto de un
tapón.
Esta recreación, que nos demuestra la co-
hesión producida por A
un fenómeno capilar, '
viene á probarnos una
vez más la verdad de
nuestro antiguo ada-
alo: La unión consti-
8
tuye la fuerza.
*
*
NUEVAS SOMBRAS
CHINESCAS
*
He aquí un medio
muy sencillo de pro-
ducirsombras chines-
cas sobre la pared, y
FiG
en el cual el operador
y los personajes recortados quedan detrás de
los espectadores, lo que puede tener ciertas
ventajas.
Colocad una bujía sobre una mesa y fi-
jad en la pared, frente á esta bujía, una hoja
de papel blanco que servirá de pantalla. In-
terponed entre la bujía y la pantalla un
cuerpo opaco cualquiera: un calendario ó
un libro grande, por ejemplo. ¿Cómo podréis
ahora proyectar las sombras sobre la panta-
lla? Simplemente por medio de un espejo
puesto á un lado de la mesa. El reflejo del
espejo se dibujará en la pared, bajo la for-
ma de un rectángulo ó un óvalo luminoso,
y si habeis colocado con-
venientemente la panta-
lla y haceis maniobrar
vuestro muñeco de car-
tón entre la bujía y el
espejo (Fic. 486), vereis
inmediatamente evolu-
cionar en la pantalla
sombritas de aspecto
fantástico, sin que el es-
pectador no prevenido
pueda sospechar el me-
dio empleado.
*
* Y
LA SOMBRA VIVA
485
Aunque no sea muy complicada, esta ex-
periencia se comprenderá mejor si mis lec-
tores la ejecutan desde luego, en vez de
contentarse con: leerla. Nada os enseñaría
diciéndoos que si os colocais entre la pared
y una luz, producirá vuestro cuerpo una
sombra en dicha pa-
red; pero esta sombra
sólo reproduce vues-
tra silueta y no sería
de esperarse ver figu-
rar en los contornos
de esta silueta, 0j0S,
nariz y boca.
Pues bien, yo voy á
proponeros hoy un
medio muy sencillo,
pa pra hacer no sola-
mente que aparezcan
en la sombra de vues-
tra cabeza, 0jOs, nariz
y boca, sino también
para representar estos ojos moviéndose en sus
órbitas, y la boca, provista de enormes dien=
tes, abriéndose y cerrándose como si quisie-
ra devorar á alguno de los presentes.
Para eso os bastará que os coloquéis en
el ángulo del cuarto y cerca de una pared
en que se encuentre un espejo. La persona
que tenga la luz á vuestra espalda, deberá
COSMOS 281
asegurarse, variando su distancia y altura,
de que el reflejo de esta luz en el espejo va
á dar exactamente en el muro que sirve de
pantalla, al mismo lugar en que la sombra
de vuestra cabeza; este reflejo dibujará en el
contorno de dicha sombra un rectángulo ó
un óvalo luminoso de acuerdo con la forma
del espejo.
Pero si cubris el espejo con un papel
grueso en el que hayais recortado como lo
indica el dibujo, (Fig 487) ojos, nariz y
boca más ó menos fantásticos, sólo se refle-
jarán los rayos luminosos que toquen estos
recortes é irán á dibujarse en medio de la
sombra de vuestra cabeza produciendo el
electo representado en el dibujo.
Para terminar la experiencia, superponed
en el espejo dos
papeles recortados
de la misma ma-
nera y de los cua-
les uno sea fijo y
el otro movil; mo-
viendo éste sobre
el primero, los es-
pectadores verán
moverse los ojos
y la boca de una
manera horrorosa,
tenía
como lo
anunciado.
FrG.
Tom Trr.
EL ARTE DE CONTAR
SUMARIO.—La ¡lea del número derlvadla de lu experiencia.— Estado de In Arit-
mética entre las razas clvilizadas.—Pobreza de la numeración en las tribds Infe-
rlores.— Manera de contar con los dedos de las manos y de los plés.— La for-
mación de las expreslones numéricas por me:lio de las inanos, pruebala numera-
ción verbal como derivida del cálculo inímico.— Etimología de la numeración.
—Las notaciones quinaria, decimal y vigesimal se derivan de la manera de
contar con los dedos de las manos y de los pi¿s.— Adopción de las expresiones
numéricas extrangeras.— Pruebas que demuestran que el desarrollo de la Arlt-
mética parte de un nivel de cultura inferior.
Joun Stuart MiLL en su System of Logic,
examina las bases del arte de la Aritmética.
Á la inversa de la opinión sostenida por el
Dr. WnmeweLL que las proposiciones, como
2 y 3 suman 5, son verdades necesarias que
contienen en sí mismas un elemento de cer-
tidumbre que no podría dar la simple expe-
riencia, avanza Mr. MuL la opinión de que
«1 y 2 son 3, es una verdad meramente
adquirida por una experiencia larga y cons-
tante; es decir, una verdad inductiva, y que
tales verdades constituyen la base de la Arit-
mética. Las verdades fundamentales de esta
ciencia reposan todas sobre el testimonio de
los sentidos; se prueban en tanto que mues-
tran á nuestros ojos y á nuestros dedos que
un número dado de objetos, 10 balas, por
ejemplo, pueden ofrecer á nuestros sentidos,
por separación ó por reunión, todas las dis-
tintas series de números cuya suma es igual
á 10. De la observación de este hecho pro-
ceden todos los métodos perfeccionados pa=
ra enseñar la Aritmética á los niños. El que
quiere obrar sobre una inteligencia infantil
enseñandole Aritmética, le da á conocer nú-
meros y no cifras, y debe presentarle demos-
traciones que que=
den bajo el domi-
nio de sus senti-
dos, como he di-
cho ya.» S
El argumento
de Mr. MiLu se ba-
sa en las condicio-
nes mentales del
pueblo en el cual
existe un arte arit-
mético ya adelan-
tado. Hs éste un
asunto cuyo estu-
dio es precioso
desde el punto de
vista etnográfico. El examen de los métodos
numéricos usados por las razas inferiores
confirma no solamente la tesis de Mr. Mit,
á saber: nuestro conocimiento de las rela-
ciones de los números entre sí está basado
en la experiencia actual, sin que nos permita
remontarnos á la fuente del arte de contar y
determinar cuál fué su marcha progresiva en
ciertas razas y probablemente en todo el
Universo.
En nuestros avanzados sistemas de nume-
ración no conocemos límites ni para el infi-
nito grandor ni para la infinita pequeñez,
El filósofo no puede imaginar una cantidad
tan grande ni un átomo tan pequeño que el
matemático no lo pueda concebir y repre-
sentar por medio de una simple combinación
de cifras; pero á medida que descendemos
282 COS
MOS
en la escala de la civilización encontramos
una impotencia más y más marcada para llegar
ála noción distinta de los números elevados,
aun cuando haya en el lenguaje usual términos
para las centenas y los millares; el que cuen-
ta recurre cada vez más á sus dedos y en-
tonces observamos en los más inteligentes la
misma incertidumbre para la apreciación de
los números que en-los niños. Ejemplo: no
había 1,000 personas, había 100, 6 cuando
menos 20. El grado de los conocimientos en
Aritmética no corresponde exactamente, en
verdad, al nivel de la cultura en general.
3
Algunas teibus salvajes:ó bárbaras son muy
Los habitantes de la
isla Tonga pueden contar hasta 100,000 y el
hábiles ea- numeración.
viajero francés LasiLLarbIERE, alentándolos,
los hizo contar hasta 1,000 billones y reco-
gló é imprimió después»los nombres de los
números que empleaban; pero al verlos de
cerca, no encontró otra cosa que palabras |
a de sentido, expresiones imper-.
fectas, 1 una masa de incoherencias del idio=.
ma tonga que patentizan hasta donde debe.
uno precaverse de lo que se obtenga ator-.
En el!
el hábito constante del'|
mentando el espiritu de un je
Africa Occidental,
tráfico ha desarrollado mucho la Aritmética,
y los negros pequeños se divierten contan-
do los montones de cauriís ?. Entre los yo-
«No
equi-
vale á reprocharle su ignorancia en térmi-
vubas de Abeokuta, decirle á alguien:
sabes cuantos son nueve por nueve»,
nos injuriosos. Este proverbio asombrará
singularmente sisse le compara á las locu-
ciones europeas correspondientes y que asig-
nan el extremo de la estupidez. No' puede
contar hasta 5, dice el alemán; y el español,
té: diré cuantas son 5; expresiones que tam-
bién encontramos en inglés: tan seguro como
que soy hombre y como que sé cuantas habas
hacen 5. Un tribunal siamés no tienc en
cuenta la declaración de un testigo que no
sepa contar y escribir hasta 10; este proce-
dimiento nos recuerda la antigua costumbre
de Shrewsbury, donde se estimaba á una
persona como mayor si sabía contar hasta 12
4 Mariner, /les Tonga, 1, p. 370, etc.
2 Conchas pequeñas que se usan en Africa áma-
nera de moneda.
peniques 1. Entre los hombres que ocupan
hoy los últimos peldaños de la civilización,
entre los salvajes de las selvas de la Améri-
ca del Sur y de los desiertos de Australia,
el lenguaje no encierra con frecuencia pala-
bra especial para expresar el número 5. No
sólo no han podido comprobar los viajeros
en el idioma de alguna de estas tribus, nom-
bres numerales superiores á 4, 3, y aún 2,
sino que la opinión de que allí se detienen
sus concepciones numéricas está justificada
por el empleo que estos salvajes hacen de
su número más alto para designar en gene-
ral una gran cantidad. Las hordas imbéci-
les del Brasil, según dicen Spix y MarrTrus
«cuentan comunmente con las coyunturas
de los dedos, pero nada más hasta 3. Au-
mentan el valor de un número por medio
de la palabra mucho» ?.
El vocabulario puri da así los nombres:
1.—omt.
2.—curtri.
3.—prica, mucho.
El vocabulario botocudo da:
|.—mokenam.
2.—uruhú, mucho.
Según JorcENsoN la numeración de los tas-
manios es la siguiente: GE
1.—parmery.
2.—calabawa.
Más de 2, cardia.
Es decir, como lo hace notar BackHousk,
que se cuentan 1, 2, y mucho; pero un ob-
servador del todo competente, el Dr. Mir
GAN, ha encontrado para el número 5 una
palabra que cita y dela cual volveremos á
hablar 3.- Los neo-holandeses, dice Mr. :Orn=
FIELD —refiriéndose especialmente alas tri-
bus del Oeste—no tienen nombres j pará los
números mayores de 2.
La escala de la notación watchandie es:
1
u-tau-Ta, 2,
boo-thal, mucho y
bool-tha-bat,
co-ote-on,
inmensamente.
1 Low, en Journ Ind. Archipel. t, 1, p. 408; Year-
books Edw. 1 (xx=1) ed. Horwood, p. 220.
2 Serx et Martius, Reise in Brastlien, p. 387.
3 Bonwick, Tasmantans, p. 143; BackHouse, Varr.
p- 104; MiLLicaw, Papers, cte., Royal Soc. Tasma-
¡nía, vol. TH, parte II, 1859.
CO
SMOS
283
Si tienen una necesidad absoluta de ex-
presar los números 3 ó 4, dicen u-tar=ra
coo-te-00, para indicar el primero y u-tar-
equi-
ra u-tar=ra, para el segundo; lo que
: 3
ale á ésto: sus palabras para 1, 2, 3, 4, son
lo mismo que uno, dos, dos-uno, dos-dos.
La numeración de las tribus de Queensland,
que nos da el Dr. Laso, reposa sobre el mis-:
mo principio aunque las palabras difieran:
1.—ganar.
A ODVA.
Se DUES dos-uno.
4 , dos=-dos.
"horumba, de de 4, mucho, con-
"sidBrablemente.
“El aalecto kamilanal. que ene Ñ misma
palabra para 2 que el precedente, le es su=:
perior puesto que tiene para 3. un vocablo es-;
pecial, gracias al cual puede contar hasta 6:
:L.—mal.
¡22 búlarr.
SS SUD O
$ Ss
:4.—bularr=bularr, dos=dos:==%a
-35.—byulaguliba, dos-tres. *
6.—guliba-guliba, tres=tres.:”
E
Estos ejemplos suministrados por la Aus-:
tralia muestran la pobreza al mismo tiempo]
p
quédo grosero del sistema numeral de cier-!
tas tribus !. Tendremos que señalar, sin'em-
bargo” AS que designan números más
Ílóvan le expresiones numerales de' los” in=
a hasta el 15 y aún hasta el 20. DA
De: que un rezca des voces
usualés j para los. números. mayores de 516 ó No;
TE da
ño es de
a tribu salva aje ca
e deducirse a que no , pueda contar más
allá. Los salvajes poscen medios par a egar
mucho más lejos, si bien retrocediendo | siem-
pre. hasta el uso de un método de expresión
grosero, y muy inferior 4 3 la palabra y y al len-
guaje de los gestos. El lugar ocupado . -en el
desarrollo lec por el arte de contar
con los. dedos, está bien descrito en el cua-
dro que. pinta, de su infancia, comparativa-
mente sin ninguna instrucción, Massteu, el
discípulo secos mudo del abate Sicaro: «Ani
tes de instruirme, conocía los números, mis
1 OLorizzD, Tr. Ethn. Soc. vol. TIL, p. 291; Lano,
Queensland, p. 433; Lasmám, Comp. Phil. p. 352
para las demás palabras, Bonw1ck, loc. cit.
No sabia las
y cuando el
dedos me los habían enseñado.
cifras; contaba con los dedos,
número pasaba de LO trazaba rayas en la ex-
ltremidad de una astilla de madera» 1. Asi es
como los dedos han enseñado la Aritmética a
todas las tribus salvajes
Después de haber dado cuenta de sus ob-
servaciones acerca de la facultad que tiene
la lengua watchandie para alcanzar el nú-
mero 4 con sus expresiones numerales, Mr.
OrbrieLD continúa exponiendo la manera con
que los naturales pretenden resolver el pro=
blema de un cáleulo más. complicado: «Un
día, dice, quise asegurarme del número exac-
to de los que habían perecido en cierta Oca»
sión. El individuo á quien le a
comenzó por reflexionar en los nombres..
lá cada uno levantaba el dedo, -y no fué sino
después de muchas tentativas inútiles, se-
guidas de nuevos esfuerzos, cuando llegó a
[expresarme un número elevado extendien
] do tres veces la mano con lo cual me daba
la comprender que 15 era la respuesta á tan
«dificil pregunta de Aritmética». «Los abo-
| dice Mr. STANDBRIDGE,
pio
rigenes
de Victoria,
no tienen nombres para los números mayo-
res que 2; polo por medio de repeticiones
cuentan hasta-5, y con los dedos, los hue=
sos y-las articulaciones de los brazos y de
0)
la eabeza, anotan los días de la Luna».
Los bororos del Brasil cuentan .de este
> | modo:
1
|.—ceouat.
2 .=macoual.
1 3.—OUAl.
y continúan repitiendo con Tos dedos “éste
ouai. 3 Naturalmente, tanto entre los salva-
jes como entre nosotros, de que una perso-
“na cuente con los dedos no ha de concluirse
que su idioma está desprovisto -de. expresio-
nes para el número que necesita. Por ejem-
plo, se ha notado que los naturales de Kamt-
chatka, al calcular, cuentan primero todos
los dedos de las manos, en seguida todos
los de los piés, hasta llegar á 20; luego se
preguntan: ¿Qué se hace ahora?; y, no obs-
tante, el examen de su lenguaje ha revelado
1 SicArD,
Théorie des signes pour Cinstruction
| des sourds-muets, II, p. 62%. - ?
2 SrawbmriGE, Tr. Ethn. Soc. vol. 1, p. 304,
3 Martrus, Gloss. Brass. p. 15.
284
COSMOS
que éste encierra números hasta 100. 1 Los
viajeros han notado el hábito de contar con
los dedos en tribus que, si quisieran, po-
drían pronunciar el número ó que, general-
mente, reunen el acto á la palabra; además,
cada uno de estos dos modos está muy es-
parcido en la Europa moderna. Dejemos al
P. GumiLia, uno de los misioneros jesuitas
más antiguos de la América Meridional, que
nos describa la relación del gesto á la pa-
labra en el arte de contar y que nos cite
muy notables ejemplos (que compararemos
con otros analogos) de la acción del consen-
sus que transforma en reglas fijas, acepta-
tadas por todos, puras convenciones, aún
en un arte tan sencillo como el de contar
con los dedos: «Entre nosotros, dice, nadie,
salvo accidentalmente, diría, por ejemplo:
1, 2, etc. marcando con una mano el núme=
ro en los dedos de la otra. Entre los indios
sucede exactamente lo contrario; por ejem-
plo, si dicen: Déme un cuchillo, levantan
un dedo; déme dos, levantan dos dedos, y
así sucesivamente. Jamás dirían cinco sin
mostrar una mano, ni diez sin mostrar las
dos, ni veinte sin mostrar á la vez los de-
dos de las manos y de los piés. Más aun,
la manera de designar los números con los
dedos difiere en cada país. Para no ser pro-
lijo tomaré como ejemplo el número tres.
Para decir tres, los otomacos unen el pulgar,
el índice y el medio, raramente otros dedos;
los tamanacos, enseñan el meñique, el anular
y el medio, cerrando los otros dos; y los
maipuros levantan el índice, el medio y el
anular, doblando los demás ?.»
Enwarb B. TyrLor.
(Continuara.)
py
LA DESCOMPOSICIÓON DEL AZUFRE
Las singulares relaciones que se han com-
probado desde hace tiempo entre las cons-
tantes de los pretendidos cuerpos simples,
relaciones demostradas del todo por M.
MenbeLgrF, dan lugar á creer que esos cuer-
pos no son del todo independientes unos de
otros; de allí, á concluir que no son sino
1 KRACHENINNIKOW, Kamichatka, p. 17.
2 GumiLa, Historia del Orinoco, VE, cap. XLV;
Pott, Zehlmethode p- 16
combinaciones de un número pequeño de
verdaderos elementos, no hay más que un
paso. Aunque se hayan hecho ya numerosos
esfuerzos á fin de descomponer los elemen-
tos actuales, no se cuenta todavía con un
caso en que esté bien demostrada la sepa-
ración de un elemento conocido en otros
más simples. Así pues, el descubrimiento
verificado por un físico de Berlín, Th. Gross,
de un sub-elemento del azulre puede consi-
derarse como de primer orden, siempre que
se confirme y siempre que su autor no haya
seguido un sendero falso. Este descubri=
miento da lugar, en verdad, á muchas in-
terpretaciones; sin embargo, hablaremos de
él, reservándonos volver á hacerlo en otra
oportunidad.
«Habiendo calentado al rojo en un crisol
de plata, dice M. Gross, una mezcla de una
parte de sulfato de barita con seis de nitra»
to de potasa, hice pasar la corriente de seis
elementos Bunsen, tomando el crisol como
polo negativo, y como polo positivo un hilo
de platino de 0%"3 a 0""9,. El hilo se fun-
dió poco á poco, y, mientras que se le hun-
dia para mantener la corriente, el conteni-
do del crisol se endurecía, habiéndome visto
obligado á agregar diez y seis partes de
nitrato de potasa para que permaneciese al
estado líquido».
Se perdieron por todo, tres partes de
platino y después de haber interumpido la
corriente, se dejó enfriar el crisol el cual
contenía una masa negra, soluble en parte
en el ácido clorhídrico. El análisis de esta
substancia demostró que había desaparecido
una parte del sulfato de barita; habiendo
aislado todos los cuerpos previstos, se encon-
tró un polvo de color gris negruzco insolu-
ble en los ácidos nitrico y fluorhidrico y en
el agua régia. Representaba, poco mas ó
menos, el 30 0/, del azufre contenido en el
sulfato.
El autor cree que el azufre es una com-
binación hidrogenada, que, por la eletrólisis
descrita, pierde el hidrógeno que es reem-
plazado por el platino.
Los nuevos experimentos que se están
llevando á cabo parecen confirmar, según él,
esta manera de ver,
La Nature. 1892, 11, pp. 14-15.
2 TINA
COSMOS 285
EL TRABAJO MANUAL ta para la misma cantidad de agua: 100 gramos
EN LA ESCUELA Y EN EL HOGAR 1 de rubia, 100 de cachunde, 40 de sulfato de hierro,
== que se añaden solamente después de 9 6 10 horas.
cu ARTA SERIE Trenzas de cinco, con cinco cordones
lo En la posición dada (Fig. 488), los cordones
están igualmente espaciados. Se necesita llevar
a hacia la derecha y d hacia la izquierda para te-
ner 3 cordones diversamente coloridos de un lado
y 2 del otro (Fig 489);
NUDOS Y TRENZAS
Segunda parte: trenzas
El trenzado puede ejecutarse con todos los cuer-
pos flexibles, cualesquiera que sean. Las tiritas
de papel empleadas en el tejido también pueden |
servir. Pero son preferibles los cordones de colo- |
res variados, paja, junco, dloe, etc. !
Cuando se ha hecho una larga trenza continua, E
de paja ó junco, es facil contornarla para formar
una estera, una canasta, ete.
Los juncos se emplean tales como se recojen al
borde de los caminos. La paja puede emplearse
en bruto, blanqueada 6 teñida. Para blanquear la
paja, basta encerrarla en una caja donde se que-
me por varios dias azufre molido en pequeños pe-
dazos. La paja debe mojarse antes en agua muy
clara.
Para teñir la paja de negro, se sumerge por nue-
ve ó diez horas en un baño de agua hirviendo, á
la cual se han añadido, para diez litros de agua:
500 gramos de palo de campeche, 40 de zamaque,
20 de betún, 3 6 4 de nuez de agalla molida. Al
Fic. 490 Fic. 491
Yo Llévese en seguida e hacia la izquierda, pa-
sando sobre e y sobre a. Hay ahora 3 cordones de
de este lado. Igualmente 6 hacia la derecha; y
asi sucesivamente, tomando siempre el cordón del
lado donde se encuentren tres (Fig. 490).
Trenza de tres, con nueve cordones
La Fig. 491 indica e) medio de operar; se nece-
sita tomar alternativamente el cordón exterior ú
la izquierda y á la derecha, y llevarlo sobre los
otros dos.
Fic. 488
fin de la operación, se añaden 100 gramos de sul-
fato de hierro bien diluido en el agua.
Si se quiere teñir la paja de moreno, se necesi-
Fic. 489:
Fic. 492
1 Continúa. Véase Cosmos pp. 117 y 262,
286 cos
MOS
Trenza de cuatro, con ocho cordones
Tómese el cabo exterior de la izquierda, d, por
ejemplo, y pásese bajo el segundo d y sobre el ter-
cero b..Llévese en seguida a hacia la ¿zquierda,
pasando bajo c y sobre dl (Fig. 492).
Trenza de cinco, con diez cordones |
Opérese como se ha dicho para la trenza senci-
lla de cinco, tomando siempre el cordón exterior
del lado donde se encuentren tres, para llevarlo al |
otro ladM(Fig. 493).
Trenza de sets, con diez y ocho cordones
EN
manténgase entre el pulgar y el índice (Fig. 496).
20 Rodéese la hebilla a con una vuelta comple-
ta formada por b (Fig. 497).
1» Habiendo colocado los cordones 'como en la
Fig. 494, opérese como si se tratase de hacer dos
Fic. 494
trenzas de tres, ama con los tres cordones de la
izquierda, la otra con los tres de la dereclra.
20. Pásese a bajo b y sobre c, para tener 4 cor-
dones á la derecha. Llévese en seguida f£ sobre e,
bajo d y solre a hacia la izquierda: habrá enton=:
Fic. 495 da
ces 3 cordones de cada lado. Tómese 6, que se
eruza á su turno con los dos cordones siguientes,
vendo de izquierda á derecha (Fig. 495).
Cadena de reloj con dos cordones
lo Amárrense los dos cordones con ayuda de
un nudo sencillo, repliégese a sobre si mismo y
ZN
Parr
Fic. 496 Fic. 497
30 Fórmese una nueva hebilla con 6 (Fig.
498) é introdúzcase en la hebilla a (Fig. 499).
Erc. 498 Fic. 499 Fic. 500
: do Estirese el cabo a y hágase una tercera he-
billa que se vuelve á pasar por b, y asi sucesiva-
mente (Fig. 500).
Fic. 501
o Cadena terminada (Fig. 501).
Cadena de cuatro cordones
1% Reúnanse cuatro cordones, ó tómense dos
solamente, que se doblarán para producir cuatro
cabos que se colocarán como en la Fig. 502.
Fic. 502
J
COSMOS 287
20 Fórmese al rededor del dedo mayor una he- | el extremo c y bajando sucesivamente day d
billa con el extremo a, y manténgase con el pulgar | que se introducen en la nueva hebilla, ete
(Fig. 503).
Trenza de paja 9 junco.—Trenza de tres
lo Colóquese el cabo a en cruz con la extremi-
¡dad de b (Fig.507).
20 Dóblese b sobre a; luego a sobre b, así se ob-
tienen los tres cabos necesarios (Fig. 508).
Fic. 503 : Fic. 509 Fr. 510
do , a Na h 2 a h 1 a A are
30 La posición exacta de los cuatro cabos se ve| Ñ eo Si oa > Bsobre¡al, luego a so
OA bre), ete. (Figs. 509 y 510). La Fig.511 muestra la
a | posición de las manos.
Fic. 504
40 Bájese entonces b sobre d, e sobre b y d so-
bre ec (Fig. 505).
Fic. 511
Nota.—Aqui se opera sin ninguna especie de
unión ó soporte. Luego que una hebra se acaba,
se pone otra, y despues se cortan las puntas que
¡salen cuando la trenza esta terminada.
Fic. 505
52 Introdúzcase en seguida « en la hebilla for- 20 : : e da pe
z 0 EM o Fórmense dos cabos y s an (Figs. 512
mada por a y estirese el cabo a (Fig. 506). Con- El ormense dos cabos y se doblan (Tigs. 5
ly 515).
Trenza de cuatro
SSSSS55555555555555555555555555555555S
Fic. 512
Fic. 506
tinúese la cadena formando una nueva hebilla con
Fic. 508
288 COSMOS
20 Levántense b? sobre a? ; pásese a! bajo bl y | via estos dos cabos por delante de los otros dos,
sobre b?, ete., (Figs. 514 y 515). etc. Figs. 520 y 521.
Fic. 516
30 La Fig.516 muestra un cabo de reemplazo e,
asi como una pu ue debe cortarse y
asi como una punta c q Fic. 591
40 Las Figs. 522 y 523 muestran las dos caras
de esta elegante trenza.
Otra trenza de cuatro
lo Habiéndose replegado los cabos, como para
el ejercicio precedente, dóblese a? bajo 0? (Fig.
517).
ZII Z,,
SS
¡SNS
SS
ve
Ñ
Fic. 517 Fic. 518
Fic. 523
%o Dóblese en seguida 0? bajo a? (Fig. 518) y
llévense estos dos cabos por delante de los otros | - BERTRAND, Toussaint Y GOMBERT.
dos cabos de la izquierda (Fig. 519). (Continuará.)
30 Dóblese entonces al bajo b* y lévense toda-
SC
La invención es la que mide la
fuerza moral. Para buscar, para des-
cubrir, para aplicar, es necesario de-
sear con pasión.
H. Taxne.
La fuerza verdadera constituye el
orgullo legítimo y con el sentimien-
to de su energía se adquiere la con-
ciencia de su derecho.
H. Tarxe.
Fic. 519 : —_— mn
É*COSMOS*
Tomo 1 Lámixa 192
F. Ferrart Pérez, For. FoOTOCOLOGRAFIA DEL COSMOS
VASO PARA CORAZONES
(MUSEO NACIONAL)
COSMOS
REVISTA ILUSTRADA DE ARTES Y CIENCIAS
RAT IL NA AT
DirECTOR PROPIETARIO, FERNANDO FERRARI PÉREZ
Tomo I
Tacuñara, D. F., 1% pe Octubre be 1892
Núm. 19
EL CALENDARIO AZTECA '
Veamos ahora la primera de las teorías
ya citadas: la de Gama.
A juicio de este autor, *
el rostro del
centro que aparece con la boca abierta, atr-
mada de dientes y sacando la lengua, es la
efigie del Sol, Tonatiuh; y los cuatro cua-
dretes que lo rodean, significan los cuatro
movimientos, de suerte que el conjunto
equivale á nahui ollin Tonatiuh, el Sol en
sus cuatro movimientos. Adviértense ade-
más, ocho rayos triangulares que rodean á
la figura central, alusión á la división del
día y la noche en ocho partes; y entre la
imagen del Tonatiuh y los ocho rayos, un
circulo interior que contiene los veinte sig-
nos de los días, contados de izquierda a de-
recha: Cipactli, Ehecatl, Calli, Cuetzpalin,
Cohuatl, Miquiztli, Mazall, Tochtli, Atl,
Itzcuintli, Ozomatli, Malinalli, Acatl, Ocelotl,
Cuauhtli, Cozcacuauhtli, Oliin, Tecpatl,
Quiahuitl y Xochitl.
Finalmente, constan en el monolito las
datas de diez grandes fiestas que se cele-
braban desde el equinoccio de primavera
hasta el de otoño.
Ahora bien, para conocer por medio de es-
te monumento los movimientos del Sol y con
éstos el tiempo en que se celebraban las
fiestas, hay que tener en cuenta dos circuns-
tancias: la piedra estaba colocada en un
plano horizontal situado verticalmente sobre
una línea tirada de Oriente á Poniente y con
la cara al Sur; después, la existencia de ocho
taladros inmediatos al circulo y en un plano
1 Concluye. Véase «Cosmos», p. 273.
2 Gama, Descripción histórica y cronológica de
las dos piedras halladas en la plaza de México en
1750.
inferior, en donde se fijaban otros tantos
estilos.
Esto supuesto, fijados dos estilos de corta
longitud en dos de los taladros y otros dos
estilos mayores en otros dos taladros y reu-
nidos cada uno con el estilo correspondiente
por medio de hilos, la sombra que éstos for-
maran debía coincidir exactamente con la
línea situada donde el plano de la piedra
cortaba al plano horizontal ó con otra para-
lela á ella sobre la misma piedra, según la
longitud dada al estilo.
Los otros cuatro taladros, distantes entre
si igualmente, servían para que se fijaran en
ella otros cuatro estilos de la misma longi-
tud, reunidos dos á dos, por hilos paralelos
entre sí y al horizonte, con lo que conocian
los días del año en que llegaba el Sol al
zenit al ir del equinoccio al trópico de Can-
cer y al volver de éste al equinoccio, por-
que en esos momentos la sombra que daba
el hilo de arriba debía cubrir exactamente
al de abajo, en el medio día, lo cual tenía
lugar el día Vahui Ocelotl, 6 el siguiente,
que corresponden al 22 y 23 de Mayo, en
los cuales pasa el Sol por primera vez por
el zenit.
La segunda vez que de vuelta del trópico
tiene igual declinación es el 26 de Julio. :
Este medio calendario no sólo daba á co-
nocer los equinoccios, los solsticios y el
paso del Sol por el zenit, sino que servía
también de reloj solar, porque á más de se-
ñalar el medio dia por las sombras que pro-
ducían los estilos, señalaba también las nue-
ve de la mañana y las tres de la tarde, horas
en que se verificaban sus ritos y ceremo-
nias.
Tal es, en breve sinopsis y á grandes ras-
gos, la teoría de aquel diligente arqueólogo;
290
pero contra sus investigaciones, aprobadas
por casi todos los historiadores y sanciona-
das, principalmente por HumboLpr, se ele-
'an gravísimas objeciones, al grado de que
ese sistema planteado con tanta sagacidad y
con todos los visos de irrefutable, está a
punto de caer por tierra. De otro modo: los
principios de que parte Gama, las bases en |
que apoya su teoría, no tienen la debida
comprobación histórica, puesto que ni el
monolito estuvo colocado verticalmente, ni
se tiene noticia de la segunda piedra, com-
plemento de la anterior.
Más feliz, acaso, en sus pesquisas, el Sr.
Cuavero la considera, según dijimos ya, co-
mo un monumento votivo al Sol.
El autor del tomo 1 de México dá través
de los siglos, basado en el testimonio del P.
Duray, en el de Tezozomoc y en el del des-
conocido que escribió el Códice Ramirez,
demuestra, primero, que la piedra estuvo co-
locada siempre horizontalmente y segundo,
que en ella se verificaban sacrificios huma-
nos.
En efecto, el mencionado calendario fué
mandado labrar por el rey Axayacaro, cele-
brándose su conclusión después de las exe- |
quias de los que murieron en la guerra con
Michoacan. Á este respecto, es bastante ex-
plícito el P. Durax. «También estaba, di-
ce, ocupado (el rey AxayacarL) en labrar la
piedra famosa y grande, muy labrada donde
estaban esculpidas las figuras de los meses
y años, días y semanas, con tanta curiosidad
que era cosa de ver, la qual piedra muchos
vimos y alcanzamos en la placa grande jun-
S
to á la acequia, la qual mando enterrar el
Ilmo. y Rmo. Sr. D. Fray ÁLonso De Mon-
rTurar dignísimo arzobispo de México, de
felice memoria; por los gr
grandes delitos que
sobre ella se cometían de muertes». Más ade-|
lante, refiere cómo el mismo ÁxAYACATL Or-
denó que contribuyeran los pueblos con la |
arena, cal y piedra necesarias para la cons: |
trucción del edificio en que había de colocar-
se; el tiempo que duró la fabricación y las fies-
tas con que hubo de celebrarse cuando fué
concluida, y, finalmente, su consagración.
Verificóse ésta después de las exequias ya
dichas, asistieron los señores de Huexotzin-
co, de Cholollan y de Metztitlan, consistiendo
|
l
COSMOS
la parte principal de la fiesta en el sacrifi-
cio que se hizo sobre la piedra misma, de
setecientos prisioneros de guerra traidos de
Tliliuhquiiepec. 1 .
Como se ve, con la historia de la piedra
queda plenamente comprobado el uso que
de ella se hizo; y por otra parte, habla en
contra del sistema de Gama el que no apa-
rezcan en la piedra, los señores acompañados
de la noche y los simbolos anuales tochtli,
calli y tecpatl; el que no estén combinados,
para el arreglo de las fiestas, los dioses y
los signos correspondientes, faltando ade-
más los dioses, y el que no existan los ta-
ladros en que debieran fijarse los estilos ?.
En opinión del referido anticuario la fi-
gura central representa-al Tonatiuh; al na-
hut ollin, ó sus cuatro movimientos; a los
cuatro soles, Fhecatonatiuh (sol de awe), Tle-
tonatiuh (sol de fuego), Atonatiuh, (sol de
agua
ta)
cuatro elementos, y á las cuatro estaciones.
) y Tlaltonatiuh (sol de tierra); á los
Los dos rostros que se ven en la parte
inferior del círculo y que según Gama re-
presentan a YoHuaLTeUTLI, que dividía el
gobierno de la noche y lo distribuía entre
los acompañados de los días, se refieren, á
juicio del Sr. CHavero á la dualidad mitológica
Oxomoco-CirAcTLI, inventores del Tona/a-
mail que es el verdadero calendario mexica-
no; dualidad repetida en las garras de la
figura central.
Para concluir: encuentra él entre otras
combinaciones numéricas, los 365 días del
año solar, los 260 del año religioso, los tre-
ce años que corresponden á un ¿lalpilli, los
cincuenta y dos, ó a1uhmolpilli, las ocho ho-
ras del día y las ocho de las noche *.
Al tenor de la tercera teoría, la de D.
Droxisto ÁBADIANO y que en último análisis no
es más que una ampliación y no pocas ve-
ces una corrección de la de Gama, la piedra,
origen de tanta controversia, no sólo es un
1 Durán, Historia de las Indias de Nueya-Espa-
ña, 1. pp. 272-303.
2 Polémica entre el Diario Oficial y la Colonia
Española, t. IU, pp. 478-479 (art. Calendario azteca,
del Sr. CHAvERO).
3 Chavero, Calendario Azteca. Apéndice alt. UI
del Diccionario Geográfico y Estadístico, publicado
por Pérez HERNÁNDEZ.
COSMOS
291
calendario sino también un libro astronómi-
co, astrológico, histórico y cronológico.
La falta de espacio, por una parte, y por
la otra el temor de no poder condensar de-
bidamente las opiniones del autor, nos im-
piden dar cuenta de la voluminosa mono-
grafía escrita por el Sr. Ánapraxo; pero sí
es de justicia advertir que ha procurado ra-
zonar su interpretación. Lo que nosotros no.
nos atreveríamos a decidir es, como ya lo
hicimos constar, si la interpretación es ve-
vaz. Desde luego, en contra de esta teoría
como respecto de la de Gama, queda en pié
lo asentado por el P. Durán y mientras no
se produzca nada adverso á este historiador
primitivo, su testimonio es de gran valía;
además, según el Sr. Apapiaxo la piedra es
tuvo pintada de azul, amarillo, rojo y ver-
de, lo que es inadmisible; y tiene su com-:
plemento en el cuauxicalli de Tizoc, lo que
no está probado debidamente.
De cualquiera manera que sea, calendario,
monumento votivo ó libro astronómico, etc., |
el monolito tantas veces repetido es un ín-
dice precioso de aquella civilización extin-
guida hoy absolutamente y desconocida 6 ne-|
gada por los escritores europeos; que todavía
se empeñan en demostrar que los aztecas
eran unos salvajes ó poco menos.
El calendario, repetimos, así como el
cuauxicalli de Tizoc, descifrado por D. Ma-
NUEL Orozco Y Berra; como las lápidas con-
memorativas de Morecunzoma 1, de Tizoc y
de AmurrzorL y de Morecunzoma Il, estudia-
dos por D. José Ferwawbo Ramírez; como
la piedra del hambre dada á conocer por PD.
ALrreDO Cuavero, son los argumentos con |
que mejor se puede defender á los méxica. |
«Un pueblo, dice HumsoLor, ! que arre-
glaba sus fiestas por el movimiento de los!
astros, y que grababa sus fastos en un mo-'
numento público, había llegado sin “duda á
un grado de civilización superior al que le
asignan Paw, RayxaL y aún Ronerrsox, que
es el más juicioso de los historiadores de
América. Esos autores consideran como bár-
baro todo estado humano que se aleja del
tipo de cultura que se han formado seg
sus ideas sistemáticas. No podemos admitir
1 Humor, Sites des Cordilleres, etc., p...
250-251.
cún
esa distinción neta en naciones bárbaras y
naciones elvilizadas..... .... Hay naciones
enteras así como simples individuos; y lo
mismo que en estos últimos no todas las fa-
cultades del alma llegan á desarrollarse si-
multáneamente, en las primeras los progre-
sos de la civilización no se manifiestan á la vez
en la suavización de las costumbres públi-
cas y privadas, en el sentimiento de las ar-
tes y en la forma de las instituciones. Án-
tes de clasificar á las pueblos, es preciso
estudiarlos según sus caracteres especificos,
porque las circunstancias exteriores hacen
variar al infinito los tintes de cultura que
distinguen a las tribus de raza diferente,
sobre todo cuando fijadas en regiones muy
lejanas unas de otras, han vivido largo tiem-
¡po bajo la influencia de gobiernos y de cul-
tos más ó menos contrarios á los progresos
del espíritu y á la conservación de la liber-
tad individual».
=
(o)
P. Rivera.
EL ARTE DE CONTAR '
La relación que existe entre el cálculo
digital y el hablado puede establecerse ge-
neralmente como sigue. Desde el punto de
vista de la facilidad más grande que trae
comprender bién los números, una aritmé-
tica palpable, la que emplea los dedos 6
sus articulaciones ?, los montones pequeños
de guijarros ó de habas, 6 medios menos
naturales, como el rosario ó el abaco, po-
see tan grandes ventajas sobre el cálculo
verbal, que ha debido precederlo necesa-
1 Continúa. Véase «Cosmos», p. 281.
2 Los baratilleros orientales practicaban desde
hace siglos, y practican aun, el método de indicarse
secretamente los números en los mercados, por
| medio de sus dedos, ocultos bajo la capa. Cada ar-
ticulación, cada dedo, tiene su significado según lo
cuenta un viajero antiguo y este sistema parece ser
un desarrollo artificial más 6 menos complicado del
cálculo corriente de los dedos. El pulgar y el me-
nique, extendidos, y los otros dedos cerrados, equi-
valen á 6 6 460; la adición del cuarto dedo es igual
476470, y así sucesivamente. Dícese que entre
dos baratilleros, el debate de un mercado se hace
tan hábilmente con sus señales como con las pala-
¡bras comunes empleadas por los comerciantos para
marcar la vacilación, para ofrecer un poco más 6
| 0% ,
| Paraexpresar una denegación obstinada.
292
COSMOS
riamente. Así, encontramos el método de
contar con los dedos no sólo entre los sal-
vajes y los hombres sin educación para ayu-
dar á sus operaciones «mentales allí donde
la palabra les hace falta, sino que también
entre las naciones más cultivadas donde este
procedimiento ocupa aun un lugar como
preparación y modo de elevarse 4 métodos
aritméticos más complicados.
Es indiscutible que el niño que aprende
á contar con los dedos, reproduce uno de
los procedimientos de la historia mental de
la raza humana; que, en efecto, los hombres
contaron con los dedos antes de tener pa-
labras para expresar los números; y que en
esta rama de cultura el lenguaje de las pa-
labras no sólo siguió al lenguaje miímico
sino que salió de él. Da la prueba el len-
guaje mismo, porque vemos en innumera-
bles tribus lejanas, que cuando se tiene la ne-
cesidad de expresar la cifra 5 con una palabra
se da simplemente el nombre de la mano
que se ha levantado para indicarlo, que de
la misma manera se dice dos manos ó la
mitad de un hombre para significar diez,
que la palabra pié sirve para élevar el cal-
culo á 15; después á 20, que se enuncia con
la voz y con el gesto mediante las manos y
los piés á un mismo tiempo, ó diciendo un
hombre entero; finalmente, merced á diver-
sas expresiones que se relacionan con el
cálculo de los dedos de las manos y de los
piés, se dan nombres á estos números y Al
los intermedios. Como quiera que es nece-
sario un término definido para designar los
números significativos de esta clase, con-
viene llamarlos numeros de las manos ó nuú-
meros digitales. Una elección de ejemplos
típicos bastará para establecer la probabili-
dad de que este procedimiento ingenioso no
ha sido imitado en modo alguno de otra
tribu ni tomado de una fuente común, sino
que se ha formado en las diferentes razas
con su caracter original y con la interesante
variedad de sus detalles, por un medio aná-
logo, pero independiente.
El P. GiLis, al describir la aritmética de
los tamanacos del Orinoco, da su número has-
ta 4; cuando llegan á 5 lo expresan por la
palabra amgnaitone, que significa una ma-
no entera; 6 se expresa con un término que
traduce en palabras el gesto propio: Ztacono
amgnapo' na” teyinttpe, uno de la otra mano,
y así sucesivamente, hasta llegará 9. Cuan-
do llegan á 10, lo expresan con las palabras
amgna aceponare, las dos manos. Para de-
cir 11 extienden las dos manos y, avanzando
el pié, agregan puilla-poná tevinitpe, uno
del pié y así sucesivamente hasta 15 que es
iptaitone, todo un pié. Para 16 uno del otro
pié y así sucesivamente hasta 20, tepin ito-
to, un indio; 21, ¿tacono itoto jamgnar boná
tevinitpe, una de las manos de otro indio;
40, acciache itoto, dos indios, y lo mismo
para 60, S0, 100, tres, cuatro, cinco indios,
y más sl fuere necesario.
idiomas de la América Meridional
abundan en hechos de este género. Entre
Los
los numerosos dialectos que conservan las
huellas de la numeración digital, los de los
cairiris, tupis, abipones y caribes rivalizan
con el dialecto de los tamanacos por su me-
dio sistemático de emplear una mano, las
dos, un pié, los dos, etc. Hay otros que
ofrecen menores huellas del mismo proce-
dimiento; por ejemplo, los números 5 y 10
están unidos á la palabra mano: de aquí que
los omaguas empleen la voz pua, mano, pa-
ra 5 y la dupliquen en upapua, 10. En al-
gunos lenguajes de la América del Sur un
hombre, en razón del total de sus dedos de
las manos y de los piés, equivale á 20, mien-
tras que á la inversa, se citan dos idiomas
que atestiguan un estado intelectual interior,
merced al cual no sabiendo contar el hom-
bre más que con una mano, se detiene en
el número >. En juri, ghomen apa, un hom-
bre, designa el 5; en cairiri, ¿bicho se em-
plea á la vez para persona y para cinco. La
numeración digital no esta limitada á las
tribus salvajes ¿los muiscas de Bogotá, entre
las razas indígenas de la América, eran tan
célebres como los peruanos á causa de su
civilización; no obstante, el mismo método
de formación empleado en el lenguaje de
en el
ey Lil
MICA,
los incultos tamanacos se encuentra
de los muiscas que cuando llegaban
12, 13, contaban quilicha ata, bosa,
es decir, pié uno, dos, tres, |. Si conver-
1 Guuis, Saggío di storia Americana, t. Il, p.
332 (Tamanac Maypure); Marrius, Gloss. Brasil.
(cairiri, tupí, caribe, omagua, juri, guachi, coretu,
timos nuestras miradas á la América del
Norte, el misionero moravo Cranz, nos des-
eribe cuál era hace un siglo la numeración
de los groenlandeses. «Sus expresiones nú-
mericas, refiere, no llegan muy adelante; el
proverbio dice que apenas pueden contar
hasta cinco, porque cuentan con los cinco
dedos; después con los dedos de los plés
alcanzan con gran trabajo á veinte».
La moderna gramática groenlandesa da
los números como lo dice Craxz, pero de
una manera más completa. La palabra pa-
ra 5 es tadlimat, lo que, según se piensa,
pudo haber significado mano; 6 es arfinek-
attausek uno de la otra mano, ó más bre-
vemente, arfinig-d!tt, los que toman de la
otra mano; 7, arfinek-marluk dos de la otra
mano; 13, arkanek-pingasut tres del primer
pié; 18, arfersanek-pingasut tres del otro
pié. Cuando llegan á 20 dicen ¿nuk navd/ugo,
un hombre completo, ó ¿nup apatai navdlu-
81, los miembros de un hombre completo;
y contando así varios hombres llegan á nú-
meros más elevados, por ejemplo, expresan
33 diciendo: ¿nup pingajugsane arkanek-
pingasut, tres dedos del primer pié del ter-
cer hombre !. Si de los rudos groenlande-
ses pasamos á las aztecas, comparativa mente
más civilizados, advertiremos que así en las
comarcas septentrionales como en las meri-
dionales, hay, aún en las razas elevadas, hue-
llas de la numeración digital. La etimología
de las primeras cuatro cifras mexicanas es
tan desconocida como la nuestra; pero en
cuanto llegamos al 5 encontramos en ma-
cutlli, la expresión de esta cifra; como ma
(ma-101) significa mano y cuiloa, pintar ó
describir, es verosímil que la palabra cínco
haya significado algo así como la imagen de
una mano. ln el 10, matlactli, la palabra
ma, MALO, aparece una vez más; pero como
tllacilí significa mitad y está representada
en los ¡eroglificos mexicanos por la mitad
superior del cuerpo de un hombre, es pro-
bable que entre los aztecas, LO signifique dos
cherentes, maxuruna, caripuna, cauixana, carajas,
IL, p. 648; Demrrznorrer, Abipones,
XLIV
coronado) t.
t. IL, p. 168; Humzoror, Monumendts, pl.
(Muysca).
1 Craxz, Grenland, p.
der Grenl. Spr. Raz, in Tr. Elh. Soc. t.
VAS. E
286; KrLeEnNscumiDrT, Gr.
Vo. De
COS
MOS ;
293
veces la mano de un hombre, absolutamente
como entre los towkas de la América del
Sur en los cuales 10 se expresa por la mi-
tad del cuerpo y 20 por el cuerpo entero.
Cuando los aztecas llegan á la cifra 20, la
llaman cempoalli, un entero, evidentemente
en el mismo sentido que todo un hombre,
dedos de las manos y de los piés.
En las demás razas inferiores se observan
hechos semejantes. El idioma de los tasma-
nios deja ver una vez más al hombre que
se detiene cuando ha levantado las manos y
contado con los dedos, porque aquí al igual
de las dos tribus de la América del Sur
mencionadas antes, puggana, hombre, es to-
mado por cinco. Algunas tribus del occi-
dente de Australia han hecho un empleo
mucho mejor de la palabra mano: marh=ra;
marh=jin=bang-ga, la mitad de las manos,
es 9; marh-jin-bang-ga-gudjir-gyn, la mi-
tad de las manos y uno, es 6, y así sucesi-
vamente; marh-jin- belli- belli-gudjir-jina-
bang-ga, las manos de cada lado y la mitad
de los piés, 15. 1
Como ejemplo de las lenguas melané-
sicas tomaremos al maré: en ésta se desig-
na al 10 por ome re rue tubenine, que sig-
nifica probablemente las dos partes (es de-
cir las dos manos); 20 por sa re gnome, un
hombre, ete. Así, en la versión del Evange-
lio de San Juan, V, para decir que «un en-
lermo sufría desde hacia 38 años», se da el
número 38 con esta frase: un hombre, dos
partes, cinco y tres. *
En los lenguajes malayo-polimésicos, la pa-
labra típica para cinco es lima ó rima, ma-
no, y la unión prosigue á través de las va-
riaciones fonéticas que existen en las dife-
rentes ramas de esta familia de lenguas: por
ejemplo, en malagasy, dímy; en las islas
Marquesas, fíma; en las islas Tonga, nima.
Pero en tanto que líma y sus variedades
significan cinco en casi todos los demás dia-
lectos malayo-polinésicos, su significación
de mano esta comprendida en un dominio
más restringido, lo que prueba que la pala-
bra se volvió más persistente por su empleo
1 MiLLicAw, loc. cit; M. F. Moorz, Vocab. W. Aus-
tralíia, Cf. una série de números quinarios hasta 9
en Sipwex, en Porr, Zehlmethode, y. 46.
2 GabrLentz, Melanesische Sprachen, p. 183,
294
como término numeral simplemente tradicio-
nal. En las lenguas de la familia malayo-
polinésica se encuentra generalmente que 6
y 7 están designados por palabras cuya eti-
mología no es dudosa; está demostrado que
lima=sa, lima-zua, (mano y uno, mano y
dos), han designado 6 y 7 1. Lo que nos
dice Rork de la lengua veí que se habla
en el Africa Occidental, suministra un caso
tipico. Los negros dependen tanto de sus
dedos que apenas pueden contar algunos sin
servirse de ellos, y hacen uso de sus dedos
de los piés cuando al calcular se hallan acu=
rrucados. El pueblo veí y otras tribus afvi- |
canas cuentan primero con la mano izquier-
da, comenzando, á lo que se dice, por el
meñique, continúan con la derecha y siguen
con los dedos de los piés. El número 20 en
vel, mo bande, significa evidentemente que
se ha acabado (bande) con una persona
(mo), y asi sucesivamente hasta 40, 60, 80,
ete.: se ha acabado con dos, con tres ó con
cuatro hombres. Un hecho de comproba-
ción interesante es que los negros que ha-
cian uso de estas frases hayan olvidado su
sentido descriptivo original. Finalmente, pa-
ra despertar en nuestro espíritu la imagen
de un hombre que cuenta con los dedos y
para hacer comprender cómo llega á tradu-
cir sus gestos con palabras, g
gua sobrepuja á la zulú en esas palabras que |
pueden llegar a ser nombres fijos de núme-
ro. El zulú al contar con los dedos comien-
za por lo común con el meñique de la ma-
no izquierda y cuando llega á 5 dice: Mano
concluida; entonces pasa al pulgar de la ma-
no derecha, y el vocablo tatisitupa (tomando
el pulgar) se vuelve 6; despues el verbo
komba (indicar) que designa al índice da el
número que sigue, 7. Así, para responder
áesta pregunta: ¿Cuánto le dió á vd. suamo?
un zulú respondería.—U kombile. Adelanta
el indice, lo que significa me dió siete, y
este modo curioso de emplear los verbos nu-
méricos se encuentra en este otro ejemplo:
amahast akombile, los caballos han indica=
do, es decir, había siete. De igual manera,
hijangalobili, dos dedos cerrados, para 8;
1 W. yow HunmsoLDr, Mco Spr. t. IL, p. 308,
confirmado por As. Res. t. VI, p. 90, Jvurn. Ind.
AÁrch., t, MI, p. 182, ete.
ninguna len-|
COSMOS
kijangalolunje, un dedo cerrado para 9, lle-
va á Juni, 10; al fin de cada decena se gol-
pean una contra otra las dos manos tenien-
do los dedos separados !.
El sistema según el cual el primer pro-
cedimiento de que el hombre hizo uso para
contar, fué tocar sus manos y sus dedos, el
hecho establecido de que muchos números
empleados actualmente se derivan de un
procedimiento semejante, han hecho que se
dé un gran paso hacia el descubrimiento
del origen de los números en general. ¿Po-
dremos ir más lejos y dar un conjunto del
procedimiento mental por el cual los salva=
jes, cuando aun no tenían en su lenguaje
nombres de números, llegaron á inventar-
los? ¿Cuál fué el origen de los que no se
refieren á las manos y á los piés, particu-
larmente los números superiores á cinco
que se prestan mal a esta hipótesis? La
cuestión es dificil de resolver; sin embargo,
en principio no es irresoluble porque se
tienen algunos datos acerca de la formación
actual de nuevas expresiones numerales, for-
madas bajo la influencia de la simple nece-
sidad de apropiar ciertos objetos y ciertas
acciones á usos determinados.
EbwarD B. TyLor.
(Continuará. )
LA CIVILIZACIÓN DE MÉXICO
Y EL PERU
ANTES DE LA CONQUISTA”
Se advierte bien el talento de los perua-
nos en sus extraordinarias pro-
0-0 o La agricultura
visiones de agricultura que eran tuénevada nas
o o SU ta la perfección.
la tendencia nacional. Una rápi-
da elevación desde el nivel del mar hasta la
altura de las montañas, les daba en una ex-
tensión pequeña, todas las variedades de
los climas y se aprovecharon de estas cir-
cunstancias.
Formaron terrados en las vertientes de las
montañas y cubrieron a los terrados con tie-
rra fertil. Cavaban pozos en la arena, los
1 ScmreuDEr, Gr. for zulu Sproget, p. 30; Donne,
Zulu Dict.; Grour, Zulu Gr. V. Harm, Gr. des He-
rrero.
2 Concluye. Véase Cosmos p. 259 y 279,
COSMOS
cercaban con muros de adobe y los llenaban
con estiercol para abonos. En los terrenos
bajos, cultivaban el plátano y la yuca; en|
los terrados, el maíz y la quina; más arriba
el tabaco, y más arriba aun, las patatas.
En esa superficie relativamente limitada,
obtenían g
cioso de los abonos; á este electo, se valían
de los pescados y especialmente del guano.
Su ejemplo ha conducido al uso de esta
última substancia en Europa con un fin se-
mejante, en la época actual. Todo el mundo
civilizado los ha seguido en el cultivo de las
patatas. La corteza peruana es uno de los re-!
medios más eficaces. Grandes comarcas de
-Norte-América serian inhabitables sino fue-
ra por el uso de su activo alcalóide, la qui-
nina, el cual, de un modo que está léjos de!
ser insignificante, reduce la: proporción de
la mortalidad en los Estados Unidos.
Las grandes obras hidráulicas eran nece-
Yi cronacuedueto SABIAS INndispensablemente para su!
de Condesuya.
de Es-
paña eran absolutamente indignas de compa-
sistema agricultor. Las
rarse con éstas. El acueducto de Condesuya
tenía casi quinientas millas de largo.
Los ingenieros tuvieron que dominar tales
dificultades, que hoy la obra llena de ad-
miración. El agua que venía en él, se dis-
tribuía según lo ordenaba la ley. Había ofi-
ciales que velaban por el uso conveniente
de esa agua. Por estas grandes obras hi-
dráulicas y por sus grandes caminos, puede
comprenderse que el talento arquitectónico
de los peruanos estaba muy lejos de ser in=
significante. Construyeron edificios de pór-
- fido, de granito, de ladrillo; pero los edificios
eran en su mayor parte bajos debido á los
ción.
temblores que sacudían á esa reg
Me he extendido tanto acerca de la histo- |
Lasetapas del
desarrollo hu
mano son las
mismas.
cionada con uno de los principios
que son objeto de este libro, á
pr
filosóficos
saber: el progreso humano se verifica según |
una ley invariable y por lo mismo de una
manera definitiva en todas partes. Los tri-|
viales incidentes mencionados en los párrafos
anteriores pueden haber parecido insignifi-
cantes ó fatigosos, pero su misma igualdad,
su misma familiaridad les da, si se les con-|
erandes productos por el uso ¡ui-|
ria doméstica de México y del Pe- |
, e, . |
rú porque esta íntimamente rela-
293
sidera con atención, un interés sorprenden-
| te.
No hay en estos detalles mínimos otra cosa
que lo que encontramos perfectamente desde
el punto de vista europeo. Pueden represen-
tar en vez de reminiscencias de la evolución
¡espontánea de un pueblo aislado del resto del
¡mundo por infranqueables oceanos, la rela-
ción del progreso de una nación asiática 6
¡europea. El hombre de América adelantó
¡en el sendero de la civilización de la misma
¡manera que lo hizo el habitante del Viejo
¡Mundo: tendiendo hacia las mismas institu-
ciones, guiado por las mismas ideas y cons-
treñido por los.mismos deseos. Desde los
¿grandes rasgos de su sistema social hasta
los detalles m
ás pequeños de su vida domés-
tica hay gran semejanza con lo que se hi-
izo en Asia, en Áfrics y en Europa; pero
electos semejantes implican causas semejan-
tes.
¿Qué fué, entonces, lo que poseyeron
¡de común los chinos. los hindous, los egip-
cios, los europeos y los americanos? Sin
¡duda alguna, no fué el clima, ni las nece-
¡sidades, ni la oportunidad: simplemente su
organización física. Así como los autómatas
¡fabricados según un mismo plan harán co-
sas iguales, así también en las formas orga-
nizadas, la igualdad de estructura producirá
la identidad de funciones y la semejanza de
¡hechos. El mismo sentido común guía á la
¡humanidad en su camino por el mundo. El
sentido común es una función de organiza-
¡ción común. La Historia Natural está llena
lastimar nuestro orgu-
¡llo, pero nada es menos cierto que, en su
¡de ejemplos; podrá
¡progreso social, el albedrío de que tanto se
¡ufana el hombre en su capacidad individual,
desaparece como influencia activa y queda
de manifiesto el dominio de leyes generales
é inflexibles. En vez del.libre albedrío del
individuo, surgen el instinto y el automa-
ltismo de la raza. El camino está libre pa-
'a cada abeja; puede gustar de
Analogía entre las
¡esta flor y evitar aquella, puede sociedades hu
a nanas y las s0-
ciedades de anl-
males
desplegar su industria en los jar=
dines 6 malgastar su tiempo en
¡el aire; pero la historia de un colmenar es la
historia de otro colmenar, porque habrá siem-
pre una organización predestinada: la rema,
296
los zánganos y los trabajadores. En medio
de mil actos imprevistos, no calculados y
variables, emergen con fatal certeza, resul-
tados definidos. Las celdillas de un panal
son construidas según un plan pre-determi-
nado, pero al fin se las llena de miel. En las
abejas, en las avispas, en las hormigas, en
las aves, en toda esa baja vida animal que
se mira con arrogante desprecio, el hombre
aprende un día lo que es en realidad.
Por una segunda razón también, me he
de fade detenido en estos detalles. El
pañaen Améri- enorme crimen de España al des-
Se truir esta civilización, no ha sido
nunca bien apreciado en Europa. Después
de una atenta consideración de los hechos del
caso llego á la conclusión de Carrr, que en la
época de la conquista el hombre moral del
Perú era superior al europeo, y yo añadi-
ré que también el hombre intelectual. ¿Hu-
bo en España ó en toda Europa un sistema
político que realizara los detalles prácticos
de la vida actual y que expresara en gran-
des obras públicas visibles, exterioridades
y señales duraderas, el cual sistema pudie-
se compararse con el del Perú? Su único
competidor podía haber sido el sistema
italiano, pero ese habia sido usado ya ac-
tivamente para reprimir el avance intelectual
del hombre.
«En vano los españoles excusan sus atro-
cidades con el pretexto de que una
Los españoles y los
americanos.
nación como la mexicana en don-
de se permitía el canibalismo no podía con-
siderarse como fuera del estado de barbarie,
y que un país como el Perú donde se cele-
braban hecatombes humanas en las fúnebres
solemnidades de los grandes hombres, debió
haber sido salvaje. Recordemos que no hay
nación civilizada cuyas prácticas populares
no sean inferiores á su inteligencia; recor-
demos que á este respecto, España misma
es también culpable. En América, los sa-
erificios humanos formaban parte de las so-
lemnidades religiosas, se hallaban exentos
de pasión. El auto de fé europeo era una
crueldad horrorososa; nada le ofrecía al cie=
lo, sino que expresaba el despecho, el odio,
el temor, la venganza, que son las peores
pasiones de la Tierra. No hay espectáculo
en el continente americano que obligue tanto
COSMOS
á un hombre á ruborizarse por su raza, co-
mo el que se presenta en la Europa occidental
cuando los herejes, cuya confesión había
sido obtenida por la tortura, pasaban á la.
hoguera vestidos con un traje obscuro en
el cual aparecían pintadas, llamas y eligies
de abominable significación. Recuérdese
desde 148L á 1808 la In-
a 340,000 per-
quisición castigó
sonas y de éstas, 32,000 perecie-
J > > p
Y ue
Sacrificios huma-
nOs europeos y
sacrificios hu-
manos america-
2108.
ron quemadas. Recuérdese lo que
se hizo en el S. de Francia; recuérdese fi-
nalmente que, considerados el poco mérito
del cuerpo bumano que á la postre será
pasto de los gusanos y el infinito valor de su
alma inmortal para cuya redención fueron
muy poco la agonía y la muerte del hijo de
Dios, las indignidades ofrecidas al cuerpo
son de menor importancia que las indigni-
dades ofrecidas al alma; bueno sería que el
que se presenta como acusador de las atro-
cidades cometidas en México y en Perú, tu-
viera en cuenta que en ese período la auto-
ridad entera de Europa tendía á la perver-
sión y mejor dicho, á la total represión del
pensamiento, á exclavizar la inteligencia y
a hacer de la más noble creación del cielo,
una máquina indigna. Gustar de la carne
humana es menos criminal á los ojos de
Dios que sofocar el pensamiento humano.
Finalmente, hay otro punto al cual quie-
ro aludir brevemente. Se ha ase=..
Antigiiedad de la
gurado en todos tonos, que las — civilización
civilizaciones mexicana y peruana a
eran de orígen reciente, que databan cuan-
do más de dos ó tres siglos antes de la
conquista. Sería entonces justo decir tam-=
bién que no hubo civilización en la India
antes de la invasión macedónica porque no
existen en ese país documentos históricos
anteriores 4 ese acontecimiento. Los mexi-
nos y los peruanos no fueron héroes de no-
vela entre quienes ocurrieron sucesos ma-
ravillosos fuera de lo común, cuyas vidas
fueron reguladas-por leyes que no se apli-
caban al resto de la humanidaad, y que
pudieron producir en un día resultados á
que otros no llegaron sino después de miles
de años. Sus mujeres y sus hombres fueron
iguales á los nuestros, y lenta, penosa y tra=
bajosamente, realizaron su civilización. La
COSMOS
297
manera compendiosa de que se valieron pa-
ra recordarnos el método pensado de su
popular cronología, se parece á los enmo-
hecidos anales de Egipto y de China. Ha-
ciendo á un lado los métodos imperfectos
para recordar los acontecimientos practica-
dos por los autóctonos del Viejo Mundo, el
que estime justamente la lentitud con que
el hombre pasa á través del proceso de la ci-
vilización y compara así mismo las prodi-
giosas obras de arte que nos dejaron esas
dos naciones—índice duradero del grado de
adelanto que alcanzaron—se verá obligado
á desechar esas fútiles aserciones como 1n=
dignas de refutación y aún de atención.
Jonx W. Draper.
History of intellectual development of Europe, t.
TI, cap: Y. pp. 175-189.
———— + 0. —
ILUSIONES DE ÓPTICA
LOS CÍRCULOS ESTRABOSCÓPICOS
Hace diez años, un sabio físico, Mr. SiL-
vanus P. Thompson, profesor de Fisica en
University College (Bristol), dió á conocer
bajo el nombre de círculos estraboscópicos,
dibujos particulares por medio de los cua-
se obtiene un género de ilusión óptica no
observado hasta hoy.
Fic. 523
Como ya hemos analizado los trabajos de
Mr. Thomrsow, nos bastará recordar que si
se dibujan círculos concéntricos y si se le
imprime un movimiento circular al dibujo
obtenido, los círculos parece que giran.
Nuestra Fig. 523 sobre todo cuando está
dibujada en una escala conveniente, cuatro
veces mayor, permite apreciar el fenómeno
con toda exactitud. Basta colocar el dibujo
planamente sobre la mano á la cual se hace
describir rápidamente un movimiento circu-
ori-
lar. En seguida parece que los círculos g
fran.
Uno de nuestros lectores repitió no hace
mucho estas interesantes experiencias y las
completó con algunos efectos muy Curiosos.
La Fig. 524 representa unos rosetones
que parece que giran cuando se le imprime
al dibujo un movimiento de rotación. Esta
o
Fic. 525
Fig. 524 en la que los colores blanco y ne-
gro son más apreciables que en la Fig. 523
deja ver al fenómeno, en la escala en que
está dibujada. ;
Las Figs. 525 y 526 dan los modelos de
los discos, los cuales deben colocarse en
un eje por su punto central. Cuando se les
298 COSMOS
hace girar á la manera de una rueda, se | 20 Dóblese primero 4! y 1? Juego a! y a? sobre
transforma de un modo muy curioso. |
Los círculos radiados de la Fig. 525 des-:
aparecen, percibese un círculo, cuya circun-
ferencia está limitada por los centros de los
circulos reales y fuera de esta circunferen-
cia se ven semi-círculos múltiples.
La Fig. 526 se transforma completamen-:
te por la rotación de su eje: en lugar de lí--
neas paralelas, da el aspecto de círculos con-'
céntricos.
Fic. 527
¡los dobleces hechos antes, y asi sucesivamente
(Figs. 528 y 529).
Fic. 526
Estos dibujos están reducidos á la cuarta |
parte de su tamaño; aquellos de nuestros.
lectores que se interesen por estas experien-=.
clas podran hacer los dibujos cuatro veces |
más grandes.
Cada figura puede montarse en un disco
de cartón y pintársela en su parte central,
Fic. 528
de rojo y verde alternativamente. : 30 La Fig. 550 representa la trenza terminada.
Para la rotación de los discos (Figs. 525' y
y 526) basta atravesarlos en su centro con:
la punta de un lapiz y hacerlos girar con la
Pp ¡pis y 8 |
mano.
(La Nature, 1888, 1, pp. 301-302.)
A E TN IA p
EL TRABAJO MANUAL
EN LA ESCUELA Y EN EL HOGAR 1 |
CUARTA SERIE
NUDOS Y TRENZAS
Segunda parte: trenzas
Otra trenza de cuatro il
lo Colóquense dos pajas en cruz para obtener Fic. 529
DA
los cuatro cabos.al, a?, bd! y 1? (Fig. 597). ,
' Es muy propia para formar el ase de las canastl-
1 Continúa. Véase Cosmos pp. 117 y 285, ¡Mas de paja ó de junco.
299
COSMOS
Trenza de cinco pajas en cruz, en la extremidad del cabo b (Fig.
19 Para obtener los cinco cabos, se colocan dos | 531), y se doblan (Fig. 532).
9% Dóhlese en seguida al sobre b! y pásese ba:
[jo c; luego, sucesivamente, todos los cabos extre-
'mos de la derecha y de la izquierda, pasándolos
IAE IR PDA A 7 ARA LARA DR RA RARA RR TIRAR,
¡DIVIMATASITRITARAL TL
A on
Fic. 535
sobre el que viene después y bajo el tercero (Fig.
1333). ,
30 La Fig. 534 muestra la trenza terminada.
Trenza de siete
10 Para obtener los siete cabos, se procede co-
¡mo ya se ha indicado varias veces, Fig. 030.
|
| 90 Habiendo tomado los cabos, á causa del do-
'blez, la posición representada en la figura 536, dó-
Fic. 536
blese c2Ebajo d y lévese por delante de ar3y de
b2, Fig. 537.
S Ed
TN da
Exc. 537
3o Igual movimiento á la izquierda con a*, que
Fic. 534 |
300 COSMOS
se dobla bajo e*, y que se lleva por delante de e? | ra tapar las rendijas de las puertas de los establos
y de c?; y asi sucesivamente, Fig. 538. y de las caballerizas durante la mala estación.
In la industria se utilizan para preservar del
contacto del aire frio los conductos de agua, de
| Fic. 542
| gas 6 de vapor. Se entiende que entonces se ope-
ra con 30 6 40 cabos, por lo menos, distribuidos en
| 3,4,5 07 hilos, según el caso,
|
40 "Trenza de siete terminada, Fig. 539.
Aplicaciones
En el campo se emplean las trenzas de paja pa- |
Fic. 543
Las trenzas de siete se emplean mucho en la
[confección de las formas de sombreros.
Las gruesas esteras de junco de rio están for-
[madas igualmente de una trenza de siete, enrolla-
da en espiral, Figs, 540 y 541.
ANA,
2
S
OS
ÁÚTRS
A
HR SS
S S A
33 SN
AU z =
lA dal e Fic. 544
SIA a > a
a La misma trenza puede servir para la confec-
PRA RANA laa a 5
EIA AO ¡ción de canastitas para niños.
A RUVAIVIEID | a : 0 ,
Y Ss NA | Reproducimos aquí dos de las formas más co-
EA IIIS LO [aa
IA Ss |nocidas, Figs. 542, 543 y 544.
34 a VAL, ) He ) o
ON A > |
ES
RR
ARI A DO
ES
eS
ES
sas.
ES
SS
S
ES
QUINTA SERIE
PICADO
772
A
277
zz
E
==
PS
27.
IZ
MATERIAL DE TRABAJO
Todos estos pequeños trabajos se ejecutan con
ayuda de una aguja enmangada. A defecto de
7 aguja especial, se puede emplear un alfiler grue-
KE 4. o O . .
Fic. 541 so. Si los niños trazan solos sus diseños, es indis-
COSMOS 301
pensable emplear
papel cuadricula-
do, para obtener un
dibujo más ó menos
exacto.
Los diseños he-
chos por los niños
ó los patrones pro-
porcionados por la
maestra, se colocan
sobre una hoja de
papel blanco y re-
tenidos, si es me- ro.
nester, con ayuda
de dobleces practi-
cados en la hoja.
Cuando el traba-
jo es facil y la hoja
de pequeñas di-
mensiones, se pue-
de tener el papel Fic.
con una mano y pi-
carlo con la otra.
Pero siempre es
Lira
Hágase dibujar
la lira, Fig.549, con
el lapiz en papel
cuadriculado. Si el
resultado no es sa-
tisfac torio, emplée-
50 un patrón y pí-
quese en papel
blanco.
Los puntos deben
tener exactamente
la importancia re-
lativa que tienen en
el dibujo.
VNota.—La difi-
cultad principa
consiste en no que-
Fic.
ca
brar las líneas cur-
VAS,
Letras
Para trazar estas
letras, los niños tie-
nen absolutamente
preferible colocar Id AAN GD de necesidad de guiar-
la labor en un cojín formado con algunas hojas | se por el papel cuadriculado 4 5 milímetros 4 lo
gruesas de papel secante. más.
El bordado no exige más material que una agu-| Sila habilidad de los niños no es suficiente, no
ja, estambre de diferentes colores, y un par de ti-[se vacile en emplear patrones preparados, Fijo.
jeras de punta redonda, en cuanto sea posible. 900.
Los muchachitos reciben algunos lápices de co- Limeas rectas
lor para iluminar los dibujos, si hay lugar. Cuando se ha obtenido el diseño, lléyese sobre
Grecas el papel blanco.
Háganse trazar
con el lapiz, en pa-
pel cuadriculado,
los ejercicios de
arriba.
Piquense en se-
guida, en todas las
líneas, los puntos
extremos, primero;
luego los puntos in-
termedios, teniendo
cuidado de que es-
tén esparcidos con
regularidad.
Para variar, há-
ganse picar los mis-
mos ejercicios con
el papel blanco de-
bajo, á fin de habi-
tuar al niño á picar
con patrones.
"fé El bordado no o-
opos. a EN frece entonces nin-
guna dificultad.
Puede hacerse
con estambre de di-
ferentes matices, 6
combinando lana y
seda. ]
E ARO DO
EEE AO
4 . . h e , ,
Respecto á los ni-
ños, NOS contentare-
mos con hacerles u-
nir los puntos con
rayas de lapiz de
color, Fig. 551.
Hojas de parra
Estas hojas se pi-
can siguiendo un di-
bujo hecho en papel
cuadriculado. Pue-
de, igualmente, ser-
Vir un patrón.
Para la elección
de colores, dirijanse
porla naturaleza de
los objetos que se
van á bordar.
a
Cuando haya ad-
quirido una poca de
habilidad, hágasele
picar las grecas en
papel cuadricula-
do, sin trazo previo Para el contorno
con el lapiz. Figs. de las hojas, emplée-
545, 546, 547 y 548. Fic. 549 se estambre verde
COSMOS
302
rosa claro. El cua-
dro de varios mati-
ces, sise desea, Fig.
20).
obscuro y para los
. pre 0
nervios, estambre y
LA e... Ecol ocofeos lo
verde pálido.
Los niños ilumi-
narán con lápices
de color, Fig. 552.
Ha
eS
o jode dee. op
Racimo de uvas
de
El racimo, viole-
Uaoioo to
Hojas de yedra pedo ¡ . ta; hojas, verde cla-
El contorno de GS cede ¿ ? od ro;rama, sepia; cor-
las hojas sebordará ¿5 Aoc bere z. dol da dón, azul ó rojo.
de verde y el tallo tido... e-dep od Cuadro, azul 0
de moreno. e Sr is naranjado,Fig.556.
El cuadro podrá o ; Ñ Leó
bordarse de rojo. 2 td : cd
Nota.—Para que he 4 E Y Toda la dificul-
las hojas conserven E Polo tad consiste en pi-
bien su caracter, es Aa oa ' car bien, según el
necesario que el pi- Eos A eN patrón dado.
cado se haga con AL A : El león se borda-
mucha exactitud, o ' 'á nutria claro, y el
Fig. 553. 4. á y p zócalo azul ceni-
Margarita A EN E 1 ciento, Fig. 557.
Se bordará el q Sut 4 e ¿Gato y Perico
contorno de las flo- : dee 2 Elgatopodrá ser
res con estambre :. el ¿ moreno; la linea
rosa, el centro con :. que marca el cojín
seda amarilla. En + POS, será roja.
la hojas se pondrá AA AA MAA El perico será a-
verde claro y en e. 380 zul, verde, rojo y
el tallo verde obs- amarillo, según las
euro. El cuadro puede ser azul, rojo ó naranja- (partes; el palo donde está posado deberá ser mo-
do, Fig. 554. [reno claro, Fig. 558.
Tulipan | Ejercicios diversos
10 Canastillo.—El canastillo deberá cortarse por
la maestra en papel grueso.
O
Las hojas serán verde obscuro con los nervios
verde pálido. Las flores serán rojas con las venas
AN
Ural
303
COSMOS
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COSMOS
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Fic. 557
e o.
Fic. 558
A A
G: 560
Fic. 561
Las niñas pican las caras ayudándose del
patrón que se les dé. En seguida bor-
dan. Terminado el bordado, se cosen los
lados y se tapiza el interior con papel co-
lorido, Fig. 559. :
Fic. 562
Yo Aro para servilleta.—30 Bolsas de
pared.—4o Carteras.— Todos estos ejerci-
cios se preparan por la maestra, se pican
según un patrón, y se terminan pegando
interiormente una hoja de color, Figs. 560,
561 y 562.
BERTRAND, ToussAINT Y GOMBERT.
(Continuará.)
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REVISTA ILUSTRADA DE ARTES Y CIENCIAS
[- RSE EE ASR-A
Direcror PropPIETARIO, FERNANDO FERRARI PÉREZ
Tomo I
Tacunaya, D. F., 15 De Ocrubre De 1892
LA NOMENCLATURA QUÍMICA
EN EL
CONGRESO INTERNACIONAL
DE GINEBRA
Antes de dar cuenta de las resoluciones
que se adoptaron en este Congreso, creemos
util indicar cómo nació y cuáles fueron las
deliberaciones aprobadas anteriormente. Á
fin de poner al lector al corriente, lo mejor
que podemos hacer es reproducir la ¿ntro-
ducción del informe de la Sub-comisión nom-
brada por el Congreso Químico de 1889 y
formada por miembros residentes en París.
El gran número de trabajos de Química
,
Orgánica que han salido 4 luz desde hace
veinte y cinco años, la síntesis de compues-
tos de funciones complexas y de núcleos muy
complicados, han hecho que estalle, por to-
das partes, el cuadro ya muy estrecho de la
nomenclatura. Se han formado nuevas con-
venciones á medida que se han necesitado á fin
de poder darle nombre á los nuevos compues-
tos. El número de estas convenciones au-
menta de día en día; pero en tanto que al-
gunas de ellas son lógicas y cómodas, otras
son menos felices, ó, lo que es más grave,
se hallan en contradicción entre sí ó con las
convenciones aceptadas anteriormente. Fren-
te á este estado de cosas, el Congreso In-
ternacional de Química que se celebró en
París el año de 1889, instituyó una sección
especial que estudiara la nomenclatura quí-
mica, la completara y la regularizara. Esta
sección presentó 4 la aprobación del Con-
greso un cierto número de proposiciones,
expresando sus sentimientos porque el corto
tiempo de que pudo disponer no le permi-
tiera examinar y resolver todas las cuestio-
nes en litigio.
En la sesión del 3 de Agosto, el Congre-
so de Química decidió que se formara una
Comisión Internacional á la cual confió el
estudio de las reformas que debía sufrir la
nomenclatura. Nombró el congreso como
miembros de esta Comisión a las siguientes
personas:
MM. BrrtmeLor, FriroeL, Á. Gautier,
GRIMAUX, SCHUTZEMBERGER, JunGrLEIscH, FAu-
CONNIER, BEHaL, CombEs, BouvauLrT, Francia;
GrabeE, Suiza; ALexerEFE, BribsterN, Rusia;
von Bayer, NaLtinc, Alemania; LrirEBEN,
Austria; FravcuimonT, Holanda; Paterno,
Italia; ArmstronG, Inglaterra; Isrrarr, Ru-
manía; CALDERÓN, España; CLEvE, Suecia;
Bowxowsk1I-BeY, Turquía; Ira-Remsen, Es-
tados Unidos; Mourcurs, Chile.
Se les notificó la elección á aquellos sa-
bios que no habían tomado parte en el Con-
greso. Todos manifestaron su adhesión.
La Comisión Internacional se reunió en
París el 8 de Agosto de 1889. Formó con
los miembros residentes en la capital fran-
cesa, una Sub-comisión permanente que fué la
encargada de preparar el trabajo y presentar
un informe satisfactorio respecto de los de-
siderata del Congreso y dilucidar las demás
cuestiones de nomenclatura que pudieran
producirse.
Las cuestiones de nomenclatura discutidas
ante el Congreso y que quedaron en sus-
penso fueron:
a). La nomenclatura de los compuestos de
funciones múltiples.
b). La nomenclatura completa de los com=
puestos benzénicos.
c). La nomenclatura de los núcleos de ca=
dena cerrada y la de sus derivados.
La Sub-comisión examinó además:
d). Las reglas que deben seguirse para
306
designar una función química por medio de
una desinencia ó de un prefijo constante agre-
gado al nombre.
e). Las denominaciones que deben apli:
carse á los radicales y en gener
funcionales que se presentan con más ([re-
alalos grupos
cuencia en las moléculas.
El conjunto de las decisiones votadas por:
el Congreso de 1889 y las proposiciones
adoptadas después de numerosas conferen-
cias por la Sub-comisión emanada de él di-
rectamente, permite, á nuestro juicio, de-
signar clara, brevemente y sin ambigúedad,
todos los cuerpos orgánicos conocidos.
No creímos deber intentar la reforma de
la nomenclatura química mineral. Tal como
es, la nomenclatura actual es casi suficiente;
por otra parte, pensamos que no ha llegado
Si
algún día se quisiera emprender esa obra,
aun el momento de tocar á ese edificio.
las reglas y los principios que hemos segui-
do en este trabajo, podrían aplicarse util
y facilmente á la Química Mineral.
Esas reglas y esos principios son los si-
guientes:
1%.—Tocar lo menos posible la nomencla=.
tura actual, limitarse á completarla, y á re-
gularizarla á fin de evitar las confusiones ó
los sinónimos imútiles.
2.—Fundar, hasta donde fuera posible,
las leyes de esa nomenclatura reformada, en
un principio general, el de las substitucio-
nes, salvo los casos en que se trata de ex-
presar una adición directa.
3.—Hacer aparecer en todos los nombres
de los derivados de una misma familia, de
un mismo hidrocarburo, de un mismo alco-
hol, ete., un radical común que indique su
parentesco y su origen.
4*.—Obtener por medio de prefijos ó de
sufijos agregados al radical la determina-|
ción de los grupos que caracterizan las fun-
ciones de estas moléculas.
5, —Conservar para formar el radical de
estos nombres, los nombres usuales, como
alcanfor, xileno, naftaleno, terebeno, ete.,
sin indicar la estructura de estos núcleos ó
radicales conocidos.
6. —Adoptar y construir, hasta donde fue-
ra posible, los nombres hablados y escritos
«sobre la fórmula química, separando, si hay
COSMOS
lugar, cada radical é indicando sucesivamen-
cún un orden determinado
te su posición seg
y constante.
7". —Conservar los nombres vulgares tales
como alcohol, alcanfor, eloral, quinina, ín-
digo, tirosina, urea, ete., cuando han pasa-
do al uso común sí no perjudican á los
nombres nuevos.
Este último principio, así como la facil
dad de nombrar á un mismo cuerpo de di-
lerentes maneras, siguiendo siempre las re-
S
glas de la nueva nomenclatura, han hecho
que algunos de nuestros colegas extranjeros
teman la multiplicidad de los sinónimos.
Llamándoles la atención el inconveniente
de que hubiera nombres diversos para un
mismo cuerpo, según el punto de vista en
que se colocaran y según las funciones que
se quisieran designar más especialmente,
pidieron que se fijaran reglas para determi-
nar en cada caso un nombre oficial que ha-
bía de emplearse solamente en los índices y
¡en los diccionarios, para indicar cada cuer-
po;
se
debiendo estar formado este nombre
gún reglas que no estuvieran en desacuer-
do con las de la nueva nomenclatura.
Dos miembros de la Comisión Internacio-=
nal, uno alemán y otro francés, presentaron
cada uno un proyecto de nomenclatura para
determinar en cada caso este nombre oficial;
pero encontramos en sus proyectos tales
inconvenientes que no nos fué posible adhe=
rirnos á ninguno de ellos. Poruna parte, esas
nuevas nomenclaturas introducian más si-
nónimos; por la otra, creaban á veces nom-=
bres tan largos que eran inabordables para
las memorias escritas y que no representa-
ban nada directamente al espíritu desde el
momento en que eran un poco complicados.
|Finalmente, podían reemplazarse útilmente
en el lenguaje hablado por la lectura directa
de la fórmula química que era mas clara.
¡No tener más que un solo nombre para cada
substancio cuya función es á menudo com-
plexa, equivale á privarse de la facultad de
expresar, con la variedad de nombres, cada
una de esas funciones que pueden en diver-
sos casos ser consideradas por el autor co-
mo preponderantes.
Publicaremos después de este trabajo, esas
proposiciones de nuestros colegas; así, el
COSMOS
307
Congreso General podrá discutirlas y acep-
tarlas sí hay lugar. Por otra parte, habién-
dose comunicado un proyecto de informe á
nuestros colegas. algunos de ellos, MM. Ba-
YER, BristriN, CALDERÓN, FraxcmmoNr,
Grabe, Istrarr, Liegen, entre otros, han
tenido á bién trasladarnos las observaciones
y proposiciones tenidas en cuenta en lo que
sigue y que hacen de nuestro trabajo una
obra verdaderamente internacional.
La necesidad de tener un lenguaje claro
y palabras bien definidas nos condujo a fi-
jar el valor de los términos usados en Quí-
mica, pero cuya acepción varía algunas ve-
ces con los diversos autores.
Radical. —Se Mama así una agrupación de
atomos que tienen bastante estabilidad para
transponerse, sin modificación, de una mo-
lécula á otra á la manera de cuerpos simples
(etilo, acetilo, piridilo, ete.)
Resíduo 0 grupo.-—Es un conjunto de ato-
mos reunidos entre sí que se separan de una
molécula completa por medio del pensa-
miento (carbonilo, oxidrilo etc.).
Esqueleto.—En un cuerpo de cadena larga,
el esqueleto carbonado 6 la cadena de car-
bono representa el conjunto de los ¿tomos
de carbono ligados entre sí directamente;
en las cadenas cerradas el esqueleto compren-
de todos los elementos que forman la cade-
na cerrada y estos elementos solos con su
modo de unión (ázoe, azufre, oxígeno, se-
lento).
Núcleo. —Compuesto de cadena cerrada
que puede modificarse por substitución, dan-
do derivados capaces de reproducir por me-
dio de otras reacciones el compuesto pri-
mitivo.
Cuando se trata de un compuesto de la
serie grasa, es decir, de cadena larga ó ar-
borescente, se necesitan emplear signos pa=
S
ra fijar la situación de los diferentes átomos
de carbono y distinguir los isómeros. Usanse
actualmente las letras griegas a, f, y, ete.;
pero cuando el primer átomo de carbono
de la cadena no está ligado directamente con
algún átomo de hidrógeno substituible, en
lugar de designar por a al primer átomo de
carbono, es al segundo al que se denomina
0. Esta costumbre tiene el inconveniente
de designar de una manera distinta á un
mismo producto de substitución del alcohol
y del ácido correspondientes.
CHr0H —CHCI—CH* alcohol £ —cloropropílico.
COYM—CHCI
CH acido
a —cloropropiónico.
Nos propusimos renunciar á esta práctica | nos que no haya lugar de indicar la posición
y emplear cifras en todos los casos, contando | relativa de dos agrupaciones funcionales en
á partir del primer átomo de carbono, á me-|la molécula (7 dicetonas, —f dicetonas).
CIPCI—CHCI— CH?
CO-H—CHCI|— CH?
COr1—CH— CHARO
CH
Esperamos que nuestro trabajo, profundi-
zado maduramente y discutido en más de
cuarenta y cinco sesiones, una vez que nues-
tros colegas de la Comisión lo completen y
modifiquen, si hay lugar para ello, podrá
tomarse como base de discusiones en un
nuevo Congreso que arreglará de una ma-
nera definitiva estas cuestiones tan complexas,
y tan delicadas.
| -2- dicloropropana.
ácido 2-cloropropiónico.
ácido 3-oxi-isobutírico.
Etc.
Ese nuevo Congreso, aludido en las fra-
ses anteriores se reunió en Ginebra los días
19, 20, 21 y 22 de Abril de 1892.
Antes de entrar en detalles acerca de este
Congreso y de hacer el extracto de él, pu-
blicaremos desde luego las resoluciones acep-
tadas definitivamente, é indicaremos después
las discusiones que originaron los diferen=
rentes parrafos transeritos.
COSMOS
Resoluciones aceptadas por la Comi-
sión Internacional para la reforma
de la nomenclatura quimica
1. Junto á los procedimientos habituales
de nomenclatura se establecerá para cada
compuesto orgánico un nombre oficial que
permita encontrarlo bajo una rúbrica única
en los índices y diccionarios.
La Comisión desea que los autores se acos-
tumbren 4 mencionar en sus memorias el
nombre oficial entre paréntesis al lado del
nombre escogido por ellos.
2. Decide no ocuparse, por el momento,
más que de la nomenclatura de los compues-
tos de constitución conocida, y dejar para
más tarde la cuestión de los cuerpos de
constitución desconocida.
Í. — HIDROCARBUROS
3. Se adopta la desinencia ana para todos
los hidrocarburos saturados.
CHA*—CH?—CH? PS
A
E
CHA
7. La posición de las cadenas laterales
se designará por medio de cifras que indi-
quen á cuál de los átomos de carbono de la
cadena principal se refieren. La numeración
partirá de la extremidad de la cadena prin-
a) (2)
CHICHA dE da
CH—CH?—CH*—CH>
4. Se conservan los nombres actuales de
los cuatro primeros hidrocarburos normales
saturados (metana, etana, propana, butana.);
se emplearán nombres derivados del griego
para los que tengan más de cuatro átomos
de carbono.
5. Se considera á los hidrocarburos de
cadena arborescente como derivados de los
hidrocarburos normales y se referirá su nom-
bre á la cadena normal más larga que se
pueda establecer en su fórmula, agregando
S
la designación de las cadenas laterales.
CH
>CH—CH” Metilpropana.
CH3/
6. Cuando un radical hidrocarbonado se
introduzca en una cadena lateral, se emplea-
rán meto, eto, etc., en lugar de metil, etil,
etc., prefijos que se reservarán para los ca-
sos en que la substitución se hace en la ca-
dena principal.
Metoetilheptana.
cipal más aproximada a una cadena lateral.
En el caso de que las dos cadenas laterales
más cercanas de las extremidades estén co-
locadas simétricamente, la más simple de-
cidirá de la elección.
CH—CH?— CP CH Metilo-3-hexana.
50/
(2) El)
(1) o
CPC A
CH /
8. Los átomos de carbono de una cadena
lateral se designarán por la misma cifra que
el átomo de carbono al cual está relaciona-
da la cadena. Llevarán un índice que fije
su rango en la cadena lateral á partir del
punto de unión.
(Mm
0 56 DS (2) (3) (4) (5) (6) (7)
CH CH: CH—CH?— CH2-—CHe
Ccu/
(2!) (¿1) CH?
|
(:) CHP
Metilo-3-etilo-4-hexana.
9. En el caso de que haya dos cadenas
laterales ligadas al mismo átomo de carbo-
no, el orden en el cual se enunciarán estas
cadenas corresponderá á su orden de com-
plicación y se acenturán los índices de la
más sencilla.
10. Se adoptará el mismo método de nu-
meración para las cadenas laterales ligadas
a las cadenas cerradas.
11. En los hidrocarburos no saturados de
cadena abierta que posean una sola doble
unión, se reemplazará la terminación ana
COSMOS
309
del hidrocarburo saturado correspondiente,
por la terminación ena; si hay doble unión
se terminará en diena, si hay tres en iriena,
etc.
CH?=CH?
CER=C==CH?
12. Los nombres de los hidrocarburos de
Etena.
Propadiena.
triple unión terminarán igualmente en /na,
9
diina, triina.
CH=CH Etina
CH=C—CH?—CH?—GC=CH Hexadiina.
13. Si hay simultáneamente dobles y tri-
ples uniones se emplearán las desinencias
enina, dienina, ete.
14. Se numerará á los hidrocarburos no
saturados como á los hidrocarburos satura-
dos correspondientes. En el caso de ambi-
gúedad ó6 de ausencia de cadena lateral, se
colocará el núm. 1 en el carbono terminal
más cercano á la unión de orden más ele-
vado.
a)
CH? E 3) (4)
CH — CH? —CH= CH?
Cca/
(2) 5 (5)
(1) (2) (3) (4) (5)
CH=C—CH?*—CH=CH?
15. Si fuere necesario, el lugar de la do-
ble ó de la triple unión se indicará por el
número del primer átomo de carbono sobre
el cual se apoya.
CAR=CH—CH?—CH*
CHI—CH=CH— CH?
16. Los hidrocarburos saturados de ca-
Butena 1.
Butena 2.
ES CNT
MSIE
CH —SO* Cb
Se caracterizará á las aldehidas por
el sufijo al agregado al nombre del hidro-
carburo de que derivan; las aldehidas sul-
luradas por el sufijo tial.
HCOH Metanal.
CHE =CSH Etana-tial.
24. Las cetonas recibirán la desinencia
ona.
CH:—CO—CH* Propanona.
CH—CO—CHE—CH:—CH? Pentanona 2.
Se designará á las dicetonas, á las trice-
tonas y á las tiocctonas con los sufijos diona,
Iriona, tiona.
dena cerrada tomarán los nombres de los
hidrocarburos saturados correspondientes a
la serie grasa precedidos del prefijo ciclo
(ciclohexana por hexametilena).
17. La numeración de los hidrocarburos
se conservará para todos sus productos de
substitución.
T[.— FUNCIONES
18. Se dará á los alcoholes y fenoles el
nombre del hidrocarburo de que derivan
seguido del sufijo o/ (metanol, pentenol).
19. Cuando se trate de alcoholes 6'de fe-
noles poliatómicos, se intercalará entre el
nombre del hidrocarburo fundamental y el
sufijo, una de las partículas di, tri, tetra,
para indicar la atomicidad (propanatriol pa-
ra la glicerina, hexana-hexol para la mani-
ta).
20. El nombre de mercaptan queda aban-
donado, expresándose esta función por el
sufijo (tol (etana=tiol).
21. Los éteres-óxidos se designarán por
los nombres de los hidrocarburos que los
componen ligados por la partícula o.ví (de-
cisión provisional).
C?H"—0—C?H” Pentana-óxi-etana.
CsH+—0O —CH*
Benzena-óxi-metana.
22. Los sulfuros se designarán también
por la silaba to, los disulluros por ditio,
los sullonos por sulfono (decisión provisio-
nal).
Benzena-tio-ctana.
Benzena-ditio-benzena.
Benzena-sulfono-benzena.
25. Se conserva la nomenclatura actual
de las guinonas.
26. El nombre de los ácidos monobási-
cos de la serie grasa se tomará del nombre
del hidrocarburo correspondiente, seguido
del sufijo dico. Se designará á los ácidos
polibásicos con las terminaciones didico,
trióico, tetrótco.
CH*—CO?H
CO2H— CH?—CO*H
Acido etanóico.
Acido butana-dióico.
277. En los ácidos de la serie grasa, será
S
considerado el carbóxilo como si formara
parte integrante del esqueleto del carbono.
310 COS
MOS
28. Los ácidos en los cuales uno ó dos
átomos de azuíre reemplacen otros tantos ato-
mos de oxígeno del carbóxilo, se denomina-
rán como sigue: el azufre simplemente ligado
con el átomo de carbono, se designará con
tiol; sí la unión es doble, se empleará la
partícula tono.
CHCO—SH Ácido etana-tiólico.
CH CS —OH
CHB=-CS— SH
Acido etana=-tiónico.
Acido etana-tiono=tiólico.
29. En los ácidos monobásicos cuyo es-
queleto de carbono corresponde á una ca-
del
Ca-
dena normal ó simétrica, el carbono
carbóxilo lleva el núm. 1. En los demás
sos se conservará la numeración del hidro-
:arburo correspondiente.
0) 00)
Aval |
- CH'—CH—CH?— CH?
Los acidos lactónicos que se deriven de
los ácidos bibásicos se denominarán como
E 0
COrPH— CH —CH?—CH?
39. Áminas: no hay cambio para los amo-
niacos compuestos (etilamina, etilmetilami-
na, etena-diamina). Cuando el grupo AzH?
se considere como grupo substituyente, se-
vá expresado por el prefijo amino.
AzH3—CH?—CO?H Acido amino-etanolco.
Los cuerpos en que el grupo bivalente
AzH cierre una cadena compuesta de radi-'
cales positivos, se denominarán ¿minas.
ON '
| Ari Etena-1mina.
CHA? dh
La Comisión propone que el grupo AzHP?
se llame amigena y el grupo AzH, imigena.
34. Se conservará la nomenclatura usual
| Pentanólida 1, 4 6 y—Pentanólida 1,
o, | CHI—CH?
10) (3) (2) (1)
HCs=CH:=CH?=C0%H
(1) (2) (3) (4)
CL=CH= CAES GOA
Ñ 12) 13) Lo) >
yo) CH=— CH?= CO?H
pe
CH
30. Se conservarán las convenciones ac=
tuales para las sales y los éteres compuestos.
31. Las anhidridas de ácidos conservarán
su modo actual de designación según los
nombres de los ácidos correspondientes (an-
hidrida etanóica).
32. Las lactonas se designarán con el su-
fijo ólída. La posición que ocupe en la ca-
dena principal, por el oxígeno alcohólico en
¡relación con el carbóxilo, podrá expresarse
2, que se co-
habitual.
| S .
“a aye > pe a Pe
¡con las letras griegas a, f. y,
| Aepieo m bre
locarán junto a la numeración
llas lactonas de que se derivan, agregando el
sufijo ó1co.
Acido pentanolidóico 1, 4
para las fosfinas, arsinas, estibinas y sulfi-
nas.
35. Los compuestos que se deriven de la
hidroxilamina por reemplazo del hidrógeno
sobre el hidróxilo, se designarán con el su-
fijo hidroxilamina.
C2H+—0—AzH?
Etilhidroxilamina.
Los óximos se denominaran agregando el
¡sufijo óxima al nombre del hidrocarburo co-
rrespondiente.
CH%—CH?—CHAR—CH=AzZOH Butanóxima l
C(AzOHM)—CH?
Butanóxima 2
Se conservarán los nombres de «ami-
36.
das, imidas y amidoximas.
CH CO— AzIH? Etanamida.
AP CO == CP CRE=CO) == 14 Butana-diamida.
AzH?— CO —CH?— CH?-— CO?H Acido butana-amidóico.
CH?--COs
SAzH Butanimida.
CAP=AN4
5Az0U
CH—CÍ Etanamidoxima.
AzH?
37. Se conservará el término genérico
urea. Se le empleará como sufijo para los
derivados alcohólicos de la urea, en tanto
que los derivados por substitución ácida se=
rán las urcidas.
Los cuerpos que se deriven de dos molé-
culas de urea se designarán con los sufijos
diurea, diureída. Las ureíidas ácidas toma-
rán el nombre de ácidos uréicos. Se recha-
zaván las desinencias urámico y úrico.
398. Amidinas. Se conservará este sufijo.
: AzH
mé Etanamidina.
AzH?2
39. Se conservará el término genérico
guanidina, pero se denominarán las diferen-
tes guanidinas como derivados substituidos
de la diamido-carbo-imidina.
40. Betaína. Sulijo taína.
(CH) Az———0
| | Etanol trimetillaina.
Ct==0(0)
4l. Nitrilos. Para los derivados de la se-
rie grasa en que el grupo CAz forma parte
de la cadena principal, se hará seguir el
ro)
CH —Az*Cl
CH —Az?— CH
CAP= 2 CME== 7 2= 04h
47. Se considerará á las hidrazinas simé-
tricas como derivados hidrazóicos y se les
denominará como á tales. Se designará á
CH? — AzH — AzH — CH
CSH5
Az— Azll
CH
CH*—- COHA
AzH—AzH*
48. Se formara el nombre de las /idra-
COSMOS
nombre del hidrocarburo, el sufijo ritrilo.
CH'—CAz
La cuestión queda en suspenso para el
Etana-nitrilo.
caso en que este grupo forme parte de una
cadena lateral.
En la serie aromática se adoptará el pre-
fijo cíano.
CH—CAz
42. Carbilaminas.
| ..
Cianobencena.
Se conservará la no-
'menclatura actual.
43. Eleres isociánicos. Subijo carbonimida.
|[CO=Az—C?H?
| ES=Az— CH:
Do la,
Etilcarbonimida.
Etiltiono-carbonimida.
Cianatos. Se reservará este nombre
¡para los éteres verdaderos que, por saponi-
|
|
ficación, den ácido ciánico ó sus productos
de hidratación. Se reemplazará el nombre
de sulfocianato por el de tiocianato.
45. Deriyados nitrados. No se cambiará
la nomenclatura actual.
46. Derivados azóicos. Se conservarán las
denominaciones azo, diazo, hidrazo, azo.t,
| pero el modo de enunciación de estos com-
| e 0 o
¡puestos se modificará como sigue:
Cloruro de diazobenzena.
Benzena-azo-benzena.
Benzena-azo-benzena-azo-benzena.
las hidrazinas asimétricas por los nombres
de los radicales que encierran, seguidos del
sufijo hidrazina.
Benzena-hidrazo-metana.
Fenilmetilhidrazina.
Metofenilbidrazina.
de las aldehidas y de las cetonas por el su-
zonas reemplazando la terminación al ú ona | hijo hidrazona.
CI —CH?—CH=Az—AzH
CIb
C=A —AzH—CóHb
CI
CO [>
Propanhidrazona 1.
Propanhidrazona 2.
El término oazona se reemplazará por ¡te respecto un proyecto que sera sometido
el de dihidrazona.
49. Se aplazó una discusión más profun-
|
á un próximo Congreso. La Comisión bus-
cará los medios de conciliar las exigencias
da acerca de la nomenclatura de los com-|de la nomenclatura hablada con las de una
puestos de función complexa, y el estudio
de esta cuestión quedó encargado la Cos
misión Internacional para que prepare á es-
¡terminología aplicable áú los diccionarios.
| BúnHaL,
| (Continuará).
| (
312
COSMOS
EL TRABAJO MANUAL
EN LA ESCUELA Y EN EL HOGAR 1
SEXTA SERIE
CESTERÍA
Los principales útiles del cestero son el punzón
Fig. 563, y el desbrozador Fig. 564. Pero los niños
sólo tendrán á su disposición un punzón y un cu.
chillo. Se puede también evitar el uso de estos
Fic. 563
instrumentos preparando de antemano los mate-
riales necesarios, y dejando á algunos niños gran-
des el cuidado de desbrozar los trabajos conclui-
dos.
Fic. 564
Los materiales que se han de emplear son: el
Junco, para los trabajos preparatorios; después el
taray, el mimbre bruto 6 blanqueado y el roten.
l roten se trabaja con más facilidad que el taray
ó el mimbre; desgraciadamente es muy caro.
Cesta de junco.
Bajo el nombre de cestas se designan objetos
de junco, paja, mimbre ó roten de formas muy va-
riadas; la que vamos á construir es un juguete de
niños.
Costado: 19 Córtense dos varillas de cinco á seis
centimetros de longitud próximamente; hiéndase
una de ellas é introdúzcase en ella la otra para
formar una cruz, Fig. 565.
Fic. 565
20 Introdúzcase un primer junco en la hendidu-
ra y llévese sucesivamente al rededor de los bra-
zos a, b, e, d, hasta que se acabe. Renuévese en-
tónces con un segundo, luego con un tercero, y asi
sucesivamente. Cuando el cuadro esté lleno, fór-
mese una doble vuelta en uno de los trazos y mé-
tase el cabo libre debajo de la vuelta anterior,
Fig. 566.
1 Continúa. Véase Cosmos pp. 117 y 298,
3o Háganse otros cinco costados que tengan
exactamente las mismas dimensiones.
Fic. 566
Fondo.—10 Prepárense tres varillas de 8 á 9
centimetros de longitud; hiéndase una de ellas €
introdúzcanse las otras, teniendo cuidado de
que los brazos estén muy iguales y sus extremi-
dades exactamente espaciadag, Fig. 567.
20
Fic. 567
So Llénense con juncos, los costados, como ya
se indicó, Fig. 568
Fic. 568
Armar la cesta.—Se reunen las diferentes patr-
tes con hilo gordo ó de coser. En las escuelas de
Fic. 569
COSMOS
313
niñas, se reemplazará ventajosamente el junco
con estambre. Variando los colores, se obtienen
efectos que encantan á los niños, Fig. 569.
LAZO.
Se da el nombre de zarzos á obras que se com-
ponen invariablemente de montantes ó varillas
entre las cuales se entrelazan juneos ú otro cuer-
po flexible.
19 En una pequeña tabla rectangular de made-
ra blanca, se hace, con ayuda de un barreno, una
serie de agujeros bien alineados y espaciados, á
dos centimetros unos de otros próximamente.
20 Córtense los montantes y fijense en los agu-
jeros, colocando alternativamente las puntas grue-
sas arriba y abajo.
30 Comiéneese el zarzo propiamente dicho, po-
niendo un tallo detrás del primer montante de la
izquierda: llévese en seguida por delante del se-
gundo, empújese detrás del tercero; y asi sucesi-
vamente, de modo que se le entrelace con todas
las varillas.
4o Voltéese al rededor del último mor
la derecha y vuélvase hacia la izquierd
el tallo se acabe, Fig. 570.
ntante de
a hasta que
Se usan los zarzos para depositar las frutas, pa-
ra dejar secar el queso. Los jardineros emplean
una especie de zarzo grueso para limpiar las tie-
rras. Los albañiles se sirven de él para tamizar la
arena ó la cal. In fin, los soldados hacen zarzos
fuertes que cubren de arcilla húmeda para formar
obras de defensa.
Gavión
El gavión es una especie de cesta sin fondo.
Tiene montantes—siempre en número impar—que
forman por decirlo asi el esqueleto, y mimbres en-
trelazados que constituyen el circuito,
lo Fijense en una tablita los montantes del
vión, como se dijo arriba.
O
0
ga
l
ll
IN
A
Fic. 572
20 Comiéncese el cireuito por medio de dos mim-
bres como en la Fig. 572; ó para servirse de la ex-
presión técnica, hígase una vuelta de á dos. He-
cha la primera vuelta, los montantes conservan
bien su posición vertical, Fig 573.
Fic. 570
po Colóquese entonces un nuevo tallo metiéndo-
lo por la parte gruesa, etc.
Nota.—Se necesita tener cuidado de que las
puntas sobrantes y las puntas encajadas queden
por un mismo lado del zarzo. Asi, hay la ventaja
=== A
INTA
de desbrozar el trabajo y se obtiene lo que en tér-
minos del oficio se llama «un lado hermoso», Fig.
511,
Fic.
32 Continúese el trabajo con un solo mimbre
cuya parte gruesa se encaja inmediatamente. Jl
pulgar echa el tallo al otro lado del montante; el
dedo de en medio lo trae de este lado, y así suce-
sivamente.
40 Terminese con una nueva vuelta de á dos y
desbrócese el gavión; es decir, córtense las puntas
que salen, tanto hacia adentro como hacia afuera,
Fig. 574.
La artillería fabrica gruesos gaviones que lle-
na de tierra para revestir los parapetos y algunas
obras de defensa. Los gaviones protegen á los sol-
dados y á los trabajadores en las trincheras. En
COSMOS
fin, la agricultura emplea grandes gaviones para | en ángulo recto, Fig, 579, También se pueden co-
el transporte de los abonos. locar sencillamente las varillas en cruz sin hendir-
las.
Fic. 578
20 Enlácense Jas tres ramas «a con una vuelta
de roten; pisenso arriba Qe les brazos hb, después
Canasta
La canasta es una especie de costa más alta que | «bajo de los brazos e y, finalmente sobre sus bra-
ancha, cuya forma y dimensiones varian según el | Zos d, Mig. 976. Dense asi tres vueltas completas,
uso á que se destina. Fig. 977.
HiG. 575
Fondo: 19 Córtense las seis varillas para for-
|
1
> . . |
mar la cruz del fondo, teniendo cuidado que ten- |
| 5
| Fic. 579
o Estando a:i las vatillas del fondo sólidamen-
te unidas, es necesario separar los brazos. Intro-
dúzcase para ésto en o una segunda hebra de ro-
ten, Fig. 578, y dése ma vuelta de d dos. Sucesi -
vamente se separan, en la primera vuelta, los
brazos 1,2, 3 y 4, Fig. 579. Uns segunda vuelta
permite separarlos brazos 5, 6, 1 y 8. El fondo pre-
[senta entenees el aspecto de la Pig. 580.
4
¡E
Fic. 576 |
gan todas la misma longitud; hiéendanse tres de
. 20 , |
las varillas € introdúzcanse en ellas las otras tres, | |
Fic. 581
Fic. 580
¿o Llévese el fonlo con una serie de vueltas de
dá dos y terminese introduciendo los dos cxtremos
| libres en la vuelta hecha precedentemente.
Al llevar el fondo, desde las primeras vueltas
les necesario estirar un peco Lacia sí los brazos,
á fin de obtener la concavidad necesaria, Fig. 581.
Circuito. —1% Prepárense tantas veces cuatro
Fic. 577 montantes como varillas se han empleado en el
315
fondo, sean 21 en el caso presente. Estos montan-
tos deben tener una longitud que pueda estimarse
próximamente en tres veces la altura que se quie
radarála canasta: servirán para el borde superior.
(Recomendamos hacer los montantes de mimbre
y el circuito de. roten). Fájense los extremos grue-
J
j
Mi
Fra. 582
sos de estos montantes; introdúzcanse en el fondo
á derecha y á izquierda de cada brazo, Fig. 582, y
levántese en angulo recto, Fig. 583. Para ésto, se
pueden hender con la punta del cuchillo, á tin de
evitar que se quiebren. Estando doblados los mon-
tantes, sujétense con ayuda de un pequeño cir-
culo de mimbre y de roten.
INT al | | r
COTO
A
Al Ml ¡ Ú El
TA 5 ¡IA
l aa '
! | Wa Ñ
AA Ñ AN)
MER NE
A
Zo Hágase en seguida el rodete. El rodete se
hace con tres hebras que se pasan sucesivamente
por delante de los dos montantes y detrás del
|
Sal
i
E
|
|
COSMOS
se trata de
gavión).
sencillo (véase el
EOI
Al
|
y
(
|
Fic, 585
Observemos que es necesario tener un número
impar de montantes, para que las hebras se
entrecrucen regularmente. Aquií no conservaro-
mos más que 23.
Otro circuito. —Es éste” un circuito más bello
y más sólido que el cireuito sencillo. Es muy ven-
tajoso cuando se trabaja con roten.
Fic. 586
Colóquese sucesivamente una hebra de mimbre
ó de roten detras de cada montante, Fig. 5e6.
Cuando se han puesto tantas hebras cómo mon-
tantes hay menos uno, es necesario introducir el
último debajo de las que se han colocado ya, Fiw
o
Fire. 587
287. El entrelazamiento de las hebras se hace co-
mo en el circuito sencillo. Se acaba el trabajo
Fic. 584
tercero, Fis. 584. Tres vueltas bastan. El rodete
da mucha solidez á la canasta, Fig. 585.
39 Continúese el cireuito con una sola hebra, si
cortando las puntas que salen á lo largo de los
montantes, por el interior de la canasta ó cesta.
BERTRAND, Toussaint Y GOMBERT.
(Continuará. )
COSMOS
EL ARTE DE CONTAR '
Hay pueblos que poseían por tradición la
serie de los nombres de los números y que
sin embargo han encontrado más cómodo
inventar otros nuevos. Asi, los sabios de la
India en tiempos remotos daban una serie
de palabras como medio mnemotéénico para |
recordar las fechas y los números. Esco-
gíanse estas palabras en un orden que aun
hoy nos parece, con frecuencia, muy lógi-
co. Ejemplo, luna ó tierra expresaba 1 en
atención á que no hay más que una Tierra
y una Luna; se podía designar 2 por los
ojos, los brazos, las alas 6 las mandíbulas,
puesto que estos órganos existen por pares;
para 3 decían rama, fuego ó cualidad, por-
que suponían la existencia de tres ramas, de
tres clases de fuego, de tres cualidades (gu-
na); para 4 se decía peda, edad ú oceano
porque se aceptaban cuatro vedas, cuatro
edades, y cuatro oceanos; se decía estación
con el número 6 porque se aceptaban seis
estaciones; 7, sabio ó vocal, en razón de los
siete sabios ú de las siete vocales, y así su-
cesivamente para los números más elevados.
Con el Sol se designaba al número 12 á cau-
sa de sus doce denominaciones anuales, ó
zodiaco, en virtud de sus doce signos; y el
20 con las uñas, palabra en que la notación
por medio de los dedos aparece incidental-
mente. Como el sanscrito es muy rico en
sinónimos, y como los nombres de los nú-
meros mismos pueden emplearse, es muy
facil componer Írases ó versos que no ten-
gan significado por sí mismos, pero que sir-
van para recordar series de números. La
fórmula siguiente es una lista de números
que se relacionan con las estrellas y con las
constelaciones lunares. Cada palabra está
tomada como equivalente mnemotécnico de
un número colocado encima. No hay nece-
gún
S
el cual se han escogido las palabras para
sidad de explicar el principio general se
designar Jos números:
Vabni tri rtvishu gunendu kritágbnibúta
Binásvinetra cara bhúkú vugabdhi rámah
Rudrábdhirámagunavedacatá dviyugma
Dantá budhairabhibitáh Kramaco bhatárah
es decir:
1 Continúa, Véase «Cosmos», pp. 281 y 291,
A) B) 6 5 3 1
muego, tres, estación, flecha, cualidad, Luna, los
cuatro lados de un dado, ANETO! elementos.
5 2 2 5 1 1 4
Plecha, Asvin, ojo, flecha, Tierra, Tierra, edad,
NACamO, rama, malta, nao, soma, emo. ve-
4 100 2 2 32
da, cien, dos, par, dientes; por el sabio han sido
colocados en este orden los poderosos señores. *
GuiLermo pe HumnoLor, al estudiar este
curioso sistema de numeración, creyó tener
á la vista la prueba de un procedimiento se-
mejante a aquel de que han nacido las expre-
siones numéricas actuales uno, dos, tres,
cte., en las diferentes lenguas de la Tierra.
El párralo siguiente en el cual exponía sus
ideas hace más de treinta años, me parece
que suministra de una manera casi perfecta
la clave de la teoría de las expresiones nu-
méricas: «Si se busca el origen de los nu-
merales actuales, se encuentra que su modo
de formación debe haber sido el mismo que
el indicado aquí. El último no es más que
una ampliación del primero, por ejemplo: 5
se expresa, como es el caso, en diferentes
lenguas de la familia malesa, por mano (/-
ma), se tiene allí absolutamente lo mismo
que cuando en la designación de los núme-
ros por palabras se dice 2 con ala. Es in-
discutible que la raiz de todos los números
reposa cn metáforas de esta especie aunque
no siempre podamos encontrarlas; mas pa-
rece que también se comprendió desde tem-
prano que era supérflua tal multiplicidad,
demasiado grosera y que conducía (recuente=
mente á errores.» HumsoLor, prosigue de-
mostrando que los sinónimos de los nume-
vales son muy raros. Y, en cuanto á las
naciones dotadas de un sentido profundo del
lenguaje, han debido comprender pronto,
sin tener quizá conciencia de ello, que valía
más dejar desaparecer los recuerdos etimo-
lógicos y el sentido descriptivo de los nú-
meros que dejar á los numerales mismos
llegar á ser simplestérminos convencionales.
1 Sir W. Jonrs en 4s. fRies., t. M, 1790, p. 296;
E. Jacquer, en Vouv. Journ. AÁstat., 1839; W. y.
HumsoLor, Kawi Spr. t. 1, p. 19. Este sistema de
recordar las fechas se extiende hasta el Tibet y el
Archipiélago indio. Muchos puntos de la cronolo-
gía dependen de fórmulas semejantes. Desgracia-
damente su sistema está más ó menos viciado por
la incoherencia de las palabras que designan los
números.
El testimonio más interesante que he ha-
llado acerca de la formación de los numera-
les distintos á los que se deben á la nume-
ración digital acostumbrada por las razas
inferiores, es el uso esparcido en los dos he-
misferios de lo que se podría llamar los
nombres numéricos de los niños. Australia
ofrece un caso bien caracterizado. No obs-
tante la extremada pobreza de los lenguajes
de los aborígenes respecto de los números,
empleándose en general 3 para designar va-
rios 6 mucho, los naturales del distrito de
Adelaida, por un procedimiento completa-
mente particular, han ido mucho más alla:
poseen una especie de sistema numérico es-
pecial que se extiende quizá hasta 9. Dan,
según el orden de edad, nombres conveni-
dos á sus hijos, nombres que M. Eyrr tras-
eribe de la manera siguiente: | Kertameru,
2 Warritya, 3 Kadnutya, 4 Monaitya, 5 Mi-
laitya, 6 Marutva, 7 Wangutya, 8 Ngarlat-
ya, 9 Pouarna. Esos son los nombres de
los varones, la terminación cambia para los
de las hembras. Después del nacimiento y
aún más tarde, se dan nombres más distin-
tos. !
Hay una costumbre semejante entre los
malayos, los cuales, según se dice, designan
en algunas comarcas á sus hijos por una se-
rie de siete nombres que indican el orden
de edad, comenzando por 1 Sulung (el ma-
yor), 2 Awang (amigo, compañero) y ter-
minando por Kechil (pequeño) 6 Bongsu (el
menor). El prefijo de los nombres de hem-
bras es meh; y cada una tiene un sobre-
nombre para distinguirse *. En Madagascar,
el empleo de una serie análoga de apelativos
dados á los niños á guisa de nombres pro-
pios, reemplazados con frecuencia despues,
descubre el parentesco de raza con los ma-
layos. Estos nombres son, para los varones:
Lahimatoa (primer hijo), Lahiyo (hijo se-
gundo), Ra-fara-hayy (hijo menor); para
las hembras: Samatoa (hija mayor), fia-iv0
1 Exxe, Australia, t. Y, p. 234; Smurman Voc.
of Parnkalla Lang., da formas poco más 4 menos
correspondientes.
2 Journ. Ind. Archip. new ser., t. 1, 1858, p. 118
(Sulong, Awan, ltam (negro), Puteh (blanco),
Allang, Pendeh, Kechil 6 Bongsu). En Bastian, OEstl.
Asien, t. 1, p. 494, los detalles están dados imper-
fectamente y no parecen correctos.
COSMOS
(hija segunda), Ra-fara=9a9y (hija menor). !
En fin, se observa un sistema semejante en
un grupo de tribus de la América del Nor-
te: los dacotas ó sioux. Se han encontrado
en ellos las dos series de nombres que si-
guen para los varones y para las hembras
según el orden de nacimiento: el hijo mayor,
Chaské; el segundo, Haparm; el tercero,
Ha-pe-dah; el cuarto, Chatun; el quinto,
Harka; la hija mayor. Wenonah; la segunda,
Harpen; la tercera, Harpstenah; la cuarta,
Waska; la quinta, We-harka. Los niños
conservan durante los primeros años esos
simples apelativos numéricos, hasta que sus
padres y sus amigos tienen oportunidad para
reemplazarlos por nombres personales más
2
característicos.
En cuanto á los numerales en el sentido
común, los polinesios ofrecen casos notables
de nueva formación. Además de los sistemas
ya conocidos de expresiones numéricas adop-
tados en la Polinesia, han aparecido de tiem-
po en tiempo términos excepcionales. Por
ejemplo, la costumbre de alterar las palabras
cuyo sonido se aproximaba al nombre de un
rey, condujo á los tahitianos, despues del
advenimiento de nuevos jefes, á forjar nue-
vas palabras para los números. Así, nece-
sitando de un vocablo nuevo para 2, en lu-
gar del rua común, tomaron por una razón,
lacil de comprender, la palabra pitz (juntos)
é hicieron un número; despues, queriendo
erear una voz nueva para 5, a ríma, (mano)
que ya había sido abandonada, sustituyeron
pae, parte, división, queriendo decir pro-
bablemente división de las dos manos. Cuan-
do las palabras como éstas fueron introdu-
cidas en Polinesia en razón del ceremonial,
era de suponerse que serían abandonadas
y que se volvería á las antiguas tan pronto
como hubieran cesado los motivos de su ex-
clusión; sin embargo, los nuevos 2 y 5, pill y
pae, sevolvieron tan positivamente nombres
numerales en el idioma que quedaron en lu-
1 Exzis, Madagascar, t. L, p. 154.—4Andriampatro,
ó Lahi-Zandrina, se dice también para el hijo me-
nor, Andrianiyo para el segundo; en malagazy,
Lahy, macho, en malayo, Laki; en malagazy vay)
hembra, en tonga fafine, en maori wahine mujer,
Com. malayo balina niña.
2 Eastman, Dahcotah, or life and legends of the
Sioux, p. XXV.
gar de rua y rima en la traducción tahitia-
na del Evangelio de San Juan, hecha en esa
época. Es de notarse aun que las distintas
maneras de contar en las islas del Mar del
Sur, han influído en el lenguaje. Los habi
tantes de las islas Marquesas al contar ell
pez ó el fruto por uno de cada mano, han
llegado al empleo de un sistema de nume-
ración por pares en lugar de unidades. Par-
ten de fauna, un par, que se torna en equi-
valente de 2; después continúan contando
por pares y cuando dicen takau 6 10, expre-
san en realidad, lO pares 620. Respecto de los
frutos del árbol del pan, como tienen la cos-
tumbre de atarlos por medio de nudos que
están de cuatro en cuatro, comienzan por la
palabra poma, nudo, que se transforma así
en numeral para 4, y entonces siguen eon-
tando por nudos; así pues, cuando dicen (a-
hau, 6 L0, comprenden diez nudos, ó 40.
Los errores filológicos que esta manera de
contar ha producido en los vocabularios po-
linésicos, son innumerables. En tahitiano
rau y mano que significaban comunmente
100 y 1000, pasaron á significar 200 y 2000,
y en Hawaii se les duplica de nuevo y se
vuelven equivalentes de 400 y de 4000. Se
pueden seguir más lejos aun, en Poline-
sia, los cambios de nombres de objetos en
la palabra tongan y maori, tekau, 10, que
parece haber significado paquete 6 puñado,
porque se la emplea al contar las patatas y
el pescado, lo mismo que la voz tefui, 100,
derivada de fuhi, gavilla ó manojo.
Merece notarse igualmente la formación
de los numerales propios al Africa. En la
lengua yoruba, 40 se expresa ogodzl, un cor-
dón, porque los cauris están atados por gru-
pos de 40, y 200 se dice ¿gba, un montón,
significando un montón de cauris. Entre los
dahomeyanos, 40 cauris se expresan también
con un kade ó cordón; 50 cordones son un
afo 6 cabeza: estas palabras se transforma=
ron en los números 40 y 2000. Recuérdese
que cuando el rey de Dahomey atacó 4 Abeo-
kuta, fué rechazado con la pérdida conside-
rable de dos cabezas, veinte cordones y
veinte cauris de hombres ó sean 4,820 sol-
dados. 1—Ebwaro B. Tyior.—(Continuard.)
1 Bowen, Gr. and Dict 0f Yoruba; en Burron,
Mem. anthrop. Scc. t. 1, p. 314.
COSMOS
4
DICTÁMEN
COMISION NOMBRADA
PARA LA
ELECCION DE TEXTOS
ESCUELA NORMAL DE PROFESORES ?
EN LA
SEÑORES:
De árduo y laborioso desempeño ha sido
el cargo con que se nos ha honrado; lo
acep!amos por deber y fiados en la benevo-
lencia de la Junta.
Previene en su artículo 51, el Reglamen-
to que nos rige, que la Junta de la Escuela
Normal señale, al comenzar el año escolar
los libros de texto para la instrucción que
se dé, tanto en las escuelas primarias nacio-
nales, como en las que están á cargo de los
Avuntamientos del Distrito Federal y Terri-
torios de Tepic y la Baja California, y en el
artículo 13 dice: «En la Escuela de instrue-
ción primaria para niños se enseñara lo si-
cuiente:
ko)
«Lectura. — Escritura. — Aritmética. —Elementos
de Gramática española, de Geografía, de Historia
General y de México.—Nociones de las Ciencias
Naturales en forma de lecciones de cosas.—Instruc-
ción cívica. —Dibujo.—Francés é Inglés. —Gimnás-
lica práctica.
Pero en nin
Ejercicios militares. —Canto coral.»
guno de los 54 artículos que
lo forman indica cuáles de entre las mate-
rias anteriores son las que requieren texto
para su enseñanza, ni tampoco á qué bases
deba sujetarse la Junta para la elección de
ellos.
Esta ha sido la primera dificultad con que
ha tropezado la Comisión, dificultad acre-
centada por la creencia que abriga de que
es una aspiración sana y una tendencia ra-
cional, la de suprimir, casi por completo,
en la enseñanza primaria, el uso del libro
que, por lo general, atrofia y embota la in-
teligencia del niño, substituyendo aquél por
la palabra del maestro que puede adaptarse
1 La introducción que hoy publicamos cs la que
encabeza el dictamen presentado en Octubre de 1890
por la Comisión de Profesores de la Escuela Nor=
mal, nombrados para opinar acerca de la elección
de los libros de texto. Nos limitamos á publicar la
introducción solamente, tanto porque la extensión
del trabajo es por sí misma un impedimento, cuan-
to porque los detalles técnicos en que abundan las
páginas subsecuentes carecen de interés para el pú-
blico en general,
COSMOS
mejor á las variadas aptitudes intelectuales
de los discípulos y comunicarle tanta ant
mación y vida á la enseñanza. Pero nom
brada la Comisión, en cumplimiento de la
ley, para designar libros de texto, creyó, al
menos, de su deber, antes de emprender el
examen de los que le han sido remitidos con
ese objeto ó que ha podido procurarse, fi-
jar ciertas condiciones generales que, en su
concepto, deberían satisfacer todos; las cua-
les, además de facilitae su estudio permiti-
rían subdividirle sin perjuicio de la unidad
que debe dominar en un trabajo de esta ín-
dole. Después de detenido estudio, la Comit-
sión se fijó en las bases
qa
acuerdo con lo prevenido en los programas
cenerales siguientes:
generales siguientes
Los libros de texto deben estar de
aprobados y mandados publicar por el Mi
nisterio de Justicia é Instrucción pública.
Varios de los libros aprobados actualmen-
te como textos estan en contradicción con
los programas vigentes, lo cual pone en con-
flieto á los Profesores que deben usarlos. Si
algunos autores no están conformes con los
programas, podrían escribir sus libros imi-
tando lo que se hace en Francia y o'ros paí-
ses, en donde, además de lo prescrito en
el programa respectivo, incluyen los auto-
res, en sus libros, todo lo que estiman con-
veniente.
2* Sólo deben contener verdades cientifi-
camente demostradas ó no encerrar ningún
error.
El Estado, al prescribir como obligatorios
ciertos conocimientos no debe incluir en su
enseñanza oficial nada dudoso, que pudiera
dar margen a que se le hicieran juiciosos y
merecidos reproches.
3 Que predomine en ellos el método edu-
cativo sobre el instructivo.
Es verdad indiscutible que es más venta-
joso y util en la vida el tener una inteligen-
ela desarrollada y vigorosa, que el poseer una
suma determinada de conocimientos, los
cuales en cualquiera época, llegando el ca-
so, pueden adquirirse con facilidad contando
con aquel elemento. Durante el periodo es-
colar, sobre todo, por opinión unánime de
los pedagogos, debe atenderse de preferencia
al cultivo de las facultades mentales antes que
á atesorar conocimientos en la memoria.
41% Que se haya seguido al escribirlos y
hasta donde es posible, un método lógico,
es decir, pasando siempre de lo concreto á
lo abstracto, de lo simple á lo complexo, de
lo particular á lo general, de lo empírico á
lo racional, de lo físico á lo intelectual, de lo
material 4 lo inmaterial.
Verificandose el desarrollo psíquico en el
orden apuntado y debiendo precisamente,
para ser Íructuoso, conformarse el estudio
con las leyes de aquél, la base anterior pa-
rece incuestionable.
5% La extensión de cada libro debe li-
mitarse tomando como base, no la de la ma-
teria especial sobre que verse, sino la del
conjunto de estudios obligatorios para los
alumnos y el tiempo util de que pueden dis-
poner para hacerlos.
Los autores, al redactar sus textos, si-
guiendo la tendencia natural á todo espe-
cialista de darle mayor importancia á lo que
cultivan con predilección, suelen perder de
vista que el alumno debe cursar otras mate-
rias además de aquellas sobre que escriben
y no toman en cuenta con frecuencia el nú-
mero total de horas asignadas por el pro-
grama para su estudio.
6” Que el autor haya tenido muy presenie
al escribir su libro que el gran fin de la vida
no es el saber sino la acción, y que, por
lo mismo, debe ser lo más práctico posi-
ble.
7% El lenguaje debe ser claro, correcto
y Castizo.
S” Que contenga el mayor número posible
de buenas ilustraciones.
Las ventajas de la ilustración son indis-
cutibles. Aunque en menor escala, son las
mismas que las que ofrece la presentación
directa del objeto.
9% Las condiciones materiales del texto
deben estar de acuerdo con las prescripcio-
nes de la higiene de la vista.
La Comisión no ha encontrado un solo li-
bro de texto que satisfaga todas las condi-
ciones anteriores, de modo que se ha visto
obligada, bien, á elegir entre los examina-
dos los que más se acercan al ideal que ella
se ha formado de cada uno; bien á propo-
ner la supresión completa del texto, en cier-
tas materias, substituyéndolo con obras de
320
COSMOS
consulta para el maestro, substitución que,
por más de un motivo, juzga ventajosa.
Para proceder con algún acierto en la elec-
ción de los que propone, ha examinado con
detenimiento todos los libros que han esta-
do á su alcance formando para cada cual,
una lista de los inconvenientes y ventajas
que en su concepto presentan. La mente de
la Comisión fué al principio, formar con es-
tos apuntes, un dictamen especial sobre cada
texto; pero persuadida al poco tiempo de em-
prendidos sus trabajos de que siguiendo ese
plan no los concluiría en mucho tiempo, se
ha limitado á presentar sus observaciones ta-
les como las formuló, añadiendo solamente
bajo forma de notas, algunas citas que servi-
rán de justificantes ¿4 sus elogios 0 censu-
PAS.
Lectura.—la enseñanza de la lectura pue-
de dividirse en tres periodos perfectamente
definidos.
Debe tenderse en el primero á asociar en
la mente del niño la relación que existe en-
tre el sonido oral y el signo ó signos escri-
tos correspondientes, inculcandole el cono-
en el segundo
periodo la mira principal deberá ser trans-
cimiento de estos últimos;
formar en hábito mecánico los conocimien-
tos adquiridos durante el primero, de suer-
te que el alumno pueda leer á primera vis-
ta con rapidez y sin vacilación ni errores,
cualquier trozo de lectura que se le presen-
te; y, por último, en el tercero, el fin de
la enseñanza será procurar que el discípulo
adquiera el tono y las modulaciones que re-
quieren la lectura expresiva ó emocional.
La realización de estos fines excluye por
completo, como malos, todos los libros cu-
yos autores se han propuesto sistemática-
mente, tomando como base la lectura, 1n-
culcar determinados conocimientos cientifi-
eos ó dar lecciones de moral. Es un princi-
pio psicológico, perfectamente demostrado,
que los resultados obtenidos en cualquiera
operación mental, son proporcionales á la
cantidad de atención que se le consagra;
dividir, pues, la del niño entre las dificul-
tades inherentes á la lectura y la adquisi-
ción de conocimientos diversos, es incon-
veniente. No pretendemos, por esto, ex-
cluir del libro de lectura todo lo que impli-
que un conocimiento científico ó una lección
de moral; pero no creemos que deba su-
bordinarse la enseñanza de la lectura á la
de conocimientos más ó menos útiles.
Principio psicológico ¡igualmente demos-
trado es que una de las causas determinan-
tes de la atención que ejerce una acción
poderosísima en todas las épocas de la vida
y preponderante en la niñez, es el placer que
experimenta el espíritu al ejecutar ciertos
actos; principio del cual se desprende que la
primera condición de toda enseñanza para
ser fructuosa es que encierre tal atractivo
que logre cautivar la atención del niño. Di-
ficil, muy dificil, es el realizar esto en un
libro de lectura y mucho más cuando el au-
tor se propone otros fines diversos, además
del principal.
F. Ferrari Pérez. —Francisco Gómez FLo-
RES. —CARLOS CARRILLO.
NUEVO TRATAMIENTO DEL CANCER
Refiere el Medical Record que los Dres.
Rubisf y Ervuorx han empleado con algún
éxito en el tratamiento del cancer, el azul
de metilo y, al efecto, citan el caso siguiente:
una mujer de 40 años padecía de cancer ute-
rino, la caquexia era ya intensa, había per-
dido el apetito, el pulso estaba de 110 á.....
120 y muy debil, los dolores eran vivos y
permanentes y había finalmente una anasar-
ca absolutamente generalizado.
Comenzaron el tratamiento dándole á la
enferma azul de metilo á4:la dosis de veinte
centigramos diarios, en capsulas. Á los po-
cos días cesaron los dolores y hubo algún
apetito; á las tres semanas desapareció el
anasarca, disminuyó el volumen del tumor
y se mejoró el aspecto general de la enfer-
ma. Í
Los profesores citados no se atreven á
gurar si se trata de la primera faz de una
to)
curación; pero sí han notado ya que en un
ase
cancer del estómago y en otro del hígado se
presentó también la mejoría.
HAAAAáÁAÁA O SA
COSMOS
Tomo 1 Lámina 212
V. VARGAS GALEANA, FoT. FoTOCOLOGRAFIA DEL COSMOS
ESTATUA ERIGIDA Á CRISTÓBAL COLÓN EN LA PLAZUELA DE BUENAVISTA
(MÉXICO)
REVISTA ILUSTRADA
DE ARTES Y CIENCIAS
SD AED ASA
DirEcTOR PROPIETARIO, FERNANDO FERRARI PÉREZ
Tomo I
Tacunaya, D. F., 1% pe Noviembre DE 1892
Núm. 21
LA NOMENCLATURA QUÍMICA
EN EL
CONGRESO INTERNACIONAL
DE GINEBRA !
TIL. —RADICALES
50. Los nombres de los radicales mono-
valentes que se deriven de los hidrocarbu-
ros por eliminación de un átomo de hidró-
geno, terminarán en zo. Esta desinencia
reemplazará la terminación ana para los ra-
dicales de los hidrocarburos saturados y se
agregará al nombre completo del hidrocar-
buro cuando éste no esté saturado.
CH*—CHA?— Etilo.
CHR=GH — Etenilo.
Chl=C. = Etinilo.
51. Los radicales de función alcohólica,
es decir los que se derivan de los alcoholes
por la separación de un átomo de hidróge-
no unido directamente al carbono, se deno-
minarán agregando ol al radical del hidro-
carburo correspondiente.
-CH?—CH*0H Etilol.
-CH=CHOH Etenilol.
52. Los radicales de las aldehidas se de-
CSH3— CHO Benzena-
C6H3— CH?—CHPOH
CsH>—.CO?H
CSH*Az(CO*H Y?
(Las exigencias del lenguaje decidirán la
eleeción entre estas dos últimas expresiones.)
56. Los átomos de carbono del núcleo
benzénico y las cadenas laterales que con él
se relacionan se numerarán del 1 al 6.
1 Concluye. Véase Cosmos, p. 305.
nominarán como las de los alcoholes, reem-
plazando ol por al.
-CH?-—COH Etlal.
53. Los radicales de los ácidos que han
conservado la función ácida, es decir que se
derivan del ácido correspondiente por eli-
minación de un átomo de hidrógeno ligado
al carbono, se denominarán de la misma ma-
nera reemplazando o/ por óico.
-CH?—CO0OH Etilóico.
Al contrario, los que se derivan del ácido
por separación del oxihidrilo carboxílico se
denominarán transformando la terminación
dico del ácido por oilo.
CH—CO—
Etanóilo.
54. Cuando dos radicales están unidos al
mismo átomo se enunciará primero el más
complicado (feniletilhedrazina, pentilmetila-
mina).
TV ——sERIE AROMÁTICA
55. En los derivados aromáticos y en to-
dos los cuerpos que contengan una cadena
cerrada, se considerarán todas las cadenas
laterales como grupos substituyentes.
metilal.
Benzena-etilol.
Acido benzena-carbónico (6 -carboxilico).
Acido piridina-dicarbónico (6 -dicarboxílico).
57. En un derivado polisubstituido de la
benzena, se atribuirá el índice l al grupo subs-
tituyente en el cual el átomo ligado directa-
mente al núcleo tiene el peso atómico me-
nos elevado.
58. Así fijado el lugar 1, se enunciarán
322
COSMOS
sucesivamente los índices de los grupos si-
guiendo el orden de los pesos crecientes de
los átomos directamente al núcleo. En caso
de identidad de dos átomos ligados al nú-
cleo, se considerarán los demás átomos del
grupo clasificandoles según el orden de los
pesos atómicos.
En el caso de que existan varias cadenas
laterales, se colocaran en primer lugar las
que no contengan más que un solo átomo
CH?—AzH2
CH?
| |
/ o 4 >
E ICHBOH k, 3¿—CH?O0H
AA
(2H CH?
| |
YN A Ñ
> AzO2—% 3—0C*H?
po —CH?—CO?H O y OGEl
7 O
|
OH
59. Cuando el mismo grupo substituyen-
te se repita varias veces, se adoptará, para
atribuirle el índice 1, el que dé al grupo de
CH
EZ Gas
A
/
NZ
AzH£
60. Cuando dos núcleos benzénicos estén
igados directa ó indirectamente, se acentua-
IS IS
TE ES Os
EN
Y
6
SN
EXA
61. La discusión acerca de la nomencla-
Y
de carbono. Para clasificar estas cadenas en-
tre si, se tendrá en cuenta si derivan del
grupo CH? por reemplazamiento de 1,263
átomos de' hidrógeno, y en cada una de es-
tas categorías, pasará al primer lugar la mo-
dificación que traiga el menor crecimiento
del peso molecular; las cadenas de varios
átomos de carbono se clasificarán entre sí
de una manera análoga.
CH?OH CH?
| |
|
Ne E
6 2 6 2
A > —-(0?%H ko 3 —(2H5
Acido metilo-oxi-etoxi-nitro-benzena=
carbónico 1, 3, 6, 4, 2.
especie diferente enunciado después, el ín-
dice menos elevado. :
Aminodimetilbenzena 1, 3, 4.
rán los índices del núcleo enunciado al últi-
mo.
N
NS
3"
2
Naftilfenilamina
62. La comisión invita á los redactores
tura de los cuerpos que contengan cadenas |de los grandes periódicos químicos á que se
cerradas no saturadas queda aplazada para
el momento en que la publicación de las
ideas de Mr. ArmsTrOoNG, á este respecto,
permita á la Comisión compararlas con las
proposiciones de M. Bouveaurr.
pongan de acuerdo en cuanto á la aplicación
de los principios que ha adoptado.
La primera reunión de Congreso tuvo lu-
gar en la sala del Gran Consejo. Después
de haber dado la bienvenida á los sabios
COSMOS
323
que honraban con su presencia la ciudad de
Ginebra, el Sr. Consejero de Estado Ri-
cuaro, dió la palabra á M. FriroeL, quien 10-
dicó en breves palabras cómo se instaló el
Congreso de Ginebra y concluyó suplicando
á los miembros del Congreso tuvieran á bien
nombrar presidentes para cada sesión. Á su
juicio, para marcar bien el carácter de in-
ternacionalidad de la reunión, sería bueno
escoger sucesivamente los presidentes de en-
tre las eminencias que representan las di-
versas naciones y pidió que se procediera á
la votación.
M. Caxxizzaro recordó que M. FxriepoeL fué
el promotor de la reforma de la nomenclatu-
ra, después Presidente del Congreso de 1889.
y, finalmente de la sub-comisión parisiense
cuyo trabajo va á discutirse. Así pues, se ad-
virtió que M. FrieoeL era el más autorizado
para dirigir los debates. M. Caxxtzzaro pro-
pone, á fin de facilitar el trabajo del Con-
greso, que se nombre nada más un presi-
dente y que éste se encuentra ya designado.
Se nombra por aclamación á M. Frigoez;
como vice-presidentes a MM. Buyer, Canxi-
ZZARO, GLADSTONE y Liepey. MM. BouveauLr,
CLaparEDE, Narino y Prerer quedaron de-
signados para secretarios.
Se procedió inmediatamente á la discu-
sión.
¿Es necesario encontrar una nomenclatu-
ra oficial que permita no dar sino un solo
nombre á cada cuerpo y que esté destinada
antes que todo á facilitar los trabajos biblio-
graficos? M. Baver desarrolla esta manera
de ver; según él es preciso tener nada más un
nombre para los índices de los registros. En
los momentos actuales, el gran número de
sinónimos obliga á que sean interminables
las investigaciones bibliográficas: la adop-
ción de un nombre oficial para los índices
simplificaría mucho el trabajo.
M. FrieveL es de esta opinión, pero no
cree que este nombre oficial deba proseri-
bir el empleo de los otros sinónimos, pues-
to que éstos son a menudo útiles en la en-
señanza para poner en relieve tal ó cual fun-
ción.
Se aprobó la creación de una nomencla-
tura oficial con la restricción hecha por M.
FrIiEDEL.
Se pasó á la nomenclatura de los hidro-
carburos saturados, quedando adoptada la
terminación ana. M. Liesex expuso los prin-
cipios que deben servir para nombrar los
hidrocarburos saturados.
Estos principios están de acuerdo con los
de la Sub-comisión. Se formará para nom-
brar los carburos, la cadena más larga po-
sible de átomos de carbono y se considera-
ra esta cadena con fundamental. Se consi-
derará á las cadenas laterales como substi-
tuyentes en la cadena principal. Sea el
cuerpo:
CH*— CH CH—CH— CH? CH?—CHs
LE Lar
Será éste la etilemetil-pentana. Si hay
una substitución en una cadena lateral, pa-
ra marcar esta substitución terminará el re-
siduo por o pudiéndose además contraer:
metilo, etilo, que pueden ser meto, eto.
Por ejemplo el cuerpo:
CEP CH*— CH*—CH— CH?—CH?*— CH»
pe
EE
CH
se vuelve la metoetilheptana.
Para no dar más que un nombre á los car-
buros que contienen varias cadenas laterales
ó á los cuerpos de funciones simples ó com-
plexas, es necesario desde luego adoptar un
orden de enunciación y de numeración. Con
ésto continuará la obra del Congreso.
M. Beer propuso referir todos los cuer-
pos á los carburos correspondientes: en elec-
to, se puede siempre considerar un cuerpo
de función cualquiera como derivado del
carburo correspondiente por una ó vavias
substituciones; esta manera de ver había si-
do ya adoptada parcialmente por la Sub=co-
misión parisiense; es claro que al formar
las palabras etaneamida y butanóico, la Sub-
comisión consideraba la función amida ó áci-
da como substituyente en el carburo corres-
pondiente. Además, el principio de nombrar
los cuerpos por substitución fué erigido des-
de el comienzo como regla fandamental.
Sin embar la proposición presentada
80,
por la Sub-comisión parisiense era conside-
324
COSMOS
rar como punto de partida de la numera-
ción, las agrupaciones funcionales. Este sis-
tema presenta las ventajas de dar nombres
generalmente más cortos, además no repo-
sa sino en un solo principio, mientras que
considerando la cadena de átomos de carbo-
no se estara obligado á hacer una nomen-
elatura para el esqueleto carbonado y des-
pués cuando el cuerpo esté en cadena lineal
saturada, será preciso hacer de nuevo una
nomenclatura funcional. Sea el ácido dietil-
acético.
El proyecto de la Sub-comisión:
cr —CcH—CH—COOH
|
CH
daba el nombre de ácido 2-etilbutanóico, el
proyecto propuesto por M. Bayer da el nom-
bre:
CH*-—CH?—CH*—CH»—CH*
|
3CO0H
3 metil-3 -pentanóico.
Hay necesidad de emplear dos cifras. *
Pero este último procedimiento ofrece una
ventaja: dar, por decirlo así, una numera-
ción inmutable, en tanto que la nomencla-
tura funcional puede variar de un momento
á otro, á medida que se hacen variar las
funciones. Este último inconveniente hizo
que todos se adhiriesen al proyecto de M.
BaxYER.
Se considerará, pues, para numerar los
átomos de carbono, la forma del esqueleto
carbonado independientmeente de las funcio-
nes en los cuerpos de cadena lateral.
Se tomará como posición inicial para la
numeración el átomo de carbono terminal
que esté más cerca de una cadena lateral.
(Véase el núm. 7).
Si hay dos cadenas laterales á igual dis-
tancia se tomará la cadena más corta para
decidir la elección. (Núm. 7).
Hubo aquí un lapsus calami: es en elec-
to la cadena más larga la que debe tomarse,
porque de otro modo esta resolución no es-
taría de acuerdo con las siguientos. (Res.
1 En el caso particular, podría haberse suprimi-
do la primera cifra; pero éste es un caso especial.
9 y 14), en las cuales se toma siempre la
substitución más complicada para determi-
nar la posición inicial.
La numeración de las cadenas laterales se
hará como la de la cadena principal; estará
formada de una cifra mayor que indique el
punto de inserción y que lleve como índice
los números de orden del carbono en la ca-
dena lateral. (Véase 8).
Los carburos etilénicos terninarán en eno,
y M. Bayer propuso que terminaran en die-
no, trieno, los carburos dos, tres veces eti-
lénicos. Consideró además los carburos alé-
nicos como carburos dietilénicos, así pues,
la alena será la propadieno.
Á juicio de M. BémaL es inconveniente
este procedimiento. Los carburos alénicos
se hidratan como los carburos acetilénicos,
se combinan con el bicloruro de mercurio
y son muy diferentes de los carburos dieti-
lénicos. Se puede responder que no se ha-
ce una nomenclatura de funciones; pero en=
tonces no hay por qué hacer la distinción
entre el oxígeno acetónico y el oxigeno al-
dehídico según se verá más adelante, como
no hay lugar tampoco, colocándose fuera
del punto de vista funcional, para hacer la
distinción entre los carburos dietilénicos y
los acetilénicos.
La función alena es especial y debe, por
esta circunstancia, no confundirse con la
función carburo-dietilénica. Aun se puede
hacer notar que cuando las funciones etilé-
nicas se vuelvan complicadas, habrá cuer-
pos que lleven, por. ejemplo, el nombre de
octopentena, lo que quiere decir ocho veces
pentena y puede prestarse á la ambigitedad.
La nomenclatura de los carburos de tri-
ple unión, no dió lugar á discusión por des-
prenderse naturalmente, de la de los carbu-
ros etilénicos. En seguida se indicó el sentido
de la numeración en los carburos no satu-
rados de cadena lineal y se adoptaron las re-
soluciones 14 y 15.
Se puede hacer notar inmediatamente que
la numeración se aplica á todos los com-
puestos que poseen, sea una cadena arbo-
rescente, sea una cadena lineal no saturada.
Pero la numeración es muda respecto de los
compuestos de cadena recta saturada que po-
seen una función cualquiera.
COSMOS
325
Se puede colmar este vacio rápidamente,
aplicando los principios emitidos más antes.
Los compuestos más substituidos en un mis-
mo átomo de carbono que forma parte de
una cadena lineal son los que lo son tres ve-
ces; se les dará la cifra 1, después á falta de
trisubstituido se dará la cifra 1 á los disubs-
tituídos. Finalmente, á falta de tri ó de di-
substituido se dará la cifra 1 al monosubsti-
tuido. Se puede concebir aún que la cadena
esté terminada por dos extremidades tri-
substituidas idénticas ó no.
Si son idénticas, se tomará la función
más cercana para indicar el 1, si no lo son,
se hará la suma de los pesos de los átomos
ligados directamente al carbono, como lo
propuso M. Comes para la serie aromática
y se le atribuirá el número 1 al que tenga
el peso más débil.
ed 2
COOH— CH? —CHBr—CÓOOH
4 3 0) 1
cOOH—CH?—CHOH—COOM
COOH—CB2—CHAzH?—COAzH?
(32) (30)
1
9 AzH
a
xAzH?
(32) (28)
4 2
COÓNa —CH2— CH2— CO*C?H5
(55) (44)
Estos pocos datos aplicables á los deriva-
dos bisubstituidos y monosubstituidos, bas-
tan para todas las necesidades.
M. ArmstroN6 propuso designar los car-
buros en cadena cerrada, análogos á la tri-
metilena y que juegan el papel de carburo
saturado, poniendo en prefijo la palabra ci-
clo y terminando el nombre del compuesto
con el del carburo saturado correspondien-
te; la trimetilena se vuelve la ciclopropana.
Se pueden así formar fácilmente los nom-
bres de los derivados obtenidos por sepa-
ración de hidrógeno. Ejemplo: ciclobutena:
para el carburo | |
M. Bouveaurr leyó, á propósito de los
éteres óxidos, una carta de M. BriLsTEIN quIen
propone nombrarlos considerandolos como
formados de dos cuerpos saturados en los
cuales el oxígeno haría la substitución. El
óxido de etilo se vuelve la etaneoxietana.
Esta nomenclatura que en el caso particular
parece poco útil, se hace necesaria cuando
los dos residuos poseen varias funciones y
son disimbolos.
Los ácidos se nombran por medio de la
palabra ácido y el sufijo óico. M. Bémar hizo
notar que ésto es hacerles un honor excep-
cional á los ácidos; hasta ahora había bas-
tado un sufijo ó un prefijo. No obstante, el
Congreso aprobó los dos: prefijo y sufijo.
Parece verosímil que se vuelva á tratar de
esta decisión, tanto más cuanto que si se
trata de funciones complexas, la palabra áci-
do se torna muy embarazosa, separada como
lo está por tres ó cuatro funciones de su
sufijo óico.
Los ácidos sulfurados dieron lugar á una
gran discusión.
La Sub-comisión, basándose en lo que se
había admitido en la generalidad de los paí-
ses, propuso designar el azufre bivalente por
sulfo y el residuo SH por tio; correspon-
diendo los ácidos sulfurados al ácido eta-
nóico, se transformaba entonces:
CH*—CO—-SH ácido tioetanóico
CH—C—0OH ácido sulfoetanóico
|
|
S
CH:—CS—SH ácido sulfotioetonóico.
M. Barx hizo notar que los acetales mer-
captánicos dan sulfonas y que sería mejor
invertir el sentido de las palabras tio y sul-
fo. E
M. FrieveL vió un inconveniente en esta
interversión de sentido porque es importan-
te no dar á un cuerpo un nombre que per-
tenece ya á otro cuerpo, lo que trae confu-
siones deplorables.
M. Bayer dijo que se emplean ya estas
expresiones en el sentido que él indica.
Se votó entonces la cuestión y se adoptó
tio para el azufre bivalente y sulfo para el
residuo SH. La cuestión, no obstante el voto
cuya mayoría era débil, parece que queda
en suspenso. En la sesión siguiente, M. Arm-
326
COSMOS
TRONG propuso reservar la palabra su/fo para
el azulre oxigenado; el azufre bivalente S
se designaría por tiono y el sulfihidrilo por
tiol.
La cuestión sometida á votación, fué apro-
bada por unanimidad, permitiendo conser-
rar esta manera de interpretar la mayor parte
de las palabras ya adoptadas por el uso, co-
mo tiodilenilamina, tioacético, etc.
M. Hawnrior propuso que se designara ba-
jo el nombre de amigeno el grupo AzH?; el
amigeno engendraría las aminas si está subs-
tituido en un carburo, las amidas si está subs-
/ 0H
Com Á
- xx COOH
oxibenzó1queazodifenileazofenilamina.
M. GrabBE apoyó esta manera de conside-
rar.
M. NaxLriné pensó, además, que se deben
separar los hidrazóicos (hidrazinas simétri-
cas) de las hidrazinas disimétricas; la carac-
terística de las hidrazinas simétricas es su
transformación isomérica en diamina; las
hidrazinas no poseen esta propiedad; pro-
puso, pues, nombrar á los hidrazóicos de la
misma manera que á los azóicos.
Así, se dirá benzenahidrazobenzena:
C'H*—AzH— AzH —C*H?
Al contrario, se considerarán las hidrazi-
nas como formadas por la substitución de
uno ó varios residuos de la hidrazina.
Así, se dirá fenilhidrazina, fenilmetilhidra-
zina.
Continuó después la nomenclatura de los
radicales ó de los residuos.
A ¡quicio de M. BouveauLr, es inútil dar
nombre á estos residuos que exigen, una
no sucede
técnica especial. Sin embargo,
S
asi, todos los residuos se denominan simple-
mente por medio de la sílaba z/o, la cual indi-
ca que el cuerpo que lleva esta sílaba contiene
un átomo de hidrógeno menos que el com-
puesto correspondiente.
7 6
tituido en una función ácida; de igual ma-
nera se llamaría imígeno al grupo AzH. En
un carburo daría las iminas, substituido á
dos funciones ácidas daría las imidas.
Se llegó en seguida á los derivados azói-
cos: M. Narrivc, independientemente de
las proposiciones presentadas por la Sub-
comisión, preguntó si se denominaría a los
diazóicos de la misma manera que á los
azóicos simples. Según él, así debe ha-
cerse; por ejemplo, un derivado de la ben-
zidina debe llamarse;
Az= Az — C$H%— C$H%4—Az=Az—C6H%*—AzH?
Asi, la etana da:
CH*CH? etanilo (etilo, por contracción).
La etena CH'CH? da CH'*=CH (el etenilo).
El etanal CH CHO da CH?2—CHO, el
etanilal (etilal por contracción), etc., véase
50, DL, 02. DS
Se trató de la nomenclatura de los cuerpos
de función complexa. Parecía que habiéndose
demostrado desde un principio cómo debía
construirse la cadena de los átomos de car-
bono, que sabiendo numerarla y que pudien-
do dar muy fácilmente un nombre á cada
residuo, estaba hecha la nomenclatura de las
funciones complexas. No sucedió así, sin em-
bargo.
Hubo dos proposiciones idénticas en el
fondo, pero esencialmente distintas en cuan-
to a la forma. MM. Bayer, Hanrior, Ma-
QUENNE, querían que se refiriesen todos los
sulijos en bloc al fin del nombre que expre-
sara la cadena del carburo y que se indicase
la posición de las funciones por medio de ci-
fras. MM. FrieveL, BouvrauLr y BénaL sos-
tenían, á la inversa, el proyecto presentado
por la Sub-comisión parisiense, que con-
siste en enunciar sucesivamente cada cade-
na lateral aplicándole inmediatamente su
función.
Tomemos un ejemplo:
9 Ss 5 Ma 3 9
cHs—cH:—CH—(€—CHCI—CO—CH—CGH*—COOH
|
6 CH
6:CO0H
3:CHO
COSMOS
327
Según, la primera proposición se denomi-
na d este cuerpo:
+ 3metil 6 etil 6nonena 4ona 3' al 5 cloro 1-6? dióico
El nombre de la Sub-comisión parisiense
es al contrario:
3metilal Getilóico 4ceto 5cloro 6nonenóico.
Se ve que, en el primer caso, se necesi-
tan ocho cifras para expresar la consitución;
mientras que en el segundo no son necesa-
rias más que cinco, lo cual es una ventaja.
Además, el segundo procedimiento puede
emplearse más fácilmente en el lenguaje ha-
blado, en tanto que el primero, parece pres-
tarse muy difícilmente.
Por otra parte, es posible representar por
_Nonena h4ona 3! al 5 cloro
y de la otra manera:
un ejemplo vulgar, pero bastante significa-
tivo, la diferencia que existe entre los dos
procedimientos.
Imaginemos una alfombra que tenga dife-
rentes adornos.
La Sub-comisión parisiense la describirá
como una alfombra de lana fina, flores rojas,
y rayas negras con puntos blancos.
Según el otro proyecto, la descripción es
como sigue: alfombra de lana con flores,
rayas, puntos, fina, rojas, negras, blancos.
Entiéndase tambien que en las tablas de
recopilaciones bibliográficas estos dos nom-
bres se escribirían:
1-62 dióico-etil 6-metil 3.
Nonenóico 6-cloro 5 ceto 4-etilóico 6-metilal 3.
Se decidió, en efecto, enunciar los cuer-
pos complicados poniendo sucesivamente las
cadenas laterales por tenor decreciente en
carbono.
Los dos proyectos se pondrán á prueba
diaria. E
Se pasó á la numeración de los derivados
de la benzina.
El excelente procedimiento, completo has-
ta en sus menores detalles, que propuso M.
Comes fué aprobado por unanimidad.
Quedaron los compuestos en cadena ce-
rrada que encierran ázoe.
M. AnmstroNG hizo una serie de proposi-
ciones para denominar los compuestos de
cadena cerrada que contuvieran ázoe.
Estas diversas proposiciones necesitan reu-
nirse en un cuerpo de doctrina. Tal fué la
CH*—CH*—CH*0H
A AR
CH?=CH — CH*OH
E
CH==C—CH20H
propinol
Tres nombres entre los cuales era impo-
sible antes encontrar el menor parentesco;
opinión del Congreso, el cual le suplicó á
M. ÁrmstroNG, tuviera la bondad de darlas
á luz para que se las pudiera comparar con
las de M. BouveauLr, cuya memoria publi-
có la Sub-comisión parisiense.
Aquí se detuvo la obra del Congreso. Se
ve que es considerable; no solamente se ha
podido llegar á un acuerdo completo acerca
de los nombres destinados á los registros,
lo que facilitará considerablemente las in-
vestigaciones bibliográficas, sino que tam-
bien se ha alcanzado igual inteligencia para
los compuestos de función simple.
Cuando éntre en la práctica de la ense-
ñanza, la nueva nomenclatura facilitará de
un modo singular la tarea de los estudian-
tes. Tomemos dos ejemplos para poner de
relieve lo que decimos. Sean los derivados
en C*
Nombres antiguos
Alcohol propilico.
Alcohol aliílico.
Alcohol propargilico.
hoy, propanol indica un alcohol de función
saturada, propenol un alcohol de función
328
COSMOS
etilénica, propinol un alcohol de función |den obtener partiendo del cianógeno, por
acetilénica. la acción sucesiva del hidrógeno, del ácido
Supóngase aun los derivados que se pue-|nitroso y de los agentes oxidantes:
Nombres antiguos
G=142 CH? —AzH? CH:0H COOH
| L
C=Az CH?—AzH? CH*0H COOH
los nuevos nombres demuestran el paren- do Vuélvase al segundo montante acostado, y
tesco de estos diferentes cuerpos. pásesele por delante de los dos montantes siguien-
Etano dinitrilo, etena diamina, etanediol,
acido etanedióico.
No podría concluir esta corta exposición
sin hablar de la hospitalidad generosa tan
previsora y tan cordial que se nos ofreció
por el Comité de Ginebra y por la ciudad
misma.
BEHaAL.
Te ——
— =3 E En
7 5
EL TRABAJO MANUAL ue 060
EN LA ESCUELA Y EN EL HOGAR 1 tes y llévesele también detrás del tercero. Conti-
núese asi hasta que todos los montantes acostados
SEXTA SERIE se reunan de dos en dos, Fig. 590.
ESTA | 1
CESTERÍA A!
|
y
|
ll
Costado.—10 Cójase uno de losmontantes y acués”
tesele, pasando por detrás de los dos siguientes, y
delante del tercero. Hágase lo mismo con cuatro
montantes sucesivos, Fig. 588.
Ye )
Fc. 590
¿o Conseguido ésto, se abandonan las hebras de
la izquierda y se pasan las hebras de la dere-
cha por delante de los dos montantes siguientes
que quedan derechos, y por detrás del tercero.
Fre. 588 Á
Ta” £ . Al ==
So Vuélvase á cojer el montante que se acostó
primero y hágasele pasar por delante de los dos
montantes derechos que siguen y detrás del ter-
cero, Fig. 589.
¿9 Cójase entonces el primer montante derecho
que sigue y acuéstesele detrás de los dos montan- z
Y 230111 av ” Y , . jo" do 7
tes siguientes y por delante del tercero (igual Fic. 591
gura).
Los tres últimos montantes que quedan, después
1 Continúa. Véase «Cosmos», pp. 171 y 312. de haber acostado todos los otros, se cortan á una
COSMOS
329
longitud conveniente y se introducen con ayuda
del punzón en el lugar que deben ocupar.
69 Desbrócese, es decir, córtense todas las pun-
tas que salen. Queda terminado el cuerpo de la
canasta, Fig. 591.
Asa.—10 Introdúzcanse las dos hebras que de-
ben formarla, al lado de dos montantes suficiente-
mente espaciados; cójase en seguida la hebra de
la derecha y hágase un arco hacia la izquierda,
AS :
AS
Fic. 592
pasando por debajo del borde, de fuera adentro»
y detrás del montante donde se encuentra la se-
gunda hebra. Entonces la hebra de la izquierda
se enreda dos veces, de fuera adentro, en el pri”
mer roten ya puesto; una tercera vuelta de dentro
afuera la lleva al interior de la canasta, pasando
bajo el borde, Fig. 592.
|
Fic. 593 Fic. 594
20 Dénse en seguida con el roten dos vueltas,
de dentro afuera de la asa, siguiendo las hebras
Fic. 595
ya puestas; pásese entonces bajo el borde, al lado | cer el circuito y el borde, véase lo dicho á propó-
del montante de la izquierda, Fig. 593.
30 Dénse todavía dos nuevas vueltas, de dentro
afuera, con esta misma hebra y pásese en la hot-
quilla de la derecha, Fig. 594.
40 Con la hebra no empleada se dan igualmente
dos vueltas, pasándola por debajo de la hebra que
se encuentre, é introduciéndola debajo del borde,
de fuera adentro; dos nuevas vueltas la llevan á
la horquilla de la izquierda. Con otras dos vuel-
tas se termina el asa, y la hebra se introduce en
la horquilla de la derecha en donde dejamos la
primera. Córtense econ precaución las puntas li-
bres, Fig. 595.
Cesta oval
Casi todos las cestas tienen fondo oval.
Fondo: 19 Córtense nueve varillas que deben
formar el esqueleto del fondo, á saber: tres largas
y seis pequeñas. Hiéndanse las seis pequeñas 6
introdúzcanse en ellas perpendicularmente las tres
largas, Fig. 596.
Fic. 596
20 Pásense en seguida dos hebras en la hendi-
dura de las varillas del fondo a; enlácense á b eru-
zamdo las hebras; lo mismo e, después de las dos
varillas d, etc., Fig. 597. Dénse asi tres vueltas.
Fic. 597
Estando sólidamente sujetas las varillas del fon-
do, es necesario separar sucesivamente los brazos,
como en el fondo de la canasta redonda.
Fic. 598
Nota.—Es menester tener cuidado de encorvar
un poco los mimbres al separarlos, á fin de que
el fondo tenga la convexidad necesaria, Fig 598.
Circuito.—Para poner los montantes, para ha-
sito de la canasta.
330
COSMOS
Asa.—El asa de la cesta se ejecuta como la de
la canasta; pero se pone préviamente un mimbre
fuerte, cuyas extremidades se fijan en el borde
con ayuda del punzón. Este mimbre da la forma
y dimensiones del asa. Es necesario agregar que
cada hebra ejecuta un número. de vueltas tanto
más considerable cuanto más grande es el asa.
Fic. 599
Nota. —A fin de evitar que el fondo de las canas-
tas y cestas se deteriore, se hace continuamente
un borde suplementario al rededor del fondo. Pa-
ra esto voltéese la cesta, póngase un montante á
cada lado de los que ya existen; hágase el borde
como se ha dicho anteriormente, y córtense las
puntas que salgan, Fig. 599.
Cestito de labor, cestito para pan, cestito para
papeles, etc.—1% Hágase el fondo más ó menos
oval, como se ha dicho más arriba.
20 Pónganse los montantes y hágase el rodete
de tres vueltas; dóblesé:el número «de montantes
introduciendo hebras en el rodete entre los mon-
tantes principales. Estos montantes suplementa-
rios, al no servir para hacer el borde superior, no
deben tener más longitud que la altura de la ces.
ta, Fig. 600.
Fic. 600
o
Lo
Fíjense los montantes suplementarios por
medio de dos trenzas sencillas puestas una en me-
dio y otra arriba de la cestita. Córtense las puntas
delosmontantes suplementarios que salgan arriba
de la trenza superior y hágase un rodete sobre los
montantes que quedan.
—e
40 Terminese haciendo un borde, luego dos asas,
como se ha dicho arriba, Fig. 601.
Fic. 601
Cesta-criba
Se da este nombre á una especie de cestita an-
cha, euyo fondo es de zarzo, de modo que pueda
servir de criba. ? ]
Fondo.—Cójase una hebra fuerte de mimbre y
hágase un circulo de diámetro igual al que se quie-
re dar al fondo de la cesta: sujétense las varillas
del fondo por medio de una trenza que enlace des-
de luego el mimbre a, luego sucesivamente las va-
rillas c, d, e, f, ete.... En fin, se enlaza de nuevo el
Fic. 602
circulo en b, luego se vuelve hacia la derecha en-
lazando aun algunas varillas, y se cortan las pun
tas libres. Para darle fuerza al fondo, se pueden”
añadir dos trenzas, una arriba y otra abajo de la
primera, Fig. 602.
Varillas. —Adelgácese el extremo grueso de
los montantes con una podadera Estando aplica-
|
Fic. 603
dos los montantes contra el circulo del fondo, dó-
blese en ángulo recto la extremidad adelgazada»
hágasela resaltar de abajo á arriba, á la derecha
del montante, y bájese completamente hacia la
izquierda, Fig. 603. El segundomontante refendrdá
COSMOS
la parte adelgazada del primero y le impedirá que
se vaya para atrás; el tercero retendrá la del segun-
do, y así sucesivamente.
PSA
Siempre es necesario poner un número impar
de montantes, á fin de poder emplear el circuito
sencillo.
Todos los montantes se fijan en seguida por me-
dio de un rodete de tres vueltas. El circuito, el
borde y las asas se hacen como se ha dicho prece-
dentemente, Fig. 604.
BeErTRAND, Toussaint Y (GOMBERT.
(Continuará. )
ESTADÍSTICA
DE LA MARCHA DE UN RELOJ
En otro tiempo se tenía á los relojes en
gran estimación y se les atendía con el ma-
yor cuidado; pero desde que se les obtiene con
gran baratura, se les somete sin piedad á
todas las causas de destrucción (caídas, polvo,
variaciones bruscas de temperatura, magne-
tismo) y hay quien se asombre de que se
nieguen á andar. No obstante, un reloj co-
rriente comparado con una máquina cual-
quiera es una maravilla.
Algunas cifras lo harán comprender.
El resorte motor arrastra al barrilete, su
movimiento se transmite por tres ruedas al
escape cuya rueda hiere al áncora ó al cilin-
dro del balancín a razón, por término medio,
de 8000 golpes por hora (con diferencias de
3000 á 4000 según los sistemas); ya en mo-
vimiento, otro mecanismo de engrane de-
tiene en la relación de 124 1, el movimiento
que se transmite á la aguja de las horas.
Todos los movimientos del reloj son discon-
tinuos y se ejecutan por medio de saltos
pequeños é iguales, cuyo número pasa de...
200.000,000 al año en algunos relojes.
Las personas que cuidan sus relojes, los
mandan limpiar cada dos años, es decir,
despues que han sufrido de 300 á
400.000,000 de choques. Al cabo de unos
20 años se le cambian tornillos á un reloj
bien fabricado y que no se ha destruido
prematuramente; pero ésto sucede después
de que se han verificado millares de milla-
res de los saltos pequeños de que acabamos
de hablar y después de que la rueda de es-
cape ha ejecutado decenas de millares de
vueltas. Si á lo anterior se agregan las
complicaciones de los cronómetros, de los
relojes que señalan los días, de las repeti-
ciones, etc., no es posible dejar de maravi-
llarse.
En cuanto al trayecto descrito por el ex-
terior del balancín es tan inesperado que
ninguno de nuestros lectores admitrá el resul-
tado sino hasta después de haber compro-
bado el cálculo. El balancín de un reloj de 19
líneas, mide, por término medio, 17 milí-
metros de diámetro en los tornillos de arre-
glo; verifica por segundo 5 oscilaciones de
una vuelta y media ó sean 395 milímetros
de trayecto recorridos en un segundo, 34
kilómetros por día y 12,500 kilómetros por
año, cifra redonda. Ahora bién, como los
relojes que señalan los días perpétuamente,
tienen una rueda que da una vuelta en cuatro
años, resulta que durante ese tiempo el ba-
lancin le habría dado la vuelta al mundo.
No es menos extrordinaria la pequeñez de
potencia de que se dispone para la marcha
de un reloj. Según el Journal suisse d'hor=
logerie, un resorte de reloj que pese 2 gra- z
mos puede producir 40 horas de marcha.
Á razón de 20 kilográmetros de energía dis-
ponible por kilogramo de acero, tendremos
'40 grámetros en 40 horas 6 sea 1 grámetro
por hora. Un caballo de vapor desarrolla
en una hora
75x3600=270,000 kilográmetros,
un reloj exige, pues,
O
270,000 ——270.000,000
de caballo.
En otros términos: un caballo de vapor
bastaría para hacer andar á 270.000,000 de
relojes ó6, probablemente, para hacer andar
á todos los relojes que hay en el mundo.
Más aun, el escape es el que consume la
mayor parte de este poder; en efecto la rue-
332
COSMOS
da de escape se pone en marcha rápidamen-
te y experimenta una brusca detención, lo
cual según el principio enunciado por Lá-
ZARO CARNOT Ocasiona siempre una pérdida
de fuerza viva, ó como diríamos hoy una de-
gradación de la energía. Originan pérdidas
también, la resistencia del aire al movimien-
to del balancín, la flexión y el desarrollo
de la espiral. ¿Qué queda entonces para el
engrane y para los ejes? Con seguridad muy
poco. Y, sin embargo, todo este mecanis-
mo puesto en diferentes circunstancias de
posición, de temperatura, de presión de aire,
llega á andar con menos de 1* de dife-
rencia casi por día.
(La Nature, 1892, 1, p. 30.)
SITAS ARES O
EL ARTE DE CONTAR '
En las naciones civilizadas, cuyos idiomas
conservan con más tenacidad los nombres
de números convencionales é ininteligibles
heredados de sus antepasados, se observan
¡igualmente ciertos términos que se han vuel-
to ya numerales por la práctica y que lo
serán realmente á la primera oportunidad.
Por ejemplo, los ingleses necesitan de otra
palabra para decir dos y ocurren al vocablo
pair (en latín par, igual) ó couple (en latín
copula, atado ó ligado); para veinte usan la
palabra score (incisión). Los alemanes em-
plean también como número, stiege, cuyo
sentido original fué probablemente un es-
tablo lleno de bestias; el norraiín antiguo
drott, una compañía; el danés snees. La si-
guiente lista de palabras análogas emplea-
ass, pero no clasificadas gramaticalmente
como números en los lenguajes europeos,
ofrece una gran variedad: norrain antiguo
flockr (rebaño), 5; sveit, 6; drott, (reunión)
20; thiodh (pueblo), 30; folk (gentes), 40; old
(multitud), 80; her (ejército), 100; en Schles-
wig, schilk, 12; medio alto alemán, rotte,
4; nuevo alto alemán, mandel, 15; schock,
haz, 60. Los lettes forman un curioso con-
traste con los ejemplos polinésicos ya cita-
dos. Arrojan cangrejos y pescados pequeños
de tres en tres, lo que ha valido á la palabra
1 Continúa. Véase Cosmos pp. 281 y 316.
mettens, un puñado, el sentido de 3; mien-
tras que otro pescado, el rodaballo, que se
reune en lotes de treinta, ha hecho del tér-
mino kahlis, cuerda, el equivalente de este
número. 1
La transformación de simples palabras
descriptivas en numerales puede tener lu-
gar de otras dos maneras en las razas infe-
riores y en las adelantadas. Los gallas no
poseen términos numéricos fraccionarios,
pero tienen una serie de voces equivalentes
que proceden de la división del trozo de sal,
substancia que les sirve de moneda. Asi
tchabnana, un fragmento (detchaba, quebrar,
como decimos nosotros una fracción) signi-
fica mitad, vocablo que podemos comparar
al latino dimidium y al francés demi. Los
números ordinales proceden en general de
los cardinales, como tercero, cuarto, quinto,
de tres, cuatro, cinco; pero entre los núme-
ros muy bajos se encuentran ejemplos de
formaciones independientes completamente
fuera de un sistema numérico convencional
preexistente. Asi, los groenlandeses no se
sirven nunca de su uno para formar la pa-
labra primero, sino que dicen sujugdlek (des-
de luego) ni de dos para decir segundo, si-
no de aipa que significa su compañero. Á
partir del tres es cuando recurren á los nú-
meros cardinales: forman pingajuat de pin-
gasut,'3. De igual manera en las lenguas
indo-europeas el ordinal prathamas, rezos,
primus, first, premier, que nada tienen que
ver con uno, pero que sí se relacionan con-
la preposición pra, adelante, en la significa-
ción simple de desde luego; y aun cuando los
griegos y los alemenes designan el número
,
ordinal por 3eúrepos, awelte, de 3%0, zwel,
nosotros decimos second, en latín secundus,
el siguiente (segui) que es una palabra sig-
nificativo-descriptiva.
Si nos permitimos mezclar, por un mo-
mento, lo que es á lo que podría ser, vere-
mos cuán ilimitado es el campo de produc-
ciones posibles de números por la simple
adopción de los nombres de cosas familia-
res. Siguiendo el ejemplo de los habitantes
de Schleswig, podríamos hacer del chelín
un signo numeral que representara al 12 y
1 Véase Porr, Zelmethode, pp. 78, 99, 124, 161;
| Gruun, Deutsche Rechisallerthimer, cap. Y.
COSMOS
333
proseguir expresando 4 por groat (4 peni-
ques, 40 céntimos), semana podría servir pa-
ra designar á 7 y trébol á 3; pero este sen-
cillo método descriptivo no es el único prac-
ticable para forjar nombres de números.
Tan pronto como una serie de nombres cual-
quiera que sea, está dispuesta en un orden
regular, se vuelve una máquina de contar.
He leído en alguna parte que una niña á
quien le dieron tarjetas para que las conta-
ra lo hacía diciendo Enero, Febrer, Marzo,
etc. Lo mismo habría podido decir lunes,
martes, miércoles, etc. Es interesante ob-
servar entre los hombres, casos de idéntica
naturaleza. Sábese que los valores numéri-
cos de los hebreos están representados por
letras tomadas según su orden alfabético sin
que parezcan tener ninguna relación con la
aritmética.
El alfabeto griego es una modificacación
del semítico; pero en vez de conservarle á
las letras el valor numérico que les asigna
el lugar que tienen en el alfabeto, después
de haber asimilado a, f, y, 3, e, 41, 2,3,4 y
5, los griegos toman < por 6 é : por 10, por-
que en hebreo zod (1) es realmente la déci-
cima letra. Una vez admitida la disposición
de estas letras, los griegos que habían for-
mado los números regulares 1, 2, 3, eis,
30, rpsis, podían poner en su lugar las le-
tras que los reemplazaban y llamar así, á 1,
alpha; a 2, beta; á 3, gamma, etc. Esto es
lo que sucede precisamente en una curiosa
jerga de Albania cuya construcción es grie-
ga aunque esté saturada de palabras pres-
tadas y alteradas, de metáforas y de epíte-
tos comprensibles solamente para los ini-
ciados, que tiene por equivalente de cuatro
y de diez las voces ¿ékra é ira. !
Al insistir sobre el valor de las pruebas
propias para hacer resaltar los principios
generales de la formación de los nombres de
los números, noto que es inútil buscar la
etimología de estos nombres fuera de los
límites del cálculo digital en los idiomas de
las razas inferiores ya mencionadas. Pueden
subsistir otros vestigios de la etimología de
semejantes nombres que den la clave de las
ideas que las han agrupado con un fin arit-
mético; ? pero tales vestigios parecen es-
1 Francisco MicmeL, Árgot, p. 483.
2 Entre los testimonios de esta clase, merecen
parcidos y obscuros. Aun pueden existir
restos de una produción de numerales for-
mados con palabras descriptivas de las len-
guas indo-europeas, hebrea, árabe y china.
Ya han sido señaladas etimologías de esta
especie y están de acuerdo con lo que se
conoce acerca de los principios según los
cuales se han formado realmente los nume-
rales ó cuasi-numerales. Pero siempre que
he podido comprobar los datos que han ser-
vido para establecer esas etimologías, me
han parecido tan dudosas desde el punto de
vista filológico que no me puedo servir de
ellas para la teoría de que me ocupo ni pue-
do dejar de penssr que si han logrado es-
tablecerse como pruebas, es menos porque
han confirmado la teoría que porque han
sido sostenidas por ésta. El hecho está de
acuerdo perfectamente con las ideas aquí
adoptadas, á saber: que tan pronto como
una palabra ha sido tomada una vez como
nombre numeral, y se ha vuelto símbolo ne-
cesario, el idioma tiende á dejarla degene-
nerar en una palabra vacía de sentido en
apariencia, cuya significación no está defi-
nida, y de la cual ha desaparecido toda hue-
lla de etimología primera.
Enwarb B. TyLor.
(Continuará.)
—_——_—_
LABORATORIO
PARA
INVESTIGACIONES FOTOGRAFICAS
La discusión acerca de los méritos respec-
tivos de las placas comunes y delas sensibles á
los colores cuando se tratade fotografiar estre-
llas, discusión producida entre los astróno-
atención los siguientes: DoBRIZHOFFER, Abipores, t.
II, p. 169, da gevenkñaté, dedos de avestruz, para
4, porque los avestruces no tienen más que tres
dedos delante y uno detrás, neenhalek, una piel
marcada con cinco colores, para 5. D'OrsicnxY, £'
Homme américain, t. 1, p. 163, advierte que los
chiquitos no saben contar sino hasta 1 (tama) y que
carecen de terminos de comparación. Koztk, Gr. of
vel lang., refiere que fera significa á la vez con y dos
y cree original el primer sentido. (Compárese e]
tabitiano pitt, junto, de donde, 2; puichua chun-
ce, montón; chunca, diez, etc. azteca, ce, 1, cen-tli,
grano. En cuanto á los derivados posibles de la
mano para 2, él hotentote t'koam, mano, 2). Véase
Porr Zehlmethode, p. 29. ;
334
COSMOS
mos [ranceses, es tan sólo un ejemplo extrai-
do de las muchas que pueden mencionarse
para demostrar cuántos trabajos experimen-
tales tienen que hacerse todavía antes de que
nuestros procedimientós fotográficos satis[fa-
gan por completo las exigencias de las inves-
tigaciones científicas.
La Fotografía moderna ha experimentado
un desarrollo muy rápido. Ha sido ésta una
materia de-tanto atractivo para la experi-
mentación, que un gran número de personas,
muchas de ellas habilísimas é infatigables,
han contribuido con la aclaración de incon-
tables hechos; pero hay mezclados á éstos
tantas observaciones de un carácter distinto,
que la extensa literatura de este asunto es
muy confusa. Por ejemplo ¿qué hemos lle-
gado á saber acerca de los notables fenóme-
nos observados por algunos de los primeros
investigadores quienes advirtieron que cler-
tas rayas del espectro producían cambios quí-
micos que á su vez sufrían otros cambios por
diversos rayos determinados? Paréceme que
se facilitaría la investigación de este punto
con los aparatos perfeccionados que se po-
seen y con los mejores conocimientos actua-
les. La última aplicación del fenómeno que
ha llegado á mis noticias fué la que se hizo
en el Observatorio Astro-VFísico de Washing-
ton con objeto de fotografiar el invisible es-
pectro ultra-rojo por medio de una placa fos-
forescente. Los rayos del espectro destruyen
la fosforescencia y dejan en su lugar bandas
luminosas que representan las líneas del es-
pectro. No es probable que un método se-
mejante sea de un gran valor práctico, pero
no por ésto la investigación del fenómeno ca-
rece de interés para estudiar lo concernien-
te á la naturaleza de la energía radiante.
El hecho de que el Prof. LaxcLeY haya re-
currido á una estratagema semejante para fo-
tografiar la parte invisible del espectro, nos
da á comprender claramente que son supues-
tos los límites de la Fotografía en este sen-
tido. Las líneas del rojo en el espectro fo-
tografiado se han extendido hastante desde
hace algunos años, aun más allá de lo que
pueda suponerse, merced á los agentes sen-
sibles especiales ó por los métodos particu-
lares para preparar las placas; pero la teoría
de esta cuestión no ha sido resuelta, por lo
cual es éste un campo muy importante para
las investigaciones.
Los móviles para proseguir en estas inves-
tigaciones deben venir de los que más nece-
sitan los resultados. En otras palabras, en
éste como en otros casos le agradaría saber
al fotógrafo experimentador que sus resulta-
dos,se aplicaban de una manera inteligente,
pues de otro modo se desalienta y se dedi-
ca á otro género de trabajos.
Si el experimentador físico quiere impul-
sar los trabajos fotográficos á fin de que sa-
tisfagan sus exigencias, sl el astrónomo quiere
tener placas perfectamente adaptadas á sus
propósitos, dejen de confiar en las placas
sensibles á los colores ó en cualesquiera otras
de las que se preparan para el público, y pon-
gan sus trabajos fotográficos en manos de un
fotógrafo químico experimentado, no un fo-
tógralo recogido en una galería ó de entre
aficionados, sino uno que pueda aplicar los
últimos descubrimientos á los trabajos que
tenga á su Cargo.
Debido á que investigadores no competen-
tes ni familiarizados con los procedimientos
é invenciones de la época, ban sido los
que emprendieran los más difíciles tra-
bajos fotográficos, es por lo
frecuencia son los resultados inferiores á lo
que con tanta
que debieran ser. En verdad, es un hecho
que los mejores conocimientos fotográficos
que poseemos no se aplican generalmente
á los trabajos cientificos.
Para materias como ésta es para las que
he pedido desde hace mucho tiempo el esta-
blecimiento de un laboratorio fotográfico que
hiciera sus investigaciones en conexión con
alguno de nuestros grandes institutos. Un
laboratorio semejante no solamente produci-
ría importantes descubrimientos y la perfec-
ción en los métodos, sino que también im-
pulsaría el estudio de la Fotografía como
ciencia que tiene relaciones con la Física y
con la Química y que prepara para diversos
trabajos en distintos ramos de la Ciencia.
Así, los problemas que se presentan en
el observatorio y en el laboratorio espec-
troscópico podrían estudiarse sistemática-
mente, lo que no sucede hoy porque los in-
vestigadores trabajan en diferentes campos.
Por ejemplo, el astrónomo desea placas pa-
COSMOS
335
ra mapas estelares fotográficos, las cuales
placas sean uniformes en el carácter y en
la rapidez, que no las afecten la temperatu-
ra 6 la humedad, que estén libres de gra-
nulaciones y que no tengan la tendencia al
halo por exposiciones dilatadas. Más toda-
vía, podrían hacerse esfuerzos para obtener
placas que produjeran con entera limpieza
las magnitudes actínicas relativas, si puedo
valerme de esta expresión, ya que no las
magnitudes visibles de las estrellas. Que
tales placas pueden prepararse apenas ad-
mite duda, mas para realizar este hecho se
requiere alguna sino es que una gran suma
de experiencias, y una vez que se alcanzara
el resultado, los beneficios que obtuviera la
Astronomía bastarían para justificar la exis-
tencia de ese laboratorio y los gastos creci-
dos que se hicieran.
El simple descubrimiento de un medio
para preparar placas de una sensibilidad ab-
soluta y uniforme, medida en unidades de
tiempo y también espectrograficamente, se-
ría de incalculables ventajas para las inves-
tigaciones físicas. En cuanto á las granula-
ciones de la imagen, se ha demostrado ya
claramente que se deben en gran parte al
desarrollo, y que sucede más particularmen-
te con unas placas que con otras.
Ahora, respecto de placas para fines es-
peciales, y queriendo mencionar un caso par-
ticular, me referiré una vez más al deseo del
Prof. LaxcLeY para fotografiar la parte del
espectro que tan ingeniosamente delineó con
el bolómetro. Nadie ha discutido la exacti-
tud de las indicaciones de ese instrumento;
pero sería de interés, ciertamente, ver una
reproducción fotográfica de una parte, al me-
nos, de ese espectro invisible y compararla
con las curvas bolométricas. Nos pondría en
posibilidad de interpretar las últimas con
mucha mayor confianza cuando llegáramos
á reducir las curvas á líneas espectrales.
Como ya se dijo, se han verificado con-
-siderables trabajos en el extranjero al ex-
tender la acción fotográfica de las rayas ro-
jas del espectro. ScHumANN, por ejemplo,
ha fotografiado el espectro mostrando dis-
tintamente la línea A, y aun más alla.
Pero cuando consideramos la enorme ex-
tensión del espectro invisible más allá del
azul, fotografiado recientemente por Scnu
MANN, * en placas preparadas especialmente
para ese fin, tenemos una indicación de que
por medio de la fotografía son posibles las
investigaciones científicas. En justicia, no
hay razón ninguna para suponer que hemos
llegado al límite fotográfico en lo que se re-
fiere á la extremidad menos relrangible del
espectro.
Los interesantes fenómenos de la corona
solar han dado lugar á muchas tentativas
para fotografiarla en las raras ocasiones que
se ofrecen con los eclipses totales de Sol;
pero las condiciones fotográficas han sido
tenidas tan en poco a este respecto que, se-
gún lo hice notar en alguna ocasión, la ex-
pedición fotográfica del gobierno fué al Ja-
pón sin un fotógrafo y la enviada al Africa
llevó consigo las placas sensibles á los colo-
res que se venden en el comercio.
Ahora bien, sería importante saber qué
razones hay para escoger estas placas parti-
culares cuando se trata de la corona, y co-
mo quiera que no tengo motivos para decir
que no se las escogió juiciosamente, puesto
que los hechos no acaecieron en mi presen-
cia, me hallo en libertad para confesar que
tengo graves dudas acerca de si estuvieron
tan bien adaptadas á ese fin como las pla-
cas secas comunes. Sea como fuere; está
aun por hacerse el mejor trabajo á propósito
de la corona, pues para ello se necesitan
placas preparadas para ese fin especial y
aparatos arreglados convenientemente. En
el extranjero, se han heho ya varios esfuer-
sos en este sentido, es cierto que no del
todo satisfactorios, pero que indican, sí, el
que se reconoce el progreso en materias fo-
tográficas y una disposición laudable para
aplicar los últimos conocimientos á investi-
gaciones particulares.
Ignoro si algunos experimentos fotográfi-
cos están ahora en vía de anticiparse á los
métodos perfeccionados que se aplicarán al
eclipse solar del año entrante. Si no es así,
no tenemos derecho para esperar mejores
fotografías de la corona que las del Prof.
HoLpen, las cuales son, sin duda, tan buenas
como las hechas sin placas especiales. Per-
1 R. Hrircucocx, The latest advances in spectrum
photography, «Science», Febr. 26 de 1892,
336
COSMOS
mitaseme añadir, como opinión enteramen-
te gratuita, aunque fundada en grandes con-
sideraciones acerca del asunto, que estoy
convencido de que es practicable fotografiar
la corona sin tener que esperar un eclipse.
Sin embargo, para realizar tanto, se requie-
re una suma no pequeña de trabajos preli-
minares para los cuales es indispensable la
existencia de un laboratorio bien montado.
No: deseando darle á este escrito límites
indebidos, referiré mis observaciones á estos
pocos asuntos, eminentemente prácticos, que
son del dominio de un laboratorio, añadien-
do tan:sólo que hay otros muchos que me-
recen la investigación, tales como las uni-
dades fotográficas de luz y color, los méto-
dos para registrar la actividad solar diaria,
la comparación del efecto químico y visual
de la luz de colores varios (importante asun-
to de fotografía estelar), la absorción at-
mosférica, la aplicación de la fotografía á la
Meteorología, la formación de las nubes, la del
rayo, y una multitud de cuestiones diversas
que brotan de las anteriores.
En lo que insisto tenazmente, es en que
un laboratorio para investigaciones fotográ-
gran valor para ayudar á las
pesquisas en muchos ramos de la investiga-
ción física. He tenido la oportunidad excep-
cional de visitar el laboratorio del Dr. Even,
de Viena y el del Dr Vocrz, de Berlín, que
tanto han contribuido al conocimiento cientifi-
ficas, sería de
co de los métodos fotográficos; pero antes que
éstos, ya que se trata de investigaciones pu-
ramente científicas, diré que el laboratorio
privado de M. Scuumany, de Leipzig, aun-
que de fines menos extensos, es el que más
se aproxima al ideal que me he formado y
que tanto necesitamos en este país.
Confío en que estas breves palabras reci- |
birán una acojida favorable y las apoyarán
los hombres de ciencia de la nación—espe-
cialmente aquellos que han experimentado
los cortos alcances de la Fotografía para re-
gistrar los resultados de sus trabajos —pues-
to que parecen ser de importancia, y que un
laboratorio como el que he indicado, se esta-
blecerá pronto, ya en conexión con alguna
grandes Universidades;
sufragios privados. —RomYx Hrrencock.
de nuestras ya por
(Science).
MNEMOTECNIA DE LA LEY DE OHM
No obstante su gran sencillez, la ley de Ona
produce todavía algunas vacilaciones en los
espíritus no familiarizados con las operacio-
nes algebráicas cuando se trata de dedu-
cir, partiendo de la fórmula tan conocida:
el valor de la intensidad de la corriente 0
de la fuerza electromotriz. sd
Para obviar este inconveniente, damos á
continuación un ingenioso procedimiento
mnemotéenico que acaba de indicar Mr. Hen-
perT PirxincroN, de la Edison Electric l/u-
minating Company, de Brooklyn, al Electri-
cal World, y que en nuestro concepto hace
que desaparezca toda vacilación.
Si se designa por / la intensidad de una
corriente, por A la resistencia que atraviesa
y por £ la fuerza electromotriz que produ-
ce, basta escribir la palabra £RT de la ma-
nera siguiente:
E
RI
Ocultando, entonces, con un dedo el sim-
bolo que representa la cantidad cuya rela-
ción con las otras dos se desea conocer, no
hay más que leer lo que queda visible.
Así, por ejemplo, ocultando la letra A se
tiene por valor
E
I
>
cocientes de la fuerza electromotriz para la
intensidad; ocultando / se lee el valor
y ocultando Z se lee su valor Al.
Recomendamos este procedimiento á los
principiantes y á los aficionados que con fre-
cuencia confunden las relaciones fundamen-
tales entre las tres principales cantidades
lisicas.
(La Nature, 1892, M, p. 111.)
OPTA
COSMOS
Lámina 222
Tomo I
do
Ni y) (e
4
Dn
sd
pin
ForocoLoGRAFÍA DEL COSMOS
F. Rio bE La Loza, For.
,
ANTIGUEDADES MEXICANAS.—EL TAJÍN
(VISTA POSTERIOR)
REVISTA ILUSTRADA
DE ARTES Y CIENCIAS
ES Y A
DirEcTOR PROPIETARIO, FERNANDO FERRARI PÉREZ
Tomo 1
Tacuñaya, D. F., 15 ne Noviembre De 1892
VELOCICLO «MALLEN »
1. Desde hacía tiempo intentábase aplicar
el velocípedo á la guerra, pero como el apa-
rato nos pareció deficiente no dimos impot-
tancia al problema, con tanta mayor razón
cuanto que no teníamos tiempo para ocupar-
nos de él.
Ahora bien, hoy podemos dedicarle algu-
na atención y puesto que los autores del pro-
yecto lejos de ceder han logrado implantarlo
en algunos ejércitos, y como además no ca-
¡be duda que esos pequeños cuerpos de velo-
¡cipedistas que se les han agregado pueden,
en ciertos casos, prestarles muy buenos ser-
vicios, resulta que es tiempo ya para noso-
Fis. 605.—Vrrocicro «MALLEN »
tros el que tomemos la cuestión en serio y
aceptemos la reforma ó la mejoremos se-
gún nuestras especiales condiciones.
2. Veamos, pues, cuáles son las ventajas
y cuáles los inconvenientes del velocipedo, á
fin de aceptar las primeras y corregir los|
últimos.
En suma, las ventajas quedan reducidas á
una locomoción rápida, facil y económica
en alto grado.
Los inconvenientes son:
l. Todas las cualidades desaparecen en un
terreno accidentado, como lo es la mayor
parte del nuestro. o
Il. Es verdaderamente insignificante la
carga que se puede transportar en el velo-
cipedo.
Como se ve, la primera de estas desven-
tajas lo hace en nuestro país inadecuado pa-
ra la guerra y en consecuencia, ó se renun-
¡cia á él ó se inventa algo que lo substituya
eficazmente,
338
Por lo tanto, es indispensable sujetarse á
la ley general de la locomoción, en virtud de
la cual corresponde á perfección mayor, costo
y peligros mayores; y buscando el mínimo de
estos factores y en vista de nuestra topogra-
fía general, aceptar la solución que mejor
satisfaga en su conjunto.
3. Para resolver el problema notemos que
el principal escollo del velocípedo radica en
las pendientes por falta de fuerza muscular
en el hombre que lo monta, y que, así, se
hace necesario darle un motor.
Débese, entonces, elegir entre un motor in-
animado y otro animado. Para ello, reflexió-
género le haría
perder al velocípedo su ventaja esencial: la
base pequeña de sustentación y, por la cual
tiene fácil acceso en caminos estrechos.
Ahora bien, para la instalación del motor
nese que uno del primer
serían necesarias lo menos tres ruedas en
distintos planos y de modo que los tres pun-
tos de apoyo formasen un triángulo, porque
de lo contrario, al más leve descuido, ó brus-
ca detención en mal camino, se perdería el
equilibrio y el todo vendría por tierra.
Luego resulta que no es práctico para la
guerra aplicarle al biciclo un motor inani-
mado. No obstante, él nos llevará al descu-
brimiento de un vehículo propio para subs-
tituirlo, sobre todo en un pais tan acciden-
tado como el nuestro.
4. Para lograrlo, puesto que un motor
inanimado es imposible, procuremos adap-
tarle otro animado, es decir, el caballo; y
procedamos por grados en las modificacio-
nes que se le deben hacer al biciclo.
Advirtamos que si al eje de la rueda de-
lantera se le pone un par de varas de coche
y se guarnece con éstas un caballo, del mo-
do común, no obstante la dificultad, puede
llegarse con alguna practica y habilidad á
uniformar los movimientos del hombre y del
animal y establecer una marcha regular en
el sistema.
Si ésto se acepta, fácil será comprender
que si en vez de que las varas vayan del
modo común, se fijan fuertemente por sus
extremos á un fuste bien cinchado en el ani-
mal, para que caiga de lado el bicielo será
necesario que las varas se rompan por tor-
sión ó que se vuelque el caballo. Se le da,
COSMOS
pues, al ginete un apoyo mayor que el que
obtiene con el simple equilibrio, pero como
son grandes los brazos de palanca del cen-
tro de gravedad del hombre al fuste, el sis-
tema todavía es inestable.
Suprimamos la rueda posterior; coloque-
mos el asiento del hombre sobre la rueda y
su diámetro vertical; pongamos un crucero,
para ligar las varas cerca de la rueda, Pig.
605; hagamos, finalmente, que el hombre apo-
ye sus piés sobre estribos al exterior de las
varas, y el sistema ganará notablemente en
estabilidad.
Más todavía, es posible reducir los movi-
mientos de las varas, al desalojarse la rueda
por la tendencia á caer de lado, colocándole
al caballo un cincho posterior y allí, á la altura
de las varas, poner unos correones que las
fijen, con lo cual los brazos de palanca de la
torsión se reducen notablemente.
Con ésto y el collar que sirve para ayu-
dar al tiro, se facilita mucho el manejo del
vehículo, tanto más cuanto que apoyados los
piés en los estribos, al sentirse perdido
el perfecto equilibrio bastará inclinar el
cuerpo al lado contrario del cual se inicie
la caída, hacia adelante y sobre el estribo
de ese lado, y azuzar á la vez al animal,
pues como es sabido, en esta clase de vehí-
culos la rapidez de la marcha es un factor
de estabilidad.
Con lo anterior el problema queda resuel-
to en general, pero es preciso ahora estu-
diar algunos detalles que completen su rea-
lización.
5. Estos detalles son tres principalmente:
I. La conexión de las varas con el fuste.—
Estas varas deben estar unidas por sus ex-
tremos, invariablemente, con el fuste en el
sentido de que no puedan desalojar de la
vertical sus planos laterales, á fin de oponer
con esa imposibilidad una dificultad á la tor-
sión de las varas cuando el vehículo tienda
á caer; pero deben en cambio poder girar
sobre el punto de unión con el fuste para
que cuando la rueda y el caballo se encuen-
tren, por causa del suelo ó de los movimien-
tos del animal, en planos de asiento dileren-
tes, la rigidez del sistema no sea un obstáculo
para los movimientos. Esto se logra con la
grapa representada bajo c, Fig. 605.
COSMOS
f
En las piernas de la campana del fuste se | camilla formada con el fondo de la caja y sus
atornillan unas láminas de acero c en las!
cuales entran las grapas, y con un tornillo
se fija la grapa á la altura conveniente se-
gún la alzada del animal, para lo cual la lá- | de aplicaciones, y con práctica, aún lleyar
paredes laterales que caerán sobre bisagras,
¡un botiquín, una despensa de provisiones.
¡En una palabra, es fácil darle una multitud
mina tiene agujeros espaciados con objeto
de que éntre en ellos la espiga del tornillo.
Hecho ésto, se fija el cincho en la grapa,
por la derecha, y á la izquierda, con un
látigo común que enrrolla en un correón!
ajustado á la grapa de un modo semejante '
á como lo está el cincho por la derecha. Así
preparado el fuste, las puntas de fierro de las
sobre camillas un herido á cada costado de
¡la rueda.
varas, entran en el espacio rectangular for-'
mado por la cinta de acero y la grapa, se fijan
por un tornillo cuya espiga penetra en uno de
los diversos agujeros que para el caso tiene la
punta de la vara. Como se ve, las varas pue-
den, así, girar por sus extremos sobre la
espiga del tornillo de la grapa; quedan
sólidamente reunidas al fuste; y, en fin, se
aprovecha de esta manera su gran resisten-
cia á la torsión. Respecto al fuste, lleva su
mantilla con su rozadera de grapa.
IL. Reducción del brazo de palanca con
que obra sobre el caballo el peso del hombre
al caer.—Como ya dijimos se logra ésto!
por los nuevos puntos de contacto por me-
dio del braguero ó cincho posterior. En este
cincho se remacha el correón el cual da una
7. Nada hemos dicho de las aplicaciones
civiles del velociclo, porque sobre ser nues-
tra mira principal su uso militar, estas úl-
timas ocurrirán fácilmente á los hacendados,
á los ingenieros, á los médicos, á los corre-
dores, á los empleados del correo, de ex-
preso, ete., ete.
S. Para concluir: el modelo que hoy pre-
sentamos es el de prueba; pero perfeccionan-
do el invento se le dará un toldo y se fabri-
¡carán distintos ejemplares según el servicio
vuelta á la vara y se fija en g por medio de |
una hebilla. Un cuadro de metal de una he-:
billa sin espiga por el cual pasa la parte an-|
gosta del correón tiene por objeto el que
se le adapte á una de las caras de la vara,
según la alzada del caballo, las cuales varas
son de sección cuadrada en ese lugar, con
el fin de que al pretender dislocarse la yara
no corra sobre ella el látigo y se haga ilu-
soria su ayuda.
TIT. Un martingal.—Éste une álos dos cin-
chos y el collar para que se conserve la po-
sición de los primeros.
Los demás detalles son tan secundarios y
pueden variarse tanto que no creemos val-
ga la pena describirlos con más amplitud
de la que explica la figura.
6. Concluido el velociclo, resta mani-
festar que sobre el crucero de las varas, en-
tre el hombre y el caballo, puede ponerse
una caja de municiones, un herido en una
á que se les destine.
RaraeL MaLLés.
LA EDUCACIÓN TÉCNICA!
El observador más cándido de los fenó-
menos que presenta la sociedad moderna,
admitirá fácilmente que los fastidiosos de-
ben clasificarse entre los enemigos de la ra-
za humana; y una ligera consideración le
conducirá á admitir más aun: ninguna es-
pecie de este extenso género de criaturas
nocivas es más reprochable que la de los que
tienen la manía de aburrir con temas educa-
tivos. Convencido como estoy de la verdad
de esta gran generalización social, no sin te-
mor me atrevo á hablaros de una materia
educativa. Desde estos últimos diez años, pa-
ra no referirme á tiempos más lejanos, te-
mo decir cuán á menudo me he aventurado
á hablar de educación, no sólo de la que se da
en las escuelas primarias, sino que también
de la que se imparte en las universidades y
escuelas de Medicina; pero en verdad, la úni-
ca parte de este amplio asunto en que no
había entrado es la que me propongo tratar
ahora.
Asi, no puede dejarse de comprender que
¡me estoy acercando á una materia de que los
hombres huyen porque la temen; pero de
1 Discurso pronunciado en el Working Men's Club
de Londres.
340
COSMOS
intento, me he decidido á correr los ries-
gos, puesto que me habeis hecho el honor
de pedirme que os diga mi opinión, circuns-
tancia inesperada que me ha obligado á ocu-
parme seriamente de la cuestión de la edu-
cación técnica, puesto que había adquirido
la convicción de que hay pocos asuntos que
sean mas importantes que éste para todos
los que desean ideas claras y precisas; y, fi-
nalmente, puesto que ninguno era más dig-
no de la atención del Working Men's Club
y del Institute Union.
No me corresponde emitir una opinión
acerca de si demostrará la experiencia que
son justas ó no las consideraciones que voy
á exponeros; en cambio haré de mi parte
cuanto sea posible para presentarlas con to-
da claridad. Entre lo mucho bueno que pue-
de encontrarse en las obras de Loro Bacon,
nada hay más lleno de sabiduría que aque-
llas palabras: «la verdad brota más fácil-
mente del error que de la confusión». Un
pensamiento erróneo, pero claro y consi-
guiente, es lo mejor en bondad después de
un pensamiento exacto: así pues, si llego á al-
canzar éxito al aclarar vuestras ideas en el
particular, nios habré hecho perder el tiem-
po ni habré perdido el mío.
La «educación técnica» en el sentido en
que se emplea generalmente esta palabra y
en el cual la empleo ahora, significa esa es-
pecie de educación que se adapta principal-
mente á las necesidades de los hombres cu-
ya ocupación en la vida es aprender cualquier
oficio; de hecho, esta elegante frase greco-
latina equivale á lo que un buen inglés lla-
maría «la enseñanza de los oficios». Proba-
blemente, dada la altura de nuestro progreso
puede ocurrirle á varios de vosotros el cuento
del zapatero y su horma, y deciros á vos-
otros mismos, por más que no saliera de
los límites de lo correcto dirigirme abierta-
mente la pregunta: ¿de qué manera llega el
orador á conocer su materia? ¿cuál es su
oficio?
Paréceme que la pregunta sería opor-
tuna y de no estar preparado para contestar-
la, en mi concepto satisfactoriamente, habría
escogido cualquier otro tema.
El hecho es que soy y he sido algunas ve-
ces durante estos treinta años, un hombre
que trabaja con sus manos; es decir, un obre-
ro. No digo ésto en el amplio sentido me-
tafórico en que lo usan los caballeros ele-
gantes cuando con toda la delicadeza de
Aca sorprenden á los electores en la épo-
ca de los comicios y protestan que son tam-
bién obreros. Deseo yo, en realidad, que
mis palabras se tomen, sin ambajes, en su
sentido recto, literal. En efecto, si el relo-
jero de más ágiles dedos con que conteis
viene á mi gabinete de trabajo, puede en-
cargarme el arreglo de un reloj, y yo á
mi vez, puedo ponerle á disecar los nervios
de un insecto: sin que ésto signifique ala-
banza, me inclino á pensar que yo concluiré
mi obra á su satisfacción más pronto que él
la suya á la mia.
A decir verdad, la Anatomía, que es mi
oficio, es una de las labores mecánicas más
difíciles, desde el momento en que compren=
de no sólo la ligereza y la destreza de las
manos sino que también una mirada pene-
trante y una paciencia inagotable. No de-
jareis de comprender que esta rama de la
ciencia á que me he dedicado, se distim-
gue especialmente por la habilidad en las
manipulaciones; otro tanto se requiere para
cuantos estudian las ciencias físicas: el as-
trónomo, el electricista, el químico, el mi-
neralogista y el botánico, tienen que ejecu-
tar constantemente operaciones manuales de
una delicadeza estremada. El progreso de
todas las ramas de la ciencias físicas depen-
de la observación natural ó de esa observa-
ción artificial que concluye en los experi-
mentos, cualesquiera que sea su clase, y
mientras más adelantemos, mayores dificul-
tades prácticas rodearán ala investigación de
las condiciones de los problemas que se nos
ofrezcan. Así pues, la mobilidad y la pron-
titud manuales, guiadas por una vista clara,
es lo que se necesita más y más en los ta-
lleres científicos.
Á decir verdad, siempre he creído que en
ésto radica una de las bases de esa simpa-
tía que existe entre los obreros de este país
y los hombres de ciencia, simpatía que con
tanta frecuencia he tenido la fortuna de apro=
vechar. Comprendeis así como nosotros que,
entre las que se denominan gentes ilustra-
das, nos ponemos únicamente en contacto
con los hechos tangibles de la misma ma-
COSMOS
34l
nera que vosotros. Sabeis muy bien igual-
mente, que una cosa es escribir la historia
de las sillas en general, dedicar un poema
á un trono por lo que éste tiene de silla ó hacer
especulaciones con motivo de los poderes
ocultos de la silla de San Pedro; y otra, com-
pletamente distinta, hacer con sus propias ma-
nos una verdadera silla que resulte perfecta
y segura, cuyo asiento esté bien fijo y el
marco sea hermoso y sólido.
Otro tanto sucede con nosotros cuando
pasamos de nuestros oficios mecánicos á lo
que hacen nuestros demás hermamos ilus-
trados, cuyas obras están libres por cual-
quiera circunstancia de la parte mecánica,
como se acostumbraba llamar á los oficios
cuando el mundo era más jóven, y en algu-
nos casos menos inteligente que ahora. Nos
tomamos un gran interés por sus trabajos;
nos conmueven sus historias y nos encantan
sus poesías; historias y poesías que demues-
tran algunas veces, de una manera notable,
el poder de la imaginación humana; en oca-
siones también nos causan tal admiración
que pretendemos humildemente seguirlos en
sus elevadas excursiones filosóficas, aunque
conozcamos á qué riesgos nos exponemos
los rastreros disectores de monos y escara-
bajos al intentar remontarnos á los celestia-
les dominios de la especulación. Pero com-
prendemos así mismo que nuestro oficio es
diferente; si quereis más humilde, aun cuan-
do la diminución de la dignidad esté, aca-
so, compensada con el aumento de la rea-
lidad, y aun cuando nosotros, como vosotros,
tengamos que realizar nuestras obras en una
región donde los provechos sean menores,
si es escasa la proporción entre los proce-
dimientos y los hechos prácticos tangibles.
Sabeis que el orador inteligente que con-
mueve á una reunión no fabricará una si-
lla; y yo á mi vez sé que ésto es de un gram
valor casi en las ciencias fisicas. La madre
naturaleza es fríamente implacable para los
que se valen de palabras melosas; únicamen-
te obtienen beneficios de ella los que cono-
cen el modo de ser de las cosas y pueden
manejarlas silenciosa y efectivamente.
Ahora bien, habiendo justificado mi pre-
sencia, según creo, entre los obreros; y ha-
biendo ¡justificado esa calificación mia de co-
nocimientos prácticos a fin de hablar de la
educación técnica, procederé á exponeros
los resultados de mi experiencia como maes-
tro en mi oficio y á deciros qué clase de edu-
cación es en mi concepto la más adaptable
al joven que desea ser un anatomista de pro-
fesión.
En primer lugar, diría, darle una buena
educación inglesa elemental. No quiero de-
clr que sea capaz de servir de modelo—
sea una expresión equivalente ó no—sino
que su enseñanza sea tal que le permita do-
minar los rudimentos comunes del aprendi-
zaje y que le haga desear los elementos del
saber.
Más adelante, me agradaría que tuviese
nociones de ciencias naturales, especialmen=
te de Física y de Química y que este cono-
cimiento elemental fuese verdadero. Meagra-
daría también que el estudiante á que me.
refiero se hallase en aptitud de leer un li-
bro científico en latín, en francés ó en ale-
mán, porque en estas lenguas se halla al-
macenada una gran cantidad de conocimientos
anatómicos. Y especialmente le exigiría al-
guna habilidad para dibujar—no me refiero
porque éste es un don
a la parte artistica
que ha de cultivarse, ya que no aprenderse,
por medio de un gran cuidado. No quiero
decir que todos puedan aprender ésto, pues
el desarrollo negativo de las facultades para
el dibujo es maravilloso en algunas personas.
Sin embargo, todos, 6 casi todos pueden
aprender á escribir, y como la eseritura es
una especie de dibujo, supongo que la ma-=
yoría de las personas que dicen que no pue-
den dibujar y dan pruebas evidentes de su
aserción, podrían hacerlo, si se propusie-
ran, después de acostumbrarse: ese acos-
tumbrarse sería lo mejor para mis propósi-
tos.
Antes que tod», mi discípulo imaginario
ha conservado la frescura y el vigor de la
juventud así en la inteligencia como en el
cuerpo. La abominable y desoladora educa-
ción de la actualidad es el estimulo para que
los jóvenes trabajen á alta presión por me-
dio de incesantes exámenes en competencia.
Algunos hombres inteligentes, que proba=
blemente no tienen la costumbre de levan-=
tarse temprano, han dicho de los que ¡al ha-
342
COSMOS
cen, en general, que son vanos toda la ma-
ñana y estúpidos toda la tarde. Ahora bien,
no pretendo decir nada acerca de si es cier-
to ó no ésto que se dice de los que se levan-
tan temprano, en la acepción común de la
palabra; pero sí es verdad con mucha fre-
cuencia en los infelices niños que están obli-
gados a madrugar para asistir á sus prime-
ras clases: son vanos en la mañana de la vida
y estúpidos en su tarde. Han perdido por una
precoz prostitución mental que no otra cosa
es esa glotonería para leer y ese emborrachar-
se con lecciones, el vigor y la frescura que
deben conservarse para la ruda lucha por la
existencia en la vida práctica. La tensión con-
tinua en que están sus débiles cerebros ha
consumido sus facultades y ellos mismos,
desmoralizados por indignos triunfos infan-
tiles, no pueden llevar á cabo los verdade-
ros trabajos del comienzo de la vida. No
tengo compasión para la pereza; pero la niñez
necesita de más descanso intelectual que
cualquiera otra edad: la satisfacción, la tenaci-
dad en los propósitos, la fuerza para trabajar,
causa muchas veces de que un hombre al-
cance éxitos completos, debe atribuirse, con
frecuencia, no á sus horas de labor, sino á
las que tuvo de ocio en el hogar cuando fué
niño. Aún el trabajador más tenaz de todos
nosotros, si tiene que luchar con algo más
que con simples detalles, hará bien, ahora
y siempre en darle reposo á su cerebro por
algún tiempo. La venidera siega de pensa-
Lo)
SUro,
g magnificas
mientos contendrá, de se g
espigas y muy poca paja.
Esta clase de educación es la que yo de-
searía para cualquiera que intentara dedi-
carse á mi oficio. En cuanto á conocer algo
de la Anatomía misma, lo dejaría, sobre to-
do, solo en mi laboratorio hasta que se pre-
ocupara formalmente. Es un trabajo muy im-
probo enseñar, y no me agradaría tener que
agregar a ésto la posibilidad de que el dis-
cipulo no fuese apto para aprender.
Pero diréis: —Bien, este es el caso de Ham-
zer abandonado por el principe de Dinamar-
ca; la «educación técnica» á que vd. se re-
fiere es simplemennte una buena educación
que se fija más de lo común en las ciencias
fisicas, en el dibujo y en los idiomas mo-
dernos; pero no es técnica especialmente.
En verdad esa observación aumenta de
valor si se tiene en cuenta quienes la hacen;
mas lo que yo digo es que, á mi juicio, en la
educación preparatoria de un obrero no debe
entrar nada de lo que se comprende gene-
ralmente por «técnico».
El taller es la única escuela verdadera pa-
ra el obrero. La educación que precede á la
del taller debe dedicarse por completo á for=
talecer el cuerpo, á levantar las facultades
morales, á cultivar la inteligencia, y, muy
especialmente, á imbuir en el pensamiento
ideas claras y amplias acerca de las leyes de
ese mundo natural con cuyos componentes
luchará el obrero. Lo más importante en
ese temprano periodo de la vida en que el
obrero entra á practicar su oficio, es que
dedique las preciosas horas de la educación
preliminar á las cosas de la inteligencia que
no tengan una conexión directa é inmediata
con la rama de la industria que haya esco=
gido, aunque esas mismas cosas sean la ba-
se de todas las realidades.
Dejadme ahora aplicar á vuestros oficios
las lecciones que he aprendido en el mío.
Si alguno de vosotros se viera obligado á re-
cibir un aprendiz, supongo que preferiría á
un joven de buena constitución, con voluntad
para aprender, hábil y que tuviera los dedos
en su lugar, como dice el refrán. Querrían
que supiese leer, escribir y contar bien; y
si se tratara de un maestro inteligente, y si
su oficio fuese de los que envuelven la apli-
cación de principios cientificos, como sucede
en muchos, le agradaría que supiese bastan=
te de los principios elementales de la cien-
cia para que pudiese comprender de qué se
trataba. Supongo que en nueve oficios de
cada diez sería conveniente que supiese di-
bujar; muchos de vosotros habrán lamen-
tado su falta de habilidad para inventar por
sí mismos lo que inventan ó han inventado
los extranjeros. Igualmente sería de desear-
se en muchos casos que tuviera algunos co-
nocimientos de francés y de alemán.
Después de ésto, me parece que lo que
necesitáis es mucho más de lo que yo
exijo, y que la cuestión práctica es la siguien=
te: ¿cómo podríais conseguir lo que les es
preciso, teniendo en cuenta los actuales li-
mites y las condiciones de vida en los obre-
COSMOS
343
ros de este país? Pienso que tendré el asen-
timiento de los obreros y de los empleados
“respecto de uno de estos límites, á saber:
ningún proyecto de educación técnica puede
aceptarse formalmente si dilata la entrada de
los jóvenes á la vida del trabajo ó si les im-
pide que contribuyan á su propio sostén tan
temprano como lo hacen ahora.
No sólo creo que no podría llevarse á ca-
bo un proyecto semejante, sino que dudo
que alguien lo deseara, aún en el caso de
que fuera practicable.
El período entre la niñez y la ¡juventud es-
tá lleno de dificultades y peligros, aun cuan-
do se hallen bajo las circunstancias más fa-
vorables, y no obstante el bienestar y las cn-
diciones más propicias con que pudiérais
rodear á vuestros hijos, hay ejemplos dema-
siado frecuentes de carreras arruinadas antes
de que se las haya comenzado bien. Más toda-
vía, aquellos que deben vivir del trabajo,
tienen que ser modelados para él desde un
principio. El potro que permanece mucho
tiempo en el campo será un miserable ca-
ballo de tiro, aunque este género de vida no
lo ponga al alcance de tentaciones artificia-
les. Acaso el resultado más válido de toda
la educación es la habilidad para hacer por
sí mismo lo que es debido, agrade ó no; es
ésta la primera lección que ha de aprender-
se, y, sin embargo, aunque la educación de
un hombre comience desde temprano, es
probablemente la última que aprende en todo
el transcurso de su vida.
Hay otra razón que ya había mencionado
y que ahora quiero repetir, según la cual no
es de desearse la extensión de tiempo para
los trabajos escolares comunes. Merced al
celo que se ha despertado recientemente por
la educación, corremos el riesgo de olvidar
el hecho de que si es mala la falta de ins-
trucción, puede ser peor el recargo de ella.
Los éxitos en cualquiera situación de la
vida práctica no dependen única, Ó mejor
dicho principalmente, de los conocimientos;
aún en las profesiones sabias, el conocimien-
to solo, es de menor importancia de lo que
el vulgo puede suponer. Y, si está compren-
dido en el trabajo diario un gasto excesivo
de energía corporal, el simple conocimiento
es de mucha menor importancia, compara-
do con el costo probable de su adquisición.
Para hacer diariamente un buen trabajo ma-
nual, el hombre necesita, antes que todo,
salud, fuerza, gusto y paciencia, los cuales si
no acompaña siempre á estos dones, difícil-
mente puede existir sin ellos en la natura-
leza de las cosas; á lo que debemos añadir
la honradez en los propósitos y el orgullo
para hacer lo que está bien hecho.
Un obrero puede realizar mucho sin genio,
pero se hallará en mala situación si no tie-
ne la porción necesaria de eso que es indis-
pensable poseer para los diarios trabajos de
la vida, de otro modo, sino tiene el suficiente
sentido común; y estará en aptitud de tener
un conocimiento real aunque limitado de las
leyes comunes de la naturaleza y especial-
mente de las que se refieren á su propia
ocupación. :
Así llevada la educación hasta ayudar al
estudiante para que su cerebro adquiera una
gran cantidad de sanos conocimientos ele-
mentales, y para que use de sus manos y de
sus ojos; si le deja la frescura y el vigor ne-
cesarios, y le da, además, la noción de dig-
nidad inherente á su oficio, cualquiera que
pueda ser éste; y si se la prosigue perfecta
y honradamente, es imposible que no pres-
te verdaderos servicios á los que se hallen
bajo su influencia.
En cambio, si la instrucción que se dé en
la escuela ha de tener por objeto alentar la
afición á los libros; si la ambición del estu-
diante ha de inclinarse, no en el sentido de
que adquiera conocimientos, sino en el de
que sulra exámenes con gran éxito, parti-
cularmente si con ese aliento se da á com-
prender la perjudicial suposición de que la
obra intelectual es por sí misma y aparte de
su cualidad, más noble ó más respetable que
la obra manual; una educación de éstas, di-
go, sera dañina en absoluto para el obrero,
y lo conducirá á la rápida ruina de la in-
dustria á que pretenda dedicarse.
Sé que expreso la opinión de algunos de
los más ilustrados obreros cuando digo que
hay un peligro real en que de la completa
falta de educación en los artesanos, pasemos
al extremo opuesto, al recargo. Sé tam-
bién que lo que es cierto para los oficiales
es cierto así mismo para los maestros, La
344
COSMOS
actividad, la probidad, el conocimiento de
los hombres, el buen sentido, aunado al per-
fecto conocimiento de los principios genera-
les que comprende un oficio, son los ele-
mentos precisos para constituir un buen
maestro.
Si posee todas estas cualidades, no nece-
sita de otros conocimientos para satisfacer
las exigencias de su posición; mientras que
el transcurso de la vida y el hábito de pen-
sar que se requiere para alcanzar una ins-
trucción semejante, puede producirle, direc-
ta ó indirectamente, una positiva incapaci-
dad.
Thomas H. Huxuey.
(Continuará.)
EL TRABAJO MANUAL
EN LA ESCUELA Y EN EL HOGAR 1
SÉPTIMA SERIE
- TRABAJOS DE ALAMBRE Y DE MADERA
la Parte: Trabajos de Alambre
ÚTILES Y MATERIA PRIMA
Los útiles que se han de poner en manos de los
alumnos son: unas pinzas cortantes, Fig 606, unas
pinzas de pico plano, Fig. 607, y otras de pico re-
dondo, Fig. 608. El maestro debe, además, tener
á su disposición algunos cautines.
Fic. 606 Fic. 607 Fic. 608
Se emplean alambres de gruesos diferentes se-
gún el género de trabajos que se han de ejecutar.
: Enrejado E
El enrejado metálico se hace, ó mecánicamente
ó con la mano. Las mallas son de una ó varias
torsiones; pueden ser cuadradas, rectangulares 6
romboidales.
Marco.—El marco debe prepararse de antema-
no por el maestro. En la práctica, no debe tener
más de 12 centimetros de lado. El alambre que se
emplee ha de ser del número 14.
1o Córtense los cabos de alambre de una longi-
tud conveniente y enderéceseles, golpeándolos por
paquetes de 20 6 30 con un mazo de madera.
20 Dóblense en seguida en ángulos bien rectos;
es necesario dejar cn el primer ángulo un peque-
no recodo de a'gunos centímetros.
20 Adelgácense las dos extremidades a, b, y su-
jéteselas por medio de un alambre de hierro muy
delgado (m0 cero) ó con un punto de soldadura,
Fig. 609.
AS.
al
Fic. 610
Soldadura.—10 Pásese sobre los alambres un
pincel humedecido en ácido clorhídrico.
20 Estando muy caliente el cautin, pero sin que
llegue al rojo, frótese por primera vez en un tro-
zo de sal amoniaco.
30 Estáñese en seguida, dejando caer una gota
de estaño sobre la sal y frotando por segunda vez
enérgicamente.
40 Cójase un poco de estaño, con el cautin toda-
via caliente, y póngase en el lugar donde están
reunidos los dos alambres para la soldadura.
Formación del cuadro.—1* Dividanse los lados
en partes muy iguales; la primera y la última di-
visión no tienen más que una semi-longitud. Ejem-
plo: para un cuadro de 12 centimetros, que deba
contener un enrejado euyas mallas sean de 2 centi-
metros, la primera y la última división no deberán
tener más que un centímetro, Fig. 610.
20 Márquense las divisiones haciendo una mues-
ca con ayuda de un triángulo.
AY la la
no
í
Fic. 61L
30 Coórtense cabos de alambre bastante delgado
(el número 2 es el mejor) de manera que la longi-
tud de cada hilo, sea igual á tres veces la altura
del cuadro. Estando los hilos replegados sobre si
mismos, cada mitad tiene, por consiguiente, una
longitud igual á una y media veces la altura del
Fic. 612
1 Continúa. Véase «Cosmos», pp. 117 y 328. e el trabajo puede hacerse asi, sin enlace
COSMOS
e
ninguno. Ejemplo: para un cuadro de 12 centíme-
tros de-lado, los brazos de los hilos deberán tener
18 eentímetros, y el alambre se cortará por cabos
de 36 centimetros.
40 Enderécense los cabos, golpeándolos por ma-
nojos, como se ha dicho precedentemente.
50 Póngase un hilo en la muesca Za y opérese
una doble torsión de los dos brazos por medio de
las pinzas de pico plano; pásese en seguida el bra-
zo de la derecha bajo el lado derecho del cuadro,
y apretando fuertemente, dése una vuelta com-
pleta en la muesca, Fig. 611.
Fic. 614
60 Póngase un segundo hilo en la muesca 2a
Fig. 612, y hágase una doble torsión. Con el brazo
de la derecha del segundo hilo y el brazo de la iz-
quierda del primero, fórmese una doble malla por
una doble torsión en e (igual figura). Vuélvase á
cojer el brazo de la derecha del primer hilo, enro-
llado sobre el montante en 1 b, para formar una
vuelta entera en d. Continúese, enrollando el brazo
“de la derecha sobre el montante, en la dirección
2b.
To Póngase entonces el tercer hilo en el punto
Fic. 615
3a, Fig. 613, y fórmese una nueva serie de vueltas
por torsiones, en los puntos e, f, y, h. Los puntos
la, d y h, deben encontrarse en linea recta, si el
trabajo está bien hecho.
Y asi sucesivamente; añadido el último hilo en
6a, Fig. 614, se continúa como se dijo más arriba.
Terminese cortando las puntas libres al nivel
del cuadro.
Nota.—Aconsejamos que se haga trabajar á los
niños de dos en dos, uno sujetando el marco, el
345
otro formando las mallas del enrejado. Los alum-
nos adultos trabajan solos. La Fig. 615 muestra la
posición de las manos.
Cadenas diversas
Los anillos de cadena, cualquiera que sea su
Fic. 616
forma, se hacen encorvando un alambre (número
12. por ejemplo) con las pinzas de pico redondo.
que están del todo al alcance de los niños.
Porta-planchas triangular
lo Córtense tres cabos de alambre número 15,
de treinta centimetros de longitud.
22 Dóblense las extremidades de los hilos-en án-
gulo recto, y amárrense con alambre número 2,
Fig. 619.
Fic. 619
Porta-planchas.hexagonal
Se compone de dos triángulos entrelazados que
se construyen como se ha dicho. Empléese alam-
bre número 15 para el cuerpo del porta-planchas
y número 2 para amarrar, Fig. 620.
Parrilla rectangular
10 Córtese un cabo de alambre número 16, por
lomenos de 1 metro de longitud, fórmese el gancho
346
COSMOS
a y dóblese en ángulo recto en los puntos 1, 2, 3,
4, 5; lo que queda del alambre forma la agarradera.
20 Pónganse en seguida los hilos paralelos á los
lados pequeños del rectángulo (número 12) y su-
jétense sólidamente con alambre número 2.
30 Hágase la segunda parte de la parrilla exac-
tamente como la primera, y terminese uniéndolas
por medio de ganchos, Fig. 621.
Porta-—pastel
1o Córtense cuatro alambres número 13 de igual
longitud, se enderezan, se reunen sólidamente por
la mitad y se separan las extremidades.
20 Partiendo del centro, hágase una voluta con
alambre número 6 y sujétese á los rayos por me-
dio de alambre número cero.
Fic. 622
o
32 Téngase cuidado de dejar un centímetro li-
bre en cada uno de los rayos, á fin de poder formar
los ganchos que consoliden la última voluta del
porta-pastel, Fig 622.
Porta-pantalla
19 Dóblese en forma de circunferencia un alam-
bre número 7.
20 Coórtese otro alambre del mismo grueso y dó-
blese en zig-zag como se ve en la figura.
30 Amárrese en seguida á la circunferencia con
alambre número cero, Fig. 623.
Exc. 623
Fic. 624
Gancho para papeles
lo Se cortan dos hilos de igual longitud (núme-
ro 13) y se hace una espiral con las extremidades.
20 Se corta un tercer hilo del mismo grueso, se
forma una hebilla en su extremidad y se afila la
otra.
3 Se reunen las tres partes con alambre núme-
ro2 y se daá la punta del gancho para papeles la
curvatura conveniente, Fig. 624.
Cesta para cocer huevos
10 Se corta un hilo número 13 de longitud con-
veniente, se forman seis circunferencias tan regu-
lares como sea posible y se unen en a las extre-
midades de este hilo.
Se prepara la agarradera por medio de tres hi-
los replegados sobre sí mismos. Uno de los hilos
se corta más largo; éste, suministra el anillo en que
termina el mango.
Fic. 625
do La extremidad de estos hilos se dobla enton-
ces en forma de hebillas que retienen la agarra-
dera y consolidan la parte formada precedente-
mente.
40 Tres hilos más finos (número 5) forman las
canastillas en que se ponen los huevos. Se ama-
rran á los circulos principales por medio de una
hebilla fuertemente apretada. Se puede consolidar
este utensilio por medio de un alambre delgado,
enrrollado en bd, Fig. 625.
Ratonera doble
10 Se prepara una tablita de dimensiones con-
venientes y se introducen en ella los cinco mon-
tantes (número 13) que forman el esqueleto. En
el montante del centro, fijese la placa de separa-
ción; esta placa puede ser de zinc ó de hojalata
muy delgada.
20 Hágase el resorte enrrollando un alambre so-
bre un portaplumas ó en un tubo de vidrio y pón-
gase en el interior.
Fic. 626
30 Tómese en seguida alambre numero 6 para
formar, colocándolo según la forma indicada, Fig.
COSMOS
347
626, el enrejado de la ratonera. Todos los cabos
se sujetan á los montantes con alambre número 1.
Uno de los cabos, atraviesa el anillo de los gan-
chos a, b, que sirven para que la trampa esté
abierta.
4o Se preparan las placas de cerradura,
se ponen en ellas las agarraderas y se su-
jetan á los montantes extremos por charne-
las de alambre delgado.
50 Únanse los resortes á las puertas de
la ratonera introduciendo los extremos li-
bres enlas aberturas practicadas á ese efec-
to y haciendo un gancho bastante largo
(igual figura).
Cesta para fruta
Pié.—10 Córtense tres hilos (número 8),
únanse sólidamente por su mitad y déseles
la forma indicada en la figura. Se mantienen
separados por medio de un torzal hecho con un
alambre número 8 doblado en dos. Este torzal se fi-
ja sólidamente con ganchos; forma la base mis-
ma de la cesta.
20 Enrróllese un hilo número 3 en torno de los
montantes y fijese en ellos por medio de un alam-
bre delgado, número cero por ejemplo.
Cuerpo de la cesta.—1% Fórmense cuatro hilos
número 8, reúnanse por su mitad y dóblense se-
gún la forma que se quiera dar á la cesta. Hága-
se un torzal y fijese á los ocho montantes ob-
tenidos por medio de ganchos fuertemente apre-
tados,
Fic. 627
20 Enrróllese un hilo número 3, como se ha dicho
ya para el pié, y añádase un adorno si se juzga
conveniente.
Asa.—Se corta un alambre número $, que se do-
bla en dos para hacer un torzal, y se adorna como
está indicado en la figura.
Armar la cesta.—Terminadas las tres partes, se
unen por medio de alambre número 1, Fig. 627.
Carroza de fantasia
lo Háganse primero las agarraderas y el basti-
dor con un alambre doble número 12, torcido ó
no; en el punto a se separan los dos hilos y forman
al mismo tiempo el respaldo.
20 Colóquense los travesaños, que se detienen
por medio de un gancho y se consolidan si es ne-
cesario con una ligadura.
30 En seguida, se agregan los piés y los ador-
nos laterales.
Rueda.—1* Se hace una torzal doble, con alam-
bre número 8, y con él se forma una cireunferen-
cia.
So Fijense en ella los rayos y dóblense en án-
gulo recto para formar el cubo.
20 El cubo se introduce en unos anillos hechos
en las extremidades del bastidor, se cortan las
puntas que salen, menos una que se dobla y que
impide que la rueda se escape, Fig. 628.
Banasta
12 Con un un alambre de fierro bastante grue-
so (número 15) se forma un cuadrado en el cual
se hace un enrejado con alambre número 2: es el
fondo de la banasta.
So Hágase otro cuadrado un poco más grande,
pónganse los dos montantes del frente y del res-
paldo, apretando fuertemente los anillos de unión.
Zo Se guarnecen los dos cuadrados con un ador-
no cualquiera hecho con alambre número 6 y re-
tenido por medio de un hilo muy delgado.
Fic. 629
4o Se hacen los torzales del circuito y se ponen
como indica la figura. Estos hilos se fijan en el
cuadrado pequeño por medio de ganchos, y en el
cuadrado grande con alambre número cero, Fig.
629.
Adornos diversos
Se pueden ejecutar con el alambre los trabajos
artísticos más variados. Nos contentaremos con
| dar algunas muestras, Se emplea el alambre nú-
348
COSMOS
mero 12 para estos pequeños trabajos y se fijan
en diferentes piezas por medio de alambre núme-
ro:cero, Figs. 630, 631, 632, 633 y 634,
BS
“Fic. 631 Fic. 632
Estañado
Fic. 630
Es fácil estañar uno mismo los objetos de alam-
bre de hierro: se les da ast más brillo y solidez.
12 Sumérjanse los objetos en ácido clorhídrico
á-fin de limpiarlos.
Fic. 633
-2e Lávense con mucha agua y séquense con
mucho cuidado.
30 Pónganse de nuevo en el ácido, préviamente
descompuesto por el zinc.
===
SXUS>'
Fic. 634
40 Sumérjanse en seguida los objetos en el ba-
ño de estaño y retirense inmediatamente.
BERTRAND, TOUSSAINT Y GOMBERT.
(Continuará.)
LA HORA UNIVERSAL
La cuestión tan complexa de la hora uni-
versal, acerca de la cual no han podido po-
nerse de acuerdo los Congresos Internacio-
nales, parece que se va simplificando poco
á poco, gracias á inteligencias amistosas y á
la adopción del sistema de usos ensanchados
en los límites de los paises: no otro 'es el
sistema adoptado en los Estados Unidos des-
de hace diez años casi.
En Europa, la cuestión es más delicada á
causa de la división del territorio y de los
achaques de amor propio. Felizmente ó no,
la adopción del meridiano de Greenwich co.
mo primer meridiano es un hecho real para
muchos países, de entre los cuales han adop-
tado algunos una hora nacional que estuvie-
se de acuerdo con esa primera convención.
Así, Bélgica y Holanda, á partir del 1% de
Mayo del corriente, siguen la hora de Green-
wich, y Alemania y Luxemburgo desde el
1% de Abril de 1893, tomarán la hora 15 al
E. de Greenwich; es decir, llevarán una hora
de adelanto sobre los ingleses. Esto mismo
sucede desde 1879 en los estados escandi-
navos. :
Los caminos de hierro rusos, están: arre-
glados sobre el tiempo medio de San Peters-
burgo, que está adelantado uno ó dos mi-
nutos respecto de la hora del meridiano 30%
E.; es, pues, por casualidad y no por prin-
cipio por lo que Rusia ha adoptado sensi-
blemente el meridiano de la segunda hora.
Algunos estados no han tomado todavía
ninguna decisión en este asunto; pero por
una anomalía, singular y característica, en
tanto que muchos estados han hecho una
importante concesión á Inglaterra, ni las
Colonias inglesas ni aún las islas del Reino
Unido han dado hasta ahora un solo paso
hacia la unificación: de aquí que Irlanda ten-
ga la hora de Dublin, y que el punto más
occidental de Inglaterra tenga 25 minutos
de adelanto sobre Donaghadee, ciudad ir-
landesa situada un grado más al E.
En resumen, hay en Europa las horas na-
cionales siguientes:
Hora del meridiano de Greenwich.—Gran
Bretaña, Bélgica y Holanda.
Hora del meridiano de 15% al F.—Escan-
dinavia, Alemania (excepto, provisionalmen-
te, Prusia), Luxemburgo, Austria-Hungría,
Servia, Bulgaria y Tru occidental.
Hora de San Petersburgo.—[ Aproximada-
mente del meridiano de 30% E). Rusia y
Turquía oriental.
Horas nacionales independientes. —Portu-
gal —37” (con relación á Greenwich), Irlan-
da —25', España —14, Francia +9”, Sul-
za +30", Italia +50”, Grecia +1” 35”, Ru-
manía +1" 44.
—_— O
LOS FENÓMENOS ELÉCTRICOS
Y
LAS PELÍCULAS FOTOGRÁFICAS
Hace cerca de un mes, revelando unas pe-
lículas de celuloide que acababa de preparar,
COSMOS 349
fuí testigo de un fenómeno eléctrico que no
había oído mencionar; ereí al principio que
la fosforescencia que estaba presenciando
provenía de alguna ilusión óptica, quise cer-
ciorarme, y repitiendo la misma experiencia
con una película de la C*. Eastman, observé
de nuevo el mismo fenómeno eléctrico. Ha-
biendo sabido después que otros experimen-
tadores habían sido testigos del mismo fe-
nómeno me decidi á ponerlo en conocimien-
to de nuestros lectores.
Hé aquí las condiciones en que operaba:
revelaba la película en una cubeta de guta-
perca por medio de un revelador de ácido
pirogálico y carbonato de sosa.
Siempre que derrramaba el reactivo en la
cubeta, después de haberlo adicionado con
una: nueva dosis de carbonato, percibia cla-
ramente un resplandor fosforescente sobre
toda la superficie de la película. Cuando el
revelado estuvo concluido, arrojé el reactivo
dejando adherir la película al fondo de la
cubeta y para lavarla proyecté sobre su su-
perficie 200” de agua. El brillo de la luz fué
entonces mucho más aparente. La negativa
una vez fijada tenía un lijero velo, mientras
que otras películas de idéntica preparación
me habían dado antes negativas enteramen-
te puras, de lo que deduje que el velo era
producido por la fosforescencia.
También traté una película de Eastman por
un revelador de hidroquinona. Cuando el
revelado estuvo completo y quité el líquido
de la cubeta dejando adherir la negativa al
fondo de aquélla y proyecté sobre su super-
ficie el agua que debía servir para lavarla,
se produjo la misma luz fosforescente.
Esto es una prueba de las acciones elec-
tro-quimicas que se producen durante el
revelado; esta producción de electricidad se
ha evidenciado por las experiencias de An-
NEY, Warernouse, etc., y se ha patentizado
en la experiencia que refiero, por la natura-
leza misma de la materia que sirve de so-
porte al bromuro de plata. La celuloid> es,
en efecto, una substancia muy mala conduc-
tora de la electricidad y que conserva por
mucho tiempo la que se desarrolla en su
superficie.
Si se prepara una pelicula extendiendo
Ñ
un colodión espeso de acetato de amila so-
bre un vidrio talcado, cuando se desprende
después de su perfecta desecación se escu-
cha una ligera crepitación particular pro-
ducida por una multitud de chispitas que se
estrellan entre la película y el vidrio, en el
momento de separarlas. La película es y
queda por mucho tiempo (uertemente elec-
trizada, se adhiere á los dedos y se precipi-
ta hacia los cuerpos buenos conductores que
se le presentan.
Cuando se preparan películas al gelatino-
bromuro de una gran superficie, como su-
S
cede en la industria, este desprendimiento
eléctrico, es una causa de mal éxito y de
disgusto que a muchos fabricantes les ha cos-
tado caro conocer. La luz producida por es-
tas chispas eléctricas produce un velo sobre
toda la superficie de la película ó que pue-
de localizarse en algunos puntos; en este
caso en el momento de revelar la imágen el
efecto de la descarga se hace perfectamente
8
visible y es del todo neta.
Poseo muchas negativas sobre película
con pequeñas estrellas que no reconocen otra
cansa. Pero el ejemplar más notable de es-
ta falta de éxito me lo ha proporcionado
una negativa hecha sobre una película de la
C*. Eastman. En el centro de esta negativa
se nota un punto obscuro de un medio mi-
límetro de diámetro, del cual parten ocho
ó diez radios que afectan forma de líneas re-
gulares de las que algunas alcanzan hasta un
centímetro y medio de largo.
Al lado de este primer punto hay otro aná-
logo; pero sus irradiaciones son mucho me-
nos extensas.
Empleando como soporte de la película una
hoja metálica plana en lugar de un radio,
como sucede generalmente, se producen aun
las chispas si se arranca violentamente la
película y si el aire está seco, mientras que
se evitan seguramente si se opera en un am-
biente húmedo y teniendo cuidado de sepa-
rar suavemente la película del soporte apli-
cando por ejemplo un rodillo envuelto en
paño en una de sus extremidades y en el cual
se envuelve á medida que se desprende.
L. Marnuer.
(L' Amateur Photographique, 1892, pp. 541
943).
——— e ——
350
COSMOS
NUEVA INTERPRETACIÓN
DE LOS EXPERIMENTOS DE PAUL BERT
M.
las diferencias comprobadas en los experi-
mentos de Pau Bert y que consistían en
G. Pminieroy al buscar las causas de
someter conejos á presiones de 6 á 8 at-
mósferas y después á descompresiones más
ó menos bruscas, ha llegado á las conclu-
siones siguientes:
1% Debido á la acción mecánica de los
gases que se desprenden en los vasos, es
por lo que mueren los animales colocados
en el aire comprimido á consecuencia de la
descompresión brusca.
2: Bastarían algunos instantes, menos de
dos minutos, para que el gas acumulado en
la sangre, por efecto de la compresion, se
eliminara completamente por los pulmones,
lo que explica la vuelta de los animales al
estado normal cuando se les lleva lentamen-
te á la presión ordinaria.
EL ARTE DE CONTAR '
Las investigaciones etimológicas empren-
didas con motivo del origen de las expre-
siones numéricas no llegan más que á mos-
trar en los lenguajes de razas de cultura
inferior, ejemplos frecuentes de nombres de
números digitales tomados de la descripción
directa de los gestos que se hacen al contar
con los dedos de las manos y de los piés.
Queda aun fuera de este punto un poderoso
gumento aplicable á casi todos los elemen-
tos que componen el problema. Los siste-
mas numéricos, por la forma que presentan
hoy, desarrollan y confirman la opinión de
que el uso de contar con los dedos de las
ar
manos y de los piés, fué adoptado, en su ori-
gen, por el hombre, y que despues se refle-
jó sobre el idioma. Contar con los dedos de
una mano hasta 5, y en seguida, continuar de
la misma manera con la otra mano, consti-
tuye la notación de cinco en cinco, Ó como
se dice, la notación quinaria. Servirse para
contar hasta 10, de las dos manos y de allí
contar por diez, es la notación decimal. Ser-
virse á un tiempo de las manos y de los piés
y contar por veintenas, es la notación vige-
1 Continúa. Véase Cosmos pp. 281 y 332.
simal. Aun cuando en la mayor parte de las
lenguas conocidas, no se encuentre ninguna
mención formal de los dedos de las manos
y de los piés, ó de las manos y de los piés
en los nombres de los números mismos, el
fondo de las notaciones quinaria, decimal y
vigesimal, subsiste y está allí para atestiguar
que el hábito de contar por medio de los de-
dos de ambas extremidades, ha sido el punto
de partida de estos nombres. Está fuera de
duda que el número de los dedos condujo á
la adopción del número 10 para base del sis-
tema, número que bien pudo haber sido
reemplazado por otro. La aritmética decimal
está, pues, basada en la anatomía humana.
Esto es tan evidente, que se ve á Ovrpio
enunciar en versos curiosos y muy conoci-
dos, los dos hechos, uno despues de otro,
sin advertir que el segundo era la consecuen-
cia del primero:
Annus erat, decimum cum luna repleverat orbem.
Hic numerus magno tune in honore fuit:
Seu quía tot digiti, per quos numerare solemus;
Seu quia bis quino femina mense parit;
Seu quod adusque decem numero crescente venitur,
Principium spatils sumitur inde novis. 1
Dirigiendo una mirada sobre el conjunto
de las lenguas, se observa que entre las tri-
bus cuyas nociones de aritmética son tan
avanzadas que cuentan hasta cinco por me-
dio de palabras distintas, prevalece casi sin
excepción un modo fundado en la numeración
por las manos, quinaria, decimal, vigesimal,
formado con estos sistemas ó combinados.
Como ejemplo del método quinario, se pue-
de tomar una serie polinésica compuesta así:
1, 2,3, 4, 5,5:1,5:2, etc.; ó una serie ma-
lésica que puede representarse por 1, 2, 3,
4, 5,2% 1, 2% 2, etc. El paso del método
quinario al método decimal, resalta clara-
mente en la serie felata: 1....5,5:1....10,
10.1....10:5,10-5-1....20....30....40, etc.
Los hebreos nos dan un ejemplo del méto-
do puramente decimal: 1,2....10,10-1....
20,20-1...,etc. El método exclusivamente
vigesimal no se encuentra nunca por la ra-
1 Era el año, por la décima vez iluminaba al orbe
el plenilunio. Dábanse entonces á este número gran-
des honores, ya por los dedos, que nos sirven pa-
ra contar; ya porque la mujer pare en el mes déci-
mo, ya porque siguiendo el orden creciente de los
números hasta diez, sirve de nuevo punto de parti-
da.—Ovinio, Fastos, VI, 121 (Nora De 1a ReDAc-
CIÓN).
COSMOS
351
zón de que no es cómoda una serie de nú-
meros independientes hasta veinte; pero se
forma por medio de la serie quinaria, como
la de los aztecas, que puede analizarse así:
Dos DD o MOMO Lo o o MOD MOD
20,20:1....20:10,20-10:1....40, ete. ó de
la serie decimal, como en los bascos: 1....
10,10:1....20,20:1....20:10,20:10-1....40,
ete. !
Me parece inútil consignar aquí los innu-
merables detalles lingúísticos á que se re-
curre en toda demostración general de los
principios de numeración en las diversas ra-
zas humanas. El Prof. Porr, de Halle, ha
tratado este asunto ampliamente desde el
punto de vista filológico en una monografía
especial, ? obra indispensable para el que se
dedique á este estudio en virtud de la rique-
za de detalles que contiene á este respecto.
Para el fin que nos proponemos actualmente,
basta establecer en general que el principio
del sistema quinario prevalece entre las ra-
zas inferiores, en las cuales el sistema vige-
simal está también muy esparcido; pero la
tendencia de las naciones más avanzadas, ha
sido apartar al uno, por demasiado débil; al
otro, por demasiado fuerte, y adoptar el in-
termedio, es decir, el sistema decimal. Es-
tas diferencias en la manera de proceder de
las diversas tribus y naciones confirma, en
vez de contradecirlo, el principio general de
donde proceden estos usos, á saber: que el
hombre comenzó por contar con los dedos
de las manos y de los piés y estereotipó en
el lenguaje, de distintos modos, el resultado
de este método primitivo.
Se han observado en Europa algunos ca-
sos interesantes que se relacionan con estos
sistemas de numeración. Un sordo-mudo jo-
ven, llamado OLtverio CAswELL, aprendió á
contar con los dedos hasta cincuenta, pero
procediendo siempre por cinco, contando,
1 Ejemplos de expresiones numéricas de las dos
series quinarias empleadas actualmente. Triton's-
bay; 1, samost; 2, roeeti; 3, touwroe; 4, faat; 5, ri-
mi;
rim-faat; 10, woetsja;. Lifu: 1, pacha; 2, lo; 3, kun;
th, thack; 5, thabumb: 6, lo-hacha; 7, lo-a-lo; 8, lo-
kunn; 9, lo-tthack; 10, te-bennete.
2 A. F. Porr, Die quienere und yigesimale Zeehl-
melhode bei Volkern aller Weltheile, Hate, 1847;
completa en Festgabe zur XXV Versammlung deuts-
cher Philologen, etc., Hare, 1867.
6, rim-samos; 7, rim-rollti; 8, rim-touwroe; 9,
por ejemplo, 18 objetos con las dos manos,
una mano y tres dedos. ! Seha notado que la
costumbre de los griegos de tomar zeprálery,
es decir, cinco, como unidad numérica, era
un residuo de la antigua é inperfecta nume-
ración quinaria (véase el finnés lokket, con-
tar, derivado de lokke, diez). Las cifras ro-
manas [,II,....V,VI,....X,XI,....XV,XVI,
ctc., forman, de seguro, un sistema quinario
escrito, expresado netamente. Los restos de
la numeración vigesimal, son más instructivos
todavía. El uso de contar por veinte es de
un carácter céltico muy notable. La com-
pendiosa notación vigesimal no aparece, en
ninguna raza salvaje, más claramente que
en estos ejemplos que nos presenta el gaé-
lico: don deug is da fhichead, una, diez y dos
veintenas, es decir, 51. En el país de Gales
se dice: unarbymtheg ar ugain, uno y quin-
ce arriba de veinte, es decir, 36; ó en bre-
tón unnek ha triugent, once y tres veintenas,
es decir, 71. El francés, habiendo salido de
la lengua romana, tiene el sistema regular
de los latinos hasta 100: cinguante, soizan-
te, septante, octante, nonante, que se usan
todavía en las comarcas en que se habla fran=
cés como en Bélgica, por ejemplo. Pero el
sistema menos perfeccionado que consiste
en contar por veinte, surge en Francia á
través del sistema decimal. La palabra sep-
tante, demos por caso, ha sido abandonada,
y se dice sozrante-quatorze (sesenta cator=-
ce) para 74, quatre-vingts (cuatro veintes)
para 80 y se la conserva para la decena si-
guiente, quatre-pingts-treize (cuatro-veintes-
trece), 93. En cuanto á los números supe-
riores á cien, encontramos seis veintes, sle-
te veintes, ocho veintes, para 120, 140, 160,
y un hospicio de París lleva el nombre de
Quinze-vingts, por los 300 ciegos que allí
se cuidaban. La mejor explicación de - este
curioso fenómeno es, quizá, suponer que el
sistema céltico primitivo impuso al francés,
de fecha más reciente, su forma grosera. En
Inglaterra, los anglo-sajones seguían una nu-
meración decimal hund seofontig, 70; hund,
eahtatig, 80; hund nigontig, 90; hund teon-
dig, 100; hund enlufontiz, 110; hun twelftig,
120. El uso de contar por veintenas (score),
thre escore and ten, tres veintenas y diez;
1 Account Laura Brigman, Londres, 1845, p. 159,
352
COSMOS
four score and thirteen, cuatro veintenas y
trece, que subsiste aun en Inglaterra, es aca-
so un resto de la costumbre céltica. !
No carecerán de utilidad para la Etnología
algunos otros detalles á propósito de la nu-
meración, aunque éstos sean mínimos. En-
tre las tribus que no poseen sino una corta
serie de numerales, se forman los demás nú=
meros por combinaciones distintas 4 éstas.
Los australianos por adición, dos-uno, dos-
dos, expresan 3 y 4; los guachis dicen dos-
dos para 4; en San Antonio se dice para 7,
cuatro y dos-uno. La formación de los nu-
merales por substracción se observa en la
América del Norte, y la existencia de este
procedimiento está bien demostrada por el
lenguaje hablado aun en la isla de Yesso;
las palabras que expresan 8 y 9 significan
muy claramente dos de diez, uno de diez.
La formación por multiplicación aparece en
San Antonio, dos por uno dos, y en un dia-
lecto en que se dice tupi ó dos-tres para
significar seis. De lo que no se encuentran
huellas en las razas inferiores es del empleo
de la división, y aún es muy excepcional en
las razas más avanzadas. Semejantes hechos
demuestran la variedad de los procedimien-
tos inventivos del hombre y la independen-
cia que afecta el lenguaje en su formación,
al mismo tiempo que están de acuerdo con
el principio que relaciona el cálculo al uso
de contar con las manos. Las huellas de los
cálculos binario, ternario, cuaternario y se-
nario, es decir, los basados en los números
2, 3, 4, 6, son simples variedades que se
ligan con los métodos quinario y decimal.
Es marcado el contraste entre el europeo
ilustrado, familiarizado con el método de las
series numéricas ilimitadas, y el tasmánico
que designa 3, ó cualquier número superior
á, 2, por mucho, y que levanta la mano a la
altura de un hombre para decir 5. Débese
este contraste á la suspensión de desarrollo
que se produce en el salvaje cuyo espíritu
1 Las tribus razmahalies han adoptado los nume-
rales hindus y, sin embargo, cuentan por veintenas.
Shaw, loc. cit. La costumbre inglesa de decir a
score tratándose de un número indefinido, como
vingt, en Francia, y 40 entre los antiguos hebreos,
lo mismo que la expresión de mil y una noches en-
tre los írabes, pueden colocarse entre los restos de
la numeración vigesimal.
queda en un estado de infancia y del cual
estado da buena explicación el canto de la
nodriza:
One's none,
Two's some,
Three's a many,
Four's a penny,
Fiye's a little hundred. 1
La comprobación de un estado mental se-
mejante en el salvaje y el niño nos lleva á la
interesante cuestión de la historia primitiva
de la gramática. G. pe HumsoLpr señala la
analogía entre la idea de 3 en la significa-
ción de mucho en los salvajes y el empleo
gramatical de 3 para formar una especie de
superlativo del cual son ejemplos conocidos:
trismegistus, ter felix, thrice blest, trois fots
béni. La relación entre el simple, el doble
y el plural resulta claramente de los jeroglí-
ficos egipcios, en los cuales la imagen de un
caballo, por ejemplo, está indicada con una
línea sencilla L, si se trata de uno solamen-
te; con una línea doble II, si se designa dos;
con tres líneas, III, si son tres ó cualquier
otro número plural.
La manera de expresar el número grama=
tical en alguna de las lenguas antiguas más
importantes reposa en el mismo principio.
El egipcio, el árabe, el hebreo, el sanscri-
to, el griego, el gótico, son otras tantas len-
guas que emplean el singular, el dual y el
plural; pero la tendencia de la cultura inte-
lectual más desarrollada ha sido rechazar ese
sistema por incómodo y por no tener gran-
des ventajas, y distinguir únicamente al sin-
gular del plural. No obstante, el dual tiene
importancia porque despierta el recuerdo de
un período de cultura primitiva, como pa-
rece observar el Dr. Wizsow cuando dice que
ese número nos conserva la memoria del es-
tado intelectual en que todo lo que era más
de dos respondía á la idea de número inde-
finido. ?
(Continuará. )
Ebwarn B. TyLon.
4 Uno no es nada, dos es algo, tres es mucho,
cuatro es: un penique, cinco es un ciento pequeño;
2 D. Wizson, Prehistoric Man, p. 616.
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£SOWSODX*
a REVISTA ILUSTRADA DE ARTES Y CIENCIAS
= T— BALTAR E ON
Direcrokr PROPIETARIO, FERNANDO FERRARI PÉREZ
Tomo I
Tacuñarya, D. F., 1% pe DicremBreE pe 1892
Núm. 23
DISCURSO
Pronunciado por el Sr. Doctor Don
Eduardo Licéaga, Presidente de la
Junta Local, en la solemne sesión
inaugural de la «Asociación Ameri-
cana de Salubridad Pública».
(ERAGMENTO)
Señores: siento la más dulce satisfacción
al veros acudir desde lugares remotos, ani-
mados de la noble resolución de derramar
por todas partes la luz de vuestra ciencia
para alumbrar la inteligencia de los pueblos
y hacerles comprender los beneficios de la|
Iligiene. Apóstoles de la ciencia, venís á
predicar sobre el tema del aforismo bipo-
erático: mens sana in corpore sano; que ha-
cer á los hombres sanos, es ponerlos en el
camino de hacerse buenos. Venis á recordar
á las gentes—que parecen haberlo olvidado
—que la Naturaleza nos brinda con prodi-
galidad el aire libre y la luz del cielo; que
el agua pura, los alimentos sanos, conser-
van la salud y prolongan la vida; que los
cuen no sean motivo
8
de incomodidad. Si buscamos en nuestras
vestidos que nos abri
habitaciones defensa contra el frío excesivo
ó el calor abrasador, vosotros venis á ense-
ñar cómo se han de construir para que no
se conviertan en nuestro daño y cómo se ha
de canalizar el suelo en que las asentamos.
animales son la causa de muchas enferme-
dades cuando se depositan y se descompo-
nen cerca de nosotros,-y venís á indicar có-
mo los alejaremos sin perjuicio para nosotros
mismos y para nuestros vecinos.
Las fábricas y las industrias que proveen
á nuestras necesidades, y que con su movi-
miento y actividad mantienen el comercio y
”
(
contribuyen á la riqueza pública, arrojan á
los ríos, á los conductos desaguadores ó es-
parcen en la atmósfera, substancias nocivas
á la salud ó incómodas á nuestros sentidos.
Los hombres que en ellas trabajan, pueden
menoscabar también su salud con las ema-
naciones de los productos que elaboran, con
¡el contacto de las substancias que manejan,
con la insuficiencia del aire que respiran,
con la larga duración del trabajo que ejecu-
ten; éste puede ser desproporcionado á las
fuerzas de una mujer, estorbar el desarrollo
de un niño ó de un adolescente. En las fá-
bricas y las industrias, los obreros pueden
encontrar la muerte, ora cuando trabajan en
las entrañas de la tierra, ora cuando mane-
jan substancias explosivas.
Parece imposible remediar tanto elemen=
to de deterioro y destrucción que amaga a
los obreros quienes forman siempre en las
ciudades el mayor número; y, sin embar-
go, ahí está la Higiene acechando todos los
peligros, y aquí venís vosotros á decir qué
precauciones se han de tomar para apartar-
los de los que trabajan y para que los in-
tereses del capital no se sobrepongan a los
derechos de la humanidad. Pero, ¿qué ha-
cer con las enfermedades que afligen y diez-
man a la especie humana? ¿No está ahí la
Historia enseñando cuán poco se ha adelan-
do en la curación de las más graves, cuan-
Los inevitables desechos de los hombres y;
do revisten la forma epidémica?
¿No está dá nuestra vista el cuadro de-
solador del cólera, que mata á la mitad
del número de los que ataca? Es verdad.
Pero allí está también la Bacteriología, des-
cubriendo el germen que lo produce, las
condiciones en que éste vive y se desarrolla,
las que favorecen su conservación, ó al con-
trario, las que son desfavorables para sn
existencia y de las cuales debemos aprove-
charnos para combatirlos. Nó, señores; no
somos enteramente impotentes contra las en-
fermedades, porque podemos dominar unas,
atenuar otras, abreviar la duración de algu-
nas; pero sobre todo, está en nuestra posi-
bilidad prevenirlas. Sí, prevenirlas, impedir
su desarrollo y su propagación.
Allí está la Historia Natural de las enfer-
medades, que han venido haciendo lenta-
mente los médicos de todos los tiempos y
de todos los países, rico legado que la cien-
cia nos ha dejado y que ha servido de base
á los modernos progresos. Allí está la pa-
ciente observación señalando los sintomas,
siguiendo el curso de las enfermedades, ad-
virtiendo cómo terminan, en qué proporción
matan, en qué climas se desarrollan, cómo
influyen en ellas las estaciones y la edad
de los enfermos, y su sexo, y su condición
social y sus ocupaciones. Allí están las gran-
des epidemias que han asolado la tierra, que
han sembrado el luto y la tristeza, que en-
gendran el desaliento en los débiles, que
enervan á los tímidos con el pánico que cor-
ta el aliento y ata las manos; pero que en
cambio sirven de pedestal á los sabios quie-
nes se conservan serenos en medio de la
alocada muchedumbre, estudian fríamente
los detalles de la enfermedad, averiguan por
dónde vino, cómo se propagó, qué elemen-
tos le prestan el suelo y el aire para exten-
derse, y de todo ello deducen los consejos
que dan á los pueblos y á los gobiernos pa-
ra precaverse de esas grandes calamidades.
Esto han hecho siempre los higienistas;
prueba de ello son los principios consagra-
dos en la ley mosaica, en el principio de
las edades.
En la Edad Media, la Historia conser-
va la dureza y la eficacia de las leyes que
casi extinguieron la lepra: medidas bárba-
ras, es cierto; pero que demostraron hasta
la evidencia que si es difícil curar las enfer=
medades, está en la mano del hombre el
evitarlas.
Espanta todavía el recuerdo de los recur-
sos empleados para preservarse de «la Pes-
te», pero la Peste ha desaparecido total-
mente de la superficie de la tierra. ¡Qué
medios tan terribles para conseguir estos
COSMOS
resultados. ...! El aislamiento, llevado has-
ta la secuestración: la privación de los de-
rechos civiles, el celibato forzoso, la sepa-
ración de la familia..., en suma, el sacri-
ficio del individuo en beneficio de la comu-
nidad!
Nuestras costumbres más suaves, nuestros
[TEeCuUrsos mas eficaces, nos permiten prose-
guir la obra de nuestros antepasados, y con-
fiar en que aquellos que nos sigan en el
transcurso de los tiempos, nos agradecerán
que los libremos en el porvenir, del cólera
y de la fiebre amarilla, de la difteria y del
tilo.
á precavernos de la viruela, que en el trans-
El inmortal JewvefR nos ha enseñado
curso del tiempo y con la ayuda de la ilus-
tración de los pueblos, se verá desaparecer
de la especie humana.
Pasteur, honra de nuestra época, nos ha
enseñado también á hacer inofensivas para
nuestro organismo las mordeduras de los
animales rabiosos. Pasteur, señalando en la
atmósfera los gérmenes patógenos y Lister
—hbienhechor de la humanidad —apartando
de las heridas esos gérmenes que las enve-
nenan y las hacen mortiferas, han enseñado
a los sabios de fin de este siglo á buscar en
la ciencia los elementos de previsión y de
defensa contra las enfermedades.
La Bacteriología es el apoyo con que cuen-
ta la Higiene en el presente y en el porve-
nir: ella descubrirá los gérmenes, aun des-
conocidos, de muchas enfermedades infee-
ciosas; ella seguirá estudiando la Historia
Natural de los que ya conoce; y cuando se-
pa cómo nacen, en dónde viven, de qué se
nutren, cuáles son sus condiciones de exis-
tencia, y sobre todo, cuáles son las impro-
plas para su vida, entonces prestará mejores
armas á la Higiene.
El día en que podamos saber qué condi-
ciones hacen difícil ó imposible la vida de
cada microbio que engendra determinada
enfermedad, ó bien qué agentes físicos 6
químicos pueden destruirlos, entonces la
Higiene podrá empeñarse en realizar aque-
llas condiciones 6 en aplicar estos agentes.
Pero, se me dirá: este es un sueño, ¡Un
No, el camino andado, nos
muestra el que debemos seguir: ya tenemos
muchas noticias del bacilo del cólera: ya
.
COSMOS
395
sabemos que penetra al organismo por la
vía gástrica, que puede vivir y propagarse
rápidamente en los jugos del estómago y del
intestino, si están alterados, pero no cuando
están sanos: que las deyecciones lo contie-
nen, que ellas contaminan el agua y el sue-
lo, que el agua es un excelente medio de
cultivo y de propagación; que lo es también
y muy propio para conservarlo, el suelo hú-
medo: todos estos conocimientos los apro-
vecha la Higiene y están sirviendo para im-
pedir los avances de la epidemia actual en
Europa.
llemos aprendido por la Clínica que el ba-
cilus de la tuberculosis no encuentra en
las altitudes condiciones propicias de exis-|
tencia, l 6 que son tan precarias que no le
permiten vivir, sino difícilmente. Ella nos
ha enseñado que el aire libre y la luz del
Sol, no preparan favorablemente el terreno
humano para que viva el bacilus de Kocn,
y que /o abonan la obscuridad, el aire con-
finado, la mala alimentación, las enfermeda-
des que han minado el organismo, ete.; la
ciencia nos ha enseñado que penetra en el
cuerpo humano el microbio por las vías res-
piratorias, por las digestivas con la leche y
la carne, por las heridas ó las escoriaciones
que lo cultivan ¿n situ ó que lo conducen á
los ganglios Iimfáticos. De todas estas no-
ciones la Higiene deduce consejos y precep-
tos que están sirviendo para la curación
de la enfermedad, para aislar á los enfermos,
para levantar los Sanatoria, para dictar me-
didas de protección y de defensa contra la
propagación de la enfermedad. Nó, no es
un bello ideal en el momento actual, la po-
sibilidad de protegerse contra las enferme-
dades infecciosas.
El bacilo coma, el bacilo Kocn que en-
gendra la tuberculosis, el bacilo tífico y
el peneno diftérico pierden su virulencia á
temperaturas superiores A IAE pero sobre
todo, arriba de cien grados centígrados
La acción destructora de los ácidos sobre
los gérmenes de estas enfermedades, es un
o)
1 Le Plateau Central du Mexique—(La Mesa Cen-
tral de México) —considerée comme statiop sanitai-
re pour les pthisiques; Mémoire lue par Je Docteur
E. Lickaca, au Congres International de Berlin,
Aout, 1892, Berlín,
hecho demostrado por la Bacteriología y
por la Clínica.
Está igualmente bien demostrada la ac-
ción de las soluciones de bicloruro de mer-
curio y de sulfato de cobre sobre el bacilo
coma; la de éstos y del ácido fénico sobre
el microbio de Euerrm; la de la solución
concentrada de este último ácido contra el
bacilo de Kurss.
Si se hace una buena aplicación de los
agentes físicos y químicos antes menciona-
dos, se asegura la destrucción de los gér-
5
menes y se puede evitar, por consiguiente,
la propagación de las enfermedades micró-
bicas.
Para medir exactamente el alcance de la
antisepsia en la extinción de las enferme-
dades infecciosas, es preciso inspirarse en”
los prodigiosos resultados de este método
en la Cirugía. Las sagaces y pacientes ob-
servaciones de Lister le condujeron á la teo-
ría de la antisepsta en la práctica quirúrgica.
En la comunicación que leyó delante de la
«British Medical Association» en Dublín el
9 de Agosto de 1867, formula así su pensa-
miento:
pe «Pero cuando las experiencias de Pas-
«TEUR demostraron que el aire no toma sus
«propiedades deletéreas del oxígeno ni de
«ningún otro elemento gaseoso, sino de
«ciertos organismos inferiores que tiene en
«suspensión, me vino la idea de que sería
«posible evitar la putrefacción en las heridas,
«sin excluir de ellas el aire, curándolas por
«medio de una substancia capaz de quitar
«la vida á las partículas flotantes en la at-
(Mosa »
Este fué el punto de partida de la Cirugía
antiséptica, que en el transcurso de veinti-
cinco años ha crecido y se ha perfeccionado
en manos de los cirujanos más eminentes
de todos los pueblos del mundo civilizado
y ha llegado á cambiar completamente la
faz de la Cirugía, disminuyendo la gravedad
de las heridas y la mortalidad 'causada por
ellas en proporciones tales, que parecerían
incriebles, si no estuvieran allí para demos-
trarlo las estadísticas, no solamente de los
amigos del método, sino aún de sus contra-
dictores.
Privando á las heridas de los gérmenes
3596
patógenos que en otros tiempos las infecta-
ban, se pueden evitar seguramente la su-
puración, la septicemia, la pioemia (la po-
dredumbre de hospital), la erisipela, ete.
La antisepsia, aplicada despues á la Obs-
tetricia, ha podido evitar las desastrosas
consecuencias que producían los gérmenes
morbosos en las mujeres en el estado puer-
peral y que alcanzó tan grandes proporcio-
nes en las casas de maternidad, que se pen-
só seriamente en cierta época, en la clau-
sura de estos hospitales especiales.
La asepsia y la antisepsia han llegado á
dominar enteramente el campo de la Ciru-
gía; pero para llegar ahí, han tenido que
atravesar un camino muy largo y muy pe-
noso: vencer primero la resistencia natural
á toda innovación. Se miraban como ridicu-
los los consejos dados por el fundador del
método, de protejer la herida con s:lk pro-
tective; de doblar cierto número de veces la
tela impregnada de ácido fénico, que se co-
locara encima; de cubrir el apósito con el
mackintosh; de envolver el todo en una ca-
pa de algodón, etc.; ¡sin pensar que detrás
de estas mínimas precauciones estaba la se-
guridad de impedir la entrada de los gér-
menes en las heridas!....¡sin meditar que
se daban los primeros pasos, que aquellos
detalles no eran el método!
Cuando todu el mundo se penetró. de la
idea, la práctica y el genio de los cirujanos
se encargaron de. simplificar la técnica y
millares de obreros científicos trabajan sin
cesar en perfeccionar el método. Los resul-
tados obtenidos han compensado con usura
el trabajo impendido para llegar á ellos.
Lo que ahora debe pretender la Higiene,
es aplicar las prácticas de la antisepsia á las
otras enfermedadas transmisibles. Si estas
se comunican por gérmenes semejantes á los
que infectan las heridas, se pueden destruir
antes de que lleguen al contacto del hom-
bre ó de los animales.
Apliquemos las ideas listerianas á la des-
infección: el cólera es una enfermedad trans-
misible: las deyecciones de los coléricos
contienen el bacilo coma; lo conservan las
ropas manchadas por esas deyecciones, las
manos que las han tocado, los alimentos que
se han podido mancillar con su contacto;
COSMOS
pero sobre todo, el agua potable y de usos
domésticos conserva los gérmenes y los di-
semina por todas partes, supuesto que es
de uso tan indispensable como bebida y que
entra en la confección de todos los alimen-
tos. El suelo es un excelente medio de con-
servación y de cultivo del bacilo coma. Por
otra parte, la puerta de entrada de los gér-
menes al organismo, es la que le ofrecen las
vías digestivas. Cuando éstas están sanas,
los jugos del estómago ácidos y normales
son los verdaderos agentes antisépticos que
la Naturaleza ha puesto para precavernos;
pero cuando están enfermos el estómago 6
los intestinos, sus secreciones se convierten
en líquidos de cultivo, el microbio se repro-
duce en ellos y determina la enfermedad.
Como se ve, en las condiciones de salud
las secreciones gastro-intestinales son el pri-
mer agente antiséptico de que se puede
disponer; pero antes de llegar á nuestro or-
ganismo podemos destruir los gérmenes co-
mo lo hacía Lister, con los que se podían
poner en contacto con las heridas: tan pron=
to como se produzcan las deyecciones, se
destruirán los gérmenes por la solución de
“sulfato de cobre, de ácido fénico ó de biclo-
ruro de mercurio, en las proporciones con-
venientes.
Si las deyecciones han manchado el sue-
lo, destruiremos los agentes por medio de
los recursos que se acaban de indicar, con
la lechada de cal ó con el cloruro de cal.
Silos colchones, la ropa de cama, la ropa
interior, los tapices, etc., se han manchado,
los someteremos á la estufa de desinfección,
en donde el calor y la presión del vapor
destruyen los microbios. Si se han manchado
nuestras manos, las lavaremos con solución
de ácido fénico antes de llevarlas á la boca.
Si el agua ha podido ser contaminada, no
la utilizaremos jamás sin haberla hervido,
porque la temperatura de ebullición quita
su virulencia al bacilo coma; lo mismo ha=
remos con la leche y con los otros liquidos
que lo puedan contener.
Como el suelo en condiciones convenien=
tes de calor y de humedad conserva los gér-
menes, la Higiene prohibe en casos de epi-
demia el uso de las plantas rastreras, el de
los frutos que nacen cerca de la tierra y to=
COSMOS
do lo que puede ser mancillado por ella.
Hé aquí las recomendaciones que contie-
nen todas las cartillas que se publican y no
son más que preceptos de asepsia y anti-
sepsia que la Higiene aplica á una enferme-
dad micróbica.
Si las precauciones de antisepsia quirúr-
gica tienen una eficacia soberana para des-
truir los gérmenes que infectan las heridas
¿por qué no habían de tenerla sobre los or-
ganismos que producen las enfermedades
contagiosas? La experiencia lo ha enseñado
con hechos clínicos y la Bacteriología lo ha
demostrado en los laboratorios. Lo que nos
interesa como higienistas, es predicar la efi-
cacia suprema de la desinfección; aplicar Al
cada microbio el antiséptico que más segu-
ramente lo destruye; comunicar á nuestros
compañeros la fé inquebrantable que tene-
mos en este medio de precaución, y sobre
todo, inculcarles la convicción que puedo
formular de esta manera:
«Así como para tener la seguridad de que
al hacer una laparatomía no vendrá la pe-
ritonitis séptica d arrebatar ú nuestra en-
Jerma, no nos basta saber que la asepsia y
la antisepsia son uúliles, sino que es necesa-
rio habernos ejercitado mucho en practicarla
hasta dominar enteramente la técnica y ad-
quirir la confianza de que podemos ejecutarla
con perfección; así, para ejecutar la desin-
Jección, necesitamos conocer nuestras armas,
ejercitarnos en su manejo y adquirir en su
uso la pericia á4 que han llegado en la Ciru-
gía los Lister, los BrurirorH, los WoLkMANx,
los BERKMANN y tantos otros que le deben sus
mayores triunfos en la práctica de las más
graves operaciones.»
Hay, sio embargo, una diferencia entre
la Cirugía y la Higiene desde el punto de
vista que las estamos considerando y que no
quiero ocultar, porque en la ciencia sanita-
ria—toda de aplicación—es necesario cono-.
cer el lado verdaderamente práctico de la|
cuestión. La diferencia es que en Cirugía
la aplicación de estos principios la hacen
personalmente los hombres que han pasado |
la mayor parte de su vida en el estudio y en
la práctica de las operaciones; y que en Hi-
giene se tiene que confiar la desinfección á
manos secundarias de personas que no se|
1
han inspirado como los otros en los princi-
pios de la ciencia, porque no han recibido
instrucción médica; éstos son los que tienen
que desinfectar las habitaciones, los muebles,
las colgaduras, los tapices, los que deben
hacer las desinfecciones en los buques ó por-
ciones de ellos que se hayan infestado.
Éstos son los intermedios necesarios; pe-
ro la desinfección la han de dirigir siem-
pre los médicos. Á éstos les debemos incul-
car los principios de la ciencia y á Jos otros
enseñarles por medio de instrucciones mi-
nuciosas, por la enseñanza objetiva, por la
repetición de actos hasta llegar á familtari-
zavrlos en la práctica de la desinfección.
Por otra parte, la desinfección de los col-
chones, de las ropas de cama, de la ropa
interior y de los efectos que en Higiene se
llaman susceptibles, se hace actualmente en
las estulas de desinfección y estos aparatos
la ejecutan con verdadera perfección.
La idea de que es más práctico prevenir
las enfermedades que curarlas, es más anti-
gua que la medicina. Los libros sagrados de
la India y el Génesis son los documentos
más antiguos que tenemos de esta verdad.
La Higiene ha hecho siempre parte esencial
de los conocimientos médicos y ya los libros
hipocráticos se ocupan de ella; pero la cien-
cia sanitaria tal como ahora la entendemos,
es sumamente moderna y sus progresos han
sido tan rápidos que uno de los elementos
que puede servir para medir la cultura de
los pueblos, es el grado de perfección á que
han llevado el saneamiento de sus ciudades.
Entre los sabios, el deseo de ensanchar sus
conocimientos en esta materia se revela por-
que se han verificado va ocho Congresos In-
ternacionales de Higiene. La reunión á que
asistimos esta noche, es la más brillante de-
mostración del empeño que toman los higie-
nistas por ampliar el campo de sus estudios.
Si en alguos espíritus puede persistir aún
la idea de que no es dado al hombre dismi-
nuir el número de enfermedades, prolongar
la vida humana y mejorar la condición de la
especie, les bastaría ver reunidos aquí, for-
mando un verdadero ejército, a los médicos
más prominentes en las ciencias sanitarias de
¡todos los Estados de la Unión Americana y
del dominio del Canadá, que viniendo de
DK
9)
1-00
enormes distancias, abandonando su hogar y
sus negocios, procuran con su enseñanza el
mejoramiento en la salud de las gentes. No
se puede concebir que una idea puramente
abstracta, que un ideal poético, reuniera á los
representantes de los dos pueblos más emi-
nentemente prácticos de la Tierra, si la expe-
riencia no les hubiera enseñado que las más
viejas ciudades de Inglaterra han visto dis-
minuir el número de enfermedades y la cifra
de la mortalidad desde ochenta por mil hasta
diez y siete por mil, después del saneamiento
de sus poblaciones; si las ciudades nuevas de
los Estados Unidos no hubieran visto desapa-
recer de sus habitantes la viruela después de
hacer obligatoria la vacuna, y la malaria des-
pues de canalizar los terrenos pantanosos y
de cambiar el agua potable que usaban los
habitantes; si no hubieran detenido con ma-=
no poderosisima el cólera delante de la popu-
losa y comercial ciudad de Nueva York!
¿Qué vienen hacer ahora entre nosotros?
..«. Vienen á inspirarnos su fé, á enseñar-
nos su manera de obrar, á propagar las nue-
vas ideas, á concertar con nosotros un plan
de defensa para precavernos recíprocamente
de las enfermedades que puedan desarrollar-
se entre nuestros respectivos países. Vienen
á ver qué recursos emplea la naturaleza para
hacernos respirar lo mismo que á ellos á la
inmensa altitud á que nos encontramos; a
ver cómo construimos nuestras habitaciones
en este clima en donde no se necesita la cale=
lacción artificial; á contemplar la pureza de
nuestra atmósfera, la diafanidad de nuestro
cielo y la radiación de nuestro Sol; á ver có-
mo modifican las condiciones meteorológicas,
á la altura en que vivimos y en medio de la
zona tórrida, la vida en los seres animados.
Nosotros les recibimos con los brazos abier=
tos; vamos á mostrarles nuestros estableci-
mientos hospitalarios, que distan ¡ay! mucho
de los grandiosos monumentos que ellos han
levantado á la caridad; les vamos á mostrar
cómo la administración pública ejerce la be-
neficencia con los expósitos, con los niños
enfermos, con los sanos que han perdido á
sus padres: cómo difunde entre ellos la en-
señanza de las artes mecánicas; cómo vuel-
ve al buen sendero á los que de él se han
descarriado, y la organización ' militar que
COSMOS
ha dado á algunos de estos establecimien=
tos.
Les enseñaremos aquellos en que se edu-
can á los Profesores y á las Profesoras que
han de derramar la instrucción primaria;
nuestra Escuela Preparatoria de estudios pro-
fesionales; nuestras Escuelas de Medicina,
de Jurisprudencia, de Música; nuestra Escue-
la de Bellas Artes, el Instituto Médico Naec1o-
nal, ete., no por lo que en sí mismos puedan
valer, ni porque pudieran sostener la com-
paración con los soberbios establecimientos
similares que la iniciativa privada ha levan-
tado entre vosotros, sino para lo que pueda
interesaros el desenvolvimiento moral é in-
telectual de este pueblo, trabajado por las
convulsiones políticas que atacan á los pue-
blos en su infancia y en su adolescencia, y les
impiden su desarrollo á la manera con que
las enfermedades físicas que se presentan en
la infancia y en la adolescencia del hombre,
le impiden su desarrollo fisico é intelectual.
Os mostraremos también las obras recien-
tes que tienden á mejorar la provisión de
aguas potables de la ciudad. Ya en vuestra
última reunión, uno de nuestros Ingenieros
Sanitarios os hizo conocer el proyecto de
canalización de la ciudad de México, que es
actualmente muy imperfecta. Ahora vais á
ver las obras provisionales emprendidas pa-
ra mejorar la corriente de las aguas de la
ciudad, mientras aquel proyecto se lleva á
cabo. Os daremos á conocer también, por-
que os interesa como higienistas, una de las
obras más gigantescas que se han empren-
dido para el saneamiento de una población,
obra que se conoce con el nombre de «Des-
agúe del Valle de México. »
Por último, os haremos recorrer los alre-
dedores de la Capital y os mostraremos el e.x- .
tenso Valle de México desde la altura del his-
tórico Chapultepec.
En cuanto á vosotros, mis queridos com-
datriotas, que habéis dejado también vuestros
| > 4 J
¡dulces hogares y vuestras ocupaciones; que
habéis venido de remotos lugares para traer-
nos vuestro contingente de experiencia á pro-
pósito de la fiebre amarilla, en vuestros dis-
cursos nos diréis si nace espontáneamente
en vuestras localidades, si es importada y de
qué manera; los recursos que hayáis ideado
COSMOS
para librar las costas de esta plaga; nos diréis
cuales son los lugares en donde reina la ma-=
laria y el medio de sanearlos; aquellos otros
en donde 1o se conoce la tuberculosis 6 en
donde sus estragos son menores que en las
costas de ambos mares; cuáles son los luga=
res donde la difteria es desconocida ó en los
que existe; cómo puede evitarse su desarro-
llo; qué recursos nos aconsejáis para impedir
la propagación del tifo; cómo se hace la pro-
visión de aguas en las poblaciones que habi-
táls y cuanto pueda interesarnos como higie-
nistas.
Muy poco es lo que hemos hecho para el
saneamiento de nuestras poblaciones, pero
no es vergonzoso confesarlo, porque forma-
mos un pueblo nuevo que desea tener conoci-
mientos exactos de los males que le aquejan,
para intentar remediarlos. Nuestros Gobier-
nos nos han dado buenas leyes sanitarias,
nuestro deber es poner al servicio de nues-
tros conciudadanos toda nuestra inteligencia,
todo nuestro celo y toda nuestra energía en
cumplirlas y hacerlas obedecer y contribuir
asíá la grandiosa obra emprendida por esta
Asociación de Salubridad Pública, cuyos no=
bles propósitos han dado tan buenos resulta-
dos en el Canadá y en los Estados Unidos y
que esperamos confiadamente los dará igua-
les entre nosotros.
Señores: ¡recibid las gracias que os doy
en nombre de mi patria por haber elegido es-
ta ciudad para verificar vuestra reunión ac-
tual!
Señores, sed bien venidos.
oo
Dada una media de imperfección en las
unidades de una sociedad, ningún procedi-
miento ingenioso podrá impedir el defecto
de producir su equivalente en malos resulta-
dos. Es posible cambiar la forma de esos
malos resultados, es posible cambiar el lu-
gar en que se producen; pero no es posible
desembarazarse de ellas. —HerberT SPENCER,
Introduction á la science sociale, p. 22.
PESO ATOMICO DEL NICKEL
Con objeto de llegar á la determinación
del peso atómico del nickel, problema toda-
399
,
vía no resuelto 4 entera satisfacción, M.
ScHuTZEMBERGER preparó sulfato de nickel
puro, partiendo del carbonato puro y secan-
do los cristales á 440% en una corriente de
ázoe seco y puro; descompuso en una llama
oxidante el sulfato anhidro á una tempera-
tura comprendida entre el rojo obscuro y el
rojo cereza.
El peso del óxido obtenido comparado con
el peso del sulfato que sirvió para la obten-
ción da un primer valor; y el óxido reduci-
do por el hidrógeno y mantenido en el ázoe
da directamente el peso del nickel: las dos
determinaciones han producido valores con-
cordantes y cercanos á 98,5.
Entre otras propiedades advertidas con
guien-
esta preparación, el autor señala las si
tes:
Elóxido de nickel obtenido por la descom-
posición, sin llegar al rojo cereza, es ama-
rillo y pulverulento; calentado al rojo blanco
se vuelve verde y pierde algunos milésimos
de su peso sin que esta pérdida aumente
con el tiempo que dura la operación; este
mismo óxido verde, tratado por el hidrógeno
al rojo obscuro no se reduce enteramente,
sino que se vuelve apto para una nueva re-
ducción, sometiéndolo al calor, después de
enfriado.
En este óxido verde, el peso atómico del
nickel parece ser el de 60.
(Reyue Generale de Sciences pures el appli-
quees, t. UL, p. 423.)
ARI
Solamente la experiencia puede destruir
lá la experiencia porque las objeciones teo-
lógicas Ó sentimentales, no tienen influenciv
sobre los hechos; que estos hechos sean una
formación de tejidos observadoscon el micros-
copio, la cifra de un equivalente comproba-
do por medio de la balanza, una concor-
dancia de facultades y sentimientos entresa-
cada por la crítica, su valor es el mismo, y
no hay autoridad superior que pueda des-
echarlos a priori y sin comprobación prel-
minar: para desmentirlos, es necesario re-
petir las operaciones que los han obtenido.
—H. Tame, Essais de critique et d histoire.
(Préface) p. 20.
Y AA SS O
360
COSMOS
EL TRABAJO MANUAL
EN LA ESCUELA Y EN EL HOGAR 1
SEPTIMA SERIE
TRABAJOS DE ALAMBRE Y DE MADERA
21 Parte: Trabajos de Madera
ÚTILES
Con algunos pedazos de madera de pino (res-
tos de cajas por ejemplo) y un cuchillo, puede
hacerse que les niños construvan una serie de
utensilios en miniatura.
Mazo
lo Se corta un pedazo de madera de 3 centíme-
tros de longitud por un centimetro y medio de es-
cuadria; se aplanan las caras, y se rebajan las avis-
tas y los ángulos.
Fic. 635
20 Tájese el mango y désele una longitud igual
próximamente á dos veces la de la cabeza del ma-
ZO.
30 Hágase un agujero (para ¿sto puede poner-
se una barrenita á disposición de los niños) éintro-
dúzcase en él la extremidad adelgazada del man-
go. Se golpea ligeramente con el cuchillo, Fig.
635.
Mazo para golpear lino
La Fig. 636 representa un instrumento muy em- |
pleado en los campos. El mango está encorvado |
Fic. 636
para que el obrero estando de pié, pueda golpear,
los haces de lino colocados en el suelo.
Silla rústica
lo Tómese un pedazo de madera de cuatro ó |
cinco centimetros de anchura, y tállesela para for-
mar el asiento.
2 En cada uno de los ángulos de la parte
inferior del asiento, practiquense agujeros que
1 Continúa. Véase «Cosmos», pp. 117 y 348.
servirán para introducir los piés, teniendo cuida-
do de darles á éstos igual longitud, Fig. 637.
Tripré
lo Háganse las tres piezas que deben formar lo *
| de encima y únanse á media-madera, es decir agu-
[jerándolas en la mitad de su espesor
| 20 En cada una de las ensambladuras se hace
entonces un agujero, en donde se introducirá un
pié, como se ha dicho precedentemente, Fig. 638
Mesita
¡1o Córtese la cubierta en plano; prepárense los
1
| Fic. 639
piés y pónganse en los agujeros practicados en
los cuatro ángulos, Fig. 639.
Rastra
Este género de rastra se emplea en los campos
para transportar los rastrillos y los arados.
640
| Frc.
lo Córtense las piezas de los costados teniendo
cuidado de rebajar un ángulo en la parte ante-
rior.
¡ 20 Se ajustan los atravesaños en los agujeros
preparados al efecto, Fig. 640.
Escalera
lo Se cortan con el cuchillo unos montantes de
8 milimetros por 6 en la base y se marca con
| exactitud el lugar de los agujeros.
| 20 Se preparan los escalones y se introducen
[sus extremidades, talladas ligeramente en punta
en los agujeros de unión de los montantes, Fig.
641.
Nota.—Seria bueno pegar por lo menos algu-
nos escalones, para consolidar laobra.—Igualmen-
te puede emplearse la cola fria en todos los ejer-
cicios que preceden.
Rastrillo
lo Córtese á escuadra un
pedazo de madera próxima-
mente de 74 8 centímetros
de longitud y practiquense
en él unos agujeros que dis-
ten unos de otros de 9á 10
milimetros.
COSMOS
dora, Fig. 644, se fabrican como el rastrillo sim”
ple. p
Caballete
lo Tállense los montantes y háganse en ellos
los agujeros que han de recibir un atravesaño fijo
a y un atravesaño movible b.
2 Hágase otro agujero en
una de las caras laterales |
convenientemente escogida. |
Fic. 641 Fic. 642
30 Háganse los dientes del rastrillo, humedéz-
canse sus extremidades con cola y encájense en
los agujeros preparados.
do Córtese y tállese el mango y ajustese, apre-
tándolo fuertemente en la abertura a, Fig. 642.
Fic. 643
Rastrillo de guadañero. Espigadora
El rastrillo de guadañero, Fig. 643, y la espiga-
Fic. 644
%o Ajústese el tercer pié al atravesaño movible
y móntese el caballete; el atravesaño « es el úni-
co que debe apretarse y pegarse fuertemente, Fig.
645.
Banco
lo Córtese la pieza de encima y redondéense
las dos aristas extremas de la cara inferior.
20 Háganse cuatro agujeros para los piés y
otros dos más pequeños para los atravesaños obli-
cuos.
“go Únanse los piés de dos en dos ¿introdúzcan-
se sus extremidades humedecidas con cola en los
agujeros que los han de recibir.
|
la
Fic. 646
do Colóquense los atravesaños oblicuos, aguje-
rándolos á media madera en los puntos a, d, C,
Fig. 646.
Pórtico
lo Se cortan los soportes de la base, los montan-
tes verticales, la pieza horizontal superior, y se
362
hacen en ésta los agujeros necesarios para la cn-
sambladura de las diferentes partes.
Fic, 647
20 Se ponen y se pegan los montantes y el atra-
vesaño horizontal, después los contrafuertes de la
base y del vértice, Fig. 647.
Silla
lo Se corta una tablita destinada á formar el
asiento, se tallan los piés de longitud convenien-
te y se hacen todos los agujeros necesarios para |
recibir todos los atravesaños de ensambladura.
2o Se preparan los atravesaños y se hacen dos
agujeros convenientes en los montantes del res-
Fic. 648
paldo á fin de que pueda entrar el asiento.
30 En la parte superior de los dos piés de delan-
te, hágase una especie de espiga que se encajará en
un agujero practicado en los dos ángulos anterio-;
res del asiento.
do Ensámblense las diferentes partes y pégue-
selas fuertemente, Fig. 645.
Otro rastrillo
lo Se escuadran los lados y los atravesaños, y
se agujeran á media madera; se pegan ó se cla-
van, si hay lugar,
Ele. 649
COS
MOS
|
| 20 Se tallan los dientes y se introducen en los
l agujeros oblicuos que se han hecho en los atrave-
ia. 650
'saños. La posición oblicua de log dientes facilita
¡el trabajo del rastrillo, cuando se arrastra para
adelante. Este rastrillo se desliza al contrario, sl
se conduce para atras Fig. 649.
313 Parte: Combinaciones de alambre
y madera
Enverjado de mallas rectangulares
1o Por medio de un euchillo, sáquense de una
tabla de pino de 9 4 10 milimetros de espesor, lá-
Fic. 651
minas finas de 1% centimetros próximamente de
longitud; en uno de sus extremos se les hace pun-
ta. ;
* 20 Se corta alambre número 3 y se unen las ta”
| blas por medio de una simple vuelta en los atra-
[vesaños preparados de antemano.
30 Téngase cuidado de que las vueltas sean al-
ternativamente oblicuas á la derecha y oblicuas
á la izquierda, si se desea alguna solidez. Hágan-
se bajar los torzales sobre la madera, Fig. 650.
Enverjado rectangular doble
Se puede consolidar el trabajo colocando
láminas más cortas en los intervalos que
quedan libres, Fig. 651.
Enverjado rombordal
Se obtiene un trabajo más sólido y más
hermoso poniendo las láminas en rombo,
Fig. 652.
Enverjado romboidal doble
Se obtiene éste cruzando láminas más cor-
tas entre las que han sido colocadas al principio
Fig. 653.
Envcerjado em ojiva n
lo Córtense cuateo pedazos de roten grueso que |
servirán de atrayesaños. |
20 .Fijense los montantes de dos en dos, en los
tres atravesaños inferiores.
¿30. Cuando se ha.terminado este trabajo se for-
man las ojivas, cruzando los montantes en el cuar-
to atravesaño, Fig. 654.
654
Enverjado doble en ojiva
Etc.
Unanse montantes más pequeños entre los pri-
meros como se ha dicho más arriba, Fig. 65).
ES SIS
COSMOS 363
'
|
d
Jaula
lo Después de haber preparado el fondo, se cla-
van cuatro montantes cuadrados, de longi-
tud y grueso convenientes.
2o Fijense las partes superiores de los mon-
tantes por medio de cuatro atravesaños. Los
agujeros que han de recibir los alambres, se
harán siempre antes de unir las piezas.
30 Se colocanlosatravesañosintermediarios,
en los cuales se ponen los alambres que en
seguida se introducen en la tabla del fondo
y en los atravesaños superlores. Déjese un
espacio libre para la puerta y otro para el
comedor.
do Prepárese la cubierta, como los lados,
teniendo cuidado de poner en medio un atrave-
saño en que se fijará una agarradera.
jo Colóquese un alambre encorvado, que se
desliza por medio de dos anillitos, para sos-
tener la fuente.
60 Ajústese una puerta en el lugar que se ha
dejado; se cerrará por medio de un resorte cn
espiral. Hágase este resorte enrollando un
alambre en un porta-plumas, como se ha di-
cho ya Para abrir la puerta, es necesario
estirar el resorte; luego que se suelta, se cie-
rra aquélla inmediatamente.
7o Comedor.—Se prepara una tablita que
se desliza sobre el fondo mismo de la jaula.
Basta entonces añadirle una caja rectangu-
lar que cierre exactamente el espacio reser-
vado, Fig. 656.
Sólo hemos dado unos cuantos ejemplos de tra-
bajos de alambre y madera combinados; el gusto
Fic. 656
y el hábito de nuestros lectorcitos sabrán variar-
los hasta»el infinito.
OCTAVA SERIE
MODELADO
Voservaciones
Los alumnos pequeños de las escuelas prima-
rias pueden ejercitarse en el modelado;no tardarán
en tener afición por él. Ellos manifiestan muy
temprano sus disposiciones artisticas; su genio»
que no reconoce obstáculos, no retrocede ni ante
364 COSMOS
la representación de la figura bumana. Algunas| Queda terminado el fondo del plato, Fig. 659.
veces hemos visto salir de las manos de muestros| Por otro lado se hace una banda de barro bas-
artistas en ciernes algunos muñecos tan expresi- | tante larga para formar el borde del plato.
vos que han hecho sonreír aún á las parsonas| Póngase la banda al rededor, de modo que que-
más serias. de ligeramente oblicua sobre el fondo; luego se
A dce'r verdad, no se podría exigir á los niños liga con éste por modio de bolitas de barro, Fig.
la aplicación de un método riguroso, ui el empleo | g5p,
de procedimientos absolutamente racionales. Mo-| Puede también construirse una hortera, un ta-
delan por instinto, tanteando, procurando llegar | zón, ete.
al fin por el camino más corto. No se valen de la] Pónganse cerezas en el plato. Siempre deberá
plancheta, ni del desbastador, ni del anteojo, ni | ayregárseles hojas y otras frutas.
del compás; nuevos BUONARROTTIS, trabajan en Los huevos de pájaro
plena materia, amasan, agregan, quitan, segúnsu| Cójanse algunas bolitas de barro y se amasan
inspiración, y acaban por producir sus obras maes- *en seguida de modo de obtener poco más ó me-
tras. Debemos contentarnos con que
obtengan poco más ó menos el aspec-
to de sus modelos cualesquiera que
sean, por otra parte, los medios de
que se hayan servido para lograr su
objeto. Lo esencial será que tomen
interés por.su trabajo: que es apro-
vechar y gozar al mismo tiempo.
Damos aqui una serie de ejercicios Fic. 661
fíciles que convienen á los niños de 5 4 10 años
nos el volumen de un huevo de pájaro.
So ruedan entre las manos alargando una de
Ruédese entre las manos, para redondearla, una | las extremidades y dejando más espesor en la
cantidad de barro suficiente, Fig. 657. Otra, Fio. 661.
Las cerezas
El nido
Se hace en la pizarra con el barro
un fondo de forma circular, Vig. 662.
Se rueda en las manos un trocito de
barro para obtener ún rodete hastan-
O
Guarmézcaso el reledor del fondo
con este rodete, aplastándclo un po-
n] 2107 7 a On . .
Fic. 657 Fic. 658. co y ligándolo bien con el fondo.
Aplástese ligeramente el lado en medio del cual; Trácense con un palito en todos sentidos lineas
debe insertarse el pezón. | que representen las pajitas de que está formado
Para figurar éste, introdúzcase un tallo flexible,
algo encorvado, Fig. 658.
el nido, Fis" 663.
Puede modelarse otra cereza y unir los pezo-
nes por medio de bolitas de barro.
El plato
Se aplasta en una superficie unida, martillándo
lo econ el puño, un rodillo de barro al cual se das
rá la forma circular, y un espesor próximamente.
de uno á dos centimetros. |
Cuando la superficie esté bien unida, se regula-
riza el contorno con ayuda de un pedazo de ma-
dera en forma de bisel que hace las veces de des-
bastador,
AAN
Fic. 662
Pónganse en el nido los huevos que se han pre-
"parado precedentemente.
La bellota
Semodela el dado pequeño que for-
ma la parte superior de la bellota.
Figúrese sobre la cara exterior,
muy cerca del borde, un pequeño
hinchamiento, y ráyese con líneas
entrecruzadas, Fig. 664.
Se introduce en el dado un troci-
Fic, 659 lic, 660 to de barro, Fis. 665.
COSMOS,
Fic. 663
La Fig. 666 muestra la bellota terminada.
Se pueden reunir dos ó tres bellotas, de las
Fic. 665
cuales una puede estar sin fruto; puede también
agregárseles hojas de encino.
Fic. 664 Fic. 666
BERTRAND, ToussaiNT Y GOMBERT.
(Concluiráa).
o.
LA EDUCACIÓN TÉCNICA!
Entendiendo, pues, que las dos cosas que
deben evitarse son la dilación de la entrada
de los jóvenes á la vida práctica y la subs-
titución en nuestros talleres y factorías de
hombres hábiles é inteligentes con indivi-
duos agotados por una lectura excesiva, con-
sideremos lo que puede alcanzarse ¡uiciosa
y Oportunamente en el mejoramiento de la
educación de los obreros.
En primer lugar, atender á las escuelas
elementales, felizmente establecidas ya en to-
do el país. No voy á eriticarlas niáencontrat-
les faltas; al contrario, paréceme que su es-
tablecimiento es el resultado más benéfico
y más importante de la acción general del
pueblo en nuestros días.
Dicese que hay en estos momentos una
gran suma de intereses británicos, pero estad
seguros de que en ninguna dificultad orien-
tal tenemos que intervenir, tratándose de
una nación que ha acabado con la ignoran-
4 Continúa. Véase Cosmos, p. 34%.
365
cia de los bashi-bazouks y con el sectaria-
nismo patrio de los cosacos. Lo que se ha
realizado ya á este respecto es muy impor-
tante, y vosotros habeis vivido lo suficiente
para apreciarlo. Hoy cada niño en ese pais,
obtiene una educación mejor, —tanto por la
| manera de impartirla como por su substancia
de la que era accesible hace un cuarto de
siglo, á los bien constituidos britanos. Que
éntre cualquier hombre de mi edad á una
escuela elemental común y, á menos que no
haya tenido una desusada fortuna en su ju-
ventud, os dirá que no conoció el método
educativo, la paciencia, la inteligencia y la
moderación por parte del maestro, que es-
tán ahora á la disposición de todos los ran-
gos sociales, lo que contrasta con aquellas cos-
tosas escuelas de la clase media, arregladas
de una manera tan ingeniosa que combinaban
los perjuicios y las insuficiencias de las gran-
des escuelas públicas, sin tener ninguna de
sus ventajas.
Muchos hombres cuya educación, por decir-
lo así, costó una gran cantidad de dinero útil,
y ocupó inútilmente muchos años, después de
visitar una escuela bien ordenada, se reti-
'an lamentando profundamente, no haberte-
nido en los días de su juventud la fortuna de
que los enscñaran tan bien como se enseña
hoy á los jóvenes y á las niñas.
Empero, si ante tal adelanto de la educa-
ción en general, obedezco cordialmente al
natural impulso de ser agradecido, no suce-
e lo mismo respecto de lo demás: necesi-
to ver más incorporada al sistema educativo
la instrucción elemental de las cizncias y de
las artes. En la actualidad, se la administra
por granulos como si fuera una medicina
poderosisima: «tómense unas cuantas gotas
oportunamente en una cuchara cafetera».
Cada año tengo noticia de que vuestro an-
tiguo é infatigable amigo, que también lo es
mio, Sir Jomx Lusbock, excita al Gobierno
actual, en la Cámara de los Comunes, áes-
te respecto; y cada año también, él y los po-
cos miembros de la Camara que simpatizan
con él, como Mr. Prayrarr, se deshacen en
expresiones de ardiente admiración por la
¡ciencia en general, para no hacer nada al
fin por ella en particular. Ahora que sé que
Mr. Forster, á quien tanto le debe-la. edus
366
cación del país, ha anunciado su conversión
á la fé nueva, comienzo á esperar que, tar-
de ó temprano, se corregirán los males.
He dado lo que á mi juicio es buena ra-
zón para afirmar que no es práctico ni de-
seable el conservar en la escuela á jóvenes
que tienen ya la edad de trece ó de catorce
años, si han de ser después obreros; y como
es completamente cierto, que, con justicia
para otros importantes ramos de educación,
no deben introducirse en las escuelas ele-
mentales más que los rudimentos de las cien-
cias y de las artes, hay que buscar en otra
parte una instrucción elemental para estas
materias, y si fuere preciso, en las lenguas
extranjeras, lo cual puede hacerse después
de que haya comenzado la vida del obrero.
Los medios para adquirir la parte cientí
fica y artística de esta educación se encuen-
tran ya en plena actividad y como en pri-
mera categoría, en las clases del Departa-
mento de Ciencias y de Artes, las cuales
en la
clases se dan en su mayor parte, no-
che á fin de que sean accesibles á los que
deseen aprovecharse de ellas después de las
horas de trabajo. La gran ventaja de estas
lases es que llevan la instrucción á las puer-
tas mismas de las factorías y de los talleres;
que no son creaciones artificiales, sino que
por su existencia propia demuestran el de-
seo que el pueblo experimenta por ellas, y,
finalmente, que admiten el desarrollo inde-
finido 4 medida que se necesita. Con fre-
cuencia he expresado la opinión, y la repito
ahora, de que durante los diez y ocho años
que tienen de existencia estas. clases, han.
producido incalculables beneficios; y puede
agregar por lo que yo mismo sé que el De-
partamento no ahorra sacrificios mi trabajos
para hacer que aumente su uso y para ase
gurar la utilidad de su obra
Nadie sabe. mejor que mi amigo el coro-
nel DoxxeLLY, á cuyas claras ideas y á cuya
gran habilidad administrativa se debe tanto
en el éxito que han alcanzado los trabajos
de las clases de ciencias, que falta mucho
por hacer antes de que pueda decirse que
el sistema es absolutamente satisfactorio.
La instrucción que se da necesita ser más
sistemática y especialmente más práctica;
los maestros son de excelencia desigual y no
COSMOS
pocos se hallan en la precisión de tener que
instrurse ellos mismos, no solamente en las
materias que enseñan, sino muy especial-
mente en los fines á que está destinada su
enseñanza. Me atrevo á deciros que habreis
vido hablar de ese procedimiento reprobado
por todos los verdaderos sportsmen y que
lleva el nombre de cazar para el momento;
¡pues bien, hay algo semejante á ésto: ense-
ñar para el momento, enseñanza que es, no
la que el estudiante debe adquirir, sino la
¡que necesita para dejar complacidos á aque-
llos ante quienes debe verificarse el examen;
y hay algunos maestros, alortunadamente no
muchos, que tienen todavía que conocer lo
que consideran los examinadores del Depar-
tamento como cazadores furtivos de la peor
¡especie.
Sin que ésto signifique, en modo alguno,
¡hablar en nombre del Departamento, paré-
¡ceme que puedo decir, tratándose de una
¡materia en que he meditado, que está hacien-
¡do cuanto puede para dominar estas dificul-
ltades: promueve sistemáticamente la instrue-
ción de las clases, facilita la enseñanza de
los que quieren aprender completamente su
oficio, y siempre está dispuesto para ayudar
á suprimir la enseñanza para el momento.
Todo ésto como vosotros comprendereis,
me es altamente satisfactorio. Veo que la
difusión de la educación cientifica, con- la
que tan a menudo me he permitido impor-
tunar al público, se torna ya, desde varios
puntos de vista prácticos, es un hecho rea-
lizado.
Tuomas IM. Houxuey.
| (Concluirá.)
EL ARTE DE CONTAR *
“Cuando dos razas colocadas á diferentes
¡niveles de cultura se ponen en contacto, la
menos avanzada adopta el arte y la ciencia
de la otra, pero al mismo tiempo su cultu-
generalmente y
concluye por desaparecer. Así sucede con el
ra propia queda estacionaria
arte de contar. Podríamos probar que razas
gran-
des progresos por sí mismas; pero*'cuando
inferiores han hecho en nuestro días
1 Continúa. Véase Cosmos pp. 281 y 352.
una raza superior aporta procedimientos más
sencillos y un poder ilimitado no sólo para
nombrar á todos los números imaginables si-
no para escribirlos, servirse de ellos para
contar mediante una corta cantidad de figu-
ras ¿qué verosimilitud hay para que la raza
barbara siga empleando su método más 1n-
cómodo? A propósito de los procedimientos
por medio de los cuales los nombres de nú-
meros pertenecientes á una raza superior se
ingertan en el idioma de la raza inferior, el
capitán Grayr nos los indica al describir á
los esclavos indigenas del Africa ecuatorial,
los cuales ocupan sus horas de ocio apren-
diendo los nombres numerales en el lengua-
je de sus dominadores los árabes ?. Lo que
dice el P. Dosrizuorrer de las relaciones
aritméticas entre los brasileños y los ¡esuí-
tas es una excelente descripción de la ma-
nera con que se operaba el contacto inte-
lectual estáblecido entre los salvajes y los
misioneros. Los guaranis, á lo que parece,
to)
tienen nombres numerales para contar has-
ta 4 y cuando pasan de este número dicen
innumerables; pero como importa saber con-
tar en una multitud de circunstancias de la
vida corriente, como esto es absolutamente
necesario para poder hacer en el confesto-
nario una confesión completa, se enseñaba
diariamente á los indios á contar en espa-
ñol, cuando se les explicaba el catecismo
en la iglesia. Los domingos todos los con-
currentes contaban en alta voz hasta mil.
El misionero, es cierto, advertía que los in-
digenas no contaban muy correctamente.
«Queremos volver blancos á los negros,»
S
dice. ? Los vocabularíos de los idiomas sal-
vajes y los de las tribus inferiores nos dan,
sin embargo, en esta materia la prueba de
la influencia que ha ejercido una civilización
avanzada sobre la civilización primitiva. En
tanto que el sistema primitivo permanece
completo y es de empleo cómodo, puede
mantenerse; pero tan pronto como se alte-
ra ó se vuelve confuso, sucede á veces que
el extranjero mis habil se lo apropia para
modificarlo y para reemplazar los pocos
nombres numerales de la raza inferior con
1 Granr, en £thn. Soc., t. MI. p. 90.
2 DosrizmorreErR, Gesch. der Abiponer, p. 205;
trad. imgl., t. II, p. 171.
COSMOS
367
los suyos propios. Para ejercer una acción
semejante sobre ésta no es preciso que la
raza superior haya alcanzado un nivel muy
elevado. Markuam hace notar que las jiva-
ras del Marañón se sirven de sus propios
numerales, que no pasan de cinco, y para
los demás se aprovechan de los números
quichuas, es decir del idioma de los Incas
del Perú. 1 La misma observación puede ha-
cerse respecto de los indígenas de la India.
Los khonds cuentan uno y dos en palabras
indígenas y después recurren á los numera-
les hindous. Las tribus urauonnas, aunque
pertenecientes al grupo dravídico, yaun cuan-
do tienen en su lenguaje una serie de nom-
bres numerales, parecen haber abandonado
el uso de los superiores a 4 y en ocasiones.
de los mayores que 2, por adoptar los nú-
meros hindous. ?
Los conibos de la América del Sur con-
taban de lá 2 con sus números propios,
después acudían para los números más ele-
vados á las palabras españolas, como se no-
ta en el Brasil en un dialecto de la familia.
tupi, el cual habiendo perdido el vocablo.
con que se expresaba el número 5, conti-
nuó empleando sus mismos numerales hasta
3 y para los superiores se valió de voces
portugueses. * Los números de la lengua
annatom, idioma melanésico, llegan sólo has-
ta 5, para los demás se sivve del inglés:
siks, segen, eet, nain, etc. En algunas islas
de Polinesia, aunque la lengua indígena po-
see un gran número de numerales, la con-
fusión que resulta del hábito de contar por
pares y por cantidades de cuatro, lo mismo
que por unidades, ha hecho que para que
se eviten los inconvenientes, se adopten las
palabras hunert y tansani. * Mun cuando la
manera de contar de los esquimales por ma-
nos, piés y hombres enteros, permita ex-
presar números elevados, llega á ser de un
empleo incómodo en cuanto se trata de vein-
tenas, y los groenlandeses han hecho bien
en aprovecharse de los vocablos untrite y
1 Marxuam, en 77. Eth. Soc. t. 1, p. 166.
2 Larnmam, Comp. Phul., p. 186; Suaw, As. Res.,
t. IV, p. 96: Journ. As. Soc. Bengal. 1866, parte 0
pp. 27, 204, 251.
3 Sart Crico, en Bull. de la Soc. de Géog., 1853,
p. 286; Porr, Zehlmethode, p. ”
_4 GaseLeNTz, 89, Halle, loc. cit.
368
tusinte, de sus dueños los daneses. La se-
mejanza de los números en las dos lenguas
es un punto al cual los filólogos dan una
gran importancia en cuanto á la cuestión de
saber si han salido de un grupo común; pe-
ro este indicio es insuficiente porque una
'aza puede haberle tomado sus números á
otra. El hecho de que se observen estas pa-
labras agenas hasta en 3 y aún en números
inferiores no hace más que apoyar la opi-
nión que ve en la similitud de los números
más bien una prueba de cambio que un in-
dicio de parentesco.
En el otro extremo de la escala de la ci-
vilización, la adopción de las expresiones
numerales de nación a nación presenta aun
puntos interesantes para la Filología. Nues-
tras lenguas modernas dan curiosos ejemplos
en las palabras second y million. La adop-
ción por los ingleses, los alemanes, los ho-
landeses, los daneses y aún los rusos, de la
palabra dozena, de duodecim, perteneciente
al latín de la Edad Media, muestra que se
encontró cómoda la numeración por doce-
nas cuando se trataba de comprar y de ven-
der, y demuestra la necesidad que había de
encontrar una palabra para ese múltiplo.
Pero el sistema de recoger voces extrañas
se ha llevado mucho más lejos. Si se pre-
guntara cuál es la serie de numerales usados
hoy en el lenguaje popular inglés, respon-
deríase, sin duda, que es onc, two, three, ete.
No obstante, hay otras dos series de proce-
dencia extranjera: una de ellas es la que se
usa con los dados: ace, deuce, tray, cater,
cin que, size; así, size ace equivale á seis y uno,
cinques ó sinks, doble cinco. Estos números
han sido importados de Francia á Inglaterra,
corresponden á los números franceses comu=
nes, excepto ace que es el latin as, palabra
de gran interés filológico y que significa uno.
La otra serie pertenece al vocabulario de la
jerga. A lo que parece, el pueblo de las ca-
lles ha adoptado en Inglaterra para comuni-
carse en secreto, una serie de expresiones
numerales italianas, que ha aprendido á los
amoladores, á los vendedores de imágenes, |
ó: que le han dado á conocer los distintos
agentes de importación del italiano ó de la
lengua franca en los arrabales más misera-
bles de Lóndres. Ha realizado así una ope-
COSMOS
l
ración filológica no solamente curiosa sino
instructiva. Al aprovecharse de las expre-
siones italianas due soldi, tre soldi, para equi-
valentes de two pence, three pence, ha llega-
do á adoptar la forma alterada saltee, que es
de uso corriente en la jerga para significar
penny y pence, de donde la concordancia si-
guiente:
1% uno soldo
2* due soldi
Oney saltee........
Doce saltee....
Trayosaltecia 31 tre soldi
Cuartere saltee............ 4% quattro sol-
di
Chinker saltee............. 5% cinque soldi
Say saltee....o.o.ooomo.o.o... 6 sei soldi
Say oney saltee or setter sal-
7% sette soldi
S* otto soldi
ee
Say doce saltee d otter saltee
Say tray saltee d nobba sal-
9* nove soldi
Say quarterer saltee d dacha
10% diece saldi
saltee.........
Say chinker saltee 4 dacha
....... +...
11% undici soldi
oney saltee..............
Oimey os ocuomocoscooss 10
Arbeong say salteena a 10,
Doce beong say saltee ómad-
ZA CALO0M coo coco... ..... 2%6% media co-
rona, mezza
corona !.
Una de estas series presenta simplemen-
te los términos decimales italianos, y la otra
cuando llega á 6, expresa á siete por seis-
uno, y asi sucesivamente. No es debido á
una razón abstracta por lo que seis se vuel-
ve la clave del sistema, sino simplemente por-
que el vendedor tiene la costumbre de con-
tar por peniques hasta la pieza de plata de .
seis peniques, 6 doce sueldos, y la de agre-
gar después más peniques hasta el chelín.
Así, la moneda duodecimal ha conducido al
uso de contar por seis, en lo cual tenemos
un curioso ejemplo filológico de notación
senaria.
Ebwarb B. TyLor.
(Conclutrá).
1 J, C. HoLrex, Slang. Dictionary, p. 218.
SONS0D TAA VLAYADOTODOLOH
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REVISTA ILUSTRADA
DE ARTES Y CIENCIAS
A O A AE AS E
DirEcroOR PROPIETARIO, FERNANDO FERRARI PEREZ
Tomo 1
Tacunarya, D. F., 15 pe Diciembre De 1892
Núm. 24
EL TAJÍN
Innumerables ruinas se hallan diseminadas
en el territorio de la República, acusando
unas el grado de adelanto de los pueblos
como las de Palenque y Mitla, mostrando
otras un atraso relativo como las de Sacri-
ficios; pero todas indices seguros de civili-|
zaciones ya pasadas, importantes de conocer
si se tiene en cuenta que ellas constituyen
uno de los elementos más indispensables pa-
ra la información de la prehistoria mexicana.
Entre estas ruinas distinguense las del
Estado de Veracruz: pirámide del Puente
Nacional, fortificaciones de Calcahualco y de
Centla, casas de Papantla, etc., que paten-
tizan de una manera irrefragable, la cultura
de tribus sepultadas en la noche de los
tiempos. Y entre estas ruinas del Estado de
Veracruz, y más especialmente del cantón
de Papantla, es de citarse la pirámide á que
los totonacas dieron el nombre de Tajín. !
Acerca de este monumento dice HumboLDr:
«Al E. del grupo de las pirámides de Teo-
tihuacán, descendiendo de la Cordillera al
Golfo de México y en medio de una espesa
selva llamada Tajín, elévase la pirámide de
Papantla; la casualidad fué la que hizo que
algunos cazadores españoles la descubrieran
no hace treinta años todavía ? porque los
indios se complacen en ocultar á los blancos
todo lo que es motivo de una antigua vene-
ración».
Consta la pirámide de siete cuerpos que,
como lo indica la misma palabra, disminu-
yen de la base hacia el vértice, teniendo el
primer piso treinta varas, ó lo que es igual,
1 Véanse las láminas 222 y 231.
2 Téngase en cuenta que el ilustre viajero alemán
pasó por nuestra República el año de 1803.
(
[ciento veinte de circunferencia dada su for-
ma cuadrangular. La piedra que sirvió para
la fábrica de esta grandiosa mole, es toda
de roca porfiritica, lo que pone admiración
¡en el ánimo, supuestos los rudos instrumen=
tos de que hubieron de valerse aquellos ig-
|norados arquitectos.
A juicio de otros autores, la piedra es de
arenisca y está cubierta con una capa de ci-
mento ó de estuco de tres pulgadas de espe-
sor.
La parte que da al Oriente, tiene una
gran escalera dividida en cinco partes. La
del medio, está cortada por nichos dispues-
tos en forma de hileras de tres en tres y á
distancias simétricas, y las dos de cada lado
llegan hasta el sexto piso y tienen cincuen-
ta y siete escalones descubiertos.
Los nichos ya mencionados son de media
vara de ancho, poco más ó menos, por una
tercia de alto y una tercia de profundidad;
el techo de cada uno de ellos sale á modo
de repisa con unas dos varas y media de
largo por dos de ancho, no contando lo que
queda dentro de la escalera. Los nichos del
sexto cuerpo tienen algo más de una vara
de ancho por otra de altura, y tres cuartos
de profundidad, dimensiones iguales á la de
los que se hallan en los cuatro lados de la
pirámide; pero hay una excepción en los
situados en las partes superiores de las es-
caleras de los extremos: llevan en su par-
te superior, una piedra cortada á escua-=
dra que va disminuyendo hacia abajo y que
posee dos varas y media de largo por dos
de ancho y tres cuartas de grueso. Remata
a la pirámide, un tazón cuadrado de pie-
dra.
Cual fuera el significado de los nichos, es
una cuestión no dilucidada aun. Según el P,
370 ñ :
COSMOS
Márquez, son en número de 366, sin tener
en cuenta los dos con que terminan las es-
caleras de los extremos y doce situados en-
tre la escalera media; allí estaban situados
los días del año: los 360, más los nemontemi
y los intercalares.
Ahora bien ¿qué raza construyó este no-
table monumento arqueológico? El Sr. Cma-
vero, de quien tomamos muchos de los da-
tos anteriores, se inclina á creer que lo le-
vantó la civilización del S., esa vieja raza
maya que dejó como muestras de su valer
las construcciones, hoy ruinosas, que comien-
zan en los bordes del Usumacinta y se ex-
tienden hasta las riberas del Pánuco.
Josí P. Rivera.
EL ARTE DE CONTAR '
- Los hechos que hemos producido en este
ensayo permiten establecer aquí, de una ma-
nera breve y precisa, en que relación están
los salvajes con la civilización en lo referen-
te al arte de contar. No tenemos que ocu-
parnos de los principales métodos á los cua=
les se debe el desarrollo de la aritmética su-
perior. Son en su mayor parte, ingeniosas
S
“combinaciones de relaciones numéricas ex-
presadas por simbolos escritos. A esta clase
pertenecen los procedimientos semíticos. En
los procedimientos griegos, derivados de
aquéllos, se empleaban las letras del alfa-
beto como otros tantos símbolos numéricos,
uso no del todo abandonado por nosotros, al
menos en lo que se refiere á los números
ordinales, como cuando decimos A, B, etc.
Existió también el uso de tomar las iniciales
“de las palabras que designaban números pa-
rá figurar los números mismos, como en
griego II y A para 5 y 10, en latín C y M
“para 100 y 1,000, como para los números
indios mismos, si sus originales son las ini-
“ciales de eka, dvi, tri, etc. La manera de
“expresar las fracciones en griego, se halla
todavía en un estado rudimentario:
3
, ,
£48 para Ms MJ y para 3
notemos también la introducción del cero,
1 Concluye. Véase Cosmos pp. 281, 291, 316, 332,
350 y 366.
la disposición de las cifras indias en un or-
den que permite distinguir las unidades, las
decenas, las centenas, ete.; en fin, la nota-
ción moderna de las fracciones decimales
que colocan debajo y á la derecha de la
unidad la división proporcional que durante
muchos siglos se había marcado arriba. La
numeración de los antiguos egipcios, la que
usan aun los romanos, la de los chinos, es-
tán, en realidad, fundadas en la escritura
figurada de los salvajes, % mientras que-el
abaco y el swan-pan, utensilio escolar el
primero que tiene aun valor, y el segundo,
siempre en pleno uso, traen su origen de la
costumbre de los salvajes de contar los ob-=
jetos por grupos. Así, los habitantes de las
islas del Mar del Sur cuentan con tallos de
palma de coco, poniendo de lado uno peque-
ño cada vez que llegan á diez, y uno grande
cuando llegan á 100; los negros africanos
cuentan con guijarros ó nueces y cada vez
que llegan á 5 las apartan. ?
Lo que nos interesa aquí, especialmente,
es el uso de contar por señales y con los de-
dos, uso considerado como procedimiento
completamente salvaje, practicado aun por
los niños y por los campesinos, porque es
el sistema de las expresiónes numéricas, co-
nocido por toda la especie humana, pobre
en las razas primitivas, hasta llegar en los
límites del estado salvaje á un desarrollo tal
que las naciones civilizadas no han hecho
más que perfeccionar los detalles. Estos dos
métodos de contar, el de los gestos y el de
las palabras, nos presentan la historia de la
aritmética primitiva, de una manera que pue-
de apenas dar lugar á error ó alteración.
Vemos al salvaje que no pudiendo contar
con palabras sino hasta 2, 3 y 4, continúa
más allá por medio de signos; pero tie-
ne palabras para las manos y para sus de-
dos, para los piés y para los dedos de los
piés, y se produce en su espíritu la idea de
que las palabras que expresan un gesto pue-
den servir también para expresar lo que este
gesto significa, y estas palabras se vuelven
para él, expresiones numerales. No es éste
un hecho aislado; el mismo caso se presenta
1 Early History of Mankind, p. 106.
2 Extxs, Polyn. res. t. 1, p. 91; Kuema, €. G. t. MI,
p. 383. - :
COSMOS
371
en razas diferentes, lejanas las unas de las
otras. Asi, términos como mano para 9, ma-
no y uno para 6, las manos para 10, dos del
pié para 12, manos y piés ú hombre para
20, dos hombres para 40 ctc., hacen paten-
te una uniformidad que debe proceder ne-
cesariamente de un principio general, y de-
jan ver al mismo tiempo variedades que de-
ben ser el resultado de un trabajo indepen-
diente. Estos hechos son índices que en-
cuentran su lugar y su explicación en la
teoría del progreso, en tanto que no podrían
estar de acuerdo con el sistema de la dege-
neración. Son pruebas de desarrollo. y de
un desarrollo independiente, verificado en
las tribus salvajes, á las cuales algunos es-
critores han negado la facultad de progresar
por sí mismas. Permanece obscura la sig
nificación original de la mayor parte de los
números, por ejemplo, la de los que están
comprendidos entre 1 y 4, cifras menos apro=
piadas para nombrarse mediante las manos.
Pueden derivarse de la comparación con al-
gunos objetos, según lo demuestran ciertos |
casos: conjunto por 2, puñado (jetée) por de
nudo por 4; pero el sentido concreto que
hayan tenido se nos escapa, sea por electo
de las modificaciones, sea por las mutilacio-
nes.
Si pensamos cuán común es que las pa-
labras se alejen de su sentido primordial y
pierdan completamente la huella en el trans-
curso de las edades y cuán deseable es que
se produzcan semejantes olvidos de signifi-
cado en los numerales para hacer de ellos
puros símbolos aritméticos; no nos asombra-
remos de que el origen de tantos nombres de
números nos sea desconocido; ésto tiene
lugar, sobre tudo, para 1, 2,3 y 4, tanto
en las razas inferiores como en las superio-
res: fueron los primeros que se crearon y
por lo mismo, fueron los primeros que per-
dieron su sentido original. Más allá de es-
tos números, los idiomas de las razas infe-
riores y los de las superiores ofrecen una
diferencia notable. La numeración de las ma=
nos y de los piés, tan dominante y tan evi-
dente en las lenguas salvajes, como la de
los esquimales y la de los zulús, se encuen-
tra apenas, si no es que no se halla, en los
idiomas de las grandes naciones civilizadas:
sig-:
sanscrito, griego, hebreo y árabe. Ahora
bien, es éste un hecho conforme enteramente
con la teoría del desarrollo del lenguaje. Sin
duda fué en una época relativamente reciente
cuando los salvajes inventaron la numeración
¡de las manos y, por consecuencia, la etimo-
logía no es dudosa; pero de que estos pro-
¡cedimientos no se encuentren ya en el Asia
ó en la Europa civilizadas, no se deduce que
no hayan existido nunca: bien ha podido
sucederles lo que á las guijas de un arroyo,
| que, rodadas y batidas por el tiempo, pierden
su forma primitiva. ln las razas salvajes, lo
general
¡de la numeración permanece sobre toda la
mismo que en las civilizadas, la trama
¡superficie de la Tierra como un imponente
monumento de la cultura primitiva. Esta tra-
ma nos permite ver que esta universalmente
esparcido el procediminnto de contar por
cinco, diez y veinte; y que la práctica infan-
til y salvaje de contar con los dedos de las
manos y de los piés, constituye la base de
nuestra ciencia aritmética. Diez parece la
base aritmética más cómoda de los sistemas
que reposan sobre la numeración de las ma-
nos; pero doce hubiera sido preferible y la
aritmética duodecimal protesta contra el sis-
tema decimal empleado actualmente. No es
éste el único caso en que las civilizaciones
avanzadas descubren las huellas de un tos-
co origen en la antigua vida bárbara.
EbwarD B. TyLon.
(Primitive Culture, t. 1, cap. VI)
HA > RA
EL AGUA HEDIONDA
EN CUAUTLA MORELOS
Este es el nombre con que impropiamen-
te, y de una manera vulgar, se conocen las
aguas termales que nacen á tres kilómetros
y al N. E.
¡Por su situación y por la importancia de sus
de la ciudad de Cuautla Morelos.
virtudes medicinales, merecen que sean más
conocidas de lo que son ya, porque los da-
tos que pueden darse acerca de esta aguas,
servirán de mucho á los que no las conoz-
can.
Los manantiales nacen en las márgenes
de una barranquilla insignificante, que corre
de E. á O. con dirección á la ciudad, reco-
372
COSMOS
rriendo unos 4,200 metros y desembocando
en el rio de Cuautla, en el lugar llamado
«La Junta». El lugar en que nace el agua,
aún cuando es una llanura pequeña, escasa
de arboleda grande, no deja de ser pinto-
resco como lo son todos los puntos de la
fértil tierra caliente, en donde se ostenta
siempre una primavera continua.
El manantial grande es hermoso por su
caudal; nace en la margen derecha de la ba-
rranca, á 5 metros de su cauce, y á seis de
la superficie del llano; brota en cantidad de
un metro cuadrado, formando un pequeño
estanque en el mismo lugar de su nacimien-
to, y se desborda en una cascada, al fondo
de la barranca donde se ha formado una pe-
queña alberca. El estanque es el baño más
preferido: está al abrigo de los vientos; al
N. y E. por el respaldo natural de la ba-
rranca, y al S. y O. por una barda de mam-
postería construida recientemente. El paso
de la barranca se hace por un puente de ma-
dera levantado sobre rieles. Los bañistas
utilizan la caída del agua como regadera de
gran presión á causa de su volúmen; tam-
bién pueden tomarse inhalaciones, y en la
alberca, los que quieren, ejercitan la nata-
ción.
El otro manantial está á unos 120 metros
al O.; encuentra la corriente del anterior en
un recodo, al nivel del fondo de la barran-
quilla, y el agua brota en menor cantidad
que el primero. Este baño, por estar bajo
de sombra y guarecido n*turalmente de los
vientos reinantes, está en mejores condicio-
nes que el otro.
Existen otros dos veneros pequeños com-
parados con los anteriores; pero en caso ne-
cesario, podían utilizarse para formar otros
tantos baños.
Estas aguas han sido analizadas por los
Dres. Dowaciano Moraes y EpuarDo Licka-
Ga. Según el primero, su constitución es la
siguiente:
CARACTERES FÍSICOS Y ORGANOLÉPTICOS
-Golor, ninguno. — Aspecto, límpido.—Se-
guno. —Sabor, amargo desagra-
dable. —Olor, ninguno. (Es probable que
esta agua en el manantial tenga ligero olor
sulfuroso). —Densidad, 1,0015.
dimento, nin
CARACTERES QUÍMICOS
Cantidad de residuo desecado á 100%: 2%,
13 por litro. 1 —Sulfato de cal: 1%, 20 pró-
ximamente. —Sulfato de magnesia: 0,50 pró-
ximamente. — Cloruro de sodio: 0,30 próxi-
mamente.—Carbonato de cal: 0,13 próxi--
mamente, disuelto á favor del ácido carbó-
nico. -—Silice, fierro y materia orgánica: in-
dicios.
GRADO HIDROMÉTRICO, 108
Observaciones: Esta agua debe clasificar- .
se entre las selenitosas; no es potable, ni
apropiada para los demás usos domésticos.
Podrá ser empleada para usos medicinales
atendiendo, sobre todo, á las condiciones de
temperatura y gases que tenga en disolución
en el manantial.
Según el segundo:
(CARACTERES FÍSICOS
«Color, nulo. —Olor, id. —Sabor, salino
amargo. —Aspecto, enteramente limpio. —
Densidad, 1,003 (Elevado); 1000 centímetros
cúbicos de agua dejan por la evaporación, un
residuo que pesa 1s.,68.
«COMPOSICIÓN QUÍMICA
«Sulfato de magnesia, sulfato de cal, bicar=
bonato de cal, cloruro de sodio.—Las sales
que predominan son los sulfatos de cal y de
magnesia, de los cuales un litro de agua
contiene poco más de un gramo. Esta agua
no puede emplearse como potable y es muy.
probable que en el manantial desprenda olor
sulfluroso por la reducción de sus sulfatos.
—México, Marzo de 1893. —Lrcéaca ».
Según se ve, los Sres. Dres. suponen con
fundamento que el agua debe tener olor sul-
furoso en el manantial, y efectivamente, es
el signo que más la caracteriza, de donde
se le dió el nombre de «hedionda»; esta
cireunstancia indica, quizá, que los análisis
no hayan podido hacerse con precisión, por-
que transportada el agua á México, varía
mucho en sus principios volátiles que no
pueden conservarse mucho tiempo, y sus
propiedades se modifican por el enfriamien-
to.
1 Los datos de la composición química, pueden
aplicarse y obtenerse con la precisión que se de-
P )
see,
COSMOS
Esta agua, tomada en la fuente, posee una
acción mucho más enérgica: el ázoe y el
gases de que va mezclada,
se desprenden en el momento en que sale
acido carbónico,
de la fuente, y despues del transporte, éstos
no existen ya, ó si existen es en proporcio-
nes muy reducidas. En vista de esto, se con-
vendrá que no puede establecerse compara-
ción entre las aguas termales de la fuente y
las transportadas.
ista «ag
to, de un olor sulfuroso muy pronunciado,
distinguiéndose muy principalmente antes
de la salida y puesta del Sol: deposita en el
lugar donde nace y en todo el trayecto hasta
gua del río, un residuo
. 8
blanquecino y otro amarillento, en los bor-
mezclarse con el a
d ,
des de la barranca: tienela propiedad deenne-
grecer las preparaciones de oro y plata, y el
jabón no hace espuma. Un solo baño deja dos
ó tres días un olor muy marcado á la trans-
piración y pone el pelo áspero y pegajoso.
La temperatura ha sido tomada á distintas
a a al e .
horas con mucha escrupulosidad por el Sr
Ingeniero Genaro RAmoNer, quien obtuvo el
3 o
resultado siguiente: =
Horas Fahr. Ream. Cents.
6. A.M. 79 20.89 26.09
de co 79 20.89 26.00
8. 0 79 20.89 26.09
d. 0 78 20.44 25.56
10. 77.50 20.22 25.28
(IL 78 20.44 25.56
UR 77.50 20.22 29.28
l. P.M. 77.50 20.22 20.28
Das 78 90.44 25.28
DI 79 20.89 25.56
TA 78 90.44 25.09
OS 77.50 20.22 25.28
b. ES 77.50 20.22 25.28
Respecto á sus virtudes medicinales, mu-
chos enfermos curados podían dar testimo-
nio de ellas; se sabe y en algunos casos se
ha notado, que se aprovechan principalmen-
te en las enfermedades de la piel, en el reu=
matismo, en ciertas parálisis, debilidades de
las articulaciones y músculos, obstrucción
del hígado, clorósis, catarros. brónquicos,
desarreglos gástricos, sífilis, amenorrea, es-
terilidad y en muchas afecciones nerviosas.
Algunos vecinos de esta ciudad han hecho
la observación de que estos baños, tomados
con alguna frecuencia en la estación malsa-
na (pluvial), son un preservativo contra las
cua hedionda», es untuosa al tac-|
calenturas intermitentes, tan comunes en es-
ta región cálida; circunstancia que si llega
á confirmarse, demostrará prácticamente que
en los mismos lugares donde se producen
las enfermedades endémicas, se encuentra
el remedio.
En el año de 1854, se formó en esta ciu-
dad una Compañía que emprendió algunas
mejoras provisionales en los baños, con el 6n
de explotarlos; improvisaron departamentos
y casas, todo de madera, y no obstante que
el viaje se hacia á pié ó á caballo, por no
haber entonces puentes sobre el rio para pa=
so de carruajes, comenzaba á dar buenos re=
sultados á la Empresa, y desde aquella épo-
ca fueron conocidos estos baños por varias
familias principales de México, que venían
á pasar el invierno, haciendo el viaje en co-
che ó diligencia. La guerra de tres años vi-
no á interrumpir el incremento que iban to-
mando los baños, quedando olvidados desde
entonces hasta la llegada del ferrocarril á esta
ciudad, en que nuevamente se han genera-
lizado; apreciándose su mérito al grado de
que ahora, constituyen en la época balnea-
ria un especie de romería, pues no sólo
aprovechan á los enfermos, sino aún á los
que no lo están, porque por su calidad y
temperatura media, son muy agradables y
pueden repetirse varios días sin que se al-
tere en nada la salud.
La aplicación de estos baños, hasta hoy, ha
sido meramente caprichosa: no hay regla es-
tablecida y cada uno los toma á voluntad, sin
regla determinada. Esta irregularidad, no
puede, naturalmente, aprovechar en muchos
casos, pues sabido es la importancia de la
duración de las curaciones, en un estableci-
miento balneario.
- Puede asegurarse, quo el número de ba-
ños, no puede ser menor de ocho, dándose
uno diario, y ésto sólo en algunas enferme-
dades leves, pero en la mayoría de los ca-
sos dependerá de muchas consideraciones
apreciables sólo por los médicos de esta ciu-
dad, que han adquirido conocimientos por
la práctica.
La estación propia para darse estos baños
es de Octubre á Febrero; en estos meses la
gna, y Nunca es riguro-
3
so el invierno. La duración del baño debe
temperatura es beni
374
COSMOS
irse graduando de día en día, desde quince
minutos hasta hora y media.
Tomada el agua como bebida, debe gra-
duarse también desde algunos tragos hasta
un vaso, á causa del sabor nada agradable
que tiene, y para ir acostumbrando al es-
tómago á digerirla. Trayéndola embotella-
da y bien tapada, de la fuente, y mezcla-
da con el vino, se obtiene el mismo re-
gaseosa artificial;
3
los enfermos del estómago acostumbran to-
sultado que si fuera agua
marla así en la comida. Este agua produce
mucha sed, y no purga como otras aguas
termales.
La acción de estas aguas es tónica y ex-
citante; se manifiesta por una impresión de
satisfacción y contento, y en los primeros
días, por el aumento del apetito. El ejerci-
cio después del baño, es muy provechoso:
éste puede hacerse en favor del regreso á la
ciudad, hasta donde se quiera ó lo permitan
las fuerzas del enfermo; el campo y el aire
puro aumentan los efectos benéficos de es-
tos baños, principalmente á las personas que
vienen de otra parte, lejos de los negocios
que los abruman, por la libertad, y la ale-
ería que se experimentan con el cambio de
localidad.
A pesar de la bondad de estos baños, de-
jan mucho que desear todavía: faltan depar-
tamentos y algunas de las comodidades más
precisas para poder tomarlos en regla.
Por lo demás, en la ciudad existen toda!
clase de comodidades y distracciones. Tres
hoteles, café, restaurant, cantinas, boliches,
billares, y funciones de teatro en la época
balnearia. ¿
Las haciendas vecinas ofrecen á los viaje-
ros que llegan á esta ciudad, excursiones á
ellas, y son siempre recibidos con la fran-
queza que siempre les ha sido peculiar.
El baño en la actualidad es gratis, el via-
je en carruaje cuesta 25 centavos por per-
sona, de ida y vuelta, y la estancia del pa-
sajero cuesta en Morelos un peso cincuenta
centavos, incluyendo cuarto en el hotel, des-
ayuno, comida y cena.
Para la clase pobre, hay también hospe-
dajes y fondas que pueden costar 68 centa-
vos diarios.
pañía, en esta ciudad, para poner una tran-
vía á los baños, contando con la valiosa coo-
peración del Sr. D. DeLrín SÁNCHEZ; si llega
á realizarse, y al baño se le hacen las me-
joras que reclama un establecimiento bal-
neario, á la vez que la ciudad reciba un gran
impulso para su engrandecimiento, será tam-
bién uno de los paseos más útiles, bellos y
cercanos de nuestra gran metrópoli.
Pero EsTrADA.
—_—_ ___——
EL QUINTO SATÉLITE DE JÚPITER
En Enero de 1610, GaLiLeo descubrió en
Padua cuatro satélites que giran al rededor
de Júpiter. Aunque desde esa fecha memo-
rable hasta Agosto de 1892, hayan transcu-
rrido más de 282 años, no se había adverti-
do cerca del planeta ningún otro satélite: los
astrónomos creían, pues, que no existían más
que cuatro. Tal era la noción clásica repeti-
da en todos los tratados de Astronomía que
han visto la luz pública desde hace tres si-
glos casi. De aquí que nadie pensara poner-
la en duda.
Respecto de planetas mucho más lejanos,
como Urano y Neptuno, había motivo para
creer que se descubrirían nuevos satélites,
pero en cuanto a Júpiter las circunstancias
diferían un tonto: los cuatro satélites eran
tan brillantes, se les veía con tal facilidad,
¡aún con telescopios de corto alcance que
apenas se podía creer el que quedase algu-
no tan pequeño que pudiera pasar inadver-
tido. Por otra parte, se aceptaba como he-
cho consumado el aumento regular del nú-
¡mero de satélites en torno de los planetas
Marte, Júpiter y Saturno. Se sabía que Mar-
te tiene dos, Júpiter cuatro, Saturno ocho,
y como el número se duplicaba cada vez más
a medida que se alejaba del Sol, se conside-
raba como probable que la armonía de la se-
rie no se perturbaría.
No obstante, en la actualidad, el mundo as-
tronómico tiene que registrar un gran acon-
tecimiento: acaba de descubrirse un nuevo
satélite de Júpiter que dista del centro del
planeta 112,400 millas y que efectúa su re-
volución en 17 horas 36 minutos.
Débese el descubrimiento al Prof. Bar-
Está en proyecto la formación de una com- |NARD del Observatorio Lick, situado en el
COSMOS
375
monte HamiLrow de California, y como este
sabio se ha mostrado siempre muy hábil ob”
servador sobre todo para los cometas, y co-
mo además dispone del telescopio más pode”
roso que se ha construido hasta el día, no
hay motivo ninguno para dudar de su im-
portante observación.
Naturalmente, se preguntará uno cómo lle-
gó este nuevo satélite á escapar á las inves-
tigaciones de los astrónomos durante un pe'
riodo de tres siglos casi, tiempo en el cual
no cesaron un solo instante las investigacio-
nes telescópicas. ¿En virtud de qué circuns”
tancias ninguno de esos millares de obser-
vadores que por medio de instrumentos po-
derosos han estudiado el planeta y las lunas
que lo rodean, no advirtió jamás ese astro
pequeño que acaba de revelarse al vigilante
astrónomo americano?
gañamos la principal razón
de la falta de éxito consiste en que el nue-
Si no nos en
vo satélite no ofrece sino el brillo de la de-
cima tercera magnitud y en que está situa-
8
do muy cerca de Júpiter; sin duda alguna,
merced á nuestros instrumentos comunes, se
ha ahogado su luz pequeña en el gran brillo
de la que lo rodeaba; pero es quizás un tan-
to singular que no se le haya descubierto
por su sombra: ésta debe proyectarse sobre
el disco de Júpiter á cada vez que el satéli-
te” pasa entre el planeta y la Tierra; es éste
un fenómeno que ha de producirse diaria-
mente.
ln esos momentos la sombra tiene que
aparecer bajo la forma de una pequeña man-
cha negra y circular que se mueve rápida-
mente de E. á O. á través del disco con una
velocidad aparente más grande que las man-
chas conocidas. Muy bien puede haber su-
cedido que la sombra haya sido observada
en más de una ocasión, pero sin duda se la
tomó por una mancha común de la superfi-
cie de Júpiter.
Un hecho curioso relativo á este nuevo sa-
télite es su escasa magnitud comparada con
la de los otros cuatro satélites descubiertos
por GALILEO; pero se comprueba la misma
disparidad de dimensiones entre los satéli-
tes de Saturno; para que llame la atención
basta comparar el brillante Titán con esos
satélites extraordinariamente pálidos que lle-
van los nombres de Mimas y de Hiperion;
sin embargo, por pequeño que parezca, el
nuevo satélite de Júpiter es en verdad mu-
cho más grande que cualquiera de las dos
8
lunas tan anormalmente pequeñas de Marte.
Hay, pues, motivo para felicitar al astró-
nomo americano por el importante descu-
brimiento que acaba de realizar. La activi-
vidad cientifica se ha desarrollado rápida-
mense en los Estados Unidos desde algunos
años y se la comprueba sobre todo en el vas-
to y atractivo dominio de la Astronomía.
W. F. DenyixG.
(Nature.)
__———_—_ _ _——
EL TRABAJO MANUAL
EN LA ESCUELA Y EN EL HOGAR 1
OCTAVA SERIE
MODELADO
El dominó
En un fondo de barro lo más apretado posible
y de la altura de un dominó, córtense tiras rectán.
gulares de las dimensiones de un dominó, Fig. 667-.
Con el desbastador se trazan sobre los costados
las líneas que marcan la separación del marfil y
de la madera; en la superficie superior se indica
la línea mediana que divide el dominó en dos par
tes iguales, Fig. 668.
Agréguese en el medio de esta linea una bolita
para figurar el clavo que sirve para fijar la placa
de marfil sobre la madera. mo «E
Se quita un poco de barro en los lugares don-,
de están marcados los puntos y se redondean li-.
geramente con los dedos, Fig. 669.
Los dados
Se amasa una bolita de barro de manera de ha-"
cer un cubo pequeño Fig. 670. e
Se trazan en las caras los hoyitos que deben fi-
gurar los puntos, Fig. 671. 8
La tablilla de chocolate
¿n un fondo de barro, córtese una tira de la
longitud de la tablilla, Fig. 672.
Se redondea para obtener la forma ordinaria.
Termínese grabando en la tablilla las letras del
nombre del fabricante, Fig. 672.
El libro .
Se aplasta un bastón de barro, de modo de daz-
le poco más ó menos la forma de un libro cerra-
do, Fig. 674.
Por medio del dedo y del desbastador, se ahue-
1 Concluye. Véase «Cosmos» pp. 117, 133, 150,
169, 183, 198, 213, 231, 246, 262, 285, 298, 312, 328,
344 y 360.
376
ca ligeramente el corte, se ha-
een las partes planas y seredon-
dea ellomo. Pueden dibujarse al-
gunos adornos con la punta del
desbastador y añadir pequeñas
bandas para figurar cordones.
Es necesario tener mucho cui-
dado de que la pasta se desta-
que bien del conjunto del libro,
Fig. 675.
El godete
Hágase una bolita de barro y
aplástese para obtener un cilin-
dro próximamente de un centi-
metro de altura, por cuatro ó
cinco de diámetro.
Se ahueca este cilindro con
el dedo y se forman los bordes,
teniendo cuidado de conservar
exactamente la forma redonda, -
Fig. 676.
El tintero
Ruédese un bastón de barro,
aplástense ligeramente las extre-
midades y hágase en una de ellas
un agujero con el dedo.
. Tómese en seguida una pe-
“queña tira de barro y se contor-
nea convenientemente par for-
mar la parte superior. Reúnanse
“las dos partes y regularicese el
todo con el desbastador, Fig.
677.
Las pesas
Hágase un cilindro en el cual
se corta la pesa hexagonal: esta
trabajo presenta alguna dificul-
tad á causa de que las caras es-
tán ligeramente inclinadas sobre
la base. .
En seguida se ahonda la par-
te superior hasta algunos mili-
metros de profundidad y.se rue-
da una bolita de barro que for-
mará el anillo y su gancho, Fig.
678. q
La botella
+ Se hace un cilindro que se re-
dondea por la extremidad supe-
rior y en ésta se pone el cuello,
formado de un bastoncito de ba-
rro que se ahuecará ligeramen-
te para imitar el gollete.
Termínese adornando el go-
llete con un cordoncito, Fig. 679.
La taza
En un bastón de barro puesto
en la pizarra, métase la mano
para hacer un agujero, y sepá-
rause los bordes.
Se redondea bien el pié y se
pe
70
| Fic. 676 Fic. 677
Fic. 680
Pia, 682
Fic. 684
COSMOS
Fic, 681
Fic. 685
377
procura que quede sólidamente
fijo en la pizarra; désele una al-
tura mayor de la que necesite.
Agréguese barro hasta que la
taza tenga la altura descada,
conservándole la forma que se
le dió desde un principio, Fig.
680.
Fl pocillo
No obstante la forma, el poci-
llo se puede hacer como la taza.
Cuando está terminada la pieza
principal, se agrega:la oreja, la
cual se forma de barro rodado
entre las manos, Fig. 681.
La perrera
Hágase un sólido de forma rec-
tangular, es decir de una longi-
tud mayor que la altura.
Modélese el techo agregando
dos placas de harro que formen
ángulo recto.
Vacicse el interior con ayuda
del desbastador.
Indiquense los lugares de las
ensambladuras-y los clavos, Fig.
682.
El garitón
Lo mismo se construye el ga-
ritón de soldado, Fig. 683.
La bota
Póngase verticalmente un bas-
tón de barro, delgado por la par-
te de abajo y ancho porla de arri-
ba.
Agréguese á la base, pero ho-
rizontalmente, un segundo bas-
tónmenos grande que el primero
se aplasta ligeramente, sobre to-
do, en la extremidad, de modo
que tenga la forma de zapato.
Ahóndese la parte inferior con
objeto de figurar el tacón.
Indiquese con una línea el lu-
gar donde la pala se una á la
suela.
Imitense los dobleces del bor-
cegui, Fig. 684.
El zapato
Lo mismo se hace un zapato,
Fig. 685.
Si se logra vaciar el interior
del zapato ó del borcegui, se ob-
tiene una alcancia cerrando la
parte superior con ayuda de una
pieza de barro en la que se hace
una hendidura bastante estre-
Cha.
El sombrero
Se forma la copa vaciando un
bastón de barro bien redondeado
378
COSMOS
y al cual se le da la altura que
se quiera.
Estando la copa invertida, se
forman las alas poniendo al re.
dedor una banda más ó menos
ancha, que se deja plana ó se
repliega á voluntad.
Agréguese en seguida una tira
muy delgada para figurar la cin-
ta. Con dos líneas verticales pe-
queñas, se simula el nudo. Se in-
troducirá en ella una pluma ú
otro adorno.
Del mismo modo se fabricará
el sombrero de paja de alas pla-
nas, de alas curvas, el sombrero
de fieltro, el sombrero tirolés, el
sorbete ó sombrero de copa alta,
etc., Fig. 686.
El sombrero de gendarme
El sombrero de gendarme, lla-
mado impropiamente tricornio,
se hace poco más ó menos como
va se ha dicho arriba.
Acabada la copa, es necesario
estirar dos puntas opuestas.
En seguida se aplastan dos
bastones de barro, que forman
las alas.
Se sueldan estas alas con la
copa y se les da la forma lige-
ramente convexa que deben te-
ner, Fig. 687
Lo mismo se harán el sombrero
de comisario, de oficial, etc.
La manzana
Se ruedan algunas bolitas de
barro entre las manos de modo
que tengan, poco más ómenos,
la forma esférica, Fig. 688.
Modélese en seguida con ob-
jeto de obtener el aspecto más ó
menos encostillado de la fruta.
Ahóndese con el desbastador
la parte deprimida donde va á
insertarse el pezón, hecho con
una bolita debarro rodada entre
los dedos.
Figúrese en seguida el limbo
desecado del cáliz, en cuyo cen-
tro se encuentra una cicatriz más
ó menos profunda, según las va-
riedades, Fig. 689.
La pera
Se rueda entre las manos un
bastón de barro y se le modela en
seguida para darle la forma ge-
neralmente alargada de la pera,
Fig. 690. Póngase el pezón y fi-
gúrese el limbo del cáliz como
se dijo para la manzana, Fig.
691,
Fic, 686 Fic. 687
Fic. 688 FiG. 689
Fic. 690 Fic. 691
Fic. 692 Fic. 693
Fic, 694
COSMOS
3979
Fic. 695
Media manzana
Es bastante difícil hacer bien
una fruta partida.
Se redondea un bastón de ba-
rro, fuertemente comprimido so-
bre la pizarra y sobre una tabla,
Fig. 692.
Se voltea, se modela, como se
ha dicho antes, y se hacen con el
desbastador las pequeñas cavi-
dades que contienen los granos.
Termínese, poniendo los gra-
nos en sus lóculos, Fig. 693,
3 cuartos de pera
Después de haber hecho una
pera, se quita'poco más ó menos
una cuarta parte con el desbas-
tador, Fig. 694.
Háganse en seguida los lócu-
culos y pónganse en ellos los
granos como se dijo ya, Fig. 695.
El albaricoque
Se procede como para la man-
zana y la pera, Fig. 696. Se tie-
ne cuidado de dará esta fruta
el carácter que le es propio, in-
dicando bien la sutura que se-
para los dos lóbulos del albari-
coque, Fig. 697.
El medio albaricoque
El medio albaricoque se hace
como la media manzana, Fig. 698,
El limón
El modelado del limón no pre-
senta ninguna dificultad. Se rue-
da entre las manos un bastón de
barro y se modelan cuidadosa-
mente las dos extremidades del
fruto.
Indiquense en seguida los po-
ros y las rugosidades de que es-
tá cubierta la piel, con la punta
del desbastador, Fig. 699.
Las hojas
Aplástese el bastón de barro
sobre una superficie lisa.
Córtese en ese fondo, con un
desbastador, la forma de una ho-
ja de yedra, Fig. 700.
Ahóndense ciertas partes, y le-
vántense otras para darle movi-
miento á la hoja.
Agréguese un pedacito de ba-
rro para figurar el peciolo.
Trácense las lineas que figu-
ren los nervios, Fig. 701.
Se procederá lo mismo para ha-
cerlas hojas de encino, de parra,
etc. Determinense bien los ca-
racteres más salientes de la for.
ma de estas hojas, Figs, 702 y 703,
380 CÓSMOS
A RÁ E ez = A A —Á re ¿E Ó_Ó_E___E-[_Q__ 5 _>rR.KRo.
verticalmente un pedazo de palo. Dos boli-
tas forman los piés; otras dos más gruesas y
más largas dan las piernas.
Háganse en seguida el cuerpo, la cabeza
y el chacó, los brazos y las manos, y reú-
nanse todas estas partes.
El cinturón y su hebilla, los botones, las
franjas de las charreteras se indican delica-
damente con la punta del desbastador, Fig.
05.
Tio Chepe
Lo mismo se puede hacer el retrato de tío
Chepe, de un títere y de toda una serie de
lic. 702 Fic. 703
El pato
En una bolita de- barro bien aplastada, se corta
el zocalito que debe sostener al pájaro.
Dos astillitas de madera ó dos pedazos de fós-.
foro ligeramente redondeados formarán las pa-.
tas.
Ruédese en seguida una bolita de barro que se
alargará y que se replegará convenientemente
para que forme el cuerpo entero.
Se aplastan y se modelan dos bolitas de barro
que han de formar las alas.
Después, con la punta del desbastador, termi-
nese el pico, márquense los ojos é indiquense las
plumas grandes de las alas y de la cola,
Del mismo modo se haria un cuervo, una palo- |
ma, un gorrión, ete.
El gato Fic. 705
Hágase el zócalo como se ha dicho arriba, y .
pónganse en él dos bolitas de barro que formarán | Muñecos. Los niños gozan mucho con estos pe-
las patas traseras. queños ejercicios, Fig. 706.
Entre éstas se introduce verticalmente un peda-
cito de palo que dará solidez al trabajo. Forma
el cuerpo un bastón de barro modelado convenien-
temente. Se le agregan las patas delanteras, las
- orejas, la cola, y se pone el todo sobre el zócalo
haciendo penetrar la extremidad libre del pedazo
de madera en el cuerpo del animal.
Fic. 706
La flor de sileno
| Se ruedan entre los dedos, bolitas de barro 1
| que, reunidas, forman el órgano central de la
Fic. 704 for.
| Aplástense en seguida, por medio de una espá-
tula ó de un pedazo de madera hecho á propósito,
unas bolitas de barro, en las cuales se cortan los
pétalos, Fig. 707.
Terminese indicando los detalles con el desbas-
tador, Fig. 704.
Lo mismo se haria un conejo, una rata, ó algún
otro animal conocido de los niños.
y Et soldado
Ñ z y dl 1 Para este género de ejercicios se reemplazaría ventajosa-
Estando bien hecho el zócalo, se planta en él | mente el barro por la cera ó la pasta de caolín.
COSMOS
381
Pónganse los pétalos uno por uno, como lo in
dica la Fig. 708. * |
Fic. 707
Cuando lo flor es completa, procúrese darle, por
el arreglo de todas sus partes, el carácter particu-
lar que debe tener.
FIG. 708
Un pedazo de junco, 6 mejor, un hilo de alam.
bre galvanizado, formará el pedúnculo ó palito
de la flor, Fig. 709.
Lo mismo se haría la flor de alelí, la vincapervin-
ca, el geranio, etc.
Fi6. 710
Margarita de los prados
Fic. 709
Esta flor, llamada vulgarmente ojo de buey, se
compone de un disco estriado en torno del cual
radian con regularidad un gran número de péta-
los, Fig. 710.
Flor de rododendron
Al rededor de los órganos reproductores se co-
locan cinco pétalos de forma y tamaño bastante
variables, Fig. 711.
1 Sería, quizá, más práctico, servirse de sacabocados para cor-
tar los pétalos, los cuales se distribuirán en seguida entre los
niños.
Enlas fábricas de flores de porcelana, la pasta de caolín se apla-
fña por medio de una especie de laminador,
La rosa
La confección de una rosa no presenta más dil.-
Fic. 711
Fic. 712
cultad que el doblez del borde libre de los petálos,
Fig. 712.
Fic. 713
El clavel
Esta flor tiene un cáliz visible. Naturalmente,
no se debe pensar en hacer este cáliz sino cuando
la corola esté terminada, Fig. 713.
BeErrraxb, ToussaINr Y GOMBERT.
LA EDUCACIÓN TÉCNICA!
Agradecido como estoy á cuantos han
hecho algo, en este sentido, en nuestras
grandes escuelas y universidades, he cesado
de tener ansiedad acerca del mejoramiento
de las clases. Los conocimientos cientificos
se difunden por lo que llamaban los alqui-
mistas distillatio per ascensum; nada puedeim-
pedir que continúe aumentando esta destila-
ción y que penetre en toda la sociedad inglesa,
hasta que en un futuro remoto, no haya miem-
bro del Congreso que no sepa tanto de cien-
cias como cualquier alumno de escuela ele-
mental; y aún los jefes de las Cámaras en
nuestros venerables sitiales de enseñanza sa-
brán que las ciencias naturales no son sim-
plemente una especie de pretexto universi-
tario por medio de las cuales, individuos de
elase inferior pueden llegar á su altura. Aca-
so sea un poco fantástica esta apocalíptica
1 Concluye. Véase Cosmos pp. 339. y 365.
382
COSMOS
visión; por mi parte, creo que debo pediros
perdón por este rapto de entusiasmo que,
os lo aseguro, no es muy común en mí.
He dicho que el Gobierno está llevando á
oe-
cabo una gran lucha para proteger ese
8 p S 8
nero de educación técnica para los obreros
que es, en mi concepto, laúnica digna de ad-
quirirse. Quizá, aún en este sentido, está
haciendo todo lo que debe. Ciertamente hay
otra clase de protección de carácter más
importante, y que nosotros debemos buscar
en otra parte que no sea el Gobierno. - La
gran mayoría del género humano no tiene
gusto ni aptitudes para las especulaciones
literarias, artísticas ó científicas, ni, en rea-
lidad, para sobresalir de alguna manera. Su
ambición se limita á vivir moderadamente
y con facilidad, haciendo cosas comunes de
un modo común; pero esa gran mayoría de
hombres á que me refiero son de grandísi-
ma utilidad, pues la mayor parte de las
cosas que deben hacerse son comunes, y
son del todo buenas si se las ha hecho se-
gún el molde común. El gran fin de la vida
Lo
que los hombres necesitan es tanto conoci-
no es el conocimiento sino la acción.
miento como el que puedan asimilar y or-
ganizar como base de acción; darles más
puede llegar á ser perjudicial. Conocemos
gnorantes y estúpidos por las
lecturas indigestas como lo son otros por el
individuos tan 1
exceso de gula y de intemperancia. Empero
en una población hay siempre un número
pequeño que nace con las cualidades más
notorias, con un deseo por excelencia, ó con
aptitudes especiales, ya para un género, ya
para otro; nos dice Mr. GaLroN que sola-
mente de uno en cada cuatro mil, se puede
esperar que lleguen á distinguirse, y que na-
da más uno en cada millón participa de esa
intensidad de aptitudes instintivas, de esa
insaciable sed por excelencia que se llama
genio.
Ahora bien, el objeto más importante de
todos los proyectos educativos, es tomar á
esos pueblos excepcionales y hacerlos que sir-
va parael bien de la sociedad. Ningún hombre
puede decir en donde sobresaldrá; como los
locos y los bribones, que son su extremo
opuesto, aparecen algunas veces en el pala-
cio, y algunas veces en la cabaña, pero lo
que debe desearse-—y yo he dicho siempre
que es lo más importante del arreglo social
—es que el lujo no corrompa, ni la pobreza
arruine esos gloriosos ejemplares de la na-
turaleza, y que se les ponga en posición de
que puedan hacer el trabajo para el cual es-
tán especialmente adaptados.
Así, si un joven en una escuela elemental
da muestras de una capacidad particular,
desearía que se le suministrasen los medios
de continuar su educación después de que
haya comenzado el diario trabajo de su vida;
si, en las clases nocturnas, desarrolla él
aptitudes especiales en sentido de la ciencia
ó del dibujo, trataría de asegurarle el apren-
dizaje de alguna industria en la cual tuvie-
ran aplicación sus facultades; y si él es-
cogía ser maestro, tendría las probabilidades
de hacerlo así. Finalmente, al joven de ge-
nio, para ese único en un millón, le haría
accesibles los más amplios y más completos
conocimientos que pudiese suministrar el
país. Cualquiera que pudiera ser el costo,
estad seguros de que sería esa una buena inver-
sión de dinero. Peso mis palabras cuando di-
go que si la nación estuviera en posibilidad
de comprar un Warr, un Davy ó un Fa-
RADAY, al precio de cien mil libras esterlinas,
no seríaese en verdad, un derroche de dinero.
Es un tópico diariamente usado que lo que
esos tres hombres hicieran, ha producido
indecibles millones de riqueza, tomada esta
palabra en su significado económico más
estricto.
Así pues, como estamos para llegar á la
cima de lo que debe hacerse por la educa-
cióntécnica, cuido de la provisión deun proce-
mimiento para escoger las capacidades y dar-
leslibertad. Cuando fuí miembro de la Lonpon
ScuooL BoarD, dije en un discurso, que nues-
tro deber era proporcionar una escala que
llegase desde el fondo hasta la universidad,
escala á lo largo de la cual pudiera trepar
cada niño de los tres reinos hasta donde le
fuera posible. Esta frase fué tan controvertida
en esa época que, á decir verdad estoy can-
sado de ella; pero no conozco otra que ex-
prese más plenamente mi creencia, no sólo
acerca de la educación en general, sino a
8
propósito de la educación técnica en parti-
cular. La base esencial de toda la organi-
COSMOS
383
zación que se necesita para promover la
educación entre los obreros, existirá en
este pais, en mi concepto, cuando cada ¡o-
ven trabajador se penetre de la idea de que
la sociedad ha hecho cuanto ha estado de su
mano para apartar de su sendero todos los
obstaculos innecesarios y artificiales, que no
hay barrera ninguna, excepto las que exis-
ten en la naturaleza misma de las cosas, en-
tre él y el logar, cualquiera que sea, que la
organización social le ha dado para llenar;
y más que ésto, que si tiene capacidad y es
industrioso, hay una mano tendida para ayu-
darlo en cualquier sendero escogido sabia y
honradamente.
He procurado demostrarles que ya existe
una gran suma de tal organización; y estoy
contento al poder añadir que hay grandes
esperanzas de que se llenarán los vacios que
ahora existen.
Estas sociedades ricas y poderosas, las
compañías ciudadanas de Londres, recordan-
do que son las herederas y representantes
de los gremios industriales de la Edad Me-
dia, se han interesado en la cuestión. Allá
por el año de 1872, la Sociedad de Artes
organizó un sistema para enseñar el tecni-
- cismo de las artes y las manufacturas á las
personas empleadas actualmente en las fac-
torías y talleres y que desearan mejorar y
extender sus conocimientos respecto de la
teoría y de la práctica de sus respectivas
profesiones, habiéndose concedido por la
compañía Clothworkers”, un subsidio consi-
derable para ayudar á los esfuerzos de la
Sociedad. Tenemos, pues, un comienzo ha-
lagúeño de organización racional para pro-
mover el mejoramiento de los obreros. No
hace mucho también, otra de las compañías
ciudadanas, determinó dar su contingente
poderoso y, en verdad, sin límites, para me-
jorar la enseñanza de los mismos obreros.
Su adelanto es tan notable que han estable-
cido un comité que procede en nombre de
ellos. No creo faltar á la confianza si añado
que desde hace algún tiempo, el comité so-
licita los consejos y los servicios de algu-
nas personas, entre las cuales puedo contar-
me.
Desde luego me es imposible deciros cual
sea el resultado de las deliberaciones del co-
mité; pero podemos esperar que, dentro de
poco tiempo las compañías ciudadanas de
Londres realizarán el progreso que traiga
una influencia poderosa y decisiva en cuan-
to se refiera á la buena y total enseñanza de
la clase obrera. !
Thomas H. Huxury.
AR O —
NUEVA APLICACION
DE LA FOTOCRONOGRAFÍA
Entre los problemas más complicados de
Fisiología, cuéntase el que se refiere á los
movimientos normales del corazón y al con-
curso de este órgano en la circulación de
la sangre.
A fin de lograr si no la resolución, sí un
progreso, M. Mary acaba de aplicar la fo-
tocronografía al estudio de los movimientos
del corazón á fin de dar á conocer los des-
alojamientos y los cambios de forma de las
aurículas y de los ventrículos que se lle-
nan y se vacian sucesivamente.
Se hicieron los experimentos en un cora-
zón de tortuga colocado en las condiciones
de la circulación artificial y que se había
blanqueado previamente con un pincel em-
bebido en aguada para hacerlo fotogénico.
El autor obtuvo así, durante una revolu-
ción cardiaca, una serie de imágenes suce-
sivas tomadas á intervalos muy cortos y so-
bre las cuales se pueden seguir las fases del
movimiento y las de los cambios de aspecto
de las diferentes partes del corazón.
Por este mismo procedimiento de inves-
tigación se puede tener á la vista el meca-
nismo de las pulsaciones del corazón.
Finalmente, el mismo M. Marry ha lle-
gado á hacer visible el endurecimiento de
los ventríenlos que coincide con la sístole,
es decir, el esfuerzo por el cual el ventricu-
lo al contraerse rechaza toda presión exte-
rior que tienda á deformarlo.
Ev. BeLzunc.
(Revue Générale de Sciences pures et appli-
qués, t. UI, p. 721.)
.
1 Esta esperanza se ha corroborado plenamente
con el establecimiento de las escuelas de Cowper
Street, y con el de la Central Institution de la City
and Guilds of London Institute.
384
COEXISTENCIA DEL PODER DIELÉCTRICO
Y DE LA
CONDUCTIBILIDAD ELECTROLITICA
¿n una de las últimas sesiones de la So-
ciedad Francesa de Física, M. Boury pre-
sentó un estudio acerca de la coexistencia
del poder dieléctrico y de la conductibilidad
electrolítica. Investigaciones hechas con an-
terioridad á propósito de los dieléctricos le
indujo á averiguar si en efecto, como se ad-
mite comúnmente, los cuerpos se dividen en
tres categorías totalmente distintas: conduc-
tores metálicos, conductores electrolíticos y
dieléctricos. Por ejemplo, se sabe que si se
eleva la temperatura de un cuerpo aislador
como el vidrio, llega á adquirir una conducti-
bilidad electrolítica medible conservando una
constante dieléctrica. ¿No hay, entonces,
motivo para reducir las tres categorías á
dos? x
Para resolver esta grave cuestión, M. Bou-
ry mide las cargas tomadas por un conden-
sador después de duraciones de carga que
varían desde 5
observar bien desde luego, lo que se obtiene:
de segundo. Es necesario
1, con un condensador dieléctrico perfecto;
22, con una pila electrolítica perfecta, es de-
cir, en la cual la polarización no venga á
complicar los fenómenos. Ahora bien, un
condensador dieléctrico perfecto, un con-
densador de lámina de atre, llega á su lími-
1
10,000 d e
te de carga en un tiempo menor de
segundo, y esta carga queda en seguida per-
fectamente constante. Por otra parte, se pue-
de emplear en vez de una pila electrolítica
perfecta, un sistema dotado de una enorme
sapacidad de polarización, como dos láminas
de latón, que se hundan en dos pilas llenas
de agua destilada y que comuniquen por me-
dio de un sifón grueso; para toda duración
inferior á4 0*, 03 la cantidad de electricidad
gastada es proporcional al tiempo y no hay
todavía manifestaciones de polarización.
Mediante dispositivos variados, M. Bourr,
se aseguró de una manera completa que, en
los límites indicados, se estaba al abrigo,
por completo, de toda polarización. En vista
de ésto, superponiendolos dos órdenes de fe-
nómenos se ve lo que deberá dar un conden-
sador cuyo aislador es un electrólito si, no
COSMOS
obstante, subsiste la constante dieléctreia.
Se deberá encontrar una carga inicial deter-
minada, cuyo valor se fije por la constante
dieléctrica, y después una cantidad de elec-
tricidad variable proporcionalmente al tiem-.*
po.
La discusión de las fórmulas permite ver
que en las condiciones experimentales ac-
tuales, es decir, cuando no se puede des-
cender á menos de ,,;, de segundo, la in-
vestigación no puede hacerse con exactitud
sino en cuerpos cuya conductibilidad espe-
cifica es cuando menos igual a 10% ohms.
El agua destilada y el alcohol más puro
tienen una conductibilidad mucho mayor.
No se dispone, pues, sino de tres clases de
cuerpos: 1%, las mezclas de líquidos, por
ejemplo, el alcohol y la benzina; 2%, el hielo
á muy bajas temperaturas; 3%, las sales fá-
cilmente fusibles, bajo la condición de que
se las tome al estado sólido y á una tempe-
ratura lejana del punto de fusión. En todos
estos casos, la carga de un condensador cu-
ya lámina aisladora está formada con estas
diversas substancias aparece conforme con
las previsiones indicadas: parte de un valor
determinado y en seguida crece linealmente.
Además, es muy notable que cuando se
Opera con un mismo cuerpo á diferentes
temperaturas, la conductibilidad varía con
lrecuencia en una relación enorme, en tanto
que la constante dieléctrica conserva un va-
lor invariable, dentro del grado de preci-
sión de los experimentos.
El conjunto de estos resultados que con-
firma la idea teórica de la superposición, de
la coexistencia de las propiedades dieléctri-
cas y electrolíticas, prueba que es natural
suponer que no existen más que dos cate-
gorías de cuerpos: los metales y los electró-
litos. En estos últimos cuando la conduc-
tibilidad es bastante grande oculta las pro-
piedades dieléctricas y, á la inversa, cuando
aquélla es bastante débil, se manifiestan so-
las las propiedades dieléctricas.
Epcaro Haupik.
(Revue Générale des sciences pures et appliquées,
t. TIL, pp. 426-427, )
—— AAA —_—_—Á
- REVISTA ILUSTRADA DE ARTES Y CIENCIAS
DIRECTOR PROPIETARIO,
FERNANDO FERRARI PEREZ
SECRETARIO DE LA REDACCION,
“GREGORIO TORRES QUINTERO
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Por un semestre 5 Número suelto
EL PAGO SERA ADELANTADO
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HermMANN SchuBerT: La Cuadratura del Círculo.
—F. Ferrarr Pérez: Una niña de cuatro prernas.—
G. Marescmar: El Manometro de la Torre Etffel.—
BertumeLo1: Sobre el descubrimiento del Alcohol.—
G. M. H.: Juguetes Cientificos. —Jlusiones Ópticas.
—Porqué fracasan los hombres.—Experiencia de
. magnetismo.—Utilidad de la Zoología.—El Cigarro.
MES
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IMPRENTA Y FOTOCOLOGRAFÍA DEL «COSMOS»
Costado del Ex-Arzobispado núm. 1
0JO!--SE SUPLICA NO DOBLEN ESTE PERIODICO--10JO!
2
COSMOS
LAS MARAVILLAS DE LA CIENCIA
EL HILO ELÉCTRICO
TEXTO DE GOSCLAUDE, DIBUJOS DE ALBERTO GUILLAUME
Llega hasta el prodigio lo que puede
obtenerse con paciencia y un poquito
de electricidad. Toma vd. un alambre,
una corriente magnética y dos tablitas
-vibratorias sobre las cuales grita vd.:
«Eh! Eh!» y ya está vd. en conversa-
ción con Londres.
Y diga vd. que la ciencia no ha mar-
chado después de Guillermo el Conquis-
tador!
A NAAA
ab
a
Ya se habla de un pequeño perfeccio-
namiento muy ingenioso, gracias al cual
las palabras llegarían traducidas y sin
asomo de acento extranjero, detal modo
que ndo vd. diga e en París: Bonjour, [¡mable, es preciso repetirla. Los pS nO E 2E
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Pebro DE GorozpE. Secretario, Lic. Jesús Ica=
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Ing. GumrLermo B. Puca, Secretario general,
RaraeL AGUILAR SANTILLÁN. Sesiones: Tacubaya,
- Calle Real, núm. 19.; primer Domingo de cada.
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Farmacéutica Mexicana. A Predenta: Prof.
"Maximixo Río DE La Loza. Secretario, Prof.
Francisco BARRADAs. Sesiones: Escuela ee Me-
dicina, una cada mes, en Martes. E
Liga Farmacéutica Mexicana. Pre
Prof. AroLinar CasritLo. Secretario, ÁNnToNIO-
VeLasco' Quirós. Sesiones: Redacción de «El
Partido Liberal», 32 calle de la Independencia,
núm. 3: todos los Sábados, á-las 7 p. m.
Sociedad Fotográfica Mexicana.—Presidente,
FERNANDO FERRARI PÉREZ. Secretario, VICENTE -
Varcas GALEANA. Sesiones: Tacubaya, D. F.,
Ex-Arzobispado. Se reune una vez al mes á las:
9'a. m.
—Mexicana de Geografía y Estadística.—
Vice-Presidente, Lic. FELix Romero. Secretario,
Junio Zárate. Sesiones: 32 de Humboldt, múm-
51; Jueves ¿las 6 p.m. ;
—Mexicana de Historia Natural.—Presidente, -
Dr. Fervanpo ALTAMIRANO. Secretario, Prof. Ar=
—Foxso L. Herrera. Sesiones: Museo Nacional;
Jueves á las 7 p.m.
| Asociación de. Ingenieros y Aron
Presidente, Ing. MaxueL FervánDez Lear. Se=
cretario. Ing. Juan N. Anza. Sesiones: Escuela
de Ingenieros; Miércoles á las 7 p.m.
Academia Nacional de Medicina Prosdenia
Dr. Demerrio Mesta. Secretario, Dr. EnvArDo.
Varcas. Sesiones: Escuela Nacional de Medici=
; Miércoles á las 7 p.m. A
aa Pedagógica.—Presidente, Jos M. Bo e
NILLA. Secretario, Ponciano RoprÍGUEZ. Presi-
dente Honorario, Sr. Lic. Ramón MANTEROLA.
Sesiones: Tacubaya, D. F., Plaza de Cartajena,
Casa de la Pila, primer y tercer Domingos de
cada mes, á las 9 a mo E
Se suplica á los señores Secretarios de todas las. :
Sociedades Cientificas y Pedagógicas de la Repúbli-
ca, nos remitan noticias semejantes álas anteriores.
>
PREGUNTAS Y DUDAS
Nos proponemos responder á las preguntas que
sobre algún punto cientifico, nos hagan ta
suscriptores. : ES ,
Sialguna pregunta noes 's contestada en tiempor: razo=
-—monsieur! su interlocutor de Londres
oirá: Good. morning, str! y recíproca-
mente. :
-Asíseconvierte uno en ¿ngles, y pode-
mos darnos el paquete de acreedores,
“aun cuando estemos de deudas hasta la
punta de las uñas.
Pero me dirá vd.: «Y los sordo-mu-
dos?»—Ya se ocupan de ellos, señores
y señoras, y vds. no deben ignorar que,
- desde hace algún tiempo Epissox con-
-—sagra sus maravillosas facultades de in-
ventor á la creación. de un aparato, ya
designado con el nombre de telefoto, y
que será para la vista lo que el teléfono
es para el oído. En lugar de la tablita
telefónica sobre la cual se habla, habrá
un espejo delante del cual se harán ges-
tos, que reproducirá el espejo del apa-
rato receptor. :
_Yaes bastante decirquelos sordóo-mu-
dos podrán comunicarse fácilmente por
.medio de los signos de que se compo-
ne el lenguaje del difunto abatedeP E PEE;
bastaría también fotografiar de un mo-
do continuo el espejo receptor para con-
e COSMOS
3
servar una memoria estenográfica de la
conversación.
Si los electricistas logran realmente
dotarnos de un teléfoto, sobre el cual
se fundan tan grandes esperanzas, po-
demos creer que el hilo eléctrico llega-
rá progresivamente á trasmitir, así co-
mo las sensaciones de la vista y del oido,
las del olfato, del gusto y del tacto.
En el aislamiento más absoluto, el día
que se nos antoje, podremos tener to-
dos los placeres de la sociedad, lo cual
tendrá mucho encanto para los enfer-
mos y los achacosos, principalmentelos
coléricos y los leprosos, y para las gen-
tes que deseen pasar sus sofrés en man-
gas de camisa.
(Conclutra.)
(L* Ilustration, XCVII, 1891, pp. 298—288.)
ben olvidar que algunas contestaciones exigen tiem-
po y estudio, á pesar delo cual nos esforzaremós
por contestarlas todas, ya sea en el forro de nues-
tro periódico ó en carta particular.
Aquellas que no nos sea posible resolver, por no
tener los datos suficientes, las publicaremos para
ver si alguno de nuestros suscriptores puede con-
testarlas. Los nombres de los signatarios se publi-
carán sólo con letras iniciales. No contestaremos
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Los avisos se publicarán con el tipo de letra usa-
do en el-presente y las líneas de esta misma longi-
¡tud. En caso de grabados, se medirán, y se cobrará
en proporción de las líneas que abracen, lo mismo
cuando el interesado quiera usar un tipo más gran-
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Il via, Geografía; Botánica, Zoología, Microscopía; Literatura, Filosofía, Moral, Psicología; Magia,
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REVISTA ILUSTRADA DE ARTES Y CIENCIAS
DIRECTOR PROPIETARIO,
FERNANDO FERRARI PEREZ.
SECRETARIO DE LA REDACCION,
GREGORIO TORRES QUINTERO
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EL PAGO SERA ADELANTADO
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Librería de “Las Escuelas” de JESUS URIAS, 9 de Mayo núm. 4
Núar. 2
Tomo I—=15 be Exero De 1892
El principal deber del hombre para consigo
mismo, es instruirse; el principal deber del hom-
bre para con los demás, es instruirlos.
E. LrrrrÉ.
A
SUMARIO
Acustín M. Cuávez: Electro-Psicogénests.—J. Ma-
REY: Analisis de los movimientos por medio de la
Fotografía. —HerMANx Scuuberr; La Cuadraturad el
Círculo.—G. M. H.: Juguetes Científicos. —Tamaño
de las moléculas de agua.—Ilusiones Ópticas.
Límiva 22: Gruta de Cacahuamilpa.—Primer Sa=
lón 6 Sala del Chivo.
E
TACUBAYA, -D. F., MÉXICO
IMPRENTA Y FOTOCOLOGRAFÍA DEL «COSMOS»
Costado del Ex- Arzobispado núm. 1
1892
¡0JO!--SE SUPLICA NO DOBLEN ESTE PERIODICO-"¡0JO! -
LAS MARAVILLAS DE LA CIENCIA |
6
EL HILO ELÉCTRICO
TEXTO DE GOSCLAUDE DIBUJOS DE ALBERTO GUILLAUME
(CONTINÚA)
Ya tenemos el teatrófono que, en el
club, el restaurant, el hotel ó en nues-
tro domicilio, nos proporciona, á bají-
simo precio, las audiciones teatrales más
envidiables; y apenas tengo necesidad
de decir con qué grande impaciencia
los abonados esperarán el zeléfoto, pa-
ra poder ver las pantomimas y dirigir
los gemelos sobre las actrices! e
Y entonces ¡qué placer! organizare-
mos pequeñas sozrees telefónicas sin sa-
lir de casa; charlaremos telefónicamen-
te, escucharemos la comedia, las coplas
y los monólogos teatrofontcamente. ¡Na-
da de coches que alquilar ni escaleras
que subir! Verá vd. que el telefive
o'clock estará muy de moda en el próxi-
mo invierno.
¿Y el ambigú? No conozco ninguna |
razón científica que se oponga á la tras-
misión eléctrica de los pastelillos y lose
AVISOS
En los eN Al) 95 Cs. a E
Los avisos se publicarán con el tipo de letra usa=
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Vrerasco Quirós. Sesiones: Redacción de «El
Partido Liberal», 3a calle de la Independencia,
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Ex-Arzobispado. Se reune una vez almesá las
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Dr. Fervawno ArramiraNo. Secretario, Prof. AL=-
=ronso L. Herrera. Sesiones: Museo Nacional;
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Asociación de Ingenieros y Arquitectos.— A
Presidente, Ing. Manuer Fervávorz Lear. Se=
- ¿cretario. Ing. Juan N. ANZA. Sesiones: Escuela A
de Ingenieros; Miércoles á las 7 p.m.
Academia Nacional. de Medicina.—Presidente,
Dr. Demerrro Mesía. Secretario, Dr. Envarno
Varcas. Sesiones: Escuela Nacional de Media ES,
; Miércoles á las 7 p.m. 3 ES
on Pedagógica.—Presidente, José M, Bo-.
NiLLA. Secretario, Poncrano RoDRÍGUEZ. Presi-
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Sociedades Científicas y Pedagógicas de la Repúbli- í
ca, nOs remitan noticias semejantes á las anteriores- E
_ COSMOS A
AS
e a e como oe era q un si-
glo la posibilidad de conversar con una
o situada al otro lado: de la Man-
chas
: Oh! y qué comidas tan demidas se
- harán con el telambigú! Este aparato
prestará grandes servicios á. aquellas
personas que se ven muy solicitadas;
pues les permitirá aceptar varias invita-
ciones á la vez; y no menos útil será pa-
ra aquellas otras que no tienen más co-
cina que la del restaurant: estas pobres
- gentes no tendrán ya que bajar desde
- su sexto piso ó hacerse subir los platos
en esa especie de cestas cilíndricas que
ve uno á veces cerca de los cuarteles.
Por lo que toca al olfato, es muy
evidente que la perfumería á distancia
- no tropiece con ninguna dificultad se-
ria: bastaría un pulverizador de cierta:
potencia, con una canalización á modo
de la del gas y del agua, para que to-
y ] q
dos los bordes puedan recibir á
domicilio los perfumes que deseen.
(Concluirá.)
EMPLEOS.
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le, ofrecemos, libres de pago, tres líneas en el forro:
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caso de necésitarlo.
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Damos hoy á los lectores del «Cos=
Mos», una lámina fotocolográfica que.
representa el Salón del Chivo. Es la-
primera de la serie que, referente á la
grandiosa. Gruta de Cacahuamilpa, te-
nemos en preparación. Los lectores del
«Cosmos» serán los únicos que posean
esta preciosa colección, hasta hoy sólo
de nuestra propiedad y completamente
desconocida. Así que esté publicada la
serie, escribiremos un artículo descrip=
tivo. ;
O —
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5 E “Librería de “Las Escuelas” de JESUS URIAS, 5 de Mayo núm, 4
+ “Tomo 1-1? ve Feoreno oe -1892—Núm. 3
a
a S E ; El principal deber del hombre para consigo
bre para con los demás, es instruirlos.
E. LrrrrÉ.
Aca ll o 4 SUMARIO A =
Ñ La Unificación de los Símbolos y de las Abrevia-
turas. —HerMANN Scuupert: La Cuadratura del Cír=
> 1 A mismo, es instruirse; el principal deber del hom- |
culo.—Marorzr Evanz: La Ántropoplastia Galyánica.
z -=G, M. H.: Juguetes Cientificos. —Precio de los me-
OS tales raros.—Baltstica.—J. Brrwsteix: Musión del
sentido del tacto.—Grecorio Torres QuInTERO: /ue=
vo Calendario Perpetuo.—Tom Trr: La Ciencia Di- |
vertida. -
Lámiva 32: Gruta de Cacahuamilpa.—El Trono.
o TACUBAYA, D. F., MÉXICO
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Costado: del Ex- Arzobispado núm. 1
z 1892 ;
0JO!--SE SUPLICA NO DOBLEN ESTE PERIODICO--¡0JO
10 COSMOS
LAS MARAVILLAS DE LA CIENCIA
EL HILO ELÉCTRICO
TEXTO DE GOSCLAUDE. DIBUJOS DE ALBERTO GUILLAUME
(CONCLUYE)
En cuanto al tacto, sin duda que se-
rá un poco más complicado que para
los otros sentidos; sin embargo, no me
parece imposible que un médico pueda
examinar á sus enfermos por un hilo es-
pecial. Tomar el pulso, auscultar, áun
percutir, y entregarse á todas las averi-
guaciones en que el médico funda su
“diagnóstico, serán operaciones muy sen-
cillas y fáciles contando con aparatos de
una sensibilidad conveniente; pero hay
pocas esperanzas respecto de las opera-
ciones quirúrgicas, y creemos que el
callista desgraciadamente tropezará con
dificultades para operar á distancia; su-
cederálo mismo con los peluqueros que,
según toda apariencia, no tendrán que
esperar gran cosa en este orden de ideas,
á no ser que venga al mundo un elec-
tricista de genio, del género de aquel
hombre que inventó los cables de man-
LaS
AVISOS
0 25 es. la, ea
Los avisos se publicarán con el tipo de letra usa-
do en el presente y las líneas de esta misma longi-
tud.. En caso de grabados, se medirán, y se cobrará
o z e
En los forros .....
en proporción de las líneas que abracen, lo mismo
cuando el interesado quiera usar un tipo más gran-
de que el presente.
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Jueves á las 7 p. m- E
Asociación de Ingenieros y Arquitectos.—
Presidente, Ing. MawurL FervNánDeEz LraL. Se=
Liga
y
eretario. Ing. Juan N. Anza. Sesiones: Escuela:
de Ingenieros; Miércoles á las 7. p.m. .
Academia Nacional. de Medicina: Presidentes
Dr. Demerkio Mesía. Secretario, Dr. Luiz E.
Ruz. Sesiones: Escuela Nacional de Medicina;
Miércoles á las 7 p. m.
Sociedad Pedagógica.—Presidente, José M.Bo-
NILLA. Secretario, Poncrano Robrícuez. Presi-
dente Honorario, Sr. Lic, Ramón MANTEROLA:
Sesiones: Tacubaya, D. F., Plaza de Cartajena,
Casa de la Pila, primer y toreo A de
cada mes, ¿las 9 a.m. > z
Se suplica á los señores Secretarios de todas las
Sociedades Científicas y Pedagógicas de la Repúbli=
ca, nos remitan noticias semejantes ¿las anteriores.
COSMOS.
tequilla, é invente un hilo para cortar
cabellos. :
- Por fortuna, el sastre y el sombre-
“rero no tardarán en poseer un aparato
para tomar la medida sin ir á la casa
del cliente, y no tengo para qué decir
que con un buen telefoto, podrá. el pin-
tor hacer nuestro retrato sin molestar-
nos; lo que es algo. e
Bajo el punto de vista sentimental,
me congratulo, porque está próximo el
«día en que la ciencia nos enriquezca con
un telekiss.ó telebeso, con el cual, lejos
de miradas indiscretas, nos será delicio-
so coquetear por alambre especial.
Y si alguien se disgusta, será verda-
deramente muy cómodo poder, sin mo-
lestarse, responderle de un modo eléc-
rico é instantáneo por el teletrompts,
el cual se encontrará de aquí á poto,:en
toda casa medianamente arreglada.
suscribíos al “Cosmos”
El «Cosmos» es la única revista cien-
tífica ilustrada que se publica en nues-
tro país. En ds regalaremos
á nuestros suscriptores una magnífica
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¡Ved las condiciones!
EMPLEOS
A los que tengan una profesión científica ó docen=
te, ofrecemos, libres de pago, tres líneas en el forro
de nuestro periódico, para que soliciten empleo en
caso de necesitarlo.
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EMPLEADOS .
Tendremos también una sección especial para soli-
'citud de empleados de la categoría anterior; pero
estos avisos se publicarán previo pago correspon=
diente,
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“y PREGUNTAS Y DUDAS
Nos proponemos responder á las preguntas que
sobre. algún punto científico, nos hagan nuestros
suscriptores.
- Sialguna pregunta no es contestada en tiempo razo-
nable, es preciso repetirla. Los suscriptores no de-
ben olvidar que algunas contestaciones exigen tiem-
po. y estudio, á pesar de lo cual nos esforzaremos
por contestarlas todas, ya sea en el forro de nués-
tro periódico g en carta particular.
Aquellas que no nos sea posible resolver, por no
| tener los datos suficientes, las publicaremos para
ver si alguno de nuestros suscriptores puede ton-
testarlas. Los nombres de los signatarios se publi-
carán sólo con letras iniciales. No contestarenios
ninguna pregunta anónima.
'
A
Sr. M. P.—Tacubaya.—Prognatismo se deriva del
, o y A » ed
término antropológico prognato, que á su vez viene
de Tp, hacia adelante, y ¡vábdec; maxilar, con lo
a 1 y ESA 5
cual se significa maxilares alargados 6 prominentes.
Sr. A. A,—México.—Linchar se ha formado del
apellido de Jomy Lywcn, colono irlandés de la Caro-
lina del Sur, en los Estados Unidos del Norte, Es-
tado enel cual ejercía en el siglo XVIL las funciones
de jefe de la justicia; sus conciudadanos lo invistie=
¡ron de un poder absoluto:del que usaba de una ma-
nera terrible, juzgando súmariamente y ejecutando
en el acto 4 todos los criminales cuya culpabilidad
¡estaba fuera de duda. Los linchanuentos 6, más bien
dicho, la.salvaje Ley de Exwcnm, todavía en la actua=
lidad es muy común en los Estados Unidos del
Norte. :
Sr. D. J. F.—México.—No hemos podido encon=
trar.en ningún diccionario ni texto español, el equi-
valente de nombres amiables. La traducción literal
es números amables. Aunque Ruborrr, Descartes y
otros matemáticos se habían ocupado de ellos, el pri-
mero que los designó con este nombre, fué Senoo=
TEN cn sus Exercitationes mathemaltice, sec. 9. Se
¡aman así los pares de números que tienen la pro-
|piedád de ser cada uno igual 4 la suma de las par-
¡tes alícuotas del otro. Sólo se conocen tres pares de
[números que gozan de esta propiedad: 282 y 220;
17296 y 18415; 93635938 y 9437056. 'Así, por ejem-
| plo: y
9841 Y 2445410 411-420+499
4441554110
que son las partes alícuotas de
220; y recíproca-
mente ; Se
0 =P TA
que son las partes alícuotas de 284.
La Enciclopedia de Larousse cita erróneamente,
como números amables, á 26 y 12. -
«LIBRERIA DE C. BOURET» |
MÉXICO ! l
CALLE DEL CINCO DE MAYO NÚM. 14.—AVENIDA ORIENTE 2 NÚM. 309.
ARNATSINY
logía, Farmacia, Fisiología, Veterinaria, etc.; Derecho, Jurisprudencia, Economía Política; Agri-
cultura, Sericultura, Jardinería, etc.; Arquitectura, Trabajos Públicos, Distribución de Aguas;
Arte Militar; Artes y Ciencias, Industria, Manufacturas; Astronomía, Meteorología, Gosmogra=
fía; Química, Física; Comercio, Contabilidad, Banco, Finanzas, Navegación, etc.; Electricidad,
Telegrafía; Enseñanza, Lenguas, Obras Clásicas, Obras Recreativas € Instructivas; Geología,
Paleontología, Antropología, Arqueología. Etnografía, etc.; Gimnástica, Duelo, Esgrima; Histo=
ria, Geografía; Botánica, Zoología, Microscopía; Literatura, Filosofía, Moral, Psicología; Magia,
Magnetismo, Espiritismo, Matemáticas en General, Mecánica, Mineralogía, Pintura, Escultura,
Música, Fotografía, Religión, etc.; etc., ete. -
| COLECCIÓN DE ESFERAS CELESTES Y TERRESTRES.
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En esta casa se encuentra el surtido más completo de Obras de Anatomía, Cirujía, Pato= |
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MAPAS COSMOGRÁFICOS CUADROS DEL SISTEMA MÉTRICO
MAPA GENERAL DE LA REPUBLICA MEXICANA
CARTAS MURALES PARA LA ENSEÑANZA DE LA GEOGRAFÍA
Véanse los catálogos generales. Precios sin rival.
IES E E
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LIBRERIA DE “LAS ESCUELAS”.
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AVENIDA 2* ORIENTE NÚM. 151—CINCO DE MAYO NÚM. 4.
APARTADO POSTAL NUM. 618
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SURTIDO COMPLETO DE LIBROS DE TEXTO PARA LA ENSEÑANZA :
PRIMARIA,
SECUNDARIA
Y PROFESIONAL
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> VENTA POR MAYOR A PRECIOS SIN COMPETENCIA E
DE LOS LIBROS DE FONDO, EDITADOS EN ESPAÑOL POR LA CASA -
HACHETTE Y COMP., DE PARÍS
SE PROPORCIONAN LIBROS DE LAS DEMAS LIBRERIAS DE LA CAPITAL E
- ÉÉÑ"SIN COBRAR COMISION-88 |
Jesús Urias.
REVISTA ILUSTRADA DE ARTES Y CIENCIAS
Oe
DIRECTOR PROPIETARIO,
FERNANDO FERRARI PEREZ
SECRETARIO DE LA REDACCION,
GREGORIO TORRES QUINTERO
: ———— — ollo Se
SUSCRIPCIONES:
LA OS QUES POr trimes tieso
-Por un semestre 5-00 | Número suelto
2 7 , EL PAGO SERA ADELANTADO
“5:SE PUBLICA LOS DÍAS 1* Y 15 DE CADA MES:=-
REGISTRADO PROVISIONAEMENTE EN LA ADMINISTRACIÓN DE CORREOS, COMO ARTÍCULO DE 2* CLASE
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SE RECIBEN SUSCRIPCIONES:
Librería de C. BOURET, Calle del Cinco de Mayo núm. 14
Librería de “Las Escuelas” de JESUS URIAS, 5 de Mayo núm. 4
Tomo I—15 pe Fresrero oe 1892—Núnm. 4
El principal deber del hombre para consigo
mismo, es instruirse; el principal deber del hom-
bre para con los demás, es instruirlos.
E. LrtrrÉ.
SUMARIO
F. Ferrari Perez: Un Arado:Nacional. —HeERMANN
ScuuBert;: La Cuadratura del Círculo.—Una Etbe--
ración de Palomas.—M. P. Arpertontr: La Fistología
y la Cuestión Social.—G. M. H.: Juguetes Cientifi-
cos. —Bibliotecas Públicas de Paris.—Tom Trr: Hlu=
siones de Óptica.—Modo eficaz de conocer la presen=
cia del alumbre en el pan.
Lámisa 42; Gruta de Cacahuamilpa.—Gran Esta-
lagmita del Salón del Chivo.
TACUBAYA, D. F., MÉXICO
IMPRENTA Y FOTOCOLOGRAFÍA DEL «COSMOS»
-Costado del Ex- Arzobispado núm. sl ERA
1892
10JO!--SE SUPLICA NO DOBLEN ESTE PERIODICO--i0JO!
14
NOTICIAS DIVERSAS
—bl arado “triplex”, sistema Cuávez
á que se refiere nuestro artículo Un ara-
do nacional, lo construye en Francia.la
acreditada casa Basac, de Liancourt, y su
expendio en México está á cargo del co-
nocido comisionista Sr. ManueL Forru-
No, Santa Clara 9, México.
La Spediteur und Rhederer Vereín
(Compañía de Navegación) de Hambur-
go, ofrece tres premios de 1000, 2000
y 5000 marcos por los tres mejores mé-|
todos químicos ó arreglos mecánicos
que impidan la combustión expontánea
de las cargas de carbón. Invita al con-
curso á los ingenieros y químicos de
todos los países, imponiendo como con-
dición única que las memorias se remi-|
tan antes del 1% de Julio próximo.
—La Academia real danesa, ofrece
dos premios de 400 y 600 coronas (540
y 610 francos) por investigaciones so-|
bre la naturaleza exacta y las propor-
ciones de las substancias hidrocarbo-
nadas que se encuentran en los cerea-
les comunes en los diferentes grados de
madurez; y por investigaciones sobre el
phytoptus y las agallas á que da origen
este insecto. Los premios se concede-|
rán en Octubre de 1893.
—El eminente físico inglés Sir Wr
LLIaM Tuowuson ha sido elevado á la dig-
nidad de par de Inglaterra.
—Durante la semana que concluyó el
24 de Diciembre, se depositaron en el
distrito de Londres, 37 millones de car-
tas en vez de 13 millones y medio que
es la cifra media ordinaria; y se distri-
buyeron, durante el mismo período, 33
millones de cartas ó sean 20 millones
más que en una semana común. Para
desempeñar este trabajo se tomaron...
2300 empleados suplementarios, los eua-
les elevaron á 15000 el número de los
que trabajaron activamente durante esa
semana de extraordinario movimiento.
—Ha fallecido el conocido astrónomo!
y matemático imglés Sir Jorce AÁtrx, á
la edad. de noventa y un años. Era di-
rector del Observatorio de Greenwich
desde 1828.
y Sl po) a
carril eléctrico de un solo riel que ha-
rá viajes entre Lake-Street y Jackson=+
Park, circulando los coches con uña!
velocidad de 64 kilómetros por hora:
]
COSMOS
En Chicago van á construir un fe-|
AVENTURAS DE UN FOTÓGRAFO
o
hs UN
Aa
EMPLEOS
A los que tengan una profesión científica d docen=
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Tendremos también una sección especial para soli=
citud de. empleados «de la categoría anterior; pero:
estos avisos se publicarán previo pago correspon
diente.
E
: COSMOS
£
15
La Cámara de diputados de Bélgi-
ca acaba de votar una ley que prohibe
las experiencias públicas del hipnotis-
mo. Por otro lado, durante una discu-
sión reciente en la Cámara de diputados
de Austria, M. ScnLesisGeR pronunció
un discurso sobre el valor del hipnotis-
mo y el deber que tiene el Estado de
aprovecharlo en beneficio de las pobla-
ciones. El orador reprochó con violen-
cia á las Dniverodades su indiferencia
con respecto á estas cuestiones, decla-
rando que esta indiferencia es un cri-
men, y que las legislaturas debían in-
tervenir para concluir con ella y hacer
todo lo posible para estimular el estu-
dio de estos asuntos y sacar partido de
ellos en beneficio de la humanidad.
—Los conocimientos matemáticos de
Farapay eran bastante reducidos, á pe-
sar de lo cual puede decirse que fué el
físico inglés más distinguido de su épo-
ca.
—Según la Revue Sezentifique, Un mé-
dico americano refiere que en México
los indígenas se vacunan contra las mor-
deduras de las víboras venenosas, Ino-
culándose primero el jugo de una Dors-
tenta y en seguida el de una víbora.
—El Director general de correos de
Victoria y Australia del Sur ha logrado
obtener una comunicación telefónica en-
tre Melbourne y Adelaida, ciudades que
distan 800 kilómetros, sirviéndose de
una línea aérea de alambre de cobre de
3 milímetros de diámetro que acaba de
establecerse para usar un nuevo apara-
to telegráfico cuádruplo. Durante una
hora se cambió una animada conversa-
ción entre las dos extremidades de la
línea.
—La Administración de los ferroca-
rriles del Estado, en Bélgica, ha decidi
do adoptar para el servicio, desde el 1*
de Mayo próximo, la hora de Green-
wich en lugar de la de Bruselas. La di-
ferencia es de once minutos.
- PREGUNTAS Y DUDAS
Nos proponemos responder á las preguntas que
sobre algún punto científico, nos hagan nuestros
suscriptores.
Sialguna preguntano es contestada en tiempo razo-
nable, es preciso repetirla. Los suseriptores no de-
ben olvidar que algunas contestaciones exigen tiem-
o. y estudio, á pesar de lo cual nos esforzaremos
por contestarlas todas, ya sea en el forro de nues-
tro periódico ó en earta particular.
- Aquellas que no nos'sea posible resolver, «por no
tener los datos suficientes, las publicaremos para
ver si alguno. de nuestros suscriptores puede con=
testarlas. Los nombres de los signatarios se publi-
carán sólo con letras iniciales. No contestaremos
ninguna pregunta anónima.
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En los forros .....
0. 25.cs. la línea.
Los avisos se publicarán con el tipo de letra usa=
do en el presente y las líneas de esta misma longi-
tud. En caso de grabados, se medirán, y se cobrará
en proporción de las líneas que abracen, lo mismo
cuando el interesado quiera usar un tipo más gran=
de que el presente.
AVENTURAS DE UN FOTÓGRAFO
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«LIBRERIA DE C. BOURET+ |
MÉXICO |
CALLE DEL CINCO DE MAYO NÚM. 14.—AVENIDA ORIENTE 2 NÚM. 309.
TONALOS
En esta casa se encuentra el surtido más completo de Obras de Anatomía, Cirujía, Pato
logía, Farmacia, Fisiología, Veterinaria, etc:; Derecho, Surisprudencia, Economía Política; Agri-
cultu ra, Sericultura, Jardinería, ete; Arquitectura, Trabajos Públicos, Distribución de-Aguas; -
Arte Militar; Artes y Ciencias, Industria, Manufacturas; Astronomía, Meteorología, Cosmogra--
fía; Química, Física; Comercio, Contabilidad, Banco, Finanzas, Navegación, ete.; Electricidad,
Telegrafía; Enseñanza, Lenguas, Obras Clásicas, Obras Recreativas é Instructivas; Geología,
Paleontología, Antropología, Arqueología. Etnografía, etc.; Gimnástica, Duelo, Esgrima; Histo-
ria, Geografía; Botánica, Zoología, Microscopía; Literatura, Filosofía, Moral, Psicología; Magia,
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MAPA GENERAL DE LA REPUBLICA MEXICANA
CARTAS MURALES PARA LA ENSEÑANZA DE LA GEOGRAFÍA
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LIBRERIA DE LAS ESCUELAS”
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SECUNDARIA
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Por un semestres. o. De DEOO0A Nin ero suelto O 0 50
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Tomo I—1* pe Marzo oe 1892—Núm. 5
El principal deber del hombre para consigo
mismo, es instruirse; el principal deber del hom-
brepara con los demás, es instruirlos.
SUMARIO AN
E. LrrrrÉ.
M. P. Argerront: La Fisiología y la Cuestión So-
cial.—Marfil Artificial. —Areerro Gaubry: Excur-
sión a las Montañas Rocallosas.—E. FerrRaRI PÉ- |
rez: Curiosidades Científicas. —AÁxrowso BERGEt:
Fotografía de los Colores por el Método interferen-
cial de M. Lieemann. :
Lámina 52: Gruta Canos PacHeco (cerca de Ca-
cahuamilpa).—Estalactitas de la Entrada.
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Costado del Ex- Arzobispado núm. 1
1892
0JO!--SE SUPLICA NO DOBLEN ESTE PERIODICO--¡0JO!
18
A al ii
NOTICIAS | DIVERSAS.
—En estos momentos! de está Le
do en Londres un nuevo pavimento. Los'*
adoquines están formados de corcho y be-
tún comprimidos y tienenla gran ventaja
de ser elásticos, lo cual ES que las pa-
tas de los Cabanos encuentren un Os
yo seguro y no hagan ruido.
as los han adop-
tado la pésima costumbre de falsificar
la harina, agregándole, unos polvo de
mármol y o OS bad ita ea No de-*
be olvidarse que el mármol no se digue-
re y que la barita es un veneno es
te enérgico. E
—M. CoLomBar ha legado á la des -
miade Ciencias de París, 10000 francos
destinados á fundar un premio que se
dará cada dos años, como compensación
de los tr abajos de medicina relativos á
las enfermedades de los órganos de la
fonación: ó de la sordo-= de :
—La Academia de Ciencias de Bélgi-
ca está haciendo pr eparativos para E
lebrar el 50 aniversario de la elección
de M. Van BENEDE».
—En el Instituto de Fisica y Óptica
de Munich acaban de construir un mi-
croscopio que tiene un poder amplifi-
cador de once mil diámetros. Se 1lumi-
na por medio de la luz de un arco eléc-
trico y el costo total del aparato ha si-
do de 43,750 francos. Está destinado á
la Exposición Colombina de Chicago.
—Ha fallecido 4 la edad de 74 años
M. F. Vox Roruer, Profesor de Geolo-
gía y Paleontología de. Breslau.
—M. R. Lryosax ha hecho en Ingla:
terra una serie de nuevas investigacio-
nes sobre las plantas carnívoras, ha-
biendo comprobado de nuevo que las
plantas nutridas adquieren un desarro-
llo muy super oral que consiguen plan-
tas de la misma especie y que viven en
las mismas condiciones, pero sin ser nu-
tridas.
—Pizarrón que camina. —AÁmPERE era
sumamente distraido. Un día se puso
á hacer un cálculo en la parte posterior
de un coche de alquiler con un pedazo
de jis que siempre cargaba. Cuando es-
taba más absorto en su trabajo, comen-
zÓ á caminar el coche y AmPxE lo si-
guió á la carrera para continuar sus
ecuaciones.
ON
HITA
COSMOS Is
Am
EM PLEOS;
A les que: denfan una profesión científica/ó docen=
te, ofrecemos, libres de pago, tres líneas en el forro
de' 'nuestro "periódico, para que soliciten” RO en
caso de necesitarlo. _¿* E
EMPLEADOS
Tendremos también una sección especial para soliz
citud de empleados de la categoría anterior; pero
estos avisos se poblana previo pago correspon
diente.
o)
AVISOS
En los forros 0 25.cs. la línea. ;
Los «avisos se publicarán con el tipo de letra usa=
do en el presente y las líneas de esta misma longiz
tud. En caso de grabados, se medirán, y se cobrará
en proporción de las líneas que abracen, lo mismo
cuando el interesado quiera usar un tipo más sua
de que el presente.
*
ox
En ¿Quién hace ese ruido? preguntaba
el Pto día un niño en el tren.
“LOS carros, contestó la madre.
¿Por que?
—Porque se están moviendo.
0 ¿POR qué. se están moviendo?
"La máquina los mueve.
- —¿Cuál. máquina? -
La que va adelante.
—¿Por qué va adelante?
——Para arrastrar el tren. E
—<¿Cuál tren?
e
¿Este carro? preguntó el chiquillo
apuntando su asiento.
Si
—¿Por qué lo arrastra?
—Hl maquinista así lo hace.
-—¿Cuál maquinista?
81 de la máquina.
—¿Cuál máquina?
Aa que va adelante.
—¿Por qué va adelante?
-—Ya te lo dije
—¿A quién le dijiste qué?
NS
—¿Para qué?
—O0h! estáte callado!
dioso? :
—¿Qué cosa es fastidioso?
—Un niño que hace tantas preguntas.
—¿Un niño de quién?
— El mío.
— ¿Cuáles preguntas? ;
El conductor entró, recogió los bo--
letos, llegamos á la estación y no pudi-
¿Eres un fasti-
'mos escuchar todo el diálogo; pero to-
davía, cuando la madre empujó al chi-
quillo hacia la plataforma, oímos esta
“última pregunta:
== ¿Cuál conductor?
COSMOS
19 de
== AS
A E ASA PA A
- PREGUNTAS Y DUDAS
[Nos proponemos responder á las preguntas que
sobre algún punto científico, nos hagan nuestros
suscriptores... :
Si alguna pregunta no es contestada en tiempo razo-
nable, es preciso repetirla. Los suscriptores no de-
ben olvidar que algunas contestaciones exigen tiem-
po y estudio, á pesar de lo cual nos esforzaremos
¡por contestarlas todas, ya sea en el forro de nues=
tro periódico ó en carta particular.
Aquellas que no nos sea posible resolver, por no
iener los datos suficientes, las publicaremos para
ver si alguno de nuestros suscriptores puede con-
1estarlas, Los nombres de los signatarios se publí-
carán sólo con letras iniciales. No contestaremos
ninguna pregunta anónima.
Sr. Profesor A. de J. E.—México.—Para hacer
las experiencias de Prarsau con las burbujas de ja-
bón, se usan varias fórmulas, de entre las cuales
hemos elegido las tres que siguen y que le recomen=
«damos á yd, como buenas. :
Formula usada en la Sorbona
Jabón de Marsella. .... 1500 gramos
Agua hirviendo 1000
Azúcar blanca RODA
Disuélvase el jabón en el agua caliente y filtrese
la solución: cuantas yeces sea necesario para oble-
ner un líquido completamente transparente y en el
eual se disuelve el azúcar.
Otra fórmula
Glicerina . ...
2/5
Aa o SO
Jabon. ....... c. b
Hágase una solución de jabón saturada y agrégue=
se la glicerina. > z
Fórmula americana
Jabón...:.. 120 gramos
da 4500 ES
Glicerina... 500. .,,
Hágase como las anteriores.
Como obra de consulta que contiene muchas ex-
periencias agradables que pueden hacerse con las
burbujas de jabón, le recomendamos á vd. la titula=
da «Home Experiments in Science for old and young.
By T. O'Coxor SLoane.—Philadelphia, HeyrY Ca
REY Barro and Co., 810 Walnut Street, 1888.»—
El «Cosmos» publicará próximamente todo lo esen-
“cial de este interesante librito.
Sr. J. F.—México.—Posteriormente á la contes=
tación que le dimos á vd. en el número 3 del «Cos-
mos», hemos visto que el Diccionario francés-espa=
ñiol de Don Nemesio FERNÁNDEZ CUESTA traduce nom-
bres amiables diciendo númeroMamigables.
NOTICIAS DIVERSAS
—El célebre ciego SAUNDERSON distin-
guía por medio del tacto las medallas
falsificadas que habían engañado la vis-
ta de los peritos más experimentados;
GANISBASIUS, escultor ciego, se entera-:
Le de los rasgos de la cara también por
medio del tacto. Hizo, de este modo,
estatuas muy parecidas del Gran duque
de Toscana, Cosme [, y del papa UrBa-
No VIII. ón ; :
—M. Hexnxy O. Forbes, estudiando al-
gunas osamentas muy bien conservadas
pe
¡poseía realmente una ala ru
e Dinorntis, descubiertas en Nueva Ir-|
landa, se ha convencido de que esta ave
a:
El coracoideo-escapular posee, en efec-
to, una cavidad arredondeada que no
puede haber sido otra cosa que una ca-
vidad glenoide que recibía un húmero
de cierta importancia.
<—Se dice que un médico ruso ha lo-
grado descubrir y cultivar el microbio
de la vacuna. El yirus que se obtiene
artificialmente, es tan eficaz, al parecer,
como el natural, poseyendo además la
ventaja inmensa de estar excento de gér-
menes, ya sean tuberculosos ó de cual:
| quiera otra clase.
—En un artículo titulado «Sacrificios
funerarios» el British Medical Journal
protesta contra la costumbre estable
cida que obliga á descubrirse, en cier-
tos casos, á las personas que. acompa-
ñan un cadáver. Esta mala costumbre
acorta ciertamente los días de muchos
de los asistentes.
El Congreso anual de la Asociación
de los Matemáticos Alemanes se reuni-
rá este año en Nuremberg, verificándo-
se al mismo tiempo y bajo los auspicios
del Gobierno, una exposición de mode-
¡los y de aparatos de Física y Matemá-
tcs
—IEn la provincia de Mendoza (Re-
pública Argentina) se han descubierto
yacimientos considerables de vanadio:
El vanadio se usa, sobretodo al estado.
de vanadiato de amoniaco, como pro-
ducto tintóreo, pues produce con la ani-
lina una pintura de un negro absoluto:
Según el Engeneering and Mining Jour=
nal su precio actual es de 110 francos
el gramo. :
—Un químico de Hamburgo preten-
de hacer inexplosivo el petróleo, agre-
gándole una pequeña cantidad de una
mezcla de bicarbonato de sosa y de ani-
lima, de sulfato de cal, de sulfato de
magnesia, de cloruro de sodio, de sal
amoniaco y de agua.
Suscribíos al “Cosmos”
El «Cosmos» es la única revista cien-
tífica ilustrada que se publica en nues-
tro país. En o número regalaremos
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Pronto lo haremos decenal sin au-
mentar de precio.
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logía, Farmacia, Fisiología, Veterinaria, etc.; Derecho, Jurisprudencia, Economía Política; Agri-
cultura, Sericultura, Jardinería, etc.; Arquitectura, Trabajos Públicos, Distribución de Aguas;
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ria, Geografía; Botánica, Zoología, Microscopía; Literatura, Filosofía, Moral, Psicología; Magia,
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SISTEMAS DE PTOLOMEO Y COPÉRNICO
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: Jesús Urias.
Por un año......
Por un semestre
REVISTA ILUSTRADA DE ARTES Y CIENCIAS
De e
DIRECTOR PROPIETARIO,
FERNANDO FERRARI PEREZ
SECRETARIO DE LA REDACCIÓN
GREGORIO TORRES QUINTERO
AS A
SUSERTPCIONES:
$1 29-00 Par an tr estress 179
A 50021 Número suelto 0750
EL PAGO SERA ADELANTADO
“S:SE PUBLICA LOS DÍAS 1” Y 15 DE CADA MES:s-
REGISTRADO PROVISIONALMENTE EN LA ADMINISTRACIÓN DE CORREOS, COMO ARTÍCULO DE 2* CLASE
_——_—
SE RECIBEN SUSCRIPCIONES:
Librería de e. BOURET, Calle del Cinco de Mayo núm. 14
Librería de “Las Escuelas” de JESUS URIAS, 5 de Mayo núm. 4
ono 115 or Manzo pr 1892—Núnm. 6
El principal deber del hombre para consizo
mismo, es instruirse; el principal deber del hom-
bre para con los demás, es instruirlos.
E, LitTrÉ.
CI
Acustíx M. Cnávez: Ensayo de aplicación del me-
todo logico, al estudio de la resistencia del atre y
proyecto de un aparato para determinar experimen=
talmente los valores parciales de dicha resistencia.
—Tom Trr; El Cuadrado de la Hipotenusa; Ilusión
de Óptica; El Agua cambiada en Vino; Perforar un
centayo con una aguja. —G. KrrLus: Los espectros tp
vivos.—Arronso Bercer: Fotografía de los Colores |
por el Método Interferencial de -M. Liermany.—G.
M: H.: Juguetes Científicos.
Lámaxa 62: Gruta de Cacahuamilpa. La Lira.
"TACUBAYA, D. F., MÉXICO
IMPRENTA Y FOTOCOLOGRAFÍA DEL «COSMOS»
Costado del Ex Arzobispado núm. 1
1892
|
74
0JO!--SE SUPLICA NO DOBLEN ESTE PERIODICO--10J0
NOTICIAS DIVERSAS
—La prensa de Chicapa o aprueba lo que
se dice que dijo el Sr. Presento Díaz
acerca de que preferiría presentar en
la Exposición los elementos de riqueza
y el progreso de México, más bién que
sus a observación muy acertada
y que constituye una prueba del buen
juicio del Primer Magistrado. El Pre-
sidente está positiv O en lo justo
al resolverse á gastar el dinero de Méxt-
co en da ar al mundo la maravillo-
sa abundancia y gran variedad de los
recursos del país y de sus productos
agrícolas y minerales.
O que más dura en este mundo:
¿son los instintos salvajes.
Pásese revista al mundo entero y en:
cada nación se encontrará un grupo muy
: pequeño de hombres que se sobreponen.
á estas barbaras pasiones; aludinios d.
los hombres de crencra, d unos cuantos
verdaderos eristianos que no tienen lu-|
gar en su corazón para abrigar rencor
hacia nadie, y que probablemente no
pasan de diezmeul en todo el globo; algu-
nos cincuenta filósofos y las contadas
per sonas que por naturaleza se elev an...
en lo moral € intelectual, sobre la mi-
serable multitud de que están rodeadas.
Estas gentes son la «sal de la tierra,»
todolo que hace que ésta sea digna de
existir. Cuando se despiertan es pasio=.
nes de nacionalidad, no se poseen estos:
hombres de un espíritu de vengaza, sino.
que lamentan la debilidad des sus seme-
jantes y esperan que llegará un tiempo
en que el género and constituirá la
ade con que sueñan las religio-|
nes más tiernas. y puras.
Pero después de sustraer esta peque-
ña clase de hombres de inteligencia y.
de corazón, queda la mayoría de bárba-
ros que encuentran deleite en el rencor,
la predisposición y la envidia. y que tie-
nen que ser vobernados por hombres!
fuertes, porque de otra manera la socie-
dad que forman se convertiría en. innu-
les tribus de bandidos. Las gen-
tes sentimentales nos dicen que la hu-
manidad está mejorando á pasos rápte.
dos; pero no obstante eso, todavía echa-
mos cerrojos á nuestras puertas en la
noche y guardamos en cofres de hierro
nuestro dino Todavía se inventan ca
nones-= máquinas, y las naciones que se.
+09
AE NES
COSMOS
tienen por más civilizadas se: procuran
las armas más mortíferas. Las naciones
das las á Dios para que les dé la vie-
toria.
La acción más noble que puede ade
hecho mal, es dar satisfacción; ese acto
por, sí sólo define la diferencia que hay
gencia.
(The Mexican Financier).
— M. Serexo Warson acaba de descu-
brir en México una especie de maíz vivo
¡hecho muy interesante, porque el maíz
es orig
ma salvaje es desconocida. ¿La Zea na-
¡Ola cultura el Zea mays?
gamarum, 1735-1885. Este libro, en el
de todos los géneros y. especies que
¡dactado la Geoosrafía botánica.
e consigo el uso corriente del pa-.
pel aristolípico, baña ligeramente' al
papel en que se. la de 1 imprimir con una
solución de ácido gálico. No se pierde
el más ligero decalle la impresión es
permanente y se bro una diminu-
ción considerable «de molestias - yo de
tiempo.
La fórmula que se recomienda es una
solución saturada al 3 por ciento de áci-.
20 ent ae alcohol. E
—Entre los periódicos « que acerca de
fotografía han aparecido nuevamente,
Reviews, de Birmingham (Inglaterra);
pher, de San Francisco (Estados Uni-
dos).
lindica es un sumario de las novedades
rán de EUtOS relativos á la materia.
se entregan á la guerra, invocando to-
un hombre, ó una nación, cuando ha
entre el salvaje y el hombre de inteli-.
al estado salvaje, especie que describe
con el nombre de Zea nana. Es este un
oinatio del Núevo Mundo y su for=.
na es la forma salvaje de donde Ln
—Próximamenté aparecerá una pu =
blicación importante, el Index kewensts
nominum omntum plantarum phanero-
se conocen de ora ógamas. Sir JOSEPH: ¿
Fooxer ha revisado el manuscrito y re- ze
8)! comandante LrGrosS, de Po SA
cia, para evitar las perturbaciones que Y
¡do gálico, solución á la cual se agregan —
se cuentan. el Photographic Review. of ,
el Canadian Photogr" aphie Tout de -
Canadá y The Pacific Coast Photogra=
El primero como -su nombre lo
de fotografía y los otros dos se ocupa- > :
cual trabaja M. B. Daynon OR des.
de hace unos diez años, será una lista
PA
Acaba de patentarse en Nueva York
una novedad para uso de los fumado-
res, y que consiste en lo siguiente: una
tira de papel blanco, aparentemente pu-
ro, se halla colocada en un tubo de vi-
drio que forma parte de una boquilla;
después de que ha pasado alguna can-
tidad de humo por el tubo, aparece en
el papel una impresión fotográfica.
—Se han dado casos de envenena-
“miento producidos por fenómenos elec-
-trolíticos que se presentan preparando
- guisos. En la mayoría de ellos se ha
¿observado que la intoxicación se mani-
fiesta después de tomar helados ó de
comer algún plato acidulado. :
Cuando el utensilio culinario que se
«emplea no se compone de un solo me-
tal, fórmase un par; y si los líquidos
que entran en la confección del guiso
química sobre algunos de los metales,
aparecen sales que, determinan el enve-
o menamiento. Lamanera, pues, de evitar
éstos consiste en emplar utensilios de
2 cocina hechos con un solo metal.
2 Una memoria leída ante la Amert-
== canSoctiety of mechanical engíneers, nos
suministra interesantes detalles acerca
del trabajo que puede producir el hom-
bre lado bie pe manivela. El
autor ha comprobado que un obrero vi-
- goroso, trabajando poco tiempo, puede
2 producir cerca de un caballo de vapor.
Un hombre que trabaja con frecuentes
intervalos de reposo, desarrolla fácil-
= ¡mente medio caballo. Con trabajo se-
guido, se obtiene del 10 al 50 por cien-
cd:
ES E) siguiente hecho referido por M.
O"NriLz;, mgeniero de New York. estam-
bién interesante. En sus talleres, la re-
- paración de una caldera detuvo la mar- |
cha del motor. Dispúsose á cada lado
del árbol de la máquina una manivela
de 0.380 metros de radio, y con unhom-
bre en cada manivela á razón de 100
vueltas por minuto se obtuvieron 3 ca-
ballos de vapor. Los hombres trabaja-
ban tres mimutos y descansaban otro
- tanto. Así han trabajado 4 obreros do-
ce hioras por día, durante los doce días
que exigió.
Es verdad que al fin de ese período, los
hombres quedaron extenuados; pero
cree M. O'Nenz que sí las jornadas hu-
biesen sido sólo de diez horas, hubie-
—
COSMOS
son susceptibles de ejercer una acción |
vió la reparación de la caldera. |
ran podido continuar indefinidamente.
El trabajo resulta así de ¿ de caba-
llo de vapor por hombre.
En la discusión que siguió á dicha co-
municación, un miembro citó sus expe-
riencias sobre el asunto. Dos hombres
que movían las manivelas de una grúa
y las cuales tenían 0,325 de radio, ele-
varon un peso de 906 ko. 40,*305 en 20
segundos, lo que representa 13,8 kg. al-
zados á un metro por segundo, ó sea
5 de caballo de vapor. Conviene añadir
que la transmisión se efectuaba por un
tornillo sin fin, una rueda dentada, un
tambor de 0,”23 de diámetro y un cable
de hilos de hierro, todo lo cual absorbía
una gran parte del trabajo. El esfuerzo.
ejercido sobre cada manivela, se midió
con una balanza de resorte, y resultó
ser igual á 30 libras, ó sea 13,8 ksa
—Dicese que en Lóndres acaban de
hacerle un perfeccionamiento á las lin-
ternas mágicas que consiste en que las
vistas o á la linterna, de una caja
adherida á ésta y después de la exposi-
ción van á otra caja, realizándose todos
estos movimientos por la simple presión
de un botón eléctrico.
EL ESFUERZO
Los que suscriben, constructores, tienen el ho=
nor de ofrecerá Ud. sus talleres de FUNDICION,
TORNERIA, HERRERIA, ETC.; donde ejecutarán
trabajos de reparación de toda clasé de máquinas,
construcción y compostura de aparatos científicos de
todo género, fabricación de modelos, ete.
JUAN B. CHÁVEZ, antiguo director de -
varias fábricas de casimires, carrocerías, molinos,
haciendas de beneficio para metales, de los talleres
del Hospicio «de niños de Guadalupe de Zacatecas,
AGUSTIN M. CHAVEZ, Ingeniero elec-
tricista, miembro de la Comisión mexicana en la Ex-
posición Internacional de París en 1889, y encarga-
do de la Sección de maquinaria en la Internacional
de Chicago en 1893.
Dirigirse 4
CHÁVEZ Hxwo
gr CALLE DE LA VIOLETA NUNL 14
MEXICO
La casa se encarga también de la formación de —
presupuestos para instalaciones diversas, así como
de hacer pedidos al extranjero de material para azu-
carerías (Fives - Lille, Francia), Ferrocarril portá-
til Decauville, máquinas, útiles, etc.
24
PARTICIPACIÓN DE MÉXICO
EN LA
EXPOSICION UNIVERSAL DE CHICAGO
Secretaria de Fomento, Colonización, Industria
y Comercio.—México.— Sección 24— Núm. 3,252.
Aceptada por el Gobierno de la República la in-
vitación que le hizo el de los Estados Unidos para
que México concurra á la Exposición Internacional
que debe verificarse en Chicago el año de 1893, el
Presidente de la República, atendiendo á la ilustra-
ción, patriotismo y demás circunstancias que en Ud.
concurren, ha tenido á bien designarlo: para que se
haga cargo de la Sección de Artes hiberales, Instruc-
ción pública, Ingeniería, etc. y pará que, con tal ca-
rácter, promueva cuanto crea conyeniente á fin de que
la concurrencia de México ¿ la mencionada Exposi-
ción de Chicago sca digna del buen nombre que la
Nación ha sabido conquistarse en circunstancias se=
mejantes.
El mismo Primer Megistrado espera que se ser-
virá Ud. aceptar este encargo y que prestará desta
Secretaría cl importante concurso: de su ilustración
y competencia en la materia.
Libertad y Constitución. México, 1% de Diciem-
bre de 1891. —M. Fernández, Oficial mayor.—Al
Ingeniero Fernando Ferrari Pérez. —Presento.
a
En contestación 4 la muy atenta nota que se sir-
- vió Ud. dirigirme con fecha 1% del corriente y en la
que me participa que el C. Presidente de la Repú-
“blica se ha dignado encargarme de la Sección de
Artes liberales, Instrucción pública, Ingeniería, etc.,
que es una de las en que ha dividido esa Secretaría el
concurso de México enla próxima Exposición de Chi-
cago, tengo la honra de manifestarle que acepto gus-
toso tan inmarecida distinción y-que haré cuanto
esté en mí mano por secundar las elevadas miras de
esa Secretaría en tan importante asunto.
Sirvase Ud,, Señor Oficial mayor, manifestar mi
gratitud al Primer Magistrado de la Nación y acep-
tar para sí las protestas de mi más distinguida con=
sideración.
Libertad y Constitución. Tacubaya, Diciembre
10 de 1891.— Fernando Ferrari Pérez.—Al Ingenie-
ro Manuel Fernández Leal, encargado de la Secre-
taría de Fomento. —México.
EMPLEOS
A los que tengan una profesión científica gd docen=
Le, ofrecémos, libres de pago, tres líneas en el forro
de nuestro periódico, para que soliciten empleo cn
caso de necesitarlo.
EMPLEADOS
Tendremos también una sección especial para soli=;
citud de empleados de la calegoría anterior; pero
estos avisos se publicarán previo pago correspon-
diente.
¿COSMOS Fabi de
AVISOS
En los forros 0 25 cs. la línca.
Los avisos se publicarán con el tipo de letra usa-
do en el presente y las líneas de esta misma longi-
tud. En caso de grabados, se medirán, y se cobrará
en proporción de las líneas que abracen, lo misma
cuando el interesado quiera usar un tipo más gran-
de que el presente.
PREGUNTAS Y DUDAS
Nos proponemos responder á las preguntas que
sobre algún punto científico, nos hagan nuestros
suscriptores.
Sialguna pregunta no es contestada en tiempo razo-
nable, es preciso repetirla, Los suscriptores no de-
ben olvidar que algunas contestaciones exigen tiem-
po y estudio, á pesar de lo cual nos esforzaremos
por contestarlas todas, ya sea en el forro de nues=
tro periódico ó6 en carta particular. ;
Aquellas que no nos sea posible resolver, pór no
tener los datos suficientes, las publicaremos para
ver si alguno de nuestros suscriptores puede con-
testarlas. Los nombres de los signatarios se publi-
carán sólo con letras iniciales. No contestaremos
ninguna pregunta anónima. :
Sr. M. S.—México.—Los gejsers son verdaderos
volcanes de:agua caliente, pues reunen todos los ca=
racleres de un volcan: ruidos sordos que preceden
á la erupción, temblores de tierra; intermitencia en
el fenómeno, y formación de conos eruplivos con.
cráter y cavidad central, ete. Pero no conocemos
ninguna clasificación de los volcanes que se aseme=
je ¿la que nos indica yd. M. K. Fucus divide su
obra Les volcans.et les tremblements de terre, París
1878, en cinco libros que llevan estos títulos: IT Los
Volcanes; 1 Temblores de Tierra; HI Los Volcanes
de Lodo (Les Volcans Boueux); IV Los Geysers, y -
Y Geografía de los Volcanes; pero en ninguna parte
de la obra hemos cneontrado términos parecidas á
los. que nos cita yd. l ,
M. CreoxeR, Trae de Géologie et Paléontolo-
gie, Paris, 1879, consagra una porción de la tercera
parte de su obra al volcanismo que estudia en-ústa
forma: 1 Volcanes y su acción; 11 Fuentes calientes;
111 Temblores de tierra, y IV Levantamientos y hun-
dimientos permanentes del suclo; pero sin usar tam-=
poco los términos que buscamos. : E
M. A, DE LAprARENTE, Traité de Géologie, París,
1885, estudia el asunto en la forma siguiente: Sec=
ción 11. —Fenómenos volcanicos.—Cap. 1. Manifes-
taciones volcánicas; Cap. 2. Génesis de los volcanes.
—Sección HI. —Fenómenos geyserianos.—Cap.* 1.
Solfataras- y geysers.—Cap. 2. Fuentes calientes,
Salsas (Salses) y Mofetas. E
Con igual falta de éxito hemos consultado las obras
de Lyeri, Dana, Meunier, Véa, etc.—Todas las
obras citadas y Otras varias que nos parece. inútil
mencionar, están á la disposición de yd. en la Re= >
dacción del « Cosmos» por si desea consultarlas di-
rectamente, lo cual sería tal yez.lo mejor, pues así
podría formar vd, mismo la clasificación que nece-
sita.
Suscribíos al “Cosmos”
kl «Cosmos» es la única revista cien-
tífica ilustrada que se publica en nues-
tro país. En cada número regalaremos
á nuestros suscriptores una magnífica
lámina fotocolográfica.
Pronto lo haremos decenal sin au
mentar de precio.
- REVISTA ILUSTRADA DE ARTES Y CIENCIAS
DIRECTOR PROPIETARIO
FERNANDO FERRARI PEREZ
SECRETARIO DE LA REDACCIÓN
JOSÉ P. RIVERA
<> oPo e
SUSCRIPCIONES:
Porno an a AR OS 00 e Por un piméstre
Por un Semestre... EQ ENERO SUE a
EL PAGO SERA ADELANTADO
=5+SE PUBLICA LOS DÍAS 1* Y 15 DE CADA MES:
REGISTRADO PROVISIONALMENTE EN LA ADMINISTRACIÓN DE CORREOS, COMO ARTÍCULO DE ** CLASE
Tomo I—1* be Ani oe 1892—Núnm. 7
El principal deber del hombre para consigo
mismo, es instruirse; el principal deber del hom-
bre para con los demás, es instruitlos.
: fe SUMARIO W
Acustíx M. Cunávez: Ensayo de aplicación del mé-
-todo logico, al estudio de la resistencia del aire y
proyecto de un aparato para determinar experímen-
talmente los valores parciales de dicha resistencia.
-=—Batidores de metal fluido de Bessemer.—ÁLrONSO
BercET: Fotografía de los Colores por el Método In-
terferencial de M. Lirrmany.—G. M. H.: Juguetes
Cientificos. —Tom Trr: Perforar un alfiler con una
aguja. Dividir un cuadrado en cinco cuadrados
iguales. —Una nueva estrella. —A. Nacuer: Una ¿lu- || -
E. LrrTrÉ:
sion de la vision.
Lámiva 72: Gruta CarLos Pacueco (cerca de Caca-=
huamilpa.) Fondo del último Salón:
' TACUBAYA, D. F., MÉXICO
“ENPRENTA Y FOTOCOLOGRAFÍA DEL «COSMOS»
Costado del Ex- Arzobispado núm. 1
1892
Gu
0JO!--SE SUPLICA NO DOBLEN ESTE PERIODICO--¡0JO!
-se, presente durante el año. a
Mr. PoweLL, Director del servicio geo-
ia ] COSMOS
NOTICIAS “DIVERSAS
— Habiéndose separado de esta Ca-
pital por asuntos particulares el Sr.
Profesor Gregorio Torres (QUINTERO,
que tenía á su cargo la Secretaría de
Redacción del Cosmos, queda ésta en-
-comendada al Sr. Jos P. Rivera.
—Se anunció, hace algunas semanas
que la Academia de Ciencias de París,
había discernido al servicio geológico
de los Estados Unidos, el premio anual
¿de 1,500 francos, fundado por Cuvier.
Este premio tiene por objeto, recompen-
sar el trabajo científico más notable que
lógico, devolvió el importe del premio
diciendo, en una carta adjunta, que en
su concepto el premio debía darse al
individuo que lo mereciera y nO á una
institución del Gobierno; y, en cambio,
pedía que en lugar de la suma se le en=
viase una medalla, y quelo que quedara
se agregase al premio Cuvizr del año
próximo.
En contestación á.esta carta, M. Dau-
BREE, Secretario dela Academia de Cien-
elas, acaba de escribirle á Mr. PowkrL
diciéndole que se acuñará sin dilación
la medalla, y le expresa, además, las más
sinceras gracias por esa «donación que
atestigua la generosidad y el talento»
del servicio geológico de los Estados
Unidos. Agrega también que en ningu-
na región del Globo se han verificado
tantos descubrimientos como desde ha-
ce 25 años en los Estados Unidos.
-—En la sesión que celebró la Aca-
demia de Ciencias de París. el 8 de
Febrero próximo pasado, M.. Dansoux
presentó á la Acaledas á un jóven cal-
culador, Sawriaco Ixaupi, natural del
Piamonte y como de unos veinte años
de edad. Durante su infancia fué pastor
en una aldea, y á las personas que lo
rodeaban lesllamó la atención las ex-
traordinarias disposiciones que mani-=
festó desde temprano para el cálculo,
ne obstante lo modesto de su enseñan-
za, pues en una escuela primaria apren-
dió únicamente á leer, á escribir y á
contar.
Por sí solo inventó el método, proba-
blemente muy empírico, de que se sir-
«ve para calcular de memoria.
Estando M. Ixaunt de espaldas al pi-
zarrón, escribió M. DarBoux lo.
ros siguientes. ES :
49123,547:938,A451593,831.
1 248 126 138234 198 910
los leyó en voz alta y pidió que restara
la segunda serie de la primera. ¿M.-
Ixaupr, siempre sin ver las cifras, repi-
tió las dos series, habló un corto ins=
tante con los que allí estaban y, re-
pentinamente, dijo que la diferencia
era: :
-2875,4212100,2111394,921
De la misma manera y en unos cuan-
tos minutos encontró con el pensamien-
to, el número cuya suma del cuadrado
y del cubo es igual á 3,600. Es15,-dijo,
produciendo aplausos por parte de los
académicos. Después, mientras calcu-
laba la edad de M. BrerTRAND, en se-
'¡gundos; M. Porxcaré le pidió que res=
tara 1 del cuadrado de 4,801 y die-
ra la raiz cuadrada de la diferencia.
11M. LsauDr comprendió inmediatamente
que el problema era difícil y pidió, para
resolverlo, dos ó tres minutos durante
los cuales habló de su método. En se-=
guida, enunció el número exacto de se-
eundos que había vivido M. BertraxD
y luego el número pedido por M. Porxw-
CARE. a
La Academia nombró una comisión
formada por MM. Darsoux, Porxcaré,
Cuarcor, CHAauveau y TisseRAND para que
estudien el método de M. Ixauni y los
procedimientos, de seguro muy eurio-
sos, de su psicología. :
—Se le ha recomendado á México
con urgencia ES exhiba sus antigúe-.
dades y el modo que tienen de vivir sus
tribus indigenas; pero afortunadamen--
te esta República tiene un Primer Ma-
gistrado que es un hombre de Estado
de mucho sentido práctico, y desde lue-
go se negó á gastar el dinero de la
"Nación en mostrar al mundo lo que
el país era cuando Colón descubrió. la
América, prefiriendo que México de-
muestre lo que es hoy: una nación mo-
derna y adelantada, que avanza rápida-
mente en agricultura, a artes.
Mejor que exhibir en Chicago las rui-
nas del pais, sería que México no tuvie=
ra participación ninguna en la Exposi-
ción y empleara el dinero á ella destinado.
COSMOS
27
en traer aquí hombres ilustrados de to-
dos los países, que vieran por sí mismos
lo que es el México actual. Es seguro
que México no irá á la Exposición de
Chicago simplemente para que un grupo
de curiosos abra la boca contemplando
sus cosas raras, y para que un puña-
do de rancios anticuarios que no se
quieren tomar la molestia de venir acá,
mediten en sus antigúedades.—(The
- Mexican Financter.) E
-- Con el nombre de gromio se ha
designado un metal recientemente des-
cubierto en el nikel y en el cobalto. La
existencia de este metal nuevo ha des-
pertado en alto grado la curiosidad de
“químicos y metalúrgicos, quienes tra-
tan en la actualidad de determinar su
naturaleza exacta, su valor y sus apli-
caciones. :
Otro metal nuevo se ha dado también
á conocer; mas éste es de origen arti-
ficial. Si hemos de creer al químico in-
- glés que lo ha obtenido, este producto
metalúrgico se confunde enteramente
con el oro más puro, de cuyas e
dades participa para los empleos indus-
triales. Se le puede tratar al martillo
ó estirarlo, y como no es aleación, sino
que recibe el color de oro mediante la
acción de una sustancia química, se
cree que logrará reemplazar á aquel
metal precioso en el arte industrial prin-
cipalmente, abaratando los bellos y co-
-diciados productos de la joyería.
TW 2 RAR RÁ
PARTICIPACIÓN DE MÉXICO
EN LA
EXPOSICION UNIVERSAL DE CHICAGO
¡CLASIFICACIÓN
DE LA
EXPOSICION UNIVERSAL DE CHICAGO
EN 1893
DEPARTAMENTO L-
ARTES LIBERALES.—EDUCACIÓN, LITERATURA, INGENIERÍA,
¡OBRAS PÚBLICAS, MÚSICA Y DRAMÁTICA
z GRUPO 143
Desarrollo físico, enseñanza y condición.—Higiene |:
Clase 774. Crianza y útiles diversos para ella.
Clase 775. Educación atlética y ejercicios gimnás=
ticos; aparatos para el desarrollo físico, ejercicios
gimnásticos y para distracción. Ejercicios acrobáti-
cos, patinar, andar, correr, trepar, luchar, jugar á
la pelota, remar, cazar, etc. Aparatos especiales pa=
ra enseñanza en las escuelas, gimnasias, aparatos
para ejercicios, disciplina militar, ete.
Clase 776. Alimentación. —Alimento y su distri-
bución; adulteración de alimentos; mercados; pre=
para ción de alimentos; cocina y servicio; cocinas de
escuelas y arreglo de cantinas de escuelas; métodos
para calentar las comidas de los niños, etc. Porta=
viandas para llevar la comida de niños de escuela,
trabajadores y otros. Fondas, comedores, refecto-
rios, etc.
Clase 777. Habitaciones y edificios caracterizados
por sus condiciones más adaptables a la salud y co-
modidad, incluyendo habitaciones para trabajadores
y edificios de fábricas para operarios, casas y al=
deas para operarios en conexión con grandes esta=
blecimientos manufactureros; casas de vecindad; te=
chos; viviendas; residencias rurales y urbanas, sa=
lones para clubs y para escuelas; planos y modelos
de edificios improvisados para escuelas elementales,
para escuelas de niños y párvulos; juzgados, tea=
tros, templos, ete.
Clase 778. Hoteles, casas de huéspedes.
Clase 779. Baños públicos, lavaderos; higiene pú=
blica y doméstica. Salubridad. Aplicaciones y mé-
todos para la-salubridad de las habitaciones, edifi-
cios y poblaciones. Renovación directa del aire.
Calefacción, ventilación, alumbrado, en relación con
la salud. Conductores de agua y desechos de alba=
ñales. Coladeras y albañales. Mingitorios, sifones
hidráulicos, excusados, letrinas públicas y privadas.
Alcantarillas, resumideros, salubridad de los artí-
culos de fplomo, paredes, ladrillos, techos, pisos,
ete. Decoración higiénica de casas.—Pinturas no
venenosas, papel tapiz, cubiertas de pisos, lavade=
ros, decoraciones, etc.
Aparatos para impedir la propagación de las en=
fermedades infecciosas. Métodos, materiales é ins=
trumentos para purificar y destruir los gérmenes;
desinfectores.
Aparatos para recibir, conducir y tirar desechos
de albañales, desperdicios de casas de matanza, y
basuras. 2
Aparatos y métodos para filtrar el agua y limpiar
los conductores de agua.
Aparatos y métodos para calentar, ventilar y alum-
brar escuelas; letrinas, excusados, etc., de escuelas.
Métodos especiales para guardar y secar la ropa
en las escuelas. z
Precauciones en las escuelas para evitar el des-
arrollo de enfermedades infecciosas; higiene de es-
cuelas; enfermerías, etc.
Clase 780. Higiene de talleres y manufacturas.
(Clasificación modificada de la dela exposición hi=
glénica de Londres). :
Planos y modelos para mejorar el arreglo y cons=
trucción de talleres, especialmente en aquellos en
que los procedimientos que se practican son Insa=
lubres ó peligrosos.
COSMOS ea AS
Sistemas y aparatos para prever ó disminuir el
peligro contra la salud ó la vida en algunas indus-
trias.y comercios.
Precauciones, mamparas, ventiladores, solucio-
nes preservativas, lavatorios, etc.
Objetos para uso personal.—Garctas preservati-
vas, antiparras, vestidos, gorros, etc., para usos en
la práctica de algunas industrias y comercios peli-
grosos 0 venenosos. z
Ilustraciones de las deformidades y enfermedades
causadas por oficios 6 profesiones insalubres; mé-
todos de combatir esas enfermedades; medidas pre-
servativas, etc.
Construcción é inspección sanitaria en talleres,
fábricas y minas; nuevos inventos ó perfeccionamien-
tos para mejorar las condiciones de vida.enlas per=
«sonas empleadas en trabajos insalubres; métodos
para economizar el trabajo humano en varias ope=
raciones industriales. E NA ;
Clase 781. Asilos y hospicios,—Asilos para ni-
10s; cuna y orfanatorios; sociedades para protec=
ción de la niñez.
—Hospicios para ancianos y enfermos:.—Hospicios
para ancianos; soldados; inválidos; marineros.
Tratamiento ó6 cuidado de mendigos; hospicios;
tratamiento de indígenas; reservaciones y casas pa=
rta indios.
Clase 782. Hospitales, dispensarios de médicos
gratuitos, etc.; planos, modelos, estadística. —Hos-
pitales de desinfección para fiebres y enfermedades
epidémicas; tiendas para hospitales; buques hospi-|
tales; muebles y útiles para cuartos de enfermos.
Clase 783. Inspección protectora— Inspección sa=
nitaria; vacuna, sus leyes y reglamentos; aislamien=
tos de enfermedades contagiosas; cuarentena; pre-
vención y eliminación de animales epidémicos.
Inspección de alimentos. — Tratamiento de alimen
tos adulterados; inspección y análisis; tratamiento
de substancias alteradas: reglamento de rastros, mo=
linos, etc.; reglamento para venta de caballos; re=
cursos protectores.
Inspeceión de edificios, ete. —Reglamento é ins-
pección de edificios, drenaje y plomería de habita=
ciones, reglamentos para incendio, salvamento, ete.
Inspección personal. — Exámen de color, ete; exá=
men pericial para conceder licencias.
Inmigración. —Recepción, cuidado y protección de
/
los inmigrantes.
GRUPO 144
Instrumentos y aparatos de medicina, cirugía
y protesis
Ñ
“Clase 784.
—Medicinas, preparaciones medicinales (por cual-
quiera farmacopea autorizada), artículos de materia
médica, preparaciones no oficinales. (Véase el Gru=
po 86.) i
Clase 785. Preparaciones dietéticas dedicadas es- |
pecialmente á los enfermos. (Para extractos.de car-
ne de res, véase la Clase 38.) 5 E :
Clase 786. Instrumentos para diagnóstico médico,
Farmacología, drogas, farmacia, etc.|
termómetros clínicos, estetoscopios, oftalmoscopios,
ete. | E de
Clase 787. Instrumentos quirúrgicos; aplicacio=
nes y aparatos con vendajes; substancias anestési-
cas, antisépticas; instrumentos de obstetricia, etc.
Clase 788. Prótesis, —Aparatos para corregir de-
formidades; miembros artificiales. ;
Clase 789. Instrumentos y aparatos para cirugía ns
dental y para la prótesis. OD
Clase 790. Vehículos y sistemas de transporte;
socorro de enfermos y heridos, en tiempo de paz 6
de guerra, en el mar 6 en la playa. (Véase también
el Departamento G.) y ,
(Continuard.)
PREGUNTAS Y DUDAS
Nos proponemos responder ú las: preguntas que
sobre. algún punto científico, nos hagan nuestros
suscriptores. ze
Sialguna pregunta noes contestada en tiempo razo-
nable, es preciso repetirla. Los suscriptores no.de-
ben olvidar que algunas contestaciones exigen tiem-
po y estudio, 4 pesar de lo cual nos esforzaremos
por contestarlas todas, ya sea en el forro de nues-
tro periódico 6 en carta particular. E
Aquellas que no nos sea posible resolver, por no
tener los datos suficientes, las publicaremos para
ver si alguno de nuestros suscriptores puede con-
testarlas. Los nombres de los signatarios se publi-
carán sólo con letras iniciales. No contestare
ninguna pregunta anónima: Sy
A 4
21.—El Sr. M. T. desearía saber cuál es la tradue=
ción castiza de la palabra francesa poupée=muñe-=
ca, maniquí, estopada, escudete, — cuando se la usa
como término de Marina, Según E. LirrrE, Diction-
natre de la langue francarse, en los' buques se lla-=
man poupeées 4 la prolongación de ciertas curyas que
se eleyan encima de la tablazón que forma elreyes= -
timiento de la parte interior del buque (bordages).
Para fijar el buque se enrollan cuerdas al rededor
de las poupées.
EL ESFUERZO
Los que suscriben, constructores, tienen el ho=
nor de ofrecer 4 Ud. sus talleres de FUNDICION,
TORNERIA, HERRERIA, ETC; donde ejecutarán
trabajos de reparación de toda clase de máquinas,
construcción y compostura de aparatos científicos de
todo género, fabricación de modelos, etc.
JUAN B. CHÁVEZ, antiguo director de
varias fábricas de casimires, carrocerías, molinos, -
haciendas de beneficio para metales, de los talleres
del Hospicio de niños de Guadalupe de Zacatecas
AGUSTIN M: CHÁVEZ, Ingeniero elec=-
tricista, miembro de la Comisión mexicana en la Ex-
posición Internacional de París en 1889, y encarga=
do de la Sección de maquinaria en la Internacional
de Chicago en 1893.
Dirigirse: á CS 4
CELA VEO Nooo
9" CALLE DE LA VIOLETA NUM.14
MEXICO
La casa se encarga también dela formación de
presupuestos para instalaciones diversas, así como
de hacer pedidos al extranjero de material para azu-
carerías (Fives-Lille, Erancia), Ferrocarril portá-
til Decauville, máquinas, útiles, ete.
REVISTA ILUSTRADA DE ARTES Y CIENCIAS
De
DIRECTOR PROPIETARIO
FERNANDO FERRARI PEREZ:
SECRETARIO DE LA REDACCIÓN
JOSÉ P. RIVERA
— e
SUSCRIPCIONES
Por un A E E OO POUM E
Por un semestre 5.00 | Número suelto
EL PAGO SERA ADELANTADO
-S:SE PUBLICA LOS DÍAS 1” Y 15 DE CADA MES::>-
REGISTRADO PROVISIONALMENTE EN LA ADMINISTRACIÓN DE CORREOS, COMO: ARTÍCULO DE 2* CLASE
5 >>>
Tomo [15 ve AñxiL pe 1892—Núm. 8
El principal deber del hontbre para consigo
misino, es instruirse; el principal deber del hom-
bre para con los demás, es'instruirlos.
y :
/ SUMARIO
—Acusríx M. Cuávez: Ensayo de aplicación del mé-=
todo lógico, al estudio: de la resistencia del aire y
proyecto de un aparato para determinar experímen—-
talmente los valores parciales de dicha resistencia.
—BERTRAND, Toussarsr y Gomsrrr: El trabajo Ma-
=nual en la Escuela y en el Hogar.—G. KerLus: Es=
J pectáculos Científicos. (Los armarios para desapa-
recer).—Arroxso Bercrr: Fotografía de los Colores
por el Método Interferencial de M. Lieemann.—Tom
Tir: El terror de las amas de llaves. Equilibrio de s
un cucharón,
—Lámixa 92: Gruta CarLos Pacueco (cerca de Caca=
E. LrrirÉ
huamilpa.) Primer Salón.
TACUBAYA, D. F., MÉXICO
ITMPREN TA Y FOTOCOLOGRAFPÍA DEL «COSMOS »
Costado del Ex- Arzobispado núm. 4 ¿
1592
£
0JO!--SE SUPLICA NO DOBLEN ESTE PERIODICO--¡0JO
30
NOTICIAS DIVERSAS
—A propósito de la noticia acerca de
la teoría delos microbios entre las anti-
guas tribus de México, que publicó La
Revue Scientifique de París, el 16 de
Enero pasado, p. 65, M. Leo Dovay le
ha escrito al mismo periódico lo que
sigue: E
«Hasta hoy no se habían podido des-
cifrar aun, de una manera cierta, los ¡e-
roglíficos de los antiguos indios, y el
descubrimiento de M. VaLLor parece te-
ner una gran importancia desde este;
punto de vista especial. -
«En cuanto á la palabra kokobehe,
procede del maya kokob (serpiente de
cascabel) y ché (árbol): sería, pues, el
árbol de la serpiente de cascabel. Si es-
te árbol existe realmente, los indígenas
deben conocerlo puesto que aun se ha-
bla la lengua maya en Yucatán,
—A la cuestión de por qué en los na-
víos de hierro no caen rayos, responde
lo que sigue la Revue Maritime et Colo-
niale según la Electrical Review: debe
atribuirse esta inmunidad al empleo de
aparejos metálicos en casi todos los na-
víos que se construyen con hierro ó con
acero. Laembarcación forma, entonces,
un conductor contínuo y excelente por
medio del cual la electricidad se trans-
mite al mar antes de que haya podido
causar perjuicios á bordo. El capitán
Dinxrar, de la marina inglesa, á quien
se le encargó que hiciera un estudio
acerca del asunto, asegura que no ha
visto ningún casco de navío de hierro
herido por el rayo, siempre que no ha-
bía solución de continuidad en la unión
del casco con el aparejo de hierro. En
los navíos de madera, al contrario, caen
rayos en la misma proporción que an-
tiguamente, cuando no tienen un para-
rayos bien instalado.
—Un inventor de Sheffield ha pedido
patente para mejorar la fabricación del
acero haciendo pasar una corriente eléc-
trica durante la fusión del metal ó des-
pués de ella, con el fin de forzar á las
moléculas á que se agrupen entre sí, de
tal manera que condensen y refuercen
el metal. La corriente se establece fi-
jando un eléctrodo en la parte inferior
del molde, en tanto que el otro se man-
tiene en el chorro de escurrrimiento.
- COSMOS. : ADE >
—Respecto de la velocidad de la elec-
tricidad en los cables submarinos se ha
hecho la experiencia siguiente:
La determinación, por medio de ob--
servaciones directas hechas en Green-
wich, con motivo de la longitud de
Montreal, exigía el conocimiento exac-
to del tiempo que gastaba en atravesar
el Atlántico, una señal telegráfica. Al
efecto, la línea aérea de Montreal, á
Canso, (Nueva Escocia) quedó ligada por
medio del cable sub=marino, de tal ma-
nera que un circuito doble le permitía
á una señal partida de Montreal, reco-
rrer el cable hasta Watterville (Irlanda)
y volver después á Montreal. Un cro-
nógrafo, en comunicación con los apa-
ratos transmisores y receptores, medía
el tiempo. En diez señales expedidas,
el tiempo medio para atravesar el Ocea-
no en los dos' sentidos (8,000 millas im-
glesas=12,800 kilómetros) fué de 1* 05.
—Anuncian los periódicos america--
nos que la Oficina de Patentes de los
Estados Unidos, acaba de decidir la -
cuestión de prioridad legal en cuanto á
la invención del micrófono en los Esta-
tados Unidos en favor de BErLINER COn-
tra Epison. Este proceso tenía algunos
años de duración, y como la ley ame-
ricana concede á las patentes 18 años -
de validez, contados desde el momen-
en que se las expide, sucede que hasta
dentro de 18 años expirará el monopo-
lio práctico de la Compañía BrrL, que
es la que posee la patente BERLINER,
así como la patente BrLL, que
iba á ser del dominio público.
—La Schwetzerische Bauzettung pu-
blica una nota interesante acerca de la
influencia del vapor de agua en los 1ma-
nes. Calentados de una manera prolon-.
vada con el vapor, pierden los imanes
de 28 4.67 */, de su poder magnético;
pero si, después de una nueva imana=
ción se les somete á la misma acción,
la pérdida de poder magnético es n=
significante y va siempre disminuyen
do á medida que se repite la a
A lo pe peo allí está indicado un
buen medio para obtener la imanación-
permanente de las piezas de acero du-
rO. 0
—TLa Universidad de Génova conten-
drá en el invierno de este año, 223 es-
tudiantes de Medicina y 56 del sexo
femenino, todos rusos ó polacos. —¡
pronto
COSMOS
31
—El horno crematorio de Gotha ve-
rificó la milésima incineración. Comen-
26 á funcionar en Diciembre de 1878.
-—En el hospital Myslourtz, Silesia,
se encuentra actualmente un enfermo
que duerme desde hace más de cinco
meses sin que se le pueda despertar.
Se le alimenta con leche y su cuerpo
que está completamente rígido, hace
creer que se trata de un caso de: cata-
lepsia.
PREGU NTAS Y DUDAS
+" Nos proponemos responder 4 las preguntas que
sobre algún punto científico, nos hagan nuestros
suscriptores. z d
Sialguna pregunta no es contestada en tiempo razo-
nable, es preciso repetirla. Los suscriptores no de-
ben olvidar que algunas contestaciones exigen tiem-
po y estudio, á pesar de lo cual nos esforzaremos
por contestarlas todas, ya sea en el forro de nues=
tro periódico ó en carta particular.
Aquellas que no nos sea posible resolver, por no
tener los datos suficientes, las publicaremos para
ver si alguno de nuestros suscriptores puede con-
testarlas. Los nombres de los signatarios se publi-
cvarán sólo con letras iniciales. No contestaremos
ninguna pregunta anónima.
PARTICIPACIÓN DE MÉXICO
EN LA
EXPOSICION UNIVERSAL DE CHICAGO
CLASIFICACIÓN
DE LA
EXPOSICION UNIVERSAL DE CHICAGO
EN 1893
DEPARTAMENTO L
ARTES LIBERALES .—EDUCACIÓN, LITERATURA, INGENIERÍA,
OBRAS PÚBLICAS, MÚSICA Y DRAMÁTICA '
GRUPO 145
Educación primaria, secundaria y superior
Clase 791. Instrucción elemental. —Escuelas in-
fantiles y Kindergartens; descripción de los métodos
de instrucción con estadisticas.
== Clase-792. Escuelas primarias de ciudades y al-
deas.—Casas y mobiliarios para escuelas; aparatos
y útiles; modelos y métodos de enseñanza; obras de
texto, plan, ejemplos; ejemplares de trabajos en es-
cuelas elementales. ñ
Clase 793. Instrucción de niñas para quehaceres
domésticos é industriales. —Modelos y aparatos pa-
ra la enseñanza del arte de:cocina, labores de la ca=
sa, lavado y planchádo, labores de aguja y bordado,
modas, arte de hacer flores artificiales, pintura en
seda, en loza, etc.; muestras de trabajos escolares.
: Clase 794, Enseñanza de artes y oficios para jó-
yenes. —Aparatos y sistemas para la enseñanza ele-
«mental de industrias; muestras. de los trabajos es-
solares: :
Clase 795. Enseñanza cientifica. —Aparatos y mo-
delos para la instrucción cientifica elemental; apa-
ratos de Química, Física, Mecánica; planos, copias,
libros de texto; muestras de trabajos escolares en
este respecto.
Clase 796. Arte dela enseñanza.—Aparatos, mo-
delos y métodos para el arte elemental de instrue-=
ción en las escuelas, libros de texto, etc; planos, co=
pias, etc,; muestras de trabajos escolares de arte,
modelos. etc.
Clase 797. Escuelas técnicas y de aprendizage.—
Aparatos y ejemplares usados en escuelas primarias
y secundarias, para la enseñanza de artes y oficios;
modelos, planos y dibujos para el arreglo de escue-
las de talleres é industriales; resultado de Jos tra-
bajos ejecutados entales escuelas. ES
Clase 798. Escuelas especiales para la instrucción
elemental de indios.
Clase 799. Educación de las personas con defec-
tos físicos. —Escuela para'sordos, mudos, ciegos y
débiles de entendimiento; escuelas de adultos para
los iliteratos.
Clase 800. Escuelas públicas. — Descripciones,
ilustraciones, métodos, estadística, etc., de instruc=
ción. 3
Clase 801. Educación superior.—Academias y es-
cuelas superiores: descripción y estadística.
Colegios «y Universidades. —Descripciones, ilus=
traciones de edificios, bibliotecas, museos, colec-
ciones, cursos de estudios, catálogos, estadística,
ete.
Clase 802. Escuelas profesionales.—De teología,
jurisprudencia, medicina y cirujía; dentistas, farma=
cia, minería, ingeniería, agricultura y mecánica, ar=
tes y oficios; escuelas militares, navales, normales,
comerciales y de música,
Clase 803. Ayuda del gobierno á la instrucción.
Departamento (Secretaria) Nacional de Instrucción.
— Informes y estadistica.
GRUPO. 146
Libros, bibliotecas, literatura y pertodismo
Clase 804. Libros y literatura, con muestras es-
peciales de tipografía, papel y encuadernación.
Obras generales. Enciclopedias, folletos y perió-
dicos; encuadernación, muestras de tipografía; filo-
sofía, religión, sociología, filología, ciencias natu=
rales, artes útiles, bellas artes, literatura, historia
y geografía. En
Clase 805. Libros para escuelas.
Clase 806. Periódicos técnicos industriales.
Clase 807. Periódicos ilustrados.
Clase 808. Periódicos: estadística de su progre-
so, desarrollo y circulación.
Clase 809. Periodismo y estadistica de él, con ilus-
(raciones de los métodos, organización y resultados.
Clase 810. Catálogos de industrias y comercios
y listas de precios.
Clase 811: Aparatos para bibliotecas; sistemas
32
«dle formas, catálogos y métodos para colocar y en-
tregar libros.
Clase 812. Directorios de ciudades y pueblos.
Clase 813. Publicaciones oficiales de gobiernos.
Clase 814. Mapas topográficos. Cartas marinas
y de las costas; mapas y secciones geológicas;
pas botánicos, agronómicos y otros, por los cuales
se conozca el número y distribución de los hom-
bres, animales y productos terrestres; mapas fisi=
cos, mapas y boletines meteorológicos; estaciones y
líncas telegráficas; mapas ferrocarrileros;
terrestres y celestes; mapas de relieve y modelos:
de porciones de la superficie de la tierra; perfiles
de lechos de océanos y dirección de cables subma=
rinos.
GRUPO 147
Instrumentos de precisión, experimentación, investi
gaciones y para fotografía, Pruebas fotograficas
Clase 815. Pesos y medidas; «aparatos metrológi-
cos y para pesar. Balanzas de precisión, instru=
mentos para cálculos mecánicos, máquinas para su=
mar, cajas registradoras de venta, mandgmetros, ga-
sómetros, ete.; medidas de longitud, escalas gra-
duadas, etc.
(Para formas ordinarias comerciales, véase
bién el grupo 11, ) do
(Para máquina de prueba, véase la clase FE)
Clase 816. Instrumentos astronómicos y Sus ac=;
—cesorios. Tránsitos, circulos, círculos murales, an=
teojos zenitales, altazimut, colimadores,
les, busca cometas.
Instrumentos topográficos y geodésicos. Tránsi-
Los, teodolitos, sextantes y horizontes artificiales,
brújulas, ¡goniómetros; instrumentos para medir el
interior de las minas, túneles y excavaciones; sex-
tantes de bolsa; tablas é instrumentos usados con
cllos; sextantes, cuadrantes, círculos repetidores,
eto. z
Clase 818. Instrumentos y. aparatos para nivelar.
Niveles de ingenieros, de todas clases y varieda-
«des; catetómetros, estadales 'ó miras, rondanas y
aparalos accesorios. a
Clase 819. Inspección bidrógráfica, sondeo en la
profundidad del mar. 4
Clase 820. Aparatos y métodos fotométricos.
Clase 821. Foto=
grafía.
Clase 822.
gicos,
observaciones.
Aparatos y útiles fotograficos.
Instrumentos y aparatos meteoroló-
con métodos de registrar, reducir é indicar
Termómetros. De mercurio, alcohol, aire; termó-
metro ordinario, registrador de máxima y minima.
Barómetro de mercurio, anemómetro; pluvióme-
tro, etc.
Clase 823.
tros, relojes de precisión, relojes astrónomicos, re-
Aparatos cronómetricos. Cronóme-
lojes de iglesias y de ciudades, clepsidras, cuadran-
tes 6 relojes de sol, cronógrafos, relojes cléctricos,
metronómetros.
ma-
|
esferas
tan=
ecuatoria= |
$
ll
f
y
Il
COSMOS -
l
¿Para relojes comerciales, véase teibica el Gru-
Clase 824. Aparatos € pus aMcaieS ópticos y
¡termométricos. E á
Clase 825. Aparatos eléctricos y magnéticos. (v és-
se también el Departamento 3..) S
Clase 826. Aparatos de acústica.
al
(Continuara.)
7
Los que suscriben, constructores, tienen el ho-
nor de ofrecer á Ud. sus talleres de FUNDICION,
TORNERIA, HERRERÍA, ETC; donde ejecutarán
trabajos de reparación de toda clase de máquinas,
construcción y compostura de aparatos. científicos de ;
da
todo género, fabricación de modelos, ete. AA
JUAN B- CHÁVEZ, antiguo “director de
varias fábricas de casimires, carrocerías, molinos,
haciendas de beneficio para unes de los talleres
del Hospicio de niños de Guadalupe de Zacitecas.
AGUSTÍN M. CHÁVEZ, Ingeniero ele
tricista, miembro de la Comisión mexicana en la Es
posición Internacional de París en 1889, y encarga-
do de la Sección de maquinaria en la Internacional
¡de Chicago en 1893. =
Dirigirse á
CGHAVEZ H5>-
e CALLE DE LA VIOLETA NUM. 14
MEXICO
La casa se encarga también de la formación de
presupuestos para instalaciones diversas, así como
de hacer pedidos al extranjero de material para azu-
.carerías (Fives -= Lille, Francia), Ferrocarril portá-
til Decauville, máquinas, útiles, etc.
EMPLEOS
A los que tengan una profesión científica:ó docen=
te, ofrecemos, libres de pago, tres líneas en el forro.
de nuestro periódico, para que soliciten empleo en
caso de pesado : :
: EM PLEADOS me
Tendremos a una A especial para soli--
citud de empleados de la, categoría anterior; pero
estos avisos se polar previo pugo PESO. E
Mp
=> AVISOS
0 25:cs. la línea
En los forros:
Los avisos'se 'publicarin inscon:eltipo'deiletra msa-=
“do en el presente y llas líneas de:esta misma longi-=-.
tud. En caso de'grabados, se medirún, 'y se cobrará
en proporción de las líneas que «bracen, lo mismo
cuando el interesado quiera usar un tipo más.gran-
de que el presente. A z
REVISTA ILUSTRADA DE ARTES Y CIENCIAS
Go
DIRECTOR PROPIETARIO
FERNANDO FERRARI PEREZ
SECRETARIO DE LA REDACCIÓN
JOSÉ P. RIVERA
E A
SUSCRIPCIONES:
ol IU SANA E AS PLL DET
ROT Semestre. o tao ii 9:00 NÚNTELO: SUCIO. 20 e ei 0-30
y EL PAGO SERA ADELANTADO
=s.SE PUBLICA LOS DÍAS 1? Y 15 DE CADA MES: >
- REGISTRADO PROVISIONALMENTE EN LA ADMINISTRACIÓN DE CORREOS, COMO ARTÍCULO DE 2* CLASE
)
A A
Tomo I—1* pe Maxo pe 1892—Núm. 9
El principal deber del hombre para congigo
mismo, es instruirse; el principal deber del hom-
bre para con los demás, es instruirlos.
E. Lrrrnf
( SUMARIO S
| Acusríx M. Cuávez: Ensayo de aplicación del me-=
todo lógico, al estudio de la resistencia del are y
proyecto de un aparato para determinar experimen-
talmente los valores parciales de dicha resistencia.
—Berrranb, Toussaint y Gowmberr: El Trabajo Ma-
| nual en la Escuela y en el Hogar.—G. KuerLus: Es-
pectáculos Científicos (El busto aislado). —ALFON=
so BerceT: Fotografía de los Colores por el Méto=
do Interferencial de M. LibrmanN. — BERTHELOT :
| Apuntes para la historia de la Balanza Hidrostática
QUA E
— q _ _»>E _— _PE_E=- >—_——
y de algunos otros aparatos y procedimientos cuen
tificos, —Tom Trr: Equilibrio de un plato. El hueso
parado sobre la botella.
Lámina 9% Gruta de Cacauamilpa. Salón de las
Fuentes.
S - - L
di
y E = o A
——— —_—__ =—_——__—— —— ———
TACUBAYA; D. F:, MÉXICO
=———
IMPRENTA Y FOTOCOLOGRAFÍA DEL «COSMOS»
Costado del Ex- Arzobispado núm. 1
1892
0JO!--SE SUPLICA NO DOBLEN ESTE PERTODICO--¡0JO!
34
NOTICIAS DIVERSAS
—Se burlan de los franceses, con fre-
cuencia, por su ignorancia en Geogra-
fía. Es curioso hacer notar, á este res-
pecto, que el Emperador de Alemania
cometió un error geográfico en su re-
ciente discurso á los branderburgueses.
Dijo GuiLLermMO Il que el Almirante in-
glés, Francis Drake descubrió el Ocea-
no Pacífico desde lo alto del istmo de
Panamá. El acontecimiento tuvo lugar
en Septiembre de 1577; pero no acae-
ció entonces el descubrimiento como
dijo el real orador. Mucho más antes,
en 1513, el español Vasco Núñez De BaL-
BOA vió el Oceano Pacífico desde lo al-
to de una montaña del istmo de Da-
rien.
—A propósito del torpedero Speedy,
“actualmente en construcción para el al-
—mirantazgo inglés, en los talleres de
MM. TuornYcrorr, de Chiswick; torpede-
ro que según se dice sobrepujará en ve-
locidad á todos los demás, ha publi-
'cado el Times un cuadro de los tor-
pederos y buques-torpederos más rá-
pidos y que con un porte inferior á 1000
toneladas, se encuentran actualmente
en servicio ó en algún astillero. Son:
Gran Bretaña: Speedy, 21. 5 nudos;
torpedero núm. 80, 23 nudos.
Francia: de Herville, 21. 5 mudos; tor-
pederos: Coureur, Véloce, Grondeur,
23. 5 nudos. :
Alemania: buques de escuadra núms.
5 y 6, 22 nudos; torpederos núms. 65 á
74, 24 nudos; núms. 76480, 25 nudos;
núms. 75 y 81 á 96, 26 nudos.
Italia: Zr2pol, 23 nudos; buque-tor-
pedero Aquila, 25 nudos.
Rusia: buques Adler, 26. 5 nudos.
Austria: torpederos Komet y Traban,
20. 5 nudos; torpedero Falke, 22. 4 nu-
dos.
República Argentina: 6 buques Ya-
rrow, de 39 metros, 22. 5 nudos.
Chile: Lynch y Condell, 21 nudos;
buque-torpedero Glaura, 22 nudos.
China: buque-torpedero Schichaud,
924 nudos. S
Dinamarca: dos torpederos, 22. 1 nu-
dos. z ;
España: Destructor, dos torpederos,
22. 1 nudos; torpederos Rayo, 24 y 25
nudos.
COSMOS
—El censo de caballos, jumentos,
mulos y mulas, que se hizo en Fran-
cia en virtud de_las disposiciones mili-
tares, dió respecto de París los resul-
tados siguientes: 4* circunscripción,
25,562; 2*, 7269: 3%, 459: 4%, 796: 5%, ..
728: 6*, 459: 7*, 1864: 8*, 4820: 9*, 1309:
10%, 3101: 14*, 3433: 12*, 3765: 13*, 2807:
14*, 1830: 45*, 6721: 16*, 2847: 17*, 5618:
18%, 6454: 19*, 6239: 20", 1698. O sea un
total de 87,749. La enorme cifra de ca-
ballos de la primera circunscripción de-
pende de que los caballos pertenecien-
tes á la Compañía de omnibus y á la
Compañía de carruajes pequeños, fue-
ron empadronados en el cuerpo social
de las de compañías. No tendrá lugar
este año la clasificación de los caballos,
jumentos, mulos y mulas, porque ésta
no se verifica sino cada dosaños bajo los
auspicios de diez y seis comisiones orga-
nizadas por el Gobernado rmilitar de Pa-
rís. :
Entre los resultados prácticos de-
bidos á las doctrinas micróbicas de M.
PasTeUR, nINSUNO es Más comprobante
que la propagación de la fiebre tifoi-
ea por las aguas impuras cargadas de
microbios El Ministro de la Guerra le
presentó recientemente al Presidente
de la República un informe acerca de
las medidas que se han tomado en el
Ejército para atenuar los efectos de la-
fiebre tifoidea. Donde quiera que se lo
gró sustituir una agua reconocida co-
mo mala con una agua irreprochable,
ó purificar aquélla por medio de la fil-
tración según el sistema CHAMBERLAND,
desapareció la fiebre tifoida. De esta
manera en guarniciones más Ó menos
cruelmente atacadas en otro tiempo,
como Compiegne, Mans, Domfront, Mé-
lun, Verdun, Lunéville, Lérouville, Mé-
zieres, Auxonne, Poitiers, Vitré, Dinan
Cherbourg:, Lorient, Brest, Tulle, An-
gouleme, Clermont-Ferrand, Montpe-
llier, Carcasonne y Agen; la fiebre ti-
foidea no se presentó ya bajo forma
epidémica, sino en casos arslados y con >
orandes intervalos. Al contrario, don-
de quiera que se desarrolló una epide-
mia, se pudo comprobar que seguía á
la sustitución de una agua fortuitamen-
te contaminada por el agua pura de
que se había hecho uso hasta entonces.
Tal es el origen de las epidemias de
|Montargis, Ávesnes, Lisieux, Evreux.
Nantes y Perpignan, que estallaron, sea
después de reabrir pozos anteriormen-
te condenados, sea después de acciden-
tes sobrevenidos en los alimentos de
la ciudad. De igual manera se debe ci-
tar la epidemia que atacó á la guarni-
ción de París en Enero y Febrero de
1891 cuando los grandes frios ocasio-
narón la congelación de los tubos de
a de fuente y se tuvo que recurrir
al agua del Sena. Hace ya mucho tiem-
po que está probado lo peligrosas que
son algunas aguas: es, pues, un crimen
alimentar á las poblaciones con aguas
malas y no filtradas.—G. 7.
—En Montcombroux, cantón de Don-
jon (Allier, Francia), acaba de hacerse
un descubrimiento, único en su género:
un taller para la fabricación de braza-
letes de esquisto. Este taller está situa-
do en un punto culminante, cerca de
tres fuentes y próximo á una veta de
esquisto negro que cubre las minas de
carbón de Bert. Se han encontrado más
de tres mil restos de brazaletes, en to-
- dos los estados, desde el bosquejo has-
ta el brazalete listo ya para pulirse. Se
encontró también una cantidad prodi-
giosa de fragmentos procedentes del
corte de los brazaletes. En la época ga-
lo-romana se pulían estos fragmentos,
se les hacía un agujero para suspenden-
derlos y se les llevaba como amuletos.
Los brazaletes en cuestión, han sido
fabricados por medio del silex, del cual
se han encontrado pedazos y raspado-
res mezclados á los mismos brazaletes;
éstos miden desde 60 milímetros hasta
200; los habia, pues, para los niños y
aún para los muslos de los adultos.
—Se ha encontrado en Paraguay el
jaborandi que como se sabe produce un
alcaloide, la pilocarpina. Se le recoje
en mayor cantidad en el Brasil, en los
alrededores de Pernambuco donde cre-
ce en los claros de los bosques y en las
vertientes de las montañas. Merced á
sus propiedades sialagogas y diaforéti-
cas, las hojas y las yemas de esta plan-
ta tienen un empleo util; pero se ha re-
conocido que las virtudes del jaboran-
di paraguayano son ménos activas que
las de la planta brasileña. En particu-
lar, la acción fisiológica es menor y el
alcaloide empleado como sudorífico es
1
mucho más debil.
COSMOS
33
PARTICIPACIÓN DE MÉXICO
EXPOSICION UNIVERSAL DE CHICAGO
CLASIFICACIÓN
DE LA
EXPOSICION UNIVERSAL DE CHICAGO
EN 1893
DEPARTAMENTO L
ARTES LIBERALES.——EDUCACIÓN, LITERATURA, INGENIERÍA,
OBRAS PÚBLICAS, MÚSICA Y DRAMÁTICA
IMPORTANTE
Los Catálogos que se habían formado pa-
ra la agrupación y clasificación de los obje-
tos que han de enviarse al próximo Certá-
men Internacional de Chicago, han sufrido
un cambio por parte de la Dirección Gene-
ral de la Exposición en los Estados Unidos.
Según la nueva clasificación, el primer gru-
po de la Sección L, ó sea el 143 queda re-
formado, ocupando el núm. 147, y así los
demás, 148 en vez de 144, etc.
Las clases, así mismo, no siguen la nu-
meración ya publicada; de suerte que la cla-
se 774 es ahora la 824, la 775, 825 y asi
sucesivamente las demás, teniendo que agre-
garle 50 al número respectivo publicado en
los forros de los números 7 y 8 del Cos-
MOS.
Desde el presente número, seguiremos ya
esa nueva nomenclatura que nos apresuramos
á poner en conocimiento de nuestros lecto-
res, á fin de evitar cualquier error.
GRUPO 152
Ingeniería civil. Obras públicas, arquitectura
Clase 877.
ciones topográficas. Medidas y situaciones de pue-
Reconocimientos de terrenos, inspec-
blos y ciudades, con los sistemas de provisión de
agua y drenaje.
Clase 878. Inspecciones enlas costas, ríos y puer-
tos.
Clase 879. Construcción «y conservación de cami-
nos, calles, pavimentos, etc.
Clase 880. Ingeniería de puentes (ilustrada con -
planos y modelos).
Dibujos de puentes. Dibujos y cartas que mues-
tren los métodos para calcular las fuerzas y pesos:
Cimentación, estribos, cimbras de piedra, made-
ra, etc.
Puentes de arco, de piedra, madera ó hierro.
Puentes colgantes, de fibra, cadenas de fierro y
cables.
Puentes de celosía, de madera, hierro y acero;
36
cuerdas de acero, enrejados % barandales, cinchos
de Frxk, BoLLmay, Horve, Prarr, Pors, Lonc, Wm1r-=
PLE: y Otros de construcción especial,
Puentes salientes, puentes levadizos; maquinaria
1
oscilante y rodante.
Puentes tubulares.
T
Puentes de ferrocarriles, acueductos, y otros: de
construcción especial, no clasificados antes.
(Cartas que muestren los informes. y datos, de
altura, peso, costo y de-
construcción, extensión,
más datos de interés de los grandes puentes del
mundo).
Clase 881. Construcciones hidráulicas. Cimientos, |?
muelles, puertos, rompe-olas, diques, construcción
de presas, obras hidráulicas y canales.
Clase 882. Irrigación. Canales y sistemas de irri=
gación.
Clase 883.
ción, situación y construcción de ferrocarriles.
Clase 884 Ingeniería dinámica é industrial. Cons=
trucción y trabajos de máquinas; ejemplares de tra=
Ingeniería de ferrocarriles. Inspee=
zos y construcciones de fábricas y establecimientos
metalúrgicos. ,
Clase 885. Ingeniería minera.
terráneas, construcción de túneles, socavones, etc.;
Inspecciones sub-=
situación y construcción de tiros de todas clases;
desagúe, ventilación y alumbrado. (Véase también
el departamento E). *
Clase 886. Ingeniería militar.
ría. Construcción de fortalezas, parapetos y fortifi-
Obras de terrace-
caciones temporales.
Clase 887.
almacenes, arsenales, minas. _
Clase 888. Caminos, puentes, pontones, moviliza=
Obras «permanentes. Fortificaciones,
ción de tropas y equipos.
Clase 889. Arquitectura.
blicos para oficinas ó instalaciones especiales; habiz
Planos de edificios pu-
taciones grandes y pequeñas.
Planos y, memorias de cimientos, paredes, tab
ques, pisos, techos y escaleras.
Cálculos sobre la cantidad y costo del lead
Planos y modelos de invenciones especiales para
seguridad, comodidad y conveniencia en la manipu-
lación de elevadores, puertas, ventanas, etc.
Sistema de trabajos de albañil, carpintero y pin=
caballe=
construcción y estucado de tabi-
tor. Planos y modelos de amarres, arcos.
tes, boyedas, etc.;
ques; pintura y decoración.
Planos de sistemas para levantar, manejar y €n-
tregar los materiales que el artesano emplea en las:
construcciones.
Andamios y escaler
soportar grandes pesos; gruas portátiles y cleyado=
andamios: especiales para
res de fuerza.
Ejemplares que muestren la: resistencia de: mate=
riales,
Planos y seceiones de figuras arquitectónicas es-
peciales. Viguetas y cuarlones de metal para pisos,
ladrillos huecos y otros objetos arquitectónicos de
alfarería para calefacción y ventilación; cornisa y
canales de metal; tejamaniles y tablas; techos y pi
sos de cristal y sus accesorios; instrumentos del
arquitecto. TN
Métodos para combinar Ate
Protección de cimientos, paredes y áreas contra.
la humedad.
Sistema de empedrado y nt
-
GRUPO 153
Gobierno y leyes
Clase 890. Diversos sistemas de Gobiernos dus-
trados. Poderes del Gobierno: legislativo, ejecutivo
y judicial.
Clase: 891. Leyes:' y relaciones internacionales.
Facsímiles de tratados, etc. ,
Clase 892. Leyes sobre privilegios de invención.
Oficinas de patente y sus funeiones; estadistica de
invenciones y patentes.
Clase-893. Sistemas postales y métodos del ser-:
vicio postal. Buzones, balijas de correo, timbres.
postales, ete... EZ
Clase 894. Sistema penal y correccional. Prisio=
nes, penitenciarias, administración y disciplina de
cárceles, transporte de criminales, colonias de cri-
minales, casas de corrección, escuelas, disciplina
“naval, castigos en el mar, inspecciones de policía, en
cierros nocturnos, eto.; vestuario y equipo de pre-
sidiarios, muestras de labores de presidiarios.
GRUPO 154
- Comercio, negociaciones comerciales y bancos
Clase 895. Historia y estadística del comercio-
Clase 896. Compañías de ferrocarriles y trans-
portes. x
Clase 897. Sistemas de cambio. Dinero, moneda,
papel moneda.
Clase 898. Despachos ó escritorios, almacenes y
tiendas. Orden y arreglo, mobiliario, métodos de
administración, teneduría. de libros, métodos para
entregar cambio de dinero y distribuir efectos ¿los
compradores,
Clase 899. Almacenes y sistemas de almacenaje.
—Graneros
Clase 900. Cámaras de comercio y sus obligacio=-
nes y Operaciones, ilustradas-
Clase 901: Agencias de cambios de productos,
metales, ganado, ete.
Clase-902. Compañias de Seguros. a
Clase 903. Bancos y operaciones de banca. Hus=
s de edificios, interior de edificios, métodos
adísticos; casas de comisiones, etc.;
tracione
¿informes est
instituciones de seguros y ahorros.
Clase 904%: Cajas y aparatos para guardar dine=
ro y valores; compañias de seguros de depósitos:
Clase 905. Teneduría de libros. Libros y siste=
mas de contabilidad y de llevar libros; sistema de
autorizar libros, etc. ,
- Clase 906. Compañias de expresos,
etc. : -
transportes,
(Concluirá.)
COSMOS. ER
REVISTA ILUSTRADA DE ARTES Y CIENCIAS
DIRECTOR PROPIETARIO
FERNANDO FERRARI PEREZ
SECRETARIO DE LA REDACCIÓN
JOSÉ P. RIVERA
—e offo o——
SUSCRIPCIONES:
NOOO r Un trmestre si BO
5 00 | Número suelto
EL PAGO SERA ADELANTADO
SE PUBLICA LOS DÍAS 1”? Y 15 DE CADA MES:s>
REGISTRADO PROVISIONALMENTE EN LA ADMINISTRACIÓN DE CORREOS, COMO ARTÍCULO DE 2* CLASE
Tomo —15 pe Mayo De 1892—Núm. 10
El principal deber del hombre para eousiga
nismo, es instruirse; el principal deber del hom-
bre para con los demás, es instruirlos.
E. LrrraÉ.
SUMARIO
Acustíx M. Cuávez: Ensayo de aplicación del mé-
todo logico, al estudio de la resistencia del aire y
proyecto de wn aparato para determinar experimen-
talmente los valores parciales de dicha resistencia.
—El Magnetismo del Oxígeno.—BERTRAND, Tous-
SAINT y GomBerT: El Trabajo Manual en la Escuela
y en el Hogar.—Armerto Harzrerp: La División De-
cimal del Círculo.—Tom Ti: La botella acrobata.
La pera cortada, ¡
Lámina 102: Gruta Carnos Pacmeco (cerca de Ca-
cahuamilpa). El Monje.
A
TACUBAYA, D. F., MÉXICO
IMPRENTA Y FOTOCOLOGRAFÍA DEL «COSMOS»
Costado del Ex-Arzobispado núm. 1
1892 .
0JO!--SE SUPLICA NO DOBLEN ESTE PERIODICO--10JO!
38
NOTICIAS DIVERSAS
-—Para demostrar á qué grado de per-
fección ha llegado desde hace pocos
años la industria del laminado, el pe-
riódico inglés Paper Maker señala el
hecho de que se han llegado á obtener
láminas de hierro de 1/1800 de pulga-
da de espesor; es decir, que 1800 de
esas hojas sobrepuestas y prensadas
unas contra otras tendrían el espesor
total de una pulgada, ó sean 27 milíme-
tros. Para dar una idea exacta de lo del-
- gadas que son estas hojas nos bastará
agregar que una canal de cigarro es
más gruesa, puesto que 1200 de éstas
tienen poco más ó menos el mismo es-
pesor.
Los lobos han hecho este invierno
- grandes estragos en Noruega y Rusia;
solamente en el gobierno de Novgorod
se han valuado las presas que han he-
cho durante el año, en 3484 carneros y
en 17,000 animales domésticos más pe-
ueños, estimándose las pérdidas en
137,000 rublos. En Somarsk llegan és-
tas á 300,000 rublos. En el N. de No-
ruega, los estragos han sido también
importantes: no hace mucho tiempo, 15
cerdos de la hacienda de Norbatten
fueron devorados por los lobos, y en
otras haciendas ha desaparecido un
gran número de estos animales. Créese
que hayan sido devorados por los lo-
bos. :
—En los Estados Unidos, Arkansas
es el Estado que suministra, al natural,
las mejores piedras para afilar. Son úti-
les, sobre todo, para los instrumentos
finos. En el referido Estado se encuen-
tran extensas capas de novoculita. La
novoculita es de naturaleza esquistosa
y generalmente se la encuentra combi-
nada con materias calcáreas: estas rocas
en virtud del cambio molecular que han
sufrido son muy á propósito para la
operación de asentar. Arkansas da lo
suficiente para el consumo total de los
Estados Unidos, sin contar la exporta-
ción. El principal depósito de novocu-
lita se encuentra en una colina de 150
metros de altura. Es una piedra de
color blanco de nieve. Debido á Su ex-
trema dureza se la puede tallar única-
mente con polvo de diamante; natural-
mente es muy costosa.
habitante.
LES
COSMOS
—Un nuevo producto llamado ozo- -
nina, parece llamado á prestar grandes
servicios en las industrias de blanqueo.
En la proporción de 1 gramo por un
litro de agua, la ozonina obra enérgi-
camente sobre las fibras, la madera, la -
paa el corcho, el papel, así como so-
re las soluciones de goma y los jabo- -
nes. El efecto es idéntico al que se ob-
tiene con las soluciones ácidas y con
las alcalinas. Para recoger este produc-
to se procede dela manera siguiente:
se disuelven 125 partes de resina en
200 de aceite de trementina, después se '
agrega una solución de 20 4 25 partes
de. hidrato de potasa en 40 partes de.
agua, y 90 de peróxido de hidrógeno.
La pasta así obtenida se expone á la luz
.|y en el término de dos ó tres dias se.
transforma en un fluido claro al cual se
da el nombre de ozonina. Esta trans--
formación puede obtenerse también-en-
la obscuridad; pero entonces exige va-
rias semanas para su completa fluidi-
ficación. : : "
—Se comprende muy difícilmente la
cantidad de agua que gastan anualmen-
te los habitantes de una gran ciudad.
En el año de 1890-1891 el consumo to-
tal en Londres fué de 210.591,569 me-
tros cúbicos, lo que corresponde á un —-
término medio diario de 576,963 metros
cúbicos. Esta cantidad se repartió en-
tre las ocho compañías que llevan á ca-
bo la distribución del agua en la capi--
tal británica. El número de casas á que
llegó este liquido fué de 763,963; y el
de habiatntes, 5.696,266. El consumo -
medio diario fué, pues, 140.6 por cada -
—La siguiente nota será útil, indu-
dablemente, á todos los que se dedican
á la fotografía: un baño á 6 por 100 de
sal de cocina adicionado con unas go-
tas de amoniaco, es un preservativo
excelente para la pérdida de tono que
sufren las pruebas positivas al fijarlas
en el papel albuminado. Basta, para el
efecto, tener las pruebas O
minutos después de un corto lavado en
agua pura á la salida del baño de vi-
raje. :
—Dos velocipedistas han caminado
en Argelia, en 20 horas, de Biskra á
Tuggourt, ida y vuelta, ó sean 225 kiló-
metros. Según estos aficionados, el ve-
lo-neumático es el que conviene mejor
para viajar por las comarcas arenosas
del Sahara; afirman también que con
“una montura de este género, bastan 15
horas para atravesar el desierto. En el
oásis la curiosidad fué tal quelos velo-
cipedistas tuvieron que retardar la hora
de su partida para que los indígenas
pudieran contemplar al velocípedo, al
cual le dan el nombre de caballo que
no come cebada. : a
—El fanal eléctrico en las locomoti-
vas, se ha vuelto de uso frecuente en In-
diana. Á este respecto se han hecho ex-
periencias recientes entre Indianapolis
y Decatur. El poder iluminador es de
2500 bujías, poco más ó menos, y per-
mite al maquinista, siempre me se tra-
te de una línea en vía recta, distinguir
con entera exactitud á más de 800 me-
tros todos los objetos que tengan el ta-
maño de un buey. Aún se ha podido
ver á más de cuatro kilómetros, la ven-
tana de una estación no iluminada, por-
que sobre esta ventana se reflejaba la
luz; la casa comenzó á distinguirse has-
ta los 120 metros. .-
—En las horadaciones sistemáticas
que desde hace de tiempo se hacen
cerca de la aldea de Heerlen (Holanda),
para extraer pizarra, acaba de descubrir-
se un yacimiento de hulla, el cual al.
canza profundidades que varían de 30
á 130 metros. Las capas tienen de 3 á
5 piés de espesor. Según el /ron de
COSMOS
39
hay en Nueva-York, alcanza la respe-
table cifra de 50,000; en Washington
se cuentan sólo entre las damas 900, y
en las calles pavimentadas y de 800 ki-
lómetros de extensión, los velocipedis-
tas transitan con la mayor libertad.
sr
PARTICIPACIÓN DE MÉXICO
EN LA
EXPOSICION UNIVERSAL DE CHICAGO
CLASIFICACIÓN
DE LA
EXPOSICION UNIVERSAL DE CHICAGO
EN 1893
DEPARTAMENTO L —
ARTES LIBERALES.—EDUCACIÓN, LITERATURA, INGENIERÍA,
OBRAS PÚBLICAS, MÚSICA Y DRAMÁTICA
(CONCLUYE)
GRUPO 155
Instituciones y organizaciones para generalizar y
difundir la ciencia
Clase 907. Instituciones fundadas para generali-
zar y difundir los conocimientos, tales como el «Ins-
tituto Smithsoniano,» el «Instituto de Francia,» el
«Instituto Real,» la «Asociación Británica para el
adelanto de las ciencias,» la «Asociación Americana,»
etc.; su organización, historia y resultados.
Clase 908. Academias de ciencias y letras. AÁso-
ciaciones científicas, sociedades geológicas y mine-
ras, etc.; asociaciones de ingeniería, técnicas y pro-
fesionales; sociedades y organizaciones de artes,
Londres, este yacimiento no es otra Co- | biología, zoología, medicina y astronomía.
sa que la continuación de la cuenca hu-|
llífera de la Wurm. A lo que parece,
se proponen explotar esta mina, y para
“conducir los productos se terminará el
camino de hierro de Herzogenrath á
Sittar, actualmente en construcción.
—Leemos en un periódico que en los
Estados Unidos, se recogen las cáscaras
de naranja, se las seca después en hor-
nos y, en seguida, se las pone á la ven-
ta para encender la lumbre. Agrega el
mismo periódico de donde tomamos la
noticia, que las cáscaras de naranja así
preparadas, arden con facilidad y no son
jeligrosas como el Kerosene ó el petró-
eo. ; s
- Aquí quemucho abunda esa fruta, bien
podrían utilizarse las cáscaras y substi-
tuir con ellas, la madera resinosa ó el
petróleo, que tanto se usan.
“—Los americanos son ardientes ve-
Jlocipedistas. El número que de éstos
Clase 909.-Museos, colecciones, galerías de artes,
exhibición de obras de artes é industrias; agrícolas
de Estados y distritos, nacionales, internacionales,
y congresos internacionales.
Clase 910. Publicaciones de sociedades.
Clase 911. Bibliotecas públicas y privadas; esta=
dística.
GRUPO 156
Asociaciones fraternales, industriales y
cooperativas
Clase 912 Organizaciones fraternales. Clubs po-
líticos, militares, de estudiantes, de viajeros, de-pe-
riodistas, científicos y: otros.
Clase 913. Sociedades y organizaciones políticas.
Clase 914. Asociaciones de artesanos. Su orga-
nización, estadística y resultados.
Clase 915. Organizaciones industriales
Clase 916. Asociaciones cooperativas de nego=
cios. a
- Clase 917. Sociedades secretas.
Clase 918. Diferentes organizaciones para pro-
mover el bienestar moral y material de las clases
industriales.
40 COSMOS
GRUPO 157
Asociaciones religiosas y sus sistemas. —Estadística
y publicaciones.
Clase 919. Asociaciones religiosas y sus sistemas.
Origen, naturaleza, progreso y extensión de. varios
sistemas y creencias religiosas. Ilustraciones esta-
dísticas é históricas y otras; pinturas de edificios,
planos y vistas del interior de los edificios.
Clase 920. Música religiosa, coros, himnos.
Clase 921. Sociedades misioneras, misiones y tra-
bajos relativos; mapas, informes, estadística.
Clase 922. Propaganda de las creencias religio-
sas por medio de publicaciones; sociedades de la
«Biblia,» de libros religiosos, y sus publicaciones.
Clase 923. Sistemas y métodos para la educación
é instrucción religiosa para jóvenes, escuelas domi-
cales, mobiliario, útiles y libros.
Clase 924. Asociaciones para el progreso moral
6 religioso.
Clase 925. Asociaciones de caridad relacionadas
con las sociedades eclesiásticas.
GRUPO 158
Música e instrumentos musicales. —El teatro
Clase 926. Historia y teoría de la música. Músi-
ca de los pueblos primitivos.
Instrumentos informes y curiosos. Combinaciones
de instrumentos, bandas y orquestas. Libros de mú-
sica y álbums. Notación musical.
Historia y literatura de la música. Retratos de
los grandes músicos.
Clase 927.
tambores y tamboriles;, timbales, triángulos, plati-
Instrumentos vibrantes. Tamboras,
llos, castañuelas, «huesos»:
Campanas, chinescos y campanillas.
Instrumentos del campanero.
Cristales musicales.
Glockenspiels, xilófonos, marimbas.
Cajas de música.
Clase 928. Instrumentos de cuerda que se tocan
por medio de los dedos ó el plectro, tales como el
laúd, la guitarra, el bajo y la mandolina.
El arpa y la lira.
La cítara y el salterio.
Clase 929. Instrumentos de cuerda que se locan
con el arco, tales como:
El yiolín.
La viola, la yzola-da-gamba, la giola dí amore.
El violoncelo y el contrabajo.
Instrumentos mecánicos. La tiorba y el piano=vio-
lín.
Clase 930. Instrumentos de cuerdas con teclas.
- Piano cuadrado, de cola, vertical y de concierto.
Accesorios y partes del piano.
Antecesores al piano. El clavicor, el clavicimba=
lo, el clavicordio, el manicordio, la espineta, la dul-
zalna.
Instrumentos y métodos de fabricación.
Organillos.
Clase 931. Instrumentos de viento con agujeroque |
1
sirve de embocadura, tales como la flauta, el flau-
tín, el octavino y el fajolé.
Clase 932. Instrumentos de yiento con boquillas
arregladas para los labios, tales como el clarinete,
el oboe y el saxofón.
Clase 933. Instrumentos de viento con embocadu-
ras, de campana sin llayes, tales como la trompeta
(simple) y el bugle, la tromba marina, el trombón,
(con llaves ó sin ellas,) el serpentón, el fagot y la
galta.
Clase 934. Instrumentos de viento con embocadu-
ras de campana y con émbolos, tales como el bugle,
el cornetín, el corno francés, el oficleide f figle).
Clase 935, Instrnmentos de viento con sistemas
complicados. Acordeones y organillos de boca.
Melodeos y armonios. Organillos de lengúeta.
Órganos de manubrio, órganos automáticos, or=
tones, etc. ;
Órganos de tubos.
Clase 936, Accesorios para instrumentos musica_'
les. Cuerdas, lengúetas, puentes. S
Batutas de directores, bastones de tambor mayor.
Arreglos 6 invenciones mecánicas para orquestas.
Hierros de tono, pitos de tono, metrónomos, atri-
les, etc. :
Clase 937. La música en relación con la vida hu-
mana. Compositores de música. Grandes ejecutan—
tes. Grandes cantores. Retratos. Biografías.
Teatros y lugares para conciertos,
La ópera y su historia.
La oratoria, Misas.
Música sagrada de todas las épocas. Himnos, ba-
ladas y cantatas de todos los países. Aires nacio-=
nales,
Clase 938. La comedia y el drama.
nos y modelos de teatros y foros.
Historia del drama hasta donde pueda mostrarse
por medio de los elementos literarios. Retratos de
El foro. Pla-
actores. Reliquias de actores. z
Programas de funciones teatrales, etc. Trajes,
máscaras, armaduras. Escenarios. Aplicaciones de
ilusiones ópticas, ete. Piezas dramáticas, -etc., de
todas lasedades y pueblos.
PREGUNTAS Y DUDAS
Nos proponemos responder á las preguntas que
sobre algún punto científico, mos hagan nuestros:
suscriptores.
Sialguna pregunta no es contestada en tiempo razo-
nable, es preciso repetirla. Los suscriptores no de-
ben olvidar que algunas contestaciones exigen tiem=
po y estudio, á pesar de lo cual nos esforzaremos
por contestarlas todas, ya sea en el forro de nues-
tro periódico 6. en carta particular.
Aquellas que no nos sea posible resolver, por no
tener los datos suficientes, las publicaremos para
ver si alguno de nuestros suscriptores puede con-.
testarlas. Los nombres de los signatarios se publi.
carán sólo con letras iniciales: No contestaremos
ninguna pregunta anónima. ES
REVISTA ILUSTRADA DE ARTES Y CIENCIAS
DIRECTOR PROPIETARIO o
FERNANDO FERRARI PEREZ x
can
SECRETARIO DE LA REDACCIÓN
JOSÉ P..RIVERA
+3 ra
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“Por un año. ap 9 007] Por un trimestre. $ 275
Por un semestre, .......... 0... 5.00 | Número suelto... ...........o..o. 0 50
: EL PAGO SERA ADELANTADO
5SE PUBLICA LOS DÍAS 1? Y 15 DE CADA MES:s>
ABGISTRADO PROVISIONALMENTE EN LA ADMINISTRACIÓN DE CORREOS, COMO ARTÍCULO DE ?* CLASE
Tomo I—1* DE Junio pe 1992 —Núxm. 11
El principal deber del hombre para consigo
mismo, es instruirae; el principal deber del hora-
bre para con los demás, es instruirlos.
| todo logico, al estudio de la resistencia del atre y
B proyecto de un aparato para.determinar experimen-
talmente los valores parciales de dicha resistencia.
—Dr. Z....: La desinfección de las habitaciones.
—Tom Tim: Los lápices en equilibrio. La erupción
l del Vesubio. La campana del buzo.—BxrTRAND,
Toussa1nr y GomBerT: El Trabajo Manual en la Es-
cuela y en el Hogar.—G. Hinrow ScrIbNER: ¿Donde
comenzo la vida?>—Solubilidad del plomo en el acei-
te de algodon.
Límiva 142: Gruta Cannos Pacmeco (cerca de Ca-
cahuamilpa). El Centinela.
BD. Erre
SUMARIO
S : Acustís M. Chávez: Énsayo de aplicación del mé-
| TACUBAYA, D. F., MÉXICO
Í AS
IMPRENTA Y FOTOCOLOGRAFÍA DEL «COSMOS»
Costado del Ex-Arzobispado núm. 1
1892
0JO!--SE SUPLICA NO DOBLEN ESTE PERIODICO--¡0JO0!
42
COSMOS A
y
NOTICIAS DIVERSAS
"NECROLOGIA
El viernes 19 del pasado, falleció nuestro
compañero de redacción D. ManueLn Burn
AñaD, vice-presidente de la Sociedad Foto=
gráfica Mexicana.
Su pérdida, bastante sensible para la Fo=
tografía Nacional, lo es más para nosotros
todavía, puesto que veíamos en él más que un
compañero, un amigo.
Reciba su inconsolable familia nuestras ex-
presiones más sinceras de condolencia y oja=
lá halle cuanto antes lenitivo 4 su dolor.
ESTAS TA A |
—Se ha descubierto una capa de co-
ke natural, casi semejante en todos sus
aspectos al que se produce en las in-
dustrias de gas, en los yacimientos hu-
llíferos de Brelh Bass, Nueva Gales del
Sur (Australia). La capa de coke esta-
ba sobrepuesta á otra Lo hulla, pareci--
da á la que se extrae de las minas aus-
tralianas. La línea de división entre las
dos capas estaba bien marcada y se
- desprendía con entera claridad en toda
la extensión de los trabajos. Si se le
compara conel productofabricado, el co-
ke natural es un poco más pesado, con-
tiene menos carbono fijo y una propor=
ción menor de cenizas y de azufre. Se
- consume sin producir humo.
—La administración de la línea tele-
fónica «Paris-Londres» publicó recien-
tementelos resultados dela explotación.
Desde el primer mes el número de co-
municaciones fué de 1222. Este núme-
ro ha continuado en progresión ascen-
dente como lo demuestra el cuadro que
sigue:
MAYO es: 1,491 comunicaciones.
FUMO Ls 1,709 ON
Jalon 1,988 ES
Agosto. ....... 2,276 A
Septiembre.... 2311 ds
Octubre....... 2,732 Es
. Lo que da para el primero de No-
viembre un total de 12,507 comunica-
ciones. Se ha decidido mantener á 10
francos el precio de una conversación
de tres minutos entre París y Londres.
Mr. Foot ha recogido en el Es-
tádo de Arizona (Estados Unidos) una
serie de meteoritos que contienen muy
pequeños granos de diamante. Estos
0 ¿
E
meteoritos están' constituidos por má-
sas de hierro en las, cuales se notan ca-
vidades pequeñas Menas.de una materia
negruzca que encierra los ¿granos de
diamante. En realidad no es del todo
exacto que estos cuerpos sean meteó-
ritos; se les ha encontrado en los flan-
cos de un cono de erupción y alineados,
siguiendo una dirección determinada:
esta circunstancia puede originar du-
das acerca de su procedencia; pero cual.
quiera que sea su origen, esos cuerpos '
revisten un gran interés desde el punto
de vista de la formación del diamante.
—Sábese que el perro es muy refrac-
tario á la inoculación de la bere
sis de las aves, y queal contrario es muy
sensible á la acción de la tuberculosis
humana. Así, pues, en tanto que el co-
nejo resiste á la enfermedad dos meses;
el perro sucumbe antes del VISÉSIMO -
quinto día. Z 4
MM. Ricuet y Héricourr, aprovechan=
do esta resistencia del perro para latu=
berculosis aviaria idearon “servirse dé
esta substancia para vacunar al animal
y comprobaron que quedaba refrac
tario á la tuberculosis humana. E
Fueron sometidos á la experiencia
dos grupos de cuatro perros, recibien;
do los animales de uno de estos grupos;
inyecciones preventivas. Después de:
ésto se inoculó á:los ocho animales el;
mismo virus de naturaleza humana; los; >
que habían sufrido lá-vacunación resiss,
tieron la prueba, pero los otros cuatro:
murieron al octavo día. Finalmente;
MM. Ricner y Higroounr completaron:
sus trabajos.com, un, experimento que;
parece. ser la:confirmación de los antez
PILES: LL q dE
El poder infeccioso del virus de la;
tuberculosis aviaria puede aumentarse:
extraordinariamente iy, en estas condi
ciones, mata á los animales con exce=
siva rapidez, aún,en.este caso la vacu=
na confiere una inmunidad perfecta. -:
—Respecto de la longevidad de las
aves aun no han resuelto definitivamen:,
te los ornitologistas la cuestión de siz
las avesson de todos los animales los que.
tienen la vida máslarga. He aquí, entre:
tanto, algunos ejemplos de la longevi-;
dad de las aves, recogidos de la Revue;
de L”. Art Véterinaire, que se publica.
en ruso. Está ya demostrado que los.
cisnes viven hasta 300 años. NAUER, 3.
E - A o A a td
en 'su obra Vaturhistorixer dice que ha
visto un gran número de halcones que.
alcanzarón la edad de 150 años. Las
águilas y los milanos viven igualmente
mucho tiempo; el mismo KxauEr cuen-
ta que en 1819 murió en Berlín una
águila marina capturada en 1715, es de-
cir, 104 años antes, teniendo en cuen-
ta que ya entonces tenía algunos años.
El milano de cabeza blanca «apresado
en Austria en 1706, murió en el patio
del. palacio de ScHoEnBRUNN, cerca de
Viena, despues de haber pasado 118
años decautiverio. Lasaves de mar y de
pantanos sobreviven á algunas genera-
ciones humanas. Los patos y los cucli-
llos son tambien de muy larga dura-
ción. Dicese que los cuervos llegan con
frecuencia á la edad de cien años. Los
«gansos, que viven en libertad hasta una
edad muy avanzada, no pasan enjau-
ládos más allá de 20 á 25 años. No, es
raro ver gallos domésticos de quince
años y cuidándolos alcanzan hasta 20'
años. El límite de existencia de los pi-
chones es de diez años; las especies más
pequeñas viven de 8 á 18 años. Los
rúiseñores no soportan más de diez años
de cautividad. Los canarios pueden lle-
ga hasta doce y quince años enjaula-
os, en tanto que en: sus ¡islas natales
se venálgunos que tienen varias doce-
nas de años de edad.
“En la última sesión general de la
Sociedad Científica de Chile (21 de Di-
ciembre de 1891), M. Obnzcnr, Direc-
tór del Observatorio de Santiago, pre-
“sentó curiosas observaciones acerca de
los movimientos del suelo en esa ciu-
dad: Desde la creación del Observato-
rio, es decir, desde hace cuarénta años,
han podido comprobarse algunos de es-
tos! movimientos. M. Moesra, cuando
el "Observatorio estaba erigido: en el
monte de Santa Lucía, observó las va-
riaciones y las atribuyó á la acción del
-calor sobre las rocas de la montaña.
Esto no obstante: el norte-americano G1-
LLIS notó en el sitio mismo y antes de la
construcción del Observatorio de Santa
Lucía, una variación contínua en el eje
dela lente meridiana y la valuó en cinco
segundos por mes. El observatorio se
encuentra actualmente en una plánicie
al:S. de la ciudad: Allí es donde M.
Onrecnr hace sus observaciones desde
Julio de 1891: éstas observaciones de-
COSMOS
“aves lle
43
muestran que diariamente, desde4 me-
dio día hasta las nueve de la noche, la
parte N.E. del suelo se levanta para
descender gradualmente hasta como á
las siete de la mañana. Estas variacio-
nes diurnas pueden alcanzar una am-
plitud de tres á cuatro segundos. Ade-
más desde Julio á Septiembre se ha
observado un movimiento contínuo de
levantamiento en la parte S. E: y desde
Septiembre hasta Noviembre un movi-
miento contínuo de levantamiento en
la parte E. La amplitud total se ele-
va ya á 35 segundos poco más ó me-
nos.
—Acaba de descubrir M. Faye, por
medio de la fotografía celeste un nue-;
vo planeta. E
La existencia de este astro descono-
cido se reveló en la placa fotográfica.
por una línea luminosa y contínua, re-
presentación de la órbita que ese astro
describía en el cielo durante el tiempo
de la exposición.
M. Bertran, de la Academia de Cien-
cias, ha hecho notar que la posibilidad
de descubrir nuevos espa me-.
dio de la fotografía, ha sido señalada
desde hace mucho tiempo por MM, Hen-
RY. a : E
-—Se ha observado últimamente un.
hecho muy curioso en la obecadas: estas.
egan en gran número á tierra en
Cloghaneanuller situado en un promon;.-
torio al S. de Waterville. Ahora bien,
los espectadores saben que cada beca-.
da trae entre las patas una ramita de
árbol que deja caer al llegar al suelo.
Evidentemente usa esta precaución pá-
ra poder mantenerse en el agua durañi-
te las tempestades ó para reposar én
el curso de un largo viaje cuando llegue
á fatigarse. EA E
—Un hecho reciente da á compren-.
I der quela afición porlas orquídeas no ha:
disminuido todavía: trátase de una ven-.
ta ¡importante verificada no hace mu-.,
chos días, Las plantas grandes fueron.
vendidas á 300 frrncos la pieza. Un €.
Kimballianum alcanzó la cifra de 4000.
francos; hermosas variedades de Odon=:
toglosum crispum lilacinum encontra="
ron quienes las compraran en 550 fran-
COS. pd
PREGUNTAS Y DUDAS:
Nos: proponemos responder 4 las preguntas que:
«sobre algún punto científico, nos*hagan-huestros''
¿ SUSCriptores.
COSMOS
Sialguna pregunta noes contestada en tiempo razo-
nable, es preciso repetirla, Los suscriptores no de-
ben olvidar que algunas contestaciones exigen tiem-
po y estudio, á pesar de lo cual nos esforzaremos
por contestarlas todas, ya sea en el forro de nues-
tro periódico ó en carla particular.
Aquellas que no nos sea posible resolver, por no
tener los datos suficientes, las publicaremos para
ver si alguno de nuestros suscriptores puede con-
testarlas. os nombres de los signatarios se publi-
carán sólo con letras iniciales. No contestaremos
ninguna pregunta anónima.
PARTICIPACIÓN DE MÉXICO
EN LA
EXPOSICION UNIVERSAL DE CHICAGO
Exposición Internacional de Chicago.—Corres-
pondencia del Encargado del Departamento de Ar-
tes liberales, Educacion, Literatura, “Ingeniería,
Obras públicas, Música y Dramática.
Tacubaya, D. F.... de....... 1892. —Sr.......
Director de....:. —Muy señor mio:
El señor Secretario de Estado y del Despacho de
Fomento, con el fin de facilitar el inmenso trabajo
que tiene que originarle el arreglo y organización
de todo lo concerniente al concurso de la República
Mexicana en la próxima Exposición Internacional de
Chicago, se sirvió disponer que se dividieran esos
trabajos en doce departamentos, poniendo un encar-
gado especial al frente de cada uno de ellos; y por
acuerdo del C. Presidente de la República, me hon-
ró sobremanera encomendándome el Departamento
de Artes Liberales, Educación, Literatura, Ingenie-
ría, Obras Públicas, Música y Dramática.
Grave y difícil es la tarea que se me ha encomen-
dado, y si ella estuviera confiada á mis solas fuer-
zas, seguramente que no habria aceptado el encar-
go, ni llegaría felizmente á su término; pero por
fortuna, el departamento comprende en el grupo 146
- á la prensa periódica, cuyo valiosísimo concurso,
tanto para el buen nombre de México en aquel Cer-
tamen, á causa de la gran altura que ha alcanzado,
como para el éxito de mis trabajos, es de la mayor
importancia.
Nadie mejor que vd. debe estar convencido de
la elevada misión que desempeña la prensa en todo
país libre, y por eso me abstengo de encomiarla,
pues ella es la que, á modo de termómetro espe-
cial, indica á qué altura se han elevado las inteli-
gencias de cada nación. ¿Y en qué parte mejor que
en los Estados Unidos del Norte es la prensa tan
universalmente util? ¿En dónde se la tendrá en ma-
yor estima? ¿Habrá un pueblo más lector que ese
pueblo? La gran República vecina disputa ese pri-
mer lugar, si.es que no lo tiene conquistado ya.
Ante esta verdad, creo que es un deber verdade-
ramente patriótico el que tenemos de procurar, por
“todos los-medios posibles, que la prensa mexicana
*+quede representada enel gran Certámen de las na-
ciones, a la altura que le pertenece. S
En tal virtud, me tomo la libertad de dirigirme «
yd. suplicándole se digne ilustrarme con su consejo
para poder cumplir debidamente con la dificil mi- -
sión que seme ha confiado, y para que me indique
la forma que crea más digna y apropiada para que
la prensa periódica nacional tenga en la Exposición
americana la representación que merece por su cul-
tura, ilustración y marcados signos de progreso.
Adjunto tengo la honra de remitir á vd. un ejem-.
plar de los reglamentos y clasificación detallada de -
los objetos y productos que podrán exhibirse, ad-
virtiéndole que para la Exposición de lo concernien-
te al departamento que se me ha encomendado, he
pedido en el edificio de Artes Liberales el espacio
de quince mil piés cuadrados. ds
Confiado en la benevolencia y patriotismo de vd...
quedo en espera de su contestación.
Aprovecho gustoso esta oportunidad para oO S
me á las órdenes de vd. como su atento y seguro .-
servidor.—F. FrerrARI PEREZ,
EMPLEOS
A los que tengan una profesión científica 6 docen—
te; ofrecemos libres de pago, tres líneas en el forro
de nuestro periódico para que soliciten empleo en
caso de necesitarlo. :
EMPLEADOS
Tendremos también una sección especial para! soli-
citud de empleados de la categoría anterior; pero -
estos avisos se publicarán previo pago correspon
diente.
EL ESEUERZO
Los que suscriben; constructores; tienen el ho=
nor de ofrecer á Ud. sus talleres de FUNDICION,
TORNERIA, HERRERIA, ETC; donde ejecutarán
trabajos de reparación de toda clase de máquinas;
construcción y compostura de aparatos científicos de
todo género; fabricación de modelos; etc. Poo
JUAN B. CHÁVEZ, antiguo director de
varias fábricas de casimires; carrocerías; molinos;
haciendas de beneficio para metales; de los talleres.
del Hospicio de niños de Guadalupe de Zacatecas
AGUSTÍN M. CHÁVEZ, Ingeniero elec-
tricista, miembro de la Comisión mexicana en la Ex-
posición Internacional de Paris en 1889; y encarga= -
do de la Sección de maquinaria en la Intepnacionl
de Chicago en 1893.
Dirigirse á
CHÁVEZ ro.
9* CALLE DE LA VIOLETA NUM. 14
MEXICO
La casa se encarga también de la formación de
presupuestos para instalaciones diversas; asi como
de haeer pedidos al extranjero de material para azu-
carerías (Fives - Lille Francia); Ferrocarril portá-
¿til Decauvillé; máquinas; útiles; ete.
| EZ pz =
REVISTA ILUSTRADA DE ARTES Y CIENCIAS
Do
= DIRECTOR PROPIETARIO
FERNANDO FERRARI PEREZ
SECRETARIO DE LA REDACCIÓN
JOSEP. RIVERA
A O
SUSCRIPCIONES:
EROS o DICO POUM TO O
LOT UE SEE Eo, LA DEDO ENT EOS UE 0.50
EL PAGO SERA ADELANTADO
-5SE PUBLICA LOS DÍAS l* Y 15 DE CADA MESs:<>
; REGINTRADO PROVISIONALMENTE EN LA ADMINISTRACIÓN DE CORREOS, COMO ARTÍCULO DE 2” CLASE
Tomo I= 15 pre Juxrio pz 1892=Nvúm. 12
El principi deber del hombre para consigo
mismo, es instruirse; el principal deber del hora-
bre para con lus demás, es instruirles.
E. Lrriné
SUMARIO
Acustín M. Cnávez: Ensayo de aplicación del mé-
todo lóyico, al estudio de la resistencia del aire y
proyecto de un aparato para determinar experimen-
talmente los valores parciales de dicha resistencia.
—Tom Trr: Torniquete hidráulico hecho con un nuez.
El yaso patriota.—BERTRAND, ToussAInT y GOMBERT:
El Trabajo Manual en la Escuela y en el Hogar.—
Las proyecciones estereoscopicas. —Fotomicrografia.
—G. Hiro Scrimner: ¿Donde comenzo la vida?
Lámina 122: Carta de la República Mexicana, 4 la
250.000a2.—11 Serie. Hoja 19-1(S)
> ee
TACUBAYA, D. F., MÉXICO
IMPRENTA Y FOTOCOLOGRAFÍA DEL «COSMOS»
Costado del Ex- Arzobispado núm. 1
4892 S
¡0JO!--SE SUPLICA NO DOBLEN ESTE PERIODICO--10J0!
46
NOTICIAS DIVERSAS
—En el periódico The Chicago Tt-
mes, leemos lo siguiente:
«La relación hecha por el señor Serra-
No, Delegado General de la República
de México á la World's Columbian Ex-
posttion cuando regresó de Chicago á
su país, fué traducida al inglés. Un ofi-
cial de la Exposición, en un discurso que
pronunció últimamente acerca de la Ex-
o los profesores y pupilos de
a
sescuelas superiores de Chicago, se re=
firió muchoá dicha relación, y citó varios
párrafos de ella. Resultó una demanda
de parte de varias de estas esuelas pa-
ra que la Exposición les facilitase una
adicción: Así se hizo; últimamen-
te la traducción fué devuelta con una
carta que decía que en varias escuelas
se había leído toda la relación, y que
muchos la habían copiado. Dice la car-
ta referida: «Tres cosas sobre todo, han
llamado la atención en este relato; pri-
mero, el elogio magnífico sobre Chica-
go, luego las frases elocuentes á pro-
pósito del trabajo de las mujeres en
el progreso del país, y en fin, el estilo
sonoro y magnífico que, aún en la tra-
ducción, se comprendía que caracteri-
zaba el original.»
Esta carta ha sido enviada al señor
Serrano por el Sr. Frarw, Jefe del De-
partamento de Negocios Extranjeros,
como prueba de cuán altamente se le
considera en Chicago.»
—Se ha hablado: mucho en estos. úl-
timos tiempos de la influencia que ejer-
ce la electricidad sobre la vegetación,
y aún se han alabado los resultados ob-
tenidos. Las apreciaciones, como se
verá después, han sido prematuras.
M. TaLLavicnes, Director de la Escue-
la Práctica de Agricultura de Ondes,
y discípulo en un tiempo del Instituto
Acronómico de Nancy, intentó llevar á
cabo algunas experiencias relativas á
la influencia de la electricidad sobre la
vegetación, asunto á propósito del cual
le llamó especialmente la atención M.
GraANbEauU, cuando estaba en la escuela de
Nancy. Colocó á cada lado de unarria-
te, en la escuela de Ondes, dos tiras
de cobre y zinc soldadas, y que reunían
á los hilos de cobre que pasabaw por
encima del arriate,en el cual se habían
sembrado sucesivamente coles y achi-
COSMOS
ona: Después de tres semanas, M.
TaLLaviGnes observó que las coles si-.
tuadas entre las dos pilas eran más pe-'
queñas que las cercanas y que, por el
contrario, las gramíneas y umbelíferas
nocivas, estaban más desarrolladas.
Otra experiencia análoga aunque dis-
puesta de una manera un poco distin-
ta, dió tambien resultados negativos;
pero menos marcados que los obtenidos
con las coles y las achicorias.
—El periódico Vey Lumberman da
la curiosa descripción de una tabla mio-
numental de madera roja de la Améri-
ca del Norte. Esta tabla tiene de ancho
15 piés, 5 pulgadas, de largo 12piés, 9
pulgadas, y de espesor 5 pulgadas. Fué
cortada de un arbol que tenía 35 piés
de diámetro y 300 de altura, pertene-
ciente á los terrenos de la «Elk river
mill and Lumber company» del con-
dado de Humboldt, California. A juzgar
por los circulos concéntricos, se estima
que este árbol tenía más de 1,500 años.
La sección fué hecha á la altura de 28
piés sobre el nivel del suelo y la plan-
cha representa un corte hecho en las
cercanías del corazón de la corteza del
árbol. Para manejarla se necesitan una
máquina de vapor y varias poleas; para
aserrarla tuvieron que trabajar dos hom-
bres por espacio de un mes. En segui-
da fué transportada por agua á San
Francisco: se calcula su costo en 3000
pesos. Despues de haber estado expues-
ta por algún tiempo en San Francisco,
se la trasladó á Chicago por ferrocarril;
para realizar ésto o que- cortar la
plancha de un frue, allí se la encajó y
se la retuvo con unas especies de estri-
bos. Esta maravilla que perteneceá MM.
Harrster, de Eureca y NoYes, de San
Francisco, se halla en estos momentos
en Detroit. Figurará, como es de su-
ponerse, en la fería del mundo que se
celebrará en Chicago en 1892.
—El Prof. Horxissox ha verificado
importantes experimentos respecto de
la nueva aleación de acero y de niquel
(22 0/0 de niquel) que se ha aplicado
con tantas ventajas en estos últimos
tiempos á la fabricación de placas para.
corazas. Expuesta á un frio de 30” Fan-
RENHEIT, adquiere propiedades magné-
ticas y su densidad disminuye en un 2
A
COSMOS
47
—Los talleres aeronáuticos de M. La-
CHAMBRE, de Vaugirard, entrarán próxi-
_ mamente en gran actividad con motivo
de la construcción de un globo cautivo
para la Exposición de Chicago. Como
se ve, los talleres parisienses conservan
el monopolio en la confección de ae-
—róstatos. Se han hecho recientemente
algunas experiencias interesantes en los
terrenos anexos á los talleres de M. La-
CHAMBRE. M. Arman Le CompaGnoN, ha
hecho funcionar un modelo de globo
dirigible, género ortóptero, que accio-
nó al estado cautivo, quedando el motor
eléctrico en tierra y animando al pro-
pulsor fijo en el aeróstato. :
Mr. Faxe, ha dado á conocer las
tentativas realizadas hace poco en Amé-
rica con objeto de provocar artificial-
mente la lluvia. El orígen de esta idea
radica en las teorías expuestas por el
meteorologista norte-americano Espy,
acerca de la formación de las trombas,
hace ya medio siglo. Según este sabio,
las trombas eran debidas á columnas
ascendientes de aire, recalentado al po-
nerse en contacto con el suelo. Si pues,
por un medio cualquiera, se puede de-
terminar la existencia de una columna
gaseosa, se reproducirá una especie de
ciclón de corta intensidad y que irá
acompañado de los fenómenos secun-
darios que de él se derivan, como el
trueno, la lluvia, etc. Una carta quele
dirigió á Espy en 1857 un oficial norte-
americano encargado de los trabajos
topográficos de Florida, contiene una
relación de circunstancias tales, que
parecen una confirmación de la hipóte-
sis. Habiendo dado fuego á las yerbas
altas de las sabanas, en una cierta ex-
tensión de terreno, vió que se formó una
nube arriba de la columna de humo y
que poco después estalló el trueno y la |
lluvia cayó en abundancia; sin embar-
go, como el ruido parecía lejano, Mr.
Faye concluyó que la tempestad venía
de muy lejos. La nubecilla que apare-
-ciórepentinamente fué entonces análoga
á la que los marinos llaman o/o de buey,
que.es la precursora cierta delastrom-
bas. En cuanto á la extinción del incen-
dio de Chicago en 1871 por una lluvia
determinada en ese lugar por el ascen-
so del aire caliente, es una leyenda cuya
destrucción esforzosa, atendiendo á que
la lluvia no cayó sino hasta el cuarto
día y á que el aire no estaba tranquilo,
circunstancia absolutamente necesaria
para que tenga valor la hipótesis. Un
inventor norte-americano ha propuesto
construir inmensas chimeneas de 1,500
piés de altura (500 metros casi) y lanzar
por este medio á la atmósfera,. masas
de aire húmedo y caliente que alcancen
ga altura. Sise prosigue con tanto ar-
or en los Estados Unidos la cuestión
de la Huvia artificial, es porque una so-
lución feliz permitiría que tuviesen valor
los millones de acres de terrenos situa-
dos al O. del continente americano y
que. son actualmente improductivos por
la falta de agua. Mr. Faye cree que los
esfuerzos que se intenten á este res-
pecto serán estériles, porque la ascen-
sión de una columna de aire caliente
no podráreproducirnunca el movimien-
to giratorio que se observa en los ci-
clones ni el de traslación que los trans-
porta con una velocidad de 100 kiló-
metros, casi, por hora.
—M. HexrioT propone utilizar para
la separación del fierro y de la alúmina, -
lla gran solubilidad del cloruro férrico
en el eter. Los dos metales separados
primero, se transforman, en la solución
acuosa, en cloruros y en seguida se ago-
ta la solución por medio del eter.
—En la sesión que la Sociedad Quí-
mica de Paris, celebró el 26 de Febrero
último, M. Garros dijo que, moliendo
el amianto con agua y calentando la pas-
taobtenidaá 1,2007, se obtiene una por-
celana muy porosa que deja filtrar gran-
des cantidades de agua bajo pequeñas
porciones deteniendo sin embargo, los
micro-organismos que puede contener.
Propone que se emplée esta pasta en
Pla fabricación de filtros y de vasos po-
rosos para las pilas.
AA A
PARTICIPACIÓN DE MÉXICO
EN LA
EXPOSICION UNIVERSAL DE CHICAGO
Exposición Internacional de Chicago.—Corres-
pondencia del Encargado del Departamento de Ar-
tes liberales, Educación, Literatura, Ingeniería,
Obras públicas, Música y Dramática.
_Tacukaya, D. F..de.......1892.—Sr. Gober-
nador del Estado de... ..—Muy distinguido Señor:
Los Estados Unidos del Norte celebrarán el cuar-
48
COSMOS
to centenario del descubrimiento de América con un
grandioso Certámen enel que tomarán parte todas las
naciones civilizadas del globo. Entre éstas, México
ha tenido la honra de ser invitada, y el Gobierno
Federal que aceptó tan honrosa invilación, tanto por
corresponder al llamado cuanto para aprovechar,
una vez más, la oportunidad de presentar en el ex-
trangero los progresos que se han realizado en nues-
tra patria y buscarle nuevos centros de consumo á
nuestros ricos y variados productos naturales, le
encomendó al €. Ingeniero Manuel Fernández Leal,
Secretario de Estado y del Despacho de Fomento,
que organizara todo lo relativo al concurso de Mé-
xico en la Exposición Colombina de Chicago.
Al efecto, el referido funcionario se sirvió dispo-
ner que los trabajos preparatorios se reparlieran en-
tre doce encargados especiales, y, por acuerdo del
€. Presidente de la República, se me honro altamen-
le encargándome de la Sección L'ó sea del Depar-
tamento de Artes liberales, Educación, Literatura,
Ingeniería, Obras públicas, Música y Dramática.
Indudablemente la Sección á mi cargo es una de
las más laboriosas y de las que más necesitan del
concurso de muchas inteligencias para que puedan
quedar satisfechos los deseos del Supremo Gobier-
no, pues incluye todo aquello “que sirye para mar-
car el grado de cultura que ha alcanzado un pueblo,
lo cual tiene que presentarse en competencia con
las producciones análogas de las más cultas nacio=
nes y la liza se verifica en un país que ha alcanzado
un nombre tan elevado en punto á Educación, Inge-
nicría, Obras. públicas, y, en una palabra, en casi
todos los ramos de que consta la referida Sección
E: ¿
Fácilmente comprenderá vd. que por más empeño
que ponga yo para la. mejor realización de la pesa-
da tarea que seme ha encomendado, ¡es imposible que
basten mis solos esfuerzos reducidos casi 4 buenos y
patrióticos deseos, ácausa de mi incompetencia; por
este motivo me tomo la libertad de dirigirme á vd.
solicitando su importante y valiosa cooperación.
Dada su ilustración y su acreditado patriotismo
es enteramente inutil el encarecerle pormenorizada-
mente cuán benéfico será para el Estado que tan há-
bilmente gobierna, el que tenga en el gran Certamen
una representación digna de su cultura y de la pa-
tria; y nadie mejor que vd. podrá apreciar cuáles son
los recursos que deben explotarse, cuales los ramos
relativos á mi Sección que se hallen más florecien-
tes y cuáles los elementos de que se puede dispo-
ner.
Si por alguna remota circunstancia cree vd. que
para lograr el fin indicado le fueren de alguna utili-
dad mis inútiles servicios estoy enteramente a las
¿rdenes de vd.
Expuestas ya brevemente lus circunstancias que
motivan mi solicitud y seguro de que no escaparán
á su talento y penetración, réstame tan sólo esperar
su respuesta que será satisfactoria sin duda.
Adjunto 4 ésta tengo la honra de remitirle un|
ejemplar del Reglamento de la Exposición y Clasifi-
cación detallada de los objetos y productos que po-
drán exhibirse, advirtiéndole que para la exposición
de lo concerniente al Departamento que se me ha
encomendado he pedido en el edificio de Artes libe-
rales, el espacio de quince mil piés cuadrados.
Aprovecho gustoso esta oportunidad para ofre-
cerme á las órdenes de vd. como su atento. y segu-
ro servidor, así como para manifestarle las seguri-
dades de mi aprecio y consideración: —F. FERRARI
Prxuz. veo
PREGUNTAS Y DUDAS
Nos proponemos responder 4 las preguntas que
sobre algún punto científico, nos hagan nuestros
suscriptores. : :
Sialguna pregunta noes contestada en tiempo razo
nable, es preciso repetirla. Los suscriptores no de-
ben olvidar que algunas contestaciones exigen tiem-
po y estudio, á pesar de lo cual nos esforzaremos >
por contestarlas todas, ya sea en el forro de nues-
tro periódico 6 en carla particular.
Xquellas que no nos sea posible resolver, por no
tener los datos suficientes, las publicaremos para
ver si alguno de nuestros suscriptores puede con
lestarlas. Los nombres de los signatarios se publi-
carán sólo: con letras iniciales. No contestaremos
nineuna pregunta anónima.
ES
EL ESFUERZO
—=>——
Los que suscriben; constructores; tienen el ho-
nor de ofrecer á Ud. sus talleres de FUNDICION,
TORNERIA, HERRERIA, ETC; donde ejecutarán
trabajos de reparación de toda clase de máquinas;
construcción y compostura de aparatos científicos de
todo género; fabricación de modelos, etc.
JUAN B. CHÁVEZ, antiguo director de
varias fábricas de casimires; carrocerías; molinos;
haciendas de beneficio para metales, de los talleres
del Hospicio de niños. de Guadalupe de Zacatecas
AGUSTÍN M. CHÁVEZ, Ingeniero elec=
tricista, miembro de la Comisión mexicana en la Ex-
posición Internacional de París en 1889; y encarga-
do de la Sección de maquinaria en la Internacional
de Chicago en 1893.
e Dirigirse a
CHÁVEZ ENS
9: CALLE DE LA VIOLETA NUM. 14
MEXICO |
La casa se encarga también de la formación de
presupuestos para instalaciones diversas; asi como
de hacer pedidos al extranjero de material para azu-
carerías (Fives-Lille Francia); Ferrocarril portá=
til Decauville; máquinas; útiles; ete. E
REVISTA ILUSTRADA DE ARTES Y CIENCIAS
+ D -—
DIRECTOR PROPIETARIO
FERNANDO FERRARI! PEREZ
SEGRETARIO DE LA REDACCIÓN
JOSÉ P. RIVERA
—e- offo o—
SUSCRIPCIONES:
RUERUIAO e oe 5900 | Por un trimestre... 2.8 2.75
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EL PAGO SERA ADELANTADO
-S5+SE PUBLICA LOS DÍAS 1* Y 15 DE CADA MESis=
REGISTRADO PROVISIONALMENTE EN LA ADMINISTRACIÓN DE CORREOS, COMO ARTÍCULO DE 9* CLASE
Tomo I—1* ne Junto ve 1892—Núm. 13
El principal deber del hombre para eeonsiza
mismo, es instruirse; el principal deber del hom-
bre para con los demás, es iustruirles.
E. Lirsr£.
SUMARIO
Acusmíx M. Cnávez: Ensayo de aplicación del mé-
todo lógico, al estudio de la resistencia del aire y
proyecto de un aparato para determinar experimen=
talmente los valores parciales de dicha. resistencia.
-—G. HiLnrox ScriBveR: ¿Donde comenzo la vida?—
Bertrawb, Toussaryr y Gomeert: El Trabajo Manual
en la Escuela y en el Hogar.—W. H. FLower: Los
Museos de Historia Natural.—Tou Trr: El cañona-
so. El barriby la botella. La rotación de la Tierra.
Lámina 132: Monstruos dobles de la Familia de
los Monosomianos y del tipo Iniodimo.
TACUBAYA, D. F., MÉXICO
IMPRENTA Y FOTOCOLOGRAFÍA DEL «COSMOS »
Costado del Ex-Arzobispado núm. 1
11892
0JO!--SE SUPLICA NO DOBLEN ESTE PERIODICO--i0JO!
510)
COSMOS
—Algunos periódicos científicos fran-
ceses con una precipitación inexplicable.
han dado como hecho el descubrimien--
to de la curación de la epilepsía por
NOTICIAS DIVERSAS
—M. Le Verner ha buscado el calor
específico de diversos metales por me-
dio de temperaturas «elevadas. Ha ex-
perimentado sobre el hierro, el cobre,
el aluminio, el zinc y el plomo, com-
probando que si serepresentan gráfica-
mente los resultados por medio de una
curva que tenga por abscisas las tem-
medio de la inoculación del virus anti=.
rábico; descubrimiento verificado, se-
gún- esos mismos
periódicos, por M.
PasTEUR. :
La verdad del caso es la siouiente:
. Algunos jóvenes que ya padecían de :
ataques epilépticos fueron mordidos por -
perros rabiosos; debido áesta circuns- >
tancia se les inyectó virus-antirábico AS
en el Instituto Pasteur, notándose que >
despues de la inyección cesaban los
mencionados ataques. M. Pasteur que ,,
peraturas, los números obtenidos que-
dan figurados por dos trozos de líneas
rectas, soldadas una á otra, en una
cierta región térmica, por una curva.
La nota importante de M. Le Verner]
es relativa precisamente aáestas curvas
de sutura, que no son idénticas para
un mismo metal, según que las expe-
rencias hayan sido hechas á-la tempe
ratura ascendente ó álatemperatura des-
cendente, de donde resulta que el cuer-
po conserva, desde el punto de vista
del calórico, la huella del estado por el
cual pasó anteriormente. M. BertmuLor
ha hecho notar que si este resultado
es nuevo en lo que concierne á los me-
tales, no hace otra cosa que corroborar
lo: que han dado ciertos cuerpos de la
Química orgánica, el hidrato de eloral,
por ejemplo, cuyo calórico de fusión
es de 4000 calorías, pero que no pierde
más que 2000 al solidificarse. Las ceras
presentan fenómenos del mismo orden
que pueden atribuirse á un cambio mo-
lecular en el estado de los cuerpos.
—La navegación submarina es ma-
teria de interesantes tentativas en Italia,
A fines de Marzo se lanzó en Savona,
en los “astilleros de los hermanos Mi-
GLIARO, un buque submarino llamado
El 4udaz. Este navío ha sido construi-
do por cuenta de una sociedad romana
y está destinado á buscar y pescar los
objetos preciosos perdidos en el mar.
El Audaz es de acero, de forma ovoi-
dal, con motor eléctrico y propuisor de
hélice; tiene de largo 8 50, de altura
350, y de ancho 250. Está destinado
á permanecer durante seis horas á la
profundidad de cien metros. Elinventor
es un ingeniero italiano, Penro Decr1
ABBATI, á quien acómpañaron en sus
trabajos dos hijos suyos, Camito é lena-
cio Dec Area TI. 41 Audaz estará com-
pletamen te terminado dentro de tres
meses. Se dirigirá entonces á Civita=
Vecechra.
tuvo conocimiento de ésto, se preguntó
si había, en realidad, alguna relación
de causa á efecto entre la vacuna anti-
rábica y la desaparición de la epilepsía.
Para contestarseáesta pregunta, el ilus-
tre fisiologista ha emprendido una serie
. A 5 A
de experiencias, puesto que éómo se
sabe la vacuna es por sí misma inofen-
siva y no puede en ningún caso confe=
rir la enfermedad. a ES
Juzgando por las tentativas realizadas
hasta ahora, es probable que se obten-
ga éxito; pero, naturalmente, antes de
proclamarlo es preciso acumular las E
pruebas, multiplicar los experimentos,
variarlos y prolongarlos; llegar, ensu=
ma, á la última palabra de la ciencia.
El mismo Pasteur, al ser consultado
por uno de los redactores de ésas pu-
blieactones científicas, expresó el deseo
de que no se contribuyera á esparcir
la noticia, pues quien como él está pe-
netrado de la dignidad de la ciencia
no se arriesga á comprometerla con
prematuras confidencias.
—Hn la sesión que celebró la Acade-
mia de Ciencias de París el 25 de Abril
del corriente año, se dió cuenta de que
M. Errpmann ha resuelto definitivamente
el problema de la fijación de los colo-
res. Para este efecto presentó él foto-
grafías del espectro solar y de diversos
objetos coloridos tales como un traga- -
luz de iglesia de cuatro colores, un
grupo de banderas y un loro. M. Lipr-
MANN hizo ver después que se podía
prever, por la teoría, la posibilidad de
fijar los colores compuestos y que la
complexidad del asunto era lo' única
que podía dar lugar á una opinión con-
traria. S ; OS
O AS EA pS
-COSMOS
51
SS
_do á la Sociedad de Física de Londres,
una nota en la que habla de «los colo-
res suplementarios» y da algunas ex-
periencias á este respecto. Así como la
luz blanca puede dividirse en pares de
«colores complementarios», una luz co-
Jorida, no monocromática, puede divi-
dirse.en pares de tintes que el autor,
para darles un nombre mejor escogido,
denomina «colores suplementarios». Se
emplean dos procedimientos cuando se
quieren producir estos colores. El pri-
mero consiste en formar un espectro
de la luz colorida con un espectrosco-
pio de visión directa y recombinarlo
- despues en una pantalla; interponiendo
- luego un prisma estrecho entre el es-
pectroscopio y la pantalla, una porción |
del espectro se separa del resto y se
obtienen así sistemas variados de dos
colores suplementarios.
En el segundo método ó sea el de la
luz polarizada, se emplean para formar
los dos haces de colores complementa-
rios, una lámina de cuarzo y un anali-
-zador birefringente; interponiendo un
medio colorido, los haces se: vuelven
suplementarios. variando su tinte cuan-
do se hace girar al analizador.
La particularidad principal de los.co-
lores suplementarios es la gran varie-
- dad “de: tintes que se pueden obtener
con un medio único: el permanganato
- de potasa en solución diluida es nota-
ble desde este punto de vista. El autor
ha observado también que el ojo no
“era muy sensible á los rayos de eolor
-—naranjado. - ;
Experimentando con el segundo mé-
todo, observó, con una luz compuesta,
que uno de los haces suplementarios
podía tener un tinte gris, y el otro un
así de una manera casi inesperada la
ley de ÁbxeY: todo color puede produ-
cirse diluyendo un tinte del espectro
en luz blanca. ;
El capitán ArxeY dice que es muy in-
- teresante ver el color gris y los colo-
res suplementarios mostrados por el
autor. Mr, Fesuya y él han experimen-
tado acerca delos fenómenos de colora-
- ción según metodos completamente dis-
- tintos á los del Prof. Trowrsox, porque
-hanreunido colores, agregando luz blan-
ca á los tintes del espectro puro, hasta
—Mr. S. P. Tnomrson ha comunica-
color-espectral casi puro. Comprobó:
que el color era semejante á un color
dado y cuya pureza era grande.
MM. G. Rousseau y G. Tire han
obtenido, calentando en tubos cerrados
á la lámpara una mezcla de una molécula
de nitrato de plata y unaó dos moléculas
de agua, en presencia de fragmentos de
mármol, á temperaturas variables entre
180* y200*, cristales de un rojo rubí cuya:
composición corresponde á la fórmula
3(24g20.5102)2.49.4:203
Han logrado reproducir la misma sustan=-
cia, calentando el nitrato de plata seco
y la sílice desecada á 100%, por espacio
de varias horas á temperaturas com-
prendidas entre 350* y 440%. Losautores
consideran este compuesto como la sal
argéntica de un ácido azoado silícico
7(AZL0 3550242205)
calentados al rojo obscuro, los cristales
se desdoblan según la ecuación
TAS? 0.3802. 422 053420810745 -242054-0
hay formación de silicato ácido de pla- >
ta AO, SiO". Por doble composición
con el ioduro de potasio se obtiene el
azoosilicato de potasio.
A RÁ
PARTICIPACIÓN DE MÉXICO
EN LA
EXPOSICION UNIVERSAL DE CHICAGO
“Exposición Internacional de Chicago.—Corres-
pondencia del Encargado del Departamento de Ar-
tes liberales, Educación, Literatura, Ingentería,
Obras públicas, Música y Dramática.
Tácutaya, DEl. ade. El
E NORD RORS Muy señor mío:
Para ordenar y clasificar mejor todo lo relativo á
la participación de México enla Exposición Colom-
bina-de Chicago, el €. Secretario de Estado y del
Despacho de Fomento, Ingeniero Manuel Fernández
Leal, dividió en doce Secciones las materias que de-
ben ser objeto de exhibición; una de esas Secciones,
en vivtud de un acuerdo del Señor Presidente de la
República, quedó «mi cargo, y como en ella ostá
comprendido cuanto se refiere á la Fotografía, me
dirijosá vd. por medio de la presente, solicitando
su concurso para el Certamen Internacional que se
verifucará en la yvecna República, el año entrante,
Ahora bien, como vd. es ventajosamente conoci-
dó por sus trabajos fotográficos, desearía que se
sirylese enviar sus mejores pruebas, así como mues-
tras de los aparatos que haya perfeccionado ó in=
ventado, pues tratándose de demostrar el adelanto
que México ha aleanzado de poco tiempo á esta par-
te, es forzoso probar que no hemos descuidado el
importante ramo de la Fotografía, así en Jo que
se refiere al arte como en lo que se relaciona con
la ciencia; y además, porque tratándose de un con-
Curso universal, es forzoso también que se conozca
en el mundo entero nuestra situación artística, cien=
tífica € industrial.
Dada su pericia, no es preciso que le recuerde á
vd., cuán adelantados se hallan enlos Estados Unidos
á este respecto, y menos todavía necesito repetirle
que la bondad de los productos exhibidos ha de al-
canzar la mayor perfección posible, toda vez que
los norte-americanos, como fotógrafos, ocupan uno
de los primeros rangos en ese dificil cuanto hermo-
so arte.
Aprovecho la oportunidad para ofrecerme 4 sus
órdenes como su'/atento y S. S.—F. FERRARI PEREZ.
Tacubaya, D. F..... 1892.—Sr. Dr...
A A —Muy Señor mío:
Teniendo á mi cargo la Sección L, una de las do-
ce en que dividió el C. Secretario de Estado y del
Despacho de Fomento, Ingeniero Manuel Fernández
Leal, los trabajos relativos á la presencia de Méxi-
co en la Exposición Colombina de Chicago, tengo
la honra de dirigirme 4 vd. por medio de la pre-
sente, en solicitud de su ilustrada cooperación.
Entre los grupos de que consta la referida Sec-
ción L, se halla el núm. 148, que trata de los ins-
trumentos y aparatos de Medicina, Cirugía y Pró-
tesis, así como de la Farmacología, bajo7la manerá
siguiente:
«Clase 834.—Farmacología, drogas, farmacia, etc:
—Medicinas, preparaciones oficinales (según cual-
quiera farmacopea autorizada), artículos de-matería
médica, preparaciones no oficinales. (Véase el gru-
po 187). -
«Clase 835.—Preparaciones dietéticas hechas es-
pecialmente para los enfermos (para extractos de
carne de res, véase la clase 38).
«Clase 836.—Instrumentos para diagnósticó mé-
dico, termómetros clínicos, estetoscopios, oftalmos-
copios, etc.
«Clase 837.—Instrumentos quirúrgicos, aplicacio-
nes y aparatos, vendajes, substancias anestésicas y
antisépticas; aparatos de Obstetricia, etc.
«Clase 838.—Proótesis.—Aparatos para corregir
deformidades; miembros artificiales.
«Clase 839.—Instrumentos y aparalos de Cirugía
dental y prótesis:
«Clase 840.-——Vehículos, medios de transporte, y
curación de enfermos y de heridos, en tiempo de
paz ó de guerra, en la playa 6 en el-mar. (Véase
también cl Departamento G).»
Por ésto comprenderá yd que me es forzoso bus-
car su concurso puesto que se trata de materias que
son para vd. perfectamente conocidas.
Supuesto lo anterior, me permito someter ¿4 su
ilustrado eriterio el cuestionario del calce:
Consideradas las drogas indígenas y las extran="
geras, decir en qué casos hay superioridad de aqué-
llas sobre éstas ó en cuáles deben preferirse las
primeras.
52 COSMOS
Qué preparaciones dictélicas nacionales son las
que en la práctica de vd. le han dado mejor resul-
tado.
De los diversos instrumentos y aparatos que con
un mismo fin clínico han inventado distintos auto-
res, (esfigmógrafos, plesímetros, etc.) decir si hay
alguno nacional, y si éste debe preferirse por co-
rresponder mejor á las exigencias de la clínica mo-
derna,
Otro tanto para lo que se refiere á los instru
mentos, aparatos quirúrgicos y procedimientos ope>
ratorios, así como para las substancias anesté-
sicas y antisépticas é igualmente para los instru--
mentos y aparatos de que se hace uso en la Cirugía
y en la Prótesis dentarias. :
En la Clase 830 del Grupo 147 de la misma Sec-
ción: mi cargo, consta.lo que sigue:
«Dustraciones de las deformidades y enfermeda-
des causadas por oficios 6 profesiones insalubres;
métodos para combatir esas enfermedades, medidas
preservativas».
No se le ocultará ú yd. queen las líneas anterio-
res está encerrada una cuestión importante así para
el higienista como para el médico-legista; por lo
tanto desearía yo se sirviese vd. comunicarme las
observaciones particulares que haya hecho acerea
del asunto.
Y, finalmente, en qué siluación nos encontramos,
científicamente hablando, en punto 4 Cirugía pura=
mente militar, ; E
En mi bumilde opinión, las respuestas á las cues-
tiones antes apuntadas, ¡constituirán un cuerpo de
estudio de bastante importancia, y suficiente para
demostrar en los Estados Unidos del Norte el ade- >
lanto que hemos alcanzado en las ciencias médicas.
Aprovecho la oportunidad para ofrecerme 4 las
órdenes de vd. como su atento y seguro servidor.
—PF., Ferrari PÉREZ.
EL ESFUERZO —
Los que suscriben; constructores; tienen el ho-
nor de ofrecer á Ud. sus talleres de FUNDICION,
TORNERIA, HERRERIA, ETC; donde ejecutarán
trabajos de reparación de toda clase de máquinas;
construcción y compostura de aparatos científicos de
todo género; fabricación de modelos; etc.
JUAN B. CHÁVEZ, antiguo director de
varias fábricas de casimires; carrocerías; molinos;
haciendas de beneficio para metales; de los talleres
del Hospicio de niños de Guadalupe de Zacatecas
AGUSTÍN M. CHÁVEZ, Ingeniero elec=
tricista, miembro de la Comisión mexicana emla Ex-
posición Internacional de París en 1889; y encarga=
do de la Sección de maquinaria en la Internacional
de Chicago en 1893.—Dirigirse 4
CHÁVEZ Ho“
9* CALLE DE LA VIOLETA NUM. 14
MEXICO
La casa se encarga también de la formación de
presupuestos para instalaciones diversas; así como
de hacer pedidos al extranjero de material para azu-
carerías (Fives=Lille Francia); Ferrocarril portá-
til Decauville; máquinas; útiles; ete.
REVISTA ILUSTRADA DE ARTES Y CIENCIAS
DIRECTOR PROPIETARIO
FERNANDO FERRARI PEREZ
SECRETARIO DE LA REDACCIÓN
JOSÉ P. RIVERA
A
SUSCRIPCIONES:
POFUn año. a 9007] Bor un, trimestre
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EL PAGO SERA ADELANTADO
s*SE PUBLICA LOS DÍAS l” Y 15 DE CADA MES:s>
REGISTRADO PROVISIONALMENTE EN' La ADMINISTRACIÓN DE CORREOS, COMO ARTÍCULO DE 2* CLASE
Tomo I—15 oe Jurto be 1892 —Núm. 14
El principal deber del hombre para consivo
mismo, es imstruirse; el principal deber deHhom=
3 a (
bre para con los demás, es instruirlos.
E. LiTrr£.
E : SUMARIO
Crcrro A. Roeio: El Calendario Perpétuo y la
Mnemotecnia.—BerTraND, Toussaint y GombrrrT: El
Trabajo IMLanual en la Escuela y en el Hogar.—NÑ.
H. Enowrx: Los Museos de Historia Natural.—G.
M. H.: Juguetes Cientificos. —Tom Trr: La moneda
escapada. El alfiler giratorio. : S
—_Lámixa 142: Monstruo doble parasitario de la fa=
milia de los Polimelianos y del'tipo Gastromeles.
TACUBAYA, D. F., MÉXICO
IMPRENTA Y FOTOCOLOGRAFÍA DEL «COSMOS»
z Costado del Ex- Arzobispado núm. 1
(E 1892
0JO!--SE SUPLICA NO DOBLEN ESTE PERIODICO--10J0!
Qt
SS
COSMOS
NOTICIAS DIVERSAS
—Hl Dr. Tassivart acaba de publicar
en los Anales del Instituto de Higiene
experimental de la Universidad de Ro-
ma, un estudio acerca de las virtudes
antisépticas del tabaco. Según él, el
humo del puro. si basta para lt el
desarrollo del bacilo-coma y el del neu-
mococo de FriebLanDeR, carece de in-
fluencia sobre el cio tífico. El au-
tor se aprovecha de estas observacio-
nes para recomendar el uso del humo
como medio profiláctico para las afec-
ciones de la boca que son casi de ori-
sen parasitario. En apoyo de su opi
nión cita el hecho de que los marineros
americanos é ingleses que mascan taba-
co no padecen de carie; pero ésto no
se halla de acuerdo con Es observacio-
nes de que se dió cuenta el verano pa-
sado en el Congreso de Londres.
Dn Asociación de mdustri tales fran-
ceses contra los accidentes en el tra-
bajo» ha abierto un concurso público
para la creación de un buen tipo de es-
pejuelos de taller. Estos espejuelos de-
berán llenar las condiciones siguientes:
ser á la vez ligeros y sólidos y de un
porte facil y cómodo; ser de poco pre-
C1O; garantizar cate á los 0JOS
contra las proyecciones directas y la
terales de partículas metálicas ó pstr eas
y de gotitas en fusión; no calentar los
ojos y no impedir la visión del trabaja-
dor. :
Los que entren al concurso deben
dirigir un ejemplar doble de los espe-
juelos que hayan inventado, al Presiden-
te de la Asociación, calle de la Chausée
d” Antin, núm. 6, antes del 31 de Oc-
tubre de 1892. Se discernirá un pre-
mio de 600 francos al candidato consi-
derado en primer rango, ó bien se da-
rán dos premios, uno “de 400 franeos y
otro de 200 para los dos primeros can-
didatos; habrá tambien menciones ho-
—noríficas.
UYLANTS, profesor de la Uni-
versidad de Louvain, ha descubierto un
procedimiento para- hallar no sólo- las
falsificaciones de la escritura, sino-para
encontrarla huella, hastaahora invisible,
que dejan los dedos al manipular sobre
una hoja de papel. A lo que parece, el
procedimiento: consiste en exponer du-
rante cierto tiempo á los vapores de
iodo, el papel que se - sospecha haber E
sido tocado por alguna persona. Se
comprenden fácilmente los resultados.
que pueden obtener los peritos con un.
procedimiento de tal sensibilidad.
-—Cuando se trata de repoblar los es-
tanques, ciertas plantas son muy peli-
grosas. Se ha reconocido que la yerba
Anacharis, originaria de América y que.
se aida también tomillo de agua,
se desarrolla rápidamente en masas —
compactas y que es nociva á los peces. -
El Bladderwort (Utricularia) es una
planta carnívora que destruye en gran -
número álos alevinos.
-—En la. sesión que celebró a] 6 de
Mayo pasado la «Sociedad francesa de
Fotografía», M. Davanse entregó á M.
Libera, en nombre de la «Sociedad |
Fotog a de Viena» y como testimo-
nio Je admiración por su invento de la
fotografía de los colores por el método
de es interferencias, una medalla de pla-
ta dorada. M. 1 que presidía. la
sesión hizo notar que la Asociación vie-
nesa es la primera que manifiesta así
su simpatía al sabio a anunció.
después, que quedaba fundado un pre-
mio anual que llevará su nombre y que
consistirá en una medalla de plata. Lo
dará la «Sociedad Francesa» que por
primera vez. lo discierne á M. Lipr-
MANN mismo, en medio de los aplausos
de la Es. Esa misma noche la
«Sociedad de Física» recibió una nueva
comunicación del inventor, enla cual
daba cuenta de los perfeccionamientos z
hechos á su método.
—Para quitar las. manchas de aceite
del marmol “puede usarse una pasta for-
mada de blanco de España y de. benci--
na, ó el agua clorurada á razón. de se-
e “gramos de cloruro de cal por can
da Litto de agua.
a
PARTICIPACIÓN DE MÉXICO
EN LA
EXPOSICION UNIVERSAL DE CHICAGO
Exposición Internacional de. Chicago. Corres
pondencia del Encargado del Departamento de Ar-
tes liberales, Educación, Literatura, Ingeniería,
Obras públicas, a E Dramática. :
Tacubaya, D. F,... de 1892.—Sr..
ES > elos de
México.— Muy señor mío:
Me es grato adjuntarle á- la o el ea
que, representando 4 la próxima Exposición Inter=
CO On
319)
nacional de Chicago, publicó la Junta Directiva de
aquel Certamen.
Guíame como objeto principal al enviar ú vd. el
referido cuadro que ¿dando él una idea bastante
aproximada de la capacidad y belleza arquitectónica
de los diferentes edificios que forman el conjunto
de la Exposición, capacidad y belleza que bastan á
indicar la importancia que tendrá aquel concurso y
los beneficios que reportarán cuantos países se en-
cuentren allí representados; atendiendo á ésto, digo,
es de suponerse que para México será de incalcu-
lables ventajas, tanto. para su progreso científico
como para su adelanto industrial, ocupar, si no el
primero, sí uno de los primeros puestos, en la ya
dicha Exposición. - E
El Gobierno Mexicano celoso de cuanto « este
particular se refiere, ha hecho todo lo que le ha si
do posible por el mejor éxito-de la Empresa;
no bastan los esfuerzos de él, hay que agregar los
pero
particulares, y en este sentido creo que es la pren-
sa la que mejor puede animar á cada uno de nues-
tros profesores científicos y ¿.cada uno de nuestros
industriales, para que ocurran á Chicago con sus
demostrándoles que, de
no sólo resultarán ellos beneficiados,
sino que colocarán á gran altura el nombre de Mé-
respectivos contingentes,
hacerlo asi,
xico.
Aprovechando, pues; la oportunidad de haber re-
cibido' algunos ejemplares referentes al asunto, me
es grato, repito, enviarle uno de ellos, ya que el
periódico que vd. dignamente dirige, puede ser,
por la ilustración que lo caracteriza y por su gran
circulación, un colaborador imporlante para nues-
tra mejor presentación en Chicago.—De vd. atento
S. S.—E. Ferrarnr PÉREZ.
ESTATUTOS PROVISIONALES
DE LA
“UNION FOTOGRAFICA. INTERNACIONAL”
El Presidente de la Sociedad Fotográfica
Mexicana, acaba de recibir, enviadu por el
Comité Directivo de la «Unión Fotográ-
fica Internacional», el reglamento de esa
asociación iniciada por Mr. S. Prcror, lle-
vada al terreno de los hechos por Messrs.
Mares, Goperus, Pecror, Janssen, etc. y que
tiene por objeto principal producir una es-
trecha unión entre todos los que se dedican
a la Fotografía.
Los. estatutos que hasta ahora son provi-
sionales, pues se aprobarán definitivamente
cuando se haya celebrado la primera sesión,
fueron remitidos con la intención de que la
Sociedad Fotográfica Mexicana ingrese en
“el número de las inscritas en la «Unión». Al
efecto, y para que todos los fotógrafos, re-
y ro) E)
sidentes en la Capital ó fuera de ella, eo-
nozcan las bases de la inscripción, reprodu-
cimos el ya dicho Reglamento, creyendo que
aun cuando, Como dijimos en líneas ante-
riores, es todavía provisional, E refornías
ó las a que sufra no serán de
las que alteren la idea que presidió á la for=
mación de la Sociedad.
Además, si alguno de los miembros de la
Sociedad Fotográfica Mexicana, ó en gene=
ral, si alguno de los fotógrafos, quisiere ims-
eribirse después de haber leido el Regla-
“mento, puede ocurrir al Presidente de la
sociedad antes mencionada, FeryanDo Fr=
RRARI PÉREZ (Tacubaya, costado del Ex-arzo-
bispado) quien pondrá asu disposición los.
esqueletos que deben llenarse al hacer la so-
licitud.
Consideramos inutil detallar los fines de
la «Unión Fotográfica Internacional» ó ha-
cerlos resaltar, desde el momento en que
los estatutos son bastante explícitos y des-
de el mómento también en que las ventajas
se imponen por si mismas sólo con la lec-
tura de esos O
1.—CONSTITUCIÓN—OBJETO—CENTRO PRINCIPAL
-Art. L.—Se establece la Institución con objeto de
producir una estrecha unión entre las asociaciones
de aficionados á la Fotografía y los que han hecho de
ella una profesión ó la ven con interés. La Institu=
ción llevará el nombre de «Unión Fotográfica Inter-
nacional»,
Art. 1.—El contro principal de la «Unión Foto=
ráficá Internacional» estará en Bélgica. ,
Art. 1MI.—La «Unión Fotográfica Internacional»
tiene por Objeto el establecimiento de una organiza=
ción uniforme respecto de todas las materias que
pertenecen al arte de la Fotografía, así como la pro- -
moción de comunicaciones entre los asociados para
facilitar lo más que sea posible, la adquisición de
todos los informes que sean de utilidad para los
socios.
Art. IV.— Pueden ser electos como miembros de
la «Unión Fotográfica Internacional» todas las per-
sonas que pertenezcan á una sociedad fotográfica de
aficionados, lo mismo que aquellos que se interesen
or este arte.
Art, V.—La cuota para los miembros activos se=
rá de 20 francos anuales (16 chelines).
Se concederá el título de «protector» (Patron) á
todo aquel que se suscriba con la cantidad de 100
francos (£ 4) para el fondo de la «Unión».
Se concederá el título de «fundador» ú todo aquel
que se suscriba con la suma de 300 francos (£12)
para el fondo de la «Unión» antes de que ésta cele-
bre su primera sesión (Véase el Art. II). Después
de esta fecha las personas que enteren dicha can-
tidad serán considerados como «miembros vitali-
cios».
Art. VI.—Los socios fundadores y los vitalicios
estarán exentos del pago de-la cuota anual. Esto,
sin embargo, no debe aplicarse 4 los que perte-
nNEezZcan o cedades de aficionados á la Fotografía
que deseen tener el título de fundadores. Los miem--
bros de estas asociaciones no pueden ser socios vi
talicios. -
Art. VIL—Para ser inscrito como miembro de len
«Unión Fotográfica Internacional» basta dirigirse
por escrito 4 uno de los Secretarios y remitir al
mismo tiempo la donación y la cuota anual.
Art. VIT. —Los socios fundadores, los yitalicios
y los activos recibirán gratuitamente todas las pú-
blicaciones de la «Unión».
Las sociedades de aficionados que pertenezcan á
la «Unión Fotográfica Internacional» estarán repre-
sentadas en el congreso por un Delegado.
Lss fundadores, los miembros vitalicios, los acti-
vos y los delegados de las sociedades inscritas son
los únicos que tienen derecho 4 votar. Cualquiera
que haya sido miembro de los Comités para orga=
nizar reuniones y congresos, tendrá derecho 4 pre-
senciar las sesiones de la «Unión».
TIL. — MESA DIRECTIVA
Art. IX.—Regirán los destinos de la «Unión Foto-
gráfica Internacional» un Comité compuesto por un
Presidente, un Vice-Presidente y cinco Concejeros,
escogidos de entre los miembros que sean más ap-
tos para el desempeño de estas funciones. Á éstos se
agregarán un Secretario General, que residirá en
Bélgica, y Secretarios Honorarios, que estarán en
los demás países.
Art. X.—El Comité Directivo será elegido por
simple mayoría de votos y durará en su encargo
cinco años. Los que lo componen pueden ser ree-
lectos. El Secretario General y los Secretarios Ho-
norarios serán nombrados por el Comité Directivo.
TV.—REUNIONES Y CONGRESOS
Art. XL. —La «Unión fotográfica internacional»
celebrará anualmente una reunión en la ciudad que
se designe en la sesión anterior.
La ¡primera sesión se verificará en Amberes el
mes de Agosto de 1892.
Art. XH.—Las sociedades de aficionados inscri-
“tas en la «Unión» de la ciudad donde haya de tener
lugar la sesión, y si fuere necesario del país mis-
mo, ayudarán al Comité Directivo en la organización
de la sesión, :
Art. XIN.—El programa y los documentos de
cada sesión serán presentados por el Comité Direc-
tivo! de acuerdo con las sociedades de aficionados
de la localidad donde: haya de celebrarse la sesión.
El programa incluirá una sesion de apertura, en la
cual el Presidente de la «Unión» ó su representan-
te, leerá un Informe de los progresos realizados en
Fotografía después de la última sesión.
Después de la sesión de apertura, se celebrarán
otras sesiones en las cuales se discutirán las dife=
rentes cuestiones de que, traten los documentos en
cartera, y cuando haya comunicaciones, experimen=
tos, análisis, etc., serán recibidos y discutidos.
Pueden añadirse á lo anterior, conferencias, ren-
niones privadas, exhibiciones de Fotografía y de
materias que ú ella pertenezcan; y pueden arreglar-
se excursiones y visitas, si se trata de objetos im-=
portantes de los alrededores que sean de interés
ara los que constituyen el Congreso.
Art. XIV.—Independientemente del período or-
dinario de-sesiones anuales, lá «Unión fotográfica
internacional» puede organizar un Congreso que
leye por fin el perfeccionamiento ó la difusión de
métodos y procedimientos fotográficos establecidos
por algún Congreso anterior.
Art. XV.—No podrá celebrarse un Congreso á
menos que no haya fijado la fecha: en alguna sesión
previa y de que no se hayan determinado con ante-
rioridad las materias que deben'sometérsele.
Art. XVL— Todas las decisiones relativas á cual-
quiera materia y que no hayan sido aprobadas en
un Congreso previo, exigen una mayoría absoluta de
“votos de los.miembros presentes en el Congreso. Sila
decisión en cuestión es para reemplazar 6 modificar
alguna decisión ya aprobada por un Congreso ante-
rior, necesita, para que pueda aceptarse, de las tres
cuartas partes, por lo menos, de los yotos de los
miembros presentes. ;
Art. XVUL.—Para tomar parte en un Congreso
COSMOS
organizado por la «Unión» no es preciso ser miem-
bro de ella; pero cualquiera que desee tomar parte
en el Congreso, no siendo miembro de la «Unión»,
se proveerá de una tarjeta de la Administración,
cuyo precio será de diez francos (8 chelines).
Art. XVI. —Las minutas de las actas de todas
las reuniones y de todos los Congresos se guarda-
rán convenientemente por el Secretario General,
quien escribirá el Informe Oficial de todas las se-
siones. Este Informe oficial contendrá un corto aná-
lisis de todas las comunicaciones recibidas, con lo
cual verán sus autores que se las ha tenido en cuen-
ta debidamente.
Art. XIX.—La sociedad de aficionados local, per-
teneciente á la ciudad donde se celebren la reunión
6 el Congreso y que pertenezca á la «Unión», pro=
curará junto con el Comité Directivo que los resul
tados de la reunión 6 del Congreso reciban por me-
dio de la prensa la mayor publicidad.
V .—PUBLICACIONES
12,—Anual -
Art. XX.—La «Unión» publicará anualmente un
Anuario Internacional Ilustrado, que contendrá en--
tre otras materias las siguientes:
lx Los estatutos de la «Unión». -
22 La lista de los.miembros y de los suscritores.
32 El Informe Oficial de las reuniones.
£a2 El Informe Oficial del Congreso. :
5a lil resultado general de las decisiones presen=
tadas al Congreso anterior. : : >
6x La mayor cantidad posible de noticias respec-
to, de los últimos descubrimientos fotográficos y de
las recetas 6 fórmulas de los diferentes procedi-
mientos de uso común.
72 El nombre de todas las sociedades fotográficas
del mundo entero y la lista de todos los periódicos
dedicados ú la Fotografía. :
-81-Un Informe Oficial de todas las.obras de Fo-
tografía que se hayan publicado durante el año y
los autores de ellas que sean miembros de la «Unión».*
Este 4nuario será editado y publicado en tres idio=
mas diferentes, ¿-saber: alemán, inglés y francés.
2 Periodicos
Art. XXI.—Además de este Anuario la «Unión
Fotográfica Internacional» publicará, tan pronto co=
mo sus fondos lo permitan, un periódico ilustrado
trimestral que contendrá todo lo relativo 4 descu-
brimientos hechos, noticias, etc., salidos á luz re=
cientemente en el mundo fotográfico. Esta publica=
ción, lo mismo que el 4nuario, aparecerá en tres
ediciones y en “idiomas distintos. Podrá contener
artículos originales firmados por sus autores y que
hayan sido admitidos por el Comité Editorial. Este
Cuerpo formará un sumario del referido artículo
para que se publique en los dos idiomas distintos
al empleado por el autor. ;
Art. XXH.—El Anuario y el Pertódico, serán
ilustrados por medio de los «procedimientos más
perfectos de la Fotografía. Se publicarán en otros
lenguajes 4 más de los ya dichos si las cuotas
de los socios, que hagan una petición para este efec-
to, bastan á cubrir el costo de la publicación. :
Art. XXIM.—El Comité Editorial se pondrá de
acuerdo con las sociedades de aficionados de todas
las naciones para recibir á la mayor brevedad los
informes que se relacionen conlos nuevos descubri-
mientos fotográficos de los cuales deseen tener no>
ticia las diversas sociedades. Igualmente, el Comi.
té entrará en correspondencia con los socios y con
todas las demás personas que deseen recibir los iín-
formes: ON
Art. XXIV.—El Anuario y el Pertódico conten=
drán avisos que tengan relación directa con el arte
fotográfico. Estos avisos se insertarán completa-
mente aparte del cuerpo de los trabajos mismos.
-- REVISTA ILUSTRADA DE ARTES Y CIENCIAS
.oo
DIRECTOR PROPIETARIO
FERNANDO FERRARI PEREZ
SECRETARIO DE LA REDACCIÓN
JOSÉ P- RIVERA
A AR
SUSCRIPCIONES:
PA apa 00 BOU teumestre
Por un semestre 2000 Número suelto
EL PAGO SERA ADELANTADO
-=s:SE PUBLICA LOS DÍAS l* Y I5 DE CADA MESss>
REGISTRADO PROVISIONALMENTE EN LA ADMINISTRACIÓN DE CORREOS, COMO ARTÍCULO DE 2* CLASE
Pomo 11% pe Ácosto ve 1892—Núm. 15
El principal deber del hombre para consigo
mismo, es instruirse; el principal deber del hon:-
bre para con los demás, es instruirlos.
E. LitTrÉ.
SUMARIO
Un nuevo teatro.—Las acciones mecánicas dela
luz.—W. MH. Frower: Los Museos de Historia Na-
tural.—BERTRAND, Toussarnt y Gombert: El Trabajo
Manual en la Escuela y en el Hogar.—G. HiLToN
SCRIBNER: ¿Donde comenzo la yida?—Proyecciones
estereoscopicas.—Tom Trr: El alacrán de alcanfor.
El títere en el espejo. La moneda aspirada.
Lámma 152: Vista exterior y corte longitudinal del
nuevo teatro «Viaje Óplico Foro-Férico ».
TACUBAYA, D. F., MÉXICO
IMPRENTA Y FOTOCOLOGRAFÍA DEL «COSMOS»
Costado del Ex=Arzobispado núm, 1
0J0!--SE SUPLICA NO DOBLEN ESTE PERIODICO--¡0JO
39
NOTICIAS DIVERSAS
—Cítase entre los perros gigantescos
á Plinlimmon cuyo peso era dle 9216 li-
bras. En la actualidad le ha sobrepuja-
do otro perro de la misma raza —P lín-
limmon es de la raza de San Bernardo
llamado Watch que costó 25,000 fran-
cos como el anterior y que pesaba en
los momentos en que se le embarcó pa-
ra América 226 libras. con una alzada
-de 85 centímetros. Téngase en cuenta
que nos hallamos al principio de una
curiosa transformación, y que no hace
- todavía quince años que apareció por
primera vez en Inglaterra el perro dela
raza de San Bernardo. ¿Será uma teme-
ridad prever desde ahora la próxima
aparición del perro de tiro y del San
Bernardo de silla que lleye sobre su ro-
busto espinazo, como el poney más bien
constituido, á los niños aficionados á
cabalgaduras originales?
El perro más grande del mundo es
actualmente un San Bernardo que mide
1" 10 de alzada y que pesa 247 libras.
Ha ganado 26 premios en los diferentes
concursos en que se le ha presentado,
sin contar las copas y las medallas.
Lord Bute, que tal es el nombre del pe-
rro, fué eomprado en 19,090 dollars por
un americano.
-—Un veterinario de Lancaster, cer-
ca de Baltimore, acaba de descubrir
que la tuberculosis existe en las ratas.
En veinte cadáveres que disecó de es-
tos roedores, catorce lEsaban en su or-
sanismo, las huellas de los desórdenes
mortales causados por la tuberculosis.
Según el descubridor han contraído
esta afección comiendo carnes que pro-
cediande animales enfermos. Hastaaho-
ra se había creído que las ratas como
las cabras eran refractarias á la tuber-
culosis.
—Es curiosa la manera con que crían
los romanos á los cangrejos. Iastalan
verdaderas tiendas provistas de arriba
á abajo de una multitud de tablitas en
las que colocan millares de recipientes
llenos de agua. Cada recipiente contie-
-ne un solo cangrejo, porque si hubiera
dos, estos crustáceos reñirían hasta que
sobreviniera la muerte, ó por lo menos
no se aprovecharían del alimento que
se les distribuyese. En Mayo se colo-
can las tablas, ó mejor dicho, se dispo-
COSMOS S a
nen los recipientes y se alimenta todos
los días á los cangrejos con pan y maíz.
De esta manera engordan rápidamente
y de una manera notable. E
—En la sesión que celebró la Acade=
mia de Ciencias de París, el 30 de Ma=
yo del corriente, M. Browy-SÉQUARD.
agregó algunos hechos nuevos á los
resultados tan curiosos de que habló á-
la Academia en la última sesión, resul-
tados que ha obtenido mediante las in-
yecciones hipodérmicas de un líquido
cuya composición ha inventado él. Se-
ñaló entonces la curación de un enfer=
mo atacado de ataxia locomotriz. Este
éxito no es arslado; se han realizado ya
algunas curaciones de esta afección que
hasta ahora había resistido á todos los
tratamientos y en la cual lo único que
se había logrado era detener los avan=
ces del mal. M. Brown-SÉéQUARD cita,
para convencer á los incrédulos, el ca=
so de un militar á quien curó en tres.
meses y al cual presentó en perfecto
estado de salud á la Sociedad de Bio=.
logía, el 5 de Junio de 1891; ha habido
tambien faltas de éxito más ó menos
completas, es decir que mientras que
en algunos enfermos el efecto ha sido
nulo, en otros se ha producido una me-
joría considerable.
MM. CorntL, DUMONTPALLIER y LE MOINE >
han hecho experiencias á este respecto,
en diversos hospitales; revisten, pues,
un caracter altamentente científico y
merecen entera confianza. M. Brown-
S£QuarD refiere, además la curación de
cinco casos de lepra y éxitos diferentes
en el tratamiento de la diabetes y de
la parálisis. Según el autor, hay dos
xplicaciones para estos fenómenos sin=
gulares: un aumento de poder en los
centros nerviosos ó una modificación
en los microbios de la enfermedad; de
ésto concluye que los viejos, hombres
ó mujeres, son susceptibles de recobrar.
una parte de sus fuerzas perdidas y que
algunas enfermedades tales como la:
“anemia y la ataxia locomotriz, son com-.
batidas casi siempre con éxito.
Mr. ¿Praun, de Londres, posee el
libro más pequeño que se conoce: cons-
ta de cien hojas de papel de arroz muy
fino, cortadas en forma de octógonos,
ay
de doce milímetros y medio, medidas
de lado á lado, cosidas y cubiertas con
una tapa de seda; la obra está manus-
COSMOS 59
crita con tinta negra y tiene en cada
página un margen pintado con verme-=
llón. El texto es una recopilación de
los Kathas, ó sean los cánticos sagra-
dos de los Brahmas Mahratas, de la In-
dia; está escrito en líneas mahratas. Es-
ta obra de arte esta encerrada en una
caja cuya cubierta es de cristal; 1gnó-
rase la procedencia del manuscrito, se
lo quitó á Cmawzr en la época de la
revolución de los cipayos, un soldado
inglés que lo cedió á Mr. Praur.
a
PARTICIPACIÓN DE MÉXICO
EN LA
EXPOSICION UNIVERSAL DE. CHICAGO
“Exposición Intérnacional de Chicago.—Corres-
pondencia del Encargado del Departamento de Ar-
tes liberales, Educación, Literatura, Ingeniería,
Obras públicas, Música y Dramática.
Tacubaya, D. F.... de 1892. Sr.
A O O O —Muy se-
ñor mio:
No ignora vd. que en el próximo año de 1893 y
con el fin de celebrar el 49% Centenario del descubri=
miento de América, los Estados Unidos del Norte
llevarán ¿cabo un Certamen al cual han invitado á
todas las naciones eivilizadas del mundo; entre és-
tas se encuentra México, y el Sr. Presidente de la
República así como, el Señor Secretario de Estado
y del Despacho de Fomento, Ingeniero MayurL Fer-
NANDEZ LEAL, inspirándose enla convenienciade que
México sea presentado en aquella Exposición de una
manera digna, por el concepto en que se le tiene en
el extranjero, y provechosa, en cuanto ú los resul-
tados prácticos que pueda obtener con su presencia;
ambos funcionarios, digo, han puesto de su parte
cuanto les ha sido dable para la mejor realización
de suintento. Al efecto dividieron y clasificaron to=
dos los trabajos referentes a] asunto, encargándole
á una persona determinada las diferentes subdivi-
siones.
Teniendo en cuenta sus conocimientos en Ingenie-
ría, me permito dirigirle la presente á fin de quese
sirva yd. contribuir para el Certámen de Chicago,
silo tiene á bien, con todo aquello que fuere del
resorte de su profesión, lo que no dudo que hará
vd, dada su ilustración y sus sentimientos patrióti-
cos. +
Incluyo á vd. para la mejor inteligencia de lo que
abraza el Grupo 152 de la Sección L, 4. mi cargo,
el catálogo correspondiente:
GRUPO 152
Ingeniería civil.—Obras públicas.— Arquitectura
Clase ,877.—Reconocimientos de terrenos, ins-
pecciones topográficas, medidas y situaciones de
pueblos y ciudades, con los sistemas de provisión
de agua y drenage.
Clase 878.— Inspecciones en las: costas, rios y
puertos.
Clase 879. — Construcción y conservación de ca-
minos, calles, pavimentos, ete.
Clase 880.—Ingeniería de puentes (ilustrada con
planos y modelos). Dibujos de puentes. Dibujos y
cartas que muestren los métodos para calcular las
fuerzas y pesos.
Cimentación, estribos, cimbras de piedra, made-=
ra, ete. 7 -
Puentes de arco, de piedra, madera ú hierro.
Puentes colgantes, de fibra, cadenas de hierro y
cables.
Puentes de celosía, de madera, hierro y acero;
cuerdas de acero, enréjados 6 barandales, cinchos
de Fink, Bollman, Horse, Pratt, Pots, Long, Huzp=
ple y otros de construcción especial.
Puentes salientes, puentes elevadizos; maquinaria
oscilante y rodante.
Puentes tubulares.
Puentes de ferrocarriles, acueductos, y otros de
construcción especial, no clasificados antes.
(Cartas que muestren los informes y datos de
construcción, extensión, altura, peso, costo y demás
datos de interés de los grandes puentes del mundo).
Clase 881. —Construcciones hidráulicas. Cimien-
tos, muelles, puertos, rompe=olas, diques, cons=
trucción de presas, obras hidráulicas y canales.
Clase 882. —Irrigación. Canales y sistemas de
irrigación. s
Clase 883.—Ingenicría de ferrocarriles. Inspec=
ción, situación y construcción de ferrocarriles.
Clase 884.—Ingeniería dinámica é- industrial.
Construcción y trabajos de máquinas; ejemplares
de trazos y construcciones de fábricas y estableci-
mientos metalúrgicos.
Clase 885. — Ingeniería minera. Inspeciones sub-=
ferráneas, construcción de túneles, socayones, ete.;
situación y construcción de tiros de todas clases;
desagúe, ventilación y alumbrado (Véase tambien
el Departamento E.).
Clase 889.—Arquitectura. Planos de edificios pú=
blicos para oficinas é instalaciones especiales; ha=
bitaciones grandes y pequeñas.
Planos y memorias de cimientos, paredes, tabi=
ques, pisos, techos y escaleras.
Cálculos sobre la cantidad y costo del material.
Planos y modelos de invenciones especiales para
seguridad, comodidad y conveniencia en la manipu-
lación de elevadores, puertas, ventanas etc.
Sistemas de trabajos de albañil, carpintero y pin=
tor. Planos y modelos de amarres, arcos, caballetes,
bóvedas, etc.; construcción y estucado de tabiques;
pintura y decoración.
Planos de sistemas para manejar y entregar los
materiales que el artesano emplea en las construe=
ciones.
Andamios y escaleras; andamios especiales para
60 COSMOS.
soportar grandes pesos; grúas portátiles y elevado=
res de fuerza.
Ejemplares que muestren la resistencia de mate=
riales.
Planos y secciones de figuras arquitectónicas cs-
peciales.
Viguetas yy cuartones de metal para pisos, ladri-
llos huecos y otros objetos arquitectónicos de alfa=
rería para calefacción y ventilación; cornisas y.cana-
les de metal; tejamaniles y tablas; techos. y pisos
de cristal y sus accesorios; instrumentos del arqui-
tecto. E ,
Métodos para combinar materiales. - =
Protección de cimientos, paredes y áreas contra
la humedad, sistema de empedrado y desagúe.
Aprovecho la oportunidad para ofrecer 4 yd. las
seguridades de mi aprecio y consideración. —PEr=
NANDO FERRARI PÉREZ.
Tacubaya, D, PF... der... de 1892.—Sr.
Ingeniero Militar... .—Muy señor mio:
No ignora vd. que en el próximo año de 1893 y
con el fin de celebrar el 40 Centenario del descu-
brimiento de América, los Estados Unidos del Nor-
te llevarán á cabo un Certamen al cual han invitado
á todas las naciones civilizadas del mundo; entre
éstas se encuentra México, y el Sr. Presidente de la
República así como el Sr. - Secretario de Estado
y del Despacho de Fomento, Ingeniero ManueL Fer=
sáxbez Lear, inspirándose en la conveniencia de
que México sea presentado en aquella Exposición
de una manera digná, por el concepto en que se le
tiene en el extranjero, y provechosa, en cuanto á
los resultados prácticos que pueda obtener con su
presencia; ambos funcionarios, digo, han puesto de
su parte cuanto les ha sido dable, para la mejor
realización de su intento. Al efecto dividieron y cla-
sificaron todos los trabajos referentes al asunto, en-
cargándole-á una persona determinada las diferen-
tes subdivisiones.
Teniendo en cuenta sus conocimientos en Inge=
niería Militar, me permito dirigirle la presente á
fin de que se sirva vd. contribuir para el Certamen
de Chicago, si Jo tiene á bien, contodo aquello que
fuere del resorte de su profesión, lo que no dudo
que hará vd. dada su ilustración y sus sentimientos
patrióticos.
-Incluyo á vd. para la mejor inteligencia de lo-que,
referente á la Ingepicría Militar, abraza el Grupo
452 de la Sección TL, á mi cargo, el catálogo co-
rrespondiente:
GRUPO 152.
Clase 886.—Ingenieria Militar. Obras de terra=
cería. Construcción de fortalezas, parapetos y for-
tificaciones temporales.
Clase 887.—Obras permanentes. Fortificaciones,
almacenes, arsenales, minas. :
Clase 888.—Caminos, puentes, pontones, movi=
lización de tropas y equipo.
Aprovecho la oportunidad para ofrecer 4 vd. las
seguridades de mi aprecio y consideración.—Fer=
NANDO FerrRART PÉREZ.
PREGUNTAS Y DUDAS.
Nos proponemos responder á las preguntas que
sobre algún punto científico, nos hagan nuestros
suscriptores. ] E
=Sialguna pregunta no es contestada en tiempo razo-
nable, es preciso repetirla. Los suscriptores no de-
ben olvidar que algunás contestaciones exigen tiem-
po y estudio, 4 pesar de lo cual nos esforzaremos
por contestarlas todas, ya sea en el forro de nues-
tro periódico 6 en carta particular.
Aquellas que no nos sea posible resolver, por no
tener los datos suficientes, las publicaremos para
ver si alguno de nuestros suscriptores puede con-
testarlas. Los nombres de los signatarios se publi=
carán sólo con letras iniciales. No. contestaremos
ninguna pregunta anónima.
——=So—
El Sr. C. A. R., de Cuernavaca, nos escribe:
Generalmente se demuestra eráficamente el teo-
rema del Cuadrado de la Hipotenusa igual á la su—-
ma del cuadrado de los catelos, con un triángulo
cuya hipotenusa es 5, el caleto mayor 4 y el me-
nor 3. =
5X5=4X4+F3X3
18 pl e
gulo de diversas dimensiones? Por ejemplo:
2. 2.
VIF9 == y18
ó-lo que es lo mismo, con un triíngulo rectángulo
cuyos catetos tengan tres metros ¿cómo se puede
demostrar gráficamente que la hipotenusa cuadrada
es igual á 18 metros? >
Si, en concepto de vds., vale la pena esta dificul=
tad, desearía verla resuelta en el «Cosmos». -
R.—La demostración objetiva original de M. La=
cour, Géométrie en troís lecons.— Cahier du soldat
du génie por E. Lacour, ingenieur des ponts el
chaussécs.—Paris, Drnru, 1872, sobre cl cuadrado
de la hipotenusa es aplicable á todos los triángulos
rectángulos cualquiera que sea su dimensión.
El caso que vd. menciona es el de un triángulo
rectángulo isóceles. Recortando ocho triángulos de
papel con catelos de tres decímetros de longitud é-
hipotenusa de :
VIS. 4.24%
ó sean, próximamente, 0.4244; puede repetirse fácie
mente dicha demostración... A
¡Se podría demostrar graficamente con un trián-
REVISTA ILUSTRADA DE ARTES Y CIENCIAS |
—Y 0 >
-. DIRECTOR PROPIETARIO
FERNANDO FERRARI PEREZ.
SECRETARIO DE LA REDACCIÓN
JOSÉ P. RIVERA
— -- >
SUSCRIPCIONES:
Puno a a IO | Bor Um es E dro
- Por un semestre O) : Número suelto
a EL PAGO SERA ADELANTADO
=s:SE PUBLICA LOS DÍAS 1 Y 15 DE CADA MES:s>
REGISTRADO PROVISIONALMENTE EN LA ADMINISTRACIÓN DE CORREOS, COMO ARTÍCULO DE 2* CLASE
Tomo I=15 pe Ácosto pe 1892—Núm. 16
El principal deber del hombre para consigo
mismo, es iustruixse; el principal deber del hom=
bre para con los demás, es instruirlos.
o AN
SUMARIO
E. LirrrÉ.
Crerro A. RobrLo: ¿Qué día es....¿—FELix Hiémeyr: |
Las imagenes en la educación.—BERTRAND, Tous-
saint y GomberT: El Trabajo Manual en la Escuela
y en el Hogar.—El átomo eléctrico. —G.. HiLron
Sarrxer: e Dónde. comenzo. la vida? Yom Tr: El ||
Torniquele de popote. Las figuras mágicas. |
Lámina 162; Antigúedades: mexicanas: MicrLan- 5
TEUHTLI, SEÑOR DE Los MUERTOS,
TACUBAYA, D. F., MÉXICO
IMPRENTA Y FOTOCOLOGRAFÍA DEL «COSMOS»
Costado del Ex- Arzobispado núm. 1 z
1892
0JO!--SE SUPLICA NO DOBLEN ESTE PERIODICO--¡0JO!
62
COS
MOS
NOTICIAS DIVERSAS
Mr. T. L. Pureson publicó en 1861 un
método para hacer permanentes las im-
presiones fotográficas con sales de hierro.
Hacia flotar un pliego de papel por es-
pacio de diez minutos sobre una solu-
ción de oxalato férrico á la cual se había
agregado una corta cantidad de amo-
niaco. Después de una exposición á la
luz, de diez á veinte minutos, se forma
una pálida imagen amarilla de oxalato
ferroso. Dratada por el permanganato
de potasa amoniacal, esta imagen se
desarrolla por completo con un color
moreno y se ennegrece con el piroga-
lol. Lavados repetidos en el agua, com-
pletan el procedimiento. zS
—El Dr. Neunaus recomienda usar
láminas transparentes, de celuloide,
amarillas y rojas para la iluminación del
cuarto oscuro en vez de cristales del
mismo color.
En un recipiente que tenga la tapa
ajustada y que sea ésta de celuloide
también, el desarrollo puede hacerse
á la luz del día y sin temor de manchar
la placa.
La celuloide transparente permite el
paso de una gran cantidad de luz, en
muchos casos más de la que se obtiene
con los cristales coloridos corrientes.
Una pantalla de celuloide amarilla com-
binada con otra de color rojo, da paso
sólo á la luz roja y á una parte pequeña
de la amarilla y son impenetrables pa-
ra la mayor parte de los rayos amar
llos, verdes, azules, y violetas.
Para probar la permanencia de estas
láminas, fueron expuestas directamente
á la luz del Sol durante tres semanas.
El examen espectroscópico demostró
un ligero cambio molecular en la pan-
talla amarilla, á consecuencia del cual
se hizo perceptible una huella de luz
azul, aun cuando no fué tan intensa que
echara á perder el conjunto. La pan-
talla roja se había obscurecido conside-
rablemente; todos. los rayos violetas,
azules y amarillos fueron absorbidos,
pero el verde se hizo más perceptible.
Las pantallas roja y amarilla cuando
están yuxtapuestas son muy á propósito
para los trabajos ortocromáticos.
Siendo la celuloide demasiado infla-
mable, estas pantallas no deben usarse
en las linternas ni con luz artificial.
—Se ha señalado la abundante lluvia
de Mayo pasado. Según el informe pre-
sentado por M. de Tiro á la Academia,
sábese que esta lluvia se produjo en una
gran extensión de la Rusia europea.
Se la advirtió también en Elisaveterod,
en Pinsk, Kovno y en San Petersbur-
go. >
MM. NorvenNsxk10oLD, HoLsT, SVEDMARK
y TorxeBomm, rindieron ante la Sociedad
de Geología de Stockolmo los resulta-
dos del examen que hicieron de este
polvo: contiene numerosos cristales y
partículas de hornblenda, de magnest-
ta, de mica, de hierro al estado metá-
lico y algunas diatómeas.
+ —Un relojero de Génova, M. Sivax,
ha hecho saber á la Sociedad de Artes
de esa ciudad que acaba de enviar á
Berna, con objeto de pedir-una patente
de invención, la muestra de un reloj de
repetición que habla las horas y los
cuartos en vez de darlos por medio de
un timbre. El mecanismo de este reloj
es una curiosa aplicación del fonógrafo.
=M. F. Levieux, de Bruselas, ha en-
viado á la redacción de La Nature un
método para calcular á qué día de la
semana corfesponde una fecha dada. -
El método es muy ingenioso y sencillo:
consiste-en agregar al número del día
que sirve de punto de partida un núme-
ro de unidades igual ála cifra de los días
complementarios. Sesupone quelos me-
ses tienen una duración uniforme de 28
dias; la diferencia entre este número
y el número real de los dias de cada
mes constituye los dias complementa-
rios. - :
—Anuncia el /ron que la casa alema-
na AmLer, Haas y AnGersTrEIN, fabri-
ca una nueva liga de cobre, nikel y
manganeso, designada bajo el nombre
de manganina y dotada de una gran
resistencia eléctrica. La resistencia es-
pecífica de la manganina es de 42 ohms,
es decir, que es superior aún á la nike-
lina. :
A esta resistencia la alteran muy po-
co las altas temperaturas. La mangani-
na á lo que parece está indicada para
la fabricación de instrumentos de me-
dida y, en general, de los aparatos eléc-
|tricos cuya resistencia ache variar lo
menos que sea posible con la tempera-
tura.
de polvo que cayó en Stockolmo, el 3
COSMOS
63
—En la sesión que celebró la Aca-
demia de Ciencias de París, el 13 de Ju-
nio del corriente año, M. Brown-SéQuUARD
presentó una Innovación que constituye,
-á su jucio, el triunfo de la medicina
- experimental. Trátase de la recrudes-
cencia de vitalidad que se manifiesta en
un animal atacado de una lesión orgá-
nica, cuando se inyecta bajo su piel un
líquido preparado con un órgano seme-
_jante, según ún método que ha indi-
cado él mismo y para cuya aplicación
ha construido un aparato perfecto M.
dWArsoxvaL. La ablación de la glándu-
la tiróides determina rápidamente la
muerte del animal. Cuando éste se ha=
lla á punto de sucumbir, una inyección
apropiada lo pone en pié por espacio
de algunos minutos y le devuelve la vi-
da durante algún tiempo. Se ha repe-
tido lo mismo con mayor ó menor éxito
con las cápsulas supra-renales y con los
rIinones. a
Este método curativo ha de haberse
aplicado ya en el servicio de M. Bou-
CHARD para el tratamiento de un tumor
maligno de la glándula tiróides.
El mismo M. Brownx-SEQUARD advier=
te que la inyección de los líquidos de
procedencia animal no ha producido
nunca accidentes gracias á la precau-
ción de emplear líquidos completamen-
te esterilizados por medio del filtro im-
ventado por M. d'ArsonvaL y por efec-
to de la presión de una atmósfera
comprimida de ácido carbónico que,
según su o expresión «aplasta á
los microbios».
—Cada día aumenta en Europa el
comercio de pájaros exóticos para ador-
narlos sombreros de las damas. Un co-
le de Londres acaba de recibir
en un solo envío 6,000 aves del paraíso,
300,000 especies distintas, procedentes
de las Indias Orientales y 400,000 co-
libries. Otro comercieante recibió en
el espacio de tres meses 356,389 pája-
ros Ae las Indias Orientales y 404,464
del Brasil y de las Indias Occidentales.
Otro vendió en 1889 más de 2.000,000
de aves diferentes.
En París solamente se valúan en...
40,000 pájaros de América y en 100,000
de Africa las cantidades que recibe
anulmente un solo comerciante.
Respecto de América, en Long-Island,
distrito pequeño situado cerca de Nue-
va York, una asociación comercial en-
trega anualmente 70,000 aves y un di-
secador prepara en un año 30,000 pie-
les.
El ayudante de la casa de fieras
del Museo de París, M. Sauvixer, fué
víctima en el mes de Mayo pasado de
un accidente ocurrido en la jaula del
elefante. Le“daba patatas al paquider-
mo á través de las rejas á fin de apaci-
guar los gritos del animal, excitado se-
gún parecía por las precencia de un
público numeroso á una hora de la ma-
ñana en que él acostumbraba estar solo.
Repentinamente el elefante le cojió:
la punta de los dedos con la extremi-
nd de la trompa y lo levantó torcién-
dole violentamente el puño, dejándolo
caer, después de haberle luxado la ar-
ticulación.
A propósito de este accidente el pe-
riódico Le Temps cuenta que el eminente
Director del Museo M. Mirve=EbwarDs
refirió que este elefante de buen caracter
por naturaleza, no olvidó la maldad de
un visitante que, no hace mucho, en
lugar de darle un trozo de pan le in-
trodujo en la trompa un cigarro encen-
dido que como es de suponerse lo que-
mó mucho. M. Minxe-Eowarbs supone
que el animal atribuyó las mismas in-
tenciones al ayudante y pretendió ven-
garse del mal trato deque había sido
objeto.
PARTICIPACIÓN DE MEXICO
EN LA Hi
EXPOSICION UNIVERSAL DE CHICAGO
Exposición Internacional de Chicago.—Corres-
pondencia del Encargado del Departamento de Ar-
tes liberales, Educación, Literatura, Ingeniería,
Obras públicas; Música y Dramática.
Tacubaya, D. FP... de... de 1892.—Sr,
A PASO —Muy señor mio:
Siendo la higiene y cuanto á ella se refiere uno
de los factores más importantes de la salubridad de
un lugar, y siendo por este motivo un ramo cientí-
fico que debe estudiarse con la mayor dedicación
posible, estudio que ha de referirse no sólo á la apli-
cación de cierto género de principios á una locali-
dad determinada, sino que también á la compa-
ración delos sistemas puestos:en uso por las diversas
naciones y á la observación de los progresos reali-
64
zados; me permito dirigirle Ja presente en mi cali=
dad de Encargado de la Sección L en la próxima
Exposición Internacional de Chicago y por estar
comprendida la Higiene en la referida Sección,
Pero como vd. sabe, la Higiene abraza un vasto
conjunto: desde la buena edificación de toda suerte
de construcciones hasta la inspección de la male-
rias alimenticias; desde el régimen sanitario de los
edificios públicos, cualquiera que sea el uso á que
estén destiuados, hasta la administración de medi-
das protectoras que, como la vacuna y la cuarente-
na, impidan la aparición ó el desarrollo de enferme-
dades epidémicas.
Atento á estas consideraciones y pareciéndonte
que para definir mejor-el concurso que de vd. soli-
cilo sería oportuno transcribirle lo parte conducen=
te del Reglamento y clasificación general de la su=
sodicha Exposición, adjunto lo que sigue:
«GRUPO 147 E
Higiene
3829.—Baños públicos, lavaderos; enano
Salubridad.—Aplicaciones y
«Clase
pública y doméstica.
métodos para la salubridad de las habitaciones, edi-
ficios y poblaciones Renovación directa del atre:
Calefacción, ventilación y alumbrado, ensrelación.
con la salud. Conductores de agua y desechos de
albañales. Coladeras y albañales. Mingitorios, si=
fones hidráulicos, excusados, letrinas públicas. y
privadas.—Alcantarillas, resumideros, salubridad,
delos artículos de plomo, paredes, ladrillos, lechos,
pisos, ete. Decor: ición higiénica de las casas, —Pin-
turas no venenosas, papel tapiz, cubiertas de pisos,
lavaderos, decoraciones, etc. E
«Aparatos para impedir la propagación de las
enfermedades infecciosas, Métodos, materiales é1ns=
trumentos para purificar y destruir los gérmenes,
desinfectores.
«Aparatos para DOS conducir y tirar dese=
chos de albañales, desperdicios de casa de matan=
za, y basuras.
«Aparatos y métodos para. filtrar-cl agua y e
piar los conductores de agua.
«Aparatos y métodos para calentar, ventilar
alumbrar escuelas; letrinas, excusados, ete., de es=
cuelas.
«Métodos especiales para guardar y secar la ropa
en las escuelas.
«Precauciones en las escuelas para evilar eldes-
arrollo de enfermedades infecciosas, higiene de
escuelas, enfermerías, ete. Sus
«Clase 833.—Inspección protectora.—Inspección
sanitaria: vacuna, sus leyes y reglamentos, aisla=
miento de enfermedades contagiosas, cuarentena,
prevención y eliminación de animales epidémicos.
«Inspección de alimentos.—Tratamiento de ali=
mentos adulterados, inspección y análisis, tratamien-
to de substancias alteradas, reglamento de-rastros,
COSMOS
.ciales:en la materia 6 de encargados-—inspectores 6.
varias fábricas de casimites; carrocerías; molinos; ES
molinos, etc., reglamento para venta de caballos y
recursos protectores. sE PIES
«Inspección de edificios, etc.—Reglamento é ins-
pección de edificios, drenaje y plomería de habita= >
ciones; reglamentos para incendios, salvamento,
ete. xi
«Inspección personal.—Examen de color, ctc.;
examen parcial para conceder licencias.
«Inmigración. —Recepción, cuidado y protección 7
delos igmigrantes». s ;
Es indudable que la respuesta útodo lo anterior,
ó cuando menos á algunas de sus partes, tratándose
siempre de México y mejor dicho, de la cc 5%
entera, contribuirán poderosamente ¿4 cimentar el
buen nombre de México en el extranjero, tanto por=
que estas respuestas provienen de profesores espe= iS
regidores —que por su situación particular y por su -
experiencia, se hallan en aptitud de emitir juicios E
dignos de atenderse, cuanto porque demostrará de
un modo palpable que nuestra patria adelanta en
todos sentidos. S a
Ahora bién, puesto que dar 4 conocer los progre= > E
sos nacionales es la obligación precisa “de todos >
nosotros,-no dudo ni por. un momento que vd, se
dignará comunicarme, para que yo á mi vez las le=
ve al gran Certamen de los Estados Unidos del Nor= =>
té, las especulaciones cientificas que vd. haya hecho
«este respecto, los resultados de su experiencia 6
ambas eosas áú la vez. ¿
Aprovecho la oportunidad para ofrecer á vd. las
seguridades de mi. aprecio y consideración, así co=
mo para repelirme su alentoS. S.—F. FERRARI PEREZ.
El ESPUERLO
Los que suscriben, constructores; tienen el ho-.
nor de ofrecerá Ud: sus talleres de FUNDICION,
TORNERIA, HERRERIA, ETC; donde ejecutarán
trabajos de reparación de toda clase de máquinas;
construcción y compostura de aparatos científicos de
todo género; fabricación de modelos; ete.
JUAN B. CHÁVEZ,
antiguo director de
pl
haciendas de beneficio para metales; de los talleres 3
del Hospicio de niños de Guadalupe. de Zacatecas
AGUSTÍN M. CHÁVEZ, Ingeniero: o
tricista, miembro-de la Comisión mexicana en la Ex--
posición Internacional de París en 1889; y encarga=
do de la Sección de maquinaria en la Internacional - -
de io en 1893. —Dirigirse « > ;
CHÁVEZ Ho 2S
9 CALLE DE LA VIOLETA NUM. 14
MEXICO.
La casa se encarga dambién de la formación de
presupuestos para instalaciones diyersas; así como > :
de hacer pedidos al extranjero de material para azu-
carerías (Fives=Lille Francia); Ferrocarril portá=-
til Decauwville; máquinas; útiles; ele. 3
REVISTA ILUSTRADA DE ARTES Y CIENCIAS
—< o Doe
- DIRECTOR PROPIETARIO
FERNANDO FERRARI PEREZ
SECRETARIO DE LA REDACCIÓN
JOSÉ P. RIVERA
_—— elo >
SUSCRIPCIONES:
A a o 00) Por un trimestres. 2 75
BOTAS MESE a o 5-00 NúIIerosue Ot a ode A 0.50
EL PAGO SERA ADELANTADO
5 SE PUBLICA LOS DÍAS 1” Y 15 DE CADA MES:s5>
REGISTRADO PROVISIONALMENTE EN LA ADMINISTRACIÓN DE CORREOS, COMO ARTÍCULO DE 2* CLASE
Tomo I—1* pe Seerrempre be 1892—Núm. 17
El principal deber del hombre para consigo
mismo, es instruirse; el principal deber del hom-
bre para con los demás, es instruirlos.
E. LrrrrÉ.
O
SUMARIO
Manuer Orozco Y Berra: Ruinas de Tlalmanalco.
—Jomx W. Draver: La Civilización de México y el
Perú antes de la Conquista.—BERTRAND, TOUSSAINT
y GowsertT: El Trabajo Manual en la Escuela y en
el Hogar.—G. HiLtTow ScrIBvER: ¿Donde comenzo
la vida>—Veutralización. del yeneno de la. Cobra
Capel. —Tom Trr: El Torniquete sifón. Los colores
complementarios (El Diablo Verde.—La Estrella
tricolor).—La Cuchara-reflector.
Lámiva 172: Ruinas de Tlalmanalco.
E
TACUBAYA, D. F., MÉXICO
IMPRENTA Y FOTOCOLOGRAFÍA DEL «COSMOS»
Costado del Ex-Arzobispado núm. 1
ge 1892
10JO!--SE SUPLICA NO DOBLEN ESTE PERIODICO=-10J0!
1
66
NOTICIAS DIVERSAS
—Con el título de Ur-rayo da cuenta
de lo siguiente el Boletín de la Acade-
mia de Bélgica:
El 27 de Julio de 1891, dice M. Borxs
autor de la nota que transcribimos, dos
aldeanasjóvenes fueron heridas por una
descarga eléctrica, en el campo, en Na=
linnes. (provincia de Namur) durante
una violenta tempestad. Transportadas
a la casa de la madre de úna de las
víctimas, fueron por parte de ésta, así
como por la del médico del lugar, ob-
jeto de perseverantes cuiadados. Alca-
bo de dos horas comenzaron á dar se-=
ñales de vida y el 28 de Julio entre me-
día noche y las tres de la mañana, re-
¿cobraron el conocimiento. Una de estas
jóvenes se restableció rápidamente, la
otra conservó desde entonces una ciá=
tica doble excesivamente dolorosa y
rebelde á todos los tratamientos cono=
cidos. Su corpiño, su corsé y una par-
te de la piel de la espalda y de los
miembros inferiores, fueron quemados
- por el rayo. La lengua permaneció cia=
nosada por espacio de dos meses.
La conclusión de M. Borxs es que
después del rayo, aun cuando las víe-
timas parezcan absolutamente privadas
de vida, no hay que desesperar de que
recuperen tarde ó temprano la. existen=
cia y aún la salud. Agsregaremos que
según las observaciones más recientes,
conviene tratar á los heridos por el ra-
yo como á los ahogados; es decir, prac-
ticando la respiración artificial. Es bue-
no tener ésto en cuenta para los casos
de accidentes en las aplicaciones eléc-
tricas.
—Con el nombre de «Liga contra el
cáncer» acaba de formarse en París una
sociedad cuyo fin es estudiar todas las
cuestiones relativas á la historia, á las
causas, á la naturaleza íntima de esta
terrible afección á fin de obtener los
medios para curarla. Bajo la presiden-
cia honoraria de M. VerNeEUIL y bajo la
presidencia activa del Prof. DurLay, la
Liga se propone organizar congresos,
Jublicar boletines, y acudir, en una pa=
neo á todos para realizar esta ob
esencialmente humanitaria.
—El motor hidráulico más notable
que funciona en la actualidad, sino des=|
de el punto de vista de su potencia ab=
soluta, sí desde,el de su poder especí- -
fico y desde el de la altura de caída
bajo la cual funciona, es una rueda
Perroy establecida en las magníficas
"minas de Comstock, Virginia City, Ne-
vada. Esta rueda funciona bajo una
caída de 640 metros de altura, lo que
corresponde á una presión de 64 kilo-
gramos por centímetro cuadrado. A su
velocidad angular normal, esta rueda,
cuyo diámetro no excede de 90 centí-
metros, da 1150 vueltas por minuto, lo
que representa una velocidad periférica
de 54 metros por segundo ó de 194 ki=
lómetros por hora. La rueda pesa sola-
mente 81 kilógramos y produce una
potencia de 90 caballos, ó sea más de
caballo por kilogramo. El chorro de
agua que actúa sale por un abertura
cuyo diámetro es de media pulgada
(123). Actualmente es el motor de
mayor potencia específica que se co-=
noce. :
—El Prof. LacassaGne y uno de sus
discípulos M. Biraup, llevan á cabo en
estos momentos, experiencias médicas
acerca de los accidentes producidos en.
la industria porlas corrientes eléctricas,
en el Laboratorio de Medicina Legal de
Lyon. PUES
Estos accidentes que en la mayor
parte de los casos no tienen consecuen=
cias graves, son más frecuentes de lo
que podría creerse en los establecimien=
tos en que se produce electricidad pa-
ra el alumbrado ó para transportar á
distancia la energía. Sería interesante
conocer en cada caso las condiciones
técnicas que se realizan en el momento.
del accidente (corriente contínua ó al=
ternada, número de volts ó de amperes
del dinamo), las circunstancias en las
cuales se produce el accidente (contac-
to establecido por las dos manosó por.
una sola, etc.), las impresiones de la
víctima en el instante de la descarga
y, después, las consecuencias del acci-
dente(quemaduras, perturbacionesner-
viosas, etc.). - :
—+El Dr. Tnoxion anuncia, por medio
de una carta, haber descubierto la vi-
[sibilidad de la circulación capilar de la
sangre en los vasos superficiales de la
conjuntiva humana, sin traumatismo,
ans el microscopio.
—M. de Vocué, de la Academia de
Inscripciones y de Bellas Letras, acaba
OSMOS
67
de, señalar una feliz aplicación de las
“aiguas amoniacales que quedan inutili-
zzadas en algunos laboratorios de gas.
- Estasaguas extendidas sobre paja, aban=
-donan.el ázoe y forman un estiércol que
contiene 7 milésimos de ázoe, es decir,
un producto muy rico.
- —EL Dr. Hartman acaba de publicar
recientemente (Abhandlungen de la cla-
se físico=-matemática de la Sociedad de
Ciencias de Leipzig) sus observaciones
sobre el agrandamiento, por la atmós-
fera terrestre, del diámetro de la sec-
ción de sombra durante un eclipse lu-
nar. Desde la época de Tobías Mayer
(1750), se ha considerado el coeficiente
2/9 como representante de este aumen-
to, aunque no se tenga ninguna idea de
las razones que han hecho adoptar es-
te valor. M. HarrmawN ha reducido to=
das las observaciones de eclipses de
Luna verificadas por los astrónomos du-
rante este siglo y de ellas ha deducido
el aumento del diámetro de la sombra.
Resulta del examen de 2920 observa-
“ciones del contacto de la sombra con
formaciones lunares netamente defimi-
das que el agrandamiento del semi-
- diámetro de esta sombra es de......
48”62 para la paralaje lunar media, lo
que corresponde á un coeficiente de
aumento igual á */,p,). Este resultado
- podrá variar quizá en 2 ó 3 segundos
en el curso de nuevas observaciones,
pero no más. Sería conveniente, por
- consecuencia, emplear el valor de */;y en
wez del de Maxer, */5p-
-
PARTICIPACIÓN DE: MEXICO
= EN LA
EXPOSICION UNIVERSAL DE CHICAGO
Exposición Internacional de Chicago.—Corres-
pondencia del Encargado del Departamento de Ar-
tes liberales, Educación, Literatura, Ingeniería,
Obras públicas, Música y Dramática. 5
Tacubaya, D. F., 17 de Marzo de 1892. Sr. Lic.
-RarAEL ReYes SpinDoLa, Director de «El Universal».
—México.
Muy. señor mio:
He leído en el número de su acreditado periódico
“correspondiente al miércoles 16 del actual, la res-
puesta que da-esa redacción á la circular que dinijí á
los editores y directores de periódicos * solicitando
su concurso para el mejor arreglo de los trabajos
referentes á la parte de la Sección Mexicana que
tengo á mi cargo en la próxima Exposición de Chi-
cago. z
En lo quese refiere ¿la prensa, la redacción de que
es vd. digno jefe, opina que, tanto los periódicos de
como los de los Estados, deben en-
viar un semestre y no tirar un número especial, a
la Capital
fin de que en el extrangero se pueda apreciar el ver-
dadero estado de nuestro periodismo.
En contestación ú esta idea me permitiré mani-
festarle que el tiro especial se hizo únicamente para
la Exposición de Nueva Orleans; en el Certamen
Internacional de París tuve ya la honra de que se
me encomendara, por el Gobierno, lo' concerniente
á la presentación de la prensa, y abundando desde |
entonces en las ideas que vds. manifiestan, solicité
de los editores de periódicos que enviaran los mú-
meros correspondientes 4 un año de publicación y
que continuaran, además, mandándome á París los
que publicaran durante todo el tiempo de la Expo=
sición. Más de setenta periódicos acudieron 4 mi
llamado-y con ellos fué posible instalar eu el Edifi-
cio de la exposición mexicana en París, un depar-
tamento especial de la prensa en el que se renova=
ban contínuamente las publicaciones, departamento
que no fué por cierto uno de los menos visitados.
Para la Exposición de Chicago, de más trascen-
dencia tal vez para nosotros los mexicanos que la
de Paris, parecería oportuno que hiciéramos algo
más que en ésta. Me ocurre, por ejemplo, que ade-
más de mandar como á París, la colección de un año
y de seguir remitiendo lo que se publique durante
la Exposición, se uniera la prensa 6, cuando menos,
los órganos más caracterizados de ella y nombraran
una Comisión compuesta de dos 6 tres personas im-
teligentes que fueran 4 Chicago á representarla ocu-
púndose de proporcionar datos acerca de la mane-
ra de ser de los periódicos en México, de la funda=
ción de ellos, de su estadística, de su clasificación;
en una palabra, de cuanto se relaciona con la vida
de la prensa. En cambio del seryicio que le pres-
tarían esos comisionados, allá, al país, podrían ha=
cerle otro, acá, mandando revistas minuciosas de la
Exposición que se publicarían en todos los periódi-
cos asociados, y sobre todo, estudiando detenida-
mente, para comunicarlo 4 los mismos: periódicos,
cuáles son las circunstancias y condiciones que han
concurrido eficazmente para hacer que la prensa
americana sea una de las mejores del mundo y co-
labore, con tanta eficacia, al engrandecimiento de
aquel país.
Si juzga vd. que estos proyectos son dignos de
tomarse en consideración, le suplico se sirva darles
publicidad y discutirlos; más aun, me tomaré la li-
bertad de valerme de su popular diario para pedirle
á la prensa entera que si expresa alguna opinión
sobre este asunto, tenga la bondad de remitirme el
número 9 los números en que así lo haga para que
1 Véase Cosmos, núm. 11, 1? de Junio de 1892, forros, p. 44,
68
COSMOS
pueda conocer opiniones que me son muy respela-
bles.
Reitero ú vd., Sr. Director, mis sentimientos de
consideración y aprecio.—F. Ferrarr Pérez.
A
PREGUNTAS Y DUDAS
Nos proponemos responder 4 las preguntas que
sobre algún punto científico, nos hagan nuestros
suscriptores. z
Si alguna pregunta no es contestada en tiempo razo-
nable, es preciso repetirla. Los suscriptores no de-
ben olvidar que algunas contestaciones exigen tiem-
po y estudio, ¿pesar de lo cual nos esforzaremos
por contestarlas todas, ya sea en el forro de nues-
tro periódico ó en carta particular.
Aquellas que no nos sea posible resolver, por no
tener los datos suficientes, las publicaremos para
ver si alguno: de nuestros suscriptores puede con-
testarlas. Los nombres de los signatarios se publi-
carán sólo con letras iniciales. No contestaremos
: ninguna pregunta anónima.
PUBLICACIONES RECIBIDAS
Han llegado á nuestra redacción, últimamente, los
libros y publicaciones siguientes:
Smithsonian Report.—U.-S. National Muscum.—
Washington, D. C. 1891.
Contiene:
TI. Informe del Secretario del Instituto Smithso-
niano, encargado del Museo Nacional, acerca de la
condición y progresos realizados por el mismo Mu-
seo. ]
IL. Informes de los conservadores de Departa=
mentos.
III. Documentos explicativos de las colecciones
del Museo Nacional de los Estados Unidos.
IV. Bibliografía.
Y. Lista de adquisiciones.
107 láminas fuera de texto y 138 grabados inter-
calados.
Rise and growthof the Normal-School Idea in the
United States, por J. P. Gorbx, Prof. de Pedago-
gía en la Universidad de Ohio y autor de Lessons
of Psychology.—Washington, D..C., 1891.
El libro comprende una exposición: clara de la
materia, desde que se inició en los Estados Unidos
la Escuela Normal hasta el presente. Se encuen-
tran además datos y detalles acerca de la enseñanza
en distintas escuelas de la Unión Americana.
Biological teaching in the colleges of the United
Siates, por Jomx CameenL, Prof. de Biología en la
Universidad de Georgia.—Washington, D.C., 1891.
Trátase en esta obra como su nombre lo indica de
la enseñanza de la Biología. El autor estudia entre
otros asuntos, la evolución norte-americana en las
investigaciones biológicas y hace resaltar la utilidad
delos museos y de los laboratorios para esas mis-
mas investigaciones.
Acompañan al: texto cuadros estadísticos en que
constan el número de profesores y de alumnos que
concurren á los diversos colegios de los Estados
Unidos, asi como la distribución del tiempo y _ma-
terias necesarias para la admisión.
History of higher education in Michigan por An=
DREW C. McrauchLix, Washington, D. C., 1891. z
La obra está dividida en once capítulos en los cua=
les el autor da á conocer el carácter de los prime-'
ros habitantes de Michigan, las concesiones de te-
rrenos, la Historia de la Universidad de Michigan,
la atención que le han consagrado los diferentes go=
biernos, etc., etc.
Acompañan al texto 24 láminas tiradas aparte y
que son otras tantas vistas de la Universidad de Mi-
chigan en 1865, del Museo, del interior de la Gale-
ria Artística, del Observatorio Astronómico de Al-
bion College: etc.
The fourth international prison congres, St. Pe='
tersburg, Russia, por C. D. Raxbazt, Delegado Ofi-
cial de los Estados Unidos, Washington, D. au
1891. a |
Comprende el libro la historia completa del 40
Congréso Internacional celebrado en Rusia para el
mejoramiento de las prisiones, una revista rápida de
Jos congresos anteriores verificados en Lóndres,
Stockolmo y Roma, división de las Secciones en el
Congreso moscovita, los estudios cientificos presen-
tados por los diferentes miembros, etc., ete. y un
apéndice en que se da cuenta de las excursiones,
banquetes, conferenncias, etc. E
Hustran el texto láminas, planos y retratos.
Instruction for collecting mollusks and other use=
ful. hints for the conchologist, por Wititam H. DaLs,
Conservador Honorario del Departamento de Mo-
luscos del Museo; Nacional de los Estados Unidos,
Washington, D. C., 1891.
El objeto de éste volumen es presentar con la ma==
yor brevedad posible la manera de colectar las dis-
tintas especies de moluscos, así como dar indicacio-,
nes acerca de sus enemigos y parásitos, de la mas
nera de preservarlos, etc., etc., etc. 5
The humming birds, por Roserr Ribewax, Con-
servador del Departamento de Aves del Instituto
¡Smithsoniano, Washington, D. C., 1891.
Este libro es un fragmento del Informe del Museo
Nacional, correspondiénte 4 1890. Se refiere á las
costumbres, la organización, etc:, de los colibríes
que se encuentran en América, en general, y de al-
gunas especies de éstos en particular. Puede con-
siderarse la obra como el resumen monográfico más
completo de la familia de los Troquilídeos.
Acompañan: al texto 56 láminas y 47 grabados in=
tercalados en el texto. - se E
Directions for collecting- and preserving unsects,
por €. Y. Ruy, Conservador Honorario del Depar=
tamento de Insectos, Washington, DECK 1892.
Este libro es un fragmento del Boletín del Museo
Nacional de los Estados Unidos. Contiene. un ma-
nual de-instrucciones para coleccionar y Conservar
insectos, detalles extensos de entomotaxia y un in-.
dicador- bibliográfico, muy completo, de: consulta
para libros y folletos relativos 4 la materia.
Lo ilustran:139, grabados y. una límina.
e)
REVISTA ILUSTRADA DE ARTES Y CIENCIAS |
DIRECTOR PROPIETARIO
FERNANDO FERRARI PEREZ
SECRETARIO DE LA REDACCIÓN
JOSÉ P. RIVERA
a
SUSCRIPCIONES:
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5-00 | Número suelto
EL PAGO SERA ADELANTADO
SE PUBLICA LOS DÍAS 1 Y 15 DE CADA MESs:s>
REGISTRADO PROVISIONALMENTE EN LA ADMINISTRACIÓN DE- CORREOS, COMO ARTÍCULO DE 2* SE
Tomo 115 pe Seeriempre DE 1892—Núm. 18
El principal deber del horabre para consigo
mismo, es instruirse; el principal deber del hom-
bre para con los demás, es instruirlos.
E. LirrrÉ.
SUMARIO
Josí P. Rivera: El Calendario Azteca.—Un nue-
vo elemento. (El Masrio).—Jomx- W. Draper: La.
Civilización de México y el Perú antes de la Con-
quista.—La liquefacción del awe atmosférico.
Tom Tir: Hacer que ¡loten verticalmente tapones de
corcho. Nuevas sombras chinescas. La sombra viva.
—Enwaro B. TyLokr: El Arte de contar.—La descom-
posición del azufre.—BERTRAND, PoussaryT y Gom-
Bert: El Trabajo Manual en la Escuela y en el Ho-
gar
Límiva 182: El Calendario Azteca.
TACUBAYA, D. F., MÉXICO
IMPRENTA Y FOTOCOLOGRAFÍA DEL «COSMOS»
Costado del Ex- Arzobispado núm. 1
¡0JO!--SE SUPLICA NO DOBLEN ESTE PERIODICO--i0JO!
70
COSMOS - e
NOTICIAS DIVERSAS
—Desde hace unos diez años la ex-
'tracción de minerales de mercurio y la
.metalurgía de este metal, ha tomado
.en Rusia una gran extensión. La com-
pañía que explota los yacimientos de
'Bakhmoutsky, gobierno de Ekateri-
noslav, ha hecho desde su fundación
grandes progresos en el conjunto de sus
procedimientos metalúrgicos, llegando
en la actualidad á resultados muy no-
tables. Se han descubierto nuevos ya-=
cimientos en el distrito de Daghestan
(Cáucaso) que han comenzado ya á ex-
plotarse y el Gobierno ruso ha recibido,
desde que se verificó el descubrimien=
to, innumerables proposiciones en de-
manda de concesiones de explotación
del precioso metal, el cual, exceptuando
las posesiones rusas, no se encuentra
en cantidades importantes sino en un
pequeño número de comarcas pertene=|
cientes á España, Austria, Htalia: y los
Estados Unidos. El Gobierno de Ekate-
rinoslav extrae anualmente más de...
3.500,000 libras(56,000 toneladas) de
sulfuro de mercurio de las cuales se
sacan, poco más ó menos, 20,000 l:-
bras (320 toneladas) de metal. La ex-
plotación se verifica de tal manera que
el metal puede ponerse á la ventaá un
precio muy bajo, suficiente no sólo
para suprimir la importación por com-
pleto, y para suministrar todo el mer-
curio que se necesite para el consumo
local, sino aún para exportar un exce-
dente de 14,000 libras (224 toneladas).
La industria de la producción de mer-
curio, tan floreciente ya, lo será más
todavía si se aprueba el proyecto de
imponerle al metal medio rublo por
libra.
—M. Pu. DeLamaye da algunos deta-=
lles en la Revue Industrielle de una
nueva empresa que puede ser muy util
en los países en que el calor es muy
elevado. Se trata de la distribución del
frío obtenido artificialmente. En San
Luis (Missouri) y en Denver (Colorado),
se distribuye el frío á domicilio por
medio de canales establecidos en las
calles. Para realizar y mantener el aba=
timiento de temperatura, se aplican los
mismos procedimientos que en las má=
quinas para hielo. Una corriente de gas
amoniaco liquidado, circula en los con-
ductos y por su evaporación enfría todo
lo que lo rodea. Desde hace año y me-
dio el establecimiento de frío artificial.
de San Luis, funciona con satisfacción
general; en las casas particulares, en
los hoteles, innumerables aparatos en
que seempleaba el hielo, han sido reem=
plazados por refrigeradores en que cir=-
cula amoniaco. Por este método se pue=
den preparar á cualquiera hora bebidas
heladas, así como mantener frescos
los comestibles y fabricar hielo. Un
dueño de restaurant ideó disponer una
sala en la cual la temperatura no varia=
se en todo el año, por medio de tubos
colocados á lo largo de las paredes y
que recibieran según la estación, una
corriente de amoniaco ó de vapor.
der en los talleres conocidos en los Es=
tados Unidos con el nombre de Bald=
wéín Eocomotive Works, debe llamar
particularmente la atención á propósito -
de los peligros que presentan las mez-
clas de aire y de bencina. En este ac=
cidente que fué muy local, perecieron
dos hombres, y un tercero quedó grave=
mente herido. Se había levantado la”
tapa de una caldera y se aplicó, antes
de salir á almorzar, una gran cantidad
de bencina sobre la cabeza de los per=-
nos y de los remaches para desagregar
las escamas del orín. Al volver al tra=
bajo un-obrero descendió á la caldera
y se le dió una luz. Sin duda alguna,
como dice el Serentific American se ha=->
bía acumulado en la caldera una masa
considerable de vapores de bencina los:
cuales formaron con el arre una mezela:
detonante.
produjo una violenta explosión y el obre="
ro. que estaba dentro de la caldera,
lanzado como un proyectil, fué á dar
contra el techo. Se tuvo mucho trabajo"
para extraer el cuerpo de este des-
eraciado que quedó como incrustado en
el techo; la víctima vivió algunas horas,
pero cubierta de heridas. El que tendía
la lámpara, y que estaba inclinado so-=
bre la abertura, fué alcanzado proba-
blemente por el cuerpo del primero y.
salió á su vez disparado, chocando tam-="
bién con el techo y rebotando de allí,
á un montón de hojas de palastro; mi-
mutos después estaba muerto. Final-*
mente, un tercer obrero que estaba so=
brela caldera, muy Eóron de la abertura,
Jna explosión que acaba de suce= >
En un momento dado se -
1
tales el fluoruro de nikel y el de cobal=
lor en una atmósfera inerte á los fluo-
tiene ó cuando baja una pendiente. La
sus efectos y sus antídotos:
ES COSMOS ZA
fué arrojado.por tierra, recibiendo que-
maduras y fracturas.
Es ésta, una advertencia para que se
desconfíe de la bencina, cuyos Pr
al igual de los del petróleo, reunidos
en ciertas proporciones con el aire, pue-
den formar una mezcla detonante de
una potencia terrible.
—No todos los fluoruros anhidros se
han obtenido todavía cristalizados; M.
Pourenc ha preparado al estado de cris-
to, descomponiendo por medio del ca-
ruros dobles de amonio.
-—Se hacen experiencias en estos
momentos en Pullmann (Mlinois) con el
tranvía eléctrico de gasolina combinado
por Mr. Parroy. El sistema motor de
este tranvía está constituido por un
motor de gasolina que actúa sobre un
dinamo Bars; los acumuladores están
colocados debajo de las bancas longi-
tudinales del coche y almacenan á cada
instante la energía eléctrica producida
por el dinamo y que no se utiliza para
la propulsión del tren.
La economía, poco evidente, a priort,
de la nueva combinación, consiste en
lo siguiente: el motor tiene la potencia
precisa para que accione el vehículo en
las condiciones comunes de tracción, y
el ligero exceso de energía queda alma-=
cenado en los acumuladores para que
se le utilice en el momento en que fuere
necesario. Como el motor está siempre
en acción, acumula así una provisión
de energía importante en la batería de
acumuladores cuando el coche se de=
corriente sola de la batería basta para
obrar sobre el motor durante un tiempo
muy considerable.
La combinación es original; pero
como interesa saber el valor práctico
industrial, la experiencia será la que
decida. :
—"Traducimos de la revista científica
Photo-Gazette la corta lista siguiente
en la que se mencionan los principales
venenos que se emplean en fotografía,
ÁGIDO OXÁLICO Y OXALATO DE POTASA: Ve=
neno mortal á la dosis de 4 gramos.
- Síntomas—Sensación de quemadura
en la garganta y en el estómago, vó-
.mitos, calambres y entumecimiento.
Antídotos.—Creta, magnesia en un
poco de agua, ó yeso si no hay alguna
de las substancias anteriores.
_ÁMONFACO, POTASA, sosa: el vapor de
amoniaco puede provocar una inflama-
ción de los pulmones.
Síntomas.—Hinchazón de la lengua,
de la boca y de la garganta, seguida
frecuentemente de estrechamiento del
esófago.
Antídotos. —Vómese vinagre con una
poca de agua.
BicLoruRO DE MERCURIO: 20 centigra-
mos bastan para producir la muerte.
Síntomas.—Gusto metálico y acre,
constricción de la garganta, sensación
de quemadura en el estómago, seguida
de náuseas y de vómitos.
Antídotos.—Claras de huevos erudos
batidas en leche ó agua; á falta de hue-
vos, engrudo de harina.
Acetato DE PLOMO: el sub-acetato de
plomo es más peligroso todavía.
Síntomas. —Constricción en la gar-
ganta y en el estómago, calambres y
rigidez en el vientre, línea azul al re-
dedor de las encías.
Antídotos.—Sulfatos
magnesia. .
CIANURO DE POrasio: 20 centigramos
constituyen una dósis mortal si se les
aplica sobre una erosión.
Síntomas. —Insensibilidad, respira=
ción lenta y jadeante, pupilas dilatadas,
mandíbulas apretadas. Sensación de
viva COMEZÓN.
Antídotos.—No hay remedio seguro; -
el agua fría aplicada sobre la cabeza y
sobre el cuello, da algunas veces bue-
nos resultados. Aplíquese inmediata=
mente después, sulfato de fierro.
BICROMATO DE POTASA: al interior y so-
bre erosiones.
Síntomas. —Dolores de estómago, vó=
mitos; produce ulceraciones.
Antídotos.—Vomitivos, magnesia,
creta; la curación es larga y difícil.
NrrraTo DE PLATA: Séntomas.—Produ=
ce una viva Irritación,
Antídotos. —Tómese sal de cocina y
después un vomitivo.
ACIDO NiTkICO: $ gramos son mortales,
y aún las emanaciones de este ácido.
Síntomas. —Quemadura del aparato
respiratorio é inflamación violenta.
Antidotos.—Bicarbonato desosa, cre=
ta y carbonato de magnesia.
de sosa ó de
72
COSMOS
Acivo cLorníbrico: 15 gramos bastan
para producir la muerte.
Síntomas.—(Quemadura del aparato
respiratorio é inflamación violenta.
Antídotos.—Bicarbonatodesosa, cre-
ta, carbonato de magnesia.
Ácivo suLrúrICO: bastan 4 gramos.
Síntomas.—(Juemadura del aparato
respiratorio é inflamación violenta.
ntídotos. —Bicarbonato desosa, ere-
ta y carbonato de magnesia.
lopo: resultados variables, pero 20
centigramos han producido ya la muer=
te.
Síntomas.—Gusto acre, constricción
en la garganta y vómitos.
Antídotos.—WV omitivos, harina de ave-
na y almidón desleídos en el agua.
Erer: venenoso si se le respira.
Síntomas. —Efectos iguales á los del
cloroformo.
Antídotos.—Agua fría y respiración
artificial:
Ácino PIroGáLicO: 15 centigramos bas=
tan para matar á un perro. :
Síntomas —Semejantes á los del en-
venenamiento por el fósforo.
Antídotos.—Vomitivo enérgico dado
inmediatamente. Ácidos vegetales (cí-
trico, tártrico, etc. ), vinagre.
—Entre las expediciones que se pre=
paran para explorar el polo N. es de
citarse la que se organiza actualmente
en los Estados Unidos, por la Academia
de Ciencias Naturales de Nueva York,
con objeto de encontrar á Mr. R. E.
Prary y á sus compañeros que empren-
dieron un viaje de exploración á las re=
giónes árticas.
La espedición debió salir el 18 de
Julio del corriente, de San Juan de Te-
rranova, rumbo al N. de Groenlandia,
bajo la dirección de Mr. ÁnceLo HeIm=
prin, Director de la Academia de Cien-
cias Naturales de Nueva-York. ;
La misión de Peary salió con la im-=
tención de llegar á la bahía de Mac
Cornick, que está situada á 400 millas
al norte del establecimiento más sep-
tentrional de los esquimales y á donde
llegó no sin haber corrido los mayores
peligros, el 27 de Julio del año pasa-
do.
—Cuenta el Journal de l'horlogerte
que se ha encontrado la manera de fa=
bricar una liga que tiene el mismo
color del oro y que se compone de 100
partes de cobre y 6 de antimonio. Se
funde primero el cobre y se agrega en
seguida el antimonio; tan pronto como.
los dos metales, fundidos, se hayan
mezclado convenientemente, se agre-
gan á la masa, en el crisol, cenizas de
madera, magnesio y carbonato de cal,
á fin de aumentar
tal. o
Esta liga puede laminarse, forjarse
y soldarse de la misma manera que -
el ora al cual se parece mucho des=
pues de que se le ha pulido.
Conserva su color aunque se le ex-
y de
ponga á la acción del amoniaco
los vapores -nitrosos.
—Para conservarle á la Exposición
Internacional de Chicago su caracter
conmemorativo del descubrimiento de -
América, se ideó que pusiera en movi-
miento á la maquinaria, el 1% de Mayo.
de 1893, el marqués de Veraguas, uno
de los últimos descendientes de Cristo=-
BAL CoLóN; pero como el marqués de
Veraguas, debido á su edad, no puede
dirigirse á Chicago para proceder á la-
operación, y como habita en Madrid,
propónense los norte-americanos ligar
su residencia con la Exposición, por
medio de cables submarinos, subterrá-
neos y aéreos. Pe
Bastará que el marqués de Veraguas
otón en un momento dado E
oprima un
para que la corriente eléctrica enviada
sobre la línea por esta sencilla manio-
bra, ponga en acción las poderosas má=
quinas motrices que obrarán sobre los.
¡innumerables aparatos establecidos en
Jackson-park. :
PREGUNTAS Y DUDAS
Nos proponemos responder á las preguntas que
sobre. algún punto. científico, nos hagan nuestros.
suscriptores: :
Si alguna pregunta no es contestada en tiempo razo-
nable, es preciso repetirla. Los suscriptores no de-
ben olvidar que algunas contestaciones exigen tiem-
po y estudio, á pesar de lo cual nos esforzaremos
por contestarlas todas, ya sea en el forro de nues-
tro periódico.ó en carta particular.
Aquellas que no nos sea posible resolver, por no
tener los datos suficientes, las publicaremos para
ver si alguno de nuestros suscriptores puede con-
testarlas. Los nombres de los signatarios se publi- -
carán sólo con letras iniciales. No contestaremos
ninguna pregunta anónima.
s
a densidad del me=
REVISTA TEVSTRADA DE ARTES Y CIENCIAS
DIRECTOR PROPIETARIO
FERNANDO FERRARI PEREZ
SECRETARIO DE LA REDACCIÓN
JOSÉ P. RIVERA
A A AS
SUSCRIPCIONES:
Por un año. o... O OO LO FUNES pa O
Por un semestre..... Ed SENA 5 00 | Número suelto... 050990
EL.PAGO SERA ADELANTADO :
“s:SE PUBLICA LOS DÍAS 1 Y 15 DE CADA MES:s=
REGISTRADO PROVISIONALMENTE EN LA ADMINISTRACIÓN DE CORREOS, COMO ARTÍCULO DE 9% CLASE
Tomo I—1* ne Ocru»re be 1892—Núm. 19
E] principal deber del hombre para consigo
tísmo, es instruirse; el principal deber del howm-
bre para con los demás, es instruirlos.
E. Lirrré. +
SUMARIO
Josí P. Rivera: El Calendario Azteca.— EDWARD
B. TxLor: El Arte de contar.—Jomy W. Draper: La
Civilización de México y el Perú antes de la Con-
quista.—Ilusiones de Óptica. (Los círculos estra=
boscópicos.)-—BErRTRAND, ToussArnr y GOMBERTt: El
Trabajo Manual en la Escuela y en el Hogar,
Lámina 192: Antigúedades mexicanas: Vaso para
corazones.
-— TACUBAYA, D. F., MÉXICO
ES 0 [IMPRENTA Y FOTOCOLOGRAFÍA DEL «COSMOS»
te ; Costado del. Ex- Arzobispado núm. 1
= 1892 ,
10J0!-=SE SUPLICA NO DOBLEN ESTE PERIODICO--0JO!
74
NOTICIAS DIVERSAS
A propósito de la depuración de
las aguas industriales y. de las aguas de
albañales, M. Bursrive ha dado á cono-=
cer á la Sociedad Industrial del Norte
de Francai, las últimas experiencias que
se han hecho en Salford (Inglaterra).
Resulta de estos experimentos que las
sales férricas son, desde todos puntos
de vista, las que dan mejores resulta=
dos; pero hasta ahora su costo, dema-
siado elevado, no permitía su empleo.
Gracias á la utilización de la ceniza
de pirita para la fabricación de estas
sales, las condiciones han cambiado
mucbr.
M. Buisivkg ha obtenido con la ceniza
de pirita, empleada bajo diversas for-
mas, resultados muy notables y una de-]
puración muy completa de las aguas
tratadas por este medio. La ceniza de
pirita puede usarse, según el caso, al es-
tado bruto ó transformada préviamente
en sulfato ó cloruro férricos.
—El Dr. Saxermany publica en la Ga-
zette de Francfort uma serie de obser-
vaciones curiosas acerca de la colora-
ción artificial de los pájaros. Se sabe,
dice, que los canariós alimentados con
pimienta de Cayena cambian poco á po-
co de color, pasando del amarillo al ro-
jo. La pimienta de Cayena contiene una
materia tintórea, un principio irritante
y un aceite. Cuando se extraen las dos
últimas substancias por la maceración
en el alcohol, la pimienta pierde sus
propiedades colorantes, pero la adición
de aceite de olivo basta para devolvér=
selas. Se deduce de este hecho que el
principio aceitoso de la pimienta es el
vehículo necesario del color.
Experimentos hechos con gallinas
blancas han dado resultados idénticos.
Estas gallinas tienen además lá propie=
dad de indicar los cambios de tempe-
ratura por una variación notable en el
color. La yema de sus huevos tiene una
coloración rojo vivo.
Se han hecho experimentos con lal
raíz de orcaneta, y se ha obtenido un
rojo violeta. 3
CU —Entre las novedades con que. se
cuenta en el mundo' científico para. el
comienzo del próximo siglo, hállase el
proyecto de una Exposición de Paleon-
COSMOS
tología
1900. AS
Como quiera que la Paleontología es
una ciencia completamente reciente no
carece de importancia asistir por me=
dio de este Certamen á la evolución ye=
rificada en su primera centuria.
—AÁ fines de Julio del año entrante
tendrá lugar en París el tercer Congre==
so de la tuberculosis. qa
¿ste Congreso discernirá un premio -
de 3.000 francos al que presente la me=
jor memoria acerca de Los medios para
diagnosticar la tuberculosis latente an=
tes de su aparición 0 después de su cu
que se celebrará en París, en -
ración. Las memorias deberán enviarse —
inéditas y escritas en francés acompa
ñadas de los requisitos de costumbre,
antes del 1% de Junio de 1893 al Dr.
Perir, 76, calle Sena, París.
El Congreso tratará de las siguientes
cuestiones: O
I. Papel respectivo del contagio y
de la herencia en la transmisión de la.
tuberculosis. EP
11. Enfermedades infecciosas que son
susceptibles de provocar la tuberculo=
sis y papel de algunas en la localización
de la tuberculosis; por ejemplo: tuber=-
culosis del testículo después de la ble=
norragia, etc.
MI. Treguas de la tuberculosis.
sas de la reincidencia. E
IV. Medios para diagnosticar la tu-
berculosis bovina. ¿Latuberculina estas
blece de una manera cierta el diag-=
nóstico de la tuberculosis en los bovís
deos?
V. Pelioros de la inhumación de los
fo)
tuberculosos. Substitución de la cre=
mación á la imhumación.
VI. Diversos tratamientos preventi>
vos y curativos basados en la etiolo=-
gia. L-
das. :
PREGUNTAS Y DUDAS
Nos proponemos responder 4 las preguntas que
sobre algún punto científico, nos hagan nuestros
suscriptores.
Sialguna preguntano es contestada en tiempo razo=
nablé, es preciso repetirla. Los suscriptores no de=
ben olvidar que algunas contestaciones exigen tiem=
po y estudio, á pesar de lo cual nos esforzaremos
por contestarlas todas, ya sea en el forro de nues-
tro periódico ó en carta particular.
Aquellas que no nos:sea posible resolver, por no
Cau=
VI. Utilidad que resulte de gene=
ralizar el servicio de inspección de vian=
COSMOS : 75
A A A ES ERAS a
tener los datos suficientes, las publicaremos para
ver si alguno de nuestros suscriptores puede con=
—,testarlas. Los nombres de los signatarios se publi-
¿Muyias, las lloviznas son peligrosas,
-carán sólo con letras iniciales,
- ninguna pregunta anónima.
No. contestáremos
MEDIDAS PARA IMPEDIR
DESARROLLO DEL CÓLERA
Y TRATAMIENTO DE ESTA ENFERMEDAD
A“fin de que aquellos de nuestros lectores que por
cualesquiera circunstancias no tengan conócimien-
tos médicos, sepan á qué atenerse acerca de las me-
didas probiláoticas del cólera 6: del tratamiento de
éste, si ya se ha desarrollado; nos apresuramos á
traducir de un folleto que acaba de publicar la Mus
tual Eife Insurance Co., lo referente á este particu-
lar.
El cólera es una enfermedad que existe en todas
las estaciones en algunas partes del mundo, de don-
de puede diseminarse ó propagarse á través de la
atmósfera ó por otros medios, principalmente por
el contagio. Donde quiera,que hay circunstancias
favorables para su desarrollo adquiere un caracter
epidémico, y
Si en lugares cálidos caen generalmente pocas
desde el mo-=
mento en que humedecen el suelo y favorecen el
“desarrollo de una afección como el cólera. Las llu-
vias abundantes y las corrientes impetuosas destru-
yen la enfermedad porque «acarrean los gérmenes
á gran distancia. El final del verano y el principio
del otoño han sido propicios, en general, para la
propagación del mal. El veneno del cólera está con=
tenido, entre otros vehículos, en los desechos de
los enfermos, y. el suelo en que se arrojan estos
desechos es- Ja fuente que debemos temer más, co-
mo quiera que siempre existe el peligro de que se
contamine el agua de los pozos y la de las corrientes.
La idea de que el germen del cólera está en el aire
“es sostenible con tal de que se tenga en cuenta que
puede ser acarreado de algún lugar donde se hayan
acumulado desechos de coléricos. El cólera no se
presenta 4 grandes distancias del sitio infestado. El
veneno puede permanecer, indiscutiblemente, en los
lienzos, en la cama ó en, las ropas del enfermo, si
no se ha tenido el cuidado de limpiarlas y fumigar
las de una manera adecuada. Por supuesto, lo me=
jor es quemar todo ésto; pero cuando no sea po-
sible hacerlo, debe fumigárselas convenientemente
“bajo. la vigilancia de personas que entiendan del
asunto; las ropas decama y los lienzos pueden des=
infectarse fácilmente sumergiéndolos é hirviéndolos
en la solución siguiente:
Gramos...
Sulfato: de Zinc. 120.00
Sade cota a SN 60:00
Agua... OSA OS : e 4,500.00
Como el miedo es el peor azote cn esta enferme-
dad, el público debe tener presente que el cólera
no es es una 'enfermedad altamente contagiosa por
las condiciones atmosféricas, sino que viene princi-
palmente de cuanto ha estado en contacto con los
enfermos y no ha sido destruido d desinfectado con-
venientemente; por lo tanto, la mayor limpieza y el
cuidado en la dieta es todo lo que se necesita para
proteger al público. -
Como lo hace notar Frorexce Nremrivcare: «El
gran preventivo es poner á la tierra, al aíre, al agua
y álos edificios, en estado de salud, limpiándolos, hs
5 vándolos, y por medio de toda Do de obras sani-
tarias; sí entonces. viene-el cólera, debe apartarse 4
los habitantes de los lugares de donde la enferme-
dad ha estallado y proceder á la limpieza»,
«Refuérzense las medidas sanitarias, por ejemplo:
la limpieza, el lavado, las purificaciones; prohibase
la remoción de materias pútridas humanas en excu-
sados é inodoros, en cesspools, vigilense los es-
tablos y zahurdas así como las casas de alquiler y
las plazas».
«Póngase la casa en orden» por todos los medios
sanitarios 6 higiénicos que estén de acuerdo con las
condiciones del lugar y «todo irá bién».
A ésto ados a que en las épocas de
cólera las diarreas y las perturbaciones intestinales
de caracter suaye se hallan más en aumento que en
cualquiera otra época. Por consecuencia, es necesa=
rio dar á los alimentos una atención mucha mayor
de la que corresponde dá épocas en que no amena-
za una epidemia semejante.
Aconsejamos como medidas precautorias, 4 más
de las presentadas antes, las relativas al aseo per=
sonal por medio de baños diarios y eluso de la fra=
nela en cl vientre. Si se siente alguna perturbación
intestinal, ocúrrase á un médico. Si ésto no fuere
posible, tómese algún remedio, como el siguiente
que es familiar:
Gramos.
Dintrans oa E 15.00
de pAnICnta co o de OOO
Espiritu de alcanfor AS ISA0D
Clonoformo ae AT LO
Alcohol, mézelese le daa SU iente pas
E O ON a 2... 75.00
Dosts. —De 204 40 gotas en un vaso de agua, ca=
da dos 6 tres horas, según la necesidad.
Al mismo tiempo deben usarse los remedios y
medidas preventivas indicadas en la importante me>
moria del Dr. Kocn, el descubridor del microbio
del colera.
La memoria en la parte referente dice
sigue:
«El cólera se propaga por medio de la multitud
y se comunica casi sin excepción por el contacto
directo con seres humanos d con las ropas ú obje-
tos que lleyan.
«En las épocas de cólera es preciso llevar una
vida regular porque la experiencia ha demostrado
que los desarrrcglos intestinales promueven la ex-
plosión del mal. Deben evitarse, por lo mismo, los
excesos en la comida 6 en la bebida y los alimentos
pesados que producen diarrea. Enyíese por un doc=
tor tan pronto como la última aparezca. No deben
comerse alimentos que provengan de una casa in-
festada. Los artículos que procedan de un barrio
desconocido deberán hervirse, especialmente la le=
che. Deberá prohibirse cluso de aguas OS
por-el hombre, así como las que provengan de
zos bajos que estén situados en lugares Habitados:
y las de pantanos, estanques, Arroyos ó cualesquie=
ra corrientes que hayan recibido ó conduzcan aguas
contaminadas: Especialmente se consideran peligro-
sas las aguas que hayan sido infestadas por las de=
yecciones de los coléricos.
«Como consecuencia de todo lo anterior, puede
añadirse que las aguas que hayan servido para lavar
platos 6 ropas, no deben arrojarse ni en los pozos,
ni en las corrientes, ni en las cercanías de éstas,
Cuando no sea posible obtener agua pura, lo más
sencillo es hervirla. Guanto se ha dicho se refiere
no solamente al agua que se toma, sino que también
á la que seuse enla cocma, pues los gérmenes del
cólera se transmiten en el 1 ado delos lienzos o de
los platos, lo mismo que en la preparación de los
alimentos y en las abluciones. La cuestión prin-
cipal aquí, es que cl agua bebida no es el único
yehículo del germen colérico. Téngase también en
lo que
76
COSMOS
cuenta que esta agua pura ó hervida no constituye | estomacales ó intestinales de los enfermos de có-'
una salvaguardia absoluta.
«Cualquier caso de cólera puede transformarse
en un foco de infección. Deberá aislarse al enfermo
evilarse todo contacto innecesario. En épocas de
eólera deben evitarse las grandes reuniones, tales
como las ferias, las fiestas y los clubs. No debe
comerse ni tomar nada en las habitaciones donde
haya coléricos. :
«Las deyecciones de los coléricos deben verterse
en vasijas que contengañ ácido fénico. Las habita-
taciones de los atacados de cólera deben permane-
cer deshabitadas por espacio de seis-días.. Las per>
sonas que hayan estado en contacto con los enfer-
mos, deberán lavarse las manos con jabón, agua y|tras más reciente sea esta operación y estén más
una solución de ácido fénico.
«En caso de muerte, el cuerpo deberá ser aisla-
do inmediatamente y los funerales habrán de veri-
ficarse tan sencillamente como sea posible. El sé-
quito no deberá entrar á la casa mortuoria. Lo que
hayan usado los enfermos no debe sacarse sino ltas=
ta después de la desinfección No debe entregarse
las ropas á las lavanderas sino hasta después de|.
que se las haya desinfectado.
«Las precauciones que no hayamos citado, es por=
«que no se las conoce $ porque no se las recomien-
da».
Mencionaremos, para concluir, algunos de los fe-
nómenos más importantes que van asociados al ver-
dadero cólera.
En primer lugar, la mortalidad varía en cada epi-
demia; pero la proporción no es menor nunca del
50 por 100 delos que ataca. ¡Hacia el fin de una
epidemía disminuye, como si la epidemia se la lle-
vara:
La duración de la epidemia varía también, Así,
en ciertas localidades desaparece al cabo de tres
semanas, en tanto queen otras continúa durante al-
gunos meses y aún puede suceder que desaparezca
de una manera aparente, toda vez que vuelye al si-
guiente año. Respecto á los ataques individuales,
tiene un periodo de incubación que dura de dos «
ocho días y cuando se manifiesta subsiste por es-
pacio de dos y medio 4 nueve días. Siel ataque
es mortal, la enfermedad concluye en dos ó tres
días.
Los sintomas son muy claros durante una epide-
mia. Consisten en coplosas evacuaciones que se-
mejan agua de arroz, seguidas generalmente de ca-
lambres, debilidad, baja temperatura y aspecto de-
macrado. :
-- Es muy importante, por lo mismo, recordar todo
ésto, pues sí se.suprime á la diarrea cuando la en-
fermedad comienza y no hay dolores, puede decirse
que la enfermedad curard inyartablemente. No han
de tenerse en este periodo ni dilaciones, ni vacila=
ciones, ni descuidos, so pena de crear una situación
eminentemente peligrosa.
La mejor manera de contener esta diarrea inci-
piente es aplicar una inyección hipodérmica de diez
gotas de solución de morfina de MaAGENDIE, y si ésta
.no puede obtenerse de un médico, tómese una cu=
charada de té del:remedio recomendado en líneas
anteriores para la diarrea. Ex Topos LOS CASOS EN-
VÍESE DESDE LUEGO POR UN FACULTATIVO.
Añadiremos las recomendaciones del Departa-
“mento de Salubridad de la ciudad de New-York,
las cuales autorizamos de la manera más ampla:;
Impedir el cólera es más facil que
curarlo.—Procedimiento.
«El cólera ataca á las personas sanas por intró-
ducir éstas en su economía, ya por medio de la bó-
ea, como en el caso de alimentos ú bebidas, ya por
las manos, merced al uso de cuchillos, trinches,
latos, vasos; ya por los vestidos, pues los gérme=
mes del mal se hallan siempre en las deyecciones
lera. y
«La cocción destruye los gérmenes del cólera, por: *
lo tanto: :S
«No se coma nada crudo: Jos alimentos, cual=
quiera que sea su clase, deben cocinarse, especial-
mente la leche. : E
«No se coma ni se beba hasta el exceso. Usense
alimentos sencillos, sanos y digeribles, desde el mo=
mento en que la indigestión y la diarrea favorecen
los ataques de cólera. IIA
«No.se tome agua que no haya sido hervida.
«No se coman 9 beban substancias á no ser- que
se las haya cocinado 6 hervido recientemente, y mien-
calientes es mejor. EY
«No'se empleen utensilios para comer ó para be=
ber sino se les ha puesto recientemente en agua
hirviendo; lo más reciente es lo más preferible.
«No se.coma ni se manejen alimentos d. bebidas
con las manos sucias ni se le dé la mano á personas
que no las tengan lavadas. ;
«No se empleen las. manos absolutamente en na=
da cuando se hayan:ensuciado con las deyecciones
de los coléricos. Deberá lavárselas del todo inme=-
diatamente. E
«Deberá vigilarse en absoluto el aseo personal y
el aseo de las viviendas, dormitorios y lo que con=-
tengan éstos y aquéllas, así como la ventilación.
Deben evitarse los excusados, albañales, toneles y -
bodegas que estén sucios y cuando se tenga noticia
de ellos, particípesele al Departamento de Salubri=*
dad para que los desinfecte.
Medidas preventivas.—Tratamiento
«El mejor tratamiento dela enfermedad y las me=
didas que impidan la difusión exigen que desde las
primeras manifestaciones se reconozca prontamente
la afección y se la trate; por lo tanto:
«No debe “atenderse uno por sí mismo las per=
turbaciones intestinales, sino recojerse en el lecho
y enviar inmediatamente por-el médico más cercano.
Mándese por el médico de lafamilia, ocúrrase áun dis-
ensario 6 4 un hospital, ocúrrase al Departamento
de Salubridad, ocúrrase á la oficina de policia más-
cercana, en solicitud de un médico. :
«No se debe esperar sino proceder inmediata=
mente. Sise siente uno enfermo.enla calle, acúdaseá -
la botica, al dispensario, al hospital 6 4 la oficina
de policía más próxima y pídanse inmediatamente los -
cuidados de un facultativo: 5% 7
«No se permita que los vómitos 6 los desechos -
diarréicos se pongan en contacto con los alimentos,
con las bebidas 6 con los vestidos. Estos desechos
deben yerterse en vasijas apropiadas y mantenerlas
cubiertas hasta que se las desinfecte bajo una di2
rección competente. Echeseles agua hirviendo, pón=
gaseles uma solución concentrada de ácido fénico:
cuando menos una parte de ácido para veinte de so=
lución de jabón caliente ó de agua. a
«No se lleven, usen 6 manejen vestidos d utensi-
lios manchados por deyecciones coléricas. Para her-
vir agua en éstos ó. para hervir aquéllos, restrége-
seles con la solución de' ácido fénico mencionada
antes, y acúdase prontamente al Departamento de
Salubridad para que los transporte, z
«No debe tenerse miedo, pero sí deben guardarse
las precauciones debidas, evitar los excesos y todo
lo que sea exponerse innecesariamente». ;
G. $. WinstoN,
Erías. Y. MarsmH.
Doctores-en Medicina, y Médicos Directores de la
«Mutual Life Insurance Co».
GE. M. WaunE,. EE
2
REVISTA ILUSTRADA DE ARTES Y CIENCIAS
$:
DIRECTOR PROPIETARIO.
FERNAN DO FERRARI PEREZ
SECRETARIO DE LA REDACCIÓN
JOSÉ P. RIVERA
le
"SUSCRIPCIONES
EA O 000 POL UN mese
Por un semestre a Número suelto
: EL PAGO SERA ADELANTADO
SE: PUBLICA LOS DÍAS po Y 15 DE CADA MES:s-
REGIST RADO PROVISIONALMENTE EN La ADMINISTR ACIÓN DE CORREOS, COMO ARTÍCULO DE? CLASE
A A
Tomo 1—15 pe Ocrunzr De 1892—Núm. 20
El principal deber del hombre para consizo
mismo,.es instruirse; el principal deber del hor=
bre para con los demús, es instruirlos.
E. Lirrré.
SUMARIO
—Bénar: La Nomenclatura Química en el Congreso
Internacional de Ginebra. — BERTRAND,- TOUSSAINT y
GomserT: El Trabajo Manual en la Escuela y en el *
Hogar.—Ebwaro B. Tyror: El-4rte de contar. —F.
Ferran Pérez, Francisco Gomez FLores y CArLos
Carrizo: Dictamen de la Comisión nombrada para
la elección de textos en la Escuela Normal de Pro=
fesores.—Nuevo tratamiento del cancer.
Lámina 207: Monumento erigido 4 CristoBaL Co-
Lóy en el Pasco de la Reforma de México.
TACUBAYA, D. F.; MÉXICO
IMPRENTA Y FOTOCOLOGRAFÍA DEL «COSMOS »
Costado del Ex- Arzobispado núm. 1
1892
¡0JO!--SE SUPLICA NO DOBLEN — oe
%
—Dicese que será expuesto en el Cer-
tamen Internacional de Chicago, el pri-
mer mapa del mundo que se publicó
después del descubrimiento de Amé-
rica.
El Papa León XII ha consentido en
que se preste este notable documento
que se halla en la actualidad en el ar-
chivo de la Biblioteca del Vaticano.
Está reconocido como el mapa de Diz-
GE RimErE; fué comenzado el año de
—El Dr. Mornisox acaba de publicar
en las Transactions de la Sociedad As-
tronómica y Física de Toronto, una me-
moria acerca de las teorías que 'se han
emitido para explicar el sostenimiento
del calor del Sol. Son dos; una atribu-
ye el calor á la energía de las masas
meteóricas que caen sobre el Sol; se-
gún otra, el calor se debe á la contrac-=
ción lenta de la corteza solar.
Tomando la constante solar á 25 ca-
lorías por metro cuadrado en un mi-
nuto, el Dr. Morrison ha calculado que
1584 y quedó concluido en el de 1529.|la contracción lineal del rayo solar es
Con él vendrá otro de la misma época, | de 0,00151646 de milímetro por segun-
el en que el Papa Arnesaxbro VI tiró la|do ó sean 47”,8545 por año, 6 47*",854
famosa línea recta que marcaba las pro-|en mil años. Ahora bien, una longitud
. pledades de España y de Portugal en|de 723",95 del diámetro del Sol sub-
América. - ¡tiende sobre la Tierra un ángulo de
Lo llevó á la Biblioteca del Vaticano |1” y por consecuencia serían necesa=
el Cardenal Borcia y es el mismo que
rios 7,575 años para que el diámetro
rehusó Pio IX al gobierno americano |angular del Sol quedase reducido un
para que éste sacase una copia. Mide
segundo del arco, lo que es el grandor
tres pies por siete y se encuentra en más pequeño que puede medirse exac-
estado de perfecta conservación. Co-
tamente sobre el disco solar.
mienza con las Islas Molucas; se ve al
En lo que concierne á la primera teo-
rio Nilo salir de tres lagos; Rusia y Si-|ría, el cálculo demuestra que una can=-
beria están marcadas con este título:
| tidad de materia que pese 453 gramos
«Tierras desconocidas». Respecto de|y que caiga libremente del infinito so-
América, se ven indicados claramente:
bre el Sol, produciría por su energía
Yucatán, Brasil y Nueva-España, exten-| cinética, un calor de 82,430,000 calo-
diéndose este último territorio, al N.,
rías. Se deduce que el calor perdido
hasta la península del Labrador. por la iraadiación podría ser produci-
—(Cuantos se dedican á la mamipula-
¡do por el choque anual sobre el Sol de.
ción de las pilas eléctricas saben la di-| una masa meteórica un poco mayor que
ficultad que se experimenta para amal-|un ¡y op la masa terrestre, teniendo una
gamar de una manera homogenea los|velocidad de 615,604 kilómetros por
zincs, especialmente los de forma cir=| hora.
cular. —kl liquido empleado por M. PrcnoL
Pues bien, para hacer esta operación [en inyecciones sub-cutáneas contra la
con gran facilidad, se ha inventado un |tuberculosis, contiene por centímetro.
roducto; éste, al cual el inventor le| cúbico, 14 centigramos de eucaliptol, -
a dado el nombre de meradonatio,|5 centigramos de gayacol, y 1 centi--
consiste en una solución saturada de|gramo deiodoformo en solución de acei-
mercurio que se emplea de la manera
siguiente: en un litro de agua acidula-
da por la adición de 100 gramos de áci-
do sulfúrico, se vierte el contenido de
un frasco del producto, d-sean 15 gra=
mos. Esta cantidad basta para amal-
gamar de 10 á 20 zincs, según sus di-
"mensiones. Los zincs deben permane-
cer en el baño de 10 á 20 minutos y es
necesario tener el cuidado de limprar=
los antes de sumergirlos á fin de que
la amalgamación se haga de un modo
regular.
te de olivo esterilizado.
Las dosis varían de 5 á 12 centíme-
tros cúbicos de líquido por día, que se
inyectan en la eminencia retro-trocan=
tereana. :
—Cerca de Sleaford, Lincolnshire (In-
glaterra) al perforar un pozo artesiano
y Cuando ya se estaba á 156 piés de
profundidad se encontró una corriente
de agua con una presión tal que el lí-
quido se eleva á doce piés sobre el
suelo, saliendo por minuto más de una
tonelada de agua.
COSMOS
79
—Ocupándose recientemente el Sta-
tist de Londres de la cuestión mone-
taria de la India, emite la opinión de
ue la depreciación de la plata, no pue-
de afectar, como se alega, la prosperi-
dad de aquel país. «El dinero, dice,
es solamente un medio de cambio, y es
absurdo pretender que un medio de
cambio, una cosa que es util simple-
mente porque facilita los cambios, es
decir, las operaciones de compra y ven-
ta, pueda perjudicar real y seriamente
la pen de un país. La prospe-
ridad de un país depende de los inven-
tos que en él se hagan, de sus ciencias,
de su industria y de su actividad en los
negocios en primer lugar. Si se hacen
en él muchos inventos, si aumentan los
conocimientos científicos de su pobla-
ción, si adelantan sus industrias y cre-
ce su actividad, florecerá el país cual-
a que sea la base para el valor
e su moneda» Todo esto es cierto en
grado relativo, pero no debe echarse
en el olvido que una baja grande y re-
pentina del valor del medio de circula-
ción monetaria de un país causa una
pérdida real en sus elementos para la
compra. Supongamos que México ne-
cesita 200.000,000 de pesos en mone-
tario para facilitar sus cambios y que
el valor de cambio sufre una baja de
diez por ciento, ¿no se deduce que se ha
sufrido una pérdida absoluta dez A
200.000,000 de pesos de igual modo
que si esa suma se hubiera arrojado al
mar? Y esa pérdida debe compersarse
con un ahorro equivalente que tienen
ue hacer los habitantes. Estamos per-
ae de acuerdo con el Statíst en
lo siguiente que dice después: «Pero
el mejor medio de circulación que haya
existido janvás, no labraría la prospe-
ridad de un país si su población fuera
perezosa, derrochadora é indigna, ó si
su industria fuera defectuosa y su saber
oco desarrollado. Está en manos de
E misma población labrar ó destruir su
propio bienestar» Nocreemos nosotros
que la circulación monetaria de un país
labre por sí sola la prosperidad. El es-
pan de empresa y el trabajo forman
a riqueza; no hay otro medio de que
un país sea rico. Antes de que comen-
zara á bajar la plata podía este país
hacer sus ventas de pesos en el extran-
jero frecuentemente con premio, y sin
embargo, nada se arriesga al decir
que el total que constituía la riqueza
nacional era una tercera parte del que
es hoy. El mayor mal de la situación
actual es la contínua fluctuación en el
cambio sobre el exterior, de lo que re-
resulta un cambio incesante en los pre-
cios. Los comerciantes se ven obliga-
dos, para protejerse á sí mismos, á pro-
curarse un lucro que los ponga á cu-
bierto de pérdidas posibles en virtud
de la fluctuación del cambio, y ésto
es causa de que el público pierda. Si
la plata baja más aun, el país sufrirá
gran pérdida, pero recobrará con el
tiempo todo lo que pierda. En vez de-
dedicarse á la explotación de minas de
plata el capital se destinará entonces á
la agricultura, que es la verdadera ba-
se del bienestar y de la prosperidad
nacionales.
—Anuncia Mr. PuirsoN que encontró
en 1862, cantidades notables de sele-
nio en el azufre arsenífero de Puzzuoli,
cerca de Nápoles. No hace mucho tiem=
po este mismo químico examinó la lava
y las costras amarillas recogidas en el
crater del Vesubio y halló además de
las substancias que acompañan á los
productos volcánicos, cantidades con-
siderables de fluorina y cantidades mi-
nimas de molibdeno, lo cual le ha indu-
cido á creer que un nuevo metal, el
vesbio, se encuentra en las costras ama-
rillas y verdes de algunas lavas anti-
guas del Vesubio.
—M. A. Peror da los números que
ha encontrado por medio de procedi-
mientos distintos á los usados hata aho-
ra, para el valor de la constante dieléc-
trica del vidrio. Determinando k por la
medida de capacidad deun condensador,
se obtiene un número que decrece con
la duración de la carga y que tiende ha-
cia un límite que parece ser igual al
número dado por la medida de MS des-
viación de las superficies equipoten-=
ciales: este valor es la verdadera cons=
tante dieléctrica.
-—M. H. MorssaN acaba de preparar
un nuevo i¡oduro de carbono, el proto-
ioduro de carbono, C*1*, descompo-
niendo el tetraioduro por una debil
elevación de temperatura ó reduciendo
este mismo compuesto, en solución sul-
focarbónica, por medio del polvo de
plata.
SO
—M.E. Vanenta ha estudiado la cues-
tión de sise puede, sin inconvenientes,
reducir el tiempo de exposición normal
de 3/4 ó 4/5, poco más ó menos, y si
las revelaciones de las imágenes expues-
tas dan los los tonos fotográficos comu-
nes al papel albuminado y al papel co-
lodionado. Este experimentador limitó
desde luego sus ensayos al empleo de
un solo revelador, al ácido pirogálico;
pero los baños gálicos están sujetos á
descomponerse rápidamente.
Así pues, buscó otro revelador para
los papeles Kurt, OBERNETTER, BUHLER,
MicxoN y Lumiere. Ensayó á su vez los
reveladores alcalinos y los ácidos: los
a dieron resultados mediocres, |=
os segundos, resultados más satisfac-
torios. El baño indicado por M: VaLeN-
Ta, está compuesto como sigue:
A 1,000 centimetros cúbicos
Sulfito de sosa... 100 eramos
Piro os 10.
Ácido citrico o. 0
—Cuando se electroliza una substan-
cia de fórmula complexa MpRq, desig-
nando M un radical electro-positivo y
R un radical electro-negativo, Brcque-
reL ha demostrado que se desaloja un
equivalente R del radical y ¿ equivalen=
te del radical M, mientras que en el mis-
mo circuito se desaloja un equivalente
de hidrógeno de un voltámetro de agua.
Esto no obstante, á juicio de Wrebk-
MANN y de otros físicos, esta ley. presen-
ta algunas excepciones, porque en de-
terminadas sales se desaloja 3 equiva-
lente del radical R y un equivalente del
otro radical, siempre en las mismas
condiciones.
M. ChassY propone la nueva ley si-
guiente: $
«Cuando se electroliza una substan-
cia cualquiera se desprende siempre un
equivalente de hidrógeno de la cantidad
correspondiente del radical electro=po-
SItIVO. >»
—La Sociedad Francesa de Ferro-
Nickel ha llegado á obtener hierro y
acero niquelados que contienen una
gran cantidad de niquel y que poseen
las propiedades de este metal (resisten
¿tiaal orín, color brillante. ete). Hacien=
do descender la cantidad de niquel á
menos de 25*/, se obtiene no una liga
costosa sino metales que son compara-
bles al hierro y al acero. El procedi-
COSMOS
miento consiste en el empleo simultá=
neo del manganeso y del aluminio con
ó sin adición de carbono, bajo la forma
de carbón de madera ó de ferrocianu-=
ros metálicos. El niquel se: introduce
bajo la forma de metal puro ó bien ba=
jo la de metal transformado en malea-
ble. a EG E
—M. Hisricns ha demostrado que el.
radical monovalente del cianógeno no.
tiene una composición del mismo orden
que el radical simple y monovalente del
cloro; en otros términos, los elementos.
químicos, si sonsubstancias complexas,
no tienen el mismo orden de composi=
ción que los radicales comunes.
PREGUNTAS Y DUDAS
Nos proponemos responder á- las preguntas que
sobre algún punto científico, mos hagan nuestros
suscriptores. , A >
Sialguna pregunta no es contestada en tiempo. razo-
nable, es preciso repetirla. Los suscriptores no de-
ben olvidar que algunas contestaciones exigen liem-
po y estudio, 4 pesar de lo cual nos esforzaremos
por contestarlas todas, ya sea en el forro de nues=
tro periódico ó sen carta particular.
Aquellas que no nos sea posible resolver; por no
tener los datos suficientes, las publicaremos para
ver si alguno de nuestros suscriptores puede con
testarlas. Los nombres de los signatarios se publi-
carán sólo con letras iniciales. No contestaremos
ninguna pregunta anónima. E
EL ESFUERZO
Los que suscriben, constructores; tienen el ho- >
nor de ofrecerá Ud. sus talleres de FUNDICION,
TORNERIA, HERRERÍA, ETC; donde ejecutarán
trabajos de reparación de toda clase de máquinas;
construcción y compostura de aparatos cientificos de-
todo género; fabricación de modelos; etc. :
JUAN B. CHÁVEZ, antiguo director de
varias fábricas de casimires; carrocerías; molinos;
haciendas de beneficio para metales; de los talléres
del Hospicio de niños de Guadalupe de Zacatecas -
AGUSTÍN M. CHÁVEZ, Ingeniero elec-
tricista, miembro de la Comision mexicana en la Ex=
posición Internacional de París en 1889; y encarga=
do de la Sección de maquinaria en la Internacional
de Chicago en 1893.—Dirigirse ú
CHÁVEZ HS
91 CALLE DE LA VIOLETA NUM. 14.
MEXICO=>..
La casa se encarga también de la formación de
presupuestos para instalaciones diversas; así como z
de hacer pedidos al extranjero de malerial para azu-
carerías (Fives-Lille Francia), Ferrocarril portá-
til Decauville; máquinas; útiles; ete. q :
REVISTA ILUSTRADA DE ARTES Y CIENCIAS
$00 G—
DIRECTOR PROPIETARIO
FERNANDO FERRARI PEREZ
SECRETARIO DE LA REDACCIÓN
JOSÉ P. RIVERA
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SUSCRIPCIONES:
Por un año... como... ....p 900 | Por un trimestre
Por un semestre 5500= | Núnterno Suelto aria > at a de
EL PAGO SERA ADELANTADO
SE PUBLICA LOS DÍAS 1 Y 15 DE CADA MES:s>
REGISTRADO PROVISIONALMENTE EN pa ADMINISTRACIÓN DE CORREOS, COMO ARTÍCULO DE 2* CLASE
$ : x
Tomo I—1% pe Noviembre be 1892—Núm. 21
El principal deber del”hombre para consigo
mismo, es instruirse; el principal deber del hom-
bre para con los demás, es instruirlos.
E. LrrtrÉ.
Bénar: La Nomenclatura Química en el Congreso
Internacional de Giínebra.—BERTRAND, ToussAInT y |
SUMARIO
GomberT: El Trabajo Manual en la Escuela y en el
Hogar.—Estadística de la. marcha de un reloj.—
Ebwarzo B. TyLor: El Arte de contar.—Romyn Hircn-
cock: Laboratorio para investigaciones fotog!' apa
—Mnemotecnia de la ley de Omm.
Lámiva 212: Estatua de CrisróñaL CoLón erigida
en la Plazuela de Buenavista de México.
|
PEO
TACUBAYA, D. F., MÉXICO
IMPRENTA Y FOTOCOLOGRAFÍA DEL «COSMOS»
Costado del Ex- Arzobispado núm. 1
0JO!-=SE SUPLICA NO DOBLEN ESTE PERIODICO--10J0!
82
COSMOS A
NOTICIAS DIVERSAS
—Las cuestiones que pone á con-
curso para 1893 la Sociedad Industrial
de Mulhouse, son las siguientes:
Teoría de la fabricación de los rojos
de alízarina.—Medalla de plata para la
memoria mejor acerca de le teoría de
la fabricación de estas substancias por
el procedimiento rápido basado en el
empleo de los cuerpos grasosos modi-
ficados y vueltos solubles.
Sucedaneo de la albúmina de huevo.
_—Se exige una substancia que pueda
substituir en la industria de teñido de
telas, la albúmina seca de huevo y que,
además, presente una economía nota-
ble sobre el precio de la albúmina. Es
preciso que la substancia que reemplace
á la albúmina, produzca colores tan só-
lidos, por lo menos, como los que se
obtienen con la albúmina en las mejo-
res circunstancias. Los colores fijados
con este nuevo cuerpo, deberán sopor-
tar los diferentes lavados con jabones,
etc. y resistir á los frotamientos como
los mismos colores fijados por la albú=
mina, sin darlestampoco mayor rigidez.
A la persona que realice este deseubri-
miento se le cera una medalla
-de honor y 1,000 francos. E
-—Albúmina de sangre decolorada.—
Se exige una albúmina de sangre deco-
lorada y que no se colore por la eva=
poración. La albúmina de la sangre es,
hasta ahora, el único substituto de la
albúmina de huevo, pero su coloración
limita el empleo. Una albúmina de san=
gre suficientemente decolorada podría,
pues, reemplazar á la clara de huevo
desecada en todas sus aplicaciones 1m-
dustriales, pero es necesario que esta
¡albúmina pueda venderse á un precio
inferior al de la albúmina de huevo y
que no pierda la propiedad de disolver=
se completamente en el agua fria y de
coagularse por el calor y que en diso-
lución presente la misma viscosidad que
la albúmina de huevo. Al inventor que
domine todas estas dificultades sele da=
rán una medalla de honor y 5,000 fran-
COSs.-
blanqueo de la lana y de la seda.—
Se ofrece una medalla de honor á- quien
presente una mejora importante en el
blanqueo de la lana y de la seda. Las
distintas operaciones que se hace expe-
rimentar á las lanas y á las sedas ape=
nas bastan para desengrasarlas y para
reducir su materia colorante, sin des-
truirla sin embargo. El procedimiento
exigido deberá aplicarse con éxito á
todas las clases de lanas y de sedas
sin que tenga que hacerse un azuleo -
complementario, con el cual se imita un
blanco falso. Deberá soportar la eva=
poración por espacio de una hora, no
ser nocivo á los colores de impresión y
no debilitar el tejido. : A
Acción del cloro sobre la lana.—Se -
concederá una medalla de plata al me=
jor trabajo acerca de las modificaciones
químicas que sufre la lana bajo la in-
fluencia de los hipocloritos y en gene=-
ral, del cloro y de sus compuestos Oxi-
genados. E
Empleo de las resinas en el blanqueo
de los tejidos de algodón.—Deberá im-
dicar la memoria, el papel que juega la -
resina en la lexiviación de los tejidos,
las proporciones en que debe emplear-
se, el mejor modo de preparación del...
jabón de resina y las cualidades de la.
resina que conviene mejor. Se discer="
nirá una medalla de plata. ES
- Tinta indeleble para los tejidos.—Se
propone una medalla de plata para la
tinta que sirva para marcar los tejidos:
de algodón que se habrán de teñir des-
pués en fondos unidos rojo pulga y otros
colores obscuros. Esta tinta debe per=
manecer aparente después de que haya
sufrido code las Operaciones que exi=.
gen estos teñidos. : A
Los tejidos introducidos en Alsacia $
á título de reexportación, son matca=
dos en la aduana con: una tinta com=-
puesta de alquitrán, negro de humo y.
plombagina. La estampilla no puede
hacerse visible después del tenido con
los colores antes mencionados sino de-
colorando la parte del tejido en que se
colocó la estampilla. Con frecuencia, no
quedan huellas de la estampilla, de lo
cual resultan para el fabricante graves.
inconvenientes. Se trata, pues, de im=-
ventar una tinta que no sólo resista á
las operaciones de blanqueo sino que
permanezca bajo los colores indicados.
Verde sólido. —Se propone una me-
dalla de honor para un verde sólido á
la luz y al jabón, que no se fije por la
albúmina y que sea más vivo que la ce- -
rulina.
COSMOS -
-83
> Indigotinaartificial.—Medalla de ho-
nor para quien introduzca la indigotina
- artificial en el comercio á un precio tal
que permita el concurso de ésta con los
índigos naturales en todas las aplica-
ciones.
Aplicación de la electricidad en la
impresion.—Medalla de plata para una
aplicación cualquiera de E electricidad
en la industria de la impresión.
Obra elemental sobre las criptóga-
mas. —Se concederá una medalla de pla-
ta á la obra elemental sobre las criptó=
gamas que esté basada en el empleo de
las claves dicotómicas, á fin de vulgari-
zar los estudios criptogámicos en los
principiantes, haciéndolos abordables.
Cree la Sociedad que si estos estudios
se hallan tan poco difundidos se debe
más bien á la falta de obras elementa-
les que á la dificultad de la materia. *
Estudio acerca de los enemigos de los
cultivos. —Medalla de honor ó de plata
para los enemigos de nuestros cultivos,
insectos Ó criptógamas, y métodos pa-
ar combatirlos,
—El General Herman Haupr, ingente-
ro civil, publica en el Engineering Ma-
gazine de Agosto, un artículo sobre el
método de tracción para las tranvías
por medio del aire comprimido, del cual
extractamos lo siguiente:
«En vista de las objeciones al sistema
eléctrico de alambre aereo para la pro-
pulsión de carros urbanos en la super-
ficie de las calles, la molestia de exca=
var éstas y costo de la instalación
mantenimiento de líneas de cable, el
gasto de la tracción de sangre, por el
daño á la salubridad debidoá los exten-=
sos establos en ciudades populosas, pa-
rece inexplicable que se hayan desaten-
dido los motores neumáticos, después
de que ha sido probada por completo su
superioridad. No sólo se encuentran es-
tos motores exentos de lo que puede
censurarse en otros sistemas, sino que
suministran un modo de propulsión más
seguro y económico que otro cualquie-
ra, con igual velocidad de tránsito. Se
hacen estos asertos deliberadamente y
están basados en las pruebas que se han
verificado.
«En 1878 y 1879 se construyeron
cinco motores neumáticos según los
planos y bajo la inspección de James
-—HaárprE, ingeniero mecánico, y se les
usó varios meses con perfecto éxito en
el Ferrocarril dela Segunda Avenida,
Nueva York. En1879 se pidió al que ésto
escribe, en interés de capitalistas, que
investigara é informara sobre la prac-
ticabilidad y conveniencia de usar fuer-
za neumática para las tranvías. Los re=
sultados comparativos quedaron inmen-
samente á favor de los motores de esta
| clase; pero fracasaron todas las tenta-
tivas hechas en aquella época para ase-
gurar su introducción general,
«El argumento de los oficiales de las
compañías de tranvías de sangre, tanto
de Nueva York comode Filadelfia, fué
que cualquier carro que corriera por
las calles, sin caballos en frente, asus-
taría á los animales, los cuales se des=
bocarían ocasionando accidentes cuyos
daños expondrían á las compañías á li-
tIGIOS.. ;
«Las condiciones ahora existentes
parecen favorables á la introducción de
un motor que, exento de las objeciones
4 los demás sistemas, sin defecto nue-
vo propio, puede ser considerado como.
perfecto. No se abrigan ahora temores
de un vehículo que corra sin caballos
enfrente, cause una estampida caballar
en las calles por que atraviese, y en 1879
esta fué la única razón que se opuso
contra la introducción del motor neu=
mático. .
«En un camino nivelado y recto, con
160 piés cúbicos de aire en los depósi-
tos bajo presión inicial de 350 libras,
el motor correría siete millas. con un
sobrante de un tercio al volver. Se ha
demostrado prácticamente que se pue=
den correr diez millas con una sóla car-
ga. La presión retroactiva resultante de
trabajar contra. un vacío se compensa
por válvulas absorbentes en los lugares
de descarga. q
«Al descender pendientes, los cilin=
dros motores obran no sólo como fre=-
nos, sino como bombas neumáticas con
potencia para volver á los depósitos,
contra una presión de 200 libras, aire
suficiente para hacer subir el indicador
de presión siete libras en un carrera de
2,100 piés, y depositar de nuevo alre
bastante para correr el motor por la mi-
tad de esa distancia á nivel. Las pen=
dientes hacia abajo no sólo no gastan
potencia, sino que devuelven parte de
la que se gastó en el ascenso.
84
COSMOS
«El aparato de garrotes es excep-
cionalmente completo y satisfactorio.
La potencia de un motor de ocho tone-
ladas es bastante para impeler tres ca=
rros en un camino recto y nivelado. El
sistema sería particularmente adaptable
á localidades en los suburbios y daría
mayores facilidades para tránsito rápido
que las ahora suministradas (en Nueva
York) por líneas elevadas, porque á la
vez que la velocidad sería igual á 20
millas Ó más por hora, las paradas no
necesitarían limitarse á las estaciones,
sino que podrían hacerse en cualquier
punto.
«El aire comprimido puede transmi-
tirse á cualquier distancia sin pérdida,
excepto por la fricción en los tubos: si
éstos son grandes y la velocidad peque-
ña, la pérdida será muy poco conside-
rable. Podrían porlo tanto establecerse
varias líneas desde una gran instalación
central, y en muchas localidades po-
drían utilizarse fuerzas hidráulicas na-
turales para comprimir aire, transmi-
tiendo éste por cañería para cargar mo-
tores, generar corrientes eléctricas ó
mover máquinas por aplicación directa
á los cilindros:
- «Para cargar motores en una estación
central todo lo que se necesitaría sería
un boguerel entre las vías y un trozo
corto de manguera de presión para co-
municar con los depósitos situados en
el edificio. No sería menester correr los
carros hasta un cobertizo para renovar
su provisión de aire. ;
- «El costo de operación es menor en
una mitad; de hecho, el cálculo mues-
tra menos de un tercio que el costo de
la tracción de sangre. Los motores fun-
cionan sin ruido, cenizas ó humo; están
perfectamente bajo dominio, y suminis-
trarían la mejor fuerza posible para
operar sobre ferrocarriles elevados. No
se necesitan maquinistas prácticos: en
un sólo viaje puede enseñarse á un co-
chero común el trabajo.
«No pueden quemarse tubos ó reven=
tar calderas por negligencia, ycomo los
depósitos de aire duran indefinidamen-
te, son imposibles las explosiones en
tránsito que hace peligroso el vapor.
Aun cuando ocurrierauna explosión por
alguna rotura, sería al cargar el depó-
sito en el momento de la presión máxi-
ma y no en tránsito, y simplemente es-
caparía el aire con un silbido: la expan=
sión produciría frío, mo calor.
«Jl carro opera como su propio re-
gulador y no puede usarse más aire que
el necesario para vencer la resistencia:
no puede haber desperdicio. No hay
caballos en frente que obstruyan la vis=
ta de la vía. En un nivel, el motor pue-
de ser detenido en su propio largo á
una velocidad de 12 millas por hora, y
mientras pueda moverse el motor no
se desarreglará el aparato del garrote. »
--El Dr. ARTMANN ha publicado recien-
temente sus observaciones acerca del
agrandamiento, por la atmósfera terres-
tre, del diámetro de la sección de som-
bra durante un eclipse lunar. Desde la
época de Torías Mayer se ha conside-
rado el coeficiente */g) como represen
tante de este aumento, aun cuando no
se tenga ninguna idea de las razones
que hicieron adoptar este valor. Mr.
Hartmann ha reducido todas las obser=
vaciones de eclipses de Luna hechas por
los astrónomos durante este siglo y ha
deducido el aumento del diámetro de
la sombra. Resulta del examen de 2920
observaciones de-la sombra con forma=
ciones lunares netamente definidas, que
el agrandamiento del semi-diámetro de
esta sombra es de 48” 62 para la para-
lelaje lunar media, lo que corresponde
á un coeficiente de aumento igual á...
110,79. Este resultado podrá variar qui-
zá de dos á tres segundos en el curso
de nuevas observaciones, pero no más.
Por consecuencia, sería conveniente,
emplear el valor de */,) en lugar del de
Meven (/4). o
PREGUNTAS Y DUDAS
)
Nos proponemos responder á las. preguntas que
sobre algún punto científico, nos hagan nuestros
suscriptores. E 3
“¿Slalguna pregunta no es contestada en tiempo razo=
nable, es preciso repetirla. Los suscriptores no de-
ben olvidar que algunas contestaciones exigen tiem-
po y estudio, 4 pesar de lo cual nos esforzaremos
por contestarlas todas, ya sea en el forro de nues-
tro: periódico 6 en carta particular.
Aquellas que no nos sea posible resolver, por no
tener los: datos suficientes, las publicaremos para
ver si alguno. de nuestros suscriptores puede con-
testarlas. Los nombres de los signatarios se publi-
carán sólo con letras iniciales. No. contestaremos
ninguna pregunta anónima.
[REVISTA ILUSTRADA DE ARTES Y CIENCIAS
A
DIRECTOR PROPIETARIO -
- FERNANDO FERRARI PEREZ
SECRETARIO DE LA REDACCIÓN
JOSÉ P. RIVERA
-J-
SUSCRIPCIONES:
Por 5 A a E al A o A
Por un semestre... ... co... 9.00 |. Número suelto.......o.o.o..... 0.50
EL PAGO SERA ADELANTADO
ASE PUBLICA LOS DÍAS 1? Y 15 DE CADA MESss=
REGISTRADO PROVISIONALMENTE EN LA ADMINISTRACIÓN DE CORREOS, COMO ARTÍCULO DE 2" CLASE
"Tomo. 1—15 pe Noviembre be 1892—Núm. 22
El principal deber del hombre para consigo
iaisino, es instruirse; el principal deber del hom-
bre para con los demás, es instruirlos,
E. Lirmé.
SUMARIO
A
Rara Martes: Velociclo « Marin». — Tomás H.
Huxuex: La Educación Técnica. — BERTRAND, Tou=
SSAINT y GOMBERT: El Trabajo Manual en la Escue-
la y: en el Hogar. —La Hora Universal.—L. Marner:
Los fenómenos eléctricos y las películas fotografi-
cas.—Nueva interpretación de los experimentos de
Paur Berr,—EbwAro B. TyLox: El Arte de contar.
Lámina 222: Antigúedades mexicanas: EL Tasín.—
(Vista posterior).
AAA AAA
l
'TTACUBAYA, D. F., MÉXICO
IMPRENTA Y FOTOCOLOGRAFÍA DEL «COSMOS»
Costado del Ex- Arzobispado núm. 1
1892
0JO!--SE SUPLICA NO DOBLEN ESTE PERIODICO--i0JO!
MO Ss a o o Ou PA A ld A E
NOTICIAS DIVERSAS
furo de mercurio cristalizado, .Ho*Ple.
haciendo reaccionar las combinaciones
halogenadas del fósforo (ioduro) sobre
el mercurio, ó haciendo pasar ¡oduro de
fósforo sobre mercurio calentado á 250";
pero en el segundo caso, el fosfuro y el
¡oduro se subliman y su separación es
penosa y dilatada. A
MM. Pauz SaBarier y J. B. SeNDE-
nexs, han dado á conocer una nue va cla-
se de conmbinaciones, los metales ni-
trados, que se obtienen por la acción
en frio del peróxido de ázoe, desemba-
razado de las huellas de ácido nítrico
que pueda contener, sobre determina-
des metales: el cobre ó el cobalto, por
ejemplo.
—M. AnoLrmE Carnor, ha dado á co-
nocer los resultados que ha obtenido
respecto dela composición de los esque-
letos fósiles y de la variación de su te-
nor en fluor, según los diferentes pisos
geológicos.
En primer lugar, la proporción de
fluor es, en muchos esqueletos fósiles,
10 4 15 veces tan grande como en los
huesos modernos.
En segundo lugar, en los terrenos
primarios y os las proporcio-
nes relativas de fluor y de ácido fosfó-
rico, son, por término medio, casi los
mismos que en la apatita cristalizada.
En los terrenos terciarios y cuaterna-
rios, hay decreción progresiva y muy
marcada en la proporción de fluor; pe-
ro ésta es mucho mayor aún en los es-
queletos cuatenarios que en los de la
edad moderna.
—MM. P. Broca y J. Oxaxorr después
de estudiar las relaciones numéricas en-
tre las fibras nerviosas de origen cere-
bral, destinadas á los miembros, han
llegado al resultado siguiente: las fibras |
nerviosas de origen cerebral destinadas |
á los movimientos, son más mumerosas
para los miembros superiores que para
los inferiores, en la proporción de 1)
ab |
En efecto, se sabe que los miembros
torácicos se utilizan, sobre todo, para
los movimientos inteligentes y cons-
cientes, en tanto que los miembros ab-
dominales se emplean más en los actos
altomáticos é inconscientes.
Hablando de la producción del le peo
minio, dice el Jourral of the Society of
M. Graxcueracaba de obtener el fos- Arts que en Inglaterra y los Estados
¡Unidos es de 1,200 kilogramos diarios,
de los cuales, 280 á 300, representan las
ligas de aluminio. En la actualidad, el
precio de este cuerpo es cuatro veces
mayor que el del cobre puro, en igual
dad de peso. En virtud de la perfección
en los procedimientos de redteción de
sales de aluminio, se puede esperar que
dentro de poco tiempo, relativamente,
se producirán algunos millares de tone-
das anuales y que, entonces, es pro
bable que el precio del aluminio no sea.
muy o al del cobre. Sábese que
la conductibilidad del aluminio, es,
en y EE de peso, 200 veces mayor
que la del cobre, y es probable que el
primero de estos metales, reemplace al
segundo en todas las aplicaciones de la
electricidad. pe
- —La inauguración oficial hecha por
la Compañía de Teléfonos de larga de
tancia de una línea directa entre Nueva
York y Chicago, de 950 millas de largo,
fué dignamente celebrada en las ofici-
nas de la Compañía en ambas poblacios.
nes el 18 de Octubre. En el extremo de
la línea en Nueva York, un cornetinista
tocó la «Star Spangled Banner», que
escucharon Jos quese hallaban reorda
en la oficina de Chicago. Luego, aquí
otro cornetinista tocó la misma sonata
para el auditorio de Nueva York. Siguió
una conversación entre el Alcalde Gran, -
de Nueva York, y el Alcalde Wasnaur=
Ne, de Chicago, y después el Profesor
ALEXANDER -Gramam Bei habló desde
Nueva York con Mr. Ww. Hrarrorp, de
Chicago. Mr. Hearromb es la persona
con quien el Profesor Ber conversó
por la línea telefónica exhibida en la
Exposición del Centenario en 1876, y
es curioso que no le había hablado ni
visto desde entonces.
Esta línea es casi doble de largo que
la más larga en el extranjero, la de Pa="
rís á Marsella, de 500 millas, y excede.
con mucho á cuanto se haya intentado -
en este país. Consiste el circuito de un
sólo alambre de cobre del número 8, y
corre vía Easton, Pennsylvania, hasta
Harrisburg, y de allí por Altoona, Pitts-
burg, Youngstown, Maumee y South.
Bend. E :
-—Según M. A. Cuaxpentien, hay dos -
COSMOS
87
fases en la persistencia de las impresio-
nes luminosas en la retina.
En la: primera, la excitación queda
igual en sí misma; en la segunda, de-
crece gradualmente.
La duración de la primera fase está
en razón inversa de la raíz cuadrada de
la intensidad de la luz y del tiempo du-
rante el cual ha obrado. :
- La duración de la segunda es tanto
más larga cuanto más viva y prolonga-
da haya sido la excitación. :
«La Sociedad Industrial de Mulhou-
se pone á concurso para 1893, las cues-
tiones siguientes:
Carmín de cochintlla.—Se otorgará
una medalla de honor á un trabajo teó-
rico y práctico sobre el carmín de co-
- E varias fábricas de casimires; carrocerias; molinos;
“sobre algún punto científico, nos hagan nuestros | haciendas de beneficio para ashes delos talleres
subseriplóores: : E : “del Hospicio de niños de Guadalupe de Zacatecas ELA
Sialguna pregunta no es contestada en tiempo razo- AGUSTÍN M. CHÁVEZ, Ingeniero elec- E E
ci EN a : trícista, miembro, de la Comisión mexicana: LEX e
hable, es preciso repetirla. Los subscriptores no de- ¡iertby mexicana en la A
E z ON: A ; posición Internacional de París en 1889; y encarga- ES
ben olvidar que algunas contestaciones exigen liem-| do de la Sección de maquinaria en la Iniernacional A
po. y estudio, '4 pesar de lo cual nos esforzaremos | de Chicago en 1893.—Dirigirse á >
por contestarlas todas, ya sea en el forro de nues-
: E INO. e
tro periódico ó en. carta particular. : : CHÁ E Z H E E AN
Aquellas que no nos sea posible resolver, por no! 9* CA LLE DE LA VIOLETA NUM. 14 , i
tener-los: datos suficientes, las publicaremos para] MEXICO EA z
ver si alguno de nuestros subscriptores puede con-
Nos proponemos responderá las preguntas que
La casa se encarga también de la fornración de* z
testarlas. Los nombres de los signatarios se publi- | presupuestos para instalaciones diversas; así como -
de hacer pedidos al extranjero de material para /azu=
| carerías (Fives=Lille Francia); Ferrocarril portá=
' il Decauville; máquinas; útiles; ete. r
3 - -
carán sólo. con letras iniciales. No contestaremos
ninguna pregunta anónima.
ERA A Di | E
COLEGIO PARA NIÑOS CATÓLICOS.
MÉXICO.— PRIMERA CALLE DE MESONES NÚM. 9.— MÉXICO
REN ZA
Fundado este plantel»en los primeros días del presente año, bajo la dirección del
Profesor que suscribe, y pudiendo tener ya vida propia por habérselo dispensado así la
Divina Providencia, nos es grato anunciar que con sujeción á la Ley correspondiente y
mediante la cantidad de seis pesos mensuales adelantados por cada niño, seguirá dándo=
se la INSTRUCCIÓN OBLIGATORIA bajo el siguiente
E PROGRAMA E E A
E Religión Católica, Apostólica, Romana: | Nociones de Geografía é Historia Nacional, =
= Lenguaje Nacional, incluyendo la enseñanza de lee- : Dibujo: contornos fáciles de objetos usuales y sen- l=
tura y escritura. ' cillos = Es
Aritmética. ¡Canto Coral al unísono.-- = d
Nociones de Ciencias Físicas y Naturales, en forma , Gimnástica de Salón conforme al Sistema SANCHEZ. =
de lecciones de cosas. | Ejercicios Militares y = E
Nociones prácticas de Geometría. Moral práctica é Instrucción Cívica. =
Este programa se desarrollará en el (iempo que fuere necesario Si con O al
Reglamento interior del Colegio.
Igualmente, se darán clases de Instrucción Superior y Ped ésta con arreglo
á las prescripciones legales que rijan sobre la materia, para lo: cual el Colegio cuenta con
todos los útiles necesarios, conforme ¿las condiciones siguientes:
PMC AO ia o a SS $ 900 | Cosa guii y Geografía Universal.......... $ <400- z
Segundo año: > 9200: y 4 00
Tercer año... o... 12-00 4.00
' Piano... 6.0041 ele 03% 4-00 E
Dibujo del natural: A z 400: Natación. 4 00
DAA EA NAL
Y ostándonos vedado hacer cualquier a especie de recomendación, porque sólo. a los
alumnos y ásus familias toca decir cómo-son Jos planteles y sus profesores, tenemos el ho=
nor de ofrecer este Colegio confiamos tan sólo cen 13 benevolencia de las: pon que se
¡ sirvanaceptarlo.
México, Octubre de 1892. Ea E SS 2
Anselmo de J, PES
IDEAR ESA
MAA AAA AA o
REVISTA ILUSTRADA DE ARTES Y CIENCIAS
DIRECTOR PROPIETARIO
FERNANDO FERRARI PEREZ
SECRETARIO DE LA REDACCIÓN
JOSÉ P. RIVERA
052 95 —
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Por Un año. ENTRO $9.00 | Por un trimestre... $ 275
Por un semestre... 500 | Número suelto... 050
EL PAGO SERA ADELANTADO
=5:SE PUBLICA LOS DÍAS 1? Y 15 DE CADA MES:s-
REGISTRADO PROVISIONALMENTE EN LA ADMINISTRACIÓN DE CORREOS, COMO ARTÍCULO DE 2* CLASE
Tomo I—1% pe Drcreubre or 1892—Núm. 23
El principal debez del hombre para consigo
mismo, es instruirse; el principal deber del hom-
bre para con los demás, es instruírlos,
E. LrrrrÉ.
OS
SUMARIO
Epuarbo Lickaca: Discurso pronunciado en la so=
lemne sesión inaugural de ln Asociación Americana |
de Salubridad Pública. —Peso Atómico del Nickel.
—BERTRAND, Toussaryr y Gomberr: El Trabajo Ma-
nual.en la Escuela y en el Hogar.—Tomás H. Hux-
LEY: La Educación Técnica. —Ebwaro B. Trrox: El
Arte de contar.
Lámma 232: Antigiedades mexicanas: En Tasin.—
(Vista anterior).
e)
TACUBAYA, D. F., MÉXICO
IMPRENTA Y FOTOCOLOGRAFÍA DEL «COSMOS»
Costado del Ex-Arzobispado núm. 1
1892
¡0JO!--SE SUPLICA NO DOBLEN ESTE PERIODICO--¡0J0!
M7
NOTICIAS S DIVERSAS.
—El Sr. Euistsnao Ud ÁNCONA,
Arzobispo. de Yucatán, autoridad bien
«conocida en materia de lenguas, sostu=
vo en la «Sociedad de A uencanistaso:
de París, en Octubre de 1890, que cuan-
-do al arribó á las Dita de Yuca-
tán, ósea á la parte conocida actual-
Eenro por el nombre Mosgutto, todo el
país se hallaba en poder de los aztecas,
quienes lo llamaban Am-eli-Ka, lo que
en su lengua quiere decir país ME vien=
tos oleo
Mas tarde, los españoles tradujeron
aquel nó LbEe América, el cual adoptó
el geógrafo italiano o VeEsPUcIo,.
con preferencia al suyo de pila, y e
conocido como Americo Vespucio; del
mismo modo que el distinguido geógra-
fo inglés Gornon escogió la palabra Chz-
e para preceder su apellido, y llegó
á ser conocido generalmente como Ca
NESE (GORDON. :
—M. Destawores acaba de dar á co-
nocer los nuevos resultados que ha ob-
tenido acerca del hidrógeno por medio
del estudio espectral del Sol.
M. Baruer había indicado ya una fun-
ción simple de los números enteros su-
cesivos, la cual representa exactamente
la serie de catorce radiaciones del hi-
drógeno asimilables á una serie de ar=
mónicas sonoras. Esta función que se
aplica también á la mayor parte ne los
metales, es la siguiente:
)
NAAA
ns
siendo V el número de vibraciones, 4
y B dos constantes y n un número en-
tero que varía de 3 á 16. Ahora bien,
M. DesLanbres ha encontrado en el Sol
la serie de armónicas del hidrógeno con
timco radiaciones más correspondientes
á los cimco términos de la fórmula de
Barmer. Obtuvo estos resultados foto-=
orafiando el espectrode una protuberan-
cia extraordinariamente intensa. Ade-
más, el espectro de la estrella temporal
del Cochero, en la región de la prueba,
es idéntica en su composición á la pro-
tuberancia, y, finalmente, las rayas del
espectro de la. estrella. lo mismo que
la del calcio, ofrecen en la base de la
protuberancia i INVersiones. que están li-
gadas al movimiento de rotación.
pi
3 - = nj
L AS Em
=M. A. B. da ha ado una
nueva leucomaína de las orinas de los
epilépticos y que tiene por fórmula:
CXHISAZO?.:
Es una substancia blanca que la
en prismas oblícuos. Esta leucomaína
venenosa produce, según el autor, los
temblores, las evacuaciones intestina-
les y urinarias, la dilatación pupilar,
las tes y, finalmente, la muer-
te.
—Después. de estudiar la g
coxal del escorpión, encontró M. Paur
MarcnaL que había una comunicación
entre la substancia medular y la subs=
tancia cortical de esta glándula. La glán-
dula coxal de los arácnidos puede « con=
'siderarse como de la misma naturaleza
olándula
que la elándula antenal y la elándula %
del cuerpo de la concha de los crustá>.
ceos. Estos órganos de los arácnidos y
de los ade pueden considerarse
como formando parte de una serie me- >
tamérica comparable á los ór ganos seg=
mentarios de los gusanos.
-—En una de las últimas sesiones ve=
rificadas en la Academia de Ciencias de
París refirió M. Prorer que ha logrado
realizar en su laboratorio una lo
ción que le permitía hacer experiencias
en bajas temperaturas hasta —200%,
por medio de ciclos sucesivos de com=
presión y de descompresión de ácido
carbónico primero, después de protóxi=
do de ázoe y finalmente de aire atmos-
férico.
Los fenómenos físicos revisten á tan
bajas temperaturas formas paradójicas:
el termómetro por ejemplo no da las
temperaturas de los cambios de estado:
como tuvo oportunidad de observarlo
el mismo M. Prerer por la marcha de las
indicaciones de este aparato durante ata
cristalización del cloroformo.
—Según MM. BErL1oz y TRILLAT los.
vapores dela aldehida fórmica ó formol,
se difunden rápidamente en los tejidos
animales, los vuelven imputrescibles y
se oponen, aunque ligeramente, al des= .
arrollo de las bacterias: esterilizan en
algunos minutos las iS impreg-
E de bacilo de Esertu y del bon
y. finalmente, son tóxicos cuando se les
respira en gran cantidad y por espacio
de algunas. or as.
»
“de al
En un artículo que publicó el De.
Berincer en el Bulletin, de Kew, se
- ocupa de la competencia que le hace la
vainilla extrangera á la mexicana. Se-
gún el autor ya mencionado, los Esta-
“dos Unidos reciben, en la actualidad,
137,000 librasde México y una cantidad
proporcional de otros países, porque
aún cuando la planta fué vista por pri-
Mera vez en nuestro país, se produce
ahora en numerosas regiones. Así, en
las islas Fidj1 se han recogido muestras
gún valor; Java suministra Cuan-
to necesita Holanda; en la isla Borbón
se cultivan 3,000 acres de tierra y la
cosecha rinde por regla genral 200,000
libras, debiendo tenerse en cuenta que
el mejoramiento que se le ha hecho al
cultivo y .4 la preparación, han hecho
que el producto rivalice con el nuestro.
Finalmente, en las colonias de las islas
Mauricio, Secheles, Otahití y Sandwich,
en el Brasil. en el Perú y en algunas
otras naciones de Sud-Américase culti-
va también la vainilla.
Hasta ahora ocupa el primer lugar en
el mercado la vainilla mexicana, pero
es de comprenderse que si en el ex-
tranjero, en virtud de la demanda del
artículo, continúa progresando 'el cul-
tivo de este vegetal, perderá México su
supremacia. stos hechos indican la
necesidad de que se le: consagre aquí
más atención al cultivo sistemático de
la vainilla.
-—En una de las últimas sesiones que
celebró la Sociedad Real de Edimbur-
s0, Mr. HuyrerSrewarr leyó un informe
acerca de la ventilación de las escuelas
y de los edificios públicos. La primera
parte del informe contiene una investi-
gación relativa á la presencia de las ma-
terias orgánicas azoadas en el aire ex-
pirado. :
Se han empleado diversos métodos
para absorber y recoger estos productos
demostrando los resultados que por pié
cúbico de aire expirado hay una propor-
ción media de 0* 1149 de amoniaco tal
cual es y de 0* 002 disminuido de las ma-=
terias orgánicas. El agua condensada
contiene encada diez piés cúbicos de aire
expirado una media de 0.5*”" de residuo
sólido que desaparece completamente á
la ignición. Estos resultados confirman
la observación ya hecha de que las ma-
terias orgánicas que se encuentran en
COSMOS
91
los espacios mal aereados no provienen
de la respiración sino de las personas
que en ellos se hallan y de los vestidos
que llevan.
—A ¡juicio de M. Faxe la teoría de
los ciclones ascendentes acaba de su-
frir un nuevo fracaso: los numerosos
ciclones que han tenido lugar durante
el invierno pasado en las latitudes ele-
vadas no pueden explicarse en efecto
sino por una convección debida á dife-
rencias de temperatura que siguen la
vertical. Los meteorologistas partida-
rios de esta convección se han visto
obligados por lo tanto á admitir una
especie diferente de ciclones para las
zonas templadas; pero esta distinción
es inadmisible como lo demuestra M.
Faye con el ejemplo de un ciclón que
pasó de una zona á otra.
En resumen la teoría de las corrien=
tes centrípetas ascendentes sufre sin
cesar nuevas correcciones sin que se la
llegue á poner nunca de acuerdo con
los hechos.
--M. Sonvizemeerncer estudiando la
fibrina en la sangre de caballos y trans-
formándola bajo la influencia de la pep=-
sina lamada extractiva á 100 por 100, en
presencia del ácido clorhídrico, obtuvo
un polyo amarillento al cual dió el nom-
bre de fibrinpeptona. Jsta fibrinpeptona
descompuesta bajo la acción de la ba=
rita, dió un residuo fijo que se aproxi-
ma á la fórmula general C*H”Az'0*,
quedando, además, en libertad, com-
puestos volátiles pertenecientes al gru-
po del pirrol ó de la piridina. Los análi-
sis han demostrado que, en su conjun-
to, la fibrinpeptona no difiere de la fi-
brina inicial smo por los elementos de
agua. Bajo la influencia de la barita
pierde como los albuminoides en gene-
neral, la cuarta parte de su ázoe total
en forma de amoniaco; al mismo tiem-
po se separa del ácido carbónico y del
ácido acético.
-="M. Brown-Skovarp continuando sus
estudios acerca de la secreción de las
elándulas en general y de las sexuales
en particular, ha advertido que además
de las funciones que se relacionan con.
la reproducción, vierten en la sangre
productos especiales que aumentan la:
onicidad de los centros nerviosos.
Según él, confirman lo anterior, ex-
perimentos hechos en viejos: la glandu=
la sexual ha cesado de funcionar y por
lo mismo no puede sumistrarles esos
productos; pero se les puede vigorizar
inyectándoles el extracto acuoso de
glándulas sexuales en actividad.
—M. P. Marix indica un 'medio que
permite poner en contacto íntimo y en
proporciones determinadas, dos líqui-
dos no mezclables: si se vierten los dos
líquidos á la vez en un recipiente que
tenga un agujero pequeño y lateral, y
sila alimentación es precisamente igual
al gasto, de tal manera que el nivel
permanezca constante, la superficie de
separación de los líquidos se establece
al nivel de la abertura, los dos salen al
“mismo tiempo y en proporciones igua-
les á las de la alimentación.
—M. SuexstoNE, después de estudiar
la adhesión del mercurio al cristal en pre-
sencia delos halógenos, ha notado que el
“cloro, el bromo ó el iodo, bien purifi-
cados, obran sobre el mercurio como el
ozono y lo hacen adherir al vidrio.
COSMOS
EL ESFUERZO
Los que suscriben, constructores; tienen el ho.
nor de ofrecer á Ud. sus talleres de FUNDICION,
TORNERIA, HERRERIA, ETC ; donde: ejecutarán
trabajos de reparación de toda clase de máquinas; ,
construcción y compostura de aparatos científicos de ——
todo género; fabricación de modelos; etc. ¿
JÚAN B. CHÁVEZ, antiguo director de
varias fábricas de casimires; carrocerías; molinos;
haciendas de beneficio para metales; de los talleres. e
del Hospicio de niños de Guadalupe de Zacatecas
AGUSTÍN M. CHÁVEZ, Ingeniero elec-
tricista, miembro de la Comisión mexicana en la Ex-
posición Internacional de París-en 1889; y encarga-
do de la Sección de maquinaria en la Internacional
de Chicago en 1893.—Dirigirse ú
CHAVEZ Ho E
9' CALLE DE LA VIOLETA NUM. 14
| MEXICO.
La casa, se encarga también de la formación de
presupuestos para instalaciones diversas; así como
de:hacer pedidos al extranjero de material para azu=
carerías (Fives-Lille Francia); Ferrocarril portá=.
til Decauville; máquinas; útiles; etc. ,
(TOO Mm ]
r—
Religión Católica, Apostólica, Romana. ]
Lenguaje Nacional, incluyendo la enseñanzade lec-
tura y escritura.
Aritmética.
Nociones de Ciencias Físicas y Naturales, en forma
de lecciones de cosas:
Nociones prácticas de Geometría.
Reglamento interior del Colegio.
Primera lea de $ 9.00 |
SEUA lo Nes Ea -9. 00
Tercer año.....-. 12:00
DADO a 6.00
Dibujo del natura 400
sirvan aceptarlo:
México, Octubre de 1892.
COLEGIO PARA NIÑOS CATÓLICOS.
MÉXICO.— PRIMERA CALLE DE MESONES NÚM. 9.— MÉXICO
Fundado este plantel en los primeros días del presente año, bajo -la dirección del
Profesor que suscribe, y pudiendo tener ya vida propia por habérselo dispensado así la
Divina Providencia, nos. es grato anunciar que con sujeción 4.la Ley correspondiente y
mediante la cantidad de seis pesos mensuales adelantados por cada niño, seguirá dándo-
se la INSTRUCCIÓN OBLIGATORIA bajo el siguiente
PROGRAMA
Este programa se desarrollará en el tiempo que fuere necesario y con sujeción al
Igualmente, se darán clases de Instrucción Superior y Preparatoria, ésta con arreglo
á las prescripciones legales que rijan sobre la materia, para-lo cual el Colegio cuenta con
todos los útiles necesarios, conforme á las condiciones siguientes: ds ;
Y estándonos vedado hacer cualquiera especie de recomendación, porque sólo á los
alumnos y ¿sus familias tova decir cómo son los planteles y. sus profesores, tenemos el ho=
nor de ofrecer este Colegio confiados tan sólo en la benevolencia de las personas que se
Nociones de Geografía é Historia Nacional. ;
O contornos fáciles de objetos usuales y sen-
cillos. : S
Canto Coral al unísono.
Gimnástica de Salón conforme
1 al Sistema SANCHEZ:
Ejercicios Militares y. és
Moral práctica é Instrucción Cívica.
Cosmografía y Geografía Universal... $
400
OS e 4-00.
Francés 4-00
Inglés -..... 400
Natación... 4-00
Anselmo de J. Enciso. O
REVISTA ILUSTRADA DE ARTES Y CIENCIAS
_— 0. o
DIRECTOR PROPIETARIO
FERNANDO FERRARI PEREZ
SECRETARIO DE LA REDACCIÓN
JOSÉ P. RIVERA
— «Ho o—-
e ¿¡SUSERIPCIONES:
Por un año...... A SEO R00 POr Un times tre a $ 279
Por UN Semestre ooo 55005 |ANÚM ero SUE O o 0 50
EL PAGO SERA ADELANTADO
25323 PUBLICA LOS DÍAS 1 Y 15 DE CADA MES:s-=
7 >
REGISTRADO PROVISIONALMENTE EN LA ADMINISTRACIÓN DE CORREOS, COMO ARTÍCULO DE %* CLASE
: E 0,
Tomo 115 ve Diciembre De 1892—Núm. 24
El principal deber del hombre para consigo
mismo, es instruirse; el principal deber del horn-
bre para con los demás, es instruirlos.
E. LITrRÉ:
- SUMARIO
José P. Rivera: El Tajín.—EbwarbD B. Txiokr: El
Árte de contar. —Prebro EstraDa: El agua hedion-
da en Cuautla Morelos.—W'. F. DennixG: El quinto
satélite de Júpiter. —BErTRAND, ToussarNrT y Gom-
BERT: El Trabajo Manual en la Escuela y en el Ho-
gar.—Tuomas H. Huxzex: La Educación Técnica.—
Ep. Berzunc: Nueva aplicación de la fotocronogra—
fía.—Ebcaro Haunik; Coexistencia del poder dieléc=
tico y de la conductibilidad electrolítica.
Lámiva 242: Antigúedades mexicanas: CHac-Moor.
> TACUBAYA, D. F., MÉXICO
IMPRENTA Y FOTOCOLOGRAFÍA DEL «COSMOS»
Costado del Ex- Arzobispado núm. 1
, 1892 ,
0JO!--SE SUPLICA NO DOBLEN ESTE PERIODICO--¡0JO!
COS
NOTICIAS DIVERSAS
—Llamamos la atención de nuestros
.subseriptores hacia el aviso que publi-
camos en la cuarta plana del forro ó
«sea en la página 96, y en el cual nos
referimos á las mejoras que introduci-
remos en el Cosmos desde el 1* de Ene-
ro de 1893.
—M. Hino ha logrado realizar el
.Ingerto sub-cutáneo del páncreas, y de
-la operación deduce él las conclusiones
siguientes, importantes desde el punto
de vista de la diabetes de origen pan-
creático:
1” Siá un perro que lleva un inger=
:to, se le extirpa todo el páncreas que
queda en el abdomen, no se produce
elicosuria.
2*. La extirpación del ingerto, hecha
sinanestesia, en algunos minutos, como
sI se quitara un tumor, va seguida de
una glicosuria muy intensa que se des-
arrolla en algunas horas y que persiste
hasta la muerte del animal.
Estos experimentos de ingerto prue-
ban que el páncreas funciona como una
'elándula vascular sanguínea.
- -—=M. Grimaux ha intentado diferen=
ciar los dos átomos de ázoe que con-
tiene la quinina: uno de ellos pertenece,
probablemente, á un núcleo quinoléico
y el otro, á un núcleo pirídico. Si se
trata en frío el dizodometilato de quini-
“na por la sosa, se elimina una molécula
de ioduro de metilo y se forma un io-
dometilato distinto del que se obtiene
por la fijación directa del ioduro de me-
tilo sobre la quinina. :
Se obtiene el mismo isómero tratan-
do por el ioduro de metilo, no la base
libre, sino el sulfato básico, y se pro-
duce al mismo tiempo ácido sulfúrico
libre.
Como el iodometilato de quinanisol
se descompone en frío por la sosa, en
tanto que el iodometilato de piridina
resiste, M. Grimaux admite que en el
1todometilato de quinina común, el ázoe
pirídico es el que se satura.
En la acción de los álcalis sobre el
1odometilato de quinina ó de quinanisol,
M. Grimaux, ha obtenido una substan=
cia cristalizada dotada de una conside-
rable fluorescencia verde. ,
—M. A. Brenrarr, después de estudiar
la fisiología de los centros respiratorios,
A
MOS e
= q ERARIO
e
ca, las conclusiones siguientes: O
1”. Los centros medulares respirato-
rios son importantes para producir NA
gobernar la función respiratoria cuando
están separados de los centros respira=
torios principales. Las apariencias de
movimientos respiratorios que se han
observado algunas veces se deben á la
actividad persistente de la médula en
los aparatos de la vida de relación.
2*. El centro respiratorio principal,
ejerce una acción excitante y no inhi2
bitoria sobre los centros respiratorios
medulares.
3*. El centro respiratorio bulbar ais=
lado por dos secciones transversales
de los centros respiratorios accesorios,
puede funcionar solo y presidir á los
movimientos de la glotis. - Se,
—HEl Prof. WinLy KuxenrmaL, de Je-
na, acaba de recibir un cetáceo fluviátil
de Africa, al cual ha dado el nombre de
Sotalia Teuszit. El estómago contenía
gramíneas, yerbas y sobre todo, frutas
digeridas en parte, lo que indica que es
un delfín de régimen vegetal.
Los Sotalía tienen una nadadera pec-
toral muy ancha como la de los plata=
nistas; su pelvis está formada, proba=
blemente, por un hueso único y media-
no, como lo hace suponer un esqueleto '
ue recibió no ha mucho M. Van Bene-
DEN (hijo); además, son semi-marinos.
Los Sotalía, que constituyen la tran=.
sición de los fluviátiles á los marinos,
aparecen con caracteres genéricos co=
munes, á la vez en América, Asia y
Africa:
—M. Benakr ha examinado teórica-
mente cómo se combinan entre sí, du-
rante los movimientos de un navío, las
diversas sensaciones del pasajero: de-
muestra que debe haber una falta de.
relación entre la vertical aparente dada
por la planta de los piés; de ésto resulta.
á cada momento una impresión análoga
á la de un paso en falso y de la repeti-
ción de esta impresión el vértigo par-
ticular que se llama mareo. Ñ
,
O
A
PUBLICACIONES RECIBIDAS
Apuntes para el curso de Geografía de la Escue-
la Nacional Preparatoria, por MicueL E. ScHuLz;
Profesor del ramo.en la Escuela N. Preparatoria y
presentó á la Academia Real de Bélgi--
COSMOS
95
; en la Normal de Profesores, de México. México.—
Librería de las Escuelas.—1892.—$1.75
> El libro, como lo dice el mismo autor en laadver=
“tencia que sirve de prólogo, no es más que'un con-
junto de ampliaciones, importantes si.se tiene en
“cuenta que con ellas se llenan las deficiencias de la
mayoría de las obras en español que sirven de tex-
to. A S
Son de mencionarse especialmente por su valer
científico los capítulos: «Las Aguas Marítimas»,
«Las Tierras y Jas Aguas Continentales»; «Los Pue=
blos y las Instituciones», así como los relativos á
Africa y á nuestra patria por los interesantes deta=
Mes: en que abundan.
"On the genera Labrichthys and Pseudolabrus, por
Turoporz Gu. Washington.—Government Print-
ing Ofkce.—1891.
El autor se propone demostrar en esta monogra-
fía que los Labrichthys, Labridos del Hemisferio
Sur, y los tipos pertenecientes ú los Pseudola-
brus, constituyen un solo género y no dos como se
viene diciendo desde hace treinta años.
Notes on ayian entozoa, por bwin Lixron. Wash-
ington.—Government Printing Office. —1892.
La mayor parte de los materiales de que se valió
Mr. LinrowN para la redacción de su trabajo fueron
acopiados por él mismo en Yellowstone National
V
truchas de Yellowstone Lake. : :
-Menciónanse, á más de las especies conocidas, las
siguientes nuevas: Nemátodos, filaría serrata; Acan-
tocéfalos, echinorhynehus rectus; Tremátodos,.dis-
tomum (2) verrucosum y distomum flexum; Césto=
dos, dibothrium exile; Tenias, teenta macrocantha y
tenia compressa; y un género nuevo Epision (de
"Extostoy, gallardete, flámula) al cual pertenece la
especie epision plicatus,
Los caracteres propios de este nuevo género son:
extremidad anterior del cuerpo (cabeza) laminada,
siendo más ó.menos desiguales 6 desviadas las lá- |
minas que la componen; euerpo plano teniforme y
segmentado no siendo distintos los segmentos; aber=
turas de reproducción laterales (?).
Preliminary description of a new genus and spe-
cies of blind cave salamander from North America,
por LeoyHArD STEJNEGER, conservador del Depar-
tamento de reptiles y batracios del Instituto Smith-
soniano de Washington.—Washington. —Govern-
ment Printing Ofhce.—1892. >
z Según dice el título, estudia el autor un nuevo
género y especie de salamandra ciega descubierta en
Julio de 1891 por Mr. F. A. Sampson en Rock House
Cave (Missouri). El acontecimiento es tanto más im-
portante cuanto que se trata de la primera y Única
verdadera salamandra que se haya encontrado cie-
ga hasta el presente.
El género lleva el nombre de Typhlotriton (de
TÚpAoc, ciego y TPÍTOVY, 6, salamandra) y la espe-
cie el de typhlotriton spleeus Srexx. Mide en longi
tud total 0093. Se PE
Park (Wyoming), al estudiar los parásitos de las
Acompaña al estudio cl grabado correspondien=
te en que'se representa á esta nueva especie.
The fishes of San Diego, por Carr H. EIGENMANN,
Profesor de Zoología en la Universidad de Indiana.—
Washington. —Government. Printing Offcc.—1892.
Contiene un informe de las observaciones hechas
| ¡por el autor en los peces de San Diego y sus cer-
canías, durante el espacio de tiempo comprendido
entre el 11 de Diciembre de 1839 y el 4 de Marzo
de 1890; y, con especialidad, datos acerca de la ma-=
nera de desovar y estación en que el desoye se ve-
rifica, embriología y migración: de los peces de
California del S.
Hustran al texto nueve láminas explicativas.
The puma or american lion, por Freberickx W.
True, conservador del departamento de mamíferos
(Museo Nacional de los Estados Unidos).—Wash-=
ington. —Government Printing Ofhice.—1892,
El folleto es una monografía completa del puma
$ león americano (felis concolor de Liwxeo).
Contributions toward amonograph of the Noctuide
of Boreal America.—Revision of the genus Cuculia;
“revision ofithe Dicopinie; revision of Xylomiges and
Morrisonia, por Jomy B. Smrrm.—Washington.—
Government Printing Office.—1892.
La publicación forma: parte de los Procedings of
the United States National Museum. Comprende la
descripción de las especies conocidas que pertene-
cen á los géneros mencionados, y las siguientes nue-
vas: cucullia similaris, e. obscurior, e. dorsalis, e.
bistriga y c. cinderella, que habitan en Colorado;
eutolpa bombyciformis que vive'en Ohio, Illinois y
Missouri; copipanolis borealís que vive en Minesso=
ta; copzpanolis fasciata que habita en Missouri du-
rante el mes de Abril y en Texas y Belfrage, en los
meses de Enero y de Febrero; xllomiges peritalis,
que vive en Colorado y Oregon, y xilomiges ochra-
cea Riey, que habita en Alameda County (Califor=
nia), en los meses de Octubre y de Diciembre.
lustran el texto dos láminas con grabados.
Corystovd crabs of the genera Telmesus and Eri-
macrus, por James E. BexeDIer, conservador ayu-
dante del departamento de moluscos marinos (Mu=
seo Nacional de los Estados Unidos).—Washing-
ton.—Government Printing Office,—1892.
Forma parte de los Procedings of the United Sta=
tes National Museum.
Constituyen la base de este folleto los ejemplares
recogidos por Mr. WinLiam H. Dart, desde 1871
hasta 1874 y las colecciones reunidas no hace poco
á bordo del vapor «Albatross» del departamento de
Pesquerías de los Estados Unidos.
El autor lo publica con Ja intención de alentar el
estudio del modo de ser de estos cangrejos en cuan-
to 4 su vida y sus costumbres, estudio que hasta
ahora deja mucho que desear.
Acompañan al texto tres láminas con los graba-=
dos correspondientes. :
VEÁSE LA PÁGINA 96
96
Desde el día 1 del año entrante respondiendo á la fa
acojida que ha tenido la
COSMOS
AL PÚBLICÓ. HO
A AAA AA
vorable
REVISTA CIENTIFICA ILUSTRADA “COSMOS”
y deseando que esta Revista se halle más al alcance del público
en general, disminuiremos el precio de suscripción de la si-
guiente manera:
EN EL DISTRITO FEDERAL EN LOS ESTADOS E E
O O a
UNISEME SER Ea is AS DOJUN SEMESTRE de e
NÚMEROS SUELTOS... ...... E $ 0.35 :
Además, en beneficio de los suscriptores introduciremos di-
versas é
de 1893,
bre,
importantes mejoras; por ejemplo, desde el 1”? de Enero
publicaremos á más de las FOTOCOLOGRAFÍAS de costum-
ads, Te
Peer
-—FOTOGRABADOS EN COBRE
“pues la perfección que ha alcanzado este procedimiento hace -
que sea digno de usarlo en beneficio de los ilustrados favorece-
dores del «COSMOS». S e
Divina
Y
sirvan
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COLEGIÓ PARA NIÑOS CATÓLICOS.
Fundado este plantel en los primeros días del presente año, bajo la dirección del j
Profesor que suscribe, y pudiendo tener ya vida propia por habérselo dispensado así la'
mediante la cantidad de seis pesos mensuales adelantados por cada niño, seguirá dándo=
se la INSTRUCCIÓN OBLIGATORIA bajo el siguiente
PROGRAMA E ;
Religión Católica, Apostólica, Romana. 4 Nociones de Geografía é Historia Nacional.
Lenguaje Nacional, incluyendo la enseñanza de lec- Dibujo: contornos fáciles de objetos usuales y sen-
tura y escritura. cillos. S 5
Aritmética. dE Canto Coral al unísono. E
Nociones de Ciencias Físicas y Naturales, en forma Gimnástica de Salón conforme al Sistema SANCHEZ.
de lecciones de cosas. S ] Ejercicios Militares y
Nociones prácticas de Geometría: Moral práctica é Instrucción Cívica.
Este programa se desarrollará en el tiempo que fuere necesario y con sujeción al
Reglamento interior del Colegio. E
Igualmente, se darán clases de Instrucción Superior y Preparatoria, ésta con arreglo
á las prescripciones legales que rijan sobre la materia, para lo.cual el Colegio cuenta con
todos los útiles necesarios, conforme á las condiciones siguientes: ;
Primer año
Segundo año..... se SS dN 9-00 Latín....
Tercer año..
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Dibujo del natural as 4 00 Nada e aa
alumnos y ¿sus familias toca decir cómo son los planteles y sus profesores, tenemos el ho=
nor de ofrecer este Colegio confiados tan sólo en la benevolencia delas personas quese
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MÉXICO.—PRIMERA- CALLE DE MESONES NÚM. 9.— MÉXICO
Providencia, nos es grato anunciar que con sujeción á la Ley correspondiente y
---$ 900 ¡ Cosmografía y Geografía Universal
+. ¿12 00 Francés .
TITS , ARA rd 6 00 Inglés .-......
estándonos yedado hacer cualquiera especie de recomendación, porque solo 4 los
aceptarlo.
México, Octubre de 1892.
Anselmo de 4. Enciso.
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