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DICCIONARIO

DE CHILENISMOS

405

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DICCIONARIO

DE CHILENISMOS

I DE OTRAS l'OCES y LOCUCIONES yiCiOSAS,

POR

MANUEL ANTONIO ROMÁN,

Bignidad dt (faanlrr do la .Hrlropolitana de Naulingo de Chile

y Vicario Oeneral del Arzobispado,

Individuo lorrexpondienle de la K. Acadrniin Española

T enlrr lo» Arcades "Kamueno Meicneo".

V

TOMO II: ssMo-as

Y SUPLEMENTO Á ESTAS LETRAS

SANTIAGO DE CHILE

IMPRENTA I)H SAN JOSÉ

Av. Cóndell, 33.

1908 11

A LA.

REAL ACADEMIA ESPAÑOLA,

en prueba de gratitud

por haberle otorgado el alto honor

de nombrarle i'or unanimidad

Individuo suvo Correspondiente,

DEDICA ESTE segundo TOMO DE SU OBRA

¿Oí

piíOLO(;o

"Una ó (los veces, respondió Sancho, si mal no me acuerdo, he suplicado á vuesa merced cjue no me enmiende los vocablos, si es ijue entiende lo que cjuiero decir en ellos.»

(Quijote, p. U, c. VII).

He aquí, sintetizado, el argumento que siempre estamos oyendo de los Fanzas, que tanto abundan en la república de las letras: no quieren que nadie les enmiende los dislates contra la lengua, por horribles que sean, porque les basta que se entienda lo que quieren decir. ¡ Como si en las demás cesas de la vida nos contentáramos con lo primordial y primitivo solamente! ¿Qué nombre .se da en el mundo civilizado al hombre que tiene por habitación una choza, por traje una piel ó taparrabo, por alimento las carnes crudas y las frutas silvestres? Á éste se pueden comparar, en el orden lite- rario, los que pretenden haijlar y escribir sin "ningún arte ni e.studio }• sin re-spetar lo que tiene de propio y peculiar cada idioma.

iís cosa, en realidad, humillante para nuestra calidad de seres inteligentes lo que pa.sa en el uso de la lengua. Fer.sonas que cuanto al vestir .son la elegancia misma y que no permiten .se les pare un pelillo ó mota en el bien cortado traje, suelen hablar y pro- nunciar como cualquier rústico, y, lo que es peor, hacer hasta gala de ello. Estos mi.smos, que en materia de guisos y de licores, en modales y acciones de buen tono, en amor al arte y á la cultura material, son capaces de dar quince y falta á la persona más culta y educada, sin embargo, tratándose del lenguaje, calzan poco más ó menos los puntos del Gobernador de la Baratarla; y aún más, creen darla de leídos ó ilu.strados mezclando voces ó locuciones france.saíi, que de puro vulgares producen en ciertos oyentes una .sonrisa de conipa.sión ó desdén.

Jjá.stima es pues que tanto .«e ofusque el hombre, hasta el punto de dar vt\(v iinjiortancia á lo material que á lo intelectual, preti-

X

riendo lo que afecta á los sentidos y descuidando lo que va más directamente al alma.

El lenguaje es uno de los mayores dones que Dios ha hecho al hombre; pero tiene que cultivarlo, pulirlo y consenarlo, como lo hace con los demá.s dones naturales. No puede dejársele correr li- bremente como el viento ó como el agua, ni puede consentirse que se mezcle con elementos que no le son propios, for eso los gramáti- cos, estudiando la índole y el carácter de cada lengua, le han trazado á cada una sus reglas fijas para que corra por cauce propio y conserve su ser castizo. Si esto no se hace, la lengua bastardea, se corrompe y muere; si, al contrario, se la estudia, se la pule, se la limpia, como se hace hasta con las obras materiales, como los sem- brados, parques y jardine.s, la lengua se embellece, da hermosas y variadas ñores y cosecha, en obras literarias y poéticas, los más sazonados frutos.

Eíto es lo que debemos hacer con la lengua castellana, la más rica y armoniosa, la más hermosa y variada de cuantas se conocen : estudiarla, aumentar- cada vez más su ricjueza, pero en conformidad con sus propias leyes, y limpiarla de todo lo que pueda afearla ó empañarla. Si este cuidado se tiene con las bellas artes, no mez- clando unos estilos con otros; si así se hace con las plantas finas y hasta con las razas de animales, ¿por qué no hemos de exigir igual ó mayor cuidado con la lengua, que vale muchi.simo más qiie todo eso para la vida intelectual de los pueblos? Una lengua bien manejada, con toda su propiedad y pureza, con la elegancia y ar- monía que saben darle los cjue han llegado á ser artistas de la palabra, es la obra estética de más fuerza y valer para la mente humana, la que más la seduce y aquieta, la que le hace gustar los goces más puros y completos que en esta vida pueden recibirse. De decir que es tanto lo que me seduce y cautiva el castellano cuando es bien hablado, que en una ocasión en que me conversó por algunos instantes un caballero húrgales (confieso mi debili- dad), se me fué, como familiarmente se dice, el .santo al cielo: de tal manera me embelesó la música y pureza de su lenguaje, que no fui dueño de mis facultades intelectuales. Algo parecido me sucedió cuando leí, hace algunos años, el «Tratado de las virtudes cristianas» de .Monseñor (íay. traducido por don Gabino Tejado, donde la prosa castellana, fuera de uno que otro giro moderno, corre con toda su limpieza y elegancia y el estilo parece ser un reflejo de las virtu- des que la obra trata de enseñar.

Y es natural que suba inmensamente de valor el mérito del autor y de su obra cuando el instrumento que emplea, esto es, el lengua- je, es de buena calidad y se sabe diestramente manejar. Así sucede también con las demás artes, especialmente con la música, y con las demás obras humanas. Las voces castizas y propias tienen de .suyo tal ^•i^tud, que, apoyándose en ellas, por solo se remonta y vuela el espíritu.

XI

Mas; dejemos estas generalidades y volvamos á nuestro prólogo.

Hemos seguido en este 2.° tomo el mismo método que en el 1.°, aunque quizás los artículos han tomado más extensión por el mayor número de citas y por el estudio de las etimologías; lo que natu- ralmente se explica por los nuevos conocimientos que vamos ad- quiriendo con la lectura de otros autores y con las nuevas obras que sobro estas materias se van publicando.

En Chile no son muchas todavía. Sin embargo, no estamos des- contentos; porque á lo menos se ha conseguido interesar al público en esta clase de estudios j' ya se cuentan por centenares los que leen nuestros chilenismos en "La Kevista Católica", donde se pu- blican primero y i)criódicamente.

Ahora lo que falta, ya que se tratfl de una obra eminentemente patriótica y superior á las fuerzas de una sola persona, es, que el Supremo Gobierno estimule á los suyos para cpie tomen parte en ella. -Muy propio y oportmio sería, por ejemplo, y a.*í lo proponemos al Sr. Ministro de Instrucción Pública, que se diera un premio espe- cial en dinero ó en aumento de años de senúcio para el efecto del sueldo y de la jubilación, á todos los profesores de castellano que publiquen una colección de las voces propias de una provincia ó departañicnto. Así lo hizo con magnítíco resultado el 1'Ijo. Don i^'rancisco .Javier Cavada respecto de la provincia de Chiloé. y a.«í podría hacei-se también con todas las demás, porque la mies es mucha y está repartida por toda la larga faja que se llama Chile. Con asto conseguiríamos, entre otras ventíija*, las dos bien grandes de popularizar la.s voces castellanas correspondientes á las chilenas y de conocer y unificar nuestro lengiiaje. Ahora que con el ferro- carril y demás medio? de locomoción se ha facilitado y continúa facilitándose la comunicación entre todas nuestras provincias, conviene que se conozcan las pocas voces que son propias de una ó de algunas, para que así disfrutemos mejor el gran bien que pro- duce en una nación y sus habitantes la unidad de lenguaje. Los que han viajado por otros países, en que de un lugar á otro se habla distinto idioma, y tan distinto á veces, que no se entiende de él una .«ola paJabra, pueden apreciai' mejor la incomparable ventaja que tenemos en Chile. .Vquí el chileno y cualquiera que hable el castellano se pueden pasear desde la Tierra del Fuego hasta Tacna, y, salvo contadas voces locales, entenderán todo lo que se les hable. Los indígenas que quedan en el Sur, son tan pocos, que no merecen tomarse en cuenta, y cada día di.s.minuyen más, porque van entrando rápidamente por las vías de la civilización, y lo primero que hacen, para sacudir el pelo de la dehesa, á fin de que no se les conozca lo que han sido, es aprender el castellano y negarse á usar la propia lengua. Con esta circunstancia, que es otra ventaja para la unidad del castellano en Chile, á la vez que una prueba del talento y orgullo de la raza araucana, queda éste domi- nando sin contrapeso en toda la República. ¿Qué comodidad más

XII

grande para los gobernantes y los subditos, para la religión, para la la política, el comercio y para todas las relaciones de la vida, que usar una sola lengua, hablada y entendida por todos?

No han meditado, .-^in duda, en esto los que han soñado con una lengua nacional chilena, idea tan utópica como descabellada, y que sólo serviría para aislarnos de las demás naciones americanas y de España. For el contrario, á todos nos interesa entendernos con el mayor número de naciones; y, si estudiamos con tanto trabajo y dispendio de tiempo las demás lenguas para comunicarnos con las naciones que las hablan ó para conocer sus literaturas y progresos, ¿con (jué hn ahondar las diferencias del castellano de una nación á otra? ¿JNo es más útil y racional estudiar los provincialisnios de cada una y tratar de reducirlos á voces generales y corriente^, en todo el mundo de habla española?

i^or esta misma razón somas enemigos también de la llamada ortografía chilena ó de Bello, y más enenilgos aún de que el (iobierno .se meta á legislar en e.sta materia. Si así lo hicierr. cada nación, resultaría que en poco tiempo tendríamos tantas ortogra- fías como naciones hablan bien ó mal el castellano, sin contar los novadores más ó menos audaces, que también querrían singulari- zarse con la suya. Y en tal ca.-^o. ¿qué sería de la lengua, si cada cual le pone el traje que su fantasía ó capricho inventa como me- jor? En poco tiempo quedaría tan de.sñgurada, que no la coiux-e- ríainos los mismos que la hablamos.

De desear es pues que el (Gobierno chileno y ésta es otra indica- ción que hacemos al Sr. .Ministro de Instrucción enmienrie el yerro que cometió cuando decretó para Chile una ortografía espe- cial. Lo justo y natural es volver á la ortografía de la Real Acade- mia Española, que es la autoridad que, en general, todos acatamos. Bien está, y ella con gu.sto lo recibe, que se le hagan toda>; las observaciones que se crean justas; pero sometámonos á sus resolu- ciones generales. ¡ Qué oportuno habría sido haber rendido este homenaje á la madre E.spaña en el Centenario de nuestra indepen- dencia! Aboliendo ese ilegal y malhadado decreto, habríamos (lado prueba de cordura y de amor á España y á la lengua que ella nos legó. Pero todavía es tiempo, si hay voluntad de hacerlo.

Después del e.studio de los chilenismos, en lo que hemos puesto más diligencia y cuidado es en per.seguir los innumerables galicis- mos que infestan nuestro lenguaje hablado y e.scrito. Desde el arte- sano ó comerciante que anuncia en los diarios y en su tienda el calzado á máciuina, los motores á vapor y á gas, los trajes sobre medida; desde el escritorzuelo y el orador chirle que se saborean con un tan es así, es por esto que, y blasonan del amor que tienen por el idioma, que hace tiempo ha que estudian: desde los ciegos imi-

xiir

tadores del extranjero, que no sabeu construir ni concordar el se pasivo con su verbo, y se meten á la barata por los campos del ge- rundio; desde éstos y demás turba de profanadores y asesinos de la lengua, hasta los autores de más alto coturno que se ocu- pan de obras más elevadas, cuando más no sea para disipar los sufrimientos de la vida, ó que van persiguiendo fines ó ideales nobilísimos, todos son barbarizantes y galieistas, reos de leso idioma. Y ¿qué remedio habría para que se enmendaran, ó á lo menos no contagiaran á los demás? A decir verdad, no hay más que uno, que es el estudio. Sí, estudiar la lengua castella- na pii loí tratadistas especialeíf, en los buenos diccionarios y en la lectura de los clásicos y de lo.-^ autore,* correctos y esmerados, es el dique general que debe oponerse á la irrupción galicana. Pero, en particular (y supla á la autoridad la buena intención aconsejaría- mas estos dos medios: que en los colegios, tanto en las clases de castellano como en las de framcs. se haga estudio especial y prácti- co de los galicismos con su traducción correspondiente; y en segun- do lugar, que los diarios, siquiera para reparar el mal que han hecho y siguen liaciendo. publiquen con alg-una frecuencia artículos breves sobre vicios y corrección de lenguaje: y esto sin perjuicio de exigir á sus redactores, gacetilleros y reportei'os mayor conocimien- to del castellano. É.stos son los casos en que no .se puede ni se debe condescender con los Sanchos, "prevaricadores del buen lengaiaje"; por más que nos supliquen que no les enmendemos los vocablos, hemos de hacerlo por el bien de ellos mismos y por gi'anjear nom- bre de gente culta y bien hablada.

Esto dicho, y reiterando las gracias á todos los que nos han ayu- dado dándonos algunas voces ó acepciones que no conocíamos ó explicándonas lo incierto ó dudaso. entregamos á la indulgencia de los lectores este 2." tomo de nuestra obra. Los demás irán salien- do según lo permitan las ocupaciones más serias y sagradas que tenemos y que no podemas dejar de atender. Mas, como la materia que estudiamos tiene tantos atractivos y constituye por .sí sola un campo casi virgen, aj>enas rozado y roturado, no necesitamos, para seguir adelante, nada que ñas espolee, ivsthnamos como sobrada recompensa, fuera del gozo íntimo que se .siente cuando se descubre algo que nadie ha«ta ahora había en Chile descubierto, la que nos dio la más alta corporación que guarda y custodia el tesoro de la lengua castellana y los aplausos y enhorabuena con que nos han acompañado y acompañan las personas serias y entendidas.

Santiago, 2 de Febrero de 1911.

ABREVIATURAS

En genera], son las mismas que usa el Diccionario de la Real Academia Es- pañola, excepto una que otra que ha sido necesario agregar.

a.

activo (verbo).

lat.

latino, na.

acep.

acepción.

loe.

locución.

adj.

adjetivo.

m.

masculino.

adv.

advervio, adverbial.

n.

neutro (verbo) .

amb.

ambiguo.

n. pr,

nombre propio.

ant.

anticuado.

part.

participio.

apell.

apellido.

pl.

plural.

art.

artículo.

prep.

preposición.

com.

común de dos.

r.

reflexivo (verbo)

conj.

conjunción.

s.

sustantivo.

Dice.

Diccionario de la

sing.

singular.

Academia, 13."ed.

Ú.ó

li.

Úsase.

expr.

expresión.

Ú.ra

. c

;. S.

« más como

sustantivo.

ext.

extensión.

Ú. t.

c.

adj.

« también «

adjetivo.

f.

femenino.

Ú. t.

c.

n.

« « «

neutro

fam.

familiar.

Ú. t.

c.

r.

f< « «

reflexivo.

fig-

figurado.

Ü.t.

c.

s.

« H «

sustantivo.

fr.

frase.

v.

verbo.

interj.

interjección.

WÉ>ÉíÉmám±áiÉi±±^^ÉmámáiÉiÉm±mM:

(svr«j5ui

Las palabras impresas con letra versalita y con n/rmri, son conectéis; las impresas con negrita son viciosas.

CHAB

¡Cha! Yriisc ¡Cliar!

Chaba o Chabo. m. Dim. fam. de Sebastián. ChabitO hemos oído llamar las estampas pequeñas del már- tirSaii iSebastián. lín Andalucía llaman Chano, ito, al que lleva este mismo nombre, y Bastión, en otras partes de España.

Chabela, ita. Diminutivos fami- liares de Isabel. Valera y casi todos los chisicos usan Isahelüa; lo mismo Mo- ratin:

¿Conque la boda está hecha

Del barfín o huhclitii'

(El Barm).

Santa Teresa emplea Hela (carta 141), sobro lo cual dice l-a Fuente: a Hela ó JJelii'a, dim. de Isabel, muy coiniin en aquella época, y aun ahora en nuestras

Dice, de Chil.. t. II.

CHAO

provincias meridionales». Sabido es también que la Jielisa cantada por Lope de Vega era diminutivo y ana- grama á la vez de halwl. En Méjico dicen también Chabela como nos- otros. En la fonética castellana no es raro que la fricativa s se convierta en la palatal ch, y especialmente si se to- ma en cuenta la pronunciación infan- til, principal é inagotable fuente de estos diminutivos.

Chacanear, a. Espolear á la ca- balgadura basta sacarle sangre. Picar al buey con la aijada, también hasta sacarle satigre. La 1 ." acep. es muy usada; la 2." no tanto. La etimología parece ser el aimará ccliarm, que P>er- toniointerpreta '(hueso de losanimales; gota de algún licor», juntándose así las dos ideas; el hueso herido del au¡-

1

CHAO

CHAO

mal (cadera ó costilla) y la sangre que le gotea. También hay en quichua un V. chacani, que significa «atravesar un palo con otro», y que puede haber da- do origen á nuestro chilenismo, por cuanto las púas de la espuela y la punta de la aguijada atraviesan la piel de los animales. Aunque el Dice, de Zerolo admite este v. como chilenismo, co- piando la definición de Rodríguez, no creemos conveniente recomendarlo, pues, á más de espolear, mjuijnr, aijui- jonear, picar, hn-^ rail frases para ex- presar esta misma idea en castellano; como hatir las ijadas ó i/ares, hincar las espuelas.

Chacarería y Chacarero, ra. Véase Chacra.

Chacay, m. Voz araucana con que se designan varias plantas de la familia de las rámneas. Parece ser la aladierna caslellana. En la provincia de Concepción hay un departamento entero que lleva el nombre de Puchn- caij, que significa los chacayes, por lo abundante que son allí estas plantas.

Chacolí, m. «Vino ligero y algo agrio, qtie se hace en Vizcaya y en la provincia de Santander »...8ti. vinarie- gos de Sud- América y otras regiones, á vosotros os incumbe probaí' que tam- bién conocéis y sabéis fabricar el cha- colí. Para nosotros, es el vino hecho con la uva común del país, llamada de viña. En algunas provincias lo confun- den con la chicha, porque fermenta sin el orujo; en otras lo llaman vino nuevo; y de Maule al Sur, pitarrilla. La gente más ignorante suele pronunciar Chocolí, por la influencia de chOCO.

Chacota, ear. No hay en estas pa- . labras castellanas alusión alguna al jueyo de manos, que es el sentido en

que nosotros las usamos. Chacota: «bulla y alegría mezclada de chanzas y carcajadas, con que se celebra alguna cosa». Chacotear, n. // ;■..- «bur- larse, chancearse, divertirse con bulla, voces y risa».

Chacra, f. «Vivienda rústica y aislada». Así lo dice el Dice; pero entre nosotros tiene la voz chacra dos aceps. muy distintas: propiedad rústica no tan grande como la hacienda, ni tan pequeña como la quinta ó granja; y sembrado de maíz, fréjoles, papas, hor- talizas. Don Fernando Alvarez de To- ledo, en el canto XXI de su Purén indómito, habla de «algunas chacarillas de cehadat), que ahora nadie llama así. Asimismo el P. Ovalle da á la 1 acep. una extensión desconocida ahora, di- ciendo que «las que llaman chacras, son como acá [en Europa] las aldeas de donde se provee el sustento de las ciudades», (ffistór. Relación, 1. VIII, c. XI). Ningún chileno ni americano confundiría ahora la chacra con la al- dea; más bien la confundiría con la masada castellana: «casa de campo y de labor, con tierras, aperos y ganados » ; ó con la alquería: «casa de campo para la labranza». De la segunda forma de esta palabra (chácara) se derivan chacarero y chacarería. La primera está admitida, pero no definida conforme á nuestro uso. Chacarero, ra, adj.: «dícese del houjbre ó mujer que tra- bajan en el campo; ú. t. c. s.»; para nosotros no vale tanto sino sembrador ó cultivador de chacras en el segundo sentido en que tomamos esta voz; es parecido al pelantrín y ¡jegujalero ó peyujarero castellanos. Chacarería no está admitido, y es: conjunto de chacras en esta misma segunda acep., y también el arte de cultivarlas.

CHAF

CHAG

Chacra, f. Lastimadura que se hace á los animales con la espuela, con la aijada ó con las piernas. Es forma corrupta, por contaminación con el anterior, de chacanear ó del chan- cro que se conoce en ]\Iedicina. Defí- nelo así el Dice. Encicl. Hispano- Americano: «úlcera venérea contagio- sa, cuyas consecuencias no son siempre la sífilis, pero que á menudo determi- na graves complicaciones. En otro tiempo llamábanse f/ia??fros las úlceras ó tumores de carácter invasor...»

Chacharas ó chacharachas, f . pl. Baratijas, cachivaches, trastajos. Ringorrannoü: «adornos superfluos y extravagantes». En e.=tas dos aceps. se usa en Chile. Parece derivarte del quichua chachara (andrajoso, desarre- glado), contaminado con el castellano chachara (abundancia de palabras inú- tiles). En Colombia, según Cuervo y Uribe, se usa la forma chécheres, que traducen: baratijas, trebejos, bár- tulos. En Catauíarca se usa chacha, que, según Lafoiie Quevedo, significa «adorno, flor, cosa de más», y que también puede tener alguna relación con nuestro chilenismo.

Chafalonía, f. Conjunto de trozos ó piezas viejas de oro ó plata que se vende al peso ó á bulto, sin tomar en cuenta el trabajo que se empleó en labrarlas. El último Dice, lo admitió en su Apéndice como Peruanismo so- lamente y cotí esta definición: «plata ú oro que se emplea para labrar vajilla, cubiertos, etc.», que, como se ve, no es la que conocemos y usamos en Améri- ca. En cuanto á etimología, ya que no la apunta el Dice., suscribimos con gusto la que barrunta el aigentino D. R. Monner Sans: «(ieiieralmente los objetos de plata li oro ipie se venden

están abollados, chafados, y si no lo están, el comprador puede chafarlos, pues los va á fundir. El que chafa será chafaJón, dando á la desinencia on su verdadero valor vascuence, y los obje- tos que el cJiafaJón vaya á chafar po- drán recibir el nombre colectivo de chafa¡oniay>. (Ñolas al caslellano en la Argentina).

Chafalote, m. Chafarote: «alfan- je corto y ancho, que suele ser corvo hacia la punta. || fig. y fam. Sable ó espada ancha».

Chafar, a. Usámoslo aquí en el significado de-ecliar, despedir: sobre todo, maquinar ó trabajar secretamente para esto. Chafaron d Fulano t/e si/ empleo. Parece que hubiera cierta con- fusión con el s. chafan. En castellano. chafar no significa esto, sino: «aplastar lo que está erguido ó levantado: co- mo las hierbas ó plantas, el pelo de ciertos tejidos, etc. U. t. c. r. || Arru- gar y deslucir la ropa, maltratándo- la. II fig. y fam. Deslucir á uno en una conversación ó concurrencia, cortán- dole ó dejándole sin tener qué res- ponder».

Chag'O, m. Dim. fam.de Santiago, y en algunas partes, de Belisario. En otros puntos llaman Tag'O á los San- tiaijiiHiis.

Chagrín, m. Voz francesa con que se desigua un cuero de asno ó mulo, ado- bado de suerte que la superficie resulte granujosa. U. para calzado, muebles, pasta de libros, etc. Algunos pronun- cian chagTÍ, ó á la francesa cha- grén ó chagrán. En castellano no le conocemos equivalente exacto, sino sólo aproximado, como gvadameci ó guacbanaci, guadamecil ó guadamacil (cuero adobado y adornado con dibu- jos de pintura ó relieve) y zapa (piel

CHAL

OHALL

labrada de modo (jiie la flor forme grano como en la lija).

Chagual, m. Planta de la familia de las bromeliáceas con troncos esca- mosos y flores verdosas. La médula del tallo nuevo es comestible; las ñbras sirven para cordeles; los troncos secos, para contrapeso de redes, asentadores ó suavizadores de navajas de afeitar, etc. El nombre es de origen tjuiehua: chahuar, estopa, cerda, y se usa en el Perú y en la Argentina aplicado á plantas poco más ó menos parecidas á la nuestra.

Chalala, f. Especie de sandalia que usan en Chile los hombres muy po- bres y consiste en una plantilla de cnei'o de vaca crudo, con cuatro agujeros y atada al pie con correas. Es inferior á la atarea y á la alpargata espartólas. El nombre más general que tiene, es el de hojota (así escribimos, y oj O- ta como el Dice, por la razón que expondremos en su lugar); los nombres de chalala y chalaila, que usan también, son algo despectivos. La eti- mología más probable nos parece ser el V. gitano chalar, andar, ir.

Chalanesco, ca, adj. Propio del chalán. Bien puede admitirse como ya lo están tantos otros despectivos en esco. «Tan poca labia y malicia el po- brecillo desplegaba en este oficio dui- lanesco, que pronto hubo de (juedarse en la calle». ((Saldijs, Jlisrrironlia, XVI).

Chalcha, f. Pedazo de carne ó gordura que cuelga de la cara, debajo de la barba, en personas ó animales. Si es carne que crece en abundancia, se llama en español papada; si foima una parte abultada, /irt/;o; y si es pe- queña, papadilla. Es voz araucana, que Febrés traduce por «papada».

Chalchudo, da, adj. Derivado del anterior. Dígase papudo, da: nque tiene crecido y grueso papojj. En otra acep. mal derivada se aplica también al perro que, como el dogo y el perdi- guero, tiene los labios colgantes.

Chalequero, ha, m. y f. Sastre y sastra costurera) que hacen chalecos. El f., sobre todo, es muy usado en Chile, y aun en España, según lo ates- tiguan las obras de Eusebio Blasco. Ambos deben figurar en el Dice.

Chalet, m. Xadie es profeta en su patria... El chalet es en su patria la vivienda rústica que fabrican para su uso los pobres del campo, y entre nos- otros es la elegante casa, de cierta forma especial, que para su recreo construyen los ricos fuera de la ciudad. La voz es suiza, del patués de los Gri- sones, y significa aisa de vacas, quese- ría; se formó del latin castelletum (Ag. Pascual).

Chalilones, m. pl. Son el cama- ral, el antruejo ó las carne.^tvlendas españolas, es decir, los tres días que preceden al miércoles de ceniza. Tam- bién se llaman aquí los áltimox días, así á secas, como quien dice los últimos por antonomasia. La etimología es araucana: el v. chalin, despedir, y el s. don, carne; la misma idea encerrada en caniar(d=carne rale (adiós, carne), aunque otros quieran darle otro origen, y en canieíitoleii'las=carnes tolleiidas (carnes (¡ue han de quitarse ó supri- mirse). En la provincia de Chiloé y en una que otra parte se usa la forma chalilo, qne se deriva del participio chalilu: los que se despiden.

Challón, na, adj. Del araucano eludía, olla; por la forma redonda que tiene la cara del challón. Es el cas- tellano cariancJio, cha, adj. fam.: que

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tiene ancha l;i cara. Véase Carantón.

Chamal, ui. Voz que en araucano significa «la manta de las indias con que cubren todo el cuerpo». (Febrés). Cuelga desde los hombros y por delan- te del cuerpo se ajusta cargando un lado sobre el otro y atándolo con un cintuión. El que usan ios hombres es desde la cintura pai-a aliajo y se en- vuelve en las piernas á modo de pan- talón. Como esta voz designa un objeto especialisimo y desconocido en España, puede admitirse en e! Dice, como lo están tti utas otras que designan objetos parecidos de los indígenas de América.

LHAMAXTEEA, f. Mujer que teje chamantos. Merece admitirse en el Dice, y, una vez que lo esté, ya no contará la chamaniera con tanto des- consuelo como ahora:

Yo tejo muchos cltumantoi'. Me llaman la chamantcra; Por más chamantos que tojo, Ne he encontrado quie'n me qiiiera.

Chamanto, m. Mala estrella ha te- nido este pobre vocablo en todos los que han escrito sobre chilenismos, pues ninguno de los que conocemos ha acer- tado con su definición y lo han con- fundido con la mantaca, también chi- lenismo. Esta si que es manta gruesa y burda, de lana, tejida en el país y usada en el invierno por la gente ile campo. Generalmente no lleva /t«i«c/i« en el cabezón (boca) ni en las orillas; éstas suelen rematarse con flecos for- mados del mismo tejido. El chumanlo es cosa muy distinta: es la manta de lujo que tiene el hombre de campo entre nosotros, y consiste en una manta de lana fina, regularmente de muchas listas y de distintos colores. En cada una de estas listas, ó en algunas por lo

menos, so hacen en el mismo tejido distintas figuras: árboles, flores, pája- ros, iniciales del dueño, etc., lo cual llaman las cha ntuiU eras en perfecto castellano htbores, y por eso en algunas partes se llama también esta prenda maula de labor. Si la manta no lleva estas figuras, sino simples cuadros, en las listas más anchas, (¡ue se llaman campos, ó las tiene en una sola haz, no llega á la categoría de chamanto, el cual es siempre de dos haces, es decir, de distinto color por ambos lados; te- jido que, por su mayor dificultad, es mucho 'más caro y estimado. No hay duda de que conoció bien los clunnan- fos Don Daniel Barros Grez, cuando en su novela de El Huérfano escribió:

Hácele sombra, aletón. Un gran sombrero de lana.. Y un chamanto muy gfuaroso Hasta el avío le baja.

Rodríguez, que trae esta cita, no ad- virtió en el calificativo de g'uaroso que se da al chamanto; que, si lo hu- biera advertido, no habría confundido esta prenda con la maniaca, la cual, por lo pesada y gruesa que es, en nin- giin caso llega á ser g'uarosa, por([ue, si rarísima vez admite alguna g'Uara (dibujo ó labor), es de lo más burdo y sencillo. Irisando ahora á la etimología, no ha sido más feliz este vocablo. Lenz, talvez el único que se ha aventurado á darla, sospecha (jue puede ser fn.sión de chamal con manto. Mejor nos paréele á nosotros derivarla del araucano cha;/, rama grande de árbol, l;)razo de río, pierna de animal, muslo de gente, y el castellano manto; de suerte (jue cluiii- manlo ó chamanto sería: manto (jue tiene listas semejantes á ramas de ár- bol, brazos de río, etc., concepto ente-

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ramente explicable por las listas y labores del chamanto. La forma chamanta que da D. Andrés Bello en unos versos de su Proscrito, no la hemos oído jamás, y quizás fué equi- vocación suya en sus primeros años de permanencia en Chile, ó la primera formación de esta voz (cliii(j-inania).

Chambado ó chambao, m. Es la cueriia castellana, esto es: «vaso rústico hecho con un cuerno de res vacuna, quitada la parte maciza y ta- pado en el fondo con un taco de made- ra». Véanse Cacho, Chifle y Guám- paro.

Chambeco, m. El diablo. <rCom- paire, mire el Chambeco, la cola lo bien relarga », escribe un autor po- pular. Es de uso general en Chile, es- pecialmente enel pueblo y en las mon- jas.— Por la costumbre que hay de pintar al diablo con defectos en los pies y en las piernas ó en posturas ridiculas, y talvez por contaminación con chambón, se ha hecho á cham- beco adj., aplicándolo á la persona que por defecto corporal es torpe ó deslucida en sus movimientos, adema- nes, etc. ; concepto que puede expresar- se por la voz castellana tronera, com. fig. y fam.: «persona desbaratada en sus acciones y palabras, y que no guar- da método ni orden en ellas». En esta acep. ú. chambeco c s. m. No he- mos oído la terminación f., pero segu- ramente está en uso. Parece que este vocablo se deriva del francés jambe, pierna, dim. Jambette, patita ó patilla. Así como en español se llama al diablo pateta y patiJlcts, así pudo algún fran- cés traducir á su lensjua el significado literal. La terminación eco puede haberse agregado más tarde por semejanza con

patuleco, chulleco ó chueco.

Chambón, na, adj. fam. «De escasa habilidad en el juego. Ú. t. c. s.» Esto dice el Dice; pero en-Chile y en casi toda la América Latina se aplica á toda persona que no es diestra en un arte ú oficio. -Figuradamente lo apli- camos también aquí á la persona que en cualquier asunto ó negocio obra desacertadamente, ó sin habilidad ni experiencia. Este uso ha pasado ya á España, como se ve por estas palabras de D. Clemente Cortejen en su Arte de componer en lengua castellana (c. III): «;De cuántas maneras puede expresarse esto sin que intervenga pa- ra nada el afrancesado que, traído á Castilla por algún traductor chambón?^ Luis Besses, en su Dice, de argot espa- ñol, lo da como voz popular y lo tra- duce: «poco diestro»; y Apolinar Rato de Arguelles, en su Vocabulario Bable, le da también la acep. de «el que en su oficio hace ó remata mal las cosas». En vista del uso general de América y con la autoridad de los Dices, de Salva y de Zerolo, que admiten la acep. que apuntamos, es de creer que pronto la acepte también el léxico académico. Entre tanto, para expresar la misma idea están: chapucero, ra, adj. y ü. t. c. s.: «dícese de la persona que trabaja tosca y groseramente»; chafallón, na, ídem, ídem; zarrampUn, m. fam.: «hombre chapucero y de poca habili- dad en una profesión ú oficio».

Chambonada, f. fam. «Desacierto propio del chambón». Así el Dice.; pero nosotros lo extendamos tanto como á Chambón.

Chambonear, n. fam. Hacer ó decir chambonadas, en el sentido del an- terior. Usase aquí tanto como los dos precedentes; por eso y con la misma ló- gica debe también admitirse, pues no

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bastau sus siuóiiiiuüs í/ut/iiaea/; cha- fallar, frangollar, y para la acep. fig. errar, desateriar, desbarrar fdisparatar, etc.

Ch.amelÍCOS, m. pl. fam. Trastos, muebles, vestidos, especialmente si sou viejos. En castellauo hay : trebejos, en- seres, bártulos. La etimología es el aimará cchamillJcti, olla pequeña, olla de guisar locro. Por extensión signifi- caría después todos lostiestosdecocina, y en seguida los objetos de una casa. Más conforme con esta etimología es la forma chamilicos, que también se usa mucho.

Chamico, m. Es el estramonio castellano. Stramonium datura, llaman los botánicos á la especie americana, conocida desde Estados-Unidos hasta Chile y la Argentina. El nombre pro- cede del quichua c/iamincu ó chamku.

Chamiza, f. Cierta hierba silvestre y medicinal, que sirve también para techumbre de chozas; y como entre nosotros: leña menuda, chámara, cha- marasca, chamada, fagina, támaras. La leña delgada y redonda se llama tuero.

Chamoscar, a. y r. Chamuscar. El que el incendio busai, ó se quema ó se chamusca (refrán español).

Champa, f. La acep. fundamental es la misma de la raigambre castellana: «conjunto de raíces de varios vegetales, unidas y trabadas entre sí». (Barbas, f. pl., significa también «raíces delga- das que tienen los árboles y plantas»). De aquí pasó á significar también tepe, césved ó gallón («pedazo de tierra cu- bierto de césped y muy trabado con las raíces de esta hierba, que, cortado en forma prismática, sirve para hacer pa- redesy malecones»)yí'f/ie//ü/í («masa de tierra que se deja adherida á las raíces

de una planta y que conviene conser- var cuando se ha de hacer el trasplan- te»).—Otra acep. fig., pero fam., es: cabello largo y enredado, porque pre- senta el aspecto de una raigambre ó de un tepe. En Minería se llama cham- pa la masa de metal formada de este mismo modo. Los mineros y canteros llaman también así el borde saliente que se forma en el barreno ó barrena que ellos usan, á causa de los golpes que le dan con el martillo ó la almádana.

Debajo de esta champa hay

bagres: fr. fig. y fam. que significa entre nosotros hallar una cosa buena donde no parecía estar. Aplicada á per- sona, significa lo mismo que el refrán español Debajo de una mala capa luty suele haber, ó se oculta) un buen bebedor vividor), «que advierte que se suelen encontrar en un sujeto pren- das y circunstancias que las señales no prometen»; ó también Debajo del sa- yal (ó so el saycd) hay áh «refrán que denota que no debe juzgarse de las cosas por las apariencias». La voz ál es un adj. anticuado, derivado del aliud latino, otra cosa, y que alcanzó á usarse hasta el siglo XVL La eti- mología de este vocablo es el quichua y aimará cchampa, terrón con su hierba.

Champaña, amb. Si ya es conocido en todo el mundo y los mismos españo- les lo beben, no hay por qué excluirlo del üicc. (véase Burdeos); por el con- trario, incluyase cuanto antes y así, á la española, champaña, pues muchos no saben cómo escribirlo y pronunciarlo. De las tres formas que suelen usai'se champagne, champañy cham- pán, no es posible aceptar ninguna: hay que trajearlo necesariamente ¡i la castellana.

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Cliampañazo, m. fam. Banque- te, cfliuida ó simple reunión en que se Itebe mucha cbampaña.

Cliampear, n. Sacar tepes de la tierra y colocarlos para algún fin. Xo tiene mucho uso. Para éste y Cham- pudo véase Champa.

Champion, m. Puro galicismo que están introduciendo los ignorantes del castellano. Ni en esta forma ni en la castellana de campeón significa lo que aquí se quiere espresar, esto es, atleta ó púgil. El primero es más ge- nérico (competidor en cualquiera de los ejercicios de la carrera, la lucha, el pvffüafo, el salto y el disco, en los an- tiguos juegos públicos de Grecia ó Italia) y el segundo es particular para el caso, pues significa: «gladiador que contendía ó combatía á puñadas)\ ¿Por qué no generalizar estas voces clásicas y dejarnos de novedades extrañas al castellano? Aun el neologismo hoxea- dor es preferible á champión.

Champú, m. Del inglés shampoo, lavar y limpiar la cabeza. Usase aquí por-lavado ó lavadura de la cabeza, y también por el-mixto ó composición que se emplea para ello, que tiene co- mo base el jugo de la corteza del quiUmj.

Champudo, da, adj. Aplícase á la planta que tiene mucha raigambre; y también á la persona de pelo abun- dante y revuelto, enredado como la ch.ampa, es decir, melenuda y gre- ñuda. En este último sentido usamos más á chascón, na.

Champurrear, a. Dígase cha- purrar ó cM/purrear: «hablar con di- ficultad un idioma, pronuuciándole mal y osando en él vocablos y giros exóticos». Champurrear no exis- te en castellano, sino solamente cham- purrar, a. fam.: «mezclar un licor con

otros. Aquí se usa la mala forma champurrear no sólo tratándose de idiomas y de licores, sino también, fig. y fam., de cualquiera otra mezcla. En Asturias, según el Vocabulario de D. Apolinar Eato de Arguelles, usan la misma forma y también ea las dos aceps.

Champurria, com. Araucano con sangre española, ttifisUso. Fign- radamente, araucano españolizado. Es derivado del v. castellano champu- rrar en la acep. de «mezclar un licor con otro», y se usa principalmente en el Sur de Chile.

Chamtchka. f. Desde la 12.* edi- ción del Dice, está admitido como peruanismo en el significado de «po- pulacho», cuando en realidad es ame- ricanismo, pues se usa, ademiis del Peni, por lo menos en Guatemala, Venezuela, Ecuador, Chile y Argenti- na, según los respectivos Dices. Como ya lo sospechaba Calcaño. es corrup- ción de chamV'Squma en su acep. fig. y fam. de «riña ó pendencia». Así se usa en Méjico, según afirma García Icazbaleeta, y nada tiene de extraño que del nombre abstracto de riña ó pendencia se haya pasado al concreto de populacho ó plebe, que es el que forma de ordinario las chamufiqmHas. por otro nombre climniiswg.

Chamuscadura, f. Admitenlo

Salva y Zerolo, pero la Academia, la cual nos da en su lugar á cMmitsC'O, m., y chamu^iguína, i.: «acción ó efec- to de chamuscar ó chamuscarse». El aumentativo cJmmuscón, aunque no registrado en el Dice, pero usado por Hartzenbusch y otros, puede suplir también á cualquiera de los dos.

Chana, f. Dim. fam. de Felin'ana. También usamos la fr. ñs. v fam. Lo

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mismo da tiene) Ctiaua que

Juana, que corresponde á laá caste- llanas: Oüro y aceiluiio, todo es uno; ídem per ídem,- Es material; Llámale llámele üd.) hache; Tanto monta. En Catamarca, segúu Lafoiie Quevedo, dicen: «Para lo que es Chana buena es Juana»; y en general, en la Argen- tina y Bolivia, según Ciro Bayo, uLo mismo es Chana que Juana».

ChanGa, f. Trituración de mine- rales, granos, paja, etc. Los mismos minerales triturados. Figuradamente paliza, tunda. Véase Chancar.

Chaxcaca, f. «Azúcar mascabado en panes prismáticos», dice el último Dice. El complemento «en panes pris- máticos* debe suprimirse en la defini- ción, porque no pertenece á la esencia de lo definido, sino que es solamente una de las muchas formas en que pue- de presentarse la chantara. Otros sinó- nimos que trae el Dice, son: melote (último residuo y heces que despide el azúcar después de la segunda fábrica de ella, en que queda el azúcar de quebrados y el mascabado ó moscaba- do) y panela, f., admitido como pro- vincialismo de Colombia y con la misma definición de chancaca. En al- gunas naciones americanas difiere un tanto de ésta la chancaca que conocen, como puede verse en sus respectivos vocabularios. No da el Dice, la etimo- logía de esta voz, y el único que cono- cemos haberla señalado, es el P. Alonso de Molina (1571), que la deriva del náhuatl chiancaca, aziicar negro ó ma- zapán de esta tierra (iléjico). Véanlo los entendidos en aquella lengua.

Chancador, ra, adj. Que tri- tura. — f. Máquina para triturar me- tales.

Chancadura, f. Xo tiene más

Dice, (le Chil.. t. II.

acep. que la 1." de Chanca, y aun ésta es de poco uso.

Chancar, a. (Del quichua cham- ccaní, machacar, moler). La acep. principal que le damos en Chile es la de «moler, desmenuzar una materia sólida, sin reducirla enteramente á polvo», que es también la primera y principal de triturar; por consiguiente, se chancan las piedras, los metales, los granos, la paja, etc. En sentido fig. y fam., estudiar de prisa y mal la lección, el esamen; concepto que en castellano podría expresarse con el v. frangollar. También fig. y fam., pero de poco uso, apalear ó apuñear.

Chancleta, f. fam. despect. La mujer, y en especial la recién nacida. En castellano, meona, i.: «mujer, y más comunmente, niña recién nacida». Adj. que se aplica al marido que engendra solamente mujeres.

Chaxcletazo, m. Golpe dado con chancleta. Hace falta en el Dice.

l^HAXCLETUDO, DA, adj. despcct. Que usa chancletas. Merece figurar en el Dice.

Chancha, f. Hembra del chan- cho ó puerco. Fig., mujer sucia, desaliñada, que no tiene limpieza (en cs&teW&no,cochina, marrana ó puerca). Mujer que obra con ruindad ó vi- llanía (marrana), que hace chan- chadas. (Véase esta voz). Carre- ta chancha, ó chancha, f. Úsase mucho en el Centro y Sur de Chile y se llama así porque imita al chancho en el chirrío. Es el chirrión castellano: «carro fuerte de dos ruedas y eje mó- vil, que chirría mucho cuando anda». Chancha es también un instru- mento cuadrangular de hierro macizo con hoyos de distintas formas y con calados en las orillas para arquear ó

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enderezar objetos de li ierro li otro metal.

Chanclia (Hacer la). Fr. íig. y fam. Significa lo misino que hacer Ift cimarra (véase esta iiitiaia voz) y proviene del castellano anticuado chancha: embuste, mentira, engaño.

Chancliada, f. Acción indigna y baja, propia de un cerdo ó chan- cho. En general puede traducirse por cocMnaihi ó cochineria, marranada, canallada, bajeza, vileza, villanía, ritiiidad, perrada (acción villana, fal- tando bajamente á la fe prometida ó ;i la debida correspondencia); y en particulai', por ¡wrqueria en la acepc. fam. de «grosería, desatención y falta de crianza ó respetoi».

Chanchería, f. Tienda en tjue se vende carne de puerco ó chancho y principalmente los demás alimentos que proceden del mismo. Por eso po- dría reemplazarse este chilenismo con salchidieria: «tienda donde se venden salchichas, chofizos, morcillas, etc.J>; 7, según el caso, tocinerh: «tienda, jjuesto ó lugar donde se vende tocino»; advirtiendo que el iocino español no es la manleca, lardo, grasa, pella, (aiit. empella) ó unto del cerdo, sino la «carne gorda [de este animal], y es- pecialmente la salada que se guarda ara echar en la olla y en otrcs gui- sados».

Chanchero, m. Porquero ó por- querizo: «el que guarda los puercos». Criador de puercos, para venderlos ó beneficiarlos. Hombre que negocia en compra y venta de puercos. Hombre que tiene á su cargo una chanchería. (Véase el anterior). En esta acep. puede traducirse por salchichero, ra, ó tocinero, ra. Cuando lo que se vende son mondongos («in-

testinos y panza de las reses, especial- mente los del cerdo»), el vendedor se llama mondonyuero, ra. Maquinista que dirige ó gobierna el chancho ó máquina trituradora.

Chanchero, adj. (Xo está en uso la terminación f.) El que tiene la costumlire de hacer la chancha. Véanse Chancha, Cimarra y Ci- marrero.

Chancho, m. Véase Cochi, en donde dimos los numei-osos nombres de este conocido animal. Fácil es usar- los en el lenguaje serio y elevado; pero difícil es desterrar la voz chancho del familiar, cuando reina ya en la América Central y en la del Sur. Fig. y fam., hombre sucio ó desaseado: en castellano, cochino, puerco, marra- no.— Hombre que no hace las cosas con limpieza: marrano. Hombre (pie procede ó se porta rnal ó bajamente: marrano. Rifa de un chancho, que se hace en algunas poblaciones rurales, acompañada de bebidas, can- tos, bailes, juegos, etc., según el humor de los organizadores y concurrentes. El domingo hatj chancho. El in- secto que se llama aquí chanchito es el oniscus asellus, cochinilla caste- llana: crustáceo pequeño, de respira- ción traqueal y de cuerpo anillado, cuya supeificie es de color aplomado. En el juego de las damas llamamos chancho el tanto ó ficha que al fin de la partida queda sin movimiento posible por estar encerrado por otras piezas. Lo mismo en el ajedrez, toda pieza que queda en esta misma condi- ción.— En el juego del dominó llama- mos chancho la ficha de número doble desde la hlama doble hasta el seis doble. Asi las llama el Dice. En- ciclop. Hispano-Americano. En Chile,

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los que uo emplean el chilenismo que venimos estudiando, dicen doble cero, doble uno, doble dos, etc. En ningún autor hemos hallado el noml)re de es- tas fichas, y sólo en el Vocabidnrio de voces aragonesas de Borao, en el Apén- dice, leemos: «Ahorcado. ..Entre los jugadores de dominó se da aquel nom- bre á la ficha de palo doble que no puede colocarse por haljer jug:ado to- das las del suyo». CliailCllO arro- //rtífo. .Véase Arrollado.^EI chan- cllitO asado es eu castellano tostón, m. (cochinillo asado). Por contamina- ción con chancar se llama también CliailCllO la máquina cliailCadO- ra. Véase chancador. Arado chancho se llama aquí el antiguo español de forma sencilla, porque, á semejanza del chancho cuando ho- za, hiende solamente el terreno sin volverlo, como el arado moderno. Ohancho embarrado quiere emba- rrar á los demás, fr. fig. y fam.: el que ha cometido una villanía ó bajeza quiere culpar ó enlodar á los otros. Chancho limpio nunca engorda, fr. tíg. y fam.: el que procede recta y honradamente en la administración de caudales, no se enriquece. Correspon- de á la fr. prov. española No crece el rio con agua limpia. Hacer callar á xtn chancho « azotes, es fr. fam. que usamos eu sentido irónico, porque este animal, mientras miis lo azotan ó castigan, más grita : es el remedio peor que la enfermedad. Hacer un chancho, fr. fig. y fam.: eructar. ¿(¿ué sabe el chancho de freno, man- do nunca se lo ha puesto.' Es fr. fig. y fam. con que se significa que no deben exigirse á uno conocimientos que no son de su profesión, arte ú oficio. Estudiemos ahora la etimología de este

vocablo, en la cual se han dado de calabazadas algunos que se tienen por buenos filólogos. Xo hay que acudir para ello al araucano ni á ninguna otra lengua americana, pues la tenemos en casa, en la española que hablamos, y en uno de los nombres que inmor- talizó Cervantes, en el del sencillo y «bellacuelo» Sancho, «el mayor bella- cuelo que hay en España», como se lo cantó su amo. Pero ¿cómo la voz San- iho pudo convertirse en chancho? Muy sencillamente. Léanse primero estos versos de Agustín de Rojas, de una graciosa loa en favor del puerco:

Este gentil animal. Que ha dado, cierto sabemos, Á más de algún rey de España Su natural nombre mesmo.

Y á algún necio le ha pesado Porque le han llamado puerco.

Y á e'ste el mucho honor le daña Como indigno de tenerlo. Quien su nombre da á los reyes

Y con el honra á los reinos, ¿De que' se afrenta, sepamos, Si no es por no merecello? Pues Sancho, puerco 6 cochino. Todo es uno. aquesto es cierto;

Y deste nombre de Sancho ¿Cuántos reyes conocemos?

{Viaje entretenifio. 1. /I').

(Adviértase que ésta es una de las obras clásicas españolas y que su pri- mera edición se publicó en l(i04). Pues bien, si ya entonces en España Sancho, puerco ó cochino, todo era uno, lo mismo tenía que suce'ler en América, á donde vino aquel cuadrúpedo traído por los conquistadores. Sin embargo, nosotros no respondemos sino de Chile. Aquí, de Linares al Sur (y es cosa corriente), los campesinos llaman todavía sancho al puerco, y sólo cuando toman esta voz como insulto para nna persona, pro- nuncian chancho. Lo que se confir-

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ma con los diccionarios araucanos, que traducen áíe/Y7opore]iailcllO,sf/7íf//o, CUCtli, y aun actualmente dice aque- lla gente ¡sanchu. Y ¿de dónde, sino del castellano, pudo venir esa .«, letra que no existe eu el idioma araucano? Por eso el indio, y en genera! el roto chileno, no la pueden pronunciar y la sustituyen por una aspiración; v. g.: Hí, lieñor, por si, señor. Samho debió pues pro- nunciarse primero liancllO (aspira- do), y en seguida, coa la atracción ejercida por la ch de la silaba c/w, y con la influencia de la pronunciación infan- til, tan projiensa á este sonido, se con- vii'tió en ctiancllO. Ejemplos de este cambio fonético tenemos en los diminu- tivos familiares de los nombrespropios: Chabela IsaheJ, Cliag-o - San- tiíi;/o, Cheho—Etm'liio, Chayo y Charo - Rosario, Chive Sih-es- tre, Chepa— /(?s«/ff, Cochecho— José, Gheve—Sei'erino. Chofi Sofia, Chus Jesús, Chindo Rtitksi/)íio. Otras veces son la c y s (que pronunciamos lo mismo que la s) las que se han convertido en ch: Chente y Vicho— Fí'<-««/e, Men- chi (> M.eGh.i—JJercedes, Concha y vulgar en el Sur Conchi Concep- (ión. Cachi Jacinto, Chicho y Ñachi— -Ví//r/.so (c y s), Nacho Ignacio, Chela Celia y Graciela, Chano Fdicidiw, aunque también Casiano, Lencho Lorenzo. Fenó- meno es éste que no carece de antece- dentes en el mismo castellano, en donde tenemos chico del latín soccus, chiflo del latín sifllum, choclo del latín soccu- lus, chapodar de suhputare, chapuzar de suhputeare, v. formado de jmteus, etc. En araucano hay también varias voces en que la s y 2 castellanas se han convertido en ch: chillu, silla; cheñiira.

señora; chunr/dro, sombrero; charahui' lia, zaragüelles; calchas, calzas: can- chan, cansai-se; manchana, manzana; chacu, saco; cfuirampiru. sarampión. Como el sonido de s no existía en aquel idioma, porque sólo moderna- mente se ha introducido para una que otra voz extranjera, las palabras cas- tellanas que lo llevaban tenían que convertirlo eu la letra araucana más parecida á él ; y ésta es la ch, si se to- ma en cuenta el sonido silbante que dan los españoles á su s. He aquí pues el sencillísimo origen de nues- tro chilenismo, que se pasea triun- fante ya por toda la Am'érica: el sancho español convirtió la s en ch, ó por in- fluencia de la mala pronunciación chi- lena, ayudada de la infantil, ó por influencia de la pronunciación arauca- na. De aquí han resultado ahora dos vocablos, sancho y chancho, que se usan en el mismo significado; cosa comunísima en castellano. Véase Cate- cismo. T, volviendo al sancho, ¿por qué los españoles llamarían así á tan útil animal? No conocemos datos escritos; pero no es difícil suplirlos. El horror que tenían á los demás nombres con que se conoce, símbolos de la su- ciedad, los obligaba á hacer alguna salvedad cada vez que lo nombraban, diciendo «con perdón de...» ó cosa semejante, ó bien usando alguna perí- fnisis, como «el de la vista baja»; por eso la lengua tuvo que inventar otra voz y forjó la de Sancho, nombre propio antiquísimo en España, como se ve por los Anales de Tácito (II, ü, 18). Sancho podía significar para el español, ó bien santo, bendito, según su etimología latina (Sancius, Sanc- tius), por espíritu de contradicción contra los aborrecidos judíos, que sin

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duda Uamariaii nuúdito ú otra cosa peor, al inocente puerco; ó bien porque hubo algún personaje llamado Sancho que tuvo el sobrenombre de Puerco ó Cochino, así como D. Sancho Abarca, D. García el Malo, el Trémulo, D. Pe- dro el Cruel, D. Enrique el Bastardo; ó quizás también hubo algún Sancho que poseyó muchos puercos y se hu- manó tanto con ellos que el pueblo los confundió en un mismo nombre.

Chanflar, a. Verbo que usan los encuadernadores por el castizo chiflar, a.: aadelgazar y raspar con la chifla las badanas y pieles finas». La chifla es «cuchilla ancha y casi cuadrada de acero, de corte curvo y mango de ma- dera colocado en el dorso, cou que los encuadernadores y guanteros raspan y adelgazan las pieles».

Chaxgle, m. Planta parásita, se- mejante á los hongos, que crece en los robles. Es comestible.* Chagdií chanyh- le, hongos que nacen en la tierra, en los árboles», dice la edición de Febrés que tenemos á la vista. Por una rara coincidencia hay también en francés la voz chtíncre, que, además de cáncer, significa: enfermedad que roe los ár- boles.

Chango, adj. (no hemos visto usada la terminación f.). y ú. t. c. s. m. Nombre dado á los aborígenes que habitaban en el litoral del norte de ühile, dedicados principalmente á la pesca. Actualmente este pueblo está extinguido y mezclado cou el chileno. En sentido fig. se usa también en el Norte comosinónimo de hombre torpe, pesado ó machacón.

Cliano, m. Dim. fam. de Felicia- no y de Casiano,

Cliailtag"e, m. Acción de arran- carle dinero á uno amenazándole con

difamarlo. Es lo que significa en fran- cés este vocablo, derivado del v. chan- ter, cantar; como si un pillo le dijera á su prójimo: <rYo tengo tales noticias secretas de Ud.; tengo una carta con- fidencial; y, si Ud. no me da tal can- tidad, tjo canto», es decir, revelo ó publico todo esto: elija Ud. He aquí el chantaje. Don Juan Yalera (nombre venerando en literatura espa- ñola), que perteneció á la comisión de Diccionario en la Real Academia, confiesa no saber «con qué vocablo pueda significarse en nuestro idioma lo que llaman ctiantag'e en Francia». ( Florileyio, disc. prel., lY). Realmen- te, una manera de robar tan pulcra y elegante, tan á la luz del día y con guantes blancos, carece de nombre en castellano y no puede expresarse sino con voces ó frases generales. D. Julio Gaicano propone que se acepte el chan- taje ó la chantada, pero derivándolos del chantar castellano en la acep. fam. de «decir á uno una cosa cara á cara sin reparo ni miramiento: Se la chan- tan. A la vista está que no concuerda en significado este v. con el cluinter francés: este último se traduce por cantar en la acep. de «descubrir ó confesar lo secreto». Por consiguiente, ó se dice cantaje ó cantada á la caste- llana, ó á la francesa chantaje, deriva- do nó de chantar sino del francés chantage.

Chantar, a. «Vestir ó poner. || fam. Decir á uno una cosa cara á ciira sin reparo ni mii-amiento. Se la cImiüó». Estas, fuera de otras dos, propias de Galicia y que no hacen al caso, son las únicas aceps. que le da el Dice. En Chile le damos otras dos más, que nos parecen legítimas por ser propias de plantar, del cual es c/umtar simple

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CHAN

CHAN

forma dialectal; y son: «tratándose de golpes, darlos» : Le chanté una bofeta- da; y «poner ó introducir á uno en una parte contra su vóiwataá: ¡ñantar m la calle, en la cárceh. Dárnosle, además, una tercera acep., que eviden- temente proviene de confundir este v. con zampar. Este último si que signi- fica: «comer con apresuración, des- compuesta y excesivamente»; acep. que nosotros colgamos malamente á chantar: «Me chanté (me zampé) un vaso de agua». Además de zampar, pueden usarse chiflarle, fam. (beber mucho y con presteza vino ó licores), dsspaliilar y soplarse.

Chaña, f. fam. Del araucano cha- ñan, arrojarse, dejarse caer al suelo. Es la arrebatiña ó rebatiña castellana, y provincial de Murcia, araña: «ac- ción de recoger arrebatada y presuro- samente alguna cosa entre muchos que pretenden ajwderarse de ella, co- mo sucede cuando se arroja dinero entre mucha gente». Mejor aún se traduce este chilenismo por garbullo: «inquietud y confusión de muchas psrsonas revueltas unas con otras. Dícese especialmente de los mucha- chos cuando andan á la rebatiña». Marty Caballero trae la voz mar- chaucha como americanismo con este mismo significado: «el acto de re- coger los muchachos las cosas ó mo- nedas que se les arrojan a! suelo des- parramadas, para que junte cada uno las que pueda para sí». Mas, como no dice en qué Estado de América se usa, ni da etimología, ni aparece en otros diccionarios, no nos detendremos en ella. ¿Tendrá alguna relación con nues- tra chaucha? Usase más la forma chuña y con aplicación al juego del volantín (cometa), cuando luchan

unos con otros echando comi- sión. En este caso, apenas la cometa vencida cae al suelo, se precipitan sobre ella todos ilos muchachos para

apoderarse del botín.

Chañado, da, part. de chañar,

pero más usado como adj. Al princi- pio se aplicó á la persona que, por haber sido víctima de una chaña ó chuña, (juedaba mal vestida, desa- rrapada, rota, liarapienta; pero luego' por extensión, tomó un significado más general, que hasta hoy perdura, y es el de-desaliñado, descompuesto, mal preparado, aplicado principal- mente á cosa, y en sentido recto y fig. La fiesta, salió toda chañada; Ea'amen chañado.

Chañadura, f. fam. Lo mis- mo que chaña. Tiene también la acep. fig. de-robo de los caudales pú- blicos ó mala distribución entre pa- rientes y allegados.

Chañar, m. Planta que se produce principalmente en las provincias de Atacama y Coquimbo y en la Argen- tina y Bolivia. Dejamos su descrip- ción á los naturalistas. La etimología parece quichua; pero no conocemos una explicación satisfactoria. En nues- tras dos provincias enumeradas es tan abundante el chañar, que ha dado su nombre no sólo al puerto y al famoso mineral de Chañaren, sino también á la villa Chañarcillo y á varios otros lu- garejos llamados Chañar y Chañarcito.

Chañar, a. Véase Chaña. Arre- batar, robar.

Chaño, m. Del araucano chañu,. «sudaderos de abajo y del hombro», según Febrés. Es una jerga de lana del país, sin cabezón ó abertura, que se usa en las provincias del Sur como colchón, frazada ó prenda de abrigo.

CHAP

CHAP

ir.

Generalmente se lleva doblado en la montura del caballo debajo de la en- jalma, para que sirva también de blandura.

Chapa, f. De la acep. castiza «hoja ó lámina de metal, madera ú otra materia», ha provenido el error de confundirla con la cerradura ó ce- rraja castellana: «mecanismo de me-" tal que se fija en puertas, tapas de cofres, arcas, cajones, etc., y sirve para cerrarlos por medio de uno ó más pestillos que se hacen jugar con la lla- ve». Por donde se ve que la cimpa puede ser parte de la cerradura, pero to- da ella, como malamente lo decimos «n Chile. «Luis probó sus fuerzas, y casi sin poner algunas se halló rompi- dos los clavos y con la chapa de la cerradura en las manos». (Cervantes, El celoso extremeño). Ha caído en desuso la acep. que le dábamos de- cenfavo, porque en realidad el centavo de ahora, ni por su tamaño ni por su materia, no puede llamarse ni es una chapa de cobre como el antiguo. Sin embargo, esta acep. no es chilena, pues la reclama como española Coll y Altabas y la define: «moneda de co- bre con el busto de Fernando VII, y cuyo valor era de dos cuartos».

Chape, m. Voz que en araucano significa trenza de mujer, y así la usa todavía la parte más inculta del pue- blo chileno. La gente educada la usa familiarmente ó por desprecio. En general, cualquiera otra trenza; como las que se hacen por juego ó adorno á algunos animales. Goleta ó trenza •que se dejaban algunos indios (no sa- bemos si todavía) y para quienes era signo de autoridad. «De aquí, dice

Rodríguez, la fr. gente de chape,

para significar gente rica, de respeto.

de pro». ¿No habrá alguna confusión con la cJiapa castellana, que figurada- mente significa «seso, formalidad?» por lo cual, liomhre, mujer ó gente de chapa, son expresiones enteramente castizas. En algunas provincias del Sur, la babosa; y en otras más australes, cierto molusco comestible. Estar uno enfermo del chape, es fr. fig. y fam. que significa ponerse bobo, necio, mentecato, chijtcirse (perder uno la energía de las facultades mentales y quedarse como distraído ó alelado). El origen de la fr. se explica fácil- mente: por no decirle á uno que está enfermo del cerebro ó del meollo, se le dice con más suavidad que es del chape ó trenza, que cuelga de la cabeza. Así un seminarista muy gra- cioso, que sentía fuertes dolores en los pulmones, decía también: ¡Tanto que me duele esta esclavina! También, aunque no tan frecuente, enamorarse.

Chapear, a. «Adornar ó guarnecer con chapas», es lo que significa en castellano. Aquí, fig. y familiarmente, usurpa los significados de alhajar (adornar con alhajas) y de enjoyar (adornar con joyas á una persona ó cosa). Hay tamb'én en castellano el adj. enjoijelado, da: adornado de joye- les; y joyel es joya pequeña. Dígase pues en hora buena de las sillas y monturas, que están chapeadas, cuan- do en realidad están guarnecidas con chapas de plata ó de otro metal; pero en ningún caso, á no ser por burla, de las personas.

Chapecán, m. Otra forma de chape, con el cual se confunde en las tres primeras aceps. En particu- lar, ristra: «trenza hecha de los tallos de los ajos ó cebollas con un número de ellos ó de ellas».

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CHAP

CHAQ

Chapecar, a. Es la 2.^ acep. del castellano enrklrar, a: «hacer ristras con ajos ó cebollas».

Chapetón, na, adj. Según el Dice, «en algunos países de América, se di- ce del europeo recién llegado. Ú. m. c. s.>j En Chile lo usamos como sinó- nimo de bisoño, novato ó novicio; y por exteusión, torpe, dssmnñado; por alusión á lo que aparecían los españoles recién llegados á estas regiones, cuyos usos y costumbres ignoraban y por lo cual sufiían innumerables chascos.

Chapetonada, f. Para el Dice, es «primera enfermedad que padecen los europeos después de haber llegado al Perú otras repúblicas de la Amé- rica Latina], ocasionada de la mu- danza del clima». Para nosotros es bisoñería ó bisoñada (dicho ó hecho de quien no tiene conocimiento ó ex- periencia), noviciado; y por extensión, lor/jezíL— La ir. Pagar la chapetona- da, que decimos nosotros, es para el Dice. Pasar el chapetón: pasar el peli- gro ó el contratiempo.

Cliapetonear, n. Sufrir daños ó cometer yerros por inexperiencia; ser chapetón ú obrar como tal. Mil mo- dos hay en castellano de expresar esta idea. Para gente moza viene bien la fr. No haber salido del cascarón; para las demás personas, en general, iVo saber vadearse en un asunto. Vadear- se es: manejarse, portarse, conducirse.

Chapitel, m. Es igual á capitel en esta acep.: «parte superior de la co- lumna, que la corona y tiene distinta figura y especial ornamentación, según el orden de arquitectura á que corres- ponde». El último Dice, agregó á Chapitel esta otra acep.: «pequeño cono de ágata ó de otra piedra dura, que, encajado en el centro de la agu-

ja imanada, sirve de apoyo al extre- mo del estilete de acero sobre que gira aquélla».

Chapuzar, a. «Meter á uno de cabeza en el agua». Es a. y ú. t. c. n. y c. r. y se deriva de capuzar, que significa lo mismo, del latín caput, cabeza. Existe también zampuzar, a. (meter de golpe una cosa en agua, de suerte que quede cubierta), parecido en la forma y en el significado. Hay, además, la forma zapuzar, qne el Dice, hace igual á cliapuzar, cuando más bien parece variante de zampu- zar.

Chapuzón, m. Xo existe en caste- llano, sino solamente zampuzo, m: acción ó efecto de zampuzar. Véase el anterior. Sin embargo, m) nos atreve- mos á condenarlo, por la falta que hace y por su buena formación, pues hay en castellano una cantidad de nombres en on qne denotan golpe, fuerza, etc. Véase Mordiscón.

Chaquet, m. Chaqueta de faldas algo redondeadas y un tanto abierta por detrás. Junto con la moda, nos obsequian también con el nombre los señores franceses. La Academia sabrá si les acepta este último en la forma castellana chaqué, que, en cuanto á la pieza de vestir, ya es de uso corriente. Casi todos los escritores modernos usan en España la voz chaqué, olvi- dando americana, que es el nombre que el Dice, y todos los buenos auto- res dan á esta misma prenda.

Chaquetera, f. Costurera que ha- ce chaquetas (y chaqués, podría agre- garse). Como en las sastrerías y talle- res de costura están distribuidas las obras y trabajos de cada persona, es evidente que hay que distribuir tam- bién los nombres y registrarlos en el

CHAR

GHAR

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Dice. Por eso hemos recomendado á Corsetera y Chalequera, y des- pués aparecerán también Pantalone- ra, Sotanera, y algún otro. No po- nemos las terminaciones masculinas, porque, como estos trabajos son eje- cutados por mujeres, no están aqué- llas en uso.

Chaquira, f. '(Grano de aljófar, abalorio ó vidrio muy menudo, que llevaban los españoles para vender á los indios del Perú». Así dice el Dice.; pero, por lo que toca á Chile, lo des- miente Ercilla, que en los prelimina- res de su Araucana define asi las cJtaguiras: «Son unas cuentas muy menudas á manera de aljófar, que las hallan por las marinas, y cuanto más menuda, es más preciada: labran y adornan con ellas sus llantos [léase llancas^, y las mujeres sus hinchas, que son como una cinta angosta que les ciñe la cabeza por la frente á ma- nera de bicos ó ciertas puntillas de oro que se ponían en los birretes de terciopelo con que aTitiguamente se cubría la cabeza: andan siempre en cabello, y suelto por los hombros y espaldar.

¡Char! interj. Aféresis de mar- char. Es voz con que el gritón ó man- dón da á los jinetes el grito de paitida en las carreras de ealtallos á la chilena. Otros pronuncian ¡ch.a! y en tal caso pudiera ser el andalucismo ;cha! que, según Caballero, equivale á :<'a: ó ;qviAl y otras veces á ¡ya; ó ;ah:

Charagriülla, f. Forma que die- ron los araucanos á la voz castellana zaragüellen, m. pl.: «especie de calzo- nes anchos y follados en pliegues, que se usaban antiguamente y ahora llevan las gentes del campo en Valencia y Murcia. || fig. y fam. Calzones muy

Dice, ríe ChiL. t. II.

anchos, largos y mal hechos». Los diccionarios araucanos traducen á charagüilla solamente por «calzo- nes». — Además de esta acep. y por confusión con otra voz castellana (taralnlla), tiene también en algunas provincias del Sur dos de las aceps. de ésta: «persona que habla mucho, de prisa y sin orden ni concierto; tropel de palabras dichas de este mo- do. Soltar uno la tarabilla^).

Charlata, f. Tablita ó listoncillo con que se rellenan las aberturas de la madera en puertas, ventanas, enta- blados ó entarimados, etc., ó los hue- cos que suelen quedar entre la pared y el marco de una puerta ó ventana. Parece que viene del francés chanlatte, ristrel ó listón de madei'a.

Charlina, f. Chalina (de rhal): «corbata de caídas largas y de varias formas, que usan los hombres y las mujeres». La r intrusa y-parásita pro- viene del parecido que tiene esta voz con charlón, corrupción antigua en Chile.

Charlón, m. ^Para qué aumen- tar con una letra parásita (r) una palabra que ya de suyo es aumentati- va? Basta decir chalón para indicar un rhal grande.

Charo, f. Dim. fam. de Rosario. También se emplean las formas Cha- yo y Chayito.

Charol, m. Sólo tenía la acep. de «barniz muy lustroso y permanente, que conserva su brillo sin agrietarse y se adhiere íntimamente á la superfi- cie del cuerpo á que se aplica». Ahora .se le dio también en el último Dice, la de «cuero con este barniz», que, usa- da ya en todo el mundo, hacía ver- dadera falta. En Chile se ha usado por-bandeja, sin duda porque las pri-

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CHAR

CHAR

meras serían de alguna materia charo- lada, ó á lo menos lo parecerían. Es acep. qne ya va cayendo en olvido.

Ch,arqueador, ra, adj. Que cliarquea. Dígase tajador, ra, ó tajante.

Cliarquear, a. Acecinar ó atam- jar. Tajar ó rebanar frutas pura conservarlas hechas ctiarquí. Ra- jar á una persona con heridas; despe- dazar á semejanza de est» algunas cosas. D. S. Estébanez Calderón, en sus Escenas andaluzas (Púlpete y Balbeja), usó la fr. hacer cecina: «Aquí sobre el muñón siniestro tengo un callo, donde puede hacer cecina á todo su sabor». Según los casos puede ser también apuñalar, coser ápuFiala- das, acuchillar, etc.: «No es ésta la muerte que yo quisiera sino ésta: y señalábase todo acuchillado por el cuer- po, cabeza, brazos». (P. Sigüenza, Hist. de la Orden de S. Jerónimo, I. IV, c. XIV). Véase Charqt:i.

Charqueo, m. Acción ó efecto de charquear. Es poco usado y puede reemplazarse en algunos casos por salazón, f.: «tiempo y efecto de salar», y salar es: «echar en sal, curar . con sal carnes ó pescados para con- servarlos».

Charqui, m. Del quichua y aimará ccharqui, cecina, tasajo, salón, carnaje. Yésta es también la primera y principal acep. de este extendido americanismo, que chilenismo, puesto que se usa en el Ecuador, Perú, Bolivia, Chile, Argentina, Uruguay y hasta en el Brasil. Del Paraguay no tenemos da- tos; pero seguramente imitará á sus vecinos. En esta acep. y por el uso tan general qne tiene, creemos que está ya maduro para el Dice. En Chile significa también tajada, lonja ó

rebanada de algunas frutas, secada al sol y conservada para el invierno. Así hay charqui de membrillo, de to- mate, de peras, de zapallo, de porotos. Cuando la tajada tiene forma redon- da, se llama en castellano rueda. Otra acep. chilena fig. y fam. es el morro ú hocico castellanos, definidos así, respectivamente: «saliente que forman los labios, especialmente los que son abultados ó gruesos», y «ges- to que denota enojo ó desagrado. Es- tar con hocko, ó de hocicón. También se emplea en castellano jefa («boca saliente por su configuración ó por tener los labios muy abultadoss). Es- tar uno con tanta jefa: «mostrar en el semblante enojo, disgusto ó mal hu- mor». «Con un morro de á cuarta... Gozando de ver cómo se le afila hjeta á la Caporala cuando la muchacha del señor banquero me lleva mi gran cazolón de comestible». (Galdós, Mi- sericordia J. «La tercera verdad es reñir con su marido una mujer sobre que vino á comer tarde, ó por otra niñe- ría que no importa dos pajas, y, en sentándose á la mesa, pénese rostri- tuerta sin querer probar bocado; y, si le dice el marido: Comed por vida mía, señora; responderá con hocico: Ya estoy harta: no tengo gana de comer». (Entremés de Los 3Iirones, atribuido á Cervantes). «;Qué hocico sacaría la desposada la mañana si- guiente? (Fr. A. de Cabrera, s. II del dom. I después de la Oct. de Epifa- nía). También puede expresarse este concepto por los adjs. hocicón ú hoci- rudo, jetón ó jetudo y morrud^i. En Chile decimos Tener uno el charqui tan largo. Estar largo ó estirar el charqui, y, formando equívoco con la 1." acep., ¿A cómo está ó cuánto

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vale el charqui? A esta misma acep. pertenece también la fr. fam. chilena Hacerle á uno un cliarqui : darle un golpe con el índice de la ma- no en el labio inferior, de arriba ;i bajo, de suerte que éste se doble y resuene. Parece que en España no se conoce esta acción sino la de hacer la mamola: darle á uno golpecitos deba- jo (le la barba en señal de mofa, bur- la o cbacota. Darle vuelta al char- qui, fr. fig. y fam., tomada del modo de asar el char(¡ui, el cual debe vol- verse de un lado al otro para que no se queme; significa: cortejar con fre- cuencia á una mujer, y por extensión, insistir con visitas, empeños, etc., en una solicitud ó pretensión. Hacer charqui á una persona ó cosa es hacerla rajas ó pedazos menudos con cuchillo ú otro instrumento. Véase Charquear. ¡Ojo al charqui! ¡Cuidado'. ¡Cuenta! ¡Atención'. ¡Ojo alerta! ¡Ojo avizor! ¡Ojo al cristo, que es de ¡úata! Sin duda proviene esta fr. del cuidado y vigilancia que debe tenerse cuando se fabrica ó se asa el charqui, por lo apetitoso y codiciado que es de personas, aves y animales. Ya llei/ó el charqui íí Coquimbo Penco, dicen los del Sur). Fr. (jue trae su origen dfl apellido inglés Sharj), pronu tifiado C/iarpe y luego confundido con cliarqui. En IfiSÜel piratíi inglés Bart<jlonié Shaip tomó con toda facilidad el indefenso puerto de Coquimbo y penetró basta la ciu- dad de Íja-Serena. Fué tan grande el terror que se apoderó de todos los ha- bitantes de los puertos y lugares del Norte, que el nombre Charpe (') char- qui quedó como sinónimo del cuco ó del hu para los niños. Con el tiempo se olvidó la idea de terror, y, con el

buen humor chileno, se convirtió en la de simple inoportunidad. Así que ahora Llegar el charqui « Coquim- bo es-llegar ó presentarse uno á des- tiempo ó deshora, inoportunamente, cuando nadie lo había convidado y mucho menos lo esperaba, y con peli- gro de interrumpir ó perturbar una alegría, una fiesta: ser un aijua- fieslas, com. : «persona que turba cual(juiera especie de diversión ó re- gocijo)'.

CUARQUICÁN, m. Guiso en que en- tra como parte principal el charqui ó tasajo. Los hay de varias clases; pero los principales son: el charquicán co- mún ó general, para el cual el char- qui se asa y se muele primero y en seguida se cuece con papas, cebolla y demás verduras ó condimentos que se le quieran agregar, dejando el todo espeso, sin caldo; el charquicán de carne, el que se hace con carne de vaca, asada primero, y en seguida co- cida como en el anterior; el charquicán char(iui)/rí/o, el que se hace friendo primero el charqui y sin caldo, que- dando así más seco que los dos anterio- res; el charquicán de trilla, que suele llevar más verduras, porque, siendo pa- ra todas las personas que concurren á una trilla, tiene que ser más abundan- te y barato. Figuradamente, char- quicán significa entre nosotros ba- ridlo (confusión, desorden, mezcla de gentes ó cosas de todas clases), revol- tijo ó revoltillo (conjunto ó compuesto de muchas cosas, sin orden ni méto- do). Como en esta acep. tiene tantos y tan buenos equivalentes, no nos pa- rece recomendable. Hacer Char- quicán una cosa, es machacarla y despeda/.arla, corno se hace con el charqui para guisarlo. La etimología

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CHAS

CHAS

de esta voz es charqui y el araucano canean, asado y asar.

Charratera, f. Charretera, del francés jarretihre.

Chasca, f. Del quichua chahsca, melena enmarañada sin peinar. Es la greña castellana: «cabellera revuelta y mal compuesta. Ú. m. en pl.» Con ella tienen relación (/xedeja ó vedeja (cabellera larga), melena (cabello que desciende por junto al rostro, y espe- cialmente el que cae sobre los ojos; el que cae por atrás y cuelga sobre los hombros; cabello suelto), maraña (en- redo de los hilos ó del cabello) y vedi- ja (pelo enredado en cualquier parte del animal; mata de pelo enredada y ensortijada, que cuesta trabajo de peinar y desenredarla). Las crines del caballo, y en especial las de la fren- te, por otro nombre chirimota (véa- se en su lugar), en castellano, copete.

Chascarro, m. Muy común se va haciendo en todas partes esta forma, en vez de chascarrillo, única que ad- mite el Dice. Como el chascarrillo es muchas vocees sin gracia y deslucido, y otras picante y burlesco, se hace duro en tales casos darle nomljre en ito y se prefiere la forma despectiva en arre, tan usada también en espa- ñol, como se ve en catarro, cwarro, guijarro, mocarro, y otros en que se ha agregado la terminación aumenta- tiva on: boharrón, coscorrón, chapa- rrón, fanfarrón, nubarrón, santurrón, ventarrón, vozarrón, zancarrón. Chas- carro se oye no sólo en América sino también en el país de los charros, como lo i^rueba esta cita tomada del rector de la Universidad de Salaman- ca, Don Miguel de Unamuno: «La verdad es que este tan gracioso como sugestivo chascarro provoca algo más

que una sonrisa finan. (A propósito de nn libro jjeruano, VI J. Tiempo es ya de admitirlo en el Dice; y en tal caso sería nombre positivo, del cual podría derivarse la forma diminutiva en ito ( chascarrito ) , que también es usada por algunos. Un buen sinóni- mo de chascarrillo es chilindrina en la acep. de «anécdota ligera, equívoco picante, chiste para amenizar la con- versación».

Chasco, m. Dice Gonzalo Correas que «salió de chas, sonido de golpes, palos ó instrumentos; chas chas, chis chas, significa el golpear». El Dice, lo deriva del fiasco italiano.

Chascón, na, adj. Greñudo, da (que tiene greñas), mechoso, sa (que tiene mechas ó mechones en abundan- cia) y también grenchudo, da (que tiene crenchas ó greñas. Aplicase principalmente á los animales).— Tam- bién se aplica á la persona que tiene el pelo sin peinar (despeinado, da), desgreñado. Aplicase á la caballería de crines muy lai'gas. Como s. f. es

igual á calchona. Hueso chas- cón: cierto hueso de la rodilla de los animales vacunos, rodeado de muchos nervios y carne, y por eso muy solici- tado para la sopa y el puchero. Chasconear, a. fam. y ú. t. c.

recíprtico. Repelar, a. (tirar del pelo ó arrancarlo), dar un repelón (tirón que se da del pelo). En esta acep. se confunde con mechonear. Más propiamente chasconear dcbei-ía significar desgreñar, despeinar, desme- lenar, conforme á su etimología. Como recíproco significa desgreñarse ó anclar á la greña: «reñir tirándose de los cabellos». Téngase presente, pa- ra este concepto, el s. pelamesa (de pelo y mesar): «riña ó pelea en que se

CHAS

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asen y mesan algunos les cabello? ó barba».

Chascuda, f. Igual á Oalclio- na, aunque menos usado. SaUrle á uno lii chascuda.

Chasquearse, r. Muy usado es en Chile, á pesar de que el Dice, lo ad- mite solamente como a.: «dar chasco ó zumba. || Faltar alo prometido )j. Nues- tro chasquearse es llevarse, chasco, tomado chasco en la acep. fig. de «su- ceso contrario á lo que se esperaba». Muchos otros modos tiene el castellano para expresar esta idea, sin necesidad de desnaturalizar sus verbos; tales se- rían: Quedar defraudado de su intento, deseo, esperanza, etc.. Frustrársele su proijeclo, planes, etc., Salirle vana ó burlada su esperanza, Salirle al revés ó al contrario, A"o salirk bien. Dejarle á uno en blanco, ó in albii. Quedarse á buenas noches, etc., etc. Véanse hin- garse y el plebeyo Aporuñarse.

Chasqui, m. «Indio que sirve de correo». Así lo define el Dice, sin dar etimología y con la nota de Peruanis- mo. Tres errores en una sola línea: 1." llamar indio al chasqui, cuando ya los indios poco se ven en América, y menos para estos oficios. Esa defini- ción estaba bueua para antes de 1810; 2." calificar de peruanismo una voz que so usa, además del Perú, por lo menos en Colombia, Chile y la Argentina; o." admitir una voz como ésta, que ya va desapareciendo rápidamente y que tantos sinónimos tiene en castellano. Fuera del genérico correo (el que tiene por oficio llevar y traer la correspon- dencia de un lugar á otro), estiVn lucién- dose: propio, m. (persona (|ue expresa- mente se envía de un punto á otro con carUi ó recado), extraordinario, m- (correo que se despacha con urgencia)'

valijero (el que tiene á su cargo condu- cir las cartas desde una caja principal de correos á los pueblos de travesía), peatón, (valijero ó correo de á pie en- cargado de la conducción de la corres- pondencia entre pueblos cercanos), y también para algunos casos, ordinario: «arriero ó carretero que habitualmente conduce personas, géneros ú otras cosas de un pueblo á otro». La etimología de chasqui, que algunos pronuncian chasque, es el quichua chasqui, co- rreo, del V. clmsquidi, recibir, por- que es el que recibe la carta ó enco- mienda para trasmitirla.

Chasquilla, f. dim. de chasca. Porción de pelo que las mujeres se cortaban por delante de la frente y dejaban caer sobie ella, por adorno y sin encresparlo. En algunas partes, chirimota. Véase esta voz. Á la 1 .•■■ acep. corresponden los flequillos de este pasaje de Periülu: «Negros eran sus ojos, dulces é insinuantes; la tez morena, el rostro oval y u!i tanto aguileno; la frente, sin flequillos ni otros pingajos de la moda, tersa y bien delineada» (El sabor de la tie- rruca, III); voz que nsa él subraya- da, porque no aparece en el Dice. Por nuestra parte tampoco hemos hallado el nombre castellano de esta garam- baina, que con gusto llamaríamos simplemente mechillas. Traduciendo González Carvajal las palabras del Cantar de los cantares: «Oculi tui columbarum, absque eo quod intrin- secus latet», dice:

Son tus ojos de i>aIonia,

Aunque más los encubran los cabellos Que como (iclicada celosía Pones delante tú; porque así asoma Y centellea más la luz en ellos.

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CHAT

CHAU

Comentando en las notas este mismo pasaje, agrega: «Lo demás que en el texto pudiera parecer oscuro, con esta traducción está claro; pues lo que por dentro dice que se oculta, son los ojos mismos, cubiertos de estudio con los cabellos que caen de la frente, sirvien- do de velo por donde se traslucía su hermoso brillo, y escaseándolo así á la vista para hacerlo más apreciable. Al inmortal Fr. Luis de León debe la Iglesia la ilustración en un lugar que hasta su tiempo, por no haberse mi- rado bien, ¡jodia servir de lazo á los flacos, y de pretexto á los impíos para sus horribles calumnias». El texto de Fr. Luis de León es como sigue: «La voz hebrea es tzamalhec, que quiere decir cabellos ó cabellera, y propia- mente es la parte que cae sobre la frente y ojos, que algunas mujeres los suelen traer postizos, y en castellano se llaman ladosy>. No registra el ac- tual Dice, esta acep. de lado. En el Cancionero popidar gallego de D. José Pérez Ballesteros se lee en nota: «Pe- eré ka: pelo corto cayendo hasta cerca de las cejas: moda actual (1886) que lleva diez ó doce años en uso».

Chata, f. La 3.* acep. que da el Dice, al adj. Chato es: «aplícase á al- gunas cosas que de propósito se hacen sin punta y con menos elevación que la que regularmente suelen tener las de la misma especie. Clavo chato, embar- mción chata». En Chile hemos prescin- dido del s. y nos hemos quedado con solo el adj., sustantivándolo en la ter- minación f ., conforme al último ejemplo del Dice. (Véase Civil). Y, para que se vea que no es éste un uso moderno, he aquí una cita tomada del ftiréii indómito de Fernando Alvarez de To- ledo, de principios del siglo XVII:

Á la araucana costa de allí fueron Por el furioso piélago intratable En las chataif, no más empavesadas Que van cual las galer,as despalmadas. (C. XIV).

Otra acep., pero indebida, que se da aquí á cliata, también por la forma chafa que tiene, es la 2." que el Dice, da á Silleta: «vaso para excretar en la cama los enfermos». También se usa indebidamente por jsowtón.

Chatre, adj. «Ricamente acicala- do». Así lo define el Dice, como pro- vincialismo del Ecuador. Ú. t. en Chile entre la gente del pueblo, y familiar- mente entre las personas instruidas. En algunas partes de Cliile cliatre significa también ¡'e/ajo.

Chaucha, f. Del quichua chfiau- clia, la papa que madura temprano; y también de chau, cosa imperfecta, á medio hacer. Es evidente que de estas dos voces quichuas se han formado la chauclia chilena y la argentina, por- que sólo así se explican sus distintas aceps. Por eso Lafone Quevedo, que reconoce el uso de Chile y el de la Ar- gentina, da también las dos etimologías : papas tempranas y cosa falta. Chau- Gha significa en Chile, conforme á la primera etimología : una especie de papa tempranera, y la papa menuda que se deja para semilla; y conforme á la se- gunda, moneda de plata de valor de veinte centavos, por otro nombre i'ein- te, m. Esta acep., que es general ec Chile, pero nunca en el lenguaje serio ó elevado, se explica porque la chau- cha vino á reemplazar á la peseta española, que valía veinticinco centa- vos. El pueblo, al ver la nueva mone- da, hubo de convencerse de que era una peseta imperfecta, incompleta, y por eso la bautizó con el nombre de chaucha, cosa falta. (En la Argén-

CHAU

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tina se llama asi la vaina tierna del poroto ó fréjol). De la última acep. chilena se derivan las frases Ser perso- na de chauclias ó Teiw cliau- clias: ser adinerado ó rico; y Faltarle á uno una chauclia para el peso ó para los odio reales: ser semifatuo, me- dio necio, estar á punto de perder la chaveta.

Chaucliau, m. Derivado de chaucha en la acep. argentina de- vaina tierna de poroto. Es un guiso en que domina esta verdura, acompañada de papas y chocloS picados y de los aliños correspondientes. Es igual al CUtriaco, que pusimos en el Apén- dice.

Chaucheo, m. Afán desmedido de adquirir dinero sin reparar en la li- citud de los medios. || Juego en que las jugadas ó las partidas no pasan de una chaucha.

Chauchera, f. Portamonedas para guardar el dinero trocado, especialmen- te las monedas de plata: chauchas, dieces, cincos.

Chauchero, m. Receptor de me- nor cuantía; cobrador de última clase. Ambas aceps. son poco usadas.

Chauchudo, da, adj. vulgar y poco usado. Adinerado, rico.

Chaurrina, f. vulgar. Así llama el vulgo de nuestra capital las lelrinas públicas que en el paseo de las Delicias hizo construir Don Francisco Echau- rren cuando fué intendente y que tenían el letrero de ómnibus (para todos). Hace tiempo que se suprimieron.

Chauvinismo, m. (Pronuncíese chovinismo). Voz transladada en toda su crudeza delchaurinisnie francés, que en aquella lengua significa: patriotismo exaltado, ó entusiasmo grande por la gloria de las armas francasas. El caste-

llano debe desterrarla in aeternum ef ultra de sus dominios, supliéndola con patrioteria, que aparece ya en el Apén- dice del Dice: '(alarde propio del pa- triotero».

Chauvinista, adj. y ú. t. c. s. (Pronuncíese chovinista). Véase el an- terior y reemplácese por patriotero, ra, adj. fam. y ú. t. c. s.: «que alardea excesiva é inoportunamente de patrio- tismo».

Chavalongo, m. Antiguo chile- nismo que, muy usado en su tiempo por todos los chilenos y los cronistas españoles, va quedando ahora relegado á la parte más ignorante del pueblo. Deri vase del araucano chavo, la modorra ó cualquier calenturón fuerte, y lonco, la cabeza; así que, es nombre genérico con que se denomina la fiebre tifoidea ó tabardillo, el tifo ó tifus, la insolación y demás enfermedades parecidas.

Chaveta, f. Así corrigió la 13.^ edi- ción del Dice, el antiguo chabeta.

Chávez, apellido. Chaves. «Ape- llido de casa noble de Portugal, dice Covarrubias, y significa llaves, lo mis- mo que en gallego; del latín clavis, en gr. -xls'.c, la llave». Godoy y Alcántara dice que Chaves, Xaves, Xavis, Xapiz y Jacope (en gallego), son formas de Jacolio ó Jacob, que en hebreo significa suplantado. Pero, sea portugués ó he- breo, siempre se ha escrito con s (Clia- ves), porque nadie lo ha tenido por patronímico.

Chaya, f. Tal es la ortografía más general de este extendido chilenismo, en vez de challa, que escrilien algu- nos. Procede del quichua chhaUani, rociar, de la misma raíz que rhhallana, hisopo. En aimará existe también el v. rchallafrra, rociar, asperjar, que in- dudablemente tiene el m ismo origen que

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el quicliua. La primera y principal a cep. de la ch.aya chilena es la rocia- da ó rociadura que por jnego se hace en el carnaval con agua, perfumes, pa- peles picados ó con otras cosas; por eso se dice el juego de la chaya ó jugar á la chaya: el anfrwjar castellano, a. : «mojar ó hacer otra burla en carnesto- lendas». No hay para qué describir esta antigua costumbre que, por causar desórdenes y graves daños, se ha prohi- bido ya en las principales ciudades del mundo civilizado. Sin embai'go, para que se vea la fatal importancia de este juego, copiaremos la ley con que lo prohibió el rey de españa en todos sus dominios. «En los días de carnaval ninguna persona sea osada á tirar en las calles, sitios públicos de plazas y paseos de la Corte, ni otro sitio, huevos con agua, harina, lodo ni otras cosas con que se pueda incomodar á las gen- tes, y manchar los vestidos y ropas, ni echar agua clara ni sucia de los balco- nes y ventanas con jarros, seringas, ni otro instrumento; ni se con pellejos, vexigas ni otras cosas; ni se echen mazas á persona alguna, á los perros ni otros animales». (Norísima Recopi- lado», lib. III. tít. XIX, ley XXI). «■Peladillas por antruejo: refrán de Mé- jico y las Indias, á donde usan tirar puños de peladillas á las damas, como ac:i huevos con agua de olor; aplícase á franqueza, gentileza y abundancia». Así explica Gonzalo Correas en su Vo- cabulario este refrán que no aparece en el Dice, y que tan mal parados nos deja á los americanos, pues dice que en el carnaval apedreamos á las damas. Por extensión significa también cha- ya: papel cortado en trozos menudos para arrojarse una.s á otras las personas en el carnaval : se prefieren para esto

los papeles de color. Se vende chaya, es anuncio que se ve en ese tiempo en al - ganas tiendas. Confetti, quieren co- rregirlos italianosó italianizados; voca- blo que estará bien cuando lo que se arroja son confites, como se hace entre ciertas personas. Casquete de la rega- dera por el cual sale el agua. Casquete de las mangas que usan los jardineros para regar: y también el que se pone en las cañerías de las fuentes y por el cual sale el surtidor ó chorro de agua. En tiempo (le chaya nadie ae enoja, fr. prov. con que se justifican y disculpan todas las groserías y desórdenes del carnaval.

Chaya, f. Del araucano f^a/?fl!, olla. Es como una sartén sin mango, grande y de hierro, que se usa para lavar las arenas auríferas meneándola con las manos. En algunas partes dicen cha- yo. El equivalente castellano es hatea, que se usa también en las provincias delXorte. En la forma chayo lisan- lo también los albañiles por coladero: «manga, cedazo, cesto ó vasija en que se cnela un líquido». Lo mismo que el anterior y á pesar de la etimología, ha prevalecido el uso de escribirlo y pro- nunciarlo chaya.

Chayero, ra, m. y f. Persona que juega á la chaya (L"^ art.) Xo es de mucho uso.

Chayo, ito, f. Dim. fam. de Ro- sario. En Méjico dicen Challo y en Cuba Charo. Véase esta voz.

Chebo, ba, m. y f. Dim. fam. de Euselrio, hia.

Chegre, m. y ú. t. c. adj. El pele- te castellano: «hombre pobre, de pocos haberes, pelón», ó el pelagatos: «hom- bre pobre y despreciable».

Chela, ita, f. Dim. fam. de Celia y de Graciela.

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Chelín, m. Del iuglés nhilliiu/. llo- iieda intrlesa de plata, equivalente á la vigésima parte de la libra esterlina. Admitióse eu el último Dice.

Chenche per chenche. Co- rrupción que ha hecho el vulgo de la fr. inglesa íturnge per change, que equi- vale al otro chilenismo mucho más expresivo y usado: Pasando y pa- sando, esto es: «en dinero contante, sin dilación en la paga, con dinero en mano», definición del modo adv. fam. A toca teja; y, tratándose de cambios, trueques ó permutas, entregar al mis- mo tiempo las cosas que son materia de estos convenios ó contratos; (junjele jior guájete: «tanto por tanto, una cosa por otra», ó pelo á pelo ó pelo por pelo: «sin adehala ó añadidura en los true- ques ó cambios de una cosa por otra».

Véase Chiva teadito.

Chenque, m. Nombre vulgar del flamenco (ave).

Chente, m. Dim.fam.de Vicente. Lo mismo en Méjico, donde dicen tam- bién Chenta por Vicenta. Véa.se Vi- cho, cha, que es otro nombre fam. de los Vicentes y Vicentas.

Chepa, ita, f. Dim. fam. de Jo- sefa y Josefina. Lo mismo en Méji- co.— Por semejanza con chey (véa- se en su lugar) úsalo el pueblo por manceba ó concubina. Las tres Chepas: nombre que da el pueblo á las estrellas que forman el tahaU ele Orion.

Chépica, f. Del araucano f/iP/w/w, grama; y este mismo es el nombre cas- tellano de esta planta, tormento de los agricultores.

Cheque, m. Del inglés check. Docu- mento en foima de mandato de (lago, por medio del cual una persona puede retirar, por ó por un tercero, todos

Dice, de Chil.. t. II.

ó parte de los fondos que tiene dispo- nibles en poder de otra. Admitido por primera vez en el último Dice.

Chercan, m. Del araucano ckeJ- can, «mazamorra de harina tostada con agua caliente; si es con agua fría, di- cen ulpiídy. Hoy en día casi no hacen diferencia los chilenos entre el cher- can y el ulpo, porque así dicen chercan frío como ulpo calimte. trastrocando los nombres; sin embargo, en el primero prevalece el concepto de comida, y en el segundo el de bebida. Para ambos hay todas estas voces en castellano: alejija, f. (puches que se hacen de harina de cebada tostada y mondada, cociendo con agua y sal esta harina hasta que se espesa y toma al- gún cuerpo. Para que estén más sabro- sos, se les echa un poco de ajonjolí por encima. Ú. m. en pl. Parécese más á nuestro sanCO), atole, m. (manjar á manera de gachas, muy usado en Mé- jico, y el cual se hace con harina, ordi- nariamente de maíz, disuelta en agua ó leche y hervida. Aunque admitida en el Dice, es voz mejicana, atolli en su origen ; por lo cual no es de mejor de- recho que la nuestra), /í//í7if/ff.s, f. pl. (provincialismo de Aragón y que sig- nifica lo mismo que) gachas, f. pl. (co- mida compuesta de harina cocida con agua'y sal,ila cual se adereza con leche, miel ú otro aliño. Por la sal que lleva i-e parece más á nuestro sanCO), lia- riniulo, m. (harina disuelta en agua), poleadas, f. pl. (gachas ó) puches, amb. pl. ó papas (lo mismo que gachas) y zahinas, f. pl. (gachas ó puches que se hacen de harina y no se espesan; pero lleva la nota de andalucismo). «Hari- nas, en pl., llaman en algunas partes y tierras ;i los puches ó puchas», dice Gonzalo Correas explicando el refrán.

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«Comí harinas por engordar, salióme por cena y por yantar».

Churcán, m. Del araucano rhedcan ó chedcaíl, un pajarillo parecido al rui- señor; pero en el canto, pues el chercái) no canta, sino que solamente grita de una manera ronca y áspera. La hembra se llama chercana. Ambos de- ben entrar en el Dice.

Cliestera, f. Aparato tejido de mimbre, en forma de librador (en chi- leno, poruña) y con guante en un ex- tremo para ajustarlo á los dedos de la mano. Se usa en el juego de la pelota. Es permutación de una letra por chis- lera, aunque no hay igualdad de sig- nificado, pues ésta es: «cestilla angosta por la boca y ancha por abajo, que lle- van los pescadores para echar los [leces ». En Álava hallamos también thisfera: «cestilla de forma especial para jugar á la pelota». (Baráibar). La palabra castiza es cesta: «especie de pala de tiras de madera de castaño entretejidas, cóncava y en figura de uña, que, sujeta á la mano, sirve para jugar á la ¡xilota».

CheutO, ta, adj. Del araucano chei/hia, boca cortada. Así aparece en la edición del Febrés hecha por Astrul- di; pero es indudable que la voz pro- viene originariamente del quichua, en el cual hay cJtkecta, mitad, en monedas, y chhectani, hender ó partir. CheutO se aplica en Chile á la persona que tiene el labio superior hendido ó torcido en un lado, sea por defecto natural, sea por alguna herida cicatrizada. En cas- tellano puede expresarse esta idea por los adjs. boquitorcido ó boquituerto, y boqui/iendido. De labihendido, (pie dan algunos, dice Cuervo: «Esta vob no se halla en el Dice, de la Academia, pero es bien formada v es de uso antiguo en América (Ruiz de Moiitoya, Vocab.

(juarani); está en el Dice, de una So- ciedad de Literatos". El provincialismo colomljiano correspondiente al nuestro es boqueta. Como en todas partes hay personas que tienen este defecto, que tan ocasionado es á sobrenombres y apodos, en todas partes también los inventan con gracia y malignidad los que se complacen en reírse del prójimo. Por eso D. Ángel de los Ríos, en su Ensai/o sobre tos apeJtidos rasletJanos, trae á Boca torciila (nuestro cheuto) como próximo ó equivalente á un ape- llido: «A propósito del [conde] de Xájera, D. (íarcía Ordóñez, consta por un escritor árabe contemporáneo que se llamaba de mote Boca torcida, al menos entre los compañeros del Cid.» (c. II).

Cheve, m. Dim. fam. de Sererino.

Chey, f. Manceba, concubina, que- rida.— Como m. es el sobrenombre ó apodo que se da aquí á los argentinos, más despectivo que cuyano, á causa de la interjección ¡che! que tanto usan ellos, correspondiente á la nuestra ¡hombre.' y ¡lio! del vulgo. Parece in- dudable que el cliey en ambas aceps. procede de la partícula araucana che, significativa de persona, gente. La agre- gación de la // se exjjlicaría por el pl. ch.eyes, el cual hubo de foi'marse así por la repugnancia que hay para la lengua en las formas cheS y cliees. En Valencia usan chée: «nombre con que se designa por lo común á cualquier individuo, cuyo nombre se ignora, siempre que sea paisano», dice D. Ra- món Caballero en su Dice, de Modismos; y Salvador Rueda: «.¡Che! mira, mira, Pedro: ¿no ves allá arriba ?.../CAe.' ¡québiense ve!» (Buscando nidos). "'Es- tas dos citas son otro dato para la eti- mologíadel ch.e argentino. Losclásicos

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castellanos usaron ;ce! «inteij. con que se llama, se hace detener ó se pide aten- ción á una persona», y que todavía no está anticuada en el Dice. No es de creer que ésta, pronunciada á la italia- na, haya dado origen á aquélla, que sin duda es muy anterior á la inmigración italiana en aquella república. La inter- jección y pronombre che «no es espe- cial délos pueblos del Plata, como leo en algunos escritores río-platenses, pues se usa también y con igual ó mayor fre- cuencia en Bolivia. Tanto, que los chilenos llaman despectivamente los ¡ches! á argentinos y bolivianos [mu- cho más usado es cheyes]. Che en lengua pampa es hombre, como se constata por Ranquelches, Pehuen- ches, Tehuenches, etc. En guaraní es «lyo soy». Dícese (creo que por Daire- aux) que cuando los primeros españoles desembarcaron en el Río de la Plata, vestidos á la europea, con armas y ca- ballos, hubieron de parecer á los indios seres de otro planeta. Asombrados los naturales, huyeron al pronto; pero uno de los indios, ó por más atrevido ó por niiis curioso, tocó con sus manos á un español y luego á otro, entendiendo con esto que los extranjeros eran hombres como los deuKís. Y. llamando á sus compañeros, les infundió confianza, gi'itándoles: ches, ches, (son hombres, son hombres). Ü porque el caso hiciera gracia á los españoles, ó porque creyeron que la palabreja era voz de llamada entre los indios, la adoptaron en el sen- tido particular que conserva hasta hoy». (Ciro Hayo, Vncah. de procinc. ar¡ipnl. ij boliv.) Ojalá pudiera comprobarse con datos históricos tan hermosa fan- tasía.

('iiiitAi,?;Ti:, ni. Del francés c A ei'a/e/. Armazón de madera donde se colocan

las cajas para componer. Término de Imprenta por primera vez admitido en el Dice, y con razón, porque es usadí- simo en todas partes.

Chic, m. y ú. t. c. adj. Voz fran- cesa (aunque no aparece en los buenos diccionarios de aquella lengua) que ha estado muy de moda en España y América. «Faltábale únicamente lo que se llama, no por qué, chic de buen tono». (Pereda, Bocetos al kmph). ¡Qué vocablo tan pobre y miserable para la sonora lengua castellana, que nunca ha sido lengua de ratones ni de pájaros! Para expresar este concepto nos da eUa.:/iUli, ra. fam.: «delicadeza, sutileza, ó primor de alguna cosa» ; mo- no, na, adj.: «pulido, delicado ó gra- cioso» ; su compuesto remonono (aunque no aparezca en el Dice), con sus res- pectivos superlativos; íener uno ányel, fr. fig. y fam.: «tener el don de agra- dar». Véase ahora lo que fué en su origen este pobre monosílabo y cuánto dista del significado que se arroga. Eu el Dice, de la conversación y de la lec- tura (París, 1834) leemos: «Esta ex- presión singular, que se ha puesto en uso en la conversación entre artistas, no puede ser considerada como vocablo francés. Sin embargo, creemos necesario mencionarla aquí y dar la explicación de su significado. Esta palabra nació en los talleres de artistas hace cincuen- ta años. Cuando la nueva escuela aban- doiK) la vía trazada por la Academia y se entregó con ahinco al estudio de lo antiguo, les pareció á algunos de los alumnos tener que adoptar las actitu- des, movimiento y expresión más sobre- salientes de los modelos clásicos jiara los estudios más sencillos y las figuras más vulgares. Los compañeros, pasma- dos de iin estilo tan elevado, (jue á

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menudo se hallaba en abierta oposición con la sencillez del tema, solían excla- mar: « Este tiene chic, un chic famoso». Con ello querían decir que el artista aludido había tenido una buena idea, pero que la ejecución era convencional y carecía de verdad. También se dice que una figura está hecha «con chics, cuando toda ella está hecha de memoria y recuerda buenos modelos. Por tanto, la expresión «tener chic» no es preci- samente expresión de alabanza, pero tampoco de crítica. Sólo quiere decir que hay algo de bueno en la manera de trabajar del artista de quien se habla, que éste ha estudiado buenos modelos y los recuerda, pero que no debe con- tentai-se con crear siempre segiin lo que recuerda, sino que es preferible se aten- ga al natural. El «chic» pues puede ser considerado como la «caricatura del estilo y del carácter». El «tener chic» puede ser útil para el artista, porque le da cierta facilidad para trabajar de prisa, pero jamás éste ha de entregarse á esta habilidad».

Ciiica, f. Parece ser el chico caste- llano, definido así por el Dice. : «en len- guaje vulgar, medida de capacidad para el vino, igual á un tercio de cuartillo, ó á 168 mililitros». Aquí se ha perdido ú olvidado ya la medida y se usa como si- nónimo de trago ó trinquis: Tomar una chica vino. Quizás entre los marinos se use todavía como medida, ó por lo menos como vaso pequeño: «De 2 á 3 de la tarde se sirvió á la marinería un ja- rro de buen con leche y bautizado con una chica de ron, que vino de molde para la alegría general ». (G. M. Baña- dos, Del Mar Pcu-ifico al Báltico J.Tum- bién puede considerarse como corrup- ción del gallego chinea ó chisca, gota ó poca cantidad de cualquier líquido.

Chica (Hacer uno la). Fr. fig. I'ani. en que el adj. chira irónicamente está usado ]}or ffratidfi: hacer una gran- de avería, un daño ó pei'juicio grande, una barrabasada (travesura grave, ac- ción atropellada), un crimen, un gran estropicio, hacerla cerrada (cometer un error culpable por todas sus circuns- tancias), liacer nlcjmia (ejecutar una mala acción ó travesura), hacer una qim sea sonada (fr. fara. con que, en son de amenaza, se anuncia un gran escar- miento ó escándalo), ¡buena la hite, la hiriste, la hizo, ele' /chica la qu-e has hecho.'

Chicana, f. No sabríamos hacerlo mejor que el P. .Juan Mir y por eso copiamos al pie de la letra lo que escri- bió él de este vocablo. «A no darlo Baralt por cierto, apenas creeríamos que los españoles usasen la voz chicana, pues en mi vida la he visto ni oído, al uso de los franceses, que llaman chicane, á la sofísteria. Mucho será que los que propagan la voz chicana no jiro- muevan el uso de chicaneai", chi- canería, chicanera, chicano- so, chicanamente, y parecidos derivados suyos, pues los franceses los admiten, con razón, porque, al cabo, de lo suyo se visten. Mas, los que visten ropas ajenas, atreviéndose á usurparlas por suyas propias, manos ponen en lo vedado; como -tales, de ladrones no escaparán. ¿Por ventura escaseaban voces con que representar una cavila- ción , que eso significa el francés chicane? ciertamente: ahí están las palabras enredo, embrollo, quisquilla, triquiñue- la, tranquilla, trampa, sutileza, tramoya, efugio, travesura, cancamusa, maraña, lazo, caramillo, zancadilla, armadijo, enyafío, casquetada, juguéis, niñeria, trapacería, trampantojo, embuste, maU-

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cia, mutreria, anlid, artificio, ai/nilpza, fraudulencia, (jaiteria, eiujnnifa, Irrta, ¡/atada, papilla, falsia, fraude, harhi- lleria, etc., etc.: las cuales, pnesta.s en pl., expresan, cada cual en su ümto, con singular energía lo que chicana ile ninguna manera puede representar, por ser voz exótica y ajena del romance». (Prontuario de Hispanismo ij Barba- risrno ).

Chiclán, adj. y m. En castellano ciclan. No debe confundirse éste con el cordero rencoso, que es el que nace con un defecto parecido. En Méjico, Cnba y Venezuela usan también la voz co- rrupta: en el Ecuador dicen cllig;lán.

Chico, m. Moneda de ínfimo valor ó medio centavo. No te debo ni chi- co; no lev (¡o un chicO.

Chicoco, ca, m. y f. fam. En cuanto ;i la forma, es el cfíicote, la, cas- tellano, derivado de cliico, y que signifi- ca: «persona de poca edad, pero robusta y bien hecha. U. para denotar cariño». Asi lo usa el P. Isla en su Fray Ge- rundio: «Me ocurre un nombre... que se ha de imponer á mi cliicote-n. El chicoco chileno es sinónimo de «í«»o, piíjmeo, gorgojo. Tamarrizquito ó iama- rrufijuilo, adjs. fams. de dos termi- naciones, significan también: «muy pequeño». Liliputiense es aún más pe- (¡ueño y por su origen sólo debe em- plearse en lenguaje jocoso. Rerhon- cho, cha, es adj. que se aplica á la persona gruesa y pequeña. La etimolo- gía de este chilenismo es el adj. caste- llano chiro y la partícula co, que, según alguien lia escrito, es de origen azteca. Unos cuantos vocablos de esta clase corren por toda América ó á lo menos por algunos de sus Pastados: tales como

patuleco, chueco, chulleco ó chullenco, chambeco, potoco

ó pochoco, sunco, choco, ta- cuaco, chopeco. Manco, retaco y zopenco son castellanos.

Chicotazo, chicote, chicotear. Dalos el Dice, como provincialismos de Méjico, cuando en realidad son de uso corriente en todo lo que fué la América española. En Chile damos además á chicotear como r. la acep. de-discipli- narse; y al participio, traUindose de música, la de-rápido y alegre.

Chicoteo, m. Acción ó efecto de chicotear. Haría muy bien el Dice, en darle lugar propio. Véase ComaPRKO.

Chicotera, f. ó chicotillo, m.

Ajustador de pantalones, chalecos, ca- potes, etc. En castellano es trincha. También significa chicotera la parte de las riendas que forma el chicote ó lá- tigo trenzado con que se azota á la ca- balgadura.

Chicureo, chicureo, con las uñas ij con los dedos. Refrán que gra- ciosamente usan los muchachos para estimularse á comer con avidez ó para pegarse unos con otros, con las uñas y con los dedos, como lo dice la letra. Engarrafar, a. fam., significa en cas- tellano: «agarrar fuertemente una co- san, y su contrario desengarrafar: «desprender y soltar lo que está asido con los dedos encorvados en figura de garra». Chicureo, nombre de un fundo vecino á Santiago, significa en arau- no los tordos.

Chicha, f. ¡Quién les hiciera probar á los SS. Académicos la chicha de uvas, especialmente la de Aconcagua, para que la incluyeran en la definición! Véase la que han dado: «bebida alco- hólica que resultii de la fermentación del maíz en agua azucarada y (lUc se usa en América». Chicha de manzanas, en castellano sidra.

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Chicha de jora, es la de niiiíz.—

La Í1-. Ni chicha ni limonada

es lio ser uno carne ni pescado: no tener carácter determinado, no ser litil para

nada. La loe. fig. chicha fresca, ó cara de chicha fresca, que se

aplica á las personas un tanto desen- vueltas y alegres, especialmente mu- jeres, equivale, aunque no con toda exactitud, á las castellanas cara de ale- hüja, cara de pascua y cara de risa: la apacible, risueña y placentera.

Chicharra, f. í]n la acepc. de ci- ijarra es castellano; pero no así en cuanto al juguete. La chicharra espa- ñola es: «juguete que usan los niños por Navidad, y consiste generalmente en un cañuto corto, tapado por uno de sus extremos por un pergamino estira- do, en cuyo centro se coloca una cerda ó una hebra de seda encerada. Pasando por ella los dedos, forma un ruido tan desapacible como el canto de la ciga- rra». Este juguete es el que en Chile llamamos capagato, que equivoca- damente tradujimos por bramadera. (Véase en su lugar). I>a chicharra chilena bien podría cíiber en la deñ- n'ción de la española, porque el adv. ijenerulmcnte usado en ella da lugar á todo; pero mejor es restituirle su ver- dadero nombre, que es samhoniba ó carraca. Fig. y fam. chicharra es también para nosotros todo instru- mento músico que suena desapacible- mente; un taladro para agujerear el hierro; y un timbre eléctrico do sonido muy desapacible. Hacer chicha- rra (ó chicharrón) una cosa, es en castellano chicharrarla ó achicharrarla. Vé;ise el siguiente.

Chicharrear, n. Sonar un ins- trumento músico de una manera des- apacible, sea por estar desafinado, sea

poRjue no se toca según arte. En cas- tellano sólo hay chicharrar ó achicha- rrar, a.: «freír, cocer, asar ó tostar demasiado una cosa, hasta que no le quede jugo ninguno ó tome sabor á quemado. Ú. t. c. r. || fig. Calentar de- masiado. U. t. c.r. II Molestar con exce- so». Molestan en realidad con exceso los oídos de los oyentes los que no hacen otra cosa que rascar ó azotar sin arte alguna los instrumentos músicos.

Chiche, m. En castellano hay: chucherut (cosa de poca importancia, pero pulida y delicada), monada (cosa pequeña, delicada y primorosa), bu- jería (mercadería de estaño, hierro, vidrio, etc., de poco valor y precio), dije (cada una de las joyas, relicarios y otras alhajas pequeñas, que suelen lle- var por adorno las mujeres y aun los hombres), brinquillo ó brinquiño (alha- ja pequeña ó juguete mujeril), joijel (joya pequeña), quincalla (conjunto de objetos de metal, generalmente de escaso valor; como tijeras, dedales, imitaciones de joyas, etc.), juquete (objeto curioso y l)onitoconqueseentretienenlos niños), baratija (cosa menuda y de poco valor), sacadineros, m. y fam. (alhajuela de poco ó de ningún valor, pero de apa- riencia y buena vista, que atrae ;i com- prarla á los muchachos y gente incauta). «Por mirarla infinidad de chiches de una joyería francesa, no ve la cas- cara de melón que unos muchachos han acomodado». (Jotabeche, Costumbres chilenas). pl. Objetos menudos y de m;ls ó menos valor según la categoría de las personas, que S'í regalan ¡i los concurrentes y amigos en los bautizos, matrimonios, primeras misas, etc. Es la estrena castellana: «dádiva, alhaja ó presente que se da en señal ó demos- tración de gusto, felicidad ó beneficio

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recibido. Ú. t. en pl.» En singular y fisr. se dice de una persona elesjaiite y ricamente vestida, y en general, de cualquier local ú objeto bermosamente adornado. El salón era un chiche; El tillar en un chiche ó está corno un chiche. Tratándose de personas, se dice en castellano: Exiar ir) hecho un brinquirw (estar ó ir muy compues- to y adornado). Tratándose de cosas, puede emplearse en algunos casos ascua (k oro (cosa que brilla y resplandece mucho). Lafone Quevedo es el que mejor ba estudiado la etimología de esta voz. Según él, se deriva de chirhi, en quicbua murciélago, cosa picada ó desmenuzada. «Los chichecitOS ó tetillas [significado que ahora tienen en Catamarca] de aquellos mamíferos alados pueden haber motivado el nom- bre». En otra parte de su obia dice el mismo autor que chiche era el nom- bre Cjue las amas de leche daban en Buenos-Aires al pezón del pecho. En el Dice, quichua que nosotros tenemos, chhicthi significa el granizo menudo, y ehhichi, unos animalejos de río de que hacen salsa. Membreño en sus Hondureñismos trae también esta voz y la deriva del v. azteca chichi, mamar. Como se ve, el significado general do- cosa menuda ha dado origen al que ahora tiene en Chile y en la Argentina.

Chíchere, ni. Una especie de gar- banzo que da el fruto de forma plana. Llámíuse así la planta y el fruto. Es corrupción del castellanofAí/'/íw», gui- sante.

Chichería, f. Tienda en que se ven- de chicha. Hace falta en el Dice.

Chichero, m. Hombre que vende chicha. Como adj. de dos termina- ciones, aplícase á los objetos en que se fabricii ó se guarda la chicha. Cuero

chichero, pipa chichera. También debe admitirse en el Dice.

Chicho, cha, m. y f. Dim. fani. de Xarciso, sa. También se les dice

Ñachi.

Chichoca, f. Véase Chuchoca.

Chifle, m. «Los chifles w>n gran- des cuernos bien alisados, y aun labra- dos y pintados, con una tapa fija en la parte de la base y con otra de quita y pon en la boquilla del otro extremo^). Así describió D. Z. Rodríguez este utensilio de nuestra gente de campo que ya poco se conoce. Para nombrarlo l)astan las voces castellanas cuerna y aliara, que dimos en Cacho y en Chambado. Chifle &s castizo en la acep. de «frasco de cuerno, cerrado con una boquilla, en el cual se guarda pól- vora fina para cebar las piezas de arti- llería». Por eso se confundió aquí con la cuerna, y todavía algunos lo con- funden con el polvorín (chileuo pol- vorera) en la acepe. de «frasco pequeilo eu que se lleva la pólvora más fina para cebar las armas de fuego». Otra acep. castiza de chifle (igual en esto á chilla, chíflalo, chíflele y chiflo) es: «una especie de silbato»; y sillialo es: «instrumento pequeño y hueco, que se hace de diferentes modos y de di- versas materias, y que, soplando en él con fuerza, suena como el silbo».

Chigca, f. Especie de red comba, tejida con cordeles, cortezas de árboles, etc., de forma oval y con bordes de madera, que sirve para muchos usos domésticos. Poniendo una sobi'c otra, sirve como tercios de acémik para el acarreo del pescado, mariscos, legum- lii-es y otras cosas ligeras; pero, más (pie todo, para cuna en las casas y ranchos de los pobres. Cuando la chi- (/ua sirve de cuna, suele tentar el fon-

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do de harpillera, de cotí ó de otro gé- nero ordinario pero resistente. En esta acep. general, que se refiere á un ob- jeto particular de estas regiones, debe esta voz ser aceptada por el Dice. En algunos casos puede equivaler al serón español, en otros á la banasta; pero, como es objeto distinto, conviene que tenga lugar aparte. Mas no así en las aceps. de «capacidad en la parte superior de las diligencias y demás co- ches de camino, donde se colocan equi- pajes y otros efectos, resguardados con una cubierta de cuero ó de tela em- breada; esta cubierta». Esto tiene su nombre castizo, que es vaca, f. La etimología es la voz quichua y aimará achihua, quitasol, cielo de los doseles. El quitasol y el cielo de los doseles, in- vertidos, presentan la figura de una chigua redonda, aunque la imestra es generalmente ovalada.

Chijetada, f. Chorro de un li- quido cualquiera, que sale violenta- mente. Xi así ni chlsguetada apa- rece en el Dice. (Véase el siguiente). En Méjico dicen chisguetazo. (Ra- mos Duarte).

Chijete, u~. Corrupción de chis- (jiteie: fam. chorrillo de un líquido cualquiera, que sale violentamente. También lo usamos como adj., aplicán- dolo á las hembras vivarachas y locua- ces ó gritonas. Mujer ohA^QtQ; c/alUim cllijete. Para la mujer hay en caste- llano el adj. fara. rabisalsera: «aplica- se á la mujer que tiene mucho despejo, viveza y libertad demasiada».

Chijetear, n. Véase Chisgue- tear.

Chilca, f. Planta del género bácaris ó bacará, muy abundante en Chile y en otras regiones de Américu, por lo me- nos en todo lo que abrazó el antiguo

imperio de los lucas. Innumerables son los autores chilenos y argentinos que hablan de ella; por eso no los citaremos, sino únicamente á estos dos extraños: «La hierba ó mata que llaman chillca, calentada en una cazuela de barro, hace maravillosos efectos en las coyunturas donde ha entrado frío y en los caballos desortijados de pie ó manoi. (Inca Garcilaso, Coment.,p. 1, 1. Tí, c. XAT' ). (íChilca, arbolillo muy frondoso y bal- sámico de agradable olor. Tiene hoja verde clara, dentada, larga tres ó cua- tro dedos. Cuando están las hojas calientes al sol ó al fuego, se pegan unas con otras, como también á las manos, y son eficacísimas para sacar frialdades y soldar roturas de huesos». (Padre Velasco, Hist. del Reino de Quilo). La voz, escrita chhiUca, cchiUcn y chilca, figura en los Dices, quicliua. aimará y araucano. Seguramente es quichua y debe entrar en el Dice, académico con la forma chilca, que es la única castellana.

Chilcal, m. Sitio poblado de chilca.

Chilco, m. ¡Si h.5 fucsias modernas, europeizadas y cultivadas ahora como plantas de adorno, y muy orgullosas por figurar ya en el Dice, académico, conocerán á sus humildes aborígenes, los chilcos, chircos, tilcos ó tru- cos chilenos! Véase la historia de esta curiosa metamorfosis, no cantada por un clásico Ovidio, sino contada por El Chilate, sencillo diario de Ancud, el 4 de Noviembre de 1870: «El Chueco en In(/lctterra.= El cldlco (Fuchsia ma- crostemma) es un arbusto que gran parte del año engalana los campos del Sud de Chile con sus abundantes flores en forma de campanitas, que, como ra- cimos de uvas, se desprenden de todos sus ganchos. No crean nuestros lectores que vamos á hacer una descripción Ix)-

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tónica de tau interesante arbusto. No pretendemos tal cosa. Solamente vamos referir cómo llegó nuestro chuco á Inglaterra. Por esta narración se verá la verdad de ese antiguo proverbio que dice: nadie es profeta en su tierra. Hace quince años que arribó á este puerto de Ancud un buque ballenero inglés. Estábamos en primavera. Uno de los marineros que lo tripulaban, cuando estuvo en tierra, se prendó del florido y gi'acioso chilco. Cuando zarpó el bu- que, llevó el marinero una mata, colo- cada en un cajón lleno de tierra. Al- gunos meses después llegó á uno de los puertos del Sud de Inglaterra. Ya el chilco estaba despojado de sus flores y hasta de muchas de sus hojas. El ma- rinero tenía en ese puerto su madre y su familia. rlQué traes? dijo la mamá al marinero. Plata no traigo, contes- tó éste; pero le traigo esta planta para que ponga en su jardín. Con cierto disgusto fué recibida la planta de chilro, la cual fué colocada, con cajón y todo, en el jardín. Pocos meses después em- pezó á ponerse verde ropaje de hojas, y no pasó mucho tiempo sin (pie, como una gran maceta lacre, fuese la plan- ta que más adornaba el jardín. Una tarde que la madre del marinero con- templaba la planta desconocida, un rico hombre inglés se aproximó, llevado por la curiosidad. Después de examinar la planta, que hasta entonces no había visto, y de preguntar de dónde haliia sido llevada á Inglaterra, propuso com- pra al dueño, ofreciéndole por ella treinta libras esterlinas (150 pesos). La pobre madre del marinero creyó al principio que era burla; pero, como insistiese el comprador, aceptó con su- mo gusto las treinta libras en cambio de la planta que con disgusto recibió Dice. <lc Chil.. t. II.

de su hijo, ilás de una necesidad satis- fizo la pobre con esa suma. El com- prador por su parte no perdió en el negocio, pues cada pequeña maceta de flor y cada planta de chilco era vendida cuando menos por una libra. Pocosaños después el chilco chileno, llevado de la provincia de Chiloé á Inglaterra, se ha- llaba en todos los jardines de ese país. Actualmente se ha propagado tanto que se le emplea en grandes cercas \"i- vas. Nuestros lectores se preguntarán cómo hemos sabido esto. Satisfare- mos su curiosidad. Uno de los tripu- lantes del buque en que fué llevada la planta de chilco, llegó áeste puerto no ha mucho tiempo. El nos refirió fide- dignamente lo que nosotros contamos, asegurándonos que fué testigo ocular». Después de esto no queda sino pedir á la Academia que incluya en su Dice, la voz thiko (fucsia silvestre), con que se conoce en todo Chile una de las plantas y flores más hermosas de nues- tra flora de costa; lo cual hizo que al- gunos la llamaran jazmin del papa, como puede verse en Gay. La voz pro- cede del araucano chuleo, que Febrés define: «hierba fresca medicinal y sirve para teñir sus mantas».

Chilco, ca, adj. Del araucano ch Íleon, estar aguanoso. Papa cllil- ca: se llama asi la papa que, á causa de la humedad, ha comenzado á des- componerse interiormente, perdiendo la sustancia farinácea y volviéndose azucarada y cristalina. Según Borao, en Aragón se usa para esto el v. arjiía- chinar, que para el Dice, es sin(Jnimo de enac/uazar.— Ojo chllcO: el que en castellano se llama ojo orero: «el que, por abundar ó resaltar mucho en él lo blanco, parece que no tiene niña». También ojo de hesugo: «el que está

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vuelto, porque se parece á los del be- sugo cocido».

OitiLCÓN, m. anm. de rldlco. Es el mismo chilco cuando se desarrolla y crece como árbol, como sucede, por ciertas condiciones favorables, en algu- nas provinciasdel Sur. Lleva también el mismo nombre el licor negio que se extrae de la flor del cbilco y al cual se atribuyen propiedades medicinales.

Chile, n. pr. m. El ¡Mgo de Oídle. Fr. que con triste ironía y amargo desengaño se aplica al mal pago de esta nación para con sus buenos servidores. No es defecto exclusivo de Chile, sino general de todas las naciones, como se podría probar con la historia; pero es achaque propio del ofendido quejarse del ofensor, sin recordar que el mundo siempre ha sido lo mismo. Sin salir del V. pagar, tenemos en castellano, como frases parecidas. Pagar en mala momda (pagar ó corresponder con des- aires y desprecios ;l los beneficios reci- bidos), Pagar en tres plazos: tarde, mal y nunca (no pagar lo que se debe) y Pagar mal una cosa (corresponder de mala manera á los beneficios recibidos do otro).— Ir Ó venir a Chile, salir, volver de Chile, etc. Mo- dos de hablar que usaban algunas per- sonas ignorantes que entendían por Chile su ciudad capital, Santiago. Ac- tualmente van desapareciendo con la instrucción. Poro tiempo en Chile, es fr. que se dice en son de disculpa y otras veces irónicamente por los ex- tranjeros que hablan mal ó no entien- den el castellano, ó que se llevan otros chascos por no conocer nuestras cos- tumbres, leyes, usos, etc. Véase Cha- petón con sus derivados. En cuanto & la etimología de C/rile, de todo lo que acerca de ella se ha escrito, se deduce

como lo más seguro y probable, que es el ave llamada ahora trile (xanthor- mts caijenensis ) , porque tal es su gri- to, y que, segi'in las regiones, se pro- nunciaba trrile ó chile. También se de- cía trrili ó rhili, y por eso algunos cronistas antiguos escribieron así tam- bién el nombre propio. Este, ni aquí, ni en el resto de América, ni en Espa- ria,se ha usado con artículo (el Chi- le): sólo se lo ponen algunas nacio- nes de habla distinta, como Francia é Italia.

Chilenismo, m. Esta debió ser, en el orden ideológico, la primera voz estudiada en esta obra, ya que ella es su base y principa! materia; pero el orden alfabético tiene también sus ti- ranías. Pues bien, el chilenismo, que sólo aparece en el Dice, con la sílaba Gh/il. (interpretada CJJdle), y allá á las perdidas, como ave solitaria en la in- mensa llanura del océano, debe ya es- tamparse en su lugar y con todas sus letras, definiéndolo como á todos sus demás hermanos en ismo: arabismo^ hehraismo, helenismo, galicismo, lati- nismo, etc. Y, si autoridades necesita la real corporación, valga por todas la de D. Marcelino Menéndez y Pelayo: «Algunos nombres indígenas de plan- tas, algunos chilenismos ó peruanismos de dicción, no bastan [en Oña] para compensar esta falsedad» [de las des- cripciones]. ( Poemas rhilenosj.

CiirLKNiZAi!, a. y li. t. c. r. Tomar las costumbres chilenas. Si están admi- tidos castelhinizar, españolizar y otros verbos similares en izar, ¿por (jué no admitir también el nuestro? Véase Izar (Veruos ex).

Chileno, na, adj. y ú. t. c. s. En nombre de todo Chile pedimos que desaparezca del Dice, ó por lo menos

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se declara anticuada, la forma chile- ño, ña, que jamás se ha usado entre nusütros. Cierto es que en castellano hay muchos gentilicios y étnicos en crio, y en su misma casa lo tienen los de Madrid, la ciudad del oso y del ma- droño; pero no menos cierto es también (jue hay bastantes terminados en eno y de tan Ijuen orilleen, como: heleno, peno (cartaginés), damasceno, nucianceno, nkeno, nazareno, ruteno, lirreno, aya- rem, sarraceno, adareno, y aun moreno (de moro, por el color). Xo nos aver- gonzamos de andar en tan buena com- pañía.— De lo que si nos avergonza- mos es de la fr. ¡irov. ¿Chüeno ij bueno? ;.'h'l que nn se roba la muía se roba el freno, con (¡ue los recueros y trajinan- tes argentinos suelen motejar á sus com]iiiñeros ó rivales chilero.-:.

Chilindra, f. Úsase en algunas paiti'sen el mismosignificadodecliau- cha y chirola: moneda de veinte centavos. Ya poco ó nada se oye. Derí- vase del castellano rhilindrina: cosa de poca importancia.

Chilpe, m. De los vocablos qui- chuas rlí/iill/ii, hoja de maíz seca al sol, y c/iJiiIpi, padrastros ó astillas (jue salen en los dedos. En Chile y en otras par- tes de América tiene la acep. general de -tira, jirón, arambel, pingajo ó colgajo de cualquiera cosa. En pl. y fam. lo usamos por el castellano pini/os, m . pl. : «vestidos de mujer, cuando son de po- co precio, aunque est¿n en buen uso ó sean inievosD. También como sinóni- mo de chamelicos. Véase esta voz.

ChilpOSO, sa, adj. Andrajoso, liarapienLü. Es puco usiulo.

Ciiiiigrii-i/A, f. l)¡in. de rA //a/. Va- riedad del género bácaris'i bacará, nniy abundante en Chile. José Chll- quilla: el dos de espadas en los jue-

gos de naipes, porque se asemeja á dos varas largas y delgadas como la chil- quilhi.

Chilro, m. Véase Chirlo.

Chilro, ra, adj. Corrupción del adj. castellano chirle, insípido, insus- tancial, que figura también como par- te componente del s. f. m/uinhirle: especie de aguapié de íntima calidad; cualquier licor sin fuerza ni sustancia; cosa baladí, insustancial, sin impor- tancia alguna. El gallego tiene también chilro, caldo sin grasa ni sustancia.

Chilla, f. Voz araucana que Fi/l)iés traduce: una raposa. «En Chile li;iy dos especies de zorras: la zorra peq ur- na ó chilla (canis Azarae) y la grande ó cidpeo (canis magellanicus),» dice Philippi. El nombre chilla es general en Chile y debe entrar en el Dice.

Chillar, n. fam. La acep. que so- lemos dar á este v. de (¡nejarse, jnolcu- lar, refunfuñar, puede considerarse como translaticia ó fig. de la propia que tiene y, por consiguiente, debe agre- garse á ésta en el Dice. Así se usa ac- tualmente en España, como lo testifica Caballero en todas estas frases que trae en su Dice, de Modismos: Chilla como si le mataran, Cliilla como si tuviera itbjo. Chilla para (¡ue no le pisen. Chilla jiorque le duele, (Milla porque quiere, (.'hdla porque tiene boca, el simple v. clíillar (metafói'icamente, quejai-se, la- mentarse, condolerse de algo que no es dolor físico: chilla el pobre porque no tiene; (/;///« el jornalero ponpic no tra- baja, etc., etc.), Chillar á la luna, ó A las estrellas. Chillar á tiempo, Ciiillar- le. Chillarle alto, fuerte, sin tiempo, tarde. Chilla sin tocarle. Chillas nnis que las ijrutlns. Chilla ij no le oi/e na- die. La scñoia Pardo Baziin escribió tambiénen su I 'ala contemporánea: «No

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ha de estar [el Superior] alií ;l dispo- sicióiidel primer importuno «¡ue ih¡llcy>. Pérez Galdóseii Casandra (j. III, esc. IV): (.iGhülaré, alborotaré contra los dioses ricos y polires». Tainayo y Baus en La Bola de nieve (a. II, esc. VII):

Luis. Deja que te abrace, bestia...

Pur fuerza. JUAX.^. Basta de broma,

Ó cltillú. y la señorita

Sabrá que usted... Núñez de Arce en Justicia providencial:

Aunque chille y alborote Juan, te doy pleno dominio Para hacer el escrutinio Famoso de Don Quijote.

El B. Diego de Cádiz había también escrito en una de sus cartas al P. Fran- cisco González, su director: «No hay remedio, esto va á hacerse. Dilata tu corazón y vamos á ello. ^^Qué tal? No estoy para que me chiUetn.

Chille, m. CliUh, caucan y cáhuil son tres nombres araucanos que en dis- tintas provincias se dan á la gaviota. Para algunos naturalistas son distintas especies; para otros nó: véanlo ellos.

Ohimba, f. Del quichua chim¡m, de la otra banda. Nombre que se da en algunas ciudades de Chile situadas sobre ríos, al barrio colocado en el lado menos importante. Así como Pioma tiene su Transtiber, aquí teníamos también muchas Cllinibas. La voz va cayendo ya en desuso, sobre todo en Santiago, donde los gacetilleros, que tienen interés en llenar muchas cuar- tillas, han dado en decir el barrio ó los barrios de ultra mapocho, en lugar de el IVansma/iorho, simplemente, más breve y más conforme con la etimolo- gía. Chimba subsiste todavía en el nombre propio (hii)i baroiu/o, de rhimpa y el araucano lonco, cabeza: cerro en

forma de cabeza al otro lado (del es- tero llamado tamlúén de Chimbaron-

Chimbero, ra, adj. Habitante de una chimba; por consiguiente y fig., ordinario, villano, plebeyo, pobre, desharrapado; peleador, pendenciero, por las riñas y pedreas que suele liaber en tales barrios. También tiende á desaparecer como el anterior.

Chimbo, m. y ú. t. c. adj. prece- dido del s. liucro. Dulce de yemas de huevo cocido en baño de maría y remo- jado en almíbar. Por fuera lleva sobre- puestas pepitas de almendra, con lo cual en algo se parece á la tuna ó higo chumbo, y quizás á esto debe su nom- bre. También puede derivarse del qui- chua chimpu, arreboles ó cerco del sol, por el color de este dulce. «En Mara- caibo y Guatemala, como también en Bogotá, huevos chimbos es un dulce de yemas de huevo». (Cuervo). Lo mismo en el Perú. (Zerolo). El nombre castellano es ¿/e/nw; «dulce seco, compuesto de azúcar y yema de huevo de gallina». Si tiene figura de capucha, se llama capuchina, f.

Chiminea, f. ¡Cuántos tropiezan en esa segunda / que no e.xiste en el verdadero yocñbhcbimruea.' El gallego

dice tamliién chimenea.

Chimpilo, m. Rebusco ó rebusca, cencerrón, redro/o ó redruejo. Todos estos nombres tiene en castellano el racimo pequeño de uvas, que suele que- dar en las viñas después de hecha la vendimia. La etimología puede iicvchir- dil (i'acimillo que queda en la cepa después de verificada la vendimia, se- gim Baráibar). Primero se corrompería en chirpil y después en í7/ //«/»//». Véase

Pampanito.

CiiiXA, f. Voz que en quichua y ai-

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mará significa criada doinóstica. Así se ha usado siempre en Chile; pero actual- mente es, en esta acep., una voz de insulto ó vituperio. Decirle china á una sirviente es como decirle que es la mu- jer más fea y ordinaria, una fregona ó maritornes de última clase. (Véase el prólogo del 1 J t. de este Dice.) De este significado fundamental han deri- vado las siguientes aceps.: mujer fea y ordinaria; manceba, y también ramera. El dim. chinita es término de cariño que se usa en bueno y en mal sentido: en bueno, cuando se aplica :i una mujer que sirve bien y honradamente á otra persona; en malo, cuando se aplica á la manceba, tronga ó querida. Véase Chi- no.— También llamamos ch.ina a la caléndula ó mararilla española, planta herbácea; y á un coleóptero de color amarillo (coccineUa), del tamaño de una chinche. Cierto pan igual á la chOGOsa. Véase esta voz.

Cilinaje, m. Conjunto ó reunión de sirvientas ordinariasó despreciables; id. de mujeres públicas.

Ch-inamentO, m. Lo mismo que el antiírior y que cllinería, pero menos usado que ambos.

Chixcol, m. Ave muy común en Chile, del orden de los pajarillos (frin- (jiUa malutina }. El macho es cantor; pero su canto es, por decirlo así, una sola frase suelta é invariable, que el pueblo ha traducido de esta manera: ¿HiiH visto ám¡ lio, lio Austín (A;/m- //«/' ponjue realmente asi parece sonar. La liembra se ¡lama chineóla. Juego de niños que se ejecuta de esta manera: se acuclillan todos los jugadores, ponen las manos debajo de los muslos, sujeta la una con la otra, entablan los jefe-s de los dos bandos, el uno frente al otro, el siguiente diálogo:

¿Comadre la rana? ¿QaQ quiere, comadre? Un vasito de agua. ¿Para quic'n? Para mi compadre. ¿Cuándo llegó? Anoche. ¿Que' le trajo? Un corte de vestido. ¿De que' color? Verde limón. ¿Que le dijo? Que bailáramos el chincol;

y saltan todos en cuclillas como esta- ban, cantando estos versos:

Chincol, chincol. Zapato [d] e charol; Pícale, chincol, Zapato [d] e charol:

hiistii (|ue se cansan ó al)unen. Es jue- go infantil y se usa más entre las mu- jeres que entre los hombres. Es, con escasa difercucia, igual al ¡/on/njo ma- drileño, que no figura en el Dice., pero que el Folk-lore de Jladml, de D. E. de Olavarríay Duarte, describe así: «Uno de los niños hace de (jonjojo. En frente se ponen los demás niños en cuclillas, con las manos cogidas jxir bajo de los muslos, y, uno á uno, van diciendo:

El gorgojo está entre peñas Y me está haciendo señas Que me vaya allá un poquito: .Allá voy con mi gorgojito.

Sin variar de posición, se va cmi el gorgojo dando saltos. El ijue se cae ó suelta lus manos, se queda de í/ori/njo, y éste viene á reemplazarlos. Fig. y másus;Kl<>enformadim.chÍncolÍtO: aguardiente ú otro licor fuerte mezcla- do con agua. Persona que en hoteles, balnearios, etc., da propinas escas;is. Véanse en el Apéndice Bacalao y Canario. El nombre chincol evi-

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dentemente es araucano, pero no fi^'iira en los Dices, de esta lengua. Puede haberse formado de las sílabas diiu, muy repetida en el canto de este paja- rillo, y del s. cogí, cosecha. En la Ar- gentina se conoce con el nombre de chingólo, definido asi por < ¡ranada: «pajarillo muy comiin, de cauto sen- cillo, de lomo pardo y pecho blanquizco, agraciado con un alto copete». El co- pete del nuestro no es muy alto.

Chinche. La chhulie y el chin- cJie se llama el molesto y fétido insecto de todos conocido. Por primera vez ha admitido el Dice, la acep. de «cla- vito metálico de cabeza circular y chata y punta acerada, rjue sirve pai-a ase- gurar el papel al tablero eu que se di- buja ó calca, ó para otros fines pare- cidos». No dice el Dico. que en esta acep. sea m. ; pero parece simple olvido li ondsión, porque tanto en España como en America todos lo u.san como m. -En la acep. fig. y fam. de «per- sona chinchosa», es com.

Chinchel, m. Un poco superior al caramanchel, es la simple te?/«Haó bni/iim castel lana : tienda ó casa pública donde se venden por menor vino i'i otras bebidas espirituosas; por eso, según los casos, podrá ser también rijiateria, aiiiiardeiüerin, hoilpgún, etc. El térmi- no chincliel es entre nosotros algo desiiectivo y por eso se aplica princi- palmente á la taberna riistica y ordi- naria. Parece derivarse de chinclial, que Pichardo interpreta: «casita de madera ó ticndecita muy reducida y de miserable aspecto», y Eamos Duarte: «tendejón, ventorrillo. Término des- preciativo para decir chincharrero ó rliiiirliorrero, nidal de chinches».

Cllinclielero, m. En general, tabernero; en particular y según los

licores que venda, en el chincliel, aguardentero, chicliero, vinatero, etc. . Chixchemolle, m. Insecto del géne- ro anisomorfa: «tiene el cuerpo sin alas, pero grueso, medianamente alargado, y es muy notable por el olor suma- mente malo que exhala. Habita debajo de las piedras, etc. Son insectos peculia- res á la América del 8ur y se llaman en Chile tabolangros y chinche- moyos». (Philippi). Ija descripción misma estáindicando laetimologia cas- tellana de la voz fchitiche y mollajy mapuche ó araucana, como creyó Lenz.

Chincllibí, ni. Corrupción del inglés gingerbeer, cerveza de jengibre. Lo mismo en Costa Rica y otras par- tes. «Otro llamará yinyibia á la cervezade jengibre», profetizaba Hart- zenbiisch en el prólogo del Dice, de Baralt; pero no se conoce todavía al pueblo tan afeminado que use de una voz como ésa.

Chinohiméx, m. Especie de nutria que prefiere el mar á los ríos ( tatra felina), por otro nombre cliungango ó gato de mar. La voz es en araucano chimchimen.

Chinchín, m. «Arbustos siempre verdes, con las hojas mcllizas de dos layas, la una peciolada más grande, la otra sésil, más pequeña; flores dispues- tas en espigas ó en panojasen el sobaco de las hojas pequeñas, amarillas, nu- merosas, á veces nniy fragantes». Esta es la descripción del género Azara que hace Philippi y que tiene en Chile once especies, una de las cuales es el chin- chin de la provincia de Valdivia, de madera muy dura y muy apreciada.

Chincliorrazo, m. Es cJvinclm- rrazo: «golpe que se da de plano con la espada», por otro nombre cintarazo. Si es en la espalda, es eítpaldarazo. Azote

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ó diicütazo. T/a misma alteración de letras liacen en este vocablo los colom- bianos.

Chinchosear, m. Cansar moles- tia é importunidad como el chinclioso.

Chinchosería, f. Chine// orm-ia, f. li;^.y faiii.: '(impercinencia, jiesadez».

Chindo, II. pr. Dim. fam. de J!ii- (lesindo. En Álava (España) llaman Simio á los Rndesindos y Gumersindos, sejíún D. F. Raráibar.

Chinería, f. Lo mismo (|ue chi- naje.

Chinero, ad. Aplícase al hombre aficionado á las chinas ó mujeres ordi- narias.

Chingadera, f. Entre gente muy pobre, calabaza que sirve de orinal ó bacinica para menores.

Chingana, f. Casi puede calificar- se de americanismo, porrjne se usa por lo menos en Chile, Perú y Ecuador. Es la taherna española, pero animada ge- neralmente del canto y del baile, y :i la cual acude la gente que gusta de la jarana; por tanto, no debe confundirse con la venta ni fonda castellanas, ni tampoco con újiíjón, tabanco ni ivnlo- rrillo, porque lo característico de la chingana es la mala alegría que en ella reina, el vicio, que juega y ríe en ella con cara de Mefistófeles; es, en pocas palabras, la casa del holgorio y de la juerga española. La etimolo- gía es el V. (luiclma chincani, escon- deríc, desaparece!'; porque al i)rincipiü debieron estas casas, jior temor ;i las autoridades y vergüenza del público, de esconderse y desaparecer de su vista. Por eso en el Dice. (/conr. hist. de Al- cedo leemos: ^Chingana: nombre (|ue dan en la provincia de Quispicanchi del reino del Peni á unas bocas ó socíi- Tones que hay en el interior del cerro

en que tuvieron un palacio los Incas y donde se dice que enterraron sus ri- quezas». En la Crónica del P. Fr. An- tonio delaCalancha (1. II,c. XX.XVII) se lee: '(Desde esta fortaleza hasta el convento de Santo Domingo, que hay más de diez cuadras, donde era el tem- plo del Sol. está labrada por debajo de tierra la que llaman la chinijiina, (pie es lo mismo (jue decir donde se [lierdcn ó se esconden, ó laberinto»; y en la Historia de Copucahana del P. Fr. Ra- fael Sans (cap. VI) también leemos: «Más adelante. ..estuvo la desjicnsa del Sol, que, si el tiempo no la hubiese desbaratado, se recrearía la vista en los edificios y traza de esa especie de labe- rinto..., llamado vulgarmente chinga- na, que quiere decir lugar donde se pierden». Y, cristianamente hablando, ¿no se pif>j-den también la vergüenza, el honor, las buenas costumbres, el di- nero, y, lo que es peor, las almas, en las modernas chinganas?

Chinganear, n. .Jaranear, n. (andar en jaranas).

Chinganero. ra, m. y f. Dueño y director de una chingana. Adj. Frecuentador de chiilganas, jura- ncro. ra (aficionado á jai-anas).

Chingarse, r. Chilenismo de ma- yor cuantía, que merece ser bien estu- diado. Tratándose de cosas explosivas, C(nno cohetes ó voladores, tiros, etc., significa no liacer explosión, no reven- tar ó estallar, frustrarse, salir fallido; y en general se dice de cuali|uier ob- jeto que no ejecuta la accicin que le corresponde: como un trompo que, ti- rado para que baile, no lo hace. Tratándose de fiestas, empresas ó cual- i|n¡era otra acción, frustrarse, fracasar

faJIar, aguarse. (Véase Chasquear- se). IjH esta misma aeep. aplícase

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CHIN

también á la persona que se lleva el chasco. Además de todos estos equiva- lentes, tenemos en castellano para esta acep.: Errar uno el tiro (engañarse en el dictamen ó concepto de una preten- sión ó intento), &dir el tiro por la ni- lala (dar una cosa resultado contrario del que se pretendía ó deseaba), Que- darse uno asperfies (quedarse sin lo que esperaba), En hlanco (sin aquello que se poseía ó se deseaba alcanzar), Salir- sele á uno el puchero (fallarle su plan, idea ó empresa). En Aragón dicen, se- gún Borao, «Salir la nuez cocona, fr. con que se denota que algún negocio no ha correspondido al deseo, á la pro- babilidad ó illa esperanza». Veamos ahora la etimología de este vocablo. Cuervo lo da resueltamente como gita- no; pero en los Dices, de esta jerga sólo aparece un chingar que significa «for- nicar», y la cita que él trae de El De- lincuente español de Salillas, presenta solamente á c/iinf/a, chingari, disputa, riña. Otros acuden al v. qaichmichinca, perder. A la verdad, no van tan desca- minados, porque chingarse ten tiro ó lina fiesta es perderlos. Por eso Ci- ro Baj-o dice que chinga es «voz que expresa la idea de haberse perdido algo que se dejó en un sitio. Ejemplos: Busqué mi caballo, y chinga; el ga- nado dejó el chaco chinga». (Pro- vincialismos argentinos g lioliricmosj. Á estos autores nos adherimos noso- tros. En el Dice. Gallego de Cnveiro Pinol figura también un chingarse ant., (¡ue significa «amedrentarse, cor- tarse». Si hubiera de aceptarse esta etimología, habría que explicar la 1." acep. de nuestro vocablo por la ouómatopeya, porque el ruido de un cohete ó tiro fallido es chiiiiing. La 2.'' acep. se explicaría descendiendo del

hombre á las cosas, es decir, de un ora- dor ó cantor, que de puro amedren- tado 3 cortado hace fiasco, á las fiestas ó funciones (¡ne se ching'an ó aguan. Chingue, m. Del araucano ckin- ghe. n El chingue ( mpphitiscliilensis ) pertenece á un género de carnívoros muy notable por la facultad que tiene de arrojar á bastante distancia un licor particular sumamente hediondo, pro- ducido por unas glándulas situadas cer- ca del ano. Todas las especies son negras, rayadas de blanco, y tienen en las ma- nos uñas fuertes y cavadoras. El chin- gue de la Eepública Argentina es algo diferente y se llama tnephilis patagó- nica». (Philippi). El del Brasil se lla- ma surilho, el del Paraguay gagure (perro hediondo), y el de la América del Xorte chinga ó mofeta chinga.Yáa- se el Dice. Eticiclop. Hispano-Amer. en los arts. Ch inga y Mofeta. Fig. y fam., meón, na (que mea mucho y fre- cuentemente). — Estar uno meado ele chingue (de perro ó de gato), es fr. fig. y fam. que significa enti'e nosotros tener mala suerte, no irle bien en nin- guna empresa ó negocio, estar dejado de la mano de Dios (dícese de la perso- na qne yerra en cuanto emprende). El nombre castellano de nuestro chin- gue es mofeta, voz transladada del italiano, el cual la formó del latín mcphitis.

Chinguillo, m. Sarria: género de red basta en qne recogen la paja para tvani^povtavla.— Espuerta: tejido de es- parto, palma ú otra materia, de forma cóncava, con dos asas pequeñas, que sirve para llevar de una parte á otra escombros, tierra li otras cosas seme- jantes.— Tejido de látigos ó cordeles, ó cuero vacuno entero que se pone por delante y por detrás de la carreta para

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auraentai- su capacidad para la carga y para que ésta no se caiga. Rede- cilla en forma de bolsa cónica y con un aro de varilla en la parte niAs ancha, para pescar en esteros y aiToyos. En esta acep. casi equivale á la mantia castellana: i red que se arroja extendida al agua, y tirando, á su tiempo, de unas cuerdas, se cierra, cogiendo dentro la pesca?. En estas tres aceps. hay algu- na semejanza ó relación con la clli- grua, que es lo que significan las voces araucanas rhinciil, rliinciiíhue. de las cuales se ha formado el chinguillo.

Chino, xa, adj. Admitiólo el Dice, en su Apéndice con la nota de ameri- canismo y con esta definición: Diceso del descendiente de india y zambo ó de indio y zamba. Ü. t. o. s.» La etimo- logía que le da es el mejicano /■hiitoa, tostado, por alusión al color de la piel. En Chile es simplemente el m. de rhin// (véase en su lugar) : por eso tiene tam- bién todas sus aceps. Un chino es un sirviente ó criado: pero no se usa sino como insulto ó en tono de extrañeza ó reproche: ¿Soi/ yo chino d" Ud.? Chino y chinito son expresiones de cariño que se usan lo mismo que las terminaciones femeninas. El equivalen- te castellano es chacho, chacha, afére- sis de mvchacho. La :í.^ acep. también es igual. También se usa, como sinó- nimo de imlio y amerindio, por el des- cendiente de los primitivos indígenas de este país, principalmente de Acon- cagua al Norte y tratilndose délos bailes que ejecutan en las fiestas religiosas. Un baile chino ejecutado por esta clase de chinoü, es nna de las cosas m¡us ori- ginales que pueden verse en materia de costumbres nacionales.

Chiñihue,m. Araucano puro, qui' significa cedazo. Se usa nienof que el anterior.

Chiñincar, u. Del araucano chi- Dicc. .le Chil.. t. II.

ñin (> chinlin, cernir. Mover con las dos manos y hacia arriba el plato ó batea en que se vacia el grano tostado de la callana, íl fin de que é.ste quede encima de la arena y se pueda separar fácilmente. U. del Maule al Sur.

Chipe, m. Moneda de poco valor (jue se conviene en considerar como mí- nimo de apuesta en algunos juegos de naipes. Parece derivarse del vascuence chipi//, variante de chikia, pequeño.

Chipilcarse, r. Sentir en la gar- ganta molestia ó desazón de ahoguío ó de carraspera por haber tragado alguna cosa seca ó picante. Se usa en las provincias del Sur de Chile y es el cas- tellano requemar ó resquemar, a. y n.: "causar algunos alimentos ó bebidas en la lengua y paladar un calor picante y mordaz». El s. correspondiente es rex- cfuemo. La etimología de este chilenis- mo es el s. chupilca (véase en su lugar), porque el (|ue bebe mucha chU- pilca se atora ó atraganta, que es la idea general comprendida en el v.

Chipipe, m. Especie de pajarillo del género de las fringilídeas. U. m. en la loe. Como un chipipe: en cas- tellano, Hecho unaDopr/: muy mojado.

Chiquero, m. Es la f zahúrda donde se recogen de noche los puercos»; el toril ó «sitio donde se tienen encerrados los toros que han de lidiarse»; y como provincialismo de Extremadura, «cho- za pequeña en que se recogen de noche los cabritos! : pero no es, como se dice en Chile, el lugar en que se encierran los terneros. Si éste es descubierto, debe llamarse c/irral, y si es cubierto, eHablo. Por consiguiente, el chilenismo achicar, tratiindose de terneros, de- li<_' iraducirse por iirnrralaráencorralar.

Chiquichicho, cha, adj. Es dim. vulgar de chico, formado de chi- quitito según la pronunciación in- fantil (■) segiiu el uso araucano, que

1-2

GHIR

CHIR

para estos casos convierte en ch las consonantes tónicas y postónicas. (Cf. Achí, boñicho, naichiclia, po- quicllicll0,t0ichich0). Laforma ChiquititO, que usa la gente más educada, tampoco es castellana, por ser doblemente diminutiva, pues nace de rhiquifo, que es el dim. legitimo y cas- tizo. «El caprichoso lenguaje de fami- lia, dice con razón laCíram. déla Acad., queriendo achicarse con el de los niños y extremar la expresión de la ternura é íntimo afecto, rompe las leyes de los diminutivos ó las inventa nuevas». Bástanle á cJn'rn los diminutivos chi- cuelo, chiquillo, chiquito, chiquilia, chi- quirrifico, chiquirrüillo, chiquirritín, chicorrofico, lio, t,o, y chicorrotin, que admite el Dice, y no aumentemos más esa descendencia; por tanto, rele- gnemos al olvido las forraiis chiqui- tito, chicuelito, chiquillito,

ChiquitincitO, que se oyen aqui con tanta frecuencia.

Chiquillada, f. ¡Cuenta con con- fundir chiquillada (acción propia de chiquillos) con chiquillerid (multitud, concurrencia de chiquillos)!

Chiquillóx, xa, m. y f. y li. t. c. adj. Niño ó muchacho algo crecido que va pasando de la pubertad. Es aumen- tativo de chiquillo y algo despectivo en cuanto al significado. Como está bien formado y es nsado en todo Chile, bien puede admitirse.

Chirigua, f. Hembra del chirii/Hf. Cierto pan parecido á la hallulla.

Chirirüe, ra. Ave del género de l<is pajarillos (si/calis arvengis), nniy co- mún en Chile. El pueblo la llama chirío, por el grito que da, y éste es también el origen de su nombre, que escribimos con // para uniformarlo con la terminación femenina.

Chirimota, f. Del araucano chi- ruii, enredarse, y el castellano mota.

entendido á la chilena. (Véase en su lugar). La clliriinota es el copete castellano, ó sea: «mechón de crin que cae al caballo sobre la frente». Algunas \'eces este mechón se trenza ó se ador- na con cintas, y entonces se cumple el significado etimológico del chilenismo: lana enredada. Véase Chasca.

Chiripa, f. Significa: «en el juego del billar, suerte favorable que se gana por casualidad. || fig. y fam. Casualidad favorable». Apoyados en esta última acep., usamos nosotros la voz chiripa en todos los juegos; lo que no parece ser un error tan grave. Chiripero y r/iiVy^cf»' están definidos en el Dice, con- forme á la 1 .'^ acep. de chiripa, nada más : nosotros, consecuentes en esto, les da- mos tambiíjn la correspondiente á la 2."

Chiripá, m. Del quichua chiri, frío, y pac, para: para el frío. «Pieza de ge- nero, cuadrilonga, la cual, pasada por entre los muslos y asegurada á la cin- tura con una faja, hace las veces de pantalón entre la gente del campo». (Granada). Don Alejandro Magariños Cervantes lo describe asi: «Dos ó tres vai'as de bayeta, seda ó cualquier otra tela forman el chiripá, que se envuelve alrededor de la cintura unas veces á guisa de soga, otras recogido entre los muslos para montar mejor á caballo. El chiripá está sujeto ]px una banda ó tirador, especie de canana donde el gaucho guarda los avíos para fumar, el dinero, etc., y que sirve para colocar atravesado el enorme cuchillo, comun- mente de vaina y cabo de plata, su compañero inseparable, que no abando- na en ninguna ocasión ni circunstancia, y tan afilado que, según se expresa A-Aürii, /mede uno afeitarse con ¿I». Esta prenda es jjropia de los campesinos argentinos, aunque ya también entre ellos va desapareciendo. En Chile sólo se conoce en algunas partes limítrofes

CHIRR

CHIT

con la Argentina, pnes nuestros arau- canos usan el clittntal, que es bastante ]5íirecido.

Chiripazo, m. fam. Chiripa gran- de, oportuna y lucida, en cualquier juego.

Chirlo, m. Golpe que con los de- dos índice y del medio y por juego se da en el brazo á otra persona. Según el Dice, en gemianía es sinónimo de golpe, y qnizás de ahí procede el signi- ftcado que nosotros le damos. En las Farsas y Eghyas de .Juan de la Enci- na se habla de chirlos mirlos (i Ay, qué cosa es chirlos mirlos.'); pero el comen- tador D. Manuel Cañete no ha sabido qué significado darle y nos ha dejado á oscuras. Quevedo lo emplea varias veces, pero en los dos significados cas- tizos que le da el Dice. En el Ecuador, según Tobar, se usa lo mismo que en Chile. Equivalente castellano no hemos hallado sino (aatarielazo, que es más genérico: «golpe recio que se da con las castañetas (i con los dedos». El pueblo pronuncia chill'O.

Chirola, f. Otro nombre de la chaucha ó moneda de veinte centa- vos. Vjí chilenismo que ya poco se oye. ■(Doloroso es mirar al ciudadano, al hombre, vender su conciencia, traicio- nar sus sentimientos por unas cuantas Cliirolas», escribía El Chilole, diario de Aucud, en su n." del 8 de .Junio de 1871. ChirolO se llamó en algunas partes el medio centavo ó chlCO.

Chirria, f. Coirupción de sirria, {., por otro nombre sirle, m.: «excre- mento del ganado lanar y cabrío». ;Por la chirria!

Chirriar, n. Conjúgase chirrio, chirrias, etc., y chirrio, como fal- samente han enseñado algunos, ni mn- nos chirreo, como dice el pueblo. En II ('orlii.ich-', (i',1 .\rcipreste de Talave- ra 8c halla chirrear, sobre el cnal

dice el vocabulario anexo: «Todavía se usa la forma antigua en Andalucía y provincias de Levante». Para probar que la forma correcta es chirrio, sin necesidad de apelar á otras autoridades, puede verse el Dice, en los artículos Chirriador y Chirrióx, en los cuales usa el V. con acento en la segunda / (chirria).

Chisguetear, n. Conducirse la hembra con cierta desenvoltura y li- beitad. Xo aparece en el Dice, acadé- mico, pero lo usa en el suyo chileno el P. Pebres quizás su continuador) en las voces Pivurcún y Pinrúhin.

Chismkar, n., y ant. chismar, es el V. que significa «traer y llevar chis- mes», y chismorrear, que usó Ensebio Blasco, ni chismotear, que vemos en Puigblauch: «Xohubierasido poca la risa en una ciudad pequeña en

que todo se chismotea».

Chismografía, f. Muchos son todavía los que pronuncian mal esta voz, la cual, como todas las compuestas del Ypa'^co griego, acentúa la sílaba.//.- chismo'jrafifí, geoyrafia, telegrafía, tipo- grafia, etc.

Chismosear, n. Chismear.

Chispeado, da, adj. Dígase achispado ó cldspo, que significan ebrio, ó bebido. Chispeado es participio de chispear, que significa: echar chispas: relucir ó brillar mucho; llover muy poco, cayendo sólo algunas gotas pe- queñas.

Chispería, f . Cantidad de chispas que saltau á un tiempo. En castellano no hay sino ckisporro/eo: acción de chisporrotear, ó sea: desjjedir chispas con continuación.

Chistera, f. Véase Chestera.

¡Chit! interj. Dos aceps. le damos en Chile: una para imponer silencio :i las pei^sonas (tñ ¡chito! (> ¡chilón! cas- tellanos, y aiU. ¡chite!), y la otra

n

CHIT

GHIV

para detener á los animales caballares, mulares y vacunos (el ;cho.' ;jo! ó ;so.' castellanos, y ant. ¡xo! que se pronun- ciaba cho, con ch francesa). El Dice, equipara las tres primeras y dice que se emplean para hacer que se paren ó detengan las caballerías solamente. En la traducción del Hamlet hecha por Moratín leemos: dChil. Calla; mí- rale por dónde viene otra vez», (a. I, esc. II). No se sabe si ese chit, escrito así con punto final, sea la interj. tal como la usaba el traductor, ó una sim- ple abreviatura de ¡chito! ó ¡chitan.' Más parece lo primero, pues esta voz debió de ser así desde el principio, ¡i semejanza de la latina ¡st.' y porque éste es el sonido que se emit« cuando se quiere imponer silencio. Por todo esto, dos cosas le corregiríamos al Dice. : 1.' Incluir la voz ¡chit! como sonido que se emite para imponer silencio, derivándola del ¡st! ktino, y que en ambas lenguas es onómatopéyica; y 2." Corregir la etimología de ¡chito! que no puede ser el italiano cheto, sino el castellano ¡chite! ant., y la de éste el ¡st! latino.

Chitar, a. Detener ó hacer parar un animal caballar, mular ó vacuno con la interj. ¡chito! n. Detenerse ó parar- se dichos animales. El cahallo no quiere chitar. Con la misma lógica que los chilenos, han procedido los andaluces, pues del ¡jo! castellano han formado j Otar y aj otar. « CA/for, dice el P. ilir en su Rebusco de voces castizas, es decir chito, decir chitón; conviene á saber, es emplear la voz ünóra<itoiK\vica más sencilla para mandar silencio, de arte que con sólo abrir los labios, sin casi articular palabra, dice el que chita lo bastante para dar á entender su preten- sión: esto se llama í.7i//<ín). Aunque no es exactamente ignal á la nuestra esta acep., es una autoridad míis que clama

por la admisión del vocablo. En galle- go existió también, y está ant. hoy, el V. chitar: hacer ruido con los labios ó con los dientes.

Chivateado y mas usado en el dim. Chivateadito. Delacostumbre que tenían los antiguos chilenos de guardar el dinero en talegos de cuero de chivato y cuando no corrían los su- cios y depreciados billetes de ahora, vino el uso de esta voz, que todavía se emplea en todo Chile como si fuera adv. y en el significado de-al contado, en dinero contante ó sonante. Véase

Chenque per chenque.— Con

verbos como ¡¡erar, traer, significa también chivateado ligero, masque de prisa, como una persona que va hu- yendo del chivateo.

Chivatear, n. Gritar los arau- canos cuando acometen en son de gue- rra.— Imitar esa grita. Muy poco usado en ambas aeeps.

Chivateo, m. Grita ó gritería de los araucanos al correr al asalto. Al tiempo que van gritando se golpean la boca con la mano, con lo cual se corta el sonido de la vocal y probablemente resulta un ruido semejante al grito simultáneo de muchos chivatos, de don- de ha provenido el vocablo. En caste- llano hay, para expresar esta idea: algarada (vocería grande causada por una algara ó por algún tropel de gente), alarida y clamoreo (cuando tienen so- nido lastimero), í///te y r/riteria, vocerío y voceriu; y otros m;is genéricos, como: trulla (bulla y ruido de gente), trápala (ruido, movimiento y confusión de gente), hullicio (ruido y rumor que cau- sa la mucha gente), bataola ó hatdwla, y por metátesis tabaola (bulla, ruido grande), alr/arahia (gritería confusa de varias personas que hablan á un tiem- po).— Fig. Grita ó gritería par;i hacer huir il uno; silba, chifla ó rechifla.

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CHOC

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Chivato, m. nCbivo (jue pasa de seis meses y no llega al año», lo define el Dice. Erramos pues nosotros al dar este nombre al cabrón ó macho de la cabra, que también se llama macho cabrio ó de cabrío, bode, buco é iyücdo. Aguardiente chivato se llamaaquí el de última clase, que es de pésima ca- lidad y que sólo Ijebe la gente más ordinaria. El nombre se le ha dado por el odre ó cuero de chivato en que anti- guamente se transportaba; por eso la loe. completa debería ser: arjuardiente de chivato. Barbas de chivato lla- mamos las que en castellano son barbas de chivo óde macho: «las que son escasas en los carrillos y largas debajo de la boca; hombre que las tiene de este mo- do». El buen humor del campesino chileno ha tomado pie de las barbas del cabrón para interpretar así el solemne bramido del toro: «Hombie chiquito y con barba, ¡y yo nó! ¡y yo nó!» lo cual es el último grado de la envidia en un animalazo tan grande como él.

Chivín, m. Isleta flotante en lagos ó lagunas. Creciendo y entretejiéndose las raices fibrosas de las gramíneas. forman una red tupida y firme que so- porta hasta el peso de un caballo y que se desprende de las orillas por las osci- laciones que el viento causa en el agua. Así sucede en algunos lagos de Chile y recuérdese lo que era la ciudad de Mé- jico en el tiempo de la conquistii. La etimología de esta voz es el v. araucano citividln, rebosar, ó chiviin, sajar. Con cualquiera de las dos ideas se explica el significado de Chivín. En castella- no no conocemos para esto sino la voz fhinampa, tomada del mejicano y defi- nida así : " terreno de corta extensión en las lagunas vecinas á la ciudad de Méjico, donde se cultivan flores y ver- duras. Antiguamente [esto es lo que hace al caso] estos huertos eran flotan-

tesi^. Y esta voz no es desconocida en Chile, pues en un periódico de Valdivia, La Luz del Faro, n." 9, de 12 de Oc- tubre de 1902, leemos: «Creemos asi- mismo que los nobles hijos del trabajo no se dejarán esta vez engañar por aquellos que ofrecen hasta colocar chi- nampas en el [rio] Valdivia, mientras duran las elecciones)).

¡Cho! Véase ¡Huichó! que es más usado.

Chocar. De la acep. fundamental «encontrarse violentamente una cosa con otra», ha descendido á la fig. «cau- sar disgusto, extrañeza ó enfado». No dice el Dice, que en ésta sea a.; pero con el ejemplo que agrega (Esto me choca) evidentemente lo indica. Lo mis- mo hace la Gram. de la Academia, que pone la f r. Chocar á Insjjresenfes. Varias citas de autores modernos trae Cuervo en comprobación de este régimen acti- vo, aunque advierte que á él le parece galicismo. De tal lo calificó también Baralt. Y el P. Mir, en su Prontuario de Hispanismo ij Barbarismo, después de reprobar el modo de usar este v., sin darle acep. de disr/usto ni repugnancia, sino sólo de admiración y extrañeza, lo que es muy poco para su significado etimológico, concluye: ->:Qué diremos de la fr. ambigua esto me choca, pro- puesta por el Dice, académico? Tres cosas: primera, si equivale á esto me agrada, por galicismo se ha de conde- nar; si quiere decir esto me hace noredad, esto me pone admiración, no acaba de asentar bien el pie, porque, yendo cas- tiza en el sentido, anda ;i lo gabacho en la construcción. Conforme á esta dis- tinción de aceps. y usos del v. chvciir, perdone Baralt la adverten('ia siguiente: De las cuatro locuciones por él censu- i-adas («Todas estas disposiciones gu-

iicrnativas chocan nuestros sen- timientos». «Guárdese elqnequiera

ir.

CHOC

CHOC

interesar á una mujer de chocaf SU vanidad») tienen muy bien merecida la palmatoi'ia que él sobre sus autores descargó, por el capitulo del chocar incorrecto y por otras menguas que no son de este lugar. La segunda («La murmuración cJioca con mi carácter») fué interpretada á mala parte sin harto motivo por el censurista, pues en ella el V. chocar hace su deber con honra y gracia. Mas la primera («Este proceder choca á las buenas costumbres»), si sig- nifica las/ima, ofende, repiir/na, está menos mal, mejor estaría choca con; pero, caso de que valiese causa admi- racmi ij ertrafleza, no se podría recibir por propiamente española». Tres vicios hay pues en el uso moderno del v. cho- car: 1." Darle acep. fig. de simple admi- ración, extrañesia, maravilla, novedad, cuando por su etimología y por su sig- nificado recto expresa algo mucho más fuerte, como sería: ver con disgusto, provocar, ofender, repugnar, enfadarse, disgustarse, desazonarse; 2." Darle el régimen activo ó de dativo con á: am- bos desconocidos para los clásicos y contrarios á la naturaleza del v.; y 3." Darle la acep. de agradar, complacer: tamaña barbaridad no la hemos oído ni leído en Chile sino en Hartzenbusch y en Cejador, que en el Dice, del Qui- 7ofe,art.CHOCARRERO, escribió: «Entre los clásicos chocar significó repugnar, impresionar desagradablemente; pero ya iba tomando el valor de extrañeza, de impresionar como algo extraño, co- mo se ve en chocarrero; y, como ya éste significa gracioso, chocar hoy también se toma por caer en gracia». Pues nó, señor; mal hacen, pésimamente hacen, los que aceptan tan descabellada acep., y peor y repeor los que la disculpan. Si á tal extremo llegáramos, no habría sino conceder que blanco significa ne- gro, y que negro significa lo mismo,

exactísimamente lo mismo que blanco. ¡En gracia nos cae el argumento saca- do de chocarrero: Lo que resalta en esta voz no es tanto el concepto de gracioso cuanto el dechocaiTería, esto es, lo gro- sero ó chocante (jue hay en un chiste. Choclo, m. Del quichua chocUo, y aimará chhokhllo, mazorca de maíz. U. en Colombia, Ecuador, Perú, Chile, Argentina y Uruguay, por lo menos. En Venezuela se usa jojoto, que está admitido en el Dice, como provincia- lismo y con esta definición: «fruto del maíz en leche». En Méjico y Centro- América se usa elote, del mejicano dott, mazorca de maíz verde que tiene ya cuajados los granos. Este está admitido también en el Dice, sin nota alguna y definido así: «mazorca tierna de maíz que, cocida, se consume en Méjico en grandes cantidades como alimento de la gente común». Con más razón que estos dos americanismos debió el Dice, admitir á choclo, que se usa en más naciones y tiene en su favor más respe- tables autoridades. Sirva por todas una de casa y acatada también en la Aca- demia, el Padre Alonso de O valle: «¿Qué harían con ellos cuando los veían huérfanos de sus padres que habían pe- recido en la guerra, descarriados, sir- viendo, desnudos y mal comidos, sin tener un trapo con que cubrir sus carnes, ni un pedazo de pan, ni aun talvez un choclo de maíz para matar su hambre?» (Histor. Bel., 1. VI, c. XVIJ.—El choclo se come en Chile de distintas maneras: asado y cocido, solo y acom- pañado de otros alimentos. Cuando se _ cuece, es con toda la mazorca ó partido en trozos, con todo el grano ó solo éste, y en tal caso el grano se muele ó se pica. En sentido íig. llamamos cho- olos óCílOClitOS los brazos ó piernas de los niños, especialmente cuando son gordos y bien hechos. Otras aceps. y

CHOC

CHOC

frases que de choclo han dado algunos uo merecen el nonibre de tales, y por eso no las citamos. En castellano no conocemos más equivalentes de choclo que los o-enéricos mazorca y panoja.

CllOClÓn. ni. Juego de muchachos que en castellano se llama hoijíielo, boche, bote, úñela. Éste y el lioijwh dice el Dice, que se juegan con mone- das; y el boclw ó bote, en general, con cualesquiera piezas. Nuestro clioclón se juega con bolitas de piedra ó cristal, con nueces, coquitos, huesos de cereza, ote. Se tiran al hoyo las piezas, que siempre son pares: si son pares lasque quedan adentro, son para el (pie tiró: si nones, para el contrario; y se con- tinúa el juego como en la uTiela espa- ñola, impulsando con la uña del pulgar cada pieza para meterla en el hoyo y tomándola para el que logra meterla. Así lo van haciendo por turno los dos ó masque juegan, hasta concluir todas las piezas. Véase Trinca. Para que se vea la antigüedad de este juego, léase lo (jue dice dcél Rodrigo Caro: «; También hallo que en la antigüedad hacían un hoyo de industria, y á él tiraban almendras, be- llotas y nueces en lugar de tabas, y el juego dice .fulio Pólux que le llamaban IrojKt, aunque esl u voz le parece sospe- chosa á Enrico Stephano...Este juego se me hizo á muy nuevo viéndole jugar en la puerta del Arenal, en Se- villa, un día de éstos, y lo tuve por in- vención moderna. Jnéganlo con ocho bolillas muy pequeñas, y el hoyo :i don- de concurren todas las bolillas juntas, como si dijésemos en tropa, está hecho en industria y sacado á plana en un medio del otro más pequeño donde han deentrar todas juntas. f;Si de este juego de los griegos tropa, viene la voz mi- litar tropa, por la gen te junta sin orden? No es muy fácil de averiguar, aunque la voz toda es una». { Dim ¡leniales.

dial. III, í( II). Fig. Club ó reunión política, especialmente de gente del pueblo. Asi es, por lo general, el cho- clón político, para preparar con dis- cu r.-;os, á veces remojados, con promesas, dinero, etc., á los ciudadanos electores. Otras veces es de color más subido, y entonces equivale al conciliábulo (junta de gentes que tratan de ejecutar alguna cosa ilícita). Finalmente, puede tam- bién el cllOClÓn confundirse con la !/orrioncra castellana (lugar donde se recoge y oculta gente viciosa y mal entretenida). En ambas aceps. es co- rriente en Chile. En Colombia llaman chócolo al hoyuelo, en (Josta Rica

chocolón, chocóla y chocla, y

en el Perú choclón como nosotros. Todas estas formas parecen derivarse del choclón castellano, que es la acción de choclar, ó sea, ^introducir de golpe la bola por las barras, en el juego de la argolla» [nuestra cancha de bo- las]. El afán de buscar la etimología en el quichua, aimará ó araucano, nos parece tiempo perdido, cuando cual- quier Domingo Tello la ve en su propia casa.

Choco, ni. «Especie de perros, clacos de cueriio, de lana crespa y abun- dante, muy nadadores y aficionados al agua, de la cual afíción les viene sin duda el nombre de perros dcaífiui, con que en España se conocen». (Z. Rodrí- guez).— Piel ó pellejo adobado que se pone encima de la silla de montar para blandura y duración de ésta. Segura- mente estas pieles al principio fueron de los porros llamados choCOS. Cho- co, ca, adj. fig. Aplícase á la persona de cabello crespo ó ensortijado, «sobre todo, si por ser roma y arremangada de narices y de facciones recogidas, se ase- meja algiin tanto á los perros de agua>. (Id.) Etimología: el v. araucano cho- can, entumirse de frío y agua. Véase

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CHOÍ

CHOL

el Vocabulario que trae el P. Augusto en su Gram. Araiic.

Choco, ni. Adetmis del anfeferior, hay en Chile otro ctlOCO, que cuenta con varias aceps. A juicio nuestro, éste se ha forniiido de cll0ng"0, y chon- go del Clistel laño franco como s. y como adj. que antiguamente fue sinónimo de trunco. Ninguna dificultad hay para esto, porque en araucano es cosa co- rriente convertirse el grupo tr ó trr, en ch, y viceversa. En cuanto á la supre- sión de la «, ;no tenemos en castella- no coyuntura, cofrade, Vicente, Javier, asa, mes, presa, costar, mostrar, no, ni, asi, y varias voces más, que lian per- dido la n que tenían en su origen? En chileno tenemos reglón, hibierno éhÍbernÍZO(del castellano autigiTo), Salmatlcenses, parlachin, etc. Esto presupuesto, adelantemos el orden alfabético y estudiemos á chong'O, o más comiin chong"UÍtO, que es el trozo ó punta de cualquier objeto lar- go que, cortado éste, queda adheri'lo al cueipo á que lo estaba todo el obje- to. Esel muñón, tueco ó tocón castella- no: «parte tronco^ de un miembro cortado que permanece adherido ai cuerpo». Al mismo tiempo que este s. y con igual lógica formó también el chileno el adj. chongO, g"a, y mucho más usado sunco. ca (evi- dentemente el trunco castellano), i|ue se aplica á la persona á quien le falta un brazo, ó una mano, ó algún dedo. También puede jiensarse, para la eti- mología de choco, en el adj. caste- llano zoco, ca, zurdo. Esta voz se usa en muchas partes de Chile como s. y con el mismo significado de chongo, con la acep., además, dí-golpe que se da con el mismo chongo ó con algo parecido; por ej., el golpe que se da con el paño, de frente y con el brazo estirado, como lo daría uno que lo tu-

viera cortado, es un ZOCO. De estas ideas á chOCO hay poquísima distan- cia. Resumen: tronco y zoco, separados primero y juntándose ó contaminán- dose después, han producido el chile- nismo choco de este art.

Chocolate, m. La fr. fam. Sacarle ú uno chocolate por sacarle sangre de narices, tiene algVm parecido con el V. alnm/rar: centre rufianes y valen- tones, herir ó lastimar de suerte que corra sangre». Pero la equivalencia más exacta es Hacer la mostaza, fr. fig. y fam.: «entre muchachos, hacer salir sangre de narices uno á otro cuando andan á puñadas». La fr. nuestra se usa también en el Peni.

Chocolí. Véase Chacolí.

Chocosa, f . Marraqueta de ma- sa batida, másfinayagradablequelaco- m;in. Suele hacerse más puntiaguda y con rayas longitudinales ó transversales por encima. Parece voz italiana, deri- vada de ciocco, zoquete, que no otra cosa que un zoquete de pan es la ma- rraqueta en cualquiera de susformas.

Chocosero, m. Panadero que hace chOGOSas. En los diarios se ven anuncios de panaderías que necesitan un chocosero de tales ó cuales con- diciones.

Chochera ó chochzz, f.

Cholada, f., y cholaje, m. Mu- chedumbre ó reunión de cholos: toda la nación de ellos. Es poco usado.

Choleta, f. Del francés C/iolet, ciudad capital de cantón y distrito, departamento del Maine y Loira, en Francia, porque en ella se fabrica esta tela. La choleta que conocemos en Chile es de color negro ó plomizo y de distinta calidad: una ordinaria y otra fina, como asargada: ambas se usan para forros de vestidos y de libros ó para otros menesteres muy sencillos. Por las definiciones del Dice, no sabe-

CHOL

CHON

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mos si es la percalina española («percal de un color solo, que sirve para forros de vestidos y otros usos»; aquí la per- calina es distinta), ó la /«(//«»« («tela de lino ó algodón, ó de mezcla de uno y otro, pintada por un solo lado»), ó la crehuela («crea ordinaria y floja, que se usa para forros»).

Cholgca, f. Del araucano choUhtii, cascara de choros blancos (Febrés). Es un molusco comestible, abundante en los mares del Sur de Chile, parecido á la almeja, mifilo ó mejillón castellanos y al rhoro chileno. Mytilus magellani- cus ó rJiilensis, lo llamun nuestros naturalistas.

Cholo, la, adj. y ú. t. c. s. Admi- tiólo el Dice, como americanismo y con estas aceps.: «dicese del indio civiliza- do; mestizo de europeo é india»; y le da por etimología el nombre pr. C/io- loUán, hoy Cholula, distrito de Sléjico. Xo respondemos de los usos de ilcjico sino solamente del de Chile. Aquí f/ío/o, la, es el apodo del peruano; y, por extensión y entre la gente ignorante, cobarde. Derívase del aimará chidu, mestizo, aunque el Incíi Garcilaso, ci- tado por Arona, lo trae de otra parte: cA los hijos de los mulatos llaman cholos, es vocablo de las Islas de Bar- lovento, quiere decir perro, de los castizos, sino de los muy bellacos go- zones [sic. ;Será gozcones, aum. de gozque?] : y los españoles nsan del por infamia y vituperio». Así precisamente lo usamos nosotros todavía, como nom- bre despectivo ó sobrenombre del pe- ruano. El mismo Arona lo distingue bien, diciendo: «Una de las muchas castas que infestan el Perú es el resul- tado del cruzamiento entre el blanco y el indio. El cJwlo es tan peculiar á la costa [por eso fué m;is conocido de los chilenos], como el indio á la sierra; y, aunque uno y otro se 5uelen encontrar

Dice, de Chil.. t. II.

en una y otra, no están allí más que de paso, suspirando por alzar el vuelo: el indio por volverse á sus punas y á su llama, y el cholo por bajar á la costa, á ser diputado, magistrado ó presidente de la república; porque, sin duda por exageración democrática, los primeros puestos de nuestro escenario político han estado ocupados con frecuencia por cholazos de tomo y lomo». En Chile se pone también el nombre de cholo á los perros de color negro. ¡Cu- rioso fenómeno de regresión, el de este vocablo! En las islas de Barlovento significó perro; de ahí pasó al Perú á significar indio peruano; y en Chile vuelve á aplicarse á una clase de pe- rros.

Cholloncarse , r. Acuclillarse. Véase Acholloncarse en el Apén- dice.

CllODChÓn, m. (Para la etimolo- gía véase Chucho). Ave nocturna fatídica en que cree el vulgo, pero que él mismo no sabe distinguir: para unos es el huairuro, y para otros el chucho ó chuncho. Fig. y usado t. en la termi- nación f., persona bruja; persona muy fea, avechucho en castellano. Cometa sin palillos (maderos), formado de un trozo cuadrado de papel, el cual lleva ciertos dobleces largos que le dan la figura de un ave volando. Montón cónico de ladrillos crudos, pi-eparados para cocerlos. Frasco de forma plana para llevar licor en los viajes. Candil, formado de un frasco, taza ó recipiente pequeño, que usa la gente muy pobre en sus casas ó en funciones popu- lares.

Chonga (Hacer la). Es infor- mada de la voz castellana chunga, f. fam.: burla festiva. U. m. en la fr. Estar de chunga.

Chongo, m. Véase Choco, 2." iirt. V. t. por cuchillo malo, sin filo ó

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CHOP

CHOR

muy mellado. Originariamente debió de significar el cuchillo trunco ó sin mango, idea que luego se confundió ó identificó con la de malo.

Chonta, f. Del quichua chonlti ó rhunta, una especie de palma niuj dura. Fuera de la chonta del Ecuador y la del Perú, hay la chilena de la isla de Juan-Fernández, que tiene cualidades especiales. Hay pues sobradas razones para que esta voz figure en el Dice, por lo menos como americanismo.

Chopazo, m. Puñada, puñetazo ó puñete, trompada ó trompis. Derívase del siguiente. Al principio debió de sig- nificar golpe dado con el chope, lo mismo que combo ó combazo (gol- pe dado con el combo), y en seguida, por semejanza ó por extensión, pasó á ser el golpe dado con el puño de la mano.

Cliope, m. Voz que en araucano significa gancho, garabato. Al presente llaman chope los campesinos un palo de variadas dimensiones y achafla- nado en una punta por ambas caras, que les sirve para cavar la tierra, para extraer las papas y otros bull)osy raices, y para otros usos de la agricultura. Es una barra ó barreta de madera. -Palo ó hierro afilado que se usa para des- prender de las rocas los mariscos que se adhieren á ellas. Fig. Igual á cho- pazo. Dar chope: apuñear ó dar de puñadas.

Chopear, n. Trabajar con el chope; dar chope. Muy poco usado.

Chopeco, ca, adj. Desmañado, torpe. Aplicado ¡i cosa, de-lucido, sin gracia. Erró Ortúzar al traducir este chilenismo por «pillo, astuto». En cuan- to el su etimología, se nos ocurre e! zopenco castellano (tonto y abrutado), derivado de zopo (lisiado de pies y ma- nos; fig., sumamente desmañado, que se embaraza y tropieza en todo) ; lo que

se confirma con la forma chopenco, que se le da en algunas partes.

Chopo, pa, adj. Torpe, cerrado de mollera. Xo tiene mucho uso y parece corrupción de zopo. Véase Chopeco. La gente culta usa el topo castellano, fií. y fam.: persona de cortos alcances, que en todo yerra ó se equivoca.

Choreado, da, part. del siguien- te, pero ú. m. c. adj. Aplicase á la per- sona que, por haber frecuentado nuicho un trabajo, obra ó ejercicio, queda hastiada para repetirlos y no quiere volver á ellos; por tanto, es sinónimo de resabiado, desazonado, hastiado, can- sado.— Aplícase también al animal que, por haber trabajado mucho en algo, se resiste á volver al mismo trabajo; así hay cahcdíos y huet/cs choreados, que, por más que los estimulen con la espuela ó con la aijada, no obedecen y manifiestan como pueden su repug- nancia.

Chorear, n. Chilenismo bien im- portante y digno de estudio. Parece derivarse del gallego y portugués f/w;-rt;-, 1 lorar, porque ésta es la idea primordial de nuestro v. El chorear chileno es protestar uuo de palabra y de obra por algo á que se le quiere obligar. Según la fuerza de osa protesta y el carácter de la persona, el v. equivale á refunfu- ñar, rezongar, regañar (en la acep. de «dar muestras de enfado con palabras y gestos de indignación»), renegar, al modo adv. á regaña dientes (con repug- nancia, mostrando disgusto, á más no poder), ó á otros verbos de más suave significado, como el etimológico llorar, repugnar, resistir, quejarse. Como r. significa lo que el anterior, pero se usa más, aplicado á los animales. En algu- nos casos puede equivaler al repropiarse castellano (resistirse la caballería á obe- decer al que la rige) y al americano empacarse. Véase en su lugar. En otros

CHOR

CHORR

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á la fr. fig. y fam. Hacer porra: «parar- se sin poder ó querer pasar adelante en una cosaji.

Choreo, m. Acción ó efecto de

chorear, y rara vez de chorearse.

¡El choveoeslibre! íi: muy parecida á la loe. castellana el derecho ile pataleo: «desahogos ó quejas iniitiles del que ha sido contrariado en sus derechos ó as- piraciones». En el choreo nuestro puede no haber derecho ninguno con- trariado, porque, por lo general, es la simple resistencia á obedecer.

Chorizo, m. En las bombas para incendio, parte de la manga, que se in- troduce en el agua para aspirarla. Así llaman todos los chilenos esta pieza por la semejanza de forma que tiene con el chorizo comestible. .Juguete de goma que, lleno de viento, se parece también al chorizo y se suelta para que vague por el aire. Sarta, en sentido recto

yfig-

Choko, m. Del quichua rhhuru, caracol, concha. Es la almeja, mililo ó mejillón castellanos. Mocejón (nó mo- COJÓn, como trae por error la edición alemana de la Hist. Xat. de Philippi), emplean también los naturalistas espa- ñoles, aunque uo está en el Dice. Pere- da, en el vocabulario de Soiileza, lo describe así: «Bivalvo de conchas casi negras, in:is largas que anchas. Vive adherido á las peñas de la costa». Del choro chileno hay muchas especies, de tamaño gra.ide y pequeño, de agua sa- lobre y dulce; los más notables, por su sabor y tamaño, son los de la isla de la Quiriquina. Usada esta voz ])or todos los chilenos, por los historiadores an- tiguos y por los naturalistas, tiene ya pleno derecho á figurar eu el Dice. No citaremos más autoridad que al Padre Ovalle, por serlo también para la Aca- demia: «Es también muy regalado marisco el (¡ue llaman choros, en cuyas

conchas dice Antonio de Herrera que se cria aljófar como cañamones muy blanco y bello: el que yo he visto no es tan grueso; pero, como se crían en tan- tas partes, habrá de todo. Péscanse éstos en grandísima abundancia y son de muchas suertes: pequeños, medianos y n:ayores, y en algunas partes son tan grandes como la mano; los más rega- lados son los que tienen la comida amarilla, aunque los negros lo son tam- bién mucho». (Histór. Reí., 1. I> c. XVI).

Choroy, m. Voz araucana que Pe- bres traduce: «pájaros así llamados, especie de papagayos», el psillacus leplorhijnchitíi de Philippi. .\bunda en el centro y en el Sur de Chile y, como anda en grandes bandadas, es una pla- ga ó azote para los sembrados. Muchos lo confunden con la cata ó catita, que es más pequeña. El choroij, en cuanto al tamaño, ocupa un término medio entre el loro ó papagayo y la ca- ta ó catalnica. Fig. Cotorra ó mujer habladora.

Chorreado, da, adj. part. de chorrear. Sucio, manchado. Así también en Méjico, según Kamos Duarte. Sue- le también aplicarse á la persona tosca que todo lo hace mal y desaliñadamen- te. En castellano esta voz «dícese de la res vacuna que tiene el pelo con rayas verticales, de color más oscuro que el general de la capa». El s. chorreadura que significa «mancha que deja en alguna cosa un líquido que ha caído sobre ella chorreando». De aquí sin du- da y lig. se ha formado este chileni.«mo.

Chorro, m. «La veta boba relle- nada con greda, mazacote ó piedra descompuesta, se llama, según su an- chura, chorro ó crucero». Así hablan los Anales de la Universidad de Chile en un trabajo sobre minería. Por nues- tra parte sólo agregaremos que el Dice.

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CHUC

CHUCH

no da á chorro esta acep., y á criKero le da en Mineralogía esta otra: «direc- ción de los planos paralelos, por donde los minerales y las rocas suelen tener división más fácil».

Cb.uca, f. Entre salitreros, la capa terrea superior que cubre el caliche y va sobre la costra.

Chucao, m. Voz araucana con que se designa un pajarillo del «orden pteroptochus, perteneciente totalmente á Chile», dice Philippi. Al chucao ó trícao le agrega el calificativo de ruhé- cula. Abunda en el Sur de Chile; por eso oigamos al autor del folleto Chibé-' «Esta es una avecita cuyo nombre es conocido de todo viajero. Semejante á la corneja, de la que habla el Poema del Cid cuando dice: ovieron la corneia á la siniestra, tiene el don de presagiar la buena ó mala suerte en el viaje. Si canta á la derecha del viajero, puede éste caminar tranquilo, porque será fe- liz su viaje; si á la izquierda, tendrá, por el contrario, que temer toda clase de desgracias. Hay algunos tan timo- ratos que, en oyendo el canto á la iz- quierda, vuelven sobre sus pisos, para esperar mejor ocasión». El nombre es onómatopéyico, formado del canto de esta avecilla.

Chucaro, ra, adj. Aceptólo ya el Dice, en su Apéndice, pero con la nota de Peruanismo, y lo define: «arisco, bravio. Caballo chucaro, yegua chii- caran. Esperamos verlo en la próxima edición en el cuerpo de la obra con su etimología quichua f/i?<c/i<, duro, y con el calificativo de Americanismo, porque se usa desde la América Central por todas las repúblicas del Pacífico y da la vuelta por la Argentina hasta la pro- vincia de Río-Grande, del Brasil. Tam- bién debe ampliarse la definición, di- ciendo que se aplica principalmente al ganado caballar, mular y vacuno no

desbravado, que está todavía bozal ó cerril, porque huye de la gente y no se deja maik'jiir. Rara vez, y sólo por ig- norancia ó donaire, se aplica á las per- sonas.

Cliucear, n. Lloverá chuzos. Poco usado. a. A/juijonear ó aijuijar: «pi- car con la aguijada ú otra cosa á los bueyes, muías, caballos, etc., para que anden aprisa». Así se usa en algunas provincias, derivando el v. del chuzo castellano, que se parece á la aguijada ó aijada; en otras se dice picanear. En gallego hay chuzar, clavar, azuzar- En el juego de la barra ó de los cautivos (el marro castellano), se usa también un chucearse r. en la acep. de-medirse los dos jefes del jue- go avanzando, frente á frente los dos, un pie, y, unido á éste, el otro, y así sucesivamente; gana el que debe poner el último pie y que, por no caber, que- da cargando sobre el del contrario. Con esto tiene derecho de elegir los mejores compañeros y el mejor lado del local.

Ch.UGÚn, m. Es voz araucana, aunque no aparece en los Dices., y sig- nifica piel de ganado lanar ó cabrío sin adobar, que se emplea entre la gente pobre del campo para muchos usos domésticos, principalmente como man- tel para recibir la harina de la piedra de moler. Como término de compara- ción, se aplica al rostro arragado por la vejez ó flacura, porque así, arrugado, es también el cllUCÚn. En esta acep. dígase aper (laminado, da. La 1." podría reemplazarse por pelada, i.-, «piel de carnero ú oveja, á la que se le arranca la lana después de muerta la res». En algunas provincias pronuncian cllUCO y en otras chuquen.

Cituclii, adj. Desde Rodríguez acá ningún lexicógrafo chileno ha inter- pretado debidamente esta voz ni dádole

CHUCH

CHUCH

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su verdadera etimología. El significado es sinónimo de-fruncido, torcido, mal conformado en un lado, pues se llama clmclli la fruta que por efecto na- tural no se desarrolla bien en todos sus lados, sino que queda como fruncida, recogida ó mal configurada en uno de ellos, casi siempre en el de la flor. Asi se ven con frecuencia sandías, melones, chirimoyas, duraznos clmcllis. Por semejanza con esta acep., que es la pri- mera y más usada, se califica también de chuclli el rostro humano y todo objeto que tenga el mismo defecto de estar fruncido ó mal configurado hacia un lado; pero nunca se confundirá con romo ó chalo, como lo han liecho los continuadores de Rodríguez. La eti- mología es el adj. araucano chuchi, que también se pronuncia iuchi, según Pe- bres: ¿cuál ó qué cosa? porque, cuando se ve una cosa chuclli, se pregunta por donaire ó por burla á que lado está torcida ó inclinada, ó se dice con estra- ñeza: ¿qué objeto, tan raro ó tan feo, es ése? En la germania española hay un vocablo chuche, y según Luis Besses, chuchi, que significa cara, rostro; pero no parece tener relación con nuestro chilenismo, á no ser que se'tome tam- bién como voz de admiración ó extra- fieza al ver un objeto mal configurado: ;Qué chuchi es éae! ¡qué chuchi tiene eso! es decir, qué cara, aspecto ó figura. Chucho, m. «Ave nocturna seme- jante al mochuelo. Covarrubias le da la etimología por la figura o uomatopeya de la voz Chuchm. Así repetía en 1729 el Dice, de Autoridades lo que Cova- n-ubias había diclio en 1 ó 11 . No vengan pues los araucanistas á derivar este vo- cablo del araucano chuchu, que, como se ve, fué tomado del castellano. En Chile se dice indistintamente c/rucho y chuncho, y aun chonctión para otras aceps., como ya vimos. La razón

de esta variedad es i-\ cunto ó grito de esta ave, que jjara los españoles suena chu, chv, como dice Covarrubias; para unos chilenos chun, cJiuii, y para otros chon, chon. Así los españoles inteipre- tan también el canto del gallo cjuic/ui- riqui, y nosotros COCOrocÓ; el mau- llido del gato lo expresan ellos con la voz miau, y nosotros con ñau. Dife- rencia de oído. Es evidente que el avechucho castellano («ave de figura desagradable; fig. y fam., sujeto des- preciable por su figura ó costumbres») es compuesto del chucho del Dice, de Autoridades, á la manera de avutarda, avucasla ó avucastro, avestruz, etc. En cuanto al significado, chucho ó ctluncllO son: 1." una especie de mo- chuelo, propio de Chile, nocíua ¡nimiln, segúu Phiiippi, y que el vulgo consi- dera como de mal agüero; 2." y fig., pereona de mal agüero, porque presagia cosas tristes ó desgraciadas; aunque eti esta acep. se usa más la forma cliun- cllO. CllUCliO significa también, fig., cárcel ó calabozo.

P. A dónde irán loa bomados? R. Como el Prefecto es muy ducho, A c'stos los pone en el chucho Revueltcs con los curados. (La Verdad, de Quillota, 18 Sept. 1908).

Chuchoca, f. Del quichua y aimará chuchuca ó chochoca, nsaíz cocido y des- pués seco al sol. El modo general de preparar en Chile la chuchoca es: cocer, soasar ó chamuscar primero los choclos, en seguida secarlos al sol y después desgranarlos y moler el grano. La es- pecie de frangollo que resulta es la chuchoca, que se emplea como aliño ó aditamento de muchos guisos. El pue- blo pronuncia aquí chichoca y en el Ecuador chucliuca; en el Peni y en. la Argentina, rhuc/ioca. En esta forma debe pues eutrar en el Dice.

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CHUE

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Chuchi'meco, ca, adj. Nosotros lo usamos como adj., y el Dice, lo acepta solamente como s. m. despect.: «hom- bre pequeño, de mala figura y despre- ciable»; por alusión á los indios chi- chimecas, del antiguo Méjico. Como s. f. significa en Chile ramera, meretriz; lo mismo en el Perú y en Catamarca.

Chueca, f. Juego muy conocido en España y en Chile y bien definido en el Dice.; pero lo curioso es que para los españoles la chueca es la bola con que se juega este juego, y para los chilenos es el palo de punta encorvada, que se usa en el mismo. ¿Cómo se explica este desacuerdo tan notable? No tenemos datos ciertos, sino solamente presun- ciones. Desde luego hay que admitir que los españoles están en la verdad, porque el juego es más antiguo entre ellos que entre los araucanos y chilenos, por más que el Padre Ovalle diga lo contrario. Antes que él escribiera su obra, veinte años atrás, por lo menos (1626), había estampado Rodrigo Caro ensusi)//?.? ¡iPiiiales {i\iÁ\.lY , § III) lo siguiente: «Otro género de pelota hubo también, como es aquella de madera que trae Mercurial en su Gijmnásim por autoridad de Avicena; y ¡e llaman ¡nlamáleo. Hoy permanece en España este juego, y le llaman el mallo, en el cual con mazos de madera también avientan una bola á quién más puede, con gran fuerza, y también le llaman la chueca-». (El mallo está todavía en el Dice, y definido poco más ó menos como se acaba de decir. Xo hablaremos, por- que no hace al fin que intentamos, del bellísimo capítulo, el XVII, que dedi- ca Pereda á este mismo juego, en El Sabor de la tiernira. Ahí llama á la bola Gatuna y brilla, y al palo cachurra). De esta cita de Caro y de lo que dicen todos los filólogos es- pañoles, que no citamos por abreviar,

se deduce que la voz chueca es bien antigua en España en el significado de-algo redondo, como lo es esta bola y algunos huesos; de ahí el dim. cho- quczuela, la rótula. Si en Chile chue- ca ha llegado á significar la especie de bastón ó mazo con que se juega á la chueca, es porque se ha contaminado y confundido con otros adjs. que expresan la idea de curvo, encorvado, torcido. Por eso véase Ohueco. Como curio- sidad histórica ¡pondremos aquí las palabras con que el Obispo de Santiago de Chile Don Francisco José de Marán, que lo había sido de Concepción, daba cuenta al Rey de España, en un me- morial de 18 de Mayo de 1805, de cómo fué jugado á la chueca por los arau- canos en un viaje que hizo por sus tie- rras. Dice así: «En los quince que go- bei'iió el de la Concepción, no tuvo otro objeto que el mejor arreglo de aquella Diócesis, que visitó tres veces; habiendo experimentado en una de estas sus ex- cursiones pastorales, en que se dirigía por tierra de los Indios infieles á visitar las Plazas de Valdivia y Chiloé, y sus respectivos territorios, la traición é in- fidelidad de aquellos bárbaros, que lo asaltaron én el camino, cuando más distante estaba de todo auxilio y po- blación, y no trataba sino de acariciar- los con dádivas y obsequios y las más tiernas demostraciones de benevolencia y cariño, robándole todo su equipaje y pontifical, y cuanto llevaba consigo para la decencia de su persona y dig- nidad en aquel dilatado viaje que em- prendió por aquel camino, por cate- quizar é instruir en los rudimentos de nuestra sagrada religión á aquellos incultos l)abitantes...No sólo se vio despojado de todos sus bienes por este incidente, sino también expuesto á per- der la vida, que trataban de quitarle los infieles; entretanto se mantuvo

CHUE

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oculto en un monte el tiempo de doce días con las mayores anírustias c im- ponderables necesidades, hasta que la Divina Providencia lo sacó de aquel conflicto, habiendo permitido se deci- diesen los Indios á dejarlo salir de su territorio, después de haber sorteado su vida por medio de uno de los juegos que ellos usan y practican en semejan- tes lances, concluyendo por su resulta en decir no les convenia tener sepul- tado en su tierra á un Obispo, como tenían á un Capitán General». En otra carta dice expresamente que este jue- go fué el de la chueca. Ser uno una bíteiM chueca, ■N'o ser mala cliue- ca, son frases figs. y fams. que signi- fican ser tramposo.

Chuecazo, m. Golpe dado con la chueca chilena. Basta con los caste- llanos hafttonnzo ó palo.

Chueco, ca, adj. Parece síncopa de chulleco ó chullenco. (Véanse poco más adelante). También podría deri varee del s.c/í2¿efrt, porque el chue- co, enfermo delac/ii¿«'« ó choquezuela, anda encorvado ó torcido hacia un la- do. Membreño, en sus Hondurerdsmos, trae chueca con esta explicación: <r Los zapaterosdicen que son chuecas las hormas cuando de las dos que com- ponen el par, cada una corresponde á su respectivo pie. Si no hay más que una horma y los zapatos que en ella se hacen es indiferente ponérselos en el pie derecho ó en el izquierdo, la horma se llama derecha-». Se parece á nuestro chueco sólo en cuanto es contrario á derecho ó recto. Uribe dice que en Co- lombia se usa zueco por patojo. Todo esto puede dar alguna luz en la etimo- logía que estudiamos. En cuanto al significado, chueco tiene en Chile dos aceps. : 1 ." Aplícase á la pereona que por enfermedad ó defecto en una pier- na se ladea ó inclina á un lado, ó tiene

el cuerpo torcido. Sólo por extensión suele llamarse chueco al patituerto, ]iernituerto, pateta, patizambo, patojo, escaro y estevado castellanos. 2.* Aplí- case á todo objeto que, debiendo ser recto, está curvo ó encorvado por cual- quier accidente. Dígase torcido ó tuer- to: «Debemos poco á poco por nosotros mismos echar hacia la parte contraria de aquel extremo, como hacen ios que, por enderezar una vara tuerta, tor- ciéndola á la ütia parte, la hacen que- dar derecha». (Boscán, El Cortesa- no, 1. IV, c. IV), y fam. patituer- to: «dícese de lo que se desvía de la línea que debe seguir, por estar mal hecho ó torcido». Sacarla K;íft chue- ca, ó Salirle ú uno chueca, es f r. fig. y fam. que significa entre nosotros no irle bien en algún asunto ó pretensión, torcérsele la suerte ó el resultado; es menos que lo que expresan las frases castellanas Ir por lema y volver tras- qudado, Salir el tiro por la culata, en las cuales no sólo no se consigue lo que se pretende, sino que se recibe daño ó perjuicio. La nuestra es igual á aquel verso de Gonzalo de Berceo (Loores de i\^." /S'.™, 40):

Mas lo que el buscaba parÓHil en duro;

es decir, quedó burlado, le salió mal el negocio, como interpreta Lanchetas. La fr. nuestra, aunque fundada en el significado que damos al adj. chueco, puede también reducirse á la acep. fig. y fam. do la chuecM castellana, esto es: «burla ó chasco. Le han jugado una mala chuecas), sin duda por el golpe que puede recibir de la bola ó cliueca Por eso podría traducirse así: Llevarse uno una chueca, sacar ó recibir una chueca.

Chuela, f. x\féres¡s de hachitela, hacha pequeña. Sinónimos: f/es//"a¿ (ha-

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CHUI

CHÜLL

cha pequeña que se maneja con sólo una mano) y defitra]pja (destral peque- ño).

Chuequear, n. Andar como los ohiuecos ó patituertos. En castellano hay para esta idea: anadear ó nadear (andar una persona, á semejanza del ánade, moviendo las caderas de un lado á otro por afectación, por ser estevada ó por tener las piernas muy cortas) y renquear (andar como renco, meneán- dose á un lado y á otro).

Chuflay, m. Del inglés skoo.' Jfi/.' ¡oxte, mosca! En inglés es un canto familiar y humorístico, que se cauta en los momentos de expansión y alegría, acompañado de baile y remojado con buenos trinquis. Los chilenos del pue- blo, no entendiendo la letra del canto, han tomado el efecto por la causa y han dado á chuflay las siguieutes aceps.: 1.^ bebida de pisco, aguardien- te ó coñac con limonada y otras mez- clas;—2.", como adj., algo chispo ó achispado, como suelen estar los in- gleses cuando cantan y bailan el shoo.' til/.' 3." tonto ó chiflado.

ChuiCO, m. Pronunciase rhúico y Febrés lo traduce del araucano por ti- najita. Es el perulero castellano: «va- sija de barro, angosta de suelo, ancha de barriga y estrecha de boca». Titwr significa también: «vaso grande de ba- rro, de China ó del Japón, por Ío re- gular en forma de tinaja, aunque los hay de varias hechuras, y decorado exteriormente». Nuestro chuico es más humilde y sencillo y nunca ha pre- tendido figurar entre las obras de arte como el tibor.— Tin cuanto á la etimo- logía, en aimará liay la voz huyccu, ciego de uno ó de ambos ojos, que qui- zás ha dado origen á este chilenismo, porque no es tan seguro que venga, tal como lo tenemos, del araucano, aunque lo registre Febrés. La h pronunciada

con aspiración pudo muy bien conver- tirse en r/t, como ha sucedido con la s castellana, que también pronuncia aquí el pueblo como h aspirada. Véase Chancho. El significado de Imijccu favorece también esta etimología, por- que el chuico es una tinajuela casi ciega, con un solo ojo boca) y muy p.'queño.

Chulla, f. fam. Xo es entre nos- otros «lonja de tocino», como dice el Dice, que es en Aragón, sino mentira. (Véase Menchuca). No atinamos con bU etimología; quizás pudiera pen- sarse en el castellano trola, engaño, falsedad, mentira, ó en ehanchuUo, ma- nejo ilícito para conseguir un fin, y especialmente para lucrarse.

Chilllador, m. Batea eu que se enfrían los caldos del salitre.

Chulleco, ca, ó chullenco,

ca, adj. La 2." forma se usa más en las provincias del Norte. El significado es exactamente el mismo de chueco en sus dos aceps. Para su etimología téngase presente el tuñeco de Calca- ño, que «se dice, entre el pueblo vene- zolano, del ffafo ó baldado, que por enfermedad ó accidente tiene encorva- dos y sin movimientos los dedos de las manos ó de los pies. Evidentemente tuñeco es corrupción de tulleco ó tolleco, formado de tollir ó tullir, probablemente en alguna provincia de España. La gente culta dice tidlido». Membreño trae cholenco, caballo viejo y arruinado, que quizás tenga al- guna relación con nuestro chilenismo. Véanse Chambeco y Chueco. Al

citar aquí á Chambeco, queremos insinuar otra etimología que no carece de probabilidad, y es el castellano zam- bo («dicese de la persona que por mala configuración tiene juntas las rodillas y separadas las piernas hacia afuera», significado que se repite en el compues-

OHUN

CHUN

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to patizambo: «que tiene las piernas torcidas Lacia af uera)>) y la terminación eco. La conversión de la 2 en ck ya la estudiamos en chancllO, y a<;Téguen- se á las voces castelkuias citadas allí: chamarra por zamarra, churriburri por zurriburri, zurrarse derivado de cho- rrar, y zurrusco de churrusco.

Chuma, m. Dim. fam. de Tomás. Por efecto de la pronunciación infantil la t se convirtió en ch, siguiendo talvez el nombre esta transformación: CllO-

más, Cliumá, Oliuma. Este dim.

s de llaneza y confianza; por consi- guiente, no excluye al cariñoso Tomn- silo, Ui.

Cllumang'O, m. Así se llama en las jirovincias del Sur el ave que en las demás llamamos tiuque.

Cliumba, f. Voz usada entre los mineíos del Xorte de Chile. Es la blen- da castellana, ó sea: «sulfuro de cinc, que so halla en la naturaleza en cris- tales muy brillantes, de color que varía desde el amarillo rojizo al pardo obs- curo, yseutilizaparabeneficiarel cinc».

ChumingO, ga,ra.y f.Dim. fam. de Dominíjo, ya. Chomín se dice en Álava, segim Baráibar, y lo emplea tam- bién Trueba en El gahán y la chaque- ta. Chumín dicen en Méjico, y Mia- (jo dijeron los antiguos castellanos, nombre que se inmortalizó en Jlinijo Rei-ulf/o.

Chunclio, m. Véase Chucho. En aimará hay la voz cchunrhu, que sig- nifica cabeza; y, como nuestio cilUIl- cho es algo cabezón, bien pudiera j)roceder de ahí; pero nos parece más fundada la etimología que dimos en CiiL'cno. La n intercalada puede tam- bién explicarse por contaminación de chucho con cJiHuc/ui, nombre, este últi- mo, de iin pueblo indígena del i\rii y del licuado)' e;i tiempo de la conquista de Américii. Como cueloiicepto de

Uicc. <lc (Jbil., t. II.

clluncllO hay algo de fatídico y mis - teriüso, suele darse también este nom- bre á cualquier artificio ú objeto que encierra algún fraude ó engaño ó que, según el vulgo, tiene algo de brujo.

Cliuncliules, m. pl. Del quichua chuachulli, tripas menudas, y aimará chuchidli, las manos ó pies de los car- neros ó puercos, etc., que aderezan para comer. Significa entre nosotros las tri- pas, especialmente de corderos, que se guisan y comen. En la Argentina dicen cliinchulín, nes, y en Colombia Cliunchullos. En castellano tene- mos revoltillo, 2." acep.: «trenza ó con- junto de tripas de carnero ii otra res, que se forma revolviéndolas».

CllUllga, f. Pipa ó candiota en que se recibe de la prensa el jugo de las manzanas para hacer la sidra. «Depo- sitan las manzanas en unas especies de canoas que llaman dornajos, y dos hombres, colocados de frente en los extremos del dornajo, y armados de largas y flexibles varas, azotan las man- zanas hasta que, suficientemente mo- lidas ya, pasan en canastos de quilineja al torno ó prensa, en estado de extraer de ellas el jugo, que corre por dos ca- nales abiertas al costado de la prensa y que cae en una clmnga (pipa)». (Chiloé, c. Vil). La etimología es in- cierta.

CHr.\orNGO,m. Véase CHiNCHiJiÉN.

Cliuña, f. Muchísimo más usado que chaña. Véase en su lugar.

Chuñar, a. Véase Chañar.

Chuño, ni. Del quichua cchuñu, papas pasadas al hielo. En aimará ha- llamos la misma voz,tradacida: «papas curadas al hielo de noche, y de día al sol, para quesalga la aguaza 'que tienen, y la sacan pisándolas». En Chile se conoce el chuñO de papas, que gene- ralmente se obtiene i)a-ándolas por el rallo ó moliéndolas, y el de tiulofccbs-

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CHUP

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Irofiínerm lyjlu)^ planta cliileiia (jne se produce en las provincias centrales y especialmente en la de Concepción. También se llama ch.UñO la bebida que se prepara con cualquiera de estas dos clases. La voz castellana anféndit: «substancia blanca ó blanquecina, li- gera y suave al tacto, compuesta de granos pequeños, que se extrae general- mente de las semillas y raíces de varias plantas y algunas veces de los frutos y tallos, y que, hervida en agua, forma un líquido viscoso, como el almidón, la tapioca, etc.» También hallamos en el Dice, arruiruz, m.: «fécula que se extrae de la raíz de una planta que crece en la India». Es voz procedente del inglés arrow-root, raíz de flecha. Con más razón puede admitirse á cb. Vi- no, que se usa en Chile, Argentina, Perú y Bolivia, por lo menos.

ChuñUSCO, ca, adj. Ajado, arru- gado, tratándose de papeles ú objetos parecidos y del rostro humano. Hacer chuñUSCO ima cosa es apañuscar (coger y apretar entre las manos algu- na cosa, ajándola) ó atortujar (aplanar ó aplastar alguna cosa, apretándola). Véaíe Achuñuscar. La forma f/í«- ñmco se formó de di uña, conforme á la índole del (juichua, cuya Gramática enseña que la partícula «c/í'yí hace la acción actualmente, de presente». Así clrañuchca clruñu^ca) significa estoy haciendo (7/ i/í o, ó estrujando ó molien- do una cosa.

Chupada, f. No lo registra el Dice, sino únicamente á chupadura (acción ó efecto de chupar), succión (acción de chupar), chupetón, m. (acción de chu- par con fuerza) y chupeteo (acción de chupetear). Sin embargo, ninguno de éstos pu'-'de reemplazar al fam. y tan usaáochupad '. «Entre mordisco y cliu- pada á su cigarro sempiterno y de los pjores, increp'í d este modo á lo? cinco

mozos de la tertulia» . . .(Pereda, Nubes de estío, II). «Inmóvil, aspirando distraídamente chupallas de tabaco». ( Pardo- Bazán). «Da una chicpada al cigarro». (E. de Olavarría y Duarte, El Folk-lnre de Madrid). «¡A.h, Benito! has fumaO-" Señor... Dos chu- jmdinas...» (Valbuena, Aijiui turbia, XII). Tratándose de las chupadas del cigarro, hay en castellano/ií/íí«/fo (por- ción de humo que se toma de una vez fumando un cigarro) -^ fumarada (por- ción de humo que sale de una vez). En Chile se dice, además de chupada, pu- chada, derivado de pucho. Tratán- dose de líquidos que se sorben con algún instrumento, como en el mate, decimos también chupada, equivalente al sorho castellano. En resumen: debe admitirse chupada con la definición genei'al de chupctdura.

ChupaI/LA, f. Del quichua y aima- (whupalla, nombre de esta planta. De ella dice J. M. Troya en su Dice, de Medicina do mes I ir a: «Pui/a pi/ra- riiidata (Bromeliáceas). Al jugo de la médula de esta planta se le atribuye la virtud de combatir la pulmonía». Otros naturalistas le dan otros nom- bres, y allá se avengan entre sí. Ade- miis de la planta misma, se llama chu- palla en Chile: el sombrero que se hace de las hojas de esta planta, par- tidas en tiritas muy finas y trenzadas unas con otras. Es somljrero ordinario, algo puntiagudo de copa y de alas cor- tas, y lo usa la gente pobre; fig. y despectivo, todo sombrero de paja, cuando no es muy fina, para hombre ó mujer. ¡Por la chupalla del ohispo, ó del i/ol/icrno, ó del mono! exclamación de asoml)ro, diclia por gracia ó burla.

Chupapoto, m. .luguete de mu- chachos, que consiste en un trozo de suela redondo, con un bramante ó cor- del en el medio, para tirar de él; se

CHUP

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liuinwk'cc la siU'hi por la carnaza y se pcg.i en una sn[fjrlicic plana, fia gra- cia es pod.'r de-:p'jgar la suela, pnes con la linnicdad se es^TOnja la carnaza y s: adhiere fnerteraeute.

Chi'paii, a. «Ir quitando ó consu- miendo la hacienda 6 hicnes de uno on pretextos y engaños», es la última acep. ñg. y fain. fjnu le <\\ el Dice. Como se ve, es consumir poco á poco el dinero ó los bienes ó como dijo (rónzalo Correas: <ísaiPinir dulcemente: cuando con halagos nos chupan los dineros»; ó viceversa, segiin el mismo: idfxnniiriir: es rliupar el dinero al jue- go, ó de otra manera». Xo es raro pnes f|uede esta acep., que envuelve un modo lento, suave y astuto de robar, li.iya pa.sado el v., e;i nueslro lenguaje fam., á la franca y desembozada de-roljar. Asi se usa también en España, como se ve por estiis autoridades: «A todo lo cual provee el demonio en el acto... indicando á otra la necesidad de que al vecino X ó Z le (■hupe un par de reses». (Pereda, Tipon ij paisajes, Las Brujas, II). c.\l último, como nada le puede chupar, le tiene prevenido que á la me- nor aUisióu que oigaen sus sermones. . ., le forma un expediente de conspirador que le balda». (Id., Esbozos ¡j ras;iuños, El tirano de la aldea, III >.

Allí el fie aquella siete veces virgen. Más que p<ír esto, insigne por sus robos. Pues en nn mes empobreció al indiano Y c/tttpñ á nn escoce's tres mil guineas. (Jovellanos, Sátira /.Vo ne/. Anic$!o...!)

Chúpate ésa, es en castellano Tómate esa: «expr. fig. y fam. que se usa cuando á uno se lo da un golpe, ó se hace con él otra cosa que sienta, para denotar que la merecía, ó el acier- to del que la ejecuta. Suele añadirse: !/ ntelve por clra*.

Chupk, m. «El más popular de lo-; guisados nacionales después del san-

cochado. Tiene alguna analogía con la cazuela chilena y con el pebre. 8e hace simplemente do papas en caldo, en cuyo estado no jjasa de chupe cimarrón, ó con pescado para que constituya el lie viernes, ó con carne, llamándose cn- tonces asado depajias, ó finalmente con camarones, leche, queso, huevos, pes- cado, ají, tomate y algún otro ingre- diente más». Tal es el chupe jieruano descrito por Arona y (jue también se conoce en Chile, poco más ó menos en la misma forma. El nombi-e proviene del c\nKhua. chupe ó chiipi, (jue signifi- ca este mismo guiso.

Chupe, m. Juego de dos ó má.s per- sonas, que consiste en tirar todas ellas con monedas á una raya: la que alcanza mejor punt<j recoge toda.s las monedas, las revuelve en las manos y las tira en alto, tomando para las que quedan de cara. La misma operación rejiiten los demás por el orden de los puntos, de donde resulta que al liltirao ordinaria- mente no le toca nada. También se daá este último el nombre de chupe, que en castellano puede traducirse por pie («en el juego, el último en orden de los que juegan; á distinción del pri- mero, llamado mano») ó porra, f. («en- tro muchachos, el último en el orden de jugar»). Por extensión, el último, el jiostre, jwstrero ó postrimero en cual- quier reunión ó junta de persona.s. Ú. t. con los verbos qtiedar y ser: que- dar de chupe, ser chupe. Hacer chupe « uno, significa fam. engañar- le; idea á que se llega fácilmente par- tiendo de la anterior. En la 1.* acep. creemos que debe figurar en el Dice, porque expresa algo propio y exclusivo de Chile, que no tiene nombre en cas- tellano; pero no así en las otras tres. La etimología es el quichua cha ¡vi, cola de anima!, porque el chupe va siempre al fin, el último.

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Chapeta, f. fam. Dim. de chupa, ^it|Ut; es iiua medida de capicidiid para I ¡(luidos usada en Filipinas, ijiual á tres copis, ó á 7;5 centilifcros y <S mililitros». Nosotros la usamos en el sentido ge- neral de copa ó raxo y en el metaf. de Ikor ó bohida. A Pedro le i/mt/i mucho

la cliupeta. Cliupete, ni. Véase Chupón,

■2." arl.. 1.-' acep.

Chupete (Volantín). Llámase

así la cometa íijue, jior tener muy del- gados sus madei'03, al recibir el viento, se encoge, formando buches co- mo si la chuparan por detrás». Así esplic.iba T). Z. Rodríguez el origeu de chupete. A esto se puede observar que lo característico en esta clase de cometas qo es el que se vean como chu- ptt'Ms por el viento, sino el que vuelen desordenadamente, de una parte á otra, porque son sm cola. Por consiguiente, la etimología puede ser más bien la voz quichua chupa, cola de animal. Así co- mo en castellano se llama rabón al animal sin rabo, por antífrasis, así también en cMleno se llamó chupete al volantín sin chu^m ó cola. Con- fírmase esta etimología con otro signi- ficado que tiene en algunas provincias la voz chupete, como s. m., y es el áor-zarcillo, pendiente ó arracada, esto es, arete con adorno colgante ó con cola. Chupilca, f. Significa en las pro- vincias del Sur lo que pihuelo en las del centro, esto es: harina disnelta en chicha, mosto ú otro licor ordinario, ó también en jugo de sandía. En al- gunas partes dicen chipilca, y de ahí el V. chipilcarse. Cree Lenz que la etimología es el araucano copiíUca, mazamorra. En la edición del Febrés que nosotros tenemos aparece copillqui y copiíUqui. ilás fácilmente se explica el chilenismo con estas otras dos voces araucanas: chuco, panes ó bolas que ha-

cen del asiento de la chicha de maíz, y pillea, frangollo.

Chupín, m. En algunas partes es gorra para dormir; y en otras, el c/ni- pelin castellano (especie de justillo ó ajustador con Tnldillas pequeñas), ó chaleco. Si chupefin es dim. de chupa (tan conocida en los dómines), tan bien formado como el e.stá chupín.

Chupingo, ga, adj. fam. .V&lin ebrio, á medios polos. Véase Cufifo. Derívase del v. chupar castellano.

Chupón, m. Del quichua chhupu, divieso, apostema, y aimará cehupu, lamparón, ó divieso, ó encordio. Fu- rúnculo es el nombre que tiene cu 3Ie- dicina, y divieso el popular. Absceso y lumor tienen un significado más gené- rico. En algunas provincias del Xorte, en el Perú y en el Ecuador dicen chu- po, más conforme con la etimología.

Chupón, m. Del castellano chu- par. Ú. aquí en vez dechupulor ó chu- padero: «pieza redondeada de marfil, pasta, caucho, etc., qne se da á los ni- ños en la época de la primera dentición, para que chupen y refresquen la boca». Xo debe confundirse con el biberón, que es cinstrumento para la lactancia artificial, qne consiste en una botella pequeña de cristal ó porcelana con un pezón de goma elástica, de teta de va- ca ó de marfil reblandecido, para la succión de la leche». También se lla- ma chupón (y esto que debe admi- tirse) una planta chilena (bromelia sphacelafa): «yerba grande, cespitosa, con hojas lineales, muy espinosas en su borde; espigas de flores sésiles muy cortas, escondidas entre las hojas, mul- tifloras, con las brácteas color castaño, corolas rosadas; bayas muy sabrosas. Común en las provincias del Sur». (Philippi). Baya ó fruto de esta plan- ta, qne se come chupándolo; de donde le ha venido el nombre.

CHURR

CHUS

fil

Chuquen, m. Yónse Chucún.

Chuquisa, f. «Mujer dd vida ale- gre», lo delino el Dice, en su Apéndiee, antcpoiiiéiidole la nota de Peruanismo. U. t. en Chile, pero m;ls en la forma chusquisa. Dos observaciones hare- mos en este vocablo: 1." La etimología, que puede ser el castellano chusco, ó el vocablo de tj^evmiiuÍArhuf/uióchusquín, partes femeninas. En quichua hay tam- bién los verbos chhulquini, desnudar ropa ú otra cosa con fuerza, y clihul- qukitni, desnudarse así, que también deben tomarse en cuenta; 2." La orto- gi'afia, (jue debe ser con 3 (cliuquiza ó chusquiza), aunque los americanos no la pronunciamos sino como s. Cual- quiera que sea la etimología de la voz, es claro que la terminación es la usa- dísima en castellano izo, iza. para adjs. y susts.

Churrasca, f. Hojuela de masa, algo ancha y delgada, que al cocerse ó f reírse se encoge y pierde su lisura. Se formó del castellano churrusco zu- rrusco), va.: «pedazo de pan demasiado tostado ó que se empieza á quemar».

Churrasco, m. Por la vecindad con la República Argentina se conoce también en muchas partes de Chile esta voz, que define así Granada: «carne pura, asada sobre las mismas brasas, operación que produce el efecto de con- centrar enteramente el j ugo ó sustancia. Hecho el churrasco, lo sacuden ó raspan ligeramente para quitarle el res- coldo». Otras veces se pone la carne en un asador y se entierra ó afirma éste cu el suelo, untándolo continua- mente con salmuera. La etimología pa- rece ser también el castellanoc/iM/vw.sco. Para ponderar lo bueno de este asado, recuérdense estos versos populares:

Asco me daba el churrasco, Porque me empacho con el, Y me han dado por remedio Que me lo vuelva á comer.

CurnuKRO, m. Vendedor ó fabrica- dordc churros. Es industriaintrodueida hace poco ticnqio en Chile por los in- migrantes españoles. El churro co- hombro) es: «fruta de sartén, de la misma masa que se emplea para los buñuelos, y que después de frita se cor- ta en trozos que se asemejan al fruto del cohombro». Es justo que el Dice, ad- mita este legítimo derivado de churro.

Churretada, f. f'horrela-h: gol- pe ó chorro de nu líquido que sale improvisamente.

Churrete, adj. fam. Siendo deri- vado de chorro, debería ser chorrete; pero de ninguna manera aparece en el Dice. Nosotros le damos el mismo .sig- nificado de Cursiento. Véase esta voz. m. Ave del orden de los pajari- Uos ( upucerihia ) . Debe entrar en el Dice. No sabemos si el nombre se le ha dado por el canto ó por lo que expresa la acep. anterior.

Churria, f. De churria ó á la churria: en los distintos juegos de las bolitas, modo de tirar la bolita co- giéndola entre la yema del pulgar y la uña del dedo del medio, que es el que le da el impulso.

Churriento, ta, adj. «Que tiene churre»; y churre es: «pringue gruesa y sucia que coitc de una grasa; fig. y fam., lo que se parece á ella». Puede pues admitirse la acep. vulgar que aquí se le da como sinónimo de Cursiento.

Churrines, m. pl. fam. Nombre que dan las mujeres en sentido despec- tivo á sus vestidos talares. Dígase ¡rin- <jos, pl. fam. (vestidos de mujer cuando son de poco precio, aunque estén en buen uso ó sean nuevos). Jerapellina, f. (vestido viejo, hecho pedazos ó an- drajoso), guiñapo, m. (andrajo ó trapo roto, viejo ó deslucido). Véanse Cha- melicos y Chilpe.

Chus, lu. y f. Dim. fam. de Jesús,

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CHUZ

CHUZ

para hombres y pai'u mujeres. En Jlé- jico usan Ohu para el ni. y Chucha para el f.

¡Olius! iiiterj. Parece ser el ingles shoo! ¡oxte! Véase ¡Huichó!

Chusca, f. Es el castellano chusco, ca (que tiene gracia, donaire y picar- día), pero que aquí se toma en mal sentido por ramera, ¡irof/iti/fa, lo mis- mo que chuquiza ó chusquiza.

Chuzo, m. «Palo armado de una punta aguda de hierro, que se usa para defenderse y ofender». Esto significa en castellano y es arma (|ue en España usan los serenos, viñaderos y otros. «Lo mejor. ..sería. ..que la vistiésemos de viñadero con montera, chuzo y al- pargatas». (Quevedo, Carht á Doña Inés tie Zúñuja). «Vendrán á reunirse muy pronto, con los farolillos encen- didos, que colocarán en fila junto á los

respectivos chuzos, los serenos, que... (Pereda, Tijws ij paisajes, Pasa-calle). En Chile significa chuzo una liana ó barreta grande que usan los jieones para cavar; y en algunas ¡laites agui- ja,ila ó aijada. Fig., por la semejanza que ofrece con una barra un caballo flaco, rocín, rocinante, penco ójaiueli/o, cahallii iiuflahin. En El Sobremesa de Juan de Timoned i s^e lee este cuento: «Un villano iba ca'jallero en un rocín muy largo y flaco. En el camino, en- contrándose con nn c iballero, díjole ))or ijurlarse con él: }I( rmano, ¿á qué jjrecio vendéis la vara de rocín? Res- pondió do presto el villano: Señor, en- trad en la l)estia, y decíroslo han--. La elimolog'a es el castellano chuzo y el quichua chusa, cosa desmedrada, ITeípieña, como pudiera parecer á la simple vista.

D

D. Grandes son los duelos y quebran- tosde esta ]x)bre consonante en la pro- nunciación chilena. Unos nosson comu- nes con todas las personas de habla castellana, y otros exclusivos ó casi ex- clusivos nuestros. El omitiila al íinde dicción y en las terminaciones w/o, cdo, ido. Olio, mío, y respectivas femeninas, es vicio no sólo de Ciiile, sino también de Andalucía y de toda la América Española entre la jícnte poco culta; y asimismo su omisión en medio de pa- labra: tuavía, sueleg-ao, piazo, pigíieño, ailante, creito, reito,

meiCO, por loilarki, subdelft/ado, pe- dazo, pedujiieño, adelante, crédito, rédi- to, médico. En esto no hace el pueblo raás que seguir la ley filológica del me- noresfuerzo, que fuélamismaqueprivc) al ca.stellano de muchas des: cruel, fiel, feo, ser, poseer, ver, creer, raer, roer, reir, oír, loar, veiKjar, luir, aunar, fiar y campuesfos confuir y porfiar, desear, er-

cluir y demás compuestos del latino clámlere: incluir, concluir, recluir; los sustantivos paruiso, raiz, peana, trai- ción, traidor, juez, piojo, peón, mitad, pie, fe, seo, meollo, tea, juicio, hastio, venta; losadjs. lacio, rancio, loro, lucio, sucio, limpio, liliio; los numerales once, doce, trece, catorce, quince; los propios Benito, Rosendo, femando, Hernán, Gonzalo, [Úrico, Pero, ant., Gerona; las formas verbales anticuadas adcs, edes, como amades, hagades, tenedes, (¡uerredcs, hoy anuiis, hayáis, tenéis, querréis; los imperativos en ad, ed, id, que antes se escribían y pronunciaban sin (/, acompañados del pron. os: amaos, temeos, partios (sólo se exceptúa idos); y muchas voces sueltas: (í. aun, hot/, ahí, yuarte, i/rial, sei/tin, como, acerca y otros compuestos del ad latino: ayiular, amo- nestar, ascrihir, abot/ado, arocar. Cuan- do la (/está en medio de dicción y entre dos vocales y no se puede omitir sin ()ue

G4

D

D

la palabra llogue á ser ininteligible, el pueblo la convierte en r y viceversa:

fastii'io, fastirioso, trag'eria, tragerioso, ai'boleva, barajo, lepiria, par paro, Locaría, Clo- romiro, Audora;loquehahechoel castellano cou sul ó sur y sus compues- tos.—Al principio de dicción suele el pueblo omitirla: onde, espeusa, e (y)ovih'), ende (delant. dende), es- parramar; aunque en las que empie- zan ]}'.)!• lies y es tiene razón para confun- dirse, porqno el mismo castellano las usa muchas veces cou las dos formas: desperezarss y esperezarse, despumar y espumar, descokir y escotar, destjHÍiire y esguince, despediente aut. y expediente. Por eso autignamente se dijo deSGO- muniÓQ y dsscomulg'ar, y boy

dicen los i'epulidos del pueblo den-

trar, desagarar, áesanclie (por ensanche), desig^ente, deleg'ante, deceder (celer), desplicar {ej-pJi- m/-),D3leutarÍ0, y losbien educados despacioso y con despacio. No es extraño esto, pues antes se dijo tam- bién en castellano almática por dal- niatira, como se ve en el Viaje de Ambrosio de Morales, en más de una parte, y en estos versos del Purén indó- mito, de Alvarez de Toledo:

Quii?'u lleva cáliz, ara ó corporales, Quien la casulla, almática ó ciriales.

Cuando la segunda sílaba de la dicción lleva rr, se hace una metátesis: rea- mar, reame (por derramar, derra- me), reetir (por derretir); y en otras voceí, por no omitirla del todo, se la cambia porotra consonante: reclarar (por declarar). En el grupo dv ó di) generalmente se convierte la íi' en /.- al-

vertencia, al vertir, al v erbio; el castellano la omitió enteramente en algunas voces: alwijado, amaos, subios (advocatus, amadvos, suhidcos). En

el grupo dm también se convierte en / ó se desvanece: almiración, al- mirar, almltir, aministrar ; co- mo el castellano amonestar, amonesta- ción.— El fenómeno más notable en esta letra es su vocalización en i en el grupo dr en medio de dicción: paire, mai- re, lairón; de lo cual resultan voces tau estropeadas, que sólo puede cono- cerlas el que tiene costumbre de hablar con el pueblo: airer (adrede), quei- ré, queiría, (de quedré, que- dría, que dicen los semicultos por querré, querría). Cuando dr están des- pués de n, suenan como rr: Anrés, Alejanro, tenré,tenría. Asimis- mo cuaudo están después de /.- salré, salría, á& salir-, dolré, dolría, de doldré, doldría, que dicen los semi- cultos por doleré, dolería; valré, val- ría, de valdré, valdría, del v. valer; como el castellano Ulrico, de Uldrico, Ulderico. Otras veces se suaviza la pro- nunciación suprimiendo la /■.- hojal- da, por hojaldre. Las formas podré, podría, del v. poder, son para los se- micultos porré, porría, y para el vulgo poiré, poiría. Para el caste- llano fué-tambiéu duro de pronunciar el grupo dr, y por eso lo suavizó' en mu- chas de sus voces: aradro, del latino aratrum, quedó en errado; Pedro, del latín Petrus, dio Pero aut., pero que todavía subsiste en Perillán, Perogru- IJo y perogrullada, Perico, Periquito ó Periquillo; hondrado, de honorado, en latín Iwnoratus, quedó en honrado, y así también el v. honrar; lazdrar, taz- drado, del latín lacerare, laceralus, volvieron á la forma latinizada lace- rar, lacerado, más suave que la adop- tada y que la posible lazrar. En examen, la letra D es para nosotros voto de distinción. En España tienen N, notablemente aprovechado, y íS^, so- bresaliente.

DAj

DAD

G".

Dáctiloíuíafía, f. l>el p-icg'o ¡)y.y.- T'Arj^, (ludo, y "páoo), escriijir. Arte de esciibiv por medio de máquina. Así usan algunos esta voz, que, como se ve, está muy bien formada, y ojalá entre en el um) ijenera], mucho mejor (¡ue dactiloscopia, que es de forma hí- brida, porque es griega y castellana . De dárUlonrafia podrían formarse dár/iló- (/nifo, el ai)arato ó máquina de escri- bir; rfíí/7/7o///V(//.sto, com., persona que escribe por medio de dicho aparato ó máquina; y diichlor/rdfico, ca, pertene- ciente (') relativo ;i la (hkiiloi/r/i/ia.

Dado, da, part. de dar. Oigamos al P. Jlir: «Un sentido quieren los gali- cistas atribuir al part. ////ilo, que repug- na á su nativa condición. Vulgares son las expresiones siguientes: £n circuns- itmcids di idas el riíjor es necesario; En momentos dados el hombre pierde los estribos; Para tiempos dados, lei/cs nuevas; A negocios dados no haij que torcer el rostro; A mujeres dadas está mal la coquelcria. En semejantes locu- ciones el p;irt. dado pierde su %n- y to- ma el de espedid, particular, determi- nado, sin//ular, cierto, señalado. Por más que presuman los galicistas, no excu- sarán la nota de incorrectos en el em- plear tales modos de decir. VA v. darse sÍLTuifica á \(¡<x& presentarse, ofrecerse; ...mas esta acep. no cuadra con la de las locuciones modernas antedichas, en ijuc dado suena lo mismo que determi- nado, par lindar, cierto; [lor cu3'a im- propiedad merecen el calificativo de bárbara.*, aunque fc ajusten al lenguaje francés. Muy diferente seria el ca.so si dijésemos: A una señcd dada, salieron lodos; En iicasi''in dada cae el hombre; Con DADO molico S' 2)uso hecho un, Lu- c[fer; porque las frases dar ocasión, dar motivo, dar si'Trd son legítimas: en ellas d((r vale iifrerer, proponer, indicar: sIlt- nificados iiropios, que no se componen

Dk-c. .l.'(.;hil.. t. I[.

con los de las modernas locuciones su- sodichas. A primera faz podrán parecer castizas las siguientes: Dadas cirnins- tancias adversas, mejor será callar; Dado el corto tiempo, no se zanjó la cues- tión. A primera faz dije, ponjue, mira- das á buen viso y con detención, otra cosa descubren. El sentido envuelto en ellas es éste : Si las circunstancias fuerin (ulversas, en circunstancias adrersas, ca.^o (pie sobrevinieren circunstancias adversas, mejor será callar; A causa del corto tiempo, por el corto tiempo, no se zanjó la cues/ ion. Aunque al \>ari.dado le quepa el sentido de concedido, permi- tido, nfrcci'lo, /n-esenlado, luilludo, indi- cado, iiropueslo, ninguna de estas ¡iceps. conviene á las dos sentencias su.-^odi- clias, sino otra muy diferente, como está ya prevenido. Ningún autor de nom- bradla eni])leó en la antigüedad seme- jante significación del part. dadíi. Yitiwc á pi'opósito la fr. de Palafox cu una eai-ta suya alegada por su biógrafo Ro- sende. Dice así: Eso espennitido 1/ aun ne¡'esariú K.V ,sr.s CASOS; pero con las circunstancias con que me hallo, cesa esa regla. En kus caí-os, dice, por en casos dados, como dirían lo.s modernos. Dig- no de advertencia ó imitaciini es el modismo en sus casosy>. (Pront. de Hispan, y Ilarb.) lluy bueno está todo esto, pero no pensamos como el autor en los dos ejemplos: Dadas circunstan- cias adversas y Dculo el corto tiempo, en los cuales el part. dado tiene el signi- ficado de concedido, admitido, sujiueslo, que siempre ha tenido en castellano, derivado directamente del latín, como se ve en la conocida fr. de Cicerón: Dato hoc, dandum eral illud: dado ó concedido esto, había que conceder aquello. Si se puede decir: dudo esto ó aquello, dalo que el tiempo es corto, dculo que las circunsl'incins .<iún adversas, da- llo el caso, ,q)iir(|uéuo li 1 de ser también

(in

DAD

DAN

castizo: dado el rorto tiempo, dadas cir- ra,nstanci(ia adversas? Véalo y exanii- nelo el sabio jesuíta á tercera faz, y de seguro pensará como nosotros. Y aun el díalo de los primeros ejemplos no puede condenarse así no más. Muelio respetamos la autoridad de Baralt, que filé el primero que trató este asunto, aunque en muciios puntos ha sido ya i'efutada:gran veneración i'.os infunde también la del P. Mir; pero nos qneda este escrúpulo: 81 eu la voz activa se puede decir: Déme üd. circunslanchis en que el rigor es necesario; ¿No me dará Ud. mámenlos en que el hombre pierde los eslribos? (puesto que el v. dar aigniñcix cilar, presentar, hallarse, e.ris- ¡ir, como puede verse en Cuervo»), ¿por qué no decir también en la pasiva: En circunsiaiirias dadas, En momentos da- dos, es decir, En las circunstancias ci- tadas. En los momentos tales ó cuales que he citado.'' Pero los clásicos, se agrega, no han usado en este sentido el part. dado. Pase que así soa, aunque no podeuros asegurarlo, ponpie no hemos leído á todos los clásicos; pero ^;de cuándo acá se ha exigido (jue, para usar una inflexión verbal en la legítima acep. del V., sea necesario que la hayan usado también nominahnente los clásicos? Couque, si en ninguno de ellos se halla, por ej., la inflexión daríais en la acep. de citar, ¿ no la puedo usar yo tampoco? y, sin cuil)ai-go. Fray de León dijo: (íDame algún santo azotado en la manera que agora lo eres». (Job, c. V). En todos los órdenes de ideas hay cosas bien sencillas que á nadie le han ocurrido, como sucedió á Cohin con ti huevo; per.) al íin ocurren y hay (pie aceptarlas, ponjue tienen verliderc) fuudiimento //) )V''. .\sí ha sucedido con el part. dadj: no pensaron los españoles en nsar'o en es! a acep. del v.; ¡lero lli'gó un (lia til (|ne lo oyeron ;i liis franceses,

y vieron que era muy cómodo y acep- table y principiaron á usarlo. Sigan pues en ello mientras no se pruebe más cla- ramente lo irracional de este uso, que á nosotros, más que á francés, n >s suena á latín, y á latín clásico, en activa y en pasiva. Ojalá alguien lo estudie dala ópera y más á fondo. Véase Dar, 3." acep.

Daguerreotipar, a. Laijucrro- lipar: ((tija;- his imágenes por medio del daguerrotipoí). Aunque el nombre del inventor es Baijuerrc, en sus compues- tos se suprime la i'iltiuia e, tanto por(|ue es muda en francés, cuanto pon|uc los alargaría demasiado y dificultaría su pronunciación.

Dam \.ruA\A, f. «Vasija ó vaso gran- de de vidrio ó de barro, que tiene la figura de castaña, y sirve para echar en ella algún licor m. Esta, que es la 2." acep. de castaña, es la que da el Dice, á damajuana. Entie nosotros no tiene ésta la figura de castaña, sino de botella grande ó botellón, y toda ((vestida ó ceñida de una red, comolas que solemos sobreponer en los vasos de barro ó vi- drio, pai'a que se defiendan de los en- cuentros ». (Sigücnza , I 'iila de S. Jcrón., l.I).

Damero, ra. Digas..' tallero: ((tabla cuadrada con sesenta y cuatro cuadri- tos de dos colores alternados, para jugar al ajedrez ó á las damas...» Así lo de- fine el Dice, en su propio lugar y lo llama también en A.riíDiiKZ y en Da.ua.

Dax, II. pr. m. Xo ser ano de la tribu de Dan sino de la de Isacar, es fr, fig. y fam. que ufamos en el significado de: no ei-tar uno para dar, sino para (jue le den ó pai'a sacar dinero de otro. Úsala Tirsode Síolinaen l'R Melancólico {\\{,

KooiiUIo. r:í;ast,i?

PKKTI:nI)IL.NTE. H^lle ilai'ücil s:u-ii

VA alma.

DAN

DAN

(i/

ROGEKIO. Pues bi?n se enipla

Que el <W Iribú de Dini ícii. Cuau.ío cll.i csdd ilc /sacar

En esü tiempo //77'!< so i;sila como m. I>;t f I-. lio carece do gi'acia y merece ad- mitirse, pero sin atavia al v. ser, pava que Vecilia todas las variaciones que puede darle el buen liuiiiov.

DAxAK, ii. pv. f. Así d'olie acentuarse, pov más <jne el Dice, lo haya Lecho graveen l'niisKO. Rsperamos (]uecn la próxima edición covregirá ese acento y agregará la voz Danaidks, t-an usada en ^Fitología y en Literatura, como fcimhión la loe. fig. tonel (k If/s Ddiitn- iks: lugar ó recipiente que nunca se lleni; por alusión al tonel roto que las Danaides estaban condenadas á Henar en rl ihfievno mitológico.

Dandismo, m. Reunión de dan- dis ó dandíes; aíición ú imitarlos, «¡íu el c-p cíáculo !a Upera se con- centra el hervidero del dandismo parisiense, acjuelios pugihi tos de elegan- cia y vanidad, cuyo dramático fondo posee en Balzacsu concienzudo histo- riadoi'». (Pardo-F.azán, J.a LUeralura mncknia en Fratuia).

Dandy, m. Voz qu3 en ingles se pronuncia dmndi. que los españoles pro- imiieian (kiiuli y nosotros (lamU, y sig- nifica/vtosftr, niiruíaco, lec'ni¡iuiiio, ])a<¡uele, caballerele, pisaverde. Jincho* más expresivos son estos vocablos cas- tellanos que e! deslavado anglicismo c.didenado nominalmente por la Gra- n)ática de la Academia y por todos los hablistas. Donjuán Válela en un escri- to ligero usó el pl. dandíes, y el Mar- ipiés de Molíus en un romance jocoso dandis.

1>A.VF.S, SA, y DlXAMAllQUÉS, SA,

adjs. Natural de Dinamarca. Usanset.c. susfantivoF, aplicados apersona. || L'er- tcnecientc á este reino do Europa. - Dáxico, ca, sólo tiene esta última acep.

Dan I'K, n. pr. ui. ^;En (pié pecaría el altísimo poeta, creador de La iJivina Cuinedld, para que casi todos le echen á cuestas el artículo el, nombrándolo el Dante? Aunque algunos descuidados así lo hayan hecho, incluso el mismo Dice. (ait. Daxtrsco), no debemos imitarlos, y tengamos pv(!sentc la regla de la (iramática de la Academia: «So- lemos anteponer el artículo á los a|ie- llidosde los escritores y artistas italianos antiguos, como /T/ Ariosto, El Tkiuno, siguiendo la costumbre de aquellos na- turales, que la aiilican asimismo á los modernos y aun á los contemporáneos, en lo cual nosotros no los seguimos, puesto que nadie dice ni escribo El Alficri, El Monll ni El Manzoni». Y en nota agrega: «Suele decirse con imp:opiedad El Dante, anteponiendo el artículo á un nombre de bautismo, cuando los italianos sólo le apliciin al apolli lo, diciendo El Aliyhieri». Ojalá to;!()s aprendan esta buena lección.

Dañinear, n. Hacer daño ó jjer- juicio los aniiiiales d<jmésticos en los sembrados ó provisiones, más por vicio que por necesidad. Esde uso en algunas provincias del Sur y está formado del adj. dañino, na.

Daño, ni. Enfermedad misteriosa y desconocida para el vulgo supersticioso, que la cree causada por arte de hechi- cería ó biujería. Es voz muy usada en (jliile,aiinqu;; piobableuientc habrá ve- nido do líspaña, á juzgar por su forma misma y por lo que leemos en la Coler- rión de voces usadas ea la Litera, de CoU y .litabas: «Estar dañado ¡wr dentro. Se aplica esta frase para denotar que una persona ó un animal padece una enfermedad larga y desconocida, <|uc iiniquila poco á poco la naturaleza do quien la sufre»). Bien cabe esta acep. paiticnlar dentro del significado ge- nera! de daíio, y asi se la da el Dice, en

G8

DAR

DAR

histlulinicioiics ilc lliícuiz.ui y JFalk- KICIAII; pero mejor será rccoiiücérsela en su propio luiínr, ú remitir ;l las dos ])riiiier.is accps. do Malufjcio, que es el sinónimo para este caso. Hacer (I nio ;i uno, es, en esLo sentido y según el Diee., dar alijo, mnhfwiar, hachizar ó dar hcvhizoH en comida ó bebida.

Y).\u. llaomitidoel Dice, las siguien- tes aeeps.: 1." n. Llegar, tocar. «Van la í eari'etas, rkmdolns el agua á las ma- zas». «Va ahijando la hierba con tal fuerza y pujanza..., que rompe un ca- ballo con dificultad por ella, dándole en algunas partes á las cinchas». «Hay media legua de la ciudad una laguna (inc dii el agua á la cintura». (Ovalle, Hislór. Relación, 1. 1, ca¡ix. 1,11 ij IV ).

Y una rain<i hermosa De j.i:'.niine¡5 nevada A dftr sobre sus liomliros dcsccnfli'a. (V¿diiucna. frigio de vio, n/l. !).

Como esta aeop. es comunísima, no agregaremos citas de otros autores. La (pie más se acerca á ella, entre las del Dice, es esta: « Estar situada una cosa, mirar, hacia esta ó la otra parte. La puerta da á la calle; La ventana da al norte». Como so ve, es algo distinta. 2.'- Caer, dar golpe, apuntar, encon- trarse. «Llegó otra almendra, y diólc en la mano». (Quijote, t. 1, c. XVIII). «No querrá el Señor subirle [a(piol edi- iicio] muy alto, por(]Uo no todo en el suelo». (Sla. Teresa, Mloradas, 7 ). «Fuiste hu3'endo da un inconveniente y di¡<le d(! cabeza en uiuclios. (Alemán, Giizinan, II, 3).

Y. haciendo al nuin(h) de sn fe testigo, Sin vida iVió i\ los pies del muerto amigo.

(Valbucna, Berimnlo, c. 17//).

El Dice. olvid() esta, aci.'p. y .sólo la ad- mitió como ííg.: «Caer, incurrir. Dar en un error».— 3. ^ a. Citar, señalar, mostrar. «Dame alo-tuí santo azotado

en la manera que agora lo eres». (Fr. Luis de \.w\\,Job, I'/ «Y sólo de lli- ponasc ./'.■f/rty?, cuando yo esto escribía, setenta milagros por escrito, y muchos no se escribieron». (Granada, ¡nimbólo de la fe, p. II, c. XXIX, § V). Acep. muy usada y do todo gusto en latín. Da miJii Mneonidem, Da miki Plucdram., Da mihi Pcm¡ihaen, dice Ovidio; Da mihi amantem, dice San Agustín, en el mismísimo sentido del Maestro León. Por la siguiente cita se ve mejor cóíno esta acep. se ha derivado de la funda- mental que tiene el verbo: k Denme us- tedes un aire puro, y yo lesífart una san- gre rica; denme una sangre rica, y yo les daré humores bien equilibrados; denme los humores bien equilibrados, y yo les daré una salud de bronce; denme, íinal- mcutp, una salud de brouce,y yo les da- ré d esjMritu honrado, los pensamientos nobles y las costumbres ejempki-es». (Pereda, Al primer vuelo, L I, n." I). Esta misma acep. en la forma euasirre- fleja ó pasiva, equivale á presen larse, //.aliarse, e.ristir, y de ahí el signi líeado de «posible», que tiene el adj. dable. «Pue- den también darse versos que tengan las cuatro y aun las cinco largas». (Rengifo, Arle poéiica, IX). "No pa- rece creíble que se diese concurso del demonio en los medios cou que se con- seguía la salud de los españoles». (Solís, Conquista de Mij. V, 23). «Hijos y padres, ¡ladres é hijos, son cosas corre- lativas que no se dan la una sin la otra. - (Ccjador, E.rtrccvaf/ancias del leniju ■? je). También es acejí. usadísima en la- tín y hasta en el lenguaje fam. caste- llano: «¿Puede darse una cosa más sabida.''» 4." La acep. que el Dice, define como neutra «junto con algunos nombres y verbos, regidos de la prep. en, empeñarse en ejecutar una cosa. Dio en esta lema, locura, manía*, debió explicaise más, diciendo que también

DAR

DAR

piiwle vai'iai'sc el régiiucn. Asi Sta. Te- resa (carta 75) dice: cHiih- ihulo (|ue estoy lisiada por ella y por mi hermano, y no liay sacárselo de la calx'za». Otras

veces es darle á uno por una co- sa: Cuando le da por llorar, no acaba imiifi; Le dio por la poesía, Le da por ahí. Giro es éste que de- be a)nJci)ai>c como galicismo, ponjiie el complemento regido de por y que no depende del v. sino de un s. tácito (tminiti, afición, locura, tema), no es castellano en este sentido. Véase PuR. 5.-' r. Importar. Esta acep. está ente- ramente om itida y sólo aparece como fr.: Dársele á uno algo, mucho, poco, etc., de una cosa. Esto habría convenido expli- carlo un poco nuis, porque muchas ve- ces el s. va en pl. y algunos vacilan en cuanto al número del v., (pie en este caso es evidentemente ini]iersonal. Véanse, si nó,algunos ejemplos: «Xo su me daba fres ¡titos que Viajase el turco». (Estcbanillo, V). «No .se me da de vos- otros dos caracoles^. aNo se me da dos blancasi>.(yé\e7. de Guevara, El Diablo cojuelo, pról. ij Ir. VII). «Xo se te da ii ella por cuantos calialleros andantes hay des mararedisy). (Quijote, p. I, r. XXIII). Dos maracedis es adver- bial libre, dice Ceja lor. Evidentemen- te, no tiene otra explicación este com- plemento de precio ó cantidad, sino la de complemento ó loe. adverbial, lo mismo que con los verbos costar, valer, importar, comprar, vender, etc. Por eso, hacerlo sujeto y concertar con él el verbo, como pretenden algunos, seria desconocer enteramente el sentido de la f r. Otra cosa es, y entonces que es sujeto, cuando dar se usa como n. y signilica venir ó sobrevenir: Me dan ganas de llorar; Jle dieron deseos de reír; Le dieron unas calenturas pesti- lentes (Cervan tes). Xo puede pues decir- se: Me da ganas, me da deseos,

como lo han dicho los agabaehados (]ue

escriben tíimbién: Se vende caba- llos. Se afina planos.— ¡Buen

dar! exclamación que usamos por algo que nos cansa admiración, pena ó des- engaño. Parece tomada de los juegos de naipes, en los cuales es tan impor- tante el dar bien ó mal las cartas. Dar ij cavar, ó dando y cavando, es fr. lig. que bien merece figurar en el Dice. : pensando y repensando una misma co- sa ó asunto. Cavar por solo, como n. y fig., significa: «pensar con intención ó pi'ofundamente en alguna cosa» ; j^ero es mucho más expresivo precedido de dar, como quien da golpes y golpes y signe cavando y ahondando en lo mis- mo. «Y habiendo dado // tomado sobre la materia», dice el P. üv;dle (1. Vil, c. l.\!). Dar oídos (nó oído) es: dar crédito á lo que se dice, ó á lo menos e.'-cnchavlo con gusto y aprecio. Dár- selas de ó darlas de, es dacl<i ,k ó ecJiarla de. Véase Botar, 4." acep. Dársela á uno, significa en castellano « Pegár.íela» ó «chasquearle», «burlarsii buena fe ó confianza», y lo (pie en Chile cuando decimos en tono irónico: ^4 cualquiera se la do//, esto es: póngase cualquiera en mi lugar. Darse uno á preso. Fr. muy usada en Chile é inaceptid)le en castellano, porque el v. dar repugna ese régimen de d con un adj. El buen español se da á Dios, á la virtud, á la contemplación, al estu- dio; da ó no da el brazo á torcer; se cía (i leer historias, á combatir á los ene- miíjos; en algunos casos se rinde ó se da al vencedor, se da á partido, y ann se da á prisión, se da por prisionero, ó se da preso, como dijo Tireo (El con- denado por desconfiado, II, 7.-^)

Pues tlütc prt.^0, Y yo te librare.

Pero, darse á /^reso... jamás, mientras h->ya 'ustinto lingüístico. Con adjs.

DAR

DAU

(ine li lojii ilij preclicalo, pida de ordi- nario ul V. llar la prep. por y á: d tr por coiKluula ó por hecha nua cosa; dar (i mío por quito; darse uno por enlen- dido, por mentido ij af/rariado, por sa- lisfecho, )ior vencido. Sólo en la fr. Darse uno á bufiias (cesar en la opo- sición ó resistencia que se hacía á una c<jsa) lo vemos con á; pero eso se ex- jiüca porque buenas está sustantivado, en vez de Míenos razones; lo que no podría aplicarse -Apreso. Eu los clásicos es comunísima la fr. darse á prisión, date por mi prisionero; j aun dicen: Sed presos, venid presos, estad 2>resos; pero jamás (ni esperamos verlo) el btirliarismo Date Apreso. El mismo inconveniente que esta fr. tiene esta otra, también chilena y mny usada: Darse ano á santo: darse por contento ó satisfecho con algo solamente de to- do lo que so deseaba, y no pretender más. « J/e doy á santo con que rae ha- yan exigido el capital y los intere- ses». « Date á santo por haber escapado de la fiebre». Parece que el sentido completo fué al priucipio éste: Me doij (i ser santo, ó me doij á la santiJad por halxir conseguido tal cosa. En cuanto á la conjugación, son comunes en el pueblo, y hasta suelen deslizai-se entre la gente educada, las formas delen, demen, desen, ptn- denle, denme, dense; metátesis bien explicable por lo dura de pronunciar que es la }i antes de los sufijos le, me, se; por eso la lengua, notando que la ha omitido, la pone al fin de la palabra. Asi el estudiantón dal cuento restituyó en fratres, diciendo frantres, la n que se había comido leyendo Gorithios. MenéndezPidal, en su Manual de Gram. Hisf. Espa- ñola, n." 94. dice que «en el habla vul- gar de Castilla, Aragón y América se le añade [al reflexivo se'] la n, signo de pl. del V.: al marcharsen ellos.

siéntensen ustedes, váyasen».

Dauwimaxo, xa, adj. Pertenecien- te á Darwin y su sistema. Debe acep- tarse en el Dice.

Darwin!smo, m. Hace falta en el Dice, que ni siquiera ha incluido el transformismo, en el cual, como esiwcie en su género, pudiera incluí i-se el dar- vinismo.

Darwixi.sta, adj. com. Partidario del darwin ismo; perteneciente al mis- mo sistema: teoría dara:inista. 1'am- bién debo admitirse.

Datero, m. En carreras de caba- llos y juegos con ellas relacionados, persona que se dice poseedora de dtifos acerca de los caballos que van á correr, como la edad, el origen, la alimenta- ción, las cualidades y defectí)S de cada uno, etc., y los suministra á los apo. - tadores ó jugadores.

Dativo, v^a, adj. ITsjiio nuestro Có- digo Civil en sus arts. ;J7l)-2, prtcc- did )S del título: Déla tutela ó curaduría dniira; después habla del tutor ó cu- rador dativo, que es el dado iVnomlírado interinamente por el juez "cuando se retarda psr cnalquier amsa'el discerni- miento de una tutela ó de una curaduría, ó durante ella sobreviene un embaraíO (¡ne por algún tiempo impida a! tuti.-r ócurjídorseguirejcrciendola". El Ditc. a hnite solamente la expr. tutor dativo: "el nombrado por autoridad competen- te, á falti^ del testamentario y del legí- timo", y tutela didiva: '"la ejercida por e! tutor dativo". Convendría hacer más general este adj. apliciindolo tani- biéii á curador y curaduría ó cúratela.

Daudá, f. Algunos lo derivan del avaacano daldat. «Pl:uiía anual, de treinta ó sesenta centímetros de alto, enteramente lampiña, c-jn hojas opues- tas, lanceoladas, trin.ervias; cabezuelas reunidas en pequeños c-orimbos com- pactos, de tres á cinco florecillas tuba-

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losa.', amarillas; involucro de tres á cuatro hojuelas. Bastante coraiin en Chile, sirve principal mente para teñir do amarillo. Hn ]\Iodicina se ¡a usa como un ligero estimulante eu los ca- sos de digestiones perezosas, y como emenagoga». A.«í la describe Philippi. Se parece ¡i la española ronlralüerha y al eupatorio. Algunos pronuncian deuda, forma que no debe admitirse, sino la ütra, que es más general y más próxima á la etimología.

De, prep.— 1 "En nuestros clásicos se halla con frecuencia la prep. de tras de verbos que no requieren ninguna, como cuando leemos: Ahorraréis del Iraliajo, Concertó de esconderse. Deter- minó de irse. Resolvió de huscarto. Hacia de señas. Jará de arrawarla la tenijmi, Procura de ¡<er bueno, Pro- metió de visitarle. Propuso de hablar- te, etc., ó bien después de verbos que al presente piden otras preiiosicioiies, asi. Comenzar de herir, por Comenzar á herir; Ofrecerse de proser/nir, por Ofrecerse áproseffuir; Quedó de hacerlo asi, por Quedó en hacerlo asi, etc.; jiero ninguna de estas locuciones es digna de imitación". (Salva). Esta es la doc- trina corriente de todos los gramáticos modernos y el uso de todos los buenos escritores: jior eso no nos explicamos c(hiio hay profesores de castellano qne se empeñan en rcsucitai' este de, muerto ya hace siglos. Es cierto que todavía ]ierdura en el habla del pueblo (Le dije de que no. Le contesté de que si); poro éste no es autoridad en materia de len- guaje, y mucho menos en la sintaxis. Véase Apesar, donde se trata de otras omisiones de la prep. de. 2." Los coineiriantcs, gente que atiende m;is á su negocio qne al buen lenguaje, in- cnrreu cu el defecto de suprimir la prep. dfi, escribiendo con toda frescura: pa- ñuelos seda, sombreros paja,

gruesas plumas, frascos tin- ta, resmas papel, par vina- jeras, docena camisas. Mejor

sería renunciar á todos los artículos, jH'eposiciones, conjunciones, relativos, partículas, pronombres, y quedarntis con ol lenguaje conciso del telégrafo. Puedo tolerarse que así se escrilia, por abreviar, cu las facturas, listas y cartas que se euvíau ellos unos á otros, como lenguaje propio del gremio, poro en sus relaciones con los demás mortales, que tenemos derecho á exigir el len- guaje corriente, íntegro y completo. Rivodó, que fué comerciante, se mos- tió demasiado coniplacionto con los suyos al disculparles este defecto. 3." "Otra novedad, venida sin duda del francés, es la que consiste eu omitir la prep. cuando so trata de objetos qne se designan con el nombre de una jjerso- na cuyo recuerdo se quiere perpetuar. Si toda la vida hemos dicho Plaza de Bolivar, Calle de Cerrantes, Jfos/iitat de S. Juan de Dios, Academia de S. Fernando, ¿con qué derecho nos salen ahora con Instituto Murillo, TeaT.ro Romea? Puraque semejan- tes yuxtaposiciones fuesen admisibles, se uecositaría (|ue Murilto, Romea fueran ya por solos los nombres de los objetos, como cuando decimos el rio Tajo, la reina l^ictoria". (Cuervo). Alegan los sostenedores de este moder- no defecto, qne ol instiluln no es do Murillo ni el teatro es de Iloinea, para que se use"; la prep. de, sino que \a subentendido el participio Ihanadu li otro ¡larecido; de suerte qne Institu- to Murillo equivale á Instituto lla- madu .Uarillo.Conol mismo argumento podemos contestar nosotros, diciendo que va subentendida la fr. r¡ue llera el nombre de ó el coniplemento del nom- bre de, porque de eu este caso, como en muchísimos otros de la Icnsua, nosig-

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iiifica posesión. Cuando se dice el mc>i de Enero, la ciudií.l do Madrid, la villa de, el pueblo de, la ¡ddca de, la provin- cia de, el reino de, la república de, el estrecli.ri de, el cabo de, la hora de serla, el /urrltiile \'al/iaraixo, etc., etc., nadie entiende que el complemento con de signifí([ue posesión, sino simplemente el títnlo ó nombre particular que dis- tingue al primer nombre. Es cierto que con algunos nombres omite el caste- llano la prep., como sucede con rio, mnnle, viento; pero éstos son bien limi- tados: lo general es que en estos casos no se use la yuxtaposición .sino el ré- gimen con de. Véanse Café y Año. Con la palabra íiowóíT usó Pedro Simón Abril arabos modos: '■'Este nombre fdo- sofia no es nombre de alguna ciencia particular... Este nombre Jilono/ia es más moderno...?]ste nombre de .^aln- daria duró entre las gentes hasta el tiempode Pitágoras. . Lo cual significa este nombre filoi<nfia'\ ( Filo.sofia racio- nal, 1. 1, c. IV). Así también Cicerón dijo: "Usurpas «omí"» v¡rUix\ usurpas el nombre ó la palabra rirlnd. 4." En- seña la Gram. de la Academia que, "antepuesta la preji. de á los apellidos que son nombivs de pueblos ó locali- dades, solía denotar origen, proceden- cia, dominio, etc.; pero no arguye m.Mc7.\\: Anloniodt; Lebrija-, fray Diego de Alcalá; D. Alonso de Af/uilar, etc. No cabe anteponerla á los patroními- cos, yes grosero error escribir Falano de Martínez, .Uenf/aim de Fer- nández, Xaiaiiii de Sánchez, ctc". Sin embargo, cuando se sabe ya el nombre de una per.sonay se pregunta porsu apellido, es indispensable usar de, auiHjue aquél no ln tenga.

AXARDA. Tu nombre...

HEUN'AXDO. IlcmaU'!" fs lili iioinljic.

AXARDA. ;llv t¡i{, f

Hni'.XAXDO. Hern.-vnili), ceiTÜmente;

Que no le sirve al sirviente Miíí que el nnralire el sobrenom- [brej.

(Ruizde Alarcón. Lo¡<fiir'>rfx livl miiiiJu. /. 5.™)

i')." I'jU el Vocídiulario de Gonzalo Correas leemos esta preciosa doctrina, no tratada por ningún gramático, que sepamo.s: "Hombres hay de hombres; maestros de maestros; reyes de reyes; libros de libros: frase es, ésta de las más peregrinas que tiene la lengua caste- llana, y así la repito y pongo ejemplos, porque se dice eu todas las cosas y .'c pudiera poner do todas; y quiere decir cosa muy diferente de lo que suena con estas dos frases hay de, cogidas en me- dio de un mismo nombre repetido, y es, que una cosa es diferente de otra y más aventajada del mismo género: co- mo hombres hay de hombres, (|uiere decir que unos hombres sou más aven- tajados, y en esto diferentes de otros hombres, y así en las demás cosas. También significa multitud: había gen- te de gente". 0.° Tampoco tratan los gramáticos del hebraísmo que se come- te con la prep. í/^cuando se dice Canlar d" los canlrres, Cielo de los cielos, ¡Sanio lie los sanios, Iley de los reyes y íiehor de los st/i'ires, etc. Así un predicador chileno llamó á Cristo Jlárlir divino de los mártires. Es modismo hebreo ex- presar el gi'ado superlativo de un nom- bre repitiendo el mismo nombre en genitivo de plural. 7." Es digno de estudio el uso de esta prep. con algunos verljos (jue no la ¡liden por mismos sino que va ella acompañando á predi- cados que designan cargo.?, oficios ó empleos: //■ de embajador; Venyn de e.rplorador; Me hallé de alférez; Jfnrió de cardenal. Véanse Entrar, Quedar y Salir. Aquí decimos malamente Estar de ocioso: ese de está de más, está ocioso. Probablemente se intro-

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dujo por coiitamiiiaci^iii con el uso aiiterioi', :inn(|ue el et^ltir ocioso no es n¡ii<;úii ciirgo, oticio ni empleo, sino lo contrario de ellos. Pudo Uinibién iníliür en el abuso la fr. E'xf'.ir í/p balde, (pie significa louiismo. 8. "De ser cier- to /" qii^' dices, es segura ln ¡lérdidit. He a(pü un error cpie se va introdu- ciendo liasta en los buenos escritores, y el cual conviene distinguir muy bien, porque en algunos casos está perfecta- mente dicho. Cuando significa condi- ción, como en el ejemplo propuesto, debe emplearse íj con infinitivo: .4 ser rierlo. Pero, cuando envuelve conse- cuencia, derivación ó efecto, debe usar- se de: De haher vislu él la casa, le nacieron deseos de conijirarla. «.V veces la trabazón entre las dos partes de la cláusula no se advierte qué prop. pida (dice el P. Juan Mir); pero, cuando es caso de suposición negativa que debiera cumplirse, entonces lia de ir el inlini- tivo con de y con á. Y. gr. : De no liacerlo asi, procederá ronlra él; De no quererte enmendar, mando seas pr irado de mi herencia; De no rendiros, i/o os ¡uro me ¡a pa/jaréis. En estos ejemplos se notará (pie la apódosis contiene amenaza, jura :ne!ito,privación,quesou como resultas do la prótasis; por eso, á título de consecuencias, derivaciones y efectos, requieren el infinitivo con de y con á." Y después agrega que, par<i distinguir el uso de ambas prep., «la señal m:is común es ésta: cuando la primera oración se puede resolver por condicional con si, el uso pide á con infiíiiliro; en caso contrario, ])ide (/«». !)." L'n medio de, e;i Ionio de, dentro de, encima de, debajo de, delante de, suelen en poesía perder la prep. de; pero algunos poetas, por lo menos en los tres primeros, la convierten en á: en medio i't, in lomo li, deniro á; lo niisir.o qui' sueeile c.in los sustantivos atención, oh- Dice. deChil.. t. II.

sequío y consideración, que en prosa se construyen con á y con de. 10." De que. El Dice, lo escribe como una sola voz (deque) y lo califica de adv. fam. de tiempo: «después que. luego que». Mucho se usó entre los clásicos y to- davía se usa en el lenguaje fam., por lii ruul el Dice, r.o lo ha declarado ant.

De que un rato, un momento.

Este ipie es dislate sin e.\plicaci()n ni defensa posible: es la amalgama ó atropello de todas estas voces: de aquí (i un rato, á un mome/ilo. 11." No se confunda el adv. de que con des que, que también el Dice, escribe en una sola voz (desque): «desde que, luego que, así que». Este es contracción de desíle que y está hoy ant. en prosa. Ya en su tiempo escribía Juan de Valdés en su famoso Didloyo de la leni/ua: « Algunos escriben desc/tíe por cuando, dic'iendo: desque vais,]}or:cuand<i rais; pero es mal hablar». En castellano lo confundieron algunos con deiide, ant. y escribieron donde que, vicio i|ue todavía snele oírse en nuestro pueiilo. JJes que se usa hasta ahora en poesía, y así lo reconoce también el Dice.

Deba] ero, m. Piel adobaday arre- glada de manera especial, que se pone para blandura debajo de la enjalma de la caballería. Puede ponerse una sola ó varias. En el Ecuador llaman deba- jero al refajo. ¡Cuánto se admiraran de ello las chilenas! Véase Carola.

Debatirse, r. Leímos en un diario de Jléjico: «Inútilmente se debate la ciencia económica materialista por inventar sisteiuas y crear soluciones». En francés se debatiré significa: for- cejir, bi-egar, sacudirse, agitarse, me- nearse, hacer fuerza; pero en castellano sólo existe el a. debatir: «altercar, con- tender, di.scntir, dispntar sobre una cosa. II (Combatir, guerrear con las ar- mas sibrr niia (msh.. Hay ]iues diis

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errores en la proposición copiada: ha- cer reflexivo á debatir, cuando en cas- tellano sólo es activo y pasivo; y darle un significado (|uc jamás ha tenido en luiestia lengua.

Debelar, a. Gacetilleros que no conocen ni de saludo á nuestra lengua madre, la del Lacio, confunden este V. con el francés (Ifvoiler. ¡l)ius los perdone! Debelar procede de heltum (guerra) y significa: rendir á fuerza de armas al enemigo. Véase Develar.

Deber, m. SS. educadores franceses y afrancesados, jamás el s. deber ha significado ejercicio literario, coni/io.'ii- ciúii escrita, tema, ni nada semejante. Guardad pues para vuestro idioma el galicismo deroir y no lo endoséis al nuestro. pl. «También es verdad que el s. deber no se usó en pl. entre los clásicos, ni hay memoria de ello. TjOS galiparlistas, ó por aturdimiento ó por mala información introdujeron el pl. deberes amoldámloleal deroirs fran- cés, como nos faltasen términos ade- cuados al concepto de obliíjacioiieít... ¿Qué falta hace á la lengua la voz de- beres? ¿No sale airosa con abliíjacio- neK, carijas, lei/es, deudas, riiirulos, contratos, correspondencias, ataduras, según el caso lo pida, sin nombrar otros vocablos que en singular llevan mejor el sentido que la voz deber.' No tiene la lengua necesidad, pero la tenía la galiparla, nacida para enmarañar el ro- mance y desterrar las voces castizas. Veamos cómo. A la palabra deberes se levantan los testimonios falsos que constan de estas locuciones: "Le hici- mos los últimos deberes; Rendimos nuestros deberes al yober nadar. ¿Quién dijera que deberes es una dicción alunada, que crece y mengua, tiene altos y l)a.j()s, llora y ríe, p()nese de luto y de jolgorioi' Sí, parque la •primeTdfv.dia:, Le hicimos tas e.cei/iiifis:

la segunda. Le hicimos /¡estas. ..haego incorrectas son las dos frases antedi- chas, porque hacer deberes no es

híu-er honras ni e.cequias, wi fiestas ni camplimientos. Quien quita al vocablo deberé] concepto Acubliíjación, adultera la propiedad de su significado. ..Ade- más, decimos en castellano: Tiene maclMSohtiíjaciones ciue mantener, para significar los miembros de la familia que pesan sobre alguno encargado de proveer á su sustento. Esas obl ¡nacio- nes no se ajustan á deberes, porque ni aun en francés valen éstos por aqué- llas. Tampoco deberes corresponde á oblii/aciones cuando éstas se aplican á escrituras hechas ante escribano en fa- vor de otro. Conque, si deberes no llenan el oficio de obligaciones, si éstas hinchen cunipüdísimamente el empleo

de deberes, si el pl. deberes no hace su deber con entera satisfacción, ¿para <|ué le queremos en la lengua esp:iriola? En mal hora le trasladaron los galicistas del Dice, francés". (P. .Juan Mir). '^Hacer uno su deber: cumplir con su obligación; desempeñar el oficio ó ministerio de que está encargailo)i. Así admitió y definió esta discutida fr. el último Dice. Injustamente han mal- tratado á Baralt los que han dicho (]ue la tachaba él de galicana, cuando pre- cisamente dijo io contrario. lie aquí sus -palabras: Deber «sólo significa oblif/ación, y nunca se ha usado en ab- soluto más que en la ex[ir. Hacer su delier, esto es, cumplir alguno con su obligaciíMi, desempeñar el oficio ó mi- nisterio de que está hecho cargo". Cons- te pues que /lacer uno su del/eró el deber es fr. de las más castizas, usada por Cervantes, Fray Luisde León y muchos otros clásicos. Mas no lo son y bien merecieron la censura de Hai'alt y di' la ( i ram. de la Academia, estas otras : NoS

hacemos un deber de, Se nos

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hace el deber de esto 0 aque- llo, Me hago un deber en : digasf: Orcemos deber nuestro, Juzgamos que es ohllfidción nimslra, Consideramos oblifialorh. Nos incumbe, CAniphnns, Es nuestro deber i'i otilñ/nrión, etc.

DicnKi!, V. Copiemos esta pro vcchosii lección: "Cinco maneras tieneel español lie representar nna acción fntnra, seiiún (pie envuelva o1)l¡gaeión ó ejccncióii de la cosa. Tener de, halmr de, deber, tener que, tener por. Así deciinos: 2'en'/o de ver, lie de rer, detio ver, tenijo que ver, tenijú par rer. Las dos primeras formas no inducen obligación, sino sólo eje- cución del efecto; pero la pi'imera de las dos significa esfuerzo y empeño, la segunda propósito de ejecutar la acción. .\1 contrario, la tercera y cuarta se aplican sólo cuando la obligación <) ne- cesidad apii'mia. T,a rpiinta correspon- de ;i las dos j)rinieras. Este es el uso español de lascinco formas diclias. Pero la galijiarla todo lo embarulla, porque la lengua francesa no posee las cuatro formas, sino solamente la tercera. De arte qaoje dois éfudier equivale á teiii/n de estu'iifir, he de estudiar, dctxi esluditir, teni/o que.cstutitir. ¿Qné hacen los ga- liparlistas.' Sin meterse en inquirir la índole de la expresión, allí dtnide tro- piezan con el V. devoir, traducen á la letra detier. De donde nacen incorrec- ciones sin cuento, tales como estas: Todos debemos morir; El sol debió salir hoij entre nubes; Mañana deberás em- pezar tarde tu trabajo; ¡Mies estar con- tento; Debes ir esta noche á la tertulia. Kn semejantes expresiones la lengua francesa impone forzosa necesidad, en que la española dispensa, pues no la requieren las dichas locuciones. En su lugar dirá correctamente el español: Todos liemos de morir; El sol liulio de salir hoij entre nubes; Miniana tendrás que empezar tarde tu trabajo; Has di'

estar con ten lo; Teni/o de ir esta noche á la terluliir. (P.Juan Jlir).— Hay di- ferencia entre deber y deber de. "Se usa con la partícula de, dice el Dice, para denotai' (jue quizá ha sucedido, sucede ó sucederá nna cosa: Delie de hacer frió; Debieron de salir á pelear \ Deber solo implica obligación ó necesidad: l)ebo estudiar; El hombre dcbecumplir su pa- latrra. Conviene tener nuiy presente esta regla, dada también por la Gram. de la Academia y por todos los gi-a ma- tices modernos, para noconfundir estos dos usos del v., que son propiedad y riqueza de la lengua. En tiempo de los clásicos y por contaminación con ha- ber de, no se jiracticaba tan claramente esta diferencia y muchas veces se con- fuiulíiui los dos USOS; por eso algunos t(;daviii los confunden, y sobre todo los semicultos, que usan para los dos casos deber de, creyendo que es rusti- cidad ¡a omisión de la prep. Tanto Baralt como el P. ]\Iir condenan el r. deberse, ])oniendo los sio-uientos ejem- plos: Se debe á su patria; J¡e debo li mi niisnu) pniteslar contra esa cahnriniu; Te deberás á ti la i/loria del triunfo. \ ntes de condenar este uso expliquen.se las siguientes cita,s clásicas: "Yo con- fieso que la compañía de Periandro no me ha de estorbar de ir al cielo, pero también siento que iré más pronto sin ella; sí, (jnc más me debo //o á mi (pie no á otro, y al interese del cielo y de gloria se han de po.sjwner los del pa- rentesco". (Cervantes, Persiles, 1. IV, c. X I). "Me hacen allí mayores papeles (|ue los representantes, sin reparar en lo que un hombre de bien se debe á si mismo cuando está en público", (f.ope de ^'ega, prid. á la parte Ifí de sus ( '0- meilias). "He aquí, Señor, que en un beneficio tuyo, no t^in solamente me de- bo todo á 7Vnna vez, más muchísimas mis me debo. Todo vo me delio á Ti.

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ponjiie me lu diste todo; todo me ikbo, jionjue i-'jercitaste eu lu omnipo- tencia; todo me debo, porque no diste forzado ni de mala ííana; todo me debo, jiorqnesin deber nada me diste graciosa y espontáneamente; loáo me debo, por- que me diste amando; todo me debo, porque diste escogiéndome entre infi- nitos; todo me debo, porque me diste previniendo y viendo mi suma ingra- titud sobre la de todos los pecadores". (Nieremberg, Be la (/duración en espí- n'/ii 1/ rerdnd, ¡. I\', c. D. "Fiando de vos, (jue como caballero sabivis acudir :i lo que os debéis y á dai' muestras de quién sois". (Alonso do Castillo Solór- zano, Tardes enfretenilas, ñor. I). "¿Qué verdad más cierta se nos puede decir, (jue ser nosotros debidos á aquel que de no ser nos hizo (¡ue fuésemos? (S..ruan de la Cruz. Carta de Euquerio, en las obras de Fr. L. de Granada).

D. Jl'AX. Estáis presu, MARVUiÍS. Xo lii i'stuy

Pat-a lo qnc á mi me thho. (Tirso. L'i Vintjanzfí vit li ¡¡epulcm. //. .5.-^^

Expliqúense también estas dos citas latinas: Debemur morti nos msl raque (Horacio, Arle poética, 63). '■^Hoc. cru- delitati ferculum debehalar. quo insa- ciata epulis feritas vesceretur. (San Ambrosio, De rirqin., 1. III).

Debido á, m. adv. Grosero gali- cismo con (|ue manchan sus escritos muchos principiantes. Debido á,sus esfuerzos, ha llegarlo á una posiciún eminente; Sesalró, debido ás?¿ v(dor; Se murió el enfermo, debido á qu.e nadie le ofredo un remedin. ¡Y éste es ¡santo Dios! e! castellano que tenemos que ver escrito é impreso y escuchar con las orejas de ifidas! ,;Por qué se olvidan los hermosos y \'ariados giros que para esto tiene la lengua y se acu- ile á la pobreza del francés? Mejor

Seria deeii' en todos estos casos mo- tivao á, como un personaje de l'e- reda; p >rque la simple pronunciación está aquí indicando qué clase de per- sona es la que habla, y como el debido á, que se oye hasta en los labios más unos. Sépase pues que este modismo es ijuramente francés y que en castellano se traduce por mediante, merced á, </racias i't, por causa ó por obra de, en virtud de, n fuerza de, por cuanto, pori¡ue, según los casos. Cierto es que el español tiene algunos giros iguales, gramaticalmente, á éste, como atento que ó á, dado que, supuesto rjue, dejado fjw, bien entendido que (véase Dejante);perot;nnbiénes cierto que cuando una lengua está formada no deben tocarse sus idiotismos ó modis- mos.— Snponeinosque á nadie loocurri- confundireste dtíbidoá, ipie liace las veces de adv., con el adj. debido, que tamliién se con^tru3'e con <i, pero que concuerda siempre con un s. "Al- gunos...se hallan ricos con mucha suma de ganados y esclavos..., sustentando sus casas con mucho lucimiento, debido ásucalidady nobleza". (Ovalle. Histór. Relación, I. \',c. XVIII).

Debut, ni., y debutar, n. Estreno y estrenarse, decimos en castellano.

Deca-Dexte, adj. Que practica el decadentismo. Ú. t. c. s. coni. Merece figurar en el Dice.

Dec.\d¡;xti>;jio, ni. Sistema literario que cuida demasiado de la novedad de la forma, inventando voces y usando las da otros idiomas. El pensamiento suele ser de lo m;Ls polire y vacío, y la fornra un "tropel y orgía de jialabi'as" bárbaras ó archicultas. La voz merece admitirse.

DECADicxrisrA. adj. y ú. t. c. s. com. Partidario del decadentismo. Puede ya figurar en el Dice.

Dscág'ramo, m. Decngramo, lo

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DEC

misino (juu hihjfdiif.i ó ijuilnrjniMio y /í/y7'(///Y/w.í. L'iiserui la Acaclcniia. Véase

Centigramo.

Decalitro, m. jMrali/n>, hechUli-ú y kilnlilni ó qtdloJitín, según la Aca- demia, pon(neel simple Utrn viene del

giicgo ■).;Tpa. Véase Centilitro.

Deceder, n. Vulgarismo, üfidn-. A los semidoi'tos del pueblo Icspai'eee qne este v. ha perdido, por mala ])ro- luiiiciacióii, la silaba <k y se la agre- gan muy satisfechos.

Dkckxalks, f. pl. Facultades cspi- i'iuiales extraordinariiis^ fijas que por el término de diez años concede la San- ta Sede á los Obispos de América. Hace falta en el Dice. También se llaman sólilas, nombre que tampoco registra el Dice, sino como adj.

DiíCKXTK, adj. Com'.in es en Cliile ti'ahir de (¡ccenlc á la gente, familia ó persona de suposición () de buena posi- ción, como si todos los demás fueran Intleconlfx. Prácticamente, la diferencia consiste de ordinario en e! dinero: el que lo tiene, es de sangre limpia, es lionorable en su condncta (aunque ésta seaá veces bien indecente) y puede ya toserle á todo el mundo; el que no lo tiene, el pobre, el hombre de bien, auiKjue sea de conducta inmaculada y de sangre pura, no podr;i hombrearse con la gente decente. En el Dice, ha- llamos: nenfe de pelo ó de pelusa (la rica y acomodada), (/enle de capa ner/ra (la ciudadana y itecenle), ú diferencia de la ¡jentc de la capa parda ó de ¡¡aUa- ruza, que es la rústica, como los labra- dores ó aldeanos; t/ente de escalera aha- ¡n (la de dase inferior en cualquier linea). Estudiando ahora el significado de decente, por todas las a?eps. que le reconoce el Dice., por el uso que aca- bamos de ver en (jente de la capa ¡larda y por la etimología misma de la voz (el v. latino decere, parecer bien, ser

decoroso), se ve clai'o que lo dcrenfr es algo externo, algo (juc mira al traje y á los modales, y á la limpieza de linaje, pureza de costumbres, delica- deza de conducta. Sin embargo, en el Dice, de Cuervo, después de tjd;vs las aceps. propias de cosa, hallamos la siguiente: "Dícese de las personas que, anncpie no pertenezcan á las clases más elevadas, pueden por su oficio, porte y buena reput:ición, alternar dignamente con ellas": acep. (jue confirma con la autoridad de Sol is, .í(n'el!anos,]\[oratin, Jlesonero y La Fuente (1). Vicente). De donde se deduce que el Dice, aca- dém ico debe agregar otra acep. más ó ex - tender á persona alguna de las (pie trae.

Decepción, f. Tansados estamos de oír y leer esta voz en el significado de df'senf/añd, cuando significa jireci.'^a- mcnte todo lo contrario, es decii', ea- (/año. Engáñaiisc pues de medio á medio, y esto por ignorancia de! per- seguido latín, los (jue hablan rt/rr«/«//í/rt y con tono de grandes sabios, de amar- gas y tristes decepciones. l/Aderep- cinii castellana es en latín dcccptiu, que ;i, su vez es el s. verlial de decipere, en- gañar. Serpens dccepit mc: la serpiente me engañó, contestó E\'a, urgida por Dios. La partícula de nos ha engañado, contestarán también los escritoi'zuelos modernos, verdaderamente decep- cionados; creíamos que í/^C(juivalía aquí á íA'.v, como en tantas otras pala- Iiras.

Decepcionar, a. y r. Si existiera, significaría en/jañar y desengañar, como quieren los ignorantes. Véanse el

anterior y Anexionar.

DhX'iDOií, iiA. "Que dice chistes con facilidad y gracia", adj. y s. Ant., m., trovador, poeta. Esto es todo lo que enseña el Dice. acei'Cii de esta voz: por consiguiente, no es castellana cuando se usa como adj. por siíjnijka-

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Hi'íi, r/nriiriiíc, i'.r/iresivo, diipio ilr iio- lurKO: el dhiiiit i) him dhrinl frailaos, y á voces el SUgrestivO moderno. Giiruitslaiuiíi niiiij decidora; ¡(Jui- (hilo Inn decidor!

Decíg'ramo, m. Dcríi/niiiin. Yé-dna

Centigramo.

Decilitro, m. DecilUro. Véase

Centilitro. Décimooctavo, va, adj. Déii-

iiiar¡iiro ó (Icrimii orlicrv.

Dkcih, a. fViA clásica la fórmula Jti> dicho, con que í-e terminan los discur- sos? Oigamos al Dice, de Autoridades: "Decir. Se toma por orar y predicar, y así cunumnientc suelen acabar sus panegíricos con la voz dije, esto es, oré, prediqíé". "Aquí romperán en gritos los giamáticos, dice el P. Mir, metién- dolo todo :i \-occs por salvar la propie- dad de los tiempos, porque usamos, ilicen. del pretérito compuesto cuando ann nos ijuedan vestigios recientes de la persona; por eso decimos: ]■ ulano lia iiiiiitIo Iioij; ;con cuánto mayor peso de ra/ón liabremos de emplear la fiirmula he dicho en el acto de poner íin al dis- curso.^ No reparan los gramáticos que ellos.se son los iuventoresde todo cnanto decretan, tal vez sin real fundamento. El orador que, teniendo á los oyentes colgados de su elocuentísima lengua, para encender más los espíritus, quiera hacer un resumen de su fervorosa ora- ción, comenzará por estas palabras: Scñore.í, he dicho que, etc., usando muy ojiortuno el pretérito compuesto, por- ipie todavía no ha cerrado laí fuentes cristalinas de su elocuencia; mas, el que puso termino á sn largo razonamiento, agotando los caudales de su fecunda vena, sin inclinar los bríos al tiempo de rematar el discurso, con igual opor- tunidad se desjiedirá del auditorio me- diante aquel expresivo dije, ponpic ya no piensa tener embargados por más

tiempo los ánimos de sus oyentes, por- que ya cesaron de correr los raudales reliiricos, porque la oración dicha voló dejando los últimos alegrones y llam: - radas en la memoria del auditorio. Si en algún caso debiera el orador usar el simple dije, sería en llegando al fin de su pausado razonamiento. ;No vemos con qué sencillez traducían los clásicos el di.ri de los latinos por el di/e español, 111) por el he dicho de ahora, siendo así que ambos vuelven bien el di.ri la- tino?" Para apoyar lo dicho había ci- t:'.do el mismo autor, á más del primer Dice, de la Academia, estas dos auto- i'idades l.iien explícitas: "Ya sabéis (|ue cnamlo un orador antiguamente oraba (y hoy se acostumljra también), en acabando su oración, solía decir di.ri, ya di/I' todo lo (pie tenia preven iilo'". (l'^ray Diego Xiseno, Bl PolUico del cielo, p. i>, 1. 8, c. -J).

Todo te siibii) lijista tanto Que Uegustc á ilccir ilije: Para mí, (le tus sermones Esta sola voz se admite. (Fltu. de la Toi-re Farfiín, Epif/raiiint.).

Con estos antecedentes juzgúese aliora si es clásica ó la fórmula he dicJio y si tuvieron razón los modernos para dejar la práctica de sus mayores. Bien decir y buen decir. ¿Son iguales en el sentido y en el uso estas dos lo- cuciones? En ningún autor hemos ha- llado tratado el caso, y diremos lisa y llanamente lo (¡ue nos ¡laiece. En la práctica se dice indistintamente arle de bien decir y arle ilel buen decir ó de buen decir, sin artículo, á bien librar o á buen librar. Conforme al primer modo hay en castellano arle de bien, ririr y arle de bien morir, jwr el bien parerer, el bieneslar (escrito ya en una sola palabra); conforme al segun- do tenemos: al buen callar llaman

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DEC

, '.I

Sanrlin, Kxliulio^ j}raclicüx de btirn de- cir, titulo (¡lie (lió ú una obra suya D. Adolfo de Castro. Gramaticalmente hay diferencia entre ambas locuciones, porque en bien decir hay un infinitivo modificado por un ndv., y en buen de- cir un infinitivo modificado por un adj. En el primero, decir participa más de la naturaleza del.v., en el segundo es un verdadero s.; por eso hay que aten- der, para el uso, á lo que pide la pa- labra rejiente. Se dirá bien: Teni/o biwii dormir y buen comer, mozo de buen proceder, joven de buen ¡mrerer, hombre de busn vivir, etc., pero de lo otra manera cou el adv. bien. Con este estará bien dicho: El premio del bien /tablar, donde está en su punió el bien decir, pero también podía haberse usado el otro modo con el adj. buen. En cuanto al sentido, no vemos nin- <íuna diferencia.— Eu la conjugación de decir debe corregirse el imperativo dice, díceselo, por (//, dlselo, y la mala escritura de dj j ieron, dij iera , dijiere, dijiese, [wr dijeron, dijera, dijere, dijese.

Declauar, a. y n. Tacho Ortúzar de malo el uso de este v. como r. en las tres frases siguientes: Declarar.te incu- rable una enfermedad; Declararse en huelfia; Declararse fueí/o ó un incendio. VA P. Mir, en sus Frases, copia taiU- bién las tres como viciosas y las coriige á su manera. Krror evidente, que pudo evitarse con sólo abrir el Dice, de Cuervo, en el cual se hallan autorida- des clásicas que usan á declararse en esta miísma acep. de ''mostrarse com- pleto ó en toda su fuerza lo que apenas comenzaba ó amagaba": "En un ins- tante se declaró la borrasca que ya se temía". (Cervantes). "Arrojando las armas, se declaró por t<jdas j^artes la fa¡iu d'] ejército". (Solís). "Tardo po- co en ib'clcirarse jwr tüda.s partes la

J'uiju del enemigo". (Id.) "Y poco des- pués que se declaró la mañana, se de- jaron ver de los tres alojamientos". (Id.) 'Como no estaba todavía bien manifiesta [la lepra], se le ordenaba que tomara tienipa, para ver si se de- claraba el mal. (Scío). "Volvieron las espaldas y se declaró en fuga la relira- da". (Solís). Y que este uso no es nio- deruo, lo prueba la autoridad de Fer- nán Pérez de Guzmán, que murió á mediados del siglo XV, alegada tam- bién por Cuervo: "En esta pelea no se declaró la vicloriu de ningur¡a parte". Si, como se ve por estas citas, se usa declararse tratándose de borrascas, fu- f/as, mañ/inas, nudes, ridorias, etc., no hay razón para admitir como fi-. Declararse un temporal, como lo hace el Dice: si el uso del v. es tan general, claro es que no debe restringirse á un solo s. Entre el pueblo suele oírse este v. convertido en reclarar, se, por el desprecio que hace de la dental d, desprecio heredado del araucano y del andaluz.

Declaratoria, f. En castellano no hay más (jue el s. declaración y el adj. declaratorio, ria. Xo se diga ])ues

la declaratoria de pobreza, sino lu

decluracion ó el decreto declaratorio de pobreza, es decir, el decreto del juez que concede el privilegio de pobrezn. DiíCiJXAR. Neutro lo hace e'. Dice, en todas sus aceps., siendo (jue también es a., como puede ver.-,e en las nume- rosas autoiidadcs que tiae Cuervo, y especialmente en la última acep., la de Gi-am.: "Apenas saben declinar un nombre ni corijugar un vei'lio", dice Cervarites en el Coloquio de los perros. Falta también en el Dice, la acep. forense de este v., (jue el mismo usa en el ait. DiiCiJNATORiA: "petición en que se declina el fuero, ó no se reconoce á uno por liígíliino juez". Por consi-

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gaiicnte, si hay otras cosas C[ue pueden declinarse, como son el fuero y la an- toridad, no basta incluir la fr. Declinar líi ¡iirifuJirción, quo es lo único qne ha litícho el Dice, sino que debe también darle al v. la acep. general que tiene en lo forense. Otra acep. que falta en el Dice, es la activa de-evitar una cosa alejándola ó huyendo de ella: así se de- clina un honor, ■■ie declina laresponsabi- lidml. Así escribió Fray Luis de León:

Su rostru uii» íiuiigos encubriendo {Porque, Señor, lo quieres), me dccHncm. t > por mejor decir, se van huyendo.

{Salmo S7 .. Tendrá por gi*an riqueza ei nial andante La más cerrada cueva y más oscura. Por íh'dhutr lo.<^filos del tajante Cuchillo.

(Id.. -M, XX). Cuando Lf>s í/íc'H/t'.'í de la muerte agudo.5 fiera Apenas dcdincimlo. Alz(5 nueva bandera, Mostrc) bien claramente Del valor no vencible lo excelente.

(Id. J'ues¡íi I).

"Eu las resoluciones violentas ya to- madas procure [el valido] declinallan, no rümpellas". (Saavedra Fajai'do, Eiiijiresa 50).

Dedo, m. Dedo chico: dedo uu- r indar ó meñique. Dedo g'rande: dedugordoópuluar.'- Dedo del me- dio: dedo de enmedio, cardial ó del corazón. Xo tener uno un dedo í7tó frente, ir. fig. y fam. que falta eu e'^ Dice. Caballero, en el suyo de Moif/i's- rno.t, la trae así: «vVo tener dos dedcA de frente: ser muy torpe ó romo de ei)|ucn- dimieuto». De las dos inanei'as s.íB usa. iVo tener ano dedos para orq'anista. El Dice, dice: «Tener uno mnl^us dedos para or/p/nista: no ser á pr(. jpiisito jjara el destino á ipie quiere deificarse ó eu (jue está emiileado». Es cláaro que hay qui' dar u¡.i.~; ehwtiridnd á la fr., porque

se puede variar de muchas maneras: jVo le ludio dedos para organista, No le veo dedos, Este que tiene dedos, Le faltan dedos, Necesita dedos, etc. Gon- zalo Correas la registra así: «iVo trae bien los decios para or(/anista: del que no anda á derechas, ni hace lo que de- be. Varíase: No traes, no traéis bien».

DiíDÓiiETRO, m. fam. y fest. Eeloj malo, cuyos punteros se suponen mo- vidos con los dedos para que marquen la hora. Bien puede admitirse, porque en voces festivas ó humorísticas no es inconveniente que su origen sea híbri- do (de castellano y griego en e.ste caso), y al contrario resultan así más claras y graciosas.

Dedonde, adv. Ue donde. Véase Adü-N"De.

Defachatez, f., defacliatado, da, adj., y defacliatadamente,

adv. de m. .\ todos suele coniíTselcs la .v. intermedia (desfachatez).

DeFA:,CAR ó DESFALCA]!. Así el

Dice, con el v. Y ¿por (]ué al s. le da como liuica forma desfalco.'

Defallecido, defalleci- miento. Anticuados, dici^'J.^i'/icc. i) de.-ap.ireceu ios. "dos, ó se pone también

el V. defp"iecer.

IV c. ro, m. En defecto de, á <J'" jCtO de, dicen los galiparlistas, i.'^áduciendo literalmente las locuciones francesas á defuut, a.u defaut. En cas- tellano defecto signitíca: «carencia ó falta de las cualidades propias y natu- rales de una cosa; imperfección natui'al ó moral;» por consiguiente, no puede emplearse cuando se trata de la falta de una persona ó cosa, ó de la ausen- cia ó inasistencia de una persona. A falta lie ¡>an, buenas son tortas; A fidtu por falta) de hombres buenos, á mi padre hicieron alcatile, dicen dos anti- guos r.rranes, v asi deben corregirse

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también las dos locuciones galicanas. No importa que se huyan deslizado en obras como las de IVreda, la traducción de la Biblia por Scio (tít. del c. XXVII de los Números), nuestro Código Civil (art. 235, 309) y en otras de menos importancia: el error en todas pai-tes es error y debe corregirse. El Gran Capitán, en carta de 12 de Mayo de 1507, escribió: «E agora por algunos buenos respectos, y en (hficlo vues- tro, habernos acordado de servirnos de vos en otra cosa»; pero, como se ve por el contexto, dcfeiio no significa aquí lo que quieren los galiparlistas, sino lo que dice el Dice, castellano: carencia de cualidades. Pr. Luis de Granada escribió también: «Dase allí [en el infierno] á los malos muerte sin muerte, y fin sin fin, y defecto sin de- fecto- porque allí la muerte siempre vive, y el fin siempre comienza, y el defecto no sabe desfallecer». ( De la omñoa, p. /, c. /A', § A'A'ATj. A(jui defería significa desfdlerimieiilo.

Defkxdku, a. «Vedar, prohibir», es una de las aceps. que le reconoce el Dice. Aunque usada por los clásicos, estii á la fecha enteramente anticuada, y así debi() decirlo el léxico oficial. Usarla hoy sería no sólo un arcaísmo, sino un galicismo imperdonable, ya que el francés se lia adueñado de ella.

Defensible, adj. Ant., dice el i)icc., dándonos en su lugar íidefendi- Ide: «dícese de lo que se puede defen- der». En los compuestos admitió á

indefensable, indefensibie é

indefendible. ,;Se usaniu toil iviu los dos primeros, cuando el i>¡cc. no los da píir a ticuados?

DiíFtí.v.süH, m. La definición foren- se ([ue le da el Dice, es mny restringi- da, porque so limita sólo á la defensa de las personas ausentes. Es evidente (|uc hay que darla general, para que Dice, (le Chil., t. ir.

incluya todos los demás defensores legales, como el de menores, el de obras pías, el de matriuionios, etc.

Dioi''EREXCiA,f. «Adhesión al dicta- men ó proceder ajeno, por respeto ó por excesiva moderación». Esto es lo linico que significa en castellano, como el \'. deferir y el adj. deferente. Con razón pues censuró Barait las fi'ascs Manifestarse lleno de deferencia y

Ofrecer á uno siis deferencias,

pues la voz se toma en ellas p(n' obse- quio, respeto, atención, serricio. En cuanto al régimen, no se use nunca la prep. por, que sería galicismo, sino á, con, para, hacia. Mostró deferencia por Fulano.

Deferir. Usadísima es en el forc chileno la acep. de-ofrecer la ley una herencia, asignación ó legado, para su aceptación ó repudio, al herédelo, asignatario ó legatario á (|uien corres- ponde. U. solamente en la Forma ¡lasi- va-.d.eferirse la herencia. De esto hablan principalmente los artículos 950, 057 y 9(i4 de nuestro Código Civil. Tam- bién se defiere la (/uarda de una cosa. En rigor, es la acep. general que como a. tiene este v. y que el lenguaje forense ha hecho suya en la pasiva. fJrferir el juramento es también [¡ropio de nuestro foro: vale exigir de la paite contraria en juicio que preste jura- mento, para (jue en virtud de él se resuelva la lite ó se valorice la cosa disputada. La parte á quien se lia de- ferido el juramento, sólo puede excu- sarse de él refiriéndolo á su contendor, es decir, exigiendo á su vez que sea ¡irestado por éste para el mismo obje- to. Como se ve, aquí conserva también el v. su acep. general a. de-ofrecer. El Dice, sólo admite ccmo fr. forense: juramento decisorio ó deferido: "aquel que una parte exige de la otra en jui- cio ó fuera de él, obligándose á pasar

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por lo que ésta jurare". Referir tam- jxico tiene en el Dice, la acep. i)artien- lar que aquí se ba insinuado.

Deficieucía, f. «Defecto, imper- fección», dice el Dice, pero precedién- dolo de la nota de ant. Parécenos que esta debe suprimirse, porque la voz se lia heclio ya de uso general, y al mis- mo tiempo enmendarse la definición. El concepto de deficiencia es el mismo del adj. deftcienle: «falto, incompleto», y del V. latino defirere, que \v\e.ftdtar. D/ficienciit es pues falta ó carencia de algo. Por más que se proteste contra la formación y el uso de esta voz, creemos que está bien derivada de aquellas dos y que es una adquisición para el castellano. No se perjudica sino que gana una lengua cuando se com- pleta, sin faltar á su índole, el grupo de sus derivados. Con eso se ayuda la memoria y se especifican mejor las ideas.

Déficit, m. No admite terminaciiin de }il., advierte el Dice.

Defllar, u., y defile, m. Dexfilar, desfile.

Defimtiva (En), m. adv. Defini- tivamente, esto es, decúsivamente, re- solutivamente. Así lo admitió el Dice. contra 1 > enseñado por Baralt.

Defondar, a. y ü. t. c. r. Desfon- dar: "quitar ó romper el fondo á un vaso ó caja. || En ¡Marina: romper, penetrar, agujerear el loiido de una nave".

Deforhae,, desfou:\iar ó disfou- JiAR, a. y ú. t. c. r.

Deforme, adj. «Desfigurado, feo, imperfecto, desproporcionado, en la forma». Disforme, sinónimo de aquel en estas dos acops.: «que ca- rece de forma regul ir, proporción y medida en sus parte.-: feo, horroroso». Tiene también esta ;!.•■■: «Extraordina- riamente grande y deqiroporciouado

en su especie. Dícese también de las cosas del ánimo. Error dis/onneD. DisformOSO, sa, ant.: disforme, 2." acep.

Deformidad, f. Calidad de defor- me. 11 Cosa deforme, jj fig. Error gro- sero. — Disformidad tiene las tres aceps. anteriores y además la de «ta- maño desmesurado de una cosa, repug- nante á su especie y naturaleza».

Degradar, a. «Deponer á una per- sona de las dignidades, honores, em- pleos y privilegios que tiene. || Humi- llar, rebajar, envilecer. U. t. c. r.» Esto dicen de degradar las dos liltimas ediciones del Dice, fuera de otra acep. de Pintura que no hace á nuestro caso. Baralt tachó de galicismo, «acaso no impropio, acaso aceptable en ocasio- nes», la acep. fig. de este v.; pero he aquí que el P. Mir, el mismo que en sus Frases de los autores clásicos espa- fioles había admitido á degradar como a. y r. y lo había interpretado: humi- llar, derribar, abatir, deprimir, nos sale ahora, en su Proniíinrio de Hispa- nismo y Barbarismo, con que todo esto es galicano y que degradar no debe admitir esa acep. fig., que nunca fué conocida de los clásicos. Quizá apu- rando la lectura de estos venerables troncos de la lengua, pudiera darse con alguna autoridad que favorezca esta acep.; sin embargo, para nosotros no hace gran falta, pues raciocinamos así: Grado figuradamente significa «medi- da de la calidad y estado de una cosa»; degradeír es deponer á uno de su grado, es decir, bajarlo ó descenderlo del gra- do de calidad en que se hallaba; luego figuradamente es lo que dice el Dice: «humillar, rebajar, envilecer». En la proposición í.os vicios degradan al liombre, ¿quién no ve el significado propio y claro de degradar: lo hacen bajar del grado de virtud que antes

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f!:?

tcnisi, del grado de estimación en que lo miraban los buenos? Y esto mismo es el r. degradarse: caer del grado rjiie ant€s se ocupab.i. Por con?i<;uientc, es muy puesto eu raz'in que degradación signifique : «humillación, bajeza», y í7p- gradante: «dicese de lo que degrada ó rebaja», como los define el Dice. Así se viene usando este v. con sus deri- vados desde el siglo XV 1 11 por todos los buenos escritores, y no tenemos por que privarnos de él, aunque haya en castellano muellísimos otros sinónimos, como sjM los (jue enumera el mismo P. Mir: humillar, enfilecer, embrutecer, desdorar, deslustrar, desentonar, apo- car, apegueííar, empequeñecer, amen- guar, deslucir, abatir, deprimir, manci- llar, menoscabar, desautorizar, rebajar, aniímr, entorpecer, corromper, derribar, despertar, deshacer, abaja r, hundir, postrar, confundir, pervertir, avergon- zar, rendir, afeminar, hestialisar, em- bobecer, (tneciar, arrocinar. La vei'dad es que casi todos pecan por demasiado duros y, fuera de cuatro ó cinco, los demás no vienen al caso.

Deidamia, n. pr. f. Aunque en latín se acentúa Bñlamia, por venir del \rii(ix<j.t'.x, lo mismo que sus seme- jantes Laodamía é íliiwdamía, eu cus- tellano se ha dicho /M'd/imia, como puede verse en El Aquiles de Tirso de Mclina. En Chile decimos también así.

DE.JACIÓX, f. Usase en Chile por de- jadez, que es formado del adj. dejado y significa: «pereza, negligencia, aban- dono de mismo ó de sus cosas pro- pias». Dejación es: «acción ó efecto de dejar», sinónimo de dejada, deja- miento y dejo, y en lo forense: «cesión, desistimiento, abandono de bienes, ac- ciones, etc.» Hacer dejarión. ?e ha criticado el uso tan corriente en Chi- le de esta fr. a.sí á secas, sin comple- mento; V. gr.: ;Por qné no has escrito

;i tus amigos? He hecho dejación. No creemos que lógica ni gramaticalmen- te falte nada para el sentido, que se entiende inmediatamente. ¿Qué se ga- naría con decir: He hecho dejación de escribir, He hecho dejación de ello, cuan- do el castellano no ha menester tal complemento? El francés habría re- llenado la fr. con su en y el italiano con su ne; pero el castellano es letigua m.is llena en sus frases y más libre en sus modismos y para moverse no ne- cesita de tak'í andaderas. Sin embargo, no quiere esto decir que eu otros casos no haya de usarse la fr. entera; antes bien, es lo que debe hacerse. «Cuando el hombre hace dejación de su egnismo en bien de sus semejantes, siente una misteriosa alegría». (P. A. de Alar- cón). «Aquella deliberada y perpetua dejación de la libertad que hace de dos seres uno y convierte el amor eu ab- negación». (Id.) ^Hacer suelta y deja- ción de la harienda.T) (Cervantes). Lo único que debe advertirse es, que en el primer caso dejarión significa el acto de omitir una cosa, que es una de las aceps. de dejar; y en el segundo signi- fica «cesión, desistimiento, abandono de bienes, acciones, etc.*, que es la acep. forense que le da el Dice.

Dejante, adv. m. Muy usado en- tre el pueblo en el significado de-de- jando aparte ó á un lado, además de, fuera de. V. más cou que: Dejante que no me has pagado, vienes á faltar- me al respeti). Otras veces se usa como prep.: Dejante los trabajos que hag que pasar, no se gana con qué vivir: á más de, además de. Es el part. ac- tivo de de/nr, usado lo mismo que em- bargar, obstar y salvar en los modis- mos no embargante, no obstante y ■calvante, igual á salvo. De salvante dice Gonzalo Correas: i-Salvantes que: por sacando que, es tenida por frase

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grosera». No sabemos si el pl. sah-an- fes será errata por salvante. En nues- tras lecturas no liemos hallado á de- jante en este sentido, pero á dejnjuh y dejando aparte, comunísimo en los clásicos, y dejado, que aparece a'guiias veces: «¡Suplico. ..me [V. S.] algiin crédito, pues no liay por qué )'o no trate sino toda verdad; de- jado, que ternía por ofensa de Dios uo la decir». (Sta. Teresa, Carta 74, edi- ción La Fuente), a Porque, dejado que los árboles casi todo el año están ves- tidos de lina inmortal verdura..., los lirios, las azucenas... no otra cosa pa- recen que un pedazo de estrellado cie- lo». (Valbuena, SijJo de oro, égl. I). Dejar, n. Tocar las últimas cam- panadas que se acostumbran después del último repique ó seña para llamar á misa ó á otra función religiosa. «Ya están dejando; ya dejaron, vamos á misa>). Es un modo elíptico de decir: Ya dejaron, de repicar ó de tocar. Así se dice también en castellano caer por caer en la cuenta, y en chileno calen- tarte á ano por calentarle las espaldas ó el cuerpo, es decir, peyarle. Es acep. dig- na de admitirse, pues se usa en Méjico y Chile y parece no tener equivalente en castellano. «El señor cura tocó muy tranquilo á misa mayor, y luego las tres campanadas para los perezosos», escribió Pereda en El sabor de la tie- rruca. La última f r. equivale á nuestro chiienismj. Por extensión, tocar el último repique ó seña, cuando son dos ó tres. Ve á d'jar, dice el párroco al sacristán ó campanero. También puede aceptarse esta acep. como la anterior. Al liombre, dejaló; y á la mujfr, déjala: fr. fam. con que e.Kf)resamos que no se debe disuadir ;i unaper.-iona que no ha de cejar en su resolución. Dejarla á una el tren: fr. fig. y fam. igual á las españolas Quedar ima para

vestir imiujenes y Quedar ó quedarse una para tía: se dice de las mujeres cuando llegan á cierta edad y no se han casado. La nuestra tiene también bastante gracia y es digna de admitir- se. Está tomada del lenguaje de los que viajan en tren, quienes, cuando llegan tarde á la estación y el tren ya ha partido, dicen que éste los dejó, ó también cuando por la excesiva afluen- cia de pasajeros tienen que renunciar mal de su grado al viaje. Dejar caer. Es fr. que debe usarse con cautela. En sentido propio es castiza y significa: "soltar de repente lo (|ue se tenia asi- do". En sentido fig., dejar caer una cosa, por-olvidarla, dejarla á un lado ó no hacer caso de ella, nos parece sospechosa de galici^^nio, porque caer es aquí el fraiicé.^ loiuher más que el castellano caer. Sin embargo, en el Cortesano de Castiglione, traducido jjor Boscán, la hallamos dos veces: "Sabida la verdad que eran de otro [ciertos versos], los dejamos caer, y quedaron con tan poca reputación, que fueron tenidos por menos que razonables". (L. II, c. III). "Y así estos nuestros adversarios, aunque los hayan oído y leído [ciertos hechos señalados], todavía muestran no sabe- llos, y quieren que se pierda dellos la memoria. Por eso, si hacéis que nos- otros los sepamos, uo los dejaremos caer, sino que nos honraremos con ellos". (L. III, c. III). El Padre Si- ' güenza también lo usa, pero dando á caer complemento con de: "Y, con ser tan docto en artes... y otras facultades que había aprendido y enseñado, ansí se olvidó dellas y las dejó caer de su memoria, como ó si no las hubiera estudiado, ó como cosa que no le había de servir de nada para el fin que pre- tendía". (Crón., 1. IV, c. XIV J. En otra parte dice también que á un reli-

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gioso no se le calan de la memoria las miísericordias del Señor. Con este régi- men si está liien usado el v. caer. Be- jarlo caer, es fr. fií^. j fam. "con qne se explica la felicidad que tienen al- ífunas mujeres en sus partos". Por no dejar. Expr. elíptica que usamos nuiclio en el sentido ú)i-por ocio, por enlretenimienlo, ¡orjmgo, por clianza, por disiracciún, por malar el tiempo. Hablas por no dejar, es decir, por no dejar de hablar. Estoy tocando jjor no dejar, es decir, por no dejar de tocar, y, por consiguiente, lo hago sin p:)iicr atención, sin cuidado ni esmero, por ocio, por matar el tiempo. «Lo hacía no m;ls de por hacerlo», dice Cervan- tes; lo que un chileno habría traduci- do: «Lo hacía /'O/' no dejar [de hacer- lo]».

Dejatarse, r. Currniición VMl;j;ar que ha amalgamado dos palabras: de y ¡miarse. Pedro es amii/o dk .i.*ctar«e. Como en lo antiguo pronunciaban los españoles j atarse en vez d<i jarlarse y se agregaba la prep. de á tantos ver- bos determinantes, fué fácil para nuestro pueblo i'orraar el v. que formó. El oyó al español que decía, por ej.: Este linmhre ijnsla de jatarS8, prú-

cura de j atarse, propasa de j atar- se, y formó de la prep. y el v. uctcrmi- nado una sola voz. Véase Dk, I." ace[>.

Dk.iativü, va, adj. Perezoso, flojo y desmayado. .-Vnticuailo aparece en el Dice, pero aquí todavía se usa, solire todo en el pueblo.

DiOL. ;Cónio se debe escribir esta coiitrai'ción cuando ocurre repetirla? ^;l)ebc deshacor.sc alguna de las dos ó nó? «En saliendo al camino real, se puso en bus&i del del Tobüsos. (Qui- jote, p. I, c. XXVI). Asi escribii) la Academia en su edición de la magna obra (1780); asi lo ha hecho también Cortejen en la suya esmeradísima, y

así lo practicaron y practican muchos antiguos y modernos. Esto es lo (¡ne nos parece más conforme con la pro- nunciación, pues nadie pronuncia de el del ni del de el, como quieren algu- nos; ni habría tampoco por qué hacerlo así, mientras no se pruebe que un del tiene preferencia sobre el otro. Cuervo, en la nota 53 á la Grara. de Bello, dice qne «es práctica común hoy, y al parecer autorizada, escribir de el del por del del»; y cita á Quintana, á D. Ángel de Saavedra y á Godoy y Alcántara; pero en seguida agrega que en ediciones más antiguas se observa lo contrario: del de el. Por esta varie- dad de pareceres y siendo, como es, enteramente claro el sentido y más corriente y llana la pronunciación, prefei'imos nosotros la forma del del. La que de ninguna manera puede aceptarse, es la de acentuar el primer del, como se hizo en la edición La Fuente de las Cartas de Santa Teresa: «Cuando me dijeron del [mal] del corazón, no me pesó mucho». No pue- de aceptarse, decimos, porque ese acen- to no .se marca en la pronunciación, y, marcándolo eu lo escrito, expone á confundir esta contracción inacentua- da de de con el artículo, con la otra acentuada de de con el pronombre, (pie se usó en lo antiguo.

Delación, f. Actual llamamiento de la ley á aceptar ó repudiar una he- rencia, asignación ó legado. Acep. forense que no aparece en el Dice, y es de uso corriente en Chile. Véase Dkfkkii!.

Delantar, delaii tares, l'ígase ílelanlal, delantales. Vicio de pronun- ciación algo disculpable, porque, te- niendo ya la voz una / en el medio, la lengua, para guardar la armonía, busca una r. Así se observa por lo general en los nombres en al y en ar, eu los cua-

Si;

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les se evita la repetición de estas Jos eoiisoiiaiites, y, al contrario, se jirocura (|iio se raozclcii: pnrticular, popular, miniar, melonar, olivar; al contrario: mortal, corporal, cordial, hif/vral, no- f/ueral. En esto ha seguido el castella- no la misma fonética del latín.

Delante ( Llevarse a uno por). Es fr. tíg. que debe traducirse al castellano por Llevar ó llevarse á lino (le calles: (de calle, dice el Dice, en Jíaka.jar): atropcllarle, arrollarle. Fia fr. chilena significaría literalmente: guiar ó conducir á uno llevándolo de- lante, y lo que se quiere expresar.

Delegación, f. Significa: acción ó efecto de delegar; cargo del delegado; oficina del delegado. Mas nó: reunión de delegados, como dicen en Chile. La delegación argentinn. Diputa- ción sí que tiene la acep. de «reunión de diiiutados^.

Delegante, adj. Falsa prótesis ( ¡uc suelen usar los elegantes del pueblo.

Deleg'atario, m. No lo admite el Dice., ni lo necesitamos, jjues basta y sobra con delegado, da: «díeese de la persona en quien se delega una facul- tad ó jurisdicción. U. t. c. s.» Nuestro Código Civil, en su art. 2135 y otros, usa á delegado.

DELtCTUOSO, SA, adj. Relativo ó perteneciente al delito. Como está bien formado del latín delictum, es de uso corriente y se le necesita, pues el con- cepto que envuelve no podría expre- sa-'se por criminal, no vemos inconve- niente para que se le admita en el Dice.

Deligencia, f. Vulgarismo por diligencia en todas sus aceps. Hacer uno la dUigencia. No sabemos por que Ramos Duarte censura esta fr., cuando el Dice, la reconoce y acepta con letras bien gordas: Hacer uno una diligencia: exonerar el vientre. La única diferen- cia, y que no merece tomarse en cuen-

ta, es (juo el Dice, trae la fr. con el art. indefinido una. Nosoti'os la usamos generalmente con hi.

Delimitación, f., delimitar,

a. Mejor sería escribirlos á la francesa, délimitalion, délimiler, de donde (juic- ren traerlos al castellano los aprendi- ces de aquella lengua, como si no lu- viéramos nosotros varios verbos |i;ira expresar la misma idea; tales como alindar, lindar, deslindar, amojonar, demarcar, limitar. Vóinse Alinde- rar y Colindar, que tampoco son castizos.

Delinear, a. Conjúgase delineo, delineas, etc., j delineo ni delí- nio, aunque es compuesto de linea. Véase Ai^inear.

Delta, s. Es f. cuando significa la letra del alfabeto griego conocida con este nombre; y ra., cuando significa la isla triangular que se forma en la desembocadura de algunos ríos con la figura de la delta mayúscula (A).

Dell'i-, della<, contracción áedc ellos, de ellas. Tiende á anticuai'se este elegante modismo castellano usado por los clásicos como nominativo y como acusativo, equivalente á parte ó algu- nos de ellos, de ellas. «Vieron un abri- go que podía llamarse puerto, y en él ha.sta diez ó doce bajeles; deltas chicos, dellos grandes, y dellos medianos». (Cervantes). «Callo otras muchas ex- celencias desta virtud, deltas propias y deltas comunes con las otras virtudes». (Fr. L. de Granada). «Con. esto se juntan... otras piedras de muy hermo- so griino, deltas blancas y delhts prie- tas, deltas jaspeadas y de otros hermo- sos colores '>. (Id.) «Se acomodaban algunas alhajuelas y joyas de mi señora, sortijas y cadena, deltas \en- didas y deltas empeñadas». (Alcalá, El Donado hablador, p. I, c. IV J.

Demagogia, f. Demagogia (do-

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minación tiránica de la plebe), aunque nn(ujo¡i¡ii j peddi/oi/la, foruiados tam- bién del griego yw"^*! acentúan la i.

Demás. ¿Cuándo forma una sola voz y cuándo dos? Por su origen cons- ta de dos voces: de más. «ile dieion seis pesos de m«s», como puedo decir también: de menos, de sobra. «Estoy aquí de más»; s¿>« más es advertirlo»: el misuío caso é igual significado. En todos los otros casos forma una sola voz: cuando es ad ]'.:/« demás {/ente, los demás libros; cuando es adj. sus- tantivado: los demás (subentendido Iwmbres); cuando es adv.: demás (pie, ó demás de, igual á además que ó de; y en los modismos por demás, por lo demás.

DEM.^fjrADO. Injusto anduvo Baralt al tachar de galicismo e' uso de esta voz como adj. y equivalente á e.rcesiro. He aquí los tres ejemplos que pone: "Abuso, querido amigo, de tu dema- siada amistad; Fué víctima de su de- masiada confianza; La demasiada con- fianza atrae el peligro". Compárense ahora con estas autoridades clásicas: "Para purgar la demasiada cólera suya" (Cervantes) ; "Conocieron la demasiada falta de juicio de nuestro Don Quijote" (Id.); ^'■Demasiada cosa seria decir yo ahora la mucha hermosura... (Id.); "Con demasiado celo, so color de reve- rencia, condenan y aun predican mu- chas veces contra las personas que frecuentan los sacramentos" (Grana- da); "Era tan demasiado el amor que mi padre me tenía... (Sta. Teresa); "Abusa de la demasiada clemencia, y se i)rccipita con el demasiado rigor" (Saavedra Fajardo). O es demasiada ceguera la nuestra, ó no hay diferencia alguna entre los ejemplos criticados por l'aralt y las citas clásicas que he- mos copiado. En una sola obra del siglo de orí), El Dañado hablador, de

Alcalá, hemos tenido el cuidado de e.\anjin;ir más ]irolijauieiite csti' adj., y lo hemos hallado, en el mismísimo sentido en que lo critica Raralt, con los siguientes sustantivos: liberlad, contento, calor, frialdad, humedad, su- jeción, cortesía, razón, sequedad, absti- nencia, locura, olvido, clausura, fieros, aijua, recato, codicia, abundancia, des- ii/ualilad, solicitud, afición, fuei/o, rega- lo, y dos veces con cada uno de estos otros: cansancio, necesidad, friaUhnl. ¡Cuáutohay que leery conquéatención antes de adelantar algunos juicios! Demasiado. ..para. Es fr. tachada tam- bién de galicana, porque corresponde al francés: // est Irop..., pour. No hay duda que, á causa del fi'ancés, se ha generalizado bastante entre los moder- nos, sin que pueda decirse que fué desconocida para los clásicos. En El Diablo Cojuelo (tr. II) de Vélez de Guevara leemos: "Aquél es preten- diente, y está demasiado de gordo y bien tratado para el oficio que ejerci- ta". Demasiado de, dice el clásico, porque así se usaba entonces; pero ese de se ha perdido ya con el uso y ha (piedado el demasiado convertido en adv., como lo son sus similares poco, mucho, harto, bastante. No vemos pues por qué repudiar proposiciones como éstas: "Es demasiado grueso para que pueda cabei': Es demasiado necio para que lo entienda; Es í/pWí/-s-írt</o soberbio para que se rinda". Pero en francés, nos dicen, se expresa esto con las mismas palabras. Y ¿qué nos importa? replicaremos nosotros. ¿Acaso alguna vez no pueden coincidir en las palabras las dos lenguas? Por el contrario, pa- récenos este modismo el más apto y claro para traducir el equivalente lati- no, que consiste en un comparativo (|ue tiene por término quitm al con suiíjuntivo: '^Jlajor sum et ad auijura

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genitus, quiím uf maiicipium sim mei corporis" (Séueca). Demasiado grande soy y creado para cosas mayores, que para ser esclavo de mi cuerpo. Xadie diría ahora: demamaJo á.e grande .so//, sino más bieu : harto grande soy, para; y harto, gramaticalmente, es ignal á demasiado. Demasiado ¡lOCO. Es tam- bién otra loe. acusada de galicana: "He Aoxmíáo demasiado poro; Compró en la tienda y me dieron demasiado poco". Xo abunda, es cierto, en los clásicos esta loe, porque ellos se ave- nían más con harto ("harto pocas ve- ces", comunísimo en ellos) y con l>ien ("echo hirii menos á V. R." Sta. Tere- sa) ; pei'O esto no quiere decir que no la conocieran. En la misma Sta. Teresa leemos: "No nos atrevimos á quedar allí aquella noche, por causa de 1 1 demasifida pora limpieza que teníu" ( Fuiídaüones, r. XIII). Este dema- siada, gramaticalmente, debió ser demasiado, es decir, adv. que modifica al adj. poca; pero, como el oído repug- na esa terminación en o al lado de dos en a, la deja con esta última letra: lo misino que hace erradamente con caanto, tanto, mucho en casos análogos (con cuanta maijor razón), y lo mis- mo que hacen [ku' lo general las muje- res con medii> (media muerta) y con la tíxpr. de /raro (de pura cansada). El significado de la loe. demasiado poco es también otra razón para admitirla; porque, si demasiado como adv. signi- fica "en demasía" ó "excesivamente", la demasía ó el exceso pueden aplicar- se también á lo poco, así como los clásicos le aplicaron el adv. Itarto: "harto pocas veces". "Por Itarto poco que á me diesen, dentro de doce hora-s podría decir quién tiene el dine- ro". (Alcalá, Et Donado hablador, p. II, c. IV).

Demisión, f. Sumisión, abatimien-

to. No debe confundirse con dimisión: renuncia, desapropio de una cosa que se posee.

DE5I0CRACI.A , f. ¿Por qué no darle la acep. de "clase plebeya ó baja", co- mo respectivamente la tiene akisto- CRACiA? Sólo tiene en el Dice, la de "gobierno en que el pueblo ejerce la solieranía".

¡Demonciie! interj. ¡liemontre! ¡demonio: ¡diablo! Eslapronunciacióu suavizada ó araucanizada de ¡demon- tre: Pero no es tan general en Chile, porque también se usa esta última.

Demoníaco, ca, adj. Acentúese así esdrújulo y grave, como errada- mente lo trac el Dice.

Demonio, m. Fáltale á esta voz en el Dice, la acep. de: por antonomasia, el príncipe de los ángeles rebeldes, ó sea, Lucifer ó tíatanás; y asimismo, falta también la otra acepción de: uno de los tres enemigos del alma.

Demorar. Como a. es igual á retar- dar; y como n. es "detenerse ó hacer mansión en una parte". Por consi- guiente, lo usamos mal nosotros cuan- do decimos: "Me demoré en Hogar; Me demoré ea el viaje": dígase tardé 6 me tardé. "El viaje demoró veinte días": El viaje duró, tardó, se dilató veinte días; se alargó hcista ó á, se prolongó por veinte días. Está bien dicho: Demoré el viaje, es decir, lo retardé, lo diferí. Vine á Santiago y demoré una semana, es decir, moré ó permanecí. No se diga me demoré, porque el v. no es r.

Demorón, na, adj. Véase el si- guiente.

Demoroso, sa, adj. No aparece en el Dice. Dígase moroso, sa, (que incurre en morosidad), tardador, ra, (que tarda ó se retarda, adj. y ú. t. c. s.), tardío, la (pausado, detenido y que camina lentamente), tardo, da (lento,

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perezoso en obrar), tardón (que tarda mucho y gasta grande flema, adj. fara. y 11. t. c. s. Con esta voz se ha tras- ladado al castellano el sobrenombre de Cunctator dado al cónsul romano Quinto Fabio Máximo, que venció á Aníbal. "Contemporizador", que dicen algunos textos, no es traducción sino traición hecha al latín), pon-óii., na, (pelmazo, pachorrudo, tardo, adj. fig. y fam.), ó retrasado, retardada, ddata- do, participios.

Dexakte ó DEXAXTES, adv. de t. Anticuados los declara el Dice, y los reemplaza por antes. Lo mismo hace con endenantes, enante y enantes. De este i'iltimo dice que se usa aún entre la gente del pueblo. Liistima es que los españoles olviden estas riquezas de su lengua y que el Dice, coopere á este olvido. Auticuaudo estos advs., no tiene el castellano otro con que expre- sar el tiempo recién pasado, sino con m:is de una palabra: poro ha ó ha poro, hace poco; el modo latino. En antes no hay que pensar, porque su significado es mucho más vago y general, pues sólo dice anterioridad ó prioridad. En Chile y en otras partes de América son de uso general estos advs., y ojalá vuelvan á introducirse en España, en donde florecieron durante todo el tiempo de los clásicos. Endenantes se ve usado hasta por Bretón de los Herreros en Dios tos cria // ellos se juntan (II, 17.^). En Chile la gente educada usa á de- >uml£ ó donantes, y el pueblo á ende- nantes y enenantes. Este último se lo ha forj;ido él, suprimiendo la (/ intermedia. Enantes no es conocido.

Dengue, m. La planta que los bo- tánicos llaman mirábilis jalapa. He aquí la descripción de (iay: '(Planta herbácea, vivaz, con tallo de como dos pies de alto, nodoso, ramoso, erguido, glabro ó muy velloso. Hojas opuestas.

Dice, de Chil., t. II.

pecioladas, ovaladas, acuminadas, á veces algo carnosas, obtusas por la ba- se ó subcordiformes, muy agudas en la punta, enteras, glabras ó apenas pestañosas en sus contornos, de una á cuatro pulgadas de largo, sin incluir el pecíolo, que mide seis á doce líneas. Flores cortamente pednnculadas, i-eu- nidas de tres á seis en fascículos ter- minales. Perigonio tubuloso-canipa- nulado, de como una pulgada de largo, purpúreo, amarillo ó blanco y sin olor». Flor de esta planta. Como la flor es algo delicada, pues se cierra con el mucho calor y se marciiita con el menor contacto, dicen las chilenas: Fulana es un dengue, es decir: Fulana es denyosa, es una denguera ó melindrosa; Fulana melindrea; por- que se parece al denf/ue, que también tiene sus dengues ó melindres. Los dengues y perendengues: fr. fam. que significa en Chile todas las ropas y vestidos de una mujer.

Dentada, f. Dentellada: "acción que se hace con alguna fuerza, mo- viendo la quijada y juntanilo los dien- tes de abajo con los de arriba sin mascar cosa alguna. || Herida que dejan los dientes en la parte donde muer- den. II .1 dentelladas: con los dien- tes".

Dentario, ria, adj. Dental: per- teneciente ó relativo á los dientes.

Dentístioa, f. Odontología se lla- ma el estudio ó tratado de los dientes; del griego óSoú;, óf^óvro:, diente, y aÓ-'oí, tratado.

Dentrar, n. Vulgarismo por en- trar. Lo mismo sus derivados den- trada, dentro, m., dentrador, dentrante. Véanse sin d los dos liltimos.

Dentríflco, ca, adj. Metátesis vulgar de dentífrico, que se deriva del latín dcns, /is, diente, y frico, frotar ó

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fregar. Ya es tiempo de que el Dice, le :i!;Tea;ne l;i eonsabidíi abreviatura: U. 111. c. s. III., porque tal es la verdad.

Dentro, adv. Adviértase que en poesía es cosa corriente que pierda la prcp. de que le sigue y que quede él convertido en prep. Así se dice dentro el pecho, deiilro el corazón, dentro el muro, dentro el rio. Antes se usaba también así en prosa; pero aiioi'a sería inadmisible. Uno que otro poeta dice dentro á. Véase De, acep. 9." m. Chi- lenismo vulgar que equivale á entrada en la acep. de "caudal que entra en una caja ó en poder de uno". Otros pronuncian entro, que, por ser abre- viación düenlrada, ttindvia másderecbo á la existencia. "Xo bastándole el sueldo que tenia, se buscaba otros dentros ó entros más".

Denuncia, f. Acción ó efecto de denunciar. Es voz tan general como el V. denunciar, y no debe confundirse, como lo hacen aquí, con el denuncio, que sólo se usa en Minería.

Denunciar, a. Merece ser dm an- dado como galiparlista y prevaricador del liuen castellano el que habla de que tal ó cual persona denuncia naít iloifs ú caalidaitesfara esto ó aqae- llo, por decir que las anuncia, dettcu- hre ó manifiesta. Y peor todavía si se usa como r.: Fulano se denunció escritor desde su primera obra-, se de- nuncia an artista consumado.

Deo gracias. Dale el Dice, esta 2." acep.: "m. !ig. y fani. Semblante y ademán devoto y sumiso con que uno se pi'esenta para ganar la estimación y confianza del que le puede favorecer". Puede ser que así lo usen algunos como s. ra., que no debieran; parece (jue el modo correcto y general es usarlo precedido de de, como loe, advirtiendo que se usa más con los sustantivos

cara, semblante, actitud, figura, etc. Presentóse con cara ó en figura de deo yriu'ias. No sabemos si alguien haya dicho: Se presentó como un deo (/ra- das.

De OMNI RE scÍBiLi, expr. latina, que significa: de todo lo que puede saberse; por alusión á las tesis que con este mismo titulo publicó y defendió el famoso Juan Pico de la Mirándola. Me- rece admitirse en el Dice, con la adver- tencia de: U. m. con los verbos hablar, tratar, disputar, discurrir, escribir.

Departamental, adj. Propio de un departamento, ó que hace relación á él. Junta departamental, autori- dad departamental. Hace falta en el Dice.

Dependencia, f. No tiene la acep. de-conjunto ó reunión de depen- dientes.

Dependiente, m. "El que sirve á unoó está subordinado ásu autoridad". Así tan amplia es la definición de este vocablo que nosotros restringimos mucho aplicándolo solamente á algu- nos empleados de casas comerciales.

Dhi'hxdirntejiente, adv. de m. Con dependencia. Habiéndose admiti- do á su contrario independientemente, no vemos por qué haya de excluirse éste.

Deponer. Con razón notó Baralt que se comete galicismo en las siguien- tes proposiciones: «La multiplicidad do las leyes depone contra las cos- tumbres; La multiplicidad de los plei- tos depone contra las leyes". Dígase en ambos casos arciuije de malas las costumbres ó las le/yes, ó es argumento ó testimonio contra ellas. Sólo en lo forense significa este v.: declarar jurí- dicamente, testificar; y, aunque en el lenguaje común significa también: "afirmar, atestiguar, ase\-erar", de su peso se cae que en tal aceii. lia de He-

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val' iiDa persona ó cosa bien personifi- cada por snjeto. Como a. sitínifica: "dejar, separar, ajiartar de si"; por eso se dice deponer el yelmo, el cetro, la autoridad, el parecer ó juicio, la majes- tad, el miedo. Es claro que el sujeto en estos casos lia de sor por punto general un SCI' animal capaz de tales acciones; pei'o, como en el lenguaje animado de las pasiones cobran vida real las cosas y los seres abstractos, no vemos por qué no haya de usarse con ellos esta aceii., por más que la tache de fralicana el P. Jlir, confundiéndola con la 1.*. "Entonces se la ve la Medicina] ífp/w/íí)Tápidamente «/ desalirw". [Las ciencias eclesiásticas] empezaron á de- poner el denalirw í\\iq habían contraído en ios siglos precedentes", escribió Clemencín, y creemos que castiza y elegantemente, porcjue deponer signi- fica ahí poner ó dejar á un lado, que es su primera y fundamental acep.

Dkportista, com. y ú. t. c. adj. Urge la aceptación de este vocablo, bien formado y usado ya por algunos, para traducir el sportsman y el sportive inirk's. Si en castellano tenemos desde antiguo la \m deporte, m., (juc expresa de sobra y con lujo el concepto del sport inglés: si hay v. deportarse, que signifi- ca «divertirse, recrearse», ¿por qué no admitir también á departis/a, para completar el grupo de estas voces? Ahora que están de moda en todo el mundo los deportes de todo género, conviene también ])ojiuluriz:ir los res- jjectivos nombres.

Dkpósito, m. Se nota en Chile ten- dencia á confundirlo con puesto, y algunas veces se le confunde. Lo cual no debe ser, porque el depósito para este caso es el lugai- ó paraje donde se dejwsitn algo, es decir, se entrega algo para que se guarde ó custodie; mien- tras que el puesto es la tiendecilla ó

paraje en que se vende al por menor. Si la venta es por mayor, que es cuan- do se le da aquí el pomposo nombre de depósito, se llan:ará almacén ó tien- da de tal cosa, si es que el género ven- dible no ha dado al idioma un nombre esjieeial, como carbonería, dulcería, maderería, pero de ninguna, madern depósito, que expresa oti'a idea muy distinta.

DuPRiiCiAli, a. Disminuir órelnijai' el valor ó precio de una cosa. Admiti- do en el Apéndice del último Dice.

De profundis, m. Para el Dice, es: "salmo penitencial que empieza con estas palabras. || Acto de cantarle ó rezarle". En Chile y otras repúblicas americanas es también la antesala del comedor de ciertas comunidades reli- giosas, como los franciscanos y domi- nicos, porque en ella se detiene la comunidad á rezar el De inofundis. También lo hemos oído, pero i-ara vez, por-cementerio subterráneo de comu- nidad religiosa.

Dkquh. Véase Dr, acep. 10.-'

DequíVOCO, m. Refinamiento de pronunciación de los seudocultns del pueblo. ''No sea que tengamos algún dequívoco", es decir, alguna eqnl- rocación. Véase Equívoco.

Dkrecera ó derechera, f. "Vía ó senda derecha, á distinción de la que toma rodeo". Por consiguiente, no se usa iiien cuando se dice: "Esle fundo está á la derecera del otro". "Está

la casa en la otra calle, pero en la

misma derecera que ésta". Díga- se en ihrecliuru o via recia.

Derecho. Tratándose de telas, no debe decirse lado derecho, sino derecho solamente, porque en tal caso es s., definido así por el Dice.: "lado ó cara de una tela, por el cual está mejor labrada ó tejida". El lado, cara ó liaz opuesta se llama envés ó revés.

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Aplicado á otros casos, lado dereclio es el que cae ó mira hacia la mano dere- t:ha. Cuando derecho se refiere á un sujeto que va ó se encamina de una parte á otra sin desviarse ni á uno ni á otro lado, ¿debe usarse como predi- cado ó como adv.? De las dos maneras lo han practicado los clásicos. "Se fué derecho á la cama". (Cervantes, La lia fuKjida). "Y ¿no te fuiste derechi- fo á la [casa] de tu galán?" (Moreto, La escuela de los maridos, III, G."). "Éstos, en muriendo se van derechos al cielo". (Rivadeneira, Flos Sanrlo- rum). Adv., igual á derechamente: "La otra banda de gente caminó de- recho á Granada". (Mendoza, Guerra de Granada, 1. I).

Las casi ya marchitas bellas flores

Del plateado hielo. Heridas de tus vivos resplandores

Miran derecho al cielo.

(F. de la Torre, 1. I, oda 3.').

Aplicamos aquí lo mismo que dijimos en el art. Caro.

Derogatoria, f. Derogación. En castellano sólo existo como adj. foren- se: deroijatorio, ria: que deroga. Auto derogatorio, cláusula derogatoria.

Derraizar, a. Así se usa en el Sur de Cliile por desarraigar. En cas- tellano hay también los anticuados derraigar y desraigar.

Debrame, m. y lí. m. en pl. (El vulgo pronuncia reame). Muy usado entre los agricultores chilenos por- cantidad de agua que sobra en el riego de un fundo y se derrama, por el de- clive del terreno, en el vecino ó eu otra parte. "Bordea el camino un foso, por el cual descienden al rio los clerrames de los terrenos cultivados más arriba". (Diario El Porvenir). Merece admi- tirse esta acep., aunque puede decirse que ya lo está implícitamente, pues la

última Je i'irramarcomo r. es: "desa- guar, descnibocar un arroyo en alguna parte", y nuestro derrame es el agua misma así derramada. Los que tengan escri'ipulo por el uso de esta voz, digari simplemente el agua sobrante ó las aguas sobrantes.

Derrengar, a. La Academia, Sal- va y Bello lo conjugan como irregular: der rungo, derriengas, etc.; pero Cuervo prueba que se ha usado también como regular: derrengó, derrengas, y que á esta conjugación tienden los modernos, la cual es también la única conforme con el adj. rengo, de que está formado el V. Con derrengar debe reemplazarse el chileno rengar.

Derrocau, a. "Se conjuga también como irregular: Más quiero asno que me lleve que caballo que me derrue- que, refrán. ¿No quieres que te derrue- quen? Lope de Vega". Esto enseña la Academia en su Gram. Al decir que la.inhién se conjuga como irregular, de- ja establecido que su conjugación or- dinaria es la regular. Y, efectivamente, á ella tienden los modernos desde el siglo XVIII, porque, siendo el v. compuesto de roca, y de rueca, no hay razón gramatical para hacerlo irregular, como lo hicieron los clásicos.

Derroche, m. Dice Don Eduardo de Huidobro, en su obrita ¡Pobre lengua! que "esos derroches de elocuen- cifí, de erudición, de gracia., etc., de que oímos hablar por ahí á menudo, no son tales derroches sino incorrecciones de lenguaje", y que se diga alarde ú os- tentación en vez de derroche. Según el tono del lenguaje, distinguiríamos nosotros; porque, si derroche es la acción ó efecto de derrochar, y derro- cfiar es "malgastar, destruir, destrozar los bienes", está bien aplicada la me- táfora cuando la elocuencia, la erudi- ción ó la gracia realmente se malgastan

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or.

ora sea por laincajiacidad del auditorio ó de los lectores, oía por lo baladí del astiiito, ora por cualquier otro motivo.

Dkrkoteko, m. De la acep. fig. que tiene en castellano: "camino, rumbo, medio que uno toma para llejíar al fin que se lia propuesto'", ha venido á significar entre las gentes mineras de Chile las noticias, leyendas, relaciones, tradiciones ó indicaciones que deter- minan el camino ó rumbo para llegar á una mina, veta ó riqueza minera; idea comprendida' de una manera ge- neral en la acep. castellana.

Derrumbar, a. y ú. t. c. r. «Pre- cipitar, despeñar». Por consiguiente, se usa mal :en Chile confundiéndolo con derruir (derribar, destruir, arrui- nar un edificio), aterrar (echar por tierra), ó con los genéricos derribar y posirar.

Dkkrumiíe, m. Hace tiempo que casi todos los americanos venimos pi- diendo la admisión de este vocablo con el mismo significado de derrumba- miento, y el Dice, siempre sordo á nuestros clamores. ..Pero, sin notarlo él, se le ha metido en las dos últimas ediciones como un cMñán, y ahí se está el muy ladino, hace más de veinticua- tro años, sin que nadie se haya atrevi- do á derrumbarlo. Señal de que no suena tan nial al oído español. Come- tamos pues la indiscreción de denun- ciarlo, no para que desaparezca de donde está, sino para ipie se le traslade á su propio lugar con todos los honores debidos al valiente (|ue rompe el muro y se cuela en la fortaleza. En el 2.° art. Chiflón, en la 2." acep.. está muy sin novedad celebrando su hazaña y presentándose por mismo á los es- pañoles.— Fernán Caballero usa la forma derrumlm, que tampoco acepta el Dice. En algunos casos equivale nuestro derrumbe al derrubio ca-stella-

no, que es: "acción ó efecto de derru- biar; tierra que se cae ó desmorona por esta causa"; y derrubiar úgirAca.-. "robar insensiblemente el río, arroyo ó cualquiera humedad la tierra de las riberas ó tapias'". Por consiguiente, si por esta causa se cae ó desmorona el borde do un barranco, una tapia ó muralla, la caída misma y la tierra así amontonada se llamarán dnrrid)ioís y derrumbes. En el derrumbe, que es compuesto de de y de rapes, roca, domina la idea de precipitarse ó caer de lo alto; y en el derrubia, deri- vado del bajo latín derruliare, francés dérober, robar, quitar, domina la idea de robar por debajo, soca^'ar. Si se admite pues derrumbe, como lo espe- ramos, deben diirsele dos aceps. como á derrubio.

Desaboll.ídor, m. Instrumento, generalmente en forma cilindrica, que usan los hojalateros para desabollar. Hace falta en el Dice.

Desabrido, ua, adj. Fuera de las aceps. que tiene para las frutas ó man- jares, para las armas do fuego y para el tiempo, admite también la fig. de «áspero y desapacible en el trato». Nos- otros usamos esta acep., pero confun- diéndola con la respectiva de desabo- rido: «aplícase á la persona de carácter indiferente ó sosa. Ú. t. c. s.» Nuestro desatirido es más bien el desaborido español.

Desacollarar, a. Véase Aco- llarar, l.-' acep. El compuesto, que no aparece en él Dice, participa en Chile del mismo error que el simple y signi- fica-separar dos animales (pie formaban par ó pareja, ó collera, como mala- mente se dice aquí. Esta idea puede expresarse cou desaparear ó con los genéricos separar, desunir, apartar.

Desacomodar, a. No tiene en cas- tellano el significado que aquí le damos .

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DES

Véanse el siguiente y Desaderezar.

Desacomodo, m. Significa: "acción ó efecto de desacomodav ó desacomo- darse", y el V.: "privar de la comodi- dad. II Quitar la conveniencia, empleo li ocupación. I', t. c. r." Por consi- guiente, no es desacomodo lo que aquí entendemos: acción ó efecto de deshacer el aderezo, compostura ó adorno de alguna cosa, lugar ó perso- na. (Véase Acomodo en el Apéndice). Esto debe llamarse líesromposición ó descompostura, y, alargando la gene- rosidad, desachrno ó desaderezo. Des- adorno es, según el Dice, "falta de adorno ó comijostura": pero merece también tener la acep. de desadornar, es decir: "acción ó efecto de quitar el adorno ó compostura". Desaderezo no figura en el Dice; pero debe admitirse en la misma acep. que vamos á rectifi- car para el v. desaderezar.

Desacompasado, da, adj. Des- compasado, da: excesivo, despropor- cionado, fuera de lo regular; descortés ó descomedido.

Desacondicionar, a. Quitar á una persona ó cosa la buena condición en (jue estaba. Bien puede admitirse.

Desacoplar, a. Separar lo que es- taba acoplado. Hace falta en el Dice.

Desacorde, adj. Sólo se aplica á cosa y ;i persona: «dicese de lo que no iguala, conforma ó concuerda con otra cosa. Aplícase con propiedad á los instrumentos músicos destemplados ó templados en distinto tono». Difiere, por consiguiente, de discorde, que es: «desconforme en dictamen, opinión y juicio. En Música: disonante, falto de consonancia». Acorde se aplica á per- sona y á cosa; concorde á persona sola- mente.

Desacredito, m. Aunque el v. es desacreditar, el s. es descrédito.

Desacuñar, a. Quitar la cuña. |1 r.

Quedar libre y expedita una cosa acu- ñada, por haberse corrido ó salido de su lugar la cuña que la sujetaba. Es de uso corriente eu Cliile, y en Colombia segiín Cuervo, y, como está bien formado y es necesario, merece la aceptación de la Academia.

Desachiguar, a. y ú. t. c. r. Quitar el pandeo ó la comba á una pa- red.— Desalabear una pieza de madera. Véase Achiguar.

Desaderezáis, a. y ú. t. c, r. «Des- aliñar», dice el Dice, por única defini- ción; y desaliMr es: «descomponer, ajar el adorno, atavío ó compostura^». Lo propio habría sido definir á desade- rezar diciendo: deshacer ó quitar el aderezo: porque los compuestos de íZas significan deshacer la idea significada por el simple. Así una iglesia, una sala, un comedor, se desaderezan, cuando se les quitan los adornos y atavíos que se les han puesto, y no tanto cuando éstos se descomponen ó ajan. A lo sumo po- dría ponerse como 2." acep. la actual definición del Dice. Sinónimos de des- aderezar son: (ksadorneír (quitar el adoruo ó compostura), desat.wiar (qui- tar los atavíos), desarrei/tcir (de una manera bien genérica) y descomponer. Este último no tiene tan clara esta acep. en el Dice, pero eu Cuervo, que dice: «quitar el orden, buena dis- posición ú ornato con que estaba arre- glada alguna cosa»; acep, que justifica con estas citas, entre otras: «Hizo luego descomponer el altar y descolgar todo lo que se haliía puesto en la igle- sia». (Yepes).

Que cuando el huésped se muda, DeKompónese la ciisa.

(Tirso).

/>í'.sy/í/rtWí7?'s¡gnifica también figurada- mente: «desjiojar de su adorno y cora- postiira una cosa».

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;):')

Desaderezo, m. Es usado y tiene buena forma castellana; merece pues que se acuerde de él el Dice. Véase Desacomodo.

Desadoquixau, a Deshacer ó qui- tar el adoquinado. Hace falta en el Dice.

Desafilarse, r. Perder el lilo un instrumento cortante, como cuchillo, navaja, espada, hacha. Está bien for- mado y merece admitirse, pues no po- dría reemplazarse con mellarse ni con otros.

Desafortuxada^iexte, adv. de m. Algo kilométrico es el tal adv.; pero hay que admitirlo como descendiente Icírítimo del respectivo adj.

Desageración, desagerado,

desagerar. Es hasta dónde pueden llevar lo exmíerado de su pronunciación los delegantes del pueblo. Lo mis- mo hacen en España.

Desaguado, da, adj. fig. El desaborido español: «aplícase á la per- sona de carácter indiferente ó sosa». Véase Deslavado.

Desaguar, a. y ú. t. c. r. Todas las cocineras chilenas desaguan las carnes, livsaceitunas. loslimones agrios, las zamboas ó azumboas, y, en general, todas las cosas que tienen gusto ú olor acre ó des;igradable, antes de guisarlas ó condimentarlas; pero lo malo es (jue el V. no significa tal cosa en castella- no, esto es: lavar una ó más veces, ^lás propios nos parecen desjinjar, a. y r. (sacar el jugo), deszumar, a. y r. (sacar ó quitar el zumo), desacerbar (templar, endulzar, quitar lo áspero y agrio á u na cosa), y en general, relavar, remojar, deslavar ó deslavazar, desubs- tanciar ó desustaMiar.

Desahorar, a. y r., y desahogo, m. Las personas de alguna edad, entre la gente culta, y todas las del pueblo pronuncian como trisílabos estos voca- blos diptongando aho en áu: desau-

g-ar, desáugo, desáugue. Es de- fecto originado de la pronunciación fam. y de los poetas, que, obligados por la medida del verso, suelen abreviar el v.

Así su agitación el ciego Lara Calmó, y en blando lloro deíahogóít. (D. Ángel de Saavedra, El Moro expi'mlo. c. Vil).

Para que conste el último verso, hay que leer desaugóse. Xo debe imi- tai-se esta mala pronunciación, sino que debe conjugarse el v. tal como es: des- a-ho-gar, des-a-lw-go, Jes-a-ho-gué, etc.

Desahcciak, a., y desahucio, m. Tanto el v. como el s. se pronuncian desahúiio, desahucias, etc., y desa- hucio, y menos desaliuceo. La razón es porque ambos vocablos están formados de la partícula des y del nom- bre latino fiducia, con acento en la ú. Por eso en castellano antiguo se decía desafiuciar y desafiuzar.

Desairar, a. Xo es compuesto de airarse, que lo es de ira, sino que está formado de desaire; por consiguiente, se conjuga desairo, desairas. El v. con- trario de airarse es desenojarse.

Desalextador, ra, adj. Que des- alienta ó desanima. Aplícase á persona y á cosa. Hace falta en el Dice.

Desalhajar, a. «Quitar de una habitación los muebles preciosos >. La etimología, el sentido común y el uso protestan de consuno contra esta defi- nición del Dice. Desalhajar no es ni puede ser otra cosa que quitar á una I)ersona, lugar ú objeto las alhajas que tenía, así como alhajar es adornar con alhajas. El P. Sigüenza le da también la acep. fig. que se deduce de este pa- saje: «Mas, que en cosa de tanta gra- vedad, como las divinas letras, se atre- van los ignorantes, desalhajados de todo lo que se requiere, á entrarse en elhis

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sin guía..., cosa es de todo punto abo- rrecible, y abuso que se había de enmendar con áspero castigo». (Vida de S. Jeróii., 1. 11, disc. I).

Desaminar, a. Vulgarismo por examinar, corriente también en España y en otras naciones americanas. La parte más inculta de nuestro pueblo dice también insaminar, insa- men.

Desamparar, a. Debe admitirse co- mo término de Minería, contrario Áam- parar. Véase éste en su lugar. «Apenas ps desamparada una mina, cuando uno ó más la denuncian y signen su la- boreo». (Jotabecbe, Costumbres chile- nas).

Desanimador, RA, adj. Que desani- ma ó desalienta. «Nadie como él [Ven- tura de la Vega] supo sufrir con ánimo imperturbable la pobreza desanima- dora». (Conde de Clieste, Discurso leído en la Acad.) La voz merece figurar en el Dice.

Desanivelar, a. Desnivelar, a. y ú. t. c. r. iSacar de nivel. Lo mismo los sustantivos desnivel, desnivelación.

Desaparecido, ra. Lidividuo que ha desaparecido de un lugar, ignorán- dose si e.stá vivo ó muerto. Muy usado en el foro chileno, y con razón, porque el Código Civil emplea la voz repetidas veces. En un solo artículo, el 81, figura cinco veces. A juicio nuestro, merece entrar en el Dice.

Desapartar, a. Dígase despartir: « Enti'en á despartir la pelea ó á ayudar á mi amo». «Don Fernando despartió al cuac^rillero y á Don Quijote». (Cer- vantes).

Desapego, dbspegamiento y des- pego, ni. Son iguales para el Dice: «falta de afición ó interés, alejamiento, desvío». Asimismo los verbos desape- gar y despegar en la acep. propia y en la fia:.

Desapegualar, n. Ya que el Dice. admitió nuestro pegual, fuerza es que admita también los dos verbos que de él se han formado: apegualar (que ya apuntamos en su lugar) y desapegualar, que son a<juí de tanto uso como el s. Este último v. significa-desatar ó qui- tar del pegual el lazo que en él se ha- bía puesto.

Desapercibido, da, adj. Grosero barbarismo, más que galicismo, merece llamarse el mal uso que se hace de este vocablo. «Pasó desapercibido el importante discurso de Fulano; lo cual no se puede decir, sino pasó inadver- tido, ignorado, no se fijó en él la atención del público, no se reparó en él. Des- apercibido vale desprevenido, mal preparado, desprovisto de lo necesario para hacer frente á alguna persona ó cosa». (Gram. de la Acad.)

Desapiadado, da, adj. Impío, in- humano. Es igual á despiadado, da. Asimismo los respectivos advs.

Desapiadarse, r. No apiadarse ó compadecerse. No lo admite el Dice; y muy bien hecho, porque no se necesita.

Desaplomar, a. y ú. m. c. r. Igual á desplomar: «hacer que una pared, un edificio n otra cosa, pierda la posición vertical». Además de esta acep., que es la 1.", tiene desplomar las siguientes: «r. Perder la posición vertical una cosa, especialmente un edificio. || Caerse una pared por pérdida de su posición ver- tical ó vicio de su cimiento. || fig. Caer á plomo una cosa de gran peso». Los sustantivos, que son desplome (acción ó efecto de desplomar ó desplomarse) y desplomo (desviación de la posición vertical en un edificio, una pared, etc.), son conformes con este último v. sola- mente.

Desaponzar, a. Sacar aun clérigo del aponzamiento. Véase Apon- zar.

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Desapretinar, a. Descoser ó des- unir un vestido de su pretina, en todo ó en parte. Merece figurar en el Dice. Véase Apretixak.

Desarchivar, a. Sacar ó retirar de un archivo papeles ó documentos. Ver- bo necesario, bien foriuadoy que cuen- ta con algún uso. Hace falta en el Dice.

Desarmonizar, n. Bien podría su- plirse con desfiitonar, en Literatura, Música, Pintura y demás bellas artes; pero, ya que existe el simple armonizar, y iono no es igual á armonía, conviene admitir también este compuesto. «Una iwta. desentona ea el cuadro: el panta- lón del rey... Esto no se podía evitar, pues no ha sido poco triunfo conseguir que no desarmonice más aún». (Pardo -Bazán, Impresiones de arte).

Desarrajado, da, adj.fig.y fam. Descerrajado, da: nde per\ersa vida y de conciencia dispuesta á todo lo ma- lo». Algunos lo confunden con des- barrajado.

Desarrajar, a. Es compuesto de des y de cerraja, cerradura ; por consi- guiente, descerrajar: «arrancar ó vio- lentar la cerradura de una puerta, cofre, escritorio, etc. |{ fig. y fam. Disparar las armas de fuego». Ade- más de estas dos aceps. se dan aquí al falso desarrajar estas otras dos: 1.» DesarrajaríOTwi'w//fl:sacarel jinete á carrera abierta el caballo, parándolo de firme y de rondón. Esta idea se ex- presa en castellano con el s. remesón: «carrera corta que el jinete hace dar al caballo, obligándolo á pararse cuan- do va con más violencia. Hácese regu- larmente por gallardía». Vé.ise DéS- nalgar. 2.» fig. Espetar: «Le desarrajó un par de estrofas». Por la 2." acep. que descerrajar tiene en castellano, se dice también en Chile desarrajar la yuilarra ú otro ins- trumento músico (romper á tocarlo). Dice, de Chil., t. II.

desarrajar el rosario (empezar á rezarlo en alta voz); metáforas de pésimo gusto, pero explicables en el pueblo. El M. Valdivielso, en el Sa- ffrario de Toledo, descerraja las gargan- tas, las lenguas, el pecho:

El que en el higo de fierezas tantas Los leones domó por el profeta. De:<ccrTa¡ar quisiera las gargantas

Y qne tragaran la dañada seta.

(IJbr. I).

Descerrajé las lenguas de los mudos

Y en alabanzas mías prorrumpieron.

(Lihr. III). Verás que de su pecho descerraja El oculto tesoro.

(Llbr. XVIII).

Aquí se explica y se puede aceptar la metáfora.

Desarrapado ó desharrapado, DA, adj. y ú. t. c. s. Así, de estas dos maneras lo escribe el Dice. Andrajoso, roto, lleno de &xv&^os..( Arrapo, es igual á harapo).

Desasfaltar, a. Deshacer un suelo asfaltado. Merece admitirse.

Desastar, a. y ü. t. c. r. Muy usado en Chile y bien formado; pero basta con el castizo descornar: «quitar, arrancar los cuernos á un animal. || fig. y fam. Descalabazarse» ó darse uno de calabazadas (calentarse la cabeza en averiguar una cosa, sin lograrlo). La conjugación es irregular, porque es compuesto de cuerno: descuerno, des- cuernas.— Hay en castellano desenas- tar, pero significa otra cosa: «quitar el asta ó mango á un arma ó á un hierro». Descogotcir significa tam- bién: «quitar ó cortar de raíz las astas al venado».

Desatendible, adj. No nos pa- rece atendible este vocablo, ni creemos que pueda concertarse su significado con el del v. atender, de donde se de- riva. Lo que es indigno de atención ó de atenderse será más bien inatendible,

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y desatendible; porque in sig-

nificu iieiíaciiHi, y ilfx deshace lo qne estaba hecho, y inal puede estar hecho lo que sólo expresa posibilidad, como son los adjs. en lile.

Desatornilladoi', m. Muy usado en Chile; pero el Dice, sólo admite á destornillador: «instrumento de hierro ú otra materia, que sirve para destor- nillar>.

Desatornillar, dkstornillar y DESENTORNILLAR, a. Triple forma de un solo y mismo v. «Deshacer las vueltas de un tornillo para sacarle ó aflojarle. || r. fig. üescoiicertarse obrando ó hablando sin juicio ni seso». Véase Destornillarse.

Desautorizacióx, f. Acción ó efec- to de desautorizar. Falta en el Dice.

Desaveniencia , f . Desavenencia.

Desbalijar, a. Desvalijar. Véanse éste y Balija.

Desbande, m. DíiiA&e desbandada, f.: acción ó efecto de desbandarse. A la desbandada, m. adv.: confusa- mente y sin orden; en dispersión. Xo se confunda con el modismo A la deshilada, con que se denota la marcha de alguna tropa, cuando van los sol- dados uno tras otro; fig., con disimulo.

Desbarrajado, da, adj. Véase Desarrajado, y en el Apéndice Abarrajado.

Desbarrancar, a. En sentido propio es para uosotros despenar desde un barranco. U. t. c. r. En sentido fig., hacer ceder á uno de un propósito ó intento en que se mantenía firme; pero en ninguno de los dos aparece en el Dice, que nos da á desabarrancar en sentido contrario: «sacar á uno de un barranco, barrizal ó pantano, ó de una dificultad ó mal negocio». En la 1.'' acep. desbarrancar es «de uso muy antiguo en América, como que lo usa Castellanos, JJisl. del N. R. de Grana-

da, II, p. 108, y está en los vocabu- larios de Bertonio, Ruiz de Montoya y Pebres». (Cuervo). Bien puede pues admitirse; pero para esto habría ((ue agregar á barranco ó barranca la acep. especial que tiene en América, porijue de ella se ha formado el v. Para el espa- ñol significan estos sustantivos: «(juie- bra profunda (|ue hacen en la tierra las coriientes de las aguas»; por con- siguiente, son sinónimos de hondonada, quebrada, cauce: para el americano significan el lado, orilla ó borde de esa misma quiebra ó quebrada profunda; y, por extensión, cualquier borde alto de tierra. Así se explica que hayamos formado el v. desbarrancar: precipitar, derrumbar ó despeñar desde lo alto de un barranco ó barranca. El español, qne tiene un concepto enteramente distinto del barranco ó barranca, no puede usar este v., sino el contrario embarrancarse: «atascarse en un ba- rranco ó atolladero. Ú. t. c. n.», y el contrario de éste, desabarrancar. Ija acep. que hemos llamado americana no lo es sino en cuanto ial uso moderno, porque antiguamente se usó también en España y de allá nos vino. Nada menos que el libro rey de las letras españolas, el Quijote, dice: «No hallé derrumbadero ni barranco de donde despeñar y despenar al amo». ¿Cómo se podría despeñar desde el barranco esiiañol.? Por eso, al citar este pasaje, agrega Cejador entre paréntesis, para explicar el barranco: <s ribazo alto sobre una quiebra, como hoy se entiende en América, y se halla en Garcilaso (Eiih 2): «Llegue á un barranco de muí/ gran altura», y Mariana (1. 6, If), hablando de las «barrancas muy id las», por entre las cuales corre «el Tajo acanaladoentre» ellas en Toledo)). (Dice, de Cerra n les).

Desbautizar, a. Quitar el nombre

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que se puso en el bautismo. Es v. usiido festivamente por Vélez de Gue- vara en su DiaMo cojuelo (tr. III): «Vive Dios que me le he de quitar yo [el don], porque me desbauihan y desdonan los que veo». En el mismo caso que dexbau/izftr esta aquidesdonnr, quitar el don; no es. por consiguiente, el ant. que el Dice, define: «quitar lo que se había dado ó donado».

Desborde, ni. .\unque tenemos en castellano muchos sustantivos por el corte de éste, para significar la acción ó efecto de desbordar ó des- boi'darse, el Dice, no nos presenta á desborde sino únicamente á desbor- damiento.—Vero téngase presente que desbordar, n. y r., sólo significa: usalir de los bordes, derramaree»; por eso no debe darse á desbordamiento la acep. fig. que los franceses dan á su débor- dement. Para ésta tenemos en castella- no desenfreno, disolución, licencia, li- bertinaje, derramamiento, inumbxción.

Desboronar, a. y r. Todavía se oye aíjiií, eutre el pueblo y algunas personas educadas, por desmoronar ó desbrujar. Asi se usó también en Es- paña, y por eso el Dice, lo trae como ant. [jos sustantivos desborono y desboronamiento no aparecen ni como anticuados y son en ca.stellano desmoronamiento. La etimología de estas voces es la partícula des y el s. morón, montecillo de tierra. La per- mutación de una labial por otra, rn por b, se explica por la fonética del idioma: almoronia por alboronia, boji- ¡¡anga por mojiijanga, luijlcones (dos veces en Salas Barbadillo, La Hija de Celestina ) por mojicones, Moni por Boni. de Bonifacio. Véase il.

Desboscar, a. Desembarazar ó limpiar un terreno lleno de bosque. Xo existe en castellano este v., sino únicamente desemboscarse: «salir del

bosque, espesura ó emboscada». Puede expresarse !a idea con desmontar (cor- tar el monte enteramente ó en parte) ó descuajar (arrancar de raíz ó de cuajo las plantas, matorrales ó malezas, para ];)oder cultivar la tierra).

Desbrotar, a. Muy usado enChile en vez del castizo despimpollar: «í|ui- tar á la vid los brotes viciosos ó exce- sivos, dejando á la planta la carga que buenamente pueda llevar». Desbar- billar, a.: «cortar las raíces que arrojan los troncos de las vides nuevas, para darles más vigor». Quitar las ramas iniitiies y las hojas secas esesccmwndar; quitar los pámpanos á las vides, para atajar el mucho vicio, es despampanar; esparcir ó apartar los vastagos de la vid ó de otra planta cuando están muy juntos, despamplonar; quitar en vera- no algunas hojas á la vid, para que los racimos reciban fácilmente la luz y acción del sol, desfollonar; quitar los pámpanos y ramas que nacen de nuevo en la vid, fuera de los sarmientos y viistagos principales, deslechugar ó deslechuguillar, que también significan: chapodar las puntas de los sarmientos que llevan fruto, cuando se acerca su madurez. Como provincialismo de Murcia aparece también en el Dice. desronar: «quitar á los árboles las ra- ra itas ruines, para que tomen más vi?or las otras». Véase Deshijar, 2." acep.

Desbrote, m. Acción ó efecto de desbrotar. Véase el anterior. Conjunto de pimpollos arrancados de la vid ])or inútiles ó excesivos.

Desbuchar ó deseíibuchar, a. Echar ó expelerlas aves lo que tienen en el buche, jj fig. y fam. Decir uno todo cuanto sabe y tenia callado». En estas dos aceps. coinciden am bos verbos .

DeSCABCLLIR-SE ó E.SCABrLLIKSE,

r. Ninguno de los dos es a.

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Descacarañado, da, adj. Por

parecer formado de rascara lo confun- den algunos con descascarado y lo aplican á las paredes ó muros desron- chados. Véanse Descascarar y Ca- carañado.

Descachar, a. Menos aceptable que desastar. Véase este último.

Descaderar, a. « Hacer á uno daño grave en las caderas. U. t. c. r.» Así lo define el Dice; pero más acertado habría sido: «dislocar una ó ambas caderas». En efecto, no sería propio decir que una persona estaba descade- rada si sólo tenía una herida grave, pero no dislocadura en las caderas. Véase Descuadrilar.

Descamador, m. Así llaman en las curtidurías ó tenerías chilenas al pelambrero español: «oficial que ape- lambra las pieles». Apelambrar ó ■}"'' lambrar es: «meter los cueros en pe- lambre ó en depósito de agua y cal viva para que pierdan el pelo». El chilenismo no tiene razón de ser, por- que ni se trata de escamas ni hay v. descamar sino escamar.

Descamisar, a. No existe en castellano sino el adj. descamisado. Tratándose de brevas, higos y otras frutas parecidas, dígase mondará pelar, que son los verbos propios para esa acción.

Descampar, n. ant. Escampar. Descampado, da, adj. Este lleva d. «Dícese del terreno ó paraje desemba- razado, descubierto, libre y limpio de tropiezos, malezas y espesuras. U. t. o. s. m.» No se hable pues del descam- pe, que han usado en Chile algano.s literatos de fuste.

Descanar, a. Entresacar las canas al que tiene pocas todavía. No es de mucho uso, pero está bien formado.

DiisCANSAR, n. En el juego de la brisca, cuando es entre cuatro, descar-

tarse uno de una carta de poco valor por cuanto el compañero lleva ganada la baza con otra carta muy superior; y también descartarse de alguna carta que está en peligro, aprovechando, asimismo, cuando el compañero va ganando la baza. Es acep. fig. muy usada en Chile y digna de admitirse. Descanso, m. Eufemismo ó modo suave y delicado de designar el Jugar común ó letrina. Más general se ha hecho en estos últimos años excusado. Véase en su lugar. Una de las divi- siones que se hacen para el juego del infernáculo ó reina mora (véase Lll- che), en la cual el jugador se detiene un poco á descansar. Pie alto de madera, generalmente de forma trian- gular y con un hoyo en el centro de la cara superioi', para (|ue descanse en él el cirial en las funciones de iglesia. Gsta acep. puede reducirse á la castiza que tiene descanso en el Dice: «asien- to sobre que se apoya, asegura ó afirma una cosa.» Utensilio de mesa en que descansan los cubiertos por una punta para que no manchen los manteles. Otros lo llaman portacubiertos. Pieza de metal donde descansa el eje de las ruedas en muchas máquinas. La acep. que el Dice, define: «me- seta en que terminan los tramos de una escalera», debe corregirse: «meseta rellano] en que termina cada tramo de una escalera». Así se usa la voz en todas partes y es lo que dice también el propio Dice, en el art. Tramo.

Descardar, a. Escardar ó escar- dillar: «entresacar y arrancar los car- dos y otras hierbas de los Fcmbrados cuando están las mieses tiernas y en hierba».

Descarmenar, a. Quítese la d, que es de los repulidos, y dígase escar- menar ó carmenar. Lo mismo en sus derivados escctrmerutdor ó carmenador.

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y carmenadura, líscarmenadura no hay.

Descarozado, m. y ú. m. en pl. Formado de (/ís y de carozo. Véase éste en el Apéndice. El descarozado es exactamente igual al descocado. Véivse mas abajo.

Descarriar, a. y ú. t. o. r. «Se acentúa descarrio, r/escarria,?, descarrie, y en consecuencia [¡ojo!] la /se separa de la vocal siguiente en toda la con- jugación. No debe imitarse la sinéresis que ofrece este ejemplo de Jovellanos:

¿Se lanzó acaso descarriado y cieg» En pos de alguno de su alteza indigno?».

Así Cuervo en su Dice. Dígase pues descarriado, descarriar, descarrié, etc.

Descascarar, a. «Quitar la casca- ra. II r. f]g. Levantarse ó caerse la super- ficie ó cascara de algunas cosas>. Según se ve por estas aceps. que le reconoce el Dice, podría usarse este v. tratán- dose de paredes ó muros, como se hace en Chile, en Méjico y quizás en otras partes; pero hay en castellano otro v. más propio para esto, que es desconchar: «quitar á una pared ó muro parte de su enlucido ó revestimiento. U. t. c. r.» Este es el que usan los buenos escri- tores.

Descascaro, m. Xo aparece en el Dice. Aqní suele usai-se por-acción ó efecto de desconcharse una pared ó muro. El Dice, nos da á desconchado, va., que no es exactamente lo mismo, sino «parte en que una pared ó muro ha perdido su enlucido ó revestimien- to!.

Descatolizar, a. Quitar la fe ca- tólica á una persona ó sociedad de personas. Bastante usado y bien for- mado, debe ya el Dice, recibirlo en sus columnas. Como prueba de que se usa también en España, vaya este pasaje de Cortejen: «Luego no puede enor-

gullecerse [el adj. humanilario'] de haber traído la necesidad para suplir deficiencias del idioma, aun admitien- do que éste se descatoUzara y perdiese el carácter sobrenatural que ostentan no pocos de sus vocablos». (Arte de componer, c. VI). Véase Descristia- nizar.

Descendencia, f. Falta en el Dice, la acep. de-conjunto ó número de descendientes.

Descepador, ra, adj. Que descepa. Máquina descepadora. Ú. t. c. s. f. para nombrar esta misma máquina. m. Peón ó jornalero que trabaja en descepar. Todo esto hace falta en el Dice.

Descepar, a. «Arrancar de raíz los árboles ó plantas que tienen cepa». Así el Dice. Más exacto sería: arran- car las cepas de los árboles; porque muchas veces sucede, como en Chile, que se cortan los árboles hasta el suelo, quedando únicamente las cepas: arran- carlas para beneficiarlas de alguna manera y dejar e.'ípedito el terreno para el cultivo, se llama aquí descepar. Por eso se dice bien: Descejmr un po- trero dehesa); y como dijo Cejador:* Desmañados podadores des- ceparon las más briosas de sus ra- mas». (Criterio del casticismo). Mal puede desceparse lo que no tiene cepa, sino apenas cejmUón.

Dbscinchar, a. Quitar ó soltar las cinchas á una caballería. Deshinchar : quitar la hinchazón.

Desclavar, a. «Arrancar ó quitar los clavos. II Quitar ó desprender una cosa del clavo ó clavos con que está asegurada. || Desenga.star las piedras preciosas de la guarnición del metal en que estiin como clavadas». Desen- clavar tiene todas estas aceps. y ade- más est<» otra fig.: «Sacar á uno con violencia del sitio en que está».

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Descocado, m. Ú. m. en pl. Poca gracia k-s hará á los españoles este vocablo en el sentido en que nosotros lo usamos, porque entre ellos es adj. y se aplica á la persona que muestra demasiada libertad y desen%'oltura. Orejón, que también se usa más en pL, es el «trozo delgado de melocotón, mondado y limpio del hueso, secado á la sombra». Nuestro deSCOCadO no sólo es trozo sino el melocotón ó du- razno entero, y, [lor lo general, secado al sol. Conforme á la índole del idio- ma, podríamos valemos de ¡os partici- pios f/f-sos«í7o y ífe7«/fs«</o (pues ambos verbos existen) y con cualquiera de ellos bautizar á nuestros descoca- dos, que, á decir verdad y, según su etimología (sin coco ó hueso) no están tan mal nombrados. Véanse Desca- rozado y Huesillo.

Descocer, a. Digerir la comida. No se confunda con escocer (percibir una sensación muy desagradable, pare- cida á la quemadura; fig., sentir en el ánimo una impresión desagradable), ni menos con descoser (soltar, cortar, desprender las puntadas de las cos;vs que estaban cosidas). Los dos primeros se conjugan descuezo y escuezo; el se- gundo, descoso.

Descolora a ó descolorir, a. y ú. t. c. r. Quitar ó amortiguar el color.

Descochollado, da, adj. Vul- garismo chileno. Andrajoso, roto, que lleva roto ó destrozado el vestido. Es formado de la paiiicula castellana des y del araucano cochofun, remendar. La // intercalada en los verbos suele ser negativa, y fun es la terminación ver- bal. Descochollado, formado pues del araucano, pero con la partícula y ter- minación castellanas, significa «no re- mendados.

De.-coger, a. Es de lo más castizo por «desplegar, extender ó soltar lo que

está plegado, arrollado ó recogido)'. En lo antiguo se usó también por escoger (tomar ó elegir una ó más cosas entre otras); pero ahora está anticuado en esta acep. Los repulidos de nuestro pue- blo lo usan todavía.

DescogOtar, a. Ant. y reempla- zado por acogotar en estas dos aceps. : «matar con herida ó golpe dado en el cogote; fam., derribar ó vencer á una persona, sujetándola por el cogote ó de otro modo».

Descomedido, da, adj. Descome- DiDAJDENTE, adv. de m. Véase Come- dirse en el cuerpo de la obra y en el Apéndice.

Descomponer, a. y ú. t. c. r. Tra- tándose de cuerjjos animales, lo usamos aquí por dislocar y dislocarse, descon- certar ó desconcerkirse. Asimismo el s. descompostura por dislocadura ó dis- tocación, desconcertadura ó desconcierto, luxación. Véase Componer, 2." acep.

Descomulgar, a. Usado en lo antiguo por e.rcouudi/ar, merece ya la nota de anticuado, que todavía el Dice, no le ha puesto.

Desconcepto, m. Descrédito. Sólo se lia admitido el v. deseo nceptufir. a. y li t. c. r. (Desacreditar), pero el s.

Desconchabar, a. De la l ." acep. del simple conchahar-. «unir, juntar, asociar», se ha formado este v., que usamos, como en Méjico, en el mismo significado de descomponer. Véase más atrás.

Desconforme ó disconforme, adj. Desconformidad ó disconformi- dad, f.

Descongelar, a. y ú. t. c. r. No apa- rece en el Dice, pero está bien formado y lo usó el Maestro Valdivielso:

Y con amor paterno los conorta . üe su t«mor descongelando el hielo

{Santuario de Toledo, 1. XX).

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Los que tengan escrúpulo de usarlo pueden quedarse con los tres siguien- tes: Deshelar, a. y ú. t. c. r. Liquidar lo que está helado. Conjúgase como el simple helar. Desuerar, n. : deshacerse ó derretirse la nieve. Conjúgase como el simple nei'ar. Descuajar: liquidar, descoagular, desunir las partes de uu liquido que estaban condensadas ó cuajadas. Ú. t. c. r.

De.>consideraciÓn, f. Falta de con- sideración, de advertencia ó de a)nsejo. Es la falta que comete el desconside- rado. Merece admitirse, como lo está inconsideración.

Descoxtincacióx ó discontinüa- cióx, f. Descoxtinuar ó discox-

TISUAR, a.

DESCOXTixro, NTA, adj. Xo con- tinuo.— DiscoxTixro, XüA: apartado ó no continuado. En Matemáticas, no continuo.

Descoxtrapesar, a. Xo aparece en el Dice, y en Chile es de uso corrien- te, tanto como pesar y contrapesar, y no podría reemplazarse siempre con des- equilibrar, con el cual no guarda com- pleta sinonimia, como contrapeso tam- poco la tiene entera con equilibrio. Descontrapesar es hacer que un peso ó carga pierda su centro de gravedad; ó que, de dos cosas que pesan igual mente, por ej., los tercios de una carga, una prepondere sobre la otra. Imposible sería en Chile sustituir este v. en el lenguaje corriente con desequilibrar; y, como, por otra parte, tiene fcrma tan castiza, mejor es admitirlo en el Dice.

Descorazado, ui. y ú. m. en pl. Metátesis por descarozado, ó sin carozo. Véase Descarozado.

Descdtak ó escotar, a. Descote ó escote, m.

Descozor, m. Escozor.

Descremadora, f. Utensilio ó apa-

rato para descremar. Más conforme con el castellano sería desnatadora, aunque tampoco está en el Dice.

Descremar, a. Desnatar-. quitar la nata crema] á la leche ó á otros líquidos. Arrequesonarse: torcerse la leche, separándose el suero de la parte más crasa. A pesar de estos dos sinó- nimos, conviene admitir el moderno descremar, que expresa mejor la idea.

Descristianizar, a. Quitar á uno la fe cristiana, las creencias ó costum- bres cristianas; quitar á una cosa la forma cristiana. «Espero firmemente que, aunque hablen en francés [las mujeres], seguirán hablando en cris- tiano. En manera alguna lasaplaudo en lo de adulterar el castellano idioma... ; pero sobre todo encarecimiento las alabo en su empeño de no desrristiani- zarleí). (D. Cándido Xocedal, Discurso de contestación en la Ac^id. d otro de D. Vicente Barrantes). Es v. usado en todas partes y digno de admitirse, como tantos otros en izar. Descristianar, que trae el Dice, sólo significa: «quitar el crisma; fig. y fam., dar á uno un gran golpe en la cabeza»; que son también las dos primeras aceps. de descrismar. Véanse Descatolizar é Izar (Ver- bos ex).

Descuabrilar, a. y ú. t. c. r. Así en Chile, porque el v. está formado de cuadril; pero el Dice, sólo admite des- cuadrillarse, y a. sino r. únicamen- te: «derrengarse la bestia por el cua- dril». Pedimos que se admita también la forma desnuidrilar como ra;ís con- forme con la etimología y usada por cuatro millones de personas, y que se le reconozca la voz activa, porque las bestias (mejor decir los animales, en general) no sólo se descuadrilan ellos sino que también los descuadrilan. Como cuadril es también sinónimo de cadera, suelen en Chile confundir á

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descuadrilar con descadei'ar; pero, tra- tándose de personas, aplican el primero á los hombres y el segundo á las mu- jeres.

Descuajeringarse, r. Nada tie- ne (jue ver con ¡fringa: se deriva de cwijo y es dfíícwijurintjarsP: « relajarse las partes del cuerpo por efecto de can- sancio. U. sólo hiperbólicamente». No lo usan pues bien los que hablan de

muebles descuajaringados. Desgomar ^ a. y r., y desgoznarse signi- fican figuradamente desencajar, des- quiciar, y podrían reemplazar á descua- jaringarse, tratándose en general de cuerpos animales. La definición que da el Tiicc.'Ádesgoznarse: "desgobernarse" (afectar inovimientos de miembros des- concertados; como en bailes y mudan- zas) no está conforme con el uso que hizo de él el Pinciano:

De^gvzna^e al enfermo toda pieza, Por falta de virtud que á toda excede; Las cuerdas todas que los miembros atan De suyo se relajan y desatan.

(El Pelayo, 1. VI).

Descubrir, Véase Cubrir, lilt. acep. Damos al compuesto la acep. contraria, esto es: Kesponer pública- mente el Santísimo Sacramento á la adoración de los fieles» ; que es la 3.* que el Dice, da á manifestar. Es digna de aceptarse y se usa más en la forma neu- tra del V.: Ya descubrieron; que en la activa: Van á descubrir el Santísimo. Véase Exponer. r. Falta en el Dice, esta otra acep., contraria también á la respectiva de cubrir y usada en todas partes: «quitarse el sombrero, la gorra, etc.» Mejor mil veces admitirla, antes que usar á desgorrarse, que está tan campante en su lugar: «quitarse la go- rra, el sombrero ó la montera»; ó antes que resucitar el ant. des/orarse, usado todavía en las Canarias: "descubrir la

cabeza, quitarse el sombrero, montera ó gorra".

Descuerar, a. Es el desollar ó despellejar castellano. (Desollar anima- les, sacando la piel entera, lo expresa el Dice, con el v. mejicano copinar, a,.)— fig. Murmurar de uno, desacreditarlo, desollarlo ó desollarlo vivo, corlarle de vestir, roerle los zancajos. El v. está formado de des y de cjtero, sin deshacer el diptongo, á semejanza de amueblar, desamueblar, engruesar, ahuecar, en- huerar, en/iuerar. Imitando á otro compuesto de euei'o, encorar, pudo ha- ber sido descorar; pero ni en esta ni en aquella forma aparece en el Dice, ni se le necesita para nada, aunque lo ha- yan usado autores como Galdós. (Miau, XXII).

Descuernar, a. Descornar.

Descuidar, a. y n. Descuido, m. Véase Cuidar.

Deschavetarse, r. Usado en Chile y en otras partes de América, pero masen el part. descltavetado, da. Corresponde á la fr. castiza perder uno la chaveta, fig. y fam.: perder el juicio, volverse loco; y mejor á destor- nillarse, fig.: desconcertarse obrando ó hablando sin juicio ni seso, y destor- niUado, da, fig.: inconsiderado, preci- pitado, sin seso.

Descliepicar, a. si nuestra clié- pica es Va. grama castellana, la misma corrección hay que hacer en el v. Dí- gase pues desgramar, a.: arrancar ó quitar la grama.

Desde, prep. Tres vicios de lenguaje han hecho contraer á esta prep. los escritores que no estudian bien el idio- ma: uno general, pues se ve en España y en todas partes; y otro, peculiar de América. El primero es ponerla antes de las locuciones latinas ccb aeterno, ab initit, que les viene como á un santo Cristo un par de pistolas. La prep. la-

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tina ah ya sicjnifica desde; por coiisi- írniente, no hay para que repetirla, y es lástima que se deslizara en algunos clásicos. El segundo vicio es usar desde que, que en castellano sólo indica tiempo, en el sentido causal de i/a que, ¡lUfslo que, pues que, pues, eunndo, comoquiera que, wui vez que. Desde que til no me cumples lo prometido, yo tampoco te doy lo que te ofrecí». Es alireviacióu del complemento des- de el momento que, que usan

algunos, afrancesadamente (des le mo- ment que), por uiui vez que y demás locuciones apuntadas. El tercero es dar á desde que el significado de luei/o qiif. iisi que, apenas, en con gerundio. Desde que Dios Iwhla, es necesario creer. Aquí significa tiempo, pero con cierto dejo consecuencial que asemeja la loe. á la 2.' que analizamos. Por esto es inaceptable en castellano, y por lo que dice el P. Mir: «El defecto con- siste en dar tiempo presente á desde que, pues su propia acepción le pide pasado». Tanto como eso, nó: desde que, significando tiemf)0 solamente, puede juntarse, sin dificultad ni repug- nancia alguna, con el presente: DeMe que comienzn la misa, es necesario oírla con atención; Desde que llego á mi casa, me pongo á estudiar. El defecto de la fr. galicana es el dejo consecuencial que deja traslucir y que es inconciliable con el significado castellano. Por eso la proposición Desde que Dios habla, es necesario creer, puede tomarse en dos sentidos: francés el nno: Puesto que es, Dios quien habla, hemos de creer; y castellano el otro: Apenas, ó una vez que Dios habla, ó en hablando Dios, hemos de creer.

Desdecir. Conjiiga.se en todo como el simple decir: desdigo, desdije, des- diré, desdiría, desdiciendo, desdicho; menos en la primera forma del imps-

Dicc. de Chil. t. II.

rativo, que es desdice, no desdi. Desdientar, a. Desdentar.- quitar ó sacar los dientes. Conjúgase desdien- to, desdiente, etc. Pait. desdentado, da,

desdieutado.

Desdoroso, sa, adj. iüuy usado en Chile; pero no aparece en el Dice. Los autores españoles prefieren á desdoran- te: «Ya no es desdorante el manual trabajo». (Ferrer del Río, disc. acadé- mico. Lo mismo en el prólogo que escribió para la edición académica de La .Araucana de Ercilla). D. Ramón Menéndez Pidal, en su discurso de in- greso en la Academia, usó desdoroso; así también en Colombia, según Cuer- vo. El vocablo es expresivo y bien for- mado y merece ser admitido en el Dice.

Desdorosamente, adv. m. De ma- nera desdorosa. Digno de admitirse, como el anterior.

Desebar, a. Desensebar: «quitar el sebo; fig., quitar el sabor de la gro- sura que se acaba de comer, tomando aceitunas, fruta ú otra cosa semejante». Tnmbiéndesbuíhar y desainar: «quitar el saín á un animal, ó la crasitud y substancia á una cosa. Ú. t. c. r.» Descebar: "quitar el cebo á las armas de fuego".

Desecar, a. y ü. t. c. r. «Secar, extraer la humedad». Xo debe confun- dirse con disecar: «dividir en partes el cadáver de un animal para el examen de su estructura ó de un vicio que haya contraído viviendo. || Preparar los ani- males muertos, para conservarlos con apariencia de vivos». La ciencia que trata deesto ultimóse llama tcuidermia. Desecar tiene por sustantivos cognados á desecación y desecamiento; y disecar, á disecación y disección.

Desembarazar, n. No le da el Dice, la acep. de dar á luz, pcrrir, desembar- car, fig. y fam., y ant. alumbrar, sino las generales de «quitar el impe-

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dimento que se opone á una cosa; de- jarla libre y expedita; evacuar, des- ocupar» . Con estas aceps. y con el pudor natural, que impide llamar ciertas cosas por sus nombres, se explica el uso de este V. en muchas partes. En Chile es general; y ¿como iió, cuando nuestro clásico Padre Ovalle lo dejó estampado en su obra (1. VIII, c. XIII)? «Lla- maron á un Padre para que confesase ii una española, que, puesta en el ar- tículo de la muerte por un hijo que tenía en el vientre, ya muerto de tres días, pedía misericordia... Llegó el Pa- dre, y. . . al punto que la enferma se puso al cuello la reliquia [de San Ignacio], se desembarazó de la criatura muerta». Bien puede aquí alegarse que el v. está usado en su acep. general y que sólo por el complemento de la criatura y por el contexto se aplica á nuestro caso. Así es la verdad; pero así son también muchas de las aceps. figuradas que tienen las voces en todos los idiomas. Agregúese á esto que el s. embarazo y el adj. embarazada tienen la acep. co- rrelativa. ¿Que cosa más justa, enton- ces, que darla también á sus compues- tos desembarazar, desembarazada y desembarazo? Esperemos la nueva edi- ción del Dice.

Desembarco y desembarque, m. El primero se refiere á personas, y el segundo á cosas (géneros, provisiones); lo mismo que sus simples embarro y embarque.

Desejipacaese, r. Véase Empacar- se.

Desempajar, a. Despajar.- apar- tar la paja del grano.

Desemparvar, a. Eecoger la parva, formando montón. No debe confun- dirse con desparvar, a.: deshacer la parva, esparciendo los haces, ya pai'a trillarlos, ya para que se sequen.

Desempastar, a. Si hay empastar

(encuadernar en pasta los libros), es natural que Laya también el v. con- trario, tan bien formado y que no carece de uso. Descuadernar y des- encuadernar no lo reemplazan exacta- mente, porque éstos en sentido estricto re refieren á la costura de los pliegos, y desempastar á las pastas ó cubiertas. Admítasele pues sin vacilar.

Desempastelar, a. Empastelar es en Imprenta: «mezclar ó barajar las letras de un molde de modo que no formen sentido». Nosotros le damos principalüíente la acep. de revolver y confundir los tipos de una imprenta de suerte que no se pueda trabajar con ellos hasta que se desempastelen, es decir, hasta que vuelvan á colocarse ordenadamente en sus cajasy cajetines. Las dos aceps. contrarias á las de em- pastelar debe recibir pues el v. nuevo desempastelar que ofrecemos al Dice.

Desempedrar, a. Conjúgase desem- piedro, etc., como compuesto que es de piedra, y desempedró. El Pin- ciano, en su poema El Pelayo (de 1 G05) emplea dos veces el v. despedrar, que no aparece en el Dice:

Desde el áspero risco que (ícspicdra Arroja al enemigo espesa piedra.

(Libr. XV). El príncipe andaluz prende y despiedra Y arroja canto al rey.

(Libr. vX).

Despedregar, a., significa: «limpiar de piedras la tierra».

Desempertigar, a. Entre labra- dores, quitar del pértigo la yunta que tiraba de él. Tan usado en Chile como el simple empertigar. No les conocemos en castellano otros equivalentes que emjanrhar y desenganchar, que el Dice. aplica á las caballerías del tiro. Uncir y .Itsuncir, y los anticuados desunir y desyuncir se refieren al yugo y al pértigo, como los nuestros. Ojalá sean admitidos.

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Desempozar, a. Sacar lo que está empozado. Falta eu el Dice.

Como á Josef el cielo desempoza, Aunque empozarle la malicia intenta. (Valdivielso, Sagrario de Toledo, 1. XIII).

Desencrespar, a. Deshacer lo ri- zado ó encrespado. Hace falta en el Dice, aunque exista su sinónimo des- rizar. El Maestro José de Valdivielso, hablando del Cancerbero, dice:

Mas. desencrespa el erizado cerro, Mirando de loa dos las señas ciertas.

{Sagrario de Toledo, 1. VI).

Desenchuecar, a. Desemorrar (enderezar lo que está encorvado ó torcido); demlahear (quitar el alabeo á una pieza de madera); y en general, enderezar., destorcer. Véanse ChuecO

y Enchuecar.

Desenfardar ó desexfardelar, a. Abrir y desatar los fardos.

Desengañado, da, adj. «Despre- ciable y malo», es lo único que como adj. significa en castellano; sin embar- go, no nos disgusta el significado fam. de-feo ó poco hermoso, que aquí y en otras naciones se le da. Son, éstos, eufe- mismos necesarios, como que son e,KÍ- gidos por la delicadeza de la sociedad.

Desengarce, m. Hace falta en el Dice, en el cual debe figurar con el significado de-acción ó efecto de de.s- engarzar, como engarce lo es de engar- zar. Como autoridad, valga la de D. S. Estébanez Calderón: «Ella por refre- narle y él por desasirse, resultó al fin cierto desengarce del pie izquierdo». (D. Ojiando ó unas elecciones).

Desengomar ó DESOOM A R, a. Quitar la goma á los tejidos, especialmente á los de seda, para que tomen mejor el tinte.

Desengoznar, desgoznar ó des- <iONZAU,a. Quitar ó arrancar los goznes.

Desengraso, m. Aunque existe el V. desengrasar, que en su última acep. significa (lo mismo que desensebar, fig.) «quitar el sabor de la grosura que se acaba de comer, tomando aceitunas, fruta ú otra cosa semejante», el s. no aparece, ni creemos que se haya usado en castellano. Nosotros solemos usarlo ])0V pos/re, va., sobremesa ó sobrecomida, f . : «fruta, dulce y otras cosas que se sir- ven al fin de las comidas ó banquetes».

Desenmalezar, a. Arrancar la maleza de un terreno. Basta con escar- dar ó escardillar (entresacar y arrancar los cardos y otras hierbas de los sembra- dos cuando están las mieses tiernas y en hievhA); desgerbar y mejoT desherbar (quitar ó arrancar las hierbas); des- brozar ó desembrozar ((juitar la bro- za, desembarazar, limpiar), descuajar (arrancar de raíz ó de cuajo las plantas, matorrales ó malezas, para poder cul- tivar la tierra), desmalar (descuajar las matas) y los genéricos (fcrt/'/Y«V/rt/-, desmontar, limpiar y mondar.

Desenroscar, a. y ú. t. c. r. Quitar á una cosa la forma de i'osca; deshacer una serpiente la rosca ó anillos que había formado. Es v. admitido en varios diccionarios, pero en el académico. Está bien formado y tiene en su favor autoridades chisicas. Pedro Sánchez de Viana, en el 1. XV de las Metamorfosis de Ovidio, hablando del dios Esculapio, que en Epidauro era adorado en figura de serpiente, dice:

Desenroscóse el dios, y le notaron Que sale de la nave.

Desenterez.1, f. Pérdida de la en- tereza virginal. Lo usa Fr. Diego de Vega, autor clásico de principios del siglo XVII, y es digno de acep- tarse.

Desentería ó desenterla, f. Disenteria,

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l)ií.iE.vviUDAR, 11. Salir del estado de viudez. Falta en el Dice.

ÜESENYUGAE, a. Existiendo como existe, el simple etiijugar, («uncir y poner el yugo á los bueyes ó muías de la labranza» ó animales caballares) se hace necesario este compuesto. Los que no quieran usarlo tendrán que conten- tarse con /lesinirir ó los anticuados

desy uncir y desunir.

Desequilibrado, da, adj. y ú. m. c. s. m. Que padece desequilibrio en las facultades mentales. Modernamen- te se le viene dando esta acep., á la verdad digna de aceptarse. «No hago comentarios, lector pío y justiciero: hazlos tú, si gustas y eres de esos ya citados linces que se pasan la vida aquilatando cerebros y corazones, para distinguir entre cuerdos, imbéciles y dpsequüibrados». (Pavean, El reo (kF.) Si no se admite, hay en castellano: (Usjuh'icuío, da, (falto de juicio), des- lorniUado, da, (inconsiderado, precipi- tado, sin seso), alocado, da, (que tiene cosas de loco, ó parece loco), desjuicia- do, da, (falto de juicio), y antigua- mente desmeollado, da, (sin juicio, sin seso); tarambana, com. fam. y ú. t. c. adj. (persona alocada, de poco asiento y juicio), cabeza de cJwrlifo (persona de poco juicio).

Desequilibrar, a. y ú. t. c. r., y Desequilibrio, m. Si se admite á desequilibrado, habría que admitir también las respectivas aceps. figuradas de estos dos vocablos.

Desertar, a., n. y r. Las princi- pales gramáticas, inclusa la de la Aca- demia, lo dan como regular: deserto, desertas; pero Cuervo, reconociendo que éste es el uso corriente, agrega que «no faltan ejemplos de las formas dip- tongadas»; y cita uno de Scio y otro de Bretón: desiertan. Así lo hemos hallado también nosotros en Amat. Su

analogía con desierto es !a (jue ha cau- sado esta cjafusión; pero es evidente que no se ha formado de esta voz, sino del francés déserter, y ambas del latín desertum. Con estos datos queda en claro la conjugación regular.

Desescudar, a. y ú. t. c. r. Bien puede admitirse como contrario de escudar en las tres aceps. que éste tie- ne. Valga la autoridad del Pinciano, quien, hablando de Ferrante, que con su escudo defiende á Alfonso, agrega:

Al tiempo que el varán íc tlcKencmla Del fiel amparo y la defensa fuerte Por dar á su caudillo presta ayuda... {El Pelayo, 1. XIX).

Desesperada la), loe. adv. Hace falta en el Dice. He aquí algunas autoridades en su favor: «Obligarlos á (pie obstinados se defiendan y peleen á la desesperada y>. (Seío, II Reg., XXVII, nota). «Huyendo á la deses- perada, anduvo durante una hora sin saber por dónde ni conocer á nadie». (Pereda, Sotileza, XIX. Y otras dos ve- ces más en La Puchera). "Lástima que tan poderosas fuerzas se hayan empe- ñado en luchar A la desesperada contra la religión». (P. García Blanco). Ad- mítela también Caballero en su Dice, de Modismos. Ensebio Blasco, en sus Cuentos nuevos (La absolución), trae el s. f. desesp)erada, que tampoco está en el Dice: «La muerte de mamá con- cluyó con todo. Vino la desesperada, la venta de los primores de la juven- tud, la vida airada, el lujo y la melan- colía, que no se declara».

Desespero, m. Desesperación. No es de nnicho uso, y eso entre gente poco culta. Así también en Álava y en Aragón.

Desflg'Uro, m. Dcsfíyuración, desjiíjuramiento.

Desfogar, a. y ú. t. c. r. (Jonjúgase desfogo, desfogue, etc., aunque por su

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etimología timie rulai^ión con fuer/o. El s. verbal es también desfof/ue.

Desgana, f., ó desgano, m. Inape- tencia, falta de gana de comer. || Fig. Falta de aplicación; tedio, disgusto ó repugnancia á una cosa.

Desgarrar, a. y ú. t. c. n. Mala- mente se usa aquí por desflemar, esputar, i/ari/f/Jear, expectorar, cuando en caste- llano sólo significa «rasgar», y como r. y fig.: «apartarse, separarse, huir uno de la compañía de otro». No debe olvidarse que os compuesto do garra.

Desgarro, m. Como el anterior, se usa también malamente en Chile por rtema, esputo, expectoración, gargajo. Kn castellano significa: «rotura, rom- pimiento. II fig. Arrojo, desvergüenza, descaro. || Afectación de valentía, fan- farronada».

Desgraciadamente, adv. m. «Sue- len los galicistas usar el adv. deagra- ciaílainente con los aditamentos para mí, para ti, para ellos, para todos, etc.,

en frases como éstas: Sucniió, des- graciadamente para mí, lo que voy (i cnntitr; Lo escribid, desgra- ciadamente para é\,sinsospecliar I-I infiiiiudio: Eiifenmiron muchos,

desgraciadamente para todos,

de cólera. Giro francés, impropio del romance, es el de los advs. en mente acompañados de régimen. Los franceses dicen, muy según el genio de su len- gua, mal/ieureusement pour moi; en castellano eíjuivale ;l por malos de mis pecad-js, por mi mal, por mi desyracia, por desdicha mía, pior mi infeUcidid, mala swirte mía, ¡qué desgracia: ¡in- feliz de mi! ¡desgraciado i/o! etc. Estas fórmulas suplen con ventaja el desgar- iiailo adv. y su más desgraciado ré- Lrimon. Aquí seria bueno advertir que igual acliaqilc padecen los advs. feliz- mente para ó por mí, segu- ramente para ó por mí,

afortunadamente para ti ó por

ti, y otros cualesquiera que traen arrastrando régimen: no conoce el ro- mance tal forma de colitas» (P. .Juan Mir, Pront. deHisp.y Barb.j; excepto, agregaremos nosotros, cuando ese ré- gimen es propio del adj. de que está formado el adv.: El hijo obró indepen- dientemente de su padre y diversamente de lo que había convenido.

Desgraciarse, r. Tiene en Chile estas cuatro aceps.: suicidarse; cometer asesinato ó inferir heridas graves; acri- minarse; zurrarse uno (principalmente los niños) cuando está vestido, ó los enfermos en la cama. Las aceps. cas- tizas son todas muy distintas, y las chilenas, como se ve, llevan envuelta la idea de desgracia. La verdadera conjugación del v. es me desgracio, te desgracias, etc.

Desgranar, a. y ú. t. c. r. «Sacar el grano de una cosa. || r. Echarse á perder ó desgastarse el oído ó el gi-ano en las armas de fuego». No tiene en el Dice, la acep. fig. que aquí se le dii de -disgregar ó desagregar, desbandarse; sin embargo, la hallamos en el Pin- ciano, en el 1. VI de su Pelago:

El tullido Aianxuza con la resta Do su cuadrilla, más feroz se arriedra Do esliera que ihsgrane la algarada, Y hacer su injuria con rigor vengada.

La iinica diferencia es que aquí el v. está usado como n., uso que se aviene más con la forma poética. Tampoco da el Dice, la acep. fig. al s.' desgrane: «Comenzó la época de desgarra- miento de los partidos, de la forma- ción, por división y por desgrane, de nuevos grupos», escribió \\n autor

chileno. (Ese desgarramiento es

para el Dice, desgarro ó desgarrón. El r. desgarrarse puede también suplir la acep. del v., si no se quiere seguir el

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uso del Pinciano y de Chile, pues sig- nifica: a apartarse, separarse, huir uno de la compañía de otro»). Fig. y fam., vcnloseai; n. y r.

Desgreño, m. No aparece en el Dice. Despeluzamiento. Véase Olias- ca. En ningún caso podría decirse el desgreño de los muebles, como lo escribió un novelista chileno, por des- aseo, maUratamiento ó maltrato.

Desguañangado, da, adj. Des- arreglado y roto en el vestir; á veces desarrapado ó desharrapado, despilfa- rrado, andrajoso. Algunos pronuncian desguayangado. Bien pudiera ser ésta la ortografía de esta voz, deriván- dola de desguaij: «pedazo sobrante de una tela, piel, chajja metálica, etc.; cualquier pedazo ó desperdicio de telas ó de piel». Desí/uay daría desguayado, y éste, esforzado á la araucana, dcsgua- i/aiii/íido.

Desguatar, a. Véase Desmon- dongar.

Deshacer, a. Conjúgase en todo como el simple hacer. Mal dice, por tanto, Sbarbi en imperativo:

Deshácelo, y sus hebras una á una Pur el ojo las pasas fácilmente.

Deshecho, cha, part. do deshacer. Deshecha, f.: disimulo con que se pre- tende ocultar una cosa ó desvanecer una sospecha; salida precisa de un ca- mino, sitio ó paraje. Hacer íino la des- hecha, fr. fig.: disimular.

Deshecho, m., está admitido como provincialismo de Colombia y definido con la 5.* acep. de deshecha: «salida precisa de un camino, sitio ó paraje». En Chile también se usa, pero en este sentido, sino como sinónimo de atajo: «senda ó paraje por donde se abreviad camino». Prueba Cuervo que este vocablo no debe escribirse con h, porque no se deriva del part. deshecho,

sino del v. desechar: lo que hace el que camina por un desliedlo es desechar el camino real ó trillado para echar por el atajo. No se confunda esta palabra con desecho, residuo ó cosa desechada.

Deshermaxable, adj. Aplícase al hermano que falta á la unión fraternal. Hace falta en el Dice.

Deshijar, a. Usámoslo en Chile por desahijar, a.: «apartar en el gana- do las crías de las madres». También hay en castellano otros verbos pareci- dos, como: desiecerrar (destetar los becerros ó separarlos de sus madres), descabritar (destetar los cabritos), des- corderar (apartar los corderos de las madres, para que no mamen más) y los genéricos destetar, desmamar y despe- char. Desmadrado, da, adj., (díccse del animal abandonado por la madre). Véase Huérfaxo. Orejano, na, (dícese del becerro que está sin madre y sin hierro ó marca; adj. y ú. t. c. s.) Otra acep. que malamente le damos es la de desmamonar ó deschuponar: «quitar los mamones á las vides y á otras plantas y árboles». Mamón ó cJmpón es: «vastago que arrojan los árboles en el tronco ó en medio de las ramas principales, y que les chupa el jugo y estorba el fruto, no llevándolo él por lo regular". (Véase Desbro- tar). En esta acep. aplicamos nuestro chilenismo principalmente á la planta del maíz, por los // ¡jos, hij uelos ó retoños que suele echar; y, aunque no estaría mal aplicado, ya que su contrario ahi- jar significa: "echar la planta retoños ó hijuelos", lo propio es adoptar los ver- bos especiales que ya posee el caste- llano. Sinónimos de dichos verbos son : destallar, a. (quitar los tallos inútiles y viciosos á los árboles, etc.) y, tratándose de la vid, despleguetear, a. (quitar los pleguetes á los sarmientos para que el fruto abunde. Pleguete ó tijereta es:

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«cada uno de los zarcillos que por pares nacen ;i trechos eu los sarmientos de las vides»).

Deshilachar ó desfilachan, a. Sacar hilachas de una tela. U. t. c. r.

Deshipotecar, a. Quitar, alzar ó suspender á una finca la hipoteca. Tiene algún uso en Chile, pero no está admitido en el Dice,

Deshoja, f. La famosa deshoja de Pereda, que tiene capítulo aparte en El sabor de la lierrur.a, no aparece en el Dice, que sólo nos da á deshojadura. ¡Dura cosa de creer!

Deshojar, a. y ú. t. c. r. «Despojar de las hojas una planta ó una flor». Ni flor ni planta es la panoja ó mazor- ca del maíz y de otras plantas, y, sin embargo, se deshoja; lo que quiere de- cir que hay que alargar la definición. Desojar, a.: quebrar ó romper el ojo de un instrumento. || r. fig. Mirar con mucho ahinco para ver ó hallar una cosa.

Deshora, f. Á deshora ó desho- ras. ¡Cuidado con agregarle el com- plemento de la noclie, como se hace en Chile! Así como no puede decirse á destiempo de la noclie, tem- prano del día, tarde de la no- ch.e, tampoco puede usarse á des- hora de la noche.

Desuorxar ó desenhornar, a. Sacar del horno una cosa que se liabía introducido en él para cocerla.

Deshuesar ó desosar, a. Quitar los huesos á un animal ó á la fruta. El segundo se conjuga también como el \)\-\m&vo: deshueso, deshuese, deshuesa; puro en los demás tiempos: desosoba, desosé, desosaré, etc.

Deshchedecer, a. y ú. t. c. r. De- secar, quitar la humedad. Esto signifi- ca en castellano, y ní-entibiar, que- brantar, como lo usan en algunas provincias del Sur. Agua deshu-

medecida, como dicen por allá, es pues un disparate tan grande con-o el solecismo (pie usan cu Santiago lla- mando agua quitado el hielo al agua quebrantadu, tibia ó entibiada. Deshumillar, a. y r. Sacar ó salir de la humillación ó de una situación humillante. No figura en el Dice, pero lo usa el célebre Pinciano, en el 1. X IV de El Pelaijo:

Dicho, levanta el cano la lüdilla Humilde que inclinara al alto hispano, Y luego que se eleva y ih'shuinilh, Prende al varón y guía de la mano.

Deshumorado, da, adj. Mal

humorado ó malhumorado, (pie ha perdido el buen humor.

Desierto, ta, adj. En el Apéndice agrególe el Dice, esta acep.: «aplícase á la subasta, concurso ó certamen en que nadie toma parte». Debieron agregarse los nombres causa, elección tema y otros semejantes. «Esto signi- fica esa pregunta como li causa desierta», dice el P. Alonso de Cabrera. (Consid. I, miérc. después del dom. IV de cuaresma).

Desigente, adj. Exigente. Vicio comiin á todos los repulidos del pueblo en España y América.

¡Siete añ09 de relaciones, Y ya quies que nos casemos! No me seas desigente. Que estas cosas requien tiempo.

(Cantar pop. tspañol) .

Desilusión, f. No lo ha admitido todavía el Dice, por ser un simple emigrado de las Gíalias. Aunque en castellano hay ilusión y la partícula des es de las más castizas, sin embargo, los clásicos y buenos escritores no aceptaron la desilusión, sino que la expresaron con las voces desencanto y desengaño y con una multitud de fra- ses de que se enorgullece el idioma.

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Entre los modernos va ganando mucho terreno la desilusión, lo que no consideramos tan <írave como el uso del V. desilusionar. «Para conso- larme de las desilusiones, contra- riedades j desengaños que acababa de sufrir..., estaba resuelto á casarme». (Valbuena, Paral/olas, La Ultrapatia- ■im). Así también el Vocabulario de Luis Marty Caballero.

Desilusionar, a. y ú. t. c. r. No es castizo, y, aunque lo hayan usado autores tan buenos como Pereda, no merece recomendarse. «No la desi- lusionaba pizca la realidad que se iba descubriendo». (La Monlálvez, X). cEl V. desilusionar, dice el P. Mir, pertenece de todo en todo al Dice, francés, puesto que el simple ilusio- nar nunca ha sido castellano. No le faltan al romance verbos como desen- gañar, ilustrar, esclarecer, advertir, enseñar, desenmascarar, escarmentar, desvanecer, desimaijinar, desmentir, desencantar, desapasionar, etc., á pro- pósito para exprimir el concepto de desilusionar, amén de las frases sin número que ayudarán al mismo intento" ( Pront. de Hisp. y Barh.)

Desimanar ó desimantar, a. y ú. t. c. r. Hacer perder la imantación á un imán. La misma doble forma tiene también el s.: desimanación y desimantación.

Desimponer, a. Falta en el Dice. Es término de Imprenta que significa lo contrario de imponer ó deshacer la imposición, que es: «composición de cuadrados que separa las planas entre sí, para que, impresas, aparezcan con las márgenes correspondientes».

Desimpresióx, f. Acto de quitar ó hacer cesar una impresión. «Idea viví- sima en ellos y de casi imposible des- impresión-n, escribía al Rey de España el Gobernador de Honduras eu 1." de

Julio de 1798; palabras que repite como suyas el informante Orbaneja. Es voz que debe admitirse.

Desijipresionar, a. y ú. t. c. r. «Desengañar, sacar á uno del error eu que estaba». Es la definición del Dice, que, como se ve, no guarda exacta re- lación con la del simple impresionar, como no la guardan engaño y error con impresión. Alguna vez podrá el v. desimpresionar ser sinónimo de desen- gañar en cuanto al efecto, porque la persona desengañada, en razón de estarlo, cesa en la impresión que tenía, se desimpresiona; pero esto no quiere decir que ambos verbos sean realmente sinónimos. He aquí un pasaje de Martí- nez de la Rosa, que talvez ha sido causa de la mala definición: «Esperaba con ansia el momento de hablarle á usted, '^^xz.desimpresionarle de las malas ideas que le hayan imbuido contra mí». (Lo que puede un empleo. I, 9.^).

Desinfeccionar, a. Desinfectar, desinflcionar. Fumigar expresa una manera especial de desinfectar. Desa- pestar es «desinfectar á una persona ó cosa contaminada de la peste».

Desinfectador, ra, m. y f. Perso- na que desinfecta. Es usado y debe admitirse, como lo cstii fumigador, ra.

Desinfectorio, m. Establecimien- to destinado á desinfectar, ya sea ejecutando la operación en él, ya pro/ porcionando empleados y medios paya hacerla donde se necesite. Es voz que hace falta en el Dice.

Desinfestar, a. No está en el Dice, aunque parece bien formado del simple infestar. Véase Desinfeccio- nar.

Desinflajución, f. Acción ó efec- to de desinflamar ó desinflamarse. Falta en el Dice.

Desintelig'encia, f. Desacuerdo; desavenencia. No está admitido ni hay

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necesidad de él. Véase Entente.

Desinteresarse, r. Perder el in- terés que se tenía en un asunto. Es muy usado por los modeinos y está bien for- mado; por consiguiente, puede admi- tirse sin pérdida ninguna para el caste- llano. No es exactamenteel désiníéres- scr francés, que es a. y significa: elimi- nar á uno de algo que le interesaba, indemnizándole el perjuicio.

Desinteria, f. Disenteria.

Desistencia ó desistimiento.

Desitiah, a. Levantar ó quitar el sitio puesto á una plaza ó fortaleza. No figura en el Dice; pero lo usa el Maestro Valdivielso en el 1. XXII de su Sagrario de Toledo:

Mira que. confiadamente sitia Por lo que al Moro oyó tu patria fuerte, Al fuego y hielo cíe Etiopia y Scitia, Casi en loa flacos brazos de la muerte: Cómo desanimado le tlesitia. Y que al Obispo de León advierte, Llamado Cebrian, San Isidoro, Que vencerá si no ihsiiia al Moro.

( Dessiliar, escribe el autor, porque es compuesto de des y de sitiar; y es lástima que los gramáticos modernos hayan renunciado á la doble s en casos como éste, en que realmente se hace nece.saria). Admite el Dice, el v. des- cercar, que en su 2.'' acep. significa: «levantar, ó liacer levantar, de grado ó por fuerza, el sitio puesto á una plaza ó fortaleza»; jjero más claro y propio es des i fiar, como que se compo- ne de sitiar, que en esta acep. es más usado y conocido que cercar. El P. llir en su Rebusco aboga también por la admisión de desitiar.

DE.S.IUAXETAR, a. Quitar ó dismi- nuir el juanete. Nunca lo hemos oído en Chile ni está en el Dice.; pei"o úsalo con mucha gracia Tirso de Molina e:i La huerta de Juan Fernániez (1, 3."):

Dice, de Chil., t. II,

¡Oh pie digno de un chapín!... Tan igual, tan ampollado, Tan tierno, con tanto aliño. Tan melindroso, tan niño, Y, en fin, tan desjuanetado!

Desladrillaródesenladrillar, a. Sépase que también h^y \ . desem- laldosar, a. : quitar ó arrancar del suelo las haldoxifs ó los mal llamados ladri- llos de composición, y í/psp^/omí-, a.: deshacer el enlosado, levantando las losas.

Deslayado, da, adj. fig. Descarado. Asi el Dice; pero téngase presente que esta definición es para el adj. fig. y para el participio de deslavar (limpiar y lavar una cosa muy por encima sin aclararla bien; desubstanciar, quitar fuerza, color y vigor). Otra foima de este mismo v., con igual significado, es deslavazar. Por consiguiente, está bien usado deslavado ó deslavazado cuando se aplica á persona ó al estilo ó lenguaje en el significado de-sin graciaSni subs- tancia, descolorido, desabrido ó desabo- rido.

Deslindar. Para el Dice, es a. sola- mente enUa acep. recta y en la fig.; para nosotros es n. y rara vez a. en la primera; en la segunda lo usamos siem- pre como a. Mi finca deslinda con la de Pedro (linda ó alinda); Vamos á deslindar responsabilidades. Véanse Colindar, Delimitar y Colin- dante.

Desmalezar, a. Véase Desen- malezar. No ha faltado quién al primero acep. fig. «Desmalezados de nuestro actual régimen judicial los pretextos.... » Dígase desarraigados, descartados, removidos, alejados, etc., según el sentido particular en que se hable.

Desmalrador, m. El que arran- ca ó corta el muslo de los animales. Véase el siguiente.

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Desmalrar, a. Formado de des y malro, corrupción de maulo (tronco de lii cola de los ctiadnipedos). Basta con los cazuzos derrabar, a.: «cortar, arrancar, quitar la cola á un animal», y descolar, a.: «quitar ó cortar la cola». Dnsrabolfir ó rabotear, a., es: '(cortar el rabo ó cola á las crías de las ovejas».

DBSJL\r,LAR, a. Deshacer, cortarlas mallas. Df-icnmallar, a.: a\ica.v de la malla el pescado.

Desmanchar, a. Quitar ó lim- piar las manchas de las ropas. No aparece en los buenos diccionarios, ni siquiera en la definición de quitaman- chas ó sacamanr/uts, com., («persona que tiene por oficio quitar las manchas de las ropas»), que era el lugar donde debería usarse si por olvido se hubiera omitido en el propio. Los poetas cas- tellanos anteriores al siíjlo XV usaron un desmancliar, pero muy distinto de nuestro neologismo, pues significa- ba: ffdesraangar, quitar el mango, quebrar, desbaratar, deshacer», del antiguo francés dpsmamjier, hacer al- gún daño, modernamente démancher, quitar el mango á algún instrumento. Por el uso que tiene en España y .'Vmérica el nuevo dcsmanclmr, y por su buena formación, estimamos que estil ya maduro ]iara el Dice.

Desmanche, m. Acción ó efecto de quitar las manchas de las ropas. Dígase limpia, limpiadura ó limpieza. Las lavanderas chilenas llaman desmanche el hipoclorito de cal inqiuro ó cloruro de cal, porque le cmiilean para despercudir ó desman- char la ropa.

DksmaiiaSíar ó desenmahaSar, a.

Dksiiaurido, da, adj. Desfallecido, mustio, triste y sin fuerzas. Desmi- rriada ó esmirriado, da: flaco, exte- nuado, consumido y melancólico.

Desmembrar, a. Como compuesto que es de miembro, conjúgase des- miembro, desmiembras. Así lo enseñan todas las gramáticas castellanas y lo practican los buenos escritores. Si en

uno ó dos se halla desmembro, debe atribuírec á yerro de imprenta ó á cabeceo homérico.

Desmentido, m. Mienten y re- mienten contra el castellano los que, engañados por el démenti francés, cpiieren variar el género de nuestros nombres. En español se dice: desmen- tida, f. (acción de desmentir) ó mentía, va. (voz injuriosa y denigrativa con que se desmiente á una persona). Dar un mentís. «Poniendo mano il la espa- da, sustentó aquellaf/f-swf/í/íV/rt». (Cer- vantes, PersUes, I. III, c. IX). En algunos casos puede expresarse también la idea con tapaboca, fig. y fam.: «ra- ziin, dicho ó acción con que á uno se le corta y suspende la conversación, obligándole á que calle, especialmente cuando se le convence de ser falso lo que dice».

Desmiga.iar, a. y ú. t. c. r. Hacer migajas una cosa, dividirla y desme- nuzarla en partes pequeñas. Desmi- gar, a.: desmigajar ó deshacer el pan para hacer migas. Migar, a.: desme- nuzar ó partir el pan en pedazos muy pequeños para hacer migas ú otra cosa semejante. || Echar estos pedazosen un líquido. Migar la leche. En esta acep. es sinónimo de sopar, sopear ó ensopar, a.: hacer sopa con el pan, empapándole en vino ú otro licor.

Desmochar ó mochar, a. Quitar, cortar, arrancar ó desgajar la parte superior de una cosa, dejándola mocha.

Desmondongar, a. Aunque lo usó Bello en su traducción de El Or- lando:

Y todo aquel »|iie osiulo se me opongii. Sepa que este puñal lo desmondonga;

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II;

no se ba popularizado ui lo ha admi- tido el Dice. Basta con despansunar, a. faiu. y ú. t. c. r. (romper á uno la panza), cksbarri</ar, a. fain. (romper ó abrir el vientre) y destripar (quitar ó sacar las tripas).

Desmoxetizacióx, f. Acción ó efecto de desmonetizar. Hace falta en el Dice.

Desmonetizar, a. «Abolir el em- pleo de un metal para la acuñación de moneda». Así el Dice, en su Apéndice. Comoel papel-moneda ó billetes tienen el valor de la moneda y hay casos en que se les quita ó suspende ese valor, se dice también de ellos que bc desmo- netlznn; por consiguiente, debe refor- mai-se cueste sentido la definición del V.

DESMORALIZAR, a. y ú. t. c. r. iiCurrosuper las costumbres con malos ejemplos ó doctrinas perniciosas». Es- to y nada más siguificii en castellano, conforme á su etimología y al uso de los buenos autores; y, aunque liarcía Icazl)aiceta lo defienda en la acep. de- desconccrtarse, perder la fuerza moral, la confianza en propio, la fe en el Ijuen éxito, no es posible extender tanto su siguificado. Por eso, hablando de una tropa, en la cual se ha introdu- cido el desaliento por la creencia de que será vencida, y que por efecto de esto quebranta la disciiilina y se desordena, no debe decirse que se desmorali- za, sino sencillamente quc.se desorf/a- niza, se dcsordi-iui , se indixrijilírta ó .sr insubordina. Decir que se desmo- raliza es faltar á la propiedad de los términos y confundir el efecto con la causa. Después de la desorganización, indisciplina ó insubordinación que puede venir la desmoralización, por cuanto, llegados ya á ese estado los individuos, pueden entregarse á la inmoralidad. Sólo por tratarse de mi- litares, cuyo lenguaje suele ser más

fuerte y áspero, se explica el uso de este V. para este caso, pues la tenden- cia moderna es al eufemismo y á lo riguroso ó mal sonante.

DesmueladO, da, adj. Desmola- do, da: que no tiene muelas.

Desnacionalizar, a. y ü. m. c.

r. Xo estando admitido el simple nacionalizar, menos lo estará el compuesto. Basta con desnaluralizar, a. y ú. t. c. r.: privar á uno del derecho de naturaleza y patria. Antiguamente

se usó desnaturar.

Desnalgada, f. Acción ó efecto de desnalgar un caballo. Véase el siguiente.

Desnalgar, a. Por su etimología debería significar dislocar ó sacar de su lugar las nalgas; pero nunca lo hemos oído en esta acep. sino en la de-lanzar el jinete una caballería á escape y detenerla súbitamente. Sin duda se ha formado este v. porque el caballo se ve, en esta acción, con las nalgas como dislocadas, ó porque pueden fácilmente dislocársele, pues alza los cuartos delanteros y carga todo el cuerpo en los traseros, resbalándose las patas por algún espacio. Es ejercicio peligroso y de suma destreza, que se hace en terreno resbaladizo. El caballo que hace estas pruebas y otras parecidas se dice ser de mucha obra, y es muy estimado y valioso. Véanse Desa- rrajar, Rematar y Tirar.

i )K.sor ASIGNAR, a. El Dice, admite solamente el part. desoatsioiuido, y este ant. El y. aparece en este pasaje de Tir.<o:

Para dcfocasionaros, Serafina, del aprieto,... No hallo mejor remedio Que ausentarme de Jlilán. {Del enemigo el primer consejo, f, II).

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Desolar, a. y r. Conjúgase desuelo, desuelas, etc.

Desollar, a. y ú. t. c. r. Conjúga- se desuello, desuellas, etc.

Desorejado, da, part. de desorejar, cortar las orejas. Como adj. fig. y fam. vale «prostituido, infame, abyecto. Aplícase principalmente á ciertas ma- las mujeres y ú. t. c. s.» Como part. equivale á nuestro pilón, na (véase eii su lugar); pero nunca á desasado, da, adj. (que tiene rotas ó quitadas las asas), como aquí se le usa. Jarro ó canaslo desorejado, olla ó canasta desorejada, sou en castellano todos ellos desasados, porque lo que les falta son las asas y orejas, que nunca han tenido ni tienen. Suele usarse también en este mismo sentido el v. desorejar, a. y r., pero poco.

Desortljadura, f. Acción ó efecto de desorlijarse. Véase el siguiente.

Desortijarse, r. Dislocársele á una caballería el nudillo ó artejo de las patas ti'aseras. Así se usa en Chile, derivándolo, sin duda, del adj. desor- tijado, da, (relajado, dislocado), que el Dice, admite como término de Veteri- naria. Admite también el v. desortijar, pero sólo a. y propio de la Agricultura : «dar los hortelanos con el escardillo la primera labor á las plantas, después de nacidas ó trasplantadas». «Desen- sortijado, da, adj.: aplícase al hueso que está fuera de su lugar»; es otra voz del Dice, que tiene relación con nuestro chilenismo.

Despacio, adv. de ra. y de t. Dos errores cometemos con esta voz: 1." Darle como adv. un significado que no tiene, haciéndolo sinónimo de bajo, paso, quedo, en voz baja, cuando lo que significa es, como adv. de t.: «por tiempo dilatado». Hablar despacio significa pues hablar lentamente, con calma, proimnciando Ijien las palabras,

y hablar quedo ó en voz baja, ó bajar la voz, como aquí lo usamos. 2.° Usarla como s., lo cual nunca ha sido en castellano. Recuérdese que no es una sola voz sino dos: de espacio, lo mismo que acerca, aprisa, aparte, sobremanera, sobretodo. Si algunas de éstas han pasado á ser sustantivos, es en otro sentido enteramente distinto. Dígase pues Obrar despacio ó de espa- cio, pero con despacio, porque espacio por solo significa: "transcur- so de tiempo, tardanza, lentitud". "Comenzó á rezar maitines con muclio espacio, como él lo acostumbraba". (Sigüenza, Orón., 1. IV, c. XXII J. Sólo en El siglo de oro de Valbuena leemos: "De éstos, como mejor puedo, ensartando á mi despacio gran número en un hilo..., suelo enguirnal- dar mi caperuza"'. (Églog. IV). Len- guaje que en esta parte no debe imi- tarse, aunque haya en castellano locuciones parecidas, como á mis an- chas, á las claras, á sus solas. Cuervo no considera seguro este pasaje de Valbuena é insinúa que puede haber en él errata de imprenta. Parece claro que debe ser á mi espacio, como en este pasaje do la Crónica manuscrita del Gran Capitán, escrita á mediados del siglo XVI y publicada solamente en 1908: "Iba de la mar mal dispues- ta [la mujer del Gran Capitán] y se quería ir de su espacio y tomar tierra hasta que se sintiese mejor". ( L. XI, c. VII). Cuervo trae una cita de Cer- vantes, otra de Lope, dos de Moratín, una de Martínez de la Rosa y tres de Fernán Caballero, en que despacio está usado como s., pero advirtiendo que nunca la Academia ha aprobado este uso. Despacio despacito) por las piedras: fr. fig. que vale para nos- otros obrar ó proceder con cuidado, como uno que tenga que andar sobre

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las piedras; eu castellano ¡despacio: ó ¡despacito: ínterj. que sirve para pre- venir á uno que se modere en lo que va bablando, ó en lo que va á hacer con audacia, con viveza demasiada, ó fuera de razón.

Despacioso, sa, adj., y des- paciosamente, adv. de m. ¿Qué raro es que nuestros delegantes de los campos y de las ciudades esfuercen estos vocablos con una d inicial falsa, cuando Hartzenbusch, el sesudo y estudiosísimo Hartzenbusch, el que se llamaba estudiante de por vida, el que había leído más de cincuenta veces el Quijote, incurrió también eu el mismo error? Así, á lo menos, aparece en el t. V de las Memorias de ta Academia, p. 41; á no ser que sea yerro de im- ¡iivuta, de esos que suelen poner de su cuenta y riesgo los cajistas y los co- rrectores de pruebas. Hablando de D. Antonio Ferrer del Río, dicen las citadas Memorias: "De cuerpo fué alto, grueso, moreno, redondo de cara, buenos ojos, fisonomía y voz varonil, cabello negro, que ya le blanqueaba algo y faltaba en gran parte; despa- cioso para todo lo que no era escriijir, lento en el paso". El Vocaliulario de Correas, gran muestrario del lenguaje popular de España eu el siglo XVI, emplea á despacioSO tres veces, y una ;i espacioso. Sin embargo, esta última forma es la única correcta y conforme con la etimología espacio, que tiene las accps. relativas á lugar y ;i tiempo. Por eso espacioso es: "an- cho, dilatado, vasto; y lento, pausado, flemático".

Dksi'achero, ra, m. y f. Dueño de uno ó más despachos, en la acep. de "tienda ó parte del establecimiento donde se venden determinados efec- tos".— Persona que vende en un des- pacho. En ambas aceps. es de uso

corriente en Chile y creemos que debe admitirse. Bodegonero, ra, que pudiera reemplazarlo, es más bajo y sólo tiene relación con el iodegón.

Despacho, m. «Tienda ó parte del establecimiento donde se venden de- terminados efectos», dice el Dice, sin explicar cuáles son esos efectos. El despacho chileno tiene algo de la aba- cería española (puesto ó tienda donde se venden comestibles), de la especería ó especiería (tienda en que se venden drogas ó especias; y especia es: «cual- quiera de las drogas con que se sazonan los manjares y guisados; como son clavos, pimienta, azafrán, etc. || Ciertos postres de la comida, que se servían antiguamente para beber vino, y se tomaban como ahora el café»), de la lonja, tienda ó almacén de ultramari- nos, (géneros ó comestibles traído.-; de la otra parte del mar, y más particu- larmente de América y Asia), y hasta de ciertas tiendas especiales, como velería, jabonería, quesería, y aun mer- ceria, quincallería. Como la población en Chile no es tan densa, mucho menos en los campos, las tiendas, almacenes ó lonjas (nombres bastante genéricos en español) no pueden limitarse á una ó dos mercaderías, sino que tienen que abarcar las que más necesita el lugar ó población á que están destinados. Por eso el despacho tiene por lo general toda clase de comestibles (menos car- ne) y otros objetos de uso doméstico. Cuando tiene algunas telas ó géneros, se le califica de atiendado, como si la voz tienda no fuera bien genérica. Si la mercadería es bien escogida y abundante, y más espacioso y elegante el local, sube á la categoría de almacén, siendo que esta voz también es genérica en castellano. Cuando en él se venden licores, se llama despacho de licores, por huir del nombre de taberna, que está

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desacreditado. Bodegón, que entre nosotros es un despacho ordinario y pobre, va cayendo en desuso; asimismo la antigua esquina y la recora. Véanse Caramancliel, Oliin- chel y Cliingana.

Despachukrar, a. fam. «Aplastar una cosa despedazándola con fuerza. II fig. y fam. Desconcertar ó embro- llar uno lo que va hablando, por su mala explicación. || fig. y fam. Dejar á uno cortado sin tener qué replicar». En esta última acep., que talvez es la única usada en Chile, lo confunden muchos con despatarrarse ó espata- rrarse (que pronuncian despatu- rrarse) en la fr. Dejarle á uno quedar, ó quedarse uno) despatarrado: «dejarle quedar ó quedarse) extre- madamente admirado ó confundido». Hacer uno la despatarrada es: «afectar una enfermedad, dolor ó ac- cidente tendiéndose en el suelo. Despatarrarse ó espatarrarse úgmfíCA: «abrirse excesivamente de piernas; caerse al suelo abierto de piernas».

Despaletar, a. Dígase despaldar, despaldillar, ó despaletillar, a. y r.: «desconcertar ó romper la espaldilla á un animal». El último significa tam- bién: «magullará golpes las espaldas». Aunque paleta y pcdetilla son sinóni- mos en la acep. de omoplato, el v. no se formó del primero sino del segundo y de espalda y espaldilla.

Despanzurro, m. fig. Despro- pósito, disparate grosero, patochada. En el Dice, sólo aparece el v. despan- zurrar, a. fam. y ii. t. c. r.: romper á uno la panza.

Desparecer, n. y ú. t. c. r. Igual á desaparecer, según ei Dice. «La pri- mera forma es la más común en el lenguaje ordinario», dice Cuervo; y, en realidad, asi se halla en la prosa de los clásiccs. De Chile loodemos decir que la

forma desparecer no se usa sino en verso. Desparpajo, m. No significa des- caro, desvergüenza, como lo usan al- gunos, sino "suma facilidad y desem- barazo en hablar, y también en las acciones". Menos aún significa desor- den, desbarajuste.

Desparrajio, m. Acción ó efecto de desparramar en la acep. de «echar por el suelo una cosa, extendiéndola por muchas partes». Usadísimo en Chile, y así también en Cuba, según Pichar- do; y, como está bien formado y es necesario, creemos que debe admitirse. Desparramamiento, que aceptan algunos Dices., el de la Academia, y desparramaáura, que tiene as- pecto de vulgarismo, no pueden compe- tiren hermosura ni en facilidad de pro- nunciación con nuestro desparramo. También solemos usarlo figuradamen- te como sinónimo de desorden, desba- rajuste, desconcierto, desbaratamiento.

Despatillar, a. Significa en cas- tellano: «cortar en los maderos los rebajos necesarios para que puedan entrar en las muescas»; y lo que se oye en Chile: arrancar una ó más patillas á una planta. Véase Pati- lla. Para esta idea hay en el idioma desquejar, a. (formar esquejes de los retoños ó hijuelos que se desgajan del tronco de las plantas, para que pren- dan por trasplante) y descor/ollar (qui- tar los cogollos; bien entendido que cofjollo es «cada uno de los renuevos que arrojan los árboles»).

Despastar, a. Quitar el .'pasto ó hierbas. Véanse -Desenmalezar y Desmalezar.

Despaturrarse. 'Véase Despa- churrarse.

DESí-AVESADZiiAS,§f. pl. Si despa- vesar es igual, á despabilar ó espabilar en la acep. de «quitar la pavesa ó la parte ya quemada del pábilo ó mecha

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á la luz artificial», desparesaderas ha de equivaler también á despabiladeras ó espabiladeras: «tijeras con que se despabila». Arabos nombres se usan en Chile, y, aunque despavesaderas no figura en el Dice., es tan castizo como su sinónimo, según lo prueba el P. Mir en su Rebusco.

Despavorir, n. y r. Llenarse de pavor. Sólo se usa en las formas en que entra la letra í. El adj. despavo- rido se usa también sin !a primera d: espavorido.

Despechar, a. y r. Dislocar ó des- concertar los encuentros á una caba- llería; de lo cual resulta que se manca ó queda abierta de pechos y con un andar irregular. Es v. muy usado por nuestros hombres de campo. Como los enmenfros son «puntas de las espaldi- llas que por delante se unen al cuello», parece que este chilenismo equivale á los verbos castizos despaldar, despal- dillar y despaletillar que citamos en Despaletar.

DespecllO, m. Aunque hay en castellano el v. despechar, sinónimo de destetar, no sucede lo mismo con los sustantivos. Dígase pues destete, m. (acción ó efecto de destetar ó destetar- se) y déjese á despecho para las aceps. de «malquerencia nacida en el ánimo por desengaños sufridos en la conse- cución de nuestros deseos ó en los era- peños de nuestra vanidad. || Desespe- ración».

Despedida, f. Acción ó efecto de despedir á uno ó despedirse. Esto solo dice el Dice: debió haber agregado: en ciertas poesías y cantos populares, estrofa ó copla que contiene la despe- dida que el poeta ó cantor dan al reti- rarse ó al cesar en su poesía ó canto. Así se usa también en España. Véase Cogollo. Otra forma que suele dar- se (nó en Chile sino en Cataluña) á

despedida en su 1.' acep., ó despedi- miento, es despido. Usóla Tirso de Molina (La Santa Juana, III, 16''.), pero como voz lacayuna, pues la puso en boca de un lacayo, y ya se sabe cómo paran el castellano en este autor los tales personajes.

Luis. Vete, villano cobarde,

Que desde aqíii' te despido.

LiLLO. Ya llegó el despido tarde, Que yo solo me despido.

Despelucar, a. y r. Verbo pési- mamente formado, pues nada tiene que ver con peluca. Usanlo algunos por despeluzar ó despeluznar, espeluzar ó espeluznar, a. y r. (descomponer ó en- marañar el cabello), despeinar, a. y r. (deshacer el peinado, descomponer el cabello), desmelenar, a. y r. (descom- pouer y desordenar el cabello), desca- bellar, a. y r. (despeinar, desgreñar), des/jreñar, a. y r. (descomponer, des- ordenar los cabellos) y despelotar, a. (desgreñar, enmarañar y descomponer el pelo).

Despenar, a. «Sacar á uno de pe- na. II fig. y fam. Matar». Esto enseña el Dice. En Chile, familiarmente y por ironía, despenar es desesperanzar ó desesperar, a. y r.: quitar la esperanza, quedarse sin ella; desahuciar: quitará uno toda esperanza de conseguir lo que desea. ¡A cuántos novios y aspirantes á empleos se les despena de esta ma- nera! Es acep. muy propia del caste- llano y del buen humor chileno.

Despensaria,f. Despenseria: oficio ú ocupación de despensero. Algunas veces se confunde en Chile con el dispensario. Véase en su lugar.

Despeo, m. Despeamiento, in., y despeadura, f . : acción ó efecto de des- pearse, que significa: maltratarse los pies el hombre ó el animal, por haber caminado mucho.

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Despepitar, a. Quitar el hueso á las frutas (jue lo tienen. En castellano se dice deshuesar ó desosar. Téngase presente, para la formación de este falso V., que pejdla no es el hueso ó cuesco de cualquier fruta, sino la si- miente pequeña, plana y larga de al- gunas, como del melón, pera, sandía, manzana. Despepitarse, única forma castiza, significa: «hablar ó gritar con vehemencia. || fig. Arrojar sin conside- ración, hablando ú obrando descome- didamente». Es compuesto de pepita en la acep. de-tumorcillo que se les forma á las gallinas en la lengua y no las deja cacarear.

Despercudir, a. «Limpiar ó lavar lo que está percudidos, es lo que sig- nifica en castellano; para entender lo cual téngase presente que el último Dice, agregó á percudir la acep. de «penetrar la suciedad en alguna cosa». Aquí se usa despercudir más c. fig. y r., y más aún en el participio despercudi- do, da, en el significado de despejarse, avivarse, despabilarse. ¡Qué niño tan despercudido: significa: ¡qué niño tan despejado, tan listo, avisado, despierto, despabilado! La metáfora está bien aplicada y bien puede aceptarse.

Desperezarse, ó esperezarse, r. Desperezo ó esperezo, m.

Desperfeccionar, a. y r. Sólo está admitido el s. desperfecto: «leve deterioro; falta que desvirtúa algún tanto el valor ó utilidad de las cosas ó deslustra su buena apariencia>. El v. podría suplirse con deteriorar, menos- cabar, deslustrar, afear, mancillar, ami- norar, empequeñecer, menguar ó amen- guar, truncar, echar á perder, etc. «¿Puede él [el autor] tomar á Don Quijote en las manos sin que se des- perfeccione la figura más rara, delicada, original y graciosa que nunca ha imaginado ingenio humano?» (J.

Montalvo, Capitulas que se le olvidaron á Cervantes, pról., c. IV J.

Despernancar, a. y ú. t. c. r.

Dígase despernar, a.: «cortar ó estro- pear las piernas». Como compuesto que es de pierna, conjúgase irregularmente: despierno, despiernas. También se usa malamente por esparrancarse: abrirse de piernas, separarlas. Véanse Descua- DRiLAR y Despachurrarse. Despiarse, r., despiado, da,

adj. part. Despearse, despeado. Véase

Despeo.

Despido, m. Véase Despedida.

Despilarar, a. Quitar los postes ó pilares de mineral que se han dejado en una mina abandonada, para bene- ficiare! metal que encierran. Por errata, sin duda, el Dice, de la Academia y el de Zerolo adulteran la forma de este v., diciendo despilar («derribar los pi- lares de una mina») y calificado por ambos de americanismo. La voz pilar, que está manifestando á las claras su etimología, y el derivado despilaramien- to, que agrega Zerolo, patentizan el error.

Despilfarrado, da, adj. y part. de despilfarrar. No significa ralo, desper- digado, como han creído algunos chi- lenos, sino desharrapado, roto, andra- joso; pródigo, derrochador. Despil- farrador, ra, adj. y ú. t. c. s. Que despilfarra. Fué admitido en el último Dice.

Despilonar, a. Del chilenismo pilón, na. Más usado en la forma simple pilonar. Véase esta voz y dí- gase en castellano desorejar: cortar las orejas.

Despintar, n. En la Mineralogía chilena, degenerar un mineral de la ley ó de la calidad que presentaba, desva- necer ó no corresponder á la expectativa que se tenía. Es compuesto del castizo pintar, que fig. y fam. significa: «em-

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pezar A, mostrarse la calidad buena ó mala de una cosa>, como formado ijue e; de ¡linta, que en su acep. ííí;. es tseñal ó muestra exterior por donde se conoce la calidad buena ó mala de per- sonas ó cosas». También la acep. chi- lena de este v. puede reducirse á nna de las geneíales que le reconoce el Dice. : la fig. de «desdecir, degenerar. Froilán no (¡espinla de su casta». Otra acep., pero fara., que damos á despintar, es: apartar, retirar, quitar, tratándose de la vista, de los ojos, de las miradas. El hijo no le deí^pinló los ojos á su inailte todo el tiempo que estuvo con ella; es decir, no apartó de ella los ojos, no cesó un instante de mirarla. No nos disgus- ta, como fig. y fam., esta acep., aunque no esté en el Dice; pero probable- mente se halla en los antiguos autores castellanos, porque tiene buen sabor y el sello de aquellos tiempos. En ge- neral, no nos parece. bien definida la acep. fig. que como a. le da el Dice. «Desfigurar y desvanecer un asunto», dice, cuando en realidad kc despintan ó m se despintan muchas cosas que no merecen el nombre de asunto, ünanota afrentosa, un castigo público, un apo- do ó sobi'enombre, son cosas ijue gene- ralmente no se despintan. Alargar pues la definición, porque le queda chica al definido.

Despinte, m. Véase el anterior. Entre mineros chilenos, despinte es porción de mineral de baja ley, ó cuya ley no corresponde á la que se esperaba. Por eso en una misma cantidad de mineral puede haber nna porción rica y otra porción de despinte, es decir, de baja ley ó por lo menos inferior á la de la porción rica.

Desplante, m. En castellano es término de Danza y de Esgrima y sigm'fica: «postura irregular», sin nin- giin agregado sin acep. más. No si le

Dice, de Chil., t. II.

haga pues sinónimo de desfar/ialr~, armi/anria, arrojo, desenvoltura, alti- vez, descoco, atrevimiento, osadia, y menos aún de insolencia, descaro, des- rerrpüema. Muchos modernos, en E.spa- ña y América, le dan esta acep. fig. que nunca ha tenido en castellano. «Hay en sus desplantes de ciiiisnio algo de la deficiencia de inhibición (]ue muchos autores señalan por caracte- rística de la locura», dice la señora Paido-Bazán, hablando del poeta Zo- rrilla. Aquí desplante equivale á arra/iqw ó alarde. En otros casos el complemento con desplante puede traducirse por desfachatado, con macha facha, muy soire si, etc. Tratándose de árboles ó jilantas, dígase desplanta- ción ó desarraigo.

Desplatado, da, adj. Sin blanca, sin dinero. Xo es de mucho uso. En castellano hay v. desphilar, a., pero significa: «separar la plata que se halla mezclada con otro metal».

Desplayar, a. Está anticuado en la acep. de explayar; pero se usa to- davía, aunque como n., en la de «reti- rarse el mar de la playa, como acontece en las mareas».

Desplaye ó despi,avo, m. Acción ó efecto de desplayar. Bien puede ad- mitirse, porque está bien formado y hace falta; pero en la acep. de des- campado, m., que algunos le dan. Véase Descampar.

Desplazamiento, m. Del fran- cés déplacemenl. En Marínale dan dos aceps. : espacio que ocupa en el agua el casco de una nave ó otro cuerpo hasta su línea de flotación; y cantidad de agua (jue desaloja por la misma sumer- sión.— En Astronomía lo usan también [Mir-volumen que un astro ocupa en el espacio. Acción ó efecto de despla- zar en las demás aceps. afrancesadas. Véase el siguiente.

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Desplazar, a. Del francés dépla- cer, sacar de su lugar. En Marina, desalojar un buque ó un cuerpo cual- quiera, con su parte sumergida, un volumen de agua. «Este buque des- plaza mil toneladas». Por esa canti- dad de agua que desaloja ó saca de su lugar, se mide su tonelaje ó arqueo, es decir, su cabida ó capacidad. En As- tronomía, r., declinar ó inriinarse. No faltan quienes han pretendido darle también las demás aceps. que tiene en francés, como si no tuviéramos en cas- tellano hermosos y variados verbos que valen mucho más. Así, desplazar « uno es, según los casos, destituirlo ó de- ponerlo, despedirlo, arrojarlo, lanzarlo, expulsarlo; si no es por autoridad, sus- tituirlo; si se trata de cosa, subrogarla; si se emplea alguna artimaña ó astucia para arrebatarle el puesto, suplantarlo; si no se trata de ocupar su puesto, sino solamente de hacerle caer de él, destro- narlo, deshancarlo (Véase Chafar). En Medicina, desplazarse es dis- locarse, desencajarse, desriiirsp (Véanse Descomponer y Desconchabar); y desplazamiento es, según los casos, dislocación, desconcierto, descen- so, caída, desviación, etc.

DESPiiEfiAR, a. y r. A causa del uso vacilante de los autores, muchos gra- máticos admiteu para este v. la conju- gación irregular y la regular: des- pleg'O ó despliego. Mas, para rectificar y encauzar el uso, que es lo que en estos casos conviene, nosotros estamos con la Gramática de la Academia, que no admite más conjugación que la irregular para este v., para el simple plegar y su compuesto replegar, como formados que son del s. pliego. Es inútil en este punto citar autoridades. Los demás compuestos del pilcare la- tino (plegar castellano), quedaron con su forma latina y son regulares: apli-

car, complicar, centuplicar, duplicar, e.rj)licar, implicar, replicar, suplicar, midtiplicar, triplicar, cuculruplicar, quinluplicar, se.rtuplicar, septuplicar.

Despí.ome ó desplomo, ra.

Desplumador, ra, adj. fig. y ú. t. c. s. Que despluma. (Véase este v.) Merece admitirse.

De.splumar, a. En sentido fig., «consumir ó sustraer á uno con arte ó engaño lo que tiene»; sin embargo, tratándose de jugadores, hay otros ver- bos más explícitos; como: descañonar: * apurar á uno el bolsillo, quitarle todo el dinero en el juego, ó con otro arte ó habilidad» ;77f/ffí'; «en el juego, ganar á uno todo el dinero»; cardarle á uno la lana: «ganarle cantidad considerable en el juego». Véase Desvalijar.

Despojos, m. pl. Falta en el Dice. la acep. fig. de cadáver ó restos mor- tcdes, ó restos simplemente. (En su lugar probaremos que se puede omitir el adj. mort(des). En realidad, el ca- dáver es, figuradamente, el despojo, presa ó botín de la muerte. Aunque no hubiera otra autoridad para comproiiar esta acep., sobraría con la de Fr. Luis de León en su famoso epitafio de Carlos V:

Aquí yacen de Carlos los ih^pojus: La parte principal volóse al cielo...;

pero, si se quiere niiis, todos los días la usan los poetas y los oradores fúnebres.

Despolvar ó desempolvar, a. y ú. t. c. r.

Despolvorear, a. «Quitar ó sacudir el polvo. {{ fig. Arrojar de ó desvane- cer una cosa». Lo mismo los anticua- dos despolvorizar y espol- VOrar. Espolcorear tiene las aceps. de dcspolrorcar, pero también la propia de «esparcir una cosa hecha polvo», que también lo es de despolvorisar.

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Polroirarópolrormtrsigmñca: 'techar, esparcir ó derriimar polvo ó polvos en una cosa".

Despolvoreo, m. Du todos los verbos anteriores, el único que tiene en el Dice. s. correspondiente espolvorear: /lolroreaiiiieii/o: «acción de polvorear».

Despostador, m. Destazador.- el ipic tiene por oficio liacer trozos las reses muertas.

Despostar, a. Bes/azar: «hacer piezas ó pedazos»; dcsciutrUzar y cuar- tear: «dividir un cuerpo haciéndolo cuartos». Ciro Bayo, en su Vocalnitarw (le pnH'incialiíonos ari/entiiws ij hoti- i'ianos, aboga por la admisión de des- postar, ya (|ue existe en castellano el s. piisla, aunque de significado bien genérico para el caso: «tajada ó pedazo de carne, pescado ú otra cosa». Pero, ha- biendo ya en la lengua otros verbos pro- pios paraexpresarla mismaidea,no hay para qué inventar otros nuevos. Fuera de los enumerados, desmembrar signi- fica también: «dividir y apartar los miembros del cuerpo».

Despotizar, a. Hay déspota, des- /nilisDii), (Icspolico y despóticamente, pero despotizar : basta con tiranizar, a.: «gobernar un tirano algún estado; dominar tiráuicamente». Véase Izar (Verbos en).

DEsi'OTurCAR, n. fam. y ú. t. c. r. se olvide que su linico y verdadero significado es: «hablar sin considera- ción ni reparo todo lo que á uno le ocurre». También suele adulterarse su foruia diciendo despotrinoar. Fra- ses siuÓQimasdesu significado legítimo son : Hablar tena por los codos, Soltar la tfiraliilla, Lii/ero-6 suelto de lenijua. Tener muclia leiujua. Dar liltertadá la letujiui, írsete á vno la boca ó la lencjiui. Hablar á desfajo. Tomar la taba.

Desprender, a. y r. ¡Cómo, con el poco estudio de la filosofía, se va olvi-

dando ó conculcando la del lenguaje! Dígalo, si nó, este v., que, significando «desunir, desatar lo que estaba fijo ó unido» (prendido J, y ñg. «apartarse ó desapropiarse de una cosa», ha venido á ser para muchos modernos sinónimo, en la acep. fig. y r., de deducirse, infe- rirse, colegirse. Pocos son los buenos escritores que dicen ahora que una consecuencia .se deduce deisus prenúsas, que de lo dicho se injiere, se concluye ó se coliye tal ó cual cosa, porque casi todos hablan de desprenderse. Des- préndanse ellos de tales usos afrance- sados é ilógicos y estudien un poco más el castellano; porque, de otra ma- nera y al paso que llevan, todos los textos de Filosofía tendrán que inti- tular los métodos de'dediirrión y de in- ducción, de desprendimiento y de prendimiento. Áeso nos van arrastrando los incorregibles prevari- cadores. Otros \'erbos que pueden suplir al falso desprenderse son: deri- varse, írsultar, seijuirse.Jluir, provenir, proceder, scdir, correr, nacer, descender, emanar, originarse, argüirse, fuera de una multitud de frases y locuciones que pueden verse en el Prontiutrio de Hispanismo ij Barbarismo del Padre Mir.

Despreocupación, f. No significa descuido, negligencia, como creen los afrancesados, sino «estado del ánimo cuando nada hay en él que le impida juzgar recta ó imparcialmente de las cosas». Véase Despreocupado.

Despreocupadamente, adv.

m. No está en el Dice, ni hace falta, según se verá por el siguiente.

Despreocupado, da, adj. part. de despreocuparse. «Salir ó librarse de una preocupación», es la definición que da del V. el Dice. A su tiempo estudiare- mos los galicismos que se cometen con los \oeíib\o%i)reocupación y preocupar-,

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poi ahora veamos solamente los dos que en mala hora ha introclncklo el compuesto despreocupado. El 1." es hacerlo sinónimo de descuidadú, nc'/li- ijcnte en cualijuier orden de cosas, como el vestir, el andar, el hablar, los nego- cios, etc. Si el tal despreocupado estaba antes preocupado con estas cosas la castellana, se entiende, simplemen- te desvelado, afanado, inquieto, como lo usan los galiparlistas), entonces es- tará bien usado el compuesto, porque la persona sale ó se libra de la preo- cupación que la tenia dominada; pero, si no ha habido tal cosa, sino que siempre ha sido ella así, dígase que es omisa, poco ó nada ddiíjcnlc, nci/Hijen- te, descuidada, pero despreocupa- da, jamás.— El otro despreocupa- do galicano (aunque en rigor podría reducirse al anterior) es sinónimo de itulifcrente en materia de ideas ó prác- ticas religiosas. Véanse las dos aceps. de ■preocupación que hacen al caso; «juicio ó primera impresión (¡ue hace una cosa en el ánimo de uno, de modo que no le permite admitir otras espe- cies ó asentir á ellas», y «ofuscación del entendimiento causada ¡jor pasión, por error de los sentidos, por educación ó por el ejemplo de aquellos con quie- nes tratamos». Ninguna de estas aceps. cuadra á la verdad religiosa, ponjue ni es simple impresión, ni menos ofuscación del entendimiento; por tanto, el que la desecha, no es sola- mente despreocupado, sino Itereje ó apóstata, según el caso, indiferente, librepensador, racionalista, ateo, incré- dulo, etc. Llamemos las cosas y perso- nas por sus nombres y dejémonos de tiquismiquis.

Despresar, a. Usase en Chile por -destroza!' ó partir un ave, j.iresa por presa, y generalmente después de asada ó cocida. Como presa tiene en caste-

llano, i>ara este caso, un signilicado bien genérico («tajada, pedazo ó por- ción pequeña de una cosa comestible»), no hay por qué darle tanta importan- cia al chilenismo que de él hemos formado, ni mucho menos reputarlo necesario. Para reemplazarlo sería mu- cho mejor, fuera de los genéricos des- pedazar ó apedazar, trozar ó destrozar, partir, cortar, el v. desmembrar, porque lo que se hace con el ave es partirla miembro por miembro. Tratándose del ave servida en la mesa y en punto de comerse, el v. propio es trinchar: «par- tir en trozos la vianda, para repartirla á los que la han de comer». Los que no se conformen con nuestra doctrina, apelen al Arte cisoria del Marqués de Villena.

Desprestigiar, a. «Quitar el pres- tigio. U. t. c. r.)i Muy usados son por los modernos todos los vocablos deri- vados de prest'i'/io en la acep. de «as- cendiente, influencia, autoridad'!, que le da el Dice. El P. Mir prueba hasta la evidencia, en su Fronlwrio de Hisp. !j Barb., que esta acep. es puramente francesa y contraria á las que en latín y castellano ha tenido la voz prestigio; por eso no acepta á desprestigiar, des- prestigia), prestigiar, prestigiador, pres- tigiante, prestigioso en cuanto se rela- cionan con dicha acep. En realidad, tiene el Padre sobrada razón, porque las únicas aceps. castizas de prestigio son éstas dos: «fascinación que se atri- buye á la magia ó es causada por medio de un sortilegio; engaño, ilusión ó apa- riencia con que los prestigiadores em- boban ó embaucan al pueblo». Ahora, cómo de estas aceps. tan distintas ha pasado el vocablo á significar: «ascen- diente, influencia, autoridad», nadie lo podrá explicar sino abriendo el Dice. francés; y, ya que á los galiparleros se les fueron los ojos tras de esta pere-

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grina acep., adóptenla para aplicarla, á lo sumo, á los prestigiadores, cubi- leteros y (k'in;is eiubaueadores del pueblo. Ellos si que podrán, con sus presHgios ó juegos de manos, tener as- cendiente, influencia ó autoridad entre el mismo pueblo, pero las personas serias que nunca se valen de tales re- cursos. Por eso, decir que un Ministro de Estado ó que el Oobierno está des- /¡lestújkulo, que el Obispo tal va ganan- do mucho prestiijio, que conviene preslüjiar á la autoridad, que hay que recarrir á hombres ;)r(».s-//V/w.5o.v, esapar- taree del legítimo castellano y parlar á la francesa; es, hablando claramente, poner en ridículo á tales pereonas, porque se las equipara con los embau- cadores. Dígase pues, en vez de dpx- ¡irestiijiar: deshonrar, desacreditar, de- nigrar, desopinar, desautorisar, afren- ttir, deprimir; y en vez de despres/iffio: deshonra, descrédito, denigración, des- honor, desautorización, desreputación, fani. Véase Prestigiar.

Despretinar, a. Véase Desapre- TiNAR, que es mucho más usado.

Despropiar, a. Expropiar.- '(desposeer á uno de su propiedad. Co- munmente se dice así cuando la expro- piación es legal y por motivos de utilidad pública». Desapropiarse, r.; «desposeerse, enajenarse uno del do- minio de lo propio».

Después de todo, m. adv. Es el íiprcs loui francés, que en aquella len- gua significa: ai fin, comoquiera, al cabo g á la postre, sea como fuere, iodo bien consiílerado, visto bien iodo; y también: no obstante, con todo, aun asi g todo. Defendiólo Baralt en la 1.-' acep.; pero de las razones que dio, ninguna es valedera, y menos la que fundó en la autoridad del Dice, porque éste en las ediciones posteriores retiró cartii y se corrigió. Sólo es castellano

este modismo en su signiñcado literal, es decir, cuando sigue á una enumera- ción y equivale á tras esto, después de todo lo dicho.

Despulgar, a. y r. Espulgar; y asi mismo sus derivados: espidgadero, espulgador. espulgo. Nótese que todos se escriben con s, con .;■, porque son formados del castellano y del latín.

Despumar ó espumar, a. y n. De los derivados, sólo despumación es con d; los demás no la llevan: espumadera, espumajear, es/mmador, espumajo ó espumarajo, espumajoso ó espúmeo, es- pumante, espumero, espumilla, espu- millón.

Despuntar, a., r. y n. Despuntar el vicio, es fr. fig. y fam. que en Chile significa gustar ó beber una cosa en pe- queña cantidad, chupar el fumador unas pocas veces el cigarro, hacer el jugador un;is pocas jugadas; y, en ge- neral, ejecutar por breve tiempo una acción el que tiene afición á ella. Si el V. significa «gastar ó quitar la punta", figuradamente desputita también el vi- cio, le gasta ó quita una punta, el que hace alguna de las cosas enumeradas. Parece pues que puede admitirse nues- tra fr.

Despunte, m. Ramaje y puntas de madera que no alcanzan á dar tabla. Puede reemplazarse con desmocho: "conjunto de las partes qne se quitan ó cortan de una cosa; como de los ár- boles al podarlos, etc." El pedazo de madera corto y grueso (pie queda so- brante al labrar ó utilizar un madero, se llama zoquete.

Desquebrajar, a. y r. Esquebra- jar ó resquebrajar: "hender ligeramente la superficie de algunos cuerpos duros, señaladamente de la madera, la loza, el yeso, etc."

Desquijarrar, a. y r. Desqui-

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jarar: «rasgar la boca dislocando las (jnijadas»

Desquilibrar , a. y r. Desquili-

brio, m. Desequilibrar y desequilHirio.

Desreglar, ó desarreglar, a. y r.

Desrielamiento, m. Descarrila- dura ó descarriíamieiilo : accióu ó efec- to de descarrilar.

Desrielar, a. y r. Descarrilar, n. y r. : salir fuera del carril. Aunque existe el s. riel, no se ha formado de él el V. sino de carril.

Desriscarse, r. Caer rodando por los riscos ó peñas. Bien puede quitár- sele la nota de anticuado que le pone el Dice, porque todavía tiene algún uso.

Desronchar, a. Quitar la roncha ó las ronchas, llejor formado es dcs- enroncliar, que tampoco aparece en el Dice.

Desrumbar, Véase Derrumbar.

Dessert, m. Postre. Véase Des- engraso. Quédese el dessert en su propia lengua, el francés, y no ven- ga á manchar el castellano.

Destabar, a. y r. Dislocar la taba ó el tuljillo. Para el nso lig. basta con despearse (maltratarse los pies el hom- bre ó el animal, por haber caminado) y deszocar, a. y r. (herir, maltratar el pie, de modo que quede impedido su uso). Conjúgase deszueco, etc.

Destajero, ra, m. y f., ó desta- jista, com. Persona que hace nna cosa ;l destajo por cuenta de otra.

Destajo (A). Dos aceps. tiene este modismo: 1." «Por un tanto. Dícese cuando se toma ó da una obra ajusta- da en cierta cantidad»; 2." íig. «Con empeño, sin descanso y aprisa, para concluir pronto». No se confunda pues, como lo hacen algunos en Chile, con estos otros: á bullo (por i^iayor, sin exannnar bien las cosas), á monlones (abundantemente, sobrada y excesiva- mente), á ojo (sin peso, sin medida; á

bulto), á ojo de buen cubero (para ex- plicar las cosas que se hacen ó venden sin medida, sin peso y á bulto).

Destara, f. Basta con el v. desla- var, a.: «rebajar la tara de lo que se ha pesado con ella». Tara es: «parte de' peso que se rebaja en los géneros ó mercancías por razón de la vasija, caja, saco ó cosa semejante en (pie están incluidos ó cerrados».

Destemplar, a. y r. Destem- plársele á uno los dientes. Véase Diexte. Este v. es i'cgnlar en su conjugación, lo mismo que el sim- ple templar: deslemplo, deslemplas, etc. Así lo reconocen todas las gramáticas y el uso de los buenos autores, y así lo confirman también los res|iectivos sustantivos destemple y temple. Si al- guna vez se hallan las formas des- tiemplo y tiemplo en algún autor (no hablemos del pueblo), deben atri- buirse á descuido ó al influjo de las

antiguas destiempra, destiem- prede los siglos XV y XIV.

Desternerar, a. üíg.vse desbece- rrar. Véase Deshijar, l." acep.

De.>tiladera, f. Significa, en ge- neral, «instrumento para destilar»; pero nosotros lo usamos en vez de destilador, m., que es: «vaso grande de piedra ó barro poroso, que sirve para purificar el agua por medio de la filtración. Tiene un recipiente debajo, y todo el aparato suele estar encerrado en una caja de madera».

Destilar. Véase Estilar.

Destilería, f. En castellano es destilatorio, m.: «paraje i'i oficina en que se hacen las deptiiaciones».

Destinatario, ría, m. y f. «Per- sona á quien va dirigida ó destinada alguna cosa». Admitido como término de Comercio. Mejor sei'ía quitarle esta nota, porque se usa ya en todas jiai'tes en el lenguaje corriente.

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Destituido, da, adj. pait. ('oii ra- zón censura Ortúzar las frases desti- tuido de razón, de sentido, de fundamento. Sólo le faltó dar la razón de su censura y distinguir el uso ilegítimo del legitimo, .\plicado á cosa, como argumento, raciocinio, alet/aio, pnieba, razón, es evidente que no debe emplearse el participio deslHuido, por- <jue el V. dcstiluií significa: «privar á uno de alguna cosa» ; por consiguiente, supone un agente que quita algo á otro o lo priva de alguna cosa (|ue antes tenía. Nada de esto sucede en las roms que se dicen destituidas

de razón, de sentido, etc., sino que solamente están fídtas ó despro- ris/ds (/c dio, son infundadas ó sin fundamento, sin valor ó inválidas, ca- recen di' razón ó no ¡icnen sentido, ó son ininfeli¡jibles. Mas, tratándose de seres animados, entonces si que puede y debe decirse que eslán desfiluidos de razón ó de sentido, cuando en realidad han [terdido la una ó el otro. Así mis- mo hablan los clásicos de personas dest Huidas de arrimo y apoyo, de juicio, de socorro, auxilio ó favor, de toda es- peranza, de fuerzas. Un personaje destituido de cualidades bri- llantes, que dice Ilartzenbusch (La risionaria, II, 2.^^), no nos parece propio del castellano. En esta otra cita de Fr. Luis de León:

De tu piadoso celo Tenemos tantos bienes recibidos;

Porque el bárbaro suelo,

Viéndonos oprimidos. No diga: Esliin de Dios tiestiliiiilos...

el participio significa desamparado, abandonado, y el complemento de Dios es el ablativo agente, no régimen con de, como creyó Cuervo. El v., tal como está en este caso, es un latinismo de gusto y digno de aceptarse.

Destornillar, a. y r. Véase Des- atornillar.— Suele confundirse en España y América con destei'niltarse: «romperse las ternillas». Ú. ui. cuando se habla de la risa. Destornudar, n., destornudo,

lu. Eslornuilar, estornudo (del latín stcrnutare).

Destrancar, a. .\sí lo usamos en C'liile, porque el simple es trancar ó atrancar; pero el Dice, sólo acepta el compuesto del segundo, desatrancar: «quitar á la puerta la tranca ú otra cosa que impida abrirla. || fig. Desa- trampar un pozo, una fuente, etc.» Cliil. vulgar: evacuar el que está estíp- tico ó padece de estreñimiento.

Destrastar, a. Sacar de una ha- bitación ó pieza los trastos. Basta con los castizos desamoblar ó desamueblar, desocupar, descdojar, evacuar, vaciar.

Destripador, ra, m. y f. Hace falta en el Dice, este derivado de des- tripar. scUn destripador de antaño», intituló un cuento ó novela corta la señora Pardo-Bazán.

Destripadura, f., ó destripa- miento, m. También merece figurar en el Dice.

Destroncar, a. De la acep. fig. que tiene en castellano: «cortar ó des- coyuntar el cuerpo ó parte de él», ha procedido la r. que se usa en Chile: perder una caballería la agilidad en los nudillos de las pata,s delanteras manos, y por consiguiente, inutilizar- se. La forma r. se explica porque en el destroncamiento no interviene un agente inmediato, sino que es la misma caballería la que con el uso, con el trabajo ó con la edad se destronca. U. m. en el part. destroncado, da, que en lenguaje fam. se aplica también al hombre viejo ó mujer vieja que han perdido la agilidad. Vista la accp. castellana, no hay por qué reprobar el

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uso chileno. Cervantes, eu El Labe- rinto de amor (jorn. 111), dijo:

Ciegúele San Autiín, quémele un brazo; Destr&nfjuele un tobillo: nunca acierte Á venir este sitio.

Como el V. significa «descoyuntar el cuerpo ó parte de él», lo usó bien Cervantes al aplicarlo á un tobillo, y lo usamos bien nosotros aplicándolo á to- do el cuerpo. Este pasaje de Granada es más conforme aún con el uso nues- tro: «Antes de la venida del Hijo de Dios generalmente mancaba [el dia- blo] los hombres de pies y de manos, destroncándolos y inhabilitándolos para servir á Dios, cortándoles las manos para no hacer bien, y los pies para no desearloí. (Guia de pee, 1. I, c. XIX, § III).

Por las palmas los brazos destroncados, Dagón delante della [el arca de la alianza]. (¡VI. Valdivielso, El Sagr. de Toledo, 1. XIV).

Destronque, m. Acción ó efecto de «cortar ó derribar un árbol por el tronco» (1." acep. de destroncar). En castellano se dice descuajo ó descuaje.

Destróyer, m. Vocablo inglés, que en aquella lengua significa des- fructor ó destruidor, destrozador, de- vastador. El nombre completo fué al principio « torjiedo - boat - destróyer » , destructor de torpederos. Por eso han traducido muy bien los que dicen en castellano cazatorpederos. Esta voz no figura todavía en el Dice, pero ojalá entre pronto, antes que se generalice

más el anglicismo destróyer.

Destructible, adj. Destruible (que puede destruirse). El compuesto esindestruclilile. Bien pueden admitir- se destrurtibilidad y su contrario in- destructibilidad, que no aparecen en el Dice.

Destungar (y raro deston- grar), a. Quebrar el tungO (Véase esta voz). Desnucar, a. y r.: sacar de su lugar el hueso de la nuca; descervi- gar, a.: torcer la cerviz; acogotar y ant. descogrotar: matar con herida ó golpe dado en el cogote.

Destustuzar, a. Mal formado de testuz. Significa lo mismo que el ante- rior, pero se usa menos.

Destutanar, a. Sacar el tuétano ó médula de los huesos. «Una olla grande para destutanar », pide D. P. Fernández Niño en su Cartilla de campo, para los encargados de los fon- dos. En castellano hay el v. desmeollar, a. : sacar el meollo ó tuétano. Véase Tutano (coiTupción de tui'tano). En Colombia, destutanarse vale «maltratarse gravemente, romperse la crisma», según Cuervo; lo cual no es más que el sentido fig. y esforzado del significado etimológico. En (Juba, se- giin Pichardo, significa otra cosa muy distinta.

Desvalij.\r, a. (Así se escribe ahora y desbalijar). «Sacar lo que hay en una valija ú otra cosa. || Robar al caminante lo que lleva en la valija, maleta, etc.» Estas son las únicas aceps. que le da el Dice. Indu- dablemente falta una fig. y general, que diga, poco m;ís ó menos: quitar ó sustraer á uno el dinero que lleva, sin que se hable de valija ni de caminan- te: lo mismo que limpiar, mondar, desplumar, desollar, descañonar. Así se usa en todas partes, y sólo así puede entenderse este pasaje de Tirso:

Aiicionííseme luego. Y, desvalijado al juego, Como se tardó la paga. Me halló la necesidad Faltillo de ropa blanca. [Dtl enemigo el primer consejo, J, 6).

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Desvalorar, a. Quitar ó dismi- nuir el valor á una cosa ó el mérito ;i una persona. «Hubo por ahí un D. Valentín Foronda, un D. Agustín Montiano, un Isidro Perales ó D. Blas Nasarre, que tomaron sobre el desvalorar á, Cervantes». (J. Mon- talvo, Capilidos que se le olvidaron á Cerv., pról.y c. V ). Aunque existe el simple valorar ó valorear, no ha ad- mitido el Dice, al compuesto; ni se le necesita, pues para eso están desesti- mar, desacreditar, desautorizar, reba- jar, etc. Véase Desprestigiar.

Desvalorización, f. Acción ó efecto de

Desvalorizar, a. Disminuir ó quitar el valor ó precio á una cosa. Dígase depreciar: «disminuir ó rebajar el valor ó precio de una cosa». Inva- lidar es hacerla inválida, nula ó de ningiin valor y efecto. Xo estando admitido el simple valorizar, mal podía estarlo el compuesto desva- lorizar.

Dbstáx, m. «Parte más alta de la casa, que tiene por cubierta el tejado». Igual á sobrado, en Chile soberado. No se confunda con diván en su acep. más usada: <baaco con brazos, y por lo común sin respaldo, guarnecido con almohadones sueltosn.

Desvanecer, a. Ú. en algunas par- tes de Chile en la misma acep. que repro- bamos pira deshumedecer: que- brantar, templar, temperar ó atemperar. La castiza es: «evaporarse, exhalarse, perderse la parte espirituosa de una co- sa. Desvanecerse el vinos). For eso se des- vanecen los licores, la sal y otras cosas fuertes; pero el agua no tiene nada de espirituoso. Y nótese que el v. en esta acep. es r., y a., como lo hacen los que quieren casarlo con el agua. En la acep. de «flaquear la cabeza por un vahído; turbarse el sentido», en que el

Dice, de Chil.. t. II.

Dice, lo admite solamente como r., lo usa el P. Sigüenza como a. «Poned los ojos en la ribera deste río por donde vais atravesando á vuestra gloria, para que no os desvanezcan las ondas». (Orón.. 1. IV, c. XLVI).

Desvaneo, m. Devaneo: «delirio, desatino, desconcierto. || Ocupación vana».

Desvastar, a. Devastar: «destruir un territorio, arrasando sus edificios ó asolando sus campos; fig., destruir». No se confunda con desbastar, a.: «quitar las partes más bastas á una cosa que se haya de labrar; gastar, disminuir, debilitar; fig., quitar lo bas- to, encogido y grosero que tienen las personas rústicas por falta de educa- ción. Ú. t. c. r.» (Sinónimo de desas- nar,en esta acep.) ^La misma diferen- cia de v y b hay entre los derivados de ambos verbos: devastación, devastador; desbastador, dcsbastadura, desbaste.

Desveido, da, adj. M así, que es como pronuncia el pueblo, ni des- veído, como dicen algunos pseudo- cultos, sino desvaido: «dícese del color bajo y como disipado; aplícase á la persona alta y desairada». Pocho, cha, significa también: «descolorido, quebrado de color».

Desvengar, a. Devengar.

Desvextajo.saiiexte, adv. m. De manera desventajosa. Falta en el Dice.

Desvestir, a. Desnudar. U. t. c. r. Así lo admitió el último Dice, en su Apéndice, y muy bien que hizo.

Desvincular, a. Muy usado en Chile; y, aunque está bien formado de vincular (sujetar ó gravar los bienes ó vínculos para perpetuarlos en una fa- milia), no lo admite el Dice, porque nos da para esto á desamortizar: crde- jar libres los bienes amortizados». Amortizar, en esta acep., es sinónimo de vincular.

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Desvío, m. Agregado que se hace á las vías férreas, desviado hacia un lado, para que esperen en él la loco- motora ó el tranvía (]ue van en una dirección opuesta. Aunque liien forma- da y de uso corriente en Chile, no aparece esta voz en el Dice. Si no se la admite, podría expresarse la misma idea con (iparímlcro: (dugar que sirve en los caminos y canales para que, apartándose las personas, las caballe- rías, los carruajes ó los barcos, quede libre el paso». Paradero, puiüo ilc pa- rada ó de espera, expresan también la misma idea.

Desvirgar, n. (Otros emplean desenvirg'ar). En la lotería do- méstica, hacer todos los virg'OS de un cartón, es decir, apuntar un núme- ro en cada una de las líneas ó filas del cartón ó cartones que tiene un jugador. En castellano significa solamente este V.: «quitar la vii'ginidad á una doncella».

Desyug"ar, a. Aunque admitido por algunos Dices., por el de la Academia, preferimos á deseni/ugar, porque tiene el uso de todo Chile y está mejor formado para la idea que expresa. Véase en su lugar.

Detalladamente, adv. m. Admi- tido ya por el Dice, el v. detallar (tra- tar, refeiir una cosa por menor, por partes, circunstanciadamente), por más que lo han repugnado y repugnan to- davía algunos por ser tomado del francés y reputarlo iniítil para el castellano, hay que dar cabida también al adv., que es formación legítima del participio.

Detective, m. (Prominciase dc- tédiv). Vocablo inglés que significa: agente de policía secreta; polizonte, espía, informante asalariado para des- cubrir un crimen ó un hecho secreto; ó más claro, descubridor, según la

etimología latina, que es el v. deléijere, ■ri, ftum, descubrir. Como se ve, no hay necesidad de él en castellano y no tienen por qué usarlo tanto los diarios. Si no les placen los equivalentes ajmn- tados, digan más bien pesquisidor, inquisidor ó inquiridor, mvestiyador, indagador, husmeador, que sigue la pis- ta, y en lenguaje jocoso ó fam., sahueso. Detenida, f. Acción ó efecto de detener ó detenerse. El Dice, sólo ad- mite á detención y delenimienlo, y de- tenencia, ant.; pero detenida merece también admitirse, á lo menos como fam. «Llegando [el tiran Capitán] á Capua, la ciudad le invió á suplicar se detuviese en Aversa, hasta que la ciu- dad le hiciese saber cuándo entraría. El Gran Capitán invió un caballero de su casa á saber la causa de su deten i- dav. (ürónica manuscrita, 1. X, c. I).

Amigos míos, mirad

Que aquella gente Es del varón excelente San Francisco tan sin par Que venimos á bxiscar. El es, verdaderamente. Pues lleguemos brevemente Sin detenida. {Anífi de Son Franchco, en la Colección de Rouanet, t. II).

Detente, m. (Así llamado por la inscripción que lleva: «¡Detente! el Corazón de Jesús está conmigo»). Es- pecie de estandarte pequeño ó mitad de un escapulario común, en que se pinta ó borda un Corazón de Jesús. En una novelita española se le da el nombre de tSagrado Corazón; pero la señora Pardo-Bazán, en Un destripa- dor de antaño, lo llama lo mismo que nosotros: «Recortar corazones de fra- nela colorada para hacor deten tesv. Ya que en España y en Chile (no nos consta de otras naciones americanas) se le da este nombre, bien puede entrar en el Dice.

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Detestando, da, adj. Siguifica lo mismo que detex/able. Úsalo Sánchez Viana hasta cuatro veces en su traduc- ción de las Metamorfosis de Ovidio, en donde habla de ira deteslanda, yerro, convite y vicio detestando. Iguales á este eu su formación y uso figuran ya en el Dice: admirando, execrando, memorando, nefando, venerando, vitan- do, colendo, estupendo, horrendo, tre- mendo, ])udendo, reverendo, etc.

Deterjiixisjio, m. Sistema filosó- fico que niega la libertad humana y enseña que la voluntad es forzosamen- te determinada por ciertas causas. Debe ya incluirse en el Dice.

Detfumixista, adj. Partidario del determinismo. Ú. t. c. s. com. || Rela- tivo ó perteneciente al determinismo. Teorías deterministas. Usado por D. Juan Valera y otros, merece admitirse.

Detrás, adv. do 1. ^Muchos lo co- rrompen aquí en de atrás, diciendo, por ej.: Sigúelo de atrás, Vente de atrás. Dígase detrás, detrás de, tras ó tras de, en jMs ó en pos de, en segui- mienlo. «Le haré que ande tras mi com-) caballerizo de grande. Pues, ;;cóino sabes tú, preguntó Don Quijo- te, (pie los grandes Uevati detrás de si á sus caballerizos?» (Quijote, p. I, c. XXI).

Detritus, m. En castellano es de- trito: oresnltado de la descomposición de una masa sólida en partículas. U. mucho en Geología y en Medicina».

Deuda, f. Véase Dai"dá.

Deudo, da, m. y f. Así, como m. y f., se ha usado y se usa en castellano, como puede comprobarse con todos los clásicos y los escritores modernos. En Chile se figuran todos que este nombre es común, como mártir y testigo, y nadie se atreve ádecir, tratándose de mujeres, lleuda, deudas. ;.Será por el horror que 88 tiene á las detidas de dinero, cuyo

nombre no quiere oírse, y menos entre parientes? Pues, pelillos á la mar, y hablemos el castellano tal como es.

De US EX iiÁCHiXA (pronuncíese máquina). Expr. latina que, traducida literalmente, significa: un dios salido de la máquina teatral ó tramoya. Es de uso general en Literatura para pon- derar el desenlace de una situación trágica ó difícil mediante la aparición ó intervención inesperada de un per- sonaje poderoso; como si saliera de la tramoya un dios á arreglar el asunto. Aunque en castellano han dicho algu- nos en este mismo sentido el héroe de la fábula, creemos que debe admitirse la expr. latina como más usada y ex- presiva, agregándole la abreviatura de: ú. t. c. m.

. Déuterocaxóxico, ca, adj. (Del griego Ss'jTcsoí, segundo, y xavov.x.óí, canónico). Aplícase á ciertos libros de la Sagrada Escritura cuya canon icidad ha sido objetada por algunos. Debe admitirse cuanto antes, como también su contrario protocanónico, ra.

Devanador, ra, adj. y s. «Que devana. || m. Alma ó fundamento sobre que se hace el ovillo; que suele ser de papel, naipe, cartón ó madera», [hueso de fruta, pedrezuela, cacho de teja, ladrillo ó de cualquiera otra cosa]. Xo se confunda esta voz con devana- dera, que es el conocido instrumento ó aparato para devanar.

Develar, a. Grosero galicismo con que se regodean los chicos de la prensa. Han visto en francés el v. dcvoiler, (jue significa quitar ó arrancar el velo que cubre una cosa, y fig., descubrir, re- velar; y lo han traducido develar, sin reparar que el acento agudo ijue lleva en francés la primera e está indi- cando que en la formación del v. se su- primió una letra, la .<; por lo cual la tra- ducción debería ser desvelar, como

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todos los compuestos de des. Este des- velar, quitar el velo ó descubrir, no lo admitió el Dice, talvez por no con- fundirlo con el otro desvelar compuesto de vela, quitar ó impedir el sueño, estar eu vela. Por más que se perezcan por él los ¡jeriodistas, que no saben acomo- dárselas sino con las voces que les saben á francés, ojalá nunca lo acepte la Aca- demia. Téngase presente, al leer loa clásicos, que algunos usaronuní/esre?»;- queá primera vista parece confundirse con el galioismo que venimos repro- bando. Según Cuervo, la partícula des es negativa en este caso (nó intensiva, como en la acep. general), pues el v. significa quitar la vigilancia, acercán- dose en el sentido á descuidar, distraer, ocidtar, burlando la atención ó el cui- dado. He aquí algunos ejemplos: «Hice con grandísimo gusto y llaneza cuantas cosas me mandaba, malas ó buenas, procurando de desvelallo del cuidado con que vivía». (Espinel, Escudero, p. II, c. X).

Por thívelar al criado, Por las dos le pregunte. (Calderón, Mañüna'será otro día, III, 4.*)

¡Oh aleve, uh falso, oh traidor! ¿Con cautela me has tratado, Por desvelar mi cuidado? ¿Ansí se engaña un amor?

(Tirso, Averigüelo Vargas, II, 14.')

Seis años ha que la celas

Y la encubres con cautelas Que ya no pueden durar;

Y agora por desvelar Esta verdad te desvelas.

(Cervantes, La Gran Sidtana.jorn. I).

Esta acep. no consta en el Dice, aca- démico; pero, como se ve, no puede estar más autorizada, y es enteramente contraria al develar francés, pues éste significa descubrir, y el castellano ocultar, por lo menos en algunos casos. Más grosero que éste es el error de los escritorzuelos que confunden el feo

de velar francés con el castizo debelar, de nobilísimo origen latino y que, como formado de beJlum, guerra, significa: rendir á fuerza de armas al enemigo». ¡Qué habría dicho Virgilio, que hacía consistir la gloria del pueblo romano en

Parcere subjectis et debeUare superbos,

si hubiera oído interpretar tan mal su hermoso debeUare! ¡Chica hazaña, por cierto, para un pueblo guerrero y con- quistador (R(ima)ws, rerum dóminos! ), quitar el velo, desenmascarar ó descu- brir á los soberbios! Véase Debelar.

De visu. Expr. latina que significa de vista: testigo de vista. No hay nece- sidad de ella en castellano, y dígase á la vista, á vista de ojos, vistazo, dar un vistazo, al ojo, abrir uno el ojo, á ojos vistas, abrir uno los ojos, avivctr uno los ojos, ¡mucho ojo! y otras mil frases y expresiones que ofrece nuestra rica lengua.

Devoción por. Véanse Amor y Por. En castellano se dice: devoción á, de, con, para con ó un dativo prono- minal (le tengo devoción). Con en es muy raro y puede darse ya por anti- cuado. Con hacia no lo hemos hallado en los buenos autores. Hacer sus las) devociones. Desde que el Padre Isla incluyó en su Fray Gerundio una sátira de un amigo contra los galicis- mos entonces reinantes, y en la cual se ponía en la picota esta fr.

(Ya hice mis devociones, Por ya cumplí con ellas, ¡que' expresiones

Tan cultas y elegantes! Y no decir como decían antes: Ya recr, frase baja, voz casera, Sufrible sólo en una cocinera)...,

desde entonces habían creído algunos que tenia razón el amigo del fingido Lobón de Salazar; mas el Padre Mir, en su Prontmrio, ha probado con au-

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toridadt'schisicasiiueesfr. bien castiza. «Comencé á hacer devociones de misas y y cosas muy aprobadas de oracioDes, que nunca fui amiga á^ devociones que hacen algunas personas, en especial mujeres, con ceremonias que yo no podía sufrir, y á el las hacían devoción ». (Sta. Teresa). Así también Lope de Rueda, que en su Comedia de los enga- ñados (esc. 2.") escribió: «Yo y mi ]irima y otras monjas hacemos ciertas r/c/w/íi«fs». TCovarrubias, definiendo cu su Tesoro las Novexas, dice: «las devociones qus se hacen por espacio de nueve días».

Devolverse, n Xo es r., ni menos significa regresar, tornar, volver, como se usa en Chile, en Méjico, en Colom- bia, en Venezuela, y probablemente en otros Estados de la Anicrica Latina. «Este liso de devolverse, dice Cuer- vo, es igual al francés se rendre y al latín reddere se. En nuestro uso común no podemos explicar por qué nos sabe á vulgaridad, mientras que en poesía es uotablementc elegante:

Eu apacible y sosegfttio vuelo El bello arcángel se devuelve al cielo. {Larmig. Lns mujeres ilel Eeang., Marín).

Aquí parece resucitar ó remozarse la metáfora latina». La suavísima armo- nía de los dos versos fué, sin duda, la que hizo calificar al sabio Cuervo de «notablemente elegante» este vulgaris- mo americano, que para nosotros pro- cede del uso arcaico de anteponer la prep. de á muchos verbos. (Véanse De, 1." acep.. Deber y Dejatarse). En estos versos del académico Don Feruiin de la Puente y Apezechea ( Eclesiastés, lILi'l):

rlQuien ha visto al cielo se devuelven De los hijos de Adán las almas puras. Ó las del bruto abajo se resuelven?

el devolverse no suena tan poético, y se e.xplica por el nacimiento del au- tor, que fué mejicano de origen. La parte más indocta del pueblo dice en Chile revolverse, del castizo revol- ver (volver á andar lo andado). De- volver, en castellano es a. y sólo signi- fica: «volver una cosa al estado que tenía; restituirla á la persona que la poseía».

Devorar, a. Hay necesidad de am- pliar la acep. fig. «Consumir, destruir», dice solamente el Dice, cuando hay tantas cosas que se devoran sin consu- mirlas ni destruirlas; como un libro que se lee rápidamente, una carta que se esperaba con ansiedad, una persona á quien se mira con ojos devnradores, una distancia que se recorre con toda velocidad. -En Chile suele usarse el participio devorado, da, en la acep. de-gastado, inutilizado ó medio des- truido por el uso, el tiempo, la polilla, etc., y siempre aplicado á cosa material.

Devoro, m. Acción ó efecto de devorar. Dígase daíio, perjuicio, des- trucción, destrozo, ruina.

Devoto, ta, adj. y ú. t. c. s. Sig- nifica: «dedicado con fervor á obras de piedad y religión. {| Aplícase á la imagen, templo ó lugar que mueve á devoción. || Afecto, aficionado á una personas. Algunos chilenos, trastor- nando las ideas, llaman devoto al santo á quien tienen ellos devoción, no por- que su imagen mueva á ella, como lo dice la 2." acep. copiada, sino porque, por otros motivos, le profesan un amor grande. El Corazón de Jesús es mi devoto; es decir, el objeto de toda mi devoción. «Deseando... que se establez- ca con la misma permanencia y per- petuidad la fiesta anual de su devoto San Antonio de Padua...», dice una escritura de fundación pía de 1836. Esta acep. pasiva del vocablo se expli-

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ca fácilmeutc, porque muchos de los que sou expresivos de afectos tienen, por lo general, ambos sentidos. Así, a mor, signiñcíi el que tiene una persona á otra, y también el que la otra le tiene á ella; piadoso es el que practica la piedad, y también el objeto que la jívüduce en otros: lo mismo que en las aceps. castizas de devoto. Es éste uno de los hispanismos que enriquecen el castellano, á semejanza de los verbos deponentes latinos, que sobreviven para nosotros principalmente en algu- nos participios : leído, bebido, entendido, sabido. Probablemente esta acep. de devoto no es original de Chile, sino que vendría de España, como se ve por esta octava del poema Sagrario de Toledo (1. VIH), del M. Valdivielso:

Entre tanto la Reina, cuidadosa De hacer algún favor á su privado, Mientras se borda la casulla hermosa Con que ha de ser gloriosamente honrado, Llama Leocadia, virgen generosa Que de la Reina siempre asiste al lado. A quien sirve Ilefonso por flcrota. Porque fue' y ha de ser su compatriota.

Devota está aquí en la misma acep. que le damos nosotros: Santa Leocadia es la devota de Ildefonso, es decir, el objeto ó santa de su devoción. El mismo sentido parece hacer, en len- guaje festivo, en este pasaje del Quijo- te (p. II, c. XII i): «Es ían devota mía la bota, y quiérela tanto, que pocos ratos pasan sin que la mil besos y mil abrazos». Es claro que para el ca- ballero del bosque, que es el que habla así, la devoción no procedía de la bota hacia él, sino de él hacia la bota: ésta era para él objeto ó santa de su devo- ción, esto es, de sus repetidos trinquis. Con la misma claridad aparece esta acep. en este pasaje de la Instrucción para enseñar la virtud á los princi- piantes (1. III, c. XIX), del P. Fr.

Diego Murillo, publicada en 1598: «Acuéstese [el religioso] sosegada- mente, encomendándose á Dios, á la Virgen, á su ángel custodio y á los santos sus devotos, para que tomen el sueño debajo de su protección». Vea pues el Dice, si hace suya esta acep.; por nuestra parte nos parece entera- mente castiza y digna de figurar en el lé.xico oficial.— De VOtO por: dígase devoto de, ó con dativo (le soy devoto); con á puede considerarse co- mo anticuado. Véase PoR.

Día, m. La expr. día critico sólo significa: «aquel de que pende la deci- sión de una enfermedad ó negocios; así que, los designados de esta manera por los almanaques, ó se buscan otro nombre, ó consiguen que el Dice, les alargue su protección. Tratándose del cumpleaños, debe usarse en pL, como expresamente enseña el Dice: hoy son los dias de Eugenio. Este es, por decirlo así, el nombre técnico; porque también se puede decir: el día del santo ó del nombre, ó dia ono- mástico (Dice, arl. Oxomástico), ó el santo solamente (art. Santo), ó dia del nctcimiento (arts. Natal y Nata- licio), del cumpleaTios. González Car- vajal, en sus notas á su traducción de Job (c. I, V. 1), dice: «Y sus hijos iban y celebraban convites por casa, cada uno en su dia..., esto es, en el dia nalalicio de cada uno, como ade- lante veremos que se dice: Maldijo Job su dia, y el dia que maldijo fué el de su nacimi-ento». Muy digna de no- tarse nos parece la acep. de dia, no incluida en el Dice, que da Fr. Alon- so de Cabrera en el siguiente pasaje: «Llama el Señor su día al de su pasión, de la manera que los hombres llaman su dia aquel en que señaladamente muestran su valor. El capitán^cuando se aventaja y extrema en las armas.

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dic3: éste es mi día. El letrado, cuan- do hace una grande ostentación de sus letras dice: éste es mi día. Pues Cristo nunca tanta demostración hizo de su valor, de su fortaleza y sabiduría, como en su pasión y muerte, y pov eso le llama su dia-». ( Domiiujo de Riónos, cons.I). Del mismo modo Covarrubias, que se expresa así : (uSu dia, en el qü'e alguno nació ó le sucede alguna gran prosperidad y contentor. Día á día: dígase diaria ó cuiidianamenfc, (también cuolidianamenie), ó cada dia. fk' dia á dia, df. dia en dia y ant. día en día, significan otra cosa. Dia por dia, que significa «diariamente», lo da por ant. el Dice. En Chile es de uso corriente. Día por medio es en castellano un dia si y airo no, cada dos dias, en dias alternos. Los afrance- sados dicen: de cada dos días uno. «Los que en diciendo el dia entien- den el dia de /to//, ni calan el francés, ni penetran el castellano... Las expre- .siones en el dia, del dia representan en el dia propio de hoij. Conviene á saber, la voz dia hace sentido dia presente, dia de veiniicuafro horas, y el tiem- po presente, la estación ó época aciual, el siijlo que ahora co/t?... Fuerza será decir en el dia de hoy, luiy en dia, hoy dia, ya que la palabra hoy se toma vulgarmente por?/ tiempo que corre... Aun los franceses dicen aujourd^ hui, en el dia de hoy, y au jour, en el dia; por manera que nuestros galicis- tas ni hablan francés ni castellano cuando usan el modismo en el dia». (P. llir). El Dice, dice también: <íel dia de hoy: en el día presente, en esta época». Condénense pues como gali- Cíxnas frases como las siguientes, aun- que usadas por escritores nada despre- ciables: Estudios hechos hasta el día; Los filósofos del día; Hasta el día no se luí desfuhierlo ningún

animal que hablase; Este pleonasmo es de poco uso en el día; Las oirás ds Feijoo han perdido en el día yran parle de su mérito. Bueu día: buenos dias: «expr. que se emplea como salutación familiar durante el día». Un buen día: complemento de tiempo que usan mucho los afrancesa- dos en el mismo sentido que el latino quodam ó quadam dif, cierto día, y el francés un heau jour, también cierto día. Xunca lo hemos visto en los bueno." autores y no nos suena como castizo. El bueno castellano, aplicado al tiempo, significa favorable, sereno, apacible, y en otros casos es sinónimo de ■sencillo: buen .Juan, buen hombre, Juan de buen alma; pero nunca es tan incoloro y des- leído como en la expresión afrancesada, en la cual, á la verdad, nada significa. Sólo en las interrogaciones castellanas ,A dónde bueno.^ ¿de dónde bueno? etc., hay algo de parecido. (Véase Buexo). « Un dia dijo á la buena viuda», escri- bió Cervantes en el Quijote; un dia de éstos, uno de estos dias, el otro dia, decimos los que no estamos tan conta- giados con el francés. Orden del dia: «determinación de lo que en el día de que se trate deba ser objeto de las discusiones ó tareas de una asamblea ó corporación. En Milicia, lo que diariamente se da á los cuerpos de un ejército ó guarnición señalando [¡hola con el gerundio] el servicio que han de prestar las tropas». Estas dos aceps. le reconoce el último Dice, y nada más. Xo vengan los galiparlistas á hablarnos de Estar á la orden del día, Poner á la orden del día una cosa. Lo que quieren decir es: estar en boya, andar al uso, tener crédito, estar en auye, estilarse, estar de moda una cosa, ser moda ó de moda.

Diabetis ó diabete, m. y f.

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Duiletes, f., y nada más que f. ;Cómo explicar la tendencia de algunos chile- nos á hacer masculinos ciertos nombres de enfermedades? /;Por qné dicen im

bronquitis, el diabetis, un pe- ritonitis, cuando todos éstos son femeninos?

Diablillo ó diablito, m. Juego de muchachos que consiste en tirar con monedas, bolitas, botones ó cosas pa- recidas á un cuadro como el tres en raya, cuyas divisiones están numeradas. El director del juego gana para to- dos los tantos que caen fuera del cua- dro ó que quedan tocando alguna raya, y paga al tirador un número igual al de la casilla ó división en que éste apnnta.^DiablitO llaman también algunas hijas de Eva el rizo que se envuelve en papel (papiUofe francés) para que cobre consistencia y no- se deshaga.

Diablismo, m. Falso sistema de teología mística, algo parecido al mo- linosismo, y que consiste en atribuir al diablo demasiada intervención en las acciones humanas. Merece figurar en el Dice, lo mismo que el siguiente.

DiABLiSTA, adj. Partidario del dia- blismo. Ú. t. c. s. c. Kelativo ó perteneciente al diablismo.

Diablo, m. Falta á esta voz la acepción de: por antonomasia, prínci- pe de los ángeles rebeldes, ó sea Lucifer ó Satanás. También llamamos aquí diailo el instrumento en forma de rastrillo y con lomo ad hoc, que se emplea en el juego del billar para colocar el taco, cuando éste no puede manejarse de la manera natural. Según hemos oído, este mismo nombre tiene dondequiera que se habla castellano; pero el Dice, lo ha pasado por alto. Por semejanza llaman diablo en la Li- tera, según Coll y Altabas, «una espe- cie de trillo, consistente en tres ó

cuatro rodillos hechos de planchas de hierro dentadas, y que giran estando colocados en un bastidor». Tienen al- guna relación con nuestro diablo de billar las voces á)ií/el y mediana, que significan, la primera: «En el juego de los trucos, cierta ventaja ó condición, que consiste en poder subir sobre la mesa para jugar las bolas que no se alcanzan desde fuera con la punta del taco. Dar, tuina}' ó llevar ángel;y> y la segunda: ccEn el juego del billar, taco algo mayor que los comunes, que sirve para jugar las liólas distantes de las barandas». Otro diablo, que usan los agricultores chilenos es un aparato para transportar troncos y maderos grandes, tirado por bueyes. Consiste en un pérti- go, montado por uno de sus extremos en un eje de dos ruedas; los maderos van paralelos con el pértigo. Estas dos aceps. están imitadas del francés. Diablo llamamos también un instru- mento en forma de ban-eta y con una punta abierta como una V ó como la tienen los martillos, para extraer clavos. Este se llama en castellano desclavador: «cincel de boca ancha, recta y poco afi- lada, que se usa para desclavar». El último diablo conocido en Chile (ha- blamos de diablos materiales, no espiri- tuales ni humanos) es el juego italiano dlavolo, que estuvo de moda por algún tiempo. He aquí lo que dijo de su origen la prensa diaria: «Mucho se ha escrito sobre este juego, y aun se ha dicho que ñoreció hace algunos siglos cu China; pero se ignoi-a talvez que los salvajes del centro de África conocen desde tiempo inmemorial el diavoU. En efecto, en el capítulo XXIV de su obra ^4 través del África, el Conde de Cameron refiere que en Diciembre de 1874, encontrándose en pleno centro de África, al Xorte de Batanga, alo- jado en el villorrio del Jefe de Easso-

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nago, uu esclavo negro le entretenía algunas veces con sus pruebas de des- treza. Con dos palitos de un pie de largo, imprimía á un pedazo de madera tallado en forma de reloj de arena, un movimiento de rotación rápida, ha- ciéndolo correr hacia adelante, hacia atrás, lanzándolo más alto que una bola de crikef, recibiéndola sobre la cuerda y continuaba en seguida ha- ciéndola rodar». Usamos, finalmen- te, la palabra diahJo como puro adj. y no nos disuena. Hombre diablo; ¡qué mujer tan diabla!

Una vela se consume Ardiendo en un candelabro; Así se consume el hombre Cuando anda de mozo diablo.

{Cantar popular).

Verdad más grande que un templo y digna de meditarse por todos los tunos, calaveras, tenorios ó mozo.'i diablos. En el Dice, sólo lo hallamos como fr. : Xo ser uno (jran muy) diablo: «no ser muy advertido ó sobresaliente en una línea»; y como s. fig.: «perso- na astuta, sagaz, que tiene sutileza y maña aun en las cosas buenas». Así se adjetivan también hombre, galli- na, (jallo, señora, etc. «Bien me dijo á mi huésped que era diabólica la (jenie desta ciudad», escribió Lo- pe de Rueda en su Comedia de los engaTiados (escena VI); y en otra: « Diabrólico eres », « Pardiez ques- te mochacho es diabrólico» (diabó- lico). — Hay también otro uso de diablo que no está bien estudiado, y es cuando tiene el valor de interjec- ción y va acompañado de otras pala- bras. El Dice, sólo admite ¡diablo! (interj. fam. con que se denota extra- ñeza, sorpresa, admiración ó disgusto), ¿cómo diablos! y ¿qué diablos! (locu- ciones que se juntan frecuentemente Dice, de Chil., t. II.

á las expresiones de impaciencia ó de admiración); pero en los autores y en la conversación se hallan muchas otras parecidas: ¿Quién diablos? ¿qué diablo de venganza? ¿qué diablos de ciudad ó fortaleza? todas de Cervantes y que prueban que la interj. puede usarse en singular ó en pl. ¿A qué ó para qué ó por qué diablos te metiste en ese ne- gocio?¿Co/í qué diablos me has pegado, que me ha dolido tanto? ¿En qué dia- blo ó diablos de barranca me he caído? ¿Cuándo diablos llegará este mucha- cho? ¿Dónde diablos me esconderé para que no me hallen? Y así también con otras preposiciones, advs., interjs., etc. Según esto debe el Dice, ampliar mucho más la acep. de interj. que da á esta voz, diciendo que sola se usa en singular y en pl., y lo mismo cuando va acompañada de otras voces, tales como... Aunque á nadie aconsejemos este lenguaje tan poco cristiano, hemos tenido que estudiarlo, porque así se usa. Asi paga el diablo a quien bien le sirve: adagio ó sentencia muy usado en Chile y que hallamos en Caballero en el mismo sentido. «Frase muy vul- gar, y por desgracia frecuente, que se usa después de haber recibido un dolo- roso desengaño de algún amigo ó pa- riente á quien hemos servido en la medida de nuestras fuerzas». Merece figurar en el Dice. Donde el diablo perdió el poncho, f r. fig. y fam., usadísi- ma en Chile y equivalente á la castella- na Donde Cristo dio las tres voces (en lugar muy distante ó extraviado). Puede ser que se derive de la francesa Étre au diable (estar excesivamente lejos). Véase en Diego, Por lo tío Diegro; aunque no hay entera sino- nimia, porque esta última fr. se refiere á la incongruencia, divagación ó ex- travío en el di.scurso ó raciocinio, y la primera sólo se refiere á la distancia ó

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lejanía material. Prender (encender, poner, ofrecer) ■una vela á Dios á San Miguel) y otra al diablo. Trae ori- gen esta fr. fig. y fam., que usamos en Chile, de lo que se cuenta de un igno- rante, que, compadecido de ver al diablo pisoteado y oprimido por San Miguel (tal como se le representa en la iconografía cristiana), resolvió pren- derle vela también á él, como lo hacía con el Arcángel. Generalizada la fr., ha venido á significar: dar gusto ó contentar á dos personas contrarias, servir á dos señores opuestos. Es digna de figurar en el Dice. En su lugar probaremos que el v. prender está bien usado en esta acep. Uña del diablo: instrumento recio en forma de pinzas ó de tornillo, con que se extiende el alambre que se emplea para cercas ó cierros. El nombre tiene gracia, y, si no hay otro para dicho instrumento, bien podría aceptarse.

Diablofuerte, m. Pa)ui: «tela gruesa de algodón parecida en el tejido al terciopelo». Es chilenismo bien popular, que probablemente se formó por el mal olor que tiene dicha tela. Es natural que, al sentirle el olor, diga uno: iqid diablo tan fuerte! porque fuerte es en Chile sinónimo de hediondo. I Diablofuerte» intituló el Pbo. D. José Luis Fermandoiz una hermosí- sima novel ita suya, de costumbres chilenas, digna de la pluma de Pereda.

DlACONADO ó DIACONATO, m.

DiACOXAE, n. Ministrar de diácono en las funciones de iglesia. Bien puede admitirse, porque se usa ya en muchas partes y está bien formado.

¡Diach.0! interj. /Dianche.' ¡dian- irel ¡demonio', ¡diablo! ¡mengue!

Diagnosticar, a. Determinar el carácter de una enfermedad mediante el examen de sus signos. Admitido en el Apéndice del último Dice.

Diagonal, m. Lo mismo que en Colombia, género ó tela cuyos hilos en el tejido no se cruzan en ángulos rec- tos sino diagonalmente, y de ahí el nombre. Más debe considerarse como denominación común de todas las telas que están tejidas de esta manera, que de una en particular.

Dialectal, adj. Propio de un dia- lecto, ó relativo á él. Es voz usada por todos en Filología y en Lingüística y debe entrar cuanto antes en el Dice.

Dialectología, f. Parte de la Fi- lología que trata de los dialectos. Es voz digna de admitirse por el uso que se hace de ella y por su buena forma- ción.

Diana, n. pr. f. Hija de Júpiter y de Latona y hermana de Apolo, según la Mitología. Era la triforme diosa, que en el cielo se llamaba Luna, en la tierra y principalmente en los bosques Diana, y en los infiernos Hécate ó Proserpina. Como Diana, se la repre- sentaba con traje y con armas de cazadora y acompañada de varias ninfas. Como hay en la literatura es- pañola algunas obras que llevan el titulo de aDiana» y á esta diosa hacen continua alusión los poetas y novelis- tas y, en general, todos los literatos, es de necesidad incluir este nombre en el Dice. Véase Astrea. El toque mi- litar al romper el día, para que la tropa se levante, llamado diana, deriva, según el Dice, de la voz dia y del nombre de la diosa.

Diapasón, m. Bajar el diapasón, fr. fig. que significa: bajar la voz ó el tono; humillar, abatir. Subir el dia- pasón: alzar la voz ó el tono; elevar ó exaltar. Ambas frases deben entrar en el Dice, á lo menos como familiares, por el mucho uso que se hace de ellas y lo bien formadas que están. Xo importa que haya otras equivalentes á

día

DIB

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ellas en el significado. Caballero recor- dó solamente la primera.

Diariero ó diarero, m. Vende- dor de periódicos ó diarios. U. m. en este mismo significado suplemen- tero y véase en su lugar. La forma f. diariera, aunque ya muchas mu- jeres ejercitan el oficio, nunca la hemos oído.

Diario, m. «Valor ó gasto corres- pondiente á lo que es menester para mantener la casa en un día, y lo que se gasta y come cada día». De esta acep., que es la última que tiene en el Dice, ha procedido otra muy seme- jante, y es: cantidad de dinero que se da á un jornalero para su alimento diario. Es la ración castellana (porción que en especie ó dinero se da á cada soldado, marinero, criado, etc., para su alimento diario). En Chile \a,ración es en especie, y el dúfrío en dinero. D. J. M. Sbarbi lo usa por salario ó jornal: «Yo recuerdo haber oído decir en Sevilla. ..que, buscando [el gober- nador] labradores para sus tierras, y ofreciéndoles un diario de hasta 12 reales, no pudo hallarlos». (I71 ¿lio témpore, apénd. III). La fr. castellana Estar á compango abraza las dos cosas: «recibir el criado de labor su manu- tención en dinero, y en trigo la ración de pan que le corresponde percibir según contrato». Otra acep. que aquí le damos es-uso diario. Eopa, traje ó terno para el diario. «Me vienen bien esos veinticinco reales para comprarme una saya de todos los di/is, que ando hecha un estropajo»; escribió Valbue- na en Rebojos, art. «Cobranza». Sin embargo, no parece que lo usamos mal nosotros, pues viene á ser un simple adj. sustantivado. A diario: tras- lado al P. Mir: « Los periodistas presentes dicen á diario. Mañana dirán á semanario, á quince-

nario, á mensual, á anual, á

secular, y no faltará quien nos

desayune con á miniitario, á ho- rario, á seg-undario, á noctur- no, y con otras rarezas del mismo tenor, groseras, bárbaras, extravagan- tes. Pero, señor, ¿en qué libros, en qué gramáticas, en qué autores han estu- diado los que tal hablan? Cierto, no en los que constituyen autoridad en ma- teria de lenguaje». (Frases de los au- tores clásicos, art. Llorar). Dígase cada dia, diariamente, cd día, según los casos. De diario, m. adv.: diaria- mente, cada dia. Tan vicioso como el anterior. Pesos diarios. Véase Anual.

Diarismo, m. Aunque está admi- tido diarista (persona que compone ó publica un diario), no así diarismo, que tiene su equivalente en periodismo: ejercicio ó profesión de periodista.

¡Diasque! interj. Véase ¡Dia- clio!— En general, ú. t. c. s. m. en vez de diablo. Así también en Méjico, según Ramos Duarte.

Oibilidad, dibilitarse. Vul- garismos de todas las naciones en que se habla el castellano; sin embargo, en ninguna corrompen el simple débil en díbil. Sólo á un huaso chileno se le ocurrió excusar en confesión sn fragi- lidad alegando que era muy frí-

gil.

Dibujo al natural. Dilmjn del natural: «el que se hace copiando el modelo desnudo». Así el Dice. En el art. Natural enseña que el m. adv. al natural significa: «sin arte, compo- sición, pulimento ó variación»; y en Blasón ó Heráldica: «dícese de las flo- res y animales que están con sus colo- res propios, y con los esmaltes or- dinarios del blasón». Ahí mismo pone también la fr. Copiar del natural (copiar el modelo vivo) y ejemplos

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DIO

DIOH

como éstos : copiar del natural las ropas, pintar un])ais dd natural.

Diccionarista, com. Es voz mo- derna usada por Puigblanch, Hartzen- busch, Cuervo, Sbarbi y demás autores contemporáneos. Aunque existe para espresar la misma idea el vocablo leiicógrafo, m., creemos que también conviene admitir el neologismo para que corra parejas con su primitivo diccionario.

Díceres, m. pl. «Con respecto á la voz díceres, por rumores ó habli- llas, escribe Cuervo, se nos ocurrió primeramente que podía ser un plural formado de decir, á la manera que víveres lo parece de vivir; pero, consi- derándolo mejor, creemos ser plural de dicen, sustantivándose esta inflexión verbal y recibiendo ese número, lo mismo que el equivalente francés on dit, cuyo plural es des on dit-¡>. Aunque á nosotros nos parece más natural que se derive del (fe castellano pluralizado en díceres, por una falsa analogía con víveres, formado de vivir; ó mejor del antiguo infinitivo dicer ó diser; sin embargo, no discutiremos el origen de este raro vocablo; pero si haremos constar que el Dice, de Autoridades admitió en su lugar á decires: «Usado en plural. Significa murmuraciones ú detracciones. Tiene raro uso». Raro sería en aquel tiempo, pero siquiera se usaba en su verdadera forma, la cual debemos ahora defender á toda costa, ya que, ti'aído á nueva vida, se le quiere dar otra verdaderamente monstruosa. Mil veces mejor decir como en tiempo del cronista Pero Niño: «Dixo...que, pues ellos punaban por la justicia é por la verdad, que non debían avcr cuida- do de los decires*..., que no escribir y pronunciar como ahora díceres. El último Dice, no registra esta acep. de decir, m., entre varias que le da, y en

dicho nos da la expr. dicho de las gen- tes: «murmuración ó censura pública». Creemos que el pl. decires debe ya admitirse con el mismo significado de rumor ó runrún: «voz que corre entre el público». Algunas veces se usa también el sing. dícer.

DiCTAiriXAR, n. Dar dictamen. Admitido en el Apéndice del último Dice. La admisión de este v. es buena prueba de la condescendencia y mag- nanimidad de la Academia; porque, no siendo usado dictaminar sino en Amé- rica y habiendo sido excomulgado nominalmente y por dos veces en la Gramática oficial, entra ahora á ocupar lugar propio en el Dice. El derivado dictaminador, ra, que echan menos algunos, no es tan usado como el v. ni vale lo que su sinónimo informante.

Dicha, f. Del araucano dichón ó diichon: ensartar como con chuzo ó lanza, dar estocada; porque la diclia pincha con las puntas de las hojas. Philippi describe así el suborden á que pertenece la, dicha: tPentacaena ramo- sissima: tallo dividido desde su base en muchísimos ramos del largo de cua- tro á nueve centímetros, cubiertos casi enteramente por las estípulas, y las hojas lineares, tiesas, terminadas por un aguijoncillo transparente. Es muy común en los terrenos secos de las pro- vincias centrales y del Norteí. En otra parte la describe en particular: iSoliva sessilis: planta anual muy pequeña, con hojas pinatifidas, lóbulos triaquin- quelobulados, lacinias lineares, con cabezuelas axilares sésiles, lluy común en Chile. Es singular, porque su estilo es persistente y se vuelve leñoso y punzante. No tiene vilano». Realmen- te, es muy común en Chile esta hierba, y hasta una subdelegación rural del departamento de Casablanca lleva el nombre de «Las-Dichas», fuera de

DICTH

DIE

Ul

otros lugarejcs menos importantes. Rosales le reconoce á la dicha cualida- des medicinales «para estancar cámaras de sangre» (disentería). Su nombre puede ya figurar en el Dice.

DiCHiLLO, m. Así describe Philippi este suborden de las umbelíferas: tMulinum Pers.: subarbustos de hojas tiesas, partidiis en tres ó cinco divisio- nes, casi siempre espinosas; flores amarillas con el limbo del cáliz per- sistente, quinquedentado; fruto con cuatro alas. Todas las seis ó siete es- pecies de este género son chilenas y se conocen con los nombres de yerha ne- gra ó dichillo». El nombre es diminu- tivo del anterior y, como él, merece también entrar en el Dice.

Dichoso, sa, adj. Escribió de él el Dice, de Autoridades: «Se usa en nuestro castellano con cierto tonillo; y así tiene una significación sumamente expresiva, según la materia y el sujeto á que se aplica, la cual no es fácil ex- plicar con otro término: y algunas veces suele ser ironía». El Dice, noví- simo no hizo caso de esta acep., que es enteramente castiza y usada en España y América, como ya lo probó García Icazbalceta ; en cambio nos da una f ani. que nosotros no conocemos: «enfadoso, molesto», y muy distinta de la otra. La voz «ironía» con que termina el de Autoridades da la clave de aquella acep., muy parecida á la que también echamos menos en Bendito; por eso, mejor definida quedaría diciendo: «in- feliz, desgraciado, desventurado, mala- venturado»; y, aplicado á persona, dícese de la que es demasiadamente sencilla ó candida, que es la acep. irónica que el üicc. da á Bienaven- turado. «El dichoso papel de conde Otavio es dificilillo, y al más leve tropiezo pudieraunocaer y estrellarse». (Tamayo y Baus, Un drama nuevo,

I, 2^) (í/Dichoso padre, que no sabe lo que hacen sus hijos!» decimos en Chile.

DiECIXUEV E, DIECIOCHO, DIECISÉIS,

DIECISIETE, adjs. y susts. Mucho se va generalizando la práctica de escribir en una sola voz todos estos numerales; y con mucha razón, porque lo piden la lógica y el simple buen sentido. El Dice, y la Gramática de la Academia guardan silencio en este punto, á pesar de que, tratándose de los otros deriva- dos, escriben dieciochavo, dieciseisavo, etc., y, tratándose de veinte, dicen: veintiuno, veintidós, veintitrés, veinti- cuatro, veinticinco, veintiséis, veintisie- te, veintiocho y veintinueve.

Dieciocho, m. El 18 de Septiembre, aniversario del día en que se reunió en Chile la primera Junta Nacional de gobierno independiente. Junto con el día que le antecede y el que le sigue es de fiestas cívicas y muy celebrado en todo Chile. Dieciochito ó diecio- cho chico, es el domingo anterior al 18 de Septiembre, y en el cual se ensayan en el Campo de Marte (antigua Pam- pa ) los ejercicios militares que se preparan para el 18.

Diego, n. pr. m. Diego, dondiego ó dondiego de noche, de la noclie; por otro nombre dompedro y donjuán. Hasta en esta planta se han juntado los tres nombres que siempre suelen andar juntos: Pedro, Juan y Diego. Dondiego de dia, del día. Donde digo Digo, no digo Digo, sino que digo Digo. Error que se cuenta de un rústico llamado Diego, que, al fir- mar, omitió en su nombre una e; quiso salvar el error, y lo volvió á cometer. Peor que Lucas Gómez. Pedro, Juan y Diego. (Véase Pedeo). Por lo tío Diego, fr. popular en Ch'úo: ]>or los cerros de Ubeda: «por sitio ó lugar muy remoto y fuera de camino. Con

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DIEN

DIES

esta loe. se da á entender que lo que se dice es incongruente ó fuera de propó- sito, ó que uno divaga ó se extravía en el raciocinio ó discurso. U. con el adv. de comparación como y con los verbos echar, ir, ó irse, etc.» Véase Donde el diablo perdió el poncho, en el art. Dia- blo.— Demos la etimología del n. pr. Diego, que no carece de curiosidad. El latín Jacohus, que en francés dio Jac- ques, en italiano O^deomo, en inglés James, en catalán Jaehme, en caste- llano antiguo dio lar/o ó Yago (que, unido con San/\ apócope de Sanio, formó Santiago). Pues bien, del cas- tellano Tago, ó de Tiago, aféresis de Santiago, procedió Diago, y por in- fluencia dialectal Diego. Así, un solo nombre hebreo, Jacob, ha producido en castellano Jacob ó Jacobo, Santiago, Jaime y Diego.

Diente, m. Diente á caballo es en castellano sobrediente: «diente que nace encima de otro». Sin embar- go, la expresión no carece de gracia y la hallamos en Tirso de Molina:

Buenos labios, malos díenUs. Porque, aunque era su tez blanca. Á caballo unos sobre otros Tanti cuanti moriscaban.

(Amar por seüas. ¡I. JO).

—Destemplársele á uno los dientes se expresa eu castellano con el s. dentera: «sensación desagradable que se experimenta en los dientes y encías al comer substancias agrias ó acerbas, oír ciertos ruidos desapacibles, tocar determinados cuerpos y aun con sólo el recuerdo de estas cosas». A los cien membrillos se me destempló

un diente, dice por gracia y donaire el que, después de muchas jugadas perdidas, al fin acierta ó gana una.— Meterle el diente á una cosa, es fr. ñg. y fam. que entre nosotros vale dar

principio á un estudio ó asunto de difícil inteligencia. Xo se corresponde con la castellana Hincar uno el diente, que significa: «apropiarse algo de la hacienda ajena que maneja; murmurar de otro, desacreditarle». No ser uno pariente de otro ni por los dientes: no haber ningún parentesco. Bien pueden admitirse ambas frases. Ratoncito, toma este dientecito y dame otro nueve- cito : así dice el niño, arrojando el diente que se ha sacado ó se le ha caído, convencido, por la superstición en que lo imbuyen, que, si no ofrece su diente al ratón, no le sale el nuevo. En Espa- ña, según Gonzalo Correas, dicen: Milano, toma este diente y dame otro sano. Dicen'esto los muchachos, arro- jando el diente que mudan sobre un tejado; y acomódase á otras cosas que truecan por mejores». En Castilla, según el Folk-lore Gallego, tiran el diente al tejado y dicen: «Tejadito nuevo, toma este diente viejo y tráeme otro nuevo», A regañadientes, m. adv. fig.: con repugnancia, mostrando disgusto, á más no poder. En el Dice, lo escribe la Academia en tres palabras; pero en la Gram. en dos, así como lo hemos puesto aquí: preferimos esta forma.

Dientón, na, ó dientudo, da, adj. y ú. t. c. s. Dentón, na, ó dentudo, da: que tiene dientes desproporciona- dos; por otro nombre, dientes de ajo: los muy grandes y mal configurados; persona que los tiene así.

DÍES lEAE, m. (prominciese iré) Prosa ó secuencia que se reza ó canta en las misas de réquiem. Esta expresión, única con que todo el mundo conoce la grandiosa poesía que principia con estas mismas palabras, debe figurar en el Dice, como otras semejantes que ya se han incluido: De profundis. Tedeum (mejor sería Te Déum), Stábat

DIET

DIEZ

i4r,

ó Stábaí Máter, Tántum ergo, Magní- ficat, Miserere, etc.

DiESTRÍsiMO, MA, adj., superlativo de diestro. «En el sup. se dice indife- rentemente diestrisimo ó destrísimo; acaso el último tenga algún reraus- gnillo de afectación, por ser forma más erudita». (Cuervo). En los autores aljunda más la primera forma.

Dieta, f. Significa: «régimen que se manda observar á los enfermos ó convalecientes en el comer y beber; y fam., privación completa de comer». Por eso se dice muy bien: estar á die- ta, guardar dieta; pero llamar también dieta el caldo especial que se hace para los enfermos que están d dieta, parece que ya no se usa en España, pues el Dice, da esta acep. solamente ú, ¡nicJiero de enfermo: «cocido que se hace en el puchero, sin verdura ni otra cosa que pueda hacer mal á los que padecen una dolencia». Sin embargo, Covarrubias asegura en su Tesoro que dieta «vulgarmente en castellano vale la comida üisada que el médico ordena al enfermo». La dieta que usamos en Chile es una cazuela sencilla de ave, sin verduras ni aliños, con una que otra presa ó sin ella, según el estado del enfermo. Algo se parece al pisto español, que es: «jugo ó substancia que, raachacilndola ó aprensándola, se saca del ave, especialmente de la galli- na ó perdiz, el cual se suministra ca- liente al enfermo que no puede tragar cosa que no sea líquida, para que se alimente y cobre fuerzas». Pues bien, esta acep., que Covarrubias califica de vulgar, es general y corriente en Chile en todas las clases sociales. Lo que no nos parece mal, porque es sola- mente usar el signo por la cosa signifi- cada ó el nombre concreto por el abstracto: metonimia se llama esta figura. Innumerables son las voces que

en castellano han recibido otra acep. por el mismo procedimiento que dieta. Dieta en abstracto es el régimen que en la comida debe observar un enfer- mo, y en concreto es la comida ó guiso en que se ha observado ese régimen. Así también medicina es el arte de curar, y una medicina es un medica- mento ó remedio en que se ha obser- vado ese arte. Apliqúese este mismo raciocinio á poesía, retórica, músim, escultura, pin tura, fotografía, economía, disciplina, etc., y dígannos si tenemos razón ó nó. También los judíos, ha- blando de su pascua, decían: inmolar, asar y comer la pascua, como todavía puede verse en la Biblia, á pesar de que pascua significa originariamente tránsito ó paso. Y decían bien, porque el tránsito ó paso del ángel extermina- dor era recordado por el cordero pas- cual ó víctima de la pascua. Volvien- do á dieta, no se crea que la acep. recogida por Covarrubias fué tan nueva para su tiempo, pues el castella- no la recibió del latín de la Edad- Me- dia, como lo prueba el Qlosai'ío de Du-Cange, que la define: «pastus, refectio», y como la 1.^ de la voz diaefa. En seguida la comprueba con estas autoridades:

Et modo nobiscum qui possea cingere discum, Ut decet athletaní sumens cum rege diaetatn.

«Unde quotidianam tna anima, diaetam sumens». «Pro cujus animae remedio quaedam sancto Martyri contulit prae- dia, unde hodieque Fratribus minis- tratur díaeta*. Con estos datos creemos que el futuro Dice, restituirá al caste- llano esta buena acep. de dieta.

Diez, apellido. Diez, escriben este apellido español Contó é Isaza; pero los españoles que lo llevan, lo escriben y pronuncian lo mismo que el cardinal diez. Lenz dice que no tiene la menor

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relación con el alemán Diez, inmorta- lizado por el filólogo Federico Diez. Este se pronuncia DUs, con i larga, según él.

Diez, m. Moneda de plata, que es la décima parte de nuestro peso y vale diez centavos. El nombre no puede estar mejor puesto, y así lo lleva ella de realce en el centro del reverso: diez CENTAVOS. Debe pues admitirse sin duda alguna. En Álava dicf Baráibar que es «cantidad de bebida cuyo precio es diez céntimos. Déme usted un diez de vino y otro di£z de aguardiente». Con seguridad que se usará también para todos los demás artículos del comercio: un diez de pan, de azúcar, etc., como aquí. Las diez de ultima. Fr. fig. y fam. tomada del juego de la brisca: exceso sobre trabajos ó adver- sidades que se vienen padeciendo. Otros dicen: las diez y últimas.

DieziOCllO ó DIEZ Y OCHO. Véase Dieciocho.

Difamar ó disfamar, a. (Des- famar está ant.) La misma doble forma tienen los compuestos difama- ción, difamador y difamatorio.

Difariar, n. Corrupción vulgar de desvariar.

Difarío, m. Corrupción vulgar de d es r a rio.

Diferenciar, a., n. y r. Sigue la acentuación del s. diferencia: diferen- cie, diferencie, etc., j diferenceo.

Diferiencia, f. Diferencia. Injus- tamente condenó Baralt en esta voz el significado de «pleito, riña, litigio», tomándolo por galicano; pero la Aca- demia, desde la 1." edición del Dice, ha mantenido la acep. de «controversia, contrariedad ú oposición de dos ó más personas entre sí». Esta definición y el uso de los clásicos prueban suficien- temente que diferencia es sinónimo de debate, controversia, disputa, desave-

nencia, pleito, litigio, altercado, discor- dancia, contienda, conforme en esto más con el latín que con el francés. Por consiguiente, nada tienen de cen- surable los tres ejemplos que alegó Baralt: «Apaciguar una diferencia; Ser causa de una diferencia entre amigos; Llevar una diferencia ante el juez».

Difícil, adj. Oigamos primero al P. Mir: «Muy aprisa resolvió Baralt que la palabra difícil, cuando se usa por malcontentadizo, descontentadizo, escrupuloso, delicado, quisquilloso, etc., es un galicismo tan grosero como re- pugnante; v. gr.: es un hombre muy dificil; no he visto persona de trato más difícil. En las equivalencias apuntadas por Baralt hay su más y su menos que conviene discernir. Dos sentidos dan los franceses á la palabra dificil, apli- cada á personas, á saber: mal acondi- cionado y descontentadizo. De estos dos sentidos, el primero es castellano, el segundo galicano. El hombre de mal genio, de natural bronco, de tempera- mento áspero y recio de sufrir, recibe en castellano el nombre de difícil, por- que es su trato penoso y molesto. Mas, si el adj. difídl denota querelloso, fasti- dioso, descontentadizo, delicado, empa- lagoso, quisquUloso, melindrcso, enton- ces entra en el ramo de galicismo, porque no hay dificultad verdadera en semejante melindrería. Entendiólo Cuervo, confesando que este sentido de difícil es aplicación imitada del francés más bien que del latín. He aquí las sentencias de Moratín:

Más difíciles somos y atrevidos Que nuestros padres, más innovadores, Pero mejores uó.

«Juventud ociosa y alegre, y poco di- fícilcn materias de gusto». «En ningún autor clásico (prosigue el P. Mir) se

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halla el uso de difícil por desconfenia- dizo, como le empleó lloratín. La fr. Es un Dii hombre í/í/íVí7, reprobada por Baralt, sufre doblado sentido, á saber: esle ¡lombre es de natural intratable^ este hombre es descontentadizo: en el primer sentido es frase castellana, en el segundo galicismo». Razonemos un poco, á ver si desenredamos esta ma- raña. DificU, del latín difficilis, es compuesto Ae fácil, que significa hace- dero, porque se deriva de faceré, hacer; por consiguiente, difícil es no hacedero, no fácil de hacer ó de ejecutar, y en general y por extensión, todo lo que presenta dificultad para su fin. Una lección es difícil, porque no es fácil de aprender; un problema es dificil, por- que no es fácil de resolver; una tesis es difkil, porque no es fácil de explicar ó de defender. «Cosa difícil has pedi- do», le contestó Elias á Eliseo: rem difficilem postulasli (IV Eeg., II, 10), es decir, difícil de conceder ó cumplir; «Cosas difíciles de entender», dice San Pedro qne hay en las cartas de San Pablo: diffírilid intellectu. «liemos andado cam'uwsí difíciles*, dice el libro de la Sabiduría (V, 7), es decir, difí- ciles de andar ó recorrer. Demos ahora un paseo por los clásicos latinos, para que no se achaque á los franceses lo que fué ol>ra de romanos. Virgilio dijo en las Geórgicas (II, 179):

Difficilet primtim teirae collesque lualigni:

esto es, tierras difiriles de cultivar. En la Eneida (V, 8G4-.-)):

Jamque adeo scopnlos Sirenum ailvecta Difficiles qaondaiu; [subibat,

escollos difíciles, de navegar ó pasar, se entiende. Al fin del libro IV califica de dificil la muerte de Dido (dijfícdei obitiis), esto es, de realizarse; como se

Dice, (le Chil., t. II.

dice también en castellano enfermedad difícil (de curar), parlo difícil (de efectuaree). Veamos ;i Horacio, sobrio y preciso en los epítetos como ningu- no. En la oda XIII del 1. I dice:

Meum Fervens d'tfficili bile tuiuet jécur:

arde y se hincha mi hígado con la dificil bilis; difícil de salir, ó al contra- rio, de ahogar ó reprimir.

Kt te saepe vocanti Duram tll^eilis mane. (1. Illod.. VII). y mantente severa. Aunque á veces te llame esquiva y fiera.

Así tradujo Burgos lo que literalmen- te es: mantente dificil, es decir, de conquistar, inexorable, inconquistable. En la oda X del mismo 1. III:

Non te Penelopen dij/icilem proeis Tyrrhenus genuit parenB.

El mismo sentido de la anterior: difí- cil de conquistar; por eso Burgos tra- dujo: «esquiva y fiera». En la sátira Vdtl i. II:

DiJfícíUm et uiorosum offenoes garrulus.

Habla del hombre dificil y moroso, y bien puede ser el difícil de contentar ó descontentadizo. Burgos traduce en general: «viejo impertinente». Más conocido es el pasaje del Arte poética (v. 172-;5),en (¡ue habla del anciano:

Dilator, spe lóngus. iners. avidusque f uturi A/^ci7i>,-querulns, laudator temporis acti Se puero.

Aquí que difficilis puede ser difícil de contentar ó descontentadizo, y así lo tradujo Burgos:

Di cuntcntar difícil, quejumbroso:

Ufi

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Triarte:

Siempre gi'Uñe ó se queja;

Raiiiinndo ilu ^^lijíuel:

importuno;

iliirtinez <lc la Rosa:

Regañó::, itttrdtable, impertiuentc.

En César liallamos: xller angustum etdiffirile... Teinpm aimi dijfi>-illímumy>. rtCuál es el camino difícil, si'io el difí- cil de andar ó recorrer? ¿Cuál es el tiempo di/icilisimo del año, sino el más dijicil de soportar? Cornelio Nepote habla de un hombre de naturaleza dificilísima ( difficillima natura), es decir, muy difícil de sufrir ó soportar; y Pliiiio llama venfer difficilis al estre- ñido ó difícil de evacuar. Más explíci- to, si cabe, es para nuestro objeto el príncipe de la elocuencia y elocución latina. Cicerón. En el 1. del Orador (n. 29) dice: «Ut usque eo difliciles ac morosi simus, ut nobis non satisfaciat ipse Demostlienes». Aquí sí, que suena desconieníf'dizp, al pie de la letra. En BU hermosísimo diálogo De senectute (n.° 3): c(Moderati, et nec difficiles, nec inhuman i senes, tolerabilem agunt senecLUtem». El anotadorde la edición Lemaire interpreta así este difficiles: a Difficiles sunt, qui niliil concedunt gratiae»; los que no dejan pasar nin- guna, diriamos en castellano familiar, ó que son difíciles de contentar.

Parentem habere avarum. illepidum, in Difficilem, [liberes

dice en unos versos que cita en su obra De natura deorum (1. II 1, n. 29): pa,- dre difícil para con sus hijos, es decir, difícil de soportar para ellos, ó que nunca está de ellos contento; ambos sentidos puede tener. «IntelÜLTü quam scopuloso difficilique in loco verser»,

escribió en el opúsculo In Q. Caealium divinatio, n." 11: bien entiendo cuan peligroso y difícil es el lugar en que me hallo, esto es, Iw/ar de difícil esca- pada. Y punto y final, para no cansar al lector con tantas citas latinas. De ellas se deduce que difícil tiene un significado harto genérico, como que se presta para expresar todo lo que contiene alguna dificultad, y por eso es sinónimo de dificultoso, (jue procede de la misma raíz. Como, tratándose de las personas con quienes vivimos, lo primero que observamos en ellas es su carácter ó genio, por eso, cuando su carácter no nos gusta, decimos que son difíciles, así á secas, ó sea, difíciles de tratar, intratables, y también difíciles de contentar, lo cual no deja de tener su dificultad para el pobre prójimo que vive con ellas, por más que el P. Mir diga «que no hay dificultad verdadera en semejante melindrería». Xo así se las den todas al buen religioso. Xo queremos decir con esto que siempre deba ó pueda omitirse el complemento gramatical de difícil, porque muchas veces puede significar cosas bien di- versas, como que este adj. se acomoda, por medio de la prep. de, á todos los infinitivos: fiambre difícil de gobernar, de admitir, de querer, odiar, etc. Lo que decimos es: que, siendo ya cosa bien entendida en el lenguaje corrien- te llamar difícil á secas al hombre intratable y al descontentadizo, porque todo el mundo subentiende los respec- tivos infinitivos, no debemos tener escrúpulo en reconocer al adj. estas dos acep-í. Así se ha hecho con él cuando lo aplicamos á cosa: ciencia y lección difícil (de aprender), misterio difícil (de explicar ó comprender), .sí- luación difícil (de salvar), Irabajo di- fícil (de ejecutar), guerra difícil (de

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hacer), etc., etc. Esta es la lógica del lenguaje no sólo con verbos, frases y locuciones, á los cuales se les suprimen, por ser bien comprensibles, comple- mentos y palabras, sino también con muchos adjs. Vayan como ejemplo: iiPffti(/o (incapaz ó totalmente inepto para una cosa), obtuxo (torpe, tardo de comprensión), romo y rhafo^ zurdo, tl/erfo, qufhrado, roio, rorlo. Todos éstos tienen un significado bien gene- ral, y sólo porque va subentendido un complemento con de, reciben la acep. (¡ue de ordinario se les da: npi/ado de infelif/enda, obtuso de mollera, romo ó chillo de nariz, zurdo de una mano, tuerto de un ojo, quebrado de vientre, roto de vestido ó en el vestido, corlo de fienio, y también de talento ó palabras. Así usiimos también en Chile acerra- do, tapado y tupido, subenten- diendo de mollera; asi se usa taml.)icn en todas partes Irastornmlo (de juicio), tomado (del moho ú orín) y difunto, que aun en latín lleva subentendido el al)lativo (defumias vita), al revés de lo que hizo el castellano con men- tecato (mente captus), en el cual unió el coinplemento á, un participio de significado generalísimo. Volviendo á difiril, creemos que el Dice, debe am- pliarle las aceps., pues ahora sólo le leconoce la de: «que no se logra, eje- cuta ó entiende sin mucho trabajo», aplicable solamente á cosa. Debe agre- garle otra, aplicada á persona, semejan- te á la de ocasionado, que Covai'rubias definía: «el hombre que tiene tan mala condición, que por ella da ocasión á otros para descomponerse »>.

Diforme, adj. Véase Defoumk.

Difraz, m., difrazar, a. y r. Iji^fniz y disfrazar.

Difrutar. Disfrutar. El Dice, lo da como a. solamente en todas sus aceps.; pero la Grani. de la .\cadeniia,

la de Salva y el Dice, de Cuervo lo dan también como n. con régimen con de: disfrutar de buena renta.

Difrute, m. Disfrute.

DiFUXTO, TA, m. y f. Falta en el Dice, la fr. fig. y fam. El difunto la difunta) era más grande, ó mayor, ó más chico, pequeTio, menor, con (jua se da á entender que una prenda de vestir le viene grande ó corta á una persona por no haberle pertenecido á ella y como si la hubiera heredado de otro. Ú. en todas partes, y aun en Kspaña, como se ve por este pasaje de Pérez Galdós: «Vestía la hija de Doña Paca una bata de franela..., revelán- dose en todo, como prenda adquirida de lance, que á su dueña le venía un poco ancha, por aquello de que la di- funta era mayor*. (Misericordia, .XV).

Dignidad. Significando la persona que posee en una catedral uno de los beneficios ó prebendas que se llaman dignidades, ¿es m. ó f.? No lo resuelve el Dice, ó mejor dicho, no trata ex profeso el caso, contentándose con asignar á Dignidad el género f. par'a todas sus aceps. Lo mismo hace el de Autoridades; pero en el art. Preben- dado dice expresamente éste: t-FA Dignidad, Canónigo ó Eacionero de las Iglesias Catedrales ó Colegiales»; y en Primicerio dice también: «Usa- do como substantivo, se llama al Dignidad que en algunas Iglesias Catedrales...» En Capa de coro dice dios dignidades. ..1) Todo esto está in- dicando que el punto no es tan fácil de resolver y que la práctica no es uniforme. Lo mismo se observa en los autores. En Chile dicen: ^/ Señor Dignidad de Deán, de Arcediano, etc. Es evidente que, precedido del m. se- ñor, necesariamente debe concordar con él; pero, estando solo, únicamente por silepsis podrá usarse como ra.,

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porque su género propio es el f . ; lo cual es mucho conceder, porque los demás tratamientos castellanos que por son femeninos, siempre se usan como tales, tomando el m. solamente para el pre- dicado: Alteza, Beatitud, Eminencia, Excelencia, Ilustrisima, Majestad, Mer- ced, Paternidad, Reverencia, Santidad, Señoría, Usía, Vuecelencia, Vuecencia. Vuestra Eminencia es Justo; Su Ma- jestad está enfermo; á no ser que la persona sea del sexo f., en el cual caso desaparece la silepsis y queda la simple concordancia gramatical de s. con adj. ¿Está enferma Vuestra Reverencia' tratándose de una monja. ¿Esta indis- puesta Su Majestad? tratándose de una reina. Véase Cabeza.

Dig-no (No ser). Fr. neg. que usa luiestro pueblo en lugar del v. dignarse. Llegó su mismo padre, y Pe- dro no fué digriO de sahuiarle: no se dignó saludarle.

Digresionar, n. Hacer ó meter digresión. Verbo que sólo ha ocurrido á Uuamuno. Ya casi no hay s. en ion que los modernos bárbaros del caste- llano no transformen en v.

Dihueñe ó dihueñi, m. Del

araucano dihueñ, orcompañero, y la fruta de los robles». (Febrés). En la 1." acep. ya no se usa; en la 2." si, y es general en Chile. Es el hongo que nace en las ramas de las hayas, llama- das robles en algunas provincias; es comestible y los indios hacen también de él una chicha. En algunas partes pronuncian lihueñe.

Dije, adj. Vocabuliilo sumamente usado en Chile, especialmente por las mujeres. Significa todo lo bueno que se puede decir de una persona: simpá- tico, amable, agraciado, fino, pulido, cumplido, mono, cuco, gracioso, chis- toso. Por eso el mayor elogio que ellas suelen hacer de un sujeto, es decir de

él que es muy dije. Si la voz se emplea como s., porque esto solamente es en castellano, está bien empleada, como que tiene estas ti-es aceps. figu- radas y familiares: «persona de rele- vantes cualidades físicas ó morales; persona muy compuesta; persona muy útil para hacer muchas cosa-s»; aceps. todas derivadas de la recta ó propia, que es: «cualquier adorno de los que se ponían á los niños al cuello ó pen- dientes de la cintura; cada una de las joyas, relicarios y otras alhajas peque- ñas, que suelen llevar por adorno las mujeres y aun los hombres». (Véase Chiclie). Dígase pues que una per- sona es dije ó un dije, cuando tiene las condiciones de cualquiera de las tres aceps. figuradas; perú jamás se le diga que es muy dije, porque este s. no se adjetiva como algunos de seres ani- mados: hombre, mujer, caballero, in- flo, señor, gallina, gallo, animal, pe- rro, etc.

Dilatar, a. Han censurado algunos el uso de este v. como r. en la misma acep. de tardar; v. gr.: ¿Por qué te fias dilatado tanto? No me dilató sino lo necesario. A juzgar por las defini- ciones del Dice, debería este uso con- denarse como impropio, pues sólo tratándose de cosas tiene cabida este V. en tal significado. Véanse mejor las definiciones mismas: < Extender, alar- gar y hacer mayor una cosa, ó que ocupe más lugar ó tiempo. U. t. c. r.»; «diferir, retardar. Ú. t. c. r.»; «r., ex- tenderse mucho en un discurso ó es- crito». Esto está conforme con el uso general de los clásicos. Así leemos en ellos: «Perdóname porque tanto dilaté volverme á Ti». (Granada). «Mira, Señor, que han crecido mucho mis llagas: no dilates más el remediarlas». (La Puente).

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La fiesta íc liilatñ, Aunque á todos ha pesado. ^;La fiesta se h<í dilatado? —¿Que no es el mic'rcoles? Nó.

(Lope de Vega).

Liis aceps. como esta última las ¡lama el Dice, reflexivas, cuando en realidad son jiasivas: la fiesta no se dilató á misma, ni podía hacerlo, sino qne fnó dilatada, diferida ó retardada por los (jue la habían dispuesto. Así usado el V. como pasivo, se halla con frecuencia en los clásicos en la misma acep. de /iin/iiisc: ((No se dilaió pues mucho la misericordia del Señoni. (Granada). «No sabían cuánto esta ^•enida [del Espíritu Santo] se había ele dilatary>. (Id.) «.Si no os ha enviado, tornadlo á pedir, que el os enviará, (jue os quie- re mucho por entender en los pobres; y si nó, el Señor ha de [n-oveer, aunque .se (lilate [el recado ó au.xilio del duque de Sesa]». (Beato Avila). Otras veces usan á dilatar con un complemento con en ó con de, y más parecido aún á tardar:

Si es esto, yo te perdono Todo el tiempo que dilatas En mostrar á tu AlcVtín De su bien y mal la causa.

(Góngora).

«Xo dil/itti, sabiendo su venida, en venir la abadesa». (Céspedes y Mene- ses). «También da algunas veces en fin de la oración lo que al principio dilató de darii. (Granada). Por estas pocas citas se puede ver cuan corto y fácil era para el pueblo el tránsito de este verbo, tal como lo hallamos em- pleado, á la acep. reflexiva propiamen- te dicha que le damos en América, desde ]\réjico para el Sur. Si todas las cosas se pueden dilatar, si las personas mismas se dilatan en los discursos y escritos, si otras ddatan en mnatrar ó

en venir, es muy explicable (juc tam- bién se dilaten, como hay muchos (¡ue se enferman, se entrañan de lo que ven, se turnan. También se explica este uso por la omisión del comple- mento, el cual, no pudiendo desapare- cer del todo, porque el significado del V. lo reclama, viene á convertirse en los acusativos personales me, te, .ie. Por eso muchos no fijan ya la atención, la mente ó la vista, sino que se AJan; otros no hincan una ó ambas rodillas, sino que se hincan; otros no se lo lle- van escribiendo ó leijendo, ó se llri'an el día ó la noche en lo mismo, sino (jue se llevan escribiendo ó leyendo, sin darle á. llevare] complemento de tiem- po que exige. Véase Encarnarse. En Chile es bastante antiguo el uso de dilatar.-- e r. y así lo hallamos en la 1." edición del Dice. Araucano de Pe- bres (1765); pero actualmente vades- apareciendo entre la gente culta, aun- que se oye mucho en el puelilo.

Dilettante, m. Voz italiana, iiiie significa: aficionado á un arte cual- quiera, pero sin profesarla. Es sinónimo del francés amateur, que pusimos en el Apéndice, y, lu mismo que éste, no debe admitirse en castellano: basta con ajíciiinudo, aprendiz, apasionado-

Dilettantismo, m. Afición á un arte cualquiera, pasión que se siente hacia ella. Véase el anterior.

DiLt'CiDAE, a. «Declarar ó exiilicar un asunto, una proposición ó una obra de ingenio». Es sinónimo de rlueidtir, a.: poner en claro, dilucidar. Asimis- mo los respectivos derivados: diluci dación y elucidación., dilucidario (escrito con que se dilucida ó ilustra una obra) y elucidario (libro que esclarece ó ex- plica cosas obscuras ó difíciles de entender).

Diluir, a. Conjúgase dilui/o, dilu- yes, dUuija, etc., y dilÚO, como lo

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olmos ii 11 n viejo profesor de castellano. El piirt. activo no puede ser diluen- te, como aparece en el Dice, y por más que lo haya usado así algún quí- mico extranjero ó poco entendido en luiiTjnaje. Todos los verbos en ir hacen este part. en ienfe, y con más razón los terminados en uír. Dígase pues diluijenie, como ronsíUuye-nte, conlri- hui/pnfe. Es cierto (jue en uno que otro ha prevalecido la forma latina por usarse más como sustantivos ó corno térininos técnicos que como participios adjs. Así tenemos ii ti tiente, confluente y refluente. Influir aparece en el Dice, con doble forma: influente é influyente. Diminuir ó disminuír, a. y ú. t. c. 11. y r., como su contrario aumentar.

DiMINUCIÓX ó DISMINUCIÓX. El USO

del V. como n. es reprobado por Baralt y el P. Mir; pero el Dicí. io admite y Cuervo reconoce que fué practicado por los españoles en los siglos XV y XVI.

Diminutivos. Muchos errores se cometen en Chile en la formación de los diminutivos, y por eso conviene recordar las reglas principales. En el ait. BuioY hablain;)s de los monosíla- bos, y á los allí enumerados sólo tene- mos que agregar olialcito y plan- Cito, mal formados de chai y ¡ilan. En el art. CuerpltO citamos la regla ¡lara lo.s bisílabos cuya primera sílaba es diptongo de ei, ie, ue. Estos forman su diminutivo en ecito, ecillo, ecico, chuela, ichuelo, achuelo, nunca en ito. Contra esta regla se falta frecuente- mente en un sinnúmero de vocablos. Véanse algunos: cuerito, puebli- to, fueguito, plieg'uito, vieji- to, cieguito, h uevito, nue vito, liuesito, cuesquito, tiestito, Guelguita, cielito, huequito, siembrita, cuevita, cuequita, huei'tito, etc., etc. Para conocer lo

impropio y disonante de estas formas, pues el oído, acostumbrado ya por el uso, no lo percibe fácilmente, examí- nense estos otros vocablos análogos, á , los cuales damos el verdadero diminu- tivo: fuerto, puerta, fiebre, dieta, hier- ba, rueda, ruedo, piedra, siesta, fuente, cuenta, diente, viento, sueño, flesta, fuerte, suerte, nieto, f/rueso, sttetto, vuelta, cuello, peine, pieza, etc., etc. De la misma manera que éstos hacen el diminutivo los bisílabos cuya segun- da sílaba es diptongo de ia, io, ua. Sólo se exceptúan rubita, agüita, pascuiia. Nosotros decimos rubiecito, tci; en lo cual parece que no faltamos, pues se- guimos la regla general; lo mismo que en tagüita, por su semejanza con agüi- ta; faltamos en decir lengiüta (por lengiiecita ó lengüeta ¡, yeg'üita (por gegüecita). En los nombres pi'o- pios comprendidos en estas dos reglas, parece que debe haber excepción, aun- que nada dice la Gramática de la Academiii. En Chile decimos Dieguito, Julilo y Julita, Celila, y creemos decir bien. Otros diminutivos muy irregu- lares de nombres propios y comunes irán apareciendo en su lugar. Aquí terminaremos aconsejando:.]." Que, ya que es tan rico el castellano en for- mas diminutivas, no lo empobrezcamos prodigando el adj. pequeño, traducción del petit francés. Personas hay tan afrancesadas en esto, que no saben de- cir unas cuatro frases sin apuntalar cada sustantivo con esta especie de muletilla. 2.° Que, cuando se use la forma diminutiva, no se agregue un adj. que tenga también el significado de diminutivo: así, mesita chica, pe- i/ueña casita,, cosita poca, son albarila sobre albarda.

Dimisionario, ría, adj. y ú. t. c. s. Que hace dimisión. Admitiólo el último Dice, en su Apéndice. Dmi-

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TENTE, adj. y s., significa también lo mismo: que dimite.

Dimisoria, f. Sólo se usa el pl. ifiíiiisoriíis.

Dinamitero, adj. y ú. t. c. s. Díce- se de quien sistemáticamente destruye ó trata de destruir personas ó cosas por medio de la dinamita. Admitido en el Apéndice del último Dice.

Dinamitazo, m. Explosión ó tiro de dinamita. Merece admitirse. «Aho- ra sus discursos [de los anarquistas] reivindicatoríos han adoptado un nue- vo esquema: enmendar á dinamitazon las culpas de la sociedad», (.fosé In- genieros, art. de revisla).

Dinamo, m. Dinamo, admitido en el vil timo Dice: «máquina donde se obtiene electricidad, empleando una fuerza que haga girar rápidamente, y en condiciones especiales, una serie de electroimanes». Con razón se ha hecho esdrújula á esta voz, porque procede de la griega Súvay.i;, fuerza, también esdrújula. Esta es su etimología, y el adj. dinámico, que cita el Dice.

Dinero, m. De dineros y bondades, la mitad de las mitades, refrán muy usado en Chile para enseñar que, cuando so habla de las riquezas ó vir- tudes de una persona, se deben rebajar en la mitad ó más aún, por la propen- sión general que hay á exagerar estas cosas. El Dice, trae, en este mismo sentido: De dineros y bondad, quita siempre la mitad, y este otro: De dine- ro y calidad, la mitad de la mitad. Poderoso caballero es don dinero, estri- billo de una letrilla de Quevedo que ha pasado ya á ser adagio usado en todas partes. Bien puede admitirlo el Dice, casi en el mismo significado de Oros son triunfos.

DiNTEí/, m. Preciosas son las con- fesiones de Hartzenbuscli y de Cuervo por el mal uso de este vocablo. Dice el

primero: nDintel por umbral lo usé hasta que, ya algo tarde, conocí el despropósito»; y el segundo: «Casi lágrimas nos ha costado este pecado; s()lo nos consolamos con ver reos de lo mismo á varios académicos que á mismos se condenan con no dar cabida en el Dice, á semejante acep.» No se confiesan con tanta sinceridad ni se arrepienten con tanto dolor los vulga- res prevaricadores del buen lenguaje; sin embargo, para su enmienda en este punto hay que repetirles que dintel ó lintel es: la «parte superior de las puertas y ventanas que carga sobre las jambas»; por eso se llama también caryadero; y umbral es lo contrario: «parte inferior ó escalón, por lo común de piedra y contrapuesto al dintel, en la puerta ó entrada de una casa». «La constante posición del dintel con res- pecto al umbral, dice Cuervo, permite que en realidad sea lo mismo, para designar la puerta ó entrada, acercarse al umbral que al dintel, y de ahí la confusión». Nosotros creemos más probable que la confusión provenga de que en francés y en inglés los vocablos linteau y lintel significan dintel y um- bral, así como el castellano umbral, que, además de significar lo que hemos dicho, significa también el "madero que se atraviesa en lo alto de un vano, para sostener el muro que hay encima" (el umbralado chileno y colombia- no). Esto explica mejor la confusión que suelen hacer los que no estudian el idioma.

Diócesi ó Diócesis, f.

Dioclesiano, n. pr. m. Diodecia- /w, porcpie se deriva del griego Aio- /CAvjTtavó:, en latín Diocletianus.

DiODORO, n. pr. m. Así, grave, y Diódoro. En griego es AióSojpo;, esdrújulo en el nominativis mas, como al trasladar al castellano los nombres

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griegos deben pasar primero por la alquitara de la prosodia latina, y en ést;i Dmlórus es grave por la omega que tiene en griego, por eso nosotros debemos decir Diodoro.

DiOMEDES, n. pr. ra. Dióme- des, porque en griego es Aiojxv-Sv;;, grave, lo mismo que en latín. No así Diógenes, porque la primera e en grie- go y en latín es breve.

Dionicio, Cia, n. pr. m. y f. Dionisio, s'ia.

Dionisiaco, ca, Dionisiaco, co- rrige el Dice. : perteneciente ó relativo á Baco, llamado también Dioniso ó Dionisio.

Dios, m. ;A Dios! Así, con signo de admiración, está escrito en el art. Dios; pero en Adiós, en donde está citailo, no se le puso nada: es indis- pensable igualarlos. Convendría tam- bién explicar más la ortografía de esta VOZ; lo que liai'íamos nosotros de esta manera: Cuando es interjección se es- cribe \adiós\ ó ¡á Dios! Pero, si sigue otra fr. en que se nombre á Dios, no podrá escribirse del primer modo sino del segundo. Por ej.: "¡A Dios, ami- go!" y el saludado contesta: "El te guíe". La razón de esta distinción es evidente. Usado como s., debe escribir- se siempre en una sola palabra: el adiós ó los adiases de la partida. Dios Hombre, Jesucristo, Nuestro Señor, dice el Dice, y omitió la e.xpr. Hombre Dios, que también se usa y es confor- me á la Teología. Dios Padre, tam- bién está admitido; pero faltan Dios Hijo y Dios Espirilu Santo. Niño Dios. Véase Niño. A nadie le falta Dios, fr. con que uno en sus descon- suelos ó privaciones manifiesta su confianza en la divina Providencia. Muy usada en Chile y digna de figurar en el Dice. Dios (¡uarde á Ud. r. .S'. ó cualciuier otro tratamiento

que corresponda). Fórmula de despe- dida usada en las notas y oficios, tanto en lo civil como en lo eclesiástico, en todas las niiciones de habla española. Así se usa también en Chile, y la u.sa- ba también el Gobierno chileno hasta hace pocos años, en que á un Ministro de lo Interior, radical por supuesto, se le ocurrió que hasta en esto debía per- seguir el nombre de Dios y que era mejor sustituir la cristiana y antigua fórmula por esta otra, tan fría como su propia alma: "Saluda á Ud. N. N." Desde entonces anda Dios desterrado de las notas y comunicaciones oficiales del Palacio de la Moneda. Peor para sus autores. Creemos que esta fórmula debe entrar á figurar como fr. en el Dice, advirtiendo que también se le agrega "muchos años" ó "por muchos años", y escribiendo guarde en abre- viatura:.í/we (con tilde ó rasgo encima ó debajo) ó g.^e , como enseña la tabla de abreviaturas del mismo Dice. Dios se lo ¡lague: otra fr. cristianísima que también se echa menos en el léxico oficial y que vale muchísimo mils que la fría expresión ;gracias! que figura en él y que todas las otras que se usan: muchas, muchisimas, tantas, mil gra- cias, un mUlón de gracias, etc. Dios sabe lo que hace, fr. con que se mues- tra la fe y confianza en Dios cuando se ven adversidades ó sucesos que hu- manamente no se explican. Lo mismo que la anterior. La cara de Dios, ex- presión fig. con que se designa algunas veces el pan, por alusión á la divina Eucaristía. Usada en Chile y en Espa- ña y digna de entrar en el Dice. Mems averigiM Dios y perdona, f r. ñg. con que se reprende la curiosidad de los preguntones. Muy usada en Chile y digna también del Dice. Ver á Dios, burla que se hace á los niños pequeños tomándoles con ambas manos

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las quijadas y levantándolos en vilo. La acción se ejecuta precedida de la pref;uiita: ¿ijuieres ver á Dios? Tam- bién es fr. usadísima en Chile y digna de que la acoja el Dice.

Diploma, m. Pronunciación con- temporánea de telegrama, mén- digo, sincero y bandido, <iue por suerte ya va desapareciendo y sólo se oye en algunos Matusalenes antedi- luvianos. Es cierto que en griego la voz es esdrújula ((^ÍTTAoaa); pero el uso, que por lo general tiende á la llaneza, la quiso grave: diploma; y así la pro- nunciamos todos. Tal vez en esto influ- yó también el francés diplome.

Diplomar, a. Agregar á uno á una universidad, facultad, corporacitin ó sociedad literaria, concediéndole el respectivo diploma. Mucho se va ex- tendiendo este neologismo, que, en realidad, no está mal formado, pero que tampoco es necesario, porque su significado se expresa perfectamente y según los casos por (¡rMliutr, titular, recibir y recibirse, y, tratándose de doctores y licenciados, por doctorar y licenciar. Con la misma lógica que este V. usan también algunos becar é indulgenciar: alumno becado, oración indulgenciada.

Dii'TONiios. Una palabra sobre los diptongos latinos ae y oe. Ya que tan- ta va decayendo en muchas partes el estudio del latín, con gran desmedro para el ca.'ítellano, convendría que el Dice, advirtiera, cada vez que emplee estas combinaciones, que se leen sim- plemente como e; V. gr. ab aeterno. Creemos preferible esto á insinuar si- quiera la idea de escribir ab eterno. Aquí queremos también advertir que es menester distinguir de alguna ma- nera en la escritura el diptongo ni de las dos sílabas u-i; v. gr. : ruido, ruina, fuixte, y diluido, huir. No (luerenios

Dice, de Chil., t. II.

aumentar los signos ortográficos aña- diendo otros nuevos, como lo hizo Benot con el subpunto de su inven- ción, ó sea, un punto debajo de la pri- mera vocal, y Don Felipe Robles Dé- gano con su azeuxis, ó sea, una tilde como la de la ñ encima de la débil átona seguida de otra vocal acen- tuada. Preferimos conformarnos con el acento que todos conocen, y que se colocaría con forme á esta sencilla regla : Cuando la combinación forma dip- tongo, no lleva ningún acento; pero, si el diptongo se deshace, cargando la pronunciación en la u ó en la i, se acentuará la vocal que corresponda. Ejemplos de esto último: fluido (s. trisílabo, distinto del adj. y participio fluido), circuito (aunque por su etimo- logía debería ser circuito, como introito y coito), Jesuifa y todos los verbos en uir con sus respectivos participios. Esto nos parece más sencillo que la crema ó diéresis, porque este signo sólo indica que no existe diptongo, pero no señala cuál vocal debe acentuarse. Confesamos que en la práctica tendrá esto alguna dificultad, porque hay muchos vocablos, como ///'ff/i/íVo, juicio, argüir, que se pronuncian de las dos maneras: con diptongo y sin él; pero á lo menos tendríamos un medio claro y seguro para dar á conocer y divulgar la verdadera pronunciación en las vo- ces no discutidas. Una regla como ésta sería el complemento de la otra que hace pocos años y con tanto acierto viene practicando la Academia, aun- que no la da con toda claridad en el res- pectivo lugar de su Gramática y Dice; y es ésta: Cuando en las voces llanas ó graves ocurre una combinación de llena y débil y el acento carga en la débil, debe pintársele: leido, poseído, reúno, transeúnte, paraixo. Así se evitó que el pueblo ¡giioraiite y el extranjc-

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ro, dando más itnportancia ¡i la llena que il la débil, como parece natural,

lean paráiso, poseído, léido, etc., como realmente lo hacen en mu- chas do estas voces. Una sola cosa habría que corregir en la Gramática y en el Dice, de la Academia, llegai'a á promulgarse esta regla, y es: supri- mir los ejemplos Espeiuij y Tiíij de la regla que principia: «Las voces llanas terminadas en dos vocales». Según esta regla aparecen acentuadas esas dos voces (lo cual debería también hacerse con muy, ley, hoy, convoy, etc., si estos ejemplos estuvieran bien aplicados), cuando poco antes advierte la Gramá- tica que «la y final, aunque suena como vocal, se considera como consonante para los efectos de la acentuación >.

DiiTTAUA, f. No es la mujer del diputado, cosa que á nadie todavía se le ha ocurrido, sino la mujer nombra- da por una corporación ó por un pue- blo para que los represente en algún congreso. Mientras subsista el feminis- mo, ó por lo menos mientras haya mujeres que puedan ser nombradas para tales reuniones, tendrá que acep- tarse el nombre de diputada. Otros pueden preferir el de delegada, que tiene el mismo significado. En algu- nas constituciones de religiosas se llama también diputada la religiosa ó hermana que es elegida por una casa para que la represente en un capítulo provincial ó general. Ambas aceps. deben enti'ar en el Dice.

Dirección, f. < Dirección dicen ya muchos, y me parece muy bien>, escri- bía Baralt, refiriéndose á la voz fran- cesa atlresse y confesando que «no tenemos en castellano un vocablo equi- valente y que evite circunlocuciones penosas». Por eso el último Dice, le agregó la acep. de «señas escritas sobre una carta, fardo, caja ó cualquier otro

bulto para indicar dónde y á quién se envía». Paso bien dado fué éste, en cuanto significa un adelanto ó adqui- sición; pero todavía se queda corto, porque no se define la acep. que más se usa, tomada del inglés y del francés direction, y es: indicación ó señas del domicilio ó residencia de una persona. Déme Ud. su dirección, es decir, indí- qucme Ud. el rumbo y señas para dar con su casa, ó déme la calle y el núme- ro de ella, si está en alguna ciudad cuyas calles tienen nombre y numera- ción. Todavía protestarán escandaliza- dos contra esto algunos puristas, ale- gando que los hablistas españoles han dicho siempre xeflas, y nada más que ■leñas, como en dos pasajes de sus Opúsculos se lo echó en cara Puig- blanch á D. .1. L. de Villanueva; pero, careando los dos vocablos, tan genérico en su significado es el uno como el otro, por lo cual el Dice, no le ha re- conocido ;i senas esta acep. especial. Dirección tiene la Ventaja de indicar por su significado el rumbo del domi- cilio ó hal)itaci()n que se va á indicar.

Directorio, m. Diósele la acep. que no tenía, de «junta directiva de ciertas asociaciones». Con lo cual viene á ser sinónimo de dirección en la acep. de «conjunto de personas encargadas de dirigir una compañía ó sociedad». ¿No convendría también, ya que es tan conocido en la Historia, definir el Directorio que gobernó á Francia por algunos años en la época de la gran revolución?

Dirigente, adj. Personas dirigen- tes, clases diriíjentes, y hasta ideas y o¡»n iones dirigentes, se ven á cada paso en los periódicos. Bien puede el Dice, acoger esta voz, ya que hay tantas otras de igual factura, y porque no si(?mpre puede reemplazarse con director, la, y directivo, va.

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Dirigible, m. Aeróstato en forma de lili gran cigarro puro. Los aeronau- tas, sus inventores, trabajan todavía para descubrir los medios de darle di- rección fija y segura, y por eso se llama i/irii/ible. El nombre ya puede admi- tirse, como también los otros pertene- cientes á la navegación aórea: áeropla- rw, (aeronave lo pusimos en su lugar), ((fiador, aviación.

Dirigir, a. <Nunca habían dicho los españoles dirigirse á, para significar encaminarse n, acudir a, enderezarse á; y, porque nunca lo habían usado, el Dice, de Autoridades no pudo hacer memoria, como no la hizo, del reflexivo dirigrirse. Mas, no bien comenzó á, despuntar la aurora infausta del gali- parlismo, atestáronse las páginas con locuciones de dirigirse, que tiónennos ya llenos ojos y oídos con su incesable retintín. ...Si quisiéramos dar cabal concepto de la fr. incorrecta yo me dirijo á la ciudad, bastaría en- tender que la ])alabra yo me dirijo no significa sino ijo tnnw ¡wr mi la direc- ción, pues una cosa es dar dirección (diriyir), otra tomar dirección (diri- ijirse). ¿Qué es lomar la dirección.' El maestro en su cátedra loma por si la dirección de sus discípulos; el rector de un colegio íoma por si la dirección, de los colegiales; el maestro de obra prima toma por si la dirección de su oficio; la madre de familia lu/na por si la direc- ción de sus hijos: todas estas personas se dirigen, sin moverse de sus asientos, sin salir de casa, sin ir á ninguna par- te. ÍAiego dirigirse no es caminar á, no es dar pasos haria. Más: dirijome (i la ciudad, ])0(lré con verdad castiza decirlo, cuando, puesto de cara hacia la ciudad, tiendo á ella la vista; enton- ces 1/0 me dirijo á la ciitdad, tjo dirijo mi persona á la ciudad, como el timo- nel diriffe la proa ú la orilla. Mas esa

acción llagóla yo con sólo tomar la dirección, sin poner en la calle los pies, desde mi azotea, sin intento de seguir á pata peón el rumbo de la ciudad. Por manera que diriijirme i/o á la ciu- dad no es caminar a la ciiulad, no es ir (i la ciudad, puesto que en dirigirse no entra indicio alguno de movimiento, sino sola dirección y rumbo>. (Padre Mir). El Dice, da la razón al sabio jesuíta, pues hasta ahora no ha reco- nocido á dirigir la acep. r. tomada del francés. Podría admitirse la de- acudir, recurrir, en la cual no significa el v. partir, caminar, andar, marchar, largarse, sino guía y dirección. Diríjase Ud. á quien corresponde, significa: acu- da Ud. con su petición oral ó escrita :l quien corresponde, enderécela áél, en- víela ó póngale dirección para él.

Discernimiento, m. Apliqúese á su acep. forense y á la que de ella se ha contagiado, todo lo que de ambas decimos en el v. discernir. En lo jurí- dico, discernimiento vale decreto por el cual se nombra, nombramiento,- y, tratándose de premios ó recompensas, ailjudicarión, otorgamiento, concesión, Atmquu en la 1.* acep. está admitido en el Dice, y se usa en la legislación española y americana, sería obra de buen sentido y justa reparación á las lenguas latina, castellana y francesa estas tres por lo menos) relegarlo enteramente al olvido ó matarlo por falsario y ladr()ii, pues se ha robado una acep. (jue en manera alguna le peitenece.

Discernir, a. De la acep. forense "encargar de oficio á uno el juez la tu- tela de un menor li otro cargo" se ha cometido el grande error en casi toda la América I^atina de dar á este v. la de-decretar, otorgar, conceder, dar, tri- butar, tratándose de premios, recom- pensas, honores. Aun en lo jurídico

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fué ésta una aberración superior á todo calificativo, porque nnció de la igno- rancia, de confundir los verbos latinos discérnere y (hcérnere, que, aunque com- puestos ambos de cerneré, difieren in- mensamente por sus partículas compo- nentes: el primero vale distinguir una cosa de otra, el verdadero discernir castellano, porque cerneré significa ver, mirar, y dis denota separación; el se- gundo significa mirar desde lo alto, y fig. decretar. "Es de creer, dice Cuervo, que los primeros juristas que lo usaron en castellano dirían decernir la tutela [y así pone en nota una cita en que se dice que Su Alteza dscierne la adminis- tración de los reinos]; los abogados romancistas, que acaso no conocerían sino el otro v. discernir, atribuyeron á éste los dos sentidos, y así dura hasta hoy, aceptado por todo el mundo. Los franceses conservan los dos verbos con la debida distinciónen décerner y discer- mr, que traductores intonsos igualan diciendo para ambos discernir. En Co- lombia sería tenido en nuestros días por un pobrete el que no prefiera discer- nir un premio, una distinción, ii adju- dicar, conceder, conferir, otorgar". Y lo mismo en Chile, para desgracia de la lengua. No nos explicamos cómo Don Andrés Bello, tan conocedor del latín, pasó por este absurdo en la redacción de nuestro Código Civil, máxime cuando el Digesto (26. 4. 5) dice claramente: "Andererni tutela possit", y Gregorio López, en la glosa á la ley 2, tít. 16, part. 6, n. 2 : ^'■decernere tutelam". Por donde se ve, más claro que la luz del gol, que la fr. forense debió ser decretar, y discernir, la tutela. Ahora, tratándose de premios, véase cómo dis- tinguió también ambos verbos San Ambrosio. En el 1. II, c. II, de sus Comentarios sobre San Lucas, dice: "Ecce et Simeón prophetat in ruinam

et resurrectionem plurimorum venisse Dominum .Jesum Christum: ut justo- rum iniquorumque merita discernat, et pro nostrorum qualitate factorum, ju- dex verus et justus aut supplicia decer- lud aut praemia": para que discierna los méritos de justos y malos, y. según sean ellos, decrete castigos ó premios. Esto se llama hablar con conocimien- to del lenguaje. Dejemos pues á los juristas seguir, si quieren, en sus ab- surdos discernimientos y corrija- monos nosotros cuando hablemos de premios, recompensas, honores. No imitemos á los que, dándola de pulcros y elegantes, se paladean con el erróneo discernir, aunque el sayo le venga áalgún académico, como á Don Fermín de la Puente y Apezechea, que, contes- tando al discurso de ingreso de Don León Galindo y de Vera, dijo: "Fué vuestro laurel discernido Uim-

bién con asentimiento unánime". Dos excusas tuvo el Sr. de la Puente para su error: su profesión de abogado y el haber nacido en América. En cuanto á su conjugación, sigue este v. las irrc- gularidadesdertf«V«r,según la Acade- mia, Bello y Cuervo; por consiguiente, el gerundio es discerniendo, y dis- cirniendo, como sería si le creyéra- mos á Salva, que le da como patrón de conjugación á advertir. El infinitivo discerner, que se usó antiguamente, está hoy anticuado.

Discordar, n. Irregular lo declaran todos lüs gramáticos, inclusa la Aca- demia, porque diptonga la o en lu en los presentes de indicativo y de sub- juntivo y en el imjíerativo. Sin embar- go, no es raro hallarlo regular en los clásicos, y hasta en el último Dice, en el art. Armonizar (discorden), imitando la forma del adj. discorde; mas, esa conjugación debe daree ya por anticuada. Véase Concordar.

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Discorde, adj. Véase Desacorde.

Discursear, n. Di^cursar. Activo dice el Dice, que es este v.; pero cree- mos que será una simple equivocación. Significando "discurrir sobre una ma- teria", no puede ser a.

Discursero, ra, m. y f. Discur- sista, com.: "persona que sobre todo forma discursos por cavilosidad y ocio, ó por pretender que se luce con ellos". Discursante: "que discursa".

Disecar. Véase Desecar.

Disenteria ó disinteria, f. Disenteria. Tampoco es desenteria

ni desenteria.

Disforme. Véase Deforme.

Disfrutar, a. Véase Difrutar. En algunas partes de Chile se le da la acep. de-desmejorar, padecer desme- dro, arruinar, tratándose de árboles y plantas. "Si le sacan las hojas á este árbol, se disfruta". "No subas con zapatos al nogal, porque se disfru- ta". Esta acep. proviene de la etimo- lógica: quitar ó coger el fruto, y de esta otra que le reconoce el Dice: "esquil- mar y gozar una cosa sin cuidar de su conservación ni mejora". De esta liltima proviene también esta otra que se usa en Minería chilena: beneficiar los últimos restos de una mina, como puentes, pilares y otros sostenes que son necesarios para que se conserve la obra de excavación. Por eso una mina iJisfrafada no puede trabajarse sin pe- ligro (le que sus operarios, en el mo- mento menos pensado, queden aplas- tados iwr algún derrumbe ó atierre, ó por hundimiento de la parte superior. Flsta acep. es general en Chile y pue- de admitirse en el Dice. La misma habría que extender también al s. ílisfrule.

DisgresiÓn, f. Digresión.- "efecto de romper el hilo del discurso y de ha- blar en él de cosas que no tengan co-

nexión ó intimo enlace con aquello de que se está tratando". No se confunda con disyreíjación: acción ó efecto de disgregar ó disgregarse: "sepai-ar, des- unir, apartar lo que estaba unido"; distinto también de desagregación, que es acción ó efecto de desagregar ó des- agregarse, estoes, "separar, apartar una cosa de otra". Disgregar es separar lo (jue estaba unido, trabado ó compacto; desagregar, separar lo que estaba sim- plemente agregado. Digresión procede del latín digressio, que á su vez viene del v. digredior, al cual nadie confunde con disgrego.

Disimulada la), loe. adv. El Dice, admite solamente A lo disimida- do (con disimulo y artificio) y Hacer uno la disimulada (afectar y manifes- tar ignorancia de una cosa, ó no darse por entendido de una expresión dirigi- da á hacerle contestar); pero en Pereda (El Inieg suelto, XVII) leemos: «Ge- deón cuida de que Adonis no se mueva ni Merto le provoque, aunque no alcan- za á impedir (|ue el uno gruña y el otro, d la disimulada, le haga una mueca». Lo mismo en el cap. XIII de Sutileza. En Chile es muy usada esta loe. y qui- zás es más castiza que A lo disimtilado, pues la hallamos en el Maestro Correas («Ir « la disimulada, á la disimulan- dera»), y no así la otra. El adv. disi- muladamente no tiene la gracia, aunque el significíxdo, de nuestra loe.

Disminutivo, disminuto. Di- minutivo, diminuto. Sólo disminuir y disminucién admiten esta doble forma.

Disparada, f. Dígase disparo, m.: acción ó efecto dedisparar ó dispararse. También puede expresarse la idea con el ad\'. disparadomente: con gran pre- cipitación y violencia.

Disparadero, m. Poner á ww eíi el (uó en un) disparadero, ó en el dis- parador,ea la fr. correcta.

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Disparar, a., n. y r. Dice el Dice, que en la acep. de «partir ó correr sin dirección y precipitadamente lo que tiene movimiento natural ó artificial», es r., sin agregar que también se usa com n. Por copiarlo á ciegas se equi- vocó Ortúzar al decir: «Erradamente se usa como neutro ; v. gr. : Disparara)! los caballos r>. Basta abrir el Dice, de Cuervo para ver las citas de Antonio Pérez, Calderón, Granada, Espinel, Quevedo, Cervantes y Fray Luis de León, que lo usaron como n. en esta mismísima acep. En la última acep. del Dice. « dirigirse precipitadamen- te hacia un objeto», está mal empleado el V. dirigirse, según lo que dijimos en su lugar.

Disparateador, ra, adj. y ú. t. c. s. Disparatador, ra: que disparata. Disjmratadt), da, adj.: dícese de! (juc disparata.

Disparatear, n. Lispara/nr, n.: «decir ó hacer una cosa fuera de razón y regla». Disparar, n. fig.: «decir ó hacer despropósitos». «Si las más veces los mozos en sus accionesí//s/)a;Yí«, mu- chas aciertan». (Cervantes, Persiles, I. rn, c. XXI). «Solamente disparaba en tocándole en la caballería, y en los demás discursos mostraba tener claro y desenfadado entendimiento». (Id., Quijote, p. II, c. XLIII). Desbarrar, n.: «discurrir fuera de razón; erraren lo que se dice ó hace».

Disparatero, ra, adj. y ú. t. c. s. Véase Disparateador.

DiSPARK.U), .lA, adj. Usadísimo en Chile y, según parece, en toda la Amé- rica Latina. Significa: no parejo ó desigual. Entre nosotros se usa mucho más la forma disparejo, y así lo hemos visto también en la señora Pardo Ba- zán; sólo algunas personas del pueblo dicen desparejo, que, según Salva, es de uso antiguo.

¡Bien haya h) disparejo Del camino que he andado! Me ha dado tanto trabajo Por no haberlo emparejado.

Estrofa popular que se repite aquí cuando sucede alguna caída, tropezón ó algo semejante. La voz disparejo me- rece ya figurar en el Dice.

Disparo, m. Por más que lo haya censurado Orellana cuando, tratándose de armas, se usa en la misma acep. de tiro, se ve que hay entre ambos verda- dera sinonimia, aunque no igualdad: el disparo es el acto de arrojar ó des- pedir la bala ó cuerpo arrojadizo, y el tiro es también el mismo disparo, pero más generalmente el efecto del disparo, es decir, el golpe, el estampido, la he- rida causada, y hasta la bala misma. Por eso muchas veces tienen que con- fundirse ambas voces en el uso, em- pleándose la una por la otra.

Dispensa, f. Privilegio, excepción graciosa de lo ordenado por las leyes generales; instrumento ó escrito que contiene la dispensa. ¡Cuántos igno- rantes pronuncian también dispensa la despensa: Sabidoesque ésta esel «lugar ó sitio de la casa, en el cual se guardan las cosas comestibles». Sólo en autores rezagados del siglo XVI para atrás suele hallarse esta confusión. Dis- pensas está anticuado en la acep. de expensas: gastos, costas.

Dispensar, a. «Dar, conceder, otor- gar, distribuir. Dispensar mercedes, elogios». Así define el Dice, la 1.* acep. de este v. Como por su origen significa distribuir, repartir, está muy en razón lo que á este propósito dice el P. Mir: «No dejaremos de advertir el abuso de los que le aplican á cosas que no son repartibles, contra la índole del v. Dispensar apoyo, dispensar compasión, dispensar benevo- lencia, dispensar ag-asaj o, dis-

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pensar aprobación, dispensar ayuda, dispensar protección, dispensar acogida, y otros á este estilo, son ilispenaares impropios, por no corresponder á distribuir, repartir, que es la acep. más recta del verdadero dispensar; de arte que, dondequiera que el dispensar no equivale á repartir, tampoco estará legítimamente emplea- do. Asi el apoyo, la compasión, la bene- volencia, la aprobación, el agasajo, la ayuda, la protección, la acogida, no son cosas repartibles, ni capaces de distri- buirse, sino que se conceden, se otorgan, se dan, se aplican; por eso anda en tales casos el v. dispensar contra su natural propensión, con desdoro de los que así la violentan». «Del v. dispensar, dice en otro párrafo del mismo artículo, se podrá hacer aplicación á mercedes, elo- gios, honores, dignidcules, como previene con razonable motivo la Real Academia. Mas siempre convendrá tener cuenta con la propiedad de la frase, evitada la anfibología que de ella podría nacer. La loe. dispensar atenciones, tan manosea- da hoy en día, se tiene por anfibológica, porque el pl. atenciones suena ocupa- ciones, negocios, conforme lo define el Dice, de la .\cademia. En caso, dis- pensar atenciones significaría eximir ocupaciones y distribuir ocupaciones, mas de ninguna manera hacer obsequio, mostrar cortesiav. Para la 3.° acep. de este V. («absolver de falta leve, ya co- metida, ó de lo se quiere considerar como tal»), escribió también el mismo autor este otro atinado párrafo: «Caso de incorrección será cuando el dispen- sarse, en vez de significar eximirse, denote omitir, dejar de, apartarse, abs- tenerse, pasar de largo. Acep. nueva sería ésa, nacida del dispensarse francés, impropio del Ciistellano. Asísedicehoy: Me dispenso de molestar á uslml;

no me dispensaré de luicerle dos

preguntas; no pufdo dispensarme

de advertiros vuestra obligación. Este

jaez de no puedo dispensarme de molestar significa no me abstendré de molestar, no dejaré de molestar, rw pue- do mems de molestar, no puedo no mo- lestar, no puedo omitir el molestar, no puedo acabar conmigo al dejar de mo- lestar. Claramente se descubre aquí la impropiedad del dispensarse, por más que Cuervo patrocine á los galicistas que usan el dispensarse por omitir. Abuso de lenguaje es despojar á nues- tro reflexivo de su especial prerrogati- va: donde no hay obligación que cum- plir, el dispensarse no tiene tampoco lugar; sería galicismo palpable, como- quiera que los franceses admiten el dispensarse en esa acep., contraria al uso de los clásicos españoles». La fr. Dispense Ud., en francés Fardan, mon- sieur, ha sido siempre castiza.

Dispensaría, f. Ú. en el mismo significado del siguiente, pero menos. No se confunda con despenseria: oficio li ocupación de despensero.

Dispensario, m. Botica sencilla en que se distribuyen gratuitamente re- medios á los pobres. Úsase mucho en Chile; y en realidad, aunque proceda del francés dispen.vtire, que significa esto mismo, es aceptable, jwrque ya tiene antecedentes en el castellano : dispensar, que significa: «dar, conceder, otorgar, distribuir»; y dispensador, ra: «que franquea ó distribuye». Ya que la obra de caridad de dar remedios á los pobres se ha hecho ahora más general, organi- zándose y reglamentándose mejor, con- viene que tenga también un nombre nuevo; por eso recomendamos á dispen- sario. En tiempo del P. Sigüenza, en (pie la obra no era tan conocida, se decía solamente botica: «Otras veces ayudan algún rato en la botica (baila en muchas ciisas de la orden, ó casi en todas poca

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ó mucha), de donde se hace harta limos- na á pobres». (Orón., I, II, c. XXIX).

DlSPEHTADOR, DISPERTAR y DIS-

PIERTO. Son para el Dice, formas tan correctas como despertador, despertar j despierto.

Disponer, a. r. y u. Falta euel Dice, una que podría llamarse subacepción de ésta: «obrar uno libremente en el destino ó enajenación de sus bienes por donación, venta, renuncia, etc.,» y que Cuervo explica asi: «por encarecimien- to, se dice de las personas, para denotar la fjronta voluntad que tienen de servir ú obedecer á otra»; y la autoriza con dos citas del Quijote y una de Jáuregui. Es muy usada también como fórmula de desjxídida en las cartas. « I>wpoiu/a Ud.de.....

Disponibilidad, f. «Tomado del francés disponihilité, y usado tan sólo en lenguaje militar para expresar la situación del oficial que pertenece al cuadro constitutivo del ejército, y se halla momentáneamente sin empleo; V. gr.: Eatar en disponibilidad; oficial ó jefe en disponibilidad. Es un galicismo tan chocante como todos los que constan de nombres abstractos terminados en dad, muy frecuentes en en la lengua de nuestros vecinos é in- soportables en la nuestra». En pie está todavía esta censura de Baralt para el Dice, y para todos los buenos escritores, pues no han aceptado el galicismo. Fa- miliarmente y por eufemismo palian algunos la destitución y la cesantía ó el estar desocupada una persona, con la disponibilidad francesa. El adj. disponible que aparece en el Dice, porque siempre ha sido castizo y signi- fica: «que está en aptitud de usarse ó utilizarse».

Disposición, f. Muchos chilenos, sobre todo del sexo femenino, llaman así á la deposición ó evacuación de vien-

tre. Esas personas no son capaces de ver la distancia <jue hay de dis á de.

Distancia, f. De la acep. fig.: «di- ferencia, desemejanza notable entre unas cosas y otras», ha venido áhacerse para muchos, por imitar el francés, sinónimo de antipatia, repwjnancia, aversión; y así dicen : Le tencfo á Fulano mucha distancia; Le he tomado dis- tancia" este empleo. Hasta Don Zoro- babel Rodríguez, tan mirado en su lenguaje, llegó á decir: <íLa distan- cia con que la miramos la voz ma- »íít] los descendientes de españoles...» Semejantes giros no pueden ser casti- zos, porque faltan á las reglas del len- guaje fig., el cual, al sacar los términos de su significado propio pai'a transla- darlos al tropológlco, debe conservar la misma analogía en cnanto al régimen. Si distancia, en sentido propio rige las preposiciones de, á y entre, con las mis- mas debe pasar también al fig. Por eso está bien dicho:

Del decir al hacer, hay gran distancia (Lope*:

«;Cuál es mayor distancia, /«que hay entre el rey y su esclavo, ó la que hay entre Dios y el hombre?» (Granada). Vuélvase á leer la definición del Dice. y nótense bien las voces diferencia, desemejanza, para que no livs confunda- mos con antipatia y repugnancia. El concepto de distancia no entraña en nada de esto, sino que dice solamente lejanía, intervalo que media entre dos personas ó cosas. Por eso un amo que quiera llamar al orden á un criado qne se toma con él demasiada confianza, podrá decirle: Guarda la debida dis- tancia que hay entre los dos, respeta esta distancia; pero no podría decirle: ¡Qué distancia te tenyo: Te )lp toma- do t/ran distancia; Te miro con dis-

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tanoia. Ni el mismo Juez Supremo, cuamlo el día del juicio les diga á los reprobos: «¡Alejaos de Mi, malditos!» por más que la distancia á que van á quedar de Él es inmensa, no podrá agregarles: Os lengo suma distancia, porque esta voz no significa eso, así como su contraria cercanía no significa amor, cariño, simpatía. Distancia se deriva de ilis, que indica separación, y stare, estar en pie.

Distanciación, f. Acción ó efec- to de distanciar. Aunque lo haya usado Doña Emilia Pardo BazAn, no puede aceptarse en castellano. Véase el siguiente.

Distanciar, a. y ú. m. c. r. Her- mano por padrey madre de los bárbaros presupuestar, influenciar, anexionar y demás de la moderna y francesa lechigada. Nacido de la falsa acep. fig. de distancia que acabamos de estudiar, no puede el castellano en nin- gún sentido transigir con él y sólo podrán usarle los que no tengan pizca de pudor lingüístico. Para expresar la ¡dea de separarse una persona de otra pordisgusto ó antipatía, tieneel idioma una cantidad de verbos ; por ej . : alejarse, separarse; enemistarse, repuntarse; des- avenirse, desconcertarse; encontrarse; disgustarse, entiMarse ó enfriarse; estar reñido, estar ó andar torcido ron, tener aversión á, etc. Otra acep. que le dan, no fig., como ésta, sino en sentido recto y tomada directamente del francés, es, tratándose de carreras de caballos, aventajar uno á otro en distancia con- siderable, dejarlo muy atrás: «.Mira- flores ganó por más de dos cuerp3S;-en segundo lugar llegó Porte-lionheur, y Coralia distanciada». En ambas aceps. ú. m. en el participio. Véase el anterior.

Di.sTAR, n.RepruebaCuervo la cons- trucción «Distar uno de otro en saber»,

Dice, de Chil., t. 11.

que trae Salva, porque, según él, «no casa (dicha construcción) con las que admite el v. en sentido propio». A nos- otros nos parece que casa bien, porque distar en este caso equivale á diferen- ciarse, ser desemejante, que rigen eir. No tenemos á la mano una cita en que figure el v. distar con este régimen, pero la tenemos del adj. distante, que es lo mismo para el caso: «Tan pare- cidos en los nombres, y tan distantes en las acciones». (Quijote). El P. Mir reprueba también en sus Frases la de Salva y la corrige aventajar, pero sin dar ninguna razón.

Distender, a. y ú. t. c. r. Causar una tensión violenta en los tejidos, membranas, etc. Término de Medicina admitido en el Apéndice del último Dice.

Distensión, f. Acción ó efecto de distender ó distenderse. También ad- mitido por primera vez en el Apéndice.

Distinción, f. Aunque usado por muchos, es galicismo en la acep. de- no- bleza, elegancia, brillo, lustre, esplen- dor. «Tenía gustos que eran indicio de gran distinción intelectual». «Po- nía en todo un sello de pulcritud y señoril distinción». (Menéndez y Pelayo). El Dice, así como admite al V. distinguirse en esta misma acep., admite también al s.; pero esperamos que después de lo que ha dicho el P. llir se corrija para la próxima edición. Véase Distinguirse. Voto de dis- tinción, ó distinción solamente, se lla- ma en muchos colegios de Chile lo que en España soOrescdientc. (Falta esta acep. en el cuerpo del Dice, y sólo aparece en la tabla de abrevia- turas). Se llama de distinción porque consiste en la letra D, que es una de las tres (D, A, R) que se emplean para votar. En los dem;is colegios se usan balotas ó bolillas coloradas, blancas y

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negras, y por eso se dice en ellos: Sacar vna, dos ó tres coloradas.

Distingo, m. (Del latín dis/iin/uo). Distinción lógica que se hace de una proposición. Usado ya por Don Juan Valora y otros, merece admitirse. «No le creo [al progreso humano] tan orde- nado y simétrico, tan por igual en todo, que no admita excepciones y distingos en no pocos puntos y momentos». (Valera, Discurso pronunciado en la Academia Española el 28 de Nov. de 1869). En otra obrita posterior vuelve A usarlo también el mismo autor, y asimismo en las Cartas Americanas. «Es triste., que en nuestras leyes pe- nales, para hacer justicia en casos de tanta gravedad como éste, haya dis- timjos, tan peligrosos en su aplicación». (Pereda, Por lo que valga). Así mismo Pérez Galdós y todos los modernos en España y América.

Distingüendo, adj. Aplícase al s. que tiene dos ó más significados, con género m. pai-a uno y f. para otro; por ej.: armazón, orden. Aunque la voz está bien formada del v. latino distin- guere y se usa desde antiguo en Chile, no es de absoluta necesidad, pues su significado se expresa con homónimo, ma, adj. y s.: «dícese de dos ó más per- sonas ó cosas que llevan un mismo nombre, y de tas palabras que, siendo iguales por su forma, tienen distinta sig- nificación í>. Hablando de este vocablo, nos endereza Ciro Bayo la siguiente rociada: «Los chilenos, que, con el ar- gentino Sarmiento á la cabeza, tienen el privilegio de haber disparatado en gramática más que ningún otro pueblo de origen hispano, tienen y han acli- matado en estas repúblicas un séptimo género gramatical, denominado dis- tingüendo, calificativo que ni cas- tellano es». No sabemos si este casti- císimo señorserá boliviano óargentino,

pues su obrilla, publicada en un nú- mero de la Berue Hispan iqiw, se inti- tula «Vocabulario de provincialismos argentinos y bolivianos»; pero, á cual- quiera de las dos naciones que perte- nezca, desde ninguna de ellas puede lanzarnos la primera piedra por delitos de leso castelleno, so pena de ponerse sencillamente en ridículo. Y no le di- remos más por... falta de tiempo.

Distinguido, da, adj. y part. de distinguir. nFukmo es de familia dis- tinguida; mengano tiene maneras distinguidas; zutano es jjersonaje distinguido; citano posee nombre distinguido ; perengano recibió á\8- WngyxiáOS, honores; estas y semejan- tes locuciones andan hoy día en boga; tanto, que apenas se publica descrip- ción de persona ilustre, donde no campee el adj. distinguido en significación de eximid, expectable, opinado, afamado, prestante, claro, principal, aventajado, descollado, escogido, acreditado, califi- cado, noble, honrado, urbano, cortesano, insigne, Ínclito, lustroso, esclarecido, preclaro,fino, elegante, famoso, decoroso, honroso, generoso, hidalgo, digno, exce- lente, eminente, ilustre, conspicuo, glo- rioso, como si la distinción bastase por para expresar honra, favor, nobleza, excelencia, dignidad. Núñez: El dis- tintivo único de su dignidad es el magisterio. Piuciano: Es tena noticia distintiva de lo útil y dañoso. En estos autores clásicos se notará cómo no dan á las voces distintivo, distintiva, con- cepto honroso si no es juntándolas con palabras que se califiquen. Así que,/c!- milia distinguida tanto puede aplicarse á gente granada y de copete, como á casa vil y abyecta, con tal que tenga por dónde diferenciarse de otras cua- lesquiera familias, porque al cabo la distinción no es señal de hidalguía, ni prerrogativa honorable, ni excepción

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favorable, ni titulo condecoroso, á me- nos que reciba un adj. que todo eso exprese, como le pasa al nombre dis- tintivo, que se dice de nobleza, de infa- mia,dehidalguia,de militar, dereligión, etc., porque de suyo no califica el ho- nor de ningún sujeto. El deciv familia distinguida, caballero distin- guido, distinguidos modales, tra- je distinguido, distinguida recepción, y otras tales locuciones, frecuentes hoy, no es propiedad del ro- mance castizo, sino particularidad del idioma francés, que no sabe cómo es- presar la excelencia sino acudiendo al

bordón de distinguir y distingui- do». (Padre Mir). Con áurea pluma y férrea lógica está escrito el presente artículo, y ojalá aproveche á todos los escritores distinguidos y á nuestros distinguidos amigos. ¡Cuánto da quejiensar esta pobreza del francés, tan contagiosa y avasalladora ! Con una sola palabra de significado bien general absorbe y mata una multitud de voces particulares apropiadas á las distintas aceps. y subaceps. que se necesitan para la precisa expresión de las ideas. Y, como éste es un sistema bien fácil, porque ahorra todo eíif uerzo de memoria y de inteligencia, por eso el galicismo cunde, erguido y lozano, por esos tri- gos del idioma como la galena, la zarza y la chépica (grama) de nuestros agricultores. Recuérdese lo que dijimos en Desplazar. Al reprobar esta afrancesada acep. de distinguido por egregio, noble, ilustre, insigne, Ín- clito, no retiramos una palabra de lo que dijimos en Difícil, pues alguien pudiera creer que incurríamos en con- tradicción, porque el raciocinio que empleamos allá pudiera también apli- carse aquí. Nó: la defensa que hicimos de dij'icil fué por su origen latino, título de nobleza más que suficiente; mientras

que á distinguido lo reprobamos por francés y por incoloro para el sig- nificado que le quieren dar. En exa- men, sobresaliente. Pedro salió distin- guido, salió con tin voto de distinción ó con una D, ó salió distinguido por unanimidad en Gramática. En esta acep. bien puede admitirse.

Distinguirse, r. Volvamos á co- piar al P. Mir, pues no sería posible expresarse con más lógica ni con más claridad en cuanto al mal uso de este V. ^Distinguir está destinado á notar la diferencia de las cosas, de arte que no-se puedan confundir entre : cuan- do se advierte que la una no es la otra, sino que cada cual guarda el orden y lugar correspondiente á su categoría, entonces decimos que se distinguen, sin que para verificar el sentido sea menes- ter hacer de la cosa ó persona estima particular con honrosa preferencia, porque semejante concepto pertenece, á distinguirse, sino á campear, lo- zanear, gallardear, bizarrear, lucir, gallear, superar, exceder, sobrepujar, sobresalir, resplandecer, extremarse, brillar, adelantarse, remontarse, acre- ditarse, aventajarse, señalarse, etc.; verbos que presuponen el distinguirse, como la luz del naciente día presupone las tinieblas de la noche. Cuando des- pliega sus rayos el sol á cielo abierto, alegrando con su hermosa claridad las cosas, no decimos que se distingue, sino que resplandecs con su rozagante manto de luz; se distinguirá cuando, puestas delante de su luminosa faz las pardas nubes, comience á taladrarlas con algún foquillo de rayo; al distin- guirse seguiráse luego el campear, el hacer gala de su pomposa majestiid, hiista que, asomando la noche con su negra capa, no deje que se distinga en el cielo rastro de luz solar. Tal es el valor del castizo distinguirse. En cuya

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virtud decimos, Yo me distingo de H; te distingues de los demás en ser tozu- do; nos distinguimos los espartóles de los franceses; no se distingue el oro bueno del falso. Ningún indicio de excelencia dan de estas locuciones. Dirán acaso: en el mismo distinguir se encierra la nota característica de excelencia ó ven- taja. No es verdad: antes, tal podía ser la marca distintiva, que más sirviese de afrenta que de honra. El v. distin- guir no dice sino diferenciar, poner diferencia, apartando las cosas de modo que se vea no ser la una como la otra. La calidad de excelencia ó superiori- dad, de otro verbo ha de sacarse, pues no está embebida en el mismo distin- guir. Luego tampoco lo está en el dis- tinguirse, que es el pasivo de distinguir. Cuando fuera r., significaría poseer la cosa ó persona tales prendas, que la separan de las demás, sin que pueda confundirse con ellas. Así diremos: Yo me distingo en ser de ojos azules; te distingues en los cabellos rubios; él se distingue por sus pies de pato; ella se distingue en ser nariguda. Distinciones que ni hacen ni deshacen para el con- cepto de superioridad, sino sólo para el de separación ó diferencia». Con tan sólidas y atinadas observaciones es de esperar que se suprima en las futuras ediciones la última acep. que da el Dice, á distinguir: «v., descollar, sobresalir entre otros«.

Distraído, da, adj., participio de distraer. Todavía en estos páises de América, donde algunas rálces echó la pronunciación vizcáina, suele oír- se entre la gente educada distraído por distraído; distracción de lengua, de voluntad ni de entendimiento. El pueblo scraiculto dice también dis- traído; pero el más ignorante, dis- treido, y ambos con el significado especial de-mal vestido, desaseado, po-

bre, zaparrastroso ó zarrapastroso. «No fui á misa, padrecito, porque estaba muy distreído». ¡Ojo, el confesor extranjero! No vaya á creer que el que tal acusa se quedó sin misa por estar distraído en algún asunto ó negocio. Esta acep. chilena (y también mejica- na) se deriva, como efecto de su causa, de la primera que este vocablo tiene en castellano: «entregado ala vida licen- ciosa y desordenadas. Claro es que el sujeto que vive de esta manera, aunque sea un Creso, tiene que parar en mal vestido y desaseado. Distraído del de- ber de cristiano, tiene que convertirse en distraído en el traje.

Distribución, f. De la acep. que tiene en castellano: «división del tiem- po, destinando sus partes á varios fines y operaciones», ha venido á significar modernamente cada uno de los actos ó funciones piadosas en que se divide una serie de ejercicios, como un retiro espiritual, una misión, una novena, un mes del Corazón de Jesús, etc. Cada función piadosa, como una plática, una lectura, el rezo del rosario, la exposición del SSmo. Sacramento, que son partes de toda la serie ó de la distribución ge- neral del día, de la semana, del mes, se llama también y en particular distri- bución. « ¿ A qué hora es la distribución? Ya tocaron para la distribuciónií. Este ti'áusito de lo general á lo particular es ley qus rige para la formación de las aceps. en todos los idiomas; v. gr.: dislinción, en particular, es: prerroga- tiva ú honor concedido á una persona y por el cual se distingue de las demás; formación es la reunión ordenada de un cuerpo de tropas; condecoración no sólo es la acción de condecorar, sino tam- bién la insignia misma con que se con- decora. Y así de otros innumerables sustantivos. Distribución se usa en Es- paña, en la acep. que hemos explicado.

DIT

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porlo menos desde el siglo XVIII, co- mo se puede probar con las obras del B. Diego de Cádiz; en Chile es de uso general, y probablemente también en las dem;is repúblicas americanas. Por eso no vacilamos en recomendarlo pa- ra el futuro Dice. Falta también la acep. que tiene en Derecho Canónico, de-dinero que se da á cada canónigo por la asistencia á una función de co- ro. Ú. m. en pl. y con el adj. cmtidiano: distribuciones cuotidianas ó cotidianas.

Distributor, ra, m. y f. Igual á distribuidor, ra, adj. y s. Asi aparece en el Dice. Con perdón suyo creemos que debe desaparecer de sus columnas, porque es forma puramente latina (tes- tigo la oración de San Luis Gonzaga: distributor Deus), y, si algún moderno la ha usado una ve/,, habrá sido una rareza. Y decimos moderno, porque nada tendría de particular que se ha- llara usada del siglo XVI para atrás, cuando el castellano montaba todavía los zancos latinos.

Disvariar, dis varío. Des- variar, desvario.

Dita, f. «Persona ó efecto que se señala como fianza de un pago». Esta es la definición del Dice, y conforme á ella han usado esta voz los clásicos; pero en Chile, sobre todo en el pueblo, dita significa deuda, adeudo, y por eso ha formado éste el v. enditarse : adeudarse ó endeudarse. Fácil es expli- car esta variación de aceps., porque es un simple tránsito de lo concreto á lo abstracto, del objeto ó efecto que res- ]X)nde de una deuda á la deuda misma. Y seguramente no debe de ser desco- nocida en España esta acep., pues el Dice, de arcjot espaüot, de Luis Besses, trae como provincialismo la loe. á dita y la traduce: «al fiado». Lo mismo el Padre Coloma, hoy académico: «Venía á ver si me emprestaba siete onzas,

auncjue fuese á ditaT. (Lecturas entre- tenidas). (Emprestar, véase en su lugar). En las Costumlires populares andaluzas, de D. Luis Montoto, halla- mos el personaje la ditera, mujer que da á dita ó presta dinero al fiado, sin garantía de prenda, pero con buen in- terés.

Ditar, n. (Los más ignorantes pronuncian itar). Forma estropeada de dictar. No se contentan los chilenos incultos y semicultos, que son los que tal dicen, con estropear este v., sino que también lo hacen n., cuando en caste- llano esa. en todas sus aceps. La última de éstas es: «fig., inspirar, sugerirr ; por eso está muy bien dicho: «Mi concien- cia no me dicta tal acción; Mi honor me dicta proceder de otra manera». Mas, decir, como se oye en Chile, nEstO no me dita; Me dita irme á la yuerra-», es hacer n. é impersonal un v. á todas luces a. Mejor lo hizo Sancho Panza en el Quijote, porque, aunque estropeó también este v., no le adul- teró su régimen, que es cosa más deli- cada: «Dice que su conciencia le lita que persuada á V. m. á salir vez tercera por ese mundo». (P. II, c. VIL En este mismo capítulo hay varios de los voíjuiblcs (juc acostumbralta el famoso escudero: relucida por reducida, fó-

cil por dócil, gata por rata, revol- car por revocar, desde el emprin- Cipio). Otros chilenos, sintiendo cierto remordimiento por el uso de ditar, suelen corrigerlo con instar, que hace otro sentido enteramente dis- tinto, pues significa: «apretar ó urgir la pronta ejecución de una cosa». Este que es n. en esta acep. (Véase Tin- car). La ¡dea que se quiere expresar con el falso ditar se expresaría mejor con inclincer, atraer, sentir inclinación, seducir, tirar, fig. Cométese también este abuso en Colombia, según Uribc,

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En cuanto á la supresión de la c en este V., recuérdese la pronunciación de conduta, dotor, dotrina, Otu- bre. Véase C.

Diuca, f. Nombre araucano, que Febrés traduce: «pajaritx) conocido, co- mo gorrión». Es el pajarillo que los naturalistas llaman fringilla diuca y que Gay describe de esta manera: «To- da de color gris apizaiTado, inclinán- dose al bruno oscuro en las remigias y las rectrices, que están rayadas de biii- no más claro; barba y garganta blan- cas, una lista longitudinal también blanca domina por medio del \ientre, desde lo bajo del estómago hasta las cubiertas inferiores de la cola, las que son blancas, llameadas de bermejo; las cuatro rectrices laterales estiin bordea- das de blanco: las dos externas en el primer tercio de las barbas exteriores, é interiormente en la última mitad de las barbas internas; y las otras, de una simple mancha redonda del mismo color en lo bajo de dichas barbas; la mandíbula superior es bruna, y la in- ferior plateada: patas morenas; lo bajo de las piernas es blanco flavo. La hem- bra es enteramente gris flava; sus re- migias y rectrices brun-s, listadas de flavo, y lo blanco de la garganta y del vientre es más sucio que en el macho. Longitud total: 7 pulgadas y 3 líneas. La dium es muy común en todo Chile y se halla hasta el estrecho de Maga- llanes: es muy familiar, frecuenta los puelilos y cercanías de las casas, y des- de muy temprano da un grito como si pronunciase: cheu-chi-trrri, y otras veces : yo-yo-fh tu - ch ir o - di ir i -chiu. Las gentes del campo la miran como el pájaro m;is madrugador». Hemos co- piado toda esta prolija descripción para que la Academia se forme idea cabal de este pajarillo y admita su nombre cu el Dice. Bello mismo no se desdeñó

de hacerlo figurar en una de sus poesías líricas, en laque escribió «Al Dieciocho de Setiembre»:

¡Día feliz! cuando asomó la aurora Sobre la agigantada Cabeza de los Andes, y la diuca Te cantó la alborada.

Fig. fam., el alumno predilecto ó preferido de sus superiores. Por con- vertii-se á veces en acusón, cuentista ó soplón, se atrae el odio y desconfianza de sus compañeros. Algunos usan á diuca en esta acep. como m.: el diu- ca, los diucas, un diuca.— Men- tira. En esta acep. parece ser cornipción de mencliuca, que es el dim. fam. de mentira. Como wui. diuca, como diuca, mojado como diuca. Véase Chipipe. El canto de las diucas, al ¡rriiiier canto de las diucas, al primer diucazo: la alborada, el despuntar ó romper de la aurora.

DiccÓN, m. Pajarillo un poco más grande que la diuca, con la circuns- tancia de tener los ojos colorados. TaenivpferajjyrojJelo llaman los orni- tólogos. También debe figurar en el Dice.

Diva, f. Está admitido como tér- mino poético y sinónimo de diosa. Así puede sufrirse, pero como lo usan algunos por dama ó primera dama en el lenguaje de teatros.

Divergir, n. Así, de esta sola ma- nera, y como convergir, que es tam- bién converger.

DiVEBSIÓJf ó DIVERTIMIEXTO.

Divertido, da, adj. part. de diver- tir. Achispado, apuntado. Así se usa en Chile; y no nos parece mal, porque el ebrio, en el primer período de la em- briaguez, es generalmente divertido, chistoso, gracioso. En caitellauo tiene un significado m;is fuerte en las frases

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Andar uno divertido. Andar ó estar mal divertido.

DiviDEXDO, m. Fuera del dividendo conocido en Aritmética y en Algebra, y del dividendo activo y el pasivo, co- nocidosen el comercio, usamos eu Chile otro que no está en el Dice, y es sinó- nimo de mota, porción ó parte. Así decimos de una deuda que se paga á plazo, que se paga en tantos ó cuantos dividendos; lo mismo de un arrenda- miento, de un alquiler.

Divinización, f. Aunque significa lo mismo que apoteosis en su acep. fig.: «ensalzamiento de una persona con grandes honores ó alabanzas», debe admitirse en el Dice, porque es entera- mente castizo. A endiosamiento, sinó- nimo de ambos, le falta esta acep.

DiviNiZADOR, RA, adj. Que diviniza ó endiosa. Falta también eu el Dice. Divisionario, ria, adj. Dígase divisorio, ria, divisional ó divisivo, va, que son los adjs. castellanos correspon- dientes á este afrancesado. Tratándose de la moneda, no se diga moneda di- visionaria ni divisional: la pri- mera es francesa; la segunda significa en castellano: "la que tiene legalmen- te un valor convencional superior al efectivo, como la de cobre y muchas veces la de plata». Dígase moneda me- 7ivda, ó suelta, ó en particular, de co- bre, de plata. Véase Sencillo.

Divorciar, a. y r. Conjúgase divor- cio, divorcias, y como lo hace el pueblo: divorceo. La acep. fig.: «separar, apartar cosas que estaban juntas», creemos que debe extenderse también á personas que rompen su amistad ó buenas relaciones.

Sin pleito, sin disguato, La muerte nos divorcia,

dijo Lope de Vega en su Barquilla; esto es, nos separa á unos de otros.

Aunque esta acep. la posea también el francés, no debemos quitársela á nues- tro divorciar.

Divorcio, m. Conviene que se le reconozca expresamente la acep. fig. correspondiente á la de divorciar y con el aditamento que acabamos de hacer. «A la larga, el divorcio entre los eru- ditos y las clases inferiores de la socie- dad... tenía que matar la poesía épica». (M. Menéndez y Pelayo, Antología de p. lir. cast., f. XI, n.° I).

DivÓRTirM AQUÁRUM. (Pronún- ciese divórcium). Expresión latina de uso universal, que falta en el Dice. Sig- nifica linea divisoria, ó divisoria sim- plemente, que es aquella «desde la cual las aguas corrientes mai'chan con direc- ciones opuestas».

Do DE pecho, loe. fam. La nota más alta que con la vo.-^ natural puede dar un tenor; y se llama pecho, porque la voz sale del pecho, á diferencia de la nasal y de la voz de caheza ó fal- set'?, que se produce haciendo vibrar las cuerdas superiores de la laringe y con la cual pueden darse notas más altas aún que el do. U. t. c. expresión fig. y fam., aunque no está en el Dice, para indicar el grado más alto de perfección á que se puede llegar en algunas accio- nes, ó el esfuerzo que hay que emplear en otras. Un orador da el do de pecho cuando pronuncia un discurso muy elo- cuente y que se reputa como insupera- ble; se hace dar el do de 'pecho á una persona á quien con dificultad se le arranca el consentimiento para un con- trato ó negocio. Esta expresión es to- mada del lenguaje de la Música; pero, habiendo pa-' lo ya al fam., bien puede admitirse en 1 Dice.

Dobla, f. Entre mineros chilenos, beneficio que el dueño de una mina concede á otro durante un día para que saque todo el metal que pueda. Como

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el plazo es corto, el agi-aciado busca el mayor número posible de trabajadores y así consigue dollar (de aquí el nom- bre), y aun triplicar, ó más, el producto ordinario de un día. Por eso se dice regalar, dar ó conceder una dobla. «Le dio una doila en la mina Descubridora, que le produjo 14. 000 pesos». (Jota- beche, Costuinlres chilenas, art. VII). La etimología puede ser también el s. dúa («cuadrilla de operarios que se em- plea en ciertos trabajos de minas»), que en forma castellana tiene que ser dolía. Familiarmente y por extensión, par- ticipación de un extraño en una comida ó beneficio en que él no ha escotado nada. Creemos que este vocablo debe admitirse por lo menos en la 1." acep., porque expresa un concepto que no tiene otro nombre en castellano.

Dobladillado, m. Acción ó efec- to de repulgar. Basta con los sustan- tivos doUadillo y repulgo. Véase el siguiente.

Dobladillar, a. Hacer dobla- dillos á una pieza de ropa. Usado entre nosotros por toda clase de personas y así mismo en Méjico. Dígase repulgar, a.: hacer repulgos. Repulgo en su 1,' acep. es dobladillo.

DoBLADiTA,f. Dobladilla, dice el Dice: «juego antiguo de naipes que principalmente consistía en ir doblan- do la parada á cada suerte. ^4. lu do- bladilla, m. adv.: al doble ó repetida- mente, haciendo cdusión al juego de este nombre. Jugar á la dobla: jugar doblando sucesivamente la puesta».

DoBLADOR, EA, m. y f. Sólo aparece en el Dice, un doblador anticuado: «el que dobla». En Chile se llama dobla- dor el oficial que en las imprentas dobla los pliegos impresos; y dobladura, si es mujer. Dobladora se llama también la máquina que hace esta misma ope- ración. El Dice, parece preferir para

estos nombres el v. plegar, pues á éste y á doblar le da esta acep. particu- lar: «doblar é igualar con la debida proporción los pliegos de que se com- pone un libro que se ha de encuader- nar». Y plegador, ra, adj. y ú. t. c. s.: «que pliega; m., instrumento con que se pliega una cosa».

DoBLADrRA, f. Significa: «parte por donde se ha doblado ó plegado una cosa; señal que queda por donde se dobló. II Ant., duplicación de una co- sa». Mas en ningún caso significa: acción ó efecto de doblar ó doblarse. Esto se expresa con doblamienfo, ple- gado, plegadura.

Doblar, a., n. y r. Dijo Orellana que (ídoblar la cabeza, la frente, por bajar ó iiulinar la cabeza, ó simple- mente imlinarse, es una atrocidad». Así lo estimó dicho señor; pero, antes de expresarse de esa manera, es menes- ter estudiar el idioma. '(.Doblar -uno la cabeza, fr. fig. y fam.: bajar la cabeza», dice el Dice, en el art. Cabeza. Y en Doblar reconoce como una de sus aceps. «torcer ó encorvar una cosa»; no importa que la torcedura ó encor- vamiento sean solamente aparentes, como sucede con las rodillas, el cuello, la cabeza, la frente: la verdad es, que á, la simple vista aparecen como doblados, y por eso hasta los clásicos han usado de este v. con estos sustantivos; asi- mismo los latinos, que decían genu, capul fleclere. Merece ampliarse más la siguiente acep. y que se le suprima la restricción de término de Marina: «tratándose de un cabo, promontorio, punta, tic, pasar la embarcación por delante y ponerse al otro lado»; porque no sólo en el mar, sino también en tierra se doblan montes, riscos, caminos, etc., y no sólo hacen esto las embarcaciones, sino todo ser viviente que anda y cual- quier objeto que tenga parecido moví-

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miento. Por eso á cada paso se habla de doblar raUen, esquinas, lineas, etc. Asi no habría necesidad de admitir como frases especiales doblar la palle, doblar la esquina, como lo hace ahora el Dice, porque en realidad no merecen el nombre de tales, comoquiera que están comprendidas en esta acep. del v. (Véase Esquina). También debe agre- garse á esta misma acep. que el v. se usa, además, c. n., con el significado de torcer ó variar de rumbo: Dobla á la derecha; Doblé A la izquierda.

Como esta calle hace esquina, A esotra calle doblaron. ( J. R. de Alarcón, La ctiem de Salamanca, F).

Doblar la página, doblemos esta pá- gina. Aunque más exacto es usar hoja en vez de página, porque aquélla y no ésta es lo que en realidad se vuelve ó dobla; sin embargo, tomando una parte por el todo, creemos que también se puede usar página, que es una de las dos caras, planas ó haces que tiene la hoja. Así escribió D. Ricardo Palma: «Fray Gómez arrancó una página de un libro viejo..., cogió con delicadeza la sabandija, la envolvió en el papel». (Tradiciones peruanas, VII serie. El alacrán de Fr. Gómez). Aquí se habla en sentido recto, y con más razón podría usarse página en el fig. El Dice, ad- mite solamente doblar la hoja, fr. fig.: fdejar el negocio que se trata, para proseguirlo después; y ordinariamente se dice cuando se hace una digresión en el discurso»; «ó cuando se quiere pasar por alto ó en silencio un asunto (jue no se qjiicrc tratar», pudo agre- garse. Desdoblar la Iwja (volver al dis- curso que de intento se había inte- rrumpido) es la fr. contrariti Po- último, falta en el Dice, la acep. litur-

Dicc. de Chil., t. II.

gica de-repetii-, tratándose de antí- fonas. Doblar xma anlifona es decirla entera antes de su salmo ó cántico y repetirla también entera después de él ; lo cual se hace en todos los oficios de las fiestas dobles. Un resto de esta acep. se ve en la loe. l((s doce palabras redo- bladas, que llamamos nosotros, porque se van repitiendo ó doblando. Véase Palabra. El valor le sobra y las piernas se le doblan, refrán con que censuramos á los fanfarrones, que son valientes de palabra y de obra.

Doble, m. Medida de capacidad equivalente á dos litros. Es simple abreviación de doble litro y ú. en todo Chile. Bien puede admitirse. Estar á tres dobles y un repique, fr. fig. y fam., muy usada en Chile: estar alcanzado de dinero, muy pobre. Ú. t. en el Perú y he acjuí cómo explica su origen el autor de las Tradiciones peruanas, D. Eicardo Palma: «Hizo firmar [un cura al sacristán recién entrado al ofi- cio] un contrato, con arreglo al cual el párroco le pagaría semanalmente seis reales vellón por cada repique, pero en cambio el campanero pagaría al cura dos reales vellón por cada doble». Al ajustar cuentas la primera semana, re- sultó que el sacristán había tocado tres dobles y un solo repique, con lo cual salía patas y no ganaba nada; por eso, cuando llegó el caso de dar dinero para sus gastos de casa, hubo de contestar: ¿qué puedo dar, cuando estoy á tres dobles y un repique? La fr. tiene gracia y es digna de aceptarse.

Doble, adj. Doble ele, llaman malamente algunos á la letra elle (II). La letra es doble, porque consta de dos signos, y Ciida uno de éstos es una ele; poro, como en castellano tiene un sonido muy distinto de esta letra, no

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puede dársele aquel nombre. En latín y en italiano sí, porque en estas lenguas se pronuncia como doldeele: viUa,stdla, procella. Doble ve ó doble u. Así llaman muchos la letra w. La Academia en su Dice, la llama v doble, agregan- do que no es comprendida en el abece- dario castellano por no ser necesaria en él. Doble cero, doble dos, doble tres, etc. Véase Chancho, 8.* acep. El doble, loe. que en Chile no siempre usamos bien y que ha desterrado á la clásica al doble, modo adverbial que significa «en cantidad dupla». Veamos cómo diferenciarlas. Por su estructura se ve que la primera no puede usarse sino cuando haga el oficio de sujeto ó el de complemento directo, y la segun- da como complemento ordinario de cantidad. Ejemplos: «El precio fué el doble de lo que en realidad valía la prenda; Trajo el doble de lo que acos- tumbraba traer». De la segunda cita- remos autoridades clásicas, para que se nos crea: «Con cada obra que hacía [la Virgen María] redoblaba las fuerzas que tenía y aumentaba al doble la ca- ridad con que amaba». (P. Luis de la Puente, Meditaciones).

Fuenterrabía, más famosa ai doble Donde la ninfa de He'rcules, Pirene, El límite español en brazos tiene.

(Lope, An^flica, 10).

No es ultraje La pobrera, cuando es noble, Antes resplandece al doble, (Tirso, La mllana de la Sa<^ra, I, 3).

«Aumentar una cosa otro tanto ó al dable de lo que antes era». (Dice, art. RedobTjAr). y así todos los clásicos uniformemente. Una que otra vez di- cen, como Fray Luis de León, al doblo; n doblado más caudaloso», como el P.

Ovalle; ó dobladamente, doblemente; pero nunca el doble, como nosotros; y, si alguna rarísima vez aparece esta forma en ediciones modernas de clá- sicos, téngasela por yerro de imprenta. Los advs. dMadamente y doblemente pueden servirnos de regla práctica para el recto uso de ambas locuciones; regla que formularíamos así: Cuando la loe. se puede sustituir con estos advs., úsese al doble, que también es adv.; cuando no admite esta sustitución, üsese el doble. Sólo con los verbos indicativos de precio ó cantidad (costar, valer, pa- gar, pesar, cargar) puede haber alguna duda, por cuauto en ellos suele confun- dirse el complemento directo con el ordinario de precio ó cantidad. Véase cuál de ellos es el que prevalece en la mente del que habla ó escribe, y según eso se dirá el doble ó al doble. Bretón de los Herreros se fué por la tangente en este verso de su poema La Desver- güenza:

Doble nos cuesta de lo que costaba antaño;

es decir, doble precio ó dinero. M^or pagarla sencilla, que pagarla doble, fr. fig. y fam. que usamos para signi- ficar que conviene más pagar una deu- da, un gasto, una pérdida, etc., al principio, para no pagarlos después más caros con costas, intereses ó per- juicios. Está bien formada y merece admitirse, advirtiendo que pueden va- riarse algunas de sus palabras con tal de conservar las tres esenciales: senci- lla, pagar y doble.

Doblez. Masculino, cuando signi- fica: parte que se dobla ó pliega en alguna cosa, ó señal que queda en la parte por donde se dobló; y ambiguo en la acepción de: simulación conque

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DOC

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UQOobra, dando á entender lo contrario de lo que siente.

DoCA, f. Planta chilena de la familia de las mesembriantémeas. He aquí la descripción de Philippi: «hojas opues- tas, unidas en su base, triangulares, prismáticas, de cuatro á siete centí- metros de largo, y flores grandes rosa- das. Planta muy común en las costas, sobre todo en los arenales, desde Co- quimbo hasta el Río-Bueno. Sus frutos se comen, como los de varias especies africanas; tomados en exceso, son pur- gantes».— Fruto de esta planta. Algu- nos llaman á la planta y al fruto «frutilla de mar». El nombre dora pa- rece gallego. Vean los naturalistas si la planta es la misma que describe el Dice, gallego de Cuveiro con el nombre de dioica. Si no es la misma, por lo menos es muy parecida.

DocEAVO, VA, adj. Véase Avo.

DocfTA, com. y ú. m. en pl. Indi- viduo perteneciente á una secta de los primeros siglos de la Iglesia, que ense- ñaba que la humanidad de N. S. Jesu- cristo no era real y verdadera sino solamente aparente ó fantástica. lia voz procede del v. griego Sox-sco, creer, figurarse; se usa en Historia Eclesiás- tica, Patrología, Teología, etc., y debe admitirse en ol Dice.

D0CÍeilt0S,tas, adj. pl. A.sí lo es- cribe el Dice, y también dondenios y ducientOS. De estas tres formas, la única correcta es la segunda (doscien- tos) y es la que debe mantenerse. Do- CientOS tiene una s menos, y du- Cien.t03 debe darse por anticuado. Con trescientos comete también el Dice, el error de escribirlo con dobleforma: Irescieníos y trecientos; lo cual no hace con seiscientos, que aparece con esta sola.

Doctor, m. Por suerte no ha pene- trado en Chile, ni Dios quiera que jamás se introduzca, la costumbre de llamar doctor á todo sacerdote, como lo usan en otras repúblicas de Sud- América. En realidad, no hay tal doc- torado, porque no nos hemos graduado (salvo rarísima excepción) en ninguna universidad, ni siquiera en la de Torde- sillas, ni es tampoco el título principal de un sacerdote. En cuanto al título de Doctor que en la Argentina y en otras repúblicas sudamericanas se da á los abogados, saboréese este trozo de un discurso parlamentario de Sarmien- to: «Este tratamiento de dochr es ex- clusivo de la raza española de la Amé- rica del Sur, excepto en Chile, donde hace treinta años el Gobierno y la Uni- versidad cuidaron de quitar ese título, considerado hoy día poco decoroso en la tierra. ¿Si se creerá por ventura que Mr. Thiers, Mr. Odilón Barrot, Mr. Montalembert. Mr. Guizot son algunos literatuelos.' Son los más profuudus jurisconsultos que tiene la Europa. Pero no se llaman el Dr. Thiers, el Dr. Guizot, como entre nosotros. Y esta apelación de Dr. contribuye mucho á pervertir el juicio de estos jóvenes y separarlos de las carreras comerciales é industriales y tantas otras que se les abrirían. ¡Cómo el Dr. tal ha de tener alguna pulpería, pues! Y, mientras tanto, si no llevara ese título, un hom- bre decente podría tener una pulpería, porque con ella se gana dinero. En Chile hay un solo Dr. y es el Dr. Ocara- po. Fué con esa apelación de la Repú- blica Argentina; pero al Dr. Manuel Montt, que ha revisado todos los có- digos de Chile, que es uno de los pri- meros jurisconsultos y Presidente de la Corte Suprema hace treinta años, no

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se le llama el Dr. Jlonlt. Todos estos vicios contribuyen á extraviarnos y ;i establecer una especie de desigualdad en la sociedad. Xo hay jovencito Dr. que no se crea superior ú los hombres que no llevan ese título, y el vulgo cree que hay en esas cabezas algo que no hay en las cabezas de los demás. Hay lo mismo, señor, nada más, y á veces no aprenden, porque tienen el título de Doctor-». A nuestro juicio, debe el Dice, admitir los siguientes títulos, porque son usados por todos los teólogos é historiadores: Doctor angé- lico (Santo Tomás de Aquino), Doctor eximio (el P. Francisco Suárez), Doctor extático (San Juan de la Cruz), Doctor ilumiiMdo (Raimundo Lulio, Doctor xeráfico (San Buenaventura) y Doctor sutil (Juan Duns Escoto). Véase

AfíUILA.

Doctora, f. Admite el Dice, que así se llame la «mujer del doctor, la mujer del médico y la que blasona de sabia y entendida». Y la verdadera doctora, esto es, la mujer que ha recibido el doctorado, ¿cómo se llamará? Díganlo los compatriotas de Santa Teresa, que á boca llena la llaman la doctora mís- tica, proclamada tal por la Universidad de Salamauca. «Nuestra santa é inspi- rada doctoran, la llamó D. Severo Ca- talina; y Mesonero Romanos, hablando de una gran dama española, dice que « recibió el grado de doctora y maestra en la facultad de artes y letras humanas». DoCTEDCA, f. Todo el pueblo, y aun a gente educada, llama en Chile doc- rina solamente la doctrina cristiana, que es un compendio, con preguntas y respuestas, de los principales dogmas y verdades de nuestra religión y que se aprende de memoria. El Dice, dice doctrina cristiana: «la que debe saber

el cristiano por razón de su profesión». Debe agregarse también la definición nuestra, porque en todas las naciones católicas hay un conipeudio ú opúsculo que se hace aprender de memoria. «Si podía hacer que vayan [los niños] á su escuela, y el maestro los lleve á oír misa, y idos á misa, dígaseles devota- mente, y antes ó después digan ellos la doctrina, y decláreseles algiin manda- miento ó articulo con algún ejemplo». (B. Ávila, carta á un prelado de Gra- nada). Véase Aetíci'LO. Entre nos- otros se usan ahora catecismo y caie- quismo; doctrina es el compendio que hemos definido.

DocTRiXARio, ría, adj. «Dícese de 1 que, siguiendo la doctrina de los filó- sofos eclécticos y de los publicistas franceses del tiempo de la Restaura- ción, hace radicar en la inteligencia humana el principio de la soberanía, y aplica fórmulas abstractas y á prioriá. la gobernación de los pueblos. U.t.c. s.» Así lo define el Dice, pero omite la acep. aplicada acosa: ideas, 2>rinci- pios, luchas doctrinarias, que se re- fieren á la doctrina ó fundamento de una institución, partido, etc.

DocTEiNAEisiio, m. Teoría ó siste- ma de los doctrinarios. Por extensión, todo sistema en que se dogmatiza á la manera que lo haceu los doctrinarios. Falta esta voz en el Dice, y es de uso general en España y América.

DocrJiEXTACióx, f. Acción ó efecto de documentar. Conjunto de docu- mentos que sirven para este fin. Admi- tido en el Apéndice del último Dice.

Dodecasílabo, ba, adj. El penúl - timo Dice, sólo admitía diiodecasí- labo; piro la 13.-'' edición, con muy buen acuerdo, excluyó esta forma y admitió la primera. Lo mismo hizo con

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dmlei-aedro y doikah/oiiú, quitándoles la u qne seguía á la primera d.

Dog-cart, m. (Se pronuncia dói/- car!, y vulgarmente í/íÍw/"^. Voz inglesa que significa un coche de dos ruedas, con dos asientos unidos por el respaldo.

Dolamas, f. pl. ó dolames, m. pl. Significa «ajes ó enfermedades ocultas que suelen tener las cahalleriast . Trans- lado á las personas que, sin ser caballos, se quejan de dolamas, cuando lo que pidecen son simples achaques, dolen- cias, alifafes, ajes, ó efectos de la vejez ó senectud. Asi en Chile y en el Perú.

Dolar, a. Desbastar, labrar madera ó piedra con la doladera ó el dolabre. Conjiigase este v. como contar: duelo, duelas, etc. Asi lo enseñan todos, in- clusa la Academia en su Gramática; sin embargo, el Dice, olvidó la lección y dijo dola en el art. Doladoe.

DÓLAR, m. Del inglés dollar. Admi- tido en el Dice, con esta definición: «Moneda de plata de los Estados-Uni- dos, que vale cinco pesetas y cuarenta y dos céntimos». La duda que ahora puede ocurrir es para la formación del plural. Nos parece evidente que, estan- do ya la voz castellanizada, el pl. debe ser dólares, y dollars, á la inglesa. (Véase Club). «La bizarra resolución del rey del libro, adquiriendo uno á uno y mediante dólares sus subditos, esdignadelooreterno». (Pardo Bazáu, La vida contemporánea). Mucho más propio es de esta manera que como lo usó Balart en su poesía / Vira España.'

Xo temas que tu hv:>nor reciba ultraje

De esa imbécil can.illa Que por táctica tieue el agiotaje Y los dóUars por única metralla.

Dulce far xie.ntk (Pronuncíese doklie). Expresión italiana que, por lo

conocida y usada que es, merece figurar en el Dice, con su traducción: el dulce no hacer nada ó la dulce ociosidad, ocio, pasatiempo. Don Antonio de Solís, en un soneto Contra la soledad, expresó esta mismajdea en castellano:

Cuando en ese hacer nada te contemplo, Temo, si tu retiro es- negligencia, Porque nadie está bien solo consigo.

Fray Luis de Granada, en sus Medita- ciones muy devotas, c. III, §. /, dijo también: «Aquel ocio es el mayor de los negocios; aquel no hacer nada es, sobre todo, lo que se puede hacer».

Doler, n. y r. Conjúgase duelo, dueles, dmla,etc. Doldré y doldría , que dicen algunos, se usaron en el cas- tellano antiguo, pero hoy son doleré, dolería. Los que nunca se han desas- nado dicen dolré, dolría.

Doliente, adj. Que duele ó se due- le.— Enfermo. En esta acep. ú. t. c s. Tiene también la misma acep. del s. dolorido, que alguien ha creído que no era castiza, y es ésta: «pariente del difunto, que hace el duelo en el entierro ó recibe los pésames en casa». La «reu- nión de parientes, amigos ó convidados que asisten á la casa mortuoria ó á los funerales», se llama duelo.

Dolora, f. «Soy el hombre menos afortunado de la tierra para bautizar géneros literarios», decía D. Ramón de Campoamor, autor de las doloras. «Cuando publiqué las Doloras, el nombre pareció demasiado Tieológico.

Salieron á luz los Pequeños poe- mas, y el título fué muy censurado por razones que nunca he comprendi- do. [Claro está que por afiancesado]. El nombre de Humoradas ¿pare- cerá también poco propio!' ¿Qué es humorada? Un rasgo intencionado.

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Y dolora? Una humorada con- vertida en drama. ¿Y pequeño poe- ma? Una dolora amplificada». «Composición poética en la cual se llalla unida la ligereza con el senti- miento, y la concisión coa la impor- tancia filosófica; es la definición del Dice. Encicl. Hispano-Americano; de- finición que algo se desvirtúa con estas palabras de Manuel de la Eevilla, que cita el mismo: «Todavía la crítica no ha determinado con precisión el con- cepto de la dolora». Tuvo razón Campoamor: no fué afortunado para bautizar géneros literarios; sus nom- bres fueron mal recibidos y combatidos, no han tenido imitadores, y el de do- lora, por su semejanza con dolor, ha inducido en error A más de un literato y orador que lo han usado como sinó- nimo de elegía ó canto de dolor. Véase, si nó, este cuarteto de un soneto A las Llngns de S. Francisco, por Fr. J. de 1). L.:

¿Por qu(^ gimes, Francisco? ¿por que ll'irns, De rodillas postrado en monte ingente? (■'Por que' exhalas del pecho un ay doliente Y, cual cisne al mt>iir. cantas doloras?

Si el poeta hubiera conocido las do- loras campoamorinas, habría visto que casi tod;tó son eróticas, ó á lo menos profanas, indignas, por tanto, del Se- rafín de Asís, que vivió todo abrasado en amor divino. Otro poeta, el Marqués de Molíns, hablando de una bellísima poesía suya, dice: «Eu todas las edi- ciones he llamado madrigcd esta com- posición, pero muchos y respetables críticos y coleccionistas la han califica- do de dolora; con lo cual se demues- tra que se pueden hacer doloras sin saberlo». Por todo lo dicho cree- mos que el nombre de dolora no

debe entrar en el Dice, como en realidad no ha entrado, y que sólo lo usará por necesidad histórica la crí- tica literaria.

Doma (Papa). Especie de papa de forma más redonda que larga, y vetea- da de violado. Véase Papa. Este adj. es derivado del araucano domo, hem- bra, mujer.

Domiciliado, da, adj. part. de do- miciliar. Aunque bien puede usarse como sinónimo del s. domiciliario (el que tiene domicilio ó está avecindado en un lugar), téngase presente que es un puro adj. Por eso no sería bien di- cho Soy domiciliado de tal parte, sino Esloy domiciliado en tal parle ó Soy domiciliario de tal jiarfe.

Domicilio (Á). Ningún autor de nota ha levantado á esta loe. la cen- sura de galicismo que le lanzó Baralt en ( xpresiones como Citar á domi- cilio, Baños á domicilio, Socorros á domicilio. Dígase Citar en parti- rular ó en casa. Baños ó socorros en privado ó en casa, ó bien caseros, pri- vados. Así como no se puede decir en castellano Socorros ó hailns á casa, tampoco se puede decir á domicilio, porque el complemento con á, que sig- nifica aquí dirección ó movimiento hacia, queda como en el aire, sin estar regido de ninguna palabra, ó si lo está, es de alguna qne pide en. Téngase pre- sente que á domicilio proviene del francés y del italiano, loiguas que ex- presan el lugar menor en donde con la prep. d: Je suis a Madrid, lo sonó a Romi: ;habría quien se atreviera á ilo- cir: Yo estoy á París, Yo estoy á Roma? // est a la chasse. Lo aspetlara alia stazione, deVieria tam- bién traducirse: Está á la caza, Lo esperaba á la estación.— El

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mismo error que en la loe. á domi- cilio se comete cuando se dice en- fermedad á la vista, conges- tión al cerebro, dolor á los oídos. Tales aes no son ni pueden ser castellanas, porque en nuestro idioma exige esta prep., para ser regida de un s., que el s. lleve envuelto en su mismo significado el régimen ó complemento con á. Así son todos los sustantivos verbales que significan movimiento hacia: ida, partida, vuelta, regreso, su- bida, ascensión, bajada; los que signi- fican afecto interior ó exterior: amor, leneración, odio, homenaje, tributo, gloria, honor, etc., pero jamás enfer- medad, congestión, dolor: con éstos hay que decir necesariamente enfermedad de en) la vista, congestión del en el) cerebro, 6 cerebral, dolor de oídos ó en los oidos. Con ataque podría em- plearse á, porque en su mismo signifi- cado lleva envuelto cierto movimiento, pues en sentido recto significa «aco- metimiento»; por eso podría decirse ataque al higado, al corazón.

DoiiiXGu SIETE. Ú. m. con el v. salir. Significa despropósito, desatino, jangada, patochada, salir uno con su media espada. Puede verse el origen de esta expresión en las Tradiciones Pe- ruanas de R. Palma ( VII serie. Re- franero, IV): Un jorobado, que no tenia oído para versos, al escuchar el canto:

Lunes y martes, Mie'rcoles tres, Jueves y viernes, Sábado seis,

lo eoucluyó de esta extraña manera:

Domingo siete.

La fr. es &dir uno con un su) do- mingo siete. Como tiene el uso de dos

naciones por lo menos y está bien for- mada, es digna de figurar en el Dice.

DoMiNGCEJO, JA, m. y f. Usiimoslo aquí por-persona vil ó despreciable con puntas de entremetida y majadera: me- quetrefe; lo cual es muy conforme con el origen y el significado propio de esta voz. El Dice, sólo admite la forma dominguillo ó tentemozo (y también ma- tihuelo, de Matías, quiziis porque los tiros ó golpes que le dan son como para matarlo) y lo define: «muñeco de ma- dera ligera, ó hueco, que lleva un con- trapeso en la base, y que, movido en cualquier dirección, vuelve siempre á quedarderechoí. Pero en Kodrigo Caro leemos: «A las tales figurillas ó domin- guillos llamaron los romanos /ir/Wíz^w- la, porque los primeros que iban en el ejército á batallar eran los primi pilos, de la voz primws et pilum, que es el dardo ó arma arrojadiza. El llamarla en España dominguejos quizá fué por el color colorado, que era festivo y do- minguero antiguamente... Del domin- guejo ó pila habla Marcial. ..Habla aquí de una babada ó rinoceronte que arrojaba un toro por alto como si fuera un dominguejo de paja... Hizo admi- rable alusión [Sr. Baralt, ¿oye cómo los clásicos hacen alusiones?'] de la voz ¡yila por la pelota y por el dominguejo-». ( Dias geniales, dial. I, § III). Tene- mos pues, en un breve trozo, usada cuatro veces la voz dominguejo; nosotros dimos un paso más y le agregamos la acep. fig. que no puede faltar á esta clase de voces. Cfr. estafermo, muñeco, maniquí.

DoJiíxiCA, f. En el lenguaje ecle- siástico es igual á domingo. Se escribe y pronuncia esdrújulo como en latín.— Recoleta Dominica, ó Dominica simplemente, calle de la Dominica.

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Dígase Dominica, porque éste ((hmi- nico, ca) es el adj. que significa ])erte- neciente á la orden de Santo Dumin- go. Dominico, ca, está anticuado y significaba otra cosa distinta: «per- teneciente al dueño ó señor», lo mismo que en latín. Dominiccmo, na, sinó- nimo de dominico, recibió ahora dos aceps. que le faltaban: «natural de Santo Domingo. Ú. t. c. s. || Pertene- ciente á este estado de América».

Dominical, adj. Las definiciones que de esta voz y de Domínico da el Dice, han hecho creer á algunos que no es correcto llamar al Padrenuestro oradón dominical, sino dominica. Sin embargo, el mismo Dice, la llama de la primera manera y de la segunda en los artículos Orca-ión, Padre nuestro y Paternóster.

Dominico, ca, adj. Dominico, dominicano. Véase Dominica.

DÓMINUS voBÍscuM, ui. Merece fi- gurar en el Dice. Del memorable desa- fío poético de Don Javier de la Rosa y del indio Taboada es aquella estrofa que dice:

Mi Don Javier de la Rosa, Yo le voy á preguntar Cuántos Dñminus vobiscum Dice un padre en el altar.

Ricardo Palma dice también: «La ver- dad es que á S. Sría. 111 ma. no se le había ocurrido hasta ese instante ave- riguarcuántos Dominas votiiscum tiene la misa... Mi amigo el Pbo. español D. J. M. Sbarbi.. asegura que son ocho \os Dominas vohiscum-n. (Trad. perua- nas, Y serie, ¡Al rincón!) Ocho son real mente.

Dona, f. Por don, regado, lo da como anticuado el Dice, y entre nosotros todavía lo usa el pueblo, y aun más, lo hace sinónimo de legado testamentario.

Donde, adv. Estudiemos algunas de sus aceps. que se han omitido en el Dice, y otra que no está admitida como castiza. 1." <í¿ Dónele creerá Ud. el tra- bajo que esto me cuesta?» El donde equivale aquí á de donde, que es lo que significa originariamente el adv., del latín unde. Por eso muchos antiguos traducen el texto evangélico: «¿Unde hoc mihi, ut veniat mater Domiui mei ad me?» ¿Dónele á la dicha, que la madre de mi Señor venga á mi casa? Y por eso también es uso comunísimo de los clásicos principiar un período, y aun un aparte, con el adv. donde y ant. onde, en esta misma acep.: «de donde, de lo cual». Sin embargo, esto no sería permitido ahora sino en el len- guaje fam. y cuando el enlace del ante- cedente y consiguiente es bien visible. Por ejemplo, si, después de ponderar mucho lo que he leído y estudiado, di- go: donde tiene üd. que he llegado á enfermar de la vista; es evidente que este donde está bien usado y equivale á «de donde, de lo cual». Véase más claro aún en estos ejemplos:

Luego en viéndome Roberto Se puso en pie, y animoso Sacó la espada; furioso Le arremeto descubierto; Donde de dos estocadas Midió la tierra. (Tirso, Siempre ai/iiila la verdad, III, 1).

«Le quebranté once dientes del golpe, y quedó torcido el pescuezo; donde al catorceno día murió». (Lope de Rueda, Registro de rqiresenttíntes, paso V).

Se dice, aunque no es cierto, que un bocado Le dieron de veneno en la comida; Donde acabó su cargo con la vida.

(Ercilla. Aranca' a. c. II).

«Deshizo la paz que el emperador ha- bía hecho con el rey de Francia, y re-

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volvió la guerra que agora teueuios; donde por justo juicio de Dios le ha venido el mal que tiene». (Juan de Val- dés, Diálogo de Lactancia y el Arcedia- no). En las interrogaciones, como laque pusimos al principio, toma un tono enfático que lo hace equivaler á «có- mo»; pero siempre se puede analizar según su sentido etimológico. «^ Dónde sabes que el león es así como dices?» leemos en el antiguo libro de Calila é Dipnna; esdecir, «dedóudeócómo». Así tan claro esül también en estos versos del Laberinto de Juan de Mena:

Pues ¿íii'mde podría pensar la persona Los danos, la causa, la triste demanda?

2." De esta acep. se ha formado otra, muy usada en Chile y que no ha sido estudiada por nadie, que sepamos. He aquí algunos ejemplos: « Donde me mo- je tanto, me vino una enfermedad; Pe- dro ha perdido lasalud,í/wírfe trasnocha- ba tanto; Donde se llueve tanto la casa, se han reblandecido las paredes». El sentido de estas tres proposiciones es: « De haberme mojado ó por haberme mojado, etc.; Pedro ha perdido la sa- lud por trasnochar tanto, ó de tanto trasnochar; Por lloverse ó de lloverse tanto la casa, etc.» ¿Es castiza esta acep. ? Si, lo es, porque en ella se conser- va el significado consecuencial que tie- ne el unde latino y que acabamos de ver en el domle castellano.' No hay otra par- ticularidad en los ejemplos nuestros que estar invertidos el antecedente y e! consiguiente, lo que es común en la- tín y en castellano: « Donde está tu teso- ro, allí está tu corazón». Aquí el donde no es consecuencia! sino adv. de lugar; pero la inversión de ideas es igual. Donde nv' ni'ijé íanto f ande), [de ahí] (inde) \w vino una ciifc-rMic l.i 1. V .i- tnos ahora una buena autoridad : Dice, de Chil., t. II.

Por la grande vanagloria Xabucodonosor, Donde era poderoso e' de Bal)ilonia señor. Poco á Dios preciaba, ni había del temor.

(Arcipreste de Hita, Libro de buen amor, copla

305).

Evidentemente, el sentido es el mismo de nosotros: Por ser poderosa Xabu- codonosor, por eso preciaba poco á Dios. Aunque el Arcipreste pertenece, al período clásico de la lengua, s¡i:o al anteclásico, más vale su autoridad para nosotros, porque prueba que e?!a acep. es más antigua y más coetánea de los conquistadores espaíioles, que fueron los que la dejaron en América. 3." Otra acep. de donde, usadísima en Chile y en toda la América, y co- rriente en la provincia española de León y quizás en otras, según Hartzen- busch, es como preposición: á casa de ó en casa de, algo parecida al ajmd la- tino y al c/iez francés; v. gr. : Voi/

donde mi tía; Alojé donde mi hermano. Así mismo con los com- puestos de donde: Corrió á donde SU

madre; ('</ para donde su pa- dre; Viene de donde su suegro; etc. No se puede negar que este uso lia sido y es popular en Galicia y en las comarcas rayanas de Portugal, y aun entre la gente vulgar de Castilla, según afirma Baralt. Fuera de España se conserva este uso entre los judíos es- pañoles de Oriente, y aun en Ñapóles, en algunas expresiones del lenguaje vulgar. Es claro que en todas estas partes, lo mismo que en América, lo han aprendido de los españoles. Pa.«an- do de la gente vulgar á la culta, sólo hemos hallado este donde en los si- guientesautores: el Marqués de Molíns: 4 Como han de prodigársele iguale-s cuidados, y .. .conviene se aloje cerca de Palacio, la pondremos donde esa de

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que nsteiles nos hablan». (Carta citada por Mesonero Romanos en sns J/e- morms de un sefentón); Doña Emilia Pardo Bazán: «Voiiue donde lOS Resendes» (La ma¡joraz¡ia de Hou- Z(is). En La duatro fregona de Cer- vantes se lee: «Xinguiio de los criados entraban donde SU señora, y solas las dos dueñas y la doncella la servían». De todas las ediciones, la de Madrid, de 1655, es la única que corrige este pasaje agregando un estaba después del donde; lo que prueba que el editor estimó incorrecto el pasaje. Otro que S3 cita de las Ordenanzas de los reales ejércitos: «Cuando los infantes se ha- llasen ddnde Nos, la Reina, Principe ó Princesa de Asturias..., se les tocará solamente la llamada con armas al hombro*, no lo consideramos entera- mente concluyente, porque puede estar subentendido nos hallamos ó hallá- remos después de la palabra Asturias, y entonces estaría bien dicho. Tenemos pues, de todas estas citas: que la de Cervantes no puede mirarse como se- gura, sino como errata de imprenta ó cabeceo cervantesco, pues no hay otro caso igual en todas sus obras; lo mis- mo puede explicarse la cita del Marques de Molíns; y la de la señora Pardo Bazán puede disculparse por ser ga- llega la autora y ser en Galicia comu- nísimo este abuso. Y abuso lo llama- mos, porque lo es, y grande, convertir en preposición un adv., conversión que se hace omitiendo palabras necesarias para el sentido y para el régimen. Cuando digo: I'»// donde Melo, no pueden saber los oyentes si voy á la casa de habitación, á laoficinaó notaría de Melo, ó simplemente al lugar donde al pi'esente se halla. Vem/o de donde Pra: ¿de la casa, de la tienda, ó del

lugar en que se halla Pra en este mo- mento? Por eso no es extraño que oi- gamos decir á personas del pueblo:

«¡Tan ÍHienaque es la señora don- de estoy enqileado! Es muy mala pa- gadora la señora donde vivo», /j Conque, señora donde, eh? Hasta ahora no conocíamos más que el lugar á donde, en donde, de donde y por don- de, de las gramáticas latinas. Mas, no faltará quien defienda el donde-pre- posición por su semejanza, en cuanto al uso, con cuando y mientras: si se puede decir «cuando niño, cuando jo- ven, mientras la misa, mientras la fun- ción», haciendo preposiciones estos advs., ¿por qué no se ha de decir tam- bién «donde Pedro, á donde Juan, de donde Diego»? Por la sencilla razón, contestaremos, que al- gunos advs. de tiempo pueden admitir un s. después de ellos, pero los de lugar, como es donde. Así todos decimos hoy día, los españ:)les dicen ayer

noche, ayer mañana, y más co- rriente aún, hoy lunes, mañana domingo. En los tres primeros ejemplos el s. es un ablativo ó complemento ordinario, como lo prueba la otra forma que tiene también esa misma locución (fioi/ en día) y el significado mismo de los otros dos: ayer noche significa ai/er en la noche ó de noche y ayer mañana, ayer en la mahana ó de niaíiana. Con los días de la semana, hay una simple aposición: hoy lunes vale: hoy, que es lunes. Analícese ahora de cualquier ma- nera el donde con un s. de persona ó pronombre pei'sonal y véase si es ¡josi- ble salvar la gramática. Fui donde el presidente quiere decir: fui á donde está, donde vire, donde despacha ó donde artualmenle se halla el presi- denlc. Por suplido el verbo, dirá cual-

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quiera, j estamos del otro lado, lo mismo que en los ejemplos «cuando niño, cuando joven, mientras la misa». Nó, señor tentemozo: mientras Ud. no pruebe que los advs. de lugar, á los cuales pertenece í/crtrfí', pueden conver- tii-se en preposiciones, no le admitimos la comparanza. Y, si quiere estudiar esos advs., descuente de ellos á allende y aquende, que ya son poco usados, y que, si algunas veces se han usado co- mo preposiciones (allende el rio, aquen- de el mnnte), ha sido por evitar la cacofonía de de. Descuente también la atrevida licencia que se toman algunos poetas de suprimir la prep. de después de algunos de estos advs. como dentro, enfrente, delante, encima. Las musas, que suelen ser señoras blandas y con- descendientes, jiodrán absolverlos de semejante falta, pero la gramática, que tiene sus leyes fijas. Fuera de estos casos tan singulares, no conocemos otro en (jue los advs. de lugar se conviev- t;in en preposiciones; si los hay, denlos á conocer los que crean legitimo este uso de donde. Nosotros, que jamás lo hemos creído tal, no lo hemos usado ni lo usaremos nunca, y emplearemos el único uso correcto, que es poner el s. correspondiente cuando se trata de una persona que está en parte determi- nada: Vof/ á casa, á la o/lcina, á la tienda, al almacén, á la notaría de fu- lano; venf/o de cosa, etc. Si no se quiere expresar el lugar, sino solamente la persona, dii-emos: Voi/ halüar á ó con fulano; voy á verme ó á conversar con él; vengo de hablar ó conversar con él. «Determinó de enviarme á su herma- no maijor con ocasión do pedirle unos dineros». (Cervantes). «Se fué á Ansel- mo y le dijo». (Id.) «Fuese para Sala- dím>. (Conde Lucanor). «Le mandaba

se fuese /;«/■« tV». (Quintana). «Dejad que vengan á Mi los niños». (Amat). «Subió al monte y llamó á Si á los que quiso». (C. de Valera). «Vino todo Egipto ante el rey Faraón, dando voces ...Y, como el rey los enviase íÍ Josef..., vuelven el año siguiente á Josepi. (Granada). Como adv. relativo, equi- vale á en que, en el que, en la que, en lo que, en el cucú, en la cual, en lo cual, en los que, en las que, en los cuales, en las cuales, pero siempre tratándose de cosa: «Casa donde nací; Campos ame- nos, donde todo es paz y alegría». Tra- tándose de persona, se usó antigua- mente; pero ahora ya está anticuado. «E magíier dice de suso que se deben confesar los homes á clérigo raisacan- tano, esto non se entiende que lo han de facer á otro, si non aquellos onde son ])arrocliianos, cada uno en su cgl'. - sia. E maguer se quisiesen á algún otro confesar, non lo pueden facer sin (otor- gamiento de aquél, ó de otro su Pre- lado mayor, donde es perrochiaiio». (Partida I, til. IV, lea ~1)- «Vos fecistes como caballeros fidalgos que vos quisistes apartar de villanos, como ficieron aquellos onde venistes...Xos le daremos este pecho [tributo] como siempre dieron aquellos donde veni- mos». (D. R. de Almela, Valerio de las historias, 1793). Véase Lo.

Dondequiera, adv. de 1. Así, en una sola voz, lo trae el Dice, en su lugar; pero en el art. Querer lo tiae en dos: donde quiera. Lo mismo hace con doquier ó doquiera, do quier ó do quiera. Más propia nos parece la pri- mera manera, para distinguir el adv. compuesto de cuando forma dos voo s simples: «Vaya Ud. donde quieras. Véase Comoquiera.

Dong'Oyo, m. Aguardiente. Goyo

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es entre nosotros el dim. fam. de Gre- gorio. Probablemente hubo algún Gre- gorio que se hizo muy popular por su venta ó bebida de aguardiente, y por eso el pueblo tomó su nombre para traspasarlo á este su apetecido licor.

Donoso, sa, adj. Que tiene donaire y gracia; por consiguiente, donairoso, agraciado; y hermoso, bello, lindo, guapo, como creen algunos chilenos.

DonsantiagO, m. (Otros dicen santiago). Instrumento usado en los trabajos de vías férreas para arquear ó quelirar rieles. Ignoramos su nombre castellano, si es que lo tiene.

Dorado, da, adj. y part. del v. do- rar. Algunos malos traductores de las lenguas modernas se han atrevido á llamar dorados (¿qué dejarán para los encuadernadores?) los libros de mu- cho mérito intrínseco, que en castellano se han llamado siempre de oro ó áureos. Ojalá que el Dice, explique esta acep. en estas dos últimas voces, porque has- ta ahora sólo registra leyenda áurea y libro de oro coa significado particular. Juvenlud dorada, la noble ó aristo- crática. Expresión que puede calificarse de feliz y que se usa ya en España y América. He aquí su origen, explicado por Lojje Barrón en su obra Frases populares: «Así llamaron en Francia á la facción reaccionaria que se organizó después del 9 Termidor (1794), porque se componía de elegantes jóvenes esca- pados de la requisición y de familias perseguidas por los revolucionarios... Vj<.í2l juventud luchó valerosamente contra los jacobinos en las secciones, en los teatros y en todos los otros sitios ■¡lúblicos, animándoles Frerón, que di- rigía El Orador del pueblo, hasta que deSHpareció vencida á maiw.s del Conde de Barras y de Bonaparte,

miembros del Directorio, el 13 de Vendimiarlo (5 de Octubre de 1795)». «Émulo [Lucio Marineo Sículo] de Pedro Mártir de Angleria en la edu- cación de nuestra juventud dorada en tiempo de los Eeyes Católicos». (M. Menéridez y Pelayo, Antología de poetas lir. casf., t. XIII, I). Por analogía podríamos decir que esta expresión ha nacido del gens áurea de la conocidísima égloga IV de Virgilio :

...ac toto surget (/e/iií áurea mundo.

Ninguno de los traductores castellanos que conocemos se atrevió á dar la ver- sión literal y hablan de linaje nuevo, esclarecido, de justos. Sólo Fray Luis de Granada no tuvo miedo á la letra que mata y tradujo dorada en dos par- tes: «Dice que, cuando este nuevo hombre viniese del cielo á la tierra, se había de levantar una gente dorada en el mundo; significando por esta metá- fora de oro el precio y resplandor de la vida desta nueva gente». «Y que en el mundo se levantaría una gente dorada, que es gente purísima y santísima». (Símbolo de la fe, p. V, c. ATY, § //, g c. XVIII). Es cierto que el signifi- cado no es idéntico al de la expresión moderna, pero en ambas puede defen- derse el sentido metafórico: en la ex- presión virgiliana, tal como lo explica el V. Granada, por el precio y resplan- dor ó por las virtudes del nuevo linaje, y en la moderna, por la elegancia, brillo y nitidez que dan á la gente aris- tocrática la limpieza de linaje, la educación, la instrucción y las rique- zas. Acéptela pues el Dice, sin vacilar. Asimis no debe dar al adj. en gene- ral una acep. fig. que diga, poco más ó menos: de mucho precio ó valor, á se-

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mejanza del oro, que es el más precioso de los metales. Así quedarán justifica- das las expresiones de Cervantes: edad dorada, sifflnx dorados, que también han sido empleados por otros autores.

Dormida, f. «Sueño» lo interpreta Salva, y así lo usa también Ulloa: «Recógense allí nubes muy grandes de patos, que. ..van allí á hacer la dormi- da». ( Viaje á la América Jlerid., 1. 1). ¿No será confusión con esta acep. que le da el Dice: «paraje donde las reses y las aves silvestres acostumbran á pasar la noche»? Cualquiera que no lo conozca y que con solo el dato de Salva lea este pasaje del P. O valle: «La traza paies que tienen los indios para coger- las [las langostas], es observar su dor- midat, creería que se trataba del sueño ó dormicióa de estos insectos, cuando en realidad se habla de su dormidero. De intento usamos esta última voz, para que el Dice, no la restrinja sola- mente al ganado, como malamente res- tringió también dormida á las reses y aves silvestres. Ln cuesta de la Dor- mida. Así se llama una que hay en la provincia de Valparaíso y que era muy andada por todos los viajeros antes que hubiera ferrocarril, y se llamaba así porque en ella pernoctaban. En senti- do fig. y fam. llamamos así el acto de acostarnos: Me voy á la cuesta de la Dormida.

D0]'midera, f. Poco usado. Lar va encerrada y adormecida en su ca- pullo. Mejor le vendría el nombre de dormilona. La planta se llama ador- midera ó dormidera.

Dormido, da, adj. part. de dormir. Como adj. aplicado á persona, tiene un significado que no está claro en el Dice, y que corresponde á esta actp. fig. del V.: «descuidarse, obrar en un negocio

con menos solicitud de la que se requie- re». Hombre dormido, mujer muij dor- mida, eu sentido fig., es la pereona, no propiamente descuidada, sino de inte- ligencia tardía y apagada, que no dis- curre ni prevé las cosas; lo contrario de despierto, que significa: «avisado, advertido, vivo».

Dormilona, f . Lo admite el Dice, de Zerolo con esta definición: «arete, con alguna piedra preciosa por lo re- gular, pero sin adorno colgante». Entre nosotros es también corriente en e^te mismo sentido, como en el Perú y en Méjico. De esta última nación es el siguiente suelto de gacetilla: «Dos DORMILONAS DE BRILLANTES. La Seño- ra Concepción Cue y Várela presentó una ([uevella en Puebla contra el señor Luis Pita Lara, reclamando iinos dormilones de brillantes, que esti- ma en doscientos pesos...» (El Tiempo, diario de Méjico). De aquí se deduce que en Méjico se usa esta voz como f. y como m. La voz castiza que mejor corresponded dormilona es broque- lillo: «botoncillo, con colgante ó sin él, que, pendiente de las orejas, usan las mujeres como adorno». La etimología parece serla que insinuó D. Z. Rodrí- guez, aunque Arona la haya calificado de chuscada, esto es: se llamó dormi- lonas á estos aretes ó arillos porque puede dormirse con ellos sin peligro de la cara y del bolsillo. En efecto, la dor- milona, que es siempre pequeña, de figura de rosa, de corazón, de insecto, etc., va como acostada al i xtremo de la oreja y ahí está como durraiciido, á di- ferencia de la caravana (la arracada castellana), que está en continuo movi- miento á cansa de su forma prolongada y colgante. En el Dice, de ideas afines de Benot hallamos éntrelos sinónimos

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de pendientes y aretes la voz demilo- nes, que aparece subrayada, como que no es castellana. A cualquier idioma que pertenezca, bien puede haber dado origen á las dormilonas.

Dos por tres un). El mo- dismo castizo es En un dos por tres: «dicese de lo que se habla, se hace ó sucede instantáneamente». A dos por tres: «pronta y demostrativamente».

Dosificar, a. «Poner la dosis pres- crita en un remedio, en un medica- mento». Así lo admite el Dice, de Zerolo como término de Medicina y Farmacia. Lo hemos visto usado, entre otros, por la señora Pardo Bazán; pero no es tan necesario y la Academia aun no lo ha admitido.

Dote. «Cuando significa el que llé- vala mujer al matrimonio ó al claustro, es ambiguo; cuando indica las buenas cualidades de las personas, es f. y se usa comunmente en pl.; y es m. cuan- do alude al total de fichas que al prin- cipiar ciertos juegos de naipes se dan á cada jugador». Así la última Gramá- tica de la Academia, de ] 90G. Esto nos excusa de explicar las variaciones por que ha pasado este s. en todos los Dices, y (iramáticas.

Doublet, m. Pronunciase dublé. Es voz con que en francés se designa un brillante falso, que se hace de dos trozos de cristal unidos entre y con una piececita de papel de color en el midió, para imitar las piedras precio- sas. Lo que en Chile llaman dublé ú oro dublé no es pues ni francés ni castellano; es sencillamente el oropel, similor ó relumbrón.

DoxoLOGÍA, f. L'ltima estrofa de los himnos de la Iglesia, en que se tributa gloria ó alabanza á la SSma. Trinidad. Es palabra usada por todos los rubri-

quistas y que el Dice, debe apresurarse á admitir, cuando más no sea para re- tractarse del eri'or que ha cometido en decir que el Gloria Patri se pone al fin de los himnos de la Iglesia. «No hay paridad entre la doxologia con que ter- minan los salmos de otros oficios y el Réquiem aetérnamy>. ( Revista Eclesiás- tica, de Valladolid). En este caso debió decirse Gloria Patri. La etimología es el griego Só^x, gloria, y ^.o-ía, tratado.

Dracjia. Es siempre f., nunca m.

Dragaje, m. Braijalo, m.: acción ó efecto de dragar, esto es: «ahondar y limpiar los puertos de mar, los ríos, etc., con la draga». Ya el Dice, nos dio una voz más propia que las gene- rales desareno, limpia, y que la fran- cesa drag-aje.

Dragomán, drogmáx, truchimán, tru.jamán, lengua, ixtérpretr. Todos éstos significan: «persona que se ocupa en explicar á otras, en idioma que entiendan, lo dicho en lengua que les sea desconocida». Los cuatro pri- meros son masculinos; lengua ha sido usado como m. y como f. (véase en su lugar); intérprete es com. Lenguaraz, adj. y s., que se usa también en el mismo sentido, es definido por el Dice: «hábil, inteligente en dos ó más len- guas».

Dragona, f. Eu ¡\Iilicia, «especie de charretera», dice el Dice. En Chile la dragona es una cuerda ó correa, más ó menos adornada, corno de dos cuartas de largo y con perilla ó alguna c^pa dura en el extremo. Se lleva atada á la empuñadura de la espada y se enlaza en la mano para asegurar mejor aqué- lla y para golpear sin herir. Del francés dragonne.

Dragona DA, f. «Nombre de laí: per- secuciones ejercidas por los dragonesi

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bijo el reinado de Luis XIV de Fran- cia, contra los calvinistas á couse- c.iencia de la revocación del edicto de Nantes». (Zerolo). De ¡IragoncuJa, ó sea, persecución á mano armada, ha sido calificada, y con mucha razón, la última y reciente persecución á las congregaciones religiosas en Francia. La voz está, bien formada y es digna de admitirse, aun(iue provenga de! francés tlraí/onnudí'. Así hay en caste- llano algarada, asonada, alcaldada. Dragoneante, adj. part. activo

del siguiente, pero ú. m. c. s. El que drag'Onea, 3." acep. En castellano tenemos: meritorio, m.: «empleado que trabaja sin sueldo y sólo por hacer mé- ritos paraentrar en plaza remunerada» ; y sobresaliente, com.: «persona desti- nada á suplir la falta ó ausencia de otra; como entre comediantes y tore- ros»; fuera de los generales suplente, suplefaltas, reemplazante, sustituto, as- pirante.

Drag"onear, n. Tres aceps. le da el Dice, de Zerolo: «tener modales de dragón, portarse con dureza y despo- tismo.— En Milicia y ant., desempeñar las obligaciones del superior inmedia- to.— En Colombia y Chile, mangonear, darla, echarla de algo». De la 1.'' acep. nada sabemos; de la 2." tenemos una prueba en estas palabras díl peruano D. Ricardo Palma: «En los tiempos de

mi mocedad dragoneaba yo de comisario en nuestra difunta escua- dra». (Tradiciones peruanas, VII serie. Una ceremonia de jueves santo, I); de la 3." advertiremos qne respscto de Colombia la rectitica así D. Rafael L^ribe: talar Jear, preciarse, dai'la de, echarla de, tirarla de, blasonar, jactar- se, presumir», agregando en nota que el V. mangonear, dado por Cuervo y

copiado por Zerolo, es poco propio pai'a el caso, pues significa: «entremeterse uno en cosas que no le tocan, ostentan- do autoridad é inflnencia en su mane- jo». Respecto de Chile y de acuerdo con D. Zorobabel Rodríguez, decimos que dragonear significa: aspirar á un puesto ó cargo más elevado ó darse ínfulas de, y se construye con las preps. para ó de: dragonea para minis- tro, dragonea de jefe. Aparece también este v. en el Dice, de Terreros con esta definición: «en la milicia, es hacer el soldado oficio de cabo de es- cuadra; éste do sargento; y un oficial el de ayudante». E]n Chile, dentro del ejército y de las policías, tiene también esta acep., y de ésta, sin duda, ha pa- sado á recibir la otra más general de- aspirar. La 1 ."• de Zerolo, que es pura- mente francesa, puede reemplazarse con el v. castizo sargentear, fig. y fam.: «mandar y disponer con afectado im- perio en un concurso ó función».

Dramática ó dramaturgia, f.

Dramatizable, adj. Aplícase A lo que puede dramatizarse. Úsalo Me- néndez y Pelayo y falta en el Dice.

Droga, f. Además de la acep. prin- cipal y de todos conocida, tiene en castellano las figs. de «embuste» y «trampa, ardid perjudicial». Droguista es también «persona embustera, tram- posa-i). De estas voces, indudablemente, ha nacido la acep. que tiene en Chile y en Méjico de-deuda. Un individuo lleno de drogas es el que está todo endeudado, ó en chileno vulgar enca- lillado. En el Perú, donde segura- mente se conocerán también estas drogas, han formado el v. endro- garse, á jn/.gar por estas pilabrasdc I). Ricardo Palma: «Se encontraron en quiebra y endrogados en dos mil

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diiretes». ( Tradiciones peruanas, Vil xerifí. De menos hizo Dios á Giiüele, I). En Chile no hemos llegado íl tanto, y aun el s. no es muy usado.

DliO-MUDAUIO ó DR03[EDA1>, Ul.

Dual, adj. Malamente usan esta vj/5 los que la aplican á persona que juntamente con otra salí; elegida para uu puesto ó cargo sin que se sepa cuál de las dos ha triunfado. Diputado dual, senador dual. Decimos ma- lamente, porque (hiitJ sólo es el número gr^imatical que se aplica á dos perso- n is; y esto eu castellano, porque nuestra lengua no tiene este número. Á lo sumo podría admitirse elección (h((ü, diputación ó senaduria dual; porque la dualidad es la «condición de reunir dos caracteres distintos una misma persona ó cosa». Las voces cas- tizas son empatar, empate, salir, ser ó quedar pala ó patas.

Dualidad, f. No es en chileno la que acabamos de ver ni la (pie se co- noce en Química, sino una votación empatada ó un empate, en el cual se dan poderes á dos candidatos.

Dualismo, m. Debe ya agregársele la acep. que le dan muchos modernos, de-sistema ó doctrina fundada en dos esencias ó principios diversos ó con- trarios entre sí. «Claro es que no en todas las novelas, aisladamente consi- deradas, están vencidas con igual for- tuna las dificultades inherentes al dualismo de la concepción [el ser á la vez novelas liistóricas y de costum- bres]». (J[. Jlenóadez y Pelayo, D. B. Pérez Galdós considerado como nove- lisla).

Dubitable ó urDAULi?, adj. Así mismo sus compuestos indubitable ó indudable, indubitablemente c induda- blemente.

Dublé. Véase Doublet.

DúrriL, adj., ductilidad, f. «Co- moquiera que las palabras dúctil y ductilidad sean de algún servicio á las artes y oficios de la república, cuando se aplican á substancias metálicas, ¿qué necesidad tenemos de hombre dúc- til, de lengua dúctil, de natu- raleza dúctil, de conciencia dúctil, de ánimo dúctil? ¿Fál- tanle á nuestro romance voces propias, Jlcrible, dócil, blando, correoso, tierno muelle, fácil, obediente, sumiso, sujeto, rendido, manso, lene, tratable, domable, apacible, etc., con que e.xpresar el con- cepto, cabal y vivísimamentc.'' Antes que amaneciese la edición doce tildó Baralt de galicismo la acep. metafórica de dúctil; si fuéramos á pesar en la justa balanza el valor de los que la in- trodujeron en el Dice, los hallaríamos tan galicistas, tan faltos de peso espa- ñol, como los que más». (Padre .Juan Mir).

DuCHAií, a. Dar baño de ducha. Ú. t. c. r. Por el uso tan general que tiene este V. y la necesidad que hay de él, es indispensable que se ailuiita en el Dice.

DUKLOS. El refrán los duelos con pan son buenos es, según el Dice, los duelos con pan son menos. Así lo usa también Cervantes en el Quijote; sin embargo, en La Picara Justina (1. III, cap. IV) leemos: «Si duelos con pan son buenos, con dineros son rebuenos»; en la lista de refranes de Don Iñigo López de Mendoza: «Todos los duelos con pan son buenos»; y asimismo en la de Hernán Núñez y en otra de refra- nes glosados que trae el Refranero de Sbarbi. De todo esto se deduce que el refrán se usa de las dos maneras, y así debe figurar en el Dice.

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Dueño. El género de este s. es el m., aun cuando se aplica á mujer: sLuisa es el dileno de esta casa, y María es el dueño de esta otra)>; y no puede ni debe decirse la dueño. Como hay también en castellano el s. dueña, f.: «mujer que tiene el dominio de una finca ó de otra cosa», es claro que pue- de decirse también la dueña de esta casa. Este uso existe desde el tiempo de los clásico?, como lo prueban ios versos de Tirso citados por Bello :

¿Quereisme vos declarar Quien sois? No os ha de importar; Cna dueña de esta casa. Dueña, porque la teñora Soit de la casa. Eso nó.

Entre los modernos se va generalizan- do este uso, con ventaja para la clari- dad y regularidad de la lengua. De los muchos autores que pudiéramos citar, sólo escogeremos dos. «Antiguo color de Castilla [el encarnado de la bandera española], por nación romano-guerre- ra, y dueña propietaria del cinabrio ó bermellón». (Puigblanch, Opúsculos, Correcciones y adic. del t. II). «Si cede alguna vez [la Academia] á teorías dudosas de alguno de sus miembros, pronto el tiempo, de que es dueño, lo subsanas. (Cuervo, Dice., inlrod.) Condueño (compañero de otro en el do- minio ó señorío de alguna cosa) es común, según el Dice. : el co)idueño, la condueño; lo cual es contrario al uso del simple y esperamos que se re- forme.— Eu los requiebros amorosos, debe decirse siempre dueño, m., y nun- ca dueño, f., ni menos dueña.

Dulce, adj., dulzura, f. Extrac- temos al P. Mir, que ha tratado admi- rablemente de los galicismos que se co- meten con estos dos vocablos. 'iSacó Dice, de ChU., t. II.

Baralt á la vergüenza varios dulces, por empalagosos, atosigados, indignos de ocupar la lengua española: humor dulce, costumbres dulces, cuesta dulce, carruaje dulce. Semejantes dulces se confeccionaron en dulcería francesa, porque en Espa- ña no los admitió el uso discreto. En Francia, todo lo que es afable, apaci- ble, humano, tratable, mansueto, urba- no, comedido, manso, suave, blando, benigno, llámase con el nombre de dulce. En castellano es muy diferente el uso de este adj. ...Conforme entien- den los clásicos el adj. dulce, parece derivan sus significaciones propias de la miel; por eso más aplicaciones hacen de él á objetos propios del paladar y oído, que á los propios del oler, ver y tocar. Un color dulce, un olor dulce, un paño dulce, aunque lo han dicho los modernos, yo no que lo dijeran los antiguos, salvo en arte de pintura, en metalúrgica y otros ramos. Cuaudo .Jovellanos usó la palabra clima dul- ce y templado, no dejó Iriarte de cen- surar por afrancesada la aplicación del adj. al tiempo y á cosas apartadas del paladar y oído. Pero bien advierte aquí Cuervo que entre clima dulce y dulce primavera va distancia de con- cepto; aquello no lo debió decir Jove- llanos, esto pudo decirlo Argensola, porque la primavera, por ser deleitosa y apacible, parece regala el paladar y oído con sus dulzuras. Si pasamos al sentido metafórico de la voz didce, po- demos decir sirve para expresar con- ceptos en lo moral, análogos á los del sentido propia. Así diremos palabras dulces, sueño dulce, miradas dulces, amor dulce, lágrimas dulces, nombre dulce, vida dulce, conocimiento dulce, pena dulce, soledad dulce, compañía

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dulce, trabajo dulce, acogida dulce, car- ta dulce, plática dulce, coloquio dulce, y otras talos aplicaciones, que por eso están llenas de propiedad, porque la voz dtdce dice sabroso, melodioso, esto es, agradable al paladar y al oído metafó- ricamente. Juntemos las expresiones dulce hijo, dulce prenda, dtdce amigo, dulce esposo, dulce madre, dulce dueño, que, aplicadas á persona, designan no- table cariño y afecto de amor... Aquí tiene su lugar la cuestión del d-oux francés apropiado á manso. No posee la lengua francesa vocablo alguno co- rrespondiente á nuestro adj. manso; cuando ese concepto han de expresar, usan la voz doux... Manso equivale á benigno, blando, apacible, tratable; otro tanto significa el adj. mansueto, que es latino de origen; pero dtdce no dice aquella serenidad interior, aquel do- minio de sí, aquella paz inalterable á vista de las injurias; solamente denota blandura y apacibilidad exterior, me- losidad de palabras, suavidad de afec- tos, terneza de cond.ción, afabilidad de semblante, natural amoroso, urbano y cortés. Al hombre manso antes le cor- ten la cabeza que le descubran un rayo de enojo, si no es bien justificado; al hombre dulce pídanle caricias, cortesías, zalemas, arrullos, melosidades, amo- rosos requiebros, derretimientos de entrañas, de todo eso dará de sí. Salvo el mejor parecer, tengo para que el adj. dulce no se proporciona al adj. manso. Aquella sentencia del Sal- vador: Discite a Ale quia mitis sum et humilis corde, no se debe traducir, co- mo los franceses la traducen, Aprended de Mi que sog duloe g hutnilde de co- razón, sino Aprended de Mi que sog MANSO g humilde de corazón». \n dicho de estos dos adjs. apliqúese á los

sustantivos dulzura y mansedumbre. ílay en el Seminario de Santiago el cuerpo de un niño mártir, San Julio Rústico, con la inscripción lüLIVS RVSTICVS DVLCIS. No ha faltado quien crea que la última voz es como el apellido ó cognómen latino del már- tir, traduciéndolo Julio Rústico Dul- ce. ¡ Error grande y manifiesto! Nun- ca el adj. didcis fué cognómen romano, y voz de cariño usadísima por todos los autores, paganos y cristianos, no sólo en sus obras, sino también y mu- cho más, en los epitafios ó inscripcio- nes sepulcrales. Basta abrir cualquier colección de éstas para tropezar á ca- da paso con el dulcis y dulcissimus. Dulce de membrillo: carne de mem- brillo: «conserva que se hace de esta fruta». «Unas tajadicas subtiles de carne de membrillo», leemos en el Qui- jote (II, 47).

DüMA, f. «En Rusia, antes de Pedro el Grande, asamblea de los boyardos que administraba el estado bajo la presidencia del Czar, y formaba, en las minoridades y en los interregnos, una especie de consejo de regencia». Así el Dice, de Larouse. Como este nombre se ha dado ya á conocer en todo el mundo por la parte que ha tomado la duma en el gobierno de Rusia en estos últimos años, conviene aceptar el nom- bre, escribiéndolo, por supuesto, co- mo suena, y á la francesa , dou- ma.

Duplicidad, f. «Duplicidad de sentidos que no cabe sino cuando el que puede ser acusativo del infinitivo», dijo Bello en el n.° 378 de su Gramá- tica. El Dice, no reconoce esta acep. de duplicidad, que para él sólo signifi- ca: «doblez, falsjJ-i'l»; ni tampoco se la reconoce á doblez. No hay más re-

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medio que variar la frase por medio del adj. doble.

Durazno, m. Es lástima que en esta tierra, donde tanto abundan los pérsicos, melocotones y duraznos, no usemos sino esta última voz. Oigamos primero de un chileno la gran variedad que tenemos de estas frutas: «Las va- riedades de duraznos que se cultivan, son innumerables: los hay velludos, pelados, priscos ó abridores y los de Pavía, que tienen la carne pegada al hueso. Entre estas clases tenemos como mejores y más conocidos, los si- guientes: el zaraíjoza [de Zaragoza ó zaragozano'], fruto amarillo, volu- minoso y exquisito: madura en Eue- ro; el Zaragoza prisco, un tanto se- co y harinoso, que madura en Marzo; el blanquillo, no prisco, dulce y jugoso; el magdalena blanco, que madura en Febrero; los abollados; el abrileño y el de Mago, apreciados por lo tardíos, aunque tienen el defecto de ser algo tiesos y secos. Hay asimismo muchos otros pelados ó lampiños \_peladiUos']: los pequeños de la Virgen, que maduran á fines de Diciembre; los de bocado y porcelana, en Enero y Febrero; el m- comparable, excelente variedad que madura en Marzo [otros lo llaman marcino'], é infinidad de otros que nos es imposible mencionar. Sin embargo, tenemos algunas variedades más que apuntar, que se usan para compotas y dulces; como los abollados chicos; los de San José; los almendruzcos y los yemas de huevo. Los ordinarios se usan para secarlos, mondándolos antes que alcancen toda madurez: se destinan á ovejones, hwsillos, quesos [panes'], mazos y demás figuras. Entre todos descuellan losexcelentes descocados de Aconcagua.» (Ricardo Martínez

Ortiz, Compendio de Horticultura prác- tica, II p.) De cuero de clianGlio llaman unos blancos grandes y de piel dura y áspera. Duraznos tomates son unos parecidos á esta última fruta; japoneses son unos de forma chata y semejantes á tortera; y así algunos otros. Veamos ahora algunas defini- ciones del Dice: pérsico: atiene. ..el fruto carnoso y con el hueso lleno de aiTugas asurcadas»; melocotón: «varie- dad del pérsico. El fruto es aromático, esférico, de seis á ocho centímetros de diámetro, con un surco poco profundo que ocupa media circunferencia; piel delgada, vellosa, de color amarillo con manchas encarnadas; pulpa jugosa, amarillenta, de sabor agradable y ad- herida á un hueso pardo, duro y ru- goso, que encierra una almendra muy amarga»; melocotón romano: «el muy grande y sabroso que tiene el hueso colorado»; durazno: «árbol, variedad de melocotón, cuyo fruto es algo más pequeño»; peladillo ó violeto: «varie- dad del pérsico, cuyo fruto tiene la piel lustrosa y morada, y la carne dura y agarrada al hueso»; (Covarrubias los llama también mineruelos, voz que no aparece en el Dice); abridero ó abri- dor: «árbol, variedad de pérsico, de fruto velloso, que se abre por medio y suelta el hueso con facilidad, limpio de carne; fruto de est« árbol » ; prisco, m., es para el actual Dice, igual á albér- chigo: «fruto del alberchiguero, de co- lor amarillo, rojo ó de violeta, y con la carne adherida al hueso» (véase Pris- co, donde probaremos con el Dice, de Autoridades que nuestro prisco es el prisco español de aquel tiempo); gri- ñón: «variedad de melocotón pequeño y sabroso, do piel lisa y muy colora- da». Con estas voces pueden corregirse

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muchas de las que nosotros usamos.

Durmiente, m. Como s. es m. y nunca f. «Madero colocado horizontal- mente y sobre el cual se apoyan otros, horizontales ó verticales». No debe confundirse, como lo hacen aquí algu- nos, con traviesa, f.: «cada uno de los maderos que se atraviesan en una vía férrea para asentar sobre ellos los rieles» .

Duro, ea, adj. A duro usado como adv. solemos agregarle y parejo, para indicar que se ha de proseguir la ac- ción con la misma fuerza y constancia: Pegar, dar, escribir, trabajar duro y parejo. No parece mala la adición. Las duras y las maduras. Muy varia- da es esta fr., y por eso no se la debe casar con solos dos verbos, como lo ha- ce el Dice: //• las duras con por) las maduras y Tomar las duras con

por) las maduras. Véanse algunas au- toridades clásicas: «Y pues comisteis de las maduras, gustad de las durasD. (Cervantes, El jvxz de los divorcios).

Eso sí, coma las duras El que come las maduras. (Alarcón, Todo es ventura, II, I.')

«Pues han tremado las duras, es justo que coman de las madurasii. (Eugenio de Salazar, carta VI, de 1570, en las Sales españolas,de Paz y Melia, t. II). En Chile usamos esta f r. con el v. estar, tal como lo hace Pereda: «Hay que estar á las duras y á las madurasD. (La JIonfálvez, XI). «Considera que hay que estar á las duras y á las ma- duras, y que las duras de esos pasa- tiempos pueden ser muy graves para ti, sobre todo, si tratas de buscar el des- quites. (Sabor de la fierruca, IX).

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E. Muchos son los vocablos á los cuales nuestro pueblo les quita la e inicial, y á veces la sílaba es: Pifa- nio, Usebio, Ulogio, TJg-enio, Duvigis, Tanislao, Miterio, (Hermterio), tate quieto, toperol, taquilla, roña, vangelio, mon- rroy (hnmrroo), lástico, tan- que ó tranque, de estanque. (Otros mils especiales aparecerán en su res- pectivo lugar). Pero consolémonos, porque este vicio es también del caste- llano: así admite él naguas y enac/uas; norabuena, noramala, ñora tal ó en tal, y enhorabuena, enhoramala, letuario y electttario, ¡tale: por eíítatp, calofrío y escalofrío, etc.; petaflo y pita- flo, dijeron .luaii de Valdés y otros |)or epitafio; Uropa por Europa, y Ugenio por Eugenio, escribió el P¡n- ciano en su poema épico El Pelayo;

namorado por enamorado, dijeron con Lope de Rueda algunos poetas; pistola y pistolero, suprimiendo la e inicial, dijeron los poetas del si- glo XV; gitano se formó de egiptano; y del latín eleemosyna y erraticus sa- lieron limosna y rátigo. Asimismo los nombres propios Leonor, Isabel, Méri- da, Millán, Manuel, Gil, provienen de los latinos Eleonora, Elísabeth, Eme- rita, ^milianus, Emmanuel, ^'yi- dius. Otros nombres que, por principiar en latín con la s llamada líquida, de- berían anteponer en castellano una e, como es de regla general, suprimieron la s: cienria, cetro, cisma, Cipión, de scientia, sceptrum, schisma, Scipio; ma- nuscrito, de mami scriptum, infrascri- to, sobrescrito, sobresdrújulo, maestres- cítela. Al revés de esto, agregan los chilenos una e en medio á sobrado

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(soberado), cuando la tendencia del castellano es suprimirla cuando es átona: sobrar, obrar, cobrar, abrir, li- brar, templar, bendecir, maldecir, ca- bra, ubre, Fadrique, Pamplona, de los latinos superare, operari, cuperare, ape- rire, liberare, temperare, benedícere, maledicere, cáprea, úbere, Fridericus, Pampelonem. Queresa j cresa se ha conservado con doble forma. Por ra- pidez de pronunciación se convierte en / la e inacentuada de los verbos en

ear: golpiar, peliaba, blan-

quiando; lo cual no es un vicio pro- piamente dicho, pues se tolera en el verso y es fenómeno natural del idio- ma, como se ve en las voces esdrújulas: instantáneo, foráneo, linea, en que la e suena casi como /. Lo mismo sucede con muchos otros nombres en que la e está seguida de a ó de o: biata, rial, tiatro, piaña, por beata, real, tea- tro, peana ó peaña; lien, pion, pior, Tiófilo, Tiodoro, Tiodo- Sio, por león, peón, peor, Teófilo, 2'eo- doro, Teodosio. Conviene corregir este vicio, sobre todo en vocablos cortos y en algunas formas verbales: pelié, g'Olpié, por peleé, golpeé. El pueblo chileno suprimió enteramente la e en las formas verbales agudas en eis: co- méü, amaréis, habéis, son para él co- mís, amarís, babís. (Véase Con- jugación). Así el castellano dice también entrambos por entre ambos, y el pueblo en muchas partes dice CUStiÓn por cuestión, mío por mie- do.— Por suprimir \a, d ú otra conso- nante resulta también entre el pueblo la 9 convertida en otra vocal: piazo por pedazo, plgüeñO por pedigüeño. E, conj. copulativa. En principio de interrogación ó admiración no debe usarse é, sino g, aunque la palabra si-

guiente empiece por / ó hi: ¿ Y Igtui- cio? \Y Isidoro también comprometido! Asimismo cuando la palabra siguiente empieza por g ó hie: Ocaña y Tepes, tigre y hiena. Tal es la enseñanza del ^ Dice. Mas, si la palabra siguiente empieza por una e que se pronuncia y, como sucede en algunos nombres ingle- ses, la copulativa castellana ¿se escri- birá é ó y? Parece evidente que é, aunque no lo diga ningún autor, que sepamos, porque el lenguaje hablado es siempre primero que el escrito. Así, si quiero ligar los dos apellidos Cox é Eastman, los escribiré de este mismo modo, porque el segundo se pronuncia Istman; así mismo Prat é Egan.

Eae (Verbos ex). Parecen escritas para los chilenos estas palabras de Sbarbi: «Es muy propio del lenguaje andaluz el dar la forma ear á multi- tud de verbos cuyo infinitivo termina en ar en el suelo castellano; así sucede, v. gr., con regentear, forcejear, plan- chear, chapurrear, escamotear, y mul- titud de otros más. Al tratarse de este particular, no puedo menos de recor- dar el tilín que me hace cada vez que oigo decir que fulano lee salteado, y que mengano se muere por los ríño- nes salteados: ¡como si se tratara, en uno y otro caso, de acciones propias de bandoleros!» fin illo témpore, § VI). De los verbos aquí citados, forcejear, chapurrear y escamotear es- tán ya admitidos en las mismas aceps. de sus correspondientes en ar; regen- tear, planchear y saltear son también castizos, pero con significado distinto de regentar, planchar y saltar. En Chi- le cometemos la misma falta, inven- tando una infinidad de verbos en ear que jamás habrán pasado por la mente de los castellanos: regalonear, ti-

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ronear, tirantear, topear, tar- talear, lesear, etc., etc. Sólo Tir- so de Moliua se toma licencias como éstas, cuando hace hablar á sus gra- ciosos, lacayos y demás gente del pueblo. Por esta misma propensión á los verbos en ear conjuga también el pueblo como éstos casi todos los en iar. Negociar, noticiar, rabiar, vaciar, rociar, codiciar, etc., son en sus labios: neg'oceo, noticeo, rabeo, va- ceo, roceo, codiceo.

Ebriedad, embriaguez, borra- chera, BORRACHEZ, 3I0XA, TURCA.

Son sinónimos en cuanto significan el estado de suspensión de sus facultades en que queda el ebrio. En chileno, curadera, rasca.

Ebulición ó ebullición, apunta el Dice. El primero jamás lo hemos visto ni oído.

Eccena, eccétera, Ecce- quías, Eccequiel. Pronunciación exagerada de escena, etcétera, Ezequias, Ezequiel. Asi llegó una vez á un Semi- nario una muy repulida y remilgada preguntando si estaba en ca-sa el señor recetor, pronunciando la c con tanta fuerza y afectación, que un alumno que la oyó, discípulo aprovechadisimo de Bretón, hubo de contestarle con toda seriedad: Nocc. Xo sabemos si se corregiría con esta lección. Ecequias y Ecequiel, que escriben algunos, es más conforme con la ortografía cas- tellana.

Écloga, f. Aparece en el Dice, como igual á égloga. Aunque en latín es ectoga y en griego ¿xAo-,'v^, en caste- llano se ha dicho siempre égloga, más suave y pronunciable. La otra forma, si bien se usó antaño, debe darse ya por anticuada.

Eco, m. Entre otras aceps. le reco-

noce esta el Dice: «composición poéti- ca en que se repite dentro ó fuera del verso parte de un vocablo, ó un voca- blo entero, especialmente si es monosí- labo, para formar nueva palabra sig- nificativa y que sea como eco de la anterior. Este vano artificio no se emplea ya sino muy rara vez». Real- mente, es vano y pueril este artificio, aunque lo hayan empleado poetas co- mo Moreto, Lope de Vega y otros astros mayores de la poesía castellana y en toda clase de estrofas. Para que mejor se le conozca, citemos un soneto en eco:

Xo hay en mi inmenso desconsuelo, suelo, Ni tiene mi mortal locura, cura; Porque, si tanta desventura, tura, Resulta en si me conduelo, duelo.

No tengo al bien, por mi recelo, celo,

Y no es mi' alma, aunque se apura, pura, Que culpa ha hecho su blandura, dura. Sin que le quede á su repelo, pelo.

Quien busca al mal que le despene, pene; Pues todo sale al que es travieso, avieso,

Y nunca el bien que le conviene, viene. Siento en llevar mi carne en peso, peso,

Pues menos fe á quien le mantiene, tiene; Mas, por ser largo este proceso, ceso.

( J. Valladares de Valdelomar, Caballero venturoso, t. II).

De estas y otras combinaciones métri- cas de los antiguos poetas dijo Juan de la Encina: «Mas no las debemos usar muy á menudo, que el guisado con mucha miel no es bueno, sin algún sabor de vinagre». Gonzalo Correas, en su Arte grande de la lengua caste- llana, con distinto criterio, dice: «Una gracia muy elegante se ha inventado en las seguidillas, que es hacer eco en el tercer verso, sacando de la última dición otra menor de otra significación á propósito ó disparando en lo que no se esperaba». Y pone como ejemplos varias estrofas como ésta:

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Como somos niñas, Somos traviesas; Y por eso nos guardan

(¡Ardan!) Todas las dueñas.

Después habla de otra combinación parecida. En Chile, por el parecido que tienen estos ecos con el ovillejo, se han confundido las voces y se ha llamado eco á este último. Véase cómo lo define el Dice: «combinación métrica que consiste en tres versos octosilabos; en tres pies quebrados, cada uno de los cuales subsigue á cada uno de estos versos y forma consonante con él; y en una redondilla, además, cuyo últi- mo verso se compone de los tres pies quebrados». Ejemplo:

¿Quien menoscaba mis bienes? Desdenes.

Y ¿quien aumenta mis duelos?

Los celos.

Y ¿qui^n prueba mi paciencia?

Ausencia. De ese modo, en mi dolencia, Ningún remedio se alcanza, Pues me matan mi esperanta Desdenes, celos y ausencia.

Así cantó Cárdenlo en el Quijote; y Cortejón, aunque excelente comenta- dor, no conoció esta estrofa y la con- fundió, como los chilenos, con el eco: «¿Es acaso, esta composición, una co- mo parodia de los ecos y semiecos, digámoslo así?» Nó, señor; es lo que la métrica antigua llamó siempre ori- lleo. En el eco, como lo dice la voz, se repite parte de un vocablo ó un voca- blo entero, es decir, se refleja ó reper- cute un sonido, y en el ovillejo, como lo dice también la voz, como que se desenvuelve ó estira un hilo y en se- guida se ovilla. Así se desenvuelve y recoge el pensamiento en esta antigua estrofa.— Hay otros ecos modernos,

cuyo significado y propiedad conviene estudiar y aquilatar. Examinemos las frases y locuciones siguientes: «Me consumo en inútiles ecoS de poesía, que no pueden volverme la juventud perdida; Mis ecos no pueden llegar ya á tus oídos; Cuando por la primera vez te vi, tu eco me llenó el alma de armonía; Ecos de la prensa; Ecos de la fiesta tal; Ecos argentinos». Los tres primeros ejemplos son de Baralt: tanto él como el P. Mir, que los cita, conde- nan en ellos la voz eco como galicismo á matacandelas y sin apelación. No hay duda que en el primero y tercero lo es y debe traducirse por acento, son, sonido, verso; pero en el segundo no hay inconveniente para interpretarlo á la castellana: nllis ecos (los últimos acentos, los débiles sonidos de mi voz) no pueden llegar ya á tus oídos». La 2." acep. que el Dice, da á eco es: «sonido que se percibe débil y confu- samente», y con ésta cuadra perfecta- mente el sentido del ejemplo. Por eso rehabilitemos también este otro (¿ ver- so endecasílabo?)

Dijüle adiós con eco moribundo,

que el mismo P. Mir condenó en sus Frases de los autores clásicos. Si al- guien tuviera aún algúu escrúpulo, lea estos versos de Cervantes y compare:

De tanta confusión, no las arenas Del padre Tajo oirán los tristes ecos... Que, puesto que en los páramos desiertos Los ecos roncos de mi mal inciertos Suenen con tu rigor tan sin segundo, Por privilegio de mis cortos hados. Serán llevados por el ancho mundo.

{Quijote, p. I. c. AVI").

De la misma acep. del Dice, que he- mos copiado, debe proceder la fig. co- rrespondiente, y con ella se legitiman

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las otras locuciones que apuntamos; porque ;qué otra cosa son los ecos de la prensa, figuradamente, sino los so- nidos que llegan u nosotros un tanto débiles y confusos, porque son noticias que recibimos extractadas y con atra- so? Así mismo, los ecos de cualquiera fiesta ó acontecimiento, son pormenores ó incidentes que no se refirieron el primer dia. ^Ecos anjentinosti fué el título que dio Don Juan Valera á una obra suya, recopilación de correspon- dencias que había enviado á un diario de la República Argentina. Es claro que la nueva edición había de ser un sonido algo débil y confuso, un eco, de aquellas correspondencias. Por todo esto no nos satisface la definición de la única acep. fig. que aparece en el Dice: «el que, ó lo que, imita ó repite servilmente aquello que otro dice ó se dice en otra parte». Estaría mejor para la fr. Ser uno el eco de otro, y conven- dría añadir otra acep. fig., correspon- diente á la 2." propia que aparece en la última edición. Así quedarían me- jor explicadas y definidas las frases Hacer eco y Tener eco una cosa y se ve- ría claro que el s. puede juntarse, en este mismo sentido, con otros verbos y voces: Halló eco mi petición en los oídos del rey; Llegue á ti el eeo de mis clamores; íío te hagas sordo cd eco de mis súplicas; ¿Xo oirás el e<-o de mis quejas? ¿Xo resuena todavía en tus oídos el eco de mis querellas? Vulgar- mente llaman eco en Cbile el timbre ó metal de voz de los predicadores y demás oradores cuando es sonoro y claro. Así es común oír que el Padre Tal tiene buen eco, que el Sr. Cual predica con mal eco, porque al pri- mero se le oye y entieinl'^ bien, y no así al segundo. Hacerse uno ti eco Dice, de ChU, t. II.

de otro es Ser uno el eco de otro: «imi- tar ó repetir servilmente lo que dice».

EconomadO, m. Véase el si- guiente.

Economato, m. «Cargo del ecóno- mo», dice solamente el Dice, debiendo agregar también: oficina del mismo. Así, ;i lo menos, lo usamos en Chile, y es lo lógico.

Economía, f. y ú. m. en pl. Xo le da todavía el Dice, la acep. de ahorro, que significa: «acción ó efecto de aho- rrar; lo que se ahorra». Sin embargo, al V. economizar lo hace sinónimo de ahorrar en la acep. de «cercenar y re- servar alguna parte del gasto ordina- rio. Ú. t. c. r». Según parece, no usa- ron los clásicos ninguno de los dos vocablos en esta acep. y los modernos la han tomado del francés, en el cual la tiene tanto el s. como el v. Así se usa también en Chile; y no nos parece mal este uso, porque no es sino la evo- lución natural del significado de las voces. Economía suena en griego, de donde se deriva, «ley de la casa»; por eso el Dice, la ha definido muy bien al decir: «admiiñstración recta y pru- dente de los bienes». Baja una grada y da como 2.^ acep.: «escasez ó mise- ria». He aquí la economía tomada en mala parte, porque la «administración recta y prudente» degeneró en mez- quindad y tacañería. Mas, si no dege- nera en este vicio, sino que, conser- vándose «recta y prudente», se limita A guardar ó reservar lo sobrante, ¿por qué no ha de ser también una economía tomada en buena parte? Y, tomando lo concreto por lo abstracto, ¿por qué no llamar economía ó economías ese mismo sobrante guardado ó reservado? Véase lo que dijimos en Djeta. Xo le agradará esto, sin duda, al P. Mir, que

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está siempre pegado á los clásicos, y por lo cual censura fuertemeute á la Academia, que dio al v. economizar la acep. de ahorrar; pero es ley de todos recibida que una k-nirua puede y debe desenvolver el significado de sus voces, con tal que sea conforme á las reglas. Diríamos pues sin escrúpulo: Eronomía el acto de ahorrar ó economizar) es riqueza; En estos tiempos hay que vi- vir con economía; Pedro empleó bien sus economias aJiorros) y Juan pu- so las sui/as en la Caja de ahorros. En cuanto al v., no hay tampoco por qué condenar, como lo hace el P. Mir, fi-ases como éstas: « Yo economizo ropa; íú economizabas tiempo; él economizó papel; nosolros economizaremos gustos; vosotros habréis economizado disgustos; ellos economizaron idas y venidas». Cierto es que el Dice, uo le reconoce esta ac.'p. fig. («evitar ó excusar algún trabajo, riesgo, diliculiad ú otra co- sa»), que da cumo S." de idiorrar; jiero á economía le reconoce la de «buena distribución del tiempo y de otras co- sas inmateriales». Esperemos la 14.* edición, á ver si se igualan ambos vo- cablos cediéndose mutuamente una acep. Para el s. puede servir de norma el adj. económico, que tiene ya la acep. de «muy detenido en gastar».

Ecónomo, m. Las tres aceps. que le reconoce el Dice, son para varones, siendo que también hay mujeres ecó- nomas, como sucede en algunas órde- nes y congregaciones religiosas, donde una monja, madre ó /lermana es la ecónoma del convento ó casa. Si se acepta el f., como es justo, podría de- finirse remitiendo á procuradora; «en las comunidades de religiosas, la que tiene á su cargo el gobierno económico del conventos. Esto es más exacto que

provisora (en los conventos de religio- sas, la que cuida de la provisión de la casa) y que despensera (persona que tiene el cargo de la despensa).

Ecuánime, adj. Aplícase á la per- sona que siempre tiene el ánimo igual, inalterado; y por consiguiente, inalte- rable, paciente, sufrido. Aunque trae su origen del latín aequanimis ó aegua- nimus, V aunque hay en castellano e.ránime., pusUánime y magnánimo (de igual formación), no lo lia recibido el Dice, ni hay necesidad de él. El s. ecuanimidad (igualdad y constancia de ánimo) si que está admitido.

Echar, a. Tratándose de aves, este V. es r. y iió a. Por eso no debe decir- se: «Voy á eoliar dos gallinas; Ya eché mis gallinas»: esto significaría arrojarlas ó despedirlas, y ponerlas sobre los huevos. Para indicar esta acción debe usarse el v. echarse. En el participio que estaría bien dicho: «Tengo diez gallinas r'c/íw/«.>!», porque éste no tiene forma r. Tratándose de animales, en la acep. de «juntar los machos á la* hembras para la genera- ción», es a. Algunos dema-siado pul- cros tienen á menos usar este v. en las aceps. de «apoyarse con todo el cuerpo sobre una superficie horizontal», y «tenderse uno vestido, por un rato más ó menos largo», por.pie dicen que esto es propio de animales, que solamente éstos se echan, y que la gente se acuesta ó recuesta, ó á lo sumo se tiende. Falso y refalso, porque no hay clásico que no use á eclwrse tratándose de perso- nas.— Echar abajo, en tierra ó por tie- rra, por el suelo, etc., criticado por alguien, es de lo más castizo y signifi- ca: «derribar, arruinar, asolar». Es asimismo castizo en la acep. de «apos- tar, competir con uno: echw á escribir,

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á sal/ar. Ú. m. c. r.» Jlas, el comple- mento directo, en esta acep., es lo que se apuesta ó se echa, y iió la persona á quien se hace competir con otra, ni el animal que se hace luchar ó compe- tir con otro, como malamente se usa en Ciiile. Te lo ecllO, dicen aquí, para indicar que un sujeto es capaz de luchar con otro; así mismo tratándose de animales: Le echo mi caballo al tuyo; es decir: apuesto ¡i que lo gana ó vence en la carrera, en el salto, á topear, ó en el ejercicio ó deporte de que se trate. Otras veces agrecran el adj. /lenlido, d(t: Te lo ecliO yierdiáo; quiere decir que el premio de la apues- ta es el mismo animal, que queda /;«•- diño para si ganas la apuesta. Esta acep. se ha confundido en Chile con la general del v., que es: arrojar, lanzar: Echarle los perros á uno; t Abrid esas jaulas y echadme esas bes- tias fuera». (Cervantes). Es entera- mente castizo echar discursos^ un brin- dis, un bando, echar un sermón, una loa, etc. Lo es igualmente echar la bendición.

Comience el vinillo nuevo Y ¿chote la bendición: Yo tengo por devocicSn De santiguar lo que bebo.

(Baltasar de .\lcázar).

<V. M. me eche su bendirión y me licencia, que desde aquí rae quiero volver». (Quijote, p. I, c. X.W). En sentido fig. Echar la bendición á uno es «renunciar á toda relación con él»; y Echar la benditión á una cosa: «le- vantar mano en algún negocio, no querer ya inezclar.se en él». Lo que no es castizo es lo que tanto usan los mo- dernos: Poner las bendiciones, cuan- do hablan de las bendiciones nupciales, ó sea, «ceremonias con que se celebra

el sacramento del matrimonio». Estas bendiciones no se ponen ni se im- parten ni reparten, sino que sen- cillamente se dan ó se echan. Así han hablado sierap'-e los buenos castellanos. Echar bolas á la raya, Echar peón. Echar una ras- pa. Echar roña. Véanse los respectivos sustantivos. Echarse uno atrás ó para atrás. En sen- tido propio es fr. castiza, es decir, cuando significa retirar todo el cuerpo ó algún miembro hacia atrás; pero no lo es en sentido fig., como malamente la usamos en Chile. Dígase en su lugar: echctr el pie atrás (no mantenerse fir- me en el puesto que se ocupaba ó en la resolución que se tenía), volverse uno atrás (no cumplir la promesa ó la pala- bra, desdecirse), volver la hoja (mudar de parecer: faltar ;i lo prometido), llr.- marse uno andana (desdecirse ó desen- tenderse de lo que dijo ó prometió) y varias otras que usaron los clásicoí-', como revocar su propia sentencia (Iba- rra), revocar la determina-ción (Grana- da), tornar ó tornarse atrás (Sta. Te- resa). Pereda en Nubes de eslió (XX), usó, como nosotros, echarse atrás; y Caballero, en su Dice, de modismos, admite Echarse para atrás. Echar el cuerpo atrás, Ecliar el paso atrás. Echar de menos. Admite el Dice, esta fr. en el mismo sentido que echar me- nos; pero el P. Mir, saliéndole al en- cuentro con la autoridad de su inmensa lectura, le arguye así: «En vano pre- sumiríamos agotar el caudal de los libros clásicos, por ver si en ellos tro- Iiezáliamos con la fr. Echar de menos: inútil tarea; en ninguna parte la ve- ríamos autorizada, porque la clásica antigüedad no tuvo de ella noticia... ¿ Por qué achacan los modernos á la

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li.'no;ua española la f r. EcJiar de menos, lio siendo sino bárbai'a y contraria al genio del idioma? ¿Es posible que tantos escritores como hoy la usan, levanten descarado testimonio á la len- gua, sin discrepar un punto entre sí?» Quizás el error de intercalar la prep. de ha provenido de una falsa compa- ración con las frases Echar de ver y Echar demás (demasiado), así como en Chile dicen casi todos estar, andar ó ¡tasar de ocioso, por contaminación con la fr. Estar de batde. Esa de bien pronunciada es como el muro de divi- sión entre la pronunciación culta y la plebeya, y por eso la adoptan con alma y vida, y aunque sea el más solemne disparate, los que aspiran á la primera; ])or lo cual no es raro que se haya ge- neralizado tanto. Volviendo á Echar de menos, nosotros no tenemos nada que alegar en favor de esa de intrusa y creemos, como el P. Mir, que debe desaparecer. Hasta en el participio, donde parece que hiciera más falta, la s iprimían los buenos escritores. «Ha tiempo que falto de casa y seré echada menosyt, escribía Castillo Solórzano en lfi26. (Jornadas alegres, j. III). Lo mismo hacían en el v. hallar, con el cual decían siempre (sin de) hallar menos: «No hallaron menos ninguna cosa». (Ibid.) Con otros verbos y en otro sentido es como se usa la loe. adv. de menos, que denota falta de número, peso ó medida: «Te han dado una pe- seta de menosv. (Dice.) Según esto, echar de menos significaría: echar me- nos cantidad, peso ó medida de lo que se debe echar; como, al revés, echar el' más sería: echar más cantidad, peso (■) medida de lo que se debe ó con\iene. Aun agregando otro adv. usirou los clásicos la fr. fig. aiu la prep. de: « Echo

bien menos á V. R.» nHarto menos le echaré acá». «Por acá le echan mucho nienosT). (Sta. Teresa, Cartas 76, 42 y S2o, ed. La Fuente). Echar en cara. Xo aparece esta fr. en el Dice, sino solamente Echar á la cara en la ca- ra) á uno ahjiina cosa: «decirle sus defectos; recordarle algún beneficio que se le ha hecho». Pero en el art. Rostro se lee: Dar en rostro á uno con una cosa: aecharle en cara los be- neficios que ha recibido ó las faltas que ha cometido». Véase Enrostrar. Echar uno periquitos es en caste- llano echar pestes: proferir palabras de enojo ó amenaza y execración. Echarlas: dígase coger ó tomar las de Villadiei/o (ausentarse impensada- mente, de ordinario por huir de un riesgo ó compromiso), tomar soleta, apretar ó picar de soleta (andar aprisa ó correr; huir), poner pies en polvorosa (huir, escapar), liarlas (huir uno, es- caparse con presteza). Tomarlas, dice Lope de Rueda en una de sus farsas, subentendiendo las calzas de Villadie- go, y es claro que la misma elipsis hay en nuestra fr. echarlas. Véanse Mandar cambiar y Mandarse cambiar en Mandar. «Echarla de, loe. fam.: Presumir de: echarla de valiente, de gracioso, de poeta, de maes- troTt. Así el Dice, al cual contradice el P. Mir, diciendo: «El Dice, de Auto- ridades la deja en silencio, el novísimo de la Academia la da por asentada. Cúmplenos confesar que echamos rae- nos el dicho de un autor clásico, en quien descanse la legitimidad del uso moderno. En tanto que no parezca, tendremos por neoloirismo espurio la fr. Echarli de^. Echar á la porra á U10 es en castellano Echar enviar) á pasco á uno: «fr. fig. y fam. con (|ue

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se manifiesta el desagrado ó la desapro- bación de lo que propone, dice ó hace» ; Vete idos) á paseo; Anda andad) á paseo. Véase Mandar cambiar en Mandar.— Ecliar loio un rirde es eu castellano Darse uno un verde: «fr. fig. y fam. holgarse ó divertirse por poco tiempo». Este mal uso de echar proviene de haber confundido esta fr. con su sinónima Echar uno una cana al aire (esparcirse, divertirse, con olvido de cuidados y negocios). La ca)U( se echa ó lanza al aire, como Eclutr pelos ó pelillos d la mar; pero ct verde (hortaliza ó pastos frescos) se lo (la uno ¡i mismo, ó se lo come.

Echona, f. En castellano, lioz, seyur (lilt. acep.), segadera ó falce, to- dos f. El dídle ó la ijuadaña sirven para lo mismo, pero son más grandes; y mayor aún es la mdcpiina segadora, ó la segadora simplemente. La eti- mología de este chilenismo, generalísi- mo en Chile, no es la voz echuna que figura eu los diccionarios araucanos, sino la voz quichua i/chliuna, hoz ó se- gadera; voz que se compone de gchu, paja, y de la partícula nct, que se usa para significar «lo que sirve para». Ychhnna es pues lo que sirve para se- gar ó cortar la paja. En el Pei-ú pro- nuncian icho («yerba, paja ó gramínea característica de las desoladas mesetas de los A lides, mencionada por los auto- res desde los diaa de la conquista», dice Arona; y luego agrega esta cita del Inca Garcilaso: «En todo el Peni se cría ui;a faja larga, suave y correo- sa, que los indios llaman ichu, con que cubren sus casas. La que se cría en el Collao [hoy Puno] es más aventajada, y muy buen pasto para el ganado, da la cual hacen los collas canastos y ccs- tillus»). Las gramáticas quichuas ad-

vierten que la / y la u tienen en aque- lla lengua un sonido parecido á la e y á la o respectivamente; por eso ichu se convirtió para nosotros en echo, que con la partícula na dio echona, que en una que otra parte de Chile, como también en Catamarca, según Lafone Quevedo, suena icliona. Por todo esto se ve claramente que es del todo falsa la ortografía liecliona, que usan casi todos los chilenos, como si esta voz se derivase del castellano he- cho, cha. Compárese nuestra etimolo- gía de eciiona con la de guadaña, que, según Cejador (El Lenguaje, t. IV, n." 121), viene del germáni- co waidhanyan, propiamente coger pastos.

EdiIí, m. No hay para qué usar esta voz, propia de los romanos, cuando en castellano tenemos concejal y regidor. Tal á lo menos, es la doctrina del Dice; sin embargo, el académico P. Manuel Sil vela dice: «Los ediles de Santander debían considerar como cuestión de decoro provincial el sos- tenimiento siquiera de un ómnibus»... Edilid.^d, f. «Dignidad y empleo del edil; tiempo de su duración». Co- mo el castellano no reconoce otro edil que el de los antiguos romanos, tam- poco hay para él otro edilidad que la de aquellos. Corríjanse pues los diarios que escriben frases como ésta: «La conducta de los radicales en nuestra edilidad. ha entorpecido la labor municipal».

Edémico, Ca, adj. Perteneciente ó parecido al Edén. Usado por la seño- ra Pardo B:izán y sin dada por otros más, merece admitirse, aunque exista para-iisiaco, que significa lo mismo.

Edicióx, f. Faltan en el Dicc^algu- nas aceps. de esta voz: Fig. Persona,

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objeto, lugar ú obra que es imitación de otro ü otra. A veces se le antepone el adj. seffunda, ó se le agrega la fr. f/umciifada !/ ron-pi/iila. «Entramos por la Plaza de his Rarricadas, en todo xcijuiula edictón, de París». «No hay cosa de que Brasi;la.s no intente hacer y sn' la seyuíida edición de París». (M. de La Fnente, Viajes de Fr. Ge- rundia, Bruselas). «El hijo es la se- (¡imda edición del padre», decimos todos; 1/ correr/ida ij aumentada, agrega algún interlocutor, en bueno ó en mal sentido, cuando el hijo es realmente superior al padre en bondad ó en mal- dad. Para expresar seriamente este concepto hay en castellano las voces copia («imitación ó remedo de una per- sona: Pedro es una copia de Jiian.t>\ de un lugar ó cosa:

y tu campo de flores scnibr;iflo Es la copia feliz del E le'ii.

que decimos en nuestro himno nacio- nal): retrato («Sg.. lo que se asemeja á una cosa»); y Irnsunlo («figura ó representación que imita con projiie- dad una cosa»); mas en el lenguaje llano y fam. tiene mucha m;ís gracia el vocaVilo edición, y por eso lo reco- mendamos.— También llamamos fig. y familiarmente edición el retrato (ge- neralmente de fotografía) que se saca de una persona; y así decimos: Esta es mi primera, mi ser/unda, ¡ni última edición. Edición diamante se llama en todas partes la de forma pequeña y de caracteres muy menudos. Aunque pue- de equivaler en algunos casos á la edi- ción de bolsillo ó de faltriquera, sin embargo, el concepto no es igual: a'iuélla se refiere principalmente al tipo, y ésta al tamaño; la primera es

ya un término técnico de ediDores y de libreros, y la segunda es un término genérico que sólo dice comodidad pa- ra el lector. Edición Ne v.\Riéi'UR. Expresión que usan algunos editores franceses para indicar que es la defini- tiva, la que el autor no corregirá ni va- riará más. Vea la Eeal Academia si la considera bastante e.ttendida para ad- mitirla en su Dice. «En esta «&ít)rt definitiva y ne variétur, el cuarto verso de la fábula se lee así». (León Medinü, Frases literarias afortunadas).

Edificació.n", f. Muy extraño es que grandes maestros del castellano, como Baralt y el P. Mir, censuren como ga- licismo esta voz en la siguiente propo- sición: «Principiaremos por hacer un extracto de las diferentes versiones (¡ne sobre el particular se han publicado, para edificación de nuestros lectores». El eri'or está en creer que edificación vale aquí conocimiento, noticia, cuando en realidad es el sentido iríinico de su verdadera acep. fig.: «efecto de infun- dir en otros con el buen ejemplo sen- timientos de piedad y virtud». En este mismo sentido hablamos de la vida y milagros de cualquier Caco ó Celesti- na, de la santidad ejemplar de cual- quier pillo, etc.

Edificante, adj. «Muy temoso se muestra Baralt en habérselas con el nombre edificafivo, empeñado en pelear por el nombre edificante. En el art. Ante, en el art. Edificante y en el art. Participio avisa y muele inti- mando que ttli ficante y edificalivo son vocablos de distinta significación, co- mo que aquél se dice de las personas, éste de las cosas. Hasta llega á escri- bir: edificante es lo que edifica actual y efectivamente: y edificutiro lo que tiene propiedad de edificar, edifique ó

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realmente». Asi se expresa el P. Mir; y eii setjuida afirma: que los clásicos aplicaron el adj. edificativo á persona y acosa, contra la distinción de Baralt; y que edijicante es francés á más no poder, formado de édifiant, adj. y participio; por tanto, lo desecha él como afrancesado é inútil. Dando nos- otros por concedido que nunca lo ha- yan usado los clásicos, uo tenemos el menor escrúpulo en usarlo y en pedir su admisión, como legítimo derivado de edificar. Si éste tiene tal acep., como en verdad la tiene, no hay por qué ne- gársela á su participio activo. Diga- mos pues sin temor: i-ida edifiainie, ixrnacionea ó cvenfos edificantes.

EuiTAíí, a. «Publicar pnr medio de la imprenta una obra, periódico ó fo- lleto, etc.» Del latín édificm, supino de édere, sacar á luz. Admitido en el Apéndice del úlf.mo Dice, mal que les pese al P. Mir y otros puristas.

Editorial, adj. «Perteneciente ó relativo á editores ó ediciones». No di- ce m¡is el Dice. Lo que en diarios y rt-'vistas se llama falsamente edito- rial es en castellano (irliculo de fundo: «aquel en que se trata con cierta exten- siiin alguna de las materias que son objeto principal de un periódico». Tampoco debe decirse artículo edi- torial, nota editorial, á no ser (como lo dice la definición del adj. edilorial) que tengan que ver con el editor ó con la edición del periódico. Don Z. Rodríguez estimaba como cosa muy hacedera, y se la aconsejaba á la Acadcnúa, que se admitiese el s. edi- torial, porque se supone escrito por el editor ó por encargo de el, ó por lo menos bajo sn responsabilidad; pero, habiendo ya una loe. propia en el idio- ma y siendo, como ea, muy remota la

relación que hay entre el editor y el artículo de fondo, creemos que no ha lugar el consejo de nuestro estimadísi- mo escritor y periodista.

Educacional y educativo, va, adjs. Eu castellano no hay más que educador, ra, adj., que se usa t. o. s.: que educa; y edurahle, adj.: capaz de educación.

Edccacioxista, com. Aunque pue- de sustituirse por educador, ra, bien puede admitírsele por su buena for- mación y por lo muy usado que es. Sus sinónimos doririncmte, doctrinador, docente, euscñador, ra, no expresan el mismo concepto que cducaciomuta, ni tampoco 01/0, pe/iac/or/o, maestro, prc- ceptor.

Eduviges, Eduvig-e, n. pr. f. Eduviyix, aunque en latín es con //.

Efectismo, m. «Desde un prin- cipio [los discursos de D. Manuel Sil- vela en el Senado] fijaron la atención de la gente jwlitica, si bien se adver- tía en ellos, más de lo conveniente para la rudeza y el efectismo, un tanto teatral, de las lides parlamenta- rias, al delicado escritor de amena crítica». Así escribió D. Francisco Sil vela en las Memorias de Ja Acade- mia (t. VIII) en 1901. Afán de pro- ducir ó causar grande efecto ó de im- presionar vivamente, es el significado que le cabe ;i este vocablo. Como su origen está viciado (véase Efecto), no es posible admitirlo en castellano. Véase BfCOLisMO.

Efecti.Sta, adj. y ú. t. c. s. cora. Aplícase al autor ó al artista que en sus obras busca principalmente cómo hacer grande efecto ó impresionar vi- vamente con ellas. Aplicase tam- bién á cosa. Por la misma razón que el anterior tampoco puede admitirse.

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Efecto, in. «La voz francesa e/^eí se toma á las veces por lierho, por im- presión extraordinaria, por sorpresa inesperada, por siispensión pasmosa; á eso tono van los galicistas propalando la voz efecto entre españoles... Ensé- ñannos los clásicos eu sus dichos que la palabra efecto no llega al sentido del effet francés, tiénele mucho más limi- tado; conviene á saber, sólo significa lo producido sencillamente por una causa; porque, cuando esa producción es notable ó extraordinaria, acógense nuestros autores á términos particula- res que le dan el punto de grandeza conveniente. He aquí algunas de las formas usadas por ellos, en lances de ponderación. Echeverría: «La propo- sición singular /(/so e.rtrañvzu^). Cairas- co: (cObra que grande espanto puso al mundos. Mendoza: «La elección daria niaijor sonido entre naciones aparta- das». Diego Vega: «Me hace admira- ción y novedadii. En todos estos lances dirían efecto los galiparlistas, porque presumen con una sola palabra abar- car cuanto saben: muy al revés de los nuestros, que ¡lara cada concepto te- nían palabras á propósiti) y elocuentes, propias del fecundísimo idioma espa- ñol, sin andarlas mendigando por fue- ra». (P. Mir).— Á efecto de. Loe. tan anticastellana como á objeto de: dígase para el efecto de, á Jin de, con el fin de, á intento de, á ó para con infinitivo ó con algún pronombre, se- gún los casos. Con efecto ó en efecto: efectivamente, en realidad de verdad; eu conclusión, así que. De efecto: es loe. castiza si la voz efecto se toma sim- plemente por resultado, consecuencia; mas, si se quiere que signifique resul- tado extraordinario, consecuencias es- puntosas, terribles, entonces es france-

sa, según lo que acabamos de ver sobre el significado general de la voz efecto, Hacer efecto una cosa: fr. en que de- be hacerse la misma distinción : si se toma en el sentido de producir ó surtir efecto («dar una medida, un remedio, un consejo, etc., el resultado que se deseaba»), es evidentemente castiza; pero, si se toma en el sentido francés de hacer imjjresión de novedad, causar admiración, asombro, extrañeza, es pro- pia de la pobreza galicana, que con sola una expresión general acostumbra declarar muchas ideas particularcF. Para expresar en castellano este últi- mo sentido, es indispensable añadir un adj. ó cualquiera otra voz que in- dique lo extraordinario ó notable del efecto, ó emplear cualquiera otra fr. castiza que tal cosa signifique. Dar golpe una cosa, que Baralt propuso para esto y que el Dice, define: «cau- sar sorpresa y admiración», no es ad- mitida, y por buenas razones, por ti P. Mir. Hacer una cosa bueno ó mal efecto: parecer bien ó mal, cansar bue- na ó mala impresión, es fr. censurada injustamente por Baralt. Poner en efecto, poner por efecto: poner por obra ó en ejecución.

Efectu.íese, r. Olvidóse el Dice, de advertir que este v. se usa t. c. r., como lo trae él mismo en Efectua- ción y como aparece en su hermana la Gramática, cuando habla de la fr. Tener hu/ar, y en todos los autoras clásicos.

Efeso, n. pr. de ciudad. Ifeso.

Efeta. Cuando significa «cada uno de vaiios jueces que hubo antigua- mente en Atenas», es m. y esdrújulo (ifeta) y se deriva del griego. Cuan- do significa «voz fam. con que se cali- fica la obstinación ó renuncia de algu-

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nos, el Dice, no le da género y Ui escribe aguda (efetá); sin embargo, en latín, por no haber voces agudas, se pronuncia esdrújula, y así la acen- túan los libros eclesiásticos para el texto del evangelio y para las oracio- nes del bautismo. En este caso es de- rivada del hebreo y significa: ábrete.

Effectüm videndi (A d). Véase A d.

Egida ó érida, f., no m., como lo hizo Monitíii. Así, con doble fonna, aparece en el Dice, y así lo han usado también los iiutores. En la Gram. de la Academia aparece sol.imeiite egida, fjue sin duda es más conforme con la etimología griega xíyí;, aíyíSo;, auii- i|ne los poeta-i latinos lo hicieron breve.

Egipciaco, ca, adj. Eyipciaro. Véase Afrodisiaco. Sinónimos en el significado son erjipño, efíiprkinn y egiptano. De este último salii) (jiiavn, que antiguamente valii lo mismo.

EgiptoIíOGía, f. Ciencia que trata de las antigüedades de Egipto. Hace falta en el Dice, que sólo ha admitido á Eíjiftohfjo, m.: «el versado en las antigüedades de Egipto».

Egira, f. Dígase i-gini (•> héifna: era de los mahometanos.

Egolatría, f. Adoraci()n ó amor excesivo de mismo. Üsanlo algunos modernos, como Menéndez y Pelayo, Polo y Peirolóii. Como es más claro y ex¡)resivo (|ne amor pnipio (inmodera- da estiniiicinn de si mismo), que el ant. fllaÚCia y que unlolalria, acejitado ]«ir la Knc-iclopedia de .'''eguí, roiiviene abrirle las columnas del Dice.

E.ih;, m. Eje de cobre ó ndire en e j es es en Chile el cobre á medio pu- rificar. « El cobre se vende en el comer- cio en cinco estados: en estado mineral : en ejes, que se obtienen fundiendo los minerales; en barras, que se oblie- Dioc. de Chil, t. II.

nen fundiendo los ejes; en Jingotes, que se obtienen reñnando las barras; y en /lanillas, tjue es lo que se llama cobre nativo». (Emilio Corvalán Z., Tratado de Aritniétira). Partir d uno ¡nr ct ele, fr. fig. que se usa en Chile en el significado de-frustrarle á uno enteramente un proyecto ó designio; por semejanza de lo (|iie pasa con un carruaje al cual se le jiarte el eje. l'hi Cejador (El lenguaje, I. V, ii." 1 ) lee- mos: «Los idiomas han corrompido la expresión natural, valiéndose de expre- siones despedazadas,7OT/7/í///Xjyrt/v/íf/i»)). Lo que prueba que la fr. se usa tam- bién en España, aunque la metáfora no está aplicada de la misma manera. E.TEcrcióx, f. Nunca ha sido cas- tizo en el significado de actividad y labor. «La actividad es un requisito para la e^jecución de una obra, mas no es la misma ejerución, porque podrá ser el hombre cuanloquiera activo, sin llevar á ejecución la empresa. La labor es el fruto de la ejecución, mas tampoco es la propia ejecución, porque, cuando se desvele el artífice en la ejecución, tal vez no acertará con la labor enco- mendada. Careadas entre las dos ejerwiiines, la castiza y la galicana, á bola vista nótase la diferencia. La eje- cución española no dice corresponden- cia con actividad ni con labor, es mero acto de yecutar. La ejectirión galicista posee en su amplitud los tres sentidos de la ca.stellana [acto de poner por obra, aprehensión del deudor, acto de quitar la vida por justicia piiblica] y los dos propios del francés [acti\ idad y labor]». (P. Mir). Condénense ]iu s como galicismos las siguientes ejecu- ciones: Es hombre de ejecución; Le falla consejo y ejecución; Es. un pianista de grande ejecución, ;wí-

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que foca pifzas de dificil ¡sima ejecu- ción; La ejecución de la comedia fué deteslable; y tradúzcanse así al cas- tellano: Es hombre activo ó de activi- dad; Le falla consejo y actividad; Es un pianista sumamente hábil ó diestro, porque toca piezas bien dificiles ó de macha obra; El desempeño ó la repre- sentación de la comedia fué detestable. Téugause muy presentes, cuando se hable de músicos y de piezas niusica- les, los sustantivos primor, arte, deslre- Z'i, habilidad, obra («trabajo que cuesta, ó tiempo que requiere la ejecución de una cosa: Eslipieza tienemucka obray>) y los adjs. y advs. correspondientes.

Ejkcutar, a. Véase el anterior. El galicismo más común que se comete con este v. es el usarlo como si signifi- cara, tratándose de iustiumentos mú- sicos, tañer ó focar. Su significado propio y general es: «poner por obra una cosa», del latín ersequulum, supi- no de éxsequi, consumar, cumplir. Por eso se ejecuta tin plano de edificio, un programa de fiesta, un proijecto, un deseo, etc., cuaudo se ponen por obra ó se jwnen en ejecución; pero la música tiene en castellano otros verbos niivs propios y variados. Siempre la misma pobreza del francés, que con una voz de significado genérico ahuyenta y des- tierra las particulares.

Ejecutivo, m. El Dice, admite sola- mente poder ejecutivo: «en los gobier- nos representativos, el que tiene á su cargo gobernar el estado y hacer obser- var las leyes» ; pero el adj. sustantivado se ha generalizado tanto, conforme á la práctica general del idioma, que bien puede ya aceptársele. Véase Civil.

Ej emplar izador , r a , ad j . Véase

el siguiente y dígase ejemplar, edijica- dor ó ediñcanle.

Ejemplarizar, a. y ú. t. c. r. No

existe en castellano y dígase edificar: «infundir en otros con el buen ejemplo sentimientos de piedad y virtud». Las voces ejemplo, ejemplar y ejemplar- mente tienen esta acep., y ejemplificar la tuvo también antiguamente.

Ejemplo (Dar el). l-.a fr. castiza es dar ejemplo: «excitar con las propias obras la imitación de los demás».

Ejercitante. Como s. lo define el Dice. : «el que hace los ejercicios espi- rituales, retirado y recogido en un convento o casa religiosa»; pero decla- ra que es m. Asi es cuando los ejerci- tantes son hombres: mas, como también los hay del otro sexo, los cuales llaman n\gm\oí,ejercitLmtas, es preciso reformar el género ó las terminaciones: ó se le dan dos, en e y en a, ó se le da una sola en e, pero de género com. Véanse

CONFIDENTA y AcOMPAÑAXTA.

Ejercitar, a. y ú. t. c. r. «No es lo mismo yercitar que ejercer; esto sal- ta á la vista. Ejercitar es practicar, ejecutar repetidas veces uua misma cosa para adiestrarse en din y ¡loderla ejercer después con habilidad ó perfec- ción. Ejercer es desempeñar 1 s cargos, funciones ó atribuciones correspon- dientes á uu oficia, destino, empleo ó profesión; hacer uso de una facultad ó de un derecho, etc. Sin embargo, en documentos oficiales se leen cosas por este estilo: Las Gorfes ejercitarán uit arto de justicia; Tales y tales perso- nas podrán ejercitar el derecho elec- toral. Todo esto es disparatar de lo lindo». Así ürellana en su Cizaña del leni/uaje. La cosa está tan clara que la puede entender y grabar en la memoria hasta mi uene: ejercitar es la forma irecuentativa de ejercer, como dormitar lo C8 de dormir, corretear de correr;

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por consiguiente, un acto aislado se ijerce, se ejecuta ó practica; un acto re- petido se ejercita. Los galicistas nos ejercitan la paciencia, no la ejercen, porque no se ejercitan eii el castellano; nosotros ejercemos el derecho de sacar- les los trapos á relucir.

El, art. Siempre liemos protestado, cada y cuando hemos tenido ocasión, contra la injusta supresión de este ar- ticulo en dos de las peticiones del pa- drenuestro. Creyendo hacer un servicio al lenguaje eclesiástico, remozan algu- nos la oración dominical diciendo: «santificado sea tu nombre, venga á nos tu reino»..., donde nuestros clá- sicos y los buenos textos eclesiásticos hau dicho: el tu nombre, kl tu reino, y con expreso consentimiento de la Academia, que, hablando de nos, así lo dice en una nota de su Gramática. ¡.V dónde iríamos á parar si la Iglesia hu- biera de reformar sus oraciones según las exigencias y mudanzas de las len- guas modernas! «En nada ni por na- die, dice D. J. M. Sbarbi, debe ser alterada la forma de la Oración domi- nical tal cual se reza comunmente en castellano, por no haberlo de necesidad, pues, á lo correcto de su lenguaje, une lo venerable de su antigüedad, circuns- tancia que le comunica cierto aroma de clasicismo, por una parte, y de de- voción, por otra. ¿Sería justo que» porque las Pirámides de Egipto no guardan consonancia con las prescrip- ciones que dicta la Arquitectura en los tiemi»s modernos en achaque de se- pulcros, fueran víctimas de la piqueta demoledora del siglo dwinionono;-» En el art. Dante dimos la regla de la -Vcadeinia p;ira el uso de el con los nombres propios itaUanos; ahora sólo agregaremos que algunos clásicos lo

han antepuesto también á nombres de otras naciones. Así el P. Granada dice con frecuencia el Epicuro, Quevedo el Camoens, y otros el Boscán; el Colo- ma, el Ribadenei/ra, el Cervantes, dijo Garcés; Fray Luis de León el Tertuliano, Lope de Vega el Pünio, etc., etc. Todo esto es ahora inadmisi- ble, y en algunos de los antiguos se explica porque se refieren, al autor mismo, sino á sus obras, lo que es cas- tizo por demás. Véase Hijo. Cuan- do se toma un individuo por la especie, es evidente que debe espresarse el ar- tículo el, la: Salirle á uno el futre (la muda, dicen en España"). Cantar- le á uno el chucho ó chunclio, En esta quebrada bebe agiui el león. Más sabe el diablo por ser viejo que por ser diablo. Con nombres de santos fué común cu España omitir el art.: if/lesia DE señor San José, Fiesta DE Seíior Santiago, Fundación de Señora Santa Ana. « La supresión de los ar- tículos no es modismo aragonés, dice ilenéndez y Pelayo con ocasión del Quijote de Avellaneda, sino costumbre introducida por algunos escritores de ñn del siglo XVI, y que otros señalan como defecto. Así Gálvez JIontano en El Factor de Filida, donde hace com- petir á los dos poetas Silvano y Batto:

Descubrircte á la primera treta T'.í lengua sin artículos, defeto Digno de castigar por nueva seta...

y Plateo Alemán eu su Oitografia Cas- tellana-. «Y porque dije Castilla la Vieja, y agora de pocos años á esta parte dicen los papelistas cortesanos Castilla Vieja: no qué fundamento hayan tenido para ello, salvo si quie- ren imitar á los latinos y no lo entien- den», f El Quijote de Avellaneda, III).

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Él, ella, proii. pers. m. y f. Muy usado en nucsLias pioviiicias del Sur por los cónyuges para nonibrai'se en ausencia el uno al otro. «Pregúnten- telo á c)la, ella dirá», habla el marido; y la mujer: «Lo consultaré con él, y según lo que él me diga, iisí contestaré)!. Es pnictica nacida del pudor natural (más común antes que ;diora) que tie- nen los recién casnd )S de decir respec- tivamente: wi mujpr, mi nuiritlo. Por otra parte, tiene también su funda- mento eu el cMsicllauo aniiguo, que ilel tratamiento de Vni.. \\í:\:\. ó Caridad, jiasai)a con tdd.i uatiiralidad al de el s dht. Asi lo U;ice, para \\o citar otros, .Santa Teresa en sus Curtas. Otro fun- damento de este uso es el lenguaje de los poetas, que, cuando dedican una ¡mesia «A ella», todos entienden que se trata de la novia, de la esposa ó de la mujer amada. La Avellanada, para no ser menos, dedicó tambiéu una de sus poesías «A él». Por eso dice Caballero, en su Dice, de modismos, que ella, fam. y comunmente, significa: «la mujer, la esposa, la manceba».

Elaboeae, a. «Preparar, trabajar una obra. Ú. especialmente hablando de los tnetides». Xo lo conoció el Dice, do Autoridades, y aun del adj. elabo- rado dijo que era de poco uso entre los c!;isicos. Xi por su etimología lati- na, que vale labrar ó trabajar con esmero ó fatiga, ni por el francés éla- horer, que es perfeccionar una obra librándola, puede justificarse el uso ni iderno de elaborar reglamen- tos, proyectos, programas,

etc,; cosas todas que tioncn mas de intelectual que de materia!. Á lo sumo diremos que las abejas elaboran la cera y la miel, por la industrÍM y esmero que hay en esta obra matei ial, (|ne se

elaboran los metales, se elabora la ma- dera, porqise esalgo masque labrarla; pei'o los regl:¡inentos, proyectos y pro- gramas no se elaboran ni confec- cionan, sino que se redactan, se preparan, se escriben.

Elástico, m. En castellano es «te- jido que tiene elasticidad por su estruc- tura ó por las materias que entran en su formación, y se pone en algunas prend¡t.s de vestir para que ajusten ó den de sí». Por consiguiente, no es el hilo ó hebra de goma elástica, corno se llama en Chile: Dame an elástico, sustantivado por Jalo elástico. «Trae iniDS libritos ccgidos con un eltistiro... como mis hermanos cuando van al co- legio», dice Pérez Galdós en Casanclra, II(, :>.•> Este elástico bien puede ser el (|ue define ti Dice: pero también pue- de Ser una hebra de goma elástica más ó menos gruesa ó ancha.

Elástico, Ca, adj. Tanto á éste como al s. elasticidad les falta en el Dice, la acep. fig. : aplícase á lo que .se puede estirar ó encoger más ó menos, á lo que puede recibir ó dar más ó menos amplitud. Unas veces equivale ii flexible («dícese del ánimo, genio ó índole que tieuen disposición á ceder ó acomodarse fácilmente al dictamen ó resolución de otro»), pero otras no se puede reemplazar por ningún otro adj., y entonces hay que usarlo necesa- riamente.— En esta acep. fig. debe ad- mitirse también el adv. modal elástica- mente.

Eleazar, n. pr. m. Así se escribe es- te nombre, disciuto de Eleázaro, santo anciano que fué martirizado en tienqio de los Macabeos. Scío llama también á éste Eleazar. Contó é Isaza acentiiau estos nombres Eleazar y Eleázaro.

Eleccionario, ria, adj. Mnri-

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mié» /o eleccionario, contienda eleccionaria, dicen los aprendices de periodistas, en vez del adj. propio, que es electoral: «relativo á electoiesó elecciones. Demhos electorales, distrito electoral».

Electricista, adj. «Perito en las aplicaciones científicas y mecánicas de la electricidad. U. t. c. s.« (agregúese rvn.) Así fué admitido en el último Dice: pero todavía le falta la acep. de-antor que escribe sobre electrici- dad.— Se admitieron también, forma- dos de la misma raíz, electrizador, electrizante, electrodinámica, t-hrlrodo, electroimán, eUctrolisio, electrólito, elec- tromagnético, electromnijaetismo, elec- tromotriz, elertroquimira, electrotipia: y en el Apéndice: electrodinámico, electrometría, electrométrico, electroqui- mifo, electrotera/m, elccfrofipicc. En el cuerpo del Dice, se reformaron las de- finiciones de electro, electro/oro, electró- metro y electromotor.

Elkfascíaco, ca, adj. Véase Afro- disiaco.

Elüfaxte ulanco. Es loo. tig.. in- ventada, según parece, en Estados- Unido?, comunísima en Chile y en el Peni (no nos consta de otros países), que se emplea para designar un objeto, una casa, una finca ó nn negocio cual- quiera que ú la vista son hermosos y lucidos, jiero valen muciio dinero, cuesta mucho conservarlos y producen poquísima ó ninguna utilidad. «El pacayar [casa de campo paia vera- neo], para su nuevo propietario, era una especie de elefante blanco que, en vez de dar algiin provecho, traía el g:isto ineludible de o40 duros al año». (R. Pahua, Trad. peruanas, VII serie. Los Pacaijares). El origen de esta loe. es la cla.se de elefantes blancos que hay

en el reino de Siam, en donde se miran como animales sagrados y que sólo el rey puede tei:er: por eso son de gran precio y no se les puede utilizar como á los profanos. Hasta una orden civil llamada del elefante Mamo hay entre los siameses y en cuya condecoración se ve un elefante blanco. El color blan- co proviene de cierta enfermedad, como lepra, que ataca al animal. Se cuenta también que un director de circo en Estados-Unidos pintó de blan- co un elefante común y anunció (pie entre los animales de su compañía fi- guraba un elefante blanco. El púl>lico. sabedor de la superchería, no asistió á ninguna función; con lo cual arruinó al director. No falta quien quiera de- rivar de este hecho la loe. que estudia- mos; pero parece mejor, ra;'is fundada y antigua la primera explicac'iin. Con todos estos datos creemos pues que esta loe, por la gracia y el uso que tiene, debe entrar en el Dice, así. como simple loe. y como fr.. pues- to que puede juntarse con muchos \erbos y con otras voces: Esta compra me parece ó la creo un elefante blanco: i-s ó la llaman elefante blanco: se con- virtió ó vino á porar en elefante blan- co-, etc.

Elegiaco, ca, adj. Xnv^ti Afro- disiaco.

Elegir, a. Conjúgase en todo como pedir, incluso el infinitivo: ¡wr consi- guiente, elejir, elei/iré, elei/irla, y r.ii

elidir, ant.. eligiré, eligiría.

jxiripie ambos tieuqws son regulare.-. Asimismo eliyieni/o, eleijido, eli-

gendo, eligido. Eu cuanto al part. irrcg. electo, es en castellano, co- mo todos los de su clase, m;is bien simple adj. que part. Por eso no puede formar con el v. haber tiempos com-

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puestos, ni aun pasivos con el v. ser. \o debe pues decirse: Hemos electo premien t«, ni FroHánfué electo (d- calde, sino eleíjido en ambos casos. Con quedar, salir, resultar, estar y otros que puede usarse electo. «¿Xo consi- deráis que está electo gobernador?» (Quijote, p. II, c. XXXII). Es cierto que el P. Sigüenza (Grónita, p. III, 1. I, c. VIH) dijo: «.Fué electo y eon- ñnnado por general de la Ordín» (y así también en muchos otros p;isajes), y el P. Nieremberg (Diferencia, 1. III, c. III, n.° II): fFué cierto después de su deposición»; pero este uso no debe ya imitarse y es mejor seguir la regla general que tiene á estos participios por adjs. Sólo los poetas, upor una especie de latinismo ó arcaísmo, dice Bello, usan á veces como participios á apreso, expreso, exduso, y oti-os. A 1(j más que llegan en prosa algunos de. ellos, como expreso, inckmo, en/uto, es á constrnírse con ext,in>. Bendito, maldito, roto, preso, hurla, sj usan por todos con el v. ser.

VA.Y.SWSTXh Ó ELEiíENTAU, adj.

Elementarse, r. Emboban-e (quedarse uno suspaiiso, absorto y ad- Uiirado). abstraerse. V . m. en el ]iarí. elementado.

Elemento, m. tíg. Persona de cortos alcances y sin actividad, que es como elemento sin vida. En castellano abundan los nombres para estos suje- tos "quorum infinitus est numerus». Véase Bagual.

Elena, n. pr. f. Por su etimología griega debería escribirse Helena, y así lo hacen el latín y el francés: pero en castellano ha prevalecido el uso de quitarle la h, como á España, Enrique. Eduviyis. Así lo trae la Academia dos veces en su flramática y lo prefieren

también Contó é Isaza. iS'/zito Elena, Santa Eleiui, quien no toma se conde- na: refrán de los borrachos y de gente alegre. Helena ha quedado reserva- do, por la Academia y por todos, para el meteoro que lleva este nombre.

Elenco, m. «Catáligo, índice». Llamen así las compañías de teatro y de circo el catálogo de las piezas que pueden representar, pero el perso- nal de sus actores, porque eso sería convertir en piezas á las persona.s. ¡Buenas piezas son muchas de ellas!

Eleodoro, n. pr. Heliodoro. Asilo da la Acade:nia, como también Contó é Isaza; y ésta es la única forma que corresponde á su etimología griega: viXw;, sol, y Soíoov, don=don del sol; en latín Hcliodorus.

Eliceo, n. pr. m., Eliseo.

Elictra, f. Élitro, m.: «cada una de las dos piezas córneas que cubren las alas de los coleópteros».

Eliézei', n. pr. m. Eliecer, segiin la Academia y los mejores autores.

Elíxir ó klixik, m. A.sí el Dice; pero la Gram. de la Academia trae solamente la 2.-' forma.

Elogioso, sa, adj. Annquc lo usan muchos americanos y uno que otro español, no lo necesita la lengua, que tiene ya los adjs. encomiástico y laudatorio, y aun panei/irito, ca, aun- que menos usado en esta acep. El Dice, ha mantenido cerradas sus columnas, con razón, á este inútil neologismo, o mejor galicismo (de elojieuj:, se).

Eloísa, n. pr. f. Eloísa, dice la gente educada, siguiendo á los buenos autores. .\sí también Contó é Isaza. Eloísa, suelen decir en Chile fami- larmente las personas cultas, y el vuIl'o siempre, y los afrancesados Heloisa.

Elucubración, f.. elucubrar,

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a. En ambos sobra la e: dígase lucu- hracióii y luciihrnr, por más que ha- yan cometido el error autores l)¡en estimables.

Ella. Véase El.

EmanatisniO, m. Emananlismo: «doctrina panteística según la cual todas las cosas proceden de Dios por emanación».

Emaus, u. pr. m. Emaús, segiin la práctica de la Academia (Jlemo- rim, 111, .">líO y de todos los buenos escritores.

Embaladura, f. Embalaje, m.

F'}.mi;an(aR!-e, r. Formarse banco ó bijo en los mares, ríos, acequias, la- gos, etc., de suerte que se eleve el fon- do y no puedan correr con facilidad las aguas. Es v. bien formado y de uso corriente en Ulule. Se embancó la la- guna; Esfe río va embancado. Xo le conocemos ningún equivalente que exprese exactamente la misma idea, y los que más se le acercan son: nha- truirse, cegarse, cubrirse (de arena, lodo, etc.), sedimeníarse; pero, como se ve, son de significado bastante ge- nérico. Pedimos pues la inclusión de este v.

EjibandkIía.miknto, m. Acción ó efecto de eniliandevar. De uso general en Chile y digno de figurar en el Dice. Véase el siguiente.

Embanderar, a. Adornar con ban- deras. Es V. perfectamente formado y que hace falta en el Dice. U. en Chile y seguramente en toda la América Latina. Respecto de España, tenemos el testimonio de la revista «Ija Espa- ña iloderna», en la cual lo hemos leído, y esta cita de Ercilla (La Arau- cana, c. XXX 1 1 í, al fin) en jiarti- cipio:

Y en larga escuadra al declinar del di'a Entraron en la plaza emhanJeradn Con gran ajilauso y alardosa cntrad.n.

Embarazado, da, adj. Le falta en el Dice, la terminación m., la cual puede recibir figuradamente y por burla ó donaire. «Yo estoy bien emba- razado, que me como un huevo blan- dón. (Gonz. CoiTeas).

Embarazar, a. y ú. t. c. r. «Impe- dir ó retardar una cosa». Como r. se usa aquí poi- concebir. Empreñar, que también lo puede reemplazar, sólo es a. en el Dice, aunque Cervantes y otros lo usan t. c. r. Empreñarse del aire.

Embarcar, a. y r. Significa «dar ingreso á personas, mercancías, etc., en una embarcación^); por consiguien- te, no se embarcan, porque el tren no es embarcación, los que suben á él ó lo toman, los que se meten ó entran en él, los que viajan ó andan en él; mucho menos los que viajan en carrua- jes.— La misma observación hacemos para los compuestos y derivados: des- embarcar, embarcadero, embarco y cm- barcjae, embarcador; aunque el Dice, diga todavía (jue la escalera desem- barca en la meseta, y aunque el de .\ u toridades dijo de desem harcar: « me- tafóricamente se usa por salir del coche ú otra cosa».

Embarco, m. Acción de embarcar ó de embarcarse personas. Embar- que, ni.: acción de embarcar géneros, provisiones, etc. Ojalá esta misma di- ferencia se hubiera establecido en Desembarco y Desembarque. El pri- mero, según el Dice, se aplica sólo .i personas; pero el segundo, según se da á entender, se aplica á jiersonas y cosas.

Embaríiahii.idad, f. Forense. Cali- dad de embargablc. Bien puede ocep-

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tarlo el Dice, porque hace falta y esUi bien formado.

Ejibargabli:, adj. Forense. Aplíca- se á lo que puede embargarse. Debe admitirse sin discusión.

Embarrada, f. Sólo aparece en el Dice. emhaiTadura: acción ó efecto d" einban'ar ó embarrarse. Usamos á exabarrada principalmente en el leiiifuaje fig.: error grande en lo que se dice, ó falta grave en lo que se hace. Di'shcinrir tiene en castellano des- barrada, ant., y ¡¡psbdiro en ple- no uso.

Embarrado, m. Embanadmo: acción ó efecto de embarrar. En Chile los albañiles y maestros de obra usan exclusivamente el m., que no aparece en el Dice.

Embarrar, a. «Untar y cubrir con barro. || Manchar con barro. U. t.c. r.» Xo le da el Dice, la acep. fig. de «man- char, envilecer!», p'-opia de enlodar, ni la de «discunñr fuera de i"azón: errar en lo que se dice <> Iuící^». propia de dpubnrrar. La embarré, la em- barraste, etc. Enfangarse significa tamiiién: «mezclarse en negocios inno- bles y vergonzosos; entregarse con e.xcesivo afán á placeres sensuales».

Ejebavcar, a. Engañar, alucinar. Conjúgase embauco, embaucas, como lo practica el Dice, en EjtBArCADOR, y embauco, embaucas, como

se uso antiguamente conforme á su forma primitiva embabucar, de baba. Sin embargo, Tirso de llolina, por boca de una aldeana, emplea la forma imbadiicar ( Habladme en entrando), ijue bien puede ser hermana de mido. Marida, (|ue dicen los que se meten á repulidos.

Embai"Lar, a. «Meter dentro de un baúl ropa li otras cosas. || fig. y fam..

comer mucho». Siendo, como es, com- puesto de baúl, es claro que debe con- jugarse: eadiaúlo, embaálax, í-tc, y embaulo.

EítKf-lU^RSK y EMBEBECKKSK. Son

sinónimos en la acep. de «quedarse [uno] embelesado y pasmado».

Embeleco, m. «Embuste, enga- ño. II fig. y fam., persona ó cosa fútil, molesta ó enfados;i«. Asi el Dice. Con la expresión «cosa fútil» est;i satisfe- cho el deseo de los que querían para esta voz la acep. propia de monería. Embeleco se ha usado siempre y .se usa en Chile por cosa fiitil, objeto que sólo puede entretener á los niños y que no vale el dinero que en él se gasta. Todavía deben de recordar muchos chilenos aquella expresión candente y gráfica con que un político enérgico y de sanos principios motejó á sus corre- ligionarios de entonces, los lilxjrales llamándolos ;t¡1ieralvs de emlielecn.' porque no tenían rumbos fijos ni fir- meza en sus ideas. Los que recibi-.-ron el sayo, que se lo pongan.

Embelequero, ra, adj. y lí. t. c. s. Aplícase á la persona que gasta de embelecos ó cosas fíitiles, que no hace nada serio, ó, si lo hace, lo inte- rrumpe, para entregarse á cualquiera frivolidad ó fruslería, á un antojo ó capricho. Tal es el embelequero chileno, distinto, por consiguiente, del embelecador, ra, castellano, <tqne em- beleca», es decir, que engaña con arti- ficios y falsas apariencias.

Embetixar, a. Véase Betux. La misma diferencia que hay entre el BETÚN' español y el chileno hay entre el V. de allá y el de aquí. Xuestro embetunar es untar ó bañar los dulces de la composición llamada bien- mesatte ó merengue. Dar de, es la

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traducción más casti/a de este cbile- iiismo.

Emboco 6 emboque, m. Boli- che, m.: «juguete de madera ó hueso, que se compone de un palo terminado en punta por un extremo y con una cazjleta en el otro, y de ui a bola tala- drada, sujeta por un cordón al medio del palo y que, lanzada al aire, se pro- cura recoger en la cazoleta o ensar- tar en la punta». Sí, boliche, es la voz castiza, y no la olvidéis, niños cliilenos.

Embolinarse, r. Confundirse, cmbroUai-se. Véase el siguiente, con el cual se confunde en la falsa accp.

ICjUíolismak, a. íig. y fani. «Meter chismes y enredos para indisponer los ánimos»; y nada más. En Chile lo usamos malamente por alzaprimar (incitar, conmover, avivar), alburolar. El error proviene de suponerlo com- puesto de bolina (fig., ruido ó bulla de pendencia ó desazón), cuando está formado de embolismo (fig., embuste, chisme). Este último s. significa tam- bién: «confusión, enredo, embarazo y dificultad en un negocio; mezcla y con- fusión de muchas cosas»; lo cual ha contribuido más al error.

Ejibol.sicar, a. Meter en el bolsico. .\sí se as;; en Chile y con perfecto de- recho. El 1 'ice. sólo registra á p«í?ío/- sar: «guardar una co.sa en la bolsa. Díce-se, por lo común, del dinero». Kii Tirso de Jfolina (Lo que liare un manto rn Mailrid) hallamos embulsi- //«;-, aunque en distinto sentido: dar á uno una l)oIsillaila ó bolsillo de di- nero; asi cirao en otra parle eni jilea embilletar: dar á uno un billet<!, j)re- inunirlo ó defenderlo con él. Pocos autores de m:is ingenio y gracia para la invención y aplicación de pala- liras.

Dice. ilpChil., t. II.

Embombillar, a. Elnrizar ó en- crespar el pelo por medio de una bom- billa. Personas que no tienen el ins- trumento que se llama encrespador, mediacuíUt ó tenacillas, usan para esta operación la bombilla del mate, y de aquí se ha formado el v. Xo esde mucho uso.

Embonar, a. Úsalo aquí el pue- blo por abonar (beneficiar la tierra con las materias orgánicas ó inoi'gáni- cas necesarias para la vegetación). Sinónimo suyo es p.s'/'í'/vo/rtr, a.: «echar estiércol en las tierras para engrosarlas y l)enefic¡arlasí.

Emboquillado, m. .-Vcción ó

efecto de

Emboquillar, a. Formado de boquilla: rellenar con mezcla ú otra composición análoga las boquillas ó junturas que quedan en las obras de ladrillos entre un ladrillo y otro. Mu- chas veces se hace el relleno de tal manera que hus junturas formen bor- des; con lo cual parece la obra ra;ls adornada. Otras veces semeja jiared agramilada, porque se dcjají bien marcadíus ó figuradas las hiladas de ladrillos. No conocemos en casteüauo un V. (pie equivalga á este chilenismo, que es entre nosotros de uso corriente. Hetnos oído que en algunas psirtes de España se usa rejuntar, que tampoco apaiece en el Dice. 4)ficial, pero que estii bien formado y podría reemplazar á nnesini emboquillar. Véase En- masillar.

Emborrachar la perdiz. Ks fi'. fig. y fain. (¡ue usamos en el signi- ficado de distiaerá uno con una es- jiecie para inihiciili' á otra cosa distin- ta. Está tomada de lo que hace algunas veces el cazador de jx'rdices p:ira cazar estas aves: si logra avistar una, antes que ella el vuelo, r-1 cazailor liornea

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la manta ü otro objeto, y así la embo- rracha ó atonta y la toma sin dificul- tad. Puede traducirse nuestra fr. por fascinar, seducir, engañar, usar <le maíla, dar trampantojo, utc, etc.

Emboscar, a. y ú. t. c. r. En Mili- cia es «poner encubierta una partida de gente para una operación militar»: y en general y c. r. : «entrarse en lo- espeso de un bosque». Aquí lo confun- den algunos con embosquecer, n.: «ha- cerse bosque; convertirse en bosque un terreno».

Embotado, da, adj. Aplícase al animal cuadrápedo que, siendo de co- lor claro en el cuerpo, tiene las cuatro patas negras. El nombre está bien aplicado, porque ese animal aparece como calzado con botas. Cuando lo negro llega hasta la rodilla, lo llaman calceta: buey ó vaca calceta. En castellano, ccdzado, da, significa lo con- trario: «aplícase al animal, y especial- mente al caballo ó yegua, que tienen los pies blancos y el cuerpo de otro color» ; concepto que se expresa tam- bién con cuatralbo, ba, y en chileno, cuatro remos. Si los pies blancos son dos, se llama chsalbo, ha, y tresal- bo, ba, si son tres. Volviendo á em- botado, sépase que se traduce por botinero, ra: «dícese de la res vacuna de pelo claro que tiene negras las ex- tremidades». Por donde se ve que el lenguaje sigue la misma lógica en to- das partes. La bota chilena es aquí el botin español, así como nuestra bote- ría es la botinería de España. En al- gunas provincias el embotado se llama escarpín, y en otras en- gruantado; todo lo cual confirma el concepto anterior.

Embotellar, a. «Echar el vino ú otrolicoren botellas», lo define el Dice.

Desde la guerra de los ingleses contra los bóers se viene dando á este v., en España y América, á imitación del to hottJe inglés, la acep. fig. de ence- rrar á uno sin dejarle más salida ó es- capatoria que un solo punto pequeño, donde con seguridad será cogido; es decir, como si realmente estuviera me- tido en una botella; y tanto en lo ma- terial como en lo moral. «Mientras la escuadra española estaba embotetlada en Santiago de Cuba», escribió el espa- ñol D. Andrés González Blanco; y así se embotella también á una persona cuando se le ponen obstáculos insupe- rables para la realización de sus planes ó deseos. Bien puede expresarse la idea con la acep. fig. de sitiar (cercar á uno tomándole y cerrándole todas las sali- das para cogerle), con la de acorralar (encerrar á uno dentro de estrechos límites, impidiéndole que pueda esca- par), con la expresión callejón sin sa- lida (negocio ó conflicto de muy difí- cil ó;de imposible resolución), con el V. escaparse, con el s. escapatoria, etc., etc. ; pero mejor sería reconocerle esta acep. á embotellar, pues está bien apli- cada y es de uso general. Así reclama el P. Mir una parecida para encestar. (Rebusco de voces castizas).

Emboticar, a. Para el Dice, no hay más que uno anticuado y que sig- nificó «almacenar», l.^acep. En Chile es corriente entre el pueblo en el sig- nificado del cotizo jaro}Mr 6 jaropear, a. y fam.: «dar á uno muchos jaropes ó medicinas de boticas. Acostumbrado el vulgo á los remedios de hierbas y á otros gi'oseros menjurjes que le propi- nan sus curanderos, tiene horror ins- tintivo á los medicamentos de botica y dice que el médico lo embotica con ellos, esto es, lo harta y hastía.

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Emboza], Aií, a. Aunque no está en el Dice, es castizo, como lo probó el P. Mir en su Rebusco; mas no signi- fica lo que decimos en Chile, poner el hozo á las bestias, que aquí confundi- mos con el bozal, sino ponerles el úni- co y verdadero bozal. Véase esta voz.

Embramar, a. Parece foimado de bramadero, que es el amarrade- ro castellano («poste, pilar ó argolla donde se amarra alguna cosa», y en América animales; nombre que no tu- vimos presente cuando en el Apéndice hablamos de bramadero). El v. tiene el mismo significado qne encobrar (véase en su lugar), pero se usa mucho menos y sólo en las provincias del Norte.

Embrioxario, ría, adj. «Pertene- ciente ó relativo al embrión. Estado embrionarioTi. Admitido en la 13." edi- ción del Dice. Asimismo Embriología y Embriológico, ca.

Embrollista, com. Dígase em- brollador, ra, ó embrollón, na: «que embrolla». Ambos son adjs. y usánse t. s. sustantivos. Embrolloso, sa. adj. fara., se aplica ú cosa: «que implica embrollo».

Embrojuu, a. Tres son sus aceps. castizas: «meter broma y gresca; en- gañar á uno con faramalla y trapace- rías; usar de chanzas y bromas con uno, por vía de diversión», ó bromear. En Chile tiene, fuera de éstas, otras dos, bastante usadas: 1.* Tardarse, entreteniéndose en bromas (de aquí el origen) ó cosas inútiles. En esta acep.

se usa como a. (Embromar el tiempo), como n. (No estés em- bromando) y como r. (No te embromes tanto). Equivale al castizo remolonear, n. y ú. t. c. r.: «rehusar moverse, detenerse en hacer

ó admitir una cosa, por flojedad y pe- reza». Téngase presente que está for- mado del latín i-emorari, retardar, para que se vea más claro que el concepto es igual al de nuestro embromar. Rúncear, n., significa también: «entre- tener, dilatar ó retardar la ejecución de una cosa por hacerla de mala gana» ; y candonguear, n. fam.: «hacerse c marrajo por no trabajar». 2." Perju dicar, arruinar; y por'extensión, frus- trarse. Ú. c. a. y r. Me metí en este negocio y me ¡embromé: me fué mal, me arruiné. Con este cambio tan bajo se embroman los comercian- tes; mejor dicho, ya están embro- mados. En esta acep. parece haberse formado de la broma marina, molusco que «se introduce en las maderas ba- ñadas por las aguas del mar y en ellas se desarrolla y vive hasta destruirlas completamente excavando galerías en todo sentido. Es un enemigo terrible para los diques, pilotajes y barcos de madera». Otra acep. usamos, que puede mirarse como subacep. de la 3.» castellana, y es la de-molestar, disgus- tar, enfadar, porque las chanzas y bromas que fueron al principio por vía de diversión, degeneraron en ma- chaquería. U. ra. en el part., pero con significado activo. ¡Qué hombre tan embromado! (tan machacón).

Embromista, com., y entre el vulgo, embromisto. En castellano sólo hay embromador, ra, adj. y ú. t. c. s.: «que embroma», y bromistn, adj. y ú. t. c. s. [com. ?] : «aficionado á dar bromas».— Usado en la 1." acep. que dimos á embromar, correspon- de al remolón, na, castellano: «flojo, pesado, y que huye del trabajo mali- ciosamente»; il roncero, ra: «tardo y pesado en ejecutar lo que se mandan;

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ó á candonyo, ga, adj. fauí. (juc su usa t. c. s.: «que tiene maña para liiiír del trabajo».

iÍMiursTERO, ItA, adj. Lo aplicanius familiarmente ;i la persona que al es- cribir comete muchos lapsus cnlami ó motes Véanse estas dos voces.

Emendatura, f. Dígase enmen- dadura, enmienda ó enmendado n. VA Dice, da por corriente á enniendnción, y por anticuado á emenda, omen- dación, emendadura, emenda- miento. Para nosotrus están anticmi- dos todos éstos, como también emeil-

dable, emendador j emendar,

los cuales haceuios principiar ixtrenni. Sólo el vulgo se come la ii.

Emekgbr, n. «Brotar, salir del agua». Así lo ha admitido por primera vez el Dice. Esta es la acep. etimoló- gica; pero hay que añadiile la poética y más usual: brotar ó salir de alguna parte. Así se dice, por ej., de los astros, que emergen del cielo, del vacío.

Emeterio, n. pr. m. Hemeterio, según la etimología griega y latina. Contó é Isaza le quitan la h, pero sin razón.

Eminencia, f. No le da el Dice, la acep. de-persona eminente, que ma- lamente le dan tantos escritores moder- nos; y ojalá nunca se la dé, porque sería trastornar todas las leyes del lenguaje fig. Eminencia, en este lenguaje, es: «excelencia ó sublimidad de ingenio, virtud ú otra dote del alma»; por con- siguiente, es un simple grado de las prendas ó dotes de una persona, y un ser ó realidad concreta. Por eso, personificar la eminenria en esta acep. es tan absurdo como lo sería hacerlo con sus sinónimos e.rrelenria, tii/lilimi- dad, altura. Las eminencias lile- rarias, artísticas, diplomdtiuis, etc..

f|Ue tanto encumbran algunos, son pues una de las muchas calamidades que (luieren regalarle al castellano. Líbre- nos de fila el buen sentido. Véase Ce- lebridad,

Eminkn'TK, adj. Alto, elevado, ipie so'iresale. ¡Cuántos ignorantes lo con- funden con inminente: Este significa: « que amenaza óestá para suceder pron- lanienteii. Un peligro ó riesgo nunca serán eminentes; pero inminentes, muchas veces. Los escritores, estudian- do como deben, llegan á ser eminentes; pero, si no estudian, se conviei ten en peligro inminente para las lenguas y ¡lara los lectores.

Emisor, ra, adj. y ú. t. c. s. Que emite. Órgano emisor, parte emisora del sonido. En esta acep. creemos que pue- de aceptarse, porque esto es lo que significan los adjs. verbales en or. Pero decir que los bancos tienen facultad emisora, como lo dijo un notable jurisconsulto chileno, en el sentido de que la tienen para emitir tal ó cual can- tidad de dinero en billetes, eso no puede pasar, porque no es la facultad, s. abs- tracto, la que emite, sino que es el banco mismo el emisor.

E^uTiR, a. iluy estricto anduvo el P. Mir con la acep. moderna que á este V. ha reconocido el Dice: «tratándose de juicios, informes, opiniones, etc., darlos, manifestarlos por escrito ó de viva voz». Así mismo puede admitir- se tratándose de votos religiosos. Emitir los votos es hacerlos públicamente ó profesar. Por consiguiente, se dirá también emisión de votos ó profesión. Así lo dicen en latín los canonistas y teólogos modernos, y no tiene el caste- llano por qué renunciar á ninguna de estas aceps., aunque las use también e! francés.

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Emma, n. i>r. f. I'use que se escri- ba ;tsi en los idiomas que admiten el grupo mili; pero en castellano, ijue hace años lo rechazó. Muchas son las voces latinas que pudieron imponér- selo; mas él luchó contra la imposición; y, aunque por algún tiempo se consig- nó en lo escrito la doble m, como no halló apoyo en la pronunciación, hubo de simplificiirse ó convertirse en iim. Ejemplo de lo primero: cómodo, romen- tario, cometer, comerrio, común, suma, llama, epic/rama, lema, yema; de lo se- gundo : conmbmr, conmilitón, conmover, conmemoración, inmundo, inmaculado, inmune, inmutar. Escribamos pues á la castellana £■/««, como lo hacen Contó é Isaza, y á lo sumo reservemos el ex- tranjero Emma para el nombre primi- tivo, la hija de Carlomagno y amante de Eginardo, que tan interesante ha resultado en la antigua poesía popular española. Si las Ernas modernas hu- bieran de cscribii-se Emmas. ten- dríamos que escribir también Em- manuel, Emmaús, Ammiano

Marrt'Jino, el emperador romano CÓID.- modo; lo cual, como se ve, no es nada cómodo para la escritura ni p;ira la pronunci; ción.

Emocionable, adj. Sensible. Véase el siguiente.

Emocional, adj. Hasta la eviden- cia prueba el P. Mir, en su Prontuario de fíis/K 1/ Barh., que la voz emoción, aunque admitida por el Dice, con la definición de «agitación repentina del ánimo», no es latina en este sentido, ni castellana lo ha sido jamás. Es pu- ramente francesa, y en aquella lengua dio á luz al V. émotiwiner y n'émotion- ner, al íidj. e'/zio/w/í/íe/y otros hijuelos d-í menor valia. ^;C'ónio pues acudir al franctís para un adj. que tiene mil

e(|uivalentcs en castellano, mucho más expresivos y sonoros? Dígase, según los casos, vehenientc, apasionado, conmovi- do, agitado, inquieto, turbado, alterado, perlurbado, trastornado, sobresaltado. aai/nsfi/iílo. conr/ojoso, etc.

Emocionar, a. y más usado c. i-. Después de lo dicho en el auterioi-, no necesitamos agregar que jamás debe admitirse este v. en castellano. Ojalá el Dice, se mantenga, como hasta hoy, inflexible con él, ¡lues para nada lo ne- cesitamos, y aun nos repugna su origen espurio. Lo mismo decimos del part. emocionado, da.

E.MOLUJIKXTO, m. «(íaje. utilidad o propina que corresponde ;i un cargo ó empleo. U. rn. en pl.» Es sinónimo de obvención, f., y ú. m. en pl: «utilidad, fija ó eventual, además del sueldo que se disfruta»; pero no lo es, como creen algunos, de dereclios (asi, en pl. y en sing.): «honorarios que se cobran en ciertas profesiones».

Empacarse, r. Admitido en la 1." edición del Dice., ha desaparecido en las últimas, no sabemos por qué, cuan- do está perfectamente formado y es de uso corriente en toda ó casi toda la América Latina. «Enojarse, tomar tirria li despecho», fué la definición que dio la Academia en su primer Dice, quedando con ella á gran distancia del verdadero significado. Empacarse sig- nifica en América «parai^e un animal en términos de que cueste mucho tra- bajo hacerle salir del punto en que lo hace», ya sea quedándose en pie, sea echándose al suelo, como lo hacen los pacos (de cuyo nombre se formó el v. , como emperrarse, de pen-o, encabritar- se, de cabrito, etc.), que «á veces se enojan y aburren con la carga, y échan- se con ella, sin remedio de hacerlos

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levantar» (P. Acosta). Al principio se dijo solamente de los pacos, pero des- pués se extendió su uso á los deiuíls animales que tienen el mismo defecto (caballos, bueyes, muías); en lenguaje fig. y fam. se aplicó también á las perso- nas que por enojo, resabio, vergüenza ú otra causa se detienen en lo que están haciendo y no quieren continuar. Apli- cado á los animales, equivale á plan- tarse, y por eso de intento le dimos la definición de este v. y la de haro- near (emperezarse; andar lerdo, flojo ó tardo), que otros malamente le han dado. Con todos estos antecedentes y después de haberlo usado los españoles que escribieron de las llamadas Indias Occidentales, es verdaderamente raro que el Dice, haya despreciado este ex- presivo vocablo, con lo cual no pode- mos conformarnos los americanos, mayormente cuando en el mismo vemos á desempacarbe, su compuesto y con- trario, aunque mal definido, porque no hizo otra cosa que copiar la 1 .-'' edición : «aplacarse, mitigarse, desenojarse». Nó: esto es tomar la causa por el efec- to: desempacarse es: echarse á andar ó correr el animal después de haber esta- do plantado ó empacado, sea porque se ha desenojado, ó porque ha cesado el cansancio, ó porque lo han halagado y acariciado, como lo hacen los amerin- dios con el paco, ó simplemente porque se le antojó. Averigüe allá la causa el fidedigno P. Valdecebro. Hasta aquí habíamos escrito cuando apareció la edición del precioso Vocabulario de Gonzalo Correas, en el cual hallamos estas masque preciosas palabras: n-Eni- pacarse, ó estar empacado: lo que ente- ri'iarse, amularse, resistir, no se redu- ciendo con ruegos; es refrán de las Indias, que se causó de los pacos, car-

neros rasos que sirven de carruaje, y si se enojan, se echan en el suelo con la carga, y no hay remedio de levantarlos, aunque los maten. El remedio que tie- nen los indios es sentarse junto á ellos dos y tres horas, y hacerles halagos hasta que se desenojan; de aquí se dice empacado el hombre que está duro con enojo y no reducible». Los verbos enterriarse y anidarse con que explica el Maestro nuestro empacarse, no apa- recen en el Dice. El primero debe de ser formado de tirria (entirriarse, que tampoco está en el Dice, pero lo usa sin escrúpulo Torres Naharro), y el segun- do es formado de muta, porque la muía también se empaca. Después de tan buenas autoridades no citaremos sino al P. Ovalle, que lo es también para la Academia: «Quise revolver el caballo, y, para mayor dicha [irónico; de aquí el adj. dichoso, que defendimos en su lugar], 'se me empacón. (Histór. relac.y 1. VIH, c. XVII). Fuera de plantar- se, hay en castellano, para expresar esta idea, repropiarse (resistirse la ca- ballería á obedecer al que le rige), em- perrarse (obstinarse, empeñarse en no ceder ni darse á partido), recejar, que no aparece en el Dice, pero está bien formado y se usa por algunos (véase el Rebusco del P. Mir), y la fr. hacer po- rra (pararse sin poder ó querer pasar adelante en una cosa). Pero, como se ve, no valen lo que nuestro america- nismo, el cual pedimos que vuelva al Dice, mejor definido y con sus respec- tivos sustantivos empacamiento ó em- paque, m. (acción ó efecto de empa- carse).— Podría también agregársele acep. fig. cuando se trata de pcreonas y definirla mejor que Correas: dete- nerse uno obstinadamente y por capri- cho, sin querer proseguir, ya sea cuando

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va caminando, ya cuando está ejecu- tando cualquiera acción ; parecido, pero lió if;ual, al encapricharle castellauo y al taimarse cliilcno.

Empachar, a. y li. ni. c. r. '(Ahitar, causar indigestión». Es la 2." acep. que le da el Dice. Usárnosla también nosotros, pero con alguna diferencia. El empacllO chileno es la inflamación de la membrana mucosa de los intes- tinos (la enteritis); lo cual es causa de. que no se digiera nada y que se cobre hastío á lo que produjo esa enferme- dad. Por eso usamos también el v. en sentido fig. Me tienes empachado (har- to ó aburrido) con tus majaderías. Acep. que bien puede aceptarse. Al- gunas veces nuestro empacho es la saburra castellana: «acumulación de materiales en el estómago á conse- cuencia de malas digestiones». De un hvevo comieron cien [/o], y eJ últi- mo se empactió, fr. fig. y fam. con que motejamos la escasez de un alimento ó bebida que se reparte entre muchas personas. Equivale á la fr. castiza Toma un huevo y hártate: burla de querer hartar con tan poco, que trae Gonzalo Correas.

Empacho, ra. Véase el anterior. Úsase también en Méjico, como se ve por esta conclusión del IV Congreso católico nacional mejicano: «Cuando los niños comienzan á comer, deben darles alimento de fácil digestión y en cantidad moderada, para evitar lo que vulgarmente llaman empach.0, cau- sa de tanta mortalidad». Que- brarle el empacho á uno. Medio cruel y vano que por ignoran- cia usan las curanderas y mujeres del pueblo para curar del empacho á los niños, y consiste en tenderlos de bru- ces y, pellizcándoles fuertemente y con

ambas manos las espaldas, levantarles la piel de treclio en trecho.

Ejipajab, a. Mezclar con paja. Di- cese generalmente del barro que se prepara para hacer adobes. Bien pue- de admitirse, porque está bien forma- do y tiene bastante uso. La acep. «techar de paja», que le da Cuervo como propia de Colombia, se usa tam- bién en Chile; y asimismo c. r.: echar mucha paja los cereales y poco ó nin- gún fruto; casi sinónimo de ent'¿icj/?r, ó prolongación de encañar.

Empalarse, r. Tiene entre nos- otros tres aceps.: hablando especial- mente de los hombres, obstinarse, en- capricharse, porque generalmente se ponen tiesos como un palo; tratán- dose del pan, no fermentar ó leudar, porque está duro como palo; empa- larse de frió, envararse, entumecerse, arrecirse, porque también en estos ca- sos está el cuerpo tieso como un palo. El empalar castizo es a. y sólo significa : «espetar á uno en un palo como se es- peta un ave en el asador». Evidente- mente lo hemos confundido con ent^a- rar, que se usa más c. r., como que de pedo á vara hay poco que andar.

Empalicador, ra, adj. y ú. t. s. Véase el siguiente y dígase adulador, em/aifador, engatusador, enlahiador, la(/oíero, gitano, socaliñero, zalamero, candongo (todos con sus respectivas terminaciones femeninas), lavacaras y engañabobos, coin.

Empalicar, a. Del s. palique, «conversación de poca importancia», y el cual hemos torcido nosotros en el sentido de-conversación adulatoria, hemos formado este curioso v., que ya es de uso general en Chile. Mas, como es falsa su base y hay además, tan- tos castizos, no podemos recomendarlo.

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Por eso traduzcámoslo por alguno de éstos: encafum.r, ciicniítusar, ó enr/afu- scir, a. fam.: «ganar la voluntad de uno con halagos para conseguir de él alguna cosa»; enlabiar, a.: «seducir, encañar, atraer cotí palabras dulces y promesas [con labia^»; laijotear, n. fam., y ú. t. c. a.: «hacer halagos y zalamerías para conseguir una cosa»; fwjaifar, a. fatn: «inducir á uno con halagos á que haga lo que rehusitba»; gitanear, n. fig.: «halagar con gitane- ría, al modo de las gitanas, para con- seguir lo que se desea» ((jHanerut es: «caricia y halago hecho con zalamería y gracia, al modo de las gitanas); lia- cer cocos, fr. fam.: «halagar á uno con fiestas ó ademanes para persuadirle lo que se quiere»; engañar á uno con cuentas alegres ó galanas, que son «cálculos lisonjeros y poco fundados»; socaliñar, a.: «sacar á uno con socali- ña alguna cosa», y socaliña es: «ardid ó artificio con que se saca á uno lo que no está obligado á dar». Así qneda pues reemplazado y de sobra nuestro chilenismo, pues los verbos castellanos (expresan las distintas intenciones y los diferentes recursos del empalica- dor chileno.

Empalidecer, n. Nada le agre- ga al significado del simple palidecer (ponerse pálido), único que acepta el Dice, y que siempre se ha usado. Se les ha deslizado el neologismo, entre otros, á Palacio Valdcs, Echegai'ay, Pardo P.azán.

Empalizar, a. Cercar o defender nn sitio ó lugar con empalizada. Es v. formado por analogía con esta liltima voz y usado principalmente en las pro- vincias australes de Chile, donde tanto abunda la madera. Dígase enrejar, en- rerjar.

Empalmadura, f. ó empalme, m. «Acción ó efecto de empalmar. || Pun- to en que se empalma». Esto dice el Dice; y íi empalmar lo define: «a. jun- tar por los cabos ó extremos dos ma- deros, sogas ú otras cosas, ingiriéndo- los ó entrelazándolos de modo que que- den á continuación el uno del otio. || n. Unirse un tren ó ferrocarril con otro. También suele decirse de las carieteras y de las diligencins y coches de trans- porte». Si iiubiera agregado que en Mi- nería se dice también de las vetas, filo- nes ó veneros, habría incluido la acep. chilena del v. y de los sustantivos.

Emi'ami>aR8E, r. «Extraviarse en una pampa». Admitido como ameri- canismo en el Apéndice del último Dice.

Empanada, f. La que define el Dice. es «cocida en el horno»; lo cual está bien para nuestras caldúas y pe- quenes, para las de pera y para las que piegonan los vendedores: ¡ca- lientitas las de horno, con ¡Msa, aceituna g huero.' ¿Y las fritas, que no se cuecen sino que se fríen en grasa ó manteca?

Empangar, a. Forrar frutas fres- cas con hojas de pangue. Véase esta última voz. El v. es de poco uso.

Empapelado, m. Si empapelar sig- nifica (2." acep.): «forrar de papel una habitación, nn baúl, etc.», y si hay «persona que empapela» (empapelador, ra), rtCÓmo dejar sin nombre á la obra misma, el empapelado.' Confiamos en que pronto remediará el Dice, esta omisión. Véase Adoquinado.

Empaquetadura, f. Empa- que, m. Así se llama la acción ó efecto de empaquetar ó empacar. Otra falsa empaquetadura que se conoce en Chile i'S el tasco ó agrainiyí, la estopa.

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lu hilacha, que tanto uso tienen en el manejo de las locomotoras y otras má- qainas, como también para rellenar paquetes ó cajones, para enchufar ca- ñones, etc. Véase Huaipe.

Empaquetar, a. Lo usan en Chile en el signiñcado de-rellenar con hilachas ó estopas empapadas en gra- sa, la caja del eje en los vagone&;-y también meter estopa, agramiza, hila- cha, etc., al ajustar las bocas de los cañones. También se emplea para este último una pasta de asbesto. Las dos aceps. pueden traducirse por el casti- zo atascar, a. : a tapar con tascos ó es- topones las aberturas (jue hay entre tabla y tabla, y las hendeduras de ellas; como se hace cuando se calafatea un buque>'. (De este tasco proviene el chilenismo taco, como se verá en su lugar). r. Por analogía con el adj. y s. fani. paquete, «hombre que sigue rigurosamente las modas y va muy compuesto». Dígase acicalarse, empe- rejilarse, cumponerse, atusarse, aliñar- se, ponerse paquete ó los trapitos de cristianar. No tiene mucho uso en Chile, y el pueblo prefiere cachar- pearse.

Emparentamiento, m. Acción ó efecto de emparentar. Falta en el Dice. Cejador lo usa en la acep. de parentela, como se deduce de estas palabras suyas: «Una casa ó emparentamiento, digo un cierto número de personas empa- rentadas en diversos grados». (El Len- guaje, t. IV, n. 115).

Emparentar, n. y r. Contraer parentesco por vía de casamiento. Yo me emparentó con Fulano-, dígase: Yo empariento con Fulano. La conju- gación es irregular, porque es com- puesto de palie ate.

EmpaSCUarse, r. fam. Iletiizarlu Uicc. de Cbil.. 1. II.

á uno la alegría y el deseo del jolgorio al aproximarse la pascua, ó prolongar después de ella las diversiones profa- nas con que se celebró. No es de mu- cho uso, y, como se ve, no equivale exactamente á la fr. castiza Estar uno como una pascua: «estar alegre y re- gocijado».

Empastada, f. «En la Aparición de Paine se vende una magnífica em- pastada de 25 cuadras, regadas v cerradas», anunció una vez el diario El Porvenir. Muy usado es por los chilenos este vocablo, con el cual sig- nifican el pasto que para alimento de los ganados se ha hecho crecer durante una temporada. í]s el /icrky'e castella- no (conjunto de hierbas que se crían en los prados y dehesas). Tomando el continente por el contenido, se puede llamar también pastizal (terreno de pasto abundante para caballerías), pradera, pradería y prado, y en gene- ral, hierbas, pastos. Véase Pastada.

Empastador, m. Encuaderna- dor; aunque el v. empastar signifique: «encuadernar en pasta los libros».

Empastadura, f. Encuadema- ción. Pasta: «forro de los libros que se hace de cartones cubiertos con pie- les bruñidas y, por lo común, jaspea- das». Tal es la que todos llamamos pasta española, toda de piel ó de cue- ro, pero las hay también todas de tela ó de papel, de cuero y tela ó papel, de tela y papel, etc., por lo cual es menes- ter generalizar la definición, dejando para los casos particulares las expre- siones ^w.s/rt entera, media pasta, pasta italiana, holandesa, inglesa, etc.

Empastar, a. Muy usado en Chi- le, porque no se conoce el castizo em- pradizar, ñ,.: «hacer prado un terreno, sembrando en él hierbas propias para

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el pasto». En el P. Sigüenza leemos: «Perdieron allí el ganado, que robaron los moros, y no se cultivó la tierra, ni se pastaron las dehesas, y quedó todo asolado». (Crónica, p. III, 1. I, c. X). ¿Qué significa aquí no pastarse las dehesas? ¿Que no fué comido por el ganado el pasto de ellas? Pero se opo- ne la calidad del v., que en esta acep. es n. ¿Que el ganado no fué llevado á pastar en ellas? Se opone también la calidad del v., que en esta acep. es a. y pide por sujeto á, ganado, lo mismo que pastorear. No queda pues, por esto y por la frase final «todo asolado», otro significado que el de nuestro em- pastar: sembrar de pasto un terreno. Coincide también nuestro chilenis- mo con el castizo empradizar en la acep. reflexiva: «convertirse en prado un terreno criando hiei'bas de pasto». Como subacepción de ésta significa, además, nuestro empastarse: lle- narse de malezas un sembrado. Apli- cado á animales vacunos, hartarse de pasto hasta el punto de contraer en- fermedad; lo que sucede ordinaria- mente con el pasto tierno de la prima- vera. Para esta idea da Valbuena el v. entetarse, que no figura en el Dice: «inflarse los bueyes en la primavera por comer hierba verde». Otras veces se empastan por comer algún pas- to dañoso para ellos.

Empastar, a. Compuesto de eni y pasta. Cubrir de pasta las paredes antes de pintarlas. Hay en castellano aparejar, emprimar ó imprimar, a.: «preparar con los ingredientes nece- sarios la superficie del lienzo, tabla, etc., en que se ha de pintar»; y ade- más, plastecer y emplastecer, más pro- pios para el caso. Véanse en Enma- sillar.

Empastelar, a. «Impr. Mezclar ó barajar las letras de un molde de mo- do que no formen sentido». ¿Para qué restringir esta mezcla ó confusión á un molde solamente? Si ella se verifica en todas las cajas de una imprenta, ¿no se dirá también de ésta que está empas- telada?

Empatar, a. Como lo dice la etimo- logía (salir ó quedar pata), debe este V. referirse á lo que puede salir pata, como juegos, carreras, etc., y no res- tringirse solamente á las votaciones, como lo hace el Dice. En cistellano hay también las frases Quedar, salir ó ser pata ópatas: «salir empatados ó iguales en una suerte ó votación» (¡ojo á la definición, que extiende el empatar á las suertes!) y Hacer ó ha- cerse tablas una cosa: «quedar sin de- cisión». Salir tablas, dicen también en Chile. El P. Mir en su Rehusco defiende la acep. fig. de «impedir el curso, embarazar la acción, esturbar la influencia, dejar^plantado y sin efecto, frustrar el influjo de algún agente», aplicada á empatar. En Chile es común la fr. empatar el fiemjjo; también se usa en el mismo sentido, pero menos, empatarse: demorar ó perder el tiem- po. Véase Embromar.

Empavesar, a. Apabilar, a.: «preparar el pábilo de las velas para que fácilmente se encienda».

Empavonar, a. Admitido en la 13.* edición del Dice, con remisión á pavo- nar: «dar pavón al hierro ó al acero». Aquí se usa mucho empavonar, pero en el falso significado de-dar color empañado á los vidrios, principalmente de puertas, ventanas, etc.

Empecinadamente, adv. de m. Obstinada ó porfiadamente. Merece admitirse. Véase Empecinarse.

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EiiPiiciNAMiENTO, lu. Obstinación, porfía, tenacidad. Merece admitirse, como el siguiente.

Empecinarse, r. «Verbo que toma- mos por aferrarse, obstinarse, empe- ñarse, encapricharse. Sabido es cuánto renombre cobió en la guerra que sos- tuvieron los españoles contra los fran- ceses á principios del siglo pasado, el guerrillero Juan Martín Diez, llama- do, dice Toreno, el empcciiuido (apodo que dan los comarcanos á los vecinos de Castrillo de Duero, de donde era natural); la fama de su tenacidad y resistencia hubo de pasar los mares y llegar al Nuevo Mundo, donde dirían, p;ira ponderar lo incontrastable de al- guno en un empeño: Es un Empecina- do, como á otro propósito se usa: es un Cid.t) (Cuervo, Lenipiaje bogotano, S86). «¿Con qué sentidos acentos, por ejemplo, se quejaría de la Patria el Empecinado, que fué uno de los pri- meros que se arrojaron á defenderla, llevado, después de defendida y salva, á rastra á la horca...?» (Puigblanch, Opúsr., pról.) «Tanto sonó entre ellos [los partidarios del rey José Bonapar- te] su nombre, que á todos los guerri- lleros los solían llamar empecinados». (M. Lafuente, Hisf. de Españfi). Con estos antecedentes es bien fácil expli- car la formación de este v., que proba- blemente nació en España, y de allá, en alas del entusiasmo bélico, tan vivo en las guerras de la independencia americana, contemporáneas de la de España, volaría para acá acompañado de todos susderivados. (VéaseBoyco- tear). Por su nobleorigen yporel uso que se le da en toda la América La- lina, tiene pleno derecho á figurar en el Dice, por lo menos como america- nismo.

Empedocles, n. pr. m. Empédo- cles. Así Contó é Isaza y todos los buenos autores.

Empedrar, a. Conjúgase empiedro, empiedras, etc., porque es compuesto de piedra. Los que dicen apretO, emparentó, forzó y otras barba- ridades, son los ([ue dicen también empedró, empadras. ¿Creerán que es compuesto de Pedro?

Empelotarse, r. fam. «Enredarse, confundirse. Dícese más comunmente cuando este enredo ó confusión nace de riñaó quimera». Nuestro empelo- tarse (desn udarse ó quedar en cueros), que se usa también en Colombia, se ha formado de la loe. en pelóla, como em- pcdar de en pala. El castizo se formó también depelota, porque losque luchan cuerpo á cuerpo forman, cuando se enredan ó enzarzan y ruedan por el suelo, unacomo^Wrtte ú ovillo. El Dice, no da etimología; pero es evidente que ésta es la verdadera; pelota, de la loe. en pelota, viene de piel.

Empella, f. Anticuado lo declara el Dice, en la acepc. de «manteca del puerco, como se quita de él», que es la 5.-' de Pella. En Chile se llama empella la gordura ó grasa que se acumula en el redaño (por otro nombre entresijo ó mesen terio) de las reses. Echar uno empella, fr. fig. y fam.: enriquecerse. Si empella en sen- tido recto es manteca ó gordura, la traslación al sentido fig. no puede estar mejor de lo que se ha hecho en esta fr., y aun el simple pella, su sinónimo en otra acep., significa también fig. y fam.: «cantidad ó suma de dinero, y más comunmente la que se debe ó defrau- da». En este mismo sentido se dice en castellano: Tener uno cubierto bien cubierto) el riñon: estar rico. Cfr.

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Echar uno guata en el art. Guata.

Empellar ó empeller, a. Euipu- jar, dar empellones.

Umpeñoso, 8a, adj. Con gran asom- bro vemos que no fig-ura en el Dice, esta voz tau usada entre nosotros y tan bien formada del s. empeño. Una de las aceps. de éste es: «tesón y constan- cia en seguir una cosa ó un intento»; aíí como el v. empeñarse significa tam- bién: «insistir con tesón en una cosa». Empeñoso equivale pues á constante, perseverante, diligente, sin ser exacta- mente igual. U. t. en Méjico, según Ramos Duarte. Pedimos pues que entre cuanto antes al Dice. En cuanto al adv. EMPEXosAMEXTK, que también se usa, pero no tanto como el adj., no es tan urgente admitirlo, porque se puede reemplazar con el m. adv. con empeño: «con gran deseo, ahinco y constancia: sin omitir diligencia alguna».

Emperadora, f. Anticuado y dí- g:\se emperatriz.

Emperifollarse, r. fam. Poner- se los perifollos, que son: «adornos de mujeres en sus trajes y peinado, y especialmente los que son excesivos ó de mal gusto». Véase Empaque- tarse.

Empfrlar, a. Cubrir ó sembrar de perlas. Felizmente usado, y probable- mente inventado por Don Enrique Álvarez Bonilla, eminente poeta colom- biano, en su versión del Paraíso per- dido, merece entrar en el Dice, á lo menos con la calificación de poético.

Empertigar, a. y n. Atar al yugo el pértigo de un carro ó carreta. Bien formado y necesario, merece ser admi- tido. Yéase De^eíipkktioar.

Empetrencarse, r. Encaramar- se, subirse, engarabitare. Suele usar-

se también la forma petrencar- se y apetrencarse. Parece (pie viene de petrenque (por otros nom- bres trenque y petrenquen), macho de la tenca (para el ¡meblo trenca), ave que anida en lo m¡is alto du los árboles. Más probable pare- ce esta etimología que la de hacerlo ve- nir por metátesis del castellano trepa. .

Empiezo, m. Anticuado en el Dice, y también en Chile. Dígase com ienzn, principio.

Empixae, a. y r. Por solo, como fig. y fam., significa «beber mucho»: por consiguiente, no hay necesidad de agregarle el complemento eJ jarro, la copa. La fr. castiza que significa esto mismo es Empinar (alzar ó levantar) de codo ó el codo.

Empíngorotaüo, da, part. de em- pingorotar. El V. es a. y fam. y ü. t. c. r. y significa: «levantar una cosa ponién- dola sobre otra». Por consiguiente, no debe confundirse su participio, como lo hacemos nosotros, con el adj. fam. pingorotudo, da: «empinado, alto ó elevado». Los autores españoles mo- dernos dan á empingorotado la acep. fig. de-elevado por fortuna ó linaje, que todavía no le reconoce el Dice, y que bien puede aceptarse. «Los caba- lleros más empingorotados que se ha- llaban presentes». (P. Coloma, Pegi/e ñwes, 1. 1, pág. Ifi8). «Familias de las más empingorotadas del comercio». (Pérez Galdós, Fortunata y Jacinta, t. I, pág. 86).

Empiparse, r. Lo empleamos mal, porque no existe en castellano, y dígase apiparse: «atracarse de comida ó bebida»; estar lleno como pipa. Sinó- nimos: empaparse (compuesto Aepapn ) . «ahitarse, empachai'se»; embocar y embuchar: «tragar y comer mncbo _\

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de prisa». Con estos dos últimos pue- de expresarse la acep. de a. que tam- bién le damos: Me empipé un litro de vino.

Empitonar, a. Formado de pitón: «cuerno que empieza á salir á los ani- males; como al cordero, cabrito, etc.», no puede significar otra cosa que-he- rir con el cuerno ó pitón, ensartar en él. Sólo lo hemos visto en la señora Pardo Bazán en el siguiente pasaje: s Bombita [un torero] empitonado por el muslo izquierdo, lanzado al aire tres veces y saliéndole el asta por las po- saderas». (La i'iila fontemporánea ). El V. está bien formado, pero su uso no es general.

Emplantillado, m. líelleno y em- parejamiento que se Lace con bario y cascote ó ripio, de los cimientos de las paredes. Es, con toda propiedad, lo que sirve á éstas de plantilla, y de ahí el nombre de emplantillado. Si no hay en castellano otra palabra equivalente, bien podría admitirse la que usamos en Chile.

Emplantillar, a. Plantillar, a: «echar plantillas á los zapatos ó me- dias».— Hacer la obra del emplanti- llado. Bien puede admitirse en esta 2." acep., si es que no hay para ella otro v. nnis castizo, como lo hay para la 1.»

Emplástico, ca, adj. Emplástri- co, ca: pegajoso, glutinoso. Parece que pronto tendrá que aceptar el Dice, la forma emplástico, que es la usada por casi todos, así como aceptó el s. emplns- to, que en latín y en griego lleva r después de la /. Si el etimológico em- plastro quedó arrinconado entre los anticuados, la misma suerte debe co- rrer el adj. de él formado.

Emplazas, a. Úsanlo algunos como

si equivaliera al francés emplacer, co- locar ó poner en un lugar: éste es com- puesto de place, lugar, sitio, plaza, y el emplazar castellano es compuesto de plazo; por eso significa: «citar á uno mandándole comparecer ante el juez en señalado día y hora»; con otra acep. más que tiene en Montería. Empla- zaron el monumento en el sitio prepa- rado. ¡Qué horror y qué ignorancia del castellano y del francés! (Véase Des- plazar). Reemplazar que es com- puesto de plaza, y por eso signiñca: poner en lugar de una cosa otra igual ó equivalente, y suceder á uno en la plaza, empleo, cargo ó comisión rjue tenía.

Emplear, a. y u. t. c. n. Voij á em- plear, dice el chileno, cuando sale de su casa al comercio, allá de tarde en tarde y con buena suma de dinero, á proveerse de los géneros y demás cosas que necesita. No creemos que alcance á ser esto un chilenismo, porque una de las aceps. castizas de emplear es: «gastar el dinero en una compra, ya sea de cosa que ha de servir para el uso, ó ya para comerciar con ella». Lo ponemos por si algún extranjero extrañare este uso.

Emplumado, m. Chercan á medio mojar, por lo cual se ve blanco á trechos, y de ahí el nombre. No es vocablo de mucho uso.

Emplumar. Como a. significa: «po- ner plumas en una cosa», y como n.: «echar plumas las aves», idea que tam- bién se expresa con el n. emplumeier. En Chile, además de estas aceps., le damos la de-huír, tomar soleta ó las de Villadiego. «Después de muchos trajines, se vio que el muchacho ha- bía emplumado con la sortija». Véase Echarlas. En Colombia dicen

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emplumarlas, que para Cuervo es imitiicióü de las frases castellanas liarlas, afufarlas, tomar las de Villa- dieqn. «Emplumar, concluye el mismo, pudo significar irse, como el ave que ya p»!/;/Mmó ó emplumeció»; ótauíbién, agregaremos nosotros, salir volando, como la flecha ó dardo, que precisa- mente se empluman para que vuelen. Por eso, cuando uno dice una necedad, decimos también: emplúmenlo; es decir, pónganle plumas, para que pa- .•ezca pavo ú otra ave despreciable.

Empolvar, empolvo:!ar ó empol- vorizar, a. y r.

Empolvillar, a. No existe eu castellano, y en Chile es muy raro. Véase Polvillo, del cual se ha for- mado, y coirijase enlucir.

Empolla, f. Así llama el pueblo á la. ampolla, que los semisabios corri- gen ampoa. La forma empolla existió un tiempo en castellano, como lo vemos en Gonzalo Correas: «Hierro encendido, aunque negro se torna, alza empolla»; y en el Dice, apare- ce todavía como ant. el v. empo- llar: «criar ampolla», ó ampolliir. El empollar nsual significa: «calentar el ave los huevos, poniéndose sobre ellos para sacar ¡xillos. También se di- ce de algunos insectos cuando se avi- van. U. t. c. r. II n. Producir las abe- jas pollo ó cría. II fig. y fam. Meditar ó estudiar un asunto con mucha más detención de la necesaria». Esta acep. la a;^regó el último Dice. En la !.• es sinónimo de incubar, n. y a., y de en- cobar, n. y r.: «echárselas aves y ani- males ovíparos sobre los huevos para empollarlos».

Emporcar, a. y r. Conjúgase em- puerco, empuerque, etc., porque es com- puesto de puerco, y no emporco.

emporcas, como falsamente se lo supusieron al autor de esta obra.

Emporio, m. Xo significa tienda ó almacén bien surtido, sino «lugar don- de concurren para el comercio gentes de diversas naciones». Ya es tiempo de que el Dice, le reconozca también la acep. fig. de-sitio ó ciudad en que florecen las ciencias, las artes, las le- tras, etc., que se usa en todo el mundo.

Emposta, f. Es corrupción de imposta, pei'o no hay igualdad de sig- nificado, porque la emposta chilena (algunos dicen también emposta- do) es el palo ó larguero que, atrave- sado en la parte superior del marco de la puerta, separa ésta de las ventani- llas ó tragaluces. La imposta castellana es: «hilada de sillares algo voladiza, á veces con moldura, sobre la cual va iisentado un arco. || Faja que corre horizontalmente en la fachada de los edificios á la a'tura de los diversos pisos».

Emprestar, a. Aunque usado por los clásicos y en algunas partes de España y de América por el vulgo, está ya anticuado para el Dice, y para las personas cultas, que usan en su lu- gar á prestar, como sus derivados ^^yp"!- tamista ■^préstamo. De los compuestos de em está en pleno uso empréstito, antiguamente empréstame y em-

préstido, y para nuestro pueblo

empréstito.

Empretillar, a. Es forma co- rrupta del ant. emprestillar (an- dar pidiendo prestado), dim. del tam- bién ant. emprestar. «Xo faltará lector malicioso que crea que... el señor Rodríguez haya empretillado en su pieza algunas ideas del Liberal por fuerza de Bretón de los Herreros». (Jotabeche, Teatro de Copiapó).

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Empuñar, a. ;Cóu]o se indica el acto de cerrar la mano para formar ó presentar el puño? Aquí humos dicho y decimos siempre empuñar, lo que nos parece muy propio y exacto, dado el significado de pur¿o (mano cerrada) y de la partícula compositiva en; sin embargo, el Dice, pasó por alto esta acepción, que debería ser la primera, y define: aEinpui'iar, a. Asir por el puño una cosa (con el puño, le corrige Valbuena); como la espada, el bastón, etc.» Segunda acep.: «asir una cosa abarcándola estrechamente con la ma- no». De suerte que sólo cuando se ase una cosa con el puño se puede usar el V. empuñar y cuando se pone la mano en forma de puño. Visto esto, acudamos al v. apuñar; pero tampoco nos saca del paso, porque sólo signifi- ca: «a. asir ó coger algo con la mano, cerrándola; n. apretar la mano para que no se caiga lo que se lleva en ella». Agregúese pues á empuñar la acep. que le falta.

EmityaT!, a. El Dice, sólo admite empujarse, y eso anticuado, «cla- varse con púas». Jincho mejor nos jKirece el a. empujpir, cubi'ir con púas, que emplea Figueroa en sus Mimnes (Je la Compañía de .Jesú», n." XXI: •lEmpvijait los caminos, poniendo las puyas [así se llamaban entonces las jiáas de ahora] de una tercia y mág de largo, en hoyos tapados y disimu- lados por encima con tierra y hojas. en que sucede pisar y pasarse el pie hasta el empeine».

En, prep. Dejemos á Baralt y al P. Mir tratar despacio de los galicismos que se conieten con esta prep., y ha- blemos nosotros de los demás abusos. Lo es, y grande, anteponerla á los par- ticipios cuando forman cláusulas ahsn-

lutas: «Todo quedará en nada, y en llegadas las elecciones, haremos lo qm- gusten», se le escapó áJotabeche. «En terminada la faena, iremos á cenar». Jamás ha sido castellano ese en, ni lo será: es solamente un mal remedo del que se usa con el gerundio: i-En po- niendo el general los pies en la playa, dispara la artillei'ía». (Dice.) i.En to- pando con la paz, no la dejes de la mano». (Cáceres, Salmo 33). En estos casos significa: «luego que, de.spués que», añadiendo la prep. al gerundio «una cierta actualidad más ejecuti- va», dice el P. Mir. «Los franceses, concluye, no podrán saborearla exjjre- siva de nuestra prep., pues emplean ai con todos los gerundios ó participios de presente. Razón de más para andar sobre aviso los traductores en el volver unas voces por otras».— Subsiste en Chi- le el uso, anticuado ya, de juntar esta prep. con algunos advs.: enenantes ó

endenantes (véase Denante), en- fuera (véase en su lugar). Así el vulgo dice en otras partes entoavía, enja- más; y así se formaron también lus advs. entonces, enn'mti y el modismo eu pos. En la de nó, corrupción que ha hecho el vulgo chileno de la ex- presión custizíidondenó, más vehemen- te y graciosa que su equivalente si nó, en caso de no ser así. tMandó que, si les mochachos se apartasen de Clemente, los dejasen libres; y donde nú, que los matasen», (Granada, Símbolo, p. II,

r. xxn. § /[';.

Pon tu cuello en la gamella, Verás cómo pongo el mío; Donde «í», desde aquí juio, Por el santo más bendito, De no salir de estas sierras Sino para capuchino.

{Q'tijore, p. i, I-. A7).

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Orellana cciisnia, pero sin ríizón, el uso de en con el v. comprar, diciendo qne debe usarse por. Ambas preposi- ciones han usado los clásicos, y no es de nosotros enmendarles la plana. « Este campo compró Jacob á los hijos de Hemor, padre de Siquén, p/i cuatro- cientas onzas de plata». (Máríjuez, El Gobernador criafidno.p. I, c. XXXIX). Réj^ámen que se explica fácilmente por la relación que guarda este v. con ven- der, que también rige en. Otros enes hay que se usan como complementos y <]ue evidentemente pecan contra el castellano; como el asunto en cues- tión (véase Cuestión), Jos partidos en lucha, siembras en medias (d medias), ri.i/r en España (por España), en defecto (véase Defec- to), en el día (véase Día), enserio

(seriamente), en todO, denotando suma ó total (por iodo). Con el s. modo se usan indistintamente en y de: «Eso no consentiré yo en ninijún modo». (Cervantes). «Que no hiciese muda- miento de su casa en modo ninr/nno». (Id.) En ambos casos se liabria podido usar de, y tal es la tendencia moderna. «Entabla Baralt la disputa, si se puede decir casa en renta, caballo en ■venta, ó si deberá decirse Está la casa de venta, el caballo de renta. Mirando al v. poner, ciertamente podremos de- cir con Pero Sánchez y Aveiid;iño: iwner en ventn y almoneda aíjuel la per- sona divina; poner los dioses en almo- neda. Pero, si atendemos al v. estar, ora le veremos con de, ora con en: cuando lleva de, como estar de camino, estar de caza, estar de gobernador, estar de prisa, denota la propiedad y dispo- sición significada por el nombre; cuan- do rige en, demuestra la actual acción corie.-pnndiei.teal nombre. Pegiui esto.

estar de renta un caballo significa ser idóneo para venderse; estar en venta el caballo, manifiesta estar ya puesto en venta, así como cuando decimos estar en misa, estar en casa, estar en público, usamos frases expresivas de acción y presencia actual. Capmany no quiso admitir la notable diferencia entre estar de venta y estar en venta, realza- da por Baralt con buen acuerdo>. (Padre Mir). *JíuJer en renta, ó p. ó enamorada», dijo en sus refranes el Comendador Griego. Mucho usaron los clásicos la prep. en con el v. hablar, y aun con tratar y algiín otro; lo cual está ahora anticuado. «.Habló Don Quijote con tanta discreción en todas las materias... En el discurso de su plá- tica vinieron á tratar en esto que lla- man razón de Estado». (Cervantes). No podemos resistir al deseo de trans- cribir el siguiente útilísimo párrafo del P. Mir: «La dignidad del romance pide nos detengamos en el uso actual de nuestra partícula, muy maltratada por los galiparleros. El estilo francés no se recata, ó por mejor decir, hace gala de emplear la prep. en seguida de un posesivo y luego de un s., como si la expresión tuviera sentido indepen- diente y total de por sí. La traza fran- cesa imitan los de la galiparla española que dicen: En SU afán defif/nrar, no reparaba en gastos; en SU dolor, se abstenía de come/-; en mi deseo '/« mando,yono qué hacer; en tU cala- midad, ^'/¿wsff/o bien; en nuestra desgracia, nos paseamos sin i/iisto; en tu felicidad envidiable, duerme (i buen reposo. La incorrección consiste en varias mancillas. La pi'imera, en dar á la partícula en un sentido no inteligible por figurado; mns de tal ligiirii, que, si no se presupone otra pa-

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labra omitida, nadie sabia (jué sigui- ficado tiene. Tja segunda es el andar ik'.itrabada y de por si la oración, sin V. ni acción que la determine. Porqne ¿qué significan en xu dolor, ph su afán (le /¡gurar, en mi deseo de mando, en niiesíni desgracia.' No lo sabemos, ya que la partícula en no depende del v. vecino, ni podrá depender, so pena de hacerse aun más ininteligible. La ter- ceia, el v. que podia suplirse es tan vario en cada expresión, que no acier- ta el lector fácilmente á adivinarle. Así la expresión en ni' afán de figurar po- drá hacer estos sentidos: puesto en su afán de figurar, enijieñado en su afán de figurar, confirmado en su afán de figurar, ensayado, adiestrado, bien fun- dado, mal fundado, siendo novicio en su afiín de figurar, ocupado, variando, dudando, desconcertado, inquieto, tur- bado, vacila-ite en su afán de figurar, etc.; con lapu'ticular advertencia que cada gerundio ó participio lleva la ora- ción á sentido diferente. Lo cuarto, concedamos que el francés dans con- siente esa forma de construcción ; pero al castellano en no le es propia, ni en 1 )•■ clásic )S se halla semejante giro. Por estas razones bastantísimas queda pro- bi la la incorrección. El romance true- ca la forma en su afán por afanoso; en su dolor, por dolorido ó sentido; en mi dése), por deseoso ijo; en fu calamidad, por á vista de tu calamidml; en nuestra d-'sjracia, por agobiados por la desgra- cii; en tu felicidad, por en medio de tu felicidad, ó por otras maneras que, sean las que se fueren, tendrán más gracia y propiedad que la de la en afrancesada. Aunque el romance no sea enemigo de expresiones elípticas, pero quiérelas ordenadas, razonables, inteligibles, ]inntualmente construidas». Dice. cleCliiI.,t. II,

Enagua, f. El Dice, y toda la gente ilustrada lo usan solamente en pl. (enaguas), aunque su etimología es la voz haitiana nagiia. En casi toda la América Latina lo usan en singular las personas poco ilustradas, y asimis- mo en Madrid, segiin Orellana: «La enagua, una enagua, es muy madrileño, pero no es castellano)). Así lo usaron también Calderón, Morete, Fernán Caballero y Valera, como pue- de verse en Cuervo. El vulgo iletrado dice en Chile nagua, como en su origen, y el Dice, autoriza también esta forma, pero en pl. (naguas), que usaron algunos clásicos.

Enaguillas, f. pl. «Vestidura de bayeta negra, á modo de saya, de que usaban los hombres en los lutos mayo- res: como de reyes, padres, etc., y cu- brían desde la cintura hasta los pies. Las usaban también los trompeteros de las procesiones de semana santa)). Asi el Dice. Algunos han llamado enaguillas lo que el mismo Dice. Wa- ma paítete: «enaguillas ó paño ceñido que ponen á las imágenes de Cristo desnudo en la cruzn: y otros, tonelete (falda corta que sólo cubre hasta las rodillas). Asi podrá llamarse cuando en realidad tenga esa forma, como sucede en algunas esculturas anti- guas.

Enaltar, a. Véase Altar y díga- se enhestar ó inhestar, levantar, sul/ir, poner ó hacer más alta una cosa. No se confunda con enaltecer, que es igual á ensalzar.

Enamoriscarse, r. Desde Méji- co para el 8ur se oye este v. como si fuera derivado de morisco, cuando es el simple diminutivo de enamorarse. Por consiguiente, su forma es enamo- ricarse y significa: «prendarse leve-

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mente y siu grande empeño, de una persona».

Enancado, da, adj. No existe y dígase d aiiciis, á las ancas, en las an- cas, á la grupa; pero ¡cuidado con dar á la frase algún giro ambiguo que pueda significar que la persona va en ancas de otra y de una caballería! En Méjico, según García Icazbalceta, usan también el v. enancarse, que no hemos oído en Chile.

Enarbolar, a. «Levantar en alto estandarte, bandera ú otra cosa seme- jante». Es compuesto de árbol y no se confunda con enherbolar, compuesto de hierba: inficionar, poner veneno en una cosa.

Encabezar, a. Xo significa hacer uno cabeza, acaudillar, cmAianear , sar- gentear, dirigir ó presidir un partido, bmdo ó cusa análoga, «iíalió al fin la procesión, haciendo cabeza de ella un hombre descalzo». (Pereda, Jlis re- cuerdos). Así se usa en Chile, Méjico, Colombia, Ecuador, y seguramente en el resto de la América Latina. La acep. no está mal aplicada y bien puede aceptarla el Dice. Por lo menos, de- fi^-ndala allá D. Marcelino Menéndez y Pehiyo, que la usó en su Antología da poetas líricos castellanos (t. XIII, pig. 382): «No es raro el caso de en- cabezar las revoluciones literarias, y aun de sacarlas triunfantes, hombres que distan mucho del genio».

Encabrestar, a. y r. Encabes- trar, porque es compuesto de cabestro. En algunas provincias del Sur le dan el significado de encobrar.

Encacharse, r. Inclinar la cabe- za el anima! vacuno para acometer. Fig. y fam., especia! mente tratándose de los niños, amorrar o amorrarse, es decir: «bajar la cabeza, obstinándose

en no liablur». 8i el chileno enca- charse viene de cacho, cosa que no tienen los niños, el castizo amorrar viene de morra, parte superior y re- donda de la cabeza. No es posible pues discutir sobre cuál es más propio. Hay un encachar castizo y a. que sig- nifica: revestir de piedra ú hormigón el cauce de una corriente de agua en- tre los estribos ó las pilas de un puen- te ó alcantarillado; y anticuado, enca- jar, empotrar.

Encajero, m. El Dice, sólo admi- te enc((jera, i.: «la que tiene por oficio hacer ó componer encajesji, pero la señora Pardo Bazán usa también el ra., que seguramente existirá en la vi- da real lo mismo que el modistO.

Ex( AJONAESE, r. Lo usamos aquí hablando de los ríos ó arroyos que corren por una parte angosta. El Dice. de los Pseudoliteratos le da esta acep- ción, pero el de la Academia, que da como v. propio para esta idea aho- cinarse: «correr los ríos entre valles y sierras por angosturas ó quebradas estrechas y profundas». En El sabor de la íierrwa, de Pereda, hallamos dos veces á encajonarse: «Refrescaba [los pies] en el caudal, siempre abundante y cristalino, de una fuente que á su sombra nacía, y que el ingenio campe- sino había encajonado en tres grandes lastras», (n." I). «Todo este conjunto de actores y espectadores parecía em- bravecido torrente encajonado de pronto entre recios é insuperables muros». (n.° XXIII). En un informe de Fr. Fernando Espino sobre los indios Xi- cacjues (de Méjico) pasado al rey de España en 1674, también leemos: «Va el río encaxonado entre peñascos muy altos». El B. Diego de Cádiz, en carta de 16 de Abril de 1779, decía tnm-

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biéu: a Por medio de él [un campo] á lo largo vuuía como enmjnnado un río crecidísimo». Bastan estas citas para convencer á cualquiera de que debe darse á este v., como fig., la acep. que estudiamos.

Encalambrarse, r. Meuos usado que acalambrarse. Véase este úl- timo.

Encaletar, a. 3- r. Jleter en cale- ta. Es de uso rarísimo.

Encalillarse, r. Adeudarle, en- di-uiíirse, entramparse. Véase Cali- llas.

Encalvar, n. Está anticuado y y reemplazado por encalvecer, n.: «per- der el pelo; quedar calvo». Distinto de éstos es decalvar, a..-. <i rasurar á una persona todo el cabello en pena de un delito».

ExcALLECEKSK, r. Xo le da el Dice, la acep. tig. que da al adj. encaUecHo, da: amuy habituado al vicio, á los tra- bajos, á la desgracia»; y en realidad, le viene bien y la necesita, como- quiera que en todas partes hay concien- cias y almas que se encallece?! en forma neutra, encallecen), porque se endurecen en el pecado, en el vicio, etc. llucho mejor sería esta acep. que la fr. Criar, hacer ó tener callos, (¡ue apa- rece muy oronda en el Dice: «endu- recerse con la costumbre en los trabajos ó en los vicios».

Encambuchar, a. Meter en cambucho. Véase esta última voz.

Encamotarse, Enamorarse, amartelarse, prenderse. Véase Camo- te.

Encandelillado, m. Acción ó cfLcio de encandelillar, l.^acep.

Encandelillar, a. Coser á la li- gera la orilla de una tela para que no

se deshilaclie. (Véase Huilcar). r. Encandilarse, deslumbi'arse.

E.\X".AXDii-AR,a.« A vi varia lumbre», dice el Dice; en Chile es encenderla. Ve á encmidilar el fueyo, significa aquí hacerlo ó encenderlo.

E.N'CAXTADO (, E^'CANTAR, ENCANTO.

«El V. encantar admite dos aceps., la una literal, la otra ampliada. La literal frisa mucho con fascinar, hechizar, aojar, y consiste en valerse de palaliias y acciones para fingir como real y ver- dadero lo que no lo es: esta acep. per- tenece á la magia, natural ó poética. La acep. ampliada denota lo mismo que embelesar, dejar pasmado, siisj'enso ó absorto d aUjuno. Las mismas signifi- caciones reciben las palabras encanta- dor y encanto. El vocablo encantador ya significa el que hace hechizos me- diante la magia, ya también metafó- ricamente el que embelesa con aparien- cias y engaños; pero además, cuando es adj., se usa en lugar de halaijüeño. La dicción encanto por un igual se acomo- da á las dos aceps. dichas: en sentido propio suena hechizo, efecto y obra ejecutada por el mágico encantador; en sentido fig. vale suspensión, embeleso, pasmo, asombro; así dícese, esto es un encanto, para significar la gracia, do- naire, hermosura de cosa ó persona que causa admiración. Con ser así verdad lo dicho, también lo es que de las voces encantar, encantador y encanto abusan los modernos exuberantemente por su afición á los vocablos franceses char- mer, charmant, charme. La razón del abuso está en igualar las palabras es- pañolas á las francesas, con ser de muy distinta significación. Porque las fran- cesas que corresponden á las españolas son, enchanteur, enchanter, enchanle- ment, las cuales no pasan entre los

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franceses por siiióniínas de chaniumf, charmer, charme, como las quieren ha- cer pasar los traductores galicistas. ¿Quién dini que los adjs. hermosísimo, amenísimo, lindo, donairoso, ¡/racioso, bello, se pueden representar por el adj. encantadora Xadio, sino el mal traduc- tor de charmant, puesto que la lengua francesa da el titulo de charmant á lo hermoso, lindo, ameno, etc., arrebate ó nó, embelese ó nó, pasme ó al con- templador; mas no le da nombre de enrhanteur si no lleva tras los sen- tidos. Pues, como las voces encantar, encantador, encanto, posean una acep. metafórica más limitada que las fran- cesas charmer, charmant, charme, de ahí había de resultar que, yendo sobre falso el traducir las unas por las otras, no podía ser sino abusiva la traducción, con menoscabo y afrenta 'de las dic- ciones embelesar, embeleso, hechizar, hechizo, recrear, atraer, arrebatar, pas- mar, entretener, deleitar, agradar, halagar, contentar, deleite, delicia, atrac- tivo, agrado, gracia, donaire, lindeza, lindura, contento, y otras sin número que exprimen con más propiedad lo que charmer, charmant, charme represen- tan. Razón pues tuvo Baralt para mostrarse riguroso contra el empleo tan frecuente de los vocablos encantador, encantar, encanto, de que los galicistas hacen frutilla de refrescabocas para expresar las pasmarotadas de los ánimos mujeriles». (Padre Mir). Mediten esta liltima fr. los modernos afrancesados y vean si les conviene ó enmendarse.

Encanutar, a. Encanutar: poner una cosa en figura de cañuto; meterla en él.

Encapacliar, a. Meter en la ca- iíaclia ó fárcel, encerrar. Ilarísimo.

Véase Capacha.

ENCAPILLADO (Cox Lo). « Expr. fam. con que se da á entender que no se tiene ó lleva más ropa que la puesta». Debe suprimírsele la prep. con ó ad- vertir que también se usa sin ella. «No llevo ó no tengo más que lo emapilla- doi>. «Le quitaron ó le robaron todo lo encapillado^).

Encarajlnarse, r. Véase Enco- rajinarse.

Encarcelamiento, m. Dígase encarcelación: acción ó efecto de encar- celar.

Encardarse, r. Llenarse ó cu- brirse de cardos un terreno ó sembrado.

Encargado, m. Término proba- torio del juicio ejecutivo. Es voz del foro chileno nacida del decreto que empieza: uSe encargan alas partes los oclio días de la ley». Ya tendrá que pasar á las voces anticuadas, porque el Código vigente de procedimiento ha reformado esto.

Encargar, a. «Encomendar, poner una cosa al cuidado de uno. Ú. t. c. r. II ant. Instar, estrechar, estimular». No dice más de este v. el Dice. A jui- cio nuestro debe definirse más clara- mente la acep. tan usada de-pedir que se envíe ó traiga de otro lugar una cosa. <r¿Qué me encargas de Europa? Encargué libros por el correo». En- cargar ¡a conciencia (imponer la obliga- ción de conciencia para alguna cosa), figura como fr. en el art. Conciejícia.

Encariñamiento, m. No figura

en el Dice. y ha&ta.con ejtamoramicnto, amorío, cariño, amor, pasión amorosa, etc.

Encarnadura, f. y encarne, m. No son términos de Pintura y Escul- tura como encarnación (color de carne con que se pintan los rostros de las figuras humanas) y encarnado, m. (co-

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lor de carne que se da á las estatuas).

Estarna}!. Es n. y r., aplicado al misterio de la Encarnación: k haber tomado carne humana milagrosamente el Verbo Divinoj). Como r. ts ttg. y significa: «mezclarse, unirse, incorpo- rarse una cosa con otraD. La forma reflexiva de la 1." acep., que una (jue otra vez se halla en los clásicos, se ex- plica, sin duda, por el origen latino, pues en esta lengua el v. es deponente, y por eso decimos en el Credo: Et in- cnriMlm esi, que cualquier bisoño ó mal avisado puede traducir: Y se mcanió. Véase Enfermarse. Es r. en la acep. tig. de «meiclarse, unirse, incorporarse una cosa con otra»; acep. que no debe confundirse con la gali- cana de «representar, figurar, expresar, producir, simbolizar», que le dan ma- lamente los modernos.

EacarpadO, da, adj. Cubierto con carpa. Peco usado. El v. eiicaí'- par no lo hemos oído ni leído nuiíc.i.

En'carpetar, a. «íGuardar papeles en carpetas». (Mejor sería el singular mrpela). Tratándose de solicitudes ú otros escrit'js análogos, es preferible la fr. castiza Jar carpetazo: «en las secre- taríiis, suspender la resolución de al- guna solicitud, no dándole curso».

Encarrujado, m. Véase el si- guiente y digase rizado: acción ó efecto de rizar ó rizarse.

Encarrujarse. Es r. y a. y sig- nifica: «retorcerse, ensortijarse, como sucede en el hilo cuando está muy tor- cido, en el cabello cuando es muy crespo, ó en las hojas de algunas plan- tas y árboles, que naturalmente se retuercen». Xo es, como lo usamos aquí, sinónimo de rizar (hacer en las telas, pa|)el ó cosa semejante doljlece.s me- nudos (|ue forman diversiis figuras).

encañonar, escarolar, alechugar; tron- zar (hacer por vía de adorno en las faldas de los vestidos de las mujeres cierto género de pliegues iguales y muy menudos), el galicano plisar que han inventado en Chile. Cuando el adorno forma celdillas como el pana!, como sucede en algunas tocas de monjas, debe usarse el adj. apanalado, da.

Encartuchar, a. y r. Enrollar en forma de cucurucho. Como en Chile llaman cartucho al cacurucho, no es raro que esta confusión haya produci- do también un v. espurio é inadmisible, por más ([ue Ortúzar lo acoja con toda voluntad.

Encasillado, da, adj. En caste- llano no hay más que el v. encasillar (poner en casillas) y el s. encasillado (conjunto de casillas). Nuestro adj. se traduce: jaquelado, da, (dividido en casas como las del ajedrez) ó ajedreza- do, da ((jue forma cuadros de dos coloi-es, como las casillas ó escaques del tablero de ajedrez).

Encatrado, m. Armazón en figura de catie. En algunos casos equivale al andamio castellano, en otros al tablado, y en otros á una simple armazón cua- drangular, formada de palos hincados en tierra y sobre los cuales se arma con palos ó tablas una superficie plana. En Aragón llaman mcdajaña la «armazón de palos hincados en tierra y enlazados por lo alto con ramas de aliagas, que se emplea cu algunas partes para en- jambrarj».

Excausar, a. Compuesto como es de causa, significa: «formar causa á uno; proceder contra él judicialmente». Tormento de los malos cajistas es el parónimo encauzar, a., conqniesto de rawe, y que significa: «al)rir cauce; encenar o dar dirección por un cauce

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:i cnulijuiera corriente de aguas. Ú. con frecuencia en sentido fig.»

Encerrada, f. Encierro, encerra- dura, encerramiento; fam. encerrona.

Encielado, m. Obra cjne consiste en poner cielo á nna cosa que lo nece- sita, como templo, casa, coche.

Encielar, a. Poner cielo á alguna cosa que lo necesita, como templo, ca- sa, coche.

Encierra, f. Dárnosle en Chile tres aceps.: 1.'» acto de encerrar las reses en el matadero antes de matarlas, y cantidad de reses encerradas con este fin. La encierra que se hizo en el cuadro /í/é de cincuenta vacunos y de cien ovejunos. 2." Potrero ó dehesa que en los fundos de secano se deja de reserva para el invierno. £".</« fundó tiene buenas, encierras. La palabra castiza es invernadero (nó inverna- da, como dicen en Chile): «paraje destinado para que pasten los ganados en el infierno». 3." Acto de encerrar en la era las micses que se han de trillar.

Excierro, m. «Prisión muy estre- cha, y en parte retirada y sola de la cárcel, para que el reo no tenga comu- nicación». Así el Dice. ¿Y el encierro de los colegios? Así se ha llamado en Chile la pieza estrecha que se destina en los colegios para encen-ar en ella al estudiante reo de faltas graves, y así creemos que se llama también donde- quiera que se habla castellano. Refi- riéndose Pereda á este castigo, no emplea la voz encierro sino el v. ence- rrar y luego el s. calabozo, que el Dice, define también como término de pri- siones: «No era de envidiar la situación de! bedel, á quien se encomendaba el peligroso encargo de encerrar en el nú- mero once á los condenados á este cas-

tigo después de la refriega ... En cambio, se la echaba de autoridad inexorable con nosotros, que marchábamos al ca- labozo como borregos al corral». (Es- cenas montañesas. Un marino). Es pues menester dar otra acep. á encierro ó ampliar la que copiamos. Véase Ca- pacha.

ExcniAR, a. No es castiza la acep. que le damos en Chile de-ganar la cima, llegar ó arribar á la cima: en- cimar un cerro, encimar la cordi- llera. En castellano significa: «poner en alto una cosa; ponerla sobre otra. || r. Elevarse, levantarse una cosa á ma- yor altura que otra del mismo género». En Colombia significa, según Cuer- vo, lo mismo que dar encima, dar además, sobre otra cosa. Fuera de los castizos subir, ascender, trepar, véase cómo sabían aprovechar los clásicos las voces más comunes para espresar sus ideas: «Al vencer ¡a cumbre, se des- cubrió un ejército poderoso». Solís Hist. de Méj., IV, 20).

Encimero, m. Piel adobada, y arreglada de manera especial, que se pone para blandura encima de la en- jalma de la caballería. Puede ser una sola ó varias. Encimero, ra, figura en el Dice, como ant.: «que está ó se pone encima»; significado que armo- niza bien con el de este chilenismo. Véase Debajero.

Encingar, a. Cubrir de cinc algún techo.— El s. encintado se usa menos.

ExciXTA, adj. Embarazada. Así escribe esta voz el Dice, y también en cinta. Esta última forma es una mala condescendencia con el uso de los ig- norantes que, no conociendo el origen de la voz, la confunden con cinta, con la cual no sólo nada tiene que ver,

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sino que la excluye enteramente. Des- de San Isidoi-o de Sevilla (siglo VIII), que en sus Et¡molo¡jias (1. X, k'tra I, n." 73) dejó escrito: dlncincla, id est, sine cinctu: quia praecingi fortiter uterus non permittit»; á lo cual añadió en nota la edición de Madrid de 1778: «eaudem vocem uostri usurpante; des- de entonces, por lo menos, se escribió como una sola palabra: encinta, no ce- ñida; y asi la escriben también los que conocen su idioma. «Solicitado el au- xilio de su práctica lo mismo de las humildes encintas que se hospedaban en sótanos y guardillas, que por las ilustres damas que habitaban en sun- tuosos palacios», escribió D. T. Rodrí- guez Rubí del académico y médico D. T. de Corral y Oña. ( Mem. de la Acad., t. V, p. 10). Pon Fermín de la Puente y Apezechea, abogado y académico, traducieudü el c. XI del Eclesiastés, es- cribió también:

Como ignoras por A6 viene El espíritu á los cuerpos, Y en el vientre de la eucinía Se compaginan los huesos...

Y tan evidente es esta etimología, que de encinta formaron los antiguos el v. encintarse, empreñaríe, concebir. Encintóse, tradúcela Hibha Ferra- rieuse el concepii del Génesis (IV, 1), y encintada yo, el concepiáú libro II de los Reyes (XI, b), como puede verse en las notas de Scio. Así también leemos en la Anlolot/ia de poetas liriios es/>a ¡lotes de ileiiéudez y Felayo (t. X 1 1, p. 44): «A quien ninguna tradición acusa de haber encintado una niña en el camino de ¡Santiai/ov. Las últimas palabras parecen estar tomadas de la Crónica General ó de alguna otra an- tigua. Agregúense á esto los otros

compuestos del cincius latino que tene- mos en castellano: procinto, precinta, precintar, precinto, recinto, sucinto, (jue nadie hasta ahora ha escrito en dos palabras. El francés dice enceinte, y el italiano incinta, ambos en una sola pa- labra, derivados también del latín incincta. Después de esto no queda sino proscribir para siempre la loe. en cin- ta en esta acep., dejándola solamente para la otra que le da el Dice: «en sujeción, ó con sujeción», la cual no hemos visto usada sino en la expr. Faldas haldas) en cinta: «en dis- posición y con preparación para hacer una cosa». Concedemos que éste es ci significado fig.; pero el literal ó propio es: recoger las faldas en la cinta ó cin- tura, alzarlas ó arremangarlas, para que el cuerpo quede expedito para ciertos trabajos. Parece que el signifi- cado fig. de esta expr. hizo paralogi- zarse al eruditísimo Cejador (Dice, de Cerr., voz Cinta), pues afirma que la etimología de S. Isidoro no es buena y que incincta significa la dispuesta á. Esto sería como hacer volver los ríos á su origen, porque es pretender que las voces latiuas se interpreten por las aceps. que en su segunda ó tercera evolución han recibido en las lenguas modernas. Para un buen latinista, in- cincta no puede significar sino lo que dijo el santo Doctor hispalense; el concepto de Cejador se habría expre- sado mejor con ¡ormcincta ó accincta. Después de todo esto podemos reírnos do lo que escriinó Covarrubias, quien en achaque de etimología discurre con un criterio menos que infantil. « Estar en cinta (dice) es estar prefi;ula, porque tiene ceñida la criatura. Otros quieren que se haya de decir Estar descinta, en razón de que por el tiempo

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de la preñez la mujer ha de andar floja en el vestido y no metida en pretina». En efecto, descinto es el part. irregular de desceñir; pero mucho mejor expresa la idea imiiirlus, castellanizado encinla, que significa no reñido. En vista de lo alegado y probado pedimos que repita el Dice, lo que dijo en su edición 11.", de 1869, en la cual calificó á en cin- ta de locución impropia, usada por algunos escritores en lugar del adj. en- cinla, y que sólo admita esta última voz con singular y plural, por más que el pl. cause, á juicio de Cuervo, «no- table estrañeza». Nó, señor Cuervo: no seamos tímidos cuando estamos en plena posesión de la verdad; de otra suerte no se reformaría ningún error. Ejemplo nos dan los galicistas y demás prevaricadores del castellano, que sin temor ni escrúpulo arremeten á cada paso contra la propiedad y el buen uso de las voces. Imitemos mejor al aca- démico, que en nombre de un medico habló en plena Academia de las «humildes enrinfasr>, y al otro, abo- gado y poeta, que habló de la mis- ma suerte.

Encintado, m. Formado del v. encinfar, adornar, engalanar con cin- tas, significa en Chile la tarjeta, estam- pa ú otro objeto que se da como recuerdo de un bautizo, matrimonio, etc.; y se llama así porque lleva pen- diente de nna rinfa alguna moneda, medalla úiotro objeto parecido, ó por lo menos, lazos ú adornos hechos de cinta. ' El nombre castizo es estrena, quese usa t. en pl. Véanse Cinco y Chiche.

EycOBiiAR, n. Chilenismo bien ori- ginal, ingenioso y digno de figurar en el Dice. Significa; enrollar el lazo en un árbol, tronco, piedra, etc., para su- jetar con más facilidad al animal

enlazado con el otro extremo del lazo. A veces no hay tiempo ó necesidad de enrollar el lazo y simplemente se apoya en un árbol, tronco, pared, etc. Vea- mos ahora su etimología. Según nues- tro ¡larecer, es la fr. castiza Ponerse uno en cobro: acogerse, refugiarse adon- de pueda estar con seguridad. Al ver los amos españoles que el animal enla- zado vencía en fuerzas y arrastraba al criado ó peón, era natural que le gri- taran: Ponte en cobro, Fulano; ó más breve, como es el lenguaje en esos ca- sos: ;En cobro, en cobro.' es decir, ponte en seguridad, defiéndete,sálvate; y el araucano ó mestizo inteligente comprendía en el acto que debía bus- car un punto de apoyo para el lazo. El complemento en cobro quedaba reso- nando cu sus oídos, se le grababa más por la ocasión tan peligrosa en que fué pronunciado y, al usarlo por segunda vez, lo ascendió á la dignidad de v. Tan en gracia le cayó y tal fué la im- portancia que tuvo para él. El proce- dimiento no puede ser más natural, como que en castellano tenemos mu- chísimos verbos formados también de complementos: pordiosear, persir/nar, prorratear, posterr/ar (del latín posf fergum), decorar, (aprender de coro ó de memoria), apropositar (usado por Tirso de Molina), extralimitarse, etc., y otros parecidos, como menos- preciar, i/st/frucluar, legislar, reivin- dicar, malparir. En confirmación de nuestra etimología, léase este pasaje del Padre Sigüenza: «Yendo por el campo [un religioso Jerónimo que no })odía ver lástimas], saltó una liebre, llevaban allí unos galgos, corrieron tras ella, en tanto estaba diciendo el santo: Dios te encobre, Dios teencohrej). (C'rón., 1. IV, c. XLl). Este v. enco-

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brar, que no aparece en el Dice, ni puede confundirse con encubrir, está formado, indudablemente, como el nuestro y coincide con él en el signi- ficado etimológico: poner en cobro, en salvo. Lo único que ha hecbo el chileno ha sido restringir á una sola acción el modo de ponerse en cobro, y por eso, olvidando ó ignorando el va- lor etimológico del v., no lo ha hecho a. ni r., como debía, sino n. ó intran- sitivo. Yo encobro significa pues en Chile: Yo, después de enlazar un ani- mal, que ha de tirar cou gran fuerza para escaparse, enrollo ó afirmo el lazo en un árbol, poste, pilar, tronco, etc., para librarme de que me arrastre: asi me pongo en cobro. (Para encobrar bien, es decir, con firmeza y sin peli- gro de rebanarse los dedos, conviene cargar la punta del lazo sobre la la- zada). Tan clara y racional nos parece esta etimología, que no admitimos otras, aunque externamente parezcan aceptables; por ejemplo, derivar el v. del s. cobra (soga ó coyunda para uncir bueyes) ó de la serpiente llamada co- bra, por cuanto el lazo enrollado en un árbol semeja una culebra eu esa misma forma. Lástima que estas cobras sean tan desconocidas para el pueblo, que todavía no trae las segundas ni el úl- timo Dice. Cuanto á la admisión de nuestro encobrar, la pedimos instan- ler, iníttmüius et instantissime, pues se usa en las provincias principales de Chile, las del Centro, y expresii una idea desconocida en España que no podría declararse con otro v. Véanse Atrincar en nuestro A[)én- dice, Embramar y Encabrestar. En'COCohau, a. y \i. t. c. r. .'dignifi- ca: «fastidiar, molestar con exceso», y eiiijaUarxe (poneríse erguido y

Dice. deChil.,t. II.

arrogante), como creen algunos chile- nos que lo suponen compuesto de COCOroco, cuando lo es de cócora (persona molesta é impertinente en demasía).

Encolado, adj. Como participio del V. encolar (pegar con cola una cosa), nada tenemos que observarle. En Chile se usa como adj. calificativo de futre, y es común oír: futre en- colado, á cuartUlo el atado. 8e le dice encolado, porque anda lustroso y brillante como si se hubiera untad^^ cou cola (el gomoSO español) y por- que usa colero. El agregado: á cuar- tillo el atado, es toda una sátira, que dice que el atado (de cigarros ó de ropa) del futre apenas vale un cuar- tillo. (Véase Futre). En Méjico se usa encolado como s. m.: «elegante cursi muy acicalado». (García Icaz- balceta).

ExcoLiGUADü, m. Obra hecha de colihues unidos unos con otros en for- ma de zarzo, que se usa para cubrir interiormente los techos de los edifi- cios. Ya poco se usa, porque el colihue va escaseando en Chile y también por- que no ha dado buen resultado para este objeto. Acción ó efecto de enco- liguar. Eu ambas aceps. puede admi- tirse. Véase Cólihuí;.

ExcoiJGUAR, a. Cubrir un techo ó cosa parecida cou colihues, unidos unos con otros en forma de zarzo. Véase el anterior.

ExcüMKNDAR, a. Por lo menos co- mo anticuada debería figurar en el Dice, la acep. de-dar indios en enco- mienda, tan usada en España y Améri- ca en tiempo de la colonia. Era lo (¡ue se daba á los encomenderos. ;I)eLe decirse: «Me encomiendo á las oracio- nes de Ud. 6 en las oracii)ii('« de IM.)'!-

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El P. Sigüenza usa en: «Dióles gana de verle y encomendarse en sus ova- ciones... Lo primero que hacían era encomendarse en sus oraciones... Aun viviendo se encomendaban en él los que se veían en algún peligro». (Crón., p. II, 1. IV, c. III). Asimismo el B. Avila, aunque una vez usa con: «Lo que á V. S. suplico es ...que con sus oraciones y sacrificios lo encomwi- de al Señor». (Carta á I). P. Guerre- ro). Santa Teresa y el B. Cádiz usan siempre en. El complemento con en significa en este caso el objeto en que se apoya, descansa ó confía el que se encomienda; como cuando dijo Cristo en la cruz: i.En tus manos encomiendo mi espíritu». Así dijo también el B. Avila: «La salud de éstos [los es- cogidos] nos encomendó El en nuestras manos»; es decir, puso, confió, depo- sitó, colocó, entregó. Omitiendo el da- tivo de persona Dios, á alaría, etc.), no disuena el complemento de cosa con á: Me encomiendo d las oraciones de Ud.; esto es, encargo ó recomiendo mi persona á las oraciones de Ud. Por eso el mismo B. Avila dijo también: «Vmd. me encomiende á su misericor- dia [la del Señor]». Sin embargo, en es la prep. más usada por los clásicos; y aun la usa Isabel la Católica en car- tas que escribió á su confesor Fray Hernando de Talavera: <i.EncomiÉndo- me en vuestras oraciones... Enconné?i- dome otra y muchas veces en vuestras oraciones». Ni la Academia ni Salva estudian este régimen; y, lo que es peor. Salva lo confunde con el uso del V. como r. : « Encomendarse á Dios. Antiguamente decían en Dios ó en sus oraciones, lo que aun conservan algu- nas provincias. Kn la oración á Diosn. Esto último es lo (|U(' da él como co-

rrecto. Digamos pues así con el r. en- comendarse y con el a. encomendar.

Encomienda, f. Bien que el Dice. le da el significado general de encargo y cosa encaryada, nosotros hemos abu- sado al hacerlo sinónimo de hulfo, pa- quete, etc.

Encomioso, sa, adj. Encomiás- tiso, ca. Véase ElOg'iOSO.

Encompadrar, n. fam. «Contraer compadrazgo, y, por extensión, fami- liarizarse, ser muy amigos». Así lo trae el Dice, como n. únicamente, y como r., cual lo usó malamente .lotabeche: «De consiguiente, en- compadrarse con ellos, se tenía por el gran honor de aquel entonces». (Quien te vio y quien te ve). No es conforme con la (rramática la última frase de la definición: «ser muy ami- gos», porque, faltando el sujeto, el predicado ctmigos queda en el aire y sin punto de apoyo.

Encontrado, da, adj. part. de en- contrar. «Puesto en frente», lo inter- preta el Dice, conforme á la etimolo- gía en contra, pues contra significa también «enfrente». En lo material, casas encontradas, puertas encontradas, son las que están frente á frente; es- quinas encontradas, las que, como tales esquinas, están enfrente una de otra, es decir, diagonalmente. Encon- trado en esta acep. equivale al adj. frontero ó fronterizo. En lo fig., opi- nión encontrada, parecer ó dictamen encontrado, son los que discuerdan uno de otro ó son contrarios entre sí. «Su- cedió también que los franceses, nación tan encontrada con los españoles, dio- ron un asalto». (Sigüenza, Crónica, p. III, 1. II, c. X).

Encontrar, a. «Alguna disculpa tiene el que catalanes, valencianos y

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malloniuiues apeuiis den con la pro- piedad del V. hallar cuando hablan o escriben, comoquiera que los verbos inanosciidos por ellos en su len<rua les son uiits bien reclamo para el empleo de encontrar; pero.que los castellanos Lchen por alto un v. tan calificado y español como hallar, y digan los caste- llanos: Fití á encontrarle y le dije h que me ¡msaha; La ocasión se en- contró í»('y/"o«/o,- Encuentro y/'f esto es bueno; Encuentro l>ien que siffa,s la carrera de leyes; Kv encuen- tro palabras con que eupresarme;

¿Cómo se encuentra usted? ¿Cómo encuentra usted el dia? ¿En- cuentra usted justo que se trate asi á esos infelices? Se encuentra fon bien conmiyo como mal con su secreta- rio; Encontré de menos seis pañue- los al reyistrar mi cofre; Le busqué y no le encontré; Por más diligencias que hice, no pude encontrar rl libro; que con tanta impropiedad barajen encontrar con hallar los castellanos y andaluces, cual suelen los catalanes, no tiene razonable excusa, es atrojie- llar la tradición, pisar las obligaciones de familia, pasar con irreverencia las marcas de la autoridad ... El v. hallar tiene cabida donde haya intención de buscar, ó cuando intervenga designio de inquirir, diligencia, examen, previ- sión con voluntad de dar con la per- sona ó cosa de que se trata. Por el contrario, no es liallar sino encontrar, el concurrir casualmente dos en un lugar, asunto ó dictamen, ya opinen diversamente, ya congenien en la con- dición, porque en ambos casos conser- va el V. encontrar su índole propia de fortuita concurrencia, de indeliberada conformidad, de no procuriido encuen- tro. Para más fácil inteligencia de este

V.. malo de definir, dividamos en tres sus formas: encontrarse con, encontrar- se, encontrar. La forma encontrarse con ó encontrar con equivale al v. ha- llar. Esta significación de hallar no tanto se debe al v. encontrar, cuanto á la prep. co7i, no de otra suerte que dar con una cosa es Judiarla, en virtud de la partícula con y del mismo v. dar: caso único, en que encontrar se iguala con hallar, ¡xir la especial fuer- za contenida en la prep. Así lo quisie- ron ó lo entendieron los clásicos ... El reflexivo encontrarse parece admitir dos aceps.: la una, de reñir ó repuynar entre dos pereonas ó cosas; la otra, de verse dos sin buscarse... La tercera forma es encontrar. Las locuciones clásicas le dan el sentido genérico de encuentro fortuito y no deliberado: al revés de hallar, que presupone inten- ción ó diligencia en el procurar la cosa, siquiera con el razonable discur- so. El V. topar exprime bien el valor de encontrar, al cual va siempre vin- culada una acción acaecida sin volun- tad de nuestra parte y sin actual in- tención. Al pasar por la plaza he ENCONTRADO vnfí jrrocestón; A dos leyuas de Madrid encontré el parte. Nadie diría que halló una procesión ó el parte, á no querer dar á entender que los andaba ó iba buscando . . . Más bárbaro es aún el encontrar por juzgar, estimar, ser de parecer, porque estos verbos señalan lo que se fialla en el ánimo {X)r medio del discur.so; que por eso decían hallar los clásicos, al revés del encontrar moderno, que no hace sentido alguno» (el trouver francés). Así el P. Mir, copiado de la manera más compendiosa y clara. ,:Se conseguirá alguna vez que se dis- tingan entre estos verbos y se usen

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en su verdadero y propio significado? Por más que el vulgo indocto y algu- nas personas ilustradas los confundan, el escritor atildado y amante de su lengua debe trabajar por diferenciar- los. Basta mirar la etimología de en- eoiitrar ( en-coníra ^enfrente) y cote- jarlo con sus derivados enrucuíro, en- contrón, encontrado, encontradizo, para ver cuánto difiere de hnUar. Mucho tememos que la // de éste, que para tantos chilenos es y y que les hace confundir este v. con las formas hai/n, hai/as, de haber, sea un inconveniente para su legítimo uso; pero, antes que la pronunciación, está la propiedad ó recto significado de las voces. Por luiestra parte, alguna vez hemos caído en este error, engañados por la confusión (|ue de arabos verbos hace el Dice, nos retractamos y desdecimos y queremos que cada uno se use en el sentido que de justicia le corres- ponde.

EscoxTiióN. Aument. bien forma- do de encuentro. Tanto en el sentido propio como en el fig. lo usamos por encimitro ó choque fuerte. «Me di un encontrón con Fulano», quiere decir que mi cuerpo chocó con el suyo. «Tuve un encontrón con Mengano»: dispute ó discutí acremente con él. Es la fr. fig. Estrellarse uno con otro: «contradecirle oponiéndosele abierta- mente y con descomedimiento». Por todo esto no nos agrada la definición áe encontrón queda el Dice: «golpe cjue da uno á otro con el codo ó con el hombro, ó el que se da una cosa con otra cuando van impelidas». No hay para qué mencionar el codo ni el Jiombro.

Encopado, da, adj. Bebido, ebri/i, borracho, porque se ha echado al cuer-

po muchas ropas do licor. Es chilenií-- mo bastante usado. El v. eilGOpar y encoparse poco se oye. Encopetado, da, adj. fig. «Que

presumo demasiado de sí», dice el Dice. En Chile se usa -^ov-copetudo, persona ó gente de copete.

Encorajinarse, r. Enredarse un negocio que iba bien; echarse á perder, malearse. Encolerizarse. En castella- no es encorajar, compuesto de coraje; como a. es: «dar valor, ánimo y cora- je»; y como r.: «encenderse en coraje ó encolerizarse mucho». Algunos lo estropean más aún, diciendo enca- rajinarse.

Encordia, f. Corrupción de in- cordio, m.: tumor más ó menos grande de ciertas glándulas, especialmente de las inguinales. Llámase también bubón, buhas, f. pl., y caballo. Adenitis es más genérico.

Encorozado, m. Acción y efec- to de encorozar. Muy usado en Chile, y asimismo en Méjico, según García Icazbalceta, donde también di- cen alcorozado. Afirmáoste mismo autor que en Andalucía oyó llamar alcauta al hueco que queda en los extremos de las vigas: voz que tampo- co figura en el Dice.

Encorozar, a. y n. Muy usado entre los albañiles chilenos en estas dos aceps.: rellenar con barro el espa- cio que queda entre las puntas de las vigas sobre la pared ó muro; engrosar una pared ó muro hasta igualar toda la superficie, ó simplemente empare- jarla por estar deteriorada á trechos. En ninguna de las dos aceps. le cono- cemos equivalente castizo, aunque al- gunos españoles nos han dado para la I.'' el V. entreviyar, que no aparece en el Dice,

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EnCOrselar, a. y ú. m. en el pavt. Poner ó vestir el corsé. «Ninjíiina mu- jer encorselada podría hacer el her- moso <¡;esto con (jue aparece la casta Su- sana en el famoso cuadro de Hanner». (La Unión, diario de Concepción). U. t. en España, como se ve en este pasaje: «Esas aristocráticas quintas de recreo que á la salida de las gran- des ciudades se elevan entre pulidos y, por decirlo así, encorselados jardi- nes». (Juan F. Muñoz Pabón, Cuadro (le Navidad). La formación de esta voz no es buena, porque, siendo derivada del francés corsí^, debería ser encor- setar, como rorseteria y rorselem. Encorselar parece que se ha conta- minado con el castellano corcel.

Encostalar a. No aparece en el Dice, y debemos traducirlo por enco- rachar (meter y acomodar en la cora- cha el género que se ha de conducir en ella), ya que el costal chileno es la coracha castellana. También pueden emplearse, aunque son más genéricos, encorar (encerrar y meter una cosa dentro de un cuero) y ensacar (meter algo en un saco).

Encrespado, m. No aparece en el Dice, el cual nos da en su lugar á ri- zado, enrizamienlo y encrespadura. Encrespamicnto es otra cosa: «efecto de erizarse el cabello por susto ó mie- do». En el clásico Malón de Chaide hallamos á encrespado como s., tal co- mo nosotros lo usamos: «Por la cinta de oro y piedra-s, las ceñirá con una soga de esparto, y por los rizos y e?i- crespados, y por el cabello encarrujado con hierros calientes, las hará calvas». (Convers. de la Magdalena, p. 1 1, c. X).

Encruquillarse, r. Endurarse (ponerse en cuclillas), dice Valbuena; la Aca<leraia, acuclillarse, mucho me-

jor formado. Hs cierta manera de sen- tarse de suerte (]ue las posaderas descansen en los calcañares; úsanla principalmente las mujeres. «Enseñá- bales [el santo Arzobispo de (¡ranada, Fr. Hernando de Tala vera, á los ino- res]...que no estuviesen en cuclillas arrimados á las pai'edes como mujeres, hábito y postura de gente miserable y flaca». (Sigüenza, Crónica, p. III, 1. II, c. XXXIV). Según Covarrubias se dijo en cuclillas por parecerse, el que está en esa postura, á la gallina cuando empolla, que se llama clueca; de aquí, por desprecio, cluequilla ó cmiilla.

Encuadernación, f. Fáltale en el Dice, la acepción de-taller ú oficina del encuadernador, que se le da en todas partes donde se habla caste- llano.

Encuadrar, a. y n. Meter en cua- dro ó marco, tanto en sentido propio como fig. Casi no hay autor moderno que no lo use en España y América, y como está bien formado, no hay por qué desecharlo. Para que la R. Aca- demia lo acepte, le citaremos solamen- te tres autoridades de su propia casa. «Ceder, resistir, modificar el uso, en- cuadrándolo en el inflexible marco del espíritu del idioma». (León Galindo y de Vera, Disc. de recep. en la Acade- mia, 1870). «Relucía su atezado ros- tro, encuadrado entre las patillas». (Pereda, Sotileza, VII). «El cuadro es... por extremo desmesuradamente grande; pero también encuadra algo de más humano y subjetivo». (.Tulio Cejadoi-, Chocano y los demás poelas jóvenes de América).

Encuartelar, a. y r. Acuarlelar.- «poner la tropa en cuarteles». Mejor habría sido: «en cuartel ó cuarteles».

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Encuentro, m. Tratándose de uves, lisiise inidaineiite por mu sin. La verdadera acep. es eu pl. (encuentros) y significa otra presa: «en las aves, })arte del ala, pegada á los pechos, des- de donde empieza ésta». Téngase también presente esta otra acep. pl., (jue también adulteramos un tanto: «en los cuadrúpedos mayores, puntas de las espaldillas, que por delante se unen al cuello».

Encuerar. Encorar, a.: «cubrir con cuero una cosa; encerrar y meter una cosa dentro de un cuero; hacer que las llagas críen cuero. || n. y r. Criar cuero las llagas». Conjúgase mi- cuero, encueras, como consolar.

Encuevar. Encovar, a. y r.: «me- ter ó encerrar una cosa en una cueva ó hueco. II fig. Guardar,encerrar, con- tener. II fig. Encerrar, obligar á uno á ocultarse. Ü. t. c. r.» Conjúgase irre- gularmente como consolar. No se confunda con eneohar, n. reg.: «echar- se las aves y animales ovíparos sobre los huevos para empollarlos». Es la forma castellana del latín inrubare, que modernamente se ha traducido por incubar, que se usa t. c. a.

Encliapado, m. Chapería: ador- no hecho de muchas chapas. Acción ó efecto de enchapar.

Enchapar, a. Chapear: cubrir, guarnecer ó adornar con chapas. Tam- bién chapar significa «cubrir con chapas», pero el Dice, lo nota de an/. Enchapar es de uso corriente en Chile y asimismo en España. «En las [pare- des] de la sala había tres estampas... con sus marcos enchapados de caoba». (Pereda, SoHleza, IV); por eso haría bien el Dice, en admitirlo.

Enchauchado, da, adj. Que tiene muchas chauchas. El adine-

rado, da, castellano, ó dineroso, sa. El chilenismo no es de mucho uso y sólo una vez lo hemos leído en la jjrenso.

Enchepicar, a. y r. Cubrir de chépica un suelo. No es de mucho uso. «Su paseo público... podrá riva- lizar con los mejores de Chile si con- serva su piso enchepicado y sus rosales». (Jotabeche, Vallenar ij Co- piapó).

Enchicharse, r. Beber chicha uno hasta perder el gusto y sabor de ella y no distinguirla de los demás lí- quidos, ó hasta que el estómago, de puro harto, la rechaza. «No le des más, porque está enchichado». Se usa mucho entre el pueblo.

Enchipadura, f. Acción ó efecto de enchipar. No es muy usado.

Enchipar, a. Es raro su uso en Chile; por eso copiaremos lo que escri- bió Juan de Arona para el Perú, don- de es de uso corriente este v. «En las haciendas del valle de Cañete se desig- na con este v. español-peruano, for- mado sobre la voz quichua chipa, el acto de cubrir y forrar con paja, para la exportación, el pan de azúcar. Con- cluido el envoltorio, se ata traiisver- salmente con Vas, huasquiUas ó trenzas de totora, tejidas en la misma hacien- da por las mujeres. Esta operación es la que se conoce con el exclusivo nom- bre de enchipar. Chipa en quichua quiere decir lío, fardo, envoltorio, se- gún Tschudi; según Markham, alica- tes, gag, que en inglés equivale á mordaza: y según Torres Rubio, la mordaza ó tornillo para apretar. lia paja que se emplea para enchipar no es sino la misma que queda en la pampa (en el campo) después de cor- lada (recolectada) la caña; y así esta

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planta, eminentemente noble, da su jugo sacarino á las oficinas de crista- lización, su bagazo á los hornos como combustible, su cogollo ó punta, que, por ser enteramente acuoso, casi no contiene azúcar, á los animales como pasto; y, por liltimo, su paja, no sólo como combustible también, alternada con el bagazo, sino como vestido ó traje para el pan que ella misma ha producido». La voz chipa se usa toda- vía en las provincias de Tacna y Arica para designar un envoltorio de totora ó de otras yerbas en que se llevan ma- riscos, frutas, etc., y aparece en los diccionarios quichua y aimará. Este último aspira la primera sílaba (chhi- pa), y de aquí se formó el v. chhipa?u\ atar cestos para cargar.

Enchispar, a. y ü. m. c. r. For- mado de chispa, lo usa el pueblo en dos aceps. bien distintas; achispar, achis- parse, y encolerizarse (echar chis- pas).

Enchuecar, y menos usado en- chullecar, a. Vulgarismos cliilenos formados de chueco y chulleco. Dígase encorvar (doblar y torcer una cosa poniéndola corva), torcer (doblar, encorvar, poner oblicua una cosa que está recta), empandar (torcer ó doblar una cosa, especialmente hacia el medio, dejándola panda), eniorlar, a. y r. (poner tuerto lo que estaba derecho), hornearse (torcerse la madera, hacer combas). Véase Achiguar.

Ende, adv. Anticuado lo declara el Dice, en todas sus aceps., y aun en el modismo por ende (por tanto). Esto liltimo no es exacto, pues casi todos los autores modernos en España y América usan sin escrúpulo y con su- ma propiedad, mal que le pese al P. Mir, (|U(' condena esta voz por lati-

na, como si el castellano casi todo en- tero no estuviera formado de aquella lengua. Siguiendo nt)Sotros, por el con- trario, á Clemencín y á Baralt, decla- raríamos benemérito de la lengua es- pañola al que restableciera el ende (inde latino), por lo menos en esta liltima acep. El vulgo chileno usa un ende que, mils que corrupción del ant. dende, lo es de desde-. Ende qm te vi te quise; Ende aquí: desde aquí. Es el mismo significado del an- ticuado dende, como se usó en el siglo XVI. En la forma endey que es corrupción de dende ahi= ende áhi, endiay, endey. (Y endey? le dice lacónicamente un roto á otro, como pidiéndole cuenta de algo y preparando las manos ó el arma para la réplica. Quiere decir: «Y de ahí ¿qué?»

Endeblar, a. y r. Poner endeble ó débil una cosa. Es de rarísimo uso y dígase debilitar.

Endenantes, adv. de t. Anticua- do. Aquí lo usa todavía el pueblo sin la s final (endenante). Véase Denante.

Endey. Véase Ende.

Endieciocharse, r. Alegrarse y entusiasmarse como en las fiestas del dieciocho. Véase esta voz.

Endientar, n. y a. Endentar, pero se conjuga endiento, endientas, siguien- do al s. diente. El Dice, trae este v. como a. solamente y con el significado de «encajar una cosa en otra; como los dientes y los piñones de las ruedas»; lo que en Mecánica se llama engranar. En Chile damos á endentar, además de esta acep. a., la n. de «empezar los niños [y también los animales] á arro- jar los dientes», (pie el Dice, da ;i endentecer y al ant. dentecer. En

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favor de nuestro uso tenemos la gran- de autoridad del Maestro Correas: «Cuando el niño endienta, presto em- parienta».

Endija, f. Asi han corregido en Chile muchos que se tienen por hablis- tas la voz rendija que usa el pueblo. Pues sépanse que en este caso son ellos los bárbaros y plebeyos, porque rendi- ja (síncopa de rehendija) ha sido y es la única palabra castiza. Endija es un barbarigmo procedente del anti- cuado hendrija, formado del V. hender.

Enditarse, r. Adeudarse, endeu- darse, entramparse. Véanse Dita, Calillas y Droga.

Endirg'ar, a. fam. Endilyar, con /, (encaminar, dirigir, acomodar, faci- litar), á pesar de que'en su origen (el latín dirigere) llevaba /'.

Endolado, m. Superíicie superior del vano en las puertas y ventanas. Muy usado en Chile; y se llama asi porque se forma de tablas angostas y delgadas, parecidas á las duelas.

ExüOMiNRADO, DA,adj. Viene reem- plazando entre los modernos al castizo dominyuero, ra-. «aplícase á la persona que acostumbraba componerse y diver- tirse los domingos ó días de fiesta so- lamente». Esta es la 2.^ acep. de dominguero; la !.■' es: «que se suele usar en domingo. Sayo dominguero'». Hemos visto :i endomingado en Pérez Galdós, Pardo Bazán, Pío Baroja y varios otros autores de menos valor, españoles y chilenos. «Hace poco hice ' notar cómo un autor chileno se creía obligado á añadir un «como decimos en Chile», ;i la voz endomingado, tan usual y corriente en España». (Miguel de Unamuno, art.de revista ). «Lujosas damas y endomingados caballeros».

dijo Alarcón eu El niño de la bola. En lealidad, por su formación expresa mejor la idea que dominguero y bien puede aceptarse. Con la misma par- tícula en hemos formado nosotros en- dieciocharse, enfiestarse, em- pascuarse.

Endonar, a. Figura en el Dice, desde la ).-' edición, la cual reconoce que «es voz antigua», sinónima de dar ó donar. Las últimas ediciones la de- claran anticuada; sin embargo, aquí tiene todavía algún uso, pero entre el pueblo solamente.

Endonde, adv. Véase Adonde.

Endosable, adj. Que es suscepti- ble de endoso. Hace falta en el Dice, que lo usa en Corkedor de comer- cio.

Endosatario, ría, m. y f. Persona en cuyo favor se hace un endoso. Fal- ta en el Dice.

ExD0SE,'m. Es la acción ó efecto de endosar ó endosarse en el juego del tresillo. Endoso ó endorso es la ac- ción ó efecto de endosar una letra de cambio ó documento de crédito, y también lo que para esto se escribe al dorso de la letra ó documento.

Endrogarse, r. Enditarse.

Enemiga, f. Falta en el Dice, la acep. que por ironía dan á este voca- blo los poetas y novelistas españoles, de-mujer amada algo esquiva ó des- deñosa. «Si la dulce mi enemigan, de- cía Don Quijote de su Dulcinea. «¡Oh bella ingrata, amada enemiga mía!" (Ibid., p'^ I, c. XXV).

Me quejare de mi agravio. Para que puedan llevarle Las nuevas á mi enemiga Cuando uiire sus cristales.

(Castillo Solórzano, Jonutdds nlef/res^ Jan}, ó.'*)

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Enemigro malo (El). El ene-

fi;/o, fl diablo, el ilemonio, el malo. El lahlito, dicen también los cliilenos, iHTO el Dice.

Enemiguísimo, ma, adj. superlativo lie enemigo. Aunque no han faltado quienes digan enemicislmo, del latín inimkus, preferimos la forma derivada del castellano. «Yo estaba entonces eiiemif/uisima de ser monja». (Sta. Te- resa, Vid», c. II). isD'íz que es enemi- guisima de revelaciones». (La misma en sus Carlas). Así también González Carvajal y otros. Véase Amiguísimo.

Enenante. Véase Dexante.

Energía, f. «Eficacia, vigor, fuerza de voluntad, tesón, actividad», esj la definición del Dice. Aunque el de Au- toridades y los clásicos uo le recono- cieron un significado tan general, sino únicamente el de «eficacia en el decir» ó «viveza en expresar conceptos», con- forme al uso que reconoce el Glosario de Du Cange, debemos admitir la defi- nición moderna, y aun extenderla á la Mecánica. Lo que no podemos admitir [X)r nada de esta vida, fuera de la mis- ma Mecfmica. es el abuso que se hace del pl. energías. «Puso todas sus energías en ejercicio á fin de lograr el cargo; El cerebro de este hombre ha ¡lerdido todas sus energías; Emplear las energías en asunto tan baladí, L's perder tiempo; Mostraba las ener- gías de su voluntad en resistir al enemigo; Hombre de grandes ener- gías debe de ser mi amigo; Consagra todas sus energías al servicio de la política». Con estos ejemplos ha sacado á plaza el P. Mir el mal uso de este pl., imitado servilmente del francés. Es regla elemental de gramática que los nombres abstractos carecen por lo ge- iHTil de pl., como valor, pujanza, acli-

Dicc. deChil.,t. II.

ridad, lozanía; y en este número está comprendido energía, como se ve por la definición misma del Dice, que lo hace sinónimo de eficacia, vigor, etc. Si queremos plurales, digamos con m;is propiedad brios, fuerzas, potencia.% di- ligencias, y dejemos las energías para los que no distinguen el francés del castellano.

Exervamiexto, m. Enervación trae solamente el Dice. Como hay en castellano tantos sustantivos verbales en miento, bien puede admitiree éste, que, entre nosotros á lo menos, es mu- cho másu.sado que enervación.

Enfaldar, a. Subir ó trepa]- la falda de un monte. Así lo usan algu- nos en Chile, confundiéndolo con fal- dear, a. («caminar por la falda de un monte>j). El cíistizo enfaldar signifi- ca: «recoger las sayas ó las faldas. Ú. t. c. r. II Hablando de los árboles, cor- tarles las ramas bajas para que crezcan y formen copa las superiores».

Enfardadora, f. Máquina para enfardar pasto. Bien formado y usado, debe entrar en el Dice.

ExfaSIS. Es ambiguo en su acep. general de «fuerza de expresión ó de entonación con que se quiere realzar la importancia de lo que se dice ó se lee». Como figura retórica dice el Dice, que apenas se uso ya más que en el género masculino.

Enfermarse, r. Por una parte la anología con resfriarse, constiparse, estreñirse, acatarrarse, acalenturarse, curarse, etc., y por otra, la forma pa- siva que tiene en latín este mismo v. (infirmor, ínfirmaii), han sido la cau- sa para que muchos lo usen errada- mente como r.: Me enfermé de fiebre -. El niño se enfermó de muerte; Te en- fermarás si comes tanto. Aunque nohan

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faltado algunos clásicos (como el ilaes- tro Venegas y Lope de Vega) que asi han usado este v., han sido estos casos tan aislados, que no pueden tomarse en cuenta para destruir el uso general que lo tiene solamente como n., j como a. cuando significa causar uua enferme- dad. Digamos pues siempre: i/o enfer- mo, iú enfermas, él enferma, y supri- mamos como vicioso el me, te, se, que nunca ha sido admitido por el Dice, para este v. «; Quién enferma, y yo no enfermo?y> traduce Scio el cono- cido texto de S. Pablo: «Quis infirma- íur, et ego non inñrmor? (II Cor. XI, 29). Y Amat: «; Quién enferma, sin que yo también enferme con él?» Ya- lera dio al v. en este ]>asaje el signifi- cado de «desfallecer».

E^TERV0RIZAR, a. y ú. t. c. r. Así mhvao fervorizar. Fervorar esa. sola- mente. Afervorar, afervorizar y enfervorecer están anticuados.

Enfiestarse, r. Alegrarse y entu- siasmarse como en día de fiesta. Lo mismo en Colombia. En castellano hay enfestarse, pero es aut. y significa distinta cosa (levantarse, relielarse. atreverse).

ExFLOEAE, a. 5tuy usado en Chile y en Méjico, y probablemente en toda la América del Sur, en el significado de florear (adornar ó guarnecer con flores) y del ant. enflorecer (enga- lanar con flores). Estando tan bien formado como sus similares enramar, enguirnaldar, encintar, debe admitirse sin duda alguna. He aquí tres autori- dades:

Fuíme á ana fuente por lavar la cara Kn nn prado verde que un rosal enflora.

(Micer Francisco Imperial, Decir li lar dé- te tirhiJei).

Lope de Vega, en S. Diego de Alcalá, a. L escribió:

Mayo los campos niihn-o.

«Por dentro y fuera toda enflorada-», dice la señora Pardo Ba/.án que esta- ba una casita cantada por Zorrilla, citando como de él estas palabras. Estudiando bien el significado propio de enflorar y florear, se ve claro que no son iguales ambos verbos. Enflo- rar es adornar con ramilletes ó ma- nojos de flores, con flores en rama ó en floreros: florear es esparcir flores sueltas ó deshojadas. Se enflora una calle, una plaza, una casa, cuando las flores se colocan en las paredes, puer- tas, ventanas, árboles, en guirnaldas ó coronas; se florean estos mismos sitios cuando su suelo se cubre de ñores suel- tas. Por eso la acep. fig. de «echar ó decir flores, requebrar», conviene á floi'ear y á enflorar. Un sombrero de mujer se dirá que está enflorado: pero un discurso académico, una poesía ele- gante, se dice que están floreados, porque están adornados de flores ó be- llezas literarias.

Exfocar, a. «Hacer que la imagen de un objeto producida en el foco de una lente coincida con un punto deter- minado». Admitido en el último Dice.

Enfranje, m. «Nombre dado por los zapateros á la parte más estrecha de la suela hasta el tacón, ó bien á la que media entre éste y la que llaman planta». Así el Dice, de Zerolo, para el cual la voz es enfranqiie. Así la llama también el Enciclopédico Hispano- Americano en los arts. Zapatero y Zapato, omitiéndola en su lugar. Aquí dicen casi todos enfranje, y los re- mendones infranje. En esta forma

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era fácil derivarlo del latín ¡nfrintjo, iiifrpffi, ¡nfractum, (jnebrar, porque el pie y el zapato estáu como quebrados en esa parte; pero en la forma enfran- qiie, que es la que debe admitir el Dice, parece deri varee de /ra«co,- y en reali- dad, el adj. Siüt. franqueado, da, ifapli- cábase al zapato recortado y desvirado pulidamente»; y ahora, donde más se recorta y desvira el zapato, es precisa- mente en el enfranque.

Enfrentar, a. y n. Formado de fit y fíiiüe ó del adv. enfrente, se usa mucho en Chile en el significado de- quedar frente á frente, llegar hasta el frente. «Será menester expropiar una cuartería hasta enfrentar con la calle de Bello», escribió el diario El Porvenir. «Llega la línea hasta en- frentar el cerro, y de ahí tuerce á... El ejército enfrentó al enemigo y acampó esa noche en la falda del mon- te». En el Dice, no aparece este v., ni tampoco enfrontar, que es el equiva- lente castizo y que defendemos con las siguientes autoridades: «;0h rey Au- tíoco! ¡cuánto y cuánto va del estado de los filósofos al estado de los capita- nes, de saber leer bien en la academia á tener ojo para enfrontar con los ene- migos! (Fr. Antonio de Guevara, Reloj de principes).

El uno al otro se han muy bien asiilo Y. estando con los pechos enfrontados. Procuran derrocarse.

Con todo el pecho estando reclinado, F.nfronto con la mía yo su frente. (Sánchez Viana. Las .^ít-famorfosi?: 1. VII y IX\

«Cuatro rondas y paseos por la calle, y cuatro despliegues y embozos al eti- frontar la reja». (Estébanez Calderón, Escenas andaluzas, Gracias y donaires de la capa). En el pasaje de Guevara tiene la acep. de «hacer frente», que es propia de afrontar y f|ue los colom-

bianos, según Cuervo, dan también á enfrentar; pero en las otras tres citas, lo mismo que en otros españoles antiguos y modernos, enfrontar signi- fica lo que nuestro enfrentar: poner frente á frente, llegar hasta el frente- Jovellanos usó para esto afrontar, pero con nota de arcaísmo, como se lo echa en cara Cuervo: «Donó. ..el terre- no que de una parte miraba á la ancha calle de Benazet, y de otra á la misma Almudaina, y cuyo ángulo afronta- ba con las torres del real palacio». «La estampa está colocada al frente de mi cama, debajo déla Virgen deMengs, y afrontando también con la de Nuestra Señora de la Silla de Rafael». «Linda por el oeste con el término de Santa Ponza, y afronta con la costa de la Porrosa». Como el v. afrontcr se conjugó antiguamente afruentO, afruentas, y en el s. frente y adv. enfrente prevaleció la e, en la cual vino á parar el diptongo ae en que se abrió la o del latín frons, no es raro que el chileno prefiera la forma enfrentar á la clásica enfrontar; pero ya es tiem- po de corregirla y quedarnos solamente con Cita última, que es la única que guarda analogía con los otros com- puestos afrontar y confrontar.

Enfuera, adv. de 1. y de t. Fuera de, además de, ultra de, allende. Resto del castellano antiguo, que todavía se oye en Chile entre el vulgo y la gente medianamente instruida, como se oía antes en España:

Un fraile se llegó luego Hacia nuestra compañía; El c<ral, si yo no soy ciego, Corona en fuera, tenía Más de mil cosas de lego. (Antonio de Solís, Relación graciosa de un lüuje).

Así quedan todavía en el Dice, ende-

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más y endenantes, como anticua- dos, y se usaron también enjamás, embajo ó en bajo de, empar de

(d par de), etc. Suncho dijo también desde, el emprincipio, y el vulgo en muchas partes endespués y ento- davía (entuavía).

Enfullinarse, r. Amostazarse, amoscarse, sulfurarse, encolerizarse. Emberrincharse óemben'enchinarsfíilg- nitíca lo mismo, pero se dice comun- mente de los niños. La etimología no puede ser otra que la partícula en y el s. hollín, que antiguamente se pronun- ciaría follín ó fullín, del latín fnll(/u. Enfullinarse significaría pues subírsele á uno el hollín, por con- siguiente, irritarse, enfadarse; á seme- janza de las frases castizas Subírsele á uno el humo por las narices (encoleri- zarse) y Subiisele A uno el humo á la rhimenea (embriagarse). También lo usan algunos como r. y como a. en el significado de entusiasmar ó trastornar á uno, conquistarlo por medio de pro- mesas o proyectos. «La sirvienta se enfullinó ó la enfullinaron»: la sedujeron con promesas y es[ieran- zas para que mude de amos, le levan- taron los cascos.

Enfuruñarse, r. Enfurruñarse, fam.: «ponerse enfadado y regañar».

Engallada, f. Acción ó efecto de engallarse, ó sea: «ponerse erguido y arrogante».

Engañifla, f. EnijañiJ'u: «engaño artificioso con apariencia de utilidad en una cosa fútil».

Engaño, m. fig. y fam. Regalo ó jiresente que se da á una persona para ca¡)tarse su voluntad, ó más clam, para engañarla, ó por el interés del i-et.oi'no. Ú. m. en la forma diminutiva enga- ñito.

Engarfiar, a. Garfear, n. (echar los garfios ¡jara asir con ellos una cosa). euíjarabatar, a. (agarrar con garabato).

Engarzarse, r. Enzarzar, a. y r.: «enredar á algunos entre sí, sembran- do discordias y disensiones». Enijarzar es castizo, pero es a. solamente, )■., y significa: «trabar una cosa con otra ú otras, formando cadena, por medio de hilo de metal: rizar».

Engavillada, f. Montón de ga- villas. «Poco daño producen las lluvias, si se paran las gavillas y se forman engavilladas ó montones», escri- ^ bió un diario de la ciudad de Concep- ción. En castellano sólo existe el v. engavillar, (pie significa lo mismo que aíjavillar: «hacer ó formar gavillas».

ExGEXDRO, m. Significa en el Dice: «feto; criatura informe que nace sin la proporción debida». Le falta, por con- siguiente, la acep. fig. de-proyecto, designio ú obra intelectual disparata- da, que tanto se usa y no es posible reemplazar con otra voz.

EngestadO, da, adj. Úsalo Doña Emilia Pardo Bazán por agestado, que es el linico que nosotros conocemos, lo mismo que el Dice. Don Carlos R. Tobar trae también á engestado como provincialismo del Ecuador.

Englobar, a. «Incluir ó considerar reunidas varias partidas ó cosas en una sola». Formado del modo adv. englo- bo y admitido en el Apéndice del úl- timo Dice. Muy bien hecho, porque está bien formado y es de uso general entre los modernos.

Engomado, da, adj. fig. y fam., part. de engomar. Aplícase ala persona (|Uf; lleva la ropa muy almidonada y pLincbada; en castellano, almidonado, da (dícese de !a persona compuesta y ataviada con excesiva pulcritud), peri-

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piti-sln, la, (que se adureza y viste con demasiada delicadeza y afectación). Sin duda cjuc el gomoso español, que todavía no tiene lugar en el Dice, tiene este mismo origen: la goma ó al- midón que gasta en el vestido.

Engorda, f. Usadísimo en Chile no tanto por la acción ó efecto de engor- dar animales, cuanto por la manada ó conjunte de animales engordados: Una en'jordu. Vender ]a mnonlu. Potrero de engorda puede traducirse por ceha- dero (lugar destinado á cebar animales) ó por dehesa carnicera (la destinada para pasto de los ganados pertenecien- tes al abasto de un pueblo); también roto carnicero. El único cliisico en quien liemos leído la voz engorda es el P. Alonso Ovalle: «Las tierras y valles intermedios son de gran jugo, de abun- dantísimos pastos para la engorda de los ganados». (Histór. reí., 1. 1, c. VII I). El Dice, admite solamente el m. engor- de (acción ó efecto de engordar ó cebar al ganado, especialmente al de cerda). Con la autoridad del P. Ovalle y el uso de todo Chile pedimos la admisión de engorda con la acep. de engordo y la de-manada ó conjunto de animales vacunos gordos ó cebones, ó sainados, destinados al abasto. La ceba castellana no es la engorda en su 1." acep., sino la «alimentación abundante y esmorada que se da al ganado, especialmente al «lue siiTC para el sustento del hombre, á fin de que engorde». Hablando la Biblia (III de lo.« Reges, IV, 2:)) de la provisión de la mesa de Salomón, dice que, entre otras cosas, se consu- mían : I Decem boves pingues et viginti hoves pascuales^; frasa, esta última, que Scío, Amat y Valera traducen: Imeges de pasto; agregando Scío en no- ta: «Ó que se alimentaban en el campo

en los pa&tos comunes, semejantes á los que se crían en los montes de la Amé- rica». Estos bueges pascwúes ó depasto son precisamente nuestros bueges de engorda, y si son en mmiero más con- siderable, forman una engorda.

Eng"Ordero, m. Persona (jue ne- gocia comprando animales flacos y vendiéndolos después de engordarlos. Es muy usado en Chile y puede tradu- cirse por engordador ó ganadero.

Engraxar, a. Admítelo el Dice, como término de Mecánica y con el significado de endentar; pero no le da la acep. fig. que quieren algunos. «En- granados así los poderes públicos. . . » Encastizo: unidos, enlazados, trabados, mancomunados, subordinados unos á fl/ro.s.-En el P. Estella lo hemos halla- do dos veces en la acep. de-teñir de grana: «El carmesí ningún color reci- be si no se engrana primero; y así las virtudes no reciben color de mérito eterno si no se engranan con la cari- dad». (Meditaciones, LXXX). Esclaro ijue en este caso es v. distinto, com- puesto de grana, y si se admite, debe colocarse en art. aparte.

Engrasillar, a. Cubrir lo raspa- do en el papel con grasilla ó sandáraca. Es poco usado.

Engreído, da, adj. part. de en- greírle. Engreido, da.

Engrenaje, m. Engranaje; pero adviértase que sólo es término de Me- cánica y que no tiene la acep. fig. de- enJace, unión, trcúiazón.

ExfiKiNGARSE, r. Hacerse ó tín-naisc uno gringo; pero entendida esta última voz en el sentido de inglés ó extranjero. Véa.se en su lugar. El v. no se ha inven- tado eu Chile, donde bien poco se usa, sino en España, como se ve por la Pro- clama un solterón, de Vargas Ponce:

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No en mis días sufi-ír la extravagancia De que falsa española se me engrinynn; Que hasta el pan y turrón quiera de Francia; Que con París me muela y me jeringue.

EXGRUESAR Ó ENGROSAR, il. AmboS

deben conjugarse engrueso, etiffruesas,

etc.

Enguantado, da, adj. Véase Embotado.

Enharinar, a. y ú. t. c. r. «Llenar de harina; cubrir con ella la superficie de una cosa». Recordado por Ortúzar, fué admitido en la 1.3." edición del Dice. «Desata el papel lleno de harina, y danle por debajo, y enharmanli' la cara». (Quiñones de Benavente, Las dos Alcaldfis mcontrttdos, !.■* p.)

Enhestar, ó inhestar, a. y r. Ije- vantar en alto, poner derecha y levan- tada una cosa. Enaslar, a.: poner el mango ó asta á un arma, como lanza, etc.

Enhiesto, ó inhiesto, ta, part. irreg. de enhestar. || adj. Derecho, le- vantado. Aquí se nos presenta la si- guiente cuestión: En la pronunciación de esta voz ¿debe tomarse ó en cuenta la h intermedia? (3 en otros términos, ¿debe pronunciarse enyes- to ó eniesto? Sin vacilar, creemos que de este último modo; y discurriremos en esto por cuenta propia, pues no hemos visto tratado por nadie este punto, que no carece de interés. Todos los gramáticos reconocen que la h, en el castellano moderno, no tiene ningún sonido, excepto ea/iegueliano, Imjuelia- nismo y holgorio, en que el Dice, dice que se aspiran; sin embargo, antes de diptongo reconocen también todos que tiene un sonido como de semiconso- nante, y por eso el pueblo pronuncia güerta, güeso, güero, y asi escri- bieron también durante muchos siglos

los literatos, y aun hubo alguno (Don Jerónimo Huerta) que se firmaba Güerta. Más claro se ve esto antes del diptongo ie, pues todos decimos gerba, gedra, yelo, gerro (por gerro y hierro. Yelo no está autorizado por la .\cademia; pero debería estarlo, por- que, conforme á su origen, el latín gelii, debe escribirse con g, como gcr- no. gema, geso, y con h). Con el diptongo ua no hay sino las voces americanas huaca y hiuico, y con el dip- tongo ni, el V. huir y sus derivados, aunque para los más, que pronuncian hii-ir, hu-i-da, no hay tal diptongo. Enel chilenismo ¡huifa! si que lo hay. Ahora bien, si la h está como adherida al diptongo, de suerte que se pronun- cie con él en una sola silaba, la regla que puede deduciree es la siguiente: Si la h forma con el diptongo un solo so- nido en la voz simple, así se pronun- ciará también en la compuesta; pero, si no hay voz simple, sino que el dip- tongo es el resultado fonético de una vocal que se ha abierto, la li no debe pronunciarse ni tomarse en cuenta sino solamente para la escritura. Según esto, deshuesar, enhuecar, enlvuerar, deshielo, go deshierho, deben pronun- ciarse desgüeso, engiieco, enguero, cks- gelo, desgerbo, porque así se pronuncia la // en los respectivos simples. Y al revés, go cuViiero, enhiesto, deben pro- nunciarse adiero, eniesto, como si no existiera la h y lo mismo que mania- tado, peliagudo, maniobrar , puniagvt- do. Elpronunciaradyero y enyesto nos parece tan vicioso como decir desueso, enueco, etc. Así una señorita italiana, que hablaba regular- mente el castellano, decía una vez que le dolían lo SUeSOS, los güesos, como decimos todos, aun(|ue escriba-

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mos /lUflso^. Y he aquí una confirma- ción de nuestra regla; porque, si nadie dice lo suevos (¡os huevos), la suertas (las lumias), lo sués- pedes (los huéspedes), pues se opone al enlace de la s con el diptongo la semiconsonante li, tampoco debe decir- se desielo, desierbo, porque se

oponen los simples hielo y hierba, en que la /( tiene el sonido de la y consonan- te. Mas en adhiero y enhiesto no hay inconveniente para suprimir la h en la pronunciación, porque no hay voz sim- ple que la reclame; y, al contrario, adhesión, adherente, sus derivados, no la pronuncian. Respecto á enhiesto, es cierto que antiguamente, cuando se aspiraba la h, se dijo enfiesto; pero también en ese mismo tiempo se decía fermoso, fermosura, fallar, etc. Necesitábamos esclarecer la pro- nunciación de h tie y hieon composición, no sólo por las voces castellanas que liemos analizado, sino también porque en los nombres geográficos chilenos hay muchos que acaban en hue, par- tícula que denota lugar donde abunda algo y que debe pronunciarse como si se escribiera ¡/üe. En Panquehiie, Ali- cahufi, Llanquihue, Carahue, no hay dificultad ninguna; pero la habría, si no se hubiera llamado la atención, en Alli.ué, Antilhue, Guacarhue, Ran- quilhae, RocaUme, Nilhue, Colime, Ninhm, Nilhue (nombre propio y co- mún: la cerraja castellana). TioTdhue (de duñiñ hue, lugar de cejas).

Enhuevar, n. y r. Dígase huevar, n.: «principiar lasavesá tener huevos)). Aovar, u., es «poner huevos las aves y otros animales».

E.VJABOKAR, a., E.V.)ABO.VADrK.\, í'.

liO mismo i|ue jabonar y ja'ioiuuhi- ra.

Enjambar, a. Es el v. francés enjamber, que en Métrica ó Versifica- ción significa: unir un verso con parte del siguiente para terminar el sentido. Así han querido los galiparlistas tras- ladarlo en toda su crudeza al castellano, sancochándole solamente la termina- ción, y aun han pretendido formar los

sustantivos enjambadura ó en-

jambamiento. Parece que poco ó nada han cuidado los españoles de dar nombre á este conocido recurso métri- co, que la misma naturaleza ha inspira- do en todos los idiomas y que es indis- pensable en los metros largos y en las composiciones de alguna extensión, para que el verso resulte más airoso, suelto y variado; por eso no tenemos para el caso sino dos autoridades: la de Caro, que emplea el v. montar: «No se entienda por eso que repruebo en ab- soluto la costumbre de montar los ver- sos niraenos el uso depausasy cesuras». (Obras de Virgilio, Estudio prelim.j; y el Dice, de Zerolo, que define así la fr. Cabalgar un verso sobre otro: «Se dice que un verso cabalga sobre otro cuando el sentido de la frase se corta eu el primero y se completa en el segundo». Tenemos pues dos verbos enteramente castizos, montar y cabal- gar, para expresar la idea mucho me- jor que con el francés. Iva parte que se toma del segundo verso viene á ser como el pie quebrado de los metros cortos. He aquí dos ejemplos:

Aquí de Cipuín la vencedora Colonia fu»-'.

(Rodrifjo Caio)^

Cual suele el ruisefior con tri>te canto Quejarse, entre las hojas escondido.

(Garcilaso).

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Enjuiciable, adj. Aplícase á !a persona ó causa que puede ser enjui- ciada. Falta en el Dice.

Enjüncadoe, m. El que tiene por oficio cubrir con tejido de junco el asiento ó respaldo de los muebles que se hacen de esta manera. Usado en Chile y digno de admitirse. Véase el siguiente.

Enjuncar, a. Es v. que viene fiu'u- rando en el Dice, desde la 1.^ edición, pero en aceps. propias de la Marina j nunca en la que es más propia y na- tural y que le dan aquí los fabricadores de sillas y muebles de junco, esto es, cubrir de junco el asiento ó respaldo de los muebles que lo llevan. Ojalá se le agregue esta nueva acep. En La mogyjanija del gusto (novela 1."), de Andrés del Castillo Solórzano (1641), leemos: «Advirtiéndoles cuidasen par- ticularmente si entre lo fragoso de los eiijuncadüs arrayanes y zarzamoras ha- llaban retirada, quizá de temor, alguna ó algunas damas». Vean los españoles si merece aceptarse esta otra acep. de enjuncar, la cual puede confirmarse con estas palabras de Cejador: «El verbo i-tu significa enjuncarse ó cubrirse de juncos un terreno». (El lenguaje, i. IV, n.° 11).

En.jutau, a. y ú. t. c. r. «Enjugar, secar la cal ú otra cosa». Asi lo define el Dice, pero como término de Anjui- tectura únicamente. En Chile lo usa- mosen el lenguaje corriente y ordinario: Enjutarse la ro¡m, el suelo, etc.

Enlazar, a. «Coger ó juntar una cosa con lazos)j, es la 1." acep. que tiene en el Dice, y la más cercana á la que le damos en Chile de-coger un animal, persona, ú objeto con lazo. Mas, como este hizo ha entrado ya en el Dice, con esta definición: «cuerda ó trenza con

una lazada corrediza en une de sus ex- tremos, que sirve para sujetar ú ciertos animales, como toros, caballos, etc., arrojándosela á los pies ó á la cabeza», es necesario agregar también al v. la acep. correspondiente. Es cierto que el pueblo usa aquí el v. lacear, pero la gente educada dice enlazar. Lacear en el Dice, tiene el mismo inconveniente, porque significa: «atar con lazos», y coger o prender con el lazo, como se usa en Chile. En el art. Lazo hare- mos notar las inexactitudes de la defi- nición del s.

Enliudar, a. Dígase aleudar, leu- dar ó lleud(tr: «dar fermento á la masa con la levadura». || r. (los tres): «fer- mentar la masa con la levadura». (Véase Liudo). El P. Miren su Re- busn) trae la forma leldar, que deriva del latín levidare, hacer leve una cosa, y que reconoce ser corrupción de leu- dar; y el Dice, agrega también ludiar, como provincialismo de Extremadura.

Enlozado, da, adj. y ú. t. c. s. m. Lo que todos hemos conocido con el nombre Ae. porcelana, se llama ahora en la jerga de los comerciantes enloza- do, mikulos enlozados. No re- flexionan estos reformadores del len- guaje que la voz enlOZado, que han inventado, es mucho más genérica que porcelana, porque la loza es de varias especies y una de ellas es la porcelana. Enlozado significaría pues «cubier- to de loza», y «cubierto de porce- lana ó de cierta pasta que la imita», que es lo que ellos quieren expresar. Hay s. enlosado (suelo cubierto de lo- sas unidas y ordenadas) y v. a. enlo- sar (cubrir el suelo con losas unidas y ordenadas).

ExLl'CiK, a. En castellano es: «po- ner una capa de yeso ó mezcla á las

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Hay s. enlosado (suelo cubierto de lo- sas uuidas y ordenadas) y v. a. enlo- sar (cubrir el suelo con los;is unidas y ordenadas).

Enxuciu, a. En castellano es: (qoo- ner una capa de yes^o ó mezcla & las paredes, techos ó fachadas de los edi- ficios». En Chile: poner á cualquiera tapia ó pared, después de embarrada, una capa de tierra menuda y suave (polvillo) con arena y agua. Re- vocar, a., que nosotros hacemos sinó- nimo de embarrar, lo es de enlucir, pues significa en estaacep.: «enlucir ó pintar de nuevo las paredes exteriores de un edificio». Aquí revocamos y en- Incimos toda clase de paredes, exteriores c interiores, de edificios, de huertos, lindes, etc. Encalar, enyesar, enjal- bec/ar ó jalbegar se refieren al blanqueo. Eiüimicar, a.: «dar dos capas de cal y arena gruesa á la pared de ladrillo ó piedra que se ha de pintar al fresco». ExLrTADO, m. Acto de cubrir de luto lugares ú objetos, en especial las iglesias. Hace falta en el Dice. «Decla- ración sobre el uso de ataúdes y enhi- lado de las iglesias y casa mortuoria», leemos en el índice de la Novisima Recopilación , voz Entierro, aunque el texto no usa la misma palabra.

Enh'taií, a. Tratándose de los ca- ballos que se cubren de paño ó bayeta negra en demostración de luto, se usa como más propio el v. encubertar. Así el Dice, y los buenos autores.

Enllantar, a. Guarnecer con llan- ta una rueda. Si no hay, como parece, otro v. niils propio, merece admitirse. Enmadejar, a. Xó, señoras chi- lenas; no se dice así, sino a.ymr, a.: «hacer madeja el hilo en el aspa».

Ivv.MADHRACiÚN, f. Véasc el siguien- te,— Tjoquosc llama on (.'liilc enma-

Üicc. deChil.,t. II.

deración de minas es la entibación castellana, como enmaderador es

entibador, y enmaderar (también en minas), entibar, a.: «en las minas, apuntalar, fortalecer con maderas y tablas las excavaciones que ofrecen riesgo de hundimiento». El enmaderar castizo es: «cubrir con madera los te- chos de las casas y otras cosas».

Enmaderado, m. Sólo enmaderación y enmaderamiento aparecen en el Dice. : «obra hecha de madera ó cubierta con ella; como los techos y artesonados antiguos». La omisión de enmaderado, usado también en Chile, Colombia y quizás en todo el mundo español, pa- rece un simple olvido, pues, entreotros, lo usa el Marqués de Molíns, que fué Presidente de la Academia: «¿Dónde buscaremos las mil quinientas colum- nas de jaspe, y las tarbeas de mármol, y los enmaderados de alerce dorado . . . ? » (Bretón de los Herreros, c.45). Véase Adoquinado. Madeinjc ó madera- men son otra cosa: «conjunto de ma- deras que sirven parajun edificio ú otros usos».

Enmalezarse, r. Llenarse ó cu- brirse de maleza un terreno ó sembrado. No le hemos hallado equivalente exac- to, fuera de viciar, que es muy gené- rico. «El que limpia el trigo de las yerbas que le viciam>, escribió Zaba- leta. Errores celebrados, 23.

Enmasillado, m. Acción ó efecto de enmasillar.

Enmasillador, m. El que en- masilla.

Enmasillar, a. Es el castellano plastecer, a.: «llenar, cerrar, tapareen plaste; y plaste es lo que aquí llamamos masilla. Emplastecer, a. (nuestro afinar): 'Ugualary llenar con el a[ia- rejo las dc<¡giialdadcs<l(' iiiiasuperficie,

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para poder pintar sobre ella*. Aparejar, emprimar ó imprimir: «preparar con los ingredientes necesarios la superficie del lienzo, tabla, etc., en que se lia de pintar».

Enmendatura, f. Enmendadura ó emendadura, enmienda, enmendación ó emendación.

Enmielar, a. Enmelar, y conjú- gase enmielo, enmielas, etc., porque es compuesto de miel.

Enmohecer, a. y r. Véase Amo- g-osar.

Enmoutañarse, r. Poco se usa, y basta con emboscarse. Ensotarse, si- nónimo, significa: «meterse, ocultarse en un soto»; y amontarse, r.: «huirse ó hacerse al monte».

ExJiosTADO, DA, adj. Untado de mosto. Lo usaron: Balbuena (Sicjlo de oro, éijl. IX):

El frío otoño con la espalda helada; En mosto envuelto, de iivaa coronado. La barba y cara sucia y enmontada;

Juan Meléndez Valdés:

El carro en triunfo á la aldea Lleva las uvas cogidas; Recíbelas la ancha troje. Que las macera y envía Do el lagarero enmoslado Con membrudo pie las pisa;

y otros más, como Sánchez Viaiía en su versión poética de las Metamorfosis de Ovidio. La voz está liien formada y puede aceptarse.

Ejímccírar, a. y r. Ensuciar, llenar ó cubrir de mugre. Está bien formado, y, como se usa por lo menos en Chile y en Colombia, bien puede admitirse. El pueblo chileno usa más enmu- grentar. a. y r., compuesto del adj. muip-ienlo, al cual sigue en la conju- gación : enmugriento, enmu- grientas.

Enneasílabo, ba, adj. Preferimos esta forma á la admitida por el último Dice, eneasílabo: de nueve sílabas. La primera es la que usan los textos de métrica y la única conforme con la etimología griega: ¿vvsa, nueve.

Exojóx, na, adj. Que se enoja con frecuencia ó fácilmente. Aunque existe emjadizo, que significa lo mismo, me- rece conservarse nuestro enojan, que tiene una forma más familiar y una acentuación más propia de su signifi- cado. Véase Aflijóx. Según García Icazbalceta, enojan se usa también en Méjico.

Enorabuena, enoramala. Son

compuestos de hora y, por tanto, deben escribirse enltorahuena, enhoramala, ó aparte: en hora hiwna, en hora mala, en huen hora ó en huena hora, en mal hora ó en mala hora, norabuena, nora- mcüa.

Enque. Vulgarismo grosero por aunque.

Enquiciar, a. «Poner la puerta ó ventana en su quicio», es la única acep. que le da el Dice. Bien puede agre- garle la fig., que con tanta gracia le dio Pereda: «El tiempo, cuya marcha fatal é inalterable borra It.s grandes impresiones del ánimo, apacigua las batallas del cerebro, caml)ia la faz de las cosas y enquicia el humano discur- so». (Sotileza,XX^'I). «Mieiitrasesto no e.xista, no me habléis de moverme de casa, en la cual espero. ..á que la socie- dad vuelva á enquiciarse^^ (Id., Tipos y paisajes. La romeritt del Carmen, V).

Enralecer, a. y r. Enrarecer: «dilatar un cuerpo haciéndole mencs denso y que ocupe más espacio que antes». Enrarecimimto: acción ó efecto de enrarecer ó enrarecei'se, fué admitido por primeni vez.

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EXRAXCIAU ó RAXCIAU, íi. y ú. m. c. r. Poner rancia una cosa. Lo que en chileno llamamos añejar.

Exredoso, sa, adj. kIíIcuo de en- redos, embarazos y dificultades»; pero no se aplica á personas, como lo hace- mos nosotros, porqne este significado está reservado para enreñahr, ra: chis- moso y embustero de costumbre. Enredista, com., que suelen decir aliíuuos, no es castizo en ningún sen- tido.

Enrieladura, f. «Hay 13 kiló- metros listos para proceder á su en- rieladura», leemos en La Unión de Sintiago. El s. tiene en esta cita uu significado que no es propio del eíi/v«/a/' c'iileno ni del castizo, porque quiere dejir colocación de los rieles ó forma- ción del carril. No lo hemos oído ni leído en ninguna otra parte ni merece llamar la atención.

ExRiELAR, a. Contra toda su etimo- 1 )gía le da el Dice, el significado de «hacer rieles». Nosotros lo usamos por enearrUar en sus dos aceps.: «meter en el carril ó rieles»; y fig.: «dirigir por el rumbo ó por los trámites que encaminan al acierto una pretensión ó expediente que iba por un camino que estorbaba su logro y dilataba su con- clusión».

ExRiPiAR, a. Admitido en el líltimo Dice, con la misma definición de ri¡i¡ar: «cebar ó poner ripio en un hueco», y como termino de Albañilcría. En Chile damos á enripiar un significado más genérico: llenar ó cubrir de ripio; por eso enripiamos calles^ caminos, palios, etc. Véase Ripio. Tratándose de vías férreas, úsese el v. balastw, a.: «íen- der el balasto»; y balasto es: «capa de grava ó de piedra machacada, que se tiende fobre la explanación de los

ferrocarriles para asentar y sujetar so- bre ella la vía».

Enríqüez, apellido. Como patroní- mico que es de Enrique, debe escribirse asi, sin h, y así lo practican con la Academia los mejores españoles. Los pocos que lo escriben con h ( Henri- quez), es porque lo han heredado de padres portugueses, pues en esta len- gua llevan h el nombre y el apellido. (Véase el Dice, de nombres propios, de Contó é Isaza).

Enroco, m. Enroque: acción de enrocar, en el juego de ajedrez. Ambas voces son usadas entre nosotros; pero el Dice, que hasta la edición 12." no había admitido ninguna de las dos, dio en la 13." preferencia á la última. Admitió también por primera vez el v. enrocar, a.; pero á nuestro juicio debe ser n. CJejador lo hace r.

Enrolar, a. y r. Del francés enróler, s'enróler. Aunque rol es castellano y significa «lista, nómina ó catálogo», el V. no ha sido jamás admitido en el Dice; y más vale asi, pues no lo nece- sitamos para nada. Ene/anchar, afiliar, alistar, inscribir, expresan mucho me- jor la idea.

Enronchar, a. y r. Dígase ron- char, n.: «hacer ó causar ronchas».

ExROSTRAR, a. Dar en rostro, echar en cara, acriminar. Está bien formado y es de mucho uso; por consiguiente, nada perdería, sino que ganarla el idio- ma, si este V. entrara en el Dice.

Exsacado, da, adj. part. de ensacar y ú. m. c. s. m. «Meter algo en un sa- co», es lo que significa el v.; pero nos- otros debemos incluir aquí el part., tan usado en la.s carreras de ensacados, que es una de las diversiones populares más regocijadas. IjOS que corren de esta manera se ensacan hasta la cintura ó

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hasta los hombros, y en ambos casos los costalazos son muchos y de lo más cómico,

Ensacador, m. El qne pone los granos ú otras cosas en los sacos y los cose. Si hay v. ensarnr y existe el oficio de eni^amdor, es natural (jue se acepte también el nombre.

Ensalada, f. «Hortaliza aderezada con sal, aceite y otras cosas», y el simple aderezo de sal, aceite, vinagre, etc., que se vende preparado para en- saladas. Esto será salsa, aderezo ó ali- ño de ensalada, pero ensalada.

Ensalivar, a. y r. Llenar ó em- papar de saliva. Admitido en el último Dice. Xo se confunda con insaUrar, a.: «mezclar los alimentos con la sali- va en la cavidad de la boca». Este último tiene más de término técnico.

EnsaiibIjADO, m. Ensamble, ensam- bladura ó ensamblaje, dice el Dice, en su lugar; pero en el art. Atarugar aparece ensamblado, que, sin duda, es de más uso que los otros tres: «Ase- gurar el carpintero un ensamblado con tarugos, cuñas ó clavijas».

EnsardinadO, m. Sardinel: obra hecha de ladrillos puestos de canto.

Ensarnarse, r. Ensarnecer, n.: llenarse de sarna.

Ensartar, a. Es compuesto de sar- ta y significa: «pasar por un hilo, cuerda, alambre, etc., varias cosas; como perlas, cuentas, anillos, etc.»; \)0V consiguiente, poner en sarta, hacer una sarta. De donde se deduce que no

es propio ni correcto ensartar la carne en el asador, ensartarle á uno la espada ó la lanza, en- sartar la bola en la punta del bo- lir/ie (Dice.), ensartarla ag-uja. Este falso ensartar ha (piitado su lugar á clavar, espetar, traspasar, hun-

dir, mi'ler, enrasar (introducir en el cuerpo de uno la espada li otra arma punzante), enhebrar ó enhilar. Ensar- tar la aguja no puede ser propio, aunque se le deslizó al mismísimo Co- varrubias, el del Tesoro de la lengua castellana. Si se colocan varias agujas en un hilo, como formando sarta, en- tonces sí que se dirá de ellas que se ensartan.

Ensaye, m. «Prueba, examen, re- conocimiento de la calidad y bondad de las cosas. Dícese con especialidad de los metales; y, aunque también se aplica á otras cosas, lo más común, hablando de ellas, es decir ensaijo, y ensaijey>. En las casas de moneda se dice ensaijo. Ensayo, según el Dice, es: «operación por la cual se averigua el. metal ó metales que contiene la mena, y la proporción en que cada uno está con el peso de ella. || Análisis de la moneda para descubrir su ley».

Ensayista, com. Basta con ensa- yador, m.: «el que ensaya (en todas las aceps. de este v.) ; el que tiene por oficio ensayar los metales preciosos».

Ensebar, a. Untar con sebo. Pa- lo ensebado. Así llaman aquí la rucaría castellana: «palo alto y derecho, untado de jabón ú otra materia grasa, en cuya punta ó extremo hay algún objeto, para el que llegue á alcanzarlo trepando por él» [el palo, el obje- to]. II «Diversión de ver trepar por dicho palo».

Enseguida, m. adv. No faltan quienes lo escriban así, en una sola ]ialabra, como alrededor, enfrente, en- cima, aparte, aprisa, apenas, despacio, sobremanera, sobretodo (cuando es s.; como adv. se escribe aparte), etc. Pero la Academia y los mejores autores no api-ueban esta práctica, como no la

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¡iprueban tampoco ¡¡ara atnenudo, apesar, sineinÍ3arg:o, noobs- tante. hubiera de escribirá' ense- guida, con la misma lógica habría que escribir desegUida, lo que hasta ahora nadie ha intentado.

Enseñalar, a. Anticuado en el Dice, por señalar. En Chile lo usa to- davíael pueblo en esta acep. de enseñar: ^manifestar, mostrar, indicar una cosa; como el camino, la calle, una alhaja».

ExsiLLiDUiiA, f. Para el Dice, sólo significa: «parte en que se pone la silla al caballo, muía, etc.» Y la acción y efecto de ensillar ¿cómo se llaman? En Chile deciaios también ensilladura; y, aunque la voz tenga cierto dejo ple- beyo, habrá que admitirla por nece- sidad.

Ensillar, a. Le falta en el Dice, la acep. fig. de-sobreponerse á uno, do- minarle, avasallarle, supeditarle, que se usa en todas partes. «El mismo Gobierno buscaba vengarse de los cons- titucionales de España, porque no nos dejamos ensillar por él y embridar á su gusto». (Puigblauch, Opúsculos, pról.) Con el V. embridar está bien continuada la metáfora en este pasaje; pero no tiene el uso general de ensillar para presentarse en el Dice, como fig.

Ensimismarse, r. ¿Quién será el hombre tan distraído y ensimismado que se atreva á conjugarlo en las 1."^ y 2.*' personas, sin que se rebele, junto con el sentido comi'in, toda la gramá- tica? Porque es iuiposible poner en esas personas el pronombre se de tercera que lleva el v. Pase cjue se diga: me suicido, le suicidas, nos suicidamos, os suicidáis, porque en suicidarse el reflejo s«/ se quedó en su forma latina sin que la alcance á percibir el oído castellano; y tan cierto es esto, que, para hacer

palpar lo reflejo del v., hubo de agre- gársele al fin el pronombre se. Tomen pues nota los gramáticos y agreguen á los defectivos el v. ensimismarse, di- ciendo que sólo puede conjugarse en las terceras personas y que las demás se suplen con su sinónimo ahslracrse.

Ensoberbecimiento, m. Bien formado está, pero es muy kilométrico para la pronunciación ; por eso no cree- mos que tenga muchos patrocinadores.

Ensombrerado, da, adj. Que trae sombrero puesto. Úsase especialmente en el lenguaje fam. «Yiéndomc pues encapada y ensombrerada..., se me puso en la cabeza salir de aldeana y montañesa». (Picara Justina, II p. del 1. II, c. I). Con esta cita tan auto- rizada y el uso de todos los escritores festivos, creemos que no vacilaiá el Dice, en admitir este vocablo, como ya admitió á encapado y otros parecidos. Nuestro Jotabeche pasó más ailelaiite

y formó el v. ensombrerar : « Me ensombrero, me embastono y

me planto en la calle». (Paseos por la larde). En otra parte inventó el v. embirlocbarse, como Tirso de j\Iolina enducar, enlacayar, en- duendar, embonetado, etc. En- luisarse (declararse cautivo y todo penetrado del amor á Luisa) usó Quiño- nes de Benavente, como también en- dueñarse (llenarse de dueñas), emperrarse (llenarse de perros), enmonarse Qwnerse moño), enmu- j orarse (casarse ó tomar mujer). Entre los cantares españoles hay uno en que se ha dado cabida al v. enza-

ragozar.

Zaraguza, Zaragoza. Zaragoza de los diablos; Una vez que estuve en ella ¡Que bien me enzaragozaron!

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No puede negarse que es éste un gra- ciosísimo recurso que tienen en todas las lenguas los que escriben para hacer reír.

Ensortija!!, a. No significa meter en sortija, atar ó asegurar con sortija, sino «torcer en redondo, enrizar, en- crespar el cabello, hilo, etc.» Lo mismo significó el ant. entoi'tijar.

Ensosar, a. y ú. m. c. r. Cubrir de sosa un terreno. Sosa es: «óxido de sodio, base saUficable, eflorescente al aire». Se usa principalmente en el Norte de Chile.

ExsüEGRAR. No aparece en el Dice. Por su forma, y á semejanza de empa- rentar, enviudar, ennoblecer y otros compuestos de en, parece que, mejor que consuegrar, debería significar: «hacerse un padre ó una madre con- suegro ó consuegra de otro padre ó madre». Sólo lo hemos hallado en Tir- so de Slolina como a. y con un sig- nificado por demás gracioso (poner cara de suegra), como puede verlo el lector:

La condesa del Casal ^

Por lo acedo le ha agarrado: Avinágrese vusi'a, Ensueffi-e tal vez la cara. {Del cticmiffo el primer consejo, /, 6).

Aprovechamos esta ocasión para agre- gar que hemos hallado la forma conso- grar.

Ensueño, m. Defínelo el Dice, con la 2.'' acep. áesueílo, esto es: «acto de representarse en la fantasía de uno, mientras duerme, sucesos ó especies». Conocemos los versos de Cervantes que dicen :

De una de tres causas los aisuckos .Se causan, ó los sucñoif, que este nombre Les dan los que del bien hablar son dueños.

y probablemente cu ellos .se fundó el Dice, para equipaiar estos vocablos. No parece que la autoridad de Cervantes pueda tomarse aquí á lo serio, pues resalta mucho el tono de broma; y, si consultamos el uso de los literatos, y especialmente el de los poetas, todos nos dirán que el ensueño no es sueño, sino algo parecido al sueño, un soñar despierto que hace abstraerse de los sentidos y da rienda suelta á la fan. tasia.

Entabacar, a. Echarle tabaco, picado ó en polvo, á un licor para ha- cer daño ó perjuicio al que ha de beberlo. Darle á beber á uno el licor así preparado; idea que también se es- presa con la fr. Darte un tabacazo. r. Enviciarse el fumador en el uso del tabaco ó del cigarro hasta atafa- garse ó cobrarle repugnancia y hastío; enfermar á causa de él. De estas aceps. rectas proceden otras tres figuradas y r., y son: 1." Tomar excesiva afición á una cosa, como quien está enviciado ó engolosinado en ella. Dícese también de persona, tratándose de enamorados: 2." Estar en el segundo período de la afición ó vicio, en que la persona esti'i como ciega y no atiende á ninguna otra cosa; equivale á cegarse, ofuscar- se; y algunas veces, estragarse el gusto ó el criterio : 3.-'' Llegar al último período de la afición ó vicio, en que se cobra hastío á la cosa y se huye de ella; equi- vale á hastiarse. Véase Empachar.

Entabicado, m. Acción ó efecto de entabicar. Confúndenlo algu- nos con el entramado castellano: «ar- mazón de madera que sirve para hacer una pared, tabique ó suelo rellenando los huecos con fábrica ó tablazón».

Entabicar, a. Diga.se tabicar, a. (cerrar con tabique una cosa; como

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puerta, ventana, etc.) ó entramar, a. (hacer un entramado).

ExTABLADOR, m. Carpintero que hace entablados. Úsase en Chile y hace falta en el Dice.

Entapar, a. Muy usado en Chile, tratándose de libros ó cuadernos. Tra- dúzcase por enijiasfar ó encuadernar, si se trata de pasta; y por forrar ó aforrar, si se trata de uu simple forro. Si la p;ista consiste en simples carto- nes cubiertos de papel, dígase encarto- ncr.

Entapizado, m. Dígase tapicería (obra de tapicero). El v. es entapizar ó lapizi'tr.

Entaquillado, m. Trabajo hecho por el zapatero con estaquillas. Caso de admitiree la palabreja, sería esta- qtiilhulo.

Entaquillador, m. Esfaquilla- iloí: lezna gruesa para estaquillar.

Entaquillar, a. Estaquillar. En la definición de este v. hay que obser- varle al Dice, que no sólo los tacones del zapato se estaquillan, sino también todas las orillas de la planta, por lo menos en el calzado que no es de pri- mera clase.

Entarugar, a. El v. castizo es al/ini'/iir.- '(asegurar el carpintero un ensamblado con tarugos, cuñas ó cla- vijas. II Tapar con tarugos ó tapones los agujeros de los pilones, pilas ó va- sijas, para imi^edir que se escape el líquido que contengan». En esta acep. prineipalmente se usa el cliilenisrao entarug-ar.

Entarrar, a. Echar una cosa en turros. Es de uso rarísimo y dígase en- vasar: «echar en vasos ó vasijas un lí- quido: como vino, vinagre, aceite, etc.»

EntecladO, m. 'IWlado: «cciijun- t<j de teclas del órgano ú otro instru-

mento semejante, según su orden y disposición».

Extendido. Expr. elíptica con que uno expresa que ha entendido todo lo queíse le ha dicho, y pasa á otra cosa. i£nl^)i(iido, entendido (se apresuró á replicar Sancho Vargas). Ya no hay más que hablar». (Pereda, liubes de estío, XXIV). Creemos que debe tener lugar aparte en el Dice, como conve- nido y otras.

¿Entendiuco? Modo festivo de decir, equivalente á ¿entendiste? ¿me entendió üd?

¿lie entendiuco? En mi casa tongo un nuot. Y el que quiera naquera, Vaya á verlo ciiando quiera.

Especies de refrán que usan los con- sonanteros chilenos.

Entente, f. ¿Por qué los gaceti- lleros de diarios y los traductores de telegramas extranjeros no se toman la molestia de abrir un diccionario fran- cés-español que les traducida esta voz? ¿Porqué nos dicen siempre en crudo francés que los soberanos tales ó los diplomáticos cuales celebraron una cordial entente? ¿Es este vocablo tan intraducibie que no tenga con-es- pondencia en castellano? Abro el Dice, de la Academia y hallo: «Inte- ligencia...Trato y correspondencia secreta de dos ó más personas entre sí». He aquí la famosa entente: enten- dez-vous, messieurs? Véase ahora el uso de los autores españoles: «Se supo que se comenzaron á tener inteligencias en Roma para algún beneficio y gran- dezadel Señor Donjuán [de Austria] ». (.\ntonio Pérez, Memorial. Se co- menzó (i feier, habrían dicho ahora los flamantes petlagogos germano-chi-

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leños, enmendándole la plana al clásico Secretario de Felipe II). «Yo 2)resumo que á esto ayuda un mercader que se dice Juan de Adursa, sa pariente, el cual está en Flandes y tiene con ella estrechas inteUgenmasy>. (Documento de 1514, inserto en la Crónica del rey Enrico octavo de Iiujalaterra). «Harto- comprendió Don Juan que existían entre ellos y Orange mutuas y secretas inteligencias... Supo que los conjurados de Bruselas tenían ya inteligencias en el mismo Namur para ejecutar allí sus perversos designios». (P. Luis Colonia, Jeromin, 1. IV, c. XVI).

Enterado, da, adj. Chilenismo puro y de uso general. Significa orgu- lloso, soberbio, engreído. Parece corrup- cióu de estirado, que en su acep. flg. expresa esta misma idea: «entonado y orgulloso en su trato con los demás». Como este defecto es más viejo que la sarna, veamos las demás voces con que puede traducirse nuestro chilenismo al castellano: entcmado (de la acep. r. del V. entonar: desvanecerse, engreírse), e?i//oZ/efe<fo (erguido, presumido, vano), cuellierguido (tieso y levantado de cue- llo), altivo, cdtanero, lominhiesto (en- greído, presuntuoso), pechisacado (en- greído, arrogante). Parecer que uno come ó ha comido asadores (fr. fig. y fam.: andar muy tieso, sin hacer caso de nadie). Encambronar, r. y ant.: «ponerse tieso y cuellierguido, sin vol- ver ni bajar la cabeza á nadie». « Vióse el hombre en zancos y cargado de hon- ra», dijo Malón de Chaide; y «Subirse la soberbia á la cabeza, embriagarse de vanagloria», el satírico Quevedo.

Enteramiento, m. Es de poco uso. Engreimiento, argullo, soberbia, 'presunción.

Enterar, a. Anticuada lo declara

el Dice, en la acep. de «completar, dar integridad á una cosa». Para nosotros está todavía en pleno vigor y no hay persona educada que no lo use cada y cuando le viene á cuento. «¿Cuántos años tiene Ud.? Hoy precisamente en- tero treinta. ¿Le pagó Fulano lo que le debía? Me fué pagando\in tanto to- dos los meses hasta enterar toda la cantidad. ¿ Cómo sigue la madre de Ud. F Ahí va enterando (los días de vida que le quedan)». Usos como éstos se oyen y leen aquí á cada momento y sería difícil sustituirá enterar por integrar, completar ú otro sinónimo. Déjenos con vida la lieal Academia, siquiera para Chile, este antiquísimo y castizo V., que en su forma es enteramente castellano, á diferencia de integrar, que es latino puro.

Entero, m. Formado á la manera de (dto, ancho, largo, lleno, vacio, etc., lo usamos por la acción ó efecto de completar ó enterar una cantidad. «Los doscientos escudos que faltaban para el entero de la cantidad, fueron to- mados del tesoro de redención de cau- tivos». (A. Espiñeira, Cervantes en Argel, nota últ.)

Enterrar, a. fig. Mucho lo usamos los chilenos en la acep. de-clavar, hun- dir, meter, tratándose de cosas punzan- tes ó delgadas que se introducen á viva fuerza: Enterrar las esjmelas al ca- ballo; Enterrar á uno una lanza, esjmda, aguja, alfiler. Así como se dice terrón de azúcar, echarle tierra á uu asunto, así la metáfora está bien apli- cada en este caso, tomada de lo que se hace cuando se entierra en realidad alguna de estas cosas, es decir, cuando se mete ó se clara en la tierra; pero no hay necesidad de ella, ni la admite el Dice, ni la han usado los buenos au-

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tores. Además de los verbos citados, pueden emplearse: hincar (introducii' ó clavar una cosa en otra), eapetar (atravesar, clavar, meter {Mr un cuer- po un instrumento puntiagudo), enra- sar (introducir en el cuerpo de uno la espada ú otra arma punzante), encdjm- (nidter una cosa dentro de otra ajusta- ilamente), nürnr (penetrar ó introdu- cirse): uSe la entró [la punta de la daga], y escondió por más arriba de la islilla». (Qiiijo/e, p. I., c. XXXIV). Quizás sería éste el pasaje en que Ortúzar creyó que Cervantes había usa- do á fiiterrar en la acep. de «clavar», porque sin duda leyó enterró en vez lie entró, ó poriiueasi lo estampó algu- na mala edición de «famélico impre- sor».— Mucho oye el pueblo las frases piüierro mayor, entierro menor (mayor ó menor solemnidad que se da al oficio exequial), derechos de entierro, asistir cd entierro de Fidano; y, como en todos estos entierros lo principal es la misa que se aplica ¡wr el difunto, de aipii ha deducido (en algunas provincias del Norte) que enterrar significa- aplicar una ó másMuisas jwr un tinado: « Hace diez años que no entierro á mi padre», es decir, (jue no le mando aplicar misa de entierro ó de difuntos. Enterratorio, m. Hay (pie ma- tarlo y enterrarlo, antes que cunda más. Es feo y mal sonante y tiene tantos equivalentes castizos: cementerio (sitio descubierto, fuera del templo, desti- nado á enterrar cadáveres), campo santo (cementerio de los católicos, ben- decido según el rito romano), entierro (sepulcro ó sitio en que se ponen los di- funtos), sepulcro ó tundía (obra, por lo común de piedra, que se construye le- vantada del suelo, para dar en ella sepul- tura al cadáver de una persona y honrai'

Uicc. de Chil., l. II.

y hacer más duradera su memoria), sarcófago (significa lo mismo), tiinndo (sepulcro levantado de la tierra), .se- pultura ó hnesa (hoyo que se hace en tieri'a para enterrar el cadáver de una personn, ú hoyo en (]ue está enterrado un cadáver), bóveda (lugar subterráneo en las iglesias [agregúese: y cementerios] para depósito de los difuntos), mavso- leu (sepulcro magnifico y suntuoso), panteón (monumento funerario desti- nado á enterramiento de varias perso- nas), carneni (sepulcro de familia que suele haber en algunas iglesias, elevado como una vara del suelo). También tiene éste el significado de asarlo, que es el lugar en que se reúnen los huesos ()ue se sacan de las sepulturas, á fin de volver á enterrar en ellas. Nicho es el sepulcro para un solo cadáver. Hay l>ues voces ca.stizas para todos los gus- tos y necesidades y no tenemos para qué acudir á neologismos impropios é iniitiles.

Entierrado, da, ¡idj. Cubierto de tierra ó ]X)lvo; polvoriento ó polvo- roso, empolvado ó pidverulento. \o se equivocjUe cou tciroso, sa: (jue parti- cipa de la naturaleza y propiedades de la tierra; (|ue tiene mezcla de tierra. El V. entierrar es de rarísimo uso.

Entierro, m. Tesoro llama nues- tro Código t'i vil, lo mismo (jue el Dice, la «cantidad de dinero, valores ú ob- jetos preciosos, reunida y guardada». Como est<i o]x;ración se ejecutaba ordi- nariamente debajo de la tierra, nuestro pueblo ha llamado siempre entierro al tesoro así enterrado.- vn lo cual no ha discurrido mal. Por le demás, la costumbre de ocultar y guardar así las ri(|uezas es bien antigua, y mucho más propia de aquellos tiempos en que no había bancos, ni cajas de fondos, ni

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odificios incoiiibustibles, ni corapañias de seguros. Sin ir más lejos, el mismo Cristo nos habla de esto en una de sus parábolas: '(Semejante es el reino de los cielos á un tesoro escondido en un campo; y, apenas un hombre da con él, lo oculta, y con el gozo que esto le produce, va y vende todo lo que tiene y compra aquel campo». En Chile fué común, sobre todo en las gnerras de la independencia y de la reconquista, hacer estos entierros en las casas, huertos, campos, etc.; porque, amena- zados como estaban con la muei'te ó el destierro los dos bandos, y no pudien- do asegurar de otra manera sus rique- zas, que eonsistían entonces en moneda corriente, alhajas, objetos preciosos, oro y plata en bruto, las confiaban al secreto de la madre tierra; y, como mu- chos de sus dueños morían ó emigraban de aquí sin vuelta, el lesnro quedaba para el primer afortunado que, como el hombre del Evangelio, diera con él. Las fábulas y supersticiones que han rodeado la existencia y el hallazgo de estos tesoros, son innumerables: diver- tidas y curiosas unas, ridiculas las más. Ya es un duende, un culebrón ú otra fiei'a encantada el guardián del tesoro; ya es el demonio mismo, que se lo da á cualquiera como precio del alma. Unas veces hay que desenterrarlo con una vela bendita de tal ó cual manera; otras veces hay que correr previamen- te varios riesgos; otras el tesoro está en figura de sapos ú otras sabandijas, que, apenas llegan á manos del valiente descubridor, se convierten en las bus- cadas riquezas; en fin, no hay circuns- tancia propia de hechicerías y encan- tamientos que no se haya aplicado también al hallazgo ó posesión del te- soro. Pero, para (jue se vea que la

mentira siempre es hija de algo, léase lo que dice Covarrubias en el art. ]\Io- .lONERA de su obra llamada también «Tesoro de la lengua icastellana»: «Y quiero advertir aquí de una cosa: que los antiguos, cuando amojonaban tér- minos principales, hacían en aquel lugar una cuevezuela, como sepulcro, y dentro ponían algunas monedas de las corrientes, en unas ollas, y junta- mente carbones, porque el carbón jamás se corrompe ni consume. Encima po- nían una losa (icolunilla para cautela; que, aunque la piedra de encima, dicha término, se moviese, ó con malicia ó sin ella, pudiesen acudir ala mojonera, donde dejaron las dichas señales. Al- gunos codiciosos de hallar tesoros suelen topar con semejantes hoyas, y cuando ven los carbones dicen que los duendes han convertido en ellos el te- soro". Aquí tenemos el origen de al- gunas de las muchas patrañas que cree el vulgo respecto de los entierros; las demás nacen de cuentos de hadas ó de su propia fantasía, siempre fecun- da en esta materia. Lo que no es pa- traña ni cuento, son algunos efectos naturales que suelen verse en los en- tierros, como ser los fuegos fatuos, provenientes de huesos o de sustancias vegetales que se enterraron juntamen- te con el tesoro. ^;Qué más se quiere el pueblo que ver estos fuegos para fan- tasear de la manera más increíble? En cuanto á la voz entierro, aunque á juicio de. Cuervo es «intachable» y aun- que parece haberla usado Cervantes en el c. LIV de la II p. del Quijote, donde los editores antiguos pusieron encie- rro por errata, sin embargo, no cree- mos que hay necesidad de ella, pues su equivalente tesoro está ya extendido en todo el nnnidü culto v literario.

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Entiesar, a. Dígase aliesar: poner tiesa una cosa. Atesar (que se conjusia como regular: atesó, atesasj, está aiit. en esta acep., pero en Marina, don- de significa: «poner tirantes los cabos (■) las velas del bui|ue». Entesar (regu- lar también, á pesar de ser compuesto del adj. tieso) significa: «dar mayor fuerza, vigor ó extensión á una cosa». Por las citas que trae Cuervo (Apun- taciones, n." 227) se ve que este v. significa también lo mismo que atiesar.

Entizar, a. Como la tiza que se usa para los tacos del billar es un «compuesto de yeso y givda», no de- bemos usar el v. entizar, que no existe en castellano, aunque esté bien formado, sino enyesar, que es castizo y significa lo mismo.

Entiznar ó tiznar, a.

Entomoi,(3gico, ca, adj. Pertene- ciente ó relativo á k entomología. Entomólogo, m. El que sabe ó pro- fesa la entomología. Admitidos en el último Dice.

Entonar, a. «El atesoramiento de pasta de oro y plata en la casa de mo- neda obedece á dos propósitos: el de garantiry entonar los billetes fiscales y el de acopiar reeunsos para la con- versión». Así esci'ibió el correcto Don Zorobabel Rodríguez, incurriendo en estas pocas lineas en un galicismo (obedecer con sujeto de cosa) y en una

incorrecciiin (entonar billetes).

En Medicina y en Pintura tiene el v. entonar su acep. ñg., y se la reconoce el Dice, y aun creemos que debería tenerla general en el lenguaje corrien- te, pero aplicivla solamente á persona: dar «energía, vigor ó fuerza», que es lo que significa /w/w figuradamente. «Es necesario entonar al orador y> (ani- marlo, entusiasmarlo). «Los militares.

antes de entrar en batalla, se entonan con un vaso de licor» (cobran fuerza y valor). Fuera de los colores en Pin- tura y del organismo en Medicina, las demás cosas no se entonan sino que simplemente se acreditan, se autorizan, se ase.íjuran, suben de vator, etc. Por esta razón no nos agrada este pasaje del Beato Cádiz: «Nada sabía de la especie del Sr. Emperador; Dios haga sea cierto, y (jue se vayan entonan- do estas cosas». (Carta de 4 de Jutio de 17SS).

Entonce, adv. de t. Anticuado lo declara el Dice; sin embargo, se usa todavía y siempre se usará en Poesía, lo mismo que inimtra, des que, Jiora^ etc.

Entontar, a. Entontecer, a.: poner á uno tonto; n. y r.: volverse tonto. Atontar, a. y r. ; aturdir ó atolondrar.

Entorchau, a. (dignifica: «retorcer varias velas y formar de ellas antor- chas; cubrir alrededor un hilo ó cuerda con otro de plata, oro, etc.» No debe pues confundirse con empalmar: «jun- tar por los cabos ó extremos dos ma- deros, sogas liotras cusas, ingiriéndolos y entrelazándolos de modo que queden á continuación el uno del otro».

Entoxicación, f. Envenenamien- 1(1, intoricacliin.

Entoxicar, a. Entosicar, ant.,

f'ntosif/ar-=atosi(/ar ó ataricar : inficio- nar con tósigo ó veneno, envenenar. Intoxicar, a. y r., es ahora la forma correcta.

Entrabar, a. Muy ufano y valido coire por los escritos de los mejores literatos chilenos, (]ue sin duda creen ver en él un compuesto más hermoso y elegante que el simple trabar. Pero se engañan, porque ni lo usan los cas- tellanos, ni lo admite el Dice, ni lo

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necesita la lengua: basta y sobra con trabar, miorperer, impedir, e.slorbar, ecfiar ó poner trabas. No nos hablen pues de las cosas que entraban la marcha del progreso, de lo qne entra- ba la ejecución de la ley, porque todo eso es ponerle trabas y cuñas inútiles al idioma. «No te metas en dibujos, Sancho», les diremos con Don Quijote, inventando voces innecesarias ó agre- gando partículas á las simjjles.

Entrada y salida (Por), fr.

fam. Entrada p(jr salida: visita breve. Entrador, ra, adj. Aplícase á la persona que, sin ser aceptada, se intro- duce con cierto descaro en la casa ó en el ánirao'de otra. La voz está bien for- mada y merece figurar en el Dice. Es muy usada en Chile y está conforme con el 8. entrada en la acep. de «amis- tad, favor ó familiaridad en una casa ó con una jjersonan, y con el v. entrar: (tacoraeter, en sentido fig.. á una per- sona, ó ejercer influencia en su ánimo; r. meterse ó introducirse en alguna parte». Difícil sería hallarle en caste- llano un equivalente exacto á este chi- lenismo, y por eso lo recomendamos á la R. Academia. Véase mejor su sig- nificado en esta redondilla de un poe- ta chileno. Habla un ministro de colegio que se ve sorprendido en una acción indecorosa poi' el alumno cam- panero:

AlumN'O. ¿X que horas k>co, señor? Ministro. Mañana por la maflana

Te quitare' la campana.

Tonto, atrevido, entrailur.

El intruso ó entremetido que entra mucho en una casa sin ser llamado ni invitado; el que se toma demasiada confianza con una jjersona para pedir- le dinero, recomendación, servicio, etc..

ó pretende dominarla, es el entrador chileno.

Entrar. Falta en el Dice, la acep. de-dar principio ó empezar algunas funciones religiosas que se celebran generalmente en un templo. «Ya entró la misa; Ya va á entrar el sermón; ¿k. que hora «i/yff/í. /o.s maitines.^» Es sinó- nima de la que se aplica á las estacio- nes y otras partes del año, y de la otra que se aplica á la edad, y se funda su significado en el movimiento que hace la gente para entrar al templo en que tales actos se celebran; por eso la acción contraria de salir del templo después de concluidos éstos, se expresa con el V. salir, que también carece de esta acep. en el Dice: «Ya salió la misa; Ya van á salir los maitines-». Y hasta en;Liturgia se llama el principio de la misa introito, que significa «en- trada", y al fin se dicen las palabras: //'', missa est: idos,!salid, que ya acabó la misa. Tratándose de procesiones ó romerías, en que la gente forma filas que andan, los verbos entrar y salir coü.servan su significado general y recto y no podrían emplearse en el fig. que tienen para los demás actos. Copiamos con todo gusto y aprobación este párrafo del P. Mir: «Fácilmente se descubre cuan lejos estaban nuestros autores de atribuirle [al v. entrar'] el sentido de participar, entrometerse d examinar, admitir, abrazar, que en el día de hoy suelen aplicarle los galicis- tas. Baralt tomó el pulso á las locu- ciones! siguientes: Entró mai/ adelan- te en mis pensamientos ij afectos; "En- tró (montó ) en cólera; Jamás entró en mi rabeza qiee él entrase tan in- timamente en mis secretos; Entra siempre en el detalle de lorias las cosas. Podíamos añadir algunas irás: En-

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trar en el fondo de un cisunfo: entrar

en el seiifulo de un autor; entrar en el sentir de otro; entrar en los inte- reses de otro; entrar en las ¡mías 1/ aleijrias de alt/uno: entrar en las ra- zones del adversario. Todos estos sen- tidos metafóricos son peculiares del entrer francés. Tios autores clásicos no conocían más significaciones figuradas que las antedichas, donde no se descu- bren \íiíidQj¡arliri/iar, admitir, abrazar, meterse á examinar. Por galicanas po- demos condenar las frases de Baralt, como él las condenó, y luego las solíre- añadidas, pues ni unas ni otras perte- necen á nuestra lengua». Son frases castizas: No entrarle á uno una cosa: «no ser de su aprobación ó dictamen; repugnarle, no creerla; no poder apren- derla ó comprenderla: A este mwiiarhn no le entran las malemáticas»; y No entrarle á tino una persona ó rosa: «rdesagiadarle ó serle antipática ó re- pnlsiva». Bien pudo el Dice, advertir que ambas frases .si? usan más ron ne- gación, pero restringirlas, como lo hizo, á solo el sentido negativo. Si se puede decir que á este murkarho no le entran las matemáticas, también se puede decir que d aquél, ij al otro ij al de más allá le entran; si puedo decir que á mi no me entra tal persona ó rosa, también puedo decir que á otro <¡ne tiene distinto carárler ó i/usto le entran. No admite la (xraraática de la .Vca- deniia Entrar á la if/lesia. sino en la iglesia. Salva admite las dos preposi- ciones y nosotros estamos cansados de ver este dol)le uso en los clásicos, siem- pre que se trata de lugar á donde; sin embargo, si no se nos cree, véanse las Apuntaciones de Cuervo (;').* edición, n." 4:i7), donde reúne citas de los mejores autoies, como (íranada, Cer-

vantes, Sta. Teresa, Lope, Calderón, Guevara, Ávila, Saavedra Fajardo, etc. Y hasta el mismo Dice., en la voz PoKTAL, dice: «Zaguán ó primera pie- za inferior de la casa, jwr donde se entra á las demás ...» Aunque la prep. de se antejwne á los nombres de car- gos, dignidades, empleos y oficios con muchos verbos, incluso entrar, sin embargo, con los sustantivos monja, monje y fraile se suprime»: entrarse monja, entrarse fraile. Asimismo con el V. meter ó meterse. Capricho será de la lengua, puesto que algunos han di- cho entrarse de relir/iosa y la Academia aprueba entrar de novicio; pero la ver- dad es que á monja, monje y fraile to- dos los buenos autores suprimen la de con los verbos entrar y meter; y aun han dicho entrarse ermitaño (Juan de Valdés), entro ranónií/o (Villanueva), entrar uno cofrade (Padre Isla), entró colegial (Uallai-do), entró beata (Padre Sigiienza); loque prueba la tendencia á sujjrimir siempre el de con el v. en- trar.— Muchos gramáticos acentiían las inflexiones go entre y él entre, para diferenciarlas de la prep. entre. La .\cademia calla sobre esto y habla so- lamente de los monosílabos, como verbo y de prep.; pero á nosotros nos parece propio y razonable este uso y poi- eso lo hemos practicado y lo reco- mendamos, lo mismo f|ue para v. y para prep. Véase Dentrar.

Entrk. prep. La Gram. de la Aca- demia ha querido cortar la eterna disputa de los gramáticos sobre el ré- gimen de esta preposición. Se dudaba si deberían usarse en ablativo ó podrían usarse también en nominativo los pro- nombres go y cuando entran como término en un complemento precedido adentre; v. gr.: ENTRK Mi p.\due y

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YO; EN'TRE TU MAÜRK y TÚ. « Fo y

tú, dice la Academia, aunque no son ablativos, se uaan coix la preposición entre, que rige tal caso v. ; gr. : kntre Juan y yo atrei/lr/remos la caso; ENTRE Paula y ilispondréis el con- vite. Decíase antes, no raras veces, entre ti y mi: ya no se usa; y después de la preposición se entienden suplidos en tales casos los pronombres nosotros y vosotros^ como si dijéramos: extre NOSOTROS, á saber, Juan y yo, arre- glaremos la casa; entre vosotros. esto es, Paula y tú, arreglaréis el con- i'iiei). Buena es esta regla, pero incom- pleta; por eso veamos los varios casos que en este punto se presentan: 1." Cuando el complemento introdu- cido por entre forma el sujeto de la proposición. En este caso entre equi- vale al adv. Juntamente y no disuena al oído ni al sentido (jue rija el térmi- no en nominativo, y, ul contrario, así lo exige: Entre yo y arreglaremos la casa: yo y juntamente, entrambos ó entre ambos. (Fíjese la atención en la voz entrambos, que es un simple com- plemento, igual, por su formación y figniñcado, á entre y yo). Éste es el Tínico caso que puede considerarse com- prendido en la regla de la Academia, y para él no hay más que pedir. 2." Cuando el complenienttí no hace de sujeto y entran en él los pronombres f/o y tú. «La amistad que entre ti y mi se atírma no ha menester preámbulos. (Celestina, I). «Hete presentado á tu aniantísimo Hijo y puesto entre ti y mi este fiel abogados. (Granada, Me- morial, 1. V, c. VI, or. 14). Esto, dice la Academia, «ya no se usa». «Esta construcción parece desusada hoyn, agrega Cucrvoenlas notasá la Gramát. (Je Bello. Acatamos y seguimos por

nuestra parte esta doctrina y decimos como en el 1.'' caso: entre y yo, en- tre yo y tú; complementos que equi- valen á estos otros: entre nosotros, á saber, yo y tú, y yo. Salva se quedó con la doctrina antigua, que no acep- taba otra forma que enire mi y //, entre ti y mi; bien que agrega: «Entiéndase esto como una regla gramatical para lo (jue debería hacerse..., aunijuc el buen escritor preferirá evitar su con- curso [el de ambos pronombres], dan- do otro giro H la oraciónj. Véanse ahora dos ejemplos modernos, tomados de las obras de Don Juan Valera: «El cielo... ha puesto entre y yo obs- táculos casi insuperables». (Dr. Faus- tino). «Tienes unrival quese interpone entre y yoT>. (Genio y /¡gura), o." Cuando el complemento no es su- jeto y siguen á la prep. yo ó y otra voz en nominativo. En este caso creen los mejores gramáticos que el pronom- bre inmediato á entre debe ponerse en ablativo. «La desigualdad que había entre mi y Don Fernandos. (Quijote). « La diferencia que hay entre mi yellosv. (Id.) «Ya sabes el deudo que hay entre ti y Eliciai). (Celestina, VII). «Juz- gad vosotros, jueces, entre mi y mi ciña*. (Granada). «Pondré enemista- des entre ti y la mujerv. (Todos los traductores de la Biblia). Ni los más valientes partidarios de la (rramát. de la Academia se atreverían á usar en este caso el pronombre en nominativo. 4.° Cuando el complemento tampoco es sujeto y siguen á la prep. un nomi- nativo y el pronombre yo ó tú. Aquí también están de acuerdo los gramá- ticos en decir que el pronombre debe ir en nominativo. La razón es porque ijuedn algo lejos de la prep. y así no está tan sujeto á la fuerza ó tiranía de

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régiiiieu de ésta, asi como en el o.' caso snceile todo lo contrario. Los antiguos y los clásicos usaron el pro- nombre unas veces en nominativo y otras en ablativo, aunijue más fre- cuente fué esto último, y por eso es muy conocido el ejemplo de 8ta. Te resa: «La mucha amistad que hay en- tre el Padre Salazar // mh; y el de Cervantes: «Ha habido entre él y mi ciertas cuentas, dares y tomares». Por eso tuvo razón Bello para decir en su tiempo que no tenía por ilegítima, aunque menos usada, la construcción entre usted y mi, entre fulano y mi. Pero ahora todos ponen el pronombre en nominativo:

Te pido Quede en adelante roto Entre ella y todo trato. (Gil y Zarate).

A Favila fue' siniestro £1 combate entrt ¿I y yo.

(Hartzenbusch).

Entre tu marido y tú. Cual pavoroso fantasma. Se levantará el recuerdo De tu flaqueza pasada.

(Núfiez de Arce).

1 Entre la ¡mayen devotisima de la Virgen y yo se interpone» [la imagen de esta mujer]. (Juan Valera). Entre mi, entre si. Dice la Graraát. de la Academia que entre «á reces equivale kpara: Dije entre mi, no haré tal cosa ». Esto esUi en contradicción con el Dice., que no da ¡i entre esta equivalencia, sino «dentro de, dentro,en lo interior». Y así lo reconoce también el buen sen- tido.— Aquellos de entre rosotrox que tenyan sangre en las venas... La más importante de entre las parlen de la orar ion... ^hr:\ la p;uticnla entre, dice el P. Mir con Baralt, porque no signi-

fica ahí estado medio ni cosa puesta entre dos ó má.s, como del» significar. El desmañado galicista, no entendien- do cómo tenía que traducir el francés d'enfrí' roas, vertió al pie de la letra, mal y bárbaramente. Mejor lo acertó Capmany, que tradujo: Cei'j- irentre les romains qui.... Délos romanos, ]os que... Conservando su propio y cas- tizo significado, rige algunas veces la prep. entre dos formas verbales como término del complemento; lo que es de suma gracia en castellano: Entre duer- me y vela: modismo adverbial que sig- nifica: «medio durmiendo, medio ve- lando». «Aunque dormía el cuerpo, el corazón velaba con el cuidado y pena de su ausencia. Sueño velador, entre duerme y vela». (Cabrera, Martes des- pués del 1." Dom. de Ciuir., cons. 1.'). «Elige entre morir ó thirme todo tu dinero, entre la vida ó la bol.iaíi.

Mi esperanza en los brazos de la muerte, Ya entre eire y no rii'e agonizando...

(Valhnena. El Bernardo. 1. VI.)

El significado es el mismo que tiene en los complementes entre verde y seco. entre alegre y triste, entre iiyradecido y quejoso. Otras veces el término del com- plemento es una proposición: "Andaba entre si la vendia á los dominicos ó la compraban los agustinos». (R. Palma, Tradiciones peruanas, 8." serie, La nis- todia de Boqui). En la Crónica manus- crita ilel Gran ('opilan, obra anónima de aquel tiempo, hallamos un uso muy especial de entre (centre tanto) que no hemos visto en ningún otro autor: u Andrea de .\quaviva le ¡persuadió no lo hiciese, porque entre que él desam- paralia ai]nellas plazas, el Oran Capit;in le tomaría (> :i la (^liirinola, ó ;i Rubo, ó á Canosa». (I. V. c. .\II). ;.Será

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simple omisión del tanto, ó acep. par- ticular de Piltre, ijjiial -k ínter ó Ínterin.' Más especial aún es otro uso ple- beyo de entre que se oye en Méjico. Costa-Rica, Colombia, Chile, etc.. equivalente á mientras más menos), /íírts. ..Entre más liehe, más sed te lili; Entre menos tiene, más i/fista.

Llega el ave á lii jaula, y mira y mira, Y entre más mira el grano. »*«'.« se admira. (Luip Oanthier íí.)

Como entre, según acabamos de ver, equivale á entre tanto, y entre tanto es sinónimo de mientras, la frase del)i() de ser en su origen: Entre tanto que bebe, más sed te da= Mientras más bebe, etc. También puede considerarse este entre como coirupción de mientras, porque el vulgo es muy capaz de comerse la m inicial y la s tina! y, recortado asi el vocablo por delante y por detrás, no le quedó más que metamorfoseai'se en entre ó fundirse con éste en un solo ser. (Véase M). La forma castiza de este mal uso es: Mientras más menas) .... más. Los aragoneses (y también algu- nos chilenos) dicen contra más menos)..., más: Contra más ¡lohre, más i/enervso. Véase Contra. Laex- pr. entre nos, que como titulo de una sección adoptó un tiempo un diario do esta cajiital, es solemne disparate por ínter nos; pon[ue, ó se usa toda en castellano (entre nosotros), ó toda en latín (ínter nos). Pa:a decir entre nos tendríamos que retroceder al si- glo XV, al tiempo de Juan del Enzina, cuando el castellano estaba todavía en su niñez y se decía, entre otros lati- nismos, nos por nosotros.

Cata, cata aquí rnti-t; no» Quatro altares de notar. Para te offrendar los dos, Dos para aeruir ¿ Dios.

lu* mejor a.ssolazar

Lo qur jjasa aquí enfre nitá

Tomadli) por don jMistrero

Que si cantando tnfie nos Caminamos con gasajo

De contino, Iremos ambos a' di.s Sin que sintamos trabajti Del c-amino.

Entrebolar, a. Sembrar de trébol un terreno. Xo tigui'a en el Dice.

EntrecanOSO, sa, adj. Aunque lo usó Ensebio Blasco, no lo admite el Dice, que nos presenta á eiitreranu, na: «dicese del cabello ó barba medio negra, castaña ó rubia, y medio blan- ca ó cana. || Aplicase «il sujeto que tiene así el cabello». Nuestro rosillo, lia.

Entrecerrar, a. Medio cenar ó cerrar á medias; entornar: «volver la puerta ó la ventana hacia donde se cierra». Existe el v. contrario, entre- abrir (dejar á medio abrir una puerta, ventana, ]Jostigo, etc.), pero entre- cerrar, que es feo é innecesario.

ExtrkcomaI!, a. Poner entre comas una palabra ó coijunto de palabras. «En cuyo lugar apunta la indiciición que acabamos de entrecomar». (Sbarbi, Monoi/rajía de refranes). Verbo bien formado y litil, que merece figurar en el Dice. Tres vecesjusa el participio entrecomado D. Antonio Rodríguez Villa en su introducción á las ('roñicas del Oran ('apilan.

Entrecostilla, f., ó entreco- te, m. Del francés enlre-cóte. Las cocineras y cocineros modernos van olvidándose ya del guachalomo

chileno por imitar á los franceses. Ha- blen mejoren castellano y digan stdo- mo ó solomillo: «en los animale.s de matadero, capa muscular que se ex- tiende poi' entre las costillas y los lo- mos».

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Entrecruzar, a. y r. Sólo esui admitido el adj. entrecruzado, da: <ídi- cese de los hilos, cuerdas, cañas, etc., que se cruzan unos con otros». Usado como V., basta el simple rnizar, cru- zarse.

Entrechocarse, r. Del francés íCmirechoquer, no lo necesita para na- da el castellano, pues le suena mal y tiene rail verbos para expresar la mis- ma idea: c/wrar, topar, encontrarse; embestir, arremeter, acometer, lidiar.

Entregar, a. y r. Todavía el vultro dice en Chile entriego, entriega, etc., como se dijo en España eu la Edad Media y aun en el siglo XVI, como se ve una que otra vez en el Quijote (p. I, c. XXI), en Valdivielso (Sagrario de Toledo, 1. XXIV), en el Tesoro de Co- varrubias (art. Ldipio), etc., etc. Así pronuncia también el s. entrega (entriega).

Entrelineas, f. pl. «Si las en- mendatui'as ó entrelineas que

tuvieren las escrituras est;ln salvadas autes de autorizaree...» Así escribió el jurisconsulto chileno Don José Ber- nardo Lira en su Prontuario de los fuicios, en vez de las dos voces castizas enmeiuiadura y entrerrenglonadura. Esta última significa: «lo escrito en el espacio que media de un renglón á otrox.

Entremedio, m. adv. Escríbese en dos palabras: entre medio. También puede decirse en medio, entremedias, adv. de t. y de 1. (entre uno y otro tiempo, espacio, lugar ó cosa), ó inter- medio, dia, adj. (que está entremedias ó en medio de los extremos de lugar ó tiempo).

ExruEME.snj. adj. Perteneciente ó relativo al entremés. Lo usó Don Ca- yetano Rose] en su prólogo :i los Dice. deCliil..t. n.

Entremeses de Quiñones de Beuavente, y esUi tan bien formado como escuderil, estudiantil, infantil, etc.: poi- consi- guiente, merece admitirse.

Entremeterse, r. Xi el Dice, de Autoridades ni la 13." edición hacen distinción entre este v. y la forma en- trometerse, y al contrario, los dan como enteramente sinónimos; lo que nos parece un error, salva reverentia. En efecto, basta fijar la atención en la dis- tinta etimología de los dos, pura ver que no pueden significarlo mismo; y, si algunos escritores los han confun- dido, allá se lleven ellos la responsabi- lidad de su falta de atención. Entre- meterse es compuesto de entre, el Ínter latino, y por tanto, significa «me- terse entre dos ó más personas o cosas, iuterponei-se»; y entrometerse es com- puesto del infro latino, que significa «adentro», por lo cual antiguamente se dijo también intrometerse; por con- siguiente, significa «meterse adentro, introducirse», por lo general en una sola cosa. «El ambicioso se entromete, y no se entremete, en palacio. Del chismoso se dice con propiedad que «.sí entremete á turbar la paz de las fami- lias». De la misma manera se diría de un astrónomo atrevido: «y se entro- metió á averiguar la naturaleza de los cielos, sin entremeterse en si son ó fundados los sistemas conocidos, ó en cuál de los sistemas conocidos se acer- ca más á la verdad». Así Clemencín, de quien son estos ejemplos y el fondo de esta doctrina, la cual debe exten- derse también á los participios entre- metido y entrometido, más usados cunio adjs., y á los sustantivos entremeti- miento y entrometimiento. Con esto (juedan también refutados los puristas chilenos que siempre corrigen á entre-

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meterse y sus deriviidos por entrome- terse y los suyos. Xo alegaremos citas de clásicos, porque desgraciadamente reina en ellos una gran confusión, ú mejor dicho, hacen sinónimos ambos verbos y sus derivados. Hasta el texto del Catecismo Mai/or que se llama de Pío X, impreso en Madrid en 190G, dice que «la autoridad civil. ..no tiene poder para entremeterse en ma- teria de sacramentos». Para nosotros sería esto entrometerse, y el acto seria un entromet ¡miento ó intrusión. Por el contrario, véase con qué propiedad emplea Santa Teresa el v. entremeter: «Cómo va el Señor entremetiendo penas con contentos». (Carta 126 j. Ojalá todos graben en la memoria y practi- quen esta tan fácil y bien fundada diferencia, que es para claridad y lustre del idioma.

ExTEEPiERX.is, f. pl. y ú. t. en sing. Parte interior de los muslos. || Piezas cosidas entre las hojas de los calzones y pantalones, á la parte interior de los muslos, hacia la horcajadura. Así en castellano. En Chile llaman algunos entrepiernas los calzoncillos de baño hechos de punto y que sólo cubren des- de la cintura hasta la mitad de los muslos, poco más ó menos, y que sólo usan los hombres. El nombre está bien elegido y bien puede aceptarse.

ExTüETAXTo, adv. de t. Escríbese también entre tanto: mientras, ínterin ó durante algún tiempo intermedio. Puede decirse también en tanto y en el Ínter; pero ínter como adv., por- que está ant., ni en el ínterin, porque éste como s. significa «interi- nidad». — Entretanto se usa t. c. s., pre- cedido del art. (/; En el entretanto.

EntretecllO, m. Parte que está entre el cielo y el techo de un edificio.

Cuando es vividera ó habitable, se llama en castellano desván ó sobrado; cuando nó, desván gatero.

Entretela, f. «Lienzo, holandilla, algodón, etc., que se pone entre la tela y el forro del vestido». Xo hay en- tretelas del corazón ni del alma, que algunos emplean con gusto prcpio de costureras ó de sastres é imitándolo de los andaluces, que para ponderar se las valen como nadie. Esta acep. corres- ponde al simple tela, que en sentido recto significa la membrana ó tejido que rodea al corazón, y en sentido fig. lo íntimo de éste, como se ve en las frases Llegarle á uno á las telas del corazón (ofenderle en lo que más ama) y Querer una persona á otra más que á las telas de su corazón (quererla en- trañablemente). En este sentido leemos en el Quijote «el llagado de las telas del corazóny», «le quiero como á las te- las de mi corazón». Asi también e Padre Sigüenza y demás clásicos.

Entretención, f. Lo castizo es entretenimiento, sinónimo de diversión, recreación, esparcimiento, pasatiempo. ExTEETEXER, a. y r. Hable en favor del castellano y eu contra del galicismo el castizo P. Mir: «Mucho importa pe- netrar la índole de este v., por las no- tables incorrecciones á que el abuso da ocasión. La misma hechura de entre y tener manifiesta que entretener no sig- nifica sino detener, pasar tiempo, tener suspensa la ocupación. De aquí nacen sus varias aceps. de recrear, divertir, jugar, hurlarse, dilatar, dar largas, hacer esperar... Entre tanta variedad de significados, reducidos á uno solo, esto es, ocupar el tiempo en alguna cosa, no campean los franceses alimentar, dar de comer y vestir, conservar, guar- dar,fomentar, cultivar, tener trato. Ni

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campean ni pueden campear, porque no son españoles. Saquen á luz los galicistas, umv en hora buena, las lo- cuciones: Entretener un ejérrlh ron la haciendd pública; Ud. entretiene sm hijos con mucJw luJo; Entreten- g'O el amor que me profesas: Xo en- tretengas la paz; Entretenían alianzas secretas con el enemigo; En- tretengamos la esperanza; Jíe entretuvo con sus alabanzas: En- tretienes la casa para que no se derrumbe; Yo voy entreteniendo el fuego de la chimenea; Xos entre- tienen á expensas del público. Todos éstos son entreteneres á la francesa; el español ni los conoce ni los ha menes- ter. Los entretenimientos franceses cuestan cai-os, á peso de oro; los espa- ñoles son cosa de aire, de mera diver- sión, pasatiempos de ninguna conse- cuencia... La Real Aciidemia no ha dado aún oídos á las aceps. afrancesa- das del V. entretener^ ni recibido por castiza la palabra mujer entrete- nida por manceba, que fuera dispa- rate, como Baralt le llamó». En la conjugación téngase presente que con- serva todas las irregularidades del simple tener; por consiguiente el impe- rativo es entreten y entretiene: '(Con tu buen juicio entreten al rey y á Sinforosa». (Cervantes, Persiles,

1. II, c. VIH).

Entrevero, m. Acción ó efecto de entreverar ó de colocar cosas entre- veradas. No es de mucho uso. El gran disparate es creerlo s. verbal del entre- ver castellano ó del entrevoir francés: ver confusamente una cosa. «La cues- tión internacional no tiene entre- veros de solución». Visos, se dice, Sr. periodista, y estudie mejor su len- gua.

Entrevistar, a. Grandes son los apuros que p<isan los periodistas para expresar la idea significada por este v. Unos echan mano de reportear ó reportar por el parecido que tiene con reportero; otros acuden al inglés interriea- y escriben intervistar; y otros, buscando una forma más espa- ñola, nos quieren meter á entrevis- tar. Basta dar otro giro á la frase y usar de los ss. entrevista ó conferencia, ó del V. conferenciar.

Entrometer, extrometido, ex- TROMETiMiENTO. Véase Entremeter.

Entronar ó entronizar, a. El s. es solamente entronización.

Entruchada, f. fam. Usárnoslo aquí en el significado de las frases Meter uno su cuchara ó su cucharada, Echar su cuarto á espadas, aunque en sentido más inofensivo, porque el que hace una entruciíada, no la hace por iutrusión, como lo indican las frases castellanas, sino por corregir la cortedad de genio ó por otro motivo inocente. Véase Cuchara. También lo usamos en la acep. de-entrevista más ó menos violenta en que una persona hace cargos ó pide explicaciones á otra :

«Pedro tuvo una entrucitada con Juan»: tuvo palabras con él, se trabó con él de palabras, atravesó razones con él, se puso á razones con él. En lenguaje aun más fam. y generalmente en forma diminutiva, lo usamos por- simple conversación: cíVcn para acá y

tengamos una entruchadita». Entruchada en castellano es cosa muy distinta: «cosa hecha por confabula- ción de algunos con engaño ó malicia» ; asimismo el v. entruchar, a.: «atraer á uno con disimulo y engaño, usando de artificios para meterle en un ne- gocio».

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Pj.vuNCiADo, m. Análogo en la foi- inaá )te[/oci/i/io, proveído, sucedúlo, pe- dido y otros rauubos, puede admitirse con el mismo signittcado de eiiuium- ción. Usanlo los académicos D. Fran- cisco de P. Canalejas en su discurso de recepción: icHace pocos años, el simple enunciado de esta ley que rige los idio- mas hablados y escritos» . . . Don Fermín de la Puente y Apezechea, Don Ale- jandro Olivan, y asimismo Don Fer- nando Araujo Gómez en su Gramútica del Poema del Cid: «Fieles al enuaeifi- díj del tema académico y á nuestro jjro- grama, no hemos tenido en cuenta sino el aspecto puramente gramatical del fa- moso mamiscrito de Per Alibatií. Así también Cortejón y todos los modernos.

Envacunar, a. y r. Lo usa algo el pueblo por riicuniir.

Envalentar, a. y r. Envalento- nar.

Envallicar, a. y r. Cizañar y en- cizañar, a. FA Dice, da á estos verbos el significado fig. de meter discordia ó disensión; pero no iiay porqué negar- les el propio y primero de-sembrar de cizaña u n campo ó terreno. r. Cubrirse de vallico un trigal. Esta última acep. es muy usada en Chile.

Envanecer, a. y r. «Causar ó in- fundir soberbia ó vanidad á uno». Esto solo dice el Dice. En Chile, además de esta acep., le damos esta otra como r. y en sentido recto: ponerse vano el fruto de una planta, por haberse seca- do ó podrido su meollo. Así se enva- nece el frif/o, el maíz, la.t nueceit, etc. Y también c. a.: La helada envaneció la espiga. Muy propia y aceptable nos parece esta acep., si es (pie no hay, como parece, otro v. castizo que signifi- que lo mismo. Esterilizar, a. y r., es pare- cido, pero más genérico.

ENVARiLLAR,a. Cerrar con varillas; colocar varillas en alguna obra que las lleva. Úsalo Febrés en la voz Rucan y también suele oírse entre los chilenos de ahora. Bien puede admitirse, porque está correctamente formado. Véase Empalizar. Ténganse presentes para expresar la idea de envarillar ó em- palizar los sustantivos castizos enca- ñado (enrejado ó celosía de cañas que se pone en los jardines para enredar ó defender las plantas ó para luicer divi- siones), encañizada (atajadizo que se liace con cañas en las lagunas, en los ríos ó en el mar, para mantener algu- nos pescados sin (jue puedan escaparse), váraselo (cerramiento de enrejado de varas ó cañas, como los que se suelen poner en los jardines), verja (enrejado que sirve de puerta, ventana ó cerca) y enrejado (conjunto de rejas de un edi- licio y el de las que cercan, en todo ó en parte, un sitio cualquiera, como parque, jardín, patio, etc.; labor, en foriua de celosía, hecha por lo común de cañas ó varas entretejidas).

Envasijar, a. Envasar: «echar en vasos ó ¿'«sí/as un líquido».

Envegar, a. y r. Convertir en vega un terreno á causa de la mucha liumedad. No se usa mucho y puede reemplazarse por humedecer. Empan- tanar significa mucho más. Véase Ve-

«A.

Envelar, a. «Cubrir con velo una cosa», dice el Dice, dándole al mismo tiempo por anticuado. En Chile es muy usada la loe. envelarlas jior huir, tom'ir las de Villa/liei/o. (Véase Echar- las, en el art. Echar). Sin duda ha sido inventada y popularizada por los marino?, pues equivale á las frases de ellos Alzar ó levantar veins (salirse ó marcharse uno de repente del sitio en

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que se llalla), Dar la vela ó Dar vela, Hacer ó hacerse á la reía, Lnn/ar las velas (salir del puerto un barco de ve- la para navegar). Tamuiéii lo usamos como u. por-partir. encaminarse, mar- charse.

Enverjado, m. Aunque usado por Trueba, no es castizo. Véase Ex-

VARILLAR.

Exvestir ó ixvestir, a. '(Conferir una dignidad ó cargo importante. Ú. con las preposiciones con ó des. No se confundan con embeslir: acometer, arremeter. Los tres se conjugan como vestir.

Enviciamiento, m. Acción ó efecto de enviciarse. Xo aparece en el Dice, y puede suplirse por cojrupción, vicio, depravación.

Exviciarse, r. Como r. significa: «aficionarse demasiadamente á una cosa; darse con exceso á ella». La acep. que aquí le damos de «echar las plan- tas muchas hojas, haciéndose escasas de fruto», es propia de la forma n. del V. No se diga pues que los sembrados ó plantíis se envician, sino sola- mente que envician .

Envidia, f. El conocido refrán: Si la envidia f itera tiñ/i, etc., es: Si la envidia liña fuera, ¡qué de Uñosos h\c- biera.'

Envidiar, a. Envideo, envi- dean, etc., lo conjuga el pueblo, en vez de envidio, envidias, etc., como el s. cnviJia. Véase Ear (Verbos en).

Envigrado, m. Acción ó efecto de envidar. Conjunto de vigas de una fábrica ó edificio. Esta 2.'> acep. es la viijueriít castellana, que trae el Dice, ó también el vigamento que leemos en La Plrxira Justina: Ahora me dicen están muy mejorados y muy ricamen- te adornados los dos lienzos de casa con

ricos balcones dorados..., anchurosas salas, aposeutos ricos, vi/jamc/ilo pre- cioso, canteriay labor costosa y prima». (III p. de] !. II, e. I). Avigamien- to, traduce la Biblia Ferrariense el «contignatio», enmaderamiento, del Eclesiastés, X, 18.

Envigar, n. y ú. t. c. a. Asentar las vigas de una fábrica ó edificio. Muy usado en Chile, pero no aparece en el Dice, académico, aunque lo registran el de Zerolo y el Enciclopédico His- pano-Americano. Está bien formado y es digno de aceptarse. Ya que estos Dices, no traeu ninguna autoridad, les ofreceremos nosotros la de Intcrián de Ayala: «El lugar en que .Jesucristo se digno nacer... vulgarmente se describe en la forma de un pequeño atrio de una casita medio arruinada, cuyo techo mal envigado ó no bien defendido coii pajas, sostienen dos postes de piedra ó de madera medio carcomida». (El Pintor cristiano, 1. III, c. I). «Los te- chos envigados y de una altura des- mesurada», escribió Mesonero Koma- nos en sus Escenas 3Iatritcnses. En las notas que pone Scío á su traducción de la Biblia hemos hallado la forma avi- ga,r. que tampoco aparece en el Dice. : «Para avigar las casas», traduce el manuscrito n." 3 el complemento «ad contignationem domorum» del II de los Paralipómenos, c. XXXIV, v. 11, que Scío vierte: «para enmaderar las casas». Y el texto «texerunt eam [por- tam]» del II de Esdras (III, 3), lo traduce el mismo manuscristo: «La avigaron»; «con vigas y maderas, o ucliándole las hojas», según agrega .Scío. «Qui tegis aquis superiora ejus» (Ps. CIII), 3): «El avigán en aguas sus sobrados», traduce la Ferrariense: «el que avigó», el manuscrito n." 3:

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esto es, «el que con agua hace un ar- tesón», según explica Scío.

Enyerbarse, r. Llenarse de hier- ba ó maleza un campo, sembrado, etc. Véase Enmalezarse. Fuera de her- becer, n. (empezar á nacer la hierba), 4ue es parecido, pero igual, no co- uocemos otro en castellano.

EiíYERTECERSE, r. Ponerse yerto lia miembro ó parte del cuerpo. Tres veces lo usó Sánchez Viana en su tra- ducción de las Metamorfosis de Ovidio, llucho mejor e.s esta forma que la an- ticuada enyertar que trae el Dice, como a. y r.

Enyesado, m. Enijesadura: acción ó efecto de enyesar.

Enyuyarse, r. Cubrirse ó licuar- se de yuyo un terreno, sembrado, etc. El yuyo nuestro (véase esta voz) es el ñvaarilh jaramaffo, inmortalizado en Las riiiiuis de Itálica.

Enzocalar, a. Lo mismo (|ue azocalar. Véase en sa lugar.

Enzocar, a. Meter, introducir, encajar. <(¿ Pretenden nuestros gober- nantes que este pueblo se levante y saque á ambos mandones á puntapiés y los enzoque por el .Juncal y los tire en Uspallata á ios cuyanos co- mo peligrosasalimañas?» (El Linvíche, •2i de Febr. de 1898). Úsanlo en par- ticular los muchachos cuando hablan de la bolita que introducen en un hoyo, en el juego de los tres hoyitos y en el del choclón; y también en el boli- che, cuando meten la bola en la punta del palo. Parece que este v. se ha for- mado de zoco, que tiene una de las aceps. de zócalo; por consiguiente, sig- nificaría etimológicamente meter ó po- ner por debajo, como se pone el zócalo.

Exzr.vCHAR, a. Asegurar y fortifi- car cajones ú objetos parecidos con

zunchos. Está bien formado y puede admitirse, aunque exista el sinónimo precintar, que no es igual, así como la precinta no es igual al zuncho. Enzun- char se usa en Chile y probablemente en otras partes, como puede colegirse de este pasaje de Pereda: sAlli está [una gran cantidad de oro], lo juraría, hacia lo hondo, entre lo obscuro: parte en cajones bien enzunchados; lo otro en pilas y á granel». (La Puchera, XXX).

Eolo, n. pr. m. La acentuación correcta, conforme al griego y al latín, es la esdriijula (Eolo), y así lo escriben Contó é Isaza y otros buenos autores. Salva, en el u." X de las licencias poé- ticas, dice expresamente: «Pueden [los ])oetas] dislocar el acento en ciertas

voces, diciendo Eólo, féretro, me- teoro. Océano, en vez de Éolo, /¿retro, metéoro, Océanoi). Con esta regla queda anulada la autoridad de todos los poetas que han dicho EÓlO y cobra más valor la de los pocos que, como Iriarte y Caro, han escrito Eolo. Si entre los prosistas se halla casi siempre la forma llana ó grave, es, en parte, por la mala costumbre de cajis- tas y correctores de pruebas que no acantilan las mayúsculas: con lo cual hacen pronunciar África, Aguéda, Ang'éla. Talvez por esto se escapó en el Dice. EolO en el art. Eolio.

¡Epa! ¡épale! interjs. Ramos Duarte registra la 2." solamente y la deriva del azteca épalle, ¡hola! En Chile se usan las dos, no precisamente en el significado de ;hola.' sino de ;ea.' para animar, estimular ó excitar, ó de ;upa.' para esforzar á los niños á que se levanten. Por eso creeríamos que más bien son corrupción de una de estas dos interjs. castellanas, como la

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otra nuestra ¡opa! lo es evidentemen- te de ¡upa: El sufijo le es un modismo bien característico, que estudiaremos en su lugar. (Cfr. ¡ándale! ¡có- rrele! ¡ópale!

Epicarpio, m. Película ó ti-lilla que cubre el fruto de las plantas. Tér- mino de Botánica admitido ¡Mr pri- mera vez. Se compone del s;riego sTrí, sobre, y x.af ttÓc, fruto.

Epidermis. Como en el significado se parece á cutis, que es ambiguo, y más usado como m., así quieren hacer algunos á epidennia. íilas sepan que es siempre y exclusivamente f., como su simple iknnis.

Epifanes, n. pr. m. Epifimes, co- rrigen Contó ó Isaza.

Epícrafe, m. No significa íiluio ni rótulo ó rotídata, como han creído algunos chilenos, sino «resumen que suele preceder á cada uno de los ca- pítulos, ó divisiones de otra clase, de una obra científica ó literaria, ó á un discurso ó escrito que no tenga tales divisiones»; y también acita ó senten- cia que suele ponerse á la cabeza de una obra científica ó literaria ó de ca- da uno de sus capítulos ó divisioues de otra clase». Quizás el mismo Dice, ha dado margen á esta confusión, pues en el art. Rúbrica, 3.* acep., equipara á epígrafe con rótulo.

Epigrafista, com. «Persona versa- da en epigrafía», es todo lo que dice de esta palabra el Dice.; y, como la epigrafía es solamente para conocer ó interpretar las inscripciones, según el mismo Dice, los autores de inscrip- ciones quedan sin nombre ó innomi- nados en castellano. Deben pues exten- derse más las definiciones.

Epigrama, m. Así decían nues- tros abuelos, como decían también di-

ploma, telegrama, méndigo;

pero los nietos se han enmendado y ya todos dicen epigrama, como enseñan el Dice, Bello. Cuervo y todos los buenos autores, fundados en el -zjuvi.y. etimo- lógico.

Epigramatizar, n. Escribir ó improvisar uno ó más epigramas. Ver- bo inventado por Bretón de los He- rreros, pero que nohasido generalizado por el uso. «Este sirvió de padrino al agi'aciado como Presidente..., cir- cunstancia singular que el agraciado no echó en saco roto, epigramati- zando con ingenua satisfacción sobre la fusión fraternal del escoplo y el toisón». (El Marqués de Molíns, Bre- tón de los Herreros, c. XXXV).

EpilepSiS, f. Epilepsia, y ant.

epilencia.

Epíteto, n. pr. m. Epictefo. El término de Literatura es epíteto, por más que algún descuidado haya dicho en prosa epíteto y asimismo algunos poetas por licencia.

Epodo, m. Así, grave, trae esta palabra el Dice, en su propio lugar y en Anti.strofa y Estrofa: sin em- bargo, con los antiguos, con Menéndez Pelayo y otras autoridades, creemos que debe ser esdrújula (epodo), aun- que en latín y en griego es larga la primera o. (ionzález Carvajal y otros dicen épodon, forma que no debe imitarse y que es tomada del genitivo plural griego á semejanza de cronicón,

léricon. paralipómenon.

Eptágono, na, adj. En esta for- ma y también heptágono, lo registra el Dice, de la Academia, mientras la Gramát. lo acepta solamente con h. Creemos que ésta es la única forma correcta, conforme al f-rá griego.

Equidiferencia, f. En Materna-

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ticas, igualdad de dos razones por di- ferencia. Admitido por primera vez, lo mismo que el siguiente.

Equidistancia, f. Igualdad de dis- tancia entre varios puntos ü objetos.

Equilibrista, com. y ú. t. c. s. Diestro en hacer equilibrios. Admitido en el Apéndice del último Dice.

Eqopa.je, m. «Conjunto de cosas que se llevan en los viajes, y el de las que tiene cada uno para su uso». Equipaje 6 carro-equipaje:

dígase coche, cariuaje ó vayóii de equi- pajes.— Xo se confunda á equipaje con equipo: acción ó efecto de equipar («proveer á uno de todo lo necesario, y particularmente en punto á ropa)".

Equiphobabilismo, m. Sistema de Teología Moral segiin el cual no es lícito seguir la opinión menos segura sino cuando es igualmente probable que la opuesta. Es voz que hace falta en el Dice.

Equiprobabilista, adj. Aplícase á la persona que sigue el equiprobabilis- mo y á todo lo perteneciente á este sistema. Ü. t. c. s. cora. Debe admitir- se en el Dice.

Equisetáceo, a, adj. y ú. t. c. s. Aplícase á plantas parecidas ;i la cola de oiballo. || f. pl. Familia de estas plantas. Término de Botánica incluido por primera vez en el Dice.

Equitador, ra, adj. y ú. t. c. s. Lo echa menos en el Dice, oficial D. Ricardo Palma: nosotros nos con- tentamos con cal)ahjadoi\ ra, caballis- ta, m., y, sobre todo, jinete: «el que es diestro en la equitación».

Equitativa:mexte, adv. de m. De manera equitativa. Admitido en la IS.'' edición del Dice.

Equívoco, m. Xo anda tan equi- vocado nuestro pueblo al usar todavía

este nombre en el mismo sentido que equivocación, pues para ello le facul- taba nada menos que el Dice, de Auto- ridades, que, hablando de equivoco, dice: «Vale también lo mismo que equivocación». Las últimas ediciones del Dice, sólo le han dejado las aceps. de: «palabra cuya significación con- viene á diferentes cosas; figura que se comete empleando adrede en el discur- so palabras homónimas ó una equívoca en dos ó más acepciones distintas»; y como adj. de dos terminaciones: «que se puede entender ó interpretar en varios sentidos, ó dar ocasiones á jui- cios diversos».

EracliO, n. pr. ui. HeracUo.

EráclitO, n. pr. m. Heráctlto.

Erario público. Sobra el adj., porque va envuelto en la definición: «tesoro público de una nación; lugar donde se guarda». Cfr. Abismo sin fondo, Niño Bambino, negro cu- riche, hemorragia de sangre.

Ercilia, n. pr. f. «Aunque algu- nos escriben Hei'cilia y otros Er- cilia, preferimos la forma Hersilia (MaiToquin, Dice, ort., p. ] 51), por- que es la etimológica, como se ve en Tito Livio». Así Contó é Isaza. A esto agregaremos que Ovidio escribió también Hersilia, nmjer de Rómulo, en el 1. XIV de sus Metamorfosis y en la misma forma lo tradujo Sánchez Viana.

Erebo, m. Según la Mitología grie- ga y romana, es el infierno; y, aunque menos usado que sus sinónimos Avenw, Orco, Tártaro, que gozan ya de lugar propio en el Dice, Erebo (nó Erebo, aunque lo digan Contó é Isaza y auu- que por hcencia lo haya escrito así algún poeta), debe tambiéu admitirse. San Isidoro lo definió así: «inferorum

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profuuditas, atque rccessns». (Elimo- logias, 1. XIV, c. IX, ü. G).

ErgáSTULO, m. Cárcel destinada á esclavos. De! latín ergáshiJum. Admi- tido por primera vez.

Ergo, conj. ilativa. Es el ergo lati- no, tan usado en los silogismos, que significa «luego» y que en castellano ha dado origen á las voces ergolismo, ergoiisla, ergotizar. Estamos cansados de verlo en todos los autores moder- nos, como Valera, Pereda, Sbarbi, cuando escriben en tono algo familiar. Prescindiendo de varias citas de todos ellos, que tenemos anotadas, pondre- mos solamente dos de otros más anti- guos, t Horacio compuso buenas odas; ergo hubiera compuesto excelentes tragedias». (Iriarte, Ej>isf. crilico-pa- renélim). (^Ergo escribía el autor en la corte». (Gallardo, BíMioleca, art. Ruiz de Montoga P. Antonio J. Por su origen y por el uso que tiene, debe esta voz entrar en el Dice, cuanto an- tes y sin discusión alguna.

Ergi'iu, a. Téngase presente que, significando «rlevantar y poner derecha una cosa», como el cuello, la cabeza, sólo es a. y r. ; por consiguiente, no debe decíi-se: Irgrámonos para de- fender la lUertad de la patria. Usado c. r., significa: «engreírse, ensoberbe- cerse».— En su conjugación es irre- gular en los tiempos siguientes: irgo ó gergo, irgms ó gergucs, irgue ó gergue, irgtten ó yerguen; irguió, irguieron; irgue, ó yergue I A; irgn ó ijerga, irgas ó gergaa, irga ó yerga, irgamos ó ger- gamos, irgái.i ó gergáis, irgan ó gergan- irguiera, etc., todo el tiempo, y asi- mismo irguiere ó irguicse; irguimdo. Los demás tiempos y personas son regulares: erguia, erguí, erguirc, etc.

Erial, adj. y ú. m. c. s. m. Eriazo,

Dice, de Chil., t. II.

ZA, adj. y ú. t. c. s. m. Aplícase á la tierra () campo sin cultivar ni labrar. Erigirse, r. Xo existe en caste- llano el r. erigirse, sino sólo el a. erigir, y éste en sentido recto única- mente: «fundar, instituir ó levantar. Erigir un templo, una estatua». Oiga- mos al P. Mir: «Contra la fr. Erigir- se en desenvainó Baralt la espada crítica, porque la reputó galicismo afrentoso. Gala hizo de ella Salva, aplaudiendo las locuciones erigirse en juez, erigirse en crítico, erigirse amo y dueño, erigir- se absoluto en el mando... La R. Academia no quiso autorizar el uso de Salva. El inconveniente estaría de parte del r., de parte de la construc- ción, pues va dicho ya cómo la par- tícula en se pone á veces en lugar de por ó de para, principalmente cuando acompaña á los verbos elegir, consagrar, erigir, etc.... Del r. erigirse no hay memoria en la clásica literatura, por lo que nuestra experiencia alcanza». Acatamos la autoridad de Baralt, Mir y la Academia; pero, si hemos de ha- blar con sinceridad y si no hemos de ser simples copistas de los clásicos, di- gamos que, francamente, no nos repug- na la fr. Erigirse en, y nos funda- mos en las siguientes razones: I.'' Si admite el P. Mir que puede decirse en activa erigir en (Le erigieron en juez), ¿qué más da el reflexivo Se erigió él en juez? ¿Por qué, si lo pueden erigir los demás, no puede erigirse él? 2." El significado propio de erigir es levantar, alzar, poner recto, del latín erigere, lo mismo que erguir; y si á erguir, que tiene la misma etimología, se le hace r. en la acep. fig., ¿por qué no hacer también á erigir, que es derivado más dh'ecto del latín, donde se dice con to-

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da corrección eriyere se? Los qac no se convenzan con estas razones y quieran seguir á los clásicos, en vez de eri- g"irse en, pueden decir: constituirse juez, hacerse juez, arrogarse, tomar para si ó asumir ta autoridad de, obrar co- mo, levantarse ó alzarse con la judica- tura ó con el cargo de, usurpar el ojício ó cargo de, etc. En cuanto á la con- jugación, evítense las formas viciosas eregir, eregiré, eregirás, etc., eregido, erigendo,y dígase erigir, erigiré, erigirás, erigido, erigiendo.

Erisipelatoso, sa, adj. «Que par- ticipa de la erisipela ó de las condicio- nes de ésta». (¿No seria mejor decir: '(ó de sus condiciones»?) Voz admiti- da por primera vez y que á la legua descubre el mal gusto de los que la formaron.

Eritroxíleo, a, adj. y ú. t. c. s. f. Del griego spij8pó;, rOJOj y ^úXov, ma- dera. Dícese de árboles y arbustos... como el arabo y la coca del Perú. || f. pl. Familia de estas plantas. Término de Botánica admitido por vez primera en el Dice.

Ermelinda, u. ¡jr. f. Hennelinda.

Ermelino, na, n. pr. m. y f. Hermelino, na.

Ermete, n. pr. m. Hei-mes. Véase

XOJIBRES PROPIOS.

Erminio, nia, n. pr. m. y f. Herminio, nia.

Ermitaño, eeeiiita ó solitario. Los tres son sinónimos y pai-a el Dice. masculinos; creemos que el primero de- be admitirse t. c. f. Los dos primeros deben escribirse sin h, porque se deri- van del latín erenius, el yermo. Esta voz con su g fué la causa de la h que se ve en antiguas ediciones de clásicos.

Ero. era. ^luy abundantes son en castellano las palabras derivadas ter-

minadas en ero, era; pero prescindimos áijuí de las que se aplican á cosas (co- mo azucarero, cafetera, tetera, colo- rera) y sólo queremos fijar la atención en las que se refieren ;i personas. Estas voces pueden ser de tres clases, según designen el oficio vi ocupación de una persona (misionero, camarero), la fa- bricación, construcción ó hechura de algunas cosas {^panadero, talahartero , zapatero) y, por liltimo, la venta de algunos artículos, objetos, etc. (librero, verdulero). En esta materia es algo deficiente el Dice, y tiene que serlo, porque es imposible que pueda incluir todas las voces de esta clase que se usan en el comercio menudo y propio de cada país. Sin embargo, el pueblo, que en todas partes tiene un instinto lingüístico maravilloso, sabrá siempre formar estas palabras, y los sabios, en la generalidad de los casos, no tendrán pero que ponerles. En Chile se usan: ajicero, ciruelero, despachero, durazne- ro, empanadero, frutillero, hierbcttero, mielero (melero), manzanero, plu- iiierero,perero, parolero, sandialero (que cuida un sandiar), sandillero (que vende sandías), tortillera, 1, .la- dera, papero (vendedor de papas é inventor de paparruchas ó papas), hormera, chamantera (vendedor de chamantos) y chamantera (mujer que los hace), mistelero, chichero, peque- nero, picaronero (buñolero), mo- tero (que vende mote; queechamotes) y algunos otros que irán apareciendo en su lugar. Así como en el Dice, figuran aceitero, carbonero, carnicero, cerero, mondonguera, naranjera, pesca- dero (en Chile, pescador, malamente usado), uvero y muchos otros, así con el tiempo tendrá que crecer y multi- plicarse esta familia.

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EiíOGAR, a. «Disti'ibuíc, repartii- bienes ó caudales», es el único signifi- cado que le da el Dice; por consi- guiente, expresa algo más de lo que dice el uso moderno. Ahora, de cual- quiera que da una limosna, ó se sus- cribe con una amtidad para una obra buena, ó contribuye con algún dinero para una función religiosa, etc., se dice que erog'a tanto ó cuanto; su li- mosna, dádiva ó donación se llama erogación y á él se le coloca en la lista de los erog'antes. ¡Pura exageración y farsa de la hinchada galiparla ipic reina ahora en todos los países do ha- lóla española! Si esos individuos distri- buyeran ó repartieran algunos ó todos sus bienes en esas obras, entonces se diría correcta y exactamente que ero- fjaban, el acto de hacerlo (nó la canti- dad donada) se llamaría erogación y ellos serían erogantes. En la generali- dad de los casos son puros donantes ó donadores, smcriptores, limosneros; y si se quiere calificarlos con adjs., son generosos, dadivosos, caritativos, bien- hechores, benefactores (para los arcaicos y para los pedantes), /í/á/t/'/'o- pos (para los mundanos que uo alcan- zan á la altura de la virtud). Véase el buen uso que hizo Bello de este v.: «Y téngase presente que para su cons- trucción [de los edificios públicos de América] s? erogaron con liberalidad las rentas de la Corona». (Caro, Fen- samientos escogidos de Bello). La for- mación misma de erogar, del latín erogare, está diciendo claramente su significado: dar con cierta dilatación ó extensión (que es lo que expresa aquí la partícula e) á los que ruegan ó pi- den; por eso, distribuir una gran can- tidad ó todo, del erario ó de lo propio. .\sí lo usaron los latinos, y aun la

Vulgata; y en la Edad Media se usó el s. roga, que valía donativo, hono- rario que los emperadores solían erogar á los proceres, á los magistrados, y también al pueblo, y los Sumos Pontí- fices al clero, generalmente en el día de su.investidura ó en otras ocasiones solemnes. Así el Glosario de Du Cange. Lo que se llama malamente erog'a- Ción ú erogaciones, es en caste- llano cnesta ó cuestación (petición ó demanda de limosnas para un objeto piadoso), colecta, (recaudación de los donativos voluntarios de los concu- rrentes á una reunión, especialmente si es con objeto piadoso ó caritativo), subscripción (acción ó efecto de subs- cribirse, ó sea, obligarse nao á contri- buir en compañía de otros al pago de una cantidad para cualquier obra ó empresa). Téngase también presante la voz escote: «parte ó cuota que cabe á cada uno por razón del gasto hecho de común acuerdo entre varias perso- nas».

Erosióx, f. «Depresión ó rebaja- miento producido en la superficie de un cuerpo por el roce de otro». Admitido en el Apéndice del último Dice.

Eróstrato, n. pr. m. Así lo acen- túan Contó é Lsaza, la Academia, Clemencín y los mejores autores; y así es también en su lengua original, el griego: lIpócxpaTo;. La A correspon- diente á la aspiración griega se hu j)pr- dido por el uso.

Errar, a. y n. Obrar con error; andar vagando de una parte á otra. Conjúgase gerro, yerras, etc. Es dis- tinto do herrar (poner herraduras; marcar con hierro; guarnecer de hierro un artefacto), que se conjuga hierro, hierras, etc., siguiendo al s. hierro, del cual í'c deriva.

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Ekeoiía, f. (cSuerte en que no acier- ta el jugador». Anticuado, según el Dice; pero entre nosotros todavía se usa, sobre todo en el juego de los ma- tes. Muchos lo estropean diciendo roña.— Echar errona órona, fr. dg. y fam.: errar, equivocarse, come- ter un desacierto.

Eerok de caja, de imprenta, TIPOGRÁFICO. Más propio es errata, f., ó yerro de imprenta: «equivocación material cometida en lo impreso ó lo manuscrito». Xo creemos que las otras locuciones alcancen á constituir un vicio ó defecto.

Erutar, n. Admitido por el Dice, lo mismo que eructar. «Erutar, San- cho, quiere decir regoldar». Así, con termino más culto corrigió á su escu- dero el ilustre Manchego. En Chile todos dicen erutar, y sólo los literatos couocen á re</oldar.

Eruto, m., y erutación, f. Admi- tidos al igual de ennio y ref/iieldo.

EsaGto,esactamente, esacti- tul. Pronunciación hermana de esi- gencia, estraño, ecepción, esento, Feliz, etc., que se oye en muchas personas refracterias á la r.

Esbeltez ó esbelteza, f.

Esbozar, a. Xo esüi admitido el v., sino solamente el s. esbozo. El castizo bosquejar tiene todas las aceps. que pueden daree al neologismo; pero, por lo bien formado que está éste y por la autoridad de las personas que lo usan, creemos que pronto será admitido.

Escabeche, m. «Salsa ó adobo con vino ó vinagre, hojas de laurel y otros ingredientes, para conservar y hacer sabros is los pescados y otros manjares» ; y también, «pescado escabechado». Estas dos aceps., y no más, tiene en castellano. Entendemos que en la 2."

lo usó Blasco cuando escribió: «Teo- doro ha comenzado en la magnifica cocina tortillas de patatas, de jamón, de espárragos, de cebolla, de esaibeche, de chorizo, de hierbas, de queso». (Cuentos nuevos. La tortilla). Esas tortillas de escabeche no pueden ser sino de pescado escabechado. En Chile con- funden esta voz con eiwurtido, m.: fruta ó legumbre que se ha encurtido. Ú. frecuentemente en pl. Y encurtir, a., es: hacer que ciertos frutos ó legum- b:'es tomen el sabor del vinagre y se conserven mucho tiempo teniéndolos en este líquido. La fr. fig. Quedar, permanecer ó estar uno en escabeche, tenerlo ó dejarlo en escabeche, significa entre nosotios estar una persona dete- nida ó asegurada mientras liega el momento de aplicarle un castigo; y también, quedarse uno de solterón. En sentido propio, echar ó poner en esca- beche se puede espresar por el v. esca- bechar.— Xótese también el adj. castizo escabechado, da, que conviene sea co- nocido: «dícese de la persona que se tiñe las canas ó se pinta el rostro».

Escabecliera, f. Vasija de una ú otra materia y figura, en que se sirven los encurtidos. Como lo que se llama eu Chile escabeclie es el encurtido castellano, no podemos aceptar el deri- vado escabecliera. El nombre pro- pio del olijeto debería ser encurtidera.

EsCAFASDEO, m. Del griego (r/.áo-/¡, barco, y áw-p, ávSpó?, hombre. «Apa- rato compuesto de una vestidura im- permeable y un casco de bronce perfec- tamente [mejor enteramente! cerrado, con un cristal frente á la cara y orifi- cios y tubos para renovar el aire, y que sirve para permanecer y trabajar có- modamente debajo del agua». Es el aparato que usa el buzo y cuyo nombre

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por primera vez figura eii el Dice. Corríjanse pues los que lo han hecho f.

(escafandra).

Escala, f. Confundimos en Chile la escala con la escalera, como lo ha hecho también en España uno que otro autor. En castellano escala es: «esca- lera de mauo, hecha de madera, de cuerda ó de ambas cosas»; y escalera: «serie de escalones que sirve para subir y bajar y para poner en comunicación los pisos de un edificio». La escalera es pues obra fija y de construcción; y la escala es obra de carpintería, de he- rrería ó de fábrica de jarcias, y además, portátil. La confusión ha nacido de la misma definición de e.'<cala: sescalera de })ianoi>...y de esta misma loe. que, abreviada, quedó convertida en simple escalera. En Germauia se llama también escala á la escalera. Xo i mi- temos pues el lenguaje de estos bellacos, y, trocando los frenos, llamemos, para hablar correctamente, escalera á la que está construida en los edificios, y escala, á la hechiza y portátil. Escalera de caracol, ó simplemente caracol: la que es seguida y sin des- canso, hecha eu poco terreno y en forma- espiral. En grande, en pequeña, en mayor, en menor

escala. Galicismo condenado por to- dos los entendidos en la materia. Escala nunca ha tenido ni puede tener en cas- tellano la acep. fig. de grado, calidad, cantidad, espacio; por eso digamos por mayor, por grueso, tn grueso, por junto, á bulto, de montón, en montón, en grande, por menor, en poca cantidad, etc.

Escaldar ó RESCALDAU, a. Ni nga DO de los dos tiene la acep. fig. del adj escaldado, da: escarmentado, receloso. La 1." de los verbos es: «bañar con

agua hirviendo una cosa»; por eso en la fr. Gato escaldado, del agua fría hu miedo ó huye, escaldado está usado en su sentido recto; pero en el significado general de la fr. tiene el sentido fig. Escamar, a. y ú. m. c. r., y escamo- nearse, r., son los verbos que significan : «hacer que uno entre en cuidado, re- celo ó desconfianza».

Escalero. m. Carpintero que hace escalas. Hemos leído esta voz en los anuncios de los diarios, pero no es de uso corriente.

Escalo, m. «Trabajo de zapa ó ta- ladro, practicado para salir de un lugar cen-ado ó penetrar en él». Admitido por primera vez y derivado de la 2.* acep. de escalar: «entrar subrepticia ó voluntariamente en alguna parte, ó salir de ella, rompiendo una pared, un tejado, etc.» Jamás se nos habría ocu- rrido á los chilenos inventar una voz como ésta, que tiene por origen la escala, que envuelve la ¡dea de subir, cuando tenemos y usamos tanto la clásica y antiquísima /o/y«/(), que, aun- que el Dice, por anticuada y la tra- duzca malamente agujero, es el horado moderuo, mucho más propio para ex- presar la idea que el tal escalo.

Escalofrío y calofrío, m. y úsan- se ra. en pl. En el primero se siente calor y frío á un tiempo; en el segun- do, alternativamente. Esta es la dife- rencia que pone el Dice.

Escalpelo ó escarpelo, m. Jlás usado el primero, y es el único confor- me con la etimología sealpellum, dim. de scalprum.

Escamotar ó escamotear, a.

Escandecencia, escandecer. Ambos sun ccn x: excandecencia, excan- decer.

EscAi'K todo). Dígase simple-

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inuntc (i escape: á todo correr, ;l toda prisa.

ESCAIÍAMUCEAK Ó ESCARAMUZAR, n. E.SCARBADIBNTES Ó MONDADIENTES,

in.

EscarbutO, m. Escorbuto.

E.-íCARioso, SA, adj. Aplícase á los órganos de los vegetales que tienen el color y la consistencia de hoja seca. Término do Botánica formado del s. cíimra y admitido por primera vez en el Dice.

Escarlofrío, m. Emdofrlo.

Escatimador, ra, adj. Que escati- ma. No hay por qué desecharlo.

EscATOLOGÍA, f. Del adj. griego ZGyciiToc, V), ov, el último, el que está más lejos ó al extremo, y del s. "kó-o^, doctrina. Es voz con que los teólogos modernos llaman ahora el tratado de los novísimos ó postrimerías. Como se ve, el significado es igual; pero, como la voz está bien derivada y tiene forma más científica que las otras dos, con- viene admitirla.

EscATOLü&ico,';CA,-adj. Pertene- ciente ó relativo á la escatología. Me- rece entrar en el Dice.

Escavanar, a. (^;No osería ¡ mejor excavanar?) Término de Agricultura admitido en la última edición del Dice, con esta definición: «entrecavar los sembrados, con escarda ó azadilla, cuando ya tienen bastantes raíces, para (¡ue la tierra se ahueque y se meteorice mejor, y para quitar liis malas hierbas».

Escición, f. Escmón (del latín scissio). rompimiento, desavenencia.

EsciLA, n. pr. A lo que dijimos en el art. Caribdis, añadiremos lo si- guiente resipecto de Escila: que casi todos, poetas y prosistas, lo han hecho f., como que la terminación en u se presta más á recibir este géaero. Sólo

en Fr. Alonso de Cabrera (Martes des- pués del Domin¡io II de Cuaresma) lo hemos hallado m. una vez: «El paso más peligroso, el Scila y Caribdis de este mar lleno de tormentas, es la so- berbia». Aunqueen otra parte (Sm'mán II en el II Domingo de Adv.') lo hace f.: «Libradme destas rocas, desta Scila y Caribdis». Puigblanch dijo también: «Dio en la Escila de la costa, y en ella quedó varado». Sirvan estas tres citas para confirmar la 2." acep. de-escollo, peñasco ó paso peligroso de mar, que reclamamos para estos dos nombres, porque el Dice, sólo admite la expr. fig. Enlre Escita // Caribdis. En cuanto á la pronunciación y escritura, nos parece mejor la del Dice. (Escila), que es también la más general y razo- nable, aunque algunos hayan dicho, como el P. Cabrera y como ITojeda en su Cristiada:

Eu huec;is Scilas, en C.nilidis !iun(l;is.

Escitación, f. No hay tal, sino excitación, verbal de e.rcitar, y hesitación (del latín hacsilatio), duda, vacilación, indecisión, perplej idad.

Escitar, a. Ni en la antigua Esci- tia se escribiría así este v. Los de raza latina lo escribimos excitar.

Esclavatura, f. Esclavitud.

Esclavina, f. Define el Dice, la que usan los romeros, la de los ecle- siásticos, la de las mujeres y la que forma parte de la capa; pero la que usan los cofrades ó esclavos del Santísimo para la adoración y para las procesiones, y asimismo los sacrista- nes en las exposiciones solemnes. Esta se hace por lo general de lama de phi- ta ó de oro y se emplea á lo menos en todo Chile.

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Esclavócrata, adj. y li. t. c. s. cora. Por el ruido de las nueces hablan los que han inventado y los que usan esta voz en el significado de esclavisfa (partidario de la esclavitud). Escla- VÓcrata significaría, según su for- mación, partidario de que gobiernen los esclavos. No es nada lo del ojo.

Esclavonía, f. ant., pero entre nosotros. Esclavitud: hermandad ó congregación en que se alistan y con- curren varias personas á ejercitarse en ciertos actos de devoción. La cofradía dedicada á dar culto al Sacramento del altar, es, según el Dice, sacramen/al, f.: entre nosotros esclavonía; y esclavo, va, el cofrade de ella.

Escluír, esclusión. Excluir, crclusión.

Escoba, f. Escoba nueva, loe. fig. Persona recién entrada en un cargo ú oficio y que lo desempeña con exacti- tud y estrictez. Dícese especialmente de los superiores. De aquí la fr. tam- bicn fig. Escoba nueva barre bien. Escoba vieja: lo contrario de la an- terior: persona que, por estar causada en el cargo ú oficio, es descuidada y negligente. Esta loe. hace recordar la fábula de Iriarte:

Cierta criada la casa barría Con una escoba muy puerca y muy oiya. Reniego yo de la escoba, decía. Con su basura y pedazos que deja:

Por donde pasa, Aun más ensucia que limpia la casa.

]jas dos locuciones y la fr. son dignas de admitirse. La fr. fig. y fam. que tanto usamos en Chile, Llegando ij cor- tundo escobas, no aparece tampoco en el Dice. Significa: proceder uno á una cosa inmediatamente, sin prevenir ios ánimos, y eqniva'c á las castellanas Sin decir uijua va, hiciondo y hacien- do, Sin nuil acá ni más allá. Sin más

ni más. De pronto; sin embargo, es tan expresiva y bien formada, que merecí; admitirse. También suele usarse en in finitivo: Llegar y cortear escobas.

Escobazo, m. «Golpe dado con una escoba». Escobada: acada uno de los movimientos que se hacen con la esco- ba para barrer; barredura ligera». No confundamos pues los dos vocablos, como lo hacen algunos.

EscoBERÍA, f. Fábrica de escobas. Así lo hemos visto en los anuncios de los diarios chilenos. La voz está bien formada y hace falta.

Escobilla de dientes. Ni en Es- cobilla ni en Cepillo aparece aceji. especial para este instrumento; por oso quedamos en libertad para llamarlo excobilla ó cepillo de dientes.

Escobillar, a. Por su nuicliü u.so y buena formación merece ya figurar en el Dice, en las dos aceps. de «lim- piar, quitar polvo con cepillo de cerda, esparto, etc.», (que es la acep. que da el Dice, á cepillar y la 2.'' de acepillar); y en la fig. de-batir ligeramente el suelo en el baile ó danza, golpean- do ni zapateando sino como ejecutan- do con el pie la acción de cepillar. En Aragón está en pleno uso este v., según lo afirma una colección de voces de aquella región premiada en público certamen. En caso de admitirse, cree- mos que déte ser en la forma escobdlar^ que es la (jue usa la gente educada, y en la plebeya escobillear. « VA y ella zapatearon y escobillaron con muchísimo primor», escribió el perua- no Ricardo Palma. (Tradiciones pe- ruanas, .5." serie, fíaz bien sin mirar á quién).

Escobilleo, m. Acción ó efecto de escobillar, última acep. íüen pinilc admitirse.

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EscoBiLLERA, f. -Mueble ó aparato para colocar escobillas. Otros lo llaman crpillera. Los dos estáu bien formados y son necesarios. Algunos comercian- ti'S chilenos dicsn poriacepillos, que también está bien formado.

Escocés, m. Género de lana ó de algodón de cuadros grandes y en mu- chos colores. Así lo llaman los tenderos chilenos y sus clientes; no sabemos si tiene nombre especial en castellano.

Escollar, n. fig. No aparece en el Dice, sino un escollar ant., sinó- nimo de desollar. Aquí se usa en el significado de-fracasar ó frustrarse algo por haber tropezado con algún inconveniente, ó, hablando figurada- mente, por haber dado ó tropezado en un escollo. «En trabajos donde artistas occidentales escollarían, el japonés emplea años enteros». Así un diario chileno.

Escombrar ó descojibrar, a. Des- embarazar de escombros: quitar lo que impide y ocasiona estorbo para dejar un lugar llano, patente y despejado.

Escomulg-ar, escomunión. E.ei'omulr/ar, excomunión.

Esconder, a. En las provincias del Sur la gente ignorante conjuga este v. escuendo, escuenda, etc., como

si se compusiera de ruenda.

Escondidas las). Juego de, juijar á las escondidas, dicen en Chile. El nombre castizo del juego es el esconñ¡t4!, el dormirlas. Hay m. adv. .-1 esrondid'is (ocultamente, escondida- mente), á escondidas mías, tu- yas, suyas, nuestras, vues- tras, como dicen aquí algunos. A escondidillas: ocultamente; con cuida- do y reserva para no ser visto. En escondido: escondidamente.

Escopeta, f. Aqui le quiero ver,

escopeta mal cargada. Así alarga- mos nosotros la fr. castiza Aqui le quiero, escopeta, «que da á entender ser llegado el caso apurado de vencer una dificultad, ó salir de un lance arduo que ya se temía». A p-opósito de es- copeta, expr. chilena con que se zahiere al que habla de algo que no viene al caso ó que no tiene conexión con lo que se está tratando; parecida á la castiza Por los cerros de Ubeda y á la fr. Traer una cosa por los cabellos. Musiú, ¿vende la escopetú? Frase con que en Chile se burlan de los que hablan mal el francés, castella- nizándolo demasiado. Es fama que pronunció por primera vez la fr. un chileno del pueblo, que quiso realmen- te comprarle la escopeta á un francés.

Escopladora, f. Máquina para escoplear. No aparece en el Dice. Si se ha de admitir, como es justo, preferi- mos escopleadora, conforme con el v. y con el s. escopleadura.

EscOTiLtiA, f. «Cada una délas aber- turas que hay en las diversas cubiertas, para el servicio del buque». Así se usa en Marina y lo reconoce el Dice; mas, tratándose de casas y otros edificios, el vocablo propio no es escotilla, como decimos en Chile, sino brochal, bien que para el Dice, no es el hueco ó abertura, sino el «madero atravesado entre otros dos de un suelo y ensam- blado en ellos, con objeto de recibir los intermedios, que para dejar un hueco no han de llegar hasta el muro».

Escrebir, a. Así se dijo en el an- tiguo castellano, y así dice todavía el vulgo en Chile y en otras partes. Es- cribir.

Escribanía, f. Asi como el anti- guo escribano se llama ahora no- tiirio, así también su oficina ó antiu'ui

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escribanía se denomina ahora iio- laiia. En la acep. en que no está aíiú- ca&doescribania y qae, a] contrarío, de- be publicai-se á los cuatro vientos entre nosotros, es en la de «recado de escri- bir, generalmente compuesto de tintero, salbadera y otras piezas, y colocado en un pie ó platillo)^ Esto es lo que ma- lamente llaman en Chile tintero, siendo que f infero es solamente el fras- co que contiene la tinta. Conste pues que el aparato más ó menos lujoso en que se contiene el tinfero j demás re- cado de escribir, se llama en todas partes escribanía y tintero. En España distinguen estos dos objetos hasta las personas del pueblo, á juzgar por la Farsa del fordo, de Lope de Rueda :

Galas. Vee si traes tinta y papel. Paje. Sí. señor, y e.'aihatiio.

En Chile le ha pasado á /infero lo mis- mo que á alcuza, escuadra, pila (en vez Aefuenfe), etc., que. siendo partes de un todo, han tomado el nombre de éste.

Escribano, m. óyese todavía en- tre el pueblo por escribiente ó copisfa; mas no se la crea invención chilena: es antigua acep. castellana de este vo- cablo, como puede verse en el Tesoro de Covarrubias: irE.scEiBA>;o en ge- neral compete á diferentes personas: primero, á todo hombre de cuenta y razón, fuera del villano que no sabe leer ni escribir; después á los que fie- tien oficio que ganan de comer por la pluma, dichos escribientes y copistas, oficiales de escritorios». Así también Lope de Rueda, Cervantes, Mateo .alemán y muchos otros. El P. Riva- deneira dice de San Ignacio ile Leyóla, en su Vida, que era «muy buen escri- Dicc. deChiL.t. 11.

hano^), es decir, calígrafo ó pendolista; y el P. Sigüenza llega aiin á aplicarla á mujer: lEchó la carta en una arqui- lla que tenía. Volvió la /«.«rí-íteHff [ha- bla de una monja que escribía por otra] otro día para trasladarla». (Cró- nica, p. IIL 1. n, c. XLV). La voz está ahora anticuada para esta acep. en el Dice, y en todas partes. Tam- bién lo está en Chile en la acep. de (¡el que por oficio publico está autorizado para dar fe de las escrituras y demás actos que pasan ante él». Este se lla- ma ahora nofario, tanto en Chile como en España: mas el escribano ha desapa- recido de aquí, y allá sólo «le queda reservada la fe pública en las actua- ciones judiciales», según el Dice.

Escribidor, m. Anticuado en la acep. de escritor, pero corriente, según el último Dice, en la de «mal escritor». Y, realmente, ésta es la diferencia que hacen todos entre el bueno y el mal escritor: este último es como un sim- ple escribiente, y por eso se le dice escribidor.

Escrita, L y ú. m. en pl. Escriii- llas, dice el Dice, y sólo en pl.: «cria- dillas de carnero». Es evidente que debe admitirse también en singular, con la nota de: ú. m. en pl.

Escrito, ta, part. irreg. de escribir. Melón escrito: «el que tiene la corteza llena de señales ó rayas á manera de letras». El part. escribido sólo se usa, y con significación activa, en la loe. fam. Leído y escribido.

Escritura, f. Muy escrupuloso se mostró Salva al decir que el castellano admite solamente Sagrada Escrifura, Sagradas Escrituras y Sanias Escri- turas, cuando no hay inconveniente alguno para decir también Escritura Sania, como lo dijo Cervantes en el

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Quijote, el P. Sigüenza en su Orónica, el P. Estella en su Vida de S. Juan Evangelista j el Dice, en el art. Vía, y Escritura Sagrada, como dice también el Dice, en Letras y han dicho tan- tos otros autores. Escrituras San- tas no suena bien, y no creemos que lo haya usado ningún autor castizo. San- ta Escritura que es de uso general. Tanto el adj. sagrado como el santo deben escribirse en estos casos con mayúscula, porque entran en el título de la obra y son apellidos inseparables del nombre. El Dice, no ha guardado uniformidad, porque unas veces los escribe con mayúscula y otras con mi- núscula. Otros nombres con que se designa en castellano la Sagrada Escri- tura, son: Sagradas Letras, Libros ¡Santos, Divinos Libres ó Libros Divi- nos, Texto Sagrado ó Sagrado Texto, Divinas ó Sagradas Páginas, Santas Letras (P. Estella), Divina Escritura (P. Isla), que no aparecen en el Dice. Fuera ie'Escritura con sus adjs., sólo nos da éste Biblia, Letras Sagradas y Letras Divinas. Mucho más usado es Sagradas Letras y Divinas Letras.

ESCEITCRAR ó ESCRIPTURAR, a.

«Asegurar y afianzar con escritura pública y legal un contrato ú obliga- ción». Tomen nota del último comple- mento los que hablan de escriturar un sitio, terreno, casa, etc.

Lo que se escritura es el contrato ú obligación y lo que es objeto ma- terial de éstos.

Escriturario, ría, adj. «Pertene- ciente á la escritura pública. Acreedor escriturario, obligación escriturariuii. Esto solo y en el lenguaje forense sig- nifica esta voz como adj. Mal la usó pues D. Antonio Cáuovas del Castillo cuando en nii discurso académico (Me-

morias, t. III, 312) dijo: «Ni los

estudios lingüísticos, ni los escritu- rarios, ni las matemáticas... dejaron de florecer». Bíblicos debió decir en este caso. Como s. m. significa escri- turario: «el que hace profesión de declarar y enseñar la Sagrada Escri- tura, y ha adquirido grande inteligen- cia de ellav. («De la Biblias, dice el Dice.: lo que hace ambigua la defini- ción, porque parece que la Bibüa fue- ra obra distinta de la Sagrada Escri- tura).

Escrúpulos. Xo aparecen en el Dice, los del Padre Gargajo, quien los tenía para escupir en la sacristía, pero para hacerlo desde el altar. Fácil- mente se comprende el significado iró- nico y ñg. de la frase, que, á decir verdad, no es chilena sino; española. Entre otros autores, úsala Iriarte en su diálogo Dondf las dan las toman. En el Dice, sólo aparece Escrúpulo de Jíari-gargajo: el ridiculo, infundado, extravagante y ajeno de razón.

Escuadra, f. Muchos llaman es- cuadra á nuestra armada nacional, y van en ello muy errados, pues aqué- lla es simple parte de ésta.

Escuajeringarse, r. fam. Des- cuajaringarse.- relajarse h's partes del cuerpo por efecto de cansancio. L'. sólo hiperbólicamente.

Escubilla, escubillar. Escobi- lla, escobillar.

Escuelero, ra, m. y f. Maestro de escuela (el que enseña á leer, escri- bir y contar, la doctrina cristiana y rudimentos de otras materias), precep- tor (maestro, el que enseña). Xo se confunda con el profesor, que es: el que enseña una ciencia ó arte. Para el f. dígase maestra ó maestra de escuela ó de primeras letras (mujer

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que enseña á las niñas en una escuela ó cx)legio), maestra de primera ense- ñanza (la que tiene titulo oficial para enseñar en escuela de primeras letras las materias señaladas en la ley, aunque no ejerza). Escuelero es plebeyo y despectivo y debe desterrarse del buen lenguaje. Ú. t. en Méjico.

EscrpiDERA, f. «Pequeño recipien- t3 de loza, metal, madera, etc., que se pone en las habitaciones para escupir en éb. Esto significa en castellano y lo que dicen en Chile, donde la usan en vez de bacín, bailado, vaso, servicio, y también en vez de orinal. Véanse Bacenica y Cantora. La escupi- dera castellana la están llamando ahora algunos pulcros salivadera, sin necesidad alguna. Hay que saber los nombres propios de las cosas, porque, si nó, tendremos que hablar como el guaso del cuento. Viendo éste que el dueño de casa le acercaba la escupidera, para que no siguiera manchándole el piso ó alfombra, como lo estaba ha- ciendo, le dijo, algo fastidiado: «Quite, señor, ese irasiecito, porque, si nó, se lo escupo».

Escupir, n. j a. Escupir uno al cielo, fr. fig.: «decir ó hacer cosas ilí- citas que se vuelven en su daño». Así únicamente trae esta f r. el Dice, cuan- do su forma completa es: Quien al cielo escupe, en la cara le cae. Es- cupir uno 'corfifo, fr. fig. y fam. con que indicamos que queda uno tan corrido y chafado en una conversa- ción ó disputa, como el que, por tener la boca seca, apenas puede escupir. Tal quedó Sancho con los argumentos y concejos del fingido escudero, pues dice puntualmente el historiador: «Es- cupía Sancho á menudo al parecer un cierto número de saliva pegajosa y al-

go seca». (P. II, c. XIII). Véase

CORTITO.

Escupitina, f. fam. Defínelo el Dice, con la 1." acep. de escupidura: «saliva, sangre ó flema escupida». Por su terminación ina, significativa de abundancia ó frecuencia, como se ve en azotaina (zurra de azotes), cachetina (riña á cachetes), sopapina (riña á so- papos: falta en el Dice), silbatina (en Chile, rechifla general), neblina, ventolina; degollina (mortandad de per- sonas ejecutada en una batalla, asalto, etc.), y aun versaina (despectivo chileno: serie ó tirada de versos), tri- pulina (en Chile, enredo ó revoltillo de muchas personas ó cosas), arre- batiña ó rebatiña (nuestra chuña) , parece que debe definirse: abundancia de escupos; ó de alguna manera pareci- da. Así se deduce de este pasaje de la Biblia Ferrariense: «Mi cuerpo di á hi- rientes, mis quixadas á peladores, mis faces no encubrí de infamia y escopeli- nay>; frase, esta última, que corresponde á esta otra latina: «faciem meam non averti ab increpantibus et conspuenti- bus in me». (Isaías, L, 6). Como eran muchos los que escupían á la vez, por eso la Ferrariense tradujo muy bien escopetina, hoy escupitina.

Escupo, m. Usadísimo en todo Chile por toda clase de personas. Y para que se vea que tenemos más razón que los que nos corrigen esta voz por esputo, apelemos al Padre Mir. a Extraña cosa parecerá, dice en su Rebusco, que el nombre escupo no se deje ver en el Dice, cuando las voces escupidera, escupidero, escupidor, escupidura, escu- pitina, escupitajo, escupir, ¿de dónde salieron sino de escupo, substantivo fundamental,padrede toda la familia?» En sesruida trae esta cita de Fr. Aii-

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touio Álvarez, du lóÜO: ^Dios trazó la lanza cruel, Dios las espinas y los azotes, los escupos, los baldones y de- nuestos» (Silva esjÁrituul, Quincua- gésima, cons. I, § 2); y concluye: «Yalira pues por esputo el nombre escupo, castizo y clásico, digno de eter- na memoria, mucbo más que esputo, porque al fin, latino es el esputo, y escupo nó«. ¿Qué dirán después de esto nuestros pseudoclásicos? Recordamos también baber leído escupo eu vez de esputo en la Crónica del P. Sigüenza, aunque no tenemos la cita á mano.

Escurana, f. Voz anticuada en España, pero corriente en Chile y otros países de América. Los cultos la han 'luerido convertir en oscurana ú obscurana, como los demás com- puestos de oscuro ú obscuro; pero el Dice, no remite sino á eSGUridad y oscuridad: error, porque el equivalente castizo de escurana es cerrazón: «obscuridad grande que suele preceder á las tempestades, cubriéndose el cielo de nubes muy negras)>. Xi Cuervo ni Uribe, que apuntan el arcaísmo como usado en Colombia, conocieron la cerrazón.

Escurcar, a. Del auD. esculcar: «espiar, inquirir, averiguar con dili- gencia y cuidadoii. En gallego se usa todavía, y también en Chile; pero aquí en la forma corrupta que hemos apun- tado. En Colombia dicen esculcar, registrar algo como los Iwlsillo-;: lo mismo en Méjico.

Escurcón, na, adj. y ú. t. c. s. j)l1 ant. esculca, f. : «espía ó explo- rador», que todavía se usa eu gallego.

Escurecer, escuridad, escu- ro. As! decía e! antiguo castellano y lo dice todavía el vulgo chileno, en vez de oscurecer, oscuridad y oscuro. La h

que algunos escrilxíu después de la o es únicamente pjr respeto á la etimología (el latín obscurus), porque en el len- guaje hablado no se pronuncia.

EsDRUJCLiZAR, a. Haccr esdrújula una voz. n. Usar en demasía voces esdrújulas. Usado por Rivodó, nos parece útil y aceptable. Véase Izar (Verbos ex).

Ese, sa, so, pron. dem. Es muy común en el lenguaje epistolar sustan- tivar el demostrativo ésa para signifi- car la ciudad cu que está la persona á quien se escribe, y ésla para designar la ciudad de donde se escribe. «Cuén- tame cómo se pasa en ésa,- lo que es en ésta, se lleva la vida más aburrida que puede darse». Como este uso es general á todos los que hablan castellano, debe ya el Dice, acogerlo como acep. espe- cial del pronombre. Muy afrancesado es el empleo de ese, este y aquel en ciertos casos de aposición. «Las pirá- mides de Egipto, esos monumentos que han resistido á la acción destruc- tora de los siglos». «¿Quién no conoce á Balmes, este gran filósofo, honra de su nación y de su época?» «Cicerón, aquel grande orador romano...» La lengua castellana, ó prescinde de tales demostrativos, que, en vez de añadirle, le quitan vigor y elegancia, ó los reemplaza por adjetivos ó epítetos más propios y expresivos. ¡Qué compasión inspiran y cuánta pobreza manifiestan los escritores y oradores que han lle- gado á familiarizarse con esta esterili- dad del francés! Estos tales no son capaces de admirar la rotundidad del período cervantino, ni de gustar la majestad y dulzura de Granada y de- más místicos y ascéticos españoles, y mucho menos de correr y entusiasmar- se con la concisión de un Saavedra

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Fajardo. Véase Co\ KSO. Faltan también en el Dice, las locuciones Y eso que, T esto que, que se emplean en sentido general para reforzar lo dicho anteriormente. Véase Aquel.

Esención, esento, esimir. Exención, e.vcn/o, ejimir; de las voces latinas exemptio, ccemph's, eximere.

Eseniano, na, adj. y ú. t.

o. s. Así tradujo Capmany el francés essenien; por eso no es raro que caigan en el mismo error otros que valen infi- nitamente menos que él. En castellano se ha dicho siempre esenio, nia, del griego iirrr^'iíc, y del latín essenius, y así lo trae también el Dice.

Y al Cí'f/íío anacoreta Y á todo el pueblo judaico. (Lioi>e, Xachniciito <!e uncílio .S. J. C.)

Esepticismo, eséptico. E--'iff-

I ¡cismo, e-iccp/iiO, del griego t/.í-t'./.ó:. cincho menos debe escribirse excep- ticismo, excéptico, porque no vienen del latín exce^^fus.

Esfera, f. Dióle el último Dice, la acep. de icírculo en que giran las ma- necillas del reloj », que no le daba la 1 2.-'' edición. Es lo mismo que muestra: «en los relojes, círcnlo donde están numeradas las horas y sus divisiones)). Xo es cai'tiza la acep. fig. de-alturas, que aquí se le da en pl. «;Qué se dice en las esferas de gobierno, ó en las esferas de la Moneda.'» Dígase alturas, palacio de la Moneda ó simple- mente palacio ó goliierno. La esfera de acción, de que tanto se habla tam- bién en el lenguaje moderno, se llama en castellano campo de acción, porque campo, figuradamente, es: «extensión ó espacio real ó imaginario en (|ue cabe ó por donde corre ó se dilata alguna co.sa material ó inmaterial. El campo

de la erudición, de la imaginación, de la memoria-»; pero, admitiendo el Dice. esjera de actividad («espacio á que se extiende ó alcan/.a la virtud de cual- quier agente»), autoriza para decir también esfera de acción, de su minis- terio, de su celo, esfera de trabajo, etc. EsFDíGE, f. «Animal fabuloso, con la cabeza, cuello y pecho de mujer, el cuerpo y pies de león, y alas». Xo se

diga pues el esfinge, ni la efige,

ni se confunda con efigie, f. : «imagen, figura que representa una cosa real y verdadera-». La esfinge viene del griego 'joí-c, y la efigie, del latín effigies.

Esfumarse, r. Admítelo el Dice- solamente como a. y como término de Pintura: «estender el lápiz estregando el papel con el esfumino para dar em- paste á las sombras de un dibujo». Los poetas modernos dicen á cada paso que las nubes se esfuman en el ciflo, es decir, se extienden, cubriendo ú oscu- reciendo el cielo, como se extiende el lápiz en un dibujo. Como la metáfora estii bien aplicada y es de uso ge- neral, nos parece que puede ya el Dice, dar á esfumar esta acep. fig. con la advertencia de «ú. m. c. r.» Los que usan el v. en el significado de eva- porarse, diluirse, no e;;tán en la verdad.

Esgarrar, a. y n., y Esgarro, m. Véanse Desgarrar y Desgarro. Olvidamos decir allá que la acep. vi- ciosa de estos vocablos parece provenir del gallego esgarro, gargajo.

EsGRAKiADO, m. Acción ó efecto de esgrafiar; obra hecha con el grafio. Hace falta en el Dice.

EsGRiJiisTA, com. Diestro en la esgrima. Es más usado que esgrimidor, m. (el que sabe esgi imir), único que trae el Dice. Si se admite esgrimista^ como lo esperamos, del)e llevar tam-

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bien la acep. de-tratadista de esgrima.

Esigencia, esigente, esigir.

Todos con u\ conforme al latín cxigere.

Esmirriado, da, ó desmirriado, DA, adj. fam. Flaco, extenuado, consu- mido y melancólico.

Espabilar ó despabilar, a.

Espaciado, m. Acción ó efecto de espaciar. Termino de Imprenta que hace falta en el Dice. Ya que tienen la acep. correspondiente el v. espadar y el s. espacio, hay que completar el gru- po con espaciado.

Espaciar, a. y r. Conjúgase espacio, espacias, etc., porque es formado del s. espacio. Así uniformemente todos los autores; sólo los repulidos dicen espa- cio, y el vulgo espaceo.

Espada, f. Todos sabemos que este nombre es f.; sin embargo, cuando por metonimia significa «torero que hace profesión de matar los toros con espa- da», se usa t. c. m. Así lo advierte el Dice, y así también lo usa él en Vola- pié.— Espada (h Ddmocles. Fr. fig. que hace falta en el Dice, con esta ó pare- cida definición: peligro grande é inmi- nente que amenaza á uno, á semejanza de la espada que Dionisio, tirano de Siracusa, hizo colgar, pendiente de una cerda de caballo, sobre la cabeza del adulador Dámocles, en un banquete. Usanla todos los autores castellanos, clásicos y no cliísicos. El nombre Dá- mocles, para algunos, como Contó é Isaza, Sbarbi, Dices. Encicl. de Zerolo ó Hispano-Americano, es grave; para otros, que lo toman del latín, es esdrú- julo, y asi lo preferimos nosotros. En griego es agudo, lo mismo que Temis- toclés, Empedoclés, Eteoclés. Lle- var por la espada. Meter á espada y Pasar á espada son

frases anticuadas que se traducen ahora

por Pasar á cuchillo: «dar la muerte. Se usa ordinariamente de esta fr. cuando se habla de una plaza tomada por asalto». Peje espada es en español pez espada.

Espaditas, f. pl. Juego de mucha- chos, en que dos, presentando el dorso ó reverso de una mano, tiran á ara- ñarse mutuamente en él. Si en español no tiene otro nombre, bien puede ad- mitirse el chileno.

Espalda, f. Ecliarse uno á la espalda á otro. Fr. fig. chilena, menos usada que Echárselo al hombro. Véase ésta en el art. Hombro. A^o da lo mismo no es lo mismo) por atrás que por las espaldas: fr. fig. y fam. que significa para nosotros: con- fundir los términos en algún asunto ó cuestión. Espcddas vueltas, memorias muertas: cuando uno se va, olvida los beneficios recibidos ó las promesas que ha hecho. Es adagio usado en Chile y digno de figurar en el Dice.

Espaldar, respaldar ó respal- do. Son iguales en la acep. de «parte de la silla ó banco, en que descansan las espaldas». El último Dice, equivo- có la cita, porque en Espaldar remite á la última acep. de Respaldo, de- biendo ser á la 1.» En la 12.* edición estaban en ese orden las"aceps.

Espaldear, a. y r. En castellano no hay más que el a. espcddear, término de Marina que significa: «romper las olas con demasiado ímpetu contra la popa de la embarcación b. En Chile usamos un falso espaldear que co- rresponde á la fr. castiza Hace)- espal- das á uno: «resguardarle, encubrirle, protegerle para que salga bien de un empeño ó peligro». Como r., corres- ponde á la otra fr. Hacer uno espaldas: «guardarlas, para evitaruna sorpresa».

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Guardar uno las espaldas tiene los dos sentidos, pues significa: «resguardarse, ó resguardar á otro, mirando por ó por él, para no ser ofendido». El v. respaldar, que en el mismo sentido de nuestro espaldear usó Don Rafael Niíñez, Presidente que fué de Colom- bia y escritor bastante correcto, no tiene en castellano esta acep. He aquí el pasaje: «Estoy persuadido de que la constitución y las leyes de nada sirven, si no están respaldadas por reli- giosas costumbres». El respaldar cas- tizo sólo significa: «sentar, notar ó apuntar algo en el respaldo de un es- crito. II r. Inclinarse de espaldas ó arrimarse al respaldo de la silla ó ban- C5. II En Veterinaria, despaldarse una caballería».

EsPALiUR ó DESPALMAR, a.

Espandir, a. Véase Expandir. Espansión, espansivo. Er-

pansión, expansivo, del latín expansio. EsPANTAPÁ-JAROS, m. Está bien for- mado y se asa también en España, como se ve por el Dice, de Ideas afines, de Benot. Es el espantajo ó muñeco que se coloca en los sembrados y en los árboles para ahuyentar á los pájaros. El Dice, oficial trae solamente la voz espanlajo, que es más genérica y que fué mejor definida para nuestro caso por Covarrubias: «el trapo ó figura de trapos que ponen en los árboles [faltó agregarle : «y en los sembrados » , nues- tro mono de Oliacra] para espan- tar los pájaros». Don Ramón de la Cruz usó también la voz espantajo:

Nunca el pájaro grande retroceile Por ver los espantajos en la higuera. {La Dmlu).

Así como hay en castellano espanta- lobos (un arbusto), fispanlamihlados y

espantavdlanos, nos parece que puede admitirse también á espantapájaros, por ser más claro y preciso que espan- tajo y muñeco.

Espantarse, r. «Admirarse, mara- villarse», dice solamente el Dice, de la acep. r. de este v. Según esto, tendrían razón los que no se atreven á usarlo tratándose de caballos, muías y demás animales que se espantan. Mas, alora- mos el Quijote y leamos: «Era la muía asombradiza, y al tomarla del freno, se espantó de manera que, alzándose en los pies, dio con su dueño por las ancas en el suelo», (p. I, c. XIX). «Se deter- minó de hacerla [la batalla] á pie, temiendo que Rocinante se espantaría con la vista de los leones», (p. II, c. XVII). Después de esto ^;para qué más autoridades? Tratándose de per- sonas, debe también el Dice, ampliar la acep. r., porque las más de las veces el que se espanta, no es porque se ad- mire ó se maraville, sino porque ve ii oye algo que le causa espanto, que le da susto ó le infunde miedo. Testigo otra vez el primer autor español, Cer- vantes: «Llega una desmandada bala, disparada de quien quizá huyó y se espantó del resplandor que hizo el fuego al disparar de la maldita má- quina», (p. I, c. XXXVIII). Sigamos pues en tan buena compañía diciendo que los caballos y muías se espantan y que hay muchos de ellos que son es- pantadizos; y asimismo digamos que las personas se espantan de miedo susto cuando tienen motivos para ello.

Espanto, m. «Terror, asombro, consternación». Bien puede conside- rarse incluídaenesta l.»y general acep. la de-enfermedad causada por el terror ó consternación, que tan usada es en el pueblo. «Este niño está enfermo de

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efipan/o; A este otro también le ha dado espanloy». «Desde allí á'poco murió mi esposo de un cierto espanto que tuvo», lecontabaá Don Quijote la dueña Doña Rodríguez, (p. II, c. XLVIII). Sin embargo, mejor sería registrarla como como acep. aparte. España (Hacer castillos

en), fr. fig. Es traducción literal de la francesa Fairc des cháteaiLv en Es- peuine, de la cual se ríen con buen hu- mor los españoles. «Á punto estaba yo de creer que la torre era castillo en España, como dicen los franceses». (El Marqués de Molins, hablando de una torre que servía de calabozo y de cuya existencia han algunos dudado).

Y, haáentlo j/d cait'dlos en el (lire, O. como dicen ellos, en España, La referí, no se' ei con donaire, Cuentos de Homero y de Mari-Castaña. (Campoamor, El tren expreso, canto It. n. IV).

La fr. castiza es la que usó el vate murciano: Hacer uno castillos en el aire, ó Hacer un castillo en el aire: alienarse de lisonjeras esperanzas sin fundamento alguno», formar proyectos en el aire, alimentarse de quimeras, etc.

Españolada, f. Acción ó dicho propios de españoles. Es voz admisible, idéntica en su formación á amlalu- zada, (jallegada. «... Y, sacando el lápiz, dejé allí escrita, para que la leyera otro curioso, la siguiente españolada-» [cua- tro versos satíricos], f La Fuente, Viajes de Fr. Gerundio, t. I, pág. 175).

Españolería, f. Astucia propia de español, parece ser el significado de esta voz, que no aparece en el Dice, pero que usó Cervantes en el Persiles (1. IV, c. VII): «Mira lo que haces, Hipólita, respondió Pirro, que, á lo que se me trasluce, este peregi'ino es español, y soltar él de su mano, sin

haber tocado la tuya, esta cadena qu debe de valer cien escudos, gran cosa me parece y mil temores me sobresal- tan. Llévate tú, oh Pirro, la cadena, dijo ella, y déjame á el cargo de sustentarla y de no volverla, á pesar de todas sus españolerittsy>.

Españoleta, f. Falleba han lla- mado siempre los españoles la «varilla de hierro, acodillada en sus dos extre- mos, sujeta en varios anillos y que puede girar por medio de un manubrio, para cerrar las ventanas ó puertas de dos hojas, asegurando una con otra, y ambas al marco, donde se encajan las puntas de los codillos». Los españoles fueron los inventores de este aparato, ó quizás los árabes de España, pues el nombre de falleba es derivado del árabe Jaleba (tarabilla) según el Dice, ó de jallaba (aldaba, taravilla para puertas), .según Eguílaz y Yanguas. (En ambas partes está escrito tara- villa, y en su propio lugar lo escribe el Dice, tarabilla, del latín trabicula. Ya\ la Gramática de 1906 aparece ta- ravilla. ¿k qué letra nos quedamos?) Lo cierto fué que los franceses reci- bieron este objeto de los españoles y por eso lo llamaron espagnolette; y nosotros, que en tantas cosas también nos hemos afrancesado, damos en la flor de decir españoleta. El día menos pensado vamos á llamar cutó al ci'rhillo, sólo porque lo compramos en una cuchillería francesa. •.

Esparramar, a. y r. Desparra- mar.

EspARTAca, n. pr. m. Aunque en latín es esdrújulo (iSpártariis) y a.sí lo traen también Contó é Isaza y el Dice, de Zerolo, creemos que es másgenend la práctica de hacerlo grave ó lliinu: Espartare. Fué un esclavo y gladiaifM'

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de la antigua Roma, autor de una se- dición que sofocó !Marco Craso.

Espaturrado, da, adj. Lo regis- tra el Dice, gallego de Cuveiro Pinol y lo traduce: «idespatanado, caído». Asimismo el v. espaturrar, que traduce «despachurrar». Tal es el ori- gen de las formas despaturrar y espaturrar que se usan en Chile.

Espaviento ó aspaviento, m. Véase Aspamiento.

Espavorido ó despavorido, da. El V. sólo admite la forma despavorir.

Espeadura, espeamiento, aspearse. Todos llevan d inicial. El V. siguifíca: «maltratarse los pies el hombre ó el animal, por haber camina- do muchoB; y los sustantivos: «acción ó efecto de despearse». Ojo á la defini- ción, para que salgan los chilenos del error en que están, pues creen que sólo los animales se despean, cuando tam- bién puede ello sncederle aun á la da- ma más delicada.

Especería ó especiería, f. Tien- da en que se venden drogas ó especias. II Conjunto de especias.

Especial, adv. de m. Así se usó antes, en vez de especialmente, en es- pecial. «Pareció ser éste [libro] uno de los que Quintiliano encomienda para levantar los ánimos de los mancebos nobles y los instituir en todo género de virtud, especial la militar y po- lítica». (El Felai/o del Pinciano, pról. de un amigo del autor, 1605). Así también el Quijote y la Celestina. Aquí suele oírse todavía este uso de espe- cial; pero es bueno corregirlo, porque tiene cierto sabor plebeyo y el Dice, lo declara anticuado. Véase Mente (Adverbios en).

Especialidad, f. «Particularidad, singularidad, caso particular». Esto

Dice. deCliiI.,t. II.

solo significa y especialista ó perso- na esperialisla. Véanse Celebridad y Eminencia.

Especializar, a. y r. Basta con particularizar: «Expresar una cosa con todas sus circunstancias y parti- cularidades. 11 Hacer distinción espe- cial de una persona en el afecto, aten- ción ó correspondencia. || r. Distin- guirse, singularizarse en una cosa». También existe especificar, a.: «expli- car, declarar con individualidad una cosa».

Especie, f. En especie: loe. que se emplea en contraposición á en dinero. «Xo me pague Ud. en dinero sino en especien); es decir, en los artículos ó efectos de comercio, en los productos, ó en los objetos que Ud. tiene: los cua- les varían según la persona con quien se habla. Generalmente son artículos comestibles ó géneros de tienda. Este uso, que también es español, está au- torizado por nuestro Código Civil, que emplea la voz especie como sinónima de cosa individual ó singular, y contra- puesta á género; por eso habla repeti- das veces de asignación ó legado de especie, de la especie legada, etc. «El legado de especie que no es del testador ...es nulo». (Art. 1107). «Si al legar una especie se designa el lugar en que está guardada y no se encuentra allí, pero se encuentra en otra parte, se de- berá la especie». (Art. 1111). «El comodato ó préstamo de uso es un contrato en que la una de las partes entrega á la otra gratuitamente una especie, mueble ó raíz, para que haga uso de ella, y con cargo de restituir la misma especiey>. (Art. 2174). En el Código Civil Español leemos: «IjOS legados en dinero deberán ser pagados en esta especie, aunque no lo haya en

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la herencia». (Art. 886). El art. 882 usa la expresión rosa especifica: «Cuan- do el legado es de cosa especifica y de- terminada, propia del testador», etc. Nuestra ley sobre impuesto de papel sellado, timbres y estampillas, pro- mulgada el 7 de Sept.de 1909, dice tam- bién: «Kecibos ó vales de depósitos de especies estimadas en dinero [pagarán] cuarenta centavos. Recibos ó vales de especies inestimadas, cuarenta centa- vos». De todo esto se deduce que debe el Dice, dar á especie la acep. de-cosa específica, individual ó determinada, y admitir también la loe. e?i especie. Especies sacramentales: «accidentes de olor, color y sabor, que quedan en el Sacramento después de convertida la substancia de pan y vino en el cuerpo y sangre de Cristo». Así el Dice. Más propio es definir la voz especie en sin- gular, como término de Teología, pues se usa no sólo en la loe. especies sacra- mentales, sino también de otras ma- neras: «Comulgar bajo una sola espe- cie; Comunión en ambas especies; Las sagradas ó divinas especies^. Por eso dijo muy bien Santo Tomás en su magnífica secuencia Lauda Sion:

Caro cibus, sanguís potus; Manet tamen Christus totns Suh utraquc specie.

Para la recta definición teológica tén- gase presente la diferencia que entre especie y accidente señala el Cardenal Franzelin : «Quamvis eadem res dicatur species, quae est acciílens, non tamen Ídem formalis conceptus exprimitur utroque nomine; species exprimit rem cum relatione ad nostram perceptio- nera, accidens dicit rem eandem cura relatione inhaerentiae in substantia. Quare cuní serino est de accidentibns

non actu inhaerentibus subjecto, et cum fides confirraanda, quod, licet nihil sit mutatum quoad perceptionem sensuum, tamen substantia non am- plius subesse credi debet, aptius dice- tur species quae conspieilur, quam accidens quod hic et nunc nidli siibs- tantiae accidit.y> (Tract. de SS. Eiuha- ristiae sacramento, thesis XVI). Más claro: especie es lo que aparece á la simple vista (del latín specio, mirar); y accidente, lo que se une á la sustan- cia.— En especie de, debajo de espe- cie de, que usó uno que otro clásico, es un latinismo que debemos mirar ahora como anticuado y traducirlo: en figura de, bajo la forma de ó en forma de. «Vio al Espíritu Santo en especie de paloma. . . En la tercera señal, debajo de especie de los ángeles que tañían trompetas...», leemos en la Vida de S. Juan El'., de Fr. Diego de Estella. Sin embargo, creemos que debe darse á especie la acep. de-cosa ú objeto pa- recido á otro, que-todos usamos y que el mismo Dice, emplea, sobre todo en las definiciones: «Especie de...»; es decir, cosa ú objeto parecido ó seme- jante á, y estrictamente especie de un género; ó en otros términos, «un como...», «una como...»

EspÉciJiEX, m. Admitido en la 1.* edición del Dice, y usado en estos tiempos mucho más sin duda que en aquéllos, no sabemos por qué ha desapa- recido en las últimas ediciones. ¿Será por la dificultad para formarle el pl.? Pues allá se las avengan los gramáticos, y entre tanto cumpla el Dice, con su obligación de registrar y definir todas las voces castellanas corrientes y bien formadas. Mejor no lo puede estar ésta , como que es el mismo specimen latino, que significa « muestra, modelo, señal o.

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sin necesidad de que sea «de lo mejor en cada líneas, como malamente le agregó el Dice, de Autoridades. En cnanto al pl.. ya que sería muy feo c inusitado especímenes, nos pa- rece sencillamente que debe negár- sele, tanto porque el uso no se lo reconoce, cuanto por su difícil for- mación ; por lo cual no lo tienen tam- poco los demás esdrújulos que para formarlo tendrían que agregar una sílaba más; excepto solamente régimen, que hace ret/inienes, j al cual, sin em- bargo, algunos gramáticos se lo niegan. En cuanto al uso de esta voz, sépase que viene desde antiguo, a El espécimen de Letras y modestia dieron en dos oraciones latinas...», dice una obra manuscritadel siglo XVII. (Biblioteca de Gallardo, t. I Y, art. Santiháñez). «Número espécimen j>, llaman también casi todas las publicaciones periódicas al primero que publican como muestra con que acreditarse ante el público.

Espectable, adj. Está anticuado en el Dice, y reemplazado por exjiec- iable: «digno de la consideración ó estimación pública; muy conspicuo ó notable». No se confunda con erjiec- lanle: «que espera observando ó está á la mira de una cosa. Actitud, medicina expectante-!).

ESPECTÁCXXO, ESPECTADOR, RA.

Así deben escribirse, con s, porque se derivan del latín spectacidum y spec- tator; pero expectación, expectante y expectativa se escriben con i, porque también la llevan en su etimología la- tina: exspectatio, exspertare.

Espediente, espedir, espe- dito, espeler, espender. Todos éstos y sus derivados son con x, con- forme á su etimología latina.

Espelucar. Tra^^' Despelucar.

Esperanto, m. Xombre del idioma internacional que inventó el filólogo y médico Luis Zamenhof, de Varsovia, y que sigue propagándose por todo el mundo. El nombre proviene del seu- dónimo que usó al principio el autor ( Dolioro Esperanto, Doctor que es- pera) y creemos que debe ya figurar en el Dice, lo mismo que su derivado esperantista.

Esperar. Mallo usamos al decir: «Esperemos que suene la hora; ¿Por qué no esperas que llegue tu padre?» En arabos casos falta la prep. á, que es la que rige este v. cuando significa «aguardars. Así lo enseñan las Gra- máticas de la Academia y de Salva y así lo praticaron los clásicos: «Algu- nas veces, y quizá las más, esperaban [los otros caballeros andantes] á que sus escuderos fuesen viejos». (Quijote, p. I, c. YII). «Como bien criado y mancebo cnerdo y humilde, esperó á que San Pedro hablase, pues era más viejo ... Cuando fueron al sepulcro, au u- que llegó primero San Juan, esperó á que primero entrase San Pedro». (Es- tella, Vida de S. Juan Ev., c. II, art. YII). Cuando el v. significa tener es- peranza ó confianza de algo, no rige á, á no ser para el acusativo ó comple- mento directo. Por eso tienen muy distinto significado «Espero que ven- gas» y «Espero d que vengas».

Esperezarse ó desperezarse, r. Esperezo ó desperezo, m.

Esperidión, n. pr. m. Espiridión, del latín Spiridio, dicen Contó é Isaza y el Padre Isla en su Fr. Gerundio. En Chile dicen Esperidión, quizás por contaminación con el v. esperar y sus derivados y por disimilación de las tres Íes.

Esperiencia. esperimentar.

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esperimento. Todos con v, confor- me á la etimología latina: ej-pcrior, etc. Esi>ERMA, f. La que se emplea para hacer velas y en algunos medicamen- tos, manda el Dice, (juc se llame esper- ma (nó espelma) ¡h- haUma. Véase Esterina.

Espernancar. Véase Desper- nancav. Valbuenada como legítimas las formas espernancarse y es- pernancado, y como corruptas esparrancarse y esparrancado, al revés de lo que enseña el Dice. No aduce él ninguna autoridad, ni la tenemos tam- poco nosotros, y sólo hacemos constar que en Chile se usan espernancar y despernancar y que Ruiz de ilontoya (Dice, guaraní) usó el ge- rundio (lespernancán(lof=e. Puede ser (|uc Valbnena y los chilenos tengamos i'azón, porque el v. parece formado de pierna y alterado en su final por con- taminación con anca.

Esperpento, m. Usado en España, en IMéjico, en Chile y quizás en toda hi AméricaLatinapor-obra intelectual ó literaria mal pergeñada ó extrava- gante; persona ó cosa que de fea causa espanto. En esta 2.-' acep. lo usó Don Juan Valera en sn carta Currita Al- bornoz al P. Coloma: «En las últimas páginas de PequeTieces me presenta Vd. ya tan ajada y marchita, que parezco un esperpentoT).

Espeta perros (Á). Loe. adverbial fig., muy usada en España y América, y que significa á encape todo correr, á toda prisa), tomar uno el tole (par- tir aceleradamente), apretar ó lei'aniar uno los talones (echar á correr por algún caso imprevisto ó con mucha d¡ligenc:a), como alma qtie líeiKi el diu- lilo (con extraordinaria ligereza ó velo- cidad y grande agitación ó perturba-

ción deláuirao). Las locuciones castizas Como perro con cencerro, con cueiiw, con maza ó con vejiga, «con que se ex- plica que uno se ausentó sentido de una especie, con precipitación, sonrojo y prisa», no corresponden exactamente á la que analizamos, poríjue ésta expre- sa solamente la idea de huir ó salir á toda prisa, y las otras añaden la idea de'que el fugitivo ó saliente va «sen- tido de una especie». «La fr. primitiva, dice Cuervo, parece ser á espeta perro: así está en una carta escrita en 1701) por el Conde de Fernán Núñez, que cita el Sr. Morel-Fatio, y en este lugar de Somoza:

Si yo, dijo entre si', f ueva valiente, Con el chuzo en que el báculo remata Le pudiera esperar tras de lina mata Y envainársele tudo « espeta perro. (El calmnniado)" .

Esta Última cita prueba que la loe. es para el poeta á espeta perro, pero que el significado sea el mismo que le damos nosotros, porque el tercer verso habla de un mastín, y el decir que se le podría envainar ó espetar el chuzo á espeta perro, parece más bien un juego de palabras que el uso general de la loe. Galdós usó como nosotros, en pl.: «Salió á espeta perros de nuestra ofici- na, y no ha vuelto á parecer». (Mimí). Difícil es decidir si la última voz debe ir en singular ó en pl., porque de am- bas maneras se han formado en caste- llano locuciones análogas: á mata caballo, á maclut martillo, á uña de caliallo, á qué quieres loca, á pedir de lioca; á regañadientes, á revienta cin- chas, á cierra ojos, á mata candelas. Examinando cada una de éstas, se ve el porque del sing. y del pl.; y así pode- mos examinar también á espeta perro.

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La loe. se ha formado, sin duda, de la costumbre que tienen los muchachos de jugar con los perros, sobre todo en carnestolendas, ya manteándolos, ya iwnióndoles en la cola algún palo, hue- so, cuerno, cencerro, vejiga, etc., con lo que huyen á escape y asustados. En algunas partes talvez les espelan alguna cosa delgada, y de ahí el huir con toda velocidad, como perro espetado, ó d espela perro. Más natural nos parece esta explicación, teniendo en vista el significado de la loe, que la de tomar por base al muchacho ó sujeto que espeta á los perros. Por esta razón preferimos decir en sing. á espeta perro, y ojalá así admita la loe. el Dice. Cuervo la explica «como saldría un cocinero con el espetón tras el perro que se lleva algo». Pero ésta no es una costumbre general, que haya podido dar origen á la loe, ni guarda relación con las es- pañolas que citamos al principio.

Espía, com. Espión, m., significa lo mismo.

EsPUR, a. «Observar, reconocer y notar lo que pasa, con gran disimulo y secreto, para comunicarlo al que lo ha encargado». Es derivado del latín speculari; por eso se escribe con s y no debe confundirse con expiar, que viene del latín ej piare, y significa: borrar una culpa, sufrir una pena, purificar una cosa profanada.

Espiar, espiado. Despear, des- peado.

Espichar, a. «Pinchar», dice el Dice; y n. fam., «morir». En Chile se usa por espitar (poner espita á una cuba, tinaja ú otra vasija), cometien- do así el mismo error que con espirhe.

EspjcHE, ra. «Arma ó instrumento puntiagudo; como espada ó asador», significa cu c;u5tdlano, y uódisrarsillo,

alocución, perorata, como el ingles specch, de donde se ha tomado para esta significación. En Marina, «estaquilla que sirve para cerrar un agujero»; y por eso algunos chilenos llaman tam- bién espiclie al «cañuto que se mete eu el agujero de la cuba para que salga por él el licor que contiene»; lo que en español se llama espita. Véase Calador en el Apéndice.

Espiga, f . Así llaman aquí el pezón castellano: «palo de unos cuarenta cen- tímetros de largo por cinco de grueso, que se encaja pei-pendicularmente en el extremo del pértigo y en el cual se ata el yugo». No hay para qué descri- birlo tan matemáticamente, porque esa medida no es necesaria y en muchos casos falla: agregúese siquiera: «poco más ó menos». También hay que agregar algo á la 3." acep. que da el Dice, á la voz espiga: «extremo de un madero cuyo espesor se ha disminuido, ordinariamente en dos terceras partes, para que encaje en el hueco de otro ma- dero, donde se ha de ensamblar». Y, si encaja la espiga en el hueco de una piedra ó basa, como sucede en los pi- lares de madera, /alejará por eso de ser espiga? Y si el pilar no es de madera, sino de hierro, de mármol ó de otra cosa, pero tiene un extremo muy dis- minuido para encajarlo en un hueco ad hoc, ese extremo ;dejará de llamarse espiga? Hay que dar pues mucha más amplitud á esta acep.

Espinal, m. Espinar: sitio pobla- do de espinos.

EspiXAZO,m. La presa delave que en Chile llamamosí'.«/w'»«2o, la llaman algu- nos caparazón, ni.: «esqueleto del ave, quitadosel pescuezo, los alonesy las pa- tas». Pero, como se ve en la defi- nición, el caparazón comprende tam-

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bien \íi pechuga j\a. rabadilla; mientras que el espinazo es estrictamente lo que en Historia Natural lleva este mismo nombre.

Espinilla, f. Muy usado en todo Chile en vez del castizo barro: acada uno de los granillos que tiran á rojos y salen al rostro, particularmente á los que empiezan á tener barbas. || Cada uno de los tumorcillos que salen al ganado lanar y vacnno». Enla 1." acep. se llama tambión barrillo. El nombre técnico de la espinilla americana (pues se usa también en Méjico, en Colombia y en otras partes) es acné pundata. Parece que el nombre vulgar no es desconocido en España, pues lo usaron Ruiz de Montoya y Febrés en sus respectivos Diccionarios y lo trae Beuot en el suyo de ideas añnes, junto con barrillo y padrastros.

Espinillento, ta, a<lj. Véase el siguiente.

Espinilludo, da, adj. Que tiene espinillas. Barroso, sa.

EspiNosiSTA, adj. y ú. t. c. s. com. Partidario del espinosismo ó del filó- sofo Espinosa. Adj. Relativo ó perte- neciente á las ideas sustentadas por él. Véase Espíritu, donde D. Adolfo de Castro usa la voz esjjinosisfa, la cual debe entrar en el Dice, como ya entró espinosismo.

Espinoza, apellido. Espinosa. Así Contó é Isaza, el Dice, y los mejores autores españoles. Sólo los extranjeros, al hablar del filósofo Ba- ruc ó Benito de Espinosa, escribieron algunas veces por error Espinoza, Spinoza, Despinoza, y á éstos han querido imitar los que no en- tienden de ortografía. El apellido fué en su origen de Espinosa, nombre de varias villas y pueblos de España,

que sin duda abundaban en espinos ó espinas.

Espinudo, da, adj. Que tiene mu- chas espinas. Véase Coludo. Bien puede admitirse con el mismo signifi- cado de espinoso, sa: que tiene espinas; fig., arduo, difícil, intrincado.

Espionar, a. Dígase espiar. Sólo el s. abstracto espionaje (acción de es- piar) se deriva de espión. El v. se de- riva de espia.

Espirar, a. y n. Formado del latín spirare, soplar, no debe confundirse con expirar: morir; acabarse ó fenecer una cosa. Este se formó del latín exs- pirare, compuesto de spirare.

Espiritoso ó espirituoso, sa, adj.

Espíritu, m. [Para penetrar mejor el significado de la voz francesa esjrrit, con la cual se cometen en castellano tantos galicismos, leamos el hermoso artículo que escribió sobre ella Don Adolfo de Castro en sus Estudios pirác- ticos de buen decir. Es un elogio á la voz esprit, puesto en boca de un ita- liano, y dice así: «Esta palabra en francés expresa todo lo que spirito ó spirto (poéticamente) en italiano y espíritu en español y portugués. Ex- presa más: no tiene el idioma francés la voz ánimo, común á todas las len- guas neolatinas. Inspiró Dios en Adán : dióle un alma y espíritu, como el que dio á todos los animales que se produjeron en la tierra, sino de un ser mucho más levantado, porque en aqué- llos no creó más de un 'alma de vida, como dice el original X'ephes Hhaiah, ánima viviente; mas á esta criatura le dio otra vida, no producida ni formada con el mismo cuerpo, sino inspirada é infundida por aquellas ventanas de su rostro, á quien su mismo autor llamó y dio su propio nombre Xesemah

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Hgaijni, que suena como si dijésemos espíritu de dos vidas: ú los otros llamó nephes, un espíritu y vida que no pasa ni se extiende más del apetito de las cosas sensibles, que comunmente la lengua latina llamó anima, de quien propísiraamente dice David: animam inanem et esurientem satiabit bonis (Ps. 106, 9), que no sólo se entiende del hombre, sino de todos los animales, ^las, á este espíritu de dos vidas llaman los que saben la fuerza y propiedad de la lengua latina animo sino animus, como el que, distinguiendo estas voces con propiedad, dijo: iUis tantion ani- mas, 7iobis AXIMUM quoque; y de la palabra Mesenah, trastrocando las le- tras, creo dijeron los latinos manes, significando las ánimas de losliombres difuntos, y como piensan los crí- ticos de nuestros tiempos, del v. maneo, que es muy común y frío significado para tanto misterio; de suerte que este espíritu de vida que infundió Dios en aquella fábrica admirable de barro, es al que se da nombre de ser á imagen de Dios, no verdadera y legítima con naturaleza de divinidad. Pues bien, los franceses usan también y únicamente la voz esprit, en vez de ánimo y de alma (ame). I;a voz esprii no La sido ajena del todo á los españoles; que antigua- mente debió ser usada. El gran poeta dramático y actor andaluz Lope de Rueda da testimonio de ello en el he- cho de introducirla en su comedia Eufemia, llamando 2Jobre espiritUlo á uno, dim. de esprilo. Pero la signifi- cación privilegiada ó preferida de los franceses en la voz esprit es la que más descubre el gusto ó el carácter de la nación. Esprit es la delicadeza del ge- nio, esprit es la aguda intención en el pensamiento, esjjrit es su volubilidad

caprichosa, esprit es al propio tiempo ingenio é ingeniosidad, esprit es la más preciosa elegancia al tratarse de la ex- presión, esprit es la esplendente vida de las obras del arte; esprit encierra, en fin, riquísimas significaciones, todas en relación con la hermosura, la penetra- ción del talento, la ligereza y la opor- tunidad, y todo sorprendente, porque lleva consigo la coquetería, palabra también francesa, que lleva consigo igualmente el deseo de obtener amor y más amor. Los franceses, en el uso de las varias significaciones de esta voz, han inventado el esprit fort, el esprit de observation, la presente cFesprit, el Esprit des loix, libro en que Montes- quieu con la movilidad de su genio es espinosista, pardidario de Hobbes, y juntamente filósofo cristiano. Los filó- sofos alemanes han censurado de afec- tación de esprit á muchos franceses que en todo tiempo han querido emplearlo; han dicho que el esprit daña al juicio y paraliza la sabiduría, que el esprit está en lucha con el buen sentido, y que el esprit sin juicio no produce otra cosa que locuras. ¡Combate singular! El esprit considera al buen sentido co- mo un juez superficial y falto de deli- cadeza, que toma á veces la realidad por las apariencias; y el buen sentido al esprit como á aquel que por medio de simplezas toma en ocasiones las apariencias por realidades. Se abusa ciertamente del esprit cuando éste, para acreditarse, quiere hallar en todo una parte ridicula. En cambio los fran- ceses, con el empleo de lo que llaman bel esprit y de lo que se conoce por b«n esprit, han conseguido no sólo descu - brir mucho en las ciencias, siuo tam- bién perfeccionar mucho. .Jiizguese c<jino se quiera el uso frecuente de esta

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palabra, es una de las más significa- tivas del habla francesa, porcjue sirve para expresar el deseo de una nación galante é ingeniosa. Junte ó el esprii la delicadeza á la profundidad, á la prontitud el bueu gusto, la grandeza á la sagacidad, en todos los tiempos el uso predilecto de esta voz significa la aspi- ración de la fama, del amor y de las simpatías. Celebrar de esprit á uno, ¿qué mayor alabanza? Por eso, elogio y elogiaré esta palabra en la amplísima significación que el talento de los fran- ceses ha querido darle, sobreponiéndola á las de genio é ini/e/uo, porque repre- senta la suma de las perfecciones de ellos». Larga ha sido la cita, lo confe- samos; pero era necesaria para distin- guir bien el espíritu castellano del esprit francés. Veámoslo ahora en la práctica, poniendo algunas de las frases y locuciones más usadas: «Emplear su espíritu (taJeiüo) en una cosa; Le vino tal cosa al espíritu la men- te); Tener el espíritu en sosiego (tranquilo ó sosegado el ánimo); Per- der el espíritu (el juicio, enloquecer); Tener el espíritu abierto, Ser abierto de espíritu (ser franco ó expansivo ó tener libertad de espíritu); Ser hom- bre de espíritu (de ingenio); Ser religioso de bueno ó de mal espíritu, de mucho espíritu (está bien dicho); No tener el espíritu de su instituto. No seguir el espiritu de su época ó de su siglo (admitido en el Dice.) ; Decir una cosa con espíritu (con gracia, chispa, ingenio); Espíritu dulce, mode- rado, turbulento (genio apacible, tem- plado, inquieto, arrebatado); Espí- ritu (don) de piedad (no se confunda esta fr. con el texto de Isaías, XI, 2: «Y reposará el espíritu del Señor: es- píritu de sabiduria g de entendimiento,

espiritu de consejo y de fortaleza, espi- ritu de ciencia y de piedad >¡. 'Este Espí- ritu no es otro que el Espiritu Santo); Espíritu (imaginación) fecundo; 'ES'píritU (inge)iio) brillante; Espí- ritu fuerte (el esprit fortqaeiYiio La- Bruyére: incrédulo, escéptico, irreligioso, racionalista, ó como se llaman ahora, librepensador, ó se/lores del libre pienso, como les dicen por burla los españoles) ; Espíritu de cuerpo ó de partido (interés, parcialidad); Presencia de espíritu (de ánimo); Pobre de espi- rita: «dícese del que mira con menos- precio los bienes y honores mundanos». Así el Dice; pero es tiempo ya que le agregue esta otra acep. fam. : dicese de la persona de poca capacidad ó escaso talento, que se usa eu todas partes y es el sentido que por burla ó donaire se da á la loe. latina de la primera bienaventuranza: «Beati páuperes spí- ritu»; por la cual se ve claro que la traducción castellana }wbre de espiritu es ambigua, pues el complemento de espirita no está regido del adj. pobre, como cuando se dice pobre de bienes, cerebro pobre de ideas, sino del v. ser tácito: el que de espiritu, ó de corazón, ó por convicción, es pobre. Esta ambi- güedad de la loe. es la que han aprove- chado las personas de ingenio maleante para darle la 2." acep. que reclamamos. Y, á la verdad, está bien aprovechada, porque Wam&x pobre de espiriluaí necio, tonto ó fatuo es más suave que decír- selo con una sola palabra y con todas sus letras. Acep. fi'ancesa, pero digna de admitirse en castellano, es la de- carácter íntimo de una persona, estu- diado en sus escritos y en su vida y propuesto á la imitación de los demás, porque generalmente se toma en buena parte. Así se han escrito eu francés

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muchas obras con el título de Espirilu de San Fraiieisco i/p Sales, de San Vi- cente de Paúl, etc., y el Sr. D. Miguel Mir, académico, llamó tanil)ióii Es¡ú- ritu de Sania Teresa uua ohi'ita suya, en cuya introduccióu explica la nove- dad del título. Si ya admitió il Dice, la acep. íig.: «principio generador, tendencia general, carácter íntimo, esencia ó substancia de una cosa», y la explica con estos ejemplos: el espiritu de una ley, de una corporación, de un si(/!o, de la literafura de una época dada (¡ojo al part. dado! ); si, como se ve, se da espiritu á las cosas, con más la- zón se podrá dar á las pereonas; y si los santos son en vida personas de es- píritu, y de óptimo espíritu, ¿\)0X qué no hemos de retratar, bosquejar ó es- tudiar este mismo espiritu después de sus días? Pe^ar uno el Espíritu San- to á otro, y Pegársele á uno el Espirita Santo; son frases figs. y fams. muy usadas en Chile cuando se trata del matrimonio. Se indica con ellas que la jKii'sona recién casada comunica lasuer- te de su estado á la persona á quien abraza. Bien pueden admitirse en el Dice, porque son graciosas y bien formadas, pero advirtiéndose que pue- den variarse de otras maneras y con otros verbos, como dcír, cMinunicar. Aquí conviene enseñar que el dativo latino spiritui se pronuncia spiritui (uó spíritui), porque en latín no hay voces sobresdrújulas, y tal lesultaria ésta si se cargara el acento en la pri- mera /, pues ui no es diptongo. Dígase pues: '(Gloria Pati-i, et Filio. etSpiritiii Sancto». La misma acentuación rige para los casosoblicuosde pl . : spiriluum, spirilihus.

Esi'iRrrCAL. adj. «Perteneciente al espíritu», es la única ace]>. iiue le re- Dicc. (le Chil., t. IJ.

conoce el Dice, con lo cual excluye una castiza si las hay y otra galicana hasta no más. La castiza es la que han empleado casi todos los clásicos caste- llanos y siguen empleando cuantas personas tratan de virtud. Basta abrir las obras de Granada, Pr. Luis de León, Santa Teresa, San .1 nan de la Cruz, Beato Ávila, Estella, Niereraberg, La Puente, etc., para encontrarse á cada paso con personas espirihinles, gente espiritaal, varón ó initjer espiritual, doctrina espiritiud, etc. Esta acep. está fundada en la correlativa de Espíkiti" : « virtud, ciencia mística», y no hay más (|ae aceptarla á ojos cerrados, sin excusarse con que el Dice, siempre, desde su 1.* edición, ha aceptado «Hom- bre espiritual: el dedicado á la viruud y contemplación», porque espiritual, en el sentido que hemos dicho, puede juntarse con muchísimos nombres de personas y de cosas. Para instrucción y recreación de los lectores vamos ii copiar un hermoso retrato del hombre espiritual, hecho por quien entendía de estas cosas, el Maestro Gersón, y tra- ducido por la clásica pluma de Fray Diego Murillo, autor de 1598. Dice así: «Dame alguno, y decir te he yo (pie es espiritual, el cual juzgue espiri- tualmente todas las cosas y que de la experiencia que tiene de los trabajos propios haya aprendido, á imitación de Cristo, á compadecerse de los ajenos. Un hombre que, como otro San Pablo, no busque sus propios intereses, sino el de Cristo, y á ([uien el espíritu de la caridad, hutnildad y clemencia baya llenado el alma para que en él no halle algún lugar la vanidad, ambición y codicia. Un hombre, cuya conversación y trato, imitando al Apóstol, sea teda en el cielo, v que como uno délos án-

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geles de Dios, ;i ejemplo sayo, ni con la bendición ni con la maldición sea movido. Y á quien ni el ocuparse en ministerios inferiores lo aparte de las cosas del cielo, ni del tratar en las cosas de la tierra se le apegue algún polvo. Y finalmente, un hombre tal, que ni sea movido de alguna forma corpórea, sino que, apartado y puesto sobre el alcázar de la razón, trate solamente y se acuerde de lo que es puramente espiritual en las almas. Y' á quien al- guna destas cosas le faltare, entienda que aun es carnal y espin/ua], y por consiguiente, aun no es idóneo para enseñar á otro con espíritu de blandu- ra». (Murillo, Iiislrwción, 1. 1., c. IX). La acep. galicana es la que pretende que espiritual signifique iiK/enioíto, agudo, gracioso, donuiroso, chistoso, primoroso; cJdspeante: ¡Qué homhre tan espiritual! :qué dichos lan espi- rituales! Para hablar así, mejor sería acabar para siempre con Va lengua castellana y celebrarle nuevamente las exequias, como lo hizo Don .luán Pa blo Forner.

Espiritualidad, f. Calidad de espiritual en la acep. galicana. Dí- gase ingenio, gracia, donaire, agudeza, chispa, habilidad.

Espital, m. No es raro que así pronuncie la voz hospital mucha parte del vulgo chileno, pues así le enseñaron los antiguos españoles. Nada menos que el Tesoro de Covarrubias registra esta voz así mismo como la hemos es- crito; y así la escribieron también mu- chos autores anteriores á él. A imita- ción de espital dijeron también los antiguos castellanos rebustO y ré- tulo, y todavía se dice redondo del latín rofiindus.

Esplanar, esplicar. Amboscon

sus derivados no deben dejar la x que, al nacer á la vida, les dio la lengua madre: e.rplaiiar, explicar.

Esplotar, a. Véase Explotar.

Espolonazo, m. Voz de buena for- mación como todos los aumentativos en azo que denotan golpe ó explosión. Creemos que debe admitirse como ne- cesaria é irreemplazable en las dos acepciones de: golpe que dan las aves con el espolón (así la usa D. H. Giner de los Ríos en sus traducciones de Amicis), y golpe que dan las naves con el espolón.

EspoLVORKADOR, m. Frasco con tapa agujereada, para espolvorear azú- car II otras cosas parecidas. 8i no tiene otro nombre en castellano, bien puede admitirse el chileno.

Espolvorear. Véase Despolvo- rear.

Espomilla, f. Espumilla: lienzo muy delicado y ralo. Digan pues las señoras chilenas: manto de espumilla, de espomilla.

Esponer, esposición, es- puesto. Todos con y y véanse los dos primeros en su lugar.

EspoxsiÓN", f., esponsor, ra. Vean los SS. Académicos, después de oír á los entendidos en Derecho Intei'nacio- nal, si son dignas de admitirse estas dos voces. Nosotros les adelantamos la autoridad de Bello: «Si una persona pública hace un tratado ó convención sin orden del Soberano y sin estar au- torizada á ellos por las facultades inhe- rentes á su empleo, esta especie de convenio se Warna. esponsión (sponsio). ...Al Soberano del esjUOHSor toca ma- nifestar desde luego su oposición al pacto, si no tiene intención de ratifi- carlo». La expresión adv. latina cal referí' ndun), admitida en el Dice, se

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parece á la esponsióti, pues significa: «á condición da ser aprobado pjr el superior. Dicese comunmente de con- venios diplomáticos».

Esposa, f. Aunque etimolóííicameii- te sólo significa «la nuijer ijue ha con- traído esponsales», del latín sponsa, y así es también en italiano, como lo prueba la obra clásica do Manzoni / promessi sposi (Los novios); sin embargo, el uso ha querido llamar también iusí á «la mujer casada», y el Dice, lo acepta. Xada convenientes son estas confusiones en las lenguas, porque originan equívocos y dudas que no debieran existir. Bastábanle al caste- llano las voces mujer (usada hasta por los reyes en sus cartas), consorte y cóa- ijuge (algo más entonadas), señora (aunque censurada por Valbueua en esta acep.), cara mitad y costilla (para el estilo fam. y el festiV'O), y no tenía necesidad de cometer el error que co- metió con esposa. Es chilenismo, y muy usado, en la acep. de-anillo epis- copal. Como el anillo es el símbolo del desposorio místico entre el obispo y su iglesia, de suerte que ésta es su esposa, por metonimia se ha dado al signo el nombre de la cosa significada. (Más propia nos parece esoa explicación que la de considerar al obispo como prisio- nero sujeto con esposa). También se conoce este uso en el Ecuador, como se ve por este pasaje de .Juan Montal- vo: «Hágame vuesa merced estas re- flexiones en tiempo hábil, esto es, cuando podía yo ordenarme, y nadie me quita que al presente me besaran vuesas mercedes laesposa. < Es joven? preguntó el maestresala. ;Qué diablos pregunta ahí vuesa merced? dijo San- cho: ;sc figura por si acaso que á estas horas he de ir á ofrecer á nadie mi mu-

jer á besar? Hablo Je la sortija epis- copal, que se llama esposa». (Oapitulos que se le olvidaron á Cer- vanlts, XXVI).

Espuela, f. La especie de corne- zuelo que las aves gallináceas tienen en el tarso se llama en castellano espolón 6 corvejón, espuela.; en las demás aves, ffarrón. El hueso en for- ma de horquilla que todas tienen en el pecho, no se llama tampoco espuela, sino espoleta ó caballete. .4 caballo ajeno, espuelas propias: en sentido pro- pio es maltratar con las espuelas una caballería prestada; en sentido fig. es maltratar cualquier animal ó cosa pres- tada. Es fr. muy usada en Chile y dig- na de figuraren el Dice. Varíase tam- bién con algunos verbos; como andar en caballo ajeno ij con espuelas propias; el caballo era ajeno y las espuelas pro- pias.— iVo poder ver á un pobre con espuelas de plata: fr. fíg. que significa entre nosotros: ver con extrañeza ó con cierta envidia las prendas ó cosas supe- riores de otro. Si, seTior, ¡j son de cobre I las espueUtas del pobre: refrán muy usado en Chile para expresar sen- timientos de resignación, y también como muletilla para reanudar una conversación interrumpida. Parece ha- Ijerse formado de la redondilla popular:

Me dicen que viertes perlas. Sí, señor, y son de cobfc; Mas. coniü las vierte un píjbre, Nadie se inclina á cogerlas.

Espuelada, f. Espolada ó espo- lazo.

Espuelazo, m. Espolazo ó e.'ípo- lada.

Espuelear, a. Espolear.

Espuelín, m. Espolin.

EsPi'LGAU, a. No se confunda con

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expurgar, a. también. El ano es com- puesto de pulga, y el otri) del latín purgare.

Espulsar, espulsión. expul- sar,expulsión, conforme á la etimología latina.

Espumador, m. No se llama así, uno espumadera, f., la ipaleta circular y algo cóncava, llena de agujeros, con que se saca la espuma del caldo ó de cualquier otro licor para purificarlo». Espumador, ra, m. y f., significa: «persona que espuman. No hagan pues las cocineras chilenas tanto favor á la espumadera, con virtiéndola en persona.

Espumar ó despumar. Véase este último.

Espumaraja, f. Dígase esjiumn- rajo, m.: «saliva arrojada en grande abundancia por la boca».

Espúreo, rea, adj. Espurio, riú, del latín spurius: bastardo. || Falso, contrahecho ó adulterado, y que dege- nera de su origen verdadero.

Espurrear ó ESPURRIAR, a. Rociar una cosa, con agua ú otro liquido expe- lido por la boca.

Es QUE. ¡Cuidado con esta loe., que puede ser correcta ó incorrectísima, según el uso que de ella se haga! Es correcta cuando con ella se expresa un hecho real, afirmado por el sujeto. «¿Por qué no acudiste á mi llamado? Es que no pensé que eras tú; es que no quiero verme contigo».

Y si mi pluma á este furor se aplica Y deja tu alabanza, es que se siente Corta á tal vuelo, á tal grandeza chica.

(Valbuena, Grandeza mejic, c. I),

Si no se admira el hombre miserable. Es que no alcanza su mortal rudeza La unión de los extremos admirable Que el ángel ve con viva sutileza.

(Hojeda, La Cristktda, c. ÍI).

Pero ve'te. Ya me iré, Déjalo estar. Eif que quiero Que te vayas al instante. (Moratín, El viejo y la íiííia, II, .').■)

Es incorrecta cuando el sujeto no asegura el hecho, sino que lo refiere de oídas. En este caso es corrupción del castizo diz que, dicen que. (El Dice, escribe junto dizque, pero hay me- nos razón para ello que para separarlo, y separado lo han escrito todos los autores).

Diz que un día en un convento Entró una lechuza.

(Iriarte. Fdhula XXIII).

Como el pueblo suprime con tanta frecuencia la d inicial, corrompió el diz que en iz que (por eso en Vene- zuela usa todavía i que), y como esto lo halló sin sentido, lo convirtió en es que:

Es que le 'ijo La madre al hijo.

Principio y repetición de uno de los cuentos chilenos de nunca acabar.

E.SQUEBR.UAR Ó RESQUEBRA.JAK, a.

Esquela, f. Se usa en Chile por- papel ds esquela. Una esquela es pues un pliego de papel de esquela; así como el papel de lija se llama ahora simplemente lija. También conocemos y usamos la primera y principal acep. de esquela: «carta breve que antes solía cerrarse en figura casi triangular». Y nótese el uso, á veces inconsciente, de las lenguas. Esqiwla es diminutivo en su origen, pues se deriva del latín sckedula, dim.de squeda, hoja de papel; y, sin embargo, en castellano decimos esquelila, como decimos también cedu- lila, que tiene el mismísimo origen.

Esquelencia, esquilencia, f.

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Esquinemid, y aiit. esquinancia; del íjrieíío jc'jvá-.yr,. Xo liuv jmos razón \yAVa mudar la u en 1.

Esqueletado, da, adj. fig. Flaco como esqueleto, encanijado; disminui- do, diezmado. «Cierra la marcha nn escuadrón de perros esqiieletadon y de todos tamaños y colores». (Jotabeclio, La mina délos candeleros ). «Eln todos los corrillos se vertían quejas insul- tantes contra el gobierno de Santiago, que así abandonaba en el Sur nuestras Míyí/e/f/rtf/rt* divisiones». (Id., Francis- co Jlo/iíero). La voz se usa también en España, y no sólo por escritores popu- lares, sino también por poetas bien entonados.

Es cieno ya la esqueletada vida,

dijo Don Nicomedes Pastor Díaz en sn inspirada poesía ^4 la luna. Vea la Real Academia se resuelve á admitir esta voz. El Dice, de Zerolo trae el v. esqudefar, poner en esqueleto, pero no lo autoriza con ninguna cita.

Esqueleto, m. La única acep. fig. que le da el Dice, es la de «sujeto muy flaco». Nosotros le damos también la de-bosquejo, plan ó proyecto de una obra literaria, como discurso, sermón, drama, poesía. Y, á la verdad, la metá- fora está perfectamente aplicada; por- que, así como el esqueleto óseo da una idea del animal á que pertenece, así también en el esqueleto literario, con una simple mirada ó lectura superficial, se ve la división y desarrollo de toda la obra. La acep. no es propiamenLe chilena, pues la usaron repetidas veces el B. Ciuliz y su comentador el P. Fr. Diego de Valencina, ambos capuchi- nos. «Hal)iendo predicado en Ecija un sermón..., me estrechó el Superior á

que le formase el esqueleto y se lo remi- tiese». «Tengo comenzado el esqueleto del sermón de San Pedro, mártir de Verona». «Estoy formando el esqueleto de estos sermones, para después exten- derlos». Asi el primero; y el segundo: «Los esqueletos están bien formados, y pasma realmente la erudición que revela el celebérrimo capuchino». Creemos que no habrá necesidad de más autoridades para justificar una acep. tan propia y bien fundada. Véase, si nó, con qué naturalidad principia y concluye Cejador toda la metáfora de esta voz: «Si no ha resultado más que un breve ensayo de sintaxis por la pre- mura del tiempo, á lo menos ese ensayo está bastante razonado y forma un esqueleto que puede irse cubriendo poco á poco con estudios más particulares de los que se dedican á estos asuntos». (Gramática de Cerrantes, introd.) Véase Croquis en nuestro Apéndice.

Esquila, f., y esquileo, m. Acción ó efecto de esquilar animales.

Esquilmo, ra. «Frutos y provechos que se sacan de las haciendas y gana- dos». Esto significa en castellano y escobajo, como creen los (jue dicen esquilmo de la uva ó del racimo, imitando el significado del v. esquil- mar.

Esquilo, n. pr. m. Aunque en grie- go y en latín es esdrújulo, conformán- donos con el uso de todos los autores españoles, debemos pronunciarlo y es- cribirlo giave, segiin Cuervo. Así lo escribieron L'iarte,Martínezde la Rosa, Burgos, Lista, Menéndez y Pelayo, Contó é Isaza. Don Andrés Bello lo usó esdrújulo, y lo mismo Don Juan R. Salas, irreprochable traductor chileno, en verso y directamente del griego, del gran trágico de Eleusis. Triarte, des-

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pues de estudiar uspecialmente el pun- to, concluye asi: «En la traducción del verso 279 [del Aricpoétim de Horacio] se usó larga la palabra Esquilo, aunque en latín se dice ^-Eschjlus, breve. El uso quiere que las voces latinas Fro- séqrina, cri/sfállmus, adamánfinus, Péf/fisus, Cérberut:, que tienen breve la penúltima, se pronuncien en caste- llano con ella larga: Proserpma, rris- taliiio, adamantino, Pegaso, Cerbero, y otras muchas á este tenor», [como Alila, Aiiibal, Asdrúbal, Cleopatra, Edipo, Leónidas, Ciriaco'].

Esquina, f. Asi se llama en Cliile el despacho, figón ó almacén que están situados en la esquina de una calle, porque ocupan la pieza ó departamen- to de una casa de esquina, aunque sólo tengan frente á una calle. No es faltar ;i las leyes del lenguaje, porque sólo se toma el continente por el contenido. «Voy á comprar en la esquina; En esta esquina tengo cuenta corriente, ó lian- za», como dice el pueblo. El refuer- zo ó adorno que se pone en las esquinas de mesas, escritorios, carpetas, tapas de libros, etc., y que nosotros mala- mente llamamos esquina, se deno- mina en castellano cananera. Pie- dra de esquina 6 piedra esquina (piedra ó puste de piedra que resguarda una esquina) se dice en español guardamntóii ó irascan/ón. Doblar uno la esquina, en castellano es doblar la calle; en Chile, morir, espichar, finar.

EiíQTiiXAR, a. «Formar alguna cosa con esquina». Asi lo admitió y definió el Dice, de Autoridades y no sabemos por qué se ha eliminado en las últimas ediciones, quedando solamente el par- ticipio esquinado, da, con calificación de adj.: «que tiene ó hace esquina»; y

así lo usa la última edición en la defi- nición de JIacuquino, na: «aplícase á la moneda de plata, cortada y esquí- nada y sin cordoncillo». Véase ahora la mejor autoridad que podemos ofre- cer para el v.

A malísima viento va esta parva: No me cuadra ni esquina esta tormenta, Puesto que viene bien para el embuste. (Cervantes, La Entretenida).

«Pardiez, dijo Sancho, que me ha cua- (h'ado y aun esquinado tal género de vida». «Asi es verdad, dijo el cura; pero nosotros buscaremos por ahí pas- toras mañeruelas, que, si no nos cua- draren, nos esquinen». (Id., Quijole).

Cese pues la pendencia y mi sor sea El que escoja la prenda que le cuadre O le cí'iuine mejor.

(Id., El Rnjjiin rindo).

Yo no atino Que' disparate es c'ste de este puerco, Y" de tantos Fulanos y Zutanos; Ni se' cómo es posible que esto cuadre Ni esquine con el pleito de estos hombrea, (Id , Pedro de Urdcmalas. jorn. /).

Crea el seor alguacil que no le cuadra Ni enquiña el predicar; deje ese oficio A quien le toca, y vaya y pique aprisa,

(Id.. El Uujiún dicJtoifo,jorn. I).

Jjope de Rueda, en su farsa El Delei- toso (paso I), dice también por boca de uno de sus personajes: «Es verdad, señor, que yo entré delante; mas ya llevaba el señor Luquillas la risa re- jiartida donde había de cuadrar lo uno y esquinar lo otro». López Osorio, en su Hist. de Ifedina (17()6), lo emplea en .sentido propio: «El cuadro que mira al Poniente, emjiezaba donde esquina la torre». Así también el Dice, de Te- rreros. Es cierto que en algunos de estos pasajes está usado el v. en tono festivo

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y en sentido fig., como semejante á ciim/rar; lo cual no impide que se use también, como sucede entre nosotros, en su sentido propio ó recto, que es primero que el fig'. En vista de esto creemos que esquinar debe iuckiirse en el Dice, en ambasaceps. —El Padre Mir en su Eebit.'^co de voces easlizas, cita este pasaje de Jarque: «Las esperanzas de Natán no colgaban del rey; que, si pudieran, no tuviera valor para esqui- narse con él y poner & riesgo su gra- cia»; y en seguida agrega: «El v. es- quinarse, á la luz del contexto, es desazonarse, incoynodarse, romper amis- ütd, resentirse, que viene A representar, metafóricamente, la acción del que da contra una esquina ó contra un duro peñasco» : es la f r. castiza Estar de es- quina dos ó más personas: «estar opues- tas ó desavenidas entre sí».

Esquinazo, m. Corriente en Chile en vez de serenata, f.: fumisica en la calle ó al aire libre y durante la noche, para festejar á una pei'sona». No es exacta la diferencia que Rodrí- guez pretendió hallar entre ambos vocablos: la serenata «se da con mú- sica de viento ó con toda una orquesta, y el esquinazo siempre con vihue- la y tonadas con cogollo y voladores, cuando no de pólvora, hechos por medio de un cuero de oveja que se refriega y golpea en la pared» ¡A dónde vamos á parar con tantos por- menores! lia única diferencia es que la serénala se usa entre la gente más culta, y, por consiguiente, la música ha de ser más fina y escogida, y el esquinazo es más propio de la clase media y del pueblo; por eso su música tiene que ser niiis ordinaria y más grotesco su acompañamient<j. Téngase presente que también se llama

serenata la «composición poética ó musical destinada á la serenata", y serena la «composición poética ó mu- sical de los trovadores, que solía can- tarse de noche». Murga, es la «com- pañía de músicos instrumentistas, más ó menos numerosa, que, á pretexto de pascuas, cumpleaños, etc., toca á las puertas de las casas acomodadas con la esperanza de recibir propinan. Al- horada: «música al amanecer, en la calle ó al aire libre, para festejar á una persona»; y también la composición poética ó musical destinada á esto mis- mo. Ronda, y en Aragón rondalla, es «reunión de mozos por la noche para tocar y cantar en las calles». Nues- tro chilenismo parece formado de la fr. castiza Dar esquinazo: «burlar uno al que le sigue por la calle, doblando esquina para huir por otra, ocultar- se en ella»; porque así suelen huir los que dan esquinazo, para que no los conozcan. En Méjico dicen gallo, según Ramos Duart-e, sin duda porque esta nnísica se oye de noche euuio el canto nocturno ilel (/alio.

Esquinero, m. Voz corriente en Chile en el mismo significado de la castiza rinconera: «mesa pequeña, co- mumnente de figura triangular, que se coloca en rincón ó ángulo de una sala ó habitación». En Colombia dicen esquinera. •'íi el esquinero es colgante, se llama en castellano repisa.

Esquinudo, da, adj. Que tiene esquinas ó ángulos. No está en el Dice, pero lo usa Cejador. El que no guste do él puede sustituirlo con anr/uhso,

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Esquisitez, Véase Exquisitez. Esquisito, esquisitamente.

Ambos son con x.

Esquita, f. Error en (|Uc hizo in-

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currir á muchos el Dice, francés de Taboada. La voz castellana es esijuisfo, m. (pizarra, ea su ].■' acep.), del grie- go T/yn-rói;'-! El francés dice schiste, m. Estableced, a. y r. Copiemos al P. Mir. «Se reduce la acción del v. establecer fundar con asiento firme leyes, imperios, trohiernos, decretos y cosas de este jaez. Xo tiene el v. caste- llano otras aceps. La lengua francesa, demás de la dicha, emplea varias pro- pias suyas. La L' es colocar... La. 2." es exponer, probar, inferir... ha 3." toca al r. establecerse, y es tomar casa, hacer asiento, y también casarse ... La 4.* tam- bién corresponde al r.; hace sentido de prevalecer, dominar, arraigar... Qomo con infinitos vocablos acontece, al revés anda el uso de establecer en la literatura francesa y en la española, en la cual por maravilla se halla mención de él, como se lo dirá la experiencia al que desee quemarse las cejas espiando por los rincones de los libros. No es menester hojear mucho los franceses para dar con este v., pues sus cuatro generales aceps. le constituyen uno de los más aprovechados... Despidió de el Dice, [de Autoridades] aquellas sig- nificaciones francesas de colocar, casar, nombrar, acreditar, congraciar, e.rponer, probar, deducir, insinuadas arriba en las dos primeras aceps. A ninguna de ellas dio lugar, ni convenia le diese, poique no era razón aplaudir el dicta- men de los frane.jses, que á cuanto dice algún rastro de fijeza, llaman esta- blecer, con peregrino é infundado discurso. (¡Qué razón hay para que el íYWrtr se denomine establecer? ¿Por ventura el nombrar á uno Cardenal, el entrar en reliipón, el tjraditarse de doc- tor, el consagrarse obi.ipo, no son actos que infunden estabilidad como el del

matrimonio, sin que por e.so reciban nombre de establecer? Si tomar estado ha de llamarse establecerse, no es razón se reserve esa voz para el .solo casamiento, como en verdad la reservan los galicistas; señal clara de la impropiedad contenida en el signi- ficado de colocar, conforme á la 1.* acep., puesto que establecer es obra de más altas veras que el colocar. Tam- poco parece castízala loe. establecer una tesis con argumento-^, para decir probarla ó sustentarla; por cuanto nuestro establecer sólo se extiende á fundar, instituir, ordenar, mandar, de- cretar, como nos lo enseñan los clásicos. Acerca del r. establecerse, tocante á la o." y 4.* acep., con tal qr., í;aya sen- tido de arraigar.^e, no parece \:\ fuera de camino, pues la forma r. concede al V. la acción de cobrar fuerza, que viene á ser lo mismo que arraigar en sentido fig. Mas, con todo, el esta- blecerse por avecindarse, el esta- blecerse jwr tomar asiento, el estableceise por casarse, no son aceps. propias ni figs. de establecer, pues dicen estabilidad hechiza, accidental y muy pasajera, á causa de que sólo miran á poner algún término al modo actual de vivir». Ya lo saben pues los que quieran hablar y escribir con pu- reza el castellano. El líltimo Dice, alcanzó á dar á establecerse, contra lo enseñado por el docto jesuíta, la acep. de «avecindarse uno ó fijar su resi- dencia en alguna parte»; pero no le dio la de casar ni casarse. Al s. estableci- miento sí que le dio como 4." acep.: «colocación ó suerte estable de una persona». Una de dos: ó se da también al V., ó no se da á ninguno.

Estaca, f. Malamente se usa en (Jliile por espolón, correjón, garrón-, y

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aun en sentido fig;.; v. gr.: Afilarle á uno las estacas: incitarlo ó animarlo para una riña; iSer uno de buenas es- taca S: ser valiente para la pelea. Véase E.SPL'ELA. Muy usada es en Chile, en el lenguaje forense y en el corriente, esta otra acep. de estaca: pertenencia de salitre li otras substan- cias pai'ecidas que se concede á los peticiouariosmediante ciertos trámites. Cuando la pertenencia se otorga en favor del descubridor, se llama estaca descubridora; y ésta, conforme á nues- tras leyes, es de extensión triple de la que corresponde á 'a simple estaca que se da á los denunciantes. La cabida de la estaca es variable, según las orde- nanzas de cada país, y según las diversas épocas, dentro de uno mismo. Así en Chile, por decreto de 16 de Junio de 1874, se fijó en 480.000 metros cua- drados superficiales la extensión de cada pertenencia descubridora, y en la tercera parte la de las simples estacas; pero el decreto de 1 ;! de Sept. de 1876 elevó á 30 hectáreas cuadra- das (3000.000 m. c.) la cabida de las descubridoras, y á 10 hectáreas cua- dradas (1000.000 m. c.) la de las estacas simples. Repetimos (¡ue esta acep. es comunísima en Chile entre toda clase de personas y figura en casi todas las sentencias judiciales sobre salitreras. En una ijue otra se ha us;i- do el s. estacado, que no ajiarece en el Dice., y otros autores han dicho estacada, que es la obra hecha de estacas clavadas en la tieri'a y corres- pondiente á esta acep. de estacar: «señalar en el terreno con estaca.s una línea, como el perímetro de una mina, el eje de un camino, etc.» En las Let/es de Indias (libr. IV, tít. XIX, ley XVI) hallamos en este sentido el i)l. estacas

Dice, de Chil.. t. II.

y el V. estacar: «En algunas provincias de las Indias se ha introducido que, si muchos indios descubren una veta, es elegido uno solo que pueda pedir estacas por dueño de lo que le toca... Mandamos que en cuanto al estacarse en las minas que se descubrieren, se guarde con ellos lo que con los espa- ñoles, sin ninguna diferencia». El sitio señalado con estacas es pues lo que nosotros llamamos estaca; lo que, en realidad, noes tan propio: mejor habría sido llamar estacas, estacado ó estacada á todo el sitio, y estaca á cada acción de las muchas que suelen tener las so- ciedades que se dedican á estos negocios. Esta acep., ó mejor subacep., también se usa en Chile, donde se oye con frecuencia: «Tengo una, dos ó más estacas en tal salitrera». Parecida á esta última acep. es la que da también á estaca el Illnio. Scío. en el I de Esdras (IX, 8): «Y ahora como por poco y por un momento han sido admitidos nuestros ruegos por el Señor nuestro Dios, para que nos dejasen algunas reliquias, y se nos diese una estaca en su santo lugar». Pa.tUlus es la voz de la Vulgata que aquí se ha traducido estaca; bien, á juicio nues- tro, tomando el continente por el contenido; poi'que lo qne dicen los humillados judíos, recién vueltos de la cautividad, es, que se contentan con tener en el templo del Señor, una estacada ó lugar cerrado con estacas, sino una simple estaca ó el lugar que ocupa una estaca. Por eso en el ver- sículo siguiente y conforme al parale- lismo hebreo, dicen: «Y nos diese un vallado (se/iem) en .luda y en Jeru- .salén». Creemos pues ([ue en esto no acertó el traductor al explicar la voz estaca con esta nota: «Morada fija,

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firme ó segura. Metáfora tomada de un palo ó bastón que usamos para caminar con mayor seguridad, ó más bien de las estacas ó clavos con que se aseguran las tiendas de campaña ó los navios en los puertos». Ni lo uno ni lo otro: esa eslaca es el pequeñísimo lugar que ocupa uua estaca plantada, y nada más.

Estacar, a. Es común en nuestra gente de campo oírle que va ¡i estacar un cuero ó quiere estacar un^s cueros, operación que se ejecuta tendiendo el cuero en el suelo y dejándolo bien extendido y tirante por medio de estacas para que se seque en esa mis- ma forma. No le da el Dice, esta acep. al v. estacar, y bien podría hacer- lo, porque es enteramente apropiada.

Estacazo, m. «Golpe dado con esta- ca ó garrote». Esto sólo significa en castellano y nó, como decimos en Chi- le, el (jue dan las aves con el espolón. Véase Espolonazo.

Estacionar, a. Admítelo el Dice, como r. solamente, estacionarse: «quedarse estacionario». Con buenas razones prueba el P. Mir que esta definición debe enmendarse diciendo estacionado en vez de estacionario, y que además debe admitirse el a. esta- cionar en el sentido de situar, colocar, poner en lugar alt/una cosa: Estacionó las tropas; estacioné mis trebejos; esta- cionas tu tienda; estaciotiaban sus reales en la llanura. «Castizas son estasfrases, agrega, á causa de la palabra estación, que denota, parada».

Estadía, f. «Cada uno de los días que transcurren después del plazo esti- pulado para la carga ó descarga de un buque mercante, por los cuales se ha de pagar al capitán un tanto por in- demnización. U. m. en pl. II Por ex-

tensión, la misma indemnización». Esta sola es la estadía castellana; pero mu- chos chilenos, y también en otras naciones, la confunden con la estada: «mansión, detención, demora que se hace en un lugar ó paraje». No hay duda que estadía es voz más hermosa (jue estada; pero, mientras las personas no sean buques y mientras se conozcan y lean las obras clásicas, no confun- damos vocesde tan distinto significado.

Estadístico, ca, m. y f. Peisona encargada de llevar la estadística en algún lugar ó establecimiento. Así se usa en Chile y hace falta en el Dice, (jue sólo admite el adj. estadífttko, ca: «perteneciente á la estadística».

Estado, ni. Estado imposible.

Significa en Chile: estado de gran suciedad ó asquerosidad en que se halla ó queda una persona ó cosa. Ú. t. para esto el adj. imposible como predi- cado. «Ciií en el lodo y quedé en estado imposible », ó simplemente «quedé imposible». En ambos casos es una elipsis, porque va suben- tendido el complemento de mirar ó de ver. Véase Difícil. Así, elípticamente también, aunque en otro sentido, usó Don Juan Valera el adj. imposible: «Yo estaba imposible de mimada, de traviesa y de voluntariosa»; es decir, imposible de aguantar ó sufrir, en sentido pasivo; ó sea: imposible de ser aguantada. (Los telefonemas de Mano- lita, cuadro I). Por la razón que dimos en el art. Difícil creemos que dijo bien Don .Juan Valera, pues imposible significa «sumamente difícil». Sin em- bargo, esta misma razón no alcanza á justificar el uso nuestro, y por eso de- bemos prosc'ribirlo. Estado interesan- te. Eufemismo culto y delicado por embarazo, preñez ó preñado, que, to-

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mado del francés, se ha lieclio ireiiLTal. «S. M. la Reina Doña Isabel It se liallalja, como dice la moderna cultura, en estado inícreKaiileíi. (T. Rodríguez Rubí, Necrolotjuí de I). Tomás de Corral y Om, publicada en las Me- morias de la Academia). Tan intere- sante era este estado, aun para los antiguos romanos, paganos como eran, fjue, dondequiera que se encontraran con una mujer encinta, la trataban con todo respeto y atención, cediéndole el paso ó la acera ó defendiéndola de. cualquier peligro. Ganancia sería para el castellano admitir esta loe. «¡Ben- dito galicismo, bienvenido seáis! Ad- quisiciones semejantes civilizan el idioma, y por ende, á los pueblos)'. (Rivodó). Estados-Unidos. Por las razones que se verán en el art. Guióx, sostenemos la práctica de escribir así este nombre propio compuesto. Hom- bre, mujer ó persona de estado: así llamamos, familiarmente, al que se ha casado; y bien puede admitir la loe. el Dice.

Estagnación, f. Estancación , estancamiento; detención, detenimiento, suspensión.

Estagnar, a. Ni el francés, que formó del latín staynare el adj. sta¡i- luint y el s. stagnation, se atrevió con el V., ¿y nos vamos á atrever nosotros, que tenemos desde antiguo la forma tan castiza estancar? «. Detener y parar el curso y corriente de una cosa, y hacer que no pase adelante; acortar, y en cierto modo quitar, el curso y venta libre de las cosas, poniendo coto para que no se vendan por todos libremente. sino por determinadas personas; fig., suspender, detener el cui-so de una dependencia, por haber sobrevenido algún embarazo y reparo en su prose-

cución". Con estas tres aceps. que tiene en ciustellano nuestro estancar, de las cuales la 1." y 3." se usan también como reflexivas (ojalá lo hubiera ad- vertido el Dice), para nada necesita- mos del feo y peregrino estagnar. Tratándose de la sangre, advierte el Dice, que se emplea más especialmente que estancar el v. restañar.

Estajero, estajista, e.stajo. Son tan correctos y castizos como destajero, destajista, destajo. Las dos formas son compuesUis del s. tajo ó del v. tajar y de la partícula des, que en muchas voces castellanas se ha convertido en es. Sólo en el modo adv. .4 destajo y en la fr. Hablar um á destajo se usa la forma íntegra, para evitar el hiato

á e [stajo].

Estalactita, f. Xo faltan Gon- zalos que pronuncian así, en vez de estalactita, como decimos los demás mortales. Estalagmita es la estalac- tita inversa, que se forma en el suelo con la punta hacia arriba.

Estallar, n. «Muy diverso es el origen del v. estallar y del v. éclater [francés]. El v. éclater viene del griego K.'Xáto ó x-Xá^w, que suena romper con violencia: ]iero estallar proviene de tallar, (jue vale cortar, rajar. Mas, co- mo cuando una cosa se quiebra ó rom- pe coa violencia, no solamente se divide en ¡ledazos con chasquido, mas también se muestra en público, y tal vez luce y brilla, por esta razón los franceses dieron á su v. éclater dos sentidos: el de reventar y el romper en pública) ó mostrarse al descubierto con resplandor. Pero, de los dos sentidos franceses, sólo el primero corresponde al v. estallar, porque su origen cortar ó rajar no dice de suyo publicidad ni lucimiento. Por consiguiente, estallar no es manifes-

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tarse, dirulr/arse, dednrarísr, parecer, derramar, brillar, ostentarle, lucir, resonar, ilustrar; ninguno tic estos sentidos conviene á nuestro estallar, todos le son impropios, aunque se ajusten al heLncéséclater. Finalmente, lii leníjua francesa á la acción de hacer muc/io ruido concédele el v. éckiter; la lengua española aplica el v. estallar, al estruendo, al quebranto y rajadura, por la razón de su origen sobredicho». Hasta aquí el P. JMir, cuyo raciocinio no tendría réplica si la base en que se funda fuera cierta y segura. Pero aquí está el quid de la cuestión. ^'Es cierto que el v. estallar se deriva de tallar? k nosotros no nos consta; ni tampoco al Dice, que lo trae de estallo, y á estallo del alemán schcdl, ruido, crujido. Y á juzgar por el uso general de estallar y por su compuesto restallar, no se ve que su significado preciso y fundamental sea abrirse de golpe y reventar, sino sola- mente reventar produciendo ruido. Por eso no tachamos de impropias, como lo hace el P. Mir, frases como éstas: Estalló la risa eutre todos; La noti- cia vino á estallar; I^a conjuración estalló; Esperemos que la cosa estalle; El negocio está para estallar», esto es, para dar un eslallido ó arruinarse estrepitosamente. En todos estos casos hay el sentido de algo (jue revienta con ruido, que es la acep. fig. de estallar, definida asi por el Dice: «sobrevenir, ocurrir violentamente al- guna cosa: Estallar un incendio, una revolución». Cuando no entre la idea de ruido ó estrépito violento, entonces que no debe usarse estallar; por eso con Baralt, Capmany y el mismo P. Mir condenamos usos como éstos: aLa grandeza de un alma suele esta-

llar en el menosprecio de las rique- zas; Estalló el día de mi gloria,- El gozo estallaba (destellaba) en su semblante».

EsTAJiPiLLA, f., dim. de estampa. «Sello que contiene en facsímil la fir- ma y rúbrica de una persona». Esto y nada más significa en castellano. Las

llamadas estampillas de correo, estampillas de impuesto, ley

de papel sellado, timbres y estam- pillas, son el simple sello español: «trozo pequeño de papel, con figura.s ó signos grabados, que se pega á cier- tos documentos para darles valor ó eficacia y á las cartas para franquearlas ó certificarlas».

Estañífero, ra, adj. Así lo escribe nuestro Código de Minería: otros pi'c- fieren la forma estañífero; y los mejores corrigen estcmnifero. Elevada la consulta á la R. Academia Española por el caballero chileno Don Jorge Pórter, pues la voz no aparece en el Dice, en ninguna de estas tres formas, la real corporación le contestó la si- guiente carta : «Real Academia Espa- ñola.= Enterada la Real Academia Es- pañola, en su junta celebrada anoche, de su atenta carta, fechada el 22 de Fe- brero último, consultando si debe escribirse compañía «estañífera», «es- tañífera» ó «estannífera», acordó se conteste á Ud. manifestándole que el adjetivo objeto la consulta, como procedente del latín y liaber [lasado á nuestra lenguaconsu estructura primi- tiva, debe escribirse con dos enes en la última forma que Ud. indica. = Lo (¡ue tengo la honra de comunicar á üd., cu- ya vida guarde Dios muchos añ()s.= Madrid. 27 de Marzo de iy08.=El Se- cretario, M. Catalina». Así apareció publicada esta carta en los diarios chi-

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leiios; peroel gerundio consultando y el infinitivo haber /"'•■-víí/y. tales co- mo están usados, nos Lacen teniei' (jue lacopiai) la [irncba de ini|ircnta no ha- yan sido bien cotejadas con el original.

Estantino, m. Parece, fuera de duda, corrupción de iiüesfim, que an- tiguamente se cscribia y pronunciaba esfenfi?u), como puede verse en el Diá- logo en lauíh de las mu/eres, de Juan de Espinosa, en las Farsas 1/ Églogas do Lucas Fernández y otros antiguos. Todavía lo usa aquí y en otras repú- blicas americanas el vulgo, como se oye también en España. «¡Ése, que mala puñalá trapera le den en los estantinos!» (Juan F. Muñoz Pabón, Venite ad me omites). En Chile no significa «intestino» en general, sino la parte inferior del recto, que en castellano se llama sieso.

Estañado, m. Efecto de estañar. Así lo usa el índice de la Novísima Recopilación; y bien puede admitirse, como lo están tantos otros de la misma clase. Véase Adoquinado. En el Dice, sólo figura estañadura.

Estaquilla, f. .\sí llamamos en Chile la estaca de los adrales (quin- clias) del carro ó cañeta. Es, en realidad, un diminutivo mayor que su positivo, porque rara vez será la estaca tan grande como esta estaquilla; pero así liay muchos diminutivos en caste- llano. En el Dice, hallamos tetero, como provincialismo de Aragón: «palo ó estaca de las barandas de los carros y galerivs». Con más razón puede admi- tirse nuestra estaquilla.

Estar, n. Como muy bien lo nota Bello, el v. «.ser (de sedere, estar sen- tado) se aplicó á las cualidades esen- ciales y permanentes; estar (de stare, estar en pie), á las accidentales y tran-

sitorias. De aquí la diferencia entre, V. gr., ser pálido y estar pálido, ser ]iH metía una casa y estar húmeda; dife- rencia delicada, y, sin embargo, de uso universal y uniforme en todos los países castellanos». Pero no así para los ex- tranjeros, que generalmente confunden estos verbos tan distintos: y especial- mente los franceses, que quieren reducir los dos al único que ellos tienen en su lengua, el v. étre. Y, si no calamos bien la diferencia, hasta nosotros mismos podemos usarlos mal; como sucede, por-ej., al decir: «Cuando yo estaba chico ó pequeño, era muy aficionado á los juegos que se llaman deportes». Ese estaba debe corregirse era, por- (|ue se refiere á una cualidad que dura ó permanece mucho tiempo y que no es simplemente transitoria. Véase la confirmación de esto en otros ejemplos: «Guando yo era estudiante; Cuando fui profesor; Pedro es humilde; Juan nunca lo será. Nadie emplearía en estos casos el v. estar, á no ser con la prep., denotando cargo ú oficio (Estoy de profesor), ó usando el adj. ó s. como predicado que signifique un estado pa- sajero: Ahora estoy humilde; «Hoy está la más desdichada criatura del mundo». (Cerv.) Earo será ahora este último ejemplo; pero, bien examinado, está fundado en la verdad. Es frecuen- te en los clásicos la fr. Soij contento de, la cual no debe confundirse con Estoij contento de: la primera significa acep- tación absoluta é invariable de una cosa, como cuando decimos: So// ijus- toso de; y así escribió Cervantes: «Yo .101/ contento de hacer lo que dices». (Quijote, p. I, c. XLIX). I-a segunda significa un estado transitorio ó del momento. Algunas veces se halla t-ara- bicn en los clásicos el v. ser usurpando

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su oficio al V. estar. «Según soy de dolorido», dijo Cervantes; lo cual ahoia es sencillamente anticuado. Como r. significa: «detenerse ó tardar- se en alguna cosa ó en alguna parte», ó como dice Bello, «permanecer volun- tariamente en cierta situaci(3n ó estado, como lo percibirá cualquiera compa- rando estas expresiones: Estuvo escon- dido y Se estuvo esmudido. Estaba en el campo y Se estaba en el campo». Por eso con sobrada razón dice el P. Mir: «La galiparla ha logrado desquiciar no sólo el sentido, sino la condición del estarse, introduciendo locuciones como éstas: N^o se está oJiUgado á decir toda la verdad; Si no ge está encima de la obligadón, no se cumple como se debcT). Construcciones monstruosas y nunca usadas en el buen castellHuo, porque son un simple calco del on francés. Ni el más ignorante de los palurdos hablaría así, sino que diría sencillamente: Naide está obligado á decir toda la verdad; Si uno no está encima de la obligación, no cumple como debe. Y no hablaría mejor el mismo Cervantes. Véase Se. Estog pensando. Estoy comiendo. Véase Gerundio. «.Junto con la prep. en y algunos nom- bres, [significa el v. estar'], consistir, ser causa ó motivo de una cosa. U. sólo en terceras personas de singular. En eso estÚTi. (Dice.) Contra esta acep. pecan los giros franceses Está en mi interés el averiguarlo me toca ó me importa averiguarlo; mi interés está ócwnsiste en averiguarlo); £"/ yerro estuvo en el maestro (el yerro

ó la culpa fué del maestro): Xo está en la culpa (no nie toca, no es mía la culpa, no se me imput«, ó no me carguen á la culpa). Estar en el número de los muertos, en el significado

de haber muerto ó fenecido, aunque censurado por Baralt y el P. Jlir, nos parece correcto, porque estar significa aquí fiallarse, que es una de sus acepp. castizas, como cuando decimos, en sen- tido propio: Está en mi poder. La viña está en flor; ó en sentido fig. : En mi mano está. Estoy como en la gloria. Estar en Babia. Pero no así la prop. Está en la naturaleza del alma

obrar siempre; esto si qne en buen cas- tellano debe ser: El alma por su natu- raleza ha de obrar siempre. Estar uno á la muerte: fr. enteramente castiza, que significa: «hallarse en peligro in- minente de morir á causa de enferme- dad». Asimismo Estar á lo último. Estar al borde del sepulcro, de la sepul- tura ó de la tumba. Estar al cabo, etc. «Están verdes, loe. tomada de la fábula de la zorra y las uviis, con la cual se zahiere y moteja al que apa- renta desdeñar lo que no puede obte- ner». Así el Dice. Como la fr. puede variarse de muchas maneras, mejor es colocarla en infinitivo y en el art. Uva: Estar verdes las uvas. Cuanto á la conjugación, nótense las formas vicio- sas estemen, estesen: Estemen atentos, Estesen callados. Es metá- tesis propia de todos los países en que se habla castellano y que, si no se pone atención, viene naturalmente á los labios, como que echan menos la n del plural al decir coi-rectamente esténme atentos, esténse callados. Véase Dar. Suele también el vulgo suprimir la sílaba es inicial: Táte sosegado, ¿Quién aquí.' Véase D.

EsTATOLATRÍA, f. Inmoderada y ciega adiiesión á las doctrinas que fa- vorecen al estado en contra de otras instituciones ó entidades; literalmente, adoración del estado. La voz está bie n

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formada y tiene alíiún uso; por coiifi- guiente, puede admitii-su.

EsTATUOMANÍA, f. Afán inmodera- do de levantar estatuas aun á personas ó asuntos que no las merecen ; á la letra, manía de estatuas. Vocablo bien forma- do y necesario, que cuenta ya con algún uso; por tanto, digno de admitirse.

Este, esta, esto, pron. dem. Véase Ese. Éste que diga: fr. fam. que se emplea en Chile, principalmente entre el vulgo y entre los niños, para corregir un error ó equivocación en lo que se está hablando. El español emplea solamente diyo, dkjamos. La fr. chilena está formada á semejanza de otras españolas, por ej., esta de Cervantes: «.La verdad quediga, respondió Sancho, las desaforadas narices de aquel escu- dero me tienen atónito y lleno de es- panto». (Quijote, p. ir, c. XIV). Don Éste, Doña Ésta; Ño Éste, Ña Ésta: los usa el vulgo como voca- tivos familiares y de confianza para lla- mar á una persona cuyo nombre ignora ó no recuerda. Es parecido este signifi- cado al que da al mismo pronombre el clásico Fr. Antonio Alvarez (1500): «Era Saúl un éste y conocido». (Silva Espir., c. V). Es decir, un hombre co- mún, conocido de todos. Falta esta acep. en el Dice. Asimismo falta Ni esto, loe. que se emplea mostrando la uña del dedo pulgar de la mano, apretada con- tra el índice. «No te debo ni esto; No le voy á dar ni esto-»; ni un cornado, ni lo negro de la uña, nada; en chile- no, ni agua. Gonzalo Correas trae en su Vocabulario la \oc. Ni esto.

Estela, f. Monumento conmemo- rativo que se erige sobre el suelo en forma de lápida, pedestal ó cipo. Ad- mitido por primera vez y derivado del latín steta.

Estelaje, m. No aparece en el Dice. y lo usa nuestro clásico P. O valle: «Quedaron tan enamorados de la isla por las buenas cualidades que luego á las puertas vieron en ella, que dice que la dejaron de muy mala gana, porque los apretaba el tiempo: no dudo que será'muy] apacible este estelaje, porque su temple y propiedades serán muy semejantes á las de Valparaíso y San- tiago, por estar casi á la mesma altura al Occidente». ( Histór. relación, 1. IT, c. I). El significado es, evidentemente, el mismo de cielo ó atmósfera.

Estelar, adj. Admitido por pri- mera vez en el Dice, con el mismo significado de sidéreo.

Los ángeles, cual fugas estelaren....

había escrito antes Campoamor.

Estema, m. Del latín stemma, que á su vez viene del griego gtvj.u.oí. Una de las acepciones que tiene esta voz en latín y en griego es la de árhol (¡enea- ló(ji(o (descripción figurada en forma de árbol, en que se demuestra la ascen- dencia ó descendencia de alguna fami- lia), y así suele usarse por algunos. En atención á su buen origen, bien puede admitirse.

Estemporáneo, a, adj. Extem- poránco, a.

Estender, estenuar. Ambos son con X, como también sus derivados, del latín extendere, extemiare.

Estenorrafía, f. Es igual á taquigrafía. Aquélla viene del adj. griego TTSvó;, estrecho, y ésta del adj. xa/»';, pronto, rápido. Así que, la primera mira á lo abreviado de los signos, y la segunda á la rapidez con que se hacen; pero, en cuanto al uso_ es la misma voz y ciencia. Estenó- firafo ó taquiyrafo, m. Sólo al primero

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le da el Dice, terminación de s. f. (esfenóyrafa): ó se da á los dos ó á ninguno. Estenográfico ó taquigráfi- co, ca, adj.; y asimismo estenográfica- metite y taquigráficamente, adv. de m. Lo que hace falta en este grupo de voces es el v. taquigrafiar, que debe admitirse como ya lo están sus simi- lares autografiar, fotografiar, cromo- tilografiar, tilografiar, telegrafiar, etc. En su lugar insistiremos más en él; pero desde luego anticipamos que el Dice, de Zei'olo admite ambas formas: estén 0;g rafia r y taquigrafiar. Nosotros nos contentaríamos con \;\. segunda.

Ester, n. pr. f. Así escribe el Dice, en Libro, así Lope de Vega y todos los au tures que conocemos. No com- prendemos pues poi' qué Rivodó corrige, á la latina, Éstei* ó Esther; ni comprendemos tampoco que las Esteres escriban en castellano Esther, cuan- do la th hace siglos que dejó de usarse en nuestro idioma.

Estera, f. «Pieza cosida de pleitas de espartos, ó hecha de juncos, de palma, etc., para cubrir el suelo de las habitaciones y para otros usos». Así la define el Dice. Es claro que, al decir que la estera se hace también de juncos y etc., quedan incluidas nuestras esteras de cañas, colihues, varillas, que se usan para secar frutas y con cuyo nombre juega el pueblo cuando principia la narración de los cuentos: Estera y estera para secar peras, estera y esterita para secar peritas, etc. Éste es que era

Ercíse que se era, es la fórmula caste- llana y correcta. Conviene que tam- bién se conozca la voz zarzo, pues, tratándose de frutas que se ponen á secar ó de quesos li otras cosas que se

quiere orear, es más propia que estera. El Dice, la define: «tejido de varas; cañas, mimbres ó juncos, que forma una superficie plana». Cañizo, sinóni- mo, es: «tejido de cañas y cordel, que sirve para camas, para la cría de gu- sanos de seda, para cielos rasos, etc.» El petate, del mejicano, petlatt, es una estera de un tejido especial, más fino que el de la estera común. En Chile no se hace de palma, como dice el Dice, sino de totora.

Estereotipia, f. Estereotipia ó estereotipa. El v. es estereotipar.

BsTERHiLA, f. «Galón ó trencilla de hilo de oro ó plata, ordinariamente muy angosta. || Pleita estrecli;i de pa- ja». Ésta es la esterilla española, y la que nosotros designamos con este mismo nombre, la que en buen caste- llano se llama cafiamazo: «tela clara de cáñamo, en la cual se borda con seda ó lana de colores». También se llama aquí esterilla la cartulina ó cartón calado que se, asa para bordados ligeros y pequeños.

Esterina, f. Velas í/í- esterina , velas esterinas. Dígase estearina, s. f., y esteárico, ca, adj. Ambos pro- ceden del griego cTÉap, grasa com- pacta.

Esterior. Exterior. Este- riorizar. Véase Exteriorizar.

Esterlino, na, adj. Oro ester- lino, monedas esterlinas. En

castellano sólo hay libra esterlina, oro puro ó legítimo, de Tiliar ii obrizo.

Ester no, na, adj. Externo, na.

Estb;ro, m. «Caño ó brazo que sale de un río y que participa de las crecientes y menguantes del mar, con lo cual es á veces navegable». Así lo define el Dice; muy conforme, sin duda, con su etimología latina, aes-

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tuarium, hervidero, porque, al juntar- se ambas aguas, las del río y las del mar, parece como que hierven. En Chile llamamos estero al riacho ó riachuelo español: «río pequeño y de poco caudal». Por eso nuestro estero puede ser ó un brazo de río que recorre larga distancia, ó un caudal de agua más pequeño que un río, que nace directamente de alguna fuente ó manantial ó de la misma cordillera, y siempre de un curso considerable. Nada tiene que ver con las crecientes ni menguantes del mar, sino solamen- te cuando, después de haber recorrido muchas leguas, vaya á desembocar en él, como sucede con algunos. Con lo que tiene que ver es con las grandes lluvias y deshielos, porque entonces crecen tanto algunos, que se hacen invadeables. Este es el estero chileno, que no puede confundirse con el arroyo ni arroi/uelo, regajo, regajal, ó ref/ato, ni con el eanal, ni mucho me- nos con la acequia, ni con el torrente. Se diferencia del zanjón (la zanja ó arroyada española) en que éste tiene riberas ó bordes muy altos y sólo cre- ce en invierno, porque generalmente se forma de algún torrente. En la Argentina y cu otros estados de Amé- rica es algo distinto el uso que hacen de estero; pero no nos extenderemos tanto, porque escribimos principal- mente para Chile. Para que mejor se entienda la definición del Dice, léase este pasaje de Iriarte en su traduc- ción del Roliinsón: aEL Padre: He- chas estas diligencias, guiaron la canoa á un estero; sin duda, sabéis lo que es. Basii.io: Sí; es una corta porción de agua que hace remanso, ocupatulo un seno ó recodo formado por la tierra. Casi viene ;i ser lo mismo que

Dice, de Chil.. t. II.

una bahía ó un golfo. El Padrk: Sí; pero con la diferencia que las bahías, y con más razón los golfos, son mucho mayores». Esta porción de agna que hace remanso corresponde {jerfenta- mente al nestuarium latino. Juntarse el rio con el estero. Véase Rio.

Esteróscopo, esteroscopio,

m. Estereoscopio, del griego CTSpói;, sólido, y Tx.oTSo), mirar, ver.

Estertóreo, a, adj. No hay tal. sino estentóreo, a: muy fuerte ó rui- doso, aplicado al acento ó á la voz. Éste procede de Estentor, guerrero griego que peleó en la guerra do Troya y era célebre por su voz. Ester- tor, del latín stértere, roncar, sólo tiene por adj. ú estertoroso, srt: que tiene estertor.

Esteta, m. Persona que posee la ciencia de la estética, ó que la estudia y se ensaya en ella. Fea es la voz, hay que reconocerlo, pero es necesaria y la usan ya muchos modernos. «La esté- tica es el arte del sentir como un perro: elegante definición. Los estetas están de enhorabuena». (Cejador, El lenijuaje, i. IV, n.° 145). Bien puede pues admitir á esteta el Dice, ó darle esta misma acep. á estético.

Esteva, f. Pieza corva y trasera del arado, sobre la cual lleva la mano el que ara, para dirigir la reja y apre- tarla contra la tiei'ra. Así se escribe esta voz, porque se deriva del latín stiva; pero hay también en castellano esteha (cierta planta herbácea), del latín stoche y griego í^TOifir., y otro esteha (pértiga gruesa con que i n las embar- caciones se aprietan la.s sacas de lana unas sobre otras), del latín stipes, estaca. Esterado, da, que .se deriva del primero, se escribe con v.

Estevan, n. pr. m. Esteban, del

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latín Stephanus, que á su vez procede del griego (iTscpavo;, corona. Con la misma b se escriben también los ape- llidos Esteban y Estébcmez, pero Esférez, que no tiene esta misma eti- mología.

Esther, n. pr. f. Véase Ehtkr.

Ehtigio, GIjí, adj. «Aplícase á una laguna del infierno mitológico, y á lo perteneciente á ella». Debe agregarse: Ú. t. c. s. f. (la Estigiu).

Estigma, m. y ú. ui. en pl. Falta esta acep. de Teología Mística: llaga producida milagrosamente en uu cuer- po humano á semejanza de las cinco principales de nuestro Salvador crucifi- cado.

EsTiGMATiZACióN, f. Accióu y efecto de estiguiatizar, en la nueva acepción que proponemos. Hace falta en el Dice.

Estigmatizar, a. Falta la acepción usada en Teología Mística de-impri- mir á una persona las llagas de nues- ívo Salvador crucificado, como sucedió á San Francisco de Asís, á Santa Catalina de Sena y á otros santos. Si es por autoridades, las hay en abun- dancia, principalmente entre los clá- sicos de la orden franciscana.

Estiladera, f. Es lo que en castellano se llama desiilador. Véase Destiladera.

Estilar, n., a. y r. Es formado de tslilo y significa: «usar, acostumbrar, practicar». ^luchos lo confunden con deslilar, que es formado de los latinos destillare ó distillare y se emplea tra- tándose de líquidos.

Estimul \nte, part. a. de estimular. Que estimula. Así el Dice. Debe agre- garse: Ú. t. c. s. m.; agregación que tienen sus similares emoliente, e.irilíin- te, raimante, pnn/ante, etc.

Estípite. En su lugar aparece m., y en Herma está usado como f. (una estipite). Es evidente que esto último es un error.

Estiramiento, m. Acción y efecto de estirar, dice el Dice; pero no le da á este V. el sign. fig. que da al adj. estirado: «entonado y orgulloso en su trato con los demás». Aquí damos al s. el significado derivado del adj., es decir, orgullo, arrogancia. Véase Enterado.

Estirar las patas. Fr. vulgar

fig.: morir, liar uno el peíate. Estirar uno el charqui. Véase Charqui.

Estironear, a. Menos usado que tironear. Ambos son de formación chilena, de los sustantivos^ es/íVów y lirón, y significan: estirar ó arrancar con fuerza, principalmente la ropa de una persona, para sujetar á ésta, ha- cerla volver, reprenderla, etc. El segundo suele usaree t. c. fig. Me tironean de todos lados: me atraen ó arrastran, me incitan, me provocan.

Estirpar, a. Extirpar, del latín edirpare; y así también sus derivados, extirpación y extirpador. El s. f. estir- pe sí que se escribe con s, porque se deriva del latín stirps, tronco, raíz, del cual es compuesto el v. exstirpare.

Estítico ó estíptico, ca, adj. El V. tiene una sola forma: estiptirar, a.: astringir.

Estitiquez, f. Estipticidad: cali- dad de estíptico. La enfermedad se llama es tren imien lo .

Estiva, f., estivador, esti- var, a. Todos se escriben con h, porque se derivan del latín stipare. Los que se escriben con v son los de- rivados de los latinos aestivus (perte- neciente al estío) y stivale (bota). Estibador, m. Sólo significa en caste-

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llano: sel que eu los esciuilcos aprieta la lana en las sacas», y lo que se usa en Chile: cargador y descargador de mercancías en los muelles.

Estocada, f. Labor corta, de tres ó cuatro metros, que se efectúa en un cerro ó mina para hacer algún reconocimiento. Trae esta voz Don Z. Rodríguez como usada por los mine- ros chilenos. Es una acep. fig. de la es- focada castiza y que no carece de gracia.

EsTOMAGL'iLLO, m. Carne muscu- losa que tiene la res vacuna encima del pecho desde el nacimiento de las manos hasta principiar la barriga. Se le da este nombre, porque lo más de ella queda encima del esfómayo. La voz es muy usada en Chile, y, si en castellano no tiene equivalente, bien puede admitirse.

Estompa, f. Del inglés s/mw/^ En castellano se llama esfumino: «ro- Uito de papel estopóse ó de piel suave, terminado en punta, que sirve para esfumar».

Estopa, f. «Parte basta ó gruesa del lino ó del cáñamo, que queda en el rastrillo cuando se peina y rastri- lla». Y ¿no se podrá también llamar así la raspadura que para medica- mentos ú otros usos se saca de algunos palos? Así llamamos aquí la que, ex- traída la corteza, se saca del culén, del palqui, etc.

EsTOPOso, sá, adj. «Perteneciente á la estopa; parecido á la estopa». Esto significa en castellano. Mas, como ya vimos lo que en la lengua se llama estopa, no podemos aplicar el adj., como se hace en Chile, á las ma- deras y otros vegetales que en buena ley deben llamarse, y se llaman, fibro- sos ó filamentosos. «No sirve la made- ra de palma por lo estoposa».

EsTOQUiLLü, m. Planta de la familia de las ciperáceas, muy abun- dante un liis aguas de Chile, que tiene el tallo eu forma triangular y cortante (de ahí el nombre de estaquillo J. Véa- se CoiiTADEUA. Philippi la llama en latín malacorhaete riparia (scirpns), y en chileno estoquilla y tag'Ua- tagrua. Estoquilla debe de ser errata de imprenta ó equivocación del autor, y taguatagua a lo sumo se- ría el nombre usado en los alrededores de la (|uc fué famosa laguna de Ta- guatagua, en la cual abundaría pro- bablemente esta planta. Vean los naturalistas eu qué se diferencia nues- tro estoquilla del estoque español, definido así por el Dice: «planta de la familia de las irídeas, de cuatro á seis decímetros de altura, con hojas radi- cales, enterísimas, en figura de estoque, y flores en espiga terminal, roja, de corola partida por el borde en seis la- cinias desiguales. Es espontánea en terrenos húmedos y se cultiva en los jardines».

Estorbo, m. «Cosa que estorba», lo define el Dice. En Chile lo aplica- mos figurada y familiarmente á la persona que en cualquier ocasión sirve de impedimento, embarazo, obstáculo ó remora. «¡Quítate de aquí, estorbo.' d Como se ve, no alcanza esta acep. á ser un chilenismo; pero mejor sería que constara expresamente en el Dice.

Estorboso, sa, adj. «Son estor- bosas [las faldas largas], porque se enredan en los pies y no dejan andar», escribió la señora Pardo Bazán. x\si también el B. Cádiz. Es vocablo her- mano de molestoso, grasoso, pasoso, amarilloso y otros tan feos como éstos, que quieren introducir los prevaiicadores del buen lenguaje.

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Estra. Las voces derivadas de las partículas latinas e.i: y crtra deben es- cribirse con x: extraer, extraño, extraor- dinario. Pero acjuí está la dificultad para los que ignoran el latín, porque hay muchas voces que comienzan por es y por estra, que no son derivadas de de aíjueilas partículas y que deben es- cribirse con s: estraijo, estrambote, estrangular, estrategia, estrecho, estre- no, estuco, estrafalario, etc. ^Guál será en esto la regla más segura? Desgra- ciadamente no hay ninguna, fuera de la etimología. Por eso los que no poseen el latín no tienen otro recurso que exa- minar con atención el significado de cada voz, para conocer por él si se deriva ella de la partícula ex, que sig- nifica procedencia, origen, más allá de, fuera de, negación ó privación, encare- cimiento, ó de extra, que también sig- nifica fuera de, más allá de. Estra, m. Veáse Extra.

Estrado, m. Puede darse por anti- cuado en Chile en las dos primeras aceps. que tiene en el Dice: «conjunto de muebles que servía para adornar el lugar ó pieza en que las señoras recibían las visitas, y se componía de alfombra ó tapete, almohadas y taburetes ó sillas; lugar ó sala de ceremonia donde se sientan las mujeres y reciben las visi- tas». Sin embargo, á pesar de no usarse estas aceps. en familia, los estereros vocean todavía su mercancía diciendo: Esteras pa'l estrao, y las mujeres del pueblo reprenden la ociosidad ó pereza de sus hijas diciéndoles que no han nacido para pasar sentadas en el estrao. La acep. forense está aquí en pleno vigor. En cuanto á la etimolo- gía, parece que nadie ha dudado c[ue esellatín síratum, fueradeDon Eduar- do de la Barra, que sostuvo ser el part.

esterada, del cual venía á ser síncopa el s. estrado. En materia de etimologías no debe atenderse á la simple coinci- dencia que ocurre en algunas voces sino á la historia de cada idioma, en la cual se ve el origen, desenvolvimiento y transformación de cada voz; y en este caso todos los autores castellanos con- vienen en que estrado viene del latín stratum, que es el participio sustanti- vado del V. stérnere, tender, como que en el estrado se tendían alfombras, tapices, y sólo en los muy pobres se tenderían esteras. Así, hablando Vélez de Guevara de la habitación de una mendiga, dice: «Á estotra parte estaba el estrado de las señoras sobre una es- tera de esparto de retorno del ivierno pasado, tan remendados todos y todas, que...» (El Diablo cojuelo, tr. IX).

EsrRATAGKMA, f. Así, femenino, lo trae el Dice, y lo usan los buenos au- tores. Nadie diga pues el ni un estratag"ema, como .se dice el em- blema, p¡ problema, un teorema, este entimema, aquel esquema, ese eczema, etc. Tema es m. y f. según el signifi- cado.

Estrátum, m. Estrato: «masa mineral en forma de capa, de espesor próximamente uniforme, que consti- tuye los terrenos sedimentarios». Así en Geología. En Meteorología es: «nu- be que se presenta en forma de faja en el horizonte». Así rectificó y amplió este art. el último Dice. La etimología es la misma de estrado; con lo cual se confirma la ley vigente en castellano: que una sola voz latina suele dar origen á dos castellanas: una vulgar y otra culta: la primera, como nacida en el periodo de formación de la lengua, tie- ne forma más suave y más castellana; la segunda se acerca más á su origen.

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Estrella, f. El marisco (jtie asi llamamos es, segiin el Dice., estrella- tnar, f. Aunque el Dice, trae la acep. general de «objeto en figura de estre- lla, ya con rayos que parten de un centro común, ya con un círculo rodea- do de puntas», seria mejoi- reconocer la particular que usamos en Chile, de- coraeta en figura de estrella, con que juegan los muchachos. La fr. fig. y fam. Ver estrellas es, según el Dice, Ver la-^ estrellas; sin embargo, Cervan- tes dijo, como nosotros, Lvr estrellas: «Yo espero de haceros ver estrellas á medio dia con mi destreza moderna y zafia». (Quijote, p. II, c. XIX). La la otra, también fig. y fam. Agarrar, coyer ó tomar una estrella con la ma- no, que entre nosotros significa ser una cosa muy difícil, parece mejor y más expresiva que su equivalente Que- rer mw contar las estrellas.

EsTRELUTA, f. dim. de estrella. El nombre propio y castizo del signo orto- gráfico en figura de estrella ('), es asterisco, del griego árrrsoí'jy.o;, dim. de ác-n-o, estrella. En la definición de asterisco se olvidó el Dice, de decir (|ue también se usa en los libros eclesiás- ticos para dimidiar cada versículo de salmo en señal de que ahí delje hacer- se pausa en el canto y en la salmodia ó recitíición; y en las antífonas, des- pués de la primera palabra ó frase, para indicar que hasta ahí deben iniciarse cuando corresponde hacer esto. En Lingüística y Filología se usa también el asterisco antes de la voz que no cons- ta haber sido usada por nadie, pero que la ciencia supone haber existido, para explicar con ella el origen do otra ú otras. Algunos editores lo emplean en la paginación de la parte secunda- ria ó apéndice de una obra, colocándo-

lo al lado del numero de c;ida página.

Estrellón, m. Varias acepciones le da el Dice., pero la usada entre nosotros, de-acción y efecto de estre- llarse ó chocar contra alguna cosa; para lo cual no tendríamos más que usar choque, topetón, encuentro, encon- trón, golpe, según los casos. Aun el v. estrellar, no lo usamos como manda el Dice, que lo define: «a. fam.: arrojar con violencia una cosa contra otra, haciéndola pedazosn. Así que, ni es r. ni puede usarse sino cuando la cosa (nó persona) estrellada queda hecha peda- zos. Estrellarse uno con otro, no podría decirse, según esto, en sentido recto; por eso el Dice, lo admite solamente en el fig. : «contradecirle oponiéndosele abiertamente y con descomedimientoj. Sin embargo, mucho rigor hay en esto, pues los mejores escritores hablan de personas que se estrellan con otras ó con alguna cosa, en sentido recto y fig., y la Gramática de la Academia trae la fr. Estrellarse contra ó en alguna cosa.

Estribera, f. Lo equipara el Dice, con estribo en estas dos aceps.: «pieza de metal ó de madera, en que apoya los pies el jinete, la cual está pendien- te de la ación í; «hierro pequeño, en figura de sortija, que se fija en la ca- beza de la ballesta». En Chile se llama estribera el estribo de madera, y en particular uno que se hace de forma larga, para meter todo ó casi todo el pie. El de hierro se llama siempre estribo, nunca estribera.

Estribo, m. En Arquitectura no sólo significa: «macizo de fábrica, que sirve para sostener una bóveda y con- trarrestar su empuje», sino también: «machón saliente en el paramento de un muro, para fortalecerlo». Esta 2." acep. es muy usada entre nosotros, y

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puede también expresarse con las voces contrafuerte, espolón, nmcho ó machón, estantal. Ojalá se populai'ice la acep. que tiene estribo, de «especie de escalón que sirve para subir y bajar de los co- ches y otros carruajes», que nosotros malamente expresamos con la voz pi- sa der a. (1). Andrés Bello habría dicho: «ipara subir á los coches y bajar de ellos»). Par de estribos es loe. fig. y fani. que aplicamos á dos personas igualmente zotes ó necias, que están ó que suelen andar juntas. Por el humil- de oficio que tienen los estribos y por uno de los significados que se dan á la fr. Perder tmo los estribos («desbarrar, hablar ú obrar fuera de razón»), se explica fácilmente esta loe. Véase Al- forja. Allá vimos Par ch alforjas, que significa lo mismo que Par de estribos, porque la alforja, en los caminantes y mendicantes, tiene también un oficio por demás humilde. El Dice, no da á este vocablo esta acep. fig., pero la he- mos hallado en las Obras de Lope de Rueda, publicadas en 1908: «¡Oh, qué lenguarazo esto! Y ansí ha de ser ello, porque, cuando estuviere delante mi señora Estela, sepa hablar desenvuel- tamente, y como otvos (dforjas, que se atan como correa de zapato». (Me- dora, esc. II).

Estrictez, f. Calidad de estricto. No sabemos si por olvido ó por dema- siada estrictez no incluyó el Dice, este vocablo, (]ue se usa en todas partes, está bien formado y es de necesidad para la lengua, pues -no bastan los sinónimos rijior, ri(fuhz, severidad, austeridad, intte.ribilidad, dureza; ni menos estre- chez, que como sinónimo de estrictez sólo se dice de la vida de una persona, pues significa: «recogimiento, retiro y austeridad de vida»; mientras que es-

trictez es d rigor ó austeridad en la in- terpretación de la ley. Es tan propia del castellano esta terminación en ez para los sustantivos derivados de adj., (jue son innumerables los que así se han for- mado. Véanse, sin gran esfuerzo de me- moria, los siguientes:«//'«'í's, amarillez, aridez, aridez, brillantez, candidez, cho- chez, dejadez, delgadez, descalcez, doblez, esbeltez, escasez, estolidez, estrechez, es- tupidez, fetidez, hediondez, impavidez, ■insipidez, intrepidez, insulsez, invalidez, languidez, lividez, luridez, morbidez, ordinariez, palidez, pulidez, redondez, riyitkz, rustiquez, sabihondez, sencillez, solidez, timidez, validez, vejez, estiti- quez y exquisitez (no admitidos). En algunos de éstos se usa también la forma en eza, que etimológicamente es la misma; en otros está ya anticuada, y en otros es la única que se reconoce: belleza, dureza, pureza, simpleza. ¿Será el ez ó es del vascuence, que significa filiación ó derivación? Véase el si- guiente.

Estricto, ta, adj. Para el Dice, es solamente: «estrecho, ajustado entera- mente á la ley y que no admite inter- pretación». Así, aplicado á cosa, y nada más: Sentido estricto; aplicación estric- ta de la leij. Nosotros lo aplicamos también á persona y decimos: Prelado estricto. Superior ó rector estricto. Aba- desa ó Superiora estricta. No tenemos á mano una autoridad clásica para confirmar esta acep.; pero en el Dice, latino-español de Commelerán halla- mos; «-Strictos ne crede Catones», de Manilio; que, aunque el autor tra.slada «rígidos», es exactamente el estricto nuestro. Fácil sería, revolviendo los demás clásicos latinos, hallar este adj. aplicado en esta acep. á persona, y esto autorizaría de sobra nuestro uso. Me-

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dítenlo los SS. Académicos y resuelvan.

Estro, 111. No se asusten los poetas, que no trabamos de su estro, sino de otro muy prosaico que usan los boga- dores, remeros y pescadores chilenos y que es simple corrupción del estrovo castellano: '(pedazo de cabo unido por sus extremos ó chicotes, que sirve para suspender las vergas, palos y oti'as cosas pesadas».

Estropeamiento, m., estro- peadura, f. Corríjase es//o;w; acción ó efecto de estropear ó estropearse.

Estropicio, m. fani. Significa: «destrozo, rotura estrepitosa, por lo coiQÚn impremeditada, de los enseres de uso doméstico; como los de la coci- na, despensa ú otros. || Por extensión, trastorno ruidoso de escasas conse- cuencias». No faltan aquí quienes lo confundan con estropajo, que es muy distinto y que significa: (t porción de esparto machacado, que sirve principil- mente para fregar. |1 Fig., desecho, cosa inútil ó despreciable».

Estruja, f. Definiendo D. Pedro Fernández Niño, en su Cartilla de campo, el mosto chacolí, dijo: «Es el caldo que la uva produce en la primera y segunda pisa, y el de la estruja que vierte la tabla antes de levantarse el orujo al clncllO». No hay tal es- truja, sino estrujadura y estrujamien- to, como términos generales, y estrujan, como particular de este caso, pues el Dice, lo define: «vuelta que se da con la briaf/a [el mal llamado cincho] ó soga de esparto al pie de la uva ya exprimida y reducida á orujo, echán- dole porción de agua y apretándole bien, del cual se saca el aguapié». Estrujón, familiarmente, significa también «es- trujadura».

ESTRUJADüR, RA, adj. V Ú. t. C. S.

Que estruja. Falta esta voz en el Dice. m. Instrumento de mesa para estru- jar y sacar el zumo á ciertas frutas, como limones, naranjas agrias, etc. En el catálogo de una casa comercial española hallamos para esto la voz prensalimones, m.; pero el Dice, nos da á eiprimidero, in.: «instrumento ó artificio que sirve para expri- mir».

Estrujes, m. pl. Lo usamos en el mismo significado que derrame. Véase esta voz.

Estucador, ni. Admitido por pri- mera vez con el mismo significado de estuquista, m.: «el que hace obras de estuco». Aquí hemos usado siempre el primero, y raro será quien conozca el segundo.

Estuco ó estuque, m.

Estudiadamente, adv. m. Afec- tadamente, finyiítamentc. (Véase el si- guiente). Adv. usado á la francesa, que no figura ni puede figurar en el Dice.

Estudiantado, m. Dígase colegio, casa de estuiios, instituto, escuela, gimnasio, etc, según los casos.

Estudiar, a. Óigase al P. Mir: « El estudiar frunces recibe acep. áe fingir. Dicen ahora: Usa maneras estudia- das; Se le nota estudiado estilo; Son sus lágrimas estudiadas; r.sa f/eí/esfo estudiado. El v. estudiar no tiene otras significaciones en castellano sino éstas.- aplicarse A conocer una cosa, dedicarse á las ciencias, discurrir ó pen- sar con eficacia. Mas no significa afectar. Ungir. «Mirar con cuidado y estudio», dijo Cervantes; mas con afectación y fingimiento. El part. estiuliado de las frases propuestas está por afecta- do, amanerado, no natural, forzadov. (Pronl. de Hisp. y fíarb.) Cuanto á la

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conjugación, el vulgo iletrado dice estudeo. estudean, etc. Véase (Iar Verbos ex).

Estudio, m. Si el v. francés ha con- tagiado al castellano, peor librado ha salido el s., porque ha recibido más aceps. galicanas. Tales son las de: 1." Trabajo, investigación, disquisi- ción, disertación, tratado, ensayo: Es- tudios sobre Vm/ilio; Estudios re- ligiosos. 2." Boceto ó fragmento de pintor. 3." Trozos de música y mues- tras ó modelos de pintura ó de dibujo para los estudiantes de estas artes. Xunca el estudio castellano ha tenido tales aceps., sino únicamente las abs- tractas de «aplicación á saber y com- prender unaciencia óarte», «aplicación y diligencia para hacer una cosa», y las concretas de «lugar donde se ense- ña la gramática» (esta acep. puede enmendarse por sala destinada para el estudio), «pieza donde el abogado ó el hombre de letras tiene su librería y estudia» y «pieza donde los pintores, escultores y arquitectos tienen los mo- delos, estampas, dibujos y otras cosas necesarias para estudiar y para traba- jar en su arte». Sin embargo, hablan- do en puridad, no nos parecen mal las dos primeras aceps. y, conforme á la lógica del idioma, creemos que el buen uso seguirá autorizándolas y que la Academia acabará por aceptarlas. En efecto, ¿qué es el estudio que escribe ó publica un autor, y el estudio que bos- queja un pintor? En sentir de todos, es un trabajo todavía incompleto, una reunióu de notas ó datos, ó investiga- ciones que se van haciendo para ser CDmpletadas más tarde por el mismo autor ó por otros. Por eso y por la modestia que enciei'ra, le cuadra admi- rablemente el nombre de estudio, como

si el autor dijera al público: Éste no es todavía un trabajo definitivo sobre la materia, sino solamente el fruto ó resultado del estudie que he hecho so- bre ella; ó mejor, es el estudio mental ó abstracto, que yo he concretado en este trabajo escrito ó pintado. Y he aquí cómo se pasa con toda facilidad de lo abstracto á lo concreto, cual lo vemos á cada paso en todas las lenguas. Véanse Dielí y Economía. Mediten pues los buenos escritores estas reflexio- nes, y, si las hallan justas, llamen sin temor estudios literarios, /¡losó/icos, históricos, etc., á los frutos escritos de su inteligencia, sin olvidar por eso los nombres de disquisición, investigación, tratado, ensayo. Asimismo los p' ntores, además de borrón, boceto, eshozo, fray- mento, llameu también estudio al tra- bajo parcial ó total de un cuadro cuando todavía está en prepai-ación. Así como borrón tiene esta acep. fig.: «denominación que por modestia sue- len dar los autores á sus escritos. Ú. m. en pl. Haced buena acogida á estos bo- rrones-»; así, poco más ó menos, puede tener otra parecida la voz estudio. Con esto, y sin salir de la lógica é índole del castellano, tendríamos una voz más para expresar cierta'delicadeza ó matiz de idea que no expresan las otras voces citadas. Así se ve, por ejemplo, en estudiante derivado deíestudio. ¿Quién dejará de aplaudir el sentido, tan mo- desto y hermoso, en que lo usó Hait- zenbusch cuando dijo de mismo que era un simple estudiante de por vida? Todos lo llamaban sabio, litei'ato. gran- de escritor, y él se da el humilde nombre de estudümte, y estudiante sólo signi- fica para este caso en el Dice: «el que actualmente estudia cursando en una universidad ó <-studio». Así, tan mo-

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desta y hermosa, suena para nosotros la voz esliidio en las aceps. que defen- demos.

Etanislao, Etanislado, n. p. m. Estanislao.

Etapa, f. Admítelo el Dice, como término militar únicamente y con estas aceps.: «ración de menestra ú otras cosas que se da á la tropa en campaña ó marcha. || Cada uno de los lugares en que ordinariamente hace noche la tro- pa cuando marcha». No vengan pues los afrancesados, aunque se apelliden Núñez de Arce, á usar esta voz por épora, periodo, l'mporada. «Reahnei'te, los trabajos del Parlamento han resul- tado poco fructíferos en su última etapa». (Xúñez de Arce). Así tam- bién la señora Pardo Bazán y otros modernos.

Etico, ca, adj. Perteneciente á la ética. II Profesor de moral; autor de obras de moi-al. Para estas dos últimas aceps., que son también las dos pri- meras de Moralista, se olvidó el Dice, de indicar el género de Ético. No se confunda esta voz con hético, que también se escribe héctiro, y es igual á tísico. El Dice, la da con h y sin h; mejor será fijar su ortografía con h, conforme á la etimología griega £/.Ti/.ó;, y como ya lo hace la Gramá- tica de la Academia, que escribe sola- mente /lélica (ealenínra). Lo mismo decimos de etiquez, heliqí/cz ó /lec- tiquez, tisis.

Etíope, adj. y ú. t. c. s. «Natural

de Etiopía, región de África antigua.

II Perteneciente á Etiopía». Estas dos

aceps. corresponden también á etiopio,

fia, adj. que se aplica á persona y que

se usa t. c. s., y á etiopiano, na,

que hoy está anticuado. La 2.» corres- ponde también á etiópico, ca. Gomo se

Dice, de Chil.. t. II.

ve por la acentuación, resolvió el Dice. la disputa de los gramáticos sobre el acento y pronunciación de etiope. Por seguir á los poetas castellanos, unos decían etiope, otros etíope, y los más correctos etiope, conforme á la eti- mología griega y latina.

Etiopía, n. pr. f. Así, y Etio- pia, aunque lo hayan dicho algunos poetas, quienes, como es sabido, tienen licencia para éstas y otras cosas más.

Etiqueta, f. Habla la Gramática de la Academia: «Por ignorancia y torpeza, escriben y estampan muchos. . . etiqueta, por marbete, rotulada, ró- tulo, titulo». Y aun tiene el castellano, como equivalentes á la etiqueta francesa, letrero, inso-ipción , timbre, señal, signo, membrete. El francés, que hasta tiene el \'. étiqneier, rotular, to- mó su étiquette del latín de la Edad Media, en el cual significaba cédula escrita ó parche de pergamino, como se ve por esta cita de un inventario de papeles regios de 1482, que trae el P. Mir: «Nunc includuntur litterae in quodam sácenlo cotato in etiquetta sép- tima». Mas el castellano, que es tan rico de voces, no necesitó de ésta y sólo la aceptó, tomándola de la Casa Real de Borgoña, como dice el Dice, de Autoridades, para las dos siguientes aceps.: «ceremonial de los estilos, usos y costumbres que se deben observar y guardar en las casas reales y en actos públicos solemnes; por extensión, ce- remonia en la manera de tratarse las personas particulares ó en actos do la vida privada, á diferencia de los usos de confianza ó familiaridad». Confor- me á esta 2." acep., es bien dicho Traje ó visita de etiqueta. Hacer una cosa por pura etiqueta. Estar de etiqueta, etc., en el mismo sentido (|ue se dice De

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ceremonia. Por ceremonia, Guardar ceremonia. Véase la definición de mar- hete, para que se conozca y se estime más esta voz y se destierre la galicana etiqueta: «cédula que, por lo común, se adhiere á las piezas de tela, cajas, botellas, frascos ú otros objetos, en que se suele manuscribir ó imprimir la marca de fábrica, ó expresar en uu ró- tulo lo que dentro se contiene, y á veces sus cnalid:ul(S, uso, precio, etc.» La llamada etiqueta cu el puro, llamóla anilla el P. Coloma eii Pequeneces: «Cigarro, cuya reluciente anilla acu- saba su auténtico abolengo». Realmen- te, el marbete de cada puro tiene forma de anilla.

Et sic dk caeteeis. (Pronuncíese céleris). Fr. latina que hace falta en el Uicc, porque es de usu corriente en todas partes. Significa literalmente: Y así de lo demás, ó de los demás (personas ó cosas); por consiguiente, expresa más que ekélera.

EucaliptUS, m. Lo lógico, si se ha de observar la etimología, sería es- cribir eucalyptus. Pero en caste- llano, en que los nombres latinos y griegos en ms terminan en o, se escribe y pronuncia eticaliplo. Véase Carlos.

Budista, com. Religioso de la Con- gregación fundada por el Beato Juan Eudes. Hace falta en el Dice.

EuDOCiA, n. pr. f. En su catálogo de voces de dudosa ortografía sólo trae la Gramática de la Academia el nom- bre Eudoxia (Sania) como único, siendo que son dos nombres distintos en la Historia y según la etimología. Eudoxia es el nombre de varias empe- ratrices de Oonstantiuopla, entre otras, de la esposa de Arcadio, tristemente célebre por la persecución que empren- dió contra San Juan Crisóstomo. Eu-

docia es el nombre de una mártir cristiana, de que hace mención el Mar- tirologio Romano el 1." de Marzo, y de otra, virgen y mártir, que los Bo- landistas colocan el 4 de Agosto. Eudocia se llamó también la esposa de Teodosio Ilóel Joven, aunque algunos malamente escriban EudOXia. El Breviario Romano, que en esta materia ha sido muy estudiado y coiregido en los últimos años, la llama Ewlocia, y á la hija de ella, Eudoxia. Véase, si nó, la lección IV de la fiesta de San Pedro ad Vincula (1." de Agosto): «Gober- nando Teodosio el Joven, como Ettdo- cia, su mujer, hubiese ido á Jerusalén á fin de cumplir un voto, y allí hubiese sido colmada de regalos, el don más insigne que recibió, fué una cadena de hierro, adornada de oro y piedras pre- ciosas, y que le aseguraban ser la misma con que Herodes aprisionó al Apóstol San Pedro. Eudocia, después de venerar piadosamente la cadena, la envió á Roma á su hija Eudoxia, quien la re- galó al Sumo Pontífice». No puede estar más clara la distinción. Pero más aún lo está en la etimología: Eudocia significa en griego buena voluntad ó benevolencia (E'j^oícíoc), y Eudoxia (E'jSo^ía) buena gloria ó fama, es decir, gloriosa ó famosa. Elijan pues entre ambos nombres las personas in- teresadas: EujJocia es nombre de santa y significa buena voluntad; Eudoxia es nombre de emperatrices, una de ellas bien mala, y ninguna santa, y signi- fica gloriosa ó famosa. La misma dis- tinción que nosotros hace Cuervo entre los dos nombres. Marroquín admite solamente Eudocia.

EuFONiZAR, a. Suavizar el sonido de las letras ó de las voces pai'a que suenen con eufonía. Aunque está bien

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formado, tiene poco uso y no es muy necesario. Sin embari,fo, podría admi- tírsele. Véase Izar (Veriios en). Sólo lo hemos leído en Monlau, lo mismo que el s. evfonización, que tampoco aparece en el Dice.

Eufracio, Cia, n. pr. m. y f. Eufrasio, sia, conforme al griego cücppocTÍa, alegría.

Eufrates, n. pr. m. No han fal- tado quienes digan así; pero la práctica más común y conforme con el latín y el griego es hacerlo grave (Ei'frale-i). Así piensan también Bello, Cuervo y la Academia (art. Nabateo). Cuervo agrega lo siguiente: «-Eiif ralea conservó en griego y en latín la cantidad que tenía en antiguo persa (vfríilu, muy ancho, segiin Oppert;!muy rápido, se- gún Spiegel) y en hebreo, donde, se- gún la puntuación masorética, lleva Qametsy). A título de curiosidad, pues no podemos juzgar de su valor cientí- fico, copiamos la explicación;que da de este nombre D. Carlos de la Plaza y Salazar, en su obra Etimolof/kis vas- congadas del castellano, Billtao, 1909 (secc. 10, c. 1."): «Traduzcamos los conifionentes de e-u-farat-es, y diga- mos: E, cosa suave, amena, delicada. ¿7, suave, amena y delicada en alnin- dancia; unidos los dos elementos, pk, el deleite. Feral, huerto. Es, lo que se deriva del antecedente, que aquí es huerto; lo que sale de él. En junto: el que se deriva ó sale del huerto de mu- cha suavidad, muy ameno, delicioso; como se deriva el hijo de su padre; y en términos más concretos, pero no por eso menos literales, el que sale dd huer- to (¡el deleite, á saber: Primero, el no- minativo, es, el que sale. Después el genitivo, feral, del huerto. Luego el genitivo de huerto, eu, del deleite: todo

ello, el que sale del huerto del deleite. Pues bien, el Génesis, en el c. II, v. 10, dice así : Y salía un rio del lui/ar de las delicias para re//tr el paraíso. Salía un río del lugar de las delicias, en vas- cuence e-u-farat-es, que al pie de la letra quiere decir: el que sale del liuer- to del deleitey). Eufrates sería pues, según este autor, síncopa del vascuence eufarates. Juzguen de esto como les parezca los que conocen el vascuence y las antiguas lenguas orientales; nos- otros, sin meternos eu tantas honduras, seguiremos diciendo Eufrates con los mejores autores castellanos y contare- mos con el regocijado Trucha:

Allá en la región lejana Que riega Tigris y Eufrates, Donde la familia humana Comenzó á hacer disparates.

(El ffahán // l<i chaqueta).

¡Eureka! interj. y ú. t. c. s. m. Es el perfecto del v. griego j'jpwxto, hallar, descubrir, que pronunció Arquímedes en ciei'ta ocasión en que hizo un des- cubrimiento. He aquí cómo lo refiere el clásico P. Nieremberg: «El cual [Arquímedes], como escribe Vitrubio, no apartaba su pensamiento de día ni de noche de inquirir alguna demos- tración matemática, por el contento que tenía cuando ihallaba-alguna ver- dad. Comiendo estaba, y el áiiimo en eso le tenía echando ángulos y líneas; lavándose estaba y ungiendo como se acostumbraba antiguamente, y con dos dedos, que le servían de compás, hacía círculos en el ungüento que tenía sobre sus carnes. Muchos días anduvo ave- riguando por su matemática cuánto oro tendría una corona de plata que quería le dorasen, para que no le engañase el ¡ilatcro. Después que lo halló mientras

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EVA

se estaba bañando en una bacía de metal, dio luego saltos de placer, di- ciendo con gran regocijo: Hallado lo he, hallado lo hen. ( Difirenciit, 1. IV, c. V, § I). Eureka fué pues la voz griega con que se manifestó el regocijo de un anhelado descubrimiento, y así, en el mismo sentido, ha venido usán- dose hasta ahora por todas las personas cultas. Por eso algunos médicos, boti- carios y otros autores de descubrimien- tos suelen bautizar con esta voz el que logran ó fingen hacer. Sólo les reco- mendamos que laacentúcn bien, «"«/Wm, como es en griego, para que el vulgo, no diga euréka, como de ordinario lo dice. Ojalá el Dice, acepte este vo- cablo, como, hace tiempo, se lo pidieron Kivodó, Ortúzar y otros, aunque sólo sea como interj. de alegría y como interj. sustantivada. «Ya pronuncié ó c&wié el éureha de mi descubrimiento; Sonoro y espontáneo brotódemis labios el é.urehí de Arquímedes».

Euribiades, n.pr. m. Euribiad£s.

Eustoquia, n. pr. f. Así han es- crito algunos por erroi', cuando la ver- dadera forma es Eustaquio, del latín Eíistochmm, santa é hija de Santa Paula. En castellano no es extraña la terminación en o para los femeninos, pues tenemos, sin salir de los nombres propios, Amparo, Milagro, Romrin, Socarro, Tránsito, Consuelo, Sanios; en la vida religiosa, Sacramento, Patro- cinio; y en la antigüedad. Ero, Safo, Eco, Galipso, Clio, Éralo, Dido.

Evacuar, a. Ya le da el Dice, en su Suplemento, la acep. de «desempe- ñar un cargo, informe ó cosa semejan- te», que antes no tenía. Digamos pues ahora sin temor: Evacuar un encargo ó empeño, evacuar una clilit/eiwia, un negocio, etc.

Evadir. Como r. tiene ya la acep. de «fugarse, escaparse^, que faltaba en el penúltimo Dice.

Evaloración, f. No existe y dí- gase eral nación ó valuación, avaluación ó avalúo, apreciación, estimación, ta- sación.

Evangélico, ca, adj. Fuera de la acep. etimológica, tiene la.s de «perte- neciente al protestantismo; dicese par- ticularmente de una secta formada por la fusión del culto luterano y del cal- vinista». Aquí debió agregarse: Ú. t. c. s. Nuestro pueblo llama, en general, los evangélicos á los protestantes y á sus ministros, cuando no les dice en perfecto chileno canutos. Véase esta voz.

Evangelio, m. Falta en el Dice, la acep. de-cristianismo ó religión de Cristo. Pasar de la circuncisión ó de la sinagoga al evangelio; Conver- tirse al evangelio; Abrazar el evan- gelio.— Faltan también estas tres fra- ses: 1.'^ Ordenar á uno ele evange- lio: ordenarlo de diácono; la cual puede variarse por Ordenarse y Oi'de- nado y Ordenación. 2." Poner ó rezar un evangelio á uno: rezar á un enfermo, y generalmente á los niños, un trozo del Evangelio, para pedir por su salud. 3." Ser una cosa el Evangelio: ser la verdad misma. «No solamente es el Evangelio esto que vuelvo á afirmar sobre los desdeñosos críticos...» «Por- ([ue así es la verdad ¡el puro Evangelio.' aunque lo contrario sostenga todo el protomedicato de la cristiandad en- tera». (Pereda, Nubes de eslió, XIII y XV). El Dice, admite solamente la fr. Decir óhablar uno el Evangelio: «ser muy verdadero y cierto lo que dice». Más acertado sería que á la simple voz evangelio se le diera la acep. fig. de-la

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verdad, ó la verdad misma. «;Quc me cuentas, Flaminio? El emnfjplio, Sempronio»; leemos en La Cortesana (esc. IV) del Aretino, traducida hace poco por Fernán Xuárez. El vulgo chileno pronuncia envangelio.

EVAXGELIZADOI!, Ui, adj. y ú. t. c. s. Que evangeliza. Admitido en el úl- timo Dice. Hágase lo mismo con el s. evangelisación, (jue también mereco este honor.

Evaporar ó vaporar, a. y r. Va- porear, a. y r., significa también lo mismo; pero c. n. significa «exhalar va- pores».

EvAPORiZACiÓN,f. Falta enel Dice, aunque por otra parte nos á vapo- rización. Si el v. evaporizar es ignal á vaporizrir, es natural que también ha- ya igualdad en los sustantivos.

EviDENX'iA, f. Condenemos con el P. Jlir los galicismos que con esta voz se cometen, a Esta razón es de la úl- tima evidencia; fr. bárbara, to- mada del francés al pie de la letra. Los franceses, cuando intentan enca- recer lo sumo y extremado de nna cosa en cualquier línea, suelen aplicar el adj. dernier: asi dicen, cela esf du der- nier ridicule, que en malísimo cas- tellano diríamos: eso es del último ridiculo. Pues, para declarar que uua razón es evidenle, de todo pimío evidente, de evidencia incontrastable, de evidencia suma, evidente de todo en todo, por extremo evidente, evidente á más no poder, evidente á hoca llena, evidente de lleno en lleno, de evidencia refulf/entisima, d todas luces evidente, evidente sin vuelta de hoja, evidente á ojos vistas, de evidencia relampaguean- te, deslumhrante, vivísima, lucidísima, incomparable, indubitable, etc., dicen

es de la última evidencia, no

entendiendo que el adj. último sólo sig- nifica excelente en casos de conceptos materiales, como seria: dieron el últi- mo realce d la solemnidad^. «Otra fr.

francesa es Poner en evidencia,

cuando se acomoda á descubrir, como Puso en evidencia su bellaquería.

Me pusieron en evidencia, Yo los pondré en evidencia. El

francés dice Mettre en cvídence. No hay tal fr. en la lengua castellana... Frases clásicas son: Hacer evidencia. Tener evidencia. Probar con evidencia^ Constar con evidencia. Mostrar con evi- dencia; pero Poner en evidencia no es loe. del romance. Xo lo es, por- que, como no se dice Poner en de- mostración, tampoco Poner en evidencia, no obstante que se diga Poner en duda. Poner en disputa. Po- ner en plática, por cuanto la evidencia castellana es demostración, prueba visi- ble, manifestación Iwidisima, muy bastante para poner en clara luz las cosas, no empero á propósito para po- nerlas á ellas en sí. Digamos pues Po- ner al descubierto, en descubiei'lo, de cuadrado, de par en par, al sol, en claro dift, de manifiesto, en plaza. Poner pa- tente y manifiesto, etc.» s'Más encon- trada es aiín con la índole del castellano la fr. Ponerse en evidencia por la maligna acep. que entraña de pre- sumir, entrometerse, mangonear. Los franceses antiguos se harían cruces si oyeran á los modernos fr. tan ridicula. ^; A quién no causa extrañeza que para decir Se hizo mequetrefe. Se metió en la danza. Escupió en corro. Se alzó á ma- yores. Pasó del pie á la mano. Metió su cuchara. Se metió donde no alcanzaba. Llevó el compás sin saber punto, I^eyó cátedra sin haber visto libro. Púsose á volar sin alas. Entróse de gorra, En-

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EVO

EX

tróse n lo zonzo. Descubrió In hilaza. Despuntó de aijudo. Tocó el contrabajo. Quedóse á trece del mes, Salióle eljueyo al revés. Jugó por ganso, No dio un solo golpe en el clavo, Picóse de niug resabido, etc., salten los galicistas con la insulsa loe. Se puso en eviden- cia? ¿Qué evidencia se trata ahí? Porque la voz evidencia dista infinito de significar entonación, engreimiento, vanagloria, entremetimiento, presun- ción, ufanía, entono, humillo, blaso- nería, elación, jactancia, envaneci- miento, como en la sobredicha fr. parece significar». «Finalmente, Es- tar en evidencia viene á ser lo que en castellano decimos Ponerse en lugar alto la persona ¡mra que la vean. El defecto radical de semejante loe. está en que la palabra evidencifí no dice re- lación á lo exterior, sino á la luz in- terior de la cosa ó persona. Porque Es- tar en evidenciaquieredecir Salir á vistas. Estar á la vista. Mostrar fren- te. Hacerse visible, Plantarse en medio. Salir á plaza. Parecer en público. Po- nerse delante. Ponerse frontero. Parecer á vista de todos. Estar al descubierto, .Mostrarse á la vista, etc.; las cuales expresiones arguyen evidencia exterior, aparatosa, de mera ostentación y pu- blicidad, nó evidencia castiza y lucien- te, que echa de suyo rayos de hermosa claridad».

Evocador, ra, adj. y u. d. c. s. Que evoca. Hace falta en el Dice.

Evolucionar, n. Admitido ya el s. evolución, se hace necesario el v. en las mismas dos aceps. de aquél, es decir, en Filosofía é Historia Natural y en Milicia. Así lo usan ya casi todos los modernos y convendría incluirlo en el Dice.

Evolucionismo, m. Sistema que

admite la evolución en Filosofía y en Historia Natural. Es digno de admi- tirse en el Dice. Véase Bucolismo.

EvoLUCiONifaTA, com. Partidario de la evolución en Filosofía y en Historia Natural. Adj. Perteneciente ó rela- tivo á esta misma evolución. Teoria evolucionista, doctrina evolucionista. Digno de admitinse en ambas aceps.

Evolutivo, va, adj. Que tiene vir- tud ó fuerza para evolucionar. Lo usa Oejador, y bien puede admitirse, por- que está, bien formado y es útil.

Ex, partíc. insep. Enemigos de todo lo que tiende ¡i sacar de sus moldes y destruir nuestra rica lengua, no pode- mos dejar de protestar contra los que convierten la partíc. ex en es, so pre- texto de que la x se pronuncia en mu- chos de estos casos como s. Mala pronunciación, diremos nosotros, que de ninguna manera debe trascender á la ortografía. Esto sentado, cuiden los que siguen la de la Academia de estu- diar el uso de la partíc. ex, para que no escriban, como algunos ignorantes, explendor, excogrer, expontá-

neo, excrutar, pero excogitar, ex- ceptuar, excelencia, etc. «Antepuesta á nombres de dignidades ó cargos, deno- ta que los obtuvo y ya no los obtiene la persona de quien se hable; v. gr.: ex provincial, ex ministro-». ¿Cuál es el ori- gen de esta singular acep. de ex? En la obra de D. Carlos de la Plaza y Sa- lazar, Etimologías vascongadas del cas- tellano (secc. VIII, c. ¡^.°), leemos: «Astarloa dice que el negativo vascon- gado es debió escribirse ez, pronuncia- ción más fuerte que la actual de es; lo cual es nuevo dato para suponer que la partícula que se antepone á un cargo, para indicar que la persona de la cual se habla no es eso en la actuaUdad,

EX

EX

327

pero que lo fué antes, no es otra que la negación es vascongada, que significa no. Así en seco. Es, nor>. Ex provincM , ex minktro, significarian, según esto, no provincial, no ministro, es decir, provincial y ministro que fueron y que ahora no lo son. Buena y bastante curiosa es esta explicación, pero des- conñamos de ella. Basta abrir los dic- cionarios latinos para hallar una can- tidad de voces en que el e.e hace el mismo oficio que en castellano: e.rcon- sul, expontifei, exsiiinifer, e.mauphi/la.i; extonsor, exvicariiis, y nnichas otras en que el nombre está en ablativo: ex censore, ex qiutestore, ex magistro, ex medico, ex gladiatore, ex liberto, ex no- tario, ex comité, ex rege, por lo cual suelen escribiree en dos palabras. Pero estas voces, podrá decirnos el Sr. de la Plaza, no son del latín clásico, pues no consta que las haya empleado ningún autor que por tal sea en general considerado, sino que todas son de los escoliastas, de las inscripciones vulgares ó de los autores de la deca- dencia. Cierto, contestaremos nosoti-os; pero ¿es más noble, acaso, el origen de todo el castellano? ¿No se formó de otro latín mucho más decadente y co- rrupto? Lo que importa averiguar es, si este significado de ex tiene funda- mento en la índole del verdadero latín, aunque no lo usaran ios clásicos. Nos- otros creemos que sí; porque, entre las muchas aceps. de esta prep., figura la de «tránsito ó mudanza de estado ó situación». Dii exhominihus facti (cow- vertidos de hombres en dioses), escribió Cicerón; Nihil est tam miserabile quam ex beato miser (nada hay tan digno de compasión como un liombre convertido de dichoso en desgraciado), estampó un otra parte el mismo Cicerón. Más claro

aún se ve nuestro significado en la fuerza de partícula privativa que tiene también el ex latino, como se comprue- ba con muchas \oces: exanimis, exsan- gnis, ex/ie)'es, exlex, exmens, exos ó exossis, expers, exsors, exspes, exul, extorris, exunguis, adjs., y con varios verbos, como exarmo, excalceo, excar- ni/iro, excommunico, exherbo, exheredo, exhonoro, exoccupo, exonero, exorbito, exosso, exsecror. Con estos anteceden- tes fué fácil la evolución del ex. Si ya en latín clásico y con toda corrección se decía, por ej., homo exanimis (hom- bre sin ánimos, sin fuerzas), manus exunguis (mano sin uñas), así, con el s. en ablativo, como lo pide ex; y al mismo tiempo se juntaba con nomina- tivos, perdiendo su valor de prep. y haciéndose partícula inseparable, como se ve en exsanguis (no sangre, ó de- sangi'ado), exheres (no heredero, ó des- heredado), expers (no parte, ó falto de), ¿qué raro fué que después se juntara con nombres significativos de cargos y dignidades, como exconsul, exqiuiestor, de donde lo tomó no sólo el castellano, sino casi todas las lenguas europeas modernas? He aquí pues resuelto el problema sin necesidad de acudir al éuscaro; ii no ser que pretendan los vascongados que de su lengua tomó el latín este significado para su ex. Pero ésta ya sería cuestión que saldría de los límites de nuestra obra y que nosotros no debemos tratar: Iwstanos haber probado qne este ex, tal como ahora lo tenemos, es de puro origen latino. En cuanto ásu uso, advierto Don Adol- fo de Castro que sólo se emplea con noml)res de personas y jamás con nom- bres de cosas. Así no sería lícito decir la ex catedral de Cartagena, la eX cindadela de Barcelona, para indi-

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EX

EX A

car una catedral y una cindadela ya demolidas ó arruinadas. Sólo en len- guaje jocoso podría tolerarse este uso, aunque no recurrió á él ni el mismo Cervantes, sino que empleó otra voz castellana: «Al fin le vino á llamar Ro- cinante, nombre, á su parecer, alto, sonoro y significativo de lo que había sido cuando fué rocín, antes de lo que aliora era, que ei'a antes y primero de todos los rocines del mundo». Ya que con nombres de cosas, ¿se podrá usar el ex con adjetivos aplicados á personas ó á seres personificados? Cree- mos que sí, con tal que se consulte la eufonía del vocablo y que no haya otra manera mejor de expresar la idea. Así no tendríamos escrúpulo ninguno en decir, como los franceses, ei- repuhli- cano, e.r monárquico, tratando de per- sonas que han dejado esos partidos; e.r oratoriano, e.r carmelita, hablando de religiosos que han dejado esos ins- titutos; pero no diríamos ex masón , ex protestante, sino masón y jn-0- testante converso ó convertido.— íim embargo, no disuena con algunos sus- tantivos, aunque no son expresivos de cargo ni dignidad: ei alumno, e.r discí- pulo. Véase cómo se burló de esta partícula con algunos nombres Don Vicente Moberso, que, tildado de ex jesuíta por un francés, le contestó con el siguiente soneto:

No me nombres i-l e.r, por caridad, Despue's que lo adoptó la Convención: Debe Europa ú la Francia s>i invencícíu y fu^ su primer fruto la ex piedad.

Siguióse ex rey, ex reina, ex majestad, Ex cura, ex fruile, ex monje, ex devoción, Ex papa, ex cardenal, ex religión, Ex culto, ex templo, ex fe y ex castidad.

Mira si el ex que bien me nombras hoy Un ex fatal para la Francia fue; Otro ex menos fatal buscando voy.

Y de encontrarle tengo viva fe: Ya me parece que escuchando estoy: Ex París, ex nación, ex liberté.

No se confunda esta partícula con la griega a privativa, ni con la latina ín, privativa también, ya que las tres se usan en castellano.

Ex ABRUPTO, «m. adv. con que se explica la viveza y calor con que uno prorrumpe á hablar cuando ó como no se esperaban. No ha faltado quien lo haga s. m., á semejanza de infolio, e.rvoto. (Véase Extramuros). El ora- dor principió con un exabrupto que nos chjó heladíis. «Es mucha la bilis que me has hecho tragar en toda tu vida con tus exabruptos». (.Juan Muñoz Pabón, De vi.^ ¡...^).

Ex AEQUO, loe. latina que significa ff igualmente». Se usa generalmente modificando al s. premio y otros análo- gos y bien puede admitirse en el Dice.

Exagerado, da, adj., part. de e.ra- gerar. Dárnosle en Chile significado activo: Pedro es muy e.raijerado en sus juicios, esto es, exagei'a en ellos, juzga exageradamente ó con exageración. Aunque el Dice, guarda silencio en es- te punto, por la obrita de D. Eduardo de Huidobro ¡Pobre lengua.' sabemos que este uso corre también en España, pues lo corrige él con las voces exage- rador, ra, y exagerativo, va. Como el significado activo de los participios pasivos es uno de los mejores hispa- nismos, heredado de los verbos depo- nentes latinos, y verdadera riqueza de la lengua, no hay por qué despreciarlo ni perseguirlo. Iva Gramática de la Academia, al hablar de esta clase de participios, enumera .3G y concluye di- ciendo: «Y otros varios». Entre estos varios déjenos el Sr. de Huidobro el presente, que, si nó, se lo podríamos

EXÁ

EXA

529

aplicar á él coa toda razón, llamáiulolo eMitifrado en el idwnui. Exayeruihr y tvageratn-o, que él propone, y el part. activo exagerante, no dicen exacta- mente lo mismo que e.iw/erailo.

Exaltado, da, adj. de emltar. Co- mo el anterior, lo usamos también en sentido activo: Es un hombre muí/ exaltado; ¡Qué nnijer tan e.raltada.' Lo defendemos con la misma razón que á Exagerado.

Fxamkn, ni. LUire examen. Así se llama la falsa teoría de lo» protestan- tes que pretenden que la Iliblia debe intei'pretarse segi'in el criterio particu- lar de cada cual, ó, como dicen ellos, según lo que Dios le inspira; muy dis- tinto todo de lo que profesamos los católicos, esto es, que la Biblia debe int«rpretaree por la autoridad de la Iglesia y de la tradición. La loe. déte ya entrar en el Dice. El vulgo, refrac- tario siempre al sonido de la .í', estropea la voz examen pronunciando insame,

insamen, eusame. En el antiguo castellano se dijo esamen y esami- nar.

ExÁMERON, m. Del griego se, seis, .V ■/¡;.'.¿S7., día: de seis día?. Es el nom- bre que se da á la parte del (iénesis (jue trata de la creación en seis días, y también ;i la obra ó comentario sobre esto mismo. «¡Muchos de los santos se dieron mucho á este género de contem- plación: entre los cuales San Ambrosio y San Basilio, ambos pontífices santí- simos, doctísimos y elocuentísimos, enamorados de la sabiduría y hermo- sura de Dios que resplandecía en las criaturas, escribió cada uno su Exa- meron, (|uc quiere decir, la obra de los seis días, en que Dios crió todius las cosas», ((¡ranada, Símbolo de la fe, p. L c. I, § II). Fuera de esta autoridad

Uii<-. de Chil.. t. 11.

de primer orden, tiene el Dice, para admitir esta voz, el uso de todos los autores eclesiiisticos, antiguos y mo- dernos. En cuanto á la ortografía, el uso ha querido que se esciiba sin // y esdriijula (exámeron). aunque etimo- lógicamente debería ser hexameron ó hexameron.

ExÁMKTRO, adj. y ú. t. c. s. m. El verso más noble, numeroso y entonado de las métricas griega y latina. Según la etimología, debe esci'i birse con h ; pero la (iramática y el Dice, de la Academia lo traen de las dos maneras, lo mismo (pie á exaedro, exagonal, exágono. Tlay (pie corregir en el Dice, la calificación de exámetro, que tiene la abre\iatura de s. m., mientras hexámetro tiene la de adj. y ú. t. c. s., cuando en realidad es una sola y misma voz.

Examinar, a. .Siilo de activo lo ca- litíca el Dice, en las tres aceps. (jue le da. I^a 2.* es: (íprobar y tantear la idoneidad y suficiencia de los que (piie- reii profesar ó ejercer una facultad, oficio ó ministerio ó ganar cursos en los estudios». Los estudiantes españo- les, hablando de mismos, usan esta acep. como r., diciendo: Voy á exa- minarme, me examiné; lo cual no parece conforme con la liigica del idioma, porque quien examina no es el estudiante sino los examinadores: ésto* son los que prueban y tantean con pre- guntas ó con examen la idoneidad y suficiencia del estudiante ó examinan- do. Si éste, pai-a ensayarse en e! exa- men, se hiciera antes preguntas á mismo, entonces podría decir: Me examino, me efstoij examirurndo; pero, siendo otros los que le hacen las pre- guntas, entonces ex examinado ó te examinan otros. Por eso, tratándose del examen de conciencia, que de ordinario

330

EXG

£XC

se hace por el penitente misino dice éste: Voi/ A examinarme, me e.mniinaré; y, si él no ha podido ó no ha sabido hacerlo, dirá: E.i-amineme Ud., padre. Conformes con esta práctica son las deliniciones de e.ramen, examinador, ej-aminando y examinar, del Dice, y la fr. Exponerse uno á examen: «presen- tarse ante los examinadores para sufrir las prnebíis que quieran hacer de su idoneidad en la facultad, ciencia ó arte en que pretende ser aprobado». Así también el Padre Isla: «Ya está cono- cido, replicó el colegial, que usendísima por su modestia quiere encubrir lo que s;\be, y tomar de ahí ocasión para exa- minarme acerca de lo poco que he estu- diado». (Fr. Oenmdio, 1. V, c. IV). Lo mismo decimos en Chile.— El com- plemento que expresa la materia sobre que versa el examen, lo usamos nos- otros generalmente con la prep. en: «¿Quién te examinó en Jilosofia.'í) La Gramática de la Academia permite solamente la prep. de: «Examinar, ó examinarse, de ¡/ramáficaii. (Nótese el r. examinarse, que no consta en el Dice.) Pero Salva admite de y en, y con en lo hallamos en Fray Luis de f4 ranada: a En. ninynna cosa le examinó [el Señor á San Pedro] sino en esta virtud [del amor]. ( Memori^d, tr. VI', c. I, § I).

EXASPEHADOR, RA, adj., y EXASPE- RANTE, part. de exasperar. Que exas- pera. Faltan ambas voces en el Dice.

Ex CÁPITE, m. adv. latino. Se usa familiarmente y por lo general con los verbos hablar y predicar para signifi- car que lo que se habla ó predica no es una cosa aprendida de memoria, sino, como vulgarmente se dice, sacada en ese momento de la cabeza (ex cápite). Al imjrroviso, de improviso, improvisa- mente, improvisar, imp-ov^sación, im-

provisar de repente, repentizar, repenti- namente, no expresan exactamente la misma idea. Kl que habla ex cápite pue- de haber preparado y meditado el asun- to con anticipación, mientras que el improvisador ó repentista (en verso ó en prosa) habla según lo que discurre en el momento mismo de hacerlo. Ha- blar o predicar de concepto, fr. que no aparece en el Dice, pero que usan los buenos hablistas, es la que mejor ex- presa el significado de ex cápite.

Excarcelar, a. y r. Esta sola for- ma tiene el v., pero el s. aparece con dos: excarcelación y excarceración. Me- jor sería dar por anticuada esta última.

ExcARDiNACiÓN, f. Acción ó efecto de excardinar. Letras de excardin ación. Falta en el Dice.

Excardinar, a. y ú. t. c. r. Del latín excardinare y muy usado en De- lecho Canónico y demás ciencias ecle- siásticas. Desligar de su diócesis ó territorio un obispo ó prelado á un clé- i'igo subdito suyo para que se incar- dine en otra diócesis ó territorio. El acto de excardinarlo se hace por me- dio de un documento que se llama letras de excardinación. Falta este v. en el Dice, como también su contrario incardinw.

¡Excelsior! Voz latina que signi- fica: más alto, más elevado. Es compa- rativo de excelsus. Parece que el primero que la usó fué el poeta norte- americano Longfellow, ijue la puso como titulo á una de sus poesías, «en la cual, bajo el símbolo de un joven peregrino que lleva una bandera con esta leyenda ;Excelsior! desarrolla el autor este pensamiento moral : el hom- bre anda buscando siempre el ideal de la felicidad». He aquí la poesía, tradu- cida por Miguel Antonio Caro:

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Llegii de noche á una aldea Del Alpe, un joven: flamea En la bandera que empina Esta cifra peregrina: ¡'Excthior!

Triste su faz: su mirada Brilla cual desnuda espada; Su voz de clarín el viento Hiere con extraño acento: ¡Excelsior!

Hogares dichosos mira Donde gozo el fuego inspira: Fantasmas la noche oscura Fíngele en torno: y murmura: ¡Excehior!

Dícele un viejo: "¡Dete'nte! ¡Desbordado va el torrente! ¡Cerca la tormenta brama!"

Y el con nuevo aliento exclama:

¡Exceltior.'

"Tu frente en mi seno posa", Ruégale doncella hermosa; Fugaz lágrima reluce En su ojo azul, y balbuce: ¡Excdsior!

Adelantándose al día 6u oración renuevan pía LíOS monjes de San Bernardo,

Y aun grita el joven gallardo:

¡Excelsior.'

Fiel mastín al joven, yerto Halló, de nieve cubierto: La mano del infelicc Aferra el pendón que dice: ,'Excelsior!

Hermoso yace, aunque inerte, Á la luz que el alba vierte,

Y esta voz. cual meteoro, Baja del celeste coro:

; Excehior!

JIuy liormosa es la poesía y la idea que encierra; pevo fue una histima que, ya que se dio á la voz excehior el sig- nificado de un adv., no se empleara la forma adverbial, que es e.n-elsius, sino que se tomó la forma adjetiva. Mas latín sabían los que emplearon •/■/!/»•

minusve, Sursum corda, Ut supra, etc. A pesar de esto, creemos que E.rccliior, por el uso que tiene, debe ya entrar en el Dice.

ExcEXTRiciDAD, f. «Distancia que media entre el centro de la elipse y uno de sus focos», es la definición del Dice, como término de Geometría, y nada lUHS. Xo vengan pues los imitadoies de ingleses y franceses á meternos en ca.s- tellano la excenfricity de aquéllos y la ejrenfrkifé de éstos, que nosotros bas- tante tenemos con las voces castizas extravagaiuia, rareza, capricho, antojo, singularidad, desorden, irregularidad, locura, etc.

Excéntrico, ca, adj. Sólo es casti- zo como término de Geometría, Astro- nomía, Mecánica y Esgrima, aplicado ;i lo que sale ó está fuera de su centro, como lo dice la etimología; pero jara;is ha significado en castellano erlrava- gante, raro, estrambótico, estrafalario, loco, alocado. ¡rQne llamasen excéntrico al vagabundo, al ocioso, al pampcrdi- do, al pródigo, al que se anda á buscar picos pardos, de zoca en colodra, calle- jeando y mundaneando lejos de la fa- milia, como mona en tejado, se podía tolerar», dice el P. Mir; «porque al fin la Ciisa paterna puédese considerar co- mo centro de amor y sujeción, de arte que el que se ausenta y anda vagando por el mundo se pueda con razón juz- gar {X)r excéntrico; pero dar ese apodo al que no opina como los demiis, al que sigue en el pensar y decir los antojos de su santiscario, al que se extraña del rumbo común, no parece conforme á la idea que de centro tenemos, porque, sin hacer el hombre rarezas, podrá alejai-se del centro, y estar en él aun haciéndolas muy notables». A no ser, agregaremos nosotros, que llegara á

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EXC

EXO

aceptarse la loe. cciilrode i/riwfdail en la acep. fig. de-equilibrio de juicio, co- mo alguien ya la ha usado: en ese caso podría decirse t|Ue el raro ó extrava- gante estaba fuera ó lejos de su ceniro, ó que era excéntrico.

ExcEPCioxAií, a. iPoner excepcio- nes», lo interpreta el Uicc, pero como término forense únicamente. Debe aceptarlo también, aunque con la nota de ant., como sinónimo de crcrplinir en el lenguaje corriente, por()ue así lo usaron los clásicos.

Señor. Ya tiene termino el uso Y limite la crianza; No excepcionnn la privanza Leyes que el palacio puso. (Tirso, Privar contra fu ffiifto, I. 2). Si como amante obligas, Mi rigurosa suerte Hubiera exccpcionado Mi gusto antes de verte.

(Id.. SI AqiiUes, /, ,?.')

Excitar, a. y li. t. c. r. .Significa n mover, estimular, provocar», y nada más. conforme á su etimología y al recto uso. Hacen pues muy mal losíjne lo usan como sinónimo de eiinjiirse, airarse, irritarse: Ya le excitaste; ¡Quién creería que tanto Ir ibas á ex- citar! Y así mismo excilarión. y exci- tado. Excitar es solamente produ<-ir el primer impulso ó movimiento para una acción ó para que obre una pasión, pero no es ejecutar la acción li oljra misma.

Exclusive, adv. de m. Excusado es decir que, como adv. (jue es, no tiene ni puede t«ner pl., por más que algunos ignorantes ,se lo den. «Estudié hasta los (juebrados exclusivos ".

Exclusivista, com. Persona que sigue el exclusivismo, que es «ciega y obstinada adhesión á un objeto ó á una idean. Adj. Relativo ó perteneciente

al exclusivismo. Teoría e.r<-lusiri^/a, ideas, principios «.cclusi vistas. Hace falta esta voz en el Dice.

Ex CORDE, m. adv. latino. De cora- zón, cordialmente. Bien puede admi- tirse, porque se usa también en caste- llano y es muy expresivo. «Con llamar á Nuestro Sefior ex carde y con (pie no pierda su estudio, podrá agora pasar este paso peligroso sin lesiónu. (B. Ávila, Carta á un caballero).

Excorporación, f . Acción ó efecto de excorporar. Falta en el Dice.

ExcoRPORAR, a. y li. t. c. r. Separar de una corporación. Excardinar. Ha- ce falta en el Dice, el cual sólo admite al contrario incorporar y al contrario de éste, desincorporar, a. y i'i. t. c. r.; separar lo que estaba antes incorpora- do. Con este último puede expresai'se el concepto de excorporar, mientras este no se admita, y aunque hay una leve diferencia en razón de la etimo- logía.

Excrecencia ó excrescencia, f-

Excursionar, n. Hacer excur- sión. Aunque lo usen algunos moder- nos, es feo y no merece admitirse.

Excursionismo, m. Afición á hacer excursiones. Es algo usado y bien puede admitiree.

Excursionista, com. Persona que hace excursión. Voz bien formada y necesaria. « Llamó la antigüedad perie- getas, no sólo á los viajeros, sino muy especialmente á los viajeros arqueólo- gos ó dilettanti de arqueología, que ahora decimos excursio)iistasT>. (Me- néndez y Pelayo, 7'ratcuiislas de bellas arles).

Excusado, ra. Aun no está admiti- do, bien que lo merece, por hajar co- mún, letrina, garita, necesaria, secreta, retrete, privada. Aunque esta voz no

EXC

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aparece en los clásicos precisamente como s., sin embargo, ya la venían aunnciando y preparando, como se ve en algunos de ellos: «Pues sepa que quiere decir: Si le ha venido gana de hacer lo que no se excusa. Ya te entien- do, Sancho». ('(^í</)o/e,p. I, c.XL Vil I). Al andar de los treinta pies, está otra [pieza], que, por no poderse excusar, se llamó necesaria». (Sigüenza, Orón., 1. IV, c. IV). Ya en el siglo XIV el infante D. Juan Manuel usaba este v. en el mismo sentido: «Y jwr facer lo que los físicos le mandaban y era su pro, entró en una callejuela para facer aquello que non podía excusar». (£1 Coiule Lucanor, c. XXXIX). La voz es de uso general en Chile, y. como es tan decente y propia, conviene admi- tirla. Véase Descanso.

Excusar, <i. Con frecnencia se lee en los diarios y se oye en todas piirtes

qm Fulano excusó SU asistencia

á esta reunión ó ú aquel banqwte. Ut- húia, baile, etc.; lo (juc es nn solemne desatino, pori|UC lo que errusó fué la inasislencia ó la no asisien(i<(. es decir, expuso causas ó razones para no asis- tir, que es lo que el v. significa. La causa del error es la confusión que se hace de esta acep. del v., que es la 1.* y fundamenta], con esta otra: «evitar, impedir, precaver (jue una cosa perju- dicial se ejecute ó suceda. Ej-iusar pleitos, discordias, lances». Si la asis- tencia del tal Fulano ó Fulana de Tal se mira como «cosa perjudicial», en- tonces sí que podrá excusarla él ó el inviUtnte. Pero, si no es perjudicial para éste ni para los demás (podrá re- plicar Fulano), lo es para mi salud y para mi buen nombre. Pues, si es ;usí (le contestaremos), hable Ud. en cris- tiano, que todos le entiendan, ¿Kcieudo,

por ej. : Tenme ó dame por excusado (/labe me excusatum, como dijeron en el Evangelio los invitados á la gran cena), dispénsame de asistir, excúsame si no asisto, etc.

ÉxEAT, m. Letras que dan los pre- lados á un subdito eclesiástico para que pase á otra diócesis y se incardine en ella; por otro nombre, letras deex- cardinación. La voz significa en latín «salga», y, como su uso está ya bas- tante generalizado en todo el mundo, es digna de figurar en el Dice. Si es por autoridad, he aquí la de M. Bar- gilliat, en sus Praelecliones Juris Ca- nonici. n." 608: «Facultas transeundi ad aliam dioecesim datur per littcras dimissorias speciales, quibus clericus excíirdiuatur a potestate sui Episcopi, et (juae ideo dicuntur litterae excardi- nationis (vulgo Exeat)-».

Execrar, a. Asi debe escribirse, como también sus derivados, y esecrar ni exsecrar, aunque está formado del latín ccsecrari, quitar lu sagrado a una cosa (ex sacrum). Así como en latín se usa mucho la forma cxpcniri, en vez de la etimológica exsa- crari, así prevaleció también en caste- llano.

Exeder, exeso. inscríbanse «rrí- der, exceso, como lo pide su etimología (excederé, excessus) y como lo practi- can todos los entendidos.

Exelencia, exelente. Excelen- cia, i'xcelenlf, como lo exige la etimo- logía latina excellentia, excellens.

ExelSO, Sa. Excels», conforme al latín r.irelsas.

Exema, m. Cierta enfermedad cu- t;inea. Falta esta voz en el Dice, la cual debe escribii'se eczema, conforme á su etimología griega sV.^eu.a, y m;Í8 conforme aún, héezema.

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Exepción, exepto, exeptuar.

Les falta una c desimús de la ex (cirep- ciúii, excepto, e-rxephuir), porque en latín son compuestos de e.r j de rapiú. Exequial, adj. Anticuada declara á esta palabra el Dice. : entre nosotros no lo está y, á pesar de la declaración de tan sabio libro, creemos que tam- poco lo está dondequiera que se hable castellano. Sin necesidad de allegar citas, es más que seguro que en todas partes se dice misa exequial, oficio exe- quial, etc.

Exequias, Exequiel, nombres propios masculinos. Aunque el latín los ha traducido del hebreo con z Ezechitís, Ezechiel) y con ella escriben también algunos en castellano, sin em- bargo, es más conforme con nuestro idioma escribirlos con c, letra que, por lo general, se prefiere á la s antes de e y de i. Es cierto que la Gramática de la Academia escribe Ezequiel, pero el Dice, usa Ecequiel en el art. Profecí.í, y Cejador escribe también Ecequias.

Exequible, adj. Que se puede hacer, conseguir ó llevar á efecto. Es deriva- do del V. latino éxequi, ejecutar, y no debe confundirse con asequible (que puede conseguirse ó alcanzarse), deri- vado de ássequi, alcanzar, obtener.

Exétera, f. Etcétera. Así se llaman la VOZ, la abreviatura (etc.) y el sig- no (&).

Exfoliador, ha, adj. Aplícase á cierta especie de cuadernos cuyas hojas están ligeramente pegadas entre sí, de suerte que es fácil desprenderlas. Al- manaque ó calendario exfoliador. U. t. c. s. m. He aquí una palabra bien for- mada y i'itil, (juc puede admitirse con ventaja y con la cual podría reempla- zarse el barbarismo block. Véase esta voz.

Exhibición, exhibir. Copiamos, para enseñanza de los lectores, al P. Mir. «El V. exhibir, si prestamos aten- ción á los textos clásicos, significa 7na- ni/estar públicamente. De aquí nacen como dos acepciones: la una en lo fo- rense, manifeftiar á quien corrresponda , esto es, á la persona competente, escri- turas, instrumentos, papeles, documen- tos, pruebas, para que conste de su verdad y valor; la otra en lo vulgar, manifestar ron rierta publicidad, esto es, de suerte que venga la cosa á noti- cia de los interesados, por la diligencia del exhibidor, sean ellas ó personas de autoridad, sea ó la realidad de la cosa por entero manifestada. De esta noción podemos derivar algunas con- secuencias cuanto al lenguaje moder- no. Podía hacer á alguno extrañeza que, sin embargo de haberse usado an- tes el V. exhibcr francés y el s. exhibid tion en acepción jurídica y no popular, como del Diccionario de Noel se colige, tenga en el día de hoy tantas y tan diversas aplicaciones, las cuales sen- tarían mejor al castellano exhibir y exhibición por haberlas usado nuestros clásicos, aunque no diese razón de ellas el Dice. Académico. Mas ese reparo no es de importancia, si se considera cuan descuidados é inadvertidos andan los hombres en la cultura de su propio idioma, jnies á veces achacan á nove- dad lo que es más viejo que el rascar si han de atenerse á lo usado por los buenos autores. ¿Quién no tacharía de bárbaro el r. exhibirse? Baralt, notan- do por frase de moda ésta, Yo me exhibe por lo que so//, quiso enmendarla cual si fuera solemne dislate. No reparó que Mata nos la pone de manifiesto, otor- gando se diga, Yo me exhibo piadoso, te exhibes arrogante, aquél se exhibe

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lo que es, nosoírosiins c.rliibimos tleroloa, vosotros os exhihis lilieniles, eUos se e.r- hiben asfufo.i. Olai-o cstfi, quien se ^jo- bieriie por el l)ii'cioniirio Acadéiiiieo tendrá á fantasi;i semejante imxlo de decir; pero, consultada la autoridad de los clásicos, habrá de nioi'derse la len- gua el atrevido censor. En una cosa no tendría yo á los modernos por dignos de imitación, cuando dicen, Yo tne exhibo, por i/o hago ahrrde ¡le mi iii- t/eniü; exhíbete, hija, por hire lu fiarho; nos exhibiremos, por

arrojaremos hraralas; se exhibie- ron, por dieron muestras de su habi- lidad. Es muy común en nuestros días lafr. Fulano se exhibió en la ópera de Roberto, ó también, Fulano lUzo su exhibición en el papel de Robería. Ija impropiedad está en (jue exhibirse no sólo no significa estrenarse, mas ni aun salir á representar; únicamente denota mostrarse, dejarse ver en públi- co, parecer delante de otros. Pasemos por que digau se ex/iibió en el pulpito, en la tribuna, en las tablas; mas repa- remos que decir eso es sencillamente significar la mera manifestación del sujeto, sin señalar qué linaje de acción ejecutó. Otra cosa fnera dccii' ¡Se exhi- bió mal orador, se exhibió buen discur- sisfa, se exhibió lindamente agestado, se exhibió insolente declamador. Esto se- ría hablar castizo; que exhibirse á secas no importa acción alguna determ ¡nada . /;Qué diremos de la frase Los liechos exhibirán sus naturales cunsecuen- cÁm? Agriamente la censuró Baralt, notando que olía á escribano. Condenar por el olor, no es hacer justicia con juicio. Considerada más despacio la dicha loe, tres cosas podemos en ella advertir. Primeramente, si las conse- cuencias no fueren ¡irihücas y ruidosas.

tampoco será propio el v. exhibir; eu segundo lugar,la metáfora áeexhibiráii parece violenta, pues la acción de ex- hibir es material y los hechos no mani- fiestan propiamente sus consecuencias, antes ellas vienen de por á mostrarse eu hecho de verdad; finalmente, el ex- hibir hace sentido de dar á entender, significar, seRcdar, desenvolver. Por estas razones liay vehementes indicios para calificar de impropio el fig. exhi- birán, (irán diferencia va de esa locu- ción á éstas: Se exhibía de gala, me exhibiré de negro, en que exhibirse tiene sentido propio. Si liacer exhibición se iguala á exhibir, no tiene duda que el s. exhibición participar;i del sentido ya asentado, esto es, manifestación pública, sin necesidad de que sea jurídica, gra- ve, solem ue. Mas también convengamos en que exhibición no tiene cosa que ver con estreno, primera salida, primer en- sago, espectáculo, que es la significación frecuentada por los modernos. Podía- mos pues decir: £'/ywi/-e hizo exhibi- ción de sus andrajos; El enfermo hará exhibición de su llaga al médico; Yo hago exhibición de mis cuentas; Vos- otros habéis hecho exhibición de vuestros Ututos; Mañana harán exhibición de los trajes; locuciones que sólo conceden á la palabra exhibición el significado de manifestación pública, exterior, ;i vista de otros, sin resabio de otro concepto cuahiuiera. Este discurso nos induce á jiensar (jue, si bien los verbos parecer, mostrar, presentar, manifestar, osten- tar, descubrir y otros análogos, podían de alguna manera hacer las veces de exhibir (otro tanto se deja entender acerca de exhibición); pero fáltales ¡i ellos la noción de publicidad, entraña- da en nuestro exhibir, segiin que ya los latinos lo entendieron y usaron. Cuan-

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do Pereda escrite: «El efecto que cau- san sus exhibiciones y coqaete-

riasu, da bien claro á t-iitonder quetoma la exhibición por rana demoshación, entonada ufanía, ambicioso alarde, jactancia [lomposia, presunción muje- ril; sentido impropio, por envolver en el concepto de afectada vanidad, que no entra en el de exhibición^. Agre- gue el Dice, la voz exhibit/oi\ ra, que hace falta en él.

Exhonerar, a. y r. Suprímase la /( intrusa, que el v. as exonerar, del latín W(*/í^/v//'í', quitar la carga (nnu>().

Exhorbitancia, exhorbitan-

te. La h es aquí un gran disparate. Ambas voces son compuestas del orbix latino y orbe castellano; por eso entra- ñan el concepto de salir de su esfera ó término regular.

Exhuberanoia, exhuberan-

te. Taniijién está de más la /*. St'pase que son compuestos del latín uber, fértil.

EXHl'MADOR, RA, adj. y ú. t. c. s. Que exhuma. Falta esta voz en el Dice, y adviértase que se usa m.is en el sen- tido fig.: exhumador de documento.i ó de cosas viejas, poi'qne estén ente- rradas en la sepultura, ni porque sean cadáveres ni huesos, que es lo único que se le reconoce al v. exhumar, sino poi'que son cosas que estaban perdidas ú ocultas á los demás y el exhumador las descubrió y sacó á luz. Por consi- guiente, dése también esta acep. al v.

Exigencia, f.vxíextk. Oigan alP. ilir los modernos galiparleros. Des- pués de afirmar que los chusicos espa- ñoles no usaron la voz exit/encia y que los franceses la tomaron del latin de la Edad Jledia en el sentido de «urgen- cia, necesidad, demanda, rigor, obliga- ción, fuerza, importunidad», para el

singular, y en pl., «salario, ración emolumentos, utilidades, provechos, ó cosas necesarias que cada uno, según su estado y condición, puede pedir», agrega: '(Pero lo más notable fué la aplicación de exigencias ;i todo li- naje de conceptos, á pasiones, á gustos, á modas, á tiempos, á ciencias y artes, á casos y cosas, sin quedar exento de su acción el más frivolo ser del mundo. Lo que nadie acabará de admirar es la suma facilidad con que la voz exigen- cia avasalló los ánimos de los españo- es: los cuales, como si fuesen de cera ó de alfeñique, comenzaron á nombrar exigencias de la avaricia, del gus- to, del caso, de la edad, de los hái)ito9. de la época, del arte, de la moda, del partido, de la opinión, de li política, del público, del clero, del honor; con otras cien mil exigencias, que se convierten, bien miradas, en sugestio- nes, estímulos, solicitaciones, necesi- dades, reglas, normas, obligaciones, pretensiones, circunstancias, condicio- nes, lances, aprietos, respetos, atencio- nes, aguijones, instancias, reclamacio- nes, importunidades, clamores, ahíncos, espuelas, con tan maravillosa contra- posición de sentidos, que lo significado por exigencias en una cláusula es en otra una engañifa ó flagrante con- tradicción. Proteo como el pl. exi- gencias, con ser bárbaro de raíz, no le hay en el lenguaje de la galiparla». K .Vcción ó efecto de exigir», es la única acep. que le da el último Dice. «Pon- formándonos con él, al que nos fatigue con ardient&s instancias, podremos de- cirle: 7'i( exii/enriií pasa los términos de la moderación; no cedo á tu importuna exii/encia, empleando la acción y efecto de exigir. Fuera de esta doble aplica- ción, notienelugar la palabra f.r/</f /»■ (Vi.

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El jil. sería un insulto al romance, es- pecialmente si se equipai'a á histíiiicia.^! ÚÁ cosa tab. ExinEXTE está defini- do asi en el Dice: «Propenso á ¡xidir con instancia, y aun con cierto im- perio, lo que le conviene, tenga á nrt razón para ello». Definición inexacta, «porque los participios activos, como exlyenie lo es, no denotan hábito sino acto, no propensión sino actual ejerci- cio de la acción de su \tvho... Erifienle. eu cuanto participio de exigir, signi- fica el QKP e.nfip, como si dijéramos: eJ rcrniuidilor de rim/i-ilii'ciii/if!) ps p.rii/pii- te en cobrarlas; pero decir exigiente al enfermo que. por no saber parar de un lado, todo se le va en antojos y en revolver la casa, ésa no es propiedad del lengnaje, pues al tal le llamaríamos mejor importuno, impertinente, des- contentadizo, fastidioso, moledor, pe- lilloso, molesta), enfadoso, enojoso, (luis(|nilloso, machacón, pesado, can- sado, cansino, machaca, y de otras mil maneras... AI adj. f.ri;/eiilp no le corres- ponde otra significación sino ésta: el que hace instancia por una cosa, el que es un mazo de apretar, el perfU-tuo moledor, el que multiplica plegarias imjiortnnas, el (pie roinj>i los oídos con ruegos, el que por más que tenga nun- ca dice basta, el que tira de líi capa sin descanso, el que replica sin temor de parecer molesto, el que hurga hasta sacar .sangre, el que no salie acabaí- de })edir cuando una vez comenz('>, el (pie no deja á .sol ni ;i .sombra hasta sacar raja, el que sacará de sus casillas al más lerdo con su pedigüeño moler... Del V. p.ii(iir hacen los modernos en un día niiís uso (jue los clásicos en todo un año. TjOS verbos pedir, deiiuiiidnr, reijiíerir, itmliir, i/lsti(/ar, iiii/uir/iiiiiir, pretender, ayenriíir, solicilrir, etc., éran- Dicc. de Chil., t. II.

les más que suficientes para manifestar sus requirimientos y pretensiones. Imi el día de hoy no bastan los dichos ver- bos, conviene á saber, sobran todos, porque con sólo el p-rii/ir hacen los mo- dernos cuantos potajes les sugiere su desapoderada afición á galiparlai'. Ln razón lo exige; Ifíx circnnxU/nrias In exig'en ; mi honor, In cnrlesin, el lieni- ¡1(1. In ¡inlislnd, In o/n'nión, In Ipnllinl lo exigen: así hablan hoy los gali- [Kirleros, sin atendencia al rigor de la imperiosa demanda contenida en la propiedad del v. e.rlfflry>.

E.xiGinii.iDAD, f. Calidad de exigi- ble. « El acreeflor (pie sea á la vez deu- dor del fallido no puede alegar la p.ri- i/ilididnd [de su crédito]». Así nuestro Código de Comercio en su art. ];?08. P)ien puc'li' ndmitii-se la voz, por(|ne está bien formada y es útil.

ExisTKXCiA, f. En laacep. (pie tiene en el Comercio, de «cosas que no han tenido aún la salida ó empleo á que están destinadas; como los frutos (pie estiln por vender al tiempo de dar cuen- ta», sólo se usa en pl. (ej'iatpnrin"). Dicen iJiies mal los comerciantes (jue hablan de vender ó realizar toda la existencia ¡¡np lienpn en In lienila; deben decir las exislencias.

Eaito, ni. « Fin ó terminación de un negocio (i dependencia», es la deli ilición del T>¡cc.; y segiin la etimología latina. e.rilux, de í'.rire, Sillil', no ]mede ser ni más ni menos. Kri/o es pues la salida, desenlac* ó término de algo, asi en ge- neral y á secas, sin indicar si él es bue- no ó malo, acertado ó desgraciado. Pecan, por consiguiente, contra lii pro- piedad del castellano y confunden esta voz con el .v/reh francés los (pie usan frases como éstas: El éxitO //" coro- nado sus esfuerzas; Su solicitud ha te-

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nido éxito; Lii romedki turo ijrai} éxito, XM éxito colosíil; Los iiwv'l- iiiieiilos MÜitares fueran íicoinpaMdos (le éxito; El éxito es hijo de la au- ddcui; Lo que i/o lui.iro ei el éxitO. Si se ha de hablar castellano, agregúese ul s. é.«7oel adj. que lo determine, como feliz, próspero, afortunado, bueno, ó al contrario, infeliz, desi/raciado, malo; ó bien, empléense friises tan castizas como éstas: llerar al rabo, poner término, dar fin, echar la contera, llevar hasta el fin, llegar al fin, tocar la meta, venir al fin, dar cima, llegar al centro, rematar cum- /)l ida mente, llegar al blanco, poner en efecto, traer á efecto, meter en ejenwión, lograr el intento, dar corte, dar salida, echar el sello, coronar con fin, coronar con dichoso remate, dar cabo. Todo esto es puro castellano y no así el tener éxito en el sentido del francés aroir surces. Cf. Baralt y P. Mir.

Ex-LIBRIS. Expr. latina que signi- fica: de los libros, de entre los libros, uno de los libros. Es el nombre (jue ee da al rótulo, generalmente impreso y más ó menos adornado, que se pega al reverso y en la parte snjjerioi' de la lapa anterior de los libros de una biblioteca, para escribir en seguida el nombre de dieiía biblioteca ó de su dueño. Como el titulo Ej- libris pide que se escriba en genitivo el nombre del dueño y ahora se usa poco el latín, muchos po- nen el título completo en la lengua nativa: Biblioteca de N. N. En este caso creemos que figuradamente puede llamarse también e.rl¡bris la cédula ó papeleta así impresa ó escrita. lis voz muy usíulu é irreemplazable y debe fi- gurar en el Dice. c. s. m., íulvirtién- dose que no varía para el pl. : el ex- li- bris, ¡os ej--libris. Mejor sería escribirlo como una sola voz, á semejanza de ex-

voto, infolio, ertramuros. Hace pocos años se celelji'ó en Barcelona, con buen éxito para el arte, una exposición de exUbris.

Éxodo, m. «Peregrinación de un pueblo emigrante», le agregó como 2." acep. el último Dice., contra la etimo- logía griega y ófVí:, que significft salida de un lugar, y contra el uso mo- derno, que le da este mismo sentido: partida ó marclia de un pueblo emi- grante,! á semejanza del hebreo cuando salió de Egipto. La voz es esdrújula (¿Tddo), como en latín y en griego. Exodo-han dicho algunos que halla- ron escrito en libros antiguos exódo, sin advertir que ese acento circunflejo sólo indicaba entonces que la a' anterior debía pronunciarse como jc y como /, cual sucedía en mvxer, dicn, e.r»M- plo, etc.

Ex OPERE oPERANTis, loc. lat. Se dice del efecto que produce un sacra- mento por las disposiciones del que lo recibe. Es nuiy usada en Teología y debe figurar en el Dice.

Ex OPERE OPERATO, loc. lat. Se dice del efecto cpie produce de suyo un sa- cramento, prescindiendo de las dispo- siciones del sujeto. Es muy usada en Teología y debe admitirse en i'l l^icc.

ExoRCiSTADO, m. Orden de exorcis- ta, que es la tercera de las menores. Hace falta en el Dice, como lo adver- timas también respecto de Acolitado y lo advertiremos en Ostiarado. Al- gunos, pero pocos, dicen exorciza- do, que no convendría admit ir, porque es una irregularidad entre los cuatro nombres de estas órdenes.

Exotiquez, f. Oalidad de exótico! No figura en el Dice, aunque lo usa Puigblanch: «La Apología es Vindi- cándonos de los extranjeros á los

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españoles; y, como éstos nos t'cliitii en cara nuestra falta de liljertad para el cultivo de las ciencias y nuestra exo- tiquez en ellas, totna la defen,SH de la una y de la otra falta, ya que no puede negarlas". (Oi)úsfi(hs, jinil.) Aun(|uc bien formado, no tiene todavía la san- ción del uso general.

EXPAXOII!. a. Del latín f.rpiliiíli-rr. «Extender, dilatar, ensanchar, difun- dir». Ant., dice el Dice., y usábase t. c. r. Va volviendo al uso corriente, Bobre todo en poesía y en len;íu»je ele- vado; y ojalá se popularice, para ()uc destierre al barliaro expansiona!*. Antes se escribía espandir y así lo liallanios en la Biblia Ferrariense (]ue cita Scío en sus notas. «Xo travaron dereclmnicnte su mástel ni espaiulierotí vela t. (Isaías, XXXIII, 23). «Tcndicn cielos á mis solas, fspamlién la tierra de conmifíOT.. (Id., XLIV, 24).

Expansionarse, r. Véase el an- terior, con el cual puede reemplazarse para unaacep. La correspondiente á la Hg. de i:r/>ansión y expansiro puede expresarse con espontanearsa (descubrir uno á otro voluntariamente lo íntimo de sus pensamientos, opiniones ó afec- tos), (> con (lesahof/ar, roimmkar, en- s«í/(7tn/- y una multitud de frases. En el antiguo castellano se usaba expan- Clrse: "esponjarse, extenderse, dila- tarse», que ya no sería posible resucitar.

ExPATRiATiSE, r. Así, como r. sola- mente, lo admite el Dice, debiendo ser también a., lo mismo que lo es su con- trario y liermano ropatrwr. «Gemía... por la pobre España en poder de los hombres ineptos que le habían erpa- Iriado á éU. (Pereda, Pnlro Sánchez, XXX). El s. correspondiente es w- palrmión, y despatriación, como lo usó la señoi'a Pardo Bazán:

'(En aquella España rancia y geiiuina del siglo XV I II no se alzaron protestas contra la despatriaciÓn siste.riá- tica y continua del arte», ((¡ni/ti). Ea conjugación es i<j-/ia/n'i>, pj-palriiis, siguiendo al s. pa/riíf, y expatrío,

expatrías. Expectáculo. expectador.

h's/ur/iiriilii, rspciiiii/nr, porque vienen del latín t^peclHciiluin, spir tutor. No así e,rpeet((ble, expectación, expectaiiíe y ex- pertativa, (jiic vienen del v. latino r.rspcrttire.

Expedicionar, n. De la 4.' acep. de ej-pcilifiáii : «excursión «¡ue tiene por objeto realizar una empresa en punto distante: expedición militar, naval, cienlifica», han formado algunos mo- dernos este V. que no ha sido admitido ni en los diccionarios franceses, siendo que afjuella lengua es esjx'cial para esta clase de verbos. «La tropa que ex- pediciona cu comisión deservicio», es La tropa expedicionaria c|ue desem- peña una comisión ó La tropa que anda en expedición 6 ((ue salió á expedición desempeñando ó en desempeño...

Expedicionista, com. Dígase expedicionario, rin, adj. y ú. t. c. s.: «que lleva á cabo [cd cabo, según el P. Mir] una expedición: Tropa expedirio- naria, ejercito expedicionario y>.

Exi'EDiENTEO, m. AcciÓH de trami- tar larga y menudamente un asunto en que debe formarse expediente. Es vocablo útil y bien formado por el es- tilo de papeleo, trasteo, y que conven- dría admitir. He aquí algunas autori- dades. « Después de haber estado en la secretaria á pagar la matrícula y arre- glar el indispensable expedimteo, me entregaron un papelejo». (Pereda, Es- liozos // rasguños. Más reminiscencim, J). «Confianza nacida, más que de un

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profundo convciiciinicnUj de la ciqíii- cidad de mi siibaltenio, de mi escasu alición ai p.r/)edienleoí>. (Id., Pedro .^'iii- chez, XXX), tcA pesar del valiiiiieiilu de los intercesores, déjase entender ijiie no se llegaría á ningún resultado prac- tico en lo (pie pretendía el Sr. Prado, no ya jior falta de voluntad, sino por el inacabable e.r¡)ed¡enteo de luiestra Administración^. (Mii^uel Mir, Un gran trahajador ¡(jnorado, en el Homc- najf i! Mnu'Hikz ij Pelaijo, 1. II).

Expedirse, r. Xi es r. en caj^le- liano ni signilica manejarse, conducirse, [loriarse, inijeniursc, salir airoso, des- empeñarse, como lo usan algunos. Alia se las campaneen 6 se las hnijan los tales (pie a.sí estrojiean la lengua: allá se avenijan ó se las componijan ellos. En castellano sólo existe el a. expedir: «dar curso á la.s causas ó negocios; despacharlos. || I )espaciiar, extender por escrito, con las formalidades acos- tumbradas, bulas, privilegios, cartas, etc. 11 Pronunciar un auto ó decreto. II Remitir, enviar mercancías, etc. » Y otra aceji. anticuada que no hace al caso.

Experimentación, f. No existe

en castellano ni se le necesita, pues la acción y efecto de experimentar, (pie es el signiticíulo (]ue quieren darle los gal ¡parleros, se expresa holgada y cas- tizaraente cim las vocea erperimcnto y e.rperifnciu, sin contar con los sinóni- mos prueba, tanleo, ejercicio, ensaijo, uso, lance, tiento, efecto, práctica, ma- nejo, ciisai/e ó ensai/o, pulso, muestra. Escuela de experimentación.

BXPEKIJIEXTAK, a. Significa en cas- tellano: «proltary examinar práctica- mente la virtud y propiedades de una cosa. II Notar, echar de ver en si una cosa: como la gravedad ó alivio de iin

mal». 8i á estas dos aceps. se limitan los malos traductores del franccjí, está bien, y nada tendremos que censurar- les: pero no conviertan este pobre v. en «galicismo cargante, como dice Orellana, traducción forzosa del v. fran- cos cprourer», cuando en español tene- mos tantos otros más apropiados, como sufrir, padecer, sentir, tenfr, recibir,

Fulnno ha experimentado iit pér- dida de su esposa; Xuiano experi- mentó una liebre aijadisiuid; el Ma- poclio está experimentando una

crecida extraordinaria. ¡Que mejores e.iperimenlos jiara cobrar lun'i'or á los galicismos!

Expiar. Véase EsriAit. Ahí se ex- ]ilicó la diferencia de ambos.

Explanada, f. Es término de For- tificación y de MilifMa línicainente y significa: «declive (juese continúa des- de el camino cubierto hacia la campa- ña. II Parte imis elevada de la muralla, sobre cuyo límite se levantan las alme- nas. II Pavimento de tablones ó de fá- brÍGi sobre el cual cargan las cureñas i'ii una bateríaii. Es cierto (jue la lla- mada explanada de Valparaíso se formó terraplenando sobreel mar; pero, como se ve por las definiciones, no me- recía ese nombre, sino el de rambla ó malecón. Ahora se le da generalmente este líltimo nomtire.

Expléndldo, explendor. És- tos y sus derivados son con s, del latín splendor, splendidus.

ExPLOUABLK, adj. Que se puede explorar. Este y el siguiente faltan en el Dice.

Exi'LOTABLE, adj. Que se puede ex- plotar.

Exri.(jTA('i(')X, f. Véase Exi-lutaü.

Explotador, ba, adj. y li. t. c. s. Véase el siguiente. «Acaba de inven-

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tarse un explotador L'kvti'icii pitru los banx'iios. (V>ii ]ioriiiis<i de V., ¡íurá un líisjxmulorn. (Orellaiia).

ExPLuTAH, a. Xu lifiif más act-ps. castizas tjue ustas dos: «(.'Xtraer de las minas la ri<|iie'¿a (jue contieucu; y fig.: sacar utilidad de un nujiocio ó indus- tria eu provecho propio». Por consi- guiente, son galicanas é inaceptables toilas estas otras: 1." Sacar utilidad ó dinero de una ¡K-i-sona astutamente y con engaño: La moza explota Unda- meiife á su novio (ejemplo de Baralt); El sobrino explotaba (i la fia. Dígase en castellano goailiiUir (sacar á uuo con ardid ó artificio lo que no csUi obligado á dar), ó empléense otros ver- bos más genéricos, couio einjañur, rii- gatnnaf, embaucar, estrujar, r/iu/iar, robar, sonsarar, descarwnar, <ks/>l anuir, despabilar, sarar ¡frovecho ó ¡uniido di-, ¿.* .Saear utilidad de una circunstan- cia, situación, estado, calidad, etc.. que no sea « negocio o industria». Fu- lano explota á l'is mil mora cillas su puesto de di/nttado; La pobre señora explota los restos de su ija antiijUAt hermosura (Darali). En esta acep. dí- gase beneficiar, utilizar, aprovechar ó aprovecharse de, sacar provecho ó par- tido de, traficar, especular ó comerciar con. S.'' n. Hacer explosión, en sen- tido recto y fig. Explotó la bomba; Estuvo á punto de explotar la revo- lución. Dígase, según losca.sos, estallar, reventar, tronar, /lacer ejplosión, Im- cer volar, en sentido activo. Esta acep. neutra es mucho más impropia del cas- tellano ijue las dos anteriores, y aun del fran<X'S e,rploit«r, que lunita la ha cxtnocido. Necesitados los periodistas, especialmente los encargados de tra- ducir y explicar los telegramas extran- jeros, de un V. que corresponda al s.

erplosión, lo busciin jior toda^^ partes, menos donde está, (pie es en el Diccio- nario de la lengua española, y han for- mado el monstruoso explotar, que no es de ninguna lengua: ni del kilin, que dice erplódere, de donde lo tomarou el italiano y el ingles, ni del castellano, ni del francés. .Si hubiera de formarse un V. nuevo jKira expiT-sar esta idea, seria explosionar, del s. riplosión; [)ero ni es necesario, ni es muy amigo el c4ist«llano de esta clase de verbos.

E.xPüXEK, a. «Poner de manitíesto», es la 1.* acep. que le da el Dice., asi en general y sin más explicación. Jlas, como la fr. Poner de manifiesto una cosa es, según el mismo, «manifestarla, exponerla al público», sígnese rjue puede darse al v. exponer la acep. que le damos en Chile (y seguramente en todos los países de habla española) de •«exjKJner públicamente el Santísimo Sacramentoála adoración de los fieles», c|Ue es la ;3.' del v. )aanifeabir. ]\Iejor hubiera sido reconocerle expresamente esta acep. á ejponer, c. a. y n., cual vemos <|uc la usa el Dice, cu Mam- KKsTAU y en Tkü.vo. Véause Clbhik

y DESCfBRIli.

ExpoUTABLE. adj. Que se puede ex- portar. Falta en el Dice.

ExPouTAcióx (Para la). Loe. fig, c|ue significa entre nosotros-para satis- facción ó explicación del público ó de los extranjeros, porque se aplica á lo que se dice ó hace no para que lo crean los oyentes ó circunstantes, sino los que oyen ó ven las cosas desde lejos. Es claro que muchas veces, por donaire ó ironía, se aplica también aunque el sujeto no tenga tal intención; pero el fondo del asunto ó las circunstancias así lo hacen suponer. La loe. es inge- niosa y merece figurar en el Dice.

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Xo nos consta si la usiiii en Hsircina.

RxPUSi('l<')N, f. Acción ó (-■l'ucU) de exponer, en la ace[). (jnc ai'iilia,ino.s Je aclarar. Hace pocos años se lia iiitro- dncido en Chile la absurda y horrorosa aeep. de-tcmplcLe o tabernácnlo (|ne se coloca encima de la mesa del altar y en que se expone á la veneración pú- biicaei SSino. Sacramento. No sabemos i|ue ninguna lengua llame exposi- ción ese venerable ol)jeto; lo ipie sa- bemos es que en castellano, lengua des- tinada á hablar con Dios, segúu lo dijo Carlos V, se llama trono; porque riquc menoá que trono puede ser el en (jue se asienta la Divina Majestad, Nuestro Amo Sacramentado, líey de reyes y Señor de todos los señores? Corríjanse jiues los párrocos y rciítores de iglesias, las religiosas, sacristanes y conicreÍMn- tes de objetos del culto, ijne hablan de exposición sin sal)er lo que dicen.

HxPHKsü, m. Además delsignitieado de «tren expreso», admitido en el Dice, lo usamos, como también en España, en vez del castizo mensajería: iiem])resa ó sociedad (pie tiene establecidos ca- rruajes (ine]»:ira servicio público liaceii viajes [leriodicos á puntos determina- dos». Como cada uno de estos carrua- jes se llama también mensq/erirt, ad- vierte el Dice, ipie la empresa se denomina en pl. ( mensajerins ) y que se aplica también á los buques que pe- riixlieamente navegan entre puertos determinados. .Vsí han usado esta voz los españoles que conocen su lengua. «Este tal, mayoral primero de la dili- gencia de líens á Tarragona, ordinario periódico después de aquella capital á Jladrid, habia calculado lo bien que estaría ;i sus intereses el establecer en ésta un depósito de inriisaji'ria con (jue poder abarcar gran parte del comercio

de Madrid con el pi'incipado>i. (Il[cso- nero Ivoinanos, Ksrentta matritpnses). ;Se conseguirá en (.'hile desterrar el anglicismo expreso (Expreso Villatonya, Expreso A mrriamo ) [mv el castizo mensa/cria.' Dios lo <juieray trabajen por ello los hombres de letras. El crpreso castellano, además del tren y del adj. de dos terminaciones, es solamente «correo extraordinario, despachado con una noticia ó aviso particular».

Ex PRüKKS(j (De). De pro[K>sito ó de caso pensado. Dígase ex pro/eso sola- mente; la prep. líe no puede tener ca- bida ni en latín ni en castellano. Es muy raro é inexplicable que Cortejón (Arte (le cuiii/ioner, c. lll) ensene lo contrario. No saltemos en qué pueda fundarse, pues no da ninguna razón. La (íram. de la Academia escribe ex- profeso, en una sola voz.

Exriíoi'i.vboit, HA, adj. y li. t. c. s. (¿ue expropia. Este y expropinlite (adj., que se puede expropiar) faltan en el Dice.

Expulgar. hJspulijar. Véase

Despullar.

Expn.sAiJuí!, UA, adj. y ii. t. c. s. Que expulsa. Este y el adj. expulmble faltan en el Dice.

Exquisitez, f. Calidad de excpii- sito. Aunque bien formado y usado por algunos, lo desechan los buenos hablistas. Bitstan primor (lindísimo vocablo), partir utaridmt, delicadeza, delicia, sabor, según los casos.

Éxtasi ó éxtasis, m.

ExtaRIADOR, ua, adj. Que extasía. Bien puede admitirse, lo mismo que los adverbios extáticamente' y extasia- damente.

ExTASiAitsK, r. Conjúgase me exta- sío, le extasías, y nó, como pensó Bello,

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me extasió, /' extasías. En este punto se<í"¡iii<is :i Cuervo y ol uso ge- neral de los jioeüis.

Extemporaneidad, f. Calidad de extemporáneo. Xo ha sido admitido por la Academia, auiujue si por Zeíolo; pero no le conviene al ca.stellaiio, (jue .siempre eviüi las voces kilométricas. Iia.s pocas de esta clase que ha admi- tido, son voces técnicas ó de tal mane- ra neces;u-ias que no puede prescindir- se de ellas. Lo corriente en tales ciisos, dice Baralt, es emplear el adj. sustan- tivado en forma neutra: «Lo extempo- ráneo del movimiento...»

Exterior, adj. «Que está por la parte de afuera». Como s. significa: «traza, aspecto ó porte de una personai>. Según esto no desdecirse el exterior lie una casa„ de una pared, de un libro, sino Bolamente cuando se trate de per- sona; ni tampoco y en los mismos casos

al exterior, en el exterior, etc.

Dígase ¡a parte exterior, lo exterior, la jiarte ó lo defuera ó afuera, por defuera, por fuera, exlerionnenle. Amat tradujo bien las palabras de Cristo á los fari- seos (S. Mateo, XXIII. 28): «Así tam- l)ién vosotros en el exterior os mostráis justos á los hombres; mas en el interior estáis llenos de hipocresía y de iniípii- dad». Exteriorizar, a. Neologismo

usado \v.)V algunos escritores, pero innecesario ¡laia la lengua. De sobra tenemos con los verbos manifexlar, ex- poner, desrulirir, presentar, dertarar, etc. Iio mismo doi'imos del s. exte-

riorizacióu.

KxrKliMINAlil.i:, adj. (^Illc se puede exterminar. Falta en el Dice.

ExrKii.vAiio, m. Colegio para exter- nos. Poi- el uso general que tiene en su favor y por la falta que hace en el

idioma, merece admitirse en el Dice. Externar, a. Significa lo mismo (|ue exteriorizar, pero es aiin más bárbaro é inadmisitile.

Exterritorialidad, f. Usado por Bollo en su Derecho Internacional, tío ha sido aceptado por los tratadistas ni por el Dice, y han preferido otra voz más larga, poro más clara: extra- lerritorialidad.

Extinto, ta, p. p. irreg. de extiu- ijuir, es lo único que nos dice de esta voz el Dice, y al v. no le da tampoco la significación de morir. Sin embargo, no reprobamos nosotros y, al contrario, alal>amos el uso que se da á extinto, sustantivándolo y haciéndolo sintiniíno de muerto, finado, difunto. Esta lier- mosa voz nos trae involuntariamente á la memoria los incomparables \'erso.s de la égloga V de Virgilio en que un pastor llora la muerte de Dafnis y hace de él un sentido panegírico:

^a;¿ííit'/íím;Nymphae cni'ieli fuiu-re Di(|ihiiini FlelKint...

Extirpadle, adj. Que se puede px- t¡rj)ar. Falta en el Dice.

Extirpe, f. Estirpe, del latín fitirp.i. líl V. extirpar es con x, por- (|no procede del latín exulirpare, com- l)nosto de ex y xlirjix: arrancar de raíz.

Extorsionar, a. Oyen los chicos escritores ol s. ixtorxión (acción ó efec- to de usurpar y ai'rebatar jior fuerza indebidamente una cosa á uno; fig., cualquiera daño ó perjuicio) y al nio- nionto, sin respeto y sin estudio de la lengua y calcando el francés extor- üionner, forman el v. correspondiente. Pnos digan arrancar, arrebatar, vmir- par. tomar á vira fiicr~a ó ile cual- quieraotra manera propia del castellano y no inventen verbos tan extraños á él.

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Casi mejor dicen los chicos españoles, (|ue, según el P. Mlv, liun formado un

extorcar ó extorquear, ijue está

miis próximo al latín e.rlorqiére.

Extra, prep. insep. «Significa/jwrí de, como en er/ramums, er/riijiitliriiil, extraordinarin-». Así el Dice; con lo cual no sabe el lector si tiene ó fa- cultad para formar otras voces como las citadas, ó si debe contentarse sola- mente con las poquísimas cjuc aparecen registradas. Como lo hemos notado al hablar de otras partículas compositivas, debe en este punto dejarse amplia li- Ijertad, sin más límite que el recto criterio y el buen gusto. Según esto, creemos que pueden usarse los adjs. extrncienlifiro, exlramitndam y e.clra- nuindnnal, exfraiilfrano, exlrarreyla- menlario, erlraofirkd, erimfilosújko, y otros innumerables que pueden for- marse con casi todos los adjs. castella- nos. El extrafino de los ingleses (le extraflno) no nos parece aceptable, ponjue no signitica lo que ellos quieren eipiesar (muy fino ó superior al lino), sino solamente que está fuera (y bien puede ser más abajo) del fino. El con- cepto de superioridad se expresa con el adj. ftuperfino. Tia partícula ¡iréler, que también significa/íí^/ríí/í-, pudiera confundirse eu el uso con extra; pero de hecho no sucede así, porque éste la lia dejado ¡nflertda y se ha avenido mejor con la segunda. Fuera del adj. preternahmd, q;ie se usaprincipalmen- te en Teología, no hadado en castellano oiigen á oti-as voces, porijue las jiocas quedeella se compouen nos han veni- do formadas así del latín.— «En estilo familiar suele emplearse aislada sig- nificando (tdemús: p.r/nt del sveldo, tiene mwhox iiujes». Fundados eu estas palabras del Dice, hemos ido nosotros

más adelante todavía y hemos hecho -i exirn s. ra. invariable; v. gr.; Kítie em- pleo lieiie mw'hoít extra. Como el len- guaje fam. tiene también sus caprichos, podría decirse que extra en este caso es apócope de exiraordiiwrio, lo mismo que kilof/ramo ya se ha convertido, con aprobación del Dice, en Jñlo. ha. señora Pardo Bazán lo usó también como m.: «[La nevada] es un extra, un cambio de decoración, nn efecto de paisaje, que sorprende la vista y da ocasiiin de de- portes». (La vida contemporánea J. «Este es un número eaira», extraordi- nario ó fuera de programa. No nos atre- vemos á reprobarlo. Falta en el Dice, la loe. latina e.etra chnislra, fuera del claustro, tan usada por ieoliigos y ca- nonistas. Vii'ir ó permanerer extra flau,stra; La vida que lleva e.rira rhius- tra. Véase Extratémpora.

Extracción, f. Contra la expresa y fuerte censura de Baralt, dióle el Dice. esta acep.: aorigen, linaje. Tómase, por lo connin, en mala parte, y se usa con los adjs. baja, humiJde, etc.» «Lo más de saber en el caso, dice el P. Mir, es que Baralt tenía razón en baldonar por afrancesado el sentido moderno de la palabra extrarrión. Porque castella- no, ni por semejas lo fué nunca, nun- ca, vive Dios. Ni lo podía ser. ¡«a razón es manifiesta. ¿Qa¿ significa rr- Irarriúii.' Acción y efect.o de extraer, responde la Real Academia cuerda- mente, pasando luego con la misma cordura á la química, lotería y álgebra, para hacer aplicaciones oportunas de la voz. ilas, en ninguna de ellas, ni en cuanto se refiere al v. extraer, hay mí- nima sombra ni remotísima sospecha de orif/en ó linaje. Porque extraer nun- ca fué oriyinar, ni nacer ni proceder; ni extraceión olió á cuna, ni Apaños me-

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ñores, ni á humilde nacimienlo, ni á mantilhiít de ninguna estofas. Véanse alioia algunas frases clásicas de las niu- clias que trae el mismo autor: «Fué de infame y obscuro linaje; Son descen- dientes de obscuras y sucias fuentes; Fué de bajisima suerte; Traen su ori- gen de ruin sangre y abatido linaje; Dábanle en reproche que era hijo de mala madre; Vienen de buena y hon- rada cepa; Era de ruin casta; De hu- mildes nacimientos salen hombres de generosos ánimos; Ser de bajo suelo; Venia de bajo linaje; De una gente mediana y humilde nació una mujer de tan altos espíritus y generosos pensa- mientos; Nacer eu las malvas: dícese por tener bajo y pobre nacimiento». ¡Qué avergonzados deben de quedar con la caudalosa riqueza del castellano los pobres galiparlistas, ellos que, por lo general, no conocen sino una sola y ruin palabra para múltiples y variados conceptos! Ojalá el Dice, después de tan fundada censura, vuelva sobre y despida de sus columnas á la extrac- ción galicana, así á la alta como á la baja ó humilde.

Extraditar, a. Apremiados los periodistas \\ov hallar el v. que corres- ponda al s. extradición (acción de en- tregar un reo, refugiado en país extraño, al gobierno del suyo, en virtud de re- clamación de este mismo), han inven- tado este gazafatón y con la mayor frescura del mando dicen que el gobier- no Ud debe extraditar aireo, y después dan la noticia de que ya lo extraditó. Esos tales son capaces de formarles v. á las raniisas y á los

calzones, camisar y calzonar, co- mo les decía Don Juan Valera, y hasta le formarían al mismo hierro del alba,

lucerear.

Dice, de Chil.. t. II.

ExTRALiMiTACiÓN, f. Aoción Ó efec- to de extralimitarse. «No hay paralelo ni cotejo entre los abominables escán- dalos y desvarios de la revolución fran- cesa y las exfralimitaciones legales que se quieran encontrar en la marcha pa- cífica y majestuosa de la revolución española». Así escribió Don Modesto de Lafuente en su Historia de España. La voz está bien formada, es usada por todos y merece entrar en el Dice.

ExTRALiMiTAR, a. Sólo como r. y fig. lo admite el Dice, y lo define: «ex- cederse en el uso de atribuciones ó fa- cultades». No vemos razón para no aceptarlo también como a.: «El minis- tro extralimitó las facultades que tenía; El ejecutivo eitralimiió sus poderes». Si el simple limitar, c. a. y fig., signi- fica: «fijar la mayor extensión que pueden tener la jurisdicción, la auto- ridad ó los derechos y facultades de uno», no hay por qué negarle este niismo uso al compuesto. El P. Mir, en sus Frases de los autores clásicos, lo trae c. a. (extrcdimitar) en los artículos Extremar y Traspasar.

Extra Jii'Ros. Adv.de modo, dice el Dice, cuando en realidad esde lugar: «fuera de los muros», ó como él lo de- fine: «fuera del recinto de una ciudad, villa ó lugar». (El mismo error se re- pite en Intramuros). Todos los que no conocen el origen y significado latino ó no paran mientes en él, hacen de este

adv. un s. m. pl.: Vivo en los extra- muros de la ciudad; á semejanza de infolios, 'exrolos, adefesiús, etcéteras, y de los castellanos las afueras, los alre- dedores, los adiases. Puede ser (|ue con el tiempo llegue á prevalecer este uso; pero todavía le falta mucho, sobre todo en España, donde casi no se conoce* Tno (|ue otro autor, á quien se le ha

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escapado, es golondrina que no hace verano. Tampoco es correcto antepo- nerle una prep. castellana, diciendo, por ej., con Bello en El Orlando:

Suena á «xtrimuros el rumor guerrero;

Ó con el Pinciano en El Pelaijo:

Los moros y cristianos de extramuros Lapueitii principal quieren patente.

Es como decir desde ah aeterno, des- de ab initio, de ex pro/eso. El solo adv. castellano ó complemento latino extra muros significa «fuera de los muros»; por tanto, no hay necesidad de añadirle á, ni de, ni para, ni nin- guna otra prep. Por eso con toda pro- piedad y corrección dijo Jo valíanos: a El real palacio extramuros de Valen- cias; y Hartzenbiisch: «El alcázar e.r- tramurosTi, sin que se les ocurriera agregar á ni de.

ExTRANjA (De), loe. fam. Es igual á las que trae el Dice, de extranjía y de extranjís: «extranjero; extraño ó inesperados. «Ponle á los ojos que la lengua castellana tuvo un caudal de palabras casi infinito, que con creces puede llenar el hueco de las de extraiijg, que ahora te quieren hacer tragar». Así el P. J. M. Aicardo, en sus Pala- bras y aceps. castellanas omitidas en el Dice, académico; en su lugar autoriza la loe. con una cita de Moratín. En Chile hemos dado un paso más, porque hacemos de la voz extranja un s. f.: « Anda por la extranja; Esto viene de la exlranjasi. No vemos inconveniente para aprobar este uso como fam.

Extranjerismo, m. «Afición des- medida á, costumbres extranjeras», es la única acep. que tiene en el Dice. Nosotros lo usamos también por-vo-

cablo, frase ó giro procedentes de otra lengua. Seguramente se usa también así en las demás naciones de habla española. Es acep. digna de aceptarse. Extranjero, ra, adj. Conviene re- petir I o que con tanta razón dijo Baralt: «Se ha dicho siempre en castellano el moro, el turco, el inglés, por los moros, los turcos, los ingleses. Así que, por analogía puede decirse también el ex- tranjero cuando esta expresión signifi- que los extranjeros, como en las siguien- tes frases: Un pueblo sin índantria paga siempi'e tributo al extranjero; Bien mei'ecieron que el extranjero insolente hollase con altiva planta el suelo sagra- do de la patria. Mas, así como nunca hemos dicho el francés, el inglés, por el país de los franceses ó de los in- gleses, esto es, Francia ó Inglaterra, así tampoco nos es permitido decir el extranjei'O por el pais de los extran- jeros ó los países extranjeros. Conque^ si sería absurdo Notitias del turco por Noticias de Turquiíi, y Está via- jando por el francés para significar que Está viajando por Francia; absur- do debe ser, y lo es, decir Noticias del extranjero y Está viajando por el extranjero en acep. de Noticias ex- tranjeras y Está viajando por países extranjerosTi. El argumento es irredar- güible y así lo han entendido y entien- den todos los que le toman el peso. El Dice, no ha condescendido con el gali- cismo y sólo da á extranjero sus dos aceps. de adj.

Extrañar. «Ver ú oír con admira- ción ó extrañeza una cosa». Muy traído y manoseado ha sido este v. en esta acep. Baralt, el P. Mir y los que á ciegas los siguen no admiten más uso que con acusativo de cosa, ora sea éste un s., ora una proposición entera: Ex-

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trañé mucho el smeso; Extraño que tardfs tanto, ó Extraño se tarde tanto. Según ellos, no puede decirse: Me ex- trañé mucho del sticeso ni 3fe extrañó mucho el síiceso. ¿Es cierta esta doctri- na? Á nuestro juicio, nó; y la mejor prueba es la retractación que de ella ha hecho el gran Cuervo. Habiendo, en la 4.» edición de sus Apuntaciones cri- ticas, seguido á Baralt, en la 5.", de 1907, no sólo admite el uso reprobado por Baralt, sino aun el r., que ha teni- do muy pocos defensores. «Extraño que usted no haya renido á tiemjw; Me extraño de ver gente por aquí (he aquí sus ejemplos y palabras), son las cons- trucciones antiguas y castizas de extra- ñara. Y las explica por la analogía de este V. con otros parecidos, como sor- prender, fastidiar, entristecer, admirar, maravillar, avergonzar, escandalizar, espantar, con los cuales pueden usarse las tres construcciones. Véanse ahora algunas autoridades para la r., que ha sido la más discutida: nY, pues nací desnudo, no me extraño de verme des- nudo». (Fr. Luis de León, Job, I, 21. El V. es 22; ya teníamos también nos- otros acotada esta cita).

No hagas, amiga, por Dios Que de tu enojo ííie extrañe. (Rojas, .Sin honra no hay timistad, j. II).

A estas dos autoridades, citadas por Cuervo, agregaremos la del P. Nierem- berg: «Mil herejías de éstas contra la doctrina del Salvador se dicen cada día, y no hay quien se extrañe ni es- candalice de ellas». (Aprecio ij estima de la diviim gracia, 1. V, c. X, § I). « No se extrañe de nada de esl o, ni le parezci nuevo cuando aconteciere y&t- lo.-.Xo queramos exfrañ«rwo.? ni tener por cosa peregrina cuando sucede una

contrariedad», (id., Cartas, .\IX). Asimismo esta otra del Maestro Val- divielso, en su poema El Sagrario de Toledo, 1. IV:

Y ma's favorecido, más turbado, Como sucede Á algiín favorecido. Que del favor se extraña no esperado, Porque del no fue nunca pretendido: El noble religioso levantado Al favor que le admira suspendido, Se encoge, se retira y no se atreve A ver al sol en carro de oro y nieve.

Por el sentido que se deduce del pe- niiltimo verso, puede creerse que extra- ñarse está usado aquí en la última acep. que le da el Dice: «rehusarse, negarse á hacer una cosa», pues habla el poeta de San Ildefonso, favorecido con una aparición de la SSma. Virgen y con el don de una casulla. Sin embargo, el sentido no está bien claro y puede ser también el de la acep. que venimos discutiendo. Algo dudoso está también el sentido, aunque más inclinado á esta liltima acep. del Dice, en este pasaje del P. Sigüenza: «Mostrólo también [hablade un deseo piadoso de Felipe II, ]>ero en cosas menudas] en otras mu- chas ocasiones, que se irán tocando de camino, ni me extrañaré de referir es- tas pequeneces, que en príncipes tan grandes son de mucha consideración», (Crónica, p. III, 1. III, c. IV). De los modernos no hay para qué hablar, porque todos la usan. Asimismo la construcción con acusativo de persona: Me extrañó mucho el suceso, que es usada por todos. Vean pues los autores del Dice, cómo es necesario añadir á la acep. transcrita la consabida abrevia- tura: ú. t. c. r. A esta acep., que se refiere solamente al entendimiento, hay también que agregar otra que se refiera al cuerpo ó á los sentidos, que está en

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uso en todas partes: «Al llegar el ve- rano, mi cuerpo extraña ó extraño ijo el abrigo; Durante la navegación extra- ñé mucho el aijua; como extrañé tam- bién la cama y muchas otras cosas-». Don Juan Valera habla, en Pepita Ji- ménez, del caballo que extrañó aljimte y las manos deljimte.

ExTRATÉMPORA, f. «Dispensa para que un clérigo reciba las órdenes ma- yores fuera de los tiempos señalados por la Iglesias. Esto y nada más dice el Dice. Creemos que debe dársele tam- bién la acep. de: adv. de m. y de t., fuera de las témporas, que es mucho más usada que la de s. Es de uso co- rriente decir: «Me ordené extra tém- pora; El obispo celebró ordenación extra témporas. Y en este caso, mejor es escribirlo en dos palabras (extra témpora).

Extravagantemente, adv. de m. De manera extravagante. Aunque de poco uso, por lo largo que es, merece admitirse en el Dice.

Extrema, f. fam. Extremaunción, santa unción. Muy conforme con la propensión de todos los idiomas á abre- viar en el lenguaje fam. las voces demasiado largas. Ú. t. en España: « No habiendo amaño posible para aquel sa- co de huesos en polvo, se le dio la Ex- treman). (Pereda, La Puchera, XXI). Bien puede pues el Dice, aceptar, así abieviada, esta voz.

Extremecer, Estremecer, lo mis- mo que sus derivados, porque el es, de que se compone, no es la partícula la- tina ex, sino un es castellano, pura- mente expletivo en este caso.

Extremo, m. «No se nos pase por alto, dice el P. Mir, la modernísima acep. de la palabra extremo, tomada sustantivadamente t^ot punto, materia,

parle, de un asunto, conforme la usan los fjue dicen: Responderé á todos los extremos de su carta; Esto;/ ente- rado de los extremos de vuestras discordias; No entendía los extremos de la cuestión; Abrazó todos los extre- mos de la materia. Segiín este modo de hablar, llaman ahora extremo á uuo de los puntos de que consta un tratado ó escrito. El Dice, encicl. His- pano-Americano aplaude por corriente la voz extremo en ese sentido, compro- bando su legitimidad con una sentencia del galicista Mesonero. Gracias á Dios, la Real Academia se abstuvo de abonar semejante significación. Nadie extra- ñará el aplauso del dicho Dice, encicl.. donde la galiparla estragó la lengua á más y mejor». En seguida prueba, como es obvio, que el extremo no es un punto cualquiera, sino lo que termina y remata, lo último, lo que va á la cola, mas lo que ocupa lugar de prefe- rencia, principal, distinto, en una cues- tión ó tratado. Al extremo de ó al extremo que. Está pobre, al

extremo de no tener, ó que no tiene qué comer. Dígase hasta tal extremo ó á tal extremo, que; hasta tal grado ó á tal grado, que; -hasta tal punto 6 á tal punto, que; de tal manera, de taVsuerte, que; á no ser que la palabra regente exija complemento con á: Se rió redu- ci'h al extremo de. Llegó al extremo de.

—Llevar una cosa al extremo:

traducción galicana del francés /w («ser au bout: II poussa au bout ma patience (Me apuró la paciencia, traduce Cap- many); II poussa aii houtVimprudence (Fué imprudente hasta no podei- más, id.) Puede variarse la fr. con el v. lle- qar ó con otros: llegar al extremo, ha- cer extretnos, andar por extremes, ir por extremos; ó de otras mil maneras.

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ExtrictO. Éste y sus derivados se escriben con s (estricto), conforme ai latín strictus.

Extrínsico, ca, mente. Ex- Irinseco, ca, mente.

Ex UNGüB LKÓNEM. Fr. fii^. latina que merece entrar en el Dice. Equi- vale á la castellana Sacar por Ui uña al toón: «llegar al conocimiento de una cosa por una leve señal ó indicio de ella». Por la uña se saca el león, dijo el Maestro Gonzalo Correas, y Ceja- dor: Sacar por la uña el león. A esta fr. aludió el P. Sigüenza cuando escri- bió: I Ansí se veen agora en aquel convento muchos libros griegos y he- breos, rayados y notados de su mano, y en las rayas y notas se deja bien en- tender lo que el santo penetraba, por- que son estas uña-s (digámoslo ansí) como uílas de donde se. cmioce el león». (Crónica, p. III, 1, II, c. IV). Así también rv>rvantes: «Yo he visto... una uña de león verdadero, y saco por ella que el tal león, cuya debe ser la tal uña, es mayor (juc una montaña». (Quijote, p. II,"c. XVII).

Exvinculación, f. .acción ó efecto de exvincular. Dígase des- amortización.

Exvincular, a. Desamortizar. Véase Desvincular.

Exvoto, m. Hace tiempo que la Academia tiene admitido este útil vo- cablo que ya en su tiempo echaba menos el P. Sigüenza: «Entre otras insignias, votos ó memorias (no tiene la lengua castellana nombre propio con que decir lo que en la lengua griega se llama anathema) que están colgadas delante de la santa imagen de la Virgen, que son de muchas diferencias, como mu- letas de cojos, brazos, piernas y cabe- zas de cera, prisiones de captivos, mortajcas de difuntos resucitados...» (Crónica, p. II, 1. I, c. XXVI). Voto, empleado aquí por el clásico autor, tiene también en el üicc. el significado de exvoto.

EyACULACIÓ.V, f., EYACULADOR, RA,

adj., y EYACULAR, a. Faltan en el Dice, estas tres voces.

F

F. Lo mismo que el vulgo español, convierte el de Chile el sonido de/ en ./, pero y' algo más suave que la frica- tiva y seca que pronuncia el español en mujer, ejemplo. Así, son corrientes en el pueblo de Chile ajuera, juer-

te, juerza, dijunto, justan, julano, rej unj uñar, juente, jutre, jumar, se jué, se jue- ron, loh juimos, etc., por las respectivas voces con/. Vicio es éste que heredó toda la América española de la nmdre patria, donde ha sido bien estudiado su origen. Véase Cejador, Granmtica de Cervantes, n." 11, y Cotarelo, Fonoinf/ia española. —A este vicio se ha agregado en Chile otro, proveniente de la lengua indígena, el araucano. Como en ella no existe el sonido de b, sino únicamente el de r algo aspirada, ha convertido el pueblo la b de algunas voces en/, y vicever-

sa: bofo (en algunas partes) ■por fofo, fanfolla y faraúnda por bambolla

y baraúnda; en Chiloé, fotella, fan-

co, frazo, alferja, alferjilla, y al revés, embermo, blesta.— El sonido de la / apaga enteramente en el pueblo el de la s que la precede, convirtiéndose el grupo sf en /, en muchas voces: defilar y deflle, por desfilar y desfile, difrutar y difru- te, por disfrutar y disfrute; difa- mar, refrío, blafemar, foforo, a falto, difraz, difrazar, por

disfamar, resfrio, blasfemar, fósforo, asfalto, disfraz, disfrazar. Por la mis- ma ley fonética los grupos sb y sv se convierten á veces en /■ dlfariar y difarío, por desvariar y desvario; refalar y refaloso, por resbalar

y resbaloso; prefítero, por presbíte- ro; pero subsiste en desvanecer, desvio , deshancar y otros compuestos.

FAO

FAC

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Fabio, n. p. m. Por el luucho uso que tiene en la poesía castellana, des- de que lo inmortalizaron el autor de la Epístola ntoral y Rodrigo Caro en Las ruinas de Itálica, parece que ya puede reclamar artículo especial en el Dice, como tantos otros nombres propios que ya lo tienen. Fabio podiía definirse, como termino de Literatura: nombre lupuesto de un amigo serio y juicioso con quien se conversa en público por medio de escritos en prosa ó en verso.

Fabiola, n. pr. f. Fabiola-, así, esdrújulo, porque es dim. latino de Faina. Es¿l nombre de la heroína de la famosa novela del Cardenal Wise- man, que lleva también el mismo título de Fabiola.

Fabricano, na, adj. y ú. t. c. s.

Trabajador ó jornalero de una fábrica. Hace poco tiempo que ha comenzado á usarse en esta ciudad de Santiago. En castellano hay, además, obrero ú operario (persona que trabaja en un oficio ú obra de manos) y artesano (persona que ejercita un arte ú oficio meramente mecánico).

PacciÓx, f. Anticuado está para el Dice, en la acep. de «hechura»; sin embargo, en el foro chileno se dice corrientemente /cw/(i/í de inventario por el acto de hacer ó formar un inventario, mediante la ejecución de sus diversos trámites. Confección de inventario, dicen también nuestros Códigos Civil y de Procedimiento, y otras veces, formación de inventario- Véase Confección. No vemos inconveniente para que se rehabilite esta acep. de facción, y ojalá asi lo haga el Dice, ya que es tan conforme con su etimología latina. Facción de testamento (aptitud ó capacidad de poderlo hacer), llama el Dice, lo que

algunos traductores y profesores de Derecho Romano llaman aquí testa-

mentifacción.

Facico, ca, dim. fam. de Fran- cisco, ca. Danse estos nombres á per- sonajes secundarios de las funciones populares de títeres y que hacen el oficio de sirvientes. El negro esclavo ó sirviente, que en ellas nunca puede faltar, el métome en todo, se llama Federico. FacicO y Facica suelen usarse también como apodos de perso- nas negras.

Facsímil, m. Así lo usa el Dice, en el art. EstampiIíLA, aunque en su propio lugar sólo aparece facsimile. La primera forma es más propia del castellano, como si mil, verisímil ó verosimil, inverosínül ó inverisímil; la segunda es propia del latín.

Facsimilae, adj. Perteneciente ó relativo al facsímil ó facsímile. Edición facsimilar, reproducción facsi- miíar. Es voz útil y digna de admi- tirse, aunque en su formación tenga algo de francesa.

Factible, adj. Que se puede hacer, hacedero, es su propio y exacto signi- ficado. Aquí el pueblo lo hace sinóni- mo de «posible» y lo pronuncia

fautible:

Y de no ir todas, es muy fiutible Que las que quedan digan después Que no las quieren, y en gran bochinche Pongan la casa pata al revés. (Pancho Quesada, Saludo á su comadre Manuela Chilla).

Factor, m. «Cada una de las cantidades que se multiplican para formar un producto», y «submúlti- plo», son las dos aceps. que tiene esta voz en Álgebra y en Aritmética. No hagan pues los escritores modernos tan poco favor á sus prójimos equipa-

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FAC

FAC

rándoles á los factores de la inultipli- cación, como cuando dicen, por ej.: «Los factores principales de este negocio han sido fulano y zutano». Digan auto?-, favorecedor, agente, am- parador, aijudador, instigador, defen- sor, etc., según los caso?, ó acomoden la frase con los sustantivos abstractos causa, origen, principio, parte, impulso, ayuda, etc.; pero no acudan para eso á las Matemáticas: á no ser, agrega- remos, que se quiera resucitar el anti- cuado factor en la acep. de «hacedor, ó el que hace una cosa». El orden de los factores no altera el producto: fr. tomada de la Aritmética y que se dice por donaire cuando se altera en la comida el orden de los guisos. Bien puede admitirse como fig. y fam.

Facha, f. Significa en castellano «traza, figura, aspecto», conforme á su etimología, que es el italiano /(7<r/V/, faz; sinónimo, por consiguiente, de empaque, estampa, talante, pergeño. En Chile lo confundimos con fachenda (vanidad, jactancia) y con fachada en la acep. de «talle, figura y disposición del cuerpo». Por eso tener facha, darse facha,, mostrar facha, significan aquí ostentar jactancia, au- toridad ó cierta representación que no se tiene, y esto en la disposición del cuerpo, en el traje, en el semblan- te y en las palabras: hacer figura, fachendear, garhvtr. Por eso decimos que la facha chilena es un compues- to de la faclienda y de la fachada castellanas. Así se explica también el siguiente. La fr. Ponerse en facha sólo estii admitida en Marina y significa: «parar el cnrso de una em- barcación por medio de las velas, haciéndolas obrar en sentidos contra- rios». No es pues, como solemos decir.

ponerse en actitud de repeler un ataque. En Galdós ( M isericordia, XVII) leemos: «Por miedo á que le viesen hecho una facha, se pasaba semanas y aun meses sin salir de sus barrios». No aparece en el Dice, esta loe; pero Caballero la acepta y define así: «dícese de la persona ridicula y extravagante, por lo común, en el vestir».

Fachoso, sa, adj. Derivado del anterior. Dícese del que se muestia arrogante y jactancioso en la disposi- ción del cuerpo, en el traje, en el semblante ó en las palabras,No corres- ponde exactamente á los adjs. ca&tñ- \\a.nos, fachendoso, fachendón y faclien- dista, que se usan t. c. sustantivos, lo mismo que fachenda, c. m. fauí. Estos se refieren más á lo moral é intelectual, y el fachoso chileno principalmente á lo coi'poral, á \a fachada. En Méjico se usa también fachoso y García Icazbalceta lo traduce: «fachendoso, que se da iriiportanciai». Tratándose de hombres, podría traducirse mejor por figurón, fig. y fara.: «hombre fantástico y entonado, que aparenta miis de lo ijue es»; yior fanfarrón, na, adj. fam. y ú. t. c. s.: «que se precia y hace alarde de lo que no es. y en particular de valiente»; ó ■^n farolero, ra, adj. fam. y ú. t. c. s.: «vano, ostentoso, amigo de llamar la atención y de hacer lo (jue no le toca». Véase Fastoso. Fantasmón, na, adj. fam. y ú. t. c. s. : «lleno de presunción y vanidad»; /í«í/ííjíí;írt, m. fig.: «persona entonada, gi-ave y presuntuosa»; /«roí, fig.: «fachenda, papelón;» papelón, na, adj. fam. y ú. t. c. s.: «dícese de la peisoiia que ostenta y aparenta lo que no es», expresan también la misma idea.

FAJ

FAL

Fachuria, f. Vulgai-isuio pur fechoría é feclnirid.

Fakxa, f. Sus aceps. castizas sun: «trabajo corporal; trabajo nicnlal; nuehacer ó queliacri'.ss. En Chile le llamos dos más: niailrilld <le peones ó trabajadores: j injiar en (|ue ponen sus ranclios, cocina, etc. «Sns sesiones son públicas en las cocinas de las faenas». (Jotabeche, L'is Cíin¡i(illc- ros). El pueblo en algunas partes pronuncia faina, porque siempre es enemigo de separar las vocales llenas ae: caer, trapr, maestro, Hafacl, son

para él quer, trer, mestro,

Rafel; /" cru, la economia, la rs- capaila, la eslpnr, son en sus lai^ios l'era, l'economía, lescapada,

1" estera. Kn castellano se dice también fajina por faena. Otra co- rrupción vulgar chilena es fe na en la fr. Andaí' en fena: iniscar los animales en los cerros antes del rodeo.

FaGOI'Isia, m. El que ejercita ó profesa el avie de towu' el Fagot. Hace falta en el Dice, esta voz, tan bien formada como /lianlsla, violinista, i/uitarrinla, hajoaixía, tlaulisln, orifa- nista, etc. «Manolito tenia gran vani- dad en su habilidad de faf/oli^la)>. (S. Estébanez Calderón, E-scpna>t an- daluzas, Manolilii Gázquez).

Fajar. En la acep. de taconieter ;i uno con violencia^, es n. y sólo se usa con la prep. con: fajar con uno. No se puede pues decir, como en (Jliile: Le

fajó dos bofetadas. Le fajó una puñalada, Pedro le fajó á Diego. Véanse Cruzar, 2.' acep., y Trenzarse. En Colombia, segi'in Cuervo, lo usan también con acusati- vo de i^ersona: fajafle á uno: em- bestirle, pegarle, darle.

niec. iIl' Cliil.. t. 11

Fakir, m. ."<antón mahometano. 101 iiltimo Dice. corrigió/rt(7?</V.

EaIíACE, adj. Falaz. De anticuado lo caliñca el Dice; lo cual est;l bien para la prosa, pero para la poesía, donde por paragoge siempre so usará.

Falaxsteuid, iu. «1 Edificio ideado por Fonrier para las falanges que seguían su sistema». Admitido en el liltimo Dice, pero sin etimología, que es el griego oáXav£, falange, y el sufijo vípiov, que contiene, que abraza en sí. Con nuicha gracia empleó este voca- blo Bretón de los Herreros cuando dijo en sn poema La Uesronjilfnza,

c. rif:

V ntro luu-e uionacul ttjtlu un imperio. AIz;uiilo en ciuljt aldcíi un falnn^^ti'i-'io.

Faldeo, ni. Vocablo usadísimo en Cliile para signicar una falda de monte ó sierra algo extensa y desi- gual. Es formado del v. faldear (cami- nar i>or la falda de un monte); pero no significa la ;'cción ó efecto del v._ sino el terreno mismo por donde se faldea y que se puede aprovechar pai'u siembras, plantaciones, etc. Hace poco tiempo publicó el Dr. Don Narciso Briones en la prensa diaria un artícu- lo acerca de este vocablo y da como equivalentes castizos los sisnientes: rrrlii'nlc (declive ó sitio por donde coi'ie ó puede correr el agua), dcclivf (pendiente, cuesta ó inclinación del terreno ó de otra cosa: también se dice declivio y decli vidail ) , cueala (terreno en pendiente), falda (parte baja ó inferior de los montes ó sierras) y hulera (declivio de un monte ó de nna altura por sus lados). Como se ve por las definiciones, que hemos copia- do del Dice., ninguna de estas voces

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FAL

FAL

corresponde exactamente á nuestro faldeo; nosotros lo traduciríamos mejor por el pl. de hidi-ria (allanura pequeña en lii ladera de un monte»), porque, realmente, varias llanuras ó llanadas en la ladera ó en la falda de un monte forman lo que en Chile llamamos un faldeo ó terrenos de faldeo. Así como meseta es el «llano más ó menos extenso que hay en la cumbre de una altura», y así como la loma es la «altura pequeña ra:ls ó menos prolongada», así el faldeo (nótese la fuerza del vocablo por deri- varse de un V. frecuentativo) es el lla- no más ó menos quebrado ó interrum- pido que hay en la falda de un monte. «Hijuela n." 1: con 300 cuadras regadas y 700 de cerro y faldeo».

FALDIÍIQnORA ó FALTRIQUERA.

Fai.unita, f. iMuy engañados están los que confunden esta voz, que sólo significa «engaño ó ei-roi' que se pade- ce en asegurar una cosa», con lii.tot- rencia: incapacidad de pagar una deuda. Sin duda, han derivado á fulenriíi de fallido, da, (quebrado, sin crédito), y por eso en el foro y fuera de él lo u.san en la misma acep., aun- que la ley no lo hace ■af^i.^Caer eu

falencia y Kslar en falencia, es llegar al estado de insolvencia, estar ó permanecer en el. Falsa, f., y falsante, adj. y s.

Corrupción de farsa j farsante.

Falseamiento, m. No lo acepta

el Dice, ni hay necesidad de él, por- que todo su significado se expresa con falsi/iearián, como que el v. falsijicar es igual Á falsear en su acep. general. Falso, m. Lo confunden en Chile con los bajos castellanos. Estos son: «parte inferior del traje de las muje- res, y especialmente de la ropa inte-

rior». Eu algunas provincias es igual al fustán chileno. El /í//.so castellano es: «refuerzo ó forro con que se guarnecen interiormente por la parte inferior los vestidos talares» (acep. en que es igual á ruedo); 2.° «pieza de la misma tela, que se pone inte- riormente en la parte del vestido donde la costura hace fuerza, para que no se rompa ó falsee».

Falso, sa, adj. Varias acepcs. tiene esta palabra, pero ninguna que la haga sinónima de cobarde, pusilá- nime, medroso, miedoso, collón, fam., como la usamos en Chile. Sin embar- go, en España tampoco es desconocida, como se ve ])or este pasaje del jesuíta .José María ('astillo en su graciosa obrita El //ais de la r/racia: «Mis amigos aquella tarde, después de ha- ber salido á capear, se empeñaron en que yo también había de echar una suerte á un toro, ligero como un cohete, que acababan de marcar; y, como yo me i'esistiese, me dijeron que lo dejaba por falso, collón y cobarde». El desenvolvimiento de la idea se explica fácilmente. Significando falso «falto de ley, de realidad ó veracidad», y siendo el valor la ley del militar ;( del buen caballero, era natural que al que no lo tenía se le llamara, en aquellos tiempos de tantas guerras, falso mililar, falso caballero; de donde el pueblo vino á llamar soldado falso y hombre falso al cobarde ó falto de valor. Véase cómo puede entenderse en este sentido el epíteto de falso (jue le dio la desenvuelta Altisidora al valiente Don Quijote, cuando le cantó:

Escucha, mal cab;iUeio, Deten;un poco las riendas, No fatigues las ijadas

FAL

FAL

'¿bb

De tu mal regida bestia.

Mira. _/a/so, que no huyes De alguna serpiente fiera. Sino (íe una eorderilla Qnc está muy lejos de oveja.

(Quliüle. p. II, c. LVII).

Si a(jai f(tl.'<o no signitiuara cobarde, no tendría gracia ni razón de ser según el sentido de los versos que le siguen. Vea pues la Academia si se resuelve á admitir esta acep. Es afrancesado el adj. falsn en las si- guientes expresiones: falSOS dien- tes (dientes mamones ó de leche),

falso cabello (pelo postizo), falsas viruelas (rinieías tocas),

devoto falso ( hipocritón, mojigato ), falso médico (charlatán, curande- ro, matasanos), falsa historia (historúí apócrifa), falsas sendas (sendas extraviadas), falsa espe- ranza (esperanzo ilusoriti), falsa tristeza (trkteza afectada), falSO semblante (semblante c.ontraherlio, dos caras, tres caras), besO falso

(l)eso de Judas), falsas maneras (hazañerías, papandujas, pataletas, esguinces, marañas, cancamusas).

Falta, f. y li. m. en pl. Tjlaman así en algunas provincias del Sur el objeto ó cosa que le falta á uiia per- sona para algunos menesteres. Asi dicen: I og á comprar mis faltas; Envíeme Ud. mis faltas.

Faltar, n. Cuando le sigue un intínitivo, puede e.xpresarse ó supri- mirse el que, siu que varíe el sentido: Falta que probarlo, ó Falta probarlo. (Bello). Faltar de paciencia. Falté de humildad, dicen algunas personas imitadoras del francés, cuando en cas- tellano se ha dicho siemjjre: Faltar á la paciencia, Fallé á la, ó en la hu- mildad. Salva admite la fr. Faltar

de ánimo, que es la francesa man- quer de courage, desmayai-, desalentar- se, acobardarse; y Cervantes llegó á decir: «Tu misma conciencia no ha de faltar de dar voces callando», (Quijote, p. I, c. XXXIV), por dejar de dar voces, que es lo corriente, se- gún el mismo Salva. El adj. /a//o, la, que tiene como régimen propio un complemento con de: falto de ánimo, falto de juicio, falto de paciencia; y también el v. faltar con complemento (le lugar ó de cantidad: «Aunque te falte el ánimo del cuerpo»; «Luscinda había faltado de casa de su padre», (Quijote); aFalta un peso de la su- mav. Cuando se dice Faltar cd res- peto al padre, el segundo complemento está regido del primero, y éste del v. También podría decirse Faltar al respeto debido al padre. Faltarle al padre en el respeto. Faltar al respeto del padre, pero Faltar de respeto cd pa'tre. Malamente usan en Ciiile este V. los jugadores de billar hacién- dolo a. y dándole la acep. de— que- darse corta en el tiro la bola del jugador por haber sido débil el efecto, así como emplean para lo contrario el v. sobrar, también c. a. Falté la bola; La sobré.

Falte, m. ;l)e dónde provino el llamar asi en Chile al buhonero, mer- cachifle, mercero, bufón, gorgotero, quincallero, tirolés, ant. cajero, y en los puertos de Andalucía cliaranguero? ¿Sería porque, al pregonar sus menu- das mercaderías, introducía invaria- blemente la inflexión falte del v. faltar? por ejemplo: Agujas, alfile- res, peinetas, jabón y todo lo demás que f al tf»; «¿Hay algo que le /«//i'.''» La suposición, por lo menos, es muy natural: se non é rcro, al meno é ben

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FALL

FALL

Irovalo. También pudiera ser abrevia- ción del ni. ailv. castellano Como un ijerijaUc: muy bien, de lo lindo, de una manera superioi': poripie ipiizás con él ponderaban al [irinoijiio sus mercaderías; ó también, abreviacicni de la voz iicrifallc, ipie en jíermanía significa '(ladrón», ptmine en este comercio al menudeo se roba muclio.

Falla, f. Anticuado lo declara el Dice, en la acep. de «falta». En Chile está jilenaniente vigente; asimismo en Colombia, y quizá en todas las repú- blicas sudamericanas; por eso conven- dría que se le tjuitara la nota de arcaísmo. Véase lo que dice Cuervo: íí Falla, por falta, fué comunísimo en los primeros tiempos de la lengua, sobre todo en la loe. >:in falla-, por defecto ó carencia se lee en el Dice, de Xebrija, y por marro, ausencia ó no asistencia al lagar adonde se debe concurrir, en el Vocabulario aimará del P. Bertonio. (1G12)». Ésta es la acep. común en Chile, y por eso se dice: «Xo tengo una sola falla en todo el mes: <(\ Pedro le apuntaron veinte /rt/Zí/.s». A/ainladnr de fallas llamamos aquí al /a'laaci'ro, definido así por el Dice: «en algunas iglesias catedrales, ministro que tiene el cui- dado de apuntar ó avisar las faltas en el coro». Mejor habría sido decir: fallas al coro. Otra falla (jue se co- noce en Chile es la formada del fran- ccñfaille: cierta tela de seda, más firme y valiosa que la seda comiin y cuyo tejido es en forma diagonal.

Fallar, a. Además del v. forense, que significa «decidir, determinar un litigio ó proceso», trae el Dice, otro fallar con estas aceps.: «a. Fn algu- nos juegos de cartas, poner un triun- fo, por no tener el palo que se juega:

n. frustrarse ó faltar: Ha fallado la ro- íifrka». Esta última acep. desearíamos que (juedara bien en claro, porque es nuiy usada entre nosotros. Fallarle d ano la r/.v/rt, fl oído, la puiitcria, d liai'/i crilrrio, etc., es decaer, no obrar eonio debe cualquiera de estas cosas, salir fallida en ese momento, marrar, no i)roducir su efecto. Todo esto e5tá incluido en los verbos frustrar»' y fallar, que usa el IHcc; pero conveina explicarlo, para que los tímidos no de- jen de usar el antiguo y clásico /«//«/•.

Fallero, ra, adj. Si falla apa- rece ant. en el sentido de inasistencia, fallero es todavía más desgraciado, porque no aparece ni como tal; sin embargo, el uso vigente que aquí tie- ne y la necesidad que hay de él recla- man su inserción en el Dice. No se diga que para eso está inasialeiile- jíorque esta voz, que tampoco está en el Dice, no expresa lo que fallero: el que con mucha frecuencia ó habi- tuuhnente deja de asistir al lugar á que debe concurrir. Inaxislente sólo expresa la idea de falta de asistencia, al paso que fallero supone vicio ó maldad en no asistir. Fallador y fal- loso, (|ue han usado algunos, podrían I^andiién admitirse.

Fallo, lla, adj. Fn juegos de naipes debe usai-se con Ui prep. d y con de: fallo d oros, fallo d es/m- íla.i. En los demiis casos dígase /^//Af i/e, necesitado de; nunca fallo de. Aplicámoslo al grano y espiga de cereales que no han alcanzado com- pleta granazón: Irif/o fallo; cebada, es/¡i;ii) falla. Fig. y l'am. y seña- lando la frente ó las sienes, mentecato. tonto, insensato, necio, fatuo: es decir, fallo o falto de cerebro, vac-ío de meo- llo ó mol lera.

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Faina, f. Punto céntrico del bliuico. Punto que be gana por ai^untar en el centro del blanco en el ejercicio ó deporte del tiro. «Tengo ganadas 20 famas, y mi contrario, 10». ^;Será sinécdoque, en que el nom- bre abstracto fitimt se concreta en el buen punto ó acierto (jue áa fama de buen tirador? Así k) creemos; por lo menos no hallamos otra etimología mejor de este chilenismo.

Fa Ji 1 1, r A, f. «Fulano es un joven de familia»; «Esta es persona de fa- milia», dicen algunos en Chile, imi- tando al trances, fiara indicar que es hi- jo de padres honorables y acomodados. Hijo de familia, escribe el Dice; y en los artículos Madre y Pauüe escribe Madre // Padre de familia (i de familias. l"iS menester suprimir este falso pl., que, por lo absurdo (pie es, puede existir en castellano. Va\ latín, sí, es tolerable, porque esta len- gua, que tiene sus declinaciones tan pareoidas con el griego, fornjó este ge- nitivo á la manera griega y dijo liliu>; familias, mater familias, pater fami- lias, ó en una sola voz cada loe. Por muy respetables (pie sean los autores castellanos (jue hayan usado este fa- milias, debe la Academia cumplir su deber de Jijar la verdadera loe, admitiéndola solamente eu singular: padre y madre de familia. Cantidad 11 porción de abejas con su reina (pie pueden trabajar y vivir solas; sinóni- mo (le enjambre. Falta eu el Dice, esta acep. de J'aitiilia. La Sania ó Sayrada Familia: por antonomasia, la Virgen Huiría, San .lose y el Xiño .fesús, viviendo en familia ó represen- tados en alguna escena de familia. Falta tambit'n esta loe. eu el Dice.

Fanai,, m. Filtre otras acejts.,

tiene ésta: «campana de cristal, agu- jereada por arriba, que sirve para que el aire no apague la vela que se pone dentro de ella en el candelerow. No se confunda con la homia, que algunos llaman g'lobo: «pieza hueca de cris- tal, abierta por la parte superior y la inferior y generalmenüi esférica, ipie se pone en las lámparas y otros uten- silios semejantes, con el tín de (pie alumbren mejor y la luz no ofenda la vista»; ni con el reverbero: «farol que hace reverberar la luz», y «cuerpo de superficie bruñida, eu (]Ue la luz reverbera. lios hay de cristal, de ace- ro, etc.» lía brisera y el (¡aardabrim se parecen ¡I la bomba, pues se deñ- nen: «fanal de cristal, abierto por arriba y por abajo, dentro del cual se colocan las velas para ipie ni> se corran ó apaguen con el aire». I'oner, meter ó encerrar ó aim en an fanal, es fr. fig. y fam. cíjii (|ue pon- deramos la delicada salud de una ¡ler- sona; parecida á la española IJerar, ineler ó li-ner á uno entre algodones: tratarle con regalo y delicadeza.

Fandango, m. «Cierto baile alegre, muy antiguo y (jomiin en Es- paña». 'I'al es su propio signitieado; mas, por su semejanza material con fanijo y por el adj. ftiiilani/urro, ipic significa: «aficionado á bailar el fan- dango, ó á asistir á bailes // festejos «, hemos hecho á fandango sinihiimo de desorden, tumulto, y también de ato- lladero y barrizal; lo cual no pueden aceptar sino los (jue quieran hablar algarabía. Meterse en un fandango, que decimos aípií, es en castellami Meterse en un lierenjenal, meterse en negocios enredados y dificultosos: me- terse en un lodazal ó eu iin atulladero, eu un fango ó fangal.

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FAN

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Fanfolla, f. Corrupción de b(tin- liollii. Otras variantes son fanfulla y farfulla. Véanse F y Faramalla.

Fanny, n. pr. f. En inglés es el diin. fam. de Francés, Francisca, y se pronuncia fceni. Vean pues las chile- nas si en la pila y en las firmas piíbli- cas podrán usar ese nombre. En tal caso, mejor seria que lo usaran á la chilena. Pancha 6 Panchitii, ó á la española, Paca, Paquita, FmsquUa, Curra, Currila, Farruca.

Fantasía, f. «En una cosa convie- nen ambas [la faiitusiu española y la fanlaisie francesa, dice el P. Mir], en señalar la potencia imaginativa. Pero se distinguen totalmente en otras par- ticulai'ss. \a\ fantaisif francesa denota roluiifad, arbürin, taluiife; no convie- ne á \-A fantasía castellana esa deno- minación. Serán incorrectas las frases:

Virr á SU fantasía; Caila cwit ti'-iic su fantasía; Obre cáela uno á su fantasía. Aun(jue fantasía en castellano eipiivale á antojo, eso se entiende cuando es obra de imagina- ción, nó de apetito ó voluntad, porque tanto no se extiende el concepto de fantasía. Otra acep. suelen dar los afrancesados fantasía, tomándola del francés, cuando la igualan con liviandad, capricho, veleidad, gusto, placer, gana, apego, afición, sabor, complacencia, detcite, golosina, humor, deseo, prurito. Tampoco es castiza esa acep., por la parte que tiene expresiva de voluntad. Por eso no podrá decir el español : Hace las cosas por fan- tasía; JTc lomó fantasía de hacerlo;

Ya le pasará esa fantasía; Tiene la fantasía del juego: Se entrega sin freno á peligrosas fantasías;

Las mujeres honradas no deben tener fantasías; No estog dispuesto ñ

seguir todas tus fantasías; Baralt

reprendió algunas de estas locuciones, fundado en buena razón, porque es más lógico proceder, al estilo de los clásicos, el negar á la voz fantasía cualquier resabio de voluntad ó ape- tito. Con todo, si fanlasi/i se toma por antojo, e.rt raraga n.cia,, hu'iioradn, lii'iandad, cuando estas palabras ex- presan actos de imaginiíeión S(damen- te, no estará nial empleado el nombre; como si decimos: Esta mujer se entrega á peligrosas fantasías, signifi- cando que sale de sus casillas con devaneos y delirios; mas, ijuien qui- siera dar á entender que las fantasías son amoríos livianos, locuras de Ve- nus, aficiones vedadas, arrumacos l>eligrosos, incurriría en abuso de la voz, poríjue encierra en ella lo que en ella no cabe. Tanto va de fantasía á fanlaisie. Finalmente, no se nos (jnede sin mención el sentido (pie Mendoza dio á fantasía al igualarla á entono, presunción, engreimiento, al- tivez Significado que la lengua

francesa, no quiso aceptai', reservándo- le para la castellana, cuyo es de dere- cho propio. Conforme á él podemos hacer la fr. Gasta, el hombre mucha fantasía, significando el entonamiento y presunción que le es habitual en el hablar, vestir, trato do ]iersona y

casa». Baile de fantasía. Se

llama en castellano máscaras simple- mente, ó baile fie máscaras, porque la máscara no sólo es la figura con que se tapa el rostro, sino también el "traje singular ó extravagante con que alguno se disfraza». Por eso en pl. es: «reunión de gentes vestidas de másca- ra, y sitio en que se reúnen; Vog á las máscaras; JVos reremos en las máscaras». Mascarada significa tam-

FAN

FAR

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bien: «festín ó sarao de personas en - iiiascaratlas»; y mojí yanga: «fiesta pública (|ue se hace con varios disfra- ces ridiculos, enmascarados los hom- bres, especialmente en figuras de animales». Traje, sombrero, restido, etc., de fantasia. Son locuciones acep- tables, porque en ellas entra uno de los verdaderos conceptos de fantasia: obra en que predomina la imaginación sobre las reglas del arte; algo como el capricho en las oljras de arte. Por eso dijo bien Pereda: «Se detenia delante de todas las tiendas donde se vendían cintajos, cascabeles, plumas de color ó rorbatax de fanlasian. (La romería del Carmen, I).

Fantasma. Es f. cuando significa: «espantajo para asustar á la gente sencilla». En las demás aceps. es m.

Fantástico, ca, adj. «Presuntuoso y entonado», es la acep. fig. que tiene en castellano. En Chile le damos el mismo falso significado que damos ;i faramallera y ii fuileru.

Fantoche, m. Procedente del italiano /'«/í/ocí/í* (muñeco), y del francas fantoche, tuvo entre nosotros este mismo significado, pues se apli- caba á ciertos títeres grandes ó más- caras cabezonas. Después, en \irtud del lenguaje metafórico, lo hemos hecho sinónimo de los figs. maniqui, pantalla, testaferro, diciendo, v. gr., «Pedro es un mero fantoche de Juan», esto es: Juan se oculta, y apa- rece y obra en su lugar Pedro. Pos- teriormente lo aplicamos, haciéndolo ademis adj., á toda persona que ejerce fingida ó indebidamente un puesto ó cargo (jue no le correspon- de. Di Ilutado fantoche. Véase cómo lo usó en España D. .1. ^I. Sbarbi: «Pero aun hav otra l^v siii

(jéneris, y es la rechifla que se re- serva el mundo socarrón y maleante para los duelistas de pega, matachi- nes, títeres, fantoches, ó como se les quiera llamar, cuando ve que la pan- tomina de los pseudo-combatientes termina en que quedan tan amigos como si tal cosa no hubiera pa.sado». (Tn illo tempere, § IV). En Méjio) lo usan por «persona ridicula, jactancio- sa, presumida». (Ramos Duarte).

Faramalla, f. fam. En castellano vale: «charla artificiosa encaminada ú engañar», y nosotros lo hacemos sinó- nimo áe fanfarria (baladronada, brava- ta, jactancia), de fanfarronada (dicho ó hecho propio de fanfarrón), ik, fanfa- rronería (modo de hablar y de portar- se el fanfarrón) y de fanfarronesca (porte, conducta y ejercicio de los fan- farrones). ¡Cuántas voces castizas para distinguir bien las ideasl Otras veces confundimos faramalla con la sim- ple hamholla, que es: «boato, fausto li ostentación excesiva y de más aparien- cia que realidad», ó con la fachenda: «vanidad, jactancia».

Faramallear, n. Véase al an- terior y dígase para la 1." acep. fanfarrear, ó fanfarronear hrarear, liatadronear; y para la 2.'^, fachendear, farolear, fantasear, papelonear, todos neutros. Este último difiere nn poco, jwrque significa: «ostentar vanamen- te autoridad ó valimiento».

Faramallero, ra, y menos usado faramallento, ta, adj. y ú. t. c s. Véase Faramalla. Fj\ faramallero es- pañol, por otro nombro faramallón, na, faramalla, com. y ú. t. c. adj., significa «habladoi- trapacero»; y el farama- llero ó faramallento ciúieno es

t'\ fanfarrón, bravonel, ni., brarneón ó bídadrón castellano: v en sentido más

MO

FAR

FARR

suave, g\ fachendoso, fctrhendista 6 fa- chendón, el farolero, jactancioso, bam- bollero. Ijo mismo en Méjico, scf>'úii (iaiviu rcíizbalcefca.

Faraúnda, f. Corrupción de ba- raúnda: «ruido y confusión grande». Véase F.

Fardo cerrado ( A), m. adv. fig. Usado entre nosotros en vez del casti- zo á carga cerrada: «sin reflexión, con- sideración ni examen». uLa liistoria desta sagrada muerte habéis vos, her- mano, de pensar con toda la humildad y devoción que os sea posible, y asi ;l bulto y á carga cerrada, sino con todas las circunstancias que entrevi- nieron en ella». (Granada, Símbolo de la fe, p. IV, c. XXII, dial. VIT).

Los que quieren casarse se parecen Al que compra melones, que la venta Es « can/a cerrada, buena ó mala. (Quiñones (le Renavente. Enlremí-^ ih' h.is Parece rtai).

He aquí explicado el origen del senti- do fig. de este modismo, usado por todos los clásicos. También le da el Dice, otras dos aceps.: «sin distinguir, sin restricción; á un tiempo, de una vez», trónzalo Correas trae la fr. Es carga cerrada, que no está en el Dice. : «dícese por el casamiento que no se ve <|ué tal es ni cómo han de salir las condiciones, y tómase de las cargas de fruta que se conciertan sin descubrir el tercio, y así en otras cosas». Lo mis- mo que dijo en verso el entremesista citado.

Parellón, fakillón, ó farallón, ni.^Roca alta y tajada que sobresale en el mar y alguna vez en tierra firme.

Farfalador, m. Pieza de la má- ([uiiia dr ciiseí' que sirve para plegar ó adoriiiir li s ímfalai's ó faralae,-;. Así se

llama en las instrucciones impresas que acompañan á las máquinas de co- ser; vea la Academia si lo acepta ó modifica.

Farlseísmo, m. Así lo usa, con Cuervo, la generalidad de los autores, como que es más propio derivarlo de fariseo; sin embargo, el Dice, sólo ad- mite/«/'¿««('smo. Pedimos que se acep- te también la primera forma, para la cual no queremos citar más autorida- des que la de Puigblanch: «Hacía mucho tiempo que la cosa había veni- do ;'i parar en un vei'dadero fariseis- mo^K ( Opúsculo I).

Farol y farolito, m. Planta pe- renne (le la familia de las campanu- láceas. Deseriliela bien el Dice, pero con el nombre ác farolillo. Falta la ¿.•' acep.: floi' de esta planta, que es, precisamente, la que le ha dado el nombre.

Fárrago ó Farrauo, m. Las dos acentuaciones autoriza el Dice, aun- que el latín prefiere la segunda, fá- rrago.

Farruto, ta, adj. Dicese del hom- bre ñaco y falto de salud, encogido ó desmedrado de cuerpo y seco de car- nes. Por consiguiente, no es el enclen- que castellano (falto de salud, enfermi- zo), como han creído algunos, ni el gansarón (hombre alto, flaco y des- vaído), ni el alfeñique, fig., (persona delicada de cuerpo y complexión), sino e! descrito, ó sea el canijo ó encanijado, el enlcco ó entecado castellanos. Es vo- cablo antiguo y de uso general en Chi- le, tanto (jue Febrés lo empleó como si fuera castizo: «CiiAPi-llaman á los soldaditos farrutos, y a cualquiera español. Será por de.sprecio». En cnan- to á la etimología, no sabemos si ser:i el Farruco íxMctru, dim. I'am. dr Fran-

FAS

FAT

361

cisco, y aplicado éu las tleiiuls provin- cias de España al siallego ó asturiano recién salido de su tierra; ó si será derivado de farro, (jue es una semilla bien pequeña y de poco grano. En al- gunas partes de Chile dicen falluco y fayuco, dim. despectivo de fallo, como quien dice- fallo ó fallo de gor- dura, ó de carnes, delgado. Este puede ser también el origen de farrucO.

Farsear, n. Del ant. farsar, ha- cer ó representar papel de cómico, como quien representa una farsa, que es pieza cómica, breve, por lo común, y sin más objeto que hacer reír. Nuestro cbilenismo pertenece al lenguaje fam. y lo usaaios en el signi- ficado de bromear, c/iaticear, verbos que se usan también como reflexivos. Xo se confunda con falsear, que se de- riva del adj. /«/.«*.

Fascículo, m. Aun(jue usado por Don Francisco de P. Canalejas en el se- no de la Academia {Memorias, 1. 1 [, p. 80), y aunque la anotó Rivodó, no lo ha aceptado el Uicc. En realidad, no lo necesitamos, porque basta y sobra con eniríga y cuaderno, y no tenemos para qué llenarnos de extranjerismos. Fascículo es dim. del latín /íísr/í:, haz; de suerte que significaría haceci- llo, manojito; pero dejémoslo para el italiano y el francés, que ya se lo han apropiado.

Fascinar, a. ¡Cuidado con su acep. fig.! Está definida: irengañar, alucinar, ofuscar,» y no debe confundirse con hechizar: «dícese de las cosas que nos causan sumo deleite y embelesan, y de las personas que, por su hermosura, gra- cias ó buenas prendas, se atraen y CiUitivan las voluntad de las gentes». Lo mismo decimos, de fasrinarión, fas- cinador y fascinante. Véase Encantar. Dice, (le Chil., t. II

Fase, f. Así se escribe, porque se deriva del griego oáirt:, de oxívw, bri- llar; y significa: «cada una de las di- \'crsas apariencias ó figuras con (jne se dejan ver la Luna y algunos planetas, según los ilumina el Sol. || fig. Cada uno de los diversos aspectos que pie- scnta un fenómeno natural ó un ne- gocio.— Fasces, f. pl., del \atin fasces \i\. defascis, haz; y significaí «insig- nia del cónsul romano, que se compo- nía de una segur en un hacecillo de varas». Faces, pl. de/cc, del latín fa i"/fs;(c rostro ó cara; vista ó lado de una cosa [en esta acep. puede confundirse con la fig. de fase'\; anverso». En cuanto al género de fasces, que el Dice, dice ser f., recuérdese lo que enseñó Bello: a Fasces ó haces, sigui- ficando los haces de segur y varas que llevaban los lictores delante de ciertos magistrados romanos, .son in- disputablemente masculinos: yo á lo menos no alcanzo razón alguna para (¡ne la voz latina fasces, que no es de uso itopular, varíe de genero en caste- llano, ni para que un haz de varas sea femenino en manos de los lictores, sien- do masculino en cualesquieía otras.» Cuervo, en nota á círte pasaje, confir- ma la opinión del autor con la autori- dad del clásico Don Carlos Coloma.

FA.sriDiAR, a. y r. Conjúgase fas- lidio, fastidias, etc., siguiendo al s. fastidio. El vulgo dice fastideo y fastireo, fastlrean, y el s. es paia

él fastiriO. Véise D.

Fastoso, fastuoso y FAis roso, sa, adj. TiOS tres son iguales para el Dice, (pie los define: «vano, ostentoso- amigo de fausto y ponqia». Como advs. sólo admite fastosamente j fas- tuosamente.

Fatal, adj. Significa: «pertenicien-

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FAT

FAV

te al hado. || Desgraciado, infeliz. || Malo». Mas mortal ó letal, como quieren y dicen los afrancesados. Asi que, twri! fatal, golpe fatal, momento /i-íAí/, sólusifjrniñcan en castellano /^ora, ilol¡:e V momento itesr/raria'lo, infaasto,

mas de muerte o mortal,

porqne el origen, que es el fatum lati- no, hado castellano, no significa muerte precisameute.^Tampoco es castiza la acep. de decisivo, crítico ó decretorío. Este es para miel día fatal, sólo signi- fica el dia funesto, desgraciado, aciago, pero el decisivo ó critico.

Fatalidad, f.«Calidad de fatal. || Desgracia, desdicha, infelicidad». Es- tas son las únicas aceps. castizas. Por consiguiente, la fatalidad castellana no es el /ualo, el sino ó destino, la es- trella; ni tampoco la suerte, h fortuna, el azar, sino lo que dice el Dice: la desgracia, la desdicha, la infelicidad. Véase que son tres órdenes de concep- tos muy distintos entre si.

Fatalizarse, r. Sucederle ¡i uno, por algún accidente ó casualidad, una fatalidad ó desgracia en el cuerpo, como quebrarse un brazo ó pierna, de- rrengarse, perder un dedo, etc. Me fatalicé <te un pie. Sucederle lo mismo á nn animal. En ambas aceps. ú. t. c. a. J/p fatalicé vn brazo; Presté un caimito, g me lo fataliza- ron. No conocemos laiía v. castizo, para expresar esta idea general, que desgraciar, a. y r., en la acep. de «echar ;i perder :l una persona ó cosa, ó impedir su desarrollo ó perfecciona- manto». Para las aceps. chilenas que tiene éste, véase en su lugar.

Fatigante, adj. Xo lo admite el Dice, porque los buenos hablistas lo tienen por galicismo. Digase fatigoso, cansado, molesto, penoso, trahajoso, one-

roso, gravoso; y tratiindose de persona, fatigador, importnno, pesado, moledor, impertinente, fastidioso, etc.

FATrA.MEXTK, adv. de m. Con fa- tuidad, necia ó tontamente. Aunque no es de mucho uso, bien puede ad- mitirse, porque está bien formado y corresponde al latín falue.

Faumento, m. Yulgarismo chile- no que vale alimento ó comida, en general. «Vengo á buscar el faumen- to; Déme el diario para comprarme el faumento». Parece corrupción áe fragmento, porque en muchas par- tes el alimento ó comida de los pobres son los fragmentas (residuos, relieves ó sobras) de las mesas de los ricos. Y el mismo Cristo, d,-spués que multi- plicó los panes y los peces y se sacia- ron con ellos todos los presentes, dijo ii sus apóstoles: «Recoged hs, fragmen- tos, para que no se pierdan». Véase pues qué origen tan noble tiene este pobre chilenismo.

Favorecida, adj. Desde Triarte y .Jovellauos acá usan todos en la co- rrespondencia epistolar esta hermosa y atenta palabra, subentendiendo el s_ carta. Es de sentir que el Dice, no haya tomado nota de ella y la haga constar en sus columnas. La burla que hizo de ella el P. Isla, en su Frag Gerundio (1. II, c. IV), y des- pués de él Orellana, no debe tomaree en cuenta, porque es desconocer una de las mejores propiedades que tiene el castellano, que sus participios pasi- vos tengan á veces significado activo. Querría el P. Isla que se dijera mejor «carta favorecedora», pues favorecida significaría que se hacía favor al autor de la carta en recibirla; lo cual no sería mucha modestia ni mucha poli- tica. Pues, atento, que es más usado,

FE

FECH

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^;uo es también participio pasivo? Y, sin embargo, no significa recibir aten- ción, sino liacerla. Una caria atenta no lo es porque sea atendida ó recibi- da con atención, sino porque, tal como ha sido redactada, hace ó guar- da atención á la persona á tpiien va dirigida. Conque, véase si podremos á'iÓT, favorecida carta. Como nosotros opina también Coitcjón. (Quijote, p. I, c. XI], nota).

Fe, r. Antiguamente se dijo y se escribió fee, del latín Jitle>i, y de ahí el pl. fees, que aun ahora suelen es- cribir algunos. Miis, como hace ya al- gunos siglos que las dos ees se contra- jeron en una (fe), y como es regla de (irámatica que el pl. de los agudos en e se forma agregando solamente ?, el de /<! tiene que íierfes. vomo pies, íes, cafés, corsés. El acento (jue algunos i-ueleu ponerle (fé), también está de más, porque no hay otro monosílabo con el cual pueda confundirse, pues la letra / no se llama fe sino efe.— Fe de erratas: lista de lasipie hay en una obra ólibro con su corrección correspondien- te. Hace falta esta loe. en el Dicc.-Fe de muerto. Aunijue haya usado el Dice, de Domínguez esta loe, dígase mejor con el de Autoridades, fe de muerte, así como se díce/e de vida, fe de tiautismo, etc. Bajo ta fe, loe. que, conforme á los clásicos, debe corregirse debajo de fe ó de la fe. Sobre la fe, loe. admisible, lo mismo que sobre su palabra. Mía fe, m. adverbial conque se asegura una cosa, c igual á estos otros: á fe mia, á fe, á fe de. Usado por Cervantes muchas veces y por va- rios autores, hace falta en el Dice. Con la mejor buena fe-, dígase Con la mayor buena f', porque mejor no puede hacer buena junta con bueno.

La fe del carbonero. Véase Caiuío- XEKO. A lo que allá dijimos, agregúese esta quintilla de Pedro Rodríguez de Ardila:

Y es negocio verdadero Decir veces más de dos, El que en la fe vive entero, Que cree y confiesa en Dios Como creyó el carbonero .

(Gallardo, Biblioteca).

Febriciente, adj. No hay en cas- tellano más que febricitante: «Calen- turiento».

Fecha, f. Fuera de las loes. Larya fecha. Fecha ut retro y Fecha id supra, no le da el Dice, otra acep. que ésta, que es también la 1." de data: «nota ó indicación del lugar y tiempo en que se hace ó sucede una cosa, y especial- mente la que se pone al principio ó fin de una carta ó de cualquier otro documento». Ya es tiempo de agre- gar esta 2.": por extensión, tiempo más ó menos determinado, pasado ó presente. «Habrá muy pocos nombres de safec/ui y de su facha». (Raimundo de Miguel, texto de Retórica y Poé- tica).

El ya ha hecho la tontería De se itar plaza á esta /cc/iu.

(Bretón de los Herreros).

Y el mismo Dice, definiendo el m. adverbial De esta hecha, dice: «desde ahora, desde este tiempo ó desde esta vez ó fechan).

Fecuador, m. «Sello que estampa la fecha del día, al mismo tiempo que el nombre del individuo, sociedad ó establecimiento que le usa. Se emplea comunmente para cancelar estam- pillas [sellos de correo]». (García Icazbalceta). .\sí también en Chile; lo cual i|uierc decir que cuatro millo-

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FECH

FEL

ñus m;ls de ijersonas piden la admisión de esta voz.

Fecho, cha, part. irregular de fa- cer. De anticuado lo califica el Dice. y agrega: «Hoy se usa en las mercedes reales, reales despachos y escrituras». Y nada más como part. No creemos que esté anticuado en España, como no lo está tampoco en Chile, tratándose de cartas, a F«7í« en las entrañas de Sierra- morena á veinte y siete de Agosto deste presente años., escribió Cervantes en el Quijote (p. I, c. XXV), y así se es- cribe todavía en España y América. aRecibí una carta de mi amigo, /cc/írt en su quinta de Zaragoza quince días de&pués,» escribió Mesonero Romanos en sus Escenas Jlatritenses. «Texto español del tratado de 22 de Abril de IS'o-i fecho en Londres,» leemos en la Hist. de España de Lafuente, conti- nuada poi' Valera, Lo que sucede al- gunas veces es, que los ignorantes confunden el part./«:/ío, cha, con el s. f. fecha, que significa lo mismo que data, ó quizás lo creen part. irreg. de fechar, sinónimo de dal.ir. Por eso suelen escribir, por ej.: «Recibí tu car- ta/fí/w/ de .") de .Abril». 'Ái fecha .se en- tiende aquí como complemento elíptico {de fecha de), está bien: pero, si se to- ma como part., es absurdo, porque como tal significa «hecho, cha», y se traduciría entonces: «Recibí tu carta Jieclia ó escrita de 5 de Abril». La definición del part. que copiamos al principio debe reformarse en el senti- do de que dicho part. se usa no sólo en las mercedes, despachos y escrituras reales, sino también en los del orden eclesiástico, en el judicial y en el ad- ministrativo de las naciones que no son reinos. Así por lo menos lo usamos en Chile. «Se nombre á N. N. para

que examine tal ó cual cosa: y fecho, informe»:'es decir, hecho el actode exa- minar, informe.

Federalista, adj., aplícase aperso- na y ú. t, c. s. Partidario del federalis- mo. Así el Dice. Debe agregársele la acep. que se aplica á cosa: relativo ó perteneciente al federalismo. «Siendo demócrata de profesión cow proceden- cias federalistas, se alampaba por co- dearse con los señorones.» (Pereda, N tibes de estío, XIII).

Federar, a. Sólo admite el Dice, á federación=:confederación, á federal-= federativo, k federcdismo y federalista, pero el v. federar, que especialmen- te en su participio, se está usando mucho en Chile. Aunque no hay estric- ta necesidad de él, pnes su significado puede expresarse con confederar, unir, lif/ar, asociar, sin embargo, bien podría admitíi-sele, porque ya cuenta con deudos de su familia y con la base latina foediis, ei is. Cuervo trae la si- guiente cita, de un discurso pronun- ciado en la R. Academia de la Histo- ria, en Madrid: «El Sr. Lafuente nos lia presentado al pueblo cristiano /er/e- nindose, ensanchándose sus buenos fueros y hostilizando y venciendo á sus dominadores».

Fehacientemente, adv. de m. De manera fehaciente. Bien puede admi- tirse en el Dice.

Felicia, Felícitah, Felicidad y Felipa. Nombres propios femeninos.

Felicitador, ra, adj. y ü. t. c. s. Que felicita. Hace falta en el Dice; como íumhim felicitante.

Feligrés, sa, m. y f. Les disuena á algunos chilenos el L feliíjresa y lo reemplazan \x)V feligrés, como si fuera adj. de una sola terminación, igual á cortés. Sepan pues que en castellano

FEL

FEN

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se ha llamado y se üanvd /el ií/rena ;i la mujer que pertenece á cierta y deter- minada parroquia, respecto á esta misma. Don Ramón Menéndez Pi- dal da como etimología de feligrés la expresión laimafilim ecclesiae, en vez de fítleUtim (jre.r que trae el Dice. Pa- rece más natural la primera y bien estudiado tendrá el punto el entendi- do filólogo, cuando nisiquiera lo discu- te. Lo mismo dice Cejador en el Dice. de Cervaaleis.

Felino, na, adj. «Perteneciente ó relativo al gato. || Que parece de ga- to. II Dícese de los animales que perte- necen á la familia zoológica de que es tipo el gato. Ú. t. c. s. m.» Asi ha sido admitido en la 13." edición del Dice.

Félis, n. pr. ni. Fé¡¡.c.

Fi;i,iz, adj. Véase Afortunado. Apliqúese también á los respectivos advs. lo dicho de los adjs. fel¡-¿ y afortu- nado.

FkIíPAK. a. Es v. digno de entrar en el Dice, por lo menos como termi- no poético. Así lo hallamos usado [)or el ifaestro Valdivielso en el Sa;/ran'o de Toledo, \.XXlll:

El lirio qne /í-lpij uaturaleza. Tarde contra el invierno se repara.

Mas adelante dice también:

(jiic aus hijos lo están tle haber mirado Kn la margen felpada de sus flores...

Fe/jna/n, como se ve, no es aijuí el adj. fel/iado óíi/el/iado, que admite el Dice, sino el participio del v. felpar. El adj. significa: «hecho ó tejido en forma de felpa; fig., parecido á la felpa, por te- ner vello ó pelusilla»; y el v. podría definirse: cubrir ó adornar con felpa; cubrir con vello ó pelusilla ó modo de felpa. El P. Mir, en su llebmco dv vo-

ces castizas, apunta á felpar como r., cubrirse de hierbas á manera del ¡jelo de las felpas, y lo autoriza con este texto de Fr. Diego Malo de Andueza: «La tierra se pautó de plantas, se fel- de hierbas, se coronó de flores y se sazonó de frutos».

Felpudo, m. Significa como s. «esterilla afelpada ó de pleita lisa, aunque sea larga ó cuadrada»; acep. que tiene tambiéu en 5.° lugar la voz ru£do. Como se ve, es un significado genérico que poco le cuadra al lim¡>iu- barros, que es el verdadero nombre del que en Chile llamamos felpudo. He aquí la definición de aquél: «utensilio que suele ponerse á la entrada de las casas, para que los que vienen de fue- ra se limpien el barro del calzado».

Feminismo, m. Cuando tanto vuilo han tomado las cuestiones sobre la posición social de la mujer, es indis- pensable poseer una palabra (¡ue indi- que el sistema ó partidarismo tpic en favor de ellas se ha formado. Este va- cío viene á llenar la voz feminismo, del latín femina, hembra, mujer, (jne nos parece digna de aceptarse y que de hecho usan ya todos los escritores.

Feminista, adj. Partidario del fe- minismo. U. t. c. s. com. Pertene- ciente al feminismo ó á sus teorías. Merece figurar en el Dice.

Feniano, na, adj. Perteneciente al partido ixilítico irlandés que se propo- ne la independencia de Irlanda. Ü. t- c. s. Relativo al mismo partido. Ha- ce falta en el Dice.

Fenicar, a. Poner ácido fénico á una cosa para desinfectarla ó para que ella sirva de desinfectante. Ú. m. en el part.: Atcjodón fenicado. Bien puede admitirse, porque tiene bastante uso y está bien formado.

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FEO

FER

Fénix, iinib. «Se ha usado el ¡il. fenkpfi, aunque sólo en verso», dice Bello; y Cuervo agrega que Lojie, que es el poeta citado por Bello, usó tam- bién dos veces /(«(> para el pl., y que Huerta en su traducción de Plinio empleó el pl. fenkes. Con perdón de todos estos autores, nosotros diríamos sencillamente féiiices según la regla general de todos los gramáticos, ya que no exceptúan este nombre. El fal- so pl. fenicen puede disculparse en Lope por la fuerza del verso, y en Huerta será, probablemente, omisión material del acento, según lo descui- dadas que son en este punto las edi- ciones antiguas.

Fenol, ra. «Cuerpo ácido (juc se supone procedente do la bencina por sustitucicin de un átomo do hidrógeno prir una molécula de hidrilo». Así lo define el Dirr. Enricl. Nigp/mo-A/iir'f. de Barcelona, como termino de (Quí- mica. Mas, como la voz se usa ya eu todas partes en la medicina doméstica, es tiempo que la admita también el Dice. Académico. Debe admitir, ade- más, por la misma razón, el v.fe/wlar, a., que se usa especialmente en el par- ticipio.

Feo, a, adj. Faltan en el Dice, las frs. figs. Qiwlur ó sidir uno feo y De- jar feo á uno, que se han usado y se usan en todas partes. He aquí algunas autoridades: n Quedar feo y frío: por desairado y corridos (Gonzalo Co- rreas). v.Dejábalos muijfeos-». (Alemán, Guzmán de Alfarache).

Que el que acomete y no vence Qucilufeo y desairado. (Riiiz de Alarcón. Miniarse por mejorarse. 1,8).

«El caso fué que aquella misma tarde, al oscurecerse, dejando feo al pobre

1 )on Sebastián, que les había tomado la habitación, se trasladaron el padre y la hija del hotel X al hotel Zn. (.\ntonio de Valbuena, La Víctima), ¡í Dejar feo á uno: metafórica y fami- liarmente, desairarle; abochornarle». Dejarle feo: metafórica y familiar- mente, desairarle». (Caballero, Dice, de Modismos). «No me debe nstc dejar mas feo délo (juc soy». (.Muñoz Pa- bón. Angelito-i al cielo). Así también Cejador.— Hacer un feo, significa en Chile poner fea la cara ó el gcstoi especialmente para asustar á los niños" En castellano, usando estas mismas voces, podría decirse Hacer el feo, Ha- eerxe el feo ó Haver del feo, pero un feo, i)orque feo, como s. m., sig- nifica «desaire marcado, grosero»; por consiguiente, seria otro sentido d¡.s- tinto. Véase Frt.RTE.

Fei'ix, na, adj. aum. de /w. Véase On. En castellano hay feote, /a. feotón, na, f euro, ca, yfeárho, cha.

Fereo, m. Acción ó efecto de fe- riiir en la acep. de dar ferias ó regalar. Es vulgarismo chileno que bien j)ncde e.KCUsar la gente culta expresando la ¡dea con el v. ferian- ó con el pl. fe- rias, con aijasajo, ¡/audeamas. franra- rliela, etc.

Feiuadü, m. Muy usado es aíju' como s.: sin embargo, el Dice, lo admite únicamente como adj., y apli- cado sólo á dia; de suerte que, ate- niéndonos á esto, no podemos decir tampoco: mes feriado, tiempo feriado. A feria da el Dice, una acep. parecida á la de nuestro /e/Wffo, s. : «descanso ó suspensión del trabajo». Más explí- cita es nuestra palabra, pues sólo se aplica á la suspensión de los tribunales y negocios de justicia, y ojalá sea ad- mitida por la Academia.

FERR

FES

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Feriar, a. Conjiic;ase firio, ferias, etc., fereo, ferean, y significa, entre otras cosas, dar ferias, regalar. U. t. c. r. Y ferias, pl., es: dádiva ó agasajos que se hacen por el tiempo que hay ferias en algún lugar.

Ferjiextador, ra, adj. Que fer- menta ó hace fermentar. Falta eu el Dice.

Feróstico, ca, adj. fam. Xo signi- fica feo, feroz, atroz, sino solamente «irritable y díscolo».

Ferretería, «Oficina en donde se beneficia el mineral de hierro, redu- ciéndolo á metal», por otro nombre, ferreria. |{ «Comercio de hierro». Así el Dice. En Chile llamamos ferre- tería la tienda donde se venden ar- tefactos menudos de hierro, como cla- vos, tornillos, herramientas, utensilios de cocina, etc. Así también en Méjico, según García Icazbalceta. Estos alma- cenes casi siempre contienen también objetos de merceria, para que la venta y la ganancia sean mayores. El alma- O'u en que se venden piezas grandes de liicrro, como vigas, barras, se llama aquí barraca de fierro; el P. Co- loma lo llama sencillamente almacén de hierro: «Tenía un gran almacén de hierro en San-Fernando». (^Boij, XI). No sabemos si tendrá en castellano nombre esjiecial.

Ferrocarril, m. «Es pl. absurdo el de ferroscarriles, que usan los ignorantes, pues equivale á decir ca- rriles de hierros», ((r ramal, de la

Academia) FeTTOcarTil urba- no. Dígase mejor tranvía, que es el " ferrocarril establecido en una calle ó camino carretero por donde pueden transitar al mismo tiempo airruajes ordinarios». El ferrocarril, en gene- ral, no es el conjunto ó serie de ca-

rruajes (ó carros) con sus locomotoras, como creen muchos en Chile, y hasta el Gobierno los ha bautizado así con las iniciales FF. del E., sino el «ca- mino con dos filas de barras de hierro paralelas, sobi"e las cuales ruedan los carruajes , arrastrados generalmente por una locomotora»; como lo dice la palabra: carril de hierro. La serie de carruajes en aptitud de moverse, se llama tren.

Ferroviario, ría, y ferrovial, adjs. «Perteneciente ó relativo á las vías férreas». Admitidos en la última edición del Dice. El que nunca ha si- do admitido es ferrocarrilero, ra. Convendría escribir ferroviario y fe- rrovial, que es como deben pronun- ciarse. Yéase Ceisílera.

Fertilizante, adj. part. áe ferti- lizar. Hace falta en el Dice. Ferti- LiZADOR, RA, no cs tan usado, pero también debe admitirse.

Fervoríx, m. Según el Dice, es: «cada una de las breves jaculatorias que se suelen decir en las iglesias, con esiiecialidad durante las comuniones generales. U. m. en pl.» Entre nos- otros se usa también por-exhortación ó plática sagrada, breve y fervorosa.

Festinar. Del latin/tí/Z/ifí/e, apre- surare. Aparece en el Dice, de Zerolo como n. y ant., pero en el de la Academia, que sólo nos da el s. festi- nación: celeridad, prisa, velocidad. En Chile suele usarse c. a. por «pre- cipitar, apresurar imprudentemente un asunto, tal que se malogre; v. gr.: Festinaron la revolución^). Em- pleamos las mismas pdabras y el mis- mo ejemplo con que Cuervo explica el uso de Colombia, porque en Chile es éste exactamente itrual: lo mitmo en Méjico.

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FIA

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FkstivaI;, in. «Fiesta musical por fl estilo de las rjue se celebran en Ale- mania y Bélgica», dice el Dice. Eiicicl. Hispano- Americano de Barcelona. En Chile es el festival un concierto de Ijandas militares, y no nos consta si así serán también los de Alemania y Bélgica. Ojalá se admita esta voz, jior- que el Dice, la trae solamente como adj. ant., sinónimo de «festivo».

Festonar ó festonear, a. Ador- nar con festón.

Feticidio, m. Acción ó efecto de dar muerte á un feto. Bien puede admitirse, porque está bien formadu y es útil. Lo mismo puede decirse de feticida. Véase Filicida.

Fetiquismo, m. Como el origen eh fetiche, tiene que ser, y es, fetichis- mo: culto de los fetiches. Lo mismo fetichista, adj. y s. m., fetiquis- ta. El mal uso es corriente también en Colombia, según Cuervo.

Feúra, f. Fealdad. Feamiento y feeza están anticuados.

Fiacre, m. Es puro francés, que se traduce en castellano por coche de plaza ó de pinito, simón ó coche simón; el mismo que en Chile llamamos ma- lamente de posta, y modernamente postino, m. Moratín usó la voz fia- cre, pero refiriéndose á los de Fran- cia: «Me parece que ni los fiacres de París». ( Carta 97 ),• por consiguien- te, no vale su autoridad paia la lengua castellana.

Fiado, da, part. de /?«/■. Puede usar- se como predicado en casos como és- tos: «Llevé fiadas cuatro piezas de lienzo; Me ofrecieron /íaí/o un Ciiba- 11o». Así lo usa el Dice, en Tarja, ;■)•* acep. Pero mejor y más claro sería usar el m. adverbial al fiado, «con que se expresa que uno toma, compra, ven-

de, juega ó contrata sin dar ó tomar de presente lo que debe pagar ó reci- bir»; como en caso contrario se dice al contado. De fiado, no es castizo y corríjase por el anterior. En liado: lídeha'jo de fianza, y se usa cuando uno sale de la cárcel mediante fianza». Tomen nota de esta doñiiicióu los que en Chile dicen bajo fianza.

Fiador, m. Entro otras cosas sig- nifica: «trencilla ó cordón de seda con botón al un extremo y ojal al otro, ijue se pone cocido al cuello de la capa ó manteo para que no se caiga»; pero no debe confundirse, como lo hacemos nosotros, con harhiquejo ó barbocjuejo: «cinta con que se sujeta por debajo de la barba el sombrero ó mc>rrión pa- ra que no se lo lleve el aire»; ni con liarhicacho: «cinta ó toca que se echa por debajo de la barba». La acep. chi- lena puede provenir de esta general que tiene en el Dice: «pieza con que se afirma una cosa para que no se mueva», ó también, por semejanza, de la primera que copiamos. Así no más se puede explicar este pasaje de Gu- tierre de Cetina, si es que el vocablo no tiene ahí el mismo significado que en Chile. Habla la gorra á la cabeza: «Tres días siquiera no me dejas andar á mi modo, sino mudándome el nom- bre y el talle en más formas que se muda el viento. Cuándo soy redonda, cuándo prolongada...; ahora grande, ahora chica; ahora suelta, ahora ata- da; ahora libre, ahora con fiador y. ( Obras, edición de Hazañas y la Rúa, t. II, p. lOG).

Fiambre, adj. y ú. t. c. s. m. «Que después de asado ó cocido se hu dejado enfriar para no comerlo caliente». No se confunda con rancio, cia, adj. y ú. t. c. s.: «dícese de los comestibles.

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vinos y otras cosas que con el tiempo experimentan cierta alteración que los mejora ó echa á perder», ni con el part. curado, da, del v. curar en la acep. de: «hablando de las carnes y pescados, prepararlos por medio de la sal, el humo, etc., para que, perdiendo la humedad, se conserven por nuicbo tiempo». Véase Añejo.— Damos tam- bién -k fiambre la acep. fig. de-pasadc de tiempo ó de la sazón ó coyuntura propia: Discurso fiambre, Noticiafiuin- bre. Bien puede aceptarse, porque es apropiada y graciosa y está autorizada por lo menos con el nombre de Queve- do: «Se vinieron al infierno con las don- celleces /í«»íJíí'sb. (Citado por Zerolo).

Fíat. Sólo c. s. m. lo admite el Dice; creemos que también pueda aceptarse como interj. con el signifi- cado general que tiene: «hágase, así suceda»; y asi lo usan muchos, y has- ta repetido: ;fiat! ¡fíat: También de- ha corregir el étimologista el lapsus en que incurrió en la 12." y 13." edi- ción diciendo que fíat es persona del presente de indicativo, cuando lo es de subjuntivo.

Fíbula, f. Es voz usada eu museos y por anticuarios y (jue ha admitido el Dice, en su Apéndice con esta defi- nición: «hebilla, á manera de imper- dible, de que usaron mucho los griegos y romanos».

Ficcioso, sa, adj. Aplícase á la persona que en el semblante ó con pa- labras finge lo que no tiene, como en- fermedades ó falsas impresiones, ó que inventa otros engaños familiares. Es de uso corriente en Chile.

Ficha, f. «Pieza pequeña de marfil,

madera, hueso, etc., que sirve para

señalar los tantos que se ganan en el

juego. II Cada una de las piezas del

Dice, de Chil.. t. II.

juego de dominó». Éstas son las úni- cas aceps. castizas. Por semejanza con la primera, se ha llamado ficha en (Miile la pieza de caucho que represen- ta un valor monetario (lo que en cas- t«llano sería taijn), y también el pa- pel ó cartón que se da á uno con la obligación de pagarle cierta cantidad de dinero (el vale castellano). Tam- bién los constructores chilenos están llamando ficha (del francés fiche) la punta del pilote que se hinca, fija ó clava en tierra. Dígase sencillamente ¡mnta ó púa, que significan más que el francés ^í7ie, cosa fija ó clavada.

Fichú, m. Voz de uso corriente entre las mujeres. Es el francés /íV/íw, que en castellano se traslada pañnlela: «prenda triangular, á modo de medio pañuelo, que, como adorno ó aljrigo. usan las mujeres al cuello y que no les pasa de la cintura».

Fideicomiso, m. «Disposición tes- tamentaria jx)r la cual el testador deja su hacienda ó parte de ella encomenda- da á la fe de uno para que ejecute su voluntad». Así el Dice, seguramen- te porque en España el fideicomiso sólo puede constituirse por testamento; mas, como en Chile, y probablemente en otros países de habla castellana, el fideicomiso se constituye también por instrumento entre vivos (Códiijo Civil, art. í57o), conviene modificar la defi- nición.— Cuanto á la ortografía de la voz, es menester acentuar el primer componente (fidei), para que no se pronuncie, como lo hacen algunos, fideicomiso. Véase Acentos, 7."

Fidel, n. pr. m. Fidelis corrigen Contó é Isaza, sin diir razón alguna, y así se firma también en Chile Don Fidelis Pastor del Solar, que ha hecho buenos estudios del i'lioma. T-a razón

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principal que pava ello ha tenido, se- giin nos lo dice en galante carta, que CJMsei'vamos, es el liaber dictado así el nombre el párroco, tomándolo di- ivctamente del Breviario, y así re escribió también en la partida de bautismo. Sin embargo, Fidelis será siempre forma latina; por lo cual pre- ferimos nosotros la castellana Fidel.— Para el f. se usan las formas Fidela, Fídella, Fldeliiui y Fidclis/i. No hay ra- zón para escribir Fideliza.

Fideo, m. fig. Persona de cuerpo muy delgado. «Pedro es un/í/fo». La figura está bien aplicada. Varias voces hay en castellano que expresan esta misma idea; pero todas tienen algo de despectivo ó injurioso, como son fiscuerzo, eslantu/wt, gamhiúm, yan- ar/rón, lamlirí/a, ¡¡cranlón, periqallo, liiijarote, varal, zainjuano; mientras que nuestro fideo es enteíamente ino- cente y se puede aplicar sin injuria á la persona más querida. Bien puede por todo esto acogerlo el Dice.

Fiduciario, ría, adj. [)ícese de la propiedad sobre la cual se ha consti- tuido un fideicomiso. -Dícese del al- bacea á quien el testador hace encar- gos secretos y confidenciales para que invierta en algún objeto lícito una cuantía de los bieues de que puede libremente disponer. Ambas aceps. fo- renses faltan en el Dice.

Fiebre, f. fig. Como la fiebre con el calor aviva y despierta la imagina- ciiin, el pueblo ha dado aquí el mismo nombre á la persona lista y astuta, en lenguaje jocoso y en mala parte. «¡Que fiebre es el tal joven!» En castellano puede decirse púa ó peine, fig. y fam. : «persona sutil y astuta. Tómanse or- dinariamente en mala parte. Joaquín es buena púa-, Mariano es un buen

peine»; ó también buena, f/enlil ó lin- da pirra.

Fiel (Al), m. adv. Dígase en fiel: «con igualdad de peso, ó sin inclinarse las balanzas, ni el fiel del peso, ni la lengüeta de la romana, á un lado ni á otro». De aquí el v. enfielav: «poner en fiel». Otra acep. que el vulgo da al modismo chileno es-exactamente, con exactitud, fielmente. «Le pagué al fiel todo lo que le debía».

Fiero, ka, adj. Es castizo en la acep. de «feo», que aquí le da el vulgo

Fierro, m. Igual á hierro, según el Dice; pero en la práctica poco ó nada lo usan los modernos españoles, porque prefieren hierro. En Chile y contra lo que en .su tiempo enseñó Don Andrés Bello, procedemos al re- vés y decimos catres de fierro, pala de fierro, olla de fierro. Yerro: falta ó delito, equivocación.

Fiesta (Se acabó la). Fr. fig. con que se indica que se da por terminado un asunto, discusión, porfía, trabajo. Usada por los clásicos, persevera hasta hoy y debe entrar en el Dice. Es igual en significado á la fr. elíptica Acabóse ó Sanseacnbó. «Y no teniendo más que desear, acabóse, y el estado ven- ga». (Quljole, p. I, c. L.)

Fiestero, ra, adj. Aplícase al que gusta de fiestas públicas, asistiendo á ellas ó inventándolas y preparándolas con entusiasmo. Así también en Mé- jico. Si hubiera de admitirse, la forma correcta sería festero, ra. Como s. m. significa este último: «el que en las capillas de músicos cuida de ajusfar las fiestas, avisar á los músicos para ellas, y satisfacerles su estipendio».

FiOAUO, m. Por lo popular que se lia hecho este nombre con la ópera de Verdi «El Barbero de Sevilla» y con

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la comedia de Heaumarcliais «Le Ma- ilage de Figaro>i (Las Bodas de Fíga- ro), y por el uso (lue y& hacen de él los autores modernos, nos parece que puede ya el Dice, admitirlo con el .significado de «harhero» y ant. afei- tador; y no decimos peluquero (de- rivado de pelma), porque este sólo significa: «el ijue tiene por oficio pei- nar ii las gentes, cortar el pelo ó hacer y vender pelucas, rizos, etc.» Nada de b;iriia.

Fija, I'. Corrupción de /íX'/a; «ar- pón de tres dientes para pescar peces grandes».

Fija la), ni. adv. A bnen seguro, al segui'o, de seguro, con se- guridad, fijamente. Véase Fi.TO.

Fr.iAií, n. y r. Lxtiacteiíios del P. ílir lo ipie nuis convenga. «La acep. genérica del v. ///'(/;■ está cifrada en poner una cnm fija ij esluble, de modo que no |)neda moverse ó sea costoso moverla del sitio. De aquí los sentidos detener, hincar, rlairrr, como necesarios para el lleno de la signifi- cación. Ahora so va estilando la lare- za de dos frases enteramente afrance- sadas. Para significar la loe. Ji/ar la. ris/a. enqiiean /(/w solo. .\sí. El jo- ven me fijó, quiere decir: el Jaren puso los ojos en mi, claró en mi la vista. La otra fr. es mucho más bár- bara. Dicen: Al entrar el ¡johernadnr en la sala, fijó las miradas ile lu- í/a la concurrencia. .Significan ijue, en entrando el gobernador, todos los pre- sentes pusieron en él los ojos. I-os galiparlistas lo dicen al revés, porque atraer á si los ojos, llevarse los ojos, robar los ojos, eni/olosinar corazones, cautivar los ánimos, llevar los corazo- nes tras si, granjear voluntades, (¡cenar el agrado, y otras maneras clásicas de

decir, las resumen en la sola palabra fijar. Qué relación haya entre fijar los ojos y llevarse los ojos, cuaUjuieía la podrá ver con sólo reparar q\ie Jijar es clavar, y llevarse es desclavar... El r. Jijarse es sinónimo de detener- se,, liacer asiento, clavar el cdma su atención. Mas, una cosa es digna de ponderación en los clásicos. Nunca aplicaban el r. Jijarse sin algún adita- mento que denotara la cosa material ó inmaterial en (jne \a fijeza se em- pleaba. Así decían: /(/Vw.sc en el cono- cimiento de, lijarse en la suavidad de la conlemplación, fijarse en el norte de la divina rolunlad, fijarse en la eslimación. Mas, no se les vf recio fijarse á secas... Pero emplear el r. fijarse como equivalente de atender, conside- rar, reparar, sólo á los galiparlistas se les podía haber ofrecido. Fíjese usleil, dice el hortera :l la modista que le conipiM unos encajes; fíjese usted, el abogado á su cliente, (¡ue procuní escapar del lazo; fija OS, hermanos wloK, el predicador en fU pulpito para cunvencerlüS de la verdad. Pue^<, con proferir tan solemne disparate, repro- bado por los buenos autores, no per- mitido por la R. Academia, contrario á la Índole de la lengua española, (]uédanse todos tan pagados de sí, cual si por sus bocas hablara el mismísimo Cervantes. Los verbos atender, oir, reparar, considerar, reflexionar, pi n- sar, meditar, discurrir, advertir, notar, exprimen cabalmente el concepto con- tenido en el moderno fijarse, que es francesismo puro, y, por tanto, ajeno del romance espafiol». Poco después agrega: «El galicista Salva cooperó» cual ninguno, á pi'opalar el abuso de fijarse por atender. Lo que ensei"ia en su Gramática, es que fijarse CU

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la cuestión, fijarse en demos- trar, son frases castellanas. Mas no son sino francesas». Por lo mismo le roi)rncba á Bello este pasaje: «El sen- tido habría bastado para q\ie nOS fijásemos en Amadis». Más que del tVancés, parece proceder esta acep. de la tendencia natural que tienen todas las lenjjuas á la elipsis. Así, en lugar de decirle á uno: fije usted Ja vista ó los OJOS, la mirada, la atención, en tal cosa, se acudió al pronombre reflejo, que representa no sólo una potencia ó sentido de la persona, sino toda la persona, y se le dijo.- fíjese usted. Así tenemos cu castellano: cubrirse (cubrir la cabeza con el sombrero), dpsculirirse (lo contrario), sonarse (li- teralmente, hacer sonar las narices), hincarse (en España y América, hincar una ó las dos rodillas). No queremos con esto justificar este uso de fijarse, sino únicamente expli- carlo.— La acep. que á todas lucos es francesa, es la de-fijar la residencia ó domicilio en alguna parte, que tam- bién usan algunos. «Viajó Pedro por toda Europa y al Mn vino á fijarse ó se fijó en Koma». Con respecto á la ortografía, Uíugase presente (pie /¡jar no se deriva del \Aí\n figere, con cuyo signiñcado coiucide, sino del adj. íijo, que viene del \aímfi.rus. Por eso todo el presente de subjuntivo delje escribirse con _;', con y : fije, fijes, lije, fijemos, fijéis, fijen .

Fijo, .ta, adj. Falta en el Dice, el m. adverbial de fijo: sin duda, segu- ramente. «Aunque Boscán no fuese preceptor oficial del Duque, pudo alec- cionarle, y de fijo le aleccionó, en todas las artes amenas propias de un caballeros. (Menéndez y Pelayo, An- tol. de poetas líricos casi., t. X 11 1 ,

n.° I). En Chile se va perdiendo la prep. de, pues muchos dicen fijo sola- mente, como adv. ó como fr. verbaU así como es sei/uro, probable, posible, capaz que: «FÍJ0 que vengo; FijO que te pago». Como se ve, no es lo mismo que el otro modo A la fija, que ya estudiamos.

Filante (Estrella). Del francés filanl, te, qus hila, (jue corre trazando un como hilo imaginario. En castella- no se dice estrella fugaz, y no hay más que hablar.

Filantropía, f. «Amor del género humano», lo define el Dice; menos am- biguo sería: amor al género humano.

Filarmónica, f. Sociedad ó ins- titución para ensayar y practicar los bailes serios. Sala ó salón para es- to mismo. Función privada ó pú- blica con el fin principal de bailar. De estas tres aceps. que se dan en Chile, ninguna íes castiza ni puede serlo, \)o\x\ne filarmónico, ca, adj., que se usa t. c. s., sólo significa: «apasio- nado á la música», y al baile, como se quiere en Chile. Filarmónica sería pues: mujer apasionada á la música, ó amante de la armonía, como lo dice la composición del vocablo. Traduz- camos las aceps. al castellano: 1." .Si9- ciedad ó institución coreográfica, ó de tiaile, ó de danza; 2." Seda ó salón de baile ó de danza; bailadero («en algu- nas provin:ias, sitio destinado para baile público»); 3." Baile («festejo en que se juntan varias personas para bailar»); danza («cierto número de danzantes que se junta para bailar en una función al son de uno ó varios instrumentos»).

Filatelia, f. Arte de coleccionar los sellos de correo. Es voz bien forma- da y coriiente que debe ya entrar en el

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Dice, pofcjue se usa en todas partes. Inventóla el francés Mr. Herpin del griego oD-oc, amante, y ¿Tsló'.a, exen- ción de impuestos; es decir, amante del franqueo. Según esto, el nombre debió ser filatelia; pero á los filate- listas de habla castellana les pareció afectada esa pronunciación y prefirie- ron filatelia.

Filatélico, ca, adj. Perteneciente á la filatelia. Sociedad Jüatélica; perió- dico, articulo JilaféliM. Debe admitirse.

Filatelista, adj. Aplícase á la pei-sona que se dedica á la filatelia. Ú. t. c. s. com. Debe admitirse.

Filaucia. f. Voz anticuada, que significaba «amor propio»; del griego oíXo;, amante, y a'JTo;, uno mismo: oi>.a'jTÍa. Parece que la verdadera pro- nunciación íaó füáucia, como se dedu- ce de la grafía que emplea el Dice, por- que sólo así debe pronunciarse en latín, de donde toma esta clase de voces el castellano. Xo pudo ser filaÚcia, como fiúcia, también anticuado, por- que el diptongo (tu de x'LtÓ; no deljc deshacerse. Mucho se usó filaucia en los antiguos clásicos y siempre lo he- mos visto escrito de esta manera; sólo Bartolomé Leonardo de Argensola, cu su Carta á un Marqués, escribió filautía, como en griego:

Pulque con tanta propiedad remeda A la misma razón la filautía, Que apenas haj- quien discernirlos pueila: Dirá que eso es valor el que desvía La ocasión, sino el ánimo robusto Que la virtud en sus secuaces cría.

Filete, m. Es castizo en el signifi- cado de nolomilllo; por tanto, no se diga filé, del fnina-s ///«/, sino á la casteilaTia, filete. También as castizo en las aceps. que tiene entre sastres y costureras, en Imprenta, etc.: pero no

lo es en lo que lo usa el Dice, en la voz Tuerca: «pieza con un hueco labrado en hélice, que ajusta exactamente en los filetes de un tornillo». Estos se llaman en castellano rosca: «vuelta circular ó espiral de una cosa».

Filiación, f. Procedencia de los hijos respecto á los padres; dependen- cia que tienen algunas personas ó co- sas respecto de otra ú otras principales; señas personales de cualquier indivi- duo; en Milicia, asiento que en los regimientos se hace del que toma plaza de soldado, especificando su estatura, facciones y otnis señas. Todo esto sig- nifica /¡//w/d/f, y no debe confundirse con afiliación: acción ó efecto de afi- liar ó afiliarse.

Filiar, a. Véase Afiliar, donde dijimos que es preferible la conjuga- ción filio, filias, á filio filias. Así lo usó también Menéndez y Pelayo: «Las investigaciones de Lüdtke, de Rajiia y de G. París, /f7/rt«, pues, entre los te- mas históricos el del Conde de Barce- lona». ( Antol. de poetas lir. cast., U XII, §X).

Filicida, com. Padre ó madre que mata á su hijo ó hija. Hace falta en el Dice, donde ya figuran tantos simi- lares suyos: patricida, homicida, parri- cida, suicida, regicida, liranicida, etc. Está formado del latín filias, hijo, y caedere, matar, y lo usó Tirso de Moli- na en La República al revés (II, 18):

Y adiós, que voy á entretener la vida Porque no se me acabe, basta que sea De aquesta infame hija,Jiltcifla Y mi venganza con mi muerte vea.

Como no es posible incluir en el Dice, todas las voces que pueden formarse con el sufijo latino cidíi, especialmen- te en el estilo jocoso y en el satírico, sería conveniente que se tratara este

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punto de tina manera i^cncral en el Dice, escribiendo, por ej., un articulo sobre dicho sufijo, como ya los hay para algunos afijos. Algunos poetas, como Quevedo y Tirso de Molina, son fecundísimos en la invención de estos vocablos; otros lo son poco menos: ello es que la senda está abierta y el léxico español debe mostrarla á todos y dirigir á los que entren por ella. ¿Qué inconveniente hay, v. gr., para decir con Samaniego calricida, matador de una ó varias cabras; con Villaviciosa en su Mosquea, arañicida y tábanicida; bohicidd con Tirso; y con otros, canici- da ó perrkida, //almda, feliriila, ron- iju'iidda, n.rorkida, etc.? Libertici- da, matador de la libertad, que algunos han usado, no nos parece bien, porque, según está formado, debería signiñcar matador de un liberto; para serlo de la libertad, delieria alargarse más (li- bertaticída), y éste es feo y largo. Kl P. Isla en sus Carlas fami/i'aics empleó graciosamente niñicidio; pudo haber dicho mejor infantichUo, que con ¿nfan/icida está ya admitido en el Dice.

Fjlis, f. Desde la primera que llevo este nombre («Ii'j^Ji;, Phyllis, la hija de Licurgo, el legislador de Espar- ta, sino un rey de Tracia, la cual fue amante apasionada de Demofoón, hi- jo de Teseo), desde entonces todos los poetas han cantado á sus Filis, y aun los novelistas y demás prosadoi-es llaman así á la mujer amada. Valga por todas la autoridad de Pereda; «Este recuerdo excitó su materialidad de una manera tan notable, que, olvi- dándose de su Filis y de qvie aun no se había despedido de doña Tadea, ca- ló el sombrero y se dispuso á marchar- se». {Las visitas, III, en Eshonos ¡/

rasf/uños). Es tiempo pues que el Dice, agregue esta acep. fig. á las otras dos que da á este nombre. Así hay en cas- tellano Re» ¡a mili, Caín, Judas, Xe- rón, Sansóii, iSalomóa, Jíaltisalca, etc. Véase Astrba.

FiLisTKO, A, ailj. y li. c. s. Por alusión al gigante Goliat, ipie era filisteo, aplícase fainiliuniicnti! á la persona corpulenta ó de grande esta- tura. Véase cómo lo usó figuradamente el P. Isla; «Es muy traidor [cierto mal ó enfermedad], hace mil zalagar- das, rarísima vez da recibo, y cuando menos se piensa está sobre nosotros esto /ilisleo.i) {Carta CY..7F).— Moder- namente, á imitación de los ingleses y de los alemanes, se aplica ////.s/fo á la persona vulgar, ordinaria y despre- ciable, tanto en España como en Chi- le; acep. que está confoi'me con el concepto que este nombre les merecía á los israelitas. Mcnéndez y Pelayo la extendió aun á las cosas, como se ve en este pasaje; «A todos sus predece- sores superó el norteamericano Jorge Ticknor por la inmensa copia del ma- terial bibliográfico, por la inteligencia de nuestro lenguaje, por el plan claro y sencillo y por cierta sensatez crítica, algo vulgar y JilisU-a, pero respetable dentro del círculo en (|ue se mueve» {Antol. de poetas líricos esp., t. XIII, n". IV). Vea la Academia si acepta estas dos aceps. muevas de Filisteo.

Filo, m. Falta en el Dice., la expr. fig. Arma, cuchillo ó espada de dos filos, con que se designa en todas par- tes el instrumento, medio, arbitrio ó recurso que es ¡peligroso para el que lo usa y para la persona ó personas contra quien se usa. Es metáfora to- mada del arma que tiene doble filo, con la cual puede fácilmente herirse

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FIN

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el qne la maneja. Tirarle uno un filo á otro o Tirarse uno un filo con otro: son frases figs. chilenas que significan trabar penden- cia ó cuestión con otro.

F1LÓ.SOFO, m. Falta en el Dice, esta acep.: Por antonomasia, Aristóte- les. Así se llama el gran filósofo griego en todos los idiomas, incluso el caste- llano; y, como asi nos consta ;i todos, no aduciremos citas de clásicos. Yéase Capitáx.

Filósofo, fa, adj. Atrevido, inso- lente, respondón. Así lo usa en Chile la gente del pueblo. ¡Que niño tan filósofo! Tengo una hija muy filó- sofa, f^in duda los primeros estudiantes de filosofía serian aquí muy disputa- dores ó argumentadores con sus mayo- res, como aquél del cuento, que se empeñaba en convencer ¡i sus padres qne dos huevos podían repartirse de á uno por barba entre él y ellos; y por eso rebajó tanto el pueblo el significa- do de la voz filósofo. Yéase cómo la usó Fray Alonso de Cabrera, clásico predicador de fines del siglo XVI. Entabla un diálogo de dimes y diretes entre él y el auditorio, y lo termina así: «;Por qué has de presumir eso? Haz lo que Cristo te manda, y no seas filósofo donde El no quiso que lo fue- ses». {Alarles después del domingo III de Cwiresma). Es decir, no seas dispu- dor ó bachiller. De éste al significado chileno no hay sino un paso. Galdós (Casandia, II [, 1) emplea también la \oz filósofo en una acep. fam., que bien puede ser como la nuestra. Una niña pequeña dice á su papá: «Y tú, ¡qué mono eres ! . . . ; Sabor io, filósofo! » Así, en cursiva pone también el autor las dos últimas voces.

FiLOTAXixo, m. En la Tarifa de

avalúos que rige en las aduanas de Chile leemos: «Los polvos conocidos con el nombre de filotanino ó cola rá- pidas. La voz está bien formada, pero no consta en el Dice.

FiLOTEA, f. Desde que San Francis- co de Sales, en su Introducción á la vida devota, empleó esta voz en el sig- nificado de «alma devota ó amante de Dios», del griego oílo:, que ama, y 0ió;, Dios, desde entonces la usan muchos como nombre común en el significado de-devota ó piadosa. Es mucho más suave é inocente que beata y merece admitirse en el Dice.

FiLiDO, DA, adj. Aplícase al cuchi- llo, navaja, arma, etc., que tiene el filo muy agudo. Es término digno de aceptarse. Yéase Coludo. El nombre de Germán ía/?/osí7, (espada), que trae el Dice, tiene el mismo origen que nuestro adj.

Filumena, n. pr. f. Filomena. Al- gunos usan los dims. fams. Flluclia, Filo y Mena. El nombre poético es filomela ó filomena: ruiseñor.

Fix. Ambiguo lo declara el Dice, y lo usaron los clásicos en la acep. de «término, remate ó consumación de una cosa». La fin ó el fin del mundo, Modernamente va prevaleciendo como ra. Al fin ij al cabo, Al cabo y al fin, Al fin y al postre ó á la postre, Al cabo, al cabo: cuatro modismos qne significan lo mismo: «después de todo, por último, al fin». Al fin y al fallo, que también usamos aquí en el mismo sentido, no aparece en el Dice. En fin, en fin: modismo usa- do más de una vez en el Quijote y que falta en el Dice. Perseguir un fin: galicismo reprobable. Yéase Per.seouik. Poner fin. Es fr. de las más castizas é injustamente la censu-

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FIN

FIO

Baralt corrigiéndola por dar fin, (lar fin á, dar fin de, concluir, rematar, acabar. Además de las autoridades (jue cita el P. Mir eii sus Frases de los aflores clás., (voz Acabar,) de Fray Luis de León, Granada, Mariana é lUescas, podemos añadir las siguieu- tesi): Quiere la divina justicia que nunca tengan fin sus penas, pues nun- ca ellos [los condenados] lo pusieron ni pusieran á sus culpas». (Granada, Símbolo de la fe, p. II, al fin). «.Puso fin á la tragedia de su miserable vida». (Quijote, p. I, c. XIII). «Deseosos los bien intencionados Aq poner fin alas discordias civiles en Erancia. . (Car- los Coloma, Estados- Bajos, 1, VI).

Nunca ^(«sieran^ii s.\ triste lloio Los pastores.

(tíaicilaso, Ef/lnga I).

Tanto, que en\'idioso Apolo Apresuró su carrera, Porque el principio del di'a Píisitsejin á la fiesta. (Alarctín, L(t venlad i<ospeí:Jiosa^\l. 7).

¿Cuándo entiendes de poner Fin á tu venganza fiera? (Tirso, Ln Repiiblica al rcvcs, III, ll>).

Al discurso Poned fin, vil mercader. (Id., El honroso atrevimiento, 1. 1).

Así mismo el Dice, en los arts. Aca- bar, Clausular y Terminar. Sin tin, loe. fig.: sin número, innumerables. Así solamente está admitida, pero c. s. m : un sinfín. Véase en el respecti- vo lugar de la letra S.

Finalización, f. Hay v. finali- zar, pero s. derivado de él, que sería muy largo y malsonante: basta con terminacién, acabo, acabamiento, con- clusión, remate, /la, término.

Financiero, ra, adj. «Pertene- ciente ó relativo á la hacienda públi- ca. II m. Hombre entendido en cues- tiones de hacienda ])úl)lica». Aquí déla retaguardia acadcm¡ca,que el ene- migo le ha invadido la trastienda. ¿Quién fué el osado (jue estampó en el Suplemento del Dice, el vocablo fi- nanciero, del francés .^«ancíVi-, con las dos aceps. copiadas, en la segunda de las cuales borbolla el galicismo cuestiones? ¡Pobre lengua! Á este paso, para la próxima edición tendre- mos metidos en el cuerpo de la obra á financiero y á su madre finan- zas (rentas públicas), á pesar de que la Gramática de la Academia la tie- ne nominalmente excomulgada. Para reemplazar el adj. financiero, pro- pone el P. Mir, según los casos, opera- ción rentístiía,sistema tributario, legis- lación económica, régimcu fiscal, opera- ción de crédito; y para el mismo c. s: rentista, asentista, hacendista, econo- mista, arbitrista, banquero, capitalista, negociante.

Finanzas, f. pl. Véase el anterior y dígase según los casos, rentas ó cau- dales públicos ó del Estado, recd ha- cienda ó hcwienda pública, erario, tesoro, fisco, administración, ciencia fiscal, im- puestos, tributos, presupuesto, cobran- za de tributos. Gracias á Dios que en Chile decimos todavía Ministro de Hacienda, Ley de Presupuesto, Teso- rero fiscal. Ministro del tesoro, y otras voces castizas que no ha podido matar la galiparla.

Fio, m. Nombre que suelen dar les niños á un pajarillo chileno, por- que su grito es fio, fio, repetido con intervalo. Xo hay tal voz mapuche^ como creyó Lenz, sino simple onoma- topeya. La generalidad de las personas

FIO

FIO

;i77

lo llama torifo, porque el macho tiene el moño en forma de cornezuelo. Co- piamos íntegro, por lo interesante ijue es, el artículo que sobre esta avecilla y con la firma de Tves apareció en una revista chilena: «El Fío-fío ó Chi- flete. El nombre distintivo de este pajarillo ( Elaimea álbiceps), lo delie á una mancha nivea que le adorna la frent« y que le hace reconocer en el bosque á larguísima distancia. Por lo demás, el color del cuerpo es apagado : por la parte superior domina el tinte olivado; la parte inferior es blanca en la garganta y cenicienta en el vientre; la cola, amarillenta verdosa. En las alas las plumas tectrices superiores están listadas de blanco, y las inferio- res son verdosas pálidas; los ojos ne- gros. El tamaño y forma son los del chirihue. El fío-fío es una avecilla bastante común en el país. Son de su agrado los matorrales que rodean los manantiales de agua; empero, pre- fiere los bosques y las sombrías que- bradas. No es raro tampoco divisarlo en los jardines, muy cerca de la morada del hombre. Sus movimientos son vivos, como conviene á un insec- tívoro: salta con suma presteza de una rama á otra, y se cuela con des- envoltura entre el follaje más espeso, en persecución de una mosca ó de un coleóptero fugitivo. Su canto, que á algunos naturalistas les ha parecido agradable, ha tenido siempre la pro- piedad de ponerme nervioso cuando, en medio del solemne y algo misterioso silencio de las retiradas quebradas, se descuelga desde los gigantescos bello- tos que forman bóveda de una ribera á otra, el lánguido y casi siniestro fio-fio del chiflete, cual lúgubre aviso de una próxima desgracia. Pero ya lo

Dice, de Chil.. t. II.

saben ustedes: de colores, música y gustos no hay que discutir. No que- rría, además, hacer antipática á mis lectores esta avecilla, que es muy ino- cente, por cierto, de la molestia que causa á ciertos organismos, y por esto me apresuro á declarar que es uno de los amigos de la agricultura y un lie- nemérito servidor de la República y, por ende, compromete la gratitud na- cional. El fío-fío es ave migratoria, y sólo trasmonta los empinados Andes en los primeros días de Setiembre para celebrar con nosotros el aniversario patrio. ¿Habrá aprendido esto, como buen patriota, de los batallones de San Martín? Sea de ello lo que fuere, por los meses de Diciembre y Enero no es raro encontrar en los senderos de los bos(iues, al pie de añosos árboles, la cascarita rota de un huevo blanco con una que otra mancha oscura: mi- rad hacia las altas ramas, y, si vuestra vista es buena, y, más que todo, ejer- citada, veréis allá arriba, adherente á una rama, como una tacita de ceni- cienta; es el nido del chiflete. Lo com- ponen pastito como musgo y liqúenes arrancados al mismo tronco; visto desde abajo, tiene el aspecto de una protuberancia de la misma rama. He tenido ocasión de asistir á la educación de un chiflete nuevo; no ofrece mayo- res dificultades; sigue el mismo régi- men (pie los demás insectívoros, pero parece difícil conservarlo después del mes de Abril por sus instintos mi- gratorios.» El nombre de chiflete, que le da el articulista, porque el paja- rillo rhifla ó porque se parece al chifln ó r/iiffi'te, no es general en todo Chile, pues le disputan el lugar fío y lo- ri/o.

Fioritura, f. Voz italiana usada

48

SÍ8

FIS

FLA.

en Música y que corresponde á hi car- tel In na /?oívo.

Fjk.mak í:.n' liAitiiF.riio. La fi'. castl- ■/.ae&ijiniíar romo en un íiarbec/i'i,e.sáe- cir,hacerlo sinexaniinar lo quesefinua, y nó: firmar fii hiani'o, como creen al- ffunos. Esta es fr. castiza y significa: «poner uno su lirma en papel que no está escrito, para que otro escriba en él lo convenido ó lo que quiera».

Firme, adj. Afirme, m. adv. Dí- gase ///■/»<■ solamente como adv. ó pre- dicado,/íí-í/ípwí^^/í/í', coa Jlrmezd, fija ó iavnriablemenle. De firme, significa: «con solidez; reciamente, violentamen- te»; y en Chile, sin moverse, tíjamente.

Fiscal, ni. Seglar que cuida de una capilla rural, dirige en ella las funcioines del culto y administra el bautismo privado en caso de necesidad. Es nombrado por el párroco, ejerce el cargo gratuitamente y por devoción y tiene algunos privilegios espirituales. Data este empleado con su nombre desde muy antiguo en la diócesis de Ancud, donde las parroquias son su- mamente extensas é imposibles de ser atendidas por un solo párroco. El nombre es allá reconocido por los síno- dos diocesanos y en todos los docu- mentos oficiales y fué impuesto por los primeros misioneros jesuítas, segu- ramente porque el fiscal quedaba encargado no solamente del cuidado material de la capilla y de las funcio- nes del culto, sino también de fixcali- zar la conducta de los neófitos para dar cuenta después al misionero: porque la voz tiene también la acep. general de «el que averigua ó sindica las operaciones de nno». Por eso no sería posible reemplazar al fiscal de .\ncud por guarda, capillero, mcrinián, ni por otra voz castellana, y bien pndií'-

ra ella ser admitida siquiera como chile- nismo y mejicanismo, porque también en Méjico existe el fiscal ]iara los pueblos de indios. I'ereda r,s<') el f. fiscala en la acep. general dv fixcal.

Fisf'ALiZABLE, íidj. Que .se puede fiscalizar. Falta en el Dice.

Fisco, m. Pasar mía cvxn al Jixro ó para el fisco. Es fr. fig. y fam. ijue dice entre nosotros el que se apro]iia una cosa ajena, tomando como fisco su propio bolsillo. También se usa cuando desaparece una cosa y no se quiere nombrar al ladrón ó detentador.

Fisiologista, m. Fisióloi/o: el (pie estudia ó profesa la fisiología.

Fisionomía ó fiso.nomí a. Fisó- nomo, m., ó FISONOMISTA, adj. y ú. t. c. s. com.

Fistola, f. Está anticuado y díg.ise fhlt/la. .\.sí lo está también el v. fis- tola!', que ahora es afistolar y enfia-

IllllllSI',

FlaCUChentO, ta, adj. despecti- vo. Muy usado en Chile, tanto que el P. Febrés lo usó como castizo en la vr z Thogli. En castellano se dice/lacv- clio, cha, que es dim. despectivo áe flaco.

Fi.AiíF.LO, m. No leda el Dice, q})»^- mi\ca.áoñg.deepi<Iemia,calai¡ii/la<l,nue le leconoce á azole. Ni siquiera le da la otra acep. fig. de-persona que flagela, usada por Cervantes ( Viaje al Parna- so, cap. II), hablando de Quevedo:

Es t\ flagelo ile poetas memos, Y echará á puntillazos del Parnaso Los malos que esperamos y tememos.

Flamí^n, m. Admitido en la !?>.' edición del Dice. Sólo falta agregarle

que hace el ])\.fl omines, como lo usó Rodrigo Caro en sus Dias geniales y tollos los autores ipie han hablado de ellos, sisíuieiido f-n rslo la diclinaciém

FLA.

FLE

37!)

latina. Asi tanibif'ii lo enseña expresa- mente Salva.

Flímenquismo, lu, ^(Flitmc/ii/uis- niii, en el sentido que yo doy á esta palabra, es el tono siiporticial de esiii- ritu, la frivolidad mal entendida (nó la alada y easi Hlosólica frivolidad francesa), el desdén por todo esfuerzo noble, el pisoteo, por decirlo así, del espíritu de investi<,'ación. Fhimcnquis- mo es una enfermedad española, (]uc ya se nos va tornando casi endémica, y (pie presupone una vaciedad de espíri- tu verdaderaniente repulsiva. Nacida en Andalucía, y allí fomentada, desde ese foco de infección se ha trasmitido á toda la Península; y hasta los graves cántabros, en quienes tanto desdice, se han contagiado de ella. Ni los fé- rreos celtiberos, los tenaces y rudos aragoneses, so han librado del morbo. El flfimenquismo lo invade t«do: la jiolitica, las artes, . hasta las ciencias. . . Todo lo que significa odio á la inves- tigación laboriosa y tenaz, al estudio serio, á la erudición infatigable, puede denominarse flmncnquismo. ¿Se ofen- dería el buen nombre de L). José Echegaray , diciendo de el (pie es un fi'i- manro rii'ntifico.' Ese prurito de vulga- rización demasiado vulgarizado, ¿(pié es sino un síntoma del morbo sinies- tro?» Asi Don Andrés (lonzález Í51an- co en un reciente artículo de revista. Harta sal y gracia tiene el vocablo con toda su familia de flaniciicus y hacemos votos por (pie vuele por todo el mundo de habla española, miis que los hermosos flamencos de miestra la- guna de Cáhuil, hasta que al fin se pose en las columnas del Dice.

Flamin.m. Especie de penacho (pie se ha nsaclo en el ipiepis, pero (pie no es de plumas ni «le otra materia espon-

jada, sino s(')lido y recto y terminado en borla. No sabemos si tenga nondjre especial en castellano, pues ninguno de los más conocidos le cuadra bien: ni ¡ipiuiclio ni /ii'iiachfrn, ni (tirón, ni (¡tir- zotu; ni sus sinónimos plumero y ¡>lu- niiijc; y menos cimera, rrcsfit ó rreslán- Puede ser que la etimología sea el in- g\cs flamiiif/, llameante, porque con la borla roja, (pie algunas veces tiene, pa- rece arrojar llamas; ó también el inglés Jlamiiiíio, flamenco, porque esta ave es de un rojo intenso en la cabeza.

Fi.Ab'rA, f. Asi llaman algunos al tubo, caño, ó cañón del órgano, cosa que no está autorizada por el Dicc.^ Y nono laJiuula...Yr. fig., tomada de la fábula de Iriarte « El Burro Flautista» , que se dice asi por abreviación, imes el poeta le agregó: «Por casualidad». Se dice p'ir ironía cuando una persona ignorante acierta por casualidad en al- go; y bien puede adniilirse en el Dice.

Flautear, n. Tocar el pífano en los bailes regionales !lamad(js chinos-

Flebótomo y flebotomista,

m. Heholomiano: «profesor de fleboto- mía; sangrador», admite solamente el Dice. Académico. —/7í'/w/tí/)í« aparece en el enciclopédico Hispano-Anierica- 110 con el significado de instrumento para practicar la sangría. Esto es lo ]>r(ipio, segiin la etimología.

Flecadura, f. Dígase .//wy/í/íz/v^: «guarnición hecha de flecos».

Fleco ó fll'eco, ni. Ponerse umi flecos. Fr. fig. y fam. que significa en Chile: usar de todos los arbitrios y nv cnrsos posibles para conseguir algo. Es metáfora tomada de lius personas ([ue adornan mucho sus vestidos para ])arccer bien y conseguir su projMisito. También se usa en sentido a(;tivo: l'nueric i'i uno fieros.

38(t

FLE

FLOR

Fletír, a. «Alquilai- la nave ó alguna parte de ella para conducir personas ó mercaderías». Así el Dice, sin que se sepa con claridad si es dar ó tomar en alquiler, ó las dos cosas, I)orque las dos también significa el v. «alquilar». Por el uso de los autores se ve ({UQ Jic/i/r tiene las dos aceps. : dar en alquiler una nave para conducir personas ó mercaderías, y tomarla en alquiler para lo mismo. El que hace lo primero se Mama flela/üe; el que hace lo segundo, fletador. Como en la 1 ." acep. entra también la idea de trans- portar ó conducir personas ó mercade- rías, de ahí ha nacido una 3."^, equiva- lente á esa idea de transportar. Así Valbuena, en El BiTiKinlo (1. VI). dijo:

Hacer el viaje por la luar elijd Y en un ligero bergantín //p/f/<¡o.«.

En Chile ampliamos más esta acep., aplicándola á carros, carretelas y co- ches, en los cuales suele ponerse el anun- cio: Se fleta. Como este v. se deriva del inglés freight, que significa «carga del navio», no es propio aplicarlo sino á embarcaciones; en los deníás casos dí- gase acarrear, transportar, portear. llenos propia es la acep. fig. de i/irk/ir, enderezar, espetar, que también damos ■Á fletar: Le fleté una carta Iremenda; Le fletó por la prensa un articulo terrible. El vulgo la emplea también en el sentido material de pegar, dar, arrimar: Me fletó una bofetaila, una pcdiza, un Uro. Este significado puede considerarse mejor como una extensión del V. antiguo fletar que se empleaba por y/o/rí/, como fletación por /'/77- tación. Así se usan todavía en Chiloé. Flete, m. «Precio estipulado por el alquiler de la nave ó de una parte

de ella». Nada más significa en caste- llano; por eso no debe usarse ^ov al- quiler ó porte. La acción de fletar y el contrato mercantil en que esto se verifica, se llaman fletamenlo, y ant.

fletamiento.

Fletero, ra, adj. Aplícase á la embarcación, carro ó carreta que se alquila para ti'ansportar personas, mer- caderías ú otras cosas. m. El que dirige la misma embarcación, carro ó carreta, y recibe el flete ó precio esti- pulado. Esta acep. se usa también en ^Méjico. Según los casos, habrá que decir lanchero, cochero, carretero, ba- telero, botero, etc.

Flexioxal, adj. Perteneciente ó relativo á la flexión. Desinencia ó ter- minación flexioncd. Es término de Gra- mática que hace falta en el Dice.

Flexionar, n. Padecer flexión una palabra. Es v. poco usado.

Flirtear, n. Del inglés tí) flirt (que se pronuncia floert), coquetear. No han faltado en Chile ((uienes lo hayan usado, imitando á algunos espa- ñoles que durante un tiempo lo pusie. ron de moda.

Flirteo, m. Véa^e el anterior y dígase coc/ueteo.

Flor, f. Irónica y familiarmente, excremento humano, de ave ó de ani- mal doméstico. Acep. muy usada en Chile y digna de admitirse. Mancha blanca pequeña que se foiraa en las uñas y que el pueblo mira como de buen augurio. Refiriéndose á ella, usa también el w florecer. Flor de la cu- lebra. Planta silvestre, como de medio metro de altura, cuyo tallo se parece á la culebra en el color. Da una flor roja, grande y de olor fétido. No la hemos visto descrita en los naturalistas chi- lenos,— Flor del granado. En castella-

FLOR

FLOR

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lio, i/ra/mdiiio. Fhr dfl lazo. Planta (le jardín, de Imlbo y parecida á la azucena. Da una flor blanca, atercio- pelada, salpicada de rojo y de tres hojas retorcidas para afuera como la flor de lis heráldica. Flor de esta planta. Flor de lis. ;Cuál debe ser el pl. de esta expresiióii? ¿flor de lises, flores de lises ójlnirx de lis^ De la primera manera di jaron Lope de Vega y Val- tinena: Lope, en LaJermaUn, 1. XLX:

Este que cubren flordelises bellas Y que parce que el Jordán remuza, Es Valentín Fener...

y Valbuena, en El Bernardo, 1. XIX:

Estas partidas flordelises bellas, Antigua y real nobleza de Arellano

De la segunda manera lo usó el Dr. Laguna ( Dioscóridfs, d, 110): «Léese en las historias francesas que á (ílodo- veo, primer rey cristiano de Francia, cuando se bautizó, le fueron enviadas del cielo /res flores de lises por armas, en lugar de tres sapos abonu- nables, rpie tenia antes cpie tomase el santo bautismo». La tercera manera, úsala el Dice, en el art. Fi.üRnELi.sAii: «Adornar con tlores de lis una cosa)j. Este pl. nos parece el linico correcto, pues no se trata de un nombre com- puesto ni de una expresión invariable, sino de una fr. ó loe, compuesta de un s. y de un complemento en genitivo: por tanto, el pl. debe ser pura el s. tior y para el genitivo de lis, ijue vale de lirio. Flor de le Posióii. Así se llama aquí la, pasiomiria, que «ha reci- bido su nombre porque han creído en- contrar en la flor los instrumentos de ía Pasión de Cristo. Los estigmas son los clavos; la corona de hilos, la corona de espinas; el ovario pedicelado, el

«tliz; las anteras, las heridas; las ho- jas, la lanza: los zarcillos, los látigos». (Pliilippi). La flor de esta planta se llama también en castellano '//•ff/wrfíV/rt ó murwii'j/i. Flor de la penli:. I,a o.ralis lobulu de los naturalistas y el nmu de los araucanos. «Flor amarilla que comen las perdices», dice I-'ehrés; y Philippi agrega que es «sin tallo, con un {jequeño bulbo, hojas trifolioladas, y flores amarillas, que hermosean los pastos en otoño desde Santiago hasta Valdivia». Flor de la pluma. Enre- dadera de las más crecidas y poderosas- (íWisleria cliinensis (glycine siiiensis Sims), arbusto trepador de la China, con hojas imparipinadas y flores gran- des moradas, mi;y fragantes, que se ve con frecuencia en los jardines deChile». (Philippi). Flor deesta planta. Las flores: juego cantado de niñas, princi- palmente colegialas. Se hace un redon- del ó corro y se dejan fuera de el siete niñas. Se adelanta una de estas hacia el medio y canta:

Yu me llamo la rosa: Mi nombre es mi color: Me escogen por hermosa. Yo soy la reina flor.

Todo el corro, moviéndose en círcid", contesta cantando:

Venid, venid, preciosa. Y jugad también vos; l'ues sois tan olorosa, .íug.ir^mos con vos.

.\celerando el paso:

Cantemos con ardor Los versos de la flor. Saltando: ;Viva la flor! ¡viva la flor!

La rosa entra en el corro y se toma de las manos con las demás. Tia segunda de las que quedaron fuera canta:

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FLOR

FLOR

Yo soy la astuta ortiga t^ue crezco en culto plano Y pico al atrevido Que pone en la mano.

Mi florccita es blanca, Me llaman el jazmín. Y adorno las entrada." De un hermoso jardín.

Contesta el corro:

Contesta el corro:

¡Huid, planta dañosa. No os queremos á vos! Pues sois tan peligrosa. Alejaos de ixjs.

Venid, venid, precioso, Y jugad tamhieu vos; Pues sois tan oloroso, Jugaremos C4>n vos.

No la admiten y cantan '■<iiiio en V Es admitida en el curro y terminan anterior: cantando:

Cantemos con ardor...

La tercera de las de afnera cauta:

Aunque no soy tan liu'Ja. El Creador me da Kl olor que despido La humilde resedá. (El Dice, escribe I reí^eilíí)-

El corro y la niña hacen lo mismo (jue con la primera. Canta la cnarta:

Mi hoja es entrecortada. Cicuta soy, por cierto; .V quien me come, matu. Mi jugo es un veneno.

Se contesta y se hace lo mismo i|iie con la segunda. Canta la niña (juinta:

Crezcíj con mi flor blanca Cerca del arroyuelo. Y en cristalinas aguas Yo lirio me recreo.

Se contesta y se hace lo mismo i|ne con la rosir y la reseda. Canta la niña sexta:

Mi hoja es lanceolada, Pues yo cardo soy: Quien me pone la mano Sentirá mi aguijón.

Se contesta y se hace lo mismo ijne con h oiiiffa y la ficuki. Canta la niña séptima:

Cantemos con ardor Los versos de la flor: Claveles y violetas, ¡Viva la flor! ¡viva la flor!

El juego tiene gracia y moralidad y merece ser mencionado en el Dice. Falta en éste la fr. tig. La flor 11 nata de..., con que se pondera «lo principal y más estimado en cual- quier línea», que inmortalizó Cervan- tes aplicándola varias veces á su héroe. Usóla, entre otros, Fray Luis de Gra- nada: «Los cuales [filósofos paganos], aunque eran como la nala y flor dt la naturaleza humana. ..( Simholo de la fe, p. V, tr. n, c. III). El Dice, da esta acep. (la que hemos puesto entre co- millas) solamente á nata, pero del>e e.xtenderla también á toda la fr.

Flor.í, n. pr. f. ScLiiin la Mitología, diosa de las flores y mujer de Céfiro. Como la voz se usa en todas las litera- turas que tienen relación con la latina, tanto en prosa como en verso, es in- dispensable incluirla en el Dice, en art. aparte, ya que apenas la nombra en Floralks. Véase A.strea. Ü. t. en Chile como dim. fam. de Florencio, Florentina y Florinda.

Florcita, f., dim. de flor. Dígase florecíta, florecilla, florecica, segiin lo que se dijo en el art. BueicitO.

FLOR

FLOT

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Florear, ¡i. "Adornar ó guarnecer con flores»; lo mismo (\\xc floretear: «adornar y guarnecer con flores una cosa». Véase Entlorau. «n. Vibrar, mover la punta de la espada». .Así el Dice; sin embargo, Don Fernando Álvarez de Toledo, en el Puré» liuió- milo, c. III, lo usa en esta acep. como ii. y aplicado á pica ó lanza:

Quien la niiicana n'giila voltea. Quien la pica forniíla la /torca.

-Mal traducen por florear el ej/trii- rer francés los <|ue escriben barbaris- moscomo éste: «^Florearé solan.ente la vida de los grandes artistas para lle- gar m;is pronto á los fundadores de la industria». (Flammarion, ¿os héroes riel trahajo, traducción anónima). El equivalente castizo es desflorar: «ha- blando de un asunto ó materia, tratarle superficialmente». En Chile se usa flormr por «escoger entre muchos ob- jetos semejantes los más preciosos, her- mosos ó fioridoss). (Rodríguez). Es la misma acep. fig. que tiene el s. flor (lo más escogido de nna cosa) y (jue el Dice, reconoce también al v., pero «tratándose solamente de la harina». Temores aparte, y hacer más general la metáfora.

Florecer, n. ;Con(]ue hay por estas tierras hijos de Adán y Eva á quienes les florece el cutis? Como el anterior, :'.* acep., parece también mala tradución del francés ejfli'iirrr, y enmiéndese con el castizo desflorar: «ajar, qnilar lii flor á el lustre».

Fi.ORnxcrA, n. pr. f. Así escriben eúe nombre todos los autores, del latín Floren lia, {. de Floi enlius. Entre otras, lo llevó Sania Florentina ó Flo- renria, como la llama el Hreviario, hermana de San Isidoro, San Leandro

y San Fulgencio. No sabemos por qué Contó é Isaza admiten como única forma Florensa, que no conocemos.

Fi.ORE.s y FiiÓRE/,, apellidos. El primero procede del lugar Floren, y por eso se escribía antes de Flores; el segundo es metátesis de Frólez, patro- nímico del nombre germánico Fraila, (|Ue se convirtió en Froht y tuvo como primer patronímico Frólaz. Así todos los autores que han tratado de apellidos castellanos.

Floresencia, f. Florescencia y eflorescencia.

Florestal, adj. No existe en cas- tellano, sino sólo el s. f. floresta. El adj. forestal: «relativo á los bosques y su aprovechamiento». Purqne fores-

iid, y florestal.

Floridexse, adj. y ú. t. c. s. Ha- bitante de La-Florida. adj. Perte- neciente ó relativo á dicha península, ó á los departamentos ó ciudades (¡ne llevan este mismo nombre. Falta esta voz en el Dice.

Florido, da, adj. Y nada más (pie adj.; no es participio, como lo usan algunos relamidos de las provincias del Norte, diciendo, por ej., No han florido todavía los árboles; como un ebrio que, sintiendo nna vez muy nu- blada la vista y más nublada la inteli- gencia, decía que el día estaba muy OSCUrido. ¡Lucido dejan el ca.stella- no si se le cuelgan verbos como florlr y oscurir!

Florista, com. Persona que fabrica flores de mano. No debe confundirse con ramilletera: mujer que hace ó ven- de ramilletes; ni con florero, ra, m. y f.: persona que vende flores.

Flota, f. Tiene todavía en ('hile la acep. fig. de «caterva, copia y mul- titud de alguna cosa», que le reconocía

384

FLUO

PO

el Dice, du Autoridades y (juc fué usada por los clásicos. A la cita de Fr. Luis de Granada (jue allí aparece, agre- garemos estas dos de Malón de C'haide: «¿Qué otra cosa son los libros de amo- res y las Dianas y Boscanes y (iarcila- sos, y los monstruosos libros y silvas de fabulosos cuentos y mentiras de los Amadises, Floriseles, y Don Belianís, y una flota de semejantes portentos, como hay escriptos, puestos en manos de pocos años, sino cuchillo en poder del hombre furioso?» {Conversión de ¡a Magdaletia, Pról.) «Cuenta y pon en contra de toda e&ts. fíola [de los hijos y casta de Caín] á Enós». (Ibíd., p. II, c. VI); y esta otra del P. Diego Murillo: «Del amor del dinero [hace el demonio] nazca la avaricia con otra flofa de vicios que jamás la dejani.. (Instrucción // escala espiritual, 1. IV, p. I, c. XI). En el Dirc. ijallerio de Cuveiro aparece como anticuado en la acep. de «multitud», y el P. Mir lo usa por su cuenta y riesgo y como voz corriente: «El P. Roa, con ]a, flota de los clásicos, le usó transitivo» [al v. c(imhiar'\. (Frases, vozMudak, nota). Vean pues los autores del Dice, que es de justicia hacer revi\ir esta acep. de flota.

Fr.OTAR, n. Además de la acep. ge- neral y conocida, tiene, desde la 12." edición del Dice, la de «ondear en el aire», que había sido criticada como galicana, aplicada á las banderas y cosas parecidas, y que se expresaba con los verbos ondular ó undular, y aun flamear, tratándose de velas de embar- caciones.

Flucción, f. Fluxión, del latín fluxio.

Fluctuar, n. De la acep. propia «vacilar un cuerpo sobre las aguas por

el movimiento agitado de ellas», y de la fig. «vacilar ó dudar en la resolu- ción dv una cosa», se ha formado otra fig. y muy usada modernamente, que podría definirse: tratándose del cam- bio internacional de monedas, del pre- cio comercial, de números y de otras cosas inmateriales sujetas á continua variación, moverse ó incliuai-se á uno ú otro lado dentro de ciertos términos. «El cambio fluctúa entre 10 y 11 peni- ques; El precio del tvít^ofluctuabaeutre 10 y pesos la fanega.» Es acep. bien aplicada y digna de aceptarse. La misma debe extenderse al s. fluctua- (ión. Téngase presente que la recta pronunciación del v. es en tres sílabas: tluc-tu-ar; y así también debe evitarse el diptongo en las demás inflexiones en que la segunda sea inacentuada (Jluctu-aba, flxictu-ó, fluctu-emos), pero en las inflexiones más largas en c[ue dicha u queda lejos del acento (fluctuarianios, fluctuarán).

Fluido. Como s. y como adj. es esdrújulo: flúidv, fluida, y así lo acen- túa también el Dice; como part. es grave, pero debe pronunciarse en tres sílabas y llevar acento en la i: fluido, fluida. Véase DiFroxGO.

Fluminense, adj. y ú. t. c. s. Del latín flurnen, inis, río. Xatural de Río de Janeiro, capital del Brasil. adj. Perteneciente ó relativo á la misma ciudad. Es voz que hace falta eu el Dice.

Flus, m. El de los naipes es flux; fluJo,e\ Illanco, el de sangre, etc. «Algu- nos dicen flux; pero es barbarismo», advierte el Dice, de Autoridades. El pl. del flux de naipes, es flujes en La Picara Justina, p. II, 1. II, c. IIL

¡Fo! interj. Lo que hace espontá- neamente una persona, al sentir un

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mal olor, t-S soplar con la l)oca para defenderse de la futidez; uon lo cual produce el sonido de /. Por eso en Andalucía usan esta sola letra como ¡nterj. para estos casos: «Tres efes usa el vulgo andaluz como interjs. ó expre- siones de repugnancia, de desprecio y de fastidio, como cuando dice.- ,/..., ijué mal /melé; (A. M. (Jarcia Blanco, Fnlk-lore andaluz, p. 99) En Galicia usan :fé! y ;fo! que el Dice, de Cuvei- ro Pinol define asi: «interj. de des- echar, como ¡quita allá! ¡qué asco! ¡qué indecencia! ;qué mal huele.')) Y adenms: [foul interj. de asco. ¡Cómo clieira [huele]! ¡foiib) En Asturias, en Colombia y en Chile se usa tam- bién ;fo.' para rechazar el mal olor. IjO mismo en Méjico, según (.Jarcia Icazbalceta. Veamos ahora el origen de esta interj. Es el latín phv! que usó el cómico Planto y (jue Conime- lorán define así: «interj. con (¡ue se expresa la sensación producida poi' un olor fétido. Unos leen phui y otros ft(«. ( Dkr. lallno-españíil ). Del i>hii latino salieron: el ¡pn! castellano, que no registra el Dice, pero (jue usaron Mateo Alemán («Tapándose otros las narices, decían: /w.' aguas mayores han sidos p. II, 1. r, c. VI) y Ruiz de Alarcón :

(Pulí ¡mal hubiesen los gatos Que lian algalia á estos botes!

{Lnsfhrort'K'iel m>'n<lo, TIT. 17);

el p(i (■) pu del Maestro Correas ( «pn; cuando algo hiede; también se dice pu)i>); el :puf: que aparece en el Dice, y el ifo! gallego, asturiano y america- no. Siendo;)// (=f) y ]> consonantes labiales, nada tiene de particular (¡ue se hayan permutado entre sí. Este mis- mo origen hay que reconocer á las

Uioe. lie Chil.. t. II.

interjs. ;/iiiJ'.' y ;iff.' (jue, 'según el Dice, denotan cansancio ó sofocación , y también ¡iidmín repiiijnancia. El so- nido /", que se suprimió al principio, se puso al fin, para soplar ó alejar lo que causa tal repugnancia. Con todos estos antecedentes, pedimos la inclu- sión de :fo! y ¡po! en el Dice, con la misma definición de ;puf: Para probar el uso chileno de :fo! (rara vez :fos! ) tenemos el testimonio de todos los chi- lenos y el dicho de los niños: ¡Fo! ¡fo! ¡fo! ¿quién se /;..' De /"o se han derivado los vulgarismos, focha, f., (ventosi- dad sin raido y muy fétida), y foche, adj. (aplícase á cosa fétida; y lig., ;i persona corrompida ó perdida, que no da esperanza de enmienda). Probaljlc- mente, esa acep. fué anterior ;i la primera, porque la voz parece haberse formado del fo español y del r/ie arau- 110, sufijo indicativo de persona. Fo- che sería pues: persona que hiede.

FoffÓN, m. (Lugar donde se hace lumbre), no se confunda con fogata (fuego grande que levanta llama).

Fo.iA, f. Anticuado, dice el Dice, en la acep. de «hoja en los árboles», pero en la forense de «hoja de papel en un proceso». En Chile lo usa el pueblo, y aun las personas educadas, de alguna edad, por cualquiera hoja de papel, de libro ó cuaderno, impresa, manuscrita ó en blanco. .1 fojas 1. Xo faltan gramáticos de tres al cuarto que hallen viciosa esta concordancia, porque, según ellos, se falta á la regla del número. Pues, sépanse que la loe. á fojas es invariable, y el número que viene después encierra un complemen- to elíptico; como si se dijera: á fojas número I. Así también, al preguntar qué día del mes es el que corre, aun- (]ue sea el uno ó primero, decimos: ,A

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cuánlds eslamos? A fojas :20 ruflla ó nii'Hiis. Véase Folios.

Fojear, n. Dígase h'iji'ci' n liYishu- ¡(ir: 'I mover ó pasar liireraiiiente las hojas de un libro ó c-iiaderno; pasar las hojas de un libro, leyendo de pi'isa algunos pasajes pai'a tomar de él nn ligero conociniieuto».

Foliar, a. Aunque derivado Aa fo- lio, se conjuga /b/íOi/o/íVí.s. Así aparece en el índice de la Xnrisinw Ue.ropi- larión.

Foliatura ó foliación, f.

Folios. ¿Cómo debe decirse en las citas, V. gr., áfolios 75 vuelta, ó « folios 73 vueltos.^ Aunque el Dice, trae la fr. folio vuelto (revés ó segunda llana de la hoja del libro que no está numerada sino en la primera), creemos que no puede condenarse la primera manera, que no pasji de una simple elipsis. El s. vuelta está usado ahí por el comple- mento á la vuelta.

FoLK-LORE, in. Del inglés folk, pueblo, y lore, ciencia, saber. Pronun- ciase/o-Zoícr ó /o//'-ZoíPr. Es el estudio que se hace de las tradiciones, creencias y costumbres del pueblo en cada nación, y que se ha hecho ya general en todas partes. « Bajo ese nombre \_satier popu- / h], que me parece traducción exacta á-ú foUc-lore inglés, denominación ge- nérica con que en toda Europa se designa este orden de estudios, agrupo todas las publicaciones de nuestro aca- démico sobre refranes, cantos popula- res, adivinanzas, supersticiones, meteo- rología y agricultura tradicional». (Menéndez y Pelayo, Discurso de contestación al de Don Francisco Ro- dríguez Marín en su ingreso á la Academia Española). Tenemos ya la versión oficial {saber popular) del yo- cablo; pero será imposible que preva-

lezca sobre éste, que puede ya conside- rarse como término técnico y que todos debemos recibir de sus inventores. Sólo falta que la Academia le lije la foi'ma castellana y le agregue sus deri- \ados necesarios; /o/Z:-7ó/-/co, ra, (pei'- teneciente ó relativo al fotk-lore) y fulk-lorista, com. (versado en c\ folk- lore). La voz deinosicoUgía ó psicode- moijrafia (tratado del alma del pueblo), que proponen y usan algunos, aunque bien formada del griego, tiene el inconveniente de ser muy larga y el de haber llegado demasiado tarde, pues ya úfolk-lore impera en todo el mundo.

Follar, a Follar y afollar, en el significado de soplar con fuelle, son irregulares; Miar, formar en hojas, no lo es». (Bello). El ant. follar, hoy hollar, seguramente se conjugaría irre- gular como éste; mas no así follarse (soltarse una ventosidad sin ruido). Así se deduce del hecho de no incluirlo la Academia en las listas de los irregu- lares terminados en ollar; mas, como es derivado de fuelle, se hace dm'o creei' que no siga á este s.

Follero, m. Jut tonada r. Véase Afollador. Fallero ó follelero son correctos en las aceps. de «el que hace fuelles; el (]ue los vende».

Folloneai'Se, n. Follarse.

FoMKXTO, m. Dióle ya el Dice, en su I?).-' edición, la acep. de «medica- mento líquido que se aplica en paños exteriormente», y que todos echábamos menos.

FoxDA, f. La española es «casa pú- blica donde se sirven comidas con de- concia, á diferentes precios, y también suele darse hospedajeü. La chilena es un puesto püljlico, pero ¡wr pocos días, con ocasión de alguna función ó fiesta popular, en donde se venden comidas,

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dulces, licores, refrescos, etc., y todo acompañado de cauto y algo de baile, para atraer y eiitreteuer á la gente. Se diferencia de la cllingUlia eu que eu ésta domina la venta de licores con sus sabidas consecuencias.

Fondada, f. I-o que cabe en un foiulo de una sola vez. Dígase según los casos, raldenuUi , pínUida (aunque esta voz no aiJarezca en el Dice.)

Fondero, m. Es ant. y significa lo mismo que /wiukio. La persona «[Ue tiene ¡i su cargo una fonda se llama foiulistu, com.; pero téngase presente t|Ue la fonda chilena no es como la castellana. Fondero llama también Don Pedro Fernández Xiño al peón ó trabajador que en las vendimias y otros trabajos tiene á su cargo un fundo (paila grande). Si se admite fotuto, habría que admitir también este legi- timo derivado.

Fondo, m. De la acep. Ciistiíta «parte inferior de una cosa huei^a». «se ha dicho en especial de la p;»rte inferior del vaso que se usa para el beneficio de los metale* por azogue, p:»rte que esi de cobre ó hierro: pero, como ésta es de por un vaso, ha venido la p^la- l)ra á significar una paila grande, como las quesc emplean en ciertas industrias: aplicación muy aceptable». (Cuervo). Mi má-s ni menos decimos también n<Tsotros respecto de Chile y pedimos se admita el vocablo. Afondo ¡ferdi- do. Aun(]ue no registra el Dice, esta loe, !a creemos propia y aceptable, como (jue implícitamente está recono- cida en la detinición que el mismo Dice, da de fondo perdido, {mtcrlo ó vita- licio); ncapital que se impone á rédito por una ó más vida-s con la condición de qne, muriendo aquel ó .iquellos so- bre cuyas vidas se impone, (|uede á

Ijenetício del que recibió el capital y paga el rédito». Después de citar autoridades clásicas y corrigiendo á Baralt, enseña el P. Mir: «Sin peligro de incorrección podremos pues decir: Esta proposición es en el fondo verdade- ra. Asimismo diríamos coiTcctamente: Ambas relaciones concuerdan en el fon- do; En el fondo el marido no jiodia persuadirse de la infidelidad de su mu- jer; En el fondeo el sermón no rale nada. En semejantes casos la palabra /k/!(/o se toma figuradamente, ora el sentido propio sea el profundo del mar, ora sea el campo de la tela sobre que están tejidas ó Iwrdadas las labores que la embellecen. Si en lugar de en el fondo, quiere el escritor, por variar la fr.' admitir en la substancia, en la médula, en realidcul de verdad, en lo interior, en lo principal, en lo esencicd, etc., allá se lo vea, que deje pasar por correctas las loes, antedichas. La fr. que pa- rece justamente censurada \)ot Baralt, es Hacer fondo de una cosa, en sentido de tiacer caso. Por trivial gali- cisni ) ln <1j c "Miarse la loe. Hacer fondo. Los antiguos euiplcaljan tuorr cmnta, hacer aprecio, tener en conside- ración, dar cualidad, hncer peso, twrer archivo particular, etc., etc. Pero el fondo de un cocli-e, el f o mío de un edi- ficio, no se puede reprender, como Ba- ral lo reprendía, pues que fondo es lo m;ls interior de una cosa, á la manera que decían los clásicos tos fondos del diamante, los fondos de la virtud».

Fonema, m. Del griego oíow-j, voz. Es término muy usado eu Lingüística y en Filología y que significa, eu general, todo sonido del lenguaje. Es tiempo de que entre ya en el Dice.

Fo.VKTi.'íiio, m. Sistema fonético de un idioma. Es distinto defnnitica y de

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fúiioloijia y hace falta lmi el Dice. Nuestra lengua.. .se adaptaba siu gran violencia al peculiav/o/!í/¿'s)«6i de aque- lla región». (Menéndez y Pelayo, Aii/o- loíjia de poel. I ir. casi., XIII, § IV). «Representación del sonido», hal)ia definido esta voz Don Luis ]\Iarty Ca- ballero en su vocabulario-suplemento de 1859; definición que no está confor- me con lo etimología ni con el uso. La misma repitió Zerolo, agregando al fin el adj. «vocal».

Fono, m. Aparato del teléfono en que se percibe la voz ó sonido trans- mitido. No la admite el Dice, y no sabemos cuál nos dará en su lugar. Pereda emplea audilor, que nos parece excelente y ojalá se haga general. «To- me usted esto, le dije descolgando el otro auditor, y póngasele al oido, como yo... Mientras yo hablaba así, había temblado el aparato al soltar Cutres, enfurecido, el audilory) (Cutíes). Fo- no no debe admitirse por no tener l)ase etimológica, pues &l/nno de/wwó- ijrafo, que es el otovv^ griego, significa voz.

FoxÓGRAFO, m. Instrumento (|ue inscribe las vibraciones de la voz hu- nnna ó de cualquier otro sonido, y las reproduce, .\dniitido en la l;!." edición del Dice.

Foot ball, ni. Voces inglesas (pie significan respectivamente, pie y pelo- ta y se pronuncian /«/ío/. Bs éste un juego inglés, pero que se usa ya en mu- chas otras naciones, y se juega con una pelota de viento impulsada con el pie. Preguntado el periodista español Don Mariano de Cavia cómo podría traducirse al castellano el nombre/oo/- baU, contestó que con la palabra com- puesta b(do)ii¡iié, formada por él, de halón (pelota muy grande de viento)

y el s.y/íV. I-^n realidad, con este nuevo compuesto quedan perfectamente ver- tidas la letra y la idea del nombre inglés; poroso, y porque //í/fto/ es de di- fícil pronunciaciiin para el pueblo, que lo convierte en fulbo y furbo, es de desear (pie se popularice en todas partes, como han comenzado á hacerlo en España, donde se han impreso libros sol>re este juego, designado ya con el nombre de hcdonipié.

Forado, m. Anticuado lo declarad Dice, y le da el significado de ae/ujeio; sin embaig'o, nosotros lo seguimos usan- do, pero como igual á agujero, sino á llorado, que es la misma voz mas modernizada: «agujero ijue atraviesa de parte á parte una cosa»; entre nos- otros, nó una cosa cualquiera, sino solamente una pared ó muro; Abrir un forado; Entrar por et forado: cosas que hacen generalmente los ladrones- ¡Vuelva pues el arcaísmo español á nueva vida, siquiera para las antiguas hijas de España, las Kepiíblicas sud- americanas!— Algunas veces se con- funde aquí con el hornacho, que es «agujero ó concavidad que se hace en las montañas ó cerros, donde se cavan algunos minerales ó tierras; como almazarrón, arena, etc.»

F0RA.JID0. DA, adj. y ú t. c. s. Creen algunos chilenos que es sinónimo de ■salteador ó bandido, cuando en realidad es más genérico, pues «aplícase á la persona facinerosa que anda fuera de poblado, huyendo de la justician. Lo dice la misma etimología: /oííw, fuera, y e.ritus, salido; el mismo e.iitus que dio origen al s. ejido.

FoRÁXEO, A, adj. Es menester que en esta voz cite el Dice, el art. Vi- cario, para que ahí se vea quién es el vicario foráneo.

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Forastera, f. VeUi nueva que aparece dentro de una miua que se está trabajando y que se deja sin beneficiar ó siu reconocer.

Forcejear, n. Nos enseñaban nuestros antiguos maestros de bien decir que no era castizo este v. y que lo corrigiésemos por forcejiir. Asi lo jiracticábamos, á diferencia del vulgo, (|ue no conocía sino á forcejear; cuando en lo mejor vino la 12.-' edición del Dice, á decirnos qae/oirejar era ant. y que el usado y corriente era for- cejear. Ahora la 13.^ quitó á aquél el sambenito del arcaísmo y lo equipara con forcejear. Pero he aquí que se levanta el P. Mir y vuelve por los fue- ros del asendereado /o;Tf/rt;-, probando con his antiguas ediciones de los clá- sicos que, donde los modernos han leído forcejear, por falso testimonio de los editores, sus autores habiaii escrito forcejar. Es de esperar pues que el Dice, desf^a el entuerto, conservando sola- mente el v. clásico y desterrando el plebeyo.

Forma, f. «J[olde eu que se vacia y forma alguna cosa; como son las for- mas ea que se vacian las estatuas de yeso y muchas otras de platería^). Com- párese esta acep. con la correspondiente de horma: «molde sobre el cual se fa- brica ó forma una cosa. Llámase así principalmente el que usan los zapa- teros para hacer zapatos, y los som- brereros para formar la cop;í de los sombreros». Véase Horm.\.

Formación, f. Entre otras aceps.. tiene esta de Jlilicia: <íreunión orde- nada de un cuerpo de tropas para re- vistas y otros actos del servicio». Por consiguiente, no es propio llamar for- mación, como se llama aquí en muchos colegios, el acto de ponerse los

colegiales (n otras pereouas) eu ñia ó en línea de dos en dos, y rara vez de tres en tres ó de cuatro eu cuatro. Más impropio ai'in es llamar forma- ción estas misma.*; filas, líneas ó hi- lei-as.

Formalizar, a. Dejando uparte las aceps. que tiene como a., conviene ex- plicar bien la que le corresponde como r. «Ponerse serio, haciendo aprecio de una cosa que acaso se dijo por chanza ó sin intención de ofender», la define el Dice. No-sotros habríamos dicho sen- cillamente: ponerse serio ó formal, sin entrar eu más explicaciones; pues ¿por qué señalar una sola causa do la for- malidad, y mucho menos el disgusto ó enojo, cuando pueden ser varias y muy distintas? Por el contrario, sostiene el P. Mir que falta á la propiedad ikl lenguaje quien use este r. por mostrar mal rostro, mostrarse desahritlo, disi/ns- liirse, enojarse, quedar resentúlo, darse por agraviado, estar de romha, estar repuntado, picarse de quemazón; sen- tido puramente francés, que no tiene ni conoce el formalizarse español, el cual sólo mira á la mesura y gravedad, sin atender á la causa ni efectos de ella.

Formar. De la acep. que tiene en Milicia: «poner en orden: Formar el escuadrún-it, se ha generalizado un uso que no puede ser correcto ni jwr el significado que se da al v. ni por la voz que se le atribuye. Lo ordinario es ha- cerlo n. Por ej.: «Los que forman en las filas de tal partido»; «Puede pasar' se revista prontamente á cualquier vo- cablo que forme en las filas de un idioma» (A. Martín Gamero); «Volvió :i formar la comitiva á la puerta de la iglesia y se puso en marcha» (Pere- da); «...haciendo formar en las filas

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de las celebridades más aclamadas á los solitarios de la cultura intelectual)) (A. Pidal y Mon)...«para que las tro- pas tomen las armas y f o r m e n » . (Dice., art. Tropa). Otras vece.s se usa como r. «Fórmense ustedes», dice el prefecto á sus colegiales»; «sitio ó lutrar en (|ue se acampa y forma el ejército cuando está en campaña, ó el eu que se forman y hacen el ejer- cicio las tropas que están de guarnición cu una plaza)) (Dice, Pl.vza de ar- mas). «Dan los galicistiis, dice el P. Mir, al V. fornmr el sentido de perte- necer, alistarse, juntarse. I,a K. Aca- demia no apadrina semejante atropello. Cuando mucho, podría dispensarse con la turma intransitiva cuando formar represeutase ¡xiner en orden la tropa. Yo formo en el ejército, dirá el genenil, y lo repetirán el coronel, el capitán, el oficial. Mas :_([\\é forma cada uno? La parte del ejército que le corresi)onde según el grado y que se subentiende como eu él contenido. Así, ijo formo ipieiTá decir: yo junio mi porción de tropa ij me la gobierno, esto es, i/o tengo mando de general, decoronel, deca/ñtán, etc. Si pues aceptamos el v. formar como término de Milicia, le habremos de igualar con mandar, ordenar, gober- nar. Jado caso que le otorguemos la condición neutra». Téngase presente, para resolver este punto, el siguiente texto de Cervantes: «Y, sin parar, pro- siguió diciendo: á este escuadrón fron- tero/or»i«« y hacen gentes de diversas naciones». (Quijote, p. I, c. XVIII). Por el contesto y por estar el v. formar unido con hacer, parece que Cervantes lo usó como a.: «forman y hacen este escuadrón frontero gentes de diversas naciones»; y si antepuso la prep. á al acusativo, fué por estar algo retirado

del V.; por lo cual pudo fcambiéu haber dicho: t'á este escuadrón frontero, le forman y hacen...» El r. formarse de los colegios puede corregirse por alinearse. Formar parte de. Co- piemos otra vez al P. ^V\r, caiya ense- ñanza, tan fundada como luminosa, no puede menos de satisfacer y aceptarse. «La loe. moderna Yo formo parte del ayuntamiento significa, en buen caste- llano, que, e.stando el ayuntamiento desmembrado, yo me ocupo en dar for- ma á una parte de él; lo cual no dice ni requiere que sea yo concejal, pues me basta ser alcalde, ó gobernador, ó Perico de los palotes, puesto que el formador no es de suyo parte de \o for- mado. El miembro del ayuntamiento formado, que se gloríe deformar parte de la misma corporación, dirá un des- atino muy gordo, una contradicción nianitíesta. Los antiguos solían emplear las loes, entrar á la parle de, caberte parte de, tocarle parte de, ser consorte y participe, tomarle por consorte y com- pañero, tener parte en, mostrarse parte rff... Mediante estas loes., significaban la acción de participar. La sola f r. que nunca les salió á la pluma fué la afran- cesada Formar parte, propia de los galicistas, en que la voz parte suena una quisicosa como número, consorcio, correspondencia, unión, agregado, jun- ta, contra la naturaleza de la voz parte ■> que uo significa eso, sino muy distinta cosB... Si parte suena miembro, asiento^ individuo, no se traban con formar estos significados»; porque ;cómo va á formar número ó miembro de una corporación A que ya lo «.' ;córao puede formar parte quien es ya parte de ella?

FormatO, ni. Del francés 'brw«/. E>igase/rt?"//w.- «tamaño de un libro en

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orden á sus diiueiisiones de largo y an- cho; como folio, cuarto, octavo, etc.»

Formulismo, ni. Sistema de redu- cirlo todo ;l fórmuhiíí. Bien piied,* ad- mitiré, como timbién el siguiente.

FoRMi'LiST.\, cam. Muy apegado á las fórmulas; pero leguleyo, como quieren los afrancesados.

Fornático, ca, adj. Aplícase^ la ciibalgadn ra lerda á la espuela.- harón, ni. Parece coi-rupción de somático, ca, que veremos en su lugar y que se deriva de sorna: «espacio ó lentitud con que se hace una cosa». Nuestro pueblo convierte la .s en aspiración, y ésta pasa con facilidad á /.- hornáti- cofornático.

Forondo, da, adj. Corrupción de orondo, que nos ha venido desde Espa- ña por la falsa grafía de liorondo que usaron algunos y que trae todavía el Dice. Se usa en Chile en la acep. fam. de «lleno de presunción y muy contento de si mismo». El vulgo más rudo pronuncia forong^O. El Dice, deriva á orondo de orondado, y ;'i éste del latín orae tendal/'^, ondulado en la orilla ó en el borde; pero Cejador pro- nunció ya la idtima palabra sobre esta etimología: del vascuence or-f lo en movimiento, la masa fluida; comoora- lu, coger abrazando, agitar, amasar; ore-ka, balanceo de las lanchas en el agua, del gavilán en el aire, etc. «Pre- cioso vocablo, añade, exclusivo de Es- paña y del carácter español, pomposo, airoso y bizarro». (El lenyuajfi, t. V, n." 126). En el t. VI, u.» 41, explica la terminación nominal y adverbial ondo también por el vascuence ondo, bien; de donde su valor castellano de muí/, que han equivocado algunos con hondo, escribiendo sabihondo, eo- luo .si fuera salda hondo ó [)rofniidii.

Forro, m. ñg, Habilidad, disposi- ción, aplitud ó capacidad para una co- sa. «No te veo forro. No tienes forro p;ira orador». Equivale á la fr. castiza Tener uno malos dedos ó Xo tener dedos para organkia. Echarle, meter- le ó ponerle un forro « vno, U-. lig. y fam. que usamos en el mismo sentido de la castiza Pegar un petardo á uno: «pedirle dinero prestado y no volvérselo ó ejecutar alguna otra estala ó engaño semejante». Otras veces es más genérica nuestra fr. y significa imponer una carga ó molestia. Fo- rro de puerta. Dígase ,/«?«/»« (cada una de las dos piezas labradas que, puestas veiiicalmente en los dos lados de las puertas ó ventanas, sostienen el dintel de ellas) ó, según el caso, jambaje (conjunto de las dos jambas y el dintel que forma el marco de una puerta, ventana ó chimenea).

Fortacho, cha, adj. fam. forla- ehón, na: «recio y fornido; que tiene grandes fuerzas y pujanza».

Fortaleza, f. Hedor, hediondez- Véase Fuerte. Como en Chile riene fortaJeza este mal significado, una seño- ra muy pulcra, al hablar de los dones del Espíritu Santo, llamaba el defur- tcdeza, don de fortitud, prefiriendo así pasar por arcaísta antes que por mal educada. .Juego de muchachos que consiste en tirar con bolitas á un cua- drado que se hace en el suelo con varios hoyuelos, de suerte que en cada uno de éstos entre una bolita. Parecido á la cachava española: «juego de niños que consiste en hacer entrar con un palo una pelota en ciertos hoyuelos abiertos en la tierra á distancia unos de otros».

FoRTioRi (.V). Loe. latina que debe constar en el Dice, con el significado

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de-con mayor razón. Advit^'rtasc que debe pronuiici!irscyí)/v/o//y {tóiigasecu la letra A como si toda la locución fue- ra una sola [tatabra Así se han pues- to las demás expresiones de esta clase: (ul libiluin, A priorí, A poslciiori, etc.

FoKTUXA, f. «Hacienda, capital, caudal >j, es una de las aceps. que le da el Dice, y que algunos tienen por ga- licana. No hay duda que el uso moder- no de los españoles y americanos, al aceptarla, se lia fundado en el francés; mas, como esta acep. aparece en las fuentes mismas de la lengua, que es el latín vulgar, no vacilanoos en acogerla como cosa que nos pertenece. En efecto, basta ver el Glosario de Ducange para saber que se usó en el latín de la Edad Media, y, retrocediendo más, basta en el latín clásico. «¿Quo niihi /b/7!í/!«//^ si non conceditur uti?» ¿Qué me im- portan á las riquezas, si no me es Ijermitido goz irlas? dijo el vate de Ve- nnsa, Horacio. « lis praetor adimere l'o- na forluixtsque poterit:» A éstos podrá el pretor despojar de sus bienes é inte- reses; escribió Cicerón; y después, en la 1." de sus Catilinarias: «Praetermit- 10 vwmaifortunarxim tuarnni:» No hablo de las ruinas de tus bienes. En vista de estos textos tan abrumadores, no hay por qué asquear de frases como éstas: «Pedro es un hombre de gran forluiui; Hizo fojiunii en el comer- cio; Las fortunas súbitas son raras veces duraderas; Mi liljro es asequible para todas las /«/Ví'/írt.v». Se dirá que los clásicos no conocieron ni usaron esta acep. Bien puede ser; ¡jcro ;'i las lenguas no pueden fijárseles las colum- nas de Hércules, y mucho menos al castellano para lo que. por legítima herencia, le viene de la lengua madre, (lue es la latina.

FORÚ.N'CLLO ó KüKÚXCl'LO, ni. Del

híinfiiiÚHCulus, divieso.

Forzar, a. Conjúgase /mítzw, /wy- .:(is,fueivp,fi(crcei), etc., como derivado del s. fuerza. Lo hacemos constar así_ porque hay personas educadas, annqnr ayunas de gramática, que dicen que á ellas nadie las forza á tal ó cual cosa, y otras, al contrario, se quejan de que se les forcé á esto ó aquello.

Fosa, f. La fosa coiiu'tn (jue hay en los cementerios para los que no pagan sepultura particular se llama hoijanca^ f. fain.

Fosear, a. Dígase fosar: «hacer foso alrededor de una cosa». Según el c;iso, úsese también cimuiar, a.: «sa- near de la humedad las tierras por medio de encañadosi^ {Encandilo e?, «conducto hecho de caños, ó de otro modo, para conducir el agua»), zanjar, a.: «echar zanjas ó abrirlas para nn edificio ó para otro fin».

Fosfatado, da, adj. «Que se halla en el estado de fosfato; que se ha convertido en fosfato por su combina- ción con el ácido fosfórico>'. Así defi- nió este término de Química Don Luis Marty Caballero y merece entrar en el Dice.

FosíoreO, m. Usado por Castelar y no admitido por el Dice., puede reem- plazarse por el f.fosforescenria.

Fosilizarse, r. «Convertirse en fósil un cuerpo orgánico». Así fué admitido por primera vez en la 1;!.^ edición del Dice. Más propio luibiía sido hacerlo a. (fosiHzar).

Fosu, m.Su primeraacep. es «hoyo», y sólo como término de Fortificación significa «excavación profunda (|ue circuye la fortaleza». }\i fiso, ni fosa ((jue es sinónimo de se^mllaraj deben pues confundirse con zanja: «excaav-

POY

FRAI

J9;]

cióii larga y angosta tiue se hace en la tierra para echar los cimientos, encañar las aguas, defeuder los sembrados ó cosas semejantes».

FoTixiANO, XA, adj. Partidario ó se- cuaz de Fotino, hereje del siglo IV, que enseñó algunos errores acerca de la divinidad de X. S. Jesucristo. Falta esta voz en el Dice.

Fotograbado, m. ■(Arte de produ- cir planchas grabadas por medio de la luz. II Lámina grabada ó estam- pada por este procedimiento». Admi- tido en la lo.'* edición del Dic; pero faltan todavía las dos siguientes.

FOTOGRABADOR, m. El '|ue ejerce y profesa el arte de fotograbado. Hace falta esta voz en el Dice.

Fotograbar, a. Del» admitirse, como ya lo estÁufofogrqfiar,/oMilo- ffifijíar, etc.

FoTOiNCiSióx, f. Incisión ó quema- dura hecha por medio de la luz. Voz bien formada y digna de admitirse. Muchos compuestos de foto (el griego ow;, «pwTÓ;, que siguifica luz) aceptó el Dice, en su ultima edición, como, además de los nombrados, fotófono, fotogénico, fotolitográfico, fotoUlográfi- ramente, fotometrúi, fotométrico; pero, según lo vamos notando, faltan toda- vía algunos más.

Fototipia, f. Arte de imprimir por medio de la fotografía. Es voz necesa- ria y tan bien formada como dagvc- rrotipia, estereotipia.

FoTOTÍi'ico, CA, adj. Perteneciente á la fototipia. Voz que hace falta.

Foyer, m. Voz francesa que se pronuncia /oí7¿/é. Signific;! fogón, iio- gar y también parte del teatro en que se calientan ó descansan los actores, y el Sillón en que descausa el público. En ciistellano se designa con ella la Uiiv. df Chil., t. II.

sala del teatro en que descausa el ]iú- blico durante los entreactos, fuman- do, conversando, etc. Cuuiios de los adoren y salris de descanso son, res- Ijectivamente, las voces que hemos hallado para estas dos aceps.

Frac, m. «El p]. fraques de //rtc no es una excepción, porque en todas las inflexiones se atiende, por regla general, á los sonidos, á las letras que lo representan, y para conservar el sonido (jue tiene la r en frac, es necesario convertir esta letra en fjir«. (Bello). Condénense tanto el sing.

fraque, como el pl. fracs.

Fraccioxamiexto, m. Acción ó efecto de fraccionar. Admitido por primera vez en la 13." edición del Dice.

Fracmasón. Dígase francmasón ó masón, como también //'««('/««íio/ír- rla. El adj. es masónico, ra. Como, por desgracia, hay también mujeres inscritas en la masonería, debo el Dice, admitir, además, los femeninos maso- na y francmasona.

Fragante, adj. El m. adverbial en fragante es también in fraganti y en flagrante: «en el mismo acto de estai-se cometiendo un delito». Ant. en fra- guante. No hay pues necesidad de añadir el s. detito ó crimen, como hacen algunos.

Fragmentario, ria, adj. Que

consta ó está formado de fragmentos. Del himcés fragmentaire. Xo lo acepta el Dice, como tampoco á fragmen- tado, da, que tiene el mismo origen (fragmenté) y significa: quebrado, jiar- tido ó dividido en fragmentos.

Fraile, m. Con supina ó con afec- tada ignorancia dan este nombre los radicales indistintamente á clérigos y frailes, cuando cualquier diccionario,

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aun el más reducido, les enseña la di- ferencl:i. VA pueblo c.ifólico les ha de- vuelto la palabra llaniáiulolos á ellos

fralmasones, lomo i[w casi todos

jXíi'teiK'cen á la franciiiasoiiería. Ami- t/itf lo iliíjan frailes tlfxr.íihoíi. Fr. Iig. qtie usó Puigblanch en el 1." desús Opiis- míos: «El Auditor no creerá nunca, aunque se lo dif/an frailes desralzos, que Mina intercedió con Fernando á favoi- de la ya derribada Constitución ». El sentido es el mismo de la otra fr. que empleó Cervantes: No le harán creer oira rosa frailes descalzos {Qui- jote, p. I, c. XXXII), que después se repite en el c. XLVIII de la II p., y sobre la cual escribió Clemencín: «Frase que manifiesta la gran repu- tación de santidad que gozaban los frailes descalzos en tiempo de Cervan- tes». Cejador agrega: «de grandísima estimación entonces, cuando la refor- ma acababan de hacerla Sta. Teresa y 8. Juan de la Cruz». Vean los auto- res del nicc. si conviene acoger esta fr., como también el siguiente adagio ó refrán: Si quieres matar un fraile, quilate la siesta i/ hazle cenar tarde, que se usa en su sentido literal.

Francesa la), m. adv. «Al uso de Francia», dice solamente el Dice. Aquí, además de esta acep., lo usamos tal como lo define Caballero: «despe- dida silenciosa y descortés, puesto que consiste en retirarse del sitio en (jue uno se halla, sin decir á las personas que quedan en él ni una palabra de •lespedida, ni [hacer] un gesto que in- dique nuestra resolución». «Apresuróse Kenigna á calmarle con la noticia de que Ponte se había marchado ya á sus palacios aristocráticos, y de que ni ella ni su ama Doña Francisca querían trato ni roce con aquel viejo camastrón.

que les había dado un mal pago, des- pidiéndose á la francesa-». (Cialdós, Misericordia, XXIX). a Despedirse á la francesa: marcharse sin saludar». (Luis Rcsses, l/irr.'ile arf/ot espaTinl). I'or estas citas se ve que el modismo se nsa también en España; por consi- guiente, puede darle el Dice, esta 2.' acep.

Fran^C'esada, f. Acción ó dicho pro- pio de francés en lo que tienen éstos de característico. Vocablo muy usado, entre otros, por el P. Mir, y digno de ser admitido en el Dice. El P. Isla lo usó como sinónimo de (lalicismo: «Pa- rece no gastar en la salbadera otros [polvos] que arena del Loira, del Ro- ña (sic) ó del Sana, según polvorean todo cuanto escriben, de galicismos ó i\e. francesadas-». ( Fr. Geiundio, 1. IV, c. VIII).

FiJANCESisMO, m. Usado por Alcalá (íaliano en un discurso pronunciado en la Academia y por el P. Mir, entre muchos otros, merece admitirse con las mismas aceps. de (jalicismo.

Franciscano, na, ó francisco, ca, adj. y ú. t. c. s. cuando se aplica al religioso.

Francolino, na, adj. Quizás por tener c\ francolín corta y caída la cola se ha aplicado en Chile este adj. al pollo, gallo, ó gallina que uo tienen cola. «La gallina | francolina I pu- so un huevo | en la cocina; ( puso uno, I puso dos, | puso tres, | puso cuatro, I puso cinco, | puso seis, | pu- so siete, I puso ocho, | puso pan de biscocho». I Fórmula del juego del pi- llarse. Véase esta voz. En Cataluña usan una fórmula parecida, que prin- cipia: «La gallina puritana». (VéaSe Rodríguez Marín, Cantos populares eywrwles, t. I, págs. 49 y 115). El adj.

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castizo esíWí/fc, la. En Jléjico, según Ramos IJuarte, dicen francolín [wr un gallo sin cola.

Fkaxchl'TE, adj. faiii. desp. y ú. t. c. s. Gabacho ó francés. U. desde an- tiguo en España y America y hace falta en el Dice. Para autoridades, sobra con la de Gonzalo forreas: «Un ro- njcro fraiiilmte con su calabaza, lle- na...» (Frase Cálame en Yepe). «Palabnts de romero franchute en ocasión (jue...» (Frase Cuerpo fecho plus). Otros lian escrito franchón, como se ve en el Rebusco del P. Mir; y otros, fnaichole, menos usado, como se ve en el Qui/'ole, p. II, c. LIV, en ¿7 Refranero español de 8barbi, t. VI, p. ;;i»3, y X, 230. Tirso de Molina, eu su comedia Cómo han de ser los amiíjos (I, 12), escribió, refiriéndose á una criada á fjuien el interlocutor trata de Monsiuní:

LeH puejs, //-«Hc/ívíH ini'a.

Francliok ófrandiule es para Clemeti- cin y Cejador voz de despi-ecio con que se llama á los franceses y aun á otros extranjeros ijuc andan por Es- paña.

Fraxchl teiíía, f. Afición cursi á las cosas de Francia; mala imitación de sus modas, costumbres, lenguaje, etc. «Con haber venido á Francia, ya creen que ellos solos hablan como se debe, cuando son los únicos que lo hacen muy retemal, que hablan al- garabía, franchuleria insoportable.» (.Julio Cejador, Carla á D. Julio Saa- vedra, l.ü Febr. 11)07, publicada en la revista española España y América).

FiiAXiiOLLo, m. «Trigo cocido que se suele comer en caso de necesidad en lugar de potaje». Así el Dice; pero sin que se vea en la definición el ori-

gen del nombre, que es el v. latino fránijere, quebrar ó quebrantar. En Chile es el //■rtH^ro/Zo trigo triturado, íl fin de que lo coman con más facilidad los pollitos ó se cueza mejor para los guisos á que se agrega. En la provin- cia de Concepción, y (luizás en otras, el franffollo se hace mojando el trigo en lejía ó sancochándolo en ella (lo primero es más sabroso) y moliéndolo en seguida; después se cuece. La gente educada lo llama frangollo, y la del pueblo, triijo pisado. Véase 8opm- LLO. También huy frangollo de maíz, (jue no es igual á la chuchoca, como dijo Rodríguez, sino que es simple maíz triturado.

Franqueak, a. Xo es el franchir francés; por consiguiente, no significa pasar, traspasar, abrirse paso, salvar, sino «desembarazar, quitar los impe- dimentos que estorban ó impiden el cui-so de una cosa». Asi,- franquear una jnirrta, no es pas;ir jwr ella, sino abrirla y dejar exjjedito ó franco el

paso iKir ella; franquear las fron- teras será en castellano Iraspasarlcs ó ¿•/(//«/■/«.s, según los casos; fran- quear líneas enemigas, romper- las.— La acep. «pagar previamente el porte de una carta por el correo», debe ampliarse para que comprenda también los periódicos, libros, folletos, etc.

FBAXyL'iCiA, f. «Libertad y exen- ción que se coucede á una persona para no pagar derechos por las merca- perías que introduce ó extrae». Esto solo dice de esta voz el Dice; sin em- bargo, ya es tiempo de darle, á más de ésta, otra acepción más general, de- exención, privilegio ó facilidad, que se da á una persona para que haga con ventaja un negocio.

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Frase saciíajiextaIí, expr. li^. Ni cu FiiASE ni en Sacramental la registra el Dirc, cuando es tan usada y digna de aceptarse. Significa más (|Uo \a frase licini, porque, á más de sur inalterable, tiene algo como de sagrado y solemne, algo como la forma de los sacramentos. Xo citaremos ui;is que la autoridad de Bretón de los Herreros, (jue, en su Carla éroti&i en estilo parlamentario, escribió:

Mariquita idolatraclu, Mi bien, mi' amor, mi deidad. Mi programa, mi turrón, Mi /Vn,<c sacramental.

Frastero, ra, adj. y ü. t. c. s.

Sincopa que hace nuestro pueblo de la voz forastero; cosa nada rara en caste- Lellano, donde labrar, obrar, obra, ofreiiila, sobrar, isidro, nal/roso, se lian formado délas voces l-dünnü laborare, o/)erare,ópera, offerenda, superare, Isi- doras, saporosus; desabrido, del caste- llano f?f.?fííioníA); crónira ^ cronista, da los anticuados corónica y coronis- ta; honrar, del ant. hondrar, y este del latín honorare; robra y el ant. ro- bre, del latín robur, boris. En algunas provincias de Méjico, según Ramos Dnarte, dicen también frastero.

Fregado, m. Ancho ó anchura, circunl'creuuia ó tamaño de un objeto, bulto ó volumen. Sólo lo hemos oído en frases como ésta: Un caldero ó paila lio este fregado; Un infolio de este freg'ado (indicando el tamaño con los brazos).

FitEGADO, UA, adj. part. del siguien- te. Lo que tiene de particular es que se usa como activo. Esto// fregado; Me he frejado hasta no más; Salí » quedé fregado: son modos tan usados como estos otros: ;QvÁ hombre tan

fregado! ;Qué mujer tan fregada.' Eres la persona más fregada del mundo: cócora, com. fam. y ú. t. c. adj.: «persona molesta é impertinente en demasia». Véase el siguiente. Al fre- gado, fregarlo, fr. fig. y fam. que usa- mos en el sentido de-desgracia sobre desgracia, ó recargar, molestar al ijue ya tiene bastantes carga? ó molestias. Es parecida á los refranes castellanos: Bien vengas, mal, si vienes solo; Tú, que no puedes, llévame á cuestas; A la borrica arrodillada doblarle la carga. Fregar, a. y r. Como el significado propio es frotar, estregar, es lo más natural del mundo (jue de él se haya pasado al fig. de molestar, importunar, fastidiar, causar perjuicio, padecimien- to, ruina, y en este sentido es nmcho más propio y expresivo que los castizos moler, amolar, maclutcar, majar. Jerin- gar, rallar. Jorobar, tarazar, encocorar. Voy eso Cuervo, daspués de explicar el uso de Colombia, que es igual al de Chile, concluye: «Se ha declamado con acritud contra a(juel vocablo, sin duda sin recordar el estropajo y las lavazas; pero su acep. primordial es estregar, por lo cual no parece más indecoroso (¡ue amolar, moler, etc.» .Vsí es la verdad, comoquiera que la friega ó fricción es ojieración casera y conocida. Expliquemos ahora el r. fregarse. Como muy bien dijo Don Z. Rodríguez, «en Chile se friega el comerciante que hace un mal negocioi el litigante que pierde su pleito, el colegial que saca erres ó bolas negras en sus exámenes, el enamorado que recibe calabazas de su dama, el hacen- dado que es sorprendido por el primer aguacero con el trigo en la era, el dor- milón cuyo sueño de la mañana inte- rrumpen los carruajes ó los vendedores

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aiulxiliiiitcs, ul ministerio que se vcaco- sado por l¡is interpelaciones; en un;i palabra, de pordiosero á presidente, cuanta humana criatura se veobii'^ada :i leconoccr prácticamente cjue no hay cu la tierra felicidad cumplida». Este mismo uso, como a. y como r., tiene el V. fri'ijar en casi toda la América Latina, especialmente en Méjico, en (/hile, el Terú y la República Argenti- na. Fundados en esto, en lo expresivo y propio que es el v. para la idea que con él se da á entender, y hasta en el uso lani. español, pedimos que se le admi- ta esta acep. especial, siquiera como fani., así como tiene una parecida el compuesto refre<jar: «dar en cara á uno con una cosa que le ofende, insis- tiendo en ella». Del uso español tene- mos estas pruebas: Gonzalo Correas: •1 Dijole de lo \ñQi\/re¡jado, por decir oprobios»; Cejador: «Vaya \x\\fre¡jado, de lo mal hecho»; fi. que Caballero explica más: «dícese, fauí. y metafóri- camente, de todo lo mal hecho, mal dispuesto y mal ordenado ó arreglado». Cierto (lUC en ellay/Y'/y«f/o es s. y como tal significa: 'cacción o efecto de fre- gar», y por consiguiente, la fr. com- pleta seria: «Vaya un freíjado mal hecho»; mas esta acep., la otra tig. de «enredo, asunto embrollado», que tiene el mismo s., y la que da Correas al part. freijado, son una preparación para llegar á la que nosotros damos al V. En efecto, ;qu¡én que no conocierala signilicación precisa del i^.freijadu, no vería la acep. americana áa fregar en este pasaje de Castelav!' >< Cuando se metió Bismark en el horrible freijado de sus combates con la Iglesia, dijí- niosle(|n(' había de ir á Canosa, y fué».

—Fregar la paciencia. Fregar la pita, Fregar la cachimba.

son tres frases figs. y fanis. «jue sigiii- ñcan una sola y misma cosa: molestar, fastidiar, importunar mucho ó con exceso. Xo alagamos por ellas, pon|Ue nos bastaría la sola admisión útifroi/ar.

FiiEfiATiXA, f. Acción ó efecto de freijar, en la acep. americana que de- fendemos. Los que no quieran usarlo, pueden reemplazarlo con inoledcra ó cansara (molestia y fatiga atusadas de la importunación), molienda ó molnle- ra (fatiga, cansancio, ó molestia; cosa qae causa molestia), machaquorki (pe- sadez, importunidad), joroba (imper- tinencia y molestia enfadosa); //•«</«(/«, m., berenjenal, ruina, caer en el ijarlito ó en el lazo.

Fregazón, f. Lo mismo (¡ue el an- terior.

Freír, a. Se conjuga como reír, menos en el participio pasivo, (¡ue es freido y frito. Según Bello, ambas for- mas se usan indistintamente para for- mar los tiempos compuestos y como part. adj.: Han freido ó kan frito lo-'i huevos; los huevos han sido fieitlos ó fritos. Pero, segiin la Academia, frito se usa más frecuentemente qnc freido. Como puro adj., no hay duda que debe usarse solamente //•/7i'/.— /i.sfr«- uno frito. Dejar ti uno frito, son frases ligs. y fams. que se usan ya en todas partes, aun en España, y merecen entrar en el Dice. Xo citaremos más que la auto- ridad de Caballero: aEstar frito: meta- fórica y famiharmente, consumido: impaciente, avergonzado». iFrito... Refiriéndose á las personas, consumido ; impaciente; violento». Afreirmonos, fr. fig. y fam. que se usa más con los verbos echar, mandar, irse, y á veces se la terminaba con el complemento á til Aunada. La f r. castellana es Vele á freir monan. Vayase á freír monas.

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como la vemos en Cejador ( hl Lea- ijuaje, fc. IV, 11." 13), aunque no apa- rezca en el Dice. El origen de la alte- ración chilena fué una chacra que í5e llamó dfi los monos, porque en su puer- ta de reja hahía varias estatuas peque- ñas que el pueblo llamó moms. Como la chacra estalxi situada al lado sur de esta ciudad, por donde corre el zanjón llamado de la Aguada, y como por ahí entraban antes con sus hatos y recuas los comerciantes y proveedores de la ciudad, por lo cual había muchas fon- das y hosterías donde se les vendía toda cliise de frituras, era natural que la acción de la fr. española //píV monas se colocara en la Aijuada, donde, para más coincidencia, estaban también los monos de la mencionada chacra. Vele li freír monos á la Aguada, ó al zanjón t/e ¡a Aguada, signitícaipues en Chile loqueen España Vc/e noramala. Vele á escardar cebollinos, á freír espárragos, ron. mil diablos, á espulgar un galgo, á donde se fué el padre Padilla, etc., etc. Fréjol, m. Fréjol, fríjol, y frísol, dice el Dice, del latín fasélus. Dos cosas hay que explicar en este vocablo: cómo pasó de grave á agudo en Amé- rica y cómo la s etimológica se convir- tió en ./. Lo primero se explica por las formas diminutiva.s p/uiséolus, en latín bajo fassolius. Hasta en el Dice, apa- rece todavía como anticuado faséolO. Es evidente que el pueblo nunca pro- nunciaría así, sino /asiólo y después íasiól. Agregúese á esto la influencia de las formas dialectales, que cargaron también el acento en la o: fei.voo, fei.i:on, freíjó; feijb, freijb, traen los diccionarios gallegos; en catalán y ma- llorquín, fasól; provenzal, faísol; y asimismo la influencia de las otras len- guas: francés antiguo, faisol, hoy /«-

Kcole; ituVvAno, f agiólo, fagiaolo ; ruina- no, f asoló. «Las formas con r, dice Cuervo (de quien sacamos también algunos de los anteriores datos), pro- pias del castellano y gallego, se deben probablemente á fresa, que en latín bajo es haba pelada, y freza, frezia, plato preparado con ellas (Ducange), defressus,frendere, quebrar; de suerte que fréjol, fríjol serían como diminu- tivos». En favor de la acentuación aguda (frísol y fríjol) trae el mismo Cuervo dos citas de Castellanos y nna de Alvarez de Toledo en el Purén in- dómito; nosotros agregaremos estas dos de Pereda: «Le dio en las narices el olor de la infalible ensalada de frijoles ...Dieron para \o& frijoles... y> (Xubes de eslío, IV). El Inca Carcilaso, en sus Comentarios reales, escribe también frixoles sin acento. El cambio de « en ./ seexplica ponjue «en castellano antigu o existía la -s sonora (semeja n te á la fran- cesa de rose) y, estando inmediata á una vocal palatal, se palatizaba ella misma, parando en el sonido de y fran- cesa; ése es el origen de formas dobles, como tiíteras y tijeras, frisóles afrijoles, (pliso y qui/'o, rjuisiera y quijiera)>. (Cuervo). A estas voces podemos agre- gar estas otras, en que la s etimológica se ha convertido en ./'.• jabón, vejiga, Játiva, de l;is latinas sapo (onis)í i'esica. Saeta bis; y jUguero, que primero hiésdguero, del latín sibdare, silbar. La ./■ gallega se pronuncia también como la,/ francesa, y esto ayu- da á la misma explicación. En vista de las citas y razones alegadas y del uso de toda la América, (jue es pronunciar fríjol ó fréjol, siempre agudo, pedimos que la Academia autorice también esta pronunciación. Frena, f. Especie de freno más

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sencillo que el ordinario, pues carece de bocado y liarljada. El bocado se reemjilaza ¡wr una barra recta ó dobla- (¡a [lor una bisairra (> charnela. Usase tnús generalmente la frena para ca- ballos de carruaje.

Frexkrí, m. El pl. Qsfienesies, aun- que no faltan clásicos, tanto pi'osistas como poetas, que han dicho frenesís. Creemos que no debe imitárseles.

FiiENTR. «Es voz femenina cuando sig'uifica la part« del rostro así llama- da; cuando se usa en sentido metafó- rico con aplicación á un edificio ó á un ejercito, se usa más bien en el género masculino*. (Grnmál. ik la Acade- mia).— Como adv., es igual á enfrente ó en frente, que de arabas maneras lo escribe el Dice. Tener uno un dedo dos dedos) de frente.

Frknt(')N. xa, adj., ó

Frentudo, da, adj. Bígasa fron- tudo, da: «dícese del animal que tiene mucha frente». Sin embargo, recomen- damos á la Academia el primero, que está perfectamente formado, es de uso corriente en Chile y tiene por patrono al antiguo y popular entremesista Qui- nónos de Benavente, en El Murmu- rador:

LengtKL de tarabilla, ¿(\\ié te importa Que doña Oazmia sea anchi freufona.^

Xo le bastó al poeta el adj. frentón, y le antepuso también ancho.

Fresco, ca, adj. fig. Dícese del que habla y trata con poco respeto y con cierta libertad y descaro á personas que merecen consideración, especial- mente de los jóvenes con respecto á las mujeres: desennielto, descocado. Es de uso general en Chile, y bien puede admitirse, porque en ca.stellano tene- mos va en la misma familia: fresca:

palabra ó frase con que se dice á uno franca y resueltamente algo desagra- dable; por otro nombre, claridad; fres- camente: con frescura y desenfado: frescura: desembarazo, desenfado: chanza, dicho picante, respuesta fueía de propósito. En el Dice, de anjol español, de Luis Besses, aparecen como voces populares fresca (descaro), ser Ha fresco (no tener vergüenza) y fres- cura (desparpajo, atrevimiento). Es celebrado en Chile el equívoco de cier- ta joven del pueblo que en noche de verano decía á su madre: «Abro la puerta para que óntre d frescor. El P. Isla usó la acep. que ¡estudiamos, pero aplicándola á cosa, á persona : «¡Imprimir unas cartas escritas sin cuidado, de alusiones festivas, de gra- cias frescas, de dictámenes francos, y de un jesuíta!» (Cartas familiares. Noticia prelim.)

Frescura, f. Véase el anterior. En Chile \a frescura es un dicho ó acción (jue envuelve cierta libertad, atrevi- miento ó descaro, principalmente de jóvenes para con mujeres.

Fresera, f. Frutero especial, de una i'i otra forma, en que se sirven las fresas en la mesa. Es voz usada en to- das partes y falta en el Dice.

Fresquear, n. Decir Ó hacer fres- curas. Véase Frescura.

Frezada, f. Es tan castizo como frazada, aunque en Chile sólo lo use el pueblo. Ambos se derivan del v. frisar, y por eso se definen: «manta peluda que se echa sobre la cama». Es nota- ble este pasaje del P. Sigüenza en que frazada está usado como adj.: «La [cama] de su celda fué siempre un solo jergón de paja en el suelo, y una man- ta frazada encima, con (¡ue se cobija- ba».. {Crónica, p. IH. 1. II, c. XÍ,).

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creemos ijue sean éstas dos sustan- tivos yuxtapuestos, como carro-salón^ ImqM-esruela, carín-prúloi/o, porque estas construcciones no se conocían en tiempo del autor.

Frica, f. fig'. Formado del v. ///- rnr (estregar), significa entre nosotros soba, 2urra, felpa, lumia, tanda o vuel- ta (le azotes, lo que en realidad es una fricación, fricción ó friega, más que suave. Algunas veces se oye esforzado con una s intermedia: frisca.

Fricasé, m. «Guisado de la cocina francesa, cuya salsa se bate con hue- vos». Así el Dice. ; pero el fricasé que se conoce en Chile es llamado en el mismo Dice, fricasea, f.: «guisado que se hacía de carne ya cocida, friéndola con manteca y sazonándola con espe- cias, y se servía sobre rebanadas de pan». Esta última cláusula tiene de menos el fricasé chileno; el guiso de esta clase que se sirve sobre reba- nadas de pan se llama aquí ¡it/ote, v el Dice, lo define: «guisado de carne pi- cada que se rehoga en manteca».

Fricativo, va, adj. Dicese del so- nido que produce cierta vibración en la laringe. Aplícase en articular ú las consonantes/, s, z,j, r, y, y debe admi- tirse en el Dice.

Friccionar, a. Basta con frei/ar (■) fricar, estregar, restregar, refregar,

según los casos. Véase Anexionar. Friega, f. Es castizo cuando es sinónimo de fricción ó fricación; chile- nismo, cuando significa lo mismo que

frica.

Frigoterapia, f. Arte de curar por medio del frío. Del latín frigiis, frío, y el V. griego ftspa-S'xo, curar. Está liien formado y merece admitirse.

Friísimo, ma, superlativo de frío. flnseña la Academia en su (¡ramática

que los adjs. en io, como sombrío, ca- recen de sujMjrlativo, excepto friísimo y piísimo. Fray Luis de Granada em- pleó la formafrigídisimo, tomándoladel latín, porque e\ frígido castellano sólo se usa en poesía; asimismo Alcalá en El Donado hablador. Fray Luis de León, el Padre Sigüenza, Cervantes, etc.

Fringolear, a. «Este v., tan co- nuin entre nosotros, es dar una azotai- na, una zurra; y asi decimos, v. gr. : Le fringolearon al ladrón cincuen- ta azotes. Tiene el mismo valor qne nuestro ajustar». (Fidelis P. del Solar). Nosotros lo hemos oído en la forma frincolear y lo creemos deri- vado de frica con la agregación de una n para esforzar más el vocablo.

Frío, ra. La fr. en que entra esta palabra es: iVo darte á uno frió ni calentura una cosa ó No entrarle á uno frío ni calor por una cosa. Véase Calikxte en el Ajiéndice del t. L

Frióx, NA, adj. aum. de frío en la acep. fig. de «sin gracia, espíritu ni agudeza: hombre frió, respuesta fria«. Lo mismo significa ///a/íVo, ca: «frío, necio, sin gracia». Véase Ox, xa (Nombres ex).

Frionera, f. Corrupción de frio- lera: «cosa de poca monta ó de poca importancia». Menos debe confun- dirse con frialdad y ant. friura en sus aceps. de «flojedad y descuido en el obrar; indiferencia, despego, poco interés».

Frisa, f. Significa en castellano «tela ordinaria de lana, que sirve para forros y vestidos de las aldeanas»; y en chileno, pelillos cortos y menudos, más ordinarios que los del terciopelo, la felpa y la pana, de que están cnbieitas algunas telas: pelusilla. Es evidente que esta acep. se ha tomado del v.

PRl

FRO

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frisar, que significa: «levantar y lutor- cer los pelillos de algún tejido», j' de los sustantivos frisado (tejido de seda cuyo pelo se frisaba formando borlillas) y frisador, ra, (persona que frisa el paño li otra tela). En Chile es acep. antigua y corriente entre toda clase de personas.

El amor que te tuve

Fue' de bayeta: 8e le acabú la frisa, Ya no calienta. (Veno» populares (le ~ainacutc(i. "Se le ha caído el pelo\ dice el tercer verso en la colec- ción de Rodríguez Marín).

Sacarle á uno la frisa, fr. fig. y fani. que vale lo mismo que las casti- zas Zurrarle la badana. Medirle las espaldas ó las eos/illas, etc.

Frisar, n. Los antiguos usaban con este V. la prep. con más que la en, por- que aquélla se aviene más con el signi- ficado de «frotar. refregar'>, de donde se derivan las aoeps. figs. de «c )ng8iiiar, confrontar» y «acercarse». «Frisaba la edad de nuestro hidalgo ron los cin- cuenta años», dijo Cervantes, y así la demás flota de los clásicos.

Aplauden la impiedad con grande risa

Que con su envidia y su soberbia frisa.

(Hojeda, Cnsliada, 1. IX).

El uso de en parece que le da otro sig- nificado. Frisar ahjo en desrerr/iienza, es el ejemplo que trae Salva; y Frisar una moldura en otra, ó con olra, el de la Academia. «Los que frisan en con- dición gustan de andar juntos y se hacen amigos», escribió el P. Nierem- berg. Vea pues el discreto lector si será propio decir con los modernos Frisar en tantos ó cuantos aHos de edad. A nosotros nos parece mejor mn para estos casos.

Dice, de Chil.. t. 11.

FriSUdO, da, adj. Véase Friha y dígase pehido, da, felpado ó afel- pado, da, (parecido ;i la felpa por tener vello ó pelusilla).

Fritaxga, f. Fritada ó fritura: conjunto de cosas fritas. En Chile no se conoce más qnc frilatu/a, que bien ]iodría admitirse, alo menos como fam., pues se usa también en España. «El, callandito y descuidado, atiborraba el cuerpo defrilant/a y jian del día, con largas intermitencias de lo tinto». (PeYeda,SofilPza, XXIII).— fig. y raro,

fregatina.

Fritanguera, f. Freidor, ra, 111. y f.: «persona que fríe pescado para venderlo», corrige el Dice, ¡lero con la iiotade provincialismo de Aiidalncia. Cervantes, en el entremés de Los Mi- rones, emplea freidera, que no aparece en el Dice, y es mucho más digno de aceptación y con el significado general de-mujer que fríe.

Frito, ta, adj. y part. de freír. Véase esta última voz.

Frito, m. Para el Dice, sólo es sinó- nimo de fritada ó fritura (conjunto de cosas fritas); para nosotros lo es tam- bién de fruta de sartén (masa frita, de varios nombres y figuras). Así, un bu- ñuelo, un pestiño, es para nosotros un frito, en general. Parece que puede admitirse esta acep.

Frontera, f.'«Confín de un esta- do», es la acep. ¡trimera de esta voz; es decir, el téimino ó raya que divide dos estados y señala los límites de cada uno. En Chile se llama malamente frontera t(>da la región (¡ue ocupa- ban antes los araucanos y que á la sazón está comprendida en las actuales jpi'o- vincias de Arauco, Cautín y ¡Mallcco. Pudo tolerarse este nombre mientras la antigua .iraucaní;! permaneció re-

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FRU

FRU

beldé al gobierno chileno, formando como un estado independiente-, mas, una vez sometida, como lo está ahora, é incorporada en la nación, es impropio para la lengua y vergonzoso para la soberanía de Chile prosegnir usando este nombre. Con él se significaría que esa región no era chilena y (jue hasta ahí solamente llegaban los límites de Chile. Urge pues suprimir esta voz y reemplazarla por otra. Si se ijuiere una qne se refiera á toda la región, ninguna mejor que Aravcania, que nos recuerda los tiempos heroicos de la conquista y lí» incomparable raza araucana inmor- talizada por Ercilla.

Frou, frou. (Pronúnciaae/rK//«J. Voz francesa, imitativa del sonido que produce el género de seda al ludir un pliegue con otro, y que ha estado muy de moda, principalmente entre los no- velistas. Para que se vea lo antigno que es este acto, véase cómo lo descri- bió Covarrubias en su Tesoro: «iTa- F£TÁN, tela de seda delgada, y díjose así del ruido que hace el que va vestido della, sonando ti/, laf.» «Tiritaña, género de seda delgada, dicha del soni- do que hace ludiendo una con otra». Las etimologías, como se ve, no pasan de infantiles, pero la descripción es buena y deja la convicción de que la seda no tiene para todos el mismo sonido.

Fri^ctcario, ría, adj. El Dice, lo hace sinónimo de usufructuario, rio, adj. y ú. t. c. s.: ndícese de la persona que usufructúa una cosa»; nuestro Código Civil lo aplica á la cosa grava- da con el usufructo; y por eso dice muchas veces: ¡a cosa fructuaria.

Fruncido, da, adj. part. á^ fruncir. La última acep. de este v. como r. es: «afectar compostura, modestia y enco-

gimiento»; por consiguiente, usamos bien el participio aplicándolo, como lo hacemos, á la persona medida y remi- rada para comer y beber. Asimismo, de esta otra acep. que c. a. tiene el v.: «arrugar la frente y las cejas en señal de desabrimiento ó de ira», ha venido el significado de «triste, angustiado», que damos también al part. fruncido, que para el vulgo es froncido ó fronCÍO. No es rara esta promincia- cióii, pues el poema de El Cid escribió fronzido, y el Arcipreste de Hita,

frongido.

Fruta, f. l'or antonomasia, llama así el pueblo á la sandía. Fruta (M cercado ajeno, loe. fig. que hace falta en el Dice.

Frutilla, f. Ya le da el Dice, esta acep.: «en algunas partes de América, fresa». En Chile se diferencia bastante la//í','í« de h frutilla, tanto en el tama- ño como en el sabor; la frutilla (fra- (jraria chilensis) es mayor aún (jue el fresón. Expliquen los naturalistas todas esas diferencias; nosotros copiaremos solamente estas palabras del P. Ovalle: «Sólo la que llaman// ?<////«, y en Italia frauli, se vende, porque, aunque es propia de la tieira, y he visto leguas enteras de frutillares (jue nacen de suyo en el campn, hace tanta ventaja á las demás [frutas], que los que la cultivan hacen mucho dinero de ella; son muy diferentes de las que he visto aquí en Roma, así en el sabor como en el olor y en la cantidad, porque crecen tan grandes como peras, y, aunque de ordi- nario son rojas, las hay también en la Concepción blancasy amarillas». (His- tórica relación, 1. \, c. III). Frutilla del campo. Arbusto de la familia de las rámncas, de ramas alargadas, dereclias y estiradas. «Se conocen unas .seis

FUD

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especies, casi todas de Chile, donde se llaman camán ó fruliUn del campo, porque sns frutos, vistos de lejos, tie- nen algiinasemejanzacon lasfrutillas». (Philippi). El nombre atmáti no lo liemos oído nnnci.

FRrril.LKKO, ni. Vendedor ambu- Imte do frutillas por calleí y ca-a<í. Kl (pie siembra frutillas pira venderlas p ir nnyor. Puede admitirse en ambas accps. Véase Ero (No.murks ks). He aipii la canción con (pie se celebra al frutiilero ambulante:

¡Que gustí) sciitif que viene Muy cercii ya el arguenero, (¡ritandij desde la calle; ¡Fnít'días. el J'rfitilUru!

Las arguenas trae llenas De perfumadas frutillas, Que con delicia devoran l.os chiquillos y chiquillas.

Entre las frutas tempranas Es la que sale primcru; I'or eso es alegre el grit<i: ; FriU illaf, el fruí iílcro.'

F/UtO, n. p. m. Fruliis. Véase Caim.o,-;.

FrutOSO, 11. pr. 111. Fiurl Iluso.

Fucha, adv. de ni. Vnlpirisiiio ipie solo se oye usado ion los \crbos aiilii- V i¡Hr,l,ir: Me salió fucha; Qncilaslc fucha; ó bien solo, como inteij. ¡fucha! cuando sale fallida ó frustra- da una cosa. ; Vendrá del alemHii/'í//.'!r/í o del eliilciio foche? llamos Duartc lo trae como niejic:iiüsino y con el sii;- nilicado de ,7'o.' ;/'*'/■'

Fudre, m. P^S el fi anees fou/re, cuba, introducido por los vinicultores franceses. Xiiij;uiia necesidad liay de el, pues el castellano rulia siy:nitíca exactamente lo mismo. Las vasijas menores que la ntba son la aiiuUota, la pifia, el toiul, el barril, la cuhf-la y el

riiilolii. La tina y la tinaja son de Iwrro cocido.

F i' E( : o, m. Dar fuego. Según el Dice., signiüca esta fr.: «aplicar ó comunicar el fii'Oiío al arma que se quiere dis- parara. Xosotros le damos también la acep. tig. de-arremeter, pegar, para animar á los que pelean ó riñen. Hacer fuego es castizo en el significado de allegar combustible á la lumbre para que el fuego aumente, y también en Milicia, por disparar las armas de fuego; pero no lo es en el significado de-oponerse una cosa con otra, como se usa en Chile: « En conclusión, el citado artículo hace fuego contra el mismo Código I'enal», es decir, ha- blando militarmente, dispara contra. Dígase que está en pugna ó en ofxisi- ción con, que pugna ó se opone á, (jue se vuelve contra. Ni á fuegO, m. adv. fig. y fam., cuj'o sentido literal es: aunque disparen con armas de fue- go, aunque den fuego. Véase Ni á cañón en el art. CaSó.v. En castellano .se dice: ^V/ por lumbre: de ningún modo. Romper los fuegos. Fr. de Mi- licia y de Jlarina i]ue falta en el Dice, y que significa: principiar el disparo de las armas de fuego. Nosotros la usamos también, fig. y familiarmente, por principiar una lucha, una riña ó disputa, una arenga ó filípica, una re- preiisiiin fuerte, etc. Sacar fuego, es castizo en el significado de encender lumbre hiriendo el pedernal con el eslabón. El con ju nt<j de eslabón, yesca gesijuero ó esqurro) j j)edernal, se llama lumbres, f. pl.

FrEfíUlNO, XA, adj. Habitante de la Tierra del Fuego. En esta acep. ú. t. c. s. Perteneciente ó relativo á los fueguinos. Hace falta esta voz en el Dice.

Hl-Í

FUE

FUE

Fuentada, f. Toda la vianda ó el lí'iuido que cabe cu uua fuente. De uso con-ieute en el lenguaje popular chi- leno. Ú. t. en el dialecto vulgar leonés, se^ún Don Santiago Alonso Garrote: «Una fuentada de lechuga». Véase A.NCíAUíLLADA. .Si cl Dicc. no nos da \\. fúiifadu ó fuentada, debe daruos por lo menos -k fuente en la acep. fig. dc-lo que cabe en uua fuente, como lo hace con casi todas las vasijas, vasos, tiestos, etc.

Fuente, f. fig. «Principio, funda- mento y origen de una cosa». Así el Dicc. Conviene agregarle algo para que se vea más claro que en esta acep. se comprenden /«s fueníes de ciertas obras, como las f nenies del Código Civil, las fuedles dfl Sinodo.

Fuenzalida, apell. Asi lo escri- 1)lu los chilenos; sin embargo, el lugar donde trae su origen y que está en l;i provincia de Toledo, en España, se escribe Fueiisfdida, y Condesde Fti^n- salitkf se llamaron los que recibieron el título de este mismo lugar, eleva- do á condado. La etimología es fícente salila, abreviado en fuensídlda, como Fuencanal, Fuenmayor, Fuen/rio, Fuensanta, Fuenlabrada, Fmncivil, etc., etc. En España escriben todos Fuensalida.

Fuerte, adj. Es chilenismo corrien- te cu el significado áe-félido, Iiedioiido. La acep. castiza corresjwndiente no dice tanto, sino solamente: «muy vigo- roso y activo. Vino, tabaco fuerte». Con el V. luiblar y otros semejantes se puede usar legítimamente como adv.: Hablar fuerte: en voz fuerte ó que suene bastante, en voz alta, levantar ó alzar la voz. Por la misma razón es bien dicho /«íí'/f u feo, como advs. : Le embistió fuerte y feo. Es galicismo

cuando significa perito, Mbit, diestro, entendido, versado, ducho, erperlo, sa- bio, docto. Pedro es fuerte en mate- máticas. Como s. lo admite el Dicc. en esta acep. y lo define: «aquello á que una persona tiene más afición ó en que más sobresale. U. comunmente con el V. ser. El canto es su fuerte- «. Baralt y el P. Jlir han protestado enér- gicamente contra esta acep.; mas, ana- lizada imparcialmente, no se ve en ella sino el sentido fig. del s. fuerte, que significa «fortaleza» ó recinto fortifi- cado; como si dijéramos: la ciencia ó el arte en que fulano es invencible, por- que está como en i\n fuerte, es el canto. Espíritu fuerte. Véase Espí- ritu.— Hacerse uno fuerte. Fuera de la acep. recta de-fo¡tificarse ó fortíilc- cerse, tiene entre nosotros la fig. dc- asegurai-se de una cosa defendiendo á todo trance su posesión: «Le presté un libro y se hizo fuerte con él; Aunque le pidieron la renuncia, no la quiso pre- sentar y se hizo fuerte en el empleo». No nos parece impropia esta acep., porque es solamente la aplicación fig. de la acep. recta. Más fig. es esta otra que le da el P. Malón de Chaide en este pasaje: «De manera que, resu- miendo toda la razón, es ésta: si el vaso, que, hcc'no uua vez olla, no puede más hacerse fuerte, no se puede quejar del que le hizo, ¿cómo se podrá quejar cl hombre, que está en su mano, de vaso de afrenta hacerse de honra, admitien- do la gracia y llamamientos divinos?» (La Maijdalenu. p. IIT, c. V). Hacerse fuerte vale arjuí defenderse de, rebe- larse, alzarse contra, que es lo que hace el que materialmente se fortifica ó se hace fuerte. En ninguna de estas aceps. aparece esta fr. en el Dicc. Lo fuerte, se dice por los licores más fuertes, como

FUE

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405

el iiguardieiite, el cofiac, el pisco. « üa- 1110 un vaso de h fiierte^K

Fuertísimo, ma, suijcrlutivo de fuerte. Auuque lo usó niia vez Fray Luis de Granada en vez de forfisimo, (|ue usó muchas ui;ls, debe reeiniila- zarse por este liltimo, que es el que señala el Dice, el que emplean genc- ralmciitc todos los buenos autores y el linico propio según la morfología cas- tellana. Véase CiEKTisnio.

I'Yi:rz.4., f. El m. adv. Á la por fuerza no aparece en el Dice, y en su lugar tenemos: á lafurrza, de fiierza, ant., por fuerza, t/e por fuerza, forzosa- mente. A viva funza es más significa- tivo: «con gran resolución, con todo el vigor posible, sin excusar trabajo ni diligencia».— Á fuerza y fuerza, que también se usa en Chile, tampoco aparece en el Dice. Véase cómo lo tra- duce Pereda : « I,ogró devorarlos todos [los improperios], menos nwo, áfwrza I te fuerzas T>. «¡Salga usted del proco- niiin de la sociedad á fuerza de fuerzas, y ensálcese hasta lo más alto!» (Xubes ik estío, XIV y XV). De primera faevzSi: lie primera clase ó de primer orden. Hacer fuerza, ir. que falta en el Dice, en las dos aceps. que tiene, propia y fig. En la I.'*, hacer violencia física para conseguir un fin, ó forzar, en esta misma acep.; en la 2.", obligar ó precisar á que se ejecute una cosa, ó forzar, en esta acep., esforzarse para ello. De la 1." danos un ejemplo Fr. Luis de León: «Hay dos partes en nuestra alma: una divina..., y otra de menos quilates, que mira á la tierra... Y, siendo la ley que esUi segunda se gobierne siempre por la primera, á las veces, como rel)eMi' y furio.sa, toma las riendas ella del gobierno y Imce fuerza á la mejor*. (Cantar de cantares, c. I,

V. b, nota). Esta acep. es frecuentísima en los clásicos, como también la 2.", que sólo confirmaremos con dos auto- ridades: «Si bien las razones de V. S. Iiai-en fuerza, á bástame por razón que ella lo haya hecho». (P. M. de Roa, Vida de Doña Sancha de Carrilln, I. III, c. IV). Pedro de ODa, en su A rauco domado, escribió:

Otra razón tanibiífn nic hizo/tiaza, (juc, si faltaran todas, f'Bta sobra. Para jioner las manos en la obra. Por ma's qne (le mi estudio el paso tuerza

Asi mismo Cervantes y todos los clá- sicos. « Hoy en el uso corriente, hacer fuerza, dice Cejador, vale mover, in- clinarel ánimo». Véase Poder, 2." acep* Mandar fuerza ano, es fr. fig. y faur que usa el vulgo en Chile en el sig- nificado de-tener mucho influjo, auto- ridad ó poder. Dicese tumbién d'; la mujer hermosa, ponjue atrae ó arrastra con su hermosura.

Fugruirse, r. Corrupción vulgar del ant. fugir. Se usa tratándose de cosas materiales que se escurren ó es- capan: Se fugruió la lat)Ia; El clavo está fuguido.

Fulgir, n. Brillar, resplandecer. Formado del latín fulgére, bien puede admitirse, á lo menos como voz poé- tica, ya que tenemos en castellano fulgente, fiílíjido y fulgor, do la misma raíz, y los compuestos refulgente y re- fulgencia. «:Las ondas fulgían cual laminada superficie de cristal»; «Su ñgara. fulgía como un rayo de sol». .\si un moderno novelista espaiíol.

Fclmi.vante, m. Tiene ya el signi- ficado, que antes no tenía, de-« materia ó compuesto que estalla con explosión » : pero mejor aún se aplican il nuestro fulminante (pieza, á manera de som-

40.'.

FULL

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brercto, iiuc su ponc' un la cliimcnea del arma de fuego) los nombres de cápsula y pistón, que expresamente le reconoce el Dice. La le(/iún que las Historias Eclesiásticas y Años Cristia- nos denominan fulminante, es, por sentencia del Dice, fulminatrí,^.

Fullerear, n. Echar plantas, bra- vatas ó amenazas. Véase Farama- llear.

Fn.LKKO, líA, adj. y ú. t. u. s. Sig- nifica "(pie hace fullerías (trampas ó engaños) en el jucgow, y lo que se cree en Chile, fanfurn'm, fuiamalla. Véase este liltimo.

Fullingue, adj. Aplícase al ci- garro y al tabaco de pésima calidad; y por extensión y liguradamente, á cosa de mala calidad ó muy ordinaria, y asimismo á persona que por su mala cjmplexión pas;i constantemente en- ferma, ó tan enclenque y tan para poco, (|ue su existencia no es de provecho. Es voz de uso corriente en Chile y que algunos pronuncian fuñinque, por la dificultad <jue tienen para la //. Como ésta la convierten en y y como fuyingrue haría muy mal sonido, para disimilación de ijc y ijuc. convir- tieron la primera en Ti. La etimología nos parece que debe buscarse en el latín fidiijo, mis, hollín, l'or la seme- janza que con el hollín tiene el tabaco malo y por el uso <[ue hacían del latín nuestros antiguos, especialmente los estudiantes, creemos más que seguro (|uc ellos por gracia y donaire llamaron fuliijiíiem á aquel tabaco, y de ahí el pueiílo dijo fullingue. La forma llingue, (pie se nsa en este mismo sentido en Chiloé, es, ó aféresis de la nuestra, ó es la voz linfftie (convertida a I en //, como acostumbran los arau- canos), por la semejanza que tiene la

corteza del linyiw, usada en curtiduría, con el tabaco fullingue. El que quiera, puede también descomponer la voz en ¡fo! ó ¡fu! y llmi/tte ó linf/ue; lo que equivaldría á decir: ¡Qué lingue tan hediondo I como es, en realidad, el tabaco fullingue.

FtMAnuLAó KUMOUoi.A, f. Del ita- liano/«waívw/rt. ■! Grieta de la tierra en las regiones volcánicas, por donde salen gases sulforosos ó vajwre-i de agua, cargados de algunas otras subs- tanciase.

Fu.MAiisE Á UNO, fr. fig. y fam. «Uominarle, sobrepnjarle»; «fitmarsc íDUi cosa: olvidarse de ella», trndiice LuisBessesensu Düx. de anjot español; y Caballero, en el suyo de modismos, admite: ((Fumarse tal cosa: metafórica y familiarmente, comérsela; suin'imirla con intención». aSc la fumó: familiar y metafóricamente, se dice en el sen- tido de hacer desaparecer una cosa, ó faltar, sin consecuencias, á un compro- miso ú obligación». En Chile usamos la f r. Fumarse á uno en el sentido de- vencerle en una discusión de modo (pie no tenga qué replicar: chafar; y tam- i)ién, burlarse de él con tal sorna y ha- bilidad, que casi no lo entienda: fisgar. Es, en amVias accps., el significado tíg. ó translaticio de las operaciones mate- riales del fumador á las inmateriales del entendimiento. El fumador, unas veces fuma simplemente su cigarro, es decir, lo consume ó devora; y otras veces, lo fuma con más placer y delicia, aspirando y reteniendo más el humo, gozando con su grato perfume y con- templando las variadas ondas ipie se forman en el aire. Véase Pitar, 2." acep. El mismo sentido general fig. que se ve en fumar, de hacer y deshacer de uno como lo hace el fumadoi- con su

FUN

FUN

40Í

cigarro, es el que se da también, lig. y fiunüiarinente, en casos parecidos á comer, Inuiar, devorar, ni/iiidimir, al- morzar, iinnqne no se lo reconozca expresamente el Dice. Del v. Iieber (lijo Fray Alonso de Cabrera: «No paremos aqui, sino en el deseo que tenia Cristo de hebei'se esta ánima [la de la Samarilaiia]». (Viernex (/pfi¡nd'>: del dom. 1 11 de Cuaresma).

Funcia, f. Abreviación vnlgar de fiiiin'ói), en la acep. de fiesta o espec- tácnlo piiblico. U. en muchas partes de Chile.

Funcionalismo, m. Derivado di^l a<lj. fi//ir¡()/iitl, que significa: <n'e- lativo á las funciones vitales». Usó este vocablo la señora Pardo Bazán en su obra La iileralura moderna en Fran- fia: «Xingiin períido más favorable para estudiar la sociedad [fiancesa] en su íntimo funcionalismo que aquél de IsiS á 18.")0». Otros, creyendo (]UC se deriva de fiiiicionario (empleado público), lo hacen cuasisinónimo de «H- fileomaiiiti. En ninguna de estas aceps. merece admitii'se.

Funcionamiento, m.Continna-

niiMite iiablan los diarios, que hace tiempo dejaron de ser modelos de buen lenguaje, como asimismo los escritores adoaüíados y los oradores chirles, del ■(Correcto y normal funcionamien- to de los poderes piiblicos» y de otros funcionamientos más, que nunca ha conocido ni ha menester el caste- llano. Digan /i/«<;íd/í, ejercww,desem/)e- Tio, procedei-, procedimienlo, acción, servicio, rumplimienlo, según los ca- sos, y no inventen ipalabras imitiles y feas.

FrNDAMKNrAR, a. En su acep. lig. significa: restablecer, asegurar y hacer tirme una cosa». N'osc usa como r.: por

consiguiente, no debe deciree: Me fundamento en tal ó ciad razón. Dígase: Jte baso ó me fundo; aun(|Ue en el Dice, le falta ii fundar la nota de: 11. t. c. r., (pie le da la (iram. de la misma Academia.

Fundición, f. fam. Acción ó efec- to de fundirse. Véase el siguiente.

Fundido, da, adj. \)art. de fundir. Del significado propio de este v. (de- rretir) hemos pasado al fig. en la ace]i. especial que damos, tanto al v. como al part. En efecto, así como lo que se de- rrite sale de su lugar y se extiende y comunica, así lo hace también en su terreno la persona fundida (en cas- tellano, regalón, consentido, mimado; y aun f/ar/ión, pero en Andalucía). Fundido como tacho, Se fun- dió el tacho, Tacho fundido: son frases figs. y fams. que se usan entre nosotros en este mismo sentido. Como el tacho pasa ordinariamente en el fuego, se le supone siempre muy caliente y casi fundido. Usamos tam- bién el V. c. a. y c. r., en esta misnuí acep.. pero menos que el part. «Esta madre funde á su hijo; Este niño se fundió á causa de su inadre«. He esta acep. se pasa fácilmente á la otra de «hundir» y «hundirseu, (¡ue, aiiti- ciiada en España, subsiste vigoros;i en Chile. Aquí se funde (se hunde, se \a al fondo ó se arruina) el comerciante que hace malos negocios; y también lo pueden fundir sus parientes, sus em- pleados, sus vicios, su pereza, su ine])- titud, etc. «A poco andar, el uno quie- bra, el otro pierde al juego capital y ganancias, el hermano se fundió, il pariente se ifué». (.lotabeche. El ¡ira- viwiano renet/ado). Se funde también cualquiera otra (])ei'sona (i cosa) que. en sentido lig., se hunde ó se arruina.

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Claro es que el Dice, delje hacernos revivir esta acep. tan propia como cas- tiza.—Mezcla ó fusión de estas dos aceps. es esta 3.', que también se usa en Chile como r., aunque menos que las dos primeras: enamorarse perdida ó locamente una persona de otra:

«Pedro está fundido o se fundió

con Antonia".

Fundillos, m. pl. Dígase fondi- llos: aparte trasera de los calzones ó pantalones anchos!'.

FundllludO, da, adj. En sentido propio aplícase al que tiene grandes los fondillos, por lo cual podría for- marse la \oz fondUhulo. En sentido fig. equivale al castizo calzonazos, m. fig. y fam.: shombre muy flojo y con- descendiente»; ó sX papanatas ó papa- moscas: «hombre simple y crédulo ó demasiadamente candido y fácil de engañar». Bragazas, m. fig. y fam. y ú. t. c. adj., significa también: «hom- bre que se deja dominar ó persuadir con facilidad, especialmente por las mujeres».

FundUCO (Á), loe. fam. Parece i ndudable que fun luco es corrupción de foiiduco, que sería la verdadera for- ma dim. de fondo; y entonces la loe. equivaldría á las castizas echar áfotuio é irse á fondo, que no haríamos más (jue trasladar de la marina al lenguaje fam.

Pl'XGIBle, adj. Dícese de la cosa (jue no puede usarse sin ainsumirse. Voz que, usada por el mismo Dice, en la definición de Mutuo y corriente en todo el mundo, reclama urgentemente su admisión. En su lugar pediremos también la del compuesto y contrario infung'tble.

FrxGosiDAD, f. «Carnosidad fofa que dificulta la cicatrización». Térmi-

no de Cirugía admitido por primera vez á petición de Ortüzar.

Funicular, adj. «Aplícase á lo que está compuesto de cuerdas». Del latín funiculus, dim. áe funis, cuerda ó cor- del. Admitido por primera vez.

Furel, m. Juret: pez marino, del orden de los acantopterigios.

Furierismo, m. Sistema utópico de organización social, inventado ¡xir Carlos Fonrier. Admitido por primera vez y descrito largamente.

Furierista, adj. Partidario del furierismo. Aplícase á persona y ti. t. c. s. 11 Perteneciente ó relativo á este siste- ma. Admitido también por primera vez.

FuRLÓx, m. Admitido por primera vez como igual á forlón: «especie de coche antiguo de cuatro asientos: era sin estribos, cerrado con puerteciilas, colgada la caja sobre correonesy puesta entre dos varas de madera».

Furor, m. «Cólera, ira exaltada. i| En la demencia ó en delirios pasajeros, agitación violenta con los signos exte- riores de la cólera. II fig. Arrebatamien- to, entusiasmo del poeta cuando com- pone (furor poético). \\ Actividad y violenta agitación de las cosas insen- sibles. II Prisa, velocidad y vehemencia con que se ejecuta alguna cosa». Estas son todas las aceps. castizas de furor, que es igual áfuria en las dos liltimas. Xo se confundan pues, como lo hacen losgalicistas, con las del francés/«rí'«/'. que dice <kafición extremada, pasión viotenta, ardoroso ahinco. Así, en vez de decir, Futano ajjasionadamente desea jugar, dirán. Fulano tiene furor por el juego; en lugar de escribir. Zutano pierde el seso ij se despulsa por los caballos, escribirán. Zutano tiene por los caballos furor; para signifi-

FUR

PÜR

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car que Menyana licne prrüa el alma por (ijkiúa á la moda, lo exprirairán así: Mengana tiene furor por >a moda;ú quieren manifestar que Peren- gana anduvo miierla por otro de umorea, lo dirán en esta forma: Perenguna

amóle al furoróliastael furor.

La lenjíua castellana no da permiso para tan desaforadas libertades. Coii- seiitirá la palabra//í«es/, como cuando Torres dijo: Le nació un frenesí de amor grande; pasará por la voz locura, como en la fr. de Alcalá: Decir á uno locuras, llamándole reg; au n dató título de /«(•(« a ios apasionados, sesíiín aquel dicho de Torres: l'n loco Imce tiento g el amor hace cien mil; más todavía, según la sentencia de León, habla loco con la /laxiún; jiero nniica sufrirá que entre la palabra /«/■«;■ para representar los disparates, desvanecimientos, arre- batos de las aficiones y pasiones hu- manas, fuera de la rabia y enojo. El sentido de \a fureur francesa no cabe en (íl fanir castellano». (P. Mir). Y ¿qué diremos de la horrible fr. gali- cana Hacer furor? «Van fuera de ludo razonable discurso, canta la Gra- mática de la .Vcademia, los que estara- pan solecismos como los de... hacer furor, por alborotar, entusiasnutr al auditorio». (íEl/uror nose hace, agrega el P. Mir; siéntese, causase, pone al hombre fuera de si. No cabe pues en la lengua española, que es hija de la filosofía, la fr. Hacer furor». Véase cómo expresó esta idea en cuanto á cosas materiales el cl:isico P. Siiíüenza: «Comenzó luego la obra [de arquitec- tura] á mucha furia... Y no se comenzó (i toda furia la fábrica hasta el año si- guiente... Ya á esta sazón se iba levan- lando á toda furia. ..Andaba en este tiempo la fábrica del colegio a mucha

picc. lie Uhil.. t. II.

furia». Podía haberse empicado en estos casos la \oz furor, según su últi- ma acep.; pero ni aun en ésta le sonaría bien al autor, cuando usó nefaria con tanta insistencia.

Furuminga, f. fam. Embrollo, enredo, confusión, bolina, laberinto. /w7o es una furuminga, <SV' vdlrii'i furuminga. Rs voz nmy usada en Chile en el lenguaje fam., y aun en el escrito, como se ve por esta cita del diario El Estandarte Católico, que trae non Fidelis P. del Solar: «En verdad, nada nos parece más á propósito pina designar los trabajos de la futura Con- vención, que el expresivo chilenismo con que hemos encabezado este articu- lo: furuminga». Na Convención de que se habla fué la que reunió la Alian- za Liberal el 28 de Xov. de ]K7-"i ])aia proclamar la candidatura presidencial (le Don Aníbal Pinto, y que, á juzgar por sus preparativos, parecía iba á ser una Babilonia. La etimología parece ser el araucano pura, canto de alegría <|Ue se cantaba en medio de los traba- jos, como mingacos y otros pare- cidos, y la misma voz mingaco apocopadaen minga, como la usan en Chiloi'. Furuminga (de donde fu- ruminga) seria [lUcs originariamen- te la bulla y confusión que, á causa del canto, de los aplausos y de las risas, se forma en los mingacos. Véase esta última voz. De la \oz /raru sólo hace mención Gay en el L'' tomo de su Agricultura, pero la escribe pur-ru equivocadamente. Creemo.s, como Iicnz, que es variante del araucano prun, baile y bailar.

FurundungO, m. Especie de pes- tiño, hecho, por lo general, de musa de harina, huevos batidos y leche, y de forma piraiiiidal. En algunas partes,

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FUS

FUS

zurullo. Parece voz derivada de fo- rondo (véase en su lugar), (juc algunos alargan diciendo foron- dongo.

Fusia, f. Fiirsiíi. Planta así lla- mada por su cultivador y clasilicador, Leonardo Fuclis, botánico biU-aro del siglo XVI. Admitido en la 13." edición del Dice.; pero falta todavía la acep.: flor de esta planta. Véase Chilco. Nó- tese la ortografía que le ha dado la Academia: fucsia, y fusia, como dice el vulgo, ni fuclisia, como escri- ben los franceses.

Fusilamiento, m. Acción ó efecto de fusilar. Admitido por primera vez. Fusionar, a. y ú t. c. recípr. Unir, fundir, refundir, unificar. Véase Anexionar. Si fundir, c. fig. y r., significa: a unirse intereses, ideas ó partidos que antes estaban en pugna», y el s. verbal formado de él (fusión) significa: «unión de intereses, ideas ó partidos que antes estaban en pugnan, no hay por qué ni para (jué formar de éste un nuevo v. (fusionar), sino simplemente volver al mismo que dio origen al s. (fundir). ¡Qué falta les hace á los modernos el conocimiento del latín! Si hubieran aprendido la formación de los pretéritos y supinos latinos, no le causarían al castellano tan grandes bochornos. La última frase de las definiciones citadas: «que antes estaban en pugna», debe comple- tarse con ésta ú otra parecida: «ó por lo menos separados»; porque no sólo hay fusión de intereses, ideas ó parti- dos encontrados, sino también de los que están simplemente separados oque son entre diferentes. Así se funden muchas veces partidos políticos que son entre si afines, bancos que tienen poco capital, sociedades iiicrcantücs.

etc. No sólo en Chile y demás repú- blicas americanas se usa el impropio fusionar, sino también en España. Entre otros, óigase á 1). J. M. Sbarbi: iv;IIas visto ni oído en tu vida que dos elementos contradictorios puedan fu- sionarse en un solo supuesto?» (/><)- ñK Lnria, c. XVIII).

FusiONiSMO, m. Afán ó manía por la fusión; sistema de practicar la fusión. Es voz admisible.

FtJiíiONiSTA, com. Partidario del fusionismo. U. t. c. adj. en el signifi- cado de-perteneciente al fusionismo: «Austria comprendió mal su misión fusionisfín\ (Pardo; Bazán). «El maes- tro Raimundico... se había hecho /«- sionista y había consentido en ser jefe de aquel partido político». (Valera, El Maestro Rainmndico, I). Es voz digna de admitirse. Hasta aquí habíamos escrito, cuando vemos que el último Dice, la trae en su Apéndice: «adj. y li. t. c. s. Partidario de la fusión de intereses, ideas ó partidos». Falta pues todavía la acep. relativa á cosa.

Fustán, m. Tenía solamente la acep. de «tela gruesa de algodón con pelo por una de sus caras»; pero en la 13." edición le agregó el Dice, la de «enaguas», como propia de América. Respecto de ( 'hile, no es exacto, porque aquí se diferencia mucho el fustán de la enaijua. El primei'o es de tela l)lanca ordinaria, poco más ó menos como la definida en la 1." acep. (que también .se llama bumhasi), y de ahí el nombre; es pieza sencilla y sin adorno; mientras que la enaijua es de tela más fina y siempre adornada según la condición de las personas. En Méjico llaman fondo al fustán chileno y Ramos Duarte lo define: «saya blanca que las mujeres llevan liajo las enaguas».

FUT

FUT

411

Nuestro pueblo pronuncia justan. Véase F.

FrsTKiADOU, RA. adj. y li. t. c. s. Que fustiga. Faltu en el Dice.

Futileza, f. Lo admiten algunos Dices., pero el de la Academia, que sólo trae futilidad (poca ó ninguna importancia de una cosa, por lo regular de discursos y argumentos) y fiitem (fruslería, nadería).

Futirse, r. Vulgarismo chileno que parece derivado de fundirse en la iR-ep. de hundirse ó arruinarse. U. m. en el jiart. pasivo: Esloy futido (arruinado, sin blanca, jxir malos ne- gocios, |)()r haber jierdido en el juego, ó por cualquiera otra causa).

Futre, m. Chilenismo de los gor- dos. Pal a la gente del pueblo es sinó- nimo de hombre de levita ó decente- mente vestido, el caballero que se viste y trata como uil, i^ero siempre tomado en mala parte y con cierto dejo desijec- tivo (■) injurioso. El nombre se refiere siempre al adorno exterior de la per- sona, al traje más ó menos elegante y ajustado; por eso un individuo de la clase media que se vista así, es un fu- tre; y al contrario, no se llamará así al caballero más fino si se le ve con manta, con sombrero aludo y con es- puelas. Por esto mismo, para la clase decente se ha convertido esta voz en adj., sinónimo de degante, paquete, majo, sin que tenga nada de injurioso ni despectivo. «Este joven anda muy futre; ¡'Juf futre te veo ahora!» En este caso no podría pues traduciree por currutaco, ¡)ixav( i de, lindo, lechu- i/uiíio, ninfo, que envuelven algo de injurioso. En sentido fig.. planta pa- recida al lirio, pero más pequeña y de flor morada. Flor de esta misma plan- ta, más pequeña también que la del

lirio. Otros llaman, á la planta y á la flor, chatre, que envuelve la misma idea de futre, y también bonete de clérif/o por l,i forma de la flor. El dim. futrecito se usa en buen sentido, pero futrecillo indica desprecio. Futraque (compáresele con rote- que y el español turideque) indica más bien indiferencia que desprecio. Como el futre, en general, representa al caballero, que no se viste como el ¡juaso ni como el roto, en esta voz se ha descargado en mucha parte el odio de clases, como se ve por Iíís frases

siguientes: Futre encolado, «

cuartillo el otado (Véase Encolado). —Futre fósforo, Futre de la parafina (hediondo como fosforo ó como petióleo, que es nuestra para- fina).—Futre de la leva, se te aciba la lira y te queda la c. (La leva chilena, vulgar y fam., es la levita). Sídirte á uno el futre, fr. fig., que significa salir uno chasqueado, irle mal en un asunto; ó, como dicen en otras partes, s;ilirle á uno la viuda ó la cal- chona, que son, respectivamente y para la imaginación del vulgo, una viuda vestida de negro y una fantasma blanca, que asustan á los caminantes. Demos ahora la etimología de esta voz. Lenz «ci'ee que es el francés foalrc, que se habrá aplicado á principios del siglo XIX á los jóvenes de familias ricas que volvían de Francia con las modas elegantes y el lenguaje afrance- sado.. . Seguramente han usado la excla- mación grosera que entonces era de moda». Sin necesidad de acudir al francés, creemos nosotros que uuestro futre proviene del español /«//(/y «^ (|ne, aunque no aparece en los dices. ]jrincipales, se usa mucho en España por el pueblo y por escritores moder-

112

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ñus. Iiiterronado sobre ello un español ilustrado, nos dijo (jue futraque es pa- labra gitana que significa una pieza de vestir, larga como la levita. ¡Mag- nífico ¡dijimos nosotros; esto concuerda con el pasaje de l'ío Baroja (]ue tenía- mos anotado, y es el siguiente: «Juan Sedeño es un señorito de Yéeora que se gastó todo el dinero en Madrid y vino hace ocho años y no quiso ir á vivir á la ciudad, y dijo que en la corte ó en el campo, y vive en una choza. Eso si, se pasea por la casa con traje negro y con futraque-». (Camino de ■perfección, XXXIX). En este mismo sentido dijo el P. Colonia en Pilntitlo: «^;Tienes miedo de que te enganche un bicho por (i\ futraque..., oes que tienes ;i menos venir conmigo? » De la prenda de vestir pasó el nombre á la persona que la usa, como sucedió con ijolilla, i/arnucha, máscara, liarba, etc., y se Wamó futraque al que lleva esta pren- da. " Luego arreglaremos cuentas, seor futraque», escribió Estébauez Calderón en sus Escenas andaluzas (La rifa Kudatuza), refiriéndose á un señorito elegantemente vestido. Asi misino Pereda (Sabor de la fierrma, XXV) pone en boca de un sevillano contra un joven decente: «Aquí ze ven lo guapo, zeñó futraque». Preguntado otro es- pañol instruído,¡ nos dijo que en su pueblo (Vitoria) era cosa corriente llamar futre al yomoso; lo (¡ue prueba que los mismos españoles han abrevia- do sufut/aquc en futre, y asi abre- viada nos han traído acá esta liltinia voz.

Futrería, f. Conjunto ó reunión de futres. No es de mucho uso.

Futuro, m. Dice la Grani. de la Academia que «es solecismo:. . ;)," Cambiar el oficio (le una parte de

la oración por el de otra, como cuando se da valor de s. á un adj. ó á un part., sustantivándolos indebidamente. En esto incurren, v. gr., los que, sin refe- rirse á la voz tiempo, quieren que se sobrentienda, diciendo sólo el pre- sente, el pasado, el futuro, en

lugar de lo presente, la puí<ado, lo fw turo, que es lo castizo y propio. Con la frecuencia de semejante solecismo, se va destruyendo la forma neutra del adj. y del ¡jart., que es una de las ma- yores y más celebradas bellezas del idioma castellano». Muy cierta y se- gura es esta doctrina, y ojalá la conoz- can y practiquen todos los escritores modernos como lo hicieron los clásicos.

Decir el futuro, el presente

no ser \X)r los tiempos gramaticales) y el pasado, es plagiar á los franceses que dicen te futiir, le préssent, te passc, y que no pueden decir de otra manera, porque no tienen terminación especial para la forma neutra del artículo, como tenemos nosotros el neutro lo. Véase con qué gracia escribieron los clásicos, «ella de saber lo pasado, y entender lo presente, y pronosticar y adivinar lo futuro». (Pedro Mejía, Dial, de los médicos, 24). (r.\lcaiizar lo futuro (Fr. Luis de (¡ranada).

Moisés soberano, segundo Isaías. Que ve lo pasado, que ve lo f aturo. (Mirademescua. A'S. Francisco Japier).

Véase ahora el caso previsto por la Academia, eu que estos nombres se refieren á la voz tiempo, sobrentendida: " El tiempo se divide eu pretérito, pre- sente y futuro: el pasado fué, el por- venir no ha llegado; si alguno podemos decir que tenemos, es /•/ presente». (Fr. Luis de Rebolledo,- CracwHe«/«- iiendesj. Esto se llama escribir con

FUT

FUY

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pleno coaociuiiciito del idioma, y iiá como los modernos que dicen: «El

pasado fué muy feliz, el presente

no sabemos en qué parará, y el fu- turo se ve lleno de oscuridad». Fuera de los tiempos verbales, el presfirüe y el futuro, sólo son sustantivos estas voces cuando significan respectivamente: don, regalo, y novio (jue tiene con su

novia compromiso formal. Pasado apa- rece en el Dice, como s. m. cuando significa «tiempo que pasó». Parece lapsus del léxico, que debe enmendar- se cuanto antes. Véase Porvenir. Fuyenda, f. Del ant. fuguir,

que otros escriben fugrir. Fuga, hui- da. U. más con el v. tomar: Tomar la

fuyenda.

SUPLEMENTO

Chabelita, f. Pieza de carne suel- ta y pequeña, muy agradable al <íUsto, que tiene la res vacuna entre el lomo y el cogote. Es doble, pues hay una á cada lado, y por eso el nombre i'i. m. en pl. No sabemos qué relación haya entre esta pieza de carne y la voz clia- bela ó chabelita, que es entre nosotros el diin. fam. de Isabel. ¿Sería porque las descubrió ó porque gustaba mucho de ellas alguna Isabel? Tam- poco sabemos si habrá nombre especial en castellano; si no le hay, recomen- damos el nuestro.

Chalupero, m. Conductor ó patrón de una chalupa. «Al desembarcar vi- raos el muelle concurrido de muchas señoritas, en cuyo examen no nos i)er- luitían detenernos el ilidlupeio (juc nos

cobraba su flete, el otro que nos ofrecía un buen coche para ii- ¡i la ciudad, y muchos á la vez. . . (Jotabeche, Ejírar- tos de mi diario). Es voz que debe ad- mitirse sin discusión y cuanto antes.

Champurreado, da, adj. part. de champurrear, -2.^ acep. l':sase fig. y familiarmente en el significado de-hecho á la ligera ó impeifectamen- te, mal ejecutado.

Chancaquita, f. dim. de rhannicn. Juego de muchachos. Se sientan ó se ponen en pie algunos, en hilera ó en círculo, y uno, haciendo sonar dos pie- drezuelas, les va preguntando uno por uno: ¿Le gusta la chancaquita? Como el fin es hacer reír al interrogado, para que prenda, agrega á la pregunta las frases más dispiu'atadas, hace los

CH

CH

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gestos y morisquetas más ridiculos y varía la voz á su arbitrio. Si no con- sigue hacer reír á uno, le entrega las piedrezuelas y permutan el oficio. fig. Apodo (jiie se da á la persona cuyos padres han hecho fortuna en despa- chos; porque la chancaca es artículo que en éstos no puede faltar.— <¿^ gusta la chancaquila.' Fr. fig. y fauí. que por burla y donaire se dice al que pide una cosa imposible ó superior á lo que le corresponde. Está tomada del juego de la chancaquita.

Chanoleta. Para la 2." acep., que también puede expresarse con el adj. chancletero téngase presente el v. castellano ^«/ííJrmr, n.: «engendrar só- lo hembras ó m;is hembras que machos » ; como al revés muchear significa: «en- gendrar los animales más machos que hembras".

Chancho. Chancho que no da

w¡rt«/cra, fr. fig.y fam.con que se de- signa á la persona miserable ó mez- quina.

Changa, f. Bulla, bullanga; parla, parloteo.

Changle. Se llama también así la excrescencia en forma de hongo que se forma en el colihue por enfermedad de la planta. Es comestible, como el changle del roble.

Chañaca, f. Sarna, caracha. fig. Descrédito ó mala fama de una perso- na, que puede perjudicar á los que

tratan con ella. Hacer chañaca

una cosa: despedazarla ajándola. En este sentido parece que se ha contami- nado, con la otra fr. Hacer ñaco, corrupción de añasc<i. También hemos oído Hacer chañaca, pero rara vez, por- moler en el plato con la cu- chara los porotos guisados. No eremos, como Lenz, que esta voz se derive de

algunas quichuas que muy poco he le parecen; más probable juzgamos que sea la voz castellana sarna, aco- modada á la fonética araucana, con la adición de la partícula ra. YéaFe Chancho.

Chañaquiento, ta, Sarnoso, roñoso. Derivado del anterior.

Chape. Eatar uno mfi'fnw dd chape. Como 2.* acep. dijimos que significa «enamorarse» ó estar picado del alacrán. Eu confirmación léase lo siguiente: «El Chape. Canción epi- démica para piano y canto por tres jóvenes de buen humor. Dedicado á

os enfermos de ambos sexos. Santiago de Chile, 1872. Litografía Cadot y

Brandt.

Cuaiidu unos ojos de fuego Con sus rayos ardorosos Te dirijan cariñosos T'n expresivo mirar.

Ño pretendas con los tuyos? Sostener la competencia. Y á c^usa de tu imprudencia Se llegue tu alma á abrusiir. Que hay en la ciudad Una enfermedad De que ya no hay quien escape. ¡Ay! ¡ay! es el chape, es el chape, Mal de mucha gravedad. Hombres y mujeres son Víctimas de sus estragos, Porque empieza con halago* Para luego hacer sufrir...»

Chatre. Como su significado pro- pio es «ricamente acicalailo», y cu éste es sinónimo de futre, tratándose de cierta especie de lirio morado, se han confundido ambas voces y se da á la planta y á la flor indistintamente el nombre de chatre y el de futre. Véase esta última en el cuerpo de la obí'a,

CHEP

CHIC

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Chauchero. Se llama también así, pero con dejo injurioso, al cochero de servicio público, porque vive ganan- do chauchas; y, en general, se apli- ca este nombre á toda persona que se ocupa en servicios ó trabajos que se re- muneran con una chaucha, y ¡I los que en juegos, apuestas, gastos, no pasan más allá de esta moneda.

Chauffeur, m. (Pronuncíese cho- firr). Es voz francesa, que literal- mente significa calentador. En Francia se aplica á todo trabajador encargado del fuego ó del calor en fraguas y en toda clase de máquinas, y reciente- mente se ha aplicado también al con- ductor ó cochero del automóvil, por cuanto cuida del vapor con que éste se mueve. May general y poco apro- piado es el vocablo; pero hasta hoy no conocemos otro, y aun en España se han impresolihros con el título def(Ma- nual del chauffeur». Unalde dos: ó se castellaniza éste, diciendo chofer ó r/in/ero. ó se inventa otro más propio.

Chaya, f., 2."art., l." acep. Ade- más de balm, hay en castellano álnico: «artesa que se usa en las minas para lavar los metales, especialmente el oro». La chaya ó challa chilena no tiene forma de artesa sino más bien de sartén y algunas veces de olla.

Chepical, m. Terreno ó sitio cu- bierto de chépica. «Encontrarás una aguada que tiene un chepical muy grande». (.Jotabeche, El derrotero). Dígase ¡¡ramal: «terreno cubierto de grama >i.

Chepón, adj. y ú. t. c. s. Hombre afeminado. Es aumentativo de Che- pa. (Véase en el cuerpo de la obra, 1 ." y 2." acep., y compárese con marica y maricón, formados de María). Su uso no es muy general.

Dice, de Chil., t. II.

Chequemeneque. Voz que se dice á la persona que repite una y otra vez la misma cosa ó algo que es muy sabido. Para la consonancia suele agre- gársele: Cuando pecheque. Se usa en casi todo Chile. Evidentemente es el teje maneje castellano («expr. fam. que se usa c. s. m.: afán, destreza y agilidad con que se hace una cosa ó se maneja un negocio»), algo desfigurado por la fonética araucana y el lenguaje infantil. En cuanto al sentido, equivale á la expr. castiza, fig. y fam.. Otra al dicho Juan de Coca, con que se nota la importuna repetición de una cosa. Otros, engañados por la segunda parte del vocablo (meneque), lo hacen sinónimo de meneo y lo aplican á la persona viva y ligera que pasa en con- tinuo movimiento, como la ardilla, sin hacer nada de provecho.

Chercan. Á las voces castellanas agregúese talvina ó atalvina: «gachas que se hacen con leche de almendras».

Cherc.vn . . . « el chercán no canta. . . » Téngase esto por no escrito, pues este pajarillo tiene su canto especial, aun- que no tan variado ni agradable como el del ruiseñor. Nosotros sólo le había- mos oído el grito de apuro ó de alarma cuando recela algún peligro para él ó su cría; pero después hemos sabido que también canta. Como adj., chercán, na, se aplica al animal vacuno y al caballar que tienen el pelo del color del huevo del chercán, es decir, blanco con pintas coloradas.

Chicotear, a. Rstucar lanzando la mezcla sobre la pared sin igualarla con la llana y como quien va dando chico- tazos. Así la pared queda como engra- nujada y con cierto aspecto rústico, agradable á la vista. Generalmente se hace esta obra en el friso inferior y por

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CHIC

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fuei-ii de las paredes. El v. se usa más en el part. pasivo: Educo cMeuleado. No vemos inconveniente para que se admita esta acep. fig., si es que no hay otro V. castellano con que expresarla. Algo se acerca encostra?-.- cubrir con costra una cosa; echar una costra ó ca- pa á una cosa para su resguardo ó con- servación.

Chicha-, de manzanas. Aun- que el equivalente castellano es sidra, como dijimos, véase cómo la llamó el Pinciano en el canto XIX de su poema m Pelayo:

En cámaras y en plazas era espesa Fruta, vianda y cántaro colmado De alojas y de vinos tie mmizanag Y de las vides ere'ticas y hispanas.

Chicharriento, ta, adj. Aplí- case á la persona muy habladora y que molesta con su locuacidad. El simple s. chicharra tiene la acep. fig. y fam. de «fjersona muy habladora». Hay, ade- más, los adjs. castizos, que se usan también como sustantivos, charlador, ra, charlatán, na, locuaz, hablador, ra, parlador, ra, parlanchín, na, parlero, ra, (simple adj.), picotero, ra, bachiller, ra, etc., y las frases Hablar uno como una chicluirra, por los codos, á tontas y A locas, etc. Aplícase también al ins- trumento músico que, por estar desafi- nado, por impericia del que lo tañe ó por otra causa, da sonido desapacible ó áspero como la chicharra de los niños.

Chicharrón, m. Además de las aceps. castizas, tiene en Chile la si- gn iente : metal de cobre, poroso, de color amarillento y con manchitas verdes, debidas al óxido de cobre. No sabemos si tendrá nombre especial en castellano.

Chichi (Hacer). Significa lo mismo que Hacer pichi y Hacer

pipí: frases que emplean general- mente los niños y los que cuidan de ellos, en el sentido de orinar. Hay en quieliua un clMrlichi, que significa granizo menudo; pero el de nuestra fr. parece ser variante de pichí, que es el /)i'c//í araucano: cosa poca ó peque- ña, chiquita.

Chiflador y menos usado Chi- flete, m. Véase Fío en el cuerpo de la obra. El Sr. Ivés Hervé, autor del artículo transcrito, nos ha advertido que el torito es pajarillo distinto del fio: el primero es el que lleva el moño en forma de cornezuelo, y por eso se llama también cachudito ó cachudita (anaeretes pamdus); el segundo no tiene propiamente moño, si bien es verdad que eriza, cuando se pone in- quieto ó colérico, algunas plumas superiores de la cabeza. El //o es mi- gratorio, el torito uó. El color y el tamaño son también muy distintos. Y en cuanto al alimento, aunque in- sectívoros ambos, no lo es exclusiva- mente el fio, el cual aprecia en su justo valor una breva madura, por ejemplo. Agradecemos muy de veras al Sr. Hervé la rectificación.

ChimpilO. Para su etimología puede pensarse también en el castella- no chipilin, pequeñito, que, aunque no aparece en el Dice, lo vemos usado en Cejador: «No se ve, de chipilin n, y en Rodríguez Marín (Cantos populares, t. I):

Tamaño como un ochavo píi-htlln Y caben doscientas mil.

Adivinanza que se interpreta el hor- miguero y las hormigas. En nota ad- vierte que la voz pichilin es metátesis de chipilin, la cual, junto con rhicjvilin, |irocfdé de chiiiititin, y ésta de chiquito.

CHIV

CHOL

ÍV.)

Chiju'liii pudo dar en chileno chi/iilo, y chipilo convertirse en chimpilo. El hacer volver los diminutivos, reales ó aparentes, á la forma primitiva, es cosa corriente en Chile, como en varias oca- siones lo hemos notado: pepa, hu- ma, cema, hacha, leva, por pepila, humita, acemita, chita, levita.

Chixa, f. Juego de muchachos que consiste en golpear con una rhiiui (pie- dra peijueña) algunos botones que se ponen en el suelo, los cuales gana el que logra darles vuelta con el golpe.

CiiixcdL,. La letra cpie dimos del baile del rhincol es muy parecida á la que se comunicó de Asturias á Rodrí- guez Marín. (Cantos pop. esp., t. V, p. 1-2).

Chinear, a. Tratar de chino ó

china a una persona, pur insulto ó desprecio,

ChÍn;llAM,lo. Otro de sus equiva- lentes caicos e"',B 'icr/iil: «saco de red de tomiz tívd/ii mallas anchas, desti- nado á pcfi \u- pajas, melones, etc.»

ChipivC arse. La etimología no es chupilca, sino el v. araucano rhcpidatn, «dar la bebida en el galillo ó hacerle toser», que es como lo define Febrés en au edición príncipe. Las pos- teriores lo han omitido, y por eso se nos había escapado.

Chivateo. Otro equivalente cas- tizo de este chilenismo es nigazara, que en su L" acep. significa: «vocería de los moros al sorprender ó acometer al enemigo». De los moros, dice la defini- ción, porque la voz esde origen arábigo; pero jiuede usarse también tratándose de otros pueblos m;ls ó menos bilrbaros, como lo hizo Scío hablando de los asi- rlos. «Tras de ellos con aliiaznra-n, tra- duce el ululantes post ipsos de la Vul- gata (Juditli, XV, 3); y antes había trasladado: «Salieron con grande es-

truendo y ali/azara» el cijressisutit ruiu (/rani/i strepifu et ululatu del cap. XIV) 7.

Ghoclonero, m. El que prepara ó forma choclones (2.» acep.); el que cuida de uno.

Choco, 2." art. Por extravío de las respectivas papeletas se omitieron las siguientes aceps. : m. Carabina de cañón recortado, parecida al retaco castellano (escopeta corta y muy reforzada en la recámara); aparato que se coloca en las ruedas de carretas, tranvías y vagones para evitar la excesiva ó inconveniente velocidad. Apretar ó aflojar los cho- COS. Es la zapata ó la (/alga. Como adj. (choco, ca), significa rabón, na, y también rabicorto, ta; y por ex- tensión, aplícase á la persona ó animal que carece de una pierna, dedo, oreja; aunque lo más común para el desore- jado es llamarlo pilón, na.— f. En algunas partes, la perdiz, por tener tan corta la cola; ó quizás por el parecido con la chocha ó chochaperdiz y por ha- berse contaminado las voces chOCa y chocha. Para la etimología téngase también presente el castellano choco, jibia pequeña, y recuérdese que la jibia no tiene cola, y que su piel ó capa pue- de ser el origen del choco de la silla de montar, según esta adivinanza espa- ñola que hallamos en Rodríguez Marín (Cantos populares, t. I):

Tiene albariU. y no es borrico: Tiene tinta, y no es tintero; Tiene patas, y no corre, Y se ven'lc por dinero.

Chofl. Dim. fam. de Sofía. Véase Chancho en el cuerpo de la obra.

Cholo, la. Dim. fani. de Zodo, la.

Chollong-ui, adj. y ú. t. c. s. El que tiene los ojos hundidos. Voz usada en (1 Sur de Cln'le y compuesta de las

ll'U

CHUA

CHUN

araucanas chov, mal de ojos, y lomgen, ser ó estar profundo.

Chongo, ni. En CLiloé, vaso or- dinario de vidrio, menor que el po- trillo. Febrcs trae chorno ó llionco, plato de palo.

Chope. La iienúltima acep. se ex- presa en castellano con la voz rario, admitida en el Apéndice del último Dice, con esta definición: «garfio de hierro con mango largo de madera, que sirve para arrancar de las peñas las ostras, lapas, etc.»

Chorear, n. y ü. t. c. a. Mariscar choros. iSi se ha de admitir el s. choro, seria justo admitir también el v. corres- pondiente, que es de uso general en Chile y es distinto del otro chorear que estudiamos un el cuerpo de la obra.

Chova, ni. Pei-sona simple y que pronuncia muy mal, estropeando el lenguaje por ignorancia. Suele usar- se t. c. adj. Pedro es mu;/ chova. Xo hemos hallado etimología segura. En Febrés aparece chovk, pero signi- fica: flojo, perezoso, cobarde, pusilá- nime, y el V. chovkn, tener pereza y flojera.

Chúa, f. Plato cóncavo ó escu- dilla, que se emplea para reconocer arenas ó tierras metalíferas. Del aima- f/íKrt, escudilla para comer. Co- municación de Don C. M. Sayago. Don Pedro Fernández Niño, en su Cartilla de cam/io, usa esta voz, pero en la forma achua y sin definirla: «Modo de ensayar cualquier me- tal. Tendrás tu piedra y mano mo- ledora, plato, achua, agua, tabla, poruña y azogue, etc.... Este in- corporo lo haces en un plato con una tablita como cuchara, con la que re- vuelves bien á incorporarlo, que así lo pasas á una tabla lisa y ancha, en la

que sigues todos los días dándole vueltas y repasos, y pones al sol para que sólo se caliente y no se seque, por término de cuatro ó seis, hasta que (¡uieras hacer un ensaye, que lo harás tomando unasleves partes de su circun- ferencia, y, puestas en la achua, con agua vas deslamando y botando toda la tierra ó barro hasta demostrar el azogue».

Chucear. En las aceps. primeras se deriva de chiao; y en la liltima, del inglés to choose, que se pronuncia chus y significa escoger, elegir, preferir, optar por. Por consiguiente, debió es- cribirse chusearse y en otro art.

Ohucún. La etimología es el arau- cano chiulciin, chiidciinó chiidquen, que de las tres maneras lo escribe Febrés en su 1." edición, y lo traduce: «gotear, caer á sotas, destilar». Y asi oco más ó menos, va cayendo ' '^ ha a en el

ohucún. -DL í.

Chucho, in. En las p; .''C cias del Norte de Chile, frío de t,-e/iana. No tiene el mismo origen qne el chucho (ave), que, según dijimos, es voz ono- matopéyica; este segundo se deriva del quichua chucchu, frío de, calentura, según Torres Rubio, y terciana, tem- blor de frío, según el Inca Garcilaso.

Chula. Dim. fam. de Úrsula.

Chulpajear, a. Vulgarismo chi- leno, aunque no muy general. Parece araucanización, con intervención de la metátesis, de ultrajar, cuyo signifi- cado exactamente tiene. El grupo Ir ó trr se permuta frecuentemente con ch; por eso no es raro (jue ultrajar baya dado chulpajear, con p parásita.

Chulle,adj. Abreviación de chu- lleco, usada en las provincias del Sur.

Chunga, f. Además de la acep. que dejamos apuntada en su lugar, he-

DED

DEF

421

luos sabido que en otras partes del Sur se llama también asi una especie de jíamella de madera con iiu palo atra- vesado en las asas y (jue se usa para transporte. Chung-uero llaman al (jue hace estas gamellas y al (jue se ocu- pa en el acarreo por medio de ellas. En Chiloé la chunga es una tina en forma de iialde, en ijue se gualda grasa, manteca ó mantequilla.

Chungo. «Xombre que se da en Coquimbo al sexdigitario, ósea, al in- dividuo que tiene seis dedos en los pies ó en las manos». (Fidelis P. del Solar). Nunca lo hemos oído ni leído en otros autores. Seguramente es la misma voz chongo, pues la m fácilments se per-

muta con la o, y porque el sexto dedo presenta la figura de uu verdadero chongo ó chonguito. Véase Ma-

rinamo. La \'oz sejitiyitario, que emplea el Sr. del Solar, no aparece en el Dice, pero ust;i bien formada.

Churque, m. Nombre que se da en las provincias del Norte al espino chileno.

Chutear, n. Disparar la pelota con el pie eu el juego del balompié; por extensión, jugar este juego. (Véase Foot ball en el cuei'po de la obra). Es voz formada del v. inglés fo shool, ijue se pronuncia t/í«/, con ch francesa ó sh inglesa, y significa disparar, tirar, arrojar, lanzar, empujar, hacer salir.

í litar o

uedallí

-que I

Debilitamiento, m. No lo acepta el Dice, y nos da en su lugar á ikbilitacióii (ac(;ióii ó efecto de debi- litar ó debilitarse) y (kbiliilatl. Este es sinónimo ús. debilitación en sus dos aceps.: «falta de vigor ó fuerza física; fig., carencia de energía ó vigor en las cualidades ó resolucione; del ánimo». ^También merece admitirse el adj. debilitador, ra, que debilita, j)orque no es del todo igual ■& debilitante, único que registra el Dice.

Dkdo. Beber ó tomar afjua con el dedo, fr. fig. y fani. con que se moteja al que emplea medios demasiado lentos

para un fin. Dedo.s de dama: nombre que se da á una uva blanca de granos muy largos y delgados. Bien puede admitirse, como otros parecidos (|ue trae el Dice, en el art. Uva.

Defeccionarse, r. Del francés défectionner, hacer defección, desertar, separarse de una causa ó parciali- dad. Dejémoslo para los franceses que comienzan á chapurrear el caste- llano.

Defetivo, va, adj., y defetiva-

mente, adv. de m. Vulgarismos chilenos por efectivo y efectivamente (Véase D). Continuo, sin interrnp-

422

DEN

DEP

ción. í(El agua cae defetivamente

de la llave». En esta acep. parece corrupción de indefectible, mente.

Dejativez, f. Calidad de dejati- vo. Xo es de mucho uso, porque la generalidad prefiere dejación, y la gente culta dejadez.

Deleátur, m. Es la 3." persona del singular del presente de subjuntivo pasivo del v. latino déleo, y se traduce: bórrese. Es el nombre que se da en todas partes al signo empleado en las pruebas de Imprenta para borrar algo, y (|ue se representa eti la forma de una d mayúscula manuscrita. Debe admitirse sin discusión.

Demofilo, la, n. pr. m. y f. Asi dicen en Chile contra el uso de Espa- ña y contra la etimología que hacen esdrújulo este nombre (Demofilo. De- mófila, amante del pueblo). Teójilo y Panfilo, compuestos del mismo oíXo; griego, dan la razón á la acentuación esdrújula; como también los demás nombres que se forman de él: hispa- nófilo, que debería constar en el Dice, vascófilo, que ya está admitido, bihJió- lilo, conocido de todos, C'ris/ófilo, usado por algunos.

Dejiorar. En Mencndez y Pelayo (Antol. de poetas lir. casi., t. XIII, p. 88) hemos hallado usado este v. en la forma reflexiva en que lo usamos en Chile: líCastiglione salió de Roma el 5 de Octubre de 1524, pero... se demoró en el viaje». Así mismo en el Beato Cádiz: «Es muy cierto que por obras jue parecen serlo [de caridad], me he demorados. (Carta de 19 Sept. 1788).

Denigrador, ra, adj. y ú. t. c. s. Que denigra. Hace falta en el Dice, que sólo trae á denif/raliro y deni- i/rante. que se usan, el primero como

adj. siempre, y el segundo las más de las veces. «Pedro fué el denigrador de tu honra: I^a madre fué la deniíjradora de su propia hija».

De xó. Expresión elíptica en que va sulientendido un infinitivo. «¡Dios nos favorezca, pues de nó, es temible un cisma!» (Beato Cádiz, carta de ;¡0 X'ov. 17S4): esto es: de no favorecer- nos, se puede temer un cisma. « Rl hilo de la horrible trama fué cogido; y fortuna, porque de nó, al cabo de poco el mundo hubiera sufrido un ca- taclismo espantoso», (líalmes, A7 Pro- testantismo, c. LYI). Es decir, de no haber sido cogido. Como se ve, es ii^ual este modismo al otro, castizo también, donde («de lo contrario»), (pie nuestro pueblo dice en la de nó. Sin embargo, úsese con discreción, según lo que dijimos en el art. De, 8."

DE^•uxcIA.^•'^•E, ad',' ^''- .•áedenm- •cihr y ú. t. c. si Xo b. -nu lunciador, ra, adj. y s., tínico quc*is P' ite el Dice; hay necesidad de iu^cil- también á denunciante. i

Deprimente, adj. part. de deiri- mir. Hace falta en el Dice, porque es usado en todas partes y está bien for- mado. Xo basta con depresivo, va, aunque tenga el mismo significado.

De profündis. Confirmación clá- sica de la acep. nueva que dimos de esta voz (antesala de refectorio de co- munidad religiosa), es la siguiente: «De la disciplina que se ha de guardar en el De profundis y Refectorio... Llegando al De profundis quítese la capilla á la entrada en señal de que hace cortesía á los que están en él». (Fr. Diego Murillo, Instrucción, 1. III, e XX). En confirmación de la otra acep. nneva que apuntamos, lea- mos el siguiente pasaje de Ricardo

DES

DES

423

Palma, en que se habla de un de pro- j'iouüx aliío parecido: «Era el caso que, vecino al hospital de San Juan de Dios, había un chiribitil couocido por el de inofuiuUs ó sitio donde se exponían por doce horas los cadáveres de los falle- cidos en el santo asilo», ( Tradicionen ppruaiuix, ó." serie. La viudita).

Derniére la). A la última moda, conforme á, segi'in la última moda, es lo que quieren decir los que se dan al lujo de emplear esta loe. francesa. Dejémoslos con su gusto.

Desacreditador, ra, adj. y ú. t. c. s. Que desacredita. Hace falta en el Dice.

Desacüaetelar, a. Sacar la tropa del cuartel ó cuarteles. Falta en el Dice: como también el s. m. desa- cuarielamienlo.

Desacuñar. Agregúesele, c. a., la acep. de-quitf.r el cuño ó sello ¡i las monedas, medallas, etc. En rigor es v. distinto, porque éste es compuesto de nulo, y el otro es de cuña. También tiene algún uso el s. f. desacuñación.

De.safianzar, a. Retirar la fianza que asegura ó resguarda el cumpli- miento de una obligación. Bien puede admitirse, porque está bien formado y tiene algún uso, especialmente en el part. desafianzado, da.

De.'íafix.^^dor, ra, adj. yú. t. c. s. Que desatina. Hace falta en el Dice.

Desaguar. Tratándose de carnes, úsese el v. desangrar, como lo hizo Fi-ancisco Martínez Montiño en su Arle de cocina, de 1611: «Estos solo- millos se han de poner en agua, que se desan¡/ren muy bien». En un ar- tículo de Lfi Ilustración Arfistica (n." 1427) también se lee: «El cocinero le cortí) la cabeza una tortuga] y colgó el cuerpo para que se desaniirn-

ra-it. En sentido parecido empleó Cer- vantes el V. enfriar: «Los pájaros y caza de diversos géneros eran infinitos, colgados de los árboles para que el aire los enfriase». (Quijote, p. II, c. XX). .

Desalcoholizar, a. Quitar aun li- quido el alcohol que contiene. Está bien formado y merece aceptarse.

Desaprobador, ra, adj. y ú. t. c. s. Que desaprueba. Merece admitir.se.

Desarreglador, ra, adj. y ú. t. c. s. Que desarregla. Merece la admisión en el Dice.

Desavtorizacióx, f. Acción ó efecto de desautorizar. Falta en el Dice; como también el adj. y s. desau- torizador, ra.

Desbixzar, a. Cortar la binza á los animales al castrarlos. Está bien for- mado y merece ser admitido.

Descalificar, a. El simple cali- ficar, ^n su 1." acep., significa: «apre- ciar ó determinar las calidades ó cir- cunstancias de una persona ó cosa». De aquí y en sentido contrario y calcando el francés desqualijier, se ha formado el compuesto descalificar para significar: negar, desconocer, anular ó invalidar las calidades o circunstancias de una persona, animal ó cosa. Por eso en las carreras de ca- ballos se descalifica al dueño de un caballo, á su jinete ó al caballo mismo, porque no se les reconocen las calidades ó circunstancias necesarias para participar de aquel juego, y por consiguiente, se les excluye de él. «Criterio que descalifica á un go- bernante», leemos en un diario, en vez de decir que lo desautoriza ó desacre- dita, que lo rebaja, que es impropio de él, ó m;is fuerte aún, que lo inuti- liza para ser gobernant<í.

424

DES

DES

Descarnador, m. Es instrumento de dentista, que sirve para despegar la encía de la muela ó diente (jue se quiere sacar. Malamente lo confunden algunos con el despa/mad^r: «cuchillo corvo, con mango en cada uno de sus extremos, de que usan los herradores para despalmar».

Descarretillar, a. «Al que se le oponga, lo descarretilla de una guantada», escribió Ronquillo (Don Egidio Poblete) en uno de sus ame- nísimos artículos periodísticos. Como carretilla en chileno es sinónimo de quijada, el v. castizo correspondien- te es desquijarar, que por ahora está definido así: «.rasgar la boca dislocan- do las quijadas». Es evidente que esta definición debe ampliarse, porque las dislocación de las quijadas (el desqi/i- jarar) puede provenir no solamente de rasgar la boca, sino también de una simple guantada, como lo dijo Ron- quillo, y de otras causas más.

Descatomzación, f. Acción ó efecto de descatolizar. En su lugar pedimos la inclusión del v. descatolizar, y ahora extendemos la petición al s. verbal y al adj. y s. desmtolizador, ra.

Descompaginación, f. Acción ó efecto de descompaginar, en sus dos aci'ps. Falta en el Dice, y véase el siguiente.

Descompaginar, a. y ú. t. c. r. El simple compai/iiiar tiene la acep. fig. de -íordenar algunas cosas con otras, con las cuales tienen relación 6 co- nexión». Es natural que la acción contraria se exprese con el compuesto descompciffinar, que hace falta en el Dice, aunque haya otros sinónimos, como descuadernar ó desencuadernar, desordenar, dtsromponer. Si se admite, como lo esperamos, es clai'o que su ]."

acep. ha de ser la j)ropia ó recta: deshacer lo (¡ue está compaginado.

De-sccartizador, ra, adj. y ú. t. c. s. Que descuartiza. Hace falta en el Dice; como también el s. m. descuar- tizaniienlo.

Deseng-uaracar, a. Desenrollar, desenvolver; sacar el azote, penca, zurriago, etc., y tomarlo para descar- gar el golpe. Véase Guaraca, del cual es compuesto.

D e s e n ma 1 e z a r. Agregúese á los equivalentes castizos sachar ó sa- llar, a.: «escardar la tierra sembrada, para quitar las malas hierbas y que crezKín ni;ls las semillas útiles».

Desenzarzar, a. Limpiar un terreno de las zarzas que lo cubren. Algunos dicen dezarzar. No son muy usados, por eso no abogamos por ellos; pero por el simple enzarzar, a., pero más usado c. r. El Y)\óc. lo admite c. a. solamente en la acep. de «poner zarzas en una cosa ó cubrirla de ellas»; definición que no parece bastante clara y que podría enmen- darse así: cubrir ó llenar de zarzas un terreno. I', m. c. r. El fundo se ha enzarzado. El desenzarzar que admite el Dice, significa: «sacar de las zarzas una cosa que está enredada en ellas; y fig. y fam., separar ó aplacar á los que riñen ó disputan (nuestro desa- partar y la fr. 3Iefer el montante).

Desorientación, f. Acción ó efec- to de desorientar ó desorientarse. Hace falta en el Dice: como también el adj. desorientador, ra.

De.<polvoreo, m. Lo autoriza el P. Aicardo con esta cita de Lope de Vega, de La moza de cántaro, a. II:

Luego hahrá despolvoreo Dp todo amor pretendiente.

DET

día

425

En Chile es de uso corriente y parece mejor que polvoreamiento, único que trae el Dice.

Destajador, m. Carnicero que vende por las calles á destajo ó al menudeo. El Dice, equipara á carnice- ro con cortador. Entre nosotros se llama cortador el que tiene puesto de carne; y se le da este nombre, porque él, ha- biéndola comprado al abastero en cuartos ó en piezas grandes, la corla en trozos ó piezas menores, y así la entrega al destajador ó carnicero.

Desunificar, a. Basta con desu- nir^ apartar, separar, disolver, según los casos.

Desvanecer. También lo usó c. a. el Padre Nieremberg en su Carta XI: «El lugar eminente desvaneció al pri- mer Ángel, sin tener más peligro que el déla altura».

Detente. Poco después de publi- cado este art., apareció en una revista católica argentina el siguiente, que viene á ilustrar más el nuestro; «Ori- gen DEL Detente del Sagrado Corazón. = Una señora romana, después de consagraría su -hijo, que partía para la guerra, al Sagrado Corazón de Jesús, al darle su bendición le dijo: Espera, hijo mío, 'ya quién te va'J-á devolver sano'y salvo á mi cariño. Y, conducida por secreta ins- piración, dibuja- sobre un pedazo de paño el Corazonada Jesús, con la cruz, la corona de espinas "y las llamas, tal cual lo viera en otro tiempo la feliz Margarita María Alacoque, y escribe debajo: ¡Detente! el Corazón de Jesús está conmigo. El joven partió, y tres días después asistía á un reñidísimo combate. Las balas silbaban á su alre- dedor; ya estaban muertos los de las tres primeras filas; sus compañeros de

Dice, de Chil., t. II.

la derecha é izquierda han caído heri- dos: una bala también llega á su pecho, pero allí estaba el escapulario del Sagrado Corazón, y allí se detuvo. Minutos después un refuerzo de tropas venía á asegurar la victoria, y el feliz zuavo pontificio volvía á abrazar á su madre, quien, agradecida al Sagrado Corazón, refirió el hecho al Santo Padre, y Pío IX concedió una bendi- ción especial á todos los escapularios que se hicieran en el universo mundo conformes al modelo ideado por la piedad de una madre cristiana. Tal es el origen del Detente, que no necesita bendición alguna».

Devoto. Á las autoridades citadas para la nueva acep. que propusimos, agregúese esta otra, bien importante, del Quijote de Avellaneda (c. I): «Á fe, dijo Sancho, que era santo de chapa [San Bernardo]; yo lo quiero tomar por devoto de aquí adelante por si me viera en algún trabajo». Un cantar popular español dice también así:

Sau Antonio Portugués, Devuto de lo perdido. Mi amante se perdiíj anoche, Buscádmelo, santo mío.

Aquí devoto vale abogado, como puede interpretarse también en general nues- tra acep.

Dezocar, a. Desarticular la mu- ñeca ó algún dedo de la mano. Véase Zoco, del cual es compuesto.

Diablo. Raqueta llama la Enciclo- pedia de Seguí al diablo del billar. El Dice. Académico no menciona esta acep. Para probar la acep. de diablo como adj., agregúense el refrán: De padre santo, hijo diablo, y el titulo del poema de Espronceda: El diablo mun- doT>. Prender una vela á Dios y otra al diablo. Puede e.'Cpresarse también el

51

426

DIS

DIS

significado de esta fr. con el v. paste- ear, n. fig. y fam.: «contemporizar por miras interesables». Para definir la acep. fam. de diablo, ténganse pre- sentes estos usos también familiares: «Me duele como ?/« diablo; Pedro corre, come, bebe como un diablo, más que un diablo; Hace un frío ó calor de todos los diablosD, En estos casos se usa también diantre.

DiacllO. Es voz portuguesa, que significa diablo. En siciliano se dice diaeine, que se pronuncia diáchine.

Diagronal, m. Otra acep. que se le da en Chile es la de-travesafio de ma- dera que para sostén se pone diagonal- mente en los entramados y tabiques.

DiASTEE. El Dice, lo admite sola- mente como m., igual á diablo, y como interj., igual también á ¡diablo! En Chile lo usamos mucho comoadj.: ¡Qué hombre tan diantre! Es la mujer más diantre que Im conocido.

DiPSÉTico, CA, adj. Que provoca la sed. Del griego Síia, sed. Término de Medicina, que bien puede admitirse en el Dice.

Dipsomanía, f . Del griego SíAoc, sed, y y.xvía, manía. «Abuso de los licores alcohólicos hasta llegar al delirium tremens ó locura de los beodos». Así el Dice, de Zerolo. Es término de Medi- cina, que debe entrar en el Dice; como también el adj. derivado dipsómano, na: atacado de dipsomanía.

Discernir. El Maestro Yaldivielso, en su poema El Sa¡/rario de Toledo (1. III), cayó también en el error tan común de confundir este v. con dea-e- tar:

Por los reyes reinan felizmente, Y los legisladores poderosos jCon las leyes disciernen justamente Los premios y castigos provechosos.

Error tanto menos disculpable, cuanto que el texto latino, del cual son tra- ducción estos cuatro versos, dice con toda claridad: «Per me reges regnant, et legum conditores justa decernunt.Ti (Proverbios, VIII, 15). Así, decernunt, discernuni. Por eso Scío tradujo con toda exactitud: «Por mi reinan los reyes, y los legisladores decretan lo jus- to». Lo anotamos para que no se nos arguya, contra la doctrina que en su lugar expusimos, con la autoridad de este gran Maestro.

DisCRETORio, m. Cuerpo que for- man en una comunidad religiosa los discretos ó las discretas. Hace falta en el Dice.

DlSCCLPADOR, EA, adj. y ú. t. c. s. Que disculpa. Falta en el Dice.

DiscuREiDOR, RA, adj. y ü. t. c. s. Que discurre, en estas tres aceps. de discurrir: «reflexionar, pensar acerca de una cosa, platicar de ella; inventar una cosa; inferir, conjeturar». Haca falta en el Dice.

DiSFEAZADAJiESTE, adv. de m. Con disfraz, de una manera disfrazada. Falta en el Dice.

DiSFBAZADOR, RA, adj. y ú. t. e. s. Que disfraza ó que se disfraza. Hace falta eu el Dice.

DiSFEüTABLE, adj. Que se puede disfrutar. Falta en el Dice.; como también disfrutador, ra, adj. y ú. t. c. s.

Disfrutación, f. Disfrute, m.: acción ó efecto de disfrutar.

Disimilación, f. Permutación de una letra por otra, que se hace en las palabras para diferenciar ó variar dos sílabas que tienen el mismo ó parecido sonido; v. gr.: medecina y deli-

grencia, por meJií-ina y diligencia;

mormurar y sepoltura, por murmurar y sepultura. Es lo contrario

DIU

DRE

427

de asimilación. Ambos son ténninos de Lingüística y hacen falta en el Dice: el primero, porque no aparece; y el se- gundo, porque carece de esta acep. particular.

DlSLOCADuR, RA, adj. y ú. t. c. s. Que disloca. Falta en el Dice.

Dislocarse, r. Los que hablan por el ruido de las nueces derivan este V., del latín locare, colocar, que viene de locus, i, lugar, sino del adj. loco, ca; y por eso lo hacen significar: volverse casi loco, salir de sus casillas, perder los estribos. ¿Será necesario en- señarles que el verdadero dislocar se refiere al cuerpo y significa: sacar un hueso de su lugar?

Diuca. Se omitió esta f r. fig. Hacer uno una diuca, que significa robar tri- go en espigas, más generalmente cuan- do está seco y en punto de cosecharse. Este robo se hace de distintas maneras: unas veces coitaudo las espigas de las matas, y otras cortándolas de las gavi- llas; unas veces desgranando las espi- gas en el mismo lugar, y otras lleván- dolas consigo. El origen de la f r. es lo que hace la diuca en los sembrados de trigo, para los cuales es un azote por el mucho grano que come. Por eso se ha formado también el v. diuquear, n., que se emplea en el mismo signifi-

cado que la fr., pero menos que ella. Tan antigua es la costumbre de tomar el trigo cuando está granado, que los Apóstoles lo hicieron una vez que sin- tieron hambre y pasaban al lado de un sembrado. Cogieron algunas espigasi las refregaron en las manos y se co- mieron el grano. Ni Jesiís los reprendió por esto, ni se escandalizaron los fa- riseos, sino únicamente porque lo ha- bían hecho en día sábado. Entre los judíos era lícita esta acción, según lo que decía el Déuteronomio (XXIII, 25): «Cuando entrares en la mies de tu prójimo, cortarás espigas con tu mano, mas no alzarás hoz en la mies de tu prójimo».

DocTORALJiKXTE, adv. de m. Á ma- nera de doctor ó maestro, magistral- mente. fig. y fam. En tono magistral y decisivo, ex cátliedra. Falta esta voz en el Dice.

Dreadnought, m. De las voces inglesas dread, miedo, terror, y nouijht, nada: sin miedo. Pronunciase drédnol- Es voz usada por la prensa diaria para designar un buque de guerra de forma nueva y muy poderoso. Se ve que los ingleses son para sus nombres menos expresivos que los portugueses; éstos ha- brían llamado al nuevo acorazado, sin duda alguna, terror dos mares.

428

EFL

ELA

Eclisa, f. Del francés éclisse. Se llama así en los ferrocarriles la plan- chuela ó tableta de hierro que sirve para afianzar ó asegurar los rieles cuan- do se unen unos con otros. No le cono- cemos nombre especial en castellano.

Encluecar, n. y ú. m. c. r. En- clocar ó aclocar, que se conjugan enclue- co, enclueque, etc. El Dice, admite también la fornia encoclar, que no pue- de conjugarse sino como regular. Clocar ó cloquear, n., tiene distinto sig- nificado: «hacer do, do la gallina clueca».

Echarpe, m. Voz exclusivamente francesa con que se designa una especie de banda ancha, más ó menos fina, que usan las mujeres como prenda de ador- no en los hombros ó terciada. No sa- bemos qué nombre tendrá en España. Líi señora Pardo Bazán lo usó á la frajcesa y e. f.

jEfla! Interj. de dolor ó fastidio cuando uno se quema ó se pega en una mano. Evidentemente es corrupción vulgar de la voz hebrea que en el bau- tismo se pronuncia éphpheta. Como el sacerdote moja los dedos con saliva y toca con ellos las orejas y narices del bautizado, diciendo éphpheta (ábrete), el pueblo, que no ve sino la acción y que oye la palabra, sin entender el sig- nificado de ambas, cuando recibe un daño en una mano ó un dedo, instin-

tivamente se los lleva á la boca para mojarlos ó soplarlos y, remedando al sacerdote, dice ¡efla!, yaque éphpheta es para él muy duro de pronunciar. También se usa para llamar á uno que está distante algunos pasos. En esta acep. puede ser corrupción de ¡epa! ó ¡épale! Véanse en el cuerpo de este tomo, y también ¡Nefla! más ade- lante.

EoEKiA (Ninfa.). Puede admitirse en el Dice, como loe. fig. y con el sig- nificado de-persona que inspira invi- siblemente á otra; poralusión á laninfa Egeria, de quien decía Numa Pompilio, rey de la Roma antigua, que recibía las leyes que daba al pueblo.

El.vborador, ra, adj. y ú. t. c. s. Que elabora. Falta esta voz en el Dice.

Eladio, n. pr. m. Así lo escriben Contó é Isaza, agregando en nota: «La forma que trae Marroquín, Heladio, es la etimológica ( Helladius ) ; pero el uso universal y constante en España y en América es escribir Eladio». Esta- mos con Marroquín, conservador de la forma clásica, que nos recuerda la Hé- lacle (Helias, adisj ó antigua Grecia con todas sus grandezas y poesía. He- lladius es el nombre gentilicio de Helias, aclis, y quitarle la h es renegar de su origen. Como no es nombre de mucho uso, no debe hablarse, respecto de él, de «uso constante y uniforme».

EMB

EMP

429

y menos de una manera tan general, «en España y en América». Por el contrario, creemos, fundados en el poco uso del nombre, que estamos en el me- jor tiempo para corregir el error, es- cribiendo siempre ó invariablemente Heladio.

EiíECTRiKiCAR, a. Mucho tiempo ha que se viene tratando en nuestras Cá- maras de elpctrifimr ó hacer eléctricos los ferrocarriles con sus trenes; acción que llaman elecirificacim. No vemos inconveniente para que se admitan estas dos veces, que están perfectamen- te formadas y son necesarias.

EL1MIXA.D0R, RA, adj. y ú. t. c. s. Que elimina. Bien puede admitirse en el Dice.

EjIANCtt'ADOli, RA, adj. y ú. t. c. s. Que emancipa. Jlerece sor admitido en el Dice.

Embochicar, a. Hacer orilla á las multas del país á fin de que no se deshaga el tejido. La orilla consiste en un costurón de hilo grueso que da vueltas por todo el borde delantero y trasero de la manta. Se hace así para venderla más baratii; porque, si es engüinclia, vale más. Puede tradu- cirse este V. por orillar: «guarnecer la orilla de una tela ó ropas, ó por fi- letear ó ffitarnecer. La etimología es el araucano hiuirhiñ, «un cordoncillo que ponen al rededor de las mantas» (Febrés); Valdivia trae huachin, flo- cadura, orilla de la camiseta, y Ha- vestadt la misma voz con esta traduc- ción: staeniola vel funiculus quo vestís terminatur affirmaturqne». Se ve pues que el v. debe ser engua- chicar, y así probablemente lo dirán en algunas partes. La forma embo- Chicar, es creación de los rcpulido.«. -Hay también s. embochicadura

(acción ó efecto de embochicar),

pero apenas merece mencionarse.

Embrión, m. La fr. fig. que trae el Dice. Estar en embrión una cosa, nos parece que debe corregirse por la sim- ple loe. En embrión. No hay por qué restringirla al v. estar, cuando puede usarse y se usa con tantos otros, como dejar, tener, ver, hallarse.

Embrutecedor, RA, adj. Que em- brutece. Hace falta en el Dice.

Embuchar, a. y ú. m. c. r. Llenar excesivamente el buche del ave; con lo cual suele ésta enfermar y morir. «Dis- te tanto de comer á los pollos, (jue los

embuchaste; Esta gallina se em- buchó». El V. castizo es empaparse, compuesto de en y papo (buche), y que significa: «ahitarse, empacharse». Hay un castizo embuchar, pero sólo signi- fica: «introducir una cosa en el buche del animal; fam., embocar».

EmbuUonar, n. En las labores de minas, arrojar las sacas inútiles á un depósito ad hoc.

Empascuar, n. Así. como neu- tro, y en el significado de «celebrar la pascua» aparece usado hasta ocho veces en el Auto del despedimiento de Cristo de su Madre, t. II de la Colec- ción de Rouanet:

Antes que el Señor se parta. Sepamos dd ha de empaacuar.

No hay necesidad de copiar los demás pasajes, porque el uso es exactamente igual á éste. No hemos sido pues muy originales los chilenos al inventar el r. empascuarse.

Empastar, l.' art. Agregúese esta otra acep. c. r. y más usada en el part. pasivo: meterse ó perderse en medio del pasto.

Empavesado, m. Acción ó efecto de

430

ENO

ENC

empavesar. Falta en el Dice, esta acep. (le Marina, pues no basta con la t^ue tiene: «conjunto de banderas y gallar- detes con que se engalanan los buques en las grandes festividades». Uno de los números del programa con que se celebró en Valparaíso el Centenario de nuestra Independencia, fué: Empave- sado eléctrico de todos los buques de guerra nacionalesy extranjeros»). Véase Asfaltado.

Empequeñecimiento, m. Aunque largo, merece admitirse. Sus sinónimos son: achicadura, ó achicamiento, ami- noración ó minoración.

Empilucliar, a. y ú. t. c. r. Des- nudar. Formado del adj. piluch.0, desnudo.

Empujador, ra, adj. y ü. t. c. s. Que empuja. Falta en el Dice.

ExAGL'A. «U. á veces en siug.,» advierte el último Dice; lo mismo advierte Cuervo en sus notas á Bello; por consiguiente, corríjase en este sen- tido nuestro artículo.

Enardecedor, ra, adj. y ú. t. c. s. Que enardece. Falta en el Dice.

Encantarillado, m. Deberían pagarlo más caro los que así estropean su nombre. Siendo alcanfarilla la voz primitiva, el derivado no puede ser sino akantarillado.

Encañado, m. «Conducto hecho de caños, ó de otro modo, para conducir el agua». De aquí se ha formado la acep. chilena de-grieta más ó menos quebrada que se forma en los cerros.

Encarautado, da, adj. Vulga- rismo chileno, formado de caráckr en su acep. de «fuerza y elevación de áni- mo, firmeza, energía». Se usa en mala parte como sinónimo de obstinado, porfiado.

Encasillado, da. Agregúese este

otro equivalente castizo: e^car/ueado, da: «aplícase á la obra ó labor repar- tida ó formada en escaques, como el tablero del ajedrez»; y la expresión de Blasón tablero equipolado: «el ajedre- zado que sólo tiene nueve escíiques».

Encastrar, a. Del francés eneas- trer, embutir. Aquí lo usan algunos en vez del castizo empotrar: ctmeter una cosa en la pared ó en el suelo, asegu- rándola con fabrica»; como se hace con algunas tinajas.

EncogOllarse, r. Subirse hasta los cogollos, encaramarse. Sg. Enso- berbecerse, envanecerse, encumbrarse. «Tjlaneza, muchacho; no te encumbres, que toda afectación es mala». (Quijote, p. II, c. XXVI).

ExcoMiÁSTiCAiiEXTE, adv. de m. Con encomio, de una manera enco- miástica. Hace falta en el Dice.

Exchapado, m. Si ha de admitirse el V. emhapar, justo es admitir también el s. correspondiente. En Chile es de uso general, y quizás también en Espa- ña, como parece por este pasaje de Alcalá Galiano (Recuerdos de un an- ciano, I): «Los comedores gaditanos ostentaban, por lo comiin, mesas de caoba, allí entonces siempre maciza, teniéndose en menos el trabajo del en- cluipado-». Téngase pues por impreso en versalilla el enchapado que en su lugar apareció con letra negra. El Padre Si- güenza usó el s. chapada, del v. aut. chapar: «Los cajones de los libros del coro y el facistor del mismo, sin las fajas y cliapada de bronce dorado...» (Crónica, p. III, 1. IV, c. XXI). Tam- poco aparece esta voz en el Dice. Mejor y de más uso es emhapado. Véase Asfaltado. Enchapadura es vulgarismo que no merece tomarse en cuenta.

ENL

ENT

431

ExEiiiGO MALO (El). Reprobamos esta loe. por considerarla redundante y fiados en la autoridad de Ortúzar; mas ahora, con mejor acuerdo, cree- mos que debe aceptarse: 1." poi'que es traducción literal de la frase latina que aparece en la conocida oración Anima Christi: <iAh hosfe maligno defende me»; 2." porque la usó el Poema del Cid (estr. 1836, edicióu Menéndez Pidal):

E el Conde Don García, so enemigo malo;

y 3." porque no es de la esencia del enemigo el ser malo, como que hay muchos que son buenos y generosos.

ExERVADOR, RA, adj. Quc enerva. Falta en el Dice, como también el adj. y participio enervante.

Enfullinar. En su última acep. puede traducirse por el castizo sole- vaníar ó solivian far, a. y ú. t. c. r.: «iinover el ánimo de una ó varias per- sonas para inducirlas á novedades ó alteraciones». Algunos pronuncian

enfollinarse. Véase Follín en

este Apéndice.

EngangOChar, a. Cubrir fardos ó cajones con gangocho, que es la arpillera ó harpillera castellana. El v. es de poco uso y puede traducirse por arpillar, admitido como mejicanismo, ó por el castizo liar.

ElíGRANDECEDOR, RA, adj. Que

engrandece. Falta en el Dice.

Engüinchar, a. Poner güin- chas á las mantas, generalmente á las que se tejen aquí. Dígase encintar y véase Güincha.

Enlosador, m. El que tiene por oficio enlosar pisos. Si hay empedrador, enladrillador y el genérico solador, bien puede admitirse también enlo- sador.

Enmantado, da, adj. fam. Cu- bierto con manto. En el Dice, apare- cen solamente enmantar, a. y r., y amantar, a. fam., compuesto de man- ta. Bien puede admitirse nuestro adj.

Enmonar, a. y ú. m. c. r. Com- puesto de mona, borrachera. Embria- gar, emborrachar.

Ennoblecedor, RA, adj. Que en- noblece. Merece la admisión en el Dice.

EnorCtULLEcedor, RA, adj. Que enorgullece. Merece admitirse en el Dice.

Enquéte, f. No hay por qué tomarla del francés, cuando la tenemos en castellano viva y corriente, sin nota alguna de anticuada: encuesta: «ave- riguación ó pesquisas.

Entallar, a. Cortar trozos ó por- ciones de masa para formar el pan. Como se ve por el significado, nada tiene que ver con el castizo entallar, que significa: «hacer ó formar el talle; venir bien ó mal el vestido al talle». Xuestro entallar viene del ant. tallar, cortar ó tajar, como en fran- cés tailler y en italiano tagliare. De la 2." acep. castiza hemos sacado nosotros entallar, que significa, en general, adornar, y que se dice aun de las cabalgaduras. Por eso, al s. enta- lladura, le damos también la acep., que no tiene en castellano, de-adornos que se ponen en la cabezada del freno ó jáquima. Ú. m. en pl.

Entecarse, r. Se usa en Chile en el significado de-obstinarse, amorrar- se, emperrarse. Véase. Taimarse, del cual es enteramente sinónimo. Pa- rece que nada tiene que ver con los adjs. castizos enteco y entecado (enfer- mizo y débil, flaco); más probable creemos que se haya formado del adj.

432

ENT

ESO

lerco (pertinaz, obstinado é irreduci- ble), con supresión de la i\ como liona y alionarse, de liorna; QetrudiS, de Gertrudis; etc. (Véa- se R). Es lo más natural que el pue- blo, al convertir en v. el adj. terco, no

pronuncie entercarse sino ente- carse.

Entononcar, a. Poner los tono- nes en la urdimbre de las mantas y demás cosas que se tejen en el telar chileno. Dígase enlizar y véase To- nón.

Extrazado, da, adj. «Vióse rodea- do por cuatro sujetos mal entraza- dOS», leemos en un buen diario de Santiago. No hay tal vocablo en caste- llano: dígase de mala traza ó catadura ó mal trazados. Trazado, da, es adj. que «con los advs. bien ó mal, antepuestos, dícese de la persona de buena ó mala disposición ó compostura de cuerpo».

Entre. En este art. pudieron colo- carse dos interjs. que tienen algún uso entre el vulgo de Chile: ¡Por laen- treflauta! y ¡Por la entr apen- ca! La primera se dice cuando sucede algún chasco ó desgracia; y la segunda, cuando se escapa algún animal ú obje- to quese persigue. Como entre en com- posición atenúa ó disminuye el signi- ficado de las voces, entreflauta parece que fuera una. flauta que suena débil ó desafinadamente; y entre- penca, una penca (azote, fusta) que se maneja mal ó que obra inefi- cazmente.

Entreforro, m. Dígase entretela: «lienzo, holandilla, algodón, etc., que se pone entre la tela y el forro del vestido».

Entrejunto, ta, adj. Dícese de lo que está á medio juntar ó entreabierto. Falta en el Dice, que sólo trae el v.

entrejuntar y como término de Carpin- tería únicamente.

Entrelazalura, f., y entrela- zamiento, ui. Alguno de los dos nos ha de dar el Dice, para expresar la acción ó efecto de entrelazar. Por imestra parte preferimos el segundo.

Entusiasíiauor, ra, adj. Que entusiasma. Hace falta en el Dice.

Envarar, a. Poner varas á un pa- rral ó emparrado, ramada, etc.

Envilecedor, ra, adj. Que envi- lece. Falta en el Dice.

Enzarzar. Véase Desenzarzar en este Apéndice.

Episódicamente, adv.de m. A manera de episodio, incideutalmente. Bien puede admitirse en el Dice.

Escape, m. Tratándose de gases y líquidos, es general esta voz en Chile, cuando la correcta y linica admitida en el Dice, es fwja: cfsalida de gas ó lí- quido por un orificio ó raya producidos accidentalmente».

Escarchilla, f., dim de escarcha. Hielo menudo que cae á manera de la nieve. Bien puede admitirse, junta- mente con

EscARCHUiLAR, n. Caer escarchilla.

Escobillar. Para confirmar la 1.' acep. que dimos á este v., véase cómo usó el P. Isla el adj. derivado escobi- Uador, que tampoco apareceenel Dice: «Olvidábaseme decirte cómo he encon- trado aquí una bellísima fuente de agua escobilladora y barrendera, que me tiene ya la barriga tan limpia co- mo Nicolás ileja los platos». (Carta XXVIII j. El uso fig. y gracioso que tiene aquí el adj. explica bien la acep. recta del v.

Esculapio, m. Según la Mitología, fué hijo de Apolo y dios de la Medi- cina; por eso algunas veces se ha dado

EST

EXP

488

también este nombre al médico. «Según la pintura que me haces de ese médico, no me atrevo ¡i oponerme ¡I tu resolu- ción...Pregunté por él, y ambos se encogieron de hombros, asegurándome no habían oído hablar de semejante Esculapio-». (Padre Isla, Carta L'I). Bien puede admitirse en el Dice, aun- que más usado en este mismo sentido es Galeno, como lo veremos en sn lu- gar.— No se confuuda este Esculapio, del latín ^'scula/iius, con cxcolapiv, clérigo ó estudiante de las Kscuelas Pías, cuya etimología, que no ha dado el Dice, es scholn jiia, que fue el nom- bre latino que desde su fundación tuvo la orden.

Escupo. Otra prueba de lo popular que es esta voz en España, es la si- guiente copla que trae Rodríguez Marín :

El hombre chico nu es hoinbr»'. Que es un e/cupv de Atlán. Garrapata con calzones Y el pecado original.

Esgrimista. Faltó la acep. chi- lena, en la cual es sinónimo de sahiista: «que tiene por hábito sacar dinero á otros», y de petardista ó petardero, es- tafador. En el mismo sentido fig. se usa el s. esf/rima en frases como éstas: Ser uno diestro en la esgrima, Gustarle á uno la esgrima.

Estimulador, ra, adj. y ú. t. c. .<. Que estimula. Falta en el Dice.

EsTOiCAMEXTE, adv. de m. Con estoicismo, es decir, afectando fortale- za ó insensibilidad. Falta en el Dice.

Estólidamente, adv. de m. Con estolidez, de una manera estólida. Me- rece entrar en el Dice.

Estopear, a. Término de Marina, derivado del s. estopa en la acep. «le Dice, lie Chil., t. II.

«jarcia vieja, deshilada y deshecha, C|ue sirve para carenary>. Carenar es pues el v. castizo con que debe tradu- cirse este chilenismo y siginlica: «re- parar ó componer el casco de la nave, para que pueda volver á servir».

EsTORNUDADOR, RA, adj. Que estor- nuda mucho. Falta en el Dice.

ESTROPEADOIl, 1!A, adj. y ú. t. c. s. Que estioijea. Hace falta en el Dice.

Etnología, f. Perdonémoslos, por- que no saben lo que dicen. ..La enolo- i/ia (arte de elaborar los vinos), vocablo compuesto del griego o't'vo?, vino, pues el diptongo o'. se convierte en el latino oe, y éste en e para las lenguas moiler- nas, la confunden con la etnoto(/ia (ciencia que estudia las razas y los pueblos), que se deriva del griego ;4Vvo;, pueblo, de donde el ethnicu-s latino, «]ue significa pagano. ¿Qué habrán dicholos que han visto en miestros diarios anun- cios relativos á la elaboración del vino, encaliezados con la elegante voz etno- logía? Lo que dicen los rectores de colegios cuando se les presentan comi- siones de estudiantes á solicitar una gracia y comienzan su discurso: «Aquí venemos, Señor... ^

Europeizar, a. y r. Comunicar á un pueblo ó persona de otro continen- te los progresos y costumbres moder- nas de Europa. Conj ligase europeizo, europeizas, etc. Es neologismo de uso general y digno de aceptarse. Véase Izar (Verbos en). Y aun puede admitirse el s. europeización, por largo que resulte.

Expensado, da, adj. Del f. pl.

expensas, gastos, costas, litisexpensas. Se aplica á la persona que ha reci- bido dinero suficiente para las costas ó litisexpensas. «Nombro y dejo como apoderado, instruido y expensado,

■ÍU

FAL

FEO

á Don X. N.» Til» feo como alumno

becado, profrsor diplomado, pn- ñuplo dobladillado.

Explosivo, va, adj. Aparece sola- mente como término de Química, y ya es tiempo de admitirlo también como término de Lino'iiística ó de Fonética. Podría definirse así: Aplícase al sonido ó letra que se pronuncia como vencien- do de s:olpfi el obstáculo que ataja el

aliento; i), como lo dice la palabra, produciendo cierta e.rplosión. Las le- tras explosivas son: /;, /, rh, hy c (con s:inido fuerte), li, d y f/ (en los casos en (|ne no süqiva f/iis, i/iii).

Exprimidor, m. Dígase exprimi- i/ero: «instrumento ó artificio que sirve para expriniiri>. Véase en el cuerpo de la obra EstrciaDOR.

Faotiiíle. La acep. vulgar de «po- sible» nos lia venido de España, como .se comprueba por la autoridad del P. Isla (Carla XIV): «Darás á padre mil gracias por su benigna carta, que no puede venir mejor, y ayer la recibiría en .Yrévalo el P. Provincial, siendo muy fiifHbh (pie mañana reciba yo su res- puesta».

Factitivo, adj. Término de Lin- güística y de Filología que se aplica al V. (¡ue denota la idea de hacer ó eje- cutar la acción envuelta en el vocablo de que él está formado.

Falsiflcativo, m. Por burla y donaire se llama asi, sobre todo en colegios, el documento ó papel jun/ifi- catiro; porque, enjrealidad de vcidad, en muclios casos no '¡tif¡li/ira lo (juc si' quiere justificar, sino que lo falsi- fica.

Falso, sa. Sólo con la acep. que le dimos de-cobarde, pusilánime, puede entenderse este pasaje de El Diablo Cojudo de Vélez de Guevara: «Los extranjeros, habiendo visto callar al español, estaban muy /alsos>y. (tr. V). Por el contexto de todo el tranco se ve ijue fahos no puede significar aquí «engíuloso, fingido, simulado», como lo explica Don Adolfo Bonilla y San Martín en su edición de la clásica obra; y, al contrario, con el significado de «cobarde» queda clarísimo todo el pa- saje, como asimismo el otro de Matías de Xovoa que trae él en la misma nota.

Fechador, m. Retiramos la reco- mendación que hicimos de esta voz, cuyo equivalente castizo es matasellos, m.: «estampilla con que se inutilizan en las oficinas de correos los sellos que llevan las cartas».

FIR

FIR

435

Ficha. !^c llama también así, un las puIíhiiRTias y otras tiendas, ul car- tón iK-Mjueño que se da al elieuto y en el cual consta el precio ijue dcbj pagar. En las cárceles y presidio.-;, cédula en que se escriben los datos antropométricos del reo.

FiUKÓ. En la accp. IÍíT. coincidimos con Luis Besses, que la define como popular: «persona delgada». (Dice, de arijol español).

Fi, Fi, Ki. Voz onomatopéyica con que se remeda el grito de la perdiz cuando huye. El vulgo poeta agregó una sílaba más para completac el verso:

Cucuruco (lijo ol gallo. Fio. fío. la perdiz. ..

Fifo, fa, adj. .aplícase á la persona de poca inteligencia, que está como chiflada ó que tiene (X)mo fofo el meo- llo. Es voz poco usada y (juizás sea forma capricho.sji de /o/i?, variada de esta manera por eufemismo. Sería inte- resante conocer su verdadera etimolo- gía, porque ésta nosdaría la de cufifo. Para esto agregamos, como datos más, el castellano fufa, mentira, eniiaño. noticia falsa, y el v. mejicano finar- se, descascararse la bola de billar (Ramos Duartc).

Firflles, m. pl. fam. Fréjoles ó porotos. Sólo lo hemos oído aplicado á éstos cuando se guisan, esijccialmente en vaina, cuando están en la mata, en la era ó en la despensa. Un plato de firflles; :Ciiándo harán firfiles! La etimología parece ser el araucano pilpil: «boqui blanco con que curan los ojosa los caballos)!. (Febrés-.\straldi). Es planta de la familia de las lardiza- báleas y se llama aquí boqui blanco ó pilpU boqui, «común en la.s provincias del Sur; tiene hoja.s simplemente iri-

fololiadiis, flores blanquizcas y bayas blancas globosas del tamaño de una arveja». (Philippi). La semejanza del fruto en la vaina y en el grano ha hecho que el buen humor chileno el nom- bre de )iilpil, transmutado después en firfll, al despreciado y wú^av poroto. Firihue, m. En algunas partes, buñuelo. ¿Será voz araucanizada del ciistellano //■««')•, fiiln.' También puede pensarse en pizpirig'Ua (en caste- llano pizpireta ó pizpereta), (jne, alire- viado ¡jor aféresis, daría ~ pirig:ua. Ahora bien, pirig'Ua por su signifi- cado es sinónimo de «picara», y el buñuelo se llama en Chile picarón. Pirihue, pirigrüe, ó firihue,

seiia pues el masculino de pirig'Ua y significaría picarón ó buñuelo.

Firme (Á). Dos veces hemos hallado en Berceo el adv. a/ir mes ó affirmes, pero en ninguna significa lo que el moderno á firme. Juzgúelo el lector.

Afirmes vos lo (ligo, quiero (juc lo sepadee. (f^to. Domingo, liíf»)

Heroíles bien se quiso afjirnus trahaiar Por al rey mancebo la vida destaiar.

C/>Keío. I1I9J.

Lancbetas lo interpreta en ambos pasajes: «de veras, de verdad»; mien- tras que á firme ú^mñcsí firmemente, con fijeza, invariablemente, y mirando á lo futuro. Alonso de Castilla Solór- zano, en su Tiempo de regocijo y car- nedohmhs de Madrid (1 627), dijo:

De su cuello la azucena l>ien es que el candor mendigue, pues es beldad inconstante y busca belleza á firme.

.\sí estampó la edición moderna que tenemos á la vista: pero más parece-

436

FOL

FRI

nos (]ue será adulteración del texto, que diría solamente belleza firme, en contraposición ¡i beldad inconn- tante.

Foguear, a. De la acep. que tiene en Milicia («acostumbrar las personas ó caballos al fuego de la pólvora»), hemos formado nosotros la fig. de- hacer sentir á uno los padecimientos, cargas, molestias, etc., de un estado, carrera, empresa, etc. ; k la manera del soldado que ha visto por vista de ojos lo que es el fuego de las batallas. U. m. en el part. pasivo. «Ya me.foguenrnn bien y no tengo que temer; Estoy fo- gueadoi). Es acep. que, no pudiendo expresarse bien con e.tpenment(tr, es- carmenktr ni con otro v., merece agre- garse á, foguear.

Fogueo, m. Ejercicio militar en que se disparan armas de fuego cargadas solamente con pólvora, como sucede en los simulacros de combate. fig. Disputa animada, pero sin graves con- .secuencias. Véase Tiroteo. En ambas aceps. es digno de admitirse.

FoLiADOK, m. Instrumento para foliar ó paginar, es decir, para numerar

los folios ó paginas de libros, cuader- nos, etc.

Follín, m. fig. Persona muy irri- tada y colérica, furia. «Este es un follín; Se volvió un íollín». Así se usa en algunas partes de Chile; lo cual viene á confirmar lo que dijimos en el

art. Enfullinarse.

Forcejeo, m. Forrejo: acción de forcejar.

Forro. El forro de puerta no

es \a, jamba que dijimos, sino las tablas más ó menos adornadas con que se cu- bren las paredes por dentro y por fuera en el vano que ocupa la puerta. Lo mismo se dice de las ventanas.

FORTIFICADOR, RA, adj. y ú. t. c. s. Que fortifica. Hace falta en el Dice.

Frangollo. El llamado a(iuí fran- gollo de cebada es el hordiate castellano: «cebada mondada».

Freganda, f. Igual á fregatina y fregazón, pero menos usado.

FrichiCÓ, m. Abrigo de mujer, de tela ordinaria y de forma poco ele- gante. Es voz formada de las inglesas friyid, frío, y coat, levita, chaqueta, y que se usa en algunas partes de Chile.

Fin del to.mo II.

FE DE ERRATAS

PÁG.

Col.

LiN.

Dice

Debe decir

5

1

19

contará

cantará

7

1

26

fagina

fajina

10

1

33

ara

para

24

1

16

espaüa

España

35

1

1

declara

declare

36

2

32

chimenea

chimenea

57

1

14

s

es

172

1

38

a

la

172

1

39

riña

trina

186

2

8

Julio

Julio

194

1

33

Ecónomo

Ecónomo

197

2

(Edil

, y Edilidad deben estar después de Edificante),

204

1

4

«Pregúntentelo

«Pregúntenselo

205

2

30

porar

parar

211

1

27

b. s.

t. c.

220

2

9

trepa.

trepar.

242

2

]

S. Diego de Alcalá

S. Diego de Alcalá

248

2

43

Enlucir

(Suprímase este artículo).

264

2

1

or

por

276

1

29

refracterias

refractarias

287

2

37

miedo

miedo ó

323

•>

contaremos

cantaremos

334

1

17

Ezerhiaíí,

{Ezethiaít.

348

1

36

Extremecer,

Extremecer.

359

2

30

fanfarronear

fanfarronear.

375

1

32

El

Él

376

1

16

Eranciit

Francia

387

1

40

vitalicio);

vitalicio):

438

FE DR

ERRATAí>

PÁG.

Col.

LiN.

Dice

Dei)e decir

391

2

■>

aplitiul

aplitiul

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