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EL TEATRO.

DE OBRAS DRAMÁTICAS Y LÍRICAS.

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EL CALIFA DE LA CALLE MAYOR.

JUGUETE CÓMlCO-LIRICO EN UN ACTO Y EN VERSO.

1 V^>-.^.tc¿áU >.

ifl4DAID.

IMPRENTA DE JOSÉ RODRÍGUEZ, FACTOR, N. 9.

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CATALOGO

de las obras Dramáticas y Líricas de la Galería EL TEATRO.

AI caho de losatios mil;^

Amor de antesala.

Anelardo y Eloísa.

Abnegación y nobelza.

Angela.

Afectos de odio y amor.

Arcanos del alma.

Amar después de la muerte.

Al mejor cazador...

Acüaque ameren las cosas.

Amor es sueño.

A caza de cuervos.

A caza de herencias.

Amor, poder y pelucas.

AHíar por señas.

A falta de pan...

Bonito viaje. Boadicea. drama heroico Batalla de reinas. Berta la flamenca. Barómetro conyugal. Bienes mal adquiridos

Corregir al que yerra.

Cañizares y uuevara.

Cosas suyas.

Calamidades.

Como dos gotas de agua.

Cuatro agravios y ninguno.

|Cómo se empeñe un maridol

•joa razón y sin ra/on.

Cómo se rompen palabras.

Conspirar con buena suerte.

Ctiismes, parientes y amigos.

Con el diablo á cuchilladas.

Costumbres políticas.

Contrastes.

Catilina.

Carlos IX y los Hugonotes.

Carnioli.

Dos sobrinos contra un tio.

1). Primo Segundo y Quinto.

Deudas de la conciencia.

Don Sancho el Bravo.

Don Bernardo de Cabrera.

Dos artistas.

Diana de San Román.

D.Tomás.

De audaces es la fortuna.

Dos hijos sin padre.

El amor y la moda.

lEstá local

En mangas de camisa.

El que uo cae... resbala.

El Niño perdido.

Kl querer y el rascar...

El hombre neg.

£1 fin de la novela.

Ei filántropo.

El hijo de tres padres.

El último vals de Weber.

£1 hongo y el miriñaque.

íEs una malvaí

Echar por el atajo.

El clavo de los maridos. £1 onceno no estorbar. fa.1 anillo del Hey. El caballero íeaaal. lEs un ángel! El 5 de agosto. El escondido v la tapada. ' El Licenciado Vidriera. [En crisis!!! El Justicia de Aragón. El Monarca y el Judio. El rico y el pobre. El beso de Judas. El alma del Rey García El alan de tener novio. El juicio público. El sitio de Sebastopol. El todo por el todo. El gitano, ó el hijo de las Alpo-

jarras. El que las da las toma. El camino de presidio. El honor y el dinero. El payaso.

Este cuarto se alquila. Esposa y mártir. El pan de cada día. El mestizo. El diablo en Amberes El ciego. .^ ^ , .

El protegido de las nubes. El marqués v el marquesito. El reloi de S'an Plácido. El bello ideal. El castigo de una falta. El estandarte español alas costas

africanas. El conde de Montecnsto. Elena, ó hermana y rival. Esperanza.

Furor narlamentarlo. raltas juveniles.

Gaspar, Melchor y Baltasar, 6 el ahijado de todo el mundo.

Historia china. , ^ . .^ Hacer cuenta sin la huéspeda. Herencia de lagrimas.

Instintos de Alarcon. Indicios vehementes. Isabel de Médlcis Ilusiones de la vida.

Jaime el Barbado.

Juan sin Tierra.

Juan sin ppna.

Jorge el artesano.

Juan Diente.

Los Amantes de Chinchón.

Lo mejor de los dados...

Los dos sargentos españoi

Los dos inseparables.

La pesadilla de ,un casero.

La hija del rey Rene

Los extremos.

Los dedos huéspedes.

Los éxtasis

La posdata de nna'carta.

La mosquita muerta.

La hidrofobia.

La cuenta del zapatero.

Los quid pro quos.

La Torre de Londres.

Los Amantes de Teruel.

La verdad en el Espejo.

La banda*de la Condesa.

La esposa de Sancho el Brav

La boda de Quevedo.

La Creación y el úilnvlo.

La gloria del arte.

La Gitanilla de Madrid.

La Madre de San Fernando.

Las flores de Don Juan.

Las apariencias.

Las guerras civiles.

Lecciones de amor.

Los maridos.

La lápida mortuoria.

La bolsa y el bolsillo.

La libertad de Florencia.

La^Archlduquesita.

La escuela de los amigos.

La escuela de los perdidos.

La escala del poder.

Las cuatro estaciones.

La Providencia

Los tres banqueros.

Las huérfanas de la Caridad

La ninfa Ins.

La dicha en el bien ajeno.

La mujer de! pueblo.

Las bodas de Ca macho.

La Cruz del misterio.

Los pobres de Madrid.

La planta exótica.

Ijis mujeres.

La unión en África.

Las dos Reinas.

La piedra filosofal.

La corona de Castilla (alego

i.a calle Je la Montera.

Los pecados de los padres

Los infieles.

Los moros del Riff.

¿asegunda cenicienta.

La peor cuña.

La choza del almadrerio.

Los patriotas.

1.a peor cuña.

Llueven hijos.

Mi mamá.

Mal de ojo.

Mi oso y mi sobrina.

Martin Zurbano.

Marta y María.

El mik DE lA MllE IUDOR.

JUGUETE CÓMICO-LÍRICO EN UN ACTO Y EN VERSO,

ARREGLADO DEL FRANCÉS

DON MARIANO FERNANDEZ,

MÚSICA DB

DON MANUEL TÜBAU.

Estrenado en el teatro del Príncipe de Madrid, el 24 de Diciembre de 1860.

JUNTA DELEGA

DEL TESORO ARTI-

Libros depositados Biblioteca Nacioj

Procedencia

...J.oORR,:,

N.° de la proced-

.- m.._._

MADRID.

IMPBB?«TA DE JOSÉ RODRÍGUEZ, PACTOR, 9. iSOfl.

PERSONAJES. ACTORES.

PRADERA í) Mariano Fernandez.

PRUDENCIO 1). José Alíselo.

PEDRO D. Eduardo Molina.

FERNANDO D. José Trinchan.

CAROLINA, bajo el nom- bre de Zetulbé D.* Adelaida Zapatero.

DOLORES, esposa de Pra- dera D.^ Balbina Val verde.

IJN CABO DE MUNICI- PALES D. José Bullón.

OTRO MUNICIPAL N. N.

La escena en Madrid en un piso 4.° de la calle Mayor. Época actual.

La propiedad de esta obra pertenece á su autor, y nadie po- drá sin su permiso reimprimirla ni representarla en España y sus posesiones, ni en los paises conque haya ó se celebren en ade- lante contratos internacionales.

Los comisionados de la Galería dramática y lírica titulada Et Teatro, son los exclusivos encarg-ados de la venta de ejempla- res y del cobro de derechos de representación en todos los puntos.

Queda hecho el depósito que marca la ley.

ACTO ÚNICO.

Sala en un sotabanco con puerta al foro y dos laterales á la de- recha: otras dos á la izquierda. En el fondo dos divanes lar- gos. uno á cada lado de la puerta de entrada: en el medio de la escena dos asientos formados con almohadones á la turca- sobre un diván del fondo el traje completo de califa, que se pondrá Pradera á su tiempo., Se entenderá por derecha é izquierda la del actor.

ESCENA PRIMERA.

PRUDENCIO, solo, sentado en un diván, con el sombrero puesto, y apoyado en un gran paraguas.

Pri-d. Heme arjui solo, absorbido en mis ideas sombrias, y cómplice, sin saberlo, de una tenebrosa intriga. Ayer tenedor de libros era, en la perfumería del señor Pradera; pero el amo, que hace dos dias Üegó de Cunstantinopla con una bermosa partida de esencias, me despidió: no dije esta boca es raia:

722807

tomé sombrero y paraguas, y me dirigí en seguida á la calle Sal si puedes, donde tengo mi boardilla; hice arqueo de mis fondos, y encontré que solo liabia diez y seis cuartos en caja. Con estas economias he comido desde entonces; mas ya se acabó la viña: hoy no almorcé; pero en cambio me han traido esta esquelita del señor Pradera... dice...

(Saca una carta y lee«)

((Verte hoy mismo me precisa: ))Corre á la calle Mayor, ^número sesenta, encima ))de un sastre, en el piso cuarto; «enseñando esta misiva ))el portero te dará ))la llave: ves á la cita ))á las cuatro; allí estaré. ))¡Valor, misterio, osadía!» Ya son las cuatro y no viene: me tiemblan las pantorrillas; y no es de frío, es medrana. .. Ya está aquí.

ESCENA IL

PRUDENCIO y PRADERA, entrando con misterio por el fondo derecha.

Prad. Chist...

(Dejando el bastón sobre un diván, y el sombrero en el se^ndo cuarto de la derecha.)

Prud. ¡Santa Brígida!

Prad. Nadie me ha visto: he cambiado

de coche, y las cortinillas

he corrido... Trud. Pero qué,

¿acaso la poUcia?...

5

¿Medita usleil algún crimen? Prad. has diclio la palabrilia,

un crimen; ó, mejor dicho,

una broma clandestina

de Cupido. Prud. Eso es distinto;

¡mas si la broma averigua

su esposa doña Dolores!... Prad. Prudencio, si en algo eslimas

mi alta consideración,

no me nombres en tu vida

á mi mujer; la detesto:

es en el comercio activa;

pero tocante al consorcio...

me tiene la sangre frita,

porque es un guardia civil

con miriñaque. Prud. La mira

usted con ojos severos. Prad. No, Prudencio, me asesina

con su despego; y asi

busqué el amor en los climas

orientales. Prud. ¿Cómo es eso?

Prad. Oye: tengo allí escondida

una hermosa georgiana,

que ahora he comprado en Turqaia

por di'íz mil quinientos reales. Prud. ¡Ave Maria purísima!

¡Comprada! ¿Usted está loco? Prad. (Comprada: ¿de qué te admiras?

Allí se compran mujeres

como en Madrid comprarías

un cenacho de melones

ó una canasta de guindas.

Verás: me vestí de turco,

fuíme al bazar, y en seguida

hallé lo que deseaba.

¡Estaba hermosa, divina,

entre gasas trasparentes?... Prud. ¿Trasparentes? ¡Qué delicia!

¿Dónde está? (Buscándola.)

6

Prvd. ¡Señor Prudencio!

Príjd. ¡Ay! prosiga usted, prosiga...

Phad. Tiene unos ojos... ¡qué ojos! su boca es una almendrita, su pelo negro azabache, su cutis nieve argentina, y el pie ¡qué breve! ¡qué hermoso! ¡AHÍ tengo á mi odalisca, en aquel cuarto, entre gasas!...

Prud. ¿Se puede entrar? ¡Ay, qué rica!

Prad. ¡Señor Prudencio, prudencia, ó le rompo las costillas! Ese cuarto es mi serrallo, esa fruta está prohibida.

PñUD. ¿Serrallo en un sotabanco?

Prad. Yo buscaba economias:

pago cien duros mensuales de alquiler.

Prlt^. ¡Qué frusleria!

Prad. ¡Si están las casas de balde! ¡es una ganga esta villa! Pero volviendo á mi esclava...

Prld. ¿Esclava?... ¿Y usted olvida

que en España no hay esclavos, Y en sabiéndolo la niña dirá «soy libre?»

Prad. Nequáquam.

Ya he tomado mis medidas: la metí en el camarote de un buque contrabandista, no la dejé hablar con nadie, desembarcó en Almería desmayada del mareo, y como un costal de harina la traje en silla de posta con las persianas corridas; llegamos aquí de noche, subió la escalera aprisa rebujada con el velo, cerré la puerta, y peristan. Prud. Pero ella no...

Prad. Á la ventana

sag iz la llevé en seguida, y ensenándola la torre de Santa Crnz, dije: <(Mira, nos hemos lijado en Túnez: aquella es la gran mezquita.»

Prud. ¿Pero ella entiende?...

pRAD. Por señas:

es una joven muy lista.

Prud. Si es lista habrá conocido...

Phad. ¡Qué ha de comprender! ¡ni pizca! Aunque es una georgiana no sabe geografía.

Prud. (¡Ah, pillastron, quién tuviera tus talegas y tu dicha!) Bien; ¿y en qué puedo servirle?

Pkad. En mucho; ¿no lo adivinas? Como tenedor de libros, francamente, no servias: . * eslabas viejo y cansado,

y esas circunstancias mismas te hacen valer un tesoro en mi novelesca intriga.

pRüi). ¿De veras? ¿puedo servir?...

¡Pues no comprendo, á mia!

pRAD. Vas á servir de espantajo, como esos monos que fijan llenos de paja en los huertos, para que espanten é impidan que se coman los gorriones la fruta: ¿estás?

Prud. ¡Qué salida! ;

¡Vaya una ganga!

Prad. ¡Prudencio!

Vamos... vestido, comida y ocho mil reales al año, ¡logras una canongia! Alli está tu cuarto: ponte la barba, el traje, la pipa.,.

Prud. ¿También me visto de moro?

Prad. Si estamos en Berbería.

Prud. Pero si no la lengua. Prad. Yo tampoco: mi odalisca

8

solo sabe el georgiano: serás ante su vista un turco de la parroquia de san Ginés; y te explicas por señas... ó en catalán, y quedará convencida. Pni3D. ¡Ah! ¿Se llama?... pRAD. Zetulbé.

Prud. ¡Qué nombre, Virgen Maria! Prad. y yo Ben-Sidi-Pradera;

y tú... Prld. " ¿Cómo?

Prad. Omar.

Prud. ¡Atiza!

¡Don Prudencio Omar! me gusta. Prad. Ya comprendes tu consigna. La cimitarra en la mano, y rajas de abajo arriba al que se acerque á esa puerta. Habla poco, y escogita ideas... asi... orientales. Prud. Está bien:

(Entra en el secundo cuarto izquierda, y dice den- tro.)

¿qué significa?...

¡esto está lleno de sacos!; Prad. ¿Sacos? son del que vivia

en este piso: unas pieles

para esa manguitería

de al lado. Prud. (Desde dentro.) Los bajaré,

que aqui no se necesitan.

ESCENA III.

PRADERA solo. Se viste de turco.

Me vestiré de califa: lo que es vestido á la turca no hay hembra que me desaire. Vamos, la suerte me adula. Ha comprado mi mujer,

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durante mi ausencia, una casa, yo no en qué barrio, y se empeñó... ¡testaruda! en que hoy fuésemos á verla á las doce: calentura me dio de oiría. ¡Adiós, planes! ((Salgo para la Coruña, le dije, esta misma noche, á comprar jabón de espuma, colkren y zaragatona.» Ella tragó por fortuna el anzuelo, y yo quedé tan libre como las grullas! Pensemos solo en mi amor: Dolores irá si gusta con su primo a ver la casa, y con él está segura, porque es un pobre silbante complaciente y sin pecunia. ¡Ahí está mi paraíso! ¡mi hourí, qué frase tan cuca! ¡houriü ¡Sal, mi Zetulbé, elefante de hermosura! sal... Mas no; la llamaré como en Oriente se usa.

musiGA.

(c'anta, acercándose á la primera puerta izquierda.

Hermosa de mis ojos, sal aqui fuera; que tu sultán amante ansioso espera. Y tu blancura alumbre estas regiones cual bella luna.

Mil ilusiones vagan en torno, * yo soy un horno, soy un volcan.

40

Sal al momento, blanca paloma, (3 la carcoma me matará.

ESCENA IV.

PRADERA , ZETULBÉ, que sale de g'eorg'iana por la puerta pri- mera izquierda.

HABLADO.

Pa\D. Ya sale, ¡qué majestad

oriental, y qué color!

Procuraré hablar en turco.

Mama jipi jipi jo. Zet. Ron ray raj raían rochin. pRAD- (¡Qué suave, qué dulce voz,

es un arroyo de miel!) Zet. Pan pirrimpin pan pin pon.

Prad. (¡Ah! dice que rompa el fuego )

Stamhul cabul Liverpol.

(Me declaro.) Trocadero.

Volupías... \Mandernagor! (Con explosión) Zet. ¡Sangrigérl . . . Prad. (Sangra á tu abuela:

¡me gusta la pretensión!

Vaya, le diré á Prudencio

que la enseñe el español;

porque esto es ladrar lo mismo

que ladra un perro pachón.)

Pero comeremos antes.

¿Jamar butifarra vos? Zet. Jimis ji. Prad, (jCon qué monada

mi proyecto sancionó!

Diré que traigan champaña

y vino de Perigord.

¡Soy un seductor con suerte,

me protege el ciego dios!) (váse.)

id

ESCENA V.

ZETULBÉ sola.

¡Yo en el Lavfipies nacida, yo, Carolina del Pez! jlie de ser esclava en Túnez de un turco de mala ley! ¡Lo que pueden los amores cuando salen al revés! Yo queria á Pedro, y Pedro era mozo de café; pero el bribón me dio gato y me dejó de querer: entonces, para olvidarle, con un autor me ajusté de cómicos de la legua que, inspirado por Luzbel, nos llevó á Constantinopla, donde hicimos todo un mes Los celos del lio Macaco, el tio Pinini, y también el Corazón de un bandido; mas nadie nos vino á ver, y tronamos: ¡qué desgracia! Entonces para volver á mi tierra, me hice esclava ""de ese turco, porque él prometió llevarme á España. ¡Mahometano soez! me engañaste; ¡estoy en Túnez! pero yo me escaparé: yo... iré á buscar á mi Pedro, que le adoro, aunque es infiel.

CANTO.

ARIETA. Zet. Es la ausencia

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una ciencia que aumenta la llama cuando amor inflama nuestro corazón.

Desengaños son mis años, que vagan perdidos en tristes gemidos, en pena y dolor.

Si de Pedro soy esposa, ya no habrá en la vida nada que me impida mi feliz amor.

Y aunque ya en el surco, si él es un mal turco, yo soy madrileña, si en su amor se empeña rae la pagará.

ESCENA VI.

DICHA, PRL■DE^'CIO, en traje de moro, todo de blanco, con al- quicer y alfange.

Prud. (¡Qué bonito debo estar

con esto! ¡tengo un calor!

y este traje es lo peor;

apenas me deja andar.) Zet. (jAy! ¡qué estoy viendo! jotro moro!) pRUD. (¡La sultana! ¡qué divina!

¡ay! ¡su vista me fascina!

¡parece uu. ascua de oro!) Pet. (¡Qué borrico debe ser

este mameluco!) Prud. (Veo

que no me encuentra muy feo,

que me mira con placer.

Varaos á hablarle en su idioma

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con aplomo y decisión.) ¡Señora Tom Torromton] Zet. (Este moro está de broma: ¡pues voy á estar divertida! ¡Vaya un lenguaje, señor! ¿Está tocando el tambor?)

PraD. (Oue sale por el foro derecha.)

Van á subir la comida.

Omar, reptil del Mogol, [1

esclavo de mala grey,

mis órdenes son tu ley. Prud. ¡Bueno, grandeza del solí Zet. (¿Cómo?... ¡hablan en castellano!

Son renegados, de fijo.)

PrAD. Prudencio.)

Su guardián eres: exijo

que no entre allí ser humano.

Zet. ¿Guardian mió esa corneja?

Prad. ; ¡Habla en español ahora!

Zet. (En jarras.)

¡Y qué!... Prld. ¡Pues vaya una mora!

Zet. ¿Y qué? (id.) Prud. ¡Que hay trampa!

Prad. Despeja.

ESCENA VIL

ZETULBÉ, PRADERA.

Prad. ¿Quién te enseñó á hablar asi,

esclava? Saberlo quiero. Zet. Un maestro zapatero,

natural de Chamberí.

Te guardaba esta sorpresa,

trono de sabiduría,

flor del edén, luz del dia. Prad. (¡Solió el pelo de la dehesa!)

Quiero servirte galán,

¿qué me pides, bella mora? Zet. Que despidas desde ahora

á mi grotesco guardián.

i4

Prad. -^ Es en vano, no prosigas;

pide otro alivio á lus males. Zet. Entonces, dame dos reales

para comparme unas ligas;

porque me quiero marchar. Prad. ¡Escaparte de mi harem!

primero haré que te den

extri¿^nina ó rejalgar. Zet. Pero... Suprema grandeza,

el pasear es muy bueno. Prad. Sino te callas... ordeno...

ris... corlarte la cabeza! Zet. Ya no respiro. Prad. (¿Qué tal?

el amor y la mujer

se humillan ante el poder

de mi sistema oriental )

Aqui mi capricho es ley,

y puedo al punto empalar

al que te llegue á mirar,

pues soy de mi casa el rey:

y á coserte en un saco

con un pavo y un conejo,

dos serpientes, un vencejo,

una gata y un macaco,

á asi, atada por tu mal,

en pago de tus traiciones,

¡bum!... arrojarte á empellones.

en el mar! Zet. ¡Huy, qué animal!

ESCENA VIH.

DICHOS, PRUDENCIO, entrando por el fondo condes pipas enor- mes encendidas.

Prud. Montaña de cortesía.

Prad. ¿Qué te se ocurre? ¿qué te pasa?

habla. Prud. (ai oído.) (Pregunta el portero

si la nueva propietaria i de ebta casa puede entrar.)

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Prad. ¿Quiere entrar en esta sala?

¡perdido soy! (.Vp. á Prudencio.)

Prud. (id.) (Mande usted

que se esconda la sultana.) Prad. zetuibé.)

El cadi viene á ponerse

humildemente á mis jilantas. Zet. El ca... ¿qué? Prad. Déjanos solos,

y no rechistes palabra. Zet. Me voy, cornisa celeste.

Jama jip. (Saludando.)

pR\D. ¡Viva la gracia!

ESCENA IX.

PRLDE:^CI0, pradera, dolores y FERNANDO i>or el udo derecha,

DOL. (Desde dentro.)

¡La compra lia sido excelente! Fern. (id.) No me disgusta la casa. Phad. ¡Qué estoy viendo! ¡mi mujer

es la nueva propietaria!

¡y la acompaña su primo! PflUD. ¡Tiró el diablo de la manta! Prad. ¡Aqui te quiero, escopeta!

(Se pone una barba jiosliza.)

Arréglate bien la barba

como yo, siéntate y fuma. Prüd. ¡San Agapito nos valga! Prad. Yo me siento aqui, cuidado

con hablar, aunque nos partan.

Fern. (Entrando por el fondo.)

¡Est^ puerta es excelente! DoL. ¡Calla, turcos en mi casa!

¡Pues vaya unos inquilinos!

¡Jesús, qué pipas tan largas!

Buenos dias, caballeros,

soy la nueva propietaria... Prad. Mamaluc culcu ruja.

(Levaatáadose y sentándose otra vez.)

16

Fern.

¡Prima! (Asustado.)

DOL.

(Huyendo.) (Parece que ladra!

Caballero... Prudencio.)

Prld.

Mamajipe.

(Levantándose y volviendo á sentarse.)

DoL.

Este solo dice mama.

Fern.

No saben el español.

Prad.

Jumjum jum.

DOL.

¡Ni una palabra!

Fern.

Podemos hablar sin miedo.

Pues si, Dolores del alma,

vivo en continuo tormento;

y conoces la causa

de mi afán, yo te idolatro!

Prad.

(Levantándose.)

Me lo jamo.

Prld.

(id.) Se lo jama.

Prad.

Jumjamaquina. (Se sientan.)

Fern.

Piden quina...

Sin duda tienen tercianas.

¿Recuerdas aquella tarde

que en la Fuente Castellana

habiéndote de mis penas

te regalé aquella dalia,

y besé tu linda mano,

aunque la retirabas?

Prad.

(Levantándose, etc.)

¡Tunante, trun\

PRUD.

(id. riéndose.) Ja, já, jamis.

Prad.

(¡Y se rie el papanatas!

¡Le voy á meter al primo

la pipa por las quijadas!)

Fern.

/,Xo me 4ices nada, prima?

DOL.

Fernando, no digo nada;

sigue haciendo apuntaciones

y visitemos la casa.

Fern.

¡Qué cruel!... un dormitorio,

un cuarto oscuro, una sala.

otro... ¡ay, me he cogido un dedo!

(Abre y á Zetulbé.)

OOL.

¿Qué?

FtRJf.

Pasó. (¡Una georgiana!

i7

he dado con el serrallo!)

DOL. (Repaianiio en el bastón de Pradera.)

¡Dios mió! Fern. Doio.es.) ¿Qué Uenes? t>^L. Nada.

(¡El bastón deini marido!

el bribón está en la casa.) Fern. ¿Nos vamos ya? ^^^' Si, Fernando.

(¡Volveré aqui, estoy en ascuas!) Fern, (En cuanto deje á mi prima,

vuelvo aqui, bella sultana.)

(Vánse por el foro.)

ESCENA X.

PRADERA, PRUDENCIO y PEDRO, que sale por el foro derecha, con mesa y cesta con viandas.

Prad. ¿Con que Zetulbé está en casa

de mi mujer?... ¡Cielo santo! Prud. Pero, ¿y que me dice usted

de! primito don Fernando? Prad. ¡Que voy á romperle un hueso

en -volviéndome cristiano!

¡Ay, me duele la cabeza! Prl'd. ¡El turbante es muy pesado! Prad. El turbante no, el primito

es el que me ha puesto m;do.

PED. (Oue ha servido á la mesa.)

Señor, aqui está ya todo: acelgas fritas y pavo,

ESCENA XI.

^ DICHOS, ZETULBÉ por la primera puerta izquierda.

Prad. Zetulbé...

Zrt. (Saliendo.) ¿Qué me queréis?

Prad. Ven á comer.

^EfíRo. ¿Está todo?

Zet. (Esa voz... ¡Qué veo, Pedro!)

.2

d8 Pedro. (Ah! ¡Carolina entre moros!)

(Haciendo un gran desplante) PraD. ¿Qué tienes? Pedro.)

Pedro. Nada, señor.

pRAD. ¡Este mucliaclio está tonto!

Zet. (¿Cómo se iiaila en Túnez?)

Prad. Pedro.) Vete.

Pedro. (¡Señor, yo me vuelvo loco!) (váse.)

ESCENA XII.

pradera, PRÜDE.NCIO, zetulbé ,.

Prad. Siéntate á mi lado, esclava.

Prud. (Pues aqui falta un cubierto.)

Prad. ¿Qué buscas, Ornar?

Prld. ¡Me gusta!

¿Me mantengo yo del viento? Y desde anoche que estoy...

Zet. Lo dicho: este hombre es muy feo.

P.iüD. (¡Mire usted qué pampringada!)

Zet. Dadle las acelgas... Pradera.)

Prad. Bueno.

Prud. ¡Pero es manjar muy pesado!

Prad. \Qüe te hará andar muy ligero!

Prud. ¿Si? pues me llevo el champaña y los postres allá dentro, y harán de silla y de mesa los sacos del manguitero. Los bajaré en acabando.

Prad. Déjanos solos, mostrenco.

ESCENA Xllí.

ZETULBE y PRADERA.

Prad. Ya puedes, bella sultana, requebrar á tu señor: habíame solo de amor de la noche á la mañana.

i9

CANTO.

Prad. Habla, dime que soy bello,

lio te calles, echa flores, no me niegues tus amores, y no rae hagas delirar.

Es tu amor el tierno bien que adoro;

tu mirar un fuego abrasador.

El rubor le embarga los sentidos,

y á callar la obliga su pudor.

Zet. Soy modesta, reservada,

y no peco de atrevida. (¡Siempre, Pedro de mi vida, Carolina te amará!)

El rubor embarga mis potencias,

y á callar me obliga mi pudor.

El rubor, etc.

A DÚO.

Prad. Bella sultana,

dulce amor mió, en mi albedrio mandarás. complaciente, tierna y conslaote, nunca tu amante te olvidará.

Zet. Alma de mi alma,

Pedro querido, en mi albedrio

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mandarás. Siempre sumiso mi pecho amante, tierno y constante te adorará.

Mustafá coge las monas de la sierra de Tetuan. Mustafá cuando se muera diz que resucitará.

ESCENA XIV.

DICHOS, PEDRO, qae sale á poco por el foro de la derecha.

HABLADO.

Pr\d. Con ese canto de amor me has matado, Zetulbé.

Ven aqui. (lomándola la mano.)

Zet. (Fuerte.) ¡Suélteme usté! Pedro. ¿Quién llama?

PRAD. (irritado.) VétC.

Pedro. Señor,

creí... (Váse.) Prad. Pues no creas nada,'

porque te sacudo un lapo. Zet. (¡Cada vez está mas guapo!)

¿No probáis esta empanada? Pradera.) Prad. ¿Quién piensa en el alimento

cuando aqui siente el latido?

(Señalando al corazón.)

Zet. ¡Que me arrugáis el vestido!

Pedro. ¿Quién llama?

Prad. ¡Nadie, jumento!

Si vuelves á entrar, mi saña á romperte el esternón, (váse Pedro.) ¡Hourí de mi corazón, Zetuibé.) un vasito de champaña!

Zet. Aunque sean dos.

Prad. (¡Oh, gozo,

21

el pleito ya está ganado!) Masía botella ha volatlo.

Zet. Entonces llamaré al mozo...

Prad. No es necesario llamar al mozo; tu labio sella: yo arrancaré la botella á ese tunante de Ornar, (váse.)

ESCENA XV.

ZETULBÉ y PEDRO por el foro déla derecha.

Pedro. ¿Ha llamado usted?

Zet. i Perico i

Pedro. ¡Carolina! ¿Cómo estás

entre los riffeños? Zet. ¡Oh!

porque soy su esclava. Pedro. ¡Ah!

Zet. ¡Sácame por Dios de aqui! Pedro. ¿Y adonde te he de llevar? Zet. Esa respuesta, Perico,

prueba que no me amas ya. Pedro. Tuyo soy; pero rae temo (De rodillas.)

que el moro lo sepa y... ras.

(Haciendo ademan de que le deg'üellen.)

ESCENA XVI.

DICHOS y PRADERA, que sale con una botella del cuarto Prudencio,

Prad. Aqui está el vino. ¡Qué veo!

Señores, siga el fandango. Pedro. ¡Ay! ¡huy! Prad. Ya he visto bastante:

¡te voy á partir de un tajo! Zet. ¡Ten compasión de tu esclava! Prad. Enciérrese usté en su cuarto, (zetaibé se )

¡Cómo huele á cementerio!

Pedro. (Cociendo una botella y amenazando á Pradera.)

¡Varaos, rae mata ó le raato!

22 -

Prad.

¡Eh, no me rompas la crisma, que no quiero hacerte daño! Toma un duro.

Pedro.

¿Un duro?

Prad.

Si; pero necesito en cambio que des un grito.

Pedro.

¿Y por qué? Sénior. . .

Prad.

Porque yo lo mando. Mira al Oriente.

Pedro.

¿Al Oriente? ¡Ay!

(Pradera le al volverse un puntillón y él

váse

gritando.)

ESCENA XVII.

pradera, ZETULBÉ y PRUDENCIO con un saco enorme'acuestas por la puerta seg-unda de la izquierda.

Zet.

Prad.

Zet.

PRCD.

Prad.

Zet.

Prad.

¿Qué pasa?

Estoy vengado. El que osó hablarte, sultana, metido en ese saco. ¡Infeliz!

(Saliendo con el saco.)

(Estos talegos aquí me están estorbando.) Que se cumpla mi justicia: ¡échalo al mar, yo lo mando! ¡Ah, detente! ¡Vá á morir sin que pueda remediarlo! ¡Vil asesino, pirata, si no te marchas te araño! Bien, muy bien; esa dulzura nuevo imán á tu encanto. Voy á preparar justicias, voy á mandar hacer sacos para que veas matar un hombre de cuando en cuando.

(Váse por el fondo )

23 ESCENA XVIII.

ZETULBE, FERNANDO por la segunda puerta de la derecha.

Zet. ¡Ay, Virgen de la Paloma!

¿dómie me he metido yo? Fern. Con esta llave he podido

llegar hasta aqui; mas... Zet. ¡Oh!

Fern. No te asustes, odalisca:

¿comprendes el español? Zet. Mucho; ¿mas quién es usted? Fern. ün hombre que te rindió

desde el punto en que te ha visto,

alma, vidn y corazón. Zet. ¡Si vienen!... Fern. (dc rodillas.) No me rechaces.. Zet. ¿Mas no sabe usted que say

esclava, y que si le cogen

le rajan como á un melón? Fern. ¡Zape!

ESCENA XIX.

PRADERA, á poco PRUDENCIO, ambos por el fondo. Después

sale otra vez Prudencio con otro saco por la puerta de la izquierda.

Empieza á oscurecer.

Prad. Jámala di jámala.

(Sorprendiendo á Fernando á los pies de Zetulbé. Fer nando se oculta en la segunda puerta de la izquierda.)

Zet. ¡Ya se lo jamó!

Prad. ¡y van dos!

(Prudencio entra en su cuarto detrás de Fernando.)

¡Ornar, acude al momento,

y divídele! Zet. ¡Perdón!

Prad. ¡Si intercedes por él,

será el castií»o mavor!

'ó'

Mira...

(Prudencio sale de la segunda puerta de la izquierda

24

con otro saco ig:ual al anterior, y se por el foro de la derecha.)

Zet. jOlro sacoJDios mió!

Prad« Estremécete de horror. Zet. ¡Pero esto es un cementerio! Pkad. y el enterrador soy yo.

Voy á reforzar- la guardia,

no se cuele otro gorrión.

ESCENA XX.

ZETULBÉ, á poco DOLORES por la segunda puerta de la iz- qnierda.

Zet. ¡Qué turco, suprenw Dios! ¡Ay, Perico, á quien amé, ya no servirás caíe, porque te han partido en dos!

DOL. (Saliendo.)

¡Hola! ya encontré á la mora, -

y ella me podrá decir... Zet. Ño hay mas remedio que huir.

Señora, ¿cómo... DoL. Señora...

¡Qué estoy viendo, Carolina,

la hija del tio Andrés,

zapatero en Lavapies! Zet. Justo, y de la ti a Gavina. DoL. ¡Yo estoy lela! Pero dime,

muchacha, y liáblame claro-:

cómo vistes ese raro

tonelete que te oprime? Zet. Porque un moro me compró

vvivo en su harem cautiva:

no habrá nadie que conciba

las penas que sufro yo.

¡Huya usted, huya!... ¿Por qué

vino usted á Túnez, señora? DoL. Menos te comprendo ahora. Zet. ¡Ay! ¡van á meterla á usted

en el saco!... DoL. ¿A en un saco?

25

¡pues ífué soy alguna gata!

Carolina, habíame en piala:

pronto; porque si me atraco...

y dime á (|uién te has vendido. Zet. Calle usted: ¡si nos oyera! ...

se llama Sidi-Pradera. DoL. (jEl brihon de mi marido!) Zet. y el otro, Prudencio Ornar. DoL. (El dependiente: ¡oh baldón!)

pero tan negro borrón

mis uñas sabrán lavar!

¡A rní tan infame ardid!

¡Allí me escondo!! Zet. i Si, leña!

DoL. Verás una madrileña

que hoy deja nombre en Madrid.

ESCENA XXI.

ZETüLBÉ, PRADERA, y PRUDENCIO, borrachos, con bujia« y botellas.

Prüd. He comido sin querer

y he bebido sin pensar;

pero las azelgas fritas

me empiezan á incomodar. Prad. Ven, polvo de mis zapatos, (a Pradencio.) PhUü. ¿Qué quieres, luz oriental? Prad. Que digas en lengua turca

á esa paloma torcaz

que la quiero. Zet. ¡Están borrachos!

Prud. De parte de mi sultán (ÁZetuibé.)

voy á decirte una cosa...

¿de turca?... (Preguntando á Pradera.)

Zet. ¡He turca, ya!

No hará usted mal en dormirla: voy á buscar mi collar

y vuelvo. (loma una luz.)

pRXD. Pues te concedo

tres minutos nada mas.

~ 26

CANTO.— TERCETO.

Prld. yPRAD. Tres minutos solo quedan, tres minutos son bastantes; mas son cortos ios instantes y se deben apreciar.

Es la hora ya llegada, rica perla del Oriente, corre, vuela diligente, que te quiero enamorar.

Tres minutos ele.

Zet. Es la hora ya llegada;

si esa dama diligente se presenta de repente, ella me podrá salvar,

ESCENA XXIÍ.

PRUDENCIO y PRADERA con una luz.

Prad. 4 Prudencio, la he conquistado!

No te caigas, animal:

¿vas á bailar la mazurka? Prüd. ¿y usted, que no puede andar? PRAD, Inúndame de perfumes. Prld, ¿De perfumes? /Dónde están? Prüd. Allí: naranja, violeta;

y aceite de macasar.

(Prudencio entra en la segunda puerta izquierda , y sale con dos pomos.)

Prud. Yo también quiero inundarme. Prad. Échame mas, mucho mas.

No lo eches pr r el cogote.

¿Qué tal? ¿huelo bien ó mal? Prld. ¡Como una rosa, muy bien! Prad. En saliendo, la darás

este pañuelo bordado. Prl'd. Si no se quiere sonar

27

me devolverá el pañuelo. Prad. eres un ganso. Sabrás

que en Turquía, los sultanes

cuando su pañuelo dan

es que declaran su amor. Prud. Pues no se me olvidará.

La daré también el mió,

aunque es viejo y de percal.

ESCENA XXIII.

DICHOS, y á poco DOLORES con el velo de Zetulbé. Después FERNANDO, luego PEDRO y dos MUNICIPALES.

Prad.

Acércate, hermosa cierva,

y míranos á tus plantas.

Fern.

(Sale con un palo.)

En este cuarto me escondo:

le voy á romper el alma

al moríto.

Prad.

Prudencio.) LoS pañuelOS...

Prud.

¡Es verdad, no me acordaba!

Toma este par de moqueros

y elige, bella sultana.

¿Naranja ó macasar?

DOL.

(¡Bribones! ¡buena os aguarda!)

(Sale Perico por el foro y dos ag-entes.)

Ped.

Si, señor, la tienen presa.

Agente.

, Escóndamenos: cachaza.

DOL.

(Dá una bofetada á Prudencio.)

¡Toma!

Prud.

¡Zape!

DOL.

¡Toma!

(id. á Pradera y se descubre.)

Prad.

¡Cuerno!

DOL.

¡Viles!

Prad.

¡Mi mujer!

Prud.

¡El ama!

DoL.

¿Con que asi guardas la

que me jurastes?

Prad.

Apaga

la luz, Prudencio, y huyamos.

Prud. Yo me meto en esta sala.

(Vá á ocultarse, y sale Fernando y le de palos.)

¡Ay, que me desloman!

(Pradera á esconderse en el cuarto de enfrente y Be encuentra con Perico, que le sacude: la escena que- da oscura desde que Piudencio mató la luz. Perico baja, tropieza con Dolores: esta le una gran bofe- tona y huye, ocupando su puesto Fernando, que re- cibe la bofetada que Perico devuelve á Dolores. Los ag-entes andan atontados y recibiendo palos que Pra- dera les reparte á ciegas. Un agente tropieza y cae con la mesa.)

Prad. ¡Cielos!

esta casa esíá embrujada! ¡Misericordia!

DOL. ¡Tunantes! (Pega á Perico.)

PeD. (Bofetada á Fernando.)

¡Toma, bribón! Fern. ¡Virgen santa,

qué sopapo! ¡Toma, pillo!

(Dá un palo á Pradera.)

Prad. ¡Ay que me ban roto las nalgas!

Leña, ya me volví loco. (liía la mesa.) Fern. ¡Favor, que se bunde la casa!

ESCENA XXIV.

DICHOS, ZETULBÉ con lux.

Zet. ¡Señores, cese el degüello! Ped. ¡Carolina de mi alma!

¿Sabes ya?... Zet. Todo lo sé.

DoL. Ya de todo está enterada. Prad. Esto es cuestión, de familia,

se arreglará; basta mañana.

(Despide á los agentes.)

¡Dolores, perdón! DoL. ¡Infame!

Prad. Yo no... DoL. ¿Querias pegármela?

pero el cielo te castiga.

29

Carolina es muy honrada, y yo tengo buenas uñas. Prad. Vamos, pelillos al agua:

(Ap. ú Dolores.)

yo también me olvidaré de la Fuente Castellana, de la dalia y del primito.

DoL. Perdono de buena gana, si te enmiendas.

Prad. Lo prometo.

DoL. Pues tu hermosa georgiana...

Zlt. Es Carolina del Pez,

en Lavapies bautizada, costurera de su esposa antes de que se casara.

Prüd. "^ Tomó usted gato por liebre, pero el primo jipi japa...

¿se acuerda usted? (Por Femando.)

Prad. Me lo jamo.

Ya le echaremos de casa. Fern. (Me miran: perdí mi pleito.) Prad. Zetulbé.)

Y á en pago de mis faltas

te regalo los diez mil

de Constantinopla.

lll: \ ¡Gracias!

Pkad. Con ellos podrás casarte... DoL. Que es mejor que ser sultana. Prüd. y á mí, señor, ¿qué me das

en premio de mis hazañas? Prad. Serás jefe de mi tienda...

de la calle Mayor: alza Prud. ¡Oh, califa generoso,

déjame besar tus plantas!

rausxGA.

JOTA FINAL. Zet. El tener muchas mujeres

oO

no es para esta sociedad, que las hembras en España tienen mucha calidad.

Prad. Contentarse con su esposa

es virtud la mas discreta; porque aquel que mucho abarca dicen que muy poco aprieta.

Los TRES. Corre, que te pillo ¡ay! corre, que te cojo ¡ay! y como te atrape te pongo en remojo.

FÍN.

Nota. También puede concluir con otro final mas corto, y mas á propósito para los teatros de provincia. Este final está en boca de Zetulbé, y dice: Zet. Ya sea turco, ya sea sueco

el marido que faltare

y á su esposa abandonare,

su delito pagará.

Perdonar nuestros errores

si á estos turcos inhumanos

los tratáis como cristianos

cesará nuestra ansiedad.

Habiendo examinado este juguete , no hallo inconveniente en que su representación sea au- torizada.

Madrid ál de Diciembre de 1860.

El Censor de Teatros,

Antonio Ferrer del Rio.

Irid en 4RI8

Irid á vista de pájaro.

tro Y nianco.

iguno se entiende, ó un boin- re tímido.

)|pía contra noMeza. es todo oro lo qne relace.

mpla

pasito de enmienda; car á rio revuelto.

ella y por ól. '

a heridas las de honor , <• el, 'SBRravio del Cid. ,

la puerta del jardin. eroso caballero es l>. Dinero, idos veniales.

e convido al Coronel!, en mucho abarca, é suerte la nnal léQ es el autor?

¿Qnlén es el padre?

Reboca. Uival V amigo.

.*;a imagen

Be salvó el lionor.

Santo y peana.

San Isidro [hatron de Madrid.)

Sueños de amor y ambición.

Sin prueba plena.

Tal«?s padres, tales hijos Traidor, inconfeso y mártir. Trabajar por cuenta ajena. Todos unos.

ün amor á la moda

Una conjuración femenina.

Un drtmine como hay pocos.

Un pollito en calzas prietas.

Un huésped del otro mundo.

Una venganza leal.

Una coincidencia alfabétlcii.

Una noche eo blanco.

Uno de tantos.

Un marido en suerte.

Uua lección reservada.

Un marido sustituto.

una equivocación.

Un retrato á quema ropa.

¡ün Tiberio!

Un lobo y una raposa.

Una renta vitalicia.

Una llave y «n sombrero.

Una mentira inocente.

Una mujer misteriosa.

Una lección de Ciarte.

Una falta.

Un paje y un caballero.

Un y un no.

Una lágrima y un beso.

Una lección de mundo.

Una mujer de historio.

Una herencia completa.

Un hombre lino.

Una poetisa y su marido.

▼cr y no ver.

Zamarrilla, ojos bandidos de la tierrania de Ronda.

ZARZUELAS.

Mica y Medoro. as de hu«>na ley. lal mas feo.

'eyina la Gitana, ido V Marte, ro y' Flora.

lisenando. ] Mariquita.

Crisanto, ó el Alcalde pro- ¡dor.

octrino.

isayo de una ■>pera.

alesero y la maja.

erro del hortelano.

"euta y en Marruecos.

eon en la ratonera.

Itimo mono.

;dos de carnaval.

ciirio Idrama lírico).

ostillon de la Ríoja [Música).

El Vizconde de Letorieres. Fl mundo á escape. El capitán español.

Juan Lanas. (Música.)

La litera del Oidor.

La noche de ánimas.

La familia nerviosa, ó el snegro ómnibus.

Las bodas de Juanita. (Música,)

Los dos Flamantes.

La modista

La colegiala.

Los conspiradores

La es[>ada de Bernardo

la hija de la Providencia.

la Roca negra.

La estatua encantada.

Los jardines del huen Retiro.

Loco de amor v en la corte.

La venta encantada.

La loca de amor , ó las prisio- nes de Edimburgo.

La Jardinera. (Música.) La Toma dcTetuan. La cruz del valle.

Maten y Matea. Morcto. (Música.

Nadie se muere hasta que Dios

quiere. Nadie toque á la Reina.

Pedro y Catalina: Tal para cnal.

Un primo.

Una guerra de familia.

U^ cocinero.

Un sobrino.

Dirección de El Teatro se halla eslablecida en Madrid, calle del Pez, núm. 40, segundo de la izquierda.

PUNTOS DE VENTA.

SIAÜRID: libreria de Caesta, calle de Carretas, num. 9.

PROVINCIAS.

Adra Robles.

Albacete Pérez.

Alcov Martí.

Algeciras Almenara.

Alicante Ibarra.

Almería Al/arez.

Avila Palomares.

Badajoz Riño.

Barcelona Hered.* de Mayol.

ídem Cerda.

Bejar Gorou.

Bilbao Astuy.

Burgos Hervías.

Cáceres Valiente.

Cádiz V. de Moraleda.

Cartagena Muñoz García.

Castellón Perales.

Ceuta Molina.

Ciudad-Real Arcliano.

Ciudad-Rodrigo. Tejeda.

Córdoba Lozano.

Coruña García Alvarez.

Cuenca Mariana.

Ecija García.

Ferrol Taxonera.

güeras Bosch.

Gerona üorca.

Gijon Crespo y Cruz.

Granada.. Zamora.

Guadalajara Oñana.

Habana ^ Charlain y Fernz.

Haro Quintana.

Hr.elva Osorno.

Huesca Guillen.

1. de Puerto-Rico. Mestre.

Jaén...-. Idalgo.

Jerez Alvarez.

León., Viuda de Miñón.

Lérida Sol.

Logroño Verdejo.

Lorca Gómez.

Lucena Cabeza.

.Lugo Viuda de Pujol.

'Mahon Vínent.

Málaga Taboadela.

ídem" Cañavate.

Mataró Abadal.

Murcia Hered .de Andrion.

Orense Robles.

Oribuela ....... Berruezo.

Osuna Montero.

Oviedo Mantaras.

Palencia Gutiérrez é hijos.

Palmea Gelabert.

Pamplona Barrena.

Pontevedra Verea y Vila.

Pto. de Sta. María Valderrama.

Reus Prius.

Ronda Gutiérrez.

Salamanca Huebra.

San Fernando.. . Meneses.

Sanlúcar Esper.

Santa Cruz de Te- nerife Power.

Santander Laparte.

Santiago Escribano.

San Sebastian. . . Garralda.

Segorbe Mengol.

Segovia Salcedo.

Sevilla Alvarez y Comp.

Soria Rioja.

Talavera Castro.

Tarragona Pujol.

Teruel ; Baquedano.

Toledo Hemandez.

Toro Tejedor.

Valencia Moles.

Valladolid H. de Rodri^uez.

Vigo Fernandez Dios.

Víllan.* y Geltrú. Creus,

Vitoria Galíndo.

Ubeda -C. Treviño.

Zamora Fuertes.

Zaragoza V. de Heredia.

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