dLtt Librar? S3nítíer0ítp of Botth Carolina

(Eniiotoc"

^•9irr. ^ 9m».¿^1^^A.t

? Q G SL }.^

/ I i \

THE LIBRARY OF THE

UNIVERSITY OF

NORTH CAROLINA

AT CHAPEL HILL

ENDOWED BY THE DIALECTIC AND PHILANTHROPIC SOCIETIES

8UHDING USE QMLY

PQ6217

vol. 22 no. 1-8

6U O

a 00002 33925 9

E

SERAFÍN í JOAQUÍN' ALVAIIEZ QUINTIÍRÍ)

EL DLTimO CIIPÍTULO

PASO DE COMEDIA

mmm

SOCIEDAD DE AUTORES ESPAÑOLES MúAaz de Balboa, t9

ISXO

Copyright, 1910, by S. y J. Álvarez Quintero.

EL ÚLTIMO CAPÍTULO

Esta obra gs propiedad de sus autores, y nadie po- drá, sin su permiso, reimprimirla ni representarla en España ni en los países con los cuales se hayan celí?- brado, ó se celebren en adelante, tratados internacio- nales de propiedad literaria.

Los autores se reservan el derecho de traducción.

Los comisionados y representantes de la Sociedad de Autores Españoles son los encargados exclusivamente de conceder ó negar el permiso de representación y del cobro de los derechos de propiedad.

Droits de represen tation, de traduction et de repro- duction reserves pour tous les paye, y compris la Sui- do, la Norvege et la Hóllande.

Queda hecho el depósito que marca la ley.

EL ÚLTIMO CAPÍTULO

PASO DE COMEDIA

serafín r JOAQUÍN ALVAIIEZ QUINTERO

Estrenado en el TEATRO DE LA COMEDIA el 19 de Marzo de 1910

^-

MADRID

U TBvASOO IMP., MASQUES OB BAVTl AHA, O DVf*

^ /AaHíde /vloreno,

/esoro i/e je/7////7/e/2/o ^ ¿/e ^rac/a e/z ¿//ía /¿/íc/a JT- ^ura c/e /T^u/er, s¿/s ac/m/rac/ores ¿/e¿Jo/¿s/moj,

REPARTO

PERSONAJES ACTORES

LA CHISPITA '. Matilde Moreno.

JAVIER Manuel González.

QUICO Ernesto Vilches.

SIBIBIBIBIBIBIBIHIMIBIBIBIBiaiMlBIBia

m.

EL ífLÍIJVEO CHPÍÍIJlO

Gabinetito modesto, pero coqnetón, del cnarlo que Javier le ta puesto en Madrid á una amiga Intima. Balcón á la derecha del actor y puerta al foro. Es de noche. Luces.

JAVIER, sentado indolentemente en una butaca, fuma. Parece

preocupado, y lo está. A poco sale QDICO, que viene de la calle, y

se pone detrás de él contemplándolo sccarrouamente. Javier no ad vierte su presencia mientras no le habla.

Javier, suspirando. ¡Av!... Hasta que no va uno á de- jarlas, no sabe bien todo lo que valen para uno... Pero no hay más remedio, no hay más remedio... Se levanta y

pasea. Quico lo sigue sonriéudose é imitando sus ademanes alguna

vez. Lo primero que debe un hombre es ser hombre, ser dueño de sí. ¡Pobre Chispita! ¡Tan buena, tan linda, tan graciosa!... ¡Qué diablo! Ya encontrará otro, quíco se seña- la. Fuera, fuera romanticismos y vacilaciones, propios de un pipiólo. Hemos llegado al último capítulo de la historia y hay que dejar el libro. Quico tiene razón.

Quico da las gracias. Tiene razÓn Quico. Vuelve á dar las gra- cias No cabe duda: Quico tiene muchísinmxaziííí.-_9l"co. negr'ólie risa, ya uo sabe que hacérnSlserá todo lo sinver- güenza que se quiera...

Rnrfnarz

8

Quico. Javier. Quico. Javier. Quico. güenza. Javier. Quico.

¡Claro! Dime con quien andas...

sorprendidísimo. ¿Eh? Pero ¿estás aquíV

¡Más me valiera estar en la calle!

¿A qué has venido?

Por lo visto, á oir que me llamaras sinver

¿Y cómo has entrado?

Con el llavín de mi cuartito, que es hermano del de éste.

Javier, f ues no me hace gracia el parentesco. ¿Ves cómo no tienes vergüenza ninguna?

Quico. Ni falta; ya lo sé. Y, sin embargo, no me cam- bio por ti. Porque hay dos clases de sinvergüenzas: el que sabe que no tiene vergüenza, como yo, y lo dice á las claras, y ehque cree que la tiene, ccmo tú, y no tie- ne ni pizca. Esos son los sinvergüenzas peligrosos.

Javier. Mira, Quico, no estoy de humor de chiri- gotas.

Quico. ¿Qué me dices? ¿Ha habido va... escenal

Javier.

Quico.

Javier.

Quico

Javier.

Qu co.

Jav er.

Quico.

¿Qué me dices? ¿Ha habido ya. No ha habido nada.

jiépita?

Pues ¿y la v

No lo sé.

¿Que no lo sabes? •.

Cuando he llegado ya no estaba ella.

¿Voló? ¿Te la ha pegado?

¡No seas estúpido!

¿Se olió el plato de gusto que le preparaban y ha preferido que te lo comas solo?

Javier. ¡No seas imbécil, Quico! La Chispita me quiere demasiado para sospechar siquiera lo que la aguarda Eso es lo que me tiene de mal humor. ¡Pobre Chispita!

Quico. Chico, chico, bien he hecho en venir. Estás coladisimo. Veo que aún necesitas botonazos de fuego. ¡Cómo te conozco, Javier! \

Javier. ¿Tú que has de conocerme, infeliz?

9

Quico. ¡Digo si te conozco!

Javier. Lo que es ahora no me conoces. ¿Tu sabes lo que yo quiero en este momento?

Quico. Sí.

Javier ¿Qué quiero? A ver.

Quico. ¡Que yo tome la puerta!

Javier. ¡Eso mismo!

Quico. ¿^"es como te conozco?

Javier. Sí, Quico, sí; la Chispita no ha de tardar se- guramente, y como estoy dispuesto á concluir con ella esta misma noche, los testigos, aunque sean de con- fianza como tú, me estorban.

Quico. Ah, pero ¿va de veras lo de concluir esta no- che con la Chispita? .

Javier. ¿Y presumes de conocerme?! No se pien- "sán tanto las cosas para no hacerlas íuego Al menos, yo. Negar que me duele, sería engañarme; pero no ver claro que debo hacerlo sería estar ciego del todo, y cie- go no estoy Ya buscaré un pretexto cualquiera. Aún no por qué callejuela he de salir. Porque en realidad no hay motivo alguno para este corte de relaciones; no hay más que mi convencimiento | leño de que el ideal amoroso de un hombre como yo, que ha vivido poco y ha soñado mucho, no debe morir entre las paredes do un cuartito puesto á una pajarita volandera.

ftnfCO Bien;- uuijr. hie-a. '

Javier. Prolongar la aventura es peligrosísimo ó es -cruel.

üuru». Lklr, do^ cHáas; V además dn'A" Pftlárátadk. Hasta los frailes nos enseñan á dejarlo todo donde lo -encontramos te encontraste á la Chispita en medio de la calle; ¡pues en medio de la calle la dejas, y en paz!

Javier. ¿Y qué fraile te ha enseñado á ti eso? Quico. ¡Me lo ha enseñado una comunidad! ¡Porque lo he aprendido bebiendo copas de Benedictino! Nada,

lu- nada: ¡borrón y cuenta nueva! Mira, estas mujeres así^ son como las zapatillas que uno se pone en casa para estar cómodo, dicho sea con perdón del sexo. Mientra^ estás en tu casa ó entre amigos muy íntimos, bien van las zapatillas; pero ¿vas á salir con zapatillas á la calle?^ ¡No puede ser! ¡Te señalarían con el dedo por insen- sato!

Javier. Quico, no seas grosero. Me molesta ese símil. Te lo he dicho más de una vez.

Quico. ¡Porque las verdades amargan!

Javier. Bueno, bueno; anda, vete y déjame en paz^ que no quiero que te encuentre aquí la Chispita. Seria exponerme á que esto no acabara esta noche, y te repito que esfSS^ decidido.

Quico. Siendo así, lo que haré será volver cuando lo crea oportuno.

Javier, ¿A qué?

Quico. Eres un inocente. A llevarte de su lado con cualquier excusa. ¡Tú no sabes el trabajo que cuesta >. en escenas de estas dificultades, salir por el foro! ¡Como se te abrace á las rodillas estás perdido!

Javier. Eso sí. Y es verdad; puedes hacerme un gran favor, í . Quico. No lo dudes. Vendré alterado, descompues- f to... fingiendo...— ¿qué te diré yo?— cualquier cosa: lo I que más las impresiona: un duelo de un amigo. Te lla- maré aparte, sin darme cuenta de sus lágrimas. . «Con permiso, Chispita...» Y que ella oiga entre medias pa- labras: «...Horrible... disgusto .. ofensas... botellazo... sa- bles... sin avanzar... padrinos...» Total: que nos vamos los dos sin más explicaciones, y ya. en la calle... ¡la vida tiene otro color! respirarás á tus anchas, me queda- rás muy agradecido, me convidarás á champagne^ como si lo viera... ¡y á otra! ¿Estamos?

Javier. Maquinaimeme. Sí; lo que te parezca. Hasta luego.

/

11

QuICO. Hasta luego. Vase cantando,

una morena y una rubia, hijas del pueblo de Madrid...

Javier pasea preocupado. Un momento después llega la CHÍdPITA. Es una muchacha andaluza, del pueblo, zalamera y graciosa. Viene

j , I. II III— ■■ ■!■ I ■'■ ^

de abrigo y velo.

Javier. Presiaudo oído. ¿A ver? Sí,, Ya está ahí esa. lía debido de encontrarse con Quico. Energía, Javier, ener- gía. ¿Qué le diré para acabar pronto? se sienta y espera.

Chis pita. Hola, hombre. Mira que tengo mala suer- te. Una noche que vienes más temprano, se me ocu- rre salí.

Javier. Ya, ya.

" Chíspita. Quitámlose el alirigo y el velo. ¿A <]('>nd<' \'a

I (¿uico tan aprisa?

I Javier. ¡Qué yo! Pregúntase!') :i él, si te importa.

? Chispita. ¿Axní? Ya-pué matarse por las escaleras.

¿Qué te pasa? Javier la mira y no responde. ¿Qué te pasa?

Javier. ¿Te parece poco llevar dos horas aguardán- dote?

Chispita. ¿Dos horas? No sabes cómo desirme lo que me quieres.

Javier. ¿Eh?

Chispita. ¡Se te vuerven horas los minutos!

Javier. ¿Sí, verdad?

Chispita. ¿En qué reló yevas aquí dos horas?

Javier. ¡En el mío!

Chispita. Pos no hagas huevos pasaos por agua con ese reló.

Javier. No tiene gracia el chiste.

Chispita. Otra vez será. Ven aquí, mar genio.

Javier. Déjame.

Chispita. Ven aquí, hombre, ven aquí; que luego te pesa si no vienes.

Javier. Déjame, déjame, Chispita.

Chispita. Ya estás dejao. A lafuersa, ni agua. Pero,

12 -

¿se pilé sabe si has comió macarrones? Javier la mira con enojo. Telo pregunto, porque siempre que comes maca- rrones te sientan mal... y pago yo la digestión.

Javier. Debieras haber comprendido ya que en cier- tos casos no valen conmigo chanzas ni zalamerías Me disgustan profundamente.

Chispita. sabes bien que soy muy torpe. Dispen- sa, ¿eh? Yo lo hasía con la mejor intensión; pero, des- cuida, que ya no te diré más chistes.

Javier. Mejor será.

Silencio. El pasea y ella lo mira con curiosidad.

Chispita. En tono tristemente cómico. ¿Te has enterao (le que er portero está con pormom'a doble?

Javier. Disculpándose después de haberse sonreído á su pesar.

¿Ves tú? Eso tiene gracia.

Chispita. Hombre, ¿que er portero esté con pormo- uía tiene grasia? Cuando comes macarrones no hay quien te entienda. Hasta mala persona te vuerves.

Javier. Pues me vas á entender bien pronto.

Chispita. Eso es lo que yo quiero.

Javier. ¿Con quién has salido? La chispita sonríe. ¿Con

quién has salido, te pregunto?

Chispita. ¿No te lo figuras?

Javier. ¡No!

Chispita. ¿Que no te lo figuras?

Javier. ¡Te repito que no! ¡Basta de evasivas! ¿Con quién has salido?

Chispita. Contestando tranquila. Me dijiste antcayé:

«No me gusta que sargas más que con doña Carmen...» Pos con doña Carmen he salido. Con quien á ti te gusta que sarga, tonto.

Javier. ¡Falta que sea verdad todo eso!

Chispita. Doña Carmen pué desirtelo. ¿La yamo? Abajo está. Hemos dao por ahí una vuerta viendo los escaparates de las confiterías... y eya se iia quedao en su cuartito y yo he subido ar mío.

13 -

Javier. Ali, vamos. Temí...

Chispita. Sí; como siempre.

Javier. ¡Como siempre ó como nunca! El caso es que temí...

Chispita. Por lo que te engaño será. ¡Ay, Javié! ¡Lu que yo daría por no verte nunca enfadao! Con ese ge- nio te amargas la vía y me la amargas á sin queré.

Javier. Pronto dejaré de amargártela.

Chispita. ¿Qué dises?

Javier. Que pronto dejaré de amargártela.

Chispita. No me asustes. ¿Estás loco, JaviéV

Javier. ¡Vas á volverme tú!

Chispita. Pero ¿á qué viene esto? ¿Te han entra» > selos otra vez? ¡Por María Santísima! ¿Qué tienes? Si yo note quisiera tanto, quisas me quisieras más Quien más pone, más pierde. Por supuesto, que yo lo que maquinas. Desde que Fernando es amigo de la por- tuguesa, tú no hases más que compara y me tienes en menos. Y yo ¿qué vi á haserle? A no me pues lusí ni en er paseo ni en los teatros, porque me encasquetas im chnpiri y estoy pa que me den dos tiros. Pero como te empeñes, á la portuguesa y á toas me las dejo yo atrás. Me vi á pone de plumas y de gasas, que te va á costa trabajo encontrarme. Y me vi á pinta como nn cuadro al olio Y tocante á finura, ya verás finuni. Tos los idiomas voy á hablarlos... pa podé desirte lo que te quiero en españó, y en fransés, y en inglés, y hasta en esperándote, a una mirada de él ¿No sc yama esperándote ese idioma nuevo que han inventao ahora pa desí toas las cosas de gorpe?

Javier. ¡Esperanto, mujer! ¡No desatines! ¡Hablas peor cada día!

Chispita Se conose que er queré me traba la lengua.

Javier. ¡El querer! ¡El querer! Siempre la misma vulgaridad. Malo es que se tenga esa palabra en los la- bios á todas horas.

14

Chispíta. Hombre, Romea y Jnlieto no seremos y yo; pero tampoco... Javier. Calla. Chispíta. Ya esto}- como en misa.

Javier. Tropezando con ella eu sus paseos, ¿f'or qilé no te

me pones delante?

Chispíta. Yéndose á un rincón. Ya estoy arrincona.

Javier. ¡Dichoso cuartito! ¡Todos los muebles están por medio!

Chispíta. Todos.

Javier. ¡No hay manera de pasearse!

Chispíta. Pero que no hay manera.

Javier. ¡Me subleva que me lleven la corriente!

Chispíta. Y á también.

Javier. ¡Prefiero la discusión, la disputa!

Chispíta. Pos te yevaré la contraria.

Javier. ¿Sí, eh?

Chispíta. ¡Claro! ¡Pa darte gusto!

Javier. ¡Estoy inaguantable esta noche!

Chispíta. Mimosa. ¿Quíén te lo ha dicho, simple? ¡Estás hecho un encanto!

Javier. ¡Chispíta! ¿Tú te has empeñado en que pe- leemos?

Chispíta. ¿Yo, verdá?

Javier. ¡Me parece!

Chíspífa. No, Javié; yo no quiero reñí contigo nun- ca. Ar contrario: er que quiere reñí conmigo eres tú, y buscas un motivo y no lo encuentras,

Javier. ¡Los tengo á millares!

Chispíta. ¿Pos cómo no me has dicho ninguno?

Javier. ¡Porque si empiezo á hablar, va á estallar la tormenta! ¡Pero, en fin, que estalle! ¡Alguna vez había de ser!

Chispíta. ¿Me pongo un pararrayos?

Javier. ¡No es ocasión de burlas, Chispíta! ¡Hablo completamente en serio!

15 ~

Chispita. ¡Y yo!

Javier. ¿Es cierto que ayer se pas(') aquí la tarde Po- lito Galindez?

Chispita. Tan sierto como que no te la pasaste tú.

Javier. ¡Eso es! ¡Y cuando yo no puedo venir te buscas compañía!

Cliispita. ¡La que me has buscao! Er día que no- viene ese, viene otro. Yo estaba en la gloria sin conosé á tos tus amigos. Uno por uno me los has presentao tú.

Javier. No se trata de eso; no lleves la conversación por donde te conviene.

Chispita. Yévala por donde te convenga.

Javier. ¡El caso es que Polito se permite confianzas que no le debías tolerar! ¡El caso es que Polito se jacta en el Casino de que te ha caido en gracia! ¡El caso es que me mortifica y me ofende que aquí venga Polito!

Chispita. ¿Y que vi á haserle yo?

Javier. ¡Decirle sencillamente cjue no vuelva!

Chispita. ¿De palabra?

Javier. ¡O por escrito!

Chispita. ¡Ay, .Javié! ¿Ves cómo te adivino los pensamientos?

Javier. ¿Eh?

Chispita. Vas á escucha la carta que le he puesto ;i. Polito y que le pienso manda en cuanto te la lea.

Javier. ¿A Polito?

Chispita. Sí.

Javier. ¿A Polito?. . ¿Una carta, tú?...

Chispita. Sí, hombre, sí. ¡Si párese que estoy por dentro de tu persona! Disiéndole que no vuerva más.

Oye. Saca de su inesita escritorio la carta á que se refiere, y se la lee á Javier, que la escucha perplejo. «Señó don Políto Galin-

de: muy señó mío y amigo de .Javié. A consecuensia de que he sabido de como usté dise por ahí, que eso no lo base ningún hombre con un amigo...» Le fartan las-

!G

comas porque se las quiero pone con otra tinta. «... que yOy que soy la amiga de Javié, le gusto más á un ami- go de Javié que á Javié, y eso es una infamia, porque si Javié se enterara de eso tendría yo un dijusto con Javié, á consecuensia de que pa en er mundo no hay más hombre que Javié.» Creo que está bien pues- ta. Bueno, aquí un punto, y luego, entre paréntesis y con una rayita por debajo, le digo: «Por todo lo cuá y á consecuensia de todo esto, si no quiere usté que yo le con er portón en las narises, procure usté no vorvé por esta su casa. Su amiga, Manuela Martínez, la Chis- pita.» ¿Y ahora, qué me dises?

Javier. ¿Qué he de decirte, Chispita? ¡No pierdes ocasión de ponerme en ridículo!

Chispita. Ah, ¿no te ha gustao?

Javier. ¿Cómo me ha de gustar semejante sarta de tonterías?

Chispita. Vaya, niño, que no hay manera de aserta. ¿Con que esta carta te pone en ridículo?

Javier. ¡Sí!

Chispita. Pos mira qué poco dura eso. La rompe iJuando uno no quiere, dos no riñen.

Javier. Haces bien en romperla, hija de mi alma. hablas mal, pero escribes peor.

Chispita. Oye, Ja^'ié: ¿es que me conosiste en el Atanco?

Javier. ¡Bah! ¡No se te ocurren más que majaderías! ¡Estoy seco! ¡Estoy abrasado!

Chispita. ¿Quieres una copa de jeré?

Javier. ¡Jerez encima de la cena! ¡Ya se conoce que «res de pueblo!

Chispita. Perdona, ahstócrata. ¿La quieres de cham- pán?

Javier. ¿Tienes ahí champagne?

Chispita. Cuando te lo ofrezco...

Javier. ¿Que tienes ahí champagne?

17

Chispita. Una dosena de boteyas. Y de tu marca: de Moé.

Javier. ¡Muy bonito! ¡Camino de sorpresa en sorpre- sa! ¿En eso gastas el dinero? ¡Para un día que de higos á brevas se me ocurre beber chimpagne, compras una docena de botellas! ¿Tú te crees que yo tengo mi dinero para tirarlo?

Chispita. ¿Has acabao ya?

Javier. ¡Lo que es si seguimos así!...

Chispita. ¿Has acabao ya? Porque voy á arvertirte una cosa Las dose boteyas de Moé que tan mar te ha sentao sin probarlo, me han costao dos pesetas en una rifa. Por los cascos vasíos me dan tres pesetas después^ Con que tenemos champan pa dos meses y una peseta de ganansia. ¿Te arruino?

Javier. Dos pesetas en una rifa... doce botellas de champagne...

Chispita. Sí; dos pesetas. María la peinadora me trajo las cartas. I^e tocó á la sota de oro. ¿Teno:o ('» no tengo suerte?

Javier. Indudable.

Chispita. Pos mucha más tiene conmigo. Na más con lo que yo te ahorro...

Javier. Sí; te podría comprar un automóvil.

Chispita. Me lo podrías compra, pero no lo (juiero. ¡Qué peste de automóviles! ¿Adonde va una tan aprisa? Miá lo que le susedió la otra no(,*he ar de la portu- guesa.

Javier. ¿Qué le sucedió? No nada.

Chispita. Que en mita de la carretera der Pardo s<^ le rompió un renmái'Co, y tuvo que pasa la UQche ar se- reno. Habría que verla al amánese con toa la pintura moja y toas las plumas alicaías.

JdVler. No critiques.

Chispita. Bueno, ¿tomamos esacopa, si ó no?

Javier. No es este momento oportuno. El champag7i€

18

requiere alegría, y yo, Chispita, no la tengo esta noche. Todo lo contrario: estoy muy triste. De ahí mi mal hu- mor. Ya has podido notarlo.

Chispita. Ahora que me asustas, Javié. ¿Qué tie nes?

Javier. Chispita, ¿á qué retardar lo inevitable? Esta aventura amorosa nuestra ha llegado á su fin: estamos en el último capítulo. ¿Comprendes?

Chispita. ¡Javié!

Javier. Lo que oyes. Es más noble que te hable así que no andar buscando pretextos ridículos de pelea. Esto no puede ser: esto no debe ser: esto hay que cor- tarlo.

Chispita. ¿Te va tan malamente?

Javier. Por lo bien que me va hay que cortarlo. quizás no lo entiendas, pero es así.

Chispita. ¡Rasón tenía la mujé que me echó las car- tas er domingo!...

Javier. Déjate ahora...

Chispita. Miá si ha salió: me dijo que te gusta una señorita morena con lunares, y que vas á casarte muy pronto. ¿Es verdá? Javier no contesta. ¿Es verdá, Javié?

Javier. Es verdad.

Chispita. Llorando. ¡Condcuao sino er nuestro! Ense ñamos á los hombres á queré... pa que luego se los yeve otra. Menos que siempre nos queamos en un laíto.

Javier. No, Chispita: no llores. Es que la vida no es como nosotros quisiéramos hacerla. Es que la socie- dad... es que la posición que uno ocupa .

Chispita. No te molestes en seguí. To lo que me digas, y más, lo j'o sin haberlo oído nunca. Como me encontraste, me dejas. Si me hubieras encontrao de otro modo, no me dejarías. ¿Es eso?

Javier. Eso es, Chispita; eso es.

Chispita. ¿Ves tú? No es que no me quieras; es que

- 19

no me quieres queré. Esa justisia te la hago. Porque me quieres, Javieriyo. ¿Verdá?

Javier. ¡Te quiero; sí!

Chispita. Con eso me conformo. Yo soy mir^'- raso- nable; me conoses. La portuguesa, er día que la deje Fernando, tendrá cuarenta art'eresías, y no habrá pa eya tila ni ete en to Madrí. Ya ves lo distintas que so- mos. Yo echo unas lagrimitas —pocas, pa que no sufras tú, y te digo lo que nunca podías espera que te dijera: que hases bien en dejarme.

Javier. ¿Que hago bien me dices? ¿Por qué hago bien?

Chispita. ¡Ay! Porque los hombres naseis pa mu- i'has, y las mujeres pa uno solo. Y no eres er mío. Si lo fueras, no yevarías ya un mes como yevas cavilando de qué forma has de acaba con la pobre Chispita. ¿Crees que no lo he visto? Y así tiene que sé: ca uno por su verea. Pa ti las carisias de otra... y pa despe- dirme de las tu3^as. Cásate, Javieriyo, cásate: tiene que habé en er mundo una mujé que sea pa ti solo. te lo mereses

Javier. ¡Qué buena eres, Chispita! Eres impagable.

Chispita. Muy buena, sí; pero ya sin remedio en er mundo. Eres el hombre que más me ha querío... y me dejas... silencio. ¿Sabes lo único que te pío?

Javier. dirás.

Chispita. Entre lágrimas Que elijas bien; que no te siegues por er dinero, como tantos amigos tuyos, y va- yas á carga con una mona der Retiro; que te cases con una mujé que varga la pena, pa que cuando te vean der braso de eya por ahí, puea desí la gente:— «Hombre... dejó á la Chispita... ¡pero vaya una mujé que yeva á su lao!» No te pío más que eso, Javié... na más que eso... Me paese que no es ninguna penitensia de marti.

Javier. Bien, bien... Cálmate, Chispita .. No llores...

Chispita. ¿Cómo no vi á yorá?

Javier. Mujer, esto no es para hoy ni para mañana...

20

Chispita. Pa mí, da lo mismo. Peo, cuanto más tiem- po pase.

Javier. ¿Por qué ha de ser peor? Chispita. Porque vale más sufrí er gorpe de pronto. Yo prefiero que se me haga peasos en un istante el es- pejito en que me miro, á está viendo que se le va el asogue poquito á poco.

Javier. Razón tienes; si. Eso es una tortura.

Chispita. ¿Estás y orando tú?

Javier. No.

Chispita. Sí; estás yorando.

Javier. Te digo que no.

Chispita. ¡Jesús con los hombres! Una vez que po- déis y ora con motivo lo ocurtais como un crimen.

Javier. No, Chispita; si lo que me ocurre es que yo... yo...

Chispita. ¿Tú qué?

Javier. Yo...

Chispita. ¿Quiés que yo te lo diga?

Javier. ¡No quiero! ¡Lo vas á escuchar de mi boca! Entregándose á sus «entimienios. La Verdad, Chispita, la ver- dad: yo no si eres la mía ni si yo soy el tuyo; pero que á tu lado estoy muy bien; que no tengo no- via, ni ganas; que no me caso por ahora; que me casaré Dios sabe cuándo; que todo cuanto aquí he urdido pug- na con lo que siento, porque es hijo de una reflexión tormentosa, estúpida, necia; que no me da ia gana de que llores más... ¡y que ahora mismo vamos á bebemos las doce botellas de la rifa!

Chispita. Rebosando alegría. ¿Sí, eh? ¿Qué me dise8, chiquiyo? ¡Ganas me dan de pegarte un tiro, por perro!

Javier. ¡Pégame los tiros que quieras!

Chispita. Con pórvora de mis ojis,

con halas de mis huspiros... como dise esa coplita que te gusta tanto.

Javier. ¡Ja, ja, ja!

- 21

Chispita. ¿Y pa acaba de este modo me asustaste con que este era el úrtimo capítulo de la novelaV

Javier. Es que creí sinceramente que lo sería.

Chispita. Pos mira, pa que te sargas con la tuya, vamos á que sea el úrtimo capítulo... der tomo primero.

Javier. ¡Malo es que empiece á tener tomos!

Chispita. ¿Malo? ¡Ajolá tenga tantos como la Histo ria 'España que me trajiste, que no se acaba nunca'

Javier. Abrazándola. ¿Me quicrCS?

Chispita. Con coraje. ¡Nol ¿Y á mí"?

Javier. imitándola. ¡TumpQgUl^,^ .mmimmtvmmu» ii.'wimiimw*wí'ii».

Llega QUICO fingiendo grau alteración, á cumplir el pTOgrama

Quico. Buenas noches.

Chispita.' ¡Hela!

Javier. ¿Tú aquí?

Quico. Con permiso, Chispita. O^'eme dos palabras > Javier. Se lo iieva aparte. Chíco, no sabes... Un horror Disgusto... botellazo... sables... sin avanzar., padrinos.,. Un horror.

Javier. No te entiendo.

Quico. Guiñándole. Hombre, sí. [Te digo que un ho- rror! Disgusto... botellazo... sables... sin avanzar... padri- drinos... ¡Un horror!

Javier. Mira, Quico: hay circunstancias en la vida en que una pluma en el aire, estorba: excuso decirte un amigóte pelma, impertinente y gorrón.

Quico. ¿Cómo?

Chispita. Ah, pero ¿viene usté á yevárselo?

Javier. ¡íV eso viene el muy majadero!

Quico. ¿Eh?

Chispita. Vamos, vamos, ande usté de aquí, careo - manía. Esta noche sena conmigo. Y á los dos se nos indigestan los boqueroneí^.

Se ríen ella y Javier.

Quico. ¿Ah, SÍ? ¿En qué sentido ^^^(^ Iji^iitoítíidor^fir tea boquerón'-^. ..,..^,

22

Chispita. INIenos en er de salao, en tos los que u.^te guste.

Quico. ¿Es decir que estorbo?

Javier. Hombre, te lo ha dicho ella, te lo he dicho yo... y te ha ladrado la perra al entrar...

Vuelta á la risa de los amantes.

Quico. Está bien. Me voy. Me voy.

Javier. ¡Y si no quédate! ¿No te parece, Chispa? se

sienta juuto á ella decidido á todo.

Chispita. ¡Por mí, que se quede!

Quico. Repito que me voy. Is'o soy hombre que aguanta situaciones embarazosas. Me voy. Me voy. ¡Me voy al comedor, porque sospecho que habrá cuchipan-

dilla! Vase resueltamente.

Nuevas risas de la Chispita y de Javier á costa de Quico, y un beso... para las compañías extranjera?.

Javier. Es capaz de beberse él solo las doce botellas de champagne.

Chispita. Hasta onse, lo dejo; pero la que hase dose... e.^a nos la bebemos sin testigos v vk ai público. DL-en los sabios aut<»i>j , que si er cariño es verdá, ar libro de los amores no se le encuentra er fina.

FIN

Madrid, Marzo, 1909,

ÓBHñS DE íiOS IWÍSIVIOS flÜTOtiES

Esgrima y amor, juguete cómico. ('2.' edición.)

Reléii. 12, principal, juanete cómico. (2.* edición.')

Gilito.juguete cómico-lírico. Músicadel maestro Osuna. (2.'edición.)

lia mertia naranja, jug-ueto cómico. (3.* edición.)

El tío «le la flauta, juguete cómico. (3.* edición.)

El ojito tlereelio, entremés. (3.* edición.)

Ea reja, comedia en un acto. (4.* edición.)

Ea buena Nombra, saínete en tres cuadros, con música del maes- tro Brull. (6." edición.)

El pereg-rino, z.ir/.uela cómica en un acto. Música del maestro Gómez Zarzuela. (2." edición.)

Ea vitla íntima, comedia en dos actos. (8.* edición.)

Eos borrachos, saínete en cuatro cuadros, con música del maes- tro Griménez. (3.* edición.)

El chiquillo, entremés. (6.* edición.)

Eas casas ile cartón, juquete cómico. (2.* edición.)

El traje tle luces, saínete en tres cuadros, con música de los maestros Caballero y Hermoso. (2.^ edición.)

El patio, comedia en dos actos. (4.* edición.)

El motete, pasillo con miisíca del maestro José Serrano. (2.* edi- ción.)

El estreno, zarzuela cómica en tres cuadros. Música del maestro Chapi.

Eos Galeotes, comedia en cuatro actos. (3.* edición.) Traducida al italiano con el titulo do I Galeoti por Q-iuseppe Paolo Pacchierottí.

Ea pena, drama en dos cuadros. (2.» edición.) Traducido al italiano con el mismo titulo por Ofíuseppe Paolo Pacchierottí.

Ea azotea, comedia on un acto. (2.^ edición.)

El género ínfimo, pasillo con música de los mae.stros Valverde (hijo) y Barrera.

El nido, comedia en dos actos. (3.* edición.) Traducida al catalán con el título de Un niu por Joaquín María de Nadal.

Eas flores, comedia en tres actos. (2.'' edición.) Traducida al italiano con el título de I fiori por Giuseppe Paolo Pacchierottí.

Eos piropos, entremés.

El flechazo, entremés. (2.* edición.)

El amor en el teatro, capricho literario en cinco cuadros, pró- log-o y epílogo. (2.'* edición.)

Abanicos y panderetas ó ;.4 Sevilla en el botijo! humorada satírica en tres cuadros, con mi'isica del maestro Chapl.

Ea dicha ajena, comedía en tres actos y un prólogo. (2.* edición. i Traducida al alemcán con el título de Das fremde Glück por J. Gusta- vo Bohde.

Pepita Reyes, comedía en dos actos. (2.* edición.)

Eos meritorios, pasillo.

Ea zahori, entremés.

Ea reina mora, saínete en tres cuadros, con música del maestro José Serrano. (2.* edición.)

Zaragatas, saínete en dos cuadros.

JLa zagala, comedía en cuatro actoa.

La casa de García, comedia en tres actcs.

La contrata, apropósito.

tíl amor que pasa, comedia en dos actos. ("2.' edición./ Traducida al italiano con el titulo de L'amore che passa por Giuseppe Paolc Pacchierotti.

El mal de amores, sainete con mrisica del maestro José Serrano.

El nuevo servidor, humorada.

mañana de sol, paso de comedia. Traducido ai alemán con el titu- lo de Ein sonmger Morgen por Mary v. Haken.

Fea y con girada, pasillo con música del maestro Turina.

La aventura de los g-aleotes, adaptación escénica de un capi« tulo del Quijote.

La musa loca, conaedia en tres actos.

La pitanza, entremés.

El amor en solfa, capricho literario en cuatro cuadros y un pró- logo, con miísica de los maestros Chapi y Serrano-

Los chorros del oro, entremés,

Morritos, entremés.

^mor á oscuras, paso de comedia.

La mala sombra, saínete con mrisica del maestro José Serrano. (2.* edición.)

El ¡STcnio alegre, comedia en tres actos. (2/ edición.) Traducida ai italiano con el titulo de Anima allegra por Juan Fabré y Oliver y Luigi Motta-

El niño prodig-io, comedia en dos actos.

Nanita, nana... entremés con música del maestro José Serrano.

La zancadilla, entremés.

La bella Lucerito. entremés con música del maestro Saco del Valle.

La patria cbica, zarzuela en un acto. Música del maestro Chapí,

La vida que vuelve, comedia en dos actos,

A la luz de la luna, paso de comedia.

La escondida senda, comedia en dos actos.

El ag'ua milag-rosa, paso de comedia.

Las buñoleras, entremés.

Las de C'aín, comedía en tres actos.

Las mil maravillas, zarzuela cómica en cuatro actos y un pró- logo, ívivisica del maestro Chapi.

Saug-re gorda, entremés.

Amores y amorfos, comedia on cuatro actos.

El patinillo, sainete con música del maestro Q-erónímo Giménez.

Doña Clarines, comedia en dos actos. Traducida al italiano con ei título de Siora Chiareta por Giulio de Frenzi.

El centenario, comedia en tres actos.

La muela del Rey Farfán, zarzuela infantil, cómico-fantástica.

Mxisica del maestro Amadeo Vives. IIeri«Ia de muerte, paso de comedia. El flltimo capítulo, paso de comedia.

Pompas y honores, capricho literario en verso por El diablo c;

juelo. La madrecita, novela publicada en El cuento semanal.

Precio: UNA peseta

RARE BOOK COLLECTION

THE LIBRARY OF THE

UNIVERSITY OF

NORTH CAROLINA

AT

CHAPEE HILL

PQ6217 .T44 V.22 no. 1-18

* » » t t f.r .^ -

*-,.».».

*'B¡

.. . J:- t: i irfc'.*^

Hi ^H H

ü

■I

JHH HIHV HH

:: ■■ ^1 ^1

1

P

IHH HH IIHI

..■•'■-•

H^^H HIHi HHI

1

1 1

1

^ ^m

T^

lili

i

H ^H

■1^ ^

1 wm

1

t: 1.

1

S:í.

M:

■P $■ f - 3

ij

^ i,..t *

■*

$

,t

i : * B

;;:■

1? i

1\ f f

i'

p *: m

^: I- f- '^

•' '" ^- ' ^\ i J- f. MJr 9: i- t t f ^ f

. . .. #. .^^. * ,# .f »■ » ,*;: .r t ■*:■*:# t

:Í::..|: t t J: t; |V # «i f- f%: I, l-V |.:

'"■ t^ t. f^- f. « r 1 1 f

i * f #■: «^-1^ fM„- *. *■*

'^' *' ^^ 1^- Míf- f: irm t^ I' »■ í^' f .í-

if :t-