• I
fifi'? o
^'
^ ^ ^^
^
,^0
•o
Calle de Preciados, núm. 23.-Madrid
HISTORIA
sde la independencia
dos Unidos hasta nuestros días
(1776-1895)
ESCORIAL Á LA VISTA
GUÍA DESCRIPTIVA
DEL REAL
POR
JERÓNIMO BECKER
MASTERIO, Timo Y PAUCIO
OB
íue acaba de ponerse á la venia iplio y fiel extracto los principales inj con imparciaíidad la historia a ¿US defectos y expone con rainu- Jo referente á las relaciones exte- la, siendo, por tanto, de gran inte- ir de un modo exacto el aspecto la cuestión cubana. 4.», 642 pág^inas, 8 pesetas.
ÍCOPILACIÓN
DE LAS
idas imprimir y publica r
POR
I CATÓLICA IDEL REY CARLOS II
m lOREMO DE EL ESCORIAL
ilustrada con 20 láminas autotipias y seguida de vanas noticias curiosas para el Viajero, por
Juan iSíognera Camoccia
ün tomo en 8.0 en cartoné. -Precio, 1 peseta.
novísimo
DICCIONARIO m LA RIMA
numero de voces que no se encuentran ennin- guno de ellos a pesar de hallarse consignadas e> el de la Academia, por °
X>. «riiaii Lauda.
Un tomo en 4.» mayor. -Precio, 6 pesetas.
•.corregida y aprobada por la I iribanal Supremo de Justicia, > de la Regencia provisional del
n folio, 50 pesetas.
OS íimm
lela de todos ios tomos publi- ledad, de que se hallan la ma- s.
38 tomos en 4."— Precio, 900 mos sueltos.
EL PRACTICÓN
Tratado completo de Cocina
AL ALCANCE DE TODOS *
T
APROVECHAMIENTO DE SOBRAS
con un APÉNDICE que comprende el arte para e mejor aprovechamiento de las sobras, las re-
fr n'.f ^'^ ^* '^'T'*' ^^ ""^ "^^a y «I modo de trmchar y comer los manjares, por
Décimatercia edición, ilustrada con 240 «a- ' bados, y aumentada con 60 minutas de almuer- zos y comidas para todos gustos y condiciones y algunas formulas completamente nuevas
Un tomo en 4.» de 1.040 páginas. -Precio, 5
llAnfrk Hw\r\fw»un^^ ^. n
BIBLIOTECA DRAMÁTICA..
EL MANCO DE LEPANTO.
EPISODIO HISTÓRICO
EN UN ACTO Y EN VERSO, ORIGINAL DE
D. ÁNGEL WIONDEJAR Y MENDOZA.
]9Iusica de
D. RAFAEL ACEVES.
• ■>
Estrenado con extraordinario éxito en ei teatro del Circo la noche
del 23 de Abril de 1867.
CUATRO REALES.
^
^^7^ ^^^-«^— ^>^ ^^<^jí r^h^ y^>^-^
MADRID : /f ^/^^^>
IMPRENTA DE GABRIEL ALHAM^ft^t'-^ ._ Jy^
CALLE DE SAN BERNARDO, 73.
4875.
PERSONAS.
ACTORES,
ZoRAiDA Sra. Uzal.
Miguel Sr. Máximo Fernandez.
Fray Juan Gil, (Fraile de la
Merced.) Sr. Nicolás Rodríguez.
Agá gr. Miró.
AzAN Sr. Daly.
Juan Blanco de Paz N.
Cautivos-Soldados
La acción pasa en Argel año de 1580.
Es propiedad del Editor de la Biblioteca dramática , y está bajo el amparo de la Ley de Propiedad literaria, habién- dose llenado los requisitos que la misma establece.
Estas Zarzuelas, que la mayor parte están sin coros, y son de pocas personas, son á propósito para los cafés-can- tantes, compañías de poco personal y para los teatros que poseen pequeñas y grandes orquestas. Los que deseen la música, asi como los demás pormenores, se dirigirán á don Francisco Sedó, calle de la Greda, n." 32, piso cuarto, en Ma- drid, ó al Editor de la Biblioteca, Atocha, 87, Madrid; ad- virtiendo, que no se servirán los pedidos, sin mandar el importe de su coste, cuya música se remitirá certificada para que no sufra estravío.
ACTO ÚNICO.
El tealro representa una playa de Argel; á lo lejos se vé un buque anclado; barcos en la orilla; á la izquierda fachada principal de un gran castillo; á la derecha el principio de algunas calles de la Ciudad.
ESCENA PRIMERA.
Agá y Cautivos. MÚSICA.
Los rayos de la aurora
su luz esparcirán,
y todos lograremos
la santa libertad. Aga. Vaya un chasco que prepara
vuestro manco á mi señor!
Ay! Azan de mis pecados
no te vale ni la unción. Coro. Pronto Argel será de España,
que á la luz del nuevo sol,
este reino á los cristianos
ha de dar nuestro valor. Aga. Por eso amigos,
sin vacilar,
el pobre manco ,
sabrá triunfar.
Y en cuanto el dia
corone el sol,
será la Argelia
del español. Todos. En cuanto el dia, etc.
HABLADO.
Aga. Sí, amigos, la luz del alba será la señal que ansiamos; el manco español lo ha dicho, y cuando lo dice el manco, no hay que dudar; yo por él os ayudo, y soy cristiano;
G71 485
- 4 —
valor, sobre todo, amigos, aunque ya lo habéis mostrado con huir de vuestras casas, porque si os cogen. Dios santo! vais ;i tener relaciones con una cuerda de cáñamo. Si ahora fracasa este plan, ya no hay medio de trazarlo nuevamente ; Azan hoy mismo se marcha de aquí, y es claro, que llevándose á Miguel no nos queda ni aún el diablo, y no podréis evadiros; asi pues, es necesario triunfar, ó morir, si no queréis seguir siendo esclavos. Conque aguardemos que llegue la aurora, que yo entre tanto diré á Miguel que estáis iodos dispuestos; mas por si acaso sospechasen, escondeos en la playa con cuidado, que en cuanto amanezca, haremos una de pópulo bárbaro.
ESCENA II.
Blanco de Paz y Agá.
BlAx\. Qué tal amigo, qué tal?
Veo que mucho os agrada el plan de Miguel. Aga. Sí, á fé.
Aunque soy moro, eh mi alma con gran fervor ha infundido la religión de su patria: qué queréis, yo la he seguido, porque al oir sus palabras, no hay quien resista; credme, no hay quien resista su magia; en el plan que ha concebido quiere hacer á Argel de España, y si el diablo no lo enreda ha de triunfar.
Blan. Grande audacia!
Y si lo enredasei*
Aga. Entonces
le enredo yo las espaldas [con i/Ucncion.)
— 5 —
al diablo con un garrote, y veremos lo que pasa. Blan. Mucho confiáis!. .. Aga, Confio.
porque nuestra causa es s;nit;i, y el sucumbir en la empresa seria vencer. Blan, Me agrada
hallaros tan decidido, porque si el valor os falta! . . . ¡Dios quiera!... AííA. Qué ha de querer?
Salvarnos; pues no faltaba. . . Blan. La prudencia exige.. . Aga. Si,
todo es cuestión de palabras. (Lo que tienes es un miedo...) Blan. El manco sin duda trata de satisfacer con esto su altivez, su orgullo. Aga. Basta,
Doctor Juan Blanco de Paz; porque al oiros, la rabia me ahoga, y vuestra insolencia pone un nudo en mi garganta. Si no fuera porque sois cautivo, y esa desgracia la respeto siempre, os juro que os iba á costar muy cara vuestra injuria. Blan. Veo, amigo,
que interpretáis mis palabras de un modo. . . Aga. Quiero á Miguel.
Blan. Mas no merece la fama
que tiene. De todos modos, ved que es un poco arriesgada la empresa, y os esponeis; si Azan supiera la trama d^ vuestro asunto, es posible. .. Vga. Qué es posible? Que me ahorcaran? Mejor, con dos ó tres muecas se acabaría la danza. Blan. En fin, mi amistad exige
que os lo diga. Aga. No hace falta,
pues cuando yo me decido
)
— 6 -
nunca vuelvo las espaldas. Blan. No hago mas que aconsejaros;
y preveo una desgracia. Aga. Veremos lo que sucede!
Agorero estáis de ganas. Blan. Siento ver lo que os espera. Aga. Tenéis la vista muy clara. Blan. Para ver males, de lince. Aga. Pues que tengáis cataratas. {Vase Blanco.)
ESCENA 111.
Agá, solo.
•
Pues señor, vamos á cuentas; este hombre de Lucifer proyecta alguna traición, y si le saliera bien. . . Pero no es posible; acaso no le importa tanto á él, como á los demás, que triunfe nuestro proyecto? Pardiez que si tal intención fuera la suya.. . Mas para qué pensar en esto? Y si acaso sucede, yo le haré ver, que no me engaña dos veces el que me engaña una vez.
ESCENA IV.
Agá, Juan Gil.
Aga. Que el cielo os guarde.
Gil. y á vos.
Visteis á Miguel? Aga Le capero.
Gil. Yo también hablarle quiero
del rescate. Aga. i Vive Dios
que me alegrara! Mas dudo
que lo podáis conseguir;
no es muy fácil reunir,
de limosna, tanto escudo
como hace falta. Gil. Es verdad;
mas confio en la clemencia
del rey, pues con insistencia
— 7 —
conmoveré su piedad. Aga. Será inútil; es cruel
y no tendrá compasión;
pero oid, la rebelión
hoy mismo estalla en Ángel; {tra?isicion.)
y si el triunfo la acompaña,
será libre, á no dudar,
y habrá logrado ensanchar
el horizonte de España. Gil. Qué decis? Aga. Oh! sí señor;
bastante tiempo ha llevado;
justo es que sea premiado
su talento y su valor. Gil. Muy mucho os debe Miguel...
¿Sois su amigo? Aga. Soy su hermano;
creedlo, me he hecho cristiano
porque veo que lo es él.
Ira me dá recordar
sus favores, porque veo,
que á pesar de mi deseo,
nunca le podré pagar.
Todos en Argel le adoran,
que él repartió mucho bien,
y los que pasar le ven
cuando le saludan, lloran. Gil. Alguien se acerca. Aga. Sí, él es;
yo me marcho á vigilar;
vos le podéis ahora hablar
que yo le veré después, {váse.)
ESCEN.\ V.
Fray Juan Gil y Migui:l.
Gil. Cautivo. . . quiero hablaros.
MiG. Oh! Cuánto gozo al corazón rebosa!
De mi patria soy vos? Gil. a rescataros
he venido tan solo. j^IiQ. ¡Patria hermosa!
Cuánto tiempo sin verte
llevo sufriendo mi terrible suerte!
Oh! Padre mió! hablad, que el alma mia
siente al miraros impresión estraña;
que un rayo de esperanza y de alegría nace en mi pecho al recordar á España.
Y mis padres?
Gil. Tomad, {lédá una carta.)
MiG. Tiembla mi mano.
Gil. Valor.
MiG. {lee.) Qué miro!. . . Sí. . . mi padre ha muertol
Oh! destino inhumano!
Mi pobre corazón, cansado y yerto
aún debe sufrir más! Oh! Diosi Gil. Las penas
purifican el alma. MiG. Sí, soy fuerte,
que he sentido mil veces á la muerte
venir á desatarme las cadenas.
Pero mi padre!.. . Oh! cielos! La amargura
debo apurar de la desgracia impía!
Dios ha nublado el sol de mi alegría!
Necesito valor; fuera locura
doblegarme ante el peso del destino,
cuando una luz hermosa •se enciende en mi camino,
tornando mi esperanza venturosa. '
Gil. Sé vuestra empresa y con asombro os veo!
Y me admira, en verdad, tanta grandeza! Quiera Dios, al cumplir vuestro deseo, daros su apoyo y celestial firmeza.
IMiG. Cuando me miro en el recinto oscuro
donde la negra suerte me ha encerrado,
y quiero penetrar en lo futuro
de mi destino, incierto y desgraciado,
me dice el corazón por esperiencia,
que siempre irá el dolor con mi existencia. Gil. Quién sabe si alhagüeño
el porvenir ?e os mostrará algún dia? MiG. Ay! padre, con frecuencia el alma mia
jne dio este dulce y engañoso sueño!
Vi que entre sombras avanzaba el mundo;
que pasaban los años lentamente;
y una edad, mas espléndida y potente
llegaba al fin con su fulgor fecuixdo.
Yo oia bien mi nombre repetido
])or la voz poderosa de la fama;
le miraba crecer enaltecido
y estenderse impelido
por el fuego voraz que al genio inflama.
Mi locura increíble no os asombre. . .
- 9 -
Soñaba, si, que mi olvidado nombre
nuevas generaciones inquirian,
y que ai quitar del polvo mi memoria,
ios siglos á mi paso se cstendian;
que en el libro severo de la historia
se encerraba mi nombre oscurecido;
que en páginas sacadas del olvido
daba á mi patria un porvenir de gloria.
Soñaba que mi loca fantasía
por otros siglos sin cesar vagaba,
y que el cincel del arte se agitaba
para esculpir también la sombra mia.
Soñaba en mi delirio mas profundo
en una eternidad de gloria santa;
que era pequeño el mundo ante mi planta;
que era mi nombre ya mayor que el mundo!
Pero ay! en vano con ardiente empeño
tales quimeras abrigó mi mente,
que la desgracia, con furor creciente,
siempre me obliga á despertar del sueño.
Gil. Quién sabe si la suerte que hoy es dura trocará en realidad ese delirio? Quién sabe si será vuestra tortura corona insigne de inmortal martirio?
MiG. Vuestra voz, padre mió, me consuela; por vuestro labio Dios mis penas calma; Oh! no sabéis lo que el cautivo anhela fortalecer su alma.
ESCENA Yí.
Dichos y ZoRMDA, con agitación.
ZoR. Miguel!
MiG. Zoraida!
ZoR. Dios mió!
Aún es mayor tu desgracia! MiG. Mi desgracia! ZoR. Tu proyecto
completamente fracasa. MiG. Qué dices? ZoR. Hace un instante,
al salir yo de la estancia
del rey, ha entrado un cautivo,
que para colmo de infamias,
le ha vendido tu secreto
por un puñado de plata. MiG. Todo se ha perdido!
- 10 —
Gil. ¡Cielos!
Zoa. Le oi decir, que se llamaba Juan Blanco de Paz.
MiG. Pues bien,
ese hombre que hoy me delata, me debe la vida, y solo el vil interés le arrastra.
ZoR. El rey al punto ha dispuesto, que al comenzar la mañana, se os prenda á todos, y él mismo quiere matarte.
MiG. Zoraida,
el morir no me intimida, más no será Argel de España. Oh! Si Azan no me matase quizá el furor me matara.
Gil. Es preciso que al momento se os rescate.
MiG. Esa esperanza
no queda ya; el rey mi muerte tendrá sin duda ordenada, y solo estará aguardando mi sacrificio con ansia.
Gil. Vamos pues, quiero salvarte.
Mig; Padre mió!
Gil. Dios lo manda!
{Miguel queda pensativo.)
ESCENA VI í.
Miguel y Zoraida.
ZoR . Miguel, me mata la pena mirándote de esta suerte. Si pudiera con mi muerte romper tu dura cadena!
MiG. Deja, deja para mí
los pesares de la vida, que en tu juventud florida solo hay amor para tí; vé á gozar de tu hermosura pues mi dolor hace daño, que el color del desengaño puede manchar tu alma pura.
ZoR. Pediré al rey tu perdón; y si me lo niega fiero, con este amor, porque muero, le arrancaré el corazón.
— 11 -
Mas el dolor me estravia,
morir tú, no puede ser. MiG. Si, Zoraida, vas á ver
cual gozan en mi agonía.
En mi cebarán su saña
con rabia fiera, cruel,
y ya nunca será Argel
un reino mas para España. ZoR. Qué importa, si la piedad
del cielo nos abandona?
Pero si el rey te perdona. . . MiG No calmará mi ansiedad.
Bastante tiempo he sufrido
para temer un momento
nada mas de sufrimiento.
Zoraida, Dios lo ha queridol
Deja por última vez
que aliente al alma tu amor,
que en él encuentre el valor
de morir con altivez. ZoR. Ohl cuan pronto el bien se acaba!
Cuan pronto pierdo el tesoro
de tu amor! Oh! Yo te adoro!
Sí, Miguel, yo soy tu esclava. MiG. Mas tiempo juntos los dos
estar no podemos ya;
mi vida contigo vá.
Adiós, Zoraida. ZoR. Si, á Dios...
ESCENA VIII.
Zoraida.
Cuánto sufre el alma mial Se me parte el corazón! Ampárale en su aflicción; óyeme. Virgen María.
MÚSICA.
¡Virgen María, madre adorada, calma el torrente de mi dolor; mira mi vida desesperada que á tí se llega con sed de amor. Dame el consuelo de la esperanza que es el aroma de ruestro ser, que en tí renace mi confianza volviendo al alma dulce placer.
- 12 ~
Ay! no tardes esperanza, ven y calma mi dolor! Ven, y apaga el santo fuego que rae abrasa el corazón; ven, que espera el alma mia; ven, que aguarda ya mi amor; ven y presta á mis pesares un suspiro de ilusión. {Empieza á amanecer.)
ESCENA IX.
ZoRAiDA, AzAxN y Soldados.
AzAN. Ya es hora de castigar
á los rebeldes; soldados, traedme aquí á los cautivos. {á Zoraidd.) Zoraida, ;cómo te hallo en este sitio, á estas horas?
ZoR. Estaba solo esperando
que amaneciese; la noche ha sido tan buena!
AzAN. Vamos,
vé al alcázar, y descansa, porque el velar hace daño.
ZoR. Voy pues. (Desde mi ventana
lo veré todo.)
AzAN. Esto es r&ro!. . .
A tales horas.. . Mas luego ya sabré lo que ha pasado.
ESCENA X.
AzAN, Miguel, Soldados, Cautivos. Azviv. Cautivos, por vuestro mal
sois criminales; de suerte
que os lio condenado á muerte. MiG. Yo soy solo el criminal. AzAN. Siempre tú, manco insensato,
me insultas con tu altivez;
yo te juro que esta vez,
sin tener piedad, te mato. MiG. Si es porque á tu orgullo necio
humillarme más le plugo,
comienza tu obra, verdugo,
que desde ahora te desprecio.
-^ 13 -
AzAN. Yo que creyéndote fiel te dejaba en libertad, ir por toda la ciudad. . . pretendes quitarme Argel! Por mi nombre, te aseguro que has de pagar tu osadía, y humillarte en la agonía.
M\G. No puede ser.
AzAN. Te lo juro.
¿Tus cómplices?
WiG. Solo yo.
AzAN. Reflexiona que el tormento. . .
.Mu;. Gastarás mi sufrimiento, mas mi fortaleza, no.
AzAN. Y qué proyecto atrevido
tu mente loca ha intentado?
MiG. Muy bien te lo habrá contado quien el secreto ha vendido. Dar á este reino la luz de la gloria y la fortuna, y arrancar la media luna para colocar la Cruz.
AzAN. Vano intento, que la vida te va á costar.
MiG. Y^a lo sé,
solo te suplicaré que termines en seguida. Porque el dolor no me arredra, (jue sé sufrir y morir, que cansado de sufrir tengo el corazón de piedra.
AzAN. Esta vez he de humillarte, aunque tu valor se empeñe; aunque tu arrogancia sueñe que podria perdonarte.
MiG. Perdonarme! Sé muy bien que no tienes compasión; tu castigo y tu perdón solo me inspira desden.
AzAN. Has querido conquistar un reino á tu patria?
MiG. Sí.
AzAN. Y no hns temblado ante mi?
MiG. Por qué habia de temblar?
AzAN. Y quién eres tú, villano, para hacer tan rica presa, para tan jigante empresa?
— 14 —
Soy español, y cristiano.
Azan. En este instante verás
como sé humillar al fuerte. A Miguel condeno á muerte {Volviéndose á los servidores.) y perdono á los demás.
MiG. Oh! gracias, Azan! Bendigo ya mi muerte resignado, solo me hubiera humillado por librarlos del castigo.
Azan. Pronto, llevadle á cumplir mis órdenes. Qué dudáis?
MiG. Tiemblan, como vos temblias, ante quien sabe morir.
ESCENA XI.
Dichos y Fray Juan Gil.
Gil . Azan, vengo á rescatar
á Miguel. Azan. Sabrás que pido
mil escudos? Gil. No he podido
tanto dinero allegar;
mas confio en tu indulgencia
y en tu piedad. Azan. Es en vano
perdonar á ese cristiano;
fuera casi una imprudencia!
Libre en Argel, aun podría
promover la rebelión. MíG. Ah! no imploréis mi perdón,
que prolongáis mi agonía;
quizá con ese dinero
á otro podáis redimir. Gil. Yo no puedo consentir
vuestra muerte. MiG. Si, la espero
como un bien. Azan. Obedeced
mis órdenes. Gil. Detened.
MiG. No, ya no queda esperanza. . . Gil. Quinientos escudos tengo
nada mas. Azan. No puede ser.
Sabes que debo temer,
- 15 -
si á verle libre me avengo;
su ingenio y altanería
no hay quien pueda sujetar,
y es arriesgado dejar
sin castigo su osadía. Gil. Hoy mismo sale de Argel
un barco, y si libre fuera
por tu bondad, aun pudiera
tornar á su patria en él. AzAN. Fuera eso justo en verdad,
que es temible; pero siento
no prestar mi asentimiento
por tan corta cantidad. MiG. No le pidáis compasión;
si castigarme te plugo,
acaba pront(», verdugo;
adiós, hermano. Aga. {Saliendo á escena corriendo y sofocado.)
Perdón!
ESCENA XII.
Dichos y Agá.
Aga. Por lo visto llego tarde
si tardo mas; camaradas,
he sabido la perfidia
del doctor, y en las espaldas,
como ofrecí, le he dejado
señal para ocho semanas.
{Al Rey.) Señor, os vengo á pedir
un perdón tan solo. Azan. Basta
de súplicas; mil escudos
son su libertad. Aga. Oh! rabia!
(A Miguel.) En cuanto supe el peligro
que corríais, fui á las casas
de los que os deben favores,
y todos de buena gana
me han dado lo que han podido;
pero no llega ni alcanza
á mil escudos; quinientos
serán lo mas. Gil. Cielos! Gracias;
entonces está salvado.
{A A:an.) Las dos cantidades bastan
á satisfacer tu precio.
-- 16 -
AzAN. Admito, con tal que salga ai punto de Argel.
Miü. Dios mió,
tu inmensa bondad me salvaf
Aga. Vive Dios que no creia que mi cantidad bastaba para completar la Vuestra; pero dispuesto ya estaba á ser cautivo de Azan en lugar de Miguel; vaya! Mas el traidor ha pagado completamente su infamia; bien decia yo, que el tal doctor se me atragantaba.
Azan. Cristiano, ya que estas libre, vuélvete pronto á tu patria, que si aquí tornara á verte, no olvidaré tu arrogancia. {Se vá.)
ESCENA. XIII.
Miguel, Agá, Juan-Gil.
MiG. Diosmio! Libre! El momento que tanto tiempo he soñado llegó por fin; la emoción que está embargando mi ánimo es tan grande, que en mi vida encontré un placer mas grato. A mi patria libre vuelvo! Pero mi padre, Dios Santo! También en mi patria "voy á ser pobre y desgraciado!
Gil. El cielo solo es la patria dónde no se llora!
AcA. Vamos,
la alegría solo debe únicamente ocuparos.
ESCENA ULTIMA.
Dichos y ZORAIDA.
MiG. Zoraida!
ZoR. Miguel, ya sé
tu libertad. Oh! alegría!
Me oyó la Virgen María
y ha premiado así mi fé.
Ya ha cesado mi dolor
- 17 -
y ha terminado tu pena. MiG. Dios ha roto mi cadena
por pedírselo tu amor;
vuelvo á mi patria en seguido,
paia recobrar mi calma. Zou. Y no te dice tu alma
que aquí me dejas sin vida?
Qué dicha podré esperar
si tu esperanza me deja,
viendo que mi amor se aleja
y va á perderse en el raarV MiG. Oh! sí, Zoraida, los dos
iremos á España; allí
podrás tú mejor que aquí
siempre bendecir á Dios.
Que allí adquirirá firmeza
tu fé con el santo ejemplo,
y allí entrarás en el templo
que publica su grandeza.
( Volviéndose y abrazando á los cautivos.)
Adiós, hermanos; cuando el pocho mió
respire el aire de mi noble patria,
vuestro recuerdo vivirá en mi mente
como recuerdo üel de mi desgracia.
Sois españoles; vuestro orgullo santo
debe crecer con poderosa audacia,
para romper los viles eslabones
á esa cadena infame que hoy os ata.
Y cuando libres, al hogar traiiquilo
tornéis llorando de placer el alma,
con valor y entusiasmo haced que sea
trono de Dios, nuestra querida España. (Se cá.)
MÚSICA.
{Todos se arrodillan, sale el sol.)
Coro.
El sol del nuevo dia comienza ya ú br.llar, al Todo poderosa debemos ensalzar. Cantemos su grandeza con fé y resignación, pidiendo de rodillas piedad y compasión.
— 18 ~
(Recitado con Música.)
Gil. (Llamándoles ¡/ como inspirado.)
Oid. .. una luz del cielo ha üiiminado mi mente, y ha hecho rasgar de repente de la eternidad el velo. Casi acierto á distinguir todo el porvenir de un hombre. Pasan los siglos, y un nombre se grava en el porvenir. Guarda ese nombre la historia
el mundo entero le aclama; íe dá su gloria la fama y el cielo le dá su gloria. Absorto el mundo se arredra ante tan gigante sol. Quién es? El manco español Miguel Cervantes Saavedra.
CAE EL TELÓN.
i
MODISMO
(FRASES Y METÁFORAS)
PRIMERO Y ÜNICO DE Sü GENERO EN ESPAÑA
COLECCIONADO V EXPLICADO POB '
RA^MCÓIV O A.BA.1L.IL.B3IIO
eON UN PROLOG 0|
DB
DON EDUARDO BENOlT
(de la academia española)
E8(« Dicdonario consta de más de 60.000 acepolones
Cuaderno 17— Precio: u reales
(Contiene los pliegos 49 á 51)
ADMINISTR&GIÓN
librería DE ANTONINO ROMERO calle de Preciados, número 23
MADRID
7 320
¥^0^
D VI
LOS MONEDEROS FALSOS,
' ZARZUELA EN CUATRO ACTOS Y EN VERSO,
^^
GALERÍA LÍRICO-DRAMÁTICA
DE
ÍLÜ ^ÜIB^HnULÜ^
MADRID:'
IMPRENTA DE J. M. DUCAZCAL. PLAZUELA DE ISABEL II. N. 6.
^L
18d9.
=^
J